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FLAGELADOS Y TINTINIDOS DE ANTARTICA. I. PLANCTON COLECTADO EN DICIEMBRE, 1969 Por JORGE G. HERMOSILLA FEB DS 1976 Li 0 BRARIES UNIVERSIDAD DE CONCEPCION h Chile INSTITUTO "DE "BIOLOGÍA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION CHILE DIRECTOR : Mario Alarcón A. EDITORES Mario Alarcón A. Lajos Biro B. Waldo Venegas S. Lisandro Chuecas M. EDITORES EJECUTIVOS: Jorge N. Artigas Clodomiro Marticorena P. GAYANA INSTERUT DE BIOLOGIA ZOOLOGIA 159 N2 34 ur CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE LOS DINO- FLAGELADOS Y TINTINIDOS DE. ANTARTICA,. I. PLANCTON COLECTADO EN DICIEMBRE, 1969 Por JORGE G. HERMOSILLA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION Chile “Los infinitos seres naturales no podrán perfectamente conocerse sino luego que los sabios del pais hagan un especial estudio de ellos”. CLAUDIO GAY. Hist. de Chile, T : IA (ISA CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE LOS DINO- FLAGELADOS Y TINTINIDOS DE ANTARTICA. Il. PLANCTON COLECTADO EN DICIEMBRE, 1969 Por JORGE G. HERMOSILLA (*) RESUMEN Se estudió sistemáticamente el contenido de dinoflagelados y tintínidos de 30 muestras de plancton antártico superficial horizontal y 17 verticales (13 horizontales y 15 verticales de Bahía Chile; 17 horizontales y 2 verticales de Bahía Foster) colectadas en estas áreas en diciembre de 1969. Además se tra- bajó algunas muestras colectadas en Bahía South (Isla Daumer) en 1965. Este análisis reveló la presencia de 10 especies de dinoflagelados, 6 de tintínidos y 1 de silicoflagelados, representados con más frecuencia y abun- dancia en muestras colectadas en Bahía Foster. En Bahía Chile, generalmente se encontró escasos ejemplares en pocas muestras. Peridinium archiovatum, encontrado en el interior de Bahía Foster, es de mayor tamaño que los corres- pondientes encontrados fuera de ella. Dentro de esta Bahía abunda el zoo- plancton, especialmente nauplius de copépodos. Se amplía la distribución geográfica de las especies estudiadas. En muestras de plancton vertical (50-25 m) son muy escasos los dinoflage- lados y tintínidos. 'ARBIS TE RUALC TE Dinoflagellates and Tintinnids from 30 surface and 17 vertical antarctic plankton samples, collected in Bahía Chile (Isla Greenwich) and Bahía Foster (Isla Decepción) in December 1969 have been studied. A few samples taken in Bahía South (Isla Daumer) in January 1965 have been also analysed. The results revealed the presence of 10 dinoflagellates species, 6 tintinnids species and 1 silicoflagellates species; they were more frequent and abundant those samples collected in Bahía Foster. (*) Depto. de Zoología, Instituto de Biología, Universidad de Concepción. 3 Scarce specimens were usually found in a few samples from Bahía Chile. Peridinium archiovatum found inside Bahía Foster are greater in size than those found out of it. The zooplankton is abundant (specially nauplius of copepods) inside Bahía Foster. Geographic distribution of studied species is enlarged. Dinoflagellates and Tintinnids were found to be very scarce in vertical samples (50-25 m). IN TRODUCCETON Como parte del estudio de las comunidades bentónicas antárticas (Con- venio Instituto Central de Biología, Universidad de Concepción - Instituto Antártico Chileno), se elaboró un plan que aportara información sobre el plancton de esas aguas y de su relación con las comunidades bentónicas corres- pondientes a las áreas de muestreo. En el mes de diciembre de 1969, se colectó un total de 30 muestras de plancton superficial horizontal y 17 verticales (50-25 m, a veces menos por la escasa profundidad), de las cuales, 13 horizontales y 15 verticales, corres- ponden a Bahía Chile (Isla Greenwich) y 17 horizontales y 2 verticales a Bahía Foster (Isla Decepción). A los resultados obtenidos con el análisis de estas muestras se agregó el correspondiente a algunas colectadas en febrero de 1965 en Bahía South (Isla Daumer). Los plancteres que aquí se trata en particular, son algunas de aquellas especies hasta ahora muy poco o nada conocidas; trabajos recientes de Balech (1971) comienzan a aclarar el conocimiento de tales especies. Para todas éstas se amplía la distribución geográfica conocida según otros autores. Se tenía especial interés en el estudio de los plancteres de Bahía Foster, debido a que poco tiempo antes de los muestreos (febrero, 1969) habían ocurrido los eventos volcánicos de Isla Decepción que culminaron con la aparición de la Isla Yelcho en Bahía Foster, isla actualmente destruida en gran parte por los sucesos volcánicos de agosto de 1970. Como consecuencia de ello se suponía que las condiciones del agua de Bahía Foster habrían sido alteradas en tal grado que impedirían el desarrollo de vida aún planc- tónica, al poco tiempo de ocurridos los fenómenos volcánicos. Gran cantidad de escoria y de cenizas depositadas en el fondo y también en suspensión, cubrieron a organismos bentónicos y afectaron a los planctófagos. Se agradece sinceramente la ayuda proporcionada por el Instituto Antár- tico Chileno para la realización de estos estudios; al Sr. Comandante del AGS 64 “Yelcho”, Capitán Mauricio Lagos, a la Oficialidad y tripulación del buque, cuya colaboración e interés hizo posible en gran parte, la reali- zación de los distintos muestreos programados. De igual forma se agradece 4 al Lic. Bio. Marco Retamal y en general a las distintas personas que, de una u otra forma, ayudaron en los muestreos. Muy especial mención de agradecimiento al Prof. Enrique Balech, en cuyo Laboratorio de Micro- plancton en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Riva- davia”, Buenos Aires, Argentina, se dio término a los análisis cualitativos. Sus comentarios, experiencia y ayuda han sido fundamentales en este trabajo. AREA ESTUDIADA, MATERIALES Y METODOS Las muestras de plancton estudiadas fueron colectadas en el mes de di- ciembre de 1969 en Bahía Chile, Estrecho Inglés y Caleta Nylon (Fig. 1) y en Bahía Foster (Isla Decepción) (Fig. 2). Las muestras horizontales superficiales fueron tomadas con una red de malla de 34 ¡y de abertura provista de “Flow-meter” (Fig. 3) arrastrada du- 5 008 ES e = ESTACION PLANCTONICA MELON — = ESTACION BENTONICA : RASTRA >» > : o e 2 Ñ > ISLA ROBERT TOR! 2 ¿ 12 ESTRECHO 4 7 INGLES y o o 3 > Qu en en Ne gw PS qu % y A P9 BAHIA Y Base A. Prat SAA 20 E E IS =S E IS, Sa G RE NWickH BAHIA CHILE Y ESTRECHO INGLES 0 1 2 3 A E CIO 000 7 A 00 0 AA: EEE Estrechado dy la corta Mel «e la Armmda de Chile Fig. 1.— Estaciones planctónicas en Bahía Chile, Estrecho Inglés y Caleta Nylon, Antártica, Chile (diciembre de 1969). 5 rante 2-3 minutos. Las muestras verticales, con una red Ostenfeld de malla de 180 p de abertura, arrastrada hacia arriba, generalmente entre 50-25 m. En algunos lugares, debido a la escasa profundidad, las capturas fueron efectuadas desde menor profundidad hasta 0 m. e:ESTACION PLANCTONICA == ESTACION BENTONICA: RK ISLA DECEPCION BAHIA FOSTER Fig. 2.— Estaciones planctónicas en Bahía Foster, Antártica, Chile (diciembre de 1969). La fijación de las muestras se hizo con solución de formaldehído 89%, neutralizada con bórax. El análisis microscópico se efectuó con un microscopio Standard Zeiss RA con contraste de fases; los dibujos fueron realizados con ayuda de una cámara de dibujo según Abé. 6 PARTE NO FILTRANTE Tem L FILTRANTE oc uy RP uJ 2 3 ra 10€M TUBO COLECTOR Fig. 3.— Red de plancton de malla de 34 y, de abertura, con “flow-meter” usada en capturas horizontales cuantitativas. Para el estudio de la tabulación de los dinoflagelados se usó el método de oxidación de Balech (1964). En general, siempre se estudió 5 ó 6 sub- muestras alícuotas del material original previamente agitado. Se analizó siempre todos los dinoflagelados y tintínidos contenidos en cada submuestra, de modo que la cantidad de individuos analizados siempre fue alta, pese a la escasez de ellos en muchas muestras. RESULTADOS SISTEMATICOS CONTENIDO GENERAL DE LAS MUESTRAS COLECTADAS EN BAHIAS CHILE Y FOSTER BAHIA CHILE: EsTACcióÓN 1 — HORIZONTAL: Plancton escaso, con algunos restos inorgánicos. Domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp., Chaetoceros sp. (Células aisladas; “escaso”), Cos- cinodiscus sp., Rhizosolenia sp., Biddulphia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva (“escaso”). Dinoflagelados: No hay. EstacióN 1 — VERTICAL: Plancton escaso, con abundantes restos de espinas de Chaetoceros sp. Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp., Coscinodiscus sp., Sceletonema sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. EsTAcióN 2 — HORIZONTAL: Plancton pobrísimo con restos de espinas de Chaeto- ceros sp. Diatomeas: Thalassiosira sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp. (células aisla- das), Coscinodiscus sp., Corethron sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Estación 2 — VERTICAL: Plancton escaso, con algunas partículas inorgánicas en suspensión. Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp., (células aisladas); (“raro”), Coscinodiscus sp., Gyrosigma sp.? Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Estación 3 — HORIZONTAL: Plancton abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp. (algunas con auxosporas), Rhizosolenia sp., Chaeto- ceros sp. (células aisladas; “raro”), Coscinodiscus sp., (“raro”), Gyrosigma sp.?, Thalassiosira sp., Biddulphia sp., Nitzchia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: No hay. EsTACIÓN 3 — VERTICAL: Plancton relativamente escaso con dominio de Co- rethron sp. Diatomeas: Corethron sp. (principalmente restos), Coscinodiscus sp., Chaeto- ceros sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Zooplancton: Copépodos calanoideos. EsTacióÓN 4 — HORIZONTAL: Plancton pobrísimo (la más pobre de las muestras colectadas), con restos de Corethron sp., Rhizosolenia sp., y Coscinodiscus sp. Diatomeas: Coscinodiscus sp. (restos), Navicula sp., Corethron sp. (restos), Rhizosolenia sp. (restos). Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: No hay. EsTacióN 5 — HORIZONTAL: Plancton muy abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp. (algunas células con auxosporas), Thalassiosira sp., Sceletonema sp., Cocconeis sp., Gyrosigma sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp. Navicula sp., Biddulphia sp., Nitzchia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva (“abundante”), C. drygalskit. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. applanatum, P. turbinatum, Peridinium sp. Estación 5 — VERTICAL: Plancton abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp. (células aisladas), Coscinodiscus sp. (restos y células completas). Nitzchta sp., Thalassiostra sp., Navicula sp. Tintínidos: Cymatocylis parva, C. drygalskil. Dinoflagelados: No hay. EsTaCcióÓN 6 — HORIZONTAL: Plancton abundante, dominan las diatomeas con algunos restos inorgánicos en suspensión. Diatomeas: Thalassiosira sp., Corethron sp., Coscinodiscus sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp., Biddulphia sp., Gyrosigma sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. turbinatum, Peridinium sp. 9 Estación 6 — VertiCaL: Plancton escaso. Diatomeas: Corethron sp., Chaetoceros sp., Rhizosolenia sp. Coscinodiscus sp. (restos y células enteras), Navicula sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Zooplancton: Cumáceos, Copépodos y exhubias. Estación 7 — HORIZONTAL: Plancton pobre, domina Corethron sp. Diatomeas: Thalassiosira sp. Corethron sp., Chaetoceros sp., Rhizosolenia sp., Biddulphia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: No hay. EstacióN 7 — VERTICAL: Plancton escaso, con algunas espículas de esponjas. Diatomeas: Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp., Corethron sp., Coscinodiscus sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Estación 8 — HORIZONTAL: Plancton abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp. Chaetoceros sp. (escaso), Bid- dulphia sp. Navicula sp. Gyrosigma sp.?, Coscinodiscus sp., Lichmophora sp., Nitzchia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum. Silicoflagelados: Dyctyocha speculum. Zooplancton: Exhubias de nauplius de copépodos. EsTAacióN 8 — VERTICAL: Plancton relativamente escaso. Diatomeas: Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp., Corethron sp. Coscinodiscus sp., Nitzchia sp. (raro). Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Zooplancton: Copépodos (“raros”). Estación 9 — HORIZONTAL: Plancton muy abundante, domina Corethron sp. Dinoflagelados y Tintínidos: Abundantes. Diatomeas: Corethron sp., Thalassiostra sp., Rhizosolenia sp., Biddulphia sp., Coscinodiscus sp., Nitzchia sp. Tintínidos: Coxliella frigida, Cymatocylis parva, C. drygalskii, Laackmaniella naviculaefera. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, Peridinium sp. 10 Estación 9 — VERTICAL: Plancton escaso, abundan espículas de esponjas. Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp. Thalassiosira sp., Coscinodiscus sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: No hay. Zooplancton: Copépodos calanoídeos y masas de huevos de los mismos. EsTACIÓN 10 — HORIZONTAL: Plancton relativamente abundante, domina Co- rethron sp. Diatomeas: Corethron sp., Thalassiosira sp. Rhizosolenia sp., Coscinodiscus sp., Biddulphia sp., Chaetoceros sp. Tintínidos: Cymatocylis parva, Laackmaniella naviculaefera. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, Peridinium sp. EsTacióN 10 — VERTICAL: Plancton muy pobre, con restos de diatomeas. Diatomeas: Rhizosolenia sp. (restos), Chaetoceros sp. (restos), Corethron sp. (restos), Cocconeis sp. (restos). Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Zooplancton: Copépodos calanoídeos (hembras ovígeras). EsTacióN 11 — VERTICAL: Plancton pobrísimo, con restos de diatomeas. Diatomeas: Chaetoceros sp. (restos y algunas células aisladas), Coscinodiscus sp., Corethron sp. (restos), Rhizosolenia sp. (restos). Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. EsTACciÓN 12 — HORIZONTAL: Plancton abundante, con muchos restos orgánicos y espículas monaxónicas. Diatomeas: Corethron sp., Thalassiosira sp., Chaetoceros sp., Rhizosolenia sp., Nitzchia sp., Biddulphia sp., Coscinodiscus sp. Tintínidos: Cymatocylis parva, Codonellopsis balecha, Dinoflagelados: Peridinium archiovatum. Silicoflagelados: Dyctiocha speculum. EsTAcióN 12 — VERTICAL: Plancton relativamente escaso, con algunas espículas monaxónicas y restos orgánicos irreconocibles. Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp. (escaso, células aisladas), Thalassiosira sp., Nitzchia sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Estación 19 — HORIZONTAL: Plancton abundante, dominan las diatomeas. Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp., Coscinodiscus sp., Thalassiostra sp., Biddulphia sp. Grammatophora sp., Chaetoceros sp., Gyrosigma sp. 11 Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium sp. Zooplancton: Poliquetos planctónicos (Sigalionidae?). EsTacióN 19 — VertICAL: Plancton muy pobre. Diatomeas: Coscinodiscus sp. (principalmente restos de valvas), Sceletonema sp., Corethron sp. (células enteras y restos), Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp. (restos y algunas células libres). Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Zooplancton: Copépodos. Estación 20 — HORIZONTAL: Plancton abundante en diatomeas, muy pobre en dinoflagelados y tintínidos. Diatomeas: Corethron sp., Thalassiosira sp. Rhizosolenia sp. Grammato- phora sp., Biddulphia sp., Coscinodiscus sp. (restos). Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, Peridinium sp. Estación 20 — VERTICAL: Plancton muy pobre; espículas monaxónicas. Diatomeas: Coscinodiscus sp. (células enteras y restos), Corethron sp., Chaeto- ceros sp. (células enteras y restos), Rhizosolenia sp., Sceletonema sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Estación 21 — VERTICAL: Plancton muy pobre, con restos inorgánicos con “arcilla” muy fina. Diatomeas: Chaetoceros sp. (restos), Corethron sp. (restos), Biddulphia sp. (restos), Coscinodiscus sp. (células enteras y restos). Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. EsTACIÓN 22 — VERTICAL: Plancton muy pobre. Diatomeas: Chaetoceros (células enteras y restos), Coscinodiscus sp. (células enteras y restos), Corethron sp. (restos), Rhizosolenta sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. BAHIA FOSTER (ISLA DECEPCION). Estación 1 — HORIZONTAL: Plancton muy abundante, con extraordinaria can- tidad de Corethron sp.; con partículas inorgánicas de color negro, probable- mente ceniza volcánica. Diatomeas: Corethron sp., Coscinodiscus sp., Biddulphia sp., Thalassiostra sp. Navicula sp. 12 Tintínidos: Cymatocylis parva, Laackmaniella naviculaefera, Codonellopsis balechi. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. applanatum, P. thulesense, P. metananum. Silicoflagelados: Dictyocha speculum. Zooplancton: Nauplius de copépodos. EsTAcióN 2 — HORIZONTAL: Plancton escaso, con dominio de Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp., Chaetoceros sp., Biddulphia sp. (raro), Coscino- discus sp., Rhizosolenia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum (“raro”). Zooplancton: Nauplius de copépodos. EsTAcióN 2 — VERTICAL: Plancton muy escaso, con restos inorgánicos de color negro (¿escoria fina?). Diatomeas: Corethron sp., Biddulphia sp., Chaetoceros sp. (cadenas de 2, 3, 5 células), Rhizosolenia sp., Coscinodiscus sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. EsTacióN 3 — HORIZONTAL: Plancton muy abundante, pero gran parte de las células están destruidas; con abundantes restos inorgánicos de color negro, fibras vegetales y espículas monaxónicas, Diatomeas: Corethron sp., Rhizosolenia sp. (restos), Coscinodiscus sp., Chaeto- ceros sp. (restos), Grammatophora sp., Biddulphia sp., Navicula sp. y otras especies pennadas. Tintínidos: Cymatocylis parva (abundante). Dinoflagelados: Peridinium archiovatum (abundante), P. turbinatum (“esca- so”), P. convacum, P. mediocre, P. applanatum, P. parcum. Zooplancton: Nauplius de copépodos. Estación 3 — VERTICAL: Plancton pobre, con restos inorgánicos de color negro; domina Chaetoceros sp. Diatomeas: Chaetoceros sp. (gran cantidad de setas rotas), Corethron sp., Rhizosolenia sp. (“escaso”), Coscinodiscus sp. (“escaso”), Biddulphia sp. Tintínidos: No hay. Dinoflagelados: No hay. Zooplancton: Nauplius de copépodos, copépodos calanoídeos. 13 Esración 5 — HORIZONTAL: Plancton muy abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp. (“abundante”), Coscinodiscus sp. Rhizosolenia sp., Biddulphia sp. (varias especies), Chaetoceros sp., algunas diatomeas pennadas muy pequeñas. Tintínidos: Cymatocylis parva (“abundante”), Laackmaniella naviculaefera, Coxliella frigida. Dinoflagelados: Peridinium concavum, P. archiovatum. Silicoflagelados: Dyctyocha speculum. Estación 6 — HorIzoNTAL: Plancton relativamente abundante, domina Coreth- ron sp. Diatomeas: Corelhron sp., (“abundante”), Chaetoceros sp., Biddulphia sp. Tintínidos: Codonellopsis balechi, Eaackmaniella naviculaefera, Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. turbinatum. EstacióN 7 — HORIZONTAL: Plancton abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp. (“muy abundante”), Chaetoceros sp. (“raro”), Coscinodiscus sp., Rhizosolenta sp., Thalassiosira sp. Tintínidos: Cymatocylis parva (“escaso-abundante”), Laackmaniella navicu- laefera. Dinoflagelados: Peridinium concavum, P. archiovatum, P. turbinatum. Zooplancton: Nauplius de copépodos. Esración 8 — HORIZONTAL: Plancton pobre, con abundante material inorgánico en suspensión, aparentemente ceniza volcánica, muy fina. Abunda Cymalo- cylis parva. Diatomeas: Corethron sp., Coscinodiscus sp., Rhizosolenia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva (“abundante”), Coxliella frigida, Dinoflagelados: Peridintum archiovatum, P. parcum. EsTacióN 9 — HORIZONTAL: Plancton abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Coreihron sp. (“abundante”), Chaetoceros sp, Coscinodiscus sp., Thalassiosira sp., Nitzchia sp., Gyrosigma sp., Rhizosolenia sp., Biddulphia sp. Tintínidos: Cymatocylis parva, Laackmaniella naviculaefera, Coxliella fri- etda., Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. parcum, P. concavum. EsTAcióN 10 — HORIZONTAL: Plancton relativamente abundante, sin dominancia de ninguna especie. Diatomeas: Biddulphia sp., Corethron sp., (principalmente restos), Rhizoso- lenia sp., Coscinod:scus sp. Lauderia sp. Thalassiosira sp. 14 Tintínidos: Cymatocylis parva, Coxliella frigida. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. applanatum. Zooplancton: Nauplius de copépodos. Estación 15 — HORIZONTAL: Plancton abundante, domina Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp. (“abundante”), Chaetoceros sp. (cadenas de 2-3 células), Rhizosolenia sp., Coscinodiscus sp., Thalassiosira sp., Navicula sp., Gyrosigma sp. Tintínidos: Cymatocylis parva (“abundante”), Laackmaniella naviculaefera. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. parcum, P. turbinatum. Zooplancton: Nauplius de copépodos. EsTacióN 17 — HORIZONTAL: Plancton relativamente abundante, con predo- minio de Corethron sp. seguido por Cymatocylis parva. Diatomeas: Corethron sp. (“abundante”), Chaetoceros sp., Thalassiosira sp., Rhizosolenia sp., Navicula sp. Coscinodiscus sp., Biddulphia sp. Tintinidos: Cymatocylis parva (“abundante”), Codonellopsis balechi, Laack- mantella naviculaefera. Dinoflagelados: Peridinitum archiovatum, P. applanatum. EsTAcióN 18 — HORIZONTAL: Plancton relativamente abundante, con gran can- tidad de restos de fibras vegetales. Diatomeas: Chaetoceros sp., Rhizosolenia sp., Biddulphia sp., Coscinodiscus sp., (restos principalmente), Corethron sp. (“raro”). Tintinidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum (ejemplares de menor tamaño que los encontrados en otras muestras), P. turbinatum. ESTACIÓN 19 — HORIZONTAL: Plancton escaso, sin dominio neto de Corethron sp. Diatomeas: Corethron sp. (“abundante”) Thalassiosira sp., Chaetoceros, Rhi- zosolenia sp., Biddulphia sp., Coscinodiscus sp. Tintínidos: Cymatocylis parva. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum. Silicoflagelados: Dyctyocha speculum. EsTAcióN 20 — HORIZONTAL: Plancton abundante, con partículas inorgánicas en suspensión. No hay dominio de ninguna especie. Diatomeas: Navicula sp., Corethron sp., Chaetoceros sp. Coscinodiscus sp., Biddulphia sp., Rhizosolenia sp., Cocconeis sp. Tintínidos: Cymatocylis parva (“raro”). Dinoflagelados: Peridinium archiovatum Silicoflagelados: Dictyocha speculum. Estación 21 — HORIZONTAL: Plancton pobre, dominan las diatomeas. Diatomeas: Chaetoceros sp., Corethron sp., Coscinodiscus sp., Biddulphia sp., Thalassiosira sp., Nitzchia longissima. Tintínidos: Cymatocylis parva, Laackmaniella naviculaefera, Coxliella fri- gtda. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum. Silicoflagelados: Dictyocha speculum. Zooplancton: Estados nauplius y metanauplius de copépodos. EsTación 22 — HORIZONTAL: Plancton abundante con restos inorgánicos; do- mina Corethron sp. Diatomeas: Coscinodiscus sp., Biddulphia sp., Corethron sp., Rhizosolenia sp., Chaetoceros sp., Nitzchia sp, Grammatophora sp. Tintínidos: Cymatocylis parva (“escaso-abundante””. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. turbinatum. Silicoflagelados: Dictyocha speculum. EsTacióN 23 — HORIZONTAL: Plancton extraordinariamente abundante, con material inorgánico en suspensión; espículas de tipo oxeas y estrongilos. Diatomeas: Corethron cryophylum (“muy abundante”), Biddulphia sp., Cos- cinodiscus sp., Chaetoceros sp. Thalassiosira sp. Tintínidos: Laackmaniella naviculaefera, Cymatocylis parva (“abundante”), Codonellopsis balechi. Dinoflagelados: Peridinium archiovatum, P. parcum, P. applanatum. Silicoflagelados: Dictyocha speculum. Zooplancton: Nauplius, copépodos, poliquetos. DIN OFEA'GEDADO'S Peridinium archiovatum Balech Lám. 1, Figs. 1-9 P. archiovatum Balech, 1958a, pág. 84, Lám. 3, Figs. 45-48; 1965, pág. 116, Lám. 2, Figs. 19-24. Especie lenticular, de forma y aspecto similar a algunos Diplopsalis, pero con tabulación sulcal muy característica. En el material estudiado es una de las especies más abundantes, por lo que se pudo estudiar las variaciones en una gran cantidad de individuos. 16 La especie ha sido bien estudiada por Balech (1958a, 1965), quien también la encontró relativamente abundante en material del Mar de Weddell (Ba- lech, 1965). Para descripciones detalladas de la tabulación de la especie ver los trabajos de este autor. En el presente trabajo, se entrega esquemas a cámara clara de las placas de varios ejemplares para poner de manifiesto algunas va- riaciones destacadas. Todos los ejemplares encontrados tenían protoplasma, lo que indica que estaban vivos al capturarlos; al respecto es interesante destacar que esta especie es una de las pocas que penetra y se mantiene con éxito en Bahía Foster, donde, al momento de efectuar las colectas plantónicas, probablemente im- peraban condiciones físicas y químicas del agua muy especiales. La especie está presente en todas las muestras horizontales colectadas en el área. Además, es interesante destacar que las mediciones efectuadas en ejemplares presentes. en Bahía Foster demostraron que éstos eran de mayor tamaño que aquéllos encontrados fuera de esta Bahía, y aún que los encontrados en Bahía Chile, lugar éste donde la especie está presente sólo en unas pocas muestras hori- zontales, y ausente en las verticales (50-25 m). DIMENSIONES: 39,9-43,0 po trd: 45,0-67,50 y (la mayoría entre 50-60 p). DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Mar de Weddell, Antártica. Peridinium parvicollum Balech Lám. 1, Figs. 10-13; Lám. 2, Figs. 1-6 P. parvicollum Balech, 1958a, pág. 87, Lám. 4, Figs. 86-87; Lám. 5, Figs. 92-99; 1958b, pág. 386, Lám. 1, Figs. 27-31; Lám. 2, Figs. 32-36; 1962, pág. 27, Lám. 1, Figs. 14:21; 1971, pág: 90, Lám. 15; Figs. 235-239. Especie mediana, orto, hexa, cavozona, circular, con espinas antapicales y reticulado en todas las placas, lo que alcanza también a las sulcales, espe- cialmente s.p. Con muy pequeña excavación del sulcus en la epiteca. La tabulación sulcal de los ejemplares encontrados coincide con la que Balech encontró en distintas oportunidades en material de aguas antárticas y subantárticas. En algunos ejemplares se observa una sinuosidad en el borde inferior derecho de 1”, carácter muy claramente visible en algunos ejemplares des- articulados, lo que también observó Balech (1958b); en otros ejemplares ese borde es recto o casi recto. La placa 3” es asimétrica, muy alta, tanto o más que 2a y 4” juntas, carácter que es muy constante en todos los ejemplares. Esta especie fue encontrada sólo en Isla Daumer; tales ejemplares pre- sentan notables estrías de crecimiento, visibles incluso en s.p.; s.d. de estos 17 individuos presenta fuerte refuerzo en su borde hacia s.m. muy hialina; un notable refuerzo se encuentra también en s.a.; s.s. mantiene en todos los ejem- plares su forma de J, con una apófisis aguda en su borde interno. Aunque propia de aguas antárticas, donde es muy variable en forma, Balech ha encontrado que esta especie prospera incluso en aguas subantár- ticas. La placa s.p. es muy grande, comparada con otras especies; con ornamen- tación formando un retículo; en todos los ejemplares se encuentra en s.p. una banda de sutura estriada que rodea a casi toda ella. Las demás sulcales, con notables refuerzos en sus bordes. En algunos ejemplares se observa lo que aparentan ser dos espinitas en los bordes inferiores de las placas 2* y 4, tal como en Peridinium rosaceum; en realidad son formaciones derivadas de las suturas de las placas. DIMENSIONES: Longitud: 60-70 y; trd.: 65-75 p. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica, Mar de Weddell y Estrecho de Drake. Peridinium sp. Lám. 2, Figs. 7-11; Lám. 3, Figs. 1-2 Especie orto, hexa, cavozona, circular, con sulcus muy estrecho; de tamaño mediano; sin cuernos ni espinas antapicales; con sólo 2a; placas epi e hipo- tecales con poros en los bordes y notable ornamentación formando un reti- culado bastante destacado en la mayoría de los ejemplares analizados. Algunos ejemplares de tamaño ligeramente mayor presentaban estrías de crecimiento o simplemente bordes hialinos en sus placas. Poro apical y placas del mismo destacadas. No hay penetración del sulcus en la epiteca. Placa 1” asimétrica, con poros cerca de sus bordes y notable reticulado; 1 y 7” muestran un desplazamiento general hacia la izquierda de la célula, lo que contribuye a la asimetría de la especie. En su borde superior 1” muestra una escotadura para el poro apical y en el inferior es trunca para el contacto con s.a. Placas 2* y 4 tienen forma aproximadamente igual, con amplios bordes hacia el poro apical. Placa 3” asimétrica se implanta como cuña entre la y 2a con las que contacta. Placas precingulares 1” y 7” muy diferentes en forma y tamaño, asimé- tricas, dejan un espacio amplio para el paso de s.a. Las demás precingulares en general bajas asimétricas. Placas 1” y 5”” asimétricas, grandes, constituyen los bordes laterales del sulcus; ambas con poros bien marcados cerca de sus bordes; ambas placas al desarticularse mantienen firme unión con s.s. y s.d. respectivamente. 18 Placas 1”” y 2”” grandes, con forma aproximadamente igual, sin cuernos ni espinas antapicales. Placa cingular c,, de mayor tamaño que la base de 1”. La placa cingu- lar c, constituye el resto del cingulum. Las placas sulcales, aunque relativamente simples en forma, están com- plicadas por la aparición de aletas en sus bordes (¿bordes de crecimiento?) y estrías, especialmente en el borde de unión de s.d. con 5””. Placa s.a. bas- tante grande, con base amplia y refuerzo para articular con s.s. que tiene destacado refuerzo en su borde superior y en el inferior. Placa s.d. con forma muy particular y unida a s.m. bastante destacada en esta especie. Placa s.p. con escotadura marcada y ubicada casi en el mismo plano que las antapicales, presenta en todos los ejemplares analizados notables bordes hialinos (proba- blemente de crecimiento). En ninguna de las placas sulcales se observó orna- mentación especial. En la literatura disponible no se encontró referencias en relación a esta especie, que estaba presente sólo en 4 muestras colectadas en Bahía Chile, todas superficiales horizontales. medidos. DIMENSIONES: Longitud: 60,0 u; etr.: 55,0 uy en casi todos los ejemplares medidos. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Mar de Weddell, Antártica. Peridintum mediocre Balech Lám. 3, Figs. 3-7; Lám. 4, Figs. 1-5 P. mediocre Balech, 1958b, págs. 389-391, Lám. 2, Figs. 54-61; 1971, págs. 130- 131, Lám. 25, Figs. 458-466; Lám. 26, Figs. 467-469. Especie de medianas dimensiones, meta, quadra, planozona ascendente una altura de cingulum, con dos espinas antapicales; con aspecto piriforme; con un corto cuellito apical destacado; con aletas cingulares sostenidas por rayos destacados; con ornamentación reticulada en todas las placas epi € hipotecales; con sulcus largo, que llega hasta más atrás de las espinas anta- picales. Placa 1” claramente asimétrica, con escotadura superior marcada, meta, algo variable en forma, con ornamentación constituida por un reticulado destacado; en ejemplares con bandas de sutura, éstas se destacan de prefe- rencia en la región inferior de la placa. Placas 2” y 4' similares en forma, altas. Placa 3” casi simétrica, forma junto con las demás apicales el cuellito corto, pero destacado. Placas precingulares 1” y 7” muy diferentes en forma y tamaño por la forma de 1”. Desarticulada, 1” aparece a veces casi triangular y otras con aspecto 19 romboidal debido a las diferentes posiciones que adopta al desarticularse. Placas 2” y 6” con forma y tamaño aproximadamente igual en todos los ejem- plares analizados. Igual ocurre con 3” y 5”. Placa 4” generalmente simétrica, pero en algunos ejemplares se observa cierta asimetría, con desplazamiento a uno u otro lado, ya sea por mayor contacto con la o con 3a. Placas la y 3a muy parecidas en forma y tamaño, relativamente altas, con amplio contacto hacia 3” y 5” respectivamente. Placa 2a quadra con forma algo variable en los distintos ejemplares, pero siempre quadra. Placas postcingulares 1”” y 5'” de diferente tamaño. Placa 3'” general- mente asimétrica. > ms Placas antapicales 1 grandes, portadoras, cada una, de una espina; y 2 en ningún ejemplar se observó aletas en estas espinas. Placas sulcales grandes, fácilmente reconocibles, todas muy altas en com- paración con otras especies. Placa s.a. con un cuellito notable, para contactar con 1” y una concavidad para alojar a la placa t; tiene un amplio contacto con s.d. y s.s. Placa s.d. notablemente alta, en algunas posiciones presenta un refuerzo destacado en su borde interno; en ejemplares desarticulados se observa una aleta muy hialina. Placa s.s. con forma aproximada a una J, con una apófisis en su borde superior visible sólo en algunas posiciones; en su borde de contacto con s.a. muestra un notable refuerzo. Placa s.p. con su lado izquierdo más largo que el derecho, con notable refuerzo en la parte cóncava que asienta a s.s.; presenta una espina destacada. Placa t ensanchada en su parte inferior, tiene amplio contacto con s.a. Se asemeja a Peridinium pyrum de Balech, pero difiere en que ésta es siempre penta, en tanto todos los ejemplares analizados de Bahía Chile y Bahía Foster son quadra. Otra de las diferencias muy marcadas con los ejemplares de P. pyrum es que 2a en los ejemplares de Balech es bastante baja y más bien angosta, lo que en modo alguno se encuentra en los ejem- plares estudiados. Además las placas 1” y 5”” que en estos ejemplares son de diferente tamaño, en los ejemplares de Balech ocurre que son aproximada- mente iguales, 1” algo más pequeña. Los ejemplares de Bahía Chile y Bahía Foster carecen de aletas en las espinas. Del P. latipyrum se diferencia claramente porque es una especie para quadra (los ejemplares estudiados son meta quadra), además que ésta tiene 1” muy larga y angosta según su autor (Balech, 1959), y s.p. tiene sus ramas subiguales, en tanto todos los ejemplares estudiados tienen ramas de s.p. muy desiguales en tamaño. Aunque la forma general del cuerpo concuerda con la del P. incognitum, difiere significativamente de ésta, por la forma y aspecto de 1”, forma y dis- posición de 2a, la y 3a, por la forma de t, y muy especialmente, por la forma y tamaño de las sulcales, de las que s.a. es la que aporta las mayores dife- rencias. 20 Los ejemplares estudiados coinciden con P. mediocre de Balech (1958b y “1971: DIMENSIONES: Longitud: 57 pu; trd: 571 en muchos ejemplares. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica, Tierra Adélie; extremo sur Argentino y Estrecho de Drake. Peridintum applanatum Mangin, 1915 Lám. 4, Figs. 12-21 P. applanatum Mangin, 1915, pág. 79-80, Fig. 58; Balech, 1971, págs. 129-130, Lám. 24, Figs. 429-441. Especie meta, quadra, ascendente (1 altura de cingulum), muy levemente cavozona, piriforme ancha en vista ventral o dorsal con un cuellito apical muy marcado que se implanta gradualmente en la epiteca y su borde superior se dilata ligeramente; en vista lateral el cuellito aparece también dilatado, pero con corte oblicuo; hipoteca grande, con muesca posterior; con dos espinas antapicales grandes divergentes (37%), sin aletas; con notables aletas cimgu- lares sostenidas por rayos finos y destacados. Escultura casi ausente en las placas. Muy poco variable. Canaleta del poro apical grande. Placa 1' alta, asimétrica, con amplios contactos con 2”, 4 y 7”; menores con 1” y 2”; prácticamente carece de muesca hacia el poro apical, siendo más bien trunca; hacia abajo 1” se prolonga en un apéndice trunco notable, con el que contacta con s.a. Placas 2” y 4 grandes debido a la prolongación que poseen para formar el largo cuellito apical; placa 3” simétrica, también prolongada hacia arriba, aunque no tanto como 2” y 4. Placas 1” y 7” muy diferentes en forma y tamaño; 4” casi simétrica a no ser por el contacto un poco menor que tiene hacia 3a. Las demás pre- cingulares anchas y de la misma altura que 4”. Placas la y 3a casi de igual forma, establecen su menor contacto hacia 3”. Placa 2a quadra en todos los ejemplares analizados. Placas postcingulares todas bajas y anchas; 1”” y 5'” con forma y tamaño semejantes. ” Placas antapicales 1”” y 2”” notablemente grandes en comparación con las postcingulares, cada una portadora de una espina antapical destacada. Placas sulcales relativamente simples; s.a. delgada, alta y estrecha, con un cuello superior destacado para contactar con 1”. Placa s.d. también delgada con cuello alto, que corre junto a la parte inferior de s.a.; con una aleta bien notable. Placa s.s. con forma aproximadamente a una J; en algunas posiciones muestra un ángulo destacado que se ubica justo en uno de los extremos de s.p.; ésta tiene sus dos ramas de aproximadamente igual desarrollo; presenta ZE refuerzo en su parte superior donde aloja a s.s. Placa t con un cuerpo superior ancho que se prolonga hacia abajo para terminar trunca. DIMENSIONES: Longitud: 37,5-53,2 y (comúnmente entre 38-40 ¡; trd: 34,2. 39,9 y; diámetro ántero-posterior: 38 y; longitud cuello: 11,4-12,50 pu; lon- gitud de las espinas: 11,4-15,0 y; separación de las espinas en la base: 16,2- 20,9 u; separación de las espinas en el extremo: 24,0-28,7 pu. La longitud in- dicada antes no incluye las espinas antapicales, siguiendo el método de Balech. En la literatura se encuentra varias especies cuya forma corporal es pa- recida a la de los ejemplares analizados; es el caso de Peridinium unipes, P. obovatum y P. incognitum, entre otros. Sin embargo, con todas las especies cercanas tienen diferencias tan constantes y de peso, que no es posible atri- buirlos a ninguna de ellas. Así, con P. unipes se diferencian por la separación de las espinas antapicales (33-340 en P. unipes), 1 de P. unipes es alta y del- gada, con contactos hacia 2” y 4' breves, en tanto en los ejemplares estudiados es proporcionalmente más ancha, con contactos más grandes hacia 2” y 4'; además en éstos se prolonga hacia abajo en una apófisis notable. P. unipes es penta, mientras estos ejemplares son todos quadra. P. unipes tiene una sola antapical por fusión; éstos tienen dos placas bien destacadas, cada una con su correspondiente espina antapical. La placa t de P. unipes es muy delgada y relativamente larga, siendo más ancha en los ejemplares analizados. De Peridinium obovatum los ejemplares analizados difieren también por caracteres tan fuertes como que el cuello apical de esta especie tiene im- plantación abrupta, mientras que en los encontrados se continúa suavemente con la epiteca; P. obovatum tiene una separación de antapicales de 71% según Balech (1962) y 35% según Wood (1954); P. obovatum según su autor es li- geramente ascendente, en tanto los individuos estudiados son netamente ascen- dentes (1 altura de cingulum); de acuerdo a la descripción de Wood (1954) 1” y 7” tienen aproximadamente la misma altura, mientras que en los ejem- plares analizados son francamente de diferente tamaño. De las placas sulcales, Wood (1954) no hace ninguna referencia, lo que es lamentable, toda vez que las sulcales resultan de gran ayuda en este tipo de estudios siendo, en la gran mayoría de los casos, decisivas en la sistemática del grupo. El Peridintum applanatum de Mangin (1915), difiere de los plancteres estudiados por la brusca implantación del cuellito en la epiteca y por la ausencia de escotadura antapical. En su presentación, Mangin no describió ni dibujó ninguna placa, dada la escasez de ejemplares. La divergencia de las espinas antapicales en la especie de Mangin es de 35%, deducido esto de su dibujo correspondiente. Hay que señalar que el contorno general del cuerpo en P. applanatum difiere marcadamente de los ejemplares analizados, a lo cual sí se acercan los estudiados por Balech (1965) provenientes del Mar de Weddell. 22 Cabe, sin embargo, la posibilidad de que la misma escasez de ejemplares haya impedido a Mangin conocer posibles variaciones de la especie en cuanto a la forma general del cuerpo, implantación del cuellito apical, separación de las espinas antapicales, presencia más o menos manifiesta de escotadura anta- pical (lo que depende en parte de la orientación de la célula con respecto a su eje longitudinal). Es por esta razón que se prefirió ubicar estos ejemplares como Peridintum applanatum, más aún cuando estudios recientes e inéditos del autor revelan una gran variabilidad de los caracteres morfológicos. Es interesante destacar que los ejemplares en discusión fueron encon- trados en 5 muestras superficiales horizontales (1-0 m) colectadas en Bahía Foster, Isla Decepción y en una sola de Bahía Chile, Isla Greenwich. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica. Peridinium thulesense Balech Lám. 5, Figs 1-6 P. thulesense Balech, 1958a, págs. 92-93, Lám. 5, Figs. 152-160; 1973, pág. 27. Pequeños ejemplares con forma pentagonal ancha, sin cuernos apicales ni antapicales, meta dextros, quadra, fuertemente cavozonos, ligeramente ascen- dentes (1% de altura de cingulum). Epiteca de bordes casi rectos, con sólo 3 apicales en todos los ejemplares analizados, siendo 1' muy asimétrica, con 3 contactos hacia el lado derecho; con 7 precingulares. Hipoteca baja, con pequeñas espinas antapicales, casi rudimentarias en algunos ejemplares. Con aletas cingulares. Todos los ejemplares analizados presentaban la placa intercalar 2a qua- dra; considerando que los bordes superiores de 3”, 4” y 5” y por lo tanto, los bordes inferiores de la, 2a y 3a están en una línea y que los bordes supe- rior e inferior de 4” y 2a respectivamente son de igual extensión, resulta una tabulación dorsal “indiferente”, situación que también se encontró en algunos ejemplares del Atlántico y Pacífico para lo que se llamó Peridiniuum sympholis, considerado ahora como un sinónimo de P. thulesense Balech. DIMENSIONES: Longitud: 40-45 y; trd.: 42,5-45,6 pu; ancho del cingulum: 5,0 u en la mayoría de los ejemplares estudiados. Presente sólo en la Estación 1 Horizontal de Bahía Foster. Esta especie fue descrita inicialmente por Braarud en 1935 como Peri- dinium conicum f. islandica; en 1958a Balech describió su P. thulesense con 8 precingulares; en 1969, Hermosilla y Balech crearon un nombre nuevo y redescribieron la especie de Braarud: P. sympholis; en 1973, Balech llegó a la conclusión de que P. sympholis es sinónimo de P. thulesense debido a que esta especie puede o no tener separadas las placas 1” y 4, además de que sólo 23 , tiene 7” y no 8” como había sido descrito originalmente. Recientemente, Balech (1973) ha incluido esta especie en el género Protoperidinium, en el cual según este autor, debería incluirse a todas las especies marinas conocidas bajo Peridinium. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Artico y Antártico; Atlántico N. y S. En el Pacífico: en Chile, Bahía de Concepción. Peridinium concavum Mangin Lám. 5, Figs. 10-13; Lám. 6, Figs. 1-13 P. concavum Mangin, 1926, pág. 79, Fig. 21 (II); Balech, 1971, págs. 133-135, Lám. 24, Figs. 442-450; Lám. 5, Figs. 451-457. Especie con individuos de talla mediana o grande, ancha en la región ecuatorial, meta, quadra, planozona o ligeramente cavozona, ascendente (Y a 1), con dos espinas antapicales largas, divergentes y muy separadas; con aletas cingulares grandes sostenidas por rayos fuertes; con cuerno apical largo, ensanchado arriba, con su borde izquierdo más alto que el derecho; con escotadura antapical desde ausente hasta ligeramente desarrollada; con pe- queña muesca del sulcus en la epiteca. DIMENSIONES: Longitud: 60,8-76,0 po en Bahía South, Isla Daumer hasta 95,0 u; trd: 53,2-60,8 y; en Bahía South hasta 100,7 p (generalmente entre 71,9-87,4 uy); longitud de las espinas 7,6 y en todos los ejemplares analizados de Bahía Foster y Margarita; en individuos de Bahía South: 15,2-19,0 y; se- paración de las espinas en la base: 19,0-26,6 yo en individuos de Bahía South: 32,3-38,0 y; separación de las espinas en el extremo 17,1-34,2 y; en Bahía South: 34,2-41,8 y. En los ejemplares estudiados fue posible reconocer una serie de varia- ciones de forma y tamaño, lo que, sumado a lo encontrado por Balech (1958a y 1971) demuestra que la longitud varía entre 44 y 112,5 u; los ejemplares de mayor tamaño estudiados en esta oportunidad son aquéllos de Bahía South, Isla Daumer (Antártica), colectados en febrero de 1965. Las variaciones de forma son principalmente la presencia O ausencia de escotadura antapical, que ha permitido a Balech (1971) crear dos subespecies, concavum y radius, representantes de las que se encontró en este material. “Todos los ejemplares son meta. Algunos individuos estudiados poseen enormes bandas estriadas de contacto entre las placas, especialmente en las epitecales. Los demás caracteres coinciden con los señalados por Balech (1971) para Peridinium concavum concavum y P. concavum radius y, en 1958a, para P. petersi, considerado ahora como sinónimo de la especie de Mangin (1926). Pa Es de destacar la constancia de la forma y relaciones de las placas sulcales en todos los ejemplares analizados. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Estrecho de Drake. Peridinium parcum Balech Lám. 4, Figs. 6-11 P. parcum Balech, 1971, págs. 110-112, Lám. 21, Figs. 368-375. Especie pequeña, globosa, con cuello apical corto, bicónico, con dos espinas antapicales largas, divergentes, sin aletas; meta, penta, planozona, ascendente (1), con entrecruzamiento cingular y aletas cingulares sostenidas por rayos; 3'”” simétrica a algo asimétrica. DIMENSIONES: Longitud: 30,4-47,5 yu; trd: 30,4-45,0 y; longitud del cuello: 3,7-3,8 ps longitud de las espinas: 7,29-12,5 y; separación de las espinas en ” la base 7,6-12,5 y; separación de las espinas en el extremo 9,5-17,50 p. Aún cuando los caracteres merísticos de los ejemplares colectados durante la Expedición Antártica Chilena de 1969 son mayores que los de aquéllos que permitieron a Balech (1971) la descripción de esta nueva especie, los caracteres morfológicos coinciden bien; con neto entrecruzamiento, planozonos, 2a asi- métrica, s.d. con el típico ángulo de su borde externo y su aleta hialina grande. Todos los ejemplares analizados, al ser tratados con hipoclorito de sodio 109%, (NaCIO) liberaban abundantes filamentos de cromatina. Presente sólo en muestras horizontales superficiales de Bahía Foster. Peridinium metananum Balech Lám. 5, Figs. 7-9 P. metananum Balech, 1965, pág. 120, Lám. 2, Figs. 27-33; 1971, págs. 143-144, Lám. 29, Figs. 547-560. Se encontró sólo un ejemplar de esta especie, cuyos caracteres morfológicos permiten asignarla, tentativamente por la escasez de ejemplares, a la de Balech (1965), ya que se trata de un individuo pequeño con protoplasma claro, 38 de longitud y 34,2 y de trd., con bordes epitecales ligeramente curvos, pe- queño cuellito apical, cingulum ascendente (aproximadamente 14), notable- mente cavozono, 1* meta, 2a muy baja y ancha, con excavación del sulcus en la epiteca; hipoteca poco más corta que la epiteca, con sulcus más angosto a nivel de las postcingulares extremas, ensanchado hacia el borde antapical; con dos espinitas antapicales pequeñas. Todas las placas epi e hipotecales con poros grandes. Con anchas bandas estriadas entre las placas. 25 Los caracteres señalados responden totalmente a la descripción de Peri- dintum metananum Balech, 1965 y a sus datos complementarios de 1971. La longitud del único ejemplar estudiado es 4 ¡y mayor que lo señalado por Ba- lech, lo que está dentro de las variaciones esperadas. Presente sólo en la Estación 1 Horizontal superficial de Bahía Foster. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: En el Atlántico desde la latitud de Buenos Aires (Argentina) al Sur y Estrecho de Drake. Peridinium turbinatum Mangin Lám. 7, Figs. 1-8; Lám. 11, Figs. 4-6 P. turbinatum Mangin, 1926, pág. 91, Fig. 20 (ID); Balech, 1958a, págs. 91-92, Lám. 6, Figs. 141-150; 1958b, pág. 389, Lám. 2, figs. 45-51; 1959, pág. 20; 1962, pág. 28. Especie abundante en las muestras estudiadas, de tamaño mediano, con longitud aproximadamente igual al transdiámetro; epiteca cónica, de bordes casi rectos, hipoteca baja; ortho netamente hexa en todos los ejemplares estu- diados, cavozona circular, muy ligeramente descendente en algunos ejemplares, sin cuernos apical ni antapicales; con muy pequeña excavación del sulcus en la epiteca; escotadura antapical visible en algunas posiciones; con dos espi- nitas antapicales muy pequeñas, protoplasma denso. Placa 1” asimétrica con su borde derecho cóncavo en todos los individuos, con marcada escotadura superior (para la canaleta) e inferior (para s.a.); en la mayoría de los ejemplares el triángulo superior es de tamaño menor que el inferior, pero en escasos ejemplares son aproximadamente iguales; 3” angosta y notablemente alta, asimétrica. Placas del poro y canaleta apical grandes. Placas intercalares la y 3a con forma y tamaño aproximadamente iguales; 2a hexa en todos los ejemplares analizados, con el borde de contacto hacia 3” mayor que el correspondiente hacia 5”. Placas cingulares 1” y 7” con altura aproximadamente similar, pero con forma algo diferente, especialmente en su base y convexidad del borde de 7” hacia 1'; 2” y 6” con formas parecidas; 3”, 4” y 5” bajas y anchas. Placas post cingulares extremas aproximadamente iguales, tocan s.p. con sus bordes inferiores; las demás postcingulares bajas y anchas. Placas antapicales grandes, sin cuernos, pero con espinas pequeñas. Placas cingulares c, y C¿ aproximadamente iguales, tan anchas como la base de 1” y 7”; la mayor parte del cingulum formada por c.,. Placa t ancha y alta; s.a. alta, ancha arriba para el contacto con 1”; con refuerzo en el borde inferior; s.d. con refuerzo en el borde interno; el borde externo con ángulos marcados, con cuello superior más o menos destacado 26 según las posiciones en que se le observe; s.s. ancha, con aspecto de J no muy cerrada, con la parte superior más grande que la inferior y ángulos bien marcados; s.p. con sus dos ramas desiguales, contacta en sus extremos con 1” y 5”; tiene una espina grande en su parte media. Placas epi e hipotecales con ornamentación formada por estrías irregulares y pequeños poros abundantes. Placas epi e hipotecales con ornamentación formada por estrías irregulares y pequeños poros abundantes. DIMENSIONES: Longitud: 68,4-70,0 yu; trd: 64,6-72,2 ¡y (un ejemplar con bandas de sutura: 79,8 y); separación de las pequeñas espinas: 19,0 y en las mayoría de los ejemplares. En la literatura correspondiente se encuentra cierta variabilidad en la forma y tamaño de la especie; los esquemas muestran bordes epitecales desde rectos hasta curvos, y/o con la epiteca baja, redondeada hasta relativamente recta, con o sin escotadura antapical marcada, lo que, en cierta medida, de- pende de la inclinación con que se observe la célula. Peridinium turbinatum Mangin, está bien representado en las muestras estudiadas, más abundante en Bahía Forster, Isla Decepción, en cuanto a nú- mero de ejemplares y de muestras en que aparecen. Todos los ejemplares estudiados son hexa, pero en trabajos de Balech (varios años); y en observaciones del autor, actualmente en curso sobre mate- rial antártico de la XXV Expedición Antártica Chilena (diciembre, 1970) (inédito) se encuentra ejemplares francamente quadra, ligeramente penta, y netamente hexa. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica, Mar de Weddell, Estrecho de Gerlache, Tierra Adélie. TINTINIDOS Cymatocylis drygalskii (Laachmann) Laachmann Lám. 8, Figs. 1-7 C. drygalskii (Laachmann) Laachmann, 1910, págs. 350-353, 376, 381, Láms. 36, 40, 41, 43; Kofoid y Campbell, 1929, pág. 137, Fig. 262; Balech, 1947, págs. 81-83, Lám. 1, Figs. 1-4; Láms. 2 y 3; 1958b, pág. 399. En el plancton de Bahía South esta especie es muy abundante, de gran tamaño y forma muy variable, desde ejemplares con estrechamiento muy marcado hacia la región media de la célula hasta aquéllos en que las paredes disminuyen gradualmente hacia la región aboral; con el extremo aboral desde agudo hasta redondeado; con escultura muy destacada hasta ausente; existen 27 también aquéllos en que la plataforma oral está bien recurvada hasta casos en que es horizontal y aún a veces dirigida hacia arriba. Con denticulación oral irregular en la gran mayoría de los ejemplares. Las variaciones de tamaño son realmente sorprendentes, especialmente la longitud, no tanto en el material de Bahía South como sí en el de Bahía Chile y Bahía Foster, donde los ejemplares de mayor tamaño (125,4 ¡) se aproximan en sus proporciones a los mayores de Cymatocylis convallaria, al punto que en estos casos es muy difícil separar C. drygalski de C. convallaria. Las figuras que complementan la presentación de esta especie muestran * algunas de las enormes variaciones observadas. Una descripción detallada se encuentra en Balech (1947). DIMENSIONES: Longitud, 125,4-219,3 yo diámetro oral 76,0-83,8 ;¡,. Los ejemplares de Bahía South y muchos de Bahías Chile y Foster se acercan a la Fig. 4, Lám. 35 de Laachmann (1910); unos pocos recuerdan al de la Fig. 2, Lám. 34 y al de la Fig. 2, Lám. 35. Algunos ejemplares se acercan a C. cristallina de Laachmann (1910) que a su vez son muy parecidos a algunas formas de C. drygalskiú del mismo autor. Esto confirma lo que también observó Balech (1947) en el sentido de que hay formas de C. drygalskii que se apartan bastante de las típicas, pero “parece peligroso separarlas de C. drygalskii pues pasaría lo que sucedió en Laachmann, quien partiendo de formas muy dis- tintas entre sí, ..., luego se vio obligado a agrupar alrededor de ambos una cantidad de formas que llegan a parecerse más a un ejemplar típico de la otra especie que a los de la propia” (Balech, 1947). DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica, Mar de Weddell y Mar de Bellingshausen. Cymatocylis parva (Laachmann) Laachmann Lám. 9, Figs. 1-8 C. parva (Laachmann) Laachmann, 1910, pág. 383, Lám. 43, Figs. 1-4; Kofoid- Campbell, 1929, pág. 142, Fig. 256. Lórigas pequeñas, con forma de copa, agudas lo. romas en el extremo aboral; sin “arrugas” en la pared de los ejemplares estudiados, pero sí con escultura reticulada, especialmente en la mitad superior de la lóriga; con pequeños dientes en la lámina interna de la región oral, con plataforma oral más o menos desarrollada, horizontal o recurvada. Muy abundante en las muestras estudiadas, especialmente en aquéllas de Bahía Foster, donde los ejemplares de mayor tamaño se acercan en su forma a los pequeños de C. drygalskii y C. convallaria. Al respecto, se obtuvo una cantidad de esquemas a cámara clara que demuestran, sin lugar a dudas, una 28 continuidad de formas desde aquéllas de pequeño tamaño, similares a la co- rrespondiente a C. fparva de Laachmann (1910), hasta las “típicas” de C. con- vallaria Laachmann con lórigas muy anchas y casi sin prolongación caudal, e incluso aquéllas con prolongación caudal como ocurre en algunas formas de C. convallaria. Con lo expuesto, luego de observar gradaciones sucesivas de formas y medidas, se hace muy difícil, si mo imposible a la vez que artificioso, separar dos especies, como sería diferenciar C. parva de C. convallaria. Es lo que ha ocurrido con el material analizado. Al respecto es necesario señalar que en el importante trabajo de Laachmann (1910), falta la Fig. 5 en la Lám. 36 que correspondería a C. convallaria. DIMENSIONES: Longitud: 47,5-119,0 y; diámetro oral: 34,2-79,8 y (sin aplas- tamiento). DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica. Codonellopsis balechi Hada Lám. 10, Figs. 1-3 Esta especie fue encontrada principalmente en muestras colectadas en Bahía Foster, con ejemplares de forma muy constante, generalmente con dos o tres espiras en la región del cuello; el cuerpo ovoide alargado, siempre tiene abundante material extraño adherido, de menor tamaño cerca del cuello. DIMENSIONES: Longitud: 70,0-87,4 y (un ejemplar: 102,6 y); diámetro oral; 26,0-34,2 ps longitud del cuello: 11,4-15,2 pe Los ejemplares estudiados se acercan mucho más a los de Balech (1958b = Codonellopsis frigida Balech) por la forma del cuerpo, sin la brusca ter- minación del cuerpo ni los hombros marcados que este autor encontró en ejemplares del Estrecho de Drake (1971 = C. antarctica Balech), aun cuando algunos individuos estudiados en esta oportunidad muestran, cerca del cuello, lo que podría interpretarse como esbozos y, por lo tanto, con tendencia hacia ejemplares de Balech (1971). Codonellopsis gaussí (Laachmann) Kofoid y Campbell Lám. 9, Fig. 11 C. gaussi (Laachmann) Kofoid y Campbell, 1929, pág. 79, Fig. 164; Balech, 1947, pág. 85, Lám. 6, Fig. 42; 1958a, págs. 77-78, Lám. 1, Figs. 1-2; 1958b, pág. 396. Lórigas con un cuello con 4-5 espiras muy tenues y un cuerpo que dis- minuye rápidamente de diámetro hacia atrás para terminar muy aguda en 29 el extremo aboral; con partículas extrañas adheridas al cuerpo, que incluso alcanzan a veces una pequeña región del cuello. Sin estructura alveolar en la pared del cuello. DIMENSIONES: Longitud: 80,0 ¡y en la mayoría de los ejemplares; diámetro oral: 42,50 y en la mayoría de los ejemplares. Esta es una especie que indudablemente necesita mucho estudio, tanto más cuanto que generalmente es muy escasa en las muestras, lo que también ha ocurrido a otros autores; en esta oportunidad fue encontrada sólo en la mues- tra superficial horizontal de la estación 22 en Bahía Fster (Isla Decepción). Al incluir los ejemplares estudiados dentro de Codonellopsis gaussi se ha seguido el criterio de Balech (1958a), luego que este autor ha encontrado formas de lórigas que van desde el típico C. gaussi de Laachmann hasta el C. glacialis, Los dibujos de Balech (1947) muestran ejemplares próximos al C. gaussi y los de 1958b, al que sería C. glacialis. La forma de todos los ejemplares aquí estudiados recuerda al de la lámina 47, Fig. 5 de Laachmann (1910) y a los de Balech (1958b), aún cuando las proporciones de las lórigas serían algo diferentes, pero dentro de las variaciones esperadas. Se ha adoptado entonces el nombre de C. gaussi por prioridad de figura en el trabajo de Laachmann (1910). DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica, Mar de Weddell, Mar de Be- llingshausen, Tierra Adélie. Laachmanniella naviculaefera (Laachmann) Kofoid y Campbell Lám. 10, Figs. 4-5; Lám. 11, Figs. 1-3 E. naviculaefera (Laachmann) Kofoid y Campbell, 1929, pág. 91, Fig. 82; Ba- lech, 1958b, pág. 398, Lám. 4, Fig. 114. Especie abundante especialmente en Bahía Foster, con individuos de gran tamaño, con lórigas muy poco variables en forma y tamaño, con cuello hialino y 9-16 espiras (generalmente 15-16); el cuerpo con partículas extrañas adheridas, principalmente valvas de diatomeas; con el extremo posterior truncado. La ordenación de las espiras es tal que dan la idea de que una espira queda bajo la anterior correspondiente. Ninguno de los ejemplares estudiados muestra tendencia a ser dilatado en el extremo anterior, vale decir, son similares a la forma o especie prolongata de otros autores; son casi idénticos a los representados por la Fig. 12, lámina 47 de Laachmann (1910). Balech, que durante varios años se ha ocupado del estudio del plancton antártico, ha llegado a la conclusión (Balech, 1958b) de que existen formas intermedias entre lo que se ha llamado Laachmanniella prolongata y E. navi- culaefera, de tal suerte que es artificioso separarlas como especies aceptándose como genotipo a L. naviculaefera. 30 Descripciones más detalladas se encuentran en trabajos de Balech (1949, 1958a y 1958b). La observación atenta de numerosos ejemplares reveló la variación en el número de espiras del cuello debido a roturas accidentales, incluso el traslado de ejemplares con ayuda de micropipetas. DIMENSIONES: Longitud: 175-197,6 po diámetro oral: 36,1-41,8 y diámetro máximo: 41,8-45,6 u; longitud del cuello con espiras: 64,6-68,0 yu; diámetro ex- tremo aboral 17,0 ¡ (en varios ejemplares). DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica, Tierra Adélie. Coxliella frigida (Laachmann) Laachmann Lám. 9, Figs. 9-10, 12-13 C. frigida (Laachmann) Laachmann, 1910, págs. 392-396, Lám. 44, Figs. 1-8; Lám. 45, Figs. 1-2; Kofoid y Campbell, 1929, pág. 99, Fig. 201; Balech, 1947, págs. 86-87, Lám. 5, Fig. 29; 1958b, pág. 398, Lám. 5, Figs. 115-117. Especie rara en el material estudiado, presente en 5 muestras de Bahía Foster, con espiras (6-8) en todo el cuerpo, muy separadas y tenues las pos- teriores; con cierta expansión de la región oral; con denticulación muy irre- gular en el borde oral; con doble pared y algunas partículas extrañas adhe- ridas a su superficie externa; dimensiones y forma variables; extremo posterior redondeado. DIMENSIONES: 129,2-159,6 jus diámetro oral 83,6-87,4 yu; diámetro máximo: E Coxliella frigida es una especie que necesita ser estudiada intensamente en material de distintos lugares de Antártica, toda vez que sus variaciones son muy marcadas; con ejemplares de contorno irregular y clara expansión oral y otros que casi carecen de ella, acercándose a C. intermedia; en todos, en cambio, es muy constante la denticulación oral irregular. En ejemplares de mayor tamaño se encontró algumos que tienen borde oral casi recto y denti- culación muy fina, que hacen pensar en una transición a C. intermedia de la Fig. 5, Lám. 45 de Laachmann (1910). DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Antártica, Mar de Bellingshausen y Tierra Adélie. DISCUSION Y CONCLUSIONES PRELIMINARES Aún cuando los muestreos fueron realizados durante unos pocos días del mes de diciembre de 1969 en Bahía Chile y Bahía Foster (Isla Greenwich y Decepción, respectivamente), es posible observar algunas características parti- culares del plancton de tal período. 31 Resalta el hecho de que en Bahía Foster, la cantidad y frecuencia de especies de dinoflagelados y tintínidos es mayor, a diferencia de lo que inicial- mente se pensaba considerando los acontecimientos volcánicos de ese año. Así, en esta bahía se encontró ocho especies de dinoflagelados, y seis de tin- tínidos, contra cuatro y seis en Bahía Chile; el silicoflagelado Dyctyocha speculum aunque presente en ambas bahías, era más abundante y frecuente en Bahía Foster. Es notable que en Bahía Foster el dinoflagelado Peridinium archiovatum es de mayores dimensiones cuando está en el interior de ésta, lo que pare- cería indicar que las condiciones del agua fuera de ella le son más desfavo- rables. Algo parecido ocurriría con el zooplancton, puesto que en éste fre- cuentemente se encuentra estados naupliales de copépodos o copépodos adultos; no ocurre con la misma frecuencia el zooplancton en Bahía Chile, donde más bien es escaso, cuando no ausente, en la gran mayoría de las estaciones. Sin embargo, la presencia de algunos zooplancteres generalmente voraces, como los poliquetos Sigalionidae entre otros, parecería indicar que en algún mo- mento del verano antártico habría una cantidad de fitoplancton relativamente alta como para mantener una población zooplanctónica de importancia. Todo esto plantea una serie de interrogantes con respecto al zooplancton mismo y al bentos, en aquellos casos de animales bentónicos planctófagos, lo cual indica la necesidad de ampliar los estudios en tal sentido, con la complementación oceanográfica adecuada. En la gran mayoría de las muestras verticales (50-25 m), no hay dinoflagelados ni tintínidos. Se espera que con los resultados de expediciones posteriores se pueda conocer aspectos detallados de la ecología y biología del plancton en general y en particular de los dinoflagelados y tintínidos y otros grupos zooplanctónicos BIBLIOGRAFIA importantes. Balech, E. 1947. Contribución al Conocimiento del Plancton Antártico. Planc- ton del Mar de Bellingshausen. Physis, 20:75-91. Balech, E. 1958a. Dinoflagelados y Tintínidos de la Campaña Antártica Argen- tina 1954-55. Physis, 2/(60):75-108. Balech, E. 1958b. Dinoflagellés et Tintinnides de la Terre Adelie (Secteur Francais Antarctique). Vie et Milieu, 8(4):382-408. Balech, E. 1959. Operación Oceanográfica Merluza. V Crucero. Plancton. Ser- vicio de Hidrografía Naval, Argentina. H. 618:1-43, Balech, E. 1962. Plancton de las Campañas Oceanográficas “Drake 1 y IT”. Servicio de Hidrografía Naval, Argentina. H. 627:1-57. Balech, E. y Ferrando, H. 1964. Fitoplancton Marino. Eudeba. Argentina. 32 Balech, E. and Zayed Z. El Saved, 1965. 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Fig. 1.— Algunas placas epitecales ventrales de dos individuos. Fig. 2.— Algunas placas epitecales de un individuo. Figs. 3-5.— Placas sulcales de dos individuos: s.s., s.d., S.a., S.p. Fig. 6.— Placa antapical 1”. Figs. 7-11.— Peridinium sp. Fig. 7.— Vista ventral de dos individuos. Fig. 8.- Placas 3', la, 2a, 4” (3” y 5” incompletas). Fig. 9.-- Algunas placas epitecales dorsales. Fig. 10.— Algunas placas epitecales ventrales vistas desde el interior y cingu- JareS* Cy Yo. Cao Fig. 11.— Varias placas epitecales. 36 34 LAMINA 3 Figs. 12. Peridinium sp. Fig. 1.— Algunas placas hipotecales y sulcales. Fig. 2.— Placas sulcales s.a., S.s., S.d., S.p. Figs. 3-7.— Peridinium mediocre. es 3-4.— Tres ejemplares en diferentes posiciones. Fig. 5.— Placa 1”. Fig. 6.— Placas RE en desarticulación. Fig. 7.— Algunás placas epitecales dorsales, yea 38 LAMINA 4 Figs. 1-5.— Peridinium mediocre. Fig. 1.— Placas antapicales 1”” y 2””. Fig. 2.— Todas las placas sulcales, postcingulares extremas y t. Figs. 3-4.— Placas sulcales y t de dos individuos. Fig. 5.— Vista de la región de contacto del cingulum, sulcus y 1”. Figs. 6-11.— Peridinium parcum. Fig. 6.— Vista dorsal de un ejemplar. Fig. 7.— Detalle de la región de contacto del sulcus con el cingulum. Fig. 8.— Vista del sulcus sin desarticulación. Fig. 9. — Vista antapical de un individuo. Fig. 10.— Varias placas s.d., S.S., S.p. Fig. 11.— Placas epitecales 5”, 6”, 7”, 1”, 1”, 2” y placa del poro. Figs. 12-21.— Peridinium applanatum. Figs. 12-13.— Un ejemplar en distintas posiciones. Fig. 14.— Detalle de la región del contacto sulcus-cingulurr. Fig. 15.— Placa 2”” Fig. 16.— Placas sulcales, t, 1” y 5”. Fig. 17.= Placas “NH U2 449 1770 Fi. 18:—Placas 2, 3”, E, Fig. 19.— Placas 2a, 3a, 1”, 5”. Fig. 20.— Placas ss. y sp. de dos individuos. Fig. 21.— Placas s.d. y s.s. de varios individuos. 40 Figs. 1-21 — 1] 0 yv 41 LAMINA 5 Figs. 1-6.— Peridinium thulesense. Fig. 1.— Dos ejemplares en vista ventral. Fig. 2.— Detalle de 1” y sus Pqnigtos, Fig. 3.— Vistas ventral y antapical de dos individuos. Fig. 4— Placas epitecales dorsales. Fig. 5.— Placas hipotecales y sulcales en desarticulación. Fig. 6.— Placas Si ¡Si ts Cas Figs. 7-9— Peridintum metananum. Fig. 7.— ho ejemplar ¡en vista ventral. | Fig.-8,— Placas epitécales 1”, 4, 1”, 7” y placa del poro. Fig. 9 «Blacas 1, 1”, 90, 3 Figs. 10-13.— Peridinium concavum. Figs. 10:12.— Tres ejemplares vistos en distintas posiciones. Fig. 13.= Placas 1”, 1”, 2”, 7”. 10 04 12. 10 Fig. Figs. 1-11, 13 — 10 23 LAMINA 6 Figs. 1-15.— Peridintum concavum. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. Fig. 1.— Placa 1” de dos individuos. 2.— Placa 1' de dos individuos en crecimiento. 3.— Placas 1 y 3'. 4.— Tabulación epitecal. 5.— Placas 3”, 2a, 4”; la, 3a, 3”, 5” incompletas. 6.— Placas s.a., t, C,. 7.— Placas sulcales y cimgulares extremas, 8.— Placas sulcales de dos individuos. 9.— Placas sulcales y t de dos individuos. 10.— Placas sulcales de un individuo. 11.Placas 7 A 12.— Placa 1””, 13.— Placas 4”, 5”, 6”. 44 45 LAMINA/ 7 Á / / Figs. 1-8.— AAA turbinatum. Fig. 1.= Placas epitecales3/,¿ 2a, 37, 4”, 3%. Fig. 2.— Placas ici t y cingulares. Fig. 3.— Placas 1”,-1”, 7”, 5” y región sulcal. Fig. 4.— Tabulación sulcal e hipotecal completa, excepto 3"”. Fig. 5.— Placa 1” de varios ejemplares. Fig. 6.— Placas sulcales, s.a., s.d., s.s., s.p., t, de tres ejemplares. Fig../.=Blacas sulcales en desarticulación, 1%. 3", Ie e Fig. 8.— Varias placas epitecales dorsales. 46 ' LAMINA 8 Figs. 1-7.— Cymatocylis drygalskii. Figs. 1-6.— Morfología de las lórigas de diferentes individuos. Fig. 7.— Detalle a gran aumento de la pared externa y del borde oral de una lóriga. 48 6 ia. 12. += 100 4 Figs. 3-6 100 4 Fig. 7 — 10 49 LAMINA 9 Figs. 1-8.— Cymatocylis parva. Figs. 1-3, 5, 8.— Morfología de las lórigas de varios individuos. Fig. 4.— Detalle, a gran aumento, del borde oral de dos individuos. Fig. 6.— Morfología de la lóriga de un individuo y detalle, a mayor aumento, del borde oral. Fig. 7.— Detalle, a gran aumento, del borde oral y pared externa de la lóriga. Figs. 9-10, 12-13.— Coxliella frigida. Figs. 9, 13.— Morfología de la lóriga de dos individuos. Fig. 10.— Detalle del borde oral y pared de un individuo. Fig. 12.— Detalle del borde oral de un individuo. Fig. 11.— Codonellopsis gaussi. Fig. 11.— Morfología de la lóriga de un individuo. 50 A 3 Figs. O 100 4 Figs. 7, 10-12 —.10 « Fis: 152,456, 9,117"13 513 LAMINA 10 Figs. 1-3.— Codonellopsis balechi. Figs. 1-3.— Morfología de la lóriga de tres individuos. Figs. 4-5.— Laackmanniella naviculaefera. Figs. 4-5.— Morfología de la región anterior de la lóriga de dos individuos. 52 ' 53 LAMINA 11 Figs. 1-3.— Laackmaniella naviculaefera. Fig. 1.— Morfología de la lóriga de un individuo con diatomeas adheridas en la región anterior. Figs. 2-3.— Detalle del extremo aboral de la lóriga de dos individuos. Figs. 4-6.— Peridinium turbinatum. Fig. 4.— Morfología de un individuo. Fig. 5.— Placa 1” de dos individuos. Fig. 6.— Tabulación epitecal completa de un individuo. Fig. 11.— Placas 37 2a, 3a, 45D Fig. 12.=Placas 14 2, €, Pd Elg. PS. Placas 3, Ta, Za da 2,30) 2, 9. 54 ESTA REVISTA SE TERMINO DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES DE LA IMPRENTA DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (CHILE), EL 30 DE JULIO DE 1975. GAYANA tiene por objeto dar a conocer las investiga- ciones originales del personal científico del Instituto de Biología de la Universidad de Concepción. Esta publicación consta de una Serie Botánica, una Zoológica y una Miscelánea, incluyéndose dentro de cada Serie trabajos biológicos en su sentido más amplio. Cada número se limitará a un solo trabajo. GAYANA no tiene una secuencia periódica, sino que los números se publican tan pronto como la Comisión Editora recibe las comunicaciones y su numeración es con- tinuada dentro de cada Serie. Gayana INSTITUTO DE BIOLOGIA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (CHILE) Deseamos establecer canje con Revistas similares Correspondencia, Biblioteca y Canje: COMISION EDITORA CASILLA 301 — CONCEPCIÓN CH LLE AS GAYANA IOSTITUITO DE BIOLOGIA ZOOLOGIA 1975 N. 33 LOS EQUINOIDEOS REGULARES FOSILES Y RECIENTES DE CHILE por ALBERTO P. LARRAIN PRAT yA FEOS FEB 20 19/b LIBRARIES O UNIVERSIDAD DE CONCEPCION Chile INSTITUTO DE BIOLOGIA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION CHILE DIRECTOR : Dr. Oscar Matthei J. COMITE EDITOR : Dr. Oscar Matthei J. Dr. Lisandro Chuecas M. Prof. Lajos Biro B. Dr. Mario Silva O. Prof. Ivonne Hermosilla B. EDITOR EJECUTIVO: Dr. Jorge N. Artigas FAYANA MS ALTDO DE BIOLOGIA ZOOLOGIA IT D NI LOS EQUINOIDEOS REGULARES FOSILES Y RECIENTES DE CHILE por ALBERTO P. LARRAIN PRAT UNIVERSIDAD DE CONCEPCION Chile “Los infinitos seres naturales no podrán perfectamente conocerse sino luego que los sabios del país hagan un especial estudio de ellos”. CLAUDIO GAY. Hist. de Chile, I : 14 (1848). INDICE A A O A UA A A A A INSIAECANCE Y LIMITACIONES DEL TRABAJO ..c.cioniconinicorncoranaassanos A A O AGRA ME CINMITEN DOS Ct lt dl a nicas V.— GLOSARIO DE TERMINOS MORFOLOGICOS eontonconiccconenccnanioninonnos em NO A a ER E e E te OATES NO TAOLO cacoidccaniieanass reto nnoncdaaseven to said Dua bos es do Edo ene RE ORO) Sosa ARRE Ns A O a ANO td ARALAR Me DI AO ea De e Vo An e LM E PARO Cabe As EI AREA a CR o Pt EA A RE E ROPAS de IO Ae INEA A o E AO AR IN E NR AS A A O a RA AO AAA rail od A e EA a aa a AA RE MD NA E AA A A E A e RA O A A DEIA ESE e Dd e lt a AAA euaechinas a pellanicusy ota it UE sas Magellan id. dd AS A A AMA O A Dienocititas bertmsconiae Ts bi A A Registros inciertos o insuficientemente documentados ecocicinincnnninnnos A A A PP A Clave para separar las especies de Equinoídeos Regulares del litoral A O A A A VI.— CONSIDERACIONES PRELIMINARES SOBRE LA ZOOGEO- GRAFIA DE LOS EQUINOIDEOS REGULARES RECIENTES AAA O ii ción VIT=DISTRIBUCION Y ZOOGEOGRARIA a O ÓN Subtamilla ¡(Ctenocidarinae. 1 ME Departamento de Antropología U. del Norte, Arica. Departamento de Oceanología U. de Chile, Antofagasta. Universidad Austral de Chile, Valdivia. Universidad de Chile, sede Osorno. Estación de Mitilicultura, Putemún, Chiloé. Museo de Castro, Chiloé. Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, Buenos Aires. Laboratoire des Invertebrés Marins - Museum National d'Histoire Naturelle París. National Museum of Natural History - Smithsonian Institution, Washington. La obtención del material de fósiles ha requerido la realización de nu- merosos viajes a terreno, que en total suman más de cincuenta días. De éstos, las campañas más intensas han sido: Expedición de Paleontología al Norte de Chile, enero-febrero 1972. Expedición de Paleontología al Norte de Chile, enero-febrero 1973. UBICACION DE LAS AREAS DE RECOLECCION: En la parte pertinente de cada especie se mencionan el o los lugares de proveniencia del material estudiado, lo que se complementa en la mayoría de los casos com mapas. La ubicación de los anteriormente mencionados se da en el Mapa 13. En general, se pretendió cubrir con muestras de numerosas localidades diferentes las respectivas áreas de distribución de las especies; ésto fue posible en gran medida en algunas especies, las más importantes. En el caso específico de los fósiles se han indicado en cada caso en la mejor forma posible la proveniencia del material, con la consideración de que éste es un trabajo sistemático y no geológico o estratigráfico. MI—- METODOS 1.—PREPARACION DE LOS FOSILES. El material de fósiles fue despejado de la roca encajadora por medio de cinceles y agujas finas, procurando dejar expuestos los caracteres morfológicos necesarios para su identificación y estudio. Para los trozos de placas y espinas sueltas presentes en areniscas provenientes de localidades terciarias, se trabajó extrayéndolas en el terreno, o bien en el laboratorio, caso en el que se observó el siguiente procedimiento: — Disgregación mecánica de la roca — Tamizaje del sedimento obtenido en una columna de tamices de las siguientes medidas: 6 Norma ASTM N0Q 38,5 se 8 ip 14 4 25 (Las espinas de Equinoídeos quedan restringidas a las fracciones 8 y 14). — Análisis en lupa binocular de las fracciones 8 y 14, separando manual- mente las espinas y trozos. 2.— FIJACION Y PRESERVACION DE LOS EQUINOIDEOS RECIENTES. COLECCION HUMEDA: En gran parte, el material sobre el que se trabajó estaba ya fijado, prin- cipalmente en Formalina. Lamentablemente, ésta deteriora por su acidez algu- nos de los principales caracteres morfológicos de naturaleza calcárea, por lo que su empleo es inadecuado a menos que se tomen algunas precauciones, regulando el pH en valores medios. FIJACION: La fijación de los Equinoídeos se realizó en Etanol al 709%, inyectando la cavidad del cuerpo y sumergiéndolo en el mismo fijador. En algunos casos se utilizó Formalina neutra (“buffered”) de pH 7.0, preparada de la siguiente manera: Solución de Formaldehido 37-40%, (comercial) 100 ml Agua corriente 900 mi Fosfato ácido de sodio monohidratado NT Fosfato disódico anhidro 8.5 Formalina neutra (“buffered”) pH 7 1000 ml El material se mantuvo en fijador por períodos de aproximadamente 48 horas. PRESERVACION: Después de aproximadamente 48 horas en fijador, el material se trasladó a Etanol al 669%, en el cual el material se conserva definitivamente, debiendo en algunos casos cambiarse una vez el Etanol después de algunas semanas. COLECCION SECA: Parte del material se conservó en seco, para lo cual se dejaron expuestos a la intemperie por períodos de 6 meses o un año. Una parte del material seco fue preparado en estufa a temperaturas de aproximadamente 80%C, por períodos de dos o tres días y expuestos posteriormente a la intemperie en días secos, para eliminar el mal olor. 7 PO 3.— TECNICAS ESPECIALES. LIMPIEZA DEL TEST: Para exponer las estructuras ambulacrales e interambulacrales se some- tieron los tests a la acción de Hipoclorito de Sodio (NaCIO) comercial, por algunos minutos, en frío en el caso del material húmedo, y caliente (100%C) en el material seco. Las espinas y tejidos blandos se extrajeron con un cepillo, una vez ablandado por acción del hipoclorito. Posteriormente se lavó el ma- terial en abundante agua corriente. APENDICES DEL CAPARAZON: La preparación de las espinas, pedicelarios, espículas y placas de los pies ambulacrales se realizó extrayéndolos directamente del test con ayuda de lupa binocular, agujas de disección y pinzas, sometiéndolos a la acción de Hipoclorito de Sodio concentrado o diluido, según el caso. Se extrajeron de allí por medio de pinzas o micropipetas, y se lavaron en Etanol 669%, por medio de sucesivos cambios, para dejarlos definitivamente en agua destilada en portaobjetos excavados para su observación. ACLARADO DEL PERISTOMA: Para la observación de la disposición y morfología de las placas y espí- culas immersas en el peristoma se procedió de la siguiente manera: — Disección de la membrana peristomal. — Deshidratación del tejido en una batería de Etanol de concentraciones entre 50 y 96%, aproximadamente 15 minutos en cada etapa. — Dos etapas de deshidratación en Etanol absoluto de 15 minutos cada una. — Dos etapas de aclarado en Benceno (Benzol) p.a. de 15 minutos cada una. — Montaje definitivo en portaobjeto excavado, en Rhenohistol (Bálsamo de Canadá sintético). — Secado en estufa a 37% por 48-72 horas. En algunas especies (Arbacia spatuligera, A. dufresnei) fue necesario in- troducir una etapa inicial de decoloración del pigmento y adelgazamiento del tejido con Hipoclorito de Sodio concentrado caliente, controlado bajo lupa binocular. DIBUJOS: Se realizaron con lupa binocular y cámara clara (Carl Zeiss) los dibujos morfológicos, con aumentos entre x10 y x200. Son en algunos casos semi- esquemáticos, lo que se indica en cada parte. We. MAPAS Y ESQUEMAS: Fueron dibujados en su mayoría por el dibujante Sr. Arnaldo Ruiz, lo que se indica en cada uno. Los símbolos convencionales utilizados son los mismos de los mapas originales, indicados en cada mapa al pie (ver Biblio- grafía), y los que se exponen en las correspondientes leyendas. FOTOGRAFIAS: Se hicieron en el Laboratorio Fotográfico del Instituto de Biología “O. Wilhelm G.”. Algunas de éstas fueron tomadas sobre material tratado según la técnica descrita por Phelan (1970). Fueron procesadas por el fotó- grafo Sr. Darío Rioseco. IV—AGRADECIMIENTOS El autor desea agradecer a todas las personas que le prestaron su valiosa cooperación, tanto en las campañas de terreno, como en el envío del material, la obtención de bibliografía, la dactilografía del original y las valiosas opi- niones como especialistas en diversas áreas. Entre éstas, especialmente: Pro- fesor Lajos Biró, Depto. Geología y Paleontología, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción; Profesor Hugo 1. Moyano, Depto. Zoología, Inst. de Bio- logía “O.W.G.”, U. de Concepción; Profesor Dr. Jorge N. Artigas, Depto. Zoo- logía, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción; Profesor Jorge Hermo- silla, Depto. Zoología, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción; Profesor Dr. Lisandro Chuecas, Depto. Biología Marina y O., Inst. de Biología “O.W. G.”, U. de Concepción; Geólogo Sr. Guillermo Alfaro, 1.1.G., Oficina Regional de Concepción; Srta. Irene Bernasconi, Mus. Arg. C. Nat. “B, Rivadavia”, Buenos Aires; Dr. David L. Pawson, Smithsonian Institution, U.S.A.; M.G. Cherbonnier, Museo de París; Profesora Inés Otsu, U. de Chile, Antofagasta; Profesor René Lara, Universidad del Norte, Arica; Profesor Carlos Moreno, Universidad Austral de Chile, Valdivia; Dr. Fernando Bickle, Estación de Biol. Mar. Montemar, Valparaiso; Profesor F. J. Fell, U. de Maine Orono, U.S.A.; Sra. María Isabel Sanhueza R., Secretaria Depto. Geología y Paleontología, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción; Srta. María Angélica Aguayo, CIC, U. de Concepción, Sr. Alejandro Pozo, Prep. Técnico Depto. Geología y Paleontología, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción, Sr. Jorge Urru- tia G., Laboratorista Técnico Depto. Geología y Paleontología, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción; Sr. Arnaldo Ruiz R., Dibujante Depto. Geología y Paleontología, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción; Sr. René Chavarría, Bibliotecario Depto. de Zoología, Inst. de Biología “O.W.G..”, U. 10, — de Concepción; Srta. Yolanda Ramirez S., Cenid, CONICYT; Sr. Mario Pecchi, CIC, U. de Concepción; Sr. Tomás Cekalovié, Curador Museo Depto. Zoología, Inst. de Biología “O.W.G.”, U. de Concepción; y a muchas otras que sería imposible detallar. Estos agradecimientos se hacen extensivos a diversas instituciones, prin- cipalmente a la Universidad de Concepción, que a través de su Consejo de Investigación Científica financió parcialmente este trabajo y a otras, por la cooperación prestada en diversas oportunidades, que se detallan en el Ca- pítulo IT. V.— GLOSARIO DE TERMINOS MORFOLOGICOS Aboral: región del test opuesta a la boca, y en general, la superficie del test ubicada entre el ambitus y el ano, de forma variable entre cónica, semi- esférica o globosa y aplanada (Figs. 3 y 4a). Ambitus: región circular cuyo contorno coincide con el mayor perímetro del test; separa la región oral de la aboral (Fig. 3). Ambulacro: doble columna meridiana de placas, a través de las cuales se abren los pares de poros. Se identifican con números romanos del 1 al V de acuerdo a la correspondiente placa ocular o primera ambulacral del Sistema Apical (= Radio) (Figs. 3 y 7). Aréola: superficie anular generalmente algo excavada que rodea a un tubérculo. Corresponde al área de inserción del músculo externo de la espina. Burlete: anillo engrosado que limita la parte superior o distal de la base de la espina. Sirve de inserción superior al músculo externo de la espina. Esferidios: apéndices del caparazón de equinoídeos. De forma de porra o maza y muy pequeños, tienen diversa posición sobre el test (Fig. 108). Espículas: pequeños cuerpos calcáreos de forma variable, que se encuentran inmersos en los tejidos blandos de algunas partes del cuerpo de los equi- noídeos (Figs. 101, 117, 118). Espinas: apéndices del caparazón de equinoídeos. Ubicados sobre un tubérculo, están unidas a él por un doble círculo de músculos insertos en el burlete de la espina en la parte distal y en la aréola del tubérculo en la parte proximal. Las espinas tienen una parte basal y una distal diferenciadas, y su variedad morfológica constituye carácter importante en la sistemática del grupo. Gránulos: prominencias granulares sobre placas que sirven de asiento a pedi- celarios. O) Hendiduras branquiales: excavaciones en forma de canal dispuestas en pares en el margen peristomal, en posición interambulacral. Indican el lugar en donde están ubicadas las branquias en el peristoma. No existen en los cida- ridos (Fig. 4a). Interambulacro: doble columna meridiana de placas ubicadas entre los ambu- lacros. Se identifican con números árabes del 1 al 5 de acuerdo a la corres- pondiente placa genital o primera interambulacral del Sistema Apical (= Interradio). (Figs. 3 y 7). Región aboral Sistema apical Ambulacro Tuberculos Ambitus Pares de poros Interambulacro Sistema peristomal Región oral Fig. 3.— Nomenclatura de la morfología externa de un equinoídeo (semi- esquemático). Adaptado y traducido de Clark Kk Rowe, 1971. Linterna de Aristóteles: aparato mandibular de equinoídeos, formado por nu- merosas piezas calcáreas, Tiene utilidad en la sistemática del grupo para distinguir taxa mayores (órdenes). (Fig. 4a). Oral: región del test ubicada entre la abertura de la boca y el ambitus; gene- ralmente es de forma de una semiesfera aplanada (Figs. 3 y 4b). Pares de poros: perforaciones dobles en las placas ambulacrales a través de las cuales se comunica el sistema hidrovascular con los pies ambulacrales (Fig. 3). Pedicelarios: apéndices del caparazón de equinoídeos. De tamaño generalmente muy pequeño, están asentados sobre un gránulo en el test. Existen varios DY — Hendiduras branquiales Placas bucales ambulacrales Sistema peristomal Sistema coronal Dientes de la linterna (Boca) Sistema apical Periprocto Sistema coronal a de un equinoídeo. a: región oral; Fig. 4.— Nomenclatura y morfología extern traducido de Dur- b: región aboral (semiesquemático). Adaptado y ham, 1966. A tipos morfológicos distintos, cuyas valvas son de importancia en la sistemá- tica del grupo (Figs. 18, 51, 52, 53). Periprocto: superficie encerrada dentro del Sistema Apical, con una membrana periproctal en la cual van ubicadas placas. En los cidáridos, está cubierto completamente por placas en número variable de ciclos circulares (Fig. 4b). Placas bucales: (= placas bucales ambulacrales) cinco pares de placas del peris- toma, de ubicación ambulacral o radial, que sirven de asiento a igual nú- mero de pies ambulacrales. Ambulacro TIT Interambulacro 2 Fig. 5.— Nomenclatura de las suturas de un equinoídeo (semiesquemático). Adaptado y traducido de Durham, 1966. Placas genitales: placas del Sistema Apical con una perforación o abertura para la salida de gonoductos al exterior. Se identifican con números árabes del 1 al 5, en sentido antihorario, asignándole convencionalmente a la placa madrepórica el número 2 y la posición en el interradio o interambulacro superior derecho (Fig. 4b, 6a y 6b). Placa madrepórica o madreporito: una de las cinco placas genitales del Sistema Apical, perforada por múltiples poros pequeños que sirven como filtro a la entrada del Sistema acuífero o hidrovascular (Figs. 7, 6a y 6b). mn Placas oculares: placas del Sistema Apical con una perforación pequeña, que sirve para la implantación de un pie ambulacral. Se identifican con números romanos del 1 al V, en sentido antihorario, a partir del radio o ambulacro inferior derecho. Se las designa como exsertas o insertas, según estén sepa- radas o contiguas al margen del periprocto, respectivamente (Figs. 4b, 6a y 6b. Placa supraanal: placa del periprocto que ocasionalmente, en algunas especies, adquiere mayor tamaño que las restantes, y posición característica, central o marginal (Fig. 6a). Supra anal lll. Madreporito Fig. 6.— Sistemas apicales de equinoídeos regulares. a: dicíclico (S. bernasco- niae n.sp.); b: monocíclico (A. lorioli) (semiesquemáticos). Púas: pequeñas excecrencias en la superficie de las espinas primarias de Cidá- ridos. Frecuentemente ordenadas en hileras longitudinales (Fig. 14). Sistema acuífero o hidrovascular: conjunto de canalículos que forman un sis- tema unitario, abierto al exterior por el madreporito, a través del cual circula el agua del medio marino, y que es empleado como sistema hi- dráulico para diversos servicios por los equinoideos. Sistema apical: círculo de placas ubicadas alrededor del periprocto en posición aboral apical, formado por diez placas, cinco oculares y cinco genitales; puede ser dicíclico o monocíclico según las placas estén dispuestas en un doble círculo (genitales dentro, oculares afuera) o en un círculo simple (Figs. 4b, 5, 6a y b). 7 REGULARES IRREGULARES ABORAL SY :MADREPORITO ORAL O) :Boca PAN Fig. 7.— Orientación de la Clase Echinoidea, de acuerdo al sistema de Lovén. Ambulacros (= radios) con números romanos; interambulacros (= interradios) con números árabes. Madreporito convencionalmente en el interambulacro superior derecho. A Sistema coronal: conjunto de los ambulacros e interambulacros que forman el test, exceptuando el Sistema Apical y Periprocto y el Sistema Peristomal (Figs. 3, 4a y b). Suturas: línea de contacto entre placas contiguas. De acuerdo a su posición se denominan adradial, adapical, adoral, interradial o perradial (Fig. 5). Tubérculos: prominencias cónicas sobre las placas que sirven de asiento a espinas primarias o secundarias. Los tubérculos pueden ser perforados en el centro (condición perforada) o bien lisos (imperforados). Pueden tener su contorno dentado suavemente o liso (condición crenulada o lisa respec- tivamente). Tubérculos escrobiculares: tubérculos secundarios que rodean las aréolas de un tubérculo primario (en Cidáridos). Cada uno lleva una espina escrobi- cular, VI—-SISTEMATICA NOMENCLATURA MORFOLOGICA, CLASIFICACION Y TAXONOMIA: En la nomenclatura morfológica se ha seguido la propuesta por Durham, Fell, Fischer, Kier, Melville, Pawson y Wagner (in Moore et.al. eds., 1966), con algunas modificaciones en la traducción de los términos, para lo cual se ha seguido principalmente a Bernasconi (1953) y Novikoff (1963). La clasificación adoptada corresponde a la propuesta por Durham et.al. y McCormick € Moore (in Moore, op.cit. 1966), la que se ha resumido en la Fig. 8. La taxonomía es la empleada por los mismos autores. Los rangos estratigráficos de les taxa corresponden a los establecidos por Durham et.al. (op. cit.). Dn. 'oleqen 2159 us SOpmpur sauspiO) so, sopee1qns (9961) 200 > A?MUIODIJA DP PPIea1xo sIsdouIg “e9prlOUIYIA ISP[O) P] SP UQIDPIYISOIO —g B1 (93Y - Se1JJ9g ) VOIOONV1VIS 0 (99Y -eJnf) (994 -3U] -e1np ) VOIO431SV 10H O VIVWO1SOT131V'O INS (994-PJnf ) VOI INQISSVI "O (dns :eja19-JUl-Banr) VOIOdALIZTOH O, PUIMOLSOAIMO 29m ('D3Y -209]84 ) (99 -SPIJ] ) (d9Y -JUJ-eJNT ) VOIOINJF1IONW LO A Y J010NIHI3N 3 '19'S . = | 7 5 E E ES a (en 0Ip3W-eJnf ) VOIOIDVEYyV O VDVNIHO3"O ANS (d3y-JU|-eJnr ) VOIOLVWOSONAHI O (dns -eya19 -dns-seIJ] ) VOlOYVO/NDIN3H'O (234 -J4| emp ) VOIOIN31WS O (P3yY -AOPJO) (dns -eyaJ9 -Ju] -eJnp ) VOIOY J1SVIAd O YIQIONIOS 1) (day-dns ser] ) vaIoNnIOado L Peu-dns-serL) (>9y-dng-sel] ) Nana a AMOS (d3Y-dNS- em) ygOl0lYNHLONIHI3 O (994-dns - mis) VO/OYVO!D O (29Y -AOPJO) (W9J=JMIS) VOIONIHI3V Ivi 'O >Y3O0lONIHIJOHDSIYA Id '19'S (A0PJO) VOIOYVONDOIJHLOS “O V30lONIHO3 3SV19 W1 30 NOIDVIIJISV19 e ¿Pe DESCRIPCIONES SISTEMATICAS: Clase ECHINOIDEA Leske, 1778 [nomen translatum Bronn 1860 (ex order Echinoidea D'Orbigny 1852, nomen correctum pro ordo Echimus Leske 1778) (fide Durham et.al. 1966)). Equinodermos de vida libre, con un caparazón globoso o discoidal, cons- tituido por numerosas placas calcáreas ordenadas en forma meridiana que llevan apéndices externamente (espinas, pedicelarios, esferidios). Boca y ano en extremos opuestos, o bien dispuestos determinando un plano de simetría bilateral. Subclase PERISCHOECHINOIDEA M'Coy, 1849 [¡nomen translatum Durham £ Melville 1957 (ex nomen correctum Bronn 1860, pro order Perischoechinida M'Coy 1949) (fide Durham et.al. 1966)]. Equinoídeos regulares (endocíclicos) con ambulacros e interambulacros con número variable, de una a numerosas columnas y de dos a veinte columnas de placas, respectivamente; placas ambulacrales simples; dientes de la linterna con surco. Sin hendiduras branquiales, esferidios ni pedicelarios oficéfalos (fide Durham 1966, pars). Orden CIDAROIDA Claus, 1880 [nomen correctum Mortensen 1935 (pro Cidaroidea Mortensen 1928)]. Caparazón subesférico, rígido o con placas imbricadas; ambulacros con dos columnas de placas simples, a veces unidas en triadas o díadas, pero nunca compuestas; interambulacros con dos o más columnas de placas, más anchos que los ambulacros; cada placa imterambulacral con un tubérculo primario, que lleva una espina primaria, con aréola y usualmente rodeada de un anillo de tubérculos escrobiculares. Pedicelarios globíferos y tridentados presentes. Cinco familias, una de las cuales está representada en Chile. Familia Cidaridae Gray, 1825 Caparazón rígido; dos columnas de placas imterambulacrales. Tubérculos primarios perforados. Seis subfamilias, una de las cuales está representada en Chile. ER TP Subfamilia Ctenocidarinae Mortensen, 1928 (nomen translatum Fell 1966 ex Ctenocidarina Mortensen, 1928). Tubérculos primarios no crenulados o levemente crenulados en la región aboral, no crenulados en la región oral. Sin pedicelarios tridentados, y con dos tipos de globíferos al menos. Ocho géneros, uno de los cuales está repre- sentado en el litoral chileno. Género Austrocidaris H. L. Clark, 1907 Caparazón algo aplanado, con surco interradial y perradial conspicuos. Globíferos con diente terminal. Tres especies, una de las cuales está presente en el litoral chileno. Especie tipo del género: Austrocidaris canaliculata (A. Agassiz 1863), de- signada por Clark, 1907. Austrocidaris lorioli (Mortensen, 1903) Figs. 9-20 - Tablas I y XI - Mapa 9 Dorocidaris papillata (Leske 1778) A. Agassiz 1881, Rep. on the Echinoidea of H.M.S. “Challenger”, 111:38 (partim). Goniocidaris canaliculata (A. Agassiz 1863) A. Agassiz 1881, Rep. on the Echi- noidea of H.M.S. “Challenger”, 111:43-46 (partim), Pl. Y Figs. 1 y 14. Stereocidaris lorioli Mortensen 1903, “Ingolf” Echinoidea IV(I):162, Figs. 7-8; Clark 1925, Cat. Rec. Sea Urch. British Mus.: 28. Austrocidaris lorioli (Mortensen) Mortensen 1910, Wiss. Erg. Schwed. S. Polar Exp. V1(4):16, 20; Bernasconi 1970, Physis XXX(80):251-254; Bernasconi 1973, Rev. Mus. Argentino C. Nat. Hidrobiol. 111(3):323-524. Austrocidaris canaliculata (A. Agassiz) Clark 1925, Cat. Rec. Sea Urch. British Mus.: 27-28 (partim); Mortensen 1928, Mon. of the Echinoidea 1:142 (var. lorioli); Bernasconi 1953, An. Mus. Hist. Nat. Montevideo 22 serie VI(2):6. IPPO; No designado. Descripción original sobre un especimen de 30 mm. diá- metro horizontal. Estación 320 “Challenger”. British Museum. Non vidi. MATERIAL ESTUDIADO: Se estudiaron nueve ejemplares provenientes de las localidades detalladas en el Apéndice, Tabla XI, todas ubicadas en la región Sur del Golfo de Penas. Sus: dimensiones se dan en el Apéndice, Tabla 1. ME, TA Figs. 9-20.— Austrocidaris lorioli. placas con textura completa, el resto de la | 10-12: ambulacros e interambulacros; 13-16: espinas; 17-20: pedi- celarios globíferos (para más detalles ver texto) =D 9: Sistema apical (se indican con flecha las figura semiesquemática); DIAGNOSIS: Caparazón alto, de color blanco amarillento. Sistema apical monocíclico. Ambulacros con surco perradial tenue; placas ambulacrales con un tubérculo primario, y el par de poros de posición oblicua, no conjugado. Interambulacros con surco interradial marcado; tubérculo primario perforado, no crenulado; tubérculos escrobiculares no forman un anillo cerrado. Espinas interambula- crales primarias largas (las mayores más del doble del diámetro horizontal del test) con estrías longitudinales de pequeñas púas. Pedicelarios globíferos ma- yores sin diente terminal apical, con la abertura rodeada de pequeños dientes, separada del resto de la hoja de la valva por un cuello constituido por el conducto dorsal, el que en la parte anterior lleva uno o dos dientes de tamaño regular. DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Caparazón alto, el diámetro vertical excede la mitad del diámetro horizontal; color blanco-amarillento, en el que sólo resalta el rosado de la parte basal de las espinas primarias (excepto las orales, que son igualmente blanco-amarillento en toda su extensión). Test despro- visto de púas blanco. Comentarios: Excepto por la referencia original en la descripción de la especie al rosado de la base de las espinas primarias (Mortensen, 1903) y a la misma característica descrita en los ejemplares del “Walter Herwig” por Bernasconi (1970 y 1973), no existen descripciones del color del test. En el nuevo material disponible es posible determinarlo como una coloración blanca semejante a la de Austrocidaris canaliculata, en el test desprovisto de espinas; el mismo color, aunque con un leve tono parduzco es característico de los ejemplares intactos. SISTEMA APICAL: Más bien pequeño, monocíclico, con las oculares siempre en contacto con una placa periproctal; hembras con gonoporos abiertos, al menos superficialmente en la placa, hacia la sutura interradial correspondiente, y de mayor diámetro que los gonoporos de los machos. Poros oculares peque- ños. Numerosas placas periproctales, todas con uno o dos tubérculos (Fig. 9). Madreporito (Fig. 9a) del mismo tamaño que las restantes genitales. Comentarios: La semejanza con el sistema apical de Austrocidaris canaliculata es grande, y tal vez una de las pocas diferencias está en su tamaño relativo con respecto al peristoma, más pequeño en A. lorioli que en A. canaliculata (Tabla I, Apéndice). SISTEMA CORONAL: Ambulacros: Surco perradial muy tenue, casi no existe (Fig. 10a); placas ambu- lacrales con un tubérculo cada una, ocasionalmente con un gránulo en el A ángulo perradial-adapical (Fig. 11); par de poros de posición oblicua, no conjugados, aunque el tabique que los separa es fino. Hay aproximadamente 6 a 8 placas ambulacrales por cada interambulacral en el ambitus. Interambulacros: Surco interradial marcado (Fig. 10b). Placas interambulacrales (Fig. 12) grandes, con el tubérculo primario no crenulado, perforado, ocupando casi la totalidad de la placa; aréola circular sólo en las primeras placas ada- picales, haciéndose elíptica en las placas ambitales y orales; tubérculos secun- darios escrobiculares no forman un anillo cerrado. Comentarios: A. Agassiz al describir los ejemplares del “Challenger” (1881:44) (sobre lo que más tarde Mortensen, 1903, se basaría para describir esta especie) hace notar y dibuja (PL II, Figs. 4, 5 y 6 non Pl, IL, Figs. 4, 5 y 6 sic pp. 44) una gradación entre una línea perradial sin surco, o en la cual éste apenas se insinúa, y una con un surco excavado y claramente visible, todo lo cual co- rrespondería a Austrocidaris canaliculata (sensu A. Agassiz, 1881). El único ejemplar de A. canaliculata que he tenido a mi disposición (proveniente de zona litoral de Puerto Deseado, Prov. de Santa Cruz, República Argentina) muestra una excavación interradial notable, e igual cosa ocurre con los ejem- plares de 4. lorioli sobre los cuales se basa la presente descripción; sin em- bargo, en la sutura perradial la situación es diferente. En el ejemplar de A. canaliculata no existe más que una leve insinuación de surco, si es que se puede considerar tal, y la situación en los ejemplares de 4. lorioli es semejante. Habría que aceptar pues, que este surco perradial es un carácter de expresión relativamente variable en 4. lorioli, comparando las descripciones anteriores (Mortensen op.cit. y Bernasconi op.cit.) y el material que tengo a mi dispo- sición, y tal vez en el género Austrocidaris, si es que la condición que des- cribo para la especie A. canaliculata no es sólo exclusiva del ejemplar ya refe- rido y sobre el que se ha basado mi descripción y comparación. SISTEMA PERISTOMAL: Peristoma algo mayor que el Sistema apical; cu- bierto con seis o siete series concéntricas de placas peristomales (Fig. 100), las ambulacrales más anchas que las interambulacrales, ocupando las dos columnas de placas todo el espacio ambulacral, más aproximadamente un cuarto del campo interambulacral a cada lado del radio, de modo que en el borde adoral las placas ambulacrales están contiguas con las ambulacrales de los radios vecinos, y las interambulacrales forman un triángulo cuya base está en el borde adapical y cuyo vértice en el borde adoral del peristoma. Las placas ambula- crales llevan un par de tubérculos a cada lado del par de poros, y las inter- ambulacrales uno « tres tubérculos cada una. Comentarios: Las placas imbricadas del peristoma llevan todas espinas secun- darias, mumerosas, que cubren todo el peristoma, y varios pedicelarios globí- feros. Tan sólo Bernasconi (1970 y 1973) ha descrito el peristoma de esta 0, - 20 especie, encontrando en él “numerosos pedicelarios globíferos” (sic) en los ejemplares que describo aparecen alrededor de 30 o más. APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas ambulacrales con el extremo re- dondeado, algo aplanado; espinas primarias interambulacrales (Figs. 13, 14 y 15) cilíndricas, muy largas (más del doble del diámetro horizontal del test) con nueve a diez estrías longitudinales de pequeñas púas; entre estas estrías existe tejido calcáreo reticulado (esponjoso, según Bernasconi 1970 y 1973); el extremo es fino, aunque no agudo, existiendo un trefilado constituido generalmente por tres púas terminales, correspondientes a tres estrías de púas que llegan hasta el extremo mismo (Fig. 13a). Cuello largo (Fig. 15a), rosado salmón, liso, más largo que el anillo moleteado (Fig. 15b). Espinas primarias interambulacrales orales (Fig. 16), más pequeñas que las del resto del capa- razón, de color más desteñido, más lisas, con sólo dos o tres estrías de púas, terminadas generalmente en dos púas terminales aplanadas y redondeadas. Espinas escrobiculares algo mayores que las ambulacrales, levemente tableadas. Algunas espinas secundarias más pequeñas se asemejan a las peristomales, que son clavadas; espinas apicales poco numerosas, cilíndricas, con el extremo redondeado, algo semejantes a las ambulacrales, aunque más pequeñas. Pedicelarios globíferos de varios aspectos y tamaños; los menores (Fig. 17) se asemejan por su contorno y proporciones a los tridáctilos de otros grupos, pero su conducto dorsal y abertura terminal los identifican indudablemente como globíferos; los mayores (Fig. 18), muy numerosos, tienen sus valvas con la base ancha (Fig. 18a), un leve ensanchamiento medio, y se hacen más angostas apicalmente, para terminar los márgenes de la hoja en un cuello (Fig. 18b), constituido por el conducto dorsal, diferenciado claramente, el que lleva invariablemente uno o dos dientes (Figs. 18c y 19a). El orificio terminal (Fig. 19) se abre frontalmente en la parte superior estando circundado por un borde dentado irregularmente, sin un diente apical terminal, sino más bien una escotadura apical suave (Fig. 18d). Existe un tercer tipo de pedicelario globífero (Fig. 20) muy escaso, de valvas muy frágiles y anchas. Pies ambu- lacrales con espículas finas y pequeñas en forma de arcos, inmersas en el tejido. Comentarios: Las espinas primarias interambulacrales constituyen uno de los dos caracteres más típicos de la especie; su diferencia con las de A. canaliculata, la especie más afín, estriba principalmente en la longitud relativa al diámetro horizontal del test, que en 4. lorioli sobrepasa el doble (Tabla 1) y en 4. cana- liculata sólo lo alcanza y a veces lo sobrepasa (Bernasconi 1953). Las nume- rosas y repetidas dudas de Mortensen y Bernasconi sobre la validez de esta especie están basadas principalmente sobre este carácter. Si en los ejemplares conocidos hasta ahora existía la posibilidad de confusión a este respecto, en el nuevo material no es así, ya que es una condición constante el hecho de que las más largas espinas primarias sobrepasan el doble del diámetro hori- $5 — zontal del test. Clark (1925) al estudiar en el British Museum el material del “Challenger” sobre el cual Mortensen en 1903 describió su nueva especie A. lorioli (todo el cual Clark incluye en la especie A. canaliculata) opina que la mayor longitud de las espinas de algunos de estos ejemplares se podría de- ber a la mayor profundidad en que habitan (1.080 m), y esta conclusión po- dría aún mantenerse para los ejemplares colectados por el “Walter Herwig” en una localidad cercana a la estación del “Challenger”, obtenidos a 600 m de profundidad, estudiados por Bernasconi (1970 y 1973). A la luz del nuevo material obtenido por el “Hero” en los canales magallánicos y que se des- cribe aquí, la anterior conclusión de Clark es insostenible, ya que la profun- didad de captura de éstos es mucho menor que la de los anteriores, entre 160 y 300 m lo que no hace sino confirmar la validez específica de A. lorioli (Tabla XD. El segundo carácter diagnóstico de la especie, que lo diferencia de A. canaliculata ha sido definido en muy buena forma por Bernasconi (1970 y 1973), quien ilustra y describe los pedicelarios globíferos de tamaño mayor. Los ejemplares de A. lorioli que se describen aquí son notablemente constantes en la presencia de un cuello claramente diferenciado entre la hoja y la aber- tura terminal, en la presencia de uno o dos dientes en el centro de este cuello en posición frontal, caracteres éstos que no presenta A. canaliculata, cuyos pedicelarios globíferos tienen la abertura terminal incluida en el frente de la hoja. Con fines comparativos, y de confirmar las observaciones ya citadas de Bernasconi se ilustran los pedicelarios (Figs. 18 y 19) en la misma forma que lo hace esta autora (1970:254, Fig. 2). Los otros tipos de pedicelarios glo- bíferos tienen, como ya se ha dicho, la abertura terminal incluida en la hoja, sin un cuello de separación, y el tercer tipo de pedicelario globífero (Fig. 20) es probable que se trate de un estado regenerativo de uno de los otros tipos corrientes, siendo su proporción ínfima con respecto a los otros tipos. Las pocas figuras sobre la especie, anteriores a las ya citadas de Bernas- coni son, sin embargo inequívocas; A. Agassiz (1881, Pl. II, Figs. 1 y 14) ilustra una espina interambulacral primaria que es indudablemente de esta especie, por sus proporciones y aspecto general, así como su extremo; Mortensen (1903: 162, Figs. 7 y 8) ilustra un pedicelario globífero mayor, y aunque el dibujo no es muy bueno permite apreciar los caracteres diagnósticos; además ilustra otro que se ajusta muy bien al aspecto de aquellos de menor tamaño. OBSERVACIONES ADICIONALES: Los dientes de la linterna de Aristóteles (Fig. 104) son característicos del orden, de sección transversal cáncavo-convexa; llama la atención el borde de éstos, finamente aserrado. Este es un carácter que comparte 4. lorioli con 4. canaliculata, según se desprende de las obser- vaciones sobre el material a mi disposición. 7 DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Conocido hasta ahora de dos localidades muy cercanas, en la costa del Atlántico frente al Río de La Plata, aproximadamente 38 Lat. S., y en este trabajo registrado en la costa del Pacífico, al Sur del Golfo de Penas (ver Tabla XI y Mapa 9). PROFUNDIDAD: 160-300 m en el Pacífico (ver Tabla XI); 600-1.080 m en el Atlántico (Bernasconi 1970). Orden, Familia y Subfamilia INCIERTOS Género Cidarites Lamarck, 1816 Por ser el género-tipo primario de la Familia Cidaridae, han sido asig- nados erróneamente al género Cidaris Leske 1778 mumerosos especímenes fó- siles cuya posición genérica no ha podido establecerse con precisión, por tra- tarse de restos incompletos, creándose así una gran confusión. En este sentido, el nombre Cidaris no tiene valor taxonómico, y en la opinión de Moore (1966: U332) este tipo de especies inciertas deben asignarse a otro taxón, adoptán- dose en este trabajo el de Cidarites Lamarck 1816, que ya había sido utilizado correctamente en este mismo sentido por Philippi (1887) en la literatura equi- nológica chilena. Aunque existen las mayores posibilidades de que se trate de verdaderos cidáridos en la mayor parte de los casos aquí tratados, no puede descartarse totalmente que se trate de trozos o partes de equinoídeos de otros órdenes (por ejemplo Echinothurioida, Hemicidaroida). Por esta razón, y con fines prácticos, se ha dejado este taxon en esta ubicación como incertae sedis. De las tres primeras especies no se revisó material. Se trata de descrip- ciones sobre ejemplares únicos, en los cuales se asienta exclusivamente la va- lidez del taxon, y aunque en algunos casos su ubicación es desconocida, se han incluido con el objeto de hacer el trabajo más completo. Cidarites antarctica (Ortmann, 1900) Cidaris antarctica Ortmann 1900, Amer. Jour. Sci. V(10):369; Ortmann 1902, Rep. of the Princeton Univ. Exp. to Patagonia IV(1I):51, 280; Tavera 1942, An. ler. Cong. Panam. Ing. Min. y Geol. 1(11):603; Feruglio 1949, Desc. Geol. Patagonia 11:128, 240; Hoffstetter et.al. 1957, Lex. Est. Int. V(7):243. de TIPO: ¿Colección U. de Princeton? Non vidi. DESCRIPCION: Traducción de la descripción original: “Placas: Con un tubérculo central perforado, moderadamente grande, cuyo cuello es leve e indistintamente crenulado. Escrobículo grande rodeado por un círculo de pequeños tubérculos, entre los que hay, dispersos en forma irregular, otros aún más pequeños. Espinas: Subcilíndricas, en su mayor parte levemente comprimidas, de modo que determinan una sección transversal elíptica; cuello levemente constreñido. Por lo demás, los diferentes fragmentos son de aproximadamente el mismo grosor, a todo lo largo. Superficie articular cónica, finamente estriada, con una foseta articular profunda. Superficie de las espinas cubierta densamente por gránulos finos, redondeado, formando hileras longitudinales irregulares. Los gránulos están desarrollados alrededor de toda la espina, pero hay cuatro espinas del Lago Pueyrredon que llevan tubérculos irregulares, cónicos, sub- espiniformes, más grandes; en dos de éstas los tubérculos se muestran sólo en un lado de la espina”. Comentarios: A juzgar por las descripciones y figuras de Ortmann (1902) no es posible asociar sus especímenes a las especies recientes de cidáridos de la región Sur de Sudamérica. Se trata de una especie citada en algunos casos de un autor a otro sin consulta de material ni mayor documentación bibliográfica, ni menos descrip- ciones del o de los especímenes, excepto los dos trabajos de Ortmann (op.cit.). Tavera (1942) ha obtenido material y lo incluye en su lista de la fauna de Navidad, sin describir mayormente. Sólo se puede asegurar la validez de la especie sensu Ortmann lo que le otorga una edad Terciario inferior-Mioceno. Feruglio (1949) al referirse a los equinoídeos como indicadores cronológicos, otorga una edad Oligoceno-Mioceno al Patagoniano, piso en el cual coloca a Cidarites antarctica (op.cit.: 271). Ignoro a qué especie se refiere Fell (¿n Moore et.al. eds., 1966) al otorgar un posible alcance al Eoceno de la Patagonia del género Austrocidaris (¿fide Mortensen 1928>); cualquier asociación de éste con C. antarctica parece en todo caso inconsistente morfológicamente. Cidarites curaumae Philippi, 1887 Cidarites curaumae Philippi 1887, Los Fós. Terc. y Cuart. de Chile; 222, 237. Lám. LIV, Fig. 11. TIPO; ¿Museo Nacional Historia Natural? Non vidi. ll pan DESCRIPCION: Traducción de la descripción original: “Espina de 3 mm de diámetro, quizás 25 a 30 mm de longitud, fina, no estriada, terminada abruptamente hacia la base, con impresión de pequeños hoyuelos”. Comentarios: La figura original de la lámina 52 no entrega mayor informa- ción que la descripción. La característica de tener perforaciones puntiformes en vez de púas hace pensar que no se trata de una espina de equinoídeos, al menos el "trozo abultado” (sic). Proviene de la localidad de Curauma, Prov. de Valparaíso, a la que Philippi otorga una edad Terciario medio (op. cit.: 10). Cidarites ovata Philippi, 1860 Cidarites ovata Philippi 1860, Viage al Des. de Atacama: 128, Lám. I, Figs. 13 y 1h TIROS ¿Museo Nacional Historia Natural? Non vid:. DESCRIPCION: Descripción original: “El cuerpo es aovado, aplastado por encima y debajo. La abertura anal es muy grande, mayor que la oral. En cada hilera de las áreas interambula- crales hay ocho tubérculos grandes; las aréolas lisas que rodean estos tubérculos casi se tocan y son aovadas en el sentido transversal, es decir más anchas que altas; el diámetro del tubérculo ocupa apenas la mitad de la aréola; el borde de la base del tubérculo tiene unas 16 muescas. “Tres hileras concéntricas de pequeños tubérculos se hallan rodeando cada tubérculo. Faltan en el ejemplar las piezas para la salida de los oviductos. Longit. 25 lin., latit. 21 lin., altit. 17- 18 lin. El ejemplar es teñido de rojizo por el óxido de hierro; el señor Gay lo halló en la Cordillera de Illapel”. Comentarios: Las figuras originales de Philippi no entregan mayor información que la descripción que él hace; sin embargo en algunos aspectos la compara- ción de las figuras y la descripción original muestra algunas inconsistencias, especialmente en lo que se refiere a los tubérculos escrobiculares. Es indudable que se trata de un cidárido, y por los caracteres observables, se puede asegurar que pertenece a las familias Miocidaridae, Cidaridae o Diplocidaridae. Como aclara el mismo Philippi (op.cit.) el ejemplar que describe no es parte del material obtenido en su viaje al Desierto de Atacama, sino del material colectado por Gay, que, a la sazón, debió estar conservado en el Museo Nacional, y que no fue mencionado por Hupe (in Gay 1854). Lamen- — 8 = tablemente no indica ningún dato sobre la ubicación de este especimen en las colecciones (presumiblemente) del Museo Nacional. Al parecer, esta especie ha pasado del todo inadvertida en la literatura científica hasta hoy, ya que Mortensen (1928-1951) no hace referencia a ella en ninguna parte de su obra. La proveniencia, de la Cordillera de Hlapel, se refiere seguramente al cerro “Los erizos”, ubicado a la altura de Illapel y Salamanca, en la Cordillera de los Andes, Esta localidad (Mapa NO 6) ha sido citada en algunos casos como chilena, pero realmente está ubicada en la Provincia de San Juan, República Argentina. Cidarites burckhardti n. sp. Figs. 21-31 - Tabla 11 (Dedicado al Geólogo francés C. Burckhardt) Citas anteriores: Cidaris cf. florigemma Philipps 1829, Burckhardt 1900, An. Mus. La Plata 11: VI PL: XX, Bigs: 12D; Cidaris florigemma (1), Chotin 1969, Bull. Soc. Geol. France (7)XI:712. TIPOS: Holotipo: 1 espina, depositada en la Colección del Departamento de Geología y Paleontología, U. de Concepción. Paratipos: 10 espinas, depositadas en la Colección del Departamento de Geología y Paleontología, U. de Concepción. MATERIAL ESTUDIADO: 26 espinas, provenientes de la localidad de Lonquimay (Provincia de Malleco). Colector: Lajos Biró B., 8.11.68. Sus dimensiones se dan en el Apén- dice, “Tabla II. DIAGNOSIS: Espinas macizas, de forma globoide, de sección transversal circular y sec- ción longitudinal elipsoidal, redondeadas en el ápice, región basal conservada sólo parcialmente, pero de modo que se insinúa un cuello y burlete delgado, de sección transversal inferior a un medio de la sección transversal máxima del cuerpo de la espina. Ornamentación formada por aproximadamente veinte estrías longitudinales de gránulos, convergentes en el ápice; estos gránulos son pequeños, y en muchos casos están desgastados, de modo que sólo se pueden observar estrías longitudinales irregulares. Diámetro aprox. 7 a 8 mm; lon- gitud aprox. 12-14 mm (ver Apéndice, Tabla Il). (1) = Citado sin mencionar autor. ee 1 Figs. 21-31.— Cidarites burckhardti n.sp. 21: Holotipo; 22-31: Paratipos (todos a la misma escala). a A le y » es "De . y a - qe El yO > E 3 ; A yA E 4 = * E .i A mE E J Es y HE a . el” - TÓA - sal E a + > - we IN > tr. AGS 4? pr e pan e : er ) q A e IS pe É A 2 ts a , A. ] pa y > LA Mia - 7 5 a aa - X 4 4 £ dr +8 nm a A , -» > de 3 1d * lo "> : ce , Poy % y sn ó > 2 bo PA pe JS E 'd DESCRIPCION: Traducción de la descripción de Burckhardt (op.ctt.): “La brecha con equinodermos de Lonquimay está formada en gran parte por las espinas de este Cidaris. Desgraciadamente no poseo ningún ejemplar completo y bien conservado. La forma de las espinas, ovalada y globoide, puede asemejarse a la Fig. 6 de la lámina 184 de Cotteau (Paleont. Francaise. Juras- sique, 1881, n. del T.); difiere, sin embargo grandemente de la forma elongada típica de Cidaris florigemma. Sin embargo, creo poder asociar nuestras espinas a las de la especie citada en vista de su decoración completamente análoga. En efecto, el tallo de las espinas está adornado de series longitudinales muy regulares de gránulos redondeados unidos entre ellos por una estría delgada evidente (ver fotografía). Algunas espinas parecen más a Cidaris coronata Goldf., a las que se asemejan por su forma, y por el cuello muy largo y bastante delgado (ver. Fig. 5, pl. XX)”. Comentarios: La revisión de 26 espinas provenientes de la localidad original me permite establecer lo acertado de la descripción de Burckhardt (op.cit.). Hasta la fecha no se han encontrado caparazones ni restos de placas, y existen pocas posibilidades de encontrarlos por las condiciones de la roca (Chotin, com.pers.). Las características de las espinas, como el mismo Burckhardt hace notar (1900) son bastante diferentes de las de C. florigemma, y su idea original hubiera sido muy distinta de tener para comparar descripciones y figuras de otras especies, por ejemplo, de Balanocidaris glandifera (Múnster 1843). La especie Cidaris florigemma Philipps 1829 ha sido utilizada por Pomel (1883) como la especie-tipo de su género Paracidaris, válido (fide Fell in Moore et.al. eds., 1966:U355). Por esta razón sería necesario cambiar de género a esta especie. Sin embargo, por las razones discutidas más arriba, se propone cam- biarlo a Cidarites, con lo cual se evita llevar a otro género bien establecido la confusión que existe en el género Cidaris, de acuerdo a la recomendación de Moore (1966) ya citada (ver pág. 35), y se otorga un nombre específico definitivo en reemplazo de la denominación de nomenclatura abierta utili- zada por Burckhardt, en cuyo homenaje se lo ha llamado Cidarites burckhardt:. AFINIDADES: C. burckhardti no tiene afinidades con ninguno de los Cidarites descritos para Chile; sin embargo, es posible que tenga alguna relación con el Cidaris sp. descrito sobre la base de espinas por Weaver (1931), provenientes del Calo- viano de Las Lajas (Neuquén, localidad cercana a Lonquimay, Rep. Argen- tina). Cidarites burckhardti se asemeja a las espinas de Caenocidaris cucumifera (Agassiz), del Bajociano de Francia, a las de Balanocidaris glandifera (Múnster) del Jurásico de Alemania, a las de Balanocidaris pleracantha (Agassiz), del Cre- tácico superior de Francia, a las de Balanocidaris roysii (Desor), del jurásico a de Francia, pero su mayor semejanza la tiene sin duda con las espinas de Balanocidaris californica (Clark) del Jurásico medio de California, U.S.A., con el cual comparte la ornamentación (aunque en B. californica los gránulos son de mayor tamaño) y la variación en las dimensiones de las espinas (fide Fell ¿in Moore et.al. eds., 1966: U334, Figs. 2c y 2d). Es también notablemente parecido a Cidaris tehamaensis (Clark), (descrito sobre una espina) del Cretá- cico inferior, o Jurásico? (Grant £ Hertlein 1938) de California distinguiéndose de este último por el menor tamaño de sus gránulos. EDAD: El afloramiento que contiene estos fósiles ha sido reconocido como Jurá- sico superior (Rauraciano) a partir del trabajo de Burckhardt (op. cit.) en el cual éste utiliza la edad de P. florigemma en Europa para la correlación, asig- nando así edad Rauraciano-Secuaniano a las capas con C. burckhardti en Lon- quimay; esto no es en modo alguno seguro desde el momento en que se ha aclarado que la especie europea y la muestra son diferentes. No se puede entonces asignar a los afloramientos con Cidarites burckhardti uma edad sola- mente sobre la base de la presencia de este fósil; tan sólo su asociación con Pecten erinaceus [ahora Spondylopecten erinaceus (Buvignier 1852) fide Hert- lein in Moore et.al. eds., 1966:N364-N365] que fue establecida por Burckhardt (op.cit.) y que ha sido confirmada por Covacevich más recientemente (fide Chotin 1969), estaría asegurando la edad Rauraciano del afloramiento con C. burckhardt:. JUNE Subclase EUECHINOIDEA Bronn, 1860 Equinoídeos regulares (endocíclicos) e irregulares (exocíclicos) con ambu- lacros e interambulacros con número fijo de columnas de placas, dos ambu- lacrales y dos interambulacrales alternadas; placas ambulacrales simples o (más frecuentemente) compuestas. Con o sin hendiduras branquiales, con esferidios y pedicelarios oficéfalos. (fide Feil et.al. 1966, pars). Cuatro Superórdenes, tres de los cuales están representados en Chile (sólo uno dentro del alcance de este trabajo). Superorden £CHINACEA Claus, 1876 (nomen correctum Durham £ Melville 1957, pro Echinideae Claus, 1876). Caparazón rígido; endocíclicos; con hendiduras branquiales en adultos; linterna con dientes carenados (fide Durham £ Melville, 1966, pars). Seis órdenes, cuatro de los cuales están representados en Chile. Orden PHYMOSOMATOIDA Mortensen, 1904 [emend. Fell £ Pawson 1966 (ex Orden Phymosomatoida Durham £ Melville 1957, nomen translatum ex Suborden Phymosomina Mortensen 1904:56, fide Fell £ Pawson 1966)] Tubérculos primarios imperforados; placas ambulacrales simples o com- puestas, trigeminadas o políporas. Dos familias, ambas representadas por fósiles en Chile (ver. pp. 44). Familia Phymosomatidae Pomel, 1883 [nomen correctum Meissner 1904 pro les Phymosomiens Pomel 1883 (fide Fell « Pawson 1966)]. Tubérculos primarios crenulados, ambulacrales generalmente del mismo tamaño que los interambulacrales. Placas ambulacrales simples o compuestas, políporas o diplópodas. Sistema apical usualmente caduco, prolongado hacia el interambulacro 5. Peristoma grande, con hendiduras branquiales. Esferidios entre los pies ambulacrales, no en cavidades (fide Fell £ Pawson 1966). 18 géneros, uno presente en Chile. ¡a Género Phymosoma Haime, 1853 Caparazon deprimido aplanado apicalmente, de tamaño mediano. Placas ambulacrales compuestas, políporas, pares de poros dispuestos en series dobles adapicalmente. Tubérculos primarios sin estrías radiales conspicuas, dispuestos en series regulares. Especie tipo del género: Cidaris koeniga Mantell, 1822, designado por Lambert * Thiery, 1910 (fide Fell £ Pawson 1966). Phymosoma mollense (Paulcke, 1903) Figs. 32-38 - Tabla MI - Mapa 3 Cyphosoma mollense Paulcke 1903, Neuen Jarh. f. Mineralogie etc. BeilBd, XVII1:286, Taf. XVII Fig. 11, 1la, 11b; Tavera 1956, An. Fac. C. Fis. y Mat. 13:212-213. Cyclosoma mollense Paulcke, Biese 1957 in Hofstetter et.al.: 252, TIPO: Ubicación desconocida. MATERIAL ESTUDIADO: Tres ejemplares obtenidos en la Quebrada “El Way” aproximadamente 10 kilómetros al Sur de Antofagasta (ver Mapa 3), localidad tipo de la For- mación Way (Wenzel im Hoffstetter et.al., 1957). El material consiste en un ejemplar con la corona completa, en buen estado, y dos ejemplares con la corona en malas condiciones aunque suficientemente conservados como para establecer su identidad. En ninguno de los ejemplares se ha conservado el Sistema apical ni el peristoma. Sus dimensiones se dan en el Apéndice, Ta- bla TII.. DIAGNOSIS: Test con forma de rueda, deprimido oral y aboralmente; placas ambulacrales políporas, con una doble hilera adapical de pares de poros que se hace simple y en arcos hacia el ambitus y adoralmente; un tubérculo pri- mario en cada placa ambulacral e interambulacral, imperforado, crenulado, dispuestos en dos hileras ambulacrales y dos interambulacrales. Sistema apical caduco; apéndices desconocidos. DESCRIPCION: | FORMA DEL TEST: Deprimido oral y aboralmente, forma de rueda. Ambitus circular (Figs. 32, 33 y'34). Comentarios: La descripción original y lámina de Paulcke (1903) son muy claras y dan una idea apropiada de la forma del test; los ejemplares estudiados en este trabajo, sin embargo, se muestran más deprimidos oral y aboralmente. aunque tal vez debido en parte a deformación sobre los fósiles, ds SISTEMA APICAL: Caduco, no se conserva; como otros representantes del género, sin embargo, es probable que se halle prolongado en el sentido del interambulacro 5 (Fig. 33). SISTEMA CORONAL: Placas ambulacrales políporas, con cuatro, cinco o seis pares de poros, dispuestos en dos hileras adapicalmente, pasando gradual- mente a una hilera de arcos, a partir de aproximadamente la sexta placa desde el ápice adoralmente (Fig. 35), con un tubérculo primario imperforado. crenulado, con aréola excavada, ocasionalmente confluente con la de otra placa vecina; mamelón aproximadamente 1/3 del diámetro de la aréola. Existe una abundante granulación, especialmente sobre la sutura perradial, en donde adopta recorrido en zig-zag, y también algunos tubérculos secundarios de pequeño tamaño. Figs. 32-34.— Phymosoma mollense. 32: oral: 33: aboral; 34 ambital (lateral). A Figs. 35-38.— Phymosoma mollense. 35-36: ambulacros; 37: placa ambulacral ambital; 38: interambulacro (se indican con flecha las placas con textura completa, el resto de las figuras semiesquemáticas; para más detalles ver texto). ms Placas interambulacrales (Fig. 38), con un tubérculo primario crenulado imperforado, y uno a tres tubérculos secundarios dispuestos en los ángulos. Existe una abundante granulación especialmente sobre la sutura interradial, que adopta a partir de la segunda o tercera placa la forma de una banda, que bajo el ambitus se hace más angosta y zigzagueante; las dos a tres primeras placas adapicales no tienen granulación en la región sutural interradial. Bajo el ambitus los tubérculos secundarios cercanos a la sutura adradial se dis- ponen en una hilera más o menos regular, la que llega hasta el margen adradial de la correspondiente hendidura bramquial adoralmente; sobre el ambitus los tubérculos secundarios se separan, de modo que no forman hileras sino tan sólo se ubican en el ángulo adradial-adapical de cada placa inter- ambulacral. Comentarios: Aunque ni Paulcke (1903) ni “Tavera (1956) mencionan el nú- mero de pares de poros ambulacrales en cada placa, de la lámina de la des- cripción original (Paulcke, op.cit. Taf. XVI, Fig. 11 y 11a) es posible deducir que lleva cinco pares por placa; los ejemplares estudiados en este trabajo tienen entre seis y cuatro. Aunque la descripción original indica que aboral- mente estos pares de poros están dispuestos en una sola hilera, sin embargo agrega que dos ejemplares no presentan esta condición, y tienen una doble hilera adapicalmente como es característico del género, condición que se repite en los ejemplares estudiados aquí. La crenulación de los tubérculos primarios es poco notable, debido a desgaste de la superficie de los fósiles, pero sin embargo, es indudable en muchas placas. SISTEMA PERISTOMAL: Hendiduras branquiales bien desarrolladas (Fig. 32). Peristoma más bien pequeño, aunque mayor que el Sistema apical. (Apéndice, Tabla III). Este carácter no es observable en el ejemplar ilustrado por Paulcke (1903) en la descripción original de la especie; en uno de los tres ejemplares estudiados aquí ha sido posible despejar el margen peristomal y descubrir las hendiduras branquiales. APENDICES DEL CAPARAZON: Desconocidos. AFINIDADES: En la descripción original, Paulcke (1903) compara su especie con Cypho- soma paucituberculatum Gras y C. loryi Gras, encontrando ciertas afinidades. En mi opinión guarda indudablemente cierta relación con P. texanum en la condición de tener sólo dos hileras de tubérculos ambulacrales y dos de tu- bérculos interambulacrales, aunque difiere de él en la ausencia de depresiones sobre la sutura interradial y solevantamiento de las áreas ambulacrales. P. texanum proviene del Cretácico medio (Albiano) de Texas y Norte de México (Maldonado-Koerdell, 1953). Otras especies del género de nuestro continente e provienen del Albiano medio (P. sanctaeluciae, brasiliensis y binexile del Brasil, Camacho, 1966), Cenomaniano y Turoniano (P. mexicanum y P. vo- lanum, respectivamente, de México, fide Maldonado-Koerdell, 1953). LOCALIDAD: La Formación Way fue primeramente descrita como “Caleras del Way” por Bruggen (1950:98). Wenzel (in Hofstetter et.al. 1957) denomina “Calizas del Way” a la misma unidad, ubicada unos 10 km al SE de la desembocadura de la Quebrada del Way en Caleta Coloso, Provincia de Antofagasta (Mapa 3). Posteriormente Alarcón y Vergara (1964) extienden a las calizas del Way y La Viuda, la denominación de Formación Way, otorgándole edad Hauteriviano a Aptiano medio (Cretácico inferior). García (1967) mantiene la denominación de Alarcón y Vergara (Op.cit.) y describe la formación como constituida por bancos de caliza de más de 500 m de potencia, asignándole edad Neocomiano (Cretácico inferior) mediante fósiles estudiados por Cecioni. EDAD: Phymosoma mollense (Paulcke 1903) fue descrito originalmente de la lo- calidad de Alto del Molle, en Chañarcillo, Copiapó, en capas que Paulcke (1903) asignó al Neocomiano, sobre la base de fósiles colectados por Steinmann en la región. El estudio posterior de Biese (1942) sobre el Cretácico inferior al Sur de Copiapó tan solo menciona la localidad, la incluye dentro de Cha- ñarcillo y no hace posterior referencia al toponímico. Tavera (1956) cita a P. mollense entre los fósiles de “Pabellón gamma” a los que asigna edad Neo- comiano. Biese (in Hoffstetter et.al. 1957), junto con otorgar rango de forma- ción a las anteriormente denominadas Calizas de Pabellón, cita a P. mollense (erróneamente como Cyclosoma mollense), otorgando al miembro Pabellón gamma una edad Aptiano. Segerstrom (1960) menciona dentro de los estratos superiores de la Formación Pabellón en Quebrada Meléndez “echinoídeos” (sic) sin especificar mayormente. En un trabajo recientemente publicado, Corvalán (1974) afina la estra- tigrafía de la Formación Pabellón, asignando una edad Barremiano superior a los estratos superiores (con Agria blumenbachi Studer) y Barremiano inferior a la base, suprayacente concordantemente a la Formación Totoralillo (Haute- riviano). De este modo, lo más apropiado es considerar a P. mollense prove- niente del Barremiano en Copiapó. El hallazgo aquí publicado de Phymosoma mollense (Paulke 1903) en la Formación Way, Neocomiano, podría aportar un elemento de comparación más a una posible correlación entre ésta y las Formaciones Pabellón, Toto- ralillo y Nantoco, lo que ha sido sugerido por Alarcón y Vergara (1964). Lamentablemente, el nivel de proveniencia de los fósiles estudiados aquí es Dllo- desconocido, no pudiéndose extraer mejores conclusiones. En los trabajos de Tavera (1957), Segerstrom (1962), Alarcón y Vergara (1964) y Corvalán (1974) se citan equinoídeos de varios niveles, sin mayores datos. Una revisión del material obtenido o estudiado por estos autores en El Way y Copiapó, de arrojar ejemplares de P. mollense, podría entregar datos útiles, al ser posible fijar con mayor precisión la proveniencia de esta especie en las dos localidades. Familia Stomechinidae Pomel, 1883 [nomen correctum Durham £ Melville 1957 pro les Stomechiens Pomel 1883 (= Stomopneustidae Mortensen 1903) (fide Fell £ Pawson 1966)]. Tubérculos primarios no crenulados. Tubérculos ambulacrales e inter- ambulacrales aproximadamente del mismo tamaño. Ambulacros compuestos de tipo diadematoide, trigeminados o políporos; pueden existir ambulacros di- plopodos adapicalmente o en todo el test. Sistema apical dicíclico o mono- cíclico, usualmente pequeño, a veces se extiende hacia atrás. Peristoma grande, usualmente con hendiduras branquiales conspicuas. Espinas primarias sin cortex o collar. Pedicelarios (conocidos en Stomopneustes) de tipo oficéfalos, triden- tados, trifoliados y globíferos. Esferidios ubicados entre los pies ambulacrales, no en cavidades. (Fide Fell £ Pawson 1966) 21 géneros, uno presente en Chile (Ver nota al final de la página). Género Psephechinus Pomel, 1883 Caparazón mediano, hemisferoidal. Placas ambulacrales trigeminadas; tu- bérculos primarios de tamaño semejantes en toda la extensión del ambulacro. Especie tipo del género: Stomechinus michelini Cotteau 1884, designado por Cotteau, 1884, (fide Fell £ Pawson 1966). Psephechinus diademoides (Bayle et Coquand, 1851) Echinus diademoides Bayle et Coquand 1851, Mem. Soc. Geol. France 2, 4(1): 33-34, Pl. VIII figs. 23-24; Steinmann 1881, N. Jahrb. f. Min. etc. BeilBd. 1 (fide Móricke 1892); Móricke 1892, N. Jahrb. f. Min. etc., BeilBd. VIII:7, 97. NOTA: Aunque no se obtuvo material de este género, como se trata de una especie citada varias veces en la bibliografía, se ha incluido com dos finalidades: aclarar un error de nomenclatura que se arrastra desde principios de siglo por no haberse respetado el principio de prioridad, tácitamente establecido desde antes del C.I.N.Z., y completar el trabajo sin excluir ninguna especie citada para Chile. La validez de esta especie se man- tendrá sólo si se puede establecer un tipo, ya sea el ejemplar sobre el que se describió originalmente, o el que sirvió para la subsecuente descripción de Philippi (1860). e Echinus andinus Philippi 1860, Viage al Des. de Atacama: 129, Lam. Petref. II, Figs. 11, 12, 13; Mortensen 1943, Mon. of the Echinoidea 111,; 226; III,: 23-24. Stomechinus andinus (Philippi) Steinmann 1881, N. Jahrb. f. Min., etc. BeilBd. I (fíde Móricke 1892); Móricke 1892, N. Jahrb. f. Min. etc. BeilBd. VIIIL-7, 97; Jaworski 1913, N. Jabrb. f Min. etc. BeilBd. XXXVI1:306; Jaworski 1925, Publ. Dir. Gral. de Min. Argentina, 4:21; Harrington 1961, Bull. Amer. Assoc. Pet. Geol. 45(2):19 (fide Alarcón y Vergara 1964); Alarcón y Vergara 1964, An. Fac. C. Fis. y Mat. 20-21:114. Pseudechinus andinus (Philippi) Lambert £ Thiery 1925, Ess. Nom. raiss.: 572 (fide Mortensen 1943). Psephechinus andinus (Philippi) Mortensen 1935, Mon. of the Echinoidea II: 502. TIPO: Ubicación desconocida. DESCRIPCION: Traducción de la descripción original: “El carácter más sobresaliente de la especie que describimos consiste en el volumen de sus tubérculos, relativamente enorme, en comparación con los de la mayor parte de las especies de Echinus. Las áreas interambulacrales, dos veces más grandes que las áreas ambu- lacrales están formadas por dos corridas de once a doce placas grandes, que llevan en el centro un tubérculo redondeado, cuyo centro es imperforado y no crenulado en la base. Aunque pequeños en la parte superior del test, los tubérculos van aumentando de tamaño, y alcanzan su máximo volumen alre- dedor de la base, haciéndose después algo más pequeños hacia las placas peri- orales. Los tubérculos miliares son bastante pequeños, están agrupados en círcu- los alrededor de la base de los grandes. Las placas ambulacrales, en número de quince a dieciséis por corrida, llevan hacia el centro, un tubérculo, más pequeño que el de la placa inter- ambulacral vecina en la región superior, en tanto que hacia la región de la base tienen el mismo tamaño. Los poros, en número de tres pares por cada placa, están dispuestos en zig-zag de una placa a la siguiente. El ejemplar que poseemos tiene el test elevado; su estado de conservación no permite decir nada sobre el tamaño del ano ni sobre cómo están dispuestas las placas oculares y genitales. La boca es circular, su diámetro alcanza a la mitad del de la base; las hendiduras del borde son poco profundas”. Comentarios: Aunque no fue posible obtener material referible a esta especie, se ha incluido por la abundante información bibliográfica que se obtuvo. E Ya enl881, Steinmann estableció la identidad de la especie de Philippi con la de Bayle et Coquand, que tiene prioridad. Sin embargo, los autores alemanes continuaron con la denominación de Philippi, a pesar de ser pos- terior. El ejemplar de Bayle et Coquand provino de los fósiles recolectados por Domeyko en la cordillera de Doña Ana (aproximadamente 30% Lat. S.) y su ubicación actual es desconocida. Probablemente ha estado en la colección de la Escuela de Minas de Copiapó, aunque ya no se encuentra allí. Es posible que se encuentre, junto con el resto de los fósiles de Domeyko en el Museo de La Serena. El ejemplar de Philippi proviene seguramente de las colec- ciones realizadas por Gay en la cordillera de Jllapel, que debió haber estado en ese entonces en la colección del Museo Nacional de Historia Natural. AFINIDADES: Steinmann en 1881, al estudiar fósiles provenientes de Caracoles (Prov. de Antofagasta) estableció, como ya se ha dicho, la identidad de la especie de Echinus andinus Philippi y Echinus diademoides Bayle et Coquand, lo que posteriormente es utilizado por Móricke 1892 para correlacionar las localidades de proveniencia de estos fósiles. Esta identidad es posible, aunque existen nu merosas discrepancias, lo que hace difícil la discusión. La descripción original de E. diademoides es más coincidente con su lámina, y a la vez resulta seme- jante a la descripción de E. andinus. Mortensen, al referirse a Echinus andinus Philippi (1860) enfatiza en dos oportunidades (1943, HL: 266 y II,: 23-24) la necesidad de sacar esta especie del género Echinus, estableciendo que no es posible asignarlo a ningún género reciente conocido. Probablemente sobre la base de Steinmann (1881), lo asigna al género Psephechinus en el cual queda mejor ubicado, mientras no sea posible revisar el material existente u obtener material en mejor estado de preservación. Es probable que el material de Harrington (1961), así como el de Fucini (fide Jaworski 1925) se pueda referir más bien a otro género, Phymosoma, por las localidades de proveniencia; una confusión es posible en fósiles muy mal preservados. LOCALIDAD: Es indudable que esta especie, así como otras referidas a equinoídeos de la zona de la Cordillera de Illapel se refieren a la localidad denominada “Los Erizos”, ubicada en territorio argentino (31%42” Lat. S.), cerca de la frontera con Chile (Biró, com. pers.). La localidad de Cerro Mercedario citada en dos oportunidades por Jaworski (1913, erróneamente como “Menedario” y 1925) para esta especie, se encuentra en la misma zona, algo más al Sur (31958' Lat, S., ver Mapa N9 6). EDAD: Bayle et Coquand ubican a esta especie entre los fósiles del Jurásico (“Oolítico medio”), de la Cordillera de Doña Ana, y posteriormente Jaworski (1925) le otorga edad Dogger medio (Jurásico). Orden ARBACIOIDA Gregory, 1900 [nomen translatum Durham £ Melville 1957, ex Arbacina Gregory (fide Fell € Pawson 1966)]. Tubérculos primarios imperforados, no crenulados, interambulacrales ma- yores que los ambulacrales. Epistroma usualmente presente, simulando tu- bérculos, Periprocto generalmente cubierto por cuatro placas subtriangulares. Espinas secundarias poco desarrolladas o ausentes. Sin pedicelarios globíferos. Esferidios alojados en una cavidad de posición perradial en el borde peristomal. Una familia, representada en nuestras costas. Familia Arbaciidae Gray, 1855 [nomen correctum Gregory 1900, pro Arbaciadae Gray, 1855 (fide Fell £ Pawson 1966)]. Caracteres del Orden. Veinte géneros, dos representados en Chile. Género Arbacia Gray, 1835 Caparazón de tamaño mediano a grande, aplanado adoralmente, hemis- feroidal a subcónico; ambulacros con placas trigeminadas (ocasionalmente con cuatro pares de poros). Tubérculos primarios interambulacrales grandes y nu- merosos, dispuestos en series longitudinales y transversales. Sin tubérculos ni espinas secundarios. Interambulacros con espacios desnudos adapicalmente, que pueden faltar en adultos de gran tamaño. ; Especie tipo del género: Cidaris pustulosa Leske 1778 (=-Echinus lixula Linne 1758), designado por Gray, 1835 (fide Fell £ Pawson 1966). Arbacia spatuligera (Valenciennes, 1846) Figs. 39-53 - Tablas IV y XI - Mapas 7 y 14 Echinus (Agarites) spatuliger Valenciennes 1846, Voy. “La Venus” Atlas Zooph. POS Figu 2. Echinocidaris spatuligera (Valenciennes) L. Agassiz 1846, Ann. Sci, Nat. (Zool.) 3(6):353. A Echinocidaris spatuliger (Valenciennes) Hupe 1854, in Gay, Hist. Fis. y Pol. de Chile, 8:418; Philippi 1857, Arch. f. Naturg. 23(1):133. Arbacia (= Echinocidaris) spatuliger (Valenciennes) Philippi 1892, Verh. d. Deutschen Wiss. Ver. 11(4):247, Arbacia spatuligera (Valenciennes) A. Agassiz 1872 Rev. Ech. Mem. M.C.Z. 3:93; A, Agassiz 1881, Rep. on the Echinoidea of H.M.S. “Challenger” 11:56; Rathbun 1887, Proc. U.S. Nat. Mus. 1X:264; Meissner 1896 Arch. f. Naturg. 63(1):84; Clark 1910, Bull. M.C.Z. LI1(17):346; Koehler 1914, in Michaelsen, b.Kennt. Meer. W-Africas 2, Ech. 1:240; Clark 1925, Cat. Rec. S. Urch. British Mus. Nat. Hist.: 71; Mortensen 1935, Mon. Ech. 11:577; Grant £ Hertlein 1938, Univ. of California Pub. Math. Phys. Sci. 2:20; Clark 1948, Rep. Ech. Warm. E. Pac. 246; Yáñez y Castillo 1973, Gayana Zool. 25:10. TIPO: , Desconocido (fide Clark 1948), se designa como Neotipo al ejemplar de- positado en el Museo del Departamento de Zoología, U. de Concepción, con el número 7965. MATERIAL ESTUDIADO: Aproximadamente 90 ejemplares, de las localidades detalladas en el Apén- dice, Tabla XI Sus dimensiones se dan en la Tabla IV. DIAGNOSIS: Test semiesférico en juveniles, y subcónico a cónico en adultos de tamaño grande (más de 65 mm de diámetro horizontal). Color marrón, con las espinas levemente más claras. Sistema apical dicíclico, con la ocular V frecuentemente inserta y generalmente cuatro supranales subtriangulares; madrepórica abul- tada. Placas ambulacrales de tipo arbacioideo. Interambulacrales libres en la zona interradial adapical (en adultos a veces no existe este espacio). Mem- brana peristomal cubierta por placas con gránulos de asiento a numerosos pe- dicelarios. Espinas de la región oral y ambitales terminadas en un característico estuche estriado de color más claro. Espinas adapicales progresivamente más cortas, siendo las más cortas de aspecto de maza, levemente más anchas en el extremo que en la base. Pedicelarios oficéfalos, tridactilos y trifoliados con arcos articulares basales. Pies ambulacrales con espículas inmersas en el tejido. DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Test semiesférico en juveniles de hasta apro- ximadamente 65 mm de diámetro horizontal. Cónico a subcónico en ejemplares de mayor tamaño. Color predominante marrón, ocasionalmente con tinte ver- doso en interambulacros. En los test desnudos, los tubérculos son blancos lo que resalta sobre el tono más oscuro del resto. Es posible también observar cl en la mayoría de los casos una leve coloración rosada en las hileras meridianas de pares de poros. Comentarios: Esta especie es en general de color muy uniforme, predominando fuertemente en el test el color marrón. La ocasional coloración verde en las áreas interambulacrales libres adapicalmente es muy feble, y muchas veces ni siquiera existe, especialmente en los adultos de mayor tamaño. El tinte rosado o rojizo de las hileras de pares de poros es frecuente en los ejemplares juveniles, de hasta alrededor de 50 mm de diámetro horizontal. Sin embargo en ejemplares de gran tamaño, sólo es posible observarlo después de someter el test al NaCIO concentrado caliente, como un rosado suave que pigmenta especialmente los pequeños tubérculos que separan cada poro del par ambu- lacral. Un estudio de los test desnudos permite asegurar que la adquisición de forma conoidal es debido a un crecimiento relativo mayor de las placas ambu- lacrales e interambulacrales de la región apical del individuo, con un incre- mento relativo menor de las placas del ambitus e inferiores a él. No se puede asignar la adquisición de esta forma al aumento del número de las mismas. El límite de talla que separa la forma aplanada de la subcónica está entre los 60 y 80 mm de diámetro horizontal aproximadamente (Apéndice, Tabla IV). Grant £ Hertlein (1938) han indicado que no existe coloración verde o roja en esta especie, sin duda de la revisión de ejemplares adultos de gran tamaño, en los que esta condición se cumple; sin embargo la revisión de abundante material permite asegurar que 4. spatuligera, comparte ocasional- mente con A. dufresnei y A. incisa las tonalidades verde y roja, aunque no con la misma intensidad ni distribución en el test. En este sentido, es necesario también modificar la opinión de Mortensen (1935:578), y aclarar que la dis- tinción sobre el color que él propone entre 4. stellata (= A. incisa), dufresnei y spatuligera no es un buen carácter, lo que se puede asegurar de la observación de ejemplares provenientes de varias localidades. SISTEMA APICAL: Dicíclico, con la ocular frecuentemente inserta (Fig. 39). Ocular IV ocasionalmente inserta también; las restantes son generalmente exsertas. Placa madrepórica abultada, con las placas adyacentes del Sistema apical frecuentemente madreporizadas en los ejemplares de gran tamaño (diá- metro horizontal sobre 75 mm). Cuatro placas supraanales de forma sub- triangular, con sus extremos libres (centrales) algo prolongados y arriscados, de modo que al estar cerradas las placas forman un pequeño promontorio central. Las placas oculares tienen sus poros cerrados, no siendo posible obser- varlos en la mayoría de los casos. Bb Pe 1111 E 5mm Figs. 39-44.— Arbacia spatuligera. 39: Sistema apical; 40-42: ambulacro e inter- ambulacros; 43-44: Sistema peristomal (se indican con flecha las placas con textura completa, el resto de las placas de la figura semiesque- máticas; para más detalles ver texto). Comentarios: La ocular V está inserta en la mayoría (50%, no así la ocular IV, que sólo se encuentra inserta en algunos casos (109%). Es frecuente que la placa madrepórica comunique su especial característica a las oculares adya- centes, en forma semejante a lo que ocurre en A. dufresnet, una anormalidad que existe en otras especies (Hawkins, 1943:58). Las placas supraanales son característicamente cuatro, aunque es frecuente encontrar variaciones te- ratológicas; sus extremos libres son curvados hacia arriba, de modo que for- man, más que una cubierta O tapa, una pirámide, o al menos un promontorio en el centro de la región apical. En forma semejante a lo que ocurre en el sistema apical de A. dufresnei, la abertura anal de A. spatuligera es elongada en el sentido de un eje que pasa aproximadamente por las placas ocular IV y genital 1. SISTEMA CORONAL: AMBULACROS: Placas ambulacrales de tipo arbacioideo típico, con tres pares de poros cada una, y un sólo tubérculo de gran tamaño; el resto de la superficie cubierta profusamente por gránulos y epistroma. Las primeras cuatro o cinco placas adapicales no tienen tubérculo primario, y sólo a partir de la cuarta O quinta, en forma alternada, existen tubérculos primarios, de modo que la doble hilera de tubérculos ambulacrales no se establece más que a partir de la octava o décima placa ambulacral desde la ocular respectiva. Pares de poros en dos hileras ambulacrales meridianas, nunca forman arcos, y bajo el ambitus las hileras se ensanchan de acuerdo a la correspondiente disminución de tamaño en sentido adapical-adoral de la placa ambulacral (Fig. 40). INTERAMBULACROS: Placas interambulacrales (Fig. 41) con uno a cinco o seis tubérculos dispuestos en una hilera horizontal, que alrededor de la décima placa de cada columna se hace oblicua, siguiendo la posición de la placa, que también toma esta dirección. Son tubérculos de gran tamaño, que cubren toda la placa, excepto por los gránulos y el epistroma, que en todo caso rellena los espacios dejados por los anteriores (Fig. 42). Los tubérculos más desarrollados en el test son los ambitales. Adapicalmente las placas inter- ambulacrales tienen un espacio desnudo interradial, que se desarrolla debido a que, como se ha descrito más arriba, las primeras placas tienen sólo uno a cuatro tubérculos, de posición marcadamente adradial. Este espacio desa- parece sobre el ambitus, y en ejemplares adultos de gran tamaño no existe, o se halla restringido a las dos o tres primeras placas interambulacrales. Comentarios: Las placas ambulacrales son típicamente arbacioideas, siendo muy poco frecuente encontrar algunas con más de tres pares de poros. Las placas interambulacrales tienen una posición oblicua notable, con los extre- a mos interradiales más levantados que los extremos adradiales, especialmente en el ambitus y bajo él. Los grandes tubérculos ocupan, como ya se ha dicho, gran parte de las placas, dejando un pequeño espacio entre ellos, que es ocupado por gránulos (asiento de los pedicelarios) y epistroma (excepción he- cha de los espacios desnudos a que se ha aludido anteriormente en la región apical). Los interambulacros desnudos adapicalmente constituyen un carácter que comparten 4. spatuligera y A. dufresnei. En la primera sin embargo, la zona desnuda es relativamente mucho más angosta en sentido interradial que en la segunda especie. Como norma general, en 4. spatuligera la zona desnuda interambulacral no sobrepasa en ancho a la distancia entre las hileras ambu- lacrales de pares de poros a la misma altura del test. Philippi (1857) está equivocado al decir que A. spatuligera no tiene los espacios interambulacrales libres a que se ha hecho referencia. Es probable que su conocimiento de la especie en esa fecha haya sido muy incompleto, o se refiera a ejemplares adultos de gran tamaño (ca. 80 mm diámetro horizontal) en los cuales este espacio es sólo vestigial en las dos o tres primeras placas interambulacrales. SISTEMA PERISTOMAL: (Fig. 43). La membrana peristomal está completa- mente cubierta de placas de aspecto escamoso (Fig. 44), que llevan gránulos de asiento a los numerosos pedicelarios formando una cubierta de aspecto aterciopelado sobre todo el peristoma. Las diez placas ambulacrales están también cubiertas de gránulos, quedando sólo las cuencas que llevan los pies ambulacrales; éstos están también cubiertos de placas, lo que hace al peris- toma entero una estructura notablemente protegida. En ejemplares juveniles, sin embargo, la cantidad de placas es menor, pudiéndose apreciar en situación adapical en el peristoma algunas espículas del tipo perforadas, que en los adutos por engrosamiento originarán placas. En posición radial, las placas del peristoma son de mayor tamaño, en oposición a las interradiales, que son más pequeñas. Comentarios: En los juveniles la membrana peristomal no está completamente cubierta de placas, como en los adultos; es durante el desarrollo que se cubre ésta de placas con gránulos de asiento a mumerosos pedicelarios. Estas pueden alcanzar gran tamaño en las áreas radiales, y aunque de forma más bien irregular otorgan al peristroma un aspecto cidaroideo. Como se indica en la parte correspondiente, los pedicelarios son en su mayoría de tipo oficéfalos, con algunos tridactilos y trifoliados. APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas de la región oral con el caracte- rístico estuche estriado en la zona apical de las espinas (Figs. 45, 46 y 47); burlete de la base en posición oblicua (Figs. 45 y 47), de modo que por la Es 5004 3mm Figs. 45-53.— Arbacia spatuligera. 45-48: espinas; 49-53: pedicelarios (para más detalles ver texto). sl superficie adapical de la espina el burlete está más cerca del caparazón que por debajo, en la superficie adoral; en los ejemplares adultos de gran tamaño las espinas son macizas, especialmente las de la región ambital, que son las más largas; sobre el ambitus tienden a ser cada vez más cortas, hasta las inmediaciones del Sistema apical, en donde alcanzan un verdadero aspecto de porra o maza (Fig. 18). En ejemplares juveniles son relativamente más largas, y generalmente están truncadas en el extremo, lo que les da un aspecto espatulado (“spatuligera”). Pedicelarios oficéfalos, tridáctilos y trifoliados con arcos basales, poco desarrollados en los dos últimos tipos. Oficéfalos (Figs. 49, 50 y 53) semejantes en todo el caparazón, sin diferencias notables según la región en que se encuentran, con un gran sistema de arcos articulares en la base. Tridáctilos (Fig. 51) con valvas muy reforzadas por tabiques calcáreos, especialmente en la lámina u hoja; extremo levemente incurvado hacia abajo; el borde de la base es notablemente aserrado. Trifoliados (Fig. 52) de tamaño más bien grande. Esferidios típicamente ubicados en posición perradial en el borde peristomal de la corona, dentro de una excavación. Pies ambula- crales muy desarrollados en la región oral con disco de gran tamaño; en la región apical más reducidos, aunque de gran extensión potencial. Espículas abundantes en los pies ambulacrales, de forma de varillas o pequeñas porras, que frecuentemente se anastomosan. Los pies ambulacrales del peristoma tienen una armadura de espículas que los cubren completamente y el disco calcáreo está muy modificado. Comentarios: La descripción de las espinas de A. spatuligera es un punto con- flictivo en la literatura chilena. Philippi (1857) critica la imprecisión del tra- bajo de Hupe (in Gay, 1854) a este respecto, aunque sus propias observaciones no son del todo correctas. El origen de todo ésto parece ser la variabilidad del aspecto de las espinas según el tamaño de los ejemplares que se consideran. La posición oblicua del anillo de la base (burlete) permite a las placas ambitales un mayor arco de movimiento hacia abajo, lo que, indudablemente tiene incidencia en el desplazamiento de los individuos en el sustrato rocoso que normalmente habitan. Algunos pedicelarios oficéfalos (Fig. 53) son muy semejantes a los que A. dufresnei posee en el test en posición oral; no existen sin embargo, las formas transversales características de la región apical de esta última especie. Todo esto concuerda en muy buena forma con lo en- contrado por Koehler (1914). Los pedicelarios peristomales son preferentemente del tipo oficéfalos, aunque existen las otras dos formas en menor cantidad. OBSERVACIONES ADICIONALES: En ejemplares adultos las hendiduras branquiales son muy desarrolladas; las aurículas pueden estar separadas com- pletamente, contiguas o levemente superpuestas, aunque no se sueldan una a la otra. + 00= DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Es una especie típica de la costa oeste sudamericana desde Ecuador hasta el Sur de Chile. Sus límites no han sido nunca establecidos en forma precisa y aunque diversos autores extienden su rango por el Norte hasta Ecuador, es probable que no llegue mucho más allá del Perú (Isla de San Lorenzo, Behías de Sechura e Independencia) (Clark 1948). Hacia el Sur aparentemente no pasa de Puerto Montt, en donde es reemplazada por A. dufresnei (ver pág. 131), aunque no existen datos seguros al respecto (Mapa 14). PROFUNDIDAD: Litoral, hasta aproximadamente 35 m (ver Apéndice, Tabla XD. Arbacia dufresnei (Blainville, 1825) Figs. 54-69 - Tablas V y XI - Mapas 9, 10 y 14 Echinus dufresnii Blainville 1825, Dic. Sci. Nat. 37:76-77. Arbacia (= Echinocidaris) scythei Philippi 1857, Arch. f. Naturg. 23(1):131-133. Arbacia dufresnii (Blainville) A. Agassiz 1872, Mem. Mus. Comp. Zool. 3:91-399; A. Agassiz 1881, Rep. on the Echinoidea of H.M.S. “Challenger” 111:57-58; Meissner 1896; Arch. f. Naturg. LXII (1):83-89; Koehler 1905, Exp. Ant. Francaise: 29; Porter 1905, Rev. Chilena Hist. Nat. 1X:131; Koehler 1911, Deux. Exp. Ant. Francaise: 199-205; Koehler 1914, Echinod. 1, ¿n Michaelsen Beit. Kennt. Meer. W. Afrikas 2:240; Clark 1925, Cat. Rec. Sea Urch. Bri- tish Mus.: 69; Mortensen 1935, Mon. of the Echinoidea 11:579; Mortensen 1936, “Discovery” Repts. XI1:215; Geis 1936, Jour. Pal. 10(6):pls. 33-35; € Hertlein 1938, Publ. Univ. California. Math. Phy. Sci. 2:18-19; Mortensen 1951, Repts. Lund. Univ. Chile Exp. 3:8. Arbacia dufresner (Blainville) Bernasconi 1925, Res. 12 Exp. a T. del Fuego 1: 4-7; Bernasconi 1941, Physis XIX: 43; Bernasconi 1947, Gaea VIII:101; Ber- nasconi 1953, An. Mus. Hist. Nat. Montevideo 22 ser, VI(2):13-15; Bernas- coni 1966, Rev. Mus. Argentino C. Nat. Zool. 1X(7):151-152; Bernasconi 1973, Rev. Mus. Argentino C. Nat. Hidrob. I11(3):324. TIPO: Desconocido. Se fija como Neotipo el ejemplar depositado en el Museo del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción, con el N0Q 7966. MATERIAL ESTUDIADO: Se estudiaron aproximadamente 50 ejemplares provenientes de las lo- calidades detalladas en el Apéndice, Tabla XI. Sus medidas se dan en la ¡Tabla V. OS DIAGNOSIS: Test semiestérico, aplanado oralmente. Sistema apical dicíclico, con las oc. IV y V ocasionalmente insertas. Periprocto con cuatro placas supraanales triangulares grandés que lo cubren totalmente (raramente tres, cinco o más). Poros de las oculares generalmente cubiertos. Placas ambulacrales de tipo arbacioideo, aunque se pueden presentar cuatro pares de poros. Interambulacros con una notable región mediana desnuda de tubérculos aboralmente hasta el ambitus, con una coloración característica verde, o más oscura, hasta marrón. Pares de poros en dos hileras meridianas, que se ensanchan cerca del peristoma. Epistroma bien desarrollado, granular. Peristoma grande, generalmente su diámetro es igual al diámetro vertical. Espinas finas y largas, igual a la mitad dlel diámetro horizontal en los interradios del ambitus, con colores violeta, marrón o blanquecino (raramente verdosas); pedicelarios oficéfalos de la región adapical de los radios com la hoja notablemente ensanchada transver- salmente, con una fuerte constricción entre la hoja y la base; oficéfalos del peristoma con la hoja más redondeada; tridactilos y trifoliados con procesos basales de articulación semejantes a los de los oficéfalos, aunque menos desa- rrollados. Pies ambulacrales sin espículas inmersas en el tejido, DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Test semiesférico, aplanado bajo el ambitus, de tamaño mediano. El color verde que generalmente presenta la parte des- nuda de las áreas ambulacrales y el color violeta intenso de las espinas hacen que sea una forma de singular belleza. Comentarios: En función principalmente de la profundidad, hay variación ocasional en la intensidad de la pigmentación, alcanzando algunos ejemplares de 50 m o más una tonalidad obscura, marrón e incluso negruzcos, aún cuando ejemplares de menor profundidad, de la misma localidad, tienen el verde característico. Las espinas también se oscurecen, y muchas veces pierden el tono violeta, pasando a marrón claro, e incluso, ocasionalmente se hacen blancuzcas. Se trata de una especie de colores muy llamativos; en el caso de los ejemplares de color oscuro, su aspecto permite atribuir a ellos la descripción de A. scythei Philippi (1857), ahora en la sinonimia de A. dufresnet. SISTEMA APICAL: (Fig. 54). Dicíclico; sólo en muy pocos ejemplares existen oculares insertas, generalmente la IV y V. El periprocto está cubierto por cuatro placas supraanales en forma casi invariable. Tan sólo en algunos casos apa- recen alteraciones en el número, y frecuentemente es la bipartición de una de las cuatro. El madreporito es generalmente muy poco notable, aún en los ejemplares adultos; sus poros son discretos, pocos y la placa no es notable- an mente abultada. Las genitales están notablemente ornamentadas, con estrías epistromales en distintas direcciones (Fig. 55). Los poros de las placas oculares están cerrados por una laminilla calcárea. No existen tubérculos ni gránulos en las placas genitales, oculares o supraanales; tan sólo un epistroma poco abultado, que da a las placas del Sistema apical y periprocto un aspecto la- melar. Margen del periprocto romboidal, con la diagonal mayor sobre las genitales 1 y 3 aproximadamente. Comentarios: Bernasconi (1953, 1966) ha encontrado especímenes con las ocu- lares IV y V contiguas (insertas), lo que coincide con las condiciones de los ejemplares que yo he podido estudiar. No encuentro ejemplares que tengan la oc. I inserta. Aún cuando las oculares están mormalmente exsertas, las IV y V están más próximas al periprocto que las restantes. Normalmente existen cuatro placas supraanales triangulares. En algunos aparecen cinco o más, con una frecuencia muy baja (10 a 15%). Esto ha sido notado por numerosos autores, entre los que se encuentran Bernasconi (1953) y Pawson (1966). Resulta curiosa la aseveración de Bernasconi (1966) en los equinoídeos del “Vema” con respecto a que “generalmente placas Oc. I y V contiguas al periprocto” (sic.). Sin duda se debe al poco número de ejemplares de esa colección (diez). Es posible encontrar madreporizadas otras placas, además de la genital 2. Philippi (1857) describe el Sistema apical de su especie A. scythei muy semejante a A. dufresnei; sin embargo, él encuentra los poros genitales en una depresión “und die Oeffnung der Eier leiter selbst liegt in einer Grube” (sic), carácter que no se encuentra en los ejemplares de 4. dufresnei que he revisado en este trabajo. Esta es la única característica que hace dudar de la identidad de 4. scythe: Philippi con A. dufresnei Blainville, aunque es ne- cesario recordar que su descripción se basa sobre un solo ejemplar. Agassiz (1881) hace un alcance al asunto del número de placas supra- anales; sus observaciones, así como las que comenta de Bell (¿n Agassiz, 1881) son a mi parecer apropiadas, pero carecen de gran importancia, ya que el número de ejemplares que presentan anormalidades es muy pequeño, y en ningún caso permite establecer con certeza relaciones entre ontogenia y filo- genia. SISTEMA CORONAL: AMBULACROS: Placas ambulacrales (Fig. 56) de tipo arbacioideo, aun- que en algunos casos la placa central lleva dos pares de poros, lo que hace cuatro en vez de tres pares de poros por placa (Fig. 57). Existe un profuso epistroma granular, especialmente alrededor del tubérculo único en las placas ambitales. Adapicalmente los ambulacros tienen una sola hilera de tubérculos, debido a que desaparecen en algunas placas, o bien a la posición exagerada- =D Figs. 54-61.— Arbacia dufresnei. 54-55: Sistema apical (textura completa sólo en placas indicadas con flecha); 56-59: ambulacros e interambulacros; 60: placas interambulacrales ambitales; 61: Sistema peristomal (para más detalles ver texto). mente perradial de éstos (Fig. 57). En el ambitus (Fig. 56) tienen dos hileras, convergentes adoralmente. Los pares de poros están dispuestos en dos hileras adapicalmente y hasta el ambitus; bajo éste se encuentran en arcos alrededor del tubérculo y al llegar al margen del peristoma se disponen asemejando tres o cuatro hileras en cada serie ambulacral (Fig. 69). INTERAMBULACROS: Placas interambulacrales (Fig. 58) desnudas ada- picalmente excepto por un tubérculo de posición pronunciadamente adradial, lo que origina un notable campo interambulacral limpio. Estos tubérculos son alternados, uno grande y uno de pequeño tamaño en algunos ejemplares (Fig. 59). A partir del ambitus adoralmente los tubérculos aumentan en ta- maño de manera que la primera o segunda placa subambital se encuentra cubierta de tres, cuatro o cinco tubérculos, haciendo desaparecer el campo interradial desnudo (Fig. 60). En las placas interambulacrales son visibles estrías (de crecimiento?) (Fig. 60) por un color amarillo o verde más pálido que el resto de las placas; esto determina un zig-zag interradial. Igual sucede a menudo con las suturas adapical y adoral de las placas interambulacrales. El epistroma granular es notable y especialmente desarrollado alrededor del tubérculo en cada placa (Fig. 58). Comentarios: Esta especie es muy definida por la constancia de los caracteres descritos; la extensión del campo libre de tubérculos de los interambulacros en la región adapical es condición constante, así como la desaparición de esta condición adoralmente desde el ambitus. El ancho de esta zona es gene; ralmente mayor que la distancia entre las hileras ambulacrales de pares de poros, a la misma altura del test. SISTEMA PERISTOMAL: (Fig. 61). Las diez placas bucales tienen excava- ciones para alojar la base de los pies ambulacrales; no existen placas entre los cinco pares. Hay numerosas placas pequeñas inmersas en el tejido del pe- ristoma, las que llevan en pocos casos pedicelarios oficéfalos; las placas bu- cales llevan, en cambio numenosos pedicelarios oficéfalos que forman una corona alrededor del margen adoral del peristoma. Existen espículas de forma de pequeñas láminas perforadas, dispersas en el peristoma; éstas y las pequeñas placas (que son en algunos casos difícilmente diferenciables) se agrupan con mayor densidad en los radios o ambulacros; también aquí las placas son más mumerosas y de mayor tamaño en relación a las espículas perforadas. Comentarios: El peristoma está en la mayoría de los casos pigmentado de un color marrón oscuro, lo que hace necesario una técnica de aclarado que in- cluye la parcial destrucción del pigmento. Las espículas son escasas, y es in- dudable que por engrosamiento van a originar las placas peristomales. Los 6 pedicelarios del peristoma son oficéfalos y tridáctilos acortados. Las observa- ciones de Koehler (1914) son. poco claras en lo que se refiere a la forma de estos pedicelarios; una discusión mayor a este respecto se encuentra en la parte de apéndices del caparazón. Las observaciones de Bernasconi (1953) sólo indican pedicelarios oficéfalos en el peristoma; sin duda se debe a una in- correcta identificación de los tridáctilos, que son más cortos que los del ca- parazón y por esta razón pueden resultar semejantes y confundirse con los oficéfalos. . APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas primarias orales (Figs. 62 y 63) con el correspondiente estuche terminal de color más claro, con tres o cuatro surcos y las carenas respectivas; desde el ambitus hacia arriba las espinas se hacen más aguzadas en el extremo y el estuche desaparece; espinas radiales de la región apical cortas y relativamente más gruesas, macizas, frecuentemente de mayor diámetro hacia el extremo (Fig. 64). Pedicelarios tridáctilos (Fig. 65) macizos, con la base casi rectangular y la hoja con forma de triángulo isósceles; tienen en la base un sistema de arcos o asas semejante al de los oficéfalos, más fino y menos desarrollado que en éstos. Oficéfalos de dos tipos diferentes: uno (Fig. 66) con la hoja más ancha que alta, terminada en un vértice agudo, con una constricción fuerte entre la hoja y la base, que se encuentra distribuido de preferencia en la región aboral (radios); otro (Fig. 67), con la hoja general- mente de ancho y largo semejantes, aunque también levemente más anchas que largas en algunos casos, con el extremo superior no terminado en un vértice agudo, sino más bien redondeado, con una constricción más bien moderada entre la hoja y la base. Este último tipo (y en menor grado el anterior) tienen muy desarrollada una lengúeta (Fig. 67a) en la región media de la base, que se proyecta horizontalmente. Pedicelarios trifoliados (Fig. 68) de tamaño relativamente grande, con la hoja lobulada, y también con asas en la base, aunque poco desarrolladas en comparación a las de los oficéfalos. Esferidios (Fig. 69a) ubicados típicamente en posición perradial, dentro de una pequeña cavidad, de forma esférica o esferoidal en el borde de la abertura del peristoma. Pies ambulacrales sin espículas inmersas en el tejido, siendo las únicas espículas las que se encuentran en la base del disco calcáreo del extremo distal, haciendo un soporte cuadrangular, formado por varios estratos de cuatro espículas con forma de arco con los extremos espatulados e incur- vados en sentido contrario a la curvatura del arco (ver Fig. 84). El disco cal- cáreo de la extremidad está formado normalmente de cuatro piezas, pero puede este número variar entre 3 y 5. Comentarios: Las espinas constituyen un carácter más bien variable. Tanto su coloración, como sus proporciones varían de acuerdo al tamaño del ejem- plar, o incluso dentro de ejemplares de tamaño semejante, en función espe- E ql 2504: 65-68: pedicelarios; 69: borde Figs. 62-69.— Arbacia dufresnei. 62-64: espinas; peristomal con foseta del esferidio (para más detalles ver texto). | — 67 cialmente de la profundidad. En general, son agudas y finas, y su coloración varía de un violeta intenso, pasando por una gama de marrón hasta verde (en pocos casos) y blanquecino. Las espinas de la región aboral son más ma- cizas, y tienen el estuche más desarrollado (Fig. 63); las espinas del ambitus aún conservan el estuche, pero son más finas y frecuentemente más largas (Fig. 62); las espinas radiales sobre el ambitus son cortas, sin embargo las escasas interradiales no lo son tanto sino que, por el contrario, son las más largas de todas, especialmente en ejemplares de Isla Calabrés, Archipiélago Madre de Dios (50% 28,5” Lat. S.; 75% 14,0” Long. W, ver Mapa 10) y en algunos casos es posible encontrar en ellas un estuche vestigial. La observa- ción de Meissner (1896) es en parte correcta, ya que en la mayoría de los casos las espinas interradiales más largas del ambitus tienen una longitud igual a un medio del diámetro horizontal; sin embargo en algunos ejemplares estas espinas alcanzan y sobrepasan en longitud el diámetro horizontal del test. Philippi (1857) es preciso en su descripción de la existencia del estuche en las espinas orales, pero su observación sobre las aborales es confusa. Los pedicelarios constituyen un carácter peculiar de esta especie. Los ofi- céfalos, sin duda los más útiles para la identificación en especies de este género, son de dos tipos diferentes, como ya se ha descrito; su ubicación es también distinta, al menos en los ejemplares que he tenido a mi alcance. El primero de los tipos parece ser bastante exclusivo de esta especie, ya que no existe en ninguno de los ejemplares revisados de A. spatuligera. El segundo tipo, por el contrario, es muy semejante a los oficéfalos que A. spatuligera tiene distribuidos por todo el caparazón. Koehler (1914) ha discutido en buena for- ma este asunto, y sus conclusiones son correctas; sin embargo, la valva que él describe y figura (pl. XV, Fig. 14) pertenece a la región adapical de los radios (aboral) más a la región del peristoma como él indica. Mortensen (fide Koehler, 1944) ha descrito dos formas diferentes de pedicelarios tridáctilos; no pudiendo revisar el trabajo y basado en la observación de Mortensen (1935), Bernasconi (1953 y otros) y mías es posible pensar que se trate de una confusión con algunos estados intermedios entre oficéfalos y tridáctilos, que son frecuentes en este género. Los pedicelarios de la región adapical están generalmente pigmentados de un color morado pálido. “Todos los tipos de pedicelarios pre- sentan arcos basales de articulación, condición que normalmente sólo existe en los oficéfalos en otras familias. Esto, sin embargo, no se presta para con- fusiones, ya que son muy diferentes en su forma general. No existen espículas en el tejido de los pies ambulacrales, lo que cons- tituye un carácter que diferencia en buena forma a 4. dufresnei de A. spatu- ligera; (esta última tiene abundantes, inmersas en el tejido). Tan sólo existen espículas de las que sirven de soporte a la armadura calcárea de la ventosa del extremo del pie ambulacral, semejantes en las tres especies de la familia en Chile (Fig. 84). 6B= DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Es una especie de la costa sudamericana que alcanza hacia el Norte a la latitud de Puerto Montt (41% Lat. S.) por la costa del Pacífico, y hasta la altura del Río de la Plata (35% Lat. S.) por la costa del Atlántico (Bernasconi, 1953). Su dispersión austral es segura hasta el extremo del continente Suda- mericano (Mapas 9, 10 y 14); sin embargo, Koehler (1905) lo cita de la Isla Booth-Wandel (ver págs. 131-132), en el Continente Antártico (65% 5” Lat. S.). PROFUNDIDAD: El material estudiado indica un habitat desde el litoral, hasta 100 m. Registros anteriores, sin embargo, se extienden hasta los 315 m (Bernasconi, Género Tetrapygus L. Agassiz, 1841 Caparazón hemisferoidal, aplanado oralmente, tamaño mediano a grande. Ambulacros políporos. Tubérculos primarios en series regulares longitudinales y transversales; tubérculos secundarios (y espinas) presentes. Especie tipo del género: Echinus niger Molina, por monotipia. Tetrapygus niger (Molina, 1782) Vigs. 70-84 - Tablas VI y XI - Mapas 1, 2, 4, 5, 12 y 14. Echinus niger Molina 1782, Saggio sul. st. Nat. Cile: 348. Echinocidaris nigra (Molina) Hupe 1854, in Gay, Hist. Fis. Pol. de Chile, 8: 419; Philippi 1857, Arch. f. Naturg. 23(1):33; Meissner 1896, Arch. f. Naturg. 62(1):85. Arbacia nigra (Molina) A. Agassiz 1881, Rep. on the Echinoidea of H. M. S. “Challenger”, III: 56; Rathbun 1887, Proc. U.S. Nat. Mus. 1X:263; Philippi 1892, Verh. d. Deutschen Wiss. Ver. 11(4):247; Porter 1905, Rev. Chilena Hist. Nat. 1IX:131. Tetrapygus niger (Molina) Mortensen 1909, Ech. d. Deutschen Sudp. Exp: 83, 105; Clark 1910, Bull. M.C.Z. LI1(17):345; Clark 1925, Cat. Rec. Sea Urch. British Mus.:72; Grant € Hertlein 1938, Univ. California Publ. Math. Phys. DEN IZ 2d: UlarK 19481 "RED. Ech'" Warm. E Paco 2%x TIPO: No establecido; descrito originalmente sin ilustración, probablemente sobre notas del autor. Se fija como Neotipo el ejemplar depositado en el Museo del Departamento de Zoología, Universidad de Concepción, con el número 7967, MATERIAL ESTUDIADO: Se estudiaron aproximadamente 100 especímenes recientes, provenientes de los lugares especificados en el Apéndice, Tabla XI. Las dimensiones del ma- terial descrito se dan en la Tabla VI. FOSILES: Abundante material del Cuaternario, constituido por trozos de corona, placas aisladas y mumerosas espinas primarias y secundarias sueltas, provenientes de la Bahía La Herradura de Guayacán, Provincia de Coquimbo. Los depósitos corresponden al borde Oeste de la Bahía, a una altura aproxi- mada de 2 m. s.n.m. (ver Mapa 5, para edad, ver p. 76). DIAGNOSIS: Test semiesférico o globoso, de color violeta intenso a negro, con los tubérculos blancos con el ápice violeta. Sistema apical dicíclico, con la ocular V invariablemente inserta, y las oculares 1 y IV ocasionalmente insertas tam- bién. Guatro placas supraanales subtriangulares, que en adultos de gran ta- maño (sobre 75 mm diámetro horizontal) se multiplican, alcanzando frecuente- mente hasta veinte. Placas ambulacrales políporas, arbacioides, con cuatro a cinco pares de poros en las ambitales, con un sólo tubérculo primario, grá- nulos y epistroma bien desarrollado. Placas interambulacrales con uno a varios (hasta seis) tubérculos primarios dispuestos en una serie horizontal u oblicua en las placas aborales y orales, respectivamente. En las placas interambula- crales aborales existen de uno a varios tubérculos secundarios, aumentando su número progresivamente desde el ápice hacia el ambitus, al igual que los primarios, dispuestos como ellos en una serie horizontal, en posición adapical en la placa. Peristoma con numerosas placas inmersas en el tejido, que llevan protuberancias fijas o papilas, bastantes desarrolladas; pares de pies ambula- crales bilobulados. Espinas primarias con estuche apical poco desarrollado o vestigial en las ambitales y orales. Espinas de la región apical acortadas, muchas con forma de maza. Pedicelarios oficéfalos de dos tipos, una de las formas transversa, con dos lóbulos semiesféricos en los lados de la hoja de la valva; trifoliados ausentes. Valvas de los pedicelarios con una coloración vio- leta o morada característica. DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Test semiesférico a globoso en ejemplares de gran tamaño; en juveniles es aplanado. Color negro o violáceo intenso; en los caparazones desnudos resaltan las bases de los tubérculos más claras, y las hileras de pares de poros oscuras. En la región oral el color es más claro en los caparazones desprovistos de púas. Comentarios: T. niger ha sido siempre identificado con su coloración negra, que en realidad corresponde a un color violeta intenso. L.oos ejemplares adultos Me de gran tamaño (diámetro horizontal mayor de 80 mm), tienen una forma globosa característica, aunque los juveniles son más bien aplanados. SISTEMA APICAL: Sistema apical dicíclico (Fig. 70), con la ocular V inserta aunque también la I y IV en menor forma y en algunos casos exsertas. Madre- pórica de mayor tamaño que las restantes genitales, abultada, con irregulari- dades en forma de crestas que también están presentes en las restantes genitales. Poros de las oculares cubiertos por una laminilla. Cuatro placas supraanales subtriangulares, como en los otros géneros de la familia, aunque en los adultos es muy frecuente que éstas se multipliquen, llegando a ser muy numerosas. Comentarios: En los ejemplares adultos de gran tamaño (diámetro horizontal mayor de 80 mm) es generalmente difícil reconocer los límites de las placas del Sistema apical, debido a la intensa ornamentación con pliegues y crestas que se desarrollan sobre ellas. Las placas oculares V, 1 y IV aparecen insertas en proporción decreciente en este mismo orden (Figs. 71, 72, 73). Troschel (cf. Koehler 1914: 240) estableció el género Pygomma para aquellos arbácidos en los cuales una o más placas oculares tocan el periprocto, incluyendo allí a nuestras especies T. niger y A. spatuligera; su determinación no ha sido mantenida, a partir de Loven (Koehler, op. cit). SISTEMA CORONAL: AMBULACROS: Placas ambulacrales de tipo arbacioídeo, con cuatro y a veces cinco pares de poros en las ambitales (Fig. 77). Un tubérculo primario y epistroma cubren el resto de la placa. Entre los poros del par se dispone un gránulo alargado de ornamentación (epistroma). Cada placa ambulacral lleva un tubérculo, a partir del ápice, de modo que existe una doble hilera me- ridiana de tubérculos ambulacrales completa en cada ambulacro. Hileras meridianas de pares de poros se ensanchan bajo el ambitus. INTERAMBULACROS: Placas interambulacrales siempre con un tu- bérculo primario a lo menos, y en el ambitus con una serie horizontal oblicua de hasta seis tubérculos primarios (Fig. 78). Con tubérculos secundarios nu- merosos, dispuestos en forma irregular en las primeras placas, pero a partir de la quinta o sexta (en ejemplares adultos) desde el Sistema apical se dis- ponen también en series horizontales sobre los tubérculos primarios (Fig. 78). Estos tubérculos secundarios desaparecen en el ambitus y bajo él. En el resto de la placa existen numerosos gránulos y epistroma especialmente en aquellas ubicadas sobre el ambitus; las de la región oral están casi completamente cu- biertas por los grandes tubérculos primarios, los que sólo dejan espacios para unos pocos gránulos. Comentarios: Las placas ambulacrales son comparativamente pequeñas en relación a las interambulacrales. Las interambulacrales no dejan zonas libres e 2mm — tn Figs. 70-76.— Tetrapygus niger. 70-73: Sistema apical; 74-75: Sistema peristo- mal; 76: pie ambulacral peristomal (para más detalles ver texto). apicalmente, más que en algunos ejemplares en forma muy excepcional, por lo que a partir de Troschel (cf. Koehler, 1914) se lo debía clasificar dentro del género Echinocidaris. Esta condición lo aproximaba a las especies de arbácidos de las costas del Atlántico; sin embargo hoy se ha otorgado: una importancia mucho menor a este carácter, y la presencia de tubérculos secundarios ha independizado al género monotípico Tetrapygus de los restantes arbácidos. Hupe (¿in Gay, 1854) destaca la doble hilera de tubérculos ambulacrales com- pleta desde el ápice como un carácter que distingue a esta especie de los otros arbácidos de nuestras costas. Un carácter notable relacionado con la existencia de tubérculos (y espinas) secundarias en Tetrapygus es su presencia exclusivamente interambulacral; no existen nunca en las placas ambulacrales; Philippi (1857) en su descripción de Arbacia scythei (ahora en la sinonimia de A. dufresnel) se refiere a una forma muy semejante a T. niger y cuya más importante diferencia estriba en los espacios interambulacrales libres de tu- bérculos (y espinas) adapicalmente, que Philippi describe pero que T. niger no posee; ésta es, como se ha dicho, la razón para asociar a A. scythei con A. dufresnel, que sí posee estas características. SISTEMA PERISTOMAL: En ejemplares adultos está cubierto casi entera- mente de placas; en ejemplares juveniles y adultos de poco tamaño hay mayor densidad de placas en las regiones ambulacrales (Fig. 74). Todas estas placas, de tamaño variable, llevan uno o más tubérculos fijos, o papilas (Mortensen 1935, 11:530, 583) que no llevan sobre ellos ningún apéndice móvil (Fig. 75). Placas ambulacrales cubiertas de gránulos de asiento de pedicelarios, los que también existen sobre otras placas del peristoma, de tipos oficéfalo y tridáctilo, principalmente. Adoralmente dentro del círculo de placas bucales existen algu- nas placas o espículas de forma de fimas láminas perforadas, que en adultos son más numerosas y engrosadas. Los pies ambulacrales del peristoma tienen su disco notablemente alargado, bilobulado (Fig. 76). Comentarios: Las pequeñas placas dispersas en el peristoma en juveniles mues- tran ya la característica de las que lo cubren casi completamente en adultos, una tuberculación que no corresponde, como se dice más arriba, a bases de apéndices, sino que se trata de tubérculos fijos, probablemente una mani- festación en el peristoma del epistroma característico del resto del test. En esto se aproxima a la condición de las placas peristomales de A. spatuligera, que posee también una granulación intensa (Fig. 44), aunque en esta última se trata de los gránulos de asiento de pedicelarios. Los pies ambulacrales son muy constantes en su característica de ser bilobados, con el disco calcáreo muy modificado, característica que comparten los restantes arbácidos. APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas primarias (Fig. 79) progresivamente más cortas desde el ambitus adapicalmente; las más próximas al Sistema apical 8 = frecuentemente son cortas y gruesas, en forma de maza. Las ambitales son generalmente las más largas, disminuyendo consecuentemente de tamaño desde el ambitus adoralmente; las subambitales y ambitales (Fig. 79) tienen vestigios del estuche apical que es característico del género afín Arbacia. Burlete bien desarrollado, de posición oblicua. Espinas secundarias (Fig. 80) más pequeñas que las anteriores, con el burlete poco desarrollado, también de posición obli- cua; no poseen en ningún caso estuche apical ni vestigios de él. Pedicelarios oticéfalos (Figs. 81-82) de dos tipos diferentes, unos de forma semejante a los de otros géneros, con la hoja normalmente desarrollada con el borde aserrado (Fig. 81), y otros con la hoja bilobulada, con dos lóbulos semiesféricos laterales, lo que le otorga un aspecto transversal característico (Fig. 82). Los primeros están generalmente presentes en todo el caparazón excepto la región adapical, en donde preferentemente se ubican los segundos; sin embargo ni la diferencia- ción ni la ubicación son estrictas; tienen arcos basales articulares muy desa- rrollados y en la base del tabique mediano de las valvas llevan una proyección laminar en forma de lengúeta (Figs. 8la, 82a), que hace prominencia hacia el centro del pedicelario. Valvas de los pedicelarios tridáctilos (Fig. 83) con el borde de la hoja aserrado, con arcos basales, aunque poco desarrollados. No se observan pedicelarios trifoliados. Las valvas de todos los tipos de pedi- celarios presentan un típico color morado o violeta, al igual que la termi- nación del estilete de los pedicelarios, que sirve de asiento a las valvas. Esfe- ridios típicamente ubicados en una cavidad en el borde del peristoma en posición perradial. Pies ambulacrales muy desarrollados en la región oral, en donde pueden estirarse varios centímetros, con un disco calcáreo formado generalmente por cuatro placas en la ventosa terminal,; pies del peristoma bilobulados. La base del disco calcáreo de los pies ambulacrales presenta las características placas en forma de arco que hacen las veces de soporte en los arbácidos (Fig. 84). Comentarios: Las espinas primarias del ambitus son generalmente las más largas, y en las que con mayor frecuencia es posible encontrar vestigios del estuche terminal característico de las espinas primarias de los arbácidos. Esta es una estructura muy poco notable, gencralmente confinada al ápice mismo, y que muchas veces sólo revela el examen microscópico. Las espinas secun- darias no poseen este estuche, y sólo están presentes sobre el ambitus, en los interambulacros; su forma es de maza, con el extremo generalmente de mayor diámetro que la base. Los pedicelarios oficéfalos con sus valvas con la hoja transversa bilobu- lada, que generalmente se ubican en la región aboral son algo semejantes a aquellos que Arbacia dufresnei posee en la misma región, aunque en Tetra- pygus no están restringidos a los extremos apicales de los ambulacros como en ésta. Esto ya ha sido anotado por Koehler (1914) aunque este autor cita a an —e Figs. 77-84.— Tetrapygus niger. 77-78: placas ambulacrales e interambulacraies ambitales; 79-80: espinas; 81-83: pedicelarios; 84: espícula de pie ambulacral (para más detalles ver texto). Mortensen (1) para la morfología de los oficéfalos transversos de A. dufresnet, que él no pudo observar, Los pedicelarios tridáctilos presentan procesos ba- sales de articulación, característica de los arbácidos que ha sido comentada antes en este trabajo, y especialmente reconocida desde Geis (1936) para esta familia. Los pedicelarios oficéfalos presentan también, al igual que en Arbacia spatuligera y dufresnei uma lengúeta en la base del tabique mediano de la valva, prominente hacia el centro del pedicelario. La ausencia de pedicelarios trifoliados es notable aunque no se puede descartar que existan. Sin em- bargo es conveniente destacar que en A. spatuligera y dufresnei los trifoliados se distinguen poco de los tridáctilos, y casi exclusivamente por su tamaño, y recordar la opinión de Geis (op.cit.) respecto al cuidado con que deben apli- carse estas distinciones, nominales y morfológicas, que distan mucho de ser naturales. Resulta notable el color morado de las valvas de los diferentes tipos de pedicelarios. Su pigmentación es muy firme, y se mantiene aún des- pués del tratamiento con NaCIO concentrado-caliente. y No existen espículas en los pies ambulacrales, y sólo tienen el acostum- brado disco calcáreo terminal en la ventosa, cuyas cuatro piezas son unidas por las placas en forma de arco con los extremos lobulados, agrupadas en forma de un cuadrángulo, que no se diferencia E de las presen- tadas «por Arbacia. OBSERVACIONES ADICIONALES: Aurículas alargadas cuyas partes no siempre se topan en el extremo, y cuando lo-hacen=se superponen ligera- mente, sin soldarse una a la otra. ; DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Desde el Norte del Perú (Paita, 5% Lat. S., (fide Clark 1910, 1948), hasta el Estrecho de Magallanes, en la localidad de Punta Chilota, aproximadamente 532 20' Lat. S. (ver Tabla XI, Mapas 12 y 14), lo que constituye una confir- mación de antiguos registros de la especie en el extremo Sur. : PROFUNDIDAD: Litoral, hasta aproximadamente 40 m (Tabla XI). EDAD: T. niger es una especie abundante actualmente en el litoral chileno, en su extensión continental. Como se ha dicho anteriormente, se estudiaron espe- címenes, probablemente fósiles, provenientes de la bahía La Herradura de Guayacán, Provincia de Coquimbo (Mapa 5). La localidad ha sido reconocida como Terciario desde tiempos de Darwin (fide Herm 1969). Fuenzalida y Hoffstetter (in Hoffstetter et.al. 1957). le asignan edad Plioceno a las capas inferiores (Formación Coquimbo) y con- (1) = no especifica obra. 6 sideran post-pliocénicos hasta recientes a los depósitos suprayacentes, siguiendo el concepto de Darwin. Ultimamente, Herm y Paskoff (1967, fide Herm 1969) y Herm (1969) han estudiado la estratigrafía y paleontología del Terciario superior y Cuaternario del Norte y centro de Chile; de acuerdo a ellos los depósitos de donde proviene el material estudiado corresponden al Holoceno medio-inferior, denominado Ciclo marino “Vega”. Orden TEMNOPLEUROIDA Mortensen, 1942 [nomen translatum Durham £ Melville 1957 (ex Suborden Temnopleurina Mortensen 1942), fide Fell £ Pawson 1966). Linterna camarodonta. Caparazón generalmente esculpido, con crestas epistromales o depresiones suturales, o ambas, al menos en estados juveniles. Si el caparazón no presenta epistroma, las hendiduras bramquiales son muy profundas y conspicuas (fide Fell k Pawson 1966). “Tres familias, una repre- sentada en Chile. Familia Temnopleuridae A. Agassiz, 1872 [Temnopleuridae A. Agassiz 1872, emend. Duncan 1889, Mortensen 1942 (fide Fell £ Pawson 1966).] Tubérculos imperforados, usualmente crenulados. Caparazón generalmente con epistroma en forma de crestas y depresiones o ambos. Ambulacros tri- geminados de tipo equinoídeo. Poros dispuestos en una o varias series verticales. Zonas poríferas no expandidas adoralmente. Hendiduras branquiales poco profundas (fide Fell £ Pawson 1966). 39 géneros, uno de los cuales está en Chile. Género Pseudechinus Mortensen, 1903 Pamaño pequeño a moderado, hemisferoidal a subcónico. Sin poros angulares. Epistroma poco notable, en forma de crestas que radian desde el tubérculo primario, presente en juveniles y ocasionalmente en adultos. Tu- bérculos primarios levemente crenulados o no crenulados. Sistema apical di- cíclico o con una o dos oculares insertas. Placa supraanal notable. Espinas sin púas o ganchos (fide Fell £ Pawson 1966, partim). Una especie presente en Chile. A, PU Especie tipo del género: Echinus albocinctus Hutton 1872, designado por Mortensen, 1903. Pseudechinus magellanicus (Philippi, 1857) Figs. 85-96 - Tablas VII y XI - Mapas 10, 12 y 15 Echinus magellanicus Philippi 1857, Arch. f. Naturg. 23(1):130; A. Agassiz 1881, Rep. on the Echinoidea of the “Challenger”, 111:116; Rathbun 1887, Proc. U.S. Nat. Mus. 9:278; Philippi 1892, Verh. d. Deutsch. Wiss. Ver. 11(4):246- 247; Meissner 1896, Arch. f. Naturg. 52(1):87; Hutton 1904, Ind. f. Novae Zealandiae: 289 partim; Koehler 1906, Echinodermes Exp. Ant. Francaise: 30, Echinus fueginus Philippi 1898, Rev. Chil. Hist. Nat. 11:88. NVotechinus magellanicus (Philippi) Dóderlein 1905, Zool. Anz. XXVIII: 623; Dóderlein 1906, Echinoiden der Deutschen Tief. Exp. “Valdivia” var. typica y hassleri (sic): 227 taf. XXVII Fig. 9; Mortensen 1936, “Discovery” Repts. Ech. £ Oph. XII:220; Bernasconi 1941, Physis XIX:44, Pseudechinus magellanicus (Philippi) Clark 1925, Cat. Rec. Sea Urch. Bri- tish Mus.: 118; Bernasconi 1925, Res. 12 Exp. a T. del Fuego: 10; Grant £ Hertlein 1938, Univ. California Pub. Math. Phys. Sci. 2:22-23; Mortensen 1943, A Mon. of the Echinoidea 1II,: 232; Mortensen 1952, Rep. Lund. Univ. Chile Exp. 3:8; Bernasconi 1953, An. Mus. Hist. Nat. Montevideo Vl (2):17, Láms. VII Figs. 2-3, VIII Figs. 1-6, XVIII Figs. 3-4; Bernasconi 1966, Rev. Mus. Argentino C. Nat. (Zool.) IX(7):152; Pawson 1966, Pac. Sci. XX(2):208 Figs. 2-3; Bernasconi 1973, Rev. Mus. Argentino C. Nat. (Hi- drob.) 111(3):324, TIPO: No designado; se establece como Neotipo el ejemplar depositado en el Museo del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción con el NQ 7968. MATERIAL ESTUDIADO: Aproximadamente 200 ejemplares, detallados en el Apéndice, Tabla XL Sus dimensiones se dan en la Tabla VIIa. DIAGNOSIS: Tamaño pequeño. Sistema apical dicíclico, con la ocular 1 invariablemente inserta y la madrepórica de gran tamaño, abultada. Placas periproctales con una supraanal subcircular o subtriangular grande, que ocupa en los ejem- plares juveniles alrededor de un 80% y en los adultos alrededor de un 509%, del periprocto, y dos laterales adyacentes a la supraanal, alargadas y varias e Bo placas pequeñas alrededor del ano, desplazado fuertemente hacia la ocular 1 inserta. Placas con un tubérculo primario cada uno, liso o finamente cre- nulado a partir del cual existe epistroma en los estados juveniles, y ocasional- mente en adultos. Test sin púas de color marrón, morado, rojizo o rosado, verdoso, grisáceo o blanquecino, con las columnas de pares de poros de color blanco (lo que produce en muchos de los casos el efecto de bandas meridianas de colores), de forma aplanada o semiesférica. Espinas estriadas, muy finas, de colores semejantes al test aunque más claras, y de color más intenso en la base. Valvas de los pedicelarios globíferos con el diente apical abierto en el dorso, dientes laterales uno o dos por lado, a veces el de un lado notable- mente mayor que los otros, ocasionalmente de disposición impar. DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Semiesférico o aplanado, con el diámetro horizontal aproximadamente igual al doble del diámetro vertical. Color muy variable en los caparazones, entre ambulacros e interambulacros, variando en- tre marrón, morado, rosado, verdoso, grisáceo o blanquecino. Las series ver- ticales de pares de poros conservan una tonalidad blanquecina, por lo que generalmente el caparazón desprovisto de espinas tiene bandas meridianas de colores. En otros ejemplares la coloración es morado uniforme, especialmente en los especímenes de poca profundidad. Comentarios: Mortensen (1913:231) caracteriza a Pseudechinus albocinctus por la coloración del test, en forma muy semejante a la descripción que aquí se hace de P. magellanicus, estableciendo (op. cit.: 235) posteriormente la gran afinidad entre estas dos especies a este respecto. Esta peculiar pig- mentación del caparazón de P. magellanicus se presenta preferentemente en ejemplares de profundidad (más de 200 m), combinado con un aspecto ge- neral muy frágil. Estos colores tienden a desaparecer en ejemplares preserva- dos durante largo tiempo. Los ejemplares de poca profundidad y litorales son de color uniforme, morado o violeta suave, con las espinas más claras en el extremo. SISTEMA APICAL: Dicíclico, con la ocular I inserta invariablemente (Fig. 85); ocasionalmente existen otras oculares insertas; oculares de menor tamaño que las genitales; madrepórica abultada, de mayor tamaño que las restantes genitales. Placas periproctales con una supraanal conspicua, de gran tamaño, relativamente más grande en juveniles (80%, del periprocto) que en adultos (509), con dos placas laterales de menor tamaño, alargadas, y varias otras, pequeñas, alrededor del ano, que se encuentra fuertemente desplazado en dirección de la ocular I, inserta. Todas las placas periproctales son de tex- tura granular y apariencia translúcida y brillante y la supraanal muestra una disposición radial de los gránulos. a Comentarios: El sistema apical es, sin duda, uno de los aspectos más carac- terísticos de P. magellanicus. La constancia de la ocular 1 inserta fue comen- tada por Jackson (fide : Mortensen 1943:234) y Mortensen (0p.cit.). y se ve confirmada por los ejemplares estudiados aquí. SISTEMA CORONAL: AMBULACROS (Fig. 86): Placas ambulacrales de tipo equinoídeo, trige- minadas, con un tubérculo primario, de posición central, solevantado cons- picuamente sobre la placa, dispuestos en una serie vertical en el caparazón. Alrededor de cada primario existen tres o cuatro tubérculos secundarios. En ejemplares juveniles y ocasionalmente en adultos (aproximadamente 2%) es posible observar epistroma, en forma de crestas que radian a partir del tu- bérculo central, estableciendo frecuentemente puentes entre éste y los tu- bérculos secundarios periféricos (Fig. 87). Este carácter se halla más pronun- ciado en las placas ambitales. INTERAMBULACROS: Placas interambulacrales (Fig. 88) con un tu- bérculo primario, dispuestos en el test en una hilera vertical y varios (apro- ximadamente diez) tubérculos secundarios alrededor de éste. En adultos con epistroma, éste es más notable en los ambulacros. Comentarios: Los tubérculos primarios están marcadamente levantados sobre la placa, incluyendo todo el espacio encerrado por la aréola, que está leve- mente excavada. Es llamativa la aparición de epistroma, que asegura la co- rrecta posición del género dentro del Orden Temnopleuroida. Esto ya había sido descrito en ejemplares juveniles pequeños por Pawson (1966:208, Fig. 2) y comentado por la importancia del hallazgo anterior de Fell (1958, fide Pawson op. cit.) en especies neocelancesas del género. Este es el primer re- gistro de este carácter en adultos de P. magellanicus. (Para localidad, ver Mapa 11). SISTEMA PERISTOMAL: Sin placas además de las diez usuales bucales (Fig. 89). Sin espículas en la membrana peristomal, excepto pequeñísimos gránulos calcáreos en el borde interno (adoral) de la membrana, inmersos en ella. Con pedicelarios oficéfalos, trifoliados y tridáctilos sobre las placas bucales; sin espinas. Comentarios: P. magellanicus cumple en forma rigurosa con la condición de no tener espinas en el peristoma, igual que los otros representantes del gé- nero; no hay tampoco espículas, excepto las bihamadas que presentan los pies ambulacrales. Existen pequeñísimos cuerpos calcáreos de forma esferoidal en el tejido engrosado del margen interior de la membrana peristomal, sobre los cuales sería preciso realizar un estudio detenido (por su posible relación con el mecanismo de secreción de carbonato de calcio para engrosar las placas o espículas). en Figs. 85-89.— Pseudechinus magellanicus. 85: Sistema apical; 86: ambulacro; 87: placa ambulacral ambital; 88: interambulacro; 89: Sistema peris- tomal /se indican con flecha las placas con textura completa, el resto de la figura semiesquemática; para más detalles ver texto). APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas primarias (Fig. 90) rectas, muy estriadas, con el burlete muy desarrollado, longitud variable, en ejemplares juveniles son muy finas y largas, hasta 10 mm en ejemplares de diámetro horizontal 10 mm (colectados a profundidades mayores de 200 m). Espinas secundarias (Fig. 91) cónicas, sin burlete notable; miliares escasas, más fre- cuentes en la región oral, estrías sin ganchos ni borde aserrado. Pedicelarios globíferos (Figs. 92, 93 y 94) generalmente abundantes, de tamaño variable; unos pequeños, con sus valvas de alrededor de 160 y de longitud, y otros mayores, con valvas de alrededor de 400 ¡ de longitud, de lorma semejante, con uno o dos dientes laterales por lado; diente apical notable, abierto, con un surco dorsal, levemente curvado hacia abajo; algu- nos tienen diferenciada abruptamente la base de la hoja, con hombros angu- losos (Fig. 94). Oficéfalos (Fig. 95) con arcos articulares grandes, abundantes. Tridáctilos (Fig. 96) más bien escasos, de tamaño variable, entre 200 y 300 p de longitud valvar, con la hoja levemente diferenciada de la base. Comentarios: El largo de las espinas de los ejemplares provenientes de las cercanías de Juan Fernández es notable, y explicable debido a su profundidad (alrededor de 250 m) y al hecho de provenir ciertamente de aguas calmadas. Esto ha sido notado por Fell, F. J. (in litteris), también en ejemplares co- lectados en el “Hassler” en 1872 y más recientemente por el “Anton Bruun” en la misma zona. Aún más, un ejemplar colectado por el “Hero” en la región del Golfo de Penas, también de profundidad (250 m) y de pequeño tamaño, tiene las espinas notablemente largas y finas. Los pedicelarios globíferos tienen en algunos ejemplares valvas atípicas, que constituyen formas muy “hombradas”, en cierto modo parecidas a las que poseen algunas especies del género Sterechinus. El número y posición de los dientes laterales es muy variable dentro de esta especie aunque más constantes dentro de las mismas poblaciones. Así, por ejemplo, es muy fre- cuente en los especímenes provenientes de Juan Fernández que tengan un diente en un lado, bastante desarrollado, y en el otro un diente más pequeño. Esto es menos frecuente en los ejemplares de la región Sur, en los que usualmente hay dos dientes a cada lado. En los ejemplares de Juan Fernández es también notable la longitud de la hoja de los pedicelarios globíferos, alrededor de 1,5 a dos veces el largo de la base, lo que en ejemplares de otras regiones alcanza apenas a 1,5 veces. Son también relativamente más frecuentes las formas “hombradas” en las valvas de los pedicelarios globí- feros de los ejemplares provenientes de Juan Fernández que en los de la región austral. OBSERVACIONES ADICIONALES: Linterna camarodonta, dientes quillados o carenados, epífisis se cierran dejando un foramen. Tamaño grande en relación al caparazón. 7 e Figs. 90-96.— Pseudechinus magellanicus. 90-91: espinas; 92-96: pedicelarios (para más detalles ver texto). =83 — DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Hacia el Sur alcanza al menos el Estrecho de Magallanes; hacia el Norte llega por el Atlántico a la latitud del Río de La Plata (35% Lat. S, fide Bernasconi 1953) y por el Pacífico hasta la latitud de Puerto Montt (41? Lat. S) por el litoral continental, alcanzando aisladamente el Archipiélago Juan Fernández (Más a Tierra), en los 33-34% Lat. S (Ver Mapa 15). PROFUNDIDAD: Litoral hasta 360 m. Se amplía levemente su rango batimétrico, anterior- mente registrado hasta 340 m (Bernasconi 1953). "Pseudechinus cf- magellanicus (Philippi, 1857) MATERIAL ESTUDIADO: Cuatro especímenes, provenientes del corte de camino, aproximadamente a 300 m desde la desembocadura del Río: Raqui-Tubul hacia el Este, en la base de la Formación Tubul (ver Mapa 8). El material consiste en dos mol- des internos en mal estado y dos coromas completas, a las que faltan el Sistema apical y peristoma. Además, numerosas espinas sueltas, asociadas con la arenisca que contiene los fósiles. Sus dimensiones se dan en la Tabla VII b del Apéndice. Depositado en la Colección del Depto. de Geología y Paleontología, U. de Cóncepción. DESCRIPCION: Placas ambulacrales de. tipo equinoídeo, trigeminadas. Tubérculos pri- marios levemente crenulados, solevantados, ubicados uno por placa. Placas interambulacrales semejantes a las descritas en P. magellanicus, cada una con un tubérculo primario semejante a los de las ambulacrales, aunque ostensiblemente mayores que los de aquellas. Tubérculos primarios dispuestos en hileras. Tubérculos secundarios en número de seis a ocho por cada placa, dispuestos adyacentes a las suturas en todo el margen de las placas. Epis- troma moderado, presente. Espinas primarias (obtenidas por disgregación de la roca encajadora) idén- ticas a las descritas para P. magellanicus; espinas secundarias también, Moldes internos irreconocibles, asociados a esta especie por el tamaño y proveniencia común con el material anteriormente descrito. Comentarios: La completa identidad de los fósiles con la especie reciente del género en nuestras costas (P. magellanicus) es imposible de establecer, sin contar al menos con ejemplares que conservan el Sistema apical, o lo que es más difícil, espinas y/o pedicelarios sobre el caparazón. Sin embargo, el pr aspecto general de las coronas, y sobre todo el de las espinas encontradas en la roca permite establecer ciertas posibilidades de identificación del ma- terial, por lo que se ha conferido la especie a Pseudechinus magellanicus (Philippi 1857). Junto con las espinas descritas de Pseudechinus, existen, en el mismo material, espinas de otros grupos que también se encuentran en la tafo- cenocis de la Formación Tubul. LOCALIDAD: Philippi (1887) reconoció paleontológicamente los afloramientos tercia- rios de la desembocadura del Río Tubul, en la Bahía de Arauco. Bruggen (1950) explica su diferencia con los afloramientos isocrónicos del resto del país como una diferencia de facies, considerándolos como depósitos a “gran distancia de la costa” (sic) a diferencia de los del Norte, “sedimentos forma- dos en la vecindad de la costa” (sic) Feruglio (1949) se refiere a estos aflora- mientos como “capas de Tubul”, que es la denominación que Hoffstetter et.al. (1957) reconocen como original. Tavera (1942) sólo agrega a las obser- vaciones de Bruggen (0p.cit.) una localidad más en donde afloran las are- niscas del Plioceno y su base (al Sur de Los Alamos) y algunas especies de fósiles recolectadas en ellas. Ultimamente, Martínez y Osorio (1968) han estu- diado los foraminiferos de estos afloramientos, asignándole el nombre y rango de Formación, y corroborando las observaciones de Bruggen (op.cit.) respecto al ambiente en que dicha formación se depositó, caracterizándola como de profundidad cercana a los 150 m, con temperatura de fondo no mayor de 8-92, con temperatura superficial de 14-15%C, ambiente de mar abierto. EDAD: Bruggen otorga a estas areniscas edad Plioceno. Martínez y Osorio (op.ctt.) afinan la estratigrafía de la localidad, asignando edad Plioceno medio a la base, y a la Formación en su conjunto. Los fósiles estudiados en este trabajo no arrojan mayores datos al respecto. Es interesante mencionar que el gé- nero Pseudechinus se conoce también fósil del Oligoceno y Mioceno inferior de Australia del Sur (Pawson 1969), y del Plioceno y Pleistoceno de la región Australo-neocelandesa (Fell, 1962; Fell XK Pawson 1966). A <Ú Orden £CHINOIDA Claus, 1876 (= Suborden £Echinina Mortensen 1942) Linterna camarodonta. Test no esculpido (sin epistroma). Hendiduras branquiales poco profundas. “Tubérculos imperforados, no crenulados. Espinas sólidas. “Tres familias, una representada en Chile. Familia Echinidae Gray, 1825 (emend. Mortensen 1943) Caparazón de tamaño moderado a muy grande. Ambulacros con placas trigeminadas o políporas, de tipo equinoídeo. Sistema apical dicíclico, o con oculares 1 y V insertas. Pedicelarios globíferos, oficéfalos, tridáctilos y tri- foliados presentes. Globíferos sin glándulas en el tallo, sin cuello (excepto Loxechinus), valvas con uno a numerosos dientes a ambos lados del diente apical, Color variable entre blanco, verde, rojo (distintas tonalidades) o púr- pura. 13 géneros, tres de ellos presentes en el litoral chileno. Género Dermechinus Mortensen, 1942, emend. Un tubérculo primario en cada placa ambulacral. Espinas secundarias pequeñas, muy numerosas, formando una cubierta densa, por sobre la cual las espinas primarias sobresalen en forma conspicua. Ganchos de las espinas secundarias radian horizontalmente desde la espina. Sistema apical muy pe- queño en relación al tamaño del test, dicíclico; peristoma más pequeño que el Sistema apical, con la membrana peristomal ocasionalmente con algunas placas además de las bucales, con algunas espículas bihamadas y numerosas espículas en forma de pequeñas láminas perforadas, aunque en algunos casos tiene sólo las diez placas bucales. Especie tipo del género: Echinus horridus A. Agassiz 1879, designado por Mortensen (1942), género monotípico. Dermechinus horridus (A. Agassiz, 1879) Figs. 97-108 - Tablas VII y XI - Mapas 9, 11, 16 y 17 Echinus horridus A. Agassiz 1879, Proc. Amer. Acad. XIV:203; A. Agassiz 1881, Rep. on the Echinoidea of H.M.S. “Challenger”, 1M1:115, pl. VI, Figs. 1-5; Grant £ Hertlein 1938, Publ. Univ. California Math. Phys, Sci, 2:22, - Sterechinus horridus (A. Agassiz) Dóderlein 1906, Echinoiden der Deutschen Tief. Exp. “Valdivia”: 220, tf. 28(20), Fig. 1-2, 35(27), Fig. 2-3, 47(39), Fig. 10-11. Dermechinus horridus (A. Agassiz) Mortensen 1942, Vid. Medd. 106:231; Mor- tensen 1943, A. Mon. of the Echinoidea 111,:112, pls. XIX, Figs. 6-10, XX, Figs. 1-3, LVI, Figs. 22, 23, 29-31; Clark 1946, The Echinoderm fauna of Australia: 322. TIPO: (Descrito originalmente sobre fragmentos). Colección del “Challenger”, British Museum. Non vidi. MATERIAL ESTUDIADO: Se estudiaron tres ejemplares enteros y numerosos fragmentos, colectados por la expedición “Hero” 72-4b, frente a Isla Topar, ubicada en la confluencia de los canales Trinidad, Concepción y Ancho, Prov. de Magallanes. Se trató de repetir la Estación 308 del Viaje del “Challenger”, lo que en el caso de los equinoídeos arrojó resultados altamente positivos, lográndose obtener esta especie en el mismo lugar, aproximadamente, en que el “Challenger” la obtuvo por primera vez: (Ver Mapa 11). 50%08'5” Lat. S. 74%41'0" Long. W. Prof.: 250 m (rastra). Colector: H. 1. Moyano. Fecha: 6-X-1972. (Como comparación se adjuntan los datos del “Challenger”: BOS10" Lat. S. 74%42* Long. W. Prof. 315, m Fecha: 5-1-1876). Además, un fragmento de grandes dimensiones provenientes de la salida del Seno Baker al Golfo de Penas, 74%40' Lat. S. 47%48' Long. W. (Ver Tablas, VIH y XI del Apéndice y Mapa 9). DIAGNOSIS: Sistema apical dicíclico. Placas ambulacrales con un tubérculo primario cada una, cubiertas profusamente por tubérculos secundarios, miliares y grá- nulos en toda la superficie; placas interambulacrales también con un tubérculo primario cada una, e igualmente cubiertas por tubérculos y gránulos. Forma del test esferoidal en juveniles, y cónica, de gran tamaño, en los adultos. Sis- tema peristomal en algunos casos con una placa entre cada par de ambula- Ugg. crales y otras de menor tamaño no muy numerosas que llevan un pedicelario cada una; espículas en forma de delgadas láminas perforadas, y b'hamadas inmersas en el tejido del peristoma. Espinas primarias de gran tamaño, de color rojo o anaranjado; secundarias de menor tamaño y más finas, muy nu- merosas; miliares muy abundantes, con hileras longitudinales de pequeños ganchos, terminadas en un disco, que también lleva ganchos en el borde; todos estos ganchos están dirigidos hacia afuera y levemente incurvados hacia abajo en el extremo. Pedicelarios tridáctilos de dos tamaños; oficéfalos, trifoliados y globíferos presentes, estos últimos con un diente apical y laterales bicús- pides en número de uno a un lado y tres al otro casi invariablemente. Lin- terna camarodonta, de pequeño tamaño. DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Esteroidal en ejemplares juveniles, y cónica, de gran tamaño en adultos, en los que el diámetro vertical excede el diámetro horizontal en más de una vez y media (Ver Tabla VII). Color del caparazón anaranjado, rojizo oscuro o amarillento; ocasionalmente puede ser marrón (ejemplar de Seno Baker). Comentarios: La forma de ejemplares juveniles de acuerdo a Dóderlein (1906, tf. XXVIII, Fig.1-2) es normal, un poco inflada en los de mayor tamaño; €s realmente notable la forma de los adultos, lo que ha sido enfatizado por los diversos autores. Se trata de uma forma cónica, aunque el diámetro en sentido aboral no decrece sino muy cerca del Sistema apical, dejando así plano el extremo superior. SISTEMA APICAL (Fig. 97): Dicíclico, con las oculares muy separadas, pe- queñas. Todas, al igual que las demás placas del test, profusamente cubiertas de tubérculos y gránulos. El madreporito es de tamaño semejante a las demás genitales, a lo más algo abultado, con un borde no madreporizado adapical- mente, cubierto densamente de tubérculos. Placas periproctales irregulares, entre las que no se distingue una supraanal por tamaño ni por posición. Comentarios: Dóderlein (1906: 220-240, taf. XXVIII Fig. 1d-2) ilustra ejem- plares juveniles, en uno de los cuales indudablemente es posible distinguir una placa supraanal; esta condición se pierde con el crecimiento. El madre- porito puede resaltar por su coloración o por ser algo abultado, pero su tamaño es esencialmente el mismo que las demás genitales. En general es un Sistema apical muy compacto. SISTEMA CORONAL: AMBULACROS: Placas ambulacrales (Fig. 98) trigeminadas, con un tu- bérculo primario cada una, dispuestos en forma de una serie conspicua ver- tical; alrededor de éste aproximadamente tres a ocho tubérculos secundarios ar o e o oO LOs » o o9 qa o 9,00% oo 00S o ga. Figs. 97-101.— Dermechinus horridus. 97: Sistema apical; 98-99: ambulacro e interambulacro; 100-101: Sistema peristomal (se indican con flecha las placas con textura completa, el resto de las figuras semiesque- máticas; para más detalles ver texto). grandes, de posición preferentemente adradial; en las placas del ambitus los tubérculos primarios se hacen más pequeños y los secundarios pueden formar series o hileras horizontales. El resto de la placa está cubierta por un gran número de tubérculos secundarios, miliares y gránulos. El par de poros adoral tiene posición muy cercana a la sutura correspondiente, o tocándola; los dos pares restantes muy cercanos a la sutura adradial o tocándola. INTERAMBULACROS: Placas interambulacrales (Fig. 99) con un tu- bérculo primario cada una, dispuestos en forma de una serie vertical cons- picua, más notable que las series ambulacrales por su tamaño; aproximada- mente cinco tubérculos secundarios dispuestos entre el tubérculo primario y la sutura interradial en forma de un arco pronunciado. En las placas ambi- tales pueden existir hasta tres de estas hileras, tanto entre el tubérculo pri- mario y la sutura interradial como entre ésta y la sutura adradial. El resto de la placa está cubierto por un gran número de tubérculos secundarios, mi- liares y gránulos de la misma manera que las placas ambulacrales. Comentarios: El aspecto más notable en las placas es su densa cubierta de tubérculos secundarios, miliares y gránulos, sin dejar libre ningún espacio; este carácter ha sido confirmado por todos los trabajos anteriores y es em- pleado como un buen carácter diagnóstico por Mortensen (1942) para justi- ficar la creación del género monotípico Dermechinus. SISTEMA PERISTOMAL (Fig. 100): Existen las diez placas bucales acostum- bradas, que llevan numerosas espinas miliares y pedicelarios, oficéfalos en su mayoría. Entre cada par de placas ambulacrales existe en algunos casos una placa de menor tamaño; en otros hay una cierta cantidad de placas aún más pequeñas, inmersas en el tejido del peristoma, cada una de las cuales lleva un pedicelario. Existen también una gran cantidad de espículas en forma de delgadas láminas perforadas (Fig. 101) de contorno irregular, y otras del tipo bihamado, dispersas. Las primeras se agrupan en algunos casos en el borde interno de la membrana. Existen, aunque escasas, espículas rectas. Comentarios: Mortensen (1942: 231; 1943: 5, 6, 115) enfatiza la ausencia de otras placas fuera de las diez ambulacrales en el peristoma. Sin embargo, de las observaciones sobre el material a mi disposición se concluye que existen otras placas, que se describen más arriba. Es curioso el énfasis de Mortensen sobre este punto, ya que Dóderlein (1906: taf. XXXV, Figs. 2-3) tiene exce- lentes fotografías del peristoma, en una de las cuales (3) aparecen algunos cuerpecitos pequeños entre las placas ambulacrales que bien podrían ser placas. Con las espículas ocurre algo en cierto modo semejante, ya que Mor- tensen (op.cit.) sólo se refiere a espículas bihamadas, encontrándose sin em- bargo espículas en forma de pequeñas láminas irregulares perforadas (también es op: evidentes en Dóderlein, loc.cit.). Las espículas bihamadas quedan restringidas prácticamente a los pies ambulacrales cuando existen las otras. Esto, que es notable en los ejemplares estudiados en este trabajo, lo es también en las fotografías de Dóderlein (op.cit... De esta manera es necesario modificar la diagnosis de Mortensen para el género (1942:231), en el sentido en referencia. Probablemente se trata de un carácter que aparece con el desarrollo en adultos (los aquí estudiados son de mayor tamaño que los especímenes des- critos hasta ahora). APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas primarias (Fig. 102) rectas muy largas, con el extremo tableado. La mayoría tiene aspecto de haber regenerado y tienen un segmento basal intensamente coloreado. Las interambulacrales son de mayor tamaño que las ambulacrales, alcanzando las primeras longitudes de hasta 40 mm en los ejemplares de gran tamaño (diámetro vertical de 164 mm). Espinas secun- darias de tamaño menor con ganchos poco conspicuos. Espinas miliares (Fig. 103) con ganchos, dispuestos en filas longitudinales, con el extremo ter- minado en un pequeño disco cuyo borde tiene también ganchos, en la con- tinuación de las filas longitudinales; estos pequeños ganchos se encuentran dirigidos radialmente hacia afuera, incurvados hacia abajo en el extremo. Pe- dicelarios tridáctilos de dos tamaños; unos grandes de aproximadamente 1,5- 2 mm de longitud de las valvas (Fig. 104), y otros pequeños, cuyas valvas (Fig. 105) alcanzan alrededor de 500 y de longitud. La lámina de la valva de los mayores es de sección transversal subtriangular, con los bordes in- ternos unidos por finos puentes dicótomos que forman una malla poco densa; tiene forma trapezoidal, con los bordes distales aserrados, que son los que se tocan cuando el pedicelario se cierra. Pedicelarios oficéfalos (Fig. 106) abundantes especialmente en el peristoma; valvas anchas, con la hoja pe- queña y las cápsulas de inserción muscular grandes, de longitud total alre- dedor de 500 y. Pedicelarios trifoliados escasos, valvas con el margen de la lámina liso, de alrededor de 120 y de longitud. Pedicelarios globíferos (Fig. 107) relativamente escasos, con las valvas de alrededor de 500 ¡ de longitud; cápsula de inserción muscular ovoidal; lámina angosta, de aproximadamente la mitad del largo de la valva; diente apical levemente incurvado hacia abajo, con dientes laterales generalmente bicúspides. Esferidios (Fig. 108) en forma de maza, de alrededor de 250 ¡, de longitud, con un cuello poco marcado; abun- dantes especialmente en los radios de la región oral. Comentarios: El gran tamaño que alcanzan las espinas primarias está indu- dablemente en relación con el gran tamaño del test. El ejemplar de Golfo de Penas posee espinas de hasta 60 mm de longitud, lo que sin duda lo hace notable. En las miliares resulta singular el extremo en forma de disco con ganchos, lo que constituye un buen carácter diagnóstico. a -- A PA y AAA 14 AS TS o iZ AS 5004 NA OSA RI, q e 2504 2504 5mm Figs. 102-108.— Dermechinus horridus. 102-103: espinas; 104-107: pedicelarios; 108: esferidio (para más detalles ver texto). ES Los pedicelarios tridáctilos corresponden muy bien a los descritos por Mortensen (1943) y se mantiene la semejanza con los ejemplares típicos de Sudamérica, y la diferencia con los ejemplares africanos, descritos por Do- derlein (op.ctt.). Indudablemente éste es un buen carácter para mantener la subespecie D. horridus horridus para la forma sudamericana y la subespecie D. horridus africanus para la forma sudafricana. Un carácter notable en los pedicelarios giobíferos que no ha sido notada, al parecer, por los autores que han estudiado la especie anteriormente, es la condición bicúspide de los dientes laterales. Este podría representar un carácter importante si se confirma su constancia en otro material; como se trata de un carácter de difícil obser- vación es probable que haya pasado inadvertido hasta ahora; el múmero de dientes laterales no coincide con los descritos por los autores citados, pero muy probablemente se trata de variaciones en poblaciones diferentes. OBSERVACIONES ADICIONALES: Linterna notablemente pequeña en re- lación con el tamaño del test. Gamarodonta, dientes quillados o carenados, epifisis se cierran dejando un foramen. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Región de los Canales magallánicos; Golfo de Penas Sur (Mapa 9) y confluencia de los canales Ancho, Concepción y Trinidad, frente a la Isla Topar (Mapa 11). Se conoce además de los extremos Sur de Africa y Austra- lia, en el Estrecho de Bass (ver Mapa 17). La localidad en el Golfo de Penas Sur, Seno Baker, es nuevo récord para la especie. PROFUNDIDAD: 250-315 m en Sudamérica; 350-550 m aprox. en Africa; 180-550 m aprox. en el Estrecho de Bass. Género Sterechinus Koehler, 1901 Placas ambulacrales trigeminadas, de tipo equinoídeo, con tubérculos primarios placa por medio, cada tres placas, o en la mayoría de las placas ambulacrales, faltando sólo en algunas adapicales y adorales, en donde es reemplazado por un par de secundarios. Espinas primarias más largas que las secundarias, con el extremo aplanado; secundarias numerosas, de aspecto sedoso, muy frágiles. Sistema apical monocíclico, o dicíclico. Test y espinas de colores entre blanco, blanco amarillento o verdoso, verde oliva, rojo. Especie tipo del género: Sterechinus antarcticus Koehler, 1901, designado originalmente por el autor. 09 = Sterechinus bernasconiae m.sp. Figs. 109-129 - Tablas IX y XI - Mapas 9, 11 y 16 TIPOS: Holotipo: Un ejemplar completo, depositado en el Museo del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción con el NO 7969 (Indicado en Tabla IX). Paratipos: Siete ejemplares, cuatro disecados parcialmente para exponer el caparazón, uno de ellos con el peristoma montado en preparación definitiva (de acuerdo a la técnica descrita en el Capítulo UN), depositados provisoria- mente en el Museo del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción, con los Nos. 7970-7976. MATERIAL ESTUDIADO: 18 especímenes, provenientes de dos localidades en los Canales magallánicos, especificados en la Tabla XI del Apéndice (ver Mapas 9 y 11). DIAGNOSIS: Test subcónico, color blanquecino; Sistema apical dicíclico, con todas las oculares exsertas. Periprocto cubierto por numerosas placas pequeñas cir- culares u ovoidales, con una placa supraanal vestigial marginal, adyacente a la genital 3. Placas ambulacrales de tipo equinoídeo, cada una con un tu- bérculo primario de tamaño variable (en la región oral puede faltar el tu- bérculo primario en una placa o dos, reemplazado por dos secundarios); pares de poros dispuestos en arcos de tres pares, formados por dos de una placa y el inferior de la placa superior. Sistema peristomal sin placas accesorias que cierren el anillo formado por los cinco pares de bucales; sin espinas secun- darias sobre ellas, con pedicelarios de tipo oficéfalo preferentemente. Espinas primarias interambulacrales finas y largas (alcanzando en el ambitus hasta 30 mm de longitud), rectas, con el extremo tableado. Espimas secundarias finas, sin ganchos. Pedicelarios tridáctilos con un tipo normal; y otro de valvas muy elongadas, de hasta 2 mm de longitud, que se topan solamente en sus extremos. DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Especie aplanada a subcónica, al menos en ejemplares de diámetro horizontal superior a 40 mm (ver Tabla IX). Influye sin embargo en este aspecto la condición superpuesta del Sistema apical, el que es abultado, al igual que el periprocto. “Test blanco, cuando desnudo; con es- pinas y pies ambulacrales resalta el color rosado de las partes blandas, el tejido muscular y epiteliar. Las espinas son igualmente blancas. Ma Comentarios: Bernasconi (1953) destaca en la especie afín, Sterechinus agassizi la forma subcónica adquirida por los ejemplares de diámetro horizontal ma- yores de 70 mm. En $. bernascontae esta característica es propia de ejemplares de menor tamaño; no conociendo los juveniles, no se puede asegurar si éstos son aplanados, como parece ser característico de los de otras especies del género. La coloración en el material fijado es estrictamente blanca, no exis- tiendo más que leves tonalidades de verde amarillento o rosado, y la musculatura basal de las espinas y los pies ambulacrales le confieren un tono marrón claro al caparazón intacto, incluidos estos apéndices. Aunque la co- loración es importante en distinguir algunas especies del género (v. gr. Stere- chinus neumayeri), no parece, en otras ser muy importante, y varía en tona- lidades de amarillento-blanquecino con tintes rosados (Sterechinus agasstzt) (Mortensen 1943, Bernasconi 1953). Además, varía en el material fijado. SISTEMA APICAL (Fig. 109): Dicíclico, con todas las oculares exsertas; todo el sistema parece estar sobrepuesto en la región apical, por la condición de sobrerrelieve que presenta. Oculares aproximadamente 1 a 14 de las geni- tales, ambas con tubérculos de asiento a espinas secundarias y pedicelarios. Madreporito abultado, generalmente un poco más oscuro que el resto de las genitales. Periprocto cubierto de pequeñas placas circulares, entre las que destaca una algo mayor, de posición marginal, que corresponde probable- mente a la supraanal. Frecuentemente la madrepórica deja un borde libre en el margen periproctal, en el que se pueden observar algumos tubérculos o gránulos, que son frecuentes sobre las restantes genitales, y en número más reducido sobre las oculares. Comentarios: Las oculares exsertas en todos los casos son un carácter que asemeja a esta especie a $. agassizi, y a S. dentifer, las dos con Sistema apical dicíclico estricto hasta ahora en el género. Sin duda que es con estas dos es- pecies con las que guarda mayor afinidad S. bernasconiae, como se ve en otros caracteres descritos. La posición marginal de la placa supraanal vesti- gial del periprocto puede interpretarse como una persistencia de un estado juvenil, o bien asignar a estos ejemplares una condición de juveniles, lo que es difícil, debido a su tamaño. Su posición es siempre adyacente a la genital 3, o entre ésta y la madrepórica. Este es un carácter que acerca esta especie a S, dentifer (cf. Mortensen 1943). SISTEMA CORONAL: AMBULACROS (Figs. 110, 111, 112, 113 y 129): Placas ambulacrales (Fig. 111) trigeminadas, de tipo equinoídeo. Cada placa con un tubérculo primario, cuyo tamaño puede variar; por su posición central en la placa determinan una hilera vertical meridiana en cada columna de placas. Esta condición puede faltar en la primera o dos primeras placas apicales, así como E Figs. 109-113.— Sterechinus bernascomiae nm.sp. 109: Sistema apical; 110: am- bulacro; 111: placas ambulacrales ambitales; 112: ambulacro; 113: ambulacro (la placa inferior corresponde a la sexta desde el borde peristomal; se indican con flecha las placas con textura completa, el resto de la figura semiesquemático; para más detalles ver texto). en una o dos placas subambitales (orales); en este último caso (Fig. 113), la placa leva dos o más tubérculos secundarios, cuya condición está determi- nada más por su posición fuera del centro de la placa (y por lo tanto de la hilera vertical meridiana de tubérculos primarios) que por su tamaño relativo. Las placas aborales presentan un tubérculo secundario en el ángulo adapical-perradial a partir de la cuarta o quinta placa adapical (Fig. 112) de manera que en el centro del ambulacro existe una doble hilera vertical de tubérculos secundarios; esta condición desaparece en el ambitus, y las placas orales tienen los tubérculos secundarios desordenadamente dispuestos y más numerosos. Pares de poros dispuestos en arcos poco pronunciados, formados por dos pares superiores de una placa y el inferior de la placa inmediatamente superior. INTERAMBULACROS (Figs. 114 y 115): Placas interambulacrales gran- des, con un tubérculo primario de posición central, cercano a la sutura adoral, con varios (generalmente cinco a seis) tubérculos secundarios dispuestos des- ordenadamente sobre el resto de la placa. Numerosos tubérculos pequeños y gránulos dispuestos en el borde areolar, que pueden ser confluentes con el de! tubérculo de la placa siguiente, o bien estar separados; esto último ocurre en las placas ambitales (Fig. 115) y aborales (supraambitales). Comentarios: El aspecto de mayor importancia en el establecimiento de la forma que se describe como una nueva especie radica en la presencia y dis- posición de los tubérculos primarios en los ambulacros. En todas las espe- cies descritas hasta ahora, que se mantienen en el género Sterechinus Koehler, un carácter importante lo constituye la presencia de tubérculos primarios alternadamente placa por medio en los ambulacros; es interesante consignar que éste no constituye una característica exclusiva de este género ya que dentro del género Echinus también se da el mismo carácter (Fell £ Pawson, 1966). Sin embargo, S. bernascontae no presenta este carácter, y tiene todas las placas con un tubérculo primario, aunque de tamaño variable, y ocasional- mente en una o dos placas orales (subambitales) desaparece el tubérculo pri- mario, existiendo en su lugar dos o más secundarios, en una condición seme jante a la descrita por Bernasconi (1953) para las placas alternas sin tubércu- los primarios de $. agassizi. Las dos especies de Sterechinus que mayores afinidades presentan con esta nueva especie son indudablemente $. agassizi y S. dentifer; una identidad con el último es muy improbable por aspectos que se discuten en otras partes del trabajo; con $. agassizi la principal diferencia radica en los tubérculos primarios de las placas ambulacrales, que, como ya se ha dicho, en $. bernas- coniae existen en cada placa (aunque de diferente tamaño), y en agassizi sólo existen placa por medio. Tanto en la descripción original de Mortensen (1910) de $. agassizi, como en la parte pertinente de “A Monograph of the Echinoi- Pa 1254 de. A Figs. 114-118, Sterechinus bernasconiae n.sp. 114: interambulacro; 115: placas interambulacrales ambitales; 116: peristoma; 117-118: espículas del peristoma y base de las branquias, respectivamente (se indica con flecha una placa con textura completa; la figura 115 tiene textura completa en las dos placas; para más detalles ver texto). dea” (1943) este carácter se encuentra formando parte de la diagnosis de S. agassizi, y no es posible una confusión con respecto al tamaño relativo de los tubérculos y su calificación por parte de Mortensen como primarios y se- cundarios, ya que en varias partes de su trabajo de 1943 él discute este tipo de confusiones en que otros autores han incurrido en otras especies (para mejores datos ver Mortensen 1943, TIT,: 4, 105). Así, pues, la diferencia entre S. bernasconiae y S. agassizi en este carácter es válida y muy importante, si bien el carácter de $. bernasconiae obliga a ampliar parcialmente el concepto del género. La única aproximación a esta condición descrita antes, corres- ponde a Koehler (1917, cf. Mortensen 1943) para ejemplares atípicos de S. diadema. En este caso existen tubérculos primarios consecutivos en varias placas ambulacrales (no se hace referencia a posición ni número). Esto no hace sino confirmar el poco valor de la presencia o ausencia de tubérculos primarios en placas consecutivas como carácter para diferenciar géneros, en este caso Echinus de Sterechinus como ha hecho Mortensen (1943). La cantidad y disposición de tubérculos (y espinas) secundarias es coinci- dente con las características del género, en cuanto a que son abundantes y forman una cuebierta de las placas que sólo se hace menos densa en los campos perradial e interradial. El borde areolar de los tubérculos primarios interambulacrales aborales está frecuentemente separado en tubérculos consecutivos, en una condición semejante a la comentada por Mortensen (1936) para un ejemplar atípico de S. agassizi; bajo el ambitus, sin embargo, la cercanía de los tubérculos funde los bordes areolares, de modo que se hacen confluentes. SISTEMA PERISTOMAL (Fig. 116): Cinco pares de placas bucales separados, no formando un anillo continuo; sin placas que los interconecten. Sobre las placas bucales existen pedicelarios oficéfalos en número discreto. Existen nu- merosas espículas en forma de láminas de contorno ovoidal, perforadas (Fig. 117), y algunas bihamadas dispersas (Fig. 118) aunque ubicadas de preferencia en la base de las branquias, las que tienen también espículas de forma de asta de ciervo. Sólo unas pocas espículas ovoidales perforadas se han engrosado, lle- gando a constituir pequeñas placas de asiento a un pedicelario (oficéfalo), por fuera del círculo de placas bucales, en número no mayor de diez. Comentarios: No existen en S. bernasconiae placas que cierren el círculo for- mado por las bucales, condición que es común a la mayoría de las especies del género; no existen tampoco espinas sobre el peristoma, condición que lo asemeja a $. dentifer, aunque en este último esta condición se ha asociado a un carácter juvenil (Mortensen 1943), lo que en este caso no es posible, ya que se trata de ejemplares que por su tamaño deben ser considerados adultos. 99 — APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas primarias (Fig. 119) finas, frágiles, interambulacrales más largas que las ambulacrales, y dentro de las interambula- crales, de mayor longitud las ambitales, que pueden alcanzar más de 30 mm de longitud en ejemplares de diámetro horizontal 50 mm. Sección transversal (Fig. 120) muestra estrías poco profundas, con el estroma central ocupando aproximadamente 1, del diámetro total. En la parte distal, la espina adquiere sección tableada u ovoidal (Fig. 121). Recta en toda su extensión. Burlete normalmente desarrollado, acetábulo grande. Espinas secundarias (Fig. 122) finas, sin ganchos, existiendo ocasionalmente una finísima indentación de las septas, visible sólo con gran aumento. Las espinas forman, como es caracte- rístico del género, una cubierta en el test, que lo hace aparecer erizado. Pedicelarios globíteros (Fig. 1235) con dos o tres dientes laterales por lado, con el diente apical largo e incurvado; pedicelarios oficéfalos (Fig. 124) más bien anchos, con una constricción moderada y arcos basales poco desarrollados; pedicelarios tridáctilos de dos tipos, uno normal, con la hoja de la valva no muy angosta, y valva (Fig. 125) de aproximadamente 500 a 600 y de longitud; otro tipo con la hoja de la valva extraordinariamente fina y elongada, alcan- zando sus valvas (Fig. 126) casi 2 mm de longitud en los casos extremos; este último presenta tabicación transversal en la parte basal de la hoja y el ex- tremo es ondulado. Pedicelarios trifoliados pequeños, hoja de la valva (Fig. 127) más ancha o igual a la altura. Esferidios ovoidales. Pies ambulacrales con espículas bihamadas dispersas en el tejido, con roseta terminal formada por disco calcáreo de cuatro piezas, muy frágiles, perforadas. Existen algunas pocas espículas sigma (Fig. 118). Además de las espículas ya descritas en los pies ambulacrales, existen algunas de forma de asta de ciervo en la base de las branquias, y bihamadas dispersas en el tejido peristomal. Comentarios: Las espinas primarias son rectas en toda su extensión, terminando como se ha descrito con sección tableada. Su extrema fragilidad hace que muy pocas o ninguna superen enteras las etapas de colecta. La sección transversal es semejante en alto grado a la descrita por Mortensen (1943) para S. dentifer, aunque el estroma medular es en $. bernasconiae más denso y fino. Un ca- rácter notable está dado por las espinas secundarias, que carecen de ganchos, teniendo una finísima indentación que resulta visible sólo con gran aumento, confiriéndole a las espinas un aspecto diferente del de las otras especies del género, generalmente con ganchos. Los pedicelarios globíferos son esencial- mente semejantes a los de las otras especies del género, sin que existan dife- rencias notables, excepto con $. dentifer, que se diferencia de las otras por el alto número de dientes laterales, que puede alcanzar a cuatro o cinco a cada lado (Mortensen, 1943). Los pedicelarios tridáctilos ofrecen un carácter único, en el sentido de existir dos tipos que se diferencian por la longitud de las valvas y el aspecto — 100.— Add QUO: misniió 1254 250 A a 12Í4 Figs. 119-127.— Sterechinus bernasconiae n.sp. 119-122: espinas; 123-197: pe- dicelarios (las zonas en las figuras indicadas con flecha sólo muestran el contorno, la textura es semejante al resto de la figura; para más detalles ver texto). — 101 — Cod conta — DS deta pr id rr De LA ye , A WN, 4 , + 7 y: STA á 19% o a "LA co nio. E tata As Y AA dl Me ' do ú Má ¡As ¿ba 4 VA ve YAA MA var % 4 TON paty wobrediz A Mu Y jala NE bra o Figs. 128-129.— Sterechinus bernasconiae n.sp. 128: oral, caparazón parcial- mente Juesto para mostrar estructura ambulacral e interambula- cral y Sistema apical; 129: oral, detalle de ambulacro V e inter- ambulacros 4 y 5 mostrando disposición de tubérculos primarios en las placas (Fig. 129 sombreado según Phelan. 1970, modificado). O el e MS e aa 0% E e cd ado e qa? Y E Md ná al Hei 7 e Y O A a, W” ¿q MN ICRA 17 ICA A ANS E general. A diferencia con los que posee el género Echinus y otros géneros cercanos, no existen tampoco formas dactiladas, sino que el más pequeño, en este caso es normal, y el de mayor tamaño tiene la hoja de una extremada longitud, alcanzando las valvas hasta cerca de 2 mm de longitud, como ya se ha dicho. Este es un carácter importante en la definición de la especie, y en este sentido el que más se le aproxima es $. agassizi. Los pedicelarios oficéfalos, trifoliados y los esferidios no ofrecen mayores peculiaridades. El disco calcáreo terminal de los pies ambulacrales es muy frágil, y se destruye al introducirlo en NaCIO para su observación; las espículas bihamadas son abundantes, v algunas con forma de sigma. DISCUSION: Esta especie está muy relacionada con el género Echinus, y presenta carac- teres intermedios entre éste y Sterechinus. Indudablemente tiene grandes afi- nidades con Echinus euryporus Clark 1912, descrito sobre material del “Cha- llenger” de la estación 308, a la que se ha hecho mención anteriormente (Ver pág. 87 y Tabla XD). Difiere éste, sin embargo, en la coloración del test (café o rojizo en E. euryporus (fide Mortensen 1943, TI[,:24), en la forma de éste (más aplanado en S. bernasconiae), y en la ausencia de dientes laterales a media altura en la hoja de la valva de los pedicelarios globíferos, caracte- rísticos de E. euryporus. Como se establece más arriba (en cada parte perti- nente) las mayores afinidades acercan S. bernasconiae a S. agassizt, con el cual puede incluso haber sido confundido (Meissner 1900?). Una importante conclusión de todo lo anterior, es la necesaria revisión del género Sterechinus, sobre la base de material sudamericano y antártico, así como un reestudio del material de Echinus euryporus Clark 1912; es posible que éste sea más bien un Sterechinus, o al menos, una especie de una posición genérica tal que, relacionándolo con la nueva especie aquí propuesta, y las ya conocidas de Sterechinus arroje mueva luz sobre el verdadero origen y afini- dades de los equínidos sudamericanos. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Sólo conocido hasta ahora de las estaciones del “Hero” 72-4b en la región Sur del Golfo de Penas (app. 47950” Lat. S. y 74%40' Long. W) y en las inmediaciones de la Isla Topar (aproximadamente 5008” Lat. S. y 74%41” Long. W). Es muy posible que la cita de Meissner (1900) (fide Bernasconi 1953) de Sterechinus agassizi en el Golfo de Penas pueda referirse a S. bernasconiae N. S|p., y no se trate de un error de localidades como se ha sugerido hasta ahora. PROFUNDIDAD: 300 a 600 m. =105= Género Loxechinus Desor, 1856 Placas ambulacrales políporas, entre seis y once pares de poros. Espinas primarias más bien cortas en relación al test. Sistema apical dicíclico. Pedi celarios globíferos con cuello sin musculatura circular, valvas sin una dife- rencia abrupta entre base y hoja. Especie tipo del género: Echinus albus Molina 1782, designado por Desor (1856), género monotípico. Loxechinus albus (Molina, 1782) Figs. 130-153 - Tablas X y XI - Mapas 3, 4, 5, 6, 10 y 16 Echinus albus Molina 1782, Saggio sul. st. Nat. Cile: 200-348; Hupe 1854, in Gay, Hist. Fis. Pol. de Chile 8: 417; Philippi 1857, Arch. f. Naturg. 23(1):133. Heliocidaris erythrogramma (Valenciennes) Hupe 1854, in Gay, Hist. Fís. y Pol. de Chile, 8:420; Philippi 1857, Arch. f. Naturg. 23(1):133; Philippi 1892, Verh. d. Deutschen Wiss. Ver. 11(4):247 (ver nota al pie). Strongylocentrotus gibbosus L. Agassiz et Desor, A. Agassiz 1881, Rep. on the Echinoidea of H.M.S. “Challenger” 111:106. Strongylocentrotus albus (Molina) A. Agassiz 1872-74 Rev. of the Echini: 162, 438; Rathbun 1887, Proc. U.S. Nat. Mus. 1X:271; Meissner 1896, Arch. £. Naturg. 52(1):86; Lambert 1903, Bull. Soc. Geol. France 4(111):483; Clark 1910, Bull. Mus. Comp. Zool. LI1(17):347-348. Heliocidaris alba (Molina) Philippi 1892, Verh. d. Deutschen Wiss. Ver. 11(4): 247. Heliocidaris antarctica Philippi 1892, Verh. d. Deutschen Wiss. Ver. 11(4):247. Loxechinus albus (Molina) Desor 1856, Synopsis des Ech. Fossiles: 136 (fide Mortensen 1943); Mortensen 1903, “Ingolf” Echinoidea IV(1):127; Koehler 1911, Deux. Exp. Ant. Frangaise: 162; Clark 1925, Cat. Rec. Sea Urch. Bri- Nora: Mortensen (1943 111, 3:350) ha aclarado el asunto de la confusión en la denominación de Heliocidaris erythrogramma, conjeturando que Valenciennes probablemente describió su especie sobre un ejemplir de Loxechinus albus, o al menos su lámina original correspondería a L. albus más bien que a H. erythrogramma. Posteriormente Agassiz et Desor (1846) y los autores siguientes habrían continuado con este nombre para la especie australiana, que es una especie válida. Así, es explicable que los autores citados en la sinonimia con este nombre para L. albus hayan creído identificar la especie de Valenciennes en algunos ejemplares de L. albus. En la opinión de Mortensen (op.cit.) el nombre H. erythrogramma debe ser mantenido para la especie australiana como nomen conservandum, en beneficio de la duda por el inconveniente cambio de un nombre extensamente utilizado, sin grandes variaciones ortográficas, para un taxon válido. Esto ha sido seguido por los autores modernos. 7 tish Mus.: 134; Porter 1926, Rev. Chilena Hist. Nat. 30:190; Bernasconi 1925, Res. 12 Exp. a T. del Fuego; 7; Mortensen 1936, “Discovery” Repts. Ech. £ Oph. X11:223; Schwabe 1936, Bol. Soc. B'91. Concepción X(2):125; Grant « Hertlein 1938, Univ. California Publ. Math. Phys. Sci. 2:28; Mortensen 1943, Mon. of the Echinoidea IM,: 172; Bernasconi 1947, Gaea VIII:103; Clark 1948, Rep. Ech. Warm. E Pac.: 265; Mortensen 1952, Rep. Lund. Univ. Chile Exp. 3:10; Bernasconi 1953, An. Mus. Hist. Nat. Montevideo, 22 ser. VI(2):23-25; Pawson 1966, Pac. Sci. XX(2):210; Larrain 1972, Bol. Soc. Biol. Concepción XLIV:201; Yáñez y Castillo 1973, Gayana Zool. 25:10. DIPO: No establecido. Descrito originalmente sin ilustración, probablemente so- bre notas del autor. Se designa como Neotipo al ejemplar depositado en el Museo del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción, con el NO 7977. MATERIAL ESTUDIADO: Aproximadamente 100 ejemplares recientes, provenientes de los lugares especificados en el Apéndice, Tabla XI. Sus dimensiones se dan en la Tabla X. Fósiles: Abundante material del Cuaternario, constituido por trozos de co- rona, placas aisladas y numerosas espinas primarias y secundarias sueltas, provenientes de la Bahía La Herradura de Guayacán, Provincia de Coquimbo. Los depósitos corresponden a borde Oeste de la Bahía, a una altura apro- ximada de 2 m s.n.m. (ver Mapa 5). Se encuentra allí con restos de Tetrapygus niger. Para mayores datos sobre la localidad, ver págs. 76, 116. DIAGNOSIS: Caparazón mediano a grande, de color verde, ocasionalmente con tona: lidades rojas en ambulacros e interambulacros (ejemplares de gran tamaño y profundidad pueden ser blancos parcial o completamente). Placas ambula- crales entre 6 y 11 geminadas, cada una con un tubérculo primario. Sistema apical dicíclico. Numerosas placas periproctales más bien grandes. Ano cen. tral. Espinas primarias más bien cortas en adultos, cónicas; espinas secun- darias y miliares numerosas. Pedicelarios globíferos con un cuello entre ca- bezuela y pedúnculo o tallo, con valvas grandes, con número variable de dientes laterales, entre uno y cuatro a cada lado. DESCRIPCION: FORMA Y COLOR DEL TEST: Caparazón semiesférico, que puede alcanzar considerable tamaño, superior a 100 mm de diámetro horizontal. Color del test verde, en algunos casos con estrías meridianas rojizas o moradas, sobre am- bulacros e interambulacros. En ejemplares de gran tamaño, la región adoral adquiere un tono blanquecino, y en algunos casos todo el ejemplar presenta esta coloración (Mortensen 1951:11). — 107 — Comentarios: La única mención en la bibliografía de ejemplares completa- mente blancos se encuentra en Mortensen (op.cit.) y no hay otra hasta ahora. Sin embargo, de la descripción original de Molina (1782) es claro que él recuerda y se refiere a ejemplares completamente blancos (“tienen la costra y las espinas blancas” sic). La forma del test es muy constante, y sólo se observan deformaciones en el Sistema apical, producidas por el comensal que frecuentemente se encuentra allí (Pinnaxodes chilensis (Milne Edwards)). En algunos casos estas deforma- ciones pueden ser extraordinariamente grandes, otorgando al test un aspecto cónico. SISTEMA APICAL (Figs. 130 y 131): Dicíclico, con las oculares app. 1/2 de las genitales; oculares exsertas; madreporito del mismo tamaño que las demás genitales, con la periferia libre, con tubérculos y gránulos. Es relativamente frecuente (10%) que alguna de las genitales tenga una doble perforación (Fig. 131). Placas periproctales disminuyen de tamaño hacia el centro, irre- gulares, casi todas cubiertas por tubérculos secundarios, o gránulos las más centrales. Ano central. Comentarios: Es relativamente frecuente encontrar deformaciones del Sistema apical producidas indudablemente por la ocupación del recto por el comensal Pinnaxodes chilensis. Un carácter que resulta muy constante es el hecho de no existir oculares insertas en el material revisado en este estudio. Esto con- trasta sin duda con la situación que existe en Caenocentrotus gibbosus (fide Mortensen 1943, 111,:323) en el que las oculares IV y V están insertas, y cons- tituye uno de los mejores caracteres para distinguir a ambas especies entre sí. Existe una gran constancia de la condición y características del sistema apical en ejemplares de muy distinta proveniencia, como Arica (app. 18% Lat. S) y la región de los canales magallánicos (45-50% Lat. S). SISTEMA CORONAL: AMBULACROS (Figs. 136 y 137): Placas ambulacrales políporas, entre 6 y 1l-geminadas, con los pares de poros dispuestos en forma de arcos, e in- variablemente uno adyacente a la sutura adapical, muy cercano al tubérculo primario, generalmente sobre su aréola. Cada placa con un tubérculo primario, dispuesto en el test en una serie vertical; entre uno y una serie horizontal de cinco o seis secundarios de posición adradial, y uno, dos, o más raramente tres tubérculos secundarios en posición perradial. INTERAMBULACROS (Figs. 138 y 159): Placas interambulacrales con un tubérculo primario cada una, dispuestos en una serie vertical en el test, y varios tubérculos secundarios a ambos lados del tubérculo primario, sin formar series verticales mi horizontales, excepto en la región interradial, en — 108 — DA Figs. 130-185.— Loxechinus albus. 130-131: Sistemas apicales; 132-135: peris- tomas (se indican con flechas las placas con textura completa, el resto de las figuras semiesquemáticas; para más detalles ver texto). la que en algunos ejemplares un tubérculo secundario conspicuo se ubica en el vértice de cada placa, formando una doble serie vertical interradial en el test (Fig. 144). Comentarios: El número de pares de poros es variable; en el ámbitus de ejemplares procedentes de Caleta Coloso (Antofagasta) se encuentran entre ocho (fig. 140) y once pares de poros; en ejemplares de Caldera, nueve (Figs. 141 y 142); en ejemplares de Putemún (Chiloé) entre seis y ocho (Fig. 143); en ejemplares de Isla Madre de Dios (aproximadamente 50% Lat. S. región de los Canales magallánicos) entre siete y ocho; en general el número varía entre seis y once pares de poros, y no se encuentra ningún tipo de gradación latitudinal que permita sugerir sobre esta base alguna diferenciación en sub- especies o razas geográficas. Tampoco existen diferencias en la disposición de los tubérculos, ya que la ubicación de los tubérculos secundarios interra- diales en forma de una doble serie vertical (Fig. 144) presente en ejemplares provenientes de Caleta Coloso (Antofagasta) no existe en ejemplares de otras localidades cercanas como Isla Santa María (Pen. de Mejillones, Provincia de Antofagasta), y reaparece en ejemplares provenientes de Isla Madre de Dios. Esto no prueba sino que se trata de una especie variable en estos caracteres, y que es poco apropiado basar cualquier diferenciación taxonómica sobre ellos. Una diferencia poco importante que sí guarda relación con la distribu- ción geográfica es la tendencia de los pares de poros a ubicarse en forma de una serie horizontal en cada placa, los que a la vez son más largas en este sentido, en los ejemplares del Norte (v. gr. Isla Santa María, Antofagasta; Caleta Coloso, Antofagasta (Fig. 140); Caldera (Figs. 141 y 142)), y la ten- dencia a formar arcos de posición oblicua, en placas relativamente menos extendidas en sentido horizontal de los ejemplares del Sur [ej. Putemún, Chiloé (Fig. 143) e Isla Madre de Dios). El número de pares de poros puede servir como un buen carácter para distinguir a £. albus de C. gibbosus, ya que el primero tiene placas 6-11-ge- minadas (7 a 10-geminadas según Fell £ Pawson 1966) y el segundo 4 a 5- geminadas (Fell k Pawson 1966). SISTEMA PERISTOMAL (Figs. 132 y 135): Placas bucales del peristoma re- gularmente dispuestas en cinco pares; entre cada par existen ocasionalmente placas accesorias de menor tamaño, irregulares, frecuentemente en pares. Numerosas placas pequeñas, y espículas de forma de láminas perforadas (Figs. 133 y 134), estas últimas ubicadas preferentemente en posición adoral en relación a las bucales; las placas llevan gránulos de asiento a pedicelarios, en su mayoría oficéfalos; nunca tienen espinas. Existen ocasionalmente espí- culas bihamadas en los pies ambulacrales del peristoma. — 110 — 5mm 5mm 136-139.— Loxechinus albus. 136-137: ambulacros; 138-139: interambulacros. Las Figs. 136 y 139 sobre ejemplares de P. Henry, ver Mapa N9 10; las Figs. 137 y 138 sobre ejemplares de Ca. Coloso, ver Mapa N9Q 3 (se indican con flecha las placas con textura completa, el resto de las figuras semiesquemáticas: para más detalles ver texto). 144 : (0) e ID e) 0), 0% OO)9 O cc. OYS Ot) 00) 0) ¡e0)2: (O a «Dos 5mm Figs. 140-144.— Loxechinus albus. 140: placas ambulacrales ambitales (sobre tres ejemplares de Ca, Coloso, ver Mapa NQ 3); 141-142: placas am- bulacrales ambitales (sobre tres ejemplares de Caldera, ver Mapa N0 4); 143: placas ambulacrales ambitales (sobre tres ejemplares de Putemún, Chiloé); 144: placas interambulacrales ambitales (todas las placas semiesquemáticas, excepto la indicada con flecha; para más detalles ver texto). Comentarios: Aunque existen algunas diferencias entre los ejemplares de diferentes poblaciones, los peristomas son esencialmente semejantes; así, en algunos ejemplares (Isla Madre de Dios, aproximadamente 50% Lat. S) existen placas intermedias entre los pares de ambulacrales (Fig. 135), las que llevan gránulos de asiento a pedicelarios, especialmente oficéfalos, en una situa- ción que se aproxima a la descrita por Mortensen para el género Sterechinus (1943 III, :6); en otros ejemplares (Caleta Coloso, Provincia de Antofagasta Fig. 132), no existen placas intermedias, y en cambio hay algunas espículas bihamadas en los pies ambulacrales del peristoma, lo que no existe en po- blaciones del Sur (Isla Madre de Dios). APENDICES DEL CAPARAZON: Espinas primarias (Fig. 145) más bien cor tas en adultos (app. 25% del diámetro horizontal); espinas secundarias (Fig. 146) más cortas, esencialmente iguales a las anteriores; espinas miliares en algunos ejemplares con el extremo en forma de maza (Fig. 147). Pedicelarios tridáctilos en dos tamaños, los mayores con valvas de aproximadamente 1 mm de largo (Figs. 148 y 149), los menores con valvas aproximadamente la mitad del largo que los anteriores, esencialmente similares a ellos, excepto por la frecuente ausencia de dientes en el borde de la región mediana en los últimos. Oficéfalos (Fig. 150) con arcos basales no muy pronunciados, con un notable engrosamiento mediano en la hoja. Trifoliados (Fig. 151) muy pequeños (val- vas app. 150 ¡ de longitud). Pedicelarios globíferos (Fig. 152) con valvas lar- gas (ca. 500 ¡1), con un diente terminal incurvado hacia abajo, y número va- riable de dientes laterales en ambos lados, entre uno y cuatro, presentándose variadas combinaciones dependiendo de la población de que se trate, Pre- sentan un cuello muy especial, con un rodete conjuntivo entre el tallo del pedicelario y las valvas. Los pies ambulacrales presentan espículas tan solo ocasionalmente, del tipo bihamadas; el disco calcáreo (Fig. 153) está formado por cinco placas radiales, con el borde externo dentado; las placas dejan ge- neralmente un ojal en cada unión entre dos. Comentarios: Las espinas primarias son más bien cortas, aunque en ejem- plares juveniles son notablemente largas las interambulacrales; la coloración es variable, entre verde oscuro y verde claro hasta blanco, con tintes rojos o rojizos hacia los extremos en algunos casos. Un carácter que no ha sido notado por autores anteriores, aunque no es constante en todos los ejemplares es el engrosamiento del extremo de las espinas miliares, que aunque discreto, es observable claramente, en ejemplares provenientes de 1. Madre de Dios (Mapa 10). Los pedicelarios tridentados son relativamente variables; así, ejem- plares provenientes de localidades cercanas (Puerto Henry, 1. Madre de Dios e Isla San Pedro, en Golfo de Penas Sur) muestran diferencias en lo que se —113 — 5004 1254 500 Figs. 145-153. Loxechinus albus. 145-147: espinas; 148-152: pedicelarios; 153: disco calcáreo de un pie ambulacral (para más detalles ver texto). — 114 — DA refiere a la indentación lateral media en los tridentados grandes, así como al largo relativo de la hoja, que, por ejemplo, es mayor en ejemplares de I. San Pedro que en ejemplares de Pto. Henry. Los globíferos también muestran gran variabilidad en lo que se refiere al número de dientes laterales; así por ejemplo, individuos provenientes de Pto. Henry y de I. San Pedro presentan uno a un lado y dos al otro; ejemplares de Cocholgúe, Concepción, llevan tres o dos por lado; ejemplares provenientes de Caleta Coloso, Antofagasta (Mapa 3) tie- nen hasta cuatro a un lado y dos o tres en el otro; ejemplares de I. Santa María, Provincia de Antofagasta, cuatro a un lado y tres o cuatro al otro; no es posible asegurar una norma, pero al parecer, los ejemplares de la región Sur tendrían menor número de dientes laterales que los de la zona Norte. En el cuello de los pedicelarios globíferos, a diferencia de los restantes represen- tantes de la familia Echinidae, no existe más que musculatura longitudinal, y un rodete de tejido conjuntivo que ha sido descrito en un trabajo anterior (Larrain 1972) confirmando la hipótesis de Mortensen (1943, IMI,: 7). Esta característica resulta demasiado sofisticada como para ser incluida como un hecho diagnóstico importante, así como los tipos de musculatura del cuello, y no se puede hacer otra cosa que, como Mortensen (1943, III,:6-7), citarlo todo como caracteres que en algún momento pudieran servir para esclarecer algún asunto de importancia filogenética o de relaciones taxonómicas. La ubicación dada por Bernasconi (1953) al género Loxechinus en la familia Strongylocentrotidae es, en todo caso, inconveniente e induce a errores, al caer en una importante contradicción con su propia clave (op.cit. : 16), espe- cialmente en lo que se refiere a la presencia y número de dientes laterales en los pedicelarios globíferos. De este modo, la inclusión del género mono- típico Loxechinus en la familia Echinidae es lo más apropiado por el mo- mento, a pesar de que Arrau (1958:59), que obtuvo todos los estados larvales en el laboratorio, ha probado conclusivamente que el pluteus de £. albus no es en ningún modo del tipo de la familia Echinidae. Las escasas espículas que fue posible observar en los pies ambulacrales del peristoma son del tipo bihamadas, sin que tengan las extremidades ra- mificadas, lo que también asegura la inconveniente ubicación del género en la familia Strongylocentrotidae (Bernasconi, 1953:23). OBSERVACIONES ADICIONALES: Linterna camarodonta, dientes quillados y epifisis se cierran en la parte superior, dejando un foramen. Compases muy ensanchados en su extremo mayor, de forma acorazonada. Aurículas moderadas, poco soldadas en la unión entre las dos piezas. = 115 — DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Alcanza hacia el Sur hasta el Estrecho de Magallanes, llegando hasta la Isla de los Estados en su dispersión oriental (fíde Bernasconi 1953). Hacia el Norte llega hasta Ecuador (aproximadamente 6% Lat. S) según Clark (1948). Ver Mapas 3, 4, 5, 8, 10 y 16. PROFUNDIDAD: Litoral, hasta 340 m. EDAD: L. albus es una especie abundante y muy exitosa actualmente en el litoral chileno, en su extensión continental. Como se ha dicho anteriormente, se estudiaron especímenes, probablemente fósiles, provenientes de la Bahía La Herradura de Guayacán, Provincia de Coquimbo (Mapa 5), en depósitos del Holoceno inferior-medio (fide Herm 1969). (Para mayores datos sobre edad y localidad, ver 76). IMPORTANCIA ECONOMICA: Loxechinus albus es una especie comestible, a lo largo de la costa chilena y del Perú. Aunque su extracción se halla limitada a los pescadores artesa- nales y “mariscadores”, la industrialización de las gónadas como conserva tiene un volumen muy grande en número de especímenes, lo que ha hecho extinguirse algunas poblaciones locales (Calbuco, Provincia de Llanquihue). Tan sólo en la Isla de Chiloé se ha calculado su extracción en cincuenta mi- llones de ejemplares al año (Buckle, 1973). Si a esto se agrega que estudios preliminares han permitido determinar que un erizo demoraría cerca de ocho años en alcanzar talla comercial (Buckle, op. cit.), es fácil vislumbrar que se trata de un recurso que está en vías de extinción. Estudios de su biología, encaminados a desarrollar métodos de utilidad en la equinicultura han re- sultado hasta ahora en su mayor parte infructuosos en cuanto a la obtención de “semilla” en condiciones de laboratorio, aunque positivos en muchos otros aspectos (Buckle, op. cit.). —116-— A A ——— A REGISTROS INCIERTOS O INSUFICIENTEMENTE DOCUMENTADOS: Caenocentrotus gibbosus (L. Agassiz £ Desor 1840): en varios trabajos (A. Agassiz 1872; Clark 1910, 1925, 1948; Grant £ Hertlein 1938; Mortensen 1943, Fell y Pawson 1966) aparece citada esta especie como habitante de la costa chilena, en localidades imprecisas de la zona central y Norte. Sin embargo no se encuentra, hasta donde se puede asegurar con el material revisado y co- lectado en este trabajo, realmente representado en nuestras costas; probable- mente su límite Sur no se extiende más australmente que el determinado por Clark (1948) a la altura de Callao, Perú (12% Lat. S) mediante las colecciones realizadas en el “Velero 11”. Hasta ahora la única mención a una localidad chilena es la citada por Clark (1910) de Valparaíso, de material depositado en el Museo de Zoología Comparada (M.C.Z., Harvard). Se trata probablemente de un ejemplar errónea- mente identificado o incorrectamente etiquetado, y que ha originado por citas de autores posteriores del trabajo aludido de Clark la actual confusión. En este mismo trabajo, Clark (1910:347) asigna una cita anterior de Meissner (1896) de Loxechinus albus de la localidad de Iquique a la especie Caeno- centrotus gibbosus, por el sólo hecho de describir Meissner la deformación del Sistema apical en los ejemplares por él estudiados. Esta deformación causada por el comensal Pinnaxodes chilensis (Milne Edwards) sería co- mún a ambas especies, por lo que ya Mortensen (1943) ha establecido lo erróneo de la aseveración de Clark a este respecto. Recientemente Gutiérrez (1971) ha estudiado el desarrollo larval del comensal en £. albus con algunas observaciones sobre esta peculiar asociación. La revisión de material de C. gibbosus colectado por M. Gaudichaud en la expedición de “La Bonite” en 1837, facilitado por el Museo de París, me permite asegurar que no es imposible una confusión entre esta especie y E. albus, aunque existen importantes caracteres diferenciales a nivel de Fa- milia entre ambos. En los comentarios sobre las descripciones de £. albus en este trabajo se han enfatizado los aspectos que los distinguen, con la fina- lidad de ayudar a resolver la probable confusión que ha existido hasta ahora, prueba de lo cual es la sinonimia cruzada entre las dos especies. Cidaris sp.: Citado por Tavera (1956) en una lista titulada “Distribución vertical de la fauna del Cretáceo inferior al Sur de Copiapó (según colección Dr. Biese)”. No hay descripción ni otra referencia, excepto la proveniencia, del “Valanginiano sup. Abundancia”. Seguramente Biese (1942) se refiere a éste como Rhabdocidaris. Cidaris sp.: Identificado por Corvalán y Pérez (in Segerstrom, 1959) en una lista sin descripción ni otros datos, excepto la proveniencia, del Lías supe- rior (Toarciano) de la Formación Lautaro en la ribera Este del Río Copiapó, =117 — 5 km. al Norte del Tranque Lautaro. El autor estuvo en dos oportunidades en la localidad, la última durante cinco días (1973), encontrando tan sólo una espina, probablemente asignable a un cidaroideo, en una localidad cer- cana (Hacienda Manflas). Su estado de preservación no permite establecer otra conclusión. Didematidae: Citado por Biese (1942:444) en listas de fósiles del Aptiano (Cretácico medio) de la región al Sur de Copiapó (actualmente Formación Pabellón). Sin descripción ni otros datos. Diadematidae: Citado por Biese (1961:14-15) en listas de fósiles, sin descrip- ción ni otros datos, excepto la proveniencia, del Lías medio y Dogger (Jurá- sico) de Cerritos Bayos, Provincia de Antofagasta. El autor estuvo en la locali- dad en el año 1972, habiendo resultado infructuosos los esfuerzos por encon- trar los afloramientos referidos por Biese (Op. cit.). Echinus anchistus: descrito por Clark (1912) sobre material del “Challenger”; es probablemente una forma batial (1890-2415 m de profundidad) fuera del alcance de este trabajo. Echinus euryporus: descrito por Clark (1912) sobre material del“Challenger”. Aunque no fue posible obtener esta especie en las colecciones, es altamente probable que se trate de un Sterechinus (ver discusión en pág. 105). Echinus pertenuis: Descrito por Philippi (1887) sobre trozos de placas y al- gunas espinas, sin ilustración. Fósiles del Terciario de Arauco, no asignables a ningún género sobre la base de la descripción original. Echinus bigranularis (Lamarck): Citado con descripción e ilustración por Bayle et Coquand (1851) en el material de fósiles recogido por Domeyko en la Cordillera de Doña Ana (Provincia de Coquimbo, aproximadamente 309 Lat. S). La identidad con la especie de Lamarck es muy poco probable, según se desprende de la misma descripción citada, y del concepto mucho más res- tringido que esta especie tiene en la actualidad. El material original de- bería hallarse en la Colección de la antigua Escuela de Minas de Copiapó, que no pudo ser visitada aún cuando se estuvo en la ciudad el año 1972 con este objeto. Probablemente se trate de un Stomechinidae. Echinoidea: Citado en varias ocasiones por Corvalán (1974) en listas de fósiles del Neocomiano de Copiapó (Provincia de Atacama), sin descrip- ciones ni otras referencias. Equínidos: citado así en varias listas de fósiles del Cretácico inferior al Sur de Copiapó, por Biese (1942). Sin otros datos. Echinus sp.: Descrito por Philippi (1887) sobre trozos de placas y espinas, probablemente fósiles del Terciario de Coquimbo, que sólo se pueden aso- ciar con algún arbácido, por la descripción que Philippi hace de las espinas (“son estriadas y están comprimidas en la punta”. sic). — 118 — Rhabdocidaris: Citado por Biese (1942:443) del Valanginiano (Cretácico in- ferior) de la región al Sur de Copiapó, sin otra referencia ni descripción. Es probable que a esto se refiera “Tavera (1956) como Cidaris sp. (ver página anterior). Stomechinus: Citado por Biese (1961:15) del Bajociano (Jurásico medio) de Cerritos Bayos, Provincia de Antofagasta (ver página anterior). No hay refe- rencia posterior ni descripción del material. Toxaster: citado por Biese (1942:444) en una lista de fósiles del Aptiano (Cretácico inf.) de la región al Sur de Copiapó (ver página anterior). Sin descripción ni otros datos. NOMINA NUDA: Existen varios casos de mombres binomiales citados en la literatura, a los cuales sus autores no han agregado nunca las descripciones ni ilustra- ciones correspondientes, por lo que deben considerarse nomina nuda, Arbacia amoena: Citada por Philippi (1892) en una lista de equinoídeos chilenos, sin descripción ni ilustración. Arbacia isothela: Citada por Philippi (1892) en una lista de equinoídeos chilenos, sin descripción ni ilustración. Echinus rodula: Citado por Philippi (1892) en una lista de equinoídeos chi- lenos, sin descripción ni ilustración. Echinus lepidus: Citado por Philippi (1892) en una lista de equinoídeos chi- lenos, sin descripción ni ilustración. Echinus cunninghami: Citado por Philippi (1892) en una lista de equinoídeos chilenos, sin descripción ni ilustración, sólo con la referencia a la localidad Estrecho de Magallanes (Magellanstrasse). Probablemente sinónimo de Pseude- chinus magellanicus (Philippi). Hypechinus minutus: Citado por Tavera (1942) en una lista de equinodermos fósiles del Terciario de Arauco (“Piso de Millongue), sin descripción, ilus- tración ni otras referencias posteriores. Probablemente referible a Pseudechinus magellanicus (Philippi). MISCELANEA: Diadema antiquum: Cirripedio, no equinoídeo, descrito por Philippi (1887). Se incluye aquí por el nombre genérico, que puede inducir a error, por ser homónimo (actualmente no válido) del género Diadema de equino- ideos [(Diadema Gray 1825, non Diadema Schumacher 1817 nec Diadema Ranzani 1817, = Coronula Lamarck 1802 (fíde Newman et.al. in Moore et.al. eds. 1969:R289)]. — 119 — CLAVE PARA SEPARAR LAS ESPECIES DE EQUINOIDEOS REGULARES RECIENTES DEL LITORAL CHILENO l.— Placas ambulacrales con un par de poros cada una; sistema apical monocíclico. Espinas interambulacrales primarias mayores que el doble del diámetro horizontal del test. Región de los canales ma- A A Austrocidaris lorioli (Mortensen) 1'.— Placas ambulacrales con más de un par de poros cada una; sistema apical con diversas oculares insertas o completamente dicíclico, nunca monocíclico. Espinas interambulacrales primarias no alcanzan nunca el doble. del diámetro horizontal del test ..........ccomiomos+emsssedosnes 2 2.— Espinas primarias con un capuchón o estuche estriado en el ápice, o al menos vestigios de él. Cuatro placas supraanales (ocasionalmente más en adultos de gran tamaño) subtriangulares grandes cubren com- pletamente el periprocto. Sin pedicelarios globíferos mm.com. 3 2'.— Espinas primarias sin capuchón o estuche en el ápice. Existen algu- nas placas en el periprocto, que mo lo cubren completamente, de forma generalmente irregular. Con pedicelarios globíferos ................ 5 3.— Color negro o violado intenso. Con tubérculos y espinas secundarias al menos en algunas placas interambulacrales. Pedicelarios oficéfalos con dos semiesferas de posición lateral en el extremo de la hoja, de color morado o púrpura. Arica a Estrecho de Magallanes ............ A A Tetrapygus niger (Molina) 3'.— Otro color. Sin tubérculos ni espinas secundarias en ninguna placa .... 4 4— Color pardo. Con espacios interambulacrales adapicales desnudos muy reducidos o inexistentes. Pedicelarios oficéfalos sin la hoja ensanchada en el extremo. Espinas orales espatuladas. Arica a Arauco ei Mi Pt ROI SRA IR EI Arbacia spatuligera (Valenciennes) 4',— Color pardo oscuro a verde intenso en los espacios desnudos inter- ambulacrales, que son amplios. Pedicelarios oficéfalos de la región apical con el extremo de la hoja ensanchado lateralmente (forma transversal”). Espinas orales no espatuladas, o muy ligeramente espa- tuladas, Puerto Montt al Sur ..ccccnocinicconenonoss Arbacia dufresnei (Blainville) 6'.— Placas ambulacrales poliporas, con 6 a 11 pares de poros cada una. Color verde a verde rojizo (ocasionalmente blanco-amarillento en adultos de gran tamaño y profundidad). Pedicelarios globíferos con la hoja de la valva adelgazada progresivamente desde la base, sin una diferencia pronunciada entre estas dos partes. Arica a Estrecho rd A A A Loxechinus albus (Molina) dl Placas ambulacrales trigeminadas, con tres pares de poros cada una. Valvas de los pedicelarios globíferos con la hoja delgada, demarcada A A A A O A Color rojo anaranjado a amarillento. Espinas miliares con hileras longitudinales de ganchos, cuyos extremos se incurvan radialmente y hacia abajo; en el extremo forman un disco con ganchos en su borde dirigidos hacia la base. Adultos singularmente altos, con el diámetro vertical entre 1,5 y 2 veces el diámetro horizontal. Región de los cabales magallánicos .ctqioipómissarurtguicaas: Dermechinus horridus (A. Agassiz) Espinas miliares suaves y sedosas, o con hileras de pequeños dientes dirigidos hacia arriba, sin disco terminal apical. Tamaño normal, diá- metro vertical nunca alcanza el diámetro horizontal eooccicicincnimmm.... Color blanco o blanco amarillento. Periprocto con numerosas placas pequeñas circulares, entre las que destaca una levemente mayor, mar- ginal que se puede identificar como supraanal desplazada. Sistema apical dicíclico, con todas las oculares exsertas. Pedicelarios tridáctilos de tipo grande con la hoja de la valva más de tres veces el alto de la base. Región de los canales magallánicos ...... tr tip O e el ds AS O A Sterechinus bernascontae n. 7'.— Diámetro horizontal no superior a 30 mm. Con una placa supraanal grande, que cubre el 50 al 809%, del periprocto y dos alargadas, más pequeñas, situadas a sus flancos. Sistema apical dicíclico, con la ocu- lar I invariablemente inserta, junto a la cual se ha desplazado el ano. Pedicelarios tridactilos grandes con la hoja como máximo dos veces la Taftura dec la base; Puerto! Montt" aliSur ls Nondistii lo sp. A Pseudechinus magellanicus (Philippi) 121. VHI.— CONSIDERACIONES PRELIMINARES SOBRE LA ZOOGEOGRAFIA DE LOS EQUINOIDEOS REGULARES RECIENTES CHILENOS Existen, además de los ya conocidos en la zoogeografía, dos mecanismos o modos de dispersión que parecen alcanzar gran importancia en los equi- noídeos. Sus larvas planctónicas representan un excelente estado para que las corrientes marinas las transporten, permitiéndoles salvar (si las restric- ciones de las larvas en cuanto a salinidad, temperatura, y otros factores abióticos lo permiten) grandes distancias. Esto ha sido utilizado entre otros por Fell (1962) para postular un modelo de dispersión para los equinodermos en el Hemisferio Sur, mediante la influencia de la Corriente Deriva del Oeste (WD), que alcanza indudablemente gran importancia en la explicación de la existencia de algunos géneros en la costa chilena. El mismo deberá ser válido también para movilizar incluso adultos, si las condiciones de sus habitat lo permiten (ej. P. magellanicus, en masas flotantes de Macrocystis). Hedgpeth (1969) ha generalizado esto, llegando a postular que la fauna subantártica de invertebrados marinos de sudamérica tendría probablemente su origen por colonización desde los lugares más próximos por el Oeste (1969:4). El segundo mecanismo se refiere a factores de topografía submarina, la existencia de las cordilleras oceánicas y los montes submarinos y guyots re- lacionados con ellas. Aunque la idea es anterior, últimamente Allison, Durham £ Mintz (1967) han hecho una apropiada discusión sobre las posibilidades y evidencias de cómo esta topografía sirve en la actualidad, y ha servido en el pasado para favorecer la dispersión de fauna en forma de “estadios” de aguas someras (shallow water “stepping stones” sic), en el Pacífico Sur. Dawson (1966) ha encontrado evidencias de que este mecanismo ha influido notable- mente en la dispersión de la fauna de equinoídeos en la región de Nueva Zelandia-Antártida e islas vecinas. Por otra parte, un hecho histórico que es necesario considerar en rela- ción con la zoogeografía, es la existencia del puente terrestre que alguna vez unió Sudamérica y Antártida, en la región del Arco del Scotia. Por ser un aspecto relevante y al que hasta ahora siempre se ha aludido en forma vaga en las consideraciones zoogeográficas de mumerosos trabajos, se discute en forma extensa en las próximas páginas. Tiene una indudable importancia como camino por el cual debió establecerse el intercambio faunístico entre el Pacífico y el Atlántico, y como barrera para la continuidad del periciclo circumpolar, en relación al WWD,. — 122 — EL PUENTE TERRESTRE TERCIARIO ANTARTO- SUDAMERICANO Un hecho que proyecta gran importancia sobre la dispersión de la fauna, especialmente marina, en el extremo Sur de nuestro continente, es su posible unión con Antártida en el pasado. Es conveniente revisar aunque sea somera- mente, los antecedentes anteriores y los últimos descubrimientos a este res- pecto, para una vez establecidos los principales hechos e hipótesis, situarse en mejor forma en la perspectiva histórica. Tal como Colbert (1970) ha establecido, la relación entre los puentes intercontinentales y el Continente de Gondwana es poca; el puente terrestre está más bien relacionado con la historia de los geosinclinales Magallánico y Andino; sin embargo, es con- veniente no perder de vista las relaciones entre los continentes del Hemis- ferio Sur a fines del Mesozoico. ANTECEDENTES BIO- Y PALEOBIOGEOGRAFICOS: Ortmann (1903) ha hecho una extensa exposición y discusión de las teorías respecto a la extensión y antiguas conexiones de Antártida, entre las que des- taca las de Von Ihering (1891, 1894, 1897, en las que expone sus teorías del “Archiplata y Archelenis”), Ruetimeyer (1867), Hutton (1873, 1874), Gill (1875, 1900), Forbes (1893), Hedley (1895, 1899) y otras tan antiguas como los de Hooker (1874). En ese mismo trabajo, Ortmann expone mediante un mapa (Fig. 154) la probable conexión entre Antártida y los otros continentes australes en el Terciario (Ortmann, op.cit. pl. 100). Una conexión-puente ha sido postulada por Earland (1934-24) como explicación más probable para la notable diferencia entre las faunas fora- miniferológicas del Mar de Weddell y Mar de Bellinghausen, Antártida, ha- ciendo la comunicación Atlanto-Pacífica muy tardía en el extremo Sur de la Península Antártica y Tierra del Fuego. No puede dejar de mencionarse el nombre de Skottsberg, quien, a través de su extremo trabajo y numerosas publicaciones sobre las floras del Hemis- ferio Sur ha enfatizado el rol de la Antártida y sus uniones con los demás continentes australes como un importante hecho paleobiogeográfico. Un tra- bajo de síntesis (1953) contiene su hipótesis de que “El hundimiento (del puente) debió completarse en el Terciario tardio” (sic). Estas ideas han sido tomadas y desarrolladas modernamente por Boltovs- koy (1957, 1965 y otros) y Boltovskoy * Theyer (1966), quienes han asegurado mediante el estudio de los foraminíferos de las plataformas argentina y chi- lena y el análisis de discrepancias importantes entre sus conclusiones bio- geográficas y las de trabajos malacológicos, que la conexión entre el Atlántico y el Pacífico en el área Sur ha ocurrido muy tardíamente, en el Pleistoceno Superior. — 123 — Fig. 154.— Probables conexiones continentales en el Hemisferio Sur durante el Terciario, según Ortmann (1903). Fell (1962 y otros) ha considerado que la unión antarto-sudamericana es un absurdo, basado sobre su teoría respecto a la Corriente Deriva del Oeste (WWD) como mecanismo de dispersión de equinodermos. Ultimamente ha publicado el hallazgo de equinoídeos fósiles en el sector neocelandés de la Antártida, y ha otorgado a este material el valor de establecer relaciones faunísticas en el Terciario inferior entre Antártida y Sudamérica. La expli- cación de esto la asigna a un mecanismo semejante al WWD, o a la probable existencia de una conexión de aguas poco profundas, en tiempos Terciario- inferior, lo que sería coincidir en parte con la idea de una unión inter- continental (Hotchkiss £ Fell 1972). - — 124 — ' Un hito importante es el que establece Brundin (principalmente 1966) en el desarrollo de la Zoogeografía como un elemento que aporta, cuando bien administrado, valiosos datos a la Paleobiogeografía. Establece clara- mente cambios bidireccionales de relaciones transantárticas mediante el estudio Fig. 155.— Cambios bidireccionales de relaciones faunísticas transantárticas, se- gún Brundin (1966). de los Chironomidae (Diptera) (Fig. 155), que por la rigurosidad del método con que han sido postuladas representan hipótesis que deben ser consideradas como las más avanzadas en este campo del conocimiento. Las bases del razo- namiento filogenético seguido por Brundin se encuentran en Hennig (1960) — 125 — y han sido tomados por una fuerte escuela zoogeográfica integrada entre otros por Illies (especialmente 1965) y Fittkau (especialmente 1969-1974). ANTECEDENTES PALEOCEANOLOGICOS: Se ha postulado al menos un modelo de paleocirculación para la Antár- tida y el Pacífico (Frakes £ Kemp, 1972), en el cual se ha considerado que la unión terrestre desapareció en el límite Eoceno-Oligoceno, permitiendo el establecimiento de la circulación circumantártica a partir de ese entonces. Kennett (1973) ha relacionado a este hecho la existencia de regímenes turbu- lentos en la circulación deprofundidad en la región australiana, a partir del Oligoceno. Evidencias de este tipo faltan totalmente en muestro Océano Pacífico, aunque sobre bases paleontológicas, Herm (1969) ha postulado el estableci- miento de la Corriente de Humboldt desde el límite Mioceno-Plioceno, de- bido, según él, a un acontecimiento regional morfológico que no explicita mayormente. Sea como fuere, lo que se puede asegurar es que durante el tiempo (Terciario) en que, ubicados los continentes aproximadamente en las posi- ciones que ocupan hoy, una barrera terrestre separaba el Atlántico y Pacífico en el extremo Sur, la circulación ciclónica debió verse muy reforzada, in- cluyéndose en ella completamente el equivalente de la actual Deriva del Oeste (WWD). Así no es aventurado pensar en la actual Corriente de Hum- boldt como un resto disminuido de lo que pudo ser la corriente que ascendió en la costa del Pacífico hacia latitudes menores, y que completaría su ciclo al llegar a la zona ecuatorial, girar hacia el oeste y alcanzar nuevamente altas latitudes en la región australo-neocelandesa, llegando, finalmente a la costa antártica. Esto debió ser así al menos desde el Mioceno, ya que indudable- mente la completa congelación de la Antártida a partir de esta época ha dado en gran parte sus características a las masas de aguas que componen la Corriente de Humboldt en la actualidad. Con anterioridad al Mioceno, estas aguas no tuvieron necesariamente las mismas condiciones, y al respecto Frakes £ Kemp han elaborado una interesante explicación tocando los problemas de transferencia de calor y el subsecuente efecto sobre el clima de las regiones perioceánicas (Frakes £ Kemp, op.cit. 100). Es difícil coordinar los datos de Herm (0p. cit.) y los de otros autores, con respecto a la cronología de estos eventos. Sin embargo, parece posible aceptar la idea del establecimiento de la Corriente de Humboldt como una corriente fría a partir del Mioceno, aunque tal vez su efecto no fue in- mediatamente drástico sobre la fauna miocénica de aguas temperado-cálidas de la zona estudiada por él, la que se habría desarrollado en tiempos en que este sistema de circulación no se había enfriado aún. Lo que para Herm Ñ — 126 — A AAA A A es el establecimiento de la corriente fría, podría ser interpretado como el momento en que el cambio de características térmicas de esta corriente em- pezó a hacer sentir su efecto sobre la fauna. Indudablemente esto acarrearía la necesidad de revisar la cronología del “Terciario y acomodar estos dos hechos que aparentemente tienen una diferencia de algo menos de 20 millones de años. ANTECEDENTES GEOLOGICOS: Pocos autores se han ocupado, sobre bases estrictamente geológicas, de la unión y separación de Antártida y Sudamérica posterior a la escisión del Continente de Gondwana. Dott (1967 fide Dalziell 1971), (1969) ha estruc- turado, dentro del concepto global de tectónica del Cenozoico, un modelo de conexión que habría perdurado hasta el Cenozoico Inferior. Posteriormente Dalziell (1971 a y b) y Dalziell £ Elliot (1971) han elaborado lo que es la hipótesis más probable, sobre la base de un estudio de geología estructural de largo alcance en la región de Magallanes, el Arco de Scotia y la Península Antártica. El caudal de información atingente es tan abundante en los últimos años, que se pueden mencionar sólo algunos de los trabajos relacionados directa o indirectamente con este hecho. Entre éstos, los de Halpern £ Carlin (1972) sobre datación isotópica de rocas antárticas y del extremo Sur de Chile, los de Kennett £ Fillon (1970), Ciesielski £ Weaver (1973), Frakes (1972) Frakes £ Kemp (1972) sobre paleotemperaturas del Terciario. Particularmente interesantes son los trabajos de Watkins * Kennett (1971) y Kennett (1973) so- bre paleocirculación antártica, aunque sólo referida a la región australiana. In- teresantes son los resultados obtenidos por el “Glomar Challenger” que, entre otros datos, ha establecido que la glaciación de la Antártida data al menos del Mioceno Inferior (app. 26 millones de años) (aunque sujeta a pulsos negativos de deshielo) y que se ha separado de Australia en el Eoceno Inferior (app. 50 millones de años) (Scientific Comp. “Glomar Challenger” leg. 28, 1973). Aubouin et.al. (1973) han resumido que el Terciario (especialmente Plioceno) de la región austral de Sudamérica contiene extensas coladas ba- sálticas, y otras indicaciones de que ha tenido, al menos desde el Mioceno en la zona occidental (Pacífico) un ambiente subaéreo. Sobre las Shetland del Sur han publicado González-Ferran y Katsui (1970) un estudio del volcanismo, de edad Mioceno a Reciente, sin pretender lamentablemente una correlación con las facies volcánicas isocrónicas de la región patagónica y Tierra del Fuego. Como ya se ha mencionado, son Dalziell * Elliot (1971) quienes ofrecen las mejores alternativas. Sin embargo, en la cronología del evento sólo ase- guran que la expansión del piso oceánico en la región del Arco de Scotia data desde el Mioceno (20 a 25 millones de años) y por lo tanto, la separación de los dos continentes a lo ancho de la Cordillera Andina-Antártica del Oeste dataría desde ese entonces. — 127 — CONCLUSIONES: En resumen, se puede asegurar sobre bases paleobiogeográficas y geoló- gicas que la unión entre Antártida y Sudamérica existió a lo largo de por lo menos parte del Terciario. Durante el tiempo en que esta unión existió, la Antártida era un continente que carecía de la actual capa de hielo polar. La completa congelación de la Antártica coincidió aproximadamente con la se- paración del puente continental orogénico con Sudamérica. (Mioceno) (auctt. op. cit.). — 128 — VHI.— DISTRIBUCION Y ZOOGEOGRAFIA A la luz de lo establecido anteriormente, y de las relaciones de afinidad entre las especies de equinoídeos tratadas en la parte sistemática, es posible esbozar para cada especie en particular y para cada grupo en general sus probables centros de origen, y explicar al menos parcialmente su actual dis- tribución geográfica, con la ayuda, en algunos casos, de los datos aportados por los fósiles. Sin embargo, del alcance de este trabajo no es posible esta- blecer con claridad divisiones en unidades zoogeográficas (Provincias o re- giones), por lo que cada vez que se utilizan en el texto estos conceptos, se indica su autor. Subfamilia Ctenocidarinae: Mortensen (1928) ha postulado para esta subfamilia un origen en los mares antárticos, en los cuales, aparentemente se encuentra restringida; esta conclusión es corroborada por Pawson (1969) más recientemente. Tiene una distribución antártica-subantártica característica (Pawson 1969), con alrededor de veinte especies distribuidas alrededor de Antártida, en las islas subantár- ticas, Nueva Zelandia y Sudamérica. En el extremo Sur de Tierra del Fuego se conoce Austrocidaris canaliculata, que no existe en la costa Oeste de Sud- américa (Bernasconi 1947, 1953, 1966, 1973), y hay un registro de A. spinulosa en la salida Oeste del Canal de Magallanes en los equinoideos colectados por el “Vema” (Bernasconi 1966). Austrocidaris loriol:: De las tres especies del género (canaliculata, spinulosa y ésta) A. lorioli era, hasta ahora, la con menos probabilidades de encontrarse en la costa chilena a latitudes de 55% Lat. S. Su validez había sido puesta en duda aún por su autor, quien lo había considerado finalmente una “variedad” de 4. canaliculata, sin duda en atención al poco número de especímenes con que contaba. Sólo conocido por un ejemplar del “Challenger” y dos del “W. Her- wig” colectados en la misma zona, frente a la desembocadura del Río de La Plata, en el Océano Atlántico (37-38% Lat. S.) hasta ahora, se la había con- siderado una especie de habitat muy restringido, estenobática, de profundidad entre 600 y 1080 m. El hallazgo reportado aquí permite ampliar espectacular- mente su distribución geográfica y batimétrica (ver Tabla XI y Mapa 9), con los nueve ejemplares colectados en el crucero “Hero” 72 4-b. 99 = Un registro fósil del Eoceno de la Patagonia ha sido considerado por Mortensen (1928) como un Austrocidaris, lo que abogaría en favor de un posible origen del género en Sudamérica, en donde se encuentra restringido en la actualidad. Si bien el origen de las especies de Austrocidaris debe bus- carse en el Terciario inferior de acuerdo a lo anterior, su actual dispersión debe entenderse como un producto del conjunto de factores paleogeográficos que ha afectado a esta parte de Sudamérica a lo largo del “Terciario, de los cuales el más importante parece ser la comunicación entre los dos océanos en el extremo Sur. No es aventurado presumir que el centro de origen del género pueda identificarse con la plataforma argentina, en la región de las Malvinas (sector oriental de la Provincia magallánica según Bernasconi 1947), desde donde ha colonizado la costa Atlántica (A. canaliculata alcanza hasta la latitud de la costa del Brasil (32259 Lat. S.)), y la región de Tierra del Fuego, alcanzando ocasionalmente a la región de los canales magallánicos, como es el caso de la especie que aquí se reporta, Austrocidaris lorioli. Este último paso debería haber ocurrido en tiempos post-Terciario medio, de acuerdo a lo postulado con respecto al puente terrestre antártico-sudamericano. En cuanto al rango batimétrico, es posible que la considerable profun- didad en el Atlántico esté relacionada con la presencia de condiciones abió- ticas de aguas frías, que no encontraría a menores profundidades, en donde predomina la influencia cálida de la Corriente del Brasil. Estas condiciones estarían presentes en las localidades del “Hero” en la región de los canales. Todas las especulaciones anteriores, sin embargo, deberían ser corrobora- das en el futuro por el hallazgo de esta especie, a profundidades cada vez menores hacia el Sur, desde su localidad-tipo hasta la región de las Malvinas o estrecho de Magallanes en el Atlántico, y entre el Estrecho mismo y las localidades en los canales al Sur del Golfo de Penas, en el Pacífico, para ser aceptadas plenamente. Familia Arbacitdae: (Mapa 14) Está representada en nuestras costas por dos géneros, Arbacia y Tetrapygus, que integran dentro de la Familia una unidad con grandes afinidades, lo que ha sido establecido por Mortensen (1935 II: 545, 565, 582). Género Arbacia: Mortensen (op. cit.: 565) ha postulado que el género sería originario de la costa Oeste americana, y que ha alcanzado su actual distribución, que incluye la costa Este norteamericana, la costa Oeste de Africa y algunas islas del Atlántico, por dispersión desde aquí en el Terciario (Fell £ Pawson 1966). Es muy posible que este género haya originado en un modelo muy simple de dispersión lineal, una serie de especies a lo largo de la costa del — 130 — Pacífico. La serie de iniciaría con una especie de dilatada distribución, Arbacia stellata (= A. incisa), que se extiende desde el Golfo de California hasta Islas de Chincha, en el Perú, a los 13%59 Lat. S (Clark 1948). Esta comparte un tramo de su extensa distribución con Arbacia spatuligera (son simpátricas entre Islas de Chincha y la Bahía de Sechura, aproximadamente a 5%40' Lat. S, fíde Clark 1948), que la releva hacia el Sur. Es posible que un estudio detallado del área simpátrica pruebe que existen allí formas intermedias, si es que estas especies no han derivado tanto como para no hibridizar. Tal vez las formas atípicas de pequeño tamaño de A. spatuligera a que se refiere Clark (op. cit.: 246) no sean estados de “arbaciela” persistentes, como podría pensarse, semejantes a los que otras especies y esta misma tienen (Mortensen 1935 Il: 565, 576), sino los ya aludidos estados “intermedios” (híbridos). Arbacia spatuligera es, a su vez, relevada alrededor de los 38 a 419 Lat. S por otra especie, Arbacia dufresnei. Es muy sugerente a este res- pecto la presencia en la zona del Golto de Arauco (37-38% Lat. S) de formas que comparten muchos caracteres de ambas especies, cuya identificación es conflictiva tanto por su tamaño, coloración, como estructura interambulacral, que sólo se pueden asignar a A. spatuligera por la presencia de abundantes espí- culas en los pies ambulacrales, y la falta de los característicos pedicelarios oficéfalos que A. dufresnet lleva en la región adapical. Su presencia alrededor de 20 m de profundidad obliga a ampliar el rango batimétrico de A. spatu- ligera, aproximándolo más al modelo euribático de A. dufresnei (0-350 m). Es muy posible que se trate de una forma intermedia, cuya correcta caracteri- zación podrá hacerse una vez que se cuente con más material. Arbacia spatuligera: Tal como se ha establecido anteriormente, el límite Norte de dispersión de esta especie parece estar alrededor de los 6% Lat. S., aunque no es preciso. Hacia el Sur tiene una dilatada extensión, llegando aproximadamente hasta la altura de Puerto Montt (41% Lat. S). En este sentido es necesario consi- derarla como un representante típico del modelo de distribución longitudinal de Ekman (1953), asociado a la corriente de Humboldt o del Perú, modelo que como se verá, tiene también vigencia en otras especies de equinoídeos chilenos. Arbacia dufresnei: Como ya se ha establecido, es una especie característica del cono Sur sudamericano, desde la latitud de Puerto Montt (41) en el Pacífico, hasta el Río de La Plata en el Atlántico (35%), incluyendo las Islas Malvinas (Mor- tensen 1936, Bernasconi 1953). Según Koehler (1903) alcanzaría hasta Antár- tida (Isla Booth-Wandel), lo que es dudoso, ya que se basa sobre un ejemplar, — 131 — al cual el autor (Koehler, op. cit.) no ha podido revisar importantes caracteres como los pedicelarios, por encontrarse la muestra en mal estado. Lo más posible es que se trate de una confusión de etiquetas de las muestras de la primera expedición de Charcot, lo que ha sido sugerido antes por Mortensen (1936). Sin embargo, Bernasconi (1925, 1941, 1947, 1966) y otros autores habían mantenido esta distribución; incluso, Bernasconi (1941) la cita “coleccionada por todas las expediciones extranjeras que han recorrido los mares antárticos y que han ...” (sic) En un trabajo reciente (1973) no ha citado esta localidad de Antártida dentro de la distribución de A. dufresnei. Hasta ahora, parece lo más apropiado excluir a esta especie de la fauna antártica, como lo ha hecho Pawson (1969). También se ha aclarado (Mortensen 1935 II: 580) que no se encuentra en Tristan da Cunha, sino se trata allí de una especie afin, Arbacia crassispina, que se ha derivado probablemente de A. dufresnei por el me- canismo de dispersión desde el Oeste postulado por Fell (1962) y Hedgpeth (1969). Género Tetrapygus Tetrapygus niger: Es la única especie del género, característica de la costa Oeste de Sud- américa, en la que tiene una dilatada distribución, alcanzando desde el extremo Sur a la latitud del Estrecho de Magallanes (Punta Chilota, 53920" Lat. S) por la costa chilena hasta el Norte de Perú (Paita, 5% Lat. S) sin sobre- pasar el Ecuador (Clark, 1948). Para Hupe (in Gay 1854) Tetrapygus alcanza hacia el Sur hasta Chiloé, lo que era frecuentemente citado como su límite austral; sin embargo, tal como Clark (op. cit.) hace notar, los autores antiguos extienden su rango hasta Patagonia. Bernasconi (1953) da una probable distribución hasta el “archipiélago chileno” (presumiblemente la región de los canales magallánicos), y de los datos presentados en este trabajo (Tabla XI) se puede concluir su presencia en la región del Estrecho de Magallanes, aunque el material es escaso y requiere una mejor confirmación (Ver Mapa 12). Las mayores afinidades de T. niger relacionan a esta especie con Arbacia spatuligera, con quien comparte la ocular V inserta, y con A. dufresnei, a la que se asemeja algo en la forma de algunos pedicelarios oficéfalos, por lo que es apropiado presumir el origen común con aquéllas. Lamentablemente el material de fósiles de esta especie es muy joven, Holoceno inferior o tal vez Pleistoceno superior, y proviene de una localidad que está incluida en su actual área de distribución, por lo que no se puede utilizar para extraer mayores conclusiones. — 132 — rd Indudablemente, Tetrapygus niger obedece al modelo de distribución longitudinal de Ekman (1953), asociada a la corriente de Humboldt o del Perú. Familia Temnopleuridae Género Pseudechinus: Se conocen alrededor de doce especies del género, de las cuales seis están aparentemente restringidas a la región de Nueva Zelandia (Pawson 1966) y las seis restantes tienen una distribución subantártica, que incluye el extremo Sur de Sudamérica, Africa, Australia y numerosas islas australes en los Océanos Pacífico, Atlántico e Indico. El género alcanza en su máxima dispersión hacia el Norte hasta Tristan da Cunha en el Atlántico y hasta el Archipié- lago de Juan Fernández en el Pacífico, ambas a la misma latitud (33 a 342 Lat. S). Una buena parte de las especies de Pseudechinus han tenido probable- mente su origen desde “los lugares más próximos por el Oeste”, en el sentido que Hedgpeth (1969) otorga a las especies antárticas y subantárticas. Fell (1962) ha sugerido que el género tendría su origen en la región Neocelandesa o Australasiática, y habría obtenido su actual distribución mediante escapes ocasionales, asociados a la corriente Deriva del Oeste (WWD). Esto es real- mente muy posible, y si la persistencia aparentemente prolongada del pluteus de Pseudechinus magellanicus, como parecen sugerir recientes trabajos de Pawson (1971) es efectiva, y extensiva a otras especies “colonizadoras”, unido al hecho de que el biotopo de Pseudechinus contempla masas flotantes de algas como Macrocystis (Fell 1962, Pawson of. cit.), es apropiado suponerle a estas especies un gran potencial de dispersión. Los fósiles más antiguos del género se conocían hasta ahora del Plioceno de la región australo-neocelandesa (fide Fell 1962, Fell £ Pawson 1966) y del Oligoceno y Mioceno inferior de Australia del Sur (fide Pawson 1969). Su ha- llazgo en el Plioceno sudamericano, en la Formación Tubul, plantea algunos nuevos problemas. Es posible considerar su presencia allí como un indicio de que nuestra costa ha estado sujeta a recibir especies “colonizadoras” desde hace largo tiempo, provenientes del Oeste, de acuerdo a las ideas de Fell y de Hedgpeth ya aludidas. Esto obliga a aceptar la existencia de un sistema de circulación tan adecuado como el actual en épocas pasadas para dicho objeto. Si consideramos todo lo expuesto con relación a la existencia del puente terrestre Antártico-Sudamericano, estamos en condiciones de favorecer esta po- sibilidad, explicando, de paso, la presencia de Pseudechinus a la latitud de Juan Fernández, postulando que debió llegar allí en tiempos en que la co- — 133 — rriente fría de Humboldt no existía como tal, no habiendo, por lo tanto, ninguna barrera como la que existe en la actualidad para que Pseudechinus remonte la costa del Pacífico hacia el Norte (la corriente de Humboldt es una barrera, como se verá más adelante, para este efecto). Esto debió ocurrir en tiempos prepliocénicos, si aceptamos los conceptos expuestos anteriormente. Pseudechinus magellanicus: (Mapa 16) Como menciona Bernasconi (1953) ésta es una especie típica y abundante en el Estrecho de Magallanes. Alcanza por la costa Oeste de Sudamérica hacia el Norte hasta los 41% Lat. S. a la altura de Puerto Montt, sin que existan registros más al Norte por el litoral. Su punto de máxima dispersión Norte en el Pacífico está a la altura del Archipiélago de Juan Fernández (33-34 Lat. S), lo que ya había sido mencionado por Koehler (1910:221), pasando inadvertido hasta ahora; el registro de Koehler no es, sin embargo muy confiable, ya que lo da también como una especie antártica litoral, probablemente confundido con Sterechinus. Tan sólo del material descrito en el presente trabajo se puede asegurar su existencia en esta zona (también ha sido colectado allí por el “Anton Bruun” (Fell, in litteris), por el Atlántico alcanza hasta la latitud del Río de La Plata (359), incluyendo Islas Malvinas (Bernasconi 1973). Nume- rosos autores, incluido Mortensen (1943) extienden su distribución hasta Tristan da Cunha; sin embargo, como él mismo sugiere (op. cit.), y posterior- mente A, Clark (1968), es posible que un estudio cuidadoso de este material pruebe que se trata de alguna otra especie, con mayores afinidades con las especies del Atlántico e Indopacífico. Finalmente, es interesante mencionar que varios autores antiguos ubican el límite Norte por el Pacífico a la latitud de Ancón, Perú (12% Lat. S); ya Mortensen (1943) y posteriormente Bernasconi (1953) aclaran esto como un error de Rathbun (1886), a quien se debería la primera cita errónea. Pawson indica como límite Norte por el Pacífico para esta especie los 35% Lat. S (1969), seguramente apoyado en datos no publicados del material del “Anton Bruun” de Juan Fernández. Ahora, este límite es confirmado. De ningún modo tiene vigencia en esta especie el modelo de distribución longitudinal de Ekman (1953). Muy por el contrario, es completamente in- dependiente de las condiciones oceanográficas determinadas por la corriente fría de Humboldt en la costa Oeste sudamericana. Más bien, su presencia en la región de Juan Fernández se debe a que ésta es una zona de marcada in- fluencia oceánica, en la cual las condiciones que son determinadas por la corriente de Humboldt prácticamente no existen, y en todo caso, son muy diferentes de las que ésta determina en la región costera continental, de acuerdo a resultados obtenidos por recientes expediciones oceanográficas a la zona, (N. Silva in litteris, Chuecas com. pers.). La presencia en estas locali- — 134 — dades de especies de otros Phyla (Annelida, Bryozoa) de afinidades magallá- nicas, sugiere que se trata de un verdadero relicto de fauna (Moyano, com. pers.). Lamentablemente los datos sobre edad del Archipiélago no aportan nada, ya que se trata de rocas volcánicas principalmente, cuaternarias (1.1.G. 1968). Como las muestras estudiadas en este trabajo provienen de un monte submarino que probablemente se puede relacionar con los referidos por Alli- son, Durham *£ Mintz (1967), es posible aceptar que éste también ha estado, como aquellos, al menos una vez desde el Oligoceno (Terciario medio) a una profundidad que le ha permitido recibir y mantener fauna de aguas someras de profundidades entre 200-300 m, tal como ocurre en la actualidad. Esta fauna habría llegado desde el Sur, tal como se ha establecido en la página anterior al discutir la distribución del género Pseudechinus. Si se acepta la cronología de los eventos de circulación y temperatura de paleocorrientes del Terciario postulados anteriormente, vemos que no existen, entre esta idea y aquéllas, diferencias importantes. De algún monte submarino de los que exis- ten en la zona, esta fauna, que incluye P. magellanicus, pudo haber llegado a establecerse en el Archipiélago mismo en el Cuaternario, o antes, desde la aparición allí de condiciones apropiadas. Un segundo camino, aunque más improbable para P. magellanicus es el que constituye la zona de medianas latitudes, especificamente la región de Juan Fernández, Isla de Pascua, San Félix y San Ambrosio, mediante los “estadios favorables” de aguas someras que pudieron representar los numerosos “guyots” y montes submarinos que allí existen, relacionados con el Indo- pacífico (Allison, Durham £ Mintz 1967). Esto se opone fundamentalmente a la idea desarrollada por Ekman (1946) sobre la barrera del Pacífico del Este, para la cual empleó fundamentalmente datos aportados por los equinodermos de aguas tropicales, aunque no por esto puede dejar de aceptarse la evidencia aportada por Allison et. al. (op. cit.), cuya idea parece más apropiada para explicar las características de la fauna de Isla de Pascua y San Félix, que la de islas más cercanas al continente o del margen continental mismo. Familia Echinidae (Mapa 15) Género Dermechinus Dermechinus horridus: La distribución de esta especie (Mapa 17) es la que presenta las mayores pe- culiaridades dentro de la fauna equinológica de Chile. Se la encuentra también en los extremos Sur de Africa y de Australia (Estrecho de Bass), siendo estas dos las únicas localidades conocidas hasta ahora fuera de Sudamérica, en donde — 135 — tiene una distribución por la costa del Pacífico entre los 47 y 50% Lat. S, de acuerdo a los datos del material estudiado en este trabajo, colectado por el “Hero” en 1972. El último es su punto de máxima dispersión austral, ya que en Africa está alrededor de los 30% Lat. S y en Australia en los 40% Lat. S. La localidad aquí publicada del Golfo de Penas Sur, Seno Baker, constituye un nuevo récord para la especie, tal como se ha aclarado antes. La especie ha sido colectada pocas veces, y para una relación completa de sus hallazgos hasta el año 1946, remitirse a Clark (1946:322). Sus afinidades con el género Sterechinus son notables, especialmente en los juveniles de D. horridus que no han alcanzado aún el dilatado diámetro vertical característico de los adultos (fide Dóderlein 1906). Siendo así, es po- sible asignar a D. horridus un origen subantártico, de igual modo como se ha postulado para Sterechinus (ver más adelante). Aunque no se puede descartar que D. horridus haya alcanzado su actual distribución por medio del ya alu- dido mecanismo de la corriente Deriva del Oeste, esta explicación no es com- pletamente satisfactoria. Si bien todas las localidades conocidas están dentro de la zona de influencia de esta corriente, su restricción a las mismas es inex- plicable sobre estas bases, ya que debería también hallarse en las islas que se encuentran dentro de esta extensa área, en las que otras especies han encon- trado etapas favorables para completar su periciclo subantártico (v. gr. Pseude- chinus). Esto es más válido si se consideran las profundidades a que se en- cuentra (alrededor de 200 a 500 m). La misma precaución es válida para una probable explicación basada sobre estadios favorables de aguas someras, de acuerdo a las ideas de Dawson (1966) y de Allison et al. (1967) en otros lugares. Género Sterechinus Es un representante típico del grupo de equinoídeos de distribución cir- cumpolar antártico (Pawson 1969). De las cinco especies que se conocían hasta ahora sólo una ($. agassizi) se encontraba en la costa sudamericana, en el Atlántico, hasta alrededor de los 36% Lat. S, frente al Río de La Plata (Bernasconi 1973). Pawson (1969) ha prolongado su distribución hasta apro- ximadamente los 5% Lat. S. Incluye las Islas Malvinas y Georgia del Sur, Las cuatro especies restantes son características del litoral antártico, incluyendo Kerguelen y Georgia del Sur. Registros antiguos (Meissner 1900) extendían el rango de $. agassizi hasta el Golfo de Penas; autores posteriores (Mortensen, Bernasconi) desestimaron éste y otros registros del Pacífico por no haberse confirmado con material. Es muy posible que la cita de Meissner (op. cit.) pueda corresponder a Sterechinus bernasconiae n.sp., aunque es difícil confirmarlo. Recientemente Bernasconi (1966) ha publicado el hallazgo de nueve especímenes, todos ju- veniles, de esta especie en el Estrecho de Magallanes, con lo que se habría — 136 — confirmado la presencia de ella en las costas chilenas; sin embargo, tratándose de juveniles, es posible pensar que bien pudiera tratarse de S. bernascontae n.sp., lo que se podría dilucidar con una revisión del material. Mortensen (1943 IMT,: 176) ha asociado a Hypechinus patagonensis (D'Orbigny) con el género Sterechinus, estableciendo algunas afinidades y considerándolo como un probable antecesor. Se trata de un equinoídeo fósil del Mioceno de la Patagonia (Patagonense), no muy frecuente, cuya mejor descripción la dan Mortensen (op. cit.) y Ortmann (1900). Bernasconi (1959) sin embargo la asigna al Oligoceno, y lo asocia a Pseudechinus magellanicus, como un probable antecesor de éste. Siguiendo el concepto ya utilizado de Feruglio (1949:271), debemos asignar una edad Oligoceno- Mioceno al Patagonense, con lo cual coinciden las ideas de Mortensen y Bernasconi (Opp. citt.) en cuanto a cronología, aunque no a relaciones filogenéticas. No es posible extraer ninguna conclusión definitiva a este respecto del material bibliográfico en que se describe H. patagonensis que puedo revisar [Von Ihering 1897:336 (probablemente otra especie); Ortmann 1900: 52, pl. XI, Fig. 2; Lambert 1903: 477-478; Mortensen 1943 III,: 176, Figs. 77 a y b; Ber- nasconi 1959: 147-149], sin embargo, aún sin haber revisado material, me parecen ambas posibilidades muy improbables, principalmente por el mal es- tado de los ejemplares descritos. Tal vez la figura de Ortmann (loc. cit.) sea la más completa, siendo aún insuficiente. La presencia del género en las islas circumantárticas ya citadas, así como su distribución sugiere que ha estado, al igual que el género Pseudechinus, sujeto al mecanismo de dispersión por la corriente Deriva del Oeste, y pa- rece confirmar el origen antártico que le han atribuido algunos autores (Mortensen 1943, Pawson 1969). Sterechinus bernasconiae: La nueva especie propuesta en este trabajo es la prueba del paso del género al Norte del Estrecho de Magallanes por la costa del Pacífico. Repre- senta para el género lo que Austrocidaris lorioli para el suyo, y en este sentido gran parte de lo establecido para aquél puede ser válido para Stere- chinus bernasconiae. La profundidad en que vive S. bernasconiae (300-360 m) lo ubica muy bien dentro del rango batimétrico del género (0-1000 m aproxi- madamente). Su ubicación en la región de los canales magallánicos coincide con la de Dermechinus horridus, entre los 47 y 50% Lat. $. — 137 — Género Loxechinus Loxechinus albus: Esta especie tiene una distribución notablemente dilatada en sentido latitudinal. Diversos autores han coincidido en fijar su límite austral en la salida Este del Estrecho de Magallanes, alcanzando hasta la Isla de los Estados en su dispersión oriental (Bernasconi 1953). Existe sin embargo cierta incer- tidumbre en cuanto a su límite de distribución hacia el Norte. A partir del trabajo de Clark (1910) se fija a la altura de Callao, Perú (12% Lat. S), lo que autores posteriores mantienen, a pesar de que el mismo Clark (1948) lo extendió posteriormente hasta los 6%53'50”. Aunque las identificaciones de la especie hechas por Clark en varios trabajos no son del todo seguras, por su Oca- sional confusión de C. gibbosus y L. albus, lo que se ha comentado ya, el trabajo de 1948 es muy confiable en este sentido y permite asegurar la presencia de L. albus en las Islas Lobos de Afuera, en el litoral peruano, a la latitud ya citada. La aseveración de Biickle (1973) con respecto a un posible límite Norte hasta Ecuador no parece tener ninguna base segura, y probablemente es una generalización. Como ya se ha dicho, Loxechinus es un género monotípico, característico de la costa occidental de Sudamérica, cuyas escasas afinidades filogenéticas con otros miembros (géneros) de la familia no permiten sugerir relaciones con taxa de características zoogeográficas definidas. Clark (1910) ha postulado que debería tener un origen antártico, aunque no cita mayores argumentos para tal aseveración; sin embargo, su idea merece tomarse en consideración debido a que tiene una distribución simpátrica en algunas zonas con otros géneros de la familia Echinidae, de cuyas afinidades antárticas no se puede dudar. Pawson (1969) ha sugerido, por el contrario, un origen en el H. Norte para Loxechinus, a pesar de mo existir evidencias en este sentido. Parece apropiado consignar aquí que en la opinión de Mortensen (1943 IIT,: 172) la mayor relación la tiene este género con Parechinus, que también es un gé- nero restringido al Hemisferio Sur (costa sudafricana). Con respecto a su paleodistribución, existe un registro de esta especie en el Holoceno de la Patagonia argentina, alrededor de los 45050' Lat. S (Feruglio 1950 1II: 103, 111, 119, 189). No estando descrito ni ilustrado, sería necesario revisar el material para confirmar su correcta identificación, que ampliaría su paleodistribución en el Atlántico, permitiendo aven- turar que provino por la vía del Sur desde el Pacífico, y que ha desa- parecido de allí en la actualidad, probablemente por modificación de las condiciones del medio litoral, Esto ha sido sugerido por el mismo Feruglio (op. cit.: 76) para explicar las diferencias faunísticas entre los moluscos de diferentes niveles y edades en el Cuaternario de la Patagonia. Loxechinus — 138 — albus (citado como Toxocidaris (Loxechinus) albus (Mol.) estaría incluido en su grupo IV, proveniente de terrazas marinas de 20 a 30 m s.n.m., que corres- ponden cronológicamente al “último período de expansión glaciar” (sic) y formaría parte también de su grupo V, correspondiente a fauna de terrazas marinas de 6-19 m s.n.m., del Posglacial superior, con “especies todavía vi- vientes en el mar adyacente” (sic). Así, podríamos concluir que £. albus habría formado parte en el Holoceno inferior a una fauna de aguas frías en la costa del Atlántico al Norte del Estrecho de Magallanes, desde donde se habría retirado hacia mayores latitudes como consecuencia de un aumento de la temperatura (entre otras causas, la más probable), en la actualidad. Una idea muy semejante a la de Feruglio ha desarrollado últimamente Herm (1969) para explicar las peculiaridades de la fauna de moluscos de Neogeno en la costa de Chile central y Norte. Lamentablemente, los únicos registros de esta especie como fósil en esta zona se limitan al Holoceno, como ya se ha ex- puesto antes, encontrándose en localidades en donde L£. albus vive en la actua- lidad, por lo que no se pueden extraer de éstos mayores conclusiones. Aún cuando se trata de una especie con la más dilatada distribución longitudinal (sigue el modelo de Ekman, 1953) entre los equinoideos cono- cidos, no ha sido posible establecer diferencias a nivel de taxa subespeciíficos, ya que como se ha aclarado antes, las diferencias intrapoblacionales son en todos los casos analizados iguales o mayores que las interpoblacionales, to- mando localidades tan distantes como Caleta Coloso, Provincia de Antofa- gasta (23%45" Lat. S) y Puerto Henry, Isla Madre de Dios (50% Lat. S.). — 139 — rm ob! el, ha Jl o) ¿dw té +) a cinema di LS ya up fáts e 5 0L si merñemn mas de sa obli rn epi ln «VA Cy ¿cima . dret g 0 My Y vara lim MAA CRIADA ae nl entito) 90 l ner un he el Ara us ¿O EIA legal Vs, 01 08 mr simión mil Ñ il EN Lido POE aj LA. an y NT les, 14 E EAN ty SS umod cod 4 FONT: CU ( 0 Pol A «Tor E. Ms Ni. 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Localidades 5 1 85 49 18 21 31 36 29 24 Bahía Concepción 2 66 36 13 20 30 45 29 21 Bahía Concepción 3 63 33 13 21 28 44 Zi 20 Bahía Concepción 4 78 45 25 32 32 41 29 23 Bahía Concepción 5 51 37 11 22 24 47 21 18 Bahía Concepción 6 79 42 17 29 31 39 27 24 Bahía Concepción 7 75 43 14 19 31 41 27 22 Bahía Concepción 8 75 40 14 19 31 41 27 21 Bahía Concepción 9 69 35 15 22 2 46 25 21 Bahía Concepción 10 70 35 14 20 32 46 24 20 Bahía Concepción 11 63 35 13 21 30 48 23 18 Bahía Concepción 12 66 3 12 18 31 47 26 18 Bahía Concepción 13 70 38 13 19 31 44 24 20 Bahía Concepción 14 66 38 14 2 31 47 26 1 120 Bahía Concepción 15 70 39 12 17 30 43 29 23 Bahía Concepción 16 77 38 12 16 34 44 28 22 Bahía Concepción 17 71 44 14 20 32 45 26 22 Bahía Concepción 18 71 33 14 20 31 44 25 20 Bahía Concepción 19 72 42 15 21 32 44 25 21 Bahía Concepción 20 A 77 A ; : - ia Ln ce Ds y " 45 a = Bahía Concepción 22 27 13 7 26 15 56 16 e Bahía Concepción 23 24 16 6 25 13 54 15 13 e 24 34 17 7 28 18 53 18 15 eh a Eeraien 25 20 8 E 25 19 60 13 11 Meda Casals 26 28 14 6 21 15 54 17 13 A uueerción 27 30 14 7 23 17 57 17 13 Bahía Ci oclin 28 40 20 9 23 21 53 18 13 ad pia Bahía Concepción TABLA V DIMENSIONES DE ARBACIA DUFRESNEI (BLAINVILLE 1825) (medidas en mm) No o e Eee: dp á 2 de Pe a Placas de Localidades 1 50 27 14 28 27 54 20 17 Putemún, Chiloé 2 32 20 11 34 26 81 18 15 Putemún, Chiloé : 44 25 14 32 24 55 20 14 Putemún.. Chiloé 34 16 10 29 19 56 20 12 Putemún, Chiloé 5 41 21 11 27 21 51 32 14 Putemún, Chiloé 6 35 20 10 29 20 57 20 15 Putemún, Chiloé 7 36 19 11 31 19 53 17 13 Putemún, Chiloé 23 12 7 30 14 61 12 10 Talcán, Chiloé 9 28 15 8 29 16 57 16 12 Talcán, Chiloé 10 31 17 9 29 17 55 14 12 IL. Sn. Pedro, G. Penas, Sur 11 32 19 10 31 18 56 14 13 Caleta Trinidad mo 34 18 9 26 19 56 14 12 Caleta Trinidad se bo Há la 29 19 56 — 14 I. Sn. Pedro, G. de Penas Sur 1 > 30 13 48 =- = Canal Oeste, F. Isla Calabrés 1 21 UU 27 21 51 SS = Canal Oeste, F. 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Fecha Austrocidaris lorioli ro 72, 4b — 300 47945" 74945" H. L Moyano 1 1-X-72 Rastra cial o ero 72, 48 11 160 47957,4' 74937,8' H. L Moyano 1 1-X-72 Rastra Canal Sommerset Hero 72, 4b — 260 47958" 74935" H. L Moyano 7 2-X-72 Rastra csrempoo - oli Tfope 01 59 35 35934" 72942" Moyano-Antezana 1 -— Draga Cocholgúe =- — — 36032' 739 Larraín 2 29-X-74 Mano Tumbes =— — 2 36040" 7396' Bay-Schmith 6 12-VI-74 Buceo Tumbes — — == 36940" 7396' Villela 64 1-V111-7 Buceo Tumbes =- — — 36040" 7396 Bay-Schmith 6 27 -111-74 Buceo Bahía Concepción =— —=— =— 36940" 739 Bay-Schmith 7 -VI-72 Buceo Arbacia dufresnei Putemún, Chiloé =— —— Lit. 42927,4' 73945,5' M. Villarroel 3 27-1X-71 Mano Putemún, Chiloé Chiloé 1 23 6 42927,4' 73045,5* J. Stuardo 1 15-11-61 Buceo Putemún, Chiloé —— =— Lit. 42927,4' 73945,5" M. Villarroel 1 -V-72 Mano Castro, Chiloé — -—= ; Lit. 42929" 73946" -— 7 13-11-72 Mano Chiloé — — Lit. 42045" 73900" J. Stuardo 9 _— e Talcán, Chiloé =— —— =— 42045" 73900" Vidal-Mendoza- 2 62 Buceo Theyer Canal Chacao, Fte. I. Teresita =— o 103 42045" 73940* V. A. Gallardo 1 18-111-63 Rastra Ca. Chica Hero 72, 4b =- 12 47947,1' 74054,3' H. Saelzer 1 1-X-74 Buceo Ca. Chica Hero 72, 4b 9 40 47947,1' 74954,3' H. 1. Moyano 1 1-X-72 Rastra Ca. Hale Hero 72, 4b 11 45 47957,4 74937,8' H. I. Moyano 2 1-X-72 Rastra P. Brown, Canal Baker Hero 72, 4b 17 30 48902,5' 74902,0' H. I Moyano 3 3-X-72 Rastra Canal Messier, Bahía Tribune Hero 72, 4b 23 30 48046" 74924" H. I. Moyano I 4-X-72 Rastra Cerca P. Edén Hero 72, 4b 24 20 49909,3' 74923,3' H. Saelzer 2 5-X-72 =— Canal Trinidad Hero 72, 4b 28 50 49955" 75929" H. I. Moyano 1 7-X-72 Rastra Canal Trinidad Hero 72, 4b 29 50 49955,5" 75929,0" =— 1 7-X-7, Red P. Pto. Henry 1. Madre de Dios Hero 72, 4b =— 6-7 50900,3* 75919.7" H. Saelzer 1 7-X-72 Bucco Canal W, Fte. 1. Calabrés Hero 72, 4b 33 40-60 50928,5* 75014,0* MH. IT. Moyano 1 0-X-72 Rastra Rada Shinglet Hero 72, 4b 5-10 51952' 73944" H. Saelzer 1 29-1X-7: Seno Otway Hero 72, 4a — =.- 53900" 71940" Retamal et al. 4 e ra Bahía Inútil Hero 72, 4a 6b 18 53930" 70900" Retamal et al. 3 11-1X-72 Rastra ' Bahía Inútil Hero 72, 4a 4a 32 53930" 70900" Retamal et al. 14 10-1X-72 Rastra Bahía Inútil Hero 72, 4a 4b 30 53930" 70900" Retamal et al. 1 10-1X-72 Rastra Tetrapygus niger El Morro, Arica =— =— Lit. 18029" 70921” Saelzer-Gallardo 7 9-VIL-62 Mano Playa Brava, Iquique — — Lit. 20915" 70911” A. Quezada Y -VIL-74 Mano Caldera — =— Lit. 26056,5" 70949" Larraín-Pozo 20 -11-73 Mano Guanaqueros, Coquimbo =— A 30910" 71925' “T. Cekalovié 3 6-IX-68 Mano Los Molles — =— Lit 32015" 71933' A. Larraín 2 22-11-72 Mano Tumbes — — 2 36940" 7396" E. Bay-Schmith 5 27 -111-74 Buceo Bahía Concepción — =— Lit. 36940" 730 A. Larraín 50 11-73 Mano Bahía Concepción — _— — 36940" 739 G. Sanhueza 100 o Mano Punta Chilota (Magallanes) — =— —25b. 53919" 70928,5' Carvajal-Barrera 1 20-1V-62 =— Jagúell Dermechinus horridus Boca Seno Baker Hero 72, 4b -— — 47948" 74940" H. I. Moyano 1 3-X-72 Rastra Frente 1. Topar Hero 72, 4b 27 250 50908,5* 74941' H. I. Moyano 3 6-X-72 Rastra Loxechinus albus 1. Sta. María (Antofagasta) =- — — 23920" 70900" A. Larraín 3 16-11-72 Mano Ca. Coloso (Antofagasta) —_— —— Lit. 23943" 70925* Saydivan-Otsu 60 -X-72 a Caldera + ——' "Lit 27900" 70950" A. Larraín 3 -11-73 Mano Punta Lavapié — =— Lit 36934" 739 A. Larraín 30 -VI-74 Cocholgúe =— — — 36940" 739 A. Quezada 2 29-111-68 Mano 1. Sta. María (Concepción) =— — Hhi— 37900" 73935" =— 1 5-VI-67 A Pargua (Prov. de Llanquihue) == =— "Li. 41946 73930" Villarroel ] 11-11-72 Mano Putemún, Chiloé > == MEE 42927,4' 739455" Villarroel 15 -V-72 Mano Pcia amO —E —l — 42029" 73946" H. Saelzer 6 -XI-67 Buceo Talcán' ALoP: A E ES 42045" 73900" Vidal-Mendoza 3 26-11-62 Buceo IA “Los Ciivor E A E SS 42045" 73900" Stuardo-Theyer 2 15-11-62 Buceo Ca. Chica ON Pa == 3-7 42045" 73900" — 2 22-11-61 Buceo Cerca" P" Edén Hero 22, 4b ES 12 47947, 1' 74954" H. Saelzer 2 1-X-72 Buceo Rada Shinglet Hero 72, 4b E e He perso La . qe he a id Magallanes , = 5-10 50957,8' 73943 H. Saelzer 1 29-1X-72 Buceo — — Lit. 53911" 70955" F. Gómez 2 12-1-75 Mano Sterechinus bernasconiae Boca Cana! te cof 5] de $ le 300 47950" . 74940" Moyano-Saelzer 8 1-X-72 Rastra , 360 50908,5 74041 H. L Moyano 10 6-X-72 Rastra —— APA A A co Aa AS AA be 0 Li +» 0 a E E IP£5T óN SAY =z > y soumg "N "HN A «L10589 OS0opa a — erenys/1 tnasey 3L XI 1 88 “Je 19 [Cue Y «2 Lvo69 «S'930pg tl TUNIVE * “30m O03zeUeTuTy OU9S “SIAO0IH PJULE OUTA. 6SIIA-£ 1 2IAOTEA9O “IL «P950L ¿66069 ye _ (soue[JeSe y) s3u¡ng 2113NJ QUe 09-X-31 £ FIAOTEASO “.L P260L ¿8608S TELAS > APIMSUNIF ug “tuang erueg ¿uu 10 Usa d “Y 39-A-$ yl OPAPITED “Y “A ¿£300L «8106€ 5l Td e[¡oyus) “do INUIALO OUT JA 39-1-p 1 opens “f «S360L BLo£S a e[1oyua) “do (soue[[eSe a) “e10 yg “und vosey aL XI 3 1 “12 39 [Puelo «LE$008L 8 6008S 0T MVX 4 *p “3 0194 en3anex 0J109 “use SL-X-UI $ OUuBÁ0NI “I 'H «LEOpogL AÑATÓS UY-08.-. == a+ “3L 0H Oss119H “y “0uau9sz7 [vueo vara 3 XI-41 [ “12 39 [tuetroy 8 830 IL ¿0'Gpo3< 03. 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PTA CHACOTA PACIFICO EL MORRO ÉÉ ES Eos LA CAPILLA PTA. PALOMA PTA. BLANCA OCEANO PLANO TO! ARTZ PRE ES PEZ 0O0O 1GM 6) = Tetrapygus niger Mapa N21 5 0 5 Km. Mapa NQ 1.— Localidad con T. niger (para más datos ver Tabla XI). — 161 — AVID IA 0 G £ - 2 z bl Pe > — el o 3 Y 1d) sá E 2 a? AN -Y 4 pH Aa y mec : ME. OSA sladaT Cta. Guanillos del N PTA. DE PIEDRA PTA. NEGRA BOYA ESMERALDA Caleta Cavancha PTA. CAVANCHA PTA. LARGA Cta. del Molle PTA. REDONDA Ba. Chiquinata PTA. GRUESA Cta. Toyos PTA, SANTIAGO 70%15' PLANO TOMADO DE CARTA PRELIMINAR ESC. 1: 250000 N2 2070_1QUIQUE 16M 1954 8 = Tetrapygus niger Mapa N22 7 EEE AAA Km. Mapa NO 2.— Localidad con T. niger (para más datos ver Tabla XD. — 163 — SA | o JA Pe rd ar re) vga Vi PTA BRAYA NJ o 9 = S Á OCEANO PLANO ¡NR q ads, carac M= =Loxechinus albus 5 O =Phymosoma moll mollense (Neocomiano). IA | ENTRA Km. de Mapa NO 3.— Localidad con £. albus (reciente) y P. mollense (Neocomiano) (para más datos ver Tabla XI y pág. 49). — 165 — jomáliacna A] medias 4 e iataaiad ars A rd IDOL 8 L XV ah LA de Y vr elo 0 A) PTA. ZENTENO Cta. Zenteno PTA, TOTORALIL LO Bahía Totoralillo O = u <Í 0 PTA, FRODDEN PTA CALDERA OCEANO PTA. CALDERETA PRELRINAR 5 112500 A re 27 . FALDERA ía = = Tetrapygus niger Map N24 É E (S = Loxechinus albus | pop a Km. Mapa N9 4.— Localidades con T. niger y L. albus (para más datos ver Ta- bla XI). — 167 — al ro sorbo ed rim) dle ¿4 e reja Y 00 esbrbilenod $ 4 ) l AS o y . el . 1] A Ne me30' PTA. TEATINOS COQUIMBO LPAJAROS . PAJARO NIÑO *. ¡PTA TORTURA A PTA.TINAJA PTA SALIENTE Rda. Barranca Rda. Blanca PTA MAITENCILLO PTA LAGUNILLAS BAHIA PTA EUANAUERO TE o) PTA. OES PLANO TOMADO DE CARTA — mm ; : PRELIMINAR ESC 1: 250000 = Tetrapygus niger y Loxechinus albus (Holoceno). N2 2971 LA SERENA A : O No 307, VALLE (O =Tetrapygus niger (Holoceno-é Pleistoceno sup”). Mapa N2 Le : A =Tetrapygus niger (Reciente, ver Tabla XI). pe 5 o 5 RR A Km. Mapa N9 5.— Localidades fosilíferas con L. albus y T. niger (ver págs. 76 y 116) y localidad con T. niger reciente (ver Tabla XI). — 169 — SeJaJ11sOJ sapepneso7 O PP 000005 | Q Ni A L ==. 502133 A - enbepuoy A > lt; E. O ! z AN A | 4 4 ) NULSNODO ANYS pr a u o a N F G AS " arquered y Pg) O d y A " ena Y” > HO o -“ ——Ms0u007 «Liz r AS E yy 3 PARES My VNIL ¡MAD Sy6!l WHOI VLOTMIINO -134Y4 1 - 341134 NYS 253 84N NOYI1YVNI 30 OOYHOL ONVI íferas con equinoídeos en la Cordillera de Los Mapa N9 6.— Localidades fosil probable- págs localidad con P. diademoides ( Jaworski (1925). Andes, interior de Illapel, en territorio argentino. 1 . 37 y 52) mente localidad con P. diademoides y C. ovata (ver fide Philippi (1860); 2 Stome- chinus andinus) fide — 171 — WT úl 2014 DMI. E ali o AO ; hal Ana lid Mm reci ti PTA S ANA CABO CARRANZA PTA. LA VIEJA O O u O X Bahía Chanco Rada Pelluhud PTA. ALTA PTA. NEGRA | | AU aa e | j a 1QM. 1082. (S =Arbacia spatuligera Mapa N?7] A Km. Mapa N9 7.— Localidad con A. spatuligera (para más datos ver Tabla XI). — 173 — e Y A n cur iaa a 140 Ea o Ll ] p Ñ j y Y Brie) MAN AS 0 N . y YE PTA. ESPOLON Ens. la Gaviota PACIFICO PTA. PIEDRAS BOCA CHICA OCEANO PUNTA LAWAPIE PELEAS, 1 2200do =Loxechinus albus 16M. 1981. Of 5 O =Pseudechinus cf. llanicus (Plioceno), Mapa NS 6 A ] 5 Fseudechinus cf. mage Km. Mapa NO 8.— Localidad con £. albus (ver Tabla XI) y localidad fosilífera con P. cf. magellanicus (Formación Tubul; para más datos ver pá- gina 85). — 175 — Ñ 2%, A o AO A A 2 A in. Ñ A. ES | P WA Ni pl por esdilizol bobiliciól y (1% aid T 157) dla ¿A nos leshiliroJ 8 4 97 vúteh ad q uds E elo A) sara lg + 3 LeR- caig e Ae . E PAUISLA- A VICENT 5 Ñ EA D Y > Zz > F S e) = [02] m po) — TOM. DE CARTA PRELIMINAR ESC O S= Arbacia dufresnei TS GOLFO DE PENAS = Austrocidaris lorioli M Ñ . 3 ect horridus apa = 5 2 , Dermechinus horridus Kon. (> = Sterechinus bernasconiae Mapa N9 9.— Localidades con A. dufresnei, A. lorioli, D. horridus y bernascontae n.sp. (para más datos ver Tabla XI). Pozo PUERTO HE NR Y PES, gb IS.ARAGON SIS) , Pay 9, e ' a y > py O, lo + PTA ESPOLON . , ISLOTES DIRECCION PACIFICO "REDONDA | TOWER OCEANO A LLIZOS CERRO RABY | ISLA MADRE DE 5,05 NORTH HEAD TE” ENTRADA? e» Es ESTRECHO OESTE sado S TES 5 Bs SS PEL NA ESC 1260000, = Arbacia dufresnei [GM 1953 $ =Loxechinus albus Mapa N210 o S = Pseudechinus magellanicus Mapa NY 10.— Localidades con A. dufresnei, L. albus y P. magellanicus (para más datos ver Tabla XD. — 179 — DEL NORTE ANO O. DELCAR PELI ES 1 :250900 ZA = Dermechinus horridus al EA MADRE Ñ DIOS O = Pseudechinus magellanicus Mapa N2 11 A Li = Sterechinus bernasconiae Mapa NQ 11.— Localidad con D. horridus, P. magellanicus y S. bernasconiae n.sp. Corresponde aproximadamente a la estación 308 del viaje del "Challenger” (para más datos ver Tabla XI y pág. 87). — 181 — 70r45' 70* 30: Eg lg Nu ña e A Ruiz UN uy Ed XI =) < S = Tetrapygus niger Mapa N9 12 5 0 3 ii E a «“m Mapa NQ 12.— Localidad con P. magellanicus y T. niger (para más datos ver Tabla XI y página 132). — 183 — E ES A ñ Í Ú PU Ú geiA y pa E > 14m per eme ver Y . ] yy An NP a 29) ear ¿Y llo no MIA AS h ye QC ada e 12d Tr. S di T MO a MN n 70 68 76 74 72 PO 68 18 38 20 40 22 42 O Antofagasta ply e) 4 4 24 Q na A S Q “pt Q E 44 XÁ a Z 26 26 Po) (D) O > E > sb < 46 < y Ly oO O o 28 oO 48 a peto Natales ho A AAA 52 36 7 O 1000 2000 100 0 250 500 E AR O Mapa NO 13.— Mapa del Territorio nacional, mostrando la ubicación de los Mapas l a 12. — 185 — Mba br ido el pharrtors Jarnoidó pepe rol re 1 .r e 3 20 40 ——-=Arbacia spatuligera ÁA =Dermechinus horridus =>==Tetrapygus niger -=»—=|oxechinus albus amm =Arbacia dufresnei Y =Sterechinus bernasconiae n.sp. 2 =formas entre A.spatuligera y A.dufresnei 2 2 =zoma sin datos sobre presencia de arbácidos Esc. Aprox. 1:55.550000 Mapa N9 14.— Distribución geográfica de los arbácidos (Familia Arbaciidae) presentes en el litoral chileno. Mapa N9 15.— Distribución geográfica de los equínidos (Familia Echinidae) presentes en el litoral chileno. — 187 — (vabiEncreh alii). núblidatos mil, CO | ams ta o al ALA ¿A Grilla sit) sobligiups 1d, 3 lego abad sotetiiós laiiodll Lo: uv RIA: A mn | l 227=Zoma sin datos sobre presencia =Pseudechinus magellanicus de P magellanicus A Esc. Aprox. 1: 42300000 UNA Mapa N9 16.— Distribución geográfica de P. magellanicus. — 188 — MODIFICADO DE AR GEOG SOC ANT. MAF FOLIO SER 1968 Apr POS =Dermechinus horridus Mapa N9 17.— Distribución circumpolar subantártica de D. horridus, — 189 — —- O A o ar ERA E IR EN p a. e , d » EN "e E ee Pe > 4 s E ó e > AL Le a 0 an pr E, AA «> y > v sr p e PI din ESTA REVISTA SE TERMINO DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES DE LA IMPRENTA DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (CHILE), EL 4 DE DICIEMBRE DE 1975 NAANS ab OVIMAET 40 ¿THWAN ALO Wi APARAMIL AL RO ESALLIAT M1 PAS AS PMDAERACO 3 ACI AA cui qa FÁARIMSTIIO 20,4 17 GAYANA tiene por objeto dar a conocer las investiga- ciones originales del personal científico del Instituto de Biología de la Universidad de Concepción. Esta publicación consta de una Serie Botánica, una Zoológica y una Miscelánea, incluyéndose dentro de cada Serie trabajos biológicos en su sentido más amplio. Cada número se limitará a un solo trabajo. GAYANA no tiene una secuencia periódica, sino que los números se publican tan pronto como la Comisión Editora recibe las comunicaciones y su numeración es con- tinuada dentro de cada Serie. Gayana INSTITUTO DE BIOLOGIA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (CHILE) Deseamos establecer canje con Revistas similares Correspondencia, Biblioteca y Canje: COMISION EDITORA CaAsiLLA 301 — CONCEPCIÓN CHILE A AA ¿> Y GAYANA AESTETUTO DE BIOLOGÍA ZOOLOGIA TITS N=.36 CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE LOS CETACEOS VIVIENTES Y FOSILES DEL TERRITORIO DE CHILE por R. DONOSO-BARROS Departamento de Zoología Universidad de Concepción A YT e LIBRARIES ño rra rr UNIVERSIDAD DE CONCEPCION Chile INSTITUTO' DE BIOLOGKA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION GBTLE DIRECTOR : Dr. Oscar Matthei J. COMITE EDITOR: Dr. Oscar Matthei J. Prof. Marco A. Retamal Prof. Lajos Biro B. Prof. Clodomiro Marticorena Prof, Ivonne Hermosilla B. EDITOR EJECUTIVO: Dr. Jorge N. Artigas GAYANA AS ETITU TO DE, BIOLOGEA ZOOLOGIA 1975 N? 36 CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE LOS CETACEOS VIVIENTES Y FOSILES DEL TERRITORIO DE CHILE por R. DONOSO-BARROS Departamento de Zoología Universidad de Concepción UNIVERSIDAD DE CONCEPCION Chile “Los infinitos seres naturales no podrán perfectamente conocerse sino luego que los sabios del país hagan un especial estudio de ellos”. CLAUDIO GAY. Hist. de Chile, I : 14 (1848). TEMARIO Págs A A 3 A E E A A O A Mt a 4 E E E A A A A UE E: A A A A A 8 AI A A A e 15 Metodología en el estudio sistemático de los cetáceos vivientes .............. 16 Clave de los génerosde cetáceos de los mares chilenos ....ooccoccconoonacorosomos. 17 o So 19 Supertamilía Delfhmotded eccsooressco ateos Oe 19 Familia Delphintdae ............ A 20 Rama CE ROEDENIAAA toi ao eos aloa odas RS 49 Superiamilia PiNSeterorden elo omocacacion conos nosaltres 54 A do 54 Subfamilia Physeterimal ..ococioonos:ooonoseboraninestcnacasnancao cansino econó ninas 54 A A A A E 61 A e 64 Superfamilia | Squalodontoidea ...mooomomomencinncnorcenerenioncaconcanoconncenicncnrones 71 Familia Squelodontdae a ocansusitatessoospeidenseso sins po cesaeos aspas 71 SUDOR Uaemex ON coso ale cs asia de Familia Balaenopteridae .......... O 73 Baum “Balapnidae amu pouocanaoio pao ado oiandson o dote do amaia sacas iones 85 Comportamiento de las ballenas en el hemisferio SUL coccinoconinnononconeser». 89 Industria y explotación ballenera ....ooooccconocoomersercnnsnancononoroconsarsennoseniniccanionenasios 96 Rasgos generales de la actividad ballenera en Chil coocicinicicinninininnnnnomms».. 102 A 106 Glosario de MOmbrES eoomccconocncnnecionsunincananonnosncoaronorascorannirncnacan enana conca rn srnnesonnanconenas 111 O SS O 112 A 114 Y EA Es O. 3h ' A la 059 ' $ y» am EE E LE or 40 TI 106% eiii > O 8 e: DN , Leer A 1 silir ue” PO 5, . e aia Yo lid A sil ne á ! remd '. Y 4 o na A A AIPEDAAAE, A AAA É a RT ADVERTENCIA El manuscrito de este trabajo quedó en forma de un primer borrador a la muerte de su autor el Dr. Roberto Donoso-Barros, ocurrida trágicamente el 2 de agosto de 1975. Felizmente alcanzó a terminar las láminas, con lo que sólo restó ordenar el texto y los títulos. Este presentaba numerosas correcciones manuscritas, que fue necesario interpretar cuidadosamente para mantener el espíritu y sentido general del trabajo. Los nombres de taxa científicos fueron uniformados y en escasas ocasiones corregidos. Como no hubo revisión final por parte del autor, es probable que se hayan mantenido algunas pequeñas inexactitudes que él habría reconocido y corregido oportunamente. El valor de la obra, sin embargo, justifica plena- mente su publicación, la que constituye un importante aporte al conocimiento de la fauna chilena. Junto a los profesores Hugo I. Moyano G. e Iván Benoit C., hemos efec- tuado con cariño esta labor, como un homenaje a nuestro amigo y compañero de trabajo de varios años en el Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción, y como una acción indispensable para salvar sus últimos tra- bajos, de lo que fue su excelente producción científica. Dr. JORGE N. ARTIGAS Editor KID THIVOA y robos vemivg ñu ab ol ns ohoop sdeo ms sb srasmaiaho abro -cortelboconod ando 14 Jo 10118 ah ppal 10 efi! cal Sins y Coamal arersenciis ANULÓ noir astorsrresi eduimsera nel abla sol Y Osca ls usb la sico au rabwrbabív, asada olirnan qu es A A A mdigoroo «saoÍeLyO Aca al N s sajr Máñtlng 9 autos dolo 2 UN isatl abiien edil OO no olibnast ahutai! > sup epturitisamaoad mwpog motrgla US UN unto eiliscaí ¡ogandio. mía Judo. al li roles ES apre o ol ojurñilzonco 1 arroqs let rg py aula sup al eu x ¿ON asada somo 0D tion mdd o 4 oro 1 gu isa | labsquos + egos omar e ajunsaiod Uv cima el a mo A A ET »» A PR | sitio noubor pinolxsas 0 De HITA Y HOMOL 14 vonibE CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE LOS CETACEOS VIVIENTES Y FOSILES DEL TERRITORIO DE CHILE por R. DONOSO-BARROS Departamento de Zoología Universidad de Concepción RESUMEN Los cetáceos de Chile comienzan a ser mencionados en los primeros viajes hechos por los españoles a comienzos del siglo dieciséis. Durante el siglo dieci- siete los navegantes holandeses señalaron la gran abundancia de ballenas en los canales australes, señalando a la vez el peligro que significaban para la navegación. En la obra de Diego Rosales (1648) se diferencian tres tipos de ballenas y dos de delfines. En el último tercio del siglo dieciocho los relatos de los cronistas son reemplazados por la información científica. Debemos recordar los viajes de la Coquille, la Uranie, el Beagle, la Magenta y otros. A mediados del siglo diecinueve Claudio Gay en su Historia Física y Política de Chile describió varios delfines y dos grandes ballenas. Con pos- terioridad Philippi estudió la fauna cetológica de Chile incluyendo formas fósiles y vivas. Después de estas contribuciones encontramos varios trabajos sobre dife- rentes tipos cetológicos como biología, fisiología, distribución, taxonomía. La fauna de las aguas chilenas incluye 31 especies, de las cuales siete son ballenas verdaderas y el resto odontocetos. Los cetáceos están ampliamente distribuidos a lo largo de la costa chilena y los únicos límites en su dispersión son los inherentes a su propia tolerancia ante las variaciones térmicas de las aguas marinas y costeras. Problemas rela- cionados con su protección, migraciones, control y colecta son discutidos, E E ABSTRACT Chilean cetaceans are reported by the first spanish travellers at the begin- ning of the sixteenth century. During the seventeenth century the Dutch seamen reported the great abundance of whales in the Magellanic channels and the danger that these animals represented for navigation, Diego Rosales (1648) mentioned three and two species of whales and por- poises respectively. Late in the eighteenth century, scientifical information took place and many species of whales, dolphins and porpoises were described. Among the main scientific voyages are those carried out on board of the ships La Co- quille (France), L'Uranie (France), Beagle (England) and Magenta (Italy). In the middle of the nineteenth century, Claudio Gay published his important work, Historia Fisica y Politica de Chile, describing some dolphins and two whales. Later on, R.A. Philippi studied the cetacean fauna of Chile, including fossil and living forms. In addition to these publications, isolated information on biology, taxo- nomy and geographical distribution have been reported. The cetacean fauna of Chilean waters is composed by 31 species; seven true whales and 24 toothed cetaceans. Whales and odontocetes are widespread along the chilean coast and its distribution is only limited bv its tolerance to differences of temperature. Problems related with protection, migration, and whaling are discussed. INTRODUCCION Chile surgido como país de las profundidades oceánicas en el terciario medio, en cualquier estudio de su naturaleza se muestra siempre estrecha- mente adherido a su profunda raíz oceánica. Ciertamente desde que las prime- ras embarcaciones europeas surcaron muestro ámbito marino surge la infor- mación inicial sobre los rasgos de la vida en sus aguas. Pigafetta (1520) observó los primeros cetáceos del hemisferio sur, du- rante la expedición de Magallanes. Jufré de Loayza (1525) señala la abundancia de ballenas y delfines en los mares australes (a estos últimos los llama toninas). | Durante el memorable viaje realizado en busca de la posesión del Estre- cho de Magallanes por Juan Ladrillero (1558), uno de los pilotos más hábiles de la época, Diego Gallego, escapó milagrosamente de zozobrar al toparse con una ballena. Pedro Sarmiendo de Gamboa (1598) en el relato de su derrotero por los canales australes en busca del filibustero Drake, observó muchísimos bufeos (= delfines) como numerosas ballenas. ms Gonzalez de Najera (1601) afirma que las ballenas eran muy abundantes en la costa chilena, se podían ver desde los cerros de la costa gran cantidad de ellas. Sus huesos abundaban sobre la costa, utilizando sus vértebras para hacer asientos con ellas. Los barcos holandeses enfilaron sus proas durante el siglo 17 a las costas americanas. Le Maire y Schouten (1619) escriben sobre los cetáceos de los ca- nales: “...eran tantas las ballenas que se encontraban junto a las islas que era menester navegar con tiento, huyendo a cada paso, ya de ésta ya de aquéila, por ser muchas las que se atravesaban al paso e impedían a las naves su viaje y las ponían a manifiesto peligro de perderse, porque eran tan terribles que parecían escollos y rocas del mar”. Alonso de Ovalle (1648) considera a la ballena “la reina de los peces” sosteniendo que se distribuyen a lo largo de Chile desde la zona de los canales hasta más allá de Copiapó y Huasco. Señala que en las costas se buscaba el ámbar gris para utilizarlo comercialmente. Diego de Rosales (1648) en una apreciación más acuciosa de estos grandes mamíferos marinos se desprende que reconocía una ballena grande que pa- rece ser Balaenoptera; ¡otra cuyo exterior aparece cubierto de prominencias pegadas a su piel y aletas (que pensaba eran moluscos) que corresponde a Megaptera o ballena jorobada; una tercera que califica de monstruoso animal con una cabezota gigantesca, una mandíbula con grandes dientes, que faltan en el maxilar superior, rasgos éstos que pertenecen al cachalote Physeter catodon. En cuanto al resto de los cetáceos con dientes distingue las toninas (Phocaena) de los pufeos o delfines (éstos incluyen varios géneros). James Cook (1768) durante su pasaje por los canales australes en el ve- rano no observó ballenas, sin embargo en su viaje (1772) al pasar las cercanías antárticas observó mumerosas ballenas, lo que coincidió con su migración es- tival a las aguas del polo sur. Molina (1782), señala dos ballenas una de las cuales llama Balaena misti- cetus y la otra estima como boops, posiblemente pueda corresponder con la ballena jorobada. Molina pensaba que todas las formas del hemisferio norte podrían encontrarse en aguas chilenas. Un colega directo de nuestro abate naturalista, era por nacionalidad, orden y destierro don Felipe Gómez de Vidaurre quien escribió también su compendio sobre la Historia de Chile, impreso en el siglo XIX por Barros Arana. Allí describe una ballena gigantesca basada en el error de tomar por costilla una de las ramas de la mandíbula. La tranquilidad de los grandes cetáceos empieza a ser alterada a partir de fines del siglo XVIII en que las proas de los balleneros del norte se dirigen hacia el sur en busca de este valioso botín. Diversas expediciones ocurridas desde los comienzos del siglo diecinueve entregaron observaciones y variadas descripciones de los cetáceos del hemisferio a e sur. Los viajes del marino Peron a los mares del sur permitirán a Lacépéde (1804) utilizando sus manuscritos describir el delfín de Peron, de la tierra de Van Diemen, el cual será verificado numerosas veces en aguas chilenas. La expedición de la Uranie (1824) permitirá a Quoy y Gaimard describir el delfín cruzado austral Lagenorrhynchus cruciger. Lesson (1826) que era el médico y naturalista del viaje de la Coquille des- cribirá distintas especies de cetáceos de la costa austral, su Delphinus lunatus descrito de un ejemplar viviente frente a Talcahuano persiste hasta hoy como una forma no aclarada, La extensa travesía del Beagle fue exitosa en la colecta de estos notables mamíferos; así Waterhouse (1838), pudo dedicar una especie de delfín al capitán Fitzroy, desafortunadamente constituye un sinónimo del delfín oscuro. John Gray que revisó los cetáceos capturados y observados durante la ex- pedición del Erebus y Terror refirió varias especies que viven en las costas chilenas. La expedición del Astrolabe que ocurrió en el mismo año de pu- blicación (1846) aportó varios iconotipos e iconografías publicadas por Hom- bron y Jacquinot sobre estos notables mamiferos. Claudio Gay (1847) menciona alrededor de seis especies de delfines, un cachalote y Balaena antarctica. Giglioli (1874) durante el viaje de la corbeta Magenta describe una nueva ballena observada desde muy cerca en el mar, de acuerdo a los rasgos se tra- taría de un cetáceo tan singular que constituiría una nueva familia. Hasta la actualidad no se ha obtenido nueva muestra de tan bizarro cetáceo, que de acuerdo a una cita de Yáñez (1948) sería una anomalía. Philippi (1887 a 1894) efectúa mumerosas observaciones sobre delfines, haciendo descripciones de especies actuales, también fósiles e incluso de la anatomía de sus cráneos. Pérez Canto (1886) describe dos cetáceos que con- sidera nuevos. Reed (1904) hace una breve comunicación sobre Phocaena. Quijada (1910) menciona la existencia de diez cetáceos en la colección del Museo de Historia Natural. En su curiosa lista sobre los mamíferos que faltaban en la sección vertebrados menciona varios cetáceos del Pacífico suroccidental que nunca han podido ser comprobados en nuestro territorio. Liouville (1913) da cuenta de los cetáceos estudiados por la décima ex- pedición antártica francesa. Oliver-Schneider (1926, 1935, 1946), hace referencia a los cetáceos obser- vados en la costa de Concepción, como también a los restos fósiles de animales pertenecientes a este orden. Cabrera y Yepez (1940) hacen una importante relación sobre la morfo- logía, etología y ecología de los diversos cetáceos que viven en Sudamérica, muchos de los cuales viven en aguas de Chile, a Mann 1946 publica un documentado trabajo sobre la morfología ocular y la visión del rorcual y del cachalote. Allí sustenta el concepto de visión sumer- gida y visión sobre agua que se llama amfioftalmia. Yáñez (1948) enumera los cetáceos observados en la costa de Chile. Mann (1957) presenta una clave para identificar los cetáceos encontrados en aguas territoriales. Aguayo (1962) inicia sus estudios cetológicos con la contribución acerca de la madurez sexual del cachalote, que fue patrocinada por el que escribe, como tesis de grado. Esta investigación permitió descartar la pretendida supo- sición que poseía un ciclo sexual estacional, sostenida por autores japoneses. Se pudo demostrar que esta falacia era una consecuencia de la captura de animales inmaduros, ya que el tamaño fijado para las capturas coincide con cierta frecuencia con animales que aún no han alcanzado la pubertad. Toro (1965) comunicó al Tercer Congreso Latinoamericano de Zoología la presencia del cachalote enano (Kogia simus) en la costa de Chile Central. Praderi (1971) revisa material craneológico de Phocaena existente en las colecciones nacionales. La presente relación se fundamenta en el estudio de los cetáceos exis- tentes en el Museo Nacional de Historia Natural; Museo de Zoología de la Universidad de Concepción; Museo de la Plata (Argentina). Hemos revisado igualmente toda la información pertinente como la pa- leontológica para dar un cuadro general de la cetofauna de Chile. Algunas modificaciones taxonómicas han sido propuestas como el cambio de Balaena simpsoni al género Caperea. Hemos considerado Phocoena obtusata Philippi como el primer homónimo de Phocoena dioptrica Lahille por lo cual la revalidamos. Hemos reestablecido el género Nodus sobre Mesoplodon, cuyas prioridades habían sido sugeridas por Herchkowitz (1966). Consideramos nuestra contribución con especiales propósitos docentes e informativos sobre la fauna de Chile. Queremos una vez más levantar nuestra voz en el desierto de la estolidez humana protestando de la despiadada des- trucción de los cetáceos, en el sentido de una “explotación de rapiña” como tan objetivamente la ha llamado Severtzov, encabezada en este momento de la historia por la Unión Soviética y el Japón, cuyos gobiernos han hecho oidos sordos a los consejos de destacados cetólogos internacionales y a la propia International Whale Comission sobre la necesidad de una veda para salvar la sobreexistencia de estos valiosos recursos y evitar la irreversible desa- parición de la faz del globo de tan maravillosos animales. Confío que por extraño azar esto pueda ser entendido, y esta contribución no sea uno más de los requiem postreros. Orden CETACEOS Cete Linnaeus 1758, Cetacea Brisson 1762. Los cetáceos son mamíferos de vida permanentemente acuática, predo- minantemente talasófila, aunque existen algunas formas de aguas dulces y otras que pueden remontar los ríos. Su aspecto general recuerda a un pez, razón por la cual algunos naturalistas del pasado los consideraron entre los peces. Las extremidades anteriores se han transformado en aletas o remeras que recuerdan las pectorales. Las extremidades posteriores faltan externa- mente y a veces se conservan en las cercanías de la columna algunos restos rudimentarios. Sobre el dorso existe en muchas especies una aleta dorsal impar, que carece de armazón ósea. La piel es desnuda, firme con un grueso panículo adiposo, los pelos son excepcionales, si existen éstos se encuentran restringidos al extremo cefálico o caudal. Sobre la cabeza llama la atención el pequeño tamaño de los ojos, el oído reducido a un punto apenas visible sobre la línea posocular. Sobre el dorso de la cabeza llama la atención la presencia de dos aberturas, que a veces aparecen como desplazadas hacia la izquierda como ocurre en los cachalotes, se trata de los espiráculos, los cuales corresponden a las aberturas nasales. A través de ellos se expulsan los chorros de aire de la respiración cuyo vapor de agua al condensarse con la temperatura fría es apreciado desde lejos, permitiendo en las grandes ballenas la identi- ficación a gran distancia. El cuello de los cetáceos falta, al igual que en los peces, a pesar que se reconocen vértebras cervicales, pero éstas se encuentran muchas veces fusio- nadas o convertidas en láminas muy delgadas. La cabeza es maciza a veces terminada en un hocico corto otras veces se prolonga formando un “pico”. La parte posterior del cuerpo termina en una aleta caudal de posición hori- zontal, con el borde libre delgado y frecuentemente escotado. La cola es muy grande, fuertemente musculada y constituye el órgano propulsor por exce- lencia. La cola está constituida por una triple armazón conjuntiva sobre la cual se insertan los músculos. El tamaño y peso revela enormes fluctuaciones, en algunos delfines llega a menos de 80 kilógramos para alcanzar y sobrepasar las 100 toneladas en muchas ballenas. La epidermis es bastante gruesa con el estrato córneo muy denso, alcanzando un grosor superior a los tres milímetros. El pelo que falta en la mayor parte del cuerpo aparece a veces sobre la cabeza, en el conducto auditivo externo, o en el hocico. En los delfines se encuentran pelos en los fetos y en los juveniles pero desaparecen en los adultos. En los misticetos encontramos vibrisas ricamente inervadas, sin embargo carecen de elementos mioepiteliales y muy frecuente- == “mente encontramos un seno sanguíneo que podría corresponder con los “órganos eréctiles. Carecen de glándulas cutáneas como de uñas. Las glándulas mamarias son de posición abdominal y se encuentran situadas en las proxi- -midadés del:surco inguinál. En Phocaena se encuentran dentro de la bolsa mamaria, a veces se sitúan en dos bolsas laterales provistas de un mamelón. En los machos no hay escroto, los testículos son intrabdominales, el pene se oculta en el espesor de las masas musculares, emergiendo durante la micción, el coito o después de la muerte. En las hembras la abertura vaginal y la vulva se encuentran en el surco medio ventral. El esqueleto de los cetáceos ofrece notables modificaciones como conse- “cuencia de su habitus pisciforme, las manos transformadas en aletas remeras poseen cuatro a cinco dedos palmeados, frecuentemente hiperfalángicos, que forman úna paleta; el brazo y cl antebrazo son muy cortos, la clavícula está ausente. De las extremidades posteriores quedan en las ballenas algunos “restos óseos que las recuerdan pero son inconstantes en la mayoría de los cetáceos. El cráneo en los cetáceos posee notables diferencias con los mamíferos conocidos ya que se establecen una serie de modificaciones de carácter tan profundo que afectan las relaciones topográficas y proporciones de los dife- rentes huesos. El fenómeno general más importante a nivel craneal es la telescopagia. De acuerdo a las ideas de Múller el maxilar, los premaxilares y el vómer sufren un alargamiento postero anterior considerable, rechazando la porción craneal situada por detrás del hocico, produciéndose una reducción de los huesos con la excepción del parietal, como un cambio en sus relaciones. En los arcocetos fósiles no se observan estas modificaciones; el cráneo con- serva en éstos el esquema normal de los mamíferos. En los embriones de los cetáceos es interesante señalar que el osteocráneo tiene una estructura similar al esquema de los euterios evolucionando hacia la telescopagia en el curso del desarrollo ontogenético. Debe señalarse que en los. odontocetos existe ade- más la asimetría craneal, que se encuentra más acentuada hacia el lado iz- quierdo. Las desviaciones asimétricas alcanzan sus mayores niveles en el grupo de los fisetéridos como Physeter y Kogia. Llama la atención en los cetáceos la reducción del etmoides como de los cornetes, la lámina cribosa pierde sus numerosas aberturas y se presenta como lámina ósea imperforada situada en la parte anterior de la caja craneana. Las hemimandíbulas carecen de un desarrollo de la rama ascendente y el cóndilo es poco sobresaliente. Las vértebras cervicales tienden a reducirse considerablemente, en algunas especies se convierte en láminas delgadas, en otras se produce su fusión. La reducción del cuello se acompaña en la reducción cervical. El número de las cervicales a pesar de las modificaciones permite reconocer siempre a siete elementos. Las vértebras torácicas, lumbares y caudales varían en su número y las vértebras se unen entre sí mediante los discos invertebrales lo que comunica a la columna una gran elasticidad. El número de costillas oscila entre 9 a 13 pares, de las cuales cuatro a siete son costillas verdaderas y 5 a 8 pertenecen al grupo de las falsas o aesternales. Las primeras costillas se articulan a la columna de acuerdo al esquema de articulación costal. Los dientes son monofiodontes y homodontes (con una sola punta e iguales) igualmente con carácter simple y provistos de una raíz (haplodontes). En los grupos fósiles como los arqueocetos la dentadura tenía carácter hetero- donte, molares de tipo carnívoro, dientes yugales, premolares, esto obliga a pensar que los cetáceos derivan de grupos de heterodontes muy probable- mente de creodontes que se adaptaron a la vida acuática. En los misticetos no encontramos al estado adulto dientes sino un tipo de formaciones córneas conocidas con el nombre de “barbas”, que algunos consideran homólogas de la “rugae palatina” de los euterios. Las barbas presentan dispositivos fil- trantes del agua acomodados a los hábitos planctófagos de las ballenas. Se disponen en hileras suspendidas del maxilar superior de una parte a otra del paladar por una especie de quilla media. Cada barba aparece como una lámina córnea más o menos alargada en triángulo rectángulo cuya inserción se hace por el lado más corto, con el lado más largo, la hipotenusa de este triángulo orientada hacia la profundidad mediana de la boca. Morfológica- mente la barba representa una especie de estuche comprimido de naturaleza córnea que depende de una gigantesca papila dérmica ricamente vascularizada. La capa de Malpighi las reviste generando túbulos córneos delgados con extremidades libres, en el resto forma un cuerpo compacto del que penden los pelos que a su vez es recubierta por tejido córneo formando la barba propiamente tal, en la parte proximal se encuentra cerca de la prominencia dérmica la sustancia suberoide de Delage. En los embriones las barbas apa- recen esbozadas como placas. Las glándulas salivales faltan en la mayoría de las especies aunque han sido mencionadas en el género Balaenoptera. La faringe y el esófago son muy estrechos en los Misticetos en cambio aparecen amplios en los Odontocetos que son capaces de ingestas muy voluminosas. El estómago es pluriocular, El intestino delgado es muy largo en los misticetos hiperodóntidos sobrepasando en cinco a seis veces la longitud corporal, sin embargo el récord de longitud lo ostentan los cachalotes cuyo intestino delgado es 16 veces más largo que la longitud total del animal, en Tursitops es 15 veces mayor que el cuerpo. Entre las glándulas de la pared intestinal se han citado las de Lieberkiihn, Brunner, Payer. El intestino grueso no aparece con segmentos diferenciados en los Odontocetos; en los misticetos aparecen los mismos segmentos que se observan en los mamíferos euterios. El hígado es pequeño, poco o incompleta- mente dividido, vesícula biliar ausente. Páncreas alargado, lobulado poco o bal conglomerado, los numerosos conductos pancreáticos se unen al duodeno en el colédoco. El bazo es de tamaño reducido, se encuentra próximo a la porción pos- terior del duodeno y acompañado frecuentemente de bazos suplementarios. Aparato respiratorio se encuentra adaptado a la respiración aérea como igualmente posee regulaciones que lo adecúan a la vida acuática. Las narinas están constituidas por aberturas abiertas en el medio de la cabeza entre los dos ojos, exteriormente hay una abertura común en los odontocetos y dos en los misticetos. Las vías nasales carecen de papel olfatorio y funcionan ex- clusivamente en la respiración. Las aberturas nasales se cierran mediante valvas durante la inmersión para abrirse cuando emergen del agua, todo ello debido a la actividad muscular. Los conductos nasales en los misticetos son simples, en los odontocetos son complicados por una serie de grandes cavidades laterales o “sacos vestibulares”. En los cachalotes la evolución de las vías na- sales está ligada al desarrollo del “balón de espermateti”, que forma una gran masa sobre el hocico y que determina un desarrollo asimétrico entre los conductos nasales derecho e izquierdo. La laringe es muy larga, atraviesa la faringe y penetra en la región naso faríngea y se encuentra sólidamente fijada por los músculos palatofaríngeos que forman un potente esfínter. Después de la espiración violenta a través de los conductos el chorro de aire espirado se eleva 4 o 5 metros en las grandes ballenas y al condensarse con la baja tem- peratura ambiental es visible desde lejos como un chorro de vapor. Este aire es nauseabundo como lo hubiera señalado en el pasado el marino y natura- lista español Antonio de Ulloa. En los cachalotes el chorro de aire, por ra- zones de posición, se observa formando un ángulo de 45 grados con la hori- zontal. La laringe es simple, forma un tubo que se conecta con las cavidades nasales, entre los cartílagos la mucosa faríngea forma una bolsa impar en los misticetos y par en los odontocetos. Las cuerdas vocales son defectuosas pero emiten ruidos que son muy útiles en la vida de relación de estos animales. La tráquea, bronquios y bronquiolos poseen anillos cartilaginosos resistentes. El árbol tráqueo bronquial está muy desarrollado, en cambio la superficie respiratoria no tiene gran relieve. Los capilares respiratorios se disponen en los alvéolos en dos planos, rasgo éste que no se encuentra en los mamíferos terrestres. Existe un plexo vascular de predominio venoso anexo a la circu- lación funcional pulmonar, la presencia de un esqueleto cartilaginoso a nivel bronquiolar permite un pasaje mayor de aire hasta las terminaciones más profundas del árbol bronquial. En la pared de los conductos que llevan el aire existe además una red vascular venosa que ofrece los caracteres morfo- lógicos de un dispositivo funcional. El tejido pulmonar se caracteriza por el enorme tamaño de los alvéolos pulmonares. pan E El diafragma de los cetáceos se dispone más oblicuamente que en los mamíferos terrestres, siendo mucho más anterior en el dorso y más posterior - en el viente. El corazón no tiene nada de particular en su estructura que el resto de los mamíferos salvo su tamaño relacionado a la talla de los animales. Los troncos aórticos y pulmonares persisten durante largo tiempo comunicados por un canal arterial permeable que se encuentra en los jóvenes pero más en los balenopteridos que en otros cetáceos. El sistema arterial revela la presencia de extensas redes admirables arteriales en la región torácica, de las arterias axilares, de la base del cráneo, de las arterias cervicales, de las carótidas in- ternas, lumbares, etc, El rasgo más notable es la red admirable concerniente a la circulación cerebral, el cual se encuentra irrigado exclusivamente por las arterias geningeas en relación estrecha por su generación con los elementos de la red admirable torácica. Las venas se disponen análogamente a las arterias formando extensas redes y plexos, carecen de válvulas. El sistema nervioso se caracteriza por su encéfalo de considerable tamaño, redondeado, con un peso notable en proporción a la masa corporal en muchos odontocetos, hemisferios cerebrales grandes, fuertemente girencéfalos, bulbo olfatorio ausente o muy rudimentario. El cerebelo es de gran tamaño. La reducción del área olfatoria es un hecho adquirido en el curso de la especialización de los cetáceos modernos. Los arcocetos poseían un rinencéfalo bien desarrollado, con nervios olfatorios, sin embargo los hemisferios cerebrales eran de modesto tamaño y lisencéfalos, en los odontocetos fósiles su cerebro muestra reminiscencias con el de los arcocetos. El tacto se ejerce cutaneamente pero su significado es poco claro: El - olfato muestra considerable regresión de los centros nerviosos o. desaparición total. El ojo es muy pequeño en relación a la talla de los animales pero bas- tante eficiente como elemento de información. Los ojos son aplastados. de adelante hacia atrás especialmente a expensas de la cámara anterior del ojo. La esclerótica es notablemente gruesa en los grandes cetáceos, el cristalino es esferoidal. La coroides es muy vascularizada con un tapiz lucido muy ex- tendido. La retina completamente vascularizada salvo en la banda horizontal cercana a la papila óptica. Los nervios ópticos están bien desarrollados en casi todos los géneros. El ojo funciona esencialmente bajo el agua para lo cual presenta dos modificaciones. El índice de refracción de la cámara anterior del ojo es idéntico al del mar y la córnea es dióptricamente inoperante cuando el animal está sumergido. El sistema dióptrico queda por ello circunscrito al cristalino que dada su curvatura hace que la imagen focal se forme sobre la retina, de acuerdo a ello la visión en el aire correspondería a un ojo fusrte- a das mente m:ope. Los procesos ciliares y sus músculos debido a una regresión son incapaces de acomodar el cristalino. Igualmente la tensión en la zonula de Zinn es insuficiente para aplanar la cara anterior del cristalino que se con- serva esférica. De acuerdo a las observaciones realizadas por Mann (1946), las ballenas habrían adaptado la visión a dos medios diferentes debido a la, exis- tencia en el ojo de dos pisos que funcionan diferentemente. La mitad superior del ojo tiene un largo eje óptico que puede recibir la imagen de los objetos sumergidos. La otra mitad posee un eje corto que recibiría la imagen de los objetos situados en el medio aéreo. Esta doble visión ha sido llamada por su autor “anfioftalmia”. De acuerdo también a las observaciones de Mann, la visión en colores existe por la presencia de conos. Los párpados carecen de cartílago tarso y de glándulas de Meibomio, la glándula lacrimal y las de Harder están muy desarrolladas y secretan una sustancia aceitosa que recubre la córnea y la conjuntiva aislándola del efecto ¡ismótico marino. El oído recibe las vibraciones transmitidas por el agua por lo cual ha ocurrido una profunda transformación si consideramos que los arcocetos pre- . sentaban un oído muy semejante a los mamíferos terrestres. Las orejas han desaparecido, el conducto auditivo externo se abre en un simple orificio a flor de piel. En los misticetos quedan remanentes de los músculos del pabellón. El conducto auditivo externo es muy estrecho y en algunas especies se oblitera medianamente, en otros existe un largo tapón de cerumen entre la abertura externa y el tímpano. El tímpano varía de forma según los grupos en los misticetos por ejemplo hace prominencia como una especie de cono sobre el conducto auditivo externo. La cadena de huesecillos aparece anquilosada. La trompa de Eustaquio simple en los misticetos, en los odontocetos muestra tres o más extreflexiones llenas de aire. El laberinto y los canales semicirculares pequeños se muestran bien desarrollados. Un órgano muy típico de los cetáceos es el melón conocido también como órgano del “espermateci”. Aparece como un cuerpo voluminoso. en forma de balón situado sobre la parte anterior de la abertura del. espiráculo . nasal. Posee una fuerte pared de naturaleza muscular dependiente de la muscula- tura nasal, inervadas por las ramas sensitivas del nervio-infraorbital depen- diente del trigémino. La interpretación fisiológica de esta formación ha sido muy discutida. Se ha supuesto que representaría una especie de amortiguador contra posibles choques. Otros en base a su rica intervación han imaginado que podría jugar un papel como un barorreceptor. El tamaño del “melón” varía según las especies, pero en los fisiteridos es donde alcanza su máximo tamaño y en que especialmente se le denomina “órgano del esperma”. El melón descansa sobre un tejido adiposo llamado lecho, su interior está repleto de tejido alveolar rico en fibras laminares fimas que contienen ur” aceite que aparece líquido y cristalino en los ejemplares vivos pero que ía ida aa muerte convierte en una materia sebosa “el espermaceti o blanco de ballena”. Un cachalote adulto puede producir hasta cinco toneladas de esta sustancia, lo que es revelador del inmenso volumen que alcanza este cuerpo. El aparato urinario muestra un riñón constituido por numerosos riñonci- tos; los “renculi de Ommaney”, cada uno de estos microriñones contiene sus- tancia cortical y medular, como irrigación propia. Cada uno posee una micro- pelvis que desemboca en un uréter común, que va a una vesícula piriforme. Los genitales masculinos se caracterizan por la persistencia del testículo den- tro de la cavidad abdominal situados por detrás de los riñones. El canal de- ferente posee muchas mexuosidades que se han conceptuado debido a una primitiva exorguidia que regresó a la enorquidia. Las vesículas seminales fal- tan en muchas especies aunque han sido señaladas en otras. El pene durante la inactividad sexual se sitúa en el saco peniano para emerger durante la erección o también después de la muerte. El aparato genital femenino se caracteriza por ovarios encapsulados en la bolsa ovárica. Los oviductos son delgados, sinuosos. El útero es bicorne con asimetría del desarrollo o del cuerno o derecho según las especies. La vagina es alargada cilíndrica, su pared posterior desarrolla dos pliegues transversales que constituyen los “recessus spermaticus” que retienen el semen después de la cópula. La vulva muestra un vestíbulo superficial, carece de himen, los grandes labios son gruesos, los pequeños labios engloban un clítoris corto y curvado. Las mamas son dos, situadas a cada lado de la línea media inferior del cuerpo y en la misma línea de la vulva. En un comienzo los pezones aparecen hundidos en una especie de bolsa, Posteriormente cada mamela posee una musculatura compresora que es una parte especializada del panículo carnoso con el cual se continúa. Esta musculatura se contrae en el acto de lactar y el joven que mama bajo el agua recibe rápidamente sin mayor esfuerzo gran cantidad de leche, porque la ausencia de labios blandos en las crías les impiden mamar como los mamíferos terrestres. La leche de algunos cetáceos ha sido estudiada encontrándose en general un alto tenor en grasas y proteínas. La reproducción y vida sexual es poco conocida. El acoplamiento ha sido observado por algunos balleneros y se verificaría en posición vertical. El ciclo de reproducción varía en el curso del año según las especies, la duración de la gestación oscila entre seis meses hasta un año. El número de fetos es generalmente único. El parto es rápido; la hembra corta el cordón, el joven emerge rápidamente y pronto empieza a mamar. A veces el pequeño cuando existen dificultades es empujado hacia la superficie por su madre y en los odontocetos por otras hembras que se acercan. La primera mamada ocurre tres horas después de nacer, lo que naturalmente es diferente según la especie. ADS Las ballenas rorcuales al nacer miden 7 metros pesando 2000 kilogramos, a los siete meses miden 16 metros y su peso es de 23.000 kilogramos. La pubertad se produce a los dos años, con un tamaño de 23.7 m y un peso de 80.000 kilogramos. ORIGEN DE LOS CETACEOS. La estructura de las formas actuales permite hacerlos derivar de un grupo de euterios por lo cual la teoría de Steinmann que los derivaba directamente de los reptiles, o la hipotética génesis en Promammalia de Albrecht no tienen asidero moderno. Sin embargo si bien en las faunas fósiles encontramos bien representados los arquicetos no es menos cierto que desconocemos sus cepas ancestrales. Ameghino lo ha relacionado con los edentados considerando al- gunos rasgos particulares de su evolución como la fusión de vértebras cervicales, la ausencia de cavidad medular en los huesos largos, participación del pteri- goides en el palator óseo, etc.; sin embargo, a pesar de esto, tales cambios pueden ser consecuencia de adaptaciones que llevan a cambios y modifica-- ciones convergentes no necesariamente dependientes del punto de vista filo- genético. Doderlein, Stromer suponen que los arquicetos provendrían de in- sectívoros, lo que ha sido refutado por Slipjer. Los cetáceos muestran muchos rasgos que los asemejan con los carnívoros y los ungulados aunque existen en los cetáceos numerosos caracteres arcaicos como la placenta corio epitelial (compartida por los ungulados), la existencia de un útero bicorne, abertura de la uretra separada de la vagina (existe en los roedores, insectívoros y prosimios), presencia de la vena columno vertebral propia de los reptiles, marsupiales, adentadores y quirópteros), etc. La per- sistencia de estas afinidades con ambos grupos de euterios y la mantención de rasgos arcaicos, obligan a buscar el origen de los cetáceos en un grupo de mamíferos que precedió la fisuración de ungulados y carnívoros, este sería un grupo primitivo de insectívoros del cretáceo, probablemente del que emer- gieron y en donde debemos buscar los ancestros de los cetáceos. De acuerdo a varias opiniones los Pantolestidae que pudieron haber sido acuáticos serían muy vecinos a la raíz generadora de los cetáceos. En efecto este orden parece una unidad, debemos recordar que existe un grupo con cola muy larga poco diferenciada del cuerpo y otro grupo de cola corta bien diferenciada del cuerpo, lo que corresponde respectivamente con los odontocetos y con el complejo ar- quicetos y misticetos. Los misticetos si bien muestran rasgos más primitivos que los odontocetos, ello no significa un parentesco muy íntimo con los arqui- cetos. Los arquicetos no muestran homogeneidad. Los protocetos poseen una organización muy primitiva aunque bastante marcada para la vida acuática, entre ellos se destacan los basilosáuridos altamente especializados. En general se admiten tres filum en los cetáceos: misticetos, odontocetos y basilosauros E que derivan del grupo ancestral de Protocetus enraizado a su vez con los euterios del complejo insectívoro-creodonte. METODOLOGIA DEL ESTUDIO SISTEMATICO DE LOS CETACEOS VIVIENTES. El estudio externo de los cetáceos consigna la organización general morfo- lógica, el tamaño expresado en la longitud total y el peso total. Desde el punto de vista segmentario interesa la relación de la cabeza en la longitud corporal. Existen ejemplos en que la cabeza es enormemente grande con respecto a la masa corporal como en el género Physeter y Eubalaena, en otros grupos es en cambio pequeña. Algunas medidas se refieren a las rela- ciones del hocico con otros puntos morfológicos, como ojo, oido, etc. Algunas medidas locales se refieren al tamaño de las aletas remeras, a la aleta dorsal que puede faltar en algunos géneros y a las distancias entre las aberturas externas. El cuadro a continuación nos indica cuáles son las me- didas más utilizadas por los cetólogos. Longitud total (hocico a caudal). Proyección de la mandíbula con respecto al maxilar superior. Extremo de la maxila superior con respecto al ápice del melón o balón Extremo de la maxila superior al ángulo de la boca. Extremo de la maxila superior al centro del ojo. Extremo de la maxila superior a la abertura respiratoria o espiráculo. Centro del ojo a meato auditivo. Distancia de la escotadura caudal al borde posterior de la dorsal. Distancia de la escotadura caudal al centro del ano. Distancia de la escotadura caudal al ombligo. Distancia del centro del ano a la abertura genital. Longitud de la remera (desde la inserción anterior al vértice). Ancho mayor de la remera. Longitud de la aleta dorsal a la base. Alto de la aleta dorsal. Extensión total de las caudales. El cráneo es otra región de gran importancia para su identificación. Entre los rasgos más importantes se destacan los dientes, especialmente su forma, número e inserción maxilar. Para el análisis del cráneo, el Comité de Estudio de los Mamíferos Marinos, ha recomendado algunas medidas que señalaremos a continuación. are > 1.— Longitud condilobasal. 2.— Longitud máxima del rostrum. 3.— Ancho del rostrum en la base. 4.— Ancho del rostrum por delante de las muescas interorbitales, 5.— Ancho de los procesos supraorbitales a nivel de los ángulos preorbitales. 6.— Ancho de los procesos supraorbitales a nivel de los ángulos postorbitales. 7.— Ancho zigomático. 8.— Ancho de la caja cerebral a través de los parietales. 9.— Distancia máxima entre las esquinas de los lados externos premaxilares. 10.— Línea de dientes premaxilares a derecha e izquierda (número). 11.— Línea de dientes maxilares a derecha e izquierda (número). 12.— Línea de dientes mandibulares a derecha e izquierda (número). 13.— Longitud máxima de la mandíbula a derecha e izquierda. 14.— Alto máximo de la mandíbula a nivel del coronoides a ambos lados. 15.— Longitud de la sinfisis mandibular. Otros estudios osteológicos se refieren especialmente a la columna ver- tebral. La región cervical reviste gran interés por diversas fusiones y simpli- ficaciones que ocurren en diferentes especies. El número de vértebras dorsales y caudales son muy importantes por el número y diversos rasgos adaptativos. Las costillas y extremidades aportan diferentes rasgos esquelatarios de interés aunque ciertamente menores que los craneales y cervicales. CLAVE DE LOS GENEROS DE CETACEOS DE LOS MARES CHILENOS DESC EROS pONistas dE JDarDas do enisibsictaiaitelo incas diendo cajnd colacao caian 2 Getáccos provistos: dé: dientes rss somo ij nda 5 2.— Cuello arrugado provisto de repliegues .o.coconicicnninnnnnnnnncnncacecranccrnnan conos 3 Cuello? liso» carente: de: repliegues;.Hlomnsanticcin rasa 4 3.— Aleta dorsal presente, borde de las remeras lisos, cabeza lisa .....:...... Ma in oda Balaenoptera Aleta dorsal reemplazada por una quilla ondulada, bordes de las remeras festoneados, cabeza con tubérculos prominentes ...cmciniconcnnn». A A A A O Megaptera +— aleteo! presentere. old. elias ato cid dto Caperea Alcaide dardo en lo ill dios Eubalaena 5.— Dientes maxilares superiores ausentes O rudimentarios cm. a de Dientes maxilares superiores bien desarrollados ..occiciciconiciconicccaninononononos 11 = Ma 6.— Cabeza grande en forma de cofre, hocico no diferenciado de la A A A ATA EN ASTON 7 Cabeza no grande pero el hocico diferenciado como pico «comico. 8 7.— Cabeza enorme, equivalente a un tercio de la longitud total. Aleta COTA" CUTE READER OIE. LOGO, IBAS Physeter Cabeza no excesivamente grande. Aleta dorsal presente ............. Kogia 8.— Extremo anterior de la cabeza se eleva abruptamente en ángulo recto con respecto al hocico, abultándose hacia adelante con la edad .......... 9 Extremo anterior de la cabeza abultada pero no proyectándose hacia adelante sino más bien retrocediendo ...........oceoenssrormoscrcororronesansoses 10 9.— Partes superiores negras, longitud hasta 10,5 metros; partes inferiores grises a blancas con los flancos levemente oscuros, marcas claras en el cuerpo. Un diente en el extremo de cada rama mandibular ........ Partes superiores oscilan entre castaño claro con manchas blancas a negruzcas. Regiones inferiores gris claras a blanquecinas. Dos dientes en el extremo de cada rama mandíbular siendo menores NS a Hyperodon 10.— Tamaño puede alcanzar siete metros. Vientreclaro. Mandíbula más larga que la maxila superior. Un diente en cada rama mandibular PA AA A IA Ziphius Tamaño puede alcanzar hasta seis metros. Vientre oscuro. Mandíbula tan larga como la maxila. Un diente en la mitad de cada rama man- dibular Proyectado hacia ARUETA oucocncrracermersro nine Nodus 1 AlEta COrRal pPRESENtE ocre 12 AE Dor nde 10.08. Aa. 10. died dde Lissodelphis 12,— Hocico marcado distalmente de la cabeza por un surco transversal A AS os 13 Hocico mo marcado por un surco que separe el extremo anterior de la cabeza y aún el hocico no está separado ..cciiocinnncncinacinioncocicneniónases 15 13.— Hocico muy corto, mo mayor de 5 a 8 cm. Cada maxila con 20 a 22 Entes 2, EA AR RARA A cl. ME IA Tursiops Hocico mayor de ocho centímetros, más de 22 dientes en cada ma- AI AS 14 14.40 a 50 dientes en cada rama de las maxilas. Entre el dorso negro y el abdomen claro existen bandas grises onduladas co... Delphinus Más de 50 dientes en las maxilas. Hocico muy largo. Sin bandas Pres onduladas. icdoicicirarndaca ri ciereccito cane DATA ARA Stenella 15.— Longitud mayor de tres metros Y Medio .........ioomoiscrnscomitenceseorirrcnaos 16 Longitud menor de tres metros y Medio e.mmninininninninnnsss A. Ls 19 2. 16.— Gris azulado con manchas, rayas blancas o círculos. Siete o menos dentes: mandibulapes HA a O A Grampus Color negruzco total o con grandes marcas laterales. Ocho o más nilentest en*:cada rama mandibular 20 ¿ias ORAR 17 17.— Cabeza globular prominente en la frente. Aletas muy largas y estre- chas. Una mancha blanca acorazonada en la garganta e... Globicephala Sin los' caracteres; anteriores Misión A 18 18.— Cabeza aplanada dorsalmente. Aleta dorsal no muy alta. Remeras puntiagudas. 8-11 dientes en cada rama maxilar. Cuerpo negro E A e A RA O OE Cabeza redondeada. Dorsal muy alta. Remeras no puntiagudas. 10 a 12 dientes en cada maxila. Dorso negro, vientre claro .............. Orcinus 19.— Aleta dorsal falciforme con la extremidad curvada agudamente ........ e e al NE o 01 en, Bs Lagenorhynchus Aleta dorsal no falciforme, o anchamente triangular o con extremo A A A A 20 20.— Aleta dorsal triangular con el borde anterior cóncavo y espinudo, ELDSECLIDOL. EOMNELO ii Phocaena Aleta dorsal redondeada con el borde anterior nunca cóncavo ni espinudo, borde posterior MO CONVEXO eccocccocrocacoconononncnroas Cephalorhynchus Sub- Orden ODONTOCETOS Flower 1867 Se caracterizan esencialmente por la presencia de dientes comúnmente numerosos y aparentes e igualmente repartidos en los maxilares superiores e inferiores, infrecuentemente en número reducido, localizados en este caso en las maxilas inferiores, más excepcionalmente en las superiores, ocasional- mente existen dientes rudimentarios cubiertos por las encías. La variación en el número de dientes es considerable, en agunas especies sobrepasa el par de centenas y en otros no sobrepasa la pareja. De acuerdo a Simpson (1945), este suborden se subdivide en tres superfamilias Platanistoidea (formas de los ríos de la región pantropical), Delphinoidea (delfines, marsopas y tuninas sensu-lato) y Physeteroidea (cachalotes). En Chile se encuentran representadas las dos últimas. Superfamilia Delphinoidea Flower 1864 La región palatina del hueso pterigoides se curva en una cámara de aire más o menos amplia. La región petrotimpánica se fija al cráneo por liga- mentos. Los huesos lacrimales se muestran independientes. La sinfisis de la A mandíbula es estrecha. El orificio nasal o abertura espiracular se abre hacia la derecha. Poliodontes, con los dientes iguales. Se agrupan en tres familias: Delphinidae, Phocaenidae y Delphinapteridae. La última familia es propia del ártico e incluye animales tan interesantes como el narval y la beluga no representados en las aguas chilenas. Familia Delphinidae Gray 1821 Los miembros de esta familia poseen por lo menos las dos primeras cervicales soldadas entre sí. El hocico es largo sobrepasando el neurocráneo. Numerosos dientes, pequeños, cónicos, simples, igualmente repartidos en los maxilares, raramente faltan en la maxila superior. Cabeza frecuentemente prolongada en un pico. Viven gregariamente en tropillas a veces muy nu- merosas, son comunes en todos los mares, aunque existen especies muy lo- calizadas y endémicas de ciertas aguas. Género Delphinus Linnaeus 1758 Delphinus Linmaeus Syst. Nat. 10(1):77. Especie típica Delphinus delphis Linnaeus. 1846 Rhinodelphis Wagner Schreber's Sáugth. Especie típica Delphinus delphis designado por Allen 1939. 1864 Delphis Gray Proc. Zool. Soc. London: 236. Especie típica Delphinus delphis por tautonomía. 1880 Eudelphinus Van Beneden y Gervais. Osteographie des Cetacés:: 600. Especie típica Delphinus delphis. El género es monotípico, formado por una especie de amplia repartición por los mares del globo. De acuerdo a Hershkovitz (1966) podrían recono- cerse algumas razas geográficas, de las cuales la mominal tendría la más amplia distribución geográfica. Las otras dos se encontrarían restringidas, una de ellas, al Mar Negro (D. d. ponticus) y la otra al Pacífico Norte desde el Mar de Bering, hasta la Baja California y el Japón hacia el Occidente (D. d. bairdi). En las costas de Chile vive Delphinus d. delphis. Delphinus delphis Linnaeus Fig. 1 1758 Delphinus delphis Linmaeus Syst. Nat. Ed. 10 1:77; localidad típica: Océano Europeo. Combuesto por tres subespecies. Son amimales cuyo tamaño varía entre un metro cincuenta y dos metros, Alrededor de 180 a 260 dientes, pudiendo ha: e ber a cada lado de 38 a 65 superiores y de 40 a 58 inferiores, la cabeza es re- dondeada con un “pico” de 15 cm de longitud aproximadamente, que se encuentra claramente separado de la región frontal por una ranura angulosa y bien marcada. Es en su aspecto general bastante esbelto, su coloración es extremada- mente variable pero en general pueden mencionarse como tricolores, en los cuales el dorso es negro, los costados bayos y la región ventral blanca. Sin embargo hay muchísima variación individual al grado que ninguno sea igual. Son animales muy activos y el número de individuos de sus tropillas varía, a veces de cuatro o cinco, en algunos casos se han contado hasta 500 por Km cuadrado. Efectúan migraciones que van en relación con las de sus peces predilectos, en su mayoría engráulidos, observándose en los meses de in- vierno concentraciones en los bancos de anchoas. También devoran otros peces, crustáceos, cefalópodos. Las hembras grávidas suelen reunirse en gru- pos de un solo sexo, una vez producido el parto las crías permanecen li- gadas a las madres a través del cordón umbilical durante varios días. Des- pués de ello se produce el alumbramiento (expulsión de la placenta). Delphinus delphis delphis Linnaeus 1804 Delphinus vulgaris Lacepede Hist. Nat. Cet.: xlii, 250, Pl. 13, Fig. 1. Localidad típica: todos los mares. 1828 Delphinus capensis Gray Spicil. Zool. 1:2, Pl. 2, Fig. 1. Localidad típica: Cabo Buena Esperanza. 1829 Delphinus longirostris Cuvier Reg. Anim. Ed. 2; 1:288. Localidad típica: Bahía de Bengala, India. 1830 Delphinus Nova-zelandiae Quoy y Gaimard. Voy. Astrolabe Zool, 1: 149. Pl. 28 localidad típica: Bahía Tolaga, Nueva Zelandia. 1846 Delphinus Janira Gray, Zool. Voy. Erebus and Terror 1:41, pl, 23. Localidad típica: “Terranova, Canadá. 1846 Delphinus Forsteri Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:42 Pl. 24, Localidad típica: entre Nueva Caledonia e isla Norfolk. 1846 Delphinus fulvifasciatus Wagner Screber's Saugeth. 7:Pl. 361, Fig. 1. Iconotipo de Hombron y Jacquinot Voy. Pole Sud. “dauphin á bande fauve”. : 1848 Delphinus albimanus Peale U.S. Exploring Exp. 1838-40 8:33 Pl. o, Fig. 1. Localidad típica: costa de Chile. 1850 Delphinus Sao Gray, Cat. Mam. Br. Mus.: 125. Localidad típica: Madagascar. 1859 Delphinus Frithii Blyth 1859 Journ. Asiatic. Soc. Beng. 28:492. Lo- calidad típica: Viaje de Inglaterra a India. no 1860 Delphinus algeriensis Loche Rev. Mag. Zool. 12:474 Pl. 22, Fig. 1. Lo- calidad típica: costa de Argelia. 1866 Delphinus Moorei Gray Proc. Zool. Soc. London 1865:736, Fig. 1. Localidad típica: Sudoeste del Cabo de Buena Esperanza. 1866 Delphinus Walkeri Gray Proc. Zool. Soc. London 1865:736, Fig. 2. Localidad típica: sudoeste del Cabo de Buena Esperanza. 1866 Delphinus pomeegra Owen, Trans. Zool. Soc. London 6:23, Pl. 6, Fig. 3. Localidad típica: costa de Madras (basado en iconotipo de cráneo y animal coloreado de Sir. Walter Elliot). 1866 Delphinus major Gray Cat. Seals, Whal. Br. Mus.: 396. Localidad típica: desconocida. 1880 Eudelphinus tasmaniensis Van Beneden y Gervais Osteograph.: 604 Pl. 39, Fig. 9. Localidad típica: Hobart Town, Tasmania. 1881 Delphinus fusus Fischer, Act. Soc. Lin. Bordeaux (4)35:127, 139, 218 Pl 6, Fig. 1. Localidad típica: Arcachon, Bahía de Viscaya. 1881 Delphinus Sowerbianus Fischer. Ebenda. Igual localidad. 1881 Delphinus variegatus Fischer. Ebenda. Igual localidad. 1881 Delphinus balteatus Fischer. Ebenda. Igual localidad. 1881 Delphinus moschatus Fischer. Ebenda. Igual localidad. 1883 [Delphinus] curvirostris Riggio Naturalista Siciliano 2(7):1-7P13, Fig. 1. Localidad típica: desconocida. 1891 Delphinus Dussumieri Blanford Fauna British Mamml.: 588 (nuevo nombre para Delphinus longirostris Cuvier). La subespecie nominal es la única que puede encontrarse en la costa de Chile, Según Peale (1848) en nuestras costas existe a los 27%16'S, 75%30'W. Aparece en la costa de Concepción en le otoño según Oliver Schneider (1946). Para Yáñez (1948) no sobrepasaría los 45% latitud sur mi los 60% de latitud norte. 1 Delphinus domeykoi Philippi 1887 Delphinus Domeykoi Philippi Fos. Terc. Cuart, Chile: 24 Pl, 57. Restos de radius y cubito. Los restos atribuidos a esta especie terciaria provienen de la Ha- cienda La Cueva, Provincia de Colchagua en las cercanías de Matanzas y se encuentran constituidos por trozos atribuibles al cubito y radio de un odonto- ceto, obtenido por don Ignacio Domeyko, $9) o Género Stenella Gray 1864 Glymene Gray, Proc. Zool. Soc. London: 237 (preocupado po a Lammarck, 1818 Polychaea). 1866 Stenella Gray Proc. Zool. Soc. London: 213. Especie típica Steno atitenuatus Gray. 1866 Euphrosyne Gray Proc. Zool. Soc. London: 214 (preocupado por Euphrosyne, Meigen 1800 Diptera). 1868 Clymenia Gray Synop. Whales. Dolph. Brit. Mus.: 6 (enmendación de Clymene preocupado por Clymenia Savi, 1817 vermes). 1868 Micropia Gray Sym. Whal. Dolph. Brit. Mus.: 6 especie típica: Clymenia stenorhyncha Gray. 1880 Prodelphinus Gervais (in Van Beneden) Osteographie des Cétacés: 604 (sustitución de Clymenia). 1934 Fretidelphis Iredale y Througton Mem. Aust. Mus, 6:25. Especie típica Delphinus roseiventris Wagner. En la revisión momenclatural de Hershkovitz (1966) se reconocen nueve especies, aunque como ocurre con casi todos los delfines se necesita una revisión ya que muy probablemente varios taxones pueden ser realmente válidos o no. Para el territorio de Chile se han citado algunas especies las cuales necesitan reconfirmación. El género se distribuye por todas las áreas oceánicas del globo, sin embargo muestran una distribución muy precisa en algunos casos. Por ejemplo ciertas formas predominan en el hemisferio norte logrando sobrepasar en algunas regiones el límite ecuatorial hasta casi el trópico de Capricornio y aun más como ocurre con $. coeruleoalba que llega hasta el río de la Plata y por el borde africano hasta el Cabo de Buena Esperanza. $. dubia es propia del hemisferio norte, en cambio S. attenuata habita las aguas notopelágicas de acuerdo a la división de Sclater (1899). Hay incluso algunas especies como $. graffmani de distribución muy pequeña desde la costa mejicana en Acapulco por la costa panameña hasta la costa occidental de Colombia. Otra especie por el Atlántico como S,. pernettyi habita desde cabo Hatteras, Golfo de Méjico, Caribe, hasta la costa de Brasil. Otras especies apenas son conocidas por restos óseos. CLAVE DE LAS. ESPECIES CI total de COlOr "azul USGUEO enc omstesnaciasconeenconreoo alonso seoaress o 0xEÍ tenen oa 2 a ed lane o O rl ell a no longirostris 2.— Alrededor del ojo una estría oscura que no se proyecta hacia atrás. o a o e UA ee en Lo e o A ar coeruleovalba Alrededor del ojo una estría oscura que se proyecta hacia atrás. Pico claro tenerte. AI AAA. SAR LG: attenuata Stenella attenuata (Gray) Fig. 2 1846 Steno attenuatus Gray Zool. voy. H.M.S. Erebus and Terror. Zool. 1:44 pl. 28. Localidad típica: desconocida (cráneo). 1846 Delphinus brevimanus Wagner Screber's Siugthiere 7: pl. 361. Fig. 2. Iconotipo del Voy. au Pole Sud Astrolabe 1842-1853 con localidad: Estrecho de Banda y Singapore. 1850 [Delphinus] microbrachium Gray Cat. Mam. Brit. Mus.: 119 (nombre para “dauphin á petit pectoral”). Se ha querido considerar esta especie como idéntica con Delphinus malaya- nus representado en el Átlas de la Coquille y descrito por Lesson (1826), sim embargo estos animales son muy diferentes. El tipo de malayanus fue captu- rado, estudiado y dibujado a bordo, aunque mo sabemos si fue conservado. El animal procedía de Karimata una pequeña isla del mar del Sunda entre Borneo y java. El animal aparece como relativamente grueso, probablemente se trata de una hembra, sin embargo las remeras son más grandes que las observadas en el género, en cuanto al color es un gris generalizado sin división de áreas, lo que no calza con la especie attenuata. La descripción original de Gray en 1846, no indica la localidad típica, posteriormente en 1850 en el Catálogo de los mamíferos del Museo Británico indica el Cabo de Hornos. La designación brevimanus de Wagner (1846) y macrobrachium Gray (1950) son simplemente menciones latinas y griegas para el dibujo de Hombron y Jacquinot aparecido en el viaje al Polo Sur del Astrolabio y descrito como “delfin con pectorales chicas”. Este animal se caracteriza por la parte anterior de la cabeza larga y de- primida, una banda oscura extendida desde la aleta al hocico en su ángulo y desde allí al ojo. El color del cuerpo es negro azulado dorsalmente y gri- sáceo blanquisco ventralmente. Numerosas manchitas blancas, grises y aun _purpúreas se observan en la superficie entera del cuerpo, excepto en la parte anterior de la cabeza, remeras o aletas pectorales, aleta dorsal y aleta de la cola. Una ondulada área negra dorsal recorre el cuerpo desde ambos extremos para fundirse justamente debajo de la aleta dorsal como un área triangular oscura. El pico y ambos lados de la mandíbula son negros, pero en el extremo existe un área blanca muy diferenciada. El ojo aparece rodeado de un área negra que a veces se proyecta hacia adelante pero nunca hacia atrás, Lineas grisáceas corren hacia la parte anterior de la cabeza, Los dientes oscilan entre 37-39 en la maxila superior y 4041 en la inferior. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Pacífico sur, Mar de la China, Océano Indico. y Japón. La localidad para Chile necesita reconfirmación. Stenella coeruleoalba (Meyen) Fig. 4 1833 . Delphinus coeruleo-albus Meyen Nova Acta Acad. Cesar. Nat. Cur. 16(2):609 Pl. 43, Fig. 2. Localidad típica: Río: de la Plata (según Philippi). Ps 1893 Delphinus amphitriteus Philippi Anal. Mus. Nac. Chile (1) Zool. 6:7 PL. 1, Fig. 3. Localidad típica: Atlántico sur 20915'S, Este pequeño delfín muestra una extensa sinonimia: se le ha citado en diferentes áreas como también se ha incluido en su sinonimia otras formas del Pacífico o de Sudáfrica, lo que revela la necesidad de una revisión del género que en el momento actual es un verdadero caos. No hay prueba segura que este delfín viva en aguas chilenas, sino informaciones muy vagas referidas a la presunta sinonimia de formas del pacífico, por esta única razón la incluimos como problema a resolver. Como en el anterior existe una banda oscura extendida desde la remera al ángulo del hocico y luego proyectada hacia el ojo, la tonalidad de esta figura es mucho más clara que en la anterior. El color del cuerpo es azul acero que se convierte en blanco puro en los costados, partes inferiores y pico. Desde el ojo, se desprende por detrás una banda blanca o azul pálida que se dirige a la aleta dorsal terminando aguzadamente. Por detrás del ojo se desprende una cinta oscura que alcanza por los costados hasta la región anal. El número de dientes es de 50 en cada maxila. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Boca del Río de la Plata. Atlántico Sur. Probablemente en el Pacífico austral. Stenella longirostris (Gray) Fig 1828 Delphinus longirostris Gray Spicil. Zool. 1:1 (Localidad típica: Sud Africa Cabo de Buena Esperanza, Japón, basado en colección Brodke, según Schlegel). 1846 Delphinus microps Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:42 Pl. 5. Sin localidad tipo. 1846 Delphinus roseiventris Wagner Schreber's Sáug. 7:Pl. 360. Basado en un iconotipo de Hombron y Jacquinot. Voy. Pole Sud. “dauphin á ventre rouge”. Localidad típica según Pucheran y Jacquinot: India, Molucas. 1866 Delphinus stenorhynchus Gray Cat. Seals, Whales: 240, Este animal llama la atención por su largo hocico que recuerda a los delfines de ríos, incluso algunos pensaron que podría ser una Sotalia como lo imaginó Van Beneden (1880). Cabrera y Yepes (1944) recuerdan a un platanístido. Este animal se caracteriza además por su color gris pardusco bastante oscuro en las partes superiores más claro en las inferiores. Sobre el dorso se disponen numerosas manchas claras, el vientre claro está salpicado de figuras irregulares, a veces asteriformes. Se distribuye en el Atlántico y Pacífico bastante ampliamente. En Chile se le ha mencionado en el litoral de Concepción (Oliver, 1946), Chiloé (Yáñez, 1948). Género Lagenorhynchus Gray 1846 Lagenorhynchus Gray, An. Mag. Nat. Hist. 17:84, especie tipo Lage- norhynchus albirostris Gray. 1866 Electra Gray, Cat. Seals and Whales Brit. Mus.: 268, especie tipo L. electra (preocupado por Electra Lamouroux, Bryozoa). 1866 Leucopleurus Gray, Proc. Zool. Soc. London: 216, especie tipo Del- phinus leucopleurus. 1866 Sagmatias Cope, Proc. Acad. Nat. Sci. Phil. 18:294, especie tipo Sagmatias amblodon Cope. De acuerdo a Hershkovitz, el género se encuentra constituido por seis especies de las cuales obliquidens, albirostris, acutus se distribuyen en los ma- res del norte; otra especie £L. electra es propia de los mares tropicales de Asia y Africa. En el sur de América austral existen dos: thiocolea propia de las islas Falkland y el complejo cruciger (que de acuerdo a la revisión de Kellog (1941) reuniría conespecificamente a L. oscurus y australis). Hershkovitz insinúa que de acuerdo a Scheffer y Rice (1963), Davis (1963), Bierman y Slipper (1947) podría obliquidens ser también sinónimo. En el Symposium sobre investigaciones en el campo de la Cetaceología fue presentada una comunicación por Fraser (1966) quien rediscute las conclu- siones de Kellog (1941) revalidando oscurus y australis que podrían ser sepa- radas atendiendo a diversos caracteres ecto y endosomáticos. Desde luego Lagenorhynchus oscurus difiere osteológicamente de ambas formas por su hocico notablemente más largo y estrecho y por su cráneo obviamente más estrechado que en las otras. Además es también muy diferente en el color y diseño de las manchas corporales, El cráneo de cruciger y australis muestran muy escasas diferencias, sin embargo estas semejanzas van acompañadas de profundas diferencias somá- ticas. CLAVE DE LAS ESPECIES DE LAS AGUAS CHILENAS 1.— Longitud del rostrum considerablemente mayor que la porción más ancha del; cráncol:aniss dara tp tds e obscurus Longitud del rostrum similar a la extensión más ancha del cráneo ...... 2 2.— Hocico con un área triangular que se continúa con el pigmentado de la parte anterior de la cabeza en una línea delgada. Mentón negro por detrásel cuello, blanco mai A eta cruciger Hocico totalmente oscuro pero delante de la extensión del ojo se distingue un círculo de pigmento estrecho o más intensamente oscuro que las regiones por encima, mentón y parte del cuello fuertemente DEPTO dr tr e ro ic li australis Lagenorhynchus cruciger (Quoy y Gaimard) Figs. 7 y 42 1824 Delphinus cruciger Quoy y Gaimard, Voy. autor du monde, Uranie et. Phys. Zool.: 87 Pl. 2, Figs. 3, 4. Localidad típica: Pacífico Sur 490 entre Cabo de Hornos y Australia. 1824 Delphinus albigena Quoy y Gaimard, Voy. aut. d. monde, Uranie et Phys. Zool.: 87 Pl. 11, Fig. 2. Pac. Sur Cabo Hornos y Australia 1826 Delphinus bivittatus Lesson y Garnot Voy. dans La Coquille. Zool. 1:178 Pl. 9, Fig. 3. Localidad típica: Atlántico Sur 140 leguas al W. de las Malvinas. 1826 Delphinus superciliosus Lesson y Garnot Voy. dans La Coquille Zool. ; 1:181. Localidad típica: Castle Forbes, Sur Tasmania 4498, 1893 Phocaena D'Orbignyi Philippi Anal. Mus. Hist. Nat., Zool. 6:10 Pl. 1, al Fig. 2. Cambio de nombre. El ejemplar original de Quoy y Gaimard, está fundado en un animal que vivía libremente en el océano (Pacífico Sur 49% S entre el Cabo de Hornos y Australia). Existen indudablemente algunas fallas debido a la observación par- cial del ejemplar tales como el hocico y la remera aparecen blancas, la dorsal v caudal muy negras, con la totalidad del dorso oscuro que se prolonga por dos trazos ventrales en la porción medio lateral formando una cruz. Considero también perteneciente a este taxon a Delphinus albigena del mismo autor y aparentemente semeja una variedad, aunque adolece de una mediocre obser- vación del animal en el mar, además la distribución es muy semejante al anterior. Considero razonable incluir como sinónimo a Delphinus bivittatus Lesson cuyo tipo viviente se observó nadando a “140 leguas” al oeste de las Falkland en la ruta hacia el Cabo de Hornos podría ser incluida dentro de la sinonimia, desde luego se aprecia el trazo central no tan completo pero MR bien aparente, igualmente la fina continuidad del pigmentado del rostrum con el color de la parte anterior de la cabeza. Con respecto a Delfphinus super- ciliosus Lesson la distribución del pigmento no es tan clara, el animal fue colectado en el Pacífico Sur, 44% en Castle Forbes en las proximidades del Cabo Sur de Tasmania, lo coloco con profunda interrogante en virtud de alguna ligera similitud con bivittatus, aunque es muy posible que este animal de la región antártica zelando-australiana, forme unido a D. clanculus Gray una entidad diferente. Phocaena dorbignyi Philippi no ofrece ninguna duda por cuanto este animal es un mero cambio de nombre al ejemplar represen- tado por D'Orbigny como Delphinus cruciger. Los rasgos morfológicos externos se caracterizan por el área triangular negra del hocico continuada con la porción pigmentada anterocefálica. En el ángulo labial se proyecta en una delgada línea negra dirigida hacia atrás. En la porción mentoniana esta línea se confunde con la fuerte pigmentación de esa región. La maxila superior tiene una imagen semejante. La región cer- vical detrás del mentón es blanquecina. El vértice cefálico marcadamente pigmentado se continúa con la coloración de la maxila superior, ensanchán- dose caudalmente hacia atrás. Esta región limita lateralmente con una ancha zona no pigmentada. Alrededor del ojo existe una intensa mancha circular, circunscrita pos- teriormente por una delgada línea blanca de pigmento y a los lados de la cabeza y flancos, una banda blanca. Por debajo de la mancha orbital una cinta blanca ensanchada aumenta la separación de la mancha con respecto al pigmento ventral. La prolongación lineal oscura del hocico se proyecta hacia la mancha. Por debajo y delante del parche orbital hay una delgada banda de pigmento café negrusco que se ensancha subocularmente dentro de un segmento café negruzco, cuya porción dorsal es semicircular y contigua al negro del flanco posterior del ojo; una línea ventral débilmente definida se extiende desde el lado blanco del cuello para terminar en la inserción anterior de la remera. i Un área blanca lateral bordeada de negro desde los lados de la cabeza a la mitad del cuerpo, siendo aguzada en su extremo anterior muy bien de- finida en las proximidades del hocico y entre la pigmentación del dorso y lados. La porción blanca se adelgaza notablemente en el punto de separación de la pigmentación dorsal a nivel de la aleta dorsal y de la pigmentación ex- pandida de la banda medio lateral del cuerpo. La pigmentación de la banda lateral oscura está ensanchada por detrás del ojo y la aleta remera se fija en su porción más inferior. A partir de la mitad del cuerpo la pigmentación oscura dorsal se va estrechando en una banda hacia la región caudal que se fusiona con la coloración dorsal de la aleta caudal. El espacio blanco entre el dorso y la banda lateral oscura asume la forma de un triángulo irregular- «JA mente escaleno extendido de la mitad de la dorsal. con su vértice caudal. El área negra de los lados se conecta con la cola siendo una prolongación de la impregnación melánica lateral. En la porción ventral de esta segunda mitad existe una proyección ligeramente punteada oscura hacia atrás. alre- dedor del ano se aprecia uma coloración café negruzca. Los rasgos craneales de este cetáceo son muy semejantes a los de su pa- riente australis aunque externamente son muy diferentes ,así se ha dicho que osteológicamente son parecidos sus cráneos como los de un tigre y de un león a pesar que las diferencias exteriores son notables. El número de dientes oscila entre 42 a 45. La distribución geográfica de este delfín corresponde al Pacífico Austral proximidades de Tierra del Fuego hasta el Cabo de Hornos (Yáñez, 1948). Costa atlántica sur (Cabrera y Yepez, 1940), Pacífico sur chileno (Mann, 1957). Lagenorhynchus australis (Peale) Fig. 5 1848 Phocaena australis Peale U.S. Exploring Expedition 1838-42.8:33. Localidad típica: Costa Patagónica, entre Isla de los Estados y Cabo San Diego. 1866 Sagmatias amblodon Cope Proc. Acad. Nat. Sc. Phil. 18:294. Localidad típica: desconocida. El presente cetáceo es característico de la región sur de nuestro conti- nente. El tipo de Peale proviene “costa de la Patagonia, un día de navegación al norte del estrecho de Le Maire, entre la Isla de los Estados y el cabo de San Diego”, su área de distribución abarca la costa de Tierra del Fuego y el Pacífico sur. De acuerdo a Hamilton (1952) es bastante conocido en las Islas Malvinas, especialmente más en el lado occidental que en el oriental. El sinónimo Sagmatias amblodon corresponde claramente a esta especie como lo ha demostrado Kellog (1941). El material está constituido por un cráneo colectado durante la expedición de los Estados Unidos al hemisferio sur, llevado por el Dr. Charles Pickering, médico del Vincennes sin indicación precisa de colecta. Todo el hocico muy oscuro, frente al círculo ocular se presenta como una banda apenas más pigmentada que las regiones adyacentes. Extremo de la maxila, barba y cuello oscuramente pigmentado, este último en su borde posterior forma un arco, este con el lado opuesto contacta en la blancura abdominal. Una bien definida área ocular oscura más ancha que en las otras especies que se continúa desde la maxila superior hasta la región sorbitaria. Línea externa del manchón orbital bien definida posteriormente. Hacia adelante a 2 aparece como estrecha banda a la estría rostral. Una línea arqueada de pig- mentación dorsal dirigida hacia la aleta remera. A los lados de la cabeza existe una zona bien definida, grisácea, lenticular extendida desde la región ocular hacia la caudal. La porción dorsal de ella está bien definida desde lo negro de la cabeza y espalda, El borde ventral está en una banda difusa que proviene desde encima. Inserción de la remera contrasta entre lo grisáceo del flanco y su pigmentación más obscura. Por detrás de la axila aparece un resaltante manchón blanco como extensión de la blancura ventral. Pigmentación oscura del dorso dirigida hacia atrás con ligera convexidad del borde inferior y una definida línea de pigmentación más oscura en la mancha. Pigmentación oscura de la espalda se extiende hacia atrás con una suave convexidad del borde inferior hacia la región caudal. La banda estrecha se conecta con la pigmentación de la cola. El área blanca es irregular, tiene un aspecto de triángulo isósceles con el vértice dirigido hacia adelante en el casquete cefálico que a veces se proyecta sobre la aleta dorsal para continuarse hacia atrás uniéndose ventralmente con la pigmentación caudal. La mancha gris lateral se continúa a veces en una oblicua y ancha banda que marchando por el borde ventral termina en la región del ano. DISTRIBUCION GEOGRAFICA. La especie es característica de la región austral habiendo sido observada indistintamente a los lados pacífico y atlántico de esta área. En Chile se ha observado en la región de los canales magallá- nicos como en las costas de Tierra del Fuego. Lagenorhynchus obscurus (Gray) Figs. 6 y 41 1828 Delphinus (Grampus) obscurus Gray Spicilegia Zoolog. 1:2 Pl. 2, Fig. 2, Fig. 3, Figs. 4, 5. Localidad típica: Cabo de Buena Esperanza. 1838 Delphinus fitzroyi Waterhouse Proc. Zool. Soc. London: 23. Localidad típica: Golfo de San José, Chubut, costa atlántica sur de Argen- tina. 1846 Delphinus breviceps Wagner, Schreber Singethiere, 7:427 Pl. 368, Fig. 1 (iconotipo “dauphin á museau court” de Hombron y Jacquinot, 1842-53 Voy. Póle Sud: Atlántico Sur,Río de la Plata). 1893 Phocaena posidonia Philippi Anal. Mus. Nac. Chile (1) Zool 6; 7 y 12. Pl. 2, Fig. 2. Localidad típica: Pacífico sur de Chile 48*10' S, 77 W. a El ejemplar figurado por Waterhouse en el Viaje del Beable no ofrece dudas con respecto a su identidad con la especie de Gray. La especie D. breviceps se funda en la lámina del Atlas del Viaje al Polo Sur de Hombron y Jacquinot y de acuerdo a Kellog sería sólo una variedad del delfín de Fitzroy. En cuanto a nilsonii es un simple cambio de nombre para un Del- phinus obscurus de Nilsson que sin fundamento se supuso originario del hemisferio norte, pero es un estricto sinónimo. Phocaena posidonia mo ofrece duda alguna en relacionarla con obscurus del cual debe considerarse sinónima. El cráneo de £. obscurus difiere de los otros porque el rostrum es mucho más largo que el de L. cruciger y L. australis, obviamente por ello su cráneo es angosto. De acuerdo con Hamilton (1952), E. obscurus es un animal más delgado que las otras formas, además bastante más pálido que L£. australis. Sin embargo, a pesar de las opiniones existentes, la tesis de Fraser (1966) tiene mucha validez al afirmar que cien años después que el capital Heaviside llevó a Inglaterra ejemplares de estos animales, el estatus de L. obscurus es aún insatisfactorio. Hocico grisáceo o negro en la mitad anterior de la longitud bucal, borde bucal marginado de negro. Pigmentación del hocico aparece algo discontinua con respecto al melanismo cefálico. Desde el ángulo bucal aparece una línea de pigmentación que pasa por debajo del ojo curvándose hacia la aleta re- mera. Cuello, maxilar inferior (a veces) blancos. La cabeza dorsalmente es muy pigmentada extendiéndose sobre el dorso, aleta dorsal y cola; esta región está separada a la altura del hocico por una banda blanca que se extiende hasta la región caudal, El área ocular está difusamente marginada por una mancha oscura que aparece a veces unida a la pigmentación bucal. La línea que une el ojo «on la remera marca un límite muy neto con la zona blanca, lo que contrasta con la parte situada por encima que es más difusa. La porción oscura del dorso se extiende hacia el ano, hacia la parte situada por detrás de la aleta dorsal, la pigmentación más oscura forma dos ramas que dejan entre sí un espacio blanco irregularmente triangular. A veces la rama superior se proyecta en un espacio grisáceo bien evidenciado posteriormente. Las partes laterales de tonos levemente grisáceos pero hacia el vientre blancos. El borde posterior hacia la cola está fuertemente pigmentado y la cola es negra en su totalidad. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Es también una especie del hemisferio sur, se la ha encontrado en el Atlántico, Pacífico, igualmente en las islas Malvinas y al sur de Africa en el Cabo de Buena Esperanza. En Chile según Yáñez (1948) nadaría por los canales magallánicos en pequeños grupos, pudiendo alcanzar en su distribución hasta Coquimbo. Oliver-Schneider (1945) afirma que abunda en las costas de Concepción. mn q Género Cephalorhynchus Gray 1846 Cephalorhynchus Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:36. Especie típica por tautonomía: Delphinus cephalorhynchus Cuvier, 1862 Eutropia Gray Proc. Zool.Soc. London: 1945. Especie típica por monotipia: Delphinus eutropia Gray. Delfines con el hocico cónico, que no forma pico definido. El rostrum es ancho y corto, equivale apenas a la mitad de la longitud craneal total. Dientes muy numerosos, agudos, 25 a cada lado de la maxila superior y 32 en cada rama mandibular. Las remeras o pectorales son algo breves de con- torno ovalado. La caudal es ancha y semilunar,. Caracteriza a estos animales el aspecto manchado u overo en que participan en grado variable los tonos oscuros y blancos. Son en general formas pequeñas no mayores de dos metros de longitud distribuidos en su totalidad en la zona austral del hemisferio sur (Africa del Sur, América del Sur, Antártica, Asia Sur, Nueva Zelandia). Contenido: cuatro especies, dos limitales. CLAVE DE ESPECIES Predominantemente blanco con los extremos negros (cabeza, aletas, A A A A commersoni Predominantemente oscuro con la región ventral blanca e... eutropia Cephalorhynchus commersonti Lacépede Fig. 10 1804 Delphinus Commersonii Lacépéde Hist. Nat. Cet.: 317. Localidad típica: Estrecho de Magallanes. 1892 Lagenorhynchus Floweri Moreno Rev. Mus. La Plata, 3:385 Pl, 8, 9. Localidad típica: Atlántico, Tierra del Fuego, Costa de Santa Cruz. 1892 L[agenorhynchus] Burmeisteri Moreno Rev. Museo La Plata 3:390 (lapsus por £. floweri). El presente delfín fue descrito por el Conde Lacépéde basado en un relato y descripción de un animal visto por Commerson que denominó vul- garmente “le jacobite” que fue enviado al Conde George Louis Leclerc de Buffon. Este manuscrito constituye el fundamento descriptivo del delfín de Commerson, tunina overa o jacobita. Es un animal de un metro a metro y medio de longitud. El cuerpo es albo-porcelana. La cabeza, las remeras, la aleta dorsal, la caudal enteramente a 30 negras. El melanismo de la cabeza se extiende hasta las pectorales. La colora- ción de la dorsal se une a la caudal a través de.una cinta negra. Una mancha . negra alrededor del ano y genitales. Garganta blanca. La especie es abundante en el Atlántico, de allí nos viene el primer dilato ocurrido durante el memorable viaje de Louis Antoine de Bougianville sobre las fragatas Boudense y la auxiliar L'Etoile al cruzar el estrecho de Magallanes (1766). En efecto el animal pudo ser muy bien observado por el naturalista de abordo Commerson ya que es un animal que se acerca bastante a los barcos mostrando una notable familiaridad como igualmente se desplaza muy pausa- damente. Sus movimientos como escribe Moreno (1892) “producen en el ca- mino una línea ondulada, con intervalos largos entre la emersión y la in- mersión. Sus movimientos eran tan suaves que al elevarse sobre la superficie producían apenas el ruido de la aspiración, parecido al escape de una pe: queña máquina de vapor. Los vimos por centenares, cuando la mar estaba tranquila, y pudimos tomar nota de sus formas y colores, tan pausada era su marcha”. Su distribución geográfica en Chile incluye los canales magallánicos Sí Tierra del Fuego. / Cephalorhynchus eutropia (Gray) Jdes. 9 y. 35 1846 Delphinus Eutropia Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:pl.34 (figura sim texto). 1849 Delphinus Eutropia Gray Proc. Zool. Soc. London: 1 (descripción). Localidad típica: Pacífico Sur, Chile. 1866 Eutropia Dickiei Gray Proc. Zool. Soc. London: 215. Nuevo nombre para Delphinus Eutropia Gray. 1893 Phocaena (Hyperoodon?) albiventris Pérez-Canto (in Philippi, Anal. Mus: Hist. Nat. Chile (1) Zool. 6:8 Pl. 2, Fig. 3. Localidad típica: vecindad de Valparaiso. 1896 Tursio ? papone Pérez Canto (in Philippi) Anal. Mus. Nac. Chile. Zool. 12:14 Pl. 4, 5, 6. Localidad típica: Chile. 1896 Tursio plahyrrhinus Pérez-Canto (in Philippi) Anal. Mus. Nac. a 12:16 Pl. 4, 5, 6. Localidad típica: Chile. La tunina de vientre blanco es característica del Pacífico Sur de la costa chilena. Su tamaño es aproximadamente igual a la tunina de Commerson, el aspecto general es parecido aunque la tunina de vientre blanco' posee el ros- trum maxilar más prolongado y su coloración es muy diferente. Presenta un color grisáceo dorsal a veces con tintes verdosos, el vientre es blanto y muy frecuentemente hay una mancha detrás de las remeras o pectorales. Existen ud algunas variaciones dentro de este diseño general. En el ejemplar desérito por Pérez Canto como, Phocaena albwentris el colorido es bastante típico, sin embargo alrededor de los labios aparece una coloración clara algo rosada. - El cráneo muestra variaciones sexuales y de crecimiento que han de- terminado distintas denominaciones como panope, platyrrhynus, albiventris. Según Oliver Schneider (1946) este cetáceo es ocasional en el litoral de la provincia de Concepción, sin embargo las relaciones parecen demostrar que vive en las aguas del centro de Chile. Género Pseudorca Reinhardt 1862 Pseudorca Reinhardt Overs. Dansk. Vidensk. Selsk. Forh.: 151. Especie típica Phocaena crassidens Owen. 1871 Neorca Gray Suppl. Cat. Seals. Whales. Brit. Mus.: 81. Especie típica: Pseudorca meridionalis Gray. Esta especie curiosamente fue fundado sobre material fósil, un cráneo del cuaternario de Lincolnshire, Inglaterra, solamente algunos años después se tuvo la sorpresa de comprobar que era un género viviente, al capturarse algunos ejemplares en el Báltico. Se caracterizan por su cráneo ancho, con la frente prominente, ligeramente globosa, los labios claros, cremosos en los ani- males frescos. La coloración general es completamente negra, sin ninguna marca ventral blanca como los calderones a quienes recuerda. Un rasgo que lo acerca a las orcas verdaderas son los dientes que son muy gruesos y fuertes pero cortos. El género es de distribución panoceánica, Pseudorca crassidens (Owen) Fig. 15 1846 Phocaena crassidens Owen Hist. of Brit. Foss. Mam. Birds.: 516, Fig. 213. Localidad típica: Lincolnshire Fens, Stanford, Ingla- terra. 1865 Orca meridionalis Flower Proc. Zool. Soc. London: 420, Fig. 1 y 2. Localidad típica: Tasmania. 1866 Orca destructor Cope Proc. Acad. Nat. Sc.Phil. 18:293. Localidad típica: Payta, Piura, Perú. 1867 Globicephalus Grayi Burmeister Anal. Mus. Publico B. Aires 1(6): 367 Pl. 21, Localidad típica: Golfo de Somborombón, Prov. Bue- nos Aires. 1882 Pseudorca? mediterranea Giglioli Zool. Anz. 5:268. Localidad típica: Mar Mediterráneo. o MO si Las costumbres de este cetáceo son poco conocidas por cuanto raramente se acerca a las costas, se sabe que vive en grandes agrupaciones. No existen mu- chos antecedentes sobre -su posible agresividad en todo caso sus poderosos dientes (8 a 9 por lado) y su tamaño cercano a los seis metros y a veces algo mayor impresionan considerablemente acerca de una posible agresividad, tan ostensible en su pariente la orca verdadera. Comen jibias y peces como ba- calaos. La distribución en la costa sudamericana no está documentada por abun- dantes hallazgos. El único bien documentado de la costa chilena es el de Oliver Schneider (1946) un cráneo varado en Trauco, Llico, Costa de Arauco. Género Orcinus Fitzinger 1828 ? Megalodontia Brookes Cat. Joshua Brookes Mus.:40 (referencia de Gray 1866 Cat. seals and whales. No aclarado). 1846 Orca Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:33. Especie típica Del- phinus orca Linmaeus por tautonomía. Preocupado por Orca Wagler 1830. 1860 Orcinus Fitzinger Wiss. pop. Naturg. Sáugt. 6:204, cambio de nombre por Orca Gray. 1868 Ophysia Gray Synop. Whales and dolph.: 8 Especie típica: Orca capensis Gray 1870 Gladiator Proc. Zool. Soc. London: 71. Especie típica: Orca stenor- hyncha Gray. Preocupado por Gladiator Gitsl, ...., Coleoptera. El género Orcinus incluye una sola especie de distribución panoceánica aunque con una mayor tendencia por aguas frías. Está formado por una sola especie. Miller y Kellog (1955) han dividido el género en una especie atlántica y otra pacífica. Estudios posteriores no han aceptado tal separación concep- tuando al género como monotípico. Grandes cetáceos con una dorsal muy alta, fuerte dentatura de hábitos carniceros y notablemente agresivos. El cráneo se caracteriza por su aspecto macizo, robusto. El occipital es li- geramente cóncavo. Los pterigoides aparecen separados. Huesos del rostro anchos y cortos, premaxilares angostos en la mitad y amplios en la frente. Mandíbula muy ancha y sólida anteriormente, con sínfisis corta. La fórmula 11 — 13 dentaria es ——————. Los dientes son gruesos, cónicos, puntiagudos, suave- 11 — 13 mente curvados; la corona aparece cubierta con una capa de esmalte delgada. Raíces gruesas y más aplanadas en la superficie anterior que en la posterior. e de - Iredale: y Througthon (1933) propusieron el reemplazo de Orcinus por el género Grampus Gray alegando una supuesta tautonomía con Delphinus grampus Blainville (1817) que: es un sinónimo de la orca dado a las pobla- ciones noratlánticas. Sin embargo Grampus (1828) creado por Gray en Spicilegia Zoologica incluyó varias especies de delfimes, de las cuales ninguna era la orca ya definida porLinnaeus. El objetivo de Gray fue agrupar en un sub- género a los delfines de cabeza globosa, llamados “calderones” sensu lato, en efecto en su lista figuran varios incluso un “Delphinus grampus” Linnaeus nombre que correspondía a un cráneo de un delfín calderón existente en la colección huenteriana del Colegio de Cirujanos de Londres y que Lacépetde en 1804 recuerda en su descripción del“cachalot svineval” basado en los cráneos 1137 y 1138. Gray en 1846 fijó virtualmente como tipo del género a Delphinus griseus Cuvier 1812 (cambiado, como era frecuente en aquella época, por Grampus cuvieri) hasta que finalmente Reinhardt 1862 utilizó a Delphinus griseus por subsecuente selección. Como puede verse Grampus nunca fue utilizado para la orca y siempre para algún: calderón, de allí aunque Blaineville haya lla- mado con la acepción de Delphinus grampus a las orcas norteñas esto no tiene sentido alguno para invocar los principios tautonómicos, ya que el nombre figuraba en la literatura, por lo menos en un relato de Lacépéde, además el género Grampus fue generado para el calderón gris. Orcinus orca Linnaeus Figs. 14 y 34 1758 Delphinus orca Linnaeus Syst. Nat. Ed. 10:77. Localidad típica: Mar del Norte (Suecia). 1780 Delphinus serra Borowski Gemein. Naturg, Thier. 2:38, Localidad típica: Spitzbergen, Estrecho de Davis. 1789 Delphinus gladiator Bonaterre Encyclop. Trois. Regn.: 23. Localidad típica: Spitzbergen, Estrecho Davis, Groenlandia. 1792 D[elphinus] Orca ensidorsatus Kerr 1792 Anim. Kingd.: 364, Localidad y típica: Atlántico, Antártico y mares europeos. 1804 Delphinus Duhameli Lacépeéde Nat. Hist. Cet.: xliii, 314 Pl. 9, Fig. 1 (basado en una lámina de un animal proveniente del Loira, Francia). 1817 Delphinus grampus Blainville Nouv. Dict. Hist. Nat. 9:168. 1846 Orca capensis Gray Zool. Voy. Erebus and Teror: 34 Pl. 9, Localidad típica: Cabo de Buena Esperanza. 1858 Delphinus victorini Grill. Kongl. Svens. Vet. Akad. Handl. (2)2:21 Pl. 1. Localidad típica: Río Kynsua, oeste de Ciudad del Cabo. Sud Africa. Orca Eschrichtii Reinhardt: Ray. Soc. London: 188, Fig. p. 187. Localidad típica: Kollefjord de Strómó, Islas Faroe. — is Orca Schlegelii Lilljeborg Ray. Soc. London: 237. Localidad típica: Costa Oeste de Noruega. Orca magallanica Burmeister An. Mag. Nat. Hist. 3(18):101. Localidad típica: Arroyo del Cristiano Muerto, Argentina 38950'S. Orca ater Cope Proc. Acad. Nat. Scien. Phil. 21:22. Localidad típica: Costa Noroccidental de Oregón a las Aleucianas. Orca atra Gray Supp. cat. seals and whales Brit. Mus. (error por ater). Orca rectipinna Cope Proc. Acad. Nat. Sc. Phil.: 22 Fig. 15-16. Lo- calidad típica: Costa de California. Orca stenorhyncha Gray Proc. Zool. Soc. London: 74 Fig. 1-3. Lo- calidad típica: Mar del Norte. Orca latirostris Gray Proc. Zool. Soc. London: 71 Fig. 1-3. Loc. típica: Mar del Norte. Ophysia pacifica Gray Proc. Zool. Soc. London: 71, 76. Localidad tí- pica: Chile: Orca australis Gervais Osteograph. Cetac. Atlas Pl. 47 Fig. 3. Localidad típica: Atlántico Norte. : Orca arcticus Gervais Osteograph. Cetac. Atlas Pl. 47 Fig. 3. Localidad típica: Islas Faroe. Orca europaeus Gervais Osteograph. Cetac. Atlas Pl. 47, Fig. 3. Lo- calidad típica: Atlántico Norte. Orca africana Gray Suppl. Cat. Seals and Whales Brit. Mus.: 90. Lo- calidad típica: Bahía de Algoa, Cabo de Buena Esperanza, Sud Africa. Orca minor Malm, Kongl. Sven. Vet. Ak. Hand. 9:81. Localidad típica: Varberg, Suecia. Orca tasmanica Gray Suppl. Cat. Seal. Whal. Brit. Mus.: 92. Localidad típica: Tasmania. Orca ater var. fusca Dall Marine anim. northwest, coast. North. Am.: 298 Pl. 17 f. 3. Localidad típica: Costa de California o de Oregón. Orca antarctica Fischer Journ. Zool. 5:146. (Basado en un dibujo de un ejemplar visto en el mar entre las islas Shetland del Sur y Powell en el viaje del Astrolabio al Polo Sur del Capitán Dumont d'Urbille). La orca que para los autores ingleses tiene nombres nada recomendables como “killer whale” o “man eater whale” (ballena asesina o ballena antro- pófaga) es el más grande de los delfines pudiendo en algunas oportunidades sobrepasar los ocho metros, aunque sus tamaños frecuentes oscilan entre cuatro a seis metros. a Es un animal macizo que se caracteriza por una elevada aleta dorsal, dispuesta en vela latina y cuya altura corresponde a un octavo de la longitud del animal. Las remeras o pectorales son comprimidas con el borde posterior ligeramente falciforme. La coloración es dorsalmente negra con el vientre claro que oscila entre el amarillo ocre al blanco. Los límites de separación entre ambas áreas son variables. Los ojos están circundados por una mancha blanca, la cual se proyecta hacia atrás adquiriendo a veces un aspecto reni- forme. Por detrás de la dorsal se encuentra a veces una mancha semilunar, sin embargo a veces aparecen impregnada de pigmentos que oscilan entre el rojo y el amarillo. Las costumbres agresivas de las orcas o espolartes, explican sus terribles nombres en la lengua inglesa. En efecto sin alejarse de las costumbres gene- rales de sus parientes los delfines, se desplazan en grupos, retozan y juguetean sin embargo su organización de animal predador les permite cazar atacando en grupos a animales tan respetables como las grandes ballenas a quienes destrozan y devoran rápidamente. Fuera de estas voluminosas presas son vícti- mas frecuentes de los espolartes los delfines, pingúinos, descuidadas aves ma- rinas, incluso capturan a las focas aun en los bordes de los témpanos o de las rocas. Su agresividad tampoco excluye al hombre y se han referido sus ataques a pequeños botes que han hecho zozobrar y devorado a sus tripulantes. En la procura de sus presas despliegan gran habilidad lo que está de acuerdo con su gran cerebro delfiniano, así se recuerda el relato de un fotó- grafo de animales que se instaló en un témpano de pequeño tamaño, de pronto quedó aislado y fue asediado por una bandada de orcas las que du- rante el asedio empezaron a golpear los bordes del témpano de acuerdo a su técnica habitual para quebrar el hielo y capturarlo. Felizmente fue avistada tan dramática situación desde un barco enviándose una lancha con hombres armados que rechazaron las orcas y lo rescataron de tan trágico acontecimiento. Me refería un antropólogo que caminando un día por las orillas de uno de los canales australes “le siguió un hermoso delfín con aleta dorsal desta- cadamente alta, negro por encima y blanco por debajo” quien le hacía una serie de manifestaciones amistosas como para incitarlo a acercarse al borde del agua, felizmente para el antropólogo ignorante de la zoología, los senderos que seguía se alejaron de la orilla perdiendo de vista al “simpático cetáceo”. Cuando le expresé que se había encontrado en grave peligro de haber sido devorado por una orca quedó realmente espantado prometiendo no acercarse jamás ni al más inofensivo cetáceo. Las orcas cuando atrapan la presa la levantan primero sobre el agua, luego la destruyen y devoran rápidamente. Es muy probable que la muerte que sufrió un hombre rana en la Bahía de Coquimbo hace una docena de años atrás haya sido causada por el ataque de un espolarte. Quienes obser- o is varon su tragedia, vieron que el nadador fue atrapado por un animal que lo levantó, luego apareció una gran mancha de lcd no auedanda ni restos del malogrado buceador. EL : : Sin embargo a pesar de esta pésima fama en libertad, cuando las orcas han sido cautivadas y mantenidas en grandes acuarios como en los Estados Unidos, se han mostrado bien dispuestas a tolerar esta situación doméstica, se familiarizan en alto grado con el hombre mostrando gran amistad con los domadores y los visitantes, en forma similar a los simpáticos delfines. Parece ser que los hábitos agresivos de este cetáceo son la expresión de sus as necesidades alimenticias como ocurre con los carnívoros. DISTRIBUCION. Se distribuye por todos los mares, aunque suele ser más frecuente en las regiones frías. En América del Sur empieza a abundar desde la latitud 50% aumentando hacia los canales magallánicos y territorio antár- tico. En la provincia de Concepción, aparece incidentalmente y ha sido cap- turada en la Isla Santa María y en la Caleta de “Tumbes; habría sido de acuerdo a relatos de los balleneros muy abundante a comienzos del siglo, Oliver Schneider (1946). Género Tursiops Gervais 1843 Tursio Gray List. Mam. Brit. Mus.: xxiii, 105. Especie típica Tursips iruncatus Montagu (preocupado por Tursio Fleming 1822, Mis- ticetae). 1855 Tursiops Gervais Hist. Nat. Mamm. 2:323 (nuevo nombre para Tursio Gray) Delphinus tursio Bonaterre por tautonomía. 1868 Gudamu Gray Synop. whales and dolph. Brit, Mus.: 6. Especie típica: Clymenia gudamu Gray. Incluye delfines de gran tamaño, provistos de un pico corto, fuerte, marcadamente separado de la frente. La sinfisis mandibular es corta, los dientes son bien desarrollados, se disponen en un número cercano a la .cen- tena, la aleta dorsal se dispone en el dorso en una posición equidistante entre la caudal y el hocico. : El género está compuesto por dos especies, una de las cuales sería poli- típica, pero en todo caso aparece como necesidad evidente la revisión del grupo. La distribución geográfica incluye prácticamente todos los océanos pero alejado de las áreas extremadamente frías, así por ejemplo en el hemisferio norte no sobrepasa el sur de Groenlandia y en el Sur no alcanza las aguas antárticas aunque llega a Nueva Zelandia. = 99 = Tursiops nesarnack (Lacépede) 1804 Delphinus nesarnack Hist. Nat. Cet.: xliii, 307 Pl. 15 Fig. 2. Localidad típica: Atlántico Norte. La presente especie se considera constituida por dos subespecies; la forma nominal se distribuye en el Atlántico Occidental desde el sur de Groenlandia y Nueva Brunswick a Florida, Texas, México y Antillas Menores. Atlántico Oriental desde Noruega, Mar del Norte y Báltico, también el Mediterráneo y el Mar Negro, la costa africana de Senegal y Cono 4? S, 26% W al mar. La otra subespecie T. n. aduncus habita el Océano Indico, Mar Rojo, Sud Africa y de la Bahía de Bengala a Australia: Pacífico desde Nueva Zelandia, Australia, Indonesia y Mar de la China en el occidente desde Baja California a Chile. En el Atlántico desde el golfo de San Matías hasta Río Negro, ha sido capturado o visto en Río de la Plata, Río Uruguay en Paysandú, en Rio Grande do Sul en Brasil. Cráneo alto con una cavidad cerebral dilatada; nasales de forma trian- gular; pterigoides unidos en la línea media; huesos del rostro anchos y cónicos; premaxilares amplios y chatos, convexos en la mitadde su longitud; maxilares inclinados hacia los bordes. Dientes largos puntiagudos, lisos recubiertos de 16-25 esmalte. Fórmula dentaria ————-—— . Sinfisis mandibular muy corta. Tursiops nesarnack aduncus (Ehrenberg) Fig. 8 1832 Delphinus aduncus Ehrenberg Symbol. Phis. Mamm,. 2: nota al pie 1. (Ultima pág. del fascículo encabezado “Herpestes leucurus H.E.”). Localidad típica: no indicada. 1841 Delphinus hamatus Wiegmann Schreber's Sáugth. 7: Pl. 369. Locali- dad típica: Mar Rojo. 1842 Delphinus abusalam Rúpell Mus. Senckber. (1845)3:140 Pl. 12, Lo- calidad típica: Mar Rojo, India. 1848 Delphinus perniger Blyth Journ. Asiat. Soc. Bengal. 17:249, 250. Localidad típica Bahía de Bengala, India. 1862 Tursiops catalania Gray Proc. Zool. Soc. London: 143. Localidad tí- pica: Cabo Melville, noreste de Queensland. 1866 Steno? gadamu Gray Cat. seals and whales Brit. Mus.: 394 (basado en un nombre y descripción de Owen manuscrita en 1866). 1903 Tursiops fergusoni Lydekker Journ. Bomb. Nat. Hist. Soc. 15:41 Pl. 3. Localidad típica: Tribandrum, Travancore, India. A 1908 : Tursiops gephyreus Lahille Anal. Mus. Nac. Buenos Aires 16:347 ES Fig. 1, 3. Localidad típica: Punta de Lara, Río de la Plata; Quil- mes, Río de la Plata, Argentina. 1909 ?Tursiops dawsoni Lydekker Proc. Zool. Soc. London: 802 Locali- : dad típica: Trivandrum, Travancore, India. 191] Tursiops nuuanu Andrews Bull. Amer. Mus. Nat. Hist. 30:233 Pl. 10. Localidad típica: Pacífico Norte 12% N, 120% W. 1934 Tursiops maugeanus Iredale y Througthon Mem. Austr. Mus. 6:68. Localidad típica: Río Tamar, Tasmania. Los tursiones, o peces mulares, llamado por los brasileros “peixe boto” miden desde dos y medio a casi cuatro metros de longitud, se reconocen por su frenteabombada, un pico corto ancho, la aleta dorsal ligeramente alta falciforme, la cola ancha subisocélica. Los dientes son más bien grandes en un número cercano a 25 a cada lado, tanto en las maxilas superiores como in- feriores. El color general es gris ahumado o plomizo que palidece progresiva- mente hacia el vientre llegando casi al blanco. En oportunidades los animales muestran tonos purpúreos o son muy oscuros dejando una estrecha banda blanca ventral. Esta especie no tiene agrado por los mares muy fríos y si bien llega algo a zonas cercanas a las aguas polares lo hace en verano, en invierno busca aguas más cálidas. La forma que habita en las aguas de nuestro hemisferio difiere de la nominal en que el color gris está impregnado de verdoso, en cambio la no- minal es tendiente al negro. Los estudios sobre comportamiento de estos animales han mostrado un comportamiento psicológico muy elevado entre los mamíferos comparable a los primates y proboscideos. Desde luego poseen un gran desarrollo encefálico en relación a la masa corporal, con un cerebro ricamente girencéfalo. Los estudios de comportamiento han mostrado la existencia de comunicaciones por la emisión de sonidos tanto para los miembros del grupo como también son Capaces de desarrollar un lenguaje para comunicarse con el hombre cuan- do es mantenido en cautiverio. Existe una llamada de angustia con una pri- mera parte caracterizada por un aumento de volumen y frecuencia en los silbidos que se acompaña luego de una caída de la frecuencia. En este caso vienen otros delfines en su ayuda, quienes lo empujan hacia la superficie del agua para facilitar su respiración. Cuando se efectúa la primera respiración se efectúa una comunicación entre el protegido y su salvador caracterizada por el intercambio de un silbido y un chasquido. Este sentido solidario se ha observado en forma dramática en condiciones de libertad. Debido a una explosión cercana a un grupo de Tursiops, un individuo quedó en malas con- diciones siendo ayudado por dos que lo empujaron hacia la superficie, sin em- mms ¡is bargo el animal era pesado y luego fatigó a sus protectores, siendo de inmediato reemplazado por otros y así sucesivamente hasta que recuperó sus condiciones físicas y pudo respirar y nadar solo, Los sonidos emitidos son de tres clases: silbidos,. chasquidos y graznidos; se ha señalado también el lamento o. quejido, Se aprecia que entre los animales uno emite los sonidos y el otro escucha, emitiéndolos después a su turno. Estas “conversaciones” pueden efectuarse bajo el agua y sobre el agua y en condiciones variables. A veces se producen duetos en los cuales uno de los animales repite la sucesión de sonidos del otro. El hecho más sorprendente encontrado en los “delfines nariz de botella” de los autores ingleses (bottle- nose dolphins) es su habilidad para establecer un lenguaje de intercambio con los seres humanos bajo el cautiverio. La primera tendencia en este obje- tivo el animal empieza a emitir con un solo lado abierto de la boca una serie de chasquidos, silbidos haciendo zumbar el aire llegando en su progreso a la formación de un lenguaje silbado que semeja al llamado lenguaje silbado de algunas comunidades humanas, es el desarrollo del llamado lenguaje hu- manoide. Las hembras paren un solo “delfinato”; éste nace en presentación caudal hecho que ocurre en todos los cetáceos. Una vez nacidos y destruida la comu- nicación umbilical con la madre, el reción nacido nada rápidamente hacia la superficie para respirar. En general hay una tendencia a hundirse en los neonatos; en caso que no lo hagan por su propio medio, la hembra lo empuja y lo lleva a la superficie para respirar. Las hembras cuidan los cachorros celosamente y no les permiten alejarse mucho de ellas, si lo hacen la hembra rápidamente los trae a su lado no per- mitiendo por ningún motivo que puedan descarriarse. Los cachorros.se dispo- nen a sus costados o sobre su dorso; cuando maman la hembra se dispone de lado y las crías succionan la leche debajo del agua. La protección maternal dura alrededor de un año y medio o más. En condiciones de cautiverio la relación madre e hijo se prolonga a veces notablemente tres años y a veces más. Cuando la madre se preña empieza a rechazar la cría grande. Pasado el primer año la madre le permite mayor distancia y alejarse más para retozar a veces con otros jóvenes. Los jóvenes empiezan a atrapar peces y calamares con los que juegan al comienzo sin ingerirlos, más tarde empiezan a comerlos, aumentando sucesivamente su consumo a la vez que disminuyen la ingestión de leche, hasta que llega un momento en que se reemplaza la dieta completamente y la lactancia cesa definitivamente. En condiciones de cautiverio se observa que en los grupos se establecen diversas categorías de dominios. El macho mayor y más fuerte domina el grupo, generalmente se pasea solo o con alguna hembra, a veces lo hace más a menudo con una hembra dominante. Un segundo grupo de influencia es e ans el constituido por la hembra mayor, finalmente 'viene otro grupo de hembras y los machos jóvenes. El macho dominante no permite que los machos jóvenes cortejen las hembras, y éstos son frecuentemente perseguidos y lesionados cuando pretenden cubrir las hembras, incluso estas mismas suelen rechazarlos. Sus inclinaciones sexuales se ven frustradas de este modo y muchas veces practican juegos homosexuales o incluso contra otros objetos del medio, a veces tortugas e incluso hembritas infantiles, naturalmente sin éxito ni satisfacción aparente. Una serie de estudios para estudiar la discriminación visual en Turstops se han llevado a cabo, demostrando que en parejas que muestran pequeñas diferencias los animales son capaces en 25 pares discriminar 21, lo cual da un 84%. Se observa que se presenta una marcada diferencia entre los esque- mas presentados con visión al aire que los presentados con visión directa- mente debajo del agua. Todas las discriminaciones hechas bajo visión sub- auática, no pudieron hacerse del agua al aire salvo que las formas hubieran sido ya reconocidas bajo el agua. La dificultad de la visión del agua al aire se encontró causada por una distorción de las imágenes. Al parecer los animales carecen de visión binocular a corta distancia y el mover la cabeza de lado a lado sugiere que la impresión estereoscópica sea muy improbable. Parece que necesita el estímulo con un ojo y después con el otro. Los expe- rimentos han demostrado que la capacidad de resolver los tests de discrimina- ción visual permite válidas comparaciones semejantes a las que se obtienen en el trabajo con monos, chimpancés y elefantes. Género Lissodelphis Gloger 1841 Lissodelphis Gloger Gemein. Naturg. 1:169. Especie típica: Delphinus Peronii Lacépede. 1846 Delphinapterus Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:36. Especie típica: Delphinus Peronii Lacépéde por monotipia preocupado por Delphinapterus, Lacépeéde 1804 Cetacea, Monodontidae. 1861 Leucorhamphus Lilljeborg Uppsala Univ. Arsskr. Mat. Naturv.: 4, 5 nuevo nombre para Delphinapterus Gray. Especie típica: Delphi- nus Peront Lacépeéde por designación original. e DISTRIBUCION: Atlántico Sur; Australia, “Tasmania, Nueva Zelandia y Tierra del Fuego por el Pacífico Sur. Pacífico Norte, Mar de Behring. Contenido: dos especies, una alcanza la costa de Chile. dao BO) e Lissodelphis peronii (Lacépéde) Fig. 13 1804 Delphinus Peroniú Lacépede Hist. Nat. Cetac. xliii, 316. Localidad típica: Sur de Tierra de Van Diemen, 44 S, 1804 Delphinus leucoramphus Lacepede Hist. Nat. Cetac.: 36 (nota de pie de página refiriéndose a manuscripto de Peron). 1846 D[elphinus] bicolor Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:36 Pl. 15. Localidad típica: Pacífico (46% 48" S, 1422 W). 1893 Delphinapterus Lessonii Philippi Anal. Mus. Hist. Nat. Chile 1:17 Pl. 4 Fig. 3. Localidad típica no hay, basado en Delphinapterus peronii. 1898 Prodelphinus Gervaist Trouessart, Cat. Mamm: 1036 (basado en un cráneo descrito como Prodelphinus leucoramphus por Van Bene- den y Gervais 1868-1880). 1900 Tursio? chiloensis Philippi Anal. Univ. Chile: 10 (basado en un cráneo con Localidad típica: Ancud, Chiloé). El delfín de Peron, fue descrito por Lacépéde, basado en un manuscrito que le envió el marino y naturalista Peron de sus viajes por tierras australes, El tipo fue observado el 11 de enero de 1802 al sur de la Tierra de Van Diemen, lo que conocemos actualmente por Tasmania. Son caracterizados por la ausencia de la aleta dorsal, se asemejan al gé- nero Stenella en las proporciones pero no presentan el rostro tan alargado además es más ancho. Las pectorales son muy largas, su pico es prolongado en línea recta, siguiendo una línea con el borde de la cara. El dorso, el casquete cefálico, e incluso la aleta caudal son de color obscuro que llega al negro profundo, el resto es de color blanco intenso que contrasta fuertemente con el mela- nismo de la espalda. La dentadura posee 43 dientes arriba y otros tantos abajo. Los delfines de Peron se reunen en grupos o “escuelas” muy pequeñas. Hay una observación de animales arponeados de la especie boreal en la cual los miembros del grupo no dejaron las proximidades del barco. En Chile este animal fue observado por Lesson (1826) en las proxi- midades de Cabo Pilar en el estrecho de Magallanes, el animal aparece representado en el atlas del viaje de La Coquille, Reed (1904) lo menciona de la Bahía de Concepción; D'Orbingy (1847) lo refiere a Cabo de Hornos. Oliver Schneider (1946) lo menciona como frecuente en el litoral, Philippi (1900) de la isla de Chiloé en las proximidades de Ancud. A Género Grampus Gray 1828 Grampus Gray Specilegia Zoologica 1:2. Especie típica: Delphinus griseus Cubier. 1873 Grayius Scott Maman. Recent and Ext.: 104, Especie típica no hay, nuevo nombre para Grampus. 1933 Gramphidelphis lredale and Througton Rec. Austral. Mus. 19:31. Especie típica no hay, nuevo nombre para Grampus. El presente género de carácter monotípico se encuentra representado por una especie distribuida por el Pacífico Oriental, Columbia Británica, Mon- terey, Baja California, Chile, Pacífico Occidental, Japón, Nueva Zelandia, Australia. Océano Indico, Mar Rojo. Atlántico oriental, Mar Mediterráneo, Sudáfrica, Atlántico occidental, desde Massachuset a Nueva Jersey. Grampus griseus (Cuvier) Fig. 12 1812 Delphinus griseus Cuvier Ann. Mus. Hist. Nat. 19:13-14 Pl. 1 fig. superior, Localidad típica: Brest, Francia. 1812 Delphinus aries Cuvier Ann. Mus. Hist. Nat. 19:12 Pl. 1 fig. inferior. Localidad típica: Niza, Francia. 1822 Delphinus Rissoanus Desmarest Mammal.: 519. Nuevo nombre para Delphinus aries. 1846 Grampus Cuvieri Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (1)17:85. Nuevo nombre para Delphinus griseus. 1846 Grampus sakamata Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:31. Nuevo nombre para Delphinus orca Temminck y Schlegel (no Linnaeus). 1850 Grampus Richardsoni Gray Cat. Mamm. Brit. Mus. Cet.: 85. Localidad típica desconocida. 1866 Grampus chinensis Gray Cat. Seals and Whales Brit. Mus.: 323. Lo- calidad típica: Leuchen, Mar de China. 1873 Grampus Stearnsii Dall. Calif. Acad. Sc. 5:13. Localidad típica: Mon- terrey, California. 1881 Grampus souverbianus Fischer Act. Soc. Linn. Bordeaux. Localidad típica desconocida. 1933 Grampidelphis exilis Iredale and Throughton Rec. Austr. Mus. 19:32 Pl. 10 Figs. 1-5. Localidad típica: Playa Oceánica de Manley, Sidney, Nueva Gales del Sur. 1933 Grampidelphis kuzira Iredale and Throughton Rec. Austr. Mus. 19:34. Nuevo nombre para Grampus sakamata. O PD El calderón de Risso se caracteriza por su prominente cabeza anterior que se proyecta notablemente, su aleta dorsal falciforme. El pico desaparece y la maxila inferior está retraída sobre la maxila superior que se levanta verticalmente con la frente. Remeras largas y estrechas, Maxila superior des- provista de dientes, en la mandíbula su número es reducido localizándose en las proximidades de la sinfisis. La totalidad de las vértebras cervicales es soldada. Los ejemplares llegan a tamaños entre tres y medio a cuatro metros de longitud. El número de dientes no es constante, sobre la mandíbula pueden contarse 6 a 14, son cónicos, fuertes y cercanos al extremo sinfisal. El color general es grisáceo a veces blanco sobre las regiones ventrales. Generalmente vive aislado no formando escuelas, a veces se aprecian grupos muy reducidos. Como todos los delfines tiende a acercarse a las pro- ximidades de los botes o barcos realizando juegos, se recuerda uno por los neozelandeses que visitaba la región de Pelorus Sound, donde realizaba sus juegos muy familiarmente con los boteros y pescadores del área, En el territorio de Chile ha sido mencionado por G. Mann (1957) y tam- bién por Hershkovitz (1966) aunque sin indicar localidad precisa. Género Globicephala Lesson 1828 Globicephala Lesson Complem. oeuvres de Buffon 1 Cetaces: 276. Especie típica: Delphinus globiceps Cuvier por tautonomía. 1828 Globicephalus Lesson Férussac Bull. Sc. Nat. 16:116 (enmendación de Globicephala Lesson). 1830 Cetus Wagler Nat. Syst. Amph.: 33 (nuevo nombre para Globicephala Lesson). 1846 Globiocephalus Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:32 (enmenda- : ción de Globicephala). 1864 Sphaerocephalus Gray Proc. Zool. Soc. London: 244, Especie típica Sphaerocephalus incrassatus (Preocupado por Sphaerocephalus Echscholtz, Hymenoptera). 1884 Globiceps Flower Proc. Zool. Soc. London: 508 (preocupado por Globiceps Lepeletier y Serville 1825, Insecta). Son delfines de tamaño grande, de cabeza voluminosa, con la región frontal prominente, globosa de allí el nombre de “calderones”, no presentan pico. La dorsal es más larga que ancha, las remeras o pectorales son alargadas acumi- nadas. Poseen dientes en ambas maxilas en un número total de cuarenta, dispuestos de a 10 en cada hemimaxila. El segundo dígito de la remera posee 14 falanges y el tercero 9 falanges. El género se encuentra” formado por dos especies para algunos autores, aunque hay quienes pretenden reconocer tres. Hershkovitz (1966) en su ca- — 8 — tálogo de los cetáceos acepta una especie dividida en dos razas geográficas. Desde el punto de vista de su geografía se distribuye por todos los mares desde Groenlandia Noruega y Alaska por el norte hasta el Cabo de Buena Esperanza, Cabo de Hornos, Islas Kergelen y Nueva Zelandia por el sur. Globicephala melaena (Traill) Fig. 11 1890 Delphinus melas Traill, Nicholson's Journ. Nat. Phil. Chem. Arts, 22:81 Pl. 3. Localidad típica: Scapay Bay, Pomona, Islas Orkney, Escocia. 1898 Globicephala melaena Thomas, Zoologist, (1), 2:99 (Corrección del género del nombre, melas es masculino, como el género Globi- cephala es femenino se corrigió por melaena que es correcto). DISTRIBUCION: Exactamente igual al género. COMPOSICION: Está constituido por dos subespecies, que difieren en rasgos del colorido. En la costa de Chile habita la forma nominal propia del hemisferio sur. La forma sieboldi es característica del hemisferio norte, del área del Pacífico. Globicephala melaena melaena (Traill) 1812 Delphinus globiceps Cuvier Ann. Mus. d'Hist. Nat. 19:14 Pl. 1. Localidad típica: Saint Brieux, Francia. 1820 Delphinus deductor Scoresby Act. Art. Reg. 1:469 Pl. 13, Fig. 1. Localidad típica: Islas Orkney, Faroe, Shetland. 1825 Delphinus grinda Lingbye Tidsgr. Nat. 4:232. Localidad típica: islas Faroe. 1829 Delphinus Harlani Fischer Syn. Mamm.: 656. Nuevo nombre para Delphinus intermedius Harlan. 1834 Phocaena Edwardii Smith Afric. Zool. South. Afr. Quart. Journ.(2) 3(2):239. Localidad típica: Slangkop, Cabo de Buena Esperanza. 1837 Globicephalus conductor Rapp Die Cetaceen: 34. Nombre latino para “le globicephale conducteur” Lesson, Hist. Nat. Cet. 1828. 1846 Globiocephalus affinis Gray Zool. Voy. Erebus and Terror: 32. Lo- calidad típica desconocida. 1846 Globiocephalus Svineval Gray Zool. Voy. Erebus and Terror: 32. Localidad típica: Costa de Norte América. 1846 Globiocephalus macrorhynchus Gray, Zool. Voy. Erebus and Terror: 33. Localidad típica: Mares del Sur. 1846 Delphinus carbonarius Wagner Schreber's Saugethiere 7:305. Localidad típica: Atlántico, Pacífico e Indico desde 50% N a 35% S. 7. E 1837 Globicephalus Fuscus Hamilton (Jardin) Natur. Libr. Mamman. 6: 220 (n.n.). 1852 Globicephala indica Blyth Journ. Asiat. Soc. Bengal. 21:358 (Locali- dad típica: W. Bengala). 1862 Globiocephalus incrassatus Gray Proc. Zool. Soc, London: 309 figs. pág. 311-312, Localidad típica: Bridgeport, Dorsetshire, Gran Bretaña. 1871 Globiocephalus guadaloupensis Gray Suppl. Cat. seals and Whales Br. Mus.: 84, Localidad típica: Isla de Guadalupe, Mar Caribe. 1871 Globiocephalus australis Gray Suppl. Cat. Seals. Whal. Brit. Mus.: 85 (nomen nudum). 1876 Globicephalus brichypterus Cope Proc. Acad. Nat, Sci. Philadelphia 28:129, Fig. 1-3. Localidad típica: Oriente de la Bahía de Dela- were, boca río Mauricio, 1896 Globiocephalus chilensis Philippi Anal. Mus. Nac. Chile Zool. Entr. 12:7P1.1, Fig. 3-4. Localidad típica: Los Vilos, Coquimbo e Isla Chiloé. 1939 Globicephala leucosamaphora Rayner Ann. Mag. Nat. Hist. (11)4:543. Localidad típica: Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica. 1957 Globicephala brachycephala Cadenat Bull. Inst. Franc. Afrique Noire. 19:1357 (lapsus por brachyptera, Cope). Es un animal de cuatro a seis metros de longitud, cabeza considerable- mente abultada, labio superior sobresaliente con la boca hendida que simula una eterna sonrisa. Las pectorales son muy alargadas y puntiagudas recor- dando las alas de una golondrina. La dorsal es alargada considerablemente, baja y encorvada. Color general negro con una mancha blanca entre las pecto- rales la que se prolonga a veces como una línea hacia el ano. Diez dientes en cada maxila. Los calderones som notablemente gregarios formando escuelas constituidas a veces por varios miles de ejemplares, y ocurre que en ciertas oportunidades el mar los arroja a las costas produciéndose grandes varazones de estos cetáceos. La conducta de sacar a la superficie a los jóvenes ha sido observada en el calderón en condiciones de libertad, incluso se han observado llevando a un animal joven por las remeras en circunstancias que el juvenil había muerto y se encontraba en putrefacción. En una oportunidad en que se capturó un juvenil éste llamaba al parecer a su madre, que apareció en escena tratando de rescatar al pequeño. Un ejemplar subadulto capturado para un barco de estudios comenzó a emitir sonidos como graznidos de pájaro, cuatro adultos se mantuvieron nadando en círculos alrededor del barco incluso hasta treinta minutos después que el capturado fue sacado de la escena. Pp - La conducta protectora se observa también en el calderón del Pacífico, seis calderones defendieron a un séptimo que fue arponeado, incluso parti- ciparon en su protección un cetáceo que suele asociarse a las escuelas de calderones en la parte norte del Pacífico el Lagenorhynchus obliquidens, en una oportunidad en que un adulto fue muerto de un balazo, dos adultos lo empujaban para alejarlo del barco. Hay información acerca de un calderón cautivo que arrastraba una hembra muerta por una de las remeras con la cual incluso copuló varias veces, es posible que en este caso haya existido un interés sexual más que una conducta solidaria, esto porque en otra oportunidad existiendo en el mismo acuario otra hembra de calderón que murió, simple- mente ignoró su existencia. En otra oportunidad este mismo macho llevó por varias horas una hembra muerta de Lagenorhynchus obliquidens con la cual estuvo junto por más de tres años. Una hembra enferma que era inyectada recibía la ayuda de sus tres compañeros de estanque, que repetían su señal de alarma. Se cree que los machos en malas condiciones son abandonados por los compañeros de escuela. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Se distribuye por el Océano Atlántico, Pacífico e Indico desde setenta grados norte hasta aproximadamente sesenta grados latitud sur. El reconocimiento de las formas australes de las del norte son difíciles de hacer individualmente, quizás existe un manojo de variables, hasta el momento son difíciles de juzgar siendo como expresa Hershkovitz los reconocimientos más subjetivos que objetivos. En Chile el calderón negro ha sido observado por Philippi (1896) quien lo menciona de lugares tan distantes como Los Vilos, Coquimbo y de la Isla de Chiloé. Oliver Schneider (1946) refiere que aparece ocasionalmente en la costa de Concepción especialmente en los meses de verano; existen antecedentes de varios ejemplares en el Golfo de Arauco y en la Bahía de Concepción. Yáñez (1948) dice se encuentra en los canales de Tierra del Fuego. De acuerdo a la información disponible se concluye que el área de dis- tribución del Calderón negro en la costa chilena es muy amplia y extendida desde Coquimbo a Punta Arenas. Familia Phocoenidae Bravard (1855) Son animales de tamaño nunca superior a dos metros. Cabeza sin pico, rostro corto, raras veces de igual longitud que el cráneo. El número de dientes oscila entre 64 hasta más de 100, son fuertemente comprimidos lateralmente. El cuerpo es robusto, grueso. En el dorso encontramos una aleta pequeña da les de contorno triangular que en algunos géneros falta. La caudal es estrecha con escotadura pequeña, las pectorales son moderadamente pequeñas. Está representada por varios génros de los cuales Phocoena existe en las costas chilenas. Género Phocoena G. Cuvier 1817 Phocoena Cuvier Regne animal 1,1:279, Especie típica: Delphinus phocaena Linnaeus. 1866 Acantodelphis Gray Cat. seals and whales Brit. Mus.: 304, Cetáceos sociales, con aleta dorsal pequeña presente, dientes de la maxila superior dispuestos hacia el tercio distal. Dientes fuertemente comprimidos y espatulados. Distribución muy amplia en el Pacífico y Atlántico. Se conocen cuatro especies de las cuales dos se encuentran en territorio de Chile. rl cráneo en el género Phocoena se caracteriza por un occipital levantado casi verticalmente hasta la altura del rostrum, para recurvarse en grado va- riable hacia adelante. La arcada zigomática es visible desde encima en P. spinipinnis en cambio en P. obtusata es inapreciable. La porción posterior de los maxilares es subcuadrangular en obtusata, expandiéndose calarmente en su articulación fronto temporal, dorsalmente algo convexos le otorgan un aspecto prominente. En P. spinipinnis la porción posterior de los maxilares es subpentagonal, ligeramente extendida lateral- mente aunque sin sobrepasar la arcada zigomática, el dorso de los maxilares es liso no mostrando prominencia alguna. Los condilos occipitales son visibles desde encima, algo más notables en obtusata. Crestas prenasales de los intermaxilares más altas y fuertes en spinipinnis, aunque más prolongadas longitudinalmente en obtusata. Fosa temporal se presenta redondeada y pequeña en obtusata, en cambio es grande y alargada posteriormente en spinipinnis. Los dientes del género permiten identificarlo fácilmente, por su tamaño pequeño, con su corona corta subredondeada y de aspecto espatulado. Se observan bien separados entre sí. El número de dientes de acuerdo a Praderi (1971) oscilaría en obtusala entre 18-23 en la maxila superior y 16 a 19 en la inferior. En el ejemplar que pude examinar se cuentan 18 en la superior y 16 en la inferior. Fórmula 21 — 21 dentaria general ————-—-— ¿ En Phocoena spinipinnis de acuerdo a Lahille (1908) la maxila superior poseería entre 15 a 17 dientes. En la inferior la variación sería entre 9 a 18. O El ejemplar de nuestro museo posee 14 en la maxila superior. 19 — 18 Fórmula dentaria general ——-———. Al lado de estas dos especies existe la especie P. sinus que habita el Pacífico en la región norteña especialmente en aguas calientes y templadas. La distribución de este animal parece no sobrepasar las costas mejicanas. A partir del Perú se ha señalado exclusivamente a Phocoena spinipinnis que junto con Phocoena obtusata de la región austral pacífica como atlántica, representan el elenco completo de las turinas observadas en aguas chilenas CLAVE DE LAS ESPECIES Dorso oscuro con vientre blanco. ..ciicciooooooomommooso O o es obtuvsata Dorso y vientre homogéneamente OSCUTO eoccinononinnnnnneninneneaciss spinipinnis Phocoena spinipinnis Burmeister Figs. 23 y 33 1865 Phocoena spinipinnis Burmeister Proc. Zool. Soc. London: 228. Lo- calidad típica: Boca del Río de la Plata, Buenos Aires, Argentina. 1893 Phocoena Philippii Pérez Canto (in Philippi) Anal. Mus. Nac. Chile, (1) Zool. 6:9 Pl. 3. Localidad típica: Océano Pacífico, Chile. Esta especie descrita por Burmeister (1865) y redescrita por Pérez Canto (1893) nuevamente discutida por Philippi (1894) es característica de la costa atlántica y pacífica del cono sur americano. Es un cetáceo relativamente pequeño cuyo tamaño varía entre 1.5 a 2 me- tros de longitud, cabeza redonda con pequeña insinuación de pico. Remeras alargadas de contorno falciforme. Aleta pequeña, se proyecta como un gancho hacia atrás presentando a veces en el borde anterior una hilera de espinas que frecuentemente falta. El extremo de la aleta carece siempre de estas formaciones. Color negro o verde negruzco. La región ventral es más clara, a veces se encuentra una línea longitudinal blanca en el abdomen, como también el surco de las aletas pectorales blancas. Cabrera (1960) piensa que podría ser este mismo animal la especie des- crita por Lesson bajo el nombre de Delphinus lunatus, pero de acuerdo a la lámina el animal nada tiene que ver con una Phocoena, como tampoco la des- cripción basada en animales que retozaban en el mar, aunque la mención a las costumbres que hace Gay y que afirma las llaman tuninas recuerda mucho el comportamiento de estas marsopas, pero indudablemente el nombre citado, difícilmente puede ser aplicable a cualquiera de los cetáceos conocidos, EIA Son animales sociales como muchos odontocetos y abundantes en las cercanías de las costas, suelen seguir los barcos en algunos trechos de sus recorridos. En Chile se le ha encontrado desde Arica hasta Magallanes, con indicacio- nes precisas de Valparaíso, Cartagena, Concepción y Arauco. Se conocen ejem- plares de Paita y Chancay en el Perú. Personalmente he visto un grupo en las proximidades de la bahía de Arica en 1948, Recientemente Praderi (1971) ha mencionado material de Cartagena (Provincia de Santiago), Playa Ritoque en lay cercanías de Viña del Mar. En el Atlántico se conoce desde Cabo Posi- donio hasta Tierra del Fuego. Phocoena obtusata Philippi Figs. 24 y 32 1893 Phocoena obtusata Philippi Anal. Mus. Nac, Hist. Nat. Chile Zool. 6:12 Pl. 3 Fig. 1. Localidad típica: Bahía de Concepción, Pací- fico, Chile. 1912 Phocoena dioptrica Lahille Anal. Mus. Nac. Buenos Aires 23:269 Pl. 6-7-8-9. Localidad típica: Punta Colares, cerca de Quilmes, provincia de Buenos Aires, Río de la Plata, Argentina. 1922 Phocaena Stornii Marelli Anal. Soc, Cient. Argentina 94:229 figs. 1- 3-4 5. Localidad típica: Atlántico sur, Tierra del Fuego Argen- tina. La presente especie, ha figurado en la literatura bajo el mombre de Phocoena dioptrica Lahille, propia de la región atlántica. El tipo constituido por un feto femenino se conservaba formolado en el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, en la actualidad de acuerdo a la infor- mación más reciente. Praderi (1971), no ha sido encontrado por lo cual debe consignarse como extraviado, Con anterioridad a Lahille (1912) fue descrita una marsopa de la Bahía de Talcahuano por Philippi (1893) con la designación de Phocoena obtusata, que para algunos autores dudosamente podría referirse al mismo taxón. El ejemplar de la costa chilena estudiado por el viejo naturalista corresponde exclusivamente a una piel proveniente de la costa de Concepción en la que es marcadamente contrastante la distribución de una pigmentación negra dorsal con la muy blanca ventral. De acuerdo a la relación la coloración negra dorsal aparece separada de la ventral blanca por una línea con cinco escotaduras “es ziehen sich aber fiinf kurze, etwas schráge silberweisse Binden in der Zeichnung nich einstehen”. Este esquema de separación de la pig- mentación ventral y dorsal no se ha observado en los pocos ejemplares co- nocidos (nueve en total), pero si se ve que la separación del melanismo dorsal ue E ip en muchos animales sigue una línea ondulada. En dos ejemplares del Museo de La Plata se aprecia que esta “schráige silberweisse Binden” forma una primera ondulación sobre el ojo, luego “como una suave surva sobre los cos- tados, para formar otra aparente escotadura hacia el pedúnculo corporal. True (1903), Frazer (1968) piensan que posiblemente esta singular dis- tribución del diseño en los costados sea un artefacto determinado por efecto de una posible putrefacción cadavérica o un defecto de mala preparación, que haya alterado el contenido y distribución de las melaninas. Pese a la consideración de estas opiniones no debemos olvidar también que el maculado tiene entre los mamíferos grandes variaciones individuales que son debido a la influencia de los llamados genes aditivos que regulan casi in situ la extensión y forma de las manchas. Sobre la genética del “overo” existe abun- dante información tanto de los grandes animales domésticos hasta los más pequeños. Conociendo la influencia de este acontecer genético parece bas- tante razonable aceptar que ello juegue un papel muy importante también en las poblaciones libres de cetáceos. Dentro de esta misma Phocoena cabe recordar la marcada variabilidad que se observa en la pigmentación de las aletas pectorales o remeras, en el ejemplar original de Philippi son negras, lo mismo se ha observado en un ejemplar colectado por Wilkins y referido por Fraser 1968, en otros ejemplares aparecen parcialmente oscuras, en al- gunas con el borde decrecientemente oscuro grisáceo, para encontrar animales con las remeras blancas. La aleta caudal negra en los ejemplares conocidos asume diversas varia- ciones en la distribución del pigmento pudiendo estar su área pigmentada unida o no a la coloración del dorso. Como puede verse la coloración del ejemplar de Philippi en relación con los ejemplares que configuran a “Phocaena diotrica” no se apartan significativamente del pattern general, salvo en las sinuosidades laterales, pero en ningún caso permite acercarlo al es- quema de Cephalorhynchus eutropia como se ha pretendido, e incuestiona- blemente si existe cierta diferencia con los ejemplares conocidos de dioptrica, explicable por los rangos de la variabilidad individual, existe un abismo si lo comparamos con C. eutropia. En cuanto a otros rasgos, la forma de la cabeza representada por Philippi coincide con la dioptrica del Atlántico, igualmente ocurre con la posición de las aberturas oculares en relación al hocico y región cefálica. La forma de la dorsal coincide como un calco con el patrón de la especie de Lahille, lo mismo puede decirse con los rasgos caudales. Las relaciones merísticas efectuadas sobre la piel están dentro de la variación normal de esta pequeña marsopa, en cuanto a la relación de la aleta dorsal con la longitud total del animal se ha observado que en las hembras la aleta dorsal corresponde entre un 7,5 a un 8,6%, de la longitud total, en el único macho de la serie esta relación es 12.5%, y en el ejemplar de a ia Philippi equivale a 13,59%, factor que mirando los datos de variación en las hembras, como otras posibles variaciones está perfectamente acorde con la variabilidad de este pequeño cetáceo. Mi impresión personal del tipo existente en el Museo de Historia Natural de Santiago de Chile, como igualmente las comparaciones realizadas con ejem- plares estudiados personalmente en el Museo de La Plata, Argentina, hacen considerar estas designaciones como pertenecientes a un solo animal, que por razones prioritarias debe llevar el nombre asignado por Philippi (1893). Las costumbres de esta marsopa son poco conocidas, nadie la ha observado formando asociaciones en escuela, parece ser un animal de hábitos solitarios relativamente infrecuente. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Vive desde el sur del Río de la Plata continuando por la costa Atlántica, Islas Malvinas, Georgia del Sur, Estrecho de Magallanes costa pacífica hasta Talcahuano. Superfamilia Physeteroidea Gill 1872 En la presente agrupación se reúnen varios odontocetos como los ca- chalotes, las ballenas nariz de botella, los zifios y los berardios. Todo este grupo muestra cierto grado de asimetría craneal y carecen de dientes total- mente en el maxilar superior, y cuando ellos existen, son dientecillos rudimen- tarios carentes de alvéolos. Su distribución incluye todos los mares. Se dividen en dos familias, ambas representadas en el territorio litoral chileno. Familia Physeteridae Gray 1821 Cara asimétrica con convexidad cefálica considerable. La porción pala- tina de los pterigoides no ensanchada en una cavidad aérea dependiente de la bolsa gutural. Los dientes faltan en la maxila superior, están bien desarrollados en la mandíbula. El cuerpo es fuerte, cilíndrico, las remeras cortas, la cabeza bastante grande. Se conocen dos géneros vivientes, uno de ellos desde el mioceno. Existen mumerosos géneros fósiles. Los Physiteridae incluyen fundamentalmente los cetáceos conocidos con el nombre de cachalotes los cuales poseen una amplia dispersión, siendo objeto de una caza para el aprovechamiento industrial. La familia se sub- divide en dos sub-familias Physeterinae que incluye el género Physeter y Kogiinae formado por el género Kogíia. Subfamilia Physeterinae Sin aleta dorsal, cabeza enorme, zigoma incompleto. Un género vivo y varios fósiles, — l Género Physeter Linnaeus 1758 Physeter Linnaeus Syst. Natur. ed, 10, 1:76. Especie típica: Physeter macrocephalus Linnaeus (por elección Palmer, 1904). 1761 Catodon Linnaeus Fauna Suecia ed. 2:18. Especie típica: Physeter catodon por tautonomía. 1804 Physalus Lacépéde Hist. Nat. Cetac.: xi, 219. Especie típica: Physalus cilindricus Bonaterre. 1806 Physeterus Dumeril Zool. Analytique: 28. Especie típica: “les phy- séteres”. 1822 Tursio Fleming Philosophy of zoology 2:211. Especie típica: Physeter tursio Linnaeus por tautonomía. 1828 Megistosaurus (Anonimus) in Harlan Am.-Journ. Scien. Arts, 14:186, Especie típica: huesos desenterrados en la boca del río Mississippi y exhibidos en Baltimore, identificados como pertenecientes a Physeter catodon con los que se propuso crear un género fósil. 1828 Cetus Billberg Syn. Faun. Scand.: 39, Especie típica: Cetus cilindricus Lacépéede. 1865 Meganeuron Gray Proc. Zool. Soc. London: 439. Especie típica: Ca- todon (Meganeuron) Kreffti Gray. El presente género monotípico está constituido por un cetáceo conocido vulgarmente como cachalote, espamuel, nombre este último que ha derivado de la palabra inglesa “sperm whale”. El cachalote tiene como más impre- sionante rasgo su gigantesca cabeza única entre todos los cetáceos. Las ma- xilas superiores son delgadas y deprimidas; detrás de ellas el cráneo posee una gran cresta transversal, moldeado dentro de una base cóncava cuyos cantos reciben el órgano del esperma. Los procesos ascendentes de la maxila están también expandidos para sostener la superficie subyacente convexa del saco del aceite. El espiráculo está abierto en la porción final de la región de la frente y hacia el lado izquierdo. La mandíbula lleva exclusivamente los dientes. Estos son iguales, bien desarrollados dispuestos en una hilera de treinta a cada lado, que varía entre dieciséis a treinta. Los dientes poseen alvéolos. Cuando la boca se cierra los dientes se introducen en un receso fibroso de la maxila superior. La cabeza corresponde a un tercio de la longitud total que alcanza los veinte metros. El género Pryseter se encuentra desde el mioceno, sobreviviendo en la actualidad en una sola especie Physeter catodon distribuida por todos los mares, pero sólo los machos alcanzan los mares helados. a 1758 1758 1758 1758 1780 1780 1789 1789 1789 1792 1792 1792 1792 1798 1802 1804 1804 1818 Physeter catodon Linnaeus Fig. 19 Physeter Catodon Linnaeus Syst. Nat. Ed. 10.1:76. Localidad típica: Océano Septentrional (restricto a Islas Orkney por Thomas). Physeter macrocephalus Linnaeus Syst. Nat. Ed. 10,1:76. Localidad típica: Océano Europeo. Physeter microps Linnaeus Syst. Nat. Ed. 10, 1:76. Localidad típica: Océano septendrional. Physeter tursio Linnaeus Syst. Nat. Ed. 10,1:77. Localidad típica: Océano Septentrional. Physeter Nova Angliae Borowski Gemein. Naturg. Thier. 2:32 (nom- bre para “cachalot de la Nouvelle Anglaterre”, Brisson 1756). Physeter Andersoni Borowski Gemein. Naturg. Thier. 2:33 (nombre para “cachalot a dents pointues”, de Islandia y Groenlandia Brisson, 1756). Phiseter trumpo Bonaterre Tabl. Encyclop. Meth. Cetol.: 14 Pl. 8 Fig. 1. Localidad típica: Bayona, Francia (Phiseter sic.). Phiseter cylindricus Bonaterre Tabl. Encycl. Meth. Cetol.: 16 Pl. 7 Fig. 1. Localidad típica: Groenlandia (basado en relatos de Anderson 1747 Hist. Groenlandia: 148 Fig.). Phiseter mular Bonaterre Tabl. Encycl. Meth. Cetol.: 17-18 Fig. 5 (Localidad típica Groenlandia, basada en relatos de Anderson, Hst. 2:118). Physeter niger Kerr Anim. King.: 361 (Basado en un Sperm Whale con dos aletas dorsales). Physeter cinereus Kerr Anim. King: 361 (nuevo nombre para el cachalote de la Nueva Inglaterra). Physeter rectidentatus Anim. King.: 362 (nuevo nombre para el ca- chalote de dientes puntiagudos de Brisson). Physeter falcidentatus Anim. King.: 361 (nombre basado en “cachalot a dents en faucilles, Brisson 1756). Physeter maximus Cuvier Tabl, Elemen. Hist. Nat.: 176. Localidad típica: Atlántico Norte, cerca de Andierne, Baja Bretaña, Francia. Physeter gibbosus Schreber, Sáugth. Pl. 338 sin texto. Catadon svineval Lacépede Hist. Nat, Cet. XXXIX 216 (pro parte). Localidad típica: Atlántico norte, Noruega. Physeter orthodon Hist. Nat. Cet.: xli, 236. Localidad típica: Atlán- tico norte Groenlandia basado en relatos de Anderson. Physeter sulcatus Lacépetde Mem. Mus, Hist. Nat. París 4:474. Lo- calidad típica: Japón, basado en un dibujo japonés. 1822 Physeter australastanus Desmoulins Dict. Class. Hist. Nat. 2:618. Localidad típica: Molucas y Nueva Zelandia, basado en dibujo de Quoy y Gaimard 1824, descripción y dibujo del Capitán Benjamín Hammat. 1822 Tursio vulgaris Flemming Philos. Zool. 2:211 (nombre para Physeter tursio). 1824 Physeter polycephus Quoy y Gaimard (in Freycinet) Voy. aut. monde Zool.: 77 (animal visto en el mar sin localidad típica). 1826 Delphinus Bayeri Risso Hist. Nat. Europ. Merid. 3:22. Localidad típica: Mar Mediterráneo, Niza, Francia. 1850 Catodon Colneti Gray Cat. Mam. Brit. Mus. Cet.: 52. Localidad típica: Punto Inglés. Méjico. 1865 Catodon (Meganeuron) Krefftii Gray Proc. Zool. Soc. London: 439. Localidad típica: Nueva Gales del Sur, Australia (Basado en fotografías de las vértebras cervicales enviadas por Krefft al Museo Australiano). 1866 Physeter australis asiaticus Gray (lapsus por Australasianus) Cat. Seals and Whales Brit. Mus.: 210 (sin localidad típica). 1898 Physeter pterodon Trouessart Cat. Mamm.: 1056, Sin localidad típica. Esta especie extendida por todos los mares no muestra verdaderas aletas dorsales aunque en la sinonimia Kerr (1792) usó el nombre niger para men- cionar un cachalote con dos aletas dorsales. Esta apreciación es muy proba- blemente debida a uma mala interpretación ya que con cierta frecuencia se aprecian en la región dorsal ciertas plegaduras especialmente en el tercio pos- terior, el número y altura de estas plegaduras pueden variar, el más anterior era llamado por los antiguos “balleneros de bote y arpón” joroba (hump, de los ingleses). Es posible que pliegues más resaltantes hayan causado el animal de Kerr. Con el transcurso de la edad el cuerpo tiende a arrugarse apareciendo numerosas estrías cutáneas de las cuales las situadas debajo de la garganta aparecen muy pobremente definidas. Las diferencias de tamaño entre hem- bras y machos son muy acentuadas siendo los machos bastante mayores. Las remeras tienen la forma de paletas anchas, sin embargo en relación a la masa corporal se aprecian muy pequeñas. La caudal alcanza a medir hasta 4,5 metros y muestra una escotadura central mo muy profunda. La longitud total del macho oscila entre 18 a 20 metros, en la hembra de 11 a 13. Los ojos son bastante pequeños, sin embargo ello representaría una especial adaptación a las grandes presiones marinas, tendría una doble visión para mirar los objetos en el aire y bajo el agua (lo que Mann ha llamado amtiof- talmia), también existiría visión panorámica y de los colores (fide Mann 1946). Py ¿E En nuestro laboratorio de Biología en la Facultad de Ciencias Pecuarias de la Universidad de Chile, realizamos una serie de estudios sobre la ma- duración de los cachalotes colectados en la costa de Chile, que fundamentaron la tesis de graduación del Dr. Aenlio Aguayo en 1962. En esta investigación se pudo comprobar que el tamaño promedio de los machos adultos es 12,79 metros, oscilando la población entre 12,37 a 13,21 metros y el promedio del diámetro de los túbulos seminiferos es 181,33 micras (oscilando entre 176,91 a 185,75). Un grupo de puberes medía 11,27 metros y la media de la pobla- ción oscilaba entre 10,83 y 11,71 metros. El promedio del diámetro de los túbulos seminíferos es de 131,60 micras y la media fluctuaba entre 128,10 y 135,10 micras. Los individuos impúberes alcanzaron 9,33 metros y la media poblacional fluctuó entre 8,82 m y 9,84 m., el promedio de diámetro de los túbulos seminíferos es de 87,56 y la media poblacional entre 83,52 y 91,60 micras. Este trabajo pudo demostrar la inexistencia de un supuesto ciclo sexual madurativo como Nishiwaki e Hibiya (1951, 1952, 1955) lo había soste- nido, jamás se encontró un testículo inmaduro en un animal mayor de 12 me- tros, como tampoco testículos con parenquima madura en un individuo me- nor de 9,84 m. Estos hechos obligan a impedir la caza del cachalote por debajo de los 12 metros en la cual caen muchos impúberes,, lo que restringe las posibilidades de recomponerse de las poblaciones. En nuestro material el tamaño máximo adulto que estudiamos fue un macho de 16,3 metros en circunstancias que anteriormente su promedio se estimaba entre 18 a 20. Esto nos demuestra que prácticamente con los medios modernos de caza estos ani- males no logran llegar a la completa adultez, lo que significa que dentro de algunos años si mo se toman serias medidas desaparecerán de los mares defi- nitivamente como tantas otras especies que la insensatez humana ha destruido. Las causas de la persecución del cachalote radican en el espermaceti cefálico, el marfil de los dientes, la piel, el ámbar gris y también la carne que se consume en los mercados, estos productos han desarrollado algunas industrias como la de figuritas de marfil, industrias de velas y cirios con el espermaceti. Con respecto al ámbar gris es una sustancia gris negruzca de olor desagradable que se observa en el intestino a la cual se atribuyó propiedades afrodisíacas, sin embargo debemos señalar que esto es fantástico, no se conoce bien su causa y se piensa que su origen es patológico, sin embargo hoy se vende bastante caro y explica que el cachalote figure en el Libro Rojo de los animales en extinción, La alimentación es carnívora y sus dientes les permiten apresar los gran- des cefalópodos que son su menú predilecto, Clarke cita en el estómago de un cachalote de las Azores la presencia de un pulpo de doscientos kilos con tentáculos de diez metros. 8 Es un gran zambullidor que puede alcanzar los 500 metros, a la vez que permanecer más de una hora bajo la superficie del agua. El chorro de agua que arroja es fuerte y dirigido hacia adelante lo que permite reconocerlo a distancia. Ocasionalmente consume peces y otras presas grandes, no hay antecedentes de ataque al hombre la única mención huérfana de comproba- ción moderna es la relación que refiere Cabrera de las crónicas de 1574 sobre un cachalote que encalló en las playas de Valencia en cuyo estómago habían dos hombres devorados. Es casi sin duda una más de las tantas fábulas que circularon en el siglo dieciséis. Sin embargo físicamente tendría todas las condiciones para hacerlo a pesar que la interesante novela de Hermann Melville no pasa de ser una ficción, porque en la realidad nunca se ha en- contrado un cachalote de la malignidad de Moby Dick. Como todos los odontocetos, los cachalotes tienen hábitos sociales, en- contramos las características manadas o “escuelas” formadas por varias hem- bras y machos jóvenes de distintas edades capitaneadas por un macho viejo. Las hembras no van nunca a las áreas frías lo que los machos gustan de hacer en los períodos calurosos, vuelven a los trópicos durante el tiempo frío. Durante la pubertad los machos jóvenes intentan competir y desplazar al jefe de la “escuela”, si tienen éxito éste se convierte en un solitario muy agresivo que en el pasado fue temido por los balleneros de bote, cuyas débiles barcas fueron muchas veces convertidas en añicos por un coletazo. Los ca- chalotes paren una cría, después de una preñez que duraría según diversos autores de 10 a 12 meses o quizás más de un año. De acuerdo a la informa- ción antigua recogida por Gay 1847, los cachalotes eran muy frecuentes en la costa chilena aunque podrían pertenecer a otra especie porque parecen más pequeños, siendo comunes a 8 o 10 leguas de la Isla Mocha. Afirma que se recogía el ámbar gris en la costa de Chile debido a su utilización en per- fumería, que a pesar de la ignorancia que en los medios científicos existía acerca de su origen, los araucanos conocían su exacta procedencia “meyene” el nombre que ellos utilizaban para esta excreta, significa en su lengua vernácula excremento de ballena. Afirma que las pariciones en raras opor- tunidades terminan en dos crías, lo más frecuente es una que se fija fuerte- mente a las mamas ventrales de la madre. Los cachalotes prefieren las aguas profundas (azules) raramente penetran en los estuarios o en las aguas verdes. Cuando el agua es profunda no temen acercarse a las costas y así en algunas islas oceánicas como Guadalupe se acercan hasta dos kilómetros de la costa. Se ha sostenido la afición de los cachalotes por las islas pero en general se debe a su interés por capturar en sus vecindades a gran número de cefalópodos que complementan su menú. Se piensa que ciertas islas representan atractivos en las migraciones de los cachalotes como las Galápagos en el Pacífico sur que atraerían las pobla- Ms ciones de Chile, los que se acercarían entre 6 a 60 km. de las islas. En ge- neral las hembras y las crías se acercan mucho menos a las costas que los machos, Comúnmente se ha afirmado que las migraciones a las latitudes frías las ejercen machos adultos que dejan los harenes. Matthews ha mostrado que esto €s falso, encontró que son machos jóvenes y algunos adultos los que se dirigen al área fría de los hemisferios a partir de la región ecuatorial. Los machos jóvenes antes de adquirir su madurez sexual efectúan estas migra- ciones y permanecen algunos después de su original migración. Los harenes también realizan algunas migraciones a otras latitudes a partir de aguas ecuatoriales. La región del archipiélago de las Galápagos parece ser una zona de reproducción de los cachalotes del Pacífico. Se observan migraciones en esa región de grandes manadas formadas en oportunidades por cientos de ani- males. La organización social de los cachalotes es variada y se reconocen en general tres tipos de agrupaciones. La más característica es la escuela formada por hembras, individuos jóvenes dirigidos por un macho adulto. Un segundo grupo son los “pods” o pandillas de machos jóvenes de crecimiento variado y que hacen migraciones importantes muchas a las áreas frías. Una tercera agrupación son los “body” o cuerpos que se forman por la coalescencia de dos o más escuelas. Los rebaños constituyen agregados de muchas de estas formaciones. Agregaciones a veces constituidas por escuelas con hembras pre- ñadas, escuelas mixtas de machos y hembras jóvemes han sido observadas en las proximidades de las Azores. La tendencia migratoria de los machos hacia el antártico en las poblaciones de Chile no es tan apreciable como se decía, el 49, de los machos del área ecuatorial son solitarios, el 56%, lo son entre las latitudes 28 a 36% S, Algunos sugieren que los machos que van al antártico se concentran y posteriormente se dispersan, hay algunas eviden- cias de agregaciones de machos maduros, algunos sostienen que se trata de grupos muy reducidos de tres o cuatro, sin embargo hay algunos que hablan de manadas numerosas, El cuidado parental, se caracteriza por una lactancia que se extiende entre doce a trece meses, La madre se coloca de lado y el pequeño succiona, el “ballenato” se coloca paralelo a la madre, Durante la época de nutrición la madre ejerce una activa protección sobre todo cuando el pequeño tiene reacciones de temor. Los machos ocasionalmente pueden proteger la cría al proteger el hamer. La estación de cría para el cachalote ha sido establecida y es diferente en el hemisferio norte del hemisferio sur, para el hemisferio sur ello ocurre desde agosto hasta diciembre, para el hemisferio norte desde enero hasta julio. Los jóvenes son concebidos y paridos en las áreas en que se distri- buyen los harenes, los cuales se concentran entre las latitudes 40% N y 4095. Matthews ha sugerido que machos incapaces de asegurar un rebaño en la a primavera continúan migrando hacia el sur al polo, mientras que los machos exitosos permanecen con el rebaño en primavera y meses de verano y fecun- dan las hembras. Suponen que la cópula ocurre durante el curso de la mi- gración. La copulación tiene lugar después que se han alcanzado las zonas de alimentación siendo comunes en las Galápagos. Las actitudes de protección son variadas, existe una común en los ani- males jóvenes que consiste en dar vuelta en círculos para observar a distancia, pero se ha constatado que los individuos viejos suelen ser mucho menos cuida- dosos que los jóvenes. Cuando advierten un peligro se produce una reacción que abarca a todo el grupo y que los antiguos balleneros llamaban el “volarse”, los individuos escapan nadando rápidamente del área peligrosa, emitiendo ruidos las aletas sobre el aire al zambullirse perpendicularmente y una rápida acomodación horizontal. La emisión de ruido es lo más notable de esta reac- ción. Las ballenas no tienen órgano del olfato que le permita olfatear, los odontocetos carecen de lóbulos y nervios olfatorios. Yablokov ha sugerido la existencia de “puntos olfatorios” en la raíz de la lengua que reaccionarían frente a diversos estímulos químicos. La visión parece ser el órgamo sensorial más importante de los cachalotes, la existencia de una incapacidad visual en la región posterior permitía a los balleneros acercarse sin despertar “el vuelo”. Respuestas defensivas de los cachalotes fueron observados en la antigua pesca, a veces los buques fueron mordidos, algunos botes fueron destrozados y partidos en dos, a veces por cachalotes heridos u otros que intervinieron solidariamente, pero en general los animales arponeados raramente regre- saron a atacar a sus victimarios, la destrucción se hacía mediante fuertes co- letazos. Los ataques a mordiscos han sido también referidos en la valerosa tradición ballenera del pasado. El oído de los cachalotes es muy bien desarrollado y notablemente agudo como lo conocieron los balleneros en que a veces un ruido mínimo desen- cadenaba “el vuelo” de la manada; sin embargo no habían sido establecido la emisión de sonidos. En (1957) Worthington and Schevill describieron tres tipos de sonidos subacuáticos producidos por una escuela de cachalotes, éstos recuerdan un gemido como piar bajo; un chirrido que recuerda un gozne mohoso y el tercero es un agudo y seco golpe, algunos autores creen que el único ruido audible es el último. Se ha afirmado que los cachalotes son capaces de transmitirse las alarmas desde 6 a 7 millas, éstas pueden inducir la huída o bien la asistencia de un animal dañado. Subfamilia Kogiinae Cachalotes pequeños con aleta dorsal, cabeza no extraordinariamente grende. Arco zigomático completo, Presumiblemente tienen amplia distribu- ción en los mares cálidos. Su conocimiento, los límites de sus variaciones, su o historia natural son conocidos fragmentariamente. Se han descrito siete espe- cies, pero desde hace ya largo tiempo que se piensa que no más de dos o quizás solamente una son válidas. Seguiremos la opinión de Handley quien ha presentado evidencias sobre la existencia de dos especies. De estas existen antecedentes para reconocer a una de ellas como existente en Chile, una se- gunda es muy probable aunque su presencia no ha sido probada. Género Kogia Gray 1846 Kogia Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1 Mam.:22. Especie típica: Physeter breviceps Blainville. 1851 Euphysetes Wall Mem. Austr. Mus. 1:46. Especie típica: Euphysetes Grayú Wall. ; 1871 Callignathus Gill American Nat. 4:737. Especie típica: Physeter simus Owen (preocupado por Callignathus Agassiz 1846). 1876 Cogia Wallace Geograph. distr. of anim. 2:208 (enmendación de Kogia, Gray preocupado por Cogia Butler 1870, lepidoptera). 1926 Callignathula Strand Arch. Naturg. 92(A8):61 sustitución de Callig- nathus Gill. Los cachalotes enanos son pequeños cetáceos dentados, que a pesar de lo relativamente infrecuentes tienen una amplia distribución mundial en los mares cálidos. Su variación no es completamente conocida, así han sido des- critas siete especies, sin embargo los studios más recientes señalan evidencias para aceptar dos especies. En sus rasgos generales recuerdan a los gigantes cachalotes, en efecto el aparato nasal aparece agrandado por el órgano del esperma y poseen un cráneo asimétrico. Sin embargo difiere claramente de los grandes cachalotes por su tamaño mucho menor que alcanza los tres metros en contraposición con 12 a 18 metros de los primeros. La cabeza es muy pequeña entre los cetáceos alcanzando un sexto o un séptimo de la longitud total, mientras que la cabeza de los cachalotes llega a un tercio de la longitud. Los miembros del género Kogia difieren además por poseer una aleta dorsal que falta en los miembros del género Physeter. Los cachalotes enanos son considerados como raros o poco comunes no existiendo evidencia alguna que sus poblaciones hayan disminuido en tiempos históricos por causas comerciales, incluso parece ser que sea más frecuente por el interés de estudiarlo de los cetólogos. El primer ejemplar descrito por Blainville está fundado en un cráneo que le fue enviado en 1838 de Sudáfrica, Cabo de Buena Esperanza; este — pz cráneo fue conocido antes que Wall (1851) describiera el primer esqueleto de un ejemplar australiano. Solamente en 1866 Gray, Owen, Krefft describirán la morfología externa. Como escribe Handley (1963) alrededor de 1911 solamente se habían mencionado once especímenes, en 1917 se conocían veintiuno y alrededor de 1937 casi una centuria después de su descubrimiento se habían señalado 50 ejemplares. Desde esa fecha las frecuencias han aumentado considerablemente, existiendo a lo menos un par de cientos de animales capturados. Del Pacífico Sur se conocen más de 150, del Atlántico más de una cincuentena, del Japón hay un número cercano a los 30. Son habitantes de las aguas temperadas de las costas de Africa, América y región Australiana y Neozelandesa. Su bio- logía es muy poco conocida, se alimentan de pulpos, cangrejos, langostinos. Internamente se han encontrado parasitados por nematodes, cestodes y ex- ternamente por crustáceos. Las hembras paren una sola cría, que las acompaña durante la lactancia. Los animales son solitarios o se congregan en pequeños grupos. Su carne es comestible pero sin interés comercial. CLAVE DE LAS ESPECIES DE KOGIA Aleta dorsal al medio del cuerpo, alta. Longitud cóndilo basal menor que 302 mm. Dientes maxilares presentes ecmmcnrmenerearnnconoos simus Aleta dorsal algo posterior al centro del cuerpo. Longitud del cóndilo basal mayor de 350 mm. Dientes maxilares ausentes ...... breviceps Kogia breviceps Blainville Figs. 21 y 37 1838 Physeter breviceps Blainville Ann. Franc. Etrang. d'Anat. Physiol. 2: 337 Pl. 10. Localidad típica: Cabo de Buena Esperanza. 1851 Euphysetes Grayii Wall. Mem. Austr. Mus. 1:46 Pl. 2. Localidad típica: Playa Maroubra. Nueva Gales, Australia. 1866 Kogia Macleayii Gray Cat. Seals and Whales Brit. Mus.: 391. Localidad típica: Playa Manly, Nueva Gales, Australia. 1871 Kogia Floweri Gill. Amer. Natur. 4:738 Fig. 167, 172. Localidad típica: Mazatlán, Sinaloa, Méjico. 1874 Euphysetes pottsii Haast Trans. New. Zeal. Inst. 6:99 Pl. 15. Localidad típica: Bahía del Gobernador, Ohinitahi. 1884 Kogia Goodei True Cat, aquat. mamm. Bull. U. S. Nat. Mus. 27:19. An. Rep. U.S. Com. Fish: 8. Localidad típica: no indicada. El presente cachalote enano oscila entre dos metros setenta a tres metros cuarenta, Su peso puede alcanzar hasta 408 kgs. La aleta dorsal es baja y colocada algo por detrás del centro del cuerpo. Los dientes maxilares faltan. Los dientes de la mandíbula se disponen entre doce a dieciséis pares. La sin- fisis mandibular es larga (86 a 120 mm) presentando una quilla ventral. La fosa cráneo dorsal es más larga y estrecha al lado izquierdo, además lisa posteriormente. Las aletas pterigobasioccipitales son alargadas, constitu- yendo el foramen mayor en las proximidades del medio de la altura craneal. El septum dorso sagital cerca del vértex tiene un ancho de 20-38 mm. DISTRIBUCION: Habita las aguas tibias del Pacífico Sur. Se le ha encon- trado en el sur del Perú donde se desplaza a las aguas del norte de Chile. En el Pacífico vive en las cercanías de Australia, Nueva Zelandia, sur de Estados Unidos. En el Atlántico se le ha encontrado en Sudáfrica y en la costa uruguaya de acuerdo a Vaz-Ferreira y Praderi (1971). Kogia simus Owen Figs. 20 y 38 1866 Physeter (Euphysetes) simus Owen Trans. Zool. Soc. London 6(1):30 Pl. 10-14. El tamaño es algo menor que la precedente (2.1 a 2.7 metros). Su peso mayor se ha fijado alrededor de 272 kg. La aleta dorsal es alta y situada en el centro del cuerpo. La longitud de la sinfisis mandibular es menor (37-46 mm) siendo plana ventralmente. Existen 1 a 3 dientes maxilares (es posible que pudieran faltar, lo que no está claramente demostrado). Los dientes mandibulares se disponen en 8 a 11 pares. La fosa cráneo dorsal es más irre- gular en el borde posterior y subsimétrica. El septum dorso sagital es de anchura menor que el anterior (6-14 mm). Las alas pterigobasioccipitales son cortas y el foramen magno se sitúa por debajo del punto medio de la altura craneal. DISTRIBUCION: Este pequeño cachalote aparece simpátrida en muchas áreas de dispersión con el anterior, prefiriendo los mares cálidos. Se le conoce de las regiones adyacentes a Sudáfrica, India, Ceylán, Japón, Hawai, Australia del sur. En las costas chilenas fue señalado en 1965 por Haroldo Toro, en el Tercer Congreso Latinoamericano de Zoología que tuvo lugar en Santiago y que por razones aún ignoradas sus trabajos nunca fueron publicados. El pequeño cachalote presentado por Toro provenía del área vecina a Valparaíso en Chile Central. Familia Hyperoodontidae Lacépede 1804 Los hiprodóntidos reúnen una familia de odontocetos de tamaño grande que oscila entre cuatro a nueve metros de longitud. Su cabeza muestra un cráneo voluminoso que recuerda algo a los cachalotes, pero a diferencia de éstos el hocico se prolonga en un pico, en que contrasta su extensión con su > base redondeada. Este curioso perfil determinó la designación de los balleneros ingleses de “ballenas nariz de botella” (bottle nosed whales) también las deno- minan “ballenas de pico”. La dentadura es incompleta, los dientes son exclu- sivamente mandibulares. El espiráculo dorsal medio de contorno semilar con la concavidad orientada hacia adelante, en la región gular se aprecian dos surcos prominentes. En cuanto a las aletas, llama la atención la dorsal muy pequeña, las remeras están bien desarrolladas. La familia tiene una distri- bución panoceánica y está formada por cinco géneros, de los cuales Tasma- cetus es el único no representado en aguas chilenas. Género Hyperoodon Lacépede 1804 Hyperoodon Lacépede Hist. Nat. Cet.: xliv, 399. Especie típica: Hyperoodon butskopf. 1806 Hyprodon Duméril Zool. Anal.: 28. Enmendación por Hyperoodon Lacépede. 1811 Uranodon Illiger Prod. Syst. Mamm. Avium: 153. Enmendación por Hyperoodon. 1814 Bidens Fischer Zoognosia, Tabul. Synop. Illust. 3:686. Especie típica: Delphinus diodon Hunter (1787 Phil. Trans.). 1817 Heterodon Blainville (in Desmarest) Nouv. Dict. Hist. Nat. 9:175. Preocupado por Heterodon Latreille 1801 Reptilia. 1821 Hyperdordon Gray London Medical Repository 15:210 (error tipo- gráfico por Hyperoodon). 1825 Cetodiodon Jacob, Dublin Philos. Journ. Sc. Rev. 1:72, Especie típica: Cetodiodon Hunteri (Desmarest). 1830 Anodon Wagler Nat. Sys. Amph.: 34. Preocupado por Anodon Smith 1829 Reptilia. 1843 Chaenodelphinus Eschricht Fórhandl. Skand. Naturf. Stok.: 655 (nom- bre sustituido). 1846 Chaenocetus Eschricht Oversigt K. Dansk. Videnk. Selsk. Forh.: 17 (nuevo nombre para Hyperoodon). 1863 Lagenocetus Gray Proc. Zool. Soc. London: 200. Especie típica: La- genocetus latifrons Gray. 1866 Lagocetus Gray Cat. seals and whales Brit. Mus.: 82. Enmendación de Lagenocetus Gray. Los representantes de este género, son odontocetos de gran tamaño, con la frente prominente por debajo de la cual emerge un pico relativamente corto. Los maxilares superiores carecen de dientes visibles, pero a veces se aprecian algunos dientecillos rudimentarios incluidos en las encías, La man- díbula posee dos y a veces cuatro dientes, poco aparentes en los animales a A juveniles, pero más gruesos en los adultos. Los dientes situados más distal- mente suelen ser mucho menores. La totalidad de las vértebras cervicales apa- recen fusionadas. La prominencia frontal que ha causado su singular deno- minación popular, se debe a la presencia de una gran vejiga de “esperma aceti” que descansa sobre la parte posterior del cráneo que aparece muy elevada. El género está constituido por dos especies, una es propia de las re- giones boreales y la otra del hemisferio sur en aguas antárticas. Hyperoodon planifrons Flower Fig. 22 1882 Hyperoodon planifrons Flower Proc. Zool. Soc. London : 392. Locali- dad típica: Isla Lewis, Archipiélago de Dampier. Australia Occi- dental. 1895 Hyperoodon Burmeisterí Moreno Anal. Mus. La Plata Zool. 3:4 (nomen nudum). 1913 Hyperoodon rostratum Luiouville Deux. Exped. Antarc. Franc. 1908- 1910. 1:142 Pl. 6. Localidad típica: Antártica. 1926 Mesoplodon pacificus Longman Mem. Queens]. Mus. 8:269. Localidad típica: Mackay, Queensland. Animal voluminoso, cuyos machos miden 8 a 9 metros de longitud y las hembras no sobrepasan los siete metros. El tono general es pardo con tonos castaños, a veces grisáceo con el vientre más claro. Los individuos jóvenes presentan una librea más oscura que los viejos que tienen tendencia a hacerse más claros llegando hasta el amarillento sucio. Suele formar escuelas pequeñas constituidas por tres a cinco individuos. Es uno de los más rápidos nadadores que se conocen y su capacidad de sumergirse es notable. La reproducción tiene lugar en la primavera. Su alimentación es fundamentalmente teutófaga aunque adicionan a su régimen peces, como los cachalotes. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Propia del hemisferio sur, este odontoceto ha sido observado en el Atlántico Sur en Bahía Blanca, Océano Indico: Ceylán al sur y occidente de Australia. Pacífico Sur: desde Nueva Zelandia y Valparaíso hasta los casquetes polares antárticos. Género Berardius Duvernoy 1851 Berardius Durvenoy Ann. Sc. Nat. Paris (3) Zool. 15:52, 68. Especie típica: Berardius arnuxi Duvernoy. 1863 Berardus Gray Proc. Zool. Soc. London: 200 (emendación de Berardius -Duvernoy). Y 1922 Paikea Oliver Proc. Zool. Soc. London: 574. Especie típica: Mesoplo- don mirus True. Género: próximo a Hyperoodon del cual difiere por la presencia de dos pares de dientes inferiores, El diente más anterior está en posición mesial avanzada «siendo :el más poderoso y puede llegara 8 cm, El diente posterior es: más chico. aislado y netamente posterior al procedente. pela - Se conocen dos especies que podrían a lo mejor ser simples razas geo- gráficas, una distribuida en el Pacífico Norte y la otra al Sur, en el territorio austral de Chile e incluso hasta el Atlántico sur después de franquear el Cabo de Hornos se encuentra la forma que habita las aguas neozelandesas. Incluso por el Atlántico sube hasta el arroyo del Pesacado que sale al sur de la Plata, como lo señala Cabrera y Yepez (1940). Berardius arnuxti Duvernoy Figs. 18 y 36 1851 Berardius Arnuxii Duvernoy Ann. Sci. Nat. Paris (3) Zool. 15: 52, 68 Pl. 1. Localidad típica: Akaroa, Islas Banks, Nueva Zelandia. 1871 Berardius Hectori Gray Ann. Mag. Nat. Hist. 4(8):117. Localidad típica: Bahía Titay, Estrecho de Cook. 1873 Mesoplodon knoxi Hector Trans. New. Zeal. Inst. (1870) 5:168 Pl. 6 Fig. 4a-b. Localidad típica: Pacífico Sur, Nueya Zelandia, Bahía Titay, Porirua. des El presente cetáceo mide entre diez a doce metros de longitud. La cabeza es prominente, el hocico corto pero bien neto sobrepasado ligeramente por la mandíbula, El color es moreno pardo o grisáceo negruzco en el dorso, claro o blanquecino en las regiones ventrales. El color es muchas veces negro atercio- pelado con tintes verdosos, en el vientre muestra con cierta frecuencia una mancha gris de grado y extensión variables. Las costumbres son desconocidas. Género Ziphius Cuvier 1823 Ziphius Cuvier Rechérch. Ossemen. fos. 5:350. Especie típica: Ziphius cavirostris Cuvier por designación original. 1846 Xiphius Agassiz Nomen. Zool.: 389 (enmendación de Ziphius). 1828 Diodon Lesson Compl. oeuvres Buffon Hist. Nat. anim. rares 1 (Cet): 123, 440, Especie típica: Diodon Desmarestii Risso (Preocupado Diodon Linnaeus). 1841 Hipodon Haldeman Proc. Acad. Nat. Sc. Philad. 1:127; Nuevo nom- bre para Diodon Haldeman. 1864 Aliama Gray Proc. Zool. Soc. London: 242. Especie típica Aliama desmarestii (Risso). 1865 Petrorhynchus Gray Proc. Zool. Soc. London: 524. Especie típica: Hyperoodon capensis Gray. 1865 Ziphiorhynchus Burmeister Rev. Farmaceutica 4:363. Especie típica: Ziphiorrhynchus criptodon Burmeister. Le E Odontocetos de cinco a siete metros de longitud. Cabeza con la frente relativamente plana. Hocico ancho y grueso. Mandíbula sobrepasa la maxila superior, 2 a 4 dientes principales, más desarrollados en los machos que en las hembras, a veces dientes adicionales en los maxilares superiores de existen- cia efímera. Cuatro primeras cervicales soldadas. Una sola especie de carácter cosmopolita. Ziphius cavirostris Cuvier Fig. 17 1823 Ziphius cavirostris Cuvier Recher. Ossem. Foss. Ed. 2 5(1):350 Pl. 27 Fig. 3. Localidad típica: Entre Fos y Galegeon bocas del Ródano, Francia. 1826 Delphinus Desmarestii Risso Hist. Nat. Europe Merid. 3:24 Pl, 3 Fig. 3. Localidad típica: Mar Mediterráneo. 1846 Delphinus Philippiú Cocco Arch. Naturg. (12)1:104 Pl. 4 Fig. c. Localidad típica: Estrecho de Messina, Mediterráneo. 1850 Hyperoodon Doumeti Gray Cat. Mamm. Brit. Mus, Cetacea: 68, Localidad típica: Córcega, Mar Mediterráneo. 1851 Hyperoodon Gervaisti Duvernoy Ann. Sc, Nat, Paris 3 Zool. 15:49, 67. Localidad típica: Costa de Aresquiers, cerca de Frontignan, Hé- rault. basado en un iconotipo figurado por Gervais. 1863 Ziphius indicus Van Beneden Mem, couron, et autr. mem, Acad. Roy. Sc. Lettr-Bx Arts. Belgique 16(1):23 Pl. 1. Localidad típica: Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica, 1865 Hyperoodon Capensis Gray Proc. Zool. Soc. London: 359, Localidad típica: Posiblemente Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica. 1865 Hyperoodon semijunctus Cope Proc. Acad. Nat. Sci. Phil. 17:280. Localidad típica: Charleston, Carolina del Sur, U.S.A. 1865 Delphinorhynchus australis Burmeister Allgem. Zeitsch. Ges. Naturw. Dresden 26:262, Localidad típica: Costa de Buenos Aires, Argen- tina. 1865 Ziphiorrhynchus cryptodon Burmeister Rev, Farmaceut. Buenos Aires 5:363. Localidad típica: Playas de Buenos Aires, Argentina. 1867 Epiodon patachonicum Burmeister Allgem. Zeistschr. gesam. Naturw. 29:5 (nuevo nombre para Zyphiorrhynchus cryptodon Burmeister). 1871 Petrorhynchus mediterraneus Gray Suppl. Cat. Seals. and whales: 98. Localidad típica: Mar Mediterráneo. 1871 Ziphius aresques Gray Suppl. Cat. seals and Whales Brit. Mus.: 98 en sinónimo. 1871 Ziphius decavirostris Gray Suppl. Cat. Seals and Whales Brit. Mus.: 98 en sinónimo, = 68 = 1872 Epiodon Heraultii Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (4), 10:469. Basado en Ziphius de Aresquies dibujado por Van Beneden y Gervais. 1873 Epiodon chathamiensis Hector Ann. Mag. Nat. Hist. 4(11):105. Lo- calidad típica Isla Chatham, Nueva Zelandia. 1875 Ziphius Savii Richiardi Arch. per la Zool. (2)3 Pl. 7-8. Localidad típica: Costa de Liguria cerca de Pisa. 1876 Ziphius nova-zelandiae Haast Proc. Zool. Soc. London: 466. Localidad típica: Lyttleton Harbor, Península Banks, Nueva Zelandia. 1883 Ziphius grebnitzkii Stejneger Proc. U. S, Nat. Mus. 6:77. Localidad típica: Isla Komandorsky, Siberia Oriental, Mar de Behring. La ballena de Cuvier como suele llamarse al Ziphius cavirostris, fue cono- cido inicialmente por un cráneo fosilizado proveniente de un depósito francés situado en Bocas del Ródano, en las cercanías de Fos y la boca del Galegeon. Fuera de los caracteres genéricos llama la atención el pequeño tamaño de las pectorales, la caudal semilunar bastante extendida. Color gris oscuro, a veces casi negro por encima y gris más claro o aun blanquizco por debajo. A veces la cabeza y parte anterior del dorso claras casi blancas, otras veces maculados de blanco en la espalda o con manchas oscuras abdominales. Algunos animales poseen tonos parduzcos o castaños. Este animal es propio de los mares templados. Existe en las costas chilenas, según Oliver-Schneider en la actualidad es visitante ocasional de la costa de Concepción, antes era más abundante y aparecía en nuestras aguas litorales a fines del verano. Sus hábitos alimenticios son de naturaleza teutofaga. Género Nodus Wagler 1828 Aodon Lesson Compl. oeuvr. Buffon Cet.: 155, 440 PL'S “Eig. L Preocupado por Aodon Lacépéde, Piscis. 1789. 1830 Nodus Wagler Nat. Syst. Amphib.: 34 (muevo nombre para Aodon Lesson). Especie típica: Delphinus edentulus Schreiber. 1846 Micropterus Wagner (in Schreber) Sáugethiere 7:281, 352 (preocupado por Micropterus Lacépede 1802, Piscis). 1849 Micropteron Eschricht Konigl. Dansk. Vidensk. Selsk. Skrift. (5)1:97. Especie típica: Delphinus micropterus por tautonomía. 1850 Dioplodon Gervais Ann. Sc. Nat. Paris (3)14:16 (líneas 19-20). Especie típica: Delphinus densirostris Blainville. 1850 Mesoplodon Gervais Ann. Sc. Nat. Paris (3) Zool, 14:16. Especie típica: Delphinus Sowerbiensis Blainville. 1851 Mesodiodon Duvernoy Ann. Sc. Nat. Paris (3) Zool. 15:41. Especie típica Mesodiodon Sowerbyi: Duvernoy. 1866 Msiodon Gray Cat. Sals and whales: 349 (error por Mesodiodon). Es 1866 Dolichodon Gray Cat. Seals and whales Brit. Mus.: 353. Especie típica: Ziphius layardii Gray. 1871 Callidon Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (4)7:368. Especie típica: Meso- plodon. Giintheri Kreftt. 1871 Neoziphius Gray Suppl. Cat. Seals and whales Brit. Mus.: 101. Especie típica: Neoziphius europaeus Gervais. 1876 Oulodon von Haast Proc. Zool, Soc. London: 457. Especie típica: Mesoplodon grayi Haast por monotipia. El presente género ha figurado en la literatura bajo el sinónimo de Mesoplodon que no tiene ninguna condición prioritaria. El primer nombre válido es Nodus que incorrectamente la literatura (Ellerman y Morrison-Scott, 1951) atribuyó a un sinónimo de Ayperodon, como lo ha probado Hershko- vitz, además de Nodus otros sinónimos como Micropteron y Dioplodon son prioritarios. Se ha invocado para el uso de Mesoplodon la condición de “nomen oblitum” especialmente por los adherentes al artículo 23(b) del Có- digo Internacional de Nomenclatura Zoológica, como en el momento en que Hershkovitz escribía vindicando la prioridad de Nodus esta regla mantenía su poder, sin embargo como ha sido supendida parece conveniente volver a la primera designación que “es la única para mantener la estabilidad taxo- nómica”. Odontocetos con grandes reducciones dentarias cuyos tamaños oscilan entre cinco a seis metros, distribuidos en los diferentes mares y numerosas especies fósiles en los depósitos pliocénicos. El extremo de la cabeza aparece conformado como un pico largo sub-cilíndrico, con la mandíbula más gruesa y prolongada que la parte superior, la boca muy hendida que alcanza hasta el nivel de los ojos. El estudio del cráneo revela un rostrum notablemente largo, estrecho puntiagudo semejante al pico de los pájaros, la mandíbula es aun más prolongada, Dientes superiores rudimentarios o totalmente ausentes, los mandibulares un par situado bastante atrás de la sinfisis mandibular. Presentan una corona pequeña, la raíz en cambio es grande y fuertemente comprimida. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Atlántico Oriental (Noruega, Inglaterra, Mediterráneo, Costa de Sudáfrica), Atlántico Occidental (Canadá hasta Tri- nidad). Costa Argentina hasta Chubut, incluso las islas Malvinas. Pacífico Oriental desde el mar de Bering hasta California por el morte y Chile por el sur. Pacífico Occidental desde Japón, Australia, Nueva Zelandia y Océano Indico. Se conocen diez especies de las cuales una alcanza en su distribución las aguas del territorio chileno. Otra de las especies Nodus layardi ha sido descrita del Pacífico Sur y del Océano Indico, desde Australia a Nueva Zelandia, incluso en el área de las pq. Falkland y el Cabo de Buena Esperanza, sin embargo a pesar que su distri- bución fuerza a suponer que pudiera alcanzar las aguas del cono sur no tenemos hasta el momento evidencia alguna de su distribución por las costas chilenas por lo cual debemos dejar como posibilidad futura que este animal pudiera colectarse en nuestro litoral. En Chile solamente se ha encontrado a Nodus grayi cuya distribución es muy similar a layard:. Nodus gray: (Haast) nov. comb. Fig. 16 1876 Mesoplodon Grayi Haast, Proc. Zool. Soc. London: 9, 457. Localidad típica: Saltwater Creek 30 millas al norte de la península de Banks. 1878 Mesoplodon haasti Flower Proc. Zool. Soc. London 1877:684. Locali- dad típica: Nueva Zelandia. 1878 Mesoplodon australis Flower Trans. Zool. Soc. London 10:417, 419 Pl. 71, Fig. 1 p. 72. Localidad típica: Nueva Zelandia. La presente especie encontrada en territorio chileno muestra los mismos rasgos de la descripción genérica, pero presenta 17 a 19 dientes pequeños en la maxila superior de cada lado, mide alrededor de diez metros de longitud, presentando un color negro dorsal y un contorno notablemente fusiforme. - Superfamilia + Squalodontoidea Simpson 1945 La presente agrupación reúne cetáceos que vivieron desde el eoceno hasta el mioceno. Comprende dos familias, de distribución cronológica y geográfica aparentemente distinta. Una de las familias, Agorophiidae se de- senvolvió desde el eoceno hasta el mioceno inferior de norteamérica. Algunos de sus géneros fueron contemporáneos con los delfines y los fiseteridos. Se piensa que alguno de sus géneros fueron los antepasados de los squalodontes del mioceno superior. La otra familia, Squalodontidae, es propia del hemisferio sur. Familia + Squalodontidae Brandt 1873 La telescopagia de los huesos craneales es casi completa. Los maxilares son alargados, los dientes en la mayoría de los géneros recuerdan a los escualos y existe gran tendencia a la homodontia. En los grupos más primitivos se conserva la heterodoncia. Los miembros de esta familia se han agrupado en géneros como Prosqualodon, Neosqualodon, Squalodon, este último ha sido mencionado por Oliver Schneider para el. territorio de Chile. — Género + Squalodon Grateloup 1840 + Squalodon Grateloup Act. Acad. Roy. Scien. Bordeaux 2:208, Especie típica: Squalodon bariensis Grateloup. Este género se encontraba extendido por América del Norte y Sur. Eran cetáceos voluminosos de gran tamaño, con rostrum prolongado con dientes fuertes y poderosos. Existe cierta probabilidad de que su comportamiento haya sido más o menos equivalente al que desempeñan las actuales orcas, + Squalodon sp. (ref.) Oliver Schneider 19352 i Squalodon sp. Oliver Schneider Rev. Chil. Hist. Nat. 39:304. Con interrogativo atribuye los restos de un fósil encontrado en la He- rradura de Coquimbo y que fue motivo de diversas discusiones en 1903, Oliver Schneider sostiene lo siguiente: Hasta ahora lo considerábamos un delfínido, pero un examen de dibujos y sobre todo la descripción de sus restos que debemos a la distinguida profesora Srta, Filomena Ramírez, me dan la certidumbre de que se trata de una especie de Squalodon”., La referencia del trabajo de la Srta. Ramírez es de una revista muy escasa, El Educador, de enero de 1904, Los huesos que se hallaron eran bien definidos y correspondían a trece vértebras y a cinco costillas muy angostas (fide Oliver Schneider 1926) fueron descubiertos por don Alfonso Larenas (1903) y dieron motivo a la publi- cación de la profesora Ramírez. Sub-Orden MYSTICETOS Flower 1864 Maxilar con una placa orbitaria; proceso ascendente maxilar no sobre- pasa el proceso supraorbitario. Caja craneana telescópica sobre todo poste- riormente; los huesos forman la pared de los conductos nasales conservando sus relaciones normales. Cara simétrica. Un etmoturbinal. Región basal del mesetmoide cubierta por los huesos nasales y por la porción mediana de los frontales. Dientes presentes en gran número en los embriones, pero ausentes en los adultos, en los que se establecen láminas córneas que forman el apa- rato filtrante. Narinas diferenciadas. Sinfisis mandibular ligamentosa. Ciego intestinal presente, hembras provistas de periné. Los misticetos representan a las ballenas con barbas, que son los mamíferos más voluminosos a la vez que los más grandes animales de todos los tiempos. Los tamaños pueden llegar en longitud a los treinta metros y en peso hasta las 130 toneladas. El suborden se encuentra dividido en las familias Eschrichtiidae, Balaenop- teridae, Balaenidae y Cetotheridae (esta última fosilizada del Mioceno). En a, AT las aguas chilenas se encuentran representadas las familias Balaenopteridae y Balaenidae. Familia Balaenopteridae Gray 1864 Los miembros de esta familia son conocidos como rorcuales o ballena de aleta (fin whales) nombre que les viene del desarrollo de la aleta que se encuentra ausente en las otras familias; presentan bajo la superficie del cuello y región pectoral uma serie de surcos o pliegues. Son los cetáceos más grandes y salvo una sola especie, las otras dos son de extensión uni- versal, teniendo gran importancia comercial. Las vértebras cervicales se man- tienen independientes. Llama la atención en el cráneo su ensanchamiento y aplastamiento. Los bordes de la maxila superior están fuertemente adosados y paralelos por sus relaciones al labio inferior. La lengua blanda parece jugar un papel muy importante en la alimentación de las ballenas rorcuales. Cuando el animal abre la boca los músculos que se in- sertan en los surcos gulares quedan en reposo dejando una amplia cavidad por debajo de la superficie bucal en la cual penetra el agua. Después la boca se cierra, la lengua se solevanta en tanto que los músculos se contraen, el agua es entonces expulsada a través de las barbas dejando aprisionada entre las cerdas los organismos planctónicos capturados. Se conocen tres géneros actuales y siete géneros fósiles extendidos desde el Mioceno hasta el Plioceno. Género Balaenoptera Lacépede 1804 Balaeno ptera Lacépede Hist. Nat. Cetacées: xxxvi, 114, Especie típica: Balaenoptera gibbar Lacépede, por designación original y mono- tipia. 1806 Phylasus Dumeril Zool. Analytique: 28. Especie típica: Balaena phy- salus Linnaeus. 1815 Catoptera Rafinesque Analyse de la Nature: 219. Nuevo nombre para Balaenoptera Lacépede. 1815 Cetoptera Rafinesque Analyse de la Nature: 61. Enmendación de Catoptera Rafinesque. 1821 Physalus Gray London Medical Repository, 15:310. Especie típica: Balaena physalus (preocupado por Physalus, Lacépede). 1821 Boops Gray London Medical Repository 15:310. Especie típica Ba- laena boops Linnaeus. 1822 Physalus Fleming Philosophy of Zoology 2:206. Especie típica Balaena physalus Linnaeus. 1830 Mosticetus Wagler Nat. Sys. Amph.: 33. Especie típica no aclarada. 1831 Rorqual Voigt (in Cuvier) Das Tierreich 1:342. Especie típica (der pd Br 1836 1842 1849 1849 1864 1864 1865 1866 1866 1866 1866 1867 1868 1874 1874 1900 rorquel = Balaena physalus Linnaeus) por tautonomía virtual. Rorqualus Cuvier Hist. Nat. Cetac.: 303. Especie típica: Rorqualus musculus (tautonomía virtual, con el mombre vulgar “rorcual”), Ptychocetus Gloger Hand und Hilfabuch Naturgesch. l:xxxiw, 174. Especie típica: Balaenoptera musculus. - Pterobalaena Eschricht K. Danske Vidensk, Selsk. Skrift. Nat. Math. Afd. (5) 1:108. Especie típica: “El finhval del mar del norte” = Balaena physalus. Ogmobalaena Eschricht K. Danske Skrift. Nat. Math. Afd. (5) 1:108. Especie típica: “furehvaler eller Rórhvaler” = Balaena physalus Linnaeus. Benedenia Gray Proc. Zool. Soc. London: 211. Especie típica: Bene- denia knoxi. Sibbaldus Gray Proc. Zool. Soc. London: 222. Especie típica = Ba- laena musculus Linnaeus. Sibbaldius Flower 1865 Proc. Zool. Soc. London 1864:392. Especie típica: Sibbaldius laticeps Gray. Cuvierius Gray Cat. seals and Whales: 114, Especie típica: Cuvierius latirostris Flower. Rudolphius Gray Cat. seals. whales: 382, Especie típica: Sibbaldius laticeps Gray. Fabricia Gray Cat. seals and Whales: 382. Especie típica Balaeno ptera rostrata Fabricius. Swinhoia Gray, Cat. Seals, Whales: 382, Especie típica: Balaenoptera swinhoet Gray. Flowerius Lilljeborg Nov. Act. Reg. Soc. Sc. Uppsala (3), 6:6, 11. Es- pecie típica: Flowerius gigas Eschricht. Agaphelus Cope Proc. Acad. Nat, Sc. Phil. 20:159, Especie típica: Agaphelus glaucus Cope. Stenobalaena Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (4) 14:305. Especie típica: Stenobalaena xanthogaster Gray. Dactylaena Gray Ann. Mag. Nat. Hist, (4) 13:449. Especie típica: Balaenoptera Huttoni Gray. Eubalaenoptera Aclogue Faune de France 1 (Mamif.):83, Especie tÍ- pica: no establecida. Ballenas de gran tamaño con cuerpo alargado, grácil, garganta plegada, aleta dorsal falciforme, cabeza munca mayor que un cuarto de la longitud total. Pectorales delgadas y estrechas no mayores que un séptimo de la lon- gitud del animal. Cabeza muy aplanada por encima como embutida en la mandíbula, Boca grande rasgada hasta por debajo de los ojos. A la mitad a de la distancia entre pectorales y ojo se encuentra la abertura auditiva. A cada lado de la boca se disponen seriadamente las barbas, que tienen aspecto de. un cepillo largo, con láminas estrechamente apretadas entre una y otra, provistas de un fleco de filamentos cortos. Las hembras poseen un par de mamas abdominales que cuando no funcionan se encuentran cubiertas por un repliegue cutáneo. Los rorcuales como habitualmente se les llama viven en alta mar o a veces en las proximidades de las costas siempre que ellas sean solitarias. En las regiones polares se colocan bajo los bancos de hielo y presionando desde la profundidad los rompen para salir a respirar, también entran en estuarios o son capaces de cruzar estrechos notablemente angostos. Son nadadores muy veloces y cuando perciben un peligro se hunden con gran rapidez. Un rasgo muy interesante en las ballenas en general y en los rorcuales en especial es su respiración que se ve desde distancia. En efecto la ballena se acerca a la superficie colocando sus espiráculos afuera expul- sando violentamente el gas de los pulmones para aspirar aire limpio. La expulsión del aire pulmonar es sonora como una caldera, los gases son pro- yectados como columna de vapor que sube hasta cierta altura y se abre en surtidor que se desvanece en el aire, exactamente igual al fenómeno de una persona que respira en una atmósfera fría. Esto es lo que ha creado el mito de los chorros de agua de las ballenas, a las cuales muchas veces las repre- senta con hermosos surtidores sobre la cabeza. La altura del cúmulo de vapor es variable, lo que está en relación con la corpulencia de la especie, en las más grandes alcanza hasta quince metros. Fue el geógrafo y marino español Antonio de Ulloa quien señaló el mal olor que acompañó la respiración de estos cetáceos, que hoy se sabe es debido a la volatización de sales orgánicas fétidas. La alimentación de los rorcuales la constituyen los crustáceos que abundan extraordinariamente en el mar formando parte del plancton. Los rorcuales consumen especialmente lo que habitualmente los balleneros de Noruega llaman krill formado por numerosos crustáceos como eufásidos, calanos, etc. A veces devoran peces pequeños cuando están en cardúmenes estos quedan apresados en las gigantescas fauces, mientras el agua escurre entre las barbas oprimida por la lengua sobre el paladar. Las hembras dan una sola cría, no son raros los gemelos, a veces se han encontrado hembras preñadas con más de dos crías. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Se distribuyen en ambos círculos polares, ello porque pueden migrar de un polo al otro como incluso de un océano al otro. Muchos piensan que la reproducción se realiza en áreas próximas al Ecuador. Se conocen cinco especies de las cuales cuatro son conocidas de aguas chilenas. A 77 JN CLAVE DE ESPECIES l.—- Tamaño mayor que once metros. Aletas pectorales sin bandas Cars dd IA ZRII AA (2 Tamaño menor que once metros. Aletas pectorales con bandas blancas A A A AO A. AA acutorostrata 2.— Aleta dorsal alta (50 o más cm.) falciforme, implantada en el comienzo del tercio posterior del culérpe! diaria dile borealis Aleta dorsal no alta mi falciforme, implantada en el comienzo del CUareó ¡posterior CENTUETPO ¿incl ile dl di idi (3) 3.— Tamaño inferior a 25 metros. Pectorales equivalentes a un séptimo de la longitud total. Dorsal escotada con vértice redondeado. Dorso MEET COM VIENE BIANCO ATI liinda TA physalus Tamaño superior a 25 metros. Pectorales equivalen a un décimo de la longitud total. Dorsal isocélica triangular. Dorso azul plomizo más Caro vEntralMénte USA AA ANAIS di A musculus 1780 1804 1837 1837 1845 1849 1849 1850 1862 1862 1867 1872 Balaenoptera acutorostrata Lacépede Fig. 27 Balaena rostrata Fabricius Fauna Goenland.: 40 (preocupado por Balaena rostrata Múller 1776). Balaenoptera acuto-rostrata Lacépede Hist. Nat. Cetac. xxxvii, 134 Pl. 4, Fig. 2, Pl. 8. Localidad típica: Cherbourg, Francia. Balaena minima Rapp, Die Cetac.: 52 (nuevo nombre). Rorqualus Minor Hamilton Jardine's Natur. Libr. Maman. Whales (6):142, Pl. 7. Localidad típica: Firth of Forth. Escocia. Balaenoptera Eschrichtii Rasch, Nyt. Magaz. Naturvid. 4:123. Locali- dad típica: Suecia. Pterobalaena minor groenlandica Eschricht, Kongl. Dansk. Vidensk. Selsk. Skrift. 1:109. Localidad típica: Groenlandia, Pterobalaena minor bergensis Eschricht Kongl. Dansk, Vidensk. Selsk. Skn. 1:109, Localidad típica: Bergen, Noruega. Balaenoptera microcephala Gray Cat. Mam. Brit. Mus, Cetac.: 32, Pterobalaena nana pentadactyla Barkow Das Leben der Walle:5, 17 (localidad típica desconocida, animal compuesto de dos especies basado en huesos). Pterobalaena nana tetradactyla Barkow Das Leben der Walle: 17 (nuevo nombre). Balaenoptera bonaeriensis Burmeister Actas Soc. Paleo. B. Aires: xxiv.. Localidad típica: cerca de Bergrano, Buenos Aires. Balaenoptera Davidsoni Scammon Proc. Calif. Acad. Sc. 4:269. e 1874 Balaenoptera Huttoni Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (4), 13:448 Pl. 18. Localidad típica: Bahía Otago head, Nueva Zelandia. 1877 Sibbaldius mondinii Capellini Mem. Accad. Sci. Inst. Bologna. (3)7: 423. Localidad típica Mar Adriático. 1905 Balaenoptera Racovitzai Lahille Rev. Jard. Zool. Buenos Aires: 74. Localidad típica: Antártica. Nombres vulgares: rorcual menor; ballena enana; minkehval; vaahval; minke whale. Los balleneros de habla española lo llaman a veces “ballenato” lo que es impropio porque bajo ese nombre se designan a las ballenas juveniles y a las crías. El presente animal mide como máximo 10 metros los machos y 9 las hembras. La dorsal es alta, cóncava por detrás con punta aguda ter- minal, ubicada en el tercio posterior. Es pizarra oscuro en el dorso para hacerse blanco inferiormente, lo mismo que la caudal y pectorales. Los pecto- rales presentan una franja blanca que raramente falta. Los surcos de la parte inferior del cuerpo son rojizo naranja. Las barbas son alrededor de 325 de una longitud cercana a los veinticinco centímetros de color amarillento pálido. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Atlántico Norte y Artico desde Spitzbergen a Bahía de Baffin, el Mediterráneo, Mar Negro y Florida. En el Atlántico sur Cabo de Buena Esperanza, Río de la Plata y hasta los hielos antárticos. Pa- cífico Norte desde las aguas siberianas, Bering a Baja California, mar del Japón y mar Amarillo en el oeste; en el Pacífico sur desde Australia Nueva Zelandia a Chile. Océano Indico desde el sur de Africa a la Bahía de Bengala y Java. Balaenoptera borealis Lesson Fig. 26 1828 Balaenoptera borealis Lesson Compl. oeuvres Buffon... Cet.: 342. Localidad típica: Atlántico Norte, Holstein (Schleswig-Holstein). 1841 Balaenoptera arctica Temminck Fauna Japonica Mamm.: 26. Lo- calidad típica: Costa de Kii, Japón. 1846 Balaenoptera laticeps Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1 (Mamm): 20 nuevo nombre). 1846 Balaenoptera Iwasi Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1 (Mamam.):20. 1864 Sibbaldus Schlegelii Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (3), 14:352. Localidad típica: Costa noroccidental de Java. 1870 Balaenoptera alba Giglioli Faun. Vert. Nell'Oceano, Viag. Magenta: 74. Localidad típica: Mar de Java. Nombres vulgares: Rorcual de Rudolphi, sheival, Sei whale, sejval. Es una ballena de 16 a 17 metros de longitud. Aletas pectorales cortas, dorsal puntiaguda bastante anterior, situada en la parte más delantera del cs UN último tercio. Color negro azulado, más claro en los costados y blanco infe- riormente. En la garganta tiene tonos rosados en los surcos, vientre de tono marfileño. Láminas de las barbas estrechas, negras con listas amarillas. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Muy abundante en la Antártica donde constituye uno de los grandes consumidores de krill, es frecuente en las costas de Chile, Argentina y Perú. Sin embargo es completamente cosmopolita y una de las especies más aficionadas a realizar migraciones, de allí que se le en- cuentre en cualquier lugar del océano. El ejemplar descrito por Giglioli como B. alba fue observado en el mar y corresponde a un albino. Balaenoptera musculus (Linnaeus) Fig. 29 Balaena Musculus Linnaeus Syst. Nat. Ed. 10, 1:76. Localidad típica no establecida. Balaenoptera jubartes Lacépeéde Hist. Nat. Cet.: xxxvii, 120 Pl. 4. Localidad típica: Mares de Groenlandia, Balaenoptera rorqual Dewhurst Mag. Nat. Hist. 5:214. Localidad típica: Ostende, Belgica. Physalus Sibbaldii Gray, Proc. Zool. Soc. London: 92, Localidad típica: Costa de Yorkshire, Mar del Norte. Balaenoptera gigas Reinhardt (in Rink) Grónland geogr... 1(2):10. Localidad típica: Mares de Groenlandia. Rorqualus major Knox Trans. New. Zealand. Inst. (1869) 2:21, 23 Pl. 2a, Fig. 1 (nuevo nombre). Balaenoptera indica Blyth Journ. Asiat. Soc. Bengal. 28:488, Localidad típica: Sordip, Bahía de Bengala. India. Sibbaldius antarcticus Burmeister Proc. Zool. Soc. London: 713 Fig. 1 (escápula). Localidad típica: Samboramban, Buenos Aires. Ar- gentina. Sibbaldius sulfureus Cope Proc. Acad. Nat. Sc. Phil: 20 Fig. 11. Localidad típica: Costa Noratlántica de Estados Unidos. Balaeno ptera intermedia Burmeister Bol. Mus. Publ. Buenos Aires: 7. Localidad típica: Boca Río Luján, Buenos Aires. Balaeno ptera Carolinae Malm, Nagra blad on Hvaldjur i Allm...:10, Localidad típica: Suecia. Pterobalaena gryphus Munter Mitt, Naturw. Ver. von Neu Vorpom. u Riigen 9:54. Localidad típica: Costa de Pomerania, Mar Báltico. Balaenoptera miramaris Lahille Rev. Mus. La Plata 9:79 Pl. 1,2,11, Localidad típica: Miramar, Buenos Aires, au, PUES Tid. 55(11):310. Localidad típica: Islas Crozet y Kerguelen, Océano Indico Austral. Nombres vulgares: Ballena azul, rorcual, Alfahuara, Blue Whale, blaahval. El rorcual gigante es el más grande de los animales que han existido en todos los tiempos. Su tamaño alcanza generalmente los veintisiete metros, pero se conoce un ejemplar récord que alcanzó a los treinta y un y medio metros. Las aletas pectorales son ligeramente mayores que un séptimo de la longitud total. La dorsal está ubicada en la iniciación del último cuarto del cuerpo, es muy pequeña, triangular con la extremidad proyectada hacia atrás. La caudal recuerda un triángulo isocélico cuya base equivale a tres veces la altura. Los pliegues gulares numerosos, sesenta a cien. Color grisáceo azulado algo plúmbeo, en algunos individuos bastante pálido, pero siempre el dorso es más obscuro que el vientre que suele ser muy pálido. A veces presentan manchas claras en los costados, a veces las pectorales o la caudal muestra un reborde blanco. Existen alrededor de unas 370 láminas que forman las barbas, las láminas son de color negro azulado y las láminas mayores llegan a medir un metro de longitud. Recientemente Ichihara (1966) ha insistido en el reconocimiento de una forma distribuida en las islas Kerguelen y Crozet, la que identifica con Ba- laenoptera musculus brevicauda, Zemsky y Boronin, 1964. Los datos mostrados parecen corroborar la presencia de una forma de rorcual que difiere en varios rasgos de su morfología, datos merísticos, etc., de la ballena azul. Esta forma se encuentra en la parte sur del océano Indico y realiza migraciones a las zo- nas antárticas vecinas, igualmente migra después a áreas tropicales cercanas a Australia. Señala además que esta población no tiene formas intermedias con el gran rorcual, y que en determinadas épocas del año los grandes ror- cuales llegan a la zona de su distribución. Curiosamente Ichihara lo considera una subespecie, lo que no parece compadecerse con los hechos que señala. Ciertamente que existen muchas preguntas que contestar incluso la fuerte probabilidad que se tratara de especies distintas, es posible que pueda corres- ponder con indica Blyth. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Artico, Atlántico, Pacífico e Indico, en el hemisferio sur alcanza hasta el casquete polar antártico. En la costa chilena ha sido capturada en diversas áreas, Balaenoptera physalus (Linnaeus) Fig. 25 1758 Balaena Physalus Linmaeus Syst. Naturae Edit. 10, 1:75. Localidad típica: Océano Europeo. 1758 Balaena Boops Linnaeus Syst. Naturae Edit. 10, 1:76. Localidad tí- co Balaena major Kerr Animal Kingdom: 357. Localidad típica: Mares árticos. Balaenoptera gibbar Lacépede Hist. Nat. Cetacées xxxvii, 126. Lo- calidad típica: Mares Árticos. Balaenoptera rorqual Lacépede Hist. Nat. Cetacées xxxvii, 126. Lo- calidad típica: Mares de Escocia. Balaena sulcata Neill Mem. Wern. Nat, Hist. Soc. 1:212. Localidad típica: Escocia. Physalus verus Billberg Synop. faun. scand.: 41 (nuevo nombre). Balaenoptera mediterraneensis Lesson Compl. oeuvr. Buffon. .: 442, 361. Localidad típica: Isla Santa Margarita, Francia. Physalis vulgaris Flemming Hist. Brit. Anim.: 32 (nuevo nombre). Balaena antiquorum Fischer Synop. Mammal.: 525. Localidad típica: Mar Mediterráneo. Balaena Quoyi Fischer Syn. Mammal.: 526. Localidad típica: Islas Malvinas. Balaenoptera Aragous Farines y Carcassone Mem. sur u. Cetac.: 1-27 Pl. Localidad típica Saint Cyprien, Pirineos Orientales, Mediterráneo. Balaenoptera tenuirostris Sweeting Mag. Nat. Hist. 4:343. Localidad típica: Playa de Charmouth, Inglaterra. Balaena (Balaenoptera) Tschudii Reichenbach Vollst, Naturg. in Auss, Saugth. 1:33. Localidad típica: Costa de Miraflores, Lima, Perú. Balaenoptera brasiliensis Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:51. Localidad típica: Bahia, Brasil. Physalus Duguidii Heddle Proc. Zool. Soc. London: 187 Pl. 45. Lo- calidad típica: Escocia. Pterobalaena gigantea Van Beneden Bull. Acad. Roy. Sc. Let. B-A. Belg. 26, (2), 1:390. Localidad típica: Isla Vlieland. Benedenia knoxti Gray Proc. Zool. Soc. London: 212 Figs. 8, 8a, 8b. Localidad típica: Costa de Gales del Norte, Mar del Norte. Balaenoptera patachonicus Burmeister Proc. Zool. Soc. London: 190 Fig. 1-11. Localidad típica: Río de la Plata, Argentina. Balaenoptera swinhoi Gray Proc. Zool. Soc. London: 725 figs. 1-6. Localidad típica: Formosa. Swimhoia chinensis Gray Synop. Whal. dolphins.: 3 (nuevo nombre). Balaenoptera velifera Cope Proc. Acad. Nat. Sc. Philad.: 16 Fig. 9, 10. Localidad típica: costa de Oregon. Sibbaldius tuberosus Cope Proc. Acad. Nat, Sc, Philad.: 16. Localidad típica: Costa norteamericana oriental. Sibbaldius tectirostris Cope Proc. Acad. Nat. Sc. Phil.: 17, Localidad q típica: Bahía Sinepuxent, Maryland Peninsula. 1874 Stenobalaena xanthogaster Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (4)14:305. Lo- calidad típica: Puerto Undervood. Nueva Zelandia. 1879 Balaenoptera blythi Anderson Anatom. Zool. Resear. exp. west. Yunnan.:563. Localidad típica: India. 1901 Balaenoptera copei Elliot Field. Columb. Mus. Zool. Ser. 2:13. Lo: calidad típica: Islas Shumagen, Alaska. 1957 Balaenopteris guibusdam Tomilin Mam. east. Eur. north. Asia 9:93. 1957 Balaena antipodarum Tomilin (error por antiquorum Fischer) Mam. cast. Eur. .. USO 1957 Dubertus rhodinsulensis Tomilin Mam. east. Eur. ... 9:131. Nombres vulgares: Fin whale, Finback, Finhval, rorcual común, ballena de aleta. Su tamaño es menor que la ballena azul o rorcual mayor, su tamaño má- ximo conocido parecen demostrar que no logra sobrepasar los veinticuatro y medio metros de longitud. Los machos son ligeramente menores que las hem- bras. Las pectorales o remeras son muy pequeñas no sobrepasando un décimo de la longitud total. La dorsal es bastante baja, escotada y con la punta re- dondeada, dispuesta en el último cuarto corporal. Dorsalmente negra a veces algo sepia en algunos ejemplares, el vientre siempre blanco. Las pectorales y la caudal inferiormente blancas. Fondo de los surcos gulares de tonos rosados, en algunos ejemplares negruzco. Barbas formadas por 300 a 450 láminas más estrechas que en el gran rorcual y bicolores. Externamente las láminas son negras pero en parte también son blancas dando un notable contraste. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Distribución cosmopolita, en aguas chilenas a lo largo de la costa, en Tierra del Fuego, territorio Antártico. Es la especie más frecuente en todos los mares; naturalmente de las especies que se capturan es la más numerosa. En el período de invierno migran hacia la zona tórrida especialmente hacia el Brasil o hacia el Perú. Es un animal de movimientos muy ágiles y veloces siendo prácticamente imposible su captura sin la in- tervención del arpón con granada. El mombre rorcual viene del noruego rorhval, que alude a sus arrugas o pliegues. t Balaenoptera sp. 1935 - + Balaenoptera sp. (ref.) Oliver Schneider, Rev. Chil. His. Nat. 36:303, Transmito la opinión de Oliver Schneider “debo referir provisoriamente a este género todavía viviente, los restos de cetáceos en el Corte de la Ballena, cercano a la estación de Colico (Ferrocarril a Curanilahue); los hallados en la Albarrada, departamento de Arauco y finalmente los huesos encontrados por el geólogo Prof. Miguel Machado, en la Isla Mocha, en 1903, en los terraplenes del caletón de la Fragata y los recogidos por mí, en el mismo sitio, durante e a nuestra expedición a la isla en 1933 y que guardamos en el Museo de Con- cepción”. Desde esta referencia no existen nuevas informaciones acerca de este material y de su posible asignación, de modo que simplemente transcribo la información por cuanto no he podido ver estos materiales. Género * Plesiocetus Van Beneden 1859 t Plesiocetus Van Beneden Bull. Acad. Sci. Belgique (2)8:139. Especie típica Plesiocetus garopii Van Beneden. El presente género es propio del Mioceno inferior y se caracteriza por cráneo simétrico alargado; huesos nasales muy desarrollados recubren parte del supraoccipital, los parietales y el frontal, timpánico alargado ovalado deprimido en el borde inferior. Huesos rostrales poco penetrantes entre los frontales; apófisis cigomática de los escamosos extremadamente abierta. Con- dilos mandibulares discretamente curvados. DISTRIBUCION CRONOLOGICA. Mioceno inferior a Plioceno inferior. t Plesiocetus sp. (ref.) Oliver Schneider 1935 tPlesiocetus sp. Oliver Schneider Rev. Chilena Hist. Nat. 36:303, En su relación sobre los mamíferos fósiles de Chile, Oliver Schneider, escribe “el estudio de los restos de cetáceos procedente de la Boca del Río Rapel y obtenidos en 1894 que se conservan en el Museo de Santiago, me han sugerido la idea que se trata de un cetotherideo del género Plesiocetus”. En realidad si realmente estos restos corresponden a Plesiocetus como suponía el profesor Oliver, en ningún caso pueden ser asignados a la familia Ceto- theridae, ya que ésta no incluye al género Plesiocetus que en verdad es una ballena miocénica asignable a la Familia Balaenopteridae. Del territorio del Chubut se conoce una especie asignada al mioceno inferior Plesiocetus dyticus, se encuentran señalados materiales más recientes del plioceno superior. Género Megaptera Gray 1846 Megaptera Gray Ann. Mag. Hist. (1)17:83. Especie típica: Megaptera longipinna Gray. 1846 Megapteron Gray Zool. Voy. Erebus Terror. Especie típica: Megap- teron longimana. 1846 Perqualus Gray Zool. Voy. Erebus and Terror Pl. 32. Especie típica: Balaenoptera boops Fabricius. 1849 Kyphobalaena Eschricht K. Dansk. Vidensk. Selsk. Skrift. Nat. Math, SS E Afd. (5), 1:108. Especie típica Kyphobalaena boops Fabricius. 1864 Poescopia Gray. Proc. Zool. Soc. London: 207. Especie típica: Ba- laena lalandii Fischer. : 1871 Poeskopia Gervais Nouv. Arch. Mus. Hist. Nat. Paris 7:88 (enmen- dación). 1873 Cyphobalaena Marschall Nom. Zool. Mamm.: 5 (enmendación). 1957 Megapterina Tomilin Mam. of east. Europ... 9:274. La cabeza ocupa un tercio de la longitud total, cuerpo corto muy grueso anteriormente fuertemente estrechado hacia atrás. Una quilla ondulada sobre el dorso reemplaza a la aleta dorsal. Remeras equivalen a un tercio de la longitud. Surcos gulares de disposición menos regular y se extienden sobre el vientre hasta la región umbilical. Se conocen varias especies fosilizadas del pleistoceno y plioceno. Una sola especie existe en la actualidad. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: “Todos los mares desde el Artico al An- tártico. Megaptera novaeangliae (Borowski) Fig. 28 1780 Balaena boops Fabricius Fauna Groenlandica: 36(nec Linnaeus 1758). Localidad típica: Groenlandia. 1781 Balaena Nova Angliae Borowski Gemeinnúz. Naturg. Thier. Berlin 2(1):21. Localidad típica: New England, Estados Unidos. 1789 Balaena nodosa Bonaterre Tabl. Encycl. Meth. Cet.: 5. Localidad típica: New England, Estados Unidos. 1828 Balaenoptera australis Lesson Complem. oeuvr. Buffon. Localidad típica: Cabo de Buena Esperanza. Sudáfrica. 1829 Balaena lalandii Fischer Syn. Mamm.: 525, Localidad típica: Cabo de Buena Esperanza. 1832 Balaena longimana Rudolphi Abh. Akad. Wiss. 1829:133 Pl. 1. Lo- calidad típica: Boca del río Elba. Alemania. 1846 Balaena longipinna Gray An. Mag. Nat. Hist. (1), 17:83 (lapsus por longimana). 1834 Balaenoptera capensis Smith South Afric. Quart. Journ. 2:130, Lo- calidad típica: Cabo de Buena Esperanza. 1836 Rorqualus antarcticus Cuvier Cetaceés: 347 Pl. 20 Fig. 2-4. 1842 Balaenoptera leucopteron Lesson Nouv. Tabl. Reg. Anim.: 202. 1846 Balaena Allamack Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:17. 1846 Megaptera americana Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:17, Lo- calidad típica: Supuestamente Islas Bermudas. 1846 Megaptera Poeskop Gray Zool. Voy. Erebus and Terror 1:17, Lo- calidad típica: Cabo de Buena Esperanza. E 1850 Megaplera huzira Gray Cat. Mamm. Brit. Mus, Cet.: 30, Localidad típica: Japón. 1853 Balaenoptera Astrolabe Pucheran Voy, Pole Sur, Astrol. Zeleé 3: e : Pl. 24, 1. Localidad típica: Mares del Sur. 1863 Balaenoptera syncondylus Miller K. Phys. Oekon. Ges. Konigs 1:38. Localidad típica: Alemania, Ostsee und die Kurische Nehrung. 1864 Megaptera novazelandiae Gray Proc. Zool. Soc. London: 207 Fig. 4. | Localidad típica: Otago, Nueva Zelandia. 1865 Megaptera osphyia Cope Proc. Acad. Nat. Sci. Phil.: 180, Localidad típica: 40 millas de Petit Menan Ligthouse, Maine, USA. 1866 Megaptera moorei Gray Cat. seals and Whales: 122, Localidad típica: Estuario río Dee, Inglaterra. 1866 Megaptera Burmeisteri Gray Cat. Seals and Whales: 129, Localidad típica: Costa de Buenos Aires, 1867 Megaptera braziliensis Cope Proc. Philad. Acad. Sc.: 32. Localidad típica: Bahía, Brasil. 1868 Kiphobalaena Keporkak Van Beneden Bull. Ac, Roy. Sc. Belg. 25:109. Localidad típica: Estrecho de Davis, Groenlandia. 1869 Megaptera versabilis Cope Proc. Acad. Nat. Sc. Phil.: 15 Fig. 5, 6 1871 Megaptera bellicosa Cope Proc. Am. Phil, Soc. 12:103 Fig. 21-28, Localidad típica: Antillas francesas, isla St. Barthelemy. 1883 Megaptera indica Gervais Comp. Rend. Ac, Sc. Paris 97: 1556. Lo- calidad típica: Golfo de Persia. 1842 Balaena gibbosa Gray (in Dieffembach) “Trav. New Zealand 2:183, Localidad típica: Nueva Zelandia. 1897 Balaena atlanticus Hurdis Nat, Hist. of Bermudas: 330, 339, Localidad típica: Bermudas. Nombres vulgares: yubarta, ambaquis, humpback, hunshval, ballena joro- bada; este último nombre es traducción del inglés. Los noruegos también la llaman knorhval que significa ballena gruñona por el ruido que hace al respirar. Fuera de sus proporciones generales que son las del género, presenta además de la quilla dorsal una ventral. Los bordes de las aletas aparecen profundamente festoneados igualmente la caudal, Por delante de la cabeza a los lados de los espiráculos se ven una serie de tubérculos prominentes que le dan un aspecto singular e inconfundible con otro cetáceo. La longitud oscila entre 10 a 12 metros e incluso hay hembras que llegan hasta los 17 metros. El color es variable, frecuentemente son negros en el dorso con la parte inferior blanco lechosa. Los surcos de tonos rosados, las aletas pectorales son blancas o maculadas de albo por encima y blancas por debajo, algunos in- no dividuos presentan manchas negras ventrales e incluso hay ejemplares melá- nicos, las barbas son negras de unos 70 cm. de longitud con el fleco pardo o amarillento. A a E : Los -megapteros como los rorcuales efectúan migraciones hacia las regiones tropicales, sin embargo su permanencia en la zona tórrida es breve y retornan al comienzo de la primavera, el verano lo pasan al sur del Cabo de Hornos. Se observa que la migración hacia el ecuador se realiza en el mes de mayo y las poblaciones se dirigen siguiendo caminos conocidos. Existen en el he- misferio sur tres rutas bien determinadas. Una sigue la costa del pacífico a lo largo de la costa chilena y peruana. Otra remonta el Atlántico por la Argen- tina y Brasil. Un tercer grupo va al Cabo de Buena Esperanza marchando por la costa occidental de Africa hasta el golfo de Guinea. En sentido inverso a fines de Octubre reaparecen las comunidades en las Shetland, Georgia del Sur, Orcadas. Una de las cosas que caracteriza a la yubarta es su comportamiento que algunos califican de festivo. Es un animal que realiza numerosos desplazamien- tos y evoluciones, así salta sobre el agua para hundirse profundamente, luego efectúa un gran torniquete para reaparecer y saltar nuevamente, es así que este comportamiento tan de los delfines resulta incomprensible para un animal de la talla del megaptero. La respiración es muy característica, se asoma, res- pira tres o cuatro veces seguidas sumergiéndose un poco entre cada dos veces, allí saca todo el extremo posterior del cuerpo lo que nunca hacen los rorcuales. La alimentación es semejante a la de los rorcuales, principalmente eufáusidos, otros microcrustáceos y peces pequeños. La reproducción ocurre en verano, generalmente paren una cría aunque mo son raros los partos dobles. Es un animal bastante inteligente que al darse cuenta de las balleneras las elude rápidamente como se ha sostenido, y su desaparición del área se debería a que sería capaz de alejarse de las zonas peligrosas. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: La misma del género, abunda en los mares polares. Familia Balaenidae Gray La familia Balaenidae reúne las ballenas propiamente tales, que si bien se parecen a los rorcuales difieren de ellos por varios caracteres externos. Desde luego el cuello, región gular y abdomen son lisos, es decir carecen de surcos O repliegues tan característicos de los balenoptéridos. El rostrum del cráneo está arqueado en relación con la disposición de. las barbas, que son muy largas, mirada lateralmente la boca aparece como cur- vada, convexa dorsalmente. La telescopagia del cráneo se produce por una proyección anterior de los huesos posteriores del cráneo. Los nasales, las prolongaciones nasales de los sui E sn premaxilares están enteramente por delante del reborde orbitario. El hocico es convexo y estrecho. Las remeras son anchas con cuatro o cinco falanges. Las cervicales se encuentran soldadas. La familia posee tres. géneros vivientes y cuatro: fósiles que se encon- traban desde el mioceno al plioceno. Género Eubalaena Gray 1864 Eubalaena Gray Proc. Zool, Soc, London: 201. Especie típica: Ba- laena australis Desmoulins por monotipia. 1864 Hunterus Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (3), 14:349. Especie típica: Hunterus temmincki Gray. 1865 Macleayius Gray Proc. Zool. Soc. London: 588, Especie típica Ma- cleayius australiensis Gray. 1866 Hunterius Gray Cat. seals and whales: 78, 98 (nombre enmendado). 1873 Macleayanus Marschall Nomen, Zool, Mam.: 8 (enmendación). 1873 Halibalaena Gray Proc. Zool. Soc. London: 140, Especie típica: Balaena britannica Gray. Cabeza más pequeña que el género tipo de la familia Balaena Linnaeus; en Eubalaena la cabeza equivale a un cuarto de la longitud total, en cambio en Balaena corresponde a un tercio. Las aletas son también menores, la línea bucal en Eubalaena es ligeramente angulada en la maxila superior mientras que en Balaena se muestra una curvatura muy neta. La aleta dorsal falta en ambos géneros. El presente género es monotípico, con una especie de amplia distribución mundial, Eubalaena glacialis (Miller) 1776 Balaena glacialis Miller Zool. Danicae prodr.: 350, Localidad típica: Cabo Norte de Noruega. La presente especie se encuentra dividida en tres razas geográficas: E. g. glacialis Hemisferio Norte en el Atlántico hasta el Golfo de Méjico y Mar Mediterráneo; E. g. japonica Lacépede Pacífico Norte Mar del Japón y de China; E. g. australis Desmoulins, habita las aguas del Hemisferio Sur desde el círculo antártico por el Atlántico hasta Río de Janeiro, por el Pacífico hasta Coquimbo, Océano Indico, Sudáfrica, Nueva Zelandia y Australia. e is Eubalaena glacialis australis (Desmoulins) Fig. 31 1822 ' Balaena australis Desmoulins Dict. Class. Hist. Nat. 2:161 (basado en la “baleine du cap” Cuvier 1823, el esqueleto existía en el - Museo de París, colectado en 1820 por De Lalande, en la Bahía de Algoa, Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica). Localidad típica: Algoa, Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica. 1828 Balaena antarctica Lesson Compl. Oeuvr. Buffon Cetacées: 391 (ba- sado en ballena del Cabo de Cuvier 1823). 1843 Balaena Antipodum Gray (in Dieffenbach) Trav. in N. Zealand 2: 183. Localidad típica: Nueva Zelandia. 1864 Hunterus Temmincki Gray Ann. Mag. Nat. History (3)14:149 (nuevo nombre). 1865 Macleayius australiensis Gray Proc. Zool. Soc. London: 589 (Fig. 1, 2. Localidad típica: Nueva Zelandia. 1866 Eubalaena capensis Gray Cat. seals and whales: 91 (nombre basado en la ballena del Cabo de Cuvier). 1874 Balaena hectori Gray An. Mag. Nat. Hist, (4)13:56. Localidad típica: Tory Channel, Nueva Zelandia. Localidad típica: Tory Channel, Nueva Zelandia. Nombres vulgares: Rigth whale, Raituel, Ballena raituel, Nordhval. Es un animal macizo, rechoncho, cabeza fuerte. La longitud alcanza frecuentemente a los diez metros aunque se conocen animales de catorce. El color es negro con manchas escasas en la región ventral. Las barbas son negras y bastante largas, llegando algunas a ciento ochenta centímetros, el ancho de veinte centímetros. Las barbas están formadas por doscientas a doscientos cincuenta láminas. Sobre el labio de esta ballena existe un rodete verrugoso que se ex- tiende desde el borde anterior hasta los espiráculos, esta formación que algunos llaman bonete o gorra se debe a la presencia de crustáceos parásitos que se instalan allí. Es un animal de movimientos pesados, menos migratorio que sus parientes los rorcuales. Su mayor abundancia es en la costa pacífica, siendo más raras en el Atlántico. Durante su actividad sale a respirar cada veinte a cuarenta minutos, luego se sumerge levantando la cola como las yubartas. La hembra cría un ballenato cada dos años. DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Hemisferio sur, Atlántico, Pacífico, terri- torio antártico. Pa Género Caperea Gray 1864 Caperea Gray Proc. Zool. Soc. London: 202. Especie ue. Balaena (Caperea) antipodarum Gray 1864. 1870 Neobalaena Gray Ann. Mag. Nat. Hist. (4):154, Especie típica: Balaena marginata Gray. El género está constituido por una sola especie viviente, caracterizada por su tamaño pequeño, ausencia de surcos, con una pequeña aleta dorsal como los balenoptéridos. Las vértebras cervicales están completamente anqui- losadas entre sí, las costillas son anchas y planas en número de diecisiete (nin- guna ballena alcanza ese número). DISTRIBUCION GEOGRAFICA: Hemisferio Sur, costa atlántica desde Bue- nos Aires a las Malvinas. Sudáfrica. Pacífico sur, costa de Chile, Nueva Zelandia, Australia, costas del Océano Indico del sur. Caperea marginata Gray Fig. 30 1846 Balaena marginata Gray Zool. Voy. Erebus and Terror Mamma.: 48 Pl. 1, Fig. 1. Localidad típica: Australia occidental, 1864 Balaena (Caperea) antipodarum Gray, Cat. seals and whales: 101 Fig. 9 (no es la especie de Gray (in Dieffenbach 1843) que es B. g. australis). La ballena pigmea, “pigmy right whale”, “dvergrettvhal”, posee un tamaño del tipo de los delfines en efecto no sobrepasa los seis metros, El cráneo tiene una situación intermedia entre los rorcuales y las ballenas propiamente tales, El color es negro en la totalidad del cuerpo. Es una especie escasa, más fre- cuente en la región australiana y neozelandesa aunque algunos ejemplares han sido registrados en la costa de Chile o en áreas del Atlántico cercano a Buenos Aires. Y Caperea simpsoni (Philippi) nov. combinación 1887 Balaena Simpsoni Philippi Fos. Ter. Cuart, Chile: 24, Localidad tí- pica: Ancud, Isla de Chiloé, 1826 Neobalaena simpsoni Oliver-Schneider Rev. Chil. Hist. Nat. 30:155. Philippi refirió al género Balaena un material osteológico recolectado por el almirante don Enrique Simpson, constituido por un occipital, dos cóndilos,, cuatro fragmentos mandibulares, seis vértebras, procedentes de Ancud. e YO Oliver-Schneider reunió nuevos materiales como fragmento de costilla procedente de Bahía Inglesa en las proximidades de Caldera, colectado por don Teodoro Finger (Julio 1884). Cráneo, columna vertebral, cola y extre- midades anteriores, procedentes de Playa el Cable cerca de Caldera, encon- tradas por don Archibaldo Mackienze y depositados en el Museo Nacional de Historia Natural. Restos indeterminados reunidos por E. E. Gigoux de Agua del Algarrobo, también en Caldera. Una vértebra procedente de Cruz Grande, el Toto, depositado en el Museo Minerológico de la Universidad de Chile. A la luz de estos hipodigmas la transfirió al género Neobalaena. Philippi mismo sostenía que su ballena no sería mayor de siete metros. Materiales tanto de Chiloé como de Atacama que son coincidentes en ta- maño con material patagónico del santa-crucense (mioceno medio) expresando “es muy probable que la ballena terciaria de Chile no ha alcanzado jamás grandes dimensiones”. Toda esta información parece justificar la determinación de Oliver- Schneider de incluir este cetáceo en Neobalaena (= Caperea auct.). COMPORTAMIENTO DE LAS BALLENAS EN EL HEMISFERIO SUR Los balaenoptéridos representan los más importantes cetáceos del hemis- ferio sur, su gestación dura aproximadamente un año, efectuando migraciones relacionadas por la alimentación, celo y desarrollo de la cría. Estas ballenas van en el verano a las regiones polares donde se alimentan, las que en aquella época están ricas en elementos planctónicos especialmente en Eufásidos en el hemisferio sur y calánidos copepodos en el hemisferio norte. Se ha afirmado que las ballenas de un hemisferio podrían migrar al otro, pero como las estaciones son opuestas en los dos hemisferios las pobla- ciones no convergen simultáneamente en el Ecuador, sin embargo en algunas oportunidades algunos individuos minoritarios pueden cruzar el espacio ecua- torial y mezclarse con las poblaciones del círculo antipodal manteniendo un intercambio genético entre ambas poblaciones. Sin embargo no cabe la menor duda que el espacio oceánico austral especialmente sus aguas profundas son las que mayores condiciones poseen para sostener una población de ballenas numéricamente mayor, lo que ha determinado que en esta área las de bale- nopteridos y balenidos hayan sido más severamente destruidos por lo cual en la actualidad se están convirtiendo en animales raros. Las ballenas efectúan movimientos dirigidos hacia los llamados centros de nutrición, en algunos casos ellos han sido bien determinados como ha ocurrido con la ballena jorobada, cuyas migraciones se efectúan hacia las cercanías de las costas tropicales. La ballena azul y el rorcual mediano dejan stc: la región antártica en el período del otoño aunque hay pocos datos seguros de su ulterior desplazamiento. Recientemente en aguas subantárticas en las proximidades de Kerguelen los balleneros japoneses descubrieron una gran concentración de un rorcual llamado ballena azul pigmea (B. musculus brevi- cauda). Se ha calculado que del número de capturas que se efectúan anualmente, un 859%, se realiza en aguas antárticas durante el verano en la época en que el krill, Fuphausia superba, es devorado por las distintas ballenas. El krill es la base de la alimentación en la antártica, sin embargo podrían existir otros campos de nutrición como el señalado anteriormente en aguas subantárticas. Incluso la composición del alimento varía en algunas áreas ya que por ejemplo en las ballenas el contenido gástrico se compone tanto en la “ballena azul” como en la “de aleta” de Euphausia vallentini y Thysanoessa macrura en cambio en la “azul pigmea” hay solo Euphausia, En los períodos de invierno las ballenas capturadas a lo largo de las costas del hemisferio sur normalmente no muestran alimentos en el tubo digestivo o éste es muy escaso. Consumen pequeñas cantidades de eufausidos y peces pequeños, pero no existe duda que sobreviven ampliamente con las reservas de grasas desarrollados en el verano polar. Aparece claro que el ciclo estacional de las ballenas es de carácter indi- vidual sin que exista una sincronización muy estricta. Sus migraciones por ejemplo no asumen nunca el carácter de una movilización de masas sino se trata de procesiones. Mackintosh y Brown en 1956 han mostrado una curva continua de ballenas por estación que muestra una sucesiva migración alcan- zando su mayor frecuencia en el verano para irse lentamente disminuyendo hacia el otoño e invierno, sin embargo a pesar de ello la migración no es absoluta y quedan en invierno algunos individuos que persisten en el polo. El número de nacimientos y preñeces pueden estimarse extrapolando esta curva, lo que ha sido hecho en sudáfrica. La “ballena de aleta” posee la máxima parición en las proximidades de junio y la crianza alrededor de mayo, cuando están fuera del antártico. Resultados comparables fueron también obtenidos para la “ballena azul”. En lo que respecta a las migraciones existe cierta claridad en concep- tuarlas como ligadas a la actividad fisiológica de naturaleza estacional, in- cluso los acontecimientos estacionales están extendidos en varios meses y en lo que respecta a los individuos tienen su propio tiempo que varía con la función y la edad. Por ejemplo hay evidencias que las hembras preñadas y las ballenas viejas alcanzan los lugares de nutrición primero que las hembras “en descanso” y las ballenas jóvenes, —igualmente las primíparas después que las multíparas. El desplazamiento de los inmaduros es distinto a los adultos, en las áreas cálidas van cerca de la costa y en general están menos represen- tadas en los campos de nutrición antártica, también es significativo el número e de jóvenes como algunos escasos adultos que no entran a las aguas antárticas durante el verano. Respecto a esto último se han observado ballenas adultas alimentándose en aguas fuera de la antártica, es sabido que las aguas sub- antárticas tienen gran riqueza de plancton y ciertamente los grandes cetáceos pueden encontrar allí comederos dada la abundancia de Euphasia. El esquema de distribución de las ballenas en el territorio antártico es bastante similar para la “ballena azul” como para la “ballena de aleta” y desde un punto de vista general en las aguas antárticas existen áreas de nu- trición o comederos que concentran los grupos de ballenas los que implícita- mente han sido reconocidos por los balleneros y en los cuales efectúan la captura de estos grandes animales. En general de acuerdo a varias opiniones se acepta un campo I al sur del Pacífico en el mar de Bellinghausen; cam- po II, en el Atlántico sur de las Malvinas y enfrente al mar de Wedell; campo TIT frente al Africa del Sur; campo IV entre las islas Kerguelen al sur del Océano Indico y la tierra de Guillermo; campo V al sur de Nueva Ze- landia y Australia frente a la tierra de Jorge V; campo VI situado en la con- vergencia antártica entre el área occidental y oriental del Pacífico. Con respecto a la distribución de estos comederos parece existir una se- gregación parcial de las poblaciones de cetáceos, constituyendo grupos se- parados sin que existan entre éstas, espacios de separación verdaderamente claros, para las poblaciones de los dos tipos de rorcuales. En lo que respecta a la ballena jorobada o humpback, es muy evidente la segre- gación en poblaciones independientes de carácter geográfico. Sus áreas de muchísimo meor cojmprendidas que en los otros balenopteridos. Los estudios efectuados en las diferentes comunidades de Megaptera han podido revelar que en las costas tropicales de cada uno de los continentes del hemisferio sur encontramos comunidades de “ballena jorobada” y que son las que en in- invierno atrapan los balleneros, existiendo en las costas del Pacífico Sur, del Atlántico sur e Indico estaciones dedicadas a la explotación ballenera, ello sólo está indicando una extensa área de secregación poblacional. Las capturas antárticas en los distintos campos indicados parecen corres- ponderse en forma coincidente con las agrupaciones en las áreas tropicales de los océanos australes, salvo para el campo VI que está ubicado en el sector central del Pacífico. El estudio de la ruta de migración de las “ballenas joro- badas” se ha efectuado por medio del estudio de los animales marcados mos- trando que existen rutas de migración regular entre áreas de crianza y de alimentación, lo que hace presumible que esto sea más generalizado. Con- forme a la polarización hacia los comederos podríamos agrupar el conjunto de ballenas jorobadas en cinco o seis poblaciones que podrían referirse a los campos indicados en el área antártica y que proveen el alimento. Sin embargo e os debemos reconocer que en las áreas de alimentación no son exclusivas en forma absoluta para una determinada población del área tropical. Por ejemplo el campo II que se encuentra enfrentando al mar de Wedell en pleno Atlántico - austral recibe en verano una determinada concentración de Megaptera pero estas provienen de la costa americana y de la costa occidental de Africa, sin embargo a pesar de estos hechos, el estudio a través del marcaje ha demos- trado que el número de ballenas que pueden transferirse al otro grupo es tan pequeño, que pueden calificarse a las atlantoamericanas y a las atlanto africanas como poblaciones diferentes. Aun más ha podido verse utilizando el marcado, que al desplazarse hacia el sur se abren hacia el este y el oeste en tal forma, que en ciertas oportunidades cruzan los territorios de otra pobla- ción y se incorporan a ella, incluso pueden permanecer dentro de una po- blación adyacente pero en general regresan a la población original o al co- medero que esta población utiliza. Si con respecto a la “ballena jorobada” se tiene una visión clara, faltando algunos pequeños detalles, en lo que res- pecta a la “ballena azul” y a la “ballena de aleta” se conoce algo sobre su distribución en los comederos como acerca del ciclo sexual y sus variaciones, pero nos falta mucho acerca del conocimiento de las rutas de migración. Ambas especies de rorcuales recuerdan a Megaptera en estas movilizaciones para alimentarse en las aguas antárticas en verano y las aguas tropicales para las crianzas invernales. Parece ser de acuerdo a la experiencia de caza de los balleneros que las áreas de los rorcuales aparecen continuas a lo largo de la región antártica y no formando manchones como ocurre en el caso de Megaptera. Un análisis de ballenas rorcuales marcadas ha mostrado que después de uno o varios años los ejemplares fueron recapturados en las mismas regiones en que fueron previamente marcados. Brown (1954) ha señalado la tendencia de los rorcuales a volver al mismo territorio una vez transcurrida la migración de invierno, a pesar de esto señaló también que existe una sustancial minoría que se dispersa del este al oeste separándose del lugar del marcaje hasta en cincuenta grados de longitud. Se ha mostrado que incluso pueden pasar los límites de sus pre- tendidas zonas en muchos cientos de millas aun moviéndose en áreas de otras poblaciones, esto es válido para el “rorcual azul” como para “el de aleta”. A través del comportamiento general existen signos de la existencia de movilización general de la población en una dirección particular, pero esto no es absoluto por desorden de los movimientos individuales ya que searía muy difícil aceptar que las ballenas en sus desplazamientos siguieran reglas es- trictamente definidas, Se trata de encontrar una explicación general en torno a las mudas de las balenopteras analogándolas con los actos de las Megaptera. Brown (1959, 1962) ha señalado que existen para las tres especies un esquema general de segregación y de concentración en áreas separadas de ci NO reproducción y cría como de asociación y dispersión en las áreas de comederos. Es posible que las diferencias de comportamiento observadas dentro del esquema general sean consecuencia de comportamientos particulares de la “ballena azul” o de la “ballena de aleta” como por ejemplo que las áreas de dispersión de los rorcuales sea más grande o que el regreso a las áreas de crianza utilice rutas diferentes, que el intercambio de individuos antre las poblaciones sea más frecuente que en Megaptera. Law ha observado en los rorcuales ciertas tendencias relacionadas con la intensidad de la captura en el Atlántico, en el Pacífico y en el Indico. Los animales más viejos son los que primero ocupan los comederos, los jóvenes en cambio se desplazan ampliamente de este a oeste constituyendo los últimos en llegar. Con respecto a individuos marcados en los comederos, se ha visto que de cinco “ballenas de aleta” marcadas en el “campo II1” frente a Africa del sur, dos fueron recapturadas en la costa sudoccidental africana y tres en la costa africana sud-oriental. Un ejemplar marcado en Brasil fue recapturado en el “campo II” donde era esperable su hallazgo. Once marcados en la costa de Chile, cuatro fueron recuperados en el “campo II” frente al Atlán- tico y mar de Weddell, no hay prueba que la mayoría de los animales siga la ruta alrededor del Cabo de Hornos a través del estrecho de Drake, esta circunstancia sólo podría ser que la minoría que hubiera segundo esa ruta fuese capturada en el “campo 11” en los cuales las ballenas por la intensidad de la pesca tienen una chance seis veces mayor de ser apresadas, que en la región austral inmediata al sur de Chile. Brown puntualiza que las marcas de “ballena de aleta” recapturadas muestran que pueden dar la vuelta del área pacífica al “campo II” pudiendo desde allí migrar a áreas atlánticas o pacíficas, igual- mente las del “campo III” pueden moverse a las zonas de crianza y repro- ducción del Indico y del Atlántico. Ciertos estudios serológicos realizados por Fujino han demostrado en el ártico la existencia de poblaciones y subpoblaciones de ballenas caracterizadas por determinados grupos sanguíneos. Esta técnica ha sido aplicada muy limi- tadamente en el territorio antártico, sin embargo Fujino recientemente ha dis- tinguido una población atlántica y otra índica las que encuentran evidencia en el “campo II” y “campo III” en forma consistente con los movimientos de las ballenas marcadas señalado por Brown. Aparece entonces una evidencia que existe en los stocks antárticos de las “ballenas de aleta” y probablemente en “la azul” una tendencia a la se- gregación en una escala muy ancha; a lo menos la mayoría de los investiga- dores ha apreciado la existencia de un vasto territorio con dilatados límites como área de alimentación, a la vez que hay muchos desplazamientos y sobre- posición de los grupos durante la época de alimentación, Si bien en las “ballenas jorobadas” es muy bajo el intercambio entre las unidades de cría, que permiten hasta el reconocimiento de subpoblaciones definidas que man- tienen su autonomía, ello no ha podido ser comprobado para los rorcuales, tanto el azul como el de aleta. Nuestra información en lo que respecta a las áreas de crianza situadas en las áreas del hemisferio sur, se fundamenta en varios antecedentes. La actividad ballenera pelágica se encuentra confinada a las aguas situadas en la latitud 40 grados sur. Cuando las ballenas abandonan los comedores antárticos para dirigirse a las áreas cálidas de crianza los barcos balleneros las buscan en el océano abierto. Sin embargo la información obtenida es muy limitada. En general hay pocas rutas de aguas profundas en el hemisferio sur y en el centro del Atlántico austral y los informes de los barcos escasos. El que las ballenas no formen una concentración conspicua en esas aguas no debe sorprendernos si consideramos la inmensa magnitud de los océanos australes, aún más, cuando se reúnen en los estrechos cinturones alimenticios antárticos aún imaginando que en una gigantesca población de un cuarto de millón de ejemplares se en-. contraría una ballena cada 20 a 30 millas cuadradas como han señalado Mack- intosh y Brown (1956). Ahora en invierno las ballenas se dispersan en las aguas temperadas y subtropicales por lo cual virtualmente desaparecen en la enorme extensión de su masa acuosa. No sin razón se pregunta Mackintosh “si las grandes ballenas tienen la posibilidad de ocultarse casi para desaparecer en el gran espacio oceánico, cuanto mayor será nuestro desconocimiento de las poblaciones de pequeños cetáceos”. Existen dos grandes interrogantes, uno es conocer cuánto viajan hacia el Ecuador la “ballena azul” y la “ballena de aleta”, el otro si para la crianza establecen agrupaciones o bien se dispersan; así podría ser que hubiera desde una dispersión extrema a otra gradual en pequeños campos de cría como Megaptera, igualmente las migraciones podrían similarmente dispersarse ca- nalizadas dentro de ciertas rutas definidas. En cuanto a la primera cuestión sobre su dispersión ecuatorial las infe- rencias se han obtenido de estaciones balleneras distribuidas en las costas continentales. Ballenas “azules” y de aleta” han tenido lugar en balleneras de Sudáfrica y Chile entre los 30-35 grados latitud sur. En latitudes más nor- teñas como Madagascar, Mozambique, Angola, Congo, Ecuador han capturado Megaptera; en los centros australianos ha sido capturado también este cetáceo, en cambio el rorcual azul y el de aleta muy raramente. En todo caso su ina- pariencia en base a esta información no significa necesariamente su ausencia pero al menos mostrarían que no van tan próximos al Ecuador por lo menos en lo que respecta a las aguas costeras, En Durban y Bahía Saldanha de Sud- Africa y tal vez en las estaciones chilenas la mayoría de las ballenas azules y de aleta corresponden a inmaduros. Se sostiene que los adultos en aguas africanas se encuentran en las zonas profundas en los límites del rango de ¿Ok las capturadas. Si los dos rorcuales forman concentraciones en los periodos de cría comparables a las concentraciones de alimentación en el ántártico sería esperable que en algunas ocasiones se hubieran visto aunque fuese en las rutas de los barcos, pero la falta de estas informaciones ha hecho suponer que en el invierno tienden más bien a dispersarse que a concentrarse, igual- mente algunas observaciones llegadas a los Institutos Oceanográficos tienden a confirmar esta idea. La “ballena azul” como la “ballena de aleta” han sido vistas efectuando migraciones dentro de ciertas rutas, pero los ejemplares son escasos lo que se debería al desplazamiento en un ancho frente no existiendo aparentemente caminos de concentración como ocurre en los comederos. Las observaciones verificadas en rutas de navegación poco usuales tampoco han sido muy con- cluyentes, salvo que la “ballena azul” y la “de aleta” no se reúnen en áreas de crías como las “ballenas jorobadas”. Estas últimas se dirigen a aguas Cos- teras para la crianza y a las aguas abiertas para comer distribuyéndose linel- mente como muchos animales marinos migratorios, que van a las costas a reproducirse y a las aguas abiertas para alimentarse. No sabemos si estas concentraciones costeras de la “ballena jorobada” y también de las “ballenas grises” (Eschrichtius) obedecen a la dirección impartida por instintos ances- trales, pero si ello es así, debe esperarse que también se conservara tal com- portamiento en las dos especies de rorcuales consideradas. Con respecto a ello existen algunas evidencias: los adultos capturados caen en el área de las estaciones balleneras subtropicales en invierno, sin embargo su número es tan reducido que deberíamos pensar que los grupos de crianza se encontrarían muy ampliamente dispersos en las latitudes temperadas del sur. Algunas rela- ciones sugieren que las rutas de migración se efectuarian por fuera de las áreas costeras. Mórch (1911) comunica que numerosas “ballenas de aleta” se congregaron en la costa brasilera durante el invierno, sin embargo esta in- formación no es suficientemente clara. Mayor importancia parecen tener ciertas relaciones fundadas en observaciones efectuadas en noviembre de 1936 y re- feridas por Mackintosh (1966). En estaciones patagónicas entre los 46 a 56 grados sur, se registró una agrupación de ballenas, formada por quince del tipo “de aleta”, cinco no identificadas, solamente detrás de ellas iba una ballena solitaria, los ejemplares se desplazaban hacia el sur presumiblemente en busca de su campo de nutrición antártico. Más demostrativa aún aparece la información de Clarke (1962) acerca de un crucero verificado en la costa chi- lena en octubre y noviembre de 1958, en el cual se apreciaron ochenta y cuatro “ballenas de aleta”, incluso a 150-180 millas de la costa entre 32-34 grados sur se observó una congregación de cincuenta ejemplares, densidad que sólo tiene a e parangón con las agregaciones de ballenas en los comederos antárticos. Estos animales estaban fuera del rango de la estación ballenera y en una época del año cuando estaban por migrar al antártico. Clarke piensa que a lo menos algunas “ballenas de aleta” durante sus migraciones podrían seguir los bordes de las regiones oceánicas al lado de las corrientes de ascenso para alcanzar las líneas costeras en busca de algún alimento. Existen evidencias fuertes que a lo menos una parte de las ballenas de aleta gravita hacia los continentes en las latitudes cálidas durante el in- vierno siguiendo una ruta migratoria en las aguas profundas no muy alejadas de la planicie continental, sin embargo hay buenas razones para pensar que una gran parte del conjunto se va a regiones bastante lejanas del relieve costero. Wheler (1946) refiere que durante un crucero por el Atlántico en agosto de 1943 alrededor de la latitud 20 grados sur se observó un significativo número de “ballenas azules” como algunas de aleta entre 24 grados sur y siete grados oeste, 700 millas al sur de la isla Ascensión, lo que corresponde a unas 900 millas de la plataforma continental a la vez que muy lejos de toda ruta normal de navegación. En el plazo de seis días a contar del veintiuno de agosto fueron vistas 40 ballenas lo que daba un promedio de 6,7 ballenas diarias, cifra que coincide con lo que se observa en los cruceros para observar los grupos de nutrición en la antártica, Es presumible que este conjunto era parte de una masa migratoria que se dirigía en la estación de verano hacia la Antártica, sin embargo es difícil apreciar qué ruta podrían seguir entre ambas regiones o qué otras concentraciones podrían observarse en futuras exploraciones invernales en las partes centrales del atlántico sur, Pacífico € Indico. INDUSTRIA Y EXPLOTACION BALLENERA Después de revisado el comportamiento y migraciones de las ballenas resulta indispensable realizar algunas consideraciones sobre las actividades balleneras, ya que ella incide seriamente en la cantidad de ballenas, sus po- sibilidades de sobrevida, la racionalización de sus capturas, que gravitarán seriamente sobre su destino como comunidad entre los seres vivientes. Es cierto que desde tiempos bastante alejados el hombre ha perseguido a estos grandes animales con el fin de apoderarse de sus grandes masas corporales para consumir su carne, utilizar sus barbas, su grasa para fabricar distintas sustancias, sus huesos, etc. La fauna de cetáceos de Chile y del extremo austral de sudamérica ha sufrido profundas modificaciones desde los tiempos de los primeros nave- o A gantes a los actuales, en ello ha incidido ciertamente la práctica de las artes balleneras. Sin embargo el aspecto crítico para las poblaciones de cetáceos, se va acentuando en los últimos decenios. Si consideramos los inicios de la industria ballenera ella se remonta como puede verse en los grabados escandinavos a tiempos prehistóricos. La primera relación histórica de la pesca de ballenas ocurre alrededor del año 1000 siendo los vascos quienes han dejado escritos sus primeros testimonios, a los cuales Cabrera llama los maestros de los balleneros. En muchos de los escudos como el de Bermeo, Castrurdiales, Lequeitio, Ondarroa, muestran ballenas o naves balleneras. Durante el siglo XIV los vascos eran eficientes recolectores de estos grandes cetáceos. Su habilidad era tan conocida entre los pueblos vecinos que incluso dentro del vocabulario existían términos en todos los países que se encontraban en las cercanías del Atlántico norte para llamar, a Eubalaena glacialis, ballena Viscaya o “Baleine des Basques” como los franceses. Pero el arte ballenero se difundió en toda esa área durante el siglo XIX y el XV, En los comienzos del siglo XVII, Carlos I antorizó a una com- pañía escocesa las actividades balleneras las que se efectuaron en áreas adya- centes del Mar del Norte. Durante el siglo XVIII y XIX se despertó gran interés por las actividades balleneras. Numerosos barcos que zarparon de puertos británicos Leith, Dun- dee, Peterhead, se orientaban hacia Groenlandia y el Artico para ir en pro- cura de los grandes cetáceos. Será durante este período en que se escribirá la epopella ballenera, cuyas páginas más conocidas y brillantes están en el relato de Herman Melville. En efecto la caza de la ballena era una batalla sin cuartel en la cual el cazador lograba una victoria arriesgando la propia vida. Los balleneros en su mayoría hombres del norte de Europa, especialmente noruegos, o de las islas Shetland, se acercaban en pequeños barquichuelos, a veces ligeramente mayores que botes a las proximidades de las ballenas o cachalotes de los cuales se arponeaba directamente, allí se iniciaba una larga faena que consistía en mantener el animal arponeado sujeto a una cuerda del bote, a la vez que se le clavaban varios arpones más, para lograr su muerte por sangramiento. Durante esta desordenada carrera adheridos a las ballenas se evitaban las cercanías para impedir los coletazos que rápidamente podían convertir en un recuerdo triste la aventura de los cazadores. Más peligrosos aun resultaban los cachalotes que no sólo eran capaces de hacer trizas las embarcaciones con los golpes de su cola, sino que muchas veces saltaban por encima de la embarcación arro- jando al sumergirse montañas de agua e incluso se describieron terribles y destructoras dentelladas de estos magníficos odontocetos capaces de reducir a miserables astillas las embarcaciones. Los cachalotes eran los más temidos por su gran capacidad de lucha antes de entregarse. Esta época de explota- a O ción ballenera por sus características y riesgos difícilmente habría sido capaz de reducir en forma muy significativa las poblaciones de cetáceos porque el método de obtención sólo permitía un número relativamente bajo de capturas. Vale recordar que la mayoría de los barcos balleneros tenían breve vida por su fragilidad y los embates de las capturas, sin embargo los pocos casos de longevidad naviera no mostraron tampoco gran eficacia en el número de los capturados. Por ejemplo el ballenero “True Love”, que salió de los astilleros de Filadelfia en 1764 y que fue aprisionado por los ingleses en 1782 alcanzó a navegar casi cien años y realizó 72 campañas lo que equivale a un número casi igual de años, logrando después de esa larga actividad captu- rar 500 ballenas, cifra que es insignificante, ya que en una sola campaña cual. quier ballenero ha duplicado esa cifra de un siglo de actividad. A mayor abundamiento la técnica del arponeo directo era eficiente para capturar las ballenas verdareras (Balaena y Eubalaena) como igualmente para los cachalotes, sin embargo los rorcuales tímidos y veloces difícilmente caían con la técnica heroica. Se dice que fue este animal de fabuloso tamaño, exci- tador de ambiciones pero de veloz escapada el que forzó la imaginación de Svend Foynara quien en 1867 introdujo el arpón granada. Este se dispara desde unos cuarenta metros mediante un cañoncito. El arpón lleva una carga explosiva equivalente a una granada, Al clavarse el arpón se produce una explosión, las aspas en número de cuatro se abren fijándose a la carne. Por lo general la muerte se produce a los veinte minutos por término medio. aunque no son excepcionales los casos de muerte instantánea. El arpón arro- jado se encuentra fijado a cuerdas que se desenroscan velozmente terminando fijadas a resortes elásticos que amortiguan los barquinazos del animal en su agonía. Con esta nueva modalidad se actúa sobre seguro no escapando ninguna ballena a las asechanzas de los cazadores. Las ballenas capturadas son imsu- fladas con aire quedando a flote, generalmente se les señala con una bandera de la Compañía Ballenera. Una modalidad que ha sido enormemente lesiva para las poblaciones balleneras es el Barco Usina, que es un verdadero centro de recepción de las ballenas capturadas por los barcos. Una unidad de explotación está for- mada por un buque factoría o fábrica de 20.000 a 30.000 toneladas al cual llegan 8 a 20 barcos de 200 a 400 toneladas. Existen en la actualidad alre- dedor de 23 a 25 unidades de explotación de las cuales con la excepción de tres operan en la antártica. En 1958 Noruega poseía 9; Japón 8; Ingla- terra 3; Rusia 2 y Holanda 1. Rusia ha incrementado ese número porque en aquella época tenía tres barcos usinas en construcción, igualmente después Japón compró las unidades inglesas, país éste que se retiró de las actividades balleneras en 1964. o Los barcos factorías mo “son permitidos en el Atlántico a causa de la escasez de cetáceos. Una sola expedición de seis meses de duración es bastante cara. La sola nave usina está por encima de los cuatro millones de libras ester- linas y los miembros de la tripulación gastan alrededor de un millón y medio de libras. Los cañoneros son los que tienen los más elevados salarios alcanzando en un crucero alrededor de 5000 libras. Los buques factorías tienen una tripulación aproximadamente de 500 hombres que trabajan día y noche en turnos de doce horas. En un día se pueden faenar alrededor de 45 a 50 ballenas. Las ballenas son izadas a cu- bierta; una vez ubicado el animal, los operarios proceden utilizando una especie de cuchillo corvo a rajar la piel en tiras, luego atan los trozos ti- rándolos y arrancando con ellos el sebo cutáneo de color blanco níveo, de esta manera se descuera el dorso y costados, la piel ventral sale en una sola capa gruesa y es lo que llaman en su lenguaje “la lengua”. La mandíbula es desmontada, las barbas son cortadas a nivel de las encías. A medida que se arranca el tocino, éste es arrastrado a uma máquina picadora que lo reduce a trozos diminutos, luego es llevado por una correa sinfin a las calderas que efectúan la extracción de aceite. El cráneo se separa del cuerpo, luego todo es cortado con cuchillo o con sierra mecánica; los restos son arojados en grandes calderas para cocinarlos por la acción del vapor. Una vez introducdia la ballena todo es lavado no quedando prácticamente nada más que las bar- bas. Estas que tenían antiguamente mucho interés eran sometidas a un baño de agua hirviente para ablandarlas y arrancar los remanentes de encía, luego son lavadas en piletas de agua tibia para dejarlas secar más tarde. Cuando se ha extraído el aceite queda una masa que es pulverizada y desecada formando una pasta oscura y espesa. Una tercera máquina la con- vierte en un polvo muy fino guardándose en bolsas para la exportación, €s el impropiamente llamado guano de ballena. En los barcos usinas en general hay un menor aprovechamiento de algumas partes de las ballenas, lo que se compensa por las mayores capturas. En un día de trabajo un barco puede cosechar 600 toneladas de aceite y 130 toneladas de carne. Los buques factorías están muy bien aprovisionados para seis meses, así llevan 300 toneladas de víveres congelados, desecados o enlatados; 60 toneladas de carne fresca y pescado. Cientos de toneladas de papas y otros vegetales, 50 cerdos vivos, existen gabinete de atención médica, rayos X, quirófano, biblioteca, cine. Existe también en la cubierta delantera un hangar con un helicóptero que sirve de enlace con los buques balleneros y avista las ballenas. Como era fácil de prever se juntó una trinidad formada por el arpón- explosivo, el barco usina y el helicóptero que prácticamente han casi ter- minado con las ballenas. Esto último ha hecho que ciertos países hayan su- primido la actividad ballenera por los altos costos que significa que no al- ds NN canzan a cubrirse con los magros resultados que se logran por la sobreexplota- ción. Inglaterra, por ejemplo, lo hizo esperándose que ocurriera con Noruega sobre todo después que Japón y Rusia decidieron incrementar su actividad ballenera. Ciertamente estos dos países tienen costos muy bajos y puede todavía resultarles económicamente conveniente, lo que ciertamente no acontece con otros países europeos. La evidente injuria sobre las poblaciones determinó la necesidad de cierta acción internacional conjunta para evitar la destrucción de estos animales. En 1936 se realizaron los primeros acuerdos referentes al límite captura. En 1946 comienza a funcionar la International Whaling Commission que llega a ciertos acuerdos generales en torno a la explotación ballenera; ellos se re- fieren a zonas vedadas para la caza, la obtención de una talla mínima, no capturar hembras con pequeños, prohibición de la explotación de algunas especies en peligro. Con respecto a las primeras, las limitaciones han sido mínimas, salvo el impedir que penetren barcos usinas al ártico dada la baja cantidad de ce- táceos, pero ciertamente más que las recomendaciones de la 1.W.C. influye la baja rentabilidad de la explotación en el área del polo norte. En cuanto a la talla ésta ha sido fijada como mínima para “la ballena de aleta” en 7,6 metros; en la “ballena jorobada” se acepta 10.7 metros, en cuanto a los cachalotes han indicado 9,1 metros, longitud absolutamente in- conveniente porque responde exclusivamente a machos impúberes (Esta dimensión es notablemente menor a la señalada por la 1.W.C., que acepta 10,7). Según Aguayo (1962) el tamaño más adecuado sería sobre 11,5 metros, donde se encuentran animales que ya han alcanzado la pubertad. La prohibición de la caza de los cetáceos ha tenido muy poca aceptación, bajo esta noción debe entenderse la prohibición total de capturar un deter- minado cetáceo o la acción controlada de alcanzar un número determinado de presas. En el primer caso el resultado es bastante triste porque hasta hoy nunca se ha logrado acuerdo total para evitar la destrucción de un cetáceo como ha ocurrido por ejemplo con el cachalote que no logró obtener ma- yoría de votos en la I.W.C. para detener su destrucción, ya que los votos japoneses y rusos fueron sus mayores opositores. En cuanto a la eficacia de las restricciones se tienen fundadas dudas que todos cumplan las normas establecidas y parece ser que algunos suelen sobrepasar las tasas de captura acordadas, Sin embargo la organización parece ser razonable. En 1959 se acordó la captura de 15.000 ballenas azules. Los barcos factorías instalados en la Antártica debían cablegrafiar semanalmente acerca del número de animales reunidos, a la comisión internacional instalada en Noruega. En las cercanías de la cuota establecida ordenaba suspender las campañas, razón por la cual el período de caza se transformaba en una verdadera olimpiada de capturas produ- O de colecta se transformaba en una verdadera olimpíada de capturas produ- ciéndose una acelerada competencia entre las diferentes factorías pesqueras En 1958 se capturaron 35.997 ballenas entre las que debemos descontar las: ballenas azules. - Parece más probable que las limitaciones verdaderas en las capturas de ballena se originaron por una baja de los animales debido a la sobre-explota-: ción que determinó una baja del rendimiento en las recolecciones y los altos costos que cada expedición originaba en países de altos nivelse como Inglaterra y Noruega. En 1965 debe señalarse una caída del precio de aceite de ballena en el mercado mundial que determinó un exacto pareo entre ganancias y gastos que obligó a Noruega a abandonar las actividades de caza de ballenas, vendiendo o arrendando sus pertenencias a la compañía japonesa Nippon Sui- san Kaisha, que por su baja mano de obra podía continuar estas actividades. La captura de hembras con pequeños en general es respetada, pero fre- cuentemente se capturan muchas hembras preñadas, como ocurrió durante la expedición japonesa en el antártico en 1959-1960 en que un 209% de las ba- llenas azules estaban preñadas. La veda de algunas ballenas es casi simplemente la consecuencia de la casi total destrucción de sus poblaciones. En un comienzo de las actividades balleneras las presas más importantes y frecuentes eran las ballenas verda- deras, Balaena mysticetus y Eubalaena glacialis, los rorcuales más rápidos y tímidos evadían con mucha eficiencia a los arponeros. El advenimiento del arpón con carga explosiva fue el principio del fin de los grandes cetáceos, junto a las ballenas verdaderas, cayeron los rorcuales, tan ágiles como el azul, el de aleta, las ballenas jorobadas e incluso la ballena boba o “sei whale”. Estos cambios de especie son la consecuencia de la eliminación de las grandes lormas y su reemplazo de ellas en el ara insaciable de la codicia humana. De acuerdo a una exposición de Robert Clarke Eubalaena glacialis antes abundante está hoy extinguida ;la ballena azul y la de aleta en el tiempo que se expresaba (1958) se encontraban sobre-explotadas y que la actual explota- ción del “sei whale” era justamente la consecuencia de ello, sin embargo nadie aprendía esta lección acerca de la imsensatez humana, por el contrario deri- vaba la industria a la explotación del cachalote que será en el futuro uno de esos animales que conocieron por última vez los hombres del siglo veinte a no ser que medie una veda completa e inmediata. Como hemos visto lo único que detiene los intereses comerciales son fallas que empiecen a hacer improductivo el negocio, esperamos qu algún milagro de ese tipo logre salvar de su pronta extinción a tan maravillosas criaturas. Vale recordar que Mackintosh calculó que la población total de ballena azul comprendía unos 150.000 individuos que por efecto de la sobreexplota- ción se encontraba compuesta por la tercera parte, de allí que propusiera la — 101 — suspensión de la caza y una veda de aproximadamente veinte años, desde 1950. Si ello hubiera ocurrido, en el momento actual la población de ballena azul sería similar a la de 1930, sin embargo se continuó la sobre-explotación hasta que se acordó en 1970 la veda total, pues bien la recuperación total si es que ocurre en el mejor de los casos necesita hoy cincuenta años, esto es el 2020, siempre que un tercio de la población lograra formarse en el año 2000. Una vez más queda de manifiesto los graves errores que se causan por no seguir la opinión objetiva y desinteresada de los biólogos. RASGOS GENERALES DE LA ACTIVIDAD BALLENERA EN CHILE Los conquistadores que llegaron hasta el país seguramente tuvieron in- formaciones sobre la fauna ballenera, sin embargo los relatos no son muy comunes; González de Nájera (1601) refiere que en Chile las ballenas son muy abundantes en los mares y que se acercaban bastante a tierra, como pudo verse de los altos cerros que caen sobre el mar. En su expedición por los canales australes Schouten y Lemaire hacen referencia a la gran cantidad de ballenas existentes en los mares del extremo sudamericano como igual- mente de la vigilancia que debía tenerse para evitar golpes contra estos grandes animales. Brewey (1643) nos habla de la abundancia de ballenas en el mes de enero afirmando que estaban obligados a mantenerse a barlovento para evitar chocar con las ballenas que representaban grave peligro para la nave. Alonso de Ovalle (1646) se refiere a las ballenas diciendo que hay tal abundancia de ballenas en el océano chileno que en realidad no puede saberse en qué lugar del globo existen más; de acuerdo a su información éstas llegarían delante de Copiapó y Huasco. Siguiendo las opiniones de González de Najera afirma que “las ballenas tienen buen provecho a la tierra por el ámbar con que la enriquecen ya que existe mucho ámbar nadando sobre el agua y que los araucanos sólo se interesaron cuando los soldados españoles empezaron a buscarlo, encontrando mucho y bueno”. El ámbar gris en aquella época era muy apetecido, es un cálculo segre- gado por el intestino del cachalote que está constituido por restos de ani- males que utiliza en su alimentación. Generalmente se trata de los picos córneos de los cefalópodos, envueltos en la masa de este cálculo, que apa- rece pardo oscuro untuoso como jabón al tacto, fétido, al cortarlo el interior es gris con olor almizclado no desagradable. Estas formaciones no se sabe si son normales o patológicas pero el animal puede expulsarlas (recuerdan a los bezoares o cálculos de los rumiantes) formando las masas flotantes del — 102 — ámbar gris. Antiguamente se le estimaba porque se pensaba en su uso tera- péutico y las ideas sobre su origen eran muy variadas. Según Alonso de Ovalle que transmitía la opinión de su época “el ámbar gris se criaba” en algunas peñas y los cachalotes lo comian, pero no pudiendo soportarlo dentro del estómago se acercaban a tierra vomitándolo”. Afirma que. otros piensan que se trataba de los excrementos de las ballenas. Algunas ideas más peregrinas aún suponían que el ámbar gris era producto de la actividad de un tipo de abejas que vivía en las cercanías del mar, o producto de las raíces o tubérculos marinos, aun se imaginaba que todo el fondo del mar estaba tapizado por ámbar que era arrancado en las tempestades o por la acción de las ballenas que ingiriéndolo lo depositaban en su tubo digestivo. Todas estas disqui- siciones estrafalarias producto de la imaginación afiebrada muestra los errores a que llevan la falta de observación, los simples araucanos tenían ideas bas- tante claras sobre su origen, lo llamaban “meyene” que significa “deyecciones de ballena”. Ellos no tuvieron más que un interés tardío por colectar escretas para hacer perfumes como “peau d'Espagne” o píldoras para aromatizar el café de los árabes. El aceite —dice Alonso de Ovalle— se explotaba cuando alguna ballena era arrojada a la playa. Durante el siglo dieciocho se inició ya la explotación de las ballenas en sudamérica. En 1766 el almirante Bougainville al retornar a Saint Malo lle- vaba en su barco L'Aigle un gran cargamento de aceite de ballena y gran abundancia de pieles de lobos marinos. Durante el período 1788-1790 el barco “Amelia” de Londres se dedicó a la pesca de cachalotes en la costa chilena obteniendo 139 toneladas de esperma. El cachalote fue empezado a utilizarse para emplear su grasa en la fabricación de velas finas; del balón cefálico se extraía grasa. Cuando en 1825 empezaron a usarse las parafinas en la confección de velas el “sperm whales” dejó realmente de ser una ba- llena para esperma y empezaron a drivarse sus productos grasos hacia cosme- tología y sus dientes para pequeña industria de marfil. El ámbar gris se seguía explotando y Chile, recolectándolo del mar, se transformó en uno de los primeros exportadores de esta sustancia. En 1782 el abate Molina reconocía para Chile la presencia de varias especies de ballena. Afirmaba que existía la Balaena mysticetus o ballena grande a quien los indios llamaban yene. Seguramente se trataba de Euba- laena glacialis o quizás de Balaenoptera musculus; afirma también la exis- tencia de una ballena chica que los indios llaman icol que según Molina correspondería a Balaena boops de Fabricius que es lo mismo que Megaptera novaeangliae o ballena jorobada. Molina expresa que “tiene razones para creer que todas las especies que habitan los mares del norte fuera de las — 103 — dos mencionadas existen igualmente en los mares del sur pero como los na- turales no se han aplicado a este género de pesquería, le ha sido imposible averiguar con exactitud la naturaleza de las ballenas”. Entre: los años 1787 a 1790 los balleneros ingleses que visitaron las Malvinas y los mares del área austral recolectaron 1385 barriles de aceite de ballenas que fueron a ochenta pesos el barril. Impresionado el gobernador de las Malvinas por esta utilidad, escribió a su majestad el rey de España proponiéndole la instalación de una estación ballenera en aquellas islas, ésta se logró después en Puerto Deseado. El capitán Jewitt informará que a bordo de su barco “Heroína”, observó en esa localidad alrededor de cin- cuenta buques extranjeros que eran en su mayoría balleneros. Claudio Gay refiere que las costas chilenas fueron invadidas por nu- merosos balleneros, sostiene que tales pescas sobre la costa chilena realizadas en su mayoría por ingleses, franceses y americanos tenía como principal objeto ejercer el contrabando. La mayoría de los barcos se dirigían a la bahía de Valdivia y a la bahía de San Carlos. Refiriéndose a la Eubalaena glacialis que toma por la ballena franca del norte es un de las más capturadas dando en Chiloé alrededor de 80 barriles de aceite, sostiene que este mismo animal capturado en la bahía de Concepción produce alrededor de 100 barriles. Sostiene que la “ballena de aleta” no era pescada debido a su gran ligereza; los cachalotes eran infrecuentes; en lo que respecta a la ballena jorobada el número de barriles era variable, los animales pequeños producían entre 12 a 16; los medianos 25 a 30; los animales grandes como máximo producían 60 barriles. Como expresa Gay las frecuentes e intensas pescas de los balleneros de los americanos del norte, determinaron que el número de estas ballenas con- siderable no ha mucho tiempo, con la guerra tan obstinada que se le ha hecho se han vuelto cada día más raras e ido a refugiarse a lugares más desamparados. Entre 1830 a 1832 había noventa y una embarcaciones extranjeras ca- zando ballenas aforando 30.083 toneladas. Como la caza empezó a disminuir como anota Gay entre 1841 a 1843 se contaban solamente veintiocho aforando solamente 9.667 toneladas. En Chile se quiso formar una Sociedad Ballenera con el objeto de ex- plotar a Eubalaena en aquella época, sin embargo fracasó, como dice Gay, el espíritu de asociación en estas comarcas era sumamente escaso y a pesar que cada ballena podía dar 7-9 quintales de barbas y entre 120 a 180 barriles de aceite no fueron incentivos suficientes para que ocurriera. Como se vio las em- barcaciones balleneras dejaron sus hábitos cazadores, desgraciadamente algunos años después se ideó el arpón explosivo. Como escribió Gay su sentencia se cumplió “la utilidad de estos animales es bien conocida pues da lugar a tan — 105 — numerosos productos que hacen temer su destrucción casi completa”, hoy no solo está extinguida la ballena glacial, sino también la ballena azul y- la ballena de aleta y marchan por el mismo camino las ballenas que restan. Para las actividades pesqueras en el presente siglo” Chile, Perú y Ecuador han establecido la Comisión Permanente del Pacífico Sur, que 'ha establecido una serie de conceptos en cuanto a la jurisdicción que les cabe sobre las costas y la explotación de sus recursos entre los cuales forman parte las in- dustrias balleneras. Chile posee a lo largo de su costa tres estaciones balle- neras: una en la estación del golfo de Arauco, conocida como Chome; otra en las cercanías de Valparaiso que es Quintay y la tercera al sur de Iquique. Las actividades se realizan en estas estaciones ya que las ballenas son captu- radas, atadas y toadas por las naves de captura, en ninguno de los tres países señalados existen barcos usinas y todo el laboreo se hace en tierra. En 1956 se organizó con intereses noruegos, franceses, panameños y pe- ruanos una compañía ballenera peruana, que de acuerdo a las condiciones tripartitas del tratado del Pacífico sur fue autorizada para pescar en las aguas jurisdiccionales de los países señalados. De acuerdo a la reunión de diciembre de 1955 se estableció la cuota total para la captura de grandes cetáceos acordándose 2.100 cachalotes, ya que no habían prácticamente ba- llenas, Este cetáceo es muy común en las costas de Perú, Ecuador y Chile, sin embargo hoy está escaseando y ha sido inscrito en el libro rojo de las especies en extinción. Las colectas balleneras, de acuerdo a las estadísticas realizadas por las compañías de Chome y Quintay, excluyendo la nmortina del Molle se han distribuido en materia de colectas en la siguiente forma. BALLENAS EN SENTIDO GENERAL CAPTURADAS EN CHILE ENTRE 1950-1958 Años Physeter “Azul” Sei whale “de joroba” 1950 769 45 — Ls 1951 784 77 2 3 1952 694 142 10 15 1953 798 172 27 5 1954 746 70 26 —= 1955 746 179 33 11 1956 1154 207 47 1957 2299 100 39 5 1958 2062 165 16 - La explotación de las ballenas indicadas significaron los siguientes ru- bros, expresados en kilógramos. Aceite; de: EDEMA. oorsgommiriiós rra e praia 6.173 Aceite de otra y, barbarie ei 1.924.959 Caña dE OSO ¿AA io 8.528 HO ECT id iia ii 1.139.872 Desde 1959 hasta 1963 la explotación ballenera que prácticamente quedó centrada sobre el cachalote, la ballena jorobada y el sei-whale muestra los siguientes resultados de acuerdo a los informes del Depto. de Pesca y Caza (1963). PRODUCCION EXPRESADA EN TONELADAS Año Harina Aceite Ballena Aceite esperma y barbas 1958 74.8 1959 507,9 1960 200 1.769,9 501,9 1961 1.099 2.649 1962 991,2 5.452 1963 1.651,7 1.463,5 Como un corolario a todos los hechos expuestos se puede apreciar que la sobrexplotación ballenera ha tenido los resultados que los científicos habían previsto, la abundancia y sobreproducción del krill antártico está revelando como un espléndido indicador biológico la continua regresión de las pobla- ciones balleneras, que como apuntara Gay hace ciento cincuenta años su grandiosa productividad lo ha llevado a su destrucción casi completa. ZOOGEOGRAFIA La distribución de los cetáceos en las aguas chilenas es una expresión local de diversos aspectos de su dispersión general. Ciertamente algunas for- mas muestran una marcada ubicuidad en ámbitos marinos muy precisos y hasta relativamente restringidos; otras se dispersan en determinados océanos o áreas generales del globo, a veces en situación de bipolaridad, hasta aque- llas especies de carácter cosmopolita que ocupan prácticamente todas las aguas saladas del globo. La mayoría de los cetáceos conocidos son talasicolas, o, >. O aunque se conocen varios géneros fluminicolas ligados a grandes ríos tropi- cales como el Ganges, Orinoco, Amazonas y La Plata. La poca precisión de los límites zoogeográficos de muchos cetáceos se encuentra determinado por variaciones de la temperatura de las aguas que están aparejadas con el volumen de alimentos que ellas aportan, lo cual de- termina migraciones en pos del alimento y de la reproducción. De acuerdo a las ideas iniciales de Sclater y Sclater (1899) la extensión marina del globo puede ser dividida en varias regiones que dependen de las grandes masas oceánicas. Así se reconocerían seis regiones marinas. l.— Región Arctatlántica, extendida en el Atlántico desde las regiones más boreales del casquete polar hasta los cuarenta grados de latitud norte. .— Región Mesatlántica, situada desde el límite sur de la anterior hasta las 10) vecindades del Trópico de Cáncer. 3.— Región Indopelágica, es una extensa zona de aguas pantropicales al sur de la bahía de Bengala comprendidas entre la costa oriental de Africa, la costa de la península Indica, el Mar de la China y el borde occi- dental de Australia, alcanzando hasta el grado cuarenta de latitud sur. — Región Arctisirénica, son las aguas del Pacífico norte entre el Círculo Artico hasta los veinte grados de latitud norte. 5.— Región Mesirénica.— Está comprendida en el Pacífico sur desde el Trópico de Cáncer hasta el Trópico de Capricornio. 6.— Región notopelágica, comprende las aguas situadas al sur del paralelo 40 hasta el círculo Antártico, formando un anillo de aguas frías subantárticas e y antárticas. La especificidad zoogeográfica de estas regiones es relativamente débil en cuanto a la fauna en general y aún más acentuada en cuanto a la dis- tribución de los cetáceos. La: región Arctatlántica parece muy favorecida en lo que respecta a algunos cetáceos característicos de ella como Delphinapterus leucas, aunque también se le encuentra en la porción más boreal de la región Arctirénica. El narval Monodon monoceros tiene una distribución parecida aunque se le observa tanto en el Atlántico como en el mar de Bering en el Pacífico. Una situación semejante ocurre con Balaena mysticetus. Cierta- mente estas regiones del esquema zoogeográfico de Sclater y Sclater, muestran una fauna común de cetáceos, de los cuales hacen excepción el género Lissodelphis de la región Arctirénica, y varias especies del género Nodus (= Hyperoodon). La circunstancia d su doble presencia en el Pacífico y Atlántico norte no es extraña en absoluto por cuanto entre el Pacífico norte y el Atlántico norte existió una antigua conexión que perduró durante el Plioceno hasta tiempos Pleistocénicos. Esta conexión de acuerdo a Ekman tuvo gran influencia en la fauna atlántica. El clima noratlántico varió en la última parte del terciario entre aguas tibias y subárticas, lo que hizo po- — 107 — sible el pasaje de muy variadas formas. El período en que el hielo retrocedió en la región escandinava es conocido como gotiglacial y en este período aparecen en esta área Balaena, Monodon y Delphinapterus. Como puede verse desde el punto de vista cetológico las dos regiones más boreales (arctatlántica y arctisirenia) ofrecen gran similitud probablemente debido a estas conexiones cerradas en tiempos recientes. Un cetáceo al que nos referiremos someramente, Lissodelphis borealis, se le encuentra en el ártico, y un pariente muy próximo, Lissodephis peronii (Fig. 13) es característico de aguas subantárticas. Curiosamente £. borealis no vive en el Atlántico; sus límites más norteños se encuentran en el Mar de Bering hasta las proximidades de California. La especie Lissodelphis peronii que algunos consideran emparentada a nivel subespecífico se distribuye en el Atlántico desde el sur de Brasil, Patagonia, Sud Africa y por el Océano Pacífico alcanza las costas chilenas, Nueva Zelandia, Tasmania, Nueva Guinea en el Pacífico Occidental. La distribución de este interesante cetáceo corres- ponde a lo que conocemos como dispersión bipolar, sobre la cual se han planteado interpretaciones como las expuestas por Theel,- Pfeffer y Murray que suponen la bipolaridad como consecuencia de una alteración en el cinturón tropical de una especie relicta. Si bien es cierto esta teoría parece desechable y es más posible que la situación actual de este cetáceo se deba a migraciones como postula Chun para la fauna pelágica. Recientemente Nishiwaki ha señalado la coexistencia de ambas especies en aguas japonesas lo que refuerza la suposición que la dispersión geográfica sea debida a mo- vilización migratoria y que pesea a su infrecuencia el cinturón ecuatorial no es impermeable al paso de estos delfines. Existen varias especies como los miembros del género Hyperoodon que en un tiempo fueron considerados característicos de la Región Arctatlántica (Sclater y Sclater); sin embargo se han comprobado un número suficiente de especies que permite catalogarlo como un género de amplia repartición por todas las regiones marinas, esto mismo se observa con respecto a géneros como Nodus (= Hyperodon) Lagenorhynchus, Phocoena, Tursiops, Stenella, Kogia que se encuentran en el océano atlántico, pacífico y en las otras regiones de distribución marina. De acuerdo a los antecedentes geo- lógicos el actual océano Pacífico, el océano Atlántico, el mar Mediterráneo, el océano Indico y el océano Pacífico occidental estuvieron reunidos en el extenso mar de Tethys. Todos los paleogeógrafos coinciden en la aceptación de su existencia aunque existen opiniones diferentes en cuanto a su extensión como al tiempo geológico de duración. Este mar aparece en el cámbrico in- ferior y con escasas interrupciones locales persistió hasta el final del terciario. Desde su iniciación hasta comienzos del terciario el mar de Tethis se ex- tendió considerablemente incluyendo el Mediterráneo y el área del Asia sur- 10 —= occidental. La fauna indica occidental, del Pacífico, la mediterránea, del Atlántico tropical, del Pacífico Oriental estuvieron incorporadas en la gran unidad del mar de Tethis, y ciertamente la comprensión de estas relaciones históricas nos permite comprender la situación actual de gran parte de la fauna de cetáceos de las diversas áreas del océano. La aparición del Istmo de Panamá, acontecimiento geológico que ocurre en el pleistoceno cierra la comunicación existente entre el Atlántico y el Pacífico,que prácticamente constituía la comunicación de las cetofaunas de ambos océanos, ya que la separación del Mediterráneo por la formación de un puente entre Asia y Africa ocurrió en tiempos miocénicos, separando el Atlántico del Indico. Hemos señalado que la separación del Atlántico y Pacífico en la región boreal ocurrió en el terciario último y pleistoceno. La región austral quedó en cambio abierta a través del Mar de Drake, sin embargo los distintos conjuntos de aguas en cierta medida tienen efectos limitantes. En todo caso desde Chiloé a la Tierra del Fuego encontramos la Convergencia Antiboreal cuyas aguas oscilan entre 14 y 15 grados en verano y 10 a 12 grados en invierno. Esta gran línea se extiende hasta los 38 a 40 grados de latitud sur. El círculo antártico está circundado por el conjunto llamado Convergencia Antártica cuya temperatura oscila entre 3 a 4,5 grados en verano y l a 2 gra- dos en invierno. Entre la Convergencia Antiboreal y la Antártica se dis- pone el conjunto de aguas subantárticas. En lo que respecta a Cetáceos es digno de señalarse el género Cephalorhynchus con dos especies en nuestras aguas y otras dos más que en conjunto siguen una distribución parecida a la convergencia antiboreal, aunque se les encuentra en aguas patagónicas y una de las formas extralimitantes llega en la región indopelágica hasta Sarawak. La especie C. commersoni se le encuentra en la costa patagónica desde Santa Cruz al sur, alcanzando las aguas subantárticas, también vive en los canales y Tierra del Fuego. Siguiendo la convergencia antiboreal alcanza hasta las proximidades de las islas Kerguelen, la otra especie chilena C. eutropia (Fig. 9) es característica del Pacífico sur y de la costa de nuestro país desde los 33 a 40 grados sur, lo que corresponde con la distribución antiboreal. Algunas áreas más tibias del Pacífico se encuentran caracterizadas por ciertos cetáceos no encontrados en las aguas frías como ocurre por ejemplo en los cachalotes enanos del género Kogía de mayor incidencia en las regiones cálidas. Tenemos por ejemplo que ellos han sido encontrados en áreas no más australes que la costa frente a Valparaiso, teniendo mayor frecuencia la región de aguas tibias del Perú y Norte de Chile. Physeter catodon, el cachalote, se encuentra prácticamente desde la Antártica hasta las áreas más cálidas mostrando una gran tolerancia a los cambios de temperatura. El gé- nero Berardius representado en nuestro mar exclusivamente por una sola especie tiene una distribución que va desde los 33 grados latitud sur hasta +A la región de los hielos antárticos, siendo un cetáceo de caracteres distribu- cionales subantárticos, uno de los pocos ejemplos de cetáceo notopelágico como lo señalaban Sclater y Sclater. También cae en una situación parecida la ballena pigmea Caperea marginata, aunque algunos ejemplares han sido registrados en el Océano Indico. Las ballenas verdaderas como Eubalaena glacialis australis y los balaenop- teridos como Balaenoptera physalus y B. musculus tienen una distribución tustral que no solo incluye las áreas subantárticas y partes de la concurrencia Antboreal sino hasta las frías aguas de la Convergencia Antártica y en sen- tido opuesto pueden alcanzar las regiones cálidas hacia el norte llegando por el Pacífico hasta el Ecuador y en el Atlántico las vecindades del Río de Janeiro. Es muy probable que estas distintas localizaciones geográficas sean consecuencia de migraciones, hábitos alimentarios y reproductivos. Los miembros del género Phocoena representados en nuestras aguas por P. spinipinnis y P. obtusata tienen una distribución a lo largo de la costa chilena, alcanzando la primera hasta el Perú por el Pacífico y en el Atlántico hasta las vecindades de Río de la Plata. Phocoena obtusata es relativamente más restringida en su distribución. En Chile se le observó en las cercanías de Concepción y personalmente he visto ejemplares en el mar en la región de Chiloé. En el Atlántico alcanza por el norte hasta Río de la Plata, sigue por la costa patagónica, habiendo sido registrada de las islas Malvinas (= Falkland). En cuanto a otros géneros como Physeter, Orcinus, Pseudorca, Tursiops, Grampus, Globicephala, Delphinus, Stenella, Megaptera, muestran una dis- persión que abarca la totalidad del globo, encontrándose en todos los mares y latitudes conocidas. La condición cosmopolita en algunos casos es restrin- gida a la temperatura de las aguas, existiendo formas de una mayor inci- dencia en aguas cálidas o temperadas del globo como ocurre con ciertas especies de Stenella, Grampus, Pseudorca, en las cuales disminuye su frecuen- cia en aguas muy frías. En otras oportunidades algunas son más frecuentes en ambientes fríos como ocurre por ejemplo con Orcinus, siendo probable en estas últimas que ciertas áreas del globo como las regiones antárticas y árticas le suministren mayor cantidad de alimentos como otros cetáceos, focas y aves marinas. Entre los géneros Megaptera, Physeter es muy posible que el cosmo- politismo sea un fenómeno aparentemente condicionado a migraciones de poblaciones de una determinada área, como ha sido observado muy clara- mente en poblaciones antárticas de Megaptera., Otra interrogante importante reside en la situación de varios taxones adscritos al mismo género, que por razones de análisis sistemático suficiente se conceptúan como una sola especie y en los cuales la mayoría reconocen la — 110 — necesidad de una seria revisión de su situación real. Un caso muy ilustrativo al respecto ha sido la reevaluación de varias especies de Lagenorhynchus in- cluidos bajo una sola especie. En todo caso la distribución de Sclater y Sclater mo calza con la disper- sión de los cetáceos, apenas medianamente en el hemisferio norte existe algo que pudiera acercarse a la antigua concepción. Ello porque la situación actual de los océanos era distinta en tiempos pleistocénicos y los diversos cetáceos pudieron invadir diferentes áreas estableciéndose distintos grados de especiación en parte responsables de las actuales poblaciones. La fauna de Cetáceos de Chile es una consecuencia de una proyección muy localizada de una dispersión global, la mayor o menor frecuencia de determinadas especies en sus aguas es exclusivamente consecuencia de sus vecindades, entre las cuales las regiones australes son las de mayor importancia. GLOSARIO DE NOMBRES El comercio ballenero ha creado numerosos nombres para designar las ballenas y otros cetáceos. En nuestro país existen nombres originales y caste- llanización de nombres ingleses; la presente lista glosario tiene por objeto señalar el nombre popular en Chile (en algunos casos lo sugerimos, señalán- dolo con un asterisco), también incluimos la denominación de los balleneros ingleses y noruegos. Delphinus delphis delfín común Stenella coeruleoalba delfín de banda blanca * Stenella attenuata delfín de remera corta * Stenella longirostris delfín de hocico largo * Lagenorhynchus cruciger delfín cruzado * Lagenorhynchus obscurus delfín oscuro * Lagenorhynchus australis delfín austral * Cephalorhynchus commersoni delfín de Commerson * Cephalorhynchus eutro pia delfín overo * Pseudorca crassidens falsa orca Orcinus orca orca o espolarte Turstops nesarnak tursion Lissodelphis peronú delfin sin aleta Grampus griseus calderón de Risso Globicephala melaena calderón negro Phocoena spinipinnis tunina negra Phocoena obtusata tunina vientre blanco * Physeter catodon cachalote, espamuel (sperm whale) — 111 — Kogia breviceps cachalote enano Kogia simus cachalote enano dentado Hyperoodon planifrons ballena nariz de botella Berardius arnouxi ballena berardio * Ziphius cavirostris ballena de Cuvier Nodus grayi ballena picuda * Balaenoptera acutorostrata rorcual menor (minque whale o minkehval) Balaenoptera borealis rorcual de Rudolphi (sheival, sei whale) Balaenoptera musculus rorcual, ballena azul, alfahuara (blue whale, blaahval) Balaenoptera physalus rorcual común, ballena de aleta (fin whale, fin back) Megaptera novaeangliae yubarta, ambaquis (humpback, hunsival) Eubalaena glacialis raituel, ballena franca (right whale, Nordh- val). Caperea marginata ballena pigmea (pigmy right whale, dver- grettvhal) INSERTAE SEDIS Amphiptera pacifica Giglioli Figs. 39 y 40 1870 Amphiptera pacifica Giglioli Note in. dist. Fauna vert. n. oceano Viagg. Magenta 1865-68:76. El presente catáceo fue observado en las cercanías de las islas San Félix de Chile, nadando en el mar y se propuso para un nuevo género de la nueva familia Amphipteridae. La descripción dada por Giglioli es notable y cierta- mente su animal no corresponde a ninguna ballena siendo bastante diferente de los balenopteridos con los cuales algunos han querido asimilar esta ba- llena, imaginando que se trataría de un rorcual anómalo. Transmitiré la in- formación de Giglioli que es altamente ilustrativa. Encontrándose en la escala del buque adherido a un costado recogiendo una red, a pocos metros del sitio en que trabajaba apareció una ballena que creyó un balenopterido. El animal medía alrededor de dieciocho metros de largo, pudiéndola apreciar y dibujar en muchos detalles. A diferencia de todas las ballenas conocidas poseía dos aletas dorsales firmes y turgentes, de sección triangular, separadas entre sí por un espacio mayor de dos metros. La cabeza era bastante larga ma- yor que la parte del cuerpo que asomaba a la superficie del agua, y que dis- minuía gradualmente hacia el extremo anterior. La aleta pectoral izquierda que en un momento salió fuera del agua era completamente falciforme. Las partes dorsales eran grises verdosas más oscuras, hacia los costados tendía — 112 — a aclararse, en la parte anterior también los animales eran más oscuros. La región gular era clara blanquecina y no pudo observar la presencia de surcos gulares tan típicos de los balenopteridos. El animal que parecía bastante curioso estuvo moviendo su mandíbula dando la impresión que estaba formando un bolo, pudo verle las barbas que eran francamente negras. Desgraciadamente el tipo de la descripción estaba vivo y en el mar y nadie ha reencontrado tan bizarro animal. La especie ha sido comparada con dos animales de doble aleta dorsal que han sido vistos una sola vez también libres en el mar, uno es Delphinus rhinoceros de las islas Hawai y Australia; la otra Oxypterus mongitori del mar Mediterráneo. Delphinus chilensis Philippi 1896 Delphinus chilensis Philippi Anal. Mus. Nac. Entr. 12:10 Pl. 2 Fig. 3 (feto macho en alcohol). Podría ser un Delphinus o Stenella. Delphinus lunatus Lesson Fig. 45 1826 Delphinus lunatus Lesson Voy. Coquille Zool. 1:182 Pl. 9 Fig. 4. Localidad típica: Bahía de Talcahuano. El nombre está basado en un animal visto en el mar. Gay lo menciona, corrigiendo el nombre popular que le da Lesson de “funenas” diciendo que las llaman “tuninas”. Seguramente a través de estas referencias es que Ca- brera ha pensado que se trataría de Phocoena spinipinmis. Sin embargo la especie representada por Lesson no corresponde a las conocidas de Chile. — 113 — 1.— Delhpinus delphis; 2.—Stenella attenuala; 3.— Stenella longirostris; 4 — Stenella coeruleoalba; 5.— Lagenorhynchus australis; 6.— Lagenorhyn- chus obscurus; 7.— Lagenorhynchus cructger. — 114 — aduncus; 9.— Cephalorhynchus eutropia; 10.— Cepha- 11.— Globicephala melaena; 12. — Grampus griseus; 8.— Tursiops nesarnak lorhynchus commersonit; 13.— Lissodelphis peronit. — 115 — 14.— Orcinus orca; 15.— Pseudorca crassidens; 16.— Nodus grayi; 17.— Ziphius cavirostris; 18.— Berardius arnouxii. — 116 — 19.— Physeter catodon; 20.— Kogia simus; 21.— Kogia breviceps; 22.— Hype: roodon planifrons; 23.— Phocoena spinipinnis; 24.— Phocoena obtusata. — 117 — 25.— Balaenoptera physalus; 26.— Balaenoptera borealis; 27.— Balaenoptera acutorostrata; 28.— Megaptera novangliae. 29.— Balaenoptera musculus; 30.— Caperea marginata; 31.— Eubalaena glacialis australis. — 119 — 32.— Cráneo de Pliocoena obtusata; 33.— Cráneo de Phocaena spinipinnis; 34.— Cráneo de Orcinus orca. — 120 — 35.— Cráneo de Cephalorhynchus eutropia; 36.— Cráneo de Berardius arnouxii. 37.— Cráneo de Kogia breviceps; 38.— Cráneo de Kogia simus. — .121-— 39.— Amphiptera pacifica vista lateral según Giglioli; 40.— Amphiptera paci- fica vista dorsal según Giglioli; 41.— Delfphinus fitroyi según Waterhouse (= Lagenorhynchus obscurus); 42. — Delphinus cruciger según D'Orbigny (= Lagenorhynchus cruciger). — 122 — 43.— Delphinus superciliosus según Lesson; 44.— Delphinus bivittatus según Lesson; 45.— Delphinus lunatus según Lesson; 46.— Delphinus malayus según Lesson; 47.— Delphinapterus lessoni según Philippi (= Delphinapterus peroni). — 123 — , A o 4 em h r 77 sm TE) Wi rad ”n nd 7 ' e : » datól — de ino migo eran cm m Aa > jagilidl alg ona a A - e AS 6 e BIBLIOGRAFIA Aguayo, Lobo Anelio. 1962. 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EN + y ESTA REVISTA SE TERMINO DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES DE LA IMPRENTA DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (CHILE), EL 22 DE SEPTIEMBRE DE 1976. o pl ¿ si Pp” y lisa 0 UN pp pe y bea . AA j £,,0 Ñ yza Jl y Ds A de tela ATAN o h y y pr í Y ae 010 Ty all e. 4* E, GAYANA tiene por objeto dar a conocer las investiga- ciones originales del personal científico del Instituto de Biología de la Universidad de Concepción. Esta publicación consta de una Serie Botánica, una Zoológica y una Miscelánea, incluyéndose dentro de cada Serie trabajos biológicos en su sentido más amplio. Cada número se limitará a un solo trabajo. GAYANA no tiene una secuencia periódica, sino que los múmeros se publican tan pronto como la Comisión Editora recibe las comunicaciones y su numeración es con- tinuada dentro de cada Serie. Gayana INSTITUTO DE BIOLOGIA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (CHILE) 1 E Lo + 5 ip l Deseamos establecer canje con Revistas similares Correspondencia, Biblioteca y Canje: COMISION EDITORA CASILLA 301 — CONCEPCIÓN CHILE G255 GAYANA INSUTUTO ¡DE PIO EOGRA / ZOOLOGIA 1976 No 37 CATALOGO DE LOS ARACH- NIDA: SCORPIONES, PSEUDO- SCORPIONES, OPILIONES, ACARL ARANEAE Y SOLIFUGAE DE LA XII REGION DE CHILE, MAGALLANES, INCLUYENDO LA ANTARTICA CHILENA (CHILE) Por Ñ un 4 TOMAS CEKALOVIC K. Ñ | UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (Chile) INSTITUTO DE BIOLOGIA “OTTMAR WILHELM GROB” UNIVERSIDAD DE CONCEPCION CHILE DIRECTOR : Dr. Oscar Matthei ]. COMITE EDITOR : Dr. Oscar Matthei J. Prof. Marco A. Retamal Prof. Lajos Biro B. Prof. Clodomiro Marticorena Prof. Ivonne Hermosilla B. Dr. Jorge N. Artigas EDITORES EJECUTIVOS: Hugo I. Moyano Roberto Rodríguez GAYANA INESTE TUO EE BIOLOGIA ZOOLOGIA 1976 No 37 CATALOGO DE LOS ARACHNIDA: SCORPIONES, PSEUDOSCORPIONES, OPILIONES , ACARI, ARANEAE Y SOLIFUGAE DE LA XII REGION DE CHILE, MAGALLANES INCLUYENDO LA ANTARTICA CHILENA (CHILE) Por TOMAS CEKALOVIC K. UNIVERSIDAD DE CONCEPCION Chile “Los infinitos seres naturales no podrán perfectamente conocerse sino luego que los sabios del país hagan un especial estudio de ellos”. CLAUDIO GAY. Hist. de Chile, I : 14 (1848). INDICE DEL CONTENIDO Pág. ASIN RO O OOO SNS 7 A E UI OOOO 7 DADO a A Pra 8 INTO A A RS O OOCOTaLbiOd: 11 NERVA URAS UMTIECIZADAS Ma anaeooos icon abs veen eo des sso Esos DEN DIRE SERIE adoos 13 ACORAMDEMIIMITENTOS a a daniela Non VUe 0 as Ronda 13 MAPA BIOGEOGRAFICO DE LA PROVINCIA DE MAGALLANES .... 14 GRAVE SPARÍA LOS ORDENES DE. ARAGENTDA E rrrtanono con oo ca eeS des 15 CAIPASE ARACENA ae io oo da oa eaia Di paa sonara t o aToo ss eds INN essa 15 ORDENSCORPIONES A rad so nada eo OS Use sagaado e siSeeo cias 15 Familiar PBOthnurdae ncconotconancanórocosd A e O TOO 15 ORDENA.ESEUIDOSCORPIONES: cinco O IA E A / SUBORDEN CEPBEONTINEA ad ea a ai ci IRSA 17 Aaa o eE COSER OO IO ARSOSOdoCoRE M7) SUBORIDENTNEOBISTENEA ana inonninaecon io ci be DO VNa iO esenenensa casio srsocestos id sogas 17 Familia: Vachoniidae ...... pe MR E e a E A Reca EdA 17 Familia: Olpiida€ ..ooccinncnicnononcnnnncnnnanosconononnonnnarncnn neon eoran conan nrn aaron on rra ononanaonnnnos 18 SUBORDEN. GEELTERRINEA: c0onticoncnotodaneno conoca lona cn eo A INoAS SUR ISR adeN dono BRO ISS 18 Bana Cda A oo dese ear OS aESSO Ted 18 QUHAWVERARASEOS OPILIONES DE MAGALLANES cercaccantesonncnnacaornscoiss 20 DARIO NAO A E O O 23 SUBO RIENAPATERA TO RES. ne ooo aaooioSces 23 a 23 SUBORDEN“ LANITATORES ooo voor EIA aii 24 Earmiba: ¿GOnyleptidae siicenorrvcincrionesrrcraratensa e ARA AE RIIIE de REIS 24 An dE A A O O ZA) INCERTAE SEDÍS csnccisiociotóiatóemexi macaco narra edil a 28 GONYÍEptidEE | ssmisccinnertucininian nine eiii nadaa a ac AN 28 ORDEN" ACARÍ. socia arrad 28 SUBORDEN MESOSTIGMATA oscncióinscsnairenizins retener id io 31 Superfamilia: Gamasidoidea ...inciossinirsnessimorenicconoresivadarinsonos cd RIN 31 TALA: ¡OCASO cosacos oriazanotes sesión co croata jar erica 31 RM O A 32 Familia: Halaratifiida8 0.1. Lidia dr 32 Familia: Lacloptidas comia AN 32 Superfamilia: Uropodinoldea covurosomccsprrinrsersrioicras cres 33 Camilla: CUIDIAS: vsirmsriniciina anidan aid 33 SUBORDEN LCIDIDDES - omsmeucics ira ielerza ger tac ds 33 Paálmilia: AREAS. mecporciossiinriens rin driver 33 ESA IAS A 33 SUBORDEN... TROMBIDIFORMES > o..:cócriicnioia a 34 Supertamilas Prostiginatolded lll ocicclaiicin sacos oe 34 Familia? Bupodidas” ao. iciicccadrtacanicnncon ac dino di setos lors icon crnes AN 34 Familia: Penthalodidae .......... III RO A 35 Familia: Blellidae s...oooocinoorosiramsnsiicanarió 35 Familia; MhAapidMdae * vueocrosrenensaconporicanadar oras nsonzancar ayer IN 35 Familia: Tydeidae ...... A 36 Familia:.. Pachygnathidae. ..oommnonannr dida cidad AN 36 Familia: Tetranychidae ............ A 37 Familia: DEMOdICIANO vesivononrmiriórniiaina bn mati 37 Familia: Erythracidae ... cucroniosiorircnarenizio grrr calor pic N + Familia: SIManMidudze sccivrisyrndras coros edilicio 37 Famulra: ITOMIDICIIOAS lies. ici rr 38 Superfamilia: Hydrachnoidea '.....ccmoomcoonsanrossurorararasuasincorosncaicnnan on RAIN 38 Fanulia:. Halacaridae . coconosveccrientoroncnrtasotrno darodadondra read rod AN 38 Superfamilia:. Hygrobatoidea ..cocinmoiossicmssseiirviud ie ias MOON 4) Familia: Hydryphantida€ ocio. ooconiompornserasnosarnonnanaanonsoncspogsaonoap enojan e oRtana nos 40 Familia: Clathrosperchonida€ .....oommosossmmrmresserosronsarsoyrosno asesor aa 40 Familia: Hygrobatidae .......ommommmmmsmmssmmsmmssmmesc ross 41 Superfamilia: Lebertioidea .ocnrcirmosenioasisararnoiresoosrravvagso soc 41 POMO UOXICIAS seri crviricianaarnani rara galas lanar ao 41 Superfamilia: Limnesioidea i..ommomicomnsos»csnorrodarisnitónos eoabena cion center cl RAR 42 Familia: Limnesiidas :isesrrsoconionocicón:coorñnsnacuencnnaroannsonddlanbl deapilo decidi IN 42 Superfamilia: Pionoidea Familias PIOUIdAC hociicincciónnass E o 42 A A 42 A A E IÓ 43 AOEURDEN”SARCOPTIFORIMES iatacincias nuera na docatenena ne daasas editarse rana 43 pr e glo ao EI E 43 A A A e A Ed ICO 43 Rama, Hyadesidao di A OS 43 Familias ¡Glyeyphasidas. o. dd de llei 43 e ola loci o As O A A 44 La ao eo a A 44 Fanula:: Proctaphylloidacr.. 1000 id ds Ade di 44 A A e NR O II A RE 45 peralta Op ateiddar e co dal arorofentlar anni tacon ceda dao ct racondl odias 45 Fanmbia Ey pochthoOniIdAS crisis dacncratogo raised herra A dias 45 a el Elo too AN UR A A BEA 47 AECA A A A Li Lo 47 A E A A AS 48 Aero po ea e A Bd A IR 49 Fibra Oibatalida. Ma ad E ASI 51 Pantliast CEratozEtdze orales toa psa 51 O o A A A A 53 RarniliasPodacatidae 202. IRA A E A 53 Familia: Phthiracaridae ............ PO Eo 54 MEME ARANA E a ie LS 58 SWEORDENMYGALOMORLPIAE ie decide 58 Familia: Dipluridae eras A e AE 58 SUBRRDEN AMRAENOMORPELS E toallitas 59 Para iD yate E o A A IS 59 A A A A 60 Panas, DuErdda MR O A E da os 4 Me, Lo 60 Pam Eladio. E Aa e A A E 63 a e A A 64 o A 65 Familia: Sparassidae ................ A A A 65 A o IA E IL 65 Familias Pholcidae usas A 67 A dando dde do lll eo ENDE e an O ara cie OO 67 Familia; Linyphiidas csciromiintbilión in ando ra era 69 Eamilia: Clubionidaé:simara ino oa 12 Familia: Anyphaenidae i.imisicióinicrcorteionicinacicar sos ano reso osearo rara va vand rana ORSAI 75 Familla: ¡Araneidae nia cae e A 78 Familia: Zodariidae ................ O E 80 AAA A 80 ODEDES SOLE TICAR o tmcurcriscini ar li 84 Familia: .AMIMOTrECAIdA sirio ir llano SN 84 COORDENADAS DE LOS LUGARES GEOGRAFICOS DE LA XII RE- GION DE CHILE Y LA ANTARTICA CHILENA 86 CUADRO RESUMEN:.DE. LOS GRUPOS TAXONOMIGCOS oa 89 INDIGE. DE NOMBRES GLIENTIFICOS-> cunda 93 / / CATALOGO DE LOS ARACHNIDA: SCORPIONES, PSEUDO- SCORPIONES, OPILIONES, ACARI, ARANEAE Y SOLIFUGAE DE LA XIl REGION DE CHILE, MAGALLANES INCLU- YENDO LA ANTARTICA CHILENA (CHILE) ATEO R TOMAS CEKALOVIC K. * ABSTRACT A systematic Catalogue of the Magellanic and Chilean antarctic Arach- nida, including the Orders: Scorpiones, Pseudoscorpiones, Opiliones, Acari, Araneae and Solifugae with 261 species, 156 genera and 69 families is here presented. A complete geographical distribution and an actual bibliography of all the taxa is also presented. New records for one specie of Scorpiones, two species of Pseudoscorpiones, four species of Opiliones and eleven species of Araneae collected during the past five years, are added. RESUMEN Se presenta un Catálogo sistemático de los Arachnida de Magallanes y la Antártica chilena, incluyendo los Ordenes: Scorpiones, Pseudoscorpiones, Opi- liones, Acari, Araneae y Solifugae, con 261 especies, 156 géneros y 69 familias. Se presenta también una completa distribución geográfica y la actual bibliografía para todos los taxa. Finalmente se aportan muevos records para una especie de Scorpiones, dos especies de Pseudoscorpiones, cuatro especies de Opiliones y once especies de Araneae. * Conservador de Museo, Departamento de Zoología, Universidad de Concepción, Concepción, Chile. po, 1 PROLOGO La fauna y flora chilena constituyen un significativo ejemplo del aisla- miento de Chile. Sus eficientes barreras naturales han circunscrito un área, que aunque de gran variedad entre sus partes, tiene escasa relación con las zonas limítrofes. El alto endemismo y la gran variedad de expresiones morfológicas que las especies pueden presentar, derivadas de las condiciones que la latitud y la altitud les imponen, hacen del estudio de las plantas y animales chilenos un trabajo especialmente estimulante. La fauna chilena fue estudiada con poderoso impulso inicial por extran- jeros especialmente contratados y residentes en el país, o por expediciones europeas, en cuyo itinerario quedó incluido nuestro territorio. Fue la época de gloria del estudio de nuestro medio natural. Posteriormente se inicia un lento y seguro desinterés por esta materia, Nuestros científicos, imitando a los europeos y norteamericanos, dedicaron su ingenio a materias, según ellos, más sofisticadas y modernas. En las ciencias naturales, se imponen los estudios ecológicos y de dinámica poblacional. Este nefasto afán imitativo terminó haciendo estériles innumerables horas de trabajo ecológico. Nuestros cientí- ficos y naturalistas, habían imitado los planes de trabajo, pero no consideraron que esos países habían adelantado de tal modo en sus estudios sistemáticos que bien podían empezar a interesarse por las interrelaciones de las especies ya conocidas. En Chile se colectaban miles de muestras que nadie era capaz de identificar, por lo tanto resultaban imposibles de consignar en publicaciones científicas y por ende sin valor de análisis. Ultimamente se ha despertado en nuestro medio científico un honrado interés por abordar problemas que bene- ficien al país más que a la persona del investigador, de ello ha resultado que un importante número de hombres de ciencia han vuelto a la sistemática como su quehacer diario más importante. Así, hemos visto por fin publicadas monografías de animales y plantas chilenas y dentro de poco tiempo se pro- ducirán en forma masiva, con el objeto de informar a la ciudadanía, “Guías de campo”, que permitirá una fácil identificación de los elementos naturales da lt Como personalmente he llegado a ser un converso a la sistemática, desde mis inicios como Ingeniero Agrónomo hasta mi actual trabajo como Biólogo Sistemático, es que me es especialmente grato introducir al lector en este trabajo de don Tomás Cekalovié K., Conservador del Museo de Zoología de la Universidad de Concepción; su paciente labor de recopilación bibliográfica, de Museo y de terreno, unida a un notable afecto a su tierra natal, hacen de este Catálogo de los Arachnida de Magallanes y la Antártica una obra de especiales dimensiones. Será una apreciable ayuda para los estudiosos de la arachnología chilena y un orgullo para los magallánicos. Este Catálogo sirva de ejemplo y estímulo para que se hagan trabajos similares en otros grupos. A un Catálogo lo siguen las monografías, y a éstas, los estudios ecológicos y poblacionales y fimalmente los estudios aplicados. ¿Cómo podemos estudiar contaminación si no podemos hacer estudios de seres contaminados o dañados? ¿Cómo podemos comparar su aumento o dis- minución si no hay una nomenclatura que haga equivalente los datos de un informe y los siguientes? ¿Cómo podemos comunicar nuestras mutuas expe- riencias? Chile necesita con urgencia del estudio sistemático de su flora y fauna. Bienvenido este importante Catálogo y los que lo sigan. Noviembre de 1976. Dr. JORGE N. ARTIGAS Jefe Departamento de Zoología Instituto de Biología Universidad de Concepción M1 uh -— O q bh. Al Au > pl eq ade o Vert» plat aña nu” boa be rior cb AAA 41 bss MI ' Ob md ven Add nds qe ol, sala! eso; la Lal on aby Med Jujtiir arrvad + de eo ta ¿o AF molle sl ar rta SII A e amaban hr MÍ ¿a há»! hi NE My ot al 4 ns ' 0 SÁ e nu do, el A le Y e RS ini sonda gr »o bind ¿pal ali atiimállejon 4 Í e Muir de Po via 1 sip 19 shiajts + yA» dara opidan y E] Du O MET e nio Y sb aid dei A Mina o O ps LE *. MUA 14 tiki ¿ NASA int 11d, A AP atar A A de less cl 47) asta de ) pb >, AAN IN TRODUCCLON Este trabajo constituye la recopilación total de las especies de Arachnida citadas para la XII Región de Chile (Magallanes), incluyendo la Antártica Chilena. Remontándonos a los inicios en relación con los estudios y observaciones de la fauna arachnológica, podemos citar la presencia de importantes expe- diciones que pasaron o trabajaron en la región austral, comprendida entre los paralelos 499 S (Isla Wellington) en la parte norte y los 56% S (Archi- piélago de los Wollaston y Cabo de Hornos), en el extremo meridional del continente. Con de trascendental importancia los estudios realizados por Guerin- Meneville en el histórico “Voyage de la Coquille” realizado en 1830; pero, indudablemente, la expedición de mayor envergadura y mejor organizada fue la que llevó a cabo “La Romanche” en 1882, comandada por el Capitán Louis Martial. De las recolecciones efectuadas en el sur de Tierra del Fuego y Bahía Orange, el zoólogo E. Simon describió las primeras especies de Araneae y Opiliones conocidos para esa zona, dándolo a conocer en “Mission Scien- tifique du Cap Horn, 1882-1883”. Con posterioridad Albert Tullgren, en 1901, estudia los Araneae de la Patagonia de Chile y Argentina, basado en material obtenido por la Svenska Expeditionen till Magellanderm y describiendo un apreciable número de nuevas especies. Al año siguiente, nuevamente Eugene Simon, junto a W. Soerensen estudiaron los especímenes de Araneae y Opiliones de la Ham- burger Magalhaensische Sammelreise, especialmente dan a conocer una veintena de especies nuevas de interesantes localidades situadas en las islas chilenas ubicadas al sur del Canal de Beagle. Posteriormente son numerosos los autores que describen nuevas especies que están presentes en la región, entre ellos: C. F. Roewer; C. de Mello-Leitao; E. Ellingsen, etc. En la última década, 1960-1970, se realizaron algunos estudios mo- nográficos, revisiones sistemáticas de grupos o catálogos faunísticos, le corres- pondió al autor de este trabajo junto al aracnólogo uruguayo Pablo San Martín efectuar la descripción de la primera especie de escorpión para Magallanes (San Martín y Cekalovié, 1968); Max Beier, del Museo de Viena en 1964, estudió los pseudoscorpiones de Chile, en el cual describe dos especies nuevas procedentes de las selvas magallánicas; Wulf Besch, investigador ale- mán que permaneció en Chile durante dos años, en 1964 da a conocer la ca leas revisión sistemática de los Acari dulceacuícolas, trabajo publicado en Ale- mania; continuando con el estudio de la acarología, diversos autores: H. Preston; H. Newele; R. W. Stradtmann; P. C. Petterson; J. A. Wallworks; W. Nixon; T. A. Warren, etc. hacen investigaciones en la Antártica Chilena y publican sus resultados in J. Linsley “Entomology of Antartica”; los Acari Oribatidos terrestres de la Patagonia y Cordillera de los Andes, fueron in- vestigados por la especialista danesa Marie Hammer, publicado en 1962. Herbert Levi de la Universidad de Harvard dio a conocer en 1963 algunas nuevas especies de Araneae; R. Calderón de la Universidad de Chile de Val- paraíso agrega nuevos récords para algunas species quee habitan en Magallanes y fueron localizados en la región del Parte Nacional “Pérez Rosales”; otros autores mencionan en sus trabajos varias de las especies citadas en el pre- sente catálogo. Los Solifugae fueron estudiados por (Muma, 1971), en su monografía sobre la fauna chilena. El primer hallazgo de un Solifugae para Magallanes fue dado a conocer por Cekalovié y Quezada, 1969, sobre un ejemplar encontrado por el autor de este trabajo en la localidad de Rincón Negro, Ultima Esperanza. El presente Catálogo está ordenado por grupos sistemáticos; para los Ordenes se adoptó la nomenclatura actual de Savory, 1972; las familias fueron presentadas de acuerdo a los últimos trabajos monográficos de diversos autores; los géneros han sido ordenados alfabéticamente al igual que las especies dentro de cada género. Para cada especie se indica la cita original, la localidad típica ,su distri- bución geográfica y se agregan además las muevas localidades inéditas obte- nidas del material examinado por el autor obtenido de diversas expediciones y conservados en las Instituciones que se indican con su sigla respectiva. La ubicación geográfica de cada especie se indica entre paréntesis, se- ñalando la “zona” a que pertenece, usando la nomenclatura usada por T. Cekalovié, 1975, en su “Divisiones Biogeográficas de la XII Región Chilena (Magallanes)”. ABREVIATURAS UTILIZADAS AHMN = The American Museum of Natural History, New York, U.S.A.; INCO — Museo de Zoología, Instituto de Biología “Ottmar Wilhelm G.”, Universidad de Concepción, Chile; IPM = Instituto de la Patagonia, Punta Arenas, Magallanes, Chile; MACN — Museo Argentino de Ciencias Naturales “Benardino Rivadavia”, Buenos Aires, Argentina; MZC = Museum of Com- parative Zoology, Harvard University, Cambridge, U.S.A.; MNHN = Museum National D'Histoire Naturelle, Paris, Francia; PEÑA = Colección particular, Sr. Luis Peña G., Santiago, Chile. AGRADECIMIENTOS El autor desea agradecer a todas las personas que colaboraron en alguna medida, a la realización del presente trabajo. Cabe destacar al Dr. Roberto Donoso-Barros, investigador trágicamente desaparecido y que fuera profesor del Instituto de Biología de nuestra Uni- versidad, por las ideas e información sobre acarología; al Dr. Jorge N. Artigas, Jefe del Departamento de Zoología, del Instituto de Biología, y al profesor Hugo I. Moyano, Editor de “Gayana” del Instituto de Biología, por la co- laboración prestada. También vayan mis agradecimientos a especialistas nacionales y extran- jeros que cooperaron en la identificación de algunas especies o proporcio- naron una valiosa información bibliográfica, ellos son: Dra. Valeria Vitali Di Castri, del Museum National D'Histoire Naturelle, Paris; Berta S. Gersch- man y Rita D. Schiapelli, del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Ber- nardino Rivadavia”, Buenos Aires; Dr. Norman Platnick, American Museum of Natural History, New York; Dr. Herbert Levi, Museum of Comparative Zoology, Harvard University, Cambridge; Dr. Walter C. Sedgwick, Bar M. Ranch, Boston, U.S.A.; Dr. Martin H. Muma, Silver City, New México, U.S.A.; Dra. Hildegard Zapfe, Universidad de Chile, Santiago; profesor Carlos Cal- derón, Universidad de Chile, Valparaíso; Dr. Wulf Besch, miembro de FAO, Bundesamt fiir Ernáhrung und Forstwirtschaft, Frankfurt am Main Germany; Sr. Luis Peña G., Universidad Técnica del Estado, Santiago; y finalmente al Sr. José Bustos por la confección del dibujo que ilustra la portada. a MAPA DE LA XII REGION DE CHILE, MAGALLANES ZONAS BIOGEOGRAFICAS DE MAGALLANES Tomás Cekalovic K.1974 a 1 ZONA PACIFICO AUSTRAL | | EZ 2 ZONA DE HIELO PATAGONICO | Liiiinis | | IZ 3 ZONA DE SELVA AUSTRAL | TT 4 ZONA DE MATORRAL 5 ZONA DE ESTEPA 0 muaa > 100 Km. LU Hb Fig. 1.— Zonas biogeográficas de la XII Región Chilena, Magallanes, IT. Cekalovié, 1974. o CLAVE PARA LOS ORDENES DE LA CLASE ARACHNIDA PRESENTES EN MAGALLANES 1.— Abdomen o parte posterior si existe, no segmentado 2 A A A O O eS 3 2.— Cuerpo dividido en dos partes separadas por un pedículo, forma de E A A A E Soc ARANEAE 2,— Cuerpo globoso no dividido en dos partes, más o menos pequeños A A A O ACARI 3.— Con un par de pinzas anteriores grades (como de Camarones) econo. 4 3. —Sin un par de pinzas anteriores muy grandes, si las hay son muy pequeñas Y ESCONUIdAS conoinoncnccnnnnnnnnncnnononannn eco none nn cn reee cnn nnennn nn terror nr nnne nenes 3 4.— Con abdomen prolongado en un larga cola que lleva cinco segmentos y una vesícula terminal con un aguijón (mayores de 10 MM) oocococanaoa.. A, A A O SCORPIONES 4',— Abdomen no terminado en una cola con aguijón (menores de 10 mm) A Ali IAE A A a PSEUDOSGO RPIONES 5.— Con forma de araña, patas cortas y muy peludas (en terreno corren mucho en lugares secos y de mayor calor) ...oconiciccocnnnoconanononos» SOLIFUGAE 5'—Con forma de araña de patas extraordinariamente largas en relación al cuerpo, ocasionalmente con fuertes espinas. Cuerpo normalmente muy quitinizado, triangular, subcirculares, globosos (andar lento, há- DitOs MOCLUTDOS) monaococnncononcanonóanioocnccncnóno cado nocon oro nnndcin nn donan cocoa co nadas OPILIONES Clae ARACHNIDA Lamarck, 1801 Orden SCORPIONES Leach, 1815 Familia Bothriuridae Simon, 1880 1.— Urophonius paynensis San Martín £« Cekalovic, 1968. Inv. Zool. Chilenas 13: 82-85, Láms. I-IV, 1 mapa, 2 fotogr. Localidad típica: Chile, Magallanes: Ultima Esperanza (Cerro Castillo). Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Ultima Esperanza (Cerro Guido; Barranca Negra; Laguna Amarga; Rincón Negro; Lago Nor- denskjold; Salto del Payne; Cerro Solitario; La Península; Cerro Castillo; Laguna Figueroa). E Material examinado: Magallanes: 1 ejemplar, Km. 15 N. Estancia Cerro Castillo, Puerto El Chingue, marzo 8, 1969, “TT. Cekalovié (INCO); 3 ejemplares, Km. 36, N. Puerto Natales, Tres Pasos, marzo, 8, 1969, T. Cekalovié (INCO); 7 ejemplares, Puente Río Payne, Laguna Amarga, febrero, 21, 1971, T. Cekalovié (INCO); 2 ejemplares, Puente Río Payne, Laguna Amarga, febrero, 21, 1971, T. Cekalovié (1IPM); 10 ejemplares, Km. 50 N, Puerto Natales, camino a Cerro Castillo, marzo, 8, 1969, “T. Cekalovié-N. Pavlov, (INCO). (Zonas 4 y 5). BIBLIOGRAFIA SCORPIONES Cekalovié, T. 1966. Contribución al conocimiento de los escorpiones chilenos. Mus. Nac. Hist. Nat. Santiago. Not. Mensual 10(118): 1-8, 1 mapa. Cekalovié, T. 1974. Divisiones Biogeográficas de la XII Región Chilena (Ma- gallanes). Bol. Soc. Biol. de Concepción 48: 297-314, 1 mapa. Kracpelin, K. 1894, Revision del Skorpione II. Scorpionidae und Bothriuridae. Mitt. Ms. Hamb. 11(1): 1-248, Láms. I-II, 113 figs. Kraepelin, K. 1899. Scorpiones und Pedipalpi. Das Tierreich 8: 1-265, 94 figs. Maury, E. 1968. Aportes al conocimiento de los escorpiones de la República Argentina. 1 Observaciones biológicas sobre Urophonius brachycentrus (Thorell, 1877). (Bothriuridae). Physis 27(75): 407-418, 13 figs. Mello-Leitao, C. M. 1931. Notas sobre os Bothriuridas Sul-Americanos. Arq. Mus. Nac. 33: 75-113, 13 figs. Mello-Leitao, C. M. 1932, Notas sobre escorpioes Sul-Americanos. Arq. Mus. Nac. 34: 9-46, 10 láms. Mello-Leitao, C. M. 1933. Estudio monográfico dos escorpioes da Republica Argentina. Octava Reunión Soc. Patol. Reg. Norte. 1-98, 28 figs. Mello-Leitao, C. M. 1934. Novo escorpiao brasileiro do género Urophonins. An. Acad. Bras. Ciencia 6(1): 13-15. Mello-Leitao, C.M. 1945. Escorpioes Sul-Americanos. Arq. Mus. Nac. 40:1-468, 189 figs. Penther, A. 1913, Beitrage zur Kenntnis Amerikanischer Skorpione. Ann. K. K. Nat. Hofmus. 27: 239-252, 11 figs. Pocock, R. “T, 1893, A contribution to the study of Neotropical Scorpions. Ann. Mag. Nat. Hist. 12(6): 77-103, Pl. V-VI, 15 figs. Ringuelet, R. A. 1953. Geonemia de los escorpiones en la Argentina y las divisiones geográficas basadas en su distribución. Rev. Mus. La Plata (nueva serie) Zool. 6(43): 277-284. San Martin, P. R, 1961. Observaciones sobre la ecología y distribución geo- gráfica de tres especies de escorpiones del Uruguay. Facultad de Humani- dades y Ciencias, Montevideo, pp. 5-42, 17 figs. San Martin, P. R, 1965. Escorpiofauna argentina. 1 Bothriuridae. Redescrip- ción del holotipo y descripción del alotipo de Urophonius eugenicus Mello- Leitao, 1931. Physis 25(70):283-290, 12 figs. San Martin, P.R, Fijación de los caracteres sistemáticos en los Bothriuridae (Scorpiones). 1. Quelíceros: Morfología y Nomenclatura. Bol. Soc. Biol. de Concepción 44: 47-55, 2 láms. 13 figs. sli San Martín, P. R. y T. Cekalovié. 1968. Escorpiofauna chilena I. Bothriuridae. Una nueva especie de Urophonius para Chile. Inv. Zool. Chilenas 13: 81-100, 4 láms., 1] mapa, 2 fotos. San Martin, P. R. y T. Cekalovié. 1972, Fijación de los caracteres sistemáticos en los Bothriuridae (Scorpiones). 11. Queliceros: Estudio de diferenciación a nivel genérico. Bol. Soc. Biol. de Concepción 44: 57-71, 3 láms. 15 figs. Savory, Theodore. 1972. On the Names of the Orders of Arachnida. Systematic Zoology 21(1): 122-125. Simon, E. 1880. Descriptions des Genres et Espéce de l'ordres des Scorpions. Ann. Soc. Ent. France 5(10): 376-393. Thorell, T. 1876. Etudes scorpiologiques. Att. Soc. Ital. Sci. Nat. Genova. 19: 75-272. Vachon, M. 1963. De Vutilité en systematique d'une nomenclature des dents de chéliceres chez les Scorpions. Bull. Hist. Nat. Segunda serie 35(2):161-166, 10 figs. Werner, F. 1935. /n Bronn's. Scorpiones, Pedipalpi. Klassen und Ordnungen das Tierreich, Dr. H. G. Bronns Arachnoidea. Akadem. Verlag. Leipzig. 5(4); NO 8: 264-291. Orden PSEUDOSCORPIONES Latreille, 1818 Suborden CHTHONIINEA Belier, 1932 Familia Chthoniidae Hansen, 1894 1.— Austrochthonius chilensis magalhanicus Beier, 1964. Ann. Nat. Mus. Wien 67: 313. Localidad típica: CHILE, Magallanes. Distribución geográfica: Chile, Magallanes (sin indicar localidad). calidad). Suborden NEOBISIINEA Beier, 1932 (— DIPLOSPHYRONIDA [parte] Chamberlin, 1929) Familia Vachonriidae Chamberlin, 1947 (= GYMNOBISIIDAE Beier, 1947) 2 — Mirobistum chilense Beier, 1947. Ann. Nat. Mus. Wien 67: 323-324, Fig. 8. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Seno Otway (Río Caleta). Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Península de Brunswick (Río Caleta, Río El Ganso, Los Robles). AA Material examinado: Magallanes: 1 macho, Río Caleta, marzo, 18, 1971, B. Marckham, ex-Nothofagus pumilio y Nothofagus betuloides (INCO); 1 macho, 1 hembra y 1 nympha, Río Caleta, marzo, 18, 1971, B. Marck- ham (1IPM). (Zona 3). Familia Olpiidae Chamberlin, 1930 3.— Serianus patagonicus (Ellingsen), 1904. Boll. Mus, Zool. Anat. Torino 19(480):5. Localidad típica: CHILE o ARGENTINA, Patagonia. Distribución geográfica: ARGENTINA, Neuquén: Lago Correntoso; Río Negro: Lago Trébol; CHILE, Coquimbo: 22 millas S. La Serena; Aysén: Puerto Cristal; Río Murta (Lago Buenos Aires); Magallanes: La Penín- sula (Lago Toro); Puerto Williams (Isla Navarino); Patagonia (sin in- dicar localidad). (Zonas 4 y 5). Suborden CHELIFERINEA Beier, 1932 (- MONOSPHYRONIDA [parte] Chamberlin, 1929) Familia Chernetidae Menge, 1855 4.— Chelanops (Chelanops) coecus (Gervais), 1849. Hist. Fis. Pol. de Chile 4: 13, Atlas Lám. 1, Fig. 13. Localidad típica: CHILE, Llanquihue: Calbuco. Distribución geográfica: ARGENTINA, Neuquén: Pucará; Río Negro: Lago Moreno, Lago Nahuel Huapí; Chubut: Lago Puelo; CHILE, Ñuble: San Carlos; Cautín: 10 millas NE Pucón; Km. 25 E. Temuco; Osorno: Km. 10 E. Puyehue; Km. 18 W. Purranque; Llanquihue: Los Riscos, Calbuco, Puerto Montt; Aysén: Río Murta (Lago Buenos Aires), Chile Chico; Magallanes: Puerto Edén (Isla Wellington). (Zona 1). 5.— Chelanops (Chelanops) michaelseni (Simon), 1902. Ergbn. Hamburg. Magelh. Sammelr. 6(4): 44-45, Localidad típica: CHILE, Magallanes: Agua Fresca, Distribución geográfica: ARGENTINA, Tierra del Fuego: Estancia Via- monte, Ushuaia; CHILE, Magallanes: Península de Brunswick (Agua Fresca, Punta Arenas, Chorrillo de la Piedra, Los Robles); Tierra del PT A Fuego (Estancia Rosario, Bahía Inútil, Boqueron); Cueva del Miladón (Ultima Esperanza); Puerto Williams (Isla Navarino). Material examinado: Magallanes: 1 macho, Monte Alto (Laguna Kerber), febrero, 17, 1971, T. Cekalovié (INCO). (Zonas 1, 3, 4 y 5). Nota: Especie presumiblemente presente en Magallanes. 6.— Chelifer cancroides (Linnaeus), 1758. Acarus cancroides Lin, 1758. Syst. Nat. Ed. 10: 616 p. Localidad típica: EUROPA (Suecia). Localidad cosmopolita: CHILE o ARGENTINA. Patagonia. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Bahía Orange (Isla Hoste); vecindades del Cabo de Hornos. (Zona 1). BIBLIOGRAFIA PSEUDOSCORPIONES Beier, M. 1930. Alcuni Pseudoscorpioni exotici raccolti dal Prof. F. Silvestri. Bull. Lab. Zool. Portici 23: 197-209. Beier, M. 19322. Pseudoscorpionidea. I. Subord. Chthoniinea et Neobisiinea. Das Tierreich, 57: 1-258, 271 figs. Beier, M. 1932b. Pseudoscorpionidea. I. Subord. Cheliferinea. Das Tierreich, 58: 1-294, 300 figs. Beier, M. 1959. Zur Kenntnis der Pseudoskorpionen des Andengebietes. Neo- trop. Fauna 1(3): 185-228, 34 figs. Beier, M. 1964. Die Pseudoescorpioniden Fauna Chiles. Ann. Naturhist. Mus. Wien 67: 307-375, 36 figs. Chamberlin, J. C. 1929. A synoptic classification of the false Scorpions or Chela- Spinners with a report on a cosmopolitan collection of the same. Ann. Mag. Nat. Hist. 4:1-50, Chamberlin, J. C. 1930. A synoptic classification of the false Scorpions or Chela- Spinners with a report on a cosmopolitan collection of the same. Ann. Mag. Nat. Hist. 5:1-48; pp. 585-620. Chamberlin, J. C. 1947. The Vachoniidac. A new Family of false Scorpions. Bull. Univ. Utah. 38(7): 1-15. Gervais, P. 1349. In Gay. Aracnidos. 11 Queliceros. Hist. Fís. Pol. de Chile 4: 10-13. Atlas Lam. 1, Fig. 13. Ellingsen, E. 1904. On some Pseudoscorpions from Patagonian collected by Dr. F. Silvestri. Boll. Mus. di Torino 19(480): 1-7. Ellingsen, E. 1910. Die Pseudoscorpione des Berliner Museums. Berlin Mitt. Zool. Mus. 4:355-423. Hansen, H. J. 1893. Organs and Characters in different order of Arachnida. Ent. Medd. Ent. f. Kjóbenh, 4: 204. Mello-Leitao, C. de. 1939. Les Arachnides et la zoogeographie de 1'Argentine. Physis 17:601-630. 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Vitaly di Castri, V. 1975, Nuevos Austrochthonius sudamericanos (Pseudoescor- pionida, Chthonidae). Physis, Sec. C 34(89): 117-127. With, C. J. 1908, An Account of the South-American Cheliferinae in the Collections of the British and Copenhagen Museum. Trans. Zool. Soc. London 18(3): 217-328. Orden OPILIONES Sundevall, 1833 CLAVE PARA LAS FAMILIAS, GENEROS Y ESPECIES DE OPILIONES DE MAGALLANES 1.— Palpos delicados, tibias y tarsos sin espinas, con uña terminal muy pequeña o ausente. Tarsos de las patas portando una sola uña a ide Suborden PALPATORES Thorell. Familia PHALANGIDAE SimON eonmmniinnos 2 1”.— Palpos robustos, tibia y tarsos con espinas y dientes, presentado una fuerte uña terminal o garra. Tarsos tercero y Cuarto pro- VISCO 08 UAM" ERMEIA Puococanandonas: ranrcenrona puomos o sgalo rro iates= NN A O ps e Auloiilen LANIATORES Thorell. Familia GONYLEPTIDAE Simon emccmooo 7 2(1).— Patela y tibia de los palpos con pequeñas apófisis apical interna. Segundo segmento de los queliceros con apófisis aguda o den- tículos cerca de la base de los dedos ...........ooosommmsomoss.mmoondasiacnsiin MORA 0 AAA Género Thrasychirus .....iooopopoononuranoooasaga caian 2'.— Patela y tibia de los palpos con pequeña apófisis apical interna, la tibia a menudo sin apófisis. Segundo segmento de los quelí- ceros sin apófisis aguda o dentículos cerca de la base de los dedos aria UR AU AT, GENETO! PAFESYCA TUS dirias 3(2).— Quelíceros muy largos, el basiquelícerito tiene la misma longitud que el prosoma, y sobrepasa mucho el nivel del margen frontal prosomático al replegarse; el segundo segmento tiene un apófisis agudo antero-lateral al lado de la base de los dedos .................... A ADA T. gulosus Simon (machos) 3",— Quelíceros cortos, el basiquelícerito equivale a la mitad de la longitud del prosoma, y no sobrepasa el margen frontal pro- SGHIALIGO, (AL REDIERALSO erioiinenc Lo larns dins dospho op didedidriars «lead elos: ¿EN 4(3”).— Segundo segmento de los quelíceros liso, con una pequeña apó- fisis roma antero-lateral cerca de la base de los dedos ................ PIDA EAS ON T. dentichelis Simon (machos) 4'”.— Segundo segmento de los quelíceros con dentículos en la parte amtero-lateral, cerca dela baserde los. dedos mitin PA E sosnssnencancasa LD. modestus Simon (machos) 5(2”).— Patela y tibia de los palpos con apófisis pequeña eocmmcnconcimmm.» 5',— Patela de los palpos con apófisis pequeña y tibia sin apófisis ...... e enana T. modestus Simon (hembras) 6(5).— Cara dorsal y ventral con cortos pelos obscuros comspicuos. Con una extensa mancha mediana color castaño obscura en el episto- soma que llega al prosoma. Sin manchas rosadas en el epistosoma cialliri a al. dentichelts' Simon (hembras) 6'.— Cara dorsai y ventral con cortos pelos claros inconspicuos. Mancha mediana a tocar el prosoma. Con manchas rosadas laterales en A A A A 7(1).— Escudo dorsal u opistosomático dividido en cinco áreas y con o A A O 7'.— Escudo dorsal u opistosomático dividido en cuatro áreas y con cuatro surcos transversales nr rrrrnnrrrmmn... ..rrrrmrsrsrsosrsrrasmormrprsrrrrsss.... A TO A Subfamilia GONYLEPTINAE Simon E osa as AIN Sadocus polyacanthus (Gervais) 8(7).— Fémur de los palpos con una espina subapical interna e. y 8'.— Fémur de los palpos sin espina subapical interna 11 9(8).— Areas cuarta y quinta del scutum inermes, el área cuatro dividida e Discocyrtus modestus (Walckenaer) 9'.— Areas cuarta y quinta del scutum armadas, el área cuatro a me- Udo dividida” ctra 10 10(9').— Areas primera y segunda del scutum armadas, el área uno dividida att 0 Lycomedicus planiceps (Guerin) 10'.— Areas primera y segunda del scutum ¡Nermes .coininioninnonnnncnannonoss a AAA . Pachylus chilensis (Gray) 11(8”).= Cámara: ocular ¡imermes. id AA A 12 11". Cámara ocular ¡mada rio ir 13 12(11).— Opérculo anal y área quinta del scutum con una espina, área p y q cuatro con dos tubérculos. .............. A A a a 12”.— Opérculo anal y áreas cuatro y cinco del scutum inermes, áreas dos y tres con tubérculos .............. O A A E EA Chilegyndes phillipsoni Roewer 13(11”).—- Cámara ocular y área quinta del scutum armada de una fuerte espina y nunca Con tubérculos ..........i.c.:.soccooicitcin score PARA de RA 4 Acanthopachylus aculeatus (Kirby) 13”.— Cámara ocular armada con dos tubérculos, a veces puede llevar dos espinas, área cinco inerme o con dos tubérculos ica mmm. 14 14(13').— Areas uno, dos, cuatro y cinco del scutum y tergitos libres uno y dos armadós con dos 'tubérculos ¿eii ciaiicdonció. .osiciolitidans AECI oa ir cita Metabalta hostilis Roewer EN > Orden OPILIONES Sundeval, 1835 (- PHALANGIIDA Perty, 1833) Suborden PALPATORES Thorell 1876 Familia Phalangiidae Simon, 1879 Subfamilia Leiobuninae Banks, 1893 1.— Thrasychirus dentichelis Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 142, Lám. 3, Fig. 21. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Isla Hoste (Cerro Sentry Boxes). Distribución geográfica: ARGENTINA, Río Negro (Isla Victoria); Santa Cruz (Bahía Aguirre; Ushuaia; Isla de los Estados). CHILE, Santiago (Quebrada Macul); Valdivia: Corral; Magallanes: Isla Hoste (Cerro Sentry Boxes); Isla Navarino. (Zona 1). Material examinado: Magallanes, 1 hembra, Península de Brunswick, Puerto del Hambre, abril, 4, 1971, F. Gómez (INCO); 1 hembra, Puerto del Hambre, abril, 4, 1971, F. Gómez (IPM); 2 ejemplares Península de Brunswick, Río San Juan, febrero, 8, 1974, C. Strauss (INCO); 1 hembra, Isla Nueva, abril, 1972, Peña-Barría (INCO); 1 hem- bra, Isla Nueva, abril, 1972, Peña-Barría (PEÑA). (Zonas 1 y 3). 2.— Thrasychirus gulosus Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 143, Lám. 3, Figs. 22-23. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Isla Hoste (Cerro Sentry Boxes). Distribución geográfica: ARGENTINA, Santa Cruz: Isla de los Estados (Puerto Roca). CHILE, Magallanes: Isla Hoste (Cerro Sentry Boxes); Península de Brunswick (Punta Arenas, mayo, 3, 1959). (Zonas 1 y 4). 3.— Thrasychirus modestus Simon, 1902. Ergeb. Hamburg, Magelh. Sammelr. 2: 46. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Isla Hoste (Cerro Sentry Boxes). Distribución geográfica: ARGENTINA, Santa Cruz: Tierra del Fuego (Ushuaia); CHILE, Magallanes: Isla Hoste (Cerro Sentry Boxes), Isla Navarino (Puerto Pantalón). e > Material examinado: CHILE, Magallanes, 1 hembra, Península de Brunswick, Río El Ganso, diciembre, 31, 1962, T. Cekalovié (INCO); 2 hembras, Punta Arenas, febrero, 16, 1963 T. Cekalovié (INCO); | hembra, Punta Arenas, febrero, 16, 1963, TT, Cekalovié (1PM); 10 ejemplares, Isla Madre de Dios, Caleta Henry, Octubre, 7, 1972, H. Moyano (INCO). (Zonas 1, 3 y 4). Suborden LANIATORES Thorell, 1876 Familia Gonyleptidae Simon, 1879 Subfamilia Gonyleptinae Simon, 1879 4 — Sacodus polyacanthus (Gervais), 1844. In Walckenaer, Hist. Nat. Inst. Apt. 4: 576. Localidad típica: CHILE, Magallanes. Distribución geográfica: ARGENTINA, Neuquén: (Lago Curhué Grande; Correntoso); Río Negro (Puerto Blest; Lago Hess; Lago Frías); CHILE, Aconcagua: (Sin indicar localidad); Valparaiso: (Valparaíso); Santiago: (Santiago); Concepción: (Concepción); Valdivia: Estero Estancilla; Co- rral; Valdivia); Llanquihue: (Puerto Montt); Magallanes: (Estrecho de Magallanes; Patagonia). Subfamilia Pachylinae Roewer, 1913 5.— Acanthopachylus aculeatus (Kirby), 1819. Trans, Linn. Soc. London 12: 452, Localidad típica: CHILE, Magallanes: Estrecho de Magallanes. Distribución geográfica: GUAYANA FRANCESA; PARAGUAY; BRA- SIL, Río Grande do Sul (Uruguaiana); URUGUAY, Montevideo (Sayage; Punta Carreta); Lavalleja (Aguas Blancas; Cerro Are- quita); Tacuarembó (Punta Arroyo Laureles); Maldonado (Sierra de las Animas); Treinta y Tres (Quebrada Cuevas); Colonia (Carmelo); ARGENTINA, Misiones: Santa María; Chaco: Resistencia; Salta: Pampa Grande; Santiago del Estero: Río Salado; Santa Fe (sin indicar localidad); Corrientes: (Colonia Carlos Pellegrini; Yapeyú); Entre Ríos: Concordia; Palmar; Córdoba (Alta Gracia; El Sauce en Calamuchita; mo los Sauces); San Luis: Alta Sierra de San Luis; Buenos Aires: (Adrogué; Acasusso; Arroyo El Pescado; Balcarce; Bella Vista; Belloc; Burzaco; Carapachay en el Delta; Castelar; Cañada Arregui; City Bell; Chapal- malal; Chascomús; Chivilcoy; Isla Martín García; Florencio Varela; Floresta; Ing. Maschwitz; Jeppener; Juárez; José C. Paz; Laguna La Brava; Laguna La Salada; Las Flores; La Plata; Lobería; Luján; Monte Veloz; Moreno; Pilar; Punta del Indio; Punta Piedras; Rosas; San Isidro; San Miguel; Sierra Chica; Sierra de la Ventana; Sierra La Pelerina, cerca Mar del Plata; Tandil; Tigre; Verónica; Vitel; Zelaya); CHILE, Magallanes: Estrecho de Magallanes (Zona 1). 6.— Acanthoprocta pustulata Loman, 1899. Zool. jahrb. Suppl. 5:12. Localidad típica: CHILE, Valdivia: Corral. Distribución geográfica: CHILE, Valdivia: Corral; Magallanes: Estrecho de Magallanes. (Zona 1). 7.— Chilegyndes phillipsoni Roewer, 1961. Senck. Biol. 42(1-2):101, Lám. 19, Fig. 10. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Península Muñoz Gamero. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Península Muñoz Gamero, 2.800 ft. (Zona 1 o 6). 8.— Discocyrtus modestus (Walckenaer), 1847. In Walckenaer, Hist. Nat. Ins. Apt. 4: 576. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Estrecho de Magallanes. Distribución geográfica: CHILE, Valdivia: Valdivia; Magallanes: Estrecho de Magallanes; Patagonia. (Zona 1). 9.— Eubalta meridionalis (Soerensen), 19 Ergbn. Hamburg. Magalh. Sammelr. 2: 22, Localidad típica: CHILE, Magallanes: Canal Beagle (Tierra del Fuego). Distribución geográfica: ARGENTINA (Canal Beagle); CHILE, Maga- llanes: Canal Smith; Tuesday Bay; Canal Beagle; Bahía Gletscher; Tierra del Fuego. Material examinado: Magallanes, 1 macho, Península de Brunswick, Cho: rrillo de la Piedra, octubre, 29, 1960, T. Cekalovié (INCO); 1 macho, Península de Brunswick, Laguna Parrillar, diciembre, 12, 1965, T. Cekalovié (INCO). (Zonas 1, 3 y +). 10.— Lycomedicus planiceps (Guerin), 1830. Iconogr. Regne Animal 3: 13. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Isla Hoste. Distribución geográfica: ARGENTINA ?: Buenos Aires (Baradero?); CHILE, Santiago: Santiago; Magallanes: Isla Hoste; Estrecho de Ma- gallanes. (Zona 1). 11.— Metabalta hostilis Roewer, 1913. Arch. Naturg. 79A(4): 61-63, Fig. 29. Localidad típica: CHILE, Concepción: Concepción. Distribución geográfica: CHILE, Concepción: Concepción; Magallanes: (sin indicar localidad). Material examinado: Magallanes, 2 machos y 13 hembras, Península de Brunswick, Río San Juan, febrero, 8, 1974, C. Strauss (INCO). 1 ma- cho y 3 hembras, Península de Brunswick, Río San Juan, febrero, 8, 1974, C. Strauss (IPM). (Zona 3). 12.— Pachylus chilensis (Gray), 1833. Griffith Anim. Kingdom 13: 20, Fig. 2. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Estrecho de Magallanes. Distribución geográfica: URUGUAY: (Sin indicar localidad); ARGEN- TINA, Córdoba: San Luis (Sin indicar localidad); Mendoza: (Aconca- gua, Roewer, 1929, puede ser de Chile?); Buenos Aires (Sin indicar localidad); Santa Cruz: Estrecho de Magallanes; CHILE, Valparaíso: Valparaíso; Quilpué; Viña del Mar; Casablanca; Santiago: Santiago; Talca: (Talca; Pocillas); Cautin: Temuco; Valdivia: Valdivia; Llan- quihue: Maullín; Magallanes: Estrecho de Magallanes. (Zona 1). NoTa: Especies presumiblemente presentes en Magallanes. =U5S Familia Triaenonychidae Pocock, 1903 Subfamilia Triaenonychinae Pocock, 1903 13.— Diasa michaelseni Soerensen, 1902. Ergebn. Hamburg. Magalh. Sammelr. 2: 11. Localidad típica: Patagonia? Distribución geográfica: ARGENTINA, Río Negro (Lago Nahuel Huapí; Lago Frías); CHILE, Valdivia: Fundo Putabla; Patagonia? 14.— Triaenonyx chilensis Sorensen, 1902. Ergebn. Hamburg. Magalh. Sammelr. 2: 7. Localidad típica: Patagonia. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt; Patagonia (sin indicar localidad). 15.— Triaenonyx corralensis Roewer, 1914. AECA. NACI BUDA > sisas Localidad típica: CHILE, Valdivia: Corral. Distribución geográfica: CHILE, Valdivia: Corral; Patagonia (Sin indicar localidad). 16.— Triaenonyx dispersus Roewer, 1914. ATC. Natur, BULA: enoninancisa Localidad típica: Patagonia. Distribución geográfica: CHILE, Maule: Cauquenes; Concepción: San Vicente; Cautín: Temuco; Valdivia: Valdivia; Llanquihue: Puerto Montt; Patagonia (sin indicar localidad). 17.— Triaenonyx rapax Sorensen, 1886. Die. Arach. Austral Lio. Localidad típica: Patagonia. Distribución geográfica: CHILE, Cautín: (Villarrica; Coipué); Patagonia (sin indicar localidad). 18.— Triaenonyx valdiviensis Soerensen, 1902. Ergebn. Hamburg. Magalh. Sammelr. 2: 9, Localidad típica: CHILE, Valdivia: Valdivia. Distribución geográfica: ARGENTINA, Neuquén: Pucará; Río Negro (Isla Victoria; Lago Fría): CHILE, Santiago: (Quebrada Macul; San- tiago); Valdivia: (Fundo Putabla; Valdivia; Corral); Aysén: Puerto Aysén; Patagonia (sin indicar localidad). INCERTAR. SEDES Familia Gonyleptidae Simon, 1879 Subfamilia Pachylinae Roewer, 1913 19.— Metagyndes martensi (Soerensen), 1902. Ergebn. Hamburg. Magalh. Sammelr. 2: 32, Localidad típica: Patagonia. Distribución geográfica: ARGENTINA?, Buenos Aires (Ensenada, quizás corresponda a Ensenada, Llanquihue, Chile); CHILE, Llanquihue: (Maullín; Ensenada); Patagonia (sin indicar localidad). Lagatovais; Ivellón? (Nota del autor: Las localidades de: Lagatovaia e Ivellón, no corresponden a lugares geográficos de Chile). 20.— Metagyndes pulchella (Loman), 1899. Zool. Jahrb. Suppl. 4(2): 8. Localidad típica: CHILE, Valdivia: Corral, Distribución geográfica: ARGENTINA, Neuquén: Lago Lácar; Río Ne- gro (Bariloche; Correntoso; Isla Victoria; Lago Fría); CHILE, Valpa- raíso: Valparaíso; Arauco: Contulmo; Valdivia: Corral; Patagonia (sin indicar localidad). 21.— Spinivunus adumbratus Roewer, 1943. Senck. Biol. 26(1-3): 24-25, Lám. 2, Fig. 15. Localidad típica: CHILE, Sur de Chile. Distribución geográfica: CHILE, Sur de Chile (sin indicar localidad). BIBLIOGRAFIA OPILIONES Butler, A. G. 1873. 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Argentino Cien, Nat, Zool, 5(2): 1-439, 20 láms., 62 figs. Roewer, C. F. 1913. Die Familien der Gonyleptiden der Opiliones Laniatores. Arch. Naturg. 79A(4-5): 1-472, 181 figs., 2 láms. Roewer, C. F. 1923. Die Webercknechte der Erde. Systematische Bearbeitung der bisher bekannten Opiliones. VI. 1-1116, 1212 figs. Roewer, C. F. 1925. Opilioniden aus Súd Amerika. Boll. Mus. Torino 40: 1-34, 2 láms. Roewer, C. F. 1928. Weitere Webercknechte II. 11 Erganzung der “Weberck- nechte der Erde”, 1923. Abh. Naturg. Ver. Bremen 26(3): 527-632, 51 figs., 1 lám. Roewer, C. F. 1929. Weitere Webercknechte 111. 111 Erganzung der “Weberck- nechte der Erde”. Abh. Nat. Ver. 27(3): 179-284, 46 figs, 1 lám. Roewer, C. F. 1931. Uber Triaenonichiden VI. VI. Erganzung der “Weberck- nechte der Erde 1923”. Zeirschr. wissens Zool. 138(1); 137-185, 31 figs. Roewer, C. F. 1931. Weitere Webercknechte V. V. Erganzung der “Weberck- nechte der Erde 1923”. Abh. Natur. Ver. 28(2-3): 101-164, 26 figs. Savory, Theodore. 1972. On the Names of the Orders of Arachnida. Systematic Zoology 21(1): 122-125. Simon, E. 1884. Arachnides recueillis par la Mission du Cap Horn en 1882- 1883. Bull. Soc. Zool. France 9: 117-144, 3 láms. Simon, E. 1891. Arachnides, in Mission Scient. Cap. Horn 1882-1883. Zool. 6(2): 1-42, 2 láms. Simon, E. 1902. Arachniden, excl. Acariden und Gonyleptiden. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 6(4): 1-47. Soares, B. A. M. 1944, Notas sobre Opiliones. Papeis Avulsos 4(17): 248-276. Soarés, B. A. M. 1945. Opiliones de Colecao do Museu Nacional do Río de Janeiro. Arq. Zool. 4(9): 341-394. Pz AO Soares, B. A. M. 1946. Opilioes do Departamento de Zoología. Revisao dos Opilioes existentes atualmente no Departamento de Zoología da Secretaria da Agricultura do Estado de Sao Paulo. Arq. Zool. 4(13): 485-534. Soares, B. A. M. y Soares, H. E. M. 1954. Monografía dos géneros de Opilioes Neotrópicos. Arq. Zool. Est. Sao Paulo 8(9): 225-302. Soerensen, W. 1884. Opiliones Laniatores (Gonyleptides W. S. olim). Musei Hauniensis. Naturh. Tiddskk. (ser. 3) 14: 555-646. Soerensen, W. 1886. Opiliones Australasiae, in C. L. Kock, Die Arachniden Australiens 2: 1-34, 2 láms. Soerensen, W. 1902. Gonyleptiden (Opiliones Laniatores). Ergeb. Hamb. Ma- galh. Sammelr. 2: 1-36. Weyenbergh, H. 1876. La Fauna Argentina (Cap. VIII). en Napp. La Re- pública Argentina, Buenos Aires. Orden ACART Sundevall, 1833 Suborden MESOSTIGMA TA Canestrini, 1819 Superfamilia GAMASIDOIDEA Leach, 1815 Familia Ascaidae Oudemans, 1905 Subfamilia Ologamasinae Ryke, 1962 1.— Cyrtolaelaps setosus Kramer, 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 22: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego: AR- GENTINA, Tierra del Fuego (Ushuaia). (Zona 1). 2.— Cyrtolaelaps (Gamasellus) racovitzaz ((Troussart), 1903. Result. Voy. Belg. Zool. p. 8. Localidad típica: CHILE, Antártica: Estrecho Gerlache. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Islas Shetland del Sur; Pe- nínsula Antártica (Isla Argentina, Isla Torgeisen, Costa Graham, Isla Anvers, Isla James Ross, Isla Green, Costa Danco); Isla Livings- ton; Isla Decepción; Puerto Yankee. dit e Familia Parasitidae Oudemans, 1901 3.— Parasttus navicularis (Gervais), 1849. Hist. Fís. Pol. de Chile 4: 42. Localidad típica: CHILE (sin indicar localidad). Distribución geográfica: CHILE. Toda la República; Magallanes: Tie- rra del Fuego; Isla Navarino (Puerto Toro). (Zona 1). Familia Halarachnidae Oudemans, 1906 4.— Halarachne miroungae Ferris, 1925. Parasitology 17: 166. Localidad típica: CHILE, Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Base Gabriel González Videla), en Mirounga leonina “elefante marino”; Mirounga angustirostris “elefante marino”; Phoca vitulina richards “foca común; Pygoscelis papua “pinguino papua”. 5.— Orthohalarachne magellanica Finnegan, 1934. Discovery Reports 8: 319-328. Localidad típica: CHILE, Magallanes (En las fosas nasales del “león marino” Otaria byronia. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes. (Zonas 1 y 5). Familia Laelaptidae Berlese, 1892 Subfamilia Laelaptinae Berlese, 1892 6.— Laclaps brunneus Kramer, 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 22: 24. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego (Zona 1) 7.— Laelaps (Eulaelaps) grahamensis Trágardh, 1908. Wiss. Ergeb. Schwed. Sudpolar Exped. 5: 15, Localidad típica: CHILE, Antártica: Tierra de Graham. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Tierra de Graham (Mount Bransfield). e, E Superfamilia UROPODINOIDEA Kramer, 1881 Familia Cillibida: Trágardh, 1944 8.— Cibilla rectangularum (Kramer), 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 22: 25. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zonas 2 y de Suborden 7IJXODIDES Leach, 1815 Familia Argasidae Canestrini, 1890 9.— Otobius megnini (Dugés), 1834. Ann. Sci. Nat. Paris (Sér. 2), 1. Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: ARGENTINA, Catamarca; Córdoba; San Luis; CHILE. (Norte y centro del país). Parasitando el conducto auditivo externo de caballos, ovejas, perros, vacunos y algunas aves; Maga- llanes: (Sin indicar localidad). Familia /xodidae Murray, 1877 10.— Amblyomma parvitarsum Neumann, 1911. Das Tierreich. Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: ARGENTINA, Jujuy; Neuquén; Río Negro; Chubut; Santa Cruz (parásito de: guanaco, vicuña, vacuno, oveja, avestruz petiso); CHILE. Sin indicar localidad, parásito de: vicuña, guanaco, llamas, alpacas; Magallanes: sin indicar localidad, ectopará- sito de Lama guanicoe “guanaco”. Posible parásito de: Vicugna vi- cugna “vicuña”, Bos taurus “buey”, Ovis aries “oveja”, Pterocnemis pennata pennata “avestruz”, Lama glama “llama” y Pacos lama “al- paca para los mamiferos presentes en Magallanes, e Y 11.— /xodes auritulus Neuman, 1904. Arch. Parasitol, 8: 450. Localidad típica: No se obtuvo información exacta, posiblemente: Antártica? Distribución geográfica: ARGENTINA (Tierra del Fuego); BRASIL; CANADA; COSTA RICA; GUATEMALA; PERU; ESTADOS UNI- DOS; NUEVA ZELANDIA; CHILE, Magallanes: Punta Arenas. (Zona 4). 12.— Ixodes ricinus (Linnaeus), 1758. Syst. Nat. Ed. 10: 625. Localidad típica: EUROPA. Distribución geográfica: Cosmopolita; ARGENTINA, Tucumán; Entre Ríos; CHILE. Diversos lugares del centro de Chile, sin indicar lo- calidad, parásito de: Diuca diuca diuca “diuca”; Agriornis livida livida “Zorzal mero”; Magallanes: sin indicar localidad exacta, pa- rásito de Turdus falklandii magellanicus “zorzal común”, también parasita Bos taurus “buey”, Equus caballus “caballo”. 13.— Ixodes uriae White, 1852. Journal of Voyage in Baffin's Bay. 2: 210. Localidad típica: Posiblemente Antártica? Distribución geográfica: ARGENTINA, Tierra del Fuego; CHILE, Antártica (Isla Decepción), Magallanes: Cabo de Hornos en Pygoscelis adeliae “pinguino de Adelia”; Pygoscelis antarctica “pinguino papua”; Daption capensis “petrel pintado”; Chataracta loennbergi “salteador”; Macronectes giganteus “petrel gigante”. Suborden THOMBIDIFORMES Reuter, 1909 Superfamilia PROSTIGMATOIDEA Kramer, 1877 - Familia Eupodidae Koch, 1842 (= PENTHALEIDAE Oudemans, 1931) 14.— Protereunetes minutus Strantmann, 1967. In J. Lindsley. Entomology of Antartica 10:55-56, Fig. 1, a-g. En 7 O Localidad típica: CHILE, Antártica. Península Antártica; Isla Anvers, Islas Shetlands del Sur, Isla South Orkey. Familia Penthalodidae Thor, 1933 15.— Stereotydeus villosus (Trouessart), 1902. Coll. Nat. Hist. “Southern Cross”, p. 227. Localidad típica: CHILE, Antártica: Península Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Isla Anvers), Islas Shetland del Sur (Isla Rey Jorge, Isla Livingston, Isla Decepción). Familia Bdellidae Dugés, 1834 Subfamilia Bdellinae Grandjean, 1938 16.— Bdella symetrica Kramer, 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 25: 11-14. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego; Isla Navarino (Puerto Toro). (Zonas 1 y 3). 17.— Bdella uncinata Kramer, 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 25: 11-14. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego; Isla Navarino (Puerto Toro) (Zonas 1 y 3). Familia Rhagidiidae Oudemans, 1922 18.— Rhagidia gerlachei (Trouessart), 1903. Res. Voy. du S. Y. Bélgica Zool. p. 4. Localidad típica: CHILE, Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Islas Shetland del Sur; Islas Greenwich; Península Antártica. 19.— Rhagidia leechi Strandtmann, 1963. Pacific. Ins. 5(2):463, Figs. 34-40. Localidad típica: CHILE, Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Decepción. Familia Tydeidae Kramer, 1877 20.— Tydeus erebus Strandmann, 1967. In J. Lindsley. Entomology of Antartica 10: 70-71, Fig. 10, Localidad típica: CHILE, Antártica: East Antártica (Isla Mule). Distribución geográfica: CHILE, Antártica: East Antartica (Isla Mule). 21.— Tydeus tilbrocki Strandmann, 1967. In J. Lindley. Entomology of Antartica 10: 71-74, Fig. 11. Localidad típica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Isla Danco). Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Isla Danco), Isla Decepción. Familia Pachygnathidae Kramer, 1877 (= NANORCHESTIDAE Grandjean, 1937) 22.— Gainta nivalis Trouessart, 1914. Deux. Exped. Ant. Fran. 16 pp- Localidad típica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Isla Peter- mann). Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Isla Petermann), sobre algas. 23.— Nanorchester antarcticus Stradmann, 1963. Pacific Ins. 5(2): 470, Figs. 55-59. Localidad típica: CHILE, Antártica: Isla Ross (Observation Hill). Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Decepción; Península Antártica (Isla Anvers); Isla Ross (Observation Hill). 0 Familia Tetranychidae Donnadieu, 1875 24.— Bryobia praetiosa Koch, 1835. In Panzer. Ins. Germ. Heft. 133. Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: Cosmopolita. CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego (Zonas 3, 4 y 5). Familia Demodicidae Nicolet, 1855 25.— Demodex canis Leyding. Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: Cosmopolita. CHILE, Magallanes: (Sin indicar localidad), vive en asociación con el “Bacterio” Staphylococcus pyo- genes albus produciendo la sarna en Cannis familiaris “perro”. Familia Erythrasidae Oudemans, 1902 26.— Fallopia protractus (Kramer), 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 25: 8-10. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego (Zona 1). Familia Smaridiidae Kramer, 18378 27.— Smaris scopula “Trouessart, 1903. Exp. Antarctiques Belge. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Ultima Esperanza. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Ultima Esperanza (En troncos podridos de Nothofagus antarctica “ñirre” (Zonas 3, 4 y 5). A y Familia Trombidiidae Leach, 1815 Subfamilia Trombidiinae Thorell, 1935 28.— Trombidium pectineus Kramer, 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 25: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Navarino; Isla Picton. (Zonas 1 y 4). Superfamilia AHAYDRACHNOIDEA Leach, 1815 Familia Halacaridae Murray, 1876 Subfamilia Rhombognathinae Viets, 1927 29.— Rhombognathus gressitti Newell, 1967. In Linsley Entomology-of Antarctica 10: 83-85, Figs. 1-7. Localidad típica: CHILE, Antártica: Isla Anvers (Biscoe Point). Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Anvers (Biscoe Point); Islas Shetland del Sur. 30.— Rhombognathus magnirostris lionix Trouessart, 1889. Ann. Mag. Nat. Hist. 5(6)26: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zo- nas 1, :3.:0. 5). 31.— Rhombognathus plumifer (Trouessart), 1889, Ann. Mag. Nat. Hist. 5(6)26: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). 32.— Rhombognathus (Rhombognathides) trionyx “Trouessart, 1889. Ann. Mag. Nat. Hist. 5(6)26: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zo- nas 1, 3 o 5). E Subfamilia Halacarinae Viets, 1927 33.— Agave drygalskii (Lohmann), 1907. Schr. Naturw. Ver. Sch. 14: 6-9. Localidad típica: CHILE, Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica. 34.— Copidognathus liouvillesr "Trouessart, 1914. Jeuxieme Exp. Antarctique Francaise. 16 pp. Localidad típica: CHILE, Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Mar de Bellingshausen). 35.— Copidognathus longirostris (Trouessart), 1896. C. R. Acad. Sci. Paris 107: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). 36.— Copidognathus obsoletus "Trouessart y André, 1938. Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). 37.— Copidognathus simonis (Lohmann), 1907. Schr. Naturw. Ver. Sch. 14: 12. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Mar de Bellinghausen); Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). 38.— Halacarus (Halacarellus) armatus (Kramer), 1898. Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). 39.— Halacarus (Halacarellus) harioti harioti (T'rouessart), 1899. Ann. Mag. Nat. Hist, 5(6)26: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). e: ODA 40.— Halacarus (Thalassarachna) novus (Lohmann), 1907. Schr. Naturw. Ver. Sch. 14: 7-10, Localidad típica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Isla Peter- mann). Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Isla Petermann). Subfamilia Lohmannellinae Viets, 1927 41.— Lochmannella falcata falcata (Hodge), 1863. Trans. Tyneside Nat. Field, Club. 5. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). Superfamilia AYGROBATOIDEA Koch, 1842 Familia Hydryphantidae Piersig, 1896 Subfamilia Hydryphantinae Piersig, 1896 42.— Hydryphantes jujuensis Nordenskjold, 1904. Arkiv. fór Zool. 3: 395-396, fig. 172. Distribución geográfica: ARGENTINA, Neuquén (Las Lajas); Jujuy (Laguna Colorada); CHILE, Santiago: Lo Valdés; Cautín: Villarrica; Magallanes: Laguna Amarga (Zona 5). Familia Clathrosperchonidae Lundband, 1936 Subfamilia Clathrosperchoninae Lundband, 1936 43.— Notosperchonopsis pauciscutata (Viets), 1955. Trans. Linnean Soc. London 13: 255, Fig. 6. Localidad típica: BOLIVIA: Lago Titicaca (Pamen Bay). Distribución geográfica: CHILE, Coquimbo: Fray Jorge; Llanquihue: Peulla; Magallanes: Península de Brunswick (Río de los Ciervos; Cho- rrillo Alicia); BOLIVIA: Lago Titicaca (Tamen Bay) (Zona 3). a Familia Hygrobatidae Koch, 1342 Subfamilia Hygrobatinae Koch, 1842 44.— Australiobates cekalovici Besch, 1964. Beitr. zur Neotr. Fauna 3(2): 128-129, Figs. 45a-46. Localidad típica: Península de Brunswick (Río de los Ciervos). Distribución geográfica: ARGENTINA, Río Negro (Río Limay, cerca Lipala Grande). CHILE, Valdivia: Oeste Isla Teja; Magallanes: Pe- nínsula de Brunswick (Río de los Ciervos; Río Blanco). (Zonas 3 y 4). 45.— Corticacarus (Corticacarus) nilsoni Besch, 1964. Beitr. zur Neotr. Fauna 3(2): 144-146, Fig. 57. Localidad típica: Ultima Esperanza (Río “Tres Pasos). Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Ultima Esperanza (Rio Tres Pasos). (Zona 5). 46.— Corticacarus (Corticacarus patagonicus Besch, 1964. Beitr. zur Neotr. Fauna 3(2): 146-147, Figs. 58-59. Localidad típica: Península de Brunswick (Estero del Medio). Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Península de Brunswick (Río de los Ciervos; Estero del Medio; Km. 40 S. de Punta Arenas). (Zona 4). NOTA DEL AUTOR. (El Estero del Medio corresponde al Estero Mina Rica, y la localidad asignada: “Km. 40 Sur de Punta Arenas” podría per- tenecer al Chorrillo Quema Angosta o al Río Canelo Sur). 47.— Hygrobatella (Tetrahygrobatella) chilensis Besch, 1964. Beitr. zur Neotr. Fauna $(2): 137-138, Fig. 51. Localidad típica: Península de Brunswick (Río Blanco). Distribución geográfica: CHILE, Coquimbo: Fray Jorge; Magallanes: Península de Brunswick (Río Blanco). (Zona 3). Superfamilia LEBERTIOIDEA Thorell, 1900 Familia Oxidae Viets, 1926 Subfamilia Oxinae Viets, 1926 48.— Flabellifrontipoda neotropica Lundband, 1944. Arkiv. Zoology 5(8): 458-459, Ejes 13, a Localidad típica: COLOMBIA: Coconuco. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Península de Brunswick (Río de los Ciervos; Río Blanco); COLOMBIA: Coconuco. (Zona 3). 49.— Flabellifrontipoda sneiderni Lundblad, 1955. Arkiv. fór Zoology 5: 456-457, Fig. 12. Localidad típica: COLOMBIA: El Tambo. Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Lago Riñihue; Magallanes: Península de Brunswick; Ultima Esperanza (Río Tres Pasos); CO- LOMBIA: El Tambo. (Zona 5). Superfamilia LIMNESIOIDEA Thorell, 1900 Familia Limnesiidae Thorell, 1900 Subfamilia Tyrrellinae Koenike, 1910 50.— Tyrellia australis Besch, 1962. Acarología 4: 381-390, Figs. 4-5. Localidad típica: CHILE, Magallanes. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes (Sin indicar localidad). Superfamilia PIONOIDEA Thorell, 1900 Familia Pionidae Thorell, 1900 Subfamilia Tiphysinae Vitzthum, 1942 51.— Hydrochoreutes krameri Piersig, 1896. Beitr. Kent. Sach. Hydroch. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego; AR- GENTINA, Tierra del Fuego (Ushuaia). (Zona 1). Superfamilia ATUROIDEA Thorell, 1900 Familia Aturidae Thorell, 1900 , Subfamilia Aturinae Thorell, 1900 52.— Rhynchaturus hexaporus Besch, 1964. Beitr. zur Neotr, Fauna 3(2): 160-162, Fig. 71. e y BE Localidad típica: CHILE, Valdivia: Liquiñe. Distribución geográfica: CHILE, Valdivia: Liquiñe; Magallanes: Ulti- ma Esperanza (Laguna Amarga; Río Tres Pasos). (Zonas 4 y 5). Suborden SARCOPTIFORMES Reuter, 1909 Superfamilia ACARIDOIDEA Latreille, 1802 Familia Acaridae Ewing and Nesbitt, 1942 (= TYROGLYPHIDAE Donnadieu, 1868) Subfamilia Acarinae Nesbitt, 1945 53.— Tyrogliphes siro (Linnaeus), 1758. Syst. Nat. Ed. 10: 616. Localidad típica: EUROPA y AMERICA (in farina). Distribución geográfica: Cosmopolita; CHILE, Magallanes (sin indicar localidad). Acaro del queso. Familia Hyadesidae Halbert, 1915 54.— Hyadesia uncinifer Megnin, 1899. Miss. Scient. Cap. Horn. 6: Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 1). Familia Glycyphagidae Berlese, 1887 55.— Chaetodactylus antarcticus (Trágardh), 1907. Sci. Nat. Doc. Sci. pp. 11-13. Localidad típica: CHILE, Antártica: Península Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica. 56.— Glycyphagus domesticus (DeGeer), 1771. Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: Cosmopolita; CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Habita en productos almacenados, como frutas secas, Cueros, pieles, :etc:): A Familia Sarcoptidae Trouessart, 1892 57.— Sarcoptes scabiei (DeGeer), 1778. Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: EUROPA. Distribución geográfica: Cosmopolita; CHILE, Magallanes: (Sin indicar localidad). Acaro de la sarna. Familia Psoroptidae Canestrini, 1892 58.— Psoroptes equi cuniculi (Zurn), Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: Cosmopolita, ARGENTINA, CHILE. Maga- llanes? (Parásito en las orejas de Oryctolagus cuniculus “conejo”). 59.— Psoroptes equi equi (Haering), 1838. Nova Acta Acad. Caes. Leop. Carol., 18(2): Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: Cosmopolita, CHILE, Magallanes: (Parasita Equus caballus L. “Caballo””). 60.— Psoroptes equi Ovis (Railliet). Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: Cosmopolita. CHILE, Magallanes: (Parasita el ganado ovino), Ovis aries “oveja'””). Familia Proctophyllodidae Mégnin y “Trouessart, 1883 Subfamilia Alloptinae Canestrini, 1879 61.— Alloptes aschizurus Gaud, 1952. Mem. Inst. Sci. Madagascar (Ser. A), 8: 164, Fig. 2. Localidad típica: FRANCIA: Isla Keguerlen. Distribución geográfica: FRANCIA: Isla Keguerlen; CHILE, Antártica: Isla Greenwich (base Arturo Prat), en Chionis alba “paloma antár- tica” y Chionis minor “paloma antártica. Pu 7 A 62.— Alloptes chionis Ayteo and Peterson, 1967. In J. Linsley. Entomology of Antarctica 10:98, Figs. 1-4. Localidad típica: CHILE, Antártica: Isla Gastón. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Gastón, en Chionis minor “paloma antártica” y Chionis alba “paloma antártica”. 63.— Alloptes obtusolobus Dubilin, 1951. Akad. Nauk. S.S.S.R. Zool. Inst. Parasitol. Sborn. 13: 249, Fig. 70. Localidad típica: EUROPA: Delta del Volga y del Danubio; Lago Omega, en Larus cachinnans “gaviota del Volga”. Distribución geográfica: EUROPA; Delta del Río Volga; Río Danubio; Lago Omega; CHILE, Antártica; Base Gabriel González Videla, en Larus dominicanus “gaviota común”. Familia Avenzoariidae 64.— Scutumegnimia phalacrocoracis Atyeo and Peterson, 1967. In J. Linsley. Entomology of Antarctica 10: 100, Figs. 5-8. Localidad típica: CHILE, Antártica: Isla de Maipo. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla de Maipo, en Phala- crocorax atriceps “cormorán imperial”. 65.— Zachuatkinia hydrobatidir Dubilin, 1949. Akad. Nauk. S.S.S.R. Zool. Inst. Parasitol. Sborn. 11: 219-220, Figs. 9, 10 y, 12; Localidad típica: CHILE, Antártica: Haswell Island. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Decepción, en Fregetta tropica “golondrina de mar de viente negro”; Isla Shetland del Sur, Isla Anvers, Isla Laurie, Isla Litchfield, Isla Haswell en Pagadroma nivea “petrel de las nieves”, Oceanites oceanicus exasperatus “golon- drina de mar”. Superfamilia ORIBATEIDEA Dugés, 1833 Familia Aypochthoniidae Berlese, 1910 (=BRACHYCHTHONTIDAE Berlese, 1910) 66.— Brachychthontus foliatus (Hammer), 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 21-22, Lám. 3, Fig. 16. Localidad típica: BOLIVIA, Este de la Cumbre, 4.000 m. 1 OS Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas; ARGEN- TINA, Santa Cruz: Punta Bandera; BOLIVIA, Este de la Cumbre, 4.000 m.; Chacaltaya, 5.400 m. (Zona 4). 67.— Eobrachthontus oudemansií Hammer, 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 19, Lám. 2, Fig. 12. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Arroyo de la Cruz de Pie- dra, 2.600 - 3.650 m. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego; AR- GENTINA, Mendoza: Arroyo de la Cruz de Piedra, 2.600 - 3.650 m. (Zona 1). 68.— Liochthonius fimbriatissimus (Hammer), 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 14-15, Lám. 1, Fig. 2. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Los Pajaritos, 2.300 - 2.700 m.). Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt; Magalla- nes: Punta Arenas, Tierra del Fuego; ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Los Pajaritos, 2.300 -2.700 m. Laguna Atuel; Arroyo de la Cruz de Piedra, 2.600 - 3.650 m.; Río Negro; Puerto Blest; Santa Cruz: Punta Bandera. (Zonas 4 y 5). 69.— Liochthonius mollis (Hammer), 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 15, fig. 3-Sa. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel, cerca Arroyo Las Chircas. Distribución geográfica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel; CHILE, Antártica: Isla Decepción. 70.— Liochthontus pepitensis Hammer, 1962. Biol. Skr. Da. Vid. Selsk. 13(2): 14-15, Lám. 1, Fig. 15. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona 3, 4 o 5). 71.— Liochthonius rigidisetosus v. curtus Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 14, Lám. 1, Fig. 4. Localidad típica: CHILE, Llanquihue: Petrohué. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Petrohué; Magallanes: Punta Arenas. (Zona 4). cs 72.— Liochthonius unilateralis Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 15-16, Lám. 2, Fig. 6. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zona dy HO: 3): 73.— Trichthonius pulcherrimus (Hammer), 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk, 10(1): 22-23, Lám. 3, Fig. 17. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Las Chircas, 1.900 - 2.200 m.). Familia Malaconothridae Berlese, 1916 74.— Malaconothrus traslamellatus Hammer, 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 27-28, Lám. 6, Fig. 24. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Arroyo de la Cruz de Piedra, 2.600 - 3.650 m. Distribución geográfica: CHILE, Atacama: Copiapó; Coquimbo, La Serena; Santiago: Polpaico, El Volcán; Magallanes: Puerto Natales; ARGENTINA, Salta; San Antonio de los Cobres, 3.800 m.; Mendoza: Arroyo de la Cruz de Piedra, 2.600 - 3.650 m.; Río Negro: Bariloche, Llao-Llao, Puerto Blest; Santa Cruz: Punta Bandera; Lago Moreno; BOLIVIA, Cumbre, 5.000 m. (Zona 5). Familia Camisiidae Selinick, 1928 75.— Camisia segnis (Grandjean), 1936. Ann. Soc. Ent. France 105: 38, Figs. 1-2. Localidad típica: EUROPA (Sin indicar localidad). Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt, Petrohué; Magallanes: Tierra del Fuego; BOLIVIA. La Cumbre, 5.000 m., Cha- caltaya, 5.400 m. (Zonas 3, 4 o 5). 76.— Nothrus (?) fossatus Kramer, 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr, 22: 29. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Sur de Tierra del Fuego? Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego»; AR- GENTINA, Tierra del Fuego (Ushuaia). Nora. El autor de la espe- cie, la cita como dudosa para Magallanes (Chile). (Zona 1). A 77.— Nothus suramericanus (Hammer), 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 32-33, Lám. 8, Fig. 32. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Los Pajaritos, 2.300 - 2.700 m.). Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Puerto Natales; Punta Arenas; ARGENTINA, Salta: San Antonio de los Cobres, 3.800 m., Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Los Pajaritos, 2.300 -2.700 m., Arroyo El Obscuro, 3.300 m.); Arroyo Plomo 2.400 m., Arroyo de la Cruz de Piedra, 2.600 - 3.650 m., Santa Cruz: Punta Bandera; BOLI- VIA, Cumbre, 5.000 m. (Zonas 4 y 5). 78.— Platynothrus skottsbergi “Tragardh, 1933. The Natural History of Juan Fernández and Easter Island. Zool. 3: 556- 558, Figs. 7-10. Localidad típica: CHILE, Valparaíso: Islas Juan Fernnández (Masatie- rra). Distribución geográfica: CHILE, Valparaíso: Isla Juan Fernández (Masatierra: Quebrada Rabanal, Puerto Inglés, Cerro Damajuana, Centinela), Llanquihue: Puerto Montt; Magallanes: Cueva del Mi- lodón, Puerto Natales, Punta Arenas; ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Las Chircas, 1.900 - 2.200 m., Laguna Atuel), Arro- yo de la Cruz de Piedra, 2.660 - 3.650 m., Arroyo El Plomo, 2.400 m., Río Negro: Bariloche, Puerto Blest; Santa Cruz: Perito Moreno, El Calafate, Punta Bandera (Zonas 3, 4 y 5). Familia Hermanniidae Sellnick, 1928 79.— Phyllhermannia dentata v. glabra Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 24, Lám. 4, Fig. 13. Localidad típica: CHILE, Magallanes; Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. (Zona 4). 80.— Petrocortesía australis Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 24-25, Lám. 5, Fig. 14, Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego; AR. GENTINA, Río Negro: Llao-Llao, Puerto Blest. (Zonas 3, 4 o 5). PP. Familia Eremaeidae Willmann, 1931 (= OPPIIDAE) 81.— Anderemaeus magellanis Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 54, Lám. 18, Fig. 46. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas, Tierra del Fuego. (Zonas 3, 4 y 5). 82.— Globoppia intermedia Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 44-45, Lám. 13, Fig. 34 Localidad típica: CHILE, Llanquihue; Puerto Montt. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt; Maga- llanes: Punta Arenas. (Zona 4). 83.— Globoppia maior Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 46, Lám. 14, Fig. 36. Localidad típica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt; Maga- llanes: Punta Arenas; ARGENTINA, Santa Cruz: Ventisquero Mo- reno. (Zona 4). 84.— Globoppia minor Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 45-46, Lám. 13, Fig. 35. Localidad típica: CHILE, Llanquihue: Petrohué. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Petrohué; Magallanes: Punta Arenas. (Zona 4). 85.— Lanceoppia hexapili Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 42-43, Lám. 11, Fig. 31. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zonas 3, 4 o 5). 86.— Nodocepheus dentatus Hammer, 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 65, Lám. 18, Fig. 75a, Lám. 19, Fig. 75. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Estancia El Sosneado, 1.600 m. = e Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Peulla, Petrohué; Ma- gallanes: Cueva del Milodón, Puerto Natales; ARGENTINA, Men- doza: Valle Río Atuel (Estancia El Sosneado, 1.600 m. Arroyo Las Chircas, 1.900 -2,200 m.). (Zona 5). 87.— Oppia angustata Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 37, Lám. 9, Fig. 25. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas, Tierra del Fuego; ARGENTINA, Río Negro: Llao-Llao, (Zonas 3, 4 y 5). 88.— Oppia loxolineata Wallwork, 1965. Pacific. Ins. 7(3): 454, Figs. 1-2. Localidad típica: CHILE, Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Decepción; Isla Anvers; Isla Livingston; Isla Torgensen; Costa Danco; Isla Argentina. 89.— Oppia magellanis Hammer, 1962. Biol, Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 37-38, Lám. 9, Fig. 26. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas, Tierra del Fuego. (Zonas 3, 4 y 5). 90.— Oppia multicorrugata Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk, 13(2): 39-40, Lám. 10, Fig. 28. Localidad típica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt; Magalla- nes: Cueva del Milodón. (Zona 5). 91.— Oppia pepitensis Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk, 13(2): 38-39, Lám. 10, Fig. 27. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zonas 3, 1 y 5. 92.— Opiella nova (Oudemans), Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: (No se obtuvo información). Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt, Petrohué; E Magallanes: Puerto Natales: ARGENTINA: Mendoza: Valle Río Atuel (Estancia El Sosneado, 1.660 m., Puerto de los Arrollos; Río Negro: Llao-Llao, Puerto Blest; BOLIVIA, Chulumani, 1.800 m., EUROPA; ESTE DE LOS ESTADOS UNIDOS; GROENDANDIA. (Zona 5). 93.— Oppiella suramericana (Hammer), 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 48-49, Lám. 13, Fig. 51. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Blanco, 1.800 m.). Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Peulla; Puerto Montt; Magallanes: Cueva Milodón, Puerto Natales; Punta Arenas; Tierra del Fuego; ARGENTINA, Mendoza: Valle del Río Atuel (Arroyo Blanco, 1.800 m.); Santa Cruz: Perito Moreno, Punta Bandera; BO- LIVIA, Chacaltaya, 5.400 m. (Zonas 3, 4 y 5). 94.— Suctobelba microdentata Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2):30-31, Lám. 7, Fig. 20. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas, (Zona 4). Familia Oribatulidae Jacot, 1929 95.— Eporibatula australis Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 56-57, Lám. 19, Fig. 48. Localidad típica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt; Magalla- nes: Punta Arenas. (Zona 4). Familia Ceratozetidae Jacot, 1925 96.— Cryptozetes chilensis, Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 58-59, Lám. 19, Fig. 50. Localidad típica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt. Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt; Magalla- nes: Tierra del Fuego. (Zonas 3, 4 o 5), O 97.— Edwardzetes andicola Hammer, 1958. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 10(1): 89-90, Lám. 27, Fig. 110. Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Los Pajaritos, 2.300 - 2.700 m.). Distribución geográfica: CHILE, Llanquihue: Puerto Montt, Peulla; Magallanes: Puerto Natales, Punta Arenas, Tierra del Fuego; AR- GENTINA, Mendoza: Valle Río Atuel (Arroyo Los Pajaritos, 2.300 - 2.700 m.); BOLIVIA, Este La Cumbre, 4.000 m. (Zonas 3, 4 y 5. 98.— Edwardzetes elongatus Wallwork, 1966. Bull. Brit, Antarctic. Surv. 9: 11, Figs. 13-14. Localidad típica: Antártica: South Georgia. Distribución geográfica: Antártica: South Georgia; CHILE. Antártica: Isla Bellingshausen. 99.— Furcobates hastata (Kramer), 1898. Ergb. Hamb. Magalh. Sammelr. 2. Localidad típica: CHILE, Magallanes? Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Puerto Natales. (Zona 5). 100.— Granizetes curvatus Hammer, 1961. Biol. Skr. Dan Vid. Selsk. 13(1): 117-118, Lám. 37, Fig. 115. Localidad típica: PERU, Puno: Sillustani, 3.900 m. Distribución geográfica: PERU, Puno: Sillustani, 3.900 m.; CHILE, Magallanes: Puerto Natales, Tierra del Fuego. (Zonas 3, 4 y 5). 101.— Maculobates longiporosus Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan Vid. Selsk. 13(2): 61-62, Lám. 21, Fig. 54. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas; ARGEN- TINA, Santa Cruz: Ventisquero Moreno. (Zona 4). 102.— Magellozetes antarcticus (Michael), 1895. Descripción original (No se obtuvo información). Localidad típica: Antártica: South Georgia. Distribución geográfica: Antártica: South Georgia; CHILE, Antártica: Península Antártica (Base Gabriel González Videla, Bahía Hope); Isla Adelaida; Isla Anvers; Tierra del Fuego. (Zonas 3, 4 o 5). o 103.— Magellozetes processus Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 65-66, Lám. 23, Fig. 59. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas, (Zona 4). 104.— Porozetes polyzonalis Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 70-71, Lám. 25, Fig. 63. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zonas AA OO) 105.— Tuxenia manantialis Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan Vid. Selsk, 13(2): 62-63, Lám. 22, Fig. 55. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: ARGENTINA, Santa Cruz: Punta Bandera; CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zonas 3, 4 o 5). Familia Oribatellidae Jacot, 1925 106.— Oribatella palustris Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 78-79, Lám. 28, Fig. 72. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas. (Zona 4). Familia Podacaridae 107.— Alaskozetes antarcticus antarcticus (Michael), 1903. Rapp. Scient. (Zool.) R-17:3, Figs. 1-11. Localidad típica: CHILE, Antártica: Península Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Shetland, del Sur; Isla Nelson; Isla Livingston; Isla Decepción; Isla Fuente; Isla Cecilia; Isla González; Isla Greenwich; Bahía Paraíso (Base Gabriel González Videla); Isla Adelaida; Isla Anvers. 108.— Halozetes belgicae belgicae (Michael), 1903. Rapp. Scient. (Zool.), R-17: 5, Figs. 12-19. Localidad típica: CHILE, Antártica: Gerlache Strait. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Península Antártica (Base Gabriel González Videla, Bahía Paraíso, Costa Danco, Brialmont Cove, Bahía Hope); Isla Adelaida; Isla Anvers; Isla Torgensen; Isla Decepción; Isla Argentina; Isla Shetland del Sur; Isla King George 1; Isla Orkney; Isla Livingston. 109.— Halozetes marinus (Lohmann), 1907. Schr. Naturw. Ver. Sch, 14:369, Fig. 3. Localidad típica: CHILE, Antártica. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Cuverville; Isla Orkney. 110.— Halozetes necrophagus Wallwork, 1967. In Linsley. Entomology of Antarctica 10: 110-112, Figs. 1-3. Localidad típica: CHILE, Antártica: Isla Cuverville. Distribución geográfica: CHILE, Antártica: Isla Cuverville. Familia Phthiracaridae Perty, 1841 Subfamilia Phthiracarmae Perty, 1841 111.— Hoploderma furcata (Kramer), 1898. Ergeb. Hamb. Magalh. Sammelr. 22: 31. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zonas 3, 039). 112.— Steganacarus schizocoma Hammer, 1962. Biol. Skr. Dan. Vid. Selsk. 13(2): 79-80, Lám. 28, Fig. 72. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego. (Zonas S 40.9 BIBLIOGRAFIA ACARI Aragao, H. de B. 1938. Notas sobre os Ixodideos da República Argentina, Mem. Inst. Oswaldo Cruz 33(2): 319-327. Baker, E.W. £ G.W. Wharton. 1958. 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(6)8: 222. Localidad típica: CHILE, Valdivia: Valdivia. Distribución geográfica: CHILE. Valparaíso: Quebrada Verde; Valdi- via: Valdivia; Magallanes: Punta Arenas (Zona 4). 2.— Scotinoecus fasciatus Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 183-185. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; Tierra del Fuego (Bahía Gente Grande) y ARGENTINA, Santa Cruz: Río Gallegos. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; Tierra del Fuego (Bahía Gente Grande); ARGENTINA, Santa Cruz: Río Ga- llegos (Zonas 4 y 5). 3.— Tryssothele fuegiana Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr, 2: 8. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Río del Zurdo (cerca Laguna Blanca). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Río del Zurdo (Zona 5). a A Suborden ARAENOMORPHAE Millot, 1933 Familia Dyctinidae Cambridge, 1871 4.— ÁAuximus fuegianus Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 128. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox; Isla Daw- son; Tierra del Fuego (Río Azopardo); Isla Navarino (Puerto Toro); Ultima Esperanza (Campo Toro). (Zonas 1, 3 y 5). 5.— Dyctina fuegiana Simon, 1895. An. Mus. Nac. Buenos Aires 4: 168. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Navarino (Puerto Toro); Sur de Tierra del Fuego, Allen Gardiner (ver Isla Garden) (Zonas 1 y 3). 6.— Dyctina togata Simon, 1904. Ann. Soc. Ent. Belg. 48: 85-86. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Allen Gardiner. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Allen Gardiner (ver Isla Garden), (Zona 1). 7.— Myropsis backhausen: (Simon), 1896. An. Mus. Nac. Buenos Aires 4: 142. Localidad típica: ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridge). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; Isla Na- varino (Puerto Toro, Puerto Pantalón); Isla Lennox; ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridges). (Zonas 1 y 4). 8.— Tallumetus acanthochirus Simon, 1904. Ann. Soc. Ent. Belg. 48: 85. Localidad típica; CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes. Península de Brunswick, Punta Arenas (Zona 3). e Familia Amaurobiidae Bertkau, 1878 9.— Amaurobius fuegianus Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 128. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange); Patagonia. (Zona 1). Familia Theridiidae Sundevall, 1833 10.— Anelosinus carelmapuensis Levi, 1963. Trans. Amer. Microscop. 82: 45, Figs. 45-48. Localidad típica: CHILE. Llanquihue: Carelmapu. Distribución: CHILE. Llanquihue: Carelmapu; Magallanes: Isla We- llington (Puerto Eden). (Zona 1). 11.— Anelosimus luisi Levi, 1967. Bull. Mus. Comp. Zool. 136(1): 13. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Cameron). Distribución geográfica: CHILE. Arauco a Tierra del Fuego; Maga- llanes: Tierra del Fuego (Cameron). (Zona 5). 12.— Anelosimus magallanes Levi, 1963. Trans, Amer. Microscop. 82: 42, Figs. 31-34, Localidad típica: CHILE. Tierra del Fuego (Cameron). Distribución geográfica: CHILE. Osorno: Termas de Puyehue; Maga- llanes: Tierra del Fuego (Cameron). (Zona 5). 13.— Anelosimus michaelseni (Simon), 1902. Hamb. Magalh. Sammelr, 2: 14. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE. Llanquihue: Petrohué; Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). (Zona 1). 14.— Anelosimus purpureus (Nicolet), 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile. 3: 529-530, Localidad típica: CHILE. Valdivia: Valdivia. Distribución geográfica: CHILE. Sur de Coquimbo hasta Magallanes; a Valdivia: Valdivia; Llanquihue: Ensenada, Petrohué: Magallanes: Isla Wellington (Puerto Eden). (Zona 1). 15.— Anelosimus recurvatum (Tullereen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 191-193. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Morro Chico. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Morro Chico; ISLAS MALVINAS o FALKLAND: Stanley; Fitz Roy (Zona 5). 16.— Anelosimus ventrosus (Nicolet), 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile 3: 536. Localidad típica: CHILE (sin indicar localidad). Distribución geográfica: CHILE. Arauco hasta Tierra del Fuego; Ma- gallanes: Tierra del Fuego; Patagonia (Zona 5). 17.— Anelosimus wellingtoni Levi, 1967. Bull. Mus. Comp. Zool. 136(1): 14-15, Figs. 37-38. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Wellington (Puerto Eden). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Wellington (Puerto Eden). (Zona 1). 18.— Asagena patagónica Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 194-195, Lám. 1, Fig. 4. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza y ARGEN- TINA. Santa Cruz: Río Gallegos. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza; AR- GENTINA. Santa Cruz: Río Gallegos. (Zonas 4 o 5). 19 — Chrosiothes australis Simon, 1896. An. Mus. Nac. Buenos Aires 5: 143. Localidad típica: CHILE o ARGENTINA: Patagonia (Sin indicar lo- calidad). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes. Península de Brunswick (Punta Arenas); Isia Lennox; ARGENTINA, Tierra del Fuego: Ba- hía Harberton (Puerto Bridges); Patagonia (Zonas 1, 3 y 5). 20.— Episinus Porteri (Simon), 1896. An. Mus. Nac. Buenos Aires 5. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Río Tres Pasos); Tierra del Fuego (Río Azopardo). 0 Distribución geográfica: CHILE. Cautín: Villarrica; Llanquihue: Peu- lla; Magallanes: Ultima Esperanza (Río Tres Pasos); Tierra del Fuego (Río Azopardo). (Zonas 3 y 5). 21.— Erigone antarctica Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 122, Lám. 3, Fig. 7. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). (Zona 1). 22.— Latrodectus curacaviensis (Muller), 1776. Linn. Vollst. Nat. Syst. Suppl. p. 342. Localidad típica: ANTILLAS. Isla de Curacao. Distribución geográfica: CHILE. Coquimbo: Socos, Arqueros, Km. 3 Norte Totoralillo; Valparaíso: Casablanca, Valparaíso, Viña del Mar; Concepción: Concepción; Bío-Bío: Los Angeles; Arauco: Choroico; Malleco: Los Sauces; Cautín: Pucón, Villarrica; Magallanes: Cerro Guido, Barranca Negra; BOLIVIA, Sucre; PARAGUAY. Chaco; Asunción; ARGENTINA. Santiago del Estero; Córdoba: Cabaña; La Rioja: Chilecito, Nonogasta, Peñas, Pinchas; Catamarca: Andalzala, Amadores, La Viña; Tucumán: Tapia, Tapi Viejo; Salta: Juramento; Buenos Aires: Tandil, Sierra de las Ventanas, San Blás; Río Negro: General Roca; URUGUAY. Artigas; Paso Espinillo; Río Negro; Serranía de las Animas; Cerro Manganeso; Camino de Tierras Co- loradas; BRASIL. Amazonas: Manaus; Río Grande do Norte: Mos- soró; Pernambuco: Serra Talhada; Bahía: Jacuhipe, Caravelas; Gua- nabara: Río de Janeiro (Praia de Piratininga); Sao Paulo: Instituto Butantán, Petrópolis, Itaguaí, Río Claro, Corumbataí, Sao José do Río Preto, Nova Granada; Río Grande do Sul: Porto Alegre; Minas Gerais: Paracatú, Tres Marías, Palma; Mato Grosso: Agachi, Taquarí, Corumba, Utiarití; ANTILLAS. Isla de Curacao. Material examinado: CHILE. Concepción: 1 ejemplar, Escuadrón, ene- ro, 16, 1971, J. Hermosilla (INCO); Arauco: 1 ejemplar, Choroico, marzo, 2, 1958, Gómez (INCO); 1 ejemplar, Contulmo, marzo, 29, 1969, I. Sanfeliú (INCO); Malleco: 7 ejemplares, Km. 8 camino de Angol a Renaico, diciembre, 23, 1967, T. Cekalovié (INCO); Maga- llanes: 4 ejemplares, Ultima Esperanza, Barranca Negra, enero, 25, 1955, “T, Cekalovié (INCO); 1 ejemplar, Cerro Guido, enero, 20, 1966, T. Cekalovié (INCO). (Zona 5). a 23.— Steatoda sabulosa (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 193-194. Localidad típica: ARGENTINA. Santa Cruz. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes (sin indicar localidad); ARGENTINA. Santa Cruz; BOLIVIA (sin mayor información). 24.— Theridion agreste Nicolet, 1849. In Gay, Hist. Fis. Pol. de Chile 3: 540. Localidad típica: CHILE (Sin indicar localidad). Distribución geográfica: CHILE. Coquimbo: lHlapel, Caimanes; Llan- quihue: Llanquihue; Magallanes: (Sin indicar localidad). 25.— Theridion amarga Levi, 1967. Bull. Mus. Comp. Zool. 136(1): 8. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Laguna Amarga. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Laguna Amarga. (Zona 5). 26.— Theridion spinifer Simon, 1904. Ann. Soc. Ent. Belg. 48: 92. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick, Punta Arenas. (Zona 3). 27.— Ulessanis scutula (Nicolet), 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile. 3: 478-479, Lám. 5, Fig. 26. Localidad típica: CHILE. (Sin indicar localidad). Distribución geográfica: CHILE. Aysén: Valle de Aysén. Material examinado: CHILE. Magallanes: 2 hembras, Península de Brunswick, Río Caleta, marzo, 1961, “TT. Cekalovié (INCO). (Zona 3). Familia: Hahniidae Bertkau, 1878 28.— Bigois antarctica Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2:40. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro) y ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia. A Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro, Puerto Pantalón); ARGENTINA, Río Negro: Lago Nahuel Huapí (Bariloche); Tierra del Fuego: Ushuaia, (Zonas 1 y 3). 29.— Hahmia heterophthalma Simon, 1905. Bull. Mus. Torino 20: 15. Localidad típica: ARGENTINA. Santa Cruz. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; ARGEN- TINA. Santa Cruz (Zona 3). 30.— Hahnia michaelseni Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 39-40, Localidad típica: ARGENTINA. Tierra del Fuego: Cabo San Pío, Distribución geográfica: CHILE. Tierra del Fuego (Sin indicar ¡ocali- dad); ARGENTINA, Tierra del Fuego: Cabo San Pío. (Zona 3). Familia Archaeidae Koch y Ber., 1854 31.— Mecysmauchenius nordenskjoldi Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 222, Lám. 3, Fig. 6. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Río Serrano). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Río Serrano); Punta Arenas; Isla Picton (Puerto Banner); Spanger. NOTA DEL AUTOR: La localidad de Spanger no corresponde a un lugar geográfico de Chile. (Zonas 1, 3 y 4). 32.— Mecysmauchentus segmentatus Simon, 1884. Ann. Mus. Civ, Génova 20: 379, Figs. 3-7. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste e Isla Hermite. Distribución geográfica: CHILE. Valparaíso: Islas Juan Fernández (Ro- binson Crussoe); Llanquihue: Cerro Derrumbe; Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas, Agua Fresca); Morro Chico; Ultima Es- peranza (Río “Tres Pasos); Isla Navarino (Puerto Toro, Puerto Pan- talón); Isla Picton (Puerto Banner); Isla Hoste (Bahía Orange); Isla Lennox; Isla Hermite; Allen Gardiner (ver Isla Garden); ARGENTI- NA. Río Negro: Nahuel Huapí; Isla Tierra del Fuego: Ushuaia: Cabo San Pío; Bahía Harberton (Puerto Bridge); Lagotovaia; Isla de los Estados; ISLAS MALVINAS o FALKLAND: Sidney sobre Poa fla- bellata. (Zonas 1, 3 y 5). ÓN Familia Scytodidae Blackwall, 1852 335.— Sicarius terrosus (Nicolet), 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile 3: 352-353, Lám. 1, Fig, 9. Localidad típica: CHILE. Valdivia: Valdivia. Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Valdivia; Aysén: Río Aysén; Magallanes: Punta Arenas; PERU; ARGENTINA (varias localida- des). (Zona 3). Familia Sparassidae Bertkau, 1872 34.— Polybetes delfini (Simon), 1904. Ann. Soc. Ent. Belg; 48-117. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas (Zona 3). Familia Thomisidae Sundevall, 1833 35.— Coenypha edwardsi (Nicolet), 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile 3: 392-393. Localidad típica: CHILE. Valdivia: Valdivia. Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Valdivia; Magallanes: Punta Arenas. (Zona 3). 36.— Coenypha fuliginosa (Nicolet), 1849. In Gay Hist, Fis. Pol. de Chile 3: 392. Localidad típica: CHILE. Valdivia: Valdivia. Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Valdivia; Magallanes: Punta Arenas. (Zona 3). 37.— Petricus cinereus Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 225-227. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas (Zona 3). 38.— Petricus lancearius Simon, 1905. Boll. Mus. Zool. Anat. Comp. Torino 20(511): 11 12. Localidad típica: ARGENTINA. Santa Cruz: Monte Buenos Aires (al Sur del Lago Argentino). tal Distribución geográfica: ARGENTINA, Santa Cruz: Monte Buenos Aires (al Sur del Lago Argentino). Material examinado: CHILE. Magallanes: 1 hembra, Punta Arenas Chorrillo “Tres Puantes), abril, 1959, T, Cekalovié (INCO); 1 macho, Seno Otway (Río El Ganso), marzo, 1961, T. Cekalovié (INCO). (Zonas 3 y 4). 39.— Petricus niveus (Simon), 1895. An. Mus. Nac. Buenos Aires 5: 171. Localidad típica: CHILE. Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (sin in- dicar localidad); Punta Arenas; Patagonia; Isla Navarino (Puerto Toro); ARGENTINA. Neuquén; Tierra del Fuego; ISLAS MALVI- NAS o FALKLAND. Fitz Roy; Volonteer Beach; Stanley; Fox Bay East. (Zonas 1 y 3). 40.— Petricus sordidus Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 224-225, Lám. 2, Fig. 8. Localidad típica: CHILE o ARGENTINA. Tierra del Fuego (Paramo). Distribución geográfica: CHILE. (Sin indicar localidad); ARGENTI- NA, Tierra del Fuego (Paramo). (Zona 3). 41.— Petricus zonatus Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 227-228, Lám. 2, Fig. 9. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Ultima Esperanza. (Zo- nas 4 o 5). 42.— Stephanopsis ditissima (Nicolet), 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile 3: 394, Lám. 3, Fig. 9. Localidad típica: CHILE, Patagonia (sin indicar localidad). Distribución geográfica: CHILE. Valparaiso: Valparaíso; Llanquihue: Cerro Derrumbe, Petrohué Norte; Aysén: Valle de Aysén; Maga- llanes: Isla Hoste (Bahía Orange); Isla Navarino (Puerto Toro); Isla Picton; ARGENTINA. Jujuy: Pampa Blanca; Patagonia. Material examinado: CHILE. Magallanes: 1 hembra, Península de Brunswick (Río Caleta), marzo, 26, 1961, "T, Cekalovié (INCO). (Zonas 1 y 3). En 7 Familia Pholcidae C. L. Koch, 1850 43.— Pholcus phalangiodes (Fuesslin), 1775. Verz. Schweiz. In. Localidad típica: No se obtuvo información. Es una especie cosmo- polita. Distribución geográfica: Cosmopolita; CHILE. Magallanes: Punta Are- nas. (Zona 3). Familia Agelenidae C. L. Koch, 1837 44.— Cybaeolus pusillus Simon, 1884. Bull. Scc. Zool. France 9: 125-126. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Oran- ge); Tierra del Fuego. (Zona 1). 45.— Emmenoma oculatum Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 126-127. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste e Isla Hermuite. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste; Isla Hermite; Isla Navarino (Puerto Toro, Puerto Pantalón); Isla Picton (Puerto Banner); Isla Lennox; Tierra del Fuego (Río Azopardo); Ultima Esperanza (Campo Toro); ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia; Cabo San Pío; ISLAS MALVINAS o FALKLAND. Volonteer Beach; Kidney Island; Fitz Roy; Stanley. (Zonas 1, 3 y 5). 46.— Hicanodon cinerea Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 253, Lám. 5, Fig. 9. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Río Tres Pasos. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Río Tres Pasos). (Zona 5). 47.— Mevianes wilsoni Simon, 1904. Ann. Soc. Ent. Belgique 48: 111-112. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Allen Gardiner. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Allen Gardiner (Canal Beagle) (ver Isla Garden). (Zona 1). md 48.— Pionaces mayor Simon, 1904. Ann. Soc. Belgique 48: 108, Fig. 6. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. (Zona 3). 49.— Portería albopunctata Simon, 1904. Ann. Soc. Ent. Belgique 48: 109-110, Figs. 7-8. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; Canal Beagle, Allen Gardiner (ver Isla Garden). (Zonas 1 y 3). 492.— Rubrius antarcticus (Karsh), 1880. Zeitsh, Gess. Naturw. 5(3): 379. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (sin indicar localidad); Tierra del Fuego (Glaciar Negri); Isla Guarello. Material examinado: CHILE. Magallanes: 9 ejemplares, Tierra del Fuego, Glaciar Negri, enero, 16, 61, T. Cekalovié (MACN); 18 ejem plares, Isla Guarello, mayo, 19, 76, T. Cekalovié (INCO); 14 ejem- plares, Isla Guarello, mayo, 19, 76, J. Artigas (INCO); 4 ejemplares, Isla Guarello, mayo, 20, 76, T. Cekalovié (INCO); 2 ejemplares, Isla guarello, mayo, 19, 76, T. Cekalovic (IPM); 15 ejemplares, Isla Gua- rello,mayo, 19, 76, T. Cekalovid (AMHN); 9 ejemplares, Isla Guarello, mayo, 19, 76, T. Cekalovié (MZC). (Zonas 1 y 3). 50.— Rubrius castaneifrons (Simon), 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 124-125, Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange, pie del Cerro Sentry Boxes). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Oran- ge); Allen Gardiner (ver Isla Garden). (Zona 1). 51.— Rubrius subfasciatus (Simon), 1884. Bull, Soc. Zool. France 9: 123-124. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hermite (Bahía San Martín). Distribución geográfica: CHILE. Valparaíso: Quilpué; Magallanes: Isla Hermite (Bahía San Martín); Isla Navarino (Puerto Toro, Puerto Pantalón); Cabo de Hornos; Isla Lennox; Isla Picton (Puerto Ban- ner); Península de Brunswick (Punta Arenas, Agua Fresca); Tierra nn, del Fuego (Bahía Gente Grande); ARGENTINA. Chubut: Valle Hermoso; Río Negro: Bariloche; Neuquén: San Martín de los Andes; Tierra del Fuego: Ushuaia, Bahía Harberton (Puerto Bridges); Pá- ramo; Lagotovaia; Patagonia. (Zonas 1, 3 y 5). Familia Linyphiidae Blackwall, 1859 52.— Bathyphanies hermani Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 212, Lám. 1, Fig. 13. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Cerca del Río Tres Pasos. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Cerca del Río Tres Pasos). (Zona 5). 53.— Bathyphantes lennoxensis Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 23. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox. (Zona 1). 54.— Bathyphantes Ppatagonicus Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 201-202, Lám. 1, Fig. $8. Localidad típica: CHILE. Magallanes: “Tierra del Fuego (Cordillera aproximadamente en los 54% S). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Parte cordillerana). (Zona 1 o 3). 55.— Ceratinopsis lineata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 201-202, Lám. 1, Fig. 8. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Zonas 00D). 56.— Ceratinopsis michaelseni Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 20. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox. (Zona 1). 57.— Clitistes velutinus Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 20-21. MR = e da Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). (Zona 1). 58.— Goniatum fuegianum Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 198-199, Lám. 1, Fig. 7. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Río Tres Pasos. Distribución geográfica: CHILE, Magallanes: Ultima Esperanza (Río Tres Pasos). (Zona 5). 59.— Haplinis pollicata (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 206-208, Lám. 2, Fig. 5. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (sin indicar localidad); Punta Arenas; ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton; ISLAS MALVINAS o FALKLAND. Puerto San Carlos, (Zonas 3, 4 y 5). 60.— Hilaria plagiata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 204-205, Lám. 1, Fig. 10. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. (Zona 3). 61.— Hypselistoides affinis Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 202-203, Lám. 1, Fig. 9. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox y ARGENTINA, Tierra del Fuego: Lagotovaia. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Lennox; ARGENTI- NA. Tierra del Fuego: Lagotovaia. (Zona 1). 62.— Lephthyphantes australis Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 212-213, Lám. 3, Fig. 1. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza. Distribución geográfica: CHILE. Valparaíso: Valparaíso; Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro); Ultima Esperanza; ARGENTINA. Tie- rra del Fuego: Ushuaia. (Zonas 1, 4 y 5). 63.— Linyphia antarctica Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 214-215, Lám. 3, Fig. 2. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas, a y Distribución geográfica: CHILE. Coquimbo: Coquimbo; Magallanes: Punta Arenas; Tierra del Fuego. (Zonas 3 y 4). 64.— Einyphia aysenensis “Tullgreen, 1902. B. till. K. Svenk Vet. Akad. Handl. 28, 4(1): 18-19, pl. 3, Fig. 4a-c. Localidad típica: CHILE. Aysén: Valle de Aysén. Distribución geográfica: CHILE. Aysén: Valle de Aysén; Magallanes: Península de Brunswick, Punta Arenas. (Zona 3). 65.— Linyphia erythrocera Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 24-25, Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). (Zona 1). 66.— Oedothorax arcuata (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 200-201, Lám. 2, Fig. 3. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza: Tuesday. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza: Tues- day. (Zona 1). 67.— Oedoihorax esperanza (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 199-200, Lám. 2, Fig. 2. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Ultima Esperanza. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Zonas tio: 5). 68.— Oedothorax matei (Keyserling), 1886. Spinnen Amer. Therididae 2: 159, Lám. 16, Fig. 224. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Bahía Gente Grande). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Bahía Gente Grande); PERU; BRASIL; ARGENTINA. (Zona 5). 69.— Oedothorax montevidensis (Keyserling), 1877. Verh. Zool. Bot. Ges. Wien. 27: 582, Lám. 14, Figs. 9-10. Localidad típica: URUGUAY. Montevideo. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Lennox; Isla Navarino (Puerto Pantalón); URU- GUAY. Montevideo. (Zonas 1 y 3). US. PAM 70.— Oedothorax pictonensis Simon, 1902. Hamb. Magalh, Sammelr. 2: 18, Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Picton (Puerto Banner). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Picton (Puerto Ban- ner). (Zona 1). 71.— Porrhoma fuegianum (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 205-206, Lám. 2, Fig. 4. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Bahía Gente Grande). Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Valdivia; Magallanes: Tie- rra del Fuego (Bahía Gente Grande); Isla Navarino (Puerto Toro); Isla Picton (Puerto Banner); Península de Brunswick (Punta Arenas); ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia; ISLAS MALVINAS o FALKLAND. Volonteer Beach; Puerto San Carlos. (Zonas 1, 3 y 5). 72.— Smermisia barbata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10: 208-209, Lám. 1, Fig. 11). Localidad típica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Tuesday). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Es- trecho de Magallanes, Tuesday). (Zona 1). 73.— Smermisia nigro-capitata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 210, Lám. 2, Fig. 6. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas, (Zona 3). 74.— Tetragnatha labialis Nicolet, 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile. 3: 530. Localidad típica: CHILE. Valdivia: Putabla. Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Putabla; Magallanes: Pe- nínsula de Brunswick, Punta Arenas. (Zona 3). Familia Clubionidae Wagner, 1888 75.— Axyacrus elegans Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 140-141, Lám. 3, Fig. 20. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste e Isla Hermite. a Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Oran- ge); Isla Hermite: Isla Navarino (Puerto Toro); Isla Lennox. Allen Gardiner (ver Isla Garden). (Zona 1). 76.— Coptoprepes flavopilosus Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 137. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange); Isla Picton; Isla Nueva. (Zona 1). 77.— Ferrierta echinata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 247-248, Lám. 5, Fig. 4. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Río Tres Pasos; Río Serrano; Ferrier). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Fío Tres Pasos, Río Serrano, Ferrier). (Zonas 4 y 5). 78.— Liparotoma amaenum Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 138-139. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Cabo de Hornos. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Cabo de Hornos. (Zona 1). 79.— Liparotoma nigropictum Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 139-140. Localidad típica. CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Hoste (Bahía Orange). (Zonas 1 y 3). 80.— Philisca hahni Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 129, Lám. 3, Fig. 14. Localidad típica. CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange pie del Cerro Sentry Boxes). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro); Isla Hoste (Bahía Orange pie del Cerro Sentry Boxes). (Zona 1). 81.— Philisca navarinensis "Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 228-230, Lám. 5, Fig. 1. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isia Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). (Zona 1). A 82.— Tomopisthes backhauseni Simon, 1896. An. Mus. Nac, Buenos Aires 5: 172, Localidad típica: ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridges). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Pantalón, Puerto Toro); Península de Brunswick (Punta Arenas); ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridges). (Zonas 1 y 3). 83.— Tomopistes conspersus Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 33, Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas). (Zona 3). 84.— Tomopisthes immanis Simon, 1884. Bull. Soc, Zool. France 9: 133-134. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Aysén: Valle de Aysén; Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas, Agua Fresca); Isla Lennox (Puerto Banner, Puerto Piedras); Isla Navarino (Puerto Toro); Isla Hoste (Bahía Orange); Allen Gardiner (ver Isla Garden); Ferrier; Spanger; ARGENTINA. Tierra del Fuego; Bahía Harberton (Puerto Bridges). Material examinado: CHILE. Magallanes: 1 hembra y 1 macho, Pe- nínsula de Brunswick, Tres Brazos, marzo, 9, 1961, T. Cekalovié (INCO); 1 hembra, Punta Arenas, Chorrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959, T. Cekalovié (IPM). (Zonas 1 y 3). 85.— Tomopisthes injucundum Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 33-34. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; Isla Picton; AR- GENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia; Bahía Harberton (Puerto Bridges). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Picton (Puerto Banner); Isla Navarino (Puerto Pantalón); ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridges); Ushuaia. (Zonas 1 y 3). a EA 86.— Tomopisthes kraepelini Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 31-32, Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas). (Zona 3). 87.— Tomopisthes magellanicus Simon, 1887. Miss. Scient. du Cap. Horn. 6(2): E. 32 - E. 33. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Estrecho de Magallanes. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Agua Fresca, Punta Arenas); Estrecho de Magallanes; ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia; Bahía Harberton (Puerto Bridges); Lago Jacinto cerca de Lapataia. (Zona 3). 88.— Tomopisthes modestus Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 35. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas). (Zona 3). 89.— Tomopisthes taentatus Simon, 1886. Bull. Soc. Zool. France 11: 571. Localidad típica: ARGENTINA. Patagonia: Santa Cruz. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); ARGENTINA. Santa Cruz; Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridges); Ushuaia. (Zona 3). 90.— Tomopisthes varius Simon, 1884, Bull. Soc. France 9: 134-135, Lám. 3, Figs. 17-18. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Picton (Puerto Banner); Isla Navarino (Puerto Toro, Puerto Pantalón) Allen Gardiner (ver Isla Garden); Ultima Esperanza (Estrecho de Magallanes, Tuesday). (Zonas 1 y 3). 91.— Tomopisthes vittatus Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France. 9: 135. Localidad típica: ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes. Península de Brunswick (Punta Arenas); ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia. (Zona 3). e 92.— Trachelas longitarsis Simon, 1904. Ann. Soc. Ent. Belg. 48: 104, Fig. 5c. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas). (Zona 3). Familia Anyphaenidae Bertkau, 1878 93.— Gayenna affinis Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr, 2(10): 241-242, Lám. 4, Fig. 8. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Punta Arenas y ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridges). Distribución geográfica: CHILE. Aysén. Valle de Aysén; Magallanes: Punta Arenas; ARGENTINA. Tierra del Fuego: Bahía Harberton (Puerto Bridges). (Zona 3). 94.— Gayenna approximata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 233-234, Lám. 4, Fig. 3. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Río Azopar- do); Estrecho de Magallanes (Bahía Tuesday). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Río Azopardo); Península de Brunswick (Punta Arenas); Estrecho de Magallanes (Bahía Tuesday). Material examinado: CHILE. Magallanes: 6 ejemplares, Chorrillo Tres Puentes, noviembre, 1960, T. Cekalovié (INCO); 3 ejemplares, Cho- rrillo Tres Puentes, Noviembre, 1960 (IPM). (Zonas 1 y 3). 95.— Gayenna cinerea Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 244-245. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Río Azopardo). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Río Azopardo). Material examinado: CHILE. Magallanes: 8 hembras, Chorrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959. T. Cekalovic (INCO); 2 hembras, Chorrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959, T. Cekalovié (IPM). (Zona 3). 96.— Gayenna coccinea Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 131, Lám. 3, Fig. 15. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). e Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Oran- ge); Tierra del Fuego (sin indicar localidad). (Zonas 1 y 3). 97.— Gayenna dubia Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 243-244, Lám. 4, Fig. 4. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; Ultima Esperanza. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Ultima Esperanza. (Zonas 3, 4 y 5). 98.— Gayenna excepta Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 234-235, Lám. 4, Fig. 9. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Campo Toro. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Cam- “po Toro). (Zona 5). 99.— Gayenna ignota (Keyserling), 1887. Verh. Zool. Bot. Ges. Wien. 27. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Estrecho de Magallanes (Bahía Posesión). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Estrecho de Magallanes (Bahía Posesión). (Zona 5). 100.— Gayenna stellata Simon, 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 131-132, Lám. 3, Fig. 16. Localidad típica: ARGENTINA, Tierra del Fuego: Ushuaia. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Canal Beagle; ARGEN- TINA. Tierra del Fuego (Ushuaia). (Zona 1). 101.— Gayenna strigosa (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 237-238, Lám. 4, Fig. 6. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas y Tierra del Fuego (Bahía Gente Grande). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Tierra del Fuego (Bahía Gente Grande); ARGEN- TINA. Neuquén: Alto Limay; Chubut: Puerto Madryn; ISLAS MAL- VINAS o FALKLAND. Stanley; West Point Island; New Island; Volonteer Beach; Puerto San Carlos; Fitz Roy Stanley. (Zonas 3 y 5). e 102.— Gayenna trilineata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 240-241, Lám. 4, Fig. 7. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Tierra del Fuego (entre los 54% y la Cordillera). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (entre los 54% S y la Cordillera). (Zonas 1 o 3). 103.— Gayenna unidentata 'Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 238, Lám. 5, Fig. 2. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Río Azopardo). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Río Azopardo). (Zona 3). Familia Araneidae Leach, 1819 (= ARGIOPIDAE Simon, 1890) 104.— Araneus karki Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 219-220, Lám. 3, Fig. 4. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Patagonia (Kark). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Patagonia (Kark). NOTA DEL AUTOR.— La localidad Kark, puede pertenecer a la Sección o Puesto Kark, en Ultima Esperanza. (Zona 5). 105.— Diphya limbata Simon, 1896. An. Mus. Nac. Buenos Aires 5: 144. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Tierra del Fuego (Río Azopardo). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Patagonia Meridional (Ul- tima Esperanza); Tierra del Fuego (Río Azopardo); ARGENTINA, Tierra del Fuego: Ushuaia. (Zonas 1 y 3). 106.— Diphya spinifera (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 249-250, Lám. 5, Fig. 6. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: Aysén: Valle de Aysén; Magallanes: Isla Na- varino (Puerto Toro). (Zona 1). Material examinado: CHILE. Magallanes: 1 macho, Punta Arenas, mar- zo, 1961, “TT. Cekalovié (INCO). (Zonas 1 y 3). A as 107.— Meta fuegiana Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr. 2: 26. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange) Allen Gardiner (ver Isla Garden). (Zona 1). 108.— Metepeira flaviventris (Nicolet), 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile 3: 494-495. Localidad típica: CHILE. (Sin indicar localidad). Distribución geográfica: CHILE. Aysén: Valle de Aysén; Magallanes: Punta Arenas; Isla Navarino (Canal Beagle, Puerto Eugenia); AR- GENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia. (Zonas 1 y 3). 109.— Metepeira hyadesi (Simon), 1884. Bull. Soc. Zool. France 9: 121-122, Lám. 3, Figs. 5-6. 5 Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange). Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Valdivia; Magallanes: Isla Hoste (Bahía Orange) Allen Gardiner (ver Isla Garden). (Zona 1). 110.— Metepeira laberintheus (Hentz), 1847. Journ. Bost. Soc. Nat. Hist. 5: 471, pl. 31, Fig. 3. Localidad típica: ARGENTINA. Santa Cruz: Monte Buenos Aires. Distribución geográfica: CHILE. Coquimbo: La Herradura; Valparaíso: Peñaflor, Los Perales; Magallanes: Punta Arenas; ARGENTINA. Santa Cruz: (Monte Buenos Aires, al sur del Lago Argentino); CA- NADA a la Patagonia (Zona 3). 111.— Walckenaera bilobata Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 197-198, Lám. 1, Fig. 5. g. Localidad típica: CHILE, Magallanes: Río “Tres Pasos. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Río Tres Pasos); ARGENTINA. Santa Cruz (Monte Buenos Aires al Sur del Lago Argentino). (Zona 5). 112.— Walckenaera patagonica Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 196-197, Lám. 1, Fig. 4. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Campo Toro; Ferrier. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Cam- po Toro; Ferrier). (Zona 5). nn A Familia Zodariidae Thorell, 1886 113.— Storena bergi Simon, 1895. An. Mus. Nac. Buenos Aires 5: 169. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas; Campo Toro. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Ultima Esperanza (Campo Toro); ISLAS MALVI- NAS o FALKLAND. Fitz Roy Stanley. (Zonas 3 y 5). Familia Eycosidae Sundevall, 1833 114.— Lycosa australis Simon, 1884. Bull, Soc. Zool. France 9: 119-120, Localidad típica: CHILE. Magallanes: Isla Hoste e Isla Hermite. Distribución geográfica: CHILE. Valdivia: Valdivia; Llanquihue: Pe- trohué Norte; Chiloé: Isla de Chiloé; Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Lennox, Isla Picton (Puerto Banner); Isla Hoste; Isla Hermite; Isla Navarino (Puerto Toro); Tierra del Fuego (Río Azopardo); ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia; Bahía Harberton (Puerto Bridges); Lagotovaia. (Zonas 1 y 3). 115.— Lycosa implacida Nicolet, 1849. In Gay Hist. Fis. Pol. de Chile 3: 358, Lám. 2, Fig. 10. Localidad típica: CHILE. Valdivia: Valdivia. Distribución geográfica: CHILE, Coquimbo: La Herradura; Santiago: Quebrada de La Plata; Maule: Constitución; Valdivia: Valdivia; Putabla; Estancilla; San José de la Mariquina; Magallanes: Ultima Esperanza (Cueva del Milodón); Península de Brunswick (Punta Are- nas, Chorrillo Tres Puentes). Material examinado: Coquimbo, 2 hembras, Valle del Choapa, Sala- manca, agosto, 11, 1961, D. González (INCO); Concepción: 2 hem- bras, Concepción, agosto, 9, 1955, J. Artigas (INCO); Magallanes: 2 machos y 1 hembra, Punta Arenas, mayo, 3, 1959, T. Cekalovié (INCO); 3 ejemplares, Chorrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959, T. Cekalovié (MACN); 1 hembra, Ultima Esperanza, Cueva del Milodón, marzo, 9, 1959, “TT. Cekalovié (IPM). (Zonas 3 y 5). Pe 116.— Lycosa magellanica Karsch, 1880. Zeitz Ges. Naturw. 53: Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Llanquihue: Cerro Derrumbe; Maga- llanes: Península de Brunswick (Punta Arenas, Tres Brazos, Chorrillo Tres Puentes, Río El Ganso). Material examinado: CHILE. Magallanes: 1 hembra, Península de Brunswick, Tres Brazos, noviembre, 1960, T. Cekalovié (INCO); 2 hembras, Punta Arenas, noviembre, 4, 1960, T. Cekalovié (INCO); 5 ejemplares, Península de Brunswick, Chorrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959, T. Cekalovié (INCO); 4 ejemplares, Chorrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959, T. Cekalovié (IPM); 4 ejemplares, Punta Arenas, Cho- rrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959, T. Cekalovié (CMHN); 1 macho y 1 hembra, Seno Otway, Río El Ganso, marzo, 9, 1961, T. Cekalovié (INCO). (Zona 3). 117.— Lycosa michaelseni, Simon, 1902. Hamb. Magalh. Sammelr, 2: 42-43, Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas e Isla Navarino (Puerto Toro). Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas); Isla Navarino (Puerto Toro). (Zonas 1 y 3). 118.— Lycosa ohlini Tullgreen, 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 254-255, am. 9; “Fig Pl. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Punta Arenas. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Península de Brunswick (Punta Arenas, Agua Fresca, Chorrillo Tres Puentes); Ultima Espe- ranza (Río Tres Pasos); Isla Navarino (Puerto Toro); ARGENTINA. Tierra del Fuego: Ushuaia. Material examinado: CHILE, Magallanes: 1 ejemplar, Península de Brunswick, Chorrillo Tres Puentes, abril, 26, 1959, T. Cekalovié (MACN). (Zonas 1, 3 y 5). 119.— Lycosa patagonica Simon, 1886. Bull. Soc. France 11: Localidad típica: CHILE o ARGENTINA. Camino entre Santa Cruz y Punta Arenas. Distribución geográfica: Magallanes: Punta Arenas; ARGENTINA. Chubut (Esquel); Santa Cruz: Santa Cruz. (Zonas 3 y 5). ca BA 120.— Lycosa serranoa (Tullgreen), 1901. Svenks. Exped. Magellanstr. 2(10): 256. Localidad típica: CHILE. Magallanes: Río Serrano. Distribución geográfica: CHILE. Magallanes: Ultima Esperanza (Río Serrano). (Zona 4). 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Localidad típica: ARGENTINA, Mendoza: (Cerca de Uspallata); Distribución geográfica: ARGENTINA, Mendoza (cerca de Uspallata); CHILE, Tarapacá: Laguna Huasco; Coquimbo: Hacienda Illapel; Fray Jorge; Valparaíso: Río Marga-Marga; Concepción: Salto del Laja; Ma- lleco: Km. 1 W. Angol; Aysén: Km. 4,8 W. Chile Chico; Magallanes: Km. 4 W. Laguna Amarga. (Zona 5). BIBLIOGRAFIA SOLIFUGAE Cekalovié, T. y A. Quezada. 1969. Hallazgo de Mummucia patagonica Roewer, 1934, en la zona del Payne, Magallanes, Chile. Bol. Soc. Biol. de Concep- ción 41: 175-178, 2 figs. Cekalovié, T. 1974. Divisiones Biogeográficas de la XII Región Chilena (Ma- gallanes). Bol. Soc. Biol. de Concepción 48: 297-314, 1 mapa. Cekalovié, T. 1975. Catálogo sistemático de los Solifugae de Chile (Arachnida). Bol. Soc. Biol. de Concepción 49: 131-137, Gervais, P. 1849. In Gay. Fauna Chilena, Arachnides, Orden III, Galeodidos. Hist. Fis. Pol. de Chile 4: 14-17, Atlas. Arach. Lam. 1, Figs. 1-2. Kraepelin, K. 1901. 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Les CEA e COORDENADAS DE LOS LUGARES GEOGRAFICOS DE MAGALLANES Y LA ANTARCTICA CHILENA CITADAS EN EL CATALOGO Adelaida (isla) 67910'S; 68%30"W Agua Fresca (río) 53%23'S; 71200"W Allen Gardiner (canal) 55%01'S; 66%57"W Anvers (isla) 64934'S; 63230"W Argentine (islas) 6514'S; 64 14W Arturo Prat (base) 62230'S; 59%41"W Azopardo (río) 5429'S; 68217"W Banner (puerto) 55%01'S; 66%57"W Barranca Negra 50958'S; 72236"W Beagle (canal) 5455'S; 6740"W Bellinghaussen (mar de) 85%00'S; 65%00"W Biscoe (islas) 65%42'S; 65%56"W Blanco (río) 33-338, JUNO YY Bransfield (estrecho de) 62250'S; 5820"W Brialmont (caleta) 64%14'S; 61207"'W Brunswick (península) 53930'S; 71*25"W' Cabo de Hornos (isla) 55%59'S; 67*"17'W Caleta (río) 53158; 71359 W Cameron (cabo) 53240'S; 74*23"W Campo Toro 51920'S; 722944 "W Canelo Sur (arroyo) 53RIYS; FPESOOW Castillo (cerro) 51920'S; 72%37"W Cueva del Milodón (caverna) 5L*3F'S;. 12-85 'W. Cuverville (isla) 64%40'S; 62237"W Chorrillo Alicia (estero) 5327'"S; 7010"W Chorrillo de la Piedra (estero) 53-109; 11 "028 W Chorrillo Mina Rica (estero) 53203'S; 71210'W Danco (costa) : 64%49"S; 62”51'W Dawson (isla) 54200'S; 70230"W Decepción (isla) 62258'S; 60%39'W De la Fuente (islote) 622295; 5941"W Dungenes (punta) 5224'S; 6826"W Eden (puerto) 49%08'5; 74%25"W El Chingue (puesto) 51912'S; 72%27"W El Zurdo (río) 52200'S; 71*15"W y Ps Estrecho de Magallanes Estero del Medio (arroyo) Ferrier (cerro) Gabriel González Videla (base) Garden (isla) Gente Grande (bahía) Gerlache (estrecho) Graham (costa) Greenwich (isla) Guarello (isla) Guido (cerro) Henry (caleta) Hermite (isla) Hope (bahía) Hoste (isla) Inútil (bahía) La Península (puesto) Laguna Amarga (laguna) Laguna Blanca (laguna) Laguna Figueroa (laguna) Laurie (isla) Litchfield (isla) Livingston (isla) Los Robles (lugarejo) Madre de Dios (isla) Monte Alto Morro Chico Muñoz Gamero (península) Natales (puerto) Navarino (isla) Negri (glaciar) Nelson (isla) Nordenskjold (lago) Norsel (punta) Nueva (isla) Orange (bahía) Pantalón (puerto) Paraíso (bahía) Parrillar (laguna) Parry (fiord) Peninsula Antarctica Petermann (isla) As 5300'S; 93-035; 51909'S; 64949'S; 55%01'S; DLLDO'S; 60%56'S; 6512'S; 62230'S; 50223'S; 50254"S; 5000'S; ASS S0'S; 63223'S; 55910'S; 5330'S; DIPID'S; 51900'S; 9222385 QU ZIS: 60%43'S; 6446'S; 62237'S; 5304'S; 50910'S; 519485; 5291%4'S; 52230'S; BIS23S; 55210'S; D49 2618; 62*18'S; 51901'S; 64*46'S; DO: DOSIS; 54956'S; 6452'S; BIZ ES; 54930'S; 64949'S; 65910'S; 70%40"W 71202"W 13712W 6251"W 66257"W 70210"W 64 30"W 64213'W 59944"W 1520'"W 72228"W 15-19W 67%45"W 57200"W 69220"W 69%40"W 72241"W 12248:W 71210"W 72228"W AS VW 6405'W 60227"W 70249"W 75210"W 70%42'W 71927"W 73200"W 72231" W 67230"W 70258"W 5900"W 72255'W 64%05"W 66235"W 6803 "W 67230"W 62254 'W TI 15 W 69220"W 62*51"W 6409"W Picton (isla) Piedras (puerto) Posesión (bahía) Puerto del Hambre Punta Arenas (ciudad) Quema Angosta (chorrillo) Rey Jorge (isla) Rincón Negro (lugarejo) Río de los Ciervos (río) Río El Ganso (río) Río Payne (río) Río Rosario (arroyo) Río Verde (lugarejo) Ross (isla) Salto del Payne (cascada) San Martín (bahía) Seno Otway Sentry Boxes (cerro) Serrano (río) Shetland del Sur (islas) Smith (canal) Solitario (cerro) South Orkey (isla) Tierra del Fuego (isla) Torgensen (isla) Toro (lago) Toro (puerto) Tres Brazos (río) Tres Pasos (río) Tres Puentes (arroyo) Tuesday (bahía) Ultima Esperanza Ventisquero Serrano (glaciar) Wellington (isla) Williams (puerto) Yankee (puerto) 5505'S; 5504'S; 52215'S; 5339'S;. 53210'S; 5330'S; 62203'S; 5115'S; 53910'S; 53910'S; 5100'S; 5325'S; 52937'S; 64%06'S; 51905'S; 55952'S; 5300'S; 5545'S; 51914"S; 62%06'S; 52200'S; 51916'S; 60%43'S; 53200'S; 64946'S; 5115'8; 5505'S; 53916'S; 51925'5; 53208'S; 5250"S; 51230'S; 5124"S; 4900'S; 54956'S; 62232'S; tio E io 66255"W 66258"W 69210'"W 70255"W 70254" W 712002 W 58215"W 12:38'W 71200"W MLS W 72253 'W 7011" W 71230"W 57946"W 73202"W 67235'W 71230"W 6806'W 73200"W 57256"W 73%48"W 72225W 45938"W 69200"W 64204'W 72%41"W 67204'W 70257"W 1229 W 70%52"W 74%28"W 73200"W 73-12 "W 74%45"W 67238"W 60200'W CUADRO RESUMEN DE LOS GRUPOS TAXONOMICOS ORDEN FAMILIAS - GENEROS ESPECIES SCORPIONES Bothriuridae l 1 1 ] 1 ] PSEUDOSCORPIONES Chthontidae 1 Vachontidae 1 1 Olpidae 1 1 Chernetidae 2 3 1 4 5 6 EU a AR a ls a OPILIONES Phalangtidae 1 3 Gonyleptidae 11 12 Triaenonychidae 2 6 1 3 14 21 ACARI ÁAscaidae 1 2 Parasitidae 1 1 Halarachnidae Z 2 Laelaptidae l 2 Cillibidae l 1 Argasidae 1 1 Ixodidae 2 4 Eupodidae l 1 Penthalodidae 1 1 Bdellidae 1 2 Rhagidiidae ] 2 Tydeidae 1 2 Pachygnathidae 2 2 Tetranychidae l 1 A 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 a, PO > o EL ORDEN FAMILIAS GENEROS ESPECIES PR a at. Ena le > A A _>--2222= Demodicidae Erytraeidae Smaridiidae Trombidiidae Halacaridae Hydryphantidae Clathrosperchonidae Hygrobatidae Oxidae Limnestidae Pionidae Aturidae Acaridae Hyadesidae Glycyphagidae Sarcoptidae Psoroptidae Proctophylloidae Avenzoaridae Hypochthoniidae Malaconothridae — GO —-= —- —- a A a TE O Camisiidae Hermanntidae pp PO Ha mi 00 0) 00 00 2 Dm mom rm O o po —_ Eremaetdae Oribatulidae Ceratozetidae Oribatellidae Podacaridae Phthiracaridae N + 0» Ñ AR) Deseamos establecer canje con Revistas similares Correspondencia, Biblioteca y Canje: COMISION EDITORA CasiLLa 301 — CONCEPCIÓN CHILE ' WO TANA PEFUETO: DE BIOLOGEA ca, ZOOLOGIA 1976 N* 33 LARVAS DE LA FAMI- LIA SPIONIDAE (PO- LYCHAETA) EN EL PLANCTON DE LA BA.- HIA DE CONCEPCION, CHILE. por FRANKLIN D. CARRASCO Wa LIBRE Universidad de Concepción Chile INSTITUTO DE BIOLOGIA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION GHILE DIRECTOR : Dr. Oscar Matthei J. COMITE EDITOR : Dr. Oscar Matthei J. Prof. Marco A. Retamal Prof. Lajos Biro B. Prof. Clodomiro Ma ticorena te" Prof. Ivonne Hermosilla B. Dr. Jorge N. Artigas EDITORES EJECUTIVOS: Hugo 1. Moyano a Roberto Rodríguez GAYANA PESTITUTO DE BIOLOGIA ZOOLOGIA 1.9. 6 N? 38 LARVAS DE LA FAMILIA SPIONIDAE (POLYCHAETA) EN EL PLANCTON DE LA BAHIA DE CONCEPCION, CHILE. por FRANKLIN D. CARRASCO UNIVERSIDAD DE CONCEPCION Chile “Los infinitos seres naturales no podrán perfectamente conocerse sino luego que los sabios del país hagan un especial estudio de ellos”. CLAUDIO GAY. Hist. de Chile, I : 14 (1848). LARVAS DE LA FAMILIA SPIONIDAE (POLYCHAETA) EN EL PLANCTON DE LA BAHIA DE CONCEPCION, CHILE. por FRANKLIN D. CARRASCO (*) RESUMEN Se estudia las larvas pelágicas del Spionidae(Polychaeta) so- bre la base de muestreos planctónicos semanales, realizados entre Octubre de 1971 y Julio de 1973 frente a Caleta Leandro (36*38'30" 5, 73%205'24”" W), Bahía de Concepción. Mediante recuento de las larvas, se establece el ciclo repro- ductivo anual para cada una de las especies de la Familia Spio- nidae. Cultivos realizados en acuarios con larvas de la Familia Spio- nidae, permitieron la determinación de catorce especies, las que son descritas e ilustradas. ABSTRACT Pelagic larvae of Spionidae(Polychaeta) in weekly planktonie samples collected off Caleta Leandro (36%38'36" S, 73%05'24” W), Bay of Concepción from October, 1971 to July, 1973, have been studied. The counting of larvae has permitted to establish the annual reproduction cycle for each species of the Family Spionidae. Culture experiments in aquaria with larvae of Spionidae led to the determination of fourteen species, which are described and illustrated in the work. (*) Departamento de Biología Marina y Oceanografía, Universidad de Con- cepción. cnt INTRODUCCION En el período comprendido entre Octubre de 1971 y Julio de 1973, se tomó muestras de plancton en la Bahía de Concepción, específicamente frente a Caleta Leandro (36*38'36” S, 73%05'24” W) (Fig. 1). Al analizar las larvas de Polychaeta de dichas muestras se pudo constatar, que las larvas pertenecientes a la Familia Spio- nidae dominaban, hecho por el cual consideradas como base de este estudio. Dentro de las larvas de Polychaeta, las pertenecientes a Spioni- dae fueron las primeras en ser descritas, debido a que se trata de formas larvales muy vistosas y a menudo las más numerosas en el plancton. Entre los estudios hechos sobre esta familia destacan entre otros, los de Hannerz (1956) y Sveshnikov (1962). En este trabajo se identificó y describió larvas pertenecientes a 14 especies de Polychaeta Spionidae, cuyas formas adultas ya han sido tratadas por Carrasco (1974). MATERIALES Y METODOS Las muestras planctónicas se obtuvo a bordo de una em- barcación menor provista de un motor fuera de borda, utilizándose en algunas ocasiones un bote a remos. El muestreo se realizó en- tre Octubre de 1971 y Julio de 1973 (ver Anexo 1). La red de planc- ton empleada es del tipo Nansen, con una boca de 30 cm. y una longitud de 60 cm., la abertura de mallas es de 120 micrones y fué necesario agregarle un lastre a su región inferior. Las muestras se tomó en forma oblícua, arrastrando la red desde el fondo hasta la superficie, operación que se ejecutaba en 4 minutos, elec- tuándose de 2 a 3 muestreos paralelos y se registraba además la temperatura superficial del agua de mar. Las muestras eran llevadas al laboratorio (Estación Experimen- tal de Biología Marina de la Universidad de Concepción, Caleta Leandro), donde eran inmediatamente vaciadas en cubetas de cul. tivo de vidrio. Se fijaba una alícuota de 50 cc. en Bouin y del planc- ton restante se separaban las larvas de Polychaeta utilizándose un estereomicroscopio, y colocándolas a continuación en cubetas de cul- tivo. Antes de la fijación de las larvas, era necesario anestesiarlas con cloruro de Magnesio. La fijación dió buenos resultados con Bouin normal calentado a 70%C y con Gilson. Las larvas así pre- servadas se trasladó a los 8 días a una solución de alcohol etílico etílico de 70%, seleccionándose las que serían montadas en porta- objetos, para un estudio posterior de setas y trocas. e | reee wyxS 0 4 NOJDI3IINOI 30 VIHVE O9N3d ONVNHVITVIL¿) + “U D En ] > un ce o a mD Y 3 li o m n 1d SE 09€ Ak e A ITMEAEERE PARALA 205) A AO 1.— Mapa de la zona de muestreo en el cual se indica la Fig. estación de plancton. En caso de tinción se utilizó hematoxilina Delafield, Erlich y aceto-carmín. Una vez realizada la tinción, las larvas se pasó por una batería de alcohol etílico y xilol. La operación se efectuó manipulando tanto la larva como los distintos líquidos sobre el portaobjetos, con una pequeña pipeta de punta muy fina y bajo un estereomicroscopio. A continuación se montó cada larva indi- vidualmente con bálsamo de Canadá. Antes de colocar el-cubre- objetos a la preparación fué necesario disponer-pedecites-de “plas- ticina sobre las cuatro esquinas de él, con el objeto de dejarlo levantado y así no aplastar el ejemplar. Todas las preparaciones así realizadas se observó bajo un microscopio Carl Zeiss Standard RÁ, provisto de condensador adecuado para contraste de fases co- mo para contraste diferencial de interferencias. Esta última moda- lidad dió muy buenos resultados en la observación de las setas y trocas. Durante toda la época de muestreo fué preciso mantener y con- trolar los cultivos de las diferentes larvas obtenidas de los —mues- treos semanales. Estos experimentos se realizó en los acuarios de la Estación de Caleta Leandro. Las cubetas de vidrio usadas -en los cultivos miden 9 cm. de largo, 4,5-cm. de alto y 4,5 de pro- fundidad y se mantuvo semisumergidas en uno de los acuarios provisto de agua corriente. Las larvas se cultivó en agua de mar filtrada, la que se cambiaba dos veces por semana y el suminis- tro de alimento se efeciuaba más o menos con la misma frecuen- cia. El alimento utilizado de preferencia consistió en algas secas molidas; en épocas de abundancia de fitoplancton se les suminis- tró este sin seleccionar, aprovechando el muestreo regular. Todas las ilustraciones se realizó en base a ejemplares mon- todos, no dibujándose las trocas, empleándose una cámara lú- cida. Para las descripciones se siguieron criterios de Thorson (1946), Hannerz (1956), Rasmussen (1956) y Bhaud (1967). Pa- ra el tratamiento estadístico de las muestras planctónicas se si- guió a Snedecor (1964). Para graficar la densidad mensual de larvas de Polychaeta Spionidae se utilizó la ecuación de la esfera: = k y3 V'/4; en que k = constante y V = número de individuos. Los valores de r así obtenidos para cada mes por especie de Spio- nidae, fueron suavizados utilizando la fórmula (a + 2b + c)/4, tra- tratamiento que es corriente en ecología poblacional. RESULTADOS 1.—CLAVE PARA LAS LARVAS DE LA FAMILIA SPIONIDAE EN EL PLANCTON DE LA BAHIA DE CONCEPCION Gastrotrocas completas se encuentran en todos los se- tígeros a excepción de los 2-3 primeros. 2 pares de ojos rojos simples. Prostomio en general bien delimitado del A e AI... A Z Gastrotrocas no se encuentran en todos los segmentos de la región media y posterior del cuerpo. Existen 3 pares de ojos negros, los más laterales son compuestos.. Setígero AE e id lola AN A 6 Porciones del prostomio y peristomio proyectadas anterior- mente. en una, prolongación (como Aedo. ........ctmmtondia amen 3 ESOO: mas. O Menos TORIO Werder ao 4 Setas larvales de brillo lustroso y muy gruesas .. Nerine sp. 1 Setas no como las anteriores ........... Nerinides quinquedentata Larvas largas y muy delgadas. Pigmentación muy débil ale E RA. A AE EI ON Paraprionospio pinnata Larvas de tamaño inedio o pequeño, con procesos pros- a ul A A A 5 Setas larvales no aplastadas y presentes sólo en los no- topodios. Setígero 1 con una seta curvada igual que la ASS AUS coria Spiophanes bombyx Larvas pequeñas con setas aplastadas, aserradas curva- das y de cierto lustro presentes en los notopodios y neu- ropodios. Adoptan posición “quetosfera” al ser estimula- A A O Rhynchospio glutaea Peristomio no bien demarcado del prostomio. Palpos ten- taculares situados en forma más mediana. Branquias se ontaaaa astrasy del SOÚgeTrO a iran cnt ties a ll 7 Igual que las anteriores pero con branquias que comien- zan en seligeras -posterlores io na ii 18 Larvas con 4 corridas bien definidas y longitudinales de ROS A MR a 8 Barras no comp las contenores A cdi 10 ELEVOS. IIA PERIA cios 9 Larvas de tamaño mediano con dos tipos de setas modifi- cauas en el Seugero Dueto Orson ?Polydora sp. IV Setas del setígezo 5 modificadas con una estructura alar ACCESORIOS... o CM, eds e ?Polydora sp. 1 Setas modificadas del setígero o, poseen una estructura MEXICANO AAA rca ?Polydora sp. V e ¿E 12, 13. 13”. Larvas con una corrida dorsal de cromatóforos o mela- O rr a 11 LOTVOS: NO COMO, las QUISTOLAS rescicrinicos ai 12 Larvas cuyas corridas de melanóforos empiezan en el se- O A A e EA OL ?Polydora sp. IN Larvas con la corrida de melanóforos empezando en la re- oión media del. CUPO; aivició donald Polydora citrona Larvas con 2 corridas longitudinales de melanóforos y 2 tipos de setas modificadas en el setígero Ú mnnincnncnnisnss MA. po "CERA. MD Ns Is Wear o cra E ?Polydora sp. Il Larvas con intensa pigmentación, dispuesta en varias co- rridas irregulares situadas en la región dorsal. Setas mo- dificadas del setígero 5 del tipo falciforme .nccccccn.cccccconans AAA A Polydora socialis Larvas macizas con débil pigmentación. Setas fuertes, lar- COR "Y 05 AO TASTE orar arc Boccardia chilensis Larvas de tamaño mediamo con setas no como las ante- riores, que presentan una corrida dorsal de melanóforos del tipo cambiante, muy vistosos e intensoS mmcccicncnnmiss EEE.» ADORGESET BDO ACA Boccardía proboscidea 2.— DESCRIPCIONES DE LAS LARVAS DE SPIONIDAE Género Boccardia Carazzi, 1895 a) Boccardia proboscidea Hartman, 1940 FIGS. A BA, 18) ME Dimensiones de las larvas N* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 7 425 88 9 510 96 11 535 120 ds 645 125 13 740 170 15 950 190 16 1050 215 17 1065 221 18 1500 295 pe es 1 15 Fig. 2.— Boccardia proboscidea; larva pelágica tardía. 1. Prosto- mio. 2. Manchas oculares. 3. Restos de la prototroca. 4. Pe- ristomio. 5. Carúnculo. 6. Palpos tentaculares. 7. Fosetas ciliadas. 8. Neurosetas definitivas. 10. Branquia emergien- do. 11. Lamela notopodial. 12. Lamela neuropodial. 13. Me- lanóforos. 14. Telotroca. 15. Pigidio. Larva pelágica La siguiente descripción se baza en un ejemplar de al menos 9 setígeros. El prostomio es anteriormente algo achatado, sus lí- mites con las partes laterales del peristomio no son claros. Existen dos pares de ojos dispuestos casi en línea recta, el par de ojos más exterior es doble y grande. Las bandas ciliadas de la prototroca son bastante grandes. Se observa ya el ca:únculo, el cual alcanza hasta el comienzo del setígero 1. Los palpos prostomiales se pre- sentan muy reducidos, no sobrepasando en longitud la altura del setígero 1. El primer setígero es un poco más largo que el resto. Su par de parapodios está mal diferenciado, alcanzando la lamela noto- podial un tamaño levemente más grande que la lamela neuropo- dial y presentando una estructura bulbosa de donde se origina un mechón de setas larvales. Los setígeros del resto del cuerpo tie- nen sus parapodios muy mal diferenciados, donde los cirros o la- melas notopodiales presentan un desarrollo relativamente mayor y los cirros neuropodiales apenas se insinúan. Las notosetas son to- das larvales mientras que las neurosetas son de naturaleza defi- nitiva y se presentan en cantidad bastante reducida. El pigidio es de regular tamaño sin estructuras accesorias. La telotroca está bien conformada. Las nototrocas se observan desde el setígero 3 y con- sisten en corridas de 4 células ciliadas. Las gastrotrocas se ubican solamente bajo el setígero 7 y consiste de 5 células ciliadas. La faringe y el esófago se extienden hasta el final del setígero 2, donde comienza el estómago. La pigmentación es muy vistosa. Consiste ésta en una corrida longitudinal de melanóforos de tipo variable, los que se disponen sobre los setígeros 1 y desde el se- tígero 4 hacia atrás, hasta el término del cuerpo. El pigidio está también provisto de una rica pigmentación. Larva pelágica tardía La siguiente descripción se basa en una larva de 18 setígeros. El prostomio es anteriormente redondeado. No se observa bien la delimitación entre el prostomio y los bordes laterales del peristo- mio. Los dos pares de ojos se ubican sobre el prostomio en un arre- glo casi trapezoidal. El carúnculo está bien diferenciado, alcanzan- do hasta la mitad del setígero 1. Los órganos nucales se disponen lateralmente al carúnculo y están orientados longitudinalmente. Los palpos están bastante desarrollados, presentándose gruesos y Ccor- tos, extendiéndose hasta la altura del setígero 5. El primer setígero presenta un tamaño no mayor que los restan- tes. Los parapodios p:esentan una diferenciación relativamente bue- na, en especial las lamelas notopodiales que adoptan una posición erecta. Las notosetas consisten tanto de setas de naturaleza larval como también capilares definitivos. El setígero 5 está provisto de 0 E setas modificadas, las cuales son de dos tipos: unas espinas falci- formes gruesas y otras espinas distalmente romas. No existen se- tas acompañantes. El tamaño de este setígero no es mayor que los restantes y se ubican en él, tanto superior como inferiormente, unos pequeños mechones de setas. Los uncinos aparecen en el se- tígero 7 y en un número de 4 por parapodio, estando acompaña- dos por setas definitivas. El pigidio está profundamente dividido por una muesca. Las nototrocas están constituídas por corridas de 6 células las que comienzan desde el setígero 3. Las gastrotrocas se ubican bajo los setígeros 7-10-13 y 15. La pigmentación consiste en una amplia corrida de melanóforos, los que se dispone dorsal- mente. Los melanóforos son muy cambiantes y le otorgan un as- pecto muy vistoso y característico a la larva. Otra región con pig- mentación es el pigidio. La faringe no presenta pigmentación y alcanza hasta el setígero 2. El esófago por su parte se encuentra situado entre los setígeros 2 y 6. Desde el setígero 7 se extiende el estómago, para dar paso alrededor del setígero 12 a un recto. Observaciones Las larvas anteriormente descritas concuerdan con las larvas de la misma especie analizadas en California por Hartman (1941), Adultos de la especie fueron registrados para la Península de Tum- bes por Castilla (1964). En general estas son pequeñas y de pig- mentación vistosa. Al proceder a cultivar estas larvas, fué impo- sible hacerlas prosperar más allá de los 18 setígeros. Al parecer la metamorfosis tiene lugar entre los estadios de 19 y 20 setígeros. También es característico de estas larvas su afinidad por la luz. Las larvas de esta especie, que se presentaron en regular abun- dancia en el plancton, se pudieron colectar entre los meses de Agosto y Abril. La mayor abundancia se observa en verano (Ene- ro a Abril) y en los meses de Agosto y Septiembre. b) Boccardia chilensis Blake 4 Woodwick, 1971 MOS. dB B, LO DEE Dimensiones de las larvas N* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 12 740 175 15 960 230 16 1200 260 17 1320 300 18 1650 320 21 1790 450 Larva pelágica La descripción se basa en un ejemplar de al menos 16 setí- geros. El prostomio es algo romo anteriormente. Existen 3 pares de ojos dispuestos en línea recta. El par de ojos más externo es doble, el otro par de ojos es simple y de posición central, entre los dos pares anteriormente citados se ubica un tercer par de ojos o pro- bablemente pueda tratarse de un par de melanóforos ya que pre- senta una posición más epidérmica. La delimitación del prostomio con los bordes laterales del peristomio es deficiente. Las bandas ciliadas de la prototroca son bastante grandes. El carúnculo es bien visible alcanzando hasta el comienzo del setígero 1 y flanqueado por los órganos nucales. Los palpos peristomiales ya están pre- sentes y alcanzan hasta la altura del setígero número 1. El setígero 1 es más amplio que el resto, el notopodio presen- ta un grueso mechón de setas larvales muy fuertes que se origi- nan de la estructura bulbosa, el neuropodio presenta ya algunas setas definitivas de tipo capilar. El resto de los parapodios presen- ta poca diferenciación exhibiendo un desarrollo relativo mayor el cirro notopodial. El cirro neuropodial apenas se observa. Las setas de los notopodios son del tipo larval y dispuestas en fuertes me- chones. Estas setas presentan un aspecto lustroso que provoca una refracción de la luz. Los neuropodios de todos los setígeros están armados con setas definitivas de tipo capilar. Los uncinos todavía no aparecen. El setígero 5 no presenta ninguna diferenciación y todavía no emergen las setas modificadas. No se aprecian aún las branquias. El pigidio no es muy grande y la telotroca es de tamaño regular pero con una ciliación muy intensa, presentándose dorsalmente discontínua. Las nototrocas se observan desde el setígero 3 y consisten en corridas transversales de 6 células ciliadas. Las gastrotrocas se ubi- can bajo los setígeros 10-13-15. La faringe presenta una intensa pigmentación obscura. El esófago es corto, observándose a conti- nuación el estómago, el cual se constituye a partir del setígero 4 y está provisto de una fuerte pigmentación. En el setígero 12 se conforma un intestino recto el que en su región terminal, está do- tado de una importante pigmentación. Larva pelágica tardía Es una larva muy maciza y ancha, considerándose para la des- cripción un ejemplar de 21 setígeros. La delimitación del prostomio con los bordes laterales del peristomio no son claros. La forma y disposición de los dos pares de ojos no ha sufrido grandes altera- ciones, respecto a los estadios anteriores, aunque ahora se nota bien la naturaleza del par de melanóforos, que se dispone entre 2 A Fig. 3.— Boccardia chilensis; larva pelágica tardía. 1 los dos pares de ojos. El carúnculo está bien formado y los órga- nos nucales que lo flanquean se disponen ovalmente y van acom- pañados de cierta pigmentación. Los palpos tentaculares están bien desarrollados, alcanzando hasta la altura del setígero 4. Los parapodios aún no presentan una diferenciación aprecia- ble. El cirro notopcdial 1] es pequeño y de posición erecta, mien- tras que el neuropodial 1 es más grande y de un tamaño seme- jante a los cirros notopodiales de los setígeros restantes. Los cirros neuropodiales del resto de los setígeros son de tamaño bastante reducido. El setígero 5 es un poco mayor que el resto y se obser- van setas modificadas de dos tipos: unas falciformes y otras dis- talmente romas. Las notosetas son todas de tipo larval y biaserra- das, las que presentan además un brillo lustroso característico. Las neurosetas son capilares definitivos. Los uncinos aparecen desde el setígero 7 y su número varía entre 45. Las branquias se obser- van ya a lo largo de todo el cuerpo, anteriormente muy pequeñas y tornándose más conspicuas a la altura de la región media del cuerpo. El pigidio es bastante pequeño, presentando dorsalmente una muesca. La telotroca está relativamente reducida pero su ciliación es intensa. La faringe presenta una fuerte pigmentación. El esó- lago alcanza hasta el setígero 3. El estómago se extiende hasta el setígero númezo 13 y también está dotado de pigmentación. Desde el setígero 17 se constituye un intestino recto, cuya región terminal está provista de fuerte pigmentación. Las nototrocas aparecen en el setígero 2 extendiéndose hasta el final del cuerpo y están con- formadas por 8 células ciliadas. Las gastrotrocas se disponen bajo los setígeros 7-10-13-17. La pigmentación externa está muy reduci- da, no existiendo melanóforos, salvo los de posición cefálica y pi- gidial. Observaciones Se caracterizan estas larvas por su forma maciza, así también por la presencia de setas larvales bastante fuertes y de superficie lustrosa. En el plancton no son muy abundantes. La descripción original dada por Blake € Woodwick (1971), corresponde con las características mostadas por las larvas arriba descritas, en espe- cial por ejemplares de desarrollo bastante avanzado, estadios en los cuales se observaban claramente las características de las se- tas modificadas del setígero 5, principal carácter analizado. Las larvas de Boccardía chilensis se pueden colectar en el plancton de la Bahía de Concepción, entre los meses de Noviem- bre y Marzo, como también en Septiemb:e. Los meses de mayor e L= abundancia corresponden a Diciembre, Enero y Febrero. En los cultivos artificiales que se intentó, no fue posible alcanzar hasta la metamorfosis, la que al parecer se verifica en larvas que ya tie- nen más de 21 setígeros. Género Nerine Johnston, 1838 c) Nerine sp. l Figs/ 4,48 4 Larva pelágica La descripción se basa en un ejemplar que presenta 10 setí- geros y mide 920 micrones de largo por 200 de ancho. El prostomio presenta anteriormente una prolongación en forma de cirro, la cual está encajada en un pliegue del peristomio. Las bandas ciliadas de la prototroca están bien desarrolladas. El peristomio fozma una callosidad muy visible por encima y detrás del prostomio. No se observan los palpos tentaculares. Los parapodios están muy mal diferenciados, observándose úni- camente los ya largos y gruesos cirros postsetales de los notopo- dios, los que son semicurvos. Las setas son todas de naturaleza larval y extraordinariamente robustas, curvadas y largas; vistas en sección parecen ser triangulares y con dos bordes aserrados y los dientes bastante grandes. El pigidio es muy grande, como también muy robusta su telotroca. No existen nototrocas, pero sí gastrotro- cas de poderoso aspecto y presentes bajo todos los setígeros. La faringe y el esófago se extienden hasta el setígero 2. El estómago se dispone desde el setígero 3 y presenta una fuerte pigmentación. Externamente la larva carece de melanóforos. Larva pelágica tardía Se considera en esta condición a una larva de 13 setígeros, la cual mide 1340 micrones de largo y 270 de ancho. Esta larva más grande y gruesa no presenta grandes cambios con respecto a la descripción dada anteriormente. Se observan muy bien 2 pares de ojos de color rojo, dispuestos en línea recta. No se observan palpos tentaculares. La prototroca es muy fuerte. Los parapodios están mucho más diferenciados, sobresaliendo los robustos cirros noto- podiales, grandes y curvados, además de los incipientes cirros neu- ropodiales. Las setas son solamente del tipo larval, de superficie lustrosa, gruesas, aserradas y largas, ubicadas solamente en los notopodios. Los neuropodios no presentan setas de ningún tipo. pe le Nerine sp. I: larva pelágica tardía. Fig. 4. m7” N N Ñ ÓN NN NN Fig. 5.— Nerinides quinquedentata; larva pelágica de 12 setígeros. Ey AR No se observan nototrocas sobre el dorso del ejemplar. Las gastrotrocas son muy poderosas y distribuidas bajo todos los setí- geros. El pigidio es muy grande y presentando una fuerte telotroca, la que es discontínua dorsalmente. Por transparencia se observa que la faringe y el esófago alcanzan hasta el setígero 3. El estó- mago se extiende hasta el setígero 10, el cual presenta sus pare- des pigmentadas. En el setígero 11 se conforma el intestino recto, el que presenta en su extremo cierta pigmentación. Observaciones Lo que más llama la atención de estas larvas, son sus pode- rosas setas de superficie lustrosa, como así también el gran tama- ño del pigidio. Las características enunciadas en las descripciones precedentes, concuerdan en buena parte con larvas de este tipo registradas en el Gullmar Fjord y denominadas Nerime sp. 1 por Hannerz (1956), aunque sus setas no son tan robustas. En el plane- ton de la Bahía de Concepción se obtuvo solamente 2 ejemplares, los que fueron colectados el día 7 de Enero de 1972. Género Nerinides Mesnil, 1896 d) Nerinides quinquedentata Hartmann-Schróder, 1965 gs... 8 Dimensiones de la larva N* de setígeros Longitud Ancho E (micrones) (micrones) 6 388 120 13 660 180 15 730 190 17 1120 227 20 1250 250 22 1300 255 Larva pelágica El prostomio presenta anteriormente una proyección en forma de dedo, la que se encuentra encajada en un proceso muscular originado del peristomio. Los límites entre el prostomio y los bor- des laterales del peristomio son bastante notorios. Existen dos pa- res de ojos de color rojo dispuestos casi en línea recta. El par de ojos más exterior es del tipo doble. Las bandas ciliadas de la pro- TT Fig. 6— Nerimides quinquedentata + larva pelágica tardía, pi ls totroca están divididas en dos porciones contiguas. Los incipientes palpos tentaculares están fijos a las regiones más alejadas y ex- teriores del peristomio y son bastante cortos. Los parapodios están muy mal diferenciados. Las setas son todas larvales y de aspecto opaco. En el setígero 1, las setas lar- vales son largas y en el resto de los setígeros son cortas y angos- tas. El pigidio no es muy grande y la telotroca es contínua y muy fuerte. No se aprecian nototrocas en la región dorsal de la larva. Gastrotrocas se pueden observar sólo bajo el setígero 3. La fa- ringe presenta una intensa pigmentación y se prolonga hasta el setígero 1. El estómago y la región terminal del recto también poseen pigmentación, lo que no ocurre con la superficie de la larva. Larva pelágica tardía Se describe un ejemplar de 22 setígeros pronto a entra: en metamorfosis. La delimitación entre el prostomio y el peristomio es bien marcada. Los dos pares de ojos existentes se disponen ahora en un arreglo trapezoidal. Los palpos tentaculares están bien di- ferenciados y son de aspecto macizo, con bordes internos aserra- dos, extendiéndose hasta la altura del setígero 7. El cirro neuropodial del setígero 1 es bien visible, al contrario de lo que sucede con el notopodial, el cual apenas se observa. En los restantes parapodios, el cirro notopodial alcanza buen de- sarrollo, al igual que las branquias, dándole a la estructura que re- sulta de la conjunción de ambos, aspecto grueso y disposición erec- ta. Los cirros neuropodiales son más finos y presentan su extremo distal aguzado. Las setas larvales persisten en el notopodio 1. En los setígeros restantes, las setas notopodiales consisten en capila- res definitivos, cortos y un poco curvados. Los uncinos aparecen en el setígero 14-15 y en núme:o de 4-5 por neuropodio, no lle- vando setas acompañantes. Cada uncino termina en cinco diente- cillos. Las nototrocas se sitúan en el setígero 2 y consisten en 4-6 células ciliadas. Las gastrotrocas se ubican bajo el setígero 3, con 4 células ciliadas y entre los setígeros 7 y 11, con un número de 2 células ciliadas por setígero. La disposición en estos últimos setí- geros es muy especial, ya que bajo el setígero 2, las 2 células ci- liadas se sitúan muy próximas la una a la otra, empezándose a separar en los setígeros que vienen a continuación, para por úl- timo en el setígero 11, estar bien separadas las 2 células ciliadas. La faringe pigmentada y el esófago se extienden hasta el setígero 4. A partir del setígero 5 se conforma el estómago, el que es muy pigmentado y se prolonga hasta el setígero 16. En el setígero 17 se observa la disposición de un intestino recto cuya región terminal es pigmentada. e, E Observaciones Las larvas de Nerinides quinquedentata son de tamaño me- diano y no muy abundantes en el plancton de la zona de estudio. La identificación de ellas fué facilitada por el hecho de contarse con todos los estadios de desarrollo, incluso un estadio juvenil bentónico. El cultivo artificial de estas larvas es bastante comple- jo, sumándose a ello la baja cantidad de ejemplares que se con- taba para los ensayos. En el laboratorio no fué posible alcanzar más allá del estadio de 22 setígeros. El especimen bentónico ana- lizado fué capturado con la red de plancton utilizada normalmente, la que se arrastró muy contigua al fondo del mar. Las larvas «de esta especie se colectó durante casi todo el año, a excepción de los meses de Marzo, Abril y Mayo. El mes de mayor abundancia fué Agosto. Género Paraprionospio Caullery, 1914 e) Paraprionospio pinnata (Ehlers, 1901) Has 7,8 Dimensiones de la larva N* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 9 340 90 6 490 7 7 658 Sa 8 912 147 13 1290 170 15 1600 180 29 3400 246 Larva pelágica La descripción se basa en una larva de al menos 8 setígeros. El prostomio es redondeado anteriormente. No se observa la deli- mitación entre el prostomio y los bordes laterales del peristomio. Existen dos pares de ojos de color rojo, los que van dispuestos en un arreglo trapezoidal. El par de ojos de posición más externa es del tipo doble. Las bandas ciliadas de la prototroca están bien desarrolladas. El primer setígero es más amplio que el resto. Las setas son todas de naturaleza larval, de bastante longitud pero delgadas y Pe se ubican sólo en los notopodios. El pigidio tiene un buen tamaño y está armado con 4 cirros anales. La pigmentación larval es del tipo difuso-granulosa. El cuerpo presenta un color verde claro y es bastante transparente. Tanto la región cefálica como la pigidial manifiestan una coloración rosada. Larva pelágica tardía Se considera aquí una larva de 27 setígeros. Prostomio ante- riormente redondeado. Se nota claramente la naturaleza doble del par de ojos más externo. El carúnculo está bien conformado. Las bandas ciliadas de la prototroca tienen buen tamaño. Los palpos tentaculares son bastante prominentes. El primer setígero es más amplio que el resto, sin observarse la presencia de cirros parapo- diales. En el resto de los setígeros se presenta una pobre diferen- ciación de los parapodios, estando ya formados los cirros notopo- diales, pero no así los neuropodiales. Se presentan ya las bran- quias, variando su número y consistencia de un ejemplar a otro. En este caso las branquias se presentan en los segmentos 2 y 3. El par de branquias del segmento 2 es bipinnada y el par del seg- mento 2 cirriforme. Las setas larvales son largas, muy delgadas, biaserradas y no presentan la superficie lustrosa. El desarrollo de las setas definitivas está muy retrasado. Por transparencia se observa que la faringe alcanza hasta el término del setígero 2. El esófago se dispone entre los setígeros 3 y 5. El estómago se constituye a partir del setigero 6, para formar- se al final del cuerpo un intestino recto, que presenta varias asas en su trayecto. El pigidio está bien formado, con una téelotroca bas- tante fuerte. Existen varios cirros anales cortos, que le otorgan al pigidio un aspecto muy especial. También es posible observar en él estructuras glandulares. Observaciones Las larvas de P. pinnata, se caracterizan por: su gran tamaño. Las larvas de esta especie son las más abundantes en el plancton de la Bahía de Concepción. Este hecho estaría de acorde a lo es- tablecido en cuanto a la dominancia faunística en el bentos de la Bahía de la zona de estudio (Gallardo et al., 1972), ya que P. pinnata es la especie dominante. Por otra parte al analizar algu- nas muestras del Golfo de Arauco tomadas a bordo del R/V Thomas Washington, el día 4 de Abril de 1972, se observó que ellas con- tenían larvas bastante grandes de P. pinnata en un porcentaje en número y peso, superior al 50% del total de organismos planc- tónicos contenidos en dichas muestras. hue. PR PORO e TV RAVIN Fig. 7.—Paraprionospio pinnata; larva pelágica tardía. DGA /) /) / Y y 4 % , Y ¡] / / O, / y Y )) y y y) > sl li JA j / AIR Y) / | CAS ál UNS 4H a e pe A | 70 y Fig. 8.—A: Boccardia proboscidea, larva pelágica de 9 setígeros. B: Boccardia chilensis, larva pelágica de 6 setígeros. C: Nerine sp. Ll, larva pelágica. D: Paraprionospio pinnata, larva pelágica. En cuanto a la curva de abundancia relativa de estas larvas, se puede decir que las máximas capturas se obtuvo a fines de primavera y en verano (Diciembre a Marzo). A partir de Abril des- ciende bruscamente la captura, no siendo colectada en los meses de invierno (Junio, Julio, Agosto y Septiembre), empezando en Oc- tubre su lento incremento. Las larvas de esta especie representaron el 50% del total de la colecta de larvas analizadas para este es- tudio. En la literatura existen antecedentes que se refieren a la abundancia en aguas neríticas de larvas de Prionospio-Paraprio- nospio (Day, 1967). La identificación de las larvas de esta especie se facilita por la forma corporal que ellas presentan, es decir, largas y delgadas y de cuerpos transparentes. Los cultivos que se realizó de larvas de P. pinnata tuvieron un éxito relativo, ya que para lograr es- tadios bastante avanzados, era también necesario seleccionar lar- vas de un desarrollo relativamente avanzado. En estos ensayos se logró que algunas larvas tardías entraran en metamorfosis y construyeran sus tubos, el que confeccionan con mucus y sedi- mento muy fino. La metamorfosis se realiza cuando las larvas tie- nen alrededor de 33 setígeros. Los cultivos no prosperaron más allá de los 37 setígeros. Género Polydora Bosc, 1802 ft) Polydora citrona Hartman, 194] Eieaswd 136.214 Dimensiones de la larva N?* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 12 750 135 13 800 140 18 1490 200 19 1860 215 Larva pelágica Se escogió el estadio de 13 setígeros como típico. Prostomio anteriormente redondeado. Existen dos pares de ojos negros de desigual tamaño, dispuestos en un arreglo trapezoidal, el par más anterior es doble y el otro par simple. Las bandas ciliadas de la prototroca están bien desarrolladas. Los palpos tentaculares son pequeños y aún no alcanzan a la altura del primer setígero. El a setígero 1 es más amplio, en el notopodio lleva un fuerte mechón de setas larvales y al parecer también, algunas definitivas. Su neu- ropodio está provisto sólo de setas definitivas. En el resto del cuerpo se pueden observar tanto las lamelas postsetales notopo- diales, como también las neuropodiales. Las notosetas son de na- turaleza larval y las neurosetas capilares definitivos. Desde el se- tígero 7 se observan ya pequeños bulbos de ubicación dorsal, con- tiguos a los cirros notopodiales, que corresponden a las branquias en desarrollo y que desaparecen un poco más atrás de la mitad del cuerpo. El pigidio presenta dorsalmente una muesca. Por transparencia es posible observar que la faringe y el esófago alcanzan hasta el setígero 3, el estómago comienza a partir del setígero 4. Las noto- trocas aparecen desde el setígero 3 y consisten en corridas de 6 células ciliadas. Las gastrotrocas se disponen bajo los setígeros 3-5-7-10. La pigmentación consiste en primer lugar, de un melanó- foro de naturaleza invariable situado entre el setígero 1 y el se- tígero 2, uno a cada lado. A partir del setígero 5, aparece una co- rrida de melanóforos de aspecto variable, que persisten hasta el final del cuerpo. Desde el setígero 6 y ubicados sobre los parapo- dios, se disponen dos corridas de melanóforos, al parecer de forma invariable. El pigidio también presenta pigmentación, la que se dispone principalmente en el dorso. Por último a la entrada de la faringe y a cada lado se disponen dos melanóforos. Larva pelágica tardía El carúnculo es bien visible, lateralmente va flanqueado por dos surcos ciliados. Los palpos tentaculares se han desarrollado bastante y alcanzan buena longitud. Los parapodios presentan una buena diferenciación. En el primer setígero se observan claramen- te los cirros postsetales. En los restantes setígeros tanto los cirros notopodiales como neuropodiales se presentan en forma conspícua. Setígero 5 más amplio que el resto y con dos tipos de setas modi- ficadas: dos espinas distalmente aguzadas y dos espinas de ter- minación obtusa. También se observan en este setígero, los me- chones de setas definitivas ubicados superiormente e inferiormente. Las setas larvales se mantienen especialmente en los notopodios, pero las setas definitivas han aumentado en número tanto en los neuropodios como en los notopodios. Se observa además, las bran- quias las que van aumentando de tamaño desde el setígero 7 has- ta el setígero 10. Los uncinos se presentan a partir del setígero 8, variando su número entre 3-4 por neuropodio. El pigidio presenta dorsalmente una muesca, la cual está flanqueada por dos peque- ños lóbulos. Las nototrocas se ubican a partir del setígero 3 hasta el final del cuerpo y están conformadas por 6 células ciliadas. Las Ju o Fig. 9.— Polydora citrona; gran larva pelágica. —% == gastrotrocas se disponen bajo los setígeros 3-5-7-10-13-15-17. La fa- ringe y el esófago alcanzan hasta el setígero 6 el estómago. La pigmentación sigue el esquema esbozado para los estadios menos avanzados. Observaciones Las larvas de Polydora citrona son de aspecto muy llamativc y relativamente abundantes en el plancton de la zona estudiada. Diversas características que presentan tanto la larva pelágica co- mo el juvenil recién metamorfoseado, permiten ubicar el material obtenido del plancton en la especie en referencia. Estos caracteres son entre otros, la calidad de las espinas modificadas del setígero 5, la forma del prostomio y la presencia en el pigidio de las 4 papilas claviformes. En los cultivos artificiales efectuados se alcanzó con relativa facilidad hasta la metamorfosis, la que tomó lugar cuando las larvas tuvieron más de 18 setígeros. En cuanto a la respuesta a la luz, se puede decir que los estadios pelágicos in- cipientes son fotopositivos, no así los ejemplares planctónicos tar- díos que se muestran indiferentes a la luz. Las larvas de esta es- pecie se colectan del plancton entre los meses de Noviembre y Abril, alcanzando su mayor densidad en el mes de Enero. g) Polydora socialis (Schmarda, 1861) Figs. 10, 13J-K, 21 B Dimensiones de la larva N?* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 3 135 99 6 345 80 8 400 120 12 550 120 14 950 200 16 1100 200 18 1300 240 20 1560 260 23 1780 270 25 2000 280 26 2250 280 Pig. 10.— Polydora socialis; gran larva pelágica. o E Larva pelágica Se describe un ejemplar de al menos 15 setígeros. Prostomio anteriormente redondeado. Se observan dos pares de ojos negros de desigual tamaño, siendo el par más anterior y de posición la- teral doble. Las bandas ciliadas de la prototroca son fuertes. El primer setígero es más amplio que el resto, con los cirros notopo- diales y neuropodiales levemente esbozados. Las setas la:vales son opacas y biaserradas. Las nototrocas se encuentran presentes des- de el setígero 3, continuando hasta el final del cuerpo. Gastrotro- cas bajo los setígeros 3-5-7-10-13. La faringe y el esófago se extien- den hasta el setígero 4, empezando el estómago desde el setígero 5. La pigmentación empieza por los melanóforos ubicados entre los dos pares de ojos, otros melanóforos se ubican sobre las ban- das ciliadas laterales. Los primeros melanóforos dorsales aparecen a nivel del setígero 2, conformándose a continuación 4 filas de melanóforos ubicados longitudinalmente: 2 corridas más centrales cuyos melanóforos se disponen como trazos transversales y 2 co- rridas dorso-laterales que se inician en el setígero 2 y que poseen una forma masiva e irregular. En los primeros setígeros las corri- das de melanóforos, están más contiguas unas a otras. Á veces en algunos ejemplares y en la mitad del cuerpo se dispone una co- rrida más de melanóforos en la línea media del dorso. La región pigidial también está ricamente pigmentada. Los melanóforos que poseen estas larvas son del tipo invariable. Larva pelágica tardía El prostomio ha perdido anteriormente la forma redondeada, insinuándose una pequeña muesca. Los palpos tentaculares han alcanzado gran desarrollo. Las setas larvales desaparecen a par- tir de la mitad del cuerpo y son reemplazadas por setas definiti- vas. Todas las neurosetas son definitivas. Setígero 5 con espinas modificadas falciformes de gran tamaño, con una cavidad sub-distal, existiendo además, mechones de setas tanto superiormente como inferiormente. Los uncinos aparecen en el setígero 7 y se distribu- yen en un número de 3 por parapodio. Las branquias se presentan desde el setígero 8. Pigidio fuerte y no se observan cambios en él con respecto a estadios anteriores. Las nototrocas presentes desde el setígero 3 consisten en corridas de 9 células ciliadas. Gastrotrocas bajo los setígeros 3-5-7-10-13-15- 17-19-21. La faringe y el esófago se extienden hasta el setígero 5. En los setígeros 6 y 7 aparece una estructura similar a una '"molle- ja”. El estómago comienza en el setígero 7-8, para conformarse un recto a la altura del setígero 18. La pigmentación ha sufrido cierta alteración. Las 4 corridas de melanóforos, además de la central a difusa, se observan claramente en la primera mitad del cuerpo, pero posteriormente se confunden y aparecen los melanóforos fu- sionados en sentido transversal. La faringe presenta una intensa pigmentación, al igual que el pigidio. Ventralmente existen mela- nóforos dispuestos en 2 corridas, entre los setígeros 2-3, 4-5 y 3-6. Observaciones Las larvas de Polydora socialis son muy abundantes en el plancton de la zona de estudio y muy características por su intensa pigmentación. La determinación de estas larvas es posible median- te la forma de las espinas modificadas del setígero 5, por la forma del prostomio, como también por el aspecto que presenta el disco que rodea al pigidio. Descripciones de los estadios lazvales de esta especie han sido efectuados en Norteamérica por Blake (1969). Las larvas son fácilmente cultivadas en el laboratorio y llevadas más allá de la metamorfosis, construyen sus tubos con cualquier mate- rial que haya precipitado al fondo de las cubetas de cultivo. De todas las especies cuyas larvas se trató de cultivar, esta es la que menos cuidado requería. La metamorfosis se realiza cuando las larvas tienen 30 setígeros. La respuesta a la luz es bastante inten- sa en los ejemplares pelágicos, de no más allá de 20 setígeros; los individuos de más edad son al parecer indiferentes a la luz. Las larvas pelágicas son fitoplantotróficas, aunque también ingieren, al parecer larvas pequeñas como se vió en las cubetas de cultivo. Su capacidad de ingerir elementos grandes queda demostrada por una larva que medía 150 micrones de ancho y contenía un ejem- plar de Coscinodiscus que presentaba un diámetro de 170 micrones. Las larvas de esta especie se pueden colectar durante casi to- do el año, a excepción del mes de Mayo. El período de mayor den- sidad en el plancton corresponde a los meses de verano, en espe- cial Enero y Febrero, siendo ellas superadas en número sólo por las de Paraprionospio pinnata. h) ?Polydora sp. 1 Figs. 11, 13 HZ Larva pelágica La descripción se basa en un ejemplar que presenta 16 setí- geros y mide 910 micrones de largo por 235 de ancho. El prostomio es anteriormente redondeado. La delimitación entre el prostomio y los bordes laterales del peristomio son pocos claros. Dos pares de ojos negros dispuestos casi en línea recta, el par más exterior es doble. Entre los dos pares de ojos se observa un par de melanó- ene Fi => ig. 11.—?Polydora sp. l; larva pelágica de 15 setígeros. PR OR foros. Las bandas ciliadas de la prototroca no son grandes. El ca- rúnculo está bien formado y alcanza hasta el límite del setígero 1. Palpos tentaculares bien desarrollados, de pequeña longitud, ex- tendiéndose hasta la altura del setígero número 3. El primer setígero no presenta un tamaño mayor que el resto de los setígeros, pero es notable por el grueso mechón de setas larvales que se origina de la estructura bulbosa. Los neuropodios portan setas definitivas. Del setígero 2 al 4 las lamelas parapodia- les no están bien desarrolladas. Las notosetas larvales no alcanzan tanto tamaño como en el caso de las del setígero 1. Las setas la-- vales son opacas y biaserradas. El setígero 5 es un poco más amplio que los restantes, porta setas modificadas falciformes que poseen una estructura anexa tipo alar, se observan además, setas acompañantes del tipo capilar. En este setígero existen 2 peque- ños mechones de setas definitivas, situados tanto superior como inferiormente. A partir del setíge:o 6 se observa una mayor dife- renciación de los parapodios, en especial de las lamelas notopo- diales, donde persisten las setas larvales. Los neuropodios están todos armados con setas definitivas. Los uncinos aparecen en el setígero 7 y son distalmente bífidos, disponiéndose en un número que varía entre 2-3-4 por neuropodio. Los uncinos van acompaña- dos por capilares definitivos. El pigidio es redondeado, sin muesca dorsal ni cirros anales, pero presenta numerosas glándulas. Las nototrocas aparecen en el setígero 3 y se extienden a través de todos los setígeros restan- tes y constan de 6 células ciliadas. Las gastrotrocas se disponen bajo los setígeros 3-5-7-10-13. Por transparencia se observa que la faringe se extiende hasta el setígero 1. El esófago abarca los se- tígeros 2-3-4. A partir del setígero 5 se conforma el estómago, apa- reciendo por último, un intestino recto a nivel del setígero número 15. La pigmentación consiste en primer lugar, de un par de mela- nóforos ubicado entre los setígeros 1-2 por encima de los parapo- dios. Desde el setígero 4 se forman 4 corridas longitudinales de me- lanóforos, las que son pequeñas y están situadas contiguas al par de corridas de melanóforos más exterior. Los melanóforos son en general pequeños, circulares y de tipo invariable. Observaciones Las larvas arriba descritas son relativamente pequeñas y muy escasas en el plancton. Se asemejan bastante a las larvas de ?Polydora sp. IV, que se describen más adelante en este trabajo, en especial por su pigmentación. Los pocos ejemplares colectados, se capturó a fines de Enero, el 4 de Febrero y el 4 de Mayo de 1972. 8 i) ?Polydora sp. I Piga! 412... 2d des Dimensiones de la larva N?* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 8 334 79 11 605 120 13 615 170 14 875 175 17 1100 180 19 1370 195 Larva pelágica Se considera aquí una larva de 11 setígeros. Se observan dos pares de ojos de coloración negra, que se disponen casi en línea recta. Los ojos en cuestión son bastante grandes y de tamaño de- sigual, en que el par de ubicación más externa es más grande y doble. El setígero 1 es de mayor tamaño, presenta setas larvales muy largas y de dos tipos: un tipo uniaserrado mucho más abun- dante y otro más delgado, de aspecto segmentado y poco abun- dante. El resto de los setígeros presenta levemente insinuadas es- tructuras que corresponderán a los futuros cirzos notopodiales y neuropodiales. Las setas ubicadas sobre estos setígeros son todas de tipo larval y dispuestas únicamente en la región notopodial. El estómago se conforma a nivel del setígero 2. La pigmentación con- siste en dos corridas de melanóforos, al parecer de tipo invariable, que se disponen a partir del setigero 3 para finalmente juntarse en los setígeros posteriores. La pigmentación también se extiende al pigidio. Larva pelágica tardía El prostomio es bastante alargado y anteriormente redondeado, insinuándose una muesca de poco monto. Los ojos se disponen en arreglo trapezoidal. Entre los pares de ojos se dispone una vistosa pigmentación, que es del tipo difusa y dispersa en las células de dicha región del cuerpo. El carúnculo está bien conformado, ex- tendiéndose hasta el final del setígero número 1 y flanqueado por surcos ciliados de los órganos nucales. Palpos tentaculares bien desarrollados. Neurosetas definitivas mientras que las notopodiales son lar- vales. Setígero 5 más abultado, portando superiormente e inferior- rd, po e WN p EN NA INN Y ¡NN 210 4 : Fig. 12.—?Polydora sp. Il; larva pelágica tardía. 0 CES AA OO COI) 94 Fig. 13—B. proboscidea; A. Setas modificadas del setígero 5. B. Uncino. C. Seta larval. B. chilensis; D. Setas modificadas del setígero 5. E. Uncino. F. Seta larval. P. citrona; G. Setas modificadas del setígero 5. ?Polydora sp. 1; H. Setas modificadas del setígero 5. 1. Uncinos. P. socialis; ]. Setas modificadas del setígero 5. K. Uncino. ?Polydora sp. Il; L. Setas del setígero 5. M. Uncinos. N. Seta larval. O. Seta larval modificada. E EA mente setas capilares. Las espinas modificadas son de dos tipos: una seta falciforme de posición ántero-superior y 3 setas fornidas con un diente accesorio de posición ínfero-posterior. Uncinos a par- tir del setígero 7, variando su número entre 3-4 por neuropodio; cada uncino es distalmente bífido. Branquias dispuestas desde el setígero 7 y se prolongan hasta el 12. El pigidio muestra claramen- te una muesca que determinará dos lóbulos. La telotroca es bastan- te fuerte. Las nototrocas se ubican sobre los setígeros que van des- de el 2-3 hacia atrás, consisten en corridas de 6 células. Las gas- trotrocas por su parte, se disponen bajo los setígeros 3-5-7-10-13-15-17 y 19. La pigmentación, además de la ubicada en la región cefálica, consiste de 2 melanóforos ubicados entre los setígeros 1 y 2, dis- puestos uno a cada lado. A partir del setígero 3 se ubican las dos corridas longitudinales de melanóforos que tienen aspecto de pe- queños trazos transversales, que se van haciendo cada vez más anchos. En el setígero 10 estas dos corridas de melanóforos adop- tan una orientación en sentido longitudinal, distribución que se mantiene hasta el final del cuerpo. Observaciones Las larvas de ?Polydora sp. 1, son de tamaño regular y mo- deradamente abundantes en el plancton. Son fácilmente identifica- bles gracias a las dos características corridas de melanóforos que se encuentran sobre sus dorsos. La metamorfosis en las la:vas de esta especie se realiza, al parecer, en especímenes que presentan 19 setígeros, hecho que no fué posible comprobar en los acuarios. Estas larvas se pueden colectar entre Diciembre y Mayo y también en Agosto. Su mayor densidad en el plancton se registra ente los meses de Enero y Mayo. j) ?Polydora sp. IM Figs. 14, 15, 22 A Larva pelágica La descripción se basa en un ejemplar de 19 setígeros. El pros- tomio es anteriormente redondeado. Los límites entre el prostomio y los bordes laterales del peristomio no son claros. Existen dos pa- res de ojos de coloración negra dispuestos casi en línea recta. En- marcando a los ojos se dispone una vistosa pigmentación. Las ban- das ciliadas de la prototroca son bastante prominentes. El carúncu- lo está ya esbozado y flanqueado por los surcos ciliados y se pro- longa hasta el límite del setígero 1. ELN y PO sp. HI; gran larva pelágica. Fig. 14—”?Polydora ÍA QS LS 4 Fig. 15.—?Polydora sp. MM; larva en proceso de metamorfosis. E > Primer setígero más grande que los restantes. La lamela del no- topodio se observa bastante bién y va acompañada por un me- chón de setas larvales, no así la neuropodial que no se alcanza a observar. Desde el setígero número 2 persiste la tendencia a una lamela notopodial de buen desarrollo y a una lamela neuropodial muy poco diferenciada. Las notosetas son todas de tipo larval y las neurosetas definitivas, es decir, largos capilares curvados. No exis- ten uncinos ni setas modificadas. La faringe pigmentada alcanza hasta el setígero 2, disponién- dose a continuación un corto esófago que comprende los setígeros 2 y 3. El estómago se presenta desde el setígero 4 hacia atrás. La región terminal del intestino recto está vivamente pigmentada. El pigidio posee dorsalmente una muesca. Las nototrocas comienzan en el setígero 2 y comprenden 6 células ciliadas. Las gastrotrocas se ubican bajo los setígeros 3-5-7-10-13-15 y 17. La pigmentación consiste en primer lugar de un par de melanóforos situados sobre el setígero 2 y por encima de los parapodios. Sobre el dorso se ubica una corrida de melanóforos de tipo cambiante o variable, que le otorga a la larva un aspecto especialísimo. Sobre el pigi- dio también se disponen melamóforos. Observaciones Se colectó solamente dos larvas, un especimen de 19 setígeros que mide 1160 micrones de longitud por 154 de ancho y otro ejem- plar de 25 setígeros que presenta 1360 micrones de largo y 200 de ancho, ambos especímenes se capturó en los meses de Febrero y Marzo de 1972. Estas larvas que se caracterizan por su gran longi- tud, no estaban registradas en la literatura, pero sí los ejemplares adultos (o juveniles ?), los que fueron denominados ?Polydora sp. por Hartmann-Schróder (1965) y citados para la Bahía de San Vi- cente (Chile). Además de las larvas citadas, se pudo contar para su estudio un ejemplar juvenil bentónico, el que fué colectado en la zona de muestreo en el mes de Diciembre de 1972. La identifica- ción de estas larvas está asegurada por su intensa pigmentación, como así también por la forma alargada de ellas. La metamorfosis pareciera que toma lugar cuando la larva ha alcanzado unos 25 setígeros. k) ?Polydora sp. IV Figs. 16, 22 D Gran larva pelágica La descripción se basa en el único ejemplar que se colectó, de 16 setígeros y que mide 1020 micrones de largo por 210 de ancho. El prostomio es anteriormente redondeado. Los límites del prosto- py — 4 A Fig. 16.— ?Polydora sp. IV; gran larva pelágica. PAL. mio y bordes laterales del peristomio no son claros. Se observan dos pares de ojos dispuestos en un arreglo trapezoidal. Entre los dos pares de ojos se ubica un par de melanóforos. El carúnculo está bien formado y alcanza hasta el límite posterior del setígero 1. También se aprecian claramente los surcos ciliados. Los palpos son más bien cortos, pero bien desarrollados, alcanzando hasta la altura del setígero 3. Las bandas ciliadas de la prototroca son fuertes. Primer setígero mayor que los restantes. Lamelas parapodiales conspícuas. El neuropodio porta setas definitivas. En los setígeros 2 al 4 los parapodios presentan poca diferenciación, en especial en el caso de las lamelas neuropodiales. Las setas larvales no presen- tan superficie lustrosa. Las neurosetas son todas definitivas. El se- tígero 5 es mucho más amplio que el resto, presentando setas mo- dificadas de dos tipos: un tipo falciforme grueso y otras distalmen- te romas; ambos tipos van acompañados por setas espinilormes modificadas. Este setígero también está provisto de un mechón de setas de posición inferior. Del setígero 6 hacia adelante, los para- podios tienen poca diferenciación. Las lamelas notopodiales son un poco mayores que en el caso de los setígeros 2 al 4. Las setas lar- vales persisten, como asimismo las setas definitivas en los neuropo- dios. Los uncinos son distalmente bífidos y aparecen desde el se- tígero 7. Las nototrocas se inician en el setígero 3, constando ellas de 6 células ciliadas y que continuarán hacia atrás. Las gastrotrocas se disponen bajo los setígeros 3-5-7-10 y 13 y están constituidas por 5 células ciliadas. La pigmentación consiste en melanóforos dis- puestos en dos filas longitudinales, entre los setígeros 3 a 5. En el setígero 5 se constituyen 4 corridas longitudinales de melanéóforos, las que con el correr de los setígeros se van juntando, para perder por último su identidad y quedar como un trazo transversal. El pigidio también presenta una rica pigmentación. Observaciones Esta larva se asemeja bastante a ?Polydora sp. I, también des- crita en este trabajo, pero a diferencia de la citada es mucho más grande. La larva recién descrita, que además es la única que se dispuso para el estudio, se colectó el día 3 de Marzo de 1972. Pro! FSE 1) ?Pelydora sp. V Figs. 17, 22 F-G Larva pelágica Para la descripción se consideró el único especimen colectado. Dicho ejemplar presenta 16 setígeros y mide 660 micrones de lar- go por 127 de ancho. El prostomio es redondeado anteriormente. Existen dos pares de ojos dispuestos en un arreglo trapezoidal; el par más externo es grande y doble. El carúnculo alcanza hasta el final del setígero 1. Palpos bien desarrollados, pero cortos, exten- diéndose hasta la altura del setígero 4. Los setígeros 2, 3 y 4 tienen los parapodios bastante reducidos. Las lamelas neuropodiales apenas se observan y son mayores que las neuropodiales: Tanto los notopodios como los neuropodios por- tan setas capilares definitivas, persistiendo además las setas larva- les pero en número bastante reducido. El setígero 5 es mucho más amplio que cualquiera de los restantes. Tiene setas modificadas de un solo tipo, setas con aspecto falciforme provistas con una estruc- tura auxiliar, parecida a una uña y situada lateralmente. Además en este setígero se observa un pequeño mechón de setas definiti- vas de posición inferior. Los setígeros del 6 hacia. atrás, son más pequeños que el 5, pero bastante más voluminosos que los seií- geros 1 al 4. Las lamelas notopodiales tienen buen desarrollo, al contrario de las neuropodiales que están apreciablemente reduci- das. Las neurosetas son distalmente bífidas y aparecen en el setí- gero 7, disponiéndose en un número de 2 a 3 por neuropodio. Du- rante el transcurso de estos setígeros, los notopodios portan más setas definitivas que larvales. Las nototrocas comienzan en el setigero 3 y persisten en el resto del cuerpo. Las gastrotrocas se ubican en los setígeros 3-5-7r 10-13. La faringe se extiende hasta el setígero 2. Del setígero 3 y hasta el 5, se extiende el esófago. El estómago se conforma a par- tir del setígero 6, finalizando en el 11. El intestino recto comienza en el setígero 12. La pigmentación consiste en 2 corridas longituai- nales de melanóforos, los que se disponen entre los setígeros 3 y 6. A partir del setígero 7 y por detrás de la fila transversal de mela- nóforos, se presenta una pigmentación difusa irregular, la que con- tinuará en los setígeros siguientes. El pigidio está provisto de una intensa pigmentación. Los melanóforos que presenta esta larva, son al parecer del tipo cambiante. _—4A— Fig. 17.—?Polydora sp. V; larva pelágica. eo Género Rhynchospio Hartman, 1936 11) Rhynchospio glutaea (Ehlers, 1897) Figs 1821. 422 FE Dimensiones de la larva N* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 3 245 65 4 279 7 5 300 94 6 370 100 di 395 105 8 450 120 10 520 183 11 540 140 13 615 145 14 740 170 16 890 224 Larva pelágica La descripción se basa en una larva de al menos 7 setígeros. Prostomio anteriormente algo achatado. Los límites del prostomic con los bordes laterales del peristomio no se aprecian. Presenta la larva 2 pares de ojos de color rojo, dispuestos en un arreglo tra- pezoidal. El par anterior es grande y doble, no así el otro que es simple y de posición más central. El carúnculo está bastante de- sarrollado, observándose claramente los surcos ciliados de los ór- ganos nucales. Las bandas ciliadas de la prototroca presentan un buen desarrollo. Los palpos tentaculares recién han emergido. El primer setígero es más grande que el resto. De la estructu- ra corporal bulbosa del setígero emerge un mechón de setas lar- vales, el que tiene una posición notopodial y alcanza en longitud, más allá de la mitad del cuerpo larval. En el resto de los setígeros persiste la tendencia a una reducida diferenciación de los parapo- dios. Los notopodios están provistos de setas larvales fueries y grandes. Los neuropodios presentan muy pocas setas, las que son cortas y al parecer definitivas. El pigidio posee un buen tamaño y está provisto de glándulas. La telotroca es dorsalmente discontínua y no muy fuerte. El estómago se origina a partir del setígero 2. La pigmentación del cuerpo de la larva es difusa y granular, de coloración verde-amarillenta. Se encuentra melanóforos sólo en la región prototrocal y pigidial. al ri Fig. 18.— Rhynchospio glutaea; larva pelágica tardía. — 46 — Larva pelágica tardía Se basa la descripción en un ejemplar de 14 setígeros. El pros- tomio es anteriormente achatado, presentando vistosas proyeccio- nes laterales con aspecto de cuernos. El carúnculo está bien con- formado y se extiende hasta el límite posterior del setígero 1. Los órganos nucales consisten en estructuras ciliadas en forma de elip- se situadas una a cada lado del carúnculo. Los palpos tentacula- res están muy diferenciados, son bastante curvados y alcanzan hasta la altura del setígero 3. El setígero 1 tiene igual talla que los setígeros restantes. Los parapodios están bien diferenciados en todos los setígeros y las lamelas tanto notopodiales y neuropodiales tienen el mismo tama- ño. Todas las setas de los notopodios son larvales, al contrario de las neuropodiales que son definitivas. Los uncinos comienzan a partir del setígero 9, dispuestos en un número de 2 por neuropodio. Cada uncino es distalmente trífido. El pigidio presenta una profunda muesca dorsal que está flan- queada por dos cirros anales grandes, además de varias glándu- las. La telotroca es fuerte y dorsalmente discontínua. Las nototrocas se constituyen a partir del setígero 3 y consisten de 6 células ci- liadas. Las gastrotrocas, formadas por 4 células ciliadas, se sitúan bajo los setígeros 1 al 9. La faringe y el esófago se extienden casi hasta el final del setígero 2. En el setíge.o 3 aparece un estómago y a continuación no se observa bien la aparición del intestino rec- to. La pigmentación de esta larva es muy similar a la enunciada para larvas de menor desarrollo. La pigmentación dorsal es aquí más notable y también es del tipo difuso granular. Observaciones Las larvas anteriormente descritas son muy pequeñas y zec- tangulares en sección. Sus desplazamientos son muy activos y res- ponden en forma positiva a la luz. Esta larva se caracteriza por- que al estimularla adopta una posición muy especial denominada “guetosftera”, que no es otra cosa que el producto de un intenso curvamiento del cuerpo. Las larvas de Rhynchospio glutaea pue- den ser encontradas durante todo el año en el plancton. Su den- sidad presenta dos máximos de captura, uno en Julio y el otro en Septiembre, Octubre y Noviembre. La identificación de las larvas de esta especie es bastante compleja, debido en primer lugar a su pequeño tamaño, como a los dos caracteres principales que se utilizaron para su determina- ción, los que aparecen solamente en ejemplares pelágicos tardíos Y que son las proyecciones laterales del prostomio además de la forma y disposición de los uncinos. En los cultivos artificiales que se realizó, fué imposible obtener estadios larvales avanzados. La metamorfosis se realiza al parecer, entre los estadios de 17 y 18 setígeros. Género Spiophanes Grube, 1860 m) Spiophanes bombyx (Claparéde, 1870) Pibs; 19,"20, +22 JL Dimensiones de la larva N* de setígeros Longitud Ancho (micrones) (micrones) 11 830 148 14 1330 200 17 1460 260 18 1790 265 Gran larva pelágica La descripción se realizó en base a una larva de 17 setígeros. El prostomio es romo anteriormente y en sus lados recién aparecen las proyecciones laterales. Existen dos pares de ojos dispuestos en un arreglo trapezoidal. Las bandas ciliadas de la prototroca son grandes y fuertes. No se observa nada comparable a un carúncu- lo. Los órganos nucales van dispuestos entre la altura del nacimien- to de los palpos y el par de ojos central. Los palpos tentaculares ya han emergido y aparecen gruesos y cortos. El primer setígero es más amplio que los restantes. La dife- renciación de los parapodios es deficiente. Las setas larvales están ubicadas en la región notopodial, tienen su superficie opaca y son delgadas. Los neuropodios están absolutamente desprovistos de se- tas. El pigidio está armado con cirros anales en un número que varía entre 2 y 3 pares. La telotroca es de tamaño regular y dor- salmente discontínua. Las nototrocas se disponen de la siguiente manera: en el setígero 3, 4 células ciliadas; en el setígero 4, 6 cé- lulas ciliadas; los setígeros 5, 6 y 7 con 7 células ciliadas. A partir del setígero 8, las nototrocas están conformadas por 6 células ci- liadas. Las gastrotrocas se disponen bajo el setígero número 3, en un número de 4 células ciliadas y desde el setígero 4, se encuen- tran sólo 2 células ciliadas ubicadas lateralmente y por setígero, siendo además de menor tamaño. La faringe que presenta una in- pi PR_ 175 y Fig. 20.— Spiophanes bombyx; gran larva pelágica. === Fig. 21.—P. citrona; A. Larva pelágica. P. socialis; B. Larva pelá- gica. ?Polydora sp. II; C. Larva pelágica. R. glutaea; D. Larva pelágica. .—5l — Fig. 22.—?Polydora sp. lll; A. Setas del setígero 5. B. Uncino. C. Seta larval. ?Polydora sp. IV; D. Setas del setígero 5. E. Uncinos. ?Polydora sp. V; F. Setas del setígero 5. G. Un- cino. R. glutaea; H. Seta larval. 1. Uncino. Sp. bombyzx; J. Seta modificada del setígero 1. K. Seta larval. L. Uncino. Ll ÑK tensa pigmentación, se extiende en conjunto con el esófago hasta el setígero 3. El estómago se ubica entre los setígeros 4 y 13, cons- tituyéndose a continuación un intestino recto. La pigmentación su- perficial de la larva es del tipo difuso y de color rojo-anaranjado, tanto en el extremo anterior y posterior del cuerpo. Observaciones La larva de Spiophanes bombyx es muy grande y maciza. Si - consideramos la talla de los ejemplares, en relación al tamaño y grosor de las setas larvales, se verá que las últimas están bastan- te reducidas. La identidad de estas larvas se logró al poder contar para su estudio, con la serie completa de estadios de desarrollo, incluso con juveniles bentónicos. La metamorfosis se realiza entre los estadios de 19 y 21 setígeros. En los cultivos artificiales no fué posible alcanzar la metamorfosis. Los estadios más avanzados res- - ponden negativamente a la luz. Los movimientos de estas larvas no se caracterizan por su actividad. Estas larvas se pueden colectar en el plancton durante buena parte del año, a excepción de Mayo, Junio y Agosto. Las máximas densidades se alcanzaron en los meses de Noviembre, Diciembre, Enero, Febrero y Marzo. DINAMICA ESTACIONAL DE LAS LARVAS DE LA FAMILIA SPIONIDAE Las larvas de Spionidae son las más abundantes en el planc- ton de la Bahía de Concepción, si se considera la totalidad de las larvas de Polychaeta. Ellas representaron el 79,1%: del total de lar- vas analizadas durante el período de muestreo. Solamente las per- tenecientes a la especie Paraprionospio pinnata, alcanzaron un 50% del total de larvas de Polychaeta. Otras larvas de abundancia im- portante son las de Polydora socialis, las que alcanzaron un 10,5% del número total; también tuvieron un buen porcentaje las de Rhynehospio glutaea con un 5,7% y las larvas de Polydora citrona con un 45% del total de estadios larvales considerados durante los meses de muestreo. El resto de las larvas de las especies de la familia, presentaron los siguientes valores: Spiophanes bombywxw 3,4%, Boccardia proboscidea 2,3%, ?Polydora sp. II 0,97%, Boccar- día chilensis 0,76%, Nerinides quinquedentata 0,55%. El resto de las especies, presentaron larvas con porcentajes de abundancia muy reducidos. Las larvas de la Familia Spionidae, muestran un ciclo anual de abundancia relativa que refleja la tendencia del ciclo anual de A BaGE: todas las larvas de Polychaeta en la zona de muestreo (Carrasco 1975). Dicho ciclo se caracteriza por exhibir un pronunciado máxi mo de captura en los meses de fines de primavera y de veran (Noviembre a Marzo) (Fig. 23). Las densidades mensuales de las 9 larvas más frecuentes e el plancton de la zona, aparecen en la figura 24 y su presenci en las diferentes épocas del año en la figura 25. Es necesaria pun- tualizar también, que se sigue aquí para determinar las épocas reproductivas, el método basado en la densidad de larvas encon- tradas en el plancton, durante el transcurso del año, método el cual ha sido bastante criticado (Giese, 1959), pero por lo menos, nos da una idea bastante aproximada de las épocas reproductivas de las distintas especies. Las larvas de P. pinnata, poliqueto de la costa oriental del Océano Pacífico y especie dominante en los fondos blandos de la Bahía de Concepción (Gallardo, 1972), según se veía, eran las más abundantes. Esta especie tiene larvas en los meses de Enero, Fe- brero y Marzo, que probablemente corresponde al período de re- producción del adulto y no están presentes durante el invierno. Un modelo similar al de P. pinnata, presenta Polydora citrona, cuyas larvas aparecen también de Enero a Abril y de Noviembre a Di- ciembre, con un máximo en Enero y ausentes en los meses de in- vierno y comienzos de primavera. Rhynchospio glutaea presenta larvas durante todo el año, con un máximo poco pronunciado que se inició en Junio y otro mayor en Octubre. Aparentemente esta especie estaría en reproducción todo el año, con una época más intensa entre los meses de Julio y Diciembre. La especie Polydora socialis y Spiophanes bombyxz, tienen larvas durante casi todo el año, con un breve período de reposo en Mayo, la primera de las nombradas y en Mayo, Junio y Agosto la segunda. Las máximas densidades se lograron en los meses de verano. Boccardía chilensis presentó larvas planctónicas en los meses de Septiembre a Marzo y en pequeñas cantidades. Su período de reposo reproductivo es largo. Boccardia proboscidea tiene un pe- ríodo reproductivo bastante largo, ya que no se encuentran lar- vas, solamente en los meses de Mayo y Julio. Las larvas de Nerinides quinquedentata se encuentran en pequeñas cantidades y su período reproductivo, sería bastante lar- go, abarcando desde Junio a Febrero. Finalmente las larvas de ?Polydora sp. ll aparecen en reducida cantidad en los meses de Diciembre a Mayo y en Agosto. «Eb 120 110 100 NUMERO PROMEDIO DE LARVAS [07] O ENE: MA JJ. .A.S. ORINA MESES Fig. 23.—Ciclo anual de la abundan cia relativa de las larvas de la Familia Spionidae en el plancton durante el año 1972. pon JU Ads Md MESES Fig. 24.— Variaciones de la densidad mensual de las nueve larvas más frecuentes en el plancton de la zona de estudio. 568 — . chilensis proboscidea quinquedentata , sp.1l ..citrona R.glutaea S.bombyx . ptranata ESCALA Es 0 ESPECIES Boccardia chilensis Boceardia proboscidea Nerine sp.l Nerinides quinquedentata Paraprionospio pinnata Polydora citrona Polydora socialis 2Polydora sp.l ?2Polydora sp, 1I ?Polydora sp, 111 ?Polydora sp,1Y Rhynchospio glutaea Spiophanes bombyx Fig. 25.— Presencia en las diferentes épocas del año de las larvas de la Familia Spionidae en la zona de estudio. AGRADECIMIENTOS : Vaya el primer reconocimiento al Dr. Víctor A. Gallardo, por su valiosa cooperación en la realización del presente trabajo; se agradecen también, las críticas y sugerencias de los Profesores Srta. María Teresa López, Dr. Lisandro Chuecas y Sr. Hugo Sael- zer; mención especial requiere la esforzada ayuda prestada en el trabajo de terreno por los Sres. Gumercindo Araya y Angel Ra- mírez. 57 — ANEXO 1. CALENDARIO DEL MUESTREO Y RECUENTO DE LAS LARVAS DE POLYCHAETA DEL PLANCTON DE LA ZONA DE ESTUDIO FECHA N? LARVAS xr” HORA 1971 NOV. Á 110 1100 23 S 1045 DIC. 8 53 1140 10 14 12,0 1150 15 3 11,7 0915 17 50 12,0 1600 1972 ENE. 3 140 14,0 1630 4 166 13,5 1030 E 185 13,0 1115 17 280 13,0 1130 18 30 15,0 1200 18 60 15,0 1800 24 0 15,0 1515 29 190 1415 28 60 13,5 1545 FEB. 1 6 13,5 1035 Z 160 13,5 1055 2 25 13,5 1115 4 65 14,2 1750 a 12 14,2 1815 8 105 11,6 0855 10 59 11,2 1050 11 41 13,0 1300 11 180 13,2 1755 15 170 11,6 1520 18 64 13,2 1025 18 8 14,2 1100 19 165 14,1 1425 24 16 16,0 1515 25 24 15,7 1200 25 6 17,4 1840 26 10 14,8 0700 FECHA N?* LARVAS pu HORA MAR. 3 245 13,5 1230 3 9 13,1 1300 10 80 14,3 1550 10 90 14,3 1620 yl 339 13,6 1550 11 145 13,8 1620 13 270 15,1 1700 13 10 15,5 1720 18 3 14,1 1200 18 22 14,3 1220 23 “ 13,5 1720 24 1 13,29 1045 28 30 13,8 1705 28 8 14,9 1720 ABR. 6 16 14,0 1050 10 28 12,1 1330 10 12 12,5 1600 15 1 11,7 1100 15 S 11,9 1130 20 16 13,4 1500 26 11 1177 1115 26 18 12,0. 1130 MAY. 4 5) 11,9 1534 4 a 12,1 1600 11 2 1200 18 20 12,0 1520 18 9 12,8 1550 JUN. 3 7 11,4 1100 8 2 12,8 1540 8 3 12,5 1600 16 0 10,8 1500 20 2 14,1 1500 27 12 11Y, 1200 TUL. 2 3 1430 15ee 2 8 1500 11 27 12,0 1100 21 7 9,5 1100 29 S 11,5 1600 - DEP. OCT. NOV. DIC. FEB. MAR. ABR. N?* LARVAS ru Y RxO0O0NNro ODR»== 165 «69 ye 11,0 11,0 IAS) 11,8 12,0 11,2 11,8 13,1 12,9 11,3 14,2 11,7 12,0 14,9. 15,2 16,0 16,1 14,8 13,9 15,2: 14,7 14,2 14,6 16,1 14,1 14,2 11,8 14,2 HORA 1145 1200 1100 1030 1145 1000 1100 1200 1200 1300 1200 1000 1100 1030 1600 2200 2225 1230 0030 1030 1030 1630 1600 1050 1430 1515 1100 1440 1015 2240 2000 1200 JUN. JUL. 12 23 N* LARVAS EN HORA 4 12,0 1200 3 11,7 1615 22 2000 0 12,8 1640 15 1850 0 11,5 1600 A 11,2 1500 6 11,3 1330 0 10,5 1200 2 sI OI ri oo 0 Qi — [as] I 0 I 0 0 9 té T v v I I T I 0 I 0 0 0 0 v v 0 I 0 0 I 0 0 I 0 0 0 0 “des oby mí un/ pl “LD 0 €l v € 0 I 0 I I T € VA I S I 9 El 59 Y “PM OS "qe3 ¿S od xfñquoq sauvydods Dov3n6 olsoyuñiy a v3oquopanbumb sopruraN $18U9]1/9 DIPADIDOH DIP19SOQOLÍ DIPADIDO Y 1] ¿As DLOPÁÑIOd¿ DUO.) DLOPÑIOJ SY DIJOS DLOPÑJOJ v3vuvid, OUNÍSO0UMLADAIDA SaALDIASA (261) IYAINOIASS YITINYA YI 3d SILNYONOEY SY SYAYYI SY1 34d YVUNIdYO 34 SITYASNIN SOIMINOYi "z OXINY BIBLIOGRAFIA Bhaud, M. 1967. Contribution a l'ecologie des larves pélagiques d'Annelides Polychétes a Banyuls-sur-Mer. Comparaisons avec les régions septentrio- nales. Vie et Milieu, 18(2B) : 273-315. Blake, J. A. 1969. Systematics and ecology of shell-boring Polychaetes from New England. Am. Zoologist, 9: 813-820. Blake, J. A. « K. H. Woodwick. 1971. A review of the genus Boccardiía Carazzi (Polychaeta : Spionidae) with descriptions of two new species. Bull. So. Calif. Acad. Sci., 70(1) : 31-42. Carrasco, F. D. 1974. Spionidae(Polychaeta) provenientes de la Bahía de Concepción y lugares adyacentes. Bol. Soc. Biol. Concepción, 48: 185-201. Carrasco, F. D. 1975. Ciclo anual de la presencia de larvas de Polychaeta en el plancton de la Bahía de Concepción. Inv. Oceanol. Chil., 2(1) : 3-12. Castilla, J. C. 1964. 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