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ACETI ACIDUM

SINÓNIMOS. Francés: Acide acetique. Inglés: Acetic. Acid. Tedesco: Ezsig Saure. Español: Acido acético. Italiano: Ácido ecélico.

ANÁLOGOS?

ANtÍDOTOS. Tabacum, Ammon carbonicun? ->

PREPARACIÓN. En solución acuosa.

FORMA MÁS CONVENIENTE PARA ADMINISTRARLO. En solución hasta la segunda atenuación centesimal, ó hasta la cuarta decimal: en tintura y en glóbulos de la tercera centesimal, ó de la quinta decimal.

LUGARES DE CONSULTA PARA MÁS DETENIDO ESTUDIO

RorH. Matiere medicale pure. Vol. 3, pág. 15.

Homoeopaltich Fermes, 1851, núm. 90.

Hempel. Compresive System of a New Maleria Medica. Vol. 2, pág. 1.

Marcy and Pelers. Elements of a New Materia Medica, pág. 6 British Journal of Homepathie. Vol 11, pag. 338.

SINTOMATOLOGÍA

FACULTADES INTELECTUALES Y AFECTIVAS.—Aversión á las ocupaciones mentales. Disminución de la fuerza intelectual. Confusión de ideas. Sub- delirio transilorio. Parece embriagado. Humor escilable, nervioso. colérico.

CABEZA. —Atolondramiento. Dolor sordo en la frente, particularmente en el lado derecho y en el vértice. Dolor inquietante á través de la sién. Peso y confusión en la cabeza, sensación de excitación vascular en el cerebro. Distensión de los vasos sanguíneos temporales con aumento de calor en la cabeza.

Osos Y CARa.—Gara pálida, de color de cera. Aspecto feroz. Ojos hundidos y rodeados de un área lívida. Pupilas dilatadas. Gran flujo de lágrimas.

Boca Y GARGANTA.—El epitelio de la boca está enteramente blanco. Lengua pálida y floja. Apetito disminuido. Sed intensa.

EstTómacOo.—Calor en el estómago y ligeros dolores, cólicos en los intestinos delgados como en la inminencia de una diarrea. Fuerte dolor ardiente en el estómago y en el abdómen. Angustia y depresión seguida de dolor como de una úlcera corrosiva en un punto de estómago. Sensa- ción como si lo contenido en el estómago estuviera en fermentación, con horrible angustia, pareciéndole que sea una úlcera abierta. No tiene dolor, pero la angustia no le deja descansar: vomita una substancia pultá- cea amarillenta y semejante á la levadura, y entonces, se encuentra mejor y se adormece. Dolor violento en la boca del estómago; náuseas: eructo fétido: vómitos frecuentes: violento ardor como de fuego, en el pecho y

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PATOGENESIAS 3

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en el estómago, con sudor en todo el cuerpo; tendencia al vómito, opresión al respirar, y pulso pequeño contraído y acelerado.

ABDÓMEN.— Abdómen tirante, timpanítico. Dolores furiosos en los in- estinos. Borborigmos en el vientre.

MATERIAS FECALES.—Evacuación diarréica con dolores, cólico: y sen- sibilidad del abdómen al tacto. Evacuaciones de sangre.

ORINA.— Aumento de la cantidad de la orina. Orina clara. Orina turbia.

LARINGE.—Apenas puede hablar. Irritación de la traquea y del pecho. Tos, al principio seca con opresión de la respiración, luego espectoración mucosa con fiebre, opresión mayor, emaciación, sudores nocturnos, edema de los piés y de las piernas, y diarrea. Tos silbante con ronquera en la garganta. Hemoptisis.

PecHo.—Respiración difícil, débil. Respiración sibilante. Respiración acelerada, laboriosa. Opresión.

TRONCO Y EXTREMIDAD.—Cansancio de los miembros. Disminución de la fuerza muscular en los brazos y las manos, y torpeza paralítica en el cuerpo y en las manos. Frío y hormigueo en las manos. Piel de las manos seca: hinchazón edematosa de las piernas y los piés.

FIEBRE.—Llamaradas de calor á la superficie con aumento de trans- piración. Fiebre lenta con sudores nocturnos. Sudor profuso, sudor frío. Pulso muy acelerado, pequeño, contraído. Pulso lento. Pulso lleno, con 96 pulsaciones. |

PreL.—Piel encarnada ó sensación de quemadura. La cutícula se desprende. Piel pálida, de color de cera. Anasarca general. Disminuída la sensibilidad de la superficie del cuerpo. Temperatura, en el día, más baja que la normal.

GENERALIDADES. Gran debilidad y espasmos. Postración de fuerzas. Parálisis. Torpeza paralílica de los miembros Enflaquecimiento. Emacia- ción. Atrofia. Temblor de todo el cuerpo, desde la cabeza á los piés. Con- vulsiones é insensibilidad. Accesos de desvanecimiento. El tabaco mejora los síntomas del estómago.

CLÍNICA.—Puede estar indicado en ciertos casos -cefalea congestiva ó dependiente del abuso del café, del tabaco, del opio: hiperemia de la conjuntiva: dispepsia simple ó con degeneración aftosa de la mucosa bocal: gastrodinia; cardialgia, escirro del ventrículo? Tuberculosis pulmo- nar: hidropesía por pérdida de humores; parálisis de los anémicos: psoriasis: ptiarasis. etc., etc.

(Compendio di Muteria Médica pura e di Terapeutica, par Bernardinu Dadea. Vol. 1, pág. 6.)

(Trad. por J. MATEU GARIN.)

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ACIDUM HYDROCIANICUM

V.

El ácido hidrociánico no figura entre los medicamentos experimenta- dos por Hahnemann. Sin embargo, el profesor Jórg y sus discípulos nos han dejado una descripción de los síntomas que en ellos produjo este medicamento. Careciendo de espacio para trasladarla aquí íntegra, nos contenlaremos con el extracto que da el Dr. Hempel en la Materia médica.

El siguiente grupo de síntomas se refiere á la cabeza:

1. Un experimentador sintó peso en la región frontal, obscuridad de la vista como en la embriaguez.

2. Otro sintió presión desde el occipucio hasta la parte anterior de la cabeza, vértigos pasajeros, seguidos de violenta presión en el occipucio y la parte anterior de la cabeza, especialmente en el lado derecho. Con tres gotas (1) este experimentador sintió estupor y vértigos, movimiento de los objetos, obscuridad de la vista. No podía casi tenerse en pié. A estos síntomas siguió gran peso en la frente y el occipucio.

3. Otro experimentador observó los síntomas siguientes: «Compre- sión, que se extendía desde el vértice de la cabeza hasta las órbitas donde se fijaba, y desde el vértice al occipucio, seguida de soñolencia y laxitud. Estos síntomas fueron producidos por una gota del ácido. Tres gotas produjeron un paroxismo repentino de vértigos; parecía que el aire se movía con fuerza alrededor del experimentador; no había vacilación; esta sensación iba acompañada de ligera presión desde el occipucio al lado izquierdo de la frente. Durante este acceso, los ojos estaban inmóviles; las pupilas, al principio dilatadas, quedaban después fijamente contraídas; el pulso variaba, unas veces era débil y otras fuerte. El acceso que el expe- rimentador describe como una especie de embriaguez, duró de diez á quince minutos; fué seguido de una sensación de arañamiento en la gar- ganta, disnea, como si los pulmones no pudiesen dilatarse; soñolencia; falta de fuerza».

4. El profesor Jórg se tomó dos gotas, que le produjeron arañamien- to en la raíz de la lengua y en la garganta; ligera horripilación seguida de obscuridad de la vista, y sensación de debilidad en el cerebro. Por algunos días el experimentador se quejó de dolores ya en un lado ya en otro de la cabeza; falta de lucidez en la percepción, humor irritable, incapacidad para los trabajos mentales.

El tubo digestivo dió los síntomas siguientes:

5. Todos los experimentadores sintieron la sensación de arañamien- to en la raíz de la lengua y en la garganta, seguida en un caso de una sen- sación de mal olor en lo alto de la nariz, y de punzadas.

6. Otro experimentador sintió como un cuerpo extraño en el estó-

(1) Aunque no se indica debe suponerse que serán gotas de la solución oficinal (N. de la R.).

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mago. Después de comer un poco de pan y manteca sintió malestar, dolor de estómago, pirosis, seguido de aumento del apetito, á pesar de lo cual había repugnancia al alimento. Vino después un fuerte hipo, acom- pañado de cierta tendencia al calor y al sudor.

7. Un experimentador que tomó dos gotas del ácido de Ittner sintió arañamiento en la laringe, con secreción de mucosidad; tirantez y dolor en el pecho. Los síntomas de la garganta y del pecho desaparecieron rápidamente, y les sucedieron ruído en los intestinos y después dolor en el riñon derecho; dilatación del estómago que pesa sobre los intestinos, sin gana alguna de defecar, con evacuación copiosa de orina de color obscuro; malestar general; escalofríos; reaparición accidental del dolor de cabeza; somnolencia; debilidad; menor frecuencia del pulso.

8. En los órganos urinarios nada se observó, sino una evacuación

copiosa de orina clara, consecutiva á los trastornos cerebrales y respiratorios. En los órganos respiratorios encontramos tos siguientes fenómenos: 9. Por dos gotas, arañamiento en la garganta, con punzadas y cos- quilleo en la laringe, tos producida por una sensación como de haber pelitos en la garganta.

10. Contricción de pecho; punzadas entre la quinta y sexta costillas junto al esternón; tensión en el pecho, con punzadas al hacer una inspira- ción profunda; presión y tensión en el pecho; dolor sordo en ambos lados del pecho que se cambiaba en punzadas: respiración laboriosa y profunda.

Los síntomas cardíacos observados son los siguientes:

11. Palpitaciones con punzadas pasajeras en la región del corazón: opresión del corazón.

Estos síntomas se explican perfectamente con las ideas que hemos emitido antes acerca de la acción fisiológica de esta substancia.

Jahr dedica un artículo á Laurocerasus.

Los síntomas dimanan al parecer principalmente de notas de envene- namientos, y nada añaden á lo que dejamos expuesto.

RESUMEN FISIOLÓGICO Y DEDUCCIONES TERAPÉUTICAS

Vamos á presentar en resumen los fenómenos fisiológicos debidos al ácido hidrociánico, y señalar luego las propiedades terapéuticas que de ellos pueden deducirse.

La acción específica del ácido hidrociánico está limitada al sistema nervioso y á la hematosis. Su acción irritante es pura v simplemente local.

SISTEMA NERVIOSO

1. Esfera sensorial. El ácido híidrociánico es un anestésico; aunque este efecto rara vez se manifiesta á no ser localmente. M. Robiquet dijo á Christison, que una vez haciendo algunos experimentos acerca la tensión del vapor de este ácido, sus dedos, que estuvieron por algún tiempo ex-

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puestos á él, quedaron insensibles durante algunos días, y el hormigueo y las punzadas de que hace mención Sandras se parecen al primer período de la anestesia del acónito. .

Hánse empleado con fruto lociones de este ácido para calmar la pica- zón en ejertas erupciones cutáneas.

2. Esfera motriz. El ácido hidrociánico es un poderoso excitante de la porción motriz de todo el eje cráneo-espinal, desde la médula oblongada hasta la cola del caballo. La gran mayoría de los síntomas producidos por él se deben á esta acción. Vamos á examina1los según aparecen en el cerebro, los órganos respiratorios, el corazón y el sistema muscular en general.

a. No está demostrado que el ácido hidrociánico ejerza influencia directa en el cerebro. La pérdida repentina del conocimiento es resultado, como lo demostramos antes, de la contracción de las arterias cerebrales, por el estímulo que reciben de la médula oblongada y parte superior de la espinal, á través del simpático cervical. Los vértigos con ó sin dolor de cabeza, producido por dosis cortas, no son más que un grado menor del mismo estado morboso. Así pues, es acertada la afirmación de Pereira de que, «sea cual fuere el estado patológico del cerebro en el envenenamien- to por este ácido, es probablemente idéntico al que se observa durante el paroxismo epiléptico, ó al producido por la pérdida de la sangre». La semejanza entre la epilepsia y el envenenamiento por el ácido prúsico ha sido mencionada va por muchos autores de toxicología y de materia mé- dica. Las cuatro clases de venenos que, según Pereira, obran en el siste- ma cerebro-espinal, son: epileptifacientes, y se encabezan con el ácido hidrociánico y las substancias que contienen. De ellas dice Pereira: «La epilepsia imita exactamente los síntomas producidos por el ácido prú- sico»; y luego: «este ácido produce como convulsiones, especialmente de los músculos de la respiración, fenómenos parecidos á los que caracteri- zan á algunas variedades del paroxismo epiléptico». El Dr. Taylor dice de la epilepsia: «Esta enfermedad, en algunos de sus síntomas, se parece al envenenamiento por el ácido prúsico».

Nosotros hemos comprobado la eficacia del ácido hidrociánico en un caso de cefalalgia con vértigos. En el número próximo nos propone- mos describir nuestras observaciones en el tratamiento de la epilepsia. Hempel ha tomado del Frank's Magazine varios casos de curación de la epilepsia por este ácido en manos de los alópatas.

b. El espasmo tónico producido por el ácido hidrociánico, en nin- gún órgano se nota más que en los respiratorios. Esta es la opinión uná- nime de los toxicólogos. Taylor dice: «Los síntomas producidos por el cianuro potásico, son semejantes á los del ácido prúsico: respiración es- pasmódica», etc., y Pereira afirma, que con las dosis tóxicas «la respira- ción se hace difícil y espasmódica», y que, «en los más de los casos, la causa inmediata de la muerte es un impedimento en la respiración».

Las principales alteraciones morbosas de los órganos respiratorios originados del espasmo de la fibra muscular, son. la constrición laríngea, la tos convulsiva y el asma. En esta clase de afecciones. así como en las

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del estómago, ha obtenido la principal reputación como medicamento el ácido hidrociánico entre los prácticos de la antigua escuela. Respecto á la tos convulsiva, afirma el Dr. West que «á veses ejerce una inuflencia casi mágica, disminuyendo la frecuencia y la intensidad de los paroxismos casi de repente, al paso que en otras ocasiones parece totalmente inerte». Se administra en dosis mínimas. En las toses espasmodicas y nerviosas en general, le ha sido muy eficaz. Mencionaremos varios casos que prue- ban su valor en esta clase de enfermedades.

c. Por medio del sistema nervioso, y en especial por conducto del nervio neumogástrico, el ácido hidrociánico ejerce una influencia pertur- badora sobre la acción del corazón, como muchos síntomas lo atestiguan.

Por el mismo medio puede regularizar las funeiones cardíacas, alte- radas por el estado morboso. El Dr. Wood, el Pereira americano, dice: «En las palpitaciones y otras irregularidades de las funciones de este órgano, no muy intensas, sean puramente nerviosas ó dependientes de lesión orgánica, no hemos visto medicamento mejor para atenuar el tras- torno funcional y proporcionar alivio y ánimo al enfermo. (Maleria médi- ca, volúmen segundo, página 181). EI Dr. Chapman aconseja:su uso en la angina de pecho.

d. El espasmo tetánico general es uno de los más característicos efectos del envenenamiento por el ácido prúsico.

El ácido hidrociánico, el acónito y la estricnina forman la triada «de substancias verdaderamente homeopáticas contra el tétano. Pereira afir- ma que se han publicado casos de esta efermedad en que el ácido ha sido beneficioso. Pero es también homeopático para el espasmo tónico en ge- neral, donde quiera que se presente. En esta categoría entran la gastrodi- nia y la enterodinia, para cuyas enfermedades considera Pereira al ácido como específico. Según este profesor, «el dolor de caracter espasmódico es el síntoma indicante», y llama á la enterodinia «una afección dolorosa de los intestinos, análoga á la del estómago». El Dr. Elliotson menciona las siguientes enfermedades como susceptibles de ser aliviadas por el áci- do hidrociánico: «Primero, aquellas en que el dolor de estómago es el in- dicante; segundo, aquellas en que la gastrodinia va acompañada de piro- sis; tercero, cuando una accesible irritabilidad del estómago produce el vómito, y cuarto, aquellas alleraciones del estómago en que algunos de los síntomas parecen provenir de una afección del corazón». (Numerous causes ilustrative of the officacy of the hidrocianic Acid in affections of the Stomach, 1820).

HEMATOSIS

El ácico hidrociánico produce, según hemos dicho, un estado hema- tósico semejante al del cólera asiático: está disuelta, negra, azulada, obs- cura y viscosa ú oleosa.

No podemos por el hecho anterior inferir la homeopaticidad del ácido prúsico en esta terrible enfermedad. El Dr. Rusell en su obra del Cólera epidémico, refiere un caso en que el ácido produjo grande alivio

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en una intensa opresión espasmódica del pecho, que sobrevino en un enfermo de cólera. Pereira dice: «Yo he visto usar con buen resultado el ácido hidrociánico contra la diarrea y los vómitos violentos en las formas graves del cólera esporádico en Inglaterra, cuando el ópio había fraca- sado por completo. El cólera asiático ó maligno ha sido á veces útil.

Análogos. Acónilo, Estricnina, y la Triada de umbelíferas, Ethusa cynapium, Cicuta virosa y Ænanthe crocata, en especial la última.

Preparaciones farmacéuticas. El ácido hidrociánico diluído, de la farmacopea de Londres, es bastante seguro y contiene dos por ciento del ácido anhidro. Esta preparación, pues, diluída en igual parte de alcohol, vendrá á ser nuestra primera potencia centesimal, y con ella pueden hacerse las demás diluciones. Fl aceite de almendras amargas puede usarse en ciertos casos, como un modo de administración del ácido hidrociánico. El aceite puro y bueno contiene cosa de 12 4 por 100 del ácido anhidro.

Dosis. La mas propia para el uso común nos ha parecido ser la 32 decimal. En la epilepsia, sin embargo, puede ser necesario usar la 1.? centesimal en los intervalos de los paroxismos.

(The British Journal of homeopathy.)

ANANTHERUM MURICATUM

por el Dr. L. T. HOUAT.

(Traducida de su folleto Nouvelles données de Matière Médicale Homepathique et de Toxicologie).

Si hay un medicamento que pueda reemplazar al alcanfor, y que pa- rezca aún superior, es sin disputa, aquel cuya patogenesia publicamos, lo cual no es poco decir en favor de anantherum;, porque no se puede desconocer que el alcanfort es un medicamento de gran importancia, y que el lugar inferior que ocupa en nuestros manuales de terapéutica no depende más que de la patogenesia incompleta que poseemos de él (1.. En efecto, una substancia que tiene la virtud de combalir y neutralizar la acción de otra infinidad, y que da todos los días tan buenos resulta- - dos á los médicos de todas las escuelas, no puede ser más que un me- dicamento de primer orden, y por lo tanto un policresto. Pero la cien- cia, como toda obra, cualquiera que ella sea, no se completa más que poco á poco, y las clasificaciones no son siempre mas que relativas y provisionales; todo lo que es susceptible de progreso, lo es también de modificaciones y cambios, y creemos que el alcanfor, como otros mu- chos medicamentos, cambiarán de lugar en nuestros catálogos á medida que sean mas conocidos. En lo que concierne á anantherum, y el lugar que debe ocupar en nuestra Materia Médica, dejamos la palabra á sus síntomas; hélos aquí:

1. Calor en la cabeza, con vértigos.

Vértigos con debilidad y entorpecimiento de la cabeza.

Cabeza excesivamente pesada, con dolores urentes y pulsativos.

Vértigos y aturdimiento, con congestión cerebral, cara rubicunda y tendencia á caerse hacia atras.

5. Vértigos y aturdimiento, con ardores, punzadas en la cabeza y sensación como si estuviera rota.

Vértigos, con estado de embriaguez y vacilación al andar.

Vértigos, con ofuscación y gran pesadez de cabeza.

Vértigos, con debilidad en las espaldas y piernas, é imposibilidad de estar de pie.

Vértigos con ardor y pesadez en la cabeza, turbación en las ideas y sentidos. |

¿1, Esta opinión, que proviene de nuestros ensayos, era también la de Hahnemann. que dice en su Materia Médica y en el artículo Camphora: «Al dar aquí la lista de los Sintomas del alcanfor que se han observado hasta este día, no lo hago como si abrazara la totalidad de los efectos que se pueden esperar de esta substancia, g8éno como una especie de primer tunteo, al que se unirán los que se descubran en adelante.» Tocante á nosotros, debemos decir que hemos recogido un gran número, y que consideramos un deber publi- carios más tarde.

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10. Vértigos en casi todas las posiciones y agravados principalmente con el movimiento y el aire fuerte.

Pesadez y debilidad de la cabeza, con presión en el occipucio.

Sensación de una cosa que rueda en la cabeza, con dolores de estó- mago, mucha hambre, cólicos, deseos venéreos, frío y escalofríos, á pesar del mucho calor, tristeza ó bien gran alegría (síntomas muy per- sistentes).

Ardor excesivo en la cabeza, con deseo de mojarla con agua fresca.

Sensación como si hubiera agua en la cabeza, sobre todo al andar, con ofuscación de las facultades cerebrales y gran cefalalgia.

15. Cefalalgia urente, lancinante, pulsativa, principalmente del lado derecho, frente y sién, con ganas de vomitar, vómitos y gran pesadez en los ojos.

Cabeza excesivamente débil y pesada, que se puede sostener y que se cae á un lado y á otro.

Sensacion como si el cerebro estuviera al aire, y que pasaran por él corrientes de aire frío.

Sensación de puntos pesados y bolas que se mueven en la cabeza, principalmente por la noche y cuando se acuesta del lado derecho.

Calambres y escalofríos en la cabeza, con ofuscación de las ideas.

20. Cefalalgia presiva y lancinante, acompañada de dolores como si se recibieran martillazos en la cabeza.

Vértigos, con contracciones y punzadas en los ángulos internos de los ojos, y que se propagan al cerebro.

Sensación como si la cabeza se hubiera dado contra una piedra y estuviera rota.

Dolores neurálgicos en las sienes, con sensación como si hubiere en ellas puntas de hierro.

Dolores lancinantes, calambroideos y dilatantes en las sienes, con de- seo de oprimirlas fuertemente.

25. Dolores pulsativos y lancinantes en el cerebro, como si lo estu- vieran picando á cada momento.

Dolores que atraviesan como flechas aceradas el cerebro, desde la frente á la nuca.

Deseo de apoyar la cabeza contra alguna cosa dura y fría.

Presión en la parte superior de la cabeza, con sensación como si el cráneo estuviera' roto.

Dolores de magullamiento y herida en la cabeza.

30. Dolores de cabeza como si hubiera abscesos y tubérculos en el cerebro, con dolores lancinantes, urentes y calambroideos en muchos sitios de la cabeza, y estado de insensibilidad.

Dolores sordos en la cabeza, entorpecimiento del cerebro, deseo de tranquilidad y de vomitar.

Inflamación del cerebro con ardor, y como si hubiera carbones ar- diendo en la cabeza.

Dolores neurálgicos y calambroideos en la cabeza, que conducen á abscesos de demencia.

PATOGENESIAS 4

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Dolores presivos y de constricción en la cabeza, como si estuviera oprimida en un círculo de hierro.

35. Congestión cerebral, con gran calor, aturdimiento, pérdida del conocimiento y epixtasis.

Los dolores de cabeza se agravan por la tarde y noche, así como con el ruído, el movimiento y la luz.

Todos los síntomas de las demás partes del cuerpo parece se corres- ponden en la cabeza con congestiones, calambres y punzadas.

Cefalalgias casi siempre con dolores urentes y pulsativos.

Tirantez espasmódica en la cabeza que la hace ir de un lado á otro.

40. Temblor nervioso en la cabeza.

Escozor y ardor excesivo en la cabeza, que se extiende á la cara.

Herpes y úlceras en el cuero cabelludo, con costras gruesas, espesas, húmedas y muy pruriginosas. Tumores gruesos como lupias, que forman abscesos y se ulceran en la cabeza. |

Producciones en las cejas como berrugas y lupias.

45. Protuberancias como exóstosis en el occipucio y sienes.

Rubicundez, escozor, escoriación, herpes y costras en la frente.

Calor y ardor en los ojos.

Presión y punzadas delorosas en los ojos.

Ojos abultados, rubicundos, inflamados con ofuscación frecuente, y visión de chispas, como si estuvieran fuertemente oprimidos ó golpeados.

50. Gran fotofobia; la luz produce una especie de comezón en el ojo.

Hinchazón y dolores como si fuera á producirse un absceso en el ojo derecho.

Contracción espasmódica de los ojos, que permanecen vueltos hacia arriba.

Sensación de rugosidad y excoriación en los ojos, especialmente al mover los párpados.

Esclerótica de color amarillo.

55. Pupilas muy dilatadas, con desco de guiñar los ojos para distin- guir los objetos.

Congestion en los ojos, con cosquilleo, picor y como dolores reumá- ticos en los globos oculares.

La más leve aplicación local agrava los síntomas de los ojos.

Inflamación é inchazón de los párpados

Ulceración del borde de los párpados, como imposibilidad de abrir los ojos.

60. Párpados vueltos hacia arriba y como hendidos.

Secreción abundante de legaña y lagrimeo considerable, especial men. te cuando reina aire fuerte.

Extremecimientos en los párpados.

Hinchazón y ulceración de las glándulas lagrimales.

Debilidad amaurótica de los ojos.

65. Dolores neurálgicos y reumáticos en las órbitas con sensación como si se rompiera el hueso frontal.

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Dolores intensos y urentes en los ojos, con espasmos y cambio en sus ejes.

Ojos apagados, de mirada hosca, tad incierta, sin fijeza.

Ojos muy prominentes ó hundidos.

Pupila contraída. |

70. Se ven los objetos obscuros ó vacilantes, encarnados ó cubiertos de una nube gris.

La vista conserva de un modo incómodo y desagradable la imágen de los objetos que ha mirado.

- Puntos negros, moscas que vuelan y círculos rojizos ante los ojos.

Todo parece más luminoso y brillante.

La luz de las bujías parece difusa y las letras se contandén al leerlas.

75. Ofuscación de la vista.como si hubiera vapor de agua ante los ojos.

Deseo de guiñar y pasar con Mecuendia ji mano por los ojos, como para quitar una especie de velo que se encuentra en ellos.

Sensación como si hubiera un gran peso en los párpados que les obligara å estar cerrados.

- Presión en los ojos como si se fuera á dormir ó á desmayarse.

Movimientos convulsivos en las pupilas, que imposibilitan en ciertos momentos la visión.

80. Pesadez y obturación de las narices.

Punzadas en las narices, con sensación de rotura en la raíz.

El aire que pasa por las narices parece que siempre es glacial.

Gran sequedad y ardor en la nariz, con estornudos frecuentes y muy penosos. |

Úlceras en las narices con epixtasis.

85. Epixtasis muy frecuentes.

Coriza fluyente, con dolores presivos en la cabeza y raíz de la nariz, ardor en las narices, lagrimeo y estornudos como si se hubiera respirado pimienta ó tabaco.

Flujo abundante por las narices de materias purulentas, verdes y de muy mal olor.

Punzadas y pulsaciones en la raíz de la nariz con hemorragia nasal.

Coriza seco ó fluyente, con entorpecimiento cerebral, embriaguez, cefalalgia y sensación como si la cabeza estuviera llena de agua.

90. Catarro nasal acompañado de bronquitis.

Nariz gruesa y rubicunda.

Cosquilleo insoportable en la nariz, con estornudos violentos por poco que se respire al aire frío.

Inflamación é hinchazón de los huesos de la nariz, con dolores pul- sativos. |

Forúnculos y pequeños tumores como lupias en el lóbulo de la nariz.

95. Nariz fría, pálida, puntiaguda, ó gruesa, inflamada, con multitud de pequeños vasos sanguíneos ramificados.

Ardor en el interior de los oídos, con pulsación y sensación como si hubiera abscesos en ellos.

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Dolores intensos, terebrantes, lancinantes en los oídos, con flujo de materias amarillas, purulentas.

Secreción de cerúmen excesiva.

Calor y escozor en los lóbulos de las orejas.

100. Grietas en los lóbulos de las orejas.

Erupción costrosa, urente en las orejas, con imposibilidad de echarse encima de ellas.

Accesos de'sordera, principalmente por la tarde y con el tiempo húmedo.

Debilidad paralítica del oído. |

Al cabo de algunos instantes de haber oído hablar, se cansa el oído y las palabras se hacen confusas y no puede distinguirlas.

105. Zumbidos, murmullos y silbidos en los oídos.

Parece que se oye con frecuencia el ruído del mar contra las rocas, ruído que ensordece é impide el oir hablar.

Sensación como si hubiera lodo ó una substancia esponjosa introdu- cida en los oídos.

Dolores en los oídos, tan pronto en el derecho como en el izquierdo.

Sensación de gran debilidad que parte de los oidos y se extiende á toda la cabeza.

110. Cara amarillenta, ó encarnada, gruesa; inflamada, y conges- tionada. `

Cara pálida, transparente y blanca como la cera.

Cara gris, fría y como helada y paralizada.

Cara demacrada, azulada, con cianosis, contraída, disminuída, con ojos hundidos. |

Cara semejante á la de un ahogado.

115. Cara de color rojo subido, con congestión cerebral, EN y aturdimiento.

Escozor y ardor en las mejillas, con sensación como si estavieran escoriadas.

Úlceras y costras en la cara.

Placas rojas en la cara como si se la hubiera frotado en «varios sitios

con bermellón. |

Granos pequeños en la cara, que pican frecuentemente como si fue- ran puntas de aguja:

120. Herpes intensas y escamosas, con caída de las TP y barba.

Hinchazón erisipelatosa de la cara, con ojos cerrados, fiebre, metasta- sis al cerebro, deseo de ponerse al aire exterior y tirarse por el balcón, como por efecto de una insolación.

Granos amarillentos y herpes pustolosos en la cara.

Cara abotagada, con piel tensa y que se ulcera con facilidad.

Granos subcutáneos rojizos y como los de la viruela.

125. Prominencias rojizas en la cara como por congestión de sangre.

Forúnculos y abscesos en la cara.

Sensación de picaduras de insectos en la cara.

Manchas rojizas ó amarillas muy marcadas en la cara.

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La piel de la cara se pone dolorida y escoriada por poco que se la afeite.

130. Fluxión en las mejillas con abscesos en las encías.

Dolores urentes, pulsativos, lancinantes en la cara.

. Neuralgia facial; que parte de las cejas y llega al mentón, contracción de la cara y dentera.

Movimientos convulsivos como puüzadas en la cara y trismus, con dolores en los laþios y en el mentón.

Movimientos espasmódicos de los músculos de la cara y dentera involuntarios, especialmente del lado izquierdo.

135. Erupciones miliares y urticarias pruriginosas y urentes en la cara.

Hinchazón dolorosa tomo un absceso en el seno del maxilar supe- rior derecho.

Dolores pulsativos en diferentes partes de la cara. |

Dolores esteocopos en la cara,con sensación como si todos los huesos estuvieran rotos y desunidos.

Úlceras y costras en la nariz y mentón.

140. Contracción convulsiva de las mandíbulas.

Agitación convulsiva de los músculos de la cara, con dificultad de morder y masticar. l

Gran debilidad de los huesos de la cara como de los dientes: se diria que cualquier cosa los iba á romper.

Sensación como si los labios estuvieran continuamente llenos de aceite.

Labios gruesos é inflamados.

145. Labios cubiertos de flictenas, que se renuevan constantemente.

Labios hinchados, enormes, ulcerados, vueltos, amarillentos, vio- láceos.

Úlceras, principalmente en las comisuras de los labios, y que repre- sentan como una afección sifilítica. i

Labios secos, pellizcados y contraídos. j

Dolores lancinantes, punzantes y de tracción en los dientes, con sen-

sación como si se los separara violentamente, ó como si se los atenazase

ó arrancase.

150. Deseo de oprimir constantemente los dientes.

Sensación de frío en los dientes, con calor en las encías y toda la boca.

Ardor en los dientes, encías y labios, como si se calcinasen.

Sensación de incomodidad y dolor en la región de las últimas mue- las, como si nacieran allí nuevas muelas.

Dolores en los dientes cariados, principalmente por la noche, con el aire fresco y al comer, con muy mal olor de boca.

155. Encías hinchadas, inflamadas, urentes y como escorbúticas.

Dolores muy vivos en los dientes, con calambres en las mandíbulas, especialmente después de haber estado expuesto á una corriente de aire.

Sonido y crujido de dientes frecuentemente; se descarnan y rompen.

Dientes que parecen más largos y como de sabor astringente.

30

Cáries de los dientes, con punzadas agudas y dolores lancinanes +7 las raices de los mismos.

160 Odontalgias con sensación como si las mandibulas estoviesez rotas.

Odontalgias agravadas. especialmente por la tarde y noche. asi com: tomando alguna cosa fria. con el más ligero contacto y el camin: de tiempo.

El vino. y especialmente el cafe, agravan por el momenio xr dolores.

Dientes que vacilan v caen fácilmente.

Dolores pulsativos. lancinantes v distensivos en las encías.

165. Accesos en las encias, con fluxión en las mejillas é hinchazón dz las glandulas submaxilares.

Boca urente é inflamada. como si estuviera erisipelatosa v e3- coriada.

Ulceras que se parecen al áftas y difteritis en diferentes partes de 72 boca.

Exfoliación de la mucosa de la cavidad bocal.

Paladar inflamado. con nudosidades muy dolorosas.

170. Escozor y peguenos granos urentes en el paladar.

Olor fetido de la boca.

Salivación espesa y vizcosa. con hoca amarga.

Espuma y baba en la boca, con deseo constante de espectorar.

Granos muy dolorosos en la lengua. miliares, con escozor y ardor

175. Inflamación de la lengua. con mucha tumefacción, y gran dificul- tad de hablar.

Dolores fuertes en la raiz de la lengua como si estuviera cortada.

Hinochazón de las glándulas submaxilares v sublinguales.

Lengua lhendida. dislacerada y como cortada en sus bordes, con sajlvación abundante y debiillante, como si fuera por efecto del mercurio.

La leugua se cubre de una capa gris, amarillenta. sanguinolenta. de color de ladriilo.

J50 Palabra dificil. tartamudez.

Juflamación de la garganta. con sensación de plenitud y pesadez. como si hubiera en ella un tapón.

Ardor en la garganta como si estuviera llena de mostaza. con tos vio- ra y conpvulsiva.

lutfamación é inchazón de las amigdalas.

cbscesos frecuentes y tenaces en las amigdalas.

iou augma, con deglució casi imposible.

Doioies de escoriación, tumores y muchas mucosidades tenaces en la ri pantu cu pian dificultad de pasar la saliva.

Duuni y accesos de constricción en la garganta, con temor de

PER TY ¡dl

vidot y pussadas en la garganta. con sensación constante de estran- pool, 0,4)

31

Sensación como si hubiera un tronco ardiendo en la garganta y lle- gase hasta el estómago.

190. Los líquidos pasan con frecuencia á la laringe y fosas nasales, con tos convulsiva y violenta.

Acúmulo considerable de mucosidades en la garganta, con granula- ciones, úlceras grises y como falsas membranas.

Imposibilidad de beber, aunque haya mucha sed, á causa de los es- pasmos de la garganta, que se contrae y oprime así que se oye hablar de agua y se ven cosas brillantes.

Sensación ya de calor urente, ya de frío glacial, en el esófago.

Sensación de cosquilleo como si hubiera un animal que se paseara en el sófago, con accesos de tos sofocante.

195. Placas de ulceración en la garganta, que se agravan con el frío.

Gusto amargo ó de sangre.

Gusto amargo, ácido y á veces dulzaino, que se propaga al estómago, con ardor epigástrico y hambre á la vez.

Gusto amargo y bilioso.

Gusto fastidioso de los alimentos, que parecen con frecuencia tan pronto demasiado salados como demasiado sazonados.

200. Hambre enfermiza por la tarde, por la noche, durante la cual se despierta para comer.

Hambre aun después de haber comido; no se ocupa más que de comer.

Se desean todos los alimentos, excepto los que son desabridos, acuosos y azucarados, y se prefieren los que son salados y muy sazonados.

Hambre como si hubiera estado mucho tiempo en ayunas, con sensa- ción de vacuidad, ardor y como si hubiera una ténia en el estómago.

Hambre con debilidad excesiva, que parece venir del estómago.

205. Ardores, punzadas y opresión en el esófago.

Hambre intensa sin poder comer.

Hambre con sensación de plenitud en el estómago, opresión de los dientes y garganta, por poco que se quiera comer.

Contracción y opresión del estómago y pecho hasta el punto de poder tomar nada, y temor á la sofocación.

Sed ardiente, inextinguible.

210. Deseo de agua fresca. licores fuertes, de sidra y bebidas aci- duladas.

Afición á los olores fuertes, deseos de ajos, laurel, albahaca y toda clase de especies: se desean hasta bebidas aromáticas.

Anorexia; repugnancia muy pronunciada á toda clase de alimentos.

El estómago parece estar lleno y todo ulcerado.

Eructos muy frecuentes, especialmente después de haber comido ó bebido.

215. Eructos tenaces y dolorosos, principalmente después de haber comido legumbres.

Regurgitaciones, con gusto de alimentos ó azafrán, y á veces ácidos y amoniacales.

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Hipo espasmódico y tenaz.

Ardor en el estómago como si hubiera en él fuego.

Pituitas violentas y casi continuas.

220. Pituitas principalmente por la mañana al despertar, antes de comer, al andar y á veces aun por la noche.

Pituitas con náuseas, desabrimiento ó acidez y ardor en el estómago.

Náuseas y deseos de vomitar incesantes.

Vómitos de alimentos y bílis. con hambre y después de haber comido. ;

Vómitos de sangre y pus, como consecuencia de la abertura de un tumor en el estómago.

225. Vómitos de materias acres, ardientes, seguidos de bilis y sangre.

Vómitos con dolores horribles en el estómago.

Vómitos acuosos, ácidos ó desabridos y dulzainos, con ardores y punzadas en el estómago.

Vómitos de sangre pura como si se hubiera roto un vaso en el estómago.

Vómitos de alimentos, y con frecuencia de sangre, después de la comida.

230. Vómitos biliosos y negruzcos.

Vómitos mezclados de bílis y de sangre ó de agua.

Vómitos acuosos con partículas blanquizcas y eructos de malisimo olor, punzadas y calambres en el estómago y extremidades, deseo de defecar y diarrea muy líquida, frío glacial y doloroso en todo el cuerpo, sed excesiva, presión y constricción en el epigastrio, espasmos, agitación. sudores fríos especialmente en la cabeza, estado como de embriaguez. postración y demacración.

Vómitos con temor continuo á la muerte.

Parece que toda la fuerza orgánica se concentra en el estómago para transformarse en una infinidad de sufrimientos.

235. Sensación de plenitud y constricción en el estómago, con ausen- cia total de apetito, gusto amargo y Salado.

Estómago contraído y ardiente, con deseos de vomitar.

Sensación como si hubiera vérmes paseándose por el esófago y estómago.

Contracciones y calambres continuos en el estómago.

Se defecan los alimentos casi como se han comido, sin digerir.

240. Mala digestión, con movimiento doloroso de los alimentos en el estómago, sin poderlos expulsar, gran cefalalgia. deseos de vomitar, torsión en el estómago y estado como de embriaguez.

Sensación como si hubiera tumores, agujeros ó guijarros puntiagudos en el estómago.

Debilidad extrema que parte del estómago, y que no se puede vencer con nada.

Estómago dolorido como si estuviera lleno de úlceras.

Digestión penosa, imposible; se devuelven los alimentos tal como los ha comido hace varios días.

33

245. Dolores de contracción, perforantes y dislacerantes en el estó- mago, como ocasionados por un sér viviente..

Espasmos y calambres en el estómago, que impiden la respiración y obligan á retorcerse y dar gritos.

Dolores en el estómago como si estuviera dislacerado, cortado y perforado en varios silios: dolores que no dan reposo alguno ni de día ni de noche, y no permiten ocuparse en cosa alguna.

Dolores de estómago con irritabilidad moral continua.

Sensación como si hubiera en el estómago un tumor duro que parte del píloro y se extiende á la derecha hasta el higado.

250. Dolores urentes, dislacerantes y calambroideos en el estómago, que se irradian al pecho é hipocondrio derecho.

Punzadas en el estómago, que responden en el pecho y espaldas.

Presión muy dolorosa como una barra en el epigastrio, con respira- ción corta y con ansiedad.

Presión calambroidea en el epigastrio, que se extiende á las espaldas.

Espasmos en el estómago, con sensación como si todas las vísceras contenidas en el pecho y abdómen se contrajesen y redujesen de volúmen opresión y temor á la asfixia. :

255. Contracciones muy dolorosas en la región epigástrica.

Casi todos los síntomas del estómago van acompañados de ce- falalgia.

Pesadez y ruído de gases en el estómago como si estuviese lleno de agua.

Sensación como si el estómago estuviera cerrado por una barra.

Calambres y dolores en el estómago como si introdujeran un corta- plumas, y á modo de relámpagos.

260. Contracciones espasmódicas del esófago y píloro, con imposibili- dad de deglutir. |

Espasmos y ardores en el estómago, con cólicos violentos, y se ve obligado á estar encorvado.

Dolores perforantes, dislacerantes y corrosivos en el estómago.

Sensación como si el estómago hubiera sido mordido en diferentes partes, y los intestinos picados y cortados.

Dolores de estómago que corresponden al hígado y en todo el pedii:

265. Los síntomas del estómago se agravan por la noche, al comer, con el movimiento, las emociones y toda clase de ocupaciones.

Deseo de cambiar de posición á cada momento para calmar los sínto- mas del estómago.

Inflamación del estómago, con fiebre, constipación, sed y hambre muy intensas.

Los dolores del estómago se presentan con sudores fríos en la cara y espaldas.

Sensación de calor é infarto en el hígado.

270. Calambres en la región del hígado, con sensación como si estuviera lleno de tuberosidades dolorosas.

Dolores pulsativos, urentes y perforantes en la región del hígado.

PATOGENESIAS 5

34

Sensación como si el hígado estuviera picado y raspado en diferentes puntos, con gran secreción biliar.

Inflamación é hinchazón del hígado, como á consecuencia de absce- sos, con hinchazón edematosa del vientre y aun de todo el cuerpo, pos- tración, imposibilidad de moverse sin dar gritos, excrementos du- ros, difíciles, negruzcos, obscuros, grises, color de la piel amarillento subido. ,

Vómitos de bilis como si salieran directamente del hígado.

275. Sensación de puntos duros como si hubiera concreciones en el hígado.

Dolores urentes, pulsativos y lancinantes en la región del bazo.

Sensación como si hubiera cuerpos extraños en el bazo, y como si la sangre lo desgarrase al pasar por él. l

Çalambres y punzadas en la región del bazo, con pérdida de la respi- ración.

Bazo como ulcerado é hipertrofiado.

280. Ardor en todo el vientre como si hubiera una erisipela.

Inflamación é hinchazón del vientre, que se pone muy dolorido.

Vientre lleno de gases, tenso y duro, con sonido timpánico cuando se le percute.

Cólicos, calambres y dolores dislacerantes en el vientre, con sensación como si hubiera en él un hierro enrojecido.

Cólicos con muchos gases por poco que se ande.

285. Cólicos con calambres en las extremidades, frío glacial y depo- siciones diarreicas coleriformes.

Sensación como si los intestinos estuvieran escoriados ó arrancados.

Dolores lancinantes y calambroideos en el vientre, que se irradian á los hipocondrios y riñones.

Cólicos y dolores en los intestinos como si hubiera en ellos animales que los corroyeran; se retuerce, no sabe cómo ponerse para procurarse alivio.

Sensación como si hubiera un tumor en el cólon transverso y millares de granos en todo el tubo intestinal, con inflamación de todas las glándu- las y membranas serosas del abdómen.

290. Ardores y calambres en el vientre, con alternativas de frío y calor.

Dolores de magullamiento y dislacerantes en los intestinos como en la pasión iliaca, con náuseas y vómitos.

Tumores como hernias, así como bubones en las íngles.

Astricción de vientre de larga duración, seguida de deposiciones obscuras, secas, voluminosas, después diarreicas.

Astricción rebelde, con fiebre, calor, sed, sudores y debilidad.

295. Deposiciones difíciles, gruesas y duras.

Deposiciones duras, como nueces, caprimas, que salen muy difícil- mente, aun á pesar del empleo de enemas.

Cólicos violentos, con depresión del vientre y dolores que obligan á estar encorvado y á retorcerse.

30

Vientre tenso y duro sin estar hinchado.

Deposiciones mucosas y sanguinolentas reiteradas, con cólicos, ardo- res en los intestinos y el ano, tenesmo y gran debilidad.

300. Deposiciones diarreicas, con calambres y dolores en la espalda, pecho, estómago y vientre, pesadez de cabeza, estado vertiginoso y postración.

Deposiciones diarreicas obscuras, amarillentas y de muy mal olor.

Deposiciones blanquizcas, coleriformes, con calambres, frío general, presión y constricción dolorosas en el epigastrio, cólicos y ardor en el vientre, sed inextinguible frecuentemente con imposibilidad de beber á causa de los espasmos de la garganla y estómago; vértigos, ardor en la cabeza, debilidad en las ideas, gran postración, demacración, supresión de las orinas.

Con las heces fecales salen ténias, lombrices y especialmente vérmes.

Deposiciones sanguíneas, con cólicos atroces y debilidad suma.

305. Dolores como si hubiera millares de puntas de hierro en los intestinos.

Deposiciones involuntarias.

Al defecar, ardor en el recto y ano.

Hemorroides fluyentes, con sangre negruzca, dolores urentes y con- tinuos en el recto.

Tumores hemorroidales, gruesos é inflamados.

310. Tumores hemorroidales como abscesos, se ulceran y supuran.

Tumores como setas en el ano.

Prolapsus del ano con gran sensibilidad, aun cuando no defeque.

Escozor insoportable en el ano.

Astricción de vientre como por inercia de los intestinos, retracción y parálisis del recto.

315. Orejas y nariz frías durante los vómitos y deposiciones diarreicas.

Deseos continuos de orinar, con punzadas y dolores de aplastamiento en los riñones.

Emisión frecuente de orina turbia ó que se enturbia.

Sensación de adormecimiento y obstrucción en los riñones.

Sensación como si los riñones y la vejiga estuvieran siempre llenos é hinchados.

320. Dolores presivos y urentes en la vejiga, con deseo de orinar á cada instante; la vejiga no puede soportar la más leve cantidad de orina.

Emisión difícil de orina, dolorosa, intermitente; se detiene para empezar luego después.

Orinas generalmente frecuentes, abundantes y turbias.

Plenitud y distensión de la vejiga, con imposibilidad de orinar.

Orinas turbias, espesas y llenas de mucosidades, como á consecuencia de un catarro de la vejiga.

325. Retención de Orina, con retracción del canal de la uretra.

36

Orinas obscuras ó amarillentas y sanguinolentas.

Deseo frecuente de orinar, con orina urente y que sale gota á gota.

Orinas con sedimento amarillo, gris, obscuro.

Deseo frecuente de orinar, sin resultado, con dolores lancinantes y calambroideos en los riñones y vejiga, y gran plenitud de ésta.

330. Salida de arenas gruesas con la orina. .

Orinas claras, con depósito yesoso, que se pone como leche al moverlo.

Calambres en los riñones, con orinas frecuentes ó completamente suprimidas.

Orinas claras, abundantes, día y noche, con debilidad, gran sed, sequedad de la boca, deposiciones duras, grises, obscuras y otros muchos sufrimientos, principalmente en el hígado y estómago.

Uretrorragia.

335. Orina que abrasa el canal de la uretra.

Orinas con películas de los colores del íris.

Orina espesa, encarnada y sedimentosa.

Incontinencia de orina, se orina involuntariamente al andar, y aun por la noche en la cama, durante el sueño, como á causa de la parálisis del cuello de la vejiga.

Tenesmo de la vejiga, con iscuria, espasmos en los riñones y extremi- dades, y ardor en la uretra, que parece á la vez estar retraida.

340. Ulceración y como úlceras chancrosas en la uretra.

Sensación como si el canal de la uretra estuviera obstrido por tumo- res y excrecencias.

Úlcera de aspecto sifilítico en el meato urinario. | Flujo uretral de mucosidades espesas, amarillentas y verdes, con priapismo, dolores urentes y dislacerantes en la uretra, inflamación é hinchazón del pene y glándulas inguinales.

Escoriación en el prepucio y meato urinario.

345. Secreción de una materia espesa y de olor muy fuerte entre glande y prepucio, que están tumefactos.

Ardor y punzadas en el pene.

Granos de apariencia sifilítica en el pene, con dolores intensos, que parecen atravesarlo de parte á parte.

Úlceras y herpes pustulosos como el acné rosáceo en el pene.

Excoriación fácil del pene durante el coito y erección.

350. Úlcera como chancrosa é indurada en el pene.

Herpes costrosos en el púbis.

Inflamación é hinchazón de los testículos.

Hinchazón del escroto como á causa de un acúmulo de mucosidad.

Sensación de tumores duros en los testículos y cordones espermadi- cos, con dolores atroces en estas partes.

355. Tumores como bubones, así como hernias, en las ingles.

Ardores, punzadas y dolores pungitivos en el escroto y ano.

Herpes furfuráceos, con gran escozor en el escroto.

Rubicundez y escoriazón dolorosa entre los muslos.

37

Fuerte exaltación del apetito venéreo.

360. El apetito venéreo se aumenta á medida que se truta de satisfa- cer, y llega hasta el onanismo y el furor.

Durante el coito cesan todos los sufrimientos, para aparecer después más violentos. :

Deseos venéreos, con accesos de impotencia.

Ausencia total de apetito venéreo.

Eyaculación difícil, de muy larga duración é incompleta.

265. Pérdidas seminales y prostáticas frecuentes.

Poluciones nocturnas, aun sin sueño ni conciencia de ellas.

Dolores urentes como si hubiera un brasero en la región de los ovarios. ;

Sensación de hinchazón de los ovarios, y como si estuvieran tensos y fueran punzados á cada momento.

Dolores urentes, calambroideos, punzantes, penetrantes en la malriz, con gran debilidad y postración general.

370. Dolores lancinantes y distensivos en la matriz.

Infarto de la matriz.

Tumores duros y como escirrosos en el cuello de la matriz.

Dolores urentes en la matriz, que se propagan hasta los riñones, con

contracción general.

Dolores en la matriz, como si estuviera retorcida y prensada.

375. Punzadas que pasan como rayos de un lado á otro de la matriz.

Presión en la matriz, con sensación como si fuera á salirse de la pélvis.

Prolapsos y desviación de la matriz.

Esterilidad como por atrofia de los ovarios.

Hinchazón de la matriz como si encerrase una colección de agua.

380. Hocico de tenca hinchado, duro, ulcerado, cerrado.

Menstruación adelantada muy dolorosa y abundante de sangre gene- ralmente encarnada ó clara.

Menstruación retrasada de sangre negruzca, espesa, seguida de leuco- rrea clara y de mal olor.

Menstruación que se suprime repentinamente.

La menstruación se presenta con muchos dolores como en la época crítica.

385. Metrorragia muy marcada, con dolores de magullamiento en los riñones y muslos, y gran postración.

Vulva inflamada y ulcerada.

Gran escozor y ardor en la vulva, principalmente por la tarde y por la noche en la cama.

Erupciones blancas y encarnadas, así como excrecencias sicósicas en la vulva.

Leucorrea acuosa y clara ó como lechosa v de muy mal olor.

390. Leucorrea espesa, purulenta, amarillenta, verdosa.

Contracciones y espasmos en la matriz.

38

Punzadas y dolores distensivos en las mamas, con sensación como si se abultáran. | Hinchazón erisipelatosa de las mamas, con dolores en Jos músculos pectorales, peso en la espalda é hipocondrios é imposibilidad de soportar la parte superior del cuerpo.

Ardor con dolores en las mamas, como si recibieran cuchilladas.

395. Inflamación é hinchazón de las glándulas mamarias.

Congestiones en las mamas como por acúmulo de leche.

Dolores lancinantes, pulsativos y presivos en las mamas.

Dolores distensivos y calambroideos con sensación de mordiscos en las mamas.

Tumor indurado y ulcerado en las mamas, con hinchazón de los ganglios del pecho y axilas, dolores urentes, lancinantes y profundos, como si hubiera en las mamas un animal roedor.

400. Parece que hay una coraza en el pecho que impide la respi- ración. l

Erisipela flegmonosa en las mamas con tendencia á retropulsar á la cabeza.

Excoriaciones en los pezones.

Supersecreción de leche.

Las mamas se atrofian y ponen blandas.

405. Picazón en la laringe, con gran acúmulo de mucosidades, voz ronca y respiración estertorosa.

Ardor en la laringe, con sensación como si estuviera ulcerada y cortada.

Sensación como si hubiera un ácido corrosivo en la laringe.

Deseo de toser á cada instante para poder respirar.

Voz alterada, baja, nasal.

410. Voz entrecorlada como por falta de respiración.

Ronquera y afonía con frecuencia, con síntomas como de laringitis tuberculosa ó granulosa.

Hinchazón muy pronunciada en losrcartilagos de la laringe.

Dolores de excoriación en la laringe, con tos fuerte, dislacerante, bronca, con expectoración á veces purulenta y sanguinolenta.

Tos seca, corta y frecuente.

415. Tos violenta, que se hace sensible en las espaldas, pecho y vien- tre, con dolores pungitivos en la cabeza. |

Tos por accesos, faligante, rebelde, con escozor, ardor, muchas mucosidades en la laringe y voz apagada.

Tos, especialmente por tarde v noche.

Tos áspera, de gran resonancia y que parece desgarra los pulmones.

Accesos de tos, generalmente cada media hora, no dejando tiempo para respirar, y que concluye por un aflujo de mucosidades.

420. Tos ronca, que parece rompe el pecho, con expectoración de sangre, palpitaciones de corazón y accesos de desfallecimiento.

Tos pequeña y tusiculación con peso y puntos en varias partes del pecho, y opresión.

39

Ardor y sensación de excoriación en todo el pecho y laringe, con tos fuerte y seca ó que produce una expectoración sanguinolenta.

Tos por accesos con vómitos de alimentos y bilis, zumbidos y sonidos en los oídos.

Tos, especialmente por la noche estando acostado, y aun durante el sueño, con escozor y muchas mucosidades acumuladas en la laringe.

425. Tos ronca, sibilante, con oclusión de la laringe como si fueran falsas membranas.

Tos espasmódica y como de coqueluche, con vómitos y orinas involuntarias.

Sensación durante la tos como si pasaran una cuerda muy áspera por los bronquios.

Tos generalmente seca y dolorosa, y agruvada con el calor.

Tos con congestión de sangre, punzadas y dislaceración en el pecho, y movimientos espasmódicos de las extremidades.

430. Tos con fiebre, escalofríos y frío, sudor abundante y de olor pútrido, principalmente por la tarde y noche.

Gran debilidad antes y especialmente después de la tos.

Esputos de sangre con puntos dolorosos en el pecho, principalmente del lado izquierdo y en la región del corazón, acompañados de tos fuerte y sofocante.

Esputos de mucosidades mezcladas de sangre negruzca y como herrumbrosos.

Hemoptisis de una sangre coagulada.

435. Expectoración de materias glerosas blancas ó de mucosidades amarillentas, verduzcas, espesas.

Expectoración de pus estriado de sangre y materias, como producto de tubérculos.

Dolores lancinantes, dislacerantes ó compresivos y distensivos en el pecho, con crepitación y crujidos.

Puntos dolorosos y peso en las pleuras, con tos y opresión.

Estertores de diversas clases.

440. Respiración frecuente, ansiosa y entrecortada con frecuencia á causa de contracciones espasmódicas del pecho.

Sufrimientos asmáticos con tos y fuerte expectoración en forma de copos y blanquizca.

Contracción y opresión de pecho hasta el punto de no poder ya comer ni respirar.

Tos con vómitos y sangre descompuesta, negra y clara.

Sensación como si estuviera el pecho encerrado en un corsé.

445. Gran opresión de pecho, con accesos continuos de sofo- cación.

Sensación como si hubiera un peso enorme sobre el pecho y estuviera abultado y lleno de fuego.

Los síntomas del pecho se aumentan con la fiebre. con el frío yv escalofríos, pulso muy agitado, gran irritabilidad, deseo de alimentos escogidos, cabeza pesada y débil. -

40

~

Dolores muy intensos en el lado derecho del pecho y más persistenles en el lado izquierdo.

Dolores de escozor y ulceración en el pecho como si hubiera granos y herpes en los pulmones.

450. Sensación como si hubiera punlos tuberculosos en la parte superior del pecho.

Dolores de excoriación en los bronquios, como si hubieran sido raspados.

- Ardor y sensación de peso en el corazón, con tristeza, angustia y temor á la muerte.

Punzadas y hormigueo en el eorazón, con gran ansiedad.

Dolores lancinantes, calambres y debilidad en el corazón, que parece estar demasiado lleno de sangre y no poder palpitar; con opresión, pulso lento y fuerte, después acelerado, duro y dicroto. l

455. Sensación como si los vasos del corazón y laringe se contrajesen.

Violentas palpitaciones de corazón, con accesos de ón á la menor emoción.

Punzadas y calambres en el corazón, con sensación como si su punta hubiera sido punzada fuertemente.

Temblor en el corazón y sensación como si botara.

Sensación como si los vasos gruesos del corazón se stendieran en varias partes de su extensión.

460. Corazón pesado y doloroso.

Corazón como paralizado y que casi no se mueve, con debilidad mortal.

Calor y humedad de la piel con rubicundez y picor.

Picor atroz en todo el cuerpo, principalmente por la tarde y por la noche en la cama.

Prurito con punzadas y ardor en la piel.

465. Piel muy vulnerable, se agrieta, ulcera y supura con facilidad.

Calor urente en la piel, con punzadas, picor y erupción miliar.

Sensación como si se tuviera puesto un vestido de cerda que picara todo el cuerpo.

Manchas y abultamientos en diferentes partes del cuerpo, como si hubiera recibido golpes.

Gran cantidad de granos que se presentan en los poros de la piel cu forma de puntos, como picaduras de alfiler y seguidos de costras, princi- palmente en la cara y muslos, con ardor, escalofríos y fiebre.

470. Muchos forúnculos y abscesos en diferentes partes del cuerpo.

Piel de color rojo-escarlata y siempre urente.

Sensación en la piel, como si hubiera sido arañada.

Granos encarnados de miliar y de urticaria, con prurito y ardor pertinaz.

Erupción miliar que aparece un día y desaparece al siguiente.

475. FEscozor y erupciones como de sarna gruesa y pequeña, y del liquen agrius.

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Erupción pustulosa, con aspecto de viruela confluente.

Erupciones semejantes á la escarlatina, así como al sarampión.

Piel fría, helada, pálida ó violácea.

Piel floja y sin elasticidad.

480. Calor mordicante, con sequedad desagradable en la piel.

Herpes, con excoriación y escamas, que se renuevan constante- mente.

Escalofríos frecuentes en la piel, con gran debilidad general.

Piel frecuentemente fría, encarnada, violácea, azulada ó muy pálida, con frío general y sudor frío.

Hinchazón erisipelatosa en diferentes partes del cuerpo.

485. Gruesos forúnculos en la cara y cuello, y en todas las regiones más carnosas.

Abultamientos y tumefacciones dolorosas en muchas partes del cuerpo, como si hubiera sido picado por insectos venenosos.

Hormigueo en la piel, con sensación de adormecimiento y pérdida de la sensibilidad. l

Dolores en la piel como si estuviera dislacerada por las uñas.

Tez muy amarilla y color negro alrededor de los ojos.

490. Gruesos forúnculos dolorosos, que se extienden y hacen erisi- pelatosos.

La más ligera picadura se envenena y produce un tumor que supura.

Manchas azuladas y como escorbúticas en el cuerpo.

Irritación nerviosa con grande agitación, aunque los movimientos son dificiles y dolorosos. Temblor general.

495. Dolores generalmente vivos, lancinantes, calambroideos, con cansancio en diversas partes del cuerpo.

Dolores urentes, lancinantes, dislacerantes, reumáticos y gotosos. agravados principalmente por la tarde y por la noche, con el cambio de posición, el viento, el aire frío y la humedad y el calor fuerte.

El café agrava los síntomas, pero luego los calma.

-Los licores fuertes agravan los síntomas, y los aromas los calman.

Congestión y ebullición de sangre en la cabeza.

500. Malestar y debilidad con agitación continua.

Accesos de debilidad como si fuese á perder el conocimiento.

Desvanecimientos frecuentes, principalmente después de haber comi- do y bebido.

Calambres y espasmos diversos.

Tétanos con inclinación de la cabeza hacia atrás, frecuentemente con náuseas y vómitos.

505. Convulsiones eclámsicas y movimientos involuntarios de las extremidades, como en la corea.

Convulsiones epilépticas, que empiezan por tristeza, inquietud, hipo, contracción del diafragma, ardor en el estómago, congestión cerebral; después pérdida del conocimiento, caída, movimientos violentos de las

PATOGENTSIAS 6

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extremidades, baba sanguinolenta, pérdidas seminales, deposiciones y orinas involuntarias. |

Gran debilidad física y moral, con tristeza acompañada de ideas suicidas y sudor abundante al menor movimiento.

Disposición á los enfriamientos con gran sensibilidad al frío.

Sensación de frío en una parte del cuerpo, aunque esta parte tenga, al parecer, la misma temperatura que el resto del cuerpo. |

510. Postración extrema con deseo de sentarse y acostarse; no sabe como hacer para colocarse.

Sensación frecuente de contracción y opresión en todo el orga- nismo.

Perturbación nerviosa con alteración en la circulación; la bílis parece que está siempre en revolución, y la sangre ardiente y conges- tionada.

Accesos de espasmos, con contracción de las extremidades, de los ojos y cara.

Accesos de fatiga, de cansancio y debilidad, como si todos los órganos y las vísceras estuvieran atrofiadas y paralizadas.

515. Dificultad en definir y expresar sus sufrimientos; tan grandes y numerosos parecen, que está como enervado.

Accesos de estupor y desvanecimiento, seguidos de sensación paralí.- tica en el lado derecho del cuerpo, en la lengua y en las extremidades superiores ó inferiores.

Dolores semilaterales en la cabeza, oídos y ojos.

Inflamación y supuración de lan glándulas.

Induración de las glándulas submaxilares y cervicales con dificultad de hablar.

320. Durante la marcha calor general, con orejas frías, que se ponch

calientes cuando el cuerpo se enfría.

Todos los síntomas se agravan con el movimiento y el calor.

Hinchazón del periostio y de los huesos.

Lujación fácil.

Tensión de la nuca y del cuello.

525. Contracción en el tronco, con sensación como si la espalda se encorvase. |

Dolores de magullamiento en las vértebras y rifones.

Rigidez dolorosa con debilidad en toda la columna vertebral.

Dolores reumáticos en las espaldas, y entre los omóplatos.

Tensión en la espalda y riñones, con dolores calambroideos y dislace- rantes excitados por el menor movimiento.

530. Sensación como si se recibieran cuchilladas en las costillas.

Debilidad paralítica de la columna vertebral acompañada de la de las extremidades.

Dolores de magullamiento en los omóplatos.

Dolores tractivos, lancinantes y calambroideos en la articulación de los hombros y entre los omóplatos, principalmente durante el movi- miento de los brazos.

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Sensación de debilidad en los riñones, con deseo de estar constante- mente acostado.

535. Debilidad en los riñones, que se propaga á las espaldas,

Dolores de cansancio en los riñones y sacro, con gran debilidad é imposibilidad de tenerse en pié. |

Dolores de torsión, con punzadas como cuchilladas en los riñones.

Sensación de hormigueo y adormecimiento en los riñones.

Lumbago con gran debilidad.

540. Sensación como si hubiera un clavo «puesto en los riñones.

Sensación como si hubiera en los brazos una barra de hierro que Jos tuviera extendidos y tensos.

Dolores urentes y lancinantes en los brazos.

Hinchazón rubicunda de las articulaciones de los brazos, con dolores urentes y dislacerantes como en el reumatismo.

Dolores contusivos en los brazos.

545. Movimientos convulsivos de las extremidades superiores, prin- cipalmente en el antebrazo.

= Manchas rojas y violáceas en los brazos, como si se hubiera recibido golpes en ellos. -Hinchazón erisipelatosa de los brazos.

Placas de escoriación en los brazos como á causa de quemaduras.

Abcesos y úlceras en lay manos, que penetran hasta los huesos.

550, Infiltración de los brazos, sobre todo por la mañana y tarde.

Debilidad paralítica de los brazos.

Erupciones como sarna y líquen en brazos y manos.

Adormecimiento y frío glacial en las manos.

Úlceras y grietas en las manos.

3555. Sensación de cortadura á lo largo de los dedos, y como si es- tuvieran dislocados y rotos.

Hinchazón de las articulaciones de los dedos, con dolores reumáticos y gotosos.

Tofos en las articulaciones de los dedos que se mueven con di- ficultad.

Dedos deformes y gafos.

Dolores, urentes, pulsativos y de panadizo en los dedos.

560. Uñas enfermas y deformes.

Dolores de cansancio en las caderas, con imposibilidad de moverse cuando se ha estado algún tiempo sentado.

Tensión con dolores lancinantes y culambroideos en el sacro y huesos ilíacos.

Tensión tenaz, que se extiende desde la cadera á la rodilla.

Debilidad paralítica y parálisis de las piernas, con insensibilidad completa.

565. Dolores ciáticos y reumálicos en las piernas, que obligan á gritar y se agravan, especialmente con el frío.

Dolores y ardor en los muslos y rodillas.

Hinchazón erisipelatosa en las piernas.

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a

Dolores calambroideos y punzadas agudas en las pieri as y en la garganta delos piés.

Flemones y granos rojos inflamados en diferentes sitios de las piernas.

570. Dolores de reumatismo y gota en las piernas y piés, principal- mente en los talones.

Piés hinchados, encarnados, ardientes: no se puede soportar calzado alguno.

Úlcera en la parte externa del muslo derecho, que proviene como de un absceso, que se ahonda y supura mucho.

Forúnculos muy dolorosos en las piernas.

Hinchazón varicosa en las piernas.

575. Al andar contracciones agudas en la extremidad de los dedos de los piés y bajo las uñas; los piés se hienden y sangran.

Dolores lancinantes en los callos, que se inflaman. >- Ampollas y úlceras en la planta de los piés.

Uñas que crecen en dirección trasversal é hieren.

Frío en los piés. |

580. Sudor de piés de muy mal olor.

Soñolencia continua, con deseo de acostarse.

Cuando llega la noche se cierran los ojos involuntariamente y se duerme en cualquiera parte donde se encuentre.

Sueño temprano y se despierta á media noche, con imposibilidad de volverse á dormir.

Sueño agitado con gritos, sobresaltos, movimientos de las extremida- des y sueños con ansiedad.

585. Sueño comatoso, con desvarío continuo y ronquido.

Sueño prolongado por la mañana, con deseo de permanecer hasta bastante tarde en la cama.

Sueño con ensueños frecuentes, alternativas de frío y de calor, y ardor general, sed intensa y miedo.

Sueño no reparador; al despertar se encuentra cansado como si no hubiera dormido.

Insomnio como por sobre excitación nerviosa.

590. Insomnio muchas noches seguidas, con faliga, cansancio y de- bilidad.

Ensueños tristes y de las ocupaciones del día.

Ensueños desagradables y que asustan.

Ensueños de enfermedades epidémicas, contagiosas y especialmente de hidrofobia.

Ensueños de viajes, suntuosidades, placeres y satisfacciones.

595. Sueña que se cae de alturas forinidables, con agitación al des- pertar, agitación de la sangre en la cabeza y palpitaciones de corazón.

Sueña que está en uña reunión de socidad y que participa de un alegre festín.

sueños de disputas y querellas.

Sueños llenos de ansiedad, que no se pueden explicar.

`

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Frio y escalofríos en la cabeza y espaldas.

600. Frío y escalofríos, seguidos de calor urente con cefala)gia.

Frío general excesivo, con temblor, espasmos y calambres, hambre y gran sed.

Calor mordicante y sequedad excesiva de la piel con hambre y sed, congestión cerebral, pulso acelerado y duro, cefalalgia y delirio.

Alternativas de frío y calor casi continuos.

Frío y escalofríos con sudores fríos, castañeteo de dientes, cólicos y calambres en el estómago y las extremidades.

605. Durante la fiebre hay repugnancia á las bebidas amargas y azucaradas, deseo de bebidas fuertes, el agua parece mala, vértigos, aturdimiento, delirio, temor de caerse, de escurrirse de la cama, y se escurre siempre hacia los piés de la cama; cólera aun con ataque de nervios, perversión y pérdida de los sentidos.

Fiebre con frío y escalofríos, y agravación de todos los sintomas:

Frío y escalofríos en el exterior, y calor interior, especialmente en el pecho. '

Fiebre con carácter tifoideo y gran astricción de vientre.

Agravación de la fiebre, principalmente por la tarde y por la noche.

610. Frialdad grandísima.

Pulso generalmente acelerado y rebotante, ó lento, pequeño é imper- ceptible, ó irregular é intermitente.

Sudores abundantes y debilitantes.

Humor alegre, con disposición á reir y á cantar.

Tristeza é inquietud, con temor á la muerte y al porvenir.

615. Llantos fáciles. j

Hipocondría con horror á la Sociedad; se busca la soledad y aun la obscuridad; se desea no ver nada ni oir nada.

Carácter inquieto, desconfiado y muy irritable, ó apático y como embrutecido.

Angustia y ansiedad, gemidos y llanto, con aprensión constante de sucesos fatales.

Disposición á encolerizarse, con deseo de pegar y destruir.

620. Humor de querellas y contradictor, pero con frecuencia des- pués de haberse incomodado se > experimenta el sentimiento de haberlo hecho. |

Celos atroces; todo es causa de celos.

Alegría loca y satisfacción sin motivo.

Cambios frecuentes de carácter y de ideas hasta el idiotismo.

Estadocomo de embriaguez y embrutecimiento, en que se olvida hasta comer y beber.

625. Mucho amor propio, gran aprecio de mismo y de sus obras, alegría interior con sonrisa en los labios.

Deseo continuo de llorar, aun sobre cosas alegres, con desvarío y alucinaciones.

Ardiente deseo de viajar.

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Embotamiento de los sentidos y pérdida de la memoría.

Precipitación febril en tado lo que se hace.

630. Temor perseverante á la muerte en todos los sufrimientos.

Monomanías tales como pasearse en barcos, de vestirse ó pasearse de un modo raro, de ir aia al mismo sitio y de no cambiar sus costumbres,

Delirios frecuentes, idiotismo, alienación mental,

NoTA. Los medicamentos cuyas patogenesias he publicado en este folleto han sido tomados de entre otros varios experimentados por nos- otros, y como posee cada uno una esfera de acción muy grande, no es de admirar que ofrezcan con frecuencia los mismos síntomas y que se ase- mejen en varios puntos. la que es, como se sabe, el caracter de todos. los policrestos, como también el de todas las substancias que se parecen al mercurio, arsénico, ácido azótico, iodo, sosa, potasa, cul, sílice, etc., pre- sentar enire sus efectos patogenésicos falsas membranas, tísis, disente- rías, hidropesías, sarna, herpes, excrecencias sicósicas, flujos y úlceras escrofulosas, venéreas, etc, Pera eston medieanmentos tienen igualmente entre ellos diferencias muy marcadas y que pueden conducir á hacerlos reconocer, así como á decidir de su elección. No entraremos ahora en tal operación. Nos contentaremos con decir, sólo para facilitar la apreciación de tres de ellos menos cenacidos, que creemos, en virtud de su estudio y hechos clínicos se deben consultar: 1.2 robinia acacia, todas las veces que los síntomas se parecen á los de arsénico, bryonia, fósforo y veralrum:; 2°, sarracenia purpúrea, cuando los síntamas se parecen á los:de pulsati- lla, sepia y silicea; 3°, anantherum muricatum, cuando los síntomas se parecen á los de belladona, camphora y opium. Se comprende bien que esta semejanza es aproximativa y superficial, y que no excluye lasindica- ciones más positivas que puedan salir de los efectos patogenésieos dados de la acacia, sarracenia y ananíherum.

Terminaremos esta nota diciendo que si conocemos que es rara que una patogenesia sea completa en sus detalles, en vista de las dificultades inherentes á esta clase de trabajos, creemos, y afirmamos también, que no hay síntoma eurado por un medicamento que no exista en los síntomas patogenésicos de aquel medicamenta, y que por esto las indicaciones clini- cas pueden asimilarse sin inconsecuencia á las de la experimentación pura; es un hecho que hemos podido comprobar más de una vez en nues- tras investigaciones, y que confirma además la justicia de la ley homeo- pática, y justifica también á Hahnemann de ciertos reproches.

Diremos además que, gracias á la experimentación pura de los medi- camentos, puede esta guiar, como lo hemos sido, á darse cuenta de muchos puntos referentes á la génesis y filiación de las enfermedades. Pero ésta es una cuestión que se separa de nuestro objeto, y na pudiendo más que apuntarla aquí, nos reservamos el examinarla más tarde, si nos es posible hacerlo.

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AMBRA GRISEA

por el doctor GABALDA, de Paris

El ambra gris presènta, como veremos más adelante, un cierto núme- ro de síntomas bien característicos. Con todo se usa poco, y en general se prefieren los medicamentos análogos, como el Moschus, Ignatia, Rhus. Pulsatilla, Valeriana. El ambra encuentra su oportunidad en el trata- miento de las enfermedades nerviosas en las que dominan estos tres síntomas: calambres, distensiones y espasmos musculares; puede prestár numerosos é importantes servicios en la histeria y la hipocondría, cuando la inteligencia está debilitada, ó cuando el paciente está sujeto á eccesos de desvanecimiento; en la melancolía consecutiva á las exctaciones men- tales excesivas; en la cefalalgia histérica, la crea, ciertos vertigios nervio- sos, á los que están sejetas las personas de edad; él ha curado una sensa- ción de cósquilleo insoportable, que tenía su acento en la región del sacro en una mujer histérica y hemorroidaria; en la dureza del oído, la amaurosis (con vista turbia como al través de una niebla) la exaltación sexual, las poluciones nocturnas, la tos nerviosa en general, sobre todo, cuándo es seca, sofocante, nocturna, con silbidos laríngeos, por consi- guiente en la coqueluche; á propósito de este síntoma cita Roth las dos observaciones siguientes: «Tos espasmódica, seca, eb un niño de dos años, que se inanifestaba por accesos semejantes á la coqueluche pero sin silbidos durante la inspiración. Curación por ambra 34 trituración, un grano». En el segundo se trata de un enfermo atacado de tisis larín: gea». El cosquilleo en la laringe, la opresión del pecho, la tos, que le ator- mentaba especialmente de noche, y que era acompañada de palpitaciones del corazón y ganas de vomitar, en fin, un silbido en la traquea-arteria cuando respiraba, fueron calmados por ambra 62 dilución».

También puede ser útil en algunas afecciones reumáticas, caracteriza- das por dolores dislacerantes, tractivos, distendentes, calambrosos; en la leucorrea espesa, acompañada de prurito en las partes genitales; en la epistaxis. Roth cita la observación de una señora de sesenta y seis años, en la que se manifestó por espacio de siete días seguidos por la maña, una epistaxis que duraba á veces tres horas, estando todavía en el lecho y fué curada por una sola dosis de Ambra 12.2 dilución, sin recaída. j

También se encuentra indicado, aunque menos veces, en ciertas erupciones cutáneas pruritosas, de la cabeza, de las manos y de los pies, y contra la constipación.

- Las dósis, á que debe emplearse, son en extremo variables. Hahne- mann la usaba á la 3.2? atenuación. El Dr. Mary parece haber obtenido curaciones con la 12.2 y la 3.3 Espanet preconiza la tintura madre.

La naturaleza de esta substancia ha dado lugar á una multitud de opiniones extravagantes; hoy viene á considerarse como un escremento

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endurecido y alterado de ciertos cachaalotes; se le encuentra flotando en el mar en pequeños pedazos de un color gris negruzco; su consistencia se aproxima á la de la cera un poco endurecida; su olor es muy intenso, agradable, su sabor es debil y recuerda el de la grasa añeja.

Poco usado en terapéutica se aproxima por sus cualidades al mosco y se le usa algunas veces como antiespasmódico. Matiere Medicale pure de Hahnemann contiene su patogenesia.

Moral.—Grande tristeza y auxiedad por la tarde. Sueño; soñolencia diurna é insomnio nocturno; sueño turbado por ensueños ansiosos. Sudo- res nocturnos.

Cabeza y órganos de los sentidos. Vértigos al marchar al aire libre; sensación de debilidad en la cabeza. «Dolor presivo en la cabeza, cada dos días y acompañado de un sentimiento de calor en los ojos.»

Aflujo de sangre en la cabeza.—Distensiones en la sien izquierda, hasta la parte superior de la cabeza, en la bóveda frontal derecha y detrás del oído izquierdo. Tiranteses extremadamente sensibles en el vértice y como en toda la mitad superior del cerebro con palidez de la cara y frío de la mano izquierda. Dolor en los tegumentos de la cabeza, en la nuca y en el cuello, como á consecuencia de un esfuerzo, el dolor se aumenta por el contacto y persiste durante todo el día. Alopecia.

Ojos.— Presión en los ojos con dificultad de abrirlos y que causa el mismo dolor que si hubieran sido cerrados con demasiada fuerza, sobre todo por la mañana. Distensiones ó punzadas ligeras en el ojo derecho y sus alrededores. Prurito en el párpado. Vista turbia como si hubiera una nube delante de los ojos.

Cara.—Bochornos á la cara de calor pasajero; distenciones en la parte superior de la cara sobre todo cerca del ala derecha de la nariz.

Oídos.—Distenciones en el oído derecho por la mañana y á veces durante el día; ruído y silbido en el oído con sordera. `

Nariz —Epistaxis matutina; intensa sequedad de la cavidad nasal y picazones frecuentes, como si fuese á estornudar.

Boca. Mandíbula.—Grande sequedad de la boca con adipsia completa por la mañana al despertar, muchos días seguidos. Dolor lancinante y . presivo en las mandíbulas; dolores distensivos, ya en los dientes derechos, va en los izqùierdos, durante el día y muchas noches seguidas. Dolor con tirantez en el paladar hasta el oído izquierdo.

Pecho y vías respiratorias.—Fetidez del aliento. Picazón de la gargan- ta, como durante un romadizo. Sensación como si en la garganta estuvie- re detenida alguna cosa. Cosquilleo en la garganta, que excita á toser; tos nocturna por una irritación muy viva en la garganta; espantosa tos espas- módica con muchos eructos y ronquera, especie de coqueluche. Al toser sensación como de un punto escoriado en la garganta; espectoración muy salada durante la tos; opresión dolorosa del pecho y del dorso; latidos del corazón al salir al aire libre con palidez de la cara; presión en el lado izquierdo del pecho en la región del eorazón. Tiranteces en la garganta y en la parte superior de la faringe. Dolor de la garganta, no al tragar los alimentos, sino al tragar en vacío y apoyándose sobre el cuello, con

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tensión en las glándulas sub-maxilares, como si estuviesen hinchadas. Secreción de 'moco en la garganta, con apretamiento v picazón. Sed

Vías digestivas. —Frecuentes eructos con acedia, ó con gusto á lo comi- do; pirosis principalmente por la tarde ó al pasearse al aire libre; dolor presivo en la región del hígado; tensión é hinchazón del bajo vientre; angustia en el vientre con borborigmos en la parte superior del abdómen, por la mañana en la cama, que disminuye al levantarse y reaparece al volver á acostarse especialmente sobre el dorso; violentos retortijones con cámaras diarreicas, tres días seguidos; prurito en el ano.

Organos genito-urinarios.—Secreción aumentada de orina sobre todo por la noche y por la mañana; orina turbia en el momento de salir, de un amarillo obscuro y con sedimento parduzco, que sobrenada en el líquido amarillo y claro; quemazón en el orificio de la uretra. Viya sensación de voluptuosidad y prurito en las partes genitales. Reglas demasiado antici- padas, estilicidio de sangre fuera del tiempo de las reglas; leucorrea espesa, mucosa, precedida de punzadas en la vagina.

Piel —Sequedad de la piel; los herpes reaparecen durante el uso de este medicamento; prurito y sensación quemante en muchas partes de la piel, como en la sarna.

Miembros y Tronco.— Estirones como de luxación en las articulaciones escapulares, Jos codos, los antebrazos y en las manos. Estirones en-el codo y el antebrazo derecho; calambres, en las manos; estirones y tracciones en los dedos; sensación de entorpecimiento en las piernas y en las panto- rrillas, casi todas las noches. Estirones agudos en las piernas desde el sacro hasta el pie, con imposibilidad de apoyarlo en el suelo. Dolor como de gota en el dedo grueso. «Agitación en todos los miembros, una especie de hormigueo con estado de ansiedad durante el día únicamente». Gran- de laxitud.

PATOGENESIAS 7

MA)

ASTERIAS RUBENS

Por EL Dr. CLARKE

Un medicamento que en su patoyenesta nos da síntomas semejantes å la apoplegía, al cancer, á la epilepsia. al histeristmo v à varias afecciones uterinas tiene ciertamente «derecho á nuestras mayores consideraciones. Y como Asterias rubens posee sintomas similares á las sobredichas afec- ciones, siempre será provechoso el tiempo que dediquemos á su estudio.

Relativamente á los síntomas pertenecientes á la apoplegía hallamos: Está muy impaciente; cuyo estado es un precursor de esta afección. Ata- ques imprevistos de vértigo parecidos á sacudidas en la cabeza. Conges- tión sanguínea en el cerebro.

Es uno de los principales síntomas el despertarse por la noche con sensación como si el cerebro fuese golpeado con sacudidas eléctricas; la cabeza parece vacía; falta casi de conocimiento: teme ser atacado de apo- plegía; esto dura algunos minutos; cuando recupera el conocimiento el pulso es duro. Otra vez este síntoma fué algún tanto modificado, y fué el despertarse por la noche con afán, como por motivo de sacudidas eléctri- cas en el cerebro; le parecía como si la cabeza fuera á estallar; tenía mie- do á la apoplegía; cuando volvió en el pulso era duro, muy acelerado, y la carótida derecha latía con violencia.

Son congestiones cerebrales, acompañadas de estepticidad rebelde. Exleriormente la cabeza está ardiendo.

Otro de los principales síntomas simili-apoplécticos es el perder gra- dualmente la vista; las pupilas estaban cerradas por la excesiva contrac- ción del íris. Durante la noche agitación violenta y poco sueño. La cara está rubicunda, el pulso duro, comprimido y frecuente. Y donde puede hallarse un cuadro más perfecto del cáncer, especialmente de la forma glandulosa, el escirro? Aspecto terroso de la cara. Constipación rebelde: trascurren doce ó quince días sin lograr una evacuación, la cual cuando tiene lugar, consistía en substancias duras, redondeadas, poco menos del grosor de una aceituna. | |

Dolores lancinantes en las mamas. Dolores lancinantes agudos, dolo- res escocientes la privaron interiormente de reposo, especialmente por la noche. Dolores tirantes en las mamas. La mama izquierda está retraída hacian dentro. Alrededor del pezón, que está contraído formando un hueco, piel lacia y adherente; sobre un punto una mancha violácea que tiene fungus hematodis. Ulceración é hinchazón en la mama izquierda; dolor agudo, pungitivo que llega á la espalda.

Mamas abotagadas, distendidas, como sucede á veces antes de las reglas, endurecimiento de la mama izquierda, del volúmen como la cabeza de un nido. mamas sensibles, duras v angulares. La mama derecha em- piesa ay manifestar sintomas de escirro.

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Se forma un tumor escirroso en la mama derecha, adherido con toda su base en las paredes torácicas. Compárase una mancha rojo-lívida sobre un punto del tumor que se abre y sale un poco de pus; gradualmente in- vade toda la mama por unas ocho pulgadas de circunferencia, con rezumo icoroso fetidísimo; bordes descoloridos, pezones, duros, invertidos, y fondo cubierto con granulaciones rosáceas.

Todo el exterior del pecho está hinchado y doloroso. Las glándulas axilares hinchadas, duras y nudosas. Dolores nocturnos lancinantes en el tumor. Ulceras con bordes sensibles, flujo fétido. |

Este medicamento es muy rico en síntomas de epilepsia. Hay pérdida de conocimiento. No pierde el conocimiento pero tiene alucinaciones, como si se hallase fuera de su casa y en medio de gente extraña; oye voces á las cuales responde. Le excita fácilmente toda emoción de cualquier especie de contradicción. Experimenta una presión violenta sobre los lóbulos anteriores del cerebro, que se extiende también hasta debajo los ojos. Un día era tan fuerte esta presión que estando sentado á la mesa se cayó hacia delante y permaneció algunos minutos sin conocimiento.

Palidez de la cara. La cara era descolorida y las mandíbulas estaban apretadas mientras estaba sin conocimiento. Gran debilidad con malestar en el epigastrio. En los ataques, movimientos convulsivos en los miem- bros. Gontracciones en todo el cuerpo cuatro ó cinco días antes de los ataques. Estaba débil y descolorido. Caída repentina; cara lívida, movi- mientos convulsivos de las mandíbulas, espuma en la boca, sacudidas en los miembros, pérdida de conocimiento. Después de los ataques gran debilidad conruna sensación de malestar en el epigastrio.

Ataques convulsivos, después dolor presivo en la parte anterior de la cabeza y sobre los ojos con caída hacia delante, pérdida de conocimiento, trismus, cara pálida, movimientos convulsivos de los miembros. Después de los ataques postración y ansiedad en la parte superior del abdómen.

Para los síntomas histéricos tenemos: Parece como si fuese inminente alguna desgracia, como si estuviese por llegar alguna mala noticia; las lágrimas dan alivio, y además varios síntomas uterinos los cuales perte- necen á la clase de histerismo.

¿xcitación del apetito venéreo por la mañana en la cama, sin recor- dar el coito, el cual le da fastidio, la pone de mal humor y está dispuesta al llanto.

Sensación de presión en los órganos abdominales inferiores que im- pide la locomoción.

Deseos venéreos, pensamientos eróticos, agitación nerviosa y ansia producida de importunos deseos venéreos que atacan de un modo violen- tísimo é irresistible, que da origen á ideas de violencia, de desesperación, etc. Sensación general de malestar en la matriz, como si quisiere salir alguna cosa.

Sacudidas en el útero. Dolor general violento en la matriz como si se moviese algo dentro de la misma. Sensación en la matriz como si alguna cosa fuese empujada..

Las reglas son retardadas, y los cólicos y demás sufrimientos cesan

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con el flujo que es más abundante de lo acostumbrado, y hay dolores tirantes en el dorso y en el sacro.

Murex y Sepia son muy afines á Ast. rub.

Murex produce un efecto deprimente sobre el sensorium, y hay una confusión de ideas y actividad intelectual disminuida.

Los experimentos de Murex no son todavía suficientemente extensos para demostrar todo su valor completo, pero como en Ast. rub. y en Se- pia sus efectos sobre el útero y sus apéndices son notables. Este produce excitación sexual, lo cual da á conocer una especie de alteración de la razón, siendo en este respecto muy semejante á Asterias rub. Platina tiene una violenta excitación sexual, Hyosciamus también, pero con desorden v perversión de la inteligencia y del sentido moral dando lugar á la ninfomanía.

Hyosciamus está muy estrechamente aliado con Ast. rub. en el tener las condiciones apoplécticas alternando con epilepsia. `

En Murex las reglas son retardadas, con la particularidad que después de haber fluido pocos días cesan y después de otros doce comparecen. Sepia tiene también este síntoma.

Kreosotum tiene una condición similar, con suma irritación de la vejiga y un flujo muy acre de la vagina, que ocasiona hinchazón y exco- riación en las partes genitales, y en los muslos, ardor y prurito.

Murex tiene fuertes dolores y punzadas agudas en las mamas, y en esto se parece á Asterias rubens.

Lilium tigrinum es otro medicamento de gran mérito para comparar- lo con Ast. rub. mientras que Bell. Calc. carb. Carbo anim. Conium, Sil. y Sulph, son remedios que pueden muy bien tenerse en cuenta relativamen- te á este punto.

APOCYNUM ANDROSEMIFOLIUM

(VENENO DE PERROS) Publicado por el Dr. EDWIN M. HALE, de Chicago

(Traducida para Et, Or1rerio MinpicO por el Dr, J. O. Korth, de Montevideo).

Analogías.--Acon. Asclepias tuberosa. Bryonia. Colchicum. Cimici- fuga. Iris versicolor. Podophyllum.

Descripción botánica. Es una planta indígena del Norte de América, herbácea perenne, de tres á seis pies de altura y que arroja un jugo le- choso cuando se corta cualquiera parte de ella. El tronco es simple y liso en la base, ramoso superiormente, comunmente rojo en la parte expuesta al sol y cubierto por una corteza fibrosa glutinosa. Crece en todos los Estados-Unidos de América, desde la Carolina hasta el Canadá; se le en- cuentra á lo largo de los cercados en campos húmedos, en las orillas de los bosques, y florece en Junio y Julio. Las ojas son opuestas, peciola- das, ovaladas, agudas, enteras, suaves en ambos lados y de dos á tres pulgadas de largo; las flores son blancas, coloreadas de rojo y crecen en umbelíferos sueltos terminales ó axilares. Los pedúnculos están cubiertos con muchas bracteas agudas y pequeñas. El tubo de la corola es más largo que el del cáliz. Su fruto es un par de folículos largos líneales agu- dos que contienen multitud de semillas imbricadas, adheridas á un re- ceptáculo central, y cubierta cada una con vello largo. La raíz, que es la parte que se emplea como medicinal, es grande, y contiene el mismo jugo lechoso que el resto de la planta. Su gusto es desagradable y extremada- mente amargo. Las flores tienen un agradable olor á miel, cuya substancia contienen, y se extrae por las abejas y otros insectos, que á menudo quedan presos en ellas, y de aquí su nombre de cazadora de moscas. Nin- gún animal ln come (Rafinesque).

Preparaciones oficinales.—Vintura de la raíz ó de toda la planta y diluciones.

Historia médica.—Esta planta se conoce por muchos nombres comu- nes que determinan ciertas cualidades medicinales que posee. El nombre Apocynum procede de una voz griega (veneno de perros), aludiendo pro- bablemente á los efectos venenosos del género europeo que se administra á la raza canina. También se llama hierba de leche, cazadora de moscas trampa de moscas, ratz amarga, flor de miel, etc.

La raíz mascada tiene un gusto intensamente amargo muy desagrada- ble, el cual se percibe en toda la planta, exceptuando la flor. La decocción tiene un color rojo y gusto muy amargo; así como la tintura con alcohol, que es incolora. - Contiene, por consiguiente, un principio amargo solu- bleven agua y alcohol, y otro principio colorante que no es soluble en el alcohol. También contiene un accite volátil. Asegura Rigelow que el jugo lechoso contiene cautehu,-- Aconsejo á los farmacéuticos homeópatas

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que preparen la tintura con alcohol! atenuado, y que usen la planta fresca recogida después de la estación de las flores, en Agosto.

Esta especie de Apocynum se ha usado muy poco en medicina, aunque Rafinesque la consideró como oficinal, y solamente indica la más notable (Apoc. cannabinum). Dice lo siguiente del Apoc. androsemifolium:

Es una planla muy activa y muy estimada por los indios del Sur. Es tónica, emética, aulterante y anti-sifilítica. La raíz es la parle más activa; pero debe usarse fresca, porque el tiempo destruye ó disminuye sus pro- piedades. Los naturales de Chickacaw y Ckoctaw la emplean y consideran como un específico de la sífilis. Usan la raíz fresca, que mascan y se tragan su jugo, y es un remedio que se introdujo como un gran secrelo en el Tennessee y Kentuchy, considerándole específico de la sífilis. En todos estos casos debe obrar como un gran tónico, puesto que los medi- camentos tónicos son frecuentemente eméticos y anti-venéreos.

King dice, respecto á esta planta, que es eméltica, tónica, diaforética y laxante. Cuando se la emplea para desocupar prontamente el estómago, sin producir muchas náuseas ó un estado de relajación del sistema mus- cular, debe darse la raíz pulverizada á la dosis de dos ó tres escrúpulos; sin embargo, se dice que ocasiona una grande debilidad y laxitud, que tarda bastante tiempo en desaparecer. Se le reputa muy útil en el trata- miento de afecciones reumáticas.

Como un ejemplo de la poca escrupulosidad con que usan los ecléc- ticos los principios activos de los medicamentos, refiere King que el Apoc. androsemifolium es idéntico en virtudes y en su constitución quími- ca al Ápoc. cannab., lo cual es bastante para precavernos de usar las llamadas medicinas concentradas preparadas bajo una dirección tan con- traria á la ciencia.

Seuder (Materia médica and Therapeutic. Eclectic) se equivoca igualmente cuando dice y afirma que ambas especies pueden usarse para objetos análogos. Desde la publicación de la primera edición de esta obra no se ha hecho ningún experimento con esta planta, ni se ha referido observación alguna clínica; teniendo, por consecuencia, muy poco que agregar á lo dicho en aquella primera edición.

PRIMER EXPERIMENTO

El siguiente experimento es original del Dr. J. Henry, que lo hizo en propio y en dos señoras, á dosis medianamente grandes, desde 50 hasta 1,800 gotas de la tintura madre de la raíz fresca. (La tintura debe haber sido de una preparación muy débil). Los experimentadores gozaban de buena salud cuando principiaron á tomar el medicamento, exceptuando una de las señoras, que había tenido una leucorrea, y el Dr. Henry había sufrido hemorroides.

Primer día (Mayo 14). Cada experimentador tomó 50 gotas y estuvo en ayunas toda la mañana. Dos de ellos experimentaron calambres en la planta de los pies; la otra tuvo un violento calor en la planta de los pies con abundante sudor en todo el cuerpo.

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Segundo día (Mayo 15,. Se elevó la dosis á 100 gotas, y todos sintieron calambres y ardor en la planta de los pies, y con más intensidad en el derecho; fuerte dolor en la articulación del dedo grueso del pie izquierdo; dolor en la rodilla y pierna derechas.—Una de las señoras y el Dr. Henry se quejaron de gran plenitud y dolor en la cabeza, de un carácter indes- criptible. A la mañana siguiente los tres sintieron constipación.

Tercer día (Mayo 16). Tomaron los tres experimentadores 150 gotas, y observaron casi los mismos síntomas que en el día anterior.—El Doctor Henry sintió un dolor punzante en los dedos de los pies y dolores agudos en el del medio, temblores en el cuerpo, en dos personas, y todas ellas un gusto más agradable en la boca. Todas las cosas tenían olor á miel para el Dr. Henry y tódos se quejaban de dolores en diferentes partes del cuerpo, y el Dr. Henry de mucho dolor en la rodilla y hombro derecho. Las señoras, de dolor en todos los dientes de la mandíbula inferior del lado izquierdo.

Cuarto día (Mayo 17). Tomó cada uno 200 gotas y sólo el Dr. Henry sintió el dolor en la planta de los pies, y todos tuvieron síntomas como los del día anterior, y además dolores y rigidez en la nuca y cuello; dolor presivo lento al respirar, pareciendo que partía de arriba para abajo.

Quinto día (Mayo 18). Cada uno tomó 250 gotas, y el Dr. Henry y una de las señoras tuvieron una dolorosa diarrea biliosa.

Sexto día (Mayo 19). Tomaron todos 300 gotas y experimentaron pesa- dez en el cuerpo con grande necesidad de dormir; dolores rápidos en diferentes partes del cuerpo, dolor en la cabeza y nuca, sensación de hinchazón en la cara y cuerpo; violenta picazón en la cara y cuerpo.

Séptimo día (Mayo 20). Tomaron 350 gotas y sintieron todos los sínto- mas que van designados, con abundante emisión de una Orina clara, dolor con pulsación en la nuca y entre la mano derecha y codo; constipación en dos personas v dos evacuaciones diarréicas en otra, con mucho dolor y barborigmos muy abundantes y que produjeron mucho alivio.

Octavo día (Mayo 21). La dosis usada en este día fué de 400 gotas, ex- perimentando mucho dolor sobre toda la cabeza, rigidez en el cuello, dolor al volver la cabeza al lado izquierdo, picazón y ardor en la cara, mucha laxitud, evacuaciones frecuentes de orín claro.

- Noveno día (Mayo 22). Tomó cada una 450 gotas y sintieron los sínto- mas que quedan designados y además grandes estornudos, dolores en la “ara, dolores más violentos en todas las articulaciones, grande picazón é irritación en la ventana izquierda de la nariz.

Décimo día (Mayo 23). Dosis usada 500 gotas. Violento dolor en la eminencia zigomática izquierda, escalofríos, laxitud, calor en la cabeza y cuello, imposibilidad de dormir por la noche, sueños violentos, sueño que no producía descanso, dolor en la ingle izquierda de carácter punzante.

Undécimo día (Mayo 24). Dosis 550 gotas. Las señoras tuvieron una menstruación muy abundante que duró ocho días, con violento dolor presivo y adenrás los síntomas anteriores.

Duodécimo día (Mayo 26). Dosis 650 gotas. Algunos esfuerzos para vomitar; aumentó el dolor de la nuca y se propagó hasta la frente; dolores

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fuertes encima de cada muñeca.—Uno de los experimentadores hizo cuatro deposiciones biliosas, otra diez, y la tercera, constipación. Décimotercero día (Mayo 27). Tomó cada uno de los experimentadores 1,800 gotas y se sintieron muy mal, con vómitos, diarrea, grande postra- ción y temblores en todo el cuerpo. | Éstos han sido experimentos enérgicos que han manifestado clara- mente los síntomas característicos del medicamento.

RESÚMEN

Síntomas generales. Nervios de sentimiento.—Aunque el medicamento ocasiona muchísimos dolores, y éstos demuestran el padecimiento del sistema nervioso, parece no obstante que éstos no son simplemente dolo- res nerviosos ó neurálgicos, sino más bien reumáticos. Podrá ser, pues, de utilidad en neuralgias reumáticas.—Nervios de movimiento.— Produce calambres en la planta de los pies, dolor y rigidez en la nuca y cuello, estornudos, picazón en la cara, etc.; sin embargo, parece que obra más especificamente sobre los tejidos fibrosos y nervios de sentimiento que sobre los de movimiento.

Fiebre é inflamación. Ocasiona un violento calor en la planta de los pies con abundante sudor sobre ambos; calor y dolor en los dedos de los pies, en las piernas y rodillas; sensación de hinchazón en la cara y cuerpo, con violenta picazón en estas partes; dolor punzante en la cabeza y nuca, y entre la mano derecha y codo, escalofríos y calor en la cabeza

y cuello, lo cual impide el dormir por la noche.

Observaciones clínicas. Según el Dr. Henry ha sido muy usado este medicamento en el Sur para afecciones biliosas y fiebres, para las fiebres de los pantanos de las plantaciones de arroz, fiebre amarilla, resfriados é inflamación del vientre y pulmones, disenterías y diarreas; pero de todas estas afecciones, para las que parece más homeopático es en la fiebre biliosa, cuando está acompañada de diarrea biliosa, en los catarros reu- máticos, disenterías y fiebres.

Tejidos fibrosos.—Éstos parecen ser su gran campo de acción. Ha ocasionado calambres en los pies, probablemente en los inúsculos y ten- dones, grande «dolor en la articulación del dedo gordo del pie, calor en la pierna y rodilla derecha; dolores punzantes en los dedos de los pies; dolores en diferentes partes del cuerpo, dolores y rigidez en la nuca y cuello; dolor presivo y lento en el pecho, al respirar; dolores rápidos sobre todo el cuerpo; dolores más violentos en todas las articula- ciones, etc.

Observaciones clínicas. - Todos los notables síntomas que quedan apuntados fueron ocasionados por dosis tangibles del medicamento, y parecen característicos, porque todos los experimentadores los sin- tieron.

Para reumatismo y gota reumática es tal vez el remedio más homeo- pático que'hasta el día conocemos, y será más apropiado para sujetos biliosos, ó cuando con el reumatismo se halla unido un gran desórden

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bilioso. Parece que se absorbe penetrando hasta lo más recóndilo del organismo á semejanza del vicio reumático, v hasta que produce las evacuaciones críticas de las vísceras, piel, hígado, riñones, que terminan un ataque de reumatismo; así que, segun la ley Similia Similibus, debe ser específico para esta enfermedad.

Membranas mucosas. No tenemos prueba alguna precisa de su acción sobre estas membranas, aunque produce estornudos y picazon en las ventanas de la nariz; así que debe ser homeopático en las afecciones cata- rrales de carácter reumático.

Piel. —Cuando se toma en grandes dosis produce abundante sudor y una sensación de hinchazón en la cara y cuerpo, picazón sobre todo el cuerpo, picazón quemante en la cara, etc.

Observaciones clínicas. Podrá ser de utilidad para Jos sudores tan mo- lestos que acompañan ó siguen á la fiebre reumática, y está indicado en el prurigo, especialmente cuando se une á un desórden hepático.

Cabeza.—Grande plenitud y dolor de cabeza; dolores y regidez en la nuca y cuello, escalofríos, laxitud, somnolencia y sueños molestos; gran dolor en todo el lado izquierdo de la cabeza con dolor sobre las muñecas.

Observaciones clínicas. Es homeopático para los dolores de cabeza biliosos, reumáticos y congestivos, especialmente cuando están acompa- ñados de dolores reumáticos, en otros puntos, precendidos de constipación seguida de diarrea, acompañada de hinchazón y picazón en la cara v terminando con una abundante emisión de orina y de sudor. —También se halla indicado en la hemicránea.

Ojos y oídos.— Hasta hoy no poseemos síntomas relacionados con es- tos órganos, pero juzgando por sus efectos generales, debe prestar grande utilidad en las afecciones reumaticas de los mismos. |

Nariz.—Con los dolores en toda la nariz tuvo fuertes estornudos, con gran picazón é irritación en las ventanas.--El olor de todas las cosas parecía ser de miel.

Observaciones clínicas. —La decocción de esta planta está considerada entre la población de este país (Estados - Unidos) como un específico para las lombrices y fiebre verminosa, y observado su buen efecto en un caso después haber fallado Cina y Santonina. Su uso moderado hizo arrojar grandes cantidades de ascárides. Los síntomas arriba expresados indican con frecuencia la presencia de lombrices.

Cara y dientes.—Sensación de hinchazón en la cara y cuerpo; violenta picazón en la cara y cuerpo; picazón y ardor en la cara; tirantez en la cara; dolor en todos los dientes de la mandíbula inferior izquierda.

Observaciones clínicas. —La sensación de hinchazón en la cara y cuerpo también la produce Acon., y es probable que sea puramente una sensación nerviosa. La picazón, etc., es como la producida por el opio y morfina, y probablemente de un carácter nervioso, pero no es como la ocasionada por el Rhus, la cual indica una erupción inminente. La tirantez en los dientes hace que este medicamento se halle indicado para las neuralgias reumáticas de un carácter análogo.

Síntomas gástricos.—Todos los experimentadores sintieron un gusto

PATOGENESIAS 8

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mas agradable en la boca, náuseas y esfuerzos para vomitar, vómitos, pustración, náuseas con constipación y vómitos biliosos.

Observacione clínicas.—Sus efectos eméticos á grandes dosis son tan notables, que los botánicos la han llamado [pecacuana americana. Produjo generalmente abundantes vómitos de bílis.— Este medicamento, pues, será un remedio especílico en los vómitos biliosos acompañados ó no de diarrrea, pero con dolores en los miembros, calambres en los piés, etc. —Entonará el estómago en casos de irritación gástrica y debilidad produ- cida por exceso habitual de bílis.

Estómago y vísceras abdominales.—Dolores rápidos en el entómago, plenitud y dolor en el lado derecho del vientre (región del hígado) con sensación como si quisiera pasar alguna cosa por las vísceras del vientre, con náuseas ligeras; constipación (por dosis de 50 gotas; diarrea dolorosa y biliosa; diarrea acompañada de dolor y borborigmos, pero sólo con dos abundantes evacuaciones, después de las cuales se observó un gran alivio. Seiscientas cincuenta gotas del medicamento ocasionaron cuatro desposiciones biliosas en uno de los experimentadores, dos en otro y constipación en el tercero; constipación y diarrea en todos los días alter- nados. La dosis mayor produjo malestar general, vómitos, diarreas, pos- tración, etc.

Observaciones clínicas. —Está indicada en la diarrea biliosa con dolor en las vísceras del vientre y región del hígado, en constipación producida por la ictericia, cuando no se hace bien la secreción biliar por verificarse un derrame de la misma. Está indicado en los dolores de cabeza que reconocen como causa un estado bilioso, en la fiebre biliosa con gran calor y dolor de cabeza, gran tendencia al sueño ó desasosiego con ensueños molestos; y en fin, para toda diarrea ó constipación biliosas

con dolores en los miembros.

Organos urinarios.—Abundante emisión de orina clara; emisiones frecuentes de orina clara.

Observaciones clínicas.—Antes de un ataque bilioso tienen general- mente algunas personas abundantes emisiones de orina clara con escalo- fríos, dolor de cabeza, etc. Para estos síntomas será homeopático este remedio. Se ha empleado con buen resultado en hidropesía producida por una afección hepática.

Organos genitales.— Menstruación abundante por espacio de ocho días y acompañada de violento dolor presivo. Una de las señoras experi- mentadoras tuvo una leucorrea antes de tomar el medicamento y desde entonces no se ha vuelto á presentar.

Observaciones clínicas. —Dice el profesor Lee: los indios Choctaw emplean este medicamento al exterior en las afecciones venéreas, y le consideran como un específico de dichas dolencias. Mascan la raíz fresca y tragan solamente el jugo. No hay duda de su eficacia en la sífilis secun- daria y terciaria.

Espalda y extremidades. Produjo fuertes dolores en diferentes partes del cuerpo, nuca, brazos, piernas, pies, hombros. (Véase Síntomas genera- les y tejidos fibrosos).

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Observaciones clínicas. —Parece que ningún remedio está más indica- do por su palogenesia para reumatismo y gota muscular y articular. Esperamos verlo completamente comprobado en da práctica.

ALETRIS FARINOSA

(YERBA ESTRELLA) Publicada por el Dr. EDWIN M. HALE, de Chicago

(Traducida por el Dr J. C. Korth, de Montevideo).

Análogos.—Chelona, trasera, helonias, papulus, hydrastis.

Descripción botánica.- Raiz perenne, pequeña, negra exteriormente, de color castaño en el interior, ramosa y torcida.— Hojas radicales, de seis á doce, extendidas en forma de estrella, pero todas desiguales en tamaño, lanceoladas, sólidas, muy suaves, membranosas, con muchas venas longitudinales, algunas veces caniculares, muy agudas en la punta Tienen un color verde pálido, y cuando están secas, ó en el invierno, adquieren un color blanquecino. La hoja más grande tiene una longitud de cuatro pulgadas.—Tronco de uno á dos pies de altura, muy liso y rec- to, irregular ó casi sin corteza, con escama separadas unas de otras, las que comunmente se cambian en lrojas tubulares agudas —Flores blancas, formando una larga y débil espiga, en la cual están esparcidas; cada flor tiene una bractea muy diminuta y un pedunculillo muy corto; su forma es oblonga, partiendo de su interior seis segmentos agudos que forman una estrellita en la extremidad; la parte exterior de la flor tiene una aspe- reza farinosa, y cerca de la abertura se ven seis estambres cortos.— Ovario único, central (no inferior), piramidal. Estilo único, separable en tres.—Cápsulas triangulares, cubiertas por el perigoneo; tres válvulas en la extremidad, tres celdillas y muchísimas semillas diminutas en el centro (Rafinesque). El género aletris toma su nombre de una palabra griega que significa un esclavo que muele grano, cuyo nombre se le ha aplicado alusivamente por el aparente polvo farináceo que cubre las flores.

Este género comprende dos especies: la alelris farinosa y la aletris aurea. La aletris farinosa es la empleada en medicina. Se da también el nombre de star-grass (yerba estrella) á varias otras plantas, como la helonias dioica, la hipoxis y otras. También se designa á la aletris farinosa con otros muchos nombres comunes, como estrella luminosa, raiz de áloe, hierba pie de cabra, raiz de unicornio, raiz intermitente, raiz estrella, bocado de diablo, etc.; pero también se aplican todos esos nombres á la helonias dioica (chamcelorium luteum), y á varias otras plantas; por con- siguiente, no hay la suficiente confianza para colocarla entre los nombres de los coleccionadores de plantas, ó las preparaciones de los droguistas, y para usarla homeopáticamente debe hacerse axaminar antes por un

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botánico inteligente, pues de otro modo es expuesto hacerse con otra planta de diferentes propiedades.

Historia.—Esta especie crece en una extensa región de los Estados Unidos de América, encontrándose desde Nueva-Inglaterra hasta la Geor- gia, y en el Oeste en Kentuky y Missouri. La aletris aurea se encuentra solamente en el territorio desde Nueva-Jersey á las Carolinas. La aletris farinosa abunda en el Sury, siempre crece en tierras secas y áridas y en los pantanos ó campos bañados por el sol. Se desconoce en las tierras calizas y en las regiones ó terrenos de aluvion. En el Oeste sólo se encuentra en los arroyos que corren á la falda de terrenos montuosos, en las praderas y en las colinas escabrosas. Es planta de estío y florece en Junio y Julio. La raíz es la parte que se emplea, y como es de poco tamaño, no llegará á ser un artículo de comercio (Rafinesqui).

He citado á Rafinesqui, porque ha sido el primer médico botánico que ha hecho una descripción exacta de esta planta, y tengo la seguridad de que la mayor parte de la tintura que se usa en medicina está preparada con la aletris y helonias indistintamente.

Dice Rafinesqui que la raíz contiene una resina emulsiva, intensamen- te amarga, soluble en el alcohol, algo parecida al áloes, pero menos catár- tica, cuyo principio amargo es también soluble en parte en el agua. La tintura toma el color de la leche cuando se la mezcla con agua. El aletris se prepara con la raíz, que es donde se supone que residen sus principios activos medicinales; pero es una preparación en que no se puede tener confianza. y

Preparaciones oficinales.—Tinturas y trituraciones de la raíz y las ate- nuaciones. |

Síntomas generales.—Toda vía no se ha hecho ningún experimento con esta planta, y es por otra parte muy reducida la clínica de nuestra escuela acerca de la misma; sin embargo, los eclécticos la conceden una grande importancia.

Cuando es fresca y se administra á grandes dosis, es considerable- mente narcótica, con propiedades eméticas y catárticas: pero cuando se seca, desaparecen estas propiedades y se convierte en un tónico amargo (King).

la aletris es tónica, estomacal, narcótica, emética, calártica y expec- torante. Se dice que á grandes dosis produce vómitos, diarrea, vahidos y otros síntomas desagradables, lo cual parecería indicar que posee propie- dades acrinarcóticas (Y. y S. Mat. Med). Se cree que no hay otra planta americana que tenga un amargor tan intenso y permanente como la aletris, y bajo este aspecto no es inferior al áloe y cuasiamara. Ninguna de nuestras plantas silvestres es superior á ella como tónico estomacal, y en este sentido se emplea como un remedio popular en la práctica médica, v ha tenido siempre una grande reputación entre los indios. Hay. muchas razones para creer que posee propiedades narcóticas. Rafinesqui dice á este propósito: «Sólo debe usarse á dosis pequeñas, porque las grandes producen náuseas, vahidos y efectos narcóticos, no debiendo darse de la raíz pulverizada más de diez granos. Sus usos son los mismos de la

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genciana y cuasiamara. En algunas partes del país los botánicos la usan como remedio contra la hidropesía, disentería y cólicos. Le considera mos como un tónico muy parecido al hydrastis (Profesor Lee).

Es muy probable que una buena experimentación de esta substancia demostrará su importaneia colocándola al nivel de helonias, y tal vez de china, aunque no parece que posee las propiedades antiperiódicas de esta última; sin embargo, tiene alguna reputación en las intermitentes, y uno de sus nombres vulgares es el de raiz intermitente.

Síntomas especiales.— Sensorio, cabeza, etc. Vértigos, vahidos con vó- mitos, letargos y estupefacción.

Observaciones clínicas.—Aconsejaría, coreane hablando, que se usara en ciertas congestiones cerebrales que presentaran los síntomas antes descritos. En ciertos casos de meningitis en los niños. se anuncia la enfermedad con una serie de síntomas parecidos, y en semejantes ca- sos será de gran utilidad una dilución alta de la tintura preparada con la raiz fresca de la planta. El Dr. King la recomienda para el histérico. (Enfermedades de la mujer).

Síntomas gástricos.—Vómitos, náuseas excesivas, con vértigos, etc.

Órganos genitales de la mujer.— Cólico en el hipogástrico; opresión en la región del útero: molestia como por dolores al tiempo de la mens- truación; peso en la región del útero; menstruación anticipada y abun- dante, aborto, leucorrea.

Observaciones clínicas.—Se dice que las pequeñas dosis abren el apetito y favorecen la digestión. Se usa en cólicos flatulentos, y se reco mienda en extremo para casos de dispepsia con mucha debilidad general Todas las drogas que desordenan los órganos digestivos son, como es natural, homeopálicas para alguna forma de dispepsia ó desorden gástrico.

Hasta que no tengamos una experimentación del aletris no puede darse indicación alguna para su uso; sin embargo, podría emplearse em- píricamente como un úllimo recurso, cuando faltan otros remedios

Un caso que he tratado puede arrojar alguna luz sobre su probable esfera de acción.—Una señora, embarazada de cuatro meses, se puso muy debilitada; tenía náuseas, pero sin vómitos; disgusto para toda clase de alimentos; la menor cantidad de éstos la ocasionaba incomodidad en el estómago, mucha constipación, frecuentes vahidos y vértigos, sueño continuo y extenuación. Usé, sin aparente resultado, Puls., Chin., Fer., Nux. vom., Ign. y otros muchos remedios, y desesperando la enferma del resultado de mi tratamiento, me manifestó su intención de tomar un tóni- co amargo, con lo cual tenía la seguridad de aliviarse. Me felicité de tener una dracma de aletris, que disolví en cuatro onzas de vino de Jerez para que tomara una cucharada de té, tres veces al día. Una semana después vino la señora á mi casa exclamando: «¡Su amargo me ha salvado!» La mejoría fué realmente notable, no habiendo usado de otra medicación posteriormente para curarse. He usado también la primera dilución con buen resultado aparente en un caso de opresión constante y dolor en la región del útero.

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Observaciones clinicas.—Según la opinión general de los eclécticos, este medicamento es específico para ciertas emfermedades de la matriz. Citaré algunos testimonios. «La raiz, dice King en su Tratado de obstetri- cia, pág. 668, ejerce una influencia tónica en los órganos de la generación de la mujer. Será de especial utilidad en la amenorrea y disminorrea, y en los estados de dilatación ó hinchazón del útero, pues hará desaparecer la enfermedad volviendo á sus condiciones normales á la matriz. También será de gran provecho en los casos en que exista predisposición al abor- to, cuando ésta no depende de un vicio sifilítico ó de otra causa indepen- diente de los órganos de la reproducción. La he reconocido de utilidad en prolapsus uteri, y me inclino á creer que ejerce una influencia especial sobre los tejidos de la matriz, habiendo curado varios casos de descenso del útero con este solo agente, y sin auxilio de recurso alguno mecánico. —J. y S., en su Materia Médica, dice que aletris está recomendado como un remedio de gran importancia en las enfermedades de las mujeres; en casos de abortos frecuentes, ó cuando existe una predisposición al aborto, y en desarreglos generales del útero.

Si aletris posee la propiedad de impedir los abortos, es merecedora de nuestras investigaciones. Un fragmento de experimentación podrá en todo caso servir de base para su recomendación. Varios médicos me han asegurado el poder que tiene esta planta para impedir el aborto, aun después de presentarse los dolores y la hemorragia, y que en la práctica doméstica se ha usado para producir el aborto en los primeros meses. Es evidentemente homeopática para este objeto, cuando dicho estado va acompañado de los síntomas antes anunciados. y cuando se produce por dosis excesivas de la raiz fresca, así como para los casos que parecen depender de falta de tono en los tejidos del útero y en el organismo en general.

El Dr. J. Jones, de Nueva York, dice que este remedio parece que obra admirablemente durante los primeros meses del embarazo, cuando hay vómitos, náuseas excesivas, vértigos, etc., con dolor y cólico en el hipogástrio y tendencia al aborto. Asistí á una señora que en el cuarto mes de preñez tenía los síntomas arriba expuestos, y siempre los había observado en los tres ó cuatro primeros meses de sus anteriores embara- zos, tanto que la mayor parte del tiempo se veía obligada á guardar cama, y en su tercer embarazo abortó á las ocho semanas. La Ipec., que la alivió los vómitos, pero sin mejorar las náuseas y vértigos, y creyendo que aletris cubría completamente el cuadro de síntomas, la prescribí dicho medicamento disuelto en un vaso de agua, para tomar al principio una cucharadita de las de cada dos horas. Esto la alivió inmediatamente, y ahora se halla casi al final de su embarazo, goza de buena salud, y sólo tiene dolores neurálgicos de vez en cuando. Se encuentran con frecuencia en la práctica enfermedades para las que aletris parece ser un específico; pero como faltan experimentos puros, tenemos que recurrir al mayor número y á los más notables testimonios clínicos.

Nola de la segunda edición.—Desde que se escribió el primer artículo

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sobre aletris, hace cosa de dos años, he usado con bastante frecuencia este remedio en mi práctica, y ha sido tal el éxito, que me ha dado, que tengo tanta confianza en sus propiedades curalivas como en las de cual- quier otro agente de nuestra Materia médica.

Mi experiencia con aletris ha estado de acuerdo con las indicaciones generales para su uso, á saber: En casos de debilidad general ó local oca- sionada por la prolongación de la enfermedad, pérdida de humores, nulri- ción defectuosa, etc., etc. Las indicaciones sintomáticas con pérdida de tono en el sistema muscular de todo el cuerpo ó de una de sus partes; pérdida del apetito, mialgia ocasionada por la depresión ó por causas físicas ó morales; hemorragias pasivas, especialmente uterinas, y el esta- do del útero que predispone á la menorragia y al aborto. Todos los médi- cos saben que no siempre se combaten dichos estados con Chin., Phos., ac. y ferr., etc., y también que en muchos casos en que se hallan indica- dos estos remedios no producen un resultado tan rápido como fuera de desear; y para esta clase de casos considero de gran importancia al ale- tris. Tan pronto como el organismo se coloca bajo la influencia del medi- camento, desaparecen los síntomas de constipación, indigestión, sudores nocturnos y abatimiento del espíritu.

Hay casos en que la debilidad parece tener por causa una falta de fosfatos en el organismo, lo cual es frecuente en personas dedicadas á trabajos literarios, cuyas ocupaciones mentales han sido graves, y en aquellas que por largo tiempo han estado bajo la influencia de emociones depresivas En estos casos no son bastante eficaces el Phos. ac., hipofosfito de potasa ó el zinc, y ni aun el aletris solo; pero si se administran estos agentes alternados, el organismo vuelve á recobrar Mer ente y con rapidez su estado normal.

Mi dosis habitual es la primera dilución. tres veces al día, debiendo tomarse como una hora después de cada comida.

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e.

ÆSCULUS HIPPOCASTANUM

PUBLICADA por el Dr. EDWIN M. HALE, de Michigan

(Traducida por el Dr. J. C. Kort, de Montevideo).

Analogías.—Aesculus glabra, Aloes, Collinsonia, Ignatia, Ácido cítrico, Nuez vómica, Mercurio, Azufre, Podophyllum, Iris versic., Hydrastis.

Descripción botánica.—En el lenguaje de las flores éste árbol simboli- za la «Lujuria». Su hermosura consiste principalmente en su eflorescen- cia, en la cual aventaja á la mayor parte de nuestros árboles indígenas. Los inmensos racimos de lujosas flores que en cada primavera se distri- buyen con tanta lozanía y profusión por entre el follaje y las extremida- des de las ramas, presta á todo el árbol el aspecto de una flor monstruo más bién que el de un árbol de los de mayor tamaño. A principios de Junio es cuando empieza á presentar sus grandes y piramidales racimos de flores rosadas y blancas moteadas de punzó y amarillo, contrastando hermosamente con el verde obscuro del follaje.

Orden hippocastanaceum; género, æsculus; especie, hippocastanum.

Las hojas son opuestas, largamente pecioladas, compuestas de cinco á siete hojuelas palmadas dentadas, y trasovadas. Las flores vistosas, for- mando grandes racimos en panojas terminales, los pedúánculos articula- dos. El cáliz campanulado, de cinco pétalos unidos. La corola, dilatándo- se blanca, moteada de púrpura y amarillo, y compuesta de cuatro ó cinco pétalos, los cuales son irregulares, unguiculados y casi hypoginos. Los estambres generalmente son siete, desiguales, insertos sobre el disco, hvpp0Oginos. El ovario, grande, redondo, erizado,cuando tierno dehiscente, loculicida, de tres puntas y de tres celdas, y coronado por un sólo estig- ma cónico, conteniendo dos óvulos en cada celda. Estas semillas:son muy grandes, redondas, lustrosas, coriáceas, color de castaña, con un hilo ancho, redondo y pálido, sin albúmen.

El Aesculus Ohioensis difiere del æsculus hippocastanum por tener cinco hojuelas, las extremidades coloradas, curvas, mucho más largas que la corola, la cual consta de cuatro pétalos amarillos rectos. La fruta pincha cuando está tierna, es lisa enteramente después de madura, y de la mitad del tamaño que el hippocastanum. El tamaño de este árbol es pequeño, y exhala un olor desagradable, especialmente cuando está en flor.

Historia.—Este árbol es indígena del Asia menor, pero florece bien en los climas templados de ambos hemisferios. Se cuentan unas doce es- pecies conocidas, pero el género «sesculus es el único que se encuentra en los Estados del Norte América. Fué introducido en Europa, hace tres siglos, por el Barón Ungand, embajador de la Puerta Otomana, el cual en 1576 envió las semillas de la clase común de este árbol á

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Viena. Hoy se cultiva tanto en Europa como en América y es un árbol de adorno.

El nombre «æsculus» fué en su principio aplicado á una especie de roble, y también á un árbol que producía una fruta comestible, y probable- mente se deriva de esca «alimento.» Linneo le agregó el «hyppocastanum», por su semejanza, sin duda,'con las semillas grandes del castaño, y porque los Turcos suelen molerlo formando una harina, que mezclada con otros alimentos, sirve para pienso de los caballos, que necesitan engordar. En los Estados del Sur y del Oeste de la Unión americana hay varias especies que llevan el nombre de «Buckeye», á consecueneia de la semejanza de la semilla con el ojo de un animal.

Propiedades medicinales.—La madera de este árbol no tiene importan- cia medicinal; las grandes semillas farináceas contienen una cantidad considerable de alimento, pero de poco uso por su gusto amargo intenso, y por el principio narcótico de que está cargado. La clase común se usa en Suiza, aunque con algunas precauciones, para la alimentación del ganado lanar. También sirve de alimento á los ciervos, caballos y bueyes. El almidón preparado con este fruto es superior al del trigo, y el engrudo que se prepara con su harina sobrepuja á cualquiera otro, no sólo por su mayor dureza, sino porque no le atacan ni la polilla ni clase alguna de insectos. Se le ha recomendado como excelente para sustituir al café.— Las hojas frescas son aromáticas y se han usado en lugar del lúpulo para la fabricación de la cerveza. La raíz contiene una materia saponífera y mucilaginosa, que se la atribuyen propiedades tóxicas. La corteza es muy poco aromática; su sabor es amargo y astringente, aunque no des- agradable; contiene tanino y otros principios amargos, que se comunican al agua cuando se le hace hervir en ella. Se recomienda como tónico, as- tringente, narcótico y antiséptico, como antifebrífugo, empleándose en decocción bien cargada para lavar las úlceras gangrenosas. En Europa se ha tratado de aplicarle como succedáneo de la Cincona, pero sin resultado. Hoy se usa muy poco como medicamento, considerándose como de más importancia la corteza de los ramos que cuentan de tres á cinco años, la cual se recoje en primavera. Las semillas reducidas á polvo y tomadas como rapé producen estornudos, y se han empleado con ventaja, bajo esta forma, para cefalalgias y enfermedades de la visión. El aceite que se extrae de este fruto es hoy un remedio muy preconizado en Europa para tratar la gota y el reumatismo.

Hahnemann se expresa acerca de esta susbtancia en los siguientes términos:

Los efectos morbosos que desarolla la corteza de este árbol pueden hacernos pensar en su poder y utilidad para el tratamiento de la fiebre intermitente ó de alguna de sus variedades. El único fenómeno que le conocemos es el desarollar una sensación constrictiva en el pecho; de consiguiente, se le encontrará útil en el asma espasmódico (periódico). El Dr. Buchman, en una introducción en que hace preceder los resultados de su experimentos con este medicamento, dice lo siguente:

«Esta planta ha sido usada como un remedio popular, y los resulta-

PATOGENESIAS 8

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dos favorables obtenidos por la misma en hinchazones glandulares de los caballos, en catarros crónicos de los órganos respiratorios y del canal intestinal, me impelen á emprender su experimentación pura á fin de aclarar su poder curativo con arreglo á los principios «de la doctrina homeopática.

Los siguientes experimentos se han hecho con diversas preparaciones del medicamento y con variedad en las dósis, desde las más groseras hasta la segunda trituración y los presentamos tales como los hemos observado, á fin de que el homeópata práctico puede examinarlos con toda detención, siguiendo su orden y apreciando los síntomas desarrolla- dos y sus concomitantes. Generalmente se le prepara moliendo la nuez con su cáscara hasta reducirla á un polvo fino con el cual se forman trituraciones como con cualquier otro medicamento. También se le puede preparar en forma de tintura.

EXPERIMENTOS HECHOS POR C W. BoiceE-M. D. AUBURU N. J.

- Agosto. 24. - Diez granos de la 1.* decimal trituración, tomados á las nueve de la mañana, me produjeron los siguientes síntomas: náuseas inmediatamente de tomar el medicamento, constante deseo de tragar. con sensación de sequedad y dureza en la garganta.

Agosto 28.—A las diez de la mañana tomé 110 gramos de la misma preparación, y experimenté: náusea inmediatamente, náusea constante, sensación de sequedad y de aspereza en la garganta, como de un res- friado. A las cinco de la tarde del mismo día tomé 10 granos de la misma preparación, sintiendo: náusea, y en los dos días siguientes constante tendencia á declarárseme una diarrea, con mucha propensión á evacuar, aunque sin resultado, ó con evacuaciones muy ligeras.

Septiembre 12.—Tomé á las nueve de la mañana 10 granos de la misma preparación, que me hicieron experimentar: náusea inmediata, sensación de vómito durante todo el día, con aumento de apetito. A las cuatro de la tarde repetí la misma dosis, y sentí: náusea, salivación, gusto metálico en la boca, sensación de sequedad en el recto.—Repetida la dosis anterior á las ocho de la noche, experimenté: náusea, el pensar en el medicamento se me hacía insufrible, sequedad de la garganta, sequedad y comezón en el recto, con sensación de tirantez en la piel y en el tejido celular adyacentes, cuyos síntomas continuaron por varios días.

Septiembre 24.—Igual dosis que la anterior, tomada á las tres de la tarde, me produjo: náusea inmediatamente, diarrea que duró las veinli- cuatro horas siguientes. |

Septiembre 26 —La misma dosis, tomada á las cuatro de la tarde: náusea inmediatamente, aumento de saliva. El gusto de la droga permaneció en la boca por varias horas, diarrea de ingesta Por varios días seguidos experimenté una sensación como si la membrana mucosa del recto hubiera engrosado, obstruyendo el paso de las heces fecales; sequedad del recto, por varios días, seguido de una secreción de humedad; dolor del recto, con sensación como si quisiera pasar algo por su trayecto.

Di

Induje á varias personas á que me auxiliáran en estos experimentos, y no dieron más resultado que el aumento en la salivación.

- Octubre 3 Diez granos de la 1.2 decimal trituración, tomados á las tres de la tarde, me ocasionaron: náusea inmediata, que continuó por toda la tarde, sequedad de la garganta y del recto.

Octubre 4.—Repetida la misma dosis á la una de la tarde, dió por resultado: náusea, aumento de saliva, sequedad de la laringe, cosquilleo y sensación de aspereza en la mucosa laringo - faríngea, sensación de hinchazón en la mucosa nasal, como un resfriado; estornudo,

Octubre 5.—Igual dosis, á las nueve de la mañana, me produjo: sensación de sequedad y dureza de la glótis y de toda la mucosa laringo -faríngea, náusea ligera. Repetida la dosis á las dos de la tarde del mismo dia, aumentó la sensación de sequedad en la garganta, seguida de náuseas y de una secreción muy semejante á la que se establece en el segundo período de un catarro; sensación desagradable en el recto, como si estuviera lleno de pequeños palitos.

Octubre 6.—Igual dosis, á las dos de la tarde: sequedad dolorosa de la garganta por espacio de seis horas, sensación de postración, grande repugnancia á la droga.

Octubre 7.—La misma dosis, á las diez de la mañana, me produjo: náusea, aumento de saliva. Repetida la dosis á las cuatro de la tarde, experimenté: náusea, deseo de evacuar, sin resultado, deseo de estar evacuando por mucho tiempo con sequedad excesiva, sequedad del recto con sensación de calor Repetida la dosis á las nueve de la noche: náusea inmediata, con esfuerzos, sin resultados, para evacuar el vientre; sensación como si hubiera pliegues ó dobleces en la mucosa del recto, que obstruyeran el trayecto de las heces fecales, v como si, continuando los esfuerzos, se saliera el recto.

Octubre 10.—En los últimos tres dias he «sentido dolor en el recto, cuya secreción ha tomado mayor incremento, así como las náuseas, con frecuente conato á evacuar el vientre, sin poder lo conseguir. En este estado tomé tres granos de la indicada preparación á las tres de la tarde, que me produjeron náusea inmediatamente y repetida la dosis, pero á diez granos; á las ocho de la noche observé el mismo síntoma.

Octubre 11.—Por la mañanita temprano sentí una grande languidez V vacío en el estómago. Tomé diez granos del medicamento á las diez de la mañana de este día, que me produjeron: náuseas, sequedad de la garganta después de comer. El estómago se siente lleno después de la comida, como si sus paredes hubieran engrosado; excesivo dolor de estómago, por cuatro ó cinco horas, después de haber comido, y que continuó hasta que volvi á tomar alimento, dispepsia, vivos dolores en el lado derecho de la cabeza, por encima de la región temporal, gusto metálico en la boca, aumento de secreción de las glándulas submaxilares, buen apetito, sequedad y dolor en el recto.

A las tres de la tarde de este día tomé igual dosis por la mañana, V me ocasionó dolor en la punta de la lengua, como producido por úlceras,

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náusea con sólo pensar en la droga; á la sequedad del recto substituye una secreción de moco.

EXPERIMENTOS HECHOS POR EL DR. T. C. DUCAN.

Las siguientes observaciones se han recojido de un joven estudiante de medicina, de temperamento bilioso-nérvioso, muy entregado al estudio, con mucha predisposición á padecimientos del vientre, á consecuencia de una diarrea que le ha molestado por mucho tiempo, y acostumbrado á bastante ejercicio, toda vez que no hay día que dejara de andar ocho millas.

Mayo 26 de 1865.—Tomó gut. xij, segunda décima dilución de la fruta macerada por espacio de tres meses en alcohol puro, y experimentó los siguientes : l

SíNTOMAS.— Ligera náusea, eructos, ligero malestar en la región esplénica; dolor punzante ev el ojo izquierdo, pérdida de la memoria, imposibilidad de fijar la atención, dolor en el epigástrio, dolor en la nuca, presión en la región del oído derecho, excesivo calor en los ór- ganos internos próximos al epigástrio, evacuación de vientre á las dos de la tarde. A las ocho de la noche: continuos dolores en el dorso, hombros y cuello, algunas veces con sensación de punzadas en ambos oídos; dolor en la fosa nasal derecha; coriza intenso, con sensación de plenitud en la nariz y en la frente, como si estuviera resfriado, plenitud en el epigástrio, plenitud y picazón en el ano, después de haber andado una milla; picazón en las manos después de lavarlas, sensación de lan- ¿uidez, dolor obtuso en las espaldas, náusea á las tres horas de tomar té.

Mayo 7, á las seis de la mañana.—Durmió bien, pero se sintió muv dolorido al despertar, los ojos llenos de lágrimas, la ventana izquierda de la nariz llena de un moco espeso, la derecha, vacía; presión sobre el ala izquierda y la raíz de la nariz, dolor obtuso y de pesadez en la nuca; las fosas nasales posteriores se hallan vacías, pero por la mañana están generalmente llenas de moco; picazón ó comezón en el ano, con algún calor. A las ocho de la mañana de dicho día tomó 15 gotas.— Dolor en el cuello, confusión de ideas; no ha estudiado en todo el día nada; calor y presión en el ano, falta de la evacuación de vientre.

Mayo 8, á las seis de la mañana.— Ha dormido bien, despierta á la hora de costumbre. Toma 20 gotas de la primera dilución, que le hicieron experimentar: náusea, la boca y faringe se sienten irritadas, presión, quemazón, plenitud y picazón en el ano; la frotación determina un extraordinario aflujo de sangre á la parte, ardoradas de calor por todo el cuerpo, dolor en el cuello, con sensación de picazón, sensación de acúmu- lo de sangre en el cerebro, el corazón y los pulmones; retortijones por la región del corazón, evacuación de vientre, á las ocho de la mañana, de materiales secos, formando pelotones, que le cuesta mucho trabajo el desprender; orina ardiente, plenitud en la piel, como si hubiera demasia- da sangre en todo el cuerpo. Al lavarse la cara, se producen con la frota- ción manchas encarnadas en la piel de la misma, hinchazón de los pies,

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después de haber andado una distancia á que estaba acostumbrado; dolor en los callos. dolor en la garganta, inteligencia clara, ilusiones ópticas, las pantorrillas doloridas, sequedad de la boca y faringe; las mucosidades tienen un gusto dulce; eructos frecuentes.

Mayo 9, A las seis de la mañana.—Durmió profundamente, y sueña que se hallaba en una batalla peleando con muchos; gran excitación; despierta atormentado, y se encuentra que estaba en decúbito supino, y adoptó enseguida el lateral derecho, durmiéndose otra vez, creyendo ver un hombre en su habitación. Al despertar sintió muy dolorido todo el cuerpo, especialmente las extremidades inferiores, el cuello, los hombros v el dorso, y también, aunque no tanto, las inferiores y el pecho; los piés continuaban aun más hinchados, ligero infarto de las glándulas cervicales con dolor al tacto, pesadez de los miembros y endurecimiento de las articulaciones, sequedad y endolorimiento de la boca y de la faringe, deglución difícil, dolor en los pulmones con gran acúmulo de sangre al hacer una inspiración larga y profunda; plenitud en el epigástrio, ano dolorido, vientre torpe, orina caliente y clara; dolores neurálgicos en los brazos, sensación de plenitud y de endolorimiento en la nariz, pesadez en la parte exterior de la cabeza, confusión del espíritu, pensamientos rápi- dos, imposibilidad de fijar su atención, vista clara, pupilas dilatadas, que se contraen con mucha lentitud; trata de estar sin pestañear; mucha afluencia de gases en el vientre; hiperestesia del cerebro, pandiculaciones y bostezos, dolor en el lado derecho del cráneo, sobre el cual descansaba en la almohada; irritabilidad extremada, pierde la paciencia con facilidad, y después contiene su mal humor, pero lentamente.—A las ocho y media de la mañana tomó 30 gotas de la 1.2 decimal dilución.—A las nueve experimentó dolores agudos en la traquea, que le producían titilación y tos, seguedad de la boca y de la faringe, calor en el estómago y en el tórax, ruído en el vientre, con expulsión de ventosidades, endolorimiento del ano, gran calor por todo el cuerpo, bostezos y pandiculaciones segui- das de sensación de galvana. Yendo á caballo al aire libre se experimenta mucha dejadez, tialismo con gusto aceitoso, sequedad de la parte poste- rior de las fosas nasales, pellizcos en los ojos, entendimiento muy claro, pesadez y torpeza en la parte posterior de la cabeza y en el cerebro; las piernas se sienten doloridas por el peso del cuerpo, los piés se hinchan, los callos están muy doloridos, así como el tendón de Aquíles, debilidad en las articulaciones, gran dolor en la región lumbo-sarca, dolor al andar erguido, dolor de pesadez en los brazos y en los hombros. debilidad en las manos, imposibilidad de contraer los músculos de las mismas al tratar de escribir bien, con dolor al moverlos, uñas azuladas, dolor agudo en la parte superior del brazo izquierdo, y adormecimiento con sensación de picor en el mismo, sensibilidad de la región hipocondriaca derecha, dolor en el ombligo, retención de orina, que se consiguió expeler después de varios esfuerzos, orina caliente y clara, dolor de pesadez en el ano, plenitud del recto.—A la una de la tarde.—Poco apetito, dejando de comer á causa de la gran distensión del estómago, eructos, expulsión de flaluosidades, dolores punzantes en la región del corazón, con plenitud y

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_ palpitaciones. Á las diez de la noche. Ligero dolor en el ojo de- recho, estando cerca de la luz; pellizcos en los párpados, dolor en las pupilas, sensación de pesadez y torpeza en la cabeza, especialmente en la región del oído derecho, catarro nasal, presión en la frente y parti- cularimente en la raíz de la nariz, sensación de calor en los labios, au- mento de secreción de las glándulas submaxilares, sequedad del pala- dar y de la parte posterior de las fosas nasales, calor á todo lo largo del exófago, ardor en el estómago como. si hubiese en él agua caliente, plenitud en la región del hipocondrio derecho, dolor al ombligo, come- zón por todo el cuerpo, especialmente al rededor de la cintura; mucha expulsión de flatuosidades. A las diez y media de la noche. Gran presión en el recto, plenitnd en el cólon, necesidad de evacuar el vien- tre, mucho estreñimiento, con temblor y deposiciones duras semejantes á una cuerda llena de nudos, como de unas ocho pulgadas de longitud, de color obscuro en su primera mitad, y claro en el resto; excesivo do- lor en el esfinter del ano, con imposibilidad de contraerle) lo cual me obligó á tener que empujarle para hacerle tomar su posición normal, mucha quemazón y picazón en el ano. Estuvo todo el día muy pesado y se durmió pronto.

Mayo 10, á las seis de la mañana.—Despierta sin deseo de levantar- se, experimentando falta de sueño, tuvo ensueños desagradables, v creía haber dormido echado de espaldas; gran cansancio, deseo de dor- mirse otra vez, pesadez en los ajos; dolor de pesadez en la frente sobre el ojo izquierdo, gran dolor en los lomos, principalmente en la región sa- cro-lumbar, dolor en el ombligo, gran sensibilidad en el hipocondrio derecho, malestar, plenitud en la nariz (senos frontales), mucha seque- dad en la parte posterior de las fosas nasales, que se extiende á las fauces y al exófago, calor en el estómago, pellizcos en la región del co- razón, eructos, dolor en los testículos, aumento de secreción de las glándulas submaxilares, bostezos y pandiculaciones, orina muy clara y aumentada en cantidad.

A las nueve y media de la mañana.—Se propuso no tomar más dósis del medicamento durante todo el día porque se sentía muy dolorido y atormentado de una extrema languidez, que le impedía dedicarse á sus habituales ocupaciones; v trató de observar el tiempo que duraría la acción de esta substancia. En el entretanto experimentó pesadez de ca- beza por encima de las regiones temporales, presagios tristes, á veces parece que va á ser acometido de espasmos ó convulsiones, espasmos de los músculos de las piernas, pesadez presiva sobre el cerebro. Al experimentar en el día anterior los dolores agudos que sintió en la tra- quea, parecía como que se iba á morir, cuya sensación era debida á una extrema excitación del cerebro v del sistema nervioso; inteligencia cla- ra y facilidad en las concepciones, vértigo acompañado de una fogarada de calor por toda la superficie del cuerpo; la presión del sombrero so- bre la frente produce en ella una gran mancha encarnada, picazón en los testículos, dolor torpe y ambulante en los hipocondrios, picazón en las manos, pulso acelerado, dolor en un diente sano, los dientes parece

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que se hallan como bañados de aceite, la lengua cubierta de una ligera capa blanquecina sucia, imposibilitada de articular distinta- mente palabras largas, torpeza en la lengua para formar bien las palabras, la siente como hinchada; punzada en la región del lóbulo inferior del pulmón izquierdo, que se alivia al orinar; sensibilidad del abdómen al tacto.

A las once de la mañana.—Grandes pandiculaciones, inteligencia po- co clara, dolor de cabeza frontal, torpe y pesado, el tórax se siente como estrechado, esputos de un moco espeso, plenitud en la parte superior de la garganta. l

A las seis de la tarde.— Dolor punzante, torpe y pesado cerca de la raíz del pene, pesadez frontal y de los ojos, dolor en la nuca, plenitud en la raíz de la nariz, sequedad de las fauces, secreción nasal aumen- tada, dolor en el epigástrio, sensibilidad del abdómen, dolor y comezón en el ano, dolor punzante en la región temporal, dolor en las parótidas expuestas al viento, dolor en los músculos de las extremidades supe- riores é inferiores, en los del dorso, y especialmente en el centro de los omóplatos; dolor en el tendón de Aquíles, piel seca y caliente, acúmu- lo de sangre á la cara, después de frotarla; mucha sensibilidad de la piel al aire frío y bajo su acción los dientes tiritan y el apetito dismi- nuyve, se siente torpe, meditabundo y taciturno, sensibilidad y dolor en el estómago, sequedad del exófago, expulsión de gases, tirantez en el testículo izquierdo, la piel no está tan sensible al frío, también se encuen- tra menos dolorida, falta de evacuaciones.

Mayo 11, á las seis de la mañana.—Se levantó á las cinco y media y se siente menos dolorido que en la mañana anterior; la garganta v las fauces están muy secas y doloridas, plenitud en la frente y en la raíz de la nariz, sensibilidad del epigástrio é hipocondrios, pesadez en los ojos, disminución de los dolores musculares.

A las doce del día.—Evacuación dura, heces fecales en forma de pa- quetes con gran dolor al ano, dolores en el vientre, los dolores muscula- res van siendo menos intensos, la inteligencia empieza á despejarse y se presenta más clara y juvenil, grande sequedad en las fauces. Todos los síntomas van disminuyendo gradualmente. ,

A las diez de la noche.—Se siente menos fatigado.

Mayo 12, á las diez de la mañana.—No se encuentra tan cansado, mayor actividad de espíritu; la garganta no tan seca ni tan dolorida; á las nueve y media hizo una corta deposición de color más claro, mucho menos consistente y con algún tenesmo, y siente en el vientre como si hubiera tenido una violenta diarrea; debilidad, cabeza despejada, se fatiga andando mucho, se siente con más apetito, con pocos ánimos de estudiar y con deseo de reposo.

El doctor Wodervard Warren, de edad de treinta y seis años, temperamento nervioso-bilioso y sujeto continuamente á desarreglos gástricos y biliosos, ha hecho las siguientes observaciones acerca de esta substancia.

Mayo 22.—Tomé, dice, dos granos de la 1.2 trituración decimal á las

Ya

cuatro de la tarde. A la media hora sentí una presión y picazón torpe en las fauces, con sensación de plenitud en el epigástrio, eructaciones seguidas de ardor en el estómago y en el vientre.

A las cinco y cuarenta y einco minutos.—Dolores torpes en la cabeza, ambulantes de un sitio á otro de la misma, pero principalmente en la sien derecha y en los cóndilos occipitales, seguidos de punzadas en la frente y en la sien, cólico con dolores punzantes en el hipocondrio dere- cha, eructos secos.

A las seis y media. - Dolores punzantes y agudos alrededor del ombligo. ] l

Mayo 29.—Dos granos de la 2.* dilución decimal, tomados á las dos de la mañana, me hicieron observar lo siguiente: A las dos y veinle y seis minutos sentí una presión torpe en la frente, con ligera sensación de náusea, procedente del estómago y seguida inmediatamente de punzadas en el hipocondrio derecho.

A las dos y cuarenta y cinco. —Sensación de magullamiento en los cóndilos.

A las tres y treinta.—Presión en el recto, con tendencia á mover el vientre y eructos secos.

A las cuatro y veinte y cinco.—Esfuerzos inútiles para defecar.

A las ocho y veinte y cinco —Sensación de constricción en el recto.

Mayo 30, å las seis de la mañana Deposición escasa y dificil. “Tomé á las ocho de la mañana tres granos de la 1? trituración decimal, y á los diez minutos experimenté un gusto como de cobre en la boca, con abundante secreción de saliva.

A las ocho y media. —Dolores torpes en los cóndilos del occipital ó coaloduillo, que se extendian à los oidos: punzadas agudas en la sien tequierda, con ligera sensación de náusea en el estómago.

A das nueve Sensación de cojera, à claudicación, y Cansancio en la nuroa.

A las diez —Eructos secos

Mago SU Tomè dos granos de la 2 * trituración á las ocho y media de la mañana, va la media hora hice una deposición suelta y copiosa, seguida de gran calor y de sensacion de hinchazón yv constricción en el recto.

A as nnee y cuarto Eructos secos

Vis ARRAY Y Media ligero calor y nausea en el estómago, con aumento de saliva, punzadas agudas en el hipocondrio derecho

Viana Dolor torpe en las condilos dei occipital en la nuca y en hon irom bros

Un A P IENNE y irnos Ander en ias ordos

Cams Y Pome gines granos de la 2* trituración decimal á las doce delo Ma, y a la media hora sont gusto de cobre en la boca. con aumento de salvación, dolor torpe presivo, en el hipocondna izquierdo.

MIN LAN LR Pa Dolor torpe en la sien izquierda, ma- IN AA de Vania en da eabesa, door aguda, mondicante y prada rd a da er o ad la pata de da lengua

Ula apa aa AARE Rando en tilo poa tico con dolores cortantes

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alrededor del ombligo, punzada aguda en la órbita izquierda, como si el dolor envolviera al globo del ojo y con sensación de frío en este Órgano.

A la una y cuarto.—Calor en la piel del cráneo, encima de los cóndi- los occipitales, que se extiende hasta los oídos.

A la una y media.—Dolor en la región inguinal izquierda, ligera náu- sea con eructos secos.

A las dos y media.—Sensación de malestar general, de torpeza y como de estupidez en la cabeza.

A las cuatro.—Dolor torpe en el occipital y sensación dolorosa en las espaldas.

Junio 8.—Deposición dura y difícil, á las siete de la mañana, seguida de una sensación de quemazón y constricción en el recto.

A lus nueve.—Towmé tres granos de la 2.*? trituración, y á los tres cuar- tos de hora sentí pinchazos y comezón en el tabique nasal y en las fosas nasales posteriores, gusto amargo y aumento en la secreción de la saliva.

A las diez.—Vértigo con sensación de balanceo en la cabeza, latido en la protuberancia frontal derecha.

A las diez y cuarto.- Eructos secos con ardor en el estómago y punza- das agudas y lancinantes en el ombligo.

A las diez y media.—Dolor presivo y agudo en la sién derecha.

A las dos de la tarde. —Cojera y sensación como de contorsión en la región lumbar, que se extiende hasta la glútea.

Septiembre 28.—Hallándome en perfecto estado de salud tomé á las diez de la noche diez gotas de la tintura alcohólica pura, que repetí al día siguiente á la misma hora, y elevé hasta treinta gotas el 30 de Septiembre.

Octubre 1.-—Dolor en toda la cabeza, con sensación de plenitud en su parte superior, vértigo muy desagradable en toda la tarde, malestar general.

Octubre 2 —Se han repetido los síntomas anteriores, desapareciendo á las cuatro de la tarde.

A las nueve de la noche.—Towmé cuarenta gotas, y observé á los pocos minutos un ligero dolor punzante en la región epigástrica, que desapare- ció á la media hora.

Octubre 3.—Me siento de mal humor y sin deseo ninguno de trabajar; dolor uniforme y constante en la parte superior de la cabeza, que, más que dolor, pudiera llamarse sensación de plenitud y presión, vértigo. Todos esos síntomas continuaron hasta aproximarse la noche, en que desaparecieron. |

A las diez de la noche.—Tomé cuarenta gotas, y sentí á los pocos mi- nutos un dolor de retortijón en el epigastrio, que continuó hasta que me dormí. Pasada una media hora, el dolor se extendió desde el estómago hasta la región umbilical, y parecía ser ocasionado por desarrollo de gases en atención á la sensación de movimiento bien perceptible que había en el vientre.

PATOGENESIAS 9

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Octubre 4.—Pocas sensaciones anormales. No se presentó el dolor de cabeza, pero un ligero vértigo.

A las nueve de la noche.— Tomé cuarenta gotas.

Octubre 6.—Dolor de garganta muy molesto toda la mañana, y que desapareció por la tarde. Por la primera vez desde que principié la expe- rimentación, hice una deposición con bastante dificultad.

A las nueve de la noche. Tomé cuarenta gotas.

Octubre 7.—Ligero dolor en la garganta durante el día; por la mañana hice una deposición con alguna dificultad, experimentando por espacio de la hora siguiente dolor ligero y plenitud en el recto, como si tuviera almorranas.

A las nueve de la noche.—Tomé cincuenta gotas.

El gusto de la droga es al principio de tomarla intensamente amargo, desagradable y nauseabundo, y se sustituye bien pronto por un sabor dulce, desagradable también, muy semejante al del palo de ozu ordinario, y que dura como cosa de una hora.

Inmediatamente después de tomada esta substancia, se experimenta una sensación de aspereza, de irritación ó comezón, que se extiende desde la boca al estómago, y que generalmente dura por espacio de una å dos horas, desapareciendo en el estómago después que en los otros órganos también se experimenta náusea luego de tomado el medicamento, cuyo síntoma aparece á intérvalos cortos y suele durar como cosa de media hora.

Marzo 14 de 1864. —Tomé á las diez de la mañana diez granos de la primera trituración decimal preparada con la nuez seca.

A las once.—Sentí dolores neurálgicos, que pasaban del lado derecho al izquierdo de la cabeza (órgano de la causalidad, con sensación de constricción en la piel de la frente, seguida de dolores ambulantes en la región epigástrica (lóbulo inferior derecho del hígado), sensación cons- trictiva en las fauces

A las doce del día.—Dolor neurálgico en la región del corazón, que duró un minuto con dolores frecuentes en el epigástrio, dolor torpe y agudo en la espalda, que se agrava mucho al andar.

A la una de la tarde.—Frecuentes dolores neurálgicos en el vértice del corazón y en el estómago, acompañados de un dolor torpe y agudo en la región lumbar.

A las cuatro.—Dolor torpe, constante en las espaldas, que se agrava con el más pequeño movimiento. Tomé veinte granos, y á las cinco de la tarde sentí ligero dolor frontal, sensación de acritud y de constricción en las fauces, dolores agudos en el vértice del corazón y en el estómago» desde cuyo órgano se extendían hasta el lóbulo derecho del hígado, ligero dolor en las espaldas, vivos dolores en las rodillas.

A las diez de la noche. —Frecuentes dolores que pasan de la frente á las sienes, y viceversa, con sensación como si hubiera alguna cosa en las fauces que obliga á tragar; gran ocupación del estómago y dolores pasa- jeros en el vientre, dolor fuerte y fijo en las espaldas y en las rodillas. Tomé veinte granos. No hice deposición alguna en todo el día.

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Día 15.—Durante la noche anterior he sentido un dolor vivísimo en las espaldas, y aún me duelen por la mañana. He tomado veinte gra- nos á las siete, y á las doce he sentido dolor de cabeza frontal torpe, mucha sequedad y constricción de las fauces, ocupación, con ardor quemante en el estómago, frecuentes eructos, mucho cansancio y langui- dez, continúa el dolor de las espaldas con bastante intensidad.

A las nueve de la noche.—Durante todo el día, y con bastante fre- cuencia, he sentido dolores en la región umbilical é hipogástrica. si bien no han sido muy intensos; dolor de cabeza torpe, ninguna depo- sición.

Día 16.—Mis enfermos me han tenido en vela casi toda la noche anterior, y á las siete de la mañana hice una deposición muy dura y seca, seguida de dolores cólicos en el ombligo y de otros muy agudos en el ano. |

A las nueve de la mañana.—Tomé diez granos, y á la media hora sentí ardor en la región epigástrica y en la umbilical, con un dolor muy agudo en las mismas, la región lumbar muy dolorida también al andar; dolores neurálgicos en la frente y en el vértice del corazón, sensación de sequedad en las fauces, con deseo frecuente de tragar.

A las once de la mañana.—Cefalalgia frontal, sensación de constricción en las fauces y en la parte inferior del pecho, donde experimentaba también un ardor contínuo, frecuentes dolores en el vértice del corazón, ocupación dolorosa en la región umbilical con cefalalgia muy intensa sobre todo andando.

A las doce.—Pulso blando y débil con sesenta y ocho pulsaciones por minuto, cefalalgia frontal, coriza fluente, ocupación con ardor en el es- tómago, dolor torpe en la región lumbar. Tomé cuarenta granos, y á las tres de la tarde sentí una ligera cefalalgia frontal, con gran tirantez en la piel de dicha parte. He sentido también á la una de la tarde una gran constricción de las fauces, con fuerte irritación de la epiglotis, que me produjo una tos seca, todo lo cual ha desaparecido á esta hora, ó sea á las tres de la tarde; también experimenté ocupación con mucho ardor en el estómago y vientre, fluctuación en la boca del estómago, que se presentó cinco veces y desaparecía á los cinco minutos, eructos secos, dolores torpes y bastante frecuente en el hipocondrio derecho y en el ombligo, siendo estos últimos muy agudos á veces; dolor torpe y constante en el dorso, languidez en la boca del estómago.

A las cinco de la tarde.—Cefalalgia frontal, frecuentes dolores neurál- gicos en las fauces, con mucha propensión á deglutir, ocupación con ardor en el estómago, vivos dolores en la región lumbar.

A las nueve de la noche. Frecuentes punzadas en los músculos de la parte inferior del ojo izquierdo, gran ocupación del estómago y vientre.

Día 17.—He velado toda la noche al lado de mi esposa, enferma, lo cual me ha obligado á suspender mis experimentos. Me siento muy lánguido y abatido, la espalda me duele muchísimo, hasta el punto de que casi me impide andar el dolor vivo deseo de defecar.

A las cinco de la mañana.—Hice una deposición muy dura, nudos:,,

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seca y con gran dificultad; doalor violento en la espalda durante todo el día, que me impedía casi completamente levantar de mi asiento.

Día 18.—Ligero dolor en la espalda durante todo el día; ninguna deposición. |

Día 19.—Deposición dura, seguida de una sensación como de descen- so del recto. E

Día 20.—Falta de deposiciones.

Día 21.—Deposición natural.

Día 22.—Sintiéndome en buen estado de salud, tomé veinte granos de la fruta ó nuez pulverizada, á las diez y media de la mañana.

A las once.—Vivas punzadas en los ojos, sensación en la lengua como si estuviera quemada, gran constricción de las fauces, dolor torpe, cons- tante en la región umbilical. |

A las once y cuarenta y cinco minutos.—Vivos dolores neurálgicos en la región del corazón, que me obligan á contener la respiración á causa de su intensidad, y duraron diez minutos; dolor torpe en el hipocondrio derecho. Me principia el dolor en la espalda con bastante fuerza.

A las doce del día.—Cefalalyia frontal, con sensación de constricción en la piel de la región que ocupa el dolor, gran sequedad de las fauces con mucha propensión á deglutir, ocupación de estómago, dolor fuerte neurálgico en la región inguinal derecha, constante dolor en la espalda, que se extiende al sacro y á las caderas, en cuya última parte se agrava mucho al andar y al inclinarme hacia adelante, setenta pulsaciones por minuto en la radial.

A las tres de la tarde.— Ligera cefalalgia frontal, grande y constanle sequedad de las fauces con mucho ardor en el estómago y vivo dolor en las espaldas (en la región lumbar).

A las seis de la larde.—Todo el día he sentido frecuentes dolores, va en la frente ó ya en las sienes, constricción en las fauces, con frecuentes dolores obtusos en las amígdalas, las cuales presentaban un aspecto muy obscuro y un estado congestivo, eructos frecuentes, ocupación constante y de larga duración en el estómago, con sensación de ardor; dolores obtu- sos en el hipocondrio derecho y en la espalda.

A las nueve de la noche.— Gran ocupación en la región umbilical é hipogástrica, necesidad urgente de defecar, con ruído en el vientre, segui- do de una deposición abundantísima, aunque difícil y muy dura, y de vi- vos dolores en el ano, con sensación como de procidencia del recto acon- pañada de dolores obtusos en las regiones umbilical é hipogástrica, cuya sensación duró toda la noche y una gran parte de la mañana siguiente, con un vivo dolor de espaldas en la parte inferior de la región lumbo- sacra.

Día 23.—He dormido perfectamente y me siento muy bien, experi- mentando solamente la sensación que se me presentó en el día anterior, camo si hubiera descenso del recto, con un dolor obtuso en el dorso, y gusto á materias viscosas en la cavidad bucal.

A las nueve de la mañana.—Tomé treinta granos, y á las once sentí frecuentes dolores ambulantes á través de las sienes; abundante secreción

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nasal con coriza, ligero gusto acre en la boca y fauces, gran ocupación del estómago con propensión á vomitar, dolor obtuso y continuo en el hipocondrio derecho y en la vegiga biliar, ocupación ardiente y dolorosa en la región umbilical, dolor obtuso y continuo através de las caderas y del sacro, dolores agudos en el vértice de la cabeza.

A las tres de la tarde.—Me siento muy abatido y taciturno; dolor obtu- so continuo acompañado de otros dolores agudos en las regiones epigás- trica y umbilical, lus cuales se sienten más especialmente en el piloro.

A las cuatro y media de la tarde.—Tomé treinta granos, y á las seis experimenté una gran congestión en las amígdalas y en el paladar, fre- cuentes y agudos dolores neurálgicos en la región del corazón, acompaña- dos de una sensación muy viva de ardor en la misma región, que se extiende al estómago y vientre, produciendo una gran incomodidad, que es muy difícil soportar; debilidad, laxitud, vivo dolor en el dorso, y los padecimientos se aumentan con el movimiento.

A las nueve de la noche.—Dolores frecuentes, ya en una, ya en otra sién, dolores constantes, obtusus y quemantes en el piloro, dolores obtu- sos en el hipocondrio derecho, agravados con el movimiento, dolores obtusos en el ombligo, necesidad urgente de deponer, habiendo hecho á las siete de la noche una deposición muy dura y seca, seguida de dolor en el ano, con dolor agudo en el sacro y frecuentes punzadas en la región del corazón.

Día 24.—He dormido bien, á pesar de haber despertado por tres veces, sintiendo un dolor obtuso y quemante en el estómago, gusto dulce y desagradable en la boca, lengua cubierta de una capa amarillenta, con- gestión en las fauces, dolor obtuso y constante en el cárdias, dolor vivo en las espaldas y en las caderas, al levantarme, el cual se aliviaba al minuto ó dos minutos de ponerme en movimiento; pulso á 76.

A las diez de la mañana.—Gran ocupación de estómago, con sensación de ardor (porción cardíaca superior). Tomé 30 granos, y á las doce del día tenía el pulso á 72; ocupación constante dolorosa y quemante en el hipo- condrio derecho, dolor continuo en el dorso, dolores frecuentes en el vértice del corazón y en medio de la espalda.

A las dos de la tarde.—Necesidad urgente de deponer. La primera parte de la deposición es negra y dura, la última natural en su consisten- cia, pero casi tan blanca como la leche, demostrando la falta de secreción biliar. La deposición fué seguida de dolores vivos, dislacerantes en el ano, ocupación constante y quemante en la región epigástrica; las espaldas están tan doloridas, que se hace casi imposible el incorporarse ó levan- tarse, estando acostado ó sentado.

A las cuatro de la tarde.—Tomé 40 granos, experimentando á las seis ¿una gran congestión á las amígdalas y al paladar, y un estado doloroso de estos Órganos; dolor vivo en las espaldas al moverse.

A las nueve de la noche.—Incomodidad constante y dolorosa en las amígdalas y en las fauces, con frecuente deseo de tragar; la incomodidad de ardor y dolor epigástrico se hace easi insoportable y me pone muy débil y lánguido, constante incomodidad obtusa y dolorosa en el lóbulo

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derecho del hígado, dolor vivo en el dorso y en las caderas al tratar de moverme; las piernas me duelen mucho, y me siento tan débil, que me veo obligado á estar acostado constantemente.

Día 25.— He dormido profundamente, pero me siento muy débil y las espaldas me duelen tanto al moverme, que solamente á costa de grandes esfuerzos puedo conseguir levantarme; el movimiento me ocasiona dolo- res violentos en el sacro y en las caderas; cefalalgia frontal muy viva, gusto amargo y desagradable en la boca, lengua con una capa blanquizca- amarillenta; las amigdalas y el paladar muy congestionados, pero sin hinchazón visible, dolor contínuo en el cárdias, incomodidad obtusa y dolorosa en el lóbulo derecho del hígado; la orina de un color muy subido, dolor obtuso y bastante intenso entre los omóplatos.

A las doce del día.— las espaldas y las piernas me han dolido hasta el extremo de obligarme á estar acostado durante toda la mañana; cefalalgia frontal que ha durado todo el día; fiebre intensa, con calor y sequedad de las manos; pulso á 66, blando y débil, con bostezos y pandiculaciones constantes; grande incomodidad en el epigástrio y en el hígado.

A las tres de la tarde.—Me siento muy cansado y agobiado.

A las seis de la tarde.—Tomé 30 granos y experimenté: incomodidad constante en el estómago, con dolores frecuentes en el vientre; vivos dolores en la espalda al moverme.

A las nueve de la noche.—Mucho deseo de deponer, haciendo una evacuación de consistencia natural, seguida de una sensación como de descenso del recto.

Día 26.—Dormi perfectamente. Las espaldas me duelen al moverme, sin que me aqueje ninguna otra incomodidad.

A las diez de la mañana.—Ligero dolor en el epigástrio. He tomado 60 granos del medicamento, que á la media hora (diez y media) me hizo experimentar un dolor obtuso contínuo y quemante en la región del corazón; pulso á 66, blando y regular; incomodidad dolorosa en las amig- dalas, con un deseo contínuo de tragar, dolor contínuo en el estómago y en el lóbulo inferior del higado; dolor muy vivo en la región lumbo-sacra al bajarme; incomodidad dolorosa en la región dorsal; me siento muy débil y abatido.

A las cinco de la tarde.—Dolor obtuso en las amígdalas, con deseo frecuente de deglutir; estado congestivo de las amígdalas, las cuales pre- sentan un color obscuro; dolores obtusos constantes y muy vivos por bajo de la boca del estómago, que me ocasionan una gran debilidad y decaimiento, que sólo puedo tolerar con una gran fuerza de espíritu y de resignación; incomodidad dolorosa y constante en el lóbulo derecho del hígado y en medio de la espalda, á todo lo largo de la región dorsal; al moverme, dolor obtuso en la región lumbo-sacra: ruído frecuente en el vientre. |

A las nueve de la noche.—Deposición de consistencia natural, pero muy blanca, como si la faltase el jugo biliar; dolor obtuso constante en el hígado y en las espaldas.

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Dia 27.—He dormido bien y no siento más incomodidad que un dolor bastante vivo en la región lumbo-sacra al moverme.

A las siete de la noehe.—En las últimas horas he tenido un dolor vivo y constante por debajo y en las inmediaciones del píloro; al moverme, vivo dolor en el sacro y en las caderas; hice una deposicion muy seca. |

A las nueve de la noche.—Volví á defecar con bastante dificultad; dolo- res obtusos en el lóbulo derecho del hígado y en la región dorsal.

Día 28.—Rigidez de la espalda al hacer algún movimiento, con dolo- res obtusos en la misma y en la región sacra; dolores obtusos y constan- tes en el hipocondrio derecho, frecuentes dolores en el estómago, que duraron todo el día, con deseo continuo de defecar, habiendo hecho dos deposiciones blandas, que no me aliviaron la necesidad de evacuar, mu- cha melancolía.

Día 29.—He dormido bien, y durante todo el día experimenté un dolor obtuso y constante en el lóbulo derecho del hígado, con dolores frecuen- tes del estómago y vientre y deseo continuo de defecar, habiendo hecho por la mañana, una deposición muy negra y blanda, que no alivió el deseo que tenía de evacuar

Abril 1°—Dolor bastante intenso en la región lumbar, deposición muy blanda y espumosa. Creo que si no hubiere usado más que la 1.? tri- turación, se me habrían desarrollado grandes tumores hemorroidales. Las grandes dósis que he tomado conservan el vientre demasiado suelto; y no aventuro al asegurar que no hay uno solo entre nuestros medica- mentos que desarrolle tantos y tan marcados síntomas de almorranas, como el esculus hippoc.

EXPERIMENTOS HECHOS POR C. H. LEE. M. D,

Este experimentador tiene buena salud habitual y un temperamento nervioso-sanguíneo, y principió sus observaciones tomando una gota de la tercera dilución el día 26 de Diciembre de 1863.

Día 27.—Me siento pesado; la lengua está cubierta de una capa blanca.

Día 28.—Continúa la pesadez, estoy como estúpido, con disposición á dormir constantemente, debilidad, dolor muy vivo de cabeza, sensación de extremada plenitud en la base del cerebro, lengua blanquizca, borbo- rigmos y flatuosidades fétidas, vientre hinchado y timpanigo: Tomé dos dragmas del medicamento.

Día 29.—Continúan los mismos sintomas del día anterior; dolor con sensación de calor en la garganta é inflamación en el lado izquierdo de la misma; mucha hinchazón y dolor, al deglutir, en la amígdala iz- quierda; deposiciones de color castaño-claro, frecuentes y muy blandas, sin llegar á ser diarréicas completamente; falta de apetito, á pesar de no haber tomado alimento alguno en todo el día.

Día 30.—Continúan los anteriores síntomas, pero exacerbados. Hacia las cuatro de la tarde sentí un frío intenso, que duró tres horas, y se alivió con el calor del fuego.

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De siete á doce de la noche.— Mucha fiebre, pulso como 130, sin sed durante ella y con aumento de secreción de la saliva; dolor de cabeza como si fuera á estallar, fotofobia, sudor caliente con fiebre, disnea con la respiración rápida y sensación de pesadez en los pulmones, como si. estuvieran ingurgitados; mucha rapidez en los movimientos del corazón, cuyos latidos los siento por todo el cuerpo, estando acostado; sensación en el estómago como si se fuera á precipitar sobre los intestinos; orina escasa, de color de caoba, que me quemaba á su paso por la uretra, como si fuera agua caliente; á la presión sensación dolorosa en un solo punto del parietal derecho, semejante á la que resultaría de clavar un cuchillo. No repetí el medicamento en todo el día.

Día 31.—Ha desaparecido la fiebre, bajando el pulso á 90; el cuello está muy rígido é hinchado y con una coloración roja de fuego; dificultad en la deglución; el dolor de cabeza no es tan intenso, pero se agrava al bajarme ó cuando me levanto de mi asiento; la respiración se verifica con más facilidad, saliva sanguinolenta, al levantarme de la cama por la mañana, sin tos; deposición dura de color castaño-obscuro; orina del mismo color, aunque no tan subido. Tampoco repetí el medicamento en este día.

Enero 1. de 1864. Dolores vivos punzantes en la sién izquierda, ojos enrojecidos, dolor obtuso en la región esplénica, deposiciones duras.

Día 2. Deposición suelta, orina amarilla con sedimento blanco mucoso. En este día tomé cuatro gotas de tintura de este medica- mento.

Enero 3 y 4.--Aparecen las almorranas del tamaño de nueces chicas, de color purpúreo, muy dolorosas y con sensación de quemazón. El expe- rimentador jamás había tenido este padecimiento. -

Enero 6.—Sequedad del paladar, plenitud de la cabeza, deposición natural, orina obscura con un poco de sedimento, tomé ocho gotas.

Enero 8. Sequedad de la garganta, como si estuviera raspada é hinchada, borborigmos, flatuosidades de un olor fétido. Tomé una dracma.

Enero 10.—Sequedad en la parte posterior de la garganta, vivo dolor de cabeza, con sensación como si fuera á abrirse, frecuente deseo de ori- nar, pero poco de cada vez.

Enero 11.—Síntomas iguales á los anteriores: sensación seca y ardien- te de las fauces y del paladar, mucosidades amarillas y espesas en la boca, lengua cubierta de una capa amarilla, vientre flojo, deposición de color de castaña y Orina del mismo color, escasa y sin sedimento, pulso duro y frecuente, dolor torpe y agudo en la articulación del codo izquierdo. No tomé más cantidad del medicamento.

Enero 12. Disminución de todos los síntomas.

Enero 14. Han desaparecido todos los síntomas.

Sistema nervioso. La acción de esta droga sobre el sistema nervioso no se halla todavía comprobada, sin poderse determinar si primordial- mente irrita los centros nerviosos, hasta el punto de ocasionar espasmos.

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Parece que obra peculiarmente sobre los nervios motores, produciendo su parálisis. La constipación me parece debida más bien á un estado congestivo de la membrana mucosa que á la torpeza de los nervios motores.

Membrana mucosa. La membrana mucosa de las vías aéreas y del canal intestinal parecen experimentar las mis:nas sensaciones, bajo la acción de este medicamento, resultando de ella estados congestivos, tos, coriza, asma (húmedo), diarrea y disentería (hemorroídales).

Sistema glandular. No parece que ejerce este medicamento acción algu- na sobre las glándulas, á excepción de las salivales, lo cual quizá sea debido á su acción local irritante, y lo que se observa, por el contrario, es que disminuye la excesiva secreción de las glándulas en general.

Sistema vascular. La pesadez, el sueño estúpido, torpeza de la cabeza, la congestión hepática y esplénica, las palpitaciones del corazón y la dificultad en la respiración indican un acúmulo anormal de sangre en los centros del organismo.

El ardor en los ojos con coriza fluente, acúmulo de agua en la boca, ardor en la garganta, náuseas, eructos, la bronquitis y el desórden hemorroidal, manifiestan la congestión de los capilares, especialmente de los venosos (Dr. Buchman), siendo indudable su influencia sobre las hemo- rroides y el sistema de la vena porta.

Sintomas generales, Sensación de extremo malestar, gran debilidad, tambalea al caminar, cansancio, sensación de fatiga como después de haber andado mucho, sensación como si fuera á desmayarse, sensación de malestar general y de postración en todo el cuerpo.

Observaciones generales. Ios médicos alópatas consideran á este medi- camento como tónico, y ciertamente, considerados en conjunto los síntomas que desarrolla, no se le podrá negar este carácter.

Sueño. Inclinación á dormir, bostezos y sueño estúpido, bostezos cons- tantes, se queda dormido, sentado; duerme un cuarto de hora, duerme bien, duerme profundamente, pero despierta con un dolor presivo torpe en el estómago.

Observaciones clínicas, Tos síntomas del sueño son semejantes 4 los que se desarrollan cuando se padece de atonia en el higado y en los órganos digestivos.

Fiebre. Taxitud y piel como carne de gallina, ataque de frío que dura diez minutos; no puede entrar en calor; frío por espacio de medía hora, calofríos, sudor general, calor en todo el cuerpo, dolor obtuso en el occipucio con ardoradas de calor en los tegumentos del mismo, en la nuca y en los hombros; mucha debilidad, manos calientes y secas, pulso 4 66, blando y débil, mucha predisposición 4 los bostezos y pandiculaciones, sensación como si tuviera una intermitente, con debilidad y decaimiento de espíritu.

Sensorium. Al despertar no puede reconocer lo que ve, no conoce dónde se halla, ni de dónde vienen los objetos que le rodean, alegría interior y genio placentero. Se siente miserable, enojoso, muy triste y sin inclinación á ocuparse de trabajo alguno. Vértigo muy molesto toda la tarde.

Observaciones clínicas. Fs homeopático en padecimientos mentales,

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como la hípocondríia procedente de afecciones hepáticas, con hemorroides y constipación.

Cabeza. Sensación como si tuviera una tabla sobre la cabeza, dolor en la frente y sensación de resfriado en la cabeza y embriaguez; confusión de la cabeza, calor en la cabeza y en los ojos, dolor en la cabeza por encima del ojo izquierdo y sobre el derecho; dolores obtusos, ambulantes, principal- mente en la sién derecha y en el occipucio, seguidos de punzadas en la frente y en la sién izquierda; presión torpe en la frente, palpitación en la eminencia frontal derecha, punzadas agudas en la sién izquierda, dolor ob- tuso en la sién izquierda, dolor agudo, presivo en la sién derecha; dolor en la cabeza, que la pone como atontada; dolor obtuso en el occipucio, sen- sación de magullamiento en el occipucio, calor en los tegumentos del occi- pucio, que se extiende hasta los oídos; dolor uniforme y constante en la parte superior de la cabeza; sensación de plenitud, más bien que dolor agu- do, en la cabeza; dolor neurálgico en el punto en que está localizado el órga- no de la causalidad; dolor obtuso de cabeza, con coriza fluente.

Observaciones clinicas. —Es homeopático para el catarro, dolores de ca- beza, procedente de padecimientos biliosos, gástricos y hemorroidales; también lo es para las neuralgias de los músculos del occipucio y del

cráneo en general procedentes de una gran debilidad de todo el organismo. -

Ojos.—Ardor en su ángulo interao; ardor y punzadas en la órbita iz- quierda, con un dolor que parece rodea á la pupila; pesadez y calor en los ojos; frialdad en el ojo izquierdo; latidos en el ojo derecho; procidencia de los párpados; lagrimeo, fluctuación por delante de los ojos. Se divisan bien los objetos á distancia, y se lee sin anteojos (en una persona que no podía leer sin ellos); vivo escozor en los ojos.

Oídos.—Ardor en los oídos; calor en los cóndilos, que se extiende lasta los oídos.

Nariz.—Coriza fluente muy intenso; ardor en las ventanas de la nariz; el moco nasal se vuelve muy líquido y delgado, y obliga á estarse limpiando constantemente con el pañuelo; sensación de sequedad y de calor en la nariz, y especialmente en su punta, semejante á la que se experimenta cuando empieza un fuerte coriza; predisposición á estornudar; sensación semejante á la que se produce después de tomar rapé; hormigueo en la nariz; sensibilidad de la pituitaria al aspirar el aire. El aire que se aspira produce una sensación de frialdad en la nariz; tirantez en la ven- tana derecha de la nariz como en un coriza violento; sensación como si retorcieran la nariz en su raiz; dolor punzante en la cabeza, secreción abun- dante de moco por las ventanas nasales; coriza fluente con dolor de cabeza, sensación de hinchazón en la pituitaria, como por un resfriado.

Observaciones clínicas.—Los médicos de la antigua escuela han usado esta droga reducida á polvo finisimo, como estornudatorio. En dósis dinámi- cas ejerce una acción innegable sobre la membrana mucosa nasal, y está indicada en el coriza.

Cara.—Semblante pálido y miserable; calor, va en un punto, ya en otro de la cara; color encarnado de la mejilla izquierda con ardor; fre- cuentes pellizcos en los músculos de la parte inferior del ojo izquierdo.

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B>ca.—Gusto algo semejante al de áloes; gusto amargo; gusto cúprico, que desarrolla un estado astringente en la boca y en el esófago; al principio amargo, después dulce; gusto dulce como después de haber tomado dulcamara, semejante á Orozu; ardor en la boca; punzadas en la punta de la lengua; aumento de saliva, que desarrolla uu gran deseo de deglutir. La lengua se siente como escaldada, con sensación de constricción en las fauces; gusto pegajoso en la boca; gusto dulce con una capa amari- llenta en la lengua; gusto amargo, con calor en la lengua, y una capa blanco-amarillenta; gusto metálico en la boca; dolor como de ulceración en la cara superior de la lengua.

Observaciones clinicas. —La propiedad que tiene este medicamento de aumentar la salivación unida á los síntomas gástricos que desarrolla, le recomiendan para las gastralgias acompañadas de pirosis.

Garganta.—Dolor contractivo en la garganta; sensación como de constricción y de aspereza, que ocasiona una gran tendencia á provocar, con irritación en la garganta y en el esófago. Toda la garganta estaba escoriada y contraída; sequedad y ardor en la garganta, como si tuviera fuego en ella al tragar; algunas veces esta sensación es ligera, pero en otras ocasiones sentíase muy viva; constante dolor en la garganta; sensación de aspereza en la garganta. Las mucosidades de la garganta se vuelven menos sólidas; arcadas de mucosidades espesas al principio, y después más líquidas; frecuente necesidad de expectorar mucosidades, que se vuelven muy líquidas; las mucosidades de la garganta excitan la tos; cosquillas en la garganta, que ocasiona tos; propensión á deglutir; hormigueo en las fauces; presión y lancinaciones en las fauces; dolor mordicante y lancinante en las fauces; lancinación y quemazón en la faringe y en las fosas nasales posteriores; el dolor de garganta se aumenta después de comer uvas; sensa- ción como si hubiera depositada alguna cosa en las tauces, con deseo cons- tante de deglutir; sensación de una excesiva sequedad en las fauces; gran irritación de la epiglotis, que produce una tos seca y ronca; frecuentes dolores neurálgicos en las fauces; dolor obtuso á los lados de las amígdalas; las amígdalas aparecen muy obscuras y congestionadas; gran congestión de las amígdalas, del paladar y de la faringe, con dolor constante y frecuente deseo de deglutir; pero no hay hinchazón ni aumento de volúmen en las amígdalas. ( Burt.).

Nota.—Los síntomas anotados últimamente son debidos en parte á la acción local irritante de la droga; pero puede producir, en virtud de su acción general, la sensación de sequedad en la garganta, seguida de secreción de un moco seco también; desarrolla también el catarro, el deseo constante de deglutir, con sensación de sequedad y de endurecimiento de la garganta, al tragar, con aumento de secreción de las glándulas submaxilares.

El Dr. Ernesto F. Hofman dice que ha tomado varias veces este medi- camento, y que al poco tiempo de haberle ingerido, le producía siempre la misma dificultad en la garganta, calor, sequedad, punzadas, deseo de deglu- tir é inflamación.

Observaciones clinicas.—Su acción sobre las fauces y la garganta nos hace recordar la que desarrolla el iris versicolor y el merc. iod.; y el médico

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práctico pronto comprenderá que se presenta muchas veces estado de la gar- yanta de un carácter catarral, congestivo ó nervioso, en que este medica- mento será de gran aplicación.

Estómago y síntomas gástricos. Náuszas, arcadas, deseo ó propen- sión al vómito; vómitos violentos; ardor en el estómago; quemazón en el corazón; eructos de fluctuosidades; de moco, de moco espeso, de moco viscoso, eructos vacios; calor pasajero, antes de los eructos; pleni- tud del estómago; opresión periódica al corazón, con respiración pesada; retortijón en el corazón, calor y ruido en el estómago; dolor de muelas cous- tante; el dolor del estómago se extiende más; sensación agradable ó contor- table en el estómago; hambre; dolores agudos en el vértice del corazón y en el estómago; dolor agudo desde la boca del estómago hasta el lóbulo derecho del hígado; ocupación del estómago; ocupación ardiente del estómago, con eructos de aire; fuerte sensación de fluctuación en la boca del estómago, que dura cinco minutos, y á la vez cansancio, con languidez en la boca del estó- mago, quemazón en toda esta cavidad y propensión á vomitar; dolor (torpe y ardiente) en el piloro y duodeno; dolor torpe en la parte superior del cár- dias. La ocupación quemante y dolorosa del estómago se hace casi insopor- table y va acompañada de desmayos y debilidad; vivo dolor, por espacio de dos horas, precisamente debajo del piloro; el dolor y ocupación del estómago y vientre van acompañados de un deseo constante de deponer (Buvt.); sensa- ción de vacuidad y tirantez en el estómago, por la mañana temprano; des- pués de haber comido el estómago se siente lleno, como si sus paredes hubie- ran engrosado mucho; dolor considerable en el estómago por espacio de cuatro ó cinco horas, después de comer, y que continúa hasta volver á tomar alimento; dispepsia; sensación de mareo en el estómago, durante todo el día; con aumento de apetito.

Observaciones clinicas.—Los efectos sobre la mucosa gástrica son arálo- gos á los de ars., carb. veg., nux. vom. é iris v., pues además de los síntomas de irritación local, tenemos otros de acción refleja. Así, pues, se le encontra- de gran utilidad este medicamento en gastritis sub-agudas, pirosis, gas- traleias, etc., etc., de origen idiopático, así como en muchos estados irritati- vos debidos á desarreglos intestinales y hepáticos, á padecimientos hemo- rroidales y en muchos desórdenes gástricos conocidos bajo el nombre de dispepsia.

Abdómen.—Sensación constrictiva en el vientre; constricción y calam- bres en el vientre, seguida de evacuación del mismo (la cuarta vez); retorti- jones y calambres en el vientre; movimientos en el mismo, precedidos de dolores; pinchazo por debajo del ombligo; dolores punzantes, agudos alrededor del ombligo; dolor desde el centro de los omóplatos; quemazón en el vientre; presión hacia abajo en el vientre; ruído en el vientre por espacio de media hora, sin dolor; distensión del abdómen; dolor en la parte posterior de los hipocondrios, especialmente al inspirar; dolor tirante, profundo, en el costado derecho, más arriba de la cadera; punzadas agudas en el hipocondrio izquierdo; punzadas en el costado izquierdo; dolor cortante en la región ' inguinal izquierda; murmullo en el epigastrio; dolores en el vientre, cue mudan frecuentemente de sitio: dolores como cólicos en el ombligo, y dolo-

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res vivos cortantes en el ano, ardor en la región umbilical, con fuerte dolor de cabeza; ocupación en las regiones umbilical é hipogástrica, con necesidad urgente de deponer y murmullo en el vientre. Los dolores del abdómen van generalmente acompañados de dolor al estómago y de necesidad de deponer; dolores neurálgicos en la región inguinal derecha.

Observaciones clinicas.—Afecta á los intestinos, á semejanza de Aloes Leptandria, Nux. vom. y Sulfur. Su acción patológica es más bien congestiva sobre los vasos capilares, que inflamatoria, dando por resultado la atonía de la membrana mucosa. Así, pues, podrá emplearse con utilidad en ciertas formas de cólico de carácter congestivo ó flatulento.

Higado.—Cólico con dolores punzantes en el hipocondrio derecho; punzadas en el hipocondrio derecho; dolores rápidos en el lóbulo inferior derecho del hígado, dolores torpes en la región hipocondriaca derecha y en la de la vesícula biliar (este dolor persistió durante todo el tiempo de la experimentación). Los dolores del hígado se agravan andando; dolor en el lóbulo derecho del hígado y en medio de los hombros, por la región dorsal; deposición blanca y blanda.

Observaciones clinicas.—El Dr. Burt cree que suspende enteramente las funciones del hígado, suprimiendo la secreción biliar. Parece ocasionar primitivamente más ó menos efectos análogos á los que secundariamente desarrollan Aloes, Leptandria, Mercurio, Carb. veg., etc., y puede producir un estado congestivo del hígado tan intenso, que suspenda sus funciones secre- torias. Produce desmayos, dolor en el hígado, hemorroides, etc., cuyos sín- tomas indican atonía y congestión pasiva en el sistema de la vena-porta.

Recto y deposiciones.—Eructos de aire, con deseo de deponer; á la media hora de tomar el medicamento, tres deposiciones moderadas, al cuarto de hora, cuatro deposiciones sueltas. Dos horas después de tomada la droga, dos evacuaciones moderadas; constante necesidad de deponer; después de dos horas, presión en el recto, con deseo de deponer; esfuerzos inútiles para evacuar; deposición difícil y dura, seguida de quemazón y constricción en el recto; constricción en el recto, picazón en el ano con sensación de dureza; deposición de un carácter mixto; dos deposiciones líquidas, prece- didas de punzadas; deposiciones precedidas de pinchazos en el vientre; fre cuente expulsión de fatuosidades. No se verificó la deposición habi- tual. No se hicieron deposiciones en los dos primeros días de la experi- mentación, y al tercero, á las siete de su mañana se verificaron muy duras y secas, seguidas de dolores de cólico en el ombligo y vivos dolores cortantes en el ano; al cuarto día, constante deseo de deponer, y las deposiciones eran muy duras, secas, anudadas y difíciles; el quinto no se hizo deposición alguna, y el sexto se verificó una evacuación dura, seguida de una sensación como de prolapsus del recto; el día séptimo no se hizo evacuación alguna, y en el octavo una natural, presentándose en el noveno una necesidad urgente de deponer, acompañada de murmullo en el vientre durante todo el día. La deposición fué muy abundante, dura y difícil, seguida de fuertes dolores en el ano, con una sensación como si hubiera descenso del recto, con dolores vivos en las regiones umbilical é hipogástrica, cuya sensación duró toda la noche y hasta la tarde del día siguiente, con un fuerte dolor en la espalda

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en la parte inferior de la región lumbo-sacra. Décimo día, evacuación dura. Undécimo día, la deposición fué, al principio, negra y dura, y en su última porción, de consistencia casi natural, pero casi blanca como la leche. «demos- tranlo la corta secreción biliar que se verificaba» (Burt.). Día doce, deposi- . ción de consistencia casi natural, seguida de la sensación de descenso del recto. Día trece, deposición de consistencia natural, pero muy blanca. Día catorce, evacuación muy dura y difícil. Quince, dos deposiciones blandas, que no aliviaron el deseo que había de evacuar. Diez y seis, deposición muy negra y blanda. En los últimos días de la experimentación las evacuaciones fueron blandas (debidas á la droga cruda) (Burt.) Constante tendencia á ve- rificar evacuaciones diarreicas por espacio de dos días; deseo casi constante de deponer, pero sin resultado, ó muy pequeño; sequedad y picazón en el recto, con sensación de endurecimiento de la piel y tejido celular adyacente, que continuó por varios días; diarrea al día siguiente de haber tomado una dosis de veinte granos de la primera trituración decimal; diarrea de ingesta. Por espacio de algunos días quedó una sensación, como si la mucosa del recto se hubiera engrosado, obstruyendo el paso de las heces fecales; seque- dad del recto por espacio de varios días, seguida de una secreción de hume- dad; dolor en el recto con sensación, como si constantemente fuera á atreve- sar algo por el mismo; sensación seca y desagradable en el recto, como si éste estuviera lleno de palitos; deseo de evacuar, sin resultado; deseo de per- manecer en el servicio por mucho tiempo, con estreñimiento; excesiva seque- dad del recto con sensación de calor; náusea inmediatamente, con esfuerzos para deponer, sin resultado; sensación en el recto como si hubiera pliegues en su mucosa que impidieran el paso de las heces fecales, y al propio tiem- po, como si se saliera el recto, por contener el esfuerzo; dolor en el recto, con incremento de su secreción mucosa (Boyce); presión en el recto con deseo de deponer y eructos secos; deposición copiosa y blanda seguida de quemazón y de una sensación de hinchazón y constricción del recto; dolor y plenitud en el recto. Se presentan almorranas, del tamaño de nueces peque- ñas, de color purpúreo, muy dolorosas y con sensación de quemadura. (El experimentador, Dr. Lee, jamás había padecido de almorranas). Observaciones clínicas.—Probablemente no existirá otro agente medici- nal en la materia médica que desarrolle tantos síntomas sobre el recto como el esc. hippoc. Señalaremos algunas observaciones relativas á su esfera de acción. Un estudio detenido de su patogenesía nos conducirá á una de las siguientes conclusiones: Que bajo la acción de este medicamento se altera de una manera especial la membrana mucosa intestinal, desarrollando con- gestiones (venosas) é irritación de la misma. Que el punto de partida de su acción se manifestó en el sistema de la vena porta, cuya circulación se verifi- de una manera especial, ocasionando ó desarrollando síntomas muy aten- dibles en el aparato gástrico intestinal y sobre el hígado. El estudio de esta substancia nos enseña cuanto acabamos de exponer en las dos conclusiones que dejamos consignadas. Los síntomas del «esc. son tan gráficos y tan cons- tantes, que no vacilaremos al asegurar que se realizará la curación siempre, si conocemos y tenemos en cuenta al propio tiempo la causa que produjo el estado morboso que nos prometemos combatir. Los sintomnas que desarrolla

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en el recto y la clase de evacuaciones que produte son enteramente semejan- tes á los que determinan el aloes. Parece que no produce deposiciones abun- dantes, acuosas ni biliosas, siendo por lo general de color natural ó blancas; siendo necesarias grandes dósis para Cesarrollar estos síntomas. Es muy semejante al aloes, porque, como este medicamento, no produce tampoco deposiciones biliosas, siendo de notar que aun cuando no desarrolle ninguna - clase de deposiciones, el menor esfuerzo que se haga para defecar determina constantemente la sensación especial y desagradable de constricción en el recto seguida de su descenso, plenitud, dolor, sequedad, comezón, picazón, tenesmo, dolores, etc., que se extienden al ano y á les espaldas. No hay subs- tancia alguna que desarrolle en tan grande escala esta sintomatología, y creemos que administrada bajo la ley del similia, está llamada á ser uno de los medicamentos más importantes para combatir muchas enfermedades de los intestinos gruesos inferiores. Desde que empezaron á publicarse las pri- meras experimentaciones de esta substancia en la primera edición, titulada Nuevos remedios, hasta el día, se han consignado en casi todos los periódicos médicos una multitud de testimonios que justifican su extensa esfera de acción en las afecciones hemorroidales. El Dr. Ricardo Hughes consigna la gran utilidad de este medicamento en dicha clase de afecciones, siempre que se presentan con poca tendencia á la hemorragia, pero con intensa plenitud y tirantez hacia abajo acompañadas de constipación; siendo un precioso medicamento en todos aquellos casos en que estando indicados nux vom. y sulph., no se consigue, sin embargo, con ellos la curación. Cita el Dr. Hughes un caso curioso, en que la segunda dilución decimal de este agente produjo un alivio muy notable y permanente. Los síntomas fueron referidos por el paciente del modo siguiente (Diario británico homeopático, núm. 92, páginas 249): «Tengo cuarenta y ocho años de edad y empecé á padecer á cosa de los trece de una gran sequedad en el recto haciendo una sola deposición cada semana. Por espacio de algunos años traté de combatir este estado con diversos remedios sin el menor resultado, y durante éste tiempo el dolor no era muy intenso ni tampoco me sentí muy debilitado. Pero al llegar á la edad de los veinte y cinco hasta los treinta y cuatro, las cosas cambiaton completamente, y empecé á sentir dolores horribles; no podía estar sentado, quieto ni acostado, y la única postura que toleraba era hincado de rodillas. Este estado se*prolongó por algunas semanas en el invierno, mejorándome siempre que llegaba el verano, y así seguí con muy pocos intérvalos de alivio por espacio de dos años; entonces usé las sanguijuelas, que moderaron algo los dolores, sin embargo de que continuaron con bastante intensidad. Al año siguiente (1862), se me presentó un ataque bastante fuerte, que duró algunas semanas, y me volvió en el año siguiente (1863). El dolor que se me presen- me martirizaba espantosamente, y se asemejaba al que se podría sentír si á uno le serrasen con un cuchillo de atras á adelante. bell., puls., acón. y merc. fueron empleados sin ningún beneficio, aliviándome algo una mixtura que me aconsejaron. En 1864 aparecieron los dolores con tal intensidad que me pusieron á punto de sucumbir». En tal estado, dice el Dr. Hughes, fuí consultado por este enfermo y le administré «esc. hippoc., tres gotas, de la segunda dilución centesimal en una copita de agua para tomar una cucha-

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tada por la mañana y otra por la noche. «Tomé el esc., dice el enfermo, y en el transcurso de una semana mejoré notablemente, cuya mejoría continuó después progresando. El medicamento parece que alivia mucho la postración del enfermo. Pasado un mes suspendí por un corto tiempo el uso de esta substancia, volviendo á su uso por haber vuelto los dolores, los cuales se aliviaron otra vez notablemente. He tomado dos dracmas próximamente el remedio, y hace algún tiempo ya que no lo empleo, sino cuando me siento muy mal y los dolores no me permiten dormir. El descenso del recto conti- núa siempre». Termina este enfermo su relación dando gracias al Dr. Huhges por el gran alivio que le ha proporcionado en su dolencia con el esc., El Dr. Huhges, por su parte, aconseja al paciente que continúe usando con regularidad el medicamento, abrigando la esperanza de conseguir por su beneficio una completa curación.

El mismo doctor refiere también lo siguiente: En el último número de este diario consigné los efectos del «esc. en la curación de un caso de almo- rranas dolorosas y que contaban algunos años de antigüedad. Desde aquélla época he vuelto á saber de mi cliente, el cual me ha escrito lo siguiente: «He tomado ahora, como anteriormente, el zsc., tres gotas de la segunda dilución en agua, dos veces al día y por espacio de un mes, y no vacilo en asegurarle que he recobrado mi salud; no tengo dolor, y el prolapsus queda reducido á un pedazo de piel suelta. Si los síntomas volvieran á presentarse acudiré inmediatamente al remedio, pero creo y espero que no he de necesitar de él».

Los dos casos siguientes demuestran que también es un medicamento de gran valor en la forma aguda de la enfermedad.

1.2 Ricardo S., de veinte años de edad,: vino á consultarme acerca de unas almorranas que venía padeciendo hacía una semana. El vientre estaba algo seco y extreñido, siendo bueno el estado general. L2 administré nueve gotas del æsc., para tres onzas de agua, con encargo de que tomara tres cucharadas al día. Apenas había tomado la mitad de la dosis, á cosa de las treinta y seis horas, todos los síntomas de almorranas habían desapareci- do, suspendiendo el medicamento que no tuvo necesidad de volver á usar más.

2.0 La señora F., de sesenta años de edad, sufría horriblemente con las almorranas, y los ataques se prolongaban por espacio de seis á diez meses, viéndose obligada á permanecer casi siempre en decúbito lateral. Bajo el tratamiento homeopático vió esta señora regularizarse las funciones abdo- minales, pero los ataques hemorroidales adquirieron más frecuencia é inten- sidad. Fuí llamado para verla el día 22 de mayo, y la encontré sufriendo horriblemente por unas almorranas de gran tamaño, y que parecía que tapa- ban por completo el recto; hacía algunos días que no movía el vientre, y desde dos días precedentes á mi visita, los síntomas hemorroidales iban adquiriendo una gran intensidad, y sin que hubiese apenas hemorragia. La dispuse uno gota de «sc. para tomar cada cuatro horas. A la mañana siguien- te pareció presentarse algún alivio; el 24 se hallaba muy mejorada, manifes- tándome la enferma que su vientre funcionaba mucho mejor. El día 25 la de alta por hallarse curada».

Estos casos enseñan la forma reia de alinorranas, para la que el ecc.

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puede considerar como específico. Cuando las almorranas son sintomát:- cas de congestiones del sistema de la vena porta, quizá no sea el «sc. de tanta importancia como nux vom. y sulph. Si se presentan con sintomas varicosos y dan mucha sangre, hammamelis será el mejor remedio; pero si los síntomas apreciables son la consti pación, dolor intenso y poca ó ninguna cantidad de san- gre, entonces es casi segura la curación con «sc.

El Dr. C. H. Lee refiere el siguiente: «Fuí llamado hace pocos días para ver á un hombre que le hacían sufrir mucho las almorranas, y le encontré echado boca abajo en la cama, única postura en que hallaba algún alivio, siéndole imposible estar sentado, andar, ni echarse de espaldas. Tenía tres tumores hemorroidales del tamaño de nueces y de color puro azulado, los cuales eran el asiento de dolores cortantes y agudos que se extendían al sacro, experimentando también un dolor intenso en las espaldas. Este enfer- mo padecía habitualmente constipación de vientre, transcurriendo con mucha frecuencia tres y cuatro días sin hacer deposición alguna; tenía un temperamento nervioso sanguíneo. Le administré «sc.:en trituración para que tomara la cantidad que podría cojerse con la punta de un cuchillo, de hora en hora, hasta sentir alivio. Al tomar la primera dosis exclamó: «¡Oh doctor! ¡éste es el remedio más tremendo que he tomado!» Después de toma- da la tercera, me mandó decir que se sentía muy mejorado. Continuó repi- tiendo la dosis cada dos horas, y á los dos días se hallaba completamente curado, verificando desde entonces una deposición todos los días.

Tuve también otro sujeto con los mismos síntomas, pero' más intensos aún; había gran postración y demacración, y se curó con el mismo medica- mento, sin que ni en el uno ni en el otro enfermo haya vuelto á presentarse la dolencia». i

El Dr. Jorge Leogan dice: «He usado este medicamento en varios casos de hemorroides con ventajosos resultados. Los casos eran recientes (almorr4- nas ciegas), con pliegues en la membrana mucosa, que formaba un abulta- miento del tamaño de una bala de á onza. Administré cinco gotas de la tintura cada dos horas, y usé una pomada del mismo medicamento como tópico; encargando al enfermo que redujera por propio el tumor, siempre que se saliera. El primer día de tratamiento se advirtió muy poca novedad, pero en los dos ó tres siguientes el alivio fué muy marcado».

El Dr. A. A. Bancroft de Witt, de Michigan, da cuenta de los siguientes casos: i

1.2 Una señora de 43 años de edad había sido tratada sin resultado durante doce años por médicos alópatas y eclécticos. Obligada á vivir casi constantemente en la cama, más bien parecía un cadáver que un ser viviente. Tenía un dolor constante á través de las espaldas con sensación de tirantez y opresión hácia abajo, que la producía graves accidentes y extremo decai- _ miento especialmente cuando se hallaba quieta; las hemorroides sangraban constantemente, lo cual era causa de que se hallasen reducidas. La adminis- tré esc. hipp. 1/10, seis gotas en dos terceras partes de agua para tomar cada cuatro horas. En el espacio de veinte días se halló completamente curada.

2.0 El paciente es un curtidor, de cincuenta años de edad, que padecía hacia cerca de veinte de almorranas bastante visibles al exterior, con extre-

PATOGENESIAS 12

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ma debilidad é imposibilidad de dedicarse al trabajo. Le prescribí (ese. hipp. 1/10, tres gotas tres veces al día, y á la vuelta de tres semanas quedó completamente curado de su rebelde y antigua dolencia.

El Dr. J. C. Duncan refiere el siguiente caso de su clínica:

Abril 8 de 1865. El Sr. J., de 28 años de edad, temperamento atlético- bilioso, me consultó para ver de mejorar el siguiente cuadro sintomatológico que presentaba á mi inspección.

Dolor insufrible con mucho picor en el ano, que cuando se mueve aumenta en intensidad y desarrolla deseos de defecar, obligándole para con- tenerlos á replegar el ano ó á sentarse; el vientre, aunque manifiesta cierta predisposición al extreñiimiento, se mueve, sin embargo, una vez al día; el apetito es bueno, y no experimenta sensación alguna de malestar, como no se ponga en movimierito. Hace tres años que siente todas estas molestias, habiendo disfrutado anteriormente de buena salud. A todos los síntomas expuestos se agregaba un semblante pálido y desencajado. El examen que hice del enfermo no reveló la existencia de tumor alguno hemorroidal que ocasionase la obstrucción del recto, pero su membrana mucosa estaba bas- tante inyectada, y el esfinter demasiado contraído. Le administré nux vom. cuatro glóbulos cada dos horas.

Día 8.—El vientre se presentó menos seco, pero continuaban los demás síntomas. El mismo medicamento.

Día 11.—El mismo estado, lo cual me obligó á prescribirle hammamelis en la propia forma que nux vom. |

Mayo 11.—No había mejoría alguna, y solamente mientras tomó el últi- mo medicamento conseguí aliviar algo, aunque muy poco, los síntomas, y que el vientre se moviera con libertad; pero en las tres últimas semanas ha estado peor que antes. |

Yo había experimentado el «sc. hipp., habiendo desarrollado en sín- tomas muy análogos á los que aquejaban á este enfermo; en vista de lo cual deduje que debía ser homeopático para su dolencia.

Le administré, pues, cuatro glóbulos cada cuatro horas de dicho medi- camento. |

Día 26.—Gran mejoría. El mismo tratamiento.

Junio 13.—Se halla muy aliviado.

Noviembre 28.—Está completamente bien y dice que «parece un hombre nuevo». He hallado de más utilidad este medicamento para las almorranas ciegas que para las fluyentes, y parece llenar con más especialidad las indica- ciones siguientes:

Constipación.—Cuando va acompañada de abatimiento de espíritu, vér- tigos, desarreglos gástricos, hemorroides, deposiciones duras, abundantes y difíciles, etc. (nux, collinsonta, sulph.).

Diarrea.—Cuando las deposiciones son pulposas, blancas ó de color natural, pero acompañadas siempre de dolores intensos en la región lumbar y sacra, de debilidad, tenesmo ó sensación muy desagradable (véanse estos sintomas) en el recto ó en el ano, almorranas, etc. Por su beneficio se han curado diarreas crónicas (aloes., podoph., iris. v., merc.).

Hemorroides.—Las indicaciones del «sc. hipp. para esta dolencia están

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perfectamente detalladas en las experimentaciones que dejamos expuestas acerca del mismo, y para ilustrar más este estudio vamos á citar algunos casos clínicos referidos en diversas publicaciones médicas.

Caso 1.0—P. había sufrido, por espacio de algunos años, de almorranas que daban muy poca sangre, pero en las que experimentaba calor considera- ble, hinchazón y dureza rígida del recto. Los paroxismos van acompañados generalmente de constipación, presentándose dolores á cosa de una hora después de haber defecado, que se prolongaban por espacio de dos ó seis. Pulvericé como unos diez granos de la nuez cruda y los coloqué en un frasco que contenía una media once de agua y alcohol por partes iguales, de lo cual administré al enfermo diez ó doce gotas todas las noches por espa- cio de cinco semanas, que empezaron el 11 de agosto de 1860. Bajo este tra- tamiento, las almorranas se fueron aliviando uniformemente, habiendo obser- vado por una ó dos veces que después de haber tomado tres ó cuatro dosis, volvían á los pocos días los sintomas; pero hace cuatro meses que han desaparecido aquéllas completamente.

Caso 2.0 B. llevaba diez ó doce días sufriendo de almorranas, constipa- ción de vientre y dolores intensos en los tumores hemorroidales, con una sensación muy desagradable, ya estuviera en reposo, ya en movimiento. Experimentaba también náuseas, pérdida del apetito, lengua sucia y sensa- ción de plenitud hacia el ombligo, dolores por flatuosidades en el vientre y deposiciones muy duras. Dos semanas antes de aparecer las almorranas había tenido un intenso cólico bilioso, que'cedió á colocint. cham., y mer. sol. E

En la mañana del 13 de junio de 1860 tomó 200 glóbulos de la sexta atenuación centesimal del «sc., y el único síntoma que desarrolló fué irrita- ción de la garganta y del esófago, y una especie de sensación constrictiva y desgarradora. Estos síntomas aparecieron á cosa de una hora después de tomado el medicamento, continuando después por espacio de algunas. Con- tinué el remedio por algunas semanas consecutivas. Las hemorroides han desaparecido, el vientre funciona con regularidad, el apetito es bueno, han desaparecido las náuseas y la flatulencia, y, en una palabra, disfruta de completa salud.

Fl Dr. L. B. Wells, de Utica, ha empleado este remedio en todos los casos de hemorroides que ha tenido en su práctica durante los últimos dos años, y generalmente con muy buen resultado.

El Dr. V. M. Cuthbert en el Journal Norte Americano de febrero de 1864 dice: Experimenté la droga en propio á la primera atenuación, hallándome libre de todo padecimiento hemorroidal, que produjo una debilidad dolorosa en los lomos con dolores agudos y torpes acompañados de tumores alrededor del ano. Como este estado me privaba de atender á mis ocupaciones habituales, me obligado, bien á pesar mío, á desistir de la experimentación tomando como antídoto una dosis de nux vom., que calmó en pocas horas todos los síntomas dolorcsos, y desde entonces no he vuelto á experimentar incomodidad alguna.

Casos á que se refiere el Dr. Cuthbert:

1.0o—Un hombre de 37 años de edad, mecánico, tomó una dosis de la

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tercera potencia, con la cual no sólo alivió las hemorroides, sino que le habi- litó para poder dejar el uso de un braguero que llevaba hacía algunos años, para contener una hernia inguinal que venía padeciendo.

2.0—La señora M., que padecía hacía diez años de almorranas, que salían en algunas ocasiones al exterior, fué curada con tres dosis del medicamento, habiendo transcurrido tres años sin haber vuelto á experimentar la menor molestia.

3.0o—El Sr. B. curó igualmente de unas almorranas salientes, sin tomar más que una dosis del «sc., y después de haber usado con ventajoso resul- tado nux vom.

4.0— El Sr. L. hacía veinte años que padecía almorranas ciegas fluentes y se curó con tres dosis de esc. que tomó en seis semanas.

Se ha preparado una pomada del «sc. que ha dado muy buenos resulta- dos aplicándola exteriormente en los tumores hemorroidales.

Un escritor que firma R. S., ha publicado en el American Homeopatich Observer los siguientes casos:

Caso 2.o—La señora W., madre de cinco niños, robusta y enérgica, pa- decía de almorranas hacía mucho tiempo, habiendo llegado á formarse la - creencia de que aquéllas eran una parte integrante de su sér, por cuya causa no las consideraba como una enfermedad. Las molestias que le ocasionaban eran bastante graves, y no podía sentarse ni acostarse con comodidad; por otra parte, esta señora ocultaba su dolencia y costó mucho trabajo el obli- garla á que la manifestara. En alguna ocasión sus almorranas fluían sangre, lo cual la producía un pequeño alivio. Fué curada con «sc. hipp. que la ad- ministré á la dosis de cuatro glóbulos empapados en la tintura madre, que tomó cuatro veces al día por espacio de una semana. Mis colegas y yo hemos empleado el «esc. kipp con muy buenos resultados en casos graves de hemo- rroides, y parece que desarrolla su acción medicinal en cualquiera atenua- ción á que se haya administredo.

Grietas en el ano, ó úlcera agrietada en el recto. El esc. hipp. desarrolla muchos síntomas que se presentan en esta rebelde y dolorosa enfermedad, y si no es completamente homeopático á la úlcera misma, cubre las indicacio- nes y las condiciones que la preceden y acompañan, pudiendo destruir esas condiciones concomitantes, y conseguir por este medio la curación completa de la úlcera. De igual modo ejercen su acción beneficiosa ¿gnatia, nux. vom., aloes y plumbum, mientras que nitri ac., ars. y sulph. son específicos contra la úlcera misma.

Constricción ó estrechez del recto.—Puede ser orgánica ó funcional. La primera depende de un espesor de los tejidos del intestino, y la segunda de un desórden espasmódico de sus fibras musculares circulares. El esc. hipp. puede ser administrado como homeopático y con entera confianza en ambos casos. |

Prolapsus del recto.—Puede ser curado también con esc. hipp. como con ign., nux vom., merc., nitr. ac. y podoph.

Disenteria.—Está indicado el esc. hipp. en esta afección, principalmente en la ocasionada por una irritación hemorroidal y cuando tiene su punto «e partida en el recto, extendiéndose la esfera de acción de este medicamento á

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muchas enfermedades que tienen su asiento en los tejidos contiguos al ano y al recto.

Organos urinarios.—Dolor pungitivo en el orificio de la uretra, necesidad de orinar á intérvalos cortos; la orina es de color muy encendido.

Organos genitales del hombre.—No se ha observado síntoma alguno especial sobre dichos órganos, y quizá sea debido á que no se ha insistido el tiempo suficiente en las experimentaciones, por que es muy posible que, estudiado el medicamento con más detenimiento, la constipacióa que des- arrolla y todos los demás desarreglos, que generalmente son concomitantes á los padecimientos hemorroidales, hubieran dado orígen á la presentación de otros en la próstata, en la secreción seminal, etc., etc.

Organos genitales de la mujer. —Leucorrea y ardor en las mamas.

Observaciones clinicás. Puede afirmarse con seguridad que todos esos desarreglos funcionales y orgánicos del útero, ocasionados por hemorroides é irritación del recto, se calmarían con el uso de este medicamento, y es un agente terapéutico de gran utilidad é importancia en ciertos casos de conges- tión, prolapso y retroversión del útero, así como en la dismenorrea, etc., etc.

Laringe.—Voz ronca, tos que se excita por hablar; tos corta, aumentada por el acto de la deglución, ó por una inspiración profunda. El moco en la garganta excita la tos; cosquilleo en la laringe, que ocasiona una tos con expectoración mucosa; tos como producida por irritación, tos seca, tos repe- tida; sequedad en la laringe, deseo frecuente de expectorar mucosidades que se vuelven muy claras. Presión en la foset: esternal, con sensación como si hubiera algún cuerpo clavado en ella que necesitara ser expelido; sequedad de la laringe con cosquilleo; sensación de aspereza en la membrana mucosa laringo-faríngea; sensación de sequedad y endurecimiento de la glotis y de toda la mucosa laringo-faríngea.

Observaciones clinicas.—El Dr. Buchman refiere la curación radical de un enfermo que padecía una tos crónica con enflaquecimiento muy notable, y que se había resistido á todo tratamiento, hasta que le administró, por espacio de cierto tiempo, una dosis diaria de la nuez pulverizada, y á la can- tidad que puede cogerse con la punta de un cuchillo. Parece, pues, que ha de ser un medicamento de mucha utilidad para combatir algunas formas de laríngitis catarral, de toses laríngeas, y quizá de las que reconozcan por orígen desórdenes hepáticos.

Pulmones. Sensación de calor en el pecho, con frío, quemazón y calor en el pecho, sensación de crudeza en la garganta y en el pecho; dolores pungitivos en el esternón; dolores en el esternón, como si se hubiera arran- cado algún pedazo del pecho; dolor en la escápula derecha y en el costado izquierdo del pecho, que se aumenta con la inspiración; dolor reumático en la escápula derecha; sensación en el costado derecho, como si el pulmón se moviera dolorosamente hacia arriba y hacia abajo á cada movimiento respi- ratorio, con agravación por una inspiración profunda. Dolor en el pecho, que alterna con otro en el abdómen. Las punzadas que se experimentan en el lado izquierdo desaparecen, y se presentan en el lado derecho; punzadas en el pecho, que se propagan al hombro izquierdo; opresión en el pecho; respiración pesada; palpitación del corazón; angustia excesiva y perió-

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dica; dolor neurálgico en la región del corazón por espacio de wm minuto;

dolor neurálgico en el vértice del corazón y en el estómago; delores intensos,

neurálgicos en la región del corazón, que obligan á contener la respiración

durante diez minutos; punzadas repetidas en la región del corazón; dolor

torpe y quemanté en dicha región, por espacio de uma media hora; pulso á- 66, blando y regular. (Burt.)

Observaciones clínicas.—Los dolores y las sensaciones en la región del corazón, observados por el Dr. Burt, son de suma importancia; pero ¿serían en el mismo corazón, en los músculos pectorales, ó en el esófago? Los dolo- res pueden haber tenido el carácter neurálgico en todos estos órganos; y yo no dudo que el «sec. hipp. es capaz de remediar desarreglos funcionales, como la nux. vom. ó la bell. —En las experimentaciones del Dr. Burt no se ha observado, sin embargo, alteración alguna en el pulso, ni palpitaciones en el corazón. Quizá sea un medio terapeútico de gran importancia en afec- ciones simpáticas del corazón, ocasionadas por hemorroides, por congestión en el sistema de la vena porta, ó por padecimientos de dispepsia.

Espalda.—Dolores en las espaldas y sensación de retracción. El dolor se extiende desde el abdómen hasta la parte inferior de las espaldas; can- sancio en las espaldas; dolor tirante; retracción en el lado derecho de la región lumbar, que se extiende hasta los músculos glúteos; ardor en la nuca y en los hombros; cansancio en la nuca; retracción en la nuca; dolores torpes en la parte inferior del dorso, que se agravan mucho al andar; vivos dolores torpes en la región lumbar; dolor intenso de cabeza durante toda la noche; cansancio en la parte inferior del dorso, con dolores dislacerantes, que se propagan á las caderas al andar; dolores violentos en el dorso, con postra- ción. Gran deseo de evacuar; la locomoción se hace casi imposible, así como el levantarse estando sentado, lo cual es producido por el dolor (retracción) en el dorso. Dolor constante en el dorso, que afecta al sacro y á las caderas, el cual se agrava al andar y al bajarse; dolor intenso en la espalda y en las caderas al levantarse, y que desaparece después de uno ó dos minutos; dolor en la región dorsal; las espaldas se sienten muy entumecidas al moverse; dolor en las espaldas, en las rodillas y en las piernas; dolor en medio de los hombros.

Observaciones cliínicas.—Ningún medicamento es tan homeopático como el esc. hipp. para esos dolores lumbares y del sacro, que acompañan á los padecimientos hemorroidales, y que muy erróneamente se les califica de reumáticos, como el lumbago, etc.

El Dr. Neidhard dice que en un caso de corvadura del espinazo curó los dolores que se presentaron en aquella región con la tintura del esc. hipp., de la que administró cinco gotas por mañana y noche.

Extremidades superiores. —El brazo y la mano izquierdos se caen y vienen hácia los piés; constantes tirones en el brazo derecho; parálisis del brazo derecho; imposibilidad de levantarse. :

Observaciones clinicas.—Es un medicamento el æsc. hipp. que guarda mucha analogía con la nux. vom., en su acción sobre la médula espinal; sin embargo, parece funcionar de distinta manera que nux, toda vez que sus efectos primitivos sobre dicho órgano son el de amortiguar su vitalidad, ú

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ocasionar, en cierto modo, una atonia en sus funciones. Así, pues, el «sc. hipp. podrá prestar grandes servicios en padecimientos paralíticos de las extremidades superiores.

Extremidades inferiores.—Dolores intensos en las rodillas, en la región lumbar y sacra. Las piernas duelen intensamente, y se experimenta en ellas un gran cansancio. |

Observaciones clinicas.—Es homeopático á muchas de esas sensaciones dolorosas que se experimentan en las extremidades inferiores por consecuen- cia de afecciones hemorroidales.

ANTRACINUM

Extracto alcohólico del virus carbuncloso preparado con el bazo de los animales atacados de esta enfermedad. Producto morboso rechazado por la antigua Escuela, y por la mayoría de la nueva, á pesar del carácter de remedio que responde á nuestra teoría, y que se ha mostrado de la mayor utilidad en la práctica. Sin embargo, no ha sido muy experimentado, pero el uso que con frecuencia se ha hecho de esta substancia, por algunos de nuestros mejores prácticos, justifica su admisión. La primera preparación se hizo conforme á las indicaciones de Hering, por el Dr. G. A. Weber, y fué aplicada con el más asombroso resultado en una epizootia.

Curó con ella todos los casos morbosos, y lo mismo á las personas enve- nenadas por el contagio. Su relación se publicó en Leipzig en 1836, por Reclam, en una Memoria de 114 páginas. Ningún caso se hizo de ella. Sólo hombre de talento, el doctor Dufresne, fundador dela Biblioteca homeopá- tica de Ginebra, la empleó y previó la propagación ulterior de esta enferme- dad en un ganado de carneros (entre los cuales esta plaga es más fatal que en medio de otros animales domésticos), y curó asimismo á los pastores. ( Bibliotheque homeopathique de Geneve, enero y tebrero 1837.

El descubrimiento de las bacterias y su propagación de una rapidez increible, han parecido ser de mucha mayor importancia que la curación del ganado y la pérdida de millones de duros, por esta enfermedad. En 1842 la Francia sufrió la pérdida de más de siete millones de francos, y cada año, un pequeño distrito de Alemania tiene una pérdida de 60,000 thalers por la epizootia. En Siberia, en 1875, murieron 100,000 caballos; en 1880, un pequeño distrito perdió 27,000 caballos. La irradiación del calor (?) (radiate heat), propuesta hace unos veinte años, por Hering, para otras enfermeda- des zimóticas, fué descubierta, siguiendo un método muy ingenioso, por Pasteur, como profiláctica del desarrollo de la bacteria. Actualmente el calor (como él lo ha operado en la hidrofobia) y el producto morboso, pue- den bastar para la curación de todos los casos.

El Dr. Koesemann ha tenido bastante valor moral para introducir la

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«“antracina» en la terapéutica de la gangrena y del esfacelo en 1853, y el Dr. Raiie la ha dado para el antrax desde 1858. (Véase su Patogenesia y - Diagnosis, y para el panadizo gangrenoso, véase Journal de clinique, IV ,142.)

Todos los síntomas producidos por el veneno sobre el hombre sano, se han publicado; porque los síntomas producidos por la mordedura de las serpientes y la picadura de las abejas, han revelado su utilidad en gran número de casos. Están marcados con el signo II.

PATOGENESIA (1)

1. Inteligencia.—11 Ansiedad, particularmente en la rezión precordial.

II Delirio. Con'fiebre.

II Pérdida del conocimiento.

11: Depresión con debilidad y escalofrío.

1 Ella cree sentir la proximidad de la muerte.

' Los animales aullan, muerden, corren alrededor, se ponen más excita- dos; luego, síntomas paralíticos.

I Aversión al trabajo. () Esquinancia celular.

2. Sensorio.—Estupidez en la cabeza, como por los narcóticos.

11 Confusión. () Con fiebre.

I Aturdimiento.

ıı Aturdimiento con dolor en la cabeza.

Pérdida del conocimiento.

3. Interior de la cabeza.—11 Dolor de cabeza como si una fiebre de dolor cálido atravesase la cabeza: dos pastores que le contrajeron, fué por medio de su ganado. () Antrax carbuncoso.

I La cabeza está afectada de una manera indescriptible: 0 Envenena- miento miasmático.

1 Sensación desagradable en la cabeza, ligeros sueo fiebre suave.

1 En el estado de pleno conocimiento se queja de grandes dolores de cabeza.

11 Dolor en la cabeza, aturdimiento: antrax interior.

u En un punto ó en otro, en todas las partes del cerebro, hemorragias

15 Para facilitar el estudio del valor de los síntomas, se han adoptado cuatro signos de distinción: 1, 11, I, II, que corresponden á los cuatro grados del Repertorio de Bonninghadsen.

ı es el último y designa un síntoma confirmado en su caso. Se omite en los más de los casos; pero se emplea á veces para conocer la diferencia de valor en la misma línea.

u Más frecuentemente confirmado.

I Síntomas comprobados por curaciones.

11 Comprobados repetidas veces,

O La letra griega «theta», se coloca entre el síntoma curado y la condición patológica ó el estado general fisiológico, tales como el embarazo ó la edad climatérica. No excluye de modo alguno la naturaleza caracteristica del sintoma en otras formas de enfermedad.

¿Observaciones de la antigua Ó de la nueva Escuela que son dignas de nuestra consideración.

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pequeñas y grandes, de naturaleza embólica, después de la muerte á conse- cuencia del ántrax.

1 Las membranas del cerebro ofrecen infiltraciones de sangre, circuns- critas ó extendidas de un modo simétrico.

1 Dolor de cabeza con escalofrío.

Síntomas cerebrales con ántrax.

4. Exterior de la cabeza.—Gangrena volante.

Pequeña hinchazón de las sienes y de las mejillas, que se extiende á través de las suturas orbitarias y los agujeros del cráneo, hasta la dura y pía mater. |

Carbunclo, sobre todo en la cabeza cerca de los oídos ó de las sienes.

I Gangrena volante, cabeza hinchada (en un cerdo).

I Hinchazón de la cabeza (en un carnero).

5. Vista y ojos. —11 Gran dilatación de las pupilas, ántrax interior.

u Hinchazón de un amarillo ó gris pálido: si está en los párpados, de un aspecto semi-transparente. i

ı Rubicundez pálida encima de las cejas, ó á lo largo de la frente.

6. Audición v orejas.—YI Zumbido de oídos: ántrax interior.

: Parotitis gangrenosa, después de la escarlatina.

I Hinchazón que se extiende hacia atrás bajo el ángulo de la mandíbula que no podía sentirse, y se extendía hacia arriba hasca el oído. () Esquinan- cia celular.

7. Olfato v nariz.—Nariz hinchada y roja que exhala un olor fétido. II Sufuciones sanguíneas en la membrana mucosa de la nariz.

I Rubicundez extensa de la mitad derecha de la nariz que se extiende á la mejilla. () Envenenamiento miasmático.

8. Cara.—1 Erisipela, rubicundez parda obscura é hinchazón sobre todo el lado derecho de la cara, la nariz y una parte de la mejilla izquierda; hinchazón muy dura y rubicundez que no desaparece bajo la presión del dedo. () Envenenamiento miasmático.

I Rubicundez que parte de la nariz y se extiende á la mejilla.

9. Parte inferior de la cara.—Í1 No podía mover el maxilar inferior, como de ordinario. () Esquinancia celular.

I Podía abrir la boca sólo lo bastante para sacar la punta de la lengua. () Esquinancia celular.

I Imposibilidad de abrir las mandíbulas por poco que fuera. () Esqui- nancia celular.

I Dislaceración en el lado derecho de la mandíbula inferior.

I La región de la glándula submaxilar derecha comenzaba á hincharse. 0 Esquinancia celular.

I Hinchazón dura como la piedra alrededor de la mandíbula inferior derecha, que llena por mitad el espacio comprendido entre los arcos denta- rios, y que se extiende casi hasta la mitad de la mejilla, desfigurando la cara, y hacia atrás, sobre el ángulo de la mandíbula inferior, muy poco doloroso, sin rubicundez, pero limitado claramente á los bordes. () Esqui- nancia celular.

I Hinchazón que se extiende del borde interno de la mandíbula inferior

PATOGENESIAS 13

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izquierda á través de toda la garganta, sobre la parte anterior y sobre el borde de la mandíbula inferior derecha, y al nivel con la superficie superior de los molares inferiores derechos. () Esquinancia celular.

I Hinchazón extensa, dura como la piedra, pálida, alrededor del maxilar inferior derecho; casi indolente, que desfigura la cara. () Esquinancia celular.

I Glándula debajo de la barba, dolorosa é hinchada. () Envenenamiento miasmático.

10. Dientes y encías. —I Haciendo una incisión cerca del segundo molar, sale una masa de materia acre, pútrida y parduzca. () Esquinancia celular.

11. Gusto, lengua.—I Gusto embotado de () Envenenam:en- to por vía miasmática.

1 Lengua á veces cubierta de una capa gouts espesa, seca.

12. Interior de la boca.—1 Olor desagradable que viene de la boca. () Esquinancia celular.

I Saliva aumentada. () Esquinancia celular.

11 Flujo de sangre continuo por la boca: la sangre se muestra desprovista de toda fuerza coagulante, con ántrax interior.

11 Equímosis de un rojo sombrío en la boca.

11 Sufusiones sanguíneas y colecciones hemorrágicas sobre las membra- nas mucosas de los ángulos de la boca y de la nariz; ántrax interior.

I El fondo de la boca está elevado por la hinchazón, tan duro como un callo, extendiéndose hacia atrás á la parótida y hasta la superficie externa del maxilar inferior. () Esquinancia celular.

11 Pústulas siperficialmente gangrenadas en la boca después de la muerte.

13. Istmo de la garganta y faringe.—II El tejido submucoso, especial- mente en el istmo y alrededor de la laringe, está espesado y edematoso.

11 La región de la garganta y encima de la laringe, hasta la boca, está hinchada. () Esquinancia celular.

Las glándulas submaxilares, laríngeas y retrofaríngeas están infiltradas, hiperemiadas, llenas de focos hemorrágicos, coloradas de un rojo gris ú obscuro negruzco y considerablemente engrosadas.

I La amígdala derecha dolorida. () Carbunclo. () Erisipela.

Esquinancia carbunclosa.

I Esquinancia celular: borde claramente marcado alrededor de las hinchazones (v. 9).

11 Ligera dificultad de tragar; ántrax interjor.

I Deglución en extremo difícil. () Esquinancia celular.

I No podía tragar, con gran sed.

14. Apetito, sed.—Apetito disminuido, con calor.

1 Pérdida del apetito, con escalofríos.

11 Pérdida del apetito y gastralgia; ántrax interno.

II Pérdida del apetito. () Esquinancia celular. Sed con calor (v. 40).

I Sed excesiva, pero no se puede tragar sin pena. () Esquinancia celular.

15. Comer y beber, —I Síntomas por el agua pútrida.

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16. Eructos, náuseas y vómitos.—I Eructos, náuseas y tendencia á vomitar.

u Náuseas y vómitos, con calosfríos.

Vómito de materias biliosas, cenagosas y viscosas.

Vómito seguido de diarrea.

Náusea y vómito consecutivos á un gran dolor en el abdómen.

17. Estómago.—I Presión y quemadura en la reg:ón del estómazo.

1 Gastralgia (v. 14).

11 Paredes del estómago y de los intestinos edematosas, descoloridas, de un rojo empañado.

11 Membrana mucosa del estómago y de los intestinos rojiza, hinchada, con infiltraciones edematosas, aisladas ó numerosas, hemorrágicas, salientes; desde el volumen de una lenteja hasta el de un grano de café, mostrando una superficie descolorida, gris ó amarillo-verdosa, con un centro realmente escarificado.

u Numerosas infiltraciones hemorrágicas, particulares y superficialmente escarificadas en el estómago y los intestinos: ántrax intestinal.

18. Hipocondrios.—I Sensaciones como si el diafragma estuviera empu- jado hacia adelante. (| Envenznamiento miasmático. () Erisipela.

I Sensación de ansiedad y de constricción, sobre todo en la región precordial; infarto del higado, ligera hemorragia en varios puntos, bazo moderamente engrosado, blando, lleno de sangre de color obscuro.

n Dilatación del bazo.

El bazo, sitio principal del carbunclo en los animales, se cura raramente en el hombre (vieja escuela).

II Enfermedad del bazo, epidémica en las bestias y los caballos.

- Alternando con Arsénico.

II La misma enfermedad en el carnero.

La anthracina de cerdo es mejor que la de carnero en la forma aguda; pero en la forma crónica sucede al contrario.

19. Abdómen.—Postración repentina con gran dolor abdominal, sobre todo en el epigastrio, con vómitos; miembros fríos, cabeza entorpecida.

11 Cólico con sensación de frío.

11 Dolores cólicos; ántrax interno.

I Un caballo cayó con cólicos, sin movimiento; pero de tiempo en tiempo encorvaba la cabeza hacia el lado del abdómen.

11 Mycosis intestinal; ántrax intestinal.

u En los intestinos raras materias fluídas, débilmente coloradas por la sangre.

11 Los tejidos conectivos, subperitoneal y mesentérico están infiltrados, semejantes á una gelatina y de un color amarillo rojizo.

11 Sufusión moderada serosa, ó sero-hemorrágica, y sugilaciones subpe- ritoneales.

1 Simples infartos hemorrágicos y focos en diferentes partes de los intestinos.

11 Infiltraciones serosas y sero-hemorrágicas de los tejidos conectivos,

04)

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u Feasa rarríales sustuicaos, 7 carhutinseos en el trayecto mtestiral.

n finchazón del abdómen; antrax ILterzo.

Ay). Hecto y cámaras —VArnito seguido de diarrea mociora. coa frecuen- cía sanguinolen ta.

Diarrea ora Aena.

s Diarrea. Com fiebre,

u Vómitos seguido de diarrea indoiora, moderada, más ó menos intensa, com frecuencia sanguinolenta: ántrax interno.

mn Um la diarrea, á veces colapso, seriejante ai del cólera: ántrax INTO.

Cámara retardada.

21. Organos urinarios. —Riñones hinchados, con edemas, sembrados de pequeñas hemorragias, infartados; sugilaciones en las membranas muco- 3198 de la pelvis.

265. Hesfiración.— ij Respiración frecuente, laboriosa, rápida, espasmó- dica; Antrax interno.

2%, Pulmones.-—Hiperemia pulmonar: equímosis.

1 Débiles sufusiones serosas en las cavidades pleurales.

u Jupmimosis subpleurales con infarto vascular y coloración obscura del parénquima,

29. Corazón, pulso y circulación.—Latido del corazón frecuente, pero debil.

I Su corazón late diferentemente. G Envenenamiento miasmático.

u Latido del corazón más fuerte, más decidido y que se percibe mejor.

I Pulso frecuente, pequeño, con acción violenta del corazón: —blando:—

I Pequeño y febril. () Esquinancia celular.

I Pulso blando, apenas frecuente. () Envenenamiento miasmático.

TJ nucas descoloridas encima de las venas, ó líneas rojas ó impresas sobre el trayecto de los linfáticos.

u Cianosis: ántrax interno.

n Sangre de un rojo cereza obscuro, generalmente fluída ó con algunos rubios libres,

u Sangre no coagulada.,

31. Cuello y espalda, -— Ganglios axilares hinchados y dolorosos. () risipela,

P Hinchazón, en el cuello, del volumen de una nuececilla, quemante y rojo de fuego, aneuminada y dura. Y Carbunclo en el cuello (v. 46).

u Carbunclo en la espalda, de 9 pulgadas de longitud y 5 pulgadas en suo mavor atiechura; con escarificación, secreción abundante de un pus icoro- so, de olor terrible y envenenamiento de la sangre por absorción del pus. © Pigia, ca ro

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Hidroraquis (Grubbe Kreuzdrche); enfermedad de los carneros.

32. Miembros superiores.—JI Espasmos tetánicos de los miembros supe- riores; ántrax interno.

I Brazo y manos cubiertos de una erupción costrosa, llena de grietas, que segregan pus y un fluído acre con comezón dolorosa insoportable: con- tenida por algún tiempo por la vieja escuela, estalló de nuevo con terrible furia. Después del uso del Antracín, las costras se descamaron ampliamente y desaparecieron de todas partes.

I Toda la mano izquierda (menos los dedos) hinchada, enrojecida en alto grado, muy dolorosa: rubicundez extensa en toda la mano y el puño, y una raya roja sube corriendo por el antebrazo. () Inflamación de la mano.

I En medio de la palma de la mano una gran ampolla que, habiéndose abierto, segrega un fluído acuoso amarillo.

II Panadizo, el más malo, coa gangrena.

I Panadizo.

33. Miembros inferrores.—I Muslos lívidos hasta las curvas, duros y dolorosos; la parte baja de las piernas azul obscuro; los pies edematosos; cuando las ampollas se rompen segregan un ¿cor fétido. () Gangrena trau- mática.

I Todo el muslo estaba hinchado, sobre todo encima de las rodillas, y también el pie. () Después de la fractura de la tibia.

I Rubicundez lívida de la parte inferior de todo el muslo; subiendo hacia las nalgas dura y dolorosa. () Después de la fractura de la tibia.

I Encima de la rodilla, rubicundez, hinchazón y dolor, y más tarde ancha ampolla negra en el interior del muslo, que se extiende á cuatro pul- gadas hacia arriba y hacia adentro; cuando se la abrió á la lanceta corrió un fluído sanguinolento. () Fractura de la tibia.

I Al exterior de la rodilla ancha hinchazón fluctuante, que dejaba correr por la presión un icor gangrenoso de olor fetidisimo. () Después de la frac- tura de la tibia.

I De las aberturas hechas á lo bajo de las piernas, sale en abundancia un pus fétido (como el de los huesos cariados). () Gangrena traumática.

I Manchas pardo-azuladas, en que la piel se abre por ruptura.

II Todo el miembro inferior está azul negruzco: la región de las ampo- llas (localmente abierta á lanceta) está mortificada, segregando en abundan- cia un icor fétido. () Después de la fractura de la tibia.

I Ulceras del grandor de la mano sobre los miembros inferiores: el antip- sórico no produjo efecto. Antracin 30* produjo un efecto curativo rápido.

Úlceras cariosas.

I Pie edematoso. () Fractura de la tibia.

34. Miembros en general.—Ijíneas descoloridas trazan al exterior las venas sobre la parte edematosa.

11 Dolores crueles en los miembros y en las articulaciones, con fiebre; ántrax intestinal.

Miembros como si se agitasen (sacudimientos).

Miembros débiles.

36. Nervios.—Gran inquietud. O

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Paroxismos de temblores.

Las fibras musculares ¡músculos simples) se extremecen ó tiemblan.

11 Convulsiones epileptiformes; ántrax interno.

Espasmos clónicos, trismo ú opistótonos, á veces en casos graves.

Espasmos clónicos.

u Espasmos tetánicos en los miembros superiores.

11 Opistótonos; ántrax interno.

Debilidad y depresión con dolores en los miembros.

11 Debilidad con calosfrios.

1 Gran debilidad con fiebre.

11 Debilidad y depresión con dolores en los miembros y sensación gene- ral de malestar, seguida de perturbación del canal intestinal; ántrax interno.

Debilidad y sudor, sobre todo el cuerpo. . Carbunclo (tumor car- buncoso).

I Completamente aniquilada, cree sentir la muerte. .) Envenenamiento miasmático. , Tumor carbuncoso.

i Después de la diarrea, colapso como en el cólera.

Colapso con dificultad de respiración, pérdida de conocimiento: muerte.

11 Éxito repentinamente fatal, precedido de extremo colapso.

1 Con cianosis, asfixia y el más extremo colapso, seguidos de muerte en todos los casos de hemorragía.

n Rigidez cadavérica marcada después de la muerte.

37. Suzño.—1I Soñolencia; ántrax interno.

No podía dormir á causa del dolor.

(; Inflamación de la mano.

I Falta de sueño. () Esquinancia celular.

Sueño agitado.

ı Agitado, irritado por la noche.

I! Sueño agitado con calosírios.

Delirio, sopor, luego muerte.

Sueño corto, no refrigerante, mas bien semejante al estupor. © Envene- namiento miasmático.

Sueño corto, no refrigerante. () Erisipela.

39. Temperatura y tiempo.—Julio, Agosto y Septiembre suministran el contingente mayor.

40. Fiebre.—El frío con debilidad, cefalalgia, seguida de malestar general, pérdida del apetito, sueño agitado, gran debilidad y depresión, y en ocho ó diez días tumores carbuncosos, sobre todo en el brazo, el antebrazo y la mano. (; Antrax por haber comido carne de animales enfermos.

11 Calosfrío cortado, seguido de cólicos, náuseas, vómitos, y en dos ó tres días sobrevicnen el colapso y la cianosis; muerte. () Antrax por haber comido carne enferma.

11 Pequeños calosfrios con fiebre y sensación extraña en la cabeza.

Con gran postración, calosfrío, dolores en los miembros, aumento de la fiebre y de la debilidad; ansiedad, agitación, vértigo, delirio, cabeza pesada, cámara retardada, orina rara, piel seca, cubierta más tarde de sudor frio.

HL Lemogratara muy ligeramente elevada: ántrax interno.

v S“. s.. * e

103

11 Movimiento febril, débil al principio, al que suele seguir rápidamente una fuerte fiebre: gran debilidad, delirio, excitación, confusión.

I Calor moderado, ligera sed, sudor general (v. 8). () Envenenamiento miasmático.

I Fiebre muy fuerte. () Esquinancia celular.

I Calor, sed, pérdida de apetito, pena y fatiga.

() Inflamación de la mano.

I Fiebre con diarrea.

Fiebre acompañada de transpiración.

11 Sudores sobre todo el cuerpo con debilidad.

I Dispuesto á sudar; mas bien corriendo el sudor. (, Esquinancia celular.

I Sudor copioso. () Esquinancia celular. (| Tumor carbuncoso.

11 Sudores fríos en los casos graves.

Tipo tifoideo, con pulso que baja rápidamente, pérdida de fuerza, desmayo, delirio.

41. Ataques.—Ataques de temblor; de cefalalgia con calosfrios y en- friamiento de la cabeza.

Marcha en un caso irregularmente intermitente; ántrax interno.

Sintomas paralíticos intermitentes.

42. Localización y dirección.—(Situación). I Lado derecho de la nariz: rubicundez.

I Lado derecho de la cara: rubicundez.

I Lado derecho del maxilar inferior: blandura, fluctuación.

I La amigdala derecha duele.

I Mano izquierda hinchada y roja.

De derecha á izquierda: rubicundez obscura subida, en la cara (v. 8).

I Sensación como si la parte posterior del diafragma fuera empujada hacia adelante.

() Erisipela.

43. Sensaciones.—I Dolor picante, como el de la mordedura de una mosca.

I Hinchzón, á veces muy dolorosa, como si la piel hubiera sido tocada por ortigas, más bien durante el día. () Carbunclo en la nuca.

n Ligera quemazón ó comezón, como por la mordedura de un insecto, sobre el lugar en contacto.

II Terrible quemazón. () Panadizo. () Tumor carbuncoso (v. 48),

44. Tejidos.—Sangre negra, espesa, como brea, que se descompone rá- pidamente.

Inyección y equímosis en los órganos motores de la deglución.

Exudaciones hemorrágicas.

Sale sangre de la boca, de la nariz, del ano y de las partes sexuales.

11 hemorragias en diferentes partes del cuerpo.

11 Flemón difuso; ántrax interno.

Tejidos circundantes infiltrados de suero y pequeñas hemorragias.

I Líneas rojas, bandas y sellos que marcan al exterior el curso de los linfáticos.

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11 Glándula dolorosa, hinchada bajo la barba (v. 9).

11 Infiltración hemorrágica de los ganglios linfáticos del mesenterio y otros.

Ganglios linfáticos duros, hinchados, rojos, sombríos, infiltrados de sue- ro sanguinolento.

Los vasos linfáticos y los ganglios se hinchan, se endurecen, y al cortar- se se presentan muy rojos, más duros ó más blandos, siempre infiltrados de una materia serosa hemorrágica ó sanguinolenta.

Ganglios linfáticos hinchados, de un rojo sombrío, friables (frágiles) ó reblandecidos, como si estuvieran llenos por las extravasaciones.

11 Ganglios linfáticos correspondientes se hinchan.

11 Los ganglios linfáticos del mediastino edematosos.

11 Las membranas mucosas, sobre todo, están inyectadas y enrojecidas

II Induración del tejido celular.

u El edema y la infiltración del tejido celular se extienden rápidamente; la piel, sobre las partes duras ó blandas, está á veces también edematosa, roja, fresca ó caliente. |

11 Los tejidos vecinos de la pústula se induran muy rápidamente, y esta hinchazón edematosa se extiende rápidamente sobre una superficie conside- rable, el brazo entero, la mitad del cuello ocasionando un vivo dolor y una sensación de pesadez en los miembros afectados.

Edema de las partes afectadas, más ó menos rojas, ora fría, ora caliente.

I Edema de las partes afectadas; con ántrax ó gangrena; colapso.

u Hinchazón edematosa y flegmonosa que presenta los cambios del ede- ma sombrío (nebuloso), muchas veces desnudas y manchadas de sangre.

El edema con proceso gangrenoso se extiende rápidamente sobre todo el miembro. ,

11 Edema, con adición de procesos gangrenosos, que se extienden sobre todo el miembro: colapso que sobreviene vivamente, con dificultad de respi- ración, pérdida de conocimiento y muerte. () Después de haber comido carne enferma.

11 Antrax-edema erisipeloide.

11 Trasudaciones en las cavidades serosas.

u El contenido de una pústula regular es neutro ó alcalino, y á veces ennegrece los metales.

I Pus abundante, icoroso, de olor repugnante.

I Abundante secreción de pus icoroso, de olor terrible. () Tumor car- buncoso.

I Icor gangrenoso de horrible olor.

I Pus fétido que proviene de una úlcera de la pierna (v. 33).

I Icor penetrante, fétido, claro, que fiuye de una hinchazón abierta á lanceta.

11 Gangrena con ántrax interno.

En ciertos casos la gangrena es extensiva y pueden seguirla síntomas febriles violentos.

11 De la infiltración dura (espesa), que es hemorrágica y muchas veces

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escarificada en el centro, parten bandas hemorrágicas rojo - negruzcas, para dirigirse al tejido adiposo subyacente y envían á su espesor numerosas ramas.

El nodo (?) se vuelve esfacelado, aunque esté desecado en la superficie: la descomposición es más viva, más profunda por dentro, y se vuelve una gangrena enfisematosa.

u Destrucción gangrenosa.

II Gangrena en los tumores carbuncosos; en los panarizos.

I Gangrena y esfacelo. () Después de la fractura de la tibia.

I Úlceras gangrenosas (carneros).

I Absorción de pus en la sangre (Pioemia).

() Carbunclo gangrenoso.

Infección séptica por absorción de substancias deletéreas.

II Septicemia con la gangrena y con la escarificación.

45. Tacto, movimiento pasivo.—I Rubicundez pardo obscura en la cara, que no desaparece por la presión.

I Por las dos pequeñas heridas, mucho pus de mal olor, el día 12." () Des- pués de una fractura de la tibia.

I Icor rojizo que sale de las pequeñas úlceras. () Después de una fractura de la tibia.

I Después picaduras sospechosas si la hinchazón cambia de color.

I Las cortaduras presentan al exterior una masa hemorrágica scmbría, más profundamente de un rojo vivo, y en el fondo amarillento.

I Gangrena que proviene del carnero inoculador.

I Después de la disección las llagas se hacen gangrenosas.

46. Piel.—I Manchas rojo-obscuro (carnero).

11 Equímosis.

Cianosis.

Piel de la parte afecta, indiferentemente dura ó blanda.

I Piel seca corroyendo violentamente y quemante.

I Prurito intolerable en los brazos y en las manos.

Prurito con piel seca; violento como si estuviese loco (caballos).

I Erupción costrosa fluyente con el más violento prurito (v. 32 y 33).

Erupción costrosa que segrega un fluido acre.

Una manchita roja, á veces con un punto negro en medio, haciéndose gradualmente más sensible (con necesidad de rascarse) (?), se enrojece más y más, se hincha y forma una pústula.

1 Una mancha roja como una picadura de pulga, con un punto central negro, se hincha gradualmente v se cambia interiormente en pápula pruri- tosa, cubierta de una vesícula pequeña, clara, rojiza ó azulada, y se ensan- cha gradualmente.

II La mancha escoriada se deseca, se vuelve parda y lívida y forma una escara local.

11 Por la hinchazón inflamatoria de la piel del rededor se forma un bor- de saliente rojo y violeta; alrededor de ésta un círculo azulado ó amarillo pálido, sobre el que aparecen pequeñas vesículas del volumen de un grano de cañamón, rodeando la escara central.

PATOGENESIAS 14

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1 Con el crecimiento de la escara redonda, espesa, de uno á tres cuartos de pulgada, se extiende también el borde saliente.

La superficie escoriada se deseca y se modifica, pero otras nuevas vesi- culas (ampollas) se forman alrededor.

1 Pequeñas y anchas vesículas epidérmicas llenas de suero.

I Ampolla en la palma de la mano.

1 Las vesículas secundarias contienen un fluído amarillento, rojizo y negruzco. ó

11 Sobre la pústula, una ampolla del volumen de una lenteja, con un fluído claro, amarillento, brillante luego, rojizo ó azulado.

I Ampollas negras ó azules. () Pústula maligna.

1 Ampollas negras, fatales al cabo de 24.6 48 horas.

I Ancha ampolla negra en el interior del muslo.

11 En el caso en que hay allí más de una postema espesa, todo está hin- chado como en la erisipela, y cuando se corta ó se habre tiene el aspecto de las vespajas de los dermatólogos italianos.

I Inflamación erisipelatosa alrededor del tumor carbuncoso.

I Erisipela gangrenosa.

I Forma erisipelatosa del ántrax crónico.

I Viruelas del carnero.

Pústulas umbilicadas, amarillas ó azuladas alrededor, con la depresión de un color rojo obscuro y una base humorrágica. () Pústula deprimida umbilicada. —P. deprimida).

Si lo han rapado al principio, el sitio escoriado se deseca, se aproxima al pardo y al lívido y deja una escara.

1 Las papulas ó pústulas densas ó muy blandas alrededor ó bajo de la escara, varían de volumen desde el de un guisante hasta el de una nuez.

1 La pupula se abre pronto y deja al descubierto una base roja obscura.

Á veces las escrecencias se asemejan más á los forúnculos: colección debajo de la epidermis, semejante al pus, que se relaja y pone á descubierto una materia descompuesta.

1 Papulas y pústulas con infiltración extensiva edematosa y flegmono- sa, de la piel vecina y del tejido subcutáneo.

1 Pústulas carbuncosas, sobre todo en la cara, en los antebrazos, en las manos, en los dedos, en el cuello y con menos frecuencia en las orejas, y aún menos frecuente en las partes cubiertas.

Ántrax carbuncosos, con síntomas tifoideos.

II Pequeños carbunclos; ántrax internos.

I Tumor carbuncoso (1).

11 Carbunclo rojo, negruzco, grasiento y con mucha más frecuencia corroíido que ulcerado.

Carbunclo circunscrito, nodosidades duras y anchas

d` Llamar å este tumor un caso quirúrgico es el mayor absurdo. Una incisión es siempre perjudiciai, y muchas veces la causa de la muerte. Nunca se ha perdido un caso sometido al modo conveniente de tratamiento, y el carbunclo podría siempre ser tratado por sólo la medicina interna.

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Carbunclo difuso, erisipelatoso.

11 Carbunclo en el brazo, en el antebrazo, en la mano. (Véase esca- losfrio).

II Carbunclo con horribles dolores quemantes, ó secreción de un pus icoroso de olor repugnante (v. 31).

II Ántrax carbuncoso, curado por Anthracion 152, tomado diariamente y al mismo tiempo al exterior, en cuatro días. i

Ántrax contagioso.

I El séptimo día después de haber tomado el remedio, varias aberturas grandes y pequeñas, que segregan una materia acuosa, á veces sangui- nolenta; muy poco pus; hinchazón menos dura alrededor de la base. () Tu- mor carbuncoso.

I Todas las aberturas se funden en una, segregando mucho pus. () Tu- mor carbuncoso.

I Después de haber tomado el remedio homeopático para las úlceras malignas, de repente el mayor malestar, y una ampolla negra que se forma debajo de la rodilla, con hinchazón alrededor y calosfrío al través de todo el cuerpo. |

I Úlcera corrosiva (ulcus exedens) (carnero).

I Úlceras gangrenosas de las más malignas (carnero).

I Formas crónicas del ántrax con induraciones semejantes á nudosida- des debajo de la piel.

II Anchas escaras cutáneas.

47. Periodos de la vida. Constitución. —Niña de edad de 2 años ?. () Tu- mor carbuncoso.

Niña que no tenía aún 2 años. () Inflamación de la mano.

Mujer de 35 años, sujeta á esputos de sangre, tuberculosa. Antracin g?, 3 dosis por día. () Esquinancia celular.

Una robusta campesina de 21 años, que había padecido dartros hasta cerca de los 7 años, ha tenido durante 2 años una erupción costrosa.

Un hombre fuerte, de 22 años, cayó de una carreta, y una piedra muy pesada cayó sobre su pierna, causando una fractura cominuta, con dos lla- gas abiertas.

Hombre de 35 años: se queja del higado después de haber tenido dolo- res tractivos dilacerantes en los dientes cariados; Staphis. () Esquinancia celular.

Mujer histérica, débil, de 43 años, después de una gran fatiga y padeci- miento moral. Hacía años estaba en la cama, después de haber perdido dos hijos á consecuencia de enfermedades pútridas. () Envenenamiento mias- mático. l

Hombre de 43 años, fuerte, corpulento, de temperamento flemático. Tu- mor carbuncoso.

Hombre fuerte, bien desarrollado, de 43 años, de un temperamento flemático. () Carbunclo en el cuello.

Hombre fuerte; de 6o años, había tenido desde su juventud manchas obscuras azuladas en los miembros inferiores, que ahora se han abierto y formado úlceras.

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48. Relaciones (parentesco). Antídotos. En el envenenamiento por el carbunclo de los animales: Camphor, Arsen., Cinchonin, Rhus tox., Silic., Laches, Carb., veg., Puls., Creosot., Carbelic., Acid., Salicyn. ac., Apis.

II Dando Antracin, después de Arsen., fracasa la curación de la quema- dura y de la ulceración. i l

Es útil cuando el Arsénico no produce un efecto beneficioso para los carbunclos y otros males, con quemazón y escarificación.

Frecuentemente útil cuando parece indicad Arsenic., y fracasa en la curación.

Dos días después Acónito 30%, dado para la fiebre; Antracin 30%, para la erupción costrosa con prurito

Después Phosph. acid. en un envenenamiento por la respiración infec- ciosa de un niño moribundo de fiebre pútrida.

Antracin o, 8, 3 gotas en 12” buenas cucharaditas de agua en primer lugar, alternando con Ahosph. acid., o, 3, 2 gotas en 12 cucharadas de agua. O Envenenamiento miasmático.

Silicea ha seguido ventajosamente á Antracin. () Fractura de la tibia.

Después de Antracin: Aurum muriático, Natrum (para una hinchazón periódica, pertinaz, de la mandíbula inferior); silicea.

Anmtracin bovum, sacada del bazo gangrenoso de las bestias.

Antracinum suum, sacado de la saliva sanguinolenta del cerdo de- lirante.

Dr. KRUGER

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ALNUS RUBRA

(ALICO DE AGUJETAS) PUBLICADA

por el Dr. EDWIN M. HALE, de Chicago

(Traducida por el Dr.J C. D'Korth, de Montevideo)

Análogos: Stillingia, Kaly hydriodatus, Sulphur, Phitolacca Corida- lium, Hepar sulphuris, Mercurius iodatus (Hammamelis).

Descripción botánica.—Es un arbusto que crece en los Estados Unidos de América, en las márgenes de los ríos y arroyos, en pantanos, campos de regadío y lagunas. Es la Alnus serrulata de Wildenon, y se conoce con el nombre comun de Alico de agujetas, denominación tomada de las puntas ó conos con que se cubre durante el invierno. Crece en vástagos numerosos de diez ó doce pies de altura; florece en Marzo y Abril y sus flores tienen un color verde rojo. La corteza es la parte que se usa como medicinal, es inodo- ra, tiene un gusto ligeramente amargo y astringente, y sus propiedades me- dicinales se extraen hirviéndola en agua y alcohol atenuado, dando un ex- tracto que se seca y pulveriza, y en el cual se contienen los principios activos de la planta.

Preparaciones oficinales.—La tintura y diluciones hechas con la corteza trituraciones y decocción.

Generalidades.—Es muy probable que no exista otro remedio indígena que tenga entre el vulgo una reputación tan generalizada como alterante, ó más propiamente como antisórico. El pueblo usa este remedio en casi todos los casos de enfermedades crónicas de la piel y del sistema glandular, y con frecuencia se obtienen con él grandes curaciones después de haberse emplea- do sin resultado los remedios generalmente prescritos. Los médicos botánicos recomiendan á este remedio como un poderoso alterante y de una gran importancia para la curación del reumatismo, erisipelas, gonorreas, sífilis, | mal de piedra, cistítis, etc. Los eclécticos confirman también sus propiedades como alterante. Coc., que le ha experimentado repetidas veces, dice que es . uno de los mejores alterantes y resolventes que pueden emplearse en el tra- tamiento de las escrófulas, enfermedades de la piel y en todas las afecciones que reconocen como causa un vicio de la sangre y demás líquidos de la eco- nomía, si bien para conseguir resultados favorables de este medicamento, es preciso emplearle con perseverancia por un largo espacio de tiempo.

Sistema glandular. —Scudder dice que ha empleado este medicamento en lociones y al interior en erupciones escrofulosas de la piel, con gran ventaja sobre otros agentes, también ha dado excelentes rosultados en casos de escrófulas con dilatación de las glándulas, y especialmente cuando existía supuración de algunos ganglios linfáticos, cuyas propiedades las han confir-

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mado igualmente King, Lee y Barton. Para comprobar sus propiedades antisóricas, le he empleado en casos de escrófulas, dilatación de las glándu- las submaxilares y en dilataciones escrofulosas de las glándulas salivales, en los niños de personas miserables, mal alimentados, y después de haber usado sin resultado los demás antisóricos indicados para el caso. En 2 casos acon- sejé la decocción de cosa de una onza de la corteza, hervida en dos cuartillos de agua, hasta quedar reducida á su mitad, de la cual prescribí una onza próximamente en todo el día, y siempre que los enfermos observaron con perseverancia mis prescripciones, por espacio de algunas semanas y aun meses, obtuve resultados satisfactorios.

Sistema cutáneo.—Parece que tiene una gran influencia sobre las enfer- medades de la piel. El Dr. Helmich, de Ohio, dice: «Estoy convencido de que el Alnus es uno de nuestros más importantes alterantes vegetales, y bajo tal concepto bien merece la atención de los médicos, farmacéuticos y botáni- cos. Recientemente he presenciado las importantes propiedades del extracto preparado por la evaporación de la decocción á la consistencia del alquitrán espeso. Ésta es una forma conveniente para la solución ó píldoras. Hace como unos seis meses que prescribí una fuerte decocción del extracto en un caso de impétigo de larga duración, el cual se había presentado rebelde á todo tratamiento, tanto local como general, por espacio de tres años. La paciente era una señora de buenas costumbres, algo corpulenta, pero de buena salud general. La enfermedad estaba localizada en ambos tobillos y sobre el empeine del pie. La prescribí la decocción al interior y localmente; la aplicación por dos veces al día, de una onza del extracto disuelto en ocho onzas de agua. A las dos semanas de este tratamiento me manifestó que la onza del extracto la había producido más bien que todos los otros remedios, y hoy, que van transcurridos dos meses, se encuentra completamente buena. Según mis observaciones, el impétigo es una afección muy rebelde á los mejores tratamientos. Tengo el propósito de experimentar este medicamento en otras enfermedades para las que sus propiedades astringentes y tónicas se han de demostrar con más precisión. La persona que prepara el extracto me ha asegurado que es un remedio inestimable para el tratamiento de la dispepsia, tomado en dosis de media dracma, tres veces al día».

Scudder asegura sus buenos resultados en las enfermedades sifilíticas y escrofulosas de la piel, administrado al interior y en lociones.

King ha reconocido que puede usarse ventajosamente en herpes, escor- . buto impétigo Tuve ocasión de tratar un caso muy rebelde, de porr:go, en un niño escrofuloso que por espacio de un año había estado sometido á diversos tratamientos racionales, con los que no conseguían más que empeo- rarle, y sólo por el uso de los antisóricos se notaba algún efecto paliativo en su dolencía. Se le administró, por espacio de dos meses, una cucharada de la decocción, tres veces al día, con lo cual quedó completamente curado. Es un remedio muy popular, como tópico, para las úlceras crónicas.

Membranas mucosas.—Según Lee, se ha usado con ventaja en el trata- miento de la blenorrea, flujo abdominal, en algunas formas de dispepsia, gonorrea, cistitis y mal de piedra, etc. La íntima relación que existe entre la piel y las mucosas nos hace creer que puede ser útil este medicamento en

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sus afecciones cuando deben su origen á un vicio psórico. He visto curar una diarrea crónica de larga duración con el uso de la decocción, por espacio de varias semanas. En una diarrea parecida á la que acabamos de referir, hubiéramos empleado phos, ac., phos., sulph, y calc. c.

El Dr. Williams, de Deerfiel (alópata), era muy partidario de este medi- camento para el tratamiento de la hematuria, y otros hacen mención del mismo en diversas hemorragias. Aunque no tiene una gran influencia diuré- tica, se le puede reconocer como alterante sobre los riñones y órganos urina- rios en general.

El aspecto general de esta planta y sus caractéres botánicos parecen guardar una gran analogía con hamamelis virgin. Sabido es que esta última contiene una gran proporción de tanino entre sus componentes, y probablemente es el remedio más poderoso contra las hemorragias, si bien parece que no posee las propiedades antisóricas que se conce- den al Alnus.

No se han verificado con este medicamento experimentacioner puras que nos den á conocer sus efectos patogenéticos, si se exceptúa el producido por la corteza, que se considera como emético. Por lo demás, he tratado de . investigar entre los que le han usado á grandes dosis por largo tiempo para curarse ciertas afecciones, y no me han manifestado efectos apreciables, á excepción de los curativos de aquellas enfermedades.

ARUM TRIPHYLLUM

(NABO INDIANO)

Análogos: Arum mac., Alium sati., Nitr. ac., Phoshp., Kali. Chlor., Capsicum, Phytolacca, Bell., Canthoxylum, Babtisia, (N. B. Estas analogías sólo se refieren á sus efectos locales sobre la boca, fauces, etc.)

Descripción botántica.—El Arum trıphillum de los Estados Unidos tiene una gran analogía con el A. maculatum de Europa, y sus propiedades son muy parecidas. Nuestra especie nativa se encuentra en toda la América Norte y Sud y crece en tierras fértiles, bosques frondosos y pantanos; el tronco tiene una ó dos pulgadas de diámetro y está cubierto por una epidér- mis de color castaña, arrugada, siendo blanco, pulposo y sólido en el inte- rior. Cuando la planta está fresca, tiene un olor peculiar y un gusto excesi- vamente acre, y mascada la raiz produce una insoportable sensación quemante y picante en la boca y garganta, que dura mucho tiempo. Este principio acre es muy volátil y le destruye el calor; por cuya razón, los indios, para comer esta planta, la asan antes, y además se ha observado que dicho principio acre desaparece en presencia del agua, alcohol, éter y aceite de olivas. La raiz pierde también sus propiedades después de seca, resi- diendo su poder medicinal en el principio acre y volátil de que hemos hablado; de suerte que es muy difícil obtener una preparación que contenga dicho principio, y creo que el medio mejor para proporcionársela, conser- vando éste, es, una vez extraído el jugo de la raiz, triturarle rápidamente en cantidad suficiente de azúcar de leche (en la escala decimal) guardando la trituración en frascos herméticamente cerrados y preservados de la luz y del calor. Su principio activo se convierte en un gas inflamable por la acción del calor y por la destilación, y según Lee, el único medio de conservar la raiz sin que pierda dicho principio, es enterrarla en arena seca; de este modo se mantienen intactas sus propiedades por espacio de un año.

Efectos generales.—El Arum Triphyllum puede colocarse entre nuestros más enérgicos alterantes, porque además de ser un poderoso irritante local cuando se toma al interior, activa y estimula todas las secreciones, especial- mente las de la picl y pulmones; también vigoriza la circulación y despierta la energía nerviosa, puesto que ningúa órgano ó función deja de sentir su influencia (Lee). |

Ha sido administrado en el asma, coqueluche, catarro crónico, reumatis- mo crónico y afecciones dependientes de un estado caquéctico del organis- mo (Wood).

La raiz fresca rallada ó reducida á una pulpa, y mezclada en tres veces su peso de azúcar, es un medicamento paliativo para estados flatulentos, calambres en el estómago, afecciones asmáticas y de consunción, y también para atrofia prolongada, gran postración en las fiebres tifoideas y dolores reumáticos muy profundos, etc. (Rafinesqui).

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Todos los escritores están de acuerdo acerca de sus propiedades estimu- lantes, si bien no tenemos experimentaciones puras, á excepción de los efectos locales, á que haremos referencia, sobre la boca y garganta.

Sintomas generales.—La raíz, á la dosis de 44 5 gramos, ocasiona una sensación de calor quemante en el estómago y en el exófago, la cual parece que se extiende rápidamente al resto del cuerpo, sobreviniendo después la actividad en la circulación; calor á la piel con .transpiración caliente, alguna exaltación de la energía nerviosa, y aumento ligero de todas las secreciones.

EFECTOS LOCALES

Boca, garganta, lengua, etc.—Cuando se masca la raíz fresca, se experi- menta una sensación quemante y de picor en la boca y garganta, que se prolonga por largo espacio de tiempo, y cuya naturaleza no puede describir- se, pues jamás he sentido un tormento tan insoportable.

La siguiente narración de los efectos producidos por el arum maculatum se parece tanto á la del arum triphyllum, según lo que he observado y senti- do, que la considero casi idéntica. Después de mascar durante unos pocos segundos el pedúnculo de una hoja fresca, experimenté sobre la lengua y la mucosa de los labios y garganta un dolor muy intenso, punzante, quemante, acompañado de un gran aumento en la secreción de la saliva, que parecía calmar algún tanto el dolor; los dolores eran parecidos á una sensación, semejante á la que producirían multitud de pequeñas agujas recorriendo la lengua. Un amigo que siguió mi ejemplo tuvo, además de estos síntomas, constricción y quemazón en la laringe, hinchazón de la lengua con sus pupi- las inyectadas y elevadas, inflamación de la mucosa de la garganta y de. los labios; los dolores de la garganta y de los labios se' aumentaban con la presión de los dientes.—En dos ó tres casos en. que los niños comieron las hojas, sintieron dolores muy desagradables; tres de dichos niños experimen- taron hinchazón de la lengua, con dificultad de tragar, á lo cual siguieron convulsiones, muriendo uno de ellos á los diez días, otro á los diez y seis, y mejorando el tercero. Se cuentan algunos casos de envenenamientos peligro- sos ocasionados por esta substancia.

Observaciones clínicas. —Aunque son muy notables los efectos locales del Arum, no tenemos, sin embargo, experimentación alguna clínica para de- mostrar su utilidad práctica en casos de enfermedades de la boca y garganta. El Dr. J. S. Douglas le recomienda para inflamaciones de la garganta y anginas, y la misma recomendación hace el Dr. Heill en su terapéutica. Si pudiéramos conservar intacto en nuestras preparaciones el principio acre y volátil que contiene el Arum, obtendríamos, á no dudarlo, grandes beneficios del mismo, teniendo una gran indicación en las siguientes afecciones.— Glositis, cuando la inflamación es rápida, y va acompañada de dolores pun- zantes y quemantes.—Estomatitis, en su forma más aguda, cuando existe gran tumefacción en los labios y de su mucosa, seguida de ulceración superfi- cial de los mismos.

PATOGENESIAS 15

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Edema de la glótis.—Los síntomas de envenenamiento del arum presentan gran analogía con esta terrible enfermedad; la tumefacción rápida de los tejidos, los dolores y otros muchos síntomas locales son tan semejantes, que desde luego le hacen recomendar para dicha afección. Podrá quizá prestar mayor utilidad que apis., bell. y rhus, si bien no nos ofrece gran confianza cualquiera preparación de esta substancia, por la inseguridad de que conten- ga su principio activo.—Puede desarrollarse con este medicamento la salivación mercurial en alguna de sus formas, y también la idiopática, así como la inflamación de los folículos mucosos de la garganta, con secreción de mucosidades, esputos y secreciones abundantes de los tejidos enfermos. Bajo la influencia curativa de este remedío, puede aparecer un catarro crónico y agudo en las fauces y ventanas nasales posteriores. Se ha usado con buen resultado en inflamaciones de las glándulas salivales.—El Dr. Líppe conside- ra al arum muy importante en la escarlatina maligna, y refiere un caso (Revista homeopática americana, vól 1, pág. 23) en el cual las trituraciones 6.2 y 30.2 del arum. fueron curativas del siguiente cuadro sintomatológico: «Mucho delirio, excesiva secreción por la nariz de un líquido espeso é icoro- so; boca y labios doloridos, con grietas en éstos, que hacían arrojar sangre, así como en los ángulos de la boca; sintió la boca tan dolorida interiormen- te, que se hallaba imposibilitado de beber; lengua roja, con las pupilas hin- chadas y calientes; «dolor entre el abdómen y las extremidades inferiores, principalmente en el cóxis; hinchazón de las glándulas submaxilares, pulso á 140, rápido y fuerte; voz acatarrada, con carraspera».—El Dr. Lippe agre- ga que «es muy grande la semejanza de acción de arum. triph. y nitr. ac. en el segundo período de la escarlatina, y que los principales síntomas que indican al arum son la gran sensación de dolor inflamatorio en la boca, el color rojo de la lengua la elevación de sus pupilas, las grietas en los ángulos de la boca y labios, obstrucción de la nariz, sin gran coriza; orina muy abundante y pálida, gran hinchazón de las glándulas submaxilares, la erup- ción sobre todo el cuerpo, con mucha picazón y desasosiego». El mismo autor dice que el arum produce una gran carraspera, y dolor de garganta á los predicadores y oradores públicos.

Organos de la respiración.—El arum ha tenido durante algún tiempo graa reputación para la curación de toses. La raíz seca está muy preconizada contra las toses secas, promueve la expectoración y mitiga los paroxismos, y hasta ha curado algunos casos obstinados.—Se dice que este medicamento obra de un modo muy benéfico en las toses suaves que atacan á los niños y personas de edad, con imposibilidad de expectorar las mucosidades acumu- ladas. Bajo este concepto se asemeja á squilla, phosph.. etc. El asma húmedo ha sido notablemente mejorado por el uso de la raíz seca pulverizada.-—Las mejores preparaciones para todas estas afecciones son las trituraciones bajas de la raíz seca. El arum es un medicamento del que jamás podrá hacerse un uso extenso, á causa del carácter imperceptible de sus efectos, y de la impo- sibilidad de hacerse una completa experimentación del mismo. Su esfera de acción es limitada, guardando una ligera analogía con su gran prototipo el phosphorus.

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APÉNDICE

En el Hahnemannian Monthly, vól. 11, pág. 23, se encuentra un intere- sante artículo del Dr. Lippe sobre esta substancia. En dicho artículo se hallan minuciosamente detalladas las diferencias entre este medicaniento, el amm. muriaticum, castoreum, kalv hydriodicum, mezercum, nitr. ac. y silicea. Sin embargo, el Dr. Lippe no demuestra su analogía con la phytolacca, lo cual es muy importante. Se mencionan algunos síntomas nuevos, que no se han confirmado aún completamente por otras experimentaciones ni por la clínica.

ASCLEPIAS INCARNATA

(LECHETREZNA DE PANTANO) PUBLICADA por el Dr. EDWIN M. HALE, de Chicago

(Traducida por el Dr J. C. D'Korth, de Montevideo)

Análogos.—Asclepias tuberosa y siriaca, Ipec, Caulophillum, Cimicifuga (?), Pulsatilla (?), Sabina (?), Seneccio (?).

Descripción botánica.—Esta planta es conocida por diversos nombres, como Swamp., Silkweed, Flesc-coloved, Asclepias, Rose-colored, W hite Indian tem., etc.—Su tronco es recto, liso, como de dos á tres piés de altura, con dos brazos ramosos y vellosos en su extremidad, ramas y pedúnculos tam- bién vellosos. Las hojas son opuestas, oblongas, lanceoladas, agudas ó puntia- gudas, obtusas en la base, colocadas sobre peciolos cortos y ligeramente vellosas. Las flores son rojas, ó rojizas-purpurinas, de olor agradable, y reunidas en numerosos umbelíferos, los cuales son muy unidos, rectos, prin- cipalmente terminales, y á menudo en pares opuestos. Las cubiertas de la coronilla son enteras, cuernos salientes, tubulados. Las hojas tienen de cuatro á siete pulgadas de largo, y de una á una y media de ancho; los um- belíferos son de dos á seis, colocados sobre un pedúnculo de dos pulgadas de largo, y consiste en diez ó veinte florecillas. Hay varias clases de esta planta: la A.“pulchra, que es muy vellosa, con hojas más anchas y peciolos más cortos; la A. glabra, que es casi lisa, con dos brazos opuestos, longitudinales y vellosos en el tronco y hojas lisas, con márgenes ásperos y limbos-glandu- lares debajo, y la A. alba, que tiene flores blancas. Esta planta crece en los pantanos y terrenos húmedos de los Estados-Unidos de América, y en mu- chas regiones de España, y produce flores desde Junio hasta Agosto. Cuando se le hace una incisión arroja un jugo lechoso.

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La raíz es la parte oficinal, varía en espesor de una á seis líneas, y tiene un color amarillo-claro ó castaño. Sus propiedades las trasmite al agua ó al alcohol. |

Preparaciones oficinales.—Tintura y trituraciones de la raíz.

Historia médica.—Ninguna de las escuelas ha investigado con toda detención las propiedades de esta planta. Sccudder dice que posee propieda- des parecidas á las de otras variedades, y ha visto que se ha empleado como un remedio contra la diarrea y disentería. Durand la recomienda en las mismas dosis y para las propias enfermedades que la A. Syriaca, y asevera que ha probado ventajosamente en las afecciones de pecho.

El Dr. Tully asegura que la raíz de esta especie puede usarse con buen resultado en catarros, asma, reumatismo, sifilis y afecciones verminosas. El Dr. Sabin la recomienda en una cataplasma para tumores, hinchazón de las glándulas mamarias, pleuresía y otras afecciones locales inflamatorias. Se sabe que á grandes dósis es emética y catártica, y el Dr. Griffilh dice: «Que no sólo se ha reconocido como alterante, diaforética y diurética, sino como uno de los más excelentes aperitivos de la Materia médica».

El Dr. Hauser (Filden Journal of Materia medica, vol. 1, pág. 41) la ha usado con el más feliz resultado en muchas formas de fiebre. Es probable que, atendidos los conocimientos que hasta el día se tienen por las diversas escuelas médicas, no exista hoy otra droga que la iguale en el tratamiento de la sifilis y de la gonorrea.

Dice el Dr, H.: «Durante muchos años he usado la tintura sola prepara- da con dilución de alcohol, á causa de la goma que abunda en la raíz. La preparo del modo siguiente: R. Asclepias incarnata, 4 onzas; Alcohol atenua- do, 2 libras, y se pone en maceración por espacio de catorce días, pasados los cuales se puede ya usar. Generalmente la he prescrito á la dosis de una cucharada, tres veces al día, antes del almuerzo, de la comida y de la cena. Esto lo he verificado sin tomarme cuidado respecto al estado de la enferme- dad, tanto en gonorreas como en sífilis, lo cual podrá parecer heterodoxo, y destituído de ciencia para los críticos de la ciencia que teorizan brillante-

mente, pero que fracasan en la práctica». Refiere los tres siguientes casos de gonorrea:

Caso 1.0—Blenorragia producida por un esfuerzo, y que mortificaba hacía tiempo por lo dolorosa. El flujo, blanco en un principio, volvióse después verdoso. Le coloqué bajo el tratamiento de la sola tintura de Asclepias incarnata, pero sus negocios le obligaron á montar á caballo por espacio de mucho tiempo, á consecuencia de lo cual se le desarrolló una gran irritación en el aparato genital; pero á las dos semanas estaba comple- tamente curado.

Caso 2.0—El sujeto á que se refiere era de hábitos intemperantes. Quedó curado con el uso de una sola botella de Oz Viij.

Caso 3.0—No era grave. Sus negocios le obligaban á montar á caballo todos los días; pero la asclepias le curó completamente al tercero.

Estos casos, aunque referidos de un modo incompleto, parecen indicar que este medicamento tiene alguna influencia específica sobre las secreciones

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de las membranas mucosas. El mismo escritor refiere otro caso cuya curación atribuye á este medicamento. Se trataba de una inflamación mamaria, para la cual empleó también fricciones mercuriales, por lo cual no puede presen- tarse dicha curación como llevada á cabo por esta substancia.

La clínica homeopática de Asclepias incarnata es muy corta, y podemos añadir muy poco á la de los alópatas y eclécticos que hemos mencionado.

El Dr. Fowler, de Nueva-York (N. A. Journal of. Hom., vol. 6. página 128) da cuenta de las propiedades de este medicamento para la curación de la amenorrea, y asegura que es capaz de provocar el aborto á la dosis de dos ó tres gotas, dos veces al día. Dice que es muy común su uso entre ciertas mujeres para conseguir el aborto, y que ha visto emplearle siete veces para dicho objeto, y en todas ellas con resultado, á la dosis arriba expresada. El mismo Dr. Fowler administró este medicamento en dosis de tres gotas por espacio de diez y seis horas para facilitar un parto que se presentaba mal, habiendo conseguido la expulsión del feto sin accidente alguno desagra- dable, á las cuarenta y ocho horas.

Pocos meses después de publicadas estas observaciones por el doctor Fowler, se propuso experimentar el Dr. A. C. Jones, de Filadelfia, las pre- tendidas virtudes de este agente, y al efecto le administró á una mujer que había pasado su período menstrual y que no estaba embarazada.—Hé aquí cómo se refiere esta experimentación.—El 15 de Octubre se la dieron dos gotas, que se repitieron á las doce horas sin producir resultado alguno. El día 24 comó primero cinco gotas y después diez, tres veces al día, y en el mismo día sintió un leve dolor en la región lumbar, y aplicándose un dedo al orificio vaginal, se le manchó con una gota de sangre. Por el examen digital se pudo apreciar que el cuello del útero estaba duro al tacto, adhi- riéndose al dedo algunas mucosidades rojizas. Cuando se introdujo la sonda uterina, se pudo apreciar alguna más dilatación de la cavidad de la matriz, pero no había embarazo.—La diez gotas tres veces al día.

Día 26.—No experimentó efecto alguno; se continuó dándola quince gotas, terminando por administrarla hasta veinte, cada cuatro horas.

Dia 29.—Ha tomado hasta media onza, sin producir otro efecto que advertir, por espacio de dos días, un olor á pescado añejo en su aliento, un poco de dolor de cabeza y rubicundez de las mejillas, Hice un reconocimien- to con el especulum y pude apreciar que el cuello del útero estaba completa- mente blando, y el orificio vaginal muy congestionado, presentando una cara perfectamente definida como del tamaño de una moneda de un céntimo, las paredes vaginales muy relajadas, con su color habitual y una ligera leuco- rrea. La sonda pasó con facilidad y la cavidad uterina se hallaba más dila- tada; toqué toda su superficie, sin producir dolor alguno, observando que ' tampoco había preñez.

Dia 30.—Un poco de laxitud y dolor de cabeza. Permaneció en cama parte del día, y al siguiente se encontró bien, dedicándose á las faenas domésticas, saliendo por la noche á una tertulia, en la cual bailó.

Noviembre 2.—Flujo menstrual escaso, sin sensación alguna desagrada- ble, y continuó del mismo modo hasta el día 7 en que cesó.

Noviembre 9.—Durante la excitación del coito volvió á presentarse el

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flujo menstrual y continuó con intérvalos cortos Hasta el 18; continuando en perfecto estado de salud hasta el 24, día en que doy cuenta de esta observa- ción. —Tenía la experimentadora pelo obscuro, era bien formada, con cuatro pies y ocho pulgadas de estatura; de carácter muy alegre.—Tuvo dos partos; para el primero hubo necesidad de practicar la embriotomia, y para el segundo, efectuado hace unos trece meses, se empleó el forceps, á pesar de lo cual vivió el niño.—Este caso, dice el Dr. Jones, habla mny poco en favor de las pretendidas propiedades de Asclepias incarnata, y solamente puede decirse que no hay inconveniente en tomar veinte gotas de aquélla sin resultado apreciable.

La he usado sin éxito en varios casos de supresión del flujo menstrual. La preparación empleada por el Dr. Fowler es indudablemente diferente de la que se usa de ordinario, y creemos también que el Dr. Jones meditó muy poco las observaciones más arriba anunciadas.

Las condiciones normales del orificio vaginal y del cuello uterino, du- rante el período menstrual, no son del todo parecidas á la descripción que acerca de las mismas hace el Dr. Jones; han existido ciertos síntomas que aparecieron antes del flujo, producidos, á no dudarlo, por la droga.—Es, pues, de sentir que el Dr. Jones no haya hecho la misma inspección del útero en la menstruación siguiente, cuando no administró el medicamento. Si la dilatación del orificio uterino y congestión del vaginal fué desarrollada por la droga, entonces bien puede asegurarse que será homeopática para un estado morboso análogo, que á veces suele presentarse durante la gestación.

Podrá producir el aborto en las mujeres de constitución irritable y relajadas, pero el caso que refiere el Dr. Fowler de la mujer que se produjo alla propia el aborto, no es digno de toda confianza.

En los abortos habituales por una causa cualquiera, es tácil que el accidente ocurra durante el mismo período. Mujeres predispuestas al aborto toman algunas veces cualquiera droga, y durante este período aparece aquél, atribuyéndose á las propiedades de la droga, cuando probablemente era natural y producido por la predisposición. i

Cuando se publicó la observación del Dr. Fowler me procuré un poco de tintura de Merril C. de Cincinati, que me habían recomendado como de toda confianza; pero no pude conseguir resultado alguno en amenorreas, en dos casos de preñez en el tercer mes, para los cuales se juzgó conveniente y justificable el aborto. Varios médicos me han dado los mismos informes en contra de las pretendidas propiedades de este medicamento. He usado la tintura esencial á la dosis de cinco gotas hasta una cucharadita llena de dicha tintura. Los efectos patogenéticos que he presenciado han sido: vómitos, diarrea pulposa, emisión abundante de orina y sudor.

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AMPHISBOENA VERMICULARIS

Abatimiento moral.

Impaciencia.

Tedio.

Tristeza y carácter bondadoso. |

5. Tristeza y mucha lasitud por la mañana, que se disipan andando.

Erupción miliar rosada (sarna seca curada), que se manifiesta en forma de manchas elípticas: cuando la erupción se cura, se operan descamaciones furfuráceas en donde habían aparecido los granos. Estas manchas se extien- den por todo el pecho, por el cuello y la espalda, con mucha comezón por la mañana, que disminuye gradualmente hasta el obscurecer. Poco á poco se forma una á modo de perla blanca en cada granito, de la que fluye una sero- sidad clara : la erupción se seca al quinto día.

Aturdimiento al volver la cabeza, como si estuviera borracho.

Aturdimiento y vértigos; el cuerpo oscila de un lado á otro como una péndola.

Cefalalgia atroz, acompañada de una muy singular ilusión, á saber: que

sus piés están dentro del cerebro.

10. Pnunzadas y dolores que invaden todo el lado derecho.

Sudor en la cabeza.

Latido repetido en el lado derecho de la frente, con sensación como si lo golpease una lluvia de granizo.

Peso en la frente.

Peso en la frente y en los parietales.

15. Picazón y calor en el pómulo derecho.

Extremecimiento continuo de los párpados superiores, mayormente del izquierdo. |

Constricción del ojo derecho, la cual impide sus movimientos.

Dolor de orzuelo en el ángulo interno del ojo derecho.

Sensación como si hubiera un grano de arena en el ojo derecho.

20. Dolor y punzadas en el ángulo externo del ojo izquierdo.

Lagrimeo y constricción del ojo izquierdo.

Fatiga de los ojos al obscurecer, y dolor y picazón al mirar la luz arti- ficial. i

Dolor en el orificio del oído (¿cuál?) como si cstuviese distendido por el aire.

Grano voluminoso y sumamente doloroso en el lado izquierdo del labio superior, el cual termina por supuración.

25. Odontalgia mucho más fuerte desde Ja una del día y al obscu- recer.

Odontalgia cuando se masca: la impresión de los líquidos no es do- lorosa.

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Sensación de alargamiento de los dientes y de dentera, mayormente en los molares inferiores, y sensación desagradable en el interior de la boca.

Dolores en la mandibula inferior derecha, é hinchazón considerable , agravada por el aire y la humedad.

Dolores sordos en el maxilar derecho inferior.

30.—Hinchazón de la mandibula inferior derecha, que el contacto del aire agrava.

Tumefacción de las amígdalas.

Deglución difícil; no se puede tragar siquiera la saliva.

Frío y dolores en el epigástrio.

Dolor dislacerante todo el día en el ombligo.

35 Hernia umbilical saliente.

Punzadas en el ombligo como si le hiriesen con un estoque.

Hernia inguinal dolorosa; se siente que hay encerrado aire en ella.

Supuración de una hernia inguinal. -

Estreñimiento.

40.—Erupciones miliares de granitos, mayormente en el antebrazo.

Hinchazón muy dolorosa del brazo (¿cuál?), el décimoquinto día.

Calambre en la pierna izquierda.

Calambres en la pierna izquierda; cuando se anda, esa pierna está como paralizada, permaneciendo echada para atrás.

Retracción de las piernas, sin dolores.

45.—Dolores en toda la columna vertebral; se agrava andando, mo- viendo los brazos y bajándose.

Se despierta á las doce de la noche en punto durante diez días se- guidos.

Sueño interrumpido.

Desfallecimiento.

ARUM ITALICUM

Por el Dr. Pitət

Una tarde del año 1853, queriendo preparar la tintura madre de Arum dracunculus, para evitar las reacciones del hierro en contacto con el jugo de la planta, tonié el partido de romper con mis dedos las hojas, los peciolos y los tallos de las plantas antes de ponerlas en maceración en el alcohol.

Durante esta operación, no tardé en sentir en las partes sometidas al con- tacto del zumo de la planta, y aun más allá, punzadas unidas á un prurito insoportable. Esta sensación, que á cada momento se hacía más intensa, irritaba todo mi sistema nervioso de una manera inconcebible, y me obli- gaba á cada momento á suspender mi trabajo para lavarme los dedos con agua fresca. i

Al día siguiente le correspondió á Arum italicum el ser destrozado para ponerlo en el alcohol. Al cabo de diez minutos solamente sentí en las extre- midades de los dedos picazón y hormigueos tan insoportables, que me for- zado por varias veces á interrumpir mi trabajo, y finalmente, á abandonarlo. Me parecía que se habían implantado en mis dedos millares de agujas.

En el momento del contacto del zumo de esta planta, la picazón formi- cante acababa poco á poco por hacerse tan insoportable, que yo tenía la ínti- ma persuación de que, si persistía, vendrían las convulsiones á unirse á la estimulación ó excitación nerviosa extraordinaria que sentía.

Durante más de tres días mis dedos permanecieron colorados de un rojo como la hez del vino, y conservaron una sensibilidad dolorosa y quemante, análoga á la que ocasiona la quemadura en el primer grado, y que agravaba la presión.—El alcohol y el agua de salvado suavizaron únicamente estas penosas sensaciones.

Los cuatro días siguientes la rubicundez de los dedos se borró poco á poco; pero estas partes volvieron á ser de nuevo asiento de comezones ex- traordinariamente violentas y estimulantes, particularmente agravadas hacia las seis de la mañana, y que sólo podía aplacar la frotación con un trapo muy áspero.

La piel de las dos últimas falanges de cada dedo se cubrió de pequeñas elevaciones militares casi imperceptibles, que causaban un prurito continuo.

El décimo día, al salir de un baño en el Sena, el prurito en la segunda y tercera falange volvió á adquirir una gran intensidad durante algunos minutos.

El duodécimo día, al nivel de cada una de las elevaduras miliares, la epidérmis comenzó á desprenderse por pequeñas placas redondeadas. Esta ex- foliación fué completa el décimosexto día, en que la epidérmis se desprendía bajo la forma de grandes placas.

Durante la primera semana de enero de 1854 hice una primera experi- mentación de los efectos del Arum italicum. Fin los cuatro días primeros tomé cuatro ó cinco veces por día sobre una gota de tintura madre en un

PATOGENESIAS 16

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poco de agua. Los cuatro días siguientes, cuatro á cinco veces por día, un sorbo de un vaso de agua que contenía algunas gotas de la vigésima dilu- ción. Yo gozaba entonces de una excelente salud.

Algunos días después de este primer ensayo, experimenté:

Malestar general.

Dolores violentos contusivos y permanentes en los glóbulos anteriores del cerebro.

Incapacidad intelectual.

Disminución de la fuerza muscular.

Todas las mañanas sueño pesado, invencible.

El 25 de febrero noté que, desde que sentí la influencia del Arum itali- cum, las hinchazones inflamatorias de naturaleza gotosa, que hasta entonces cada año, en la época del trío, veía producirse en las articulaciones metatar- so-falangianas de cada uno de los dedos gruesos del pie, y los dolores vivos, quemantes y secativos que les acompañaban no se hacían sentir. Las callo- sidades de la piel, la secreción epitelial exagerada, y las eminencias forma- das con las concreciones tofáicas han disminuido considerablemente.

Desde el 30 de marzo hasta el fin de abril, sintomas de entero-colitis aguda.

Sensibilidad dolorosa y calor continuo en el abdómen. Accesos de cólicos violentos, contractivos, enroscados, principalmente antes de las cámaras.

Las evacuaciones intestinales, en número de ocho á doce, por veinticua- tro horas, van precedidas de cólicos violentos, cuyo principal asiento es en la región umbilical, y que se renuevan con la necesidad de evacuar tres ve- ces en la misma sesión.

Las evacuaciones, generalmente líquidas ó muy blandas, poco abundan- tes, van acompañadas de emisión de gas, son amarillentas ó negruzcas, y están mezcladas hacia el fin de moco espumoso

Los cólicos y las evacuaciones se repiten casi inmediatamente después de la ingestión de los alimentos.

Las evacuaciones se repiten particularmente desde las tres á las seis de la madrugada.

Se hacen sentir en el recto, durante la cámara, dolores escocientes y como rasgantes.

Los cólicos que preceden á las evacuaciones van acompañados de pre- sión en la región vesical con ganas de orinar.

El estómago ha continuado sus funciones de una manera imperfecta; pero ha sido preciso disminuir la alimentación, porque la presencia de alimen- tos en esta vicera no tardaba en dar lugar á cólicos seguidos de evacuaciones.

Al cabo de algunos días, debilidad y enflaquecimiento considerable.

Máximum de la enfermedad hacia el día 15. Falta de todo tratamiento durante la primera semana, luego, lucha casi impotente, en la que Merc. sol. y Ars. produjeron poco alivio. Nymphea lutea, que yo administré enseguida en vista de la analogía sacada de la hora en que tenía lugar el mayor núme- ro de evacuaciones, produjo los efectos más sensibles, y el mal se extinguió poco á poco hasta fin de mes.

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El vino puro, el café, el aguardiente, excitaban immediatamente los cólicos y las evacuaciones, y volvía la dolencia á su primera intensidad.

Los dolores sordos que yo sentía detrás del omoplato izquierdo en los ' primeros tiempos que estuve bajo la influencia de este medicamento se hacían sentir, pero más débilmente desde el principio de la inflamación intestinal.

A esta enterocolitis sucedió una ronquera muy fuerte y pertinaz, más marcada por la tarde que por la mañana, acompañada durante los primeros días de cosquilleo en la laringe y de tos, sobre todo después del sueño. Por el día la ronquera era poco marcada; á las nueve de la noche tomaba de repente una intensidad más grande. El empleo de Alumina y de Carbo veget., 12.2 acabó por triunfar de ella, después de haber durado unos quin- ce días.

Más tarde, de cuando en cuando, algunos sacudimientos de tos seca y expuición constante de mucosidades espesas, muy adherentes, grises ó par- das, y frecuentemente estriadas de sangre.

De cuando en cuando, en tiempos húmedos, cefalalgia sorda, presiva, persistente, general, pero más intensa en el occipucio.

Durante los meses de Mayo, Junio, Julio, Agosto y Septiembre que si- guieron, los dolores sordos, contusivos que yo sentía en el lado izquierdo del pecho, ya delante, å algunos centímetros debajo de la clavicula, ya detrás, de- bajo de la espina del omoplato y cerca de su borde interno, se hicieron más y más frecuentes, intensos, tenaces y azompañados de ansiedad moral extre- ma, de sudores nocturnos, de calofríos pasajeros por el día á la menor co- rriente de aire; por la noche, en la cama, de calor en la piel y en las manos, con aceleración del pulso. La exacerbación febril tenía lugar desde mediodía hasta la noche. Consistía primero en frío y calofríos pasajeros, sobre todo en la espalda; por la tarde, en rubicundez de la cara, calor general y aceleración del pulso, y por la noche, en sudores en extremo abundantes, sobre todo en el pecho, y de olor resinoso muy aproximado al de la Hederahelix, frotada entre los dedos.

Durante siete meses, tendencia casi continua á tener la voz ronca, bajo la influencia de la causa más ligera; sacudimientos de tos seca por cos- quilleo laríngeo, con calor quemante detrás del esternón y la parie anterior del pecho; algunas veces, á experimentar dolores sordos en el cerebro al menor trabajo intelectual, sobre todo por un tiempo tempestuoso.

Algunas dosis de Sepia 30.2, de Chelidonium majus, y más raramente de Sulfur, tomadas alternativamenes á intérvalos de ocho á diez días, mejora- ron poco á poco este estado fenomenal, produciendo frecuentemente agrava- ciones, que se hacían particularmente sentir el cuarto día de administrado el medicamento.

Aurum y Lachesis obraron eficazmente sobre los dolores cálidas y el estado moral.

Nyphea lutea y Mercurius solubilis, sobre la enteritis.

Alumma, Carbo vegetalis y Carbo benzoin, sobre la ronquera.

Los dolores de pecho, signo de un estado patológico caracterizado por la pleuroneumonía circunscrita, superficial y crónica, de la naturaleza de las

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que suelen ser preludio de la tisis, así como lo han observado perfectamente Raclé y otros autores, fueron en sus paroxismos acompañados constantemente de un estado febril más ó menos marcado, y caracterizado como he dicho más arriba. Este estado morboso, que constituía para una amenaza per- manente, se despertaba particularmente cada primavera. Persistió debili- tándose gradualmente durante diez años, para ceder, en fin, al nuevo modo de electrización que yo he inaugurado en 1865.

OBSERVACIONES SINTÉTICAS

En los enfermos á quienes administré el Arum italicum me ha parecido que su acción útil se desarrollaba particularmente después de Bryonia y de Phosphorum, y lo mismo, en general, después de Sulfur Chelidon maj. Calad seg., Alum., Aurum, Laches., Nymph. lut. y Sepia, que pueden consi- derarse como antidotos de sus efectos patogenésicos. l

Experimentado sobre el hombre en equilibrio de salud, parece despertar los fenómenos latentes que caracterizan el estado constitucional del experi- mentador, y desarrollar acciones similares á las de las principales formas diatésicas del individuo.

Es particularmente útil á los enfermos de constituciones llamadas linfá- tica, gotosa, reumática, herpética, sicósica y dispuestos á la tisis pul- monar.

Estará particularmente indicado en las afecciones inflamatorias de las membranas mucosas ó de los parenquimas, con tendencia á la ulceración de los tejidos. Así yo le he visto desarrollar su acción saludable en los enfermos atacado de enterocolitis aguda ó crónica y de tisis pulmonr crónica con ca- vernas, cuando los síntomas concordaban con la patogenesia de esta subs- tancia.

En las afecciones de pecho es particularmente eficaz cuando se la alterna con Sepia.

La patogenesia de este remedio, apoyada ya de un cierto número de ob- servaciones clínicas, lo indica en los casos de pleuresías ó de pleuroneumo- nías tuberculosas y circunscritas, y en las bronquitis tuberculosas ú otras acompañadas de calor detrás del esternón, y la parte anterior del pecho, con do- lores sordos detrás del omoplato, como Sepia, Chelid, maj., Hepar sulf., Bryon, y ulcerosas en la parte anterior y media del pecho.

Esta indicación sería tanto mejor confirmada cuando existiera al mismo tiempo diarrea negra y matutinal, y si la ingestión de los alimentos parecie- ra excitar evacuaciones.

Su importancia en las formas de gastritis en que existe la sensación de úlcera en el estómago (con tendencia al encogimiento de este órgano) ne- cesitaría confirmarse por nuevas observaciones.

Del mismo modo la experimentación fisiológica debiera arrojar nueva luz sobre sus indicaciones contra las vegetaciones sicósicas y sifililicas, los pólipos, la gota y las excrecencias callosas de los dedos de los pies.

Yo le he visto obrar con gran eficacia sobre los dolores reumáticos de

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los músculos cuando el movimiento los agrava, y sobre todo, contra los dolo- res artríticos de las articulaciones tarso-metatarsianas y metatarso-falangia- nas de los gotosos, cuando hay tumefacción, rubicundez y entorpecimiento de las partes enfermas, y los dolores se agravan por la marcha.

Como la mayor parte de los medicamentos de forma diatésica, ejerce sobre el cerebro una influencia enérgica que se traduce por una debilitación de la facultad de pensar, que el trabajo intelectual agrava aún; razón por la que se ve la actividad de esta substancia en los casos análogos. La dureza del oído es aún la consecuencia de su acción depresiva sobre la inervación en este centro especial.

Una mujer muy joven y muy delicada de constitución, padecía habi- tualmente de dolores fijos á lo largo de la columna vertebral, y parecía par- ticipar de una mezcla de eretismo nervioso y de debilidad; Arum itali- cum 12.2 atenuación, tomada durante cuatro días, consiguió completamente disipar este estado.

El efecto primitivo de esta substancia sobre la membrana pituitaria, parece ser el determinar una abundante secreción como en la coriza.

El Arum italicum y el Arum dracunculus, tienden á aumentar las reglas en las mujeres en que predomina el tejido célulo-graciento: su acción primi- tiva sobre el cuello uterino parece ser el aumentar su contractilidad, de donde resulta una tendencia marcada á su relajación en la reacción con- secutiva.

El Arum italicum, de que el Dr. Demeures había obtenido ya algunos efectos que concuerdan con mi observación (véase el tomo 1v del Journ de la Societé Gallicane de Med. Homef., página 112), se recomienda, pues, á nue- vas y serias experimentaciones.

Trad. J. MATEU GARIN

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BAPTISIA TINCTÓREA

TRADUC:Da por el Dr. J. C. D'KORTH, de Montevideo

(AÑIL SILVESTRE)

Análogos.—Bryonía, Agar.cus, Kali - cloricum, Nitri- acidum, Rhus- toxicodendron. n

Descripción botánica.—Esta planta es indígena y crece en la mayor parte del territorio de los Estados - Unidos de América, en campos secos y estériles, bosques y colinas. Florece en Julio y Agosto, siendo sus flores de un amarillo brillante qne forman pequeños racimos que cuelgan del final de las ramas. Se parece á un arbusto y tiene de uno á dos pies de altura. El fruto consiste en una vaina oblonga de color azul obscuro. Contiene añil, tanino, un ácido y baptisina. Cuando toda ó una parte de la planta está seca, produce un tinte azul inferior al añil.

En los Estados - Unidos hay treinta especies de Baptisias. Las más im- portantes son la Baptisia tinctórea; baptisia alba (con florcs blancas), bapti- sia lencatha (con flores también blancas). Estas dos últimas especies crecen en las praderas de los Estados del Oeste, y es muy probable que posean las mismas propiedades que la baptisia tinctórea, pero no se han experimentado hasta el día.

Como pueden confundirse las otras especies de baptisias con la tinciórea, vamos á presentar á continuación la descripción botánica que de la misma hace Wood.

Ramosa, lisa, las hojas subsexiles, hojuelas pequeñas, redondeadas, ovoideas, agudas en la base, muy obtusas en su vértice, vellosas; racimos sueltos terminales, legumbres subglobosas. Planta con follaje verde-obscuro y muy general en campos secos; hojuelas de siete líneas, por cuatro ó seis de escotadura; peciolo de una á dos líneas de largo; las legumbres (granos de las semillas) de la mitad del tamaño de un guisante, comunmente con una sola semilla,

Historia médica.—En algunas localidades de los Estados - Unidos usan los vástagos nuevos en sustitución de los espárragos, con los cuales guarda cierta analogía esta planta, produciendo algunas veces etectos purgantes, principalmente si se comen cuando tienen el color verde. Sus propiedades activas se trasmiten al alcohol y al agua, residiendo los efectos medicinales en la corteza de la raiz más principalmente.

Esta substancia promete llegar á ser uno de los medicamentos más ims portantes de nuestra materia médica. Poseemos varias experimentaciones hechas por los Dres. Burt, Hill, Douglas, Thompson y otros, pero la más notable es la llevada á cabo por el Dr. W. H. Burt, el experimentador má-

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exacto y entusiasta de la escuela homeopática. Los escritores eclécticos, al hablar dc este agente, emplean sus acostumbradas frases indefinidas. Sin idea alguna precisa de su acción fisiológica, aseguran que es antiséptica, astringente, tónica, emética, catártica y alterante. Nos admiramos en verdad de que no usen todos los nombres de las enfermedades que se contienen en la Materia médica. No son pocos los de la escuela ecléctica que consideran á este medicamento como febrifugo, y muchos suponen que ejerce una podero- sa acción depresiva sobro los sistemas vascular y nervioso, mientras King dice que es estimulante.

Solamente con un prolijo estudio de los síntomas especiales y generales observados después de muchas experimentaciones, podremos llegar á conocer aproximadamente sus efectos. Entre las propiedades que la atribuye la escuela ecléctica, hay una que debe llamar nuestra atención y merece nues- tras investigaciones. Me refiero á su acción antiséptica. Se dice que corrige los estados de putrefacción en las úlceras y en las superficies mucosas, cuan- do hay una tendencia á descomponerse los sólidos y líquidos, á “gangrenas, emisiones fétidas, etc., aplicándose en forma de loción. Por estas razones la recomiendan para enfermedades malignas de la boca y garganta, enfermeda- des mercuriales de aquella cavidad, escrófulas, oftalmía sifilitica, úlceras

erisipelatosas, etc. Estas opiniones parecen comprobadas por mi práctica, y - por la de algunos de mis colegas de la escuela homeopática.

Síntomas generales.—Si se administra á grandes dósis, produce una pos- tración muy desagradable en todo el organismo (King.) Permaneciendo acostado en un solo decubito, como, por ejemplo, el supino, se experimenta un dolor excesivo en la región sacra, como si se hubiera estado en toda la noche durmiendo sobre el suelo, llegando á creer que si permanecía más tiempo en dicho decúbito, se aumentarían los dolores. Al volverme y adoptar el decúbito contrario, se produjo la misma sensación en las caderas, obligán- dome finalmente á echarme de pecho para encontrar alivio (D). Arnica oca- siona los mismos síntomas que son muy comunes verse también acompa- ñando á los enfermos de fiebre tifoidea (Hale). La presión era intolerable en todas las partes en que se oprimía; debilidad y temblores como si se conva- leciese de alguna enfermedad; incapacidad de hacer ejercicio alguno mental ó físico; sensación general de malestar con gran languidez; rigidez en todas las articulaciones, como si se las estirára, dolores reumáticos y dolores sobre todo el cuerpo.

Observaciones clínicas.—Todos estos sintomas índican claramente que la baptisia es un análogo de Rhus, Mercurius y hasta de algunos medicamentos mentos sedativo-nerviosos. Disminuye poderosamente la vitalidad del or- ganismo..

Sintomas característicos. —Todos los síntomas se agravaban bebiendo cer- veza; los dolores tenían un carácter tirante, presivo, se exacervaban con el movimiento, mejoraban con el reposo y ejercicio; el lado derecho del cuerpo es el más atacado.

Sistema nervioso.— Las manos se sentían estiradas y temblorosas con una sensación particular penetrante en ellas y.en los pies, como adormeci- miento ó falta de circulación; la presión se hace intolerable en cualquier

As

Jarre del cuerzn D : sensación de parulisis en los párpados; temblores en os 2ra25s 7 oiernas. La acción general de baptzsza sobre el sistema nervioso 23 zirate > carece que desarrolla un estado de parálisis tanto en la sensa- or oome 21 2! muimieato, à semejanza de Rkus, Aconitum y Gelseminum. Piete wasionar un eretismo peculiar en el sistema nervioso; pero este esta- in æra iebido a la debilidad y no al estimulo. siena 7 ácico —Hinchazón de las glandulas mgumales; hinchazón te las zlanduias salivales Burt. Del mismo modo que mercurius y phito- za parere que la ha ciista estimula ó mas bien irrita el sistema glandular. Lwen os zicnatas que el mercurio es un estimulante para el sistema linfáti- 5 7 glandular, aunque deprime todas las demas funciones de la vida srianica v tal es la creencia de aquella escuela: pero nosotros podemos serir cue no existe semejante estimulo saludable, sino más bien una cria a. La Paretacca y la Bart:sta tienen la misma acción, y por conse- aeara son homeopáticas frimitivamente para toda irritación del sistema Henémiar y secundariamente para los estados de atonia é mdolencia de dicho sasama Conviene que citernos en este lugar las opiniones de los eclécticos xire ia acción especifica de la ha51:s:a sobre las glándulas. Obra poderosa- mente wire el sistema glandular aumentando todas sus secreciones. Las aetas ariicadas en fomentos han resuelto tumores é hinchazones en las inama semejantes á escirros 'King'. Se ha usado ventajosamente como nes istruente para desórdenes y obstrucciones viscerales (G. y S. Mat. Med.).

La baptisia es un alterante seguro y poderoso, y puede emplearse con toda eormñanza en las afecciones del sistema glandular y pocos remedios tie- nen su importancia para combatir las escrótulas y las afecciones cutáneas Ce. La he visto emplear con excelentes resultados en ulceraciones fagedé- micas de las glándulas, sobrepujando mis esperanzas en las ulceraciones de las glándulas salivales consecutivas á la escarlatina, y en difteritis. La he usado al interior y al exterior.

Membranas mucosas.—Examinando los efectos especiales de Baptisia, se verá que produce ulceraciones en muchas superficies mucosas, particular- mente en la de la cavidad bucal, guardando mucha analogía con Mercurius, Nitr, ac. Phitolacca y Cornus Cir. Se halla indicada especialmente en supu- raciones de las membranas mucosas, cuando exhalan un olor fétido y tienen un carácter sanioso escoriante. Las indicaciones particulares para su uso las presentaremos en sus respectivos títulos.

Sistema vascular, fiebre, etc.—Aumento considerable y frecuente de los latidos del corazón los cuales parecen henchir el pecho, pulso á go (comun- mente poco más de 70) lleno y blando; calor ardiente y desagradable sobre toda la superficie, especialmente en la cara; lengua seca con dolor agudo, como si estuviera quemada. El calor me obligó á buscar el sitio frío en la cama y finalmente 4 levantarme y abrir una ventana y á lavarme la cara y las manos; á estos síntomas acompañaba una sensación especial en la cabeza que jamás se siente, sino durante la existencia de una fiebre; ligera excita- ción cerebral parecida al principio del delirio; durante corto tiempo, horri- pilaciones con escalofríos en los miembros inferiores y espalda y ligeramente calenturiento (D). Sensación ardiente en el cuerpo, seguida de sudor, vómitos

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y diarrea con cámaras obscuras, debilidad y pulso lleno y lento (Beckwith). Sed y bocanadas de calor á la cara; calor general después de meterse en la cama; calor y ardor en las extremidades inferiores, tan intensos que impe- dían dormir; escalofríos durante todo el día, con fiebre por la noche y dolores reumáticos con sensibilidad en todo el cuerpo; pulso muy acelerado en un principio, y que después se hizo muy lento y débil. Mucha propensión al frío en todo el cuerpo.

Observaciones clínicas.—Las experimentaciones hechas con este medica- mento parecen no dejar duda acerca de que si se hubiesen continuado por bastante tiempo, sería capaz de ocasionar en el líquido sanguíneo un estado particular semejante al que se observa en los tifoideos y en las fiebres lentas. Su acción sobre el sistema nervioso también manifiesta un eretismo tifoideo é indica la propiedad que tiene de producir los desórdenes intestinales que son característicos de la fiebre tifoidea.

Antes de presentar las observaciones que nuestra escuela posee acerca de este medicamento en la clínica de las fiebres, me haré cargo de los testi- monios de los Médicos eclécticos.

Dice King que se halla indicada la Baptisia en todos los tifus con estado pútrido y asegura que la usa en los períodos lentos de la fiebre tifoidea y en todos los estados tíficos que suelen presentarse con no poca frecuencia en otras muchas enfermedades. Jones dice que se ha usado con buen éxito en casos de tifoideas, y de tifus, siempre que existía un estado con tendencia á la putridez. En las fiebres lentas recurren á ella los prácticos eclécticos con la misma confianza con que nosotros administramos los ácidos minera- les, el Rhus, la Bryonia, etc.; y aseguran que con su uso se acorta material- mente la duración de la enfermedad y la fuerza de su intensidad; pero, por desgracia, la mezclan tan á menudo con otras drogas, que nos vemos obliga- dos á desconfiar de sus testimonios y á buscar dentro de nuestros principios las pruebas de su eficacia.

Los siguientes casos referidos por el Dr. Hoyt en el Nort. Amer. Jour., vol. vi, p. 226, fueron los primeros que dieron conocimiento de las propieda- des de esta substancia; á pesar de que ya con anterioridad se había empleado también por no pocos Médicos de nuestra Escuela.

Caso 1.0—La Sra. C..... fué invadida de una fiebre tifoidea para la cual empleó el tratamiento alopático; pero se hallaba tan extenuada que se desesperó de su salvación. Hacia un mes que se veía aquella en semejante ` estado, y sin poder conseguir que disminuvera la fiebre; y entónces, como último recurso, se preparó una decocción de baptisia, tomando al efecto un pedazo de la raíz como de unas tres pulgadas de largo v 3/3 de grueso, que se sumergió en una pinta de agua. Preparada así la Jecocción, se empezó por administrar, cada cuarto de hora, cinco á seis gotas de aquélla, cuya dosis se fué aumentando hasta llegar á darla casi una cucharadita de las de té. A la hora y media próximamente de este tratamiento, toda la piel de la enferma presentaba un aspecto rojo como si hubiese sido escaldada, experi- mentando un calor intenso; y como se observara al propio tiempo que por la frente había un sudor copioso, se suspendió el medicamento. A los pocos minutos se presentó una transpiración abundante por todo el cuerpo que

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continuó por espacio de doce horas, y desde entonces empezó la enferma á mejorar hasta restablecerse completamente. Es digno de notarse que inme- diatamente después de haberse administrado el medicamento, la enferma se quedó sosegada y dormida, cosa que hacía tres semanas no había podido conseguir, pues constantemente había estado desasosegada y delirante.

Casos 2.2 y 3.0—El Sr. y la Sra. G..... pidieron mi asistencia para una fiebre contínua. Después de prescribir sin gran resultado Acon., Rhus tox., etc., etc., y viendo que mis enfermos continuaban agravándose, me decidí á usar la decocción de Baptisia preparada como en el caso anterior. Permane- al lado de los pacientes para observar los efectos del remedio, y con gran sorpresa mía aparecer, como una hora después de haber empezado á usar- le, la transpiración en la frente primero, extendiéndose después gradual- mente por todo el cuerpo. Duró aquel sudor unas seis horas, y á la mañana siguiente solo existían escasos vestigios de la fiebre; presentándose después una convalecencia franca y rápida.

Caso 4.—El Sr. R..... fué atacado de una fiebre tifoidea para la que fué asistido, en los primeros días, con los remedios homeopáticos que acostum- bran á usarse en la generalidad de los casos; pero como la enfermedad con- tinuara tomando una marcha cada vez más grave hasta el extremo de hacer- se un pronóstico fatal, se decidió, como último recurso, acudir á buscar en Baptisia lo que vanamente se había querido conseguir con otros medicamen- tos. Se hizo uso del remedio, administrando al enfermo varias gotas de una tintura alcohólica, con la cual se redujo la fiebre á su mitad, á las pocas horas de sometido á su acción y continuando con el remedio, se salvó el paciente; debiendo advertirse que el delirio terrible de que aquel se hallaba acometido desapareció rápidamente.

Se refiere que con el uso de la Baptista se han detenido en su marcha progresiva varios casos indudables de fiebre tifoidea, y algunos médicos tienen tal entusiasmo por dicha substancia, que la consideran con el suficiente poder para combatir toda clase de fiebres contínuas, cualquiera que sea el período en que se hallen aquéllas. Si fuera necesario demostrar la importancia de la Baptisia en fiebres contínuas con síntomas tifoideos, recordaría los testimonios de los médicos homeópatas que han referido sus felices resultados con este remedio.

El Dr. Small considera á Baptista como de gran importancia para el tratamiento de la fiebre tifoidea, y hace observar que al propio tiempo que parece prestar grande utilidad en algunas epidemias de dicha enfermedad, en otras no produce el menor resultado favorable, influyendo también mucho la época ó estación en que aparece la enfermedad. Recientemente, dice, traté un caso que empezó benignamente, pero á los cinco días se presentó una diarrea que debilitaba muchísimo al paciente y en el sexto día present :- ba la enfermedad el siguiente cuadro de síntomas: estupor con delirio, cara roja obscura con expresión de estupidez, ojos inyectados, diarrea, lengua de color castaño, seca, particularmente en el centro, aliento fétido, dientes sucios, fetidez en las orinas y en las cámaras.

Se le prescribió Baptisia, unas cuantas gotas en un vaso de agua, para tomar una cucharada de hora en hora. A las doce horas de este tratamiento,

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se presentó una mejoría aparente, y á las veinticuatro recobró el paciente su conocimiento, se le humedeció la lengua y mejoraron todos los síntomas. Se continuó çon el remedio por algunos días hasta que los síntomas presentaron otra indicación, y la convalecencia no tardó en presentarse franca y rápida.

He observado en mi práctica otros casos análogos en su sintomatología al anterior y todos se aliviaron con Baptisia, á las veinticuatro horas de su uso, y al cambiar este remedio y reemplazarle por Phos. ac., reaparecie- ron los síntomas graves, que siempre fueron combatidos ventajosamente por Baptisia, con cuyo medicamento, empleado por espacio de algunos días y secundado por otros, según las diferentes indicaciones, he conseguido la curación de dicha enfermedad.

El Dr. C. C. Smith, de Stamford C., escribe lo siguiente acerca de lo que ha observado en su práctica con la Baptisia:

«Ayer, 8 de Diciembre, fuí llamado para ver á un enfermo que encontré amenazado de una fiebre tifoidea, el cual presentaba el siguiente cuadro de síntomas: excesiva soñolencia, pulso suave y á 120, labios resquebrajados y secos, lengua con una capa viscosa muy espesa, sed intensa, no podía dar contestaciones acordes á lo que se le preguntaba, sin que se extraviara su imaginación ó cayese en un sueño profundo á mitad de la frase, gran delirio por la noche, murmullos en voz baja y con dificultad se le podía sujetar en la cama. Le cuatro gotas de la 1.2 dilución decimal de Baptisia disueltas en medio vaso agua para tomar una cucharadita de las de café, de hora en hora. Después de haber usado este tratamiento durante toda la noche, se presentó un sudor copioso á cosa de las tres de la mañana, descendió el pulso y el paciente quedó dormido y le encontré por la mañana completamente despejado, y con el cabal conocimiento de todos sus sentidos; la orina, durante la noche, había sido escasa aunque emitida con frecuencia y con muy mal olor. Este enfermo estuvo pasando la cuarentena en el buque- lazareto en New-York.

El Dr. J. B. Bell, de Augusta M , en un artículo titulado Single Sim- tompd (Hahnemanian Monthly, núm. 4, pág. 181), menciona como caracte- rísticos de la Baptisia en la fiebre tifoidea los siguientes síntomas: el enfermo está con su cabeza en continuo movimiento y se revuelve en la cama para reunir sus piernas, no puede dormir porque no puede reunir aquéllas. —Como este síntoma le vemos presentarse con mucha frecuencia en la fiebre tifoidea, es una indicación muy importante asociado á otros propios también del medi- camento, como son el aliento fétido,'la sequedad de la boca y lengua, con dientes sucios, sensibilidad en los músculos, etc., etc.

Durante el curso de la escarlatina pueden aparecer ciertos sintomas que reclamen como específico á este medicamento y yo he tenido un caso en mi práctica. Se trata de un niño de ocho años de edad que llevaba seis días padeciendo la escarlatina, y tenía la lengua roja y seca, el aliento era fétido, había estupor, las deposiciones eran disentéricas y de mucosidades escasas y sanguinolentas. Baptisia 1/10 hizo desaparecer á los dos días los síntomas graves y al poco tiempo después quedó completamente curado el enfermo. '

Hace cerca de seis años que la vengo empleando en mi práctica y la

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considero de igual importancia que Rhus tox., Phos. ac. y Ars., cuando está indicada, y deben considerarse como sus indicaciones características las siguientes: escalofríos durante todo el día; calor por la noche, escalofríos con sensibilidad de todo el cuerpo; sensación de presión y de magulladura en .la cabeza; dolor de cabeza estupefaciente; confusión de ideas; delirio por la noche; sueño pesado con ensueños terribles, lengua seca y roja ó manchada de color castaño; boca viscosa; aliento y sudor fétidos; fetidez de las orinas y de las cámaras; gran debilidad y postración nerviosa con eretismo; ulceraciones de mal carácter, etc.

Acostumbro á usar generalmente las bajas diluciones de la tintura madre, en gotas disueltas en agua, administrando cucharadas de hora en hora, ó de dos en dos ó tres horas. Alternándola con Phos. ac. 6 Muriat. ac. obra admirablemente y puede usarse con éxito en casi todos los períodos de la enfermedad, aun en el de sus pródomos. Estoy seguro de que empleándo- la con tiempo impide el desarrollo de la fiebre, principalmente si se adminis- tra al empezar los primeros síntomas de languidez, escalotríos y sensibilidad de todo el cuerpo.

Por lo demás, es muy dudoso que este medicamento se halle indicado para combatir todas las fiebres, siendo una desgracia para todas las escuelas médicas que cuando se presenta un nuevo remedio se apoderen de él muchos entusiastas de la novedad, y que descuidando llenar para su elección las indicaciones características, le recomienden empíricamente en los términos más extravagantes y como una panacea de todas las enférmedades. Esto es lo que ha sucedido con muchos de los nuevos medicamentos que forman nuestra materia médica. El Rhumes crispus que es análogo de Phosph. y un medicamento de verdadera importancia para el tratamiento de las afeccio- nes del pulmón, se encomió de tal manera, que los médicos, no encontrando justificada su recomendación para curar todas las clases de tos que con él se pretendía combatir, le abandonaron, y aquella exageración ha sido la causa de que hoy no se le preste la importancia que realmente tiens. Algunos prácticos como el Dr. Wolf han tenido mucha confianza en el Apis mell., otros en el Acon., Gelseminum, Atropina, y lo mismo ha sucedido con baptista. El Dr. Hall no vacila en recomendarla para casi todos los tipos y variedades de fiebres (véase epítome). Esta recomendación tan general ha sido una injuria para la Medicina y de inmensos perjuicios para los pacientes y para nuestra Escuela. El círculo de la Baptisia en las fiebres es tan limitado con el de cualquiera otro medicamento, y sin embargo, puede tener algunas veces su indicación para fiebres catarrales, biliosas, inflamatorias ó reumá- ticas, así como en las exantemáticas, cuando tienen un carácter adinámico y solamente si los sintomas y las condiciones bajo que se presentan guardan analogía con los que desarrolla el medicamento en el organismo sano.

El Dr. J. Harmer Smith M. R. C. S. de Blackheat, Inglaterra, refiere un caso de gastrítis que degeneró en fiebre tifoidea, curado con Baptisia tinctó- rea (British Jour. of Hom., Julio 1865).

Se trata de un jóven de 23 años de edad, de temperamento sanguíneo- bilioso, cuya asistencia me fué demandada por medio de un telegrama muy urgente el día 2 de Marzo de 1863, cuyo jóven había servido de enfermero á

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un muchacho que acababa de sufrir una fiebre muy grave y en condiciones muy poco higiénicas. Le encontré, con efecto, en mi primera visita, con síntomas bastante graves, y que los autores antiguos hubieran clasificado como fiebre Sínoca. Tenía la piel caliente y seca con bocanadas de calor á la cara, pulso lleno y rápido, dolor en la cabeza, pulsación de las artérias temporales, etc., etc., cuyos síntomas me obligaron á prescribirle, primero acon. por espacio de venticuatro horas, y después bell. por varios días, sin que se notaran cambios notables en el enfermo, como no fuese la moderación gradual de los síntomas inflamatorios, hasta la noche del día 5 de dicho mes de Marzo, cuarto de mi asistencia.

Marzo 6.—En mi visita de este día, por la mañana, me manifestó la esposa de mi enfermo que había tenido aquél una noche muy desasosegada; todos los síntomas se habían agravado y había habido necesidad de sujetar- le, empleando la fuerza, para evitar el que se saliera de la cama, no habiendo además dejado un moniento de hablar desatinadamente; el pulso estaba á 100; la lengua se presentaba como quemada en su centro, á pesar de que la sed había disminuido; había diarrea frecuente y urgente que el enfermo hacía en la cama, quedándose más tranquilo después de cada deposición. El cuadro sintomatológico no dejaba duda acerca de la existencia de la tifoidea, y eu su vista prescribí Baptisia 1/10.8 de hora en hora, alternando con ars. 1.2

Marzo 7. - Continuaba la diarrea, y las cámaras las verificaba en la cama, pero hacía dos ó tres horas antes de mi visita que no había hecho deposición-alguna; la lengua no estaba tan seca; se hallaba el enfermo más tranquilo, la mirada era fija con una expresión de estupidez en su fisonomía.

Marzo 9. -Manchas rosadas, que formaban ligeras elevaciones y bastan- te numerosas en el tronco, las cuales desaparecían por la presión; piel seca y caliente; notable mejoría en la inteligencia; le parecía que no estaba en su casa y preguntaba si mejoraría; se quejaba de una sensación desagradable en la cabeza, pero que no llegaba á ser un verdadero dolor; lamentos frecuen- tes; cráneo caliente; bocanadas de calor á la cara, siéndole muy agradables las aplicaciones frías á la cabeza; pulso á 90, blando y depresible; lengua con una capa espesa obscura, con dificultad grande, en algunas ocasiones, para sacarla; arrojaba fuera de la boca los líquidos que se le daban; pedía pan con manteca, pero no podía tragarlo y pedía que se lo sacasen de la boca; una deposición líquida, pidió el orinal para verificarla; orina normal en apariencia. Continuó con baptista.

Por la noche. Pulso á 84, pequeño y blando; dijo que se sentía mejor; men disfagia.

arzo 10.—No había dormido en la noche anterior; tenía dolor en la cabeza con el cráneo caliente, y había hablado con mucha incoherencia, con quejidos contínuos que no habían permitido tampoco dormir å la esposa del enfermo que se hallaba en la habitación inmediata. La deglución se verifica- ba con más facilidad, pero la lengua se movía con mucha dificultad. A pesar de que había alguna mejoría, los síntomas eran todavía muy graves, y la familia pidió en su vista una consulta, á que yo accedí gustoso, y á las

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cuatro de la tarde de aquel mismo día acudió, á instancias de la familia‘ el Dr. Kidd, médico alópata, el cual manifestó que había muchísima sensibi- lidad en la región del cólon descendente, diagnosticando la fiebre tifoidea con ulceraciones en dicho intestino. Como baptisia había producido buenos resultados, opinó conmigo el Dr. Kidd por que se continuaran en su uso, dando además alguna dósis de belladona si aparecía mucho delirio.

Marzo 11.—Durante la noche anterior tomó varias dósis de baptisia para lo cual hubo necesidad de despertar al paciente; hacía las cámaras en la cama, si bien tenía conciencia de ello, pero no podía evitarlo; aumentó la sensibilidad del abdómen; la lengua se humedeció, presentándose sucia en el centro y roja en los bordes; pulso á 96; desapareció el dolor de cabeza y el calor del cráneo. Se continuó con baptista alternada con ars. Durmió toda la tarde y despertó con una sensibilidad exagerada y el pulso á 75.

Marzo 12— Durmió durante toda la noche sin quejarse, y preguntó á su familia lo que había acontecido desde que había principiado su enfermedad; recobró su completa inteligencia; pulso á 72; desapareció la diarrea; dismi- nuyó mucho la sensibilidad abdominal, quedando confinada á la región um- bilical. Empezó á quejarse de sed; la lengua continuaba sucia en el centro y roja en sus bordes y punta. Suspendí ars. y continuó con baptisia.

Por la tarde. Continuó con dicho medicamento; pidió de comer y de beber, y tan solo hizo una deposición en todo el día.

Marzo 13.—Durmió bien en la noche anterior; la lengua se presentó seca y había mucha sed, desapareció la sensibilidad abdominal y le dieron de comer parte de una costilla de carnero sin mi permiso; pulso á 72. Continuó con baptisia.

Marzo 14.—Ha dormido bien, lengua húmeda; pulso á 72. Continuó con dósis constantes de baptisia.

Marzo 15.—Siguió mejorando bajo la acción del mismo medicamento. El 17 de Marzo estaba tan mejorado que suspendí la baptisia, reemplazán- dola con China. Dos días después pudo dejar la cama, entrando en una buena y rápida convalecencia.

Entrando ahora en consideraciones acerca de cuanto se desprende del precedente caso, no podremos menos de confesar que se trató de una fiebre tifoidea Ó enterítica, cuyas primeras manifestaciones empezaron á los pocos días después de haber estado asistiendo el paciente á un enfermo que tuvo un padecimiento análogo. En el primer período de la fiebre los síntomas fueron los que aparecen en la fiebre gástrica y que muchos autores atribuyen, sin razón á nuestro juicio, como propio de uno de los períodos de la fiebre tifoidea. La baptisia, como se ha visto, ejerció una influencia poderosa tanto en el principio de la enfermedad como durante su periodo de incremento ó desarrollo, conduciéndola á una terminación feliz. No conocía yo entonces la patogenesia de este medicamento, porque de lo contrario hubiera sabido que entre sus sintomas existían las deposiciones diarréicas, y no habría emplea- do, como lo hice, ars. para contenerlas, cuando se presentaron en mi enfermo.

Es digno de llamar la atención con qué rapidez cedieron los síntomas abdominales, declinó el pulso y se verificó la curación completa del paciente.

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Soy de opinión que los síntomas habían mejorado mucho antes de que el Dr. Kidd fuera llamado en consulta, pero agradecí sinceramente su presen- cia, porque compartía mi responsabilidad con la de un colega que tenía una reputación justamente merecida. No eran sólo los parientes del enfermo, sino también los vecinos de la City Mission los que se oponían al tratamiento homeopático, manifestando á la esposa de aquél que debía abandonarle, no sólo por lo insuficiente de sus medios, sino porque tratándose alopáticamen- te tendría una asistencia gratuita, que la proporcionaría una de las Socieda- des á que aquél estaba adscrito con este objeto, la sociedad mencionada, London City Mission; y en verdad que es por cierto bien triste é injusto que una corporación puramente religiosa como ésta, y que cuenta muchos adep- tos á la homeopatía entre sus subscriptores, se incline á no enviar á éstos más que médicos alópatas para la asistencia de sus enfermedades, convir- tiéndose de este modo en juez en una cuestión científica.

FIEBRE GÁSTRICA TRATADA CON BAPTISIA

El día 6 de Diciembre de 1864 fuí llamado para prestar mi asistencia médica á G. B., de 28 años de edad, temperamento linfático, dependiente de una gran fábrica de fundición de hierro, que cree haber enfermado á conse- cuencia de comer alimentos casi crudos que les suministraba á los operarios el contratista de la fábrica. Su aspecto general es enfermizo, pálido, y aunque no había padecido enfermedades, manifestaba poca fuerza vital. Tenía mucha languidez, náuseas, lengua sucia, anorexia, una gran ulceración en la parte interna de los labios y pulso á 65. Le prescribí Mercurius 1.

Diciembre 8. —Náuseas, debilidad, violentos eructos que se presentaban cada media hora. Suspendí Merc. y administré Nux. vom. 1.

Diciembre 9. —Eructos menos violentos, pero aparecieron vómitos de materias biliosas. Estreñimiento hacía algunos días. Ipec. 1 y suspensión de la nux. vom., mandando que se le pusiera una lavativa de agua templada.

Diciembre 10. —Náuseas constantes; disminuyeron un poco los vómitos y eructos; aumentó la debilidad; no hay sensibilidad en parte alguna del abdómen á la presión; pulso á 70, pequeño y blando. La lavativa no produjo otro efecto más que ocasionar algún movimiento ó ruído en el abdómen. Se continuó con Jpec..

Dia 12.—Casi el mismo estado que en el día ro.

Diciembre 13. Náuseas, vómitos y eructos menos frecuentes; lengua seca, pulso á 100, pequeño y depresible; poco sueño y muchos vértigos por la noche. Desde el día anterior se le había permitido tomar hielo, y hoy lo encontró muy agradable. Su esposa se quejó de que se le había desarrollado un carácter muy irritable. Bell. 1.

Diciembre 14.—Poco sueño; pulso rápido; no había habido vómitos ni náuseas en toda la noche. Por la mañana recibió algunas noticias.desagrada- bles, é inmediatamente reaparecieron los vómitos y náuseas, que desde aquel momento continuaron repetidamente; no hay sensibilidad en la región abdo- minal ni diarrea. Por la noche continuaron las náuseas y los vómitos y se

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presentó la diarrea; pulso á 100, débil y lento; lengua seca. Le prescribí ars. 2, cada dos horas.

Diciembre 15.—Durante la noche anterior continuaron con frecuencia los eructos, los vómitos biliosos y la diarrea; lengua seca. Por la noche. Continuaron los vómitos; hizo durante el día cinco deposiciones diarréicas, una de ellas involuntaria; habla con incoherencia algunas veces y delira, diciendo: «que no era regular que su mujer estuviera tanto tiempo acostada con él y que no podía impedir la entrada de tan grandes individuos en el cuarto, etc., etc.», la lengua estaba seca y cubierta de una costra espesa y color de castaña. Continuó con ars. 1, cada dos horas.

Diciembre 16.— Durmió mejor por la noche; cesaron los vómitos; conti- nuó la diarrea, siendo involuntarias algunas de las deposiciones; lengua con costra espesa y castaña. Tomó caldo y no lo vomitó, admitiéndole su estóma- go; pulso á 80. Se continuó con ars. Por la noche siguió la diarrea y algunos vómitos, pulso á 100, débil. Tomó caldo de vaca y vino.

Diciembre 17.—Desasosiego, con incoherencia á veces; pulso á 100, pequeño y débil. Se continúa con ars.

Diciembre 18.—Pasó toda la noche sin dormir; pulso á 100 y débil, muchas náuseas; pocos vómitos; cesó la diarrea. Prescribí baptisia

1/,%, cada dos horas, suspendiendo el ars.

Diciembre 19.—Se siente mejor y había dormido algunas horas durante la noche y el día. Por primera vez tomó en la mañana de aquel día alguna cantidad de leche aguada con pan y no hubo vómitos ni náuseas. Se conti- nuó con la baptisia. Por la noche. Prosigue el enfermo alimentándose con la leche y el pan que le sientan bien. La lengua continúa estando seca en su centro, pero en una extensión más corta que antes; pulso á 95, pequeño. Durmió la mayor parte del día.

Diciembre 21.—Continúa bien, y alimentándose con la leche y el pan. Lengua húmeda en sus bordes y seca en el centro; pulso á 95. Se continúa con baptisia.

Diciembre 23. —Mucha mejoría; pulso más fuerte; aumenta la sensación de debilidad; la mucosa bucal está inflamada y se ocasionaba dolor en ella al comer. Se continuó con baptisia.

Diciembre 24.— Gran languidez y anorexia. Continúa la misma alimen- tación de pan y leche y la medicacion con baptisia.

Diciembre. 25.—Sigue la costra seca en el centro de la lengua. Se suspen- de la baptisia, reemplazándola con bryonta 1.2 dil. decimal de cuatro en cua- tro horas.

Diciembre 29.—Sigue una notable mejoría; la lengua limpia y húmeda; se abre el apetito y disminuye la debilidad, duerme bien. Se continúa con bryonta.

Enero 3.—No quedan más restos de la enfermedad que la debilidad consiguiente á la misma, y en su vista le prescribí China.

A partir de esta fecha, la convalecencia fué rápida, y lo hubiera sido mucho más á no haberse interrumpido, porque el enfermo comió un pedazo de queso tostado, el cual le produjo un ataque de vómitos que cedió á los dos días con /pec. y Nux. vom.

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Los primeros síntomas con que se anunció el padecimiento que acaba- mos de referir, no podían hacer creer que aquél había de adquirir el desarro- llo que vimos. Cuando fué invadido el paciente tuve ocasión de observarle perfectamente, porque á la sazón estaba asistiendo á su esposa que había estado de parto, y mi primera impresión, que anoté en el libro de memorias, fué considerar al padecimiento como un estado gástrico, cuyo diagnóstico me confirmaban las referencias del paciente sobre la causa de la enfermedad, lo mismo que por el estado del pulso, que jamás pasó en aquella época de 70 pulsaciones, ni era tampoco muy débil. Por otra parte, sin embargo, la per- sistencia de los vómitos, á pesar del tratamiento, habrían hecho creer que existía una causa grave en el estómago que podría desarrollarse dando lugar á los accidentes que sobrevinieron. La continuación de los vómitos me hizo abandonar mi primer diagnóstico, y hasta que apareció la fiebre llegué á sospechar en algún padecimiento cerebral en su primer período, según la opinión de Abercromy y otros autores que han descrito estos padecimientos, cuando se anuncian con vómitos y náuseas, sin existir, como en el presente caso, síntomas cerebrales de ninguna clase. De todos modos, creo que aten- diendo á los primeros síntomas con que se anunció el padecimiento, nadie se hubiera atrevido á diagnosticar con certeza la presentación de una fiebre tifoidea. La rapidez de la convalecencia demuestra que todos los fenómenos que acompañaron á la enfermedad reconocían como orígen un envenenamien- to de la sangre, y aunque la mejoría sea debida en parte á la eliminación de los principios morbíficos por las evacuaciones y secreciones, creo, sin embar- go, que la desaparición de los síntomas se debe principalmente al poder del medicamento. Se me dirá que un caso aislado no prueba nada, pero no deja de ser notable la coincidencia de que tan pronto como se administró la baptista, no sólo en este enfermo, sino en el anterior, apareció una notable mejoría, y que á los ocho días de administrada aquélla, y cuando aun no había llegado el padecimiento á un período crítico, el paciente se hallaba fuera de todo peligro. En el segundo caso especialmente, tenemos fundados motivos para creer que el medicamento impidió el que la enfermedad pasase de fiebre gástrica á tifoidea verdadera. Algunos de los síntomas se aliviaron inmediatamente, y cuando la enfermedad llegó á un período grave, el enfer- mo pasó algunas noches con gran desasosiego hasta el día en que se le admi- nistró la baptisia, en cuyo día cesó, como por encanto, la excitación nerviosa que impedía conciliar el sueño, obrando por consiguiente como un narcótico sin sus desagradables consecuencias. Tampoco volvieron á presentarse las náuseas ni los vómitos; el apetito que había desaparecido, se presentó tam- bién; el pulso, que desde el desarrollo de la entermedad había estado varia- ble, pero generalmente rápido y siempre débil, disminuyó muy pronto en frecuencia y aumentó en fuerza. Desde que he estudiado la patogenesia de baptisia, he adquirido el convencimiento de que la sequedad de la lengua que persistió en el último enfermo después del 22 de Diciembre, y que con- tinuó, á pesar de que cesaron otros síntomas, no fué más que un efecto de la agravación medicinal. Debo hacer una aclaración. Si en la época en que tuve los dos anteriores enfermos hubiera conocido la patogenesia de baptisia y que entre sus síntomas se encontraban los vómitos; náuseas y diarrea, la

PATOGENESIAS 18

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hubiera administrado, sin alternarla con ninguna otra substancia, y lo hubiera hecho dos ó tres días antes del en que lo hice. a

He tratado algunos otros casos de fiebre gástrica con baptisia tinctórea, pero los apuntes que conservo sobre ellos no pueden publicarse por ser in- completos; sin embargo, tendría una satisfacción en que mis observaciones merecieran el honor de ser publicadas por el Dr. Hughes en su diario entre alguno de los casos curados con el remedio de que me ocupo; pero al propio tiempo tengo el sentimiento de haber confesado á mis lectores que he admi- nistrado un medicamento antes de haber conocido su patogenesia. Yo no sabía que se hubiese publicado aquélla en el Nort American Journal of Homeopathy, pero, sin embargo, creo justificada mi conducta después de las repetidas recomendaciones que había hecho el Dr. Hughes.

Con otros medicamentos no he obtenido resultados notables en la fiebre tifoidea, por cuya razón debo suponer que nuestros recursos para combatir esta enfermedad no son tan extensos para que dejemos de fijar la atención en los que se vayan estudiando. Ignoro si las recomendaciones de los docto- res Madden y Hughes fueron las que impulsaron á los prácticos ingleses á emplear la baptisia, y sólo tengo respecto á nuestros colegas algunos antece- dentes en un tono escéptico. Esto me hace recordar una opinión reciente de uno de nuestros más notables colegas, la cual fué apoyada por varios otros que se encontraban presentes, á saber: «Que era muy mala práctica el prescri- bir un medicamento atendiendo al nombre de la enfermedad». Sin embargo, cuando el nombre se refiere á un grupo definitivo de síntomas, como sucede con la fiebre gástrica, no creo bien aplicada la opinión referida; pero como hay una tendencia entre algunos á dirigir sus observaciones sólo á una parte de esta importante cuesción práctica, creo de oportanicas hacer algunas reflexiones sobre la materia.

Estamos de acuerdo en que muchos de los padecimientos que tratamos, y especialmente los de carácter crónico no pueden ni distinguirse ni descri- birse por ninguna denominación nosológica, y que se encuentran tan obscu- ros los diagnósticos y los pronósticos, que nos vemos obligados á combatir los síntomas conforme se van presentando. Esto no sucede, sin embargo, en todas las enfermedades; la mayor parte de las agudas, y entre ellas todas ó casi todas las exantemáticas, siguen un curso más ó menos definido, y están caracterizadas por síntomas que, si no son absolutamenre los mismos, tienen mayor ó menor semejanza Ahora bien, ¿nos separamos de la práctica ni faltamos á los buenos principios de la escuela homeopática eligiendo y usan- do medicamentos que en su sintomatología tienen analogía no tan sólo con una de las fases de la enfermedad, sino, más ó menos, con todas? ¿Debemos estar satisfechos con la elección de un medicamento que se relaciona tan sólo con una parte de la enfermedad ó con la de aquel que establezca con ella una analogía tan completa como sea posible?

Para ilustrarnos en este asunto, sírvanos de ejemplo una parte de la historia natural. La gran superioridad del sistema botánico de Jussieu sobre el de Lineo, consiste en que aquel respeta y describe las afinidades naturales, mientras que éste, en su sistema artificial, coloca con frecuencia las plantas en la yuxtaposición mas extensamente determinada por la

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naturaleza. Nuestro objeto en terapéutica debe ser el buscar siempre el medicamento que tenga más analogía con la enfermedad, no con una sola de sus fases, sino con la mayoría de los síntomas. Así como en las clasificaciones artificiales de la historia natural se puede hallar en ciertos casos excepciona- les una relación muy estrecha entre varias especies, en terapéutica el elegir un medicamento análogo á uno ó dos síntomas notables, puede á veces servir de guía para una elección acertada; pero estos son casos excepcionales que no pueden servir de regla. Solo podemos esperar un éxito feliz, especial- mente si se trata de enfermedades agudas y bien definidas, cuando estamos seguros de haber elegido un medicamento que en su semeiología se relacione, no solo con una parte, sino con muchas de las fases de la enfermedad. Puede establecerse un símil tan claro entre el medicamento y la enfermedad, que nos facilite la aplicación de ciertos remedios que poseemos y se hallan en conocida y admitida relación con ciertas formas típicas. ¿Puede decirse entonces que se prescribe el medicamento por un nombre, cuando el remedio es análogo á la enfermedad? Es indudable que siguiendo este sistema de generalización, ó más bien de agrupación, es por lo que el fundador de nues- tra doctrina se encontró facultado para prescribir con entera confianza la bell. para la fiebre escarlatina, acón. para la miliar purpúrea; spongia y hepar para el crup, drosera para la tos convulsiva; merc. corr. para la disenteria, y ihuya para la sicosts, etc.

También podemos esperar que nuestros tratamientos progresen en simplificación y en éxito á proporción que progresan nuestros conocimientos y aumenta el número de las substancias medicinales en nuestra materia médica. Así, por ejemplo, en estos últimos tiempos se ha establecido y se ha distinguido el tifus verdadero de la fiebre tifoidea, y bajo este concepto la especial aplicación de baptista á la última de estas enfermedades y sus bue- nos resultados en ella, hace probable que no los mismos resultados si se trata de combatir por su medio á la primera de aquéllas. Por esto mismo Hahnemann demostró que la bell. tenía su aplicación en la verdadera fiebre escarlatina, pero que no tenía la propia indicación en el tratamiento de la modificación de aquella enfermedad que se ha descrito con el nombre de miliar purpúrea.

Si no ha llegado á comprenderse la diferencia que existe entre estas dos enfermedades, pudiera haber sucedido que se haya hecho uso del medi- camento en aquélla, para la que no tiene indicación, y que su insufi- ciencia en ella sea la causa de haberse rechazado en la que realmente la tiene.

Creo que en esta materia podrán servirnos de poderoso auxiliar los estudios de la antigua escuela con su patología, sino somos negligentes en el estudio de las patogenesias y no nos damos por satisfechos tan sólo con los resultados obtenidos en el tratamiento de alguna enfermedad bien caracterizada.

Moral.—Insomnio; desasosiego; sueños terribles; tristeza y abatimiento por varios días (Burt). Sueños molestos; excitación cerebral muy próxima al delirio; falta de aptitud para pensar; infelicidad; la inteligencia parece debilitada (D).

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Observaciones clinicas.—Los síntomas que quedan expresados son pare- cidos á los que preceden á la fiebre tifoidea. Para estos síntomas precursores he dado con frecuencia la baptisia 1/10, consiguiendo impedir el desarrollo de la fiebre.

Sueño.—Durmió dos ó tres horas y al despertar experimentó dificultad de respirar; especie de pesadilla; sueña que trabaja mucho en la nieve, su- friendo calor á causa del ejercicio y quedando por fin ahogado entre aquélla; sueño profundo inusitado; sueños como si se peleara ó disputara (Douglas). Soñiolencia; estupidez; sensación de cansancio; insomnio hasta las dos de la madrugada y después se durmió teniendo sueños horribles (B). Soñó que estaba atado con una cadena por la boca.

Observaciones clínicas.—Los síntomas expresados tienen una estrecha analogía con los que se presentan en la fiebre tifoidea. Los insomnios con delirios y sueños terribles indican su acción específica para muchas fiebres.

Cabeza.—Sensación como si la piel de la frente se estirara hacia la nuca, gran tirantez en la piel de la frente con dolor en el ojo derecho; dolor fre- cuente y presivo en la sien derecha; dolores agudos en ambas sienes; dolor lento y presivo en la frente; sensación como si se oprimiere la frente, dolor de cabeza lento y presivo muy agravado con el movimiento; sensación como de mucho peso en la cabeza; vértigo; sensación de adormecimiento en la cabeza y en la cara. (Experimento del Dr. Burt). Estupidez; vértigo ; sensación confusa en la cabeza muy semejante á la que se experimenta después de la acción de un emético. (Experimento del Dr. Thompson N. A. J., vol. 5. página 547). Sensación particular en la cabeza que no se presenta mas que en las fiebres; excitación cerebral semejante á la que pre- cede al delirio. Sensación de entorpecimiento en el occipucio con ligero dolor y plenitud; plenitud en los vasos de la cabeza; la cabeza parece dilatada; vahidos; dolor de cabeza frontal; calor en la frente; sensibilidad en la parte anterior de la cabeza; sensibilidad del cerebro que se agrava al encorvarse; sensación de adormecimiento en el cerebro con: punzadas en diversas partes de la cabeza; sensación de magullamiento en la frente; vértigo; dolor agudo sobre el ojo derecho, después sobre el izquierdo; dolor lento en ambas sienes que fué aumentando en intensidad; sensación de estupidez sobre toda la cabeza con fuerte dolor en el occipucio; pesadez en la cabeza que impedía tenerla derecha; sensación de día y de noche en la cabeza como si tuviera delirio. El ruído aumenta el dolor de cabeza. (Experimento por Douglas, Bektzwith, Rowley, Smith Hoyt y Sapp. N. A. J. vol. 7, pág. 228 y 234.)

Observaciones clínicas.—Los síntomas que desarrolla la baptisia en la cabeza se parecen á los de Bryonia, Gelseminum, Arnica y Muriatis ac.—Está indicada para los dolores de cabeza que preceden y acompañan á las fiebres tifoideas y es útil para algunas cefalalgias biliosas, nerviosas y reumáticas. La he administrado con frecuencia en los paroxismos febriles de una iutermi- ` tente, cuando el dolor de cabeza era parecido al producido por baptisia. En estos casos, no sólo mejoró el dolor de cabeza, sino que presuró el sudor crí- tico abreviando el estadio del calor. Mi antiguo discípulo el Dr. Rogers, de Coldorater Mich., ha formado un gran concepto acerca de la utilidad de la baptista en casos análogos. Ia prescribe al principio del período del frío en

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una intermitente y la continúa en todos los periodos, pretendiendo que mo- difica el paroxismo; pero cree que no tiene poder suficiente para impedir los accesos ulteriores. Dice que la ha usado con éxito en su propia persona du- rante un ataque de fiebre cerebro-espinal que fué endémica en su localidad. La baptisia tiene muchos síntomas muy análogos á los que acompañan á la fiebre llamada petequial. Aconsejamos á nuestros lectores que hagan una minuciosa comparación de los síntomas de esta terrible enfermedad con los desarrollos por aquella substancia y adquirirán el convencimiento de la grande utilidad que puede prestarles para el tratamiento de tan fatal epi- demia. |

Ojos. Sensación como si oprimieran los ojos hacia el interior de la cabeza con grande confusión en la vista; no pudo distinguir nada sino des- pués de haber fijado la vista sobre el objeto que tenía ante ella durante algu- nos segundos; todos los objetos parecía que estaban en movimiento; vértigo acompañado de una sensación de parálisis en los párpados; fuérte dolor y ardor en los ojos (B). Sensación de hinchazón en los ojos; brillo inusitado en los ojos; disposición á tener los ojos medio cerrados; sensibilidad en la frente al mover los ojos ó volverlos hacia arriba; sensibilidad de las pupilas; sensación de hinchazón en los ojos, con ardor y lagrimeo, congestión en los vasos de los ojos que se presentaban rojos é inflamados (Douglas).

Observaciones clínicas.—Muchos de los síntomas de este medicamento sobre los ojos, son análogos á los producidos por Gelseminum y se parecen á las sensaciones que se experimentan en dichos órganos como precursoras del tifus. Es evidentemente homeopático en ciertas clases de oftalmías. King y otros recomiendan su aplicación al exterior y le prescriben también al inte- rior en las oftalmías escrofulosas y purulentas.

Nariz.—Emisión de mocos espesos por la mañana (G). Dolores fuertes y tensivos á lo largo de la nariz (B). Catarro, dolor lento en la raiz de la nariz (D).

Observaciones clinicas.—Podrá ser de utilidad en lociones al interior de la nariz para algunas formas de ozena y catarro de dicho órgano. He obser- vado que la infusión ó tintura diluida es de utilidad en las secrciones fétidas y rebeldes por los conductos de la nariz.

Cara.—Calor ardiente en la cara, aflujos y calor en la cara; los vasos externos de la cara dilatados y llenos; aflujos de calor sobre toda la cara; ardor en las mejillas (D).

Oídos.—Sordera ó entorpecimiento del oído; ruído en los oídos con me- moria confusa. `

Observaciones clínicas.—El entorpecimiento del oído es un síntoma común de debilidad, especialmente de la debilidad de la fiebre tifoidea. La baptisia está indicada cuando la sordera se presenta durante una fiebre len- ta. Es útil su aplicación en inyecciones para la otorrea fétida y corrosiva.

Boca, lengua, etc.—Abundante aflujo de saliva; úlceras en la boca bien desarrolladas; aflujo de saliva muy continuado; sensación en la lengua como si hubiese sido arañada (Y). Lengua manchada de amarillo en su centro; gusto amargo insípido en la boca (B). La lengua se siente seca al tocarla contra el paladar; sensación de escaldadura en la lengua como si hubiese

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sido quemada; ardor seco en la lengua; saliva abundante algo viscosa y de gusto insípido; apetito disminuido; el gusto de los alimentos no es completa- mente el natural. Mal gusto de boca con aflujo de saliva; pérdida del apeti- to; ligera mancha amarilla en la lengua, y dos días después se presentó aquel órgano con una capa blanca y ligeramente congestionado. Lengua con una capa blanca al principio y papilas rojas en varias partes, después man- chada de un color castaño y amarillo en el centro y roja y lustrosa en sus bordes; lengua sucia é hinchada; sensación de picotazos en la lengua; mal gusto de boca; dolor en los dientes y en las encías; emisión de sangre de las encías.

Observaciones clinicas.—Los síntomas expuestos de la cavidad bucal son una excelente prueba de la verdad del similia como ley terapéutica. Por ellos se demuestra que la baptisia produce en la mucosa de la boca estados análogos á los que curan los eclécticos con dicha substancia. Una experi- mentación completa de la misma dará indudablemente síntomas de un carácter más graves, como ulceraciones pútridas, etc. King la recomienda mucho en lociones para los dolores y ulceraciones malignas de la boca y para otras muchas enfermedades de aquella cavidad. Produce salivación y ulceración. Durante muchos años la he usado para enfermedades mercuriales crónicas de la boca, cuando las encías estaban blancas y flojas, con una colo- ración rojo-obscura y el aliento con una fetidez intolerable. Después del clo- rato potasa es el mejor remedio que tenemos para combatir tan desagradable afección. Está indicada la baptisia en la estomatitis cancerosa de la boca, y en casi todas las enfermedades de aquella cavidad y de la lengua caracteri- zadas por ulceraciones, putrefacción, etc. Pero en estas enfermedades es pre- ciso usarla interna y externamente; pues así se apresura mucho la curación. Hácese uso localmente de la tintura atenuada ó de la infusión en agua, lo mismo que se verifica con el clorato de potasa, con los ácidos minerales, el hydrastis, etc. Comunmente empleo la siguiente fórmula: tintura de bapti- sia, un dracina; agua natural, cuatro onzas. Puede usarse esta preparación como lociones, en gárgaras ó en aplicación local, según sea necesario. Al propio tiempo debe darse al interior, á intérvalos convenientes, la tintura ó las diluciones. En casi todos los casos de estados tifoideos encontramos mu- chos de los síntomas patogenésicos antes descritos; por consecuencia, es indudable que nos servirá de un precioso recurso este medicamento para combatir aquellos síntomas, siempre que se presenten ante nosotros.

La baptisia está reconocida como un medicamento muy importante para combatir la estomatitis aguda. El Dr. A. Walker, de Pontiac. Mich , refiere varios casos que ocurrieron en niños en una época en que reinaba una epidemia diftérica. Los pacientes tenían fiebre, la boca caliente, roja, con manchas gan grenosas y ulceraciones superficiales rodeadas de una aureola rojiza; el aliento era fétido y la salivación muy abundante. Cuando se podía se aplicaba localmente el medicamento (veinte gotas de la tintura en medio vaso de agua), y se administraba interiormente la primera dilución cada cuatro horas. Con este sistema mejoraron todos los enfermos, y murieron de difteritis los otros niños atacados en la vecindad que fueron atendidos con diferente medicación, Estos hechos demuestran que la baptista fué un impor- :

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tante remedio para combatir aquella maligna y terrible enfermedad en los primeros períodos de su evolución, impidiendo que se desarrollase ésta com- pletamente, devolviendo la salud á los enfermos,

“El Dr. A. M. Cushing, de Linn, Mass, refiere lo siguiente acerca de los resultados de este medicamento en la difteritis.

- * La señorita D., de 15 años de edad, alta, delgada, pálida, jamás había menstruado. Tenía la piel caliente, pulso rápido, dolor de cabeza, alien- to muy fétido, placas diftéricas en las fauces, y glándulas salivales, úvula roja é hinchada. La hice tomar unos cuantos glóbulos de baptisia 3.2 (N.° 4) en medio vaso de agua, una cucharadita de las de tomar cada hora. Día 2.0 Casi lo mismo; el aliento muy fétido. Se continuó con baptisia. Día 3.9 Mejor. Dia 4.0 Sigue la mejoría. Día 5.2 Continuó sosteniéndose la mejoría hasta el 7.9 día en que se vió aquella señorita completamente buena. No se empleó otro remedio más que la baptisia, llevado por la indicación del aliento fétido y fiebre.

El Dr. J. G. Wilkinson, de Londres, usa la baptisia en la viruela cuando se presentan abundantes pústulas en la bóveda palatina, glándulas salivales y úvula, y cuando hay postración y olor fétido en la boca.

Durante el verano de 1865 invadió á esta ciudad (Chicago) una epide- mia de enfermedades de la boca. La invasión de aquélla se verificaba por escalofríos seguidos de fiebre, lengua con una coloración roja ensus bordes ó en toda su superficie; encías rojas é hinchadas y toda la cavidad bucal in- flamada; el aliento era fétido; y la salivación abundante. Siempre aparecían úlceras superficiales en la lengua y en el interior de los labios y carrillos, rara vez en las fauces y encías. La 1.2 dilución de baptisia dada al interior, y su aplicación local en forma de loción, produjo mejores resultados que Merc. La enfermedad con dicho tratamiento duraba de 5 á 7 días.

Garganta —Dolor de garganta con arañamiento y ardor; sensación de en- torpecimiento en la faringe con cúmulo de una gran cantidad de mocos vis- cosos; sensación de constricción en la garganta que producía grandes esfuer- zos al tragar; sensación como de punzadas en la parte superior de la faringe; angina ligera; la garganta se siente hinchada y como una gran plenitud en ella; inyección en el paladar y glándulas salivales con dolor en la raiz de la lengua al tragar.

Observaciones clinicas. —Es muy notable la acción de baptisia sobre la garganta. Irrita las glándulas salivales, la úvula y glándulas foliculares. Es homeopática, y ha producido admirables resultados en dolores de la garganta con ulceración, en la supuración de las glándulas salivales, angina catarral, etc,

La baptisia está particularmente indicada en la angina cuando esta do- lencia tiende á tomar un carácter pútrido, las úlceras son obscuras y el aliento fétido. Muchos de mis colegas, y nosotros mismos, consideramos á la baptisia como un remedio muy importante para tratar la difteritis y como auxiliar de merc., iodat., kaly bicrom., ó kaly brom. Está indicada cuando apa- recen los síntomas pútridos, se deprimen las fuerzas y hay mucha postra- ción. Los sintomas precursores de la difterítis tienen una grande analogía con muchos de los que desarrolla la baptisia, y de aquí la utilidad de este medicamento para combatir aquella enfermedad.

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Estómago.— Muchísima molestia en el estómago, violentos dolores cada cinco minutos en la región cardíaca, disposición á vomitar, pero sin náu- seas; dolor lento en la región epigástrica, apareciendo y agravándose fre- cuentemente al acostarse sobre aquella parte; dolor constante en la región epigástrica é hipocondríaca, que' se agravaba andando : ardor en el epigas- trio (B). Eructos frecuentes, náuseas (Y). Expulsión de ventosidades, sensación de vacío en el estómago, ligeras náuseas seguidas de vómitos; do- lor en el estómago, dolores y calambres en el estómago; sensación, como si hubiera un cuerpo duro en el estómago; dolores permanentes en la extre- midad cardíaca del estómago, ligeras náuseas, con talta de apetito y sed constante (Douglas, etc.). l

Observaciones clinicas.—Las fiebres tífoideas y biliosas van precedidas de síntomas que guardan perfecta analogía con los que dejamos indicados. La baptisia parece que obra especificamente sobre la mucosa gástrica, siendo muy probable el que ocasione en ella las mismas lesiones que desarrolla sobre la mucosa de la cavidad bucal y de la faringe, como son inflamaciones y ulceraciones.

Dice el Dr. Coe que ha encontrado á la baptisia muy eficaz en ciertas formas de dispepsia, particularmente cuando hay irritación en el estómago, dolores de retortijón y flojedad en los intestinos ó en las vísceras, con cá- maras frecuentes, pequeñas y fétidas.

A bidómen.—Dolor constante en la región hipocondríaca derecha, dolores agudos punzantes en todas las vísceras, fuertes dolores cólicos en la región umbilical, y especialmente en la hipocondríaca; los dolores aparecen á cada momento con borborigmos y deseo de evacuar; dolor lento y constante en la región umbilical; dolor punzante en la región umbilical (Burt). Dolores en el abdómen al oprimirlo, dolor lento presivo en la región lumbar al acostar- se por la noche; borborignos ruidosos, con náuseas, plenitud del abdómen, flatulencia; dolor en el hipogastrio, dolor en los músculos abdominales como si estuviera resfriado ó tosiera fuertemente (Douglas). Dilatación del abdómen, sensación como si se aliviara con los vómitos, borborigmos en los intestinos (Y). El Dr. Burt encontró en un gato envenenado con baplisia congestionados y llenos de mocos sanguinolentos los intestinos gruesos y delgados.

Observaciones clínicas. Es muy probable que la baptisia produzca lesiones intestinales análogas á las que se observan en la fiebre tifoidea. Es homeopática en diarreas abundantes, obscuras y fétidas, en la enteritis sub- aguda, cólicos y otras afecciones de los intestinos.

Hígado. Dolor en la región hipocondríaca derecha, agravado al an- dar; dolor constante y lento en la región de la vesícula biliar, que se extien- de hasta la columna vertebral; sensibilidad en la región hepática, dolor en el hígado.

Observaciones clínicas. Dice King que la baptisia facilita las funcio- nes del hígado, y Coe asegura que en los desarreglos hepáticos es la baptisia el mejor auxiliar combinado con otros medicamentos. El Dr. Burt encon- tró congestionado el hígado de un gato envenenado con baptisia. Su pato- genesia demuestra su homeopaticidad para algunos desórdenes hepáticos, lo

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cual no puede, sin embargo, quedar completamente comprobado sino por nuevas experimentaciones y observaciones clínicas.

Cámaras y recto. Borborigmos en los intestinos y deseo de defecar; deposición blanda y pnlposa con muchísimas mucosidades, deposiciones blandas y revueltas con borborigmos; constipación con hemorroides; diarrea dos días antes, flojedad en los intestinos, lo cual no es común en el experi- mentador; constricción en las entrañas durante dos días; vómitos y diarrea con cámaras obscuras; constipación en los intestinos durante el experimento (Douglas). Un gato envenenado con baptisia tuvo cámaras con mucosida- des sanguinolentas, y los intestinos se encontraron congestionados y llenos de dichas mucosidades, La baptisia á grandes dosis es un catártico drás- tico. Las cámaras son generalmente obscuras, fétidas y de mucosidades con sangre. A dosis pequeñas produce más bien constipación (propiedad de todo catártrico á pequeñas dosis). .

Observaciones clínicas. La baptisia en sus efectos primitivos es homeo- pática para diarrea, disentería y enteritis mucosa aguda, y secundariamente para constipación, con indigestión, entorpecimiento del hígado y hemorroi- des. Dice Coe que jamás debe dejar de usarse en el tratamiento de las in- flamaciones de las vísceras abdominales con ulceración, en las del estómago y en la diarrea crónica y disentería, siendo también muy útil para combatir las deposiciones acres, pequeñas, frecuentes y fétidas. Esto nos hace obser- var que tanto los médicos alópatas como los eclécticos usan con éxito medi- camentos cuya sintomatología es análoga á los estados morbosos que se pro- ponen combatir por su influencia, resultando que inconscientemente tratan á sus enfermos homeopáticamente.

Tiene la baptisia una particular indicación en la diarrea y disentería adinámicas; pero ha sido útil hasta en las afecciones de carácter esténico. Es parecida en su acción sobre los intestinos y las vísceras abdominales á la Leptandria, Ars., Nitri acid. y Rhus tox. El Dr. Burt, uno de los experi- mentadores de la baptisia, la concede grande importancia en la disentería, y refiere en comprobación de su manera de pensar el caso de una mujer em- barazada que fué atacada de aquella enfermedad, la cual se agravó después del parto, y hubo necesidad de tener una consulta, la cual se verificó po- cas horas depués de haberla administrado baptisia (cuatro gotas de la tin- tura cada hora), advirtiéndose que la enferma había empezado á mejorar notablemente desde que se la administró dicho medicamento, que por de- contado no se varió en la consulta, y condujo á la paciente muy pronto á una completa convalecencia. Los síntomas que acusaba la paciente fue- ron: violentos dolores cólicos antes de cada deposición, con grande tenesmo; las cámaras se verificaban cada cinco ó diez minutos, y eran de sangre pura con muy pocas mucosidades; pulso á 80, blando y lleno. Se la dió acon., bry., colocint., merc. y veratrum alb, sin resultado, mientras que baptísia la curó en cuatro horas. En diez casos de disentería que he tratado con di- cho medicamento jamás me ha faltado, obrando mejor y más pronto que cuando he usado de otros que parecían hallarse indicados. En los enfermos á que me refiero se observaron dolores cólicos violentos en la región hipogás- trica, antes de las deposiciones, las cuales se componían de mucosidades y de sangre, grande tenesmo, que fué aliviado con baptisia en dos ó tres horas más ventajosamente que con cualquiera otro de los remedios empleados or- dinariamente. Jos enfermos, en general, no tenían gran fiebre.

PATOGENESIAS 19

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El Dr. L. Walker, de Michigan, recomienda la baptisia en el trata- miento de la disentería, cuando las deposiciones las forman mucosidades sanguinolentas, hay fiebre, tenesmo y lengua con una coloración castaño- obscura. l

Un médico homeópata ha escrito lo siguiente (American Homeopathic. Octubre, 1865): «Este remedio ha producido excelentes resultados en mi práctica para el tratamiento de la disentería, cuya enfermedad es muy co- mún en esta localidad ».

En un caso en que parecía hallarse muy indicado el Merc. corr., se dió dicho medicamento sin resultado; tenía el paciente dolores violentos en el abdómen, cámaras mucoso-sanguinolentas, poca fiebre. Se administró bap- tisia, cuya' acción fué muy pronta, y el enfermo continuó mejorando rápida- mente. Pocos días después ocurrió otro caso en la misma familia, que se curó también con baptisia y con la misma rapidez. En vista de estos aute- cedentes, fué usada después por otros médicos con análogos resultados.

Escribe el Dr. J. C. Peterson: «La baptisia ha sido durante este año (1865), mi remedio favorito en la disentería. La uso á la 4.2 dilución, y siempre ha obrado rápidamente ».

Organos urinarios. Orinas de color muy subido, poco abundante y rojo-obscura; una especie de ardor al orinar (Dr. Douglas y otros). Dolores permanentes en la región renal izquierda. Durante la experimentación au- mentó la cantidad de orina y se presentó ácida.

Organos genitales de la mujer. Aumento del flujo menstrual; mens- truación muy pronta y muy abundante; aborto.

Observaciones clínicas. Este medicamento no se ha experimentado sobre los órganos genitales de la mujer, pero se sabe que desarrolla los sín- tomas arriba enunciados. Son precisas, sin embargo, mayor número de experimentaciones para determinar su acción sobre el útero, ovarios, etc.

Dice el Dr. Coe: «La baptisia está generalmente considerada como un medicamento que posee propiedades emenagogas enérgicas ».

La hemos empleado con excelentes resultados en el tratamiento de dis- menorreas y menstruaciones defectuosas. Se ha usado con buen éxito, en combinación con podophillum en casos en que la menstruación era substi- tuída por leucorrea, hemoptisis, epistaxis ó cualquiera otro flujo; para los mismos casos de substitución menstrual, y párticularmente en los acompa- ñados de diarrea periódica, nos ha producido excelentes resultados la si- guiente combinación, especialmente cuando se administró durante el periodo intermenstrual. Baptisia grs. XX, podophylin grs. X, Caulophylin XX. Se mezcla y divide en diez partes iguales, para tomar una por la mañana y otra por la noche, según el estado del estómago.

Una de las cosas más ridículas de la escuela médica tradicional, es la de prescribir diversos medicamentos mezclados como en la fórmula arriba in- dicada, y atribuir después á uno cualquiera de aquéllos la propiedad de combatir la enfermedad. ¿Quién puede asegurar cuál de las drogas es el agente curativo? Si la baptisia es específica en las alteraciones menstruales, adminístrese sola, sin agregarla á ninguna otra substancia, y ya demostrará sus propiedades verdaderas. Coe añade, «que no debe usarse durante el periodo de gestación, porque es capaz de producir el aborto, para lo cual se usa por los empíricos». Cuando se usa en grandes cantidades es muy peli- grosa para la salud en general. Agrega que la baptisia es homeopática para

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el aborto, cuando aquél sobreviene á consecuencia de debilidad, depresión física Ó moral, postración nerviosa, etc., lo mismo que para fiebres tifoideas y otros estados morbosos acompañados de adinamia. Es muy útil su apli- cación en inyecciones en la leucorrea virulenta, ulceraciones del cuello ute- rino y de la vagina, con emisiones fétidas y acres, y también para emisio- nes lcquiales, y las qne suelen presentarse con carácter más ó menos pútrido después del aborto, y que son producidas por restos de membranas ó peda- zos de placenta depositados en la cavidad uterina. Las inyecciones de bap- tisia en estos casos, ya en' infusión ó ya en tintura debilitada, destruyen la fetidez y evitan las malas consecuencias que son tan comunes en esta clase de accidentes. En los casos graves será más conveniente el clorato de pota- sa, ó tal vez el permanganato de potasa. Como en todos estos casos hay una debilidad general del organismo y una especie de crasis en la sangre, deberá darse la baptisia al interior en bajas diluciones, acompañada de una dieta nutritiva, vino, etc.

Laringe, tráquea, etc. Ronquera tan intensa que tenía necesidad de hacer un grande esfuerzo para que se le entendiera lo que decía; cosquilleo en la garganta, que provocaba constantemente la tos; grande ronquera; afo- nía completa.

Pecho. Dificultad de respirar; aumento en la frecuencia de los latidos del corazón, que parecen llenar todo el pecho; dificultad de respirar, tiran- tez y compresión en los pulmones, no puede respirar con libertad; tensión en el pecho; falta de fuerza en el aparato respiratorio, como la que se siente durante la fiebre (Douglas). Constricción y opresión en el pecho (Burt). Respiración oprimida, dolores agudos en el pecho al respirar con fuerza; pulsaciones en el corazón, las cuales se oían claramente. Despertó con gran dificultad de respirar; sintió tirantez y compresión en los pulmones; no podía respirar con libertad completa, viéndose obligado á abrir la ventana para tomar el aire fresco.

Observaciones clinicas. Podrá ser de utilidad la baptisia en algunas variedades de asma y también en la pneumonia tifoidea. Sin embargo, soy de opinión que muchos de los síntomas de opresión son debidos á la depresión nerviosa, y se parecen á la ansiedad que acompaña á la fiebre en su periodo descendente.

Espaldas. Dolor presivo y lento en la región lumbar, muy agravado al andar; rigidez y fuerte dolor en la espalda y caderas; escalofríos de arriba abajo en la espalda, como precursores de una intermitente; dolor presivo y lento en la región lumbar, al acostarse por la noche; aflujos de calor que, partiendo del centro de la espalda, se extendían en todas direcciones (Dou- glas).

Extremidades superiores. Rigidez en las articulaciones, como si estu- vieran torcidas; tensión dolorosa en el deltoides izquierdo y en el gran dor- sal del mismo lado; dolor en los músculos del cuello; debilidad muscular; sensación de cansancio, especialmente en el brazo derecho y hombro; sentía las manos como muy prolongadas y temblorosas, con un adormecimiento particular, como si tuviera sueño ó falta de circulación (D.). Dolores tiran- tes en los brazos (B.).

Extremidades inferiores. Dolores tirantes lentos en la ingle y testículo izquierdo; dolores tirantes en las piernas, especialmente en las articulacio- nes de la rodilla; dolores fuertes y tirantes en las pantorrillas; mucha debi-

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lidad y temblor en las piernas (B.), Calor quemante en los pies con sensa- ción de pulsación; las caderas y la región sacra estaban excesivamente dolo- ridas; dolor en los pies al afirmarlos en el suelo; dolor presivo en el sacro, compuesto de una sensación como si estuviese oprimido y fatigado por haber estado largo tiempo encorvado, extendiéndose rápidamente á las caderas y “pierna derecha; cansancio en los miembros inferiores; especialmente en el derecho. Dolor en los miembros, calor y ardor en las extremidades inferio- : res, siendo tan intensos, que impidieron el sueño la mayor parte de la noche. Dolor inflamatorio en la parte anterior de los muslos, estando peor después de sentarse un rato; dolores violentos en la rodilla y maleolo izquierdo; calor en las extremidades, excepto en los pies que estaban fríos (Douglas). Sen- sación de debilidad en los miembros inferiores; con debilidad en las rodillas. Calambres en las pantorrillas al caminar.

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EXPERIMENTO DEL DOCTOR BURT

Esta experimentación se hizo con la tintura madre y la corteza cruda

Octubre 12. Estoy gozando de buena salud. Tomo to gotas á las diez de la mañana.

A las doce. Sensación de tirantez al través de la frente, con ardor sobre el ojo derecho. ù

A las tres. Fuerte dolor con intervalos de pocos minutos en la re- gión cardíaca del estómago. .

A las cuatro. Tomé 15 gotas. Muchísima tirantez en la piel de la frente con dolor agudo sobre el ojo derecho; en diferentes ocasiones experi- menté dolores agudos punzantes en todas las vísceras del abdómen.— Tomé 20 gotas á las ocho de la noche. Dolor constante en la región de la vesícula biliar, muy tuerte al andar; dolor lento en la región epigástrica; dolor tirante en la ingle derecha; dolor en las piernas. Tomé 25 gotas.

Octubre 13. En la noche anterior dormí bien hasta las doce; desde cuya hora no pude dormir más; dolor frecuente en la región epigástrica, em- peorando al volverwe en la cama, lo cual me veía obligado á verificar á cada momento; soñé que estaba atado con una cadena por la boca; dolores ti- rantes en los brazos y piernas; ligeros borborigmos; lengua manchada de _ amarillo en su centro, á las siete de la mañana. —Tomé 20 gotas á las diez.

'Dolor presivo lento en la frente; dolores agudos en ambas sienes; dolor lento en la región hipocondríaca derecha; ligeros borborigmos con cámara revuel- ta; dolor lento en el centro de la espalda; dolores tirantes en las piernas. A las dos de la tarde tomé 35 gotas. Dolor constante en la región epigástrica y en la hipocondríaca derecha, muy fuerte al andar, siendo de un carácter tirante. A las nueve de la noche tomé 40 gotas. Durante todo el día expe- rimenté un dolor en el hígado y en el estómago que me ocasionaba una sen- sación de entorpecimiento en todo el cuerpo: dolor lento en la frente; dolor tirante en las pantorrillas; orinas ácidas y en cantidad de 40 onzas.

Octubre 14. Tuve una noche muy inquieta con sueños terribles; mu- chísimo dolor en el hígado, estómago y región umbilical; lengua manchada de amarillo.

A las nueve de la mañana. Dolor constante en la región umbilical con

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ligeros borborigmos durante todo el día; cámara blanda; orín ácido y en can- tidad de 26 onzas. .

Octubre 15. Noche desasosegada con sueños terribles. A las nueve de la mañana me siento completamente bien. A las dos de la tarde tomé 40 gotas. Dolor constante en el estómago y región del, hipocondrio derecho. A las cinco tomé 45 gotas. Mucha constricción en la piel de la frente. Du- rante todo el día ligero dolor en el estómago y región hipocondríaca derecha, agravándose mucho al andar el dolor del lado derecho: fuertes dolores tiran- tes en la ingle, testículo y pie derechos. A las nueve de la noche tomé 50 gotas. Dolor constante en el estómago y región hipocondríaca derecha. El dolor era de un carácter lento, punzante, se extendía hasta la espina dorsal y se agravaba mucho con el movimiento. Tomé 60 gotas y dormí hasta las dos, no pudiéndolo ya verificar desde aquella hora. A las cuatro de la ma- ñana tomé 40 gotas. Muchísimo dolor durante toda la noche en la región epigástrica; orín ácido y en cantidad de 28 onzas.

Octubre 16. Me sentí completamente bien. Hice una inyección de 10 gotas bajo la piel del brazo izquierdo sobre los biceps, y antes de hacerla tuve en el brazo una cantidad de cloroformo por espacio de cinco minutos. la cual me produjo más dolor que la incisión en la piel. Cinco minutos des- pués de verificada la inyección sentí como si me estiraran la piel de la frente hacia la parte posterior de la cabeza, con una sensación de entorpecimiento en la frente y cara, quince minutos después experimenté una sensación como si quisiera vomitar, pero sin náuseas, con dolores muy fuertes en el riñón izquierdo y en el mismo lado del ombligo. Treinta minutos después, sensa- ción como si estuviera oprimida la frente; ligero dolor en el estómago, región hipocondríaca derecha y umbilical; eructos frecuentes.

A las diez de la mañana. Ligero dolor presivo en la cabeza y dolor lento en los lomos. La parte donde se verificó la incisión de la inyección estaba tan insensible que se hubiera podido cortar la piel sin el menor do- lor, y puedo asegurar que la sensación más dolorosa que experimenté fué cuando apliqué el cloroformo al brazo.

A las dos de la tarde tomé 100 gotas. Dolor de cabeza lento y presivo "con intervalos; dolores agudos en las sienes; dolor presivo y agudo en el es- tómago é hígado, con sensación de mucho calor en dichos puntos; deposicio- nes blandas.

A las nueve de la noche tomé 120 gotas. Mucha debilidad y temblo- res; dolor presivo en la frente y constante dolor lento en el estómago é hí- gado. El dolor del hígado se extendía desde el ligamento lateral derecho hasta la vesícula biliar, siendo á veces imposible el caminar por la intensi- dad de aquél, fuertes dolores tensivos en las pantorrillas de ambas pas Tomé 106 gotas. Orinas 42 onzas y ácidas.

Octubre 17. Dormí bien hasta las dos, y desde dicha hora hasta por la mañana tuve sueños espantosos y mucho desasosiego, dolor lento presivo en la frente; dolores constantes lentos y agudos en la región umbilical agravados al hacer una fuerte inspiración; dolor lento y agudo en la región lumbar muy fuerte al caminar; lengua con una faja amarilla á todo lo largo de su centro; gusto insípido en la boca, á las nueve de la mañana. A las doce tomé 150 gotas. Mucho peso en la cabeza; dolores agudos, con inter- valos en las sienes; dolor constante y lento en la región de la vesícula biliar, muy fuerte al caminar. A las tres de la tarde tomé 200 gotas. Mucha

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tensión en la piel de la frente con dolor agudo en las sienes; dolor constante en el estómago é hígado, muy agudo á veces.

Temiendo que todas las propiedades medicinales de la droga pudieran no estar contenidas en la tintura de aquélla, resolví mascar la cáscara ver- de y tomé 30 granos. Tuve una deposición natural á las uueve de la no- che. Constante ardor aflictivo en el epigastrio con fuertes dolores, cólicos en la región umbilical, y especialmente en la hipogástrica, con borborigmos y deseo de vomitar, pero sin náuseas; deposición blanda; dolores tensivos en la cadera derecha y en ambas pantorrillas; orinas 31 onzas y ácidas.

EXPERIMENTACIÓN DEL DR. BURT

Octubre 18. Dormí hasta las tres de la mañana, no pudiendo verifi- carlo después por impedírmelo la tos. Fuerte dolor de cabeza que se agra- vaba mucho con el movimiento; dolores agudos muy frecuentes en las sie- nes; dolores agudos constantes en la región umbilical.

A las cuatro de la mañana tomé 40 granos. Lengua con capa amari- lla; gusto insípido y amargo en la boca; congestión en las glándulas saliva- les; dolores tensivos en las piernas.

Once de la mañana. Durante toda la mañana tuve mucha descom- postura de estómago con deseo de vomitar; deposición blanda y revuelta. Tomé 55 granos á la una de la tarde. Sensación en los ojos como si los oprimieran dentro de la cabeza, con grande confusión en la vista, no pudien- do fijarla sobre ningún objeto hasta después de haberlos mirado por algu- nos segundos; todas las cosas parecía que se movían; parálisis parcial de los párpados; muchísima dificultad para mantenerlos abiertos; grande conges- tión en las fauces y glándulas salivales; excesivo empacho en las regiones epigástrica y umbilical, con muchos borborigmos; calambres en las panto- rrillas siempre que se movían; mucha debilidad y extenuación.

A las ocho de la noche. Tuve dolores frecuentes en la sién derecha; fuerte ardor en los ojos; muchísima congestión en las glándulas salivales, con propensión constante á tragar, lo cual me producía dolor en la raíz de la lengua; dolor constante y aflictivo en el estómago y región umbilical con muchisimo dolor también en la región de la vesicula biliar; borborignios con deseo de deponer; cámara pulposa, con gran cantidad de mucosidades, pero sin dolor; mucha debilidad y extenuación; dolor y temblor en las piernas; orin 33 onzas, ácido.

Octubre 19. Noche muy desasosegada; dolor frecuente en la sién de- recha; dolor presivo en la cabeza; lengua con capa amarilla y gusto insípido y amargo: muchísima congestión en las glándulas salivales y paladar; mucho dolor y rigidez en la espalda v caderas; dolores tensivos en la cadera iz- quierda.

Cuatro de la tarde. El paladar y las glándulas salivales muy rubi- cundas, pero sin dolor: durante todo el dia muchisima angustia en la región umbilical, fuerte dolor en la espalda agravado al andar: frecuentes dolores tensivos en las pantorrillas; orina de un color blanquecino que no cambió su coloración ni produjo èfecto sobre el papel rosado.

Octubre 20. Dormi bien. Jengua con capa amarilla; durante dos días tuve muy doloridas los dientes v encias, y al oprimir éstas con los dedos,

gaban una gran cantidad de sangre; congestión en el paladar y glándulas

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salivales; ligero dolor de cabeza. En esta mañana hice una deposición na- tural, pero en el día de ayer no hice cámara alguna; mucha tristeza pOr va- rios días; deposiciones diarias y naturales.

Ocinbre 28. Me siento bien. A las diez de la mañana it 4 granos. Tuve por espacio de una hora un fuerte dolor en la región de la vesícula bi- liar; dolor ligero constante en la región umbilical; deposición natural. To- 6 granos. Toda la tarde tuve un dolor lento de cabeza con ardor en los ojos y dolor temsivo debajo de la nariz; dolor lento constante en las regiones umbilical é hipogástrica, siendo este último, á intervalos, muy agudo.

Octubre 29. Dormí bien y me siento completamente bueno, A las diez de la mañana tomé 10 granos.

Tres de la tarde. He tenido un dolor constante en la región umbilical; dolor tensivo, á veces, en la muñeca derecha y tobillo izquierdo. Tomé 14 granos. Dolor constante lento en la frente; dolor lento en los intestinos du- rante toda la tarde.

Octubre 30. Dormí bien hasta la una de la madrugada en que des- perté con fuertes y continuos dolores en la región hipogástrica y borborig- mos ruidosos, quedando después muy inquieto. Tuve sueños terribles; lengua amarilla en el centro, gusto amargo, insípido en la boca; deposicio- nes blandas, pulposas; mucha hinchazórr de las glándulas de la ingle izquier- da, llegando á tener una de ellas el tamaño de una nuez. ¿Será éste un efecto medicinal ó de un catarro? No tengo síntomas de catarro. Duelen mucho al andar.

N

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BERBERIS AQUIFOLIUM

El Berberis aquifolium es un arbusto frondoso de la familia de las ber- beridáceas, que crece hasta la altura de cuatro ó cinco pies en los montes de Oregón. Aunque se cria espontáneamente en los lugares elevados y monta- ñosos, es cultivado también en los jardines, y muy apreciado como arbusto de flor por su belleza. Sus hojas son pinadas ó aladas, y en vez de las sua- ves pinchas del Berberis vulgaris, son dentadas con espinas. Tiene textura correosa, color verde obscuro, lustroso y parecido á las hojas del acebo. Las flores son amarillas y derechas, no en forma de racimos colgantes como los del Berberis vulgaris. Las bayas son de un sabor agrio muy pronunciado y de un colorado pálido, á diferencia de las de la otra variedad, que son de color de escarlata. La raíz es la única parte qne se utiliza, es muy dura, y de un color amarillo claro, y tiene un sabor amargo fuerte, pero no desagra- dable. Jungk ha descubierto un nuevo alcaloide en este Berberis, al cual ha dado el nombre de Mahonia (C,¿H¿gNOj). Se diferencia del Berberis en que tiene seis partes menos de carbono y dos más de hidrógeno. La Maho- nia no representa todas las virtudes terapéuticas del Berberis aquifolium, y no es probablemente más que uno de los muchos principios que lo constituyen.

He experimentado esta substancia á fondo en dos hombres y tres muje- res, y he comprobado sus virtudes en la clínica, aplicándolo á un gran nú- mero de enfermos. Los experimentadores han tomado bajo mi dirección la tintura madre en dosis desde diez gotas á tres onzas, y los experimentos se han repetido por espacio de tres meses.

Los característicos de este medicamento se describen en la tabla siguien- te, y sus análogos parecen ser Aurum, Berberis vulg., Bry., Calc., Caps., Caust., Dros., Brindelia, Squar, Hydrastis, Nux. v., Oleander, Ruta y Spongia.

Moral. Tristeza y abatimiento; repentina depresión de espíritu sin causa; profunda depresión que llega hasta producir angustia; llanto histérico á intervalos frecuentes; estado nervioso é inquieto; repugnancia al movi- miento. Embotamiento y torpeza para discurrir; repugnancia á todo me- nos al sueño; soñolencia durante el día.

Cabeza. Sensación de desvanecimiento; dolor en el lado derecho, como si hubiera un peso; dolor en la sién derecha, que se corre abajo hasta los dientes.

Ojos. Hundimiento de los ojos, ardor y molestia como si los, compri- mieran; sensación de una tela ó nube en el ojo; congestión de comisura palpebral inferior.

Nariz. Obstrucción de las narices, que se descargan dando salida á un moco amarillo verdoso. 3

Cara. Ronchas y granos en la cara; palidez del cutis; llamaradas de calor en los carrillos; impétigo figurata; eczema intantil.

Boca. Aumento del flujo salival; sabor amargo después de comer; len- gua cubierta con una gruesa capa de color amarillo obscuro; gruesa capa so-

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bre la lenzua1, blanca y pegajosa; sensación de la lengua al tacto, como si estuviese llena de ampollas; ampollas en el lado derecho de la lengua; es- pectoración escasa; espectoración amarilla, pegajosa y ditícil de despren- derse; espectoración con estrías de sangre; dolor en los dientes de la man- díbula inferior; dolor en las glándulas salivales; cáncer de la lengua, gargan- ta seca.

Estómago. Hambre inmediatamente después de comer; hambre con- tinua, que no se aplaca comiendo; sensación de hambre con aversión á la comida, hambre canina, náuseas repentinas después de comer; ardor en el estómago; borborigmos; calambres en el estómago, falta de apetito; car- dialgia.

Abdómen. Sensible al tacto; no hay deseo de defecar; calor en la región esplénica; sensación de ardor en el bazo y de magullamiento; dolor en el hi- pogastrio.

Cámaras. Abundantes, sueltas, ganas frecuentes de defecar (cuatro veces el quinto día de la experimentación); cámaras ardientes con dolores cólicos (el segundo día); cámaras de color claro expelidas con dificultad; excremen- tos duros, como si cada pedazo estuviese barnizado; cámaras blandas que se expelen con gran dificultad.

Aparato urinario. Menos orina que en el estado normal, clara y sin sedimento; orina de color de vino de Jerez; orina aumentada notablemente en cantidad.

Organos genitales. Ligero ardor en a vagina; expulsión de gases por la vagina; dolor en el empeine, molestias como si estuviera para presentarse la menstruación; reglas retrasadas (en dos casos); han reaparecido después de no presentarse, amenorrea; aumento notable de los deseos se- xuales.

Pecho. Sensación de flojedad en el pecho, no acostumbrada, se extraña y le parece como si se encontrase en un principio de consunción; debilidad en la parte superior del pecho; opresión como de peso en el pecho; calor ar- diente en la base del pulmón izquierdo; tisis pulmonar.

Laringe. Voz muy débil; parece que la laringe está obstruída; seque- dad; tos espasmódica.

Extremidades superiores. Llamaradas de calor y ardor en las palmas de las manos; temblor en las manos y en los brazos; dificultad para levantar los brazos de su sitio; entorpecimiento é inmovilidad de los brazos; dolores reumáticos cuando se mueve el brazo; pinchazos en la superficie de la mano y del antebrazo.

Extremidades inferiores. Torpeza y temblor en las piernas; dolor de ma- gulladura en las extremidades; calambre en la pierna izquierda; calambres en las dos corvas; dificultad para levantar el pie derecho; tensión reumática y rigidez de las piernas.

Fiebre. El pulso se aumenta en quince á veinte pulsaciones por mi- nuto.

Piel. Eczema impetiginoso; herpes zóster; rupia sifilítica y escarótica; pitiriasis capitis; psoriasis difusa.

Síntomas generales. Debilidad y abatimiento; sensación de gran can- sancio, sin causa; debilidad y cansancio por la mañana; necesidad de acostar- se; alivio después del ejercicio; dolores cólicos en el lado derecho; dolor reu- mático en el izquierdo; dolores reumatoideos en todo el cuerpo, que

PATOGENESIAS 90

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obligan á estar en completo silencio; dolor de huesos; escrófula; reproduc- ción de sifílides.

Los síntomas morales aparecen comunmente al segundo día, continúan mientras dura la experimentación y muchos días después. Los dolores de cabeza desaparecen durante el último tiempo de la experimentación y son transitorios y periódicos.

La sensación de atontamiento ó de vértigo se aumenta al inclinarse ha- cia abajo ó moviéndose, y está sostenida por el estado bilioso producido por el medicamento.

Sobre los ojos ejerce una acción -especial, produciendo una sensación parecida á la de una película ó nube.

La vista se debilita y abate. En un experimentador la conjunciva pal- pebral se inyecta abundantemente. Esta sensación de debilidad persiste en un caso muchas semanas después de haber suspendido el medicamento.

El aumento del flujo de saliva es probablemente debido al sabor amar- go de la medicina, pero los otros síntomas de la boca son característicos. La capa biliosa de la lengua se presenta del segundo al tercer día; las ampo- llas, en este mismo lugar, aparecen al fin de la segunda semana, y el dolor de las glándulas salivales y la sequedad de la garganta durante la tercera semana. E

La dispepsia con hambre y sin deseo de comer y con ardor en el estóma- go se observa desde el principio. Los calambres en el estómago y la ano- rexia se dejan sentir durante la segunda y tercera semanas. No se manifies- tan sensaciones directas sobre el hígado; pero afectando evidentemente esta substancia todo el sistema glandular, debe obrar sobre esta víscera. El es- tado bilioso se ha mostrado como rasgo característico en todos los experi- mentadores, y uno ha presentado cierta amarillez en los ojos parecida á un principio de ictericia.

Sobre el bazo tiene una acción muy positiva, produciendo intenso ardor y sensación de peso. Este ardor en el bazo es un efecto muy marcado en todos los experimentadores, que comienza sobre el séptimo al octavo día, y persiste mientras se toma la medicina, produciendo una molestia tan gran- de, que se quejan amargamente de ella los experimentadores.

Todos han tenido abundantes y frecuentes deposiciones al comenzar á tomar esta substancia; uno sólo ha tenido diarrea biliosa y acre. Después de este estado se ha presentado estreñimiento con excrementos de color cla- ro y como barnizados, y tras de esto vuelven á tomar consistencia blanda y natural en cantidad y en color, pero se expelen con gran dificultad. Si se aumentara la cantidad de esta substancia, se llegaría indudablemente á la inercia del recto.

Ha producido en todos los experimentadores un efecto marcado sobre el aparato renal, aumentando en unos, disminuyendo en otros la cantidad de orina expelida. Los efectos sobre el aparato genital no han sido muy mani- fiestos, si se exceptúa la salida particular de gases por la vagina y la exacer- bación del deseo venéreo (en la misma persona).

Del tercero al cuarto día han notado todos los experimentadores, y de una manera igual en todos ellos, un frío nervioso, la garganta obstruída por un exceso de mucosidad, la voz áspera y algún tanto ronca, la expectoración amarilla, que se convertía en verde al cabo de un día ó dos. Mientras la garganta no se despeja, el experinientador puede hasta cantar; pero la voz

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sale velada como si la laringe estuviese obstruida. Este síntoma, que se desenvuelve dentro de la cuarta semana, no deja de ser un fenómeno curioso. La falta especial de timbre en la voz; la opresión y debilidad de la parte su- perior del pecho; la tos seca y de irritación; la expectoración escasa, pegajo- sa y con estrías de sangre; los desarreglos gástricos primero, y la languidez y debilidad después; la aceleración del pulso y el aumento de temperatura son otros tantos fenómenos que constituyen una viva representación de la tisis pulmonar.

Los síntomas de las extremidades presentan también ciertos fenómenos particulares. Cuando los iniembros están en perfecto estado de reposo no se nota ningún dolor, por más qne á veces se experimenta algún entorpeci- miento y una sensación como si no hubiera fuerza de voluntad para levan- tarlos; cuando se ponen en movimiento se presentan calambres, temblor, incertidumbre en los movimientos y dolor.

Las extremidades inferiores están á veces rígidas, y se siente como si estuvieran hinchadas, cuyos síntomas representan diferentes formas de reu- matismo y de parálisis, tal como la que se exacerba exponiéndose al frío húmedo, la cual va acompañada de entorpecimiento, inmovilidad y dolor.

Un experimentador acusa muchas semanas después de haber cesado en el uso de esta substancia un pinchazo particular, semejante á una pequeña sacudida eléctrica en la cara dorsal de la mano y en la parte exterior del antebrazo, que dura solamente algunos momentos, pero que vuelve con frecuencia, y parece ser independiente de la ocupación, de la posición y de la hora del día.

La experimentación no suministra sino pequeñas indicaciones de su gran importancia en las enfermedades de la piel. Los experimentadores presen- tan ronchas y granitos que les molestan, y después de esto, todos notan que la piel está más blanda y suave que antes dél experimento; pero aunque to- men del medicamento toda la cantidad que pueda tolerar su estómago, no se desarrollan síntomas más graves.

A pesar de esto tiene un valor especial en el tratamiento de las enferme- dades de la piel; siendo también útil en las asperezas que se presentan, á consecuencia de haberse expuesto á la acción de un viento frío ó del uso continuado de cosméticos, y sobre las úlceras acres y corrosivas de la sífilis.

Es igualmente beneficioso en muchas enfermedades de las mucosas, lo mismo las que tapizan el aparato respiratorio, como las del aparato gástrico y génito-urinario. Con su empleo he curado crónicas y rebeldes tonsilitis, parotitis y traqueitis con expectoración escasa, viscosa y pegajosa. Su ac- ción es más profunda que la que requieren estas ligeras dolencias; así como en la tisis incipiente puede restaurar la energía gástrica y modificar la diáte- sis tuberculosa hasta el punto de quitar todo vestigio de la enfermedad pul- monar. Aun cuando el mal esté en un periodo más avanzado, puede detener su rápido curso, devolver al pulso el ritmo normal, calmar la irritación local y prolongar la vida.

Todas las variedades del género de las Berberidáceas son antiperiódicas, y el Berberis aquifolium lo es eminentemente, y por algunos ha sido consi- derado igual á la Quinina. Es á todas luces superior al Hydrastis y Gen- tian, y á dosis ponderables, como por ejemplo, un gramo de tintura madre, produce una rápida curación.

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A dosis más pequeñas, tres ó cuatro gotas, alivia momentáneamente la congestión del hígado y riñones, aumenta la actividad en el bazo y hace des- aparecer, cuando se presenta, la hipertrofia en la próstata.

En el reumatismo he observado que lo cura perfectamente cuando el dolor es igual al de golpe, con rigidez é imposibilidad de moverse, ó cuando no hay dolor si no hay movimiento y el paciente teme moverse por causa del dolor. E

Puede también utilizarse en la parálisis producida por un frío húmedo, como se desprende bien de su patogenesia.

Pero las virtudes de este medicamento se han reconocido especialmente en las enfermedades llamadas diatésicas, como la sífilis, el cáncer y la escró- fula. En la sífilis secundaria y terciaria, á la dosis de cinco gotas de la 1.2 X dilución, puede por solo producir la eliminación de la materia mor- bífica.

Como esta sustancia ha sido introducida recientemente en nuestra Ma- teria médica, no se puede todavía determinar su valor relativo en orden á los otros medicamentos usados en esta clase de enfermedades; pero desde luego se ha considerado como una buena adquisición por todos los que la han en- sayado (Homæpathic Times). Traducción por V. V.

CACTUS GRANDIFLORUS

PATOGENESIA OBSERVADA EN EL HOMBRE SANO Y COMPROBADA EN EL EN- FERMO, POR EL DR. ROQUE RUBINI, MÉDICO DIRECTOR DEL HOSPITAL. HOMEOPÁTICO DE SANTA MARÍA DELLA CESÁREA EN NÁPOLES.

o

Este Cacto tiene los tallos cilíndricos, provistos de cinco ó seis nervios ó costillas poco salientes, y guarnecidas de espinitas dispuestas á manera de radios. Ordinariamente aparecen una á una las flores, que son blancas, de considerable magnitud, y exhalan un suavísimo olor á vainilla y ácido ben- zóico. Estas flores se abren por la tarde y y se cierran al salir el sol, para no abrirse ya más. El fruto es ovoideo, cubierto de tubérculos escamosos, carnosos, de color de naranja, ó también de un hermoso color rojo; está lleno de semillas muy pequeñas, y su sabor es acidulo. Florece en. Nápoles en el mes de julio, y aunque oriundo de la Jamaica y de las costas mejicanas, vive bien al aire libre en el suave clima de este país encantador.

Para preparar la tintura, según acostumbra la Homeopatía con los ve- getales frescos, es preciso coger en el mes de julio los tallos más jóvenes y tier- nos, cortar las flores, y dividiéndolo todo en menudísimos pedazos, ponerlo á macerar en alcohol muy rectificado, en la proporción de una parte de la planta por diez de alcohol. Se deja estar un mes en maceración, moviendo de vez en cuando el frasco, que debe estar bien tapado, y decantando des- pués la tintura, que se conserva para el uso.

Obra eficazmente á la dosis 0, ó sea tintura madre, é igualmente á la 6.8, 30.2 y 100.2 dinamización. Más altas que éstas no las he empleado en mi práctica; pero creo que aun en más elevadas dinamizaciones no dejará de ser un remedio bien activo y enérgico. El herpes crustáceo además, que en los últimos días de su acción (Sint. 173 á 176) hizo brotar en la piel sana de un hombre que nunca había visto sobre semejante erupción, me hace pen- sar que este medicamento podrá ser un poderoso antipsórico.

Antídotos. ACONITUM. CAMPHORA. CHINA.

Clínica

Es remedio especifico para las enfermedades del corazón, sobre el cual obra prontamente. Puede, por lo tanto, considerársele en tales circunstan- cias, como soberano remedio, con el que no puede compararse otro alguno. En las enfermedades orgánicas del corazón, la dosis de una á diez gotas de la tintura madre, diluídas en poca agua para beber epicráticamente en el día, calma pronto los penosos sufrimientos, si no puede disiparlos de un modo duradero. Esa misma dosis cura rápidamente las graves enfermeda- des agudas de dicha víscera, sin necesidad de otro remedio. En las enfer- medades nerviosas cardíacas son muy eficaces los glóbulos de la 6.8, 30.2 ó 100.2 dinamización. Así, pues, con confianza puede empleársele en las

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Congestiones sanguíneas de las personas pletóricas. Malas consecuen- cias de los enfriamientos por supresión del sudor, ó por una corriente de aire frío. Inflamaciones diversas. Inflamaciones reumáticas con tumefac- ción de las partes y dolores. Fiebres catarrales. Fiebres reumáticas sedtillas. —Fiebres inflamatorias. Fiebres gástricas. Congestiones cere- brales. Cefalalgia por congestión sanguínea, ó reumática. -— Dolor contu- sivo gravativo en la cabeza. Dolor estirante en el vértice. Apoplegía sanguínea. Epistaxis profusa. Coriza seco ó fluyente. Oftalmías agudas

reumáticas. Otitis reumática. Reumatismo del corazón. Reumatismo del pecho. Stenocardias. Hipertrofia del corazón. Aneurisma del co- razón y de los grandes troncos avieriales. Carditis aguda y crónica. Pal-

pitaciones de Corazón orgánicas y nerviosas. Hepatización del pulmón. Congestiones sanguineas del pecho. Bronquitis. Pleuritis. Peripneu- monia. Hemoptisis. Pneumorragia. Asma congestivo. Opresión crónica de la respiración. Tos catarral. Tubérculos pulmonares en el primer periodo. Náuseas. Inapetencia. Hematemesis. Hepatitis. Constipación con hemorrbides. Hemorroides fluyentes. Menstruación muy dolorosa. Hematuria. Estranguria. Parálisis de la vejiga. Herpes crustáceo seco en los maleolos y los codos.

Cabeza

1 Vértigos por congestión sanguínea á la cabeza (al cabo de diez días).

Palidez del rostro y enflaquecimiento (en los seis primeros días).

Rostro ardiente y encendido, con dolor pulsativo en la cabeza (el duo- décimo día).

Calor fuerte en la cabeza y encendimiento del rostro como si se estuvie- ra delante de un gran fuego que produce frenesí y horrible sofocación (el primer día). l

5 Sensación'de vacuidad la cabeza (el segundo día).

Dolor gravísimo en la cabeza, insufrible, por congestión en la cabeza (el cuarto día).

Dolor gravativo en la cabeza, como si descansase un gran peso en el vértice. l

Dolor de cabeza, con abatimiento y malestar general.

Dolor excesivo en la cabeza que produce tal angustia, que no se puede permanecer en la cama (el primer día).

10 Dolor pulsativo, con sensación de peso en la mitad derecha de la cabeza, que continúa día y noche, tan fuerte que hace dar grandes gritos los cuatro días).

Dolor fuertísimo en la mitad derecha de la cabeza, que aumenta desme- suradamente alzando la cabeza de la almohada, muchos días seguidos (al cabo de tres días).

Dolor gravísimo en la mitad derecha de la cabeza, que aumenta oyendo hablar y con la impresión de la luz fuerte. (en los primeros cinco días). '

Dolor estirante en el vértice, que vuelve periódicamente cada dos días (en los primeros veinte días).

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Dolor gravativo como de peso en el vértice, que disminuye con la presión.

15 Sensación de peso en el vértice, con dolor obtuso, que aumenta oyendo hablar, ó sintiendo cualquier ruido.

Dolor gravativo en la frente, que aumenta con la luz muy viva ó al oir fuertes voces ó ruidos.

Dolor gravativo en la frente, noche y día, por espacio de dos días se- guidos.

Dolor pulsativo en las sienes, que se hace insoportable por la noche (el segundo día).

Sensación de grave peso en la sién derecha y ceja del propio lado, que disminuye con la presión.

20 Pulsación continua y molesta en las sienes y en las orejas, que tras- torna muchísimo y produce hipocondría (en los primeros ocho días).

Pulsaciones en las sienes tan fuertes, que parece que se abre el cráneo (el primer día).

Dolor y tirantez en el occipucio, que aumentan con el movimiento de la cabeza.

Tirantez dolorosa en la cubierta aponeurótica occipital, que se calma doblando la cabeza hacia la derecha.

Ceguera momentánea (el primer día).

25 Ofuscación de la vista; aparecen ante los ojos cercos de luz roja, que ofuscan la vista (al cabo de seis días).

Obscurecimiento de la vista; á pocos pasos de dianas no se istagun á los amigos.

A corta distancia no se distingue á persona alguna, auuque sea noide.

Debilidad de la vista por muchos días seguidos; los objetos aparecen como envueltos en niebla (en los primeros cuatro días).

Debilidad de la vista, que viene periódicamente; los objetos parecen obscurecidos.

30 Oftalmía reumática, producida por la impresión del aire frío, que se cura pronto.

Coriza seco muy molesto; por la noche hay que respirar con la boca abierta.

Coriza húmedo y muy acre, que escoria las narices.

Epistaxis profusa, que cesa en breve tiempo.

Pulsaciones en los oídos, día y noche, continuamente (en los primeros seis días).

35 Ruido en los oídos como de la corriente de un río, continuado toda la noche (el primer día).

Torpeza de la audición por causa de zumbido en los OS hay que ha- blar en alta voz para hacerse oir (el primer día).

Otitis muy dolorosa por retropulsión del sudor, que se cura en 4 días.

Insomnio por la noche sin saber por qué (la primera noche).

Insomnio por la tarde y la noche, por causa de pulsación en el escro- bículo y en la oreja derecha (la segunda noche).

40 Insomnio por espacio de cuarenta y ocho horas, con pulsación en ambos oídos (al cabo de tres días).

Imposibilidad de dormir en las primeras horas de la noche, y si se logra dormir, se despierta súbitamente (en los primeros ocho días).

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Sueño interrumpido por la noche; ála mañana siguiente sensación de cansancio, como si no se hubiese dormido absolutamente (al cabo de veinte días).

Palabras sin Jeitido por la noche durmiendo, y al despertar se habla inconexamente (el décimo día).

Delirio ligero por la noche; si despertándose cesa un momento el delirio, vuelve á empezar apenas se cae otra vez en el sueño (el séptimo día).

45 Hipocondría y tristeza invencibles (en los seis primeros días).

Melancolía insólita, de que no puede el sugeto darse razón (en los pri- meros cuatro días).

Hipocondría profunda; no hay voluntad de pronunciar una palabra (el cuarto día).

Taciturnidad continua; el sugeto no contesta ni una palabra, por más que repetidamente sea interrogado (el tercer día).

Tristeza, taciturnidad é irresistible deseo de llorar (en los seis primeros días).

50 Temor de la muerte, muy grande y permanente; el sugeto cree in- curable su enfermedad (el segundo día).

Amor de la soledad; el sugeto huye siempre de los que le rodean para consolarle (el noveno día).

Irritabilidad extraordinaria; la más pequeña contrariedad hace montar en cólera (el décimoquinto día).

Pecho

Sensación de constricción en la garganta, que impide hablar con libertad, y esforzándose por hablar se baja la voz y se vuelve ronca (el décimo día).

Constricción en la parte superior del pecho, que impide la respiración (en los primeros quince días).

55 Sensación de fuerte constricción en medio del esternón, como si unas tenazas de hierro apretasen la parte; constricción que produce opresión de la respiración, y que se estava con el movimiento (en los primeros diez días).

Sensación de constricción en el pecho, como si estuviese atado (el cuar- to día).

Sensación de constricción dolorosa en la parte inferior del pecho, como. si una cuerda apretase fuertemente las costillas falsas, con impedimento de la respiración (el sexto día).

Sensación en el pecho, como si otros lo comprimiesen y retuviesen á la fuerza; el paciente, con esta alucinación, grita: «Dejadme, dejadme» (el tercer día).

Sensación de fuerte constricción en las espaldas, hasta el puntto de no poderse mover (el quinto día).

60 Dolores punzantes vagos en la caja del pecho, muy molestos, espe- cialmente en la región de las espaldas (los quince primeros días).

Estiramientos dolorosos en los muslos del lado izquierdo del pecho, que se extienden hasta la articulación de la escápula, éimpiden la espiración y el libre movimiento del brazo.

Dolor en la mano izquierda, que aumenta tocándola y disminuye man- teniéndola levantada (en los primeros doce días).

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Sensación de un movimiento molestisimo de delante atras en la región cardíaca, como si un reptil caminase en lo interior, más fuerte de día que de noche (en los primeros diez días).

Sensación de constricción en el corazón, como si una mano de hierro le impidiese sus ordinarios movimientos (en los primeros diez días).

65 Dolor gravativo, obtuso, en la región del corazón, que se aumenta con la presión (el segundo día).

Dolor pungitivo en el corazón, que impide la respiración y el rpovimien- to del tronco (el cuarto día).

Dolor agudísimo y punzada en el corazón, tan molesta, que hace lamen- tar y gritar fuertemente, con impedimento de la respiración (en los prime- ros ocho días).

Opresión en la región subclavicular izquierda, como si un gran peso impidiese la libre dilatación de la caja del pecho (el cuarto día).

Opresión prolongada de la respiración, con gran pena (en los primeros ocho días). |

70 Opresión de pecho, con falta de respiración (en los pruneros cuatro días).

Opresión de la respiración, como por un gran peso en el pecho (el ter- cer día).

Opresión crónica de la respiración, que aumenta al aire y se calma des- pués pronto.

Dificultad de respirar, opresión continua y angustia, como si el pecho, aprętado por una faja de hierro, no pudiese dilatarse para la respiración normal (en los primeros ocho días).

Acceso de sofocación periódica con desfallecimiento de fuerzas; sudor frío en el rostro y pérdida del pulso (en los primeros ocho días).

75 Angustia que sobreviene por la: tarde (en los primeros quince días).

Asma congestivo, que se calma pronto.

Palpitación de corazón, continua noche día, más fuerte andando, y por la noche acostándose sobre el lado izquierdo (en los primeros seis días).

Palpitación nerviosa del corazón, que en la época de la menstruación aumenta desmesuradamente.

Palpitación nerviosa del corazón, que producida por afecciones morales profundas, se calma inmediatamente.

8o Palpitación nerviosa del corazón, que existiendo desde muchos años por causa de un amor desgraciado, se calma rápidamente.

Palpitación crónica del corazón, que había resistido á todos los medios del arte en un joven de 12 años, llegó casi á curarse completamente.

Carditis aguda, con ligera cianosis en el rostro; opresión de la respira- ción; tos seca; dolor punzante en el corazón; imposibilidad de echarse sobre el lado izquierdo; pulso frecuente, vibrante, tenso y duro, la cual se cura en cuatro días.

Carditis crónica, con el rostro edematoso y cianósico; sofocación al res- pirar; dolor sordo continuo en el corazón; hidropericardias; hidrotórax; as- citis; edema de las manos, de las piernas, de los pies; imposibilidad de echar- se en la cama, de hablar y aun de beber; manos y pies fríos; pulso intermi- tente; la cu 1 se cura en quince días.

Carditis reumática, con fuerte tos seca y pertinaz, que se cura en cua- tro días.

PATOGENESIAS 21

162

85 Hipertrofia del corazón, que contaba ya tres años: el enfermo siu pulsos, en extremo angustioso y afligido, no podía estar echado, ni hablar, sin dormir nada hacía quince días, débil, desvanecido el entendimiento, ede- matosos los pies; obtiene pronta calma, se acuesta y duerme tranquilamen- te doce horas. '

Congestión sanguínea al pecho, que impide estar echado en la cama (el tercer día).

Bronquitis curadas prontamente.

Bronquitis crónica con estertor mucoso, que haciéndose aguda por causa de enfriamiento, produce mucha angustia y sofocación, se calma y cesa pronto el estado agudo.

Bronquitis crónica de muchos años, con estertor mucoso, continuo no- che y día, con opresión de la respiración al subir las escaleras, é imposibili- dad de echarse horizontalmente en la cama, lo cual se cura prontamente.

go Muchas pleuresías, que se curan en el espacio de dos á cuatro días.

Hepatización del pulmón, que se resuelve en pocos días.

Peripneumonia gravísima, ccn fuerte opresión de la respiración; dolor pungitivo, agudo, tos intensa; esputo sanguíneo; pulso duro, vibrante, á 120, que se cura en cuatro días.

Hemoptisis, que cesa pronto.

Pneumorragia espantosa, que en pocas horas se contiene y cesa del todo.

95 Pneumorragia, que reproduciéndose cada cuatro, seis, siete, ocho horas, y haciendo cada vez con tos pertinaz expectorar dos ó tres libras de sangre, disminuye rápidamente y cesa del todo en cuatro días.

Tos obstinada, estertorosa, más fuerte por la noche.

Tos catarral, con mucha expectoración viscosa.

Tos pertinaz, con abundante expectoración mucosa.

Tos con expectoración densa como almidón cocido, muy amarilla.

100 Tos seca por picazón en la garganta (en los primeros quince días).

Tos seca, como por prurito en la laringe (en la primera noche).

Abdómen

Constricción del esófago, que impide deglutir; necesita el sugeto beber u: a gran cantidad de agua para poderla empujar hacia el estómago (el sex- to día).

Constricción de la garganta, que excita á deglutir con frecuencia la sa- liva (el tercer día).

Aliento fétido por la mañana (el tercer día).

1053 Náuseas por la mañana y durante todo el día (el séptimo día).

Acidez ardiente en el estómago, que sube á la garganta y á la boca, y da sabor ácido á cualquier cosa que se coma (el cuarto día).

Sensación de fuerte ardor en el estómago (en los primeros cinco días).

Sed viva, que excita á beber mucha agua (el primer día).

Sensación de fuerte constricción en el escrobículo, que extendiéndose por los hipocondrios rodea la cintura é impide la respiración (el cuarto día). 110 Pulsación fuerte en el escrobículo (en los primeros ocho días).

Pulsación continua y muy incómoda en el estómago. Pulsación muy molesta de la arteria celíaca, después de comer, que dura tres horas, y corresponde con la pulsación de la arteria temporal derecha.

163

Peso en el estómago.

Sensación de enorme peso en el estómago, que dura muchos días (en los primeros ocho días).

115 Sensación de peso en el estómago, que se disipa pronto y reapare- ce cada vez que se toma el medicamento (en los primeros quince días).

Opresión y peso en el estómago (el cuarto día).

Inapetencia y pérdida del gusto de la comida, que se desvanece al cabo de algunas horas (el segundo día).

Inapetencia completa: no se puede absolutamente introducir en el estó- mago alimento alguno (el tercer día).

Inapetencia y náuseas por espacio de muchos días; no puede el sugeto si no con trabajo deglutir algunos bocados (en los primeros catorce días).

120 Mucho apetito, pero débil y lenta digestión (al cabo de veinte días).

Digestión muy lenta: hasta ocho ó diez horas después de comer sube á la garganta al eructar el sabor de los alimentos.

Mala digestión: todo alimento produce peso en el estómago y sufrimien- tos tales, que se prefiere guardar abstinencia.

Vómito abundante de sangre.

Gastro-enteritis gravísima que se cura en cinco días.

125 Hepatitis grave, que se cura en dos días.

Hepatitis crónica, é infartos hepáticos, que se curan pronto.

Borborigmos en el bajo vientre, que preceden á las evacuaciones ven- trales.

Sensación molestísima en el bajo vientre, que incomoda mucho, como si una serpiente se estuviese revolviendo de un lado á otro.

Dolores fuertísimos en el bajo vientre, que casi producen desfallecimien- to, y continúan más ó menos durante el día, (el séptimo día).

130 Dolores vagos en la región umbilical, que cesan y vuelven periódi- camente (el quinto día).

Calor insoportable en el abdómen, como si alguna cosa ardiese en lo in- terior los dos días).

Tocando con las manos las paredes abdominales, se sienten ardorosas, y están mucho más calientes que las demás partes del cuerpo los tres días). l

Constipación durante todos los seis días primeros.

Constipación como por congestión hemorroidal.

135 Evacuación de heces duras negruzcas, inmediatamente después de . tomar el medicamento, en un hombre que hacía dos días que no había obra- do; el día siguiente evacuaciones biliosas (el primer día).

Diarrea biliosa de cuatro ó cinco deposiciones al día, precedidas siempre de dolores (en los ocho días primeros).

Diarrea biliosa con dolores abdominales, ocho deposiciones en un día (el tercer día).

Diarrea matutina de heces muy disueltas, precedidas de fuertes dolores; ocho evacuaciones desde las seis á las doce de la mañana; ninguna deposi- ción en las horas subsiguientes (el séptimo día).

Diarrea acuosa, abundantísima cada vez; diez deposiciones durante las horas de la mañana, precedidas siempre de dolores y borborigmos (el nove- no día).

154

140 Diarrea mucosa. precedida de estimnes dolorosos: tres deposiciones ai lía el duodécimo dia .

sensación de fuerte peso en el ano, y necesidad como de evacuar muchos excrementos, y sin embargo no se evacus nada ei decomoqumto dia .

Varices hinchadñas fuera del ano. que producer mucho dolor.

Prurito fuerte en el ano. que obliga a trotariío 4 menudo.

Punzadas en el ano. como de agudas espiras. ue cesan con ia trotación.

145 Hemorragia abundante dei ano. que cesa pronto

Constricción en el cuello de la vejiga. que al principio nupide el paso å la orina; luego, estorzandose mucho. logra el sugeto ormar como de costum- bre el décimo día..

Fuertes zanas de orinar, y a pesar de probario mucho rato, no se consi- gue absolutamente el primer dia .

Gana de orinar, y después de haberse esforzado inutilmente por algun tiempo, se logra al fin evacuar orina en mucha abundancia el primer dia).

Estimulo insoportable, como si hubiese necesidad constante de orinar.

1530 Frecuentes ganas de orinar. con abundante cantidad de orina cada vez, durante las horas de la noche en los seis dias primeros .

Ardor en el conducto de la uretra, que creciendo por grados se hace in- soportable al cabo de cinco dias).

Orinar gota á gota con mucho ardor el cuarto dia..

Orinar involuntariamente en la cama, por la noche durmiendo, a las cin- co de la mañana :la primera noche .

Orina mas abundante de lo acostumbrado en los cuatro dias pri- meros).

155 Orina abundantisina, de color pajizo ¡el primer dia .

Orina muy aumentada; hay necesidad de orinar muy å menudo, y cada vez Se evacua mucha orina.

Orina rojiza, turbia, muy abundante.

Orina que, enfriada, deposita arenas rojizas.

Hematuria espantosa, por congestión hemorroidal en la vejiga; retención de orina: parálisis de la vejiga; el catéter rompe dificilmente los grumos san- guíneos, que con dificultad se introducen en el catéter para salir con la ori- na, el enfermo, que por espacio de cuarenta v siete dias habia experimentado inútilmente todos los medios del arte, se cura completamente en pocos días.

160 Sensación de constricción dolorosa en las ingles, que se extiende alrededor de la pélvis.

Sensación dolorosa de constricción en la región uterina, que subiendo poco á poco, y llegando en un cuarto de hora al estómago, produce la sensa- ción de un golpe fuerte en los riñones, que hace gritar, y se desvanece pron- to lel primer día, después de haber tomado un glóbulo de la 100.3).

Dolor en el útero ó en sus ligamentos, que se renueva periódicamente por las tardes, y aumentando gradualmente hasta las once de la noche, llega á ser fuertísimo; luego cesa del todo hasta la tarde siguiente, por muchos días seguidos los catorce días). .

Dolor pulsativo en el útero y en la región de los ovarios, como de un tumor interno en supuración; dolor que se extiende hasta los muslos y se hace insoportable; después cesa del todo, y se reproduce á la misma hora del día siguiente y así por muchos días (al cabo de quince días).

Menstruación dolorosisima y acompañada de mucha postración de fuer-

165

zas, en términos de tener que guardar cama tres días (al cabo de ocho días). 165 Menstruación con dolores vehementísimos, que hacen gritar y la- mentarse (el quinto día). Menstruación, que habitualmente era precedida de dolores muy fuertes; se efectúa en esta ocasión sin ningún dolor, y muy abundante. Menstruación anticipada ocho días en una mujer á quien habitualmente se le retardaba más bien algunos días (el tercer día). Menstruación escasa, que cesa estando en la cama. Menstruación de sangre negra del color de la pez, más bien abundante. 170 Alumbramiento suspendido por espacio de diez días, que recobra su curso el primer día de la administración del remedio.

Miembros superiores é inferiores

Hormigueo y peso en los brazos, . que no se pueden levantar libremente: más fuertes en el izquierdo.

Edema de las manos, más en la izquierda.

Herpes crustáceo seco en la parte externa del codo derecho, sin picazón, de pulgada y media de extensión los treinta días).

Otro semejante herpes crustáceo en la parte externa del codo izquierdo los cuarenta y ocho días).

175 Herpes crustáceo seco, de dos pulgadas de extensión en el tobillo interno del lado izquierdo, sin picazón los veinticuatro días).

Herpes crustáceo seco, semejante al anterior, en el maleolo derecho in- terno los treinta y ocho días).

Vivo prurito en los maleolos (el vigésimo día).

Prurito vivísimo, que excita á frotar en la parte inferior de las tibias los veintiún días).

Edema de las piernas hasta las rodillas; la piel está reluciente, y tras la presión del dedo queda por largo tiempo el hundimiento.

180 Edema de los pies, hasta el tercio inferior de las piernas, que des- aparece pronto.

Imposibilidad de guardar quietud estando sentado; involuntariamente hay que mover las piernas á uno y otro lado:

Síntomas generales

Debilidad general, con tristeza y mal humor.

Debilidad general, en términos que no hay ánimo de hablar.

Debilidad tan grande, que no hay ánimo para hacer nada, ni para andar por la habitación.

185 Gran debilidad por espacio de muchos días, sin atreverse á andar nada.

Profundo abatimiento corporal; no hay seguridad para tenerse de pie.

Suma postración de fuerzas, hasta el punto de tener que permanecer en la cama, no pudiendo casi sostenerse sobre las piernas.

Malestar general y debilidad tan grande, que no hay fuerzas para levan- tarse del asiento.

Abatimiento y languidez todo el día.

190 Frío intenso por la noche, que dura media hora (el primer día).

166

Frío ligero hacia las diez de la noche (el primer día).

Ligeros calosfríos, que pasan rápidamente hacia las dos de la mañana (el primer día).

Frío general, y tan intenso, que hace rechinar los dientes; dura tres ho- ras, y no pasa, á pesar de acostarse y hacerse echar encima mantas de lana (el primer día).

Calor ardiente, que produce sofocación é inquietud, que no permiten es- tar tranquilo en la cama, cuyo calor substituye al frio de tres horas, y dura veinte horas (el primer día).

195 Calor quemante durante la noche, con fuerte dolor de cabeza; gran- de angustia é imposibilidad de estar echado (el primer día).

Sudor abundante, que sucede al estadio de calor (el primer día).

Fiebre ligera, con dolor de cabeza, que se declara después de un brevísi- mo frío, lo cual dura poco, y termina con sudor á las cuatro de la tarde (el primer día).

Fiebre intermitente cotidiana, que todos los días aparece á la misma hora, durante muchos días seguidos. Por la tarde, á la una, ligeros calos- fríos; después calor ardiente, angustia é intenso dolor pulsativo en la región uterina; y, finalmente, ligerísimo sudor. De las once á las doce del día si- guiente, apirexia completa (al cabo de trece días).

Fiebre intermitente cotidiana, rebelde al sulfato de quinina, la cual cesa inmediatamente. A las once de la mañana, frío fuerte de dos horas; después calor quemante con grande angustia, sed, agudísimo dolor de cabeza, coma, estupor, insensibilidad hasta las doce de la noche; terminando con sed inex- tinguible, sudor abundantísimo. A las cuatro de la mañana siguiente, api- rexia completa y sensación de bienestar como en el más perfecto estado de salud, la cual dura siete horas. Luego, á las once de la mañana, vuelve el paroxismo, que se repite constantemente durante cinco días seguidos, y no logra reprimirlo el sulfato de quinina.

200 Pulso totalmente insensible por muchos días en un hombre enfer- mo de hipertrofía crónica del corazón, que inmediatamente después de haber sido administrado el medicamento, recobra sus pulsaciones de ritmo irregu- lar é intermitente como antes.

Trad. por I. O. B.

167

CURARE

por el Dr. HOUAT

Entre los medicamentos con los cuales puede compararse el Curare, es encuentran en primer lugar: alum., ars., bell., boun., caps., carb., v., con., cub., dulc., hep., ign., lach., merc., natr., m. nux v., æn., croc., phos,, ac., puts., samb., tanac. ; esto es lo que resulta de nuestras observaciones, y que se co- nocerá también por los síntomas puros de esta substancia, que son los si- guientes:

1 Trismus.

Agitación y temblor de todo el cuerpo.

Movimientos violentos de la sangre en la cabeza y el corazón.

Contracciones dolorosas en la columna vertebral.

5 Deseo de torcer el raquis y las extremidades.

Hinchazón inflamatoria de las glándulas de las axilas y de las ingles.

Dolores de magullamiento en todo el cuerpo, sobre todo en los brazos y omóplatos.

Sensación de hormigueo y como de un trabajo morboso alrededor de los huesos. | |

Todos los huesos parecen rotos; no se tiene fuerza para moverse.

ro Debilidad seguida de sueño, con pesadillas y sueños que asustan.

Visiones extrañas, sonambulismo; se habla durmiendo y se levanta.

Congestión cerebral, con hemorragia bucal, epistaxis y otorragia, opre- sión de la garganta y sofocación.

Accesos de tensión tetánica de todo el cuerpo.

Dolores osteoscopos; sobre todo por la noche.

15 Dolores á uno ú otro lado del cuerpo, y se presentan con frecuencia en cruz.

Agravación de los síntomas por la mañana y por la noche, con los cam- bios atmosféricos, la humedad, el calor y el viento.

Gran debilidad física y moral.

Falta de continuación y estabilidad en las ideas.

Voluntad indecisa, inteligencia obtusa; se tiene deseo de ser mandado é impelido á obrar.

20 Grande disposición á asustarse y á llorar.

Miedo excesivo á la muerte.

Accesos de demencia, que impulsan á hacerse daño; se golpea, araña y hace heridas con una especie de placer y sin demostrar dolor alguno.

Ansiedad, aprensiones, angustias excesivas.

Alegría loca, interrumpida por accesos de miedo y llanto.

25 Está siempre displicente.

Ideas confusas, con sensación como si estuviera constantemente deli- rando.

Irascibilidad, maldad, deseos de pegar, y también de matar, y robar, haciendo una emboscada.

Carácter triste, egoísta, envidioso, tenaz é intratable.

168

Indiferencia á todo lo que pasa en su alrededor.

30 Alegría mezclada de tristeza y suspiros.

Recuerdos dolorosos del pasado.

Gran desaliento, hasta el extremo de no quererse cuidar.

Tristeza concentrada, llanto frecuente, con deseo de la soledad.

Aversión á la sociedad.

35 Todo lo que se ve parece sucio y desarreglado.

Predisposición al suicidio.

Pereza y grande indiferencia.

Amor al lujo y á las grandezas.

Deseo constante de ir al campo y viajar con grande lujo.

40 Debilidad y embotamiento de la cabeza.

Sensación de una gran presión en el cráneo.

Movimientos de contracción en el cerebro, con dificultad de reunir las ideas.

Dolores lancinantes, terebrantes; calambroideos, en la cabeza, con deseo de acostarse y extenderse.

Congestión cerebral con dolores pulsativos, vibrantes y pérdida del co- nocimiento.

45 Hemorragia cerebral, seguida de parálisis, especialmente del lado

izquierdo.

Sensación de gran pulsación que se siente ir de la cabeza al corazón.

Dolores lancinantes, punzadas y contracciones en el cerebro, con acceso de desvanecimiento.

Calor quemante, dolores calambroideos y lancinantes en 1 la cabeza, con flujo de mucosidades purulentas por la nariz.

Tuberculización cerebral.

50 Contracción de la cabeza hacia atras, con tensión del cuello.

Sensación de balanceo y temblor en la cabeza.

Dolores neurálgicos; que parten de la frente y van á la nuca y á la cara.

Cefalalgia semilateral, con dolores pulsativos, así á derecha como á iz- quierda.

55 Cefalalgia gravativa, con imposibilidad de levantar la cabeza.

Oscilaciones dolorosas en el cerebro, como si fueran á consecuencia de un derrame seroso.

Grande presión en los parietales, como si la cabeza estuviera encerrada en un círculo de hierro.

Sensación de temblor y ebullición en la cabeza, á poco que se la mueva.

Golpes violentos en la región del cerebelo.

60 Prurito insoportable en el cuero cabelludo, con deseo de rascarse continuamente.

Grande sensibilidad en el cuero cabelludo.

Caída de los cabellos.

Granos como tubérculos, con prurito y ardor en el cuero cabelludo.

Cosquilleo debilitante en toda la cabeza.

65 Herpes escamosas, costras y grietas en el cuero cabelludo.

Los cabellos se anudan y enredan como la lana.

Los cabellos pierden su color y acaban por emblanquecer.

Gruesas lupias en la cabeza.

Accesos de epilepsia.

169

70 Movimientos convulsivos en la espina dorsal y extremidades.

Sensación como un vértigo, con presión en los temporales y constricción de la garganta.

Torsión del cuello, tensión de la cabeza hacia atras, con pérdida del co- nocimiento y rigidez general.

Sacudidas y movimientos desordenados de las extremidades.

Baba sanguinolenta, emisión de orina y muchos gases ventrales.

75 Espasmos excesivamente violentos, especialmente en los brazos.

Después de los espasmos; sueño pesado con ronquido.

Al despertar, debilidad y postración, náuseas y vómitos, grande dificul- tad en unir sus ideas, en hablar y comprender; delirio, deseo de extenderse, apetito y grande sed.

Ataques epilépticos, que se verifican generalmente por la noche.

Accesos súbitos y pasajeros de movimientos convulsivos y de escalo- fríos. |

80 Movimientos muy raros de la cabeza, brazos y piernas, como en la corea.

Claudicación y paso vacilante.

Accesos frecuentes de desvanecimieuto.

Convulsiones de forma eclámpsica.

Gran disposición á la parálisis, especialmente á la del movimiento.

85 Ciertos movimientos se hacen sin conciencia, y cuando sucede que se apercibe de ellos, se sorprende.

Contracciones y tirantez en la espina dorsal, con sensación de retracción y torsión de esta parte.

Punzadas y calambres dolorosos en las espaldas, que obligan á cambiar de posición á cada momento.

Contracciones y sensación de torsión en los omóplatos y hombros.

Sensación como si hubiera un peso en cada mano, y los brazos fueran estirados como para ser desarticulados.

go Contracciones y espasmos en los brazos, que crujen y se tuercen.

Gran debilidad en los brazos y las manos.

No se puede sostener nada con las manos.

Dolores intensos, incisivos y lancinantes, especialmente en las articula- ciones de los brazos.

Punzadas y dolores quemantes, dislacerantes y reumáticos, especial- mente en los codos y manos.

95 Hinchazón inflamatoria, rubicunda y dolorosa de todo el brazo.

Sensación como si las articulaciones estuvieran soldadas.

Agravación de los síntomas con el movimiento, la humedad, el frío, el viento, los licores fuertes, por la noche y por la mañana al despertar.

Pesadez y debilidad paralítica de los brazos, no se les puede tener levan- tados, ni aun cambiarlos de posición.

Dolor muscular dislacerante con el más leve esfuerzo.

100 Temblor excesivo de las manos.

Reblandecimiento y gran fragilidad de las uñas.

Panadizo.

Hinchazón de las muñecas y de las manos.

Dedos hinchados y tensos; no se puede cerrar la mano, á no ser con difi- cultad y con movimientos violentos.

PATOGENESIAS 22

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Palta de orcas y aneren en los nervios.

Calor y arira en ¡as caderas, ona dolores lancmantes y calambrosdeos, am Ed máa lg Ur iman tn.

Hinchazvín indamatrria de las ingles.

Infonación hincrazón de las glándulas inguinales.

1555 Cíática, ova tensión de la pierna yv gran dificultad al andar.

Cojuilleos y acres de adormecimiento de las piernas, que se presentan de tiempo um tiens, y terminan por parálisis completa.

ANSAM ARTA” ai las pantorrillas estuvieran fuertemente comprimidas, y sus nervios anulada o cortados.

KeAracción irocuente de las piernas, con gran dificultad para exten- derlas.

Disposición de las piernas á torcerse y á formar una especie de arco, amo sucede en ls niños raquíticos.

120 Varices en las piernas, con calor quemante y sensación como si de los pies colgaran halas.

Hinchazím muy dolorosa de las piernas y pies; todas las tardes.

No se puede soportar nada en los pies, que están inflamados y cuyo ca- lor es quemante.

Abscesos en las piernas, con supuración saniosa.

Periostitis. l

125 Dolores lancinantes y de tirantez en las articulaciones de las pier- nas, principalmente de las rodillas y de las caderas.

Dolores gotosos, reumáticos en las piernas.

Dolores pulsativos y quemantes.

Dolores calambroideos y dislacerantes, así que se hace algún movimiento.

Hiínchazón reumática y gotosa de las articulaciones.

130 I'risipela en las piernas, que se extiende hasta el vientre.

Hinchazón de los pies, con ardor, pulsaciones é imposibilidad de tener- los donde haya calor.

Tumefacción de los pies, con abscesos y tendencia á la gangrena.

Reblandecimiento y y destrucción de las uñas de los pies.

Disposición á los callos.

135 Sensación como si burbujas de agua de jabón se rompieran en el oído, con dolores quemantes y lancinantes.

Zumbidos y rnídos, con accesos de sordera.

Punzadas atroces, acompañadas de golpes de tambor, de chasquidos y detonaciones en los oídos.

Debilidad del oído, con grande sensibilidad al ruído.

Ruídos de todas clases en los oídos, y también como de silbidos y chilli- dos de animales.

171

140 Sordera completa. Otorrea purulenta. Hincbazón erisipelatosa del'interior del oído, así como de la cabeza. Dolores en el oído, que hacen perder el conocimiento. Otorragia. l 145 Dolores lancinantes. nerviosos, que, desde los oídos van hasta las piernas, con deseo de acostarse. Otitis interna, con dolores que producen la demencia y el suicidio. Secreción muy abundante de cerumen. Erupción miliar pruriginosa en el pabellón y en el interior del oido. Úlceras corrosivas en las orejas, con costras y fisuras, especialmente después de un enfriamiento. 150 Úlceras varicosas en los oídos. Calor quemante en los ojos, con parpadeo frecuente. Ojos inflamados y rubicundos. Niebla continua ante los ojos. Color verde y visión obscura de los objetos. 155 Dolores quemantes, lancinantes y punzantes en los ojos. Dolores de contracción en los ojos, sobre todo por la noche. Sensación como si hubiera un ácido corrosivo en la profundidad del ojo. Lagrimeo y gran fotofobia. Dolores de distensión y tirantez en los ojos, como si hubiera una fuerza que tendiera á dislacerarlos. 160 Gran disminución de la pupila. Debilidad amaurótica de la vista. Pupila muy dilatada. Miopía. Se ve un círculo de fuego ante los ojos, así como muchos puntos negros y pequeños. 165 Todos los objetos parece que tiemblan y se confunden. Accesos de ceguera hacia la noche. Dolores neurálgicos que se extienden desde los ojos hasta la base del cerebro y producen aturdimiento. Granos como burbujas de agua en la esclerótica y en los ángulos de los ojos. Rubicundez y tumefacción de los ojos; como si hubieran recibido un golpe, especialmente por la mañana al despertarse y por la tarde. 170 Sensibilidad y debilidad de los ojos; la más leve aplicación de ellos ocasiona vértigos. Párpados rojos é hinchados. Úlceras y costras en el borde de los párpados. Dolor corrosivo y retracción de los bordes de los párpados, con imposi- bilidad de cerrarlos. Legañas en los párpados, especialmente por la mañana al despertarse. 175 Sensación como si los párpados se extendieran y se desgarrasen. Pulsaciones y movimientos espasmódicos de los párpados. Herpes quemantes en los párpados. Sequedad muy desagradable de ła nariz. Sensación como si se introdujera un instrumento en la nariz. 180 Deseos de estornudar con frecuencia, sin resultado.

172

Obstrucción de la naríz, con coriza seco y muy doloroso.

Cos«quilleo y ardor insoportable en las narices, con sensación como si es- tuvieran escoriadas.

Úlceras en las narices, con hinchazón de sus huesos y cartílagos.

Flujo abundante por la nariz de mucosidades verdes, sanguinolentas y de muy mal olor.

185 Tumores en las fosas nasales, que trcópiaa la respiración y san- gran con facilidad.

Aumento enorme de la nariz.

Epistaxis, especialmente por la noche.

Coriza, con estornudos frecuentes; salida incesante de mucosidades por la nariz, pesadez y debilidad de la cabeza y ojos.

Narices inflamadas, con sensación como si las arrancaran de la cara.

190 Dolores pulsativos, tirantes y pungitivos en la nariz y que se ex- tienden á toda la cabeza.

Sensación como si un instrumento asud horadase la raíz de la nariz, y se introdujera en el cerebro.

Dolores como los producidos por arañazos, en las alas de la nariz.

Granos como de tubérculos, en el lóbulo de la nariz.

Pérdida del olfato.

195 Cara pálida, verde, cadavérica.

Piel de la cara flácida.

Cara abotagada, con sensación de frío en toda ella.

Cara descolorida, incrustada de pequeños tumores rojos y duros, que permanecen así sin resolverse ni supurar.

Granos muy dolorosos, que segregan una materia espesa y verde.

200 Herpes pustuloso.

Forúnculos frecuentes.

Desecación de los músculos y demacración extrema de la cara.

Acné rosáceo; con varices y mejillas que fluyen sangre.

Hinchazón erisipelatosa, que cambia con frecuencia de sitio en la cara.

205 Congestión, rubicundez y abultamiento de la cara, con un círculo negruzco alrededor de los ojos.

Urticaria.

Gran número de pequeños granos quemantes en las pestañas y barba.

Úlceras corrosivas y de naturaleza cancerosa en las mejillas.

Herpes, con escamas, cuya caída deja al descubierto una úlcera dolorosa Ó con costras espesas y rebeldes, principalmente en la frente y mejillas.

210 Dolores neurálgicos, con tirantez en los músculos y contracción de la cara,

Neuralgias faciales, que parten especialmente de la sién izquierda.

Dolores pulsativos en los huesos de la cara.

Sensación como si engruesaran los huesos de la cara.

Labios inflamados y cubiertos de tlictenas.

215 Úlceras y pequeñas soluciones de continuidad en las comisuras de los labios.

Sequedad, grietas y exudación frecuente de sangre en los labios.

Labios gruesos y Menos de tubérculos escirrosos.

Puwmor indurado y de naturaleza sifilitica en los labios.

lHinchazón de los labios con imposibilidad de cerrar la boca.

173

220 Hinchazón de las mejillas y encías.

Abscesos en las encías.

Encías de color gris; negruzco y que sangran.

Tumefacción de las encías, principalmente por la tarde, con imposibili- dad de comer. |

Dolores terebrantes, lancinantes en los dientes, que se agravan por la mañana, por la tarde, á la noche, así como con el frío, al comer y con el uso de licores fuertes.

225 Dientes que se carían y caen tácilmente.

Inflamación del velo del paladar.

Gran númerc pequeños granos en el velo del paladar, con escozor y ardor.

Dolores neurálgicos en mandíbulas y dientes.

Dolores calambroideos en las inandíbulas, con contracción de las mismas y rechinamiento de dientes.

230 Sensación como si los dientes, al tocarse, cediesen á la presión y penetrasen én las encías.

Ulceración y exudación de sangre del velo del paladar.

Granos duros y muy dolorosos en el velo del paladar.

Lengua inflamada, gruesa, pesada y cubierta de pequeños granos, prin- cipalmente en sus bordes.

Sensación de sequedad y de contracción muy desagradable en la lengua.

235 Gran salivación.

. Lengua de color rojo subido, ulcerada, hendida y con sangre exudada.

Sensación como si la mandíbula, los labios, la lengua y toda la boca es- tuvieran paralizadas.

Palabra confusa, voz gangosa; no se puede hablar, se grita.

Sensación como si los huesos del cuello se torciesen y formaran una abo- lladura en la garganta. | 240 Hinchazón y desviación de los músculos y huesos del cuello.

Tumor grueso y doloroso, sobre todo en el lado derecho.

Hinchazón escrofulosa de las glándulas del cuello.

Dolores lancinantes en las partes laterales del cuello, como si se intro- dujeran en éste láminas de hierro.

Sensación como si se tuviera un collar oprimido alrededor del cuello, con congestión y gran pesadez en la cabeza.

245 Forúnculos y granos pustulosos en el cuello.

Gran calor y ardor en la garganta.

Sensación como si estuviera detenido en ella un cuerpo duro.

Opresión de la garganta, con acumulación de muchas mucosidades gruesas.

Inflamación é hinchazón muy dolorosa de las amígdalas.

250 Deseo continuo de deglutir y toser para desembarazar la garganta.

Congestión sanguínea y hemorragia en la garganta.

Abscesos en las amigdalas con respiración ruidosa y difícil.

Dolores pulsativos y de escoriación en la garganta.

Constricción de la garganta con accesos de sofocación.

255 Varices inflamadas en la bóveda del paladar y en la garganta.

Gusto acre, amargo, en el fondo de la garganta.

Deglución excesivamente difícil; los líquidos que se beben salen algunas veces por las narices.

174

Garganta como paralizada: ya está ardiente, ya como helada.

Movimientos de tensión y relajación convulsivos en la faringe y exófago.

260 Sequedad y espasmos de todo el tubo digestivo, con sed, sin poder beber, fiebre; delirio y accesos de hidrofobia.

Agravación de los sufrimientos con la mas ligera presión del cuello, así como al tragar la saliva y al beber.

Alivio de los dolores después de haber tomado los primeros alimentos.

Ardor, dolores lancinantes y contracción en la laringe.

Gran aflujo de sangre en la laringe.

265 Granulaciones en la laringe, con dolores quemantes, lancinantes, esputos purulentos y aliento de muy mal olor.

Ronquera frecuente.

Sensación como si la traquearteria estuviera inclinada hacia abajo.

Accesos de oclusión de la laringe, con sofocación.

Producción de muchas mucosidades y falsas membranas en la laringe.

270 Escoriación y retracción del exófago.

Hinchazón é hipertrofia de los cartílagos de la laringe.

Sensación de calor y frotamiento en los bronquios.

Voz alterada, débil, silbante.

Extinción de la voz, lo que sucede á veces al cabo de algunas palábras.

275 Calor quemante en el pecho, con sensación de hinchazón y desga- rramiento en log bronquios.

Gran disnea.

Tos fuerte y seca.

Tos gruesa; con estertor mucoso y expulsión de inucosidades que pare- cen salir de la base de los pulmones.

Tos fatigante y espasmódica, como la de la coqueluche.

280 Tos profunda y sibilante, como si procediera de los intestinos

Tos violenta, que conmueve todo el cuerpo; provoca vómitos y con fre- cuencia síncopes.

Sensación de sequedad y rigidez de la mucosa de las vías respiratorias, como si fuera de pergamino.

Tos que se agrava con el aire frío, la risa, el movimiento, el cambio de temperatura. después de comer, cuando se tiene hambre, por la mañana, por la tarde y por la noche estando acostado.

Tos catarral con coriza.

285 Expectoración amarilla, gris, verde, negruzca.

Expectoración y vómitos de sangre rutilante, con frecuencia sin tos.

Inflamación y tuberculización de los pulmones.

Al toser, sacudidas en el vientre, ardores y dolores dislacerantes en el pecho.

Pesadez en el corazón, con palpitaciones muy fuertes y muy grandes.

290 Dolores lancinantes y de distensión en la región del corazón.

Gran disnea.

Puntos dolorosos, especialmente en el lado derecho del tórax, con sen- sación de hinchazón y derrame pleuríticos.

Anorexia; pero empezando á comer se desarrolla el apetito.

Gusto ácido, amargo, metálico y sanguinolento en la boca.

205 Deseo de beber mucho.

Deseo de agua y bebidas dulces.

Repugnancia al pan y a las legumbres.

Se desea mucho comer carne.

Deseo de beber tras cada bocado que se come. para hacer bajar los ali- mentos, que se detienen en el exófago.

300 Hambre enfermiza, con fiebre v accesos de destallecimiento.

Hambre aun después de haber comido mucho.

Sensación constante de vacuidad y hambre en el estómago.

Por poco que se coma, dolores atroces en el estómago, con deseo de estar encorbado.

Movimientos extraños y agitación en el estómago.

305 Deseo de vino y de leche, que sin embargo incomodan.

Repugnancia al aguardiente v á todo licor fuerte.

Después de haber comido, presión, ardor, dolores lancinantes, gorgoteo en el estómago, eructos y con frecuencia vértigos, náuseas v vómitos, con dolores en la región lumbar v diarrea.

Eructos frecuentes, amargos v ardientes.

Regurgitaciones á veces sanguinolentas ó purulentas.

310 Eructos que alivian por el momento los sufrimientos.

Dolores como los que causa un pellizco, ardientes, pulsativos, en el es- tómago, como si hubiera en él un tumor.

Gran sensibilidad de la región epigástrica.

Se vomita todo lo que se come.

Opresión y parálisis del estómago.

315 Vómitos de alimentos después de haber comido, con hipo é impo- sibilidad de estar sentado.

- Náuseas y salivación, con vértigos y zunibidos en la cabeza.

Pirosis y vómitos de materias acres y quemantes.

Sensación de una gruesa bola en el estómago, con náuseas v contraccio- nes muy fatigantes.

Calambres y cólicos en el estómago, con vómitos y enfriamiento de las extremidades, principalmente por la tarde y por la noche.

320 Dolores punzantes desde el estómago á las espaldas y seguidos de calambres atroces.

Sensación como si el estómago estuviera inclinado hacia abajo.

Vómitos biliosos, amargos, verdes y de color gris.

Vómitos de alimentos descompuestos mezclados de bilis y sangre.

Pituitas y vomituración de materias sanguinolentas.

325 Vómitos acompañados de tos y deposiciones involuntarias.

Sensación de frío que parte del estómago y se reparte por todo el cuer- po, principalmente después de mediodía

Dolores presivos y pulsativos en la región del hígado.

Sensación de incomodidad y adormecimiento en el hígado.

Infarto del hígado, con sensación como si se introdujeran en él alfileres.

330 Dolores lancinantes, terebrantes y dislacerantes en el hígado, espe- cialmente durante el movimiento.

Puntos dolorosos y calambres en la región del hígado, principalmente después de mediodía.

Abscesos y concreciones èn el hígado, con dolores lancinantes tan pronto como uno se mueve.

176

Sensación como si el hígado estuviera elevado é inclinado hacia el co- razón.

Hinchazón enorme del hígado, con hidropesía general.

335 Dolores quemantes y lancinantes en el vientre,

Hinchazón é inflamación del vientre.

Movimientos y sacudidas en el vientre, como si. hubiera en él un sér viviente.

Ardor en los intestinos y cólicos atroces que obligan á encogerse y opri- mir el vientre.

Borborigmos y gorgoteo en el vientre, con gran cantidad de gases y as- tricción.

340 Cólicos ardientes, como si un hierro enrojecido pasara por los in- testinos, con mucha diarrea biliosa y de mal olor.

Hinchazón hidrópica del vientre.

Sensación como si se estuvieran recibiendo golpes en toda la extensión del vientre.

Dolores presivos y lancinantes en el bazo.

Sensación de hinchazón y parálisis en el bazo.

345 Ardor en los intestinos, como si hubiera en ellos urticaria.

Deposiciones duras, voluminosas y muy dificiles de desprenderse.

Deposiciones semilíquidas, obscuras, de mal olor, y que dejan un gran escozor en el ano.

Deposiciones amarillentas ó sanguinolentas, ó de alimentos no digeridos, con calor ardiente en los intestinos.

Diarrea, con inflamación de los intestinos, cólicos, náuseas, y vómitos.

350 Deseo excesivamente grande de defecar, con poco resultado, á pe- sar de los muchos esfuerzos que se hacen.

Deposiciones blancuzcas, liquidas, coleriformes, con calambres en el es- tómago.

Durante la deposición, sensación frecuente de oclusión en el ano, latidos en el ano y sienes.

Prolapso del recto.

Hemorroides secas, con dolores quemantes, lancinantes en el ano y diarrea.

355 Hemorroides fluentes, con constipación, escozor y dolores lanci- nantes en el recto y el ano.

Flujo muy abundante de sangre por el ano, aun cuando no se esté de- fecando.

Granos y abscesos en el ano.

Tumor indurado y fistuloso en el periné.

Dolores de escoriación en el ano como si estuviera en carne viva.

360 Tumores hemorroidales muy dolorosos, con agitación, mal humor, y debilidad.

Gran calor, acompañado de dolores lancinantes en los riñones.

Dolores pulsativos, presivos, lancinantes y terebrantes en los riñones.

Sensación de congestión é infarto en los riñones.

Dolores calambroideos en los riñones, con tenesmo vesical y orina san guinolenta.

365 Agravación de los síntomas de los riñones con el movimiento.

Deseos de orinar; que no se pueden contener sin encontrarse mal.

177

Deseos de orinar con estranguria y accesos de desfallecimiento.

Sensación de plenitud de la vegiga, con dolores de distensión y lanci- nantes, ó quemantes, dislacerantes y calambroideos.

Deseo de retorcerse, ó de mover constantemente las piernas, durante los dolores de la vegiga. |

370 Orinas turbias, espesas y aceitosas, frecuentemente con estrías de sangre. S

Orinas obscuras, ó blanquizcas y viscosas.

Orinas con tenesmo, cólicos, calambres en las mandíbulas y piernas, y temblor de todo el cuerpo.

Retención pertinaz de vientre, con dolores lancinantes y pulsativos en la vegiga, como si fuera á romperse.

Orinas casi siempre difíciles, espesas y en pequeña cantidad.

375 Orinas claras y frecuentes, con dolores lancinantes y calambres en los riñones, punzadas en el estómago, sequedad de la boca y gran sed, espe- cialmente por la tarde y por la noche.

Orinas diabéticas, con grande marasmo.

Deseos de orinar, acompañados de disuria y náuseas.

Dolores quemantes y desgarrantes en la uretra durante la emisión de las orinas.

Agravación de los síntomas yendo en carruaje, al andar, así como des- pués de haber tomado vino, aguardiente y leche.

380 Flujo prostático después de haber orinado.

Escozor muy grande en el cuello de la vegiga y en la uretra, con emi- sión de algunas gotas de mucosidades amarillas, que manchan la ropa blanca.

Flujo blenorrágico abundante, amarillento, verde y aun sanguinolento.

Dolores ardientes, lancinantes, incisivos y contusivos en la uretra,

Blenorragia intensa, con encorvamiento del pene.

385 Orquitis acompañada frecuentemente de blenorragia.

Pene rubicundo y tumefacto.

Granos que se transforman en úlceras chancrosas, especialmente en el prepucio.

Herpes, con costras que se reproducen incesantemente.

Descenso de los testículos, con sensación como si quisiera salir una her- nia inguinal.

:390 Ausencia completa de deseos venéreos, á pesar de violentas erec- ciones.

Coito con eyaculación lenta y sin placer.

Deseos venéreos con falta de erección.

Después del coito, debilidad, cansancio y deseo de acostarse.

Poluciones nocturnas frecuentes y debilitantes, con gran pereza y deseo de dormir mucho tiempo.

395 Secreción abundante de mucosidad detrás del glande.

Olor muy fuerte de los órganos genitales.

Miliar ardiente en el pene.

Dolores distensivos en los ovarios y matriz.

Tirantez en la región de los ovarios, con deseo de apretar esta región.

400 Inflamación é hinchazón de la matriz, con dolores punzantes, ar- dientes, y como si clavaran en ella alfileres.

PATOGENESIAS 23

178

Dolores lancinantes en la matriz.

Ulceración del hocico de tenca.

Menstruación muy variable, unas veces se retrasa, otras se adelanta.

Menstruación que se adelanta casi siempre.

405 Metrorragla.

Deseos venéreos, con furor uterino, calor, escozor y ardor en la vulva.

Menstruación muy abundante y que se retrasa.

Menstruación que se adelanta, escasa y de corta duración.

Antes de la menstruación, ardores, contracciones en el útero.

410 Durante la menstruación, cólicos, cefalalgia, nefralgia, contracción general é hipocondría.

Vaginitis, con ardor en la vulva y muslos.

Leucorrea escasa, espesa, purulenta, que sale por copos y es de muy mal olor.

Aborto.

Esterilidad.

415 Hinchazón inflamatoria de las mamas.

Grandes abscesos en las mamas.

Dolores de tracción, terebrantes, punzantes, lancinantes, que van desde las mamas hasta las axilas. `

Tumores duros como escirros en las mamas.

Úlceras y grietas en los pezones.

420 Sensación de frío en la piel.

Cosquilleo en la piel, con deseo de pasar constantemente la mano por ella.

Pequeños granos duros, pruriginosos y ardientes, en diferentes partes del cuerpo.

Marasmo excesivo.

Piel amarilla, de color gris, y que parece siempre sucia.

425 Prurito insoportable y ardiente en todo el cuerpo, como si éste fuera asaltado por millares de insectos.

Tensión é insensibilidad de la piel.

Tumefacciones rubicundas y duras, que se agrietan y supuran.

Úlceras malignas en diferentes partes del cuerpo.

Descamación de la piel, especialmente en las piernas.

430 Erupción pustulosa, principalmente en el vientre, con cefalalgia y fiebre.

Forúnculos en el dorso, que se renuevan sin cesar y supuran mucho.

Heridas de curso muy lento y que se gangrenan fácilmente.

Gran cantidad de granos subcutáneos muy dolorosos.

Piel enfermiza y muy vulnerable; por poco tiempo que se apoye en alguna parte. escuece, se pone rubicunda y con ardor en el sitio apoyado.

435 Equímosis, flictenas, pénfigo.

Erupción urticaria y miliar, con fiebre, calor y frío alternantes.

Escarlatina.

Piel excesivamente sensible al calor, al frío y al aire.

Sarna.

440 Herpes escamosas.

Placas lívidas y azuladas en ciertos sitios, como si se hubieran recibido golpes.

179

Piel de color obscuro.

Piel que se inflama frecuentemente y se pone rubicunda; escoriándose y sangrando con facilidad.

La sangre fluye por los poros de la piel, con gran inquietud y temor á la muerte.

445 A veces, después del más leve esfuerzo, la piel se hincha y suda de un modo extraordinario.

Erisipela errática y flegmonosa; seguida de forúnculos y abscesos, que se renuevan.

Hinchazón de la piel casi todas las tardes.

Piel de color rojo cobrizo y violeta alrededor de las úlceras.

Manchas de diferentes matices que dibujan la piel.

450 Parálisis de la epidermis.

Agravación de los síntomas de la piel con el frío ó el calor excesivo.

Deseo insoportable de dormir, y sueño pesado durante el día, especial- ' mente por la tarde. l

Insomnio nocturno, ó sueño muy agitado, con sustos, gritos, palabras, ` suspiros, sobresaltos. '

Insomnio, principalmente después de media noche.

455 Sueño comatoso, durante el que se tienen los ojos abiertos y se oye el ruido que se hace en la habitación.

Sueño tardío y se despierta muy temprano.

Coma vigil, sonambulismo.

Accesos de éxtasis por la noche, como si fueran provocados por melodías que se escuchan. l

Sueños que asustan; se cree perseguido y amenazado, se agita, grita, pro- cura defenderse y huir.

460 Sueños de fuego é incendios

Sueños sobre las ocupaciones del día.

Fiebre, calor, principalmente en la cabeza, dorso y piernas, pulso muy

. agitado, sed viva y debilidad.

Frío que empieza por el vientre y se extiende por todo el cuerpo, sudor glacial, movimientos convulsivos de las extremidades y postración.

La fiebre redobla su intensidad por la noche ó al aire libre.

465 Fiebre, con sed y grande hambre, agitación, delirio, apretamiento y rechinamiento de dientes, calambres atroces, deseos de morder, miedo á todo lo que brilla ó se mueve.

Fiebre con congestión y pesadez excesiva de la cabeza, ardor y tirantez en las articulaciones, contracción general, delirio casi continuo, boca negruz- ca, espumosa y convulsa. .

Fiebre cotidiana, que empieza á las dos ó tres de la tarde, y se prolonga mucho durante la noche; calor quemante, acompañado de frío parcial y pa- sajero; palabras incoherentes, grande postración y con frecuencia parálisis de las extremidades.

Escalofriíos después de la comida y por la tarde.

470 Fiebre perniciosa, con frío continuo.

Sudor frío y sanguinolento, especialmente por la noche.

Pulso irregular, á veces intermitente y casi siempre duro.

La fiebre se calma por la mañana.

180

'CARBOLIC ACIDUM (ácido fénico)

por el Dr. TEMPLE S. HOYNE

HISTORIA '

Este medicamento ha sido experimentado por los doctores Bacmeister, Hoyne, Duncan, Hedges, en enero de 1869; por el Dr. Lilienthal, en abril de 1869; por el Dr. Haeseler, en junio de de 1869, y por el Dr. E. C. Price, en agosto de 1869.

Los síntomas obtenidos por el Dr, Liliental llevan una L; los del doctor Haeseler, una H; y los del Dr. Price. una P.

Los síntomas experimentados por más de una persona, son los impresos en caracteres itálicos ; por más de dos, en caracteres mayores; y por más de tres, en caracteres grandes.

Los síntomas curados está marcados con un *.

Los sacados de los envenenamientos; y que no han sido ratificados por ningún experimentador, llevan un 0.

MORAL

1 Aversión completa al estudio; lo que ha estudiado le parece inútil (por la noche).

Amable.

Entendimiento claro y activo.

Aversión al trabajo; aun el corregir las pruebas de la imprenta le es fa- tigoso.

5 Pereza para cumplir con sus deberes profesionales. H.

Aversión á los trabajos mentales, aun á leer. L.

Pereza mental y física, desea no hacer nada, L.

Hago mi trabajo mecánicamente, pues el estudio está fuera de la cues- tión. L.

No puede fijar su pensamiento en ninguna cosa. I.

10 No tengo humor para pensar ni hablar, pues mi cabeza parece está atontada, aunque no dolorida.. L.

Cuando leo no puedo fijar mi atención en ello, ni retenerlo, por lo tanto, en la memoria. L.

Puedo reunir los pensamientos con algún esfuerzo. H.

Falta de viveza en los pensamientos. H.

Embotamiento y confusión. H.

15 Pérdida de la memoria. H.

Bienestar físico y moral. J..

Sensación de ofuscación y estupidez.

Embotamiento intelectual, que desaparece después de desayunarse.

Decaimiento. H.

20 Enervación. H.

Melancolía. H.

181

Mal humor, pierde fácilmente la calma.

Parece enojado y su conversación tiene poca animación; dice sentirse abatido y soñoliento. H.

Se vuelve de nuevo irascible por la noche.

25 Muy irascible después de dos días. L.

El cariño con que se le trata le es desagradable.

Sensación de abatimiento con disposición á suspirar y bostezar. H,

* Hipocondría.

* El paciente se cree más enfermo de lo que realmente está.

30 Estoy asustado por haber tomado medicamento con exceso, y acaso mi salud quede resentida para siempre. H.

Se agita y lamenta continuamente, y á veces lanza un grito pene- trante. H.

Rara vez está de buen humor por la noche.

0 Insensibilidad.

El niño estaba privado de conocimiento, no reconocía á nadie. H.

35 0 Delirio.

CA BEZA

FRENTE: Dolor muy molesto en la frente (momentáneo).

Ligero dolor molesto en la frente, del lado izquierdo.

Dolores obtusos en la frente.

Dolor urente en la frente.

40 Ligero calor en la frente, especialmente en el lado izquierdo.

La frente acusa ardor, y la presión de mi mano fría sobre ella produce un alivio pasajero. L.

Sensación de presión y pesadez en la frente. L.

Experimenta una sensación de plenitud en el lóbulo frontal del cerebro, que aumenta hasta convertirse en una fuerte cefalalgia.

Dolor obtuso presivo) que va desde la frente al occipucro.

45 SENSACION COMO SI UNA VENDA RODEASE LA FRENTE.

Sensación de tirantez á través de la frente, precisamente encima de los senos frontales. L.

Constricción sobre los senos frontales de pequeña duración.

Despierta con una sensación de constricción, embotamiento y ardor en la cabeza, de preferencia en la frente; seguida antes de levantarse de un do- lor penetrante, agudo en la región supraorbitaria izquierda. Estaba cir- cunscripto y podría ocupar el sitio da una moneda de dos reales.

El dolor agudo, penetrante, duró sólo cinco ó diez minutos y cesó al le- vantarme, quedando la región asiento del mismo sensible' al tacto más de un día.

50 Dolores intensos á través de la frente, ó en la sién izquierda, ó en la derecha. L.

Cefalalgia frontal de carácter neurálgico.

Cefalalgia en la frente y sienes. L.

Cefalalgia frontal obtusa con escalofríos. L.

Cefalalgia frontal obtusa con laxitud. L.

55 Cefalalgia frontal obtusa sobre la raíz de la nariz. L.

Cefalalgia frontal obtusa que se alivia algún tanto con el aire fresco. L.

182

Cefalalgia frontal obtusa en el centro de la frente; el resto del cerebro está libre del dolor. I.

Cefalalgia frontal obtusa como si una faja de goma elástica comprimiese fuertemente la frente. L.

Cefalalgia frontal y opresión yde pecho, empezando en el lado izquierdo y transmitiéndose al derecho. L.

60 Ligera cefalalgia y dolor urente intenso en el cerebro, sobre las ce- jas por la noche. L.

* El dolor está casi siempre localizado sobre el ojo izquierdo, afectán- dolo de tal modo, que apenas puede ella tenerlo abierto. H.

VÉRTICE: dolor urente en el extremo superior de la cabeza.

Fuerte cefalalgia por la mañana limitada á la parte superior media de la cabeza.

Sensación de pequeñas chispas eléctricas en el vértice de la cabeza, que se convierten en picor punzante, con deseo de rascar la parte, y alivio con esto.

65 SIENES: dolor urente en la sién derecha y vértice de la cabeza.

Dolor incómodo y obtuso en la sién izquierda y parte posterior de la cabeza, al inclinarse hacia adelante.

Dolor incómodo y obtuso en el lado derecho de la cabeza, inclusa la sién del mismo lado.

Dolor obtuso y presivo en la sién izquierda, durante el día. L.

Dolor obtuso y presivo en las sienes, con sensación de una faja que aprieta la frente, y tensión en la nariz, en el espacio que media entre los ojos. L.

70 Ligera incomodidad dolorosa en la sién izquierda. L.

Sensación de una venda que compriera el espacio comprendido entre ambas sienes, seguida de una cefalalgia obtusa y presiva, fuertemente agra- vada con el movimiento al aire libre. L.

Presión en la sién izquierda, como si fuera en la parte exterior del ce- rebro.

Dolores tensivos en las sienes. H.

Dolores neurálgicos oblicuos en las sienes. L.

75 (OCCIPUCIU: Dolor obtuso y presivo en la parte posterior de la « ca- beza en el lado derecho y sién del mismo lado.

Sensación de endolorimiento en la parte posterior de la cabeza.

Presión en el occipucio. L.

Cefalalgia occipital presiva y obtusa. L.

LaADbos. Dolores pulsativos en el lado derecho de la cabeza.

80 Dolor molesto en el lado derecho de la cabeza.

Los dolores son más fuertes en el lado derecho.

Dolores neurálgicos en el lado izquierdo de la cabeza.

La cefalalgia se agrava en el lado izquierdo. L.

Dolor agudo, lancinante, de carácter neurálgico, que va de un lado á otro, afectando al ojo del lado dolorido de tal manera que apenas puede manterse abierto. H.

85 CUERO CABELLUDO. Picor en el cuero cabelludo, primero en el lado

derecho, después en el izquierdo.

El picor del cuero cabelludo se asemeja á la sensación que experimenta- ría si fuera mordido.

183

Una pequeña vesícula pustulosa hacia el lado izquierdo del vértice. P.

SÍNTOMAS GENERALES. CABEZA ARDOROSA.

Sensación de embotamiento en la cabeza.

go La sensación de embotamiento, calor y constricción, que era bas- tante fuerte para convertirse en dolor, á veces aliviada oprimiendo la cabeza con las manos, duró todo el día hasta que fué de noche.

Cefalalgia obtusa y constrictiva, media hora después de levantarse. 49.

La cabeza parece que se hincha y se siente ardorosa, como si irradiase calor, como el que despide un hornillo ó estufa.

Agolpamiento de sangre á la cabeza, la cara se pone rubicunda.

Sensación de plenitud que radica en todo el cerebro, con dolores ob- tusos. L.

95- Sensación de plenitud en el cerebro. L.

Sensación desagradable de plenitud en la cabeza, con soñolencia. H.

Sensación de confusión en la cabeza.

Confusión y dolor en la cabeza. H.

Experimenta una sensación de frío en la cabeza.

100 Sensación dolorosa después de la cefalalgia.

La cabeza está dolorida cuando se mueve,

CABEZA MUY PESADA.

Pesadez en la cabeza cuando se inclina hacia adelante.

El cerebro se siente comprimido y dolorido. H.

105 * Parece que el cerebro está comprimido por un vendaje muy apretado. H.

Dolores de cabeza expansivos, con vértigos á los ojos; escribe con difi- cultad. L.

Cefalalgia intensa la mayor parte de la noche.

La cefalalgia no toma asiento en región alguna de preferencia; es tan fuerte en la frente como en las demás regiones.

La cefalalgia continuó hasta que fuí á dormir por la noche (todo el día).

110 Cefalalgia con náuseas; alivio tomando una taza de verde.

Cefalalgia que aumenta hasta el mediodía.

* Unas veces afecta el estómago la cefalalgia, y otras no. H.

Gran dolor; nunca había tenido una cefalalgia tan intensa; parece como + que están cortando con una espada la cabeza en su derredor; el ruido más pequeño agravaba la cefalalgia; el pasear por la habitación perjudicaba á la cabeza; necesitaba tener un pañuelo atado alrededor de la cabeza. H.

* Ataques periódicos de cefalalgia molesta, uno por lo menos todos los meses, y generalmente durante, antes ó después del período menstrual. H.

115 La presión alivia al principio por un momento el dolor, pero si continúa aumenta la cefalalgia. Sin embargo, si la presión se suspende por

un instante y luego se vuelve á aplicar, renueva el alivio como antes. | La cefalalgia desaparece paseándose por una habitación.

La cefalalgia desaparece después de desayunarse.

La cefalalgia se alivia mientras fuma; después de haber tomado té.

La cefalalgia se agrava inclinando la cabeza hacia adelante.

120 Los dolores de cabeza son más fuertes y se agravan en el lado de- recho.

Los dolores de cabeza son persistentes.

184

* Retracción de la cabeza. H.

* Sudor frío, viscoso en la cabeza. H.

Todos los síntomas se dirigen desde la cabeza hacia abajo. L. 125 * Meningitis. H.

* Tinea capitis. H.

* Hidrocéfalo agudo. H.,

* Piojos en la cabeza. |

VÉRTIGOS: dice que está MUY DESVANECIDA.

130 Siente vértigos con el más ligero movimiento.

Vértigo con temblor. L,

El vértigo vuelve tan pronto como entra en una habitación. L, La cabeza está trastornada, y vacila al andar como un beodo. L.

OJOS

Ojos pesados..

135 Dolor urente en el ojo izquierdo (pasajero).

Dolor urente en los ojos, agravado en el izquierdo.

El ojo derecho se llena de agua.

Lagrimeo constante del ojo izquierdo.

Están tan doloridos los ojos que es difícil poderlos tener abiertos. H.

140 Sensibilidad de los ojos á la luz.

Desea tener las ventanas de su habitación cerradas, á causa de que la luz causa dolor en los ojos. H.

Punzadas neurálgicas en los ojos. H.

* Neuralgia prolongada en el ojo derecho: se sostuvo por espacio de dos semanas.

Sin casi remisión ninguna. H.

145 DOLOR EN EL OJO derecho. H.

Ligero dolor en la ceja derecha. P.

Todas las cefalalgias parece que se localizan en el ojo derecho. H.

Parece como si me estuvieran frotando constantemente los ojos y ca- beza. H.

0 Aspecto lívido en derredor de los párpados, labios y orejas.

150 * Contracción y dilatación alternante de las pupilas. H.

O Pupilas contraídas é insensibles á la luz.

Vértigos frente á los ojos. L.

Parece que se mueven objetos ante los ojos.

Los objetos parece que se mueven hacia atrás y hacia adelante.

155 No puede ver lo que hay en la habitación.

Cuando escribe se le confunden las letras, de modo que lee con dificul- tad lo que ha escrito. |

La lectura es imposible; pues parece que las letras se borran y se mez- clan unas con otras. L. :

* Tumor enquistado en los párpados.

OÍDOS

Dolor presivo en el oído izquierdo (pasajero). 160 El dolor del oído vuelve de vez en cuando.

185

Dolor pulsativo; con zumbidos en ambos oídos. Picor en el oído derecho.

SS NARIZ

Picor en la nariz.

Cosquilleo en la nariz derecha con estornudo.

165 La nariz derecha está obstruida.

Ambas narices están obstruidas.

Nariz tensa y obstruída, con sensación de plenitud y tensión hasta la frente (por la mañana). L.

Tensión en la nariz, entre los ojos. L.

Punzadas en la nariz izquierda, con lagrimeo continuo del ojo izquierdo y flujo acuoso por la nariz. L.

170 * Catarro nasal. H.

* Ozena. H

Sequedad de las fosas nasales posteriores.

Al sonarse, la mucosidad que sale es sanguinolenta; sangre rojo-clara.

Sensación de dilatación en las fosas nasales.

175 OLFATO NOTABLEMENTE AUMENTADO.

Flujo mucoso de ambas fosas nasales al aire libre, cesando al entrar en casa, pero se renueva al penetrar en una habitación fría.

Sensación en el ala izquierda de la nariz de pequeñas chispas eléctricas; deseo de rascar la parte repetidas veces.

Se forma una vesícula en la nariz, que á las veinticuatro horas se con- vierte en una pústula; tres mañanas seguidas se extrajo pus de la pústula y luego se curó.

Esfuerzos para arrojar de la faringe y fosas nasales posteriores muchas mucosidades blancas.

CARA

180 Picor en la cara; en la mejilla derecha.

Vivo dolor en el centro del carrillo, como si hubiera sido picado por un mosquito. |

Cara congestionada y quemaduras.

Ligero calor en la cara y frente, especialmente en el lado izquierdo.

O Aspecto facial pálido y lleno de ansiedad.

185 0 Cara pálida y bañada en sudor.

* Color cetrino, anémico, como el jabón. H.

Dolor tensivo en la mandíbula inferior y lado derecho.

Sensación de pellizcos en los carrillos y sienes. H.

Ligera erupción pustular en el lado derecho de la cara. L.

BOCA

190 Flujo pútrido de la boca, garganta ,narices, oídos, recto y vagina. H.

O Boca y garganta llenas de una mucosidad espesa y viscosa.

Supersecreción de saliva, que no puede arrojar todas las veces que lo intenta, teniendo la saliva un aspecto blanco-azulado. H.

PATOGENESIAS 24

186

0 Espuma en la boca.

Ardor en los labios, garganta y exófago, con calor que proviene del es- tómago. L.

195 Hinchazón y dolor en la región interna del carrillo izquierdo, en el lado opuesto á los dientes molares: el carrillo se pone lo mismo que cuando los dientes lo inflaman á veces para salir. (Todo el día). Al tercer día.

0 Interior de la boca muy pálido.

0 Ligera lividez de los labios y extremidades de los dedos.

Estomatitis. H.

Aítas. H.

200 Sensación mordicante en la lengua. L.

Ardor en la lengua, especialmente en la punta. I.

Ardor y punzadas en la lengua, como si mil alfileres la estuvieran pican- do á la vez. H. |

Lengua temblorosa y de aspecto como la carne de vaca. H.

No puede mover la lengua. H.

205 Lengua seca y fisuras en la lengua y labios. H.

Lengua con cubierta seca, brillante y lustrosa. H.

0 Legua seca y rajada.

Lengua seca y cubierta con una capa amarillenta y gruesa. H.

Odontalgia en la parte derecha de la mandíbula superior.

210 * Rechinamiento de dientes. H.

* Odontalgia.

Dientes cubiertos de una capa sucia.

GUSTO

Gusto nauseabundo.

Gusto metálico, malo, acre. H.

215 Gusto metálico cobrizo. L.

El aliento exhala un fuerte olor á alquitrán.

* Sed excesiva. H.

Deseo constante de beber agua, que sin embargo, no se sostiene en el es- tómago, como sucede con las demás substancias ingeridas, H.

APETITO

DISMINUÍDO.

220 AVERSIÓN AL cenar); á la comida.

Apetito extraordinario al cenar. P.

Más apetito por la mañana.

El almuerzo es gustoso.

Anorexia.

225 Toma bastante alimento con alivio de todos los síntomas, excepto la cefalalgia frontal. L.

Come mucho, y aunque el estómago está lleno, sube, sin embargo, calor del estómago con el gusto del ácido fénico. L.

Buen apetito, pero el alimento produce gran peso en el estómago. L.

Pérdida completa del apetito. L.

187

No puede comer, á pesar de haber mandado la trajeran la comida una hora antes. H.

230 Experimenta una sensación como si hubiera comido demasiado.

GARGANTA

Garganta algún tanto dolorida, en el lado derecho y á la noche.

Dolor de garganta; está algo ronco, como si se hubiera resfriado.

Dolor de garganta sólo al deglutir, y presión en la parte superior de la laringe; agravación en el lado derecho,

El dolor se agrava en el lado derecho.

235 Endolorimiento de la garganta, con deglución imposible.

Dolor en la garganta al deglutir.

Punzadas vivísimas en la garganta.

El dolor de garganta se desarrolla rápidamente; es agudo y punzante.

Punzadas ardientes en la garganta, como si hubiera comido alguna cosa picante.

240 * Sensación de plenitud en la garganta y deseo constante de de- glutir. L.

* Difteria v úlceras pútridas en la garganta. H.

* Dolor en la garganta, que se extiende á los oídos; el deseo de deglutir se aumenta con la deglución; faringe inflamada y de un color rojo subido; Lachesis 200.2 alivió; bebe un vaso de cerveza fuerte por la noche; al día si- guiente peor, con sed, calor en la cabeza, y la boca despide un olor desagra- dable. Nux, Bell., Laches., Merc., no producen alivio alguno. Carbol;. aci- dum, 30.2, tres gotas en medio vaso de agua, para gargarismo, cada cuatro horas. Tres gargarismos curaron. Underwood.

Sensación de sofocación en la garganta, con esfuerzos para arrojar fle- mas. H.

Much-s mucosidades en la faringe.

245 Sequedad de la faringe y fosas nasales posteriores.

Esfuerzos para espeler mucosidades blancas y claras, al aire libre.

Esfuerzos en la faringe y fosas nasales posteriores, para arrojar muchas mucosidades blancas.

La garganta se alivia, mientras fuma, después de tomar té.

0 Contracción espasmódica del esófago.

250 0 Contracción espasmódica del esófago, que impide al paciente de- glutir, y ofrece gran dificultad á la introducción de la sonda esofágica.

Dolorosa y espasmódica contracción del esófago, detrás de la laringe, al beber agua helada; el dolor subsiste durante varios minutos. P.

Sensación de constricción en la parte media del esófago. H.

Deglución y respiración difíciles. H.

Ardor en el esófago y estómago. L.

255 Ligeras náuseas eu la garganta.

O La membrana mucosa del estómago está contraída y seca y tiene un color obscuro. |

SÍNTOMAS GÁSTRICOS

Parece que el estómago está lleno de viento. EXPULSIÓN DE GASES.

188

Expulsión constante de grandes cantidades de gases.

260 Sensación como si el estómago estuviera lleno de aire y conviniese expulsarlo. -

El aire en el estómago produce grandes alteraciones; alivio después de arrojar una especie de liquido agri-dulce.

* Molestado con la flatulencia y astricción de vientre. H.

Eructos de gases insípidos.

Eructos después de un desayuno ligero. L.

365 * Eructos ácidos y formación de gases. H.

Deseo constante de buscar alivio por medio de infructuosos esfuerzos para eructar, ú oprimiendo con la mano la boca del estómago. H.

Gran peso en el epigastrio, como si estuviera oprimido por gases. H.

Los eructos son más frecuentes al andar.

Regurgitación de los alimentos, que saben á suero y repollo.

270 NÁUSEAS.

NÁUSEAS, más frecuentes por la mañana.

Ligeras náuseas en la garganta.

Ligeras náuseas con postración.

Después de tomar se encuentra mejor, pero se pone soñoliento.

275 Después de tomar vuelven las náuseas, y se aumentan tomando un poco de vino de Jerez.

Náuseas con deseos de eructar. L.

Náuseas violentas, que disminuyen algo bebiendo agua. H.

Náuseas con extremecimientos y temblor de la cabeza; obligan á hacer visajes; escupe frecuentemente y presenta otros varios síntomas, indicios del malestar del estómago. H.

Sensación de espacios ulcerados y quemantes en el estómago y esófago, con náuseas. |

280 * Vómitos crónicos. Hale.

* Vómitos crónicos, en los que se descubre la presencia de ciertos liqui- dos. H.

* Puede contener con dificultad los alimentos en el estómago, pues vo- mita siempre después de comer. H.

Mientras toma un ligero desayuno, siente á cada momento como si su- biera una cosa del estómago y fuera á vomitar. H.

Irritabilidad gástrica y vómitos, especialmente los que acompañan al embarazo. H.

285 * Enfermedades de las embarazadas. Garraway.

* Vomita todo alimento inmediatamente después de tomarlo, durante tres días; histérico. Garraway.

* Síntomas dispépsicos de muchos años de duración. H.

Por la tarde, después de la comida, hipo por espacio de largo tiempo.

ESTÓMAGO

Dolor fuerte de estómago.

290 Sensación de pesadez é inquietud en el estómago. 0 Inflamación del estómago yduodeno.

DOLOR URENTE EN EL ESTÓMAGO.

189

Sensación de ardor en el estómago, que aumenta con intensidad, con ca- lor que proviene del esófago. L.

Ardor en el estómago con sensibilidad al tacto. L.

295 Sensación de ulceración y ardor en el estómago y esófago, con náu- seas. L.

La sensación de ardor en el estómago, como producida por un ácido co- rrosivo, es constante; sin embargo, el apetito es bueno y los alimentos se di- gieren bien. L.

Calor y dolor intensos en el estómago. H.

* Endolorimiento del estómago é intestinos. H.

Incomodidad en el estómago como cuando hay indigestión. L.

300 Sensación de una enfermedad que ocupa totalmente el estómago, y que representa una dispepsia de las más agudas. H.

* Experimenta un gran dolor, que va del estómago á los hipocondrios, especialmente al derecho y al pecho. H.

Sensación de presión en el epigastrio. L.

Sensación de vacuidad en el estómago, y de plenitud en la garganta y deseo constante de deglutir. L.

Sensación de vacuidad y molestia de peso alrededor del estómago, H.

305 Sensación incómoda en el estómago é hígado. I..

HIPOCONDRIOS

Endolorimiento de los hipocondrios, agravado con el movimiento. L.

Dolores fuertemente presivos en log hipocondrios. L.

Sensación de un fuerte dolor en el hipocondrio derecho y á lo largo de la espalda, H.

Sensación desagradable en la región del hígado, sin dolor, pero como si hubiera dolores fuertes. L.

310 Fuerte dolor en el hípocondrio derecho, scbre la región del hí- gado. H.

* Gran sensibilidad en el cólon transverso. H.

ABDÓMEN

Dolor desagradable en la parte inferior del abdómen.

Dolor y sensación de horadamiento en el estómago y hacia el vientre bajo. H.

Siente dolor hacia abajo, en ambas regiones ilíacas. H. 315 Dolor urente en la parte inferior del abdómen y vértice de la ca- beza.

ENTERALGIA.

LOS INTK$TINOS ACUSAN DOLORES con el movimiento. L.

Sensación de dolor y distensión en los intestinos.

Intestinos distendidos y llenos de gases, tres horas después de tomar alimento. l

320 Siente como si los gases estuvieran comprimidos en los intestinos.

Ruido y movimiento de gases en el abdómen, con sensación de distensión.

Ruído de gases en los intestinos; sensación como si se fuera á presentar la diarrea, después de pasear.

190

* Flatulencia en los viejos, dependiente de una digestión imperfecta H.

Emisión de gases pútridos.

325 Emisión de grandes cantidades de gases todas las noches.

* Frecuentes accesos de dolores semi-cólicos. H.

El movimiento del caballo, ó del coche, impresiona desagradablemente los órganos intestinales, que se sienten ardientes y doloridos. L.

Sensación de plenitud con ardor, en la parte exterior del abdómen. L.

Sensación de malestar en todo el abdómen. H.

330, Estando sentado, punzadas calambroideas en la región inguinal izquierda. |

Abdómen retraído ó hundido en la región umbilical. H.

Sensación de dolor en los músculos abdominales.

Picor en la parte inferior del abdómen, mordicante.

ANO Y DEFECACIÓN

Picor en el ano, y siente como si la piel del mismo estuviese denudada.

335 Gran sensibilidad en el recto á cada momento. H.

Astricción de vientre casi continuada. L.

Los intestinos parecen insensibles, pero no hay astricción.

* Deposiciones involuntar:as acompañadas de un olor ofensivo. H.

Deposiciones siempre inodoras, aunque muy abundantes. H.

340 Deseo de defecar durante el día, aunque había defecado por la ma- ñana, naturalmente.

Dos defecaciones naturales diarias, lo cual no es lo de costumbre, pues de ordinario defecaba una vez cada segundo día.

* Mientras tomó el ácido fénico deposiciones fáciles, consistentes, cada veinticuatro horas, mientras que antes existía astricción de vientre, y cuan- do defecaba había tenesmo y disposición á formarse almorranas. H.

* Cólera. H.

* Tenesmo. H.

345 * DIARREA.

* DIARREA, resultante de la humedad. H.

* Accesos periódicos de diarrea, seguidos de astricción de vientre. H.

Diarrea: tres evacuaciones acuosas en un corto espacio de tiempo, acom- pañadas de dolor y afección del estómago. H.

* Cólera infantil, deposiciones de agua de arroz y de muy mal olor, se- mejante al de los huevos podridos. H.

350 * Disentería. H.

Deposiciones sanguinolentas y mucosas, semejantes á las raeduras de las membranas mucosas. H. Ñ

Lombrices, especialmente el oxiurus vermicularis. H.

* Hemorroides. H.

Hemorroides externas, á veces internas, y que exudan sangre. H.

355 Fístulas. H.

ÓRGANOS URINARIOS

ORINAS AUMENTADAS y de olor fuertísimo. Orina más veces que de ordinario durante la nocbe.

189

Sensación de ardor en el estómago, que aumenta con intensidad, con ca- lor que proviene del esófago. L.

Ardor en el estómago con sensibilidad al tacto. É.

295 Sensación de ulceración y ardor en el estómago y esófago, con náu- seas. L.

La sensación de ardor en el estómago, como producida por un ácido co- rrosivo, es constante; sin embargo, el apetito es bueno y los alimentos se di- gieren bien. L.

Calor y dolor intensos en el estómago. H.

* Endolorimiento del estómago é intestinos. H.

Incomodidad en el estómago como cuando hay indigestión. L.

300 Sensación de una enfermedad que ocupa totalmente el estómago, y que representa una dispepsia de las más agudas. H.

* Experimenta un gran dolor, que va del estómago á los hipocondrios, especialmente al derecho y al pecho. H.

Sensación de presión en el epigastrio. L.

Sensación de vacuidad en el estómago, y de plenitud en la garganta y deseo constante de deglutir. L.

Sensación de vacuidad y molestia de peso alrededor del estómago, H.

305 Sensación incómoda en el estómago é hígado. L.

HIPOCONDRIOS

Endolorimiento de los hipocondrios, agravado con el movimiento. L.

Dolores fuertemente presivos en los hipocondrios. L.

Sensación de un fuerte dolor en el hipocondrio derecho y á lo largo de la espalda, H.

Sensación desagradable en la región del MERCO: sin dolor, pero como si hubiera dolores fuertes. L.

310 Fuerte dolor en el hipocondrio derecho, scbre la región del hí- gado. H.

* Gran sensibilidad en el cólon transverso. H.

ABDÓMEN

Dolor desagradable en la parte inferior del abdómen.

Dolor y sensación de horadamiento en el estómago y hacia el vientre bajo. H.

Siente dolor hacia abajo, en ambas regiones ilfacas. H.

315 Dolor urente en la parte inferior del abdómen y vértice de la ca- beza.

ENTERALGIA.

LOS INTRSTINOS ACUSAN DOLORES con el movimiento. L.

Sensación de dolor y distensión en los intestinos.

Intestinos distendidos y llenos de gases, tres horas después de tomar alimento. :

320 Siente como si los gases estuvieran comprimidos en los intestinos.

Ruido y movimiento de gases en el abdómen, con sensación de distensión.

Ruído de gases en los intestinos; sensación como si se fuera á presentar la diarrea, después de pasear.

192

Catarro de la matriz. H.'

Menorragia. H. .

390 Leucorrea. H.

Ulceración de la matriz. H.

* Ulceración del cuello del útero, á causa del empleo de los cáusticos; fiujo constante de materias obscuro-verduzcas que escorian las partes y se aumenta después de la menstruación, que era muy abundante, hasta ser casi metrorragia, continuando por espacio” de seis ú ocho días (aplicaciones lo- cales).

Dolor en la región del ovario izquierdo al andar al aire libre, que des- aparece pronto. L.

Dolor en el ovario izquierdo andando al aire libre, de corta duración. L.

395 Sensación de tensión en los lomos y de un lado 1 otro de la pél- vis. H.

LARINGE

Pequeña tos entrecortada, con cosquilleo en la garganta.

Inclinación constante á toser.

El lado izquierdo de la laringe duele mucho á la presión; no es seguro el dolor en el lado derecho.

Irritación en la garganta, que produce una tos corta y seca.

400 Expectoración de grandes cantidades de mucosidades espesas y blanquizcas.

Cosquilleo, sensación de irritación en la parte superior de la tráquea y fauces. H.

Tos penosísima, acompañada de riaden pútrida y tenaz. H.

* Tos á veces seca, corta, entrecortada. H.

Tose para desembarazar los bronquios; expectora un poco.

405 * Crup catarral.

* Tos ferina.

* Tos ferina, con rubicundez de la cara, less y cefalalgia frontal.

PECHO

Respiración libre y profunda; inclinación á hacer grandes inspira- ciones.

0 Respiración estertorosa y que huele fuertemente al ácido que se expe- rimenta.

410 -0 Respiración difícil.

* Respiración desigual é irregular, siendo unas veces más frecuente y otras menos de lo natural. II.

0 Respiración irregular, que á veces se suspende y vuelve de nuevo con fuerza, aun cuando no se perciben los movimientos del corazón.

Disnea y respiración muy irregular, acompañadas de palpitaciones de corazón, especialmente por la noche. H.

El enfermo bosteza á cada momento y hace profundas inspiraciones. H.

415 Siente como si tuviera el pecho comprimido ó como si un peso

ravitase sobre la parte anterior del pecho, con deseo de dilatar éste. I. . Opresión de pecho. L.

l | |

Año IV Enero 1911

Núm. 19

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: A NUESTROS LECTORES.—ACALYPHA INDICA EN LAS HEMOPT.SIS, tema del Dr. Olivé. - EL ARSENOBENZOL ANTK LA HOMEOPaTÍA, traducción por el Dr. Casanovas,

A nuestros lectores

Con el presente número inaugura el Instituto Homeópata de Barcelona una de las muchas reformas que acarició desde su inauguración.

Contrariedades que no son del caso exponer cohibieron muchas veces las iniciativas de los comités de redacción que han venido encargados hasta la fecha de llevar á buen término la Revista. ( y |

Hoy podemos afortunadamente solventarlas todas y pone- mos en planta esta nuéva propaganda homeopática en la que la colaboración de todos dará mayor amenidad y valor científico á los trabajos de difusión de nuestro sistema.

El órgano del Instituto Homeópata de Barcelona será men- sual y no solamente continuará publicando las actas de las sesiones cientificas, sino que á más de las traducciones de los artículos más interesantes de las similares comienza la publica- ción de un folletín que hemos creído de gran utilidad ya que será úna recolección de las patogenesias que por no ser de contínuo uso se hallan diseminadas en las revistas y á las que para poder utilizarlas es preciso una pérdida de tiempo. Terminado este trabajo preparamos la publicación de obras de reconocido méri- to que no se encuentran editadas en nuestro idioma.

Todo ello, tenemos el convencimiento de que dará mayor realce á la Homeopatía Práctica, compensando al propio tiempo el pequeño sacrificio que imponemos con el aumento del precio de suscripción á nuestros abonados.

A las otras revistas que nos atienden con su cambio les reiteramos la expresión de nuestro afecto.

194 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

ACALYPHA INDICA EN LA HEMOPTISIS

POR EL Dr. OLIVÉ

Varias veces durante mi práctica me he encontrado apurado frente un caso de hemoptisis rebelde, viendo fracasar distintos medicamentos á cual más indicados, y en este trance suele ser, que me acuerdo de Acalypha indica; viene á mi mente con el prestigio de éxitos que he logrado de él en otras ocasiones, lo indico, lo toma el enfermo, se repite el éxito y vuelve á quedar en un cajón de 2.” orden de mi despacho. Recientemente me dió dos hermosos resultados y me propuse averiguar el porque de mi repetido olvido y poco agradecimiento, y lo encontré, y es que no está de moda, que la mayoría de obras no hablan de él, otras le hacen una ligerísima referencia, siendo bien pocas que le dediquen una atención regularmente respetuosa, si bien estas lo hacen todas con tanta energía y convicción y en forma tan categórica, que deciden á su uso.

La misma Encyclopedia de Allen (1877) trata de él en la más mínima expresión, igual hace Sieffert; Farrington y Puhl- mann le dedican una linea y media cada uno; Nasch, Jousset, Teste, Espanet, Paz Alvarez, etc., etc., no le citan, y donde en- contramos algunos más, aunque escasos elementos para habla- ros esta noche, es en Chargé, Dewey, y en Hale's: Hughes extracta lo que dice Chargé.

En la India Oriental la llaman Koopamanie o Vir giniana, es una Euforbiacea que tiene de 1 á 2 pies de altura, o de Junio á Septiembre y los que ejercen la medicina en aquel país, la usan empíricamente en los casos de tuberculosis pu.monar (dicen tísicos), y á más en el asma y crup.

El Dr. Tonnerer, de Calcutta, preparó una tintura de Acalypha ind. fué administrada á algunos sujetos, pareciendo que él inclusive tomó 10 gotas, produjo tos seca muy violenta seguida de espectoración sanguinolenta: uno de los experimen- tadores tenia afección tuberculosa del vértice pulmonar izquier- do, determinándosele espectoración de sangre pura por la mañana y coagulada por la tarde.

El mismo Dr. Tonnerer la dió á dosis terapéuticas, á un

LA HOMEOPATÍA PRACTICA ¡EN

tuberculoso que suisia crisis muv fuertes de tos seca con hamon-

tisis, C ésta. aungue o soninun a E más de consunción tuberculosa en su ulim O Periodo, en cos que las hemoptisis fueron Ccominadas. otra con ahma completa en

que cesó la hemorragia a pesar de que ia AE siguio su progreso. y termina citando varios casos de hemorragias pulmo- nares en que Acalypha h:zo cesar la hemorragia, dice. como por encanto. después de haber tallado varios medicamentos bien indicados.

Los Drs. Holcombe v Thomas. contirman todas estas aseve- raciones de éxito en la hemorragia pulmonar y el Dr. Arturo Clibton de Inglaterra afirma de acuerdo con Dewey. que NIRSUR remedio iguala á Acalypha para la hemoptisis, que viene gene- ralmente en chorro después de un acceso de tos seva, la respira- ción del enfermo es precipitada y la sangre brillante: y Chargs añade que es útil en la hemoptisis rebelde con enflaquecimiento, fiebre lenta, con pulso pequeño y deprimido v consunción:; Farrington la aconseja en la hemoptisis que aparece después de un acceso de tos seca.

He leído en un autor que dicho medicamento es útil en los sintomas dichos, pero no en las hemorragias causadas por tu- berculosis pulmonar, lo que hace creer tendría aleún caso tan desgraciado de esta grave enfermedad, con destrucción tan in- tensa de pulmón, que fué imposible ya la buena acción del me- dicamento, pero todos los autores dichos están conformes y nosotros hemos visto varios casos, en que Acalypha se ha lucido á pesar de ser el paciente buen ejemplar tuberculoso y antiguo. Recientemente tuvimos un cliente de 38 años de edad, que hace 3 años que le cuidamos y antes había ya dejado varios médicos porque no le curaban, habiéndole diagnosticado todos de tuber- culoso; el sujeto es bajo de estatura, denutrido hasta desmirria- do, pálido, rubio y tiene el lóbulo medio derecho completamen- te perdido, con otros varios focos diseminados, ha tenido hemoptisis en distintas ocasiones, pero la última vez fué tan tenaz que vió fracasar á Ferrum phosph y acet., Hammamelis, Millefolium, Adrenalina que quiso tomar porque otra vez le dió resultado, Aconitum 200, etc., cesando en el mismo dia que co- menzó á tomar Acalypha y sosteniéndose el efecto.

Tenemos otro cliente no tuberculoso que sufre atrofia mus-

196 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

cular progresiva bastante avanzada, la que le ha invadido el aparato respiratorio, dándole crisis de tos que acababan fre- cuentemente con hemoptisis, cuyos síntomas respiratorios sólo ceden á Stannum y cuando este talla y' la hemorragia existe únicamente Aralypha pára ésta en seco. |

Uso las diluciones 6.* y 10.*, no habiéndose usado que sepa- mos en altas potencias, pero en las más bajas. |

Jousset aconseja la ergotinina en inyección hipodérmica, para los casos en que hay escandalosa abundancia de sangre, y en verdad es de una acción tan rápida y comprobada que vale la pena de recordarlo, máxime cuando en nuestra escuela usamos frecuentemente para distintas hemorragias el Secale corn, en hemorragias venosas y el mismo Ergotinin si hay á la vez dolor vivo en el esternon, palpitaciones y fiebre intensa.

Antes de terminar, permitid que dedique un recuerdo å nuestros medicamentos clásicos, comenzando por los de acción venosa, los que exigen sangre obscura, negra, entre los que descoHlan Hantammelts que tiene entre sus síntomas, la hemorra- gia menos activa que Aconit. y Millefoli.; China con sangre obs- cura y coagulada que agota al que la pierde y motiva síncopes; Collinsonta can. en hemoptóicos que sufren constipación, cólicos, congestión en el bajo vientre, náuseas, postración y endocardi- tis reumática: recordemos entre los de acción arterial, Aconi!l., si la hemorragia es aguda, hay ansiedad y fiebre; Cactus si pal- pitaciones; los Ferrum en los anémicos con espectoración de sangre roja; aunque haya fiebre Ipecacuana en la hemorragia de la tisis incipiente con sangre roja y á veces náuseas; Millefolium si es rojo brillante y profusa: añadamos los que tienen una acción más amplia como Trillium pend. que es tan útil en las hemorragias activas como pasivas, y del que Hale hace tantos elogios; Arnica útil igualmente si la sangre es roja que si es obscura, más indicada si la hemoptisis aumenta por un esfuerzo, ó ha sido provocada por un traumatismo, ó hay sensación de contusión y herida en el torax; Erigeron que Hale le predica en todas las formas, de lo que protesta Chargé; Carbo v. si la piel es fría y el pulso filiforme la tos violenta por accesos y ronque- ra, agravación por la tarde y gran susceptibilidad á las variácio- nes atmosféricas; Conium en los mansturbadores; Natrum nitri- cum muy recomendado por algunos autores á la 1.6 3." X en

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 197

las hemoptisis y epistaxis y con su uso se previenen éstas por largo tiempo; Senecio en las hemoptóicas por supresión de las reglas; Sticta p. cuando hay tos grasa- por la mañana con esputo fácil blanco ó sanguinolento, tos con opresión que se agrava á la madrugada y el enfermo adelgaza y tiene diarrea; Sulphur- acid. en las hemorragias abundantes sin eretismo vascular. en los discrásicos graves (tuberculosos, escrofulosos, escorbúticos, agotados, etc.), y por fin, mentemos á Sulphur, que puede pre- venir la repetición curando la predisposición, especialmente si la hemoptisis:es consecutiva á la supresión de un exantema.

PP PP a ae

DISCUSIÓN

El Dr. Peiró presenta un tomo de la Flora Filipina de los Padres Agustinos, Blanco y Mercado, en el que se encuentran los siguientes datos sobre la Acalypha:

Acalypha de Carolina. Raíz con muchas excrecencias pe- queñas. Tallo erguido que afecta tener 3 ángulos estriados. Hojas alternas, anchas, lanceoladas, aovadas, con 5 nervios, algo pelosas, aterradas desde su mitad hasta el ápice. Peciólos mucho más largos que las hojas, con 2 estípulas, alesnadas en la base. Flores monoicas, en espiga; las hembras abajo, los machos arriba y en el remate como un martillejo que contiene una semilla, el cual se halla colocado en el extremo de un pedúnculo largo en forma de una cruz sin cabeza, compuesta de un tronco y 2 brazos, iguales las 3 cosas en lo largo y grueso. Debajo del tronco salen 3 hojuelas que se dirigen no hacia arriba, sino hacia abajo y también hay unos hilitos'que salen de los bordes del tronco: ¿serán acaso los estilos? Los brazos de la cruz tam- bién terminan en dientecillos deshilados y en la reunión de las 3 piezas se halla una semilla perfecta, fija por su cicatriz al tronco. No hay pistilo alguno, ni más estigmas que los hilitos que nacen de los bordes pequeños del tronco y brazos. Si los hilitos que salen de la parte inferior del tronco de la cruz, son los estilos, se verifica que esta flor será terminal, está del todo situada boca abajo y el pedúnculo fijo en el receptáculo. > >

Machos en el remate de las espigas de las flores y nacen de

198 La HOMEOPATÍA PRÁCTICA

la base del último involucro de las hembras. Las florecitas sesiles, en grupos y sin involucros. Cal. hendidos casi hasta la base, en 4 partes cóncavas, diáfanas. Cor. ninguna. Estam. sumamente pequeños, con los filamentos separados y que pasan de 8.

Hembras, cubiertas con una hojuela cóncava, acorazonada y aterrada, y dentro suele haber, 2 6 3 hembras, las cuales, excep- to una, todas suelen abortar. Estilos al principio 3, pero con el tiempo se dividen en muchos hilos. Cápsulas de tres cajitas y 3 semillas casi globosas con una cicatriz. Linn. Hiel.

= Esta planta se eleva á la altura de 3 pies. La he visto en Manila, pueblos vecinos y en otras partes. El olor de la raiz es fastidiosa. Es cosa singular el martillejo que está en el remate de la espiga, en donde siempre se halla una semilla, perfecta y que no se diferencia de las otras. Florece en Octubre y otros meses. Acompaña á esta descripción una hermosa lámina en colo- res en la que se representa perfectamente la Acalypha.

EL ARSÉNOBENZOL

(PREPARACIÓN 606 DE EHRLICH - HATE) ANTE La HOMEOPATÍA por el Dr. Eug. de Keghel

Los grandes descubrimientos obtenidos en estos últimos tiempos por la ciencia médica, descansan más eficazmente en la sueroterapia y la isoterapia. Iloy la terapéutica experimental nos abre un nuevo horizonte. Por medio del tratamiento sue- roterápico los alópatas han entrado en el camino trazado por FHahnemann, por cuanto aplican la ley de los semejantes. Por la quimioterapia, se tiende á la destrucción de los microbios pató - genos dejando intactos los órganos y los tejidos. En la suerote- rapia, igual que con la homeopatía, se usan dosis mínimas, pro- duciendo efectos curativos gracias á la reacción que se opera en el organismo. Sucede lo contrario con la quimioterapia que se aplica á dosis altas, y produce la destrucción directa del micro- bio patógeno. Así ha sido como, después de muchos estudios «

4

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 199

indagaciones de laboratorio, el Prof. Ehrlich ha logrado reali- zarlo con los espirochitos de la sífilis, mediante el dioxydiami- do-arsenobenzol, habiendo obtenido curaciones de todas las formas de sífilis, con este ingrediente el 606 ensayado en el laboratorio de Speyer- Haris, habiéndose actualmente obtenido más de 6000 curaciones, la mayor parte de ellas en poco tiempo. Lo sorprendente, es que así como la dosis de ácido arsenioso, administrado por la vía bucal, es de un miligramo, la dosis de arsenobenzol inyectada por vía intramuscular ó intravenosa es de cerca de un gramo. La inyección es muy á menudo, seguida de fuertes dolores, hasta el extremo de que algunas veces se hace necesaria una inyección de morfina. Por otra parte se han observado los signos patogenéticos del’ arsénico, especialmente: | Angustia. Contracciones musculares clónicas. Tendencia al sín- cope. Eritema. Insomnio. Fiebre alta (39°. 39'5” y hasta 40°). Aceleración y debilidad del pulso. Pulso ala Cara con- gestionada. Cara abotagada. Náuseas. Vómitos. Dolor gástrico. Constipación. Diarrea. Complicaciones renales. Dificultad en la emisión de orinas. Parálisis vesical. Punzadas en el miembro viril. Excitación del corazón. Congestión pulmonar con esputos ' sanguinolentos. Hemoptisis. Pulmonía. | ] |

El Dr. Duhot cita tres casos de pneumonia consecutivos á la inyección de arsénobenzol. La curva térmica en estas pulmonías no tenía nada de comúm con la de la pneumonia franca, pero todos los síntomas que presentaban pertenecían á la patogenesia de Arsénico; teniendo en cuenta que este medicamento. en homeopatía es uno de los varios recomendados en ciertas for- mas de pulmonia. Por lo tanto nosotros, discrepando de la opi- nión de los profesores Ehrlich y Wechselmann, apreciamos una relación de causa á efecto entre estas preu rio nias y la inyección.

-En la clínica del Prof. Kreibich de EN se han ane casos de parálisis vesical después de la inyección del arséno- benzol. El Dr. Duhot al manifestar su sorpresa ante estos casos. declara que el Prof. Ehrlich, de acuerdo con los maestros ale- manes que han ensayado el nuevo medicamento, protesta enér- gicamente de ellos, atribuyéndolos solamente á la mala prepa- ración de la inyección ó á la torpeza de los operadores.

200 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

Para dilucidar e-ta controversia bastará citar los sintomas Siguientes descritos cn la patogenesia de Ars. 1

toma 61 ¿Supresión de la orina (Guilbert.

Sintoma bi $—IHetención de orina, COMO si existiera paráli- sis de la venga.

Mitema hi ¡—e

tención de orina á pesar de los deseos de anar (Alberti),

Por atra parte el Ars. es el medicamento por excelencia de ho homernpatas en la retención de orina ó en las emisiones difi- eiles por paralisia e inactividad de la vegiga.

biankel y Gronven señalan un caso de defunción después de una INyección intravenosa. El enfermo sucumbió å las uea huras y media con todos los sintomas del arsenicismo. “Mie el ls, Hayet que ello puede ser debido al tecnicismo seguida en la Way eccion, vomo asi mismo consecuencia de una Khosinciasia Capuctal».

Uta el Prot Bavet å Proposito de la heredo sifilis: «Recién Midis von lesiones que des conducen a una muerte cierta, han kiada salvarse con Una iMvercióon de aigunos centigramos de araenuhenzsol. Este Temadio, en los recien nacidos no está exen- to del peiisro o Qu al poro tiempo de la inyección mueran determinado muera Ge nidos. Estas Muertes rápidas, en el SE ie ana da o a ds a cantidad enorme

UE EA as ES EOS OPAD SMOS de los heredo- a E UTA YDA car casiieratie de endoto- Waris Jue rioter A ema En SO Homs de los Su ES SiO DAG IEA seno e `‘ C 2 e E

cE e, CABO gase oteresante el &zutente: AS MS E E N teentar en 13 dias 730 gra HAS! ADOS E N e Marg a arsenocenzoal. En este Cds A er 24? Iusaparecido las sj Ides. a a E a CYEZ2OVALO SU ASpecto sano. y cl

O o e ASIA to oge in VEIE ta. `~ i £ e

Se CURÍÍNUAFE ;

Da al Edad do go Meabllo. dass Hihitadal. ¡OLBVA “uición iNe.

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

Año IV FEBRERO 1911 Núm. 20

SUMARIO: La 'TALASOTERAPIA y La HOMEOPATÍA I, por J. Giró Savall.— EL ARSENO- BENZOL ANTE LA HOMBOPATÍA, traducción por el Dr. Casanovas,

LA TALASOTERAPIA Y LA HOMEOPATÍA

I

lla palabra Talasoterapia fué creada por M. La Bonnardie- re como sinónima de medicación y cura marina. Las palabras baños de mar, balnearios y así mismo hidroterapia marina, designan solamente una parte del tratamiento marino; la thalassouterapia ó medicación marina es el conjunto de todos los medios higiénicos que pueden emplearse á orillas del mar; por ello hoy en día dicha denominación ha sido y es aceptada por cuantos se dedican á esta clase de estudios.

De todos es sabido que la medicación marina cuenta con dos factores esenciales; el aire marino y el agua del mar que corresponden uno y otro á las dos partes del tratamiento mari- no la aeroterapia y la hidroterapia marina.

Estos dos elementos terapéuticos han sido minuciosamente estudiados por innumerables médicos, quienes en resúmen nos han dicho que el aire del mar posee propiedades físicas, quími- cas, dinámicas y eléctricas (Von Merris) que pueden estudiarse por separado pero que en realidad no se disocian y producen una acción de conjunto, dotada de virtudes y propiedades fisiológicas especiales.

De unos años á esta parte especialmente desde que en 1796 fundó el Dr. Settson en Inglaterra el primer Sanatorio marino. gracias á ia campaña incansable del Dr. R. Russel, de quien Michelet dijo que en el mar había descubierto toda una terapéu- tica, la medicación marina ha sido objeto de gran número de

202 La HOMEOPATÍA PRACTICA

trabajos en lo que se encuentran enseñanzas preciosas, estudios interesantísimos y observaciones y estadisticas convincentes que conviene muy y mucho conozcan todos, médicos y profanos, pues el mar nos ofrece recursos terapéuticos numerosos y varia- dos de los que ni los médicos ni los enfermos con frecuencia sacan todo el partido posible, por haberse aplicado mal.

La cura marina al igual que la cura mineral (aguas minera- les) produce dos efectos, el primario y el secundario y han de estudiarse y tener en cuenta los dos para conseguir en los en- fermos los resultados apetecidos. En el estado actual de nues- tros conocimientos, el predecir á un enfermo si le será buena ó mala una cura marina, es un problema muchas veces dificiliísimo, pues no están bien precisadas las contra indicaciones (Cazin), y la mayoría de los médicos ó no son consultados ó carecen de estudios especiales, pues generalmente en nuestras Facultades de Medicina nos enseñan como viene la muerte pero no como podemos evitarla. Asií se cometen muchas imprudencias y hemos visto como se mandaban al mar enfermos que necesita- ban aires de montaña ó curas minerales y como se ordenaban baños y más baños á personas cuyas dolencias sólo requerían la estancia durante unas horas en la playa para pasar el resto del dia en el campo donde gozasen de aire puro sin respirar las emanaciones medicamentosas del mar, desacreditando así un recurso terapéutico tan grande y tan precioso curndo está bien indicado.

Y este descrédito de que han sacado partido muchos auto- res festivos, se ha enseñoreado tanto del público. especialmente en nuestra Barcelona, que cuesta un trabajo improbo el conven- cer á los enfermos que lo necesitan, de que vayan á pasar unas horas junto al mar. Todos preguntan. ¿Y la humedad no nos hará daño? En efecto, la inexperiencia de algunos médicos han hecho creer que la humedad del mar _es perjudicial á todos, olvidando ó ignorando que desde el punto de vista físico la presión alcanza en las playas su máximum, por lo que el aire que allí se respira representa el aire comprimido, que penetra más fácilmente en los pulmones, donde el oxígeno se absorbe en mayor cantidad; que como consecuencia de esta elevación de presión el aire del mar es el más denso de todos, es decir, que contiene en un mismo volúmen una proporción mayor de prin-

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 203

cipios quimicos y especialmente de oxigeno y que la humedad permanente que existe al borde del mar contribuye á mantener la igualdad de temperatura, asi como no estando nunca el aire del mar en un reposo absoluto sino á merced de los vientos que allí reinan de contínuo, sufre una depuración constante.

Hora es ya, de que levantemos nuestra voz en defensa del mar y de su acción bienhechora, destruyendo con razones, los falsos prejuicios fomentados por la ignorancia y que han con- tribuido en gran parte á que Barcelona no posea un pasco maritimo, donde nuestros hijos pudieran ir á vivificar sus cuerpos, respirando el aire del mar que libre de agentes patogt- nicos contiene á más del yodo, del bromo, del azufre y de los cloruros una gran cantidad de ozono, mucho mayor que en el aire de los continentes, y que produce una excitación particular en el organismo por el que se alcanzan maravillosas modifica- ciones constitucionales especialmente en los escrofulosos y tuberculosos.

J. Giró Sava.

EL ARSÉNOBENZOL

(PREPARACIÓN 606 DE EHRLICH - HATA) ANTE La HOMEOPATÍA j por el Dr. Bug. de Keghel

(Conclusión)

Ante casos como el anteriormente citado, hay que pedir å que grado de dilución se encuentra el arsénobenzol inyectado á la madre, en la leche dada al niño de pecho y si sería conve- niente administrar á los niños heredo-sifilíticos una dosis de arsénobenzol equivalente á la contenida en la leche materna después de la inyección.

Las defunciones de niños, después de la inyección de arsú- nobenzol, parecen justificar esta práctica. Admitiendo que en los niños fallecidos, después de la inyección, no se encuentran sintomas de arsenicismo, y los de envenenamiento por una cantidad considerable de endotoxinas puestas en libertad, el

“iw La HOMEOPATÍA PRÁCTICA

teso Ze ia curación del niño. amamantado por su madre des- bas Jg ia inyección á esta última, autoriza á administrar el

o ingrediente, á los niños. por vía bucal å una dilución ca. Bro no á una dosis única, sino de una manera continua.

vuon la dosis hasta hoy inyectada á los niños está apropiada co peso 10,008 por oor kilog.) la perturbación profunda de- onada por la brusca destrucción de los espirochetos, no per- “recurrir á esta práctica en seres débiles como los heredo-

y0

CAES

lua destrucción de los espirochetos por el arsénobenzol cu atribuirse á la acción necrobiótica de los preparados arse- cate. La dosis de un gramo de arséenobenzol corresponde á la aatalad de un tercio de gramo de ácido arsenioso. Debe admi-

a pues, que la toxicidad del arsénico se mitiga considera-

ao nente, al combinarse con el benzol y los otros elementos AAN

Lo propiedad del Ars. destruir los tejidos morbosos sin oaa dos tejidos sanos. de ahi su accion local sobre los cánce-

uh erados.

Ll Ars. en el hombre sano determina el esfacelo, siendo el toamento predilecto de los homevpatas para el tratamiento Lio ctulas malignas y Liceras gangrenosas.

La untomatología De Ars. presenta aún otras analogías cada patogenesia de la sitilis. Citaremos entre otros:

Lleras de fondo rs eo. Ulceras de bordes elevados ó atada á pico. Ulceras corrosivas. Ulceras en las ingles. Ulce- cs aa Ja. partes genitales. Hocharon colorosa de los gánglios cases Manchas Cubos co Es el cuerpo.

o palor de cabeza por ia tarca y por la noche en la cama. anto algunas veces soportada. De orimiento de los tegu-

Coat dde la cabeza que aumenta al menor contacto. Dolores PEE E los huesos espes a vente en los largos. Erupcio- alaners de todas clases. desde ci eritema hasta las pústulas

opa dlas eti.. O

Lola retos s naaa a ¿iras tantas indicaciones

cespite AE E A Ars, en ia sitilis. Asi, ha

oia gos Aaa TIA EUA gog UN desde largo tiem- patisda toc Tanio scs g> gy: Levon Simon en su obra

£l Ñ buin ola la Veneradsi, Jo riera para el chancro

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 205

gangrenoso, el Pémfigo con dolores ardientes. La Rupia sifili- tica, el Psoriasis sifilítico esparcido por todo el cuerpo, con prurito ardiente, la lepra sifilítica con manchas negruzcas, la úlcera sifilitica de carácter gangrenoso, la úlcera fagedénica con tinte obscuro, el fimosis con tendencia á la gangrena del prepu- cio, la caries y la necrosis con secreción purulenta y pútrida.

Jahr en sus Venerischen Krankheiten no hace mención del Ars. mas que contra el chancro gangrenoso y de las úlceras sifilíticas secundarias, con secreción pútrida,

Hansen no lo menta más que para la Rupia sifilitica.

Hughes en su Manual de Terapéutica recomienda Ars. contra las erupciones escamosas persistentes después del abuso del Merc, así como contra las úlceras con dolores queman- tes. En la misma obra el autor cita á Jousset como preconizador del Ars. á altas diluciones en el chancro fagedénico, concurren- temente con la aplicación de una pomada conteniendo uno por mil de Ars.

Baehr en su gran obra Die Therapie después de los mercu- riales, recomienda Nitr-ac; Mur-acid, y muy particularmente en los casos graves, Ars. considerándolo indispensable en los casos de gangrena.

Clarke, en su Dictionary of Materia Médica (1900), señala como antisifilíticos entre otros Ars-iod; y Ars. Mettalicum, este último especialmente contra los síntomas de sifilis que reapare- cen después de algunos años.

Dearborn, en su Diseases of the Skin (1906), después de Merc, y Kal.-iod, preconiza contra la sifilis una veintena de me- dicamentos, entre los cuales hay: Ars-10d, Cupr-ars, y Natr-ars.

Norton, en su Diseases of the eyes (1892), al hablar del tra- tamiento del chancro, de las úlceras y de los gomas que se sitúan en los párpados, cita Ars. como uno de los medicamen- tos más útiles en esta afección.

Douglass (Skin diseases, 1900), recomienda Ars. en la hin- chazón inflamatorta de las partes genitales, en los chancros fagedénicos y gangrenosos, en las erupciones de tinte cobrizo que se sitúan en las partes genitales y en las erupciones papu- losas y pustulosas con sensación de ardor.

En su Homeopathics Treatment of Syphilis, el Prof. Frost se expresa así: Ars. conviene en los casos en que después de

206 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

“administrar el Mercurio, aparecen una eflorescencia de granula- ciones, de úlceras con bordes elevados persistentemente indu- rados, que sangran al menor contacto y con secreción muy ténua y acre. Este medicamento es indispensable en la variedad fagedénica ó serpiginosa ó bien que la úlcera se presenta con rebordes lívidos, dentados á pico con intensos dolores queman- tes y con amenaza inminente de gangrena. En sus Indicaciones sintomáticas para el tratamiento del chancro, cita Ars. en los casos de secreción purulenta, acre, corrostva, icorosa, sanguino- lenta, los dolores ardientes, las úlceras gangrenosas con bordes sanguinolentos, la gangrena del pene, las úlceras, lardáceas con manchas blancas en el centro. los chancros del prepucio y la secreción abundantes, acuosa, icorosa y fétida.

Terminaremos esta serie de citas de obras de homeopatía con lo que dice el homeópata Teste (1).

«La inmensa prevención que reina, desde dos siglos y medio, en las escuelas en favor de la especificidad absoluta y exclusiva del Mercurio contra las enfermedades venéreas, no permitía que se entronizase un antisifilitico no mercurial. No obstante esto, sabido es que la famosa tisana antisifilítica de Feltz, cuyo elemento activo, no es más que una mistura de Arsénico y de Antimonio, ha gozado y goza todavía de mucha boga en Inglaterra y sobre todo en la India. Y lo que es más, un médico de nuestra época (Cullerier), ha substituido dicha mistura con una dosis fija de ácido arsenioso, con lo que ha ob- tenido resultados no menos felices.

En ciertas enfermedades venéreas, dice Desgranges, en que el Mercurio agrava las ulceraciones, Girdlestone detiene los progresos con la solución arsenical. Por último, M. Boudin es de nuestra opinión, ó si se quiere de mi opinión personal tocan- te á las propiedades antisifiliticas del ácido arsenioso. La ciencia posee ya su caudal de hechos, dice dicho autor, desde que se trata de ciertas formas de sífilis, aun de aquellas contra las que nada puede el Mercurio, y que ceden como por encanto con las tisanas de Feltz y de Arnould, cuya actividad principalmente se debe al arsénico que en ellas está combinado con el antimo- nio. Algunas observaciones, hijas de mi práctica, me autorizan

(1) Sistematización práctica de la Materia Médica Homeopática (1853).

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 207

para pensar que el arsénico puede prestar servicios muy gran- des en la sifilis constitucional».

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Quizá se juzgara temeridad por nuestra parte, el emitir algunas ideas críticas, pero los conocimientos especiales de la patogenesia del Ars. autorizan á formular nuestra opinión respecto á ciertas interpretaciones erróneas, concernientes á los sintomas producidos después de la inyección del Arsénobenzo!l. A pesar de que los autores más arriba citados reconocen la exis- tencia de recidivas, á pesar de que en ciertos casos el nuevo producto no ha dado resultado satisfactorio, obligando á recu- rrir á una cura complementaria mediante las inyecciones de aceite gris, á pesar de que en muchos casos la reacción de Wassermann se ha presentado algún tiempo después de la inyección, nosotros declaramos que no es nuestra intención el disminuir la importancia del descubrimiento de Ehrlich y su discipulo Hata.

Sin embargo, imparcialmente, venimos obligados á no pasar en silencio las defunciones de criaturas heredo-sifiliticas después de la inyección de Arsénobenzol, separadamente del caso mortal indicado por Frankel et Grouven. El Dr. Terlick, de Bruselas, en estos últimos tiempos fué testigo en Bonn, de una inyección dada á un paciente con sifilis cerebral, el cual fué encontrado muerto en la cama al dia siguiente.

¿La recomendación hecha por Ehrlich de no emplear el 606 en los casos de sífilis cerebral, fué hecha antes ó después de este último caso?

La acción del Arsénobenzol en la sífilis dista mucho de ser un hecho concreto. Por otra parte salta á la vista la concordan- cia de síntomas en la patogenesia del Ars. con los de la sífilis. Como homeópatas, nuestra línea de conducta está trazada. Recojamos juiciosamente aquí y allá datos de los síntomas ob- servados en los pacientes sometidos al. Arsénobenzol para poder hacer un empleo homeopático. verdaderamente científico. Mien- tras tanto tendremos ocasión, para el tratamiento de la sifilis, de recurrir con ventaja á nuestros preparados homeopáticos de Arsénico, ya por medio de la dosis única, ya mediante dosis repetidas, sean en altas ó bajas diluciones.

208 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

Hace poco tiempo, tratando á un sifilítico que temia dolores esteocopos, con yoduro potásico, se łe presentó una gran hinchazón en las orejas, las glándulas de la rmmgle hinchadas y doloridas, y se manifestó una erupción papulosa y costracea á todo lo largo del miembro y escroto. Durante tres días tomó todas las mañanas una dosis de Ars. 6." ditución (una gota por una cucharada de agua). El quinto día, las glándulas no estaban tan doloridas, habiendo disminuido notablemente el infarto. La erupción del escroto había desaparecido y en el miembro existían aun algunas costras pequeñas y delgadas. Así fué que suspendi toda medicación reservándome en caso necesario, el recurrir á una sola dosts de Ars. 30 dilución.

o ame

Resumiendo, deducimos, que sea la enfermedad que sea no existe una panacea universal, pues contrariamente á los resulta- dos de laboratorio, observamos en la práctica, que no basta tener en cuenta el producto morboso, ni aun la misma enferme- dad, sino que influye en mucho el enfermo, con sus taras, su constitución, su temperamento, su ambiente, sus síntomas espe- ciales y sus modalidades particulares pudiendo reclamar su tratamiento en el presente caso, independientemente de los mercuriales del ioduro potásico y del Arsénico, otros medica- mentos como Sulph, Niti. ac. Aur. Lycop. Lach. Sep., etc., etc. substancias que nos han servido y servirán perpétuamente para efectuar curas maravillosas, gracias á la extricta observación de la ley de los semejantes.

(De Le Journal Belge d’ Homeophatte).

Trad. por el Dr. F. Casanovas

E EE ESSEE EN E S DRE A EE EEEE A EEEE EEA EEEE E AEAEE

Imprenta de Juan Güell, Ronda de la Universidad, 1. - BARCELONA

Año IV Marzo 1911 Núm. 21

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

SUMARIO: CONGRRSO INTERNACIONAL DE HoMROPATÍA EN LONDRES, por J. Peiró. EQUISKTUM HYEMALE, en la incontinencia de orina de los niños.— Algunas indicaciones sobre el HYPER'CUM PERFORATUM, por el Dr. Bernard de Mons.—SiMPHITUM OFFICINALE, por el Dr. P. Montañá.—EL AIRE LÍQUIDO.

É— <a. A s— = n nea

CONGRESO INTERNACIONAL DE HOMEOPATÍA EN LONDRES

Cuando por noticias particulares vino en conocimiento el Instituto Homeópata de Barcelona, de que se trataba de celebrar un Congreso Homeopático en Italia, nos apresuramos á ponernos en comunicación con el Dr. Bonino, de Turín, para que nos informase de cuanto con dicho certamen se relacionaba. Con la amabilidad que le es característica nos remitió, en fecha 18 No- viembre del propio año, la carta siguiente:

«Distinguido compañero. Le expreso el más vivo reconoci- miento por sus gratísimos conceptos y por la buena voluntad de los colegas españoles de concurrir á un Congreso Homeopá- tico que debía celebrarse en Italia. Sin embargo, con pesar debo participarle que mis colegas, esparcidos por toda la península. no se sienten con fuerzas para afrontar un empeño tan pesado y por lo tanto se ha tenido que renunciar al mismo, pero si por cualquier circunstancia se tomara alguna otra resolución á este propósito, me será muy grato participárselo sin pérdida de tiempo.

Con mis saludos al valioso Instituto Ma de Barce-

lona. Soy su atto. Dorr Bonino».

Pero si no se celebra en ltalia, podemos afirmar, por la siguiente comunicación, que tendrá lugar en Londres. Hace pocos días recibimos la siguiente comunicación:

210 La HOMEOPATÍA PRÁCTICA

CONGRESO INTERNACIONAL HOMEOPÁTICO

Londres, 1911

Al Señor Secretario de EL Ixsriruro HomeorÁTICO EN BARCELONA

Querido y honorable Colega:

Tengo la honra de llamar la atención de Vd., en representa- ción de la Comisión del Congreso Internacional Homeopático, de la importancia de ese Congreso, para que Vd. lo someta á los miembros de su distinguida Sociedad, en su próxima reunión. l“s esencial, en alto grado, que el: Congreso esté representado por la homeopatía de todas las partes del mundo, y se hace sen- tir la ventaja considerable de tener un delegado de su Sociedad de Vd. me permito pues, suplicarle ponga 'en conocimiento de su Sociedad en la próxima reunión nuestro deseo que se nombre un delegado ó delegados para asistir á la sesión en Lon- dres desde el 17 hasta el 22 de Julio próximo. Con la confianza digo que nuestra Comisión hará todos los esfuerzos posibles para que la permanencia de sus delegados sea útil y agradable, y tendremos un gusto verdadero en ponernos á la disposición de ellos y ayudarles de todos modos que estén á nuestro alcance.

Sírvase recibir, por parte de esta Comisión, la expresión de nuestra más profunda consideración, y de nuestras esperanzas que la estimada Sociedad de Vd. será representada en el Congreso.

Vengo la honra de supscribirme de Vd., en relaciones fra- ternalon, su más atento y seguro servidor. e Jonn H. CLARKE A, Bolton Street, Plecadily Londres, W.

Sabemos, pues, que va à celebrarse en Europa un acto de hal hhamectdenera para la Homeopatia y que creemos que la tiene nt ho mrte para los medicos hameopatas de España.

Confiamos en nuestra patria con unos 200 médicos homeó- patas en algunas provincias el número de ellos es de regular tipo Gan, va que Madrid y Barcelona cuentan con más de 40 cba, von alzira tras, como Valencia, Cartagena, Vigo vUunpiena, tienen los suficióntes para que con mayor cohesión, que lnea el quesente, hamenton ci comercio científico y manten- gonadal ala ones vale rtidas von ios demás núcleos que se

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 211

encuentran ya con vida activa. ¿Por qué no se procura por los más emprendedores arrastrar los más apáticos y todos juntos formar mayor número de sociedades que se dediquen á la pro- pagación de la Homeopatia? Cada día se siente más la necesidad de que desaparezca esta vida individual y solitaria que enerva las energías, y que imposibilita el que se lleven á la práctica ideas que serían la mejor demostración de la valia de nuestra doctrina. .- = dE A DAI AA PO A a

Hemos de convencernos dea una Vez- para siempre, que. si España es uno de los más fuertes baluartes de ła Homeppatia, se debe al. esfuerza de aquellos primeros propagandistas que. en continua lucha, con los de la escuela secular mantuvieran el calor de las ideas doctrinales con la palabra, con la pluma y. con la práctica fomentando en academias periódicas y dispensarios las ventajas de la ley homeopática de cuyo árbol, recogemos nosotros los frutos y que por no pecar de ingratos debiéramos esforzarnos todos por continuar. aquella obra que necesita hoy más.que entonces el concurso de todos y de cada. uno: . > :

Nosotros tenemos el convencimiento, de que es.el- congreso de Londres de mayor importancia con no ser poca.que la, de discutir los puntos especiales que á la homeopatía ateñen, cree- mos que, dado el número de homeópatas que hay en España, debiera ser cuestión de honor que el siguiente, se-celebrara en nuestra patria, con mayor motivo, teniendo en proyecto dós Exposiciones (Madrid y Barcelona) que podrían: servir dé'esti- mulo, si despojándonos de. nuestra. proverbial apatia: haciamos una acción de presencia lo más nutrida posible en el Congreso de Londres y reclamábamos de tan distinguidos, como ilustres compañeros, la determinación de que el sucesivo se celebrara en paa PE AA E A

EQUISETUM HYEMALE en la incontinencia de orina de los niños

El Verbascum y el Equisetum hyemale, son dos remedios nue- vos que los prácticos americanos han recomendado mucho recien-

210 La HOMEOPATÍA PRÁCTICA

CONGRESO INTERNACIONAL HOMEOPÁTICO

Londres. 1911 Al Señor Secretario de EL Ixstiruro HomeoráticCo EN BARCELONA

Querido y honorable Colega:

Tengo la honra de llamar la atención de Vd.. en representa- ción de la Comisión del Congreso Internacional Homeopático. de la importancia de ese Congreso. para que Vd. lo someta á los miembros de su distinguida Sociedad. en su próxima reunión. Es esencial, en alto grado. que el Congreso esté representado por la homeopatia de todas las partes del mundo, y se hace sen- tir la ventaja considerable de tener un delegado de su Sociedad de Vd. me permito pues. suplicarle ponga en conocimiento de su" Sociedad en la próxima reunión nuestro deseo que se nombre un delegado ó delegados para asistir á la sesión en Lon- dres desde el 17 hasta el 22 de Julio próximo. Con la confianza digo que nuestra Comisión hará todos los esfuerzos posibles para que la permanencia de sus delegados sea útil y agradable, y tendremos un gusto verdadero en ponernos á la disposición de ellos y ayudarles de todos modos que estén á nuestro alcance.

Sírvase recibir, por parte de esta Comisión, la expresión de nuestra más profunda consideración, y de nuestras esperanzas que la estimada Sociedad de Vd. será representada en el Congreso. ?

Tengo la honra de supscribirme de Vd., en relaciones fra- ternales, su más atento y seguro servidor.

Joux IH. CLARKE 8, Bolton Street. —Piccadily.—Londres. W.

Sabemos, pues, que va á celebrarse en Europa un acto de tal trascenaencia para la Homeopatía y que creemos que la tiene mucho más para los médicos homeópatas de España.

Contamos en nuestra patria con unos 200 médicos homeó- patas: en algunas provincias el número de ellos es de regular importancia, ya que Madrid y Barcelona cuentan con más de 40 cada una, y en algunas otras, como Valencia, Cartagena, Vigo y Pamplona, tienen los suficientes para que con mayor cohesión, que hasta el presente, fomenten el comercio científico y manten- gan cordiales relaciones colectivas con los demás núcleos que se

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 213

como F. de Korth, que tomó en muchas ocasiones, durante dos días, dosis de 10 gotas de tintura, «se vió obligado á levantarse muchas veces durante la primera noche». Este último concepto, con letras cursivas, es del Dr. Allen é indica la constancia del sinto- ma. Hugh, M. Smith, que se sirven sucesivamente de la 3 di- lución y de la tintura, nota frecuente necesidad de orinar.

Chapin empleó la tintura y su experimentación concuerda con las precedentes. El análisis dela orina revela la presencia de una cierta cantidad de moco, sin otros elementos anormales; la tendencia inflamatoria es incontestable y se comprende per- fectamente que propagándose y prolongándose puede determi- nar y curar estados mucho más graves.

Nota. Para mayor ilustración de este artículo damos á confinua- ción traducido del “Dictionaire Universal de Maliere Medicale“ de los seño- res Merat y de Lens, las siguientes líneas. «Equisetum, cola de caballo. Género de plantas criptógamas, colocado por Linneo en los helechos, pero que para los modernos forman el tipo de una nueva familia, los equicetá- ceos, vegetales que han habitado la superficie primitiva del globo, pues que se encuentran vestigios de ellos en las hullas, etc. Su nombre, que quiere decir cola de caballo, viene de la disposición de sus hojas. Son plantas con raices tuberculosas, con tallos más ó menos rudos, provistos en las articulaciones de vainas dentadas, con hojas setadas, verticiladas, articulares, inodoras, con flores en espigas terminales, que crecen en los lugares estériles, fríos profundos, acuáticos. Tienen un sabor astringente y se les cree estimulantes».

ALGUNAS INDICACIONES SOBRE EL

HYPERICUM PERFORATUM

Por EL Dr. Bernard de Mons

Este remedio, según Hering, merece la preferencia en todas las heridas por instrumentos punzantes también por los cortan- tes, por los de contusión y arrancamiento, cuando los dolores son excepcionalmente violentos, y muy especialmente cuando son de larga duración, semejantes á los insoportables de los dientes, que se extienden más allá del sitio de la herida y su- biendo por el miembro afectado. Ha sido útil á los niños en los casos en que el traumatismo se complica con convulsiones.

Según Tuthill Mossy este medicamento es para las heridas

212 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

temente en la incontinencia de la orina. No había tenido oca- sión de comprobar estas virtudes anunciadas por el Dr. Hughes, cuando veo en el Medical investigator, periódico que se publica en Chicago (Marzo 1879) una noticia del Dr. Reed; expresa en ella nuestro compañero la confianza que le inspira el nuevo agente, del que no vacila hacer el especifico de la incontinencia de orina. Administra el Equisetum á la dosis de seis gotas de tintura para tomar por la noche en el momento de acostarse. El primer enfermo. que trató con el Equisetum fué un niño de cuatro años, que duranté dos no dejó una sola noche de mearse en la cama, se curó radicalmente en menos de ocho días. Una niña de alguna más edad hacía cuatro años que de resultas de una difteria venía padeciendo incontinencia de orina, el resultado fué idéntico, de la misma manera curó á otros enfermos. `

Ei Dr. Hale cree que las propiedades de esta planta son debidas á la probable presencia de la silica en sus tallos. Ahora bien, Pectet (Bulletin des Sciences Medicales, de Ferussac) ha encontrado precisamente este cuerpo en bastante cantidad en este vegetal.

El Equisetum goza seguramente de una acción especial sobre la mucosa vesical; dice Hale en sus .Vew Remedies, vol, 11, edición de 1876. El Dr. Mariden, á quien él cita en su primer volumen, consagrado á la sintomatología, expresa como fenómeno patogenético y curativo, la necesidad frecuente y pre- miosa de orinar, acompañada de vivos dolores inmediatamente después de la micción. King menciona la diuresis como pato- genetica:

` La patogenia de la ala de Albert. es de las más instructivas; los experimentadores se han servido de. diferentes dilutiones (hasta la tintura á la 30”). La acción sobre el aparato urinario se manifiesta y_revela un estado congestivo en la sensi- bilidad de la región vesical, el dolor, el tenesmo, etc.

- El profesor Lenhossek, de Viena, consideraba bastante aonane adi esta congestión para dude la hematuria. Los fenómenos mencionados en la patogenesia de Allen, no atesti- guan esta intensidad, pero justifican el parecer de Loiseleur, Deslongchamps y de Marquis, que así como Mérat y de Lens, miran la cola de caballo como un poderoso diurético. Así fué

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 213

como F. de Korth, que tomó en muchas ocasiones, durante dos días, dosis de 10 gotas de tintura, «se vid obligado á levantarse muchas veces durante la primera noche». Este último concepto, con letras cursivas, es del Dr. Allen é indica la constancia del sinto- ma. Hugh, M. Smith, que se sirven sucesivamente de la 3 di- lución y de la tintura, nota frecuente necesidad de orinar.

Chapin empleó la tintura y su experimentación concuerda con las precedentes. El análisis de- la orina revela la presencia de una cierta cantidad de moco, sin otros elementos anormales; la tendencia inflamatoria es incontestable y se comprende per- fectamente que propagándose y prolongándose puede determi- nar y curar estados mucho más graves.

Nota. Para mayor ilustración de este artículo damos á continua- ción traducido del “Dictionaire Universal de Matiere Medicale“ de los seño- res Merat y de Lens, las siguientes líneas. «Equisetum, cola de caballo. Género de plantas criptógamas, colocado por Linneo en los helechos, pero que para los modernos forman el tipo de una nueva familia, los equicetá- ceos, vegetales que han habitado la superficie primitiva del globo, pues que se encuentran vestigios de ellos en las hullas, etc. Su nombre, que quiere decir cola de caballo, viene de la disposición de sus hojas. Son plantas con raices tuberculosas, con tallos más ó menos rudos, provistos en las articulaciones de vainas dentadas, con hojas setadas, verticiladas, articulares, inodoras, con flores en espigas terminales, que crecen en los lugares estériles, frios profundos, acuáticos. Tienen un sabor astringente y se les cree estimulantes».

ALGUNAS INDICACIONES SOBRE EL

HYPERICUM PERFORATUM

Por EL Dr. Bernard de Mons

Este remedio, según Hering, merece la preferencia en todas las heridas por instrumentos punzantes también por los cortan- tes, por los de contusión y arrancamiento, cuando los dolores son excepcionalmente violentos, y muy especialmente cuando son de larga duración, semejantes á los insoportables de los dientes, que se extienden más allá del sitio de la herida y su- biendo por el miembro afectado. Ha sido util á los niños en los casos en que el traumatismo se complica con convulsiones.

Según Tuthill Mossy este medicamento es para las heridas

214 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

de la columna espinal y del sistema nervioso, lo que Arnica para las de los músculos. La postración consecutiva á las pérdidas de sangre, el agotamiento, la debilidad y postración nerviosa que sobreviene en las heridas, entran en su esfera de acción. El Dr. Small la ha encontrado excelente en la fiebre traumática ocasionada por la dislaceración de los nervios, considerándole como un preservativo del tétanos. En los casos de trismus y tétan AT torion 4 da3 Xy exteriormente, en; tintura mad lDr” Mdddeń dsa la tintura cóntra la conmoción cere- þral. Hughes lo. recomienda ẹn.la conmoción de la médula y en; las „heridas si:ha. interesado. un nervio aistado. .

El Dr. Franklin,..dice:. el. hypericum tiene tan importante indicación en,la. laceración de. los tejidos: como. el árnica en la contusión. , ) Eo A es

El Dr. Fauconnier. lo usa: siempre que en las lesiones de las alvealos. dentarios, ha sido lesionada la pulpa nerviosa.

Encontramos: en el número de Abril de 1880 del American Ob ver, un notable estudio sobre el hypericum debido á la plu- ma de Jones:. después: de mencionar los trabajos de varios auto- res Y: «de. rendir un tributo á la Enciclopedia de Allen, el profe- sor. Jones. concluye en estos. términos: «hypericum ocupará asiento. entre Silícea y. Arnica. En una palabra, diré que hype- ricum, es para. las heridas escéntricas del sistema nervioso lo que Silicea para. las concéntricas; para los desórdenes nerviosos de las cavidades huesosas (cerebro y médula) Silícea; para las de los;trongos nerviosos, hypericum. Cita luego un caso clínico de un sujeto que “presentaba accesos de asma, principalmente en los cambios de tiempo y que habían fallado. todas -las. medi- caciones. Pero un día el enfermo le contó que antes de ser ata- sado ee asmavhabla caido de to'alto:de un edificio y:que cuando sb le. recogió, !secle haHó tendidohactendo cruz la nuca coñ- una viga. El mismo recordaba que :por.espacto de mucho tienpo la regiónicarvical. lo había: dntido* mucho y se sostenía Po 'sen- ble... o o> EA

El conocimiento: de este cda me ds el pensa- miento de que los desórdenes asmáticos podian depender de una conmoción espinal.

Hering marca en hypericum el sintoma siguiente: «Accesos de asma espasmódica por los cambios de tiempo de sereno 6

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 215

brumoso, ó antes de las tempestades: consecutivos á las lesio- nes de la médula espinal por resultado de. una caída á remota fecha». Con este medicamento curó completamente dicho enfer- mo después de un mes de tratamiento.

SIMPHITUM OFFICINALE. -- Esté medicamento empleá en las fractarás. Se sdbe: tud esta planta pone los huesos secos y' “quebradizos; y he lagdi’ a explicación de su utilidad en el tratamiento de läs’ fadus La gran`mayoria de los'homeópatas “éstán' acórdes' cón Hirschell en que esta planta es muy útil intus et-extra*pára “Tas fracturas y las contusiones de las- partes Húésosas.: El Doctor Hurcan cita el caso de un niño de 5 años; que se cayó desde un balcón de un primer piso á la calle habiéndose fractufado el húmero izquierdo habiéndole prescrito, "además del vendajé correspondiente, el Simphitum á la r2.* dilución y á los rs dias de tratamiento tenía la fractura completamente consolidada. + El Dr. Loosvelt señala también los felices resultados de este medicamento, intus, et-extra. en un caso de fractura“ cori luxación de la escápula, la inmediata desaparición del “dolor” y la pronta consolidación de la fractura: Propan, según” él, especialidad: En | dl debi a La homeopatía francesa acaba de sufrir una pérdiďła notable con la muerte del Dr. Pedro. Jousset, ed en ads: ‘el dl E poa último á la edad. de 93 años. o iocos Tea Uno de los fundadores. de: L' Art: Medicale, en: aka pas blicación había sostenido, durante infinidad de años, enhiesto el pendón de la homeopatía, de la cual era un entusiasta decidido, que consideró siempre como la expresión de la verdad tera- péutica. Igualmente fué uno de los fundadores del Hospital homeo- pático Saint Jacques, en donde demostró sus dotes, pues su

216 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

seguridad en el examen del enfermo, su acierto en el diagnósti- co, su maestrí ena la exposición de los casos clínicos y su cono- cimiento de las patogenesias de los medicamentos homeopáticos le acreditaron siempre ante sus oyentes de clínico eminente.

Deja escritas bastantes obras, pudiéndose citar entre ellas el Tratado elemental de Materia Médica experimental y de terapéutica positiva (en colaboración), que ha merecido los honores de la traducción en diferentes idiomas.

La Homeopatía Práctica, al dar cuenta de su fallecimiento, se asocía al dolor que los homeópatas franceses sienten ante la pérdida del honorable profesor.

De otra lamentable desgracia para la homeopatía, debemos dar cuenta. La del Dr.. Vicente León Simón, último represen- tante de una verdadera dinastía de médicos-homeópatas. Con- tinuador de la obra de su padre había contribuído con todas sus energías al sostenimiento del hospital Hahnemann, captán- dose con su amabilidad el cariño y reconocimiento de los enfer- mos puestos á su cuidado.

Rindiendo este pequeño tributo á su memoria, esta Revista expresa el sentimiento que por dicho fallecimiento siente.

Dr. Casanovas

EL AIRE LIQUIDO

Galantemente invitados por el joven Dr. Manuel Mascareñas. asistimos á una sesión de vulgarización cientifica en la que con fácil palabra y llena de la erudición científica que para tan delicado trabajo era indispensable, expuso la teoría general sobre los estudios de la materia, reseñando luego el modo como se llega á la liquidación del aire á la destilación del mismo, y sus propiedades. | |

El conferenciante amenizó la árida tarea científica efectuan- do una serie de experimentos curiosísimos sobre la acción del aire líquido en contacto con cuerpos orgánicos é inorgánicos.

Imprenta de Juan Güell, Ronda de la Universidad, 4. - BARCELONA

Año IV ABRIL 1911 Núm. 22

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

e REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SESIÓN DEL INSTITUTO HOMEÓPATA

DEL DÍA 10 ENERO 1911

Recepción del socio Dr. Laureano Torrent Roig Presidencia, Dr. BaLarI. Secretario, DR. MONTAÑA

Con asistencia de los Dres. Abreu, Laplana, Roig (R.), Giró, Olivé, Piqué, Solé y Plá, Galard, Casanovas y Peiró, dió lectura el Dr. Torrent y Roig al siguiente trabajo.

Distinguidos consocios: Por primera vez tengo el gusto y el honor de dirigiros la palabra fiando en vuestra bondad para retener vuestra atención. Bien quisiera poder reseñaros algo nuevo, algo interesante, pero los límites de mi inteligencia por una parte, la poca experiencia por otra, y lo limitado del tiempo de que puedo disponer para nutrir mi cerebro de nuevos conocimientos, de ciencia del dia, harán que no pretenda expone- ros nada nuevo, tratando sólo y por cumplimiento del deber impuesto á los nuevos socios que vienen á compartir con vos- otros en la contínua labor científica á que voluntariamente os habéis sugetado, de reseñaros lo que leí en una revista médica en su capitulo de actualidades terapéuticas con la firma del Doctor Noé, titulado Principios de terapéutica Neo Vitalista, haciendo notar ciertas afirmaciones sentadas por dicho señor que en mi humilde opinión caen dentro el campo de la homeopatía.

Hechas ya las anteriores aclaraciones y haciéndoos ya desde el presente el anticipo de las gracias á que sois acreedores por vuestra benevolencia, voy á daros lectura del tema.

218 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

TERAPÉUTICA NEO-VITALISTA SU SIMILITUD CON EL DINAMISMO HOMEOPÁTICO

Por complejos que sean los fenómengps vitales, concurren todos á cierta manifestación de la energía, traducida por un doble movimiento de asimilación y desasimilación, el cual corresponde á una doble operación de análisis y de sintesis.

Ahora bien, siendo todo movimiento el resultado de una fuerza es necesario indagar, la indole, la esencia de la fuerza vital, causa eficiente del movimiento vida.

Dos teorías han existido para explicar la vida, la teoría vitalista y la materialista; la 1." admite la existencia de un prin-

cipio inmaterial, el espíritu, que dirige y regulariza todos los.

actos verificados por el organismo, la 2." no admite como á fuerzas sino las que rigen á la materia inanimada.

Ahora bien, esta teoría no puede por sola dar la explica- ción de los fenómenos vitales, pues preciso es confesar que los seres vivientes á más de las leyes á que están sometidos todos los seres creados, están regidos por otras, de cuyo conjunto surge la vida. |

He aquí de la creación del neo-vitalismo ó bio-mecanismo que es en definitiva la vuelta á la antigua idea de la fuerza vital, pero desnudada de todo cuanto podía tener carácter religioso.

Según esta teoría, los fenómenos vitales, están perfecta- mente sometidos á las leyes de la física, química, y de la mecá- nica, pero no serían posibles sino en virtud de ciertos agrupa? mientos materiales, de ciertas condiciones de estructura.

Beneditt, dice: «Los agrupamientos de átomos y las fuerzas ligadas con los átomos, son en la materia viva, mucho más complejos que en la materia organizada, las ecuaciones bio-qui- micas, son de orden físico, quimico y mecánico, pero son de orden más elevado que las que concurren en el mundo ina- nimado».

El espiritu de esta teoría no podía menos de pasar del te- rreno de la biología, al de la medicina, pues cada día hay más tendencia á considerar la enfermedad, no como un estádo dife- rente sino como una desviación del estado normal.

La terapéutica debe, pues, inspirarse en este sentido, ya que lo importante no consiste precisamente en definir la perturba-

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 219

ción, ya por exceso, ya por defecto, que caracteriza al desarrollo morboso, sino que ha de procurar restablecer la normalidad del mecanismo perturbado.

Ahora bien, si la terapéutica de algún tiempo era vitalista, la actual es materialista, bajo la influencia de los adelantos fisico-químicos que caracterizan la época moderna.

Al rechazar al empirismo se creyó que todo fenómeno patológico, por ser de un orden especial, exigía un medicamento particular y de aqui la actual riqueza de medicamentos alopáti- cos cual defecto principal, consiste en hacerse ilimitada y falta de todo sentido.

Sea como quiera, dice el Dr. Noé, no se considera á los me- dicamentos, bajo sus cualidades dinámicas, sólo se administran como cuerpos inorgánicos dotados de virtudes fisiológicas intrínsecas. |

Este punto de vista materialista, induce á creer que hay obligación de aumentar las dosis, lo posible, hasta llegar á los límites de ciertos efectos, los cuales pueden ser el punto de partida, de nocivas consecuencias. De aquí numerosos inconve- nientes, y para darles un paliativo surge la obligación de recu- rrir á unas combinaciones capaces de atenuar en lo posible, la toxicidad, y de reforzar la acción.

La terapéutica física no está expuesta á tales inconvenientes, se adaptaría mejor á la naturaleza del movimiento vital, pero su acción está exclusivamente limitada á la superficie del ser vi- viente, no puede dirigir los fenómenos íntimos y profundos de la economía, particularmente los que pertenecen á cierto orden reaccional.

¿Qué progreso, pues, dice el Dr. Noé, tendría hoy de reali- zar la terapéutica medicamentosa? Debería llegar á ser neo- vitalista, es decir, inspirarse en los desarrollos bio-mecánicos que caracterizan á las manifestaciones vitales, debería tratar de reproducir al menos en su forma, los agrupamientos atómicos y de fuerzas ligadas con los átomos, los cuales constituyen los engranajes de la materia animada. Si contemplamos la terapéu- tica moderna, dice el propio doctor, la encontraremos demasiado rica y demasiado pobre, se ocupa demasiado en la novedad del medicamento, en cuanto á su composición química, y demasia- do poco ó nada en cuanto á forma nueva de vitalización. En

220 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

este punto permitaseme que os diga, que dicho doctor no debe estar enterado de que hace ya más de un siglo, existe la doctri- na hanemanniana, cual desideratum, reside precisamente en el dinamismo, en la vitalidad, por asi decirlo del medicamento.

La terapéutica nueva, debe tratar de influir en las funciones si quiere modificar los órganos, según dice Robin, y comentan- do esta aserción, Huchard, dice: no debemos preguntar lo que hace morir por los medicamentos, sino lo que hace vivir por ellos, recordando siempre que el organismo se defiende por mismo contra la enfermedad.

Lo que la economía pone en obra, lo mismo en estado nor- mal que en estado patológico, es toda una categoría de substan- cias delicadas de constitución albuminoide, á las que se ha dado diferentes nombres, según la modalidad predominante de su actividad biológica, diastasas, precipitinas, toxinas, anti-toxinas, aglutininas, alexinas, opsoninas, etc.

Aunque la naturaleza intima de estos cuerpos, sea hoy desconocida, pueden considerarse, como moléculas complejas, formadas de átomos ó agrupamientos atómicos extremadamente sensibles, inestables, portadores de energías, capaces de tomar del medio en que se encuentran el equivalente energético, má- quinas moleculares aptas para transformar la energia calorífica en energía química.

Sus propiedades dependen no sólo de tal ó cual átomo, sino del modo de ser de dicho átomo ó agrupamiento atómico.

De una manera general, su especificidad de acción podría bautizarse con el nombre de zimo-actividad, que supone dos clases de fenómenos, 1.” la gran desproporción de los efectos con la pequeñez de la masa (poder catalitico); 2.” la sensibilidad con respecto á los agentes físicos y químicos especialmente el calor (tautomerización), es decir, la facilidad de pasar de un estado activo de equilibrio inestable, á un estado inactivo de equilibrio estable.

Imitando, pues, la zimo-actividad, podrá la terapéutica realizar mejor la forma que vitalice al máximum á los medica- mentos; los cuerpos fácilmente descomponibles encierran gran- des cantidades de energías y es muy posible, dice Pozzi-Escot, que la radio-actividad del uranio y del radium, sea debida á la complegidad de su molécula, y á lo inestable de su materia.

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 921

El tipo mejor definido de zimo-actividad, es el fermento soluble, cuyas diferentes variedades parecen responder á los rodajes esenciales del doble movimiento de asimilación y desa- similación que caracteriza á la vida. |

La zimo-actividad del ser viviente constituye un mecanismo energético bajo una forma especial, la albuminoidea, que le confiere sus propiedades especificas; pues bien, este mecanismo puede realizarse de la misma manera en la materia inerte, cuando la disasocración del equilibrio molecular, se lleva lo suficientemen- te lejos para permitir el modo particular de agrupamiento que caracteriza á la etapa colorde.

Por eso se ha podido demostrar la existencia del poder diastásico, en las soluciones de metales coloidales, preparadas por la vía eléctrica, y ya se sabe que hoy se emplean mucho en la práctica; segun Gustau le Bon, la radio-actividad es una propiedad general de todos los cuerpos presentada en diversos grados, en lo tocante á la energía coloidal propiamente dicha hay cada día más tendencia á atribuirle un papel predominan- te en las reacciones vitales, y por otra parte, cada vez se consi- dera al ser viviente más desde el punto de vista dinámico, que del estático. Ya en el año 1862, Grahám consideró el estado coloidal como el primer manantial probable de la fuerza que se manifiesta en los fenómenos vitales.

El fermento soluble no es sino un acumulador de energías, un portador de efectos catalíticos y su poder lo debe á la comple- xidad de su molécula, la cual al crear la forma coloidal determi- na un estado inestable de equilibrio intra-atómico.

En cuanto á su especificidad de acción, puede explicarse por la. similitud de estructura entre sus moléculas y las del cuerpo que es susceptible de modificar.

«La transmisión de energía vendría á practicarse en virtud de la adhesión molecular, y sería por consiguiente, función de superficies de contacto, facilitándolo más ó menos ciertas coin- cidencias».

Sea como quiera, la materia viviente se encuentra en un estado deleznable, puede suponerse que la enfermedad resulta de una disminución de esta deleznabilidad ó inestabilidad, y por lo tanto el principal objeto de la terapéutica debe ser el de reanimar la energía diastásica, de suplir sus desviaciones, ad-

222 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

ministrando cuerpos inestables, apropiados á los que han de combatir.

Ahora bien, las diastasas naturales son insuficientes, y no se pueden extraer fácilmente, ni de una manera perfecta, las únicas que se aplican son la amilasa, pepsina, pancreatina, para las alteraciones digestivas, «hay, pues, que recurrir á combina- ciones moleculares de cuerpos difusibles, movilizables, repre- sentando una forma constante de estado deleznable, y seleccio- nando en cierto modo al máximum el efecto cinético que parece útil para la curación».

A continuación el Dr. Noé, trata del Globeol, producto fe- rruginoso dinámico, y de sus indicaciones en diferentes enfer- medades. |

Ahora bien, yo creo que entre las cosas que he tenido el honor de leeros, hay algunas que valen la pena de recordarlas, pues no son más que confesiones á favor de nuestra doctrina; en primer lugar, dice que los medicamentos no se consideran bajo sus cualidades dinámicas, sólo se administran como cuer- pos inorgánicos, dotados de virtudes fisiológicas intrínsecas, y “yo pregunto ¿qué es la Homeopatía? si su secreto reside en el dinamismo y á éste debe sus sorprendentes. curaciones; en segundo lugar, habla de las dosis y de la tendencia á elevarlas hasta los límites de la toxicidad siendo muchas veces el empezar de nuevos trastornos, y aquí podemos afirmar que las dosis homeopáticas jamás producen trastornos secundarios ni de acu- mulación, en tercer lugar, dice ¿qué progreso tendría de realizar la terapéutica actual: debería llegar á ser neo-vitalista, dinamis- ta, y eso ya hace tiempo lo tiene resuclto la Homeopatía.

Digno de mencionarse también es lo que hace referencia á la zimo-actividad del ser viviente, diciendo que esta zimo- actividad puede realizarse de la misma manera, en la materia inerte cuando la disasociación se lleva lo suficientemente lejos, y aquí si que estamos de enhorabuena, testimonios lo son, la silicea, el lycopodium, y otros medicamentos que tan brillantes éxitos nos proporcionan, y cual secreto de acción precisamente reside en la disasociación, para emplear la misma palabra, de dichas substancias.

Si á esto juntamos, lo que leí en una revista médica, no ha mucho tiempo, hablando de la cantárida y su alcaloide la canta-

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 223

ridina, en las nefritis agudas, decía lo siguiente: que los medi- camentos á dosis masivas producen unos efectos, y que á dosis sumamente pequeñas, producen efectos contrarios, y recomen- daba la tintura de cantáridas á la dosis de una gota por mil de agua, en las nefritis agudas, con una estadistica de curaciones por este procedimiento, si, pues, admiten los dos principios fundamentales de nuestra doctrina, creo no será lejano el dia en que la escuela alopática acabará de abrir los ojos á la verdad, y que dejándose de prevenciones pasadas, ingresará en las filas de nuestro ejército, para bien de todos y principalmente de la humanidad doliente.—He bicho.

El Dr. Balari, con elocuentes y sentidas frases da la bien- venida al Dr. Laureano Torrent, augurando para el nuevo socio, heredero de toda una familia de homeópatas, grandes y próspe- ras conquistas en la práctica de la carrera médica, al mismo tiempo que se felicita en nombre de los consocios del Instituto Homeópata y en el propio por la valiosa adquisición de tan ilustrado como valiente campeón homeópata que desde este día comparte con los demás compañeros el trabajo científico á que se dedica la corporación.

HOMEOPATÍA INTERNACIONAL

Journal Belge. Noviembre y Diciembre 1910.—LA HOMEOPATÍA SIMPLIFICADA Y LA FIEBRE TIFOIDEA, por el Dr. Kruger.—A las indicaciones características de esta enfermedad, añade el Dr. Kruger, la sueroterapia y la isopatía.

Expone un caso de fiebre tifoidea con variedad de complicaciones, terminando favorablemente por la administración de Tuberculinum, 200.

El Dr. Schmitz continúa el estudio del cobre y sus sales, trazando indicaciones de cuprum en el cólera morbo, señalando las observaciones de Barody, quien caracteriza la aplicación de este medicamento por presión dolorosa en el estómago aumentada por el movimiento, gorgoleo producido por la ingestión de bebidas, vómitos acompañados de presión dolorosa y precedidos de opresión lorácica que llega hasta sofocación, con- tracciones clónicas de los dedos de las manos y de los pies. El Dr. Rummel indica que alterna cuprum y veratrum en todos los casos que hay calam- bres musculares. El Dr. Malaise ha observado casos de curación con cuprum hasta en casos que había opistotonos.

El Dr. Lambrechts pasa revista á la estadística de los dispensarios y beneficencia domiciliaria de Amberes, dando un contingente de 8,625

224 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

prescripciones en los dos dispensarios, 800 visitas á domicilio y 60 entra- das para los hospitales.—Detalla algunos casos clínicos especiales sacados de aquella estadística: uno de artritismo agudo con antecedentes de urticaria: aconit y urtica urens curan rápidamente la dolencia; otro de colerina curado por veratrum y colocynthis; otro de vómitos alimenticios en una niña con anemia, pulsat, arsenic, dominaron la dolencia; otro de neuralgia intermitente curado con chinin sulph, 3 trit X, y otro de caries con otorrea tratado hasta curación con bell, calc.-car, calc.-sulph. hepar sulph y silicea.

Enero y Febrero de 1911 —El Dr. Schepens

Un caso de tabes mesentérica curado por silicea reseñado con gran acopio de detalles terapéuticos. Después de los síntomas generales de esta enfermedad, exenta la orina, de albúmina y glucosa comienza el trata- miento por tuberculin 100. C. La localización principal de los dolores á la cintura y el tinte amarillento del sujeto obligaron á dar canth 12. C. La irradiación á la espalda Spigelia 30. El resultado incompleto. Volvió el apetito y disminuyeron los dolores, compareciendo á los pocos días otra vez prescribiendo la Emulsión Scott, que no produjo resultado po- sitivo.

El enfermo pasó á seguir el tratamiento de otro doctor durante unos días, después de los cuales volvió á encargarse el Dr. Schepens, quien lo encontró depauperado, abatido, con fiebre (39° 5, Vientre dolorido, tu- mefacto en varios sitios pudiendo precisar un plastron en la fosa ilíaca derecha. Apetito regular, defecación normal, la orina continúa sin albú- mina y sin azúcar. El reposo hace descender la temperatura un grado, oscilando desde el cuarto día entre 37% mañana y 38° 3 noche.

Prescribe una dosis tuberculin 100. C. determinando un recargo febril que dura algunos días. Dos dosis de Nitri acid 4 y canth 4, no pro- ducen gran efecto.

El 1.2 de Abril, á las 6 tarde, administra nuevamente tuberculin 100 que produce otra exacerbación febril. El día 4 administra tuberculin 12, á la que sigue un marcado ascenso térmico que dura 3 días. El apetito sigue en buen estado, pero aumenta la sensibilidad y las tumefacciones abdomi- nales, dos dosis de bryonia y lycopod, no producen acción favorable; dos inyecciones de caldo filtrado, no acusan mejoría alguna, y sólo algunos recargos febriles, presentándose una abundante diarrea que por la constricción de vientre que obliga á marchar doblado hacia adelante, hinchazón del lado izquierdo, debajo de las costillas, pareciendo como si la piel del vientre estuviese encogida, indican á rhus. que administrado, produ- ce una ligera mejoría que dura poco, por lo que prescribe calc carb. 30, que domina la enfermedad anotando una franca mejoría, continuando con silicea que cura al enfermo en el transcurso de 10 días, desaparecien-: do los recargos febriles, los dolores, desapareciendo las tumuraciones ab- dominales por completo.

El enfermo llega á pesar 10 k. más que antes de la enfermedad, color fresco. El vientre se resiente algo cuando efectúa movimientos violentos.

Continúa el estudio de cuprum por el Dr. Schmitz controlando los efectos de este medicamento en el cólera con las observaciones de los doctores Martiny y Hesse, de Hambourg.

Congreso regional de Sanidad —El Dr. Kruger expone varias conside- raciones sobre la contradicción que se nota entre las reglamentaciones oficiales y la observación práctica en lo que se refiere á enfermedades infecciosas. |

Sesión 6 Octubre 1911. Círculo Homeopático.

Dr. De Cooman relata la curación de peritiflitis con Bellad. Mer. sol.

De Keghel da cuenta de un caso de diabetes con tiflitis curado con Acon. y de un trabajo titulado el Arsénobenzol y la homeopatía que ya hemos publicado en la Revista. J. P

Año IV Mayo 1911 Núm. 23

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: TARÉNTULA CUBENSIS. EL Dr. Pebro JousskT, por Alberto Robin.— HOMEOPATÍA INTERNACIONAL.

EEES ZA AI Inn ina A << <[_<_TI <(A<Kál-i A OE A A IQ IE OQ XK] zm > AS

Sesión científica del 17 Enero.—Presidencia, Dr. OLivÉ.— Secretario, Dr. Casanovas. Asisten los Dres. Balari, Peiró,

Torrent, Valls, Galard y Montañá.

El Dr. D. Jaime Abreu da lectura al siguiente tema:

TARENTULA CUBENSIS

La taróntula cubensis (araña peluda) pertenece á la misma familia, gónero y especie que la taréntula hispánica

Señores: de lo que tendré el gusto de exponeros he entre- sacado la mejor parte de El Criterio médico y Archivos de la Medicina homeopática que publicaron este estudio del Dr. José Navarro, médico-homeópata entonces (1879), de Santiago de Cuba. l

La taréntula hispánica de la familia de las aragnoides, género lycosis es común en los paises cálidos, sobre todo en la América del Sur, también en Ítalia y España, de la cual se sirvió para sus experimentaciones el célebre y renombrado Dr. Núñez, de Madrid, es un remedio que obra sobre el sistema cerebro- espinal, curándose con ella muchos casos de corea, histeris- mo, etc., etc. i

La taréntula cubensis ó araña peluda, al contrario, parece ser un remedio toxémico que obra directamente sobre la sangre, siendo análogo de Crotalus, Apis, Ars, alb, Lachesis, etc.

La mordedura de esta araña, llamada araña peluda, en los primeros momentos, es fácilmente contrariada en sus malignos efectos por la aplicación local de una loción hecha con agua y tintura de Ledum palustre. Pero si el virus está ya absorbido y ha penetrado en la circulación, entonces desarrolla los siguien-

226 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

tes síntomas: La mordedura por misma no es dolorosa, de modo que las personas mordidas por la noche, no lo reparan hasta el día próximo, que descubren entonces una pústula inflamada, rodeada de una areola erisipelatosa; además de esa pústula, en alguna otra parte del cuerpo se una línea erisipe- latosa sobre la piel después de la mordedura;—tan corrosiva es la naturaleza. .de este virus—.La pústula se hincha, aumentando poco á poco en tamaño; la areola erisipela.osa se extiende más y más; sobrevienen, en el segundo ó tercer día, generalmente, escalofríos, seguidos de una intensa y ardiente fiebre, acompa- ñada de gran sed, ansiedad, inquietud, cefalalgia, delirio, abun- dante respiración y retención de orina. La pústula, las más de las veces, aumenta en magnitud y se convierte en un absceso duro, grande y excesivamente doloroso, terminando por la mortificación de los tegumentos que la cubren y formándose varias pequeñas aberturas, de las cuales fluye un pus claro, sanioso que contiene porciones de tejido celular mortificado. fascias y tendones, cuyas aberturas creciendo y comunicándose unas con otras, forman extensas cavidades. En este periodo la fiebre toma el tipo intermitente con paroxismos por la tarde, acompañados de diarrea y gran postración. |

Cita el siguiente caso: M. B., de 72 años, de buena consti- tución, llamó al médico para tratarle un absceso de la nuca, cuyo dolor insoportable y quemante hacía 6 ó 7 noches que le impe- día el sueño. o, |

Había fiebre con gran sed y postración, y examinándole vió que era un ántrax con todo su acompañamienta de síntomas. Le administró taréntula cubensis, á la 6.* una dosis cada 2 horas, aliviándose en gran manera el dolor desde la segunda dosis y aquella misma noche la pasó casi toda durmiendo. El enfermo logró restablecerse sin hacer uso de ningún otro medicamento, exceptuando Silícea para activar la cicatrización.

He tenido este año tres casos por el estilo de éste, quedando altamente sorprendido de la admirable eficacia y sorprendente resultado, aliviando el dolor á la segunda toma y permitiendo dormir á los enfermos. |

Otro caso notable es el de la niña M. Ch., de tres años, que tenía una periostitis de la tibia, criatura linfático-escrofulosa y que todos los cirujanós que la habían -visitado decian, tenían

e

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 927

que raspar el hueso cuando menos y abrir de momento un absceso duro, rubicundo, con areola erisipelatosa que impedia de todo punto el que se mantuviera en pié, no dejando de llorar noche y día. Le administré la taréntula cubensis, cada 3 horas y vino el milagro, pues desapareció el dolor, la niña pudo dormir, se abrió el absceso por sólo, dándole después otros medica- mentos como Silicea, Phosph, Calc., phosph que han curado por completo á la niña en cuestión.

Otros varios casos podría citaros que no dejaría» de probar, sino estuviéramos ya seguros de su eficacia.

Ha sido mi objetó, pues, el demostraros que es un medica- mento que debemos tener en cuenta y aprovecharnos de sus magnificas condiciones-en los casos apurados, seguros de obte- ner una brillante curación ó alivio que algunas veces las fami- lias y el mismo enfermo califican de verdadero milagro.

EL Dr. PEDRO JOUSSET

Por Alberto Robin

Seria una ingratitud dejarle partir sin un adios, á un hom- bre que ha ocupado un lugar tan importante en la medicina parisién, el Dr. Pedro Jousset, muerto á últimos de Diciembre pasado, á la edad de noventa y tres años, nacido en Nantes el 3 de Diciembre de 1818, comenzando en esta ciudad natal, sus estudios de medicina. Vino después á Paris y fué recibido interno en los hospitales en 1842 y condecorado con medalla de oro en 1846, tomando el mismo año el doctorado.

Una carrera brillante podía presagiarse al joven doctor pare- ciendo, destinado á brillar un día entre los profesores de la Fa- cultad, pero su científica fué entusiasmada por la homeopatía que hacia en aquel entonces prosélitos entre los espiritus más distinguidos y por lo tanto Jousset debia hacer una carrera á su lado, y aunque nada de oficial tenía esta carrera no por eso fué menos bella, pues fué uno de los médicos más solicita- dos en la capital.

Fué fundador del hospital Saint-Jacques y el creador de la revista l* Art Medicál donde ha publicado sus mejores trabajos. Durante el sitio de Paris fué agregado como médico al regi-

228 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

miento n.” 106, valiéndole su bella conducta ostentar en su pecho la medalla militar. |

Debemos á Jousset numerosas obras, que no son desgra- ciadamente bastante conocidas, pues era un excelente clínico y un terapeuta de gran mérito. Entre sus obras, sin contar un gran número de memorias publicadas en su revista, merecen citarse las siguientes:

«Elementos de medicina práctica».

«Elementos de patología y medicina general», que merece ser leída y meditada.

«Elementos de materia médica y terapéutica».

Tres volúmenes de clínica médica donde se encuentran hoy consideraciones notabilisimas y advertencias de una moderni- dad asombrosa.

Pedro Jousset fué un espiritu abierto, no sólo á las luchas puramente doctrinales, sino á todas las nuevas conquistas de la medicina, pues presto siempre á aquilatar su valor cuando apa- recieron los primeros trabajos de Pasteur y de su escuela, él instaló en su hospital un laboratorio de bacteriología y de tera- péutica experimental.

Su anhelo, largo tiempo acariciado, fué la reunión de las dos escuelas, deseo irrealizado por ser en el fondo la separación de homeópatas y de alópatas una colisión de intereses más que de razones verdaderamente cientificas, hasta tal punto, que hoy las palabras homeópata y alópata tienen un carácter arcal- co y hasta ridículo, por eso Jousset espíritu claro y lógico estaba en la verdad al desear cesaran las viejas querellas esco- lásticas, ya que nuestra época más escéptica las ha abandonado y ni las recuerda.

Cuando se examina detenidamente sabiendo dar á las pala- bras verdadera significación, se advierte, que el padre de la homeopatía, Hahnemann, no hizo otra cosa que revivir la pura y sana doctrina hipocrática, mientras que la medicina oficial se orientó por las doctrinas galénicas. Mas no hay que perder de vista que es necesario saber dar á las palabras su verdadero sentido, sin entregarse á teorías extrañas más ó menos que rei- nan en las dos partes. En efecto, es la medicina como la alqui- mia; los médicos y los alquimistas fueron por mucho tiempo simples precursores, hasta tanto que su arte fué elevado á la

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 229 4 categoría de verdadera ciencia y puede decirse que en el mo- mento presente apenas si la medicina comienza solamente á ser científica bajo algunos aspectos; razón por la que debemos ser modestos y mostrarnos indulgentes con nuestros predecesores.

Pedro Jousset, al terminar la carrera, se deja seducir por el ambiente revolucionario de las doctrinas de Hahnemann. El comprende que el viejo alemán da una concepción más racional y sobre todo más útil de la terapéutica fundada en el principio de Hipócrates que dice que en muchos casos es necesario subs- tituir por una enfermedad artificial á la afección natural: duobus

labóribus simul abortis, vehementior obscurat alterum. El segun- ` do principio del padre de la medicina debe ser también la regla del médico. Este principio salvador hoy admitido por todos, exije que la mayoría de las veces la terapéutica se esfuerce en ayudar las reacciones de la defensa natural. El reconocimiento del segundo de estos principios, ha conducido á los homeópatas á la terapéutica indicada por el famoso axioma de la doctrina: Similibus similia curantur.

Mas todos los fenómenos reaccionales provocados por la Naturaleza, no son siempre favorables y en estos casos el médico tiene el deber de luchar cuerpo á cuerpo con la enfermedad, como lo habia indicado Galeno. Por consiguiente cada una de las dos doctrinas puede tener su momento y lugar en el trata- miento de una afección. Ved porque con un gran sentido lógico Jousset comprendia la necesidad de hacer la unión de las dos escuelas médicas. Y lo hubiera ciertamente alcanzado si de cuestiones puramente doctrinales se tratara.

Los alópatas combaten muy apasionadamente á los homeó- patas sus concepciones terapéuticas. Habituados á manejar dosis elevadas no pueden admitir la concepción homeopática de una doble acción. Y es que olvidan que hoy con el examen más profundo de la farmacodinamia, está palpablemente demos- trado que toda droga activa tiene dos acciones contradictorias según que la dosis sea débil ó fuerte. El profesor Lewin ha establecido este principio como indiscutible.

Se reprocha á los homeópatas también por las dosis infini- tesimales que prescriben. Mas si no podemos aceptar sus inter- pretaciones doctrinales no podemos menos de reconocer que ciertos productos tales como los sueros, tuberculinas, toxalbú-

220 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

este punto permitaseme que os diga, que dicho doctor no debe estar enterado de que hace ya más de un siglo, existe la doctri- na hanemanniana, cual desideratum, reside precisamente en el dinamismo, en la vitalidad, por así decirlo del medicamento.

La terapéutica nueva, debe tratar de influir en las funciones si quiere modificar los órganos, según dice Robin, y comentan- do esta aserción, Huchard, dice: no debemos preguntar lo que hace morir por los medicamentos, sino lo que hace vivir por ellos, recordando siempre que el organismo se defiende por mismo contra la enfermedad. | |

Lo que la economía pone en obra, lo mismo en estado nor- mal que en estado patológico, es toda una categoría de substan- cias delicadas de constitución albuminoide, á las que se ha dado diferentes nombres, según la modalidad predominante de su actividad biológica, diastasas, precipitinas, toxinas, anti-toxinas, aglutininas, alexinas, opsoninas, etc.

Aunque la naturaleza íntima de estos cuerpos, sea hoy desconocida, pueden considerarse, como moléculas complejas, formadas de átomos ó agrupamientos atómicos extremadamente sensibles, inestables, portadores de energías, capaces de tomar del medio en que se encuentran el equivalente energético, má- quinas moleculares aptas para transformar la energía calorífica en energía química.

Sus propiedades dependen no sólo de tal ó cual átomo, sino del modo de ser de dicho átomo ó agrupamiento atómico.

De una manera general, su especificidad de acción podría bautizarse con el nombre de zimo-actividad, que supone dos clases de fenómenos, 1.” la gran desproporción de los efectos con la pequeñez de la masa (poder catalítico); 2.” la sensibilidad con respecto á los agentes fisicos y químicos especialmente el calor (tautomerización), es decir, la facilidad de pasar de un estado activo de equilibrio inestable, á un estado inactivo de equilibrio estable.

Imitando, pues, la zimo-actividad, podrá la terapéutica realizar mejor la forma que vitalice al máximum á los medica- mentos; los cuerpos fácilmente descomponibles encierran gran- des cantidades de energías y es muy posible, dice Pozzi-Escot, que la radio-actividad del uranio y del radium, sea debida á la complegidad de su molécula, y á lo inestable de su materia.

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 921

El tipo mejor definido de zimo-actividad, es el fermento soluble, cuyas diferentes variedades parecen responder á los rodajes esenciales del doble movimiento de asimilación y desa- similación que caracteriza á la vida. |

La zimo-actividad del ser viviente constituye un mecanismo energético bajo una forma especial, la albuminoidea, que le confiere sus propiedades especificas; pues bien, este mecanismo puede realizarse de la misma manera en la materia inerte, cuando la disasociación del equilibrio molecular, se lleva lo suficientemen- te lejos para permitir el modo particular de agrupamiento que caracteriza á la etapa colorde.

Por eso se ha podido demostrar la existencia del poder diastásico, en las soluciones de metales coloidales, preparadas por la vía eléctrica, y ya se sabe que hoy se emplean mucho en la práctica; segun Gustau le Bon, la radio-actividad es una propiedad general de todos los cuerpos presentada en diversos grados, en lo tocante á la energía coloidal propiamente dicha hay cada día más tendencia á atribuirle un papel predominan- te en las reacciones vitales, y por otra parte, cada vez se consi- dera al ser viviente más desde el punto de vista dinámico, que del estático. Ya en el año 1862, Grahám consideró el estado coloidal como el primer manantial probable de la fuerza que se manifiesta en los fenómenos vitales.

El fermento soluble no es sino un acumulador de energías, un portador de efectos catalíticos y su poder lo debe á la comple- xidad de su molécula, la cual al crear la forma coloidal determi- na un estado inestable de equilibrio intra-atómico.

En cuanto á su especificidad de acción, puede explicarse por la. similitud de estructura entre sus moléculas y las del cuerpo que es susceptible de modificar.

«La transmisión de energía vendría á practicarse en virtud de la adhesión molecular, y sería por consiguiente, función de superficies de contacto, facilitándolo más ó menos ciertas coin- cidencias».

Sea como quiera, la materia viviente se encuentra en un estado deleznable, puede suponerse que la enfermedad resulta de una disminución de esta deleznabilidad ó inestabilidad, y por lo tanto el principal objeto de la terapéutica debe ser el de reanimar la energía diastásica, de suplir sus desviaciones, ad-

222 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

ministrando cuerpos inestables, apropiados á los que han de combatir. |

Ahora bien, las diastasas naturales son insuficientes, y no se pueden extraer fácilmente, ni de una manera perfecta, las únicas que se aplican son la amilasa, pepsina, pancreatina, para las alteraciones digestivas, «hay, pues, que recurrir á combina- ciones moleculares de cuerpos difusibles, movilizables, repre- sentando una forma constante de estado deleznable, y seleccio- nando en cierto modo al máximum el efecto cinético que parece útil para la curación».

A continuación el Dr. Noé, trata del Globeol, producto fe- rruginoso dinámico, y de sus indicaciones en diferentes enfer- medades. |

Ahora bien, yo creo que entre las cosas que he tenido el honor de leerós, hay algunas que valen la pena de recordarlas, pues no son más que confesiones á favor de nuestra doctrina: en primer lugar, dice que los medicamentos no se consideran bajo sus cualidades dinámicas, sólo se administran como cuer- pos inorgánicos, dotados de virtudes fisiológicas intrínsecas, y “yo pregunto ¿qué es la Homeopatía? si su secreto reside en el dinamismo y á éste debe sus sorprendentes. curaciones; en segundo lugar, habla de las dosis y de la tendencia á elevarlas hasta los límites de la toxicidad siendo muchas veces el empezar de nuevos trastornos, y aquí podemos afirmar que las dosis homeopáticas jamás producen trastornos secundarios ni de acu- mulación, en tercer lugar, dice ¿qué progreso tendría de realizar la terapéutica actual: debería llegar á ser neo-vitalista, dinamis- ta, y eso ya hace tiempo lo tiene resuelto la Homeopatía.

Digno de mencionarse también es lo que hace referencia á la zimo-actividad del ser viviente, diciendo que esta zimo- actividad puede realizarse de la misma manera, en la materia inerte cuando la disasociación se lleva lo suficientemente lejos, y aquí si que estamos de enhorabuena, testimonios lo son, la silícea, el lycopodium, y otros medicamentos que tan brillantes éxitos nos proporcionan, y cual secreto de acción precisamente reside en la disasociación, para emplear la misma palabra, de dichas substancias.

Si á esto juntamos, lo que leí en una revista médica, no ha mucho tiempo, hablando de la cantárida y su alcaloide la canta-

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 923

ridina, en las nefritis agudas, decía lo siguiente: que los medi- camentos á dosis masivas producen unos efectos, y que á dosis sumamente pequeñas, producen efectos contrarios, y recomen- daba la tintura de cantáridas á la dosis de una gota por mil de agua, en las nefritis agudas, con una estadística de curaciones por este procedimiento, si, pues, admiten los dos principios fundamentales de nuestra doctrina, creo no será lejano el día en que la escuela alopática acabará de abrir los ojos á la verdad, y que dejándose de prevenciones pasadas, ingresará en las filas de nuestro ejército, para bien de todos y principalmente de la humanidad doliente.—He picHo.

El Dr. Balari, con elocuentes y sentidas frases da la bien- venida al Dr. Laureano Torrent, augurando para el nuevo socio, heredero de toda una familia de homeópatas, grandes y próspe- ras conquistas en la práctica de la carrera médica, al mismo tiempo que se felicita en nombre de los consocios del Instituto Homeópata y en el propio por la valiosa adquisición de tan ilustrado como valiente campeón homeópata que desde este día comparte con los demás compañeros el trabajo científico á que se dedica la corporación.

HOMEOPATÍA INTERNACIONAL

Journal Belge. Noviembre y Diciembre 1910.—LA HOMEOPATÍA SIMPLIFICADA Y LA FIEBRE TIFOIDEA, por el Dr. Kruger.—A las indicaciones características de esta enfermedad, añade el Dr. Kruger, la sueroterapia y la isopatía.

Expone un caso de fiebre tifoidea con variedad de complicaciones, terminando favorablemente por la administración de Tuberculinum, 200.

El Dr. Schmitz continúa el estudio del cobre y sus sales, trazando indicaciones de cuprum en el cólera morbo, señalando las observaciones de Barody, quien caracteriza la aplicación de este medicamento por presión dolorosa en el estómago aumentada por el movimiento, gorgolteo producido por la ingestión de bebidas, vómitos acompañados de presión dolorosa y precedidos de opresión torácica que llega hasta sofocación, con- tracciones clónicas de los dedos de las manos y de los pies. El Dr. Rummel indica que alterna cuprum y veratrum en todos los casos que hay calam- bres musculares. El Dr. Malaise ha observado casos de curación con cuprum hasta en casos que había opistotonos.

El Dr. Lambrechts pasa revista á la estadística de los dispensarios y beneficencia domiciliaria de Amberes, dando un contingente de 8,625

224 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

prescripciones en los dos dispensarios, 800 visitas á domicilio y 60 entra- das para los hospitales. —Detalla algunos casos clínicos especiales sacados de aquella estadística: uno de artritismo agudo con antecedentes de urticaria: aconit y urtica urens curan rápidamente la dolencia; otro de colerina curado por veratrum y colocynthis; otro de vómitos alimenticios en una niña con anemia, pulsat, arsenic, dominaron la dolencia; otro de neuralgia intermitente curado con chinin sulph, 3 trit X, y otro de caries con otorrea tratado hasta curación con bell, calc.-car, calc.-sulph. hepar sulph y silicea.

Enero y Febrero de 1911—El Dr. Schepens.

Un caso de tabes mesentérica curado por silicea reseñado con gran acopio de detalles terapéuticos. Después de los síntomas generales de esta enfermedad, exenta la orina, de albúmina y glucosa comienza el trata- miento por tuberculin 100. C. La localización principal de los dolores á la cintura y el tinte amarillento del sujeto obligaron á dar canth 12. C. La irradiación á la espalda Spigelia 30. El resultado incompleto. Volvió el apetito y disminuyerón los dolores, compareciendo á los pocos días otra vez prescribiendo la Emulsión Scott, que no produjo resultado po- sitivo.

El enfermo pasó á seguir el tratamiento de otro doctor durante unos días, después de los cuales volvió á encargarse el Dr. Schepens, quien lo encontró depauperado, abatido, con fiebre (39° 5, Vientre dolorido, tu- mefacto en varios sitios pudiendo precisar un plastron en la fosa ilíaca derecha. Apetito regular, defecación normal, la orina continúa sin albú- mina y sin azúcar. El reposo hace descender la temperatura un grado, oscilando desde el cuarto día entre 37° mañana y 38° 3 noche.

Prescribe una dosis tuberculin 100. C. determinando un recargo febril que dura algunos días. Dos dosis de Nitri acid 4 y canth 4, no pro- ducen gran efecto.

El 1.2 de Abril, á las 6 tarde, administra nuevamente tuberculin 100 que produce otra exacerbación febril. El día 4 administra tuberculin 12, á la que sigue un marcado ascenso térmico que dura 3 días. El apetito sigue en buen estado, pero aumenta la sensibilidad y las tumefacciones abdomi- nales, dos dosis de bryonia y lycopod, no producen acción favorable; dos inyecciones de caldo filtrado, no acusan mejoría alguna, y sólo algunos recargos febriles, presentándose una abundante diarrea que por la constricción de vientre que obliga á marchar doblado hacia adelante, hinchazón del lado izquierdo, debajo de las costillas, pareciendo como si la piel del vientre estuviese encogida, indican á rhus. que administrado, produ- ce una ligera mejoría que dura poco, por lo que prescribe calc carb. 30. que domina la enfermedad anotando una franca mejoría, continuando con silicea que cura al enfermo en el transcurso de 10 días, desaparecien: do los recargos febriles, los dolores, desapareciendo las tumuraciones ab- dominales por completo.

El enfermo llega á pesar 10 k. más que antes de la enfermedad, color fresco. El vientre se resiente algo cuando efectúa movimientos violentos.

Continúa el estudio de cuprum por el Dr. Schmitz controlando los efectos de este medicamento en el cólera con las observaciones de los doctores Martiny y Hesse, de Hambourg. i

Congreso regional de Sanidad —El Dr. Kruger expone varias conside- raciones sobre la contradicción que se nota entre las reglamentaciones oficiales y la observación práctica en lo que se refiere á enfermedades infecciosas.

Sesión 6 Octubre 1911. Círculo Homeopático.

Dr. De Cooman relata la curación de peritiflitis con Bellad. Mer. sol.

De Keghel da cuenta de un caso de diabetes con tiflitis curado con Acon. y de un trabajo titulado el Arsénobenzol y la homeopatía que ya hemos publicado en la Revista. J. P

Año IV Mayo 1911 Núm. 23

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: TARÉNTULA CUBENSIS. EL Dr. Pebro JousskT, por Alberto Robin.— HOMEOPATÍA INTERNACIONAL.

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Sesión científica del 17 Enero.—Presidencia, Dr. OL1vÉ.—

Secretario, Dr. Casanovas. Asisten los Dres. Balari, Peiró, Torrent, Valls, Galard y Montañá.

El Dr. D. Jaime Abreu da lectura al siguiente tema:

TARENTULA CUBENSIS

La taróntula cubensis (araña peluda) pertenece á la misma familia, género y especie que la taréntula hispánica

Señores: de lo que tendré el gusto de exponeros he entre- sacado la mejor parte de El Criterio médico y Archivos de la Medicina homeopática que publicaron este estudio del Dr. José Navarro, médico-homeópata entonces (1879), de Santiago de Cuba. |

La taréntula hispánica de la familia de las aragnoides, género lycosis es común en los paises cálidos, sobre todo en la América del Sur, también en Italia y España, de la cual se sirvió para sus experimentaciones el célebre y renombrado Dr. Núñez, de Madrid, es un remedio que obra sobre el sistema cerebro- espinal, curándose con ella muchos casos ‘de corea, histeris- mo, etc., etc.

La taréntula cubensis ó araña peluda, al contrario, parece ser un remedio toxémico que obra directamente sobre la sangre, siendo análogo de Crotalus, Apis, Ars, alb, Lachesis, etc.

La mordedura de esta araña, llamada araña peluda, en los primeros momentos, es fácilmente contrariada en sus malignos efectos por la aplicación local de una loción hecha con agua y tintura de Ledum palustre. Pero si el virus está ya absorbido y ha penetrado en la circulación, entonces desarrolla los siguien-

228 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

miento n.” 106, valiéndole su bella conducta ostentar en su pecho la medalla militar. |

Debemos á Jousset numerosas obras, que no son desgra- ciadamente bastante conocidas, pues era un excelente clínico y un terapeuta de gran mérito. líntre sus obras, sin contar un gran número de memorias publicadas en su revista, merecen citarse las siguientes:

«Elementos de medicina práctica».

«Elementos de patología y medicina general», que merece ser leída y meditada.

«Elementos de materia médica y terapéutica».

Tres volúmenes de clínica médica donde se encuentran hoy consideraciones notabilísimas y advertencias de una moderni- dad asombrosa.

Pedro Jousset fué un espiritu abierto, no sólo á las luchas puramente doctrinales, sino á todas las nuevas conquistas de la medicina, pues presto siempre á aquilatar su valor cuando apa- recieron los primeros trabajos de Pasteur y de su escuela, él instaló en su hospital un laboratorio de bacteriología y de tera- péutica experimental.

Su anhelo, largo tiempo acariciado, fué la reunión de las dos escuelas, deseo irrealizado por ser en el fondo la separación de homeópatas y de alópatas una colisión de intereses más que de razones verdaderamente científicas, hasta tal punto, que hoy las palabras homeópata y alópata tienen un carácter arcai- co y hasta ridiculo, por eso Jousset espíritu claro y lógico estaba en la verdad al desear cesaran las viejas querellas esco- lásticas, ya que nuestra época más escéptica las ha abandonado y ni las recuerda.

Cuando se examina detenidamente sabiendo dar á las pala- bras verdadera significación, se advierte, que el padre de la homeopatía, Hahnemann, no hizo otra cosa que revivir la pura y sana doctrina hipocrática, mientras que la medicina oficial se orientó por las doctrinas galénicas. Mas no hay que perder de vista que es necesario saber dar á las palabras su verdadero sentido, sin entregarse á teorías extrañas más ó menos que rei- nan en las dos partes. En efecto, es la medicina como la alqui- mia; los médicos y los alquimistas fueron por mucho tiempo simples precursores, hasta tanto que su arte fué elevado á la

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 229 4 categoría de verdadera ciencia y puede decirse que en el mo- mento presente apenas si la medicina comienza solamente á ser cientifica bajo algunos aspectos; razón por la que debemos ser modestos y mostrarnos indulgentes con nuestros predecesores.

Pedro Jousset, al terminar la carrera, se deja seducir por el ambiente revolucionario de las doctrinas de Hahnemann. El comprende que el viejo alemán da una concepción más racional y sobre todo más útil de la terapéutica fundada en el principio de Hipócrates que dice que en muchos casos es necesario subs- tituir por una enfermedad artificial á la afección natural: duobus labóribus simul abortis, vehementior obscurat alterum. El segun- ` do principio del padre de la medicina debe ser también la regla del médico.. Este principio salvador hoy admitido por todos, exije que la mayoría de las veces la terapéutica se esfuerce en ayudar las reacciones de la defensa natural. El reconocimiento del segundo de estos principios, ha conducido á los homeópatas á la terapéutica indicada por el famoso axioma de la doctrina: Similibus similia curantur.

Mas todos los fenómenos reaccionales provocados por la Naturaleza, no son siempre favorables y en estos casos el médico tiene el deber de luchar cuerpo á cuerpo con la enfermedad, como lo había indicado Galeno. Por consiguiente cada una de las dos doctrinas puede tener su momento y lugar en el trata- miento de una afección. Ved porque con un gran sentido lógico Jousset comprendía la necesidad de hacer la unión de las dos escuelas médicas. Y lo hubiera ciertamente alcanzado si de cuestiones puramente doctrinales se tratara.

Los alópatas combaten muy apasionadamente á los homeó- patas sus concepciones terapéuticas. Habituados á manejar dosis elevadas no pueden admitir la concepción homeopática de una doble acción. Y es que olvidan que hoy con el examen más profundo de la farmacodinamia, está palpablemente demos- trado que toda droga activa tiene dos acciones contradictorias según que la dosis sea débil ó fuerte. El profesor Lewin ha establecido este principio como indiscutible.

Se reprocha á los homeópatas también por las dosis infini- tesimales que prescriben. Mas si no podemos aceptar sus inter- pretaciones doctrinales no podemos menos de reconocer que ciertos productos tales como los sueros, tuberculinas, toxalbú-

230 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA minas, coloides, oxidasas, agentes catalíticos actúan á dosis tan débiles que dejan fuertes á muchas diluciones homeopáticas.

Hay que no olvidar que toda verdad nueva, antes de ser científicamente establecida, pasa por un período provisional análogo al período de los alquimistas, y en efecto, puede decirse que los homeópatas han corrido esta suerte y son los precurso- res un poco místicos de la medicina moderna. ¡

Por eso en realidad esta unión de las dos escuelas tan de- seada por Jousset, tiende á hacerse sola en el terreno práctico. En la hora presente la terapeútica se apoya ó en la doctrina hipocrática cuando es factible beneficiar al enfermo de las reac- ciones defensivas del organismo, ó en la tradición galénica cuando la gravedad de los fenómenos demanda una enérgica lucha contra las reacciones desfavorables, encerrándose todo el arte de un buen médico en saber distinguir cuales reacciones del organismo son útiles ó perjudiciales.

Hay que ensalzar á Jousset por haber comprendido la néce- sidad de fusionar las dos doctrinas y por haber dado en:sus tentativas pruebas de gran lágico y de hombre de gran ampli- tud de miras. No en balde dijimos con razón al principio de este artículo necrológico que este notable médico había demos- trado un verdadero sentido crítico y un gran espiritu de hom- bre á la vez erudito y avisado. i

M. ALBerT ROBIN

Catedrático de Terapéutica de la Facultad de Medicina de París

Traducido del Bulletin général de therapeutique por Jose T. PERE, médico Homeó pata.

HOMEOPATÍA INTERNACIONAL

Revista Homeopática (Barcelona). Marzo 1911.—Tratamiento del cólera, por el Dr. Benavent (J.), dando gran relieve terapéutico á camphora. Reproduce, traducido, un artículo del sabio médico homeópata falle- cido, hace poco, D. V. León Simón. Sigue publicando, el folletín referente á la apoplegia. . F. C.

La Homeopatía (México). Enero 1911.—Con la autorizada firma

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 231

del Dr. Arriaga, publica un artículo sobre síntomas y medicamentos, ci- tando los más raros que se encuentran en varios medicamentos. Tratamiento homeopático de las enfermedades de corazón, por el Dr. S. O. Haine. Continúa publicando el folletín de las dos obras comenzadas. F. C.

L'Art Medical. Enero 1911.—Da cuenta en sentidas frases de la muerte del contemporáneo de Hahnemann y decano de los homeópatas franceses, Dr. Pedro Joussét.

El Dr. March Joussét.—Tratamiento del cáncer maligno por el radium relatando casos clínicos aliviados ó curados de cáncer del cuello de la vejiga, exófago, recto, intestino, laringe, útero, submaxilar y recidivas de cáncer de la mama.

Bajo la misma firma aparece un artículo sobre opoterapia en la infancia.

- Empleo del arsénobenzol en las parálisis.

Pesadas diarias en los pleuríticos. Su valor para apreciar la marena del derrame pleural.

Curación del reumatismo blenorrágico por las inyecciones de suero antimeningocócico y por las bebidas radio-activas.

Tratamiento de las ascitis tuberculosas por el aire caliente.

` Publica los cuadernos 7 y 8 de la Materia Médica, de Farrington.

Febrero 1911. Publica dos artículos laudatorios para el que fué ilustre médico homeópata, Dr. Pedro Joussét.

Tratamiento de las metrorragias por la PORCIE TAPIS y las inyecciones subcutáneas de peptona Witte.

Relación de la atrofia tiroidea con las anginas de repetición, señalan- do que los Dres. M. Leopoldo Levi y H. de Rothschild han observado en 95 hipotiroidianos, 26 casos de anginas de repetición, (19 mujeres y 7 hombres), habiendo la mayoría comenzado en la infancia; repartidas en la forma siguiente: catarros agudos, 14 casos, flemonosas 6 casos, herpé- ticas 6 casos. Parece que el tratamiento tiroideo las hicieron desaparecer.

Acción de la medicación tiroidea sobre el apetito, aumentándolo con- siderablemente.

Opoterapia tiroidea contra la epilepsía; El Dr. M. Osborne profesor de terapéutica en Yale University, de New-Haven, ha encontrado superior que los bromuros el tratamiento de la epilepsia por la opoterapia ti- roidea.

Constipación y hipotiroides. M. L. Levi y H. de Rothschild hacen notar que esta opoterapia regulariza las deposiciones; por lo que acaban opinando que el restreñimiento habitual puede tener alguna relación con la insuficiencia de la glándula.

Manifestaciones reumatoideas y mixodematosas desarrolladas des- pués de la exposición repetida de la región del cuello á los rayos X.

j Síntoma de las cejas. El cuerpo tiroides influye en el desarrollo del sistema piloso. En el

232 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

mixodema los cabellos y los pelos sufren alteraciones en la atrofía tiroi-

dea, se observa algunas anomalias del pelo. M. M. Leopold Lévi y

H. Rothschild, insisten preferentemente sobre lo que denominan. Síntoma de las cejas: enrarecimiento de las cejas en su parte externa.

J. P.

AAA AENA Copiamos de la Homeopatia:

EL Dr. Percy WiLLiam SHEDD.

El 9 del pasado Enero, después de largos años de padeci- mientos, por una nefritis intersticial crónica, dejó la vida terrena el fino é inteligente amigo con cuyo nombre encabezamos estas líneas. Hombre de gran corazón y médico estudioso, era á la vez un gran políglota, pues poseia los idiomas francés, alemán, español, italiano, danés, noruego, sueco y ruso, además del suyo propio, pues vió la primera luz en Washington el 11 de Agosto de 1870.

Además de la medicina, cultivaba las bellas letras y conser- vamos como un recuerdo suyo las ''Océanidas,'** un tomo de poemas originales y traducciones al inglés de los idiomas antes anotados.

Publicó infinidad de trabajos sobre Materia Médica, y fué el autor del “Repertorio Clínico'* que estamos acabando de tradu- cir y publicar.

Sentimos de todo corazón su temprana muerte y acompaña- mos en su pena á su esposa y á sus hijos.

Recibimos como á cambio y agradecemos las revistas siguientes: Revista Homeopathica Brazileira, The chirontau, Medical Century, The Hahnemannian Monthly, L'Art Médical, The North American, Journal Belge, La Juventud Médica (Guatemala), La Revista Homeopática, Contra la Tisis, Clínica y Laboratorio, La Homeopatía (México), La Clínica Moderna y L'Omiopatía (Torino).

Para la mejor correspondencia en el cambio, recor damos que este debe dirigirse á J. Peiró, Paseo de Gracia, 110 bajos, Barcelona.

A... A A (Í_ÓKRKOKEKT OOEE€£E0E E—r E E EE E S ED Imprenta de Juan Güell, Ronda de la Universidad, 4. - BARCELONA

a dl “JUNIO 1911 AN 24

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: COLLINSONIA CANADENSIS.— OJKHADA RETROSPECTIVA MENSUAL, por A. Leight Monroe —HomkRoPaTÍa INTERNACIONAL.

INSTITUTO HOMEÓPATA DE BARCELONA

Sesión científica del 7 Febrero.—Presidencia, DR. ABREU.—Secre- tario, DR. CASANOVAs. Asisten los Dres. Balari, Montañá, Torrent, Valls, Peiró, Piqué, Roig, Solé y Galard.

El Dr. Olivé lee el siguiente trabajo.

COLLINSONIA CANADENSIS

Hoy quiero hablaros de un remedio, cuya patogenesia es corta é incompleta y sin embargo le prestan gran consideración los más preciados autores, especialmente los clínicos: es Collin- sonia canadensis, que tiene una trilogía de acción limitada, precisa y característica; el recto, el útero y el corazón, pudiendo agrupar aún los dos primeros órganos bajo la denominación de congestión de las vísceras de la pelvis.

Es notable en las afecciones del recto, especialmente en las hemorroides, y tiene en sus efectos fisiológicos. sensación de una estaca en el recto como si este estuviese lleno de astillas. almorranas que sangran frecuentemente, mucha constipación y cólico por este motivo (1): defecación de bolas secas pero de color claro (al revés de Opium que le indican bolas secas obscu- ras). Nash nos dice haber curado con Collimsonta un caso de constipación obstinada con flatulencia y hemorroides, y otro cuya defecación era únicamente cada 2 semanas y sólo por fuertes catárticos, curó radicalmente en un mes usando este remedio. Burt le recomienda en tintura y varias gotas al dia, para las almorranas, y otros autores dicen lograr lo mismo con

(1) 4sculus tiene el síntoma sensación de estaca y astillas en el recto, pero las almorranas que le reclaman no sangran. Aloes exige almorranas con tendencia á diarrea. Podophyllum, diarrea, prolapso del recto y del útero.

234 La HOMEOPATÍA PRÁCTICA

la 1." X. En la experimentación fisiológica se nota que pequeñas dósis dan constipación y fuertes dósis dan diarrea y aun disen- teria, lo que explica las diferentes indicaciones y dòsis. E

Ludlam, Hale y Farrington pregonan su uso en el prolapso uterino, y muchos otros autores si hay hemorroides con consti- pación en la preñez; también si hay congestión de los órganos pelvianos, ó á la vez que constipación y hemorroides, infarto crónico ó dislocación del útero.

Llegamos al tercer punto del trípode, el corazón. Autores modernos han querido inventar lo de las cardiopatías reflejas, y hay ya de ello descripciones bien hermosas en autores tan anti- guos como nuestro Hale: existe un estado de irritación de los nervios cardíacos, de irritabilidad cardiaca, en que la acción anormal y persistentemente aumentada del corazón es lo único que se descubre, siendo dicha afección refleja de desórdenes del estómago, pulmones, útero, de almorranas, de constipación, de agotamientos, ó de abusos de café, té, ó tabaco, siendo en estos casos de irritación refleja, de hiperestesia cardíaca, en los que el Dr. Fennez de New-York asegura que es cuando ha encontrado más útil á Collinsonta, viendo mejorar-todos los casos, por lo que no usa para esto otro remedio. La acción desordenada del corazón, que es refleja de trastornos hemorroidarios ó que alterna con ellos, indica absolutamente siempre á Collinson:a, explicando Devey un caso curioso de alternancia de estos dos síntomas, en que aparecía uno al suprimirse el otro y curó con el uso de este remedio.

La gran sensibilidad en el corazón, el dolor agudo constric- tivo, la plenitud, pena y opresión precordial, asomos periódicos de desmayo y opresión en algunos casos con respiración difícil, languidez, impresionabilidad que precipita el pulso y aun lo hace intermitente cualquiera impresión ó idea, á 120 Ó 140 por - minuto, pulso persistente, rápido, pero débil, la acción es exce- siva pero la fuerza es deficiente, acción viva del corazón que salta con fuerza sobre las costillas contrarrestando con el débil choque del pulso radial, sin hipertrofia ni ruidos anómalos, son síntomas de esta neurosis cardíaca que indica á Collinsonta. Fennez llega á ordenar de 10 á 30 gotas cada 3 horas en casos graves, y Hale dice estar muy coniento usando 5 ó 10 gotas de la 1.* dilución X. |

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 935

Cactus (1), Digitalis y Lycopodium son, según Hale, los que están más cerca de Collinsonia en esta irritabilidad cardiaca, pero la relación entre los sintomas de congestión de las vísceras de la pelvis y los del corazón, será siempre digna de nuestro estudio, y cuando existe dicha complicación, Collinsonta no es inferior á ningún remedio.

OJEADA RETROSPECTIVA MENSUAL De MATERIA MÉDICA y TERAPÉUTICA HOMEOPÁTICA

por A. LEIGHT MONROE Miami, Fiorida

Indicadores prácticos.—Si es que no lo habéis hecho ya, seguid la '“manía'* del Dr. Hawke en los casos de malaria cró- nica, y dad unas pocas dósis de Natrum mur., no muy bajas, ó sea á las 30" ó la 200". Esto no causará ningún daño al pacien- te, y hará lo que la artillería gruesa de la medicina científica no ha podido hacer; desalojar al enemigo, ó hablando en plata, curar. Algunos califican esto de *''manía'*, pero es realmente la acción de la ciencia médica más elevada.

'*Manos calientes y pies frios'*, Sepia.

El Dr. B. C. Gordon expone los resultados extremadamen- te satisfactorios del tratamiento. y prevención de la viruela por medio del Variolinum 30. Ha hecho abortar el mal en tres indi- víduos de una familia, y al parecer la evitó-en otros dos miem- bros no vacunados de la misma. El mencionado autor cree que dicho medicamento es más seguro y eficaz que la vacuna.

El Dr. W. P. Barron ha encontrado en el Cactus grand. un buen remedio en las crisis de neumonía. Administra 2 ó 3 gotas de la tintura.—E. T.

El Dr. W. L. Birney ha descubierto que la Santonina es un seguro remedio contra la retención urinaria en los niños recién nacidos.—E. T. l

El Dr. W L. Marriott (Hom. World) refiere un caso de sabañón, que se agravaba en una habitación caliente, admira- blemente aliviado con Pulsatilla; y otro caso de ‘‘neuralgia den- tariat‘, que empeoraba en un sitio caliente, aliviado con el mismo remedio.

Hablando del Nitric acid, dice el Dr. J. E. Inskeep (El

i ar Fennez también lo aconseja de 10 á 20 gotas de tintura, 4 veces al día.

236 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

Ther. Jowr.). Si la lengua presenta un color violeta, destacán- dose sobre el rojo, este remedio curará la tos ferina, como cura- ría una fiebre intermitente ó cualquiera otra enfermedad cura- ble, que viniese acompañada de los mismo síntomas. El autor ha comprobado esto muchas veces.

Hace pocos dias nos relataron el caso de una mujer que se quejaba de una neuralgia tan atroz y de tan larga duración, que el médico alópata que la asistía dijo que era necesario prac- ticar un operación. Una homeópata le administró SpigeliaT. M. y el dolor desapareció sin que volviera á presentarse.

El Bee-line Repertory, de Jones contiene ''más sinceros avisos útiles'* que cualquier otro libro jamás publicado .— Homeopathic Recorder, Agosto. |

Sulfuro de calcio.—Deseo llamar de un modo especial la atención de los lectores de esta revista, acerca del sulfuro de calcio. Este medicamento ha alcanzado una gran reputación en Francia y en ltalia en el tratamiento de varias infecciones. Adquirió importancia por primera vez cuando el Dr. Fontaine lo recomendó como remedio de la difteria maligna. Este autor introdujo la práctica conocida comunmente con el nombre de saturación: de 1 á 5 centígramos de sulfuro de calcio quimica- mente puro, que toma el enfermo cada hora ó cada dos, hasta que el aliento y la transpiración exhalen olor de hidrógeno sul- furado. Es prudente suspender la administración del medica- mento durante el período de la digestión ácida, puesto que el ácido clorhidrico descompone el sulfuro dando por resultado una eructación desagradable de hidrógeno sulfurado.

Usado de esta manera, tal: remedio es inofensivo. El autor ha administrado en las veinticuatro horas más de 50 granos (2'50 gramos) sin que sobrevinieran síntomas desagradables. Hasta hace poco tiempo el sulfuro de calcio inspiraba cierto temor debido á las manifestaciones tóxicas subsiguientes á la inhalación del gas hidrógeno sulfurado. Así inhalado, este gas se une á la hemoglobina de la sangre, formando una hemoglobina que es singularmente rebelde y difícil de descomponer. Tal efecto, sin embargo, no se presenta si el medicamento se admi- nistra por las vías digestivas. |

Aquellos que han ensayado en gran escala el sulfuro de calcio parecen sentir el mayor entusiasmo en favor de él. Dicese que las personas saturadas de esta droga, según la manera des- crita antes, gozan de inmunidad contra lás picaduras de toda clase de insectos, entre los cuales citaremos las moscas, pulgas, chinches, niguas, garrapatas, mosquitos, plojos, etc.

Algunos experimentos hechos con mosquitos infectados de fiebre amarilla, han demostrado que ciertos indivíduos queda- ron inmunes por la razón de que no pudo coriseguirse que los mosquitos los picaran, mientras que estos insectos atacaban

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 937

vorazmente á otros individuos al mismo tiempo. Ninguna causa podía explicar tal preferencia. Se ha pretendido que probable- mente las personas inmunes exhalaban hidrógeno sulfurado, que si bien no era perceptible para los otros seres humanos, era bastante para alejar al mosquito. Este asunto es de considerable importancia, pues proporciona al médico un medio fácil para andar sano y salvo en medio de cualquiera epidemia transmi- tida por insectos, y según parece, nos vemos impelidos á creer que los insectos son responsables de las enfermedades infeccio- sas en general.

La teoría es nueva y seductora. William Wangh, en Denver Medical Times.

Zona (Herpés Zoster). Remedios homeopáticos.—Para el tratamiento interno contamos con cuatro medicamentos capaces de combatir la erupción, el dolor y los principales síntomas concomitantes observados en esta dolencia. Tales medicamen- tos son: Arsenicum, Rhus toxic., Croton tigl. y Cantharis.

Hasta la vieja escuela admite que durante la administración del Arsénico como remedio, se observa con frecuencia el Zona. Todos sabemos que Arsenicum cubre perfectamente la inflama- ción vesicular los dolores nocturnos, la ansiedad y la inquietud, que se observan durante el curso de esta afección, pero no son muchos los que saben que Arsenicum es el único capaz de pro- ducir la erupción patognomónica del Zona. Así, pues, los sínto- mas indicadores de este precioso remedio son: erupción vesicu- losa, dolor ardiente intenso, irritabilidad del tejido y agravación nocturna.

Rhus Toxic.—Es otro medicamento que cubre bien la erup- ción y la neuralgia. La erupción herpética va acompañada de un aumento de ardor y comezón, especialmente la variedad intercostal. Dicho remedio está además indicado cuando los dolores se ali- vian por medio de continuos movimientos, y se agravan estando en la cama y también en tiempo frío. Aún en los casos en que la erupción se hace bulbosa encontramos Rhus bien indicado. En mis manos este remedio ha curado un caso de neuralgia supraorbitaria seguida de erupción.

Croton tiglium.—Es un medicamento sumamente olvida- do. Es indudable que produce una erupción vesicular desarrollada sobre una base eritematosa, con ardor y picazón. Pocos remedios le aventajan cuando hay prurito persistente acompañando al zona, ó cuando el contenido de las vesículas se vuelve sero-puru- lento. Se ha recomendado en el zona facial.

Cantharis.—Produce igualmente grupos de grandes y ardien- tes vesiculas sobre una base erttematosa. Está particularmente in- dicado cuando hay ardor en la parte enferma antes de aparecer las vesiculas, ó cuando por coalescencia las vesiculas se trans-

orman en grandes ampollas superficiales, cuyo contenido puede

238 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

ser seroso, purulento ó hemorrágico. Existe además un dolor ulcerativo al tacto, y pretenden algunos que la erupción se des- arrolla principalmente en el lado derecho y va acompañada de escozor y picazón ( Apis). Cantharis debe estudiarse cuando por efecto de circunstancias extrínsecas las lesiones se vuelven gan- grenosas y se retarda la curación.

Apis mellif. —Apenas es recomendado por nuestros escri- tores, y sin embargo, este medicamento produce y cura grupos de grandes vesiculas, acompañadas de ardor, escozor y picazón, así como una extremada sensibilidad al más ligero contacto. El tórax y el vientre son los sitios de preferencia, y los dolores se agravan á consecuencia del calor y se alivian con las aplicacio- nes frías al revés del arsenicum. Está indicado aún en un período adelantado de la enfermedad, cuando hay formación de costras secas, escamosas, laminadas, de color que tira á moreno (Mezereum ). |

Ranunculus bulb.—Es altamente elogiado por Farrington. En este remedio las vesículas acompañadas de ardor y comezón se presentan en racimos, y los dolores agudos y punzantes que sobre- vienen después del herpes supraorbitario é intercostal, son importante secuelas neurálgicas. Según Kippax este medica- mento se halla indicado cuando el zoster se agrava por un cambio de temperatura, y especialmente en los individuos reu- máticos. También se agrava por el tacto, movimiento, ó después de comer. '

Mezereum.—Es esencialmente un remedio para los dolores violentos, neurálgicos que siguen á la desaparición del exantema, particularmente en las personas ancianas. El ardor acompaña generaļ}mente la neuralgia después del zona. En los casos agu- dos de zona facial, el picor es interno y empeora en la cama. Según Douglas, en los individuos escrofulosos el ardor cambia de sitio después de rascarse, y el Mezereum es el principal reme- dio del zoster en las personas de edad avanzada.

Graphites.—Está indicado en el herpes zona del lado 1:quier- do (Cantharis casi siempre en el lado derecho). Grandes ampollas se extienden desde el raquis al ombligo, ardientes cuando se tocan. Hay agravación cuando uno está dentro de la habi- tación, y alivio estando al aire libre. Piel seca, con la curación retardada y tendencia á la ulceración. Según Douglas es el reme- dio de las personas rubias propensas á la obesidad.

Prunus spinosa.—Dice Douglas, ha logrado suprimir los molestisimos dolores neurálgicos que frecuentemente persisten después de haber desaparecido la erupción del zona. Y sin em- bargo, cuando estudiamos atentamente la patogenesia de este remedio, sólo encontramos marcados síntomas respiratorios en el pecho y nada que se relacione con erupciones. los úni- cos fenómenos dolorosos que podrían: utilizarse en la variedad

e

"LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 239

intercostal de la afección, son tan insignificantes que me inclino á mostrarme reservado en elogiar este medicamento.

Otros remedios que pueden estudiarse con provecho son: Dulc., Iris, Kalmia, Lachesis, Causticum, Mercurius, Thuja y Zincum.-Dr. EbuarDo Fornias, Homeopathic Recorder, 15 octubre.

Journal of. Therapeutics and Dictetics (Trad. Dr J. ROVIRALTA).

HOMEOPATÍA INTERNACIONAL

En la Rivista Omeopática y L*tOmiopatia in Italia, en sus números 1 y 2 desu cuarto año de fusión de las dos Revistas corres- pondientes á los meses de Enero- Abril, leemos en su artículo de fondo un notable resúmen de los trabajos homeopáticos aparecidos en la prensa Médico Homeópata universal; lo divide en 4 grupos, en el 1.9 de los cuales se ocupa de los trabajos relacionados con la parte teórica de nuestro sistema médico, algunos de ellos muy notables.

En el 2.2 menciónase entre otros trabajos de materia médica uno de unos estudiantes de la Universidad de Michigan, que experimentando con el Timol, pudieron notar sobre todo, una típica neurastenia sexual.

Y de la Revista homeopática inglesa, un estudio comparativo entre Phosphorus y Chloroformium, por el cual se propone el uso del primero, para prevenir los desastrosos efectos «del segundo.

En el 3. una cita sobre una memoria del Dr. Merskh, sobre el uso de Alumen - chromatum, en el coriza, en el catarro faríngeo y en la fiebre de heno, aun en las formas crónicas.

Del Dr. Serraud, se refiere el haber presentado y dado á conocer la acción beneficiosa de la Adrenalina, 5.* al interior, en un caso inveterado, grave y recidivado de hematuria en una anemia».

Del Dr. Kiefer, un trabajo en el cual se recuerdan las indicaciones especiales de Castor equi, en la psoríasis lingual; Capsicum, en el catarro del istmo de las fauces con alargamiento de la úvula, incluso en la pela- gra; Myrtus chekau, planta de la América del Sur, en la bronquitis cróni- ca, con enfisema pulmonar.

Del Dr. Antiga que Medoricinum corresponde á la lipemanía con tendencia al suicidio, horror á la obscuridad, y agravación hacia la tarde

Del Dr. Lerantán que Bryonia y Echinancea corresponden á la mayo- ría de los casos de apendicitis.

El Dr. Assem reclama la atención de los prácticos sobre Lemma minor, en el ozena, y en los pólipos nasales.

El Dr. Abert, habla de la conveniencia de preferir el tratamiento interno, al quirúrgico en las tonsílitis.

240 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

, El Dr. Sage, encomia el uso de Strignus phosphoricam, Phospho- rus, Sepia Calcarea Silícea, en el tratamiento de la catarata. E: El Dr. Mellon, encomia á Veratr-vir, en el periodo congestivo de la pulmonía, y lo antepone al Acónito cuando falta el estado de inquietud de éste. + El Dr. Roberts, aplica con éxito, Kali-arsenicosum, en el psoriasis con prurito y punzadas en la piel, con agravación por el calor de la cama.

Según la- Revista brasileña, la Sunguinaria es el principal remedio de la faringitis folicular crónica y de los pólipos nasales.

El Dr. Gartiróns aconseja Belladona en la enfermedad de Basedow (bócio exoftálmico), por su gran analogía sintomática.

El Dr. Parenteau recomienda Atropium sulphuricum, en el glaucoma, y Carboli-acidum en la blefaritis.

El Dr. Baker, señala como utilizables en el tratamiento de la catarata senil Barita, Calcarea fluorica, Calc-phos, Causticum, Conium, Fluoris acid, Jaborandi, Lycopodium, Phosphorus, Pulsatilla, Senega, Sepia y Silicea.

El Dr. Suydu, encomia Urlica urens para favorecer la secreción láctea en la amas jóvenes: además en la litemia, en el reumatismo en correla- ción con urticaria.

El Dr. Sieffert, aconseja combatir el decaimiento en los tuberculosos con varios preparados de Calcarea.

Leemos asimismo, en dicho número, la invitación al Congreso Inter- nacional de Homeopatía, que ha de celebrarse en Londres el pre- sente año. l

Y, finalmente, una hermosa y bien documentada patogenesia de Chinin Sul phuricum, interesante por demás. M. B.

Bibliografía.—El Dr. Sieffet acaba de añadir una nueva obra á las muchas buenas que tiene publicadas en francés; la de ahora es Introduc- ción general á la terapéutica positiva, en la que el autor demuestra, con sólidos y nuevos argumentos, la base científica de la terapéutica homeo- pática. Nos complacemos en felicitar á tan fecundo autor.

El último censo de los Colegios de Medicina homeópata, en la América del Norte, ha manifestado que hay más de 1,000 estudiantes en las 13 facultades homeópatas, habiendo obtenido el título de médico homeópata en el último curso, 212 jóvenes. Solamente Pensilvania cuenta 1,500 médicos homeópatas, de los que 250 han acudido al Congreso regional de Williamsport. A. O.

Por error involuntario aparecieron en el número anterior, los pliegos del folletín con los números 8 y 9, correspondiéndoles el 9 y 10 respec- tivamente. l

Imprenta de Juan Güell, Ronda de la Universidad, 4. - BARCELONA

Año IV Junio 1911 Núm. 25

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

y

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: CRFALALGIAS Y SU TRATAMIENTO, por el Dr. Casanovas.—OJEADA RETROS- PECTIVA MENSUAL, por A. Leight Monroe. (Conclusión).

INSTITUTO HOMEÓPATA DE BARCELONA

Sesión científica del día 7 Marzo 1911.—Presidencia, DR. ABREU. —Secretario, DR. TORRENT.—Con asistencia de los Dres. Montañá, Roig (S.), Valls, Balari, Peiró, Olivé, Piqué, Giró y Galard.

El Dr. D. Feliciano Casanovas da lectura al trabajo.

CEFALALGIAS Y SU TRATAMIENTO

Al presentar como tema el tratamiento de las cefalalgias, ha sido sólo con el deseo de recoger de nuestras obras los medica- mentos más indicados en las diferentes manifestaciones de este sindrome, siendo por lo tanto mi trabajo solo el de recopilador. Creo que con los conocimientos prácticos de mis compañeros de Instituto, podré aumentar el número de medicamentos que en este resumen, cito y por lo tanto completar el esbozo de trabajo que presento.

Con el nombre de cefalalgias, sabemos todos que, se com- prenden muchas manifestaeiones cerebrales, dependientes en muchos casos, de trastornos generales del organismo, pero existe un grupo bien definido que se conoce con el nombre de Hemicráneas, que constituye una verdadera neurosis, heredita- ria muchas veces, presentándole en forma de accesos y que puede conducir en algunos casos al paciente á otros trastornos más graves del sistema nervioso.

Á pesar de esto nos encontramos muchas veces con enfer- mos que soportan su jaqueca, cuidándosela de un modo empí- rico, y sin conceder la importancia que su dolencia tiene, ó bien desengañados ya por no encontrar alivio con las medicaciones á que se han sometido.

Esto es lo que me ha inducido á recoger las indicaciones de los medicamentos que siguen como demostración del rico arse- nal terapéutico que poseemos para tan molesta dolencia.

242 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

Aconitum.—Dolores lancinantes, con sensación como si la frente estuviese llena y pesada, sensación de sacudimiento en el cerebro ó de una bola que subiese á la cabeza; estos dolores se agravan con el movimiento y hablando lo mismo que al beber.

Actea racemosa.—Dolor de cabeza excesivamente fuerte, localizándose de preferencia en la frente y extendiéndose á los párpados, pudiendo ir acompañado de amaurosis; el enfermo está irritable y angustioso, pudiendo determinar un estado de delirio. Hay mejoría al aire libre.

Aloes. Dolor penoso. obstupefaciente, presivo en la frente, no de mucha gravedad, pero que dificulta y aun incapa- cita todo ejercicio especialmente mental.

Ammonium carbonicum.—Cefalalgia nerviosa que aumenta cerrando los dientes.

Antimonium crudum.—Dolores paralizantes con náuseas que aumentan después de las comidas y por la tarde y dismi- nuyen al aire libre. Dolores de cabeza á consecuencia de un baño frio.

Apis mellifica. - Sensación de pesadez, de presión, parecien- do como si la cabeza está muy llena ó es muy grande agraván- dose al levantarse y aliviándose comprimiendo la cabeza.

Argentum nitricum.— Hemicranea. Dolor de cabeza con sensación de expansión como si toda la cabeza hubiera aumen- tado grandemente de tamaño y se siente mejor cuando la atan fuertemente. Vértigo con zumbidos de oido, debilidad general y temblores. No puede caminar con los ojos cerrados y la vista de las casas altas le desvanecen.

Arnica.—Dolores de cabeza después de un golpe ó caída. La cabeza está muy caliente mientras que el cuerpo está frio. Dolores con sensación de embotamiento en la frente con punza- das en las sienes.

Arsenicum.—Dolores de cabeza después de las comidas, que se alivian con compresas de agua fría ó con el aire fuerte. Hay vómitos cuando vuelve la cabeza, acompañados de zum- bidos de oído.

Belladonna.—Dolores de cabeza congestivos ó neurálgicos con latidos, dolores contusivos, sensación como si la cabeza fuera á estallar, ó bien como si fluctuase agua en la cabeza, se agravan por inclinar la cabeza hacia adelante, doblarla hacia atrás, al acostarse, es decir, por todo lo que separe al enfermo de la vertical; se alivia oprimiendo la cabeza con las manos ó bien volviéndola.

Benzoic acidum.—Dolor de cabeza en los artríticos, que tienen el síndrome urinario siguiente. orina escasa, de color moreno obscuro (como cogñac), de olor urinoso fuertemente pronunciado, el mal olor es horrible y no se observa ningún

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 943

precipitado, dicho olor se nota desde que sale la orina y persis- te después.

Bryonia.-Cefalalgia intensa, se siente como si la cabeza fue- se á estallar ó como si se dividiera en distintas partes, agraván- dose por estar de pie, toser, planchar, abrir ó mover los ojos, moverse en cualquier sentido, con el agua caliente, peor por la mañana al levantarse ó bien después de comer, acompañado de náusea y síncope al levantarse y aliviado por estarse quieto en la cama.

Cactus grandiflorus.—Cefalalgia presiva del vértice, resul- tado de la menorragia ó menopausia, siendo su síntoma ca- racterístico la sensación constrictiva como de un cerco de hierro.

Calcárea carbónica.—Dolores contusivos, martillantes ú horadantes en la cabeza, acompañados de eructos inútiles, náuseas, vértigos, cara hinchada y encarnada, con sensación de frío en el interior ó exterior de la cabeza. Se agravan por la mañana al despertar, al encorvarse ó al pasearse al aire libre ó bien por una gran preocupación moral y se alivian al acostarse y cerrar los ojos.

Calcarea phosphorica.—Muy beneficiosa en los dolores de cabeza de los niños anémicos que trabajan intelectualmente.

Capsicum.—Dolor de cabeza al toser como si ésta fuese á estallar, el paciente grita y se sujeta la cabeza con las manos; el dolor se localiza en la frente y sienes.

'arbo-vegetabilis. —Dolores de cabeza producidos por un desarreglo de la comida, por el abuso de las bebidas alcohólicas, con fuerte congestión sanguínea en la cabeza y con dolores tractivos que vienen de la nuca, con náuseas.

Chamomilla.—Dolores semilaterales, tirantes, dislaceran- tes, que van desde la frente á las mandíbulas, con rubicundez de una mejilla y palidez de la otra. Los dolores se hacen sentir aun durante el sueño.

China.—Dolor presivo sobre todo por la noche, sacudidas en la frente, dolor perforante en el vértice, con sensación de contusión en el cerebro, sensibilidad de la piel del cráneo, punzadas en la cabeza y palpitaciones en las sienes, agravándose por el tacto, los esfuerzos, al aire libre y por el frío y aliviándo- se con la presión fuerte ó estando echado y callado.

Cocculus.—Dolores de cabeza que determinan vómitos. Vértigo con confusión de la mente. Vértigo rotatorio al levan- tarse de la cama que obliga á acostarse de nuevo.

Coffea.—Dolores que ocupan por lo común un solo lado, tractivos con aturdimiento y sintiendo como si un clavo atrave- sara el lado dolorido. Los dolores son insoportables, llevando á la desesperación con lágrimas, inquietud y angustia, y no pu- diendo sufrir ni el más mínimo ruído.

244 La HOMEOPATÍA PRACTICA

Colocynthis. Dolores dislacerantes, semilaterales, con tracción, presión y pellizcos dolorosos. Accesos de dolor que reaparecen después de las comidas ó por las tardes, con inquie- tud y angustia. Durante los accesos hay emisión abundante de orina clara que se convierte en nauseabunda y escasa fuera de los mismos; hay agravación encorvándose ó estando acostado de espaldas. |

Cyclamen.—Cefalalgia con vértigos y obscurecimiento de la vista en cloróticas con menstruación suprimida.

Dulcamara.—Cefalalgia causada por un enfriamiento; dolor presivo y de entumecimiento en la frente con coriza; dolor perforante y sensación de ardor en la frente, con hormigueo como si escarbaran en el cerebro; agravación por el movimiento y hablando.

Gelsemium.—El dolor de cabeza más característico es un dolor obtuso, abrumador, en la base del cerebro. El paciente desea acostarse con la cabeza levantada sobre una almohada alta y estar enteramente quieto. Se agrava por el trabajo mental, fumando, acostándose con la cabeza baja y por el calor del sol. Se mejora temporalmente por la presión y los esti- mulantes |

Algunas veces hay dolor de cabeza por congestión pasiva; entonces el dolor comienza en el occipucio y se extiende sobre toda la cabeza agravándose por las mismas causas anteriormente citadas. Un característico notable es que algunás veces la cefa- lalgia se alivia por una emisión profusa de orina.

Hay otra variedad de dolor de cabeza que es precedido de ofuscamiento de la. vista y cuando el dolor comienza el ofusca- miento desaparece.

Los dolores de cabeza van acompañados de debilidad y temblores.

Glonoinum. Dolor de cabeza intensisimo con grandes latidos, sensación de plenitud y constricción en los vasos del cuello; el dolor de cabeza parece que nace del cuello siendo visible el latido de ¿as carótidas; se agrava inclinando la cabeza hacia atrás, por el menor movimiento ó choque y se alivia te- niendo la cabeza descubierta no pudiendo soportar el peso del sombrero y algunas veces ni aún el cabello; mejora también estando acostado y quieto. Un síntoma peculiar es que además de los latidos el enfermo siente en el cerebro una sensación de ondulación sincrónica con el pulso. El dolor de cabeza de Glonoinum se presenta muchas veces en la época de los grandes calores durando todo el verano y aumenta y disminuyen todos los días con el curso del sol.

Hepar sulphuris.—Dolor de cabeza parecido al que produ- ciría una espina introducida en el cerebro, el dolor es preferente-

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 945

mente frontal, se agrava por la noche y va acompañado de sen- sación de hinchazón de la cabeza.

iynatia.—Es un gran remedio para los dolores nerviosos de cabeza sobre todo en las mujeres histéricas. |

Dolor de cabeza como si un clavo la atravesara de un lado á otro, aliviado por descansar sobre el lado dolorido. El dolor de cabeza puede cambiar de localidad y al mismo tiempo puede presentarse gradualmente y desaparecer rápidamente ó presen- tarse y desaparecer tan rápidamente como ha venido.

Los dolores de cabeza se agravan con el café, con el abuso del rapé, alcohol ó por fijar mucho la atención; por hacer es- fuerzos al defecar y es aliviado algunas veces mientras se come agravándose inmediatamente después; también se acompaña de hambre. Se agrava también por los vientos fríos, por volver la cabeza rápidamente, inclinándose, cambiando de posición, mirando hacia arriba algún tiempo, moviendo los ojos, por el ruido y la luz. Se mejora por el calor, por descansar sobre el lado dolorido, por la presión suave y por la abundante secreción

de orinas claras. (Concluirá)

OJEADA RETROSPECTIVA MENSUAL DE MATERIA MÉDICA y TERAPÉUTICA HOMEOPÁTICA

por A. LEIGHT MONROE Miami, Florida

(Conclusión)

Algunos medicamentos ocasionales.—(Memoria leída en la sesión de la Asociación ecléctica de Connecticut, de 10 de Mayo de 1910, por el Dr. Frank Webb, de Bridgeport, Conn.).

Tan inveterada es la costumbre que tienen los miembros de las otras escuelas de usar la materia médica ecléctica, sin tener en ella la confianza debida, que yo creo no será inoportuno ocuparme aquí de algunos medicamentos que son de proce- dencia homeopática y que han resultado poderosisimos fac- tores en mis manos.

En primer lugar estudiaremos el Bacillinum 30 x. Este medicamento fué ofrecido á la atención de la clase médica por el Dr. J. Compton Burnett, el gran homeópata inglés. Contiene todos los constituyentes materiales del proceso tuberculoso. inclusos los mismos bacilos, y está hecho de materia morbosa después de la muerte. En la tuberculosis, con tos húmeda y estertorosa, con un continuo ruido de burbujas en los pulmo-

246 La HOMEOPATÍA PRÁCTICA

nes, llenos de pus y mucosidad sueltos. respiración laboriosa, expectoración de pus denso, viscoso, verdoso ó amarillo obscuro y falta de apetito, el Bzcillinum 30 x administrado en cápsulas de un grano (5 centigramos) cada una. tres veces al día, un dia si y otro no, dará los más notables resultados. Después de haberse desembarazado los pulmones, la tos desaparece casi del todo y el enfermo gana en peso y fuerzas.

En la pneumonía, especialmente de personas ancianas. en que los pulmones están llenos de mucosidades libres y ruidosas con impotencia para echarlas y el enfermo está cianótico hasta el punto de sofocación; unas pocas dosis del indicado remedio cambiarán la situación como por ensalmo.

Mucho más podría extenderme hablando del Bacillinum, pero bastará con decir que en toda alteración asmática. bron- quial ó pulmonar acompañada de los indicados sintomas, Bact- llinum es el remedio todas las veces. Si lo ensayáis, no en uno sino en muchos casos, pronto aprenderéis á tener como yo, confianza en él.

Crotalus horridus 8 x.—Es la trituración del veneno de la serpiente de cascabel. En mi práctica he usado este medica- mento sólo en los individuos que tienen una diátesis hemorrá- gica; esto es, que sangran por todos los orificios: oidos, encías, nariz, etc., siendo la sangre de un color negruzco, con gran postración, seguida, durante dias. de extrema debilidad. La sangre no es coagulable. He curado dos enfermos que presenta- ban los mencionados síntomas por espacio de algunos años, con crotalus horridus 8 x. treinta gotas en cuatro onzas de agua. una cucharada de las de café cada dos horas durante un mes.

Heloderma horridus 30 x.—Es la dilución de un indivi- duo de la familia del escorpión. Ha sido ensayado por el doctor Robert Boocock, y la experiencia que tengo de tal remedio se limita al empleo que he hecho de él en dos casos de ataxia loco- motriz con los mejores resultados. Aunque no cura la enfer- medad, alivia mucho los síntomas peores de la misma, espe- cialmente la disnea y la tendencia á caer de espaldas. Las indicaciones que yo sigo en su uso son las que formulan los autores homeopáticos: «las piernas se mueven dando sacudidas. tambaleo al andar, tendencia á dirigirse á la derecha cuando intentan marchar, disnea. vértigo con propensión á caer de espaldas». Dosis: cinco gotas de la 30 x en un poco de agua cada dos ó tres horas.

Lac caninum 3o x.—ÉEste remedio es la dilución de la leche de perra, como lo indica su nombre, y ha resultado de gran valor para mí, especialmente este último invierno, en que lo he empleado más que nunca sin un solo fracaso. En la amig- dalitis 6 en la difteria, cuando las placas membranosas se for-

LA HOMEOPATÍA PRACTICA 247

man en el lado derecho y alternan con el izquierdo, Lac cani- num es siempre el remedio. Mi atención fué atraída á este medi- camento por primera vez en un caso de amigdalitis que empezó en el lado derecho de la garganta, y parecía curada ya, cuando por la noche pasó al lado izquierdo. La dosis es una dracma en cuatro onzas de agua, una cucharada pequeña cada hora, sólo ó combinado con otros remedios indicados.

Lachesis.—La indicación capital de este medicamento, en cualquiera enfermedad que sea, es el hecho de empezar el mal en el lado izquierdo y saltar al derecho, particularmente en la garganta. Las llamaradas ardientes y los sudores de la meno- pausia se alivian considerablemente con este remedio, y de un modo -especial en las mujeres que han gozado de poca salud desde que se inició el cambio en su naturaleza.

La difteria, la amigdalitis que empieza en el lado izquierdo y se extiende al derecho, presentando un color purpúreo obs- curo; forúnculos dolorosos; pústulas malignas de cualquiera clase que sean y de un colór purpurino obscuro; fiebre tifoi- dea con profundo estupor y delirio, la mandíbula inferior caida, la lengua tiembla y se pega á los dientes cuando se saca fuera; el sudor tiñe de amarillo y es siempre frío: todas estas son buenas indicaciones para este medicamento. Dosis: quince gotas de Lachesis 8 x en cuatro onzas de agua, una cucharadita cada hora.

Lactrodectus.—Este remedio lo proporciona un individuo de la familia de los arácnidos. En mi práctica ha resultado ser el mejor medicamento que he usado en la angina de pecho, con la particularidad de que cuanto más crónico es el caso, tanto mejor parece obrar este remedio. La dosis es de 5 á 7 gotas en un poco de agua cada hora hasta obtener alivio.

Naja tripudians.—In este medicamento tenemos el ve- neno de la serpiente cobra. Es uno de los más olvidados reme- dios que poseemos. En la parálisis inminente del corazón, en la difteria, cuando el cuerpo está frío, el pulso muy lento, débil, irregular, apenas perceptible, no conozco ningún medi- camento tan seguro y rápido en su acción de evitar el decai- miento cardíaco, en el reumatismo, en la pneumonía de los viejos, especialmente de aquellos que padecen lesiones valvulares crónicas é hipertrofia del corazón. Otra indicación de este remedio hay en aquella forma de locura en que el paciente tiene la manía del suicidio. Dosis: de 3 á 5 granos de la 6 x tritura- ción, cada hora ó dos.

Ova testa.—Es la membrana del huevo de la gallina común. En los casos en que las mujeres presentan el síntoma de deslomadura en la leucorrea, no conozco ningún remedio que sea tan seguro en su acción como éste. La indicación de

248 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

este medicamento es una sensación como si el espinazo estu- viese roto y sujeto con un alambre ó atado con un cordel. La dosis que mejores resultados me ha dado es la de 10 gramos de la 3.* trituración decimal cuatro veces al día.

Pulmo vulpis. —Procede este medicamento,como lo indica su nombre, de los pulmones de lobo, (1) y es el más valioso remedio que he usado en el asma húmedo, especialmente en aquella forma que encontramos tan á menudo en los casos de enfermedad crónica de Bright; en los individuos que ofrecen síntomas catarrales crónicos, edema de los pulmones, cortedad de aliento que es persistente y ocasiona un acceso asmático al más leve movimiento, Dosis: de 2 á 5 granos de la 1.* tritura- ción decimal, cada una ó cada tres horas.

Sepia. —Es el último de los remedios de origen homeopá- tico que vamos á estudiar. Se obtiene de la jibia y se adopta espe- cialmente á las mujeres de carácter dulce y cutis moreno. Es uno de nuestros medicamentos más seguros en el puerperio y en el embarazo, principalmente en los sufrimientos ocasionados ó agravados por lavar ó tener mucho tiempo las manos metidas en el agua; dolores como los de parto, con una sensación de peso en la pelvis y dolores tirantes en el sacro, acompañados de una sensación como si la mujer hubiera de apoyarse en algu- na cosa y cruzar las piernas para impedir que caiga algo de la vagina. Este medicamento es de gran valor en el prolapso, de la matriz, ulceraciones del cuello uterino, acompañadas de llanto y caída del cabello; en la cefalalgia crónica de la edad crítica; en suma, en todas y cada una de las condiciones de la menopausia que se agravan por efecto del tiempo húmedo, bochornoso ó de una tormenta. Dosis: 5 granos de la 3.” tri- turación decimal cada tres ó cuatro horas.

Si alguno de vosotros no está familiarizado con estos medi- camentos. no los deseche con desprecio como cosas sin valor, porque no son extrictamente remedios eclécticos; pero ensáye- los en los casos en que están indicados y obtendrá sin duda los más favorables resultados del empleo de unos remedios por los cuales podemos estar muy agradecidos á nuestros her- manos de la escuela hemeopática. —fournal of Therapeutics and Diatetics.

Trad. del Dr. RoviraLTAa.

(1) Hay aquí probablemente un error, puesto que vulpes significa zorra ó raposa. (N. del Traductor).

Imprenta de Juan Gúell, Ronda de la Universidad, 4. - BARCELONA

Año IV AGosTo 1911 Núm. 26

DESCE

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: CkFALALGIAS Y SU TRATAMIENTO, por el Dr. Casanovas. (Conclusión). —VER:- F!CACIONES RECIENTES DR SINTOMATOI.CGÍa, por Benj. C. Woodbury, Dr. M. D.—VARIFDADES.

CEFALALGIAS Y SU TRATAMIENTO

(Conclusión)

Tpecacuana.—Dolores de cabeza con náuseas. La cabeza se siente como si estuviera magullada y el dolor se extiende á través de los huesos hasta la raíz de la lengua. Una de las formas de dolores de cabeza de orígen gástrico es aquella en que la náusea comienza antes del dolor y continúa durante el mismo.

La náusea es persistente, es decir, que no se alivia con el vómito sino que se está tan malo antes como después del vómito.

Iris versicolor.— Jaquecas que comienzan con una mancha delante de los ojos.

Kali bichromicam.—Dolores de cabeza que pueden ser cubiertos con la yema del dedo, semilaterales. Amaurosis antes del dolor de cabeza y cuando éste comienza desaparece la cegue- ra; entonces el dolor se sitúa en un pequeño lugar y es muy intenso. Los dolores aparecen y desaparecen ó bien pasan de un lado á otro.

Lachesis.—Dolores de cabeza por insolación después que Glonoin ha dominado los primeros efectos. El paciente sufre dolores de cabeza cada vez que se expone á la acción de los rayos del sol y la afección es crónica.

Hay peso ó presión en el vértice, encontrándose especial- mente en las mujeres, en la menopausia, y en este caso hay también ardor en el vértice.

La cefalalgia va acompañada de palidez de la cara y el en- fermo se duerme con el dolor de cabeza despertándose con el mismo dolor. Dolor de cabeza que se extiende á la nariz, se presenta con el catarro agudo ó sobre todo cuando las descargas se suprimen ó detienen después del sueño.

Lycopodium.—Dolores con aturdimiento, embotamiento. dislacerantes, agravándose ó presentándose de 4 á 8 de la tarde.

250 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

Magnesia muriatica.—Dolor de cabeza que se alivia por fuerte presión ó envolviéndose la cabeza fuertemente.

Mercurius.—Dolores mordicantes, quemantes, punzantes, terebrantes, contusivos martillantes; sensación como si la cabe- za estuviera comprimida por una faja ó fuera á estallar. Los dolores ocupan de preferencia la frente y sienes y van acompa- ñados de dolores dislacerantes en las muelas y cuello, punzadas dolorosas en el oído izquierdo, de sudores nocturnos que no alivian. |

Los dolores de cabeza se agravan durante la noche; estando acostado, con el calor de la cama, al aire libre, comiendo y bebiendo y se alivian después de haberse levantado ó estando sentado en una habitación caliente. .

Melilotus alba.—Cefalalgia con latidos en la cabeza, con la cara de color sumamente rojo, encendido. Le alivia con una abundante epistaxis.

Naja tripudians.—Dolor obtuso pero muy fuerte en las sienes y frente con abatimiento de espíritu, pesadez y presión en el vértice con frío en los pies y calor en la cara.

Natrum muriaticum.— Dolores de cabeza crónicos en las personas anémicas, delgadas, á pesar de que comen mucho. La cefalalgia es intensa con latidos, pero la cara está pálida, y se presenta de preferencia después del período menstrual, ya sea la menstruación abundante ó escasa. También se presenta debido al cansancio de los ojos, por estudiar ó correr largos ratos y en estos casos va acompañada de estenopia. La cefalalgia siempre es peor por las mañanas y se alivia estando sentado ó acostado ó sudando.

Natrum carbonicum.—Dolor de cabeza que se presenta al tratar de efectuar cualquier ejercicio mental empeorándose por la acción de los rayos solares ó por el calor de la luz del gas.

Nux moschata.—Dolores de cabeza en las mujeres sensibles y de humor inconstante, que se presentan después de almor- zar acompañados de somnolencia estando las sienes muy sensi- bles á la presión; con sensación de sacudimiento del cerebro. Se agravan con el tiempo frío y húmedo y se alivian con el calor.

Nux vomica.—Los dolores de cabeza acompañan siempre á las afecciones gástricas, hepáticas, abdominales y hemorroidales.

Las agravaciones son por el trabajo mental, las penas mo- rales.los enojos, por el aire libre al de en la mañana, después de comer, por el abuso del café y de los alcoholes, al in- clinarse por el ruido y la luz, al mover ó abrir los ojos, al toser, por el uso de alimentos demasiado condimentados por el tiempo tempestuoso, después del uso de medicaciones alopáticas, por la mansturbación, estreñimiento pertinaz y hemorroides; se ali- vian al poco rato de estar levantado, estando sentado ó acostado tranquilamente en una habitación caliente.

LA HOMEOPATIA PRÁCTICA 251

Estos dolores de cabeza pueden estar ó no localizados en diferentes partes de ella, de manera que el enfermo no puede decir exactamente donde le duele, manifestando á veces que se siente muy mal y le duele en todas partes, como síntomas con- comitantes pueden presentarse náuseas y vómitos, y zumbidos de oídos y la cara pálida y alterada.

Platina. —Dolores de cabeza pellizcantes ó punzantes que se localizan en las sienes y frente, con sensación de acortamien- to de la piel del cráneo ó bien como si se introdujera una clavi- - ja entre los huesos parietales.

Los dolores de cabeza van acompañados de sensación como si hubiera agua en la frente, de frio en los oidos, ojos ó cara, chispas delante de los ojos y los objetos parecen que son más pequeños.

Se agravan con el reposo, encorvándose y en una habitación cerrada y se alivian con el movimiento y al aire libre.

Phellandrium aquaticum.—Dolor como un fuerte peso, una piedra, un pedazo de plomo en el vértice de la cabeza con dolor y ardor en las sienes y encima de los ojos, dolor en los ojos con congestión de la conjuntiva; humedad en los ojos; intolerancia de la luz y del ruido.

Phosphori acidum.—Dolor como un peso que le compri- miese el vértice y también dolor en el occipucio y nuca, sintién- dose á la vez el enfermo agotado y débil fisicamente deseando estar acostado, rehusando toda compañia que se hable ú ocupen de él. Dolor de cabeza de los estudiantes sobre todo de aquellos que crecen deprisa.

Picri -acidum.—Dolor de cabeza por el más minimo traba- jo en las personas de cerebro cansado ó fatigado. Este dolor se localiza en particular en la región cervico-occipital y se agrava por el trabajo mental.

Pulsatilla.—Dolores dislacerantes, semilaterales con vérti- gos, deseos de vomitar, dolor en los oídos, escalofrios y cara pálida.

Se agravan por la tarde, en el reposo y en una habitación caliente y se alivian al aire libre ó por caminar ó moverse des- pacio al aire libre y frío.

Rhus toxicodenchon.—Dolores de cabeza dislacerantes que se extienden hasta los oídos, raíz de la nariz, pómulos y man- díbulas y con sensación de vacilación del cerebro á cada paso.

Se agravan por la mañana, estando acostado, con el frio y bebiendo cerveza y se alivian con el calor y con el movimiento moderado.

Sanguinaria.—El dolor comienza en el occipucio y se ex- tiende por toda la cabeza hasta fijarse sobre el ojo derecho yen- do acompañado de náuseas, vómitos, escalofrios y obligando al enfermo á estar en un cuarto obscuro y permanecer muy quieto.

LR LA HOMEOPATÍA PRACTICA

Karsaparilla.— Dior Ge cabeza ó doiores periósticos. debi- Cis A gD suprimida.

peyia. --Dolores lancinantes. pulsativos. terebrantes por esama del oju derecho 6 en ia sién: son tan intensos que obli- yan á gritar y á mover la cabeza á despecho del paciente. pues ect le agrava el dolor; se alivia con el reposo en la obscuridad y con el sucho.

Kiliees.— Dolores de cabeza con aturdimiento dislacerantes contussvos, que empiezan en la nuca y se extienden por la cabe- za hacia adelante, hacia los ojos y raíz de la nariz. Se agravan por la tarde y noche; con los trabajos intelectuales; con el aire hio; hablando y bajándose y se alivian con el calor de la habita- ción; cubriendo la cabeza con cosas calientes pero sin verificar presión.

Apigelía. —Dolores de cabeza que se sitúan generalmente en un solo lado, comenzando por el occipucio y extendiéndose hacia adelante y fijándose sobre el ojo izquierdo, presentando el ojo afectado por lo general abundante lagrimeo. Se agravan por el ruido ó sonido aumentando con el ascenso del sol y dis- minuyendo cuando se pone el mismo. Se alivia estando acosta- do con la cabeza alta; lavando la cabeza con agua fría.

Nticta pulmonaris.—Dolor con peso y sensación de presión en la frente y raíz de la nariz, cesando cuando la nariz empieza a fluir.

Nulphur.—Dolores presivos, dislacerantes. lancinantes con sensación de hormigueo y zumbidos en la cabeza ó bien como si un circulo rodease la cabeza; ardor en el vértice y el enfermo arruga la frente. Se agravan por lo general al aire libre y se alivian en una habitación cerrada.

Veratrum.——Dolores presivos pulsativos; sensación de pre- sión fuerte en un lado de Ta cabeza ó como si el cerebro estuvie- sc triturado. El dolor es tan violento que produce delirio con dobilidad que conduce hasta el sincope con calofrios y sudor vio. Se agrava levantándose y se alivia con la presión exterior

v doblando la cabeza. ' i Dr. Casanovas

VERIFICACIONES RECIENTES DE SINTOMATOLOGIA

por Benj. C. Woodbury, Dr M. D. Portumouth. N. H.

Rhua Tox. Ne trata de una ciática, de más de veinte años ES du do, QU la QUO, Vallas veges se habia usado la morfina. UE golon, se estenda, desde la cadera. hasta la planta del pie.

o

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 253

del lado izquierdo, comenzando hacia las dos de la tarde, hasta la noche, exacerbándose en el tiempo húmedo, disminuyendo después de un paseo prolongado y desapareciendo por la noche. Cuando el dolor era muy intenso, se aliviaba con pediluvios muy calientes. Sin inquietud durante la noche, produciendo alivio y sueño el moderado calor de la cama. El arsen. 200, no produjo beneficios; mag. ph. 3 x disminuyó su intensidad, pero pronto volvió; rhus tox. 200 th. se dió entonces con completo alivio. Algunos meses después, se repitió el acceso, que desa- pareció con el mismo medicamento.

Ranunculus Bielb.—Neuralgia intercostal, consecutiva ó contusión costal del lado derecho; después de bry., arn., y rhus tox. empleados sin éxito, se empleó ranunc. bulb. 3x obteniéndose el alivio en dos horas y después de 3 días, sólo quedó una ligera dolencia al hacer movimientos Tp i El dolor era lancinante, entrecortando la respiración, aumentando por el movimiento, la inspiración y era absolutamente imposi- ble acostarse. Tos ligera con expectoración mucosa.

Staphysagria .—Quiste sebáceo de muchos años, dismi- nuyó dos tercios de tamaño después de tomar este remedio, en la 4 x potencia, mañana y noche, durante un mes. El paciente, está tomando ahora su segundo frasco. El tumor estaba situado en el párpado inferior del ojo derecho, de color blanco amari- o del tamaño de un guisante grande, sin molestia ni

olor

Caulophyllum (3 x).—Agonizando después de grandes sufrimientos, con intensos dolores del útero y paredes abdo- minales; fuerte rechinamiento de los dientes, que se repetia cada diez 6 quince minutos, durando igual tiempo. Se alivió completamente después de una cucharadita de este medica- mento en agua. Factores que complicaban este caso eran: Albú- mina con inflamación de ambos pies, hasta las rodillas, soplo sistólico cardiaco, hernia umbilical antigua y presentación de nalgas con trabajo lento.

Sanguinaria.—Tos por la noche, que aumentaba por la inspiración y el habla; con enrojecimiento de la cara, pérdida del gusto, desagradando hasta el agua; después de puls. , phos., —-sang 3 x curó rápidamente.

PodophylHum.—Colitis mucosa, crónica, con tenesmo in- tenso y constante. Prolapso del recto durante el ataque, que empezó en agosto y duró largo tiempo; las deposiciones eran sólo de moco claro, sin sangre, con dolores cólicos intensos, antes de cada deposición que se agravaban por comer ó beber; después de la deposición abatimiento. Podo. phy. 200, tres pa- peles, tomando uno cada tarde, curó el tenesmo y después de expulsar el segundo día un gran tapón de moco, no hubo más cámaras, curando por completo.

231 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

Hydrastis (3 x). —Colitis catarral aguda, curada en dos días, después de cinco de tratamiento alopático. las cámaras eran enteramente indoloras, de moco claro, que recordaba el sagú; lengua limpia, sin tenesmo ni sed; catarro crónico fluyendo á la naso-faringe, y del estómago tomando desde entonces una dieta ligera.

Magnesia phos (3 x y 6 x).—Se aliviaron todos los casos de gastralgia, cuando se empleó en los dolores en forma de ca- lambres que se aliviaban por el encorvamiento y aplicaciones calientes, con flatulencia excesiva en el estómago. Un caso de neuralgia ovárica, diagnosticado varias veces como apendicitis y aliviado por la morfina, cedió á pocas dosis de mag. phos. 3 x después que arsen. coloc. y bell. habian fallado. los dolores afectaron la forma de calambres, apareciendo y desapareciendo rápidamente, sin obtener beneficio especial por el empleo del calor, pero la observación demostró, que el paciente procuraba, para aliviarse, encorvarse hacia el lado del dolor aunque de una manera muy inconstante. Un caso de dolor cardíaco. con flatu- lencia excesiva, diagnosticado como angina de pecho, para el que médicos antiguos habian dado repetidamente la morfina, encontró su similiun completo en este remedio en potencia 3 x algunas dosis en polvo ó en agua caliente aliviaron inme- diatamente.

Allium cepa.—Ln los ataques de coriza, con sus bien co- nocidas modalidades y frecuencia durante el año, es un buen remedio para convencer á las enfermeras y médicos alópatas de la eficacia de la ley terapéutica.

Staphyloci C. (Shedd).—Curó después de breve periodo de agravación, dos casos de forunculosis; uno, consecutivo á intensas quemaduras de ambos brazos, manos y cara por explo- sión de gasolina; el otro crónico, de dos años de duración con anemia, en un niño de casi siete años.

RBelladona (3 x, seguida de sulphur 200 th.).—Ha dado resultados muy satisfactorios en un caso de glaucoma de origen aparentemente reumático, obteniendo grandes beneficios en las manifestaciones agudas con rhus. tox.

Cimicifuga (3 x seguida por lachesis 6 x). —En un caso de cefalalgia crónica, de seis meses de duración, siguiendo á una histerectomía, la alivió por completo. Hace ya seis meses. Dolo- res al occipital y vértice, extendiéndose á los músculos cervica- les, con rubicundez.

Sílica maniva (3 x).—Ha Ao eficaz en la constipación, con inercia del recto con retención de cámaras,

Hyoscyamus (3 x).—Ha aliviado mágicamente y repeti- das veces la tos breve, seca, corta, de la bronquitis ó úvula

alargada. También los ataques de tos que empeoran por la noche.

LA HOMEOPATÍA PRACTICA 255

Iris versicolor (3 x).—Ha sido muy beneficioso en los casos de dolor de cabeza, bilioso y también en la neuralgia que sigue á la grippe, con la náusea caracteristica, dolor en el lado derecho y vómito; también han sido rápidos los resultados en la gastro-enteritis, vómitos con cámaras, dolor de cabeza, estó- mago sucio, deposiciones profusas dolorosas, escoriando el ano.

Ambrosía.—Dada en tintura, diez gotas en un poco de agua, durante ó depués de un ataque de epistaxis, lo ha curado por completo. Ferr. ph. árnica. y carbo veg. también fueron prescriptos.

Natrum muriaticum (potencia 30", en cefalalgia crónica). —Paciente de 80 años, sufriendo de bronquitis crónica; pulso lento, intermitente, durante los ataques; comenzó paseando por la mañana, disipándose según avanzaba el día ó durando dos dias y una noche. Este medicamento, alivió los dolores de cabe- za, al poco tiempo, después que se habían empleado: bry., phos., dig. y sang. La pulsatilla en otros dos casos alivió los síntomas urinarios en 3 x y 200 potencias respetivamente.

Crocus sativa 200.—Alivió la sensación como de algo vivo en el estómago y abdomen, seguida de aborto.

Sabina 3 x y 200"—Alivió menorragia, con flujo rojo bri- llante, alternativamente obscuro, grumoso ó acuoso, acompa- ñado de dolor característico desde el sacro al pubis.

Dulcamara 3 x. —Curó rápidamente un tumor verrugoso, sobre dos dedos sucesivamente.

Symphoricarpus (2 x). —Alivió con rapidez los vómitos de la preñez, en el segundo mes. Fueron aliviados temporal- mente por la ¡peca; parecía indicada la sepia, pero no resultó satisfactoria en la potencia 6 x; ni el arsen. Dicho medicamento en dos ó. tres días curó por completo. Los vómitos eran cons- tantes hacía más de una semana. Las náuseas más ó menos constantes, se aliviaban ligeramente después del vómito. El paciente tenía color sucio y constitución débil. La sed era inten- sa pero el agua ya fría ó caliente, le desagradaba; repugnancia á la comida y aún á su olor (sepia, arsen. y colch).

(Trad. Dr. Sueras).

(The North American Journal of Homeopathy)

256 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

VARIEDADES

«La Asociación para el fomento de la Cultura y de la Higiene en España», ha repartido profusamente en Valencia, el siguiente Decálogo contra el cólera, que copiamos por creer compendia minuciosamente las reglas higiénicas preventivas contra dicha epidemia.

1. Ante el cólera hay que ser prudentes, pero no cobardes; la sobra de confianza expone al contagio, pero la falta de valor, restando energías, predispone á la adquisición de la enfermedad.

2.2 Para prevenir el cólera no deben atenderse otros consejos que los del médico, ni escuchar otra voz que la de la razón; la superstición y la ignorancia son las más eficaces colaboradoras de una epidemia.

3.2 Procurad el aseo de vuestro cuerpo y el de vuestros vestidos, singularmente el de las manos y muy especialmente el de las uñas; ellas pueden ser asilos y centro protector del gérmen morboso.

4 Huid de las grandes aglomeraciones donde podáis contaminar vuestros vestidos, sed parcos en estrechar manos y tened muy presente los peligros del beso. No llevéis á la boca, hilos, agujas, etc.; solamente los alimentos.

5.2 No comáis, no bebáis y no utilicéis retrete en casa agena; en la vuestra no modifiquéis esencialmente vuestra cocina, salvo que en ella se cometiesen abusos de condimentación.

6.2 Aligerad vuestra mesa de manjares exólicos, conservas y ensala- das. Señalad en ella cubierto, vaso y servilleta á cada comensal. Cuidad de que vuestros criados se laven cuidadosamente para serviros y haced que la vajilla se pase por agua hirviendo después de fregada, secándola con paños recién planchados.

7.2 Bebed el agua hervida aireada y á la temperatura ambiente; ella así preparada es preferible á las aguas medicinales. Escaldad las frutas antes de comerlas ó bañarlas durante tres horas, sin mondar, en agua acidulada al 1 por 100, con ácido clorhídrico medicinal y evitad cuidado- samente el contacto de las moscas con los alimentos.

8.2 Usad con moderación del vino, del tabaco y del café, pero excu- sad el consumo de licores desoyendo á quienes los aconsejan como pre- ventivos del cólera.

9.0 Prescindid de lavandera y hervid semanalmente en casa vuestra, la ropa. |

10. Dormid no más de ocho horas ni menos de siete horas; levantáos temprano, pasead por el campo moderadamente y excusad visitas.

Ya en prensa el número de Julio recibimos la Memoria de la sesión inaugural de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología con los estatutos por la que debe regirse su organización.

Las ideas laudables que dicha Sociedad médica se propone son de las que hacía muchos años se venía sintiendo verdadera necesidad en una población donde hay tantos médicos dedicados á tal ramo de la medicina y en la que descuellan verdaderas notabilidades.

La creación de cátedra, cuerpo especial de enfermeros, patronato para la protección de los alienados curados y procurarán llamar la aten- ción sobre los innumerables problemas jurídicos que la dicha especiali- dad pueda ilustrar y asesorar son más que suficientes méritos para que interese á todos cuantos ya estamos plenamente convencidos de que hace años debiera ser un hecho y que su incumplimiento sólo puede atribuirse á la apatía clásica que los fundadores de esta corporación tratan de co- rregir y subsanar v cuvo cumplimiento y finalidad creemos y deseamos sea pronto un hecho práctico.

Imprenta de Juan Gúell, Ronda de la Universidad, 4. - BARCELONA

Año IV SEPTIEMBRE 1911 Núm. 27

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: TUBERCULOSIS DE LOS GANGLIOS, por la Dra. Ana de Varner /Conclutirá).— CkFALALGIAS Y SU TRATAMIENTO. DISCUSIÓN. por los Dres. Balari y Peiró. - CARACTERÍSTI COS DE ALGUNOS MEDICAMENTOS.

TUBERCULOSIS DE LOS GANGLIOS

por la doctora Ana D. Varner, de Wilkinsburg

Los ganglios linfáticos están directamente situados en el trayecto de los vasos linfáticos. Su estructura anatómica es especial: consiste en una cápsula de tejido conjuntivo, que emite de su superficie interna, unas membranas, septos ó laminillas que convergen hacia el centro del órgano y se dividen en cierto número de fibras ó cordones que se entrelazan en todos sentidos y forman en la parte central del ganglio espacios que comunican entre sí, llamados alvéolos.

Estos alvéolos contienen la pulpa ganglionar, pero no están completamente llenos de la misma; y los espacios que quedan forman el canal linfático. La linfa está compuesta de plasma, que proviene directamente de la sangre circulante, de substancia procedente de los tejidos desgastados y de quilo que viene del tubo digestivo. Su circulación, por efecto de la falta de fuerza propulsora enérgica, es muy lenta, y como quiera que se retuer- ce su camino á través del canal de los nodos linfáticos, es aún más retardada por la'presencia del diverticulo. De ahi que los productos patológicos, tales como los bacilos tuberculosos, sean fácilmente detenidos y encuentren en tales senos un punto de alojamiento muy favorable para ellos.

El microorganismo de la tuberculosis tiene la forma de un bastoncillo, y es similar al de la sífilis, del cual, mediante un proceso de evolución, es con toda probabilidad un producto. Es lento en su acción, y á fin de tener tiempo bastante para em-

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prender su obra mortifera, ha de alojarse en algún rincón tran- quilo, donde no se halle inquietado por una circulación activa. Ahí está el por qué de la afinidad entre los bacilos tuberculosos y los nodos linfáticos, así como la explicación del curso mucho más lento que sigue la enfermedad cuando está limitada á los órganos linfáticos.

Cuatro son las vías por las que puede invadir el cuerpo la infección tuberculosa: infección traumática, ó sea por lesión de la piel; infección de la sangre, ó sea la tuberculosis hereditaria; infección por el árbol respiratorio, y últimamente por la vía intestinal, ó sea por los órganos digestivos.

El Dr. Warthin, profesor de patología en la universidad de Michigán, ha hecho un minucioso estudio de los nodos linfáticos mesentéricos y retro-peritoneales en todas las autopsias que ha practicado durante los últimos catorce años. Una de sus más sorprendentes observaciones ha sido el encontrar constantemen- te en todos los adultos pequeñas masas hialinas que él ha consi- derado como tubérculos curados. En una serie de casos de gan- glios mesentéricos tuberculosos examinados por Hess, el 60 por ciento eran causados por el tipo bovino. Este tipo predominaba considerablemente en los niños, mientras que en los adultos la mayoría de las infecciones pertenecían á la variedad humana. Según tales descubrimientos, la vía infecciosa intestinal es ver- daderamente común, y de un modo señalado entre los niños, y las razones de ello son obvias. La leche es su alimento principal. Estos tiernos seres son víctimas del medio antihigiénico que les rodea; juegan en el suelo y el pavimento, comen cogiendo los alimentos con los dedos sucios; se meten en la boca monedas, juguetes y otros artículos infectos; mascan los lápices, se muer- den las uñas, etc., etc. o,

Cornet inoculó 3,000 cobayos y conejos con bacilos en muy diferentes sitios del cuerpo, y observó que las primeras altera- ciones tuberculosas se presentaban en el punto de la inoculación ó en los próximos ganglios linfáticos. De esto colige Tendelvo que si la autopsia humana revela tuberculosis de los ganglios mesentéricos solamente, la infección se produjo por las vías digestivas; si únicamente hay enfermos, uno ó más ganglios peribronquiales, es que los bacilos llegaron á dichos ganglios por los pulmones; si los ganglios cervicales son los únicos que

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están infectados, denota esto que los gérmenes tuberculosos penetraron por las amigdalas ó por la mucosa de la garganta Ó de la boca.

Los Dres. Miller y Woodruff hicieron un estudio de 150 hijos de padres tuberculosos. En 86 de ellos existia la enferme- dad; 61 presentaban síntomas pulmonares bien marcados. En 79 niños existía hipertrofia ganglionar, y de éstos 79 se pudo comprobar en 40 que era de naturaleza tuberculosa. Un escritor tan fecundo como Woods-Hutchinson infiere que semejantes datos corroboran la idea de que las lesiones ganglionares, en la inmensa mayoría de los casos, son consecutivas á las lesiones de los pulmones, y que la inmunidad contra la tuberculosis pulmonar ó inactividad de las lesiones pulmonáres en niños que padecen tuberculosis ganglionares ú óseas, se debe al hecho de que ellos han padecido un grado considerable de lesión pulmo- nar. También opina el citado autor que la infección ocurre en los primeros años de la infancia, y que la prevención de la tu- berculosis en los niños exterminaría en breve la enfermedad.

La opinión de Warthin 'es la verdadera, esto es: que los adultos son infectados con más frecuencia que los niños.

Por otra parte, tenemos los datos que han arrojado las au- topsias practicadas por el Dr. Shennan en 413 niños que falle- cieron de tuberculosis en el Real Hospital de Edimburgo para niños. Los ganglios linfáticos eran tuberculosos en 340 de los 413 casos. Los ganglios del mediastino eran afectados más fre- cuentemente que los linfáticos abdominales, y aun cuando iban generalmente acompañados de tuberculosis reciente de los pul- mones, en muchos casos ésta era evidentemente consecutiva á la lesión ganglionar: El mencionado autor considera que los gan- glios linfáticos desempeñan un papel muy importante en la in- vasión y diseminación de la tuberculosis. i

Todo lo cual tiende á demostrar que los descubrimientos post - mortem difieren en las distintas localidades; que los auto- res no están de acuerdo en sus opiniones, y que los patólogos tienen mucho que estudiar aun acerca de esta terrible do- lencia.

Con todo, de tales estadísticas sacamos las siguientes con- clusiones, que tienen una gran trascendencia en la pS y en el tratamiento de los nodos linfáticos.

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La tuherculosis de los ganglios es más común en los niños que en los adultos.

En la forma mesentérica, la tuberculosis es generalmente de la variedad bovina y tiene indudablemente su origen en la leche. E | |

Las afecciones obscuras de los niños son debidas más fre- cuentemente de lo que se cree, á la tuberculosis del mesenterio ó de los nodos linfáticos bronquiales.

ADENITIS CERVICAL TUBERCULOSA

En esta enfermedad, los ganglios submaxilares son gene- ralmente los primeros atacados, siguiendo luego los post - cer- vicales, supra - claviculares y axilares.

La infección puede finalmente propagarse á los ganglios bronquiales. Una ó ambas cadenas de ganglios cervicales pueden ser afectadas. Los nodos linfáticos se hipertrofían muy lenta- mente. Son lisos, duros y se funden gradualmente en una masa irregular. Con frecuencia se abren y supuran, dejando un seno persistente. En unos casos puede haber una ligerísima alteración del organismo; en otros hay notable demacración y sudores nocturnos. El catarro nasal, la hipertrofía de las amigdalas, las afecciones adenoideas, la otitis media y el eczema del cuero cabelludo, de las orejas y de los párpados preceden á dicho esta- do ó coexisten con él, confirmando el diagnóstico.

TUBERCULOSIS DE LOS LINFÁTICOS 'BRONQUIALES

- Aquí la infección tiene generalmente por asiento los nodos linfáticos tráqueo - bronquiales que se encuentran en la bifurca- ción de la tráquea, los nodos linfáticos bronquiales situados á lo largo de los bronquios mayores, y los nodos linfáticos pulmo- nares que se hallan en los Ailus de los pulmones. Otros nodos linfáticos adyacentes, tales como los mediastínicos anteriores y posteriores, los traqueales, esofágicos y yugulares pueden asimismo estar afectados. Los bacilos tuberculosos entran en los. ganglios bronquiales á través de los capilares linfáticos por la vía pulmonar, ó siguen el curso directo desde el grupo cervical. Nada hay muy característico en los sintomas de los primeros

LA HOMEOPATIA PRAGTICA 261

periodos de esta enfermedad. El niño pierde las carnes y el color, tal vez presenta un aumento irregular de temperatura; algunos casos son más agudos y ofrecen una temperatura cons- tantemente elevada. El examen fisico poco ó nada revela. Por la parte anterior puede encontrarse macicez al nivel de la primera pieza del esternón, ó en la parte posterior desde la segunda hasta la quinta vértebra dorsal, pero nadie, como no fuera un observador dotado de una perspicacia excepcional, sería capaz de distinguir estas áreas de macicez. La resistencia puede obser- varse profundamente disminuida en el espacio supra - esternal; en la región inter - escapular puede notarse una respiración ruda, áspera. Conforme van engrosándose más y más los gan- glios, la compresión que ejercen sobre el nervio recurrente la- ríngeo ocasiona violentos accesos de tos parecidos á los de la coqueluche, pero no hay espectoración ni vómitos ni exacerba- cio nes nocturnas regulares. Puede haber disnea.

A medida que la dolencia va progresando, los ganglios se conglomeran unos con otros, formando una masa que algunas veces produce síntomas de compresión de un carácter alarmante. La presión sobre la tráquea ocasiona disnea, cianosis y has- ta sofocación. Si la presión se ejerce sobre la vena cava causará cianosis y abotagamiento del rostro; si se ejerce sobre el esófa- go, dará por resultado dolor, dificultad en la deglución y hasta la muerte por inanición. La compresión de un solo bronquio puede inutilizar determinadas partes de los pulmones.

En algunos casos los nodos caseosos pueden calcificarse 6 enquistarse y permanecer así inactivos.

El sarampión, la coqueluche, la escarlatina ú otra enferme- dad aguda cualquiera puede despertar el estado latente cam- biándolo en otro de actividad. La dolencia puiede propagarsc á los pulmones, al cerebro y á otras partes lejanas del cuerpo. « Los nodos pueden abrirse repentinamente en el esófago, peri- cardio, en la cavidad de la pleura ó en la tráquea produciendo una expectoración de materia caseosa; en los bronquios, origi- nando una neumonia grave; en los vasos, produciendo una tu- berculosis miliar de los pulmones. Su muerte es la consecuencia inevitable de estos». (Schlossman), El diagnóstico no es fácil, y hasta puede pasar inadvertido enalos comienzos de la enferme- dad. Dice Schlossman que « la falta de causa que motive tal

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cambio en el estado general del niño, es verdaderamente carac- terística de la tuberculosis de los nodos linfáticos ». La tos, por lo regular, se toma equivocadamente por la de la coqueluche; la forma aguda de la enfermedad puede confundirse con la tuber- culosis miliar. Cuando la infección está limitada á una peque- ña área y no hay degeneración caseosa, el paciente puede resta- blecerse. El pronóstico es desfavorable cuando se hallan inva- didos los órganos circundantes.

(Concluirá)

CEFALALGIA - SU TRATAMIENTO - DISCUSIÓN

El Dr. BALARI

Dice haber vído con gusto al Dr. Casanovas, y le suplica siga en el camino emprendido, pues estos trabajos de recopila- ción de indicaciones sacadas de los mejores autores, facilita en casos de dudosa indicación la elección del similia, con gran ahorro de tiempo, para todos. |

Deseando corresponder á la deferencia de que ha hacks objeto el Dr. Casanovas, al Instituto Homeópata, con su erudito trabajo, voy, atendiendo á los ruegos de tan querido compañero, á aportar algunas indicaciones más, que ayuden en cierto modo á aumentar el ya crecido número de indicaciones por el mismo citadas. | |

Recuerda entre otros medicamentos; á Anacardiun-ortenta- lis; cefalalgia caracterizada por la sensación de un tapón dentro de la cabeza, con inclinación á blasfemar ó á actos de irre- ligiosidad.

Antim. tartaricum; dolor de cabeza con sensación como de venda atada alrededor de la frente, que se presenta frecuente- mente en los estados de congestión pasiva del cerebro.

Otras veces la cefalalgia se presenta bajo la forma de dolor desgarrante en la sién derecha, extendiéndose hacia abajo y al interior del maxilar; es una especie de dolor reumático desga-

La HOMEOPATÍA PRÁCTICA NWI

rrante, que afecta el periostio. Si es en un niño, no quiere que se le vea ni se le toque. y si se insiste preséntanse convulsiones,

Cocculus-indicus; cetalalgia intensa en la región occipita, en la parte inferior del occipucio y nuca; los dolores uccipitales son como si éste se abriera y cerrara.

Causticum; cefalalgia con ceguera, que no desaparece cuan- do aumentan los dolores.

Ferrum-met: cefalalgia congestiva con dolores pulsativos que se agravan después de media noche; acompañada general- mente de cara roja y pies frios, vértigos y desvanecimientos, agravándose la enderezarse.

Juglans-cinerea; cefalalgia occipital con dolores agudos y desgarrantes.

Oleander; cefalalgia que se alivia cruzando los ojos de una manera forzada para ver; dolor de cabeza por mirar de soslayo. | i

Selenium; cefalalgia de los bebedores, y de los que llevan una vida relajada, el dolor es de origen nervioso y se caracteriza por ser pungitivo y sitúase sobre el ojo izquierdo; se agrava por el calor del sol, reapareciendo con periodicidad todas las tardes, y se aumenta por los olores fuertes. Se acompaña de profunda melancolía, y emisión de orina clara y limpia.

Dr. PEIRÓ

Poco queda ya por decir en el terreno fármaco-terapdutico después de la extensión dada á esta parte por nuestros compa- ñeros, los Dres. Casanovas y Balari. Réstame sólo exponeros algunas consideraciones generales que creo no pueden pasar desapercibidas tratándose de esta enfermedad. las cefalalgias consideradas en globo. constituyen una entidad nerviosa que no tienen más importancia en el pronóstico que otra neuralgia cualquiera. Pero ¿sucede siempre así en la práctica? No, Muchas de esas insidiosas molestias tienen algo más que ligeras alteracio- nes neuríticas. Unas veces un fondo artrítico, litiásico, neurótico, otros excesos de régimen, vida sedentaria, trabajos intelectua- les, trastornos hepáticos y en mayor escala nefríticos, y cn algunas otras, por fortuna menos frecuentes, ya que debe afir- marse un mal pronóstico, las cefalalgias son solamente amagos

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muy velados de alteraciones oculares ó cerebrales que tendrán un final de gravedad suma, y que por la idea sostenida del vulgo sobre la poca importancia de esta molestia, pueden com- prometer la reputación médica si se ha formulado un pronósti- co favorable sin averiguar detenidamente el problema etiológico de esta dolencia.

Yo me permito, pues, llamaros la atención sobre este punto, ya que vuestra erudición deja segado casi por completo el cam- po patogenético de nuestra doctrina.

CARACTERÍSTICOS DE ALGUNOS MEDICAMENTOS

Actea racemosa. Dolores á manera «de punzadas pleuríticas al toser; miedo á la muerte.

Ammonium carbonicum. Piel muy sensible al frío. Menstruación escasa acompañada siempre de cefalalgia frontal. Violentos extremeci- mientos estando durmiendo.

Apocynum cannabinum. Hidropesía después de la escarlatina, con sed y orina de color de café muy subido.

Arsenicum. Secreción en los ojos de un líquido claro y muy acre, con dolor ardiente; la conjuntiva tiene un color violeta pálido.

Bryonia. Los globos oculares están excesivamente dolorosos, el enfermo no puede sufrir que se los toquen.

Cantharis. Fiebre intermitente, entramdo el acceso á las cuatro de la tarde; sed solamente mientras dura el frío; el enfermo bebe pocas ve- ces, pero en gran cantidad; orina con frecuencia y con dolor en los riño- nes; postración.

Carboli-acid. Vómitos histéricos inmediatamente después de la in- gestión de alimentos. Evacuación involuntaria de mucosidades por el ano al orinar.

Cicuta virosa. Deseo de comer carbón, mascándolo y tragándolo con la misma fruición que si fueran pedazos de dulces.

Hyosciamus. Durante el parto no hay deseo de orinar. Dolor te- rrible en el estómago con hipo y vómito.

Moschus. —Sacudidas, temblores violentos, sin escalofríos, que hacen mover la cama ; el enfermo grita diciendo que va á morir.

Nitri-aciduam. Alivio de todos los síntomas, yendo en carruaje.

Plumbum aceticum. Congestión pasiva de los párpados con granu- laciones extensas y blandas.

Psorinum. El enfermo no puede sentarse, pues la respiración se hace frecuente, difícil y ansiosa.

Pigi crispus. Tos con dolor detrás del esternón em su parte media

Zincum. Dolor molesto, violento, de larga duración en la última vértebra lumbar:

Imprenta de Juan Güell, Ronda de la Universidad, 4. - BARCELONA

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: Ex MEDORRAINUM en el reumatismo gotoso crónico, por el Doctor J. Peré Raluy.—TuBERCULOSIS DE LOS GANGLIOS MESENTÉRICOS, por la Doctora Ana D. Varner, de Wilkinsburg (Conclusión). —SiNTOMAS Y MEDICAMENTOS (Concluird).

EL MEDORRHINUM en el Reumatismo gotoso crónico por el Dr. J. Peré Raluy

Dejando de un lado las disquisiciones sobre el lugar que corresponde á los casos, objeto de esta historia, en el encasillado nosológico, siguiendo á los más los colocaré en el sitio que lleva el título del presente trabajo.

Tres casos de reumatismo gotoso han sido tos beneficiados del Medorrhinum y todos tres crónicos, habían agotado los usua- les medicamentos y sus potencias en esta clase de padecimiento, pero por ser uno de ellos de más relieve, á él me referiré espe- cialmente, en obsequio á la brevedad.

W. N., de 40 años, vecino de Madrid, temperamento linfá- tico sanguíneo, diátesis marcadamente escrofulosa en su tipo de complexión voluminosa y obesa, con pérdida de un hermano á consecuencia de tisis florida; y manifestaciones en los demás de localizaciones linfáticas, con córneas astigmáticas por el faceta- miento que las conjuntivitis y queratitis flictenulares, hicieron en su infancia, y la conjuntivitis granulosa hizo en la edad de su pu- bertad,.

Esta constitución escrofulosa tan patente por sus achaques y los restos que otros parecidos, se advierten en sus hermanos, nos justifican su historial, y le dan mayor relieve al cuadro clínico.

Padecía desde su pubertad de metritís crónica, cual si fuera una localización fímica de su acentuada diátesis escrofulosa, y de ocho años al presente de un reumatismo goloso que periódica - mente iba cambiando su localización en distintos grupos artro musculares recorriendo todo su cuerpo.

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Infinidad de diagnósticos y tratamientos se hicieron y todos sm resultado ; neuritis, mielitis, reumatismo, etc., etc., y de tra- tamiento tan sólo las aguas de Archena modificaron algo su me- tritis.

Comenzado mi tratamiento homeopático, hace seis meses, modifiqué, hasta su desaparición, una recidiva de su metritis, con Aurum muriaticum y Sabina, y comencé á tratar después su reumatismo con los remedios más apropiados, y en sus diferentes potencias, corriendo la misma suerte que los tratamientos alopá- ticos.

La lectura de la Isopatía del sabio dominico francés, doctor Collet, despertó mi curiosidad hacia los nosodes de Swan, y vi eran tomados en consideración y simpatía por homeópatas mo- dernos, como Clarke, Burnet y Nash, en el extranjero y Olivé y Cahís; en nuestra patria.

Esto me animó á ensayar el «Medorrhinum» en mi enferma, recordando, á mayor abundamiento, que el virus blenorragico podría llamársele reumatógeno y que Allen y algún otro le ha- bían empleado.

Los resultados no se hicieron esperar, siquiera fuesen fuga- ces, cual un chispazo, mas suponiendo era la baja dilución em- pleada, administré la 100, y á los seis días, al volver á visitar la enferma, me dice: « Doctor, tome V. buena nota del ultimo re- medio que me administro, pues ha dos días estoy desconocida ».

Continuó este medicamento, dos dosis diarias, desaparecien- do su reumatismo del hombro y brazo izquierdo, sin aparecer en sitio alguno.

Los otros dos casos no son tan polimorfos, pues eran reuma- tismos crónicos, localizados en la articulación tibio-peroneo-tar- siana, y en la rodilla, teniendo 64 y 70 años respectivamente los pacientes que lo padecían, y que se vieron libres con el Medorr- hinum 100.

El primer caso me sugiere dos consideraciones, y son la efi- cacia de un virus reumatogeno, cual el virus blenorrág:ico y la re- lación constitucional del escrofulisimo de la infancia, con el reu- matismo gotoso de la edad adulta, pues á mayor abundamiento, el malogrado Dr. León Simón, recomienda el Medorrhinum en las conjuntivitis granulosas siendo ésta en su fondo de naturaleza escrofulosa; y este proceder está decidido por ser parecido el substratum anátomo patológico de la conjuntivitis blenorrágica y el de la conjuntivitis granulosa.

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 267

-Hasta la fecha estoy tan satisfecho de los resultados del Me- dorrhinum que si en homeopatía hubiera especificos, diría que éste «es el del reumatismo goloso crónico que ha resistido á los tratamientos ordinarios ».

Gerona, 4.° Septiembre 41914.

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Tuberculosis de los ganglios mesentéricos por la Dra. ANA D. VARNER, de Wilkinsburg

(Conclusión) En esta forma la dolencia está localizada á la vez en el mesen-

terio y en los ganglios retro-peritoneales. En los niños es algunas veces primitiva, y además puede ser subsecuente á la tuberculo- sis intestinal. Cuando las paredes abdominales están relajadas, los ganglios se pueden percibir bien por medio de la palpación, como nódulos abultados y solitarios, ó como masas aglutinadas ordinariamente situadas cerca del ombligo ó de la fosa ilíaca de- recha. La digestión está alterada; las deposiciones son diarrei- cas y de mal olor, el vientre está hinchado y timpánico, el enfer- mo está demacrado, anémico y presenta una fiebre moderada, Conforme progresa el mal, van infectándose nuevos órganos, * y por lo regular sucumbe el paciente víctima de una tuberculosis general. Aquí también puede la enfermedad existir en una for- ma inactiva ó pasar inadvertida en sus primeros periodos. Uno de mis enfermos un niño, cuyos ganglios cervica- les eran tuberculosos, fué operado de apendicitis, y se descubrió que estaban invadidos los ganglios mesentéricos. Aparte de dos Ó tres accesos de dolor en el apéndice, el paciente jamás había acusado síntoma alguno relativo á los órganos abdominales. En otro caso, la autopsia practicada en una muchacha reveló la tu- berculosis de los ganglios mesentéricos, siendo así que nunca se había sospechado tal cosa, ni existían lesiones de igual natura- leza en ningún otro punto del cuerpo. Repito, pues, que cuan- do un niño está anémico, desnutrido, debilitado, sin que las re- petidas exploraciones físicas nos ilustren acerca de la causa del mal, hay que sospechar la tuberculosis de los nodos linfáticos bronquiales ó mesentéricos. En tales casos la prueba cutánea de la tuberculina recomendada por Von Pirquet, sería de utilidad para establecer el diagnóstico. Practícase la inooulación en tres diferentes puntos de la parte inferior del brazo. El profesor

Medín, de Estokolmo, inyecta en el punto más elevado una solu-

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ción de tuberculina al 25 por 100; en el punto medio otra al ro por 100, y en el punto inferior inyecta un líquido regulador com- puesto de una parte de glicerina fenicada y dos partes de solu- ción salina fisiológica. Von Pirquet y Medín, pretenden que este medio es inofensivo y hasta cierto punto exacto. Esto es: una reac- ción negativa, no siempre significa falta de tuberculosis, pero una reacción positiva indica tuberculosis en una ú otra forma. En los verdaderos comienzos de la enfermedad ganglionar ú ósea; la reacción es muy positiva. Este auxiliar diagnóstico se emplea muchísimo en nuestros dispensarios. Yo me he servido de la prueba oftálmica, pero ahora creo que la cutánea es mejor y más. segura. |

TRATAMIENTO

Una vez admitido que la tuberculosis es una de las enferme- dades más comunes en la infancia, que los ganglios desempeñan un importante papel en la infección y en la propagación de la do- lencia y que el tubo digestivo es la vía más frecuente de infec- ción, es indudable que la profilaxis de la tuberculosis tiene mayor importancia que la curación.

La medicina preventiva puede hacerse de varios modos: prestar la debida atención á los dientes cariados, á las amígdalas hipertrofiadas, á los procesos ganglionares, á la higiene y á todo cuanto rodea al niño; instruir desde la infancia acerca del peligro de meterse diversos objetos en la boca; separar los niños sanos de los padres y adultos tuberculosos, y, por último (pero no por eso lo menos importante), proporcionar al niño leche pura.

Como dice el Dr. Walker, ha habido un « despertamiento > en todo cuanto interesa á los niños, y todos los esfuerzos realiza- dos en nuestras ciudades para inspeccionar la leche y proporcio- nar á los tiernos seres sitios de recreo en donde el aire puro y el ejercicio vigoricen su delicado cuerpo, contribuirán en gran ma- nera á evitar esta dolencia.

En el campo, el niño no deja de tener sus peligros también, y por esto deberían arbitrarse medios encaminados á impedir que en los distritos rurales, el agricultor suministre á sus hijos y á los niños de los alrededores leche procedente de vacas infectadas.

Tan arraigado está en el ánimo del vulgo su convencimiento de los peligros del aire de noche, que hasta la próxima gene- ración no podemos esperar que millares de personas abran de par en par sus puertas y ventanas siquiera en pleno verano é

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 269

inunden sus mohosas y mal ventiladas habitaciones de aire puro y rayos de sol. i ;

Por fortuna, la ciencia se va difundiendo gradualmente y todos los años un número creciente de personas se persuade de que es muy preferible que palidezcan los colores de las alfombras que las rosas de las mejillas de sus hijos.

Tengo una fe inquebrantable en la eficacia de los remedios homeopáticos indicados contra la tuberculosis de los niños. En el fondo de esta enfermedad hay una constitución endeble, una vitalidad mezquina, una escasa resistencia, y sin duda alguna los medicamentos constitucionales como las calcáreas, los kalís y los yoduros darán buenos resultados.

He aquí algunos de los medicamentos con sus indicaciones:

Calc. Carb. Nutrición defectuosa, piel pálida, blanca, gre- dosa; movimientos perezosos, disposición entorpecida; sensación de frialdad, general ó en partes aisladas, pies fríos y húmedos; cabeza abultada y cubierta de sudor abundante; fontanelas que tardan en cerrarse; extremidades encorvadas; vómitos ácidos; el cuerpo exhala un olor agrio, el abdómen está distendido.

Calc, phos. Niños enclenques, flacos, encogidos, anémi- cos, diarrea con evacuaciones verdes, produciendo salpicaduras.

Sulphur. Niños cargados de espaldas, enjutos de carnes, sucios; propensos á las afecciones cutáneas; el cuerpo y las depo- siciones exhalan un olor ofensivo; los labios están encendidos; sensación de ardor y calor en diferentes partes del cuerpo, con opresión y desfallecimiento.

Silicea. Niños demacrados con vientre abultado y falta de crecimiento y desarrollo; asimilación deficiente. Niños nervio- sos, irritables, excesivamente sensibles, apocados. Sudores de cabeza; sudor fétido de los pies. El niño se resfría con facilidad, especialmente si tiene descubierta la cabeza, Después de la su- puración cuando los ganglios no se curan.

Baryta Carb. Niños enanos, débiles de ánimo y cuerpo; marasmo. Sudor fétido de los pies; sensibilidad á los cambios atmosféricos y al frío en la cabeza, como en silícea, pero no hay sudores de cabeza.

Calc, ¿0d.—Cuando los ganglios tuberculosos hipertrofiados se asocían con procesos adenoideos; amígdalas abultadas llenas de pequeñas criptas; pólipos nasales. Tos crónica y fiebre consuntiva.

Baryta iod. Niños detenidos en su desarrollo; las amíg- dalas están también hipertrofiadas; oftalmía escrofulosa.

270 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

Tuberculinun, El sujeto se resfría con la mayor facilidad; nuevo enfriamiento cada vez que recibe una corriente de aire fresco. Síntomas constantemente cambiantes. (Jtorrea, empei- ne, tos seca con expectoración de una substancia purulenta es- pesa.

Todoformo. Especialmente en la afección de los ganglios mesentéricos, con abdómen distendido, diarrea crónica acompa- ñada de síntomas meningeos. La cabeza se siente pesada, como si no se pudiera levantar de la almohada, pupilas dilatadas; floje- dad de piernas, imposibilidad de tenerse de pie.

Jodo. Hambre canina que se alivia comiendo; enflaqueci- miento progresivo, tumefacción de los ganglios mesentéricos; todos los síntomas se agravan estando en una habitación ca- liente.

El tratamiento quirúrgico está casi exclusivamente limitado å la adenitis cervical, No obstante, en la forma mesentérica, en que coexiste una peritonitis tuberculosa, se ha observado una notable mejoría después de incindir el vientre y practicar ella- vado y drenaje de la cavidad abdominal. Los autores más com- petentes no están de acuerdo acerca de la eficacia de extirpar los ganglios cervicales.

Aquellos que abogan en favor de esto, recomiendan mucho la completa extirpación de todo el grupo en que están situados los nodos infectados. El Dr. Charles Dowd, de Nueva York, menciona la operación radical en 275 casos, De éstos, 225 fue- ron observados después, desde uno á diez años. La repetición de la enfermedad se observó en 46 pacientes. Teniendo en cuenta que existen invariable mente focos inactivos en otras partes del organismo, podría parecer que el mejoramiento de la nutri- ción, los cuidados de la boca y garganta, la cuidadosa elección del remedio homeopático y por añadidura el tratamiento hiperé-

mico de Bier, por medio de la luz, harían tanto ó casi tanto en sentido de mejorar la lesión local, y mucho más en favor del es-

tado general del paciente. Algunos pretenden haber obtenido excelentes resultados del tratamiento por los rayos X. De esto no tengo experiencia alguna, pues he concedido la preferencia á la luz leucodescente y á los baños diarios de sol,

El tratamiento de Bier es altamente satisfactorio en estos ca sos. La venda elástica del cuello puede llevarse cuatro ó cinco horas de cada seis. Las vendas de goma elástica negra con un botón en uno de los extremos y un ojal en el otro, son de uso

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 271

corriente. La venda no debe estar tan apretada que ocasione molestia al niño.

Cuando aparece la fluctuación en el ganglio, se practica una pequeña incisión y se evacua el pus.

Pocas horas después se aplica la ventosa. Esta se emplea diariamente por espacio de media hora ó tres cuartos, teniéndola aplicada seis minutos y y retirada otros tres. El vendaje, como se comprende, ha de quitarse. No hay necesidad de rellenar la herida ni de hacer inyecciones. La ventosa ha de ser bastante grande para abarcar toda la superficie enferma. La succión se ve- rifica por la adherencia de la bombita de goma. Bueno será que los mismos niños se apliqnen este apárato. En todas las formas de supuración ganglionar promueve la absorción más rápidamente que cualquier otro medio.

Antes de terminar, permiítaseme dar un aviso contra el ma- saje Ó manipulación, sea cual fuere en la tuberculosis ganglionar ó de otra forma cualquiera. El reposo es el gran principio fun- damental en el tratamiento de esta dolencia. Descanso del pa- ciente en la cama cuando la enfermedad es general y aguda; des- canso de una articulación ó de un foco localizado por medio de vendajes de yeso, tablillas ó correas. Nosotros admitimos que una libre y activa circulación de la linfa en todas las partes del cuerpo impedirá que los gérmenes tomen arraigo, y la perfecta circulación de la sangre y de la linfa acelerará su eliminación; pero cuando el mal ha progresado lo bastante para producir una masa de nodos en el cuello ó en el mesenterio, obstinarse y for- mar pequeños puntos blandos á lo largo del raquis por efecto de la tumefacción de los ganglios retro-peritoneales, no hay mani- pulación ni reducción de costillas ó vértebras dislocadas que pue- da eliminarlo del organismo.

La misma naturaleza nos lo enseña mucho mejor, puesto que cuando penetran en el cuerpo los bacilos y se alojan en él, los leucocitos avanzan en orden de batalla contra ellos, los amurallan y los mantienen allí guzezos, y sabemos ahora que el aumentar la leucocitosis aun haciendo entrar á la fuerza la sangre en un punto determinado y retardando la circulación, de suerte que los leuco- citos puedan cumplir tranquilamente su cometido, es la única manera de hacer algún progreso contra la enfermedad. Si ello no fuera así, la humanidad habría sido exterminada por la tuber- losis.

Las manipulaciones mecánicas sólo pueden hacer daño, y yo

272 LA HOMEOPATÍA PRACTICA

he visto como resultado de tal tratamiento, salvo en contados casos, hacerse evidentemente peligrosas: una adenitis cervical tuberculosa inactiva desarrollarse produciendo una peritonitis tuberculosa aguda; una tuberculosis delos nodos linfáticos del mesenterio transformarse en una infección general aguda, y una artritis de la cadera, latente por espacio de algunos años, infla- marse y determinar una tuberculosis miliar aguda. Ninguna clase de tratamiento, por sencillo que sea, es inofensivo en todos

los casos. (Trad. Dr. J. ROVIRALTA,),

Síntomas y medicamentos

La mayor parte de los síntomas que nos encontramos en un caso morboso, los encontramos igualmente en varias medicinas, y el número de éstas varía entre una sola medicina para un sínto - ma hasta muchos medicamentos para otro. Por ejemplo, la alte- ración del color de la cara poniéndose roja como síntoma, lo en - contramos en .1go remedios, la respiración lenta en 160 y así otros muchos.

Al repertoriar un caso, fácil es encontrar el medicamento adecuado, siempre que presente un conjunto de sintomas en el que cada uno posea un buen número de remedios. Pero si de - terminados síntomas se encuentran en uno, dos, tres Ó pocos medicamentos, sólo la práctica, los conocimientos y la perspica- cia harán que se elija el remedio ad hoc para cubrir con él los síntomas prominentes ó caracteristicos del trastorno actual.

Examinando los diversos repertorios, tales como el de Kent, Bcerrninghausen; Allen, etc., encuentra uno los síntomas que po- seen un solo medicamento y este síntoma puede ser, por su ra- reza, el que decida la elección. En el repertorio de Allen tene- mos 29 síntomas con un solo remedio, 27 con dos, 39 con tres, 45 con cuatro, y así sigue aumentando el número, hasta los sín- tomas que cuentan con 180 á 190.

Pasemos revista á los síntomas de un remedio.

Bryonia tiene el de capa amarilla en los dientes.

Aurum, deseo por panecillos ó vizcochos.

Colocynthis, orina color de carne.

Pulsatilla, expectoración sabiendo ájugo de tabaco.

(Concluira)

Imp.-Lib. Montserrat, Fernando VII, 43.—Barcelona

Año IV NOVIEMBRE 1911 Núm. 29

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: Instituto Homespata de Barcelona, TRATAMIENTO DEL REUMATISMO (Conclutra). —SiNTOMAS Y MEDICAMENTOS, por el Dr. J. N. Arriaga (Conclusión ).— HOMEOPATÍA INTERNACIONAL.

INSTITUTO HOMEÓPATA DE BARCELONA

Sesión científica celebrada el día 17 de mayo de 1911, con asis- tencia de los doctores J. Piqué, R. Valls, A. Olivé, P. Mon-

tañá, L. Torrent, ]. Peiró y con la presidencia del doctor M. Balari.

El Dr. Abreu da lectura al siguiente trabajo:

Tratamiento homeopático del reumatismo

No es mi ánimo describir el reumatismo; para nosotros lo que tiene suma importancia, es el tratamiento siguiente: seguiré el orden alfabético para las substancias que voy á tratar.

Actea-spicata. Tiene predilección para las pequeñas arti- culaciones. A medida que anda aparece un dolor en alguna ar- ticulación afectada, empeorando y se hincha. Como acabo de indicar, son los puntos afectados las pequeñas articulaciones de las manos y de los pies, particularmente si éstas y los puños es- tán invadidas al mismo tiempo.

Anacardium. Está muy indicado si el reumatismo afecta el pericardio que se caracteriza por punzadas dobles en la región cardíaca, hay primero una punzada, seguida inmediatamente de otra, no repitiendo éstas hasta pasado largo rato, pero siempre dobles. Presenta también algunas veces, como si fuesen afec- tados los músculos del cuello, simulando un tortícolis, rigidez que se agrava al principio de moverse, seguido después de alivio.

Apis-mellifica. Está más indicado en el reumatismo articu- lar agudo, las articulaciones están rígidas y sensibles á la presión y frecuentemente con sensación de entorpecimiento. Las arti- culaciones están hinchadas de un rojo pálido ó de cera y algunas veces con algo de fluctuación cerca de la misma articulación.

274 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

Los dolores son de carácter quemante y punzante que el más pequeño movimiento produce agravación produciendo al paciente una sensación de constricción.

Arctium-lappa. En el reumatismo tiene muchos puntos de semejanza con Bryonia. Cura el reumatismo muscular con dolo- res Obtusos, dolores que se agravan, como veremos sucede con Bryonia, con el movimiento; los experimentadores se sintieron tan fatigados que no pudieron continuar el trabajo.

Arnica-m. Más que para el verdadero ataque de reuma- tismo agudo conviene más para el reumatismo localizado que se presenta en invierno, como resultado de exponerse el individuo a la humedad y al frío. También se usa en el crónico con defor- midad y nudosidades en las articulaciones con dolores lancinan- tes y magullamiento, el enfermo no quiere moverlas, pero no puede tenerlas quietas aunque duelan porque le parece muy duro el sitio en que descansan. |

El enfermo de Arnica m. tiene una sensación como si las articulaciones afectadas estuvieran dislocadas ó rotas, frecuente- mente como adormecidas ó de hormigueo.

Apocinum cahn. Produce un estado reumático en las ar- ticulaciones con sensación de rigidez por las mañanas al mo- verlas.

Belladona. Es uno de nuestros mejores remedios, tanto para el reumatismo articular agudo, como para el crónico. Los dolores son incisivos, desgarrantes y corren como relámpagos á lo largo de los miembros; las articulaciones están hinchadas, ro— jas y lucientes; de las articulaciones inflamadas irradian algunas rayas rojas, esta fiebre reumática viene acompañada de dolores en la nuca, en los hombros y parte superior de los brazos. Es un remedio de los escogidos para la rigidez de la nuca que apa- rece por cortarse el pelo, mojarse la cabeza ó por la exposición á una corriente de aire con la cabeza y cuello descubiertos.

Benzoic acid. Es útil en el reumatismo y en la gota, que aparecen con síntomas urinarios, cuando la orina tiene un olor fuerte, que puede compararse á la del caballo.

Berberis vulg. Dolores dislacerantes y ardorosos en las ar- ticulaciones con la sensación especial de burbujas que brotan de la piel. En el reumatismo y gota, cuando se encuentren presen-

“tes los sintomas urinarios que le son característicos.

Bryonia alba. Para el reumatismo muscular, los músculos

están sensibles al tacto y empeoran sus dolores con el movimien-

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 275

to. También está indicada en el reumatismo articular; la fiebre es muy violenta y los dolores y la hinchazón no cambian de lu- gar ó si cambian es muy lentamente. La inflamación local es muy violenta, lo que es característico. Las partes afectas están muy calientes y de un rojo obscuro ó pálido; en tales casos el pulso es lleno y fuerte y la lengua está blanca en su totalidad ó lo que es más característico, seca y blanca en su parte central y posterior y siempre agravación por el movimiento.

Calc. fluorica. Debe administrarse después de Rhus tox en los casos crónicos de lumbago, que se agrava al empezar á moverse el enfermo, pero que se mejora con la continuación del movimiento.

Cale. carbónica. En las afecciones reumáticas por trabajar en el agua; reumatismo muscular en la espalda y hombros que no ha cedido bajo la acción de Rus tox. Produce tumefacciones nudosas en las articulaciones, pudiendo ser útil en la gota cons- titucional, produce también reumatismo articular de los dedos, y en estas afecciones cuando Calc. carb. está indicada la orina es de muy mal olor y el depósito que deja es blanco en lugar de ser turbio.

Calc. phosph. En el reumatismo que aparece por cualquier cambio de tiempo. Bajo la influencia de la humedad se presenta cierta rigidez del cuello, cierto dolor y ardor en las extremida- des, así como algunos dolores erráticos en los miembros, parti- cularmente en la región sacra y en las piernas. Todos estos sín-

tomas aparecen cada vez que cambia el tiempo. (Concluirá)

Síntomas y medicamentos

(Conclusión)

Spongia, sensación como de aire que pasara á través de las

glándulas. l ` Lycopodium, falta de médula en los huesos.

Bryonia, sensación en los huesos como de un hilo tirante.

Viola odorata, dolor en la piel como el producido por llamas.

Sassaparrilla, horripilación al aire libre.

Arsenicum, dartros de color gris.

Con Rhododendron, el paciente tiene el síntoma de dormir

276 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

con las piernas cruzadas y con Stannum, duerme teniendo una estirada y la otra encogida.

Ignatia, tiene vejación de ilusiones y esperanzas.

Mercurius, fiebre compuesta de calosfrío y calor al mismo tiempo.

Cinco medicamentos se relacionan con el olor del sudor, y son:

Veratrum album, sudor de olor amargo.

Camphora, olor á alcanfor.

Plumbum, á bellotas viejas.

Thuja, á almizcle.

Rheum, á ruibarbo.

De estos olores nos podemos explicar el de Camphora y Rheum por la eliminación de estas substancias, en las experi- mentaciones, por las glándulas sudoríparas, pero con los otros medicamentos, no es admisible esa explicación.

Los diez últimos síntomas se refieren á agravaciones y son de alguna importancia,

Capsicum tiene el síntoma agravación encorvándose ha- cia afuera. i

Camphora, agravación cuando se está semiconsciente.

Moschus, agravación andando para atras.

Carbo veg. id. por hacer gárgaras.

Colocynthis, íd. por apoyarse en cualquier cosa.

Menyanthes, íd. apoyándose de un lado.

Oleander, íd. mirando recto å distancia.

Sepia, id. mirando una gran superficie.

Graphites, íd. por el olor de la madera, y

Lycopodium, agravación cuando se toca el órgano.

A primera vista parecen algunos de estos síntomas tan raros que podríase suponer son invenciones ya de los experimentado- res ó de los autores ilusos que por gusto de poner algunas cosas que llamen la atención han agregado en las patogenesias, algu- nos extravagantes. Reflexionemos para resolver el problema so- bre algunos síntomas curiosos y citemos al acaso uno ó dos que, á pesar de presentarlos individuos neurasténicos, no dejan de ser reales sus efectos, aun cuando la causa sea increible.

Una de mis pacientes presentaba como síntoma el indiges- tarse cuando alguno de su familia comia algún guiso que contu- viera cebolla, y esta indigestión era efectiva, aun cuando sus parientes comieran tal vegetal á escusas de ella.

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 277

Otra, tan sólo con ver en algún escaparate substancias ali- menticias ó cosas de comer la indisponían.

Convengamos en que la imaginación interviene en estos ca- sos, pero para el médico homeópata, esto es un dato y muchas veces precioso para la elección del remedio.

t

H

En nuestro anterior artículo nos ocupamos de los síntomas que poseen un solo medicamento v en éste trataremos de los sín- tomas que tienen dos medicinas.

Si agrupamos la clase de esos síntomas vemos uno para el dolor, uno para las horripilaciones ó piel de carne de gallina, como se le llama vulgarmente, uno para el de manchas en la piel, uno para los sueños, dos para el sudor, tres para las sensaciones, cinco para la aversión á determinados alimentos y once para el sintoma agravación.

Las agravaciones tienen bastante importancia en la elección del remedio para un caso dado y también pueden presentarse como sintoma del medicamento y lo mismo podemos decir de los otros síntomas, causa por la que creemos no está por demás con- tinuar la labor emprendida hasta que lleguemos á los síntomas que nos encontramos en cuatro ó cinco drogas diferentes.

Entre las agravaciones que pasamos á anotar, algunas son de las que con frecuencia se encuentran y otras son tan raras, que el práctico principiante se imagina que nunca llegará á oirlas de la boca de uno de sus pacientes; entre las que se refieren á la aversión para determinados alimentos se encuentran con de- masiada frecuencia en la práctica y tal sucede con la aversión al chocolate.

Revisemos las agravaciones.

La provocada por inclinar la cabeza hacia un lado la tie- nen China y Spongia; la que se presenta cerrando la boca perte- nece á Mezereum y Nux vómica; la originada por comer zanaho- rias, es de Calcárea y Lycopodium; la bien rara producida por el olor del hierro, la encontramos en Carbo veg. y en Sulphur; Ly- copodium y Sulphur acidum tienen la causada por comer ostras; la muy frecuente en ciertos estados morbosos provenida por la simple vista de los alimentos es de Mercurius iodatus flavus y de Sulphur, la debida á comer miga de pan, está en Nux vómica y en Staphisagria; Nitri acidum y Staphisagria, tienen agravación acostándose sobre el dorso; Manganum y Valeriana, chupándose

278 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

los labios; Kali carbonicum y Pulsatilla, por limpiarse los dientes con palillo y en Sabina y Staphisagria, es la agravación después de masticar.

La aversión á los cereales lo encontramos como síntoma en Arsenicum y Phosphorus ; al queso, en Chelidonium y Oleander; al chocolate, en Osmium y Tarentula; al gordo del jamón, en Me- zereum y Sanicula y la aversión al platillo llamado col agria, en Carbo an. y en Chamomilla.

Entre las sensaciones, que como antes dijimos, solo son tres, nos hemos encontrado que son: sensación de presión externa é interna á la vez, que corresponde á Cocculus y á Ranunculus sceleratus, la de estirón en China y Cicuta y por último, la de frío en los vasos sanguíneos que sólo la tienen Aconitum y Antimo- nium tartaricum.

Los dos síntomas del sudor se refieren al olor que éste pre- senta y son olor como de quemado y de bellotas viejas; el primer síntoma lo encontramos en Belladonna y en Malaria officinalis y el segundo en la misma Malaria y en Sepia.

Los dolores cortantes, incisivos, como dd son de Phos- phorus y Rhododendron.

Entre el síntoma erupción es importante anotar el de esta afección de piel que sólo se presenta en las partes cubiertas y cuyos remedios son Ledum y Thuja.

Las horripilaciones, estando precisamente en lugar abriga- do, en la casa, son de Calcarea carbónica y de Tuberculinum.

Las manchas rojo-azulosas de la piel, pertenecen á Bella- donna y á Phosphorus.

Para terminar el presente, que tal vez habrá provocado sue- ño á alguno de nuestros lectores, lo hacemos con el curioso sín - toma que puede presentar alguno cuando sueñe con oro y si el resto de los que presente son del dominio de Cyclamen ó Pulsa- tilla, podremos asegurarle que su alivio será seguro,

DR. J. N. ARRIAGA. (De La Homeopatía, de Méjico, números 3 y 4, 1911).

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 279

HOMEOPATÍA INTERNACIONAL

Annaes do 1.” Congresso Medico, de Pernambuco. Abril y Mayo de 1909.

Hemos recibido el voluminoso tomo que contiene los trabajos médi- * cos de aquel Congreso.

La homeopatía estuvo representada en él por nuestro ilustrado com- pañero el Dr. Sabino Pinho, Director y fundador del «Instituto de Protec- ción á la Infancia» y Médico homeópata de la «Escuela de Aprendices Marineros».

El Dr. Sabino Pinho, que goza de gran reputación médica en el Bra- sil, presentó una extensa Memoria al Congreso, desarrollando con gran conocimiento de la materia, los temas siguientes:

La luz de la verdad Hahnemann. Hahnemann y la Homeopatía. Homeopatia. Dudas á que no están expuestos los médicos homeópatas La medicina y los alópatas. ¿ Tienen razón de reir Documentos anexos.

El desarrollo de estos puntos demuestra la gran erudición y la con- fianza que el Dr. Pinho posee de la homeopatía, llamando la atención, particularmente el párrafo VIdel apartado Homeopatía, donde expone, des- pués de algunas consideraciones, la experiencia del Dr. S. E. Chapmann, de Chicago, quien, deseando conocer el criterio de algunos compañeros, mandó una carta, de igual redacción, á diez médicos homeópatas y á diez de alópatas, consultándoles sobre cierta dolencia. Los diez primeros re- comendaron al supuesto enfermo todos el mismo medicamento (Lycopo - dium); al paso que los alópatas, uno se negó á recetar, y los nueve res- tantes indicaron tal variedad de fármacos, desde el ácido clorhídrico, sulfato de quinina, estrignina, ricino, podofilinum, etc., hasta los espe - cíficos reconocidos en aquella región. De ello saca provecho para la de- ducción ya reconocida por los médicos homeópatas de todo el mundo. Que la terapéutica homeopática es la única que por partir de principios fijos, puede llegar á la prescripción de un solo remedio, juzgando el caso por prácticos diferentes.

No menos importante es el desarrollo de los demás enunciados, que por su mucha extensión nos es imposible extractar.

Revista Homeopathica Brasileira. Junio de 1911. StrycAninum sulphuricum en las neuritis alcohólica (conclusión).

El arzenobenzolicum en homeopatia, por el Dr. Licinio Cardoso.

La Homeopatía según sus leyes prohibe el uso de los purgantes, por el Dr. Sabino Pinho.

Las objeciones contra la homeopatia, porel Dr. A. Seabra.

Julio 1911. |

Contestación al artículo Za Homeopatía según sus leyes prohibe el uso de

los purgantes, por el Dr. Nilo Cairo.

Tanto el artículo del Dr. Sabino Pinho como las acertadas razones del Dr. Nilo Cairo, merecen ser conocidas y es probable les demos cabida en nuestra REVISTA.

Viola odorata en el sarampión.

Las objeciones contra la homeopatía (continuación).

La Homeopatía (México). Junio, 1911.

El progreso de la homeopatía en México, por el Dr. Arriaga.

Asfixia neonalorum, del Dr. E. Fornias (traducción).

Continúa la publicación del Dic. Dom. Julio y Agosto.

Da cuenta en sentidas frases de la muerte del propagandista homeó-

280 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

pata Dr. J. Alvarado, Secretario que fué de la Sociedad homeopática de México.

La cura para la Septicemia (continuación).

Reglas generales de auscultación y datos que la semeiótica suministran al diagnóstico de las enfermedades, por el Dr. M. Córdoba.

Continúa la publicación del Dic. Dom.

Annaes de Medicina Homeopática. Organo del «Instituto Hanne- maniano». del Brasil. Octubre de 1911. .

Reaparece esta importante revista, encabezando el número una sen- tida alocución á los médicos homeópatas del Brasil, á fin de continuar la propaganda de la homenpatía.

La seroterapia y la Homeopatía, por el Dr. Licino Cardoso.

Natrum sulphuricum, por el Dr. Nogueira da Silva.

Remedio eficaz, por el Dr. Diaz da Cruz.

Journal Belge d'Homeopathie (Septiembre y Octubre)

De la febre de Creta ó febre de Malta y nebre del Mediterráneo, por el Dr. Carlos Castellan, de Tolón. El autor estudia, en su artículo, esta fiebre, cuyas manifestaciones, tar particulares, despistan completamente á la medicina tradicional que se encuentra desarmada ante tal dolencia. Observada por el Dr. Castellan, en Creta, en la Sude, donde los azares del servicio militar le obligaron á residir durante dieciocho meses, atri- buye á los factores etiológicos: suelo, atmósfera é individuo la propaga- ción de la enfermedad. Detallando los datos en que se funda y negando la participación etiológica que se ha atribuído á la leche de cabra, como causa indispensable para la invasión de dichas fiebres. Como trata- miento, recomienda: Cedron, Ars., Nuzx-vom. y Acon.; y para las compli- caciones: Pñhosph. y Bry, para las pulmonares; Antim-crud. y Puls., para las del tubo digestivo; y Veratr-album., para la diarrea. Finalmente dice haber obtenido buenos resultados con la opoterapia, á base de ex- tracto de bazo, usada á dosis infinitesimales.

Arnica, vulneraria y mental, por el Dr. Kruger, de Nimes. Después de digresiones bien razonadas, dirigidas á demostrar la falsedad de lo dicho por un autor, que, al estudiar el Arsica, atribuye á la terapéutica homeopática efectos inocuos; el Dr. Kruger estudia este medicamento bajo sus aspectos, vulnerario y mental.

Como vulneraria, señala sus efectos musculares, vasculares y espas- módicos. i

En la acción mental, indica su aplicación en los trastornos cerebrales y morales, señalando los síntomas guiadores.

En el mismo número se publica la Memoria presentada por el doc- tor Mersch, al Congreso Internacional Homeopático, celebrado en Lon dres en el corriente año y que trata del Chromico -kali -Sulphuricum, en las afecciones de las fosas nasales y en la febre de los henos.

L'Art medical. (Abril). Del empleo del Guaco en la enfermedad del sueño, por A. Claude.

En dicho artículo se publica la descripción botánica del Guaco, y se recomienda el estudio de dicho medicamento, para el tratamiento de la enfermedad del sueño, teniendo en cuenta su acción especial contra toda clase de afecciones consecutivas á la mordedura de los reptiles y picadu- ras de los insectos. F. C.

Imp.-Lib. Montserrat, Fernando VII, 43.—Barcelona

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

REVISTA MENSUAL

Año IV | DICIEMBRE 1911 Núm. 30

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

SUMARIO: Instituto Homeópata de Barcelona, TRATAMIENTO DEL REUMATISMO (Concluird). —HoMEOPATÍA INTERNACIONAL. —INDICE. |

Tratamiento homeopático del reumatismo

(Continuación)

Caulophilum Conviene especialmente en el de las articula- ciones falangianas y metacarpianas, particularmente de las mu- jeres. |

Causticum. Está indicado para la artritis reumática. Los dolores atacan particularmente la articulación de la mandibula; se agravan por el frío y alivian por el calor. Se diferencía su inquietud de la de Rhus tox, porque en éste, si bien hay inquie- tud, hay alivio por el movimiento á todas las horas del día, mien- tras que bajo la influencia de Causticum la inquietud solamente se presenta durante la noche. También debe administrarse Causticum en aquellos casos de reumatismo que las articulacio- nes están afectadas por cierta rigidez, con acortamiento de los tendones, desapareciendo por lo tanto la simetría de los miem - bros. Resumiendo existen, pues, dolores urentes, con rigidez de las articulaciones, que se alivian con la quietud y el calor, y empeoran con el movimiento y el aire fuerte.

Chamomilla. Puede usarse contra el reumatismo cuando el individuo afecto está acalorado, angustioso en la cama, vién- dose obligado á levantarse y pasearse por la habitación; en este estado tiene fiebre y sed.

China. Con frecuencia está indicado en el reumatismo inflamatorio, no al principio, más tarde cuando la fiebre reviste un carácter intermitente. Los dolores en estos casos, son con- movedores y presivos. El enfermo no tolera que nadie se le acerque y grita furiosamente si le tocáis la parte afecta, tal es, de exagerada la hiperestesia de la superficie del cuerpo, el miembro

982 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

afecto suda y está como paralizado, los dolores aumentan por la noche y son dislacerantes.

Colchicum aut. Está indicado si el reumatismo, empezando en una articulación, se pasa á otra ó de un lado del cuerpo se pasa al opuesto. Los dolores se agravan por la tarde. La ar- ticulación afectada está también hiperestésica y dolorosa al me- nor movimiento. Las orinas son rojo-obscuras y en poca canti- dad, cargadas generalmente de uratos. Cualquier impresión externa les molesta; la luz, olores fuertes, ruidos, música, les mo- lestan y los dolores se hacen insoportables. Predomina sobre to- dos los remedios de la gota y reumatismo, aun en sus metástasis. Marcada agravación por la tarde. Es útil especialmente para las personas debilitadas ó para aquellas que á pesar de un reuma- tismo local inflamatorio, presentan síntomas generales de entor- pecimiento. Generalmente hay náuseas que como'sabéis son por el olor de los alimentos y que es característico de este medica- mento. La orina es escasa y rojo-obscura y quema al pasar á lo largo de la uretra. Los dolores son de un carácter desgarrante ó vibratorio y parece están situados en el periostio. Los dolo- res son superficiales en verano y profundos en invierno. Los dolores aparecen alrededor del cuello, de los hombros ó en una parte pequeña del cuerpo y entonces desaparecen pronto.

Algunas veces hay metástasis del reumatismo ó de la gota hacia el pecho y también en ese caso Colchicum puede ser el re - medio. En las afecciones valvulares del corazón ó en la peri- carditis que sigue al reumatismo, está indicado por dolores vio- lentos, cortantes y punzantes en el pecho, casi siempre alrededor del corazón con gran opresión y hasta no difnea, sino verdadera ortopnea. Se presenta la sensación como si un vendaje estrechara el pecho.

Colocyntis. Puede ser muy útil, especialmente cuando des- pués de enfermedades agudas se presenta rigidez en las articu— laciones; mucho más si esto sucede después del reumatismo arti- cular, quedando las articulaciones rígidas y torpes en sus movi- mientos y los dolores son taladrantes.

Conium-ma. Como sucede con Rhus tox, tiene agravación al empezar á moverse y alivio por el movimiento continuado. Dulcamara. Para el que se agrava con los cambios de

tiempo, con extremecimientos en los músculos, de los párpados ó de la boca, siempre que el tiempo se pone húmedo. Ferrum-met. Tiene dolores neurálgicos y reumáticos, ali-

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 283

viados por los movimientos lentos en la noche y se mejora por dar vueltas despacio, muchas veces se fija en el deltoides iz-

quierdo.

Gelsemium. Se usa frecuentemente para el reumático de origen blenorrágico.

Guayacum. Es muy útil en las formas crónicas del reu-

matismo cuando las articulaciones se han desviado á consecuen- cia de algunas concreciones. En casos de gota ó reumatismo cróncico, si se observan ciertas concreciones en los tendones que hacen desaparecer la simetría de los miembros con agravación por el movimiento y con nudosidades gotosas.

lodum. En las afecciones reumáticas de las articulaciones, cuando vienen con derrame y enflaquecimiento.

Kali bicrom. En el de origen gonorreico cuando los dolo- res se mejoran por la permanencia en una pieza caliente. En el que aparece en la primavera ó verano sean fríos los días ó las noches; parece que las partes que se hallan afectas son las peque- ñas articulaciones, por lo que los dolores estarán situados, más que en cualquiera otra parte, en las articulaciones de los dedos ó en las del puño; los dolores son erráticos; dichos síntomas reumá- ticos alternan con otros de naturaleza gástrica; esto es caracte- rístico y confirmado.

Kalmia. Dolores desgarrantes que bajan á las piernas sin hinchazón ni fiebre, pero con gran debilidad.

Es valioso para el reumatismo que afecta el pecho. Está indicada cuando la gota ó el reumatismo cambian de lugar y van de las articulaciones al corazón, particularmente después de al- gunas aplicaciones externas. El reumatismo de Kalmia al revés del de Ledum, camina casi siempre hacia abajo y también lo tie- ne en los dedos. |

“Kali carb. En el lumbago, forma muy tenaz cuando se observen esos dolores punzantes, siempre muy molestos y que casi siempre se acompañan de sudor y debilidad, y generalmente esos dolores incisivos se agravan á las tres de la mañana, obli- gando al enfermo á levantarse y pasear. Los dolores aparecen en las caderas.

Kali-hidriod. Cuando se localiza en las articulaciones, par- ticularmente en la de la rodilla, dicha articulación está tumefacta y produce una sensación de pastosidad, circunstancia que mani- fiesta la tendencia de este remedio á las infiltraciones; no hay fluctuación de ninguna especie, la piel que rodea las articulacio-

y

284 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

nes es propensa á presentar algunas manchas y los dolores son de carácter taladrante y parecen producidos como por mordiscos, con agravación por la noche.

En la ciática, puede usarse, cuando hay agravación noc- turna ó por acostarse sobre el lado afecto y cuando la afección sea sifilítica ó mercurial.

Ledum pal.— Es inapreciable en la gota y reumatismo de las pequeñas articulaciones. Sus dolores son característicos y van ó caminan de abajo hacia arriba. Hay nudosidades alrededor de las articulaciones. En la gota es de mucho uso cuando los do- lores se agravan por el calor de la cama, cuando hay un estado edematoso de los pies y también cuando se ha abusado de Colchs- cum y el enfermo perdió su fuerza por él.

Dolores desgarrantes en las articulaciones con debilidad pa- ralítica en los miembros y entorpecimiento y frialdad de la super- ficie. Se siente el cerebro dolorido cuando se da un paso en falso (como en Rhus). También tiene dolores tractivos en las arti- culaciones que se agravan por el uso del vino, los músculos se sienten como si estuvieran fuera de lugar. Es muy útil para el reumatismo Ó la gota inflamatoria del dedo gordo del pie; en lu- gar de haber tendencia á la formación de un exudado abundante, éste es escaso y tiende á solidificarse formando nudosidades. En la hinchazón caliente de las articulaciones de las caderas y de los hombros, debe considerarse á Ledum como más apropiado que Bryonia.

El paciente de Ledum en el reumatismo crónico, tiene agra- vación por abrigarse y los síntomas generalmente se extienden de los pies para arriba. Depósitos valvulares en el corazón.

Lycopodium. El alivio se presenta por un movimiento lento y es útil en el reumatismo y la gota cuando contenga la orina un depósito de ácido úrico.

Lithium carb. Produce irritación del cuello de la vejiga, síntoma que se observa en los enfermos reumáticos, la orina es turbia y coposa; los dolores se extienden al uréter.y al cordón espermático ó á los testículos, y son seguidos de la emisión de una orina roja que deposita un sedimento mucoso.

En muchas ocasiones se encontrarán algunos depósitos val- vulares; la agitación mental produce también una agitación car- díaca, el dolor del corazón es muy marcado cuando se inclina el paciente hacia adelante, no cabe duda que el. músculo cardíaco está irritado, puesto que nos encontramos con ciertas sacudidas

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 285

ó conmociones que el paciente experimenta en la región de este órgano y hay alivio de estos dolores cuando orina el enfermo, con los síntomas de la orina dichos.

Sensibilidad con tumefacción y á veces rubicundez de las últimas articulaciones de los dedos; el modo de andar es tosco y _ pesado por falta de dominio sobre los muslos; comezón intensa á los lados de los pies y de las manos sin causa aparente. Por lo común son más marcados los dolores articulares en la rodilla, en el tobillo y en los dedos. Todo el cuerpo se siente tieso y dolorido como si hubiese sido golpeado; los dolores se dirigen hacia abajo, á los miembros; aumenta el peso del cuerpo y éste se pone más grueso, lo cual no es por acúmulo de grasa, por sa- lud, sino la relajación, laxitud y flojedad de los álcalis.

| (Concluird)

HOMEOPATÍA INTERNACIONAL

SUMARIO de The Hahnemannian Monthly, mayo de 1911. Traba- jos de la «Sociedad Médico-homeopática del Estado de Pensilvania. Disertación acerca de la Homeopatía, por el Dr. O. S. Haines, de Filadel- fia, —Sección de Materia médica. Discusión de la Memoria del Dr. Nes- bit. Discusión de la Memoria del Dr. Raue. sobre la acción patogené- tica de PAhosphorus y su relación con el tratamiento del raquitismo. Plumbum y sus compuestos, por el Dr. Edward Cranch. Cornezuelo de centeno: sus relaciones con la arterio-esclerosis, por el Dr. W. E. Kepler. Discrepancias y vaguedades de la Materia médica homeopática, por el Dr. Wm. A. Seibert. La ciencia sanitaria en relación con la ciencia social, por el Dr. I. D. Metzger. Saneamiento é higiene de la habita- ción de los enfermos, por el Dr. H. B. Replogle. Resumen de la ase- xualización de los defectivos mentales, por el Dr. Albert Rowland Gar- ner. Legislatura de Pensilvania: ley para la prevención del idiotismo. Discusiones de Memorias anteriormente publicadas. El problema de los niños atrasados. La mastoiditis de Bezold; nueva serie de casos, por el Dr. Gilbert J. Palen. Capacidad testamentaria y su observación por el médico, por W. F. Baker. Proyecto de ley del Senado, n.° 261.— Bacteriología de los resfriados comunes. El polvo de las calles como factor causante de enfermedades. Espigaduras. Ojeada retrospecti- va mensual de Materia médica homeopática y Terapéutica, por el doc- tor A. Leight Monroe.

SumMArIo de The Hahbnemannian Monthly, septiembre 1911. Neu- ritis múltiple, por el Dr. Charles D. Fox. Tratamiento de los tumores de la vejiga por la deshidratación eléctrica, por el Dr. Leon T. Ashcraft. El reumatismo en la infancia, por el Dr. C. Sigmund Raue. Trata- miento de la inflamación de los genitales de la mujer, por el Dr. E. F. Sappington. Tuberculosis: su curabilidad y modernos medios de tra - tamiento, por el Dr. J. N. Ghose, de Calcuta. Las complicaciones re - nales en las enfermedades infecciosas agudas, por el Dr. Clifford Mit -

986 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

chell. Estudios de Oftalmología en Europa, por el Dr. Frank O. Nagle, de Filadelfia. Trabajos de la Sociedad Médico-homeopática de Pensil- vania. Congreso de la Sociedad en Bedford Springs. Tratamiento de la diabetes. Tratamiento del morfinismo. Tratamiento de la hemop- tisis en la tisis. Tratamiento de la asfixia de los recién nacidos. El Salvarsan. Indicaciones para el diagnóstico precoz de la locura. La Cereoisina en la terapéutica ocular. Retinitis pigmentaria unilateral. Absorción espontánea completa del cristalino. Cura del eutropión por la extirpación del tarso. Desprendimiento de la retina ocurrido tres años después del traumatismo. Hemorragia puerperal. Etiología de la eclampsia. Cardiopatías y preñez. El plasma sanguíneo en relación con la eclampsia. Flegmasia alba dolens. Ojeada retrospec- tiva mensual, por el Dr. A, Leight Monroe.

SUMARIO de The Homeeopathic Recorder, julio de 1911. Sentido común. Asfixia de los recién nacidos. Aconitum napellus, por O. L. Garlinghouse.—Avena, por el Dr. E. E. Bechtel. I. H. A.—Instituto Ame- ricano de Homeopatía en Narragansett Pier. La Sociedad Médico-ho- meopática de Ohío, por el Dr. Buckley. El radio en terapéutica. Al- gunas cosas que merecen nuestra seria consideración. Indicadores prácticos. Noticias bibliográficas.

ID. Id. de agosto 1911. No podéis echar un puente sobre el golfo. La Homeopatía ante la sueroterapia, por los Dres. Milton Powel y John Hutchinson. Apis mellifica, por el Dr. R. O. Howard. Echinacea an- gustifolia. Arsenicum album, por el Dr. Shadwick. Curaciones con dos solas dosis. Un caso de Aletris farinosa, por el Dr. C. L. Fairbanks. Primer Congreso anual de la Asociación Médico-homeopática de North Dakota. La sarna, simillimum y Tuberculosis. Lo material y lo inmaterial. Crategus oxyacantha en manos de los elegidos. Un caso de sífilis. Tribunales de examen. El aceite de olivas en el trata- a. de la úlcera de estómago. Anaphylaxis. Noticias biblio- gráficas.

ID. Id. de septiembre 1911. Sectarianos. Principios, por el doc- tor C. A. Baldwin. La anamnesis. Tratamiento homeopático de los niños deficientes mental y físicamente, por el Dr. P. R. Vessie. Una página de historia antigua. Helonias dioica, por el Dr. A. L. Black- wood. Una carta abierta. Radium: su uso y dosificación. - Un cho- que de autoridades médicas.—Lo esencial y lo no esencial en el diagnós- tico médico. Usos del sulfato de niquel en medicina. Indicadores prácticos. Miscelánea.

Ib. Id. de octubre 1911. —¿Menea el perro la cola, ó la cola al perro; ó sea: qué es la cola y qué el perro? El Organon de Hahnemann, por el Dr. W. A. Yingling. Espigaduras de las Actas de la séptima sesión anual de la Sociedad Médico-homeopética del Estado de Ohío. Dedi- cado al Dr. J. D. George por un enfermo agradecido. ¿Es un adelanto positivo la vacunaciún tifoidea?. —Meningitis cerebro-espinal epidémi- ca. Similia similibus, por el Dr. G. Burford. Instituto Americano de Homeopatía. La crisis de Nueva Jersey. El «caso» del médico, Intoxicación por la acetanilida. La causa de la tifoidea epidémica y del ES Indicadores terapéuticos. Noticias biblográficas. Misce-

nea.

SUMARIO de The North American Journal of Homæœopathy, no- viembre 1911. Autoterapia, por el Dr. Chas. H. Duncan. Los cambios atmosféricos y sus efectos en la presión sanguínea, por el Dr. Ed. D. Rud-

1

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA 287

derow. El estado mental de la paciente como factor en las complica- ciones del parto, por la doctora Marie Louise Hunt. Estudio acerca de Bryonia, por el Dr. F. P. Mckinstry. La influencia hereditaria en las enfermedades mentales, por el Dr. F. H. Barnes. La eterna Homeopa- tía, por el Dr. E. C. Price.—Medicamentos para los ojos. —Notas y comen- tarios. Medicamentos contra el beri-beri. Revista médico-quirúr- gica. e e Sociedades y hechos. Guía médica. Notas. Sanatorios.

SUMARIO de Medical Century, julio 1911. Discurso del Presidente de la Sociedad Michigan. Otitis media aguda supurada, por el doctor Allen. Conservación del ovario, por el Dr. Humphrey. Patología y tratamiento de la meningitis cerebro-espinal epidémica, por el doctor Brown. Tratamiento médico de las enfermedades de la pelvis, por el Dr. Tuttle. Tratamiento de la arterio-esclerosis y de la angina de pe- cho, por el Dr. Drake. Trómbosis post-operatoria, por el Dr Biggar. Edema angio-neurótico, por el Dr. Hinsdale. Peligros consecutivos á la supresión de enfermedades cutáneas, por el Dr. Junkermann. Epi- lepsia, por el Dr. Seibert. Iritis, por el Dr. Howell. Marasmo, por el Dr. Cleckley. La nariz y la garganta en sus relaciones con la llamada sordera catarral, por el Dr. Bentley. Farmacodinamia y Terapéutica, por el Dr. Hinsdale.

ID. Id. de septiembre 1911. Discurso presidencial, por el Dr. Bur- ford. Estudio comparativo de las vacunas con los casos, por el doctor Burrett Prescripción homeopática y prescripción casi homeopática, por el Dr. Dewey. Tratamiento de la arterio-esclerosis por medios físicos, por el Dr. Dieffenbach. Medios preventivos de aparente necesidad qui- rúrgica, por el Dr. Terry. Relaciones de las toxinas, vacunas y sueros con la Homeopatía, por el Dr. Royal. Farmacodinamia y Terapéutica, por el Dr. Hinsdale.

ID. Id. de noviembre 1911. Nuestra materia médica en las enfer- medades mentales, por el Dr. George Royal. Alumina, por el doctor A. H. Schott. La herencia en sus relaciones con la cirugía orificial, por el Dr. Frank C. Titzel. ¿El uso del tabaco es un mal físico, mental, moral y social?, por el Dr. J. W. Hodge. La Homeopatía aplicada á la Oftalmología, por el Dr. C. Gurnee Fellows. Discurso presidencial, por el Dr. J. M Baldwin. Sociedades y revistas. Bibliografía. Noti - cias. Miscelánea. Obituario.

SuMARIO de The Chironian, septiembre 1911. Reminiscencias de Hahnemann, por el Dr. W. Sands Mills. —Interpretación diagnóstica del análisis de la sangre, por el Dr. Lindsley. Artritis deformante, par- te 4.”, por St. Clair Hitchcock. Patología del aneurisma, por el dortor S. Weingard. Pronóstico de los aneurismas, por el Dr. H. G. Harris. Etiología y tratamiento de los aneurismas, por el Dr. W. F. Wood. Tratamiento quirúrgico del aneurisma, por John R. Honiss. Notas de Sociedades. Revistas. Bibliografía.

J. R.

288 LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA

ÍNDICE DEL TOMO IV

l A Páginas

A nuestros lectores 193

Acalipha índica. 194

Aire líquido . E 216 | B

Bibliografía . E 240 C

Congreso Internacional de Homeopatía en Londres. 209

Collinsonia canadensis . 233

Cefalalgias y su tratamiento . ; 241 -249-262

Garacterísticos de algunos medicamentos 3 264 E

El arseno benzol ante la Homeopatía . 198-203

Equisetum hyemale en la incontinencia de orina de

los niños. 211

El Dr. P. Jousset 227 H

Hipericum perforatum (algunas indicaciones) 213

Homeopatía internacional. . . . . . . . . . 28-230 -239-279-285 L

La Talosoterapia y la Homeopatía . ; 201 M

Materia médica y terapéutica ope 252-230 -245

Medorrhinum en el reumatismo. 265

Necrología. , cd 215-232 R

Reumatismo y su tratamiento Z13 -281

Simphitum off . 215

Síntomas y medicamentos . 272-215 T

Terapéutica neo-vitalista 218

Taréntula cubensis 225

Tuberculosis de los paniis: 241-267 vV

Variedades aN -256

Imp.-Lib. Montserrat, Fernando VI!, 43.—Barcelona

LA HOMEOPATÍA PRÁCTICA, publica mensualmente 16 páginas de folletín.

ZN. | DICIEMBRE 1911

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LA HOMEOPATÍN PRÁCTICA -

REVISTA MENSUAL

Órgano del Instituto Homeópata de Barcelona

REDACTORES

Dr. Jaime Abreu: Vergara, 10, de 3 á 5. Dr. Angel Olivé: Ronda San Pedro, 10, de l11a 1 > Miguel Balari: Ronda San Pedro, 66, de 10 á yde 546.

12 y de 3 á 4. José Piqué: Unión, 9, de 9 á 11 y de 3 45. e » Francisco Benavent: Universidad, 79, de 8 á 1. > Jaime Peiró: Paseo do Gracia, 110, de 3 á 4 » F. Casanovas: Ronda S. Antonio, 25, de 4 á 6. y de 849. j » José Galard: Rbl.? Cataluña, 22, 14.9, de 5 45 » Ramón Boig: Fontanella, 16, de 2 á 5. » José Giró: Ronda S. Pedro, 5, de 3 á 5. » Salvador Roig: Claris, 15, de 3 á 4. » José A. Grifols: Pl. Urquinaona, 6, de 5 á 7: » José Sabater; Unión, 8, de 3 á 5. » Enrique Laplana: Paseo S. Juan, 6, 1. de 244. » J. Solé y Plá: Ronda San dePedro, 6, > R. Valls Sabater: Unión, 8, de 2 á 4. - » Pedro Montañá: Calle de Mallorca, 552, de 12 » Laureano Torrent Roig: Calle del Carmen, 18,

4í1l1ydo6á8 principal, de 3 á 5.

CORRESPONSALES

DOCTORES: Cartier, Paris. —Juan Antiga, México. —H. Van der Laan, Brasil —Lambreghts, Anvers.— J. A. Fontela, Montevideo.—Alvaro A., Velenzuela.—Ibagué, Colombia. Miguel Viñals, Mataró. —García López, Barrantes Izquierdo, Pizá Roselló, de Madrid.— Peré Raluy, de Gerona.—R. Fortuny, Saqués Perrin, Ibañez Roig, de Valencia. Penella, Zaragoza.—A. Chápuli, La Unión. —Garcia Villalba, Murcia —F. de la Peña y J. Candel, de Játiva. - J. Cartes y T. Homedes, de Tortosa. —Meseguer, Orihuela. Pujolar, Olot. Ibaz y Pou, Vigo. - Anaya, Cádiz. Bengochea, Tivenys.— Hidalgo Domingo, de Aracena, Huelva. —Enrique Reus, de Castalla, Alicante. —J. Ferret Robert, Sitges.—Soler y Fargues, Arenys de Mar.—Leandro Bas.— Esteban Esparza. —Cesáreo Barco y Mateo Sánchez, Cartagena Manuel P. Laza Berzosa, de Valladolid. Fulgencio Monner, de Tarrasa.

SUSCRIPCIÓN: 5 Ptas. año. España Id. 8 íd. íd. Extranjero

REDACCIÓN < Dr. J. Peiró, Paseo de Gracia, 110 ADMINISTRACIÓN : Gran Farmacia Homeopática GRAU-ALA, Sucesor: R. Valls Sabater.-Unión, 8

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