O AA A EA ARA AAA SL ST LALA - ad E e Fes y A ; Ñ po. - pr 4 .: z ., A md PA ES 7 A E X PAS po pr E , Len Goto ais 2 ne des : 2. y . y A ral ; E : PRONTA E . S > cr od, ; ; o Sd AA A Mabe mos EI A TS AI % Pr 0 iS > o DA O Il A a O A IRE A ct ia IA AD Pr tn "PON AS Digitized by the Internet Archive in 2009 with funding from Ontario Council of University Libraries httip://www.archive.org/details/memorias38acaduoft ey de UN Y Memorias de la Sociedad Científica “Antonio Alzate” MÉMOIRES DE LA SOCIETE SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE” PUBLIÉS SOUS LA DIRECTION DE RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN SECRÉTAIRE PERPÉTUEL TOME 38 1918-1920 MEXICO SociÉTÉ ScIENTIFIQUE «ANTONIO ÁLZATE» 1920 IRA MEMORIAS DE LA SOGIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE” PUBLICADAS BAJO LA DIRECCION DE RAFAÉL AGUILAR Y SANTILLAN SECRBTARIO PERPETUO TOMO 38 1918-1920 MEXICO ao 19 SocieDaD CIENTIFICA «ÁNTONIO ÁLZATE» | 1920 LA PIEDRA DEL SOL y El Primer Capítulo de la Ristoria de México POR Enrique Juan Palacios, M. S. A. Mem. Soc, Alzate, t. 38-—(14. VIII. 108)—1 A: ADELAIDA MENDOZA DE PALACIOS Este libro condensa aleunos de mis más nobles entusiasmos, de mis afec- tos más intensos y puros, como son los que inspira la tierra en que se nace, la patria de la mujer que se ama, sobre todo cuando es tan bella y digna de ser amada como México. Lo dedico, pues, en homenaje de amor y de grati- tud, de veneración, de respeto y de ternura, a lo más caro que tiene el cora- zón del hombre: a ti santa, cariñosísima, abnegada y admirable madre a quien debemos tanto y que, gracias sean elevadas a Dios, nos diste la vida. Por Agustín, Enrique, Juana, Adelía, María y Juan. MCMXVIIL. y AE A £ < o : 33 o “SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE ““ANTONIO ALZATE”— MÉMOIRES 'T, 38 3 La famosa piedra del Museo Arqueológico de México, desde - el instante de descubrirse dió ocasión a que en ella se interesa- ran hombres ameritados y eminentes. Raro será el viajero que no admire la arquitectura de la cate- -dral metropolitana, cuyas torres, coronadas por remates en for- ma de campana, la distinguen majestuosamente entre todas las —basílicas del mundo. Fué justamente el autor de parte conside- -rable de esta fachada, y en particular de las torres y sus. singu- lares estructuras, don José Damián: Ortiz de Castro, quien, ba- jo el piso de la plaza principal, efectuó el hallazgo de la piedra, el 17 de diciembre del año de 1790. Ya procedían a enterrarla de nuevo, imitando a un arzobis- po que dos siglos antes discurriera tan peregrino disparate; afortunadamente, el virrey de la colonia a la sazón era hombre de la talla del segundo conde de Revillagigedo, don Juan Vi- cente de Giiemes Pacheco de Padilla. Este hábil y progresista gobernante se opuso a la consumación del atentado, disponien- do se encargasen de la piedra, la midieran, pesaran y estudiaran jersonas ilustradas y que se condujese a la Real Universidad colocándola en parte pública, “donde se conserve siempre como un apreciable monumento de la antigiiedad indiana.'”? Con ello confirmó otra yez dicho prócer, uno de los mandatarios más ilustres que tuvo Nueva España, el talento y la discreción de que tantas muestras diera. 5 El primero en examinar el inonumento con el interés.y el ri- gor científico que la obra amerita, y el primero a la vez en dibu- e. 4 ENRIQUE JUAN PALACIOS jar y reproducir, con bastante fidelidad, las complicadas figuras del relieve, fué el ilustre astrónomo mexicano, don Antonio de León y Gama. Ese mismo modesto y eminente sabio fué tam- bién el primero en formular una interpretación de los signos grabados en la cara del monumento; y su estudio al respecto es de naturaleza que, aun cuando no definitivo ni enteramente ín- tegro, no sólo dió base a los estudios arqueológicos científicos posteriores, sino que resulta página clásica de la materia To- davía ahora que la descifración del monumento en parte impor tante va por caminos que León y Gama no indicó, la tesis del ilustre autor se sostiene parcialmente y siempre será tratado importante del ¿sunto. No podía el admirable monolito dejar de llamar la atención de hombre como el barón Alejandro de Humboldt, Lo exami- nó muy detenidamente, clasificando el primero, en términos científicos, su naturaleza petrográfica, antes indicada con bas- tante acierto por el fecundo polígrafo, don José Antonio Alzate y Ramírez, y al fin determinada con la precisión de los métodos modernos por el distinguido geólogo, ingeniero don Ezequiel Ordóñez, quien la refiere al grupo de los basaltos de olivino. Ratificó Humboldt, asimismo, el peso que Gama había atribui- do a la piedra mediante cálculos ingeniosos, y reprodujo el di. bujo hecho por el mismo sabio, ilustrando con él una de las pá- ginas de sus hermosas ““Vues des Cordilléres.'? Por lo que mi- ra a la interpretación, acepta por completo la tesis de León y Gama (como treinta años más tarde todavía hacíalo hombre de las aptitudes de Alberto Gallatin, quien también aprovechó los dibujos de nuestro arqueólogo), exponiéndola con latitud y di- sertando ampliamente acerca del sistema cronológico de los abo- rígenes y de su teogonía y cosmogonía. La vasta cultura del escritor germano y sus viajes prodigiosos le sugieren distintas relaciones entre las razas constructoras de la piedra, las asláti- cas y varios pueblos de las Américas meridionales, idea fecun. da en cierto modo; pero que ha traído más daños que bienes a huestra arqueología, preocupando a muchos investigadores con _mismos lós productos de las culturas del Anáhuac. Desde entonces, y hasta muy cerca del fin del siglo XIX, ninguna figura de primer rango vuelve a intentar alzar el velo ba- jo el que se oculta el enigma guardado en la famosa piedra. uesta al costado de la torre occidental de la Basílica, sabios y wiajeros procedentes de todas partes del mundo desfilan ante los misteriosos relieves, durante cerca de cien años, contemplán- -—dolos, unos con curiosidad, otros con extrañeza, todos con ad- “miración. Allí se encuentra hacia 1805, cuando el talentoso -Moxó refiere que el populacho se divertía en golpear sus figu- ras y diseños, aun cuando los sabios *'no han cesado ni cesan de verla con el mayór asombro y respeto, considerándola un docu- “mento original que muestra los aventajados conocimientos en astronomía y geometría de los antiguos mejicanos.” == Allí la moldea por vez primera, con permiso de don Lucas Alamán, ministro de Estado a la sazón, W. Bullock, propieta- rio del museo de Londres, a donde hizo trasportar felizmente su rabajo; ei viajero cuenta que entonces (1823) el vulgo de Mé. xico llamaba al monolito ''reloj de Moctezuma”, constancia que repite Brantz Mayer en la obra '“Mexico as it was and it is” (1844), libró que, lo propio que los otros del mismo autor y el pp Bullock (“Six months in Mexico””), ameritan la consulta, si- quiera sea por sus bellos grabados. El dibujo de Gama está re- producido en dos de ellos. (Agreguemos que hoy existen mol- dados excelentes del relieve en el 4merican Museum of Natural History, de Nueva York, y en otras instituciones extranjeras). Allí mismo se toma una de las fotografías más perfectas que existen de la piedra, la cual adorna las páginas de la magna obra 'Monumentos del Arte Mexicano Antiguo”; allí también son la fidelidad y precisión que caracterizaban sus trabajos. Por n, el año 1885, el monolito es trasladado al lugar que ahora Ocupa en el gran salón del Museo de Arqueología. - Poco más o menos hacia esa época, el genial argueólogo, ta- 6 ENRIQUE JUAN PALACIOS lentoso e ilustre historiador y eminente literato Alfredo Chave ro, produce una brillantísima disquisición, que por espacio de bastantes años hace cambiar el giro de las ideas acerca del mo numento. Contrario fundamentalmente a la teoría de Gama, aun cuando coincidiendo en ciertos pormenores, este estudio posee aspectos muy interesantes; sin embargo, más que desci- fración cabal de los jeroglíficos, es muestra de los vastos cono- cimientos de Chavero en tópicos generales de ciencia arqueoló gica. (Véasele en el tomo que le corresponde de la edición de Agueros, y en los ''Anales del Museo Nacional de México””, volúmenes 19, (29, 32, 42 y 72; años 1877, 1882 y 1886, 1887 y * 1933). Con posterioridad a tan luminoso trábajo, no hay estudios verdaderamente dignos de ser tomados en consideración, excep- to el de don Dionisio Abadiano, prolijo y minucioso como nin- gún otro, y bastante erudito también; pero en casi su totalidad descaminado y lleno de inaceptables sutilezas y argumentos tan retorcidos como arbitrarios. No diremos cosa muy diversa de la obra de Felipe J. Valentini, sin que esto sea negarle, al as alemán, el mérito de otros estudios. añora podemos admitir, por elaborada y estimable que sea la muy erudita obra en que la propone ('“The fundamental Principles of Old and New World Civilizations'”), la tesis de la señora Zelía Nuttall, investigadora a quien tantos servicios le debe la ciencia arqueológica de México. Pretende, en esencia, la distinguidísima americanista, que la parte central del mono- lito representa la zona circumpolar de la bóveda celeste, siendo el Vaolin y los cuatro rectángulos en él comprendidos una ale- goría de los movimientos de la Gran Osa, que forman aparen- temente la cruz o swástika búdica, girando en derredor de la estrella polar, centro del sistema, cuya extraña y notable fijeza fué el origen del culto que los aborígenes y otros pueblos de la tierra por tal motivo le consagraron. Sin descender a pormeno- res, sólo diremos que la teoría—por lo demás, desarrollada con dialéctica muy poderosa y extremo acopio de datos—prescinde LA PIEDRA DEL SOL 7 - del análisis de la mayor parte de los signos y glifos del relieve, lo que, sin hablar de otras serias objeciones, réstale probabili. dades de verosimilitud. De todos modos, el trabajo de la ilus 3 tre escritora es obra de múltiples méritos. MES. Débese al experto y entendido arqueólogo, licenciado D. Ramón Mena, una original y bastante verosímil hipótesis acerca - de cómo pudo ser grabado el relieve; también, en brevísima alu- sión, había apuntado idea análoga la señora Nuttall (libro ci- tado; pág. 246): en el investigador mexicano está desarrollada con habilidad. Las explicaciones oficiales del Museo, publica- das en sus Catálogos—obra del ilustrado escritor y catedráiico de arqueología en el establecimiento, ingeniero don Jesús Ga- lindo y Villa--y puestas en notas manuscritas y tarjetones fijos a los objetos de sus colecciones —notas redactadas en parte por el citado señor Mena y en parte, también, según inspiraciones de don Eduardo Seler y del insigne sabio y arqueólogo, don Francisco del Paso y Troncoso—, describen la piedra, sin pre- Ñ tender interpretarla sino de modo muy general; en el fondo, y por lo que concierne al monumento de que venimos hablando, siguen muchas de las ideas de Chavero, y en parte reducida las de León y Gama. También repiten en lo substancial los con- ceptos de aquel arqueólogo, aunque no lo reconocen explícita- mente, las modernas y más o menos sucintas alusiones a la Pie- dra del Calendario, consignadas en los excelentes trabajos de E: Seler y de Joyce, así como en el de Spinden. E E 3 É E ] E El secreto de los hermosos y artísticos glifos pareció, pues, - impenetrable, durante más de una centuria; sin que le haya va- lido al monolito, después de los dos largos siglos que permane- ció enterrado, el hallarse a la luz del astro que en primer térmi.- no representa y siendo objeto de análisis y afanosas investiga- ciones emprendidas en el mundo entero, para librar su miste— rioso arcano...... sin que le haya valido, atan magnífica y gran- 1 e 8 ENRIQUE JUAN PALACIOS diosa piedra, haber sido reproducida millares de veces y llevada en diversas formas y materiales a todas las metrópolis del glo- bo, donde siguen copiándola, en aplicaciones infinitas, como uno de los objetos pur excelencia decorativos que existen en el mundo, : Pero todos, desde León y Gama y Humboldt, han presenti- - do que los hermosos dibujos labrados en roca que desafía el roce del tiempo, entrañan la honda ciencia, el resumen del adelan- tado saber de civilizaciones desaparecidas, que condensaron en este cilindro de basalto la cifra de sus observaciones y medita- ciones de muchas centurias. Ese presentimiento no iba desca- minado. Ahora que creemos poder leer el relieve, resuita ver- dad que allí se contienen el saber astronómico, la cosmogonía y las fechas principales de la historia de la raza constructora; del pueblo autor de un monumento que no sólo debía asombrar al mundo, como síntesis la más prodigiosa de belleza y de cien- cia que acaso los hombres hayan creado, sino que, por la natu- raleza de su material, sobrevivirá a la vida de la especie huma- na en el planeta, . e A : “Yo «reo que en ningún monumento de la > : antigiiedad se encuentra tanta ciencia y tanta maravilla como en éste.” ; “Piedra es ésta que encisrra los más gran- ds des misterios de Ja ciencia náhoa: mayores es- -tudios descubrirán más este jeroglífico, que es Ñ 1a luz, y del cual los brillantes rayos vendrán un - ep * e E día a iluminar los secretos de la teogovía azteca ” = : Alfredo Chavero. '* 1 Calendario Azteca.” Ensayo arqueológico, ““Tratar del Calendario Azteca es el asunto ] más grave de la arqueología americana; el lugar de cita de todos los investigadores del pasado de México,” “Allí se darán el encuentro durante los próximos veinte años.” Dr, Antoni» Peñafiel. * Monumentos del Arte Mexicano Antiguo,” “Comunicación al Con- greso de Americanistas de Nueve York.” (1902), “'....esel monumento más precioso y ex- traordinario hasta ahora descubierto en el Nue- vo Mundo ...”; ' constituye uno de los docu- mentos más importantes de la raza humana ” Zelia Nutta'l “¡he fundamental principles of Cld and New World Civilizations.” » _'“La mayor parte de las descripciones del Ca- lendario no soportan la crítica científica y dejan el campo abierto a investigaciones nuevas.” Hermann Beyer. “Jeroglífico del y (Códice Humboldt.” “Toda una ciencia, muy adelantada, palpi- - ta en este monumento.” Lic. Ramón Mena. Explicación ofi- _cial del Museo, al Calendario Az- teca. Salón de monolitos del Mu- ; seo 1917. e 10 ENRIQUE JUAN PALACIOS ““ . the Calendar Stone has puzzled all the archze logist of the world to translate.” Percy F. Martin. ““Mexico of the XXth Century.” «“ _. cualquiera de las piedras del Vuseo es mejor que la mejor de las civilizaciones más ad- miradas.” Pintor Diego M. Rivera Descripción y primeras explicaciones. La piedra del Museo es un relieve circular, esculpido en ba- salto, de 3.63 metros de diámetro. En rigor, toda la superficie del monolito se encuentra ocupada por glifos, distribuidos en siete zohas o círculos concéntricos; hay, además, otros signos en la proyección cilíndrica del relieve, parte de una enorme ro- ca aproximadamente cuadrangular, donde, con maestría consu- mada, fué labrado el cilindro, Al centro, y de gran tamaño, se ve la imagen del Sol, bajo la figura del dios viejo (A4uehuetéot!). 'Tiene máscara, el pelo recogido a los lados, orejeras distintivas, la lengua saliente (ex- presión de la luz), lujosa gargantilla de siete cuentas (símbolo de cuerpos celestes) y el glifo solar en la frente, acompañado de dos numerales. A uno y otro lado de este rostro, dos abiertas y magníficas garras presentan al astro como si estuviese suspenso en el zenit, según expresión afortunada del señor Chavero. Ciñendo la cara del Sol y ocupando el círculo inmediato, destácase de gran tamaño el signo /Vaolin, indicativo del movi- miento del astro entre los solsticios y los equinoccios. Forman esta alegoría cuatro rectángulos, que contienen la representa- ción de las edades cosmogónicas en que los indígenas habían ordenado la historia del mundo, Las figuras esculpidas en di chos marcos llevan, todas ellas, cuatro numerales; su simbolis- mo ha dado margen a importantes estudios desde Gama, y en particular por el sabio arqueólogo, don Alfredo Chavero. | y 3 Criada ds rt it PAE EU AIM AAA A BA LA PIEDRA DEL SOL TI Artísticamente formada entre los cuadretes, con el cabo ha- cia abajo y la punta señalando la meridiana del lugar, distíngue- se una flecha de gallardo dibujo, en cuyos extremos superior e in- ferior, a derecha e izquierda, léense las fechas Ce técpatl (con su acompañado, 7letl), y, abajo, Ce Quiáhuitl y Ome o Chico: me Ozomatlí. Circunscritos en el cabo de la flecha, y entre la cara y las garras de Tonatiuh, hay glifos y numerales de que hablaremos adelante. Agreguemos que la sola posición de la flecha, es prueba suficiente a demostrar que el monolito estuyo colocado vertical y no horizontalmente. Comprendidos dentro del mismo círculo, a derecha e iz- quierda de las aspas del VVao/¿n, nótanse cuatro grandes nume- rales. No afectan al dicho signo (que, por su forma, lleva im- plícito el nombre cuatro movimientos), sino al rostro esculpido en el centro de la piedra. Siendo éste el Sol viejo y estando fi gurado en un cronógrafo, un indígena de aquellos tiempos le asignaría sin vacilar el valor cronológico que le corresponde: es el huh: etiliztli o siglo de los indios, ciclo doble y sacro, al que los antiguos mexicanos llamaban duración vieja o vejez; los cua: tro numerales, por lo tanto, indican cuatro /uehuetiliztlz, que son cuatrocientos dieciséis años. Tal fué el motivo de no haber fi. gurado a Tonatiuh como en otras representaciones, con rostro irradiante de vida, sino con apariencia de viejo; la piedra lo con- firma repetidas veces, según veremos adelante. Hablando Sahagún de este período cronológico y de su im portancia, se expresa como sigue (Lib. 42%; pág. 346): “La ma- yor del tiempo que contaban era hasta 104 años, y a esta cuenta llamaban un siglo y la mitad de ella que son 52 años llamaban una gavilla de años. Este tiempo de años traíanlo desde lo an- tiguo contados; no se sabe cuándo comenzó; pero tenían por muy averiguado y como de fe que el mundo se había de acabar en el fin de una de estas gavillas de años, y tenían pronóstico y oráculo que entonces había de cesar el movimiento de los cie- los, y tomaban por señal al movimiento de las cabrillas la noche de esta fiesta, que ellos llamaban toxiumolpilia.” 12 ENRIQUE JUAN PALACIOS No se trata, pues, en la figura central del monumento, de la simple representación dei astro del día; trátase del cielo crono- lógico capital de las culturas aborígenes, el verdadero siglo de los indios, según nos dice Sahagún. El artista pretendió signi- ficar y significó perfectamente en ese rostro de viejo un huehueti- liztli, un doble xiuhtlalpilli: ciento cuatro años. El pensamiento no puede estar mejor concebido ni más bien expresado. Agregaremos que abajo de la flecha hay otro numeral; pero no es tan grande como los cuatro anteriores ni está labrado del mismo modo exactamente. Sin duda no se le computa de manera igual. Consideremos el siguiente círculo, que es el tercero del re- lieve. Su descripción no ofrece dificultades y su interpretación es el abc de los estudios arqueológicos. Contiene los veinte ca- racteres del mes indígena, símbolos que, por constituir el fun- damento de los calendarios náhoa, maya, zapoteca, matlazinca y de otras razas, los cuales varían en los términos designativos conviniendo en las raíces, debemos creerlo legado común de un pueblo civilizador, que a todos los otros sirvió de tronco. Em- piezan los signos por Czpactli, terminando en Xóchitl. La señora Nuttall ve en estos caracteres, y no creemos absurda la idea (an- tes sugerida, más o menos explícitamente, por Boturini, Veytia, Fábreya, Orozco y Berra, del Paso y Troncoso y Chavero) sím- bolos del zodíaco indígena, El orden es el muy conocido de los monumentos y de los códices, a saber: Cipactli Miquiztli Ozomatli Cozcacuáuhtli Ehécatl Mázatl Malinalli Ollin Calli Tochtli Acatl Técpatl Cuetzpallin Atl Océlotl Quiáhuitl Cóatl Itzcuintli Cuáuhtli Xóchitl Agreguemos que la estilización de Cíipactli, parece aquí un tanto peculiar. LA PIEDRA DEL SOL di es Apoyándose eh este círculo y dividiendo el siguiente, se abren cuatro magníficos rayos o ráfagas de pie curvo, que por su posición indican las divisiones principales del día: el medio día (Nepantla Tonatiuh), la media noche (Yohualnepantla), da hora del ocaso (Tonaqui Tonatiuh) y ladel amanecer (Iquiza Tonatiuh). Gama ha establecido este simbolismo. Alternando con ellos, pero menores en tamaño y con apoyo «en el círculo inmediato, hay otros cuatro rayos, de pie no ya vuelto o curvo sino recto, que expresan las horas inmediatas, “Todavía menores, y descansando eu la zona siguiente, vense ocho aspas entre los rayos descritos: indican, de seguro, una subdiyisión menor del tiempo, En junto, aparece el día de los aborígenes distribuido en 16 horas, de noventa minutos cada una. Contiene la cuarta zona o círculo concéntrico doscientos pun- tos distribuidos en grupos de cinco (cada grupo en un pequeño marco), a los cuales se designa por lo común con el término de - 4 o E LA PIEDRA DEL SOL 25 si hasta ahora ninguno de los dibujantes y litógrafos que han re- producido las figuras del monolito—excepto el habilísimo Iriar- te, quien consagró cuatro meses a la obra, para ilustrar un estu- dio del señor Leopoldo Batres—, copiaron con exactitud este y otrcs de sus elementos, débese a que, desconociendo el sentido de los glifos, su número y complicada distribución fácilmente los hicieron incurrir en equivocaciones. Adelante diremos en qué han consistido las principales y hablaremos de una ahoma- lía artificial muy curiosa de la piedra. Fáltanos explicar los signos que forman las escamas o divi- siones del cuerpo de las serpientes y contar los puntos numera- les colocados en el borde de la piedra y alrededor de las aludi- das divisiones. De aquéllos, el Sr. Beyer y otros arqueólogos sos- tienen que se trata de simbolismos del fuego. No tenemos moti- vos para negarlo; mas a nuestro entender significan juntamen- te el número de ciclos o encuentros de Venus y del Sol, regis- trados en el firmamento y en el calendario a partir de cierta fe- cha; luego veremos cuál sea ésta. Respecto de los puntos, el señor Chavero los contó e interpretó muy bien, encontrando en ellos el número de los días úel año indígena. Nada más lógico: el encuentro cíclico de 104 años solares o 65 venusinos se efec- túa por la agregación, una tras otra, de series de 365 días. Era natural colocar esos puntos en donde se encuentran. Y no apa recen duplicados en las dos cóaf! porque se trata del elemento común de ambas cuentas; bastaba inscribirlos una vez. Nosotros nos apartamos un tanto del modo de contarlos del señor Ch+vero. Hay diez puntos en otras tantas escamas, y dieciocho en la que sigue a las ataduras, más doce circunscritos por el triángulo que forma la cola. Eh junto, son 130 puntos de cada lado, o 26u recorriendo la circunferencia, lo que nos da la base fundamental de la cronología: el Zoralámatl, Si por otra parte computamos los 63 gruesos puntos del borde de la pie- dra, añadidos a los cien de las primeras Io escamas, tenemos 163 numerales, y con los 18 que siguen a las ataduras, suman 181 de cada lado, o sea, 362 en toda la circunferencia; casi es- 26 ENRIOUE JUAN PALACIOS condidos entre las garras de la primera escama (la primera de cada lado, se entiende) hay otros dos puntos, es decir, cuatro en junto. Por todos, son 366. Este es el resultado que obtene- mos, y así hay que expresarlo aun cuando en este particular aparezca un poco deficiente; más no intentamos, como algunos intérpretes, acomodar los hechos a nuestras teorías, sino de los mismos hechos inferir la descifración verdadera. Pudiera ad- mitirse que ese último punto significa el día añadido de la co- rreción: el bisiesto indígena. Por lo que hace a las cuatro ataduras colocadas en la cola de cada serpiente, los arqueólogos han estado contestes hasta aho- ra en atribuirles el valor de otros tantos %lalpillz de 13 años, cuatro de los cuales, como nadie ignora, formaban el x2uhtlal- pilli, xipoualli o xiuhmolpillí clásicos de las cuentas cronológi- cas: 52 años, Cada cóal! tiene cuatro nudos, es decir, son 104. años solares los simbolizados en el conjunto de la orla, Confír- mase el valor cronólogico expresado por el encuentro de las ca- bezas del Sol y del planeta. Agreguemos que en la parte proyectada del cilindro hay otros glifos, compuestos, en esencia, de mariposas con estrellas, grupos de pedernales (técpatl) y puntos en número de 156, Fechas. Llegamos al importante asunto de las fechas inscritas en el famoso monolito. Una sola han visto hasta hoy claramente fija- da los arqueólogos: el 73 ácatl esculpido dentro de un marco entre las colas de las serpientes. Es la fecha prominente de la piedra; la grababa con más deliberado objeto: su posición así lo manifiesta. Nadie ignora que el defecto capital del sistema cronológico de los indios es que los nombres de los años se repiten cada 52 de ellos, cada xzuhmollpia, El matlactli omey ácatl del marco (tre- ce cañas) puede ser el año 1,479. que es lo admitido general- mente, y 1,427 Y 1,375. Y 1,323 Y 1,271, Y 1,167 y 1,1 15 y 1,063 LA PIEDRA DEL SOL 27 y 699, etc. etc, Cierto que el minucioso relato de Durán, invo- cado por don Alfredo Chavero (*) da mucha fuerza a la pre- sunción de que la fecha exprese el año en que fué concluído el monolito, reinando Axayácatl, en 1,479. Además, la piedra es- tuvo en el templo mayor de Tenochtitlan; en los mismos terre- nos fué encontrada; alli la enterraron entre 1,551 y 1,569, y más tarde allí también fué descubierta, permaneciendo en el costado de una de las torres de la Basílica hasta su traslación al sitio que hoy ocupa en el Museo, Hay motivos, pues, para ima ginarse que se trata de la piedra descrita por el fraile, la misma cuya consagración fuera objeto de tantas ceremonias y a la que alude el relato de los indígenas citado por aquél, cuando dicen que tenía “la figura del Sol”. Tezozómoc trae un dato análogo. Ello, con t.do, no pasa de presunciones, y habría motivo a dudar entre encontrados pareceres: que la piedra fué concluída en tiempo de Chimalpopoca, como supuso don Antonio Peña- fiel; en 1,352, según asevera Abadiano; en los años de 103 oO 231, fechas que ya se han creído leer en el relieve; y en el de 699 y que fué hecha por los toltecas, como hay muy poderosos motivos para creerlo. Lo que sí podemos afirmar es que ho se trata de la fecha con que dió comienzo el último Sol o Sol his. tórico, como dice Joyce y repite Spinden, porque son insistentes las constancias, no sólo en las tradiciones aztecas siho en las toltecas, que refieren a ese suceso el signo Ce técpatl; los códi ces lo comprueban sin género de duda. ¿Cuál será, entonces, la data designada? Entendemos que la misma piedra suministra medios para dilucidar problema tah arduo, Enumeraremos las fechas del relieve. Eu el cuadrete supe- rior hemos visto aquélla sobre la que más especialmente se qui so atraer la atención, la data en que debemos imaginar concluí do el monumento: 13 cañas, Cerca de la cara del Sol, en el gran círculo inmediato, re cuérdese que encontramos un pedernal con un punto, esto es, (*) Historia de las Indias de Nueva España; tomo Í, págs. 309, 301 y 302. 28 ENRIQUE JUAN PALACIOS Ce técpatl. Agregado al técpatl se nota el mamalhuaztli, signo del fuego nuevo. En las figuras semejantes a flamas o medias plumas, que salen del borde interno de las cóat/, nótanse cuatro gruesas ba- rras sobre cada pluma. | La posición peculiar de tales flamas, casi desprendidas del cuerpo de las serpientes, símbolo del tiempo como sabemos, pa- récenos que expresa épocas o ciclos anteriores, que deben con- siderarse pasados con relación a la era actual del mundo, repre: sentada directamente en las culebras. Son eslabones desprendi- dos del círculo alegórico del tiempo. En consonancia con el sen- tido general de los glifos, no nos parece ilógico atribuir a di- chas figuras un ciclo de 416 años, o lo que es igual, damos un huehuetiliztli, un siglo indígena a cada barra; ya veremos con- firmarse la hipótesis. : Cada flama es el emblema de un lampo de luz, de una irra- diación del fuego solar por el universo, irradiación que, en la vida infinita del astro es un destello; pero que, para la limitada existencia del hombre, alcanza el término de un ciclo de 416 años, Siendo doce las flamas del contorno, resultan 4,992 años, fecha de la que adelante buscaremos referencias. Agregándole los 104 años representados por el encuentro de las cabezas, lle- gamos al 5 096, data importantísima que nos dará revelaciones extraordinarias. La importancia de la fecha parece que indujo a los constructores a repetirla, y la encontramos figurada en la proyección del cilindro, Apuntemos desde ahora, a reserva de comprobarlo en seguida, que ese año (5,096) fué un 73 ácatl; y no se pierda de vista que la lectura del guarismo se hace en los cuerpos de las serpientes, cuyas colas señalan precisamente el marco de las trece cañas, Veamos, ahora, los símbulos de la proyección. Hasta la fe- cha se han creído objetos de adorno o emblemas de la Vía Lác- tea. Podrán ser metafóricamente lo último; pero tienen a la vez, tales glifos, sentido cronológico exacto, idea apuntada por Aba- diano, bien que nuestro criterio en este punto difiere del suyo AI ATT E o EZ bas : LA PIEDRA DEL SOL 29 en varios respectos. Trátase de dos /écpatl que se encaran, al: ternando con mariposas de obsidiana (//zpapálotl), que es en concepto nuestro la constelación Orión; los circulillos cruzados por líneas, claramente denotan que se alude a un asterismo. - Son 33 las mariposas; asignándoles el valor de una x1u/4mo/ pia (ciclo o gavilla de 52 años), nos dan entre todas el 1,664, cuya concordancia buscaremos oportunamente, Respecto de los técpatl cuéntanse 64 elementos, o bien la mitad, número de los grupos; atribuyéndoles el mismo valor, hipótesis no arbitraria por motivos que han de verse, se alcanza la cifra 3,328, duplo de 1,664, que es el producto exacto de 4 períodos de 416. Su- mado ese guarismo (3328) al anterior (1,664), completa la im- portante fecha leída en la superficie del relieve: el año 4,992: conviniendo advertir que son tres las series de elementos con que lo hemos encontrado. Una lectura confirma a la otra. Ya intentaremos relacionarlas con nuestra cronología, Puede leerse una tercera fecha en el monolito, Cada cóal/ presenta doce escamas o divisiones, y cada una de estas encie- rra el glifo simbólico del fuego, según los arqueólogos, al que acompaña un medio numeral, es decir un medio círculo. La figura se asemeja al glifo de los fuegos nueyos, frecuen- temente representados con una doble voluta, según puede verse, por ejemplo, en el edificio de Xochicalco; y es tanto más vero- símil el supuesto, dado que la cóat! simbólica debe crecer por partes o períodos iguales, y aquí los 4 nudos de la cola nos di- A. D,; Ce técpatl en el calendario indígena), seu que la relacionemos con dicho suceso o con la exaltación del primer monarca, resiste mejor el análisis, por lo que el erudito autor del primer volu men de “México a través de los Siglos'”, después de riguroso análisis se decide por ella, Los mismos .4nales mencionados, aun cuando declaran que Tula se fundó en 674, agregan que el pueblo vivió sin monarca durante 27 años, es decir, dan de todos modos la notable fecha 700, No puede negarse que la da- ta sobrenada con singular persistencia del revuelto oleaje de las tradiciones. Buelna, cuyo talento y amplitud de documentación nadie desconoce, tambien la encuentra en sus investigaciones, si bien el doctísimo autor de la “'Peregrinación de los Aztecas” la refiere a una de las etapas principales del viaje de ja tribu de * Tenoch —el arribo a Mexcala o Coatlicamac—, aserto con el cual no convenimos, porque pugna con las noticias del Códice Ramírez, de Durán y de Chimalpahin, que unánimente asignan al acontecimiento fecha mucho menos remota, Pero aun cuando no se relacione con la raza de Jos mex?, lo sugestivo es que en todos los estudios aparezca dicha fecha, la cual alude de seguro _ LA PIEDRA DEL SOL ; 5/5) a algún suceso de capital importancia en la historia de los abo- rígenes; y todas las circunstancias nos inducen a admitir que se trata de los toltecas. La misma relativa pequeñez de las discre- pancias que mencionamos, manifiesta la exactitud efectiva de la cronología en cuestión. Hay quienes, en vez del año 700, prefieren asignar a las referencias iniciales del documento de Cuauhtitlan, alusivas a los toltecas, el año 752; el hecho de que esta fecha diste de la anterior una gavilia indígena exacta, uni- do a los otros testimonios, confirma a nuestro ver que aquélla es la correcta. Resultan, pues, de acuerdo, Ixtlilxóchitl y los “Anales de Cuauhtitlan””: era el año 700 de la era vulgar y el 5,097 de la cronología de los indios. He aquí el importantísimo pasaje de Ixtlilxóchitl, que se diría expresamente deducido de los datos del relieve: * en el año 5,097 de la creación del mundo, que fué Ce técpatl, y 104 de la total destrucción de los Quinamétzin, te- niendo quieta paz en todo este Nuevo Mundo, se juntaron to- dos los sabios Tultecas, así Astrólogos como demás artes en Huehuetlapallan, ciudad cabecera de su señorío, en donde tra tarou de muchas cosas así de sucesos y calamidades que tuvie- ron y movimiento de los cielos desde la creación del mundo””, — (Relaciones, pág. 2 y 14. Salta a la vista la alusión a la famosa junta de astrónomos toltecas, por cierto no ocurrida en la remota comarca del Gila, como erróneamente se ha pretendido—en todo caso fueron va- rias estas asambleas—, junta en la cual se hizo el arreglo del calendario, Celébrase tan importante reunión en el año 5,097 de la creación del mundo (cronología india), año que fué Ce técpatl en su serie ícomenzó con día del mismo nombre y nú- mero). Antes hemos visto que algún suceso de la mayor importan- cia para aquel pueblo efectuóse en el año 700 de la era cristia- na, y las tablas sincronológicas (véanse las de Veytia), nos + dicen sin lugar a error que ese año 700 fué Ce técpatl. A la vez, - el párrafo del cronista texcucano confirma que la tercera edad >. ASA e A ¿ , 3 36 ENRIQUE JUAN PALACIOS del mundo concluyó en 4,992, puesto que 104 años antes del 5,097, perecieron los Quinamétzin; ese fué el 7/acchitonatiuh, O sea el sol de la tierra (Tlaltonatiuth). De manera que los in- dios dieron por concluída su época tercera en el año 596, y es de notarse que tres historiadores: "Torquemada, Clavijero y Veytia, encuentran constancia de esta data; mas como tardaron un siglo (1c4 años) en consolidarse y arreglar el calendario, adoptaron el año 700 para comienzo cronológico. Pues bien, el monumento del Museo muestra patentement2 las dos fechas: en los glifos del dorso de las culebras, que su. mados con los 104 años del encuentro de las cabezas dan la cí- fra 5,096, y en los glifos del canto de la piedra, alusivos a he- chos ya pasados, que expresan el guarismo 4,992. Para confir- marlo con meridiana claridad, he ahí el carácter Ce técpatl, jun- to al rostro de Tonatiuh, en sitio prominente del relieve; he ahí también las cuatro edades cosmogónicas; he ahí en el canto de la piedra, los jeroglíficos alusivos a las tres que se considera - ban terminadas. La referencia no podía ser más explícita. El monolito parece labrado expresamente para consignar los he- chos que se discutieron en la memorable asamblea de los astró- nomos, ese ““movimiento de los cielos y las calamidades ocurrl- das desde la creación del mundo.'”? Ya sabemos cuáles fueron éstas: Chavero las leyó a perfección en los rectángulos que ro dean el Vaolim: ehecatonatiuh, tletonatiuh, atonatiuh y tlalto- natiuh, que fué la presente, iniciada por Ce técpatl: las edades, soles y catástrofes del aire, del fuego, del agua y de la tierra. Ya sabemos cómo se entendía aquél: el “movimiento de los cie- los”? no era otro que los ciclos de 104 y de 416 años, determi- nados por ei enlace armoniosísimo de los períodos del Sol y de Venus, que es lo que la unión de las magníficas serpientes sim- boliza. ¿Y cuál es el año 5,097 indígena, en nuestra cronología? Las tablas sincronológicas, Ixtlilxóchitl y los 4xales, cada uno a su estilo, nos lo dicen: ese Ce técpatl, comienzo de época tolte- > 4 e 3 LA PIEDRA DEL SOL 37 ca dentro de la cuarta edad del mundo, corresponde al 700 de la era vulgar, cuando los compatriotas de Huemántzin declararon comenzada su nueva historia y fundaron la segunda “Pula o lo que es más probable, eligieron a su monarca, Mixcoamazátzin, que es lo que Chavero afirma. “Torquemada (tomo Il; pág. 36 a 38 y lib. 3; cap. VII; pás. 254) da el mismo año, aun cuando cambia el nombre del rey por Totepeuh; y Motolinía (MZemoria- les; pág. 346) apenas discrepa en 6, pues asienta que la edad presente comenzó en el año 694 y las tablas prueban que sólo el 700 fué el Ce técpatl aludido por Ixtlilxóchitl. Tantos testi- monios hacen fuerza: pudiera creerse a la verdad, y no hemos podido menos de pensarlo seriamente, que la piedra del Museo fué construída poco después del año 700 de Jesucristo, por ma- no del pueblo que, a virtud de sus conocimientos en artes y ciencias, dejó en las tradiciones recuerdo de sabio y artista. Para mezyor abundamiento, el año 699 fué precisamente un 73 acatl, la fecha señalada por las colas de las serpientes en cu: yas cabezas y cuerpos hemos leído muy sencillamente la cifra 5,096. Cualesquiera tablas cronológicas, las de Veytia por ejem- plo, corroboran este aserto. Nada aventurado imaginarse,en pre- sencia de tales y tantas circunstancias, que el monumento data de hace 1,2co años y que fué labrado en recuerdo de la famosí sima asamblea de astrónomos toltecas, junta de la cual el relie- ve parece la acta imperecedera, ¡Cómo se piensa que ha resisti do el roce de 5í0 años, puede el magnífico basalto desafiar el beso de una y de muchas miri2Cas! Hay otra circunstancia para reconocer el origen tolteca de la piedra, por lo menos en cuanto a las ideas representadas: la importancia que el planeta Venus tiene en el relieve, Quetzal- cóatl era el símbolo del astro; Quetzalcóatl se convirtió en Vésper, afirma el fragmento atribuído a Olmos —““Hystoyre du Mechique'*—; Quetzalcóatl era el planeta de la tarde, declara el comentario del códice Vaticano A, Ahora bien, Quetzalcóatl fué el producto por excelencia, la personificación más perfecta dial > ES 38 ENRIQUE JUAN PALACIOS de aquella raza, Hijo de Ixtacmixcóuatl, la culebra de nubes blancas (la Vía Láctea), dice la tradición que el personaje era vno de los hermanos engendrados por el numen creador, es de- cir, una de las razas originales, llamadas olmecas, xicalancas, - etc. El códice “Dehesa'” confirma la leyenda, pues pone a los o últimos iniciando su peregrinación en el cielo. ¡No sería el pri- Ñ mer pueblo que haya diyinizado a sus progenitores! Quetzal- cóatl es, pues, el representante de los toltecas, su símbolo, su encarnación metafórica, y los sacerdotes y los reyes toltecas so- : lían adoptar el propio apelativo. Y Quetzalcóatl también es la estrella de la tarde. Ya podemos explicarnos que la divinizaran | y que de sus movimientos combinados con los del astro del día hicieran la base de su sistema cronológico, la base de su calen- dario. Siendo éste el producto de las trecenas y las veintenas arreglado para ciclos de z2 y de 104 años, resulta obvio que los adoradores de la estrella son los inventores del sistema, los in- ventores verdaderos del Zonralámatl. ¡Lógico a la verdad, que los símbolos del astro figurasen eu parte prominente de la Pie- . dra Ciclográf:ca! PO y En resumen, repítase la lectura de los caracteres de basalto, uniendo al rigor analítico la escrupulosidad, y siempre se en. contrarán los mismos datos: las 4 edades del mundo, la cifra 3 4,992 puesta dos veces (en una de las cuales figura el guaris- mo 1,664), la cifra 5,096, el 13 ácat/ correspondiente al mismo 3 año, el Ce técpatl, año subsecuente (5,097), y los ciclos de 104 y de 416 años solares indicados de diversos modos, siendo las fechas anteriores el resultado de la adición de estos mismos ci.- clos, ¡Concepción sencilla y poderosamente lógica! Traduciendola a nuestro lenguaje y relacionándola con la cronología moderna, ayudados de documentos tan legítimos co- mo los '*Anales de Cuauhtitlan'” y las Relaciones de Ixtlilxó- A de e a Mo a? LA PIEDRA DEL SOL, 39 chiltl, ambos indígenas, diremos: la fecha 5,096 corresponde al año 699 de la éra cristiana; ese año fué un 73 ácall, y habían trascurrido 1,664 desde el 964 antes de Jesucristo, cuando, en sus leyendas, con diferencia de cosa de g años, los indios decla.- raron principiada la tercera edad del mundo, asignándole una - duración de 4 ciclos de 416 años Las 32 /tzpapálotl del canto del relieve, cada una simbólica de un fuego nuevo, confirman este aserto. 104 antes, el año 4,992 de su cronología, declárase que los guinamétzin habían sido destruídos. (Sobre el probable origen de estos seres, véase la '*'Anthropologie du Mexique”?, del doctor Ernesto T. Hamy; en nuestra “Historia de Puebla”” también hablamos de ello). Reúnense entonces los sabios tol- tecas, y tratan de la creación del mundo, de las calamidades ocurridas hasta entonces y del movimiento de los cielos: esto significa que proceden al arreglo del calendario basándolo en las observaciones de los cuerpos celestes. Sahagún (libro III; pág. 111) dice que “los toltecas sabían el movimiento de los cielos, y esto por las estrellas.?? Clavijero encontró datos que le sugleren algo análogo, pues declara que el astrónomo Hue- mántzib, gobernando Ixtlilcuecháhuac, hizo el libro sagrado, el Zeoamoxtli, donde se explicaba el movimiento de los cielos; y asigna al hecho una data bastante próxima: el año 660. Este mismo es el que fija Boturini al comienzo de lo que llama ter- cera edad (pág. 139-140). Ambas autoridades convienen en el fondo; pero la rigurosa y minuciosísima cronología de los 42a- les, registrando las datas £74 y 7009, es irreprochable; a ella de- bemos atenernos, apoyados en la doble autoridad de Torquema- da y de Chavero: el año 700, que fué Ce técpatl, es el cierto. ¿Cómo no fijar perdurablemente el recuerdo de aquella junta en la que se habían condensado el saber, las leyendas y aún las predicciones y augurios de una raza que vivía escrutando el ar- cano del firmamento? No existía medio más a propósito que grabarlo en materia indestructible, la cual conseryase a los pós- teros el maravilloso secreto, 40 ENRIQUE JUAN PALACIOS j Si el relieve del Museo es aquel monumento conmemorativo, convengamos en que sus glifos, por tanto tiempo misteriosos, fueron obra de un artífice supremo y concepción de un cerebro que en genio no cede ni ante Hiparco, ni ante Kepler, ni ante Newton, ni ante Arago. Así se vió inducido a declararlo Bul- lock: +...... “es la piedra prueba resaltante de la perfección que en algunas ciencias habían alcanzado aquellas razas; aun en las ciudades más iluminadas de la actualidad, pocas personas habría capaces de ejecutar otra comparable”, (“Six months in Mexico””.) * ES Lento fué nuestro análisis, y sólo paso a paso hemos alcan- zado la descifración, robustecida con importantísimos códices y confirmada en los más notables monumentos, según veremos adelante. Pero, a los ojos de los mexicas de Tenochtitlan, que colocaron el relieve en parte eminente de su templo, sea que ellos lo labrasen o que lo encontraran hecho, la lectura era por extremo fácil > significativa, 'Traduciéndola, hasta donde es posible, su forma sería más o menos ésta: *“En el año 4,992 concluyó la tercera edad del mundo, pa- sadas cuatro ocasiones cuatro vejeces. A su término se junta- ron Tonatiuh y Quetzalcóatl en el cielo, y en el Tonalámatl fué el día Ce Cipactli, primero de la cuenta. Era el fin del año 13 ácatl. 1c4 años después, los sabios tulteca fundarox su ciu- dad y eligieron rey, y reunidos los ancianos y los astrónomos y agoreros principales, dijeron: vamos a comenzar otra vez la cuenta del tiempo. Y así lo hicieron a partir del año siguiente, Ce técpatl, que erael 5 097 de la creación. Y añadieron que esta edad había de acabar por calamidades terrestres, después de 4 veces 416 años, como por la fuerza del agua y la del aire y la del fuego habíah terminado las anteriores, porque así lo quie- ren los dos señores del cielo que se juntan cada 8 y cada 104 años. Y dispusieron escribirlo en un monumento, fuerte y eter- no como el tiempo, para que se guardase en él la historia del mundo.” 3 g si ot A | ¿ e | 1 4 A | LA PIEDRA DEL SOL 41 ¡Extraña coincidencia! 416 años después de la fundación, en 1116, es destruído el florecimiento imperio de los toltecas! No se trata de una fecha que arbitrariamente suponemos: Tor- quemada, colocando entonces al último monarca, Achauatzin, y Veytia (tomo I; pág. 296) dan de ello testimonio; el sabio Orozco y Berra la consigna (27 7storía: tomo III; pág. 58); Cha- vero resueltamente la acepta (Apéndice a Duran). Los Anales de Cuauhtillan discrepan en justos 52 años, lo que, hállese el error donde sea, resulta confirmación indirecta. Pero la data no se lee en el monumento, ni era posible encontrarla, de admi- tir que la piedra fué labrada antes, en recuerdo de la junta de astrónomos toltecas. Surge, entonces, una cuestión: si el cons- tructor fue dicho pueblo, ¿cómo estaba el monolito en el 7eoca - dí de una ciudad 22-x2ca? Convengamos, primeramente, en que el pueblo de Tenoch se consideraba heredero de la cultura tolteca y la había acepta- do casi por completo; de ahí, se le compare con frecuencia con los conquistadores romanos, conquistados a su turno por la su- perioridad de la cultura helénica. Sabemos que pertenecían a familia étnica común, puesto que unos y otros hablaban rná/uatl. Es más, existen multitud de circunstancias que permiten afirmar que los mexicas descendían directamente de los toltecas, con quienes tuvieron parentescu muy cercano. No sería extraño, entonces, que, encontrando un monumento que de modo tan notable resume el saber para ellos clásico, lo conservasen cuidadosamente y aun lo erigieran en el más grande de sus templos. La cuestión del transporte tampoco implica dificultad, suponiendo que lo trasladaran desde las pi- _rámides o desde Tula. Atendiendo a los datos de la geología, los arqueólogos modernos reconocen que el enorme peñasco hu- bo de ser trasportado, por lo menos desde las montaños de Áculco, sitio el más próximo en que se encuentren esa clase de basaltos. Sí los aztecas podían conducir desde allí un monolito de 30 toneladas, lo mismo sabrían hacerlo desde más lejos, por — - > AE A 42 , ENRIOUE JUAN PALACICS ejemplo desde Teotihuacan, ciudad sagrada acerca de la cual más y más aumentan los motives para sostener que fué metró- poli tolteca. No están las pirámides mucho más alejadas de Mé. xico, que Chalco; y recuérdese que apenas hace dos o tres dé- cadas fué traído de allá un monumento, la llamada Omecíhuatl, Diosa del Agua o la Luna, casi tan grande como el relieve del Museo, Vengamos a otra consideración, Ixtlilxóchitl declara expre- samente, contra la tesis de diversas autorid:des, que eran tres las épocas transcurridas y que los toltecas iniciaron la cuarta, en el año Ce técpatl. Dice que “ha de acabar .... ”” la cuarta edad, frase significativa de que la consideraba presente (Zela- ciones; pág. 21). El signo ?écpatl, colocado a la izquierda del relieve, arriba de la cara del Sol, confirma elocuentemente aquel aserto: inicia la época que los constructores tuvieron por contemporánea. Sabemos por Gama, Boturini y otras autorida des, que el carácter inicial de época entre los mexicanos, era tochtli; en tanto que lécpatl pertenece exclusivamente a la cro- nología tolteca. Existen presunciones, por lo tanto, para pensar que el relieve condensa la cosmogonía tolteca, a partir de la re- forma cronológica practicada por este pueblo. Además, recuér- dese que en el canto de la piedra, de cuya posición fácilmer te se infieren referencias a pasados hechos, encuéntranse glifos co- rrespondientes a tres edades solamente, lo que manifiesta que la cara del monolito se destinó al Sol actual o histórico, como es rezonable suponerlo, ¿Por qué, entonces, son cuatro las edades representadas en la figura del Naolin? De haber sido obra de los aztecas, el ra zovamiento es muy sencillo: comenzando la cuarta edad en el año 7oc de la era cristiana, o sea, el 5,097 de la cronología in- dia, el pueblo de Tenoch la dió por concluída con la destruc ción de Tula, reservando a su propia historía un quinto Sol, que es lo que piensan, Gama, Orozco y Berra, Chavero y otros historiógrafos. Así pudiera interpretarse ese numeral un poco LA PIEDRA DEL SOL 43 - más pequeño que los otros cuatro, situado debajo de la flecha del Vaolin: representa la quinta edad, no terminada todavía; por eso tiene menores dimensiones. Confesamos que esta lectu ra se ha ofrecido con siugular insistencia a nuestro espíritu. Sin embargo, ello no se aviene con la preocupación tetrate: naria de los aborígenes; y, sobre todo, cabe explicarse las cua- tro edades figuradas, dentro de lá primera hipótesis, esto es, que los toltecas hayan sido los constructores del relieve, o bien que los mexicas mismos no creían vivir en otra época que en la cuar ta. Un párrafo de Veytia nos dará sugestivas luces al respecto, con tanto más motivo, cuanto que trata precisamente de la jun- ta de astrónomos de Tula. Dice así (tomo I cáp. 4; pág. 33): ““En la ciudad de Hu-huetlapallan, famosa y numerosa po- “ blación, se juntaron no sólo los sabios astrólogos que había en aquella ciudad, sino otros que llegaron de las poblaciones veci- nas, los cuales, después de conferenciar largamente sobre los errores que habían reconocido en sus cómputos, establecieron que la duración del mundo debía dividirse en cuatro espacios o edades, los cuales habían de fenecer a la violencia de cada uno de los cuatro elementos. La primera edad, Atonatiuh, des dela Creación hasta el Diluvio, a la que llamaron edad del agua, Atonatiuh, La segunda, desde el Diluyio hasta los huracanes, en los que por el ímpetu de los vientos habían padecido la se- gunda calamidad, y así llamaron a esta segunda edad Eheca- tonatiuth, La tercera, en que estaban, dijeron que había de aca- bar con terremotos, y así le llamaron Tlaltonatiuh, Sol de tie- rra; y después de esta seguía la cuarta, y última edad del mun- do, que había de acabar a violencia de fuego, y así le llamaron - Tletonatiuh, que quiere decir Sol de fuego. ”” - Se notarán ciertas discrepancias respecto del orden de los so- les, que es distinto eu Veytia, en Ixtlilxóchitl y en la piedra; en cambio, ésta concuerda en dicho particular con los datos del códice “Anónimo de Gama” o Chimalpopoca, También aparece un error de 104 años (un siglo indígena) en las cuentas del his- toriador texcucano, y no faltan otras divergencias. Ello es ine- vitable tratándose de sucesos tan remotos y necesariamente va- 44 ENRIQUE JUAN PALACIOS gos por su índole, Pero hay un acuerdo fundamental en los da- tos, que no puede negarse; en todo caso, el relieve es la autori- dad irrecusable a que, en última instancia, deberemos atender. Creían vivir, según hemos comprobado, los toltecas, en la tercera edad del mundo, como suponen Boturini y Veytia, o principios de la cuarta, que es lo aseverado por Ixtlilxóchitl, Sus tradiciones les decían que cada una de las anterioros épo- cas había durado series fijas de 416 años: la primera 1,664 O una gavilla más, según datos del cronista de Texcoco, al pare- cer equivocado en 52 años,en esta cuenta; la segunda, el mismo término. Hallábanse al fin de la tercera y diéronla por concluí- da al espirar nuevos cuatro ciclos de 416 años, Aquí sí aparece preciso Ixtlilxóchitl, señalando concretamente la fecha 4,992, que son 12 grandes períodos o bien 48 siglos indianos. Enton- ces Ocurre la destrucción de muchos de los pobladores autócto- nos de la altiplanicie por efecto de una catástrofe (erupciones yolcánicas, según parece), cuyas últimas manifestaciones los toltecas presenciaron; un huehuetiliztld separa este suceso de la definitiva consolidación de la monarquía de Tula. Clavijero, que coloca la llegada del pueblo en el año 596 (A D) confirma indirectamente la tesis, pues de entonces al 7co trascurre justo el siglo indígena. Torquemada también babla de "que vagaron 104 años. Chavero (Historia Antigua; pág. 357) admite la misma fecha (596), aun cuando la refiere al comienzo de la peregrinación. Buchsmann también la consigna (Boletín VIII de la Soc. de Geog. y Est., pág. 69), y otros autores. Dejan correr, pues, estos 104 años en consolidarse o en pe- regrinar, y en el año 5,097 (año Ce técpatl), que fué el 7co, inician la nueva cronología dentro de la cuarta edad del mun- do. Chavero acepta que entonces eligieron a su primer monar- ca; Boturini, Gama y la mayoría de las autoridades convienen en que la cronología tolteca comenzaba con Ce técpatl. Hay quien señale al suceso el año 713 y aun el 719 y el 721, (el via- jero Tomás Gage que visitó el país en 1625, anota el año 720), “TRI CA . e ua » A, LA PIEDRA DEL SOL 45 discrepancia pequeñísima; Motolinia se aproxima más notable- mente, dando la fecha 694. M. Remí Siméon, muy competente en estas materlas, dice que en 697, establecieron los toltecas un Estado que había de durar más de cuatro siglos (Zntroducción a los Anales de Chimalpahin; pág. XXXIV), y también la leemos en los 4Axales de Cuauhtitlan y en Gómara. El aserto de este cronista es de particular precisión: '“contando de entonces (el principio de la época histórica entre los indios) hasta el año de 1552, ha su Sol 858 años'?. Pero no se olvide que, de acuerdo con las tablas, sólo el año 7co fué Ce técpatl, e Ixtlilxóchitl nos ha dicho que en Ce técpatl ocurrió la junta, El ilustre Orozco y Berra, cuya escrupulosidad en compulsar los datos y someter a riguroso análisis aun el último aocumento, pasa por proverbial, señala precisamente (Z/Zistoria; tomo 3,pág. 21) las dos importan tísimas datas 4,993 y 5,097, hecho que presta a nuestras inferen- cias valor irrefragable; así mismo, registra en los 4xales la de 700 y admite la de 694, dándola por comienzo de época (/Zisto ria; tomo lI; pág. 16). Celebran a la sazón la famosa asamblea que tan honda hue- lla dejó en sus tradiciones, la que todos los cronistas rememo- ran: allí se narra la historia del mundo; se arregla el calendario basándolo en los ciclos de 52 y 104 años, mediante el enlace de las trecenas y las veintenas (el Tonalámatl); y es probable que también los astrólogos señalaran el término de la era comenza- da, término que los cálculos, la experiencia y el concepto tetra. tenario habían de fijar, naturalmente, en períodos de 416 años. Todo ello, por último, se condensa en indestructibles caracteres de basalto. ¿Qué de extraño, pues, ver allí estampadas las 4 edades de la historia del mundo, aun cuando sólo tres hubiesen trascurri- do? Dice Veytia (pág. 34) aludiendo a los toltecas, que “las edades futuras serán iguales a las pasadas”. En tal virtud, su duración aparece indicada en el relieve con los cuatro numera- les encerrados en cada cuadrilátero, y de los cuales no habíamos 46 ENRIOUE JUAN PALACIOS tratado Ahora se nos ofrece una conjetura sobre su simbolis- mo: vale cada uno de ellos un gran ciclo de 416 años, y entre todos, 1,664, término exacto de las tres épocas trascurridas. Pudiera decirse que la piedra confirma con exactitud matemátl- ca, la cronología de Ixtlilxóchitl, seguida por Boturivi y por Veytia, viniendo a tierra las interpretaciones del Códice Vati- cano, imaginadas por Humboldt, y admitidas en gran parte por Chavero y otros autores, quienes daban, en la cosmogonía iadí- gena, cerca de 18,000 años de existencia al mundo. El basalto, texto irrecusable de la cosmogonía y de la cronología náhoas, prueba que Ixtlilxóchitl estaba muy cerca de lo justo: anota exactamente el guarismo total, y sólo se excede en una gavilla (52 años), en las dos primeras cifras parciales, indicando 1,716 por 1,664. Y bien, he aquí una hipótesis que nos parece verosímil: per- suadidos los toltecas de que la cuarta edad debía ser la última y que habría de durar otras cuatro veces, 416 años, criterio de la filosofía tetratenaria, no vacilaron en grabar su símbolo en el monolito, asignándole la duración prefijada por lo que ellos creían voluntad de los señores del firmamento. De este modo se concilian las figuras del relieve, con el su- puesto de que los toltecas fueron sus constructores. Sin embargo, hay quien en los numerales de los cuadriláte- ros, lea los nombres de los días en que las catástrofes se efec- tuaron. Que los soles tuvieron término en tales días (nahui océ- lotl, nahui ehécatl, nahui quiáhuitl y nahui atl) dícenlo, en efec- to, la “Leyenda delos soles”? agregada al manuscrito del Museo que contiene los “Anales de Cuauhtitlan”” y este mismo códice, declarando, ambas piezas, que el quinto Sol debería concluirse el día Vahui Ollin. Chavero, y a ejemplo suyo muchos compe- tentes autores contemporáneos (Seler, Joyce, Spinden, etc.,) han adoptado análogo modo de ver. LA PIEDRA DEL SOL 47 De no apoyarse dicha lectura en documentos tan importantes, ho tomaríamos en serio la suposición, que casi resulta pueril. Además, contradice al Códice Vaticano, pictografía que asigna a las catástrofes—y nótese que a tres únicamente, que es lo que también asienta el Códice Tellerrano —fechas bien distintas (10 atl, de Atemoztli; 1 océlotl, de Pachtli y 9 ollin, de Xilomaniz- tli). Pero el aserto se acomoda de un modo tan notorio con los datos del relieve, que la hipótesis de que fuese obra de toltecas recibe rudo golpe, La lectura de los cuatro rectángulos aparece sencilla: son las fechas en que las 4 primeras edades concluye- ron; cuanto al /Vao/ín del centro, coh sus grandes numerales, puede interpretarse como la edad quinta o mexicana, que debía concluir en el día Vañui Ollin. En tal caso, fué inscrita por es- te pueblo, quien resulta el constructor del monolito. El argumento es poderoso; aun cuando no convienen en el particular, según se advierte, Ríos, Boturini, Veytia e Ixtlil- xóchit, con los 4nales. Tiene nuestro Museo, sin embargo, una importantísima pieza que apoya la primera y también lógica lectura, robusteciendo las narraciones del escritor texcucano. Es uta piedra de forma cúbica, próximamente de medio metro por lado, con una orla de glifos solares y venusinos idénticos a los del relieve. Representadas en las caras laterales del cubo, con sus puntos respectivos, están las cuatro edades, siendo idén- ticos sus símbolos a los de la Piedra Cronográfica o relieve del Museo. E La quinta época no se encuentra en parte alguna. Debe- mos creer que si los aborígenes' hubiesen concebido un quinto Sol, el Ollíntonatiuh, habrían grabado su figura en la cara su- perior del cubo; no hay tal cosa en ella. Lo propio se advierte en el monolito llamado de 'Tenanco: cuatro son las edades figu- -— radas, y la última (aquí como en el códice **Fuenleal,”” es la del agua), no está cerrada como las demás, por medio de una banda, lo que demuestra que no la daban por concluída, Tam- bién se notan junto a cada época tres puntos grandes y otros py 48 ENRIQUE JUAN PALACIOS dos más chicos, es decir, 4 numerales mayores en junto: repre- sentan la duración de las 4 épocas, igual en todas ellas. En su importantísima obra (“The fundamental principles of Old and New World civilizations'”; pág 253), la señora Nu- tall, manifestando en esto análogo modo de pensar, sostiene que los mexicanos (no sólo los toltecas) creían vivir en la cuar- ta edad del mundo; el Dr. Henning, autor de estudios profun- dos en estos particulares, suponiéndola originada por el Lhecato- natiuh o Sol de aire, dice que al *'tiempo del descubrimiento de América, vivían los naturales precisamente en la cuarta era”” (Estudio de la fecha 4 ahau); idea semejante insinúa Charencey en el estudio “Des ages ou Soleils aprés la Mythologie; pags. 31-39, Congreso de Americanistas de Madrid, 1891); el mismo sabio nos ha dicho que esa creencia reina entre los cakchiqueles, y el doctor Brinton nos hace saber cosa semejante respecto de las crónicas de Chilam Balam, es decir, respecto de los mayas. Cabe leer en el relieve, por lo tanto, la expresión de las eda- des cosmogónicas, admitiendo que los constructores creían per- tenecer a la cuarta. El gran Ol/ím, con la cara de Tonatiuh en- medio, no alude a una quinta era, sino exclusivamente al mo- vimiento del astro entre los solsticios y los equinoccios, como lo supuso Gama; y los numerales significan los cuatro huehue- tiliztlí que en ellos hemos leído, Marcas de la Civilización Azteca. Explicada en forma bastante racional y apoyada en histo- riadores respetables la presencia de las cuatro edades figuradas en el aspa del Vao/ín, queda en pie la hipótesis de que los tolte- cas fueran los autores del relieve. Y a la verdad, hayan sido quienes se quiera, el monumento no expresa otra cosa que la historia, las tradiciones y la cronología de aquella raza tanto tiempo misteriosa. El llamado Calendario Azteca, que bien ca- bría designar por Calendario Tolteca, es la cifra por excelencia LA PIEDRA DEL SOL 49 de la cultura de los súbditos de Huemántzin; jeroglífico digno del pueblo que dejó a la posteridad renombre de artista y de sa- bio. ¡No podría encontrarse condensación más alta de belleza y de genio! Ni se necesita un mejor argumento para comprobar que efectivamente tuvo realidad histórica, y no fué mito, como se ha sugerido, la raza inventora de la religión astronómica y del culto del gemelo hermoso (Quetzalcóatl), que no era en realidad sino la estrella de la mañana y de la tarde, He aquí, al fin, base para el primer capítulo de la incierta y tantas veces discutida historia de las civilizaciones aborígenes. Pero tenemos que sujetar a riguroso estudio la posibilidad, vo débil ciertamente, de que hayan sido sus constructores los aztecas. Ante todo, debemos preguntarhos: ¿sería admisible que los súbditos de Ilhuicamina o de Axayácatl, hubiesen la- brado con primor y arte exquisitos una piedra que contiene la cifra de la ciencia y tradiciones de otro pueblo? Aunque nota- ble, no es absurdo el caso, pues se trataba de la ciencia, tradi- ción y calendario admitidos en pleno por la nación que los re- cibía como fuente de toda su cultura. Todavía conservamos el zodíaco helénico, en forma que un ateniense de los siglos de Hiparco, si resucitara, se asombraría de ver en láminas y ma- pas la concepción del cielo que tuvieron sus contemporáneos. Mas no se puede creer que prescindieran los aztecas de de- jar alguna huella, alguna marca, alguna fecha propia en obra de tal modo extraordinaria. Si los investigadores no aciertan a descubrir cualquiera característica, alguna data resueltamente azteca, habrá de convenirse decididamente en que, encontrando donde se quiera el monolito, se limitaron los mexi a trasportar- lo a Tenochtitlan, erigiéndolo en sitio adecuado al mérito de la piedra. (Y el Códice Aubin, en sus primeras páginas, cuenta algo que podría prestar apoyo a dicha conjetura). Hemos examinado con minuciosidad el monumento, y dire mos honradamente lo que al respecto aparece, sin pretender un absoluto acierto en punto tan difícil. Que expresa las ideas y Mem. Soc, Alzate, t 38-— (29. VIII. 1918)—4 50 ENRIQUE JUAN PAJ,ACIOS fechas toltecas, para nosotros es indiscutible; pero cabe admitir que los terochca hubieran grabado en un relieye los mismos con- ceptos fundamentales, agregando alguna fecha propia, y eso es lo que deseamos que el lector infiera de nuestro estudio, limi tándonos a presentarle los elementos del análisis, El relato de Fr. Diego Durán, invocado por don Alfredo Chavero para de- mostrar que se trata del monolito de Axayácatl, posee mucha importancia; aunque no hace fe completa, pues es posible aluda a otra piedra, Nadie ignora en cuantas confusiones se ha incu- rrido en esto, llamando por ejemplo, insistentemente, Piedra de los Sacrificios, a un monumento que nada tiene de tal o decla- rando Piedra Gladiatoria a otro que significa cosa del todo dis- tinta. Hay motivos para admitir que el relieve del Museo era la piedra descrita por el fraile; mas hasta ahora no está ello bien probado, y creemos que el señor Chavero elaboró sobre un supuesto contestable. Aun cuando la fecha inscrita en el marco corresponde al año 1,479, del reinado de Axayácati, corresponde también al 699 de la era vulgar, 5,096 de la creación del mundo en la crono- logía tolteca; y como esta última cifra la leemos en las figuras que decoran el cuerpo de las cóall y precisamente los extremos triangulares de las serpientes señalan el marco con sus puntas, no sería absurdo entender el pensamiento del artista de este modo: la piedra conmemora el año 5,096, que fué 13 ácall en la serie cronológica. Consultando las tablas del calendario de los indios se encuentra que, en efecto, el año 699 fué 13 ácall. En tal virtud, la fecha de que se trata no dilucidará por si sola el problema que nos preocupa, pues da margen a dos inter- pretaciones aparentemente legítimas Pero creemos posible leer, y en rigor no de modo violento, una data francamente azteca en los glifos del relieve: el año 5,720. Ya dijimos cómo se encuen tra, contando una por una, las cifras estampadas en las escamas o divisiones del cuerpo de las cóa?!. Estas porciones son 24: en- cerrando cada uha el glifo del fuego, su valor íntegro alcanza a A | LA PIEDRA DEL SOL 51 —a— 52 años; pero el medio círculo añadido a cada escama, indica que sólo la mitad se considera, es decir, 26. Esto nos da 624 años; sumándolos a los 5,096 antes leídos, alcanzamos el gua- rismo 5,720. La cifra surge, por decirlo así, del cuerpo de las serpientes, añadidos a los elementos actuales los que- por su posición denotan pertenecer al pasado. Podríamos atribuir su valor completo a las escamas: representan de ese modo, 1248 años, que sumados a los 416 de las barritas distribuidas en los cuerpos, ajustan precisamente la cifra 1664; más esta no es fe- cha actual, sino el término futuro de la edad vigente. Cuando el artista grabó los medios círculos, es razonable suponer que llevaba un propósito concreto: todo su problema consistía en distribuir los elementos, Nada nuevo ni arbitrario introducimos en el cálculo, excep- to el considerar las escamas o divisiones de las cóal/, como indi- cativas de un x2pouall?. Ello no implica una conjetura absurda. La cóall es el tiempo, que crece por períodos fijos; cada parte de su cuerpo representa sin duda un nuevo período. ¿Cuál podría ser éste, sino el simbolizado en las colas de los emblemáticos seres, el ciclo de 52 años? Conocida es la creencia indígena de que las culebras llevan la edad marcada en esa parte del cuerpo. El resultado ha sido la cifra 5,720 de la cronología indiana. Relacionándola con nuestro calendario, a partir del año 5,c97, que ya sabemos fué el 700 de la era vulgar, encontramos el 1,323 de la edad cristiana, La data no sólo pertenece resueltamente a la historia azteca, sino que, en cierto modo, es la más importante de sus anales, puesto que es la fecha de la fundación de Méxi- co. Así lo afirma claramente el códice ““Icazbalceta'”, general. mente conocido por ““Fuenleal.'” Muy natural que los tenochca, ora fuesen del tiempo de Axayácatl o de cualquier otro monar- ca, al estampar en el relieve su sistema cronológico (admitiendo este supuesto), tal como lo recibieron de la raza civilizadora, quisieran agregarle el recuerdo de la fundación de la propia metrópoli, fecha para ellos memorable. Si nuestra lectura es co- 52 ENRIQUE JUAN PALACIOS rrecta, el monumento decide definitivamente un punto histórico harto discutido: Tenochtitlan fué fundada en el año que, con muy leye discrepancia, sostienen el Códice Mendozino, Chimal- pahin, Clavijero y el sabio Orozco y Berra. Nadie ignora lo mucho que al respecto han vacilado los his- toriadores. Durán, el ilustre don José F. Ramírez y Chavero se deciden por 1,318, con fundamento en los *'*Anales de Cuauhti- tlan'””; por su parte, la 77ra de Tepechpan, el códice '“Aubin” y el “Vaticano'' prestan apoyo a la fecha 1,312, aun cuando los dos primeros documentos aparentemente declaran el año 1,364; (*) el cacique de Tlaxcala, Juan Ventura Zapata, se inclina por 1,321; Tezozómoc prefiere el de 1,326; y Sigiienza y Góngora, - Vetancurt y las relaciones franciscanas llegan al de 1,327, sin que falte quien haya fijado el 1,341 (Torquemada) y aun el de 1,357 (Enrico Martínez). Pero el códice de Mendoza, Mendieta, Chimalpahin, Clavijero y don Manuel Orozco y Berra se inclinan en favor de los años 1,324 O 1,325; y el citado Códice ““Fuen- leal””, documento importantísimo, da exactamente el 1,323. La piedra, texto irrecusable, demuestra que, con levísima diferen- cia, estos últimos se encuentran en lo cierto, al menos en cuanto a la data oficial, que pudiéramos decir, del suceso, el año en que se hicieron los festejos. Eso fué lo recordado en sus anales por los indios, quienes, como de costumbre, hicieron concurrir coh el hecho el término de un ciclo. Alguna otra data azteca debe hallarse en el relieve. Perse- guidos y miserables al tiempo de la fundación de su ciudad, no estaban los mexicanos en condiciones de labrar monumento tan grandioso. Y si lo erigieron con posterioridad, claro es que ha- brán querido marcar la fecha de la obra. Todos los pueblos pro- cederían de esa suerte en caso análogo. Busquemos esa fecha. Alrededor del cilindro, sobre la parte proyectada, hay 156 puntos en serie comida, que podemos en- - tender como otros tantos numerales, Agreguémoslos a la fecha (*, Véase nuestro estudio intitulado '“'La fundación de Tenochtitlan”. A TN LA PIEDRA DEL SOL 53 - 5,720, este mismo año inclusive, y alcabzamos el 5,876 del ca- lendario indígena, ¡Hecho singular! El año es justamente el 1,479 de nuestra era, en que se dice que el emperador Axayácatl hizo estrenar una piedra conmemorativa, De 1,323, fecha de la fundación de México, a 1,479, transcurren exactamente 156 años, siendo la data de la conmemoración otra vez un 73 ácall, ¿Se trata de una coincidencia? ¿El monolito del Museo es, pues, la piedra de Axayácatl? Según parezca forzado o legítimo el procedimiento conforme al cual hallamos estas últimas datas, podrán repudiarse o nó las que señalamos por marcas del pueblo mexicano: de cualquier manera, las fechas directamente expre- sadas, son las de la cronología tolteca, Fs El lector resolverá si los 156 puntos pueden interpretarse como se ha dicho. a todo caso, el monumento expresa el sistema cronológico y la cosmogonía indiano, los siglos de 104 años y los ci clos de 416, la era de 1040 y la de 1664, iniciados, todos estos perío dos, con el carácter Ce técpatl y concluídos en 13 ácatl Tal lectura, que es indiscutible, basta a constituirlo en la página más alta, el texto por excelencia que hos dejaron las civilizaciones abo- rígenes. Añadamos que es la clave de los grandes monumentos, códices e inscripciones antes enigmáticos: la piedra Rosetta de la arqueología mexicana. Cabe inferir el que aquellos conceptos fundamentales, por tcdas partes consignados, fueron patrimonio común de muchas familias primitivas, que los recibieron de un pueblo civilizador, tronco de las culturas anteriores al descubri.- miento de América. Mas hay un género de consideraciones relativo a la fecha que hemos supuesto de los aztecas, el cual no debemos omitir. Es preciso agotar este aspecto del asunto, porque el hecho de que la piedra condense las ideas toltecas, nó es inconciliable con que hayan sido mexicanos los constructores, Hemos dicho que existen mu- chos motivos para sostener que los exzca fueron una rama pos- 54 ENRIQUE JUAN PALACIOS terior, del mismo tronco que el tolteca. Si admitimos que artífices y astrónomos del tiempo de Axayácatl son los constructores del relieve, habría que averiguar qué circunstancia pudo influir en su ánimo para erigir el monumento en la ocasión que se preten- de. Encontrándola de especial interés, ella por sí sola robuste- cerá las conjeturas de quienes se inclinen a esta tesis. Recordemos la tradición de que las edades del mundo se me- dían por términos exactos o muy aproximados de series de 416 años. Vo pensamos, de ninguna manera, que los hechos se acomo- daran a esta preocupación; pero creemos que repetida dos o tres veces la coincidencia, con sensible aproximación, por motivos casuales, los aborígenes se impresionaron hondamente, y ellos mismos procuraban hacer concurrir los acontecimientos capita- les de su historia con el término de los ciclos sagrados. Empren- dían peregrinaciones, fundaban ciudades, elegían a sus monarcas en años especiales. De ello hay muchos testimonios, sobre todu en los fastos de los toltecas, hecho que ha traído desacordes a los que no podían explicarse, por ejemplo, que se dijese que to- dos los reyes gobernaban 52 años. Era que la vida pública se subordinaba a las creencias astronómico-—religiosas. Su predi- lección por el año Ce técpatl, sobre todo, era manifiesta: creación del mundo, comienzo de la monarquía tolteca, salida de Aztlán, elección de Acamapichtli, etc., etc. Aquel pueblo, sabeísta co- mo ningún otro de la antiguedad, vivía pendiente del movimien- to de las estrellas, ajustándole todos sus actos; tendencia de tal modo arraigada, que eso es en rigor lo que se lee en la piedra del Museo: el destino del mundo se desarrolla en períodos de 104 y de 416 años, regidos por los dos señores del cielo. Además, la concepción tetratenaria informó la totalidad de las ideas de los antiguos mexicanos, manifestándose continuamente, como lo ha demostrado libro doctísimo de la señora Nuttall. ¡Hecho singular que debió herir profundamente la imagina ción de los mexicas! Comenzando su era los toltecas en 5,097 — el ño 7 o de la era vulgar—, un gran ciclo después (416 años) á E LA PIEDRA DEL SOL £5 edciñl Tula era destruída y sus pobladores exterminados o dispersos, El abate Clavijero da al suceso el año 1,052; Brasseur de Bour- , bourg el 1,120 colocando la muerte de la reina Xóchitl en 1,103; otros autores han señalado el 1,110 o el 1,070; los Anales de Cuauhtitlan marcan un siglo indiano exacto de diferencia, el año 1.064, lo que es motivo de presunción; pero Chavero, agotando el análisis cronológico, admite aquella fecha: fuéen 1,116, el año 5,513 de los indios. Aquí volvemos a repetir que las pequeñas discrepancias manifiestan la exactitud fundamental de los datos; en todo caso, si el suceso se adelantó o se atrasó ligeramente, los aborígenes, conforme a su costumbre, lo acomodaron en sus anales a los grandes ciclos sagrados. Ahora bien, los aztecas mismos habían comenzado su pere- grinación hacia el año 1,064 de nuestra era (5,460 en su calen- dario), fecha sostenida por Gania con datos de los escritores - indígenas Tezozómoc y Chimalpahin; también Veytia (ZZistoria; cap. XIV) se inclina por ella. Mucho han discrepado a este - respecto los autores; pero el monolito demuestra que dicha data es la exacta, confirmando, de paso, la legitimidad de uno de los más importantes documentos de nuestra arqueología: la 727za de la Peregrinación. Eneste códice, 183 años se cuentan des- de la salida de Aztlán hasta la renovación del fuego efectuada en la estancia de Chapultepec. Lo mismo aparece en el 47a- glifo o códice de Aubin, corroborando este riguroso acuerdo en- tre pievas de todo independientes, la exactitud del dato. Dicha fecha (la del fuego encendido en Chapultepec) ha sido determi- nada por don Alfredo Chavero: efectuóse el suceso hacia 1,247; el comienzo de la marcha, ocurrido 183 años antes, fué, por consiguiente, en 1,064, año Ce técpatl. Pues bien, de entonces a 1,479, trascurren justamente 416 años, si incluímos el que sirvió de punto de partida. ¡Resulta completado un gran ciclo entre ambos acontecimientos! ¿Qué motivo más poderoso, para la conmemoración, que ha- berse concluído felizmente uno de aquellos grandes períodos, al 56 ENRIQUE JUAN PALACIOS término de los cuales esperaban los indígenes la destrucción del mundo? Hay que suponer que la piedra se preparase con la necesaria anticipación para tan solemne festividad. Un suges- tivo acontecimiento apoya este supuesto: concluído el relieve, al tenor del relato de Durán, en la fecha inscrita en el marco, no fué inaugurado sino uno o dos años más tarde. Fácil es pensar que Axayácatl esperase el cumplimiento de las profecías, y hasta que sacerdotes y pueblo estuvieron convencidos de que no ocurría calamidad alguna, resolviéronse a celebrar el feste- jo—el mayor que recuerdan sus anales —, en el que sacríficaron enorme número de víctimas, ofrenda de gratitud a los dioses que prolongaban su existencia. Existe otro dato que nos parece interesante. Así el códice “Telleriano- Remense”? como el “Vaticano 3738”, traen señala- da en el año 1,479 una figura de estilización un tanto arbórea, que los comentaristas no estudian y que no ha sido interpreta- da, según creemos. ¿Qué puede simbolizar ese árbol florido, colocado precisamente en dicha fecha? Los árboles suelen ser la representación de ciclos y grandes períodos, como se observa en el tablero de Palenque y en multitud de códices; acaso se trate, según esto, del símbolo del cozcaxíhuitl, el ciclo sagrado que entonces exactamente se concluía. Añadiremos que la Tira de Tepechpan trae en el mismo año divisiones que parecen marcar término y principio de cuentas. Por último, aun prescindiendo de toda alusión cosmogónica, mítica o cíclica trascendental, las barritas del cuerpo de las serpientes, que rematan en la fecha del cuadrete, dan esta lec- tura sencillísima y tal vez incontrovertible: desde el comienzo de nuestra historia hasta el presente año (13 ácatl) han transcurri- do 416. En resumen, si el monolito se concluyó en 1,479 como se infiere del texto de Durán, ya no cabe duda sobre qué motivos inspiraron la obra, Insistamos en que la piedra concuerda con la preciosa 71ra del Museo, probando irrecusablemente la autenti- A LA PIEDRA DEL SOL 57 cidad de ésta. No empezó su marcha, la raza de Tenoch, ni en 648, ni en 820, ni en 902, nien 1,116, ni en 1,160, ni en 1,168, ni en 1,194, como dicen Buelna, Durán, el códice “Ra: mírez'”, Clavijero, Humboldt, el códice Vaticano, Chavero, García Cubas y otras autoridades; sino en el año 1,064. El sa- _bio Gama y Veytia, se encuentran en lo justo; las noticias de Chimalpahin son las buenas. Este escritor declara que la pri- mera ceremonia del fuego nuevo la celebraron los aztecas en Acahualtzinco, el año 1,c9gI, y que 27 antes habían salido de Aztlán, quiere decir, en 1,064. La 7ira del Museo coloca el comienzo de la marcha en Ce técpatl, 27 años antes del primer fuego nuevo. El códice **Aubin””, por su parte, afirma que en 1,507 los aztecas completaban, encendiendo el fuego huevo, el octayo siglo de sus fastos; y en efecto, de 1,091 a 1,507 hay ocho períodos de ,2 años, que era ciclo sacro de los indios, También este documento pone la salida 27 años antes del primer fuego nuevo. Fijan, pues, al parecer definitivamente, el relieve y la 72ra del Museo, una de las más discutidas e importantes datas de la historia antigua de México, (*) Los aztecas, a bordo de botes, salieron de un sitio que llamaremos Aztlan, Culhuacan o como se quiera, el año 1,064 de la era cristiana, peregrinando por espacio de 267 años, ciclo significativo, hasta fundar la metró- poli de lo que más tarde fué orgulloso imperio. Y esta es nue- va prueba de que la ciudad de Tenochtitlan fué fundada en 1,323, que ya se sabe como los indígenas ajustaban a los perío- dos sacros los hechos capitales de su existencia colectiva; de ahí, aquella tradición de que siempre llevaban los libros sagra- dos, el Zeoamoxtli, en sus viajes, El Zeoamoxtli era el libro de las cuentas cronológicas, era el Zonalámatl, era, en fin, el ca- lendario. Tal vez un poco antes, (en 1,312) hicieron el hallaz- go del tunal (nochtli); pero esperaron a que el ciclo se cerrase para festejar el suceso, dando la fundación por inaugurada. (*) Véase nuestro estudio “La fundación de Tenochtitlan.” 8 ENRIQUE JUAN PALACIOS No es difícil imaginarse ahora cómo ocurrieron los hechos, Cúmplense 416 años desde que la aventurera tribu salió nave- gando de un lugar cuya situación no se ha fijado convincente- mente, y tal fecha los sorprende prósperos y engrandecidos co- mo nunca antes habíanse contemplado. El año se desliza sin calamidad alguna. Nada de extraño que desearan solemnizar el hecho, fijáudolo indeleblemente en un monumento perdura- ble, En tal hipótesis, éste debía llevar la fecha 1,479, es decir, las 13 cañas y los 5,876 numerales. Allí los vemos en efecto: 5,096 + 624 + 156=5,876 Pero había otra data que de seguro aguardaban con recelo. Contando desde la creación del mundo, o simplemente desde el principio de la era tolteca, del año 5,c97 de su cronología, la destrucción da Tula marca el término de un período de 416 años. A partir de esa catástrofe, el nuevo gran período venía a completarse en 5,929, es decir, en el 1,532 de Jesucristo, Se hallaban, los súbditos de Axayácatl, en el 5,877 de su crono: logía: una atadura justa, una x2uh4molpía faltaba para la temi da fecha. Trece años antes de completarla, en 1519 (era vul. gar), después de asolar las costas de Yucatán y de Tabasco, desembarca cerca de Sacrificios un grupo de aventureros feroces y resueltos, que dejan a su paso la sangre y la matanza. Vie- nen del Oriente, del rumbo por donde un personaje mítico de las tradiciones, nombrado Ce Acatl, había pronosticado su re- greso, en año del mismo nombre, para conquistar la tierra y adueñarse de ella; para restablecer, en fin, su antiguo reino. Y el año en que tan desudado acontecimiento se efectúa, es pre: cisamente el año Ce Acatl (1,519). ¿Podrá parecernos extraño que Moctezuma, gran astrónomo y sacerdote, viera en estas señales el claro cumplimiento de las profecías y presintiese la repitición de las catástrofes destructo- ras de su nación y de su gente? ¿Podían confiar, los aztecas, LA PIEDRA DEL SOL 59 en una resistencia armada contra los hados inexorables de sus propios númenes? NÓ, ciertamente, y lvcharon sin esperanza en la victoria; por eso, el último de sus monarcas llevó orgullo- samente el nombre de 4guzla que Cae, Ultimos representantes de una raza indómita, quisieron acabar verdaderamente, con la dignidad que a la gloria de su pasado correspondía; y en el si- tio de Tenochtitlan, descorazonados pero irreductibles, no fla- queando ni ante abrumadora superioridad numérica; ni ante el hambre, la peste y los cruentos ataques de sus enemigos; ni an- te la deserción y la traición de las razas compatriotas; ni ante los fuegos de la tierra y los rayos del cielo desatados en su con- tra, dieron al mundo el ejemplo de heroísmo más grande que narrar pueden las historias. ¡Silos antiguos mexicanos no hu- biesen estado persuadidos de que su ruina era cosa dispuesta de lo alto, la falange de Cortés, a pesar de su ardimiento, ha- bría quedado deshecha a los primeros embates de los guerre- ros de Cuauhtémoc! Discusión y arqueología comparada, Procedamos a pasar en revista las opiniones más importan- tes, formuladas con carácter de interpretación, acerca del mo- nolito del Museo; mencionaremos a la vez los monumentos y los códices que confirman nuestro modo de ver, citando algunos de los que la misma piedra permite leer desde luego, fácilmente por cierto, que, encontrada la clave, parece alzarse el velo que encubría el enigma de nuestras antigiiedades. Añadiremos la filiación de las ideas que nos llevaron al descubrimiento, pa- ra que se conozcan exactamente sus orígenes, marcáudose el desenvolvimiento de la concepción. He aquí la enumeración de los glifos del relieve: 1er- círculo.—( a ). —Rostro del Sol, con signos distintivos, 29 yy —(b).— Numerales grandes del círculo inme- diato, 65 ENRIOUE JUAN PALACIOS e (c).—Cuadretes o rectángulos del mismo círculo : e (d).—Fechas y signos de esta zona. 3 , —(e),—Mes azteca. 42 :E (f ).—Quintíduos. 59 d (g ).—Glifos solares. 62 y (h ). —Pentágonos o figuras trapezoidales. 2 (1).—Rayos y aspas. 72 , — —(3).—Llamas o plumas del cuerpo interno de las cóatl. E (k).—Grupos de 4 rayitas en el cuerpo de las cóatl, EE (1).—Las cóatl mismas, con sus partes inte- grantes: escamas o divisiones del cuer- po; puntos numerales y ataduras de las colas. 5 (m)>).—Fecha inscrita en el marco. Canto del relieve ( n). —Glifos —téspatl e 2tzpapálotl —de la pro- : yección del relieve. (o ).—Numerales repartidos en diversas par- tes del relieve. 7? Círculo —/ p).—Cabezas de las serpientes, con el pena- cho que las adorna. Estos glifos pueden agruparse como sigue: T.—Fechas del relieve. Letras b, d, k, 1, m, n. IT.—Glifos solares. Letras a, g. LLE Cielos... Letras: a, 10d edo De IV,—División del día. Letrai. V.—HEdades de la cosmogonía indiana, Letra c. (a). —Todos han visto la imagen del Sol en el rostro central, Es Tonatiuth o Xiuhtecuhtli (señor del día) bajo la forma es- pecial del huehuetéot!. Es un Sol viejo, un huehuetiliztli, que re- presenta al siglo indiano íntegro. El signo que le adorna la frente constituye uno de los enigmas del monumento y ha dado | des as E : LA PIEDRA DEL SOL (o margen a los más divergentes pareceres; entre otros, que se tra ta del fonema de la palabra Méx7co, supuesto insostenible. Su importancia, sin duda, es capital. Se ha pretendido que los dos numerales que lo acompañan expresan el Ome Acatl, símbolo de la corrección del calendario. Ninguna tesis más aparente- mente sólida, más interesante, más plausible. Ninguna que no- sotros quisiéramos ver más plenamente confirmada. Ella corro- boraría, de comprobarse, la hipótesis de que el monolito fué obra azteca, pues la traslación del inicial de año, del carácter Ce tochtli a Ome Acatl, que es la esencia de la corrección, haya sido realizada en el año 1,091 (como pretenden Chimalpahin y Gama) o en el de 1,143 (que es lo que dice Orozco Berra), o en 1,455 (según lo aseverado por don Alfredo Chavero), resul- ta en los tres supuestos obra de mexicas. Si pues la Piedra del Museo lleva inscrita en la parte más visible del relieve el signo de esa importantísima operación, es indudable que el monolito pertenece por completo a la civilización mexicana. También se ha pretendido que Ome Acatl fué un segundo nombre del Sol, motivo por el cual muchas de sus representa- ciones manifiestan dicho signo. Gama refiere (pág. 104) que Ome Acatl era deidad y signo particularmente propicio, por lo cual donde quiera colocaban su imagen. Pero es el caso que, por más atentamente que se le examine, el signo de que se trata no es una caña. El propio Chavero vino a persuadirse de ello, y cambiando radicalmente de parecer, pretendió que el signo era /écpatl y que hacía referencia a Mar- te, planeta simbolizado en el rostro central; tesis a todas luces arbitraria (Véase la obra '“Dioses astronómicos de los antiguos mexicanos”), Ni el glifo tiene nada de técpatl; ni éste simboliza a Marte sino a la misma estrella Venus; nhila imagen del centro de la piedra, con los espléndidos rayos qne la circundan, puede confundirse con cosa alguna que no sea la irradiante faz de To- natiuh. Incapaces de desatar categóricamente la dificultad, sólo 62 ENRIQUE JUAN PALACIOS aventuraremos una conjetura: el glifo de que se trata es el dis- tintivo del astro, puesto que también aparece en la frente de la cóatl solar del mismo relieve. Los numerales pudieran indicar que el valor cronológico del rostro debe tomarse dos veces en alguna cuenta. ¿Cuál pudiera ser esta? La zona central del re- lieve, circunscrita por las serpientes, por su posición cn la cara del monolito denota facilmente la época actual o Sol histórico. En este supuesto debe durar, como las anteriores, 1,664 años. Los elementos de los círculos que la integran (y así se explica su repetición, a primera vista sin objeto), efectivamente dan el guarismo: Cfrculo de los glifos de Quetzalcóatl o Hentágonos. ...... 416 años. Círculo de les glifos solares... - SESQOSOSES CAS Círculo de los quintiduos, 260 ños venusinos O .. ... ... 416 ,, Cuatro grandes numerales afectos al rostro. .... ...... ALO Dos numerales, scbre la frente del Auehauetéol!? CAPAZ OO El rostro mismo de /Zuehuetéotl. 0... ....- O CA Te tal - ---1,664 años. (c).—De las edades cosmogónicas figuradas en los cuatro rectángulos, nada sabemos añadir al magistral estudio de don Alfredo Chavero; pero entendemos que equivocó su duración, determinada por los mismos numerales inscritos en dichos rec- tángulos. El ilustre arqueólogo no detuvo su atención en ellos, prefiriendo recurrir a la cronología del Códice Vaticano, no con entero acierto a nuestro juicio. Hemos dicho en otras partes que cada punto representa 416 años, y los cuatro, 1,664, data confirmada en Ixtlilxóchitl y con la misma "piedra; (Abadiano erróneamente atribuye 104 años a los puntos, loque daría 1,664 al conjunto de los rectángulos, o sea, de las cuatro épocas, su- puesto que no se aviene con los testimonios de los códices y eh particular con los del historiógrafo texcucano). Según esta cos- mogonía, debía concluirse el mundo a los 6,656 años de creado, Cada edad alcanzaba q4 ciclos de 416 años (Ixtlilxóchitl agrega A PU > PES: LA PIEDRA DEL SOL 63 una gavilla a las épocas primeras); y solían ocurrir catástrofes - secundarias en los ciclos intermedios, El monolito de Tenanco expresa ideas análogas: cada edad está acompañada de 3 puntos grandes y 2 chicos, y cíñelas, ce- “rrándolas por la parte inferior la estilización de la atadura, me- nos a la última época, lo que manifiesta que no se la daba por concluída, . La piedra cúbica del Museo a que antes aludimos, en cuyas caras laterales aparecen los emblemas del Ehecatonatiuh, Tle- tonatiuh, Atonatiuth y Tlaltonatiuh, con los cuatro numerales - correspondientes, lleva una orla formada de glifos solares y ve- nusinos idénticos a los del relieve, nueva prueba de que el tien- po se contaba por el enlace de ambos cuerpos celestes, Ni la cara superior ni la inferior muestran inscripción o dibujo algu- no, Podría inferirse que no hubo un quinto Sol, tesis incompa- tible con la concepción tetratenaria fundamental: los mexicanos se consideraban dentro de la época iniciada por los toltecas, Eu su 7% Relación, dada a la publicidad por M. Remí Si méon (París, 1889) y escrita hacia 1629, Chimalpahin afirma que entonces se hallaban en el año 6471 del mundo, es decir, dentro de la cuarta edad, que no terminaba todavía; menos ha- bría terminado al tiempo de labrarse el monolito. Hay un hecho digno de notarse. El códice *“Fuenleal” na rra la historia del mundo, con la descripción de los cuatro soles sucesivos. Declara al primero, regido por Tezcatlipoca; al se- gundo, por Quetzalcóatl; el siguiente estuvo presidido por 'Plá- -loc; y el último o cuarto de los soles quedó bajo la influencia de la diosa Chalchiuhtlicue, divinidad del agua, Ahora bien, el ti- gre (océlotl) figurado en el rectángulo superior de la izquierda del rostro soiar, junto al gran /écpatl comienzo de la cronología, presenta en la oreja, según ciertos autores, el mamalhuaztl;, y al decir de otros, el atributo distintivo de Tezcatlipoca; la más- cara del rectángulo de la derecha, es la conocida de Ehécatl, segundo nombre del dios del aire, Quetzalcóatl; en el rectángu- 64 ENRIQUE JUAN PALACIOS lo inferior de este mismc lado, se ha creído reconocer una cara semejante a la de Tláloc; y el ultimo de los cuadretes muestra vagamente un contorno de rostro femenino, que pudiera ser el de la diosa de la saya de esmeraldas. Esta coincidencia es muy curiosa. El mismo orden de soles se encuentra en el documento llamado “Anónimo de Gama” o Chímalpopoca; de acuerdo con la piedra, Tlaltonatiuh es el primero. SÍ difieren de los del re- lieve, los datos del códice ''Fuenleal”” en lo que mira a dura- ción de épocas; el documento les asigna, respectivamente, 676, 676, 364 y 312 años, osea, 2,028 en junto; ello no se aviene con la concepción tetratenaria ni con las cifras de Ixtlilxóchitl. Lo cierto es que la cifra 1,664, representa la suma de 676, 364, 312 y 312, O bien, de 676, 676 y 312. Cuanto a la figura del Vaolín, el arco de círculo que abraza representa muy bien la amplitud del movimiento del Sol ha- cia ambos lados de la línea de los equinoccios; sabio tan ilustre como Sir Norman Lockyer ba declarado que ““el símbolo figura correcta y apropiadamente el curso anual del Sol”” (cita de la señora Nuttall; of. cif, pág. 252). (b).—Hemos dicho cómo interpretamos los 4 grandes nu- merales de la zona inmediata, distintos, por tamaño y detalles, del quinto colocado abajo del Vaolín. Afectan a la imagen central, expresando claramente 4 huehuetilizthi o siglos india- nos. Hay quien en ellos y el numeral de abajo vea los días últimos del año, los cinco zemontent. Disparatado supuesto, que no se aviene con el sentido etimológico (días superfluos, de sobra, inútiles). De hecho, éstos se encuentran casi ocultos, eh número de cuatro, bajo las garras de las culebras, de acuer- do con la idea despectiva y supersticiosa que los mexicanos les atribuían. (d).—Acerca de las fechas inscritas en esta zoha no tene- mos contingente que aportar. Puede al respecto admitirse la tesis de Gama, cuya interpretación general del monolito (di- gámoslo de paso), entre todas las que se han dado es la única | ] LA PIEDRA DEL SOL 65 que se mantiene parcialmente en pie. Nuestra lectura de la piedra no es inconciliable con la tesis de que el relieve sirviera a modo de un re oj solar, verticalmente colocado, con la cara al Sur, y que las sombras de algunos gnomones hayan señala- do las horas del día y la época del equinoccio verno y del sols- ticio estivo, Para el gran arqueólogo, estas dos fechas son el Ce Quiáhuitl y el Ome Ozomatlí que se ven abajo del Vaolin (aunque a la verdad, nosotros no leemos Ome—dos —sino Chi come—siete—Ozomatli). El hecho es fácil de comprobarse por el cálculo, o experimentalmente, construyendo un modelo de yeso, disponiéndolo en la forma indicada por Gama y obser- vando las sombras en los días correspondientes (21 de marzo y 21 de junio). Chavero cree otra cosa: que las fechas indican los días en que el Sol pasa por el zenit de la ciudad (17 de ma- yo y 26 de juvic), lo cual puede ser y cabe experimentarlo; pe ro no se compadece con la teoría de que la piedra haya estado dispuesta horizontalmente. En este error han caído varios in- térpretes modernos de la piedra: adoptando, en lo general, la explicación de las fechas propuesta por Gama, pretenden que la piedra estuvo acostada, como afirma Chavero; sin atender a que la teoría del primer arqueólogo requiere la posición verti- cal del monolito, Sólo de ese modo pueden producirse las sombras. Del símbolo Ce técpatl, colocado en parte prominente, jun- to al rostro del Sol, sabemos representa el comienzo de crono- logía, principio de la creación y primer día de la cuarta edad del mundo, que era la presente para la raza constructora (tol- teca o azteca). Por tal razón lleva el mamalhuaztli, glifo del fuego nuevo. Empezada la cuenta con ese carácter, necesa- riamente concluye en 73 ácal!, la fecha inscrita en el marco su- perior del monolito, al cabo de 52, 104, 416 y 624, 1040 O 1664 años. Y todos estos ciclos se leen en la piedra; pero especial- mente el de 416. La naturaleza del sistema determina dicho resultado, en el cual puede verse la idea capital del relieve, aun prescindiendo de lecturas de fechas alusivas a hechos con- Mem. Soc, Alzate, t. 38.—(4, IX, 1918)—5 66 ENRIQUE JUAN PALACIOS cretos: iniciada la edad presente en Ce técpatl (por eso el copilli real acompaña al carácter, idea del señor del Paso y Troncoso comunicada al señor Batres, si bien este arquéologo creyó que el símbolo regía sólo a un ¿/alpilli) terminará el día 73 ácatl, al completarse el desarrollo de la culebra del tiempo. Repetimos que en esto puede verse la lectura culminante del relieve, y el concepto se amolda a perfección a lo que sa- bemos de la cosmogonía y cronología de los toltecas, con tanto más motivo cuanto que el carácter inicial de los cómputos de los mexicas fué tochtli y no técpatt. La tesis de que el mono- lito expresa las ideas y la historia de aquel pueblo, posee, sin duda, extrema solidez. Noes absurdo sin embargo, admitir que, del Sol presente o época histórica, el cuarto en todo caso, iban transcurridos 780 años en el momento de labrarse la pie- dra, 624 de las escamas afectadas por los medios círculos, has- ta la fundación de Tenochtitlan, en año 73 ácatl (1,323) y otros 156 que tomamos de los puntos del canto o proyección cilíndrica. Con éstos se alcanza la fecha 1,479 (73 ácatl tam- bién) del reinado de Axayácatl. Porque debemos convenir en que los medios circulillos y los puntos se pusieron con algún objeto. Tal modo de pensar entraña la confirmación indirecta de que, por el motivo que se quiera, el sistema consideróse establecido a partir del año 700 de la era vulgar—tan prominente en las crónicas—, principio verosímil de la cuarta edad del mundo en las creencias de los aborígenes; y revela que los mexicanos, descendientes de los toltecas, adoptaron de lleno la cultura del pueblo de Huemántzin reproduciendo sus ideas fundamenta- les. Hablando del £hecatonatiuh, cuarta edad del mundo en su concepto, Henning ha dicho que “es asunto, si no absoluta, cuando menos relativamente moderno” (Estudio sobre la fecha 4 ahau; 1909). Se ha creído ver en la figura del zécpat! del relieve, indicios del rostro de Tláloc; lo cierto es que el signo lleva el mamal- huazthi, o bien el distintivo de Tezcatlipoca; ello podría indi. car que la primera de las épocas fué la presidida por este nu- LA PIEDRA DEL SOL 67 men, según lo afirma el códice “*“Fuenleal”, y entonces Eheca- Tonatiuh sería el Sol histórico, concibiéndose que algunos ha- yan visto en el rostro central la cara de Quetzalcóatl, idea muy vigorosa. Ei glifo tiene a la izquierda su acompañado, Tletl, símbolo del fuego, y el copzllí de los reyes. Arqueólogos mo dernos (Beyer) señalan en dicho sigho el xiuhuitzollz, emblema relacionado con el fuego. No falta quien piense que esta figura, tonéticamente ex- presa el nombre de Moctezuma o el de Chimalpopoca. El co- pilli también denota la divinidad creadora, Alguna vez pen- samos que se trata del nombre del artífice o astrónomo cons- tructor; o bien, de Czpactli, la primera luz y el día primero, brotando del trono divino y del ¿lachco del cielo; asímismo pu- diera suponerse que el carácter Ce técpatl, año en que Acama- pichtli, el primer monarca de México fué elegido, junto al co- pilli real, alude al principio de la monarquía tenochca; pero habría bastante que objetar y resueltamente preferimos ver en la figura el signo de la realeza, es decir, de lo que está vigente, con el acompañado del primer día: la idea del señor Troncoso, Hay un hecho digno le notarse. Conforme a los datos del Códice Borbónico sabemos que el ““quecholli”” o acompañado del primer día de un año Ce Acall es Tepeyóllotl, Ahora bien, el año 1,519 de la era vulgar, cuando los españoles efectua.- ron su arribo a nuestra patria, fué precisamente Ce 4Ácall. Re- trocediendo en las tablas, de acuerdo con el orden delos acom- pañados indicado por el códice, resulta que al primer día del año 700 correspondió el carácter 71etl. Nueva comprobación de nuestra lectura de la piedra. Gama (“Descripción de las dos piedras”; parte 1*; pág. 102) asienta que en el día Ce técpatl hacían los indios una de sus fiestas principales, consagrándola al mismo pedernal, divi- nizado bajo el nombre de Teotécpatl, juntando a ésta la festivi- dad del fuego. Ello no se opone a nuestra lectura del monoli- to; hemos dicho que de las hipótesis del sabio, una parte per- manece intacta. MN 68 ENRIQUE JUAN PALACIOS No creemos inoportuno reproducir aquí unos párrafos de nuestro estudio **De Sahagún a Del Paso y Troncoso”, que condensan los conceptos capitales de la interpretación de Gama: ““Por lo que mira a las figuras que rodean inmediatamente el rostro del Sol, interpretólas como el nahuz ollín, o sea los cuatro movimientos del astro entre los solsticios y los equinoc- cios (además de sus dos pasos por el zenit de la ciudad); indi cando las mismas figuras, las fechas del año azteca en que ta les fenómenos ocurrían (Ce Quiáhuitl, Om- Ozomatli, Nahui- Océlotl y Nahui Quiáhuitl); y en particular los símbolos ence- rrados en los 4 cuadros los interpretó como la expresión de las fechas en que celebrábanse grandes fiestas al Sol, y, asimismo las cuatro edades cosmogónicas o períodos de vida de la espe- cie humana. Estas indicaciones de los movimientos del astro dábalas el monolito, el año 13 ácatl, grabado en el cuadrete superior de la piedra, a causa de caer ese año hacia la mitad del siglo azteca de 52 años, cuando ''se yerifica con bastante aproximación la llegada del Sol a la equinoccial, a los puntos solsticiales y al vértice o zenit de la ciudad, las dos veces del año que pasa por él, en las fechas que se señalan en la piedra, y, por consiguiente, el tiempo fijo de celebrar sus festividades,” Para que se consiga semejante resultado debe súponerse la piedra colocada verticalmente sobre un plano horizontal (co- mo ahora se encuentra), y con la parte esculpida mirando ha- cia el Sur; además, dirigida perfectamente de oriente a po niente. En esta posición, el monolito registraba los movimien- tos del Sol durante una parte del año, o sea, en el término en que el astro avanza de la equinoccial, a uno de los trópicos, lo que supone que había otra piedra semejante (Gama la creyó enterrada) en la cual deben haberse figurado las fechas de las demás fiestas, comprendidas en el espacio de tiempo que el Sol tarda en recorrer la otra parte de la eclíptica. A la vez, supone el sabio que la piedra era un reloj solar, el cual por medio de gnomones indicaba las horas del día, sir- viendo unos hilos colocados entre estos gnomonos para señalar los días de los solsticios y los equinoccios, pues cuando los úl- timos, las sombras serían paralelas y enel solsticio estivo se confundirían, en tanto que en el de invierno, la sombra del hilo superior caería sobre la piedra o en la línea donde el plano vertical del monumento corta al del suelo. Tales gnomones UL di E LA PIEDRA DEL SOL 69 A se colocarían en los 8 taladros que, efectivamente, aparecen junto al borde del cilindro.”” Discrepando en varios puntos, nuestra interpretación del relieve no va en completo desacuerdo con los conceptos del ilustre arqueólogo, pues cabe admitir que la piedra haya esta do como él dive y que los gnomones dieran alguna de las indi- caciones mencionadas; cabe admitir que el Ce técpatl indique una de las fiestas, a la vez que el primer día de la cuarta edad, siendo la figura inmediata el acompañado de este día. Sí di ferinros en lo que se refiere a la inteligencia del 73 ácatl, que no cae hacia la mitad, sino al fin del ciclo, (salvo que “éste principie con Ce tochtl?, conforme al sistema mexicano, lo cual no se ve en la piedra, que tiene el /écpat! tolteca); a la vez, en otros particulares que el lector advertirá. (£).—La zona siguiente es aquélla desde la cual comienza a avanzarse por el terreno de las conjeturas, según frase de don Antonio Peñafiel. Es el círculo de los quintíduos o nu- merales distribuidos en grupos de cinco unidades. En todo, son 260 unidades de esta especie, contadas perfectamente, pero no interpretadas hasta ahora. Chavero y la mayoría de los arqueólogos miran en ellos el Tonalámatl, cómputo sacro que justamente se compone de ese número de días. Pero no hay que olvidar que éste se distri- buía en trecenas y en la zona que estudiamos aparece claro el pensamiento de hacer la distribución en grupos de cinco uni- dades.. Se trata, en realidad, de años venusinos. La explicación es por demás sencilla. El período del planeta mide ocho años solares, equivalentes a cinco en el calendario de Venus, fenó:- meno sin duda observado por los indígenas, como lo prueba la festividad Atamalgualiztli. En otros términos, cinco movi- mientos sinódicos de Venus, cada uno de los cuales dura muy cerca de 584 días, equivale a ocho años en el calendario solar, conocimiento que los aborígenes pudieron adquirir obsertando 70 ENRIQUE JUAN PALACIOS la marcha de la estrella. Ese era el origen de la fiesta que ce- lebraban cada ocho años. Representan, según esto, los quin-— tíduos, las cinco traslaciones del planeta que hacen juego con el calendario solar; a lo que agregamos lo que sigue: sólo cinco de los veinte caractéres diurnos o símbolos del mes indígena eran iniciales de año en el calendario de Venus. La elección del quintíduo aparece, pues, perfectamente motivada. Y como los numerales distribuidos en esta forma son 260, la indicación es de otros tantos movimientos sinódicos del planeta de la tar- de, es decir, se trata de 269 años venusinos. La cifra, que también constituye la base del Zonalámatl, era sacra, y el pe- ríodo, especialmente significativo, hállase en consonancia con los demás elementos del relieve: 260 años venusinos ajustan un gran ciclo de 416 años solares y equivalen con exactitud a 584 Tonalámatl. Otra prueba de que estos elementos no aluden a días, si- no a años, la veremos en dos objetos de que se habla en el pá- rrafo siguiente, en los cuales los quintíduos aparecen combina- dos con glifos denotativos de año solar; no sería lógico suponer que estén mezclados arbitrariamente elementos significativos de día, con los que expresan año. Ese es el error en que han invariablemente caído (Chavero, Va!lentini, Abadíano y los de- más intérpretes del monumento. (g) —Siguen glifos que habían sido contados por Chavero y por otros autores; pero, salvo aquel arqueólogo, que sí vió en su conjunto el ciclo de 104 años, también sin descifrarlos. Re- presentan años solares, y se les ve combinados con los ¿nterio- res en muchos monumentos astronómicos del Museo: en la pie- dra cúbica con las cuatro edades del mundo, de que antes ha- bláramos; en la piedra llamada de Tízoc, en cuyo canto, Aba. diano ha leído la misma cifra 1,664, que sabemos representa una edad del mundo; en una interesantísima caja de piedra (Ze petlacalli), procedente de Texcoco, y que también pertenece al Museo, etc., etc.- El hallarse las dos clases de unidades en la piedra cúbica, e da VO A Ei id de cs LA PIEDRA DEL SOL 71 prueba suficientemente que denotan años, pues no es lógico computar de otra manera edades de prolongada duración. Eu diversas combinaciones aparecen los mismos glifos eu gran número de monumentos: páginas de los códices; un pre— cioso vaso (cuauhxicalli) existente en Berlín (Kingsborough pu- blicó su grabado); la admirable piedra de Tepetzuntla, simbo- lismo de Quetzalcóatl, que muestra debajo de los dientes los 8 glifos de años solares equivalentes a los 5 venusinos que el dios tieue en la frente; el friso copiado dejMitla por el gran arqueólo go alemán Seler; la figura procedente de un jardín de Tacubaya, a la que llaman Zetzcatzóncatl; y la gran cabeza de diorita erró- neamente referida a la hermana de Huitzilopochtli, Coyol- xáuhqui o sea la Luna (Coyolxauh), pues expresa manifiesta- mente la unión de tres cuerpos celestes en un gran ciclo, como lo comprendió el genial Chavero. La triple orejera, narigue- ra y adorno de los carrillos de la figura, asi lo dan a entender, confirmándolo las culebras entrelazadas en la base. Las cun chas son carácter distintivo del monumento; pues bien, aun cuando Seler las"considera símbolo del satélite, véase ese ador- no en la representación de la doble estrella de la tarde y de la mañana, en la página s9 del Códice Borgiano. Trátase, pues, de un glifo que a la vez poseía carácter venusino. Añadiremos al propósito, por ser de interés, que los círcu- los del carrillo, nariguera y racochtlí superiores pertenecen al Sol; los inmediatos, a la Luna; y los últimos a Venus, recono- cibles en el disco con la oquedad de corte curvo y la orejera y nariguera terminadas en punta, forma que recuerda al ¿écpal!, carácter relacionado con Quetzalcóatl. Chavero los leía en serítido contrario, siendo muy verosímil esa lectura, dada la semejanza de los signos del círculo superior con el carácter Lamat, del calendario maya, el cual tiene relaciones con la es— trella Venus; pero la oquedad curva, que es característica, nos inclina a referir a dicho planeta el ¡círculo inferior, que es el que la presenta, Las conchas de la cabeza, glifo esencialmen- te venusino, tienen yg rayas cada una; ello indica que en el ci- 72 ENRIOUE JUAN PALACICS clo se combinaban los acompañados de la noche. Pudiera tra: tarse, según esto, del período de 312 años, o mejor del de 3,120, llamado ciclo simétrico por el ilustre Del Paso y Tronco so, ciclo en que concurren los movimientos de tres astros. Los glifos solares están distribuidos en círculos concéntricos sobre la cabeza, contándose en número de 52; debe haber algúu mul- tiplicador que no acertamos a descubrir. (h) —Nadie había descifrado los llamados ¿pentágonos. Nosotros identificamos estos glifos con los signos de estiliza- ción bastante análoga que adornan el cuerpo de los llamados Cipactli de Xochicalco y el de las cuatro culebras de la página 72 del Códice Borgiano. Aparecen en el códice cuatro ser- pientes emplumadas, con 13 círculos repartidos en el cuerpo (incluyendo el ojo del monstruo). La figura forma una especie de marco dentro del cual se encuentran los caracteres iniciales de año venusino. Ya sabemos que éstos son cinco. Los cír- culos indican que la combinación se repite 13 veces en un hue- huetiliztli. Cada uno de los fantásticos seres vale, pues, 65 años venusinos o 104 solares, Vistos con atención, los glifos de los Cipactli de Xochical- co tienen no corta semejanza con pentágonos. Se ha dicho (li- cenciado Ramón Mena) que su corte es de caracol, relacionándo- los con Quetzacóatl; ello es justo, pues se trata de una estili- zación del joyel de esa deidad, el cual alúde a su origen mari- no (el personaje provenía del mar del Este.) Justamente el strombe gigante es el caracol más hermoso de los mares anti- llanos y del Golfo; su hueco reproduce el murmullo del mar: por eso lo adaptaron para emblema del numen llegado de ese rumbo. Describiendo Sahagún las representaciones que los in- dios le daban, por dos veces menciona caracolillos que le sirven de adorno: “tenía un collar de oro, del que colgaban unos ca- racolitos mariscos preciosos””...... ““*unas calzas, desde la rodilla abajo, de cuero de tigre, de las cuales colgaban unos caracoli- tos mariscos'?. (Lib. 1; cap V; Tomo 1). En los pentágonos del relieve es notoria la parte inferior o LA PIEDRA DEL SOL 3 hueco un tanto curvo, que en las figuras de Xochicalco pre- senta bien marcado el corte de oreja o caracol. Ambos carac- teres entrañan el mismo simbolismo: son glifos venusinos, cada uno de los cuales representa 2,920 días, equivalentes a ocho años. Suponiendo al planeta al principio de su aparición ma- tutina, trascurrido ese término ocupa idéntica posición en el firmamento. Pues bien, los Cipact/i de Xochicalco tienen tre- ce signos, como los grupos de pentágonos del relieve. Cada uno, por lo tanto, denota 65, y los cuatro grupos, 260 años ve- nusinos, que son 416 solares. La piedra, el códice y el edifi- cio vienen a decir la misma cosa. Podrían sustituirse en torno del rostro del relieve, los grupos de pentágonos. por las 4 cule- bras del Códice o por los Cipactli de Xochicalco. De igual modo se leen la página inicial del Códice Féjer- vary-Mayer, la página de árboles cruciformes (17 y 18en Lou bat) del Vaticano B., y otras de las más notables representacio- nes pictográficas, según demostraremos adelante, Insistimos en que los pentágonos de la piedra aluden a ci- clos venusinos, y de ninguna manera a días, Abadiano mira en ellos los grupos de 12 y 13 días intercalares, que los aborí genes, según teoría de Gama y Orozco y Berra, añadían al fin de cada 104 años para ajustar el calendario con el año trópico. Pero, aparte de que los códices no aportan pruebas concluyen- tes de tal corrección, según ha demostrado Seler, repetiremos que los elementos de esta parte central del magnífico relieve son glifos denotativos de ciclos especiales y de años completos; mas en ningún caso de días, Estos se hayan representados por medio de puntos, sobre los cuerpos de las serpientes, y con sus 20 figuras propias en torno de la cara del Sol; los demás caracteres de la parte central de la Piedra poseen sentido más amplio, en consonancia con la magnitud del monumento. Son muy pocos los objetos de esta especie en que se trate de la re- presentación de un simp!e año; por lo general, los indígenas fi- guraban nudos o ataduras y el ciclo de 52 años, que aparece con suma frecuencia en los códices y en las inscripciones de 74 ENRIQUE JUAN PALACIOS piedra. Así ocurre en la altiplanicie mexicana, lo mismo que en Yucatán; en Mitla y Xochicalco, lo propio que en la zona d+ Palenque, de Copán y de Quirigua. Con mayor razón po demos sup oner análogo sentido en un relieve coiosal que no es otra cosa que el Zeoamoxtli hecho piedra « la alegoría de la historia del mundo, conforme a las creencias cosmogónicas y astronómicas de los aborígenes, Obvio es que, en alegoría de esta especie, los elementos integrantes representan períodos de cierta duración, Procuremos ahora explicarnos racionalmente la necesidad de inscribir cuatro grup>s, en vez de uno solo, de ciclos venu- = ==" 5 == = l l S» ») 00) 2) E AS == = => ) e ES SS Ce > ) WMQU=:= RAEE EIN ANSIA SS z Y) Ñ )) ) gl O! 0) == SS SS == ; Sy N A, yo 2 6) E *[] “wue] “g£ wo] '“ALVZIV 'DOS 'WAW MEM. SOC. ALZATE. Tom. 38, lám. Ill. 00004 00000000114 GAS ¿SS S NS NS ZAS Ñ SS ÉS o JS MATA A dv y h SS NS COTA" OS ¡AM M po] O man ALAMEDA 7 0) 0900000000200 1000D0U10001010U1 GOAL 000000101004 Los cuatro ciclos cronográficos de Venus (Quetzalcóatl). (Pág. 72 del Códice Borgia). PISA As i LA PIEDRA DEL SOL 97 pretación de Gama y de Chavero, resultan sin sentido dentro de las anteriores inaceptables tesis. La teoría bastante verosí- mil de que la piedra se utilizaba a modo de un reloj solar, me diante gnomonescuyas oquedades se conservan claramente, tam- bién viene por tierra. Por ultimo, ¿cómo podría indicar la pun- ta de la flecha el meridiano de México estando el monolito en posición horizontal? Hay que convencerse de ello: el relieve estuvo en el gran teocalli colocado verticalmente como ahora lo contemplamos, aunque de cara al Sur y orientado con exactitud de Oriente a Poniente. Si esta piedra es la descrita por Durán, debemos su- poner que la acostaron para celebrar sobre ella los sacrificios; mas, pasada la cruentísima ceremonia y ya ofrecida al dios la sangre de incontables víctimas, volvieron a erigirla en la única posición admisible, aquélla en la cual podían los indios conten- plar la faz del numen, y leer el Zeoamoxtli, la prodigiosa pági.- na escrita en la superficie del relieve: la historia del mundo, di- vidida en períodos de 416 años, formados al girar continuo de los veinte días del mes, de los 260 del Zonalámatl, de los 365 del año civil, de los 2,920 del período venusino, de los 18,980 del ciclo sacro en que ajustaban la atadura, de los 37,960 del ciclo mayor en que se combinan los movimientos del Sol y de la estrella, y de los 151,840 de la gran era, en la cual todos los elementos de la cronología ajustan armoniosamente su admira. ble mecanismo. Y como la religión y la medida del tiempo for- maban con la observación del firmamento un solo cuerpo de ideas, la Piedra venía a ser, verdaderamente, la cifra de las concepciones mitológico—astronómicas de los aborígenes. En el ciclo de 52 años los elementos del calendario solar ce- rraban juego, para volver a repetirse en el siguiente período: esta era la famosa fiesta de la renovación del fuego, de que ha- blan todas las historias. El ciclo de 104 años, ajuste de los ca- lendarios del Sol y de Venus, por su prolongada duración fué festejado mucho menos; la cita de Sahagún y los jeroglíficos de códices y monumentos demuestran, sin embargo, que los indios Mem. Soc, Alzate, t. 38.—(12, IX, 19:8)—>7 98 ENRIQUE JUAN PALACIOS también lo consideraban, seguramente con solemnidad extraor- dinaria. Por último, el gran período de 416 años, de extrema amplitud, fué más bien un cálculo de matemáticos, un arreglo teórico que práctico; sin enubargo, una vez se -presenta, en la historia de los aztecas, la ocasión de celebrarlo: cuando el pue blo de Tenoch contó 416 años a partir de la salida de Aztlan. Ello ocurre en 1,479. La importancia inusitada del aniversario explica la construcción de monumento tan grandioso; quisieron allí estampar, lográndolo admirablemente, las ideas fundamen- tales de su cultura y las fechas supremas de su pasado La gran piedra del Museo, Piedra Ciclográfica de las civilizaciones pre- colombinas de América, es, de cierto, la Piedra de la historia del mundo conforme a la cosmogonía y las creencias de los in- dios, y en particular, la historia de la raza constructora, hasta el instante en que el monolito fué erigido. No sabemos de pue- blo alguno que haya levantado otra más notable y portentosa. 10 PITT $ be Gran ciclo cronológico de 416 años: Mausoleo III de Chich' en Itzá E AA rr] AAA Ye o LA PIEDRA DEL SOL 99 Otras obras y trabajos arqueológicos de Juan Palacios (Enrique Juan Palacios) Inscripciones en roca del cerro Dani-Guiati, en el istmo de Te- huantepec, —Presentaca a la Sociedad “Alzate”, Aparecerá en sus publicaciones. Estudio y desmonte de la construcción de forma piramidal de Tuxtepec (Oaxaca), en enero de 1916. No figura ese edificio en las cartas arqueológicas formadas has- ta esa fecha, Presentado a la Sociedad ''Alzate”. Aparecerá en sus publicaciones. Interpretación de la pirámide de Papantla, Los elementos ma- teriales de la construcción fijados exactamente. Pre- sentado a la Sociedad “Alzate”. Aparecerá en sus publicaciones Evolución de la ciencia histórico-arqueológica de México. Tres grandes incógnitas de la arqueología mexicana, Estudio de las páginas 21 y 22 del Códice Borbónico, del pro- blema de los días iniciales de año en el calendario indígena, la intercalación de los bisiestos y el co- mienzo del año. Análisis del tratado ''Le Calen- drier mexicain'”, de M. E. de Jonghe y rectificación de sus tablas. Verdadera distribución de los carac- teres “'quecholli”” o acompañados de la noche. De Sahagún a del Paso y Troncoso. Filiación de las ideas ca- pitales de la arqueología mexicana. La fundación de Tenochtitlan. Presentado a la Sociedad “'Al- zate'”, Aparecerá en sus publicaciones. Los toltecas y la procedencia del hombre y las primeras civili- zaciones americanas, ante los progresos de la ciencia arqueológica. Histórico-geográficas y descriptivas. Puebla, su territorio y sus habitantes. —Publicada por la So- ciedad “Alzate”. Tomo XXXVI de sus Memorias. Tehuantepec.—En la Sociedad ''Alzate'””. Aparecerá en sus pu- blicaciones. Michoacán —En preparación. ¡Lolo PALACIOS. —LA PIEDRA DEL SOL Literarias. Paisajes de México. 1% serie: Cien leguas de tierra caliente. Publicada, 1917 —(Bouret). El Valle de México. De próxima publicación, Al través de la Cordillera. De próxima publicación, Michoacán, el paraíso mexicano. (En preparación). Los amores de Netzahualcóyotl. (De próxima publicación). Paisajes de México. (2? serie). a Páginas. IOtnodueción. la o A all o AA 3—- 8 Descripción y primeras explicaciones 2... 00. osa 9-26 MECHAS RI Ri AA ONO .... 26-30 Imterpretación a adn e 30—48 Marcas de-la Civilización azteca... ot ts E 48—59 Discusión y Arqueología COMPparada. oie ceso e 59 93 El Primer Capítulo de la Historia mexicaDa ............0.....- 93—95 Nombrexy posición del monolito... 95—98 ANS A AAA SS a A NAS st mohos ta : : - 2 ] | SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.— MÉMOIRES, T. 38. 101 LOS FENOMENOS MICROVOLCANICOS EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL POR EL DOCTOR ERNESTO WITTICE, M. S.A. (Sesión del 1% de octubre de 1917.) (LÁMINAS 1V-XIID. Al SW de la capital, en las faldas de la gran serranía del Ajusco, se extiende un vasto campo de lava bastante moder- na, conocido bajo el nombre de «Pedregal de San Angel» o de que presenta la última manifestación de las erup: ciones volcánicas, antes tan enormes en el Valle de México. En una curva de Tizapán, San Angel, Coyoacán, Santa Ursu- la, Huipulco a Tlalpan, ocupa este Pedregal unos 30-40km* del llano y sube en los flancos del Ajusco hasta las cercanías del pueblo del mismo nombre, cubriendo en la sierra también unos 30 km” más o menos (1). Era creencia general, que esta inmensa corriente volcáni- ca tomó su origen del cráter de un volcancito llamado «Xi- tle> (que significa el Ombligo); pero no es así, pues ese cráter está redondo y absolutamente intacto y nunca vomitó una co- rriente de lava sino arrojó solamente tobas volcánicas y ceni- zas. El magma del Pedregal se abrió camino entre el Xitle y la población de Ajusco por una o varias grietas a una altura Mem, Soc. Alzate, t, 38.—(30, XII. 1918),—8. 102 E WirticH. de 4,000 m. más o menos. De aquí bajó la corriente líquida candente cerca de 800 m. hacia el antiguo Valle, formando el malpais que atraviesa el ferrocarril a Cuernavaca entre las es- taciones de Contreras y de Ajusco. Cayó la lava después en cascadas enormes a la llanura, que entonces ya estaba ocupa: da por el hombre. En el camino encontró la corriente magmática unas lomas andesíticas, pertenecientes según su carácter petrográfico al antiguo macizo del Ajusco, del cual se habían desprendido en la época de hundimientos muy anteriores. Logró el magma en unos cuantos lugares subir a la cumbre de esos montícu- los, cuyos puntos más sobresalientes son el Zacayuca y el Zacatepec. *Hoy día forma la antigua corriente un malpais, que da lu- gar a una flora muy especial, estudiada por C. Reiche (92), y de una manera sorprendente ha conservado la estructura de la antigua corriente, de tal suerte se observan todavía muy claramente las formas características de una masa viscosa, que en el mero movimiento se solidificó repentinamente. Así quedaron "aquellas ondas concéntricas, echadas y alargadas por la corriente, formando una textura acordonada muy es- pecial. Pero antes de entrar en más detalles hay que dar a cono- cer lo que pudimos observar acerca de la base del pedregal en varios cortes ejecutados en las canteras. Por estos trabajos sabemos que antes de la efusión de esa corriente tuvo lugar una fuerte erupción detobas y cenizas volcánicas, echadas probablemente por el cráter del mencio- nado Xitle. Estas lluvias de cenizas volcánicas eran bastante fuertes, pues los depósitos de tobas ocupan gran lugar en el Valle de México. En estas erupcioues también perecieron los prime- RA MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 103 ros moradores, cuyos esqueletos y restos se encuentran en las cenizas aquellas, cubiertos por las corrientes de lava (3). Por los trabajos de las canteras en el frente del Pedregal se hacortado en varios lugares el subsuelo presentándose per- files como los siguientes, que nos permiten ver claramente en qué descansó la erupción de la lava. Damos aquí unos perfiles: 1.—CANTERA DE LA COLONIA DEL CARMEN, SAN ANGEL. a. Corriente de lava de una potencia de 10 m. que descan- sa encima b. De cenizas volcánicas, muy finas, de color negro, 5-10 cm. c. Cenizas grises, finas como polvo, con muchos tepalcates de color gris, 22 cm. d. Cascajo de acarreo fluvial de andesitas (tipo de Ajusco) mezclado con pocas cenizas, contiene tepetates y fragmentos de huesos, 13 cm. e. Turba terrosa, con muchas cenizas volcánicas, restos de plantas, rizoma de carrizos, etc., bien conservados, pocos cantos rodados de andesita; tiene muchos tepalcates muy gruesos, de color negro, 20 cm. f. Arenas amarillas, arcillosas, con poco cuarzo-loess la- custre con unos cuantos fragmentos de piedra pómez, proce- dentes del tepetate, que aflora más arriba del Pedregal en la terraza de Dolores-Tepeyacac. En la zona más profunda se notan capas o cintas de caliche. La potencia total de esta for- mación todavía no se sabe; en una excavación llegó hasta 2 m. pero sin perforar completamente estas capas. 104 E. WrirricH. 2.—PERFIL TOMADO EN LA CANTERA DE CHIMALIXTAC ENTRE SAN ANGEL y COYOACÁN. a. Debajo de la corriente de lava cenizas arenosas roji- zas, 5 cm. b. Arenas volcánicas, mucho óxido de fierro, 10 cm. Cc. Cenizas amarillentas con tepalcates, 15 cm. d. Cenizas negras, con turba, restos vegetales y pocos can- tos rodados; tiene tepalcates negros, 60 em. e. Transición en sedimentos de loess lacustre de color gris- amarillento; hilos de caliche; no perforado. Resulta de estos dos perfiles, que la corriente basáltica descansa encima de cenizas finas de una erupción anterior y que éstas por su parte descansan encima de formaciones de turba de la antigua laguna; pues hasta la región de San An- gel entonces estaba cubierta por un lago. Un interesante perfil nos ofrece la falda Este del lomerío de Zacayuca, inmediatamente junto al camino que va de Peña Pobre a Tizapán. Se encuentran en las mencionadas alturas de andesita, todavía restos de las antiguas capas de tobas riolíticas de piedra pómez alternando con depósitos de un fi. nísimo barro arenoso de carácter de loess, que contienen mu- chas bandas de caliche. Esta formación es igual a Ja que en los perfiles ya mencionados representa la capa más baja, so- bre lá cual descansan las turbas de la antigua laguna. Están cubiertas estas sedimentaciones de loess y de pie- dra pómez, en el portesuelo entre los cerros de Zacayuca y Zacatepec, con una costra delgada de la lava del Pedregal, El material de la corriente es una roca gris de basalto, po- rosa, de grano fino, con fenocristales de color verdoso de oli- vino, los cristalitos de magnetita y de las plagioclasas apenas se distingue: pero los huecos de las burbujas o las demás - "A MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 105 oquedades están revestidas por una pegadura brillante, como una especie de barniz, compuesta de cristales relativamente grandes de magnetita-ilmenita y de una labradorita; relati- vamente rara en el basalto del Pedregal es la augita. Más de- talles acerca de la estructura y la composición petrográfica ya hemos publicado en nuestros estudios ejecutados en com- pañía del Sr. Dr. P. Waitaz (4). Respecto a la composición química de la lava citaremos aquí dos análisis; el primero de una muestra de basalto de Huipulco practicado en el laboratorio del Instituto Geológico Nacional en 1910 y el segundo de la lava del Pedregal ejecuta- do por el Dr. Krais en el laboratorio de la Universidad de Leipzig hace ya unos 20 años (5). II. Lava Pedregal I. Basalto de Huipulco. San Angel. H230 — 0,11 (al rojo) EO==3:50.0% á S102— 51,42 SiO2— 47,80 O TO 647 A1¿0¿— 18,03 ALO. — 18,37 HO 20d Fez0,— 2,24 II E FeO— 6,95 MO 0718 ia Mg O. 5,39 MEETS TO Ca0= 77198 GAO OS Na:0'— - 3,87 Na20 — 5,99 KO0-— 1,23 ESO AI O0 P205— » 0,47 P205= 1,71 99,98 99,83 Merece una mención especial el hallazgo de cristales de hialosiderita, productos de una descomposición parcial del olivino. ¿Esta variedad mineralógica fué encontrada hace 106 E. WrrricH. años por el Sr. Prof. D. Rafael Aguilar y Santillán en grietas de la lava en las canteras de Tizapán y hoy día todavía apare- cen en estos lugares de vez en cuando las dichas hialosi- deritas. INCLUSIONES DE CUARZO. En estas mismas canteras tuve la oportunidad de encon- trar como rarezas, unas inclusiones de varios tamaños de un cuarzo blanco y quebradizo, los fragmentos más grandes tie- nen 10 em. de largo y ensayaron entre 96 y 97 %. Si O2 con pocas impurezas. Son de cierta importancia aquellas inclu- siones de cuarzo, pues son indicaciones seguras de que en el subsuelo existen rocas cuarcíferas. De todas las rocas sedi- mentarias en México son las calizas del Cenomaniano las más ricas en sílice, que muchas veces se acumula en capas de pe- dernales, pues hay que suponer, que el subsuelo del Valle de México se compone de calizas de esta formación o sea del Cre- táceo medio. Pero las inclusiones de cuarzos se presentan también en otras corrientes basálticas modernas en el Valle de México, como por ejemplo en las de Xochimilco y en los basaltos casi apizarrados de Ixtapalapa. Es muy probable, que las calizas arrancadas por el mag- ma en las profundidades fueron completamente consumidas por el mismo magma y solamente los pedernales quedaron casi intactos; apenas sufrieron por el calor, únicamente per- dieron sus substancias orgánicas que antes los impregnaron. Inclusiones de otra naturaleza hasta ahora no se han hallado en la lava del Pedregal. Las mencionadas inclusiones de cuarzo las encontré únicamente en una cantera de San Angel y los operarios lás consideran como “el corazón” de la lava y aplican este cuarzo como remedio contra enfermedades del corazón! ” MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 107 Otro fenómeno muy marcado en la lava es la multitud de burbujas y oquedades en ciertas partes de la corriente, prin- cipalmente en la zona superior, donde las burbujas se han acumulado a tal grado que la lava tiene una estructura es- ponjosa. Las oquedades aplastadas y alargadas nos indican la dirección, que tomó entonces la corriente. En los gran- des vacíos se formaron muchas estalactitas pequeñas, que escurrieron de la parte superior mientras que del fondo se desprendieron muchos gases. Uno de estos volcancitos se- cundarios, levantado por una multitud de gases, está imitan- do un volcán de tal manera, que se formó un cráter irregu- lar, se agrietaron las faldas y se presenta en escala muy pe- queña, apenas tiene 15 cm. de altura. Un aspecto como en es- cala mucho mayor veremos más adelante en los llamados Ti.- tipiles, ; Son más raras y más pequeñas las burbujas en la parte más abajo de la lava; de vez en cuando se ven éstas colocadas en zonas O hileras largas, buscando salida en una hendidura o en la superficie. Los grandes lentes vacíos en la costra su- perior sin duda representan las acumulaciones de los vapo- res y gases desprendidos del interior de la corriente. En muchas de aquellas oquedades están revestidas las paredes como de un barniz negro pero brillante de cristales de mag- netita, de augita y de plagioclasa; otras cristalizaciones como de zeolitas, ete., no se nota ninguna. Fenómenos parecidos, pero frecuentemente posteriores, se conocen de (6) basaltos de melafiros de Alemania (7), de melafiros de sur Africa (8), con los nombres de “Blasenzue- ge” o de “Pipe Amygdaloide” y de otros puntos más. 10s E. WirricH. TUBOS DE EXPLOSIÓN. Los fenómenos microvolcánicos del Pedregal, que merecen un interés especial son los llamados “tubos de explosión,” que descubrí en el mes de marzo de 1910 cerca de Huipulco (Tlal: pan) y que hasta hoy día son los únicos conocidos en el mun- do (9). Estos tubos son chimeneas verticales de uno a varios metros de diámetro, que partiendo de la base de la corrien- te atraviesan toda la lava, como se nota en las fotografías. Los tubos o chimeneas aquellas están rellenadas de frag- mentos de basalto despedazado y muy poroso de cierta seme- janza con el conocido tezontle. Esos pedazos de basalto tienen una costra muy rugosa y cerroida y muchas veces son tor- cidas o parcialmente dobladas, y están ligeramente acumula- das en las chimeneas. Las paredes de estos tubos no son li- sas sino muy agrietadas y esta estructura rígida entra en muchas hendeduras en los lados de la chimenea en la masa compacta de basalto. Todo el conjunto presenta un aspecto como los fragmentos de una explosión de una caldera y en realidad como veremos más adelante, eran explosiones bajo circunstancias muy especiales que han ocasionado en la co- rriente fenómenos tan singulares. El verdadero origen de esas raras formaciones eran vapores de las corrientes sub- terráneas de agua o tal vez de las aguas de la antigua lagu- na. Cuando la corriente magmática llegó a estos lugares toda - vía con una temperatura de unos 800% más o menos y corrió encima de las aguas subterráneas que circularon muy ala superficie, se evaporó toda el agua y por el calor excesivo los vapores alcanzaron a una tensión enorme. En el momento que la tensión a consecuencia de la alta temperatura subió a un grado bastante alto, se tenía que formar la explosión for- mando un canal de escape para estos gases que tal vez por a . ATEN Y MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL: DE SAN ANGEL 109 una temporada tomaron su salida por esa chimenea. En el escape de los gases los fragmentos fueron corroídos por los vapores muy activos bajo tales circunstancias, como alta tem- peratura y tensión, así se formó la costra muy áspera y rígi- da de los pedazos de lava en el tubo así como de las paredes de la misma chimenea. Pero estos gases han cambiado tam bién la composición mineralógica y química del material de rellenamiento de aquellos tubos. lo que prueba que el magma de la corriente al momento de efectuarse la explosión toda vía no había comenzado a cristalizar. Es muy raro, que el oli- vino tan frecuente en la masa de la corriente, falta casi com- pletamente en el material de las chimeneas, mientras que la augita ha aumentado mucho, presentándose en agrupamien- tos irregulares de cristales imperfectos o en prismas alar- gados. El mineral predominante es la plagioclasa y en segundo lugar la augita; el más perfecto respecto a su cristalización es la magnetita. Es natural que estas variaciones en la mine- ralización se hacen notar también en la composición quími- ea (10). No es difícil explicar la formación de este fenómeno tan especial, más cuando hoy día todavía toman en estos lugares las aguas subterráneas su salida debajo de la corriente de lava. Cuando la avalancha de magma, con una temperatura tal vez de 800% y más, cubrió en su curso las zonas aquellas, to- das las aguas tuvieron que evaporars2 rápidamente. Los ga- ses producidos casi instantáneamente alcanzaron por la alta temperatura una enorme tensión que pudieron perforar la capa magmática en una explosión. Explosiones de aguas subterráneas evaporadas por intru- siones magmáticas ya son conocidas y el geólogo E. Suess (11) 110 E. WitricH. en su famosa obra ““Antlitz der Erde” (“La Face de la Terre”), las llamó “explosiones freáticas;'* pero se efectuaron tales fe- nómenos al contacto de un magma intrusivo con el límite in- ferior de una corriente subterránea y la explosión ocurrió en las capas de encima, pues el magma mismo no sufrió ninguna alteración, sino las formaciones de arriba. El magma intrusivo entonces hace un papel netamente pasivo, mientras que en la lava del Pedregal se verificaron las explosiones en la lava mis” ma y al contacto con la parte superior de las aguas subterrá- neas. Los efectos de la primera clase han sido denominados por Suess, W. Branca, etc., como “fenómenos exogenéticos, ” mientras que las chimeneas en la lava del Pedregal las deno- minamos “tubos de explosión endogenéticos.'* Fenómenos de esta índole fueron desconocidos hasta que tuve la oportuni- dad de descubrirlos en las inmediaciones de la capital hace unos 8años. Artificialmente ya habían sido producido fenóme- nos de explosión parecidos por A. Daubrée, París (12), quien los llamó “diatremas.'”” Lo principal de estos experimentos era lo siguiente: la reacción corresiva y dinámica de gases sobre tubos o cañones de metal, en las cuales los vapores a alta tensión se abrieran salida, originando formas parecidas a los tubos de explosión y a las hileras de burbujas. LOS TITIPILES. Merecen mención especial las dichas peñas de los «Titipi- les» situadas muy al interior del Pedregal no muy lejos del cerro de Zacatepec. Son dos agrupamientos de peñascos de lava levantados casi verticales hasta unos 13 metros de altu- ra, separados entre sí por barrancas profundas, ordenadas en forma de un cono de base ovoide, de un diámetro a lo lar- go de unos 50 metros más o menos. A MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 111 Al interior de este cono cayeron muchos fragmentos, de- rrumbes de las partes más elevadas de las peñas y aquellos fragmentos se acumularon en un caos casi inaccesible. A mi modo de ver los Titipiles se formaron por un levan- tamiento de casi toda la costra basáltica a consecuencia de vapores a muy alta tensión, que rompiendo la capa superior de la lava se abrieron camino para el escape de los gases, Al mismo tiempo salió del interior de uno de estos conos una pe» queña cantidad de magma, produciendo en 'la falda Norte del Titipileo una corriente secundaria muy reducida, que apenas tiene unos 20 metros de largo y un metro de ancho y mani- fiesta aquel derrame de lava muchos fenómenos, iguales a los de la corriente madre, solamente casi en miniatura. Estos cráteres parasíticos tienen cierta semejanza con los llamados « y aun son de dimensiones más grandes que aquellas chimeneas magmáticas. LAS CUEVAS EN LA CORRIENTE DE LAVA (13). En el interior de este campo de lava y ya en la llanura, se hallan en varios lugares cuevas, de las cuales las más grandes son conocidas con el nombre de «Cuevas del Gorrión», por Pe- ña Pobre, que forman una red extensa de bóvedas y canales principiando con ua túnel espacioso, que da entrada por un socavón natural. Este túnel de lava tiene más de £0 m. de lar- go, y su bóveda alcanza unos 3-4 metros sobre el piso, alzán- dose en una parte hasta 6 m. Del túnel se aparta un pequeño y angosto canal que co- mienza con otra curva abovedada de unos 10 m. de altura y ancho, la que igualmente tiene salida a la superficie del rau- dal de lava por medio de otro socavón. Con estas entradas, que tienen la forma de pórtico se comunican lo menos tres 1 12 E. WiTTICH. canales largos, pero muy angostos solamente a gatas se puede entrar. El de mayor extensión pasa de 150 m. de largo y junto a él, en igual dirección, corre otra galería, separada únicamente por una pared de lava delgada, interrumpida por un hueco, que establece comunicación con el canal anterior. El ancho de estos canales o galerías es de menos 4a6 m. y su altura de 1.10a 1.30 m. La segunda galería es muy parecida, pero solamente se extiende unos 100 m. de los que 85 m. son explorables, pues en seguida se inclina el techo hasta el punto de ya no permi- tir el paso. La tercera es aún más baja de techo y mucho más corta que las anteriores; no pasa de 10 m. la parte transita- ble, limitada por la inclinación del techo. Es muy probable que en conexión con otros huecos exis- tan otras bóvedas y cañones, hasta hoy desconocidos, tal co- mo parece, que en algunos lugares se hallan varias galerías sobrepuestas. En cierto lugar del pórtico abovedado y preci- samente encima de los canales citados, se observa una exten- sa cueva en la pared de la que ha escurrido cuantioso magma. El sonido hueco que resuena en diferentes partes del Pedre- gal hace presumir que existen aún más galerías subterráneas. Los techos, tanto del pórtico, como de los túneles están cubiertos de numerosas estalactitas de lava; que cuelgan en pegueños fragmentos, de los que algunos apenas alcanzan 10 em. cubiertos de una capa blanca, cenicienta, que a primera vista parece caliche, es decir cal terrosa pero consistiendo en realidad de silice y barro mezclado con poco carbonato de calcio. Estas capas, que a veces se aglomeran en formas arrepo- lladas, también cubren en parte las lisas paredes de estas cue- vas de lava. Algunos de estos revestimientos de la lava for- y tan bajos de techo, que a) MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL ls man gotas de punta redonda o abultada y reventada de los lados, pegados cual perlas a las estalactitas. El centro lo suele formar un basalto macizo, aunque también se han hallado de un centro basáltico muy poroso y aun huecos completamente. Semejantes estalactitas, de forma extraña han sido ob- servados a menudo en cuevas de lava y el conocido vulcanolo. gista Sr. E. Friedlaender, nos ha proporcionado una repro- ducción muy buena de ellos, procedente de un campo de lava de Kilauea (Hawaii). En las paredes de los túneles pueden observarse hondas grietas, de un pie de ancho, originadas por la separación del suelo. Supónese que deben haberse abierto por contracciones que tuvieron lugar en el enfriamiento del piso en los túneles formados posteriormente. También parece que ya el masma había llegado a su estado más coagulado, pues así lo indican las variadas formas en las orillas de esas grietas y las escorias que parecen haber sido separadas, cuando toda la masa hallá-- base en estado viscoso. Al rajarse las paredes dieron lugar a derrames secundarios, destilándose por esas grietas peque- ñas cantidades de magma, que luego se endurecían bajo ex- trañas formas, según la cantidad del magma !líquido en algu- nos casos llegaron a formarse hasta cascadas de lava, que escurriría de las grietas, parecidas a sedimentos de manantia- les siendo notable la forma de pila vaciada, que muestra la lámina. FORMACIONES SOBRE EL SUELO DE LAS CUEVAS. Son sumamente extrañas las formaciones que se en- cuentran sobre el piso de las cuevas y ala vez nos ilustran acerca del origen de esos huecos subterráneos, pues en dife- rentes lugares hallamos lava en forma de goteras superticial- - 114 E. WirricH. mente adheridas al suelo. En algunos casos han sido pocas las gotas caídas sobre el suelo, en otros éstas han quedado apila- das, Cual una vela derretida, formando figuras raras, llama- das por K. Sapper, F. de Wolff, etc., “Troepfchenkegel” o sea “pilar de gotitas.” Dentro de las cuevas del Pedregal hemos hallado seme- jantes estalagmitas hasta de 20 cm. de largo, siendo de men- cionar que no en todos casos se encuentra correspondiente a la gota en el suelo marcada por una estalactita en el techo de la bóveda, lo que hace suponer que la lava fué bastante líqui- da, escurriendo de consiguiente en seguida. El piso de las cuevas lo forma otro raudal de lava, cuya superficie ostenta iguales formas onduladas, como pueden observarse en la superficie del Pedregal. En algunas cavidades del suelo puede observarse que es- te raudal aparece cubierto por una capa sumamente delgada, como de barro; mas esta costra resulta formada por una co- rriente secundaria, una disolución como similares -se obser- varon por Mercalli (14) en otras cuevas de lava. ORIGEN DE LAS CUEVAS DE LAVA (15) En las orillas del campo de lava las canteras permiten hacer observaciones y conclusiones acerca del origen de las cuevas y galerías, pues se conoce que el magma líquido, encerrado en capas ya endurecidas, se abrió paso a través de ellas derramando nuevamente y formando de consiguiente en el interior huecos, tal como arriba descritos, los que a su vez en parte fueron de nuevo rellenados por escurrimientos inte- riores de menos cuantía. Esta misma opinión es expresada por F. von Wolff, quien dice: «En caso de nuevos derrames de lava, ésta suele escurrirse a menudo dentro de los túneles», se MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 115 De tal manera pudo deslizarse en el interior del primitivo derrame de lava otro secundario, aunque también puede ha- berse producido éste por una nueva erupción de potencia in - ferior, por cuya razón no se lanzó fuera de los canales, pues las formas onduladas características del raudal en el suelo demuestran la existencia de una nueva corriente de lava, la que a la vez aplanó en parte las irregularidades del piso, has- ta llegar a partes más hondas, donde en su caída el magma forma aquellas extrañas cascadas suhterráneas, como están reproducidas en las láminas. Las varias líneas marcadas en las lavas de las paredes y los restos de escorias comprueban, que el derrame del mag- ma no fué un procedimiento simple y continuo, sino que se produjo con interrupciones originando la intrusión secunda- ria del magma y una nueva dilución de las masas. Hay un lu- gar en la bóveda más espaciosa donde una masa de magma de algunos metros cúbicos subió rompiendo el suelo y for- mando una elevación, que en sus orillas muestra indicios de la presión ejercida, la que despedazó el piso alzándolo en te- rrones. Cuando los derrames secundarios de magma se produ- cían en cantidades mayores, solían debilitarse demasiado los techos de las bóvedas y de consiguiente se desplomaban, formando así las entradas a las cuevas. En los túneles puede observarse el desprendimiento de pedazos del techo sin que se haya originado abertura a la superficie exterior. Existen en las corrientes, hendeduras en la superficie que parecen seguir cierta línea, siendo probable que en parte ha- yan sido formadas por derrumbes del techo en cuevas situa: das a poca profundidad dejándolas así abiertas. Son del mismo origen las demás cuevas en el Pedregal; damos aquí la fotografía de una de ellas, llamada de .—MÉMOIBES, T, 38, 121- LA CEGUERA EN LA REPUBLICA MEXICANA. SU REPARTICION, SU FRECUENCIA Y SUS CAUSAS POR EL DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO, M. S. A., Director de la Escuela N. de Ciegos, (Sesión del 5 de agosto de 1918). El presente trabajo tiene por objeto estudiar la ceguera an México desde un punto de vista bajo el cual, desgraciada- mente, no lo ha sido hasta la presente, y además, presentar por primera vez varias estadísticas de ceguera de los alum.- nos que ingresaron a la Escuela Nacional de Ciegos desde su fundación hasta nuestros días, principalmente en lo referen- te a las causas que las produjeron y al grado en que pudieron evitarse. El número de ciegos que había en la Nueva España a fines del siglo XVITI, debe haber sido bien corto si hemos de creer lo que por el año de 1793 escribía el sabio padre Alzate y Ra- mírezen sus famosas Gacetas: (1) “Son muy pocos, —decía, — los ciegos que carecen del inapreciable don de la vista, ya sea por la amaurosis (gota serena) o por la enfermedad que se co- noce por cataratas...... Aquí se han presentado varios facul- 122 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO tativos con el título de oculistas, y en breve han desampara- do el país porque la mies era escasa: prueba de lo que llevo dicho.” Sin embargo, deben haber sido muy numerosas las cegueras causadas por la viruela durante las espantosas epi- demias que desde la Conquista venían asolando a la Nueva España. : En una colección de cuadros publicados en 1853 para ser- vir de modelos para la formación de la estadística general de la República (2), no se consideraba en ninguno de ellos a los que adolecen de defectos físicos o intelectuales. En 1874 publicó don J. M. Pérez Hernández (3), un tratado para reglamentar la formación de los censos, y aunque no ofrecía datos referentes a los ciegos, proponía la formación de un cuadro de la población útil y de la inútil. Los ciegos quedaban comprendidos en esta última categoría, pero única- mente daban lugar a que se les considerara desde un punto de vista moral y administrativo. En el censo de la República, de 15895, no se consignó el número de ciegos, y en 1897, el Dr. Peñafiel (4), en un cuadro sinóptico y estadístico, consignaba solamente el número de sordo-mudos entonces existente. Al formarse en 1900 el censo del país, se recogieron los primeros datos exactos acerca del número de ciegos que ha- bía en él, junto con los referentes a los que adolecían de otros defectos físicos o intelectuales. Pero no aparecieron comple tos sino muy posteriormente, de tal manera, queen 1906 ape- nas se habían publicado los resultados correspondientes a 17 Estados. Por este motivo, el Dr. Ramos (5), en un trabajo presentado en la segunda reunión anual de la Sociedad Oftal- mológica Mexicana, tomando por base los datos hasta enton- ces conocidos. calculaba en 15,000 el número de ciegos que LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 123 debía haber en la República. A estos datos se han referido todos los trabajos después publicados, que por algún motivo se han referido al número de ciegos que hay en México, aun los relativamente recientes, como el que escribió en 1916 el Dr. Uribe y Troncoso sobre la necesidad de la enseñanza obli- gatoria de la Oftalmología en la Escuela N. de Medicina. Sin embargo, los datos del censo de 1900 ya han sido pu- blicados completos; se ha practicado un nuevo censo en 1910, y con los datos recogidos en él, con mayor precisión que en el anterior, es posible formar estadísticas más modernas y exactas. Respecto al número de ciegos que arrojó el censo de 1900 (6), que fué de 12 959, desde luego se nota que resulta menor que el que hacían esperar los cálculos del Dr. Ramos. Nos de- muestra un considerable exceso de ciegos con relación al nú- mero de ciegas, puesto que había 165.11 de los primeros por cada 100 de las segundas, mientras que en la población total la relación era inversa, de 101.52 mujeres por cada 100 hom: bres. En consecuencia, la relación de los ciegos a la pobla- ción total era de 95.2 por cada 100,000 habitantes, o sea un ciego por cada 1,050 habitantes. Son más interesantes, por más modernos, los datos del censo de 1910 (7). Como en el anterior. demuestran gran des- proporción entre el número de ciegos y el de ciegas. Mien- tras en la población total hay 102.01 mujeres por cada 100 hombres, la relación para la población ciega es inversa:...... 149.93 hombres por cada 100 mujeres, o sea 66.79 mujeres por cada 100 hombres. La proporción general de los ciegos a la población total es de 78.2 por cada 100,000 habitantes, o sea un ciego por cada 1,278.06 habitantes. Intencionalmente meabstengodecompararestascifras con las de otros países, pues carezco de datos modernos, siquie- 124 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO ra algo cercanos a la época de nuestro último censo. He visto asignadas, en trabajos recientes, a diversos países, cifras que después he comprobado que han sido tomadas de la conocidí- sima tabla de la ceguera universal formada por Carreras-Ara- go hace treinta y cinco años. Pero una prueba de que las ci- fras que marca ya se han modificado completamente, está en los siguientes datos, únicos relativamente modernos que he podido conseguir: Alemania en su censo de 1900, resultó con una población de 70.000,000 de habitantes y con una cifra de... 34,334 ciegos, de lo cual resulta la proporción de 1 ciego por cada 2,038.79 habitantes, o sea 49.04 ciegos por cada 100,000 habitantes. En 1885, Carreras-Arago señalaba a este país, en su tabla, 87.9 ciegos por igual número de habitantes. 32,272 ciegos que arrojó el censo de los Estados Unidos, en 1910, con relación a la población general de esta nación, dan una proporción de 62.5 ciegos por cada 100,000 habitantes, mientras en la tabla que nos ocupa la proporción asignada a toda la América del Nortees de 52.7. En consecuencia, me parece ilógico seguir tomando la tabla de Carreras-Arago co- mo término de comparación; pero quien pase por ella la vis- ta, podrá notar que nuestro país ocupa una situación inter- media entre otros, desde el punto de vista de la frecuencia de la ceguera. La desproporción que hay entre el número de hombres y mujeres ciegos, es bastante grande puesto que aquellos han predominado en un 65.11% en 1900, y en un 49.93% en 1910, y es análoga a la que se observa en los Estados Unidos que es de 130.7 ciegos por cada 100 ciegas (censo de 1910) (5). Pero la explicación de este fenómeno, más acentuado en nuestro país, quizá no sea muy semejante a la que se le da en los Estados Unidos. Como veremos más adelante, para el vecino país del Norte, está en el gran número de accidentes a que se expone rs SAA A AS — AA LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 125 únicamente la población masculina, tales como las explosio- nes en las minas y los accidentes del trabajo en general. Para nosotros no puede admitirse la misma explicación: 19, porque no siendo tan grande el desarrollo de la industria nacional, el número de accidentes del trabajo no es propor- cionalmente comparable ala magnitud que alcanza en los Es- tados Unidos, y 2%, porque analizando mi estadística general de la Escuela N. de Ciegos, que forma parte de este trabajo, encuentro entre los alumnos ciegos por oftalmía de los recién nacidos, causa del 52.58% de todas las cegueras, una enorme y análoga desproporción entre el número de ciegos y el de ciegas. Mientras de 1870 a 1915 han ingresado a la Escuela 145 ciegos por esa causa, apenas han sido 69 las ciegas del mismo origen; es decir, que de cada 100 ciegos por oftalmía neonatorum, un 32.2% corresponde al sexo femenino y un 67.8% al masculino. Ahora bien, como la oftalmía del recién nacido es :la prin. cipal causa de ceguera en nuestro país, es muy posible que esta desproporción pueda explicarse, principalmente, por una desigual frecuencia con que conduciría a la pérdida de la visión en los niños y en las niñas. Esta hipótesis necesita un apoyo para explicar lo que a primera vista no satisface. ¿Por qué los niños habrían de es- tar más expuestos al contagio que las niñas? A mi modo de ver esto sería, no porque los niños estuviesen más ex- puestos al contagio que aquellas durante su paso por el canal genital de la madre, puesto que la infección previa de ésta, absoiutamente tiene relación con el sexo del producto. Asíes que admito igualdad en la posibilidad de la infección e igual. dad en su frecuencia en los dos sexos, puesto que nada ex: plicaría lo contrario. Pero si el mayor número de oftalmías que se terminan en la ceguera tiene lugar entre los niños, 126 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO pienso que esto es por la menor resistencia que les atribu- yen los autores, causa igualmente:de su mayor mortalidad en la primera infancia. En cuanto a la repartición de la ceguera en las diferentes entidades políticas de la República, el cuadro número 1 nos dará a conocer el número de ciegos, por sexos y reunidos, que hay en cada una de ellas y la proporción que guardan con la población general correspondiente. Se han puesto en él los datos de los dos últimos censos, para que puedan compararse. La disminución de la población ciega en 1910, con relación a la de 1900, para mi no es de gran importancia, pues se debe, principalmente, a que los datos fueron mejor recogidos. Así, mientras el censo de 1900 señalaba al estado de Tlaxcala una proporción de ciegos verdaderamente inadmisible por exi- gua, en 1910 resultó un número mucho mayor, no porque los ciegos aumentaran sino porque la cifra era rectificada a sus verdaderas proporciones. Pero fuera de estos casos, se Com- prueba una reducción del número de ciegos por cada 100,000 habitantes, que de 95.2 bajó a 78.2, en razón de que, mientras por una parte hubo aumento de la población general, por otra la población de ciegos disminuyó. E: mismo cuadro enseña que Sinaloa es el estado en que el predominio de ciegos es mayor puesto que son 3.28 veces más numerosos que las ciegas; que en Querétaro la diferen- cia es inapreciable, y que en Campeche, Quiatana Roo y Sono- ra son las ciegas quienes predominan. El último de estos es- tados, que como veremos, es también la entidad que contiene proporcionalmente mayor número de ciegos, el predominio es de 110.6 ciegas por cada 100 ciegos. A Considerando la población ciega por Estados y con relación a la población total de cada uno de ellos, encontramos la cifra más elevada en Sonora, dónde hay 149.2 ciegos por cada CI Prop de ciegos por 100,000 habitantes QU a 5 > DUO a 00 E DUO DY UU IN UA A O O TR O MOMO O eN On 00 =] Mem, Soc, Alzate, T. 38, p 126 CENSO DE 1200 ENTIDADES == , E DE LA POBLACION TOTAL POBLACION CIEGA | 3 á3* POBLACION TOTAL FEDERACION o A PI E Hombres Mujeres a Mujeres| TOTAL E Hombres | Mujeres Aguascalientes........ 50,794 51,622 102,416 98 .2 58,993 61.518 120,511 5.8 Baja California..... .. 25,435 22,189 47,624 13 7 27,872 24,400 592,272 EL Campeche ............ 41,375 45,167 86,542 B9 44,075 42,586 86,661 2.6 | Corbhmila 153,619 143,319 296,938 3 186.533 175,559 362,092 a] Colima e AA le 31,620 33,495 65,115 59 38,003 39,701 77,704 2.3 COMA a ds 176,325 184,474 360,799 3.4 215,862 222,981 438,843 0 Chibuabma ...........- 169,036 158,748 327,784 pon 207,878 197,829 405,707 10) Distrito Federal....... 258,657 282,859 541,516 A 341,558 379,195 720,753 6 DUCALSor O 188.800 181,494 370,294 -911-- 246,323 236.852 483.175 q Guanajuato............ 531,024 530.700 .061,724 3.0 530,351 531,300 | 1.081,651 81 Guerrero. ..... ...... 235,672 243,538 479,205 9 294,287 299,991 594,278 0 Hidalgo. 293,861 311,190 605,051 9 315,548 | - 381,003 646,551 4 JAMSEOE a 572,268 582,623 .153,891 .8 592,690 616,165 208,855 Der MERICO Nota 460,779 473,684 934,463 5 489.072 500, 438 989,510 .9 MichoacáD............. 469,199 466,609 933,808 9 489,073 502,807 991,880 25 Morelos ana 79,430 80,685 160,115 El 89,542 90,052 179,594 0 Nuevo León........... 165,980 161,957 327,937 9 183,253 | - 181,897 365,150 2.4 DIRaCca Aa at. 469,065 480,568 948,633 4.7 511,607 528,791 .040,398 2.4 Busbla Mtra 495.571 525,562 | 1,021,133 .1 536,194 565,406 .101,600 5 (Querétaro......... ... 115,090 117,299 232,289 0 121,303 123,360 244.663 2 Quintana Ro0......... > 6,087 3,022 9.109 2.9 San Luis Potosí....... 281,130 294,302 575,432 4.8 309.300 318,491 627,800 5 SMA o a a 146,376 150,225 296,701 A 159,709 163,933 323,642 2 SO al O 113,691 107,991 221,682 .1 136,898 128,485 265,283 a DADAS ui 80,858 78,976 159,834 -3 92,542 95,032 187,574 -9 Temaulipas aos EL 077 107,071 218.948 .7|| 126.888 122,758 249,641 .5 Tepic (Nayarit)........ 75,251 74,847 159,098 6 87,775 83,398 171,173 .4 DARA ts 85,568 86,747 172,315 | 4 E 92,037 92,134 184,171 E VeracruZz.............. 493,495 487,539 981,030 |. 12 568,846 564,013 .132,859 go A A 153,381 156,271 309,652 | .61| 168 025 171,588 339,613 Zacatecas............. 229,691 233,499 462,190 Bill 236,338 241,218 477.556 Totales...... 6.752,118 | 6.855,141 ha,sor, 250 8 A) 7.504,471 | 7.655,898 |15.160,869 |7,116 [4,746 |11,869] 78.2 NU, y . Mem, Soc. Alzate. T. 38, p 1% 1 E A el A q ha G ' «Y a y "S9JUBIQ BUY 000 001 VPLO LOA SOZALO IP OLIVIBA 19 UBSIIAXO SYAJLO SET 'SUIa 9p van upuo 3P 18103 UNIDB[OA B| Y UQIDBIDA 0109 “BUBIIXAIN VONAYADY PI IP SEINAINOÁ SIPBPIYUI SPUSIDALD ST] US BID UQIDBIGOA B| IP UOOMIBADA *1 OYANAN VLAVO Op] 205ww $ 06l 30 S0MIN 0YIJ OZ ¡30 SUN LIN 0! 30 SONIN OYIA 00! 30 sw” . Zo x , o A a 5 0038p D0| 20 Son3W 0334 (96 30 syw [o A SN O 06 3 5ON3W 0B38 09 30 Svul 08 30 SONIM 08 Id OZ 30 SyMW OZ J0 SONIM 0Y Id 09 30 SYN (970 SoN3w O83d ()€ 30 SY OS 30 SONIMI 0434 0y 30 suw” IS Oy 30 SONIW [3] Á ++ +4ur+ 3 - = 6) O E Hr Abd rt + eeh y e 3 144 + rt ++4 a ++++-+-+ Fi o irbrrr+ +o e Lol "93BZ]Y -2008S "MIN « VAT 4 5 e f de 4 O A A a ed lA a rd AS Dd MES En q: e DE ES 7 A ; 4 Y ¿ é ¿ 3 E y Rd Xy Ñ e y ñ Ya hr mam, Wo e lA DAA ER A o A. Pará > . 7 É h a $ A A de d > 7 ; nd > ¿h > Al »e .. > Ñ . - 1 A p AA E Aa u e tun . al S Ú ” - ae + LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 127 100,000 habitantes o sea un ciego por cada 670.15 habitantes; ocupando el segundo lugar Aguascalientes con una propor- ción de 146.8 por 100,000 habitantes, o sea un ciego por cada 688.5 habitantes, y quedando en tercero Durango con una proporción análoga de 141.3 0 sea un ciego por cada 829.48 ha- bitantes. En el extremo opuesto de la escala se encuentran: Sinaloa con una proporción de 2.7 ciegos por 100,000 habitan- tes; Tabasco con una de 15.9, y Colima con 25.3. La carta adjunta permite apreciar con mayor claridad la repartición de la frecuencia de la ceguera en la República, En ella la proporción de ciegos en cada Estado, con relación a la población general respectiva, ha sido representada por su- perficies sombreadas proporcionalmente a los valores que re- presentan, conforme a la explicación que la acompaña. El número de ciegos, en el Norte de la República, es pro- porcionalmente mayor que en el resto del país. Los Estados de la frontera, el Territorio de la Baja California y los Estados de Durango, Zacatecas y Aguascalientes, forman esa vasta extensión, y en todos ellos, con excepción de Tamaulipas en donde la proporción es algo menor, la cifra proporcional de ciegos pasa de 100 por cada 100,000 habitantes. Quizá este hecho esté relacionado con otro: siendo la densidad media de la República, según el mismo censo, de 7.5 habitantes por kilómetro cuadrado, la correspondiente a cada uno de estos Estados,—con excepción de Aguascalientes,—es inferior a esta media. De ella tal vez resultan grandes dificultades para lograr servicios médicos para la atención de alguna enferme- dad ocular, factor importante de ceguera en aquellas exten- sas regiones. Carezco en lo absoluto de datos que me permi: tan algo más que sospechar una causa de esta naturaleza. El estudio completo y provechoso de la ceguera en México, sólo podrá hacerse cuando se cuente con datos precisos para cada 128 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO región, sacados de la observación cuidadosa de los médicos regionales, o de estudios practicados por comisiones compe: tentes nombradas al efecto. Si consideramos la población ciega, ya noen sus cifras proporcionales al número de habitantes, sino en sus números absolutos, comprobaremos lo siguiente: la gran superficie formada principalmente por la parte Sur de la Meseta Cen- tral, que comprende los Estados de Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, México, Michoacán y el Distrito Federal, es la región más alta y más habitada del país puesto que contiene por sí sola el 34% -de su población total y encierra también una gran parte de la población ciega. La frecuencia de la ceguera en esta zona no pasa de valores medios, —con excepción de Guanajuato, —pero en cambio, en números absolutos contiene el 41.9% de la población ciega del país. Sólo que la concentración de la población ciega en el centro de la República, es todavía más acentuada que la po- blación general. El cuadro número 2 contiene los datos co- rrespondientes a esta región: CUADRO NÚMERO 2. | y | : Proporción de: Núm. de ENTIDADES | mabitamtes | Ceiegos | |Qi0gOS por Ihabitantespo | | Guanajuato .......... 1.081 651. | 1304 | — 1298 38.0 Querétaro...... ...... 244,663 | 123 | 50.2 20.9 Hidalgo. dl al 646.551, 326 | 50.4 28.9 Buela | 1,101 600 821 TADA 345 Discalas. 17 ESABISA 136 | 73.8 44.2 Morelos....... ......| 179.594 97 54 0 25.2 ME 989 510 880 | 88.9 421 Michoacán. .......... 991880 680 68.5 17.0 Distrito Federal. ...... | 720.793 610 | EN 480.0 A ==2Áá>á Hi A, | 5.200.373 | 4977 1 | | E Proporción media de ciegos en la región: 95.7 por 100,000 habitantes. LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 129 En cambio, la región del Norte, que como acabamos de: ver es la dela mayor frecuencia de la ceguera en México, mucho más extensa que la central del país a que acabo de re- ferirme, pues su superficie es 5.69 veces mayor que la de aquella y algo más grande que la mitad de la superficie de to- do el país, en números absolutos contiene solamente el 27.5% de la población de ciegos, y el 18.3 % de la población del país. Puede compararse el cuadro número 2 con el siguiente, que corresponde a la región del Norte, para que se aprecien las diferencias: CUADRO NÚMERO 3. ————- | ¡Proporción de; Núm. de + ENTIDADES ra ay Mes. psbitantes por Baja California...| 52.272 56 IO? 510.88 SOnOra.¿0.....]. 205.383 396 149.2 1.3 Chihuabua.......| 405.707 426 105.0 15d Coahuila.. ........| 362.092 363 100,2 20 Nuevo León......| 365.150 374 102.4 6.0 Tamanlipas... -.. 249.641 229 91.5 3.0 MIO... 483.175 694 141.5 | 4.0 Zacatecas. ....... | 477.556 | 590 123.5 7.5 Aguascalientes ..| 120.511 | 177 1468 | — 15.3 12.781.487 3305 | Proporción de ciegos en la región: 120 por 100,000 habitantes. Entre los Estados, Guanajuato es el que posee mayor nú- mero de ciegos (1304), México viene en segundo lugar (880), y Puebla ocupa el tercero (821). De lo dicho hasta aquí, creo que pueden desprenderse las. siguientes conclusiones: I. La ceguera en México es más frecuente en la vasta re- gión que forman los Estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila, 130 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Aguascalien- tes y el Territorio de la Baja California, donde alcanza una cifra media de 120 ciegos por cada 100,000 habitantes. Este hecho parece estar de acuerdo con lo observado por Jeune en Berlin, por Carreras-Arago en España y por Dufau en Fran- cia, sobre la influencia de la latitud en la repartición de la ce- guera, que sería más frecuente en las regiones septentriona- les que en las zonas templadas. II. Las regiones más bajas y cálidas del país, en gran parte formadas por las costas, son los lugares donde la fre- cuencia de la ceguera es menor. III. La población ciega de México está aglomerada (el 41.9 %), en una región central del país que casi tiene por cen- tro geométrico a la Ciudad de México, formada por los Esta- dos de “Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, México. Michoacán y el Distrito Federal, que es al mismo tiempo la zona más poblada del país, puesto que encie- rra el 34% de la población total. IV. A su vez, las proposiciones anteriores pueden resu- mirse, diciendo que la frecuencia de la ceguera en México está en razón directa de la latitud e inversa de la densidad de la población general, y que su repartición en números abso- lutos está en razón directa de la densidad de la población. Frecuencia de la ceguera y número absoluto de ciegos, en México, son también dos elementos que están en inversa proporción. La carta número 2 expresa con toda claridad estas con- clusiones, que, si dada su amplitud, tienen algunas excepcio— nes,—(Aguascalientes, Guanajuato, Guerrero,)—creo que a ese pesar, se adaptan a la verdad con bastante exactitud. Con esto termino lo relativo a la repartición y frecuencia de la ceguera en nuestro país, y antes de pasar a tratar de LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 131 sus causas, creo oportuno hacer algunas observaciones que serían de gran provecho si se tuvieren en cuenta para la for— mación de nuestros próximos censos de ceguera. CARTA NÚMERO 2. 1.—Zona de concentración de la población ciega y de la frecuencia media de la ceguera. JI.—Zona de la mayor frecuencia de la ceguera y de su rareza en números absolutos. En realidad ningún país puede hacer un censo exacto de sus ciegos, por más de que en ello ponga el mayor cuidado, y esto obedece a dos causas principales: en primer lugar a la falta de una definición de la ceguera universalmente aceptada, y en segundo, a la carencia de una clasificación adecuada de la población ciega. Conforme a una definición rigurosamente exacta y cientí- fica, únicamente es ciego el individuo cuyo nervio óptico no 132 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO lleva a su cerebro la sensación producida por un rayo de luz, y sise acepta esta definición, el número de ciegos es bien corto en realidad. Pero para la resolución de ciertas cuestio- nes prácticas de gran importancia, principalmente de las relacionadas con la educación y las ocupaciones de los ciegos, es indudable que también debe incluirse a todos aquellos in- dividuos con ligera percepción de la luz, que distinguen las sombras o que poseen otros grados, aun mesurables, de vi- sión. Entre oculistas y educadores se ha establecido el acuer- do de que, para la determinación de los problemas de la edu- cación y de las actividades profesionales de los ciegos se con- sideren como tales a los individuos que posean menos de 0.1 de la visión normal en el mejor ojo, e igual concepto se acepta para los usos administrativos, en el ejército, en la marina y en los tribunales. Si se toma esta definición como base para las estadísticas, el número de ciegos será mucho mayor que si se acepta la exacta y científica del oculista. Tengo entendi- do que el concepto que sirvió a los empadronadores norte: americanos para formar el censo de 1910, fué el de conside-— rar ciegas alas personas que no podían distinguir los de- dos de la mano colocada a la distancia de 1 pie, delante de los ojos. Además de clasificar a los ciegos por sexos, es importar te conocer su repartición por edades. Así, por ejemplo, gracias a estudios de esta naturaleza, se ha establecido que en los Estados Unidos, de cada 10 personas ciegas, una de ellas e de 20 años de edad, 4 se encuentran entre los 20 y los 60, y son de más de 60. _ Estas y otras investigaciones muy interesantes, deben lle- varse a cabo cuando se proceda a la formación de nuestras próximas estadísticas. Sería de gran utilidad que la Socie- dad Oftalmológica Mexicana ilustrara oportunamente a la Co Ss - A y LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 133 misión que se encargue de formar el próximo censo, en todo aquello que estime conveniente para bien de las estadísticas de la ceguera. * * Es indudable que las estadísticas que tienen por objeto investigar qué enfermedades oculares son las que conducen más frecuentemente a la ceguera en un país, estableciendo cuál es su frecuencia relativa, son de la mayor importancia muy especialmente porque sirven de base para la prevención de la ceguera y para las campañas higiénicas para la conser- vación de la visión. Recogidas periódicamente, su utilidad es todavía mayor, pues permiten juzgar de la magnitud de los diversos factores de ceguera, de la eficacia de los medios em- pleados para combatirlos, o de la necesidad de poner en prác- tica otros nuevos. En Alemania, ya de 1830 a 1842, el profesor W. L. Lach.- mann (9), formaba en el Gran Ducado de Brunswick, estad ísti- cas recogidas con bastante cuidado. Las más exactas e importantes que de entonces acá se han formado, son: En Alemania, la de Magnus (10), formada de 2,528 casos de ceguera doble, y la de Cohn (11), basada en el estudio y clasi- ficación de 500 ojos de los asilados de la Institución para cie- gos de Breslau; En Francia, las formadas por Trousseau con 627 pensio- nistas del Hospital (Quinze Vingts en un período de 10 años, y En los Estados Unidos, la de Oppenheimer, sacada de la observación de 527 adultos en la ciudad de Nueva York. En México, casi hemos carecido por mucho tiempo de es. tadísticas de las causas de la ceguera, pues con excepción de la formada por el Dr. Gregorio Leal en 1896 (12), deducida del Mem. Soc. Alzate, t, 38.—(8, 1. 1919).—10. 134 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO examen de 675 ciegos que pudo reunir de la clínica oftalmo- lógica del Hospital de San Andrés, de la consulta del Hospi- tal Valdivieso y de la Escuela Nacional de Ciegos, y de la de nuestro distinguido e infatigable Dr. J. de J. González, de León (13), compuesta de 347 casos de ceguera sacados de su estadística personal de más de 10,000 enfermos de los ojos, no se han publicado otras. Varios autores nacionales que se han ocupado de la cegue- ra (Alonso (14), Colmenares (15), Ramos (5), etc.), justamente alarmados por la frecuencia con que reconoce por causa la oftalmía de los recién nacidos, han dado algunos datos esta- dísticos, pero limitándose a esta enfermedad. La Escuela Nacional de Ciegos, que como única institu- ción de su género, debía de haber publicado estadísticas anuales de sus alumnos, no sólo ha dejado de hacerlo, sino que—hecho increíble por haber sido médicos la mayor parte de sus Directores,—ni siquiera ha llevado un registro cuida- doso de las causas de ceguera. En los libros que poseé, que- daron las causas en muchos casos ignoradas, y en otros mu- chos las cegueras fueron referidas a — 2. ¡Ceguera de-| | | bida a en-- Ceguera [Ceguera debi- Ceguera | Íermeda- debidaa | da a enfer- ingénita, | dos camatis medades ge- | OBSERVADOR. | a del mos. nerales, | Magnus e prin 3.48 | 67.08 | 10.76 18,30 | Trousseau . cis 3.04 A os Na Ln 23.592 | Oppenheimer. A 3.84 | 48.08 28.67 19/2154 Leal. E OZ (ADO 14,96 13.20 | Izquierdo ...........| 270 | 74.94 | 3,44 18.92 | Lo primero que llama la atención en nuestra estadística, es la elevada cifra de 74.94% que alcanzan las enfermedades causadas por enfermedades idiopáticas de los ojos. En las es- tadísticas de Europa y Estados Unidos que he mencionado. este grupo de causas es también el que da mayor contingen- te, pero no tan elevado. Si lo examinamos con más detalie, encontramos que, tal como hace tiempo lo hicieron notar Leal y Ramos, mientras en Europa el primer lugar corresponde a la atrofia del nervio óptico (16), en México es ocupado por la oftalmía del recién nacido. De los 430 alumnos a que se refiere mi estadística, el 49,78% perdió la vista por oftalmía neonatorum; si se estable- ce la relación únicamente con las cegueras de causa conoci- da, ésta se eleva a 52.58%, y si se la considera con relación a LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 137 las Cegueras originadas por padecimientos idiopáticos del ojo, por sí sola ha causado el 70.2%, Conviene hacer notar que entre los ciegos por enfermeda- des generales sólo he colocado aquellos casos en los cuales fueron reconocidas estas enfermedades como su causa inme- diata. Pero es indudable que una gran proporción de cegue- ras aquí atribuídas a enfermedades idiopáticas, fueron el re- sultado directo, aunque lejano, de una enfermedad general. La elevada proporción de ciegos por viruela, de 16.21% con relación alas cegueras de causa conocida, es por desgracia una de las peculiaridades de nuestra estadística. Sin compa- rarla con las cifras modernas de Alemania, que puede decir- se que ha logrado desterrar el mal de su territorio, ya en la época en que Magnus formó su estadística, apenas guardó en ella la proporción del 2,21%, y Trousseau, en las suyas, en- contró una cifra casi igual (2.24%). La proporción es algo ma- yor que la que da el Dr. Leal (12%), y la diferencia es todavía mayor, comparada con la que da el;Dr. J. de J. González (7.4%), para la región en que ejerce. Más adelante me ocupa- ré de la marcha que ha seguido la viruela, como causa de ce- guera, conforme a las nuevas inscripciones anuales de la Es- cuela, En cambio, la cifra correspondiente a las cegueras ingé- nitas (2.70%), es algo inferior a las que señalan las estadísti- cas que me sirven de términos de comparación y la que da el Dr. Leal es todavía mucho menor (0.28), peroesas diferencias obedecen seguramente a las diversas condiciones de los indi- viduos que sirvieron para formarlas. La cifra de la ceguera traumática, en nuestra estadística, es mucho menor que las que dan las de Europa y los Estados Unidos, y otro tanto acontece con relación a la que resulta de la del Dr. Leal, pero esto era de esperarse, ya que la nuestra 138 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO está exclusivamente formada de niños y jóvenes, mucho me- nos expuestos a los traumatismos, que los adultos. Otra particularidad de la estadística Mexicana, es la ce- guera causada por la neuritis óptica postífica, felizmente con mucha rareza. Es importante considerar las causas de la ceguera clasifi- cando a éstas por grupos de seguramente evitables, proba- blemente evitables e inevitables. En tal concepto, he forma- do el cuadro núm. VI, imitado del profesor Cohn (loc. cit.) Ceguera Inevitable 12.287 Oftalma Neonatorum 52.58% 76.90% 'Ceffuera evilable se gura menle. Gráfica núm. 1. LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 139 =p CUADRO NÚMERO VI. Proporción con Sexo Sexo relación a las O masculino | femenino | Reunidos | Cegueras de > causa conocia T. —Seguramente evitables: 1. Oftalmía de los recién na- YES A A ON 145 69 214 52.58% 2. Oftalmía del niño y del h OC calcio 19 4 23 5.66% NA o a ci 4 19 66 16.21% 4. Traumatismos oculares y - pr oftalmía simpática...... 9 1] 10 2 45% AA 220 93 313 76.90% TIT. —Probablemente evitables: 5. Tritis e irido-coroiditis.. 0 2 2 6. Irido-coroiditis y retinitis 12 2 14 7. Retino-coroiditis........ Z 0 2 S. Despegamiento e de la retina......... oa 2 UY! 2 9. Operación quirúrgica.. 2 0 2 10. Enfermedades delacórnea *16 5 21 O O 1 0 1 IS PE EOL. A AE 35 9 44 10.82% TII.—Inevitables: Do Ingénitas: Mic rottalmia es 2 2 + 13 Luxación congénita del í CLISTtalInO de a 0 1 1 14, Retinitis pigmentaria.. 5 3 6 Lota ri 5 6 1 2.70% hb). Adquiridas: Tr 15. Conjuntivitis diftérica.. 1 0 1 16. Meningitis............... 7 0 7 17. Neuritis óptica postífica S 0 3 18. Atrofia del nervio óptico. 14 9 93 19. Deflagración de dinamita | DOLO A Loa a lero 2 0 | ) 20. Cataratas complicadas. . 3 0 3 Total ocn noo 30 | El 39 E 9 18% . Causas desconocidas o no | | AAN YO A AE E a | 14 9 23 A Ñ (Para el cálculo de las proporciones por 100, se han considerado fuera de se- rie las cegueras de causas desconocidas). 140 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO El principal objeto que he perseguido al formarlo. es de- mostrar la enorme proporción que guardan en México las cegueras evitables, mucho más alta de lo que se ha dicho en general, pues como dije, si son varios los oftalmólogos que se han ocupado de hacer resaltar la aterradora cantidad de cegueras que ocasiona la oftalmía de los recién nacidos, en cambio casi no se ha hablado de los otros factores de ceguera evitables que se le agregan para hacerla mayor. : El Dr. Ramos, basándose en el número de ciegos por of- talmía purulenta, se entrega, en un trabajo presentado a la segunda reunión anual de la Sociedad Oftalmológica, a algu- nas consideraciones de orden económico, con el objeto de de- mostrar los crecidos gastos que se ven obligados a erogar el Estado y la sociedad para mantenerlos y la gran cantidad de actividades perdidas. El Dr. Uribe y Troncoso, en su Memo:- ria citada (17), califica de bastante bajas las cifras del Dr. Ra- mos y, aplicando al número de 15,000 ciegos que aquel calcu- laba en la República, la tabla de Hays, admitiendo que la ter- cera parte de las cegueras probablemente evitables también pudo serlo, encuentra que se pudo haber evitado el 46.27% de todos los casos. Yo creo que esta cifra es todavía muy baja. La ceguera evitable en México, según el cuadro número V, es de 76.60% y, si todavía, conforme a la indicación de Hays, admitimos como evitables la tercera parte de las catalogadas como pro- bablemente evitables, tendremos la espantosa cifra de 80.42% de cegueras que se pudieran evitar. Pero, lo repito, es que no se han hecho estadísticas completas, ya que los autores casi se han limitado a las producidas por la oftalmía del recién nacido, sin tener en cuenta la viruela, que es el segundo fac- tor que le sigue en importancia, y la oftalmía purulenta del niño y del joven, que tampoco son de despreciarse. LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 141 En todos los países donde se combate la oftalmía neonato- rum y la viruela, estas afecciones ya han perdido los prime- ros lugares y los han cedido a un padecimiento ocular inevi- table, hasta ahora incurable: la atrofia del nervio óptico. En las estadísticas oficiales de las escuelas prusianas, que tam- bién contienen otros importantes datos sobre los ciegos, pu- blicadas en 1896 (18), puede notarse un decrecimiento progre- sivo de la ceguera, que con justicia se atribuye a los progre: sos de la terapéutica ocular, principalmente contra la oftal- mía neonatorum:; a la mengua de la viruela y al mejoramiento de las condiciones de la clase popular. Las cegueras ingénitas, clasificadas como inevitables, hay que decir que no lo son de un modo absoluto, pues siendo muchas de ellas la consecuencia de la sífilis de los padres, el tratamiento de ésta constituye la profilaxia de aquellas. Con el fin de que se puedan comparar fácilmente los datos de que me ocupo con los de otros autores, pongo a continua- ción el cuadro formado por 1. M. Hays (19), añadiendo los da- tos que da en su estadística el Dr. J. de J. González, y los míos. sacados del cuadro número V: CUADRO DE LA CEGUERA EVITABLE, Tanto por , OBSERVADOR. e e ia a evitable. evitable. evitable. A A 29 40 reme= VOlkerS. tt 39.7 26.3 34 Seidelmann y Cohn.......! 19.4 37.6 43 Landesberg. ..... A O A, 59.1 23 Stolte-Schirmer..... O a e: 59.8 25.3 111157 Ac a E O 14 40 Herrensheiser.220. 10 090: 28 45 92 Trousseau ..... E A EA O 39.23 29.51 González ÓN de J. ) e e 0) 14.04 65.96 Izquierdo .. ad loa LEO 10.82 76.90 142 DR. J, JOAQUIN IZQUIERDO -— Resulta que la ceguera que podría evitarse entre nosotros, obtenida de la suma de las columnas 2* y 3%, alcanza un enor- me 87.72%. En cambio, las cegueras inevitables tienen ape- nas una proporción de 12.28%, y entre ellas, las ingénitas que en las estadísticas europeas pasan ligeramente del 3%; entre nosotros están por debajo de este valor (2.70%). Respecto a la ceguera por traumatismos, más adelante me ocuparé de ella. Por último, el siguiente cuadro enseña las edades a que cegaron los individuos de mi estadística: CUADRO NÚMERO VII. Edades a que fué adquirida la ceguera, Número de PERÍODOS. ciegos. Proporción % De O=Í*atio: A a RE TEE 2 50.1 De rnitamose.. 61 14.5 Del anOS- JUE 2 DA 530 11.5 De 10-19 años A O E AA 46 10.6 De 20-20 MOS. E ON e ae 7 1.6 De más de 30años.. PR TA 2 0.5 De edad no registrada..........-.. 27 6:2 MOLA A 0 430 100,0 En consecuencia, el 55.1% de los alumnos de la Escuela de Ciegos perdió la vista en el curso del primer año de la vida. Después de este período, la frecuencia de la ceguera decrece gradualmente hasta los treinta años. Estas conclusiones que seguramente pueden generalizarse a todo el país, están re- presentadas gráficamente a continuación: LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 143 o ——. 150 a Ó Edades 01 1-4 5-9 1019 2029 30ywát Años Gráfica núm. 2 Con los alumnos que actualmente existen en la Escuela, he formado otro grupo de cuadros que, para no incurrir en repeticiones, doy a continuación sin comentarios: 144 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO AAA AAA A 4 XA E E EEEEECCOOECCQ_AA AA CUADRO NÚMERO VII. Ñ Causas de la ceguera de 129 alumnos inscrilos en la Escuela Nacional de Cieyos en 1918. lo) E ME ES E pS 2 3 Proporción por ciento YD Y = a E 1.—Ceguera ingénita. Retinitis pigmentaria...... 0] A Luxación congénita del cris-| (20 | A e es | den : Tota cio de PYR 3 5 | 3.88 2.—Ceguera debida a enferme- | | | dades idiopáticas del ojo.| | | = | | | E a a e Oftalmía paralentadoljorén RE 11 Conjuntivitis diftérica.. 1 0 | 5 Enfermedades de la córnea.| 2 z | 3 Iritis e iridocoroiditis....... 1 4 1 | Retinocoroiditis........... 1] 0 | ml Atrofia del nervio óptico... - | ? ñ .Cataratas capsulares...... 1 | 0 | Total. cepas 364 | 37 | 101: 78.29 3.—Ceguera debida a trauma- | | A E | Lesiones directas del ojo y| | EAS oftalmía simpática...... A IA Deflagración de bomba del | | | AO US 1 0: 1 | Total ado aaa 5 | 0 3) 3 88 4.— Ceguera debida a enfer- medades generales....., | 5 Meningitis cs oe 4 9 Varuola.. cotas Mea A 8.5 Tifo exantemático (neurítis | O 250 2 Tota 3 18 13.95 Y también he formado un cuadro de las cegueras eviba- bles, que a continuación podrá verse: AA LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 145 CUADRO NÚMERO IX. O A o= | 3 3 ENFERMEDADES. AS ES a Proporción por ciento. na Y = 5 Z 3 p% I.—Seguramente evitables. Oftalmía de los recién naci- ZE SA da 2 84 65.1 Oftalmía purulenta del joven 1 12 2 x IÓN z, 11 8.5 Traumatismos oculares y oftalmía Gi E ARA 3 Total... e E | 68. 32 | 100 ADA Il, A bemente evitables. | Tritis e iridocoroiditis...... A MZ 3 Helnocoroiditis o. sesos». 1 | 0 1 Enfermedades de la córnea. 2 5 O) Dolo acta Pr: 0 y 6.97 1I.— Inevitables. a.—Ingénitas. | Luxación de los cristalinos] 0 1 1 Retinitis pigmentaria........ 1 3 4 ota cita TZ 5 3.88 b.—Adquiridas. Explosión de pólvora y di- y A a alas 2 0 2 Conjuntivitis diftérica...... 1 0 1 Cataratas capsulares.....- 1 0 l DDT A 4 1 Y Neuritis óptica postífica.. .. 2 0 2 Atrofia del nervio óptico... 21 2 4 Dot aasats CA > 15 1.63 Deseo llamar la atención sobre la notable semejanza de las cifras de la ceguera evitable que dan este cuadro y el número V, correspondiente a la estadística general de la Escuela. En ello encuentro una prueba más de mis aseveraciones sobre la magnitud de la ceguera seguramente evitable. En efecto, puede achacarse a la estadística general que ha sido formada 146 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO con datos en gran parte mal recogidos, tomados hace mucho tiempo por personas no conocedoras de la patología ocular, a pesar de que todos los álumnos, al ingresar, debieron haber presentado el certificado de un oculista, haciendo constar la causa de su ceguera. Mas no sucede así con las estadísticas de los alumnos del presente año, cuyos diagnósticos han sido dados, en su totalidad por el Dr, E. Montaño, que bondadosa- - mente se ha prestado a hacerlos. El cuadro número X clasifica a los alumnos de este mis- mo año según la edad a que perdieron la vista y el que le si- gue los considera según su grado de ceguera. CUADRO NÚMERO X. Número PERIODOS. de Proporción ciegos. por 100. | TO AN ME AE 92. 71.4 De: IEA AMOS PE A e 0 E | 9 7.0 po DA A O A CAOS 8 | 6.2 DTO. 1O os tas tn Mr RA 15 | 11.5 DE20229 o o A 4 8 | DensU e o A 1 0.8 AN ES ERE 129 10.0 CUADRO NÚMERO XI. ' Completamente ciegos............ 82 | 63.56 | Unicamente con percepción de la A A IO 29 22,48 UASCIe nOs vale tasiatels anto bola 18 13.96 | E 129 100.00 aida LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA. 147 Esta división de los ciegos es particularmente útil para la Pedagogía. Tratándose de ciegos comprendidos en el período de escolaridad, indica quiénes deben ser educados por los mé- todos empleados en las escuelas especiales, a quienes puede aconsejarse un tratamiento u operación que mejore su agude- za visual, y quiénes en fin, la poseen en grado suficiente para concurrir a las escuelas públicas u ordinarias. Los catalogados bajo el rubro de casi ciegos, son individuos que tienen visión suficiente para ver los objetos grandes y que pueden contar los dedos de la mano a distancias menores de un metro, pero que sin embargo, son incapaces de utilizar su vista para diri- gir sus pasos y mucho menos para su educación. Puede su- ceder que en una institución para ciegos se encuentren indi- viduos con visión útil y suficiente para lograr su educación por los medios ordinarios, pero a ese pesar, por más que mu- chos de ellos sean capaces de ver los caracteres a corta dis- tancia, no deberán usar sus ojos por causa de algún estado patológico que haga peligroso su empleo, v. gr.: un grado avanzado de miopía o una coroiditis. Para terminar lo referente a las estadísticas de la Escuela, - doy a continuación dos cuadros que contienen los datos de los nuevos alumnos que ingresaron en este año. Es también el mo- mento de decir que las estadísticas de las escuelas de ciegos dan proporciones mucho más elevadas que las formadas con adultos, para las causas de ceguera que obran en los primeros años de la vida, en razón de que están constituídas casi exclu- sivamente de niños y jóvenes. En consecuencia, no pueden aplicarse al número de ciegos del país, sino con estas restric= ciones. 148 DR J. JOAQUIN IZQUIERDO CUADRO NÚMERO XH. Causas de la ceguera de los nuevos alumnos de 1918. E | A ENFERMEDADES. | Sexo Sexo | Reunidos. | | masculino. femenino, | mE AZ E == A A y | E = ; de | | | ' Oftalmía de los recién nacidos... 4 3 rl ' Meningitis. 2 os 2 | Viruela.. 1 0 1] Ulcera de la córnea. ANO ] 0 1] Neuritis óptica postífica NOS | 1 0 ] Trido-coroiditis doble -| A 0 a Deflagración bomba de dinamita. 1 | 0 1; Totalcups doi 11 | O 14 | CUADRO NÚMERO XIIL Edades a que cegaron los alumnos del curudro anterior. Número PERIODOS. de |. Proporción i ciegos. | por 100- j UE NEO OS de A o E 8 | 1- 4años.... 1 9 9 ,) 2 | OSLO a a A a STA 2 | Mas-de SO coa Solas A ] 8 | ¡es Total | 14 ! Expuesto lo anterior, réstame hablar de tres grandes cau- sas que conducen a la ceguera, mencionadas dos de ellas en el curso de este trabajo, que necesitan conocerse por estadísti- - Mem, Soc, Alzate, T, 38, ro pa m 188 816 ¿l6r => — —| —|— ae R O m Nimix|n ojojojo DiN|¡D|N ms | pe 4] que | pu. 1 l o AAA . ELA) O nd A = . : cacas Número total de ciegos que ingresaron en el año, 8 a , TENA A EE O O + ur o . . m HAN Ey a > HA A Mp e os DIU A: "4 CA DALIA AUGE AE ES AUDE III LLC SHIA DUNA Y] MAA TA o A ot DIAL de ciegos por Oftalmía Neonat de ciegos por_Viruela ” Gráfica núm, 3, LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 149 cas especiales con que todavía no contamos, y que sin embar- go es de urgente necesidad poseer. Me refiero a la oftalmía de los recién nacidos, a los accidentes oculares del trabajo y al tracoma. Una de las resoluciones más importantes de nuestro re- ciente V Congreso Médico es sin duda la que tomó a moción de la sección de oftalmología, para trabajar porque se agre- gue la oftalmía del recién nacido a la lista de enfermedades infecto-contagiosas cuya declaración es obligatoria. El prin- cipal objeto de esta medida es, indudablemente, conocer opor» tunamente los casos que se produzcan, para aconsejar el tra» tamiento adecuado y sobre todo, oportuno. Peroademás per- mitirá la formación de estadísticas de gran importancia. Si no es por ellas, de qué otra manera podrían apreciarse los re- sultados que logre una campaña profiláctica, o cómo sería po- sible darse cuenta de cuándo su frecuencia es mayor? Vease su utilidad por el siguiente párrafo referente a las Islas Británicas, que traduzco del British Medical Journal (20): «Llama la atención comprobar que, durante el año de 1916, haya habido 7,613 casos de oftalmía del recién nacido que dan un promedio de 9.69 casos por cada 1,000 nacimientos, si se comparan con 6,806 casos habidos en 1915, lo que indica casi un 12% de aumento en la frecuencia del mal, por cada 1,000 nacimientos. Se cree que son dos los factores responsables en Inglaterra y el País de Gales: primero, el aumento de las enfermedades venéreas esparcidas considerablemente por la relajada vida de los militares en la actual guerra, y segundo, a que la atención que se presta a los niños, en el nacimiento, es mucho menor que en los tiempos normales debido a que gran número de médicos han marchado a la guerra». Las condiciones reinantes en nuestro país, originadas en el intenso período convulsivo de que aún no sale, me han he-— Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(18, 1. 1919), —11, 150 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO cho pensar en la gran semejanza que guardan con las señala.- das en el relato anterior. Aunque no contamos con estadísti- cas de la blenorragia,—(ni es fácil,¡adquirirlas,)—es indudable que su diseminación ha sido grande en los últimos años, por los grandes movimientos de la población y particularmente del ejército. Los médicos de los hospitales, particularmente los militares, son todos testigos del aumento en la frecuencia de las enfermedades venéreas. De ahí que, según manifesté en el seno de la sección de oftalmología del V. Congreso Médico, crea que en la actuali- dad nuestro organismo social engendra un número de ciegos mucho mayor que en épocas anteriores. Es pues urgente que al mismo tiempo que se empiecen a poner en vigor los medios preventivos, también se empiecen aorganizar las estadísticas que permitan juzgar de su utilidad, estableciendo al mismo tiempo, en garantía de su exactitud, las sanciones que aseguren la declaración de todos los casos. También son muy importantes las estadísticas que dan a conocer la frecuencia de la oftalmía en los nacimientos aten- didos por médicos y en los que lo son por parteras, pues dan lugar a muy interesantes deducciones, así como las que seña- lan los casos en que el método de Crédé ha sido empleado co- mo profiláctico, para demostrar sus resultados, muy conoci- dos en otros países. Las estadísticas de las escuelas e instituciones para ciegos, que dan anualmente la proporción de los alumnos ciegos por oftalmía neonatorum entre los que ingresan a ellas por pri- mera vez, son muy instructivas. El cuadro que pongo a con- tinuación corresponde a las escuelas americanas y demuestra la disminución gradual del número de ciegos por esta causa, habida en estos 10 últimos años en que se ha empezado a com- batirla (21). LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 151 e Número |Totaldead-| Alumnos | ANO ESCOLAR. de misiones ciegos Proporción escuelas, nuevas, por O. N. por 100 IE e A IA 10 290 Lin 26.0 o ESA 14 300 68 | 22.6 AED 2 co to ds 15 325 67 20.6 O A 5) 351 84 23.9 E a 24 415 88 21.2 o a 2 386 88 22.8 IES IOMA e 19 428 .84 19.6 CA A o > 602 91 101 OO. 30 666 Ural 19.0 18.4 AE A A 34 647 119 En México, donde por desgracia bien puede decirse que las causas de ceguera, —con excepción de la viruela, —aun no han sido combatidas, la proporción que ha guardado el núme- ro de ciegos por esta causa, recibido anualmente en la Escue- la N. de Ciegos, no ha sido conocido por la falta de estadísti- cas de que he hablado, pero ahora podrá apreciarse por la gráfica número 3, que también nos dará a conocer la propor- ción anual de los ciegos por viruela. Esta marcha podrá apre- ciarse todavía con mayor claridad, en el siguiente cuadro que contiene los mismos datos, reunidos por períodos de cinco años: Total de ad-|* PERIODOS. misiones Ciegos por | Proporción Ciegos Proporción nuevas, O. N. por 100. [por viruela.| por 100, 1870-1874.... 45 a) 33.3 18 40 SAS... 29 8 21.0 9 31 1880-1884.... 5nl al 41.1 10 19.6 1885-1890. ... 39 19 48.7 6 15.8 1890-1894.... 38 19 50.0 4 10.5 1895-1899.:.. | 40 18 45.0 4 19.0 1900-1904.... 43 25 58.1 2 4.5 1905-1909.... 35 23 71.4 4 2.3 1910-1914.... 41 31.) 75,5) 1 9.7 51.6 | a8| 125 1915-1918... 64 | 33 | 152 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO Los datos de este cuadro me parecen muy interesantes, puesto que demuestran lo siguiente: I. En los primeros años de la Escuela Nacional de Ciegos, la viruela era la causa más importante de ceguera. IT. Las cifras correspondientes a los años que siguen, de- muestran una disminución constante de los nuevos alumnos ciegos por viruela, y la proporción sólo vuelve a elevarse en los últimos ocho años. Ofi. del rec. nacido. Viruela. CA 870-187 MN 175-1670 A A 85 - 13s> CO 190-1294 A 95 - 1802 A EE TASA AA 1905 - 1909 AA o: A MT Gráfica núm, 4, III. La oftalmía del recién nacido que en los primeros años de la escuela causaba por sí sola al rededor de 30% de las cegueras, ha venido aumentando gradualmente en fre- cuencia hasta alcanzar en el período de 1910-1914, el 75.6% de los casos. IV. La marcha de estas dos causas evitables de ceguera, ha estado en razón inversa, lo que indudablemente se debe a LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 153 que mientras la viruela ha sido más o menos combatida, res- pecto a la oftalmía de los recién nacidos las autoridades sani- tarias han procedido con una apatía inexplicable, que ahora, con estos datos, resalta más que nunca. Estos datos me confirman en Ja opinión que he expresado sobre la mayor frecuencia actual de la oftalmía de los recién nacidos, no obstante que los datos que figuran en mis estadísti- cas, corresponden en su mayor parte a niños nacidos antes de 1911, es decir antes que el país llegara a las condiciones ac- tuales a que me he referido. En consecuencia, el aumento de ciegos que en la actualidad tenga lugar por esta causa, sólo aparecerá en las estadísticas de los próximos años, cuando los niños hoy arrebatados a la luz lleguen a la edad de escola- ridad e ingresen a la escuela, Las cegueras completas o las incapacidades para el traba- jo, ocasionadas por accidentes oculares del trabajo, son un factor de ceguera que en muchos países es de gran importan- cia. En consecuencia, bien merece que le dediquemos un po- co de atención. Se admite que en la actualidad hay en los Estados Unidos 15,000 ciegos por accidentes industriales, y según las estadís- ticas de Hoffmann, durante el año de 1913, hubo entre los obre- ros de aquel país 25,000 accidentes mortales; 300,000 lesiones graves, y 2.000,000 de accidentes de menor gravedad. Para el año de 1916 estimaba el mismo autor que los accidentes mor- tales se reducirían en un 12.3%, y en un 28% los graves. Si la estadística llega a corroborar estas previsiones, los accidentes mortales se habrán reducido a unos 22,000, y a unos 500,000 los bastante graves para incapacitar para el trabajo a un obre- ro durante un período de tiempo mayor de cuatro semanas. En Montpellier, los traumatismos son tan importantes que, según la estadística de Truc, como factor de ceguera ocupan el segundo lugar después del glaucoma. 154 DR, J. JOAQUIN IZQUIERDO Es interesante conocer la proporción que guardan las le- siones oculares en el total de los accidentes del trabajo y este género de datos no ha empezado a tomarse sino muy recien- temente. Las estadísticas de esta naturaleza, para ser com- parables, exigen que sean recogidas con la mayor uniformidad, y en la Unión Americana a ello tienden los esfuerzos de la Oficina de Estadísticas del Trabajo. Conforme a los datos que existen en ese país, tomados del año fiscal que terminó en ju- nio de 1917, se registraron durante él 710,571 accidentes y de esta cifra 59,436 correspondieron a accidentes oculares. La proporción por ciento que resulta de estas cifras para los ac- cidentes oculares, es de 8.0%, de un total que constituye la tercera parte de los accidentes no mortales que ocurren anual - mente en los Estados Unidos. Pero como gran número de ac- cidentes no son declarados, principalmente por la falta de leyes que protejan a los obreros que están en ciertas condi- ciones, y también por otras razones, el Comité Nacional para la prevención de la ceguera de ese país, estima que cada año ocurren, entre los que se dedican a trabajos industriales, .... 200,000 accidentes y que de ellos el 10% corresponde a acci- dentes oculares. El medio más adecuado para lograr esta clase de estadís- ticas en nuestro país, del modo más exacto posible, será ha- cer obligatoria la declaración de los accidentes del trabajo, naturalmente no ante las autoridades sanitarias, como las en- fermedades infecto-contagiosas, sino ante el Departamento o las Cámaras del Trabajo. De esta manera podremos saber cuáles son las ocupaciones en que los obreros están más ex- puestos a accidentes oculares y así buscar su supresión o por o menos su disminución. Con este mismo fin se visitarán los talleres de las grandes industrias y los de las pequeñas, los que se encuentren en buenas condiciones como los que es- LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 155 tán en malas, las fábricas que tienen muchos operarios como las que ocupan pocos, y en todas ellas se recogerán datos. En los Estados Unidos, el Sr. Gordon L. Berry ha hecho una interesante visita a las fábricas de índole más diversa y ha escrito un folleto que resume sus observaciones. Muchas sorpresas debe reservarnos un estudio semejante en nuestro país, por la protección que dará a muchos operarios de indus- trias que le son peculiares, y sus resultados prácticos irán todavía más allá de la profilaxia, permitiendo que las lesiones causadas sean mejor estudiadas y justamente gestionadas las debidas indemnizaciones. México, todavía no es, —y mucho menos en su época de anormalidad actual, —un país principalmente industrial, pero es indudable el desarrollo que habrá de alcanzar y si sabemos aprovechar la experiencia ajena, podremos prevenir el gran número de cegueras que se producen en un país en períodos semejantes. En la época del gran desarrollo industrial de los Estados Unidos, la proporción del número de ciegos con rela- ción a la población creció con gran rapidez. De 1880 a 1900, la ceguera había aumentado un 25%. y en 1910 el número de cie- gos por estas causas era seis veces mayor que en 1850 mien- tras la población apenas se había cuadruplicado. Peroa partir de la última década. desde que las leyes empezaron a proteger a los obreros y se ha empezado a velar por su seguridad, su número ha empezado a decrecer, El hecho de que un 59% de la población ciega de los Esta-— dos Unidos se encuentre en la Nueva Inglaterra. en los Esta- dos centrales del Atlántico, y en los centrales del Norte, no se explica por el hecho de que en esa región resida el 55% de la población del país, sino porque al mismo tiempo esta región es el centro de la actividad industrial. De aquí se deriva tam- bién el gran predominio del número de ciegos que en 1910 era 156 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO en un 30% mayor que el de ciegas, pues no bastaría para ex- plicarlo el mayor número de hombres de la población total, que apenas son 105 por cada 100 mujeres. La verdadera ex- plicación está en que ciertas causas de ceguera importantes, accidentes del trabajo, explosiones en minas, etc., afectan ex- clusivamente a la población masculina. En la actualidad se hacen esfuerzos en varios países para lograr que estas estadísticas sean recogidas con uniformidad y puedan compararse. En los Estados Unidos, la oficina de estadísticas del Trabajo tráta de hacer adoptar el modelo que reproduzco a continuación por parecerme muy de tenerse en cuenta para la formación de las nuestras: | | | | | | in- ESTADO. pocidad parcial permanente. una incapacidad parcial perma- nente. dida total de visión. incapacidad temporal. capacidad total. dad temporal. Accidentes oculares que causaron Fuente de información. Período abarcado, Total de accidentes. Total de accidentes oculares. Accidentes que condujeron a la Accidentes que produjeron la pér- Accidentes oa una inca- Accidentes oculares que causaron Accidentes que causaron incapaci- OBSERVACIONES. DO OO O MOS veses» O 0 0010 0070001 | pio Rolo [aro e e O IO De seis Estados americanos que son los únicos que pueden compararse de esta manera, resulta que 58 accidentes causa- LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 157 ron la pérdida completa de la visión, en un total de 263 que produjeron incapacidad absoluta; de 10,918 accidentes de to— das clases que causaron incapacidad permanente, 1.006 co- rrespondieron a incapacidades visuales (9.2%); y en cuanto a los accidentes que produjeron incapacidad parcial y temporal, varios Estados dieron la cifra de 29,578 con relación a un total de 320,526 accidentes de la misma especie (poco menos del 9%). Como muy relacionadas, son también de desearse en el or- den económico las que se refieren alas indemnizaciones pa: gadas por estos accidentes y al tiempo perdido por su causa. Los datos que anteceden son suficientes para demostrar la importancia de las estadísticas de accidentes del trabajo en general, y en particular, por lo que hace al tema que me ocupa, de los accidentes oculares. Creo que en México casi no se llevan y por este motivo ape- nas si puedo dar como muestra, la que ha empezado a llevarse desde el mes de febrero en la Fábrica de cartuchos Núm. 2, por el Sr. D. Molina, Médico de esos importantes talleres: Número de obreros de la Fábrica de Cartuchos Núm. 2: al rededor de 700. De febrero a junio de 1918 hubo 532 accidentes del trabajo que se reparten de la siguiente manera: Accidentes oculares: Cuerpos extraños en la córnea y en IAFCOMJUL IVA e. 119 Contusiones por o da me- A IRA AN als Quemaduras por agentes físicos y QUIMICOS o as 9 Accidentes por exceso Sl 1dES y pde EE at A AR dee O dl AN 3 MOTA RS re 144 27% ONES ACCIdCae So. sc on 388 158 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO También el tracoma, como factor de ceguera en México, merece fijar nuestra atención particularmente en razón de las diversas y contradictorias opiniones que acerca de él se han: expresado. Truc y Valude en su libro elemental de Oftalmología edi- tado en País en 1896 (23), al tratar de la repartición geográfi- ca del tracoma asentaban en América del Norte «le Mexique etait tres éprouvé» mientras en los Estados de la Unión Ame- ricana era de una rara frecuencia. En la segunda edición de este libro, que apareció en 1908 muy aumentada y transfor- mada, escrita con la colaboración de Frenkel (24), los juicios anteriores se repitieron sin la menor variación, y sin embar- go, son en extremo falsos para los dos países. Por desvanecerlos es por lo que creo pertinente hacer es- tas consideraciones sobre la importancia del tracoma en la. nosografía mexicana. Recién llegado de Europa el Dr. Vértiz, en 1887 comenzó a. separarse en México, el tracoma, de las conjuntivitis folicula- res, y la opinión de la mayor parte de los oculistas de la Ciu- dád de México ha sido después casi constantemente unánime- sobre su rareza en proporción a las otras enfermedades ocu- lares. Las estadísticas del Hospital Valdivieso (25), formadas. por el Dr. Chávez de 1876 a 1906, señalan su máximo de fre- cuencia en 1888 (15 granulosos por 1,000 enfermos de los ojos),. y su mínimum enel primer semestre de 1906 (2.5 p. 1,000). Sialgunas dudas se abrigaban, eracon respectoasu frecuencia en los diversos estados de la República, y la pretendida rela- ción del padecimiento con la altura de las diversas regiones del país, se señalaba como la causa probable de su rareza en M>23sa centra: y de su mayor frecuencia en las regiones bajas. Pero el hecho de que los consultorios de los oculistas dela LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 159 Ciudad de México eran visitados por gran número de enfer- mos de todo el país, dada la escasez de oculistas fuera de la capital, permitía juzgar, en cierto modo, de su repartición en los Estados y de su escasa frecuencia, independientemente del factor altitud. Tal fué la opinión que el Dr. Uribe y Troncoso expresó en 1903 al Dr. Wernicke, de Buenos Aires, con motivo de una consulta que éste le hizo relativa a la frecuencia del tracoma en la República, para escribir su informe al Segundo Congre- so Médico Latino Americano. El Dr. Uribe propuso a la So- ciedad Oftalmológica Mexicana que, eon objeto de corroborar esta opinión, se enviaran a los oculistas de la República, cues- —bionarios para averiguar la frecuencia en los indígenas (26). La Sociedad creyó conveniente aplazar la resolución de este punto para la época de su segunda reunión anual, en la que estando reunidos oculistas de diversos puntos del país, se in- terrogaría a cada uno de ellos sobre sus estadísticas perso- nales. Sin embargo, el Dr. Uribe desde entonces pudo cono- cer la opinión de algunos residentes fuera de la capital, que atestiguaron igualmente la rareza de la afección. El Dr. Ra- mos que había viajado recientemente por el Estado de Vera- cruz, siendo consultado por un gran número de enfermos de los ojos, tampoco había encontrado entre ellos sino muy esca- sos tracomatosos. Cuando la opinión de todos los especialistas parecía más unánime, causó profunda impresión un trabajo que el Dr. L. Chávez presentó a la Asociación Americana de Salubridad Pública, en diciembre de 1906, en el que, basándose en esta- dísticas que había formado, hacía ver que desde el mes de julio de aquel año había empezado a notar un aumento nota- ble en el número de tracomatosos de la consulta del Hospital Oftalmológico de la Luz. En dos mil enfermos de los ojos, ha- 160 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO llaba 60 casos que en su mayor parte procedían de una escue- la de huérfanos, y de aquello deducía la existencia en México de una epidemia de esta enfermedad, que atribuía al aumento de densidad de la población, y, principalmente, a la inmigra- ción de sirios afectados del mal. Como los demás oculistas no habían observado nada seme- jante, el Dr. Uribe y Troncoso, que tampoco había notado au- to en el número de tracomatosos que concurrían a su consul- menta de enfermedades de los ojos en el Consultorio Central de la Beneficencia Pública, formó la siguiente estadística de 3,000 enfermos que concurrieron en un período de dos años (1905-1907), por primera vez a su consulta (27): Número de enfermos... ce... +. re 3,000 'TracomatOsoS 7.0 oa ea, NE AMOR Ñ De conjuntivitis folicular........ ct 7 De conjuntivitis con folículos .......... 2 Estas cifras daban una proporción de tracomatosos de 2,3 por mil.enfermos, y de otro tanto para la conjuntivitis folicu- lar; el autor hacía notar lo mínimo de ella y su comprensión dentro de los límites que Hirshberg señala para la inmunidad de un país. Los siete enfermos que había observado eran in- dígenas, y en varios de ellos no pudo averiguarse la causa del contagio. Dada la importancia del asuuto, los miembros de la Socie- dad Oftalmológica Mexicana, en algunas de sus sesiones, ex- presaron sus opiniones sobre el particular, y entre ellos, los doctores Ramos, López, Chacón y Montaño, declararon que tampoco habían comprobado ningún aumento en el número de atacados de esta enfermedad. El Dr: Ramos había visto únicamente a un chino tracomatoso y a ningún asirio; el Dr. Bauer había visto a una india de Texcoco, que no contagió a LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 161 nadie, por lo que, respecto a este¿mal, México le parecía muy semejante a Suiza; el Dr. Chacón creía también en su rareza y en su poca contagiosidad, y si el Dr. Chávez sólo había vis- to a tres asiáticos, aquello estaba muy lejos de ser una epide- mia (28). En consecuencia, el Dr. Uribe escribió un artículo, del que he tomado algunos de los datos que anteceden, y negó en él la existencia de una epidemia de tracoma en la ciudad de Mé- xico, pues sólo se trataría de una serie de casos en que habría caído el Dr. Chávez, además de que, dada la dificultad que a veces existe para distinguir la conjuntivitis folicular, del ver- dadero tracoma, era verosímil suponer que en los casos ob- servados por el Dr. Chávez, la mayor parte en una escuela de huérfanos, se hubiera tratado únicamente de una epidemia de conjuntivitis folicular como tantas otras que se han des- crito en Europa, desarrolladas en escuelas. El Dr. J, de J. González en sus estadísticas particulares, apenas encuentra un granuloso por cada mil enfermos de su. clínica, y entre 437 ciegos, uno sólo por tracoma, y éste es ex- tranjero, «pues, —dice el autor,—el tracoma es rarísimo entre nosotros» (29). En vista de todo lo que antecede, bien puede aceptarse co- mo cierto, que el tracoma es raro en toda la República. Por lo tanto, la aseveración de Truc-Valude-Frenkel,—y quizá la de algún otro autor europeo que ignore,—es falsa por lo que se refiere a México, tanto en la época de su primera. edición, en 1896, como en la de la posterior de 1908, en que: fué repetida sin modificación. Prueba es ella de la falta de datos que se poseen en el extranjero sobre nuestro país y de la ligereza con que fácilmente suelen suplirse. La aseveración referente a los Estados Unidos, quizá ver- dadera en 1896, resulta falsa en 1908, pues por diversas cau- 162 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO sas, el tracoma ya no es raro en la Unión Americana, algunos «de cuyos Estados son terriblemente asolados por el mal. Como a primera vista podría creerse que al hacer estas «consideraciones y otras que les siguen, me salgo de los lími- tes de este trabajo, hago notar que si me ocupo de ellas es por explicar el por qué de la gran diferencia del tracoma en los Estados Unidos y en nuestra República, cosa que a mu- «chos parecerá inexplicable, dada la proximidad de los dos países y nuestra notable inferioridad en legislación y prácti- -Cas sanitarias. El Dr. Wernicke (30), de Buenos Aires, ya ha señalado de una manera general la causa de esta escasez de tracoma en los países de no muy grande inmigración, mientras que el número de tracomatosos ha aumentado en proporciones enor- «mes allí donde la inmigración es muy activa. : De esta suerte es como el tracoma ha llegado a ser predo- minante en la Unión Americana, principalmente entre los in- dígenas. El United S:ates Indian Service (31), creado por el Go- bierno de los Estados Unidos para combatir el tracoma, la vi- ruela y la tuberculosis entre los indígenas, estima en 322,715 el número de éstos, repartidos en las diversas reservaciones «que hay en 2% Estados, y para ese número, calcula de 65 a 70 mil los atacados de tracoma. La cifra media que se ha hallado para todo ese país, de niños indígenas atacados de tracoma que concurren a las escuelas, ha sido de 24%, lo que demues- tra la gran importancia que desempeñan o pueden desempe: ñar en la diseminación del mal y la utilidad de la inspección médica escolar para su conocimiento oportuno y aislamiento. Quien lea este trabajo, se admirará al saber que en los Es- tados norteamericanos limítrofes con nuestro país seencuen- tran las siguientes proporciones de indígenas atacados de tracoma, contrastando con la inmunidad relativa de nuestro «territorio: LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 163 Calorias as e 19.3 % LI O RS SA) Nuevo MÉXICO 2 des 22.38% META O EA Sin datos. El Estado de Nueva York es el único donde se ha encon- trado a los indígenas libres de tracoma. Semejantes diferencias entre los dos países estriban úni- camente en el diferente número de inmigrantes que reciben. Es indudable que el tracoma es todavía raro en México, pero el ejemplo de lo que ha llegado a ser en el Norte, debe ser- virnos para poner especial cuidado en la observancia de las medidas sanitarias que no es la ocasión de referir. Lo anterior también hará comprender que para nosotros, el peligro no está únicamente en la inmigración asiática y europea por los puertos, sino además en la frontera Norte. ¿Si un 20% de la raza indígena de los Estados Unidos del Nor- te sufre de tracoma, no habrá que temer de parte de ella la fuente de algunos casos que crucen la frontera y vengan a diseminar el mal? Respecto a las otras razas portadoras del contagio, no hay que ser demasiado exclusivo, considerando únicamente a los asiáticos, chinos eindues, como los principales. Ciertamente, —y añado, por desgracia—la inmigración china a México ha to- mado ciertas proporciones, y los chinos que vienen al país no son los ejemplares fuertes y vigorosos de la raza, que su go— bierno tiene buen cuidado de retener en el país, sino los de la miserable ciudad de Canton, de dos millones y medio de habitantes, afectados de tracoma en un enorme 90%, según el Dr. Valenzuela, ex-delegado sanitario para vigilar la inmi- gración de los habitantes de esa ciudad a nuestra República, que pudo observar unos 10,000 (32). Para la formación de estadísticas de esta clase en Méxi- 164 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO co y para demostrar su utilidad para la profilaxia del traco- ma, creo de interés reproducir los siguientes datos: (E. U.): Durante el año de 1913, de 1.574,371 extranjeros examinados en los puertos de Estados Unidos, Puerto Rico y Hawai por los delegados del Public Health Service, 2,704 fueron deporta- dos por tracoma, y en el año fiscal siguiente, que terminó el 30 de junio de 1914, fueron 3,051 los repatriados por este mo- tivo. En diez años contados hasta esa fecha, de 11.966,897 ex- btranjeros que fueron examinados, resultaron 22,984 granulo- sos. Pero como además, en los puertos de origen se practi- can constantemente visitas de inspección oficiales y no oficia- les de los inmigrantes, la proporción de individuos cuya en- trada fué impedida es mucho mayor; sólo en el año fiscal que terminó el 30 de junio de 1906, se impidió el embarque en puertos extranjeros, a29,600 atacados del mal. Las estadísticas del tracoma que se refieren a la raza y al lugar de origen de los inmigrantes, son también muy intere— santes. El siguiente cuadro norteamericano del año fiscal 1913-1914, nos enseña que no fueron los asiáticos los princi- pales portadores del terrible morbus, aunque sin dejar de te— ner presente que las diferencias pudieron muy bien resultar del diferente número de inmigrantes de cada nacionalidad: RAZA LUGAR DE NACIMIENTO AO todos de Italia TSDPOLACOS A .. Casi todos de Rusia IPS AU ÍOS OS A A principalmente de Rusia OSITOS 0 RA E todos de Siria 59. Lituanianos............ todos de Rusia DO OTIS do o todos de Grecia 47, Españoles........ . ... todos de España 44, Alemanes........ +... Vi partes nacidos en Rusia. DO APOT COS e os 1/5 nacidos en Turquía LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA : 165 Hay casos en que la presencia del tracoma en una región no puede explicarse por la inmigración, y así acontece en la región montañosa de los Apalaches, principalmente en el Es- tado de Kentuky (E. U.), cuya población, netamente monta- ñesa, no es muy dada al intercambio con otras regiones. Des- de hace muchos años vive por sí misma, en casitas esparcidas por la montaña que rara vez se agrupan para formar siquiera un pequeño caserío, y por decirlo así, aislada del reste del mundo. Pues bien, en aquellas pequeñas habitaciones en que toda una familia, ena número de ¿a 15 individuos, vive, come y duerme, una vezimplantado el mal no pudo hallar campo más fértil para su propagación, por la falta de métodos sani- tarios, la pobreza, el uso común de los objetos de toilet, etc. En una visita que hizo a esta región el U. S. Public Health Ser- vice, en la que no hay caminos, y a la que sólo se puede llegar en mula, siguiendo los lechos de los torrentes, encontró entre 3,974 personas examinadas, 500 afectados de tracoma, es de- cir el 12,5%, Sia pesar de que por ahora no trato de la prevención de la ceguera he citado las estadísticas anteriores, que princi- palmente se relacionan con la profilaxia del tracoma, es para señalar lo que todavía nos queda en el estudio de la reparti- ción del tracoma en la República, de su frecuencia entre los indígenas y en los extranjeros, de su existencia en las escue- las, en el ejército y en la marina, del número de inmigrantes repatriados por los delegados sanitarios de nuestros puertos y fronteras, de los retenidos por los delegados sanitarios en- cargados de inspeccionar nuestra inmigración en el extran- jero, en Sus puertos de origen, y la clasificación de todos los impedidos de entrar al país por esta causa, según las nacio- nalidades a que pertenecen. Además, si la afección se coloca entre aquellas cuya decla- Mem. Soe. Alzate, t, 38.—(27, I- 1919).—12. 166 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO ración es obligatoria, podremos contar con estadísticas de morbilidad y podremos tratar los casos oportunamente. Cuánto ha de enriquecerse con estos datos la nosografía mexicana, y, sobre todo, cuán efectiva será la profilaxis del terrible mal, «tan viejo como el Nilo, como el simún y como el desierto» y de tan grande importancia histórica como en- . fermedad epidémica en la vida civil y militar de muchos paí- ses de Europa. México, 1% de agosto de 1918. LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 167 BIBLIOGRAFIA (1) José Anronmo ALzate.—Gacetas de Literatura de México.—1793. (2) Colección de Cuadros para la Estadística General de la República Mexicana.—México. 1853, (3) Pérez Hernánoez.—Curso elemental de estadística o Tratado de la formación de estadísticas. —México. 1874. (4) Cuadro sinóptico y estadístico de_la República Mexicana.—México. 1901. 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Cit, por Uribe y Troncoso. (Loc. cit.) (20) The News Letter.—No. 13, October 1917. Published by the National * Committee for the Prevention of Blindness. New York. (21) Ia. (22) G. L. Berry.—Eye Hazards in industrial ocupations.—New York. 1917, . (23) Truc er VaLuDe.—Nouveaux éléments d' Ophtalmologie. —París. 1896. (24) Truc-VaLune-FrenkeL.—Nouveauz éléments d' Ophtalmologie.—Paris. 1908. Pág. 896. (25) L. Chávez.— El tracoma en México. — Memorias de la 32 Reunión anual de la Sociedad de Oftalmologíz. México. 1908, (26) Anales de Oftalmoloyía.—México. Tomo VÍ, pág. 326. (27) Une y Troncoso.—Acerca de la frecuencia del tracoma en Méxi- co y Su profilaxia.—Anales de Oftalmología. Tomo 1X,núm. 10.— México. 1907. (28) Sesión del 8 de Marzo de 1907.—Anales de Oftalmología. Tomo IX, pág. 395. (29) J. ne J. GonzáLez.—El tracoma en el Estado de Guanajuato.—Me- morias de la 3? Reunión anual de la Sociedad de Oftalmología. —Méxi- co. 1907, (30) Orro Wernicke.—Conjuntivitis granulosa.—Anales de Oftalmología. —Junio de 1904, (531) Beray.—Trachoma. Its prevalence, its effects upon vision and the methods of control and eradication.—New York. 1915. (352) VALENZUELA (Inspector sanitario en Hong-Kong).—Breve estudio sobre el tracoma.—«La Escuela de Medicina». 15 de mayo de 1910. ARA d SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.— MÉMOIRES, T. 38, 169 ESTUDIOS. NEUROLOGICOS. LA RETINA DEL TAPAYAXIN (PHRINOSOMA ORBICULARE, WIEGL) POR EL PROF. ISAAC OCHOTERENA, M. S. A. (Sesión del 3 de junio de 1918). (LÁMINAS XV-XX). La retina del «Tapayaxiu», Phrinosoma orbiculare Wieg!, es una de las más bellas y delicadas que hemos estudiado: la regularidad de sus capas, la sutil estructura de las neuronas que la componen, la multiplicidad de formas, principalmente en las ganglionares y en las amacrinas, la complicación de sus conos y la extraordinaria riqueza y tenuidad de las zonas ple- xiformes, indican que se trata de una de esas obras maestras de la Naturaleza, verdaderos primores afiligranados dignos de admiración. Distínguense en ella, siguiendo a los clásicos, las capas que a continuación se expresan: (Fig. 2.) 1.—Limitante interna. 2.—Fibras del nervio óptico. 3.—Células ganglionares. 170 PROF. ISAAC OCHOTERENA 4,—Plexiforme interna. 5. —Bipolares. 6.—Plexiforme externa. 7.—Cuerpo de las células visuales. 8.—Limitante externa. 9.—Conos y bastones. 10.—Pigmentaria. CAPAS DE LAS NEURONAS VISUALES: Conos y bastones (9%) y cuerpos de las células visuales (72). a.—Bastones.—ÁAunque muy escasos existen como clara- mente se puede observar, en las preparaciones obtenidas me- diante triple impregnación con el cromato de plata. La parte rodeada por el pigmento afecta dos formas: o bien es delgada o bien gruesa y oblícuamente truncada; en los cortes finos teñidos con la hematoxilina de Haidenhein pueden observarse delicados y numerosos granitos. El cuerpo del bastón se halla colocado generalmente des- pués de la capa limitante, es voluminoso y posee núcleo con escasa cromatina. El cilindro eje presenta varicosidades en ciertos puntos de su trayecto y termina en una masa elíptica; en los basto- nes delgados nace lateralmente, sigue un trayecto casi hori- zontal y termina de idéntica manera. (Fig. 4). c.—Conos.—Son los elementos más numerosos de la reti na, afectan dos formas especiales: o bien son de cuerpo volu- minoso y porción cónica relativamente pequeña o alargados con soma de tamaño regular y parte superior desarrollada. Los métodos citológicos permiten un cuidadoso análisis pu diéndose distinguir las siguientes partes: fig. 3, primero un apéndice digitiforme; 292 una gota de materia grasosa colori- da, completamente soluble en el alcohol absoluto; 32 un seg— LA RETINA DEL TAPAYAXIN 171 mento que se ennegrece un tanto con el ácido ósmico y que posee finas estratificaciones longitudinales; 4% una gota de grasa refrigente apenas atacable por el ácido ósmico; pero tingible por el Sudán III; una porción accesoria que enne- grece francamente por el ácido ósmico; 6% el soma con núcleo voluminoso y 79 el cilindro-eje por lo común de curso oblícuo terminado en una esferita que a veces ostenta finas prolonga- ciones. Hacemos notar que no hemos encontrado conos do- bles. En esta. misma capa se encuentran las masas de Lan- dolt, con la particularidad de que es común encontrar el soma de la neurona a que pertenece en el mismo estrato que el cuerpo de los bastones y conos. CAPA DE LAS NEURONAS BIPOLARES (5%). —La más des- arrollada, pues llegan a contarse hasta 15 capas en la parte más espesa de la: retina; las 9 interiores están más apretadas y forman un subestratum apreciable en los cortes teñidos con la pironina-verde de metilo, las 6exteriores menos juntas se perciben claramente. a.—Soma.—Cabe señalar dos formas: de soma coordifor- me con núcleo, de cromatina granulosa y de soma elíptico u ovoide con cromatina en un solo grumo. b.—Prolongaciones internas o dendríticas de las que bien se pueden notar tres diversas, una en la que de diversos pun- tos del soma se desprenden dos ramas divergentes que des- pués de arborizarse ricamente en la capa plexiforme interna termina en ligeras varicosidades o esferitas; otra en la que del tallo principal se deriva una rama que acaba en arboriza- ciones a diversa altura de la plexiforme respectiva y por úl- timo la bipolar común con prolongación simple. Prolongacio- nes cilindroaxiles.—La prolongación ¡descendente cilindro— axil desciende sin presentar particularidades notables, se- gún sea de cono o bastón para terminar en los diversos pisos 1172 PROF. ISAAC OCHOTERENA de la plexiforme externa o en torno de las CS ganglióni- cas (véase la fig. 10). CÉLULAS GANGLIONARES (3%). —Existe una gran variedad de estas neuronas con muy diversas formas de dendritas que a maravilla justifican su nombre, pues tienen el aspecto de ramificaciones de arbustos; la delicadeza y profusión de ellas es tal, que cuesta trabajo seguirlas aun con fuertes aumentos hasta sus más finas ramitas; algunas tienen su ramaje limita- do a tal o cual piso plexiforme, otras se ramifican en varios y algunas por último emiten prolongaciones varicosas en todos . y cada uno de los estratos respectivos. La fig. 10 da idea de algunas de las formas que con más constancia se presentan. El examen citológico permite distinguir un núcleo volu- minoso con escasa cromatina acumulada en un solo cuerpo central que afecta a menudo la forma de una esfera; en el pro- toplasma se distinguen en la región externa los cuerpós de Nissi bien perceptibles en los cortes finos teñidos con pironi- na-—verde de metilo. Fig. 5. CÉLULAS DE ASOCIA CION.— Células horizontales. —Situadas en la capa plexiforme interna constan de un soma con nume- rosas y delicadas dendritas ascendentes, de un axón largo de trayecto horizontal y de una complicada arborización termi- nal con un penacho cuyas ramitas están dirigidas hacia aden- tro; no hemos logrado impregnar las que afectan la forma de brocha y que según algunos autores existen y nos inclinamos a creer, después del examen de algunos centenares de cor— tes con impregnación bien lograda, que la forma descrita es la única existente en esta retina. CÉLULAS AMACRINAS.—Son muy numerosas y variadas, las más constantes son: 12 Amacrinas cuya única prolongación desciende cierto "159144 “94V0NI1Q40 VULOSOUIAGJ “UPA RAR | [I— "1 "Sly AN O “ALVZIV DOS "WIW z1/1 uu (90 y duo) 90 '0|N3W 3P IPI9A-PULUOd U09 Pprua] *¿UIXPÁ Rd? L,, [9P PULYOL e] DP [PSIASULA) UOLDIIS—"2 :314 QT *ILVZ IV "DOS "WAW MEM. SOC. ALZATE. Mon Eo e Fig. s.—Células ganglionares, tomadas de una preparación teñida con pironin:-verde E Oc. comp. 8 de mitilo. Obj. inm. 1712 MEM. SOGE: 'ALZATE: T. 38, lám. 18 Fig. 4.—b, bastón; c, cono. Método Golgí, triple Oc. comp. 4. impregnación. "Obj. apo. 16. Fig. 6.—Microfotografía de una amacrina monoestratificada zo Oc. comp. 12. t EZ AO AA ui Obj. apo. 8. Fig. 9.—Células de la capa pigmentaria de vistas de plano y en corte tangencial, este último un tanto esquemático. f, tabique intercelular; p, pigmento; gr. glóbulo grasoso; n, núcleo. MEM. SOC. ALZATE. PU Es Fig. 7 —Células neuróglicas en el punto donde emerge el nervio óptico. Corte tangencial. Tomado de una retina tratada por el método de Golgt, triple impregnaclón. Fig. 8.—Células de Múller de la reti- na del “Tapayaxin”. Dibujo hecho con la cámara clara, al nivel de la platina. Oc. comp. 12. Obj. Inm. 1/12 "SIIDA 81 Y 91 9p 10u9u1 sa opej9dua ¡ap 0jsou ¡9 *sodmdo sopnqo| so] Á Ouiseinb [a opusÁn]> -4] * UIxtAede",, 19p O[ejodua [9 £ sofo so] esanu anb u01d99SI(— "11 *814 *15]01) Opozau 19 40) sepeu3aldu! se] ap ayuau -¡eradsa “souopoeredald 9p sereuajua) soun3¡e ap e)sia ue oyday “od1yeuanbsa - ¡OS OÍNQIG “YIuoson14 q |9p PUNO Y] ap S9JUIAN)ISUO) SOJUAWI|J—"O1 :314 oz “uwY] “gÉ “1 'ILVZTY 'DOS "WIW LA RETINA DEL TAPAYAXIN 173 número de pisos de la plexiforme sin ramificarse, al llegar al punto conveniente se ramifica con simetría en una extensa zo- na recordando el aspecto del micelio de ciertas Mucoríneas. 29 Amacrinas robustas que por lo común residen en los pisos medios del plexo, con cuerpo voluminoso a veces mitral y con vigóorosas prolongaciones muy extensas y un tanto va- ricosas. Fig. 6. 39 Amacrinas difusas que emiten irregulares y múltiples prolongaciones a los varios pisos del plexo. CAPAS PLEXIFORMES.—Externa (6%), Distínguese 6 estra- tos de los cuales los más amplios son el 1% y el último. For- man esta capa: a. Las arborizaciones ascendentes de las ganglionares. b. Las descendentes de las bipolares y de las masas de Landolt. c. Las amacrinas, muchas de las cuales se encuentran colocadas en el espesor de la capa. Interna (4%) La constituyen: a) las terminaciones arbores- centes de las bipolares; b) las descendentes de bagtones y co- nos) las de las masas de Landolt y d) las neuronas horizonta— les de asociación que ya hemos descrito. CAPAS DE FIBRAS DEL NERVIO ÓPTICO (2%). Formada por los cilindro-ejes de las ganglionares, de espesor variable se- gún las regiones de la retina, carecen de mielina y poseen en ciertos puntos células neuróglicas con sus características formas. Fig. 7. FIBRAS CENTRÍFUGAS O AFERENTES. Se impregnan bien con el método Golgi; terminan en varicosidades al nivel de al- guno de los pisos y no, como es común, en sipnasis directa con el soma de las amacrinas CAPAS LIMITANTES. /nterna. (1*) Formada por la reunión de las partes engrosadas de los pies de las células de Miller; su grueso disminuye del centro a la periferia. 174 PROF. ISAAC. OCHOTERENA Externa. (8%) También la constituyen las porciones termi- nales de las células de Miller, es finísima pero claramente perceptible gracias a su avidez por los colorantes. CÉLULAS DE MULLER.—Según sea el espesor de la parte de la retina que se examine se distinguen dos variedades principales de las que da clara idea el dibujo respectivo. Fig. 8, CAPA PIGMENTARIA (10%). Tiene el aspecto clásico y es tan rica en pigmento filamentoso y en apéndices que para poder estudiar las células visuales es preciso una cuidadosa despig- mentación. El núcleo está colocado en la parte superior e inmediata- mente abajo se halla una gota tingible por el ácido ósmico; la membrana intercelular, en las porciones superior y lateral, tiene una consistencia y aspecto análogos al de la queratina. Fig. 9. CONSIDERACIONES GENERALES. Si es verdad innegable el precepto Lamarckiano que el desarrollo de un órgano y su perfeccionamiento estructural están en razón directa de su importancia, justo es conceder particular atención a los casos en que estas condiciones se en- cuentran realizadas. El aparato visual del «Tapayaxin» es uno que, en notable grado, reune las condiciones a que nos referimos; cada uno de los ojos es superior en tamaño a la totalidad del encéfalo y en éste, la porción que como parte prominente se destaca són los lóbulos ópticos, de una estructura intrincadísima, centro perceptor y reflejo de complicación mayor que en los Verte— brados superiores en donde siguiendo las leyes de la división del trabajo se repartirán estas funciones entre el colículo su- perior y la región occipital de la corteza cerebral, Fig. 11. LA RETINA DEL TAPAYAXIN 175 Por otro lado, la retina, como se colige de nuestro estudio, alcanza la perfección adaptándose justamente a las costum - bres de este reptil pues predominan los conos que, como atir- man los fisiólogos, son los más apropiados para la percepción de una luz fuerte, diurna. así como para la distinción de los colores puesto que son los elementos de mayor acuidad vi- sual; esta última es de importancia capital para el Phrinosoma, animal estrictamente diurno e incapaz de perseguir asu pre- sa y que sólo por su vista puede atrapar con rápido movi- miento a los insectos con que se alimenta; consiguiendo esto tan bien, que en todos los ejemplares examinados hemos en- contrado su aparato digestivo bien provisto de alimentos. Cuando se considera la exquisita constitución del ojo de los Vertebrados inferiores en donde, conforme a la doctrina evolucionista deberíamos esperar, como en otro orden de co- sas sucede, hallar estructuras más sencillas se siente uno» desorientado por lo que al órgano en cuestión respecta, pues parece que con escasas diferencias fundamentales permane- ce constante, desde los peces hasta los primates, hasta el grado que investigadores tan conspicuos como el ilustre Ca- jal se permiten emitir opiniones del tenor siguiente: «Hoy creo menos en el poder de la selección natural que al escribir, 26 años hace, estas líneas. Cuanto más estudio la organiza- ción del ojo de Vertebrados e Invertebrados menos compren- do las causas de su maravillosa y exquisitamente adaptada organización». (Reglas y Consejos sobre Investigación Bioló- gica, 4% Ed. 1916, p. 15). ¿El ojo, como Minerva de la cabeza de Júpiter, nació per- fecto y ha escapado a las leyes de la evolución y perfecciona- miento progresivo que rigen a los seres vivientes? No creemos tal cosa y suponemos con visos de verdad, que este órgano por su gran importancia evolucionó más rá. 176 PROF. ISAAC OCHOTERENA pidamente que otros y adquirió su elevada organización en un grupo anterior a los Vertebrados y que sus eslabones filo- genéticos deben buscarse en más bajos peldaños de la escala zoológica, pues una vez alcanzada la estructura adecuada ha sido perfeccionada y fijada por la selección natural. Tal cosa puede entreverse en las investigaciones llevadas a cabo en el Polycystes Goettei, Bresslau (Turbelario de la cla- se de los Platyhelmitos, subtipo de los Vermes), por los seño- res Kepner y Lawrence, Jour. of Morphology, vol. 30, 433, así .— MÉMOIRES, T. 38. 1 a] a] — a - LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO. POR EL LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA. (Sesión del 6 de enero de 1919.) (LÁMINA XXI). Durango es uno de los primeros Estados mineros de la República Mexicana y en igualdad de extensión territorial superaría a los mismos Estados de Chihuahua y de Sonora que hoy van a la cabeza de la minería nacional. En los últimos años Durango se ha distinguido por sus minas y ha contribuí- do poderosamente a integrar la cifra anual de exportación de minerales de la República. Hay establecidas en el Estado dos de las más grandes Fundiciones del país: la de Mapimí y la de Velardeña, lo que da idea de la importancia de su industria metalúrgica; exis- ten además cerca de cien Haciendas de Beneficio, repartidas en los diversos centros mineros, que emplean los sistemas de: concentración, amalgamación, fundición, lexiviación, cia- nuración y últimamente flotación. En el Estado se encuentra también establecida una mag- na Fábrica de Dinamita que abastece a todas las minas de la República y cuyos productos compiten con los mejores ex- plosivos extranjeros. 178 LIC. LUIS ZUBÍRIA Y CAMPA La producción anual de minerales en el Estado ha exce- dido en los últimos tiempos de veinte millones de pesos, si bien las estadísticas oficiales nunca han acusado más de diez millones; se puede comprobar, sin embargo, con los balances de las solas negociaciones mineras de: Candelaria, San Luis, Peñoles, Velardeña, Magistral, Promontorio, San Andrés, San Pedro, Restauradora, Copalquín, Juliana, Madrugada, Portilla, Llanitos, Animas y Tominil, que su rendimiento so- brepasa de los referidos diez millones, sin contar otras mu- chas empresas que trabajan minas tan importantes como las anteriures. En el Estado de Durango dominan los criaderos metalí- feros de oro, plata, plomo, cobre, estaño, zinc, azufre y arsé- nico, aparte de otras especies minerales que no se explotan industrialmente. Para formarse idea de laimportancia mine- ra de Durango basta examinar la colección sistemática de mi- nerales que se exhibe en las vitrinas del Instituto Geológico Nacional, donde el Estado está debidamente representado por su gran número de ejemplares allí reunidos. No se puede hablar de la riqueza mineral de Durango sin mencionar la enorme mole de fierro llamada Cerro de Merca- do, producto de un ferómeno geológico poco estudiado; esta acumulación férrea constituye una de las reservas minera- les más portentosas del mundo. Hasta hoy no se ha explota.- do en grande escala, porque faltan los depósitos de hulla, cerca de la montaña de hierro. Como zonas netamente auríferas son famosas en el Esta- do, las de Pueblo Nuevo, El Oro, Sauces y Cieneguilla. Los filones auro-argentíferos son abundantísimos, pu- diendo enumerarse los de Bacís, Ventanas, San Dímas, To- minil, Birimoa, Copalquín, Pilones, Guanaceví, etc., etc., en general, todos los de la gran faja occidental del Estado que linda con Sinaloa. LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO 179 Los criaderos puramente argentíferos se encuentran, en apariencia, esporádicamente en toda la extensión del Estado, muchos de ellos notables por su riqueza y abundancia de car- ga, tales como los de Topia, Gavilanes, Metatitos, Promonto- rio, Parrilla, Pánuco, Ramírez, Tejamen, etc., etc. Criaderos de plomo con ligas variables de plata los hay en muchos lugares; los de mayor consideración, entre los ex- plotados, son los de Ojuela, Velardeña, Indé y San Andrés de la Sierra. Como vetas cupriferas son de renombre las de Descubri- dora, Magistral, San Luis de Cordero, Cerro Prieto, el Cobre, Sacrificios, Matracal, San Lucas, Avino, Huahuapan, Cane- las, etc., etc., sin tener presentes obras muchas cuyo porcen- taje de cobre junto con leyes de oro y plata hacen costeable su explotación. Por lo que toca al estaño es de fama la región de Potri- llos en la Sierra de Coneto, donde hay vetas de casiterita en lajas y riñones y mineral de acarreo que ensayan hasta el 70 por ciento de estaño. Igualmente se encuentra este metal en las sierras de Cacaria, Chinacates, Candela y otros puntos del Estado. ; Los yacimientos de azufre están localizados en la parte NE del Partido de Mapimí, siendo los principales los de Ban- deras y la Tajada; la calidad de este metaloide durangueño puede igualar a la del más puro de Sicilia. El arsénico se extrae de los minerales de la Ojuela que tie- nen hasta el 25% de arsénico, los que se funden en hornos es- peciales para extraer grandes cantidades de este otro meta: loide que es exportado con brillantes utilidades. Respecto a combustibles minerales. han sido reconocidos los yacimientos carboníferos de San Pedro del Gallo, y en el Partido de Mapimí se han encontrado manifestaciones de pe- tróleo. 180 LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA Como se ha dicho hay otras clases de minerales en el Hs- tado, éstos son: mercurio, antimonio, zinc, bismuto, mangane- so. tungsteno, teluro; existen también mármoles, kaolín, ar— cillas y magníficas canteras de construcción; hay aguas ter— males, algunas con propiedades radio-activas, se citan las de Hervideros, Atotonilco. El Zape, Jicórica y Estanzuela. Se en- cuentran piedras preciosas, entre ellas el topacio y el grana- te; algunas especies raras como la apatita conocida vulgar- mente con el nombre de birilo, por su color verde, y una es: pecie nueva ya clasificada en la mineralogía la duranguita (fiuro-arseniuro de sodio y de aluminio). Lo dicho basta para formarse concepto de la magnitud y variedad de la riqueza mineral del Estado de Durango; pu- diendo asegurarse, que el día que se construyan las vías en proyecto y se hagan además ferrocarriles mineros que pene- tren a las diversas sierras del Estado, entonces Durango figu- raráen primera línea como Estado minero de la República Me- xicana y será ventajosamente conocido como una de las re- giones metalíferas más privilegiadas del globo. México, 15 de noviembre de 1916. CENTROS MINEROS DEL ESTADO (SU DISTRIBUCION GEOGRAFICA) Partido de Tamazula. Municipalidad de Topia. Minerales:Topia, San Bernabé. Ojo de Agua, San José, El Carmen, Manzanos, Los Angeles y el Pino. T. 38, lám. XXL y MEM. Soc. ALZATE. JIMENEZ PARRAL Tepozane rosario O SanFermina 230) A BERMEJILLO, y Fa * ganPedro delGallo e Sh —] o Topia es El Pino e, A y fanelase ecos pe renton = La Portilla 9-7 Santiago lapasquiaro. S : q e $.Diego Siria o. - o ome eOlaez > | mbraneña CULIACAN ; Ochepr 13 San Juan de buadalupe Y -* Pico de Telra DURANGO 20 * GRANDE e TROPICO DE CÁNCER. 23927" CAÑITAS ESTADO* DEs DURANGO. LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO 181 Municipalidad de Canelas. Minerales: Canelas, Birimoa, Pilones, Cebollas, Cucuyame y El Carbón. Municipalidad de Copalquín. Minerales: Copalquín, San lenacio, Durazno, Limón, San Darío, San Fernando, Santa Fe y Villa Moros. Municipalidad de Siánori. Minerales: Siánori, Tijera, El Fresno, Los Cristales y El Tigre. Municipalidad de Tamazula. Minerales: Tamazula, Rodeo de Sahuaténipa, Guasimillas, Chacala, Coluta, Chiquerito, Mata Vacas, La Bajada, La Ventana y Guadalupe de Urrea, Municipalidad de Tominil. Minerales: Bufa de Tominil, Quénivas, Reyes, Viborillas, Santa Rosa, Remedios y Veti- llas. Municipalidad de Amaculí. Minerales: Campana y Li- món. Partido de San Dimas. Municipalidad de San Dimas. Minerales: San Dimas, Guarisamey, Tayoltita, San Gerónimo, La Ciudad, Huachime ta, Río Verde, San Francisco, Gavilanes, El Cobre, Sapioris, El Ancón, El Pilar y Huahuapan. Municipalidad de Villa Corona. Minerales: Ventanas, San Cayetano, Duraznito del Oro, Huizar, Los Negros y Pi- cachos. : Partido de Santiago Papasquiaro. Municipalidad de Santiago Papasquiaro. Minerales: Pa- pantón, Arratia, Tres Reyes y Hervideros. Municipalidad de Guanaceví, Minerales: Guanaceví, San Pedro y San Esteban. Municipalidad de Tepehuanes. Minerales: Tovar, Sau- ces, El Pino, Escobar, el Conde, Metates, Tehuahueto y Las Huertas. "Mem. Soc. Alzate, t. 38,—(31, 1. 1919),—13, 182 LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA Municipalidad de Otáez. Minerales: Otáez, Bánome, Ba- cis, Trinidad, Zapotes, San Pedro de los Azafranes, Campa nillas, Piruja, Sierra Santa y Dulces Nombres. Municipalidad de Victoria. Minerales: San Andrés de la Sierra, San Juan de Camarones, San Diego, Llanitos y Ciéne ga de Nuestra Señora. Partido de Durango. Municipalidad de Durango. Minerales: Cerro de Mer- cado, Palomas, El Piojo, Casa Blanca y Potrero de Laizola. Municipalidad de Canatlán. Minerales: Tejamen, Real Viejo, Otinapa, Juárez, Sierra de la Silla y Sierra de Ca- caria. Municipalidad de Pueblo Nuevo. Minerales: Animas, San Patricic, Guadalupe, Jocuistle y Coaborita. Partido del Oro. Municipalidad de El Oro. Minerales: El Oro, Magistral, Santa Cruz, Promontorio, Santa Inés, Torreones, Hipazote, San Francisco de la Ermita, Sierra de la Candela y Sierra de San Francisco. Municipalidad de San Bernardo. Minerales: El Carmen, Sauces, El Cobre y Sierra de El Oso. Partido del Nazas. Municipalidad de Nazás. Mineral: Mezquitalillo. Municipalidad de San Luis de Cordero. Minerales: Boca del Cobre, Duraznillas y Tepalcateño. Municipalidad de San Pedro del Gallo. Minerales: Peño- les, Trinidad, Cerro Redondo y Guachichiles. Partido de san Juan del Río. Municipalidad de San Juan del Río. Mineral: San Lu- cas. LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO 183 Municipalidad de Pánuco. Minerales: Pánuco de Coro- nado, Avino, Arzate y San Jacinto. Municipalidad de Coneto. Minerales: Coneto y Potrillos. Municipalidad del Rodeo. Minerales: Yerbabuena, Rea- lito, La Gotera y Picacho de las Peras. Partido de Inde. Municipalidad de /ndé. Minerales: Bufa de Indé y Cie- neguilla. Municipalidad de Ocampo. Minerales: Dolores, Tepozán, y Cerro del Diablo. Municipalidad de Hidalgo. Minerales: San Fermín y Atotonilco. Partido de Cuencameé. Municipalidad de Cuencamé. Minerales: Velardeña, San Diego, El Cobre, Pozuelos y Sierra de San Lorenzo. Municipalidad de Peñón Blanco. Minerales: El Orito, Cerro de las Minas, Minillas, Cerro de Covadonga y Sierra de Gamón. Partido de Mapimí. Municipalidad de Mapimí. Minerales: Ojuela, Minas Nuevas, Descubridora, Rosario, Mimbre, Banderas y Cañón de la Tajada. Municipalidad de Gómez Palacio. Minerales: Sierra del Sarnoso, Cañón de la 'Linaja y Fábrica de Dinamita. Partido de Nombre de Dios. Municipalidad de Nombre de Dios. Minerales: La Breña y El Malpais (azufre). Municipalidad de Poanas. Minerales: Cerro de Sacrifi- cios, Alamillo, Guadalupe, Sierra de Santa María y Sierra de Santa Lucía. 184 LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA Municipalidad de la Parrilla. Minerales: Parrilla, Vacas, GQuebradilla y Sierra de Michis. Partido de San Juan de Guadalupe. Municipalidad de San Juan de Guadalupe. Minerales: Sierra de Ramírez, Sierra Vieja, Cerro Prieto, Minillas y Sie- rrita de Chepe. Municipalidad de San Bartolo. Mineral: Reyes. Partido del Mezquital. Municipalidad del Mezquital. Minerales: Minas Negras, Temoaya, Pueblo Viejo, Guacamaya y Santa María de Oco- tán. Municipalidad de Huazamota. Minerales: Región rica en minerales y poco explorada. BIBLIOGRAFIA MINERA, GEOLOGICA Y MINERALOGICA DEL ESTADO DE DURANGO. Extractada de la Bibliografía Geológica y Minera de la Repúbilca Mexicana, por el Sr. Prof. RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN, Ediciones de 1908 y 1918. Acraz, Juan SaLvabor,—Estudio químico de una meteorita de Durango.— Bol. Soc. Geol. Mex. 6, 1909. p. 89-91, 1 lám.— Fierro meteórico encontrado a 22 leguas al NW de la ciudad de Durango,en la Sierra Madre, camino a San Dimas, en el punto llamado “Cordón de la Pastora” Rancho de los Arenales. AGUILAR y SANTILLÁN RAFAEL. —Bibliography of Mexican Geology and Mining. —Trans. Am. Inst. Min. Eng. XXXII (Mexican Meeting, Nov. 1901). 1902, p. 605-680. — Bibliografía Geológica y Minera de la República Mexicana completada has- LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO 185 ta el año de 1904.—Bol. Inst. 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(LÁMINA XXI), Deseando la Secretaría de Fomento tener un conocimien- to, tan completo como fuere posible, de las riquezas naturales de toda la República, ordenó la salida de varias Comisiones técnicas a los lugares menos conocidos y más alejados de la Capital. Una de esas Comisiones debía salir para el Territorio de Quintana Roo, sobre el cual poco se sabía, y lo que de él se decía era verdaderamente espeluznante, pues era señalado como lugar de desolación y de muerte. El 26 de noviembre de 1916 salimos en un tren militar, bajo los peures auspicios. Se recordará que había huelga de ferrocarrileros, y el rumor de la Ciudad, era que serían vola- dos todos los trenes que se atrevieran a salir, ya por los huel- guistas, o por los revolucionarios que se decía habían llevado su galantería para con los pasajeros hasta avisarles, en gran- Mem. Soc. Alzate, t, 38.—(16, Ivy. 1919),—14. 200 INGS. PEDRO C. SANCHFZ Y SALVADOR TOSCANO des cartelones, que se abstuvieran de viajar, pues irremisi blemente serían volados. Por cortesía del Sr. Gral. Hill, fuimos aceptados en el tren militar, dándosenos el plazo de dos horas para que estu- viéramos listos en la Estación del Mexicano. No nos hicimos esperar: en el tiempo dado, instrumentos y equipajes quedaron embarcados y minuios después el tren salió advirtiénconos el Jefe del convoy que había peligro y que nos atuviéramos a las consecuencias. Nuestro pull man fué un caboose, sin más asientos que nues- tras petacas de viaje, y en él pasamos la noche, sin el menor contratiempo, llegando el día siguiente a Veracruz, donde era esperado con ansia el tren por las autoridades militares. El cañonero : EG DEA ¿Y HIMINIIAO 10 ONVIAININ 7300 ¿BR - «thy4Zl US kl se ” 08. , ¿5 7] MENS ODIXZM 30 ONVIANIIA 1302 "WNOTIDUVA - YOLIAS : “NULA OLMERT o A > y AR e e SE . e. or — SOULAWOTIA N3 YIWISI a 03SIHO 0AWd BOS, > vom 507, poh) | OAYEUA 30 7N0YI YLNVS OYIN35 Eo Ñ SIVINNW VIS! 3LYON PY GA AA p , | Mel SW uU3IIEVO sOliWis/a 0799 ropoog ey 2 : , N Ll | 2 => e S - S | 4 A * " "9214 DAÑO] UNIIDISL 54 qu 2 - . 2 : | | : BONO) —— E A a Es e do y "SDIIINID!) mm . : $ AA TV IOILA HO se , - 1 - z RA r z . EN | DISODID DIA SP LLO) 0.10 | EROS Oy, ; LS ( SO de $ a | “DIIUD VIA IP PAIDI-0419.J T : 53 : te DN ; AS a md, 2 AMS ¡ep sofin; > Y o é % Ed ES ¿0pAISIG ep eur 22205 z a q O "OLIOJIALO] 0 0pY153 pain mp. 3: : e E E dl E 9 pomo : PIERA o Se vd ; : (ml 01 $ "Sopangod sobr . | : dl pong roo) do DI (AMAR. A , A ea ¡ OLLONIVUIY) PP spa yr. O [ras ; ES : E y z po VInVa, reo : p - Y E le ES Ed JUN Y TUN SI A CS AS o Orpmosg A Je . A y Pa A! des de ¿ 20 OMIVSIO JO V3o3ew9 O. | rro ded o da > qye IN “ONOLIMUZL 130 1V11dw9 0 | E AAA, PERSIA po El Pa red 2 IATA AER +. TIA BEATA Ea al . BS » 3 *(BUO[e91eg “UNIEN 03149q1Y 10d “O91Xx9]A ep Se]1y [9 ua opeorqnd edejy [ep u9r0onpey) "004 VNVININÓ 40 OIJOLIAYIL El ' ud » e "AHOTEDAVO — VOLS MAA OLMAWTY PY PIE bs - y y z 5 pl SOULIWOTIA NI YIVISI 03510 0AWd OAYYA 30 ZNYO YLNWS S3M3CNW VIS! SvB3238v9 uns a OBIN3D 2L1HON soLiv1Ss/0 FIAWONVSIDIMNM 20 OMIMNM aso DIA 2P JIALDI 0.110] | AS "DIFTUD O 2 PAIS: 0410] E a í OPS] ¿peque 2201 Cd *OLIOJ 14-49] 0 OPO8 Iplgprnp es -+ id OLA UI] EN E 5 “Sepaggod sambiry + 040 IUPY) PP apar, gr] > : ¿A Pepedionny ap eaodoqr) O 7 Ed 7 $ OJISASIO 20 VUIII8V9 O, “0140 1/WY31 130 1VLIdVI O; AI apo pp añ) 3o SITVNOIONIANOI SONODIS | e o Auesen y, 4 Ed tt ha 7 d NXUISNA, 0 ¡pe n Yia ¿7 E PE o i 20] (NOIMN33LO 30 ONVIOIA3M) ua an N A (OJ1X3H 30 ONVIGIZM) -08 Hist ml 1 [SOON LAA | , SIMICAN VIS ” QQ == AS | z IES A RA — Y r AAA 2 = ES S $ O I X 58% BREVE RESFÑA DE UNA EXPLORACION EN QUINTANA ROO 247 más convenientes y productivas, no se da importancia al cul- tivo de este artículo. Té.—Una clase de té adaptable a los terrenos planos, ca- lientes y húmedos, por ejemplo el Hijbrid Assam (mestizo), se desarrollaría en muchas partes del interior de la Colonia. La dificultad principal consistiría en su fermentación, en el molido y en su buena presentación en el mercado, de mane- ra que fuera dable alcanzar los mejores precios y así obtener buenos rendimientos. Un plantador experimentado de la India o de Ceylán, con unos cuantos trabajadores Culis (coolies), estaría en aptitud de poder comenzar esta clase de industria, la que, sin duda, sería suficiente solamente para satisfacer las demandas loca- les y algunas de las necesidades de las vecinas Repúblicas, lo que, comercialmente, daría un buen resultado”. NOTAS BIBLIOGRAFICAS, 1.—HEILPRIN, ANGELO.—Geological Researches in Yucatan.—Pro- ceedings Acad. Nut. Sc. Philadelphia, 1831, p. 136-158. 2.—SAPPER, CARLOS. —Sobre la Geografía física y la Geología de la Península de Yucatán.—Bul. Inst. Geol. de México. n% 3, 1896, 51 págs., 6 Cartas. 3.—SCHOTT, ARTHUR. — Die Kiistenbildung des noerdlichen Yucatan. Peterminn's Mith XUI. 1896, p. 127-130. 4,—SUESS E.—La Face de la Terre. (Trad. E. Margerie).—París, to Ty LE: Mem, Soc, Alzate, t, 38.-- (21, y. 1919).—17. MIT p a MH e. o (visggas)- ArR3RA bloc ¡A Exofpjót 1d coto e Al ls ñ AGOblias uo 181 Ha 19 so ldelligo 3 lab bas lps a 5-4 - PE 4 * 5 3 : > j a 1 de, NADO AID ja +1 «bad ASMA TOBAÍOR WE : ñ : E ARO ca abia Ro E sei A Pa E ro. pe y ren is ho ha — - rm - A Ñ iya eran ¡log o ito ON TA homriol 201 a old iq sr $ añeis aut poñico iO al ab sol: dol mó ef end: FE Edd aa abellom : OSI SA bs riaa la as nóh IES ARAO TA vioud be 19 cdi Po e Y sona aeartolan ol 1asigu la aldeb: 518 ; 0056 de Dudidil: 21 alreteo lamina RO arman ¿$1 abob pia 1400 5 Arnuiz40a Ab Decio las rasaros Bro! es atra or Taitad 7 E dt ALA al : O eMe rnidar Zal s robabicida ni ob EST MARU AG) 18h Stiromals BADITA EM Ma TG SATA 91-< ava Y nt eri d]: lante OIFOA AG E BOS =BES q, I6BE nl toba rd 2% A ÓN doin ul Gal anda «EOJRA > e TO OOBL E da AA sd is A A OS ía = 48) Ss AE E martial! SO hab yo NEAJ asta Y aittí SH E sl, Li ed 7 bAL 0D NOTA nd rasa 1: MT pas 6135 and al 08 Ad A AA a, bf ñ SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ATZATR>.— MÉMOIRES. T. 38, 249 LAS LLUVIAS EN LA REGION DE NECAXA. POR EL ING. GABRIEL M, OROPESA, M. S. A, (Sesión del 4 de marzo de 1918 ) (LÁMINAS XXUI-XXVIl.) En el tomo 27 de las Memorias de esta Sociedad se publi- caron los datos de las llnvias medidas en los pluviómetros de Necaxa y de El Carmen, desde la fecha en que se estableció cada uno de esos dos pluviómetros, hasta diciembre de 19.27. H y que se cuenta con observaciones más numerosas, tanto por haber transcurrido diez años más, cuanto por haberse instalado otros ocho pluviómetros en diversos lugares de aquellas obras, me ha parecido conveniente reunir todos los datos; tal es el motivo de la presente nota. En el año de 1895 la Secretaría de Fomento autorizó, por medio de la cuncesión respectiva, al Sr. D. Arnoldo Vaquié, para utilizar como fuerza motriz las aguas del rív de Necaxa, cerca de sus caídas naturales, conocidas con los nombres de La Ventana y de Ixtlamaca, pero llamadas en la concesión, de Tenango y de Tres Chorros. Con motivo de esa concesión se formó en París la «, en enero de 1913. Es de advertirse que el pluvió- metro de Los Reyes está fuera de la cuenca natural del Ne- caxa; el Río de los Reyes va en último término a formar parte del Río Cazones o San Marcos, en tanto que el Necaxa forma el Tecolutla; pero como el Río de los Reyes se desvió de su curso natural por medio de una presa, un canal y dos túne- les, para verter sus aguas en el Necaxa, hoy sí propiamente ya forma parte de la cuenca que se estudia y que se llama División 1 de alimentación de agua. La División II está formada por los ríos Tenango, Nexa- pa y Xaltepuxtla; en ninguno de los lugares de esta cuenca existe ni ha existido pluviómetro. En el año de 1906, por un nuevo contrato con la Secretaría de Fomento, quedó ampliada la concesión, y se comenzaron a construir las presas de derivación y los 29 kilómetros de tú- neles necesarios para captar y enviar a Necaxa las aguas de los ríos Laxaxalpam, Hueyapam, Tepeixco, Tlaxco, Zempoa- la y otros; todos los cuales han venido a formar la División LAS LLUVIAS EN LA REGION DE N+*CAXA 251 III. Durante la época de la construcción de los túneles, los diversos campamentos estuvieron a cargo de contratistas a quienes nada importaba el estudio de las lluvias, por lo que los pluviómetros no se establecierón sino hasta mediados de 1913, en que todas las obras fueron recibidas por la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz. De esta División III, al- gunos pluviómetros quedaron en el Distrito de Huauchinan- go, y otros en el de Zacatlán: Laxaxalpam, Cuamanala y Te- peixco son de Zacatlán; Tlaxco está justamente en la línea divisoria de ambos distritos; Zempoala y San Lorenzo son del Distrito de Huauchinango. Todas las precipitaciones son medidas diariamente a las ocho de la mañana, comunicados los resultados por teléfono a Necaxa, en donde constan los datos en los archivos de la Com- pañía. Yo he formado los cuadros adjuntos con los totales de cada mes, y para que puedan estudiarse esos datos con más facilidad, he trazado los cuadros gráficos correspondientes, en los que se ve claramente que las mayores precipitaciones corresponden al campamento de Zempoala, en los meses de septiembre de 1913, septiembre de 1915 y junio de 1914 en los que se alcanzaron respectivam 2nte las alturas 1”: 624, 1”- 128 y 1":0895. Es de sentirse que este pluviómetro de Zempoala fuera retirado del servicio en junio de 1916 y que no haya sido sustituido, pues precisamente éste es el lugar más inte- resante de toda la región, para el estudio de las lluvias; el campamento está al pie de la colosal montaña llamada Zem- poaltepetl (palabra que en idioma nahoa significa 20 cerros), algunos de cuyos picachos son completamente inaccesibles, la montaña ha estado cubierta de vegetación hasta estos últi” mos años en que está siendo inconsideradamente talado el bos- que; por consiguiente, éste habría sido muy buen lugar para estudiar y resolver la eterna cuestión: ¿Llueve mucho porque 2792 ING. GABRIFI. M OROPESA hay arbolado que detiene a las nubes y las hace descargar? o bien: ¿se desarrolla y prospera el arbolado a consecuencia de lo mucho que llueve en el lugar? En el registro diario de las lluvias consta que en los días 20 y 21 de septiembre de 1915 la precipitación alcanzó su máximo: 234 milímetros y 224 respectivamente, O sea muy cerca de medio metro en sólo dos días. Cumo es muy natural que los números sean más elocuen- tes que cualquiera relación escrita, concluyo aquí la mía, de- seando que los cuadros de estos datos al ser publicados en nuestras Memorias, puedan ser de alguna utilidad para todas aquellas personas que se interesan por esta clase de estudios. México, marzo 4 de 1918, 253 LAS ILUVIAS EN JA RFGION DE NECAXA PES ob 218 | lloz:828 llozo9za 010601 18:SST/ OL Z2E/ 04207 oL 528 587 SISP SG'B2957 SOsS2od SE RITZ EAS 98 ll! 28 '£8oz fe SO? ll 0h? 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El Carmen O. 99.001 177251 333.40l| 284.60| 78.3o0| J/.60 /23.20| JO5SS5o0| 38.20| //3.40| 4930 74.70 | 33S.30| /84 55 82.10 | 279.95 | 264. /0 220.95 | 35.55 | 195.05 S6.50 LUTIKD 148.40 55.80 97.65 1576.58 1667. 55 JluoucAnor Ce) v y 204.30| 267.25| 34/30| 2/0.25 168.60 1752.55 Spa /41.00| 372.25| /33.25| 282.30 186.90 1697.65 a S 8255 | 295.75 | 359. 50| 151.80 253.00 1857.05 SS Sl 226.50| 305./5| //8.00| 113.75 75.85 1491.65 Q $0.95 | 127.15 | 172.65 | 227.10 134.75 1442.30 QA 26.80 | )70.20| 228.75 | 383.20 88.40 1520. 95 $3.70 422. 30| /33.00 72.90 135%. 40 255 oo'gor7 [05:27 E e02 |ooner 00048 [00607 |OS2SF9 OoL:9$72 joo 7 0S09- 105 7Z76/ [os 8/7 |00 579 | 00:/0% 01 1857 jj oocl2 0oo0LS/ |oo'59/ |00 9/2 |O0Ss2£S | os:coz SSUIE9€ los 2s£ ¡o0oz0% |00 2527 los /sZ |oo9€s | 00/15 05:93 OS 2bl 105 18% |ooh!lg6£ |OS:SL€ t -4- 00 %20l1 |0S /9 00 tb1 1058749 ozu3to7 “O 0414 87 op ) osié8s.£ | oora los ze loo:98/ lo0:82/1108889 |os'g/s |oo:28/ 01 "986€ || 05 08 |009/S [007€ |o!r 228 |00Sz7% pos zzf OS E20/ 009 looo/z loo:88fx |o0429/100:175 BENE ES A = OS ITIZ oBg:9Lor OS97 |05L£ osér jos iol oS:g11 loog0€ voz 105928 OSELI l00 RES 00 100/10S ¿bh opgubury>nonp LAS LTUVIAS EN LA REGION DE NECAXA seatsz looog losog |srere loss512 loszgr |oseze 00 1fr 0056/ oso ] Da 0085 |os:95/ |oo:po% |0s'29L loo£1z- q os 9212 loo'20 loo 2£z loo:1Z1 los:0/£ |oo:s8/ looL9s oo Leo? |oo0:gs OS 1H 100559 .|00%0S lOS"Z2bEZ os 992 loo'22/'loo Lt, los 127 looz8l lost, los 942 009% |os'fél los'00o! lo0L£9Z7 |oo'2g" |oo:1z/ 00007 los S5E€fr (05 SL |o0 Lg! 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M.Oropesa.—Las lluvias en la reyión de Necaxa, Est. de Puebla, A A "e]149NA PP 18H "BXBIIN IP UNTIL B| US SBJAN][| 58] — eSIAOIO "HD ESE Id A PT TA CAS AUS A Ad ARANA] EAN MAI AA AE AA ADA A A E A CRA] IR 2 | NAAA AO AN AE Lama A AE ARA AA ll ARO EA AA a E An (eE fil ENE o REA AREA EEES HH o ua a A od aEnnSS E "AXX "UB '8É OO L " ¿DIVZ[V,, '90S "MIN a AS, A O A A A ii a A O A o Mem. Soc, ''Alzate”. 'Tomo 38, lám, XX VI MES 2h COR AAA NANS A ¡UNEN AUNAR AAA ICOMNA AAA AO ¡ION ERAN AA VIA ABR D DAR ADAN ORAR ERBAAR 0 IESONAAADETA OO RDRANEN ERA AARDLL LEN o A e a IMAN AAA AE et Er rrcoia ia ANA RO A el A NARA G. M. Oropesa.—Las lluvias en la región de Necaxa, Est. de Puebla. “81Q9N] 9P '95A 'BXBIIN DP UQIIAL Bi US SEIAN]] SOT —*E8IÍ0LO “NN “O WWA! Ala Er IAN 1 o) AeA oa E AAN NANE TORN N ANO ACERO O anos sd de - EMANAN ME Ha INP NAAAdE "IIA XX "Up1 'g8 Ono L * "9IBZIVY,, '90S *USN E qa , ! , - O A A IRA a A Na ty Le E Yi ps Y pe ds ei y po 4 — 4 4 4 | E A ll: Mm ñ 1 A ; | A alo de 4 Mar » ó pa 4 3 z p< o A A ' A | ' f Ay Ñ ó * ) Í DA EE A YE Y . pa ¡A A A 8h “ y : q - lo 324 ' A 'N y | . > y 11D í á | 1 : Ñ , ; 2. qe 4 MN A Aida > A a - a >! 1 » j í d i € E í v k ! , ' M j E 4 > 3 a po 4 1 l Pa e ; E e pa z $ E A AE E ] e 1 e Í , ' Ni ' á y. » ñ ] : / E > ll . ES E ' : ' - 1 E 1 Í rl * hora + . y , SN se $ ¡pe > E al E A pa Ñ LA 1 AS 1 3 i ¡ y 4 » Ú o 5 j E Í Hi? q ' 1 = : - A AA : » 1.5 ; ' | " UN z 7 Ñ 5 ea > Ha We de 4 1 o e t Í > 3 ri) ' D A ha el A > ] Í z ; á ' . " á z E 4 - — " E y e Y 4 4 — Y ; ' 1,4 » . a )) = pa A 6 ca Sn A — BET h hi 6 ALS A ra A ¿UDI ad 2 AA AO E y : SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE: «ANTONIO ALZATE».— MÉMOIRES. T. 38, ,2D7 PETROLEO EN EL SUR DE TAMAULIPAS. POR EL ING. EZEQUIEL ORDOÑEZ, M. S. A. (Sesión del 1% de abril «de 1918.) La intensidad con que se han desarrollado los negocios petroleros en los cantones del Norte del Estado de Veracruz, ha dependido en mucha parte del gran éxito que se obtuvo después de las importantes exploraciones llevadas a cabo des- de 1902 hacia el Norte, en la región de El Ébano y varios años posteriormente, hacia el Sur en las cercanías de Tuxpan. Es- tos éxitos no se crea que fueron rápidamente obtenidos, pues que los estudios primitivos hechos por buenos expertos, el aseguramiento de propiedades en aquellas costas de los te- rrenos que se suponían más favorables, los extensos desmon- tes y por último el buen número de perforaciones sin éxito. llevadas a cabo, desde entonces a gran profundidad, signifi-- caron un costo primordial, antes de haber hallado el petróleo. comercial, de algunas decenas de millones de pesos. El hallazgo de petróleo en cantidad industrial en el cerro. de La Pez en El Ébano primero y el f«moso gusher de Dos. Bocas algunos años después, malogrado por un incendio, die- ron para de una vez fama a la costa veracruzana, en donde se. concentra hoy la producción mexicana de aceite mineral. Es. ta producción fué el año pasado de 1917 de cerca de cincuen- ta millones de barriles. Es bien sabido que este consumo de Mem. Soc. Alzate, t, 38.--(26, v. 1919).—18 258 ING. EZEQUIEL ORDOÑEZ petróleo anual, solamente representa una fracción de lo que los pozos en actual rendimiento pueden producir, pues que con suficientes medios de transporte y de almacenamiento, es decir con suficientes tuberías, tanques y con una flota pe-— trolera competente, podrían extraerse actualmente algo más de trescientos millones de barriles al año. Este enorme rendimiento potencial del petróleo de la cos- ta veracruzana, procede de un número relativamente pequeño de pozos, repartidos en unos cuantos distritos petrolíferos, distanciados unos de otros por grandes áreas no exploradas, y en las cuales pueden localizarse otros sitios muy favorables, que con el tiempo llegarán a ser indudablemente a su vez grandes centros de producción de petróleo. Está en la conciencia de los expertos que conocen nuestra costa del Golfo, que los terrenos favorecidos por acumulacio— nes comerciales de petróleo, no se extienden solamente entre los ríos Pánuco y Tuxpan, sino que las indicaciones son de que la zona petrolífera de México con más o menos interrup- ciones abarca toda la zona costera desde el Norte de Tamau- lipas. hasta el pie de la Sierra Madre de Chiapas y riberas del Usumacinta. Esta generalización no viene solamente de un espíritu optimista, sino que es el resultado de la persis- tencia con que se encuentran en toda esta costa del Golfo, las características más usuales que nos sirven para estimar un terreno como petrolífero. En este pequeño artículo solamente nos vamos a ocupar de las posibilidades petrolíferas que a nuestro juicio existen, en la parte del Estado de Tamaulipas que se extiende al Sur del río de Suto la Marina y de sus afluentes, es decir al Sur de la propiedad de San José de las Rusias de la que todo mundo está pendiente en estos momentos, por estarse llevan- do allá a cabo por la Compañía de La Corona, muy importan- tes exploraciones. PETROLEO EN EL SUR DE TAMAULIPAS 259 La amplia faja costera y el litoral de Tamaulipas en la re: gión cercana a Tampico, al Norte del río Tamesí, con sus te- rrenos bajos, sus lagunas y un cordón litoral de arenisca que se extiende casi hasta la laguna de San Andrés, resguardado del lado del mar por las arenas de los médanos, se asemeja mucho al litoral y costa del Cantón de Ozuluama al Sur de Tampico, en el Estado de Veracruz, y es que los ríos Pánuco y Tamesí que separan ambas costas al vaciarse ya unidos en el mar por la barra de Tampico, ha necesitado cortar a fuer- za de erosión ese cordón de lomas litoral de que hablamos y el cual no es más que un girón de una extensa formación neo. zoica que ha desaparecido en gran parte de aquella costa, por erosión. No cabe duda de que antes de practicarse la corta- dura del Pánuco, desde las goteras de la ciudad de Tampico hasta el mar, las aguas del Pánuco se vertían al Golfo por va- rios cauces, siendo estas aguas solamente el excedente de las que no podían quedar retenidas en una muy extensa laguna que se dilataba por muchos kilómetros en el interior de la costa y que hoy ya está drenada, por haberse fijado para de una vez el cauce de aquella gran arteria fluvial. Así se expli- ca el material de esteros que cubre toda la costa husta cin- cuenta y más kilómetros tierra adentro, formando esos gran- des bancos de ostreas y otras conchas hasta las cercanías de Topila y los depósitos de estero y menudos aluviones que se hallan adheridos a las primeras ondulaciones altas del terre- no al poniente y a bastante distancia de Tampico. En la parte Sur del Estado de Tamaulipas hay una muy vasta extensión de costa baja ligeramente ondulada que mide más de 150 kilómetros de ancho de Oriente a Poniente por más O menos igual extensión de Norte a Sur, con una altura de 100 a 200 metros sobre el nivel del mar. Esta costa baja se continúa hacia el Noroeste por el amplísimo valle que eleván- 260 y ING. - EZFQUIEL [ORDOÑEZ dose poco a poco aprovecha ei ferrocarril de Tampico hacia Ciudad Victoria. Esta costa plana, meridional de Tamaulipas,. se limita al Poniente por la Sierra del Abra o de Tanchipa.: Por el Norte, las Sierras de Buenavista y Sierra Azul, que forman parte de la Sierra de Tamaulipas, elevan el terreno encauzando valles más altos. Importantes unidades de la Sie- rra Azul se ligan por lomeríos con una Sierra casi litoral y no muy alta llamada de San José de las Rusias. La costa pla- na de que hablamos se dilata por el Sur basta terrenos de Veracruz más allá de los Ríos Pánuco y Tamesí, y sobre ella en terrenos de Tamaulipas solamente hay dos accidentes im- portantes que desde el punto de vista de las posibilidades pe- trolíferas en esta región, tienen decisiva importancia y estos accidentes aislados y prominentes son: hacia el interior de la costa. el elegante pico llamado el Bernal de Horcasitas, que es algo así como una aguda y estrecha cresta sostenida por un cono de base muy extensa. La cima de la cresta rocallosa se eleva hasta más de mil metros sobre el nivel del mar. El otro es el grupo de cerros situados en las inmediaciones del pueblo de Presas Aldama, coronado por el llamado Cerro' Cautivo. cuya cima tiene como 6530 metros sobre el nivel del mar. Las estribaciones de este macizo montañoso se aproxi man mucho a las playas del mar entre la barra del Tordo y la punta arenosa de Jerez. Ambos macizos, el Bernal y el del Cerro Cautivo, separa- dos por una distancia de 70 kilómetros, son volcánicos y sus bases están formadas de extensas corrientes de lavas basál- ticas. Estas montañas volcánicas son muy jóvenes. El Ber- nal tiene una historia de formación relativamente corta que se reduce a la emisión de lavas en un corto tiempo por uno o varios cráteres hacia el fin de cuyas erupciones, un tapón de lava se yergue en el cráter principal y lo vbstruye. El cráter PETROLEO EN “EL SUR DE TAMAULIPAS 261 ha desaparecido por erosión y el neck de lava aparece muy esbelto tal como lo vemos aún desde una gran distancia. El macizo del Cerro Cautivo es muy distinto. Aquí se trata de un grupo de volcanes de mucho más largo período de activi- dad, durante el cual numerosas corrientes de lava se fueron sobreponiendo, elevando más y más el macizo. Entre sus ci- mas podemos hoy identificar varios cráteres algunos de gran- des dimensiones. Entre los más recientes de estos cráteres citaremos uno del tipo explosivo situado en las faldas meri- dionales de una de las cimas llamada «el Zapotal». Este crá- ter mide como un kilómetro y medio de diámetro y tiene co- mo cien metros de profundidad en la parte más baja de su borde, con una extensa superficie plana en su fondo. Las pa- redes del cráter están formadas de basaltos, de brechas ba- sálticas y de tobas, con pedazos de calizas, de areniscas y de margas, arrancadas del terreno subyacente del que se levan- tan estos cerros. La importancia del centro eruptivo del Cerro Cautivo, en las cercanías de la población de Presas Aldama, no se mi- de tanto por el número y altura de las eminencias y cráteres que lo componen, sino más bien por la extensión del terreno que las lavas de estos volcanes han cubierto asu alrededor, en la forma de una torta degalda y uniforme. También se mi- de por el buen número de volcancitos y plugs de lava depen- dientes de aquel gran centro eruptivo, que están diseminados aúna grande distanciade los Cerros del Cautivo. Las lavas sali- das de los altos y pequeños volcanes, extendidas hacia el Norte y Noroeste de Presas Aldama, cubren una área no menor de 2500 kilómetros cuadrados. Varias corrientes sobrepuestas sostienen las cimas y cráteres del Cautivo, pero la mayor ex- tensión del campo de lavas se dilata en la forma de una mesa muy poco elevada y uniforme, cortada abruptamente en sus; 262 ING. EZEQUIEL ORDOÑRZ bordes por causa de la erosión. Por el Norte y Poniente la costra de lavas casi llega hasta las faldas meridionales de la Sierra Azul y por el Noroeste, el río llamado de San Rafael las ha cortado formándose entonces un valle amplio por donde este río se dirige hacia el mar bordeando el extremo Sur de la Sierra de San José de las Rusias. En cuanto a los cerros o volcancitos secundarios, subordi- nados en origen al centro eruptivo del Cautivo, yacen prefe- rentemente en los bordes de la torta de lava, sin dejar de ha: berlos también encima de ella. Entre los cerros peaueños diseminados en este vastu malpais, solamente citaremos al: gunos, tales como el cono con cráter abierto llamado cerrito del Maíz, al sur y a inmediaciones de Presas Aldama, los tres cerros alineados llamados «Los Tres Hermanos», al Poniente del rancho del Lagarto, los conos con cráteres ode cimas abovedadas que yacen en la orilla de la lava al pie de la Sierra Azul, y por último los preciosos pequeños conos de los ran- chos de Bejarano, Real Viejo, El Sombrerito, La Muralla, La Guajolota, etc., etc. La mayor parte de estos conos basálticos tienen su importancia desde el punto de vista de las posibi!i- dades de encontrar petróleo en sus cercanías, pues que de haberlo, como es casi seguro, en esta amplia zona de costa ta: maulipeca, tiene que existir de preferencia en la proximidad de estos conos, como acontece generalmente en la región pe- trolera de Veracruz. Creemos de interés exponer aquí en po: cas palabras algunos datos que nos proporciona el estudio de estos conos basálticos en sus relaciones con el terreno tercia- rio que han atravesado. La formación geológica del terreno costero del Sur de 'L'a- maulipas resulta muy uniforme, tanto en su constitución físi- ca como en su estructura. Toda la formación es terciaria (Eo- ceno). La cima de la formación consiste esencialmente de ca- PETROLEO EN EL SUR DE TAMAULIPAS 263 lizas cavernosas alternando con calizas fosfáticas, areniscas y delgados lechos de margas. Esta formación se puede estu-— diar muy bien en las cercanías del Rancho del Cojo, en los flancos de las lomas que ha recortado la erosión, formando esa grande hondonada que se extiende entre las alturas del Cojo y las del rancho del Barranco sobre el camino de la Estación de González, del ferrocarril del Golfo a Presas Aldama. En varias Otras partes de aquel terreno la formación del Cojo se encuentra con buenos afloramientos, advirtiéndose que los estratos como en todas partes de la llanura meridional ta— maulipeca, están casi horizontales o formando bóvedas o do-— mos muy tendidos pero siempre con una estructura mono- clinal con ligera pendiente al Oriente, es decir hacia las aguas del Golfo de México. Abajo de este grupo de estratos que en conjunto tienen varias decenas de metros, siguen capas del- gadas de calizas intercaladas de margas y por último más abajo son las margas de varios colores las que predominan, (Méndez Shales) intercaladas de capitas de calizas y cuya formación como se sabe tiene en todo el terreno petrolífero de la costa, espesores que exceden a veces de tres mil pies, yaciendo sobre la formación de San Felipe, o sobrelas calizas rectácicas. De la poblaciónde Presas Aldama hacia el Norte se ca mina por terreno plano, sobre la lava basáltica o malpais por cerca de 40 kilómetros pasando por los ranchos de Zanapa, Lagarto y otros hasta cerca del rancho de Bejarano en donde cortada la mesa basáltica, se entra de lleno otra vez al terre- no eocénico, al descender poco, pero de un modo abrupto, al amplio valle de erosión del río de San Rafael. Este río, que solamente lleva aguas en la época de lluvias, toma su origen con varios tributarios que preceden del Puniente y que se le unen porsu margen derecha, en las montañas de la Sierra 264 ING. FZEQUIFL ORDOÑEZ 7“ Azul y Sierra de Tamaulipas, que como se sabe es alta, conti: nuada, muy extensa y orientada casi de Norte a Sur. Una serie bien alineada de montañas altas casi aisladas con cimas desgarradas de modo caprichoso, surgen del pie orien- tal de dichas sierras, formando un cordón avanzado hasta cu- ya base se extienden las lavas del Malpais. Entre aquellas montañas llaman la atención por lo escarpado de sus cimas los cerros de Jerez, del Plátano, de Plateros y Cerro Gordo o delos Alazanes, todos con alturas que exceden de 500 me: tros sobre el nivel del mar. Desde la llanura costera, estos cerros altos y esbeltos, toman por sus formas un aspecto fan- tástico. Un poco más allá del rancho de Bejarano hacia el ran- cho de Real Viejo, el río se va encajonando entre lomas al pie de los cerros altos al Poniente y la sierra costera de San José de las Rusias al Oriente. Aljuntarse las lomas del Poniente con ramificaciones bajas de la Sierra de las Rusias en lo que se llama Lomas de la Encarnación, se forma la línea que divi- de las aguas del río de San Rafael de las del importante río de Soto la Marina. Dejando el borde Norte del malpaís basáltico entre las rancherías de La Coma, Guajolote, Riego y cercanías de Be- jarano, las margas terciarias aparecen en todo el valle del río de San Rafael erizado aquí y allá de pequeños conos basálti- cos. Cerca de algunos de esos conos existen seepages de acei- tes bituminosos, los que por la manera de presentarse per- miten suponer que hay en el valle de este río de San Rafael una amplia área petrolífera de grande valor prosp ctivo. Más aún, es probable que el malpaís de Presas Aldama en su por- ción oriental y septentrional oculte una buena parte de buen terreno petrolífero, prolongación de el del Valle de San Ra- fael. Hacia los bancos que encajonan el lecho del río de San Ra- PETROLEO- EN EL SUR DE TAMAULIPAS 265 fael o en el borde de la mesa basáltica que también limita el va: lle de este río, hay excelentes tajos donde se pueden observar no solamente las rocas margosas terciarias, sino tam bién los necks basálticos en sus relaciones con aquellas rocas sedi- mentarias. Entre los cortes más instructivos que ha practi- cado el río, debemos señalar el del cerrito inmediato al ran- cho de Real Viejo, a diez kilómetros al Norte del rancho de Bejarano y sobre la orilla derecha del río de San Rafael. Aquí se ha tajado un paredón de veinte metros de altura en las margas terciarias cortando al mismo tiempo el cerrito basál- tico que se levanta sobre el lecho del río a una altura de se- senta metros. En este paredón se.ve bien el contacto entre la lava y las margas marcándose muy claramente la línea de se- paración entre estas rocas. Las margas tienen colores ama- rillentos y rojizos y están intercaladas de areniscas finas también rojizas, todas en capas ligeramente onduladas y mo- deradamente levantadas al encontrar la roca basáltica. EA SS SS — S RIO. SEN a Cerrito basáltico de Real Viejo —Las pizarras margosas (shales) están ligeramente levantadas al rededor del pequeño cono basáltico. Nótese en el dibujo un dique penetrando en las pizarras al rededor del cual han sufrido algún metamorfismo. Junto a dicha lava algunas capas de margas están metamor- fizadas transformándose en una roca muy dura esquirlosa eon aspecto de pedernal. Este metamorfismo prod ucido por ealor al contacto de la lava, es muy común encontrarlo en los 266 ING. EZEQUIEL ORDOÑEZ terrenos petrolíferos veracruzanos con conos basálticos. As! lo hemos visto en Juan Casiano, en la Pez, Cerro Azul y en muchos otros lugares de aquella costa. Un sill o dique-capa como de un metro de espesor de la lava del cerrito de Real Viejo, penetra intercalándose entre las capas de margas y aunque este sill no es muy largo en el tajo, se comprende que penetra mucho más en lugares no visibles. Este género de in- yecciones de lavas en forma de sills en las margas de nues” tros terrenos petrolíferos son más frecuentes de lo que ge- neralmente se cree, y muchos perforistas están familiariza- dos con el hallazgo de estas capas de lavas en algunos distri- tos petrolíferos aun a profundidades respetables y a gran- des distancias de afloramientos basálticos. El tajo del río de San Rafael en el rancho de Real Viejo que acabamos de describir someramente, pone de manifiesto varios hechos importantes sobre los cuales queremos llamar la atención; primero, las capas sedimentarias al contacto de un neck basáltico se ven movidas ligeramente hacia arriba en el sentido de la salida de la lava; segundo, existe aunque en muy corta extensión un metamorfismo en la roca sedi- mentaria en el contacto de la lava por efecto del calor de és- ta, y tercero, la inyección de lava en forma de sill en las ro- cas sedimentarias. Aunque estos hechos los habíamos con- siderado ya como teniendo verificativo en varias regiones pe- trolíferas, no los habíamos visto tan claros y patentes como en Real Viejo. En varias ocasiones hemos ya dicho que los plugs de lava que atraviesan el terreno terciario de la costa petrolífera del Golfo, no mueven sensiblemente las ca- pas de ese tsrreno, fundándonos en la observación de lo que pasa en los cráteres de explosión o Xalapascos, a cuyo tipo pueden referirse muchos de estos diminutos volcanes de nuestra costa oriental. Esta nuestra observación se opone a PETROLEO EN EL SUR DE TAMAULIPAS 267 lo expuesto por Garfias en un reciente artículo “ en el que el autor, apoyándose en observaciones de Geikie y otros au- tores, admite que un movimiento sinclinal de las capas del terreno tiene lugar alrededor de los necks de nuestros terre- nos petrolíferos y que este arqueado sinclinal juntamente con otros fenómenos que trata de explicar, facilitan las acu- mulaciones petrolíferas en las cercanías de los necks. Esta teoría aplicada por Garfias quizá podrá terer lugar, pero no está debidamente comprobada en nuestros campos petrolífe- ros. Mientras tanto, nosotros seguimos admitiendo la casi inmovilidad de las capas del terreno en los alrededores de los necks, la formación de unas zonas quebradas en el contacto de la lava y las rocas sedimentarias, más grandes en unos pun- tos que en otros, y por último la absorción de material sedi- mentario por las lavas y por aguas calientes, gases y vapores el todo determinando la formación de grandes espacios hue- cos O porosos muy posteriormente llenados con hidrozarbu- ros líquidos. Las raíces de los plugs de lava ramificados de un modo semejante a las raíces de una planta, han podido servir de conductos para hacer venir el aceite mineral a los espacios, huecos o porosos preparados durante la aparición de los plugs, o de sus abortos. Sucede también y con bastan- te frecuencia que grandes acumulaciones de aceite mineral al venir en las calizas subyacentes a la formación de margas y a la formación de San Felipe, llenan cavidades en estas ca- lizas y esas cavidades han sido practicadas exclusivamente por aguas circulantes sin intervención ninguna de fenómenos volcánicos... En el distrito de Pánuco se ha dado el caso de que (1) —Funn and anticlinal structure asociated with igneous intrus- ions in the Mexican Oil Fields. Am. Ins. Min. Eng. Bull. 128, Aug. 1917, (St. Louis Meeting, Oct. 1917). 268 ING. EZFQUIEL: ORDOÑEZ al ir perforando en caliza dura, repentinamente se ha ido la barrena de una perforación al encontrar un gran hueco. Si el petróleo se ha acumulado a veces en antiguas cavida- des huecas practicadas por aguas circulantes en calizas, hay lugar a considerar que el quebramiento causado en un terre no calizo por efecto de explosiones o por el paso súbito de lava, ha dejado conductos que aun a gran distancia facilitan la comunicación entre las perforaciones y un receptáculo pe- trolífero por intermedio de estas grietas producidas al tiem. po de la acción volcánica. En frente del Rancho de Real Viejo de que hemos habla- do, el lecho del río de San Rafael pasa al pie de un cerro de poca altura, llamado el Sombrerito, formado en su base pri- mero de las margas y areniscas, prolongación de las mismas capas del tajo de Real Viejo y más arriba las margas con ma- yor número de lechos delgados de caliza y por último las cali- zas cavernosas de la formación del Cojo. La erosión ha res- petado estas capas superiores por efecto de un grueso cas- quete de lava con cráter destruido, el cual forma un pequeño saliente en la cima de donde le viene seguramente el nombre de Sombrerito. Entre la lava de basalto y las calizas en el flanco Noroeste de este cerro, hay un pequeño escurridero de chapopote que es arrastrado por las aguas de un arroyo. Ya hemos dicho anteriormente que el valle del río de San Rafael muy amplio al Oriente de Real Viejo y Bejarano es un campo de grande expectativa, desde el punto de vista del aceite mineral. La existencia de exudaciones de chapopote en varios puntos de la periferia del gran malpaís de Presas Aldama del que hemos querido dar aquí alguna idea, indica que esta región petrolífera es muy extensa y que con seguri- dad el malpaís veda o cubre un buen terreno que a no ser por la costra de lava enseñaría sus chapopoteras. A ANA A as Di E A A A AA A AAA A A A NS A a E md PETROLEO EN EL SUR DE TAMAULIPAS 259 - Enel rancho del Jobo en la parte oriente del malpaís a no muy gran distancia del macizo principal de el Cautivo, una chapopotera se ha abierto paso al través de gruesos bancos de lava. Al Sureste del Jobo, y hacia la orilla del malpaís se encuentran otras chapopoteras y escurrideros en la Hacien- da del Sabino. Es indudable que aun los buenos terrenos petrolíferos de México, lejanos de los centros en actual explotación, para hacerlos productores se necesitan muy asiduos y detenidos estudios geológicos, trabajos de perforación e inversiones considerables de dinero. Día llegárá en que desarrollada in- dustrialmente esta interesante región de Tamaulipas, y cono- cidas sus peculiaridades, se habrán de hacer perforaciones quizá aun al través de la torta de iava de Presas Aldama, el más extenso malpaís del Norveste de México. México. Octubre de 1917. 1.” MITA SAL Y ' vi pm PAGA TE SA ta AA AROSA y 1 me e > a a ob lid ordre A A o AA O AR IET TECOAMA OLA LO A ni a ASA he A cda E EC 20 olla y EL) US: ALLE ADO O sr Esc h 80 ) podido O oh Cobra ito EPA E 50 dra e SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO AIZATE>.—MMOIRRS, T 38, 271 CIPACTONAL (DE LA “CASA DEL ADIVINO», EN UXMAL, YUCATÁN) POR EL LIC. RAMON MENA, M. $. A. ¿Sesión del 6 de mayo de 1918.) (LAMINA XXVHI.) Antecedentes. —En el Salón de Monolitos del Museo Ar- queológico de esta Capital, existe un bellísimo ejemplar, dig- no de atención, tanto por la perfección del trabajo escultu- ral, cuanto por el simbolismo que encierra. La pieza procede de la fachada Poniente de uno de los Templos de Uxmal, en Ticul, Yucatán, denominado: Casa del Adivino”, ahí, la pieza en estudio, coronaba una puerta y era una referencia arquitectónica y simbólica; pero el atre- vimiento de la ignorancia, desintegró un monumento in situ, para allegar al Museo, objetos que exhibir en 1910, ¡Cómo si faltaran antigiedades notables en el augusto recinto de nues- tras reliquias del pasado! Mas ni la falta, hubiera justificado el imperdonable acto de bandalismo arqueológico, por des- gracia, repetido en aquellos áías con otros monumentos. Descripción. —Una cabeza humana, de fino modelado apa- rece dentro de las fauces de gran serpiente; larga espiga re- mata la porción posterior del ejemplar que está esculpido en un solo bloque. 1398 48 77 a ATTE MRANON MERA VIC IASnS ATEAES El ojo de la serpiente tiene ceja de plumas, y abajo, ban- deletas ornamentales de papel; los belfos están orlados de o 2 ma e. A OSA Cipactonal, escultura procedente de Uxmal, Yuc. figuras que son cortes de caracol, y de otras como en U inverti. da, que son signos de la tierra. Arriba y atrás del belfo supe- rior, hay dos punzones de los típicos para el autosacrificio sacerdotal; el belfo inferior lleva barbilla a manera de fleco. De la garganta de la serpiente sale una cabeza humana, y queda entre 4 colmillos de forma de gancho. AE Banda de chalchihuitl sobre la frente y un casco que puede ser de plumas, integran el tocado de esta cabeza; de las sienes bajan 5 bandas de papel y caen sobre las orejeras que son también de chalchihuitl. Subre la frente, en la línea me” o A A A A ERAS AAA A A XX VIIT. Tomo 38, lám. “Alzate” Mem. Soc. de Uxmal. al Cipacton 4. É y A A e IS ae ALEA DAN hi vi e e MUA 127 Y de CON E A ' ERA, (e AR 7 , Y Ml A IB XX VIITT. Tomo 38, lám. “Alzate” Mem. Soc. Uxmal. de al ipacton ( a NA AO CIPACTONAL 273 dia de la cara, una figura roturada, separa los cha:chihuitl en dos grupos de 4 cada uno; la tigura rota puede ser, el pá- jaro del Dios del Fuego. La nariz va perforada para tener nariguera o yacametzli, de plumas. En el carrillo derecho, a guisa de tatuaje, aparece una flor de la que emanan volutas superiores e inferiores, alcanzando éstas el mentón; la técnica de las volutas, indica ser de mo- saico; grupos de 2, 6 y 7 esferillas, tocan tangencialmente las. volutas. Dimensiones.—La altura del monumento es de O m. 77 y el ancho, de O m. 23. La longitud de la espiga posterior, es de O m. 52. La cabeza humana mide O m. 28 de altura. Interpretación.—La cabeza que hemos llamado de serpien- te para facilitar la descripción, no es otra que la del cipactli, . individuo de la fauna indígena americana y que puede refe- rirse al narval oal aligator; aunque estilizado en el monu- mento, es reconocible y da el nombre de la deidad que encie-- rra, o sea Cipactonal, Dios creador del día, de la luz, del ca- lendario, íntimamente relacionado con el Dios del Fuego, «nahui acatl», por lo que aparece el número 4 (nahui), en el tocado; se relaciona asimismo con Macuilxochitl (cinco flor), que proteje las cosechas, por eso el numeral 5 (macuilli) está en las bandeletas de las orejeras y en las plumas, o mejor gli- fos solares de la ceja; la misma simbología ofrecen los signos. en U. La barbilla o fleco del belfo inferior, hace alusión a Tezca:- tlipoca, uno de los Soles creadores. Cortes de caracol orlan los belfos y se refieren a Venus. Precisamente a Venus y ala Vía Láctea, aluden los asteris- cos tangenciales de las espiras o lenguas de fuego que ador- Mem, Soc. Alzate, t, 38.-- (29, yv. 1919).—19.. 974 LIC. RAMON MENA nan la porción derecha de la cara humana; son 4 y salen de una flor, por lo que bien puede aventurarse la interpretación del nombre Xochicuecaltzin, uno de los nombres del Dios del Fuego (tlecuecatzin, señor de la casa del fuego, y xochitl, flor); pues esa casa decíase existir en el agua o entre las flores. Además, las llamas del fuego son 4 y la figura estropeada que corona la parte céntrica del tocado, no puede ser otra que el xiuhtototl, pájaro que acompaña, adorna. y significa en Có- dices y esculturas, a Xiuhtecuhtli, Señor del Fuego, cuyos atributos en este monumento, como que se subordinan a la idea de cipactli y arrojan todos los de la deidad cosmogónica "CIPACTONAL, Por qué existe un Dios nahua en pleno territorio maya? La respuesta es fácil: casi un siglo antes del año 1000, los tolteca se habían retirado al Oriente y al Sur, en donde eri- gieron Uxmal, por eso en aquellos palacios encontramos siempre deidades, lecturas y ornatos nabuas, influenciados, indudablemente por el medio, los materiales y la técnica de otra familia. Quien desprendió esta cabeza de su Templo, le impuso el nombre de «Reina Maya», nombre palpitante de estulticia; hemos visto en efecto, tratarse de una deidad masculina y que no es maya. El edificio, el Templo del que fué retirada, ostenta cornisas de plumas y meandros con estilizaciones del signo agrícola nahua, malinalli. Los nombres con los que ahora son conocidos los edificios ruinosos de Uxmal, y en general los de todo Yucatán, fueron impuestos por viajeros y visitantes muy posteriores al siglo XVI, y caso curioso: al Templo de la Deidad en estudio, la llamaron: «Casa del Adivino», y fué Cipactonal, en épocas pretéritas, tenido por adivino. La piedra calcárea en la que fué esculpido este Dios, tuvo «sin duda, colores: azul, amarillo y rojo, principalmente. CIPACTONAL 275 Los maya, denominaron ZTutul-xóíu a los nahoas autores de Uxmal y de explorada arqueología es que tal palabra es una manera maya de decir Xiuhtotol, que era el nombre de los nahuas adoradores de Xiuhtecuhtili. Estudiando monumentos como el antes presentado, afines de los mayas, pero de diferente cultura, es como se puede, entre otros medios, ultimar el conocimiento del grandioso bloque arqueológico de Yucatán. México, mayo 6 de 1918, e Ñ NN IN 7 ho) 109) añ 0) e y 4 4 y 4 h UY AN TA 2 el bi Ms Ñ pi EN a ; ñ 1 | 1 ! e í le P po MS a) My MN f a b A 5 1 Mn LA N $ o AE y No "MOS MOTTA Me de s sx Al ve el enc PE rl Ñ 5 ete ás: 6160 acia JODAS donde cc sud bit noel ao Jopl AF QDD AS RODA: o ¿Bs mobi do" le ato did O Ñ Muga Col: A E! AS WII P 08 al E ME iobada: ADO a IO COS acre mie JEisA RA NADIE SAVIO ña to d4 9 reo TÍA al da ini DOLO IA arN Shi wa AMA NO MTS yde ' pu ON aa Eo: DA ¡ ebl y ' j ; AÑO 08 fe rr ' ; oa AS dl 100 AAA e qe E 5 » A Al y y Y y Á lo ' t 7 9 el 1 dE / $ A cen Y Ñ ; j k ' be / P ES e SOCIÉTE SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZA1E>.— MÉMOIRES, T. 38, 277 MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO Y SU VACUNA PREVENTIVA. POR EL DR. EUTIMIO LÓPEZ VALLEJO, M. S. A. (Sesión del 1? de julio de 1915.) (LÁMINAS XXIX-XXX.) Cuando en 1876 tuvo México los primeros médicos veteri- marios, y empezaron a llegar a nuestro país las primeras lu- ces sobre la existencia y acción de los infinitamente peque- ños; cuando el genio inimitable de Pasteur nos trazó con pre- cisión casi matemática, el camino que debía conducirnos al conocimiento exacto de la verdadera causa de muchas enfer- medades del hombre y de los animales, fué entonces cuando se conmovió en nuestro país, el pedestal sobre el cual descan- saba la medicina nacional. Desde esa época han surgido ver- daderas notabilidades médicas que con ardorosa fe se han de- dicado al estudio de las enfermedades microbianas especia- les del hombre o de los animales domésticos, confirmando la transmisión de muchas de éstas al hombre. Entre las diversas enfermedades de los animales domés- ticos cuyo estudio corresponde a la Medicina veterinaria, existen algunas del cerdo que han preocupado profundamen- te la atención de los médicos y de los criadores del ganado de cerda, porque generalmente se presentan en forma epizoóti- 278 DR. EUTIMIO LOPEZ VALLEJO ca, son contagiosas y casi siempre mortales. Estas enferme- dades a que me refiero son: el Rouget (Mal Rojo), que la pro- duce un bacilo descubierto por Pasteur y Thuillier y defini- tivamente descrito por Lófller; la septicemia de los cerdos, oca- sionada por el bacillus suisépticus, llamado también B. Sui- cida o B. bipolaris suisépticus, y el Hog colera, cuyo factor etiológico es un bacilo de forma ovoide y con extremidades redondas. descrito y estudiado por Salmon. Ahora bien, la enfermedad del cerdo a la cual me voy a re- ferir en este trabajo es la que se conoce en México con el sim- ple nombre de «Mal Rojo». Mi inolvidable y sabio maestro D. José de la Luz Gómez, presentó a este respecto en 1882, ante la Academia Nacional de Medicina de México, un impor- tante estudio sobre esta enfermedad, el cual fué conceptuado por algunos hombres de ciencia, como notable y acreedor a recompensa, pero a pesar de esto, no hubo de parte de dicha Academia para el incansable profesional Sr. Gómez, el debido. estímulo por su laboriosidad, a fin de alentarlo en su ardua labor para completar sus investigaciones sobre cuestión de tan alta trascendencia para la ganadería del país. Inspirado por dicho estudio, e impulsado por el interés que he tenido desde hace algunos años, por los estudios bac- teriológicos, he venido estudiando algunas enfermedades mi- crobianas de los animales domésticos, habiéndole tocado su turno en esta ocasión al llamado «Mal Rojo», debido a una oportunidad que se me presentó en el ejercicio de mi profe- sión. El 6 de abril del corriente año, el Sr. Armando Tron, ve- cino de Coyoacán, D. F., solicitó mis servicios profesionales como Médico veterinario y como Bacteriologista, para visitar MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO Y SU VACUNA PREVENTIVA 279 en la calle de Aguayo núm. 1 de la referida Municipalidad, un depósito de cerdos entre los cuales había aparecido una enfermedad que le estaba ocasionando muchas defunciones. Pasé a dicha finca y pude ver once de estos animales con los siguientes síntomas: poco apetito, calosfríos, vacilación muy marcada al andar, tendencia a echarse en lugares obs- curos; temperatura de 419 y hasta de 42, vómitos en algunos, diarrea amarillenta y fétida en todos; respiración difícil, rui- dosa y con sobresaltos. En algunos observé extensas man- chas rojas persistentes sin calor ni dolor, en los muslos, 1n- gles, piel del vientre y garganta. Por estos síntomas y por el carácter contayioso de la enfermedad, sospeché desde luego que podría tratarse de lo que en México llamamos de cifra; también se reunen aunque pocas veces en número de tres formando cadena. No tiene esporas ni cápsula; no toma el Gram ni se tiñe por el proce- dimiento que se emplea para los ácido-resistentes; no pude encontrarle pestañas. 29 EXAMEN EN CULTIVOS. Es aerobio facultativo. En caldo simple se desarrolla a 37” como temperatura óptima; hay enturbiamiento uniforme del medio a las 12 horas y no forma velo. La reacción del caldo es alcalina; no tiene olor ni pigmentos. En caldo Martin su desarrollo es exuberante. En gelosa simple aparecen a las 12 horas de estar en la es- tufa a 37” colonias con el aspecto de placa abovedada, con bordes algo sinuosos y un poco plegados en círculos concén- bricos. En gelatina aparecen a las 12 horas y a la temperatura del laboratorio colonias con desarrollo lento, de aspecto unifor- Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám. XXIX. Fig. 1 —Frotis de bazo de un conejo muerto a los 7 días de inyectado. Bg Fig. 2 —Cultivo de 24 horas en gelosa de pulpa esplénica de conejo COCO-BACILO DEL MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO. Mem. Soc. «Alzate», T.38 lám. XXX. Fig. 7.—a4 aa Coco-bacilo del Mal Rojo mexicano del cerdo, Frotis de sangre del cerdo testigo.» MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO Y SU VACUNA PREVENTIVA 289 me y de color blanco sucio; no licúa el medio, no tiene olor y el aspecto en piquete es uniforme. En suero solidificado el desarrollo del coco-bacilo tiene ca- si los mismos caracteres que el que presenta en la gelatina. En papa a las 12 horas de estar en la estufa a 37” apare- cen colonias con aspecto de barniz, resaltando claramente so- bre el color de la papa. 39 CARACTERES BIOQUIMICOS. No hace fermentar la lactosa, ni la maltosa, ni la glucosa. No tiene acción sobre los hidratos de carbono. El coco-bacilo en estudio no tiene acción alguna en los si guientes medios de cultivo que se emplearon para su siem.- bra: caldo simple glicerinado, id. con carbonato de cal, id. con lactosa y carbonato de cal, id. con lactosa y tornasol, id. con glucosa y tornasol. Por último, gelosa glicerinada. 40 AGLUTINACION, no la hubo. 39 INOCULACION A LOS ANIMALES. En el transcurso de esta exposición he relatado detallada. mente los resultados que obtuve al inyectar los animales que me sirvieron en mis experimentos, tanto con cultivos viru- lentos como con cultivos atenuados del coco-bacilo del «Mal Rojo Mexicano del cerdo». México, junio 26 de 1918. Mem, Soc. Alzate, t, 38.-- (5, VI. 1919).—-20. - e ] Ñ w 1 a Mora E 1 o E e o Ts : . Y e a 4 5 53 + Ñ pS E ted o 78% armarios aro Y co dl MBA Es o Sl e 7 > 0 e o 7 ee o E a . ax vorálo sas 0 aten lo udivil DE ÓN ojala ola 09 ñ A Siotiar «>» aJaébia 14.0 5 epale ali 0900 dub o lluaiaco bi ls od Soo Y ntrÑa lmgél ns Abneria 30p pu BO" BÓT9L0A4 199 20H í re rar "1 etudro sl 16 tubrd BE plriod £T- 22) El mm Em 158 VE Vi B Mio oa tt ont PY Dl ] Y rn > = da S -/+22 > Ms Ñ A ñ Y >i 5 Ñ = k ] o pe $ 4: ) di NN Ce q” f Her ) YU yy y 47 ¿eE 7 de SE Mi “ va na 15 ' G A PATA Eibar or IE Na aotdre N, Ak de E dy eS tf: > po rn Dolo iaa 8 Me O [ E Ñ ' ' bs Í í Í t ar Y = E a ¡ / ' ! lr ¿ fi 1 > - Y EN LR al otr Marat odiar dr AAA Gober om Mb 1 ER pepe ¡Derrota | O. AMA coño Na lo 12d no) ABRO aSae 4 YÍ: ¿u4b 109 06103 | | coral ocoind E . e mia ye dy sigui e y : , p La SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.— MÉMOIRES, T. 38, 291 APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA. COMENTARIO CRÍTICO SOBRE «MEXICAN ARCHAEOLOGY> POR JOYCE. POR HERMANN BEYER, M. S. A. (Sesión del 2 de septiembre de 19158.) Thomas A. Joyce, M. A., Mexican Archaeology. An Introduction to the Archaeology ofthe Mexican and Ma- yan Civilizations of Pre-Spanish Ame- rica. With many lllustrations and a Map. London, Warner, 1914, 1 vol. 8, XVI y 384 págs. El manual de arqueología mexicana cuyo título exacto precede a este artículo, se publicó desde 1914, Pero llegó mucho más tarde a México, y hasta ahora no he visto ningu- na discusión sobre su contenido. Probablemente ya han sali.- do críticas en las revistas extranjeras de arqueología, antro- pología, etnología, etc., pero como éstas desde hace años no llegan a México, mis siguientes apuntaciones tienen el carác- ter de novedad siquiera para nosotros aquí. Aunque el libro de Mr. Joyce no es del todo satisfactorio, por lo menos es el mejor de los que han aparecido sobre este asunto en los últimos años. El autor ha estudiado con deten- 292 HERMANN BEYER ción la literatura sobre arqueología mexicana y se ha asimila- do lo más importante de ella. En el texto están citados algunos investigadores como Se- ler y Maudslay, pero faltan otros de no menos importancia como, por ejemplo, para la cultura maya Fórstemann y Good- man. Para un libro de la índole del nuestro, que sólo preten- de ser una obra de introducción, naturalmente, no puede pe- dirse un registro de todos, o de la mayor parte de los autores que han tratado el tema, pero sí, nombres como el de Fors- temann debían estar mencionados por tratarse realmente de uno de los fundadores de la arqueología maya. Lo que también hace falta al libro es una pequeña biblio- grafía de las obras más importantes que existen sobre el asunto para que el lector interesado pueda seguir sus estu- dios. Es cierto que el autor refiere en el prefacio a una obrita del Dr. W. Lehmann, pero ésta es de índole netamente cien- tífica y trae muchas publicaciones que al principiante sólo asombran y desvían. Joyce divide su libro en dos partes de casi igual tamaño. La una está dedicada a la exposición de la arqueología mexi- cana propiamente dicha; la otra, a las antigúedades mayas. En la primera mitad están comprendidas también las civiliza- ciones totonaca, zapoteca, tarasca, etc. Teóricamente se pu- diera objetar que se hayan reunido cosas heterogéneas, pero, para la práctica, me parece bien este sistema, porque lo poco que sabemós de las mencionadas culturas no justifica un tra- tamiento especial y aislado. En cambio, de los antiguos ma- yas ya sabemos ahora tanto con seguridad que la detenida discusión de su calendario, ritos, arte, historia, llena centena- res de páginas. Por lo general, Joyce trata con criterio sano su objeto, absteniéndose de reproducir teorías fantásticas y opiniones AA APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 293 superficiales. Sus errores vienen más bien de una falta de conocimientos en cuestiones de detalle que de ausencia de espíritu de crítica. En quince capítulos presenta el autor un cuadro de las antiguas civilizaciones de México y del Norte de Centro-Amé- rica, tratando las diferentes culturas en sus aspectos inte- lectuales y materiales. El estilo sencillo y ameno atraerá sin duda a un numeroso público que desea informarse a grandes rasgos sobre las extrañas antigiedades de México que en- cuentra en los museos. Para libros de vulgarización científica las ilustraciones son de suma importancia. Joyce trae bastantes; sin embargo creo que un aumento todavía sería provechoso. Las láminas en medio tono son excelentes. En cambio, los dibujos hechos a pluma, son algo toscos y se pierden los detalles. Eso viene de que están intercalados en el texto que está impreso en pa- pel grueso y áspero. Si para una siguiente edición se cam- biara el papel por uno más liso y delgado, pudiera el autor insertar dibujos más finos y añadir algunos pasajes de texto sin aumentar el espesor del libro. En este caso también ha- bría espacio para la bibliografía. Y en-— tonces no sería necesario llenar a ve- ces tres páginas en seguida sin hacer apartes. Los puntos dudosos y los errores que tengo que señalar comienzan en la pri- mera lámina. En ésta está representado en colores una máscara de mosaico (fig. 1) que se- eún Joyce representa a Tezcatlipoca, > La determinación de esta pieza no es Fig, 1 —Máscara de Mietlan- tan fácil, porque no es un caso típico. tecutli con pintura facial deT a pintura facial corresponde por su Tezcatlipoca (variante). a : ¡ Museo Británico, Londres. forma, fajas horizontales de dos dife- 294 HERMANN BEYER a rentes colores, a la de los dioses Tezcatlipoca y Huitzilopo- chtli. El primero tiene bandas alternativas de negro y ama- rillo, y el segundo de azul y amarillo. Así la máscara tiene las bandas azuladas en común con Huitzilopochtli y las negras con Tezcatlipoca. Sin embargo, creo que hay una salida de es- ta contradicción. Evidentemente el artífice de la máscara sólo quiso distinguir entre el color negro y otro claro y aplicó la tur- quesa para las fajas que en las pinturas son de amarillo. Efec- tivamente las partes de color azul verdoso corresponden en su posición a las que son amarillas en piezas típicas. Entonces tenemos aquí una variación de la pintura facial de Tezcatlipo- ca. Pero eso no quiere decir que por eso se trate de una re- presentación de esa deidad. Para significar a Tezcatlipoca debía la máscara poseer otros emblemas indispensables de este dios, como su espejo con llamas en las sienes, su adorno de dos plumas blancas en el pelo y una placa azul en la nariz. La fig. 2es la cabeza del dios Mic- tlantecutli como quinto de los . —mietiantecutii, «señor del por eso, podemos ahora clasificar la lugar de muertos». máscara de mosaico con exactitud "oP*lamat Aubin. pág, 3. como florece en las regiones altas (p. 4). El hecho es que la Tierra Fría es la preferida de esta planta. Los grandes centros áe producción de pulque están situadas en la Mesa Central. (Que los aztecas hayan establecido una fortaleza en Metzti tlán (p. 6) lo contradice el autor mismo más tarde (p. 113), donde correctamente enumera Metztitlán entre los Estados independientes. En Cotaxtla se hablaba mexicano como se ve con claridad en documentos del siglo XVI.? Entonces no debe localizar se en el «distrito totonaco» (p. 23). Presume el autor que un cuerpo de <«Toltecas» que se es- tablecieron en Michoacán fueron inmigrantes totonacos (p. 29). El pasaje se refiere evidentemente al Lienzo de Ju- cutácato, y como éste contiene leyendas en lengua mexicana, queda fuera de lo posible que se tratara de totonacos. Estos emigrantes eran nahuatlaca, gente de la gran familia lingúís- tica a que también pertenece el azteca. Respecto a las representaciones de deidades reproduci- das en las págs. 34-35 hay que decir que <«D. Ciuapipiltin» es un plural y debía ser o hubiera sido más característica la figura del dios negro que la del rojo que aparece. En la pág. 44 Joyce también toma cómo típica forma la del Tezca- tlipoca negro. 296 HERMANN BEYER Que la línea vertical en la cara de Cinteotl represente lá- a rimas e indirectamente lluvia no me parece tan «probable» (p. 33). Seler explica esta raya como símbolo del campo cul- tivado. * De todas maneras es un detalle de significación y origen dudosos. No sólo Tepoztecatl (p. 43) lleva una hacha, sino todos los dioses del pulque de la región central la tienen. En la pág. 45 dice Joyce que se haya identificado al Tez- catlipoca negro con los dioses Camaxtli y Huitzilopochtli. Un pasaje de la «Historia de los mexicanos por sus pinturas», empero, no deja lugar a dudas de que se trata del Tezcatlipo- ca rojo en este caso. * (Jue Quetzalcoatl hubiese sido tomado como blanco entre los antiguos mexicanos (p. 47) es una aseveración muchas ve- ces repetida. Sin embargo, en los códices pictóricos precor- tesianos no se ve nada de eso. Al contrario, aparece allí con cuerpo negro y cara parcialmente negra y amarilla o también completamente negra (fig. 3). El misionero blanco es un pro- ducto de los tiempos posthispánicos. Llamar al calmecac «public school» (p. 47) me parece una expresión no muy feliz. Con más razón se pudiera aplicar al telpochcalli. El calmecac más bien era una especie de semina- rio, un lugar de educación religiosa y científica, un instituto de instrucción superior si se quiere. Dice Joyce que es difícil encontrar representaciones pic- tóricas de Oxomoco y Cipactonal (p. 50). Estas se ven, por ejemplo, Códice Borbónico, pág. 21, en el petroglífo de Coa- tlán? y el M.S. de Sahagún en la Biblioteca Laurenciana de Florencia. * En la página 50 están mencionados como emblemas espe- ciales del dios Tonatiuh su disco solar, su ornamento de la nariz y largas plumas de quetzal. El primer detalle está bien, APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 297 pero los otros dos no sirven para caracterizar esta deidad. Una varilla de chalchihuitl que atraviesa el cartílago de la Ct CN Fig, 3.—Quetzalcoatl.—Tonalamatl de Aubin, págs. 3. nariz la tienen también los dicses Tlaloc, Tonacatecutli, Quetzalcoatl, Xochipilli, Cinteotl y otros más. Y plumas de quetzal están tan profusamente empleadas para adorno de dioses y grandes personajes, que de ningún modo pueden tomarse como símbolo de algún ente mitológico. Lo que es característico del dios solar en representaciones del Sur no son plumas de quetzal sino de águila y además unas fajas que 298 HERMANN BEYER parecen de cuero que salen de la coro- na de plumas de águila (fig. 4). En el arte de la región central Tonatiuh lle- va una corona de plumas rojas de la cual salen algunas plumas de quetzal. Pero éstas no son indispensables como demuestra la fig. 5 en que faltan. Así, evidentemente, lo que importa son las plumas rojizas. Fig, 4, —Silla con emblemas , del dios solar. Que aparezcan frecuentemente ma- Códice Borgiano, pág. 52. riposas en el pelo de Xiuhtecutli (p. 53) no es cierto. Las tiene la diosa Xochi- quetzal. Una mariposa mítica, itzpapalotl, es mencionada como adorno de la cabelle- ra de Otontecutli. Tepeyollotli no tiene cabeza de oso (p. 55) sino de tigre (jaguar). Las caracte- rísticas manchas de la piel de este animal Fig, 5,—Tonatiub, : . 6 A mona PE BI icea und identificación exacta. Mr. Joyce pretende haber hecho su lista de los patronos de las veinte trecenas del tonalamatl (p. 62) según el Códice Vaticano A. Pero el original trae muchas veces dos dioses o emblemas, para una trecena. Si uno quiere poner sólo la más importante deidad, se debía escojer la que se repite en la se rie de los —deno minación bien problemática—compuesta de diferente man e ra en los manuscritos (p. 64), sino de dos distintos grupos, el uno puede llamarse «la serie de las trece aves», el otro tiene la denominación auténtica de (misma página) probablemente es error tipográfico paca «ocotl pine». Poner cardos en las ventanas (p. 98), tenía sus dificultades entre los aztecas, porque sus casas carecían de este confort, como hoy todavía las chozas de los indios no tienen ventanas. En la ilustración 14 A (pág. 104) no se trata de un perro rojo. sino del xolocozcatl, de la efigie azul de un perro que el bulto del muerto tiene colgado sobre el pecho. No sé en que autoridad se basa Joyce para afirmar que con la ceniza del muerto se juntó su bezote para servir de «corazón» (p. 105). Yo sólo he visto mencionado un chalchi- huitl para este fin- La elección de Huitzilihuitl como jefe no ocurrió en Coa- tlichán (p. 110) sino en Cohuatitlán. ? En la pág. 113 está citado Quauhtitlán entre los Estados independientes en tiempo de la Conquista. De los pequeños señoríos en el Valle de México, sólo el de Tlacopan (Tacuba), pudo conservar su libertad, formando parte de la triple alian- za México-Tetzcoco-Tlacopan. Todos los demás estaban su- jetos o tributarios de esta confederación político—militar. Que el arma distintiva de los aztecas haya sido el arce (p. 124), no es cierto. Su arma favorita y más importante fué la macana (maquabuitl). Las pinturas de su peregrinación naturalmente no se pueden utilizar como documentos histó- ricos, son tradiciones de un período mítico, historia ficticia. APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 301 También es falso que Huitzilopochtli y Camaxtli estén ge- neralmente representados con arco (p. 125). Camaxtli como cazador, sí, tiene una vez un arco (Atlas de Durán, trat. 20, lám. 6), pero Huitzilopochtli ostenta siempre el atlatl, el pro- pulsor de dardos. La explicación que propone Joyce para los « en general. * Que la pieza de oro de Tehuantepec (lám. XI, fig. 5) ha- ya sido utilizada como bezote (7ip-pendant) me parece poco probable. Un colgajo de esta forma y tamaño hubiera resul- tado en extremo incómodo para la barba del más vanidoso cacique. La otra explicación como adorno de oreja (p. 145) —dejando a un lado la contradicción —igualmente es poco sa- tisfactoria. La palabra nequen (p. 150) de los antiguos autores se re- fiere a la fibra del maguey, por eso no puede haber sido cam- biado más tarde por ésta. Los gansos domesticados (pág. 154) deben haber sido to- davía más raros en el antiguo Anáhuac que hoy día. La gran pirámide de Cholula no fué dedicada a Quetzal- coatl, sino a Tlaloc. *! «Escultura (o tallado) en piedra prácticamente no existe» en Teotihuacán, dice nuestro autor (pág. 173). Una mirada al Museo local de aquel lugar le puede convencer de lo contrario (fig. 8). Hasta en el caso de limitar el aserto a decoración ar- quitectónica, resulta incorrecto. Hay partes de columnas de piedra labrada, cornisas y tableros con discos en bajo relieve (fig. 9) y fragmentos de ornamentación mural esculpida (fig. 10). HERMANN BEYER 302 Fig 8,—Museo de T eotihua 1. pi Ín. APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 303 La fotografía de Xochicalco (lámina XITI, fig. 2) no muestra la pirámide en su estado actual (pá- gina 176) sino en las condiciones antes de la restauración efectua- da por el señor Leopoldo Batres. No es completamente exacto que en «uno» de los edificios de Mitla se haya descubierto un fresco en la bs > Eo V Fig, 12.—Raíz de árbol, Fig. 13.—Raíz de árbol, Fig. 14,—Raíz de árbol, transformada en cabeza transformada en cabeza transformada en cabeza de cocodrilo, de cocodrilo. de cocodrilo. Códice Vaticano B, p. 17, Códice Vaticano B, p. 17, Códice Vaticano B, p. 18, puedo aceptar. En este caso, como en otros dibujos de árbo- les (figs. 15 y 16), las raíces están transformadas en cabeza de cocodrilo. Hl cipactli es el animal con espinas, con protube- rancias, y la áspera raíz de un árbol parece ser un ente pro- visto de semejantes eminencias. Me parece que Stempell ha determinado correctamente el aye mítica moan como buho o tecolote '* en vez de falcón (pág. 238). Mem, Soc, Alzate, t, 38.--(17, VI. 1919).—91. 306 HERMANN BEYER Fig. 15,—Arbol mítico. Códice Fejérváry-Mayer, p. 25. Fig. 17.— El ?enitente. Códice Borgia, página 10, Fig. 16. - Arbol (Jeroglífico de un lugar llamado Quauhnahuao), Códice Nuttall, pág. 51. En el caso de Quetzalcoatl no se trata de un ojo que llora (pág. 246), sino de un ojo sacado de su cavidad, siendo eso un símbolo de la mortificación, de la peniten- cia (cf. la fig. 17). La repartición de los sím- bolos de los colores en los cuatro puntos cardinales (pág. 256) no me parece bien acertada. Las asociaciones de estossignos con losjerog- líficos de las direcciones —— A AA APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 307 del mundo que encontramos por ejemplo, en las págs. 30-81 y 42-43 del Códice maya de Dresden, prueban que el sistema que aboga Seler '% es más justificado por los hechos. Enton- ces fig. 18 a designa al Este, b al Norte, c al Oeste y d al Sur. Fig. 18.—Jeroglíficos mayas de los colores de los puntos cardinales. Joyce niega que el Códice de Dresden contenga pruebas para el uso del sacrificio humano entre los mayas (pág. 261). Pero dibujos como las figs. 19, 20 y 23, sacados de este manuscrito, no dejan lugar a dudas en este respecto. En la fig. 19 te- nemos a un hombre desnudo y muerto echado sobre el tronco abul- tado de un árbol. La tremenda he- rida que muestra su pecho indica con toda claridad que está sacri- ficado ritualmente, quiere decir sa- cándole el corazón. Sus manos y pies están atados con cordeles. El ojo de- recho está dibujado de la manera convencional de los ojos de cadáve- res y el izquierdo lo sacó un buitre que para entre las ramas del árbol. Fig, 19.—Arbol con víctima humana Códice de Dresden, pág. 3. 308 Fig. 20.— Hombre sacrificado. Códice de Dresden, pág. 42 HERMANN BEYER De la herida del pecho de la si- guiente figura (fig. 20) sale una fa- ja ondulada que termina en el je- roglífico ahau y un adorno (de plumas?) El signo ahau corres- ponde al jeroglífico mexicano xo- chitl «flor». Flores y el jeroglífico del chalchihuitl los vemos conec- tados de un modo análogo con los pechos de las figs. 21 y 22. Estos dibujos, de un códice na: hua, indican la sacada del cora- zÓn, y su semejanza con la figura maya nos permite determinar Fig. 21 — Represen- tación simbólica del sacrificio humano. Códiee Fejérváry-Ma- yer, pág 24. también ésta como repre- sentación del sacrificio hu- mano. El corazón de la víc- tima es la cosa preciosa, la flor, el chalchihuitl, el plu- maje hermoso. En el tercer caso del Códice de Dresden se trata de un hombre dego- llado o más bien decapitado (fig. 23). Por sus brazos ama- rrados con una soga queda justificado que se trata de un prisionero. El objeto de la fig. 24 alo interpreta nuestro arqueó- logo como bolsa para copal (págs. 278 y 310). Seler le da la explicación de anillo de concha que he aceptado. ** Fig, 22.—Representa- ción simbólica del sacri- ficio humano. Cód. Fejérváry-Mayer, p. 26. APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 309 En las figs. 24 b-f doy unas variantes del mismo emblema. Figs. 24 e y fson adornos de oreja y creo que está fuera de lo posible que los mayas se hayan embellecido sus orejas con bolsas de copal. Semejantes al adorno que acabo de describir me parecen las agarraderas de los atlatl como los pinta el Códice Borgiano (fig. 24 g-¿) quiere Fig. 23. —Hombre de- Aecir, los tomo también por cortes de con: deves a chas. Esta suposición encuentra su com. ice de Dresden, E pág 45. probación en el hecho de que el atlatl del g: Fig. 24. —Objetos de concha. 4. Detalle de un vaso decorado de Neb.j, Guatemala.—6. Copán, Hond.—C. Yaxchilan, dintel 9.— 4. Yaxchilan dintel 2.—+e. Estela I. Copán. /. Estela F. Quiriguá. £. 4.7. Códice Borgiano, p. 61, 51 y 49. 310 HERMANN BEYER Museo Británico efectivamente tiene una especie de presillas fabricadas de concha o caracol marino. Que la única arma en Palenque constituya el hacha (pág. 279), lo contradice el autor mismo con el grabado del relieve del Templo del Sol de Palenque (pág. 344) en el cual se ve cla- ramente un escudo y dos lanzas. Mr. Joyce se rompe la cabeza acerca los objetos circulares que llevan los guerreros de los relieves de Chichen Itzá en el cinturón (pág. 290). Se trata de un escudo calado y adornado con mosaico de turquesa, liamado tezcacuitlapilli, que guarne- ció en la espalda el nudo del ceñidor o del paño que cubre las caderas. El zoólogo Stempell clasificó el animal E (pág. 299, fig. 62), como armadillo. '* Las orejas y cintas verticales excluyen la posibilidad de que sea un caimán como supone nuestro autor. Da lugar a equivocaciones hablar sencillamente de «Sacri- ficios> (págs. 309-311 y 317), porque en la región maya existen ruinas llamadas «Altar de Sacrificios». Joyce se refiere, em- pero, a la «Isla de Sacrificios» y sería mejor poner siempre el nom bre completo. Un error geográfico es localizar Tula en el Valle de Méxi- co (pág. 355), y otro, poner Tehuacán en la orilla de este valle (pág. 356). Nuestro mexicanista, quizás, quería decir «Mesa Central». La aseveración de que ningún dios de las tribus chichimeca, azteca y otomí se encuentre entre los regentes del tonalamatl (pág. 364, nota), no soporta la crítica. La diosa chichimeca Itzpapalotl preside la décimaquinta treceua, Huehuecoyotl, dios de los otomíes, la cuarta, y los aztecas adoraban a todos los dioses del tonalamatl. Lo que sí es notable, es la ausencia de Huitzilopochtli en el círculo de las deidades del libro au- gural, APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 311 Para la sincronía de las fechas mayas con nuestra era (Apéndice I11), me parecen más aceptables los sistemas con- servativos de Spinden Y y Morley. ” Con respecto a la ortografía de nombres indígenas, cues- tiones de lingúística y errores tipográficos mencionaré los siguientes casos: La zen palabras aztecas no tiene el sonido de la misma letra en la palabra inglesa «zebra» (pág. 4), sino el de la s en «sir», etc. En la pág. 27 escribe Joyce Zociyoeza y Zociyopi en vez de Cocijo-eza y Cocijo-pij. No comprendo por qué Mr. Joyce siempre habla de los Mimizcoa (págs. 37, 46, 55), cuando pone el singular correcta- mente Mixcoatl (pág. 32). Enel mexicano clásico se dice tlachtli y no tlaxtli como está escrito constantemente (págs. 42, 165, 166, 170, 240 y 301). Quetzpalin (págs. 60, 62, 78 y Apéndice I), debe ser o qietzpalin (ortografía antigua) o cuetzpalin (ortografía mo: derna). Pág. 81 trae Chimamalpopoca en vez de Chimalpopoca y pág. 91 Tlanamacac en vez de Tlenamacac. Montecuzoma (pág. 92 ff.), debíaser o Motecuhzoma o Moc- tezuma. La palabra antigua no es metatl (págs. 154, 298 y 299) sino metlatl, Si mi enumeración de desperfectos parece algo larga, hay que decir en favor del autor que tuvo que trabajar en un cam- po tan vasto y tratar asuntos tan diferentes, que es casi im- posible evitar del todo errores. Varias aseveraciones erró- neas con seguridad no las hubiera emitido el arqueólogo in- glés, si hubiese visitado alguna vez México. De todas maneras hay que alabar la laboriosidad de Mr. 312 HERMANN BKYER Joyce que ha reunido de muchas fuentes el material para un tratado de vulgarización en una forma práctica y, en lo ge- neral, correcta. En una nueva edición que deseo pronto al bello libro, se pueden corregir con facilidad los defectos que acabo de señalar. NOTAS. (1.) —Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España. Libro IV, cap. 9. á (2.) —Relación de los Obispados de Tlaxcala, Michoacán, Oaxaca y otros lugares en el siglo XVI. Documentos históricos de Mé- jico, publicados por Luis García Pimentel. Tomo II, Méjico, 1904, pág. 12. Papeles de Nueva España. Publicados por Francisco del Paso y Tron- coso. Segunda serie, tomo V, Madrid, 1905, pág. 9. Bernal Díaz del Castillo, The True History of the Conquest of New Spain. Translated into English by A. P, Maudslay. Tomo 1., London, 1908, pág. 160. (3.) —Eduard Seler, Codex Borgia. Berlín, 1906. Tomo II, pág. 134. (4.) —Joaquín García Icazbalceta, Nueva Colección de Documentos para la Historia de México. México, 1891, Tomo III, pág. 86. (5.) —Cecilio A. Robelo, Origen del Calendario Nahuatl. Reseña de la II? sesión del XVII. Congreso Internacional de Americanis- tas, México, 1910 (1912), Apéndice, lám. 2 y 3. (6.) —Véase la ilustración en Seler, Ges. Abh, Berlín, 1904. Tomo 1I, pág. 80. (7.) —Francisco del Paso y Troncoso, Descripción, Historia y Exposi- ción del Códice Pictórico de los antiguos Nahuas que se con serva en la Biblioteca de la Cámara de Diputados de París. Florencia. 1899. Pág. SOff. (8.) —““Histoyre du Mechique””. Journal de la Société des Américanis- tes de Paris. N. $. t. II (1905), p. 22. (9.)—Cf. Seler, Ges. Abh. T. II, p. 510. APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 313 (10.) —Seler, Ges. Abh. T. III, p. 539. (11.) —Relación de Gabriel de Rojas en: Diccionario Universal de Historia y de Geografía. México, 1853. T. il, p. 716. (12.) William H. Holmes, Archaeological Studies among the Ancient Cities of Mexico. Field Col. Museum, Chicago. Anthrop. Se- ries, vol. I (1895-1897), p. 252-253. (13.) —Leopoldo Batres, Civilización de algunas de las diferentes tri- bus que habitaron el territorio, hoy mexicano, enla antigiiedad. En: Memoria de Justicia 1887-88, México, 1889. Págs. 301. (14.) —Seler, Ges. Abh. T. I. p. 392. (15.)—W. Stempell, Die Tierbilder der Mayahandschriften. Zeit- schrift fir Ethnologie, año 40 (1908), p. 723-726, (16.) —Seler, Ges. Abh. T. I, p. 411 y 528. (17.) —Seler, Ges. Abh. T. III, p. 121-726. (18.)--Beyer, Ueber die mythologischen Affen der Mexikaner und Maya. Proceedings of the XVIII. Int. Congr. of Americanists. Lon- don, 1912 (1913). Pág. 147. (19. ) -Stempell, 1. c., pág. 719. (20.) —Herbert J. Spinden, A Study of Maya Art: Its Subject-matter and historical Development. Memoirs of the Peabod y Museum. Cambridge, Mass. T. VI (1913), tabla 2, (21.) $S. Griswold Morley, An Introduction to the Study of the Maya Hieroglyphs. Bulletin 57 of the Bureau of Am. Ethnology. Washington, 1915. Pág. 2ff. O toas a 59 chelo dar 0 PON sb sivd, o ME e MAUI: 018 NOAA DAIDIA 1408 AA AAA aia IAS ¿mo 14 e 27. "Y jordi ds AO sad LAO ER de EN Rd AULA A TRBL-AO8L) 1 L04 TA dd wrasyitib sal ab aaaugís 9b BoA rd boa MAN el 0 Our arad art lo Ts ¡ida also eu 0%. E Ms VHOt Ao PAY ab abrosia lA ae SS yr E TEUdA «0 £Y TAN TOA 3 ir aio £ A A TS Io 1Xoiet Ñ 50 Y LIA e E A Hg IUVISNT 4 1] Y Md A 2 ia sd LEAN 43 Tí FAS Ju E 1% > MS: (IES Les pie dx intimas borda m9 TU! A A AnbiirA ta 4% ] 7, AA ñ ¿UNE A AAA . Se 177 * OE Ñ , TA WM / a Lane vc3014 y de EARL 4) IA e, Ly Más sabi ve borgl ah y lod los: GOA! * $ 9 aii " «€ rias 1 Lap LR pr bes el A e 23 (EN DA E, 4 . o "e A E 4 NT - E a , , AAA hh 07 ACA , SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38. 315 REGIONES DE LA REPUBLICA MAS AMENAZADAS POR LAS HELADAS PREMA- TURAS DEL OTOÑO Y TIPOS DE TIEMPO QUE LAS PRECEDEN POR EL PROF. ELPIDIO LOPEZ, M. S.A. (Sesión del 1.2 de octubre de 1917.) (LAMINA XXXL.) Las heladas prematuras del Otoño y las tardías de la Pri- mavera, son fenómenos peligrosos para la agricultura en las mesetas elevadas de nuestro país, que por su situación topo- gráfica son favorables al estancamiento del aire durante las noches despejadas de fuerte radiación. Estos enfriamientos están íntimamente ligados con los movimientos generales de la atmósfera, y corresponden tan- to a las oscilaciones que sufren los grandes centros de acción del Atlántico y el Pacífico, como a las perturbaciones de las latitudes elevadas. Su origen por lo tanto, debe buscarse en la formación de las corrientes descendentes que acompañan a los anticiclones, y es por esto que su previsión tiene por base el estudio de las leyes que rigen el desalojamiento o tra- yectoria de éstos, y de las depresiones que los preceden y que atraviesan nuestro territorio o se aproximan a él. Es creencia muy generalizada entre la gente de campo que la helada blanca es la que quema la planta reduciendo o nulificando su producto; y cuando no se observa depósito al- guno de hielo sobre el césped, pero la planta sufre el efecto 316 ELPIDIO LOPEZ de la helada, dicen que la helada fué prieta, lo que en concep* to de los agricultores es más desastroso. Hay en esto una aparente contradicción que se ha venido perpetuando sin ra- zón científica alguna; en efecto, las leyes de la termodinámi- ca demuestran que para que la helada perjudique a cierta clase de vegetales poco resistentes a los descensos rápidos de temperatura, noes necesario ni que la temperatura del aire llegue a 0% centigrados, ni aue se deposite rocío conge- lado, el cual es simplemente un testimonio del enfriamiento por radiación: siendo bastante que la temperatura del cuer- po expuesto a ésta alcance el punto de congelación. Es el descenso de temperatura oenfriamento nocturno, seguido de un rápido ascenso de la misma a la salida del Sol el que destruye los tejidos de la planta y las yemas tiernas, verifi- cándose de preferencia este fenómeno en lugares poco ex- puestos a las corrientes de aire, adonde éste se encuentra confinado por los accidentes topográficos y se ve obligado a permanecer quieto durante las noches de calma. La proba. bilidad de helada es, por lo tanto, muy pequeña cuando el aire escurre fácilmente. De aquí que la cuestión de topogra- fía tenga gran importancia en este problema, pues mientras que las heladas son fenómenos corrientes en los valles bajos, son mucho menos frecuentes en las laderas y vertientes de las montañas. Lo expuesto nos permite dar aquí una relación de las re- giones que en la República son las más amenazadas por las heladas prematuras de la última decena de septiembre y pri- mera de octubre: Estado de Chihuahua: regiones de Ocam- po, Concepción, Guadalupe y Calvo, Guadalupe, Coyame, Parral y Jiménez. Estado de Coahuila: regiones de Saltillo y Monclova. Estado de Nuevo León: región de Doctor Arroyo. Estado de Tamaulipas: región de Jaumave. Estado de Du: REGIONES DE LA REPUBLICA MAS AMENAZADAS POR LAS HELADAS 317 rango: regiones de Chavarría, Papasquiaro, Camellones, La Rueda, Nazas y Tamazula, Estado de Zacatecas: regiones de Zacatecas, Sombrerete, Tlaltenango, Nieves y Pinos. Estado de San Luis Potosí: regiones de San Luis Potosí, Catorce: Matehuala, Cedral y Salinas del Peñón Blanco. Estado de Jalisco: regiones de Guadalajara, Zacoalco, Yahualica, Tepa- titlán, Lagos, La Barca y Teocaltiche. Estado de Guanajuato, regiones de León, San Miguel Allende, Dolores Hidalgo, San Luis de la Paz, Irapuato, Celaya, San Diego de la Unión y Silao. Estado de Querétaro: región de Querétaro. Estado de Michoacán: regiones de Morelia, Zinapécuaro, Zitácuaro, Puruándiro, Marayatío, Pátzcuaro y Cuitzeo de los Naranjos. Estado de México: regiones de Toluca Chalco, Acozac, Sala- zar, Acambay, Otumba, Cuautitlán, Atzcapotzaltongo e Ixtla- huaca. Estado d2 Hidalgo: regiones de Pachuca, Tulancingo, Atotonilco, Apam, Tizayuca, Singuilucan, Zimapán, Ixmi- quilpan, Actopan, Tula, Huichapan y Zacualtipán. Estado de Tlaxcala: regiones de Tlaxcala, Tlaxco y Huamantla. Distrito Federal: región del Valle de México. Estado de Puebla: regio- nes de Puebla, Chignahuapan, Tetela, Huauchinango y Teziu- tlán. Estado de Guerrero: región de Ixtla. Estado de Veracruz: región de Perote, y Estado de Chiapas: región de $. Cristóbal. El éxito en la previsión de las heladas depende sobre todo del éxito en la estimación de los movimientos de los ciclones y anticiclones. Las máximas barométricas pueden ser de dos clases: las máximas constantes que parecen inmóviles durante todo el año o una gran parte de él; y las temporales, de las zo- nas templadas. Las primeras se desplazan con las estaciones alrededor de sus posiciones medias, causando diversos tipos de tiempo: ya un invierno riguroso o suave, ya un estío seco o lluvioso. Las máximas temporales, al contrario, se despla- zan del Oeste hacia el Este, sucediéndose las altas a las bajas 318 ELPIDIO LOPEZ con relativa rapidez. En México, las undas frías que traen consigo el acompañamiento de las primeras heladas, son ori- ginadas generalmente por anticiclones de esta última clase que descienden del territorio de los Estados Unidos, a conti- nuación de que una depresión ha atravesado el país. Tan luego como se aproximan las primeras heladas de Otoño, nubes superiores del tercer cuadrante comienzan a manifestarse en el cielo, como los primeros anuncios de la depresión. Si el barómetro desciende al frente de una onda fría y el mayor descenso se verifica al Sur, es muy probable que el descenso de temperatura sea lo bastante fuerte para dar lugar primeramente a un “Norte” en las costas del Golfo y después a algunas heladas en las regiones señaladas, pues está bien demostrado "que este descenso ocurre en la región adonde la depresión tuvo antes su centro; y que las mejores condiciones para la verificación de una helada se reunen cuando en días precedentes domina cielo nublado, lloviznas y viento frío de la región Norte, condiciones que se presentan mientras sopla “Norte” en las costas del Golfo. Una alta de- presión bien desarrollada al Norte o Noroeste y uua depresión al Sur, son buenos indicios para prever entonces un descenso fuerte de temperatura, puesto que se sabe que una kataloba- ra y un ascenso moderado de temperatura en una región da- da, llaman la a/ta hacia allí. Los anticiclones que se mueven con gran rapidez al atra- vesar el territorio norteamericano no son los más a propósito para hacer una buena previsión de heladas, especialmente si vinen seguidos de una baja inmediata de cierta intensidad; pero aquellos que se mueven lentamente y son de gran área dan lugar a heladas frecuentes continuadas generalmente durante dos o tres días. Es común que en altas de esta clase, si la presión sigue ascendiendo, el frío también aumenta. La REGIONES DE LA REPUBLICA MAS AMENAZADAS POR LAS HELADAS 319 carta de variaciones de presión es de la más grande impor- tancia en la previsión de las ondas frías, y debe ser estudiada con cuidado cuando existe el temor de heladas próximas; y de la misma manera debe estudiarse también la carta de isa- lotermas, pues es ya una ley de dinámica de la atmósfera que cuando la temperatura del día está muy baja con relación a la normal, lo probable es que la onda fría que se aproxima se presente con gran intensidad. Un buen tipo de las heladas prematuras es el definido por la persistencia de altas presiones en el país durante la época peli- grosa. Hay probabilidades en este caso de que el anticiclón del Pacífico o bien el de las Azores, en su movimiento estacional, ensanchen su área lo bastante para dar lugar en la meseta a corrientes descendentes, abatimiento de temperatura y hela- das ligeras. En la vertiente del Golfo se observa con cierta frecuencia, en estas condiciones, mantos de niebla nocturna que se cambian en stratus a la salida del Sol, fragmentán- dose y disipándose después, y en la Mesa Central se presen- tan los bancos de nubes superiores que se mueven del tercer cuadrante invadiendo el cielo varios días. Otro tipo bien claro es el de un anticiclón que se aproxima al país, después del paso de la depresión, con katalobara de moderada intensidad al Sur. Con frecuencia este tipo es de carácter persistente y da lugar a un tiempo espléndido, con un cielo azul, correspondiendo a Jos números más altos del cianómetro, una calma completa o casi completa y abatimien- tos térmicos diarios. Entonces quedan anotados en los regis- tros meteorológicos los días en que ni la más ligera nubecilla flota en el cielo, permaneciendo éste completamente limpio y puro todo el día, y por la noche las estrellas cintilan con cla- ridad inusitada. Las primeras heladas de este Otoño, ligeras aún, se han 320 ELPIDIO LOPEZ registrado ya los días 25 y 26 de septiembre pasado en los lu- gares más amenazados de los Estados de Puebla, México, Tlaxcala, Hidalgo y Michoacán, y fueron anunciadas primero por la perturbación del Pacífico, que ocasionó inundaciones en la Laguna, y más tarde por un «Norte» moderado que so- pló en el Golfo. Su previsión fué posible hacerla cinco días antes, teniendo en consideración las bases que he señalado antes. Un hecho curioso de las leyes de la atmósfera: al mismo tiempo que un intenso ciclón tropical derramaba torrentes de agua sobre la parte occidental de la isla de Cuba, y que viento de huracán azotaba a la Habana, nosotros disfrutába- mos de un tiempo espléndido, un cielo despejado y una cal- ma casi completa. Octubre de 1917, 'SBPBI9U SBAQUILId SB] JOA SEPUZBUIVIR SPA BOMNADADH Y] IP SIUOIFON 9! : HS . pa A > E / j ; 3 van trato , AGA . 15 Su . MOLIDA TOS o a day y IXXX "UB SE *L '£9IVZ[F» 'DOS “UIIN r , % ñ 1 ye + » y , J Ade E es € [E e r lo | Du A a los ae oa dE 1 e Í 3) SA Í y ' Ma e Gi aa A e EN Y , ALS eS % ñ A ld e. E eN a y ] 19 ' 1 + . p 3 o _ ' E EE E pS a e ñ ( , ek » É e md to ca di + le q i A MU dd UN 2 7 SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.— MÉMOIRES, T. 38, 321 ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL. CHICO. *HGU: POR EL DR. ERNESTO WITTICH, M. $S. A. (Sesión del 3 de diciembre de 1917.) (LÁMINAS XXXI-XXXI1V.) (Publicados con la bondadosa ayuda del Sr. Ing. D. Gabriel Mancera, M.S. A.) Los criaderos metalíferos de El Chico (Sierra de Pachu- ca), están situados en las cercanías del pueblo del mismo nombie, conocido también con el de “Mineral de El Chico” o “Atotonilco El Chico”. Esta población que en 1910 tenía 1916 habitantes, pertenece al Distrito de Pachuca, Estado de Hidalgo y sita sobre la falda septentrional de la Sierra de Pachuca, en la parte más pintoresca, a una altura de 2400 metros (plaza del pueblo), en medio de extensos bosques de " Coníferas. Su posición geográfica, según los datos que se sirvió pro- porcionar la Compañía Minera de Arévalo, es la siguiente: lat. N. 20%12'51”, long. 09%24'57".8 E. de México, o sean 6h. 34m. 51 s. en tiempo al W. de Greenwich; y su altura so- bre el nivel del mar es de 2400 metros; según la Comisión Científica de Pachuca es solamente de 2351 metros. La zona mineralizada, en las inmediaciones al Norte de Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(12, VIII. 1919),—22, 322 DR. ERNESTO WITTICH la población, comprende la montaña de los alrededores y el cerro de Arévalo, formando un cuadrilátero rectangular de 50 kilómetros cuadrados. Las vetas, es decir, la zona mineralizada, nara siguen cl perímetro de esté paralelógramo, pero aún no es- tán explotadas en su continuación. El Mineral de El Chico se comunica con Pachuca, la Ca- pital del Estado de Hidalgo, por un camino carretero y otro de herradura, distinguiéndose el primero por multitud de sinuosidades y su pendiente comparativamente ligera; na- turalmente su longitud es mayor que la del otro. El camino carretero al Chico, 4 leguas de Pachuca, se separa del cami-. no al Real del Monte, cerca de este pueblo, pasando por el llamado “Pueblo Nuevo”, donde alcanza su cima más alta de 3000 metros. El camino de herradura toma primero su rumbo al pue- blo de Cerezo, subiendo después al llano de las Ventanas, de 3040 metros altura absoluta, bajando por la barranca de San Diego; la distancia de Pachuca al Chico por este cami- no son tres horas. La Estación del Ferrocarril más próxima para El Chico naturalmente es Pachuca; existe en El Chico una Oficina te- legráfica del Estado y todos los días hay comunicación por el Correo. Además hay tráfico diurno de diligencias que facilita la comunicación con Pachuca. De las dos minas que actualmente están en trabajo en El Chico hay comunicación por vía férrea con las nespecti- vas haciendas de beneficio. ER PA ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 323 DATOS HISTÓRICOS SOBREI A MINERÍA EN LA REGIÓN. Según tradiciones, fue fundada la población de El Chi- co en el año de 1572 y es muy probable que por ese año han comenzado los trabajos mineros; con seguridad sabemos que la iglesia actual fue construída el año de 1725 y no cabe du- da que en aquella época ya estaban trabajando las minas de El Chico. Según esas tradiciones, ya en el año de 1690 abrieron el tiro de la mina más antigua de El Chico, el de la mina de la Campaña, que se encuentra cerca de la pobla- ción, donde hoy día todavía quedan unas casas mineras aban- donadas. La región del mineral de El Chico con bastante razón está tan ponderada de todos los que la han visitado (1) por su posición pintoresca, por sus admirables perspectivas, por su vegetación exuberante y sus hermosos e inmensos bos- ques. Principalmente estas extensas selvas, conocidas por la variación de Coníferas y de Encinos, son de muchísima importancia para la industria minera del lugar, dando en abundancia la madera necesaria. Las minas en trabajo formal durante nuestra presen- cia fueron dos en el Mineral; minas con trabajos de explo- ración, muy pocas; pero grande es el número de las minas paralizadas y abandonadas. Entre todas ellas haremos men- ción de las principales: En laboreo actual se hallan las Minas de Arévalo con otras dependientes 'y la Tetitlán. Trabajos de exploración empezaron en las minas de La Fortuna y de San Marcos. Entre las minas abandonadas mencionaremos la Cam- (1) Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión Científica de Pa- chuca en e' año de 1864, por R. Almaraz.—México, 1865. 324 DR. ERNESTO WITTICH paña, Jesús y San Rafael, Santo Tomás, Laurel, La Trinidad San Antonio, San José, La Vergarita y La Atarjea. Varias de estas minas quedaron paralizadas por falta de capital de los propietarios de ellas y los vecinos de El Chico, y además hizo mucha falta una hacienda de beneficio para la reducción de los minerales, en las cercanías de las minas nara no gastar mucho en fletes por el transporte de los mi- nerales en bruto. Podemos contribuir con pocos datos más a la historia de la mina de Arévalo; según J. Burkart (1), en el año de 18325, pocos años del triunfo de México y del reconocimiento de su independencia, estuvieron dos mineros facultativos alemanes: el consejero de minas Schmidt y el practicante Erbrich, comisionados por la Compañía minera Alemana- Americana, en la región de El Chico, valuando entre las mi- nas especialmente las de Arévalo. E El informe rendido por estos peritos fue tan favorable, que dicha Compañía tomó en avío la mina de Arévalo, pa. gando a su propietario de entonces, a un señor José Antonio Revilla, la suma de 200,000 pesos. Hasta el año de 1828 habían encontrado en la mina de Arévalo 3 zonas muy ricas, de una ley .de 7 a8 marcos de plata por tonelada. Desde el año de 1842 se explotó la mina principalmente por la Compañía Metalúrgica de Atotonilco el Chico, y su ge- rente fue el señor Tomás Mancera; hoy día sigue la misma Compañía en posesión de la mina de Arévalo, bajo la direc— ción de los señores ingenieros D. Gabriel Mancera y D. Fran- cisco Barrera. Según las noticias bondadosamente comunicadas por el señor ingeniero G. Mancera, encontraron en El Chico, por (1) Aufenthalt und Reisen in Mexiko in den Jahren 1825 bis 1834, Stutt- gart, 1836. Ba. 1. ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 320 - vez primera en esa mina un clavo riquísimo por los años de 1844-45, cuando la tenía en avío la familia Mancera. La mina de Arévalo estuvo cerrada desde el año de 1866; su laboreo comenzó de nuevo el año de 1882 bajo la dirección de su actual propietario el Sr. Ing. D. Gabriel Man- Cera. Según los datos de la Comisión científica de Pachuca (1), de la mina de Arévalo extrajeron semanariamente du- rante el año de 1864 un promedio de 600 cargas de metal, o sean casi 83 toneladas. M. Guillemin-Tarayre en su infor- me (2) sobre el distrito de El Chico dice: “La mine de Aré- valo appartenant á la famille Mancera est la plus active, son extracción hebdomadaire est de 91 tonnes” (en 1864-65). Por estas dos obras citadas sabemos además que en aquella época también se estaba trabajando en las minas de Jesús y San Rafael, San Eugenio, La Laguna, Rosario, San ta Ana, San Nicolás, Capula, Aurora y Las Nieves. De estas minas, la de Jesús y San Rafael, situadas en - tre las dos antiguas del propio nombre, fueron aviadas por una compañía mexicana, y produjeron hasta 30 cargas de metal semanarias. La mina de la Laguna, aviada por una compañía inglesa, y en la cual aún no se había llegado a mu- cha profundidad, dió 16 cargas mensuales. Muchos más metales produjo entonces la mina del Rosa- rio, situada sobre una veta paralela y al Norte de la de Aré- valo; su extracción mensual fué de 100 cargas. La mina de Capula ,pocas leguas al Poniente de El Chi- co, la tuvo en avío una compañía inglesa, trabajando con mucha gente; el tiro vertical era de 251,40 m. de profundi- (1) Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión Científica de Pa- TE! nueblo de El Chico, el rancho de Ordóñez, el puebli- to de Puente están situados en unos de aquellos escalontés, siendo el rumbo general de la zona dislocada E—W hasta ENE—WSW. Otra zona tectónica, que se manifiesta también en la “superficie, es la barranca bastante profunda del arroyo de Aurora, que más arriba tiene el nombre de Arroyo del Mi- lagro o de San Diego. Comienza esta barranca cerca del cerro del Cuervo a una altura de 2850 m., en la Sierra de El Chico y baja tomando rumbo NNW, a poca distancia hasta 2315 m., de paso por la hacienda de beneficio de San Diego y la mina abandonada de Milagro, entra allí en una barranca profunda y estrecha con la dirección N-S juntán- dose más abajo con el arroyo de Tetitlán en el lugar ya miencionado conocido con el nombre de las Adjuntas a 2000 m. de altura. La dislocación que sirve de cauce a este arroyo pare- ce más moderna que la falla escalonada, que se mencionó antes, pero es más profunda que esta última. En las minas de nuestro distrito se nota una multi- tud de grietas y hendeduras originadas por los movimien- ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 339 "a EIN IO A ER O tos tectónicos que pueden reducirse a dos sistemas dife- rentes en rumbo y edad. Las fallas más antiguas corren N 70-80 W, y tienen un echado Sur variando entre 500-709; el rumbo de las dis- locaciones más modernas no varía mucho de las antiguas teniendo N 380%-502 W, con un echado general a] NE, y por consiguiente es bastante difícil distinguir aquellos dos gru- pos de fallas. Una consecuencia química importante de la disloca- ción más moderna es la gran descomposición de las rocas propilíticas de las vetas y del contenido metálico, que fue- ron transformados en una especie de barro con mucha li- monita, impregnado con cristales de yeso y fragmentos de cuarzo despedazado. Estas zonas destruídas mecánicamente y por su des- composición química constituyen siempre peligros inmi- nentes a su paso por.los trabajos mineros, y por lo cual es preciso fortificar estas partes con ademes o mamposte- TÍA. Hallazgos paleontológicos no hicimos ninguno por es- tar compuesta toda la región de El Chico de puras rocas Íg- neas; solamente en la barranca de Amajac comienzan las formaciones sedimentarias con sus fósiles respectivos, so- bre los cuales nos vamos a referir más tarde. La historia geológica de la zona minera de El Chico hasta hoy todavía no se puede poner en claro por completo, pero el estudio de las rocas sedimentarias de Atotonilco nos hizo precisar las líneas principales de este problema. Empezaron las erupciones andesíticas de la región, como ya hemos dicho, en la época del Cenomaniano o inmedia- tamente antes de esta formación, con varias corrientes de lava andesítica. Fenómenos intermitentes son las sedimen- taciones de todas y de ciertas brechas que en parte tienen el carácter de una especie de tezontle endurecido. 336 DR. ERNESTO WITTICH A AAA AA AAA A Parece que las vetas se han formado casi contemporá- neamente con las erupciones andesíticas, o poco tiempo des- pués, como veremos más adelante, causando también la formación pneumatogénica de las zeolitas. Poco mas modernos son los primeros fenómenos tec- tónicos que dislocaron las vetas y originaron los plega- mientos de las andesitas observadas entre la Sabanilla y El Cerezo. Por mucho tiempo estuvo tranquila esa zona minera, solamente en el Neogeno empezaron de nuevo las erupcio- nes de rocas ígneas, esta vez de las rhyolitas (1). Probablemente pertenecen a esta época las rocas intru- sivas, encontradas en las minas de El Chico y conocidas con el nombre de pixtle. Las corrientes de rhyolita que han cubierto grandes terrenos en la República, no llegaron hasta la región de El Chico, sino 'quedaron en las cercanías como la corriente de Vaquerías (Hacienda), pocas leguas al Norte de Atoto- nilco el Grande. Las últimas erupciones de rocas ígneas, las de basal- to, también tenían por consecuencia movimientos tectóni- cos; pero menos fuertes en nuestra zona minera. Parece que las últimas fallas encontradas en las minas de El Chi- co tuvieron su origen en esta época. No subieron las corrien- tes basálticas a la altura de El Chico, quedándose limita- das solamente al llano de Atotonilco. Pero los movimientos isostáticos siguen hasta la épo- ca actual, manifestándose de vez en cuando por sacudimien- tos fuertes, derrumbes, etc., que alteran mucho los traba- jos mineros. Las épocas modernas están caracterizadas por la ero. (1) Wittich Ernst. Ueber lacustre Tertiaerbildungen auf dem Hochpla- teau von Mexiko. Centralblatt f. Mineralegie. Stuttgart. 1915. a MEM. SOC. ALZATE. Tom. 33, lám. XXXIV. Mina La Campana, El Chico, Hgo. MEM. SOC. ALZATE. Tom. 38, lám. XXXV. Entrada al Túnel de Neptón, Mina de Arévalo, El Chico, Hgo. ESTUDIOS GEOLOGÍCOS SOBRE EL MINERAL DE EL CH.CO, HGO. 337 A a A —— sión de los arroyos actuales y la formación muy intensa de derrumbes por una descomposición grande, a causa de las fallas tan numerosas y del clima húmedo. LOS CRIADEROS METALÍFEROS. Los criaderos metalíferos del Chico que son objeto de la industria minera en esta región, pertenecen todos al mis- mo tipo, son del mismo origen, de la misma edad y la mi- neralización de las diferentes vetas tampoco varía mu- cho. SR Generalmente no afloran mucho las vetas en la surerfcie de la tierra, es decir, que no crestonean visiblemente como por ejemplo, las vetas de Guanajuato; los afloramientos de las vetas se manifiestan las más veces bajo la forma de filones delgados de cuarzo, unidos en grupos, con mu- chos intermedios, formando más bien un sistema de cintas que una sola veta. Aquellas zonas se marcan en la superfi- cie además por el llamado sombrero de hierro. El rumbo principal de las vetas varía entre E y NE 609, su echado es de 500-709 al Sur. Además, hay una se- rie de vetas paralelas a aquellas, pero con echado Norte, casi perpendicular. Las vetas o mejor dicho los criaderos metalíferos se manifiestan por un sistema de hilos paralelos y transver- sales con una multitud de cintas irregulares, que se cruzan, juntan o separan, e incluyen en esta red de ramificaciones fragmentos de la roca propilítica y depósitos de sulfuros metálicos del aspecto de una brecha, cuyo cemento está formado por hilos de cuarzo, calcita y metales sulfurosos. Varias veces se separan de las vetas amplias, hilos de cierta potencia con rumbo al Norte, que en mi concep- Mem. Soc. Alzate, t. 38,—(22, vIII. 1919. — 93 338 DP. ERNESTO WITTICH. ] O A to no representan más que ramales grandes apartados sólo del lado Norte de la veta principal. En varias minas han cortado una veta dominante y potente pero siempre con la misma tendencia de ramificar- se, y de carácter brechoso. Sigue este carácter de las vetas hasta los trabajos más profundos de la región, que son los del Socavón de Poto- mae, en el crucero del Neptón. Siendo estas vetas más bien un sistema de muchos ra- males o ramificaciones, varía naturalmente mucho la po- tencia de la zona metalífera. Un solo ramal sin intermedios easi nunca alcanza 30 cm., pero todos los hilos en conjunto los intermedios del panino llegan en algunas partes de la mina de Arévalo hasta 15 metros. Por lo general son muy raros accidentes graves en las minas de El Chico; según las noticias que se tienen, tuvo lugar el último len el año de 1903, y fue un derrumbe gran- de en la veta de Arévalo que tuvo por consecuencia la apa- rición de varios manantiales. Más frecuentes se verifican accidentes secundarios como derrumbes o caídas de peque- ñas pegaduras en las zonas muy quebradas por fracturas modernas, aflojadas por descomposición, por la formación de minerales secundarios y la impregnación con agua freá- tica, como se dijo antes. Son las zonas aquellas que necesitan muchas veces for- tificaciones de ademe o mampostería. A pesar de los ramales del Norte siguen las vetas más on enos paralelas en el rumbo N. 60% al E. como anterior— mente mencionado, naturalmente con ligeras variaciones. La veta principal, llamada de Arévalo, por ejemplo, manifiesta en su curso una ondulación ligera. _ Las cavidades donde se formaron las criaderos de me- tal, fueron antes zonas anchas de fracturas, rellenas des- pués con materiales de la matriz y del metal, que no tiene y ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 339 relaciones con el panino propilítico, sino era material nue- vo respecto a la roca. Probablemente ha seguido este rellenamiento inmedia- to a la formación de las quebraduras brechosas y por eso están muy coherentes los fragmentos del panino con los hijos de la veta. Entraron también las soluciones, que originaron las vetas en las hendeduras del enfriamiento y de contracción de la andesita, formando vetillas muy angostas. Relices grandes con blanduras al lado de los respaldos, así como los que atraviesan algunas veces las vetas, prin- cipalmente la de Arévalo, son posteriores, y han dado lu- gar a fallas en los criaderos metalíferos. El rellenamienta que hace el papel de: una especie de argamasa, en el brechoso está compuesto de dos grupos de minerales: a), los de la matriz y b), de los minerales metalíferos, predomi- nando entre los de! primer grupo la dolomía y el cuarzo en al- gunas vetas, en otras, la calcita. Los minerales metalíferos por lo general sulfuros, siendo más raros los metales de oxidación o de reducción como la malaquita y la plata na- tiva; las sulfosales faltan casi por completo. Se menciona un hallazgo de dyscrasita de Arévalo. El más importante de los sulfuros naturalmente es la argentita presentándo- se en las partes más ricas muchas veces en forma de pe- queños cristales (cubos o cubo-octaedros); pero más fre- _cuentemente está mezclado el sulfuro de plata en una pasta fina o poco cristalina con el sulfuro de plomo o galena. Las “zonas de galena en que se encuentran cristales grandes son más pobres en plata, teniendo muchas veces la chalcopirita como mineral acompañante, y escasa blenda. El sulfuro más común es la pirita, que ya entra en la roca del pani- no. Las matrices de las vetas están compuestas como he- mos dicho por el cuarzo y la calcita principalmente. En 340 DR. ERNESTO WITTICH ciertas partes se encuentra en lugar de calcita la dolomía; en la mina de Santo Tomás, Cerro de la Compañía, hay una veta de blenda y pirita que tiene por matriz pura dolomía bien cristalizada en romboedros característicos. Toman parte en la matriz también los minerales de las zonas de oxidación como la limonita, el yeso y la arci- lla. ; Ya hemos dicho arriba que las relaciones de las vetas con las rocas encajonadas nos hacen suponer, que la im- pregnación metálica tuvo lugar poco después de la for- mación de la cavidad. Parece que el efecto principal que originó este procedimiento es la formación de pirita en aquellas rocas y la transformación del panino de andesita en una roca propilítica hasta una distancia bastante lejana de las vetas. Una influencia química del panino en las vetas y su con- tenido metálico no se manifiesta en nuestra zona y por eso no puedo admitir la teoría de Inkey (1) presentada al Con- greso Geológico de México, según la cual fueron formadas las vetas metalíferas por una secreción lateral de substan- cias metálicas del panino. Los procedimientos químicos de la formación de los criaderos metalíferos eran relativamente sencillos, siendo ellos depósitos de aguas termominerales ascendentes, que en su camino según circustancias químico-físicas han pre- cipitado su contenido. Indudablemente fueron las aguas a una temperatura alta, que en su ascenso a causa del enfriamiento y de la menor presión depositaron el rellenamiento de las vetas. Entre las substancias disueltas en estas aguas, que po- (1) Imkey B. de. De la relation entre l'etat propylitique des roches andésiques et leurs filons minéraux. Compt. rend. Congr. Intern. géol, Me- co, 1906. z ES. U)ICS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, 1G0. ¿4l 4 demos considerar como aguas “juveniles”, según E. Suess -y F. Posepny, en las cuales dominaba la sílice, en menor cantidad se encontró el carbonato de calcio, los carbonatos de manganeso y los de fierro, etc., los que han hecho casi el papel de impurezas raras. Es de suponer que otras subs- tancias, como los álcalis, también han tomado parte en aquellas soluciones; pero por su gran solubilidad queda- ron disueltos. En gran cantidad tenían estas aguas termo- mirerales también sulfhídrico H2S y en cantidad meror varios metales en combinaciones solubles, como el fierro, el plomo, el zine y en fin, la plata y el oro. En las zonas cercanas a la superficie tuvieron lugar las combinaciones del H2S con estos metales, según las leyes químico-físicas, formando por la precipitación de sul- fometales este enriquecimiento en las vetas. Probablemen- te estaban muy-escasos de otros elementos estos líquidos y por lo demás, no variaron mucho las condiciones físicas en la época de la formación de las vetas y por eso se veri- ficó esa uniformidad sorprendente de las vetas en toda la Sierra de Pachuca. Entre los elementos muy escasos en los depósitos minerales de la región mencionaremos el antimo- nio, tan frecuente en otros criaderos minerales de Méxi- co. según E. Ordóñez, l. c. han encontrado en pocas mi- nas del Mineral de Pachuca, como rareza, sulfo-antimonia- tos de plata como la polibasita y la estefanita; pero nun- ca los rosicleres. La cantidad de sílice en las soluciones termominera- les era muy considerable, a tal grado que también fueron impregnados con sílice las tobas andesíticas y se formaron venas irregulares de cuarzo. Las llamadas quemazones, muy conocidas en otras zo- nas mineras, han sido poco observadas en la región de El Chico; su escasa existencia se manifiesta siempre en las 342 DR. ERNESTO WITTICH partes muy quebradas, juntas con barro y otros productos de descomposición, como la limonita. Por eso puede suponerse que éstos depósitos de óxidos e hidróxidos de maganeso son más modernos y no de la epoca de la formación de las vetas. En varias vetas del Mi- neral de Pachuca fueron encontrados a bastante profundi- dad silicatos y carbonatos de manganeso, perocomo partes integrantes de las vetas y según la opinión de varios auto- res han dado estos minerales de manganeso origen a la for- mación posterior de aquellas quemazones para su transfor- mación en óxidos e hidróxidos. Pero tomando en consideración que aquellos, silicatos forman una combinación química muy resistente y sólida, y que la cantidad de minerales de manganeso siempre es limitada, del todo insuficiente para formar aquellas cantida- des de este metal contenido en las quemazones, me parece más probable que las últimas fueron formadas por impreg- naciones parciales más modernas, interesando solamente las partes de las vetas recientemente quebradas o disloca- das. Estos fenómenos tuvieron más el carácter de procedi- mientos pneumotogénicos en cooperación de aguas termo-- minerales, y tienen que ser distinguidos de las descompo- siciones de las zonas de oxidación por las aguas freáticas que tuvieron lugar en épocas más modernas. Otro procedimiento químico en las zonas metalizadas ' fue la reducción de la argentita en plata nativa que en for- ma de láminas muy delgadas o de costras se presenta en las partes fracturadas o en las hendeduras de las vetas. La distribución en la mineralización primitiva de los criaderos no varía mucho, según las observaciones en las labores actuales; sin embargo, se manifiesta en ciertas zo- nas una variación notable. La asociación de metales en las vetas de la región, co- a ESTUDIOS GE0106/GOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO 343 mo ya se dijo, se compune generalmente de argentita, ga-= lena y pirita, con escasa blenda y aun en menor cantidad chalcopirita, exceptuándose de esta colectividad las dos ve- “tas con galena en cristales grandes, de regular potencia, que se cortaron en el gran socavón de Neptón antes de la veta principal o sea la de Arévalo. Estas dos vetas a las que correspondían los números 53 y 56 en la numeración de los hilos cortados en el Nep- tón, son paralelas con la veta principal e indudablemente contemporáneas, manifestando ambas la misma estructura brechosa como la presenta el corte de la veta número 53. El contenido metálico consiste de pura galena pobre en plata y la que en la veta 56 se halla mezclada en una zona con blenda y chalcopirita, siendo la distancia de la veta principal 50 respectivamente 100 m. poco más o me- - NOS. Pero también los ramales llamados “Las Vetas del Norte”, presentan en el socavón de Neptón un enriquecí- miento en plomo, es decir, en galena, que a medida que se acerca a la veta principal (o número 57) aumenta su ley de plata. : - Este socavón de Neptón es uno de los proyectos más importantes en las empresas mineras del distrito de Pa- chuc1r, siendo por cierto su objeto atravesar a una profun- didad notable toda la Sierra de Pachuca con el fin de desa- guar todas las minas de aquella región; dicho socavón se comenzó por el conocido minero Sr. D. Gabriel Mancera en el año de 1892. La entrada al socavón está en el lugar llamado “Las Adjuntas”, precisamente donde se unen el arroyo del “Milagro” y el del Puente de Tetitlán, a una al- tura absoluta de 2014 m. La longitud total de aquel socavón está calculada en unos 10 km. más o menos siendo su pun- to terminal, según el proyecto, directamente debajo del ti- ro de San Rafael. El declive es de unos 5 milésimos, y con: 344 DR. ERNESTO WITTICH este muy ligero ascenso iba a llegar el Neptón a unos 400 m. abajo de la plaza. Su rumbo inicial es de 26%45” SE hasta los primeros 2100 metros, dando después una peque-. ña vuelta al Este para pasar abajo de la planicie de la Sa- banilla y los famosos peñascos de las Ventanas, y más ade- lante debajo del pruekbio de Cerezo. Hasta la profundidad de 125 m. del nivei de Neptón y del crucero llamado Potómac, sigue en la veta principal la inisma mineralización como en las labores de más arriba; aun los clavoz con metal rico, cortado3 en estos socavones de menor profundidad continúan hasta los niveles más ba- s, faltando todavía indicios de un cambio repentino de mineralización. Una diferencia notable manifiestan las vetas en la mi- na de Santo Tomás, situada en la falda Norte del Cerro de la Compañía, las que se componen de una dolomía blan- ca con blenda clara y muy poca pirita, siendo su ley de pla- ta muy baja. La distribución de metales en las vetas se limita a zo- nas verticales, llamadas por los mineros clavos, que de vez en cuando tienen una extensión vertical considerable. Por ejemplo, un clavo rico en plata encontrado recientemente en el socavón de Kepler (Mina de Arévalo), lo cortaron des- pués en el socavón de Potómac(crucero del socavón de Nep- tón) o sea a 125 m. más abajo. Entre los clavos o zonas ricas mencionamos las siguien- tes, según los datos proporcionados en la dirección de la mina de Arévalo. Fué cortado, ya hace varios años, un clavo rico en un socavón alto, llamado Atila, de 5 a 15 m. de anchura y de una distancia horizontal de 200 m., más o menos, inelinán- dose en la parte baja más y más al Poniente. Cerca de 100 metros al Este entre los socavones de Chilpancingo y Hércules han explotado antes otro clavo MEM, SOC. ALZATE. 77) Tom. 38, lám. XXXVI. Las Adjuntas. Mineral de El Chico, Hgo. "06H '09149 13 'O/PA9Y 2P Pura cor19ijausg =p epus¡9ep "IIAXXX “ur] *gé “uo L *ILVZ IV '9OS "WIW ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO., 345 llamado de San José, que tenía una extensión de 40 m. si- guiendo a una profundidad de 120 m.; y otros 100 m. más al Este cerca del tiro antiguo llamado de California habían encontrado otra zona rica de 40 m. en distancia horizontal por 50 m. de profundidad. En estos clavos enriquecidos sube la ley de plata nota- bklemente; por ejemplo, el metal extraído por el socavón de Kepler ensayó por término medio en la zona rica 1,6 kg. plata por tonelada. Además, se encuentran de vez en cuando diseminadas en las vetas bolsas irregulares de poca extensión pero de buena ley en plata, llamadas por los mineros “ojos”. En los criaderos de El Chico no se manifiesta la se- paración de la zona de oxidación y delos sulfuros primi- tivos por falta de un nivel hidrostático constante, a conse- cuencia de las numerosas fallas y dislocaciones verificadas en aquella región. Los fenómenos de oxidación se marcan de otra manera, a saber: en las partes falladas en forma de zonas o de bolsas de descomposición con mucha arcilla, limonita y yeso. Un enriquecimiento secundario, originado por la circulación de las aguas freáticas no hay pues; y las partes ricas encontradas en siglos pasados a poca profundi- dad, eran afloramientos de clavos ricos; por eso las zonas explotadas por los trabajos antiguos se presentan en for- mas de contracielos, a veces bastante profundos. Ya hemos tratado algo referente a la génesis de estos criaderos de El Chico en el párrafo de los procedimientos químicos. El proceso geológico de formación de los criade- ros tuvo lugar de la manera siguiente: Movimientos tectónicos dislocaron en zonas grandes y anchas la andesita, dando origen a la irrupción o salida de manantiales de agua termomineral en las partes fractura- das y deslizadas. Subiendo en estas zonas de menor resis- tencia las soluciones de una región. con alta presión y tem- 346 DR. ERNESTO W.TTICH peratura, cargadas además con gases y substancias solu- bles, las cuales disociadas bajo la influencia de ciertas condiciones físicas, tuvieron que precipitarse según la dimi- nución de la temperatura y de la presión, a medida del exce- so relativo de aquellas substancias. En partes donde sufrie- ron cambios bruscos las condiciones físicas de esas solucio- nes se precipitaron principalmente las substancias metáli- cas en gran cantidad, pero en cristales muy pequeños, for- mando hasta una pasta muy fina y compacta. Los productos depositados, o sean cuarzo, calcita y otros pocos carbonatos o sulfuros de metales compusieron una argamasa con que quedaron pegados entre sí los frag- mentos de. la andesita despedazada en aquellas zonas frae- -turadas, colegiéndóse de este modo una estructura verdade- ramente brechosa, y por eso no pudo formarse un solo cuer- po de veta, sino un sistema ramaleado de hilos. Criad=»ros de esta estructura y de esta composición no son muy raros, reconocidos precisamente en rocas ande- síticas como en Hungría, según los estudios de F. v. Rich- thofen (1). Ya el gran explorador A. von Humboldt llama la atención sobre la semejanza de los criaderos en las ande- sitas de México con los de Hungría; pero clasificando estas andesitas coro “Grinstein Trachyt”. También otros auto- res como B. von JInk+y (2) afirman l: conformidad de los criaderos de Transilvania con los de Pachuca. Los mencionados criaderos de El Chico pertenecen al grupo de los criaderos epigenéticos y a la subdivisión de los rellenamientos de hendeduras, según la clasificación gené- tica de Stelzner-Bergeat, es decir que los criaderos fueron (1) F. T.v. Richthofen Studien aus den ungrrischen-siebenburgischen Trachytgebirgan. Jahrbuch. d. K, Geol. Reichsanst. Xl. 1860, Wien, p. 153-278. (2) Inkey (Béla de). —De la relation entre Vétat propylityque des roches andésitiques et leur filons minéraux, C. R. Xe, Congr. Géol. Int. México, 1906, p. 501-517. RAS PA IA n ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 347 formados después de la erupción de las andesitas por la precipitación de sulfuros en las cavidades de las zonas de fracturamientos. Por otra parte respecto a su contenido pertenecen estos criaderos a los de la familia de sulfuros sencillos con cuarzo y carbonatos. Respecto a la edad geológica de las andes ibas, he mos expresado nuestra opinión que son del Cretáceo me- dio, opinión que además está confirmada plenamente por nuestras observaciones hechas en la Baja California (1). Las vetas fueron formadas poco después de la efusión de las andesitas, y siendo el metaformismo de las andesitas en propilitas un fenómeno sincrónico, se manifiestan am- bos fenómenos como acontecimientos postreros de la época de las erupciones andesíticas. Como transformación final de las andesitas en propilita suele encontrarse a veces una descomposición muy intensa en kiolín (según H. v. Bóckh (2); pero parece que en la región de El Chico no tuvo lu- gar este último fenómeno. Nuestra opinión del sincronismo se apoya en la forma- ción de las vetas y en la de las andesitas; también KR. Beck afirma en su conocida obra de los criaderos metalíferos (3) “que la propilitización de las rocas andesíticas debe su oríw gen al metamorfismo termal que ha tenido lugar durante la Tormación de las vetas”. | Por otra parte, en la región andesítica de Hungría, tan parecida a la de Pachuca, se ha observado la siguiente su- (1) E. Bóse y E. Wittich. Exploración de la región N. de la costa occidon- tal de la Baja California. Parerg. Inst. Geol. Tomo IV. p. 347, México, 1913. (2) HA. von Boeckh. Uber die Altersverhaeltnisse der in Umgebung von Schmazhbany vozkommenden Eruptivgesteine. Foldtani Koezlony Buda- pest. 1901. XXXL P. 396, (3) R. Beck. Lehre von den Erzlagerstaetten 1903, Traité des gisements métalliféres, Trad. O. Chemin. París, 1904. 348 DR. ERNESTO WITTICH cesión de las rocas ígneas, según Bockh (1): Andesita de piroxena, Diorita, Granodiorita, Granito, Andesita de am- fíbola y biotita, siendo mucho más moderna la Ryolita. Nuestras observaciones sobre el particular también es- tán comprobadas por las de José Burkart; el reputado mi- nero que estudió la sierra de Pachuca, ya hace casi un si- elo (2), dice respecto a estas observaciones lo siguiente (pág. 62): “En la planicie de Atotonilco el Grande se ve al SE. de “la población en el camino de San Miguel Regla el ya citado “pórfido (hoy andesita) otra vez en la superficie. Este pór- “fio es igual al que compone una parte muy grande de “las sierras de Atotonilco el Chico, Real del Monte y Pa- “chuca. A poca distancia de San Miguel Regla está cubier- “ta por una caliza compacta de color gris, sedimentada en “capas deleadas que aparentemente se hallan sin petrifica- “ciones. Esta caliza está cubierta por otra compacta de co- “lor gris, depositada en capas delgadas que aparentemente “está sin fósiles”. “Esta caliza está limitada aquí a un pequeño lugar, pe- “ro se extiende arroyo arriba hasta las inmediaciones de “Omitlán, donde el pórfido (andesita) aparece otra vez “abajo de ella.” Sigue Burkart página 16 casi con las mis- mas jrases, y en fin página 126 dice: “Caminando del Río Grande a Atotonilco el Grande, “Se ve el pórfido (andesita) en continuación inmediata con “el de Pachuca, del Real del Monte, del Chico y de Santa “Rosa, extendiéndose encima de pizarras arcillosas, pero “cubierto de calizas antiguas de sedimentación. Resulta pues “que el pórfido ha atravesado las pizarras antes de la sedi- “mentación de aquellas calizas”. (1) H. von Boeckh.1.c p. 391. (2) Burkart J. Aufenthalt u. Reisen in Mexiko in den J:hren 1825-1834. Stuttgart 1836 ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO, 349 A estas observaciones de un autor tan exacto hay que añadir solamente que en las calizas antiguas Burkart en- contró Rudistas, Nerineas, Foraminíferas, etc., fósiles que prueban la edad Cenomaniana, o sea el Cretáceo medio, de una manera absoluta, como voy a detallar en otro trabajo; pues la erupción de aquellas andesitas tuvo lugar antes del Cenomaniano. Cierto es que en otras regiones de México hay andesi- tas más recientes también y ya en la época actual varios volcanes de México han arrojado tobas o lavas andesíti- cas. Terminado este trabajo no dejaré de dar expresivas gracias a los señores Don Gabriel Mancera y Don Francis- co Barrera, Ingenieros residentes en México, y al señor don Guillermo Mancera en El Chico, quienes me han pres- tado valiosa ayuda en mis estudios referidos. México, 1917, SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38, 351 SUR LA PRESENCE D'OXALATE DE CHAUX DANS LE CRACHAT TUBERCULEUX PAR ALBERT ET ALEXANDRE MARY, M. $. A. Directeurs de l'Institut de Biophysique de Paris. (Séance du 6 janvier 1919). On sait que, dans de nombreux cas pathologiques (fer- mentations intestinales syndromatiques d'anhépatie, de trou- bles cardiaques, d'obésité, etc..... ), l'urine contient cons- tamment une quantité notable d'oxalate de calcium; ce sel, cristallisable en octaedres, est révélé par l'examen microsco pique du sédiment urinaire. Sans doute, la présence de tra- ces d'oxalate de calcium n'est pas nécessairement une indi- - cation pathologique; MEHU a dosé jusqu'a vingt milligrammes d'acide oxalique "par vingt-quatre heures dans des- urines complétement normales, Mais il n'en est pas de méme lors- que, sans cause alimentaire directe, l'oxalurie est intensé- ment marquée. En 1913 nous avons montré que troubles cardiaques, an- hépatie, etc...... , se trouvent réguligérement au nombre des signes pathologiques généraux de la phtisie pulmonaire. Ce- pendant, l'oxalurie n'est pas de réegle. C'est que le pon (95) Ot [8] ALBERT ET ALEXANDRE MARY m>n,——supplée partiellement, par la nature de se excrétions, á l'insuffisance éliminatoire du rein lui méme. Il rejette l'excés d'albumine en circulation, sous forme de mucine et de sérine, cette derniéere étant constatée au moyen de l'albumino-réaction de ROGER 'et LÉvY-VALENSI. 1l tra duit la cholémie tuberculeuse, en l'labsence de cholurie, par “des expectorations riches en acides gras, en biliverdine, en: cholestérine, etc.... De la méme maniére, il manifeste l'oxa lémie, méme en l'absence d'oxalurie, par la plus ou moins. grande richesse du crachat en oxalate de chaux, néau cours. de fermentations intestinales et résorbé par les parois de- lP'intestin. En effet, depuis quatre années, l'lanalyse chimique de- nombreux crachats tuberculeux, eflectuée au laboratoire d'analyses de notre Institut de Biophysique, nous a révélé la. présence, excessivement fréquente, d'acide oxalique sous: forme de sel calcique. De temps á autre, ce corps est assez. abondant pour former, dans les préparations microscopi- ques, des cristaux embryonnaires dont certains aspects. pourraient en imposer pour de gros microcoques capsulés. Mais ils prennent peu les colorants. Au cours d'examens. microscopiques faits en 1918 au Sanatorium de La Tronche (Isére), l*un de nous a observé dans les préparations d'un. crachat tuberculeux, d'assez nombreux octaédres d'oxalate- de chaux. Le crachat dont il s'agit, sub-hémoptoique, con- tenait un bacille de Koch pour cinq champs microscopiques,. quelques amas de Staphylococcus pyogenes aureus, et des. agolomérations denses de paratétragéne zoogleique. Les oc-- taédres d'oxalate de chaux avaient retenu légérement le Ziehl et le bleu de methyléne, et se montraient colorés en violet pále, mais avec leur forme typique. Les préparations- mon colorées du méme crachat présentaient, d'ailleurs, des- A e SUR LA PRESENCE D'OXALATE DE CHAUX DANS LE CRACHAT TUBERCULEUX 353 octaédres incolores, tels qu'on les observe dans le sédiment des urines oxaluriques. De plus en plus, il devient évident que l'excrétion pul- monaire, comme celle de Vappareil urinaire, est influencée auantitativement et qualitativement par les modifications pathologiques du métabolisme et par les troubles viscé- raux. Mer» Soce Alzate, to 38,— (29, VIIT. 1919.) — 24. SOCIETE SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38. 355 * LA SIERRA DE TEPOZTLAN (MORELOS) POR EL PROF. MIGUEL SALINAS, M. S, A, (LÁMINAS XXXVII-LVI.) (Sesiones del 4 de noviembre y 2 de diciembre de 1918) La gran cuenca que se conoce con el nombre de Valle de México está separada del Estado de Morelos por una intrin- cada e imponente aglomeración de montañas— algunas de altísima cumbre—que forman distintas serranías y llevan diversas denominaciones. En la vertiente meridional de es- te macizo montañoso, casi en la falda de él, al noreste de la ciudad de Cuernavaca y a muy pocos kilómetros de ella, se yerguen unos cerros cuyo conjunto forma la Sierra de Te- poztlán. Vista desde lejos, semeja una especie de costra ad- herida a la falda de la gran cordillera. Su extensión es corta: está comprendida entre los meri- dianos 0% y 02 10' de longitud oriental de México; y su eje tiene una largura de veinte a treinta kilómetros, desde el ex- tremo occidental, cortado por la vía férrea de Cuernavaca, hasta el oriental, formado por una eminencia que, a causa de la forma caprichosa de su cima, se llama Cerro del Sombre- rito. Las abruptas colinas que constituyen la serranía tepoz- teca son de conformación tan rara, de forma tan fantástica, de aspecto tan peculiar, tan bello y pintoresco, que quizá no - 356 PROF. MIGUEL SALINAS se halle algo semejante en otras comarcas montañosas del suelo mexicano. La erosión efectuada por las lluvias, carcomiendo las cimas, las vertientes y los acantilados; abriendo surcos, ha- ciendo cuevas y cavando tajos, contribuye a hacer más y más fantástico el aspecto de la Serranía. Las cumbres de és- ta son de diferentes alturas y de variadísimas formas: las hay esféricas, cónicas, cuadradas, alargadas y puntiagudas; -fingen almenas, torreones y murallas; semejan fortalezas erizadas de toda clase de obras de defensa; y aparecen como edificios ciclópeos derruídos por la mano del tiempo. En algunos tramos, los cerros se suceden unos a otros; en ciertos lugares, se amontonan, se aglomeran de tal modo, que parece que los mayores quieren echarse sobre los me- nores; y entre cerro y cerro se forman barrancas de pendien- te rápida, en euyo lecho discurren las aguas pluviales, bra- madoras y raudas, formando impetuosos torrentes. Hay sitios en que dos eminencias cortadas a plomo, forman dilatados callejones. Los acantilados que les sirven de muros alcanzan bastante altitud; en parte están desnu- dos, en parte carcomidos y en parte ornados de bella y co- piosa vegetación. Siguiendo hacia el poniente la dirección del eje de la Sierra, a muchos kilómetros de distancia, sobre la falda de la misma aglomeración montañosa citada antes, en el sitio pintoresco donde está ubicado el célebre Santuario de Chal- ma, se yerguen también unos cerros enteramente iguales a los que forman la cadena tepozteca. Sin duda el fenómeno geológico que formó esta singular cordillera, comenzó a pro- ducirse en Chalma, se interrumpió en seguida y vino a ter- minar en Tepoztlán; o quizá dió nacimiento a una larga se- rranía, en la cual, fenómenos posteriores han abierto am- plíslima solución de continuidad. Lo que haya pasado acerca de esto, lo podrán explicar solamente los geólogos, que saben IE LA SIERRA DE TEPOZTLAN 357 leer, en páginas pétreas, la historia de los cambios que ha sufrido la corteza terrestre. (1). En algunos de los cerros se ven socavones que tal vez fue- (1) El distinguido geólogo alemán, doctor don Ernesto Wittich, cediendo a una súplica mía, se ha servido proporcionarme la siguien- te nota que enriquece este modesto trabajo: “La serranía de Tepoztlán forma el margen S. W. de la cordille- ra del Ajusco; se apoya en ésta, como una faja larga y ancha que se extiende hasta el pueblo de Tlayacapan, Morelos; y se desprende del macizo del Ajusco, en varios escalones muy empinados, hasta el pla- nío del pueblo de Tepoztlán, Las corrientes torrenciales que bajan de las altas cumbres, han cortado estos escalones, partiéndolos en ver- daderos cerros, y formando aquí y allá barrancas profundas y pica- chos aislados, muy erguidos y peñascosos, apenas accesibles.” “Uno de estos está coronado en su cima por la famosa pirámide llamada “Casa del Tepozteco.” “Enormes bloques y fragmentos de grandes dimensiones se han derrumbado de las alturas y han bajado a la planicie de Tepoztlán. To- da esta configuración topográfica imprime un aspecto sumamente pintoresco, que ha llamado siempre la atención de los visitantes y ha _dado origen a la idea errónea de que aquellos laberintos de peñascos y barrancas son restos de un antiguo cráter. Pero no es así.” “Tan complicada es la topografía de aquella región, como sen- cilla es su composición petrográfica. En el sentido geológico, la serra- nía de Tepoztlán no es más que una potente acumulación de las tobas basálticas que alternan con cenizas finas del mismo origen. El ma- terial de las tobas se compone de bloques de basalto—algunos de va- rios metros cúbicos—y piedrecitas de la misma sustancia. Las ceni- zas, bastante finas, han proporcionado, por su descomposición, la ma- : teria arcillosa que ha servido después para cementar y consolidar to- do ese material.” “El pueblo de Tepoztlán está situado en la zona baja, tal vez en- cima del último peldaño de una antigua depresión; y en esa parte 358 PROF. MIGUEL SALINAS ron hechos con el objeto de buscar metales; pero hasta hoy, no hay noticia segura de que se haya descubierto en aquella región algún yacimiento mineral (1). Las eminencias de esta sierra estaban cubiertas an- taño de abundante vegetación; en el día, a pesar de la oje- riza estúpida que se tiene al arbolado y que ha hecho horri- blemente destructora la tala de nuestros bosques, se con- servan todavía en la comarca tepozteca algunos millares de árboles. Los dominantes son el ocote, (2) el encino (3) y el madroño (4); el oyamel (5) crece en los lugares más eleva- dos. En algunos sitios abundan los magueyes. Abunda tam- bién una orquídea llamada amatzauhtli (Epidendrum pasto- baja penetró después una corriente de lava basáltica también, que quizá representa no más un ramal del conocido “Texcal” de Cuernava- ca, que baja del mismo lado del Ajusco, “El hundimiento de Tepoztlán debe de ser entonces poco más an- tiguo que la formación del “Texcal”. Este es bastante moderno y co- rresponde al Pedregal de San Angel.” (1) Los Tepoztecos saben por tradición que, en algún punto de su comarca y en la época colonial, se explotó una mina de plata lla- mada “Xochiatlaco”; pero ninguno asegura haber visto siquiera al- guna piedra de donde pueda extraerse el metal. En 1881, el señor don Eugenio de J. Cañas, vecino de Cuernavaca, denunció una mina llama- da Tepéxic, cercana a Tlayacapan; pero no emprendió trabajos de ex- plotación ni recuerda, según me ha dicho, el resultado preciso del en- “saye de las piedras. Esta inseguridad de datos, confirma la opinión que se ha servido darme el Sr. Dr. D. Ernesto Wittich. Según este ecólogo, en la Sierra de Tepoztlán no puede haber yacimientos de metales preciosos. (2) Pinus teocote, Coníferas. (3) Quercus, Cupulíferas. (4) Arectostaphilus tomentosa, Ericáceas. (5) Abies religiosa, Coníferas. $ dd cid lll A A SA dt A AA LA SIERRA DE TEPOZTLAN 359 ris) o gluten del papel, que contiene un jugo muy glutino- so, empleado en el aderezo de dicho artefacto. Tal vez por la abundancia de esta hierba, se desarrolló extraordinaria- mente en la comarca tepozteca la fabricación del papel de “amate”. La Sierra de Tepoztlán pertenece totalmente al Esta- do de Morelos: su parte principal está en el distrito de Cuer- navaca; la otra, en el de Yautepec. Dicha primera parte co- rresponde a la municipalidad de Tepoztlán; la segunda a la de Tlayacapan. La villa de Tepoztlán, cabecera de la municipalidad de su nombre, está escondida entre las rugosidades de la sie- rra. También lo están los pueblecillos de San Juanico, Santo Domingo, Amatlán y Santiago. Son nidos de águila ocultos entre rocas. San Andrés de la Cal ocupa un punto de la fal- da meridional de la serranía; y ya fuera de ésta, también hacia el sur, está Santa Catarina Zacatepec. Todos estos po- blados pertenecen a Tepoztlán. La municipalidad de Tla- yacapan, la cabecera, que lleva este nombre, está rodeada al poniente y al sur por las colinas tepoztecas; en la falda me- ridional, rumbo a Yautepec, se encuentra Santa Catarina Tlayca. La primera de las municipalidades mencionadas formó parte del Marquesado del Valle; la segunda perteneció a las tierras de la Corona. El sitio en que se asienta la villa de Tepoztlán es un va- llecito formado por los cerros que en ese punto se separan un poco. El valle se extiende de poniente a oriente. Al 0es- te, sobre un plano inclinado, está construída la villa; en se- guida, hacia el éste, se tiende un pequeño llano donde se cultiva maíz y donde se reunen las aguas que bajan de los cerros. La pequeña llanada tiene fácil comunicación con el valle de Yautepec; y el riachuelo de este nombre recibe, co- mo tributo, las aguas mencionadas antes, que se juntan en 360 PROF. MIGUEL SALINAS un arroyo llamado de Ixcatepec, nombre de un barrio de Te- poztlán. Esta villa, situada a 1701 metros sobre el nivel del mar, alos 189 59” de latitud septentrional, y a lus 02 2” de longi- tud oriental de México (aproximadamente), es de antigue- idad remotísima; quizá es coetánea de las tribus que traje- ron a las regiones mexicanas la antigua civilización nahua; y su grandeza y poderío de otro tiempo están demostrados en un ciclópeo monumento que aún se conserva en pie y que acusa extraordinario desarrollo cultural. En un curioso y fidedigno documento del siglo XVI (1580), se hallan importantes noticias relativas a Tepoz- tlán. Por tal documento sabemos que los primitivos habita- dores de ese lugar, anteriores a los que vivían en él a la lle- gada de Cortés, adoraban a “Ometóchtli” (dios del pulque o de la embriaguez), hablaban “náhuatl” y fueron lanzados del territorio tepozteco y llevados hacia las regiones del Golfo de México. La emigración de tepoztecos hacia Pánuco es menciona- da en las antiguas crónicas, y entre los raros petroglifos en- contrados en la Huasteca por el doctor Séler, se halla el “Ometóchtli.” (1). De los hombres que vivían en Tepoztlán a la llegada de los españoles—hombres pertenecientes a la tribu xochimil- ca, según se cree—, cuenta el propio documento que eran guerreros y labraban la tierra; que estimaban mucho a los valientes y mataban al que no lo era; que se alimentaban con maíz en la forma de tortillas, atole y tamales, que co- mían también chile, frutas y carne de guajolote, conejo y ve- nado; y que los señores vestían mantas de algodón adorna- das de plumas, y los “macehuales” llevaban ligero abrigo te- jido con fibras de maguey. Tanto unos como otros usaban (1) Tamoanchan. Ilmo. Sr. F. Plancarte.—Cap. IV. Pág. 33. A AAA ts a dd il AAA Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám. XXXVIIL nn 1.—Tepoztlán.—2.—Tlayacapan.—3.—S. Juanico.—4. Sto. Domin. go.—5. San José Laureles.—6. Santa Catarina Tlayca.—7. Amatlán.— 8, Ixcatepec.—9. Santiago.—10. San Andrés de la Cal.—11. Santa Ca- tarina Zacatepec. Mem. Soc. «Alzate». T. 38, láms. XXXIX y XL. Fot. H. Brehme. Conjunto de cerros que se alzan al norte de Tepoztlán. En uno de ellos—a la izquierda—está la casa del Tepozteco. de FE "ot. H. Brehme El Ehecatépetl o Cerro Cortado, que se yergue al norte de Tepoztlán. LA SIERRA DE TEPOZTLAN 361 “máxtlatl”, especie de faja o taparrabo que cubría las par- tes pudendas. Los caciques o gobernadores no se entendían directa- mente con sus súbditos, sino por intermedio de unos fun- cionarios que trasmitían las peticiones y las órdenes. Cuan- do tales caciques salían a la calle, nadie debía permanecer en ella; el que por algún motivo salía y se encontraba con el señor, se echaba al suelo y pedía perdón por su falta. Para efectuar un casamiento entre los antiguos tepoz- tecos, la novia era llevada en andas, al medio día, a la casa _del novio, acompañada de dos personas que portaban en la mano sendas teas de ocote, encendidas, una por parte del varón y otra por parte de la mujer. Ponían a los desposados en una cámara durante cuatro días, con la prohibición abso- luta de tocarse. Terminado este plazo, sacaban a los novios, los vestían, los calzaban y anudaban la manta del novio con la de su prometida. Así quedaba hecho el matrimonio. Los hombres de que hablo endurecían su cuerpo con ru- dos ejercicios: se bañaban diariamente, dormían en el sue- lo y exponían de continuo sus miembros a la intemperie; y esí alcanzaban una longevidad a la que sus descendientes ya no llegan. Cuando acaecía en el pueblo la muerte simultánea de tres o cuatro personas, tomaban aquello como una epi- demia; y en vez de enterrar a los muertos, los incineraban y esparcían al viento las cenizas. En materia religiosa sufrieron una evolución al poner- se en contacto con los aztecas. Al principio, las oblaciones a sus dioses consistían en papel, copal, codornices y palomas; pero después adoptaron los sacrificios humanos. Al comenzar la estación de lluvias, cuando escuchaban los primeros true- nos del cielo, subían a la cumbre de sus cerros y en tal sitio inmolaban a niños de tierna edad, ofreciendo a sus dioses el corazón de las víctimas. Estas eran despeñadas hasta el valle, recogidas después y comidas en un banquete. Con se- 362 PROF. MIGUEL SALINAS mejante sacrificio creían obtener lluvias regulares y abun- dantes. : El códice Magliabecchiano de Florencia habla de dos cos- tumbres que el intérprete de dicho documento califica de bellaquerías. La primera se refiere a toda la tierra de los “tlahuicas”; la segunda, a Tepoztlán en particular. Dicen li- teralmente: “Celebraban otra fiesta que se llamaba “Pilaua- na”, (1) que quiere decir borrachera de los niños, porque en ella los niños bailaban con las niñas y el uno al otro se da- ban de beber hasta emborracharse...estos indios ya eran erandecillos de nueve a diez años”. Refiriéndose a la otra costumbre y aludiendo a la figu- ra del Tepoztécatl u Ometóchtli, dice: “Esta es una figura de una gran bellaquería que un pueblo que se dice Tepuz- tlán tenía por rito, y era que cuando algún indio moría bo- rracho, los otros de este pueblo hacían gran fiesta con ha- chas de cobre con que cortaban la leña, en la mano. Este pueblo es par de Yautepeque, vasallos del Sr. Marqués del Valle.” En la “Relación de Tepoztlán”, (2) título del documento que vengo extractando, que no es sino una información man- dada levantar por Felipe II, se dan otras muchas noticias interesantes: unas se refieren a las plantas alimenticias y medicinales de aquella región; otras a las enfermedades en- démicas; a los recursos con que vivían los tepoztecos en la época de la información; a los materiales con que fabrica- ban sus casas; y a las cosas raras, accidentes geográficos y productos naturales de la comarca. (1) La voz “pilauana”, que trae el Códice citado debe escribir- se, según el Sr. don Mariano Rojas, “pilahuana”, (2) Publicada por el Ilmo. Sr. Dr. don Francisco Plancarte en el Boletín Oficial y Revista Eclesiástica del Obispado de Cuernavaca, tomo X, págs, 313 a 317, 326 a 331 y 348 a 352. LA SIERRA DE TEPOZTLAN 363 Los tepoztecos explotaban en grande escala, tanto las maderas como la cal que son muy abundantes en su territo- rio. También se dedicaban a la fabricación de papel de “ama- te”, en la cual eran especialistas. Esa fabricación fue, sin duda, de gran importancia, pues el ilustre naturalista Her- nández cuenta que en Tepoztlán “hervía” la multitud de tra- bajadores. Así es que el papyrus mexicano, como el egipcio, sirvió para escribir en él'la historia de los dioses, de los re- yes y de los héroes; sirvió de adorno en los túmulos; se em- pleó en los vestidos y para las cuerdas; en una palabra, te- nía usos religiosos, políticos y económicos (1). El último dato que nos da la “Relación” citada, escri- ta en 1580, es que en tal época existían ya en Tepoztlán un monasterio de dominicanos y un hospital de indios. Añade (1) “El procedimiento (para fabricar el papel) bastante senci- llo que entonces usaban, era enteramente primitivo, como se verá más adelante por la relación de Hernández: se reducía a reblandecer er los arroyos o corrientes de agua las cortezas desprendidas de los árboles, abandonándolas por algunos días para poderlas descarnar con facilidad; golpeándolas con un mazo o palo redondo hasta des- prender completamente el parenquima, quedando sólo las fibras li- berianas, a las que añadían más tarde una materia glutinosa obteni- da del “Amatzáuhtli”, que les servía de aderezo, formando así capas más o menos gruesas que aplanaban con piedras duras y lisas para asentarlas y darles el pulimento necesario e indispensable para el objeto o usos a que lo destinaban.”—Los Amates de Hernández o Hi- gueras Mexicanas, por el Doctor Manuel Urbina, pág. 93 del VII tomo de los Anales del Museo Nacional de México. Segunda Epoca.—Los actuales tepoztecos saben por tradición que sus antepasados emplea- ban generalmente para hacer el papel el árbol llamado “amázquitl”, que es el que hoy se nombra “madroño”, Es muy frecuente hallar en Tepoztlán, al hacer excavaciones, unos instrumentos de piedra—verdaderas planchas—que servían para plan- char y pulir el papel. 364 PROF, MIGUEL SALINAS que en los primeros años que siguieron a la conquista, no tuvo el pueblo de que se trata religiosos que lo atendieran especialmente, sino que era doctrinado y asistido por los pa- dres de Oaxtepec y Yautepec; y que como esto ocasionaba molestias y exponía a muchos a morir sin auxilios espiritua- les, pidieron a don Luis de Velasco—segundo virrey que co- menzó a gobernar en 1551—que les mandara sacerdotes, lo cual se les concedió desde luego. En el siglo XVI, la región que hoy forma el Estado de Morelos fué dividida en tres zonas—que van de norte a sur —para los trabajos de evangelización: la occidental tocó a los franciscanos, la oriental a los agustinos y la del centro a los dominicos. Estos fueron a Tepoztlán y encontraron un pueblo dó- cil y abundante en recursos, que se prestó de grado a levan- tar un gran templo y un convento anexo. Ese edificio subsis- te aún en pie, muy bien conservado, y parece que con su for- tísima hechura está desafiando al poder destructor de los si- glos. Probablemente la construcción de aquella casa se efec- tuó en la sexta o septima década del siglo XVI. No hay en el edificio una inscripción que dé luz a este respecto (1). La iglesia, que es muy espaciosa, se tiende de oriente a poniente; afecta la forma de un paralelogramo rectángu- lo; carece de crucero y de cúpula elevada; sus muros, alme- nados en algunas partes, tienen en general cerca de dos me- tros de espesar (sólo en un punto de la parte del norte hay un macizo de casi cinco metros de grueso) ; su puerta prin- cipal ve al Oeste; otra ve al Norte, y hacia ese rumbo está el (1) Arriba del bajo relieve que hay en la fachada de la iglesia se ve una gran losa que semeja estar sostenida por dos ángeles. Segura- mente fue una lápida que tuvo inscripciones, pero en la actualidad está completamente lisa, AS Y LAN LA SIERRA DE TEPOZTLAN 36% convento. El frente del templo, coronado por dos terres des- iguales, ostenta sobre la puerta un bajo relieve que represen-- ta a la Virgen del Rosario. El arquitecto o alarife que dirigió la construcción no carecía de habilidad: los arcos, las bóvedas y las ventanas son de dibujo correcto, todo el templo causa grata impre- sión: en sus detalles se nota mas cuidado y más gusto que en la catedral de Cuernavaca, iglesia casi tan grande como la de Tepoztlán, pero de hechura más tosca, tal vez porque fue levantada unos veinte o treinta años antes, cuando no habían venido aún de España verdaderos arquitectos. El primitivo altar mayor de la iglesia tepozteca fue de estilo churrigueresco; el actual es de otro estilo. La iglesia que describo tiene una curiosa particularidad. En el espesor del muro septentrional—que corresponde al lado del evan- gelio—hay una galería o pasillo que va desde el suelo del templo hasta el coro. Se entra en ella por una puertecita que antes quedaba casi frente al púlpito. En las misas solem- nes de antaño, en el momento en que los celebrantes se da- ban al abrazo de “paz”, uno de ellos descendía del presbite- rio, entraba por la referida puertecilla, recorría el pasillo y llegaba al coro, donde daba la “paz” a los frailes que esta- ban allí (1) El convento se compone de un patio rodeado de aposen- tos, una extensa huerta donde se cultivaban muchos árbo- les y plantas, y un departamento que tiene dos salas, situa- do al oriente, cuyo uso ignoran los actuales habitantes de la Villa. Se sospecha que allí estuvo instalado un molino. El patio está limitado por cuatro corredores de arcos, tanto en la parte baja como en la alta. Las pilastras que sostienen los arcos son prismas cuadrangulares que miden (1) En un antiguo doeumento de familia que posee el Sr. don José G, González, oriundo de Tepoztlán y eura que fue de dicha villa, se asienta que la construcción de la iglesia terminó en 1588. 366 PROF MIGUEL SALINAS dos varas de ancho en cada una de sus cuatro caras. Tal ex- ceso de anchura, que no está de acuerdo con lo alto de los arcos, hace que los claustros, en vez de presentar un aspec- to airoso y esbelto, se vean chaparros y pesados. A los co- rredores dan las celdas que habitaban los religiosos. En el centro del patio hay una fuente. Las dos salas donde se cree que estuvo el hola son muy espaciosas; están pavimentadas, y además cubiertas— como todas las dependencias del convento—por macizas bó- vedas. Durante muchos años han servido de salones para las escuelas oficiales. Estas sales son mencionadas como caballerizas en un documento del siglo XVIII, publicado en el dicho Boletín Oficial, pág. 470. El mismo documento dise que en la comar- ca tepozteca había miles de árboles de chirimoya. No obstante que la iglesia que acabo de describir jes su- ficiente para las necesidades de la población, los habitantes de ésta, impulsados por sentimientos piadosos, han edifica- do otras siete iglesias pequeñas en la misma villa. Casi to- das están bien construídas, son de mampostería y algunas tienen dos torres. Su respectiva advocación en la siguiente: La Santísima, Santo Domingo, San Miguel, Santá Cruz, Los Reyes, San Sebastián y San Pedro. Al hablar de la construcción de la iglesia y convento de Tepoztlán, encaja, como anillo al dedo, referir un hecho que se relaciona con ella. Tal hecho se ha conservado en el plue- blo por tradición y está consignado también en la crónica de la Orden Dominicana, escrita por Dávila Padilla. Al emprender la conversión de los tepoztecos, lo pri- mero que hicieron los misioneros fue procurar la destruc- ción de los ídolos. El que se adoraba en Tepoztlán era, se- gún lo dicho, el “Tepoztécatl u Ometóchtli,” colocado sobre la gran pirámide que también he mencionado y a la cual de- dicaré la segunda parte de este trabajo. La falsa deidad — nt ds LA SIERRA DE TEPOZTLAN 367 como dios de la embriaguez—era muy venerada, no sólo en su región, sino en una zona muy extensa de nuestro suelo: iban a adorarla en romería grandes multitudes, algunas de las cuales venían desde Chiapas. Así es que los tepoztecos deben de haber opuesto mucha resistencia a la destrucción de su ídolo. : Esta fué encomendada a Fr. Domingo de la Anunciación, dominicano conspicuo por sus virtudes y trabajos evangeli- zadores, y célebre por haber tomado parte en una famosa y penosísima expedición a la Florida. Cuenta la leyenda que el insigne fraile propuso a los indios tepoztecos hacer una prueba con el ídolo: arrojarlo al valle desde la altura de la pirámide en que estaba y esperar el resultado de la caída: si la figura se hacía pedazos, eso sería una prueba inequívoca de que era sólo un objeto frágil que nada tenía de divino. Se hizo la prueba. La horrible deidad, arrojada de su trono, fue lanzada al espacio; recorrió centenares de metros, saltando de peñaseo en peñasco, y llegó entera hasta el va- lle. Los indios quedaron pasmados; pero Fr. Domingo los convenció de que era necesario hacer una segunda prueba: ver si la estatua resistía fuertes martillazos sin romperse No los resistió. Dividida en partes, unas sirvieron para ci- miento de la iglesta de Oaxtepec y otras para el cimientó de la de Tepoztlán. (1). E (1) En el pueblo de Tepuztlán hizo (Fr. Domingo de la Anun- ciación) derribar un famoso ydolo, celebrado por todo este Reyno, y visitado de los extraños con peregrinaciones que hazían en su ser- vicio, y ofrendas que le traían del Reyno de Chiapa y Guatemala. Lla- máuase este ydolo “Ometoxtli”, que quiere dezir “dos conejos”: y representáualos la figura del ydolo, porque en ella se les auía apare- cido el demonio, en una ocasión graue que los tristes ydólatras cele- braron, perpetuando su aparición con esta figura de piedra. Estaua el ydolo asentado en lo alto de un cerro, y duran hasta oy algunos es- “galones de los muchos que se subían para llegar a él. Por una parte 368 PROF. MIGUEL SALINAS Los hijos de este pueblo vivieron unidos muchos años, dó- ciles a las indicaciones de sus jefes, es decir, de las personas. de mayor experiencia, honradez y valía intelectual que había. entre ellos; pero la discordia que se ha enseñoreado de nues- que es a la vista del pueblo, está la ladera del cerro muy rasa; porque las escaleras son a la parte del monte: y parecía el ydolo más venera- ble, siruiéndole como de altar todo lo raso y escombrado del cerro, Por esta parte le hizo derribar el bendito P. Fr. Domingo de la Anun- ciación, y cayó la miserable figura de más de dos mil estados de al- to, y con todo esso no quebró: o por ser la piedra muy rezia, o por in- teruenir la fuerza del demonio, para emgañar con esta entereza del ydolo a los que la tenían en su ydolatría. Mandó el sieruo de Dios que picassen luego aquella figura; y la piedra mandó llevar arras- trando al pueblo de Guastepec, que está a tres leguas de Tepuztlán: y ullí la enterraron al abrir los cimientos de la iglesia que oy está en a0uél pueblo. Sintió mucho el demonio la pérdida de esta figura, y lamentáuala con grande sentimiento; dando vozes por aquellos mon- tes, y diziendo, como muchas vezes oyeron los Indios: “Ay, hijos míos; que os quitan de mis manos, y no puedo valeros. Ay miserables de vosotros que os veo fuera de mis palacios y moradas”. Oían estas vozes los pobrezitos con grande temor y asombro: y venían al P. Fr. Domingo de la Anunciación que como sieruo de Dios entendía las cautelas del demonio, y como verdadero padre daua consuelo a sus hijos. Dezíales que el demonio tenía embidia del camino de saluación que ellos lleuauan, y él auía perdido: y proeuraua con aquellos temo- res desaficionarlos del Euangelio y boluerlos a su ydolatría; que se santiguassen quando otras vezes oyessen aquellas vozes y huiría el demonio de la señal de la cruz. Amparados los Indios con estas pode- rosas armas, ahuyentaron de allí adelante al príncipe de las tinieblas, y no se oyeron más sus vozes. (Agustín Dávila Padilla. Historia de la fundación y diseurso de la Provincia de Santiago de México de la Orden de predicadores. Edición de Bruselas, 1625. Libro II, cap. LXXXI, pág 617.) ; IT. 38, láme. XLI y XLIL Mem. Soc. «Alzate». Y Tepoztlán. —Vista de un cerro. Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám. XLIIL. Fot. H. Brehme. Otra vista del Ehecatépetl rodeado por varios cerros de la cordillera tepozteca (1). (1) Al “Ehecatépetl” le llaman también “Cerro Cortado,” porque tiene una especie de grieta o abra, en sentido horizontal, que semeja un cnorme tajo dado a las rocas de la eminencia con el fin de hacer- les un corte. En esa grieta, que está llena de inscripciones, grabadas o pintadas por los visitantes, los tepoztecos hacen bailes y celebran fiestas, aprovechando la agreste belleza de aquel sitio. Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám. XLIV. Fot. H, Brehme Sierra de Tepoztlán. —Riscos.—Las Tres Marías. Mem. Suc. «Alzate». T. 38, láms. XLV y XLVI. Fot, H Brehme Uno de los tres picachos llamados Las Tres Murias. —Están en la parte media de la subida a la Cusa del Tepozteco. Tepoztlán.—Palacio Municipal y Jardín público. LA SIERRA DE TEPOZTLAN 369 - tro país, no perdonó a Tepoztlán y le ha llevado los frutos amargos de la división intestina. Mientras estuvieron unidos, los tepoztecos progresaron bastante, material y moralmente: mejoraron las calles de su villa, construyeron acueductos, edificaron una buena es- cuela de niñas levantaron un Palacio Municipal, (1) plan- taron un jardín público y recogieron sus curiosidades ar- queolósicas en un local que se convirtió en interesante mu- seo. No son pocos los hijos de Tepoztlán que, por su afición al estudio, han logrado hacer carrera literaria y obtener tí- tulo profesional. Se precian de haber conservado la lengjua náhuatl con más pureza que en otras comarcas; en algunas fiestas pronuncian discursos y hacen representaciones dra- máticas en dicha lengua; y a fin de cultivarla con esmero, iundaron, años atrás, una Academia, en la que, como en la Arcadia de Roma, cada miembro llevaba un nombre parti- cular. El señor don Mariano Rojas—-Profesor de Náhuatl, durante algún tiempo, en el Museo Nacional de Arqueología Historia y Etnología —adoptó, c»n' o individuo de dicha Aca- demia, el nombre de “Xatláton”, lucesita intermitente, o más bien, luciérnaga. Su hermano don Venancio tomó el de “Tle- móyotl”, chispa: de “tletl”, fuego y “móyotl”, mosquito. En varias épocas Tepoztlán ha tenido periódicos. Se han publicado el '“Xocoyótzin, el Grano de Arena” (bilingie) y “La Idea”. Pero la obra intelectual más meritoria que se ha llevado a cabo en la expresada villa, y que quizá no se ha (1) El primer Ayuntamiento que tuvo Tepoztlán se instaló el 8 de septiembre de 1820, y fue nombrado en virtud de lo dispuesto por la Constitución española de Cádiz. La citada villa, al principio, tuvo su Casa Municipal, construída de mampostería y de bóveda. Sobre esta casa antigua se edificó el nuevo Palacio Municipal, proyectado y dirigido por el Ing. don Fran- cisco M. Rodríguez. M>m. Soc. Alzate, t. 38,—(29. vrrtr. 19191.—25, 570 PROF. MIGUEL SALINAS ejecutado en otro pueblo, es la de haber abierto escuelas noc- turnas y haber pretendido llevar a ellas a toda la población: adulta, hombres y mujeres, a fin de enseñar a leer a los analfabetos. En esta labor redentora que tuvo éxito satis- factorio, sobresalió don José Guadalupe Rojas, quien no sólo: a. $ preocupó porque supiesen leer sus conterráneos, sino que : se impuso la tarea de darles lecciones prácticas de civis- mo (1). (1) Al erigirse el Estado de Morelos en 1868, el presidente Juá- rez nombró Gobernador interino de la nueva entidad al general don: Pedro Baranda, con el fin de que convocara a elecciones e instalara. las primeras autoridades constitucionales. Hecha la convocatoria res- pectiva y comenzada la lucha electoral, surgieron dos candidatos pa- ra el puesto de Gobernador: el general don Francisco Leyva y el gene- ral don Porfirio Díaz. Este no era persona grata para el Ejecutivo de la Unión; y el primero sí lo era, y aun se dijo entonces a voz en. cuello que era el candidato oficial. El señor Leyva había sido jefe de las tropas liberales que em aquella comarca combatieron al Imperio; tomó la ciudad de Cuerna- vaca cuando los imperiales la abandonaron; y después trabajó empe- ñosamente por lograr la erección del Estado de Morelos. Así es que se creía con algún derecho al puesto de Gobernador. La lucha electoral fue ruda y encarnizada. El Sr Leyva tenía a su: favor algunos elementos populares de poca valía social y todos los elementos oficiales; pero sus contrarios eran numerosos y estaban muy bien organizados. En una lid franca y de buena ley, los leyvis- tas hubieran perdido la partida. El temor de llegar a tal resultado, los obligó quizá a echar mano de ciertos recursos muy usados en las elecciones, pero no por eso menos inmorales y reprochables. Los tepoztecos se afiliaron al partido porfirista y fueron con- ducidos a la lucha por el señor don José Guadalupe Rojas, que los: instruyó perfectamente en las prácticas electorales y que sinceramen- te deseaba hacer un ensayo de verdadera y sana democracia. Llega- LA SIERRA DE TEPOZTLAN 371 En 1878, queriendo el Gobierno de Morelos aprovechar las dotes pedagógicas del Sr. Rojas, le nombró Inspector de escuelas. Después fue electo diputado al Congreso de la Unión. En algún viaje que hizo por 'el territorio del Estado, pretendió atravesar una barranca, y la corriente de ésta, en- grosada por las lluvias, lo arrebató y lo privó de la existen- cia. La Escuela de Niños de Tepoztlán lleva el nombre de este benemérito ciudadano. do el día de la elección, Rojas y sus compañeros se presentaron en el Palacio de Cortés de Cuernavaca, lugar designado para la instala- ción del colegio electoral. La mesa de éste estaba integrada por leyvis- tas. Uno de los escrutadores fue el doctor don Ramón A. Montañés, hombre gárrulo, audaz y de mucha sangre fría. En el momento de votar, los electores fueron depositando sus cédulas en el ánfora. Las de los topoztecos llevaban escrito el nombre del general Porfirio Díaz, y en algunas se añadían a dicho nombre palabras elogiosas. Co- menzó el escrutador a leer las cédulas. Al ver la primera, dijo en alta voz* “General Francisco Leyva” y siguió diciendo con gran aplomo “el mismo”, “el mismo”, “el mismo”, Una que otra vez se oyó el nom- bre de Porfirio Díaz; así es que al acabar el escrutinio, resultó Ley- va electo por una gran mayoría. Rojas, que sabía bien el número de cédudas que tenían el nombre de Díaz, comprendió luego que el escrutador, en muchas ocasiones, había substituído este nombre por el de Francisco Leyva. Ante tan descarada y grosera artimaña, sintió profunda indignación y protes- tó enérgicamente; pero sus contrarios no le hicieron caso. Su enojo fue tal, que se sintió acometido por un ataque que lo obligó a retirarse a su alojamiento, a fin de atender a su curación. Una vez restablecido, fue llamado por el General Baranda, que, como hombre de corazón, deploró sin duda la contrariedad de que fue vícti- ma el Sr. Rojas. El Gobernador, en conversación íntima, trató a don José Guadalupe con la mayor benevolencia; elogió sus cualidades de ciudadano y de hombre honrado; le aconsejó que se retirara de la 972 p PROF. MIGUEL SALINAS A fin de consignar en este opúsculo el mayor número posible de noticias relativas a la historia de Tepoztlán, aña- do en seguida algunas, tomadas, las más, del documento del P. González. En 1813 hubo una terrible peste de la que fallecieron en la comarca tepozteca novecientas personas de todos sexos y edades. En 1814 hubo epidemia de viruelas. La misma en- política, que obliga a las veces a ejecutar acciones innobles; y lo exci- tó a que continuara educando a sus conterráneos e impulsando la ilus- tración de su pueblo que, por su cultura, merecía ser llamado “La Atenas de Morelos.” ¡Tal vez estas expresiones lisonjeras mitigaron algo la desilu- sión que sufrió aquel hombre que creyó sinceramente en la libertad del sufragio! El anterior relato corría de boca en boca, hace algunos años, en todo Morelos. Entonces lo recogí, y lo he confirmado después con in-* formes que se sirvieron darme los señores don Venancio y don Ma- riano Rojas, hermanos de don José Guadalupe y personas honorables, incapaces de asentar una falsedad. Todos los que hacían este relato terminaban con una nota cómi- ca, que se asegura ser histórica, y que voy a consignar. Un indito de Tepoztlán, elector en aquella ocasión, y poco ver- sado en la lengua castellana, tuvo con un amigo suyo una conver- gación, a propósito de las elecciones en que el escrutador cambió los nombres. — ¿Pues qué, decia el amigo, no estaba escrito en tu cédula el nombre del general Díaz ? —Sí estaba. —¿No pusiste tu cédula en el ánfora? —Sí lo puse. — ¿Pues qué sucedió ? —“Pus quien sabe”! “Yo lo eché Porfirio Díaz y salió Francisco Leyva”. EE AAA ie LA SIERRA DE TEPOZTI.AN 373 fermedad azotó con rigor a la población en 1830. El ocho de agosto de 1833, se dió en Tepoztlán el primer caso de ”có- lera morbo”, de cuya enfermedad murió mucha gente. Du- rante lo más crudo de la epidemia, + efectuó la traslación de una imagen de Jesucristo que hoy recibe culto en Tlalne- pantla Cuauhtenca. Algunos minutos después de las doce de la noche del día 22 de noviembre de 1839, se sintió un intenso terremoto que aterrorizó a los tepoztecos. Las dos torres de la parroquia quedaron cuarteadas y las cruces que les servían de remate, respectivamente, cayeron al suelo y se destrozaron. En distintas épocas fueron curas de Tepoztlán los sa- cerdotes siguientes: el licenciado don Lázaro die la Garza y Ballesteros (1816), don Pío Antonio de Oteo (1819) y el li- cenciado Francisco Verazaluce (1823). Fue alguna vez coad- jutor don Gabriel Guadarrama (1835) ; y vicarios, el Bachi- ller don Ignacio García (1825), el Bachiller don Ignacio Or- tegya (1829) y el de igual clase don Apolonio Avila (1832). Don Lázaro de la Garza, que fue obispo de Sonora y después alcanzó el puesto prominente de arzobispo de Mé- xico, hombre de espíritu elevado y de sencillas costumbres, cuando regía la parroquia tepoztjeca, gustaba mucho de re- posar, después de decir su misa, bajo un colosal “ahuehu:e- te”, (Taxodium mucronatum, Coníferas) que durante algu- nos siglos ornó la plaza de Tepoztlán. Cobijado por la amplí- sima sombra de aquel árbol majestuoso, departía con sus fe- ligreses y despachaba los asuntos de su curato. Años más tarde, al recibir en el Palacio Arzobispal de México a sus amigos y ahijados de Tepoztlán, siempre les preguntaba por su árbol querido y les encargaba que lo cuidaran con cariño y esmero. ¡Qué lejos estaba el bondadoso Prelado de fisurar- se que llegaría un tiempo en que un alcalde bárbaro, sin jus- tificación ninguna, y sólo para dar al Municipio unos cuan- 374 PROF. MIGUEL SALINAS tos pesos por la venta de la madera, y por satisfacer el tes- túpido prurito de la destrucción, mandaría derribar aquel hermoso ejemplar de nuestra flora! No quedaría completa una reseña de la Sierra de Tepoz- tlán si no se mencionaran particularmente dos de sus riscos, que, por diversos motivos, tienen importancia histórica. Uno de ellos es el cerro de Zuapapalótzin o Peñón de Tla- yacapan; el otro es el que soporta en su cima un viejo y famoso templo, conocido con el nombre de Casa del Tepoz- teco. Antes de poner sitio a la poderosa Tenochtitlán, Cor- tés emprendió una expedición con el fin de explorar la par- te meridional del Valle de México y conocer las tierras que- quedan fuera de éste por dicho rumbo. Fue recibiendo a su paso la sumisión de los pueblos que recorría, pero hubo un momento en que su mracha victoriosa se vió detenida por los indios de Tlayacapan, que se habían fortificado en la cum- bre del Zuapapalótzin y en la de otro cerro no muy lejano. Los españoles intentaron escalar los peñones, pero no lo consiguieron. Bernal Díaz del Castillo, testigo presencial de los hechos, descrike menudamente los combates que con tal fin emprendió Cortés. Cuenta el verídico y ameno cronis- ta que la ascensión a aquellas alturas era excesivamente di- fícil; que los cerros eran casi inexpuenables; y que en mu- chas partes estaban tajados a plomo. La principal defensa de los indios consistió en hacer rodar, desde la cima, una, multitud de grandes pedruscos que, al bajar, arrollaban a, los que trabajosamente iban subiendo. Hubo varios españo- . les muertos y muchos heridos a causa de aquellas piedras, el y ; LA SIERRA DK TEPOZTLAN 375 las cuales, quizá por la ligereza con que descendían, fueron llamadas “galgas” por los conquistadores (1). Vista la imposibilidad de tomar tales fortalezas, ordenó Cortés que los ballesteros y escopeteros subiesen a otro ris- co cercano y frontero al Zuapapalótzin, y desde la cum- bre dispararan sus armas sobre los indios fortificados. La medida tuvo buen éxito: los defensores del Peñón, que esta- ban acompañados de sus esposas e hijos, comenzaron a ver que caían sin vida muchos de sus compañeros, víctimas de las balas y ballestas. Entonces comprendieron que no tenían defensa posible, y como se les había acabado el agua y su- frían horrible sed, decidieron rendirse. Comenzaron a hacer señas a los sitiadores, y al fin, cinco de los más caracteriza- dos bajaron y ofrecieron la sumisión de todos, la cual fue “aceptada. Los sucesos que vengo narrando acaecieron en la pri- mera quincena de abril de 1521 (2) Terminado lo de Tlayacapan, Cortés emprendió su mar- «cha a Cuernavaca. En el camino lo esperaban algunos bata- Tlones de indios en actitud hostil. La caballería española los atacó y los hizo huir hasta Tepoztlán, donde se encerraron; pero sus perseguidores entraron en el pueblo, incendiaron algunas casas, las saquearon y recogieron en ellas abundan- te botín. La mejor parte de éste fue un grupo numeroso de (1) Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España por Bernal Díaz del Castillo. Tomo II, cap. CXLIV, pág. 375. Edición Escalante. 1878. (2) En esta expedición acompañaba a Cortés el franciscano Fr. Pedro Melgarejo, que comenzó a evangelizar a los de Tlayacapan, En «el convento que se levantó después en este pueblo, había una pintu- ra que representaba a Fr. Pedro con un crucifijo en la mano. Tal pintu- Ja ha desaparecido. 376 PROF. MIGUEL SALINAS mujeres que los españoles y sus aliados se llevaron consigo y que Bernal Díaz califica de muy buenas indias. Más notable que el Zuapapalótzin, teatro de la batalla antes descrita, es el empinado risco que parece un enorme fragmento desprendido de los montes cercanos, que se yer- gue al norte de la villa de Tepoztlán y que ostenta en su ci- ma la famosa Casa del Tepozteco. Este viejo edificio es una gran pirámide rematada por un adoratorio, del que sólo que- dan ruinas. Para subir a contemplarlo, es preciso empren- der una ascensión penosa, dilatada y no exenta de peligros- Saliendo de la población, hacia el norte, por la calle de la Santísima se llega a un sitio llamado Axítla. Esta voz sig- nifica donde sale el agua; y, en efecto, allí brota un peque- ño manantial. El sitio es hermoso y pintoresco. Realzan su hermosura algunas huertas de plátanos y cafetos que hay en él; una glorieta sombreada por viejos y frondosos ahuehue- tes; y una cruz secular que se yergue en el centro de la glo- rieta, eruz que ha sido restaurada en varias ocasiones y que perpetúa el recuerdo conservado por tradición; de que a raíz de la conquista, fueron bautizados en el manantial que allí fluye los primeros tepoztecos que abrazaron la religión cris- tiana. Tal vez allí se dijo la primera misa, y se celebraron los primeros matri monios. En la glorieta efectúan sus comidas y meriendas los moradores de Tepoztlán durante los días de campo: por tal razón ese punto se llama Tlatlacualoya, lugar donde se come. Pasando de Axítla, sigue una senda de pendiente algo rápida que conduce a la base del peñón, pedestal de la Casa del Tepozteco. Allí, en esa base, brota el manantial más co- pioso de los que surten de agua a Tepoztlán. El cristalino lí- quido no fluye como un borbollón, se escapa, en forma de chorro que cae hacia abajo, de la superficie vertical de una. roca. Aquello parece una fuente cuyo tubo surtidor está em- potrado en un muro. O in E do cc Mem. Soc «Alzate». m) T. 33, láms. XLVII y XLVIIL Fot, H. Brehme Uno de los tramos del camino que conduce a la casa del Tepozteco, sobre los peñascos de la derecha. Tepoztlán.—Iglesia y convento. —Parte posterior. Mem. Soc. «Alzate». T, 38, láms. XLIX y L. Ñ S RSS Ss ES NS A ÓN 3 SS dla mÚ ua - 91 Ja) all coros FEE ASS El Tepoztécatl u Ometóchtli, según el Cónigo Magliabecchiano: de Florencia.—Tomado de la obra del doctor Séler: Gesammelte Abhandlungen. Fof. M. Brehme Parte oriental de la Villa de Tepoztlán.—A la izquierda la Lá Casa del Tepozteco Mem. Soc. «Alzate», T. 38, lám. LI. Tepoztlán.—Iglesia y Convento.—Frente. 2. ds O cc Mem. Soc, «Alzate». ; T. 58, lám. LIT. Fot. M. Brehme Ultimo tramo del camino que conduce a la Casa del¿Tepozteco. LA SIERRA DE TEPOZTLAN 377 Después del manantial, comienza la ascensión verdade- ramente penosa y aun peligrosa. Debe caminarse paso a pa- so, de piedra en piedra, ayudándose con las manos para no caer. Hay que recorrer la segunda parte del camino que se sigue desde la villa hasta el monumento. Durante ese ca- mino se asciende a una altura de dos mil pies (400 metros próximamente). Y si la primera parte, descrita en los párra- fos anteriores, es practicable y no muy larga, en cambio, la segunda, la que va por el talud del peñón, es de mayor lon- gitud y está erizada de obstáculos. Puede decirse que es una dilatadísima escalera de peldaños irregulares, unos abiertos en la roca, otros formados por piedras superpuestas; unos bien conservados y otros deslavados o totalmente destruidos por las lluvias. Esta escarpada vía es de trayecto sinuoso: ya va para un lado y ya tuerce para el opuesto; avanza sen- siblemente hacia el este; va serpenteando por la vertiente empinadísima del cerro; se encierra en largos cañones li- mitados por muros de roca, y si tiene algún pequeño tra- mo horizontal bien nivelado, tiene otro bastante grande, ca- si vertical, fatigoso y difícil de subir, y en el cual se ha co- locado últimamente una escalera de fierro que proporciona cierta seguridad en el ascenso. Así, con algunos peligros y con extraordinaria fatiga, se llega a la Casa del Tepozteco. La pirámide, asiento de és- ta, se levanta en una meseta que corona la cumbre del pe- ñón. Esa meseta, inclinada de poniente a oriente, se compo- ne de dos partes unidas por una lengúeta de tierra, especie de istmo flanqueado por espantosas profundidades. En la parte oriental, que es la más pequeña, hay grar cantidad de escombros, fragmentos de paredes que quizá formaron las moradas de los servidores del teocalli y de los guardianes del monumento. Este, consta de tres troncos de pirámide, superpuestos, y de un templo o adoratorio cors- truído sobre el tercer tronco. 378 PROF. MIGUEL. SALINAS El primero arranca de la roca de la montaña; tiene sólo tres caras que se elevan a nueve metros y medio de altura, “con una inclinación de quince grados. Falta la cara del oeste, porque de ese lado la meseta tiene cierta eleva- «ción que permitió nivelar su suelo con la base superior del primer tronco de pirámide. En la cara oriental, hay una esca lera totalmente destruída; hay otra en la cara sur, re- gularmente conservada. El terraplén o plataforma integra- do por la base superior del primer tronco y por el terreno “adyacente de la meseta, está dividido en dos partes: la pri- mera, la occidental, que ocupa próximamente el tercio de to- «da la superficie, forma una especie de plazoleta, o, más bien, el atrio del templo; y la segunda, la oriental, de área doble de la anterior, sirve de base al segundo tronco de pirámide ú segundo cuerpo del monumento. En el centro del atrio se alza una plataforma pequeña, “de forma cuadrangular, de esquinas dentadas, hecha de mampostería. Según parece, tuvo escalones por los cuatro lados. Se cree que tal construcción fue el altar de los sa- “crificios. El doctor Seler, en su estudio sobre el Templo de “Tepoztlán hade notar que en otros templos aztecas existían plataformas semejantes colocadas de la propia manera. Existe también en el mismo atrio otra construcción de for- ma circular, que fue tal vez una fuente. La escalera men- cionada antes, que se halla en la cara meridional del pri- mer tronco, va a terminar frente a esa fuente. De las cuatro caras del segundo tronco de pirámide, só- lo la del oeste, frontera al altar de los sacrificios, tiene una escalinata, de la que se conservan aún, en buen estado, seis escalones. Estos conducen a la base superior de la segunda pirámide, asiento del tercero y último cuerpo. La escalera del segundo continúa sobre la cara occidental del tercero y conduce a la plataforma final, donde hoy se contemplan las a LA SIERRA DE TEPOZTLAN 379 ruinas del adoratorio que en otro tiempo se alzó en honor de Tepoztécatl, dios del pulque. Por la descripción anterior se ve que el verdadero free te del monumento está al poniente. Como los tres troncos de pirámide son de dimensiones diferentes y van de mayor a menor, resulta que sobre la base superior del primero, hay una faja por donde puede caminarse cómodamente en torno del segundo; y sobre éste.puede transitarse al derredor del tercero. En la última plataforma hay asimismo espacio su- ficiente para andar en torno de los muros del adoratorio. Esto no era conocido de los modernos tepoztecos, ppr- que el tiempo, con su potencia destructora, había hecho que se derrumbase aquel templo, que sobre sus escombros se acumulara el polvo de los siglos y que, al fin, presentara el aspecto de un montón de tierra cubierto de vegetación. Pera nada vuede quedar oculto a la curiosidad humana. En el mes de agosto de 1895, el ingeniero don Francisco M. Rodríguez, oriundo de Tepoztlán, ayudado de buena voluntad por sus conterráneos, llevó a cabo la benemérita labor de ir removiendo discreta y pacientemente aquella aglomeración de tierra y de hacer que surgiesen de ella los restos admira- bles e interesantes de un teocalli, que han aportado nuevos datos a nuestra historia precolombina. : La pirámide siempre ha sido conocida y visitada por los viajeros y, sobre todo, por los tepoztecos. Entre los años de cuarenta y sesenta del siglo pasado, don Francisco Na- varrete mandó blanquear con lechada de cal los tres cuer- pos del monumento. Así es que, durante algún tiempo, el empinado “teocalli”, visto desde lejos, se destacaba como mancha blanca en el fondo obscuro de los bosques que cu- bren la Sierra. El templo descubierto por el señor Rodríguez ocupa una superficie de cuarenta y ocho metros cuadrados. Los mu- ros que lo cerraban—de un metro noventa centímetros de 380 PROF, MIGUEL SALINAS grueso—se han derrumbado, sólo queda la parte inferior. De la entrada, que ocupaba todo el lado poniente, apenas hay dos pilastras que formaron una puerta central de re- gular anchura y dos laterales angostas, una de cada lado- El espacio interior consta de dos cámaras separadas por un muro de noventa centímetros de grueso y comunicadas por amplia puerta. La primera cámara tiene algo más de cinco metros de fondo, y la segunda un poco más de tres (1). La anchura de ambas (de norte a sur) es de seis metros. Adhe- ridos a dos paredes de la primera y a tres de la segunda, hay poyos de mampostería, bien conservados en su mayor parte y ornados en el frente con muy interesantes geroglíficos. Esta parte delantera de los poyos, la que baja del borde del asiento al piso, se compone de dos zonas: la superior que es angosta y está un poco volada, tiene esculpidos los signos de los veinte días del mes nahua; la inferior, más ancha, con- tiene otras figuras, de las cuales, unas han sido interpreta- das por el doctor Séler. En el centro de la primera cámara hay una oquedad en la que el señor Rodríguez encontró, mezclados con los es- cumbros, algunos fragmentos de carbón y unos granos de copal. Esa oquedad fue sin duda el brasero en que se con- servaba el fuego sagrado y se incensaba al ídolo. Este, que, como se ha dicho, era el “Tepoztécatl”, estaba en el camarín o segundo departamento, sobre un pedestal de piedra, adosa- do a la parte media del muro, frente a la puerta. Además de los geroglíficos mencionados, se hallan en otros puntos del templo, sobre todo en las columnas que for- man las puertas, hermosos relieves hechos con verdadero primor. Allí se ven grecas como las que hay en los Palacios de Mitla; muros pintados y cubiertos de cemento finamente (1) Saville se equivoca en esto: da a la primera cámara les di- mensiones de. .la segunda y viceversa. Séler, que sigue a Saville, se equivoca también del mismo modo. LA SIERRA DE TEPOZTLAN 381 bruñido, estrías, perlas, casquetes esféricos y dentículos; fi- guras pintadas de rojo, de azul, de amarillo y de negro; y en todo el decorado que se conserva, se nota gran cuidado, ha- bilidad y gusto en la ejecución de la obra. Estudiando concienzudamente los grandes trozos de piedras adheridas con mortero, que, como escombros, lle- naban el recinto del templo y sus partes adyacentes, el in- geniero Rodríguez se convenció de que el adoratorio estaba cubierto por una bóveda plana de cinco metros de diámetro, cincuenta centímetros de flecha y setenta de espesor (1), El que quiera saber algo más acerca de la interpreta- ción de los geroglíficos que hay en la pirámide de Tepoztlán, y acerca del dios o dioses que allí recibían veneración, de- be leer el estudio del doctor Séler, publicado en alemán en el “Globus,” tomo 73, número 8, febrero de 1898, págs. 123 a 129. En un modesto trabajo descriptivo y de vulgarización ccmo es el presente, no sería posible entrar en pormenores - de índole verdaderamente científica. Sin embargo, no está por demás consignar aquí que di- cho arqueólogo alemán cree que el “Teocalli” en cuestión, estaba dedicado, no sólo a Tepoztécalt, sino a los otros cua- (1) Algunos ancianos, oriundos de Tepoztlán, me han hecho la observación de que no es enteramente exacto el relato que hago acer- ca del descubrimiento efectuado por el Sr. Rodríguez en agosto de 1895 Dicen mis informantes que los restos del ““teocalli'? que coronaba la pi- rámide tepozteca nunca estuvieron enteramente cubiertos por la tierra y por la vegetación: en varios puntos asomaban los restos de pa- redes que hacían presumir la existencia de un edificio. Esto, a mi en- tender, no amengua el mérito del Sr. Rodríguez. El informe que este señor escribió acerca de sus interesantes ex- cavaciones en la “Casa del Tepozteco”, fue presentado al XI Congreso de Americanistas—México, 1895—y publicado en las Actas respectivas páys. 233 a 237. 382 PROF. MIGUEL SALINAS trocientos dioses de la embriaguez, lo mismo que a la diosa de la Tierra y a los dioses de las cosechas, que, en mitología na- hua, tienen estrecha relación con los primeros. El haberse encontrado en Tepoztlán una estatua del dios del juego y un hermoso Tlachtemalácatl— piedra anular que se empo- traba en un muro del juego de pelota, a fin de hacer pasar a ésta por el anillo —inclinan a Séler a pensar que tal deidad recibía también adoración en la Casa del Tepozteco. Es muy posible y aun probable que con el estudio aten- to que se hace, con mayor empeño cada día, de los antiguos códices mexicanos, se lleguen a descifrar las figuras mencio- nadas antes, lo mismo que muchas que de hallan en los acantilados del cerro y que se divisan perfectamente al ir trepando por la escarpada vía que conduce al monumento. En cuanto a los signos de dos tableros de piedra que es- taban empotrados en el muro meridional del segundo tron- co de pirámide, ya Saville (1) encontró la interpretación, la cual ha sido aprobada por Séler. Uno de los tableros represen- ta el geroglífico del rey Ahuízoti—8% monarca azteca—, y el otro es una fecha, el año 10 tóchtli—correspondiente al de 1502 de la era cristiana, —representado por un conejo y diez círculos. ¿Será esa la fecha de la dedicación del templo ? ¿Será aquella en que Ahuízotl fue reconocido como amo y señor de Tepoztlán ? : Mientras son contestadas las anteriores preguntas, la “Casa del Tepozteco”, siempre visitada y admirada por los viajeros, convidará a la meditación y hará pensar en el ca- rácter férreo de la raza que supo llevar, a la cima de un pe- ñión inaccesible, millares de toneladas de tezontle rojo y ne- gro, de piedra basáltica, de arena y de cal, para erigir un (1) The Temple of Tepoztlán, México, by M. H. Saville.— Bulle- tin American Museum of Natural History. Vol. VIII, 1896, p. 221- 226, pl. V-IX. LA SIERRA DE TEPOZTLAN 383: monumento ciclópeo—ciudadela, cripta y santuario—, en- cuya construcción fue preciso resolver un difícil problema arquitectónico de equilibrio producido por fuerzas contra- rias. Esa construcción pasmará siempre a todos los que la contemplen. Al ver los obstáculos que debieron vencerse pa- ra llevarla a cabo, al notar el corte de los sillares, su perfecta juntura y la habilidad de ejecución que hay en la obra entera, todos confesarán que el pueblo que la hizo, realizó una osten- tosa exhibición de poder y de fuerza, una alta. manifestación de fe religiosa y un orgulloso alarde de conocimiendos ar- quitectónicos. No sólo para levantar templos a sus dioses buscaban los tepoztecos las empinadas cimas, también las escogieron para sepultar a sus deudos. En un cerro que está junto al pueblo de Santiago—extremidad SE de lo que llamaremos la cordillera meridional de Tepoztlán—cerro que «se llama el “Yohualtécatl” (el vigilante de la noche), hay muros de contención que sirven para formar una. meseta en la cum- bre, la cual meseta no es sino un cementerio, un campo de la muerte, un lugar para dormir el sueño postrimero. El señor Rodríguez, que comenzó a explorar aquella comarca, pero que se vió obligado a suspender sus importan- tes labores, logró abrir un sarcófago en el “Yohualtécatl” (1) y encontró los restos de un hombre, cuyo cráneo era tan vo- luminoso, que no fue posible acomodarle ninguno de los sombreros que llevaban los exploradores. En el cerro de que hablo, no sólo hay sepulcros en la (1) El cerro que servía de necrópolis y que, según el Sr. Rodrí- guez, se llama el “Yohualtécatl,” tiene también, según el Sr. don Ma- riano Rojas, el nombre de “Cuauhchachaltech.” La denominación de - “Y ohualtécatl” corresponde a la meseta de la cima. 384 PROF. MIGUEL SALINAS meseta de la cima, los hay también en los acantilados o ta- jos cortados a plomo. Los nichos o gavetas abiertos en la roca están en puntos inaccesibles: así que los antiguos te- poztecos, suspendidos sin duda por medio de cuerdas, labra- ban el nicho y luego depositaban en él al difunto. El cuerpo de éste descendía también—debemos suponerlo—por medio de cuerdas a su última morada. Se ve, pues, que Tepoztlán tenia—según el dicho del señor Rodríguez—su “acrópolis” al norte, en el Tepozteco, y su “necrópolis” al sur, en el “Yohualtécatl.” E El tiempo, que tiene en sus manos todas las fuerzas ani- quiladoras de la Naturaleza, hará que poco a poco, por me- dio de las lluvias, los huracanes y los terremotos, se vaya carcomiendo y derrumbando el monumento fiepozteco; pero todavía, durante un lapso secular, la Pirámide, muda, alta- nera y orgullosa, se mantendrá erguida sobre su enhiesto risco; descollará entre las colosales protuberancias de su serranía abrupta y pintoresca; se cubrirá con el fanal in- menso de un cielo siempre azul y siempre claro; verá a sus pies una alfombra, perennemente verde, de encinos y madro- ños, ocotes y oyameles, matizada por las flores del “amat- záuihtli”—el tesoro del Tepoztlán de antaño—; y contempla- rá su mágico horizonte, lleno de tintes arrebolados, de ful- guraciones maravillosas y de paisajes imponentes, unos di- visados a corta distancia, y otros perdidos allá en dilatadas y confusas lejanías. Mem Soc. «Alzate». 1) T. 38, láms. LIL y LIV. A Fot M. Brehme Casa del Tepozteco, lado occidental.—A la izquierda se ve el último tramo del camino que conduce al monumento. Casa del Tepozteco.—Lado oriental. Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám. LV. = Foz EA AAA PEI A Fot. M. Brehme Cerro del Tlahuiltépetl. —Sirve de fondo al peñasco en que está la Casa del Tepozteco. Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám. LVL. - A A A A RA A A RS ll TN a Fot. Saville : Casa del Tepozteco. —Lado suroeste ES O Yi LA SIERRA DE TEPOZTLAN : 385 PA Para la formación de este opúsculo, he tenido a la vis- ta, además de las obras citadas en el texto, la Geografía del Estado de Morelos por el Ilmo. Señor Plancarte, la descrip- ción de la Caverna de Cacahuamilpa y del camino que con- duce a ésta, desde México, escrita por el señor don Eugenio de J. Cañas, y los informes verbales que se han servido pro- porcionarme los señores don Mariano y don Estanislao Ro- jas, don Prisciliano y don Francisco Rodríguez y el Presbí- tero don José G. González. También he utilizado mis re- cuerdos personales. Mem». Soc. Alzate t. 38, —(10, 1x, 1919), —26 SOCIÉTÉ SCIENTIFI¡QUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 33, 387 UNA OBSERVACION RELATIVA A LA ECUACION DE TERCER GRADO POR EL INGENIERO GEOGRAFO JOAQUIN DE MENDIZABAL TAMBORREL, M. S. A. En los tratados de Algebra al ocuparse del caso irredu- cible de la ecuación de tercer grado, establecen que las ex- presiones de las raíces no son útiles para calcular los valores numéricos de estas. Sin embargo, hay una excepción y es cuando las tres raíces son iguales a tres números consecutivos, ya sean ente- ros o fraccionarios, positivos o negativos. En efecto, como en este caso es nula la cantidad que está fuera del radical de segundo grado, resulta que los dos tér- minos en que se encuentran las cantidades complexas son iguales y de signos contrarios y por consiguiente es nula su suma algebraica. Para demostrarlo, sea la ecuación más general de tercer grado, la cual según la notación de Cayley la escribiremos así: F (x 3) p, q, r=0; resolviéndola resulta la expresión 388 ING. JUAQUIN DE MENDIZABAL TAMBORRKL Si llamamos m-1l n m+1 n , e y n las tres raíces y sustituimos por p, q y r sus valores, resul- ta que por consiguiente se tiene 2 a =— Bea la la 5) Dividiendo F (x?*) p, q, r entre x—x ¡se obtiene una ecuación de segundo grado que resuelta da Ss mt aL Xo En En la práctica hay que ejecutar la división y resolver la ecuación de segundo grado, pues no basta quitar y añadir la unidad sucesivamente a x, para obtener a x» X3 ; como se verá en el tercer ejemplo. Ejemplos: E x3 — 12 x2 + 47 x — 60 =0, se obtienen X1=4, X2=3, X3=5D. IE O A RA) == 6 se obtienen == — Bb; "X= DM 26 8 pS IE] = X= = > TL Xx 7% 3% 9 0, se obtienen xXx; =1 = => q) = e sa = a México, 1914. (Continuará) SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE».— MÉMOIRES, T. 38, 389 LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS EN MEXICO POR EL PROF. ELPIDIO LOPEZ, M $. A., CON LA COLABORACION DEL SR. JESUS HERNANDEZ. (Sesión del 3 de febrero de 1919). Frecuentemente ingenieros, higienistas e industriales necesitan para sus investigaciones conocer el estado bigro- métrico del aire en una localidad, y sin la menor desconfian- za acuden a los datos del Observatorio Meteorológico para obtener los valores medios de tan importante elemento, ya se trate de una obra de irrigación, ya del estudio sobre una epidemia, ya de cierta clase de operaciones en un centro in- dustrial. En vista de esto, nos ha parecido interesante señalar a los hombres de ciencia citados el resultado de nuestras propias investigaciones a ese respecto, para que si las juz- gan dignas de tenerse en cuenta tomen las precauciones ne- cesarias al solicitar o procurarse los datos indispensables para poder determinar la humedad del ambiente. En el curso de una investigación sobre la humedad ab soluta del aire en el Valle de México, como principio de la determinación de la evaporación efectiva de los vasos de esta cuenca, tuvimos la necesidad d» hacer uso de datos psi- erométricos publicados por la Oficina Meteorológica Central de Tacubaya; y desde luego nos chocó observar en ellos va- sg 399 PROF. ELPIDIO LOPEZ riaciones anormales inexplicables, y sobre todo inaceptables discordancias. Entonces nos propusimos analizar en detalle los datos de tensión del vapor de agua atmosférico que se en- cuentran publicados en el Boletín del Observatorio Meteo- rológico Central, y terminamos por descubrir diversas cau- sas de error en ellos que los hacen casi inútiles para estudios serios. En primer lugar, las series no son homogéneas en mode alguno, pues ha habido en estos últimos años cambios bruscos ten la instalación del psicrómetro llevados a cabo sin precaución y sin tenerlos en cuenta en las reducciones; en se- egundo lugar, se desconoce el verdadero valor de la constan- : te psicrométrica y se hace uso de tablas anticuadas; y final- mente, los valores medios diurnos son el simple promedio de observaciones horarias discordantes entre sí, hechas unas con psicrómetro de honda y la mayor parte tomadas de las indicaciontes de los aparatos registradores no comparados, y sin tener en cuenta la eliminación de la función no cíclica o aperiódica del elemento considerado. respecto del primer punto hemos comprobado plenamen- te que los termómetros y termógrafos han cambiado de lu- gar, altura y abrigo en varias ocasiones, a partir del año de 1916, sin haber sido sometidas antes a estaciones de compa- ración las observaciones practicadas en cada lugar; y como no puede tenerse confianza en ninguna de las instalaciones, las series son completamente heterogéneas, dando lugar és- tas lamentables condiciones a errores de importancia. Por otra parte, la constante psicrométrica es desdono- cida en la Oficina Central del Servicio Meteorológico, pues allí se hace uso todavía de la que fue determinada por An- got, en Francia (1), diferente de la que aquí debe aplicarse, ya que en Invierno no es muy raro obtener por la fórmula de Angot tensiones del vapor de agua negativas, lo que es (1) Angot, Journal de Physique, 2e. série, t. I, p. 119; 1872. A LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS FN MEXICO 391 «un absurdo en el terreno de la ciencia. Véase, entre otros ca- sos, las observaciones de los díis Y de febrero de 1916, 27 de febrero de 1917 y 8 de marzo de 1918. En la prime- ra de estas fechas la tensión del vapor de agua calculada con la constante empleada es—0"M34 a las dos de la tarde; en la segunda es—052 a las cinco p. m.; y en la tercera—0""45 a la una p.m. En los registros aparece 0. ¿Aun este caso es posible que se presente en la Naturaleza? Es claro que no. Recordemos a este respecto que el procedimiento físico que se emplea para graduar el higrómetro de Saussure es precisamente colocarlo bajo una campana de cristal, a don- de previamente se ha puesto alguna substancia ávida de agua, como la cal viva o el carbonato de potasa. Al cabo de cierto tiempo la aguja del higrómetro que ha venido descen- diendo lentamente, se detiene, indicando el cero de la esca- la o la sequedad completa del aire contenido en ese espacio cerrado. Esto nos demuestra que en la Naturaleza, este ca- so no puede presentarse, porque al aire libre es imposible despojarlo completamente por medios químicos de la hu- medad que contiene; y aunque sea verdad que en ciertos días de extrema sequedad, el vapor de agua contenido en la at- mósfera es una pequeñísima cantidad, ésta no puede ser 0. Y sin embargo, examínense los cuadros de tensión de vapor de agua de febrero y marzo, publicados en el Boletín Oficial del Observatorio Meterológico Central de Tacubaya, y seencontrará O en las observaciones de las dos de la tar- de del Y de febrero de 1916; 2,3,4,5y6 de la tarde del 27 de febrero de 1917, y una de la tarde del 8 de marzo de _ 1918, Verificado el cálculo encontraremos, como ya lo he- mos hecho notar, que la tensión es negativa para esas o0b- servaciones, ignorándose cuál es el criterio que guió al ob- servador para alterar el resultado, tan falso antes como des- pués de la operación. ia id 392 PROF. ELPIDÍO LOPEZ En cuanto a la tercera causa de error, es muy censu- rable desde varios puntos de vista el procedimiento actual - mente empleado para hacer las observaciones y tomar va- lores medios diarios, método desechado desde hace varios años en los centros directores de los servicios meteorológi- cos extranjeros. En efecto, las observaciones psicrométri- cas hechas con aparatos ventilados de lectura directa, no pueden compararse con los valores tomados del diagrama de un psicrógrafo común, pues la fórmula usada, cualquiera que ella sea, es inadecuada para usarla con los dos sistemas siendo requisito indispensable ventilar los dos aparatos, se- gún se desprende de los experimentos de los físicos Doyére, Macé de Lépinay (1). Y los resultados son tan falsos y dis- cordantes entre sí, si no se toman estas precauciones, así c0- _ mo la de una comparación minuciosa y sistemática, que, co- mo podrá observarse en los cuadros de tensión del vapor de agua publicados en el Boletín ya mencionado, los saltos de una hora a la siguiente, son frecuentes e inexplicables, siendo tarea inútil pretender trazar curva alguna con los valores allí dados. En el Boletín, correspondiente a marzo del año próximo pasado, página 115, se puede ver que entre las observacio- nes de las 4 y 5 de la tarde del día 19, existe un salto inexpli- cable de 3"M6] a 7145, o sea 37784 en una hora; sin que la. temperatura, lluvia o viento, permitan señalar la causa de es- te aumento anormal de la humedad. Semejantes errores se en- cuentran en el mismo cuadro en las observaciones de los días. 10 y 12, entre las horas 7 y 11 a. m., y 11-12a. m. y 7-8 p. m. Es de lamentarse que los fuertes errores ocasionados por esta causa den lugar a que las observaciones que actual- mente se practican en la Oficina Central del Servicio Meteo- rológico carezcan por completo de valor científico alguno; (1) Jamin, «Cours de Physique», t. II, p. 153; 1886. LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS EN MEXICO 393 y lo que es más lamentable todavía, que mientras los proce- dimientos de observación no cambien, no son de tomarse en consideración las observaciones de tensión del vapor de agua en ningún caso, teniendo que desecharse por completo para todo uso. El remedio a este mal debe ponerse por quien do- rresponda, limitándonos a señalarlo simplemente para co- nocimiento de los que pretendan aprovechar esos datos. Pero, como quiera que la tensión del valor de agua de la atmósfera es factor de gran importancia en las observa- tiones de evaporación y en la reducción de presiones al nivel del mar, llegamos a la conclusión de que es verdaderamente necesario buscar remedio, si no a todos estos errores, sí a algunos de ellos, y esto lo anties posible, a efecto de que las observaciones futuras de higrometría puedan ser utili- zadas en la resolución de problemas que atañen a la previ- sión del tiempo y a la Agricultura, principalmente. En la primera parte de este trabajo que hoy presenta- mos, nos limitaremos a demostrar que la expresión mate- mática de Bigelow que da a conocer la tensión del vapór de agaa, usada actualmente en los Estados Unidos y la Repú- blica Argentina con buen éxito, es aplicable a nuestro país ; y que a reserva de hacer lo antes posible experiencias nu- merosas que nos lleven a conocer la constante psicrométrica que en rigor debe aplicarse en México, la que contiene la fórmula indicada, da en todos los casos resultados mucho más aceptables y próximos a la verdad que la que se tiene en uso actualmente. La conocida fórmula psicrométrica deducida por Max- well y Stefan (1) sobre el principio de la interdifusión de los gases, es: t=PEAT SV) H en la cual (1) Stefan, «Philosophical Magazine», 4* serie, t. XLVI; 1873.. 394 “PROF, ELPIDIO LGPEZ fees la tensión del vapor de agua contenido en el aire en el momento de la observación. F es la tensión máxima del vapor de agua a la : temperatura del termómetro húmedo. A es una constante por determinar. t y f' las temperaturas señaladas por los termó- metros seco y húmedo del psicrómetro, y H la presión atmosférica reducida a 09 M. Angot (1), utilizando un gran número de medidas psi- « crométricas, hechas en París, y en el Observatorio de Puy- de Dóme, determinó el valor de la constante A, encontrando que, A = 0.00079 cuando t' > 0% A = 0,00079 cuando t' < 0? - que son los valores empleados actualmente en el Servicio Meteorológico Mexicano. Bastaría hacer uso de observaciones como las que antes hemos señalado, en las cuales la tensión del vapor de - agua calculada con esta constante, es menor que cero, para «deducir, sin duda ninguna, que para nuestro país el valor de A debe ser menor. En efecto, si suponemos para estos casos “que la tensión sea cero, suposición que, sin ser verdadera, sí nos aproxima más a la verdad, f es conocida e igual a “0, A será entonces la incógnita, y despojándola tendremos; FP -É A) expresión que, aplicada a los casos antes citados, nos da un valor medio de A igual a 0.00075. (1) Angot, «Journal de Physique». 2e. série, t. 1, p. 119; 1872, LAS OBSERVACIONES H GROMK1RICAS EN MEXICO 3895 Ferrel (1), en la discusión que hade de la determina- ción de esta constante, emplea un gran número de observa- ciones hechas con un higrómetro de condensación y un psi- crómetro de honda. El primero le da el punto de rocío, y, por lo tanto, la tensión del vapor de agua que hay en el momento de la experiencia. Combinando por el método de los mínimos cuadradós, experimentos hechos a diversas alturas, el valor más probable de A, encontrado por él, fue: ES lí 4) a (602 de donde, A = 0.00065 Con los datos obtenidos de 100 experimentos hechos en Trail House con un promedio del valor de H=550%m ge obtuvo. 3198 A= 550 x 10297 =0.000671 De 170experimentos hechos en Pike's Peak con valor me- dio de 'H = 4612 y t'=4" 4 2225 ' Ax 133 =0.000668 De 3% experimentos hechos por Marvin, en Washington, con un valor para H de 763% y t/ = 1798 1114 A=53 Xx 2116 =0 .000690 (1) Report of Prof. Ferrel on Psychrometric Tables. Report of the Chief Signal Officer, Vol. 4, 1836. 396 PROF. ELPIDIO LOPEZ A e A A E e SS IS He aquí en resumen el resultado obtenido para varias estaciones: o iS ' 488 : ESTACIÓN. SE H t ZO g Colorado Springs...... a 0 ATEO USO ae 160 | 550 7.0 | 0.000671 | Pikers Real. uo 170 461 4.4 8 Washington-Marvin.... 5 763 17.8 Hazen.e 58 763 17.8 | Elazen.... 16 | 760 5.4 | De la combinación de todos los experimentos señala- dos en el cuadro anterior, resultó finalmente para valor de - A: 0.000667 0.000660 A yO ! ! cuando t' = 09 Estle mismo valor es el que ha sido empleado por Bige- low (1), con buen éxito, en la República Argentina. Si calculamos para México la tensión del vapor de agua con esta constante, y haciendo uso de tablas modernas de con esta constante, y haciendo uso de tablas modernas de tensión máxima, publicadas en el “Recueil de Ccnstantes Physiques,”” obtendremos el siguiente resultado para los ca- sos típicos ya señalados: : (1) Bigelow, Circulation and Radiation in the Atmosphere of the Earth and of the Sun, p. 343. 1915. LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS EN MEXICO 397 a Tabla de Tabla de | | Fechas, 3 t v Regnau:t. | Landolt | Diferencias u [1845] [1911] | 1916 Febrero 9. .... 13 | 21% | 6% Omm 03 lmm 14 | —1mm 11 de dead: 6.0 0 84 | —1 13 —() 34 Febrero 27.... 13 | 20.0 0D 0 03 1 TONI 07 A lO. eto 1 11 ai ala Ty 0. 039 5 0 6 1716 Se E RO 16 | 21.5 5:8 |. —0 38 0 ¡AED | 15 RO NO RD 63 | —1 15 O IB Oa00 0% 0 da OS 6811 1 1918 Marzo 8....... TS 6480 0 45 0 80 | —1 25 A......£—F-0.00079 H (tt) B......1=F-0.00066 H (tt) (1 +5) Esta discusión nos permite desde luego observar: Primero: Que el valor de la constante psicrométrica debe ser en México inferior a 0.00075. Segundo: Que el valor empleado por Bigelow, en los Esta- dos Unidos y en la Argentina, está muy próximo o es quizá el mismo que debe emplearse en la República Mexicana, y Tercero: Que los errores que resultan sólo de la aplica- ción de la constante de Angot y de las tablas de Regnault, en el Servicio Meteorológico Mexicano, son superiores a un mi: límetro en muchos casos; y por lo tanto, influyen en la reduc— ción de presiones al nivel del mar, y en la medida de la eva— poración. Hemos construido las tablas necesarias para calcular la tensión del vapor de agua y la humedad del aire para México, empleando la expresión de Bigelow: f = F—0.00066 H (t—t') (1 +47) 398 : PROF. ELPIDIO LÓPEZ habiendo comprobado que ni en los casos más desventajo- sos, durante los días extremadamente secos del fin de la Pri- mavera, el resultado ha llegado a ser 0. Estas tablas deben construirse para cada estación. Las que próximamente pre- sentaremos sirven para la presión media de 586*%, y son de doble entrada. La I da inmediatamente por interpolación la tensión del vapor de agua atmosférico que hay en el momento de la observación, teniendo como argumentos las diferencias de los dos termómetros (t - t') del psicrómetro, y el valor de la temperatura que señala el termómetro húmedo (t'). La II da las tensiones máximas correspondientes a las temperatu- ras (d), y la tabla 111 permite calcular fácilmente la humedad relativa del aire, conociendo ¿la temperatura (d) correspon- diente a la tensión encontrada con la tabla 1 y la diferencia entre la temperatura del termómetro seco (t) y ésta; es de- cir (t-d). Para obtener resultados dignos de confianza con el uso de estas tablas, es necesario operar siempre con un psicrómetro de onda, o con el de aspiración de Assmann. Una de las co- sas más importantes es la elección del lugar donde debe instalarse el aparato; pues debe tenerse en cuenta que la temperatura dominante en el lugar escogido pueda ser con- siderada como la representante de una gran masa de aire, evitándose siempre aquellos lugares en que el aire se estanca con facilidad, así como los valles estrechos donde pueden dominar corrientes frías. Lugares libres adonde el aire se renueva con facilidad, son los más adecuados. Está compro- bado que'las mayores precauciones y cuidados en los méto- dos de observación que se sigan son completamente inútiles, si el lugar donde se han instalado los termómetros está mal escogido. : La segunda parte de este trabajo que presentaremos próximamente a esta ilustrada y sabia Sociedad, la dedicare- AN LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS EN MEXICO + 399 mos a dar a conocer el resultado de los experimentos que es- - tamos preparando para lograr la determinación de la cons- tante psicrométrica en esta capital; así como la discusión matemática a que esto dé lugar; y en la tercera parte, nos - ocuparemos del interesante y difícil problema de la evapora. ción, en el cual entra como factor de importancia la tensión del vapor de agua contenido en el aire, objeto del presente estudio. PIS En efecto, las observaciones de evaporación, tal como se hacen actualmente en el Observatorio Central de Tacubaya, y en corto número de observatorios meteorológicos en el país, son completamente defectuosas y falsas. Sabemos de un caso. entre otros, en que un ingeniero consultó en el Boletín Oficia) : de la Dirección del Servicio Meteorológico, datos de evapora- ción para hacer el cálculo de capacidad necesaria en la presa de riego de una hacienda; y resultaron éstos tan exagerados, que la obra era punto menos que inútil, pues la presa se ago- taba por efecto de la evaporación solamente, antes de que se pudiera utilizar el agua almacenada en ella. Las observaciones de este elemento, no obstante su gran importancia para la agricultura, se practican actualmente con el mayor descuido; sin tener en consideración el lugar de instalación, la clase de aparatos empleados, el viento, la hu- medad y la temperatura del aire; y de aquí que no se haya procurado eliminar las variaciones debidas al efecto de la radiación, al efecto del viento, y al cambio en elevación, tanto de la superficie del agua, como del centro del área líquida so- bre el campo próximo. México, 3-de febrero de 1919, , SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIREs, T. 38. 401 A o — q€»PEE <á-úL9A UN INSECTO DESCORTEZADOR DEL CEDRO POR EL PROF, JULIO RIQUELME INDA, M. S. A. (Sesión del 3 de febrero de 1919) Por instrucciones de la Dirección Forestal y de Caza y Pes- ca, a la que estuve prestando mis modestos servicios el año pasado con el carácter de Profesor de Parasitología en la Es-— cuela Nacional Forestal, de Coyoacán, me trasladé el 19 de noviembre al Rancho de , encontré alos Phloeosinus atacando, como ahora, a los Cupressus. Mem» Soc. Alzate t. 38,—(10, XI, 1919), —27 402... PROF. JULIO RIQUELME INDA Los insectos adultos del género mencionado acuden en en- jambres a los árboles a los cuales las hembras, ya fecunda- das, perforan la corteza para introducirse entre ésta y la ma.- dera practicando entonces las «galerías» que se observan por debajo de la corteza, quedando señaladas claramente también en la madera; el tipo de estas galerías es el que llaman los ento- : mólogos «vertical doble». Practican esas galerías cuando te- niendo necesidad de alimentarse de la madera (Xylófagos) van Caminando en sentido longitudinal del árbol, dejando al mis- mo tiempo depositados en varios lugares de su camino los hueveillos (oviposición) que ponen en número variable. Colo- cados así de trecho en trecho y después de algún tiempo de incubación, esos huevecillos dan nacimiento (eclosión) a unas “Fig. 1.—El descortezador del Cedro (Phloeosinus sp.) I.—Tamaño natural. pequeñas larvas que en sentido perpendicular a la galería principal o .— MÉMOIRES, T. 38, 407 CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. POR EL DR. E. WITTICH, M. S, A. (Sesión del 5 de junio de 1919. (LAMINAS LVII-XLII). De la falda septentrional de la sierra de Pachuca y al Nor" te de la región minera de «El Chico» “? se extiende una llanu- ra casi plana, con la dirección principal de Oriente a Ponien- te, conocida con el nombre de «Llano de Atotonilco», siendo la población más grande y la cabecera de esta zona Atoto- nileo el Grande; además hay varios ranchos y algunas ha- ciendas que forman parte de este llano tan conocido por su fertilidad. Está separada esta región de la sierra alta de El Chico por un barranco profundo donde tomá su cauce el arroyo de Ama- jac, formando el límite al Norte otra barranca más ancha y más profunda todavía conocida vulgarmente con el nombre de «Barranca de los Reyes» por la cual pasea sus aguas el- río de Tulancingo o de Metztitlán; siguiendo al otro lado de éste una llanura alta llamada de Vaquerías. Al Oriente y Poniente va cambiando 'paulatinamente el carácter orográfico de la llanura del Grande, unas colinas. 1. Wittich E, Estudios geológicos sobre el mineral de El Chico, Hgo... Mem. Soc. A. Alzate. T. 38, 1919. 408 DR. ERNESTO WITTICH bajas, de las cuales las del Oriente forman los alrededores de Huazcazaloya o Huascá, entre tanto que las situadas al Po- niente pertenecen ya a los terrenos de la hacienda de Zo- quital. z Al Noreste viene a morir el llano en cuestión en las cerca . nías de la hacienda de la Venta, y del pueblo de Omitlán en un portesuelo, donde nace el arroyo de Amajac. Están situa- das en este desfiladero unas poblaciones mineras como Omi- tlán y más arriba el Real del Monte, comunicadas entre sí por el camino carretero que va desde Pachuca a Atotonilco el Grande. Correspondiendo a la dirección general de las dos barran- cas, toma la llanura su extensión principal de Este a Oeste teniendo una distancia aproximada de 20 km. mientras que la de Norte a Sur aproximadamente tendrá 5 km. solamente. En el punto más bajo del llano de Atotonilco está situada la cabecera del distrito del mismo nombre a una altura de 2137.6 m. (iglesia) sobre el nivel del mar. Más al Poniente es- tá otra depresión (o bolsón) orográfica en la base de las coli- mas de Zoquital, siendo causado esto por la brusca termina- ción de las corrientes de basalto antes de llegar a la falda de aquellos levantamientos de Zoquital dejando las calizas del subsuelo abandonadas y sin protección natural expuestas a las destructoras fuerzas de la intemperie. Además este llano se encuentra atravesado por algunas barrancas secundarias que principiando en la parte alta de la llanura vienen a formar barrancas profandas con los arro- yos principales ya sea en el Norte ya en el Sur. -La mayor parte de la llanura está cubierta de tal manera por las ya mencionadas capas de basalto, que un estudio de- tallado del subsuelo viene a ser casi imposible, siéndonos sin embargo muy favorables, la existencia de las grandes ba- rrancas, pues que como grandes cortes hechos en la base ¡permiten estudiar la estructura geológica del o en Es de mucho interés lo que ha afirmado sobre la misma cuestión en dicha región también el antiguo minero y explo- tador José Burkart, que en su muy conocida obra (2) al tratar de la edad geológica de las andesitas, entonces llamadas '90S “WJ T. 38, lám. MEN x Mem. Soc. «Alzate». lticas. á Corrientes de basalto sobre las tobas bas Hgo. ) Atotonilco el Grande CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 417 baja en las cercanías de Atotonilco, en tanto que fué cubierto por las formaciones más modernas, de tal manera que sola- mente en las barrancas profundas se presenta hoy todavía y desaparece al Este casi por completo. En todos estos cortes manifiesta la superficie del Cretáceo y de las andesitas el efecto de una erosión antigua y muy intensa, emparejada después por los sedimentos más recien- tes. LOS SEDIMENTOS DEL TERCIARIO Encima del Cenomaniano, en nuestra zona el último hori- zonte del Cretáceo, pues falta el Cretáceo superior, descansan formaciones relativamente muy modernas, de origen lacustre fluvial perteneciendo la más antigua al Mioceno (1). En general estos depósitos sobre el Cretáceo están apla- nando la superficie irregular, conglomerados gruesos, com- puestos de cantos rodados de acarreo de puras andesitas, en alternación con bancos de arenas y cascajos bien estratifica- dos, siendo raro en estas formaciones fragmentos de las lajas margosas de calizas y de calcedonia. En las partes superiores se hallan capas de barro arenoso pasando poco a poco a un barro margoso que alterna con es- tratos de arenas muy finas manifestando el material de estos sedimentos también una procedencia de rocas o tobas ande- síticas. Está repitiéndose este cambio de los estratos varias: veces, variando naturalmente mucho la potencia de las dife- rentes capas, pero subiendo de abajo más arriba se disminu- yen más y más los cantos gruesos, sobresaliendo más un ma.- terial de grano más fino; igualmente cambia el grano de las arenas de abajo para arriba. Simultáneamente se presentan en aquellas arenas aumen- (1) Wittich E. Uber lacustre Tertiaerbildungen auf dem Hochplateau von Mexiko. Centralbl. f. Geol. u. Pal. Stuttgart 1915. Núm. 15. Mem. Soc.» Alzate, t. 38, —(10, XI, 1919), — 28 418 DR. ERNESTO WITTICH tándose de abajo para arriba frazmentos de una piedra pómez blanca, de tal manera que al fin resultan verdaderos lechos netamente de piedra pómez con unos pocos de andesitas y de vez en cuando con manchas de arenas o barros de material andesítico. En las arenas intercaladas entre los cascajos fueron en- contrados restos de mamíferos como lo veremos más adelante; las arenas muy finas y los barros contienen en varios lugares una multitud de restos vegetales bien conservados que pue- den hacer posible la determinación de la edad geológica. Son muy frecuentes entre los restos fitopaleontológicos hojas de dicotiledoneas y de gramineas, siendo más raros los de gimnos: permas. La potencia de las arenas y de los barros con fósiles llega cuando menos a 15 metros. Las arenas finas con mamíferos pertenecen a las zonas más bajas intercaladas en las gravas y los conglomerados. Los restos encontrados por nosotros son todos de un mas- todonte, a saber, fragmentos de una mandíbula con molares, los dos colmillos y fragmentos de otros huesos del esqueleto. Según los molares se trata de una especie de mastodonte an- tiguo y diferente de los más modernos que son del Plioceno. Los mismos conglomerados, las gravas y las tobas de pie- dra pómez afloran otra vez en la barranca de Los Reyes al Norte de Atotonilco presentándose en la misma forma y en la “misma situación geológica. Más al Norte, pasando esta barranca, en las cercanías de la hacienda de Vaquerías llegan las primeras corrientes de riolita, con su correspondiente toba de piedra pómez, pues hasta Atotonilco entonces solamente las tobas riolíticas se ha- bían extendido. Estos conglomerados y arenas de rocas andesíticas, con las tobas de riolita en sus zonas superiores, y cubiertos por extensas corrientes de riolitas, son muy abundantes en la República Mexicana, aunque todavía no bien conocidos. Al Poniente de Atotonilco, cerca de la población de Zacual- CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO0. 419 tipán, fueron encontradas las partes superiores de esta for- mación compuestas de capas de barro, tobas y lignitas, pues las plantas que caracterizan estos estratos, como lo hemos mencionado, están acumuladas a tal grado que han dado origen a la formazión de mantos de carbón lignítico. Afortu- nadamente fueron visitados estos criaderos por el famoso geólogo E. D. Cope (1) que por los restos de mamíferos encon- trados en esas lignitas determinó la edad de esta formación como Mioceno superior correspondiente a las llamadas <«Loup Fork beds». Sobre el particular dice el autor: «It consists of regularly stratified beds of clay of volca- «nic ash, of clay or carbonaceous shales more or less finely « lo que significa que estuvo convencido que se trata de una formación no muy moderna. Estos conglomerados quedan en una situación geológica igual a la de Atotonilco, pues su potencia llega hasta 150 metros, según Boese, y descansan estos directamente sobre el Cre- táceo y se componen de acarreos de calizas, pizarras y los desechos de tobas y brechas volcánicas. : En un perfil, en la pág. 120, fig. 3, del mencionado trabajo se nota también la presencia de lignita debajo de unas capas de conglomerados muy potentes. No cabe duda que estos conglomerados, arenas y lignitas son idénticas a las de Atotonilco oa las de Zacualtipán res- pectivamente. Tocante a la naturaleza de esta formación de conglomera- dos, arenas, arcillas y tobas de piedra pómez, hay que supo- ner que son sedimentos lacustres o fluviales que comenzaron a formarse inmediatamente antes de la erupción de las rioli- tas, las cuales manifiestan las primeras señales de la em- prendida actividad volcánica por las capas de piedra pómez o sean las tobas riolíticas. La época geológica de estos fenómenos es según E. Cope el Mioceno superior con lo cual no queremos pretender que todos los conglomerados parecidos én la República traigan su origen de la misma época geológica. La misma formación encontró el Ingeniero José G. Aguile- 424 DR. ERNESTO WITTICH ra (1) cerca de Texoantla, no muy lejos de Real del Monte y en su amplio «Bosquejo» menciona un perfil de alternantes le chos de acarreo andesítico con piedra pómez que en varias capas de grano fino contienen restos de plantas. LAS ROCAS VOLCÁNICAS Los últimos productos volcánicos en la región de Atotonil- co representan los basaltos y las respectivas tobas que natu- ralmente cubren todas las formaciones anteriores, pero no fué inmediata la sucesión del basalto a las riolitas sino fué seguido a la época de las erupciones riolíticas por una tempo: rada de dislocaciones y de erosión. El perfil anexo que es un corte transversal por la barran- ca de A4Ahuacatitlán, tiene por objeto dar una idea de esta si- tuación geológica. avaquerias TA NA E ER Basa lto 2. longlomerades S. Martin ra 1590 m Riode > Ó Men tilans E Áluviones / Lajas Cretacinf a Atotonilto Perfil de la subida a la Hacienda de Vaquerías por la Barranca de San Martín. La potencia de las formaciones basálticas es muy variable pues se han repetido las erupciones varias veces. En la ba- (1) Aguilera J. (f. Bosquejo geológico de México: Bol. Inst. Geol. Mex. Núms. 4-6 México, 1897. NE PAIN CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 425 rranca de Los Reyes por ejemplo se notan varias corrientes de basalto separadas siempre por capas de tobas, mientras que en el corte de la barranca de Ahuacatitlán deja verse una sola corriente de basalto descansando encima los estratos de tobas del mismo carácter. Mas arroyo arriba y,cerca de Atotonilco, donde comienza esa famosa barranca, se presenta en el corte más claro to- davía, ocasionado por un hundimiento en forma de herra-— dura, la capa de basalto de una potencia de 50 metros más o menos y las tobas basálticas de un espesor de 70 metros cuando menos. Siendo estas tobas muy ligeramente acumu- ladas las aguas pueden deslavarlas fácilmente de tal manera que los basaltcs descansando encima de ellas, despojados de su apoyo natural, se quiebran y precipitan al fondo del anfitea- tro de la barranca que de esta manera está progresando más y más El basalto de esta barranca perteneciendo a una sola co- rriente, es una roca negra, vidriosa, muy compacta que no - deja ver fenocristales ningunos; por descomposición produ- ce una especie de barro muy espeso de color rojo moreno pe- ro muy fértil. La estructura de la corriente está variando en tres diferentes zonas, la zona superior hasta una profun- didad de unos 4 a 5 metros se manifiesta separada siempre en lajas de uno a dos centímetros de espesor. La zona siguiente siendo la más potente como la parte interior de la corriente, está segregada en columnas o pilares irregulares o en forma de bolas grandes, que por la descomposición natu- ral, se deshojan en capas concéntricas tomando la apariencia de gigantescas cebollas. Muchas veces la roca no deja notar una separación o cuando menos la tendencia de segregarse en formas paralelepipédicas, solamente por descomposición aparecen notablemente las diferencias en la roca antes muy compacta marcando las líneas de una segregación latente. La roca de esta zona de basalto es muy compacta, algo vidriosa y libre de poros. 426 DR. ERNESTO WITTICH Es Está cubierta esta corriente de basalto en las inmediacio nes de Atotonilco por una capa de tezontle, que en el mero pueblo llega hasta 25 m. de espesor, siendo un aglomerado flojo de fragmentos rojos muy esponjosos. Vierto es que después d3 estas formaciones todavía no ha: bía acabado la actividad volcánica, al contrario, han seguido varias erupciones basálticas más, que por ejemplo en la ba- rranca de Los Reyes:San Martín forman una serie de corrien tes en alternación con las tobas respectivas, siendo muy no- tables una de estas corrientes señalada por muchos fenocris- tales de una labradorita, clara y trasparente, de 10 centíme- tros de largo, pero: sin caras cristalográficas bien definidas. OBSERVACIONES ACERCA DE LA TECTÓNICA. A consecuencia de estas erupciones resultaron también fenómenos tectónicos, ocasionados por los movimientos de la costra terrestre más modernos. Naturalmente están marcadas estas dislocaciones recien- tes más claramente en las barrancas y en realidad en las de Amajac y de Los Reyes se notan muchas huellas de estos mo- vimientos. Por ejemplo, muy cerca de la ranchería de Santa Ana si- tuada sobre el arroyo de Amajac, se presentan tres grandes escalones, seguidos uno sobre el otro, cubierto cada uno de las partes dislocadas de la corriente basáltica; por la forma casi redonda de aquellos escalones y su tapa de la roca maci- za de basalto, se les ha llamado «Los tres comales>. Igualmen- te en la barranca de Los Reyes los bordos están escalonados por movimientos que han dislocado las corrientes y las tobas basálticas. Otros indicios de dislocaciones muy modernos y conside- rables ofrecen las terrazas fluviales que en ciertos lugares acompañan las barrancas. La mejor conservada de estas terrazas se presenta en la 4 - CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 427 barranca de Amajac, inmediatamente arriba de la hacienda abandonada de San Juan y apoyándose a las tobas andesíti- cas arriba mencionadas. Está situada esa terraza a una altura de 40 metros sobre el nivel actual del arroyo y compuesta de cascajos y cantos rodados bastante grandes de basalto, me- nos de andesitas, y de tobas basálticas; tienen una potencia aquellos depósitos fluviales cuando menos de 6 a 7 metros. Se distinguen estos depósitos fluviales, bastante moder- nos, de los otros conglomerados más antiguos ya por su po: sición topográfica por ser las huellas de los cauces abandona dos de los arroyos, que además por la abundancia de los ba saltos entre los acarreos prueban también su formación mo- derna. Los movimientos tectónicos modernos han arrastrado tam bién las corrientes de basalto, marcándose éste más en la parte superficial o en la zona de las lajas. Los fenómenos tectónicos siguen verificándose en la ac— tualidad, aunque no dan origen a grandes dislocaciones, pero siempre causando pequeños desniveles de las formaciones modernas. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38, 429 NOTAS HISTOLOGICAS POR ISAAC OCHOTERENA, M. S, A. Catedrático de Histología de la Escuela Médico Militar Persistencia del cuerpo amarillo en la segunda mitad del embarazo y observaciones acerca de algunos fenómenos correlativos (Sesión del 3 de febrero de 1919) Perfectamente conocida es la formación del cuerpo ama-— rillo a expensas de las células de la pared interna de la teca del folículo después de la expulsión del óvulo, así como su nor— mal degeneración antes de que ocurra otro nuevo período menstrual (1). De extraordinaria importancia es la función del cuerpo de que nos ocupamos, pues debido a su actuación como glándu- la de secreción interna vierte en la sangre hormones que ori- ginarán los llamados caracteres sexuales ordinarios por una acción inhibidora de ciertas peculiaridades masculinas. (1) La degeneración en pigmento autógeno ocurre también en los óvu- los atrésicos. Hemos encontrado en el ovario de una anciana abundante lu- teína. Esto explica quizá la persistencia de ciertos caracteres sexuales secun- darios después de la menopausa. G. W. Corner recientemente (Am. Jour. of Anat. 261) ha seguido con gran cuidado el origen del cuerpo lúteo en la puerca y ha encontrado que la membrana granulosa persiste intacta después de la ruptura del folículo de Graaf y que sus células se hipertrofian y cargan de lipoides y finalmente se transforman en los grandes elementos del cuerpo amarillo 430 PROF. ISAAC OCHOTERENA Los señores Ancel y Bouin(C. R. Soc. Biol. 66. 1909), que han estudiado profundamente estas cuestiones, afirman que el acrecentamiento del cuerpo lúteo continúa durante la pri- mera mitad de la gestación, degenerando después a medida que las glándulas miometriales y el feto toman incremento para sustituirlo en su función glandular, que originará entre otras cosas, la secreción láctea. De análoga manera se expresan los señores Lane Clayton y Starling (Proc. Roy. Soc. 89, B. 622, p. 536). Lo anteriormente asentado nos hizo buscar empeñosa- mente en cuyes hembras y en conejas con fetos casi a térmi- no y a término, las glándulas miometriales, y con asombro he- mos visto que a pesar de pacientes, minuciosas y repetidas investigaciones, sólo en muy escasas veces, con claridad, he- mos encontrado estructuras celulares que puedan referirsea las citadas glándulas, lo que indica que en ausencia de ellas, y esto sucede en la mayoría de los casos, el embarazo sigue su curso normal, Hemos observado que comunmente el cuer- po lúteo de la coneja llega a su completo desarrollo a los 14 días; pero si hay fecundación llega a su máximum alos 16 y no degenera posteriormente como se ha observado, conservando íntegras sus actividades, que unidas a las que provienen del feto, dan lugar a los grandes cambios que durante la preñez sobrevienen. Figura 1. Ya los Sres. Ott y Scott (Therap. Gazette. Oct. 1911 y ma- yo y noviembre de 1912), señalan de concluyente manera el hecho de que la secreción láctea es estimulada por la acción de extractos obtenidos del lóbulo posterior de la hipófisis; por otro lado, nos permitimos llamar la atención acerca del muy notable aumento en las granulaciones de las células intersti ciales, como puede comprobarse examinando cortes finos te- ñidos con el pancrómico y provenientes de ovarios de conejas fecundadas; el aumento es evidente si se comparan prepara- dos obtenidos durante las diversas etapas de la preñez. Con respecto al valor funcional de estas granulaciones, parece fica NOTAS HISTOLÓGICAS h 431 Fig. 1 Microfotografía, con poco aumento, del cuerpo amarillo de una coneja grávida con fetos a término. bien definido por Pearl and Surfade F. M. (Sex. Studies VII, Ann. Rept. Me. Agr. Exp. Stat. 1915, p. 65), que no influyen en la aparición de caracteres masculinos; nosotros presumi- mos que la secreción de las glándulas intersticiales intervie- ne también activamente para originar la secreción de la leche. Figura. 2. Si se admite con el Dr, Loeb que la especificidad se deter- mina por las proteínas específicas mientras que los caracte- res Mendelianos, a lo menos, parecen determinarse por hor- mones o enzimas que no necesitan ser específicas, o como en otros términos dice P. 4 Levene, que la estructura química de estas substancias no es función de la variación de las es- pecies, nos será dado afirmar que identicos fenómenos se efectúan esencialmente tanto en lo que respecta a la secreción láctea como a los caracteres sexuales secundarios en la espe- cie humana. 432 PROF. ISAAC OCHOTERENA Fig. 2 Células del cuerpo lúteo e intersticiales, con granulaciones, Ovario de coneja grávida (3 semanas) e c.—Estroma conjuntivo. c i.—Células intersticiales. c. a.—Cuerpo amarillo Dibujo hecho con la cámara clara al nivel de la platina, Ocular comp. 12. Obj. apocr. 4. En resumen: I.—Las glándulas miometriales no son estructuras cons- tantes, y por lo tanto, no puede confirmarse el importante pa- pel que se les atribuyó ya que sin ellas, en muchos casos, el em- barazo y sus fenómenos correlativos siguen su curso normal, I1.—El cuerpo amarillo no degenera en la segunda mitad del embarazo. ITI—El aumento de granulaciones en las células ováricas intersticiales, es un fenómeno al que no se ha dado la impor- tancia que merece. IV.—Las observaciones en que se basa esta nota se han efectuado en conejas y en cuyes hembras, pero la naturaleza química y biológica de los hormones nos permite afirmar que el mismo proceso se efectúa esencialmente en la especie hu- mana. México, 5 de enero de 1919, SOCIÉTÉ SCiENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38, 433 ANUARIO ASTRONOMICO Y METEOROLOGICO PARA 1921 POR EL PROF, ELPIDIO LÓPEZ, M. $. A. ANO IV. El presente Anuario, arreglado especialmente para la Re- pública Mexicana, está formado bajo un plan completamente práctico. En él se encuentra todo el conjunto de datos que la vida del hombre culto y social reclama constantemente de la Astronomía; desde los más comunes de la agenda diaria has- talos detalles necesarios para la observación de fenómenos celestes que llaman la atención de toda persona instruida. En él encontrará el hombre de negocios un buen calendario, el agricultor y el higienista una base para sus trabajos y estu- dios y el astrónomo amateur una guía para sus observaciones y sus cálculos. Hace ya tiempo que en México se dejaba sen. tir la necesidad de publicar un anuario que respondiera a las exigencias de la vida moderna y estuviera de acuerdo con la cultura de sus habitantes; pues felizmente han pasado las épocas en las que el hombre se contentaba con vegetar lasti. mosamente entre los mil y mil problemas que la Naturaleza pone ante sus ojos diariamente. El conocimiento, aunque sea muy elemental, de la Astro: nomía, es enteramente preciso para todo hombre que no quie- re pasar por ignorante, y debe formar parte de su instruc ción. Además, como ha dicho acertadamente el eminente as- trónomo francés Camille Flammarion, practicamos constan- Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(29, VII. 1920),—28, 434 __ PROF. ELPIDIO LÓPEZ temente la Astronomía sin saberlo. Si preguntamos qué fe- cha es, planteamos una pregunta astronómica, puesto que a esta ciencia debemos el Calendario, base indispensable de la Historia. Consultamos nuestro reloj. Es también astronomía, puestoque la horales creada por elimovimiento diurno de nues- tro planeta alrededor de su eje y por el paso del Sol por los diversos meridianos. Bebemos vino al fin de un almuerzo su- culento. Es Sol embotellado. Tomamos una fruta, respira- mos una flor, admiramos un campo de trigo, nos calentamos en el Invierno. Todo esto es Sol almacenado. Es a la observa- ción de los eclipses de los satélites de Júpiter que la navega- ción debe el poder calcular exactamente el derrotero de los barcos por la determinación de las longitudes en el mar. Por otra parte, la navegación no existiría sin la Astronomía, pues- to que la observación del cielo da los elementos para calcular las longitudes y latitudes. De todo esto se desprende que sin el conocimiento de los rudimentos de la más hermosa y sublime de las ciencias, el hombre viviría ciego y sin darse cuenta de donde existe. En este Anuario se encuentran datos astronómicos y me- teorológicos que conviene conocer; todos los elementos nece- sarios para la observación de los eclipses de Luna visibles en la República; ocultación de estrellas, estudios físicos de cada uno de los planetas, fenómenos de los satélites de Jú- piter, elementos astronómicos, físicos y orográficos de la Tie- rra, procedimientos sencillos para trazar la meridiana y de- terminar la hora en cualquier lugar de la República Mexica- na y estudios de previsión de tiempo; terminando por una pe- queña bibliografía de obras escogidas que pueden consultar todos los que deseen llevar más adelante sus conocimientos sobre las materias tratadas. Todos los cálculos están hechos considerando como primer meridiano el del Observatorio Nacional de Tacubaya, y como tiempo, el tiempo medio civil del mismo Observatorio, contan- do de media noche a media noche. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 435 A IO y A e SIGNOS y ABREVIATURAS. O El Sol C Luna 3 Mercurio ? Venus 5 La Tierra $¿ Nodo ascendente 29 Nodo descendente 3 Marte 2 Júplter “k Saturno H Urano Y Neptuno o Grados / Minutos de arco N Norte S Sur E Este W Oesta ' Segundos de arco bh Horas m Minutos de tiempo s Segundos de tiempo ZODIACO. Y Aries 8 Tauro Jl Géminis 69 Oncer St Leo W? Virgo 2 Libra O ori M Scorpión A Sagitario ............6. le Capricornio LA A E AA “ Acuario HK Piscis o” Conjunción, o sea la misma longitud o ascensión recta. O Cuadratura, diferencia de = 90% en longitud. £ Oposición, diferencia de 180” en longitud. 436 PROF. ELPIDIO LÓPE Z ERAS MAS NOTABLES. El año de 1921 de la era cristiana, o vulgar, es: De la era bizantina usada en la iglesia griega desde el siglo vir hasta principios del XVIII, el............. 7430 Del período juliano, inventado por José Saro a fines delisiclo Vel e O E ASS 6634 De la era judaica, el . TA ci AN El 5682 comienza el 2 9 de a bEal De:las oMmpladas: 2 AS EA 2697 Dela fundación de, Roma, Li A 2674 De la era de Nabonasar, el.. oe O +5 2670 De la era de los Seléucidas, en uso a de eramos y católicos del Oriente, el.. E AS De la era de los mártires, o de Didclecant E A A - 1638 De la hégira, o era de los mahometanos, el............ 1340 De la era o corrección gregoriana, €l.................u. 339 El día 19 de enero de 1921 han transcurrido 2,422,691 días del período juliano. PRINCIPALES EPOCAS HISTORICAS. “Destrucción de Troya ........... 1184 años antes de J.C. Fundación de Roma.......... DAA 4 AR Alejandro, rey de Macedonia.... 386 ,, a UN Destrucción de Cartago0......... LEA bi E JesucristO.......oooo oo eno... e ANUARIO As¡:.ONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 437 MORE LAALIDO. La 311 años desp. de J. C, AA E AN AÑO ss , ON O DA ccoo rro A A 622 ., ” PA INAIOIMASNO diri A SU ae A BENDCTe CrUZada e 057 > e labe Toma de Constantinopla. ........ 1453 ,, AS: Descubrimiento de América..... IA A e DAA Revolución Francesa. ..... ..... 1789 ,, 5 A Guerra mundial... o. 1914, E E EPOCAS CELEBRES EN MEXICO. Reino de los toltecas. (D. de J).......... 607 Reino de los chichimecas. ........... reo EN 1120 A IA A A ON 1318 República de Tlaxcala... ER 1412 Monarquía Mexicana.. A o IR EM 1438 Descubrimiento de Men por OS españoles.... 1518 Hernán Cortés desembarcó en Veracruz .... 1519 La Noche Triste.. er O 1520 As A 1521 Rea matlar aba dea 1546 Se establece la 1nquisición................ 104 Segunda peste del matlazahuatl ..... ..... 1576 Inundación de México .. Er LE O A 1580 CA A 1612 Erupción del volcán de Orizaba... 1687 Eclipse total de Sol.. e 1691 Erupción del volcán Popodase nel > 5 EA 1697 asin de los JOSmitas. 30 a tado o 1767 438 PROF. ELPIDIO LÓPEZ Se observa una aurora boreal...... oa Grito de Dolores... 20m o da e Pusilamiento de Hidalcor o cas cia ...o. o.» Primen Congreso Mexicano: 20 . een eos OR Expedición de Mina ¿HH Independencia de México... fenles casa Coronación de Iturbide io. poc are Comenzó a gobernar la República Mica el primer Presidente don Guadalupe Victoria ......... Plan deda Acordada: 2 aa e Guerra con Francia ....... ERA Guerra con los Estados ads: e Revolución de Ayutla........ Constitución de Mexico 0 vo oa e CN Leyes de Reforma -.... e: Interveneión extranjera. io ies es Gloriosa batalla de Puebla........ is e Guerrade Pexas 0 a Se dan AE aa a ...hÁ..o. ES 2.27. 20% Ocupación de la Capital por las tropas francesas...... Archiduque Maximiliano, emperador de México ...»... Fusilamiento de Maximillado:. a al ai Muerte de Juárez.. ps Presidencia del neral Porfirio Dase Revolución mexicana....... A A DATOS ECLESIASTICOS. ...... Cielo solar. AR A Indicación romanas. 2 AA an Letra dominical a A E E 8070058 - _ ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 FIESTAS MOVIBLES. Septuagésima, 23 de enero. Quincuagésima, 6 de febrero. Miércoles de Ceniza, 9 de febrero. Domingo de Pasión, 13 de marzo. Domingo de Ramos, 20 de marzo. Viernes Santo, 25 de marzo. Sábado de Gloria, 26 de marzo. Pascua de Resurrección, 27 de marzo, Jueves de Ascensión, 5 de mayo. Pentecostés, 15 de mayo. La Santísima Trinidad, 22 de mayo. Corpus Christi, 26 de mayo. Primera domínica de adviento, 27 de noviembre. FIESTAS FIJAS. La Circuncisión, 19 de enero. La Epifanía, 6 de enero. Señor San José, 19 de marzo. San Pedro y San Pablo, 29 de junio. La Asunción, 15 de agosto. Todos Santos, 19 de noviembre. La Concepción, 8 de diciembre. La Aparición, 12 de diciembre. La Natividad, 25 de diciembre. 439 440 PROF, ELPIDIO LÓPFZ FIESTAS 'NACIONALES. Promulgación de la Constitución, 5 de febrero. Aniversario de la gloriosa batalla de Puebla, 5 de mayo. Proclamación de la Independencia de México, 16 de sep- tiembre. DATOS ASTRONOMICOS. Paralaje SOLDL cesan sa o dE Constante solares a en or IEA EAS Precesión de los equinoccios ..........oo.ooo... Bbliemaad'de la eclíptica. orcos oaala da Paralaje horizontal ecuatorial de la Luna...... Distancia media de la Tierra ala Luna Velocidad de la luz por segundo...... Año trópico (tiempo transcurrido en- tre dos pasos del Sol al equinoccio do Prmarerades at. OR 3654 Año sidéreo (tiempo empleado por el Sol para volver a la misma estrella) 365 Año anomalístico (tiempo empleado por el Sol para volver al perigeo).. 365 gh to Kilómetros» 384,411 299,860 48m 458 9 10 e ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 441 Mes tropical (tiempo empleado por la Luna para volver a la misma lon- O eN o ES E A ERA ASES Mes sidéreo (tiempo comprendido en- tre dos conjunciones de la Luna cón la misma estrella)..... CRE A dv Mes anomalístico (tiempo empleado porla Luna para volver al perigeo) 27 13 18 33 Mes nodical o draconítico (tiempo em- pleado por la Luna para volver al nodo ascendente) ................ lo O Elí Mes sinodical (tiempo empleado por la Luna para volver a la misma fa- A A o aaa 20 12 44378 Equinoccio de Primavera, 21 de marzo a 9» 42m- Solsticio "de Estío, 21 de junio a 5* 172, Equinoccio de Otoño, 23 de septiembre a 19% 59m, Solsticio de Invierno, 22 de diciembre a 14* 502, Las horas de tiempo medio civil o tiempo civil, se cuentan de media noche a media noche, en la forma siguiente: 0. = me- dia noche; 1* = 1* de la mañana; 22= 2h de la mañana; 8h = 8h de la mañana; 12% = mediodía; 132= 1% de la tarde 19:= 7» de la noche; y 23" = 11* de la noche. 442 PROF. ELPIDIO LÓPEZ CONSTANTES ASTRONOMICAS. - Semidiámetros| Distancia ¡Revolución si- NOMBRES. en media Tierra | deralen años Masa_ kilómetros ISO Al terrestres Tierra = 1 SA o dae Po 333432.000 EMMA ie 1738 ODO ar 0.012 Mercurio... 2421 0.387 0,241 0.056 Venus...... 6197 0.723 0.615 0.817 Tierras. 6378 1.000 1.000 1.000 Marte...... 3660” 1.524 1.881 0.108 |- Japller. 2 72627 5.203 11.862 318.360 Saturno.... 61522 9.539 29.458 95.220 Urano..... 24296 19.191 | 84.015 14.580 Neptuno... , 28021 30.071 | 164.788 17.260 DATOS METEOROLOGICOS. Masa de la atmósfera. ............ 52.10% gramos Altura efectiva.. 00 om eiaS Velocidad del conide en 5 aire húmedo: A + 0,16 5) Vg =1,V1+2a8 Composición del aire atmosférico (volumen total = 1) ázoe, 0.7803; oxígeno, 0.2099; argón, 0.0094; CO?, 0.0003; hidróge- no, 0,0001; neón, 0.00015; hélium, 0.0000015. Temperaturas extremas observadas al nivel del suelo: Sahara (Africa).. A NS Verkhoiansk ¡Bivéna)o E Y a A A pl ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 443 Temperatura extrema observada en la alta atmósfera: Sn as DU) a 4800 0 cos ee —802 O Máxima velocidad del viento observada: Torre Eiffel (París) 12 nov. de 1894, 4535 por s. Lluvias excepcionales. Tcherrapoundji (India) 1036 mm. en 24 horas. (14 de junio de 1876). Curtea de Arges (Rumania) 203 mm. en 20 minutos (7 de julio de 1889). Potencial atmosférico. 130 volts por metro en régimen del Estío. 200 volts por metro en régimen de Invierno. 444 PROF. ELPIDIO LÓPEZ Y Del año Del mes semana La Circuncisión del Señor. San Martiniano, ob., y San Macario, conf. San Antero, papa, y Santa Genoveva, virg. San Prisciliano y San Aquilino. San Telesforo, papa, y San Simeón Stilita. La Epifania.—La adoración de los Santos Reyes. San Luciano y San Reinaldo. San Apolinar, ob., y San Teófilo, mr. San Julián, mr., y Santa Basilisa. San Gonzalo y San Nicanor. O “900 *JO0) San Higinio, papa, y Santa Hortensia, virg. San Arcadio y San Benito. San Gumesindo y San Hermilo, mrs. San Hilario, ob., y San Félix. San Pablo, San Mauro y San Abacuc. San Marcelo, San Fulgencio y San Honorato. San Antonio y Santas Leonila y Rosalina. Santa Prisca, virg., y San Leobardo. La Sagrada Familia y Santos Canuto y Mario. San Fabián, papa, y San Sebastián, mrs. Santa Inés, virg., y San Fructuoso. Santos Vicente, Anastasio y Gaudencio. Septuagésima.—San Raimundo y San lldefonso. Nuestra Señora de la Paz y San Timoteo. Santos Juventino y Maximo, mrs. 26 126 | Miér.! San Policarpo y Santa Paula, virg. 27 |27 | Juev. | San Juan Crisóstomo y San Emerio, ob. 28 | 28 | Vier. | San Pedro Tomás y San Julián. 29 |29 | Sáb. | San Francisco de Sales y San Valerio. 30 | 30 | Dom. | Santas Martina y Jacinta. 31 | 31 | Lun. | San Pedro Nolasco y San Ciro, mr. A ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 445 DIAS os FEBRERO EN AA il a A a 32 | 1 | Mar, | Santos Ignacio y Severo, y Santa Brígida, 33 | 2 | Miér. | Nuestra señora de la Candelaria, 34 | 3|Juev.| San Blas, mr, y San Oscar, ob. 33 | 4| Vier. | San Andrés y San Gilberto. 36 | 5| Sáb. | Fiesta nacional.—San Felipe de Jesús, 37 | 6 | Dom. | Quinquagésima.—Santos Tito y Amando, obs.' 38 | 7 | Lun. | San Romualdo, ab., y San Ricardo, rey. 39 | 8 | Mar. | San Juan de Mata y Santa Cointa, mr. 40 | 9 | Miér. Ceniza.—Santa Apolonia, virg., y San Nicéforo, mr. 41 | 10 | Juev. | Santa Escolástica y San Guillermo. 42 | 11 | Vier. | San Desiderio, ob., y San Severino, ab. 43 | 12 | Sáb. | Santa Eulalia, virg., y San Gaudencio, ob. 44 | 13 | Dom.| Santa Catalina y San Benigno. 45 | 14 | Lun. | San Valentín y Santa Cristina. 46 | 15 | Mar. | San Faustino y Santa Jovita. 47 | 16 | Miér.| San Onésimo, ob., y Santa Juliana, virg. 48 | 17 | Juev.| Santos Teódulo y Rómulo, mrs. 49 | 18 | Vier. | Santos Simeón y Heladio, obs. 50 | 19 | Sáb. | Santos Alvaro y Gabino. 51 | 20 | Dom. | Santos Eleuterio, León y Sadot, obs. 52 | 21 | Lun. | San Severiano, ob. 53 | 22 | Mar, | Santa Margarita y San Pascasio. 54 | 23 | Miér. | San Pedro Damiano y San Florencio, 55 | 24 | Juev. | Santos Matías y Modesto. 56 | 25 | Vier. | Beato Sebastián y San Cesáreo, 57 | 26 | Sáb. | Santos Porfirio, Néstor y Alejandro. 58 | 27 | Dom.| San Gabriel de la Dolorosa y San Baldomero, 59 | 28 | Lun. | San Román y San Macario, mr, 446 Del año [oo foro for] 0 NO O) O) d) (3 O) 9 00 =J O) Ol SOS | a 1] >= HS 00 ma me 15 76 mm” dl ” l 79 80 81 | 82 83 84 85 86 87 88 89 | 90 Del mes (NH 0 NN De la semana = 5 Miér. Juey. Vier. Sáb. Dom. Lun. Mar. Miér. Juev.' Vier. Sáb. Dom. Lun. Mar. Miér. Juev. Vier. ¡| Sáb. Dom. Lun. Mar. Miér Juey. Vier. Sáb. Dom. Lun. | Mar. Miér. Juev. PROF. ELPIDIO LÓPEZ Santos Albino y Rosendo, obs. San Bartolomé, mr., y San Pablo. Santos Emeterio, Celedonio y Ticiano. San Casimiro, conf., y San Lucio, papa. Santos Eusebio y Elpidio, mr. Santa Felícitas¿y San Olegario, ob. Santo Tomás de Aquino, Dr. San Juan de Dios y San Quintil. Santa Francisca y San Gregorio. Santos Melitón, mr., y Macario, ob. Santos Eulogio, Constantino y Ramiro. San Gregorio y San Teófanes. De Pasión.—Santos Rodrigo y Salomón. Santa Matilde, reina, y el beato Leonardo. San Raimundo, y San Longinos. San Abraham y San Heriberto. San Patricio y Santa Gertrudis. De Dolores.—Santos Gabriel arcángel, y Narciso. Señor San José. De Ramos.—Santos Cutberto y Niceto. San Benito, ab., y San Birilo, ob. Santa Catalina y San Octaviano. San Victoriano, San Fidel y Santa Herlinda. San Epigmenio, mr., y San Diego. Santo.—Nuestra Señora de la Soledad. De Gloria.—Santos Dimas, Cástulo yíBraulio. Pascua de Resurrección.—San Juan Damasceno. San Juan Capistrano, San Sixto y San[Castor. San Eustasio y San Bertoldo. San Juan Clímaco y San Pastor. Santos Benjamín, Félix y Pedro. +» ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICÓ PARA 1921 447 ABRIL Del mes De la semana San Melitón, ob., y Santa Teodora, mr. San Francisco de Paula. San Benito de Palermo y San Ricardo, San Isidoro. San"Vicente y Santas Emilia e Irene. Santos Sixto y Celestino. Santos Epifanio, ob., y Donato, mr. Santos Alberto, Amancio y Dionisio Santa María Cleofas y San Prócoro, mr. Santos Apolonio, Pompeyo y Ezequiel. San León y San Eustorgio. Santos Julio, Damián y Zenón. 103 | 13 | Miér.| San Hermenegildo, rey. 104 | 14 | Juev.| Santos Justino, Tiburcio y Máximo, mrs. 105 | 15 | Vier. | Santas Basilisa y Anastasia. 106 | 16 | Sáb. | Santos Benito y Toribio, y Santa Engracia. 107 | 17 | Dom.| San Aniceto y Santa Mariana de Jesús. 108 | 18 | Lun. | San Perfecto y San Galdino. 109 | 19 [| Mar. | Santos León y Crescencio. 110 | 20 | Miér. | Santa Inés y San Crisóforo, mr. Santos Anselmo y Apolo. Santos Sotero y Cayo y Santa Senorina. Santos Jorge y Adalberto. Santos Alejandro, Fidel y Leoncio, mrs, San Marcos y San Herminio. Santos Cleto y Marcelino, papas. Santos Toribio, Pedro y Anastasio. San Pablo, San Vidal y Santa Valeria. Santos Pedro, Roberto y Gumberto. Santas Catalina y Sofía, San Mariano. is ALA OR 448 PROF. ELPIDIO LÓPEZ DIAS bo MAYO Si 3 ¡MES v E o a [a] A 121 | 1 | Dom.| San Felipe y Santiago el Menor. 122 | 2 | Lun. | San Atanasio. 123 ¡ 3 | Mar. | La Santa Cruz, San Alejandro y San Diódoro. 124 | 4| Miér. | Santa Mónica, San Silvano y San Florián. 125 | 5 | Juev.| Fiesta Nacional.— Ascensión del Señor. San Pío V. 6 | Vier. | Santos Juan y Evodio. 7 | Sáb. | Santos Estanislao, Alberto y Augusto. 128 | 8 | Dom.| Santos Acacio, mr., y Eladio, ob. 9 | Lun. | San Gregorio y Santa Blanca. O | Mar. | Santos Antonino, Gordiano, Cirino y Job. 131 | 11 | Miér. | Ntra. Sra. de la Luz, Santos Francisco y Máximo. 132 | 12 | Juev.¡ Santos Nereo, Aquileo y Santa Domitila. 133 | 13 | Vier. | San Pedro Regalado y San Juan Silenciario. 134 | 14 | Sáb. | San Bonifacio y Santas Enedina y Estefanía. 135 | 15 | Dom.| Pentecostés.—San Isidro Labrador y Santa Berta. 136 | 16 | Lun. | San Juan Nepomuceno y Santa Julietza. 137 | 17 | Mar. | San Pascual Bailón. 138 | 18 | Miér. | Santos Félix y Venancio. 139 | 19 | Juev.| San Pedro Celestino y Santa Pudenciana. 140 | 20 | Vier. | Santos Bernardino y Baudelio. 141 | 21 | Sáb. | Santos Valente y Victorio y Santa Virginia. 142 | 22 | Dom.| La Santísima Trinidad.—Santa Rita de Cacia. | 143 | 23 | Lun. | Santos Epitacio, Basileo y Desiderio. 144 | 24 | Mar. | San Donaciano y Rogaciano. 145 | 25 | Miér.| Santos Gregorio, Bonifacio y Urbano. Corpus Christi.—San Felipe Neri y San Eleuterio, papa. San Juan, papa, y San Ranulfo, mr. Santos Justos y Germán, ob. Santa María Magdalena de Pazzis. Santos Fernando, Félix, papa, y Basilio. Santas Angela y Petronila y San Pascasio. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEORGLÓGICÓ PARA 1921 449 DIAS et OI EJE 7 21 AS A a] 152 1 | Miér 153 2 | Juev 154 3 | Vier 155 | 4| Sáb. 156 | 3 | Dom DIG lun: 158 7 | Mar. 159 | 8 | Miér 160 | 9 | Juev 161 | 10 | Vier. 162 | 11 | Sáb. 163 | 12 | Dom 164 | 13 | Lun. 165 | 14 | Mar. 166 | 15 | Miér 167 | 16 | Juev 168 | 17 | Vier. 169 | 18 | Sáb. 170 | 19 | Dom VALIDA 172 | 91 | Mar. 173 | 22 | Miér 174 | 23 | Juev 175 | 24 | Vier 176 | 25 | Sáb. 177 | 26 | Dom MS 27 Lan: 179 | 28 | Mar. 180 | 29 | Miér. 181 | 30 | Juev. JUNIO Santos Pánfilo, Segundo e Iñigo. Santos Marcelino, Pedro, Erasmo y Guido. Sagrado Corazón de Jesús.—San Isaac y Santa Oliva, San Francisco Caraciolo y San Quirino. San Bonifacio, ob., y San Doroteo, presb. Santos Norberto, Claudio y Eustorgio. Santos Roberto y Licarión. Santos Salustiano y Máximo. Santos Primo y Feliciano, mrs. Santa Margarita, reina, y San Primitivo, mr. San Bernabé, ap., y San Fortunato, mr. Santos Nabor, Nazario, Cirino y Onofre. San Antonio de Padua. San Basilio Magno y San Eliseo, profeta. San Modesto y San Vito, mrs. San Juan Francisco Regis y Santa Julita. Santos Manuel, Sabel, Ismael e Isauro. Santos Ciriaco, Marco y Marceliano. Santa Juliana y San Gervasio. San Silverio y Santas Florencia y Florentina. San Luis Gonzaga, San Raúl y Santa Alicia. San Paulino de Nola y San Albano, mrs. San Zenón y Santa Agripina. San Juan Bautista. Santas Febronia y Lucía y San Guillermo. Santos Juan, Pablo, Lamberto y Pelayo. Santos Ladislao y Sansón. Santos León, Ireneo y Plutarco, mrs. San Pedro y San Pablo, apóstoles. Santas Lucina y Adilia. Mem, Soc: Alzate, t. 38,—(29, VII. 1920),—29 450 Ori NN - Del mes De la semana D-=< o Mm: ss Lun. Mar. Miér. Juev. Vier. Sáb. Dom. Lun. Mar. Miér. Juev. Vier. Sáb. Dom. Lun. Mar. Miér. Juev. Vier. Sáb. Dom. Lun. Mar. Miér. Juev. Vier. Sáb. Do m. PROF ELPIDIO LÓPEZ JULIO Santos Secundino y Casto, mrs., y Santa Esther. San Martiniano y San Otón. Santos Marcial, Anatolio y Heliodoro. Nuestra Señora del Refugio y San Laureano. San Miguel y Santa Filomena. Santos Isaías, Tranquilino y Everardo. Santos Guilebaldo, Metodio y Fermín, obs. Santa Isabel y San Procopio. Nuestra Señora de Ocotlán, San Efrén y San Cirilo. Santas Rufina y Amalia, y San Alejandro. San Pío 1 y San Abundio. Santos Juan Gualberto, Nabor y Félix. San Anacleto. Santos Buenaventura, Ciro y Justo, obs. San Enrigue, San Antioco y San Ignacio. Nuestra Señora del Carmen y San Atenógenes. San Alejo, Santa Marcelina y San Generoso. San Camilo de Lelis y Santa Marina. San Vicente de Paul y Santas Justa y Rufina. San Jerónimo, San Bulmaro y San Elías. Santa Praxedis, San Daniel y San Juan. Santa María Magdalena y San Platón. San Apolinar y San Liborio. Ñ San Francisco Solano y Santa Cristina. San Cristóbal y Santiago el mayor. Señora Santa Ana y San Erasto. San Pantaleón, San Aurelio y Santa Natalia. Santos Nazario, Celso y Víctor 1. Santa Marta, San Próspero y San Faustino. Santa Julita y San Abdón. San Ignacio de Loyola, San Juan y San Fabio. ANUARIO DIAS | o BO 3 5 1 o Na EE o o ín NA | 213 IMAN | 9214 2 | Mar. | 215 3 | Miér. 216 4 | Juev. 217 5 | Vier. 218 | 6 | Sáb. 219 7 | Dom. 220 8 | Lun. 221 9 | Mar. 9222 | 10 | Miér. 223 | 11 | Juev. 924 | 12 | Vier. 225 | 13 | Sáb. 226 | 14 | Dom. DIS Lun: 228 | 16 | Mar. 229 | 17 | Miér. 230 | 18 | Juev. 231 | 19 | Vier. 232 | 20 | Sáb. 233 | 21 | Dom. 234 | 22 | Lun. 235 | 23 | Mar. 236 | 24 | Miér. 237 | 25 | Juev. 238 | 26 | Vier. 9239 | 27 | Sáb. 240 | 28 | Dom. 241 | 29 | Lun. 242 | 30 | Mar. 9243 | 31 | Miér. ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 AGOSTO San Justino y Santas Fe, Esperanza y Caridad. Nuestra Señora de los Angeles y San Alfonso. Santa Cira y San Nicodemus. Santos Domingo, Eufronio y Tertu!liano. San Emigdio y San Abel. San Sixto y San Agapito. Santos Cayetano, Alberto y Donato. Santos Ciriaco y Emiliano. Santos Justo y Pastor. San Lorenzo y Santa Asteria, San Tiburcio y Santas Susana y Filomena. Santa Clara y Santos Fortino y Herculano. Santos Hipólito y Casiano, mrs., y Santa Elena. San Eusebio y Santa Atanasia. La Asunción de Nuestra Señora. San Joaquín y San Roque, Conf. San Jacínto y San Librado. Santas Elena y Clara y Santos Agapito y Lauro. San Luis, obispo. Santos Bernardo, Samuel y Leovigildo. Santa Juana, y Santos Maximiano y Natal. Santos Timoteo, Filiberto e Hipólito. Santos Felipe, Justiniano y Jacobo. San Bartolomé, Santa Aurea y San Jorge. Santos Luis y Ginés. San Zeferino y San Alejandro. San Cesáreo y San Carpóforo. San Agustín y San Gustavo. Santas Sabina y Cándida, mrs. Santa Rosa y San Félix. San Ramón y San Arístides. 451 K A —€ — _>E>. q _E XI __ o _—— 452 | Sá 2 | Z E as o A as Aa | Aa | 244 1 | Juev 245 | 2 | Vier 246 | 3 | Sáb. 247 | 4 | Dom 248 B| Lun | 249 | 6 | Mar 250 | 7 | Miér 251 8 | Juev 252 9 | Vier 253 | 10 | Sáb. ES 254 | 11 | Dom 255 | 12 | Lun. 256 | 13 | Max 257 | 14 | Miér 258 | 15 | Juev 259 | 16 | Vier 260 | 17 | Sáb 261 | 18 | Dom 262 | 19 | Lun 263 | 20 | Mar 264 | 21 | Miér 265 | 22 | Juev 266 | 23 | Vier 267 | 24 | Sáb 268 | 25 | Dom 269 | 26 | Lun 270 127 | Mar 271 | 28 | Miér 9272 | 29 | Juev 273 | 30 | Vier PROF, ELPIDIO LÓPEZ SEPTIEMBRE Nuestra Señora de los Remedios y San Gil. San Esteban y San Antolín. Santos Aristeo y Sandalio y Santa Serapia. Santas Rosa, Rosalía y Cándida, y San Moisés. San Lorenzo Justiniano y la beata Catalina. San Zacarías, San Donaciano y San Fausto. Santa Regina y San Nemorio. El Nacimiento de la Santísima Virgen. Santos Pedro, Gorgonio y Tiburcio. San Nicolás Tolentino y San Hilario, papa. San Jacinto, Santa Teodora y el beato Carlos. El Dulce Nombre de María y San Silvino. Santos Amado y Maurilio obs. San Crescenciano y Santa Catalina. Los Dolores de María Santísima. Fiesta Nacional.—San Cornelio y San Cipriano. San Lamberto, San Pedro y Santa Columba. Santa Sofía y San Eustergio. San Jenaro y el beato Alfonso de Orozco. San Agapito y San Eustaquio. San Mateo, apóstol, y Santa Efigenia. Santos Tomás, Mauricio e Inocencio. San Lino, Santa Tecla y San Constancio. Nuestra Señora de la Merced y San Panuncio. Santos Cleofas y Bardomiano y Santa Aurelia. San Cipriano, Santa Justicia y San Eusebio. Santos Cosme, Damián y Adolfo. San Simón y San Wenceslao. San Miguel, Santa Gudelia y San Grimaldo. San Jerónimo y Santa Sofía. ANUARIO ASTRONÓMICGO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 DIAS Po OCTUBRE E ES a El v E 3 aa a A 274 | 1 | Sáb. | San Remigio, vb, 275 | 2 | Dom.¡ Santos Angeles Custodios. 276 | 3 | Lun. | San Gerardo y San Cándido. 277 | 4 | Mar. | San Francisco de Asís y San Petronio. 278 | 5 | Miér. | San Plácido, Santa Flavia y San Atilano. 279 | 6 | Juev,| San Bruno y San Renato. 280 | 7 | Vier. | Nuestra Señora del Rosario y San Marcos. 281 | 8 | Sáb. | Santa Brígida y San Simeón. 282 | 9 | Dom.| Santos Dionisio, Abraham y Eleuterio. 283 | 10 | Lun. | San Francisco de Borja. 284 | 11 | Mar. | Santos Luis, Nicasio y Gumaro. 285 | 12 | Miér. | Santos Maximiliano y Wilfrido. 286 | 13 | Juev, | Santos Eduardo, Fausto y Samuel. 287 | 14 | Vier. | San Calixto y Santa Fortunata. 288 | 15 | Sáb. | Santa Teresa de Jesús. 289 | 16 | Dom.| Santos Galo, Florentino y Gerardo. 290 | 17 | Lun. | Santas Eduvigis y Margarita y San Rodolfo, 291 | 18 | Mar. | San Lucas y San Atenedoro, 292 | 19 | Miér. | San Pedro y Santa Taide. 293 | 20 | Juev.| San Juan, San Feliciano y Santa Irene. 294 | 21 | Vier. | San Hilarión y Santa Ursula. 295 | 22 | Sáb. | San Donato y Santa Elodia. 296 | 23 | Dom. | San Pedro, San Ignacio y San Germán. 297 | 24 | Lun. | San Rafael Arcángel y San Martín. 298 | 25 | Mar. | San Crispín, San Gabino y San Crisanto. 299 | 26 | Miér. | San Evaristo. 300 | 27 | Juev.| San Florencio y San Frumencio. 301 | 28 | Vier. | San Simón, Santa Hermelinda y San Alfredo. 302 | 29 | Sáb. | San Narciso y San Teodoro. 303 | 30 | Dom.| Santos Alonso, Cenobio, Claudio y Marcelo, 304 | 31 | Lun. | Santos Nemesio y Quintín y Santa Lucila. 453 454 PROF. El PIDIO LÓPEZ DIAS is NOVIEMBRE 1d D za z A ES] | 305 | 1 | Mar. | Todos Santos.—Santa Cirenia. 306 | 2 | Miér. | Conmemoración de los Fieles Difuntos. 307 | 3 | Juev.| San Hilario, Santa Silvia y San Malaquías. 308 | 4 | Vier. | San Carlos Borromeo y Santa Modesta. 309 | 5 | Sáb. | San Zacarías y Santa Isabel. 6 | Dom.| Santos Leonardo y Severo. 7 | Lun. | Santos Herculano, Aquiles y Ernesto. 312 | 8| Mar. | Santos Severo, Severiano y Victorino. Y | Miér.| San Teodoro y Santa Eustolia. O | Juev.| San Andrés Avelino. 315 | 11 | Vier. | San Martín y Santa Ernestina. 316 | 12 | Sáb. | Santos Martín, Aurelio y Teodoro. 317 | 13 | Dom.| Santos Estanislao, Diego y Arcadio. 318 | 14 | Lun. | Santos Josafat y Laurencio. 319 | 15 | Mar. | Santa Gertrudis y Santos Eugenio y Leopoldo. 320, | 16 | Miér. | Santos Edmundo y Elpidio y Santa Inés. 17 | Juev.| San Gregorio y Santa Victoria. 18 | Vier. | Santos Román y Odón. 323 | 19 | Sáb. | Santa Isabel y San Ponciano. 324 | 20 | Dom.| Santos Félix, Edmundo y Octavio. ' Lun. | Santos Mauro y Columbano. | Mar. | Santa Cecilia y San Filemón. Miér.| San Clemente lII y Santa Lucrecia. Juev.| San Juan de la Cruz. Vier. | Santa Catarina y San Erasmo. 9) Ly 0.0) Oli UN - 330 | 26 | Sáb. | Santos Leonardo y Conrado. 331 | 27 | Dom.| 1 Adviento.—Santos Facundo, Primitivo y Santiago. 332 | 28 | Lun. | Santos Jacobo, Esteban y Sóstenes. 333 | 29 | Mar. | Santos Saturnino, Demetrio y Filomeno. 334 | 30 | Miér.| San Andrés y Santa Maura. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 4505 DIAS | E n a o a a E aca 339 1 | Juev. 336 2 | Vier. 337 SSA: 338 | 4, | Dom. 339 am. 340 | 6 | Mar. 341 7 | Miér. 342 8 | Juev. 343 | 9 | Vier. 344 | 10 | Sáb. 345 | 11 | Dom. 346 | 12 | Lun. 347 | 13 | Mar. 348 [ 14 ¡ Miér. 349 | 15 | Juev. 3530 | 165 | Vier. 31 | 17 | Sáb. 352 | 18 | Dom. 353 | 19 ¡ Lun. 354 | 20 | Mar. 3552 | 21 | Miér. 356 | 22 | Juev. 3597 | 23 | Vier. 398 | 24 | Sáb. 399 | 25 | Dom. 360 | 26 | Lun. 361 | 27 | Mar. 362 | 28 | Miér. 363 | 29 | Juev. 364 13 Vier, 365 | 31 | Sáb. (IE (KA >> SH ——— DICIEMBRE San Eligio y Santa Natalia. San Jenaro y Santas Bibiana, Eva y Elisa. San Lucio y San Francisco Javier, IT de Adviento.—Santa Bárbara y San Pedro. San Sabás y Santa Crispina. San Nicolás y San Emiliano. San Ambrosio. La Purisima Concepción. Santa Leocadia y San César, San Melquiades. TIT de Adviento.—Santos Dámaso y Daniel. Nuestra Señora de Guadalupe. Santas Lucía y Otilia. Santas Eulalia y Olalla. San Lucio y Santa Cristiana. Santas Adelaida y Albina. San Lázaro y Santa Olimpia. IV de Adviento.—Santos Ausencio y Graciano. San Darío y Santas Raquel, Rebeca y Sara, Santos Domingo, Julio y Filogonio. Santos Tomás y Daniel. Santos Demetrio y Flaviano. Santa Victoria y el beato Nicolás. Santos Delfino, Eutimio y Teótimo. La Nativad.—Santas Eugenia y Anastasia. San Esteban. San Juan, apóstol y evangelista. Los Santos Inocentes y San Eutiquio. Santos Tomás y Crescencio. Santos Venustiamo, Sabino y Liberio. San Silvestre y Suntas Columba e Hilaria, a A A A o 456 PROF. ELPIDIO LÓPEZ - ECLIPSES EN 1921. (VISIBLES EN LA REPUBLICA MEXICANA.) I.—Eclipse total de Luna en la noche del 21 de abril. Este eclipse será visible en todas sus fases, siendo la tota- lidad poco después de media noche. La Luna se encuentra en la constelación de Virgo ño lejos de la estrella Spiga de la misma constelación. CIRCUNSTANCIAS DEL ECLIPSE. Tiempo medio civil de Tacubaya- La Luna entra en la penumbra........ 222 20 Labunaentraoa la son Dra 23 ZE Comienza el eclipse total ............. O: 46 Medio deleciipser iO 1 a Fin del eclipse total... rrrz e AS La Luna sale de la sombra............ 2 SO La Luna sale de la penumbra. ........ 3 0002 Magnitud del eclipse=1.074 (diámetro de la Luna =1). Primer contacto de la sombra con la Lu- DAI EA e A AO? NA Ultimo contacto de la sombra con la Lu- E DS O 11.—Eclipse parcial de Luna al anochecer del 16 de octubre. Este eclipse comienza antes de la puesta del Sol y de la sa- idade la Luna, y por lo tanto sólo será visible en su última parte al comenzar la noche. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 457 CIRCUNSTANCIAS DEL ECLIPSE: Tiempo medio civil de Tacubaya La Luna sale de la sombra .......... 17% 568 La Luna sale'de la penumbra........ 19 970 Ultimo contacto de la sombra con la A NA UVA. Si estos eclipses se observan fuera de Tacubaya, deberán sumarse o restarse alas horas señaladas, la diferencia de lon- gitud en tiempo que hay entre Tacubaya y el lugar de obser- vación; siendo suma cuando el lugar se encuentra al Este y resta si está al Oeste. (Véase en el índice la página de las po- siciones geográficas). Ejemplo: Supongamos que se trata de observar el eclipse de Luna del 21 de abril en Puebla que tie- ne con Tacubaya una diferencia en longitud de 0: 3m 595 a] Es- te, osea + 0% 4%) pu>sto que el cálculo sólo se aproxima a décimos de minuto, y 59% pueden considerarse sin error apreciable como un minuto. Tiempo medio civil de Puebla. La Luna entra en la penumbra....... a da Eariuna entra a la "SOMbEa: 1 aa SOS 4 Y en esta forma se aumentan 4” a los demás datos del eclipse. 458 PROF, ELPIDIO LÓPEZ CURIOSIDADES DEL CIELO FACILES DE OBSERVAR. ESTRELLAS MÁS BRILLANTES: NOMBRE. Magnitud. «Can Mayor (Sirio). y ts sisi dd 300 TOCA LAS) a del o A IN A E a del Centauro. . A A sz era) e O O osa 0d leo Capell E A endeliBoyero (Arturo) AE A A IGMO f de Orión (Rigel) .. NS EA AT a del Can Menor (Prooyóndel ODO TILA DA O TS amdeliBiridano (A chernardM.lo AA AA DL A 0.6 f£ del Centauro . E E AS O E O 0.9 adela (ade IO, SUE OPS adsl Crandeisandl ME LS A 2 de Tauro((Aldebaráam) Lilo. An RO e 1.0 fide los ¡Gemelos (Polul L ae, AR 169 a de la Virgen (Espiga)........ AAA AA a del Escorpión (Antares)... o... de ardell2ez Austral (Bomalhauao A A a del CisnelDeneb). 00 e OS a del León (Régulus)..... id re A Baela Cruz del Sur e oa 1.6 a dedos Gemelos (Cástor)... e A 7 de la Cruz del Sur A ENEE A A CES ¿ del Can Mayor.. A A RO 1.6 Os Mor Aoc) e E los Ls o E A e ber En este cuadro, Aldebarán está considerada como estrella tipo de primera magnitnd. Una estrella cualquiera debe ser considerada 2,5 veces más brillante que otra de una magnitud inferior, de donde se de- duce la siguiente relación: ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 Magnitud e Es Mo e e ata A SN 1a.. DIO O ORIO OOO O OOOO OO OO (9) (Mela — AS aa ao da O) DISTANCIA DE ALGUNAS ESTRELLAS. 459 Entre las estrellas cuya distancia se ha podido determi- nar, se han escogido las siguientes como las más seguras: Nombre de la estrella. a del Centauro.. A EEOCYON. e 7 Casiopea... ¡ATA q Se rcules e. Año de luz. RNomalbhaub Ane Aldebarán...... Y de! Cisne .... apelar: Eolo aa: T' de la Virgen.. El año de luz, o sea el espacio recorrido por ésta en 365 días, a razón de 300,000 kilómetros por segundo, es igual a 9,5 billones de kilóme bros. 460 PROF. ELPIDIO LÓPEZ ESTRELLAS DOBLES MAS HERMOSAS. Nombres Magnitud. Distanoia- ¿ Dela Osa Mayor (Mizar)........ SA=40 145 « de los Gemelos (Cástor) ......... DOES 5, 8 NA A A o 3.6—3.6 var. IS A A A 4.1—4.8 8,9 O NENE 4.4—4.6 2,8 ALA aa a E AI = 5H) 3,4 padelBESCOr pon e oO O Ml 13,0 SAde la Serpiente ne e 4. 55.4 2130 ARTIOCMBOyero + ana do Ol Sl TAdelBOyNero. e. dana 4.9—5.8 6,0 NA o e ba 03107 ¿ var «dela Cruz dellSur.. o 02 4,7 ORBITAS DEESTRELLAS DOBLES. Período Nombres, Magnitudes. de revolución. ¡Adela VIBZCMO a ae 301916 194 años. a4del Centauro”. cta 0 == 57 SI Ss idela (Osa: Mayor ¿202 aós 4.4— 4.9 COS JAOCACASIOPLCA o 3.1— 7.4 y A A 347. AN DONE e al 4.8— 6.8 1480 AB Tdan o ads 00 10.0 180 OOO od 43-560 88 ,, ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 461 MAS BELLAS ESTRELLAS DOBLES COLORIDAS. Magnitu- des, FAmarómeda... 229.5 a Perros de caza 3.2—5.7 PASTO ui os 3.8—D.5 e Boyero....... 2.4—6.5 95 Hercules..... 1D) a Hércules. .... 405.5 o md: 0 IPR tas 455.5 A == 0% ANC Uario. .. 7. D.D==1.0 AACUario. .. 0.1.0 x Gemelos...... o = 20 7 Casiopea ..... 4.1—7.0 cias. Or 20 34 3 6 4. el 44 30 Jl 4, 9 5. Distan- 7 8 ” ( Caloreñ. * Anaranjado y verde. Oro y lila. Oro y zafiro. Oro y zafiro. Oro y azul. Rubí y esmeralda. Topacio y esmeralda. Amarillo y verde. Anaranjado y azul. Rosa y azul claro. Amarillo y azul. Anaranjado y azul. Oro y púrpura. PRINCIPALES ESTRELLAS VARIABLES. Mira ceti (o Ballena).. ...... A UN CISNO os E Algol (5 Perseo)......... OOO ...o.s A A A ROA MAYOL. ciao Variación- 345 días. 2.0— 8.5 425 ,, 4.5— 9.7 4000 9.2—13.5 2 3.2— 4,0 AO A OO A Es, 3.4— 4,2 O 2 O= 052 LL MO OA ZO (A DA A 462 PROF. ELPIDIO LÓPEZ MAS BELLAS AGRUPACIONES ESTELARES. Tucan. Agrupación espléndida. Estrella roja en el centro. Andrómeda. Nebulosa famosa. Perseo. Agrupación visible a simple vista. Orión. La más bella nebulosa del cielo. 7 Navío. Nebulosa. 7 Cruz del Sur. Hermosa agrupación de estrellas coloridas. w Centauro. Magnífica agrupación globular. Lebreles. Agrupación notable. Hércules. Agrupación visible a simple vista. Lira. Nebulosa anular. Casiopea. Hermosa agrupación de pequeñas estrellas. Sagitario. Bella agrupación estelar. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 463 Marcha de los planetas en 1921. 464 PROF. ELBIDIO LÓPEZ AGENDA DE LOS OBSERVADORES ENERO SOL O Con el objeto de que los aficionados a la observación de las manchas solares puedan emprender con fruto sus observa— ciones, ponemos a continuación los datos que son necesarios para sus trabajos: Diámetro del Sola e a 1.389,000 kilómetros. Diámetrode la tetra... ae 12,742 kilómetros. Superticio deliSol. oa ot 1.526,000 millones de kilómetros cuadrados. En una proyección de 10 centímetros de diámetro 1%”, equivale a 13,942 kilómetros. Si se traza sobre un papel un círculo de 32 centímetros de: diametro, y éste se divide en 32 partes, cada una de estas par- tes representará un minuto de arco, que (dividido a su vez, en seis partes, cada una de ellas será 10”. Se proyecta la imagen del Sol sobre este disco de manera que lo llene por completo, y entonces tendremos: ANTIARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 465 Una mancha solar de 1” mide 125 E 2 Di 1,450 : a es 2,174 e 4 , 2,899 o 5 e 3,024 Ae 10 Se 1,248 z 0 14,496 A 30 e 21,744 le 0 28.992 e one 36,240 : O) e 43,485 Ss ESO SE 64,232 de O NC 83,976 A O 108,724 Si se nota diariamente la marcha de las manchas solares se observa que éstas se desplazan sobre la superficie del Sol, de tal manera que una mancha que aparece en el borde orien- tal, desaparece aproximadamente 14 días después al occiden- te. Por medio de los discos de proyección ortográfica y una pantalla con limbo graduado puede determinarse la posición heliográfica aproximada de las manchas, valiéndose de la efe- méride siguiente: Mem. Soc. Alzate, t. 38.—(29. IX. 1920), —30 466 PROF. ELPIDIO LÓPEZ . EFEMERIDE DEL SOL. Angulo Latitud Angulo Latitud de posición del del de posición del del Fechas. eje del Sol. centro. Fechas. eje del Sol. centro. Enero Julio 1 PAS O 10 ZA E 11 ==03) — 4 20 6 119 21 AS = 3 E) +10 108 31 E 12 —6 Agosto Febrero 9 E: == lÓ) 10 => A, 19 lo) Jl 20 —19 e 29 Sl E Marzo Septiembre a 22 — 7 8 +23 +7 12 —24 — 18 +25 Sri 22 0 — Y 28 20 + Abril Octubre 1 —26 8 8 2 +8 11 036 26 18 +26 +5 21 —26 8 28 1:29 +5 Mayo Noviembre 1 —24 =.¿ d IN +8 11 Os == 17 pal a ll 315) —= ve 2d ld, Sel 31 —16 —A Diciembre Junio 7 +13 0) 10 ala +1 17 SE Y == 20 7 a 27 e == 30 8 a 31 a == 5) Las manchas solares son regidas por una ley curiosa, cuya ] causa hasta hoy no ha podido ser determinada. Como se verá ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 467 más adelante, al hablar del tiempo probable, el ciclo de man- chas solares es base de esa previsión. En efecto, cada once años se verifica un máximo de ellas, es decir, que se observan en mayor cantidad. Los últimos máximos han sido en los años 1893, 1905 y 1917; y los mínimos en 1889, 1901 y 1913. La observación de las manchas solares puede hacerse con pequeños telescopios, y es admirable el efecto que resulta observándose por proyección, pues así pueden ser observa- das por varias personas a la vez. Durante este mes, el Sol se encuentra en la constelación de Capricornio, primero, y después en la de Acuario. El día crece 18" durante el mes, siendo este aumento sólo por la tarde. EFEMÉRIDE. Dia 1% Día 10 Día 20 Ascensión recta 18?» 46m 19h 96m 20 gm Declinación ..... 222 59' ISO 0 Paso por el me- ridiano...... 12: 3m44s 195 7m 405 129112911 LUNA € ENERO. Las observaciones de la Luna son interesantes y sugesti- vas. Es sorprendente el efecto que produce la vista telescó- pica de la superficie lunar cubierta de cráteres, circos y llanuras: esos Apeninos, esos Alpes, esas ranuras misteriosas y esos valles que, como el de Hyginus, parecen estar invadi- dos por una especie de vegetación obscura, invitan a pensar si aún podrá existir la vida allí. Datos interesantes de nuestro satélite: Diámetro = 3.477 kilómetros. Más grandes declinaciones de la Luna: Enero 6, — 19% 28'; y enero 20, + 19? 22 468 PROF. ELPIDIO LÓPEZ MONTAÑAS MÁS ELEVADAS. Montes TieiboltZ 1... 0 A RO LONE US Montañas ROcCOSaS.--. ra A AN y MontestDoertel 0 2 e A Noe 6,100 E Montes tHnyoens 0.2 a O 3 PROFUNDIDADES DE ALGUNOS CIRCOS LUNARES. Newton 7,250 metros Clarisa: 5,270 metros Casatus....... 6,800 2 Dicha 3,210 ze Tebtilo es: 5,560 e, Catania e 5,010 e Kircher . .... 5,440 os Arquímedes . 2,230 Sy FASES DE LA+ LUNA EN ESTE MES. Nueva Luna 2% DA 8 taras 22 ODE pS Cuarto creciente.. Día 16, a las 23 54 Eunallena cs Díar2a, a las 10531 Cuarto menguante Día 30, a las 13 25 MERCURIO + ENERO. Como Mercurio es planeta inferior, más próximo al Sol que la Tierra, no puede alejarse del astro del día a más de 28 grados y medio, ni precederle en su salida o seguirle en su ocaso más allá de dos horas; y, por lo tanto, sólo es visible en los crepúsculos de la mañana o de la tarde, y nunca duran- te la noche. Durante este mes es invisible. pasando en conjunción su- perior con el Sol el día 16. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 469 VENUS *f ENERO. Este planeta, inferior también como Mercurio, con rela- ción a la Tierra, será estrella de la tarde durante este mes. El primero de enero el disco de Venus medirá 171, y se mueve acercándose a la Tierra, en su marcha hacia la conjunción inferior. El día 8, a 2”, Venus y Urano se encontrarán a una distancia de 50”, Venus al sur. EFEMÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 91h 48m 99h 27m 932. . gm Declinación ...... e ES EA —119 19 AA Pasopor el meridiano 15% 4" Aa Toan Semi-diámetro...... 8% 50 O ORO MARTE ¿g ENERO. Durante este año, Marte se presentará en condiciones de observación poco favorables. La oposición anterior tuvo lugar el 20 de abril de 1920, y la próxima será el 10 de junio de 1922. Su diámetro varía este año entre 5” el primero de ene- ro, y 3'6 al fin del mes de junio, pasando en conjunción supe- rior el 28 de este mes. Como permanecerá todo el año próxi- mo al Sol, es invisible. 470 PROF. ELPIDIO LÓPEZ JUPITER Y ENERO. El planeta gigante de nuestro sistema, 1234 veces más voluminoso que la tierra y que girá en doce años alrededor del Sol, pasará este año en oposición el 4 de marzo. Su mejor período de observaciones se extiende de febrero a junio. Júpiter gira de prisa sobre su eje; la rotación en el ecua- dor (sistema I) es de 9* 50% 505, y a la latitud de la mancha roja (sistema 11) 9+ 56m 105. Con el objeto de facilitar la ob- servación de esta singular e interesante mancha, daremos la hora de su paso por el meridiano en los meses de mejor visi bilidad. En el cuadro siguiente, Júplter está representado por un círculo blanco en el centro de la columna, y la posición de los cuatro grandes satélites por números, tales como se ven colo- cados alrededor del planeta en un anteojo que invierte. Así, por ejemplo, el 16 de febrero a 23* 15", tiempo medio civil de Tacubaya, se observará que los satélites 42 y 32 se encuen- tran al oeste, y el 19 y 2% al este. Los circulitos negros indi. can que los satélites, cuyas cifras van arriba, están eclipsados detrás del disco, y los circulitos blancos, con cifra, señalan el paso del satélite correspondiente por encima del planeta. Tales son las configuraciones que presentarán los satélites de Júpiter, a las horas señaladas, en los meses de febrero a | mayo de 1921. (9) 12 Ol HA 0) «JO ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 FEBRERO a 232 15m 43210 43102 4302% 49108 4013% 10423 20314 32104 3o124 3024% 21034 0134% 10423 4310 43012 43102 014203 492013 41023 or4ol 23108 dor 31024 210% 2034 10234 0”0134 Oeste. | Este. MARZO a 22% 15m 21304 3071 31oL 42301 42013 ol14023 403 42130 4301; 3102 304 Sí 21034 olo234 01234 02104 30214 31024 32014 042103 40123 40231 42130 43021 43102 43201 42103 40123 0143 91034 32014 31024 Oeste. | Este. ABRIL a 219 15m o23014 2104% 02134 10423 24108 48201 43102 43021 Oeste. | Este. CONFIGURACIONES DE LOS SATÉLITES DE JÚPITER. MAYO a 20» 15m 2074 10234 00134 21304 300%14 30124 3104 0203 41023 492013 42103 4301% 43102 o14320 42013 1023 0215 21034 30147 31024 32104 20413 10234 oJ43 21403 43021 43102 43201 42%0] 41023 40123 471 Oeste. | Este. 472 PROF. ELPIDIO LÓPEZ Para conocer el lugar que ocupan, con relación a Júpiter, los satélites que deben eclipsarse, hay que tener en conside- ración las reglas siguientes: 1* —Antes de la oposición, es decir, durante todo el tiem- po que Júpiter pasa por el meridiano después de media no- che, la sombra del planeta está situada al occidente de él, y las inmersiones y emersiones son de ese lado. 2% —Después de !la oposición, cuando Júpiter pasa al meri- diano antes de media noche, es al oriente del planeta por don- de los satélites aparecen y desaparecen. 3*—Antes de la oposición sólo se pueden ver las inmer- siones del primer satélite, y después de la oposición sólo las emersiones pueden observarse; lo mismo pasa, en general, para el segundo. Sin embargo, algunas veces pueden obser- varse la inmersión y emersión del segundo satélite, cuando Júpiter está en cuadratura. Los fenómenos de los eclipses de los satélites de Júpiter pueden utilizarse para conocer la hora del lugar cuando se conoce la diferencia de longitud en tiempo con Tacubaya; o para conocer la longitud si se conoce la hora exacta de la ob- servación. En efecto, supongamos que se desea conocer la hora en Chignahuapan, población que se encuentra 0% 4m 465 al este de Tacubaya, aprovechando la reaparición del TIT satélite, el 6 de enero. Obtendremos: Reaparición (hora de Tacubaya)....... 23:35m.9 Diferencia de'longitudi. RO SE) Tiempo de Chignahbuapan............. 28% 402.0 Hl eronómetro señala 1. O DS SOMA Hay un atraso de... loe... 000 QA ODIA e UAQEDOAS (*) Si la diferencia de longitud es al W, el signo es — ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 473 Si lo que se hubiera deseado conocer era la longitud co- nociendo el tiempo, se tendría para el mismo caso: Tiempo exacto de Chignahuapan...... 23% “400 AE A NR INES A Diferencia en longitud con Tacubaya.. 0% 498 y MOE E A A O Ie tol EE A e edi la 12 ECLIPSES DE LOS SATÉLITES DE JÚPITER. Hero Mo a tale E). 230 25 m.9 11 A TA AN O 2 Ol ARMA Es q D (0) TO 3 Y 18 VE A EN AA D E E EFEMÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... A a 119 2092 Declinación ......... OS SA SA Paso por el meridiano A SO IO Semi-diámetro polar 18” .5 19 0 INES SATURNO h ENERO. Este planeta admirable, con su cortejo de anillos y satéli- tes que forman un verdadero sistema de mundos, describe (4 Reaparición. (**) Desaparición. Mem. Soc. Alzate, t. 38.—(2, x. 1920), —3] 474 PROF, ELPIDIO LÓPEZ este año su majestuosa marcha en el cielo, en las constelacio- nes del León y Virgen, no lejos del coloso Júpiter, con el que se encontrará en conjunción el 14 de septiembre, desgracia- damente detrás del Sol. Su oposición tendrá lugar el día 12 de marzo, siendo como damente observable por la noche, de febrero a junio. Durante el mes de enero el aspecto de Saturno será inusi- tado y extraño, puesto que sus anillos son invisibles. En efecto, desde el día 7 de noviembre de 1919 la Tierra pasó por el plano de los anillos, desapareciendo éstos por primera vez. La figura, bajo la cual observamos comunmente los anillos de Saturuo, es la de una elipse luminosa, cuyo eje menor varía según el grado de oblicuidad bajo el cual se examina, hacién- dose cada vez más pequeño, hasta desaparecer enteramente en ciertas épocas. Esta desaparición que se reproduce dos veces durante la revolución de Saturno alrededor del Sol, esto es, en intervalos de quince años, puede tener lugar de tres maneras diferentes: 1% Cuando el plano del anillo pasa por la Tierra, como aconteció el 7 de noviembre del año pasado, puesto que entonces vemos el anillo por su canto o espesor; 2% Cuando el plano del anillo pasa por el centro del Sol, pues- to que entonces el anillo sólo está alumbrado por su canto, cuyas dimensiones son muy reducidas para hacernos percep* tible su luz refleja; y 3? Cuando el plano del anillo pasa entre el Sol y la Tierra, puesto que entonces la superficie alumbra- da no está vuelta hacia nosotros, y es, por consecuencia, invi- sible, como acontece durante este mes; según se desprende de los siguientes elementos: Altura de la Tierra Altura delSol Gran eje exte- Eje menorex- arriba del plano arriba del plano rior. terior- de los anilles. de los anillos. Enero 4 41.54 +0.80 ERGO A » 12 423 11 076 Dd 121750 a 20 42 .65 O .69 055.7 1 13.6 + 28 43 ,14 PROS DAS. 107 1 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 47 EFEMÉRIDE. Día lo Ñ Día 10 Día 20 Ascensión recta..... ia 115 44m 119 435 EAT A A a OS an O Paso por el meridiano 4h ¿gm A Ja Semi-diámetro polar a a SR URANO H ENERO. Este lejano planeta presenta el aspecto de una estrellita de 6* magnitud, difícilmente visible a simple vista. A la in- mensa distancia a que se encuentra del Sol, 2858 millones de kilómetros, necesita 84 años de los nuestros para dar una vuelta alrededor del astro central del sistema. En unanteojo, Urano presenta un disco pequeño y azuloso de 4” de diámetro en su mejor época de observación. Durante este año, Urano se desalojará lentamente entre las estrellas > y A del Acuario, pasando en oposición con el Sol el 30 de agosto. Consultando su efeméride y una carta celeste, se puede encontrarlo fácilmente en el cielo, valiéndo- se de unos gemelos o de un pequeño telescopio. Su mejor época para la observación se extiende de julio a octubre. EFEMÉRIDE. Día 1* Día 14 Día 20 Ascensión recta. ... 22% 20m A A E Declinación: ió LLO e SO + 109 50' Pasopor el meridiano 15” 32% 1 14:95 Semi-diámetro. ..... E 16 176 476 PROF. ELPIDIO LÓPEZ NEPTUNO Y Este lejano planeta que marcha a paso de tortuga, último de los conocidos de nuestro sistema, Cuya lenta revolución no emplea menos de 165 años para cumplirse, aparece en el cielo como una estrella telescópica de 8% a 9% magnitud, con un pequeño disco de 23 en su mejor época de observación. Este año su oposición será el primer día de febrero, marchando en la constelación de Cáncer, al norte de la estrella 7 de esta constelación. EFEMÉRIDE. Día 12 Día 10 j Día 20 Ascensión recta..... gh 93m gh 23m gh 7m Declinación 20.0. 169 54" + 1609 57! +17 Paso por el meridiano pS a EE Semi-diámetro...... 17.9 eS es PRINCIPALES CONSTELACIONES. (VISIBLE A 21h (Om) ENERO, Al Norte: Cochero, Perseo, Casiopea y Jirafa; al Sur: Tau- ro, Eridano, Paloma y Buril; al Este: Orión, Can Mayor, Can Menor y Gemelos; al Oeste: Aries, Carnero, Ballena, Andró meda y Peces. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles. —Mizar y Alcor: magnitud, 2,4—5,0; dis- tancia, 11” 48”.—Mizar: 2,4-—4,0; 145.— « Perros de caza: 3,2—5,7; 20”. —psi Dragón: 4,8—6,0;31”.—x Casiopea: 4,7—7,0; ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 477 AN y 57.— y Perseo: 4,2—8,5; 28”.—v Andrómeda: 2,2—5,5; 10".-— nes AS OO Astor: 210-9090: Agrupaciones y nebulosas. —Pléyades, Hiadas, Cabellera de Berenice, agrupaciones de Perseo. Gemelos y Cáncer; nebu- losa de Orión y de Andrómeda. FEBRERO SOL O El Sol camina durante este mes entre las constelaciones zodiacales de Acuario y Peces. Su actividad sigue decrecien- do, dado que el último máximo se verificó en 1917. El próxi- mo mínimo de manchas solares será en 1924-25. El día crece durante este mes 22 minutos, parte por la mañana y parte por la tarde. EFE£MÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 20215gm US 995 14m Declinación... E AA E Y —109 57' Paso por el meridiano 12% 13m 44s 12: 14m 24s 12% 130 548 LUNA € FEBRERO. Las fases de la Luna para el mes de febrero son: Luna nueva..... Día 7alas 182 024, m. c. Cuartocreciente ,, 15 ,, - 12 16 Luna llena...... O 2 55 478 PROF. ELPIDIÓ LÓPEZ Más grandes declinaciones de la Luna: Febrero 2, —190 19”; y febrero 17, +-190 10' Conjunción de Venus con la Luna el día 11 a 10”; Venus 09 17' al sur del borde lunar. MERCURIO % FEBRERO. Este planeta puede ser observado como estrella de la tarde a mediados del mes. Su mayor alejamiento del Sol tendrá lugar el día 15 a las 8%, a 189 8”, y con una declinación de —p0 12 VENUS 2 FEBRERO. Continúa brillando como estrella de la tarde en el cielo de Occidente. Su mayor alejamiento del Sol se verificará el día 9 a las 291%, y a 469 46' al Este. Conjunción de Venus con la Luna el día 11 a 10”; Venus a 092 17' al sur. EFEMÉRIDE. Dia 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta.... 93» 55m ph 98m qh 29m Declinación OS E e Ir ll + 9015 Pasopor el meridiano 15" 10% 15h 7m 15h 9m Semi-diámetro..... 1 A 12d 13".6 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 479 JUPITER Y FEBRERO. Durante este mes Júpiter aparece al oriente en las prime- ras horas de la noche, acercándose a su oposición. He aquí algunos de los principales fenómenos que presenta: ECLIPSES DE LOs SATÉLITES Febrero 3 ¡ER O D(*) 21» > Sr E O D 2 la 1 A e D 19 de IS D 2 7 26 ERE IA! 201.9 57. 5 59. 5 29d 27. 9 HORAS DE PASO DEL MERIDIANO 0 (SISTEMA 11). A A A de AS TOBA Cs aras o As 21 EFEMEÉRIDE. Día 19 Día 10 Ascensión recta..... 112 37m 119 14m Declinación ......... ROO! O SL Pasopor el meridiano ZAS 1h ¿om Semi-diámetro polar 20”.1 20.4 (**) Desaparición, an 39 Día 20 Aa + ERA 1h gu 20.6 480 PROF. ELPIDIO LÓPEZ SATURNO FEBRERO. Este maravilloso planeta sigue a Júpiter de cerca; su dife- rencia en ascensión recta es inferior a media hora, y, como él, se aproxima a su oposición. Como quedó indicado en el mes anterior, llegó ya la época de la desaparición de los anillos, fenómeno interesante que se repite cada 13 años. La anterior desaparición de ellos se verificó en 1907; el plano de los anillos pasó por el Sol el 27 de julio, y por la Tierra, el 12 de abril, 4 de octubre y 6 de enero de 1908. Después de esta fecha, y hasta hoy, hemos estado observando su superficie austral. El sistema saturniano, ani- llos y satélites, presentó su abertura máxima en el ano de 1914. En esta vez el plano de los anillos pasará por el Sol el 9 de abril, y por la Tierra el 7 de noviembre de 1920, 22 de febrero y 3 de agosto de este año. En tal virtud, es interesante comprobar durante este mes la aparición de los anillos, que, habiéndose hecho invisibles para la Tierra a partir del 7 de noviembre anterior, vuelven a mostrar ligeramente su superficie anstral, iluminada aún por el Sol, desde el 23 de febrero al 8 de abril. Los anillos deben observarse en estos días como una línea tenue de luz que atraviesa el disco del planeta por su región ecuatorial, orlada a veces con protuberancias extrañas y dig- nas de atención. Es interesante, durante este período, para los amateurs de Astronomía que tienen a su disposición ins- trumentos de óptica, observar el planeta Saturno y espiar con cuidado las variaciones de aspecto de este sistema anular formado de corpúsculos girando con velocidad, y cuyo espe- sor es solamente de 70 kilómetros. Es decir, quees una línea de 70 kilómetros de espesor observada a una distancia de 1,272 millones de kilómetros, ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 481 ELEMENTOS DE LOS ANILLOS. Altura de la Tierra Altura delSol Gran eje exte- Eje menor ex- arriba del plano arriba del plano rior. terior. de los anillos, de los anillos. Febrero 5 43.58 + 048 081332 09 58"/8 A 13 ADO O .24 018.4 OT pe 21 44 .23 QO2 0 TS O 43.9 EFEMEÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta. ... 11h 49m 112 40m 112 38m Deelinación: ....... + 42 :26' AO OS A Paso por el meridiano MB Ai 1 Semi-diámetro polar 8.6 SN 8s”.8 URANO FEBRERO. Durante este mes es invisible, pasando en conjunción con el Sol el día 24, NEPTUNO FEBRERO. Está en las mejores condiciones de ubservación en este mes, puesto que se encuentra en oposición el día 1% Para en- contrarlo, se necesita una detallada carta celeste y su efe- méride. Mem» Soc. Alzate, t. 37, —(10, X. 1920),— 33 482 PROF. ELPIDIO LÓPEZ EFEMÉRIDE Día 192 Día 10 Dia 20 Ascensión recta..... gh pm gh ¿gm ga 57m Declinación..... A IA + LASA Paso por el meridiano DS A 992 562 Semi-diámetro...... ES Re: A PRINCIPALES CONSTELACIONES. (VISIBLES A 21h (Om) FEBRERO, Al Norte: Cochero, Perseo, Lince y Jirafa; al Sur: Can Mayor, Paloma, Navío y Caballete; al Este: Gemelos, Can Me- nor, Cangrejo e Hidra; al Oeste: Orión, Tauro, Aries y Trián- gulo Boreal. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles.— : Cáncer: 4,5—7;30"”,— z Boyero: 4,3—6; 6.—z Boyero: 5,0—7; 128, y otras de las anotadas en el mes Ú - de enero. MARZO SOL El 20 de marzo, a las 21" 14”, el centro del Sol atraviesa el ecuador en su marcha del hemisferio sur al hemisferio norte a lo largo de la eclíptica. Es el equinoccio de Primavera. ln esta ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 483 fecha la duración del día y de la noche son iguales para toda la Tierra. Durante este mes el Sol camina en las constelaciones de Peces y Aries. El día crece durante el mes 25 minutos por la mañana, y 9 por la tarde. EFEMÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 99h 48m 935 91m 93h ¿gm MECUnaCIón 00. .di. gd — 4% 5 A Pasoporel meridiano 12: 12m 305. -12% 10" 26% 12% 7u 458 LUNA VIPAEREZO Las fases de la Luna para este mes son: Cuarto menguante... Día 19 a las 7* 27% t. m.c. IC O dl ua Cuarto creciente. .... IGN a ado 0 Puna LED Unitat O e Cuarto menguante... ,, 31 5, 25 180 Ocultaciones de estrellas por la Luna. Nombres: Mag. Inmersión, Emersión. Norte al Este Marzo 19.—A” Cáncer: 5.5. 19» 45m,1 21h 6m.7 1342689 A CON: A EI A o Más grandes declinaciones de la Luna: ) .-/ Marzo 2,—19% 4”; marzo 16,+189 58”; y marzo 29,—189 55 484 PROF. ELPIDIO LÓPEZ MERCURIO MARZO. Invisible en los primeros días, por pasar en conjunción inferior con el Sol el día 2 de marzo, será observable como estrella de la mañana al fin del mes. Su mayor alejamiento del Sol se verifica el día 30 a 3"; y a 272 50”. Será su mejor época de observación en todo el año, tanto por ser este alejamiento el mayor, cuanto porque siendo estrella de la mañana puede buscarse fácilmente en el cielo oriental poco menos de dos horas antes de la salida del Sol. Será visible desde las 4* 30" de la mañana en el cielo del oriente, a una declinación de —8? 40.' VENUS. MARZO. Sigue brillando en el cielo de la tarde como una estrella de primera magnitud, adquiriendo este brillo su máximo de in- tensidad el día 16 a 359 45” de distancia al Sol, y a una latitud boreal bastante acentuada. EFEMÉRIDE. Ascensión recta..... ISO 19 54w 2h 13m Declinación = eee ll AT +-190 36' Paso por el meridiano 14% 54% 14H 43m 14h 93m Semi-diámetro...... ¡UU US OSI ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 485 JUPITER. MARZO. Júpiter brilla toda la noche en el cielo pasando en oposición el día 4. Es la mejor época para la observación de los intere- santes fenómenos de sus satélites y de los detalles de su superficie. ECLIPSES DE LOS SATÉLITES. Marzo 7 o a A 205. gm 19) E o t0! 0 R 197 ea Ad) A R O Ad O a ¡CoN ARE IE e) R 20 19.8 HORAS DE PASO DEL MERIDIANO 09 (SISTEMA 11). MIS EZONE Y E A 19 13m E AS ARE o e 20 51 se OEA a 9d II IN 221.29 EFEMÉRIDE. Día 10 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 119 ¿um 112 ]m 104 ¿6m Declinación... 020. FT 28 +70 56' +80 24m Paso por el meridiano 0 Bus 23% 46m EE Semi-diámetro polar 20” .s 20 ZOCO PROF. ELPIDIO LÓPEZ SATURNO: MARZO. Saturno, como Júpiter, se encuentra en excelentes condi- ciones de observación, pasando por su oposición el día 11, y brillando durante toda la noche muy próximo al coloso del sistema. Su diámetro en esta fecha será de 176; y como su anillo sólo será visible como una línea luminosa; es época ex- cepcional para observar detalladamente su interesante super- ficie cruzadas por bandas más o menos obscuras. En estas noches de marzo los dos grandes planetas cami narán en la constelación del León, formando línea recta con Os a uno y otro lado de esta estrella; mezclando sus fuegos a los de Régulus y Denébola (3). ¡Espectáculo espléndido! ELEMENTOS DE LOS ANILLOS Altura de la Tierra Altura del Sel ran eje exte- Eje mexorex- arriba dei plano arriba del plano rior. terior ae los anillos. ae los anillos. Marzo “1 6 4441 02 09 AG 088 Le 9 44 .50 O .44 O 34 O 29 de lr 44 49 0367 052 03522 O 4d 230 0 .89 10 O 14 EFEMÉRIDE. Día 1% Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 11 3¿m 112 33m 112 30m Declinación. AA +50 81' + CD Paso por el meridiano IAS poa 23 BTS Semi-diámetro polar 8 BB 88 ANUARIO ASTRONÓMIGO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 487 URANO. MARZO. Comienza a ser visible en el cielo de la mañana, 19 15” al noreste de gs Acuario. EFEMÉRIDE. Día 1% Día 10 Ascensión recta..... 99h gm 99h - gg Declinación. DA —090 50! Paso por el meridiano 11% 59% ZONA Semi-diámetro..... A) AS) NEPBIBTAN O: MARZO. EFEMÉRIDE. Día 19 Día to 'Aseensión recta..... gh 56m gh 55m Meelitiacións +. 0419 ui? 21 AS Paso por el meridiano 22% 23m 211432 Semi-diámetro. .... y SN WES PRINCIPALES CONSTELACIONES. (VISIBLES A 211 (nm) MARZO. Día 20 Cc Oc 99h 3g6u —90 38 IO TALA 1.6 Día 20 gh 54m AS! 91) 3m ¡e Al Norte: Lince, Osa mayor, Jirafa, Osa menor; al Sur: Can mayor, Argos, Paloma, Navío; al Este: Cáncer, Hidra, León, Virgen; al Oeste: Gemelos, Can Menor, Orión y Tauro, 488 PROF. ELPIDIO LÓPEZ CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles. —A las indicadas en enero y febrero pue- den agregarse: 'y León 2,5—4,0—7,5:38.— £ Corona 4,5—6.0; Ae DES RO 0) En este mes el Sol camina en las constelaciones de Aries y Tauro. El día crece 21 minutos por la mañana y 8 por la tarde. EFEMÉRIDE. Dia 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta pa 49m 12 15m 14 59m Declinación .... +40 32 ADA ISS Paso por el me- ridiano...... 12: gm59s 12h 11m 93s 112 58m 535 LUNAS ABRIL. LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON: Luna Nueva a: Día 8, a las 2: 28m t.m-.o, Cuarto creciente.. Día 15, a las 3 34 Luna llena 0: Diar2254amlas. L 10 Cuarto menguante Día 29, a las 21 31 489 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 MÁS GRANDES DECLINACIONES: ADS Sy abril 20 == 185 03 Eclipse total de Luna en la noche del 21 de abril, visible en la Repúb.ica Mexicana. (Véanse eclipses). OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA. Nombre. Mag. Inmersión. Emersión» N.alE. 2 iO Tauro: £9 212 23%:4. 222 167.7. - 1139-2619 24 68 Gemelos 5.2 22 52.8 23 44 .7 130— 262 3,3 MERCURIO. ABRIL. Será visible todavía como estrella de la mañana en los pri- meros días del mes, pues su mayor alejamiento del Sol en el año se verificó el 30 de marzo; pero rápidamente se acerca al astro del día, haciéndose invisible nuevamente en su marcha hacia la conjunción superior. VENUS. ABRIL. Este planeta, Véspero o Lucifer de los antiguos, se acerca al Sol durante este mes, pasando en conjunción inferior el día 21. Búsquesele en los días anteriores a esta fecha como una Menm:, Soc. Alzate, t. 38,—(2, xr. 1920),—33 490 PROF, ELPIDIO LÓPEZ delgada hoz de plata al noreste del astro del día. Haciendo uso de un telescopio de gran campo y poco aumento, puede encontrársele fácilmente entre diez de la mañana y dos de la tarde, aprovechando su efeméride. EFEMÉRIDE. Día 19 Día Io Día 20 Ascensión recta..... 9h 22m 9h 15m > ¿6m Declinación......... +91 929' +91 5 AI Pasopor el meridiano 13» 44m 1 TE NE Semi-diámetro...... ES Na: O JUPITER. ABRIL. Continúa en buenas condiciones de observación. ECLIPSES DE LOS SATÉLITES. Abril TL hara dRn 20 PS 4 A E ORA Epa AN A R 20 32.5 E A R 22 2 .1 ESO Vs aa MA D: 9108904 HORAS DE PASO DEL MERIDIANO 0? (SISTEMA 11). ADELA etapa o oasis fis 192 482 E, A A 91 27 a o ME SE o E ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 491 EFEMÉRIDE. Día 12 = Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 10= 51m 10H 4gm 102 46m Declinación .....0..., +89 58 OSO +90 923/ Pasopor el meridiano 22 10m NAS ANS SS Semi-diámetro polar 20” .2 LAO OE SATURNO. ABRIL. Como Júpiter, el planeta de los anillos se encuentra toda- vía en excelentes condiciones de observación. El Sol pasa por el plano de los anillos el día 9, haciéndose éstos nuevamente invisibles a partir de esta fecha; pues, mientras la Tierra aún se encuentra al sur del piano anular, el Sol alumbra ahora, y por primera vez, después de quince años, la superficie borea de esta formación única en el sistema solar. Volvemos a recomendar la observación atenta de Saturno en las noches próximas a la del día 9, pues es muy cautivador para los amantes a las cosas del cielo el aspecto de este ma- jestuoso planeta entonces. ELEMENTOS DE LOS ANILLOS. Altura de la Tierra Altura del Sol Gran eje exte- Eje menorex- arriba del plano arriba del plano rior. terior, de los anillos. de los anillos Abril - 2 44".13 O =— 1 ÓN Sn 10 43 .82 1 ,28 KO 00 5 18 43 .43 1 .42 iD 0 8 4-20 42 .97 1.52 ZA OS 492 PROF. ELPIDIO LÓPEZ Ascensión recta..... D.clinación. ... Pasopor el meridiano Semi-diámetro polar EFEMÉRIDE. Día 10 Día 10 11» 26m 112 24m ano A +60 24 222 46m 220. ¿qm SAS AR UR ASNO” ABRIL. Es visible en el cielo oriental antes del amanecer como una estrella de 6.5 magnitud, con un diámetro de 3”2, Ascensión recta..... Declinación. Pasopor el meridiano - Semi-diámetro..... EFEMÉRIDE. Día 10 Día 10 22h ¿gm 99h 49m E la j0h jm gh 26m 7 da > UAG NB TU NO: ABRIL. Puede ser observado en el cielo occidental en las primeras horas de la noche. Ascensión recta..... Declinación. ..... Paso por el meridiano Semi-diámetro. .... EFEMÉRIDE Día 12 Día 10 gh ¿4m gh ¿3m A SSA 902 15m 19» ¿gm 12 9) qee o) ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 493 PRINCIPALES CONSTELACIONES. (VISIBLES A 21h Om) ABRIL Al Norte: León menor, Osa mayor, Dragón, Osa menor; al Sur: Hidra, Copa. Centauro, Cruz del Sur; al Este: León, Bo- yero, Corona Boreal, Serpiente; al Oeste: Cangrejo, Can me- nor, Gemelos, y Orión. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles. — rLeón 2,5—4,0—7,5; 3""8.—3'49'7.— £ León O." Boyero 43—0; 6. £ Corona 4,5—06,0: 64. 27 Virgen 3,0—3,2; 5—x Balanza 3,0—6; 49”.—% Hércules O Agrupaciones y nebulosas. —Cabellera de Berenice. —Agru- paciones de Perseo, Gemelos, Cáncer, y Hércules. —Nebulosa de Orión. MAYO. SOL. Durante este mes el Sol camina en las constelaciones de Tauro y Gemelos. El día crece por la mañana 10 minutos y por la tarde 12. EFEMÉRIDE. Dia 12 Día 10 Día 20 Ascensión recta gh 34m gn gm 32 47m Declinación ... +15 4' EA 2020, Paso por el me- o A E GAS 12560908 494 PROF. ELPIDIO LÓPEZ LUNAS MAYO. LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON: Luna nueva Dia salas 1d Cuarto creciente.. Día 14, a las 8 48 Lunallena.. 07 Díaz ifsamlas 18 1030 Cuarto menguante Día 29, a las 15 8 Más grandes declinaciones: Mayo 9,+189 55”; y mayo 23, —189 57' Ocultaciones de estrellas por la Luna. Nombres: Mag. Inmersión, Emersión- Norte al Este Mayo 9.—m Tauro: 5.0 18 2m1 19h m5 1122-2579 . 11: 2 Gemelos: 3.6. 22 10: 6" 29259116 HIS ». 18.— Rh Virgen: 5.4 17 5.9 1818 Mino MERCURIO MAYO. No es visible en este mes. Pasa en conjunción superior con el Sol el día 9. VENUS. MAYO. Comienza a ser visible como estrella de la mañana, adqui- riendo su máximo de brillo el día 28 a 30” de distancia al Sol y a una declinación de 9925”. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 495 EFEMÉRIDE. Día 192 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 194 34m. 12 27m 1? g9m Declinación ....... MM +149 14 +119 13' =+99 31' Pasopor el meridiano 10% 57% 100514 ga 40m Semi-diáametro..... 28” 3, DN: APA: TUE IB: MAYO. Su cuadratura oriental con el Sol tendrá lugar el día últi- mo, siendo fácilmente observable en el cielo occidental antes de media noche. Su diámetro empieza a disminuir a medida que se aleja de la tierra. ECLIPSES DE LOS SATÉLITES. Mayo 5 NA o E 20M on de 12 ad So R 22 48 .0 a 15 TA A: R 223: 94.2 > 22 ad R 22 41.5 HORAS DE PASO DEL MERIDIANO 09 (SISTEMA 11). MS A O A o eo LD le EFEMÉRIDE. Día 1% Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 102 44m 10h 44m 102» 45m Deelinación e. ny 92 28' +90 926' +90 18' Paso por el meridiano 20% 6” (gs 18% 552 Semi-diámetro polar 18” .8 18" .4 IS 496 PROF. ELPIDIO LÓPEZ SATURNO. MAYO. Brilla como Júpiter en el cielo occidental antes de la me- dia noche, y se aproxima lentamente a él. Su distancia mutua el 31 de mayo es de 0% 32% en ascensión recta, y 20 16' en de- clinación; Júpiter al norte de Saturno y en línea recta con O y / del León. Durante todo el mes los anillos deben ser invisibles, pues mientras el Sol alumbra la superficie boreal de éstos, la Tie- rra se encuentra todavía al sur de su plano. Así pues, la ob- servación física de Saturno sigue siendo particularmente interesante. ELEMENTOS DE LOS ANILLOS. Altura de la Tierra Altura del Sol Gran eje exte- Ejemenorex- arriba del plano arriba del plano rior. terior. de los anillos, de los anillos. Mayo 4042 46 1558 —202 8'2 09936 A AE: (O 2 160 2IMFERb 0300 A LS 1 .58 218 O SL O OO ¡UI STO O HOR EFEMÉRIDE Día 19 Día 10 Dia 20 Ascensión recta..... 11» 20m 112 20m 112 ¡gm Declinación..... a O O, + 69 50 +:095D01 Pasopor el meridiano 20» 43m 20: 6m 19h 23m Semi-diámetro.... . 85 8.4 8.2 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 497 U RAN Or. MAYO. Pasa en cuadratura occidental con el Sol a fin del mes y continúa siendo visible en el cielo oriental después de la me- dia noche. NEPTUNO. MAYO. Se encuentra ya en malas condiciones de observación al occidente en las primeras horas de la noche. PRINCIPALES CONSTELACIONES. (visiBLES A 21h (Qm) MAYO, Al Norte: Lebreles, Osa Mayor, Dragón, Osa Menor; al Sur: Virgen, Aries, Centauro, Cruz del Sur; al Este: Boyero, Corona Boreal, Serpiente, Serpentario; al Oeste: León, Sex- tante, Cangrejo y Can Menor. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles.— 8 Cisne 3,5—6,0; 34.— 61 Cisne 5,5—6, 0; 20”.— 0 Serpiente 4,4—5,0; 21. — f Escorpión 2,5—5,5; 13.— v Escorpión 4,3—7,0; 40”. Mem. Soc. Alzate, t. 38,—/10, XI. 1920), 34 498 PROF. ELPIDIO LÓPEZ JUNIO. SOL Camina durante este mes en las constelaciones de Gemelos y Cáncer. El día decrece 4 minutos por la mañana, y aún cre- ce 8 por la tarde. El día 21 a las 17* llega el Sol a su mayor declinación boreal, comenzando el Estío. Los días adquieren su mayor duración, siendo de 15% 18" en el norte del país, de 14% 10% en el centro, y de 14% 02 en el sur, teniendo en cuenta los crepúsculos. EFEMÉRIDE. Día 19 Día 10 Ascensión recta..... 4h ggm gh 18m Declinación .. ...... -+990 3 +939- 11 Pasopor el meridiano 112» 57m 345 112 59m ]0s LUNA. JUNCO: Día 20 Das +2 125-1465 LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON: Luna mueva... 03... Día 5 a las. 23 38% 1 MC Cuarto creciente. .... A o O EA E o A E) 4 Cuarto menguante... *,, 28 ,, 6 40 MÁS GRANDES DECLINACIONES: Junio 6, 4189 58"; y Junio 19, —189 59' ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 409 OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA. Nombres. Mag. Inmersión. Emersión- Norte al Esie, Junio 12.— v León 4.5 18:209.0 1947. 4 11393099 EN AO SO O 0 a Capricornio 3:32 22 101.232 49.2. 40 =390 MERCURIO. JUNIO. Se hace visible como estrella de la tarde del 5 al 15, pasan- do a su mayor alejamiento del Sol, 249 13”, el día 10. VENUS. JUNIO. Sigue brillando en el cielo oriental de la madrugada la es- brella del pastor. EFEMÉRIDE. Dia 19 Día 10 Día 28 Ascensión recta.... 19 ¿23m 9h 17m 2 ¿gm Meelinación ...... 20. + 92 43' +109% 59' a Paso por el meridiano Oe 22 BE gu pu Semi-diámetro... ... nO) MA id JUPITER. JUNIO. Sigue brillando en el cielo occidental durante las primeras horas de la noche, pero sus buenas condiciones de observa- 500 PROF. ELPIDIO LÓPEZ ción han pasado ya. Todavía pueden observarse algunos de los fenómenos interesantes de sus satélites. ECLIPSES DE LOs SATÉLITES AN o. LT IA a ss 30. ¿LACA a Ea EFEMÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 10» 48m 10 Es 101552 Declinación: 0.0 ASS e + 80 mB Pasopor el meridiano 18» gm MARS ES Semi-diámetro polar 17”.2 16.7 - 16% SATURNO. JUNIO. Sigue brillando, como Júpiter. en el cielo occidental en las primeras horas de la noche. Su anillo es invisible aún. Altura de la Tierra Altura delSol Gran eje exte- Eje menor ex- arriba del plano arriba del plano rior. terior: de los anillos, de los anillos. Junio 5 407.20 RA O +0 Dal 45 13 39 .64 al 153.9 O 594. SNA | 39 .10 16 TELA 0) 1 65 ES 29 38 .58 O .98 1] y Ms le E EFEMÉRIDE. Día 192 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 112 20m 11+ 91m 11 99m Declinación... 046 SiS FO 326 Pasopor el meridiano 18» 40%» 188 6m 17» 23m Semi-diámetro...... AO) TRES 58 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 501 URANO: JUNIO. Se encuentra todavía en malas condiciones de observación, pasando al meridiano a las 5". NEPTUNO. JUNIO. Va perdiéndose en los fuegos del crepúsculo vespertino. No es observable. PRINCIPALES CONSTELACIONES. (viSIBLE3 A 21h Om) JUNIO. Al Norte: Corona Boreal, Osa Mayor, Dragón, Osa Menor: al Sur: Balanza, Lobo, Centauro, Cruz del Sur; al Este: Ser piente, Hércules, Serpentario, Aguila; al Oeste: Boyero, Cabe- llera, León y Sextante. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles.— * Perros de caza 3,2—5,7;20".— y Dra- gón 4,8—6,0; 31”, — = Boyero 4,83—6; 6”.— x Boyero5,0—7.,0; 12'8.— £ Corona boreal 4,5—6,0; 6'4.— « Hércules AE 4'"7.—95 Hércules 5,5—5,8; 6”.-— e Lira 5-6; 207". — él Lira 1=7 32. e Lira D,5—0; 24, ¿ Lira 4,5, —5,53 44/!: PROF. ELPIDIO LÓPEZ JULIO SOL. Camina durante este mes en las constelaciones de Cáncer y León. El día decrece ya en este mes 17 minutos; 11 por la mañana y 6 por la tarde. EFEMÉRIDE. Día 12 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 65 47m h 18m 7h ¿gm Declinación ......... A +922 15' +209 41' Pasopor el meridiano 12% 3% 348 129% 5m 7s IDAS DENSA JULIO. LAS FASES DE LA Luna Nueva... Cuarto creciente... ,, 11 ,, Duna lena OL Cuarto menguante. .,, 27., LUNA PARA ESTE Día 5alas 6t MES SON: 59m +. m. €. A ¡rl 19 3 MÁS GRANDES DECLINACIONES: m2 jun) Julio 3; +189%37> Julio 16, 189 =./ DOE y Julio 31 ¡1895 H9a ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 MERCURIO. JULIO.- Este planeta pasa en conjunción inferior con el Sol el día 7, y es visible cómo estrella de la mañana en los últimos días del mes. Su mayor alejamiento del Sol se verifica el día 28 a 192 Ene. VENUS JULIO. El día 19 adquiere su mayor alejamiento del Sol a 459 44', brillamdo en el cielo oriental antes del amanecer. Al día si- guiente pasa en conjunción con la Luna a 09 43”, Bello espec- táculo. EFEMÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... gh 28m 4h ¿m 4h 47m Deelinación cc... ad + 170 35' +03 Paso por el meridiano Se Sa gus Semi-diámetro...... eS LOS 98 JUBPTIDE E: JULIO. Brilla al occidente en las primeras horas de la noche, pero ya en malas condiciones de observación, 504 PROF. ELPIDIO LÓPEZ SATURNO. JULIO. Se encuentra en iguales condiciones que Júpiter. El dia 31 de julio su diferencia de ascensión recta entre sí es de q 15%. El anillo es invisible. URANO. JULIO. Todavía no se encuentra en buenas condiciones para la observación. NEPTUNO. JULIO. Inobservable. PRINCIPALES CONSTELACIONES. (visibLes A 21h Om) JULIO. Al Norte: Cisne, Dragón, Osa Mayor, Osa Menor; Al Sur: Serpentario, Balanza, Escorpión, Lobo; 41 Este: Hércules, Lira, Sagitario, Anfora; 41 Oeste: Corona Boreal, Serpiente, Virgen y Cabellera de Berenice. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles.— f del Cisne 3,5—6,0; 34”.— 61 Cisne 5,5—6,0; 20”.— 0 Serpiente 4,4—5,0; 21”.— f Escorpión 2,5—5,5; 13".— y Delfín 3,4—-6,0; ER: 7 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 505 AGOSTO, SOL. El Sol camina en este mes entre las constelaciones de León y Virgen, en las mismas donde se encuentran Júpiter y Saturno. El día decrece 26 minutos: 8 por la mañana y 18 por la tarde. EFEMÉRIDE. Día 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... gh ¿gm gh 16m gh ¿57m Deelmación: +0... + 189 2 DS SO. OS: Pasopor el meridiano 12% 6m= 9s 12% 5m 1458 19h. gm 188 LUNA. AGOSTO. Las fases de la Luna para este mes son: na nueva... o Día 3 a las 13% 402 t.m, e Cuarto creciente...... O A ua lena... dois E Sua Cuarto menguante... IZ: ae 6 14 MÁS GRANDES DECLINACIONES: Agosto 12, —189 45'; y Agosto 27, +18% 38”. OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA: Nombre. Mag- Inmersión. Emersión. N alE. Agosto 11.— y Ofiuco 4.9 20*522.5 922 16m 1] 682969 Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(6, xI. 1920),—35 506 PROF, ELPIDIO LÓPEZ MERCURIO. AGOSTO. No es visible. Pasa en conjunción superior con el Sol el día 22, VENUS - AGOSTO. Sigue siendo estrella de la mañana. / JUPITER. AGOSTO. Al occidente al comenzar la noche, casi inobservable. SATURNO. AGOSTO. En iguales condiciones que Júpiter. El día 3 es ya visible el anillo, comenzando a ser alumbrada su superficie boreal por el Sol, hasta el año de 1936. URANO. AGOSTO. Pasa en oposición con el Sol el día 31, encontrándose en buenas condiciones para su observación. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 307 AAA EFEMÉRIDE. Día 12 Día 10 Día 20 Ascensión recta. ... 22% 49m 99h 47m 99% 40m Declinación...:...... —90o0 1' E 90 17' Paso por el meridiano a 19 99m Or Semi-diámetro...... 18: ES o: En los primeros días del mes pasa Urano muy cerca de A Acuario, mag. 3,8; a 0" 6% de diferencia en ascensión recta, y 19 en declinación; Urano pasá al sur de la estrella. NEPTUNO. AGOSTO. Inobservable. Conjunción con el Sol el día 6. PRINCIPALES CONSTELACIONES. (VISIBLES A 21h Qm) AGOSTO. Al Norte: Lira, Dragón, Cefeo, Osa Menor; al Sur: Ser- piente, Escorpión, Sagitario. Telescopio; al Este: Aguila, An- fora, Pegaso, Peces; «al Oeste: Hércules, Corona Boreal, Ser- piente y Boyero. CURIOSIDADES ESTELARES: Estrellas dobles, — *« Perros de Caza 3,2—5,7; 20”,— z Bo- yero 4,3—6;6”.— x Boyero 5,0—7,0; 128.— £ Corona 4,5—6,0; 6"4.— a Hércules 4—5, 5; 4"7.— $ Hércules 3,6—8; 18”,— 208 PROF. ELPIDIO LÓPEZ 8 Cisne 3,5—6.0; 34”.—61 Cisne 5,5—6,0; 20”.— B Escorpión 255,5: 18% — y Andrómeda 2.200: 10% Agrupaciones y nebulosas.—Cabellera de Berenice.—Agru- pación de Hércules.—La Vía Láctea en el Cisne, el Aguila y el Sagitario.—Nebulosa de Andrómeda. SEPTIEMBRE. SOL. Camina entre Virgen y Balanza. El día decrece 33 minu- tos; 7 por la mañana y 26 por la tarde. El Sol pasa por el Ecuador en su camino hacia el trópico de Capricornio el día 23, a las 7? 43%, Comienza el Otoño. Los días y las noches son de igual duración para todo el país. EFEMÉRIDE. Día 12 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 10» 47m 112 14m 112 ¿om Declinación ......... SS HAS AN Pasopor el meridiano 12% 0" 0* als ¡PI 20s LUNA. SEPTIEMBRE. LAS FASES DE LA: LUNA PARA ESTE MES SON: Luna nueva... Día 1 alas 200 56000 Cuarto creciente.. Día 8, a las 20 532 Luna llena aero Día 17'a las. 0. 43 'Cuarto menguante Día 24, a las 14 40 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 209 MÁS GRANDES DECLINACIONES: Septiembre 9,—189 34”; y septiembre 23,+189 30' OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA, Nombres: Mag. Inmersión, Emersión. Norte al Este, Sep. 12.—SPCapricornio: 3.2 16+ 339,7 179 "474 58“—2859 IM E OA O. SEPTIEMBRE. No es visible en este mes. VENUS. SEPTIEMBRE. Sigue brillando como estrella de la mañana. JUPITER. SEPTIEMBRE. Es invisible en este mes. Pasa en conjunción con el Sol el día 22; y en conjunción con Saturno el día 14. Este último fe- * nómeno de cierta importancia sólo se verifica cada 19.9 años. En el añio de 1901 fué la anterior conjunción de estos planetas; habiéndose verificado el fenómeno el 28 de noviembre, en el Sagitario, y muy cerca del Sol. Hoy vuelve a ser invisible esta conjunción por igual circunstancia, estando ambos pla- netas en la constelación zodiacal de la Virgen. 10 PROF. KELPIDIO LÓPEZ SATURNO: SEPTIEMBRE. Invisible. Su conjunción con el Sol será el día 21; y con Júpiter el día 14. URANO. SEPTIEMBRE. Se encuentra en muy buenas condiciones de observación; habiendo pasado en oposición con el Sol el día 31 de agosto. Para encontrarlo fácilmente en el cielo puede hacerse uso de la efeméride; o bien buscándolo entre las estrellas A y e de Acuario; a la tercera parte de la línea que las une, contada a partir de 4. EFEMÉRIDE. Día 1 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 99% ¿gm 99h góm 2922 35m Declmación. O OO —90 49% Pasoporel meridiano 23% 56% ZA 225 45m Semi-diámetro..... NS de 48 1H NERD SNO SEPTIEMBRE. Todavía se encuentra en muy malas condiciones de obser- vación. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 511 qxk__——-— = -- == PRINCIPALES CONSTELACIONES. (visIBLES A 21h Om) SEPTIEMBRE. Al Norte: Cisne, Andrómeda, Cefeo, Osa Menor; al Sur: Sagitario, Pez Austral, Telescopio; al Este: Anfora, Pegaso, Peces, Ballena; al Oeste: Aguila, Balanza, Serpiente y Ser- pentario. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles.—A las anotadas en el mes anterior pode- mos agregar 0 Serpiente 4,4—5; 21".— y Aries 4,2—4,5; 89, « Capricornio 3,6—4,5: 6' 16".— B Capricornio 3,2—7; 3” 25”, OCTUBRE. SOL. Se acerca el Sol al trópico de Capricornio, y camina du- rante este mes en las constelaciones zodiacales de Balanza y Escorpión. El día decrece 30 minutos; 9 por la mañana y 21 por la tarde. EFEMÉRIDE, Dia 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta 19h 29m 139 29m 135 3ggm Declinación .... —32 10' 4609 :38' 0290 Paso por el me- MANO. 0.0 1117490448 Mus 11% 44m 531 512 PROF. ELPIDIO LÓPEZ LUNA. OCTUBRE. LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON: Luna nueva.......... Día 12 a las 5% 492 4. m. e. Cuarto creciente..... O ARAS 35 unan. IA O e 16.28 Cuarto menguante:..... 28... 21 54 LUDAMneva. e os A Te 1 MÁS GRANDES DECLINACIONES: Octubre 6, —180 29”; y octubre 21, +182 29' OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA. Nombres. Mag. Inmersión. Emersión.+ Norte al Esle, Octubre 19.— 5 Taaro 3.9 215324 29i54m6 6%-3259 e 22.4 Gemelos 3.6 22 28 .5 23 11 5 DIOS Eclipse parcial de Luna al anochecer del día 16 de octubre, visible a su fin en la República. (Véase eclipses). MERCURIO. OCTUBRE. Este planeta será visible como estrella de la tarde en la primera decena del mes, adquiriendo su mayor alejamiento del Sol el día 7 a los 25 23”, una de las mayores distancias aparentes a que se encontrará durante el año. Sin embargo, sus condiciones para la observación física de la superficie no ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 513 serán tan favorables, pues su declinación al sur es bastante acentuada: (—179). El día 30 pasará en conjunción inferior con el Sol. VENUS. OCTUBRE. Sigue brillando como estrella de la mañana, acercándose lentamente al Sol. El día 3, a las 5" 22" de la mañana se en- contrará en conjunción con Marte a 09 11' al sur; el día 21 con Saturno a 09 35' al sur también; y con Júpiter el día 25 a 0” 31' al norte. JUE TEE. OCTUBRE. Comienza a ser visible por la mañana, en el crepúsculo, todavía en muy malas condiciones de observación, y con un Mo diámetro muy reducido. Semi-diámetro polar el día 1; 14”3. Estará en conjunción con Venus el día 25. SATURNO. OCTUBRE. En malas condiciones de observación como Júpiter. Pasa en conjunción con Venus el día 21. U RANO. OCTUBRE. Está todavía en buenas condiciones de observación antes de media noche. Puede observarse en la constelación del Acuario, entre las estrellas A y v de esta constelación. ; Mem. Soc. Alzate, t. 38,— (10, XI. 1920), —36 2314 PROF. ELPIDIO LÓPEZ EFEMÉRIDE. Día 12 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 222» 34m 92h ggm 99h 3ggm Declinación o O =200 158: TOS Pasopor el meridiano 21» ¿29m A En ZO Semi-diámetro...... 108 ¡AR 11788 NEPTUNO. OCTUBRE. Brilla en el cielo de la mañana, pero en malas condiciones de observación, perdido aún en las luces del crepúsculo. PRINCIPALES CONSTELACIONES. (VISIBLES A 21h Om) OCTUBRE. Al Norte: Cisne, Andrómeda, Casiopea, Cefeo; al Sur: Acuario, Pez Austral, Grulla, Fénix; al Este: Pegaso, Peces, Ballena, Aries; al Oeste: Caballete, Delfín, Aguila y Sagitario. CURIOSIDADES ESTELARES. =p Estrellas dobles.— Y Casiopea 4,7—7,0;5"7.— £ Acuario 3,5—4 4;3'5.— O Ballena (variable). ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 3) NOVIEMBRE. SOL Durante este mes camina en las constelaciones de Escor- pión y Sagitario. El día decrece 24 minutos; 17 por la mañana y 7 por la tarde. EFEMEÉRIDE. Día 12 Día 10 Día 20 Ascensión recta..... 14h 95m 159 13m 155 49m Declinación .. ...... -+F14%926' + 172 9' NS! Pasopor el meridiano 11* 43m 4158 - 11? 44m Os 11h 45m 475 % LUNA. NOVIEMBRE. LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON: Cuarto creciente... Día 7alas 9% 162 £, m. c. E A OS lo ' 2 Cuarto menguante. ,, 22.,, 5) 4 Luna nueva. mia ADOS 6 48 MÁS GRANDES DECLINACIONES: Noviembre 3, — 189 31”; noviembre 17, +189 34”, y noviembre SU -182- 37. 516 PROF. ELPIDIO LÓPEZ MERCURIO. NOVIEMBRE. Será visible como estrella de la mañana a mediados del mes, alcanzando su máximo alejamiento del Sol al oeste el día 16, a 199 27”. VENUS. NOVIEMBRE. Sigue brillando en el crepúsculo matutino acercándose lentamente a su conjunción superior, no lejos de los planetas Júpiter, Saturno y Marte. JUPITER. NOVIEMBRE. Brilla en el cielo de la mañana todavía en malas condicio- nes para la observación física de su superficie. Sale a las cuatro de la mañana. Estará en conjunción con Marte el día 26 a 0% 10' al sur. SATURNO. NOVIEMBRE. En condiciones semejantes brilla Saturno en el cielo de la madrugada no lejos de Marte, Venus y Júpiter. Magnífico espectáculo presentan todos estos planetas en la constelación de la - Virgen, especialmente del 2) al 27 de noviembre. período durante el cual los acompaña el menguante lunar. La conjunción de Sa- turno y Marte se verificará el día 13 a 0” 53”; Marte al sur. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 517 URANO. NOVIEMBRE. Es ya difícil la observación de este lejano planeta que se aproxima al cielo occidental, perdiéndose en las brumas del horizonte en las primeras horas de la noche. NEPTUNO. NOVIEMBRE. Neptuno pasa en cuadratura occidental con el Sol el día 8, pero dada su dificultad de observación con pequeños anteo- jos, aún es difícil de ver durante este mes. PRINCIPALES CONSTELACIONES. (visites A 21h Om) NOVIEMBRE. Al Norte: Andrómeda, Perseo, Casiopea, Cefeo; al Sur: Eridano, Pez Austral, Ballena, Fénix; al Este: Pegazo, Peces, Ballena, Aries; al Oeste: Pegaso, Caballete, Delfín y Aguila. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobles. —Las mismas de los dos meses anteriores. 318 PROF. ELPIDIO LÓPEZ DICIEMBRE. SOL. El Sol camina durante este mes en las constelaciones de Sagitario y Capricornio, llegando a su máxima declinación austral el día 21, fecha en que comienza el Invierno. E! día decrece 28 minutos; 16 por la mañana y 12 por la tarde. EFEMÉRIDE. Día 12 Día 10 Ascensión recta..... 16» 29m a Declinación va OS A Pasopor el meridiano 11% 195 At OS . LUNA, DICIEMBRE. LAS FASES PARA ESTE MES SON: Día 20 MD — 1512595 Cuarto creciente.. Día 7 a las 6% 4224. m.e. Duna dlena e ra alas 200 13 Cuarto menguante ,, 21 a las 13 17 Luna nueva. ..... DS NA AS LI MÁS GRANDES DECLINACIONES: Diciembre 14, +18" 38”; y Diciembre 27, —189 38' ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 219 OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA: Nombre. Mag. Inmersión. Emersión. N. al E. Meios: P Capricormos.2 19%.623 204068.7 8992-9879 1 18. O León O A E ML de PORO! 36—381 M'H RC UR LO:. DICIEMBRE. No es observable en este mes. Pasa en conjunción supe- rior con el Sol el día 27. VENUS. DICIEMBRE Se encuentra ya muy cerca del Sol, caminando hacia su conjunción superior; y por lo tanto en las condiciones menos favorables para su observación. Semi-diámetro el día 31:52. JUPITER. DICIEMBRE. Todavía se encuentra en condiciones poco favorables para emprender con fruto observaciones físicas de su interesante superficie, o de los fenómenos de sus satélites. Alcanzará solamente su cuadratura occidental en los primeros días de enero de 1922. 320 PROF. ELPIDIO LÓPEZ S ¡AD UER:NO. DICIEMBRE. Como se ha visto en los meses anteriores, Saturno pre senta condiciones semejantes a Júpiter para su estudio, ya que los dos brillan en la misma constelación del cielo, muy próximos el uno a! otro. Saturno pasa en cuadratura occi- dental con el Sol el día 29. URANO. DICIEMBRE. Este planeta es ya invisible, perdido en el crepúsculo de la tarde. NEBPTDNO: DICIEMBRE. Son todavía poco cómodas y difíciles las condiciones que presenta Neptuno para su observación; siendo preferible es- perar para esto el mes de enero de 1922. Sin embargo, para los que deseen intentar la observación de este lejano planeta ponemos a continuación la efeméride. EFEMÉRIDE. Dia 19 Día 10 Día 20 Ascensión recta.... gh 14m gh 13m gh 13m Declinación... 20. +162 10' A +16 14 Paso por el meridiano A Es SS Semi-diámetro...... pues a 11449 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 521 PRINCIPALES CONSTELACIONES. (VISIBLES A 21h Om) DICIEMBRE. Al Norte: Andrómeda, Perseo, Casiopea, Cefeo; al Sur: Ballena, Pez Austral, Grulla, Fénix; al Este: Tauro, Orión, Can Mayor, Can Menor; al Oeste: Aries, Peces. Pegaso y Ta- ballete. CURIOSIDADES ESTELARES. Estrellas dobtes.— 7 Pegaso 4,2 —5,0; 12'.— y Delfín 3,4—-6,0; Mt Ateuario 3.) 1,435. 4 Peces: 496,0; 24 — y Pe- ces 545,4: 30'".— y Aries 4,245: 89. A Aries 5,38—8; o 7 Ballena 1,8=7:5:.3"6.— 7 Ballena 3,21; 3.37 Ba: Ma 8 Tauro PO AD el 0 NA uro Sid 110. — 0 Gemelos 3.88; 7%. —6 Orión: 5,0-5,5: Orión 4,281, 1249 — 4 Orión 3,900,049; Nebulosas o agrupaciones estelares —Pléyadas, Hiadas,— Agrupaciones de Perseo, Acuario, Gemelos y Cáncer.—Ne- bulosas de Orión y Andrómeda. LA TIERRA. ELEMENTOS ASTRONÓMICOS. Radio ecuatorial........... a = 6 3/8 588 metros. A b = 6 356 909 33 : ¿== 8 1 Aa A A E PAA a 297 Pesantez, a la latitud de México 9* 7860.. Densidad con relación a la del agua 5.50. Duración de las estaciones: Mem. Soc. Alzate, t. 38,—(6, xI. 19%0),—37 522 PROF, ELPIDIO LÓPEZ Primavera. . Estío.. Otoño . eN: AMEerno Re Distancia de la Tierra al Sol: Media (3 de abril y 4 de octubre). Perihelio (3 de enero) ..... Afelio (3 de julio)...... 92 19 95 1 89 18 89 0 0.9) -] -I O Kilómetros 149 501 000 146 993 000 151 996 000 OROGRAFIA E HIDROGRAFIA TERRESTRES. MÁS ALTAS MONTAÑAS DE LA TIERRA. Sobre el niveldelmar. Monte Everest (Asia)........... Dapsang (Asia) . ; Kautcbin- Diane A Dhawalagiria (Asia). . Aconcagua (América del Sab) Mac Kinley (América del Nono Kilima-Ndjaro (Africa).... Citlaltepetl (México) . Elbrouz (Europa)... Popocatepetl (MeéxiCO)< 0.2... ascenso tacalmat(México) ol AO Malinche (México) ae io Cofre de Perote (México)... M. 8 840 8 619 8 580 8 180 7 040 6 240 6 040 3 633 3 629 3 439 3 286 4 462 4 282 y ANUARIO ASTRONÓMICO y METEOROLÓGICO PARA 1921 Ds MAYORES PROFUNDIDADES DEL MAR. Océano Pacífico, cerca de la isla Mindanao... Mar de China, islas Carolinas... Océano Pacífico, cerca de las islas Kermadec. Océano Pacífizo, al Sur de las islas Tonga.... Océano Atlántico, al Este de Haití........... Océano Indico, Oeste de Australia........... Mediterráneo; al Sur de Grecia... eos RÍOS DE MAYOR EXTENSIÓN. Nilo (Africa) desde el Victoria Nyanza...... Amazonas (América del Sur)......... Mene (CAST A a a o O Yang-tsé (Asia) .... Mississippi (América del Norte). ............ Misouri (América del Norte)................ Congo (Africa) ....... cera A Volga (Europa). Danubio (Europa). LAGOS MÁS GRANDES. Victoria-N yanza (Africa). . Lago Superior (América del orto. tarodeAral(Asia)s.0.. id de Lago Hurón (América del Norte)... Lago Michigan (América del Norte) Tanganica (Africa)......... A ] M. 9780 9 636 9 427 9 184 8 530 5 820 4 404 Kilómetros. 4 200 3 400 2 800 Kilómetros cuadrados. , 83 300 83 000 67 800 60 300 92 000 32 600 QD. 1 19) ma PROF. ELPIDIO LÓPEZ LOS CATORCE MOVIMIENTOS DE LA TIERRA. El planeta Tierra, sobre cuya superficie vivimos, y en apariencia inmóvil, está en realidad animado de catorce mo- vimientos diferentes, siendo un verdaderojuguete de las fuer- zas que obran sobre él. 19% Movimiento diurno sobre su eje imaginario efectuado en 29% ¿56m 45: y en virtud del cual tenemos el día y la noche. La velocidad de rotación desarrollada por un punto. del ecua- dor es de 465 metros por segundo, y en los polos es nula. Este movimiento se efectúa de Oeste a Este, y es uniforme y constante para un punto dado de la superficie de la Tierra. Para México esta velocidad es de 438 metros. Véase cuál es para otras latitudes: Metros. En elecuador 02.200. ELLOS amo de ataud 458 ADO ES O A gr sl A de A O e A O 20 e e AS 00, USO OS. O | A 010) ASS A, 51 an g0S e A AA IIA 0 20 Revolución anual alrededor del Sol en 363%as ghoras gwinutos Qsegundos Para que la Tierra pueda recorrer toda su órbita en este tiempo a la distancia media de 149 millones de kilómetros, tiene que volar con una velocidad de 29 763 me tros por segundo, o sea mayor-que setenta y cinco veces la de una bala de cañón. 30 Precesión de los equinoccios en 23 765 años. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 225 409——Movimiento mensual de la Tierraalrededur del centro de gravedad Tierra-Luna. 52—La nutación causada por la atracción de la Luna, mo- vimiento que se cumple en 18 años y medio. 6% Variación secular de la oblicuidad de la eclíptica. 79—Variación secular de la excentricidad de la órbita te- rrestre. 8% Desplazamiento de la línea de los ápsides en 21 000 años. | 90 Perturbaciones causadas por las atracciones constan temente variables que los planetas ejercen sobre la Tierra. 109 —Desplazamiento del centro de gravedad del sistema solar, alrededor del cual gira anualmente la Tierra; centro determinado por la posición variable de los planetas. : 11% Traslación general del sistema solar hacia la conste- lación de Hércules. 129 Movimiento lento del polo terrestre que hace variar ligeramente las latitudes. Este movimiento parece que se debe a una variación de equilibrio producido por los movi- mientos de la atmósfera y el mar. 13% —Marea de la costra terrestre que levanta el suelo dos veces por día a semejanza del flujo y reflujo del mar. La am- plitud de este movimiento puede llegar a ser de 50 cm. en el ecuador. 14% —Traslación general a través del espacio infinito de todo el sistema sideral; del cual el Sol no es más que una es- trella, con la velocidad de 600 km. por segundo hacia un pun- to de la constelación del Capricornio. MÉTODOS FÁCILES PARA TRAZAR LA MERIDIANA. Como se sabe, se da el nombre de meridiana a una línea imaginaria que une los dos polos de la Tierra pasando por e? zenit del observador. Uno de los métodos más sencillos que hay para trazar esta línea es por medio de la sombra de un 526 PROF. ELPIDIO LÓPEZ estilete, convenientemente colocado sobre una superficie ho» rizontal. Se nivela muy bien un ladrillo u otra superficie cualquiera de manera que quede bien horizontal, y en su centro, o poco al Sur, se coloca un pie de metal terminado en su parte supe- rior por una varilla vertical. A esta varilla se sujeta en posi- ción horizontal o poco inclirada, un lápiz u otrocuerpo cual- quiera que termine en punta, de tal manera que la sombra de esta punta, originada por la luz del Sol, se proyecte fuera del pie del soporte. Para el día de la observación se toma la hora del paso del Sol por el meridiano, se anota en el centro de un papel, y a un lado y otro, en columna vertical, se inscriben horas equi- distantes de 15 en 15 minutos, tanto antes como después del tiempo del paso; por ejemplo: Hora del paso del Sol por el meridiano: HS MO PARO AS) 12 25 11.40 12 40 Preparada así la observación, y teniendo un buen reloj arreglado con la hora media local, se espera que este reloj marque las 11* 10%, indicando con un punto en la superficie horizontal, a esa hora exacta, el lugar donde da la sombra de la punta del lápiz. Igual operación se hace con cuidado a las otras horas señaladas. En seguida se unen con líneas rectas los puntos equidistantes de la hora central; esto es, el de 11* 102 con el de las 12% 40%; el de las 112 252 con el de las 12% 25m, y el de las 11* 40% con el de las 12* 10%; y levantando perpendiculares que pasen por la mitad de estas líneas, si la operación estuvo bien hecha, todas ellas se confundirán en una sola que pasará por el punto central de las 11% 53", sien- do esta línea la meridiana que se busca. ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 227 Hay otro procedimiento tan sencillo, o más que el anterior, y que tiene sobre éste la ventaja de no ser preciso el conoci: miento de la hora media local que en muchos casos es desco- nocida con la exactitud necesaria. La observación debe ejecu- tarse por la noche. Consiste en lo siguiente: Cada doce horas, aproximadamente, una de las dos estre- llas Z Osa Mayor o 3 de Casiopea pasan arriba de la Polar. Si podemos disponer de una pared exterior que esté orientada aproximadamente de Norte a Sur y de horizonte despejado en esas dos direcciones, clavamos en ella, a una altura del piso de dos o tres metros, un clavo bastante grande, por lo menos de unos quince centímetros, al cual se le haya hecho cerca de la cabeza una ligera muesca o garganta, por donde pueda pasar un simple hilo de carrete. A metro y medio de distancia al Norte de este clavo, y a la misma altura del piso, se coloca otro de iguales dimensiones o mayores sies posible; pues su tamaño dependerá de la inclinación de la pared; de tal manera que si el muro está bien orientado en el meridia- no, los clavos pueden ser iguales; siendo tanto más grande el segundo cuanto mayor azimut tenga la pared. En seguida se hace pasar por estos clavos un hilo delgado y blanco de carrete, dándole tensión con un pequeño peso colocado a un metro del piso, de tal suerte que el hilo forme un triángulo isósceles. Es conveniente que la pesa que da ten- sión al hilo tenga un pequeño anillo por donde pase éste. Preparados así, esperamos una noche despejada, y minu- tos antes de que alguna de las dos estrellas señaladas pase arriba de la Polar, dirigimos hacia esta estrella el plano a plomo formado por los dos hilos que descienden a reunirse en la pesa. Para conseguirlo bastará con desalojar azimutal- mente el hilo sobre el clavo del Norte, pues en el del Sur el hilo pasa por la muesca, y no se debe mover de allí. Conse- guido esto, se mantiene el plano a plomo sobre la polar de cinco a siete minutos más, encontrándose entonces este pla: 528 PROF. ELPIDIO LÓPEZ no exactamente en el meridiano, y pudiéndose trazar la me- ridiana con la mayor felicidad. CÓMO PUEDE DETERMINARSE LA HORA CON BASTANTE APROXIMACIÓN. El plano a plomo que acabamos de ver, al hablar de los métodos fáciles para trazar la meridiana, puede convertirse en un verdadero instrumento de pasos para el astrónomo amatewr, si toma algunas precauciones. Al día siguiente de haberlo orientado por la estre:la polar, deben tomarse al Sur y al Norte puntos de relación fijos que le sirva para volver a colocar el plano en el meridiano sin necesidad de observar las estrellas circumpolares, si por una causa imprevista se desorienta el hilo. Además, es muy con- veniente, para evitar las oscilaciones ocasionadas por el vien- to, que próximo a la pesa y afirmado a la pared se coloque un alambre muy delgado y flexible que sólo toque uno de los. hilos, haciendo una ligera presión sobre él. Colocando entonces una silla de tijera allí cerca, en posi- ción conveniente para apoyar la cabeza en ella, puede dedicar- se el aficionado a calcular su tiempo cómodamente. Sise trata de observar el paso del Sol por el meridiano, hay que pro veerse de un vidrio ahumado a varias intensidades con humo de alcanfor. Supongamos, para mayor claridad, que se desea determi- nar la bora, observando el paso del Sol por el meridiano. Se instala el observador, colocando el ojo derecho en el plano vertical dado por dos de los hilos que forman el triángulo, los cuales deben confundirse en uno solo; el ayudante, reloj en mano, espera la señal. Cuando el limbo occidental del Sol está próximo a tocar el hilo se da la voz de «atención», y en el mo- mento en que lo toca, el <2op> que indica al ayudante la hora exacta del contacto. Se repite la operación con el limbo Este ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 229 del Sol. El promedio de las dos lecturas nos da el paso de centro del Sol por el meridiano, que se compara en seguida con el valor que da el Anuario para tener la corrección del reloj o 4 4. Ejemplo: Limbo Oeste: ... 04 32 4S Limbo Este..... A 0 gm 165 Promedio de la observación.. O +4 8 A 0 EAS 14. = + (2 Qu 205 El reloj está atrasado veinte segundos. 530 PROF ELPIDIO LÓPEZ POSICIONES GEOGRÁFICAS DE LAS PRINCIPALES POBLACIONES DE La REPÚBLICA MEXICANA. | | | o 3 1 soñ ; ] 'Q Longitud asa POBLACION il Latitud Norte a | de Tacubaya Eno | | | 302 | [ESPE | (SO O / 104 h m S | Aguascalientes, Ags....| 21 52 49|0 12 35 W | 1908 Aldamas (lios), NL 002677 18 107 O “1 E 1288 Alvarado, Ver..........118 45 58/ 13 4557 Apam Elo. a e OO GO 2-58 H| 2493 'Altlixco Bue... ¡ls 54 32 3. - 1. E MSsm Atzcapotzalco, D. F.....| 19 28 55 010115398 'ADIZACO, Max Loca LO OO 4 12 E | 2406 Calpulalpani Bla a O 2 2 Campeche, Camiri OS ONESn 34 39 E 10 Carmen Cam Ae ca Sal 205 CONAN Catorce in ae POS SS 6 46 W | 2757 Ciudad González, Gto... 21 28 42 8 5W|2140 Ciudad Guerrero, Chih..| 28 32 57 33 10 W | 2000 Ciudad Jiménez, Chih .. 27 7 51 22 55 W| Ciudad Juárez, Chih....| 31 44 19 Ciudad Lerdo, Dgo.....l 25 32 14 17 19 W Ciudad del Maíz, $. L. P. DIA 1 38. WWi29 Ciudad Victoria, Tams..| 283 44 6| Goatepec Mer senos WAN AR A 8 58 E (1292 oamaco cos Mer SS 19: “8 EA Córdoba. Ver IS Sol A E Coyoacan, DD 19" 2 200 0, 148 Cuautla Morelos, Mor..| 18 48 20 O 57 E 1291 Cuernavaca, Mor......:l MS O 10 WA tH542 Culiacim Sim... o 24 418 a Colima Cole e o O AO Chalchicomula, Pue..... 18 59 10 Chignahuapan, Pue .... 19 51 30! 4 46 E | 2269 Chihuahua, Chih.........28 38 12|0 27 30 W | 1430 Gholila Pues. s l LOOa 3. 33 ADA Doctor Arroyo, N. L....| 23 40 23|0 3 56 W | 1766 Durango, Dur... A] RUE 28 0 DI 2100 | ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 POBLACION l Latltud Norte Longitud de Tacubaya 531 | Altura en rIue- | tros sobre | elnivel del mar O Guadalajara, Jal:... 2... 20 Guanajuato, t0........!| 21 Hermosillo, Son........ | 29 León, Gto.... ARA RA Matamoros, Tams......| 25 Mazatlan, Sil... [283 Merida Ue it. al a 1-20 MÉxICOD: E. dont io 1 19 Montemorelos, N. L....| 25 Monterrey, N. L........[ 25 Monclova, Coah.........l| 26 Morelia, Mich... ...... 1-19 Nazas DE... an DO Wena ciOax ro NO Unzabas Ver 2 o 18 Pachuca, Hgo.. 120 Progreso, Yuc... o Gl meuebla, Bue 00.0... 1 19 Querétaro; Qro:..2:..-1 20 Salina Cruz, Oax... ....| 16 | Saltillo, Coah.. 1125 San Luis Potosí, END 1-99 Tampico, Tams. .......| 22 Macubaya, DE... 2. (19 Tuxtla Gutiérrez, Chis..| 16 MEA Rue. a | 19 Baxcalasiblax. ¿0.0 -1 19 Moluca Mex: .. La idices | 19 Tulancingo. Hgo... .. 1-20 Weracruz Velo... [19 Villa Hermosa, Tab. [17 Nalapa Vero. TIO RACAÍECas, aC IA e. | 22 Zacatlán, Pueb....... 19 11 h m TONO 0) lo) 2 OA DA E) OOO DOMO MOSS 410 0) SA ON 1010 4 14/10 'o] OOOO 10 LOMA ES as ro. 9 HINAO) S O) 1 INMOSS MOS E QUA AOS 3 MORE SO DOMO SUERO OAOEZOS SOLO 410 3 33 10 1 IO > 0 ORT IO IO) A, 29 1:04 13 ANOS A n DL Y ¡[A Y 00 00 A OLAS DUO CY UOUHE 09 A L DH gt. UI Os 19 0D 00 = WMA 13 232 PROF. ELPIDIO LÓPEZ REPARTICIÓN DE HORAS EN EL MUNDO. Cuardo son las doce o mediodía en México, capital de la República, son: En “México (Mex): as E laa a . Veracruz (Méx.).. SE . 19 192 de la. tanda ., Mérida (Méx ). iS OLE A 55 ,, Washington (E. ll A dd La 5 sa ,, New York (E. U.) TA a LO E Al ,, Quebec 0d A a IE se $ Santaza (Obie) o a O ee : Rio Janeiro (Brasil). 4. ed ñ E Lisboa (Bortugal)l..2.0. 0. e AO) E Se y Madrid (España)... 2000629 S Je Londres (Inglaterra). ......- DEDO E a IDAS (Branca) ió O: 6 E pe Bu selasiBeleica) e O S ,, Cristianía (Noruega)... 7 19 de la nuche ., Roma (Italia)... e AOS 3 3 .. Copenhague (Dinamar: ca)... O DAT de E ,, Berlín (Alemania) . TEO E ,, Viena (Austria)...... e LE ATL ; Atenas (Grecia)? ed e Al Ss SS MP etroprado lEasia SS E de ¿MiOscom (rusia) cd A EN E 5 ¡Bombay ndia)las O AS 3 de ,, Dehra Dum (Ir dia)..... ca RULO) > $ Madras (India) os ES ,, Hong a O e 2.2. 3 de la mañana ,, Perth (Australia) . RS MO ; 7 sl ea A a O A AA : ,, ZÓ-Sé (China) . A O OA SO E ,, Tokio (Japón)... A O e 4 ., Melbourne (Australia)... O A EASLO 13 mn .. Sidney (Australia). . E il , / ,, Welington (Nueva Zelanda). O Alo E E , San Francisco (E. U ).. LO E 7: de Se > -, Hermosillo (ME toa dl AS LS s Y ¡Mazatlan (MEX e Ad 3 sE ss ¡GuadalajaralMex lo Al a México (Mex)e naa e A RAZS LY e e ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 233 METEOROLOGIA. LAS BASES RACIONALES DE LA PREVISIÓN DEL TIEMPO A LARGO PLAZO EN LA REPÚBLICA MEXICANA. La verdadera importancia de la previsión del tiempo no consiste en prever que lloverá al día siguiente, si esta lluvia es aislada, poco intensa, o corresponde a un día de temporal que no fué anunciado; sino en conocer con la anticipación su- ficiente cuándo se presentará un cambio general que dé lugar a fenómenos de cierta importancia y duración; ya sean éstos el buen tiempo, un período de lluvias, una onda fría, un norte, o algunas heladas de cierta intensidad. Indudablemente que en las épocas críticas de las labores del campo tiene interés particular para el agricultor la previsión oportuna ae estos fenómenos; pero ésta debe anunciársele con la anticipación que se necesita para que la labor del previsor sea buena, lo que no se consigue con la previsión de las veinticuatro horas siguientes. : Hasta hoy no sé de país alguno en el mundo en el que se hagan sistemáticamente previsiones de tiempo a largo plazo que pasen de una semana, y aun éstas alcanzan un tanto por ciento de verificación muy bajo; estando conformes los meteo rologistas más eminentes en que los progresos que sobre este problema se hagan en lo futuro, dependen sobre todo del es- tudio y entendimiento cada día más completo de la distribu- ción de la presión atmosférica sobre grandes porciones de la, Tierra; así como de la determinación de las influencias, solar probablemente la más importante, que dan origen a esta dis- tribución normal o anormal de la presión. En estudios anteriores ya nos hemos ocupado de las rela- ciones que hemos aprovechado en la oficina central del Servi: cio Meteorológico Nacional para resolver en México el pro: 534 PROF. ELPIDIO LÓPEZ blema de la previsión del tiempo a corto plazo: pero con el transcurso del tiempo nos hemos convencido de que esto no es suficiente en la práctica, como queda dicho, si lo que se desea es prestar una ayuda eficaz a la agricultura; y es sabido que en este país nada se ha hecho hasta hoy de serio en esta cuestión, que permita tener ni la más ligera idea sobre el tiempo por venir en un lapso del mismo más o menos largo. De aquí que, al procurar darnos cuenta del estado general que presenta el problema actualmente, nos referiremos pri- meramente a las investigaciones emprendidas en otros países sobre tema tan importante. Dejando desde luego a un lado las tentativas hechas por astrólogos y charlatanes que, desde hace ya muchas centu- rias, han pretendido predecir el tiempo y los fenómenos as- tronómicos valiéndose de medios singulares y completamente inadecuados para ello, comenzaremos por hablar de los ensa- yos basados en los períodos, que, aunque no han mostrado hasta hoy resultados dignos de confianza, señalan los prime- ros pasos que se han dado en asunto tan complicado como el que nos ocupa, y que merecen citarse. Lo que primero llamó la atención de los observadores an- tiguos fué la regularidad de los períodos astronómicos, por lo cual desde luego se intentó ligarlos con los fenómenos me- teorológicos. Pero desde los principios de esta labor se tro pezó con serias dificultades. Los fenómenos del aire son muy complexos, y de corresponder a alguno o algunos de los astro- nómicos, los primeros tenían que ser clasificados, pues su diversidad de origen no permiten agruparlos en una sola categoría. Las lluvias, por ejemplo, deberían ser distribuídas en dos clases principales; las debidas a la convección y las que se deben a las perturbaciones generales; y claro es que cada una de ellas deberá ser sometida a una ley de periodicidad diferente. Otra de las dificultades consistió en la diferencia de duración entre las variaciones periódicas y la amplitud de las perturbaciones; inconveniente que hizo pensar desde lue- ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 235 go en el empleo de valores medios. Son pocas las estaciones que cuentan con un número suficiente de años de observa- ción, y de aquí surge una nueva contrariedad para lanzarse en investigaciones de periodicidad, toda vez que es poco pru- dente admitir la existencia de una variación periódica cuya amplitud no sea superior al error probable delos números que nos han servido para establecerla. La ley de Brick, fundada en el período seisenal, asegura que el de dieciséis años puede servir para el establecimiento de ciertas previsiones, como las de la temperatura y de la lluvia; y su principio es el siguiente: «La situación climatológica de un año o de un mes por venir será la misma o se aproximará mucho a aquella que le precedió dieciséis años antes». El pro: cedimiento de que se hace uso para este género de previsio nes consiste precisamente en la comparación de valores me- dios de un mes o un año con su media anual; y el autor de este método manifiesta que si en algunas ocasiones no se realiza la previsión por períodos, se debe a que los valores medios climatológicos se calculan en los observatorios para el mes civil, y deben serlo para el mes magnético. Se habla también de un período de 35 años que ha sido objeto de grandes investigaciones, pues parece que se encuen- tra ligado con el nivel medio de los grandes lagos y depósitos de agua. El punto de partida de esta investigación ha sido el cambio de nivel del mar Caspio, que presenta alternativas, según M. Angot, cuyo período es de 34 a 36 años (1). Mucho se ha discutido igualmente por eminentes meteo rologistas la teoría de la lluvia debida al profesor Mr. H. €, Rusell, Director del Observatorio de Sidney, Australia, quien, en una memoria sobre la relación de los movimientos de la Luna en declinación y la cantidad de lluvia en esa colonia inglesa, concluye que la lluvia es abundante cuando la Luna se encuentra en cierto grado de su movimiento austral, per- (1) A. Angot. «Traité élémentaire de Météorologie». —París —1899. 236 PROF. ELPIDIO LÓPEZ sistiendo, por lo contrario, condiciones de tiempo seco cuan: do este astro se encuentra al Norte. Una de las razones que exponen los defensores de esta teoría para suponer que la Luna ejerza influencia directa sobre la atmósfera terrestre, son las mareas. Es indudable. en efecto, que de la misma manera que la atracción lunar eleva y deprime dos veces cada día el agua de los mares, cual un pecho que respira lenta.- mente, esta misma acción deberá alcanzar a la atmósfera terrestre, dando lugar a una marea atmosférica; pero Laplace ha demostrado ya que esta marea semi-diurna lunar sólo logra elevar la presión barométrica de estaciones ecuatoria- les 0.076", Y, aun por este camino, en medidas más recien- tes, se han observado contradicciones. Así pues, puede decirse con propiedad que, en el estado actual de nuestros conocimientos, no puede afirmarse que la Luna ejerza influencia alguna sobre el tiempo, pero debe ma- nifestarse que tal influencia es probable que exista; sólo que aun no puede ser determinada; y, en todo caso, el problema es de muy difícil solución, puesto que en él entran como in- cógnitas los desplazamientos de las zonas de alta presión, e igualmente las depresiones, causas que originan diferentes resultados, según sea la región del Globo adonde se examinen. El Rev. Padre J. Ricard, del Observatorio de Santa Clara, en California, y Mr. W. T. Foster. de Washington, toman como bases de sus previsiones de tiempo a largo plazo las perturbaciones planetarias sobre el Sol y la atmósfera terres- tre. Asienta el Padre Ricard (1): ] - . o E 2 h ¿O TN PA 1 q NE % 34 e ' e TN NI | | pá qdo Epa E y . y ¿NA 1) y | 1 0 j " EN MEMO ' “ni m h E o ino UT e | A ' ' » == * ÑO ¡ASE AA p o A ) li AO rd y ; NS ' y Ñ Ml eS y - a - » o € a+) MO de Mer dd P AN NA Ne y, d =Ñ E ; a FA: a E . J 4 M h É E Í l A . A y A - Ñ a AI A q y AG Bl , 1 3 . á F ñ i .* ve . l V | ) . p ' o , OS e A . 3 y U ( - ¿A a 2 ; > ' eN de ' E Ka LN A 1 d E == Ñ A ' E 4 * A r A A - * A ' ? ña y Ml + po A y ' sy Y : e... + . : pr d ad p y tí 0 . o Y ES . 0 ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 D49 INDICE: Págs. Anuario Astronómico y Meteorológico para 1920.................- 433 IESOS Y ARA o oooO ONO OOOO NE 435 Calendario: ES A O 436 AA A NA O O 436 Aurasteclebres eb: MÉXICO aaa ads aaa e eine odas 43 Datos eclesiásticos: fiestas movibles, Mas... .onepncasssas asas 438 Elestasinaciona les das taria aja sio tahe O OS TIoIOO E 440 INSTOSTastironómicoOs beds e jar aos SO de 440 Datos meteorológicos..........o.o.... A A A 442 Días del año, del mes y de la semana; santoral ................ 444-455 Fenómenos en 1920: PAM risa A O Oo DOS 456 Curiosidades del cielo fáciles de ObServar..........o...... AS 458 Agenda de los observadores: Observaciones físicas de planetas y satélites. —Principales conste- laciones:— Curiosidades estelares: vanessa cta o co sos 464-521 La Tierra: Elementos astronómicos .........o.oo.om.ooo.o.o. : A OS 521 550 PROF. ELPIDIO LÓPEZ Págs Los eatorce movimientos de la Tierra..........o...c..o.oo...: Lo ODA Métodos fáciles para trazar la meridiana................o.o.o...... 525 Cómo puede determinarse la hora con bastante aproximación.... 528 Posiciones geográficas de las principales poblaciones de la Repú.- blica Mexicana... oo A IS AA 930 Repartición de horas en el mundo... aca o o a 532 Meteorologia: Las bases racionales de la previsión del tiempo a largo plazo en la República Mexicana.................. O E A Te 933 BibliOgratia.... Gines les a RN 946 ERRORES En las tablas de Logaritmos de W. W. Dufífield, pu- blicadas en el Report of the U. S. Coast € Geodetic Survey, 1896, he encontrado los siguientes: Log 63466 dice 8025411271 debe decir 8025411274. En la pág. 633 la diferencia 59087 debe ser 59088. México, 1919. J. DE MENDIZÁBAL TaMBORREL. FIN DEL TOMO XXXVIII INDICE DEL TOMO XXXVIIl DE MEMORIAS INDEX DU TOME XXXVIIl DE MEMORIAS Páginas BEYER, HERMANN.—Apuntes de Arqueología Mexicana. Consíde- raciones críticas sobre «Mexican Arch:weology», por Joyce. (Notes d'Archéologie Mexicaine. Considérations critiques sur Mexi- can Archoology>, par M. Joyce). 24 Í1gS.......¿ oo... .... 291-313 IZQUIERDO, JOSÉ JOAQUIN.—La Ceguera en la República Mexica na. Su repartición, su frecuencia y sus causas. (La Cécité au Mexique. Sa répartition, sa fréquence el ses causes). Lám. a aaa ale a as era a e e 121-168 LÓPEZ, ELPIDIO.—Regiones de la República más amenazadas por las heladas prematuras de Utoño y tipos de tiempo que las pre- ceden. (Régions plus ménacées par les gélées A de WAttomnej Lam: QM lo ass ata aye 315-320 —— —— —Anuario astronómico y laa rOlES A 1921. As nuaire astronomique et météorologique pour 1921). Lam. A a as ca a cda 433-550 —— —-— y HERNÁNDEZ, JESÚS.—Las observaciones higromé- tricas en México. (Les observations hygrométriques a Mexico). 389 399 LÓPEZ VALLEJO, EUTIMIO.—El Mal Rojo mexicano del cerdo y su ' vacuna preventiva. (Le Mal Rouge mexicain du porc et sa vaccination préventive). Láms. XXIX-XXX 00.0... ooooom.o.. 277-289 MARY, ALBERT ET ALEXANDRE.—Sur la présence d'oxalate de chaux dans:le crachat tuberculeUX.aooc.mmm.......... . 301-353 MENA, RAMÓN.—Cipactonal de Uxmal, Yucatán. Lám. XXVII Lo 271-275 MENDIZÁBAL TAMBORREL, JOAQUIN.—Una observación cola a la ecuación de tercer grado. (Une observation sur e ACNNROISTCMERACOT E Ma e aleja ares e - 387-388 —— —-— — Errores en las Tablas de Logaritmos de W. W. Daf- field. (Erreurs dans les Tables de Logarithmes de W. W. UNES taa A O A A A aja 550 D92 INDICE.—SOC. “ALZATE>.—T. 38 OCHOTERENA, I5SAAC.—Estudios neurológicos. La Retina del Ta- payaxin (Phrynosoma orbiculare Wiegl). (Etudes neurologiques. La Rétine du Tapayaxin). Láms. XV-XX......ooooommm».o. —— —— —Notas histológicas. Persistencia del cuerpo amarillo en la segunda mitad del embarazo y observaciones acerca de algu- nos fenómenos correlativos. (Persistance du corps jaune pendant la seconde moitié de la gyrossesse et observations de quelques phénomenes s'y rattachant). 2183 ...ooocoomoooo.. ORDÓÑEZ, EZEQUIEL. —Petróleo en el Sur de Tamaulipas. (Le pé- tróle au Sud de " Etat de Tamaulipas)....o.oooo=n.oo.ooo.osaso OROPESA, GABRIEL.—Las lluvizs en la región de Necaxa, Puebla. (Les pluies dans la région de Necara). Láms. XXUEXXVIL.. PALACIOS, ENRIQUE JUAN.—La Piedra del Sol y el Primer Capítulo de la Historia de México. (La Pierre du Soleil et le Premier Chapitre de l Histoire du Mexique). Láms. HI............. RIQUELME INDA, JULIO. — Un insecto descortezador del Cedro. (Un insecte parasite de Pécorce du Cypres). 2 figS....o..oooo.. SALINAS, MIGUEL.—La Sierra de Tepoztlán, Morelos. Láminas AX VEL A a a reee lotedoteja rola rosal SANCHEZ, PEDRO C. y TOSCANO, SALVADOR.—Breve reseña de una exploración en el Territorio de Quintana Roo. (Exploration das le Ouíntana Roo). Lam. MM e ta WITTICH, ERNESTO.—Los fenómenos microvolcánicos en el Pedre- gal de San Angel. (Les phénomenes microvolcaniques dans le Pedregal de San Angel). Láms. IV-XllL.........oocooooo.o.. —— —— —Estudios geológicos sobre el Mineral de El Chico, Hí> dalgo. (Etudes géologiques sur le district minier de El Chico). PA A a la —— —— —Contribución a la Geología de Atotonilco el Grande, Hi- dalgo. (Contribution á la Geéologie de Atotonilco el Grande). Láms ALVIN o nadaa 0, ao mes la e leal ZUBIRIA Y CAMPA, LUIS.—La Minería en el Estado de Durango. (La Richesse miniére de l' Etat de Durango). Lám. XXL...... e E ra Pág in a 1€9-176 1-100 401-405 395-385 199-247 101-129 321-349 407-427 177-198 AN A di OS A UA "10 A OS pdAN ÓN Ñ l y ] 2% IA LA Y LE mi! Y h CAC Y A PE A JA Y Ñ Ú al 0] Q a A E 7 y H L í = Q Academia Nacional de Ciencias 2 Antonio Alzate, Mexico A6 Memorias PLEASE DO NOT REMOVE CARDS OR SLIPS FROM THIS POCKET UNIVERSITY OF TORONTO LIBRARY AURA NANA ha ATI RANA AA e a PACA AS de 0 YE Ps. aa : % o Y: AS a , : pa So fa (5, 0d A Ds e