ISSN 1405-0471 Madera y Bosques INSTITUTO DE ECOLOGIA, A.C. INVIERNO 1 yi/o\ 2 0 0 8 Xalapa, Ver. MADERA y BOSQUES Vol. 14 Núm. 3 Invierno de 2008 Madera y Bosques, es una publicación del Instituto de Ecología, A.C., que edita la Unidad de Recursos Fores- tales. Los trabajos que publica tratan los temas de tecnología de productos forestales y del campo forestal en general, con énfasis en ecología forestal y manejo forestal. Se aceptan trabajos en español, inglés y ocasional- mente en otros idiomas. Su objetivo principal es constituirse en un medio de difusión de la investigación científica. Asimismo, publica contribuciones técnicas y estados del arte que incidan en el medio nacional e internacional. Es una publicación semestral que aparece en primavera y en otoño. Ocasionalmente se ofrecerá un número especial.. COMITÉ EDITORIAL Editor, Raymundo Dávalos Sotelo Editora asociada, Laura C. Ruelas Monjardín Dr. Patrick J. Pellicane Dr. Martín A. Mendoza Briseño Dr. Ariel Lugo M.C. Freddy Rojas Rodríguez Dr. Alejandro Velázquez Martínez Dr. Juan José Jiménez Zacarías Producción Editorial: Biól. Aída Pozos Villanueva María Celia Lozano Reyes CONSEJO EDITORIAL Dr. Óscar Aguirre Calderón - Universidad Autónoma de Nuevo León. México. M. I. Miguel Cerón Cardeña - Universidad Autónoma de Yucatán. México. M.C. Mario Fuentes Salinas - Universidad Autónoma de Chapingo. México. Dr. Rubén F. González Laredo - Instituto Tecno- lógico de Durango. México. Dr. Raymond P. Guríes - University of Wisconsin. EUA. Dr. Lázaro R. Sánchez Velázquez - Universidad Veracruzana, México. Dr. Amador Honorato Salazar - Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrí- colas y Pecuarias. México. Dr. Ezequiel Montes Ruelas - Universidad de Guadalajara. México. Dr. José Návar Cháidez - Universidad Autónoma de Nuevo León. México. Dra. Carmen de la Paz Pérez Olvera - Univer- sidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa. México. Dr. Hugo Ramírez Maldonado - Universidad Autónoma de Chapingo. México. Dra. María de ios Ángeles Rechy de Von Roth - Universidad Autónoma de Nuevo León. México. Madera y Bosques, Vol. 14 Núm. 3 de 2008. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2005-062018152600-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 12906. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 10479. Domicilio de publicación: Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 351. Congregación El Haya. 91070 Xalapa, Ver., México. Imprenta: Editorial Cromocolor S.A. de C.V., Miravalles 703. Col. Portales 03300 México, D.F. La suscripción anual para 2008 es de $250.00 al interior de la República y $35.00 USD al extranjero. Precio por ejemplares sueltos $160.00 y $15.00 USD, respectivamente. Incluye costos de envío por correo aéreo. Toda correspondencia sobre suscripción y donación debe dirigirse al Departamento de Adquisiciones ■ Instituto de Ecología, A.C. ■ Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 351. Congregación El Haya. 91070 Xalapa, Ver., México. ■ Tel. (228) 842 1800 ext. 5120 ■ Fax (228) 818 7809 Correo electrónico: publicaciones@ecologia.edu. mx. Página electrónica de la revista: http://www.inecol.edu.mx/myb/. La reproducción total o parcial de los artículos podrá hacerse con el permiso expreso de los editores. Esta revista forma parte del índice de Revistas Mexicanas de Ciencia y Tecnología (IRMCyT) del CONACYT - México. Además, se encuentra indizada en Redalyc, Periódica, índice Iberoamericano de Información en Ciencia y Tecnología, Actualidad Iberoamericana, CAB Forest Products Abstraéis, Latindex, Seriunam y British Library. MADERA Y BOSQUES Vol.14 Núm. 3 Invierno de 2008 CONTENIDO Editorial 3 Artículos de investigación Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Xanat Antonio-Némiga, Eduardo Javier Treviño-Garza y Enrique Jurado-Ybarra 5 Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas, Andrés Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe y Benedicto Vargas-Larreta 25 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus (encinos) de México Carmen de la Paz Pérez-Olvera y Raymundo Dávalos-Sotelo 43 Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas de encino blanco de la Sierra de Álvarez, SLP, México Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosa Iva Ríos-Villa, J. Rogelio Aguirre-Rivera, Bertha I. Juárez-Flores y J. Amador Honorato-Salazar 81 Ensayo Productos forestales no maderables en México: aspectos económicos para el desarrollo sustentable Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa 95 Guía de autores Nuestra portada: Composición fotográfica sobre un paisaje de un bosque de encinos. Realizada por Carmen de la Paz y Jesús Rivera-Tapia, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, México, D. F. TABLE OF CONTENTS Editorial 3 Research papers Forest fragmentation in the subwatershed of the el Pilón River: diagnostic and priorities Xanat Antonio-Némiga, Eduardo Javier Treviño-Garza and Enrique Jurado-Ybarra 5 Regular and irregular forest management evaluation of the Sierra Madre Occidental forests José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas, Andrés Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe and Benedicto Vargas-Larreta 25 Some anatomical and technological characteristics of 24 Quercus wood species (oaks) of México Carmen de la Paz Pérez-Olvera and Raymundo Dávalos-Sotelo 43 Chemical composition and relative basic density of two shrub white oak wood species from Sierra de Alvarez, SLP, México Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosalva Ríos-Villa, J. Rogelio Aguirre-Rivera, Bertha I. Juárez-Flores and J. Amador Honorato-Salazar 81 Essay Mexican non-wood forest producís: economic aspects for the sustainable development Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa 95 Authors'guide Our cover: Photographic composition about an oak landscape. Drawing of Carmen de la Paz y Jesús Rivera-Tapia, Universidad Autónoma Metropoli- tana, Unidad Iztapalapa, México, D. F. EDITORIAL La difusión de los resultados científicos necesariamente pasa por análisis bibliométricos que apuntan a evaluar y resaltar la influencia, tanto de los medios que los publican, como de los artículos mismos. Este tema no deja de estar exento de controversias acerca de si los métodos empleados para medir esta influencia son los más adecuados y si realmente reflejan la importancia de los trabajos, sobre todo en países fuera de la órbita del mundo desarrollado. Debido a esta controversia, pero indudablemente alimentados por la genuina necesidad de valorar el impacto del trabajo científico, se han generado varios índices bibliométricos que cuantifican el número de citas que reciben los trabajos, como una medida de su difusión a escala mundial y de la utilización que se hace de la informa- ción contenida en los manuscritos, que con tanto trabajo elaboran los científicos. El índice internacional más reconocido y prestigiado en el mundo, a pesar de las críticas que se le han hecho por su supuesto sesgo hacia la investigación hecha en países del llamado primer mundo, es el índice ISI de la empresa Thompson Reuters, conocido como Science Citation Index (Web of Science). La pertenencia a este índice significa para las revistas que lo integran, una gran visibilidad y prestigio y, para los investigadores que publican en ellas, un mérito reconocido por sus pares y por las entidades que evalúan el trabajo de los científicos y de las instituciones para las que laboran. La revista Madera y Bosques se enorgullece de formar parte de este índice a partir del verano de 2008, lo que indica que los trabajos que ahí se publican, son reconocidos por sus pares a nivel mundial como por su trascendencia dentro del tema forestal, al citarlos en múltiples ocasiones. Es indudable que asiste cierto mérito a los responsables de la edición de la revista, por su trabajo en convocar a los autores y en seleccionar los trabajos más destacados entre los que se reciben. Sin embargo, el mérito real corres- ponde fundamentalmente a los autores que se afanan en redactar manuscritos con infor- mación relevante y de calidad, que sirven para avanzar las fronteras de la ciencia y contri- buyen a responder con claridad y certeza, algunas de las preguntas más importantes que busca resolver la ciencia de los recursos forestales. No deja de ser importante la desin- teresada labor de los árbitros que revisan a fondo los manuscritos y hacen, anónima y desinteresadamente, la gran labor de evaluarlos y señalar sus posibles deficiencias y la forma en que se pueden reforzar los datos presentados para que tengan la mayor claridad y relevancia posibles. Como un merecido reconocimiento a estos anónimos personajes, en este número publicamos la lista de quienes han contribuido a hacer de los números publicados en 2007 y 2008, el escaparate más importante de la ciencia forestal que se publica en español en América Latina y ocasionalmente, de otras regiones y en otros idiomas. Los trabajos que se publican en este número comprenden varios temas de importancia y de interés para los lectores de la revista. Uno de ellos estudia los fragmentos de bosque en la cuenca de un río que corre por el estado de Nuevo León, uno de los estados de mayor importancia por su desarrollo económico en México. Pareciera que este tema es de interés exclusivamente local, lo cual sin duda es cierto, pero su relevancia trasciende las fronteras de su región geográfica, por tratarse de la fragmentación de bosques, un tema que está recibiendo mucha atención en la actualidad, por la necesidad de proteger y conservar estas áreas, en ecosistemas fuertemente amenazados por las necesidades del desarrollo industrial, agrícola y urbano, del que el estado citado es un ejemplo de interés nacional e internacional. Otro de los trabajos publicados en este número evalúa la 4 Editorial recuperación del volumen de Pinus en pie después de una corta, en bosques tratados con los sistemas de manejo regular e irregular, en otra eco-región del Norte de México, la Sierra Madre Occidental. En el estudio se evalúan los resultados del manejo con dos métodos ampliamente usados en este país, encontrando discrepancias significativas entre lo que postulan ambos métodos y los resultados reales, medidos en existencias por hectárea. Los autores apuntan las causas de estas diferencias, lo que debe ayudar a los manejadores a Corregir sus prácticas. El número también incluye dos artículos dedicados a los encinos que son considerados como el segundo recurso forestal maderable más importante de México después del género Pinus. El primero de ellos resume los resul- tados de un amplio estudio sobre las características anatómicas, físicas y mecánicas de 24 especies de este importante género forestal, que cubre la mayor parte de su área de distribución en México. El otro artículo dedicado a los encinos presenta los resultados del análisis químico que permitió evaluar los contenidos relativos de celulosa, lignina, extractos y cenizas, así como la densidad básica relativa de dos especies arbustivas del estado de San Luis Potosí, México. Sin duda, ambos trabajos contribuirán en gran medida a ampliar el conocimiento que se tiene de estos útiles y valiosos árboles y arbustos. Finalmente, se incluye un ensayo que resalta el interés e importancia de los Productos Forestales No Maderables (PFNM), los cuales compiten con otros productos forestales por el uso de la tierra. Los PFNM incluyen una gran variedad de productos importantes en la vida diaria de las comunidades locales, así como ayudan a generar ingresos adicio- nales y empleo. Algunos se encuentran entre los productos básicos más antiguos, mien- tras que otros están entre los productos más novedosos y potencialmente comerciales, como los fitofármacos. El trabajo aquí incluido tiene como objetivos evaluar la situación de los PFNM en México y contribuir a generar propuestas que incentiven su aprovecha- miento sustentable. Los autores concluyen que su aprovechamiento ecológicamente sustentable y económicamente rentable requiere de estudios ecológicos, sociales y económicos actualizados, así como un marco legal eficaz. Como editores de la revista, nos congratulamos por publicar artículos tan valiosos e inte- resantes, que al igual que los anteriormente publicados, han propiciado el reconocimiento internacional que ha obtenido la misma, y humildemente hacemos hincapié en que, sin buenos trabajos elaborados por los autores y sin la sabia revisión de los árbitros, ninguna tarea editorial sería coronada por el éxito. Nos complace ser parte del mismo y segui- remos sumando nuestro esfuerzo al de los autores, quienes son los verdaderos protago- nistas de esta historia. Ray mundo Dávalos-Sotelo Editor Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 5 IARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN! Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Forest fragmentation in the subwatershed of the Pilón River: diagnostic and priorities Xanat Antonio-Némiga 1 , Eduardo Javier Treviño-Garza 2 y Enrique Jurado-Ybarra 2 RESUMEN La subcuenca del río Pilón es importante por la captación de agua para la agricultura comercial y por la conservación de la riqueza biológica del estado de Nuevo León. Sin embargo, se desconoce la magnitud de la fragmentación de sus bosques y matorrales, y no se han identificado los fragmentos remanentes prioritarios para conservar. Por lo tanto, este estudio evalúa la fragmentación de sus comunidades vegetales usando el tamaño del fragmento y la relación entre el perímetro y el área del fragmento (P/A) como indicadores de tamaño y forma, así como la distancia al vecino más próximo y el índice de intersección y yuxtaposición como indicadores de conectividad. Estos se calcularon en mapas generados mediante interpretación de imágenes de satélite Landsat de 1974 y 2000 (clasifica- ción supervisada y estratificada). Los resultados muestran cambios estadísticamente significativos en el tamaño y forma de los fragmentos de todas las comunidades evaluadas, así como en su conecti- vidad. Las comunidades más afectadas por la fragmentación en su forma y tamaño son el bosque de oyamel y de encino, asi como el huizachal, el matorral submontano y el bosque de pino. En su conec- tividad, la fragmentación afecta sobre todo a los matorrales tipo tamaulipeco, submontano y desértico, así como los huizachales. En este estudio se evalúan los fragmentos prioritarios a conservar, consi- derando sus funciones como zonas de amortiguamiento y de estabilización de laderas, mediante la aplicación de criterios en un sistema de información geográfica Al respecto se recomienda conservar 347 fragmentos para amortiguamiento y 210 fragmentos para estabilización de laderas. PALABRAS CLAVE: Conservación de recursos naturales, fragmentación forestal, Nuevo León, SIG, río Pilón. ABSTRACT The watershed of the Pilón River is important for its water capture for commercial agriculture and for the conservaron of the biological diversity of Nuevo León state. However, the magnitude of the forest and shrub fragmentation has not been determined, and the remaming fragments of higher conservation priority have not been identified. This study evaluatesthe vegetation fragmentation, using the fragment size and the relation between the perimeter and the fragment area (P/A) as indicators of size and shape, as well as the distance to the nearest neighbor and the intersection Índex and juxta- position as connectivity indicators. These indicators were calculated in maps generated through sate- llite images Landsat of 1974 and 2000 interpretaron (classification supervised and stratified). The results show statistically significant changes in the size and shape of fragments as well as in connec- tivíty for all plant communities evaluated. The communities more affected by fragmentation in their size and shape were Abies and Oak forests, as well as the huizachal (Acacia scrub), piedmont scrub and 1 Universidad Autónoma del Estado de México. Facultad de Geografía. Cerro de Coatepec s/n. Ciudad Univer- sitaria. Toluca, México. CP 50110. Correo electrónico: xanat@uaemex.mx Universidad Autónoma de Nuevo León. Facultad de Ciencias Forestales. Km. 2.5 Carr. Nacional a Cd. Victoria. Linares, Nuevo León. AP 32. Teléfono: (821) 212 42 51 ext. 111. Correo electrónico: ejtrevin@fcf.uanl.mx, enriqueJurado@hotmail.com 2 6 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades pine forest. In its connectivity, fragmenta- tion was more severe for Tamaulipan thorn scrub, piedmont scrub and desert scrub as well as huizachales. The frag- ments with higher priority conservation were determmed considering their func- tions as buffer zones and as vegetation for slope stabilization , through the criteria application in a geographical information system. The conservation of 347 fragments for buffer zone and 210 fragments for slopes stabilization is recommended. KEY WORDS: Natural resources conservation, forest fragmentation, Nuevo León, GIS, Pilón river, INTRODUCCIÓN La fragmentación es la división y reducción de grandes extensiones de bosque continuo que se convierten en mosaicos (Ford et al., 2001 y Thompson et al., 1995). Es una de las peores amenazas contra la diversidad biológica y la mayor causa de extinción de especies (Fahrig, 2001), ya que afecta la estruc- tura, composición y diversidad de las comunidades vegetales, así como su futuro, al obstaculizar tanto la transfe- rencia de polen como la generación, dispersión y consumo de semillas, favore- ciendo además la endogamia y la erosión genética (Arango, 2002; Fernández- Manjárrez, 2002; Flores, 2000; Cuéllar, 1 999; Summer et al., 1 999 y Guariguata y Pinarde, 1998). El fenómeno más estudiado es el efecto de borde, un abrupto contraste entre el bosque y el paisaje circundante que modifica las condiciones físicas (iluminación, nutrientes, temperatura, velocidad del viento y humedad), así como las condiciones bióticas y las inte- racciones planta-animal (Arango, 2002; Thompson et al., 1995 y Saunders et al., 1990). Esto altera el área basal de árboles y arbustos, cambia la estructura y composición de especies y favorece el crecimiento acelerado de especies pioneras, además de dañar y matar árboles retrasando el recambio de plantas viejas por nuevas (Arango, 2002; Sizer y Tanner, 1999; Carvalho y Vasconcelos, 1999; Laurance et al., 1998 y López et al., 1995). Este efecto se extiende por lo menos diez metros en selvas amazó- nicas, pudiendo extenderse hasta 200 metros (Sizer y Tanner, 1999; Mesquita et al., 1999; Carvalho y Vasconcelos, 1999; Laurance et al., 1998a y Malcom, 1994). Además, al reducir la diversidad vegetal, la densidad del follaje, la biomasa y las fuentes de frutas frescas, la fragmenta- ción reduce la producción primaria de los ecosistemas (Loreau et al., 2001; Taba- relli et al., 1999; Thorburn, 1998; Laurance et al., 1998 y Malcom, 1994). Todo ello finalmente daña a la fauna debido a que se reducen sus posibili- dades de alimentación, crecimiento y reproducción, al tiempo que se limita su dispersión y variación genética e incre- menta el riesgo de ser cazado (D’Eon, 2003; Estrada y Coates-Estrada, 2002; Katnik, 2002 y Pérez, 2002). Por ejemplo, se ha probado que la fragmentación reduce la riqueza y diversidad y altera la composición en poblaciones de mari- posas nocturnas, coleópteros, hormigas, arañas, murciélagos, mamíferos y aves (Summerville, 2002; Evelyn, 2002; Ortega-Huerta, 2002; Ford et al., 2001; Price et al., 1999; Cuéllar, 1999; Carvalho y Vasconcelos, 1999 y Miyashita et al., 1998). El efecto combinado de estos procesos es la pérdida de estabilidad de los ecosistemas, esto se debe a que tanto las acciones vitales (descomposición de materia orgánica, transporte de semillas, control de plagas, fertilización y creación de suelo), como las delicadas interac- ciones interespecíficas (mutualismo, cadenas tróficas, competencia y en espe- cial la polinización, la predación y la herbi- voría) que hacen funcionar estos ecosis- Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 7 temas se ven interrumpidos por la frag- mentación (Summerville, 2002; Evelyn, 2002; Kammesheidt, Kóhlery Huth, 2002; Harrison, Rice y Marón, 2001; Carvalho y Vasconcelos, 1999; Law y Lean, 1999; Cosson et al., 1999 y Miyashita et al., 1998), Ello reduce la capacidad de generar diferentes respuestas, amena- zando su estabilidad funcional y la de sus ciclos biogeoquímicos (Loreau et al., 2001; McCann, 2000 y Erhlich, 1990). Debido a la seriedad y magnitud de los efectos de la fragmentación es impor- tante cuantificarla y revertiría. Los indica- dores para cuantificar la magnitud de la fragmentación del paisaje se basan en dos teorías biogeográficas; la de islas (que considera un entorno neutral) y la del mosaico (que considera ensamblajes heterogéneos) (McGarigal y Marks, 1994). Sin embargo, debido a que no todas las medidas son igualmente útiles, Pfister (2003) sugiere que tres medidas son suficientes: el área promedio del frag- mento, el promedio de la relación entre el perímetro y el área del fragmento, y el porcentaje de zonas adyacentes al bosque que son similares. Mas y Correa (1999) coinciden en que el tamaño de fragmento y el índice de proximidad, considerando las características del entorno, describen mejor el proceso. A escala global, los bosques son en realidad fragmentos y bordes (Riitters et al., 2000). Latinoamérica ha perdido la tercera parte de superficie boscosa en el periodo 1850-1985 (Houghton et al., 1991). En México, el porcentaje de espe- cies en peligro de extinción es mayor en la flora que en cualquier otro grupo bioló- gico ya que cerca del 40% del total de especies vegetales se encuentra bajo peligro de extinción (INEGI-INE, 2000). La subcuenca del río Pilón es impor- tante, ya que el agua captada en su superficie determina directamente la producción de cítiricos y nuez, los que representan una fuente importante de ingresos en la agricultura del estado de Nuevo León. Sin embargo, en la Sierra Madre Oriental, una de sus dos regiones fisiográficas, se ha detectado la presencia de endemismos y fenómenos evolutivos sobresalientes (Cantú et al., 1999), consecuentemente resulta importante estudiar la magnitud de la fragmentación en sus bosques y matorrales e identificar aquellos fragmentos remanentes que deben conservarse. OBJETIVOS Determinar cuáles comunidades vegetales de la subcuenca del río Pilón han sido más afectadas por el proceso de fragmentación forestal ocurrido durante el periodo 1974-2000, e identificar aquellos fragmentos de vegetación remanente cuya conservación es prioritaria, en virtud de sus funciones de amortiguamiento en los cuerpos de agua y de estabilización de laderas. MATERIALES Y MÉTODOS 1. Área de estudio El río Pilón es afluente del río San Juan, cuya cuenca es la más importante de Nuevo León, al ocupar 32,91% de la superficie estatal (INEGI, 1999). La subcuenca del río Pilón tiene como coor- denadas geográficas extremas los 24° 50‘ y 25° 29‘ de latitud norte y 99° 30‘ y 100° 35‘ de longitud oeste (Sánchez, 1987). Este río se origina en el municipio de Arteaga en Coahuila y capta las aguas de 581 km 2 del municipio de Rayones, 603 km 2 de Galeana, 440 km 2 de Montemo- relos y 605 km 2 de General Terán, en Nuevo León (Figura 1). En General Terán la subcuenca se integra al caudal del río San Juan que desemboca en el río Bravo (Olvera, 1999 y Sánchez, 1987). 8 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Dos provincias fisiográficas dominan la subcuenca del río Pilón: la Sierra Madre Oriental y la Llanura Costera del Golfo Norte. La Sierra Madre Oriental está domi- nada por matorrales subinermes y mato- rrales crasi-rosul ¡folios espinosos, siendo posible encontrar chaparrales y pastizales en las laderas de la sierra. Mientras que en las partes altas dominan los bosques de pino y de pino-encino y los chaparrales de alta montaña en las alturas máximas (CETENAL, 1975). En las altitudes de 900 a 950 m hay zonas de agricultura de riego y, ocasional- mente, manchones de vegetación de galería. Entre las cotas altitudinales de 1 000 y 1 600 m se encuentra matorral subinerme y rosetófilo, mientras que entre los 1 200 y los 1 800 m existe matorral crasirosifolio con manchones de pastizal natural. A partir de los 1 400 m hay chapa- rrales que se extienden hasta los 2 400 m. Los bosques de encino se localizan entre los 1 300 y los 1 800 m, los mixtos, de pino-encino, desde los 2 200 hasta 2 400 m, mientras que los bosques de pino y oyamel entre los 1 700 y 2 700 m. La figura 2 muestra un perfil de los suelos y la vege- tación en la Sierra Madre Oriental. La vegetación en la llanura costera del Golfo Norte está dominada por agricul- tura de riego en las partes más bajas (infe- riores a 400 m), y en menor proporción por la agricultura de temporal. El tipo de mato- rral más común es el matorral submontano subinerme. Desde altitudes de 700 m se pueden encontrar bosques mixtos de encino con matorral subinerme y bosques de encino-pino. La figura 3 muestra un perfil del suelo y vegetación en la llanura costera del Golfo Norte. La agricultura domina gran parte de la superficie. _____ 380000 42CÜOO 440000 340000 + , Rio Pilón Maco IVLinicipal |. Habitantes/L^eal ¡dad 100 - 1471 # 1472- 6962 # 6963- 3771 3 Irrage Modelo 3D 1:500000 Figura 1. Ubicación de la subcuenca del río Pilón en el estado de Nuevo León Altitud (m) Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 9 3500 3000 2500 2000 1500 Figura 2. Perfil de los suelos y la vegetación en la Sierra Madre Oriental Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) y CETENAL (1977) Figura 3. Perfil de los suelos y la vegetación en la Llanura Costera del Golfo Norte Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) y CETENAL (1977) 10 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Esta información coincide con la presentada en el Inventario Nacional Forestal (SEMARNAT, 2000). Se puede apreciar que General Terán tiene grandes superficies dedicadas a la agricultura. En Montemorelos se encuentran grandes superficies agrícolas, aunque todavía hay remanentes de matorral submontano. Rayones destaca por su diversidad y abundancia de bosques. En Galeana se encuentran menores superficies de bosque entremezcladas con mezquitales y matorrales (Figura 4). □ □ □ □ n AGRICULTURA DE RIEGO (INCLUYE RIEGO EVENTUAL) AGRICULTURA DE TEMPORAL CON CULTIVOS ANUALES AGRICULTURA DE TEMPORAL CON CULTIVOS PERMANENTES RIEGO SUSPENDIDO PASTIZAL INDUCIDO PASTIZAL CULTIVADO ASENTAMIENTO HUMANO BOSQUE DE ENCINO BOSQUE DE OYAMEL (INCLUYE AYARIN Y CEDRO) BOSQUE DE PINO BOSQUE DE PINO-ENCINO (INCLUYE ENCINO-PINO) CHAPARRAL MATORRAL DESERTICO MICROFILO MATORRAL ESPINOSO TAMAULIPECO MATORRAL SUBMONTANO MEZQUITAL (INCLUYE HUIZACHAL) VEGETACION DE GALERIA Figura 4. Vegetación de la subcuenca del río Pilón Fuente: Modificado de SEMARNAT (2000) Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 11 2. Indicadores de la fragmentación Se utilizaron el tamaño del frag- mento y la relación entre perímetro y área de los fragmentos (P/A), para comparar las diferencias morfológicas de los frag- mentos en las comunidades vegetales en 1974 y 2000. Para una zona dada, una alta relación (P/A) indica una forma compleja o alongada de los fragmentos, y lo contrario, una baja relación P/A, una forma más compacta y simple Para derivar estos indicadores se desarrolló cartografía de la vegetación en las fechas de interés, esto mediante la interpretación de las imágenes del satélite Landsat 1 MSS de febrero de 1 974 y del satélite Landsat ETM 7+ de marzo del 2000 (líneas 42 y 43 de las órbitas 27 y 28). Para poder establecer relación entre estas imágenes se trabajaron épocas similares del año, evitando variaciones fenológicas. Asimismo, las imágenes se corregistraron con el fin de evitar errores de desplazamiento. No se hicieron correcciones atmosféricas ni topográficas debido a las limitaciones en la fuente de datos. Sin embargo, el método de inter- pretación elegido (clasificación supervi- sada y estratificando las imágenes por provincia fisiográfica), asi como los controles de verificación levantados en campo permiten salvar las variaciones que podrían inducir en la imagen la inter- ferencia atmosférica y la sombra topográ- fica (Antonio et ai, 2006). Se siguieron dos estrategias para evaluar la fragmentación, la primera consistió en usar el software de EXCEL para comparar, mediante gráficos, el número de fragmentos para cada clase de tamaño en las dos fechas evaluadas y visualizar los cambios en la relación P/A para ambas fechas. La segunda estrategia fue unir espa- cialmente la cartografía de la vegetación en ambas fechas (1974 y 2000) y aplicar consultas anidadas para obtener la rela- ción de fragmentos que permanecen dentro de la misma clase de vegetación en ambas, evitando así los cambios entre clases y los posibles errores (objeto de otro estudio). A este subconjunto se aplicó la prueba estadística de T apareado para probar si existen diferen- cias significativas en el tamaño y forma de los fragmentos (expresada en la proporción P/A) entre estas dos fechas. Para complementar el análisis del estado de fragmentación de estos ecosis- tema, se corrieron pruebas con el soft- ware Patch Analyst, mediante el cual se derivaron los siguientes indicadores rela- cionados con la conectividad de los frag- mentos: a) El promedio del vecino próximo, que mide el aislamiento de los manchones al calcular la distancia mínima al borde de un manchón similar, promediada con respecto al paisaje. b) El índice de intersección y yuxta- posición, que mide la adyacencia entre manchones. Su valor se acerca a cero cuando la distribución de adyacencias es irregular, y a 100 cuando la distribución de adyacencias se distribuye equitativa- mente. 3. Selección de fragmentos Para la selección de fragmentos se dio prioridad a aquellos fragmentos densos. Su ubicación se digitalizó mediante la interpretación de fotografía aérea de INEGI (1999), escala 1:75 000, haciendo uso del tono, textura y densidad como principales elementos de interpreta- ción (Lillesand y Kiefer, 1994), como lo muestra la tabla 1 . Esta vegetación, aún fragmentada, cumple funciones diversas. Para distin- guir aquellos fragmentos que es prioritario conservar debido a que cumplen 12 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Tabla 1 . Clave de interpretación Vegetación Tono Textura Densidad Ejemplo r Bosque Muy oscuro Rugosa Denso Matorra les Oscura Media Sem i-abierta a Cultivos, pastizales Media Fina Desigual Suelo y vegetación xerofita Muy claro Lisa Nula funciones como zonas de amortigua- miento del lecho del río o como estabiliza- dores mecánicos de las pendientes, se aplicaron los siguientes criterios: Aquellos fragmentos densos, ubicados a 500 m o menos del río, perte- necientes a las comunidades de matorral submontano y bosque de oyamel, bosque de pino-encino, bosque de encino, chapa- rral y mezquital-huizachal, son prioritarios como zonas de amortiguamiento. Este criterio incluye el espacio físico que ocupa el lecho del río e incorpora los tipos de vegetación que han sido transfor- mados con mayor intensidad en los últimos 30 años en la región (Antonio et al., 2006). Por su parte, aquellos frag- mentos densos de vegetación ubicados en pendientes superiores al 30% y perte- necientes a las comunidades antes citadas, se consideraron prioritarios para la estabilización de laderas. Esto requirió calcular las pendientes mediante la interpretación del modelo de elevación digital de la zona (INEGI, 2000), en el módulo 3D analyst de ArcView 3.2. RESULTADOS 1. Indicadores de la fragmentación La tabla 2 concentra la información relacionada con el cambio en el número de fragmentos dentro de las clases de tamaño en las comunidades vegetales de la cuenca, información que se discute y detalla posteriormente. Los bosques de oyamel y de encino, así como el huizachal y el matorral submontano muestran una tendencia general de perder fragmentos en todas las categorías de tamaño, desapare- ciendo hasta en 50%. Estas comunidades están desapareciendo debido a su cercanía con las áreas productivas más pobladas y de mayor dinamismo. El bosque de encino, cerca de Montemo- relos, y los huizachales, cerca de Terán; el submontano cerca de ambos y el bosque de oyamel cercano a Arteaga en la sierra. Un patrón similar presenta el mato- rral desértico micrófito, pese a que no está cerca de algún núcleo poblacional. Tabla 2. Número de fragmentos por clase de tamaño en las comunidades vegetales 14 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Oyamel Fragmento Pino-encino Fragmento Huizachal Fragmento Matorral submontano Bosque de Encino Matorral tamaulipeco Fragmento Matorral desértico micrólilo 0.20 - < CL § / Figura 5. Relación Perímetro/Área en 1974 y 2000 en las comunidades vegetales Este proceso puede estar relacionado más bien con el sobrepastoreo de ganado caprino, ya que una de las principales alternativas económicas de los habitantes marginados de las zonas montañosas es criar y vender cabritos. El bosque de pino presenta un franco proceso de fragmentación, pues aparente- mente incrementa el número de frag- mentos en las clases menores de tamaño, pero debido a la pérdida de un fragmento de la categoría de 50 a 100 hectáreas y de Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 15 cinco fragmentos de la categoría de 1 00 a 500 hectáreas, el bosque de pino-encino y el matorral tamaulipeco pierden fragmentos en las clases de menor tamaño y presentan más fragmentos en clases mayores. Esto podría deberse a las diferencias en la capa- cidad de los sensores para detectar estos tipos mixtos de vegetación, por lo que se decide no hacer interpretaciones más profundas con este conjunto de datos. La figura 5 muestra las variaciones en la relación P/Aen las diferentes comu- nidades vegetales de la subcuenca del río Pilón. La relación P/A muestra una tendencia hacia formas irregulares en el año 2000, en todas las comunidades vegetales, mientras que los manchones originales tendían a una estructura más bien compacta (Figura 6). a) /\f Rio Pilón | Subcuenca Pilón Fragmento Buffer Buffer a 500 m modelo sombreado f\/ Rio Pilón | Subcuenca Pilón — i Estabilización de laderas I I Modelo sombreado Figura 6. Fragmentos prioritarios para a) zonas de amortiguamiento y b) estabilización de laderas 16 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Tabla 3. Resultados de la prueba de T apareado para el tamaño y la relación P/A Comunidad Variable Media Desviación Error t GL Sig. Oyamel área 824908,73 4517275,75 240090,50 3,44 353 0,001 Oyamel A/P 0,00 0,04 0,00 0,37 353 Pino área -3678966,32 71 17673,10 252437,85 -14,57 0,000 Pino A/P 0,01 0,04 0,00 4,93 mui 0,000 Pino-encino área 620713,22 -5,72 350 0,000 Pino-encino A/P 0,01 0,04 0,00 3,20 350 0,002 M. tamaulipeco área 1959224,61 84001,06 -13,73 543 0,000 A/P 0,03 0.03 0,00 23,69 543 0,000 Huizachal área 10675054,44 525285,09 7,12 412 0,000 Huizachal A/P 0,00 0,04 0,00 -1,69 412 0,091 M. submontano área Esmsüi 4889091 ,59 217777,45 3,75 503 0,000 M. submontano A/P 0,00 0,04 0,00 -1,66 503 0,098 M. desértico área -250311,69 304403,28 55576,18 4,50 29 0,000 M. desértico A/P 0,02 0,04 0,01 3,67 29 0,001 El bosque de pino es la única excep- ción, en él se muestra similitud en la forma de los fragmentos en ambas fechas, pero con algunos fragmentos del 2000, tendiendo hacia formas irregulares. Para validar lo anterior se muestra el resultado de la prueba de T por pares, para las variables área y relación P/A en las diferentes comunidades vegetales (Tabla 3). De acuerdo con esta prueba, en el periodo comprendido entre 1974 y 2000 ocurrieron cambios estadística- mente significativos en el área de los frag- mentos de todas las comunidades vege- tales. Morfológicamente, únicamente los cambios en el bosque de oyamel fueron pocos significativos, ya que para el resto de las comunidades se puede establecer que sí ocurrieron cambios morfológicos significativos. La tabla 4 concentra los indicadores seleccionados para evaluar la conectividad de los fragmentos entre cada tipo de ecosistema evaluado. Tabla 4. Indicadores relativos al impacto de la fragmentación en la conectividad de los ecosistemas, evaluados para las dos fechas Comunidad Fecha Media al vecino próximo (MNN) Intersección y yuxtaposición (IJI) Matorral tamaulipeco 1974 146,1 0 Matorral tamaulipeco 2000 232,5 0 Matorral submontano 1974 134,4 0 Matorral submontano 2000 230,9 0 Bosque de pino-encino 1974 168,0 0 Bosque de pino-encino 2000 204,4 0 Bosque de pino 1974 155,9 0 Bosque de pino 2000 143,6 0 Bosque de oyamel 1974 183,1 0 Bosq ue de oya mel 2000 228,6 0 Huizachal 1974 129,4 0 Huizachal 2000 302,5 0 Matorral desértico 1974 202,6 0 Matorral desértico 2000 382,6 0 Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 17 Con excepción del bosque de pino, todas las comunidades vegetales mues- tran un incremento en la distancia media al vecino más próximo, siendo los cambios en la distancia entre manchones de bosque de pino-encino y bosque de oyamel los más sutiles, ya que se incre- mentaron en 36 y 45 metros, respectiva- mente. En el matorral tamaulipeco y submontano esta distancia incrementó en 86 y 96 metros. En los huizachales y matorrales desérticos, la distancia entre manchones incrementó notablemente (173 y 180 metros, respectivamente). El índice de intersección y yuxtaposición para todos los casos fue de cero, lo que indica la irregularidad en las distancias entre los manchones del paisaje evaluado. Selección de fragmentos La figura 6a muestra los 497 frag- mentos que de acuerdo con los criterios empleados se consideran prioritarios a conservar, en función de servir como zonas de amortiguamiento. Estos ocupan una superficie total de 52,4 km 2 . Por su parte, en la figura 6b se muestran los fragmentos que debido a sus funciones de estabilización de laderas se considera prioritario conservar. Se trata de 504 frag- mentos que abarcan una extensión de 351 km 2 . DISCUSIÓN El tamaño de los fragmentos de bosques y matorrales en la subcuenca del río Pilón es relativamente pequeño, ya que difícilmente se encuentran frag- mentos cuyo tamaño supere las cincuenta hectáreas. Los resultados demuestran la presencia de un proceso de fragmentación forestal en la subcuenca, al probar diferencias signifi- cativas en el tamaño y forma de los frag- mentos de las comunidades evaluadas en el periodo 1974-2000. Este proceso, sin embargo, no actúa de la misma forma en todas las comunidades, afecta con mayor intensidad a aquellas comunidades vege- tales espacialmente más cercanas a los ejes de desarrollo agropecuario, siendo un factor común su cercanía con los prin- cipales asentamientos humanos y zonas de producción agropecuaria. Esto no está aislado de la dinámica de uso de los bosques en México y América Latina, en la que predomina la pérdida y fragmenta- ción de ecosistemas forestales (Laurance y Laurance, 1999). Abordar o intentar resolver los agentes causales de la fragmentación, que según Laurance y Laurance (1999) incluyen al crecimiento poblacional actual, la desigual distribución de la riqueza, el impacto del libre comercio y la explotación maderera, así como la debi- lidad de políticas e instituciones de conservación forestal, requiere de inte- grar acciones multisectoriales y transdis- ciplinarias que escapan del objeto de este estudio. Sin embargo, entender la magnitud del proceso mediante indica- dores y puntualizar las zonas más impor- tantes para mantener o recuperar, es una de las actividades básicas de este proceso. Habiendo identificado las zonas prioritarias, lo importante es tratar de detener y revertir procesos de deterioro, para conservar especies y poblaciones. Algunos autores sugieren que para conservar poblaciones naturales es sufi- ciente mantener poblaciones saludables bien distribuidas entre una red de hábitat heterogéneo y de alta calidad (Gibbs, 2001). Por su parte, Fahrig (2001) sugiere incluso que 58% de este hábitat podría funcionar. Otros investigadores reco- nocen que es necesario entender, en tiempo y espacio, la vulnerabilidad, las interacciones y la susceptibilidad de las especies, adaptando las prácticas de manejo de los diferentes tipos de bosque 18 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades para mantener las poblaciones en sus ecosistemas fragmentados (Ford et al., 2001 y Ehrlich, 1996). Aunque los indicadores de forma y conectividad utilizados aquí son gene- rales y hacen la evaluación a nivel paisaje, permiten marcar señales de alerta en aquellas comunidades que están siendo más afectadas. Sin embargo, es obvio que para cada especie será diferente el impacto de una creciente distancia media entre fragmentos rema- nentes. Mientras que para algunas espe- cies podría significar mayores tiempos dedicados a la caza, para otras puede significar la muerte por falta de alimentos. En términos de funciones ecológicas y servicios ambientales, también se está perdiendo calidad en los ecosistemas, por lo que no es de extrañar que en aguas abajo del río Pilón ya haya problemas para controlar el cauce (Notiver, 2007). Común denominador entre los estu- dios sobre fragmentación es la urgente necesidad de restaurar los ecosistemas eliminando la flora y fauna invasora, refo- restando y estableciendo corredores que permitan preservar poblaciones y micro- hábitats (Newmark, 1991; Lima y Gascón, 1999; Laurance y Laurance, 1999 y Wolf, 2001 ). Para ello se recomienda establecer zonas prioritarias o fragmentos clave en los que se desarrolle investigación y acciones que permitan restaurar ecosis- temas. Entre las principales acciones destaca proteger los árboles remanentes, cuidar los patrones de pastizales, manejar el fuego y reducir el impacto de las actividades humanas, específica- mente el de la explotación de madera, de los asentamientos, del trazo de carreteras y del uso de agroquímicos (Fitzimmons, 2003; Lapin, 2003; Gibbs, 2001; Fahrig, 2001; Verboom et al., 2001; Ford et al., 2001; Riitters etal., 2000; Lindenmayer et al., 1999; Wigley y Roberts, 1997 y Ehrlich, 1996). En este sentido apunta la elección de fragmentos prioritarios para la conservación de los ecosistemas vege- tales de la subcuenca del río Pilón, en los que inicialmente se sugiere implementar estrategias de manejo forestal que tiendan a un uso más racional de este valioso recurso (Tabla 5). Medir la magnitud de la fragmentación y puntua- lizar las zonas prioritarias para revertiría, es necesario si se desea avanzar hacia procesos más complejos de manejo de los recursos forestales en México. Tabla 5. Acciones prioritarias y localidades clave en el manejo de la subcuenca Actividad Municipio Localidad Protección de zonas de vegetación riparia Rayones Los Cirrales, Monte Redondo, Santa Rita, La Ventana, El Mimbral, Los Barreno, Las Adjuntas, El Zapatero, El Jabalí, El Encinal de Abajo y La Diojeda Montemorelos Las Pintas, San Antonio, San Francisco, La Esmeralda, Los Puertecitos y El Ebanito General Terán Las Comitas Obras y prácticas de conservación del suelo Rayones Los Chilares, Los Cirrales, Los Pocitos, El Ranchito y El Tepozán Montemorelos Las Cuevas, Las Pintas Madera y Bosques 14(3), 2008:5-23 19 CONCLUSIONES Existe un proceso marcado, aunque no generalizado, de fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón. La magnitud de la fragmentación forestal evaluada en función del tamaño de los fragmentos afecta principalmente a las siguientes comunidades vegetales: bosque de oyamel, bosque de pino- encino, matorral submontano y bosque de pino. En su conectividad, la fragmenta- ción afecta más a los matorrales tipo tamaulipeco, submontano y desértico, así como los huizachales. En virtud de ello se recomiendan conservar 347 fragmentos remanentes de vegetación, como zonas de amortigua- miento y 210 fragmentos para estabiliza- ción de laderas, integrando a 16 comuni- dades de Rayones, seis de Montemorelos y una de General Terán, en acciones de protección a las comunidades vegetales remanentes, así como obras y prácticas de conservación del agua y suelo. RECONOCIMIENTOS Financiado por el proyecto CONACyT-Sirreyes 2000060006, “Esti- mación de la captación de agua en tres cuencas de Nuevo León”, y por la beca del padrón de posgrados de excelencia Conacyt 160864. REFERENCIAS Antonio, N. X., E. J. Treviño, J. Jiménez, H. Villalón y J. J. Návar. 2006. Cambios en la vegetación en la subcuenca del río Pilón. Nuevo León, México. Revista Chapingo serie Ciencias Forestales y del Ambiente 1 2(1 ):5-1 1 . Arango, C. S. 2002. 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Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental Regular and irregular forest management evaluation of the Sierra Madre Occidental forests José Ciro Hernández-Díaz 1 *, José Javier Corral-Rivas 2 - Andrés Quiñones-Chávez 3 , Jeffrey R. Bacon-Sobbe 1 y Benedicto Vargas-Larreta 4 RESUMEN En este trabajo se evaluó la recuperación del volumen de Pinus en pie después de una corta, en bosques tratados con los sistemas de manejo regular e irregular. Para ello se revisaron los ante- cedentes de cinco predios manejados con el Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares (MMOBI) y doce predios manejados con el Método de Desarrollo Silvícola (MDS). Además, en estos predios, en el año 2004 se muestrearon 12 unidades básicas de manejo del MMOBI y 34 del MDS. La intensidad de muestra fue del 5% y se usaron sitios circulares de 1 000 m 2 . De los 17 predios estu- diados, en 11 ya se había cambiado de método de planeación para el año 2004, en ocho se observó que hubo cambios en la delimitación de las unidades básicas de manejo en los programas posteriores al de la anualidad 1995-1996. Se encontró que en el año 2004, aunque ya había transcurrido casi un ciclo de corta, el volumen por hectárea en seis de las 12 unidades básicas de manejo analizadas del MMOBI y en 19 de las 34 unidades de manejo del MDS fue significativamente diferente (a =5%). Estas diferencias se atribuyen a los cambios en la delimitación de las unidades básicas de manejo y a una baja precisión de los inventarios, causada por: i) inadecuada intensidad de muestreo, ii) errores en la estimación de las categorías diamétricas y de altura y ¡ii) uso de factores de área basal inadecuados. PALABRAS CLAVE: Factor de área basal, manejo de bosques regulares e irregulares. Método de Desarrollo Silvícola, Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares, rodalización. ABSTRACT The recovery of standing Pinus stock after a harvest in forests treated under irregular and regular forest management systems was evaluated. The management history of five forest properties managed under the Mexican Management Method of Irregular Forests (MMOBI) and twelve under the Silvicultura! Development Method (MDS) during the period 1995-96 was analyzed. In addition, in 2004 within these forest properties, 12 basic MMOBI forest management units and 34 basic MDS units were 1 Instituto de Silvicultura e Industria de la Madera. Universidad Juárez del Estado de Durango. Km 5.5, Carre- tera a Mazatlán; CP 34120, Durango, Dgo., México. 2 Facultad de Ciencias Forestales. Universidad Juárez del Estado de Durango. Río Papaloapan y Blvd. Durango; Col. Valle del Sur; CP 34120; Durango, Dgo., México. 3 Campo experimental Valle del Guadiana, INIFAP: Km 5.5, Carretera a El Mezquital; Durango, Dgo. 4 Instituto Tecnológico Forestal núm. 1. Mesa del Tecnológico sin. AP 2, CP 34950, El Salto, P.N., Durango, México. * Autor para correspondencia: Tel y Fax: +52-618-8271215. Correo electrónico: jciroh@ujed.mx 26 Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental sampled with an intensity of 5 % of their total area, using 1000 m 2 circular plots. Of the 17 properties managed, either with MMOBI or MDS in 1995-96, 11 had shifted to another forest planning method by the year 2004. In eight of the 17 properties. management programs for the harvest cycle following the one containing the data for the period 1995- 96 indicated that there were modifica- tions to the delimitation of the basic forest management units. It was found out that by 2004, even though a cutting cycle had almost culminated, the volume per hectare in six of the 12 MMOBI units analyzed and in 19 of the 34 MDS units analyzed were significantly different (a = 5%). The differences are attributed to the changes in delimitation of the basic forest management units and to a low precisión of the forest inventories, due to: a) inadequate sampling intensity, b) errors in the estimation of diameters and heights classes, and c) the use of inade- quate basal area factors. KEYWORDS: Basal area factor, stands delimitation, regular and irregular forest manage- ment, MMOBI, MDS. INTRODUCCIÓN Según Mendoza y Rodríguez (1959), hasta el año de 1940 la posibilidad de corta de madera en los bosques de México se calculaba con diversas fórmulas de origen europeo, como la de Heyer, el método Francés y el de Melard. En 1941, en la primera Convención Nacional Forestal, Carlos Treviño Saldaba, basado en intensos estudios biométricos realizados en Durango y Puebla, manifestó que estos métodos eran imprecisos al aplicarse a los bosques mexicanos, que eran casi vírgenes. En este evento, Treviño Saldaba propuso su fórmula para calcular la posibilidad de corta, basada en el incre- mento de la masa, magnitud de las exis- tencias reales actuales y las normales, y en el periodo de planeación propuesto por el silvicultor para que el monte alcan- zara la normalidad. La innovación prin- cipal fue que dichas variables debían deducirse de las condiciones reales de cada bosque a ser manejado (Mendoza y Rodríguez, 1959). En 1944, el Servicio Forestal Oficial de México, tratando de asegurar que el aprovechamiento de cualquier bosque en el país fuera persistente, remarcó la importancia de calcular su incremento anual y con base en éste, en la fórmula del interés compuesto y en una inten- sidad de corta no mayor al 35% de las existencias reales totales (ERT), poder calcular un ciclo de corta que permitiera por lo menos la recuperación de los volú- menes cortados en cada rodal interve- nido. Sin embargo, estos lineamientos oficiales no especificaban un plan de desarrollo del bosque ni lo que se espe- raba lograr con su manejo en el mediano y largo plazo (Mendoza y Rodríguez, 1959). Esta deficiencia se superó en 1951, cuando la Dirección Técnica de la Unidad Industrial de Explotación Forestal de Atenquique, Jalisco, presentó su proyecto general de ordenación de bosques. En este documento se realizó un análisis de los lineamentos oficiales de manejo, con lo cual surgió el Método Mexicano de Ordenación de Montes (MMOM), que en los siguientes 25 años se generalizó para casi todos los bosques del país. Una característica relevante del MMOM, no prevista en la disposición oficial citada, consistió en hacer variar la intensidad de corta en cada predio o rodal según su porcentaje de incremento corriente, dado un ciclo de corta general previamente determinado (Mendoza y Rodríguez 1959 y Torres, 1999). A principios de los años de 1980, el nombre del MMOM cambió a MMOBI (Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares), al incorporarse el criterio de utilizar como referencia la Curva de Liocourt (SEMARNAP y AMPF, 1998) que relaciona el número de árboles de diferentes categorías diamétricas que Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 27 debe haber en un bosque normal por unidad de superficie, para guiar la estruc- tura de las masas manejadas hacia la meta ideal de bosque irregular normal (Torres, 1999). Tanto en el MMOBI como en su antecesor, todos los rodales se manejan bajo el sistema de bosques irre- gulares, aprovechándolos mediante el tratamiento único de “cortas de selec- ción”. En los años de 1970, se observó que algunos bosques nuevos se originaron a consecuencia de las cortas intensivas efectuadas a principios del siglo XX. A estos bosques se les llamaba “de segundo crecimiento” y semejaban estructuras regulares o tendientes a la regularidad, por lo que algunos técnicos impulsaron lo que en aquel tiempo se denominó “silvicultura intensiva”, cono- cido después como el Método de Desarrollo Silvícola (MDS). En este sistema de manejo se aplican varias “cortas de aclareo” en la etapa de creci- miento rápido del bosque, y al final del turno se aplica una corta intensiva llamada “corta de regeneración” (dejando en pie solamente árboles padres), para promover que se establezca la regenera- ción natural, misma que es liberada en el siguiente ciclo de corta. El objetivo final de esta secuencia de tratamientos es llevar a los bosques desde su estructura original (un tanto irregular) hacia una estructura regular, a través de la ejecu- ción de un turno (Cano, 1988). En la década de 1980 el MDS casi llegó a generalizarse en todo el estado de Durango, remplazando en muchos casos al MMOBI. Sin embargo, en esa misma década algunos técnicos formularon la hipótesis de que no era correcto genera- lizar el manejo irregular, ni tampoco el manejo regular a todos los bosques, pues las condiciones que se presentan en cada predio y en cada rodal son diversas. Empezaron entonces a buscarse métodos mixtos que permitieran aplicar en un mismo predio y en cada rodal los conceptos de manejo regular o irregular, dependiendo de su topografía, clima y vegetación, así como de los objetivos buscados. Es así como en Durango se aplican ahora, además del MMOBI y el MDS, cuatro métodos mixtos, que combinan en el mismo predio los sistemas de manejo de bosque regular e irregular, que son: el Sistema de Conservación y Desarrollo Silvícola (SICODESI), el Sistema Integral de Manejo de Bosques de la Unidad Santiago (SIMBUS), el Sistema de Manejo Integral Forestal de Tepehuanes (SMIFT) y el llamado Método Mixto. Esta variedad de métodos indica que el manejo forestal en Durango se ha ido refinando y es más específico en las últimas décadas. Sin embargo, al igual que en otras partes del mundo, en Durango poco se ha estudiado en rela- ción a la respuesta del bosque a cada método o sistema de planeación, para ayudar a definir cuáles prácticas silvícolas han sido apropiadas y de qué manera influyen para lograr la sustentabilidad en el manejo forestal (Pélissier et al., 1998; Gadow et al., 2004; Corral et al., 2005 y Solís et al., 2006). Como una contribución a lo anterior, el presente trabajo tiene como objetivo evaluar técnicamente el uso de los sistemas de manejo regular e irregular que fueron aplicados en bosques del estado de Durango desde 1990 hasta el año 2004. En particular, el enfoque del estudio fue evaluar el grado de recupera- ción del volumen en pie del género Pinus, a nivel de unidad de manejo tratada con el MMOBI y con el MDS. 28 Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental METODOLOGÍA Ubicación La Sierra Madre Occidental del estado de Durango, México, se localiza entre las coordenadas geográficas 26° 50' y 22° 17' de latitud norte y 107° 09' y 102° 30' de longitud oeste (SARH, 1994). Esta región se caracteriza por presentar climas templados fríos, con bosques de diversos tipos. El estudio se realizó en una muestra de predios bajo aprovechamiento forestal comercial, constituidos principalmente por bosques mixtos de pino-encino (Pinus-Quercus) o de encino-pino ( Quercus-Pinus ); con menor abundancia se aprovechan bosques de coniferas donde predomina el género Pinus y también algunos bosques de hojosas, en especial Quercus (González et al., 2007). En la figura 1 se ilustra la ubicación apro- ximada de los predios que constituyeron la muestra, aclarando que para realizar este trabajo se analizaron únicamente los casos que en la anualidad 1995-1996 se manejaban con los métodos MMOBI y MDS. Selección de los predios y sistemas de manejo a estudiar Se tomó como base de análisis la anualidad 1995-1996, asumiendo que el tipo de actividades de manejo que se realizaron en esa anualidad fueron simi- lares a las que se efectuaron en cualquier otra anualidad del ciclo de corta vigente en los años de 1990. En los archivos de la delegación federal de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), se encontró que entre los meses de julio de 1 995 y junio de 1 996 se expidieron autorizaciones a 229 predios para realizar algún tipo de aprovecha- miento persistente. En un estudio más amplio, del cual se desprende el presente reporte, se analizaron 31 predios, distribuidos de tal manera que representaron por lo menos el 10% de los predios autorizados en cada uno de los seis métodos de planea- ción principales que se aplican en Durango. Sin embargo, debido a que el MMOBI y el MDS son los más utilizados y en los que mejor se diferencia el sistema de manejo forestal, en este estudio se Figura 1. Localización de los predios muestra dentro del área de estudio Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 29 incluyó solamente el análisis realizado para estos dos métodos de planeación. Para seleccionar los predios muestra se estratificaron 229 predios por el método de planeación. Posteriormente se seleccionaron al azar al menos 10% de los predios dentro de cada estrato (método de planeación), asegurándose de incluir por lo menos tres predios para cada método, quedando la muestra como se aprecia en la figura 2. La intensidad de muestreo utilizada en el campo fue del 5% de la superficie para cada unidad básica de manejo (la cual fue el estrato en el caso del MMOBI y el subrodal en el caso del MDS). Un estrato con fines de manejo forestal es considerado como un grupo de rodales que tienen aproximada- mente las mismas condiciones de compo- sición y dominancia de géneros, la misma cobertura de copa y la misma altura media (SEMARNAP y AMPF, 1998). Por lo tanto, un estrato cubre un área mucho más extensa y diversa, comparada con el área de un subrodal utilizado como unidad básica de manejo en el MDS. Datos de campo La toma de datos de campo se realizó en el año 2004, seleccionando al azar un número de unidades básicas de manejo, suficientes para completar un máximo de 80 hectáreas por predio, que fue el área factible de estudiar con la intensidad de muestreo programada, dados los recursos financieros disponi- bles. Dentro de cada unidad básica de manejo se levantaron en forma sistemá- tica sitios circulares de 1 000 m 2 , utili- zando una malla de puntos con una sepa- ración de 100 m, y levantando un mínimo de tres sitios por unidad. Un total de 46 unidades de manejo distribuidas en 17 predios fueron muestreadas, para evaluar los dos sistemas de manejo forestal (Figura 2). La tabla 1 muestra un resumen de las características de los predios manejados con MDS y MMOBI en la anualidad 1995-96, considerados en este trabajo. En cada sitio de muestreo se regis- traron los siguientes datos: nombre del 140 120 o ioo -II T3 ? 1 1 •« i •' i - AV* 1 * tu y*' i •\ y i -fe'/'' % A v. i flOi_ i i v n*- /* , j , . r 2001 1 X Figura 3. Ejemplo de una sección de un predio mostrando el cambio en la delimitación de los rodales y subrodales en dos ciclos de corta consecutivos Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 35 parámetro dasométrico. Las diferencias varían desde -51,2% hasta 331,4%. En 25 de las 46 unidades de manejo analizadas se encontraron diferencias significativas según el intervalo de confianza estimado a partir del muestreo de campo (Tabla 4). Diferencias en volumen en el MMOBI En seis de los 12 estratos evaluados se encontraron diferencias significativas en el cálculo de las existencias reales totales (ERT) de volumen de madera por hectárea (Tabla 4). En algunos estratos, por ejemplo en el llamado Pqll3 del P.P. L- 6 Bajío de las Flores, se reportaron ERT de 61,9 m 3 rta/ha en los años de 1990, y según los antecedentes de manejo revi- sados en esta unidad de manejo se cortaron 10,6 m 3 rta/ha, quedando un volumen residual de 51,3 m 3 rta/ha. La estimación de las ERT en el muestreo del 2004 fue de 110,6 m 3 rta/ha (± 27,5 m 3 rta/ha), lo que implica que el volumen residual de esta unidad de manejo aumentó más del 100% en tan sólo nueve años. Dado el volumen residual de esta unidad de manejo y sabiendo que el incremento promedio en los bosques comerciales de Durango es del orden de un metro cúbico por hectárea por año (SEMARNAP, 2000), se asume que el incremento de más de 6,5 m 3 rta/ha/año en esta unidad de manejo es simple- mente una sobrestimación. Las grandes diferencias en el cálculo del volumen en pie se deben entre otras causas a la gran extensión de los estratos, que cubrían entre 15 y más de 50 hectáreas, así como a la baja inten- sidad de muestreo utilizada en los estu- dios de los años de 1990. El tamaño de los estratos por un lado pudo haber causado que los sitios muestreados de uno y otro inventario se hayan estable- cido en comunidades vegetales muy distintas. Ya que aunque la definición de estrato considera condiciones de vegeta- ción homogéneas, en campo se detecta que esta característica difícilmente se cumple y por otra parte las diferencias en el tamaño de las unidades de manejo suponen varianzas muy distintas en el cálculo del volumen. Análisis de las diferencias en volumen en el MDS En 19 de los 34 subrodales anali- zados en el MDS, se encontraron diferen- cias significativas entre las ERT repor- tadas en los estudios de los años de 1990 y las calculadas con los datos del mues- treo de 2004 (Tabla 4) Al igual que en el MMOBI, una de las posibles causas de las grandes diferencias encontradas en las ERT/ha es el cambio en las delimita- ciones y extensiones de las unidades de manejo, que se observaron en 2004 con relación a los años de 1990 (Tabla 3). Al comparar los planos de programas de manejo sucesivos para un mismo predio, se identificó que algunos rodales y subro- dales se subdividieron y otros se modifi- caron en forma y extensión, afectando la estimación del volumen promedio por hectárea calculados en uno y otro inven- tario (Figura 3). En siete de los 12 predios estu- diados del MDS se analizó la metodología utilizada para realizar el inventario de manejo y se detectó que en dicho método silvícola se usaron sitios de dimensiones variables para calcular, con apoyo del relascopio, el área basal por hectárea, aplicando un factor de área basal (FAB) previamente determinado y generalizado para todo el predio, mediante el procedi- miento estándar conocido en el medio forestal como “hectárea tipo”. Los FAB más comunes utilizados para el pino en los estudios revisados fueron el 1 y el 2, y se observó que en ambos casos se asumió que la superficie promedio 36 Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental Tabla 4. Comparación de volumen de pino en pie (ERT) entre los años 1990 y 2004 IC de las Predio Unidad de manejo ERT 90's (m 3 rta/ha) ERT 2004 (m3rta/ha) Diferencias (%) ERT 2004 (m 3 r1a/ha) P.P. El Alamito Pql 113 103,5 108 4,3 27,2 P.P. L-6 Bajío de las Flores Pql 13 61,9 110,6 78,6 27,5* P.P. L-6 Bajío de las Flores PqlV3 114,4 62,4 45,4 8,9* P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles Pql 12 61,5 59,3 -3,6 11,6 P.P. Fracc. Segregada P.R. Miravalles Pql 112 66,2 62,5 -5,6 12,9 P.P. Mitad SWL-11 Fracc P. Miravalles Pql 12 61,6 69,3 12,5 30,5 P.P. Mitad SWL-11 Fracc P. Miravalles Pql 112 66,2 64,3 -2,8 25,2 P.P. Mitad SW L-1 1 Fracc P. Miravalles Pql 113 79,1 46,7 40,9 22,2* P.P. Mitad SW L-1 1 Fracc P. Miravalles PqlV2 93,8 46,5 -50,4 5,9* Com. San Antonio, Topia Pql 12 82,7 145,8 76,3 40,1* Com. San Antonio, Topia Pql 112 102,5 177 72,7 60,0* Com. San Antonio, Topia Pql 113 172,2 193,7 12,5 58,2 Promedio 88,8 95,5 9 27,5 PP Bajíos de Don Víctor L-7 1010 60,7 118,6 95,4 35,0* PP Bajíos de Don Victor L-7 1012 73,2 95,5 30,5 58 PP Bajíos de Don Victor L-7 1015 55,8 60,7 8,8 14,3 PP Bajíos de Don Victor L-7 1019 49,7 72,6 46,1 28,5 PP Bajíos de Don Victor L-7 1101 66,2 43,9 -33,7 22,1* PP Bajíos de Don Victor L-7 1108 69,3 52,2 -24,7 22,1 PP Bajíos de Don Victor L-7 1205 110,6 180 62,8 6,3* PP El Castillito 201 46,8 94,8 102,5 30,0* PP El Castillito 4001 78,9 100,5 27,4 27,2 PP La Ciudad L-1 9010 181,1 149,3 -17,6 39,1* PP La Ciudad L-1 1205 108,5 113,4 4,5 45,1 Ejido El Encinal 1104 51,7 84,6 63,6 11,1* Ejido El Encinal 1105 69 110,4 60 37,9* PP Ibáñez L4 603 163,3 230,3 41 48,4* PP Ibáñez L4 604 194,8 144,3 -25,9 47,6* PP Ibáñez L-5 601 80 73,5 -8,2 23 PP Ibáñez L-5 602 80,8 105,1 30,1 29,4 PP Ibáñez L-5 603 119 228,9 92,4 74,0* PP Ibáñez L-5 606 106 180,9 70,6 14,3* Ejido Navajas 1505 29,8 36,6 22,8 6,3* Ejido Navajas 1506 32,3 22,9 -29,1 5,8* Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 37 Tabla 4. Continúa Predio Unidad de manejo ERT 90's (m 3 rta/ha) ERT 2004 (m3rta/ha) Diferencias (%) IC de las ERT 2004 (m 3 rta/ha) Ej. Otinapa y San Carbs 901 62,5 36,5 41,7 5,0* Ej. Otinapa y San Carbs 1002 53,9 29 46,3 15,4 Ej. Otinapa y San Carbs 1103 66 56,6 -14,3 6,3* Ejido Regocijo 2041 70,3 85,7 21,9 26,1 Ejido Regocijo 2048 77,2 75,5 -2,2 13,6 Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 8401 58,9 78,4 33,1 37,4 Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 8403 42 92,8 121 35,6* Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 8404 52 105,5 103 21,7* Com. Santa Ma. Magdalena Taxicaringa 8405 87 81,9 -5,9 33,6 NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 302 50,7 80,9 59,6 24,8* NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 304 27,3 117,8 331,4 99,4 NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 305 84,8 41,4 -51,2 20,5* NCPE La Victoria, Mpio. Dgo. 3010 68,7 68,3 -0,5 47,7 Promedio 59,5 69,5 34,2 28,1 * Indica una diferencia significativa entre las ERT/ha de los años 1990’s y las encontradas en el año 2004 con ■ = 5%. IC = Intervalo de confianza al 95% para el promedio de las existencias reales totales de pino calculadas en 2004. cubierta por cada sitio de muestreo de dimensiones variables era de 1 000 m 2 , calculando así el número de sitios nece- sarios para lograr la intensidad de muestra que se haya prescrito en el área a estudiar. Para corroborar la validez de los FAB utilizados en los PMF de los años de 1990, se verificó el diámetro promedio reportado para el género Pinus en siete predios y se determinó el FAB apropiado para lograr que cada sitio de dimensiones variables realmente cubriera un área aproximada de 1 000 m 2 , de acuerdo con la tabla del radio máximo del sitio de dimensiones variables y representación del número de árboles para diferentes factores de área basal reportada por Cano (1988). Se encontró que, según el diámetro promedio del arbolado en los subrodales muestreados, los FAB utili- zados en el inventario de los años de 1990, en todos los casos, fueron del doble de magnitud que los FAB apro- piados para que cada sitio muestral cubriera 1 000 m 2 (Tabla 5). El problema de usar un FAB mayor que el adecuado, es que el radio medio de cada sitio fue menor que 17,84 m, por lo que el área del sitio fue menor que los 1 000 m 2 asumidos. Por lo tanto, obte- niendo la proporción entre el área supuesta y el área real cubierta por cada sitio, se calculó que la intensidad de muestreo que realmente se aplicó en los siete predios analizados, fue menor que la intensidad de muestra que se declaró en los programas revisados. Esta baja intensidad de muestreo, es sin duda, una causa de las grandes diferencias entre los volúmenes de madera de pino en pie reportados para la anualidad 1995-1996 y los volúmenes estimados en el muestreo de campo de 2004. 38 Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental Tabla 5. Radio máximo de los sitios de dimensiones variables y representación del número de árboles para diferentes factores de área basal (FAB) Diámetro medio (cm) Radio en metros, de cada sitio con cada factor de área basal (FAB) Número de árboles/ha que representa cada árbol en el sitio, según el FAB AB/árbol 0,5 1 2 3 0,5 1 2 3 5 3,5 2,5 1,75 1,45 260 510 1020 1530 0.00196 10 7,0 5.0 3,50 2,90 64 128 256 584 0,00785 15 10,6 7,5 5,25 4,35 29 57 114 170 0,01767 20 14,4 10,0 7,00 5,80 16 32 64 96 0,03144 25 17,7 12,5 8,75 7,25 10 20 40 60 0,04908 30 21,2 15,0 10.50 8,70 7 14 28 42 0.07067 35 24,7 17,5 12.25 10,15 5 10 20 30 0.09622 40 28,2 20,0 14,00 11,60 4 8 16 24 0,12560 45 31,8 22,5 15,75 13,05 3 6 12 18 0,15904 50 35,4 25,0 17,50 14,50 2,5 5 10 15 0,19635 55 38,8 27,5 19,25 15,95 2 4 8 12 0,23758 60 42,4 30,0 21,00 17,40 1,5 3 6 10 0,28260 Fuente: Cano (1988). Otra explicación de las diferencias en las ERT/ha, aplicable tanto a los predios manejados con el MMOBI como a los manejados con el MDS, es la posibi- lidad de que se cometan errores sistemá- ticos en la estimación de los datos de alturas y diámetros, pues las brigadas que toman los datos de campo durante los inventarios para manejo forestal, usualmente estiman los diámetros del arbolado en categorías de 5 cm en adelante y las categorías de alturas en clases superiores a los 5 m. Según Cano (1988), si a un árbol se le subestima o sobrestima su categoría de diámetro, el volumen de ese árbol puede estarse subestimando o sobrestimando hasta en un 44% y un 75%, respectivamente. En cuanto al efecto de subestimar o sobres- timar la altura del arbolado en una cate- goría, cuando estas varían de 5 en 5 metros, los errores en la estimación del volumen alcanzan desde una subestima- ción del 25% hasta una sobrestimación del 33%, dependiendo de las dimen- siones y del coeficiente mórfico de los árboles de que se trate. Otros autores que han estudiado la influencia de la exactitud de los datos en la estimación del crecimiento del área basal y/o volumen, son McRoberts et al. (1994), Huang y Titus (1995) y Monserud y Sterba (1996). Estos autores señalan que el efecto de la estimación del diámetro puede ser muy importante, especialmente para especies de crecimiento lento, y coinciden en que errores entre el 0,3% y 1,25% en la estimación de diámetro real, pueden arrojar estimaciones del creci- miento en área basal con errores entre 4% y 18%. CONCLUSIONES De la revisión de los antecedentes a los que se tuvo acceso en archivos se concluye que, hasta el momento, para los predios estudiados no es posible efectuar un seguimiento cuantitativo del historial de las unidades básicas de manejo forestal, considerando que en los programas revisados no se mencionan los antecedentes de las prácticas de manejo efectuadas a este nivel, sino que solamente se citan las áreas de corta Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 39 que fueron programadas en el estudio anterior. En 11 de los 17 predios anali- zados se observaron cambios de sistema de planeación entre el ciclo de corta evaluado y el posterior. Estos cambios generalmente fueron acompañados de modificaciones en la forma y tamaño de la unidades de manejo. Los cambios en estas variables dificultaron la posibilidad de evaluar la sustentabilidad del manejo forestal, ya que con estas acciones no se permitió llevar a cabo con eficiencia el monitoreo, en el mediano y largo plazo, de los efectos del manejo sobre variables dasométricas, económicas y ecológicas. Al comparar los volúmenes por hectárea estimados con el muestreo de campo del año 2004, con los volúmenes reportados en los programas de manejo elaborados en los años de 1990, en seis de los 12 estratos manejados con el MMOBI y en 19 de los 34 subrodales tratados con MDS f se encontraron diferencias significa- tivas en su estimación. Las diferencias en volumen encontradas en el MMOBI se atri- buyen entre otras causas a la extensión de los estratos, que cubrían entre 15 y más de 50 hectáreas, y a la baja intensidad de muestreo utilizada en los estudios de los años de 1990. En ambos métodos las dife- rencias en volumen se atribuyen además al cambio en la delimitación y extensión de las unidades de manejo, efectuado entre ciclos de corta. Aunque las brigadas responsables de la toma de datos de inven- tario también afectan la posible subestima- ción o sobrestimación sistemática de las categorías de diámetro y clases de altura del arbolado. Otra causa adicional, en el caso del MDS, es el uso de factores de área basal no apropiados, con los cuales se obtuvo una intensidad de muestreo que fue en realidad menor que la registrada en los programas de manejo revisados. Para ayudar a resolver la problemá- tica detectada y así contribuir al manejo forestal sustentable, es necesario conservar a largo plazo la misma delimi- tación de las unidades básicas de manejo, en particular los rodales, y mejorar los registros técnicos para lograr un seguimiento adecuado de estas unidades. En los informes finales de cada anualidad deben describirse las activi- dades y sucesos ocurridos en cada unidad básica, y al formular el siguiente programa de manejo forestal de cada predio, deben tomarse en cuenta estos informes e incluirlos como anexos. Para obtener resultados confiables al nivel de cada unidad de manejo, es recomendable utilizar en los inventarios sólo sitios de dimensiones fijas y decidir la intensidad de muestreo con base en la variabilidad de las características del arbolado por inventariar. Asimismo, es importante capacitar y supervisar al personal de campo, para reducir los errores de sub o sobrestimación. RECONOCIMIENTOS Al fondo de investigación CONAFOR-CONACYT por su apoyo al proyecto número 4666. A los responsa- bles de servicios técnicos de los predios muestreados y la SEMARNAT de Durango, quienes aportaron información documental para realizar el trabajo. REFERENCIAS Cano C., J. 1988. El sistema de manejo regular en los bosques de México. División de Ciencias Forestales, UACH. Chapingo, México, 221 p. Corral R., J., O. Aguirre C., J. Jiménez P. y S. Corral R. 2005. Un análisis del efecto del aprovechamiento forestal sobre la diversidad estructural en el bosque mesófilo de montaña “El Cielo”, Tamaulipas, México. Investi- gación Agraria. Sistemas y Recursos Forestales 14(2):21 7-228. 40 Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental Davies, L. S. y K. N. Johnson. 1987. Forest management. Third Edition. McGraw-Hill. 790 p. Duerr, W. A., D. E. Teeguarden, N. B. Chritiansen y S. Guttenberg (Ed.). 1979. Forest resource management. Decision-making principies and cases. W. B. Saunders. 612 p. Gadow, K. V., S. Sánchez y O. Aguirre C. 2004. Manejo forestal con bases científicas. Madera y Bosques 10(2):3-16. González E., M. S., M. González E. y M. A. Márquez L. 2007. Vegetación y eco-regiones de Durango. Plaza y Valdés, México, 219 p. Hernández D., J. C. 2004. Importancia de los rodales en el manejo forestal sustentable. Universale Forestum. Órgano informativo del ISIMA-UJED, año 3, núm. 1. Huang, S. y S. J. Titus. 1995. An indivi- dual tree diameter increment model for white spruce in Alberta. Canadian Journal of Forest Research 25:1455- 1465. Leuschner, W. A. 1984. Introduction to forest resource management. John Wiley. 298 p. Ludwig, K., P. Kóhler y A. Huth. 2001. Sustainable timber harvesting in Venezuela: a modelling approach. Journal of Applied Ecology 38:756- 770. Me Roberts, R. E., J. T. Hahn, G. J. Heftt y J. R. van Cleve. 1994. Variation in forest ¡nventory field measurements. Canadian Journal of Forest Rese- arch 24:1766-1770. Mendoza M., R. y R. Rodríguez C. 1959. Crítica de los conceptos edad, turno y diámetro mínimo de corta. Apén- dice siete del Proyecto General de Ordenación Forestal de la U.I.E.F. Michoacana de Occidente, S. de R. L. 82 p. Merril, W. y A. Fox. 1977. Introducción a la estadística económica. Amorrortu. Traducida del inglés por M. Kitaigo- rodzki, Argentina. Monserud, R. A. y H. Sterba. 1996. A basal area increment model for indi- vidual trees growing in even-aged forest stands in Austria. Forest Ecology and Management 80:57-80. Pélissier, R., J. P. Pascal, F. Houllier y H. Laborde. 1998. Impact of selective logging on the dynamics of a low elevation dense moist evergreen forest in the Western Ghats (south India). Forest Ecology and Manage- ment 105:107-119. Putz, F. E. 1994. Approaches to sustai- nable forest management. CIFOR, Working Paper núm. 4. 7 p. SARH. 1994. Inventario forestal periódico del estado de Durango. P. 35-36. SAS Institute Inc. 2004. SAS/STAT 9.1.2. User’s Guide. Cary, NC: SAS Insti- tute, Inc. SEMARNAP y AMPF, A.C. 1998. Bases científicas para la elaboración de programas de manejo forestal en bosques de coniferas con fines de producción. Notas del Curso-Taller realizado en Metepec, Pue., México, 30 nov.-14 dic. SEMARNAP-Durango. 2000. Diagnóstico de la actividad forestal de Durango y sus perspectivas. Documento interno de trabajo de la Subdelegación de Recursos Naturales de la SEMARNAP en Durango, 42 p, inédito. Madera y Bosques 14(3), 2008:25-41 Society of American Foresters. 1958. Forest terminology. 3a. ed., Washington, D. C. Solís M., R., O. Aguirre C., E. J. Treviño G., J. Jiménez P., E. Jurado I. y J. Corral R. 2006. Efecto de dos trata- mientos silvícolas en la estructura de ecosistemas forestales en Durango, México. Madera y Bosques 12(2):49- 64. Thoms, Ch. A. y D. R. Betters. 1998. The potential for ecosystem manage- ment in Mexico’s forest ejidos. Forest Ecology and Management 103:149-157. Torres R., J. M. 1999. Sostenibilidad del volumen de cosecha calculado con el Método de Ordenación de Montes. Doc. de trabajo núm. 149. CIDE. 23 p. 41 Vanclay, J. K. 1996. Estimating sustai- nable timber production from tropical forests. CIFOR Working Paper No. 11. Estimating AAC in the Tropics. Velázquez, A., G. Boceo y A. Torres. 2001. Turning scientific approaches into practical conservaron actions: The case of Comunidad indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, México. Environmental Management 27(5):655-665. Manuscrito recibido el 9 de enero del 2007 Aceptado el 24 de enero del 2008 Este documento se debe citar como: Hernández-Díaz, J. C., J. J. Corral-Rivas, A. Quiñones-Chávez, J. R. Bacon-Sobbe y B. Vargas-Larreta. 2008. Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental. Madera y Bosques 14(3):25-41. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 43 ¡ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN! Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus (encinos) de México Some anatomical and technological characteristics of 24 Quercus wood species (oaks) of México Carmen de la Paz Pérez-Olvera 1 y Raymundo Dávalos-Sotelo 2 RESUMEN Se presentan las características anatómicas, físicas y mecánicas de la madera de 24 especies de Quercus de la sección Lobatae (encinos rojos) y de la sección Quercus (encinos blancos) recolec- tadas en varios estados de la República Mexicana. Se muestreó de uno a cinco ejemplares por especie en bosques de pino-encino. Para el estudio anatómico macroscópico se elaboraron tablillas de 12 x 7 x 1 cm y para el microscópico se hicieron laminillas fijas de cortes y de material disociado. Para los estudios físicos y mecánicos se prepararon probetas de diferentes dimensiones de acuerdo con los métodos de prueba de la ASTM. Todo el material se obtuvo en los planos: transversal, tangen- cial y radial. A los elementos mensurables se les hizo un análisis estadístico univariado y se clasifi- caron conforme a la media. Los ensayos se hicieron en probetas saturadas (condición verde). Con base en bibliografía se incluyen otras características tecnológicas de la madera. De acuerdo con los resultados obtenidos se sugieren usos. PALABRAS CLAVE: Características anatómicas, características físico-mecánicas, madera, México, Quercus. ABSTRACT The anatomical, physical and mechanical characteristics of 24 Quercus species of the Lobatae section (red oaks) and of the Quercus section (white oaks) collected in several States of the Mexican Republic are presented. The sample consisted of one to five specimens per species growing in pine- oak forests. For the macroscopic anatomical study 12 x 7 x 1 cm specimens were used and slides with views of the different planes as well as the dissociated material were made for the microscopic study. For the physical and mechanical studies, specimens of different sizes were made, accordmg to ASTM standards. All the material was prepared in the different planes, transverse, tangential and radial. Descriptive statistics were calculated for each variable measured and the different properties were classified into categories according to their mean valúes. Tests were made with small clear green specimens. Based on bibliography, Information on other characteristics is included. According to the results obtained, end uses for the woods are suggested. KEYWORDS: Anatomical characteristics, physical-mechanical characteristics, México, Quercus, wood. 1 Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa. División de Ciencias Biológicas y de la Salud. Departa- mento de Biología. Av. San Rafael Atlixco 186. Col Vicentina, Iztapalapa. AP 55-535. CP 09340. México D.F. Correo electrónico: cppo@xanum.uam.mx Instituto de Ecología, A. C. km. 2.5 carretera antigua a Coatepec núm. 351 , Congregación “El Haya”, Xalapa, Ver. CP 91070. Correo electrónico: raymundo.davalos@inecol.edu. mx 2 44 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus INTRODUCCIÓN En México, entre los recursos forestales maderables más abundantes están los encinos, representados principalmente por las especies de la sección Lobatae o encinos rojos y de la sección Quercus o encinos blancos, distribuidas ampliamente en las zonas montañosas de la República Mexicana (Figura 1); los encinos rojos con 46 especies arbóreas y los encinos blancos con 39 (McVaugh, 1974 y Aguilar et al., 1999). La madera de ambas secciones presenta cuali- dades distintivas que deben considerarse en su industrialización para evitar desperdicios al hacer mezclas inapropiadas (De la Paz Pérez y Aguilar, 1978 y De la Paz Pérez, 1985). La distribución de algunas especies es amplia como en el caso de Q. affínis, Q. candicans , Q. castanea, Q. coccolobifolia, Q. crassifolia, Q. laurina, Q. mexicana, Q. sideroxyla, Q. obtusata, Q. resinosa y Q. rugosa, la cual abarca la mayoría de los estados de la República; otras son de distri- bución restringida como Q. crispipilis, Q. durifolia, Q. eugeniaefolia, Q. ghiesbreghtii, Q. skinneri, Q. uxoris, Q. xalapensis, Q. convallata, Q. excelsa, Q. laeta y Q. poto- sina. El mayor número de especies se distri- buye en el eje Neovolcánico en los estados de Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Puebla y Veracruz (Figura 1), en altitudes de (800) 1350 a 2700 (3000) msnm (Martínez, 1985; Rzedowski, 1978yZavala, 1995). El conjunto de las características anatómicas tiene influencia en el comporta- miento de la madera, pero en la madera de encino, la anchura y altura de los radios multiseriados, el tipo de porosidad, la abun- dancia y el grosor de las paredes de las fibras, el diámetro de los poros y tipo y abun- dancia de los contenidos celulares son los caracteres anatómicos que tienen mayor influencia en sus propiedades (Kollman y Coté Jr., 1968; Jane, 1970; Panshin y de Zeeuw, 1970; Desch, 1974; Wangaard, 1981 y De la Paz Pérez, 1985; 2000). En México se han efectuado un gran número de trabajos sobre los encinos mexicanos, cuyos resultados se presentan de manera resu- mida en el estudio de De la Paz Pérez (2000), quien indica que para esa fecha se habían estudiado las características anató- micas de 46 especies, en diferentes estados de la República, principalmente Michoacán, Veracruz y Guerrero. Las especies más estudiadas son Q. candicans, Q. castanea y Q. crasssifolia. El número de especies estu- diadas en aspectos físicos y mecánicos es menor, pero la mayoría de los autores coin- cide en que los encinos tienen excelentes características mecánicas, aunque sufren de altas contracciones, las que pueden controlarse con procesos de secado adecuados. Un trabajo más reciente presenta las características anatómicas de ocho especies del estado de Oaxaca (De la Paz Pérez et al., 2006). En los procesos de transformación deben considerarse cuando menos las características que presentan las especies de cada sección para evitar desperdicios. Una división natural en su industrialización es la separación en blancos y rojos, ya que al mezclarlos, se produce un alto desper- dicio de los primeros (Bejar, 1982 y Zavala, 2003), en detrimento del recurso. El uso adecuado de los recursos naturales, entre ellos el forestal made- rable, se traduce en una fuente de riqueza para el país que sepa utilizarlos. La explotación silvícola no debe ni puede estar basada en la tala despiadada ni en las vedas totales, debe explotarse racional e íntegramente, de manera sustentable, en beneficio del sistema ecológico, de los dueños del recurso y de la economía nacional. OBJETIVOS Presentar la información de las características anatómicas, físicas y Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 45 Figura 1 . Regiones fisiográficas de la República Mexicana donde se presentan encinos mecánicas de la madera de 24 especies de Quercus: 16 de la sección Lobatae (encinos rojos) y 8 de la sección Quercus (encinos blancos), recolectadas en varios estados de la República Mexicana. MATERIAL Y MÉTODOS Las especies se recolectaron en bosques de pino-encino de los estados de: Durango, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Puebla y Veracruz; se estudiaron de uno a cinco ejemplares recolectados en diferentes sitios (Anexo 1). De cada árbol se obtuvieron, de base a copa, cuatro trozas de 1,20 m de longitud. De la primera se obtuvo el mate- rial para el estudio anatómico y de las otras tres, el material para los ensayos físicos y mecánicos. De la troza para anatomía, para el estudio microscópico, a la altura de 1 ,20 m se cortaron dos rodajas de 1 cm de grosor en las que se muestrearon cubos de 1 x 1 x 1 cm. Los cubos se ablandaron en agua destilada a ebullición cinco horas diarias durante ocho días para las espe- cies rojas y durante 12 días para las especies blancas. De ellos se obtuvieron cortes de 15 a 20 pm de grosor, en los planos trans- versal, tangencial y radial. Los cortes se tiñeron con verde yodo, se deshidrataron en alcoholes graduados y se montaron con resina sintética de acuerdo con Johansen (1940) y Sandoval (2005). De los cubos se cortaron pequeñas astillas para hacer preparaciones de mate- rial disociado. Las astillas se colocaron en 46 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus tubos de ensayo agregándoles una solu- ción a partes iguales de ácido acético, ácido láctico, ácido nítrico y glicerina y se flamearon en pequeños intervalos durante 10 horas. El material se tiñó con safranina y se montó con gelatina glicerinada. A los elementos mensurables se les hizo un análisis estadístico univariado y se clasificaron con base en la media de acuerdo con Chattaway (1932) y IAWA Committee (1937, 1939). Las descripciones microscópicas se hicieron de acuerdo con IAWA Committee (1964, 1989). Para el estudio de los radios también se consideró a Kribs (1968), mientras que para los cristales a Chattaway (1955, 1956). Se incluye el valor de la media para la longitud de los vasos, altura y anchura de los radios y longitud, diámetro y grosor de la pared de las fibras (Tabla 1). Del resto de la troza se obtuvieron tablillas de 1 5 x 7 x 1 cm que se utilizaron para describir las características macroscó- picas, las cuales se determinaron usando las tablas de clasificación de Tortorelli (1956) y para el color las tablas de Munsell Color Tabla 1 . Valores anatómicos ESPECIES VASOS RADIOS MULTISERIADOS FIBRAS longitud pm altura cm anchura pm longitud pm diámetro pm grosor pm ENCINOS ROJOS Q. acutifolia 400-591 1,3-2, 5 208-385 2092 10 9 Q. affinis 455-625 0,9-1, 5 250-300 1146-1364 10 9 Q. can di caris 400-585 0, 8-3,0 351-482 1536-1773 6-8 9 Q. casta ne a 425-650 1, 0-3,0 320-470 1215-1535 4-7 9 Q. coceo lobi folia 390 1,8 470 1111 7 7 Q. cons persa 455 1,3 312 1256 8 7 Q. crassifolia 423-580 0,7-1, 5 242-479 1066-1689 5-8 5-8 Q. crispipilis 615 2,0 242 1633 10 7 Q. du rifo lia 520 2,5 362 1538 7 6 Q. eugeniaefolia 432 2,3 192 1140 10 6 Q. laurina 442-632 1, 5-2,0 280-457 1186-1548 8 5-8 Q. mexicana 360 2,0 240 1168 6 4 Q. scytophylla 500 1,5 341 1740 5 9 Q. sideroxyta 455-565 2, 0-2, 5 386-455 1392-1462 9 7 Q. skinneii 500 1,7 300 1603 5 9 Q. uxoris 455 1,5 220-468 1165-1530 9-12 7 ENCINOS BLANCOS Q. convallata 518 2,0 952 1575 5 7 Q. excelsa 465 1,5 400 1675 6 8 Q. glabrescens 488-520 1, 8-2,0 234-553 1081-1312 5-10 7-10 Q. laeta 585 2,5 600 1692 7 8 Q. obtusata 400-562 3,0 846-971 1479-1536 4-5 8-9 Q. potosina 405 5,0 793 1227 5 6 Q. resinosa 480 1,5 522 1623 7 9 Q. rugosa 522 3,0 522 1707 5 9 Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 (1990). Para cada especie se describió: el color, el olor, el sabor, el brillo, el veteado, la textura, el hilo y la visibilidad de los elementos celulares. De las trozas restantes se obtu- vieron tablones tangenciales y radiales de 0,03 x 0,12 x 1,20 m de las que se elabo- raron probetas para los ensayos de contracción y prismas de 0,06 X 0,06 x 1,20 m de los que se manufacturaron las probetas para los ensayos mecánicos. Todos los ensayos se hicieron en probetas saturadas (condición verde) de diferentes tamaños. De cada probeta se obtuvieron muestras para determinar la densidad básica o relativa. Los ensayos se hicieron de acuerdo a la American Society for Testing and Materials (1993) (norma ASTM D-143). De cada propiedad se hizo un análisis estadístico univariado y los valores se clasificaron con base en los siguientes criterios: las características anatómicas de acuerdo con IAWA (1937, 1939), Chattaway (1932) y Tortorelli (1956); las propiedades físicas de acuerdo con Torelli (1982) y Echenique et al. (1975) y las propiedades mecánicas de acuerdo con Dávalos y Bárcenas (1998) y Dávalos et al. (2001). Los ensayos mecánicos se realizaron en una máquina universal Baldwin (Satec System) de 180 toneladas. Se presenta el valor de la media para los valores físicos de la densidad relativa, contracción volu- métrica y coeficiente de anisotropía (Tabla 2) y los valores de la media para los ensayos mecánicos de dureza lateral y extremos, flexión (MOR y MOE), compresión paralela (EMÁX) y perpendi- cular (ELP) y cortante paralelo a la fibra (EMÁX) (Tabla 3). Para cada especie se presentan los resultados en forma de fichas que recopilan la información de manera resumida, inclu- yendo su distribución geográfica y altitudinal 47 en México, los nombres comunes, las carac- terísticas anatómicas, físicas y mecánicas. Se ¡lustra con un mapa de su distribución en la República, una fotografía del ejemplar de herbario, una de la tablilla tangencial donde se aprecia el color, veteado, textura e hilo, altura y anchura de los radios multiseriados, una del corte transversal a lOx donde se observa el tipo de porosidad, diámetro tangencial de los poros, la anchura y el número de series de los radios multiseriados, la distribución y abundancia del parénquima axial y de las fibras y presencia o ausencia de los contenidos celulares: tílides y cristales; por último, una del corte tangencial a lOx donde se observan las características de los radios uniseriados y de los multiseriados: su abundancia, su anchura, su altura y el número de series, la longitud de los elementos vasculares y la presencia o ausencia de los contenidos celulares. En el texto del artículo se dan otras características tecnológicas con base en la bibliografía (Kukachka, 1956; Rendle, 1969a, b; 1970; Kollman y Coté Jr., 1968; Jane, 1970; Panshin y de Zeeuw, 1970; Desch, 1974; Dinwoodie, 1975; Wangaard, 1981; Martínez y Martínez-Pinillos, 1996; Martínez-Pinillos y Martínez (1996); Ordóñez etal., 1998; De la Paz Pérez, 2000 y Bárcenas et al., 2007). Las muestras de madera se regis- traron en la Xiloteca UAMIZ de la Univer- sidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa y en la Xiloteca del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecua- rias (INIFAP) y los ejemplares de respaldo se depositaron en el Herbario Metropolitano UAMIZ “Dr. Ramón Riba y Nava” y el del INIFAP “Biól. Luciano Vela Gálvez”. Las especies se organizaron en secciones de acuerdo con Nixon (1993), pero se mantiene la nomenclatura de encinos rojos (Subgénero Erythroba- lanus) y encinos blancos ( Leucobalanus ) de acuerdo con Trelease (1924), Martínez (1985) y Zavala (1995). 48 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus Tabla 2. Valores físicos ESPECIES densidad básica contracción volumétrica % coeficiente de anisotropía ENCINOS ROJOS Q. acutifolia 0,667 20,01 2,79 Q. affinis 0,579 15,34 2,36 Q. candicans 0,639 17,39 2,58 0. castanea 0,684 17,60 2,23 Q. coccolobifolia 0,607 20,09 2,54 Q. conspersa 0,687 18,24 2,24 Q. crassifolia 0,660 18,20 2,15 Q. crispipilis 0,664 22,42 2,42 Q. durifolia 0,679 19,23 2,33 Q. eugeniaefolia 0,591 15,21 2,95 Q. laurina 0,652 18,48 2,63 Q. mexicana 0,613 18,16 2,03 Q. scytophylla 0,637 19,71 2,66 Q. sideroxyla 0,614 16,66 2,80 Q. skinneri 0,662 16,37 2,08 Q. uxoris 0,616 18,37 2,64 ENCINOS BLANCOS 0. con va Hat a 0,712 19,51 2,45 Q. excelsa 0,715 19,26 2,41 Q. glabrescens 0,640 20,13 2,09 Q. laeta 0,746 21,44 2,44 Q. obtusata 0,756 20,13 2,31 Q. potosina 0,767 22,51 2,67 Q. resinosa 0,762 18,65 2,28 Q. rugosa 0,688 18,92 2,35 Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 49 Tabla 3. Valores mecánicos Dureza (N) Flexión (MPa) Compresión (MPa) Cortante (MPa) ESPECIES lateral extremos MOR MOE paralela perpendicular EMAX EMAX ELP ENCINOS ROJOS Q. acutifolia 7230 6220 71,7 14951 33,3 8,4 9,0 Q. affinis 4570 4740 40,9 7846 22,0 9,7 10,4 0. candicans 5740 58 30 60,1 11492 29,0 6,2 8,8 Q. casta ne a 7040 7380 66,2 11555 34,8 9,1 10,6 Q coccolo bifolia 5150 5620 65,2 9902 28,3 6,7 9,4 0 conspersa 7880 7010 77,4 16516 44,0 8,8 9,9 Q. crassifoha 7080 6190 66,2 11784 34,7 9,3 10,3 Q. crispipilis 6310 5990 63,7 14985 33,1 6,9 8,0 Q. durifolia 8620 9420 85,2 12493 35,6 11,4 11,4 0. eugeniaefolia 4570 5160 63,3 12239 24,7 7,0 9,0 0. laurina 6740 6620 73,6 14620 37,9 8,6 10,1 Q. mexicana 6070 6030 73,5 12730 22,4 8,5 10,0 Q. scytophylla 7160 71 00 72,6 12718 36,9 7,9 9,2 Q. sideroxyla 5270 5660 66,0 10005 28,8 8,8 9,4 0. skhneri 6290 6860 70,8 11482 34,8 6,7 10,5 Q. uxoria 6290 6030 72,0 12870 30,6 6,8 9,4 ENCINOS BLANCOS Q. con val tata 7330 8010 79,6 11609 31,2 16,0 11,4 0. excelsa 7520 74 50 85,1 15103 38,6 13,8 9,8 0. glabrescens 5820 5810 73,4 110348 34,6 9,8 10,7 0. laeta 8130 8880 84,3 12159 34,7 10,7 11,9 Q. obtusata 8910 8960 79,9 142635 40,9 10,9 11,2 Q. potosina 8650 9450 86,6 12502 35,7 11,4 12,3 Q. resinosa 8520 9310 81,6 11570 35,7 11,2 12,2 Q. rugosa 5940 5740 66,2 13013 33,5 9,1 9,0 50 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus RESULTADOS Características de las especies Sección Lobatae (Subgénero Erythrobalanus o encinos rojos) 1. Quercus acutifolia Née Distribución Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, México, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 1500-2600 msnm Nombres comunes Encino saucillo, encino blanco, encino laurelillo, encino teposcohuite. Características anatómicas Madera castaño muy pálido a castaño rojizo claro con radios multiseriados castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 2 a 4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y anchos a muy anchos, la mayoría de 10 a 20 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas tílides y parénquima con escasos cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, de dura a muy dura, rígida, moderadamente resistente a resistente a la compresión paralela, muy resistente a la compresión perpen- dicular y resistente al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 51 2. Quercus affinis Scheid. Distribución Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 1300-2360 msnm Nombres comunes Encino, encino laurelillo, encino roble, encino manzanillo, encino de hoja delgada, titzmol, shishihuilón. Características anatómicas Madera castaño muy pálido con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad semi anular. Anillos de crecimiento de 2 a 4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 13 a 16 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones altas, de moderadamente dura a muy dura, flexible, moderadamente resistente a resis- tente a la compresión paralela, a la compresión perpendi- cular y al cortante paralelo. 52 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 3. Quercus candicans Née Distribución Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 1600-2500 msnm Nombres comunes Encino de asta, encino blanco, ahuamextli. Características anatómicas Albura blanco rosado, rosa, gris rosado o castaño rojizo claro y duramen rosa o rojizo claro con radios multiseriados castaño rojizo claro u oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 2 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y extre- madamente anchos, la mayoría de 20 a 25 series. Fibras medianas o largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy altas, dura a muy dura, moderadamente flexible a rígida, mode- radamente resistente a resistente a la compresión paralela, resistente a la compresión perpendicular y moderadamente resistente a resistente al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 53 4. Quercus castanea Née Distribución Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Características físicas y mecánicas Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy altas, de dura a muy dura, moderadamente flexible a rígida, de moderadamente resistente a muy resistente a la compre- sión paralela, resistente a muy resistente a la compresión perpendicular y resistente a muy resistente al cortante para- lelo. Altitud (800) 1500-2200 (2800) msnm Nombres comunes Encino, roble, encino roble, encino pipitillo, teposcohuite chino, encino chaparro, aguacatillo, encino blanco, encino negro, encino prieto, encino amarillo, encino rojo, palo colo- rado, encino de agua, papada, tenexahuatl, encino quimis- hahuate grande, encino mazacuate. Características anatómicas Albura blanco rosado o castaño muy pálido y duramen rojo pálido o castaño rojizo claro con radios multiseriados rosa a castaño rojizo. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 2 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos a muy altos y muy anchos a extremadamente anchos, la mayoría de 17 a 23 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas o abundantes tílides y parénquima con escasos cristales romboidales. 54 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus .y y i ' / \ V ■ N .v IV 7/ ' 5. Quercus coccolobifolia Trel. Distribución Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Durango, Zaca- tecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Aguascalientes y Guanajuato. Altitud 1750-2500 msnm Nombres comunes Encino, encino roble, encino verde. Características anatómicas Albura rosa y duramen rojo pálido o castaño rojizo claro con radios multiseñados rojo oscuro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 1 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y extremadamente anchos, la mayoría de 27 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con abundantes tílides y parénquima con escasos cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida, moderadamente resistente a la compresión paralela, resis- tente a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 55 6. Quercus conspersa Benth. Distribución Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Guanajuato, México, Morelos, Puebla y Veracruz. Altitud 1200-1800 msnm Nombres comunes Encino roble amarillo, encino rojo, encino colorado, encino blanco, pipitillo, encino cáscara, teposcohuite. Características anatómicas Albura castaño muy pálido y duramen rosa con radios multi- seriados castaño rojizo oscuro. Porosidad semi anular. Anillos de crecimiento de 6 a 7 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 16 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones altas, muy dura, muy rígida, muy resistente a la compresión paralela y a la compresión perpendicular y resistente al cortante paralelo. 56 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 7. Quercus crassifolia Humb. & Bonpl. Distribución Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Vera- cruz. Altitud 1800-2800 msnm Nombres comunes Encino, chicharrón, encino roble, encino hoja ancha, encino blanco, encino colorado, encino prieto, jicarillo, encino hoja- rasca. Características anatómicas Madera de castaño pálido a rosa a castaño rojizo claro con radios multiseriados castaño oscuro, gris oscuro o rojos. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 2.5 a 4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos a extremadamente anchos de 13 a 25 series. Fibras medianas o largas, de diámetro fino y pared mediana a gruesa. Vasos con pocas tílides y parénquima con escasos cristales romboidales y escasas drusas. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura, rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 57 8. Quercus crísp ¡pilis Trel. Distribución Chiapas. Altitud 2120-2500 msnm Nombres comunes Encino, chiquinib. Características anatómicas Albura castaño muy pálido y duramen rosa con radios multi- seriados castaño rojizo. Porosidad anular. Anillos de creci- miento de 3 a 4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 13 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con abundantes tílides y parénquima con escasos cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida, resistente a la compresión paralela y a la compresión perpendicular y moderadamente resistente al cortante para- lelo. 58 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 9. Quercus durifolia von Seem Distribución Chihuahua, Nuevo León y Durango. Altitud 1800-2800 msnm Nombres comunes Encino colorado, encino laurelillo. Características anatómicas Albura rosa y duramen castaño rojizo claro con radios multi- seriados rojo claro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 4.5 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados muy altos y muy anchos, la mayoría de 19 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, muy dura, rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, muy resistente a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 59 10. Quercus eugeniaefolia Liebm. Distribución San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Veracruz y Oaxaca. Altitud 2000-2250 msnm Nombres comunes Manzanillo blanco. Características anatómicas Madera rosa a castaño pálido con radios multiseriados castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de creci- miento de 4 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados muy altos y anchos, la mayoría de 10 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones altas, dura, moderada- mente flexible a rígida, moderadamente resistente a resis- tente a la compresión paralela, resistente a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. 60 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 11. Quercus laurina Humb. & Bonpl. Distribución Tamaulipas, Sinaloa, Durango, San Luis Potosí,, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 2000-3300 msnm Nombres comunes Chilillo, encino laurelillo, encino hoja angosta, encino roble, encino colorado, encino blanco, encino prieto, encino uricua, atlualpitzahual, encino xicatahua, tesmolera, huitzalacate. Características anatómicas Albura rosa y duramen castaño claro a castaño rojizo con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 1 a 4 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 15 a 24 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana a gruesa. Vasos con pocas tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada a muy pesada, de contracciones altas a muy altas, dura a muy dura, rígida a muy rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela y a la compresión perpendicular y moderadamente resistente a resistente al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 61 12. Quercus mexicana Humb. & Bonpl. Distribución Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guana- juato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 1600-2250 msnm Nombres comunes Manzanillo, encino enano. Características anatómicas Madera castaño pálido con radios multiseriados castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 2 a 3 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 13 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, dura, rígida, moderadamente resistente a resistente a la compresión paralela, muy resistente a la compresión perpendicular y resistente al cortante paralelo. 62 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 13. Quercus scytophylla Liebm. Distribución Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, México y Puebla. Altitud 1350-2500 msnm Nombres comunes Encino prieto, encino blanco, encino rosillo. Características anatómicas Albura blanco rosado y duramen rosa a castaño rojizo con radios multiseriados castaño rojizo claro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 4 a 5 mm. Vasos medianos. Los radios multiseriados son altos y muy anchos la mayoría de 18 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con escasos cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, muy dura, rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 63 14. Quercus sideroxyla Humb. & Bonpl. Distribución Chihuahua, Nuevo León, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Michoacán, Aguascalientes y Guanajuato. Altitud 2400-2600 msnm Nombres comunes Encino. Características anatómicas Albura rosa a rojo pálido y duramen castaño rojizo claro a rojo con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad anular. Anillos de crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos la mayoría de 20 a 24 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones altas, dura, rígida, de moderadamente resistente a resistente a la compresión paralela, resistente a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. 64 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 15. Quercus skinneri Benth. Distribución Oaxaca, Chiapas y Veracruz. Altitud 700-1000 msnm Nombres comunes Encino. Características anatómicas Albura castaño pálido y duramen castaño rojizo con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad semi anular. Anillos de crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. Radios multi- seriados altos y muy anchos, la mayoría de 16 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con pocas tílides y parénquima con abundantes cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura, rígida, moderadamente resistente a la compresión paralela, resistente a la compresión perpendicular y al cortante para- lelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 65 16. Quercus uxoris McVaugh Distribución Tamaulipas, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Puebla y Veracruz. Altitud 1200-2250 msnm Nombres comunes Capuchino, hojeador. Características anatómicas Madera rosa o castaño rojizo con radios multiseriados castaño rojizo oscuro. Porosidad anular. Anillos de creci- miento de 2 a 5 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos la mayoría de 12 a 24 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana. Vasos con pocas o abundantes tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, dura a muy dura, rígida, moderadamente resistente a resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. 66 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus Características de las especies Sección Quercus (Subgénero Leucobalanus o encinos blancos) 17. Quercus convatiata Trel. Distribución Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí. Altitud 2000-2500 msnm Nombres comunes Encino blanco. Características anatómicas Albura castaño muy pálido y duramen castaño con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 1 a 2 mm. Vasos medianos. Radios multise- riados altos y extremadamente anchos, la mayoría de 50 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, muy resistente a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 67 18. Quercus excelsa Liebm. Distribución Durango, San Luis Potosí, Jalisco, Oaxaca y Veracruz. Altitud 1400-2250 msnm Nombres comunes Encino bornio. Características anatómicas Madera castaño muy pálido con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 3 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados altos y muy anchos, la mayoría de 21 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con escasos cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, muy rígida, resistente a la compresión paralela, moderada- mente resistente a la compresión perpendicular y resistente al cortante paralelo. 68 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 19. Quercus gtabrescens Benth. Distribución San Luis Potosí, Michoacán, Oaxaca, Hidalgo, México, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 1700-2700 msnm Nombres comunes Encino, encino blanco, quebracho. Características anatómicas Madera blanca a castaño muy pálido con radios multise- riados castaño claro. Porosidad anular. Anillos de 2 a 6 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados muy altos y muy anchos a extremadamente anchos, la mayoría de 15 a 29 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared mediana a gruesa. Vasos con abundantes tílides. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones muy altas, dura a muy dura, rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante para- lelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 69 20. Quercus laeta Liebm. Distribución Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Durango, Zaca- tecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Oaxaca, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 1800-2800 msnm Nombres comunes Encino prieto. Características de la madera Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios multiseriados castaño grisáceo. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 5 a 6 mm. Vasos medianos. Radios multise- riados muy altos y extremadamente anchos, la mayoría de 31 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, rígida, resistente a muy resistente a la compresión paralela, resistente a la compresión perpendicular y muy resistente al cortante paralelo. 70 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 21. Quercus obtusata Humb. & Bonpl. Distribución Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Vera- cruz. Altitud 1650-2700 msnm Nombres comunes Encino, encino blanco, encino negro, encino avellano, encino prieto, encino calichahuac, casahuicahuatl. Características anatómicas Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios multiseriados castaño grisáceo. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 2 a 3 mm. Vasos medianos. Radios multise- riados muy altos y extremadamente anchos, la mayoría de 44 a 51 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, muy rígida, muy resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 71 22. Quercus potosina Trel. Distribución Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, México y Veracruz. Altitud 2000-2400 msnm Nombres comunes Encino. Características de la madera Albura castaño muy pálido y duramen amarillo con radios multiseriados castaño grisáceo. Porosidad semi anular. Anillos de crecimiento de 1 mm. Vasos medianos. Radios multiseriados extremadamente altos y extremadamente anchos, la mayoría de 41 series. Fibras medianas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes cristales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera muy pesada, de contracciones muy altas, muy dura, muy rígida, muy resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. 72 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus 23. Quercus resinosa Liebm. Distribución Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Aguascalientes, Guanajuato y México. Altitud 800-2300 msnm Nombres comunes Encino roble, roble, encino blanco. Características de la madera Albura castaño muy pálido y duramen castaño con radios multiseriados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de crecimiento de 2 a 3 mm. Vasos medianos. Radios multise- riados altos y extremadamente anchos, la mayoría de 27 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes cris- tales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera muy pesada, de contracciones altas, muy dura, muy rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 73 24. Quercus rugosa Née Distribución Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, México, Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Altitud 1800-3000 msnm Nombres comunes Encino, encino cuero, encino blanco, encino avellano, encino tocúz, encino quebracho, encino hojarasca, encino negro, encino roble. Características anatómicas Albura castaño pálido y duramen amarillo con radios multise- riados castaño oscuro. Porosidad difusa. Anillos de creci- miento de 1 mm. Vasos medianos. Los radios multiseriados muy altos y extremadamente anchos la mayoría de 27 series. Fibras largas, de diámetro fino y pared gruesa. Vasos con abundantes tílides y parénquima con abundantes cris- tales romboidales. Características físicas y mecánicas Madera pesada, de contracciones altas, dura a muy dura, rígida, resistente a la compresión paralela, a la compresión perpendicular y al cortante paralelo. 74 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus Otras características tecnológicas de la madera de encino Encinos rojos La madera de los encinos rojos presenta dificultad en el secado, el cual debe hacerse lentamente para evitar contracciones y rajaduras; tiene durabi- lidad natural de baja a mediana, pero se impregna fácilmente, a excepción de las especies que forman tílides. Presenta buenas características de maquinado. Ofrece condiciones adecuadas para el clavado y atornillado, tiene propiedades favorables al cepillado, barrenado, esco- pleado y moldurado y se tornea fácil- mente. Soporta la unión entre piezas sin dificultad y el lijado y acabado se realizan sin problemas. Es una madera de exce- lente resistencia mecánica, con alta resis- tencia al impacto. Encinos blancos La madera de los encinos blancos presenta gran cantidad de cristales romboidales de oxalato de calcio que difi- cultan su aserrío, más que en los encinos rojos que no presentan estos contenidos. Por las características de los radios multi- seriados y por las características de peso y dureza, es una madera que presenta grandes contracciones en su secado, con alta tendencia a rajarse. Su secado debe hacerse lentamente para evitar las raja- duras. El duramen es altamente resis- tente a la pudrición, más que el de los encinos rojos. Los poros del duramen están llenos de tílides por lo que es muy poco permeable y difícil de impregnar; únicamente las especies que no forman tílides, como Q. resinosa , se impregnan fácilmente. Presenta buenas caracterís- ticas de maquinado, pero tiende a rajarse en el clavado. Ofrece condiciones adecuadas para el cepillado y moldurado. Tiene excepcionales propiedades de resistencia mecánica. Es una madera con alta resistencia al impacto. DISCUSIÓN Características comunes de las espe- cies del género Quercus Macroscópicas La madera de las especies de encinos mexicanos, no tiene olor ni sabor característico, su brillo es alto, el veteado es pronunciado, la textura es gruesa y el hilo es recto. Sus elementos constitutivos son fácilmente visibles a simple vista, sobre todo los radios multiseriados, que es la característica más distintiva de la madera de los encinos. En las caras longitudinales: tangenciales y radiales, son más oscuros que el resto de la madera y en las caras transversales son más claros. En las caras tangenciales se ven como líneas y en las caras radiales como bandas. Los anillos de crecimiento están marcados por una banda delgada de fibras. En las especies que presentan porosidad anular, los anillos de creci- miento se marcan por una banda de poros de la madera temprana. Microscópicas Vasos. La madera presenta poro- sidad anular o difusa, los poros son soli- tarios (vasos en corte transversal), poco numerosos, de diámetro tangencial mediano y pared gruesa, en la madera tardía se arreglan en hileras radiales. Los elementos de vaso son de longitud mediana, con placas perforadas simples, de paredes terminales oblicuas y puntuaciones areoladas alternas de forma oval. Las puntuaciones vaso-rayo son simples con arreglo vertical. En las especies que presentan porosidad anular, los poros de la madera temprana son visibles a simple vista, forman una banda de dos a cuatro poros de ancho. Los vasos de la madera temprana son grandes y los de la madera tardía son pequeños. La transición de la madera temprana a la tardía es abrupta. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 Traqueidas vasicéntricas. Su presencia es abundante y se arreglan de una a varias capas alrededor de los vasos y mezcladas con el parénquima. Parénquima. El parénquima es poco visible a simple vista. Es abundante, de varios tipos: paratraqueal escaso, mezclado con traqueidas vasicéntricas, apotraqueal difuso, reticulado y en bandas finas más o menos regulares y marginal. Cuando se presenta porosidad anular, el parénquima es más abundante en la madera tardía. Radios. El parénquima radial es de dos tipos: radios uniseriados y radios multiseriados, homogéneos, formados de células procumbentes, no estratificados. Los uniseriados no son visibles a simple vista, son numerosos. Los multiseriados son poco numerosos y agregados, sepa- rados por fibras. Ambos tipos de radios presentan células parenquimatosas de dos tamaños; en los uniseriados están mezcladas y en los multiseriados las más pequeñas se arreglan cerca de los márgenes o en la parte central del radio. Fibras. Son de dos tipos: libriforme y fibrotraqueidas, abundantes, de longitud mediana, de pared gruesa y de lumen fino. Tecnológicas. El coeficiente de anisotropía es muy alto; su resistencia al cortante paralelo a la fibra es de alta a muy alta (resistente a muy resistente). Características distintivas de las espe- cies del género Quercus Encinos rojos Generales. Su albura es de color blanco a rosa y a castaño rojizo claro, el duramen varía de rosa a castaño rojizo oscuro, gris castaño con tintes rojizos, de pesada a muy pesada (0,57 a 0,68), sus 75 contracciones son de altas a muy altas (17 a 22%) y varía de dura a muy dura (4570 a 9420 N). Las propiedades en flexión son de flexibles a rígidas (MOR: 40,9 a 85,2 MPa); la compresión paralela de poco resistente a muy resistente (22,0 a 44,0 MPa). La compresión perpendi- cular es de resistente a muy resistente (6,2 a 11,4 kg/cm 2 ). Radios. Los uniseriados de 7 a 19 células de altura, los multiseriados de 0,7 a 3,0 cm de altura, de 10 a 25 series y de 192 a 482 pm de ancho. Contenidos. Los vasos del duramen generalmente sin tílides o escasas. El parénquima y los radios sin cristales o con escasos cristales de oxalato de calcio de forma romboidal. Las fibras con abun- dantes taninos. Encinos blancos Generales. Su albura es de color blanco a castaño claro o castaño grisáceo, el duramen de castaño claro a castaño oscuro y a castaño grisáceo, de pesada a muy pesada (0,64 a 0,76), sus contracciones son muy altas (19 a 22%) y varía de dura a muy dura (5 740 a 9 450 kg). Las propiedades en flexión son rígidas (MOR: 66,2 a 86,6 MPa); la compresión paralela de resistente a muy resistente (31,2 a 40,9 MPa ). La compre- sión perpendicular es de resistente a muy resistente (9,1 a 16,0 MPa). Radios. Los uniseriados de 12 a 19 células de altura, los multiseriados de 1,5 a 5,0 cm de altura, de 12 a 51 series y 234 a 971 pm de ancho. Contenidos. Los vasos del duramen se encuentran ocluidos con abundantes tílides. El parénquima y los radios con abundantes cristales de oxalato de calcio de forma romboidal. Las fibras con taninos. 76 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus RECOMENDACIONES Usos sugeridos Encinos rojos Por las características estéticas que le dan los diferentes tonos de color, el veteado pronunciado, la textura gruesa y la presencia de porosidad anular, es una madera recomendada ampliamente para muebles (principalmente escritorios, mesas, sillas torneadas, gabinetes de cocina), chapa, pisos, pasamanos, bancas, baúles, artículos torneados, arte- sanías y decoración de interiores en general. La porosidad anular proporciona hermosas superficies en corte tangencial, valiosas en ebanistería y chapa. El color es una de las características más impor- tantes en la industria de la decoración y la madera de los encinos rojos mexicanos presenta una gran variedad de tonali- dades de blanco rosáceo hasta rojo intenso. El color varía entre los encinos rojos, debido al suelo y clima. Junto con el color, el veteado (figura), el hilo recto, su dureza, y su alta resistencia al desgaste y su acabado fino hacen a la madera de encino una de las más apropiadas para pisos. El hilo recto determina la facilidad en artículos torneados, tallados y labrados. Por sus cualidades mecánicas, sobre todo su alta resistencia al impacto, se emplea para cabos y mangos de herramientas y puede ser utilizada con ventaja en usos estructurales, por su alta densidad y resistencia a la flexión. Por la facilidad de aceptar tratamientos preser- vadores, es apropiada para usos en durmientes, pilotes y postes de líneas de transmisión. Encinos blancos La información presentada en este trabajo en forma de fichas descriptivas para las diferentes especies, permitirá hacer un mejor uso de su madera. La madera de los encinos blancos debe usarse en situaciones que requieran excepcional resistencia mecánica y alta durabilidad natural, como los usos estruc- turales en construcciones permanentes expuestas a alto riesgo. Si su secado es exitoso, puede emplearse en decoración de interiores. Por su dureza, alta resis- tencia al impacto (tenacidad) y durabi- lidad natural, en durmientes, postes y pilotes para minas, ruedas de vehículos de labranza, implementos agrícolas, tarimas y ataúdes. Por ser impermeable, resistente y durable, se usa en tonelería para añejamiento de licores siempre y cuando presente porosidad anular y la calidad de los taninos imprima un sabor agradable al añejado. La madera de las diferentes espe- cies que pertenecen a una sección: (Subgéneros Erythrobalanus y Leucoba- lanus), no puede separarse fácilmente entre ellas usando únicamente sus características anatómicas. Por las características tecnológicas diferentes que presentan las especies de ambas secciones, deben separarse en los procesos de transformación ya que al mezclarse especies de los diferentes grupos, los blancos son los más expuestos a la generación de defectos y por lo tanto se produce un alto desper- dicio. Se sugiere agrupar las especies por subgénero y separar las que presentan características problemáticas para su transformación, de acuerdo a los diferentes usos, es decir, separar para su procesamiento, aquellas con valores en los extremos de la distribución esta- dística, según las tablas de resultados aquí presentadas, por no aplicar para ellas, las técnicas comunes ni tener la maquinaria adecuada para su manejo. Es recomendable que estas últimas no se corten y se dejen en el bosque donde tienen funciones importantes en la conservación del suelo, en el ciclo del agua y la interacción con múltiples orga- nismos. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 77 Anexo 1. Especies estudiadas y sitios de recolección. Xiloteca especie sitio de recolección xiloteca especie sitio de recolección ENCINOS ROJOS X-457 Q. acutifolia Zapotitlán, Jal X-421 Q, acutifolia Atoyac de Álvarez, Gro M-66 Q. affinis Chignahuapan, Pue M-94 Q. affinis Chignahuapan, Pue X-374 Q. cand ¡caris San Dimas, Dgo M-62 Q, candicans Cd. Guzmán, Jal X-406 Q. cand ha ns Coalcomán, Mich X-506 Q. candicans Villa Madero, Mich X-212 Q. cand ha ns Leonardo Bravo, Gro M-50 Q. castanea Cd. Guzmán, Jal M-64 Q. castanea Cd Guzmán, Jal X-507 Q, castanea Villa Madero, Mich M-74 Q. castanea Tianguism analco, Pue X-379 Q, coccolobifolia Pueblo Nuevo, Dgo X-213 Q. conspersa Leonardo Bravo, Gro X-373 Q. crassifolia San Dimas, Dgo M-70 Q. crassi folia Mazamitla, Jal X405 Q, crassifolia Coalcomán, Mich M-69 Q. crassi folia Chignahuapan, Pue M-9 1 Q. crassifolia Huayacocotla, Ver X-443 Q. crispipilis Teo pisca, Chis X-376 Q. durifolia Pueblo Nuevo, Dgo M-99 Q. eugeniaefolia Huayacocotla, Ver M-63 Q, laurina Cd. Guzmán, Jal X-407 0. laurina Coaloomán, Mich X-215 Q. laurina Leonardo Bravo, Gro M-68 Q. la urina Chignahuapan, Pue M-92 Q. laurina Huayacocotla, Ver M-101 Q. mexicana Huayacocotla, Ver X-404 Q, scytophylla Aguililla, Mich X-322 Q. sideroxyla San Dimas, Dgo X-551 Q. sideroxyla Pueblo Nuevo, Dgo X-540 Q. skinneri Ocosingo, Chis X450 Q. uxoris Zapotitlán, Jal M-97 Q. uxoris Huayacocotla, Ver ENCINOS BLANCOS X-318 Q. con valí ata San Dimas, Dgo X454 Q. excelsa Zapotillán, Jal M-67 0. glabrescens Chignahuapan, Pue M-93 Q, glabrescens Chignahuapan, Pue M-96 Q. glabrescens Huayacocotla, Ver M-98 Q. glabrescens Huayacocotla, Ver X-375 Q. la eta San Dimas, Dgo X403 Q. obtusata Coalcomán, Mich X-505 Q. obtusata Villa Madero, Mich X-377 Q. potosí na Durango, Dgo X-508 Q. resinosa Villa Madero, Mich X444 Q, rugosa Teo pisca, Chis M= Xiloteca UAMIZ X= Xiloteca INIFAP 78 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus AGRADECIMIENTOS Los autores agradecen la ayuda en la realización de este trabajo de manera muy especial a la excelente taxónoma y gran amiga Biól. María de Lourdes Aguilar Enríquez por su apoyo en la identificación de las especies, al Maestro Jorge Lodi- giani y al Biól. Exp. Jesús Rivera su gran colaboración en el procesado del material fotográfico. REFERENCIAS Aguilar, M. L., C. de la Paz Pérez O. y E. Guerrero C. 1999. Árboles y arbustos del género Quercus, espe- cies y distribución. IV Congreso Mexicano sobre Recursos Fores- tales. Universidad Juárez del Estado de Durango, Durango, Dgo. American Society for Testing of Materials. 1993. Standard methods of testing small clear specimens of timber. ASTM Standard D-1 43-83. Philadelphia. PA. Bárcenas P., G. M., J. R. Aguirre R., G. Álvarez F., B. I. Juárez y L. Yáñez E. 2007. Evaluación sensorial del mezcal potosino madurado con madera de encino de Sierra de Álvarez, SLP. VIII Congreso Mexi- cano de Recursos Forestales, 28-31 octubre. Morelia, Mich. Bejar, G. 1982. Aserrío de la madera de encino. 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Variación de la estructura anatómica de los encinos y su efecto en el aprovecha- miento de los mismos. II Seminario Nacional Sobre Utilización de Encinos. Publicación Especial del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales núm. 49:291-312. De la Paz Pérez O., C. 2000. Relación estructura propiedades físico-mecá- nicas de la madera de algunas espe- cies de encinos ( Quercus ) mexi- canas. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias. Universidad Nacional Autónoma de México. 267 p. De la Paz Pérez O., C., S. Vélez J. y J. Ceja Romero. 2006. Anatomía de la madera de ocho especies de Quercus (Fagaceae) de Oaxaca, México. Madera y Bosques 1 2(1 ):63- 94. Desch, H. E. 1974. Timber, its structure and properties. MacMillan. 424 p. Madera y Bosques 14(3), 2008:43-80 Dinwoodie, J. H. 1975. Timber, a review of the structure, mechanical properties, relationships. 1.1 04(1 ):3-32. Echenique, R., J. Barajas, L. Pinzón y V. Pérez. 1975. 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Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas de encino blanco de la Sierra de Álvarez, SLP, México Chemical composition and relative basic density of two shrub white oak wood species from the Sierra de Álvarez, SLP, México Guadalupe M. Bárcenas-Pazos 1 , Rosalva Ríos-Villa 2 , J. Rogelio Aguirre-Rivera 3 , Bertha I. Juárez-Flores 3 y J. Amador Honorato-Salazar 4 RESUMEN En la sierra de Álvarez, San Luis Potosí, se han identificado 18 especies de encinos; de ellas, Quercus sebifera y Q. tinkhami son de hábito arbustivo y pertenecen a la sección Quercus o encinos blancos. A la fecha se desconocen estudios sobre las características de su madera, la cual sólo se aprovecha localmente en forma reducida y rudimentaria. En este trabajo se presenta su caracteriza- ción química. Se evaluaron los contenidos relativos de lignina, extractos y cenizas, asi como la densidad básica relativa y el contenido de celulosa. Se calcularon los estadísticos básicos para cada componente y se realizó un análisis de varianza entre especies para cada parámetro estimado. La cantidad de celulosa y lignina de ambas especies fue estadísticamente similar (p > 95%); además, los valores obtenidos coinciden con los presentados por otros autores para encinos mexicanos. La cantidad de cenizas fue mayor que lo publicado para especies mexicanas del mismo género, lo cual posiblemente se deba a las condiciones de crecimiento de estas especies, particularmente el clima y el tipo de suelo. Sólo los contenidos de extractos de Q. sebifera con la mezcla etanol-benceno y con agua caliente fueron mayores que ios registrados para otros encinos blancos. El contenido de extractos fue estadísticamente mayor en Q. sebifera. La riqueza de cenizas y extractos de estas espe- cies parece estar relacionada con su adaptación a las condiciones de aridez en las que crecen. La densidad básica relativa de Q. sebifera es media y la de Q. thinkami , es alta. PALABRAS CLAVE: Composición química, extractos, madera de encino, Quercus , San Luis Potosí. 1 Programa Multidisciplinario de Posgrado en Ciencias Ambientales, Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Altair 200. Fracc. del Llano. 78377 San Luis Potosí, SLP. Unidad de Recursos Forestales, Instituto de Ecología, A.C., Xalapa, Ver. Correo electrónico: guadalupe.barcenas@inecol.edu.mx. 2 Posgrado en Ciencias Biomédicas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí. 3 Instituto de Investigación de Zonas Desérticas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Altair 200. Fracc. del Llano. 78377 San Luis Potosí, SLP. 4 INIFAP Campo Experimental San Martinito, Centro de Investigación Regional Centro. Km. 56.5 Carretera Federal México-Puebla, San Martinito. Tlahuapan, Municipio Tlahuapan, Puebla. CP 74100. 82 Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas ABSTRACT ln the mountain range of Álvarez, San Luis Potosí eighteen oak species have been identífied; two of them (Quercus sebifera and Q. tinkhami ) included into the Quercus section or white oaks are shrubs. Currently, studies are not known on the wood characteristics of these species, whích are only used locally in a reduced and rudimentary way. Their Chemical composition is presented here. Essays to estímate relative content (%) of lignin, extracts and ashes were carried out; specific gravity was also calculated along with volume of cellulose. Basic statistics were estimated for each para- meter obtained. Variance analyses were applied between the essays sets of cellulose, lignin, ash, and extracts. Not significant differences (p > 95%) were found between species for cellu- lose and lignin. These results were similar to those presented by other authors for Mexican oaks. Ash volume resulted to be greater; it may be due to their particular climate and soil type, mainly. The extracts of O. sebifera obtained by the ethanol-benzene mixture and by hot water were greater than those published for white oaks. These species were different (p > 95%) for extract content. Ash and extracts richness of these species seems to be related to their aridity adaptations. Reia- tive basic density valúes for Q. sebifera were médium and high for Q. tinkhami. KEYWORDS: Chemical composition, extracts, oakwood, Quercus , San Luis Potosí. INTRODUCCIÓN En México, en nivel de género, los encinos son considerados como el segundo recurso forestal maderable más importante después del género Pinus (Rzedowski, 2006 y Nixon, 1993). La madera de encino posee un valor muy alto como materia prima cuando es procesada adecuadamente; sin embargo, debido a su dureza, su distribución geográfica menos homogénea que la de los pinos y la variabilidad específica en sus características tecnológicas, su uso más común aún es como combustible (García, 1995 y Zavala, 1990). Un argumento utilizado reiterativa- mente para justificar el desuso de la madera de encino en productos con mayor nivel de proceso, es el desconoci- miento de sus cualidades y reacciones, además de su variabilidad en depen- dencia de la zona geográfica donde es cortada (De la Paz, 2000). En México se cuenta con información, particularmente sobre su ecología y distribución, sobre varias especies de encinos (Cárter, 1953; Martínez, 1981; Nixon, 1993 y Valencia, 2004). Sobre las características tecnoló- gicas de la madera de encinos, De la Paz (2000) estableció la relación entre las características anatómicas y las propie- dades físicas y mecánicas de la madera de 24 especies de encinos, 16 de ellos rojos y ocho blancos. Quintanar (2002) publicó una recopilación de diversos trabajos sobre taxonomía, distribución, aprovechamiento y usos actuales, carac- terísticas anatómicas, propiedades físico- mecánicas, composición química, índices de rendimiento y calidad de fibra para pulpa, durabilidad, aserrío, secado y maquinado de la madera de 31 especies de encinos rojos y 16 de encinos blancos. La composición química de la madera de los encinos mexicanos se ha estudiado sólo para unas pocas especies y en aspectos generales y específicos, que van desde el pH hasta la caracteriza- ción de algunos compuestos químicos de la madera y de la corteza, según lo resu- mido por Honorato (2002). Así, Delgado (1980) estimó el contenido de cenizas, extractos con agua caliente y con etanol- benceno, así como a-celulosa y hemice- lulosa en la madera de dos especies de encino rojos (Q. laurina y Q. candicans ) y dos blancos (Q. resinosa y Q. obtusata) del estado de Jalisco; el porcentaje de Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 lignina lo calculó por diferencia. Fuentes (1980) determinó el contenido de carbohi- dratos estructurales, extractos con etanol- benceno y lignina de la madera del fuste y de las ramas de Quercus resinosa , otro encino blanco también del estado de Jalisco. En la madera de dos especies de encinos rojos (Q. laurina y Q. candicans) provenientes del estado de Michoacán, Rutiaga et al. (2000 a y b) estimaron los porcentajes de lignina, carbohidratos estructurales y cenizas, y cuantificaron el porcentaje de extractos con tres disol- ventes, éter de petróleo, acetona y metanol. Por su parte, Bárcenas (2002) analizó el efecto de la lignina y los extractos removidos con disolventes orgánicos sobre dos propiedades físicas de la madera de varias especies; una de ellas fue el encino rojo Q. laurina. Bautista y Honorato (2005) estu- diaron la composición química de la madera de Q. coccolobifolia, Q. durifolia y Q. rugosa recolectados en el estado de Guanajuato, y de Q. oleoides proveniente del centro del estado de Veracruz. Los dos primeros son encinos rojos y las otras dos especies son encinos blancos. En todos los casos, menos para lignina, los encinos blancos presentaron valores mayores de los componentes estudiados. En general, los valores de alfa celu- losa publicados para la madera de encinos mexicanos van de 37% a 56%, de hemicelulosas de 22% a 30% y de lignina de 8% a 22%. Para las holocelu- losas (celulosa y hemicelulosas) se han encontrado valores de 60% a 82%; espe- cíficamente para hemicelulosas, formadas básicamente por pentosas, se han registrado contenidos de 18% a 23% (Honorato, 2002). La cantidad de celulosa presente en la madera de los encinos mexicanos estudiados, es mayor que la registrada en las especies de otros 83 países, mientras que en los otros compuestos son similares (Honorato, 2002 ). Con respecto a los componentes menores, la cantidad relativa de cenizas en la madera de los encinos mexicanos oscila entre 0,32% y 1,38%; la de sílice varía de 0,0025% a 0,0093%; la de extractos con agua caliente varía de 4,61 % a 10,00%, con etanol-benceno de 1,14% a 7,21% y con hidróxido de sodio al 1% de 20,89% a 26,00%; y el contenido de taninos varía desde 0,59% hasta 33,40% (Honorato, 2002). Las especies de encino que crecen en la sierra de Álvarez de SLP, han sido identificadas y estudiadas, ecológica- mente (García, 1995; García et al.', 1999, García y Aguirre a y b, inéditos; Ramírez, 2000; Castillo, 2003 y Castillo et al., 2008), pero sobre las características de su madera se desconocen antecedentes, particularmente sobre las dos especies arbustivas consideradas en este trabajo. OBJETIVO Cuantificar los componentes químicos y determinar la densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas de encinos blancos (Q. tinkhami C.H. Müll. y Q. sebifera Trel.) de la sierra de Álvarez, SLP. MATERIALES Y METODOS Recolección de material Las muestras de las especies estu- diadas se recolectaron en la sierra de Álvarez, área natural declarada para protección forestal y refugio de fauna silvestre (Figura 1). Este sistema orográ- fico está localizado al sureste de la capital del estado San Luis Potosí, y se extiende en dirección NO-SE, con altitudes de 84 Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas 22 0 21 ’ 48 “ 22 ° 00 ’ 100 ° 46’ 20 “ T ye Figura 1. Ubicación de la sierra de Álvarez, SLP 2 000 a 2 700 msnm. Este sistema y las serranías que le suceden hacia el norte forman un límite natural entre la cuenca del valle de San Luis Potosí y la cuenca de Rioverde (García et al., 1999). En la sierra de Álvarez predomina un clima semiseco templado con lluvias en verano, del tipo BSi kw (García, 1988), con preci- pitación media anual de 366 mm a 571 mm, un porcentaje de lluvia invernal entre 5,0% y 10,2%, y la cantidad de lluvia del mes más húmedo de la mitad caliente del año es por lo menos diez veces mayor que la del mes más seco. La temperatura media anual es de 17°C a 18°C, y sus variaciones diarias son de - 3°C a 18°C en el mes más frío (García et al., 1999). Se registran dos temporadas al año, la seca de noviembre a abril y la lluviosa, de mayo a octubre; los meses de precipita- ción abundante coinciden con los meses de temperaturas más elevadas (Ramírez, Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 2000). La sierra está formada predomi- nantemente por rocas sedimentarias (calizas y lutitas), pero en la porción sur hay manchones de rocas ígneas. Predo- minan los suelos de tipo litosol éutrico (García et al., 1999). Se recolectaron tallos de dos indivi- duos de Q. tinkhami en la comunidad de San José de Magaña, y de tres individuos de Q. sebifera, a un lado del camino hacia la comunidad de El Pato, ambos pertene- cientes al municipio de Armadillo de los Infante en la sierra de Álvarez, SLP. Las dos especies recolectadas pertenecen a la sección Quercus (Valencia, 2004) o encinos blancos. De cada especie se recolectó material botánico como ejem- plares botánicos de respaldo, los cuales se procesaron y depositaron en el 85 Herbario Isidro Palacios (SPLM) del Insti- tuto de Investigación de Zonas Desérticas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. La descripción general de las espe- cies recolectadas en la sierra de Álvarez es la siguiente (García y Aguirre a, inédito): Quercus tinkhami C.H. Müll. (Figura 2) Nombre común encino chaparro. Arbustos caducifolios de aproximada- mente 3,0 m de alto, con tallos hasta de 8,0 cm de diámetro, de rectos a torcidos. Su hábitat, en la sierra de Álvarez, SLP es el bosque de galería y el bosque subhú- medo de encino, sobre sustratos de origen sedimentario e ígneo. Figura 2. Quercus tinkhami C. H. Müll. 86 Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas Q. sebifera Trel. (Figura 3) Nombre común, encino. Arbustos caducifolios de aproximadamente 3,0 m de altura, tallos con diámetros hasta de 15,0 cm, rectos a ligeramente torcidos. En la sierra de Álvarez, SLP, su hábitat es el bosque de encino y crece en sustratos de origen sedimentario. Preparación del material Los tallos recolectados se identificaron con un número consecutivo; luego se descortezaron y se procesaron para volverlos astillas antes de que se redujera considerablemente el contenido de humedad de su madera. Posteriormente, las muestras hechas astillas se secaron al aire libre, hasta que su contenido de humedad se equilibró con el ambiente. Enseguida se pulverizaron en un molino Wiley para homogeneizarlas, se tamizaron a través de una malla número 40 y se recolectó lo que quedó retenido en un tamiz con malla número 60. El material seco y tamizado se mantuvo en bolsas selladas para minimizar los cambios en su contenido de humedad, hasta ser analizadas. Análisis químicos Para la determinación de los conte- nidos de celulosa y lignina se removieron las sustancias solubles (extractos) no estructurales mediante una extracción secuencial con disolventes con un gradiente creciente de polaridad, de acuerdo con lo establecido en la norma Preparation of extractive free-wood, TAPPI Test Method T 257 cm-85 (TAPPI, 1998). La muestra extraída se dejó secar Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 87 al aire libre hasta que su humedad se estabilizara con la humedad ambiental; entonces se guardó en un recipiente sellado, para minimizar sus cambios de humedad, hasta que se realizaran las determinaciones de celulosa y lignina. El contenido de humedad (CH) de las muestras se estimó antes de cada ensayo, de acuerdo con lo establecido en la norma Preparation of extractive free-wood, TAPPI Test Method T 257 cm-85 (TAPPI, 1998). El método utilizado para determinar el conte- nido relativo de celulosa fue el desarrollado por Kuschener y Hoffer en 1929 (Browning, 1967). El contenido de lignina se realizó siguiendo lo establecido en la norma Acid- insoluble lignin in wood and pulp, TAPPI Test Method T 222 om-88 (TAPPI, 1998). El contenido de cenizas se determinó de acuerdo con lo que establece la norma Ash in wood, TAPPI Test Method T211 om-85 (TAPPI, 1998). Para la determinación de los extractos con agua caliente y con etanol- benceno se usaron las normas Water solubi- lity of wood and pulp, TAPPI Test Method T 207 om-88 y Solvent extractives ofwood and pulp, TAPPI Test Method T 204 om-88 (TAPP1 1998), respectivamente. Para ambas especies se determinó la densidad básica relativa (DR), de acuerdo con lo establecido por la norma ASTM D-2395-94, Método B. De cada especie se seleccionaron cinco especí- menes y se registró su volumen verde, esto es madera recién derribada (VV). Posteriormente, se secaron al aire bajo sombra y luego en horno eléctrico a 105°C ± 3°C, hasta que alcanzaron peso constante en dos pesadas consecutivas, con lo cual se obtuvo su peso anhidro (PA). Los valores de densidad básica están relacionados con la densidad del agua, por lo que carecen de unidades. Todas las estimaciones químicas se hicieron en dos ensayos independientes con cuatro repeticiones. Para establecer la signi- ficación de las diferencias entre las dos especies se aplicó una prueba de F (análisis de varianza, p > 95) a los resultados obte- nidos para cada atributo evaluado. RESULTADOS Los resultados de los ensayos químicos para los compuestos estructurales y cenizas se presentan en la Tabla 1. Los resultados obtenidos para los extractos se presentan en la Tabla 2, así como los valores de densidad básica relativa. En cuanto a que es celulosa, el compuesto estructural más abundante de la madera, el contenido relativo en Q. tinkhami (43,37%) fue estadísticamente similar al de Q. sebifera (45,72%) (Tabla 1). Menores diferencias aun se encontraron en el conte- nido de lignina (O. tinkhami, 21,02% y Q. sebifera , 21,47%). En cambio, el contenido de cenizas de Q. tinkhami (2,67%) fue esta- dísticamente menor que el de Q. sebifera (3,22%) (Tabla 1). Con respecto a los extractos, los que se obtuvieron con agua caliente fueron más abundantes que los separados con la mezcla de disolventes orgánicos (Tabla 2). A la vez, en ambos casos se regis- traron diferencias significativas entre especies. Así, los porcentajes de extractos con agua caliente en la madera de Q. tinkhami (7,67) y en la de Q. sebi- fera (9,16) superaron significativamente a los de Q. tinkhami (4,50) y Q. sebifera (6,13) obtenidos con la mezcla de disol- ventes. A la vez, el contenido relativo de extracto acuoso en la madera de Q. sebi- fera (9,16%) fue estadísticamente mayor que el de Q. tinkhami (7,67%), y el conte- nido de extractos con disolventes de Q. sebifera (6,13%) también superó signifi- cativamente al de Q. tinkhami (4,50%) (Tabla 2). La densidad relativa (pa/vv) de Q. thinkamii (0,735) fue significativamente mayor que la de Q. sebifera (0,678). Tabla 1 . Contenido (%) de celulosa, lignina y cenizas de la madera de dos especies arbustivas de encino, Quercus tinkhami (Qt) y Quercus sebifera (Qs), de la sierra de Álvarez, SLP (n = 8) 0 0 .N "c 0 O -Q CNI CNI co" o o" 0 o ce co cnj" c\j T- o" a ce c 'c 02 CO a a ce 0 o 02 O 02 a a ce h- CN] ce CNJ C 3 CNJ ce LO 'ñJ- ce i — co CO ce 02 o CD Nf Nt o" LO co LO co 02 02 > 02 02 O en £ ce en a> c 0 2 0 O 0 ■0 JO -0 0 -0 0 C 0 Q O JO o o 0 c o o 0 o - 4-4 o 2 X LU O c 0 o c 0 JO & so 0 0 o 0 0 02 0 c o o 0 o o 2 - 4 - 4 ' X LU -Q 00 t"- cq o" a 0 LO co r- O ■0 -Q CO O CO a o JO o LO o ■0 0 02 02 0 O O 0 l s -~ co h-" 0 ÍD 0 CNJ O o" o o" 00 CNJ o" o CNJ o" 02 CO o" co co o" 0 0 > 0 0 Q Los resultados con letras ¡guales son estadísticamente similares Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 DISCUSIÓN Los porcentajes de celulosa y lignina encontrados en la madera de los encinos arbustivos de sierra de Álvarez (Tabla 1), son equiparables con los registrados en general para la madera de encinos mexi- canos (Honorato, 2002). Específicamente para los encinos blancos mexicanos Honorato (2002) resume que el intervalo del contenido relativo de celulosa es de 51,94% a 56,43% y que el de lignina es de 19,84% a 22,57%. Los contenidos de celulosa obtenidos son también compara- bles a los obtenidos por Bautista y Hono- rato (2005) para dos encinos blancos (Q. rugosa del estado de Guanajuato y Q. oleoides del estado de Veracruz) 52,94% y 51,68%, respectivamente. Los conte- nidos relativos de lignina registrados por estos autores son 20,40% y 22,37%, respectivamente. Así, ambas especies estudiadas presentaron contenidos de celulosa y lignina dentro del intervalo obtenido para otros encinos blancos del país. Para algunos encinos blancos de Estados Unidos, usados en tonelería, entre ellos Q. alba, Rowell et al. (2005) presentan porcentajes de celulosa entre 40% y 47% y de lignina de 24% a 28%, de manera que los valores de celulosa obte- nidos de la madera de Q. sebifera son similares y los de la madera de Q. tinkhami son más altos. En cambio, los valores de lignina de los encinos arbus- tivos de sierra de Álvarez son menores que los presentados por Rowell et al. (2005). Bodirlau et al. (2007) en un estudio de la composición química de varias especies maderables, estable- cieron que el contenido relativo de celu- losa y lignina de Q. robur, encino blanco europeo usado en tonelería, varía de 42,79% a 45,02% y de 23,32% a 24,82%, respectivamente; así el contenido de celulosa es menor en esta especie que en Q. sebifera y Q. tinkhami, pero el porcen- taje de lignina es mayor en las dos espe- cies mexicanas. 89 Los contenidos de cenizas regis- trados en las especies estudiadas (Tabla 1) son mayores que los valores menores que 1,0%, descritos por Honorato (2002) para la madera de varias especies mexi- canas de Quercus, y a los registrados por Bautista y Honorato (2005) para la madera de Q. rugosa (0,45%) y Q. oleoides (0,74%). La procedencia de todos los ejemplares cuyos resultados están publicados, es siempre más septentrional que los estudiados en este trabajo. Saka (2001) menciona que en la madera de especies intertropicales, la cantidad de cenizas puede llegar a ser hasta de 5%. Es posible que el contenido de cenizas encontrado se deba a que se trata de encinos meridionales, propios de ambientes subhúmedos a secos. De acuerdo con García y Aguirre (Inédito b), el hábitat de Q. sebifera es más seco (lomas y laderas abiertas; sustrato sedi- mentario) que el de Q. tinkhami (bosque de galería y bosques aledaños subhú- medos, sustrato ígneo y sedimentario). Así, el contenido de cenizas estadística- mente mayor de Q. sebifera puede repre- sentar una adaptación fisiológica a condi- ciones de potencial hídrico del suelo más restrictivas que las prevalecientes en el hábitat de Q. tinkhami. Bautista y Hono- rato (2005), en contraste, encontraron que para Q. oleoides, de clima cálido y húmedo, es más alto el contenido de cenizas, pero siempre menor que 1,0%; sin embargo, esta especie está vinculada a suelos muy restrictivos sobre aflora- mientos ígneos (Pennington y Sarukhán, 2005). En comparación con los conte- nidos de cenizas que presentan Rowell et al. (2005) para algunos encinos blancos de Estados Unidos (0,3% a 1,2%), los calculados en este estudio son mayores. Esto concuerda con lo señalado por Saka (2001) de que las especies maderables intertropicales presentan mayores conte- nidos de sustancias inorgánicas que las boreales. En efecto, Bodirlau et al. (2007) encontraron en Q. robur, porcentajes de 90 Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas cenizas entre 0,14% y 1,30%, valores menores que los registrados para Q. tinkhami y Q. se bífera. Los extractos de la madera son sustancias sin una función estructural completamente conocida; pueden ser grasas, grasas ácidas, alcoholes grasos, fenoles, terpenos, esferoides, resinas ácidas, ceras y otros componentes orgá- nicos menores (Rowell et al., 2005). En la mayoría de las especies, el porcentaje de los extractos en el peso seco de la madera, es menor que 10%; sin embargo, en algunas puede llegar hasta 30% (Reyes et al., 1987 y FPL, 1999). Los extractos removibles con disol- ventes orgánicos incluyen resinas, ácidos grasos y sus ésteres, ceras, sustancias no saponificadles, colorantes, hidrocar- buros no volátiles, carbohidratos de bajo peso molecular y algunas sales (Saka, 2001). El contenido relativo de extractos con los disolventes orgánicos en la madera de Q. tinkhamii, (4,50%) es cercano al punto medio del intervalo (2,79% a 5,24%) recopilado por Honorato (2002), y del encontrado por Bautista y Honorato (2005) (3,05% y 4,82%) para dos encinos blancos, Q. rugosa y Q. oleoides, respectivamente. En cambio, el porcentaje registrado para Q. sebifera (6,13%) supera claramente el límite mayor de dicha amplitud. La diferencia significativa entre la madera de ambas especies (Tabla 2), puede estar igual- mente relacionada con la diferencia correspondiente en el contenido de cenizas, esto es, que el mayor contenido de extractos en la madera de Q. sebifera contribuye probablemente a generarle una mayor capacidad osmótica y por lo tanto una mayor tolerancia a la aridez (Baeza y Freer, 2001; Braun-Blanquet, 1979 y Weiler, 2004), y que la mayor riqueza de cenizas se relacione también con la posibilidad de la reutilización de los nutrientes de la albura cuando hay escasa disponibilidad de los mismos en el suelo (Penninckx et al., 2001). Entre los extractos que son remo- vidos con agua se encuentran carbohi- dratos solubles, algunos ácidos inorgá- nicos, materiales fenólicos, y algunas sustancias inorgánicas (Baeza y Freer, 2001). El agua lava algunos compuestos también removibles con disolventes orgá- nicos (Rowell et al., 2005), lo que sumado a la mayor presencia de sustancias como polisacáridos o flavonoides, los cuales son muy solubles en agua (Browning, 1967), puede explicar la diferencia entre los obtenidos con agua y con los disol- ventes orgánicos en las maderas de este estudio. El porcentaje de las sustancias extraídas con agua caliente en la madera de Q. tinkhami (7 ,67) está cerca del límite superior del intervalo para otros encinos blancos mexicanos que resume Honorato (2002) (4,99 a 7,76), y del que registraron Bautista y Honorato (2005) para Q. rugosa y Q. oleoides (4,97 y 7,97). Asimismo, dicho porcentaje se encuen- tran dentro del intervalo presentado por Rowell et al. (2005) para los encinos blancos estadounidenses (6,0 a 9,0), y por Bodirlau et al. (2007) para Q. robur (7,56 a 8,12). En cambio, el porcentaje registrado para Q. sebifera (9,19) supera claramente todos los valores consig- nados. Al igual que los extractos con agua caliente, el mayor contenido relativo de los extractos con disolventes orgánicos puede ser una respuesta de adaptación a suelos áridos (Baeza y Freer, 2001; Braun-Blanquet, 1979 y Weiler, 2004). La densidad relativa de las dos espe- cies (0,735 de Q. tinkhami y 0,678 de Q. sebifera) está dentro de los valores regis- trados para otros encinos blancos en el país 0,688 a 0,818 (Bárcenas y Dávalos, 2001); está dentro de los valores de los encinos estadounidenses (0,66 a 0,72) Madera y Bosques 14(3), 2008:81-94 presentada en FPL (1999) pero es mayor que la de Q. robur (0,50 a 0,66), encino blanco europeo (Bodirlaw et al., 2007). De acuerdo con la clasificación de Dávalos y Bárcenas (1999) para maderas mexicanas la densidad de Q. tinkhami es muy alta (> 0,700) y la Q. sebifera es alta (0,550 a 0,690). La densidad más alta de Q. tinkhami se puede atribuir a su mayor densidad de fibras que de vasos o a sus paredes celulares más gruesas (Panshin y DeZeew, 1980) pues sus porcentajes de compuestos estructurales y extractos fueron menores que los de Q. sebifera. Este trabajo constituye una aportación pionera significativa sobre el conocimiento de las características la madera de estas dos especies arburstivas en particular y de las especies de encino de la sierra de Álvarez de San Luis Potosí, que por las condiciones de aridez en las que crecen contrastan con las características de la madera de otras especies del mismo género nativas de climas más húmedos. CONCLUSIONES Los contenidos relativos de celulosa, lignina y cenizas en la madera de Q. tinkhami fueron 48,37%, 21 ,02% y 2,67%, respectivamente. Los porcentajes de extractos fueron 7,67% para los remo- vidos con agua caliente y 4,50% con disolventes orgánicos. Para Q. sebifera los porcentajes obtenidos fueron 45,71 de celulosa, 21,47 de lignina, 3,22 de cenizas, 9,19 de extractos con agua caliente, y 6,13 con la mezcla de etanol-benceno. Los contenidos relativos de celulosa y lignina de Q. thinkami y Q. sebifera fueron estadísticamente similares. Q. sebifera superó estadísicamente a Q. tinkhami en contenido relativo de 91 cenizas y de extractos removidos con agua caliente y con disolventes orgá- nicos. Los contenidos de celulosa y lignina de Q. tinkhami y Q. sebifera son compa- rables con los publicados para la madera de otras especies de encinos blancos mexicanos y latitudes más septentrio- nales. Los contenidos de cenizas y extractos en la madera de Q. sebifera son más altos que los registrados para otros encinos blancos mexicanos y de otras latitudes y parecen estar relacionados con su mayor tolerancia a las condiciones de aridez. La densidad relativa de las dos especies (0,735 de Q. tinkhami y 0,678 de Q. sebifera) está dentro de los valores registrados para otros encinos blancos en el país; es mayor que la de los encinos estadounidenses y que la de Q. robur, encino blanco europeo. La densidad de Q. tinkhami es muy alta y la de Q. sebifera es alta. RECONOCIMIENTOS Este trabajo fue realizado con el financiamiento proporcionado por el Fondo de Apoyo a la Investigación (C05- FAI-1 0-24-45) de la Universidad Autó- noma de San Luis Potosí y por el Fondo Sectorial CONAFOR-CONACYT 2006- 41801 al proyecto “Evaluación de la madera de encino blanco para la madura- ción de bebidas destiladas". REFERENCIAS American Society for Testing Materials. 2002. Standard test methods for specific gravity of wood and wood- based materials D-2395. Annual 92 Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas Book ofASTM Standards, Vol 04.10. Philadelphia, USA. 8 p. Baeza J. y J. Freer. 2001. 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Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 95 ENSAYO Productos forestales no maderables en México: Aspectos económicos para el desarrollo sustentable Mexican non-wood forest products: economic aspects for sustainable development Estrella del Carmen Tapia-Tapia 1 y Ricardo Reyes-Chilpa * 2 RESUMEN El interés en los Productos Forestales No Maderables (PFNM) ha aumentado con la creciente conciencia sobre la deforestación de los bosques y la necesidad de diversificar e incrementar el valor de los recursos forestales. Los PFNM incluyen productos importantes en la vida diaria de las comuni- dades locales; además, generan ingresos y empleos complementarios. En el presente trabajo se revisa la información disponible sobre los PFNM en México, con el fin de distinguir tendencias en su producción y contribuir a generar propuestas que incentiven su aprovechamiento sustentable. De acuerdo a fuentes oficiales, en México existen 20 000 especies vegetales, 950 proporcionan PFNM útiles, pero sólo el 10% de esta última cifra se comercializa y está regulada. Actualmente se distin- guen siete categorías de PFNM. En el periodo 1985-2003, la producción anual promedio de PFNM fue 135 667 toneladas. La categoría "otros productos” ocupó el primer lugar, seguida por “resinas", "fibras”, "ceras", “gomas” y “rizomas". En dicho periodo, la producción de "resinas” tendió a ser cons- tante, la de “fibras" y “ceras" disminuyó paulatinamente, pero la de "gomas" y "rizomas" se redujo drásticamente. En 2003, el valor total nacional de los PFNM fue $498 098 712 pesos. "Otros productos” y “resinas” aportaron el 68,9% y 22,5% del valor total, respectivamente. En contraste, “tierra de monte” representó 62,3% en volumen, pero apenas 2,6% del valor total. Se concluye que la información oficial sobre PFNM es escasa e incompleta, por lo que es necesario realizar una nueva categorización y desagregar "otros productos”, que incluye numerosos bienes importantes mal esti- mados, como las plantas medicinales. PALABRAS CLAVE: Economía, México, Productos Forestales No Maderables. ABSTRACT The importance of Non Timber Forest Products (NTFP) has increased along with growing concern on deforestation, and the need to diversify and íncrease the valué of forest resources. The NTFP inelude a number of products which are ¡mportant in the daily life of local communities, because they contribute to obtain additional earnings and employment. In the present investigation, the avai- lable NTFP Information for México ¡s reviewed, in orderto identify production patterns, and to contri- bute to generate sustainable management proposals. According to governmental sources, in México there are 20 000 plant species, 950 of them provide NTFP, but only 10% of this last figure has commer- cial valué and is subjected to regulation. Currently, NFTP are classified in seven categories. In the period 1985-2003, NFTP mean annual production was 135 667,158 tons. The category “other 1 Facultad de Economía. Correo electrónico: estatablue@yahoo.com. mx, 2* Departamento de Productos Naturales, Instituto de Química, Correo electrónico: chilpa@servidor.unam.mx. Univer- sidad Nacional Autónoma de México. Circuito Exterior, Ciudad Universitaria. Coyoacán 04510. México D.F. * Dirección para correspondencia. 96 Products” was the most important, followed by “resins”, “fibres”, “waxes”, “gums” and “rhizomes”. During this period, the production of “resins" tended to be stable, 'fibres" and ' waxes" tended to decline, but "gums" and "rhizomes" fall down. In 2003, the NFTP national valué was $498 098,712 pesos. The catego- ries "other producís” and “resins” accounted for 68,9% and 22,5%, respec- tively of total valué. In contrast, “forest soil” (used for gardens) represented 62,3% of production in tons, but accounted only for 2,63% of the total PFNM valué. It is concluded that NTFP official information is scanty and incom- plete. Because of this, it is necessary to develop a new classification, especially to divide “other producís”, since it ineludes a number of important producís not properly quantified, such as medi- cinal plants. KEY WORDS: Economy, México, Non Timber Forest Products. INTRODUCCIÓN Los Productos Forestales No Made- rables (PFNM), también llamados Benefi- cios Forestales No Madereros, son “Todos los productos y servicios vege- tales y animales, excluida la madera rolliza industrial y la madera para energía, derivados de los bosques y otras tierras forestadas y de árboles fuera del bosque” (Consulta de Expertos sobre PFNM cele- brada en Tanzania, Octubre de 1993). Es decir, los PFNM constituyen una colec- ción de recursos biológicos que incluye una gran variedad de beneficios, como por ejemplo: frutas, nueces, semillas, aceites, especias, resinas, gomas, plantas medicinales y muchos otros, específicos de las áreas donde son reco- lectados (De Beer y McDeermont, 1989). En muchas partes del mundo estos recursos son indispensables para los habitantes más pobres, quienes consti- tuyen los actores principales en la extrac- ción de los PFNM, pudíendo constituir su única fuente de ingresos personales (FAO, 1995 y Ros-Tonen, 1999). Productos Forestales No Maderables en México A través de los PFNM, la biodiver- sidad forestal juega un papel importante en el alivio de la pobreza de las comuni- dades marginadas y dependientes de dichos productos. Los PFNM contribuyen a los medios de vida, incluyendo a la seguridad alimentaria, la salud, el bien- estar y los ingresos (FAO, 1995 y Falconer, 1996). Por esta razón, a finales de los años 1980 y comienzos de los 1990, se propuso investigar de qué forma las zonas forestales, especialmente los bosques tropicales, podrían resultar económicamente atractivos para las poblaciones locales, a fin de desincen- tivar la deforestación (Nepstad y Schwartzman, 1992; Padoch, 1992 y Plotkin y Famolare, 1992). En 1992, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), también conocida como la “Cumbre de la Tierra”, identificó a los PFNM como un área importante que requería una acción concertada, con el fin de asegurar su potencial para contribuir al desarrollo económico y a la generación de empleo e ingresos de manera susten- tare (Principios Forestales, capitulo 11 de la Agenda 21 , CNUMAD). No obstante, lograr la conservación forestal sostenible depende de la capa- cidad de reconciliar la productividad ecológica del ecosistema con la explota- ción humana. La coincidencia geográfica de áreas de alta densidad poblacional, pobreza y/o dependencia de los recursos naturales, en muchas ocasiones confronta al bienestar económico-social con la sustentabilidad de la naturaleza. Estudios recientes han documentado que las áreas más ricas en biodiversidad, consideradas como las más necesitadas de conservación, por su naturaleza propia, presentan una alta diversidad de especies con una baja cantidad de indivi- duos. Esto no es lo ideal para la cosecha comercial pues dificulta la recolección y los rendimientos rara vez son viables Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 económicamente (Neumann y Hirsch, 2001). Por esta razón, existe una nece- sidad urgente de reorientar el manejo de los productos forestales, mediante la disminución de los diversos impactos negativos y el cambio del enfoque de ganancias a corto plazo, hacia la preven- ción de la pérdida de los medios de vida de quienes dependen de estos medios de subsistencia u obtienen ingresos del comercio de las zonas forestales. En este contexto, las investigaciones socioeconómicas que contribuyen al entendimiento de las preferencias, de las redes comerciales y de la estructura y las funciones de los mercados, son claves para proponer el manejo y conservación de los recursos y diseñar programas de desarrollo rural para las especies comer- cializadas. El saber cuáles especies son vendidas, con qué precios y en qué canti- dades no es suficiente. Se necesita también identificar los recursos, tanto tradicionales como potenciales, su distri- bución geográfica y áreas donde tienen un uso tradicional, saber quiénes están involucrados en la comercialización a lo largo de las cadenas comerciales (las cuales muchas veces son bastante complicadas), conocer cómo este proceso está organizado y de qué forma ocurren, y probablemente cómo ocurrirán los cambios en la demanda y oferta en el futuro (Cunningham, 2001). México destaca entre los países con mayor número de plantas vasculares del mundo, con 23 522 especies, aunque esta cifra podría alcanzar las 31 000 especies (CONABIO, 2006). Alo largo del tiempo, dichos recursos bióticos han sido motivo de gran interés y trabajo por parte de los científicos e interesados en las ciencias naturales, prueba de ello son los numerosos textos escritos a partir del siglo XVI, como el Libellus Medicinalibus Indorum Herbis (1552) cuyo autor fue el médico indígena Martín de la Cruz (Bejar et al., 2000). Hasta libros contemporá- 97 neos donde se describen algunos de los principales PFNM del país (López, Chanfón y Segura, 2005). No obstante, en México los PFNM constituyen un recurso que ha sido ignorado por los tomadores de decisiones. Existen grandes dificultades para desarrollar polí- ticas públicas, sistemas de cosecha, producción, mercados y mecanismos para incentivar su comercialización y uso sustentable. Un instrumento básico para empezar a atacar estos problemas, es contar con un buen sistema de informa- ción estadística sobre PFNM. La informa- ción con que se cuenta, es difícil de consultar debido a que no existe un sistema exclusivo para la recopilación de datos, puesto que estos se obtienen a través de la documentación forestal general, de la cual no se tiene pleno control, ni continuidad, ocasionando con ello vacíos importantes en la información. Esta situación debe cambiar, antes de que el potencial de los PFNM se contabi- lice como un costo de oportunidad en la explotación de los bosques y selvas en México. En esta perspectiva, en el presente trabajo se compila y analiza la información estadística sobre los PFNM en México disponible para el periodo 1980 a 2003, con el fin de identificar tendencias en la producción. Se examina de forma crítica la categorización oficial existente sobre los PFNM y se esboza una propuesta para que la investigación sobre dichos recursos se traduzca en su aprovechamiento sustentable. METODOLOGÍA Para integrar este ensayo, se consultaron diversas fuentes de informa- ción secundaria. Principalmente, la que recopilan las instituciones mexicanas que tienen relación con las estadísticas de los PFNM. Por ello, para el periodo 1986- 1989, se consultó la de SEMARNAP. Para 1990-1993, la de SARH. Compendio 98 Estadístico de la Producción. 1989-1993, INEGI. Para 1993-2003, el Anuario Esta- dístico Nacional INEGI. También se revi- saron estudios previos que compilan información estadística sobre los PFNM que comprenden el periodo 1990-1998, incluyendo el marco legal y el contexto social (cf. Torres-Rojo y Zamora, 2001 y García-Peña, 2001). RESULTADOS Diversidad de los PFNM Con base en numerosos estudios etnobotánicos y florísticos, se estima que en México existen aproximadamente 5 000 plantas útiles y 215 especies de hongos comestibles, de un total estimado de 30 000 especies de fanerógamas y de 120 000 a 140 000 especies de hongos (Rzedowski, 1992 y Guzmán, 1995). También se estima que aproximadamente 3 100 especies vegetales se emplean o se han empleado en México con fines medicinales (INI, 1994 y Bejar et al., 2000). En contraste, fuentes oficiales consultadas, como de SEMARNAP, señalan que de las 20 000 especies vege- tales existentes en el país, sólo 950 proporcionan PFNM útiles y únicamente Productos Forestales No Maderables en México el 10% de éstas se comercializa y está sujeto a alguna forma de regulación gubernamental. Es decir, la mayoría de los PFNM son de uso local (Tabla 1). La mayoría de estos productos se obtienen por recolección, generan beneficios precarios y estacionales, en algunas zonas representan la única fuente de ingresos de las familias campesinas. En el caso de los PFNM para el autocon- sumo, se desconoce su impacto econó- mico en las comunidades locales por no estar cuantificado. Los PFNM comprenden por defini- ción una gran variedad de especies, mate- riales y substancias. Sin embargo, actual- mente los registros oficiales sólo distin- guen siete categorías, de las cuales seis son individuales y una general (Tabla 2). Las categorías reconocidas son: 1) “Resinas" se extraen de algunas espe- cies de los géneros Pinus y Abies ; 2) “Fibras” para cordelería, textiles, etc.; 3) “Gomas” utilizadas en la industria alimen- ticia, así como en ungüentos, bálsamos, cosméticos y pegantes; 4) “Ceras” por ejemplo, candelilla (Euphorbia antisiphyli - tica)] 5) “Rizomas” empleados tanto para la extracción de substancias de interés farmacéutico (por ejemplo Dioscorea composita ) como para uso alimenticio Tabla 1. Especies que Proporcionan PFNM en México Ecosistema Número de especies Especies útiles actualmente Especies de uso comercial Especies de uso doméstico y regional Selvas 10 000 200 30 170 Bosques Templados- Fríos 7 800 300 30 270 Zonas Áridas y Semiáridas 2 200 450 25 425 Totales 20 000 950 85 865 Fuente: Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. En línea: http://www.semarnat.com. Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 99 (Aráceas); 6) “Tierra de monte” mezcla de diferentes suelos forestales que se demanda para jardines, parques, hogares y viveros; 7) “Otros productos”, categoría general que abarca una gran diversidad de bienes tales como frutos, hongos, semillas, plantas medicinales, plantas ornamentales y muchos años también incluyó “tierra de monte”. Producción de PFNM (1985-2003). Se revisaron las estadísticas oficiales existentes respecto a la produc- ción de PFNM para el periodo 1980-2003. Sin embargo, no se encontraron datos para los años 1981-1984 y sólo existen datos generales para el periodo de 1986- 1989. El periodo mejor documentado es Tabla 2. Usos y Categorías de los Principales PFNM de México Productos con alto potencial en desarrollo 1 Productos con alto potencial para desarro llar ¿ Selvas Pimienta (Piper sp.) (condimento) [7] Palma real ( Sabal mexicana) (ornamental) [7] Palma palapa (Orbignya guacuyule) (construcción) [7] Palma camedor (Chamaedorea elegans) (ornamental) [7] Cascalote (Caesalpina cacalaco)( forrajería, industria farmacéutica) [7] Chicle (Manilkara zapota) (industria alimenticia) [7] Barbasco (Dioscorea mexicana) (industria farma- céutica - extracción de sapogeninas) [5] Bambú ( Olmeca recta, Otatea acuminata, Alonemia clarkle) (Construcción y ornamental) [7] Tepescohuite ( Mimosa tenuiflora) (medicinal - cosmético) [7] Memela o "rattan mexicano" (Clusia spp.) (Construcción) [7j Bosques Templados - Fríos Resina de pino (Pinus spp.) (industria química) [1] Hongo blanco (Tricholoma magnivelare) (comestible) [7] Heno (Tillandsia spp., Clitoria ternatea LJ (orna menta I) [7] Vara de perlilla ( Simphoricarpus microphyllum)(\ndustna\la rtesanal- escobas) [7] Musgo ( Polytrichum spp., Hypnum, Thuidium, Leptodontium y Campylopus) (ornamental) [7] Hongos (comestible) [7] Laurel (Nerium oleander) (condimento, industria - alimenticia / cosmética / farmacéutica) [7] Raíz de zacatón (Muhlenbergia spp.J(artesanal - fabricación de escobetillas) [5] Nuez (Juglans spp.){ comestible) [7] Pingüica (Arctostaphylus spp.) (medicinal) [7] Zonas Áridas y semiáridas Candelilla (Euphorbia antisiphylitica) (industria cosmética) [4] Lechuguilla (Agave lechuguilla) (industria cosmética - sa poninas para jabones y como fibra para la fabricación de cuerdas) [2] Palmilla (Yucca schidigera)(\r\óustr'\a alimenticia: espumantes, industria farmacéutica: esteroides) [7] Orégano (Lippia graveolens H.B.K.)(c ondimento) [7] Maguey (Agave salmiana) (artesanal/industrial - bebidas fermentadas) [7] Jojoba ( Simmondsia chinensis) (industria - alimenticia / cosmética / farmacéutica) [7] Sábila (Aloe vera) (industria - alimenticia / cosmética / fa rmacéutica) [7] Nopal (Opuntia spp.) (industria - alimenticia / cosmética / fa rmacéutica) [7] Damiana (Tumera diffusa Willd) (medicinal) [7] Cortadillo (Nolina cespitifera) (ornamental, forrajero) [7] Piñón (Pinus spp.) (comestible) [7] Categoría: [1] Resinas, [2] Fibras, [3] Gomas, [4] Ceras, [5] Rizomas, [6] Tierra de Monte, [7] Otros productos. 1 Bajo comercialización, la mayoría cuenta con investigación sobre usos, fuentes, manejo y mercados; la mayoría son productos unitarios, es decir con un uso o fin único. 2 Bajo comercialización, la mayoría cuenta con información sobre usos, fuentes, manejo, pero no sobre mercados; con potencial de diversificación de productos, es decir, para diversos usos y/o fines. Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. En línea: http://www.semarnat.com. 100 de 1990 a 2003. Pero a partir del 2004 la información es mínima o nula en los registros de las dependencias oficiales que usualmente la recopilaban. La infor- mación existente, que tiende a ser más continua, contempla datos de ‘‘resinas, fibras, ceras y gomas” (Tabla 3). En el periodo 1985-2003, la produc- ción total de PFNM en México fue de 2 577 676 toneladas, la producción anual promedio se estimó en 135 667 158 tone- ladas. Las variaciones anuales se mostraron inconstantes de 1985 a 1990, decrecientes de 1991 a 1996 y crecientes de 1997 al 2001, exponiendo una variación anual promedio del 34,71%; siendo el periodo 1999-2000 el de mayor crecimiento (66% de crecimiento respecto al año ante- rior). No obstante, durante el periodo 2001- 2002 se presentó un importante declive en la producción no maderable, con un promedio anual de -48%. Del 2002 al 2003 se observa de nuevo un enorme incre- mento en la producción, estimado en 80,74%, principalmente, debido a la contri- bución de “otros productos” (Tabla 3). A lo largo del periodo 1 985-2003, las “resinas”, como categoría individual, ocupó el primer lugar por su producción (tone- ladas) seguida por “fibras, ceras, gomas y rizomas”. Sin embargo, la producción de “resinas” fue en todos los años inferior a la categoría general “otros productos”. La producción de “resinas" se mantuvo más o menos constante en el orden de 30 000 toneladas a lo largo de este periodo, mien- tras que la de “fibras y ceras”, tendió a disminuir. La producción de “gomas y rizomas” mostró una tendencia decre- ciente aún más aguda. Cabe destacar que la producción de “rizomas” fue nula de 1997 al 2001 (Tabla 3). Producción por entidades federativas (2003) Las estadísticas más completas sobre los PFNM son las de 2003 y se Productos Forestales No Maderables en México emplean en este trabajo para analizar su producción bajo diferentes perspectivas. En cuanto a entidades federativas, el Distrito Federal, considerada en su mayoría zona urbana, paradójicamente es la entidad con mayor producción de PFNM con 102 467 toneladas (39,51% del Total Nacional (TN) = 259 376 ton), pero únicamente por concepto de “tierra de monte” la cual constituyó el 100% de su producción no maderable. Consecuti- vamente se encuentran Michoacán con 35 229 ton (13,60% del TN) principal- mente constituida por “resinas” (93,75% del Total de la Producción por Entidad (TPE)) y “otros productos” (6,24% del TPE); Morelos con 27 714 ton (10,68% del TN) por concepto de “tierra de monte” (100% del TPE); Sonora con 21 379 ton (8,24% del TN) por “tierra de monte” (95,46% del TPE) y “otros productos” (4,53% del TPE) y Veracruz con 19 723 ton (7,60% del TN), por concepto de “otros productos” (100% del TPE). Es importante hacer notar que las cinco entidades, anteriormente seña- ladas, representaron el 79,61% del total de la producción nacional no maderable en el 2003. Volumen de producción (2003) En términos de cantidad, el PFNM más importante en México es la “tierra de monte” con 161 796 ton (62,37% del Total Nacional), le siguen “otros productos” con 61 878 ton (23,85% del TN), “resinas” con 33 769 ton (13,01% del TN), “fibras” con 1 448 ton (0,55% del TN), “ceras” con 476 ton (0,18% del TN) y “rizomas” con apenas 2 ton (0,0007% del TN) (Figura 1). Desde el punto de vista ecológico, cabe pregun- tarse bajo qué criterios o regulación se efectúa la obtención y comercialización de tierra de monte. 101 -OI t ñ O O c n a E o O en 0 i— 0 O en es en a E o N en c en 0 C£ 0 +-» O o "O o 'ki 0 CL 7 803 14 587 QN QN QN QN 151 090 129 366 114 660 107 138 70 470 77 074 57 448 65 289 66 665 110 809 co Q □ Q o O) r- N" co en co co LO CN i; en o oo o LiO "Z. ~Z. 'íT CO co CN CN co O en O O en en * (13 rc L_ 03 O en ra E o 03 uí J3 03 u (13 L_ k_ 03 >» O c n 03 O £= 03 CL (13 O tfí 03 T3 03 en m co 03 ■o -O O o 03 L_ S O o o 03 O O -4— ' U3 T 3 03 -i— < (13 LU O 1 1 J É 2 Si ^ 03 (13 >* — O — 03 T3 (13 03 jg (13 o o (#3 4S o u — s= 03 03 sz o Z o L_ O ¿] 102 Productos Forestales No Maderables en México ■ TIERRA DE MONTE □ OTROS □ RESINAS □ FIBRAS □ CERAS □ GOMAS □ RIZOMAS Figura 1. Producción No Maderable en toneladas por grupo de productos (% del total de la producción nacional) Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003). La entidad con mayor producción de “tierra de monte” es el Distrito Federal con 102 467 ton (63,33% del Total Nacional por Grupo de Productos (TNGP) = 161 796); “otros productos”, Veracruz con 19 723 ton (31,87% del TNGP = 61 878); “resinas”, Michoacán con 33 029 ton (97,80% del TNGP = 33 769); “ceras”, Coahuila con 476 ton (100% del TNGP = 476); “fibras”, Tamaulipas con 763 ton (52,69% del TNGP = 1 448); “gomas”, Campeche con 8 ton (100% del TNGP); y “rizomas”, Tamaulipas con tan sólo 2 ton (100% del TNGP). Valor de producción (2003) El Total del Valor de la Producción Nacional No Maderable (TVPNNM) en 2003 se estimó en $498 098 712 pesos mexicanos. La categoría más importante en términos de su valor económico es “otros productos” con $343 470 700 pesos (68,95% del TVPNNM), seguida por “resinas” con $112 337 276 (22,55% del TVPNNM). Las categorías restantes presentan una contribución muy reducida, por ejemplo “fibras” con $18 440 342 (3,70% del TVPNNM), “tierra de monte” con $13 114 327 (2,63% del TVPNNM), “ceras” con $10 472 066 (2,10% del TVPNNM) y finalmente “gomas” con Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 103 A 4 4 4 0.00 0.05 2.10 2.63 3.70 22.55 E RIZOMAS □ GOMAS H CERAS ■ TIERRA DE MONTE E FIBRAS □ RESINAS □ OTROS 68.96 0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 60.00 70.00 Figura 2. Valor de la producción por grupo de productos (% del valor total nacional) Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003). $264 000 (0,053% del TVPNNM) (Figura 2). El valor de producción de la categoría de “rizomas” fue nulo, esta situación puede ser ya sea porque no se cuantificó o porque se dedica exclusivamente al autoconsumo. La entidad con mayor Valor de la Producción No Maderable es Veracruz con $260 183 700 pesos (52,23% del TVPNNM); consecutivamente le siguen Michoacán con $120 039 700 (24,09% del TVPNNM), Tamaulipas con $17 794 527 (3,57% del TVPNNM), Coahuila con $16 412 553 (3,29% del TVPNNM) y Baja California con $11 216 904 (2,25% del TVPNNM). Las cinco entidades, seña- ladas anteriormente, representan el 85,45% del total del valor de la produc- ción nacional no maderable. 104 Precio Medio Nacional (2003) El precio medio nacional (PMN) de la producción no maderable se presenta en pesos por tonelada (Fig. 3) y es calcu- lado con base en el precio l.a.b. (libre a bordo) centro de acopio. Este es un sistema de precios geográfico, donde el vendedor cotiza su precio de venta en la fábrica u otro punto de producción (en este caso en el centro de acopio), mien- tras que el comprador paga todo el precio de transporte. Las “gomas” son la cate- goría con mayor PMN con $33 000 pesos por tonelada (p/t), consecutivamente le siguen “ceras” con $22 000 p/t, “fibras” con $12 735,85 p/t, “otros productos” con $5 550,78 p/t, “resinas” con 3 326,63 p/t y finalmente “tierra de monte” con $81 05 p/t (Figura 3). Productos Forestales No Maderables en México Tendencias generales (2003) El análisis de la información compi- lada permite distinguir algunas tenden- cias respecto a la producción de PFNM en México. La producción de “tierra de monte” representa el mayor porcentaje en el total nacional de productos no maderables por su tonelaje (62,37%). Sin embargo, su valor de producción constituye sólo el 2,63% del total nacional. Por otro lado, las “resinas” y “otros productos”, los cuales en conjunto representan en toneladas el 36,88% del total nacional de la produc- ción no maderable, aportan el 91,5% del total del valor de la producción forestal no maderable (Figura 4). Figura 3. Precio medio nacional por grupo de productos (pesos/toneladas) Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 105 Figura 4. Producción en toneladas VS valor de la producción por entidad (% de los totales nacionales) Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) A pesar de que el Distrito Federal constituye la entidad federativa con el mayor porcentaje de la producción nacional no maderable en toneladas (39,51%), no representa la entidad con mayor valor de la producción debido a que el único PFNM explotado es la “tierra de monte”, el cual posee el menor valor en el país. En contraste, Veracruz aunque sólo aporta el 7,6% de la producción nacional en toneladas, es la entidad federativa con mayor valor de la producción (52,24% del total nacional) con sólo una categoría general “otros productos” (Figura 5). El Precio Medio Nacional (PMN) más alto corresponde a las “gomas” con $33,000 pesos por tonelada (p/t). Sin embargo, su valor de la producción es mínimo, ya que sólo se generan 8 ton en México. La categoría general “otros productos” tiene un PMN de $5 550,78 p/t, el cual representa aproximadamente el 16,82% del PMN de la categoría individual de las “gomas”. No obstante, en conjunto con su producción en toneladas genera el 68,95% del valor nacional total (Figura 6). DISCUSIÓN México carece de una política pública bien definida sobre la gestión de los PFNM, su recolección y desarrollo sustentable, lo cual se refleja en que la información estadística sobre estos productos resulta mínima, incompleta y 106 Productos Forestales No Maderables en México 60.00 50.00 40.00 30.00 20.00 10.00 0.00 ^1 ■ Toneladas □ Valor ia # o- V ¿ / / * ^ A? Figura 5. Producción en toneladas VS valor de la producción por entidad (% de los totales nacionales) Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) en algunos casos errónea, como se cons- tató para el periodo 1980-2003 (Tabla 3). Aunque se han tratado de solucionar algunos de los puntos anteriormente señalados, sólo algunos productos comercialmente importantes han recibido atención, principalmente por razones de generación de ingresos. En el periodo 1985-2003, la producción anual promedio de PFNM fue de 135 667 toneladas. La categoría “otros productos” ocupó el primer lugar en volumen, seguida por “resinas, fibras, ceras, gomas y rizomas”. La producción de “resinas” tendió a ser constante, mientras que la de “fibras, ceras, gomas y rizomas” tendió a dismi- nuir, en los últimos dos casos de manera drástica. En 2003, último año para el cual se localizaron estadísticas, el valor nacional de los PFNM fue de $498 098,712 pesos. “Otros productos”, aportó casi el 70% del valor total, seguida por resinas con el 22,5%. En contraste, la “tierra de monte” representó el 62,37% en toneladas, pero su valor de producción constituyó apenas el 2,63% del total nacional. Con base en la revisión efectuada, se considera urgente y necesario realizar una nueva categorización de los PFNM. No obstante, que la categoría “otros productos” genera casi el 70% del valor total nacional de los PFNM, pero no Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 107 Figura 6. Comparación entre precio medio, valor de la producción y producción total en toneladas a nivel nacional Fuente: Elaboración propia con base en datos del Anuario Estadístico Forestal (2003) obtiene una atención adecuada. Esta urbanos las plantas medicinales alcanzan categoría denominada como “general”, un valor de entre $50 a $350 pesos mexi- incluye un sinfín de productos, que pese a canos por kg (Mercado Sonora, Jamaica su importancia no se clasifican y cuanti- y Central de Abasto en la Ciudad de fican de forma individual. Cabe recalcar México). Mientras en el mercado interna- que en "otros productos” se incluyen cional de plantas medicinales, al norte de bienes tales como las plantas medici- México, el precio es en promedio de nales, las cuales pueden aportar impor- US$41 por kg (Garfias etal., 1995). tantes beneficios, pero que al no estar cuantificados resultan en un escaso Prácticamente existe un consenso apoyo al sector de los PFNM, el cual es generalizado en que los PFNM son de especialmente vital para la economía gran importancia, ya que representan una rural y puede ser reforzador de la fuente de ingreso y empleo para diversas economía nacional. Por ejemplo, de comunidades rurales, sobre todo en áreas acuerdo a datos recopilados por los marginadas (López, Chanfón y Segura, autores en 2005, en los mercados 2005 y García-Peña, 2001). No obstante, 108 también es claro que los PFNM no han contribuido de forma contundente con la economía nacional. Se ha estimado que la aportación de todo el sector forestal al PIB (Producto Interno Bruto) es de alrededor del 1%, representado por el 93% del valor de la producción maderable y tan sólo el 7% de producción de PFNM. Independien- temente de las aportaciones de los productos maderables y no maderables, el sector forestal está atravesando por una severa crisis, en donde la producción ha declinado considerablemente y las impor- taciones de productos forestales se han incrementado significativamente (Segura, 1 996). A pesar de ello, los bosques mexi- canos poseen un importante potencial productivo que no ha sido aprovechado de forma correcta, pero que si se hiciera signi- ficaría una importante fuente de ingresos. Por otra parte, cabe advertir que el aprovechamiento basado en cifras y enfa- tizando únicamente el valor económico de los PFNM, generalmente no es susten- tare y puede llevar a escenarios alar- mantes de sobreexplotación y extinción local del recurso. Lo antes señalado se ilustra con el caso del arbusto Hipócrates excelsa (Flipocrataceae), del cual se colecta la corteza de las raíces, llamada popularmente “cancerina”, debido a las propiedades medicinales (tratamiento de gastritis, principalmente) que popular- mente se le atribuyen. La alta demanda de la “cancerina” en los mercados urbanos, así como la ausencia de cultivo y propagación del arbusto ha conducido a la extinción local de las poblaciones silvestres de la Selva Baja Caducifolia en varias regiones de los estados de Morelos y Puebla (Reyes-Chilpa et al., 2003 y Flersch-Martínez, 1995). Para evitar llegar a dicho panorama, se debe vincular el ámbito ecológico con el econó- mico. Es decir, fomentar iniciativas de gobierno que induzcan a que la produc- ción sea tanto económicamente rentable, como ambientalmente sustentable. Productos Forestales No Maderables en México En este contexto, el papel de la inves- tigación científica interdisciplinaria es crucial y también debe ser estimulada por el estado para apoyar técnicamente a las poblaciones locales involucradas en el uso y manejo del recurso, pero además requiere una secuencia organizada de investigaciones que contribuyan a asegurar el aprovecha- miento sustentable de los PFNM. En el ejemplo antes señalado, primero tendientes a la validación científica de las propiedades medicinales que se le atribuyen popular- mente, o a la generación de otras aplica- ciones novedosas (por ejemplo, como insecticida de origen vegetal). Cabe anotar, que existen numerosos estudios sobre la composición química de la cancerina, algunos de tipo farmacológico, pero ninguno clínico (Reyes-Chilpa et al., 2003). Una vez validadas la eficacia y seguridad de los usos medicinales tradicionales, o contando nuevas aplicaciones, sería nece- sario desarrollar métodos de propagación, cultivo y aprovechamiento, sin olvidar evaluar con profundidad su potencial económico y generador de desarrollo social, así como las formas de financiar la producción, comercialización y distribución por parte de las comunidades locales. La investigación científica interdisci- plinaria también puede generar alterna- tivas novedosas para el aprovechamiento sustentable de PFNM. Como sería la cosecha de las hojas de los árboles para la extracción de compuestos naturales de interés medicinal, industrial y agrícola. Esta alternativa ha sido explorada de manera preliminar, tanto química, como económica y ecológicamente para la obtención de calanólidos (Huerta-Reyes et al., 2004), compuestos antivirales (VIH- 1) a partir de hojas del árbol tropical Calophyllum brasiliense (Clusiaceae) en la región de Los Tuxtlas, Veracruz, México (Tapia-Tapia y López-Vega, 2005). Madera y Bosques 14(3), 2008:95-112 La investigación sobre PFNM tendiente a su aprovechamiento susten- tare tanto económica como ecológica- mente, debería considerar entre otros aspectos, lo siguiente: La naturaleza y extensión de distri- bución de recursos vegetales específicos, además de su densidad de población. La prospección, tipificación de espe- cies candidatas para el desarrollo de nuevos productos y usos. Identificación científica de ingredientes activos y valiosos, caracterización de su suministro y su adaptabilidad para crecer en distintos ambientes (especies múltiples o bajo monocultivo). Estas tareas pueden realizarlas dependencias gubernamen- tales, universidades y centros de investi- gación; promoviendo no sólo su comer- cialización sino tecnologías adecuadas de cultivo y/o manejo. Es decir, realizar una adecuada planeación, identificando oportunidades y riesgos. La codificación y evaluación de todos los conocimientos locales acerca de casos, técnicas de recolección y uso de los diversos PFNM, tanto para la subsistencia como para la venta. Realizar, codificar y evaluar mediante colectas de datos cuantitativos que cubran un periodo completo, de preferencia similar al ciclo de vida de una especie, para evaluar las influencias esta- cionales sobre el crecimiento y rendi- miento de los PFNM para diferentes órganos vegetales (hojas, flores, frutos, rizomas, corteza, etc.). Desarrollo de sistemas silvícolas para garantizar el uso múltiple de zonas forestales, priorizando la sustentabilidad ecológica del posible manejo. Desarrollo de tecnología mejorada para la recolección no destructiva, el 109 tratamiento después de la recolección, procesamiento primario local y almacena- miento para reducir el desperdicio del recurso. Desarrollo de tecnología optimizada para el procesamiento y la diversificación de productos. Desarrollo de fuentes de información que generen estadísticas prácticas y particulares sobre los puntos anteriores, incorporando datos económicos sobre producción, valorización y mercados. Idear, trazar y proponer planes, así como los medios para la ejecución de proyectos de inversión, que incluyan como metas tanto la rentabilidad económica, así como la sustentabilidad ecológica. CONCLUSIONES Con base en la revisión efectuada, se considera urgente y necesario realizar una nueva categorización de los PFNM. Un ejemplo es la categoría “otros productos” que representa casi el 70% del valor total nacional, pero incluye un sin fin de productos importantes, los cuales no se clasifican y cuantifican de forma individual, como es el caso de las plantas medicinales. Los PFNM con mayor importancia económica no son aquellos que representan el mayor volumen. De esta forma, las “resinas” y “otros productos”, aportan en conjunto el 36,88% del total nacional en toneladas, pero concentran el 91 ,5% del valor total. En contraste, la "tierra de monte” con el 62,37% del tonelaje, representa apenas el 2,63% del valor total nacional. El apro- vechamiento ecológicamente susten- tare y económicamente rentable de los PFNM requiere de investigaciones ecológicas, sociales y económicas inte- gradas, así como un marco regulatorio eficaz. 110 REFERENCIAS Bejar, E., R. Reyes-Chilpa y M. Jiménez- Estrada. 2000. Bioactive compounds from selected plants used in XVI Century mexican traditional medi- cine. 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Información y análisis de los productos forestales no madereros en México. Estudio realizado en el marco del Proyecto información y análisis para el manejo forestal sostenible: Integrando esfuerzos en 13 países tropicales de América Latina, FAO. Manuscrito recibido el 20 de noviembre del 2006 Aceptado el 8 de enero del 2008 Este documento se debe citar como: Tapia-Tapia, E. C. y R. Reyes Chilpa. 2008. Productos forestales no maderables en México: aspectos económicos para el desarrollo susentable. Madera y Bosques 14(3):95-112. LISTA DE REVISORES Revista Madera y Bosques 2007-2008 Abel García Arévalo INECOL, Unidad Durango, México Alberto Arredondo Gómez INIFAP-CIRNE Campo Experimental San Luis, México Alejandro Meléndez Herrada Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, México Alejandro Velázquez Martínez Colegio de Postgraduados, México Ana Cecilia Travieso Bello Universidad Veracruzana, México Angel G. Priego Santander Universidad Nacional Autónoma de México, México Anne Hansen Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, México Ariel E. Lugo International Institute of Tropical Forestry, Estados Unidos de Norteamérica Arnulfo Aid rete Instituto de Recursos Naturales, México Aurelia Bengochea Universitat Jaume I, España Carmen de la Paz Pérez Olvera Universidad Autónoma Metropolitana- Iztapalapa, México Citlalli López Binquist Universidad Veracruzana, México Concepción Luján Alvarez Universidad Autónoma de Chihuahua, México Conrado Parraguirre L. INIFAP Campo Experimental “San Marti - nito”, México Eduardo Javier Treviño Garza Universidad Autónoma de Nuevo León, México Edward A. Ellis Universidad Veracruzana, México Efraín Rodríguez Téllez Instituto de Ecología, A.C. Unidad Durango, México Enrique J. Jardel Peláez Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad, México Enrique Jurado Ibarra Universidad Autónoma de Nuevo León, México Ernesto Ruelas Inzunza Cornell Lab of Ornithology, Cornell University Estados Unidos de Norteamé - rica Eulogio Flores Ayala INIFAP Campo Experimental del Valle de México, México Eva Hermoso Prieto CIFOR-INIA, España Exequiel Ezcurra Biodiversity Research Center of Cali - fornia, Estados Unidos de Norteamérica Fernando González García Instituto de Ecología, A. C., México Fernando Zavala Chávez t Universidad Autónoma Chapingo, México. Francisco Andrés Carabelli Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Argentina Francisco Arriaga Martitegui Universidad Politécnica de Madrid, España Freddy Rojas Rodríguez Instituto Tecnológico de Costa Rica, Costa Rica Gabriel Loguercio CIEFAP, Argentina Genaro Gutiérrez García Universidad Nacional Autónoma de México , México Gildardo Cruz de León Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México Gonzalo Novelo González Centro de Investigaciones y Asesoría Pedagógica S.C., México Griselda Benítez Badillo Instituto de Ecología, A.C., México Guillermo Ángeles Álvarez Instituto de Ecología, A.C., México Guillermo Medina García INIFAP, México Guillermo Riesco Muñoz Escuela Politécnica Superior de Lugo, España Gustavo Balmelli Instituto Nacional de Investigación Agro - pecuaria, Uruguay Gustavo Pérez Verdín Mississippi State University, Estados Unidos de Norteamérica Ignacio Barbeito Sánchez CIFOR-INIA, España Israel Sánchez Osorio Universidad de Huelva, España Khosrow Ghavami Pontificia Unversidade Católica, Brasil Javier Ramón Sotomayor Castellanos Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México Jerzy Rzedowski Rotter INECOL Centro Bajío, México Jesús David Gómez Díaz Universidad Autónoma de Cha pingo, México Jesús Manuel Ham Chi Consejo del Sistema Veracruzano del Agua, México Jesús Miguel Olivas García Universidad Autónoma de Chihuahua, México Jesús Sánchez Robles Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, México Joaquín Becerra Zavaleta PRONACOREF, Gerencia Regional Golfo-Centro CONAFOR, México Jorge Cabrera Perramón Instituto Forestal, Chile Jorge Nocedal Moreno INECOL, Unidad Durango, México José Amador Honorato Salazar INIFAP Campo Experimental San Marti - nito, México José Antonio Benjamín Ordóñez Díaz Universidad Nacional Autónoma de México, México José Antonio Silva Guzmán Universidad de Guadalajara, México José Cruz de León Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México José Germán Flores Garnica INIFAP, México Josefina Barajas-Morales Universidad Nacional Autónoma de México, México José Guadalupe Rutiaga Quiñones Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México José Luis Martínez Castillo Instituto de Ecología, A.C., México José Tulio Méndez Montiel Universidad Autónoma Chapingo, México Juan Abel Nájera Luna Instituto Tecnológico de El Salto, México Juan Ignacio Valdez Hernández Programa Forestal Colegio de Posgra - duados, México Juan Manuel Chávez Cortes Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco, México Juan Manuel Torres Rojo Centro de Investigación y Docencia Económica, México Isabel Cabellas Rey de Viñas Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, España Ignacio Vázquez Collazo CEFAP, México Laura C. Ruelas Monjardín Instituto de Ecología, A.C., México Laura Yáñez Espinosa Colegio de Postgraduados, México Lázaro R. Sánchez-Velásquez Universidad Veracruzana, México Lorenzo A. Aceves Navarro Colegio de Postgraduados-Campus Tabasco, México Lorrain Giddings Instituto de Ecología, A.C., México Lourdes Villers Ruiz Universidad Nacional Autónoma de México, México Luciana Porter Bolland Instituto de Ecología, A.C., México Luis Diaz Balteiro ETS Ingenieros de Montes, España Luz Elena A. Avila Calderón Universidad Michoacana de San Nicolás de Flidalgo, México Luz María Calvo Centro de Investigación Científica de Yucatán, A C., México Lydia Isabel Guridi Gómez Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México Manuel González Guillén Colegio de Postgraduados, México Manuel Ruiz Pérez Universidad Autónoma de Madrid, España Marco Márquez-Linares CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México Marcos Vinicius Giongo Alves Universidade Federal do Paraná, Brasil Ma. del Mar Génova Fuster Universidad Politécnica de Madrid, España Ma. Inés Rodrigues Morato Instituto de Ecología, A. C., México Mario Fuentes Salinas Universidad Autónoma Chapingo, México Marta Pardos CIFOR-INIA, España Martha González-Elizondo CIIDIR Unidad Durango, IPN, México Martha Rosales Castro CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México Martin Ricker Universidad Nacional Autónoma de México, México Miguel Castillo S. Universidad de Chile, Facultad de Cien - cías Forestales, Chile Odilón Sánchez Sánchez Universidad Veracruzana, México Oscar A. Aguirre Calderón Universidad Autónoma de Nuevo León, México Oscar Briones Villarreal Instituto de Ecología, A. C., México Osvaldo Encinas Universidad de Los Andes, Venezuela Patricia Negreros Castillo Universidad Veracruzana, México Pedro Antonio Tiscar Olivier Centro de Capacitación y Experimenta - ción Forestal, España Ramón Cuevas Guzmán Universidad de Guadalajara, México Raúl Medina Mendoza Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, México Raúl Solís Moreno Universidad Juárez del estado de Durango , México Rebeca Álvarez Zagoya CIIDIR, Unidad Durango, IPN, México Ricardo Reyes Chilpa Universidad Nacional Autónoma de México, México Robert H. Manson Instituto de Ecología, A C., México Roger Hernández Peña Université Laval, Québec, Canadá Roger Moya Roque Instituto Tecnológico de Costa Rica, Costa Rica Rosa Amelia Pedraza Pérez Universidad Veracruzana, México Rubén A. Ananías Universidad del Bio-Bio, Chile Silvia Rebollar Domínguez Universidad Autónoma Metropolitana- Iztapalapa, México Salvador Bocanegra Ojeda Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México Salvador Valencia Manzo Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, México Sonia Lamas Pose CIIA-Lourizán, España Thomas J. Brandéis USDA Forest Service, SRS-FIA, Estados Unidos de Norteamérica Víctor Hugo Pereira Moutinho Universidad Federal de Lavras, Brasil Wilver Contreras Miranda Universidad de Los Andes, Venezuela GUIA DE AUTORES Revista Madera y Bosques Madera y Bosques es la publicación de la Unidad de Recursos Forestales del Instituto de Ecología, A.C., que publica trabajos inéditos de carácter científico, ensayos, estados del arte y notas técnicas que traten temas relacionados con los productos forestales y con manejo y conservación de los bosques. Se aceptan manuscritos en español, inglés y ocasional- mente en otros idiomas. ESTRUCTURA DE LOS TRABAJOS Los manuscritos que se sometan, deberán presentarse en archivo electrónico y en versión impresa en papel tamaño carta (216 mm x 269 mm), escritos a doble espacio, con un tamaño de letra anal de 12 pt, con 30.0 mm de margen Izquierdo y 25.0 mm en el resto. Se numerarán en la parte superior derecha. La extensión máxima será de 35 cuartillas para los artículos (científicos y de Forum) y 15 para las notas técnicas. Los artículos científicos deben contener, y en ese orden: Título, Resumen, Palabras clave, "Abstract", "Key words", Introducción, Objetivos, Metodología, Resultados, Discusión y Conclusiones, Reconocimientos (optativo) y Referencias. a) La página titular debe incluir el título del manuscrito, nombres de los autores, afilia- ción y correo electrónico. El título no debe exceder de 70 caracteres. b) El resumen (250 palabras para artículos y 150 para nota técnica), dará una breve descripción de los objetivos, puntos esen- ciales y logros o conclusiones. La versión en inglés se denominará "abstract". Después de cada resumen y "abstract’’ deben incluirse hasta seis palabras clave o "key words" relacionadas con la metodo- logía o resultados del estudio. c) En la introducción se describirá el estado actual del conocimiento sobre el tema, con el debido respaldo de la bibliografía revi- sada y se discutirá la importancia que tiene lograr y divulgar avances al respecto. En este punto no se incluirán tablas ni ilustra- ciones. d) En objetivos, se presentarán de manera concisa y clara los propósitos del estudio. e) En metodología, se explicará cuidadosa- mente cómo se desarrolló el trabajo. En forma precisa y completa se dará una visión clara de los métodos aplicados y los mate- riales empleados. Cuando la metodología no sea original se deberán citar con claridad las fuentes de información. Se podrán incluir tablas e ilustraciones, que de ninguna manera se repitan en otra parte del texto. f) La sección de resultados estará reservada para todas las informaciones técnicas obte- nidas, estadísticamente respaldadas. Los comentarios que se incluyan en este punto serán sólo los indispensables para la fácil comprensión de la información presentada. g) En discusión se analizarán los resultados obtenidos, sus limitaciones y su trascen- dencia, se relacionarán con la información bibliográfica previamente reunida y se podrán plantear necesidades de trabajos futuros que aumenten el conocimiento sobre el tema. h) Las conclusiones rescatarán lo más valioso o consistente de los resultados y aquellos aspectos más débiles que requieran de mayor trabajo o investigación. i) Reconocimientos, es un punto optativo, destinado a los créditos a instituciones colaboradores, fuentes de financiamiento, etcétera. j) En las referencias, sólo se incluirán aque- llas citadas en el documento. Deberán listarse alfabéticamente por autor. En el texto, se citarán por autor y año de publica- ción; cuando se trate de tres o más autores, se citará únicamente al primer autor y se utilizará et al. en cursivas. No se pondrá anónimo cuando no se consigne un autor individual, sino a la institución responsable. Las referencias se harán de acuerdo con los siguientes ejemplos: Artículos: Autor. Año. Título. Nombre de la revista. Volumen y número entre paréntesis y páginas. Ejemplo: Dao, T. N. y J. W. van de Lindt. 2008. New nonllnear roof sheathing fastener model for use in finite-element wind load applications. Journal of Structural Engineering 1 34(1 0): 1 668-1 674. Libro: Autor(es). Año. Título. Número de edición. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo: González Elizondo, M.S., M. González Elizondo y M.A. Márquez Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés, México, D.F. 221 p. Capítulo de libro: Autor. Año. Título. In: Nombre del editor. Titulo del libro. Editorial y Ciudad. Páginas. Ejemplo: Bárcenas Pazos, G.M y V. R. Ordóñez Candelaria. 2008. Calidad de la madera de los árboles de sombra. In: R. H. Manson, V. Hernández-Ortiz, S. Gallina y K. Mehltreter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de Vera- cruz: Biodiversidad, Manejo y Conserva- ción. INE-INECOL, México, D.F. p: 235- 246. Cuando la institución es la responsable de la publicación: Nombre de la institución. Año. Título. Editorial. Ciudad. Páginas. Ejemplo: US Forest Products Laboratory. 1999. Wood Handbook. Wood as an engineering material. General Technical Report 113. USDA, Forest Service, Forest Products Laboratory. Madison, Wl, 463 p. k) Tablas. Las tablas deben utilizarse para presentar resultados. El título vendrá en la parte superior, centrado y con minúsculas. l) Ilustraciones. Las ilustraciones (diagra- mas, gráficas, mapas, etc.) deberán utili- zarse cuando contribuyan a presentar la información de manera más clara, deben ser realizadas en color negro o escala de grises. Se aceptarán a mano o con algún programa de computadora; no se incluirán en el cuerpo del texto, deberán enviarse impresas por separado. Las fotografías pueden ser en blanco y negro o a colores con excelente resolución y contraste. Los pies de figura se escribirán en la parte infe- rior y con minúsculas; en el texto se citarán como "figura X" o bien entre paréntesis como (Fig. X). Deben presentarse en archivo separado y en formato tiff de 300 dpi de resolución. m) Unidades. Se utilizarán las unidades de medida del SI, con una coma como sepa- rador de decimales. Para mayores deta- lles, se sugiere consultar la página electró- nica del Centro Nacional de Metrología (CENAM) http://www.cenam.mx/siu. asp# n) Notaciones. Todos los símbolos matemá- ticos se escribirán en cursivas. En escritos con abundancia de símbolos, es útil incluir una lista de los utilizados, mismos que se ordenarán alfabéticamente, colocando primero las mayúsculas, después las mayúsculas con subíndice, enseguida las minúsculas y por último las minúsculas con subíndice. Finalmente, los caracteres latinos y griegos. Esta notación debe incluirse en un apéndice al final del trabajo. Los manuscritos que no cumplan con el formato no serán enviados a los evalua- dores. Asimismo, los autores deben firmar el formato de confirmación de originalidad. Toda correspondencia para envío de artículos para su posible publicación debe dirigirse a Revista Madera y Bosques • Instituto de Ecología, A.C. • Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 351 • Congregación El Haya • Apdo. Postal 63 • 91070 Xalapa, Ver.» México • Tel. (228) 842 1800 ext. 6102, 6106 • Fax (228) 818 7809 • c.e.: mabosque@inecol.edu. mx. PRESENTACION FINAL La revista requiere que los manuscritos aceptados, además de un ejemplar impreso, serán entregados en formato electrónico. Los manuscritos deberán de conservar el formato original de los manuscritos revisados: tamaño de papel, de letra, numeración, tablas y gráficos, aunque podrán ser enviados con espaciamiento sencillo entre líneas. Las figuras y tablas no deben integrarse al texto. Se debe enviar una carta especificando el tipo y versión de software en que se están enviando manuscritos revisados, tablas y figuras. Sólo se aceptarán documentos elabo- rados en ambiente Windows AUTHORS' GUIDE Madera y Bosques Journal Madera y Bosques (Wood and Forests) is the publicaron of the Department of Forest Products and Forest Conservation of the Insti- tuto de Ecología, A.C. (Xalapa, México), which publishes essays, original papers of technical or scientific nature, features articles (forum), states-of-the-art and technical notes of the subjects related to forest products and forest management and conservation. Manuscripts are accepted written in Spanish, English and occasionally in other languages. STRUCTURE OF THE MANUSCRIPTS The manuscripts submitted must be presented in three copies in letter-size paper (216 x 280 mm; 8-1/2" x 11"), typed double- spaced, with a letter size of 12 pt. , with a left margin of 30 mm and the rest of 25.0 mm numbered at the upper right comer. The máximum extensión of the papers will be 35 pages written on a single side for the full-length papers (research and forum) and 15 pages for technical notes. The manuscripts must contain the follo- wing sections: Title, Abstract, Key words, Intro- duction, Methodology, Results, Discussion and Conclusions, Acknowledgements (optional) and References. a) The title page must inelude the title of the article, name(s) and affiliation of the author(s). The title must not exceed of 70 characters. b) The abstract (250 words máximum for papers and 75 for technical notes) must give a brief description of the objectives, main points and achievements or conclu- sions. After each abstract 5-10 key words related with the methodology or results must be included. c) In the introduction a brief description of the State of knowledge of the subject matter of the paper must be given, with the appro- priate review of literature and the impor- tance of the study reported must be high- lighted. In this item, no tables or figures are to be included. d) In objectives, the purposes of the study will be clearly and concisely stated. e) In methodology, it will be carefully explained how the work was carried out. In a precise and complete form, a clear visión of the methods applied and the materials used shall be given. When the methodology is not original, the sources of information shall be clearly stated. Tables and ¡llustra- tions can be given that are not repeated in any other part of the text. f) The section on results will be reserved for all the technical information obtained, statis- tically supported. Comments included here will be only those necessary to clarify the information presented. The comments included in this section will be only the necessary for the easy understanding of the information presented. g) In discussion, the results obtained will be analyzed, as well as their limitations and relevance; they will be related with the bibliographic information previously gathered and the eventual necessity of further work which could augment the State of knowledge on the subject could be disclosed. h) Conclusions The conclusions will highlight the most valuable or consistent aspeets of the work reported along with those aspeets deemed the weakest which require further work or investigations. i) Acknowledgements are an optional point, reserved for credits to collaborating institu- tions, financial sources, etc. j) In the references, only those quoted in the paper will be included. They must be listed alphabetically by author’s last ñames. In the text, they will be cited by author and year of publication; when there are three or more authors, only the first will be cited and et al. in italics will be used. When the individual author cannot be ascertained, it will not be cited as anonymous but instead, the insti- tution responsible for the work will be named. The references will be made accor- ding to the following examples. Journal papers: Author, year. Title. Journal ñame. Volume and number in parenthesis and pages. Example: Dao, T. N. and J. W. van de Lindt. 2008. New nonlinear roof sheathing fastener model for use ¡n finite-element wind load applications. Journal of Structural Enginee- ring 1 34(1 0): 1 668-1 674. Book: Authors, Year. Title. No. of edition. Publisher, City, Pages. Example: González Elizondo, M.S., M. González Elizondo and M.A. Márquez Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés. México, D.F. 221 p. Book chapter: Author, Year. Title. In: Ñame of editor. Title of the book. Publisher, City, Pages. Example: Bárcenas Pazos, G.M and V. R. Ordóñez Candelaria. 2008. Calidad de la madera de los árboles de sombra. In; R. H. Manson, V. Hernández-Ortiz, S. Gallina and K. Mehl- treter, eds. Agroecosistemas cafetaleros de Veracruz: Biodiversidad, Manejo y Conser- vación. 1NE-INECOL, México, D.F. p: 235- 246. When the institution is the responsible of the public-cation: Ñame of the institution. Year. Title. Publisher, City. Pages. Example: US Forest Products Laboratory. 1999. Wood Handbook. Wood as an engineering material. General Technical Report 113. USDA, Forest Service, Forest Products Laboratory. Madison, Wl, 463 p. In no case it wíll be utilized, for the titles of books or papers, ñames of journals and authors, underlined, bold type, italics or quote marks in the references, except for botánica! ñames. k) The tables must be utilized to present results. The heading will come on top with lower case letters. l) The ¡llustrations (pictures, diagrams, graphs, etc.) must be utilized when they contribute to present the ¡Information in the clearest way, which must be drawn in blank or gray scale. Photographs in black and white or color with excellent resolution and contrast will be accepted. The ¡llustra- tions may be drawn with black ink on appropriate translucid paper or with some Computer program or spreadsheet. The figures feet shall be written on the bottom and with lower case letters; in the text they will be mentioned as “figure X" or in paren- thesis as (Fig. X). They must be delivered in a reporte file in Tiff format of 300 dpi resolu- tion. m) Units. SI system will be used. For details on the SI system, please refer to: http://physics.nist.gov/cuu/Umts/index.html n) Notation. All symbols must be written in italics. In manuscripts of certain size, with an abundance of symbols, it is useful to inelude a list of those utilized, which will be ordered alphabetically, placing the upper case letters first, then upper case letters with sub-indexes, then lower case letters and lower case letters with sub-indexes. Finally, Latin and Greek characters. The list must be included as an appendix at the end of the paper. The manuscripts that do not conform to the format will not be sent to the reviewers. Also, the authors must sign the format of 'Confirmaron of unpublished manuscript’. All matters related to possible publication of papers should be sent to: Revista Madera y Bosques, Instituto de Ecología, A.C. • Km. 2.5 Carretera Antigua a Coatepec No. 351 • Congregación El Haya 91070 Xalapa, Ver.» México • Tel. (228) 842 1800 x 6106, 6102 • Fax (228) 818 7809 • e-mail: mabosque@inecol.edu. mx. FINAL PRESENTATION The journal's production department requires that all manuscripts accepted be deli- vered in digital format and in a single hard copy. The manuscripts should keep the original format of the revised versión: paper size, letter type, page numbering, tables and figures, although single line spacing can be used at this stage. Figures and tables must not be inte- grated to the text. A letter must accompany the package, mentioning software and versión used for manuscripts, tables and figures. No documents will be accepted other than those presented in Windows environment. MADERA Y BOSQUES Vol. 14 Núm. 3 Se terminó de imprimir en el mes de noviembre de 2008 en los talleres de Editorial Cromocolor S.A. de C.V. Miravalle 703 Col. Portales C.P. 03570, México, D.F. La edición consta de 400 ejemplares más sobrantes para reposición. Madera y Bosques 14 (3), 2008 CONTENIDO 3 Editorial Artículos de investigación 5 Fragmentación forestal en la subcuenca del río Pilón: diagnóstico y prioridades Xanat Antonio-Nemiga, Eduardo Javier Treviño-Garza y Enrique Jurado-Ybarra 25 Evaluación del manejo forestal regular e irregular en bosques de la Sierra Madre Occidental José Ciro Hernández-Díaz, José Javier Corral-Rivas, Andrés Quiñones-Chávez, Jeffrey R. Bacon-Sobbe, y Benedicto Vargas-Larreta 43 Algunas características anatómicas y tecnológicas de la madera de 24 especies de Quercus (encinos) de México Carmen de la Paz Pérez-Olvera y Ray mundo Dávalos-Sotelo 81 Composición química y densidad básica relativa de la madera de dos especies arbustivas de encino blanco de la Sierra de Álvarez, SLP, México Guadalupe M. Bárcenas-Pazos, Rosalva Ríos-Villa, Bertha I. Juárez-Flores y J. Amador Honorato-Salazar Ensayo 95 Productos forestales no maderables en México: aspectos económicos para el desarrollo sustentable Estrella del Carmen Tapia-Tapia y Ricardo Reyes-Chilpa Guía de autores