ISTOaiA NATURAL Y MORAL DE LAS INDIAS. ISTOaiA NATURAL Y MORAL DE LAS INDIAS, EN QUE SE TRATAN LAS COSAS notables del Cielo , elementos , metales, plantas y animales de ellas 5 y los ritos, ceremonias , leyes , gobierno y guer- ras de los Indios. Por el Padre Joseph de Acosta , de la extinguida Compañía de jfesus. DALA A LUZ EN ESTA SEXTA EDICIÓN D. A. r. c. TOMO SEGUNDO. . CONLICENCIÁ, EN Madrid , por Pantaleon Aznab. Ako de m.dcc.xcii. Se hallará en la Librería de D. Antonio del Castillo. PROLOGO DEL AUTOR á los libros siguientes, HAbiendo tratado lo que á la historia natural de Indias pertenece , en lo que resta se tratará de la historia moral , esto es , de las costumbres y hechos de los Indios. Porque después del Cielo , temple , sitio y qualidades del nuevo orbe , y de los elementos y mix- tos , quiero decir de sus metales , plantas y animales, de que en los quatro libros precedentes se ha dicho lo que se ha ofrecido , la razón dicta seguirse el tratar de los hombres , que habitan el nuevo orbe. Así que en los libros siguientes se dirá de ellos , lo que pareciere digno de relación ; y porque el intento de esta historia no es solo dar noticia de lo que en Indias pasa , sino enderezar esa noticia al fruto que se puede sacar del conocimiento de tales cosas , que es ayudar aquellas gen- tes para su salvación , y glorificar al Criador y Re- dentor , que los sacó de las tinieblas obscurísimas de su infidelidad , y les comunicó la admirable lumbre de su Evangelio : Por tanto primero se dirá lo que toca á su Religión ó superstición , ritos , idolatrías y sacrificios en este libro siguiente , y después de lo que toca á su po- licía , gobierno , leyes , costumbres y hechos. Y porque en la nación Mexicana se ha conservado memoria de sus principios , sucesión , guerras y otras cosas dignas de referirse , fuera de lo común que se trata en el li- bro sexto , se hará propia y especial relación en el li- bro séptimo , hasta mostrar la disposición y prenuncios que estas gentes tuvieron del nuevo Reyno de Christo nuestro Dios , que habia de extenderse á aquellas tier- ras , y sojuzgarlas á sí , como lo ha hecho en todo el resto del mundo. Que cierto es cosa digna de gran con- sideración , ver en qué modo ordenó la divina provi- dencia , que la luz de su palabra hallase entrada en los últimos términos de la tierra. No es de mi propósito es- escribir ahora lo que los Españoles hicieron en aque- llas partes , que de eso hay hartos libros escritos : ni tampoco lo que los siervos del Señor han trabajado y fructificado ^ porque eso requiere otra nueva diligencia: solo me contentaré , con poner ésta historia ó relación á las puertas del Evangelio , pues toda ella va encami- nada á servir de noticia en lo natural y moral de In- dias , para que lo espiritual y christiano se plante y acre- ciente , como está largamente explicado en los libros que escribimos : De prociiranda Indorum salute. Si alguno se maravillare de algunos ritos y costumbres de los In- dios , y los despreciare por insipientes y necios , ó los detestare por inhumanos y diabólicos , mire que en los Griegos y Romanos que mandaron el mundo, se ha- llan ó los mismos , ó otros semejantes , y á veces peo- res , como podrá entender fácilmente no solo de nues- tros Autores , Ensebio Cesariense , Clemente Alexandri- no , Teodoreto Cirense , y otros , sino también de los mismos suyos , como son Plinio , Dionisio Halicarnaseo, y Plutarco. Porque siendo el maestro de toda la infideli- dad el príncipe de las tinieblas , no es cosa nueva hallar en los infieles , crueldades , inmundicias , disparates y lo- curas propias de tal enseñanza y escuela. Bien que en el valor y saber natural excedieron mucho los antiguos Gentiles á estos del nuevo orbe , aunque también se ha- llaron en estos cosas dignas de memoria; pero en fm^ lo mas es como de gentes bárbaras , que fuera de la luz sobrenatural , les faltó también la Filosofía y doc- trina natural. IN- índice DE LOS LIBROS Y CAPÍTULOS de este Tomo segundo. LIBRO QUINTO. CApítulo I. Que la causa de la idolatría ha si- do la soberbia y en-vidia del Demonio pág. l* Cap. II. De los géneros de idolatrías que han usa- do los Indios 3. Cap. III. Que en los Indios hay algún conocimiento de Dios, 4. Cap. IV. Del primer género de idolatría de cosas naturales y universales 7. Cap. V.. De la idolatría que usaron los Indios con . ..' - cosas particulares. 10. Cap. VI. De otro género de idolatría con los difun- tos. . 14. Gap. VIL De las supersticiones que usaban con los muertos^ 16. Cap. VIII. Del uso de mortuorios que tuvieron los Me- xicanos y otras naciones 18. Cap. IX, Del quarto y último género de idolatría que : .usaron los Indios con imágenes y estatuas , espe- cialmente los Mexicanos. 20. Cap. X. De un extraño modo de idolatría que usa- ron, los Mexicanos . aói Cap. XI. De como el Demonio ha procurado asemejar- se d Dios en el modo de Sacrijicios , Religión y Sa- cramentos. . . • 27; Gap. XII. De los templos que se han hallado en las Indias. 28. Cap. XIIÍ, De los soberbios Templos de México. . . 30. Cap. -XíV. De los Sacerdotes .y Ojicios que hadan. . 33. Tomo II, b Ca- Cap. XV. T>e ¡os Monasterios de Doncellas que in- "Ventó el Demonio para su sermcio. . 35. Cap. XVI. De los Monasterios de Religiosos que tie- ne el Demonio para su superstición, . .. . 38. Cap. XVII. De las penitencias y asperezas que han usado los Indios por persuasión del Demonio 41. Cap. XVIII. De los Sacrijicios qne al Demonio ha- dan los Indios ; y de qué cosas, 43. Cap. XIX. De los Sacrificios de hombres ^e ha- dan » 46. Cap. XX. De los Sacrijicios horribles de hombres que usaron los Mexicanos. »......» 48. Cap. XXL De otro género de Sacrificios de hombres que usaban los Mexicanos. ».,»...•..*....** 52. Cap. XXIL Como ya . los mismos Indios estaban can- sados , y no podian sufrir las crueldades de sus Dioses. 55. Cap» XXUI. Como el Demonio ha procurado remedar los Sacramentos de la Santa Iglesia ■. 57. Cap. XXIV. De la manera con que el Demonio pro^ curó en México remedar lajiesta^ de Corpus-Chris- ti ^ y Comunión que usa la Santa Iglesia. ..... 59. Cap. XXV. De la confesión y Confesores que usaban los Indios. ... ........ . 63. Gap. XXVI. De la unción ab-ominable que usaban los Sacerdotes Mexicanos , y otras naciones , y de sus hechiceros. ...... .... 67. Cap. XXVII. De otras ceremonias y ritos de los In- dios d semejanza de los nuestros 71. Cap. XXVIII. De algunas fiestas que usaron los del Cuzco , y como el Demonio quiso también imitar el misterio de la Santísima Trinidad. . 74* Cap. XXIX. De la fiesta del Jubileo que usaron los Mexicanos 79* Cap. XXX. De la fiesta de los Mercaderes que usa- ron los Chulutécas. 86. .([¡lap. .XXXI. Qué provecho se ha de sacar de la re- la- lacion d€ las supersticiones de los Indios 89. LIBRO SEXTO. CApítulo L Que es falsa la opinión de los que tie- nen d los Indios for hombres faltos de efitendi- miento p2. Cap. II. Del modo de Cómputo y Fialendario que usa- ban los Mexicanos p^. Cap. III. Del modo de contar los años y meses que usaron los Incas p6. Cap. IV. Que ninguna nación de Indios se ha descu- bierto que use de letras ot. Cap. V. Del género de letras y libros que usan los Chinos , 00. Cap. VI. De las Universidades y estudios de la China. 102. Cap. VII. Del modo de letras y escritura que usa- ron los Aíexicanos, ...» , . • I03. Cap. VIII. De los memoriales y cuentas que usaron los Indios del Períi lo6# Cap. IX. Del orden que guardan en sus escrituras los Indios ^ ^ lOQ» Cap. X. Como enviaban los Indios sus mensageros, . no» Cap. XI. Del gobierno y Reyes que tuvieron iii. Cap. Xll. Del gobierno de los Reyes Incas del Perú. 112. Cap XIIL De la distribución que hadan los Incas de sus vasallos, ,. •...•,.., lIC. Cap. XIV. De los edificios , y orden de fábricas de los Incas • 116. Cap. XV. De la hacienda del Inca , y orden de tri- butos que impuso á los Indios, 118. Cap. XVI. De los oficios que aprendian los Indios. 122. Cap. XVII. De las fostas y chasquis que usaba el Inca. 123. Cap. XVIII. De las leyes , justicia y castigo que los Incas pusieron , / de sus matrimonios 124. Cap. XIX. Del origen de los Incas , Señores del Pe- rú y y de sus conquistas y victorias 126. hi Ca- Cap. XX. Del primer Inca , y de sus sucesores. , . 129. Cap. XXI. De Pachacútí , Inca Y^upangui , y lo que sucedió hasta Guaynacdpa 130. Cap. XXIÍ. Del principal Inca , llamado Guafnacdpa. 133. Cap. XXIII. De los tdtimos sucesos de los Incas. ..13 J . Cap. XXIV. Del modo de República que tuvieron los Mexicanos . 136. Cap. XXV. De los diversos dictados y Ordenes de los Mexicanos. , 1 38. Cap. XXVI. Del modo de pelear los Mexicanos , y - de las Ordenes Militares que tenian 140. Cap. XXVII. Del cuidado grande , y policía que te- '} nian ¡os Mexicanos en criar la juventud 141. Cap. XXVIII. De los bayles y Jiestas de los Indios, 143. LIBRO SÉPTIMO- CApítulo I. Que importa tener noticia de los hechos de los Indios , mayormente de los Mexicanos. . 147. Cap. \\. De los antiguos moradores de la Nueva-Es- paña , y cómo vinieron d ella los ISfavatldcas. ^ . . 148. Cap. III. Como los seis hnages Navatldcas pobla- ron la tierra de México 1 5 li Cap. IV. De la salida de los Mexicanos , y cami- no y población de Mechoacdn. 154' Cap. V. De lo que les sucedió en Mahindlco , en Tu- * la y en Chapultepéd 1 57. Cap. VI. De la guerra que tuvieron con los de Cul- ) huacdn. . - • • 1^9. Cap. VII. De la fundación de México i6i-. Cap. VIII. Del motin de los de Tlatellulco , / del primer Rey que eligieron los Mexicanos 1 64. Cap. IX. Del extraño tributo que pagaban los Me- xicanos d los de Azcapuzálco 167- Cap. X. Del segundo Rey , y de lo que sucedió en su Reynado 1 6^. Cap, Xí. Del tercer Rey Chimalpopóca , y de^su ■ -■..J . . cruel truel muerte , y ocasión de la guerra que hicü- \ . : ton los Mexicanos. 171. Cap. XII. Del quarto Rey Izcoatl , / de la guerra 3 contra los Tepanécas. . . 175. Cap. XIIL T>e la batalla que dieron los Mexicanos á los Te fanecas ^ y de la gran victoria que al- canzaron 179. Cap. XIV. De la guerra y victoria que tuvieron los Mexicanos de la ciudad de Cuyoacdn 181. Cap. XV. De la guerra y victoria que tuvieron los Me- xicanos de los Suchimilcos 183. Cap. XVI. Del quinto Rey de México , llamado Mo- tezuma , primero de este nombre i86. Cap. XVII. Que Tlacaellél no quiso ser Rey , y de la elección y sucesos de Tizocíc 189. Cap. XVIII. De la muerte de Tlacaellél y hazañas de Axayaca , séptimo Rey de México. , 191. Cap. XIX. De los hechos de Autzól , octavo Rey de México 195. Cap. XX. De la elección del gran Motezuma , idti- mo Rey de México 197. Cap. XXI. Como ordenó Motezuma el servicio de su casa , y la guerra que hizo para coronar- se 200. Cap. XXII. De las costumbres y grandeza de Mo- tezuma 202, Cap. XXIII. De los presagios y prodigios extraños que acaecieron en México , antes de fenecerse su impe- rio 203 . Cap. XXIV. De la nueva que tuvo Motezuma de los Españoles que habian aportado d su tierra , y de la embaxada que les envió 210. Cap. XXV. De la entrada de los Españoles en Mé- xico , ,,, ,, ,, 214. Cap, XXVI. De la muerte de Motezuma , y salida de los Españoles de México 217» Cap. XXVII. De algunos ?nilagros , que en las Indias "• -- ha ha obrado Dios en fax^or de la Fe , sin mérito de . los que los obraron 221. Cap. XXVIII. De la disfosicion que la divina j^ro^ 'videncia ordenó en Indias para la entrada de la 'Religión Christiana en ellas. 224. Ur LIBRO quinto"^''" DE LA HISTORIA NATURAL Y MORAL DE LAS INDIAS. CAPITULO PRIMERO. Que la causa de la idolatría ha sido la soberbia y envidia del demonio. ES la soberbia del demonio tan grande y tan por- fiada , que siempre apetece y procura ser tenido y honrado por Dios: y en todo quanto puede ■hurtar y apropiar á sí lo que solo al altísimo Dios es de- bido , no cesa de hacerlo en las ciegas naciones del mun- do , á quien no ha esclarecido aun la luz y resplandor del santo Evangelio. De este tan soberbio tirano leemos en Job fi) , que pone sus ojos en lo mas alto ; y que entre todos los hijos de soberbia él es el Rey. Sus da- ñados intentos y traycion tan atrevida , con que preten- dió igualar su trono con el de Dios , bien claro nos lo refieren las divinas Escrituras , diciendole en Isaías (2): Decías entre tí mismo : Subiré hasta el Cielo , pondré mi silla sobre todas las estrellas de Dios , me sentaré en la cumbre del Testamento , en las faldas de Aquilón , pasaré la alteza de las nubes , seré semejante al Altísimo. Y en Ezequiél (3) : Elevóse tu corazón , y dixiste : Dios soy yo, y en silla de Dios me he sentado en medio de el mar. Es- te tan malvado apetito de hacerse Dios, todavía le du- ra (i) Job 41. V. 25. (2) Isaías 14. vv, 13. y 14. (3) £zequiel 28. V. 2» Tomo IL A 2 Libro quinto ra á Satanás ; y aunque el castigo justo y severo de el muy Alto le quitó toda la pompa y lozanía , por donde se engrió tanto , tratándole como merecía su descortesía y locura, como en los mismos Profetas largamente se prosigue ; pero no por eso afloxó un punto su perversa intención , la qual muestra por todas las vias que pue- de , como perro rabioso , mordiendo la misma espada con que le hieren (i). Porque la soberbia, como está escrito, de los que aborrecen á Dios, porfía siempre. De aquí procede el perpetuo y extraño cuidado , que este enemigo de Dios ha tenido siempre de hacerse ado^ rar de los hombres , inventando tantos géneros de ido- latrías, con que tantos tiempos tuvo sujeta la mayor parte del mundo , que apenas le quedó á Dios un rin- cón de su pueblo Israel (2). Y con la misma tiranía , des- pués que el fuerte del Evangelio le venció , y desar- mó y entró por la fuerza de la Cruz las mas importan- tes y poderosas plazas de su Reyno , acometió las gen- tes mas remotas y bárbaras , procurando conservar en- tre ellas la falsa y mentida divinidad que el Hijo de Dios le habia quitado en su Iglesia , encerrándole co- mo á fiera, enjaula, para que fuese para escarnio suyo y regocijo de sus siervos , como lo significa por Job (3), ' Mas en fin , ya que la idolatría fué extirpada de la me- jor y mas noble parte del mundo, retiróse á lo mas' apartado , y reynó en estotra parte del mundo, que aun- que en nobleza muy inferior , en grandeza y anchura no lo es. Las causas porque el demonio tanto ha esforza- do la idolatría en toda infidelidad, que apenas se ha-, lian gentes que no sean idólatras , y los motivos para esto, principalmente son dos. Uno es, el que está tocado de su increíble soberbia, la qual, quien quisiere bien ponderar , considere que al mismo Hijo de Dios y Dios ''' verdadero acometió, con decirle tan desvergonzada- men- (i) Psalm.yi. v. 23. (2) Mat. 12. (3) Job 40. de la Historia moral de Indias. 3 mente (i) , que se postrase ante él y le adorase ; y es- to le dixo , aunque no sabiendo de cierto que era el mismo Dios ; pero teniendo por lo menos grandes bar- runtos de que que fuese Hijo de Dios. ¿ A quién no asombrará tan extraño acometimiento? ¿Una tan excesi- va y tan cruel soberbia ? i Qué mucho que se haga ado- rar de gentes ignorantes por Dios el que al mismo Dios acometió, con hacérsele Dios , siendo una tan sucia y abo- minable criatura ? Otra causa y motivo de idolatría es el odio mortal y enemistad que tiene con los hombres. Porque como dice el Salvador (2) : Desde el principio fué homicida , y eso tiene por condición y propiedad inse- parable de su maldad. Y porque sabe que el mayor da- ño del hombre es adorar por Dios á la criatura , por eso no cesa de inventar modos de idolatría con que destruir los hombres y hacerlos enemigos de Dios. Y son dos los males que hace el demonio al idólatra : uno que niega á su Dios , según aquello (3) : Al Dios que te crió desamparaste : otro que se sujeta á cosa mas baxa que él , porque todas las criaturas son inferiores á la racio- nal ; y el demonio , aunque en la naturaleza es superior al hombre, pero en el estado es muy inferior , pues el hombre en esta vida es capaz de la vida divina y eter- na. Y así por todas partes con la idolatría Dios es des- honrado y el hombre destruido ; y por ambas vias el demonio soberbio y envidioso muy contento. CAPITULO II. De los géneros de idolatrías que han usado los Indios. A idolatría , dice el Sabio , y por él el Espíritu San- to (4) , que es causa y principio y fin de todos los (i) Mat,i\.v.^. (2) Joan.S.'v.^^. (3) Dmt.i2,v.i¡. (4) Saj}, 14. lí. la, A2 4 Libro quinto los males; y por eso el enemigo de los hombres ha multiplicado tantos géneros y suertes de idolatría , que pensar de contarlos por menudo es cosa infinita. Pero reduciendo la idolatría á cabezas , hay dos linages de ella : una es cerca de cosas naturales : otra cerca de cosas imaginadas ó fabricadas por invención humana. La primera de éstas se parte en dos , porque , ó la co- sa que se adora es general , como Sol , Luna , fuego, tierra , elementos : ó es particular , como tal rio , fuen- te , ó árbol ó monte , y quando no por su especie sino en particular son adoradas estas cosas : y este género de idolatría se usó en el Perú en grande exceso , y se llama propiamente Guaca. El segundo género de ido- latría , que pertenece á invención ó ficción humana, tiene también otras dos diferencias : una de lo que consiste en pura arte é invención humana , como es adorar ídolos ó estatuas de palo , ó de piedra ó de oro, como de Mercurio ó Palas , que fuera de aquella pin- tura ó escultura , ni es nada , ni fué nada. Otra dife- rencia es , de lo que realmente fué y es algo ; pero no lo que finge el idólatra que lo adora , como los muer- tos ó cosas suyas , que por vanidad y lisonja adoran los hombres. De suerte , que por todas contamos qua- tro maneras de idolatría que usan los infieles ^ y de to- das convendrá decir algo. . CAPITULO IIL Q^ue en los Indios hay algún 'conocimiento de Dios. PRimeramente , aunque las tinieblas de la infidelidad tienen obscurecido el entendimiento de aquellas na- ciones, en muchas cosas no dexa la luz de la verdad y xazon algún tanto de obrar en ellos : y así comunmen- te sienten y confiesan un supremo Señor y Hacedor de to- do , al qual los del Perú llamaban Viracocha , y le po- nían nombre de gran excelencia , como Pachacamac ó Pa- de la Historia moral de Indias. 5 Pachayachachic , que es criador del Cielo y tierra , y Usapu , que es admirable , y otros semejantes. A éste hacian adoración , y era el principal que veneraban mi- rando al Cielo. Y lo mismo se halla en su modo en los de México , y hoy dia en los Chinos y en otros infieles. Que es muy semejante á loque refiere el libro de los Actos de los Apóstoles (i) , haber hallado San Pa- blo en Atenas , donde vio un altar intitulado : Ignoto Deo: al Dios no conocido. De donde tomó el Apóstol ocasión de su predicación , diciendoles : Al que vosotros veneráis sin conocerle , ese es el que yo os predico. Y así al mismo modo, los que hoy dia predican el Evangelio á los Indios no hallan mucha dificultad en persuadirles, que hay un supremo Dios y Señor de todo , y que és- te es el Dios de los Christianos , y el verdadero Dios. Aunque es cosa que mucho me ha maravillado , que con tener esta noticia que digo^, no tuviesen vocablo propio para nombrar á Dios. Porque si queremos en lengua de Indios hallar vocablo que responda á éste, Dios, como en latin responde Deus , y en griego Theos , y en hebreo JS"/, y en arábigo yild ^ no se halla en lengua del Cuzco , ni en lengua de México ; por donde los que predican ó escriben para Indios , usan el mismo nuestro Español , Dios , acomodándose en la pronunciación y declaración á la propiedad de las lenguas Indicas , que son muy diversas. De donde se ve , quan corta y fla- ca noticia tenian de Dios, pues aun nombrarle no sa- ben sino por nuestro vocablo. Pero en efecto no dexa- ban de tener alguna tal qual; y así le hicieron un tem- plo riquísimo en el Perú, que llamaban el Pachamac, que era el principal Santuario de aquel Reyno. Y co- mo está dicho , es lo mismo Pachacamac , que el Cria- dor : aunque también en este templo exercitaban sus ido- latrías , adorando al Demonio y figuras suyas. Y tam- bién hacian al Viracocha sacrificios y ofrendas , y te- nia (i) Aa, 17. -i^. 23. 6 Libro quinto nia el supremo lugar entre los adoratorios que los Re- yes Incas tuvieron. Y el llamar á los Españoles vira- cochas fué de aquí , por tenerlos en opinión de hijos del Cielo y como divinos , al modo que los otros atribuye- ron deydad á Paulo y á Bernabé , llamando al uno Jú- piter , y al otro Mercurio , é intentando de ofrecerles sa- crificio como á Dioses. Y al mismo tono los otros bár- baros de Melite , que es Malta , viendo que la vívora no hacía mal al Apóstol , le llamaban Dios (i). Pues como sea verdad tan conforme á toda buena razón haber un Soberano Señor y Rey del Cielo , lo qual los Gentiles (2), con todas sus idolatrías é infidelidad , no negaron , co- mo parece así en la Filosofía del Timéo de Platón , y de la Metafísica de Aristóteles , y Asclepio de Trisme- gistro , como también en las Poesías de Homero y de Virgilio. De aquí es , que en asentar y persuadir esta verdad de un supremo Dios , no padecen mucha difi- cultad los predicadores Evangélicos , por bárbaras y bestiales que sean las naciones á quien predican. Pero les es dificultosísimo de desarraygar de sus entendimientos, que ninguno otro Dios hay , ni otra deydad hay sino uno; y que todo lo demás no tiene propio poder , ni propio ser , ni propia operación , mas de lo que les da , y co- munica aquel supremo y solo Dios y Señor. Y esto es sumamente necesario persuadirles por todas vias, re- probando sus errores en universal , de adorar mas de un Dios. Y mucho mas en particular , de tener por Dioses, y atribuir deydad , y pedir favor á otras cosas que no son Dioses , ni pueden nada , mas de lo que el verdadero Dios , Señor y Hacedor suyo les concede. CA- (i) Actor, cap. 14. i;u 11. brc. ei r.28. ^^3.6'í'. (2) Plat:, in Timeo. Arist, cap. ultinu 12. Mstaph, Trismsg. in Pü mandro , isr Asclepio, déla Historia moral de Indias. .*^ CAPITULO IV. Del primer género de idolatría de cosas naturales. y universales. DEspues del Viracocha ó supremo Dios , fué y es en los Infieles el que mas comunmente veneran y adoran , el Sol , y tras él esotras cosas , que en la na- turaleza celeste ó elemental se señalan , como luna, lu- cero, mar, tierra. Los Incas , Señores del Perú, des- pués del Viracocha y del Sol , la tercera guaca ó ado- ratorio , y de mas veneración , ponian al trueno , al qual llamaban por tres nombres , Chuquilla , Catuilla é Intii- llapa , fingiendo que es un hombre que está en el Cie- lo con una honda y una porra , y que está en su mano el llover , granizar , tronar , y todo lo demás que per- tenece á la región del ayre , donde se hacen los nubla- dos. Esta era Guaca ( que así llaman á sus adoratorios) general á todos los Indios del Perú , y ofrecianle di- versos sacrificios. Y en el Cuzco , que era la Corte y Metrópoli , se le sacrificaban también niños como al Sol. A estos tres que he dicho , Viracocha , Sol y Trueno, adoraban en forma diversa de todos los demás , como escribe Polo haberlo él averiguado , que era poniendo , una como manopla ó guante en las manos quando las alzaban , para adorarles. También adoraban á la tierra, que llamaban Pachamama , al modo que los Antiguos celebraban la Diosa Tellus : y al mar, que llamaban Ma- macocha , como los Antiguos á la Tetis ó á Neptuno. También adoraban el arco del Cielo, y era armas ó insignias del Inca con dos culebras á los lados á la lar- ga. Entre las estrellas, comunmente todos adoraban á la que ellos llaman Cólica, que llamamos nosotros las Cabrillas. Atribuían á diversas estrellas diversos oficios, y adorábanlas los que tenian necesidad de su favor ; co- mo los ovejeros hacian veneración y sacrificio á una es- V tre- 8 Libro quinto trella , que ellos llamaban Urcuchillai , qne dicen es un carnero de muchos colores, el qual entiende en la con- servación del ganado , y se entiende ser la que los Astró- logos llaman Lira. Y los mismos adoran otras dos que andan cerca de ella , que llaman Catuchillay , Urcuchi- llay , que fingen ser una oveja con un cordero. Otros adoraban una estrella , que llaman Machacuay , á cu- yo cargo están las serpientes y culebras , para que no les hagan mal ; como á cargo de otra estrella , que lla- maban Chuquichinchay , que es tigre , están los tigres, osos y leones. Y generalmente, de todos los animales y aves que hay en la tierra , creyeron que hubiese un se^ mejante en el Cielo , á cuyo cargo estaba su procrea- ción y aumentó ; y así tenían cuenta con diversas estre- llas , como la que llamaban Chacana , Topatorca , Ma- mana , Mirco , Miquiquiray , y así otras , que en algu- na manera parece que tiraban al dogma de las ideas de Platón. Los Mexicanos , quasi por la misma forma , des- pués del supremo Dios adoraban al Sol ; y así á Her- nando Cortés , como él refiere en una carta al Empe- rador Carlos V , le llamaban hijo del Sol , por la pres- teza y vigor con que rodeaba la tierra. Pero la mayor adoración daban al ídolo llamado Vitzilipuztli , al qual toda aquella nación llamaba el Todo-poderoso y Señor de lo criado ; y como á tal los Mexicanos hicieron el mas suntuoso templo y de mayor altura , y mas her- moso y galán edificio , cuyo sitio y fortaleza se pue- de conjeturar por las ruinas que de él han quedado en medio de la ciudad de México. Pero en esta parte la idolatría de los Mexicanos fué mas errada y perniciosa que la de los Incas , como adelante se verá mejor. Por- que la mayor parte de su adoración é idolatría se ocu- paba en ídolos , y no en las mismas cosas naturales , aun- que á los ídolos se atribuían estos efectos naturales » como del llover y del ganado , de la guerra , de la ge- neración , como los Griegos y Latinos pusieron también ídolos de Febo , de Mercurio , de Júpiter , de Minerva, de de la Historia moral de Indias. 9 y de Marte , &c. Finalmente , quien con atención lo mi- rare , hallará que el modo que el Demonio ha tenido de engañar á los Indios , es el mismo con que engañó á los Griegos y Romanos, y otros Gentiles antiguos , hacién- doles entender , que estas criaturas insignes Sol , Luna, Estrellas, elementos, tenían propio poder y autoridad pa- ra hacer bien ó mal á los hombres , y habiéndolas Dios criado para servicio de el hombre , él se supo tan mal regir y gobernar, que por una parte se quiso alzar con ser Dios , y por otra dio en reconocer y sujetarse á las criaturas inferiores á él, adorando é invocando estas obras, y dexando de adorar é invocar al Criador : como lo pon- dera bien el Sabio por estas palabras (i) : Vanos y erra- dos son todos los hombres , en quien no se halla el conocí- miento de Dios, Pues de las mismas cosas que tienen buen ■parecer , no acabaron de entender al que 'verdaderamen- te tiene ser, I^ con mirar sus obras , no atinaron al Au- tor y artijice , sino que el fuego , ó el viento , ó el ayre pre- suroso , o el cerco de las estrellas , o las muchas aguasy ó el Sol , ó la_ Luna , creyeron que eran dioses y goberna- dores de el mundo. Mas si enamorados de la hermosura de las tales cosas les pareció tenerlas por dioses , razón es que miren quanto es mas hermoso que ellas el Hacedor de ellas j -pues el dador de hermosura es el que hizo todas aquestas cosas. IT si les admiró la fuerza y maravilloso obrar de estas cosas , por ellas mismas acaben de enten- der ^ quanto será mas poderoso que todas ellas el que les dio el ser que tienen. Porque por la propia grandeza y hermosura que tienen las criaturas , se puede bien conje- turar qué tal sea el Criador de todas. Hasta aquí son pa- labras de el libro de la Sabiduría. De las quales se pue- den tomar argumentos muy maravillosos y eficaces pa- ra convencer el grande engaño de los idólatras infie- les , que quieren mas servir y reverenciar á la criatura, que al Criador , como justísimamente les arguye el Apos- (i) Sap. 13. V. 1. irc. Tomo II. B 10 Libro quinto Apóstol (i). Mas porque esto no es del presente intento, y está hecho bastantemente en los sermones que se escribieron contra los errores de los Indios, baste por ahora decir , que tenian un mismo modo de hacer ado- ración al sumo Dios , y á estos vanos y mentirosos dio- ses. Porque el modo de hacerle oración al Viracocha, y al Sol , y á las estrellas , y á las demás Guacas ó ídolos , era abrir las manos , y hacer cierto sonido con los labios , como quien besa , y pedir lo que cada uno queria , y ofrecerle sacrificio. Aunque en las palabras habia diferencia , quando hablaban con el gran Ticcivira- cocha , al qual atribuían principalmente el poder y mando de todo , y á los otros como dioses ó señores particulares cada uno en su casa , y que eran interce- sores para con el gran Ticciviracocha. Este modo de adorar abriendo las manos y como besando , en alguna manera es semejante al que el santo Job abomina como propio de idólatras, diciendo (2): Si besé mis manos con mi boca mirando al Sol , quando resj:land^ce ^ 6 d la Lima quando esta clara : lo qual es muy grande maldad , y negar al altísimo Dios, CAPITULO V. I>e la idolatría que usaron los Indios con cosas particulares. NO se contentó el demonio con hacer á los ciegos Indios que adorasen al Sol, la Luna , estrellas, tierra , mar y cosas generales de naturaleza ; pero pasó adelante á darles por dioses , y sujetarlos á cosas me- nudas , y muchas de ellas muy soeces. No se espanta- rá de esta ceguera en bárbaros , quien traxere á la me- moria , que de los Sabios y Filósofos dice el Apóstol (2), que (1) Rom. I. v. 25. (%) Job 31. vv, 26. 27.728. (3) Rom. I. de la Historia moral de Indias. 1 1 que habiendo conocido á Dios , no le glorificaron ni dieron gracias como á su Dios ; sino que se envanecie- ron en su pensamiento, y se obscureció su corazón ne- cio , y vinieron á trocar la gloria y deydad del eter- no Dios por semejanzas y figuras de cosas caducas y corruptibles , como de hombres , de aves , de bestias, de serpientes. Bien sabida cosa es el perro Osiris , que adoraban los Egipcios , y la vaca Isis , y el carnero Amon : y en Roma la diosa Februa de las calenturas, y el Anser de Tarpeya : y en Atenas la sabia , el cuer- vo y el gallo. Y de semejantes baxezas y burlerías es- tan llenas las memorias de la gentilidad , viniendo en tan gran oprobio los hombres por no haber querido su- jetarse á la ley de su verdadero Dios y Criador, como San Atanasio doctamente lo trata escribiendo contra los idólatras. Mas en los Indios , especialmente del Perú, es cosa que saca de juicio la rotura y perdición que hubo en esto. Porque adoran los rios , las fuentes, las que- bradas , las peñas ó piedras grandes , los cerros , las cum- bres de los montes que ellos llaman apachitas , y lo tienen por cosa de gran devoción ; finalmente , qualquie- ra cosa de naturaleza que les parezca notable y diferen- te de las demás , la adoran como reconociendo allí al- guna particular Deydad. En Caxamalca de la Nasca me mostraban un cerro grande de arena , que fué principal adoratorio ó guaca de los antiguos. Preguntando yo qué divinidad hallaban allí , me respondieron , que aquella maravilla de ser un cerro altísimo de arena en media de otros muchos todos de peña. Y á la verdad era co- sa maravillosa pensar cómo se puso tan gran pico de arena en medio de montes espesísimos de piedra. Para fundir una campana grande tuvimos en la ciudad de los Reyes necesidad de mucha leña recia , y cortóse un ar- bolazo disforme , que por su antigüedad y grandeza ha- bla sido largos años adoratorio y guaca de los Indios, A este tono qualquier cosa que tenga extrañeza entre las de su género , les parecía que tenia divinidad , hasta B2 ha- 12 ^ Libro quinto hacer esto con pedrezuelas y metales, y aun raíces y frutos de la tierra , como en las raíces que llaman pa- pas hay unas extrañas , á quien ellos ponen nombre lia- Ilahuas , y las besan y las adoran. Adoran también osos, leones , tigres y culebras , porque no les hagan mal. Y como son tales sus dioses , así son donosas las cosas que les ofrecen , quando los adoran. Usan quando van de camino , echar en los mismos caminos ó encrucijadas, en los cerros , y principalmente en las cumbres que lla- man apachitas , calzados viejos y plumas , coca masca- da , que es una yerba que mucho usan , y quando no pueden mas , siquiera una piedra ; y todo esto es co- mo ofrenda para que les dexen pasar, y les den fuer- zas , y dicen que las cobran con esto : como se defiere en un Concilio Provincial del Perú (i). Y así se hallan en esos caminos muy grandes rimeros de estas pie- dras ofrecidas , y de otras inmundicias dichas. Semejan- te disparate al que usaban los Antiguos, de quien se di- ce en los Proverbios (2) : Como quien ofrece piedras al montón de Mercurio , así el que honra á necios , que es decir , que no se saca mas fruto , ni utilidad de lo segundo , que de lo primero : porque ni el Mercurio de piedra siente la ofrenda , ni el necio sabe agradecer la honra que le hacen. Otra ofrenda no menos donosa usan, que es tirarse las pestañas ó cejas , y ofrecerlas al Sol, ó á los cerros y apachitas , á los vientos ó á las cosas que temen. Tanta es la desventura en que han vivido, y hoy dia viven muchos Indios , que como á mucha- chos les hace el demonio entender quanto se le anto- ja , por grandes disparates que sean , como de los Gen- tiles hace semejante comparación San Crisóstomo en una Hpmilia (3). Mas los siervos de Dios , que atienden á su enseñanza y salvación , no deben despreciar estas niñe- rías, (i) Conc.Limens. 2. j). 1. cap, 99. (2) Prov, 26. i;.8. (3) Su^. I. adCor. ¿íom.^. de la Historia moral de Indias. 13 rías, pues son tales que bastan á enlazarlos en su eterna per- dición. Mas con buenas y fáciles razones desengañarlos de tan grandes ignorancias. Porque cierto es cosa de ponderar, quan sujetos están á quien los pone en razón. No hay- cosa entre las criaturas corporales mas ilustre que el Sol , y es á quien los Gentiles todos comunmente ado- ran. Pues con una buena razón me contaba un Capitán discreto y buen Christiano , que habia persuadido á los Indios, que el Sol no era Dios , sino solo criado de Dios; y fué así. Pidió al Cacique y Señor principal , que le diese un Indio ligero para enviar una carta: diósele tal, y preguntóle el Capitán al Cacique : díme , ¿quien es el Señor y el principal , aquel Indio que lleva la carta tan ligero , ó tú que se la mandas llevar ? Respondió el Cacique , yo , sin ninguna duda , porque aquel no ha- ce mas de lo que yo le mando. Pues eso mismo, repli- có el Capitán, pasa entre ese Sol que vemos y el Cria- dor de todo. Porque el Sol no es mas que un criado de aquel altísimo Señor , que por su mandado anda con tanta ligereza sin cansarse , llevando lumbre á todas las gentes. Y así veréis como es sinrazón y engaño dar al Sol la honra que se le debe á su Criador y Señor de todo. Quadróles mucho la razón del Capitán á todos, y dixo el Cacique y los Indios que estaban con él , que era gran verdad , y que se habian holgado mucho de entenderla. Refiérese de uno de los Reyes Incas , hom- bre de muy delicado ingenio , que viendo como todos sus antepasados adoraban al Sol, dixo, que no le pa- recía á él, que el Sol era Dios, ni lo podia ser. Por- que Dios es gran Señor , y con gran sosiego y señorío hace sus cosas ; y que el Sol nunca para de andar , y que cosa tan inquieta no le parecía ser Dios. Dixo bien. Y si con razones suaves , y que se dexen percibir , \ts declaran á los indios sus engaños y cegueras , admira- blemente se convencen y rinden á la verdad. CA- 1 4 Libro quinto CAPITULO VI. De otro género de idolatría con los difuntos. O Tro género de idolatría muy diverso de los refe- ridos es el que los Gentiles han usado por oca- sión de sus difuntos , á quien querian bien y estimaban. Y aun parece que el Sabio da á entender , que el prin- cipio de la idolatría fué esto, diciendo así (i): El prin- cipio de fornicación fué la reputación de los ídolos ; y esta invención es total corrupción de la vida. Porque al principio del mundo no hubo ídolos, ni al fin los habrá para siempre jamás. Mas la vanidad y ociosidad de los hombres traxo al mundo esta invención , y aun por eso acabaron sus vidas tan presto. Porque sucedió, que sintiendo el padre amargamente la muerte del hi- jo mal logrado , hizo para su consuelo un retrato del difunto , y comenzó á honrar y adorar como á Dios, al que poco antes como hombre mortal acabó sus días; y para este fin ordenó entre sus criados, que en me- moria suya se hiciesen devociones y sacrificios. Después pasando dias, y tomando autoridad esta maldita cos- tumbre , quedó este yerro canonizado por ley ; y así por mandado de los tiranos y Reyes eran adorados los retratos é ídolos. De aquí vino que con los ausentes se comenzó á hacer lo mismo ; y á los que no podian ado- rar en presencia por estar lexos , trayendo los retratos de los Reyes que querian honrar , por este modo los adoraban , supliendo con su invención y traza la ausen- cia de los que querian adorar. Acrecentó esta invención de idolatría la curiosidad de excelentes artífices , que con su arte hicieron estas imágenes y estatuas tan ele- gantes , que los que no sabían lo que era , les provoca- ban á adorarlas. Porque con el primor de su arte , pre- ten- (i) Sap. 14. V. 12. de la Historia moral de Indias. 1 5 tendiendo contentar al que les daba su obra , sacaban retratos y pinturas mucho mas excelentes. Y el vulgo de la gente, llevado de la apariencia y gracia de la obra, al otro que poco antes habia sido honrado como hom- bre , vino ya á tenerle y estimarle por su Dios. Y es- te fué el engaño miserable de los hombres , que aco- modándose ahora á su afecto y sentimiento , ahora á la lisonja de los Reyes , el nombre incomunicable de Dios, le vinieron á poner en las piedras , adorándolas por Dio- ses. Todo esto es del libro de la Sabiduría , que es lu- gar digno de ser notado. Y á la letra hallarán los que fueren curiosos desenvolvedores de antigüedad , que el origen de la idolatría fueron estos retratos y estatuas délos difuntos. Digo de la idolatría, que propiamente es adorar ídolos é imágenes, porque eso otro de adorar cria- turas como al Sol y á la milicia del Cielo , de que se hace mención en los Profetas (i), no es cierto que fue- se después ; aunque el hacer estatuas é ídolos en hon- ra del Sol y de la Luna y de la tierra , sin duda lo fué. Viniendo á nuestros Indios, por los mismos pasos que pinta la Escritura , vinieron á la cumbre de sus ido- latrías. Primeramente los cuerpos de los Reyes y Seno- res procuraban conservarlos , y permanecían enteros, sin oler mal , ni corromperse mas de doscientos anos. De esta manera estaban los Reyes Incas en el Cuzco, cada uno en su capilla y adoratorio , de los quales el Virey Marqués de Cañete (por extirpar la idolatría) hi- zo sacar y traer á la ciudad de los Reyes tres ó quatro de ellos , que causó admiración ver cuerpos humanos de tantos años con tan linda tez y tan enteros. Cada uno de estos Reyes Incas dexaba todos sus tesoros, y hacienda y renta para sustentar su adoratorio , donde se ponía su cuerpo y gran copia de ministros , y toda su familia dedicada á su culto. Porque ningún Rey su- cesor usurpaba los tesoros y bagilla de su antecesor, si- (i) Hierem. 19. Soplion, i. 1 6 Libro quinto sino de nuevo juntaba para sí y para su palacio. No se contentaron con esta idolatría de los cuerpos de los difuntos, sino que también hacian sus estatuas; y ca- da Rey en vida hacía un ídolo ó estatua suya de pie- dra , la qual llamaba Guaoiquí , que quiere decir her- mano, porque á aquella estatua en vida y en muerte se le habia de hacer la misma veneración que al pro- pio Inca ; las quales llevaban á la guerra , y sacaban en procesión , para alcanzar agua y buenos temporales, y les hacian diversas fiestas y sacrificios. De estos ído- los hubo gran suma en el Cuzco y en su comarca : en- tiéndese que ha cesado del todo , ó en gran parte la su- perstición de adorar estas piedras , después que por la diligencia del Licenciado Polo se descubrieron ; y fué la primera la de Ingaróca , cabeza de la parcialidad prin- cipal de Hanan Cuzco. De esta manera se halla en otras naciones gran cuenta con los cuerpos de los antepasa- dos y sus estatuas , que adoran y veneran. CAPITULO VII. De las supersticiones que usaban con los muertos. Comunmente creyeron los Indios del Perú , que las ánimas vivian después de esta vida', y que los buenos tenían gloria , y los malos pena ; y así en per- suadirles estos artículos hay poca dificultad. Mas de que los cuerpos hubiesen de resucitar con las ánimas, no lo alcanzaron ; y así ponian excesiva diligencia , co- mo está dicho , en conservar los cuerpos , y honrarlos después de muertos. Para esto sus descendientes les po- nian ropa , y hacian sacrificios , especialmente los Re- yes Incas en sus entierros habían de ser acompañados de gran número de criados y mugeres para el servicio de la otra vida ; y así el día que morían , mataban las mugeres á quien tenían afición , y criados y oficiales , pa- ra que fuesen á servir á la otra vida. Quando murió ^ ^ Gau- de la Historia moral de Indias. ' i^ Gaunacapa, que fué padre de Atagualpa , en cuyo tiem- po entraron los Españoles , fueron muertas mil y tan- tas personas de todas edades y suertes para su servicio y acompañamiento en la otra vida. Matábanlos después de muchos cantares y borracheras; y ellos se tenian por bienaventurados : sacrificábanles muchas cosas , es- pecialmente niños , y de su sangre hacian una raya de oreja á oreja en el rostro del difunto. La misma supers- tición é inhumanidad de matar hombres y mugeres pa- ra acompañamiento y servicio del difunto en la otra vida han usado y usan otras naciones bárbaras. Y aun, según escribe Polo , quasi ha sido general en Indias ; y aun refiere el Venerable Beda, que usaban los Anglos antes de convertirse al Evangelio la misma costumbre de matar gente , que fuese en compañía y servicio de los difuntos. De un Portugués, que siendo cautivo en- tre bárbaros le dieron un flechazo con que perdió un ojo , cuentan , que queriéndole sacrificar para que acom- pañase un Señor difunto , respondió , que los que mo- raban en la otra vida tendrian en poco al difunto , pues le daban por compañero á un hombre tuerto , y que era mejor dársele con dos ojos ; y pareciendoles bien | esta razón á los bárbaros , le dexaron. Fuera de esta superstición de sacrificar hombres al difunto , que no se hace sino con señores muy calificados , hay otra mu- cho mas común y general en todas las Indias , de po- ner comida y bebida á los difuntos sobre sus sepultu- ras y cuevas , y creer que con aquello se sustentan , que también fué error de los antiguos , como dice S. Agus- tin (i), y para este efecto de darles de comer y beber, hoy dia muchos Indios infieles desentierran secretamen- te sus difuntos de las Iglesias y cementerios , y los en- tierran en cerros , ó quebradas , ó en sus propias casas. Usan también ponerles plata en las bocas , en las ma- nos , en los senos , y vestirles ropas nuevas , y prove- cho- (i) August, in c£Íst, 64. Tom. IL C 1 8 Libro quinto chosas dobladas debaxo de la mortaja. Creen que las ánimas de los difuntos andan vagueando , y que sien- ten frió y sed , y hambre y trabajo , y por eso hacen sus aniversarios, llevándoles comida, bebida y ropa. A esta causa advierten con mucha razón los Prelados en sus Sínodos , que procuren los Sacerdotes dar á en- tender á los Indios , que las ofrendas que en la Iglesia se ponen en las sepulturas , no son comida ni bebida de las ánimas , sino de los pobres , ó de los ministros, y solo Dios es el que en la otra vida sustenta las áni- mas, pues no comen , ni beben cosa corporal. Y va mu- cho en que sepan esto bien sabido , porque no convier- tan el uso santo en superstición gentílica , como mu- chos lo hacen. CAPITULO VIII. Del uso de mortuorios que tuvieron los Mexicanos y otras naciones. HAbiendo referido lo que en el Perú usaron muchas naciones con sus difuntos , es bien hacer especial mención de los Mexicanos en esta parte , cuyos mor- tuorios eran solemnísimos , y llenos de grandes dispara- tes. Era oficio de Sacerdotes y Religiosos en México ( que los habia con extraña observancia , como se dirá después) enterrar los muertos , y hacerles sus exequias; y los lugares donde los enterraban , eran las semente- ras y patios de sus casas propias : á otros llevaban a los sacrificaderos de los montes : otros quemaban , y enterraban las cenizas en los templos , y á todos enter- raban con quanta ropa , joyas y piedras tenían ; y á los que quemaban , metían las cenizas en unas ollas , y en ellas las joyas y piedras y atavíos , por ricos que fue- sen. Cantaban los oficios funerales como responsos , y levantaban á los cuerpos de los difuntos muchas ve- ces, haciendo muchas ceremonias. En estos mortuorios co- de la Historia moral de Indias. 19 comían y bebían ; y si eran personas de calidad , da- ban de vestirá todos los que habían acudido al enter- ramiento. En muriendo alguno , poníanle tendido en un aposento hasta que acudían de todas partes los ami- gos y conocidos, los quales traían presentes al muerto, y le saludaban como si fuera vivo. Y si era Rey , ó Señor de algún pueblo , le ofrecían esclavos , para que los matasen con él , y le fuesen á servir al otro mun- do. Mataban asimismo al sacerdote ó capellán que te- nia , porque todos los Señores tenían un sacerdote , que dentro de casa les administraba las ceremonias ; y así le mataban para que fuese á administrar al muerto: mataban al Maestresala , al Copero , á los enanos y cor- covados , que de estos se servían mucho , y á los her- manos que mas le habían servido ; lo qual era gran- deza entre los Señores servirse de sus herm.anos y de los referidos. Finalmente mataban á todos los de su casa , para llevar y poner casa al otro mundo. Y por- que no tuviesen allá pobreza , enterraban mucha ri- queza de oro , plata y piedras , ricas cortinas de mu^ chas labores , brazaletes de oro , y otras ricas piezas; y si quemaban al difunto, hacían lo mismo con toda la gente y atavíos que le daban para el otro mundo. Tomaban toda aquella ceniza , y enterrábanla con gran- de solemnidad : duraban las exequias diez dias de la- mentables y llorosos cantos. Sacaban los sacerdotes á los difuntos con diversas ceremonias , según ellos lo pe- dían , las quales eran tantas , que quasi no se podían numerar. A los Capitanes y grandes Señores les ponían sus insignias y trofeos , según sus hazañas y valor que habían tenido en las guerras y gobierno , que para es- to tenían sus particulares blasones y armas. Llevaban todas estas cosas y señales al lugar donde había de ser enterrado , ó quemado , delante del cuerpo , acompa- ñándole con ellas en procesión , donde iban los sacer- dotes y dignidades del templo , con diversos aparatos, unos incensando , y otros cantando , y otros tañendo C 2 tris- 20 Libro quinto tristes flautas y tambores , lo qual aumentaba mucho el llanto de los vasallos y parientes. El Sacerdote que hacía el oficio , iba ataviado con las insignias del ído- lo , á quien habia representado el muerto , porque todos los Señores representaban á los ídolos , y tenian sus re- nombres , á cuya causa eran tan estimados y honrados. Estas insignias sobredichas llevaba de ordinario la or- den de la Caballería. Y al que quemaban , después de haberle llevado al lugar adonde hablan de hacer las cenizas , rodeábanle de tea á él , y á todo lo que per- tenecia á su matalotage , como queda dicho , y pegá- banle fuego , aumentándolo siempre con maderos resi- nosos hasta que todo se hacía ceniza. Salía luego un Sacerdote vestido con unos atavíos de demonio, con bo- cas por todas las coyunturas , y muchos ojos de espe- juelos , con un gran palo , y con él revolvía todas aque- llas cenizas con gran ánimo y denuedo , el qual hacía una representación tan fiera , que ponia grima á todos los presentes. Y algunas veces este ministro sacaba otros trages diferentes , según era la qualidad del que moria. Esta digresión de los muertos y mortuorios se ha he- cho por ocasión de la idolatría de los difuntos ; aho- ra será justo volver al intento principal , y acabar con esta materia, CAPITULO IX. Del quarto y último género de idolatría que usaron los Indios con imágenes y estatuas , especialmente los Mexicanos. A Unque en los dichos géneros de idolatría , en que ^ _^ se adoraban criaturas , hay gran ofensa de Dios, el Espíritu Santo condena mucho mas , y abomina otro linage de idólatras , que adoran solamente las figuras é imágenes fabricadas por manos de hombres, sin haber en ellas mas de ser piedras, palos, ó metal, y la figu- de la Historia moral de Indias. 2 1 ra que el artífice quiso darles. Así dice el Sabio (i) de estos tales : Desventurados , y entre los muertos se pue- de contar su esperanza , de los que llamaron Dioses á las obras de las manos de los hombres , al oro , á la plata con la invención y semejanza de animales , ó la piedra inútil , que no tiene mas de ser de una antigua- lla. Y va prosiguiendo divinamente contra este engaño y desatino de los Gentiles , como también el Profeta Isaías y el Profeta Jeremías y el Profeta Baruch y el Santo Rey David copiosa y graciosamente disputan (2). Y convendrá que el Ministro de Christo , que reprueba los errores de idolatría , tenga bien vistos y digeridos estos lu- gares , y las razones que en ellos tan galanamente el Espíritu Santo toca , que todas se reducen á una breve sentencia , que pone el Profeta Oseas (3) : El oficial fué el que le hizo , y así no es Dios : servirá , pues , para telas de arañas el becerro de Samarla . Viniendo á nues- tro cuento , hubo en las Indias gran curiosidad de ha- cer ídolos y pinturas de diversas formas y diversas ma- terias , y á éstas adoraban por Dioses. Llamábanlas en el Perú Guacas, y ordinariamente eran de gestos feos y disformes , á lo menos las que yo he visto , todas eran así. Creo, sin duda, que el demonio, en cuya venera- ción las hacian, gustaba de hacerse adorar en figuras mal agestadas. Y es así en efecto verdad , que en mu- chas de estas Guacas, ó ídolos, el demonio hablaba y respondía, y los Sacerdotes y Ministros suyos acu- dían á estos oráculos del padre de las mentiras ; y qual él es , tales eran sus consejos y avisos y profecías. En donde este género de idolatría prevaleció mas que en parte del mundo, fué en la Provincia de Nueva-Espa- ña, en la de México y Tezcúco, y Tlascála y Cholú- la , y partes convecinas de aquel Reyno. Y es cosa pro- di- (i) Sap. 13. V. 10. (2) Isai. 44. Hierem.io. Ba-- ruch.6. Psal. 113. (3) Oseas S, v. 6. 22 Libro quinto digiosa de contar las supersticiones que en esta parte tuvieron ; mas no será sin gusto referir algo de ellas. El principal ídolo de los Mexicanos , como está arri- ba dicho , era Vitzilipuztli : esta era una estatua de ma- dera entretallada en semejanza de un hombre sentado -en un escaño azul fundado en unas andas , y de cada esquina salia un madero con una cabeza de sierpe al cabo : el escaño denotaba que estaba sentado en el Cie- lo. El mismo ídolo tenia toda la frente azul , y por encima de la nariz una venda azul , que tomaba de una .oreja á otra. Tenia sobre la cabeza un rico plumage de hechura de picó de páxaro : el remate de él de oro muy bruñido. Tenia en la mano izquierda una rodela blanca con cinco pinas de plumas blancas puestas en cruz: salia por lo alto un gallardete de oro, y por las manixas quatro saetas , que según decian los Mexi- canos, les habian enviado del Cielo para hacer las ha- zañas que en su lugar se dirán. Tenia en la mano de- recha un báculo labrado á manera de culebra, todo azul ondeado. Todo este ornato , y el demás , que era mucho , tenia sus significaciones , según los Mexicanos declaraban. El nombre de Vitzilipuztli quiere decir si- niestra de pluma relumbrante. Del templo superbísimo, y sacrificios y fiestas y ceremonias de este gran ídolo se dirá abaxo , que son cosas muy notables. Solo digo al presente , que este ídolo vestido y aderezado rica- mente estaba puesto en un altar muy alto en una picr- za pequeña , muy cubierta de sabanas , de joyas , de plumas y de aderezos de oro , con muchas rodelas de pluma , lo mas galana y curiosamente que ellos podían tenerle , y siempre delante de él una cortina para ma- yor veneración. Junto al aposento de este Ídolo habia otra pieza menos aderezada , donde habia otro ídolo que se decia Tlalóc. Estaban siempre juntos estos dos ídolos , porque los tenían por compañeros , y de igual poder. Otro ídolo habia en México muy principal, que era el Dios de la penitencia , y de los jubileos y de la Historia moral de Indias. 23 y perdón de pecados. Este Ídolo se llamaba Tezcatli- púca , el qual era de una piedra muy relumbrante , y negra como azabache , vestido de algunos atavíos ga- lanos A su modo. Tenia zarcillos de oro y de plata, en el labio baxo un cañutillo cristalino de un geme de largo , y en él metida una pluma verde , y otras ve- ces azul, que parecía esmeralda ó turquesa. La coleta de los cabellos le cenia una cinta de oro bruñido , y en ella por remate una oreja de oro con unos humos pintados en ella , que significaban los ruegos de los afli- gidos y pecadores , que oía quando se encomendaban á él. Entre esta oreja y la otra sallan unas garzotas en grande número : al cuello tenia un joyel de oro colga- do , tan grande , que le cubría todo el pecho : en am- bos brazos brazales de oro : en el ombligo una rica pie- dra verde : en la mano izquierda un mosqueador de plu- mas preciadas verdes , azules , amarillas , que salían de una chapa de oro reluciente muy bruñido , tanto , que parecía espejo : en que daba á entender , que en aquel espejo veía todo lo que se hacía en el mundo. A este espejo ó chapa de oro llamaban Itlacheaya , que quiere decir, su mirador. En la mano derecha tenia quatro saetas , que significaban el castigo que por los pecados daba á los malos. Y así al ídolo que mas temian , por- que no les descubriesen sus delitos, era éste, en cuya fiesta , que era de quatro á quatro años , habia perdón de pecados, como adelante se relatará. A este mismo ídolo Tezcatlipúca tenian por Dios de las sequedades, hambres, esterilidad y pestilencia. Y así le pintaban en otra forma , que era asentado con mucha autoridad en un escaño rodeado de una cortina colorada labrada de calaveras y huesos de muertos. En la mano izquierda una rodela con cinco pinas de algodón, y en la dere- cha una vara arrojadiza , amenazando coa ella; el bra- zo muy estirado , como que la queria ya tirar. De la ro- dela salían quatro saetas : el semblante ayrado : el cuer- po untado todo de negro : la cabeza llena de plumas de 24 Libro quinto de codornices. Eran grandes las supersticiones que usa- ban con este ídolo, por el mucho miedo que le tenian. En Cholula , que es cerca de México , y era repúbli- ca por sí , adoraban un famoso ídolo , que era el Dios de las mercaderías , porque ellos eran grandes mercade- res ; y hoy dia son muy dados á tratos : llamábanle Quet- zaaícoátl. Estaba este ídolo en una gran plaza , en un tem- plo muy alto. Tenia al derredor de sí oro , plata , joyas y plumas ricas , ropas, de mucho valor , y de diversos colo- res. Era en figura de hombre , pero la cara de páxaro, coa un pico colorado , y sobre él una cresta y berru- gas , con unas rengleras de dientes , y la lengua de fue- ra. En la cabeza una mitra de papel puntiaguda pinta- da : una hoz en la mano , y muchos aderezos de oro en las piernas, y otras mil invenciones de disparates, que todo aquello significaba, y en efecto le adoraban , por- que hacía ricos á los que quería , como el otro Dios Ma- món , ó el otro Plutón. Y cierto el nombre que le da- ban los Cholulanos á su Dios , era á proposito , aunque ellos no lo entendían. Llamábanle Quetzaalcoátl , que es culebra de pluma rica , que tal es el demonio de la co- dicia. No se contentaban estos bárbaros de tener dio- ses , sino que también tenian sus diosas , como las fá- bulas de los Poetas las introduxeron , y la ciega gentilidad de Griegos y Romanos las veneraron. La principal de las diosas que adoraban , llamaban Tozi , que quiere decir , nuestra abuela , que según refieren las historias de los Mexicanos , fué hija del Rey de Culhuacán , que fué la primera que desollaron por mandado de Vitzilipuztli, consagrándola de esta arte por su hermana; y desde entonces comenzaron á desollar los hombres para los sacrificios , y vestirse los vivos de los pellejos de los sa- crificados , entendiendo que su Dios se agradaba de ello; como también el sacar los corazones á los que sacrifi- caban , lo aprendieron de su Dios , quando él mismo los sacó á los que castigó en Tula , como se dirá en su lu- gar. Una de estas diosas , que adoraban , tuvo un hijo gran- de ¡a Historia moral de Indias. 25 grandísimo cazador , que después tomaron por dios los de Tlascála, que fué el vando opuesto á los Mexica- nos , con cuya ayuda los Españoles ganaron á México. Es la provincia de Tlascála muy aparejada para caza, y la gente muy dada á ella, y así hacían gran fiesta. Pintan al ídolo de cierta forma , que no hay que gas- tar tiempo en referirla ; mas la fiesta que le hacían , es muy donosa. Y era así , que al reír del alba tocaban una bocina, con que se juntaban todos con sus arcos y flechas , redes y otros instrumentos de caza , é iban con su ídolo en procesión, y tras ellos grandísimo nú- mero de gente á una sierra alta , donde en la cumbre de ella tenían puesta una ramada , y en medio un al- tar riquísimamente aderezado , donde ponían al ídolo. Yendo caminando con el gran ruido de bocinas , ca- racoles , flautas y atambores , llegados al puesto , cerca- ban toda la falda de aquella sierra al derredor , y pe- gándole por todas partes fuego , salían muchos y muy diversos animales , venados , conejos , liebres , zorras, lobos, &c. los quales iban hacia la cumbre, huyendo de el fuego ; y yendo los cazadores tras ellos con gran- de grita y bocería , tocando diversos instrumentos , los llevaban hasta la cumbre delante del ídolo , donde ve- nia á haber tanta apretura en la caza , que dando sal- tos , unos rodaban , otros daban sobre la gente y otros sobre el altar , con que había grande regocijo y fies- ta. Tomaban entonces grande número de caza , y á los venados y animales grandes sacrificaban delante de el ídolo , sacándoles los corazones con la ceremonia que usaban en los sacrificios de los hombres. Lo qual he- cho , tomaban toda aquella caza á cuestas , y volvíanse con su ídolo por el mismo orden que fueron , y entra- ban en la ciudad con todas estas cosas muy regocija- dos , con grande música de bocinas y atabales , hasta llegar al templo , adonde ponían su ídolo con muy gran reverencia y solemnidad. Ibanse luego todos á guisar las carnes de toda aquella caza , de que hacían un Tomo 11. D con- 20 Libro quinto convite á todo el pueblo ; y después de comer hacían 5US representaciones y bayle delante de el ídolo. Otros muchos dioses y diosas tenian con gran suma de ído- los , mas los principales eran en la nación Mexicana y en sus vecinas , los que están dichos. CAPITULO X. De un extraño modo de idolatría que usaron ws los Mexicanos. ; COmo diximos , que los Reyes Incas del Perú subs- tituyeron ciertas estatuas de piedra hechas á su semejanza , que les llamaban sus Guaoiquíes ó hermanos, y les hacían dar la misma veneración que á ellos ; así los Mexicanos lo usaron con sus dioses ; pero pasaron estos mucho mas adelante, porque hacian dioses de hom- bres vivos , y era en esta manera : Tomaban un cautivo, el que mejor les parecia , y antes de sacrificarle á sus ídolos , poníanle el nombre de el mismo Ídolo , á quien había de ser sacrificado, y vestíanle y adornábanle de el mismo ornato que á su ídolo , y decían , que repre- sentaba al mismo ídolo. Y por todo el tiempo que du- raba esta representación , que en unas fiestas era de un año , y en otras era de seis meses , y en otras de me- nos , de la misma manera le veneraban y adoraban , que al propio ídolo , y comía , bebia y holgaba. Y quando iba por las calles , salía la gente á adorarle , y todos le ofrecían mucha limosna ; y llevábanle los niños , y los enfermos para que los sanase y bendixese , y en todo le dexaban hacer su voluntad , salvo , que porque no se huyese , le acompañaban siempre diez ó doce hombres adonde quiera que iba. Y él , para que le hiciesen re- verencia por donde pasaba , tocaba de quando en quan- do un cañutillo, con que se apercibía la gente para adorarle. Quando estaba de sazón y bien gordo , lle- gada la fiesta , le abrían , mataban y comían , haciendo so- de la Historia moral de Indias, 2*^ solemne sacrificio de él. Cierto pone lástima ver de la manera que Satanás estaba apoderado de esta gente , y lo está hoy dia de muchas, haciendo semejantes potages y embustes á costa de las tristes almas y miserables cuerpos que le ofrecen , quedándose él riendo de la bur- la tan pesada que les hace á los desventurados , mere- ciendo sus pecados que les dexe el altísimo Dios en po- der de su enemigo , á quien escogieron por dios y am- paro suyo. Mas , pues se ha dicho lo que basta de las idolatrías de los Indios , sigúese que tratemos del modo de religión ó superstición , por mejor decir , que usan de sus ritos , de sus sacrificios , de templos y ceremonias, y lo demás que á esto toca. CAPITULO XI. De como el Demonio ha procurado asemejarse á Dios en el modo de sacrificios , Religión y Sacramentos. PEro antes de venir á eso , se ha de advertir una co- sa , que es muy digna de ponderar ; y es , que co- mo el Demonio ha tomado por su soberbia vando y com- petencia con Dios , lo que nuestro Dios con su sabidu- ría ordena para su culto y honra , y para bien y sa- lud del hombre , procura el Demonio imitarlo y per- vertirlo , para ser él honrado , y el hombre mas con- denado. Y así vemos , que como el sumo Dios tiene sa- crificios, Sacerdotes , Sacramentos , Religiosos , Profetas y gente dedicada á su divino culto y ceremonias san- tas , así también el Demonio tiene sus sacrificios y Sa- cerdotes , y su modo de Sacramentos , y gente dedica- da á recogimiento y santimonía fingida , y mil géneros de profetas falsos. Todo lo qual , declarado en particu- lar como pasa , es de grande gusto , y de no menor con- sideración para el que se acordare , como el Demonio es padre de la mentira , según la suma Verdad lo dice D2 en 28 Libro quinto en su Evangelio (i) ; y así procura usurpar para sí la gloria de Dios , y fingir con sus tinieblas la luz. Los encantadores de Egipto, enseñados de su maestro Sa- tanás , procuraban hacer en competencia de Moysés y Aarón otras maravillas semejantes (2). Y en el libro de los Jueces (3) leemos de el otro Micas , que era Sa- cerdote del ídolo vano , usando los aderezos que en el tabernáculo del verdadero Dios se usaban , aquel efhod y teraj)hm , y lo demás : Sease lo que quisieren los doc- tos. Apenas hay cosa instituida por Jesu-Christo , nues- tro Dios y Señor, en su Ley Evangélica , que en algu- na manera no la haya el Demonio sofisticado y pasa- do á su gentilidad : como echará de ver quien advirtie- re en lo que por ciertas relaciones tenemos sabido de los ritos y ceremonias de los Indios, de que vamos tratando en este libro. CAPITULO XIL De los Templos que se han hallado en las Indias. Comenzando , pues , por los templos , como el su- mo Dios quiso que se le dedicase casa , en que su santo nombre fuese con particular culto^ celebrado , así el demonio para sus intentos persuadió á los infieles que le hiciesen soberbios templos y particulares adora- torios y santuarios. En cada Provincia del Perú habia una principal Guaca , ó casa de adoración ; y ademas de ésta algunas universales , que eran para todos los Rey- nos de los Incas. Entre todas fueron dos señaladas : una que llaman de Pachacáma , que está quatro leguas de Lima, y se ven hoy las ruinas de un antiquísimo y grandísimo edificio , de donde Francisco Pizarro y los suyos hubieron aquella inmensa riqueza de vasijas^ y (i) Joan. 8. -v. 44. (2) Exod.j. ot. 11.7 12, (3) Judie, 18. de la Historia moral de Indias. 29 cántaros de oro y plata , que les traxeron quando tu- vieron preso al Inca Atagualpa. En este templo hay relación cierta , que hablaba visiblemente el Demonio, y daba respuestas desde su oráculo , y que á tiempos veían una culebra muy pintada ; y esto de hablar y responder el Demonio en estos falsos santuarios , y en- gañar á los miserables, es cosa muy común y muy ave- riguada en Indias ; aunque donde ha entrado el Evan- gelio , y levantado la señal de la Santa Cruz , manifies- tamente ha enmudecido el padre de las mentiras , co- mo de su tiempo escribe Plutarco (i): Cur cessa'vent Pyíkias fundere or acula. Y San Justino Mártir trata lar- go (2) de este silencio que Christo puso á los demonios que hablaban en los ídolos , como estaba mucho an- tes profetizado en la divina Escritura. El modo que te- nían de consultar á sus dioses los ministros infieles he- chiceros , era como el Demonio les enseñaba ; ordinaria- mente era de noche; y entraban las espaldas vueltas al ídolo , andando hacia atrás ; y doblando el cuerpo, y inclinando la cabeza , poníanse en una postura fea , y así consultaban. La respuesta de ordinario era en una manera de silvo temeroso , ó con un chillido , que les ponía horror ; y todo quanto les avisaba y mandaba, era encaminado á su engaño y perdición. Ya, por la misericordia de Dios, y gran poder de Jesu-Christo, muy poco se halla de esto. Otro templo y adoratorio aun muy mas principal hubo en el Perú, que fué en la ciu- dad del Ciizco, adonde es ahora el Monasterio de San- to Domingo ; y en los sillares y piedras del edificio , que hoy día permanecen , se echa de ver que fuese cosa muy principal. Era este templo como el Panteón de los Romanos , quanto á ser casa y morada de todos los dio- ses. Porque en ella pusieron los Reyes Incas los diosevS de todas las provincias y gentes que conquistaron , es- tan- (i) Tintare, lib, de Trac, re. (2) Jtistin. in Aj)olog. jpro chrisHan, 30 Libro quinto tando cada ídolo en su particular asiento , y haciéndo- le culto y veneración los de su provincia con un gas- to excesivo de cosas que se traían para su ministerio; y con esto les parecía que tenian seguras las provin- cias ganadas , con tener como en rehenes sus dioses. En esta misma casa estaba el Puncháo , que era un ído- lo del Sol , de oro finísimo , con gran riqueza de pedre- ría , y puesto al oriente con tal artificio , que en salien- do el Sol , daba en él ; y como era el metal finísimo, volvían los rayos con tanta claridad , que parecía otro Sol. Este adoraban los Incas por su dios, y al Pacha- yachachíc , que es el hacedor del Cielo. En los despo- jos de este templo riquísimo dicen , que un soldado hu- bo aquella hermosísima plancha de oro del Sol ; y co- mo andaba largo el juego , la perdió una noche ju- gando. De donde toma origen el refrán que en el Pe- rú anda de grandes tahúres , diciendo : juega el Sol , an- tes que nazca. CAPITULO XIII. D(? los soberbios Templos de México. PEro sin comparación fué mayor la superstición de los Mexicanos , así en sus ceremonias , como en la grandeza de sus templos , que antiguamente llamaban los Españoles el Cu , y debió de ser vocablo tomado de los Isleños de Santo Domingo , ó de Cuba , como otros muchos que se usan , y no son ni de España , ni de otra lengua que hoy dia se use en Indias , como son maíz , chicha , vaquiano, chapetón , y otros tales. Habia , pues , en México el Cu , tan famoso templo de Vitzilipúztli , que tenia una cerca muy grande , y for- maba dentro de sí un hermosísimo patio: toda ella era labrada de piedras grandes á manera de culebras , asi- das las unas á las otras ; y por eso se llamaba esta cer- ca Coatepántli , que quiere decir cerca de culebras. Te- nian de la Historia moral de Indias. 3 1 nian las cumbres de las cámaras y oratorios donde los ídolos estaban , un pretil muy galano , labrado con pie- dras menudas , negras como azabache , puestas con mu- cho orden y concierto , revocado todo el campo de blanco y colorado , que desde abaxo lucía mucho. En- cima de este pretil había unas almenas muy galanas , la- bradas como caracoles.: tenia por remate de los estri- bos dos Indios de piedra , asentados con unos candele- ros en las manos , y de ellos sallan unas como man- gas de cruz , con remates de ricas plumas amarillas y verdes , y unos rapacejos largos de lo mismo. Por den- tro de la cerca de este patio habia muchos aposentos de Religiosos , y otros en lo alto para Sacerdotes y Papas , que así llamaban á los supremos Sacerdotes que servían al ídolo. Era este patio tan grande y espacio- so , que se juntaban á danzar ó baylar en él en rueda al derredor , como lo usaban en aquel Reyno , sin es- torv.o ninguno , ocho ó diez mil hombres , que parece cosa increíble. Tenia quatro puertas ó entradas á orien- te y poniente , y norte y mediodía : de cada puerta de estas principiaba una calzada muy hermosa de dos y tres leguas ; y así habia en medio de la laguna , don- de estaba fundada la Ciudad de México , quatro calza- das en cruz muy anchas , que la hermoseaban mucho. Estaban en estas portadas quatro dioses , ó ídolos , los rostros vueltos á las mismas partes de las calzadas. Fron- tero de la puerta de este Templo de Vítzilipúztli ha- bía treinta gradas de treinta brazas de largo , que las dividía una calle que estaba entre la cerca del patio y ellas. En lo alto de las gradas habia un paseadero de treinta pies de ancho , todo encalado : en medio de este paseadero una palizada muy bien labrada de ár- boles muy altos puestos en hilera , una braza uno de otro : estos maderos eran muy gruesos , y estaban to- dos barrenados con unos agujeros pequeños : desde aba- xo hasta la cumbre venían por los agujeros de un ma- dero á otro unas varas delgadas , en las quales estaban en- 32 Libro quinto ensartadas muchas calaveras de hombres por las sienes: tenia cada una veinte cabezas. Llegaban estas hileras de calaveras desde lo baxo hasta lo alto de los made- ros , llena la palizada de cabo á cabo , de tantas y tan espesas calaveras , que ponian admiración 7 grima. Eran estas calaveras de los que sacrificaban, porque después de muertos, y comida 1^ carne:,. traían la calavera, y entregábanla á los ministros del templo , y ellos la en- sartaban allí , hasta que se caían á pedazos ; y tenian cuidado de renovar con otras las que caían. En la cum- bre del templo estaban dos piezas como capillas , y en ellas los dos ídolos que se han dicho de Vitzilipúztli , y su compañero Tlaloc , labradas las capillas dichas de figuras de talla ; y estaban tan altas , que para subir á ellas , habia una escalera de ciento y veinte gradas de piedra. Delante de sus aposentos habia un patio de qua- renta pies en quadro , en medio del qual habia una pie- dra de hechura de pirámide verde y' puntiaguda , de altura de cinco palmos ; y estaba puesta para los sa- crificios de hombres que allí se hacían , porque echado un hombre de espaldas sobre ella , le hacía doblar el cuerpo, y así le abrian , y le sacaban el corazón, co- mo adelante se dirá. Habia en la ciudad de México otros ocho ó nueve templos como éste que. se ha di- cho , los quales estaban pegados unos con otros dentro de un circuito grande ; y tenian sus gradas particulares, y su patio con aposentos y dormitorios. Estaban las en- tradas de los unos á poniente , otros á levante, otros al sur, otros al norte , todos muy labrados, y torreados con diversas hechuras de almenas y pinturas , con mu- chas figuras de piedra , fortalecidos con grandes y an- chos estribos. Eran estos dedicados á diversos dioses; pero después del Templo de Vitzihpúztli , era el del ído- lo Tezcatlipúca , que era dios de la penitencia, y de los castigos , muy alto , y muy hermosamente labrado. Te- nia para subir á él ochenta gradas , al cabo de las qua- les se hacía una mesa de ciento y veinte pies de an- cho; de la Historia moral de Indias. 33 cho; y junto á ella una sala toda entapizada de cor- tinas de diversas colores y labores : la puerta baxa y ancha , y cubierta siempre con un velo ; y solo los Sa- cerdotes podían entrar; y todo el templo labrado de varias efigies y tallas , con gran curiosidad , porque es- tos dos templos eran como Iglesias Catedrales, y los demás en su respecto como Parroquias y Hermitas. Y eran tan espaciosos y de tantos aposentos , que en ellos habia los Ministerios, Colegios , Escuelas y Casas de Sacerdotes , que se dirá después. Lo dicho puede bas- tar para entender la soberbia del Demonio , y la des- ventura de la miserable gente , que con tanta costa de sus haciendas , trabajo y vidas servían á su propio ene- migo, que no pretendía de ellos mas que destruirles las almas , y consumirles los cuerpos ; y con esto muy con- tentos, pareciendoles por su grave engaño, que tenían grandes y poderosos Dioses , á quien tanto servicio se hacía, CAPITULO XIV. De los Sacerdotes y oficios que hacían. EN todas las naciones del mundo se hallan hombres particularmente diputados al culto de Dios verda- dero ó falso , los quales sirven para los sacrificios , y para declarar al pueblo lo que sus Dioses les mandan. En México hubo en esto extraña curiosidad ; y reme- dando el Demonio el uso de la Iglesia de Dios , puso también su orden de Sacerdotes menores , mayores y su- premos , y unos como Acólitos , y otros como Levitas. Y lo que mas me ha admirado , hasta en el nombre pa- rece que el Diablo quiso usurpar el culto de Christo pa- ra sí, porque á los supremos Sacerdotes, y como si di- xesemos Sumos Pontífices , llamaban en su antigua len- gua Papas los Mexicanos , como hoy dia consta por sus historias y relaciones. Los Sacerdotes de Vitzilipúztli suc- cedian por linages de ciertos barrios diputados á esto. Tomo II. E Los 34 Libro quinto Los Sacerdotes de otros ídolos eran por elección ó ofre- cimiento desde su niñez al templo. Su perpetuo exer- cicio de los Sacerdotes era incensar á los ídolos , lo qual se hacia quatro veces cada dia natural : la prime- ra en amaneciendo : la segunda al medio dia : la terce- ra á puesta del Sol : la quarta á media noche. A esta hora se levantaban todas las Dignidades del templo , y en lugar de campanas tocaban unas bocinas y caraco- les grandes, y otros unas flautillas , y tañían un gran rato un sonido triste ; y después de haber tañido , sa- lia el Hebdomadario ó Semanero , vestido de una ro- pa blanca como Dalmática , con su incensario en la ma- no lleno de brasa , la qual tomaba del brasero ó fogón que perpetuamente ardia ante el altar , y en la otra ma- no una bolsa llena de incienso, del qual echaba en el incensario ; y entrando donde estaba el ídolo , incensa- ba con mucha reverencia. Después tomaba un paño , y con la misma limpiaba el altar y cortinas ; y acabado esto , se iban á una pieza juntos , y allí hacían cierto género de penitencia muy rigurosa y cruel , hiriéndose y sacándose sangre en el modo que se dirá , quando se trate de la penitencia que el Diablo enseñó á los su- yos : estos maytines á media noche jamas faltaban. En los sacrificios no podian entender otros sino solos los Sa- cerdotes , cada uno conforme á su grado y dignidad. También predicaban á la gente en ciertas fiestas , co- mo quando de ellas se trate diremos : tenían sus rentas; y también se les hacían copiosas ofrendas. De la un- ción con que se consagraban Sacerdotes , se dirá tam- bién adelante. En el Perú se sustentaban de las here- dades , que allá llaman Chácaras de sus Dioses , las qua- les eran muchas, y muy ricas. CA de la Historia moral de Indias. 35 CAPITULO XV* "De los Monasterios de Doncellas que inventó el De^ monio para su servido. COmo la vida religiosa (que á imitación de Jesu- Christo y sus Sagrados Apóstoles han profesado y profesan en la Santa Iglesia tantos siervos y siervas de Dios) es cosa tan acepta en los ojos de la divina Ma- gestad , y con que tanto su santo nombre se honra , y su Iglesia se hermosea ; así el padre de la mentira ha procurado ^ no solo remedar esto ^ pero en cierta for- ma tener competencia, y hacer á sus Ministros que se señalen en aspereza y observancia. En el Perú hu- bo muchos Monasterios de Doncellas , que de otra suer- te no podian ser recibidas ; y por lo menos en cada Pro- vincia habia uno, en el qual estaban dos géneros de mugeres : unas ancianas , que llamaban Mamaconas , pa- ra enseñanza de las demás : otras eran muchachas , que estaban allí cierto tiempo , y después las sacaban para sus Dioses , ó para el Inca. Llamaban esta casa ó Mo- nasterio , Acllaguáci , que es casa de escogidas ; y ca- da Monasterio tenia su Vicario ó Gobernador , llama- do Apopanáca, el qual tenia facultad de escoger to- das las que quisiese , de qualquier calidad que fuesen^ siendo de ocho años abaxo , como le pareciesen de buen talle y disposición. Estas encerradas allí eran doctrina- das por las Mamaconas en diversas cosas necesarias para la vida humana , y en los ritos y ceremonias de sus Dioses : de allí se sacaban de catorce años para arriba , y con grande guardia se enviaban á la Corte: parte de ellas se diputaban para servir en las Guacas y Santuarios , conservando perpetua virginidad : parte para los sacrificios ordinarios que hacían de Doncellas, y otros extraordinarios por la salud , ó muerte , ó guer- ras del Inca : parte también para mugeres ó mance- E2 bas 36 Libro quinto bas del Inca , y de otros parientes ó Capitanes suyos, á quien él las daba ; y era hacerles gran merced : es- te repartimiento se hacía cada año. Para el sustento de estos Monasterios, que era gran quantidad de Donce-^ Has las que tenían , habia rentas y heredades propias, de cuyos frutos se mantenían. A ningún padre era líci- to negar sus hijas quando el Apopanáca se las pedia para encerrarlas en los dichos Monasterios , y aun mu-- chos ofrecían sus hijas de su voluntad , pareciendoles que ganaban gran mérito en que fuesen sacrificadas por el Inca. Si se hallaba haber alguna de estas Mamaco- nas ó Aellas delinquido contra su honestidad , era infalible el castigo de enterrarla viva , ó matarla con otro género de muerte cruel. En México tuvo también el Demonio su modo de Monjas , aunque no les dura- ba la profesión y santimonía mas de por un año ; y era de esta manera : dentro de aquella cerca grandísi- ma , que dixímos arriba , que tenia el templo princi- pal , habia dos casas de recogimiento , una frontero de otra ; la una de varones , y la otra de mugeres. En la de mugeres solo habia Doncellas de doce á trece años, á las quales llamaban las mozas de la penitencia : eran otras tantas como los varones : vivían en castidad y clausura como doncellas diputadas al culto de su Dios. El exercicio que tenían era regar y barrer el tem- plo , y hacer cada mañana de comer al ídolo y á sus Ministros de aquello que de limosna recogían los Reli- giosos. La comida que al ídolo hacían eran unos bollos pequeños en figura de manos y pies , y otros retorci- dos como melcochas. Con este pan hacían ciertos gui- sados , y ponianselo al ídolo delante cada día , y comíanlo sus Sacerdotes , como los de Bel , que cuenta Daniel (i). Estaban estas mozas trasquiladas , y después dexaban crecer el cabello hasta cierto tiempo. Levantábanse á media noche á los maytines de los ídolos , que siempre se ha- (i) Dani. 14. de la Historia moral de Indias. 3*r hacían , haciendo ellas los mismos exercicios que los Re- ligiosos. Tenian sus Abadesas , que las ocupaban en ha- cer lienzos de muchas labores para ornato de los ído- los y templos. El trage que continuamente traían , era todo blanco , sin labor , ni color alguna. Hacían también su penitencia á media noche , sacrificándose con herir- se en las puntas de las orejas en la parte de arriba ; y la sangre que se vsacaban , poniansela en las mexillas ; y dentro de su recogimiento tenian unaalberca, donde se lavaban aquella sangre : vivian con honestidad y reca- to. Y si hallaban que hubiese alguna faltado , aunque fuese muy levemente , sin remisión moria luego , dicien- do que habia violado la casa de su Dios ; y tenian por agüero y por indicio de haber sucedida algún mal ca- so de estos , si veían pasar algún ratón ó murciélago en la capilla de su ídolo , ó que hablan roído algún velo ; porque decian , que si no hubiera precedido al- gún delito , no se atreviera el ratón ó murciélago á ha- cer tal descortesía. Y de aquí procedían á hacer pes- quisa ; y hallando el delinqíiente , por principal que fue- se, luego le daban la muerte. En este Monasterio no eran admitidas Doncellas sino de uno de seis barrios, que estaban nombrados para el efecto; y duraba esta clausura , como está dicho , un año , por^ el qual ellas ó sus padres habían hecho voto de servir al ídolo en aquella forma; y de allí sallan para casarse. Alguna semejanza tiene lo de estas Doncellas , y mas lo de las del Perú , con las Vírgenes Vestales de Roma , que re- fieren los Historiadores , para que se entienda como el Demonio ha tenido codicia de ser servido de gente que guarda limpieza, no porque á él le agrade la limpie- za, pues es de suyo espíritu inmundo , sino por quitar al sumo Dios , en el modo que puede , esta gloria de servirse de integridad y limpieza. CA- 38 ^ Libro quinto CAPITULO XVI. De los Monasterios de Religiosos que tiene el Demo- nio para su superstición, COsa es muy sabida por las cartas de los Padres de nuestra Compañía, escritas de Japón , la multitud y grandeza que hay en aquellas tierras , de Religiosos^ que llaman Bonzos, sus costumbres , superstición y men- tiras; y así de estos no hay que decir de nuevo. De los Bonzos ó Religiosos de la China refieren Padres que estuvieron allá dentro , haber diversas maneras u órdenes , y que vieron unos de hábito blanco y con bonetes ; y otros de hábito negro , sin bonete ni cabello; y que de ordinario son poco estimados , y los Manda- rines ó ministros de justicia los azotan como á los de- mas. Estos profesan no comer carne ^ ni pescado , ni cosa viva , sino arroz y yerbas : mas de secreto co- men de todo , y son peores que la gente común. Los Religiosos de la Corte , que está en Paquín , dicen, que son muy estimados. A las Várelas ó monasterios de es- tos monges van de ordinario los Mandarines á recrear- se , y quasi siempre vuelven borrachos. Están estos mo- nasterios de ordinario fuera de las ciudades : dentro de ellos hay templos ; pero en esto de ídolos y templos hay poca curiosidad en la China , porque los Mandari- nes hacen poco caso de ídolos , y tienenlos por cosa de burla , ni aun creen que hay otra vida , ni aun otro paraíso , sino tener oficio de Mandarin ; ni otro infier- no sino las cárceles que ellos dan á los delinqüentes. Pa- ra el vulgo dicen que es necesario entretenerle con ido- latría , como también lo apunta el Filósofo (i) de sus Gobernadores. Y aun en la Escritura (2) fué género de escusa , que dio Aaron , del ídolo del becerro que fa- bri- (i) Arist, 11, Meta^h. (2) Exod. 32. de la Historia moral de Indias. 39 bricó. Con todo eso usan los Chinos en las popas de sus navios , en unas capilletas , traer allí puesta una doncella de bulto, asentada en su silla, con dos Chinos delante de ella arrodillados á manera de Angeles , y tie- ne lumbre de noche y de dia ; y quando han de dar á la vela , le hacen muchos sacrificios y ceremonias con gran ruido de atambores y campanas , y echan pape- ks ardiendo por la popa. Viniendo á los Religiosos, no sé que en el Perú haya habido casa propia de hombres recogidos , mas de sus Sacerdotes y hechiceros , que eran infinitos. Pero propia observancia , en donde parece ha- berla el Demonio puesto , fué en México , porque ha- bía en la cerca del gran templo dos monasterios , co- mo arriba se ha tocado : uno de doncellas , de que se trató : otro de mancebos recogidos de diez y ocho á vein- te años , los quales llamaban Religiosos. Traían en las cabezas unas coronas como frayles : el cabello po- co mas crecido , que les daba á media oreja , excepto que al colodrillo dexaban crecer el cabello quatro de- dos en ancho , que les descendía por las espaldas , y á manera de tranzado los ataban y tranzaban. Estos mancebos, que servían en el templo de Vitzilipúztli, vivían en pobreza , castidad y obediencia , y hacían el oficio de Levitas , administrando á los Sacerdotes y dig- nidades del templo el incensario , la lumbre y los ves- timentos : barrían los lugares sagrados : traían leña pa- ra que siempre ardiese en el brasero del Dios , que era como lámpara , la qual ardia continuo delante del al- tar del ídolo. Sin estos mancebos había otros mucha- chos , que eran como monacillos , que servían de cosas manuales , como era enramar y componer los templos con rosas y juncos, dar agua á m.anos á los Sacerdotes, administrar navajuelas para sacrificar , ir con los que iban á pedir limosna , para traer la ofrenda. Todos es- tos tenian sus Prepósitos , que tenían cargo de ellos , y vivían con tanta honestidad , que quando salían en pú- blico donde habia mugeres , iban las cabezas muy ba- xas. 40 Libro quinto xas , los ojos en el suelo , sin osar alzarlos á mirarlas: traían por vestido unas sabanas de red. Estos mozos recogidos tenian licencia de salir por la ciudad de qua- tro en quatro , y de seis en seis, muy mortificados , á pedir limosna por los barrios ; y quando no se la da- ban , tenian licencia de llegarse á las sementeras , y co- ger las espigas de pan ó mazorcas , que habian menes- ter, sin que el dueño osase hablarles, ni evitárselo. Te- nian esta licencia, porque vivian en pobreza sin otra renta mas de la limosna. No podia haber mas de cin- cuenta : exercitabanse en penitencia , y levantábanse á media noche á tañer unos caracoles y bocinas , con que despertaban á la gente. Velaban el ídolo por sus quar- tos , porque no se apagase la lumbre que estaba delan- te del altar : administraban el incensario con que los Sa- cerdotes incensaban el ídolo á media noche , á la ma- ñana, al medio dia y á la oración. Estos estaban muy sujetos y obedientes á los mayores, y no salian un pun- to de lo que les mandaban. Y después que á media no- che acababan de incensar los Sacerdotes , estos se iban á un lugar particular , y sacrificaban , sacándose sangre de los molledos con unas puntas duras y agudas ; y la sangre que así sacaban , se la ponian por las sienes hasta lo baxo de la oreja. Y hecho este sacrificio se iban luego á lavar á una laguna : no se untaban estos mozos con ningún betún en la cabeza , ni en el cuerpo , como los Sacerdotes : y su vestido era una tela que allá se hace muy áspera y blanca. Durábales este exercicio y aspere- za de penitencia un año entero , en el qual vivian con mu- cho recogimiento y mortificación. Cierto es de maravi- llar , que la falsa opinión de Religión pudiese en estos mo- zos y mozas de México tanto, que con tan gran aspereza hiciesen en servicio de Satanás lo que muchos no hace- mos en servicio del altísimo Dios : que es grave confusión para los que con un poquito de penitencia que hacen , es- tan muy ufanos y contentos. Aunque el no ser aquel exer- cicio perpetuo , sino de un año , lo hacía mas tolerable. CA- de la Historia moral de Indias. 41 CAPITULO XVII. De las penitencias y asperezas que han usado los In- dios por persuasión del Demonio. Y Pues hemos llegado á este punto , bien será que así para manifestar la maldita soberbia de Satanás, como para confundir y despertar algo nuestra tibieza en el servicio de el sumo Dios , digamos algo de los rigores y penitencias extrañas , que esta miserable gen- te hacía por persuasión del Demonio , como los falsos Profetas de Baal (i), que con lancetas se herían y sa- caban sangre : y como los que al sucio Beelfegor sa- crificaban sus hijos é hijas (2) : y los pasaban por fue- go , según dan testimonio las Divinas letras (3) , que siempre Satanás fué amigo de ser servido á mucha cos- ta de los hombres. Ya se ha dicho , que los Sacerdo- tes y Religiosos de México se levantaban á media no- che , y habiendo incensado al ídolo los Sacerdotes , y como dignidades del templo , se iban á un lugar de una pieza ancha , donde habia muchos asientos , y allí se sen- taban , y tomando cada uno una púa de manguéy , que es como alesna ó punzón agudo , ó con otro género de lancetas ó navajas , pasábanse las pantorrillas junto á la espinilla , sacándose mucha sangre , con la qual se un- taban las sienes , bañando con la demás sangre las púas ó lancetas , y ponianlas después entre las almenas del patio hincadas en unos globos ó bolas de paja , pa- ra que todos las viesen y entendiesen la penitencia que hacian por el pueblo. Lavábanse de esta sangre en una laguna diputada para esto , llamada Ezapán , que es agua de sangre ; y habia gran número de estas lancetas ó púas en (i) 3. jR^^. 18. V, 28. (2) Psalm. 105. 'vv. 37./ 38. Núm. 25. (3) 4. Re¿. 21. Tomo 11. F 4^ 'Libro quinto en el templo , porque ninguna había de servir dos veces. Demás de esto tenían grandes ayunos estos Sa- cerdotes y Religiosos , como era ayunar cinco y diez días seguidos antes de algunas fiestas principales , que eran estas como quatro Témporas. Guardaban tan estrecha- mente la continencia , que muchos de ellos , por no ve- nir á caer en alguna flaqueza , se hendían por medio los miembros viriles , y hacían mil cosas para hacerse im- potentes , por no ofender á sus Dioses : no bebían vino: dormían muy poco , porque los mas de sus exercicios eran de noche , y hacían en sí crueldades , martirizán- dose por el Diablo , y todo á trueco de que les tuvie- sen por grandes ayunadores , y muy penitentes. Usaban disciplinarse con unas sogas que tenían ñudos ; y no solo los Sacerdotes , pero todo el pueblo , hacía disciplina en la procesión y fiesta que se hacía al ídolo Tezcatlípú- ca , que se dixo arriba , era el Dios de la penitencia. Porque entonces llevaban todos en las manos unas so- gas de hilo de manguéy , nuevas , de una braza , con un ñudo al cabo , y con aquellas se disciplinaban dándo- se grandes golpes en las espaldas. Para esta misma fies- ta ayunaban los Sacerdotes cinco días seguidos , comien- do una sola vez al día , y apartados de sus mugeres , y no salían del templo aquellos cinco dias , azotándose re- ciamente con las sogas dichas. De las penitencias y ex- tremos de rigor que usan los Bonzos , hablan largo las cartas de los Padres de la Compañía de Jesús, que escribieron de la India, aunque todo esto siempre ha sido sofisticado , y mas por apariencia , que verdad. En el Perú , para la fiesta de el Itu , que era grande , ayu- naba toda la gente dos dias , en los quales no llegaban á mugeres , ni comían cosa con sal , ni axí , ni bebían chicha ; y este modo de ayunar usaban mucho. En cier- tos pecados hacían penitencia de azotarse con unas hor- tigas muy ásperas : otras veces darse unos á otros con cierta piedra quantidad de golpes en las espaldas. En algunas partes , esta ciega gente , por persuasión de el De- de Ja Historia moral de Indias. 43 Demonio , se van á sierras muy agrias , y allí hacen vi- da asperísima largo tiempo. Otras veces se sacrifican des- peñándose de algim alto risco , que todos son embustes del que ninguna cosa ama mas que el daño y perdición de los hombres. CAPITULO XVIII. De los Sacrificios que al Demonio hacían los In- dios i y de qué cosas. EN lo que mas el enemigo de Dios y de los hom- bres ha mostrado siempre su astucia , ha sido en la muchedumbre y variedad de ofrendas y sacrifi- cios , que para sus idolatrías ha enseñado á los infieles. Y como el consumir la substancia de las criaturas en ser- vicio y culto del Criador , es acto admirable y propio de Religión , y esto es sacrificio , así el padre de la men- tira ha inventado , que como á autor y señor le ofrez- can y sacrifiquen las criaturas de Dios. El primer gé- nero de sacrificios que usaron los hombres , fué muy sencillo , ofreciendo Caín (i) de los frutos de la tierra, y Abel de lo mejor de su ganado : lo qual hicieron des- pués también Noé y Abrahan, y los otros Patriarcas, hasta que por Moysen le dio aquel largo Ceremonial del Levítico , en que se ponen tantas suertes y diferen- cias de sacrificios , y para diversos negocios de diver- sas cosas , y con diversas ceremonias ; así también Sa- tanás en algunas naciones se ha contentado con ense- nar , que le sacrifiquen de lo que tienen , como quiera que sea : en otras ha pasado tan adelante en darles mul- titud de ritos y ceremonias en esto , y tantas observan- cias , que admira ; y parece que es querer claramen- te competir con la ley antigua , y en muchas cosas usur- par sus propias ceremonias. A tres géneros de sacrificios po- (i) Gen. 4. Gen.8. G^«. 15. F2 44 Libro quinto podemos reducir todos los que usan estos infieles : unos de cosas insensibles , otros de animales , y otros de hom- bres. En el Perú usaron sacrificar coca , que es una yerba que mucho estiman , y maíz , que es su trigo , y plumas de colores , y chaquu'a , que ellos llaman mo- lió , y conchas de la mar , y á veces oro y plata , fi- gurando de ello animalejos ; también ropa fina de cúm- bi , y madera labrada y olorosa , y muy ordinariamen- te sebo quemado. Eran estas ofrendas ó sacrificios pa- ra alcanzar buenos temporales , ó salud , ó librarse de peligros y males. En el segundo género era su ordina- rio sacrificio de cuíes , que son unos animalejos como gazapillos , que comen los Indios bien. Y en cosas de importancia , ó personas caudalosas , ofrecían carneros de la tierra , ó pacos rasos , ó lanudos ; y en el nú- mero , y en las colores , y en los tiempos habia gran consideración y ceremonia. El modo de matar qualquier res chica ó grande , que usaban los Indios , según su ceremonia antigua , es la propia que tienen los Moros, que llaman el alquible , que es , tomar la res encima del brazo derecho , y volverle los ojos hacia el Sol di- ciendo diferentes palabras , conforme á la qualidad de la res que se mata. Porque si era pintada , se diri- gían las palabras al chuquílla ó trueno, para que no faltase el agua : y si era blanco raso , ofrecíanle al Sol con unas palabras : y si era lanudo, con otras , para que alumbrase y criase : y si era guanaco , que es como par- do, dirigían el sacrificio al Viracocha. Y en el Cuzco se mataba con esta ceremonia cada día un carnero ra- so al Sol , y se quemaba vestido con una camiseta co- lorada , y quando se quemaba , echaban ciertos cesti- llos de coca en el fuego (que llamaban villcarónca ) ; y para este sacrificio tenían gente diputada , y ganado que no servia de otra cosa. También sacrificaban páxaros, aunque esto no se halla tan freqüente en el Perú co- mo en México , donde era muy ordinario el sacrificio de codornices. Los del Perú sacrificaban páxaros de la pu- de la Historia moral de Indias. 45 puna , que así llaman allá al desierto , quando habian de ir á la guerra , para hacer disminuir las fuerzas de las guacas de sus contrarios. Este sacrificio se llamaba cuz- covícza, ó contevícza , ó huallavícza, ó sopavícza , y hacianlo en esta forma: Tomaban muchos géneros de páxaros de la puna , y juntaban mucha leña espinosa, llamada yanlli, la qual encendida, juntaban los páxa- ros , y esta junta llamaban quizo , y los echaban en el fuego , al derredor de el qual andaban los oficiales del sacrificio con ciertas piedras redondas y esquinadas , á donde estaban pintadas muchas culebras , leones , sapos y tigres, diciendo (usachúm) que significa : Suceda nuestra victoria bien ; y otras palabras en que decian: Piérdanse las fuerzas de las guacas de nuestros enemi- gos. Y sacaban unos carneros prietos , que estaban en prisión algunos dias sin comer , que se llamaban urcu, y matándolos decian , que así como los corazones de aquellos animales estaban desmayados , así desmayasen sus contrarios. Y si en estos carneros ve'an , que cierta carne que está detras de el corazón no se les habia con- sumido con los ayunos y prisión pasada , tenianlo por rnal agüero. Y traían ciertos perros negros llamados apurúcos , y matábanlos , y echábanlos en un llano , y con ciertas ceremonias hacían córner aquella carne a cierto género de gente. También hacian este sacrifi- cio para que el Inca no fuese ofendido con ponzoña, y para esto ayunaban desde la mañana hasta que sa- lía la estrella , y entonces se hartaban y zahoraban á usanza de Moros. Este sacrificio era el mas acepto pa- ra contra los Dioses de los contrarios. Y aunque el dia de hoy ha cesado quasi todo esto , por haber cesado las guerras , con todo han quedado rastros, y no pocos, para pendencias particulares de Indios comunes , ó de Caciques , ó de unos pueblos con otros. ítem , también sacrificaban ú ofrecían conchas de la mar, que llamaban molió , y ofrecíanlas á las fuentes y manantiales , di- ciendo, que las conchas eran hijas de la mar, madre de 46 Libro quinto de todas las aguas. Tienen diferentes nombres según la color, y así sirven á diferentes efectos. Usan de estas conchas quasi en todas las maneras de sacrificios ; y aun el día de hoy echan algunos el molió molido en la chi- cha por superstición. Finalmente, de todo quanto sem- braban y criaban , si les parecía conveniente , ofrecían sacrificio. También habia Indios señalados para hacer sacrificios á las fuentes , manantiales ó arroyos que pa- saban por el pueblo , y chacras , ó heredades , y ha- cíanlos en acabando de sembrar , para que no dexasen de correr , y regasen sus heredades. Estos sacrificios elegían los sortílegos por sus suertes , las quales acaba- das , de la contribución del pueblo se juntaba lo que se habia de sacrificar , y lo entregaban á los que tenían el cargo de hacer los dichos sacrificios. Y hacíanlos al principio del invierno , que es quando las fuentes , ma- nantiales y ríos crecen por la humedad del tiempo , y ellos atribuíanlo á sus sacrificios , y no sacrificaban 4 las fuentes y manantiales de los despoblados. El dia de hoy aún queda todavía esta veneración de las fuen- tes , manantiales , acequias , arroyos ó ríos , que pasan por lo poblado y chacras : y también tienen reveren- cia á las fuentes y ríos de los despoblados. Al encuen- tro de dos ríos hacen particular reverencia y venera- ción , y allí se lavan para sanar , untándose primero con harina de maíz , ó con otras cosas , y añadiendo dife- rentes ceremonias ; y lo mismo hacen también en los baños. CAPITULO XIX. De los sacrificios de hombres que hacían. PEro lo que mas es de doler de la desventura de esta triste gente , es el vasallage que pagaban al Demonio sacrificándole hombres , que son á imagen de Dios , y fueron criados para gozar de Dios. En mu- chas naciones usaron matar, para acompañamiento de sus de la Historia moral de Indias. 4Jr sus difuntos , como se ha dicho arriba , las perso- nas que les eran mas agradables , y de quien ima- ginaban que podrían mejor servirse en la otra vida. Fuera de esta ocasión usaron en el Perú sacrificar ni- ños de quatro ó de seis años hasta diez ; y lo mas de esto era en negocios que importaban al Inca , como en enfermedades suyas para alcanzarle salud : también quando iba á la guerra por la victoria. Y quando le daban la borla al nuevo Inca, que era la insignia de Rey , como acá el cetro ó corona , en la solemnidad sacrificaban quantidad de doscientos niños de quatro á diez años : duro é inhumano espectáculo. El modo de sacrificarlos era ahogarlos y enterrarlos con ciertos vi- sages y ceremonias : otras veces los degollaban , y con su sangre se untaban de oreja á oreja. También sacri- ficaban doncellas de aquellas que traían al Inca de los Monasterios , que ya arriba tratamos. Una abusión ha^ bia en este mismo género muy grande y muy general, y era , que quando estaba enfermo algún Indio princi- pal ó común, y el agorero le decia que de cierto ha- bla de morir , sacrificaban al Sol ó al Viracocha , su hi- jo , diciendole , que se contentase con él , y que no qui- siese quitar la vida á su padre. Semejante crueldad á la que refiere la Escritura (i) haber usado el Rey de Moab en sacrificar su hijo primogénito sobre el muro á vista de los de Israel , á los quales pareció este he- cho tan triste, que no quisieron apretarle mas, y asi se volvieron á sus casas. Este mismo género de cruel sacrificio refiere la divina Escritura haberse usado en- tre aquellas naciones bárbaras de Cananeos y Jebuseos, y los demás de quien escribe el libro de la Sabiduría (2): Llaman paz vivir en tantos y tan graves males , como es sacrificar sus propios hijos , ó hacer otros sacrificios ocultos , ó velar toda la noche haciendo cosas de locos; y (r) 4. Reg.'}^. 1J.27. (2) Saf.12. ir caf. 14, v.ii. &c. 48 Libro quinto y así ni guardan limpieza en su vida , ni en sus matri- monios , sino que éste de envidia quita al otro la vida^ estotro le quita la muger , y el contento , y todo anda revuelto , sangre , muertes, hurtos , engaños , corrupción, infidelidad , alborotos , perjuicios , motines , olvido de Dios , contaminar las almas , trocar el sexo y nacimien- to , mudar los matrimonios, desorden de adulterios y su- ciedades , porque la idolatría es un abismo de todos ma- les. Esto dice el Sabio de aquellas gentes , de quien se quexa David (i) , que aprendieron tales costumbres los de Israel, hasta llegar á sacrificar sus hijos é hijas á los Demonios , lo qual nunca jamas quiso Dios , ni le fué agradable , porque como es Autor de la vida , y to- do lo demás hizo para el hombre , no le agrada que qui- ten hombres la vida á otros hombres ; y aunque la vo- luntad del fiel Patriarca Abrahan la probó y aceptó el Señor , el hecho de degollar á su hijo , de ninguna suer- te lo consintió , de donde se ve la malicia y tiranía del Demonio , que en esto ha querido exceder á Dios , gus- tando ser adorado con derramamiento de sangre huma- na , y por este camino procurando la perdición de los hombres en almas y cuerpos , por el rabioso odio que les tiene , como su tan cruel adversario. CAPITULO XX. De los sacrificios horribles de hombres que usaron los Mexicanos. ^ AUnque en el matar niños y sacrificar sus hijos los del Perú se aventajaron á los de México, por- que no he leido , ni entendido que usasen esto los Me- xicanos ; pero en el número de los hombres que sacri- ficaban , y en el modo horrible con que lo hacian , ex- cedieron estos á los del Perú , y aun á quantas na- cio- (i) Psalm. lOJ. v. 37. de la Historia moral de Indias. 49 dones hay en el mundo ; y para que se vea la gran desventura en que tenia ciega esta gente el Demonio» referiré por extenso el uso inhumano que tenian en es- ta parte. Primeramente , los hombres que se sacrificaban eran habidos en guerra ; y si no era de cautivos , no ha- cían estos solemnes sacrificios. Que parece siguieron en esto el estilo de los Antiguos , que según quieren decir Autores , por eso llamaban Víctima al sacrificio , por- que era de cosa vencida ; como también la llamaban Hostia , quasi ab hoste , porque era ofrenda hecha de sus enemigos , aunque el uso fué extendiendo el un vo- cablo y el otro á todo género de sacrificio. En efecto los Mexicanos no sacrificaban á sus ídolos , sino sus cau- tivos ; y por tener cautivos para sus sacrificios , eran sus ordinarias guerras ; y así quando peleaban unos y otros , procuraban haber vivos á sus contrarios , y pren- derlos , y no matarlos , por gozar de sus sacrificios ; y esta razón dio Motezuma al Marqués del Valle quan- do le preguntó, ¿como siendo tan poderoso , y habien- do conquistado tantos Reynos , no habia sojuzgado la Provincia de Tlascála , que tan cerca estaba ? Respon- dió á esto Motezuma, que por dos causas no hablan allanado aquella Provincia , siéndoles cosa fácil de ha- cer , si lo quisieran. La una era , por tener en que exercitar la juventud Mexicana , para que no se cria- se en ocio y regalo. La otra, y principal, que habia reservado aquella Provincia para tener de donde sacar cautivos que sacrificar á sus Dioses. El modo que te- nian en estos sacrificios era , que en aquella palizada de calaveras , que se dixo arriba , juntaban los que ha- bían de ser sacrificados ; y hacíase al pie de esta pa- lizada una ceremonia con ellos , y era , que á todos los ponían en hilera al pie de ella con mucha gente de guardia , que los cercaba. Salía luego un Sacerdote ves- tido con una alba corta llena de flecos por la orla , y descendía de lo alto del templo con un ídolo hecho de masa de bledos y maíz amasado con miel , que te- Tomo II. G nia 50 Libro quinto nia los ojos de unas cuentas verdes , y los dientes de granos de maíz, y venía con toda la priesa que po- dia por las gradas del templo abaxo , y subia por en- cima de una gran piedra que estaba fixada en un muy alto humilladero en medio del patio : llamábase la pie- dra Quauxicálli , que quiere decir la piedra del Águila. Subiendo el Sacerdote por una escalerilla , que estaba enfrente del humilladero , y baxando por otra , que es- taba de la otra parte , siempre abrazado con su ído- lo^ subia adonde estaban los que se habian de sacrifi- car ; y desde un lado hasta otro iba mostrando aquel ídolo á cada uno en particular , y diciendoles : este es vuestro Dios; y en acabando de mostrárselo , descen- dia por el otro lado de las gradas , y todos los que habian de morir, se iban en procesión hasta el lugar donde habian de ser sacrificados, y allí hallaban apa- rejados los ministros que los habian de sacrificar. El mo- do ordinario del sacrificio era abrir el pecho al que sacrificaban , y sacándole el corazón medio vivo , al hombre lo echaban á rodar por las gradas del templo, las quales se bañaban en sangre ; lo qual para que se entienda mejor , es de saber , que al lugar del sacrificio salían seis Sacrificadores constituidos en aquella dignidad: los quatro para tener los pies y manos del que habia de ser sacrificado , y otro para la garganta , y otro pa- ra cortar el pecho, y sacar el corazón del sacrificado. Llamaban á estos Chachalmúa , que en nuestra lengua es lo mismo que ministro de cosa sagrada: era ésta una ' dignidad suprema , y entre ellos tenida en mucho , la qual se heredaba como cosa de mayorazgo. El minis- tro que tenia oficio de matar, que era el sexto de es- tos , era tenido y reverenciado como supremo Sacerdo- •te ó Pontífice, el nombre del qual era diferente según la diferencia de los tiempos y solemnidades en que sa- ' crificaba : asimismo eran diferentes las vestiduras quan- do salian á exercitar su oficio en diferentes tiempos. El nombre de su dignidad era Papa y . Topilzín : el trage ' y de ¡a Historia moral de Indias. gr y ropa era una cortina colorada á manera dé dalmá- tica, con unas flocaduras por orla, una corona de plu^ mas ricas verdes y amarillas en la cabeza , y en las- orejas unos como sarcillos de oro , engastadas en ellos? unas piedras verdes, y debaxo del labio, junto al rne-. dio de la barba , una pieza como cañutillo de una pie- dra azul. Venian estos seis Sacrificadores el rostro y las manos untados de negro muy atezado : los cinco traían unas cabelleras muy encrespadas y revueltas, coir unas vendas de cuero ceñidas por medio de las cabe^ zas ; y en la frente traían unas rodelas de papel pe- queñas pintadas de diversas colores , vestidos con unas dalmáticas blancas labradas de negro. Con este atavío se revestia en la misma figura del Demonio , que ver- los salir con tan mala catadura , ponia grandísimo mie- do á todo el pueblo. El supremo Sacerdote traía en la mano un gran cuchillo de pedernal muy agudo y an- cho : otro Sacerdote traía un collar de palo labrado á manera de una culebra. Puestos todos seis ante el ído- lo hacían su humillación , y poníanse en orden junto á la piedra piramidal , que arriba se dixo , que estaba frontero de la puerta de la cámara del Idolt). Era tan puntiaguda esta piedra , que echado de espaldas sobre ella, el que habia de ser sacrificado, se doblaba de tal suerte , que dexando caer el cuchillo sobre el pecho, con mucha facilidad se abria un hombre por medio. Después de puestos en orden estos Sacrificadores , sa- caban, todos los que hablan preso en las guerras , que en esta fiesta hablan de ser sacrificados , y muy acom- pañados de gente de guardia , subíanlos en aquellas lar- gas escaleras , todos en ringlera , y desnudos en carnes, al lugar donde estaban apercibidos los ministros ; y en llegando cada uno por su orden , los seis Sacrificadores lo tomaban , uno de un pie , y otro del otro ; uno de una mano , y otro de otra , y lo echaban de espaldas encima de aquella piedra puntiaguda , donde el quinto de estos ministros le echaba el collar á la garganta , y G2 el §2 Libro quinto el sumo Sacerdote le abria el pecho con aquel cuchn lio con una presteza extraña, arrancándole el corazón con las manos ; y así vaheando , se lo mostraba al Sol, á quien ofrecía aquel calor y vaho del corazón ; y lue- go volvía al ídolo , y arrojabaselo al rostro ; y luego el cuerpo del sacrificado le echaban rodando por las gradas del templo con mucha facilidad , porque estaba la piedra puesta tan junto á las gradas, que no había dos pies de espacio entre la piedra y el primer escalón; y así con un puntapié echaban los cuerpos por las gra- das abaxo ; y de esta suerte sacrificaban todos los que habia , uno por uno ; y después de muertos , y echa- dos abaxo los cuerpos , los alzaban los dueños , por cu- yas manos habían sido presos , y se los llevaban , y repartíanlos entre sí, y se los comían, celebrando con ellos solemnidad ; los quales , por pocos que fuesen , siem- pre pasaban de quarenta y cincuenta , porque habia hom- bres muy diestros en cautivar. Lo mismo hacían to- das las demás naciones comarcanas , imitando á los Me- xicanos en sus ritos y ceremonias en servicio de sus Dioses. CAPITULO XXL De otro género de sacrificios de hombres que usaban los Mexicanos. HAbia otro género de sacrificio en diversas fiestas, al qual llamaban Racaxípe Valíztli , que quiere decir desollamiento de personas. Llamóse así , porque en ciertas fiestas tomaban un esclavo ó esclavos , se- gún el número que querían , y desollándoles el cuero, se lo vestía una persona diputada para esto : éste an- daba por todas las casas y mercados de las ciudades cantando y baylando, y habíanle de ofrecer todos, y al que no le ofrecía , le daba con un canto del pelle- jo en el rostro , untándole con aquella sangre que te- nia cuajada : duraba esta invención hasta que el cuero se de la Historia moral de Indias. 53 se corrompía. En este tiempo juntaban estos que así andaban , mucha limosna , la qual se gastaba en cosas necesarias al culto de sus Dioses. En muchas de estas fiestas hacian un desafio entre el que habia de sacrifi- car y el sacrificado , en esta forma : Ataban al escla- vo por un pie en una rueda grande de piedra , y dá- banle una espada y rodela en las manos para que se defendiese , y salía luego el que le habia de sacrificar, armado con otra espada y rodela ; y si el que habia de ser sacrificado prevalecía contra el otro , quedaba libre del sacrificio , y con nombre de Capitán famoso; y como tal era después tratado ; pero si er^ vencido, allí en la misma piedra en que estaba atado le sacri- ficaban. Otro género de sacrificio era quando dedica- ban algún cautivo que representase al Ídolo , cuya se- mejanza decían que era. Cada año daban un esclavo á los Sacerdotes para que nunca faltase la semejanza viva del ídolo , el qual luego que entraba en el ofi- cio , después de muy bien lavado , le vestían todas las ropas é insignias del ídolo , y poníanle su mismo nom- bre , y andaba todo el año tan honrado y reverencia- do como el mismo ídolo : traía consigo siempre doce hombres de guerra porque no se huyese , y con esta guarda le dexaban andar libremente por donde quería; y si acaso se huía , el principal de la guardia entraba en su lugar para representar el ídolo , y después ser sacrificado. Tenía aqueste Indio el mas honrado apo- sento del templo , donde comía y bebía , y adonde to- dos los principales le venían á servir y reverenciar, trayendole de comer con el aparato y orden que á los Grandes ; y quando salía por la ciudad , iba muy acom- pañado de Señores y principales , y llevaba una flau- tílla en la mano , que de quando en quando tocaba, dando á entender que pasaba , y luego las mugeres sa- lían con sus niños en los brazos , y se los ponían de- lante , saludándole como á Dios : lo mismo hacía la de- mas gente. De noche le metían en una jaula de recias ver- 54 Libro quinto vergetas porque no se fuese , hasta que llegando la fies- ta ie sacrificaban , como queda arriba referido. En las formas dichas , y en otras muchas traía el Demonio en- gañados y escarnecidos á los miserables ; y era tanta la multitud de los que eran sacrificados con esta infer- nal crueldad , que parece cosa increíble. Porque afirman, que habia vez que pasaban de cinco mil , y dia hubo que en diversas partes fueron así sacrificados mas de veinte mil. 'Para esta horrible matanza usaba el Diablo, por sus ministros, una donosa invención, y era, que quando les parecia , iban ios Sacerdotes de Satanás á los Reyes , y manifestábanles como los Dioses se morían de hambre , que se acordasen de ellos. Luego los Re- yes se apercibían , y avisaban unos á otros , como los Dioses pedían de comer , por tanto que apercibiesen su gente para un dia señalado , enviando sus mensageros á las provincias contrarias , para que se apercibiesen á ve- nir á la guerra. Y así congregadas sus gentes , y orde-- nadas sus compañías y esquadrones , salían al campo si- tuado , donde se juntaban los exércitos ; y toda su con- tienda y batalla era prenderse unos á otros para el efec- to de sacrificar , procurando señalarse así una parte, co- mo otra en traer mas cautivos para el sacrificio , de suer- te , que en estas batallas mas pretendían prenderse, qu^ matarse ; porque todo su fin era traer hombres vivos para dar de comer á los ídolos: y éste era el modo con que traían las víctimas á sus Dioses. Y es de advertir, que ningún Rey era coronado , si no vencía primero al- guna provincia, de suerte que traxese gran número de cautivos para sacrificios de sus Dioses. Y así , por to- das vias era infinita cosa la sangre humana que se ver- tía en honra de Satanás. CA- de la Historia moral de Indias. 55 CAPITULO XXII. Coma ya los mismos Indios estaban cansados ^ y no podían sufrir las crueldades de sus Dioses^ ESta tan excesiva crueldad en derramar tanta san- gre de hombres , y el tributo tan pesado de haber de ganar siempre cautivos para el sustento de sus Dio- ses , tenia ya cansados á muchos de aquellos bárbaros, pareciendoles cosa insufrible ; y con todo eso ^ por el gran miedo que los ministros de los ídolos les ponian de su parte, y por los embustes con que traían enga- ñado al pueblo, no dexaban de executar sus rigurosas leyes ; mas en lo interior deseaban verse libres de tan pesada carga. ¥ fué providencia del Señor , que en es- ta disposición hallasen á esta gente los primeros que les dieron noticia de la Ley de Christo , porque sin du- da ninguna les pareció buena ley y buen Dios ^ el que así se queria servir. A este propósito me contaba un Padre grave en la Nueva-España, que quando fué á aquel Reyno habia preguntado á im Indio viejo y prin- cipal, ¿cómo los Indios habian recibido tan presto la Ley de Jesu-Christo , y dexado la suya ^ sin hacer mas prueba, ni averiguación , ni disputa sobre ello? que pa- recía se habian mudado, sin moverse por razón bastan- te. Respondió el Indio : no creas , Padre ,. que tomamos la Ley de Christo tan inconsideradarnente como dices, porque te hago saber, que estábamos ya tan cansados y descontentos con las cosas que los ídolos nos manda- ban, que habiamos tratado de dexarlos y tomar otra, ley. Y como la que vosotros nos predicastes, nos pa- reció que no. tenia, crueldades ,. y que era muy á nues- tro propósito ^ y tan justa y buena, entendimos que era la verdadera ley , y así la recibimos con gran volun- tad> Lo que^^ste Indio dixo^, s^ confirma bien con lo que se lee en las primeras relaciones que Hernando Cor- 56 Libro quinto Cortés envió al Emperador Carlos V, donde refiere, que después de tener conquistada la ciudad de México, estando en Cuyoacán, le vinieron Embaxadores de la República y Provincia de Mechoacán , pidiéndole que les enviase su ley , y quien se la declarase , porque ellos pretendian dexar la suya , porque no les parecía bien ; y así lo hizo Cortés , y hoy dia son de los me- jores Indios y mas buenos Christianos que hay en la Nueva-España. Los Españoles que vieron aquellos crue- les sacrificios de hombres , quedaron con determinación de hacer todo su poder para destruir tan maldita car- nicería de hombres : y mas quando vieron , que una tar- de ante sus ojos sacrificaron sesenta ó setenta soldados Españoles , que hablan prendido en una batalla que tu- vieron durante la conquista de México. Y otra vez ha- llaron en Tezcúco en un aposento, escrito de carbón: Aquí estuvo preso el desventurado de fulano con sus com- pañeros , que sacrificaron los de Tezcúco. Acaeció tam- bién un caso extraño , pero verdadero , pues lo refieren personas muy fidedignas , y fué , que estando mirando los Españoles un espectáculo de aquellos sacrificios, habien- do abierto y sacado el corazón á un mancebo muy bien dispuesto , y echándole rodando por la escalera abaxo, como era su costumbre, qnando llegó abaxo , dixo el man- cebo á los Españoles en su lengua : Caballeros , muerto me han : lo qual causó grandísima lástima y horror á los nuestros. Y no es cosa increíble , que aquel hablase, habiéndole arrancado el corazón, pues refiere Galeno (i) haber sucedido algunas veces en sacrificios de animales, después de haberles sacado el corazón y echadole en el altar , respirar los tales animales , y aun bramar recia- mente , y huir por un rato. Dexando por ahora la dis- puta de como se compadezca esto xon la naturaleza, lo -\ n£j V . rüí.^ que (i) Gakn. Iib. 2. de Hypfotratis ir Platonís flacitis de la Historia moral de Indias. 5?^ que hace al intento es ver, quan insufrible servidumbre tenian aquellos bárbaros al homicida infernal , y quan grande misericordia les ha hecho el Señor en comuni- carles su ley mansa , justa y toda agradable. CAPITULO XXIII. Como el Demonio ha procurado remedar los Sacra- mentos de la santa Iglesia. LO que mas admira de la envidia y competencia de Satanás es , que no solo en idolatrías y sacrificios, sino también en cierto modo de ceremonias , haya re- medado nuestros Sacramentos, que Jesu-Christo nuestra Señor instituyó, y usa su santa Iglesia : especialmente el Sacramento de Comunión , que és el mas alto y di- vino , pretendió en cierta forma imitar para gran enga- ño de los infieles ; lo qual pasa de esta manera : En el mes primero , que en el Perú se llamaba Rayme , y res- ponde á nuestro Diciembre , se hacía una solemní- sima fiesta llamada Capacrayme , y en ella grandes sa- crificios y ceremonias por muchos dias , en los quales ningún forastero podia hallarse en la Corte , que era el Cuzco. Al cabo de estos dias se daba licencia para que entrasen todos los forasteros , y los hacían participan- tes de la fiesta y sacrificios , comulgándolos en esta for- ma : Las Mamaconas del Sol , que eran como monjas del Sol , hacian unos bollos pequeños de harina de maíz, teñida y amasada en sangre sacada de carneros blan- cos , los quales aquel dia sacrificaban. Luego mandaban entrar los forasteros de todas las Provincias , y ponían- se en orden , y los Sacerdotes , que eran de cierto li- nage descendientes de Lluquiyupangui , daban á cada uno un bocado de aquellos bollos , diciendoles , que aquellos bocados les daban , para que estuviesen confederados y unidos con el Inca , y que les avisaban , que no dixe- sen , ni pensasen mal contra el Inca , sino que tuviesen Tomo II. H siem- 58 Libro quinto siempre buena intención con él, porque aquel bocado sería testigo de su intención , y si no hiciesen lo que debian , los habia de descubrir y ser contra ellos. Es- tos bollos se sacaban en platos grandes de oro y de plata , que estaban diputados para esto , y todos recibían y comian los bocados, agradeciendo mucho al Sol tan grande merced , diciendo palabras , y haciendo adema- nes de mucho contento y devoción. Y protestaban que en su vida no harian, ni pensarían cosa contra el Sol, ni contra el Inca , y que con aquella condición recibian aquel manjar de el Sol , y que aquel manjar estaría en sus cuerpos para testimonio de la fidelidad que guarda- ban al Sol y al Inca su Rey. Esta manera de comu- nión diabólica se daba también en el décimo mes lla- mado Coyaraime , que era Septiembre , en la fiesta so-^ lemne que llaman Citua, haciendo la misma ceremonia; y demás de comulgar ( si sé sufre usar de este voca- blo en cosa tan diabólica ) á todos los que hablan veni- do de fuera , enviaban también de los dichos bollos á todas las guacas ó santuarios , ó ídolos forasteros de todo el Reyno, y estaban al mismo tiempo personas de todas partes para recibirlos ; y les decian , que el Sol les enviaba aquello en señal que queria que todos lo ve- nerasen y honrasen : y también se enviaba algo á los Caciques por favor. Alguno por ventura tendrá esto por fábula ó invención , mas en efecto , es cosa muy cierta, que desde Inca , Yupangui , que fué el que mas leyes hizo de ritos y ceremonias , como otro Numa en Ro- ma , duró esta manera de comunión hasta que el Evan- gelio de nuestro Señor Jesu-Christo echó todas estas supersticiones , dando el verdadero manjar de vida , y que confedera las almas, y las une con Dios. Y quien quisiere satisfacerse enteramente , lea la relación que el Licenciado Polo escribió al Arzobispo de los Reyes Don Gerónimo de Loaysa , y hallará esto y otras mu- chas cosas , que con grande diligencia y certidumbre averiguó. de la Historia moral de Indias. 59 CAPITULO XXIV. De la manera con que el Demonio procuró en México remedar la fiesta de Corpus Christi , y Comunión que usa la santa Iglesia. MAyor admiración pondrá la fiesta y semejanza de comunión que el mismo Demonio, Príncipe de los hijos de soberbia , ordenó en México , la qual , aun^ que sea un poco larga , es bien referirla como está es- crita por personas fidedignas. En el mes de Mayo ha- cían los Mexicanos su principal fiesta de su Dios Vitzi- lipúztli ; y dos dias antes de la fiesta aquellas mozas, que diximos arriba, que guardaban recogimiento en el mis- mo templo , y eran como monjas , molian quantidad de semilla de bledos juntamente con maíz tostado , y des- pués de molido amasábanlo con miel , y hacían de aque- lla masa un Ídolo tan grande como era el de madera: y ponianle por ojos unas cuentas verdes , ó azules , ó blancas , y por dientes unos granos de maíz, sentada con todo el aparato que arriba queda dicho. El qual, después de perfeccionado , venian todos los Señores , y traían un vestido curioso y rico, conforme al trage del ídolo , con el qual le vestían : y después de muy bien vestido y aderezado sentábanlo en un escaño azul en sus andas , para llevarle en ombros. Llegada la maña- na de la fiesta , una hora antes de amanecer , salían to- das estas doncellas vestidas de blanco con atavíos nue- vos , y aquel dia las llamaban hermanas del Dios Vit- zilipúztli. Venian coronadas con guirnaldas de maíz tos- tado y rebentado , que parece azahar , y á los cuellos gruesos sartales de lo mismo , que les venian por deba- xo de el brazo izquierdo , puesta su color en los car- rillos ; y los brazos desde los codos hasta las muñecas emplumados con plumas coloradas de papagayos ; y así aderezadas tomaban las andas del ídolo en los hombros, H2 y 6o Libro quinto " y sacábanlas al patio , donde estaban ya todos los man- cebos vestidos con unos paños de red galanos, corona- dos de la misma manera que las mugeres. En saliendo las mozas con-el ídolo , llegaban los mancebos con mu- cha reverencia , y tomaban las andas en los hombros , tra- yendolas al pie de las gradas del templo , donde se hu- millaba todo el pueblo ; y tomando tierra del suelo se la ponian en la cabeza , que era ceremonia ordinaria entre ellos en las principales fiestas de sus Dioses. He- cha esta ceremonia , salia todo el pueblo en procesión con toda la priesa posible , é iban á un cerro que es- tá una legua de la ciudad de México , llamado Cha- pultepéc , y allí hacían estación y sacrificios. Luego par- tian con la misma priesa á un lugar cerca de ahí , que se dice Atlacuyavaya , donde hacían la segunda esta- ción : y de allí iban á otro pueblo una legua adelante, que se dice Cuyoacán , de donde partian, volviéndose á la ciudad de México sin hacer pausa. Hacíase este camino de mas de quatro leguas en tres ó quatro ho- ras : llamaban á esta procesión Ipayna Vitzilipúztli , que quiere decir, el veloz y apresurado camino de Vitzi- lipúztli. Acabados de llegar al pie de las gradas , ponian allí las andas, y tomaban unas sogas gruesas, y atá- banlas á los asideros de las andas , y con mucho tien- to y reverencia unos tirando de arriba , y otros ayu- dando de abaxo , subian las andas con el ídolo á la cum- bre del templo , con mucho ruido de flautas , y clamor de bocinas, caracoles y atambores. Subíanlo de esta manera , por ser las gradas del templo muy empinadas y angostas , y la escalera bien larga , y así no podian subir con las andas en los hombros. Y al tiempo que su- bian al ídolo, estaba todo el pueblo en el patio con mu- cha reverencia y temor. Acabado de subirle á lo al- to, y metido en una casilla de rosas que le tenian he- cha , venian luego los mancebos , y derramaban muchas flores de diversas colores , henchiendo todo el templo dentro y fuera , de ellas. Hecho esto, salían todas las don- ce- de la Historia moral de Indias. 6i celias con el aderezo referido, y sacaban de su reco- gimiento unos trozos de masa de maíz tostado y ble- dos , que era la misma de que el ídolo era hecho , he- chos á manera de huesos grandes , y entregábanlos á los mancebos , y ellos subianlos arriba , y ponianlos á los pies del ídolo por todo aquel lugar, hasta que no cabían mas, A estos/ trozos de masa llamaban los huesos y carne de Vitzilipúztli. Puestos allí los huesos, salían todos los ancia- nos , del templo , Sacerdotes y Levitas , y todos los demás Ministros , según sus dignidades y antigüedades , porque las habia con mucho concierto y orden , con sus nom- bres y dictados : salían unos tras otros con sus velos de red de diferentes colores y labores , según la digni- dad y oficio de cada uno , con guirnaldas en las cabe- zas , y sartales de flores en los cuellos. Tras estos salían los dioses y diosas , que adoraban en diversas figuras, vestidos de la misma librea , y poniéndose en orden al derredor de aquellos trozos de masa , hacían cierta ce- remonia de canto y bayle sobre ellos , con lo qual que- daban benditos y consagrados por carne y huesos de aquel •ídolo. Acabada la bendición y ceremonia de aquellos tro- zos de masa , con que quedaban tenidos por huesos y carne del ídolo , de la misma manera los veneraban que á su Dios. Salían luego los Sacrííicadores , y hacían el sacrificio de hombres en la forma que está referida arriba, y eran én éste sacrificados mas número que en otro día, por ser la fiesta tan principal. Acabados , pues , los sa- crificios, salían luego todos los mancebos y mozas del tem- plo, aderezados como está dicho : puestos en orden y en hileras , los unos en frente de los otros , baylaban y can- taban al son de un atambor que les tañían en loor de la solemnidad , y del ídolo que celebraban , á cuyo can- to todos los Señores , y viejos , y gente principal respon- dían , baylando en el circuito de ellos , haciendo un her- ínoso corro como lo tienen de costumbre , estando siem- pre los mozos y las mozas enmedio, á cuyo espectácu- lo venía toda la ciudad. En este día del ídolo Vitzíli- piizt- 02 Libro quinto puztli era precepto muy guardado en toda la tierra , que no se habia de comer otra comida , sino de aquella ma- sa con miel , de que el ídolo era hecho ; y este manjar se habia de comer luego en amaneciendo , y que nó se habia de beber agua, ni otra cosa alguna sobre ello, hasta pasado medio dia , y lo contrario tenian por gran agüero y sacrilegio : pasadas las ceremonias podian co- mer otras cosas. En este ínterin escondían el agua , de los niños , y avisaban á todos los que tenian uso de razón, que no bebiesen agua , porque vendría la ira de Dios so- bre ellos , y morirían : y guardaban esto con gran cui- dado y rigor. Concluidas las ceremonias , bayles y sacri- ficios , ibanse á desnudar ; y los Sacerdotes y dignida-- des del templo tomaban el ídolo de masa, y desnu^ dábanle de aquellos aderezos que tenia, y así á él , co- mo á los trozos que estaban consagrados , los hacian mu* chos pedazos ; y comenzando desde los mayores , repar- tíanlos , y dábanlos á modo de comunión á todo el pue- blo, chicos y grandes , hombres y mugeres ; y recibían- lo con tanta reverencia , temor y lágrimas , que ponia admiración , diciendo , que comian la carne y huesos de Dios , teniéndose por indignos de ello : los que tenian enfermedades pedían para ellos , y Uevabanseio con mu- fcha reverencia y veneración : todos los que comulgaban quedaban obligados á dar diezmo de aquella semilla de que se hacía el ídolo. Acabada la solemnidad de la co- munión , se subia un viejo de mucha autoridad , y en voz alta predicaba su ley y ceremonias. ¿A quién no pondrá admiración , que tuviese el Demonio tanto cui- dado de hacerse adorar , y recibir , al modo que Jesu- Christo , nuestro Dios , ordenó y enseñó , y como la san- ta'Iglesia lo acostumbra? Verdaderamente se echa de ver bien lo que al principio se dixo , que , en quanto puede , procura Satanás usurpar y hurtar para sí la hon- ra y culto debido á Dios, aunque siempre mezcla sus crueldades y suciedades , porque es espíritu homicida é inmundo y padre de mentira. CA- de la Historia moral de Indias. 63 CAPITULO XXV. Be la Confesión y Confesores que usaban los Indios. TAmbien el Sacramento de la Confesión quiso el mis- mo padre de mentira remedar , y de sus idíSlatras hacerse honrar con ceremonia muy semejante al uso de los fieles. En el Perú tenian por opinión , que todas las adversidades y enfermedades venian por pecados que hablan hecho , y para remedio usaban de sacrificios ; y ademas de eso también se confesaban vocalmente qua- si en todas las Provincias , y tenian confesores diputa- dos para esto mayores y menores , y pecados reserva- dos al mayor , y recibían penitencias , y algunas veces ásperas , especialmente si era hombre pobre el que ha- cía el pecado, y no tenia que dar al confesor; y es- te oficio de confesar también lo tenian las mugeres. En las Provincias de Collasuyo fué y es mas universal es- te uso de confesores hechiceros, que llaman ellos Ichúri ó Ichúiri. Tienen por opinión , que es pecado notable encubrir algún pecado en la confesión , y los Ichúris ó confesores averiguan , ó por suertes , ó mirando la asa- dura de algún animal , si les encubren algún pecado ; y castiganlo con darle en las espaldas quantidad de gol- pes con una piedra hasta que lo dice todo , y le dan la penitencia , y hacen el sacrificio. Esta confesión usan también quando están enfermos sus hijos , ó mugeres , ó mandos , ó sus Caciques , ó quando están en algunos grandes trabajos ; y quando el Inca estaba enfermo se confesaban todas las Provincias, especialmente los Co- llas. Los confesores tenian obligación al secreto , pero con ciertas limitaciones. Los pecados de que principal- mente se acusaban, eran: lo primero, matar uno á otro fuera de la guerra: item , hurtar : item, tomar la muger agena : item , dar yerbas ó hechizos para hacer mal ; y por muy notable pecado tenian el descuido ea la reve- 64 Libro quinto rencia de sus guacas , y el quebrantar sus fiestas , y el decir mal del Inca , y el no obedecerle. No se acu- saban de pecados y actos interiores ; y según relación de algunos Sacerdotes , después que los Christianos vi- nieron á la tierra , se acusaban á sus Ichiiris ó confe- sores , aun de los pensamientos. El Inca no confesaba sus pecados á ningún hombre sino solo al Sol , para que él los dixese al Viracocha , y le perdonase. Después de confesado el Inca hacía cierta lavatorio , para acabar de limpiarse de sus culpas ; y era en esta forma , que poniéndose en un rio corriente decía estas palabras : Yo he dicho mis pecados al Sol , tú rio los recibe , lléva- los á la mar, donde nunca mas parezcan. Estos lava- torios usaban también los demás que se confesaban , con ceremonia muy semejante á la que los Moros usan , que ellos llaman el Guadoi , y los Indios los llaman Opa- cuna ; y quando acaecia morirsele á algún hombre sus hijos , le tenían por gran pecador , diciendole , que por sus pecados sucedia que muriese primero el hijo que el padre ; y á estos tales , quando después de haber- se confesado , hacían los lavatorios llamados Opacúna, según está dicho , los había de azotar con ciertas ortigas aigun Indio monstruoso , como corcobado ó contrahecho de su nacimiento. Si los hechiceros ó sor- tílegos por sus suertes ó agüeros afirmaban , que ha- bía de morir algún enfermo , no dudaba de matar su propio hijo , aunque no tuviese otro ; y con esto enten- día que adquiría salud , diciendo , que ofrecía á su hi- jo en su lugar en sacrificio ; y después de haber Chris- tianos en aquella tierra , se ha hallado en algunas par- tes esta crueldad. Notable cosa es cierto que haya pre- valecido esta costumbre de confesar pecados secretos, y hacer tan rigurosas penitencias , como era , ayunar, dar ropa , oro , plata , estar en las sierras , recibir re- cios golpes en las espaldas ; y hoy día dicen los nues- tros, que en la Provincia de Chicuito encuentran es- ta pestilencia de confesores ó ichúris, y que muchos en- de la Historia moral de Indias. 6g enfermos acuden á ellos. Mas ya , por la gracia del Se- ñor , se van desengañando del todo , y conocen el bene- ficio grande de nuestra confesión sacramental, y con gran devoción y fé acudan á ella. Y en parte ha sido -providencia del Señor , permitir el uso pasado para que la confesión no se les haga dificultosa : y así en todo, el Señor es glorificado , y el Demonio burlador queda burlado. Por venir á este propósito referiré aquí el uso de confesión extraño , que el Demonio introduxo en el Japón , según por una carta de allá consta , la qual di- ce así : En Ozaca hay unas peñas grandísimas , y tan altas , que hay en ellas riscos de mas de doscientas bra- zas de altura , y entre estas peñas sale hacia fuera una punta tan terrible , que de solo llegar los Xamabúxis (que son los Romeros) á ella, les tiemblan las carnes, -y se les despeluzan los cabellos , según es el lugar ter- rible y espantoso. Aquí en esta punta está puesto con extraño artificio un grande bastón de hierro, de tres bra- zas de largo ó mas, y en la punta de este bastón es- tá asido uno como peso , cuyas balanzas son tan grandes, que en una de ellas puede sentarse un hombre : y en una desellas hacen los Coquis (que son los Demonios en figura de hombres ) que entren estos peregrinos uno por uno , sin que quede ninguno , y por un ingenio que se menea mediante una rueda , hacen que vaya el bas- tón saliendo hacia fuera , y en él la balanza va salien- do , de manera , que finalmente queda toda en el ayre, y asentado en ella uno de los Xamabúxis. Y como la , balanza en que está asentado el hombre , no tiene con- trapeso ninguno en la otra , baxa luego hacia abaxo , y levantase la otra hasta que tropieza en el bastón , y entonces le dicen los Coquis desde las peñas , que se con- fiese , y diga todos sus pecados , quantos hubiere he- cho y se acordare. Y esto es en voz tan alta , que lo oygan todos los demás que allí están. Y comienza lue- go á confesarse ; y unos de los circunstantes se rien de los pecados que oyen, y otros gimen. Y á cada peca- Tomo //. I do 66 Libro quinto do que dicen , baxa la otra balanza un poco , hasta que finalmente, habiendo dicho todos sus pecados , queda la balanza vacía igual con la otra en que está el tris- te penitente. Y llegada la balanza al fin con la otra, vuel- ven los G oquis á hacer andar la rueda , y traen para dentro el bastón , y ponen á otro de los peregrinos en la balanza , hasta que pasan todos. Contaba esto uno de los Japones después de hecho Christiano , el qual habia andado esta peregrinación siete veces, y entra- do en la balanza otras tantas , donde públicamente se habia confesado. Y decia , que si acaso alguno de es- tos , puesto en aquel lugar , dexa de confesar el pecado como pasó , ó lo encubre , la balanza vacía no baxa, y si después de haberle hecho instancia que confiese , él porfia en no querer confesar sus pecados, echanlo los Goquís de la balanza abaxo , donde al momento se ha- ce pedazos. Pero decianos este Christiano llamado Juan, que ordinariamente es tan grande el temor y temblor de aquel lugar en todos los que á él llegan , y el pe- ligro que cada uno ve al ojo , de caer de aquella balan- za , y ser despeñado de allí abaxo , que quasi nunca por maravilla acontece haber alguno , que no descubra todos sus pecados : llamase aquel lugar , por otro nom- bre , Sangenotocóro , que quiere decir lugar de confe- sión. Se ve por esta relación bien claro , como el De- monio ha pretendido usurpar el culto divino para sí, haciendo la confesión de los pecados que el Salvador instituyó para remedio de los hombres , superstición dia- bólica para mayor daño de ellos , no menor en la gen- tilidad del Japón , que en la de las Provincias del Co- Uao en el Perú. CA- de la Historia moral de Indias. 67 CAPITULO XXVI. De la unción abominable que usaban los Sacerdotes Mexicanos y otras naciones , y de sus hechiceros. EN la ley antigua ordenó Dios el modo con qoie se habia de consagrar Aarón , y los otros Sacerdotes; y en la ley Evangélica también tenemos el santo Cris- ma y unción , de que usamos quando nos consagran Sa-f cerdotes de Christo. También habia en la ley antigua cierta composición olorosa , que mandaba Dios que no se usase , sino solo para el culto divino. Todo esto ha querido el Demonio en su modo remedar , pero como él suele , inventando cosas tan asquerosas y sucias , que ellas mismas dicen qual sea su Autor. Los Sacerdotes de los ídolos en México se ungían en esta forma : Untában- se de pies á cabeza , y el cabello todo ; y de esta un- ción que ellos se ponian mojada , venian á criarse en el cabello unas como trenzas , que parecian clines de ca- ballo encrisnejadas ; y con el largo tiempo crecíales tan- to el cabello , que les venía á dar á las corvas , y era tanto el peso que en la cabeza traían , que pasaban gran- dísimo trabajo , porque no lo cortaban ó cercenaban has- ta que morian , ó hasta que ya de muy viejos los ju- bilaban , y ponian en cargos de Regimientos , ú otros oficios honrosos en la República. Traían estos las ca- belleras tranzadas en unas trenzas de algodón de seis de- dos en ancho. El humo con que se tiznaban , era or^ dinario de tea , porque desde sus antigüedades fué siem- pre ofrenda particular de sus Dioses , y por esto muy tenido y reverenciado. Estaban con esta tinta siempre untados de los pies á la cabeza , que parecian negros muy atezados , y ésta era su ordinaria unción , excep- to que quando iban á sacrificar, y á encender incienso á las espesuras y cumbres de los montes, y á las cue- vas obscuras y temerosas, donde tenían sus ídolos, usa- I2 ban 68 Libro quinto ban de otra unción diferente , haciendo ciertas ceremo- nias para perder el temor y cobrar grande ánimo. Es- ta unción era hecha de diversas sabandijas ponzoñosas, como de arañas, alacranes , cientopies, salamanquesas, vívoras , &c. Las quales recogian los muchachos de los Colegios , y eran tan diestros , que tenían muchas jun- tas en quantidad, para quando los Sacerdotes las pe- dían. Su particular cuidado era andar á caza de estas sabandijas , y si yendo á otra cosa acaso encontraban alguna , allí ponían el cuidado en cazarla , como si en ello les fuese la vida. Por cuya causa de ordinario no tenían temor estos Indios de estas sabandijas ponzoño- sas , tratándolas como si no lo fueran , por haberse cria- do todos en este exercicio. Para hacer el ungüento de éstas , tomábanlas todas juntas , y quemábanlas en el brasero de el templo , que estaba delante del altar , has- ta que quedaban hechas ceniza. La qual echaban en unos morteros con mucho tabaco ( que es una yerba de que esta gente usa para amortiguar la carne , y no sen- tir el trabajo ) ; con esto revolvían aquellas cenizas , que les hacía perder la fuerza : echaban juntamente con esta yerba y ceniza algunos alacranes , y arañas vivas , y cientopies , y allí lo revolvían y amasaban , y después de todo esto le echaban una semilla molida , que llaman ololúchqui , que toman los Indios bebida para ver vi* siones , cuyo efecto es privar de juicio. Molían asimis- mo con estas cenizas gusanos negros y peludos , que so- lo el pelo tiene ponzoña. Todo esto junto amasaban coii tizne , y echándolo en unas ollitas poníanlo delante de sus Dioses , diciendo , que aquella era su comida , y así la llamaban comida divina. Con esta unción se volvían bruxos, y veían y hablaban al Demonio. Embixados los Sacerdotes con aquesta masa perdían todo temor, cobrando un espíritu de crueldad ; y así mataban los hombres en los sacrificios con grande osadía , é iban de noche solos á montes , y cuevas obscuras y temerosas, menospreciando las fieras , teniendo por muy averigua- do, de la Historia moral de Indias. 69 do , que los leones , tigres , lobos , serpientes y otras fieras que en los montes se crian , huirían de ellos por virtud de aquel betún de Dios : y aunque no huyesen de el betún , huirían de un retrato de el Demonio , en que iban transformados. También servia este betún pa- ra curar los enfermos y niños , por lo qual le llamaban todos medicina divina ; y así acudian de todas partes á las dignidades y Sacerdotes como á saludadores , para que les aplicasen la medicina divina , y ellos les unta- ban con ella las partes enfermas. Y afirman , que sen- íian con ella notable alivio , y debia esto de ser por- que el tabaco y el oloiúchqui tienen gran virtud de amortiguar; y aplicado por via de emplasto amortigua las carnes , esto solo por sí , quanto mas con tanto gé- nero de ponzoñas ; y como les amortiguaba el dolor, pareciales efecto de sanidad , y de virtud divina , acu- diendo á estos Sacerdotes como á hombres santos , los quales traían engañados y embaucados los ignorantes, persuadiéndoles quanto querian , haciéndoles acudir á sus medicinas y ceremonias diabólicas , porque tenian tan- ta autoridad , que bastaba decirles ellos qualquiera cosa, para tenerla por artículo de Fé. Y así hacían en el vul- go mil supersticiones , en el modo de ofrecer incienso, y en. la manera de cortarles el cabello, y en atarles palillos á los cuellos , y hilos con huesezuelos de cule- bras , que se bañasen á tal y tal hora , que velasen de noche á un fogón , y que no comiesen otra cosa de pan, sino lo que habia sido ofrecido á sus Dioses ; y luego acudiesen á los sortílegos , que con ciertos granos echa- ban suertes, y adivinaban mirando en lebrillos y cer- cos de agua. En el Perú usaron también embadurnarse mucho los hechiceros y ministros del Demonio. Y es cosa infinita la gran multitud que hubo de estos adi- vinos , sortílegos , hechiceros , agoreros y otros mil gé- neros de falsos profetas , y hoy dia dura mucha parte de esta pestilencia, aunque de secreto, porque no se atreven descubiertamente á usar sus endiabladas y sa- crí- ^o Libro quinto crílegas ceremonias y supersticiones. Para lo qual se advierte mas á la larga en particular de sus abusos y maleficios en el confesonario hechos por los Prelados del Perú. Señaladamente hubo un género de hechiceros entre aquellos Indios , permitido por los Reyes Incas , que son como bruxos, y toman la figura que quieren, y van por el ayre en breve tiempo largo camino , y ven lo que pasa ; hablan con el Demonio , el qual les respon- de en ciertas piedras , ó en otras cosas , que ellos ve- neran mucho. Estos sirven de adivinos , y de decir lo que pasa en lugares muy remotos , antes que venga ó pueda venir la nueva ; como aun después que los Es- pañoles vinieron ha sucedido , que en distancia de mas de doscientas ó trescientas leguas se ha sabido de los motines , de las batallas y de los alzamientos y muer- tes , así de los tiranos , como de los que eran de la par- te del Rey , y de personas particulares , el mismo dia y tiempo que las tales cosas sucedieron , ó el dia siguien- te , que por curso natural era imposible saberlas tan presto. Para hacer esta abusión de adivinaciones se me- ten en una casa cerrada por de dentro, y se embor- rachan hasta perder el juicio , y despu-es á cabo de un dia dicen lo que se les pregunta. Algunos dicen y afir- man que estos usan de ciertas unturas : los Indios dicen que las viejas usan de ordinario este oficio , y viejas de una Provincia llamada Coaíllo, y de otro pueblo lla- mado Mancháy , y en la Provincia de Guarochirí , y en otras partes que ellos no señalan. También sirven de declarar donde están las cosas perdidas y hurtadas; y de este género de hechiceros hay en todas partes, á los quales acuden muy de ordinario los Anacónas y Chinas , que sirven á los Españoles quando pierden al- guna cosa de su amo , ó desean saber algún suceso de cosas pasadas , ó que están por venir , como quando ba- xan á las ciudades de los Españoles á negocios parti- culares ó públicos , preguntan si les irá bien , ó si en- fermarán , ó morirán , ó volverán sanos , ó si alcanzarán lo de la Historia moral de Indias, jri lo que pretenden, y los hechiceros responden sí ó no^ habiendo hablado con el Demonio en lugar obscuro , de manera que se oye su voz , mas no se ve con quien ha- blan , ni lo que dicen , y hacen mil ceremonias y sacri- ficios para este efecto , con que invocan al Demonio , y emborrachanse brabamente ; y para este oficio particu- lar usan de una yerba llamada villca , echando el zu- mo de ella en la chicha , ó tomándola por otra via. Por todo lo dicho consta quan grande sea la desven- tura de los que tienen por maestros á tales ministros, del que tiene por oficio engañar ; y es averiguado , que ninguna dificultad hay mayor para recibir la verdad del Santo Evangelio , y perseverar en ella los Indios , que la comunión de estos hechiceros , que han sido y son innumerables , aunque por la gracia del Señor , y dili- gencia de los Prelados y Sacerdotes van siendo menos, y no tan perjudiciales. Algunos de estos se han con- vertido, y públicamente han predicado al pueblo, re- tratando sus errores y engaños , y declarando sus em- bustes y mentiras, de que se ha seguido gran fruto; como también por letras del Japón sabemos haber su- cedido en aquellas partes á grande gloria de nuestro Dios y Señor, CAPITULO XXVIL De otras ceremonias y ritos de los Indios á seme- janza de los nuestros. O Tras innumerables ceremonias y ritos tuvieron los Indios , y en muchas de ellas hay semejanza de las de la ley antigua de Moysén : en otras se parecen á las que usan los Moros ; y algunas tiran algo á las de la ley Evangélica , como los lavatorios ó opacúna que llaman , que era bañarse en agua , para quedar lim- pios de sus pecados. Los Mexicanos tenian también sus bautismos con esta ceremonia, y es, que á los niños recien nacidos les sacrificaban las orejas y el miembro vi- k^^ Libro quinto viril, que en alguna manera remedábanla circuncisión de los Judíos. Esta ceremonia se hacía principalmente con los hijos de los Reyes y Señores : en naciendo , los lavaban los Sacerdotes , y después de lavados , les po- nían en la mano derecha una espada pequeña , y en la izquierda una rodelilla. A los hijos de la gente vulgar les ponian las insignias de sus oficios , y á las niñas apa- rejos de hilar , texer y labrar ; y esto usaban por qua- tro dias, y todo esto delante de algún ídolo. En los matrimonios habia su modo de contraerlos, de que es- cribió un tratado entero el Licenciado Polo , y ade- lante se dirá algo; y en otras cosas también llevaban alguna manera de razón sus ceremonias y ritos. Casá- banse los Mexicanos por mano de sus Sacerdotes en es- ta forma : Ponianse el novio y la novia juntos delante del Sacerdote , el qual tomaba por las manos á los no- vios , y les preguntaba si se querian casar , y sabida la voluntad de ambos , tomaba un canto del velo con que ella traía cubierta la cabeza , y otro de la ropa de él, y atábalos , haciendo un ñudo ; y así atados , llevába- los á la casa de ella , adonde tenían un fogón encendi- do , y á ella hacíale dar siete vueltas al derredor , don- de se asentaban juntos los novios , y allí quedaba he- cho el matrimonio. Eran los Mexicanos zelosísimos en la integridad de sus esposas , tanto , que si no las halla- ban tales, con señales y palabras afrentosas lo daban á entender con .muy grande confusión y vergüenza de los padres y parientes , porque no miraron bien por ella; y á la que conservaba su honestidad , hallándola tal, hacían muy grandes fiestas , dando muchas dádivas á ella y á sus padres , haciendo grandes ofrendas á sus Dioses , y gran banquete , uno en casa de ella , y otro en casa de él ; y quando los llevaban á su casa , po- nian por memoria todo lo que él y ella traían de pro- visión de casas, tierras, joyas, atavíos, y guardaban esta memoria los padres de ellos , por si acaso se vi- niesen á descasar , como era costumbre entre ellos ; y no de la Historia moral de Indias. J73 no llevándose bien , hacían partición de los bienes , con- forme á lo que cada uno de ellos traxo , dándoles li- bertad que cada uno se casase con quien quisiese, y á ella le daban las hijas , y á él los hijos. Mandaban- Íes estrechamente , que no se volviesen á juntar , so pe- na de muerte , y así se guardaba con mucho rigor ; y aunque en muchas ceremonias parece que concurren con las nuestras , pero es muy diferente , por la gran mez- cla que siempre tienen de abominaciones. Lo común y general de ellas es , tener una de tres cosas , que son, ó crueldad , ó suciedad , ó ociosidad , porque todas ellas, ó eran crueles y perjudiciales , como el matar hombres, y derramar sangre , ó eran sucias y asquerosas , como el comer y beber en nombre de sus ídolos , y con ellos á cuestas orinar en nombre del ídolo , y el untarse y embixarse tan feamente , y otras cien mil baxezas ; ó por lo menos eran vanas y ridiculas , y puramente ocio- sas , y mas cosas de niños , que hechos de hombres. La razón de esto es la propia condición del espíritu maligno , cuyo intento es hacer mal , provocando á ho- micidios , ó á suciedades , ó por lo menos á vanidades y ocupaciones impertinentes ; lo qual echará de ver qualquiera que con atención mirare el trato del Demo- nio con los hombres que engaña, pues en todos los ilusos se halla ó todo ó parte de lo dicho. Los mismos Indios , después que tienen la luz de nuestra Fe , se rien y hacen burla de las niñerías en que sus Dioses falsos los traían ocupados , á los quales servían mucho mas por el temor que tenían de que les habían de hacer mal , si no les obedecían en todo , que no por el amor que les tenían , aunque también vivían muchos de ellos engañados con falsas esperanzas de bienes temporales, que los eternos no llegaban á su pensamiento ; y es de advertir , que donde la potencia temporal estuvo mas engrandecida , allí se acrecentó la superstición , como se ve en los Reynos de México y del Cuzco , donde es cosa increíble los adoratorios que había , pues den- Tomo //. K tro f 4 Libro quinto tro de la misma ciudad del Cuzco pasaban de trescien- tos. De los Reyes del Cuzco fué Mangoínga yupángui el que mas acrecentó el culto de sus ídolos ^ inventan- do mil diferencias de sacrificios , fiestas y ceremonias; y lo mismo fué en México por el Rey Izcoált , que fué el quarto de aquel Reyno. En esotras naciones de In- dios , como en la Provincia de Guatemala , y en las Islas y nuevo Reyno, y Provincias de Chile, y otras que eran como behetrias , aunque habia gran multitud de supersticiones y sacrificios ; pero no tenian que ver con lo del Cuzco y México , donde Satanás estaba co- mo en su Roma ó Jerusalén , hasta que fué echado á su pesar ; y en su lugar se colocó la santa Cruz ; y el Reyno de Christo , nuestro Dios , ocupó lo que el tirano tenia usurpado. CAPITULO XXVIII. De algunas fiestas que usaron los del Cuzco , y co^ mo el Demonio quiso también imitar el misterio de la Santísima Trinidad. PAra concluir este libro , que es de lo que toca á la Religión , resta decir algo de las fiestas y so- lemnidades que usaban los Indios , las quales , porque eran muchas y varías , no se podrán tratar todas. Los Incas , Señores del Perú , tenian dos géneros de fiestas, unas eran ordinarias, que venian á tiempos determi- nados por sus meses , y otras extraordinarias , que eran por causas ocurrentes de importancia , como quando se coronaba algún nuevo Rey , y quando se comenzaba alguna guerra de importancia , y quando habia alguna muy grande necesidad de temporales. De las fiestas or- dinarias se ha de entender , que en cada uno de los doce meses del año hacian fiesta y sacrificio diferente; porque aunque cada mes y fiesta de él se ofrecian cien carneros ; pero las colores ó facciones hablan de ser ' di- de la Histeria moral de Indias. J75 diferentes. En el primero , que llaman Ráyme , y es de Diciembre , hadan la primera fiesta , y mas principal de todas, y por eso la llamaban Capacráyme, que es decir fiesta rica ó principal. En esta fiesta se ofrecian grande suma de carneros y corderos en sacrificio , y se quemaban con leña labrada y olorosa ; y traían car- neros , oro y plata , y se ponian las tres estatuas del Sol , y las tres del Trueno , padre , hijo y hermano, que decian , que tenían el Sol y el Trueno. En estas fiestas se dedicaban los muchachos Incas , y les ponian las guaras ó pañetes , y les horadaban las orejas , y les azotaban con hondas los viejos , y untaban con sangre el rostro , todo en señal que habían de ser Caballeros leales del Inca. Ningún extrangero podia estar este mes y fiesta en el Cuzco ; y al cabo de las fiestas entra- ban todos los de fuera , y les daban aquellos bollos de maíz con sangre del sacrificio , que comian en señal de confederación con el Inca , como se dixo arriba ; y cierto es de notar , que en su modo el Demonio haya también en la idolatría introducido trinidad , porque las tres estatuas del Sol se intitulaban Apoínti , Churiínti é Intiquaoquí , que quiere decir , el padre y señor Sol, el hijo Sol, el hermano Sol ; y de la misma manera nombraban las tres estatuas del Chuquiílla , que es el Dios que preside en la región del ayre, donde truena, llueve y nieva. Acuerdóme , que estando en Chuquisaca me mostró un Sacerdote honrado una información , que yo la tuve harto tiempo en mi poder, en que habia averiguado de cierta guaca ó adoratorio , donde los In- dios profesaban adorar á Tangatánga , que era un ído- lo , que decian , que en uno eran tres , y en tres uno; y admirándose aquel Sacerdote de esto , creo , le dixe, que el Demonio todo quanto podia hurtar de la ver- dad para sus mentiras y engaños , lo hacía con aque- lla infernal y porfiada soberbia , con que siempre ape- tece ser como Dios. Volviendo á las fiestas , en el se- gundo mes , que se llamaba Cámay, demás de los sacrifi- K 2 cios. jr6 Libro quinto cios , echaban las cenizas por un arroyo abaxo , yen- do con bordones tras ellas cinco leguas por el arroyo, rogándole las llevase hasta la mar , porque allí habia de recibir el Viracocha aquel presente. En el tercero, quarto y quinto mes también ofrecian en cada uno sus cien carneros negros , pintados y pardos , con otras mu- chas cosas, que por no cansar se dexan. El sexto mes se llama Hatuncúzqui Aymoráy, que responde á Ma-^ yo ; también se sacrificaban otros cien carneros de to- dos colores. En esta luna y mes , qae es quando se trae el maíz de la era á casa , se hacía la fiesta , que hoy dia es muy usada entre los Indios que llaman Aymoráy: esta fiesta se hace viniendo desde la chacra- ó heredad á su casa , diciendo ciertos cantares , en que ruegan que dure mucho el maíz; la qual llaman Mamacóra , to- mando de su chacra cierta parte de maíz mas señalado en quantidad , y poniéndola en una troxe pequeña , que llaman Pírua , con ciertas ceremonias , velando en tres noches ; y este maíz meten en las mantas mas ricas que tienen , y después que está tapado y aderezado , ado- ran esta Pírua , y la tienen en gran veneración , y di- cen que es madre del maíz de su chacra , y que con esto se da y se conserva el maíz ; y por este mes ha- cen un sacrificio particular, y los hechiceros pregun- tan á la Pírua si tiene fuerza para el año que viene, y si responde que no, lo llevan á quemar á la mis- ma chacra con la solemnidad que cada uno puede , y hacen otra Pírua con las mismas ceremonias , diciendo, que la renuevan , para que no perezca la simiente del maíz; y si responde que tiene fuerza para durar mas, la dexan hasta otro año : esta impertinencia dura has- ta hoy dia, y es muy común entre Indios tener estas Píruas , y hacer la fiesta del Aymoráy. El séptimo mes, que responde á Junio , se llama Aucaycúzqui Intiráymi, y en él se hacía la fiesta llamada Intiráymi , en que se sacrificaban cien carneros guanacos , que decian , que es- ta era la fiesta del Sol : en este mes se hacían gran su- de la Historia moral de Indias. *rjr suma de estatuas de leña labrada deQuínua, todas ves- tidas de ropas ricas , y se hacía el bayle , que llama- ban Cayo ; y en esta fiesta se derramaban muchas flo- res por el camino , y venían los Indios muy embixa-í- dos, y los Señores con unas patenillas de oro puestas en las barbas , y cantando todos. Hase de advertir, que esta fiesta cae quasi al mismo tiempo que los Chris- tianos hacemos la solemnidad del Corpus Christi , y que en algunas cosas tiene alguna apariencia de seme- janza , como en las danzas , ó representaciones , ó canta- res ; y por esta causa ha habido , y hay hoy dia en^ tre los Indios , que parecen celebrar nuestra solemne fiesta de Corpus Christi , mucha superstición de cele- brar la suya antigua del Intiráymi. El octavo mes se llama Cháhua Huarquí , en el qual se quemaban otroá cien carneros por el orden dicho , todos pardos de co- lor de Vizcacha ; y este mes responde al nuestro de Julio. El noveno mes se llamaba Yápaquis , en el qual se quemaban otros cien carneros castaños , y se dego- llaban y quemaban mil Cuíes, para que el hielo, el ayre , el agua y el Sol no dañasen á las Chácaras : és- te parece que responde á Agosto. El décimo mes se llama Coyaráymi , en el qual se quemaban otros cien carneros blancos lanudos : en este mes , que responde á Septiembre , se hacía la fiesta llamada Cítua , en esta forma : que se juntaban todos antes que saliese la lu- na el primer dia ; y en viéndola , daban grandes vo- ces con hachos de fuego en las manos, diciendo: Va-^ ya el mal fuera , dándose unos á otros con ellos : es- tos se llamaban Pancóncos ; y aquesto hecho se hacía el lavatorio general en los arroyos y fuentes , cada uno en su acequia ó pertenencia , y bebian quatro dias seguidos. Este mes sacaban las Mamaconas del Sol gran cantidad de bollos hechos con sangre de sacrifi- cios , y á cada uno de los forasteros daban un boca- do; y también enviaban á las Guacas forasteras de todo elReyno, y á diversos Curacas , en señal de confede- ra- jrS .^í^\'j.i\l Libroquinto ración y lealtad al Sol y al Inca , como está ya dicho. Los lavatorios y borracheras , y algún rastro de esta fiesta llamada Cítua , aun duran todavía en algunas par- tes , con ceremonias algo diferenciadas , y con mucho se- creto , aunque lo principal y público ha ya cesado. El undécimo mes se llamaba Homaráimi Punchaiquís , en el qual sacrificaban otros cien carneros ; y si faltaba agua , para que lloviese , ponian un carnero todo ne- gro atado en un llano , derramando mucha chicha al derredor , y no le daban de comer hasta que lloviese: esto se usa también ahora en muchas partes por este mismo tiempo , que es por Octubre. El último mes se llama Ayamara , en el qual se sacrificaban otros cien carneros, y se hacía la fiesta llamada Raymicantará Ráyquis : en este mes , que responde á Noviembre , se aparejaba lo necesario para los muchachos , que se ha- blan de hacer orejones el mes siguiente , y los mucha- chos con los viejos hacían cierto alarde dando algunas vueltas : y esta fiesta se llamaba Ituráymi , la qual se hace de ordinario quando llueve mucho ó poco, ó hay pestilencia. Fiestas extraordinarias , aunque habia mu- chas , la mas famosa era la que llamaban Itu. La fies- ta del Itu no tenia tiempo señalado , mas de que en tiem- pos de necesidad se hacía. Para ella ayunaba toda la gente dos dias , en los quales no llegaban á mugeres , ni comian cosa con sal , ni axí , ni bebian chicha , y todos se juntaban en ima plaza donde no hubiese forastero, ni animales , y para esta fiesta tenian ciertas mantas , y vestidos y aderezos , que solo servian para ella , y an- daban en procesión cubiertas las cabezas con sus man- tas , muy de espacio , tocando sus atambores , y sin ha- blar uno con otro. Duraba esto un dia y una noche, y el dia siguiente comian y bebian , y baylaban dos dias con sus noches , diciendo , que su oración habia sido acepta; y aunque no se haga hoy dia con toda aquella ceremonia ; pero es muy general hacer otra fies- ta muy semejante , que llaman Ayma , con vestiduras que de la Historia moral de Indias. ^9 que tienen depositadas para ello ; y como está dicho^ esta manera de procesión á vueltas coa atambores , y- el ayuno que precede , y borrachera que se sigue , usan por urgentes necesidades. Y aunque el sacrificar reses y otras cosas , que no pueden esconder de los Españo- les , las han dexado , á lo menos en lo público ; pero conservan todavía muchas ceremonias , que tienen ori- gen de estas fiestas y superstición antigua. Por eso es necesario advertir en ellas especialmente , que esta fies- ta del Itu la hacen disimuladamente hoy dia en las dan- zas del Corpus Christi , haciendo las danzas del Lla- mallama , y de Guacón , y otras conforme á su cere- monia antigua , en lo qual se debe mirar mucho. En donde ha sido necesario advertir de estas abusiones y supersticiones , que tuvieron en el tiempo de su genti- lidad los Indios , para que no se consientan por los Cu- ras y Sacerdotes , allá se ha dado mas larga relación de lo que toca á esta materia : al presente basta haber tocado el exercicio en que el Demonio ocupaba á su5 devotos , para que á pesar suyo se vea la diferencia que hay de la luz á las tinieblas , y de la verdad Chris- tiana á la mentira gentílica , por mas que haya con ar- tificio procurado remedar las cosas de Dios el enemi- go de los hombres y de su Dios. CAPITULO XXIX. De la fiesta del Jubileo^ que usaron los Mexicanos. LOs Mexicanos no fueron menos curiosos en sus so- lemnidades y fiestas , las quales de hacienda eran mas baratas ; pero de sangre humana sin comparación mas costosas. De la fiesta principal de Vitzilipúztli ya queda arriba referido. Tras -ella la fiesta del ídolo Tez- catlipúca era muy solemnizada. Venía esta fiesta por Mayo , y en su Kalendario tenia nombre Toxcólt ; pero la misma cada quatro años concurría con la fiesta de la 8o " " Libro quintó la Penitencia , en que habla indulgencia plenaria y per- don de pecados. Sacrificaban este dia un cautivo y que tenia la semejanza del ídolo Tezcatlipúca , que eraá los diez y nueve de Mayo. En la víspera de esta fiesta ve- nían los Señores al templo , y traían un vestido nuevo, conforme al del ídolo , el qual le ponían los Sacerdo- tes, quitándole las otras ropas, y guardándolas con tan- ta reverencia , como nosotros tratamos los ornamentos, y aun mas. Habla en las arcas del ídolo muchos ade- rezos y atavíos , joyas y otras preseas , y brazaletes de plumas ricas , que no servían de nada sino de estarse allí , todo lo qual adoraban como al mismo Dios. De- mas del vestido con que le adoraban este dia , le po- nían particulares insignias de plumas , brazaletes , qui- tasoles y otras cosas. Compuesto de esta suerte , quita- ban la cortina de la puerta , para que fuese visto de todos , y en abriendo , salla una dignidad de las de aquel templo , vestido de la misma manera que el ídolo , con unas flores en la mano y una flauta pequeña de barro, de un sonido muy agudo ; y vuelto á la parte de Orien- tií la tocaba, y volviendo al Occidente, al Norte y Sur , hacía lo mismo. Y habiendo tañido hacia las qua- tro partes de el mundo , denotando que los presentes y ausentes le oían, ponía el dedo en el suelo, y cogien- do tierra con él , la metia en la boca , y la comia en señal de adoración , y lo mismo hacían todos los pre- sentes , y llorando postrábanse , invocando á la obscuri- dad dé la noche , y al viento , y rogándoles , que no los desamparasen , ni los olvidasen , ó que les acabasen la vida, y diesen fin á tantos trabajos como en ella se padecían. En tocando esta flautlUa , los ladrones , forni- carios , homicidas , ó qualquier género de dellnqüentes, sentían grandísimo temor y tristeza , y algunos se cor- taban de tal manera , que no podían disimular haber delinquido. Y así todos aquellos no pedían otra cosa á su Dios , sino que no fuesen sus delitos manifiestos , der- ramando muchas lágrimas con grande compunción y ar- de la Tlistoria moral de Indias. 8 r arrepentimiento , ofreciendo quantidad de incienso para aplacar á Dios. Los valientes y valerosos hombres , y todos los soldados viejos, que seguían la milicia, en oyendo la fíautilla , con muy grande agonía y devo- ción , pedian al Dios de lo criado , y al Señor por quien vivimos , y al Sol , con otros principales Dioses suyos, que les diesen victoria contra sus enemigos , y fuerzas para prender muchos cautivos , para honrar sus sacri- ficios. Hacíase la ceremonia sobredicha diez dias antes de la fiesta , en los quales tañia aquel Sacerdote la flau- tilla , para que todos hiciesen aquella adoración de co- mer tierra , y pedir á los ídolos lo que querian , hacien- do cada dia oración , alzados los ojos al Cielo , con sus- piros y gemidos , como gente que se dolia de sus cul- pas y pecados. Aunque este dolor de ellos no era sino por temor de la pena corporal que les daban , y no por la eterna , porque certifican , que no sabian que en la otra vida hubiese pena tan estrecha ; y así se ofre- cían á la muerte tan sin pena , entendiendo que todos descansaban en ella. Llegado el propio dia de la fies- ta de este ídolo Tezcatlipúca , juntábase toda la ciudad en el patio para celebrar asimismo la fiesta del Kalen- dario , que ya diximos se llamaba Toxcoátl , que quie- re decir cosa seca , la qual fiesta toda se endereza á pedir agua de el Cielo , al modo que nosotros hacemos las rogaciones , y así tenían aquesta fiesta siempre por Mayo, que es el tiempo en que en aquella tierra hay mas necesidad de agua. Comenzábase su celebración á nueve de Mayo , y acabábase á diez y nueve. En la mañana del último dia sacaban sus Sacerdotes unas an- das muy aderezadas , con cortinas y cendales de diver- sas maneras. Tenían estas andas tantos asideros , quan- tos eran los ministros que las habían de llevar , todos los quales salían embixados de negro , con unas cabe- lleras largas trenzadas por la mitad de ellas , con unas cintas blancas , y con unas vestiduras de librea del ído- lo. Encima de aquellas andas ponían el personage de Tomo IL L el 82 Libro quinto el ídolo señalado para este oficio , que ellos llamaban semejanza del Dios Tezcatlipúca , y tomándolo en los hombros lo sacaban en público al pie de las gradas. Sa- lian luego los mozos y mozas recogidas de aquel tem- plo con una soga gruesa , torcida de sartales de maíz tostado , y rodeando todas las andas con ella , ponian luego una sarta de lo mismo al cuello del ídolo , y en la cabeza una guirnalda : llamábase la soga Toxcátl , de- notando la sequedad y esterilidad del tiempo. Sallan los mozos rodeados con unas cortinas de red , y con guir- naldas y sartales de maíz tostado : las mozas salian ves- tidas de nuevos atavíos y aderezos con sartales de lo mismo á los cuellos , y en las cabezas llevaban unas tiaras hechas de varillas todas cubiertas de aquel maíz, emplumados los pies y los brazos , y las mexiilas lle- nas de color. Sacaban asimismo muchos sartales de este maíz tostado , y ponianselos los principales en las cabezas y cuellos , y en las manos unas flores. Después de pues- to el ídolo en sus andas tenia por todo aquel lugar gran cantidad de pencas de manguéi, cuyas hojas son anchas y espinosas. Puestas las andas en los hombros de los so- bredichos, llevábanlas en procesión por dentro del circui- to del patio , llevando delante de sí dos Sacerdotes con dos braseros ó incensarios incensando muy amenudo el Ídolo, y cada vez que echaban el incienso, alzaban el brazo, quan alto podian , hacia el ídolo y hacia el Sol, diciendoles subiesen sus oraciones al Cielo , como subia aquel humo á lo alto. Toda la demás gente que estaba en el patio , volviéndose en rueda hacia la parte donde iba el ídolo , llevaban todos en las manos unas sogas de hilo de manguéi nuevas de una braza, con un ñudo al cabo , y con aquellas se disciplinaban , dándose gran- des golpes en las espaldas , de la manera que acá se disciplinan el Jueves Santo. Toda la cerca del patio y las almenas estaban llenas de ramos y flores , tan bien adornadas , y con tanta frescura , que causaban gran con- tento. Acabada esta procesión,, volvían á subir el ído- lo de la Historia moral de Indias. 83 lo á su lugar, á donde lo ponían: salia luego gran quan- tidad de gente con flores aderezadas de diversas ma- neras , y henchían el altar , y la pieza , y todo el patio de ellas , que parecía aderezo de monumento. Estas ro- sas ponian por sus manos los Sacerdotes, administrán- doselas los mancebos del templo desde acá fuera , y que- dábase aquel dia descubierto , y el aposento sin echar el velo. Esto hecho , salían todos á ofrecer cortinas , cen- dales, joyas, piedras ricas, incienso, maderos resino- sos, mazorcas de maíz , codornices, y finalmente, todo lo que en semejantes solemnidades acostumbraban ofre- cer. En la ofrenda de las codornices , que era de los po- bres , usaban esta ceremonia , que las daban al Sacerdo- te , y tomándolas , les arrancaba las cabezas , y echa- balas luego al píe del altar , adonde se desangrasen ; y así hacían de todas las que ofrecían. Otras comidas y frutas ofrecía cada uno según su posibilidad , las qua- les eran el pie de altar de los Ministros del templo ; y así ellos eran los que las alzaban , y llevaban á los apo- sentos que allí tenían. Hecha esta solemne ofrenda , iba- se la gente á comer á sus lugares y casas, quedan- do la fiesta así suspensa hasta haber comido. Y á ts- te tiempo los mozos y mozas del templo , con los ata- víos referidos , se ocupaban en servir al Ídolo de to- do lo que estaba dedicado á él para su comida , la qual guisaban otras mugeres , que habian hecho voto de ocuparse aquel dia en hacer la comida del ídolo, sirviendo allí todo el dia. Y así se venian todas las que habian hecho voto , en amaneciendo , y ofrecíanse á los Prepósitos de el templo , para que les mandasen lo que habian de hacer, y hacíanlo con mucha diligencia y cuidado. Sacaban después tantas diferencias é invencio- nes de manjares, que era cosa de admiración. Hecha esta comida, y llegada la hora de comer, salían to- das aquellas doncellas del templo en procesión , cada una con una cestica de pan en la una mano , y en la otra L 2 una 84 . Libro quinto una escudilla de aquellos guisados : traían delante de sí un viejo , qne servia de Maestresala , con un hábi- to harto donoso. Venía vestido con una sobrepelliz blan- ca , que le llegaba á las pantorrillas , sobre un jubón sin mangas á manera de sambenito , de cuero colorado: traía en lugar de mangas unas alas , y de ellas sallan unas cintas anchas , de las quales pendia en medio de las es- paldas una calabaza mediana , que por unos agujerillos que tenia , estaba toda llena de flores , y dentro de ella diversas cosas de superstición. Iba este viejo así ata- viado , delante de todo el aparato , muy humilde , tris- te y cabizbaxo, y en llegando al puesto , que era al pie de las gradas , hacía una grande humillación , y hacién- dose á un lado , llegaban las mozas con la comida , é ibanla poniendo en hilera , llegando una á una con mu- cha reverencia. En habiéndola puesto , volvia el viejo á guiarlas , y volvíanse á sus recogimientos. Acabadas ellas de entrar , sallan los m^ozos y ministros de aquel templo , y alzaban de allí aquella comida , y metíanla en los aposentos de las dignidades y de los Sacerdotes, los quales habían ayunado cinco días seguidos , comien- do sola una vez al día , apartados de sus mugeres , y no salían de el templo aquellos cinco días , azotándose reciamente con sogas , y comían de aquella comida di- vina ( que así la llamaban ) todo quanto podían , de la qual á ninguno era lícito comer sino á ellos. En aca- bando todo el pueblo de comer , volvia á recogerse en el patio á celebrar y ver el fin de la fiesta, don- de sacaban un esclavo , que había representado el ído- lo un año, vestido, aderezado y honrado como el mis- mo ídolo , y haciéndole todos reverencia le entregaban á los Sacrificadores , que al mismo tiempo salían , y tomándole de píes y manos , el Papa le cortaba el pe- cho , y le sacaba el corazón , alzándolo en la mano todo lo que podia , y mostrándolo al Sol , y al ídolo , co- mo ya queda referido. Muerto éste, que representaba al de la Historia moral de Indias. 8g al ídolo, llegábanse aun lugar consagrado y diputado para el efecto , y salían los mozos y mozas con el ade- rezo sobredicho , donde tañéndoles las dignidades del templo , baylaban y cantaban puestos en orden junto al atambor; y todos los Señores ataviados con las insig- nias que los mozos traían, baylaban en cerco al der- redor de ellos. En este dia no moria ordinariamente mas que este sacrificado , porque solamente de quatro á qua- tro años morian otros con él , y quando estos morían era el año del Jubileo é Indulgencia plenaria. Hartos ya de tañer , comer y beber , á puesta del Sol ibanse aquellas mozas á sus retraimientos , y tomaban unos grandes platos de barro , y llenos de pan amasado con miel, cubiertos con unos fruteros labrados de calave- ras y huesos de muertos cruzados , llevaban colación al ídolo , y subían hasta el patio , que estaba antes de la puerta del oratorio , y poniéndolo allí , yendo su Maes- tresala delante , se baxaban por el mismo orden que lo habían llevado. Salían luego todos los mancebos pues- tos en orden , y con unas cañas en las manos arreme- tían á las gradas del templo, procurando llegar mas presto unos que otros á los platos de la colación. Y las dignidades del templo tenían cuenta de mirar al pri- mero , segundo , tercero y quarto , que llegaban , no ha- ciendo caso de los demás , hasta que todos arrebataban aquella colación, la qual llevaban como grandes reli- quias. Hecho esto , los quatro que primero llegaron , to- maban en medio las dignidades y ancianos del templo, y con mucha honra los metían en los aposentos , pre- miándoles y dándoles muy buenos aderezos, y de allí adelante los respetaban y honraban como á hombres señalados. Acabada la presa de la colación , y celebra- da con mucho regocijo y gritería , á todas aquellas mo- zas que habían servido alldolo y á los mozos , les da- ban licencia para que se fuesen , y así se iban unas tras de otras. Al tiempo que ellas salían , estaban los muchachos de los Colegios y Escuelas á la puerta del pa- tio 86 luibro quinto tío , todos con pelotas de juncia , y de yerbas en las ma- nos , y con ellas las apedreaban , burlando y escarne- ciendo de ellas, como á gente que se iba del servicio del ídolo. Iban con libertad de disponer de sí á su vo- luntad , y con esto se daba fin á esta solemnidad. CAPITULO XXX. De la fiesta de los Mercaderes que usaron los Cholutécas. AUnque se ha dicho harto del culto que los Mexi- canos daban á sus Dioses ; pero porque el que se llamaba Quetzaálcoátl , y era Dios de gente rica , tenia particular veneración y solemnidad , se dirá aquí lo que de su fiesta refieren. Solemnizábase la fiesta de este ído- lo en esta forma: Quarenta dias antes compraban los Mercaderes un esclavo bien hecho, sin mácula, ni se- ñal alguna , así de enfermedad , como de herida ó gol- pe : á éste le vestían con los atavíos del mismo ídolo, para que le representase estos quarenta dias ; y antes que le vistiesen , le purificaban , lavándole dos veces en un lago , que llamaban de los Dioses ; y después de purificado , le vestian en la forma que el ídolo estaba vestido. Era muy reverenciado en estos quarenta dias, por lo que representaba : enjaulábanle de noche , co- mo queda dicho , porque no se fuese , y luego de ma- ñana lo sacaban de la jaula , y le ponian en lugar pre- eminente , y allí le servian , dándole á comer preciosas viandas. Después de haber comido , poníanle sartales de flores al cuello , y muchos ramilletes en las manos: traía su guardia muy cumplida , con otra mucha gen- te que le acompañaba , y salían con él por la ciudad, el qual iba cantando y baylando por toda ella , para ser conocido por semejanza de su Dios ; y en comen- zando á cantar , salían de sus casas las mugeres y ni- ños á saludarle y ofrecerle ofrendas como á Dios. Nue- ve de la Historia moral de Indias. 8jr ve días antes de la fiesta venían ante él dos viejos muy venerables de las dignidades del templo ; y humillán- dose ante él, le decian con una voz muy humilde y baxa : Señor , sabrás que de aquí á nueve dias se te acaba el trabajo de baylar y cantar, porque entonces has de morir ; y él habia de responder ^ que fuese mu- cho de enhorabuena. Llamaban á esta ceremonia Ne- yólo Maxílt Iléztli , que quiere decir el apercibimiento; y quando le apercibían , mirábanle con mucha aten- ción , si se entristecía , ó si baylaba con el contento que solía; y si no lo hacía con la alegría que ellos deseaban , hacían una superstición asquerosa , y era, que iban luego y tomaban las navajas del sacrificio , y la- vábanles la sangre humana que estaba en ellas pegada de los sacrificios pasados , y con aquellas lavazas , ha- cíanle una bebida mezclada con otra de cacao , y da- bansela á beber , porque decian , que hacía tal opera- ción en él , que quedaba sin alguna memoria de lo que le habían dicho , y quasi insensible , volviendo luego al ordinario canto ; y aun dicen , que con este medio él mismo con mucha alegría se ofrecía á morir, siendo hechizado con aquel brebage. La causa porque procu- raban quitar á éste la tristeza era , porque lo tenían por muy mal agüero , y pronóstico de algún gran mal. Lle- gado el día de la fiesta , á media noche , después de ha- berle hecho mucha honra de música é incienso , tomá- banle los Sacrificadores , y sacrificaban al modo arriba dicho , haciendo ofrenda de su corazón á la Luna , y después arrojándolo al ídolo , dexando caer el cuerpo por las gradas del templo abaxo , de donde lo alza- ban los que lo habían ofrecido , que eran los Merca- deres , cuya fiesta era ésta ; y llevándolo á la casa del mas principal , lo hacían aderezar en diferentes manja- res , para celebrar en amaneciendo el banquete y co- mida de la fiesta, dando primero los buenos días al ídolo , con un pequeño bayle que hacían mientras ama- necia , y se guisaba el sacrificado. Juntábanse después to- 88 Libro quinto todos los Mercaderes á este banquete, especialmente los que tenían trato de vender y comprar esclavos , á cuyo cargo era ofrecer cada año un esclavo para la semejanza de su Dios. Era este ídolo de los mas prin- cipales de aquella tierra , como queda referido ; y así el templo en que estaba era de mucha autoridad , el qual tenia sesenta gradas para subir á él , y en la cum- bre de ellas se formaba un patio de mediana anchura, muy curiosamente encalado : en medio de él habia una pieza grande y redonda á manera de horno , y la en- trada estrecha y baxa , que para entrar era menester inclinarse mucho. Tenia este templo los aposentos que los demás , donde habia recogimiento de Sacerdotes, mo- zos y mozas , y de muchachos , como queda dicho , á los quales asistia solo un Sacerdote, que continuamen- te residía allí , el qual era como semanero , porque pues- to caso que habia de ordinario tres ó quatro curas ó dignidades en qualquiera templo, servia cada uno una semana sin salir de allí. El oficio del semanero de es- te templo , después de la doctrina de los mozos , era, que todos los dias , á la hora que se pone el Sol , tañía un grande atambor , haciendo señal con él , como no- sotros usamos tañer á la oración. Era tan grande este atambor , que su sonido ronco se oía por toda la ciu- dad ; y en oyéndolo , se ponian todos en tanto silencio, que parecia no haber hombre , desbaratándose los mer- cados , y recogiéndose la gente , con que quedaba todo en grande quietud y sosiego. Al alba , quando ya ama- necia , le volvía á tocar , con que se daba señal de que ya amanecía ; y así los caminantes y forasteros se aprestaban con aquella señal , para hacer sus viages, estando hasta entonces impedidos para poder salir de la ciudad. Este templo tenia un patio mediano , donde el día de su fiesta se hacían grandes bayles y regoci- jos, y muy graciosos entremeses, para lo qual habia en medio de este patio un pequeño teatro de á trein- ta pies en quadro , curiosamente encalado , el qual en- ra- de la Historia moral de Indias. 89 ramaban y aderezaban para aquel día , con toda la po* licía posible , cercándolo todo de arcos hechos de di- versidad de flores y phimería , colgando á trechos mu- chos páxaros , conejos , y otras cosas apacibles , donde, después de haber comido, se juntaba toda la gente. Salian los representantes , y hacian entremeses , hacién- dose sordos , arromadizados , coxos , ciegos y mancos, viniendo á pedir sanidad al ídolo : los sordos respondien- do adefesios ; y los arromadizados tosiendo : los coxos coxeando decian sus miserias y quejas , con que hacian reir grandemente al pueblo. Otros salian en nombre de las sabandijas : unos vestidos como escarabajos , y otros como sapos , y otros como lagartijas , &c ; y encon- trándose allí , referían sus oficios ; y volviendo cada uno por sí , tocaban algunas flautillas , de que gustaban sumamente los oyentes , porque eran muy ingeniosas: fingian asimismo muchas mariposas y páxaros de muy diversos colores , sacando vestidos á los muchachos del templo en aquestas formas , los quales subiéndose en una arboleda, que allí plantaban, los Sacerdotes del templo les tiraban con cebratanas , donde habia en de- fensa de los unos , y ofensa de los otros , graciosos di- chos , con que entretenían los circunstantes ; lo qual concluido , hacian un mitote ó bayle con todos estos personages , y se concluía la fiesta ; y esto acostum- braban hacer en las mas principales fiestas. CAPITULO XXXL Qué provecho se ha de sacar de la relación de las su-^ persticiones de los Indios. BAste lo referido para entender el cuidado que los Indios ponían en servir y honrar á sus ídolos, y al Demonio , que es lo mismo ; porque contar por en- tero lo que en esto hay , es cosa infinita , y de poco Tomo IL M pro- 90 Libro quinto provecho ; y aun de lo referido podrá parecer á algu- nos , que lo hay muy poco ó ninguno , y que es co- mo gastar tiempo en leer las patrañas que fingen los libros de Caballerías; pero estos, si lo consideran bien, hallarán ser muy diferente negocio, y que puede ser útil para muchas cosas tener noticia de los ritos y ce- remonias que usaron los Indios. Primeramente, en las tierras donde ello se usó , no solo es útil , sino del todo necesario , que los Christianos y Maestros de la ley de Christo sepan los errores y supersticiones de los antiguos, para ver si clara ó disimuladamente las usan también ahora los Indios ; y para este efecto hombres graves y diligentes escribieron relaciones largas de lo que averiguaron , y aun los Concilios Provinciales han mandado , que se escriban y estampen , como se hizo en Lima ; y esto muy mas cumplidamente de lo que aquí va tratado. Así que en tierras de Indios qualquier noticia que de aquesto se dá á los Españoles , es im- portante para el bien de los Indios. Para los mismos Españoles allá y donde quiera puede servir esta nar- ración , de ser agradecidos á Dios , nuestro Señor , dán- dole infinitas gracias por tan gran bien , como es ha- bernos dado su santa ley , la qual toda es justa , to- da limpia , toda provechosa ; lo qual se conoce bien, cotejándola con las leyes de Satanás, en que han vi- vido tantos desdichados. También puede servir para co- nocer la soberbia , envidia , engaños y mañas del De- monio con que los tiene cautivos , pues por una parte quiere imitar á Dios , y tener competencias con él y con su santa ley ; y por otra mezcla tantas vanidades y suciedades , y aun crueldades , como quien tiene por oficio estragar todo lo bueno y corromperlo. Finalmen- te, quien viere la ceguedad y tinieblas en que tantos tiempos han vivido Provincias y Reynos grandes , y que todavía viven en semejantes engaños muchas gen- tes ,, y grande parte del mundo, no podrá , si tiene pe- cho de la Historia moral de Indias. 91 cho christiano , dexar de dar gracias al altísimo Dios por los que ha llamado de tales tinieblas á la admi- rable lumbre de su Evangelio , suplicando á la inmen-, sa caridad del Criador las conserve y acreciente en su conocimiento y obediencia ; y juntamente doliéndose de los que todavía siguen el camino de su perdición , ins- tar al Padre de misericordias que les descubra los te- soros y riquezas de Jesu-Christo , el qual con el Pa- dre y con el Espíritu Santo reyna por todos los si- glos. Amen. Fin del quinto libro. M2 LI- LIBRO SEXTO DE LA HISTORIA NATURAL Y MORAL DE LAS INDIAS. CAPITULO PRIMERO. Que es falsa la opinión de los que tienen á los Indios por hombres faltos de entendimiento. HAbiendo tratado lo que toca á la Religión que usaban los Indios , pretendo en este libro escri- bir de sus costumbres , policía y gobierno , para dos fines : el uno deshacer la falsa opinión , que comun- mente se tiene de ellos , como de gente bruta y bes- tial , y sin entendimiento , ó tan corto , que apenas me- rece ese nombre : del qual engaño se sigue hacerles muchos y muy notables agravios, sirviéndose de ellos poco menos que de animales, y despreciando qualquier género de respeto que se les tenga. Que es tan vul- gar y tan pernicioso engaño , como saben bien los que con algún zelo y consideración han andado entre ellos, y visto y sabido sus secretos y avisos , y juntamente el poco caso que de todos ellos hacen los que piensan que saben mucho , que son de ordinario los mas necios, y mas confiados de sí. Esta tan perjudicial opinión no veo medio con que pueda mejor deshacerse , que con dar á entender el orden y modo de proceder que es- tos tenían quando vivian en su ley, en la qual, aunque tenian muchas cosas de bárbaros y sin fundamento ; pe- ro habia también otras muchas dignas de admiración, por las quales se dexa bien comprehender , que tienen natural capacidad para ser bien enseñados , y aun en gran de la Historia moral de Indias. 93 gran parte hacen ventaja á muchas de nuestras Repú- blicas. Y no es de maravillar, que se mezclasen yer- ros graves , pues en los mas estirados de los Legisla- dores y Filósofos se hallan , aunque entren Licurgo y Platón en ellos. Y en las mas sabias Repúblicas , co- mo fueron la Romana y la Atheniense , vemos igno- rancias dignas de risa , que cierto , si las Repúblicas de los Mexicanos, y de los Incas se refirieran en tiempo de Romanos ó Griegos , fueran sus leyes y gobierno esti- mado. Mas como sin saber nada de esto , entramos por la espada , sin oírles , ni entenderles , no nos parece que merecen reputación las cosas de los Indios , sino como de caza habida en el monte , y traída para nues- tro servicio y antojo. Los hombres mas curiosos y sa- bios que han penetrado y alcanzado sus secretos , su estilo y gobierno antiguo , muy de otra suerte lo juz- gan , maravillándose que hubiese tanto orden y razón entre ellos. De estos autores es uno Polo Ondegardo , á quien comunmente sigo en las cosas de el Perú : y en las materias de México Juan de Tovar , Prebendado que fué de la Iglesia de México, y ahora es Rehgioso de nuestra Compañía de Jesús , el qual por orden del Vi- rey Don Martin Enriquez , hizo diligente y copiosa ave- riguación de las historias antiguas de aquella nación, sin otros autores graves , que por escrito ó de palabra me han bastantemente informado de todo lo que voy refiriendo. El otro fin que puede conseguirse con la no- ticia de las leyes , costumbres y policía de los Indios, es ayudarlos y regirlos por ellas mismas , pues en lo que no contradicen á la Ley de Christo y de su san- ta Iglesia , deben ser gobernados conforme á sus fue- ros , que son como sus leyes municipales. Por cuya ig- norancia se han cometido yerros de no poca importan- cia, no sabiendo los que juzgan, ni los que rigen, por donde han de juzgar y regir sus subditos. Que demás de ser agravio y sinrazón que se les hace , es en gran daño por tenernos aborrecidos como á hombres que en to- 94 Libro sexto todo , así en lo bueno como en lo malo, les somos y hemos siempre sido contrarios. CAPITULO II. Del modo de cómputo y Kalendario que usaban los Mexicanos. Comenzando , pues , por el repartimiento de los tiem- pos y cómputo que los Indios usaban, que es una de las mas notorias muestras de su ingenio y habilidad, diré primero , de qué manera contaban y repartían su año los Mexicanos , y de sus meses y Kalendario , y de su cuenta de siglos ó edades. El año dividían en diez y ocho meses : á cada mes daban veinte dias , con que se hacen trescientos y sesenta dias , y los otros cin- co que restan para cumplimiento de el año entero , no los daban á mes ninguno , sino contábanlos por sí , y llamábanlos dias valdíos , en los quales no hacía la gen- te cosa alguna , ni acudian al templo , solo se ocupa- ban en visitarse unos á otros perdiendo tiempo , y los Sacerdotes del templo cesaban de sacrificar. Los qua- les dias cumplidos , volvian á comenzar la cuenta de su año , cuyo primer mes y principio era por Marzo, quando comienza á reverdecer la hoja , aunque tomaban tres dias de Febrero , porque su primer dia del año era á veinte y seis de Febrero , como consta por el Kalen- dario suyo : en el qual está incorporado el nuestro con notable cuenta y artificio, hecho por los Indios anti- guos , que conocieron á los primeros Españoles , el qual Kalendario yo vi , y aun le tengo en mi poder , que es digno de considerar para entender el discurso y habili- dad que tenian estos Indios Mexicanos. Cada uno de los diez y ocho meses que digo, tiene su nombre es- pecial , y su pintura y señal propia : y comunmente se tomaba de la fiesta principal , que en aquel mes se ha- cía , ó de la diferencia que el año va entonces causando^ Y de la Historia moral de Indias. 95 Y para todas sus fiestas tenian sus ciertos dias señala- dos en su Kalendario. Las semanas contaban de trece en trece dias , y á cada dia señalaban con un cero ó redondo pequeño, multiplicando los ceros hasta trece, y luego volvían á contar uno , dos , &c. Partían tam- bién los años de quatro en quatro signos, atribuyen- do á cada año un signo. Estas eran quatro figuras : la una de casa , la otra de conejo , la tercera de caña , la quarta de pedernal; y así las pintaban, y por ellas nombraban el año que corría , diciendo : A tantas ca- sas , ó á tantos pedernales de tal rueda , sucedió tal y tal cosa. Porque es de saber , que su rueda , que es co- mo siglo , contenia quatro semanas de años , siendo ca- da una de trece , de suerte , que eran por todos cin- cuenta y dos años. Pintaban en medio un Sol , y lue- go salían de él en Cruz quatro brazos ó lineas hasta la circunferencia de la rueda , y daban vuelta , de mo- do , que se dividía en quatro partes la circunferencia, y cada una de ellas iba con su brazo de la misma color, niase en sus depósitos, y así los hallaron muy llenos de esto , y de todas las otras cosas necesarias á la vi- da humana , los Españoles quando en ella entraron. Nin- gún hombre de consideración habrá, que no se admi- re de tan notable y próvido gobierno , pues sin ser Re- ligiosos , ni Christianos los Indios , en su manera guar- daban aquella tan alta perfección, de no tener cosa Tomo II. Q pi-Q» 122 \,\úSy^\ 'SSi Libro sexto propia y proveer á todos lo necesario , y sustentar taix copiosamente las. cosas ..de Ja ReligiojCLy, las de/ su Rey y Señor. a í^oí ?oji^6a^b ^«j^. rrj r.ohenoo v ^ ?iK)yA¡r} .CAPITULO XVI. De los oficios que aprendían los Indios. O Tro primor :íuvieron tambren losMndios de el Pe^ rá,-que es enseñarse cada uno desde muchacho en todos los oficios que ha menester un hombre para la vida humana. Porque entre ellos no habia Oficiales señalados , como entre nosotros, de Sastres , Zapateros y Texedores, siho/que . todo í quanto en sus personas y ca- sa habian menester,, lo aprendían todos, y se proveían á sí mismos. Todos sabian texer y hacer sus ropas : y así el Inca con proveerles de lana, los daba por ves- tidos. Todos sabian labrar la tierra y beneficiarla, sin alquilar otros obreros. ¡Todos se haciaa sus casas; y las mugeres eran las que:: mas sabian de todo, sin criar- se en regalo, sino con mucho cuidado , sirviendo á sus maridos. Otros oficios , que no son para cosas cot; muñes y ordinarias de la vida humana, tenian sus pro-, pios y especiales Oficiales , como eran Plateros , Pinto- res , Olleros , Barqueros , Contadores y Tañedores ; y en los mismos oficios de texer y labrar,- ó edificar ,. ha- bia maestros para obra prima , de quien se servian los Señores. Pero el vulgo común , como está dicho , ca- da uno acudia á lo que habia menester en su casa ,- sin- que uno pagase á otro para esto, y hoy dia es a&í^ de manera que ninguno ha menester á otro para las cosas de su casa y persona , como es calzar, vestir, ha-^ cer una casa, sembrar y coger, y hacer los aparejos y herramientas necesarias para ello. Y quasi en esto imi- tan los Indios á los institutos de los monges antiguos, que refieren las Vidas de los Padres. A la verdad, ellos son gente poco codiciosa , ni regalada , y así se con- tentan con pasar bien moderadamente , que cierto si su de la Historia moraVde Indias. 1 23 llnage de^ vida se tomara por elección , ; y ho por cos- tumbre y naturaleza , dixeramos que era vida de gran perfección ; y no dexa de tener harto aparejo para re- cibir la doctrina del santo Evangelio , que tan enemi- ga es de la soberbia , codicia y regalo ; pero los Pre^: dicadores no tod^' veces ¡^e conforman con el exempla que dan, con la doctrina que predican á los Indios. Una cosa es mucho de advertir , que con ser tan sen- cillo el trage y vestido de los Indios , con todo eso se diferenciaban todas laá Provincias , especialmente en lo que ponen sobre la cabeza , que en unas es una tren- za texida , y dada muchas vueltas : en otras ancha , y de una vuelta : en otra unos como morteretes ó sóm- bremelos : en otras unos como bonetes altos redondos: en otras uiios como aros de xédazo , y . í^sí 'Otras mil diferencias ; y era ley inviolable, no mudar cada uno el trage y hábito de su Provincia , aunque se mudase á otra, y para el buen gobierno lo tenia el Inca por muy importante , y lo es hoy dia , aunque no hay tan- to cuidada como solía, , j :.j | GAPiTULO XVII. De las Postas y Chasquis que usaba el Inca. DE Correos y Postas tenia gran servicio el Inca en todo su Reyno : llamábanles Chasquis, que eran los que llevaban sus mandatos á los Gobernadores, y traían avisos de ellos á la Corte. Estaban puestos es- tos Chasquis en cada topo , que es legua y media , en dos casillas , donde estaban quatro Indios. Estos se pro- veían y mudaban por meses de cada comarca, y cor- rian con el recado que se les daba, á toda furia, has- ta darlo al otro Chasqui, que siempre estaban aperci- bidos y en vela los que habían de correr. Corrian en- tre dia y noche á cincuenta leguas , con ser tierra la mas de ella asperísima. Servían también de traer co- Q 2 sas sas que el Inca quería con gcan brevedad', y así te- nia en el Cuzco pescado fresco de la mar (con ser cien leguas) en dos dias ó poco mas. Después de entrados los Españoles, se. han usado .estos Chasquis ea tiempos, de alteraciones , y: con gran necesidad. El Virey D. Mar-^^ tiri los puso ordinarios, á qua tro leguas , papa llevar y traer despachos, que es cosa de grandísima importan- cia en aquel Reyno , aunque no corren con la veloci- dad que los antiguos, ni son tantos, y son bien paga- dos; y sirven como los -ordinarios de España , dandiai los pliegos que llevan arcada, quatro ó . cioco leguas, rp CAPITULO XVIII. De las leyes , justicia y castigo que los. Incas pusieron, v::si -üi^i ■,:;,.:; y ¿e sus matrimonios^^ x ; -->i-:>^tíiÍo srhhfjm' 1)'" f)r)r»r:fM: .;■ ■- f, .■/ :\ ■■\c'.' -. ^pfn:? ^? COmo á los que servian bien en guerras ó otros mi- nisterios se les daban preeminencias y ventajas, como tierras propias, insignias ,. casamientos con mu-r geres del linage del Inca , así á los desobedientes y cul- pados se les daten también severos íCástigos: los ho- micidios y hurtos castigaban con muerte ; y los adul- terios é incestos con ascendientes y descendientes en recta linea también eran castigados con muerte del de- linqüente; pero es ¡bien saber, que no tenian por adul- terio tener muchas mugeres ó mancebas ,. ni ellasf. té^- nian pena de muerte si las hallaban con otros ,i sino solamente la que era verdadera muger , con quien con- traían propiamente matrimonio , porque ésta no era mas de una , y recibíase con especial solemnidad y cere- monia, que era ir el desposado á su casa , q llevarla consigo, y ponerle él una otoja en el pie. Otoja lla- man el calzado que allá usan , que es como alparga- te, ó zapato de Frayles Franciscos abierto. Si era la novia doncella , la otoja era de lana ; si no lo era , era de esparto, A ésta servian y reconocían todas las otras; t. y y de la Historia moral de Indias. 125 y ésta traía luto de negro un año por el marido di- funto , y no se casaba dentro de un año : comunmen- te era de menos edad que el marido. Esta daba el Inca de su mano á sus Gobernadores ó Capitanes ; y los Gobernadores y Caciques en sus pueblos juntaban los mozos y mozas en una plaza , y daban á cada uno su muger; y con la ceremonia dicha de calzarle la otoja , se contraía el matrimonio. Esta tenia pena de muerte si la hallaban con otro, y el delinqíiente lo mismo; y aunque el marido perdonase, no dexaban de darles castigo , pero no de muerte. La misma pena tenia incesto con madre , ó abuela , ó hija , ó nieta: con otras parientas no era prohibido el casarse ó aman- cebarse, solo el primer grado lo era. Hermano con hermana tampoco se consentía tener acceso , ni habia casamiento , en lo qual están muclios engañados en el Perú, creyendo que los Incas y Señores se casaban le- gítimamente con sus hermanas , aunque fuesen de pa- dre y madre; pero la verdad es, que siempre se tuvo esto por ilícito y prohibido contraer en primer grado; y esto duró hasta el tiempo de Topa Inca Yupángui^ padre de Guaynacapa , y abuelo de Atahualpa , en cu- yo tiempo entraron los Españoles en el Perú ; porque el dicho Topa Inca Yupángui fué el primero que que- brantó esta costumbre , y se casó con Mamaocllo , su hermana de parte de padre ; y éste mandó , que solos los Señores Incas se pudiesen casar con hermana de pa- dre , y no otros ningunos. Así lo hizo él , y tuvo por hijo á Guaynácava , y una hija llamada Coya Cusilí- may ; y al tiempo de su muerte mandó , que estos hi- jos suyos , hermanos de padre y madre , se casasen , y que la demás gente principal pudiesen tomar por mu- geres sus hermanas de padre. Y como aquel matrimo- nio fué ilícito , y contra ley natural , así ordenó Dios, que en el fruto que de él procedió , que fué Guascar In- ca , y Atahualpa Inca , se acabase el Reyno de los In- cas* Quien quisiere mas de raíz entender el uso de los 120 . Libro sexto los matrimonios entre los Indios del Perú , lea el tra- tado que á instancia de Don Gerónimo de Loaysa , Ar- zobispo de los Reyes , escribió Polo , el qual hizo di^ ligente averiguación de esto, como de otras muchas cosas de los Indios; y es importante esto , para evi- tar el error de muchos , que no sabiendo qual sea en- tre los Indios muger legítima , y qual manceba , hacen casar al Indio bautizado con la manceba , dexando la verdadera muger ; y también se ve el poco fundamen- to que han tenido algunos , que han pretendido decir, que bautizándose marido y muger , aunque fuesen her- manos, se habia de ratificar su matrimonio. Lo con- trario está determinado por el Sínodo Provincial de Li- ma (i); y con mucha razón, pues aun éntrelos mis- mos Indios no era legítimo aquel matrimonie, CAPITULO XIX. Del origen de los Incas , Señores del Peru^ y de sus conquistas y victorias. POR mandado de la Magestad Católica del Rey Don Felipe , nuestro Señor , se hizo averiguación, con la diligencia que fué posible, del origen , ritos y fueros de los Incas , y por no tener aquellos Indios es- crituras , no se pudo apurar tanto como se deseaba; mas por sus quipos y registros que , como está dicho, les sirven de libros, se averiguó lo que aquí diré. Pri^ meramente , en el tiempo antiguo en el Perú no habia Reyno , ni Señor á quien todos obedeciesen ; mas eran behetrias y comunidades , como lo es hoy dia el Rey- no de Chile , y ha sido quasi todo lo que han conquis* tado los Españoles en aquellas Indias Occidentales , ex- cepto el Reyno de México ; para lo qual es de saber, que se han hallado tres géneros de gobierno y vida en los (i) Conc, Lim. Actio, i.c. de la Historia moral de Indias. ii*^ los Indios. El primero y principal y mejor, ha sido ■de Reyno ó Monarquía , como fué el de los Incas y el de Motezuma, aunque estos eran en > mucha parte tiránicos. El segundo es de behetrías ó comunidades, donde se gobiernan por consejo de muchos , y son co- mo concejos. Estos en tiempo de guerra eligen un Ca- pitán , á quien toda una nación ó Provincia obedece. En tiempo de piaz cada pueblo ó congregación se ri- ge por sí, y tiene algunos principalejos , á quien res- peta el vulgo ; y quando mucho , juntanse algunos de estos en negocios que les parecen de importancia, á ver lo que les conviene. El tercer género de gobierno es totalmente bárbaro , y son Indios sin ley , ni Rey^ ni asiento, sino que andan á manadas como fieras y salvages. Quanto yo he podido comprehender , los pri- meros moradores de estas Indias fueron de este géne- ro , como lo son hoy dia gran parte de los Brasiles y los Chiriguánas , Cliunchos , Iscaycingas y Pilcozones, y la mayor parte de los Floridos , y en la Nueva-Es- paña todos los Chichimecos. De este género, por in- dustria y saber de algunos principales de ellos , se hi- zo el otro gobierno de comunidades y behetrias , don- de hay alguna mas orden y asiento , como son hoy dia los de Aráuco y Tucapél en Chile , y lo eran en el puevo Reyno de Granada los Moscas , y en la Nueva- España algunos Otomítes ; y en todos los tales se ha- lla menos fiereza , y mas razón. De este género , por la valentía y saber de algunos excelentes hombres , re- sultó el otro gobierno mas poderoso y próvido de Rey-~ no y Monarquía , que hallamos en México y en el Pe- rú, porque los Incas sujetaron toda aquella, tierra , y pusieron sus leyes y gobierno. El tiempo que se halla por sus memorias haber gobernado, no llega á qua- trocientos años, y pasa de trescientos; aunque su Se- ñorío por gran tiempo no se extendió mas de cinco ó seis leguas al derredor del Cuzco. Su principio y ori- gen 1^8 Libro sexto gen fué del valle del Cuzco , y poco á poco fueron conquistando la tierra que llamamos Perú , pasando Qui- to hasta e] rio de Pasto hacia el norte , y llegaron á Chile hacia el sur , que serán quasi mil leguas en lar- go ; por lo ancho hasta la mar del sur al poniente , y hasta los grandes campos de la otra parte de la cor- dillera de los Andes, donde se ve hoy dia, y se nom- bra el Pucará del Inca , que es una fuerza que edifi- có para defensa liácia el oriente. No pasaron de allí los Incas por la inmensidad de aguas , de pantanos, la- gunas y rios que de allí corren : lo ancho de su Rey- no no llegará á cien leguas. Hicieron estos Incas ven- taja á todas las otras naciones de la América en poli-- cía y gobierno , y mucho mas en armas y valentía, aunque los Cañarís, que fueron sus mortales enemigos, y favorecieron á los Españoles , jamas quisieron cono- cerles ventaja ; y hoy dia , moviéndose esta plática , si les soplan un poco , se matarán millares sobre quien es mas valiente , como ha acaecido en el Cuzco. El títu- lo con que conquistaron , y se hicieron señores de to- da aquella tierra , fué fingir , que después del diluvio universal , de que todos estos Indios tenian noticia , en estos Incas se habia recuperado el mundo , saliendo sie-^ te de ellos de la cueva de Pacaritambo ; y que por eso les debian tributo y vasallage todos los demás hombres^ como á sus progenitores. Demás de esto decian y afir- maban , que ellos solos tenian la verdadera Religión , y sabian como habia de ser Dios servido y honrado ; y así habían de enseñar á todos los demás : en esto es cosa infinita el fundamento que hacían de sus ritos y ceremonias. Habia en el Cuzco mas de quatrocientos adoratorios , como tierra santa , y todos los lugares es- taban llenos de misterios ; y como iban conquistando, así iban introduciendo sus mismas guác^ y ritos en to- do aquel Reyno. El principal á quien adoraban , era el Viracocha Pachayachachíc , que es el Criador del , mun- de la Historia moral de Indias. 129 mundo , y después de éi al Sol ; y así el Sol , como to- das las demás guacas decían , que recibían virtud y ser del Criador, y que eran intercesores con éU CAPITULO XX. Del primer Inca y de sus sucesores. EL primer hombre que nombraron los Indios , por principio de los Incas , fué Mangocápa ; y de es- te fingen, que después del diluvio salió de la cueva ó ventana de Tambo , que dista del Cuzco cinco ó seis leguas. Este dicen , que dio principio á dos linages prin- cipales de Incas : unos se llamaron Hanancuzco , y otros Urincuzco , y del primer línage vinieron los Señores que conquistaron y gobernaron la tierra. El primero que hace cabeza de línage de estos Señores que digo, se llamó Incaróca , el qual fundó una familia ó ayllo, que ellos llaman por nombre Vizaquiráo. Este , aunque no era gran Señor , todavía se servía con baxilla de oro y plata ; y ordenó , que todo su tesoro se dedicase pa- ra el culto de su-^cuerpo , y sustento de su familia ; y así el sucesor hizo otro tanto, y fué general costum- bre , como está dicho , que ningún Inca heredase la ha- cienda y casa del predecesor , si no que él fundase ca- sa de nuevo : en tiempo de este Incaróca usaron ído- los de oro. A Incaróca sucedió Yaguarguaque , ya vie* jo : dicen haberse llamado por este nombre , que quie- re decir lloro de sangre , porque habiendo una vez si- do vencido , y preso por sus enemigos , de puro dolor lloró sangre : éste se enterró en un pueblo llamado Pau- lo , que está en el camino de Omasuyo : éste fundó la familia llamada Aocaillipanaca. A éste sucedió un hijo suyo , Viracocha Inca : éste fué muy rico , é hizo gran- des baxillas de oro y plata , y fundó el linage ó fa- milia Coccopanáca. Él cuerpo de éste , por la fama del gran tesoro que estaba enterrado con él^ buscó Gon- Tomo IL R za* 1 30 Libro sexto zalo Pizarro ; y después de crueles tormentos que dio á muchos Indios , le halló en Xaquixaguana , donde él fué después vencida y preso , y ajusticiado por el Pre- sidente Gasea : mandcS quemar el dicho Gonzalo Pizar- ro el cuerpo del dicho Viracocha Inca , y los Indios tomaron después sus cenizas , y puestas en una tinajue- la , le conservaron , haciendo grandísimos sacrificios, hasta que Polo lo remedió con los demás cuerpos de Incas , que con admirable diligencia y maña sacó de poder de los Indios , hallándolos muy embalsamados y enteros , con que quitó gran suma de idolatrías que les hacían. A este Inca le tuvieron á mal , que se intitu- lase Viracocha , que es el nombre de Dios ; y para ex- cusarse dixo , que el mismo Viracocha en sueños le habia aparecido, y mandado que tomase su nombre. A éste sucedió Pachacúti Inca Yupángui , que fué muy valeroso conquistador , y gran republicano , é inventor de la mayor parte de los ritos y supersticiones de su idolatría^ como luego diré. CAPITULO XXL De Facbacúti Inca Tupángul , y lo que sucedió hasta Guaynacápa. PAchacúti Inca Yupángui reynó sesenta años, y con- quistó mucho. El principio de sus victorias fué, que un hermano mayor suyo , que tenia el Señorío en vida de su padre , y con su voluntad administraba la guerra , fué desbaratado en una batalla que tuvo con los Changas , que es la nación que poseía el valle de Andaguaylas, que está obra treinta ó quarenta leguas del Cuzco , camino de Lima ; y así desbaratado , se retiró con poca gente. Visto esto el hermano me- nor Inca Yupángui , para hacerse Señor , inventó , y dixo , que estando él solo , y muy congojado , le habia hablado el Viracocha, Criador, y quexandosele, que sien- do de la Historia moral de Indias, 131 do él Señor universal , y Criador de todo , y habiendo él hecho el Cielo, el Sol, el mundo y los honabres , y estando todo debaxo de su poder , no le daban la obe- diencia debida , antes hacían veneración igual al Sol, al trueno y á la tierra , y á otras cosas , no teniendo ellas ninguna virtud mas de la que les daba ; y que le hacía saber , que en el Cielo donde estaba , le llama- ban Viracocha Pachayachachíc , que significa Criador universal ; y que para que creyesen que esto era ver- dad, que aunque estaba solo, no dudase de hacer gen- te con este título , que aunque los Changas eran tantos, y estaban victoriosos , que él le daría victoria contra ellos , y le haría Señor , porque le enviaría gente , qué sin que fuese vista , le ayudase ; y fué así , que con este apellido comenzó á hacer gente , y juntó mucha quantidad , y alcanzó la victoria , y se hizo Señor , y quitó á su padre y á su hermano el Señorío , vencién- dolos en guerra : después conquistó los Changas ; y des- de aquella victoria instituyó , que el Viracocha fuese tenido por Señor universal , y que las estatuas del Sol y del trueno le hiciesen reverencia y acatamiento , y desde aquel tiempo se puso la estatua del Viracocha mas alta que la del Sol y del trueno y de las demás guacas ; y aunque este Inca Yupángui señaló chacras, tierras y ganados al Sol y al trueno y á otras guacas^ no señaló cosa ninguna al Viracocha , dando por ra- zón , que siendo Señor universal y Criador , no lo ha- bla menester. Habida , pues , la victoria de los Chan- gas , declaró á sus soldados , que no habian sido ellos los que habian vencido, sino ciertos hombres barbudos que el Viracocha le habia enviado , y que nadie pu- do verlos sino él , y que estos se habian después con- vertido en piedras , y convenia buscarlos , que él los conocería ; y así juntó de los montes gran suma de pie- dras , que él escogió , y las puso por guacas , y las adoraban, y hacían sacrificios, y estas llamaban los Pururáucas , las quales llevaban á la guerra con grande R2 de- 132 Libro sexto devoción , teniendo por cierta la victoria con su ayu- da ; y pudo esta imaginación y ficción de aquel Inca tanto , que con ella alcanzó victorias muy notables. Este fundó la familia llamada Inacapánaca , é hizo una estatua de oro grande , que llamó Indiillápa , y púsola en unas andas todas de oro de gran valor , del qual oro llevaron mucho á Caxamalca , para la libertad de Atahualpa , quando le tuvo preso el Marqués Francis- co Pizarro. La casa de éste , criados y Mamaconas que servían su memoria , halló el Licenciado Polo en el Cuzco , y el cuerpo halló trasladado de Patallacta á Totocache , donde se fundó la Parroquia de San Blas. Estaba el cuerpo tan entero , y tan bien aderezado con cierto betún , que parecía vivo. Los ojos tenia hechos de una telilla de oro tan bien puestos , que no le ha- cían falta los naturales , y tenia en la cabeza una pe- drada , que le dieron en cierta guerra. Estaba cano , y no le faltaba cabello , como si muriera aquel mismo dia , habiendo mas de sesenta ó ochenta años que ha- bía muerto. Este cuerpo , con otros de Incas , envió el dicho Polo á la ciudad de Lima por mandado del Vi- rey Marqués de Cañete , que para desarraygar la ido- latría del Cuzco fué muy necesario ; y en el Hospital de San Andrés , que fundó el dicho Marqués , han visto muchos Españoles este cuerpo con los demás , aunque ya están maltratados y gastados. Don Felipe Caritópa, que fué bisnieto ó rebisnieto de este Inca , afirmó , que la hacienda que éste dexó á su familia era inmensa , y que habia de estar en poder de los Yanaconas Amaro y Tito y otros. A éste sucedió Topa Inca Yupángui, y á éste otro hijo suyo llamado del mismo nombre , que fundó la familia que se llamó Capac Ayllo. CA- de la Historia moral de Indias. 133 CAPITULO XXII. Del principal Inca llamado Guaynacdpa. AL dicho Señor sucedió Guaynacápa , que quiere de- cir mancebo rico ó valeroso , y fué lo uno y lo otro mas que ninguno de sus-ajitepasados ni sucesores. Fué muy prudente , y puso gran orden en la tierra en todas partes : fué determinado y valiente , y muy di- choso en la guerra, y alcanzó grandes victorias. Este extendió su Reyno mucho mas que todos sus antepa- sados juntos. Tomóle la muerte en el Reyno de Qui- to , que habia ganado , que dista de su Corte quatro- cientas leguas : abriéronle , y las tripas y el corazón que- daron en Quito , por haberlo él así mandado , y su cuer- po se traxo al Cuzco, y se puso en el famoso templo del Sol. Hoy día se muestran muchos edificios , calza- das , fuertes y obras notables de este Rey : fundó la fa- milia de Temebamba. Este Guaynacápa fue adorado de los suyos por Dios en vida , cosa que afirman los viejos , que con ninguno de sus antecesores se hizo. Quan- do murió , mataron mil personas de su casa , que le fue- sen á servir en la otra vida , y ellos morian con gran voluntad por ir á servirle , tanto , que muchos , fuera de los señalados , se ofrecían á la muerte para el mis- mo efecto. La riqueza y tesoro de éste fue cosa no vis- ta ; y como poco después de su muerte entraron los Es- pañoles, tuvieron gran cuidado los Indios de desapare- cerlo todo , aunque mucha parte se llevó á Caxamaica para el rescate de Atahuálpa su hijo. Afirman hombres dignos de crédito , que entre hijos y nietos tenia en el Cuzco mas de trescientos. La Madre de éste fue de gran estima : llamóse Mamaoclo. Los cuerpos de ésta y del Guaynacápa , muy embalsamados y curados, envió á Li- ma Polo , y quitó infinidad de idolatrías que con ellos se hacian. A Guaynacápa sucedió en el Cuzco un hijo - . su- 134 ...-,. Libro sexto suyo , que se llamó Tito Cusi Gualpa , y después se llamó Guascar Inca , y su cuerpo fué quemado por los Capitanes de Atahuálpa , que también fué hijo de Guay- nacápa , y se alzó contra su hermano en Quito, y vino contra él con poderoso exército. Entonces sucedió , que los Capitanes de Atahuálpa, Quizquiz y Chilicuchima prendieron á Guascar Inca ^n la ciudad del Cuzco , des- pués de admitido por Sej^ y Rey , porque en efecto era legítimo sucesor. Fué grande el sentimiento que por ello se hizo en todo su Rq - Bruxos permitían los Incas en el Perú , 70. Bur- 233 Burla que hizo el Capitán de los Mexicanos de los de Tia- tellulco , haciéndoles cantar como Ranas, 193. y sig. Burla que hicieron ios de Cuyoacán de ios Mexicanos, 182. CAbrillas del Cielo adoraban los Indios , 7. Calaveras de hombres sacrificados ponian los Indios por ornato en el Templo de su Dios , 31. Capitanes y Señores , cómo se enterraban , véase la pala- bra Mortuorios, Cartas y niensages , cómo enviaban los Indios , lio. Casamientos , véase la palabra Matrimonio. Casos reservados tenian los Confesores de los ídolos , 63. Castidad , véase la palabra Monasterios, Castigos diversos de delitos que tenian los Indios , 124. Caballeros , solamente podian calzarse y servirse de oro y plata , 144. Ceremonia de Entierros , véase la palabra Mortuorios : de Casamientos la palabra Matrimonio : de elección , jura y coronación del Rey , la palabra Rey. De hablar con el demonio los Indios , 29. De Sacrificios , 43. De sa- crificar niños, 47. De sacrificar hombres, 46. 61. De ofrecer codornices é incienso á los ídolos , 83. De darles de comer y colación , ibid. y sig. De adoración, comien- do tierra , 185. De saber las cosas ocultas , 70. De con- fesarse , 63. Ceremonia de la fiesta de Vitzilipuztli , 59. De la fiesta de los Mercaderes , 86. De anunciar la muerte al que habia de ser sacrificado , 87. Ceremonias de desafios , 178. Del rendimiento que hi- cieron los de Tezcuco á los Mexicanos , 185. Ceremonias de Christianos quiso imitar el demonio entre los Indios , 71. Las que hacian con los recien nacidos ^ibid. Las de los Gentiles ,ó son crueles , ó sucias ú ociosas, 73. Cerro de sola arena , enmedio de muchos de piedra , ado- rado por Dios , II. Tomo 11. Gg Cha- ^34 Chachal mua , era la principal dignidad de los Sacrificado- res , Jo. Ghalcas , fueron el segundo linage de los Navatlacas , qué poblaron á Nueva-España, iji. Cautivaron á un her- mano del Rey de México , y quiso antes morir que ser su Rey , i88. Chimalpopóca , tercero Rey de los Mexicanos, 171. Muer- to á traycion , 173. Chichimecas , fueron los primeros pobladores de Nueva- España , 148. Vivian como bestias , sin ley , y sin Rey, ni casa , ni república , ibid. Algunos de ellos eran Gi- gantes, 152. Reduxeronse á poblaciones á imitación dé los Navatlacas, 153. Hanse defendido sin ser conquis- tados de los Españoles , 226. Chile , es Provincia fértil , semejante á Europa , hase con- servado sin ser conquistada de Españoles , 226. Chinas con Japones se entienden por escrito , y no de pa- labra , 99. ^ sig. Quando escriben no hacen verdade- ramente letras. Como escriben cosas que nunca vieron. Escriben con pinceles : qué ciencias saben. Son grandes representantes : no saben mas que leer y escribir. Qué impresiones tengan , ibid. Codornices , era ofrenda de pobres , y con qué ceremonias se sacrificaban á los ídolos , 83. Colación , con qué ceremonias se daba á los ídolos , 85. Teniase por grande reliquia, ibid. Comedias , véase la palabra Representaciones, Comer tierra era ceremonia de adoración y agradecimieiv to , 185. Cometas , una que apareció en dia claro , 208. Comida que se guisaba para los ídolos. Quién la guisaba. Comíanla los Sacerdotes , 36. Era el fin de las guerras, ■ 54. Dabaseles con grandes ceremonias , 83. 84. Laque se guisaba de carne humana comia también el pueblo, 52. Cómputo , véase la palabra Kalendario. Comunión y fiesta de Corpus-Christi , como la quiso re- me- ^35 medar el demonio, 57. y sig. Conciertos entre Nobles y Plebeyos de los Mexicanos , 176, Confesión que tenían los Indios ; podian también adminis- trar las mugeres : usábanla todos , y en qué casos , 63. Excepto el Inca , ihid. Confesores que tenían los Indios , quáles eran ; estaban obli- gados al secreto : sabían por arte del demonio quando les callaban algún pecado en la Confesión ; tenían sus casos reservados , 63. Conquista de las tierras del Perü , con qué título las hi- cieron los Incas , 128. Conquistadores primeros de las Indias , no deben ser conde- nados en todo ,223. Consejos y Audiencias del Rey de México, 138. Contar de los Indios , 107. Corazón de Copil echado en la laguna de México , 159. Corazones sacados á los que se amotinaron , y de ahí se to- mó la costumbre de sacarlos á los que sacrificaban, 158. Copil infamó á los Mexicanos , y por eso le mataron , ibid. Corona de los Reyes del Cuzco , era una borla en la fren- te , 113. Las de los Reyes de México era como Mitra, 137- . Coronación del nuevo Rey , véase la palabra 'Kej, Correos y Postas de á pie tenían los Indios, iio. 123. Entre día y noche corrían cincuenta leguas , ibid. Cortés prendió á Motezuma ,217. Entró en México de no- che á socorrer á los Españoles , 218. Véase la palabra JEspañoles. Cruz de Christo , donde quiera que se pone luego callan los ídolos, 29. 228. Adorándola ciertos Indios Gentiles alcanzaron agua, 221. Cuerpos de los Reyes Incas estuvieron sin corromperse por mas de doscientos años, 15. Hallólos el Licenciado Po- lo , 130. 132. Culhuacan , cómo asentaron los Mexicanos , y có^no salle- ron de allí , 160. 161. Gg 2 vCul- 236 Culhuacanos fueron el qtiarto llnage de Navatlacas , que poblaron á Nueva-España, 151. Cuytlaváca fué conquistada de los muchachos Mexicanos, 185. D DElitos graves tenian ordinariamente pena de muerte, 124. Demonio , todavía desea ser como Dios , i. Habla- ba y respondía en los ídolos , 21. 29. 70. Calla don- de quiera que se pone la Cruz de Christo , 29. 228. Ha procurado ser honrado como Dios , con estado de Reli- giosos , véase la palabra Monasterios. Con Sacrificios, Sacramentos , Templos , Sacerdotes , Profetas ; y con ayunos , disciplinas y otras penitencias , 27. 28. 35. 38. 41. 42. J7. 62. 82. Ha procurado imitar todo quanto Christo tiene en su Iglesia , 28. Hízose adorar como uno en esencia , y trino en personas , 74. 75. Aparecióles muchas veces á los Mexicanos, 156. Díxoles como el Rey- no de Motezuma se habia de acabar presto, 215. En Japón , tomando figura de hombre , hace á los Romeros que confiesen sus pecados , 6j. Desafio que hizo el Señor de la Ciudad de Tlatellulco, al Rey de México, 193. Desafio , con qué ceremonias se hacía , 178. Dias valdíos del año , que tenian los Indios , 94, Difuntos , véase la palabra Muertos, Diluvio Universal era conocido de los Indios, 128. De Dios tuvieron los Indios alguna noticia , 5. Ponenle diversos nombres. No lo saben nombrar por un nombre propio , 4. Creer que hay uno solo , se les hace muy dificultoso , 6. Dios falso , véase la palabra Dioses, Diosa de la Discordia , fué hija del Rey de Culhuacán, 160. Diosas también tenian los Indios , 24. 26. Dioses, muchos teníanlos Indios, á quien adoraban, ii. 12, 21. 24. 26. 30. Al Viracocha, que llamaban el Cria- dor dor , Supremo Dios de los de el Cuzco. Vitzilipíiztli , Su- premo Dios de los Mexicanos. Ilalóc , su compañero , el Dios Punchao, el Dios de el Sol y de el Trueno. Tez- calipucá , Dios de la Penitencia. Quetzalcoalt , Dios de los Mercaderes. El Dios de la Caza. El Dios Tanga- tanga , que era tres en uno , y uno en tres. Y otras co- sas diversas adoraban por Dioses , 6. Estatuas de Reyes en vida y en muerte, i6. Hacian también Dioses de hombres vivos, 26. 53. 81. y sig. Ya les parecian todos ellos muy crueles Dioses, 54. 5$. Véase la palabra Ado- rar , y la palabra ídolos. Disciplinábase todo el Pueblo en honra de sus ídolos en algunas fiestas , 42. 82. y sig. Dictados diversos de Mexicanos, 138. Doncellas eran sacrificadas á los Ídolos , 35. 249. Véase la palabra Monasterios. Don Carlos , nieto de Guaynacapa , Inca , 135. E EDificios y fábricas de los Incas, 116. Edificios , no los hacian los Indios con mezcla de hierro , ihid. Electores de los Reyes, eran también elegidos, 138. Enfermos , que sanaban con solas las Oraciones de la San- ta Madre Iglesia ,222. Enterramientos , véase la palabra Mortuorios. Entremeses , véase la palabra Representaciones, Escarnio que hicieron los Mexicanos de los de Tlatellul- co, 193. 194. Escritura de letras , qué cosa sea , 97. La de los Japones y Chinas es una misma , pero leen de diferente mane- ra , 1 01. Escribir no sabe ninguna nación de Indios , 97. Qué modo tengan , 98. El de los Mexicanos es mas pintar , que es- cribir , 104. 106. El de los del Perú es hacer nudillos en hilos, ibid. y sig. El de los Chinas y Japones , en qué for- ma 238 ma sea , 99. Y el que ha de escribir en la lengua Chi- na , ha menester saber por lo menos ochenta y cinco mil figuras , 100. Y éste es todo su saber y ciencia , 103. España-Nueva , véase la palabra Nueva-España. Españoles , por qué son llamados Viracochas , 6. Cómo y quándo entraron en Nueva-España , 114. 197. 210. Sin que los pudieran impedir los hechiceros , ibid. y sig. Quisieron cobrar nombre de valientes , 212. Cómo y quándo y porqué salieron de México, 218. Saliendo, fueron sentidos y seguidos de los Indios , 219. Favoreció- les la Virgen Santísima milagrosamente , 220. Estrellas que las adoraban los Indios , 7. Estudios de la China, 102. El Evangelio impiden mucho los hechiceros, 71, Fué co- sa fácil al principio introducirlo entre los indios, 227 y sig. Exequias y véase le palabra Mortuorios. F FAbricas y edificios de los Incas , 116. Fiesta que se hacía al Dios de la Caza ,25. Fiesta de Vitzilipüztli , que eran como entre nosotros la de Cor- pus Christi , 61. Fiesta de los Mercaderes, 86. Fiesta de desoUamiento de personas , 52. Fiesta de Jubileo , 79. Fiesta de Tezcatlipuca , 80. Fiesta del Dios Toxcoatl, 81. Fiesta de Corpus Christi, cómo la quiso remedar el demonio, 59. 61. Fiesta que se hacía cada cincuenta y dos años , 95. 96. Fiestas de todo el año de los Indios , 74. Fiestas y bayles diversos que tenían los Indios, 143.^ Quá- les se le deben prohibir , y quáles conviene permitirles, 146. Fuego habia siempre delante del Altar de Vitzilipüztli, 34. 39. 40. Fundación de México, dónde, quándo y cómo fué, i6i. Guay- G 239 GUaynacápa , Inca , en vida fué adorado como Dios, 133. Entre hijos y nietos tenia mas de trescientos , ibid. Ganados , ellos y las tierras del Perú estaban repartidos eri tres partes , 120. Garza empollando sus huevos , que apareció por arte del demonio en la laguna de Méxco , 169. Gigantes, eranlo algunos de los Chichimecas , 152. Gobierno de los Reyes de Indias , 11 1. 1 1 2. 120. 12 1. Grana , que llamamos Cochinilla , dónde se cria , 245. Grandes del Reyno de México , tenían aposentos en el Pa- lacio Real , 141. Guacas , que son Adoratorios , habia mas de quatrocientos en el Cuzco , 128. Guascar , Inca , hijo de Guaynacápa , Inca , fué preso de su hermano , 134. Guerra , cómo la hacian los Mexicanos , y era su principal punto de honra , 140. Hacíase quando sus Dioses te- nian hambre, para darles de comer, J4. 55. 56. Mas era cautivar , que matar , 54. Peleaban quatro dias , y descansaban uno , 218. Guerra de Mexicanos contra los Chalcas , 159. 188. Contra los de Culhuacán , ib. Contra los Tepanécas , 172. 174. 181. Contra los de Cuyoacán , ibid. Contra los Suchi- milcos , 183. Contra los de Teguantepéc , 192. Contra los de Quaxultátlan ,19$. Contra los Españoles , 217. H HEchicero famoso , que se mudaba en diversas formas, 196. Hechiceros , son grande impedimento para la predicación del Evangelio , 71. No pudieron con sus artes estorvar la entrada de los Españoles en México, 213. 214. Los de Malinalco eran señalados , 157. Decian á Motezuma la pérdida de su Imperio , y desaparecían de las cárceles, 206. Her- 240 Hermita , que sin causase llama délos Mártires , 219. Hijos suyos sacrificaban los Indios por salud de sus padres, 47. 64. Cómo los criaban los Mexicanos , 141. Ende- rezábanlos conforme á sus inclinaciones , 142. Historias de los Indios , cómo se conservaban , 104. Quan- do son verdaderas dan gusto , 147. Las de cosas de In- dias son necesarias , ibid. Hombre , que habló después que le sacaron el corazón, 56. Hombres hacian los Indios representar á sus Dioses , y des- pués los sacrificaban , 26. 53. Hombres que eran sacrificados , véase la palabra Sacrifi- cios ; y fueron sacrificados en un dia mas de veinte mil en diversos lugares , 54. Hombres barbados dixo el Inca que pelearon ea su favor, y se babian hecho piedras , 131. IDólatra , recibe dos maneras de danos del demonio , 3, Idolatría , es efecto de la sobervia y envidia del demo- nio , I. Porqué causas las haya introducido y conser- vado su Autor , 2.3. De dónde haya tenido principio, 14. Fué de muchas maneras en los Indios , desde la fa- gina 3. hasta, la 46. De la que usaban para con los di- funtos , 14. Véase las palabras Adorar , Ceremonias, Demonio , Diosas , Dioses , Fiestas , ídolos , Monaste- rios , Mortitorios , Sacerdotes , Sacrificios y Templos. ídolo Viracocha , Supremo del Perú, 7. Vitzilipüztli, Su- premo de los Mexicanos , 22. 31. 32. ídolo llamado Tlalóc, 22. 32. El Punchao, 30. Tezcatlipuca, 23.79. Quetzaalcoalt, 24. 86. Tangatanga , tres en uno , y uno en tres , 74. ídolo del Trueno , 7. 75. ídolo del Dios de Tlascála ,2$. ídolos del Sol , 7. 75. El de la Diosa To- zi , 24. Estatuas de Reyes vivos y difuntos, 16. 26. Y sus cuerpos embalsamados, 15. ídolos de oro usaron los Indios, 129. De masa , 49. 59. y sig. De palo , 22.59.77. Tenian ordinariamente ges- tos 241 tos feos, 21. Dábanles de comer con grandes ceremo- •.í'^nias , 85. Poníanles fuego delante del Altar, i8ó. Traían- los en hombros, 2J. 59. 61. Incensábanlos, 34. 40. Ofrecíanles incienso , 83. Hablaban en ellos los demo- nios , 69. Callan luego donde se pone la Cruz de Chris- to , 29. Véase la palabra Dioses , y la palabra Adorar. Impresiones de los Chinas , de qué manera sean , 10 1. Indias , fueron conquistadas quando sus Imperios estaban en mayor pujanza , 224. Indios , tuvieron de Dios algún conocimiento , 4. No le nom- bran por un solo nombre proprio , 5. Haceseles difícil de creer no haber mas que uno , 6. Qué cosas adoren, véase la palabra Adorar , la palabra Dioses , y la pa- labra ídolos. Llaman á los Españoles Viracochas , y por qué causa , 6. Rindense fácilmente á una buena razón, 13. Por qué causa recibieron la ley de Christo con tanta facilidad, JJ. Convertidos hacen burla de sus idolatrías, 73. No son tan faltos de entendimiento como algunos piensan, 92. Deberian ser gobernados conforme á justicia, según sus leyes justas antiguas ,93. 114. En cinco dias de el año no hacían cosa ninguna , 94. Todos sabían los ofi- cios necesarios á la vida humana , 122. No son gente codiciosa , ni regalada , ibid. Los de diferentes Provin- cias se diferencian en el trage , 123. Tienen tres mane- ras de vida y de gobierno, 127. Por falta de quien los enseñe no son buenos Christianos , 139. En la guerra cada quatro dias descansaban uno , 218. Indios , fueron tan fácilmente conquistados porque había entonces división entre ellos , 226. Sería justo que fue* sen relevados de tanto trabajo , 229. Siendo Gentiles, ciertos de ellos , adorando la Cruz , alcanzaron agua de nuestro Señor ,221. Los que llaman Uros , véase la pa- labra Uros. Inca primero, llamado Incaroca , y sus succesores , 229. Incas del Perú , qué origen tuvieron , 126. 129. Con qué título conquistaron las tierras, 128. No se confesaban sino al Sol , y con ciertas ceremonias , 64. Tomo LL Hh In- 242 Invención ¿q Yupangui para hacerse Rey, 130. Izcoalt, qnarto Rey de México, 175. Hízose jurar por Rey de los Suchimilcos , 184. J Apones con los Chinas se entienden por escrito , y no de palabra , loi. Cómo pueden escribir sus pensamien- tos , y las cosas que nunca vieron , ibid. Jubileo que usaban los Indios , 79. Juega el Sol antes que nazca , por qué se dixo , 30. Jura del nuevo Rey , 114. Justicias y castigos que hacian los Incas , 124. Qué ha- cian los Reyes de México , 141. Juventud , con quanto cuidado la criabaa los Mexica- nos , ibid. K K Alendario de los Indios , 94. Kalendario Romano, se incorporó en el de los In- dios , ibid. LAbrador , á quien llevó una Águila en peso , 209. Lancero , soldado y otros , con solas las oraciones de la Iglesia sanaban los enfermos, 222. Lenguas Mexicana y del Cuzco , se hablan en todas sus tierras, 225. Letras , véase la palabra Escribir. Ley de Christo , por falta de quien la enseñe no la to- man los Indios , 139. Fué cosa fácil introducirla en ellos al principio , y por qué causas , 227. 228. Leyes de los Incas, 121. Llama de fuego , que apareció en el Cielo , pronóstico de la destrucción de México , 207. Lumbre nueva , sacaban los Indios cada cincuenta y dos años , 96. Luto negro , traía la muger un año por su marido difun- to , 125. Ma- M 243 MAlinalco , cómo se pobló , 1 57, Sus moradores son tenidos por grandes hechiceros, ibíd,noii:í:.k.,i- y Mamaconas , eran doncellas ancianas , maestras áe las mo- zas , 35. Mangocápa , Inca , hijo de Guaynacapa , fué preso y jus- ticiado en el Cuzco, 135. Mar , adoran los Indios por Dios , 7. María Virgen , Señora nuestra , milagrosamente favoreció los Españoles , 220. 223. Matrimonio , entre los Indios no se contraía mas que con una muger. Con qué ceremonias se contraía , 124. Y los Gobernadores , con quien el Inca queria , 125. Sola- mente era prohibido en el primer grado de parentesco, ibid. Hacíase por mano de su Sacerdote , 72. Precedía pri- mero inventario de los bienes que cada uno traía , 73. Po- díase deshacer ; y el deshecho no se podia revalidar , ibid. Maytines,con los quales honraban á los ídolos, 33. 37. 40. 41. Mechoacán , cómo se pobló ,156. Nunca se rindió á Mé- xico , 202. Sus pobladores por qué son enemigos de los Mexicanos, IJ7. Mensageros y cartas , cómo enviaban los Indios, iio. Mercaderes , tenían particular Dios y particulares Fiestas, 24. 86. Meses y semanas, cómo los contaban los Indios, 95. 96. Mexí fué el Caudillo de los Mexicanos , yendo buscan do la tierra prometida por su Dios Vitzilipúztli , y de ahí se derivó México y Mexicanos, 156. Mexicanos adoraron á Vitzilipúztli antes que saliesen de su tierra , J4. Salieron de ella porque les prometió dar otra. En qué forma fueron marchando hasta hallarla, pareciendo á los Hebreos que salieron de Egipto, JJ. En qué señales la conocieron quando á ella llegaron, 161. Fueron el ultimo linage de Navatlácas que salie- Hh 2 ron ^44 ron de su tierra , 1 54. Pidieron sitio y tierras á los de Culhuacán , 159. Amansaron las vívoras , y mantu- viéronse de ellas , ibid. Como asentaron en Culhuacán, y desollaron á la hija del Rey, y salieron de allí , 160. y sig» íor qué ocasión eligieron Rey, 164. A quién fueron siempre leales , 1 37. Pagaban tributo á los de Az- capuzalco , 167. Estuvieron sujetos á ellos por espacio de cincuenta años , 169. Pidieron agua al Rey de Azcapu- zalco , 172. Ofreciéronle conciertos de paz, 178. Fue- ron afrentados de los de Culhuacán , 182. Convidaron con paz á los de Tlatellulco , 193. Hicieronles cantar co- mo Ranas , 194. Qué guerras tuvieron , véase la palabra Guerras. Vieron en visión arder á México, 215. México, dónde , quándo y cómo se fundó, 161. Llamó- se primero Tenoxtitlán , y por qué causa , 162. Divi- dióse en quatro barrios , por mandado de su Dios Vit- zilipúztli , 193. Traxo á ella agua dulce Auzól , Rey, 196. Ganóse la ciudad de México año de 1 521 , en 13 de Agosto ; 220. Y antes de su pérdida hubo grandes pronósticos , 203. Perdióse quando su Imperio estaba en mayor pujanza, 224. Milagros que hizo Dios , sin méritos de aquellos por cu- yo medio los obraba, 221. Ministros de los ídolos , eran mas diligentes en enseñar á los Indios , que lo son hoy los de Christo , 139. Mitote, era el bayle mas famoso entre los Indios, 14J. Mozos y Mozas , véase la palabra Monasterios y Sacrificar, Monasterios, así de hombres, como de mugeres , inventó el Demonio para su servicio, 35. 38. Los de las Don- cellas eran en dos maneras , 35. De qué edad se reci- bían , y quanto tiempo habian de estar , ibid. 38. En qué las ocupaban sus superioras. Qué hábito traían. Qué penitencias hacían , 36. 37. En los sacrificios y fiestas de sus Dioses tenían diversos oficios , ceremonias y vestidos, 59, 60. y'^. 82. 83. 84. 85. En ellos se guardaba lim- pieza y castidad con todo rigor , así en los de los va- rones , como en los de las mugeres , y la que contra ella pe- 245 pecaba, moría, 35. 36. 37. 38. 39. 40. Algunos ha- bía donde se guardaba pobreza , castidad y obediencia, 39. Otros que se mantenían solamente de limosnas , 40. Monjas , véase lo dicho en Monasterios. Monstruos diversos , que después desaparecieron , 206. Pro- nosticaban la destrucción de México , ibid. y sig. Mortuorios y Enterramientos , en qué forma los usaban los Indios, 16. 18. Los de ios Capitanes y Señores se ha- cían llevando las insignias y trofeos de sus hechos de- lante , 19. Cantaban en ellos los Sacerdotes los oficios funerales, 19. Hacíanse enterrando ó quemando el di- funto , 20. Quemábase ó enterrábase con grandes ce- remonias , 17. 18. 19. 20. 21, Motezuma , primero de este nombre , Rey de México , 186. Motezuma , segundo de este nombre , último Rey de Mé- xico , desús costumbres y grandeza, 197. 202. Tenia diversos Palacios y una insigne casa de animales , 137. Instituyó Ordenes Militares, 139. Cómo ordenó su Ca- sa , Corte y Estado , 200. Quando se coronó, estuvie- ron á sus fiestas sus enemigos , 201. Jamás puso los píes en el suelo , ni se vistió un vestido , ni comió , ni be- bió en una vasija dos veces, 202. Envió Embaxadores á los Españoles , 210. Por medio de hechiceros procu- ró estorvarles la entrada, 213. Pensó engañar al Capi- tán Cortés, 214. Salió á recibirlo, y aposentólo en su Palacio, 216. Fué preso de Cortés , 217. Su muerte, 218. 219. No fué honrado con exequias, ibid. Motín de los Tlatellulcos contra Mexicanos, 164. Muchachos , cómo los criaban los Mexicanos ,141. Muchachos Mexicanos tomaron la ciudad de Cuitlaváca, 185. Muertos , sepultaban en el campo con joyas , comida , ves- tidos y muchas ceremonias, 16. 17. 18. Véasela pa- labra ALortuorios. Mugeres , entre los Indios trabajaban mas que sus mari- dos, 122. Mundo, continuase con el viejo ,154. Na- 24^ N NAvatlácas , primeros pobladores de México , qué gen- te sea , y de su origen, ijo. Salieron de sus. tierras á buscar otras , por mandado de sus Dioses , año del Señor de 820. Caminaron por espacio de 80 años , ca- mino que se puede andar en un mes. Llegaron año de 902 á México , ibtd. y siguientes. Por qué orden , y có- mo entraron en Nueva-España, 148. 151. Nobles y plebeyos , véase la palabra Conciertos, Nombres para nombrar á Dios , véase la palabra "Dios, Nueva-España, qué pobladores tuvo primero, 153. O O Fieles , todos los necesarios á la vida humana sabía quaíquier Indio, 122. Oraciones de Oradores y Retóricos , véase la palabra Ra- zonamientos. Ordenes Militares de Mexicanos , 138. Ornamentos y vestiduras de los ídolos, eran muchos , y con grande reverencia tratados , 79. PAchacuti , Inca , 130. El padre quando estaba enfermo sacrificaban al hijo por su salud , 236. Panfilo de Narvaez fué á la Vera Cruz , 217. Papas, llamaban los Mexicanos á los sumos Sacerdotes, 3 1 . 34. Parlamentos de Oradores , véase la palabra Razonamientos. Penas diversas de delitos , 124. Penitencias que hacian los Indios por persuasión del De- monio , 41. Piedra grandísima , que habiéndola traído hasta México, fue después hallada en el mismo lugar de donde se tra- xo , 207. Pie- 24? Piedras que adoraban los del Períi , 131. Pinturas é Imágenes , servían á los Indios de libros y escri- tura, 104. Plebeyos , entre los Mexicanos no podían usar de oro , ni plata , ni calzado, 141. Privólos Metezuma de las dignidades y oñcios qne renian en su Corte , 200. Pobladores antiguos de Nueva-España fueron los Chichi- mecas , 148. De los que después la poblaron , fueron los primeros los Suchimilcos , segundos los Chalcas , terce- ros Tepanecas , quartos Culhuacanes , quintos Tlacuitas, sextos Tlascaltecas , 151. 152. Últimos fueron- los Mexi- canos , 1 54. Postas y correos de á pie que habia entre Indios , 1 10. 123, Corrian entre dia y noche á cincuenta leguas , 124. Pronósticos , no son siempre superscicion , 206. Los que en México acontecieron antes de acabarse su Imperio , 203. Punchao , ídolo del Sol , 30. Purúacas , eran unas piedras que adoraban los Indios , y las llevaban á las guerras, 131. Q LOs de Quaxultatan saltearon á los tributarios de Mé- xico , 195. Quetzaálcoatl , Dios de los Mercaderes , 24. Pensaron los Indios que venia quando vinieron los Españoles , 211, Quipocamayo , era el Escribano publico de todos los Regis- tros que tenian los Indios. Quipos , hechos de hilos, son las escrituras de los Indios del Perú , 107. Hallanse en ellos por extenso todas las menudencias y circunstancias de qualquier negocio , io8. R RAzonamiento de Tlacaellel á México y á su Rey , 177. Del Rey de Tezcuco , al gran Motezuma , 199. De un hermano del Rey de México á los Mexicanos , 188. Ra- 248 Razonamientos de los Oradores hechos en elecciones de Re- yes, y en otras ocasiones semejantes, 165. 174. 175. 176. Tomábanlos de memoria los muchachos , y conservábase por tradición, 166. 176. Religión y Religiosos , véase la palabra Monasterios, Representaciones varias que hacian los Indios en sus fies- tas, 89. Los Chinas las hacen muy grandes, 102. República de Mexicanos , qual haya sido , 136. Resurrección de los cuerpos , no la alcanzaron los Indios , 16. Rey , no tienen muchas naciones , iii. Con qué ocasión lo eligieron los Mexicanos , 191. Elegianlo quatro Electo- res, 187. Reynos del Períi y de Nueva-España , son en algunas co- sas iguales , y en otras no , 112. Ritos , véase la palabra Ceremonias. SAcerdotes de los ídolos, sucedían por lina ges, y por elec- ción , 34. Qué oficios hacian ,33. Guardaban continen- cia. Cumian y dormían poco. No bebían vino. Sacábanse sangre de las espinillas , y disciplinábanse, 41. Como se ungían , 6j. Ellos solos podían comer de la comida de los ídolos ,85. Sacramentos de la Iglesia , como los ha querido el Demo- nio imitar , 57. 62. Sangre , lloró un Rey Inca, 129. Santiago , fué visto de los Indios , favoreciendo los Espa- ñoles, yes tenido en gran veneración, 223. Sayritopa , Inca, vino de paz, 135. Semanero de los ídolos , en qué se ocupaba , 88. Sementeras movedizas, que se hacian sobre el agua, 168. Seminarios para hijos de Indios , son necesarios, 143. Señor de Tlatellulco , que desafió al Rey de México, 193. Sentencia de muerte , quién la podía dar entre Mexica- nos, 139. Siglo de los Indios , tenia cincuenta y dos años , 96. En fia 249 ñn de cada uno esperaban que se había de acabar el mundo, y quebraban todas sus vasijas, 95. Sol , era adarado de los Indios en segundo lugar después de el Viracocha , 7. 8. Soldado , que por ser tuerto se libró de la muerte , 17. Suchimilcos , fueron el primer linage de Navatlacas que poblaron á Nueva-España, iji. Supersticiones de los Gentiles , qué provecho traían á los Christiaiios ,89. T Abaco tiene virtud de amortiguar la carne , 69. Tabernáculo de Vitzilipúztli , 155. Tangatanga era ídolo de tres en uno , y uno en tres ,75. Tarsis , qué significa en la Sagrada Escritura , 42. Templo famoso del ídolo Vitzilipúztli , 31. El de Tezca- lipúca , ¿bid. El de Quetzaálcoátl , 88. Otro que se que- mó milagrosamente , 207. Templos diversos que habia en Indias , 28. 30. Tepanecas fueron el tercero linage de Navatlacas , que po- blaron á Nueva-España, 151. Tepeaca nunca se quiso rendir á México , 202. Tezcatlipúca , Dios de la. Penitencia. De los Jubileos y perdón de pecados , 23. Y de la esterilidad , hambre y peste \ íi^zW^. Apareció á los hechiceros en trage de Chal- ca , y fué adorado de ellos , 215. Tezcuco fué la Metrópoli de los Culhaacanes , 151. Tizozic , sexto Rey de México, 191. Reynó solos quatro años. Fué muerto con ponzoña , ibid. Tierras todas se continúan , 154. En el Perú ninguno las poseía en propriedad , sino cada año se repartían á ca- da uno ,120. Tlacoellél , hombre animoso y discreto , qué principios tu- vo , 177. 178. Con solos muchachos conquistó la ciu- dad de Cuitlavaca , 185. A él se debe toda la ampli- tud del Imperio Mexicano. Por su parecer no se con- quistó Tlascála , 188. No quiso ser Rey , 178. El , con Tomo IL li otros 2SO Otros dos , cautivaron mas enemigos que todo un Exér- cito , 183. Su muerte y exequias mas que de Rey , 191. Tiacuicas fueron el quinto linage de Navatlacas , que po- blaron á Nueva -España , 152. Tlalóc , ídolo compañero de Vitzilipúztli , 22. 32. Tlascala,por qué ñola conquistaron los Mexicanos, 188. Nunca se rindió á México , 202. Tlascaltecas por engaño mataron los Gigantes. Fueron el sexto linage de Navatlacas , que poblaron á Nueva-Es- paña. Favorecieron á los Españoles , y por eso no pa- gan tributo ,152. Tlatellulco cómo se pobló, 164. Sus vecinos cantaron co- mo Ranas y Cuervos, 194. Tozi era la principal Diosa de los Mexicanos , 24. Qué origen tuvo , 160. Fué hija del Rey de Culhuacán, * y la primera que desollaron los Mexicanos , 24. Tradición , por ella conservaban los Indios muchas cosas de sus historias , 124 ^ sig. Traycion de Tepanecas contra Mexicanos , 173. Tributos que el Inca tenia impuestos á los suyos, 118. Llevábanse al Rey cada mes , y el dia que se corona- ba , con grande pompa , 187. Trueno adoraban los Indios por Dios, y cómo le fingían, Tucapél , provincia , se ha defendido , sin ser conquistada de Españoles , 226. Tunal con Águila encima, fué señal déla fundación de México , y después sus Armas , 161/ sig. U UNcIon de los Chrlstíanos ha querido el demonio Imi- tar , 6y, Aquella de que usaban hacían de sabandi- jas , 68. Universidades de la China, 102. Va- 2KI V VAsallos de los Reyes , cómo estaban distribuidos ,115. Vasijas quebraban los Indios quantas teman , cada cincuenta y dos años ,95. Vestiduras del sumo Sacerdote , Jo. 51. Vida de otro siglo con pena y gloria alcanzaron los In- Viracocha^'ra el principal Dios que adoraban los del Pe- . rü, 128. 129. Fué tenido por tal, por mandado de Yupangui , Inca ,131- , , Viracochas , por qué llaman á los Españoles, 134. Virgenes y virginidad , véase la palabra Monasterios, Vitzilipüztli era el principal Dios de los Mexicanos ,8.. Qué quiere decir, y qué hechura tema, 22. Fué ado- rado de ellos antes que México se fundara. Mandóles sa- lir de sus tierras, 154. Comunicaba con ellos muy fa- miliarmente , 155. Castigó ¿ lo. qne se quisieron que- daren Coantepéc, 158. Tema siempre ante su altar un brasero de fuego encendido, 186. Vitzilovítli , Rey segundo de Mexicanos , 170. Viudas , no se podian casar dentro de un año ,125. Vívoras , amansaron los Indios , y se mantenian de ellas, 1J9. ^ Voces sobrenaturales que se oyeron debaxo de una pena, 207. Y en México otras como de muger angustiada , 208. YUpangui , Inca , instituyó por principal Dios , entre todos , al Viracocha : quitó á su padre y hermano el Reyno , 131. TA- 252 TABLA DE ALGUNOS LUGARES DE LA SA- grada Escritura , cuya declaración se toca de paso en este segundo Tomo de la Historia natural y moral de las Indias. Cap. 31, vv. 26. 27. Job. Si vidi soletn cum fulgeret , irc. ér obsculatus manum tn^am ou meo. 10 Proverbia. Cap. 26. Síftií qui mUtit V. 6. lapidem in acer- Tíum Mercuriu 12. LA US DE O. Pag, . . Lin. 17- Id. . . I. . ..Id. 38. 76. ..15.. . . 10. , lOj. . . i6. . 117. . . 13. . 125. . . 29.. 133- 160. . .29. . . 18. . 169. 18Ó. . . 16. CORRECCIONES. . . T>ice Léase, . Gaunacapa. Guaynacápa. . Atagualpa Atahuálpa. . Paquin. Pekin. . qae que. . aquellas geroglificas. . aquellos geroglificos. . llenas Hanas. . Guaynácava Guaynacápa. . Mamaoclo Mamaocllo. . Tocci Tozi. . Acamapich Acamapixtli. . Iscoálc Izcoált. ■»lr k