PA) vi 4 ; » » A in ni Ases o Ep sehen det dor oh Dit t h +», eb eee 5 ió do 5 5 5:44 (trendy loe perO rro tree eto Arta a a? Oros nt Xx :/ 20 pora td proiaeos s + eh nu Pp bh HARE ' pc ph í Dos lad (Rear iAsolad, 0hacA dl deiasss y ha Ar . j 419 FS AAA 15 » + 4 me ies rte OIT cl QUO - Da ip ¿e0:9p . mm 5 AR y 3 . $ pe Vito cd c4d173 ds gros eds tolera 10 : ae ey ds A lima dde where , 4 NE: ns sy de bl ' 4 ETA 4 ques Tias : ts 14.0 ; 20 . E , Ñ e ' 5 se pere AO erat barto A 4 trpett: ES su. » y vete . est oa DAS? AA A =j04 dd 1d MS e; . wee : a PE ' Lerdo he . " » ! Pres pe AMIA » eta ; AI) A > 0 se Pa Se: e noe sb IA s. . ds .) pls ' 190” 777 e q. p 4 K/ » , 44 1. ap des , O PP Pda pan IAN dd de mM dor A) mo y 9e pap y “f 4 OS ep ADS S aa vv 1/0 y n mien ms! ARIAS 21. hn Sis de Lesrarta od os ca 240 14919: "400st PAL » A AE MIN NN ANI INITIAL LIBRARY Buffalo Society of AAA AAA AAA Natural Sciences No.45.04-.... e Di 156034 NIC NN NIT NN III AIN > £ - 3 z í g ea £ a 2 E > 2 . 2 E > > E > 2 - : s 5 A ES s £ eS = , £ < 7 . < > 2 £ 2 É = z > > í > 5 E 5 y» E A y L 5 3 L z > r a g L í pg 2 a É > 2 E - 2 £ 5 y A 5 z 5 y 5 ” £ - 3 2 - z z es O £ z z s . z E » AAA AAA ME DE ER, - A MEMORIAS crea Cientica nuel Marroquín y Rivera et Ricardo E. Cicero. Président honoraire perpétuel. M. Alfonso Herrera. Vice - Président honoraire perpétuel. M. Ramón Manterola. Secrétaire général perpétuel. M. Rafael Aguilar y Santillán. Conseil directif.—1900, PRÉSIDENT.—Ing. Ezequiel Ordóñez. ViceE2PRÉSIDENT.—Ing. J. Galindo y Villa. SECRÉTAIRE.—Prof. M. Moreno y Anda. VICE-SECRÉTAIRE.—Prof. Enrique E Schulz TRÉSORIER—M. José de Mendizábal. La Bibliothéque de la Société (Ex-Mercado del Volador), est ouverte au public tous les jours non fériés de 4 h.a 7 h. du soir. Les “Mémoires” etla “Revue” de la Société paraissent par cahiers in 82 de 48 pags. tous les mois. La correspondance, mémoires et publications destinés a la Société, doi- vent étre adressés au Secrétaire général á - Palma 13.—MÉXICO (Mexique). Les auteurs sont seuls responsables de leurs éerits. Les membres de la Société sont désignés avec M. $. A. - CORRECCIONES QUE DEBEN APLICARSE A LA MEDIA DIURNA DE LA TEMPERATURA DEDUCIDA DE POCAS OBSERVACIONES, -POR M. MORENO Y ANDA, M. $, A., Encargado del Departamento Meteorológico y Magnético del Observatorio Nacional de Tacubaya. La media diurna de cualquier elemento meteorológico se obtiene por medio de una simple operación de aritmética, que consiste en sumar las cifras correspondientes á cada una de las horas de observación y la suma dividirla por el número de éstas. El cociente se considera como la media del día. ¡Mas esta media es en todos los casos, es decir, cualquie- ra que sea la serie que se haya empleado, la verdadera? Tratándose de la serie horaria, que es la que se usa en los observatorios de primer orden, sí; y con bastante aproxima- ción todavía si la serie es de dos en dos horas. Fuera de és- tas, todas las demás combinaciones que pueden hacerse, dan resultados que necesitan una corrección si se quiere conocer la verdadera media del día y por consiguiente la del mes y la del año. Que la exactitud de la media disminuye con el número de observaciones, ge demuestra con el ejemplo siguiente. Lu; san 122040 ora 1 O lu 6 Memorias de la Sociedad Científica Tomando como tipo la serie horaria, la media diurna anual de la temperatura de la ciudad de México, deducida de 20 años de observaciones, presenta los valores que en seguida se ve según las combinaciones: De 24 horas. .--.--- -... 15.0485 LAOS E tg a a ¿QUO - 15. 479 O 15. 471 A E e 15. 320 y) que difieren respecto á la primera —-0.2006 —O. 014 —0. 165 La discrepancia es aún mayor con las series asimétricas empleadas en nuestras estaciones meteorológicas de segun- do orden: 7+2+9:3 y 8+1+8: 3 (Zacatecas). Tratando de ser útil de algun modo á la meteorología de mi país, he calculado las correcciones que necesitan estas 2 series y Algunas otras, en la creencia de que aunque deter- minadas con datos de la oficina meteorológica central, su apli- cación podrá hacerse sin error sensible aun en lugares distan- tes de la capital. E Según los datos consignados en el Boletín del Observato- rio Meteorológico Central, las medias horarias normales de la temperatura para el día medio normal, deducidas del veinte- nio 1877—1896, son las siguientes: , Antonio Alzate ,, 7 AA Horas. Temp Horas. Temp. REVIA. 12.065 LM sE HA 20.0 32 2 12. A RA 21. 08 320005. RL Id EA 21. 20 des 11. 28 Et idanidas 20. 71 ah 10. 93 rre 19. 65 Gi. bo 10. 89 6:4S dd ota 18. 07 Dl. 06 Ed 11. 64 D agl eboín el 16. 72 Bo audio 33. 02 NS 15. 78 E NE 14. 61 Mar 04 2 0bD% 14. 97 o 16. 26 E AO 14, 25 y E a E 7305 0 e a 13. 63 12 dia-..19. 24 12 noche......13. 08 Í Media diurna=150485 Con el fin de eliminar de estos valores las irregularidades de que pudieran estar afectados todavía, irregularidades pro- - yenientes de causas accidentales y errores propios de obser- vación, que de hecho existen aún tratándose de series más di- latadas, con las cifras precedentes hemos calculado los coe- ficientes de la serie harmónica que representa la variación diurna. ; t=a, sen (m +4,) +a2 sen (2 m+g.)+...... en la que m representa el tiempo contado en ángulos á razón de 150 por hora y á partir de la media noche, a,.... 4s2.... el coeficiente de la variación ó componente llamado amplitud, f1.--.P2..-- la época, es decir, el tiempo expresado en arco desde O hasta el momento en que la variación llega á su máximo. Determinados por los métodos conocidos los valores de a y £, llegamos finalmente á la expresión general que con cua- tro términos variables representa la variación diurna de la temperatura de la ciudad de México. 8 Memorias de la Sociedad Científica t=150485 + 4.0746 sen ( m-+22150) +1. 171 sen (2m>+ 43.08) +0. 109 sen(3m-+ 60.03) +0. 172 sen (4 m + 238.08) Esta fórmula aplicada 24 veces nos da las correcciones que debe sufrir la temperatura media diurna para convertirse en la correspondiente á los 24 instantes del período diurno, obte- niéndose de este modo las cifras que figuran en la siguiente tabla juntamente con las diferencias que resultan entre la tem- peratura observada y la calculada. Horas. temp: oo Horas. temp: oo 1 oO OOO IS OE 20.38 —006 AS 12.22 —-0.08 y E EOS 21.13 —0.10 del o O A o 21.99 —0.09 PE ES A ad. ll lousdale. 20.72 —0.01 ob ÑTaR 1066 ¿EU0Ta said eplas: 19.54 -+011 (TS 1059 :0.00% sis ina e 1808 —0.01 ion A A 16.72 0.00 dae 12.000.012 ba 201 asta 15.67. +01 o BS. 000s Alle Coles 14.90. +0:07 LO Les e ao A 14.27 —002 da 17002003 las 13.67 —0.04 DN 19.26 0009 iS Un 1312 —0.04 De esta tabla podemos ya deducir las correcciones que de- ban aplicarse á las siguientes series. SERIES SIMÉTRICAS. (1) 4 (61 12 + 18 + 94)=" 00154 (2) ....2 (4410416 + 929= 0. 15 (O Is O O A ES A E (5) MA q 28) ol 0102 “¿Antonio Alzate.” y TICECDL DIED IDIEDIIE DIAL LI (Gh dl (8:20) = +1.021 (Tr ice aLe 21) +0. 75 (8) du d0329) E 4-0).19 Deia 1 == 0 SERIES ASIMÉTRICAS. (10) ....4( 7+ 14+ 2.21)= —0.14 (11) ....3(64+12+21) = +0.47 (19) ....3 ( 6+ 13 + 21): = +0.10 (13) -...3 ( max + min) = —0.47 (Di A TÁ VAMO 0188 (15) ....4(8-418+20) = —0.88 (16) ....4 10+15 + 2.20) = —1.05 De todas las anteriores combinaciones, la que da un resul- tado enteramente de acuerdo con la media verdadera, es la marcada con número (5), pues su corrección de — 0.02 es sin duda inapreciable tratándose del termómgtro cuya escala más ó menos imperfecta sólo permite apreciar, en lo general, dé- cimos de grado. Son también recomendables, designándolas er el orden de su precisión la (3), (12), (9), (10), (1) y (2), por- que las correcciones que acusan quedan en verdad compren- didas dentro de los errores que ya en defecto, ya en demasía pueden cometerse al hacer la lectura de la escala termomé- trica. En cuanto á la (14) que es la empleada en la mayoría de las estaciones mexicanas, la (15) de que hace uso el Obser- vatorio de Zacatecas, y la (16), que era de la que se servía el ilustrado Profesor Sr. Baturoni en su observatorio particular de Veracruz, necesitan correcciones que sobrepasan, princi- palmente las dos últimas, el límite de lo tolerable. Decíamos antes que aunque determinadas las correcciones con datos de la Oficina Meteorológica Central, creíamos sin embargo podrían aplicarse sin error sensible aun en lugares muy distantes de la capital; como prueba y en confirmación Memorias.—[1900-1901].—T. XV.—2, 10 Memorias de la Sociedad Uientífica wm de nuestro acerto vamos á consignar las que se deducen de las medias de temperatura que resultan de 17 años de obser- vaciones practicadas en el Observatorio Naval de Washing- ton, (1862-78) para algunas de las principales combinaciones. SERIES SIMÉTRICAS. 0.4061 14+42%) '=-+0%210 ae 7 o 28) 7 E 00106 (0 e 20) = 020 60 (Misco) La (eo Ea) 02 (Ma a o ita 007 E : =, SERIES ASIMÉTRICAS. 3 (10) (TE 14H 21 21) 0.004 E mee Ta al) gai (12)... -P(6+13+21) ' = +0: 02 (13) ....4 (Max + Min) = +0. 44 UA E A e o sis apo LEA (16)/.-.4 (104 15 420 4 20)= 0. 72 Comparando estos resultados con los que hemos calcula- do para México, se nota desde luego una perfecta igualdad tanto más notable cuanto que se trata de dos lugares que en latitud, altitud, constitución geológica y condiciones topográ- ficas difieren sensiblemente y por lo mismo sus cireunstan- cias atmosféricas; semejanza de la que debe excluirse toda idea de casualidad, de coincidencia, porque ya hemos visto que todos los signos, excepto uno sólo, se corresponden, y que las cantidades que afectan, con pequeñas diferencias, tienen casi el mismo valor. Creemos pues, fundadamente, que las correcciones apli- “¿Antonio Alzate. ” 11 ”o. OLDILILIIL LDL LILLE cables á cualquiera de las series anteriores y particularmente á las que se usan en las estaciones de la red mexicana, serán adoptadas por nuestros colegas del país. En todo caso desea- ríamos que como una verificación se hicieran pruebas en al- gunos de los observatorios de los Estados. Damos fin á la presente Nota con dos palabras acerca de la historia de la adopción de la serie (14) en la República. Hacia el año de 1815 el Profesor C. Dewey examinó las horas señaladas en la combinación (14) adoptadas por la So- ciedad Meteorológica de Manhein, en Baden, Alemania, con relación á sus aplicaciones al clima de la América del Norte; en 1816 y 1817 hizo una corta serie de observaciones horarias en Williamstown, que pusieron de manifiesto lo adecuadas que eran dichas horas para la práctica de las observaciones en los Estados Unidos. Fueron en consecuencia recomenda- das por el Instituto Smithsoniano de Washington y la Socie- dad Mexicana de Geografía y Estadística á propuesta del Sr. Ingeniero Geógrafo Don Francisco Díaz Covarrubias las adoptó en 1862 para nuestro territorio, cuando inició el establecimiento de es- taciones meteorológicas, ú reserva de que se hicieran experimentos directos para verificar en la República sus resultados. La discusión de la combinación referida con los datos recogidos en los E. Ú. indica que produce un resultado superior á la verdadera “media cerca de 0250 F. ó sean 02929 e." Al establecerse el Observatorio Central y los correspon- sales de los Estados recomendó igualmente la serie (14) ocu- pándose por algunos años en discutir los resultados de varias combinaciones y suspendiendo la discusion en 1889. En otros trabajos que tenemos en preparación, daremos á conocer las correcciones aplicables á cada mes y á los demás elementos atmosféricos. Tacubaya, Agosto de 1900. (1) Bulctín Meteorológico del Observatorio Central de México. Mes de Marzo de 1877, publicado en los Anales del Ministerio de Fomento. Año de 1877. Tomo III, pág. 42. EN, id 4] E O ES : 0: er Mi LA SAPONINA Y EL ACIDO FITOLACICO EN EL NAMOLE Por el Dr, Federico F. Villaseñor, M. $, A,, Químico del Instituto Médico Nacional. . Con motivo del estudio que en el Instituto Médico Nacio- nal he hecho acerca de dos plantas cuyas raíces vulgarmente se confunden con el nombre de ñamole, pero que técnicamente corresponden una á la Microsechium Helleri ( Cucurbitáceas) y la otra á la Phytolacca octandra (Fictolacáceas ) confusión que depende de que ambas plantas se emplean en el lavado para substituir el jabón, hice una serie de investigaciones acerca de los principios inmediatos contenidos en ellas y que pudieran explicar la razón de esta semejanza de aplicaciones, teniendo hoy el gusto de participar á esta H. Sociedad los resultados que he encontrado hasta ahora. Grandes son desde luego las diferencias que entre ambas plantas existen, así desde el punto de vista fisonómico como botánico y químico, y difícilmente se comprende la confusión teniendo á la vista ambas plantas; pero sí se explican si sólo se consideran sus raíces y más aún, si se recuerda la tenden- «ia constante é inveterada de nuestro pueblo de aplicar el mis- mo nombre á drogas diversas con tal que tengan aplicación 14 Memorias de la Sociedad Científica LIL semejante, tendencia que se acentúa más al cambiar de loca- lidades y que trae la consiguiente confusión cuando se trata de estudiar esas drogas y se tiene que recurrir para obtener- las, como generalmente sucede, á personas vulgares que ni tienen ni se les puede exigir otro conocimiento que el nom- bre y la aplicación vulgares. Esta identidad en los nombres y aplicaciones vulgares ha hecho surgir la idea de que las drogas que los tienen encie- rran entre los principios inmediatos que las componen alguno ó algunos de acción semejante, ó bien que entre sus componen- tes se cuenta un principio determinado al que es debida la apli- cación y el nombre; sin que pueda asegurarse que siempre sea esta la razón de esa semejanza de nombres y se podría citar una gran cantidad de plantas en que lo único semejante es el nombre, por ejemplo las contrayerbas, las retamas, las damia- nas, las sábilas, los peyotes y otra infinidad que sería prolijo enumerar; pero algunas veces suele suceder que la idea es jus- ta, pues el nombre corresponde á la aplicación y ésta á su vez depende de la existencia de un principio con propiedades deter- minadas; tal es el caso de las plantas que nos ocupan y que en ma yor escala y sólo desde el punto de vista botánico, ha dado origen á un notable opúsculo publicado por el Sr. Dr. Urbina. y que titula “Los Amoles de Hernández” “); en él estudia gran cantidad de plantas llamadas vulgarmente amoles y las clasi- fica, y de una manera secundaria asienta la idea de que la apli- cación que todas ellas tienen para reemplazar el jabón en el lavado y que les ha valido el nombre de amoli (espuma), de- pende de la saponina que cuentan entre sus principios cons- titutivos. Pasando al terreno químico, podemos preguntarnos ¿la existencia de la saponina caracteriza á los amoles? Sin duda no; puesto que la saponina se encuentra en una infinidad de . 1] (1) Anuario de la Academia Mexicana de Ciencias, II, 1897, p. 174.—““La Naturale- za'” 2? serie, IU, p. 246. ¿“Antonio Alzate.” 15 plantas sin relación ninguna entre sí, ni de familia, ni de as- pecto, ni de uso industrial ó medicinal; es un principio que entra en el grupo de los glucosidos y que, aunque cuando fué descubierta por Schrader en la Saponaria (Saponaria officina- lis) causó grande entusiasmo por sus propiedades, perdió mu- cho de su interés desde que otros muchos químicos demostra- ron su presencia en un gran número de plantas y sobre todo, desde que estudiando más á fondo el papel fisiológico que des- empeña en el organismo vegetal, se llegó á comprender que es un material de reserva que fabrica la planta para utilizar- lo ella misma en cierto momento de su desarrollo; así, induda- blemente es un principio que como el tanino, las azúcares, go- mas y otros, existe en infinidad de plantas en cantidades más ó menos apreciables y no siempre capaces de determinar una aplicación, y creo, que como son plantas curtientes, por ejem- plo, no todas las que contienen tanino, sino las que lo contie- nen en cantidad; deben considerarse como amoles, no todas las que contienen saponina sino las que la contienen en can- tidad suficiente para poder emplearlas en substitución del ja- bón, debido á la propiedad de la saponina de emulsionar los Cuerpos grasos. i Pues bien, si tenemos en la existencia de este principio la explicación del uso vulgar que en diversas partes del globo se hace de multitud de plantas empleadas para substituir al jabón y en cuyo nombre vulgar se revela esta aplicación (co- mo saponaria, jaboncillo, jabonera, amole, etc.), debemos en- contrarlo, y en cantidad, en nuestras dos plantas, puesto que ambas son consideradas como amoles. En efecto, en el rizo- ma primeramente estudiado (Microsechiuwm Helleri), encontré casi todo el extracto alcohólico formado por saponina, pudien- do asegurar que produce próximamente el 30 por ciento de ex- tracto alcohólico en el que más del 90 por ciento es saponina; pero en lá raíz de la segunda planta (Phytolacca' octandra) el extracto alcohólico forma apenas el 5 por ciento y en él, aun- 16 Memorias de la Sociedad Científica AIAIIIIAN m ILLIA ”m que se pudo demostrar la presencia de la coa es en can- tidad poco apreciable. Hemos aquí llegado al punto culminante de un primer pro- blema que resumiendo podemos plantear así: hay dos plantas conocidas vulgarmente con el mismo nombre: amole y que forman parte del numeroso grupo de los amoles'; los amoles están caracterizados por contener entre sus principios inme- diatos constitutivos una gran cantidad de saponina. Pero el rizoma del Chichicamole (Microsechium Helleri) contiene gran cantidad de saponina; es decir, está de acuerdo con la con- clusión; mientras que la raiz de la Mazorquilla (Phytollaca oc- tandra) casi no contiene; esto es, está en contra de la conclu- sión. Luego, alguna de las premisas es falsa, 9 en otros tér- minos: Ó la Mazorquilla no es amole, ó los amoles no están ca- racterizados por contener una gran cantidad de saponina. Dudar de la exactitud de la 1* proposición, equivale á te- ner por falsa no sólo la autorizada opinión de gran número de sabios naturalistas que dan y han dado lustre y gloria á nues- tra patria, sino á echar por tierra la experiencia, vulgar, es cierto, de siglos, lo que tratándose por ejemplo, de una droga medicina: es perfectamente aceptable porque ¡cuántos errores, algunos de ellos crasos, nos ha trasmitido la tradición en ese asunto, y que todos no tienen más fundamento que algunos casos mal observados y peor interpretados! pero tratándose de una aplicación industrial, es inadmisible, y es un hecho in- dudable' que los mexicanos usaban la Mazorquilla para el lava- do desde antes de la Conquista y la usaron durante ella y la siguen usando ela actualidad y es indudable también que ellos fueron los que demostraron esta curiosa propiedad de la dicha planta al Sr. Hernández y á todos los escritores que pos- teriormente se ocuparon como él, en dará conocer las aplica- (1) M. Urbina. — “Notas acerca de los amoles mexicanos.” —Lectura de be la Sesión del 4 de Octubre de 1897 en la Academia de ciencias exactas, físicas y naturales, correspondiente de la Real de Madrid. = “¿Antonio Alzate.” 17 PLLLLIILIILILDILIILDLIILE LLL ciones de las plantas mexicanas, y por último, es también in- dudable que la tradición dimanada de los primeros mexica- nos se ha extendido hasta nuestro pueblo actual que hace de la planta los mismos usos que los primitivos mexicanos, usos que han sido comprobados como ciertos por nuestros natura- listas actuales; así pues, no es admisible que la Mozorquilla no sea un amole; luego, más fácil es suponer errónea la 2* pro- posición; la saponina en cantidad caracteriza los amoles, pro- posición que nadie, que yo sepa, ha asentado hasta ahora, pues el Sr. Dr. D. Manuel Urbina en su estudio citado acerca de los amoles, aunque lo deja comprender, ni se ocupa del asun- to, ni menos asienta tal proposición que es enteramente mía, y por lo mismo, cosa fácil es que esté en un error; pero sin pa- sar adelante en esta discusión, el mismo vulgo se encarga de resolvernos esta aparente contradicción, porque si es verdad que aplica el nombre de Chichicamole (amole amargo) al rizoma de la Microsechium Helleri en lo que tiene razón de sobra, no aplica este nombre á la raíz de la Phytolacca, sino á su fruto que emplea en el lavado cuando está verde; así es que la sa- ponina la debemos encontrar no en la raíz sino en el fruto ver- de de la Mazorquilla, estudio que hasta ahora no me ha sido posible emprender; pero que pronto haré y tendré la honra de comunicarlo á la Sociedad. HI Como al principio digo, en el Instituto Médico Nacional, hice el estudio de las raíces de estas dos plantas y la confu- sión que hubo entre ellas me sugirió la idea de hacer un tra- bajo que tiene algunos puntos de contacto con este y que pre- senté como lectura de turno en ese Establecimiento, vinién- dome por ese trabajo el conocimiento de que en el fruto de la Memorias.—(1900-1901].—T. XV.—3. 18 Memorias de la Sociedad Científica LLL LILIA e Mazorquilla, existía tal vez además de la saponina, otro prin- cipio al que podían ser debidas sus aplicaciones terapéuticas: el ácido fitolácico. No es una novedad el conocimiento de este cuerpo á pro- pósito del cual Terreil, su descubridor, se expresa así: (*) “Haciendo investigaciones sobre las materias colorantes rojas de los vegetales, he descubierto en los frutos de la Phy- tolacca Kaempferi un nuevo ácido orgánico que existe en esta planta al estado de sal de potasa y al que doy el nombre de ácido fitolácico para recordar su orígen. Los frutos de la Ph. decandra contienen igualmente este ácido, pero en menores pro- porciones”, “Extraigo el ácido fitolácico de la manera siguiente: tritu- ro las bayas de la Phytolacca con alcohol á 400 ó 509, decan- to el líquido y exprimo el residuo en un lienzo; filtro el líqui- do obtenido, lo evaporo á suave calor hasta consistencia de extracto casi seco; después trato este extracto por alcohol á 900 malaxando fuertemente la masa gomosa insoluble que envuelve el fitolacato ácido de potasa que contiene. Esta sal que es muy soluble en alcohol concentrado, se disuelve al mis- mo tiempo que los principios azucarados y una pequeña can- tidad de materia colorante. Filtro'el extracto alcohólico, expul- so en seguida el alcohol por el calor y redisuelvo el extracto siru- poso en el agua. Es en esta última disolución, que enrojece fuertemente el papel tornasol, que ha demostrado la presen- cla del nuevo ácido observando la reacción siguiente que es característica. En efecto, agregando ácido clorhídrico á esta disolución, no se produce nada en frío, pero calentando, he visto todo el líquido convertirse en una jalea bastante consis- tente para no escurrir cuando invertía el tubo,en el que hacía el ensaye; además he demostrado que al contrario de las pro- piedades ordinarias de las jaleas vegetales, este ácido coagu- lado, insoluble en el agua, es muy soluble en el alcohol á 900.” “En fin, para aislar el ácido fitolácico de la disolución de (1) Comptes-rendus Ac. Se. Paris.—T. XCI. —Julio 4 Diciembre de 1880. pág. 856.. ““Antonio Alzate.” 19 PLLLLILLIIILDLILLILLDIIIL LILLO ILLIA OO III APLI IA de que se trata, vierto primero algunas gotas de acetato neu- tro de plomo, que no tiene ninguna acción sobre el fitolacato, ácido de potasa, pero que precipita la materia colorante; des- pués en el licor filtrado agrego subacetato de plomo que pre- cipita el ácido fitolácico. Después de haber lavado el fitolaca- to de plomo, lo he descompuesto por el hidrógeno sulfurado en presencia del agua; en seguida después de filtración para e el sulfuro de plomo, he evaporado el líquido á se- quedad.” “El ácido fitolácico es ineristalizable; se le puede llevar al estado de desecación completa sin alterarlo. Se presenta en- tonces bajo la forma de un barniz gomoso, transparente, de color amarillo-moreno, no delicuescente; es muy soluble en el agua y en el aleohol concentrado; el éter no disuelve sino una débil cantidad. Su disolución acuosa enrojece fuertemente el tornasol; se le puede llevar á la ebullición sin alterarlo; pero si se le agrega previamente ácido clorhídrico ó sulfúrico, el ácido fitolácico se transforma en jalea como se ha dicho arri- - ba; el ácido acético no produce esta transformación. La diso- lución alcohólica del ácido fitolácico coagulado siendo evapo- rada deja depositar este ácido bajo su forma gelatinosa.” “Los álcalis diluidos y el amoníaco disuelven fácilmente el ácido gelatinoso; pero losgycidos lo reprecipitan de estas so- luciones aun en frío.” “El ácido fitolácico libre no precipita ni el nitrato de pla- ta, ni el cloruro de bario, ni las sales de cal; á la ebullición re- duce sin embargo la sal de plata.” “Los fitolacatos alcalinos son incristalizables.” “El ácido fitolácico saturado por un ligero exceso de amo- niaco, da después de evaporación á sequedad cuando se vuel-: ye á tratar por el agua una disolución que posee todavía reac- ción ácida. Esta disolución da con nitrato de plata un preci- pitado amarillento, soluble en el ácido nítrico y en el amonía- co; no precipita el cloruro de bario sino en presencia de un exceso de amoníaco. 20 Memorias de la Sociedad Científica -LPIDLIDELLILIIOIDIDDZIDL “La sal de plomo que se obtiene por precipitación con el subacetato de plomo contiene 44.55 de 100 de plomo metálico lo que da sensiblemente el número 130 para el equivalente quí- mico del ácido fitolácico considerado como ácido monobásico ó el número 260 si se le considera como ácido bibásico, lo que parece admisible en presencia de la acidez de la sal de potasa que existe en las Phytolaceas.” “La falta de materia estando la estación muy avanzada para procurarme frutos de Phytolacca Koempferi en cantidad suficiente, me ha impedido determinar la composición elemen- tal del ácido fitolácico. Me queda igualmente por estudiar las causas de la transformación de este ácido del estado soluble al insoluble. ¿Hay simple modificación isómera ó desdobla- miento á la manera de los glucosidos? cuestiones importantes de resolver. Dejo, pues, á una época más propicia la cuestión del estudio al ácido fitolácico.” : Yo, con estos datos me puse á buscarlo en el fruto de nuestra fitolaca, habiéndolo encontrado en cantidad regular; lo busqué también en la raíz donde según Eberhart se encuen- tra igualmente, sin lograr encontrarlo. De los procedimientos que seguí para su investigación, uno tiene semejanza con el de Terreil y me parece un poco menos complicado; lo llevé 4'calepor indicación del Sr Prof. F. Río de la Loza y consiste en tratar el jugo del fruto por el ssubacetato de plomo, neutralizar el plomo por el hidrógeno sulfurado, concentrar en B. M. y agotar por el alcohol; este procedimiento es bueno, pero es un poco más dilatado y peno- so que el siguiente que se me ocurrió en vista de las propie- dades del ácido; el jugo del fruto se concentra en B. M. hasta consistencia de extracto y se agota por alcohol absoluto que por evaporación deja el ácido mezclado con azúcar. Este ácido se presenta con los mismos caracteres que lo «describe Terreil; es decir: es un cuerpo amorfo, blando, de consistencia de extracto, de color amarillo moreno, de olor ““* Antonio Alzate.” 21 CLLLEODIL WILLIS LODOS DII ID de melasa, de sabor ligeramente ácido y astringente que se no- ta principalmente en la faringe al tragar, de reacción ácida marcada; es soluble en el agua y en el alcohol; casi insoluble en el éter. Tratada su solución acuosa por los reactivos, presenta las reacciones siguientes: percloruro de fierro, nada; nitrato de plata, nada inmediatamente, reducción al cabo de un rato; sub- acetato de plomo, ligero enturbiamiento; acetato neutro de plo- mo, nada; cloruro de bario, nada; cloruro de calcio, nada; car- bonato de amoníaco, nada; potasa, nada; bieloruro de mer- curio, nada; agua de barita, ligero precipitado blanco; los áci- dos minerales diluidos dan la reacción característica, es de- cir: alentados ligeramente producen la coagulación de la so- lución en forma de jalea que los álcalis disuelven; en frío se produce la misma reacción, pero es mucho más lenta, pues di- lata de hora, y media á dos horas según el ácido mineral em- pleado, siendo más rápido con el clorhídrico y un poco menos con el sulfúrico; haciéndose también más lenta la solución de la jalea por los álcalis. Fisiológicamente solo puede atribuírsele una ligera ación laxante, sin producir irritación ninguna en las mucosas. Este ácido que no tiene de notable químicamente hablan- do, mas que la curiosa propiedad de coagularse bajo la influen- cia de los ácidos minerales, es considerado por algunos auto- res como perteneciente al grupo químico de las saponinas; es. decir, es un glucosido que por la ebullición con los ácidos mi- nerales sufre un desdoblamiento en el que se produce gluco- sa y una substancia resinoide insoluble en el agua y soluble. en el alcohol, propiedad que he tenido oportunidad de ratifi- car, así como otras que efectivamente son semejantes álas de la saponina, como producir abundante y persistente espuma por agitación y emulsionar los cuerpos grasos; pero difiere de ella por varias reacciones, por ejemplo, la del acetato neutro de plomo que en las soluciones de saponina produce un pre- cipitado gelatinoso. Decisivo sería para demostrar esta seme- 92 Memorias de la Sociedad Científica SISSI IDIDEDIDDDDIIDEDIDIIDDIZIDZDII8DA8DILDW!DSS ID DI0ODD ZIDANE janza, ver si el producto del desdoblamiento por los ácidos era sapogenina; pero no he tenido tiempo de hacerlo: sin embargo, con las reacciones comunes que ambos presentan y entre las que se cuentan las principales (espumear, emulsionar los cuer- pos grasos, y sufrir descomposición por la ebullición con los ácidos) que determinan las aplicaciones de la saponina, pode- mos sin gran temor considerar realmente á este ácido como una saponina; tanto más, cuanto que en este grupo se encuen- tran, como en todos los grupos químicos, cuerpos que presen- tan reacciones comunes ó de grupo y especiales á cada uno de ellos; nada ravo tiene pues, que el ácido fitolácico tenga las propiedades emulsionantes de la saponina, determinando así su aplicación vulgar de servir para el lavado y carezca de sus propiedades irritantes y depresoras que explican la falta de efecto fisiológico. En vista de esto, surgen toda una nueva serie de proble- mas químicos y fisiológicos cuya resolución, interesante por demás en extremo, será obra del tiempo y de nuevos estudios, y que ahora solo me contento con enunciar; en efecto, ¿los frutos verdes de la fitolaca contienen realmente saponina co- mo lo dicen los autores ó no es más que el ácido fitolácico que, como ella, puede servir para lavar? ¿la saponina del fruto ver- de se transforma en ácido fitolácico en el fruto maduro? ¿los efectos purgantes de la fitolaca son debidos á la saponina, á la fitolacina ó al ácido fitolácico? Son «puntos dudosos aun y que urge resolver sobre todo ahora que nos preocupamos gran- demente por conocer debidamente nuestros productos natura- les y que los avances de la terapéutica exigen conocer los prin- cipios activos de las drogas para emplearlos de preferencia á ellas por las inmensas ventajas que proporciona el uso de prin- cipios enérgicos, puros, de acción constante y bien experimen tados. México, Julio 1? de 1900. THE ORIGIN OF THE INDIVIDUAL.” ON THE IMITATION OF PROTOPLASM BY PROF. A. L. HERRERA, M.S.A., Chief of the Commission of Parasitology. [PLATE 1]. Bútschli began the study of these subjects by preparing his artificial protoplasm with carbonate of potassium and oil, or 0il and sugar. He obtained in this way amaeboid move- ments, vacuols and alveolar structure. Since the year 1897 1 have been making methodical researches on this subject. I ha- ve accepted and rejected many theories successively and have avoided all prejudice. I have obtained several imitations of protoplasm in the following ways: 1." Mixture of compounds, after Reinke's analysis. Cur- rents of diffusion without structure or evolutions. 2.1 Mixture of albumen of egg with oils; saponification of the alcali, vacuoles, general appearance of protoplasm, no movements or evolutions. Lime water, albumen and oil affords a reticulum and granulations very interesting. The same with peptone, lime soap and albumen. 3.* Myelin of egg, brain, snail or vegetables gives many [1] See “Memorias de la Sociedad Alzate.” L'origine des individus. 1899-1900. vol. XJV, p. 129. ? 24 Memorias de la Sociedad Científica LLL LL DLI0IO0LI0OLDIILI0 IA > structures and movements already described in a former paper.” 4. Myelin is doubtless a mixture of oléats and impuri- ties. Oleat affords a great number of wonderful imitations of structures, movements and evolutions of protoplasm. Oleic: acid should be combined with alcali and the mixture observed in a drop of water, urth the microscope, without couvre—object. The main structures are as follows: 1. Emission of tubes, by endosmotical absorption of water,. either straight or in spirals, pointed or with an appendix sim- ple or compound, spherical or egg-shaped. (Fig. 1-9, 39-43.) 2. Spherical cells with depressed nucleus. 3. Mixing the oleic acid with certain kind of common al- caline soap and water, there are vibrating movements of di- vergent cilia and infusorial evolutions. (Fig. 53 and 55.) By adding oil there appears a cordon with lateral cilia en- ding in spherical appendices, endowed with paa movements.. (Fig. 55.) A mass of this kind has been found to circulate as infu- sorian during elght minutes. (Fig. 53.) This is a proof of my theory of vibratory motion explained by osmotical currents.?” Sometimes a little mass is in motion and as it goes along it undergoes many alterations in its general shape. (Fig. 56- 63.) 4. By heating there appears a number of blood-vessels of' the frog, with nucleus, by the extension of myelin grains. (Fig. 64.) 5. By triturating the myelin in the glass; with the fnger,. in a solution of glycerine (5) in water (7), there appears many drops that pulsate and rotate. 6. The mixture of soap and oleic acid is macerated but in a small quantity of water, for 24 hours. There is an exten- sion of the concentrical grains of myelinjand on adding a fresh. (1) “Memorias de la Socledad Alzate.” vol. XIÍ, p. 241, pl. IV. (2) 1. e. vol, X, 1896-97, p. 322. “Antonio Alzate.” 25 A IDA quantity of water a kind of microscopical snakes in move- ment (Fig. 66-71) and many cells endowed with a great power: of contraction and extension, according the osmotical pressu- re, appears. They have probably an alveolar structure. S. A small quantity of american peptone ( with. aleali ) and oleie acid shows an amaeboid or flagellated form, immo- vable, bus if a fresh quantity of acid is added, it becomes a mass of Bitschl: (oil and sugar) or an interesting imitation of the structure of protoplasm, with granulations and cireles, "as in the drawings of Kunstler. (Fig. 73-76 ) 9. Oleic acid combined with common caustic soda or the same in aleoholic solution added with ammonia and water, presents sometimes the appearance of a colony of Bacterium termo, every erystal of carbonate or every particle being invol- ved with a pellicle of oleate. (Fig. 52.) 10. A particle of caustic soda added with water and ca- prinic acid produces a disk with small holes, as in Foramini- fera, many articulated lines or dendriticals and several imita- tions of Bacteria. (Figs. 49, 50, 51 and 77.) 11. The potassium oleate shows in a drop of water many pseudopodia which stretch and contract as in Vorticella, and also an imitation of the tufts of nucleolus. (Figs. 6 and 7.) 12. Vapórs of ammonia reaching a drop of oleic acid in water affords many little drops turning in every direction. 13. By macerating oleate of ammonia in a small quantity of water or Pfeffer solution the following is obtained: 2.* day. Many tubes floating and forming a kind of textu- re. (Fig. 163.) By adding water there appear microscopical snakes knotting and untying themselves. (Fig. 152-161.) Also a vesicle with deformations by rupture, heavy and transparent. 3 day. A mass of transparent drops, one or two of them extendingin the water and acquiring ramifications or growing, moving and contracting as a worm (Limnodrilus) and resting E nd Memorias. [1900-1901].—T. XV.—4. 26 Memorias-de la Sociedad Científica immovable as soon as the absorption of water is finished. (Fig. 10-17.) : This a new proof of my theory of muscular eontraction explained by osmotical causes, as in the Rhumbler's theory of mitose. 5% day. Gigantic mass resulting from the soldering of ma- ny grains of oleate. By adding fresh pure water there are ve- ry curious deformations as explained in the drawing. (Fig. 18-24.) y 10. day. Mycellium of Funglepiomita, (Fig. 29-34) amae- boid forms endowed with rapid movements. (Fig. 104.) 14'” Rancid oil, oleie acid and ammonia: pellicles heavy, with vacuoles, trembling and eontracting. (Fig. 81-85.) PREPARATIONS. RESULTS. Dry oleate of sodium. Sporidia of Fungfavua, tubes of Fungaspergilla (Fig. 35.) Oleate ofsodiumin alcohol tor four Elastic vesicles, contracting or ex- days, observed in water. tending themselves with a eu- rrent of air or with the heat, and moving slowly as Infusorians. So- metimes aninternal boiling of par- ticlesin each vesicle. (Fig 103.) Commercial silicate of sodium and The same. oleic acid. In water. Evaporation of a solution of oleate Vacuolated protoplasm ofthe young of sodium in CS? cells of plants, with granulations. Insoluble. (Fig. 106.) Sulfoleic acid in formation, in wa- Mass floating with a curions series ter. 3“day. : of pyriform productions (sulfo- margaric acid?) Vesicles with a membrane. Protoplasmicthreads. Sporulation. (Fig. 107-118.) ““ Antonio Alzate.” 27 PREPARATIONS. Pyriform productions of the lat- ter and oleic acid. Evaporation of the ethereal solu- tion of sulfoleic acid. (In water.) RESULTS. Reticulum and granulations. (Fig. 120.) Vesicles turningas Infusorians, with deformations, for four min- utes. (Fig. 122-127.) Oleate of ammonium dissolved in Vermicular movements. acetic ether and evaporated. (In wa- ter.) Oleic acid, almonds oil and potash, (In water.) Oleate of potassium, dry. (In wa- ter.) Vesicles with deformations in the edges. (Fig. 140-145.) The same. Albumen of egg and chloroform A kind of impure myelin. (Fig. 148 (dissolution and evaporation. ) Brain of sheep and alcohol. Mace- ration and evaporation. (In water.) Oleophosphoric acid and soda. Phosphoglyceric acid and potash. Oleic acid and mexican pitch or lac or oleie acid oxidated, heated for three hours in a bath of sand. In water. With an alcali. Caprinic and capronic acids and sa. : —150.) The same. (Fig. 151.) The same. (Fig. 165-170.) * Several vesicles in evolution. Nucleus. Vesicles with a refracting and empty nucleus. (Fig. 178.) The same. 28 Mexnorias de la Sociedad Científica SN DLII DDN LID LDDILILLISDLSDN LS LIOIIDDDIDIIDIDSS SS IL IIS LL ELIO DRDS PREPABATIONS, RESULTS, Oleic acid tinged with black prin- Amaeboid movements. Currents of ting ink, in a solution of lime. (Na- combination and difusion. De- ked eye.) formation of the edges of a drop ben cent. diameter, for one hour. At the end there are formation and dissolution of many multipo- lar ces. Theshock aífords a new series of divisions in the paraly- zid drop. (Theory of the division of the mass of brain by the vibra- tions or sho£ks of thesensations. ) (Fig. 181-184.) Dleic acid dissolved in carbon bi- Locomotion, deformation and all “sulphide that is heavier than water: kinds ofamaeboid movementsand ilrops of this mixture will be put in chimiotropic phenomena. Many water with a trace of ammonia orso- ' little drops have an ascending mo- ¿la, in a great vessel or in a bottle, vement, in zlg zag. CONCLUSIONS. 1. Movements, structure and most of the physieal proper- ties of protoplasm can be imitated with alealine oleates. 2. Alveolar structure can bo imitated with soaps, oil and sugar (Bútsehli) or oleates. The structure observed by Kuns- tler can be reproduced with oleates and peptone. | | 3. Vibratory, amaeboid and infusorial movements, be- sides- internal eurrents, plasmodium,-empty nuelens, nuelear filaments, can be imitated also with oleates or eaprates. 4. Structures, movements and evolutions results of imbi- bition, osmotical and chemical currents. Chimiotropism is evident in drops of oleie or capric acid in.an alealine solution. 5. Natural protoplasm might be a salt of albuminoids, a “¿Antonio Alzate.” 29 — compound similar to oleates in its physical properties, with an internal energy produced by zymases or ferments. Nuelei- nie acid and albuminoid substanees probably forms the li: ving beings. August 27th, 1900. EXPLANATION OF THE FIGURES. Fig. 1-5. Oleate of ammonium, in water. 6. Oleate of potassium, in water. 7. The same. 8-9. Oleate of ammonium. 10-17. The same, in Pfeffers solution for three days, in water. 18-28. The same, 5 day. 29-32. The same, 11 day. 33-34. Oleate of ammonium, in syrup for two days. In water. 85. Dry oleate of sodium. 36-37. Oleate of ammonium. E 52. Oleate and eaprinate of Addlom. . Oleie acid and soap. 3 The same: vesicles. 55. The same: vibratory movement. 56-71. The same. 72. Oleates: contractil pellicle. 73-76. Oleic acid and alcaline peptone. eS 77. Caprinate of sodium. 78. Oleic acid and ammoniac. 79-80. Oleate of ammonium in Pfeffers solution. 2* day. 81. Oleate of ammonium and rancid oil. 82-85. The same. 86. See 25-28. 87. Oleie acid and lime. : 88-90. Oleic acid and phosphoric acid, in a bon of A tion of ammoniac. 30 Memorias de la Sociedad Científica 91-102. Oleate of ammonium im Pfeffer”s solution. 10” day 103. Oleate of sodium, dissolved in alcohol (870). (Evapo- ration of the dissolution. ) 104-105. Oleate of ammonium in Pfeffer's solution. 11% day. 106. Oleate of sodium, dissolved in CS”. (Evaporation of the dissolution.) 107-127. Sulfoléic acid. 128-137. Oleic acid and conin. 138. Albumen of egg and anilin. 139. Oleic acid, almonds oil and potash. 140. Oleic acid, almonds oil and potash. 146.-147. Oleate of potassium. 148-150. Oleates of the albumen of egg. 151. The sames, of the brain of, sheep. 152-161. Oleate of ammonium in P£effer's solution. 2 day. 162. Ethereal extract of brain. 163. Oleate of ammonium in Pfeffer's solution. 2* day. - 164. Oleate of ammonium in € S* (Evaporation of the dissolution.) 165-170. Oleophosphate of sodium in Pfeffer's Soo 2* day. 171. Phosphoglycerie acid, albumen of blood and oleie acid. 172. Oleic acid-and lac. 173. The same and soda. 174. The same, dry. 175-177. Oleic acid and lac. $ 178-180. Oleic acid with caprinic and capronic acids and alcali. 181-184. Oleic acid in lime solution or dissolved in OS?, in an alcaline solution. VOL. XV. PL. 1. a SE e 168, 164. e y De ES pd A. L. Herrera. Iimitation of the protoplasm. MEM. SOC. ALZATE. MEXICO. , Ñ e . VOL. XV. PL. |. A. L. Herrera. Imitation of the protoplasm. ALPHABETICAL CROSS REFERENCE CATALOGUE OF ALL THE PUBLICATIONS OF EDWARD DRINKER COPE, FROM 1859 TILL HIS DEATH IN 1897 BY PERSIFOR FRAZER, M. $. A., Docteur és-Seiences (Univ. de France) Officier de Instruction Publique. (CONTINUED FROM P. 466. VOL. XIV). Nansen and the Deep Sea (Am. Nat. XXX. p. 927. 1896). National Academy of Science (Am. Nat. XVII. p. 59. 1883). ha m se » (Am. Nat. XIX. p. 583. 1885). . pa a 5 » Proposed division of (Am. Nat. XXVIII. p. 553. 1894.) A » Relations to the Government (Am. Nat. XX. p. 443. 1886). a attitude toward scientific research (Am. Nat. XXITI. p. 1003. 1888). ds flower, A (Am. Nat. XXVI. p. 484. 1889). 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A la primera de ellas hicimos una excursión en los primeros días del mes de Diciembre del año próximo pasado, permaneciendo ocho días en la cumbre que se eleva á más de 4,000 metros so- bre el nivel del mar y desde la que se dominan los extensos y hermosos Valles de Puebla y México. Encontramos allí, y lo re- ferimos para los enltivadores de nuestra historia antigua, los restos de una construcción que según toda probabilidad data de los tiempos anteriores á la conquista, formada por una ca- - lle de unos 75 metros de largo y 3 de ancho que desemboca en una plazoleta en la que se ven restos todavía de otra inte- rior, mediando entre ambas un espacio como de 2 metros, to- do formado de piedras superpuestas sin pegamento alguno y colocadas de tal manera que las paredes son lisas, sin saliente alguno— ¿Era Observatorio, fuerte ó templo? A los que se ocupan de la vida en las grandes altitudes, Memorias, (1900-1901) —T,—XV.—13. a 98 Memorias de la Sociedad Científica les diremos que durante los 8 días de nuestra permanencia en la cúspide mencionada no sufrimos accidente alguno: los fe- nómenos fisiológicos de todo el personal de la expedición se efectuaron de una manera normal, no obstante el abatimien- to tan fuerte de la temperatura, pues generalmente á las 4 de la tarde el termómetro acusaba ya indicaciones bajo cero. Me hablaban también los naturales de la región, de un lu- gar que lleva el nombre de “Las Letras,” designado así por- que en una peña se encuentran vestigios de un geroglífico. Invitado por los señores Director y Subdirector de la Co- misión Greodésica Mexicana para formar parte de la expedi- ción que se preparaba al cerro de Tlaloc, elegida su cumbre, punto trigonométrico de la triangulación que la citada comi- sión efectuaba entre México y Puebla, llevando nosotros por objeto principal la comunicación por medio del heliotropo con las oficinas de Tacubaya y los vértices de Chiconautla y Chi- malhuacán, acepté con verdadero placer, tanto por tratarse de las apreciables personas que me invitaban como por apro- vechar una propicia ocasión para hacer observaciones meteo- rológicas por varios días en una considerable altitud como es la de la mencionada montaña. Nos ocupamos, pues, desde luego en arreglar los varios instrumentos que deberíamos llevar, así como un abrigo para los termómetros, constituido por una casilla de madera con persianas en sus cuatro lados y doble techo, muy ligera y cons- truida de tal modo que todas sus piezas podían armarse y desarmarse fácilmente, formando el todo un bulto pequeño de cómodo trasporte. La falta de un barómetro de mercurio, para viaje, que ha- bríamos deseado emplear de toda preferencia, á la vez que el aneroide y el hipsómetro como medios de comprobación, nos hizo atenernos únicamente á las indicacioues de estos últimos, previamente determinadas sus correcciones. Del 1* al 24 de Noviembre hicimos 25 comparaciones de ““ Antonio Alzate.” 99 cada uno de los 5 hipsómetros de acreditadas fábricas que posee el Observatorio, con el barómetro normal del mismo Es- tablecimiento, de las que se deducen las siguientes correc- ciones. Hipsómetros Corrección: NAO a +-0008 O o E —J 04 A —0 09 AAN o macacos +0 08 A SE —0 07 Correcciones que convertidas á la escala milimétrica, que- dan como sigue; Hipsómetros Corrección. MAI e +9.81 PIPTE SERIA —0.03 A —0.98 o AAA +2,84 Ds Rd —0.39 El aneroide núm. 8,769 ( Negretti € Zambra ) comparado antes y á nuestro regreso. de la expedición, con el mismo ba- rómetro patrón, y durante ella con el hipsómetro núm. 46157, acusó las diferencias ó correcciones siguientes: Antes de la expedición.... +3.46. Durante ,, A o. +3.65 Al regreso de la expedición.+4.97 Las cifras anteriores indican claramente que el aneroide marchó bien durante toda la expedición; pues el valor de la (1) Negretti £ Zambra, (2) Green, (8) Baudin (Wollaston). 100 Memorias de la Sociedad Científica corrección encontrada en el Tlaloc (promedio de varias com- paraciones) apenas difiere del que obtuvimos antes de nuestra partida. En cuanto al que resulta ya de regreso en el Obser- vatorio, es mayor en poco más de un milímetro que los dos primeros, aumento ocasionado tal vez por algún ligero choque sufrido inadvertidamente 'al descender de la montaña. Como todas las presiones que registramos están tomadas con el susodicho aneroide, le aplicamos, pues, la corrección Tm: +4.26 considerándola constante. Los demás instrumentos que llevamos, son los siguientes: YN seco núm. 90791 f corrección Psicrómetro N. $: Z. | Fúmodo 90792 E Varios termómetros de mínima, de alcohol, y de máxima N. GS Z., correctos en toda su escala. Dos termómetros de Máxima y dos de mínima, en el ya- cío, igualmente correctos en toda su escala. Un barómetro y un termómetro registradores (Richard). t Dispuesto todo para la marcha, el martes 28 de N oviem- bre salimos de México para Texcoco, en cuyo lugar permane- cimos todo el día arreglando el trasporte al Tlaloc. Debemos hacer constar, por ser de justicia, que sin la generosa y espon- tánea intervención del Sr. Coronel de E. M. E. Don Manuel González, y del Sr. Don Feliciano H. Macías, dueño y adminis- trador respectivamente de la Hacienda de Chapingo de la que forma pertenencia el mismo cerro límite de nuestro viaje, no habríamos salido al día siguiente conforme á los propósitos del Ingeniero Jefe de la Sección expedicionaria, debido á las di- ficultades con que tropezamos para conseguir las numerosas bestias de carga que necesitábamos. Impuestos dichos seño- res del objeto científico de la expedición, ordenaron inmedia- tamente se nos proporcionaran los medios de trasporte que mejor nos convinieran, logrando salir el miércoles á las 8. a. m. ““Antonio Alzate.” 101 precedidos por un carro y varias acémilas que conducían los instrumentos y equipajes. Dos horas después llegábamos al rancho de Tequexquina- hua, dependiente de la propia hacienda de Chapingo, en el que se nos hospedó y atendió por el resto del día con suma ama- bilidad. Allí hicimos observaciones de presión y temperatura con el objeto especial de determinar la altura del rancho con res- pecto á México. Para la primera empleamos el aneroide á la vez que el hipsómetro núm. 46157, y para la segunda un ter- mometrito anónimo que forma parte del estuche del aneroide, observándolo en la huerta contigua á la casa habitación, sus- pendido á 2 metros sobre el suelo y á la sombra de un árbol. Pongo en seguida los resultados que obtuve, advirtiendo que á las indicaciones del termómetro les apliqué la corree- ción—0.8 determinada antes y después de la expedición por comparaciones con nuestro termómetro normal. Observaciones en el rancho de Tequexquinahua, 29 de No- viembre de 1899. Hora. Presión 409 Temperatura. TNA AA 566.08 12.09 E: RI 64.81 14. 6 ' - de 65.66 14. 2 Dos ai 66.71 E ADS RON Ls Ys 68.62 8. 9 MA iaa 566.38 11. 92 Y los datos correspondientes anotados en el Observatorio Meteorológico Central son los que en seguida se ve: 102 Memorias de la Sociedad Científica Hora. Presión 409 Dif. Temp. Dif. OS 5edi6l. Blas ye le.00, 4 088 2p.m. 83.45 —18.64 14. 8 —/0. 2 A SA 83.14 —17.48 15. 8 —1, 6 aa 83.26 —16.55 13. 2 —3. 5 Da ada 84.15 —15.53 10. 5 —1,. 6 Media. ...583.72 —17.34 13,46 —1. 56 Con los anteriores elementos calculé la altura de Tequex- quinahua, haciendo uso de la conocida fórmula del Sr. Díaz Covarrubias n=A D (log B—log b) (L+%742) De la que resulta para desnivel entre el cero del baróme- tro de México y el lugar en que observamos el hipsómetro (ca- sa habitación del rancho) la cantidad | 258.25 arriba del mencionado cero Refiriendo ahora esta altura al nivel del mar, tendremos: Altitud de la Plaza de México............. 2260.50 Altura del cero del barómetro de México... 17. 00 Altitud del cero del barómetro de México .. 2277. 50 Altura de Tequexquinahua .....o.o ooo... ... 253. 25 - Altitud de Tequexquinahua. .............- 2530. 75 El resultado de esta medición nos merece entera confian- za, dadas las favorables condiciones meteorológicas que rel- . naron en todo el día y la calidad de los instrumentos usados. ““ Antonio Alzate. ” 103 * E Con los primeros albores de la hermosa mañana del Jue- ves 30 y azotados por ún vientecillo frío y húmedo que baja- ba de la Sierra, dejamos el Rancho de Tequexquinahua, ascen- diendo constantemente y gozando á cada paso del espléndido panorama que á nuestros pies se extendía y ensanchaba con- forme nos elevábamos en árida y excueta pendiente, internán- donos bien pronto en las quebradas y vericuetos de la Sierra cubiertas por exuberante vegetación. El camino que seguía- mos entonces es el que ha abierto la Hacienda de Chapingo, para la explotación de las maderas, amplio y bien atendido, que permite el cómodo tráfico de las carretas con que sa ha- ce la extracción, cubierto á trechos por verdadéros toldos de verdura que casi obstruían la luz del sol, presentando notable contraste de tonos de inimitable colorido y frescura. A las 9 a. m. llegamos al paradero de Atlapuleo, depósito de las maderas que bajan de la parte más alta de la Sierra y la mitad próximamente del camino á la cima del Tlaloc, en cu- yo lugar hicimos un pequeño alto y observado el aneroide nos dió la presión 532.""70 que corresponde á una altitud de cerca de 3,000 metros. Vimos allí, como ya lo habíamos observado en la parte bos- cosa del camino, en los lugares descubiertos en que la vege- tación arborescente no había impedido la libre irradiación noc- turna, el suelo y las plantas pequeñas cubiertas materialmente por diminutos cristales de hielo, restos todavía de una muy fuerte helada que se verificó en aquellas alturas en la madru- gada del mismo día. Pocos momentos después proseguimos nuestra marcha, ascendiendo entonces por escalones de mayor ó menor pen- 1 104 Memorias de la Sociedad Científica diente y en forma de zig-zag que nos condujeron, después de tres horas de lenta y fatigosa marcha para las cabalgaduras, á una gran explanada ó meseta, limitada al SE. por la en- hiesta y pelada cumbre del Tlaloc, de la que nos separaban todavía unos 400 metros en el sentido vertical. En esta mese- ta tocamos el límite de la región de los pinos y á partir de ella la vegetación se tornó en la escasa y raquítica de las altitudes que preceden á las de las nieves eternas. Por fin, á las 2 p. m. rendíamos la jornada en la cima del Tlaloc. El espectáculo que á nuestra vista se presentó entonces era bajo todos conceptos admirable. En la parte baja del Valle y al SW , Chalco, mostran- do en el lugar en que por muchos siglos se agitaron las dul- ces aguas de su hermoso lago, los numerosos canales de irri- gación en que lo ha convertido en nuestros días una fuerte empresa agrícola; al W. la ciudad de México envuelta por li- gera bruma y el humo de sus fábricas y rodeada por los ver- geles de Tacubaya, San Angel, etc.; más acá el lago de Tex- coco retratando en sus tranquilas linfas la Sierra de Gruuada- lupe; al NNE, la ciudad de Texcoco con los restos de las gran- des arboledas que en pasados tiempos fueron su mejor ornato; luego la rica y fértil región que se denomina “Los llanos de Apam” y cerrando este grandioso y espléndido panorama el Valle de Puebla con sus numerosas fincas de campo y pue- blecillos pintorescos. No menos grandioso era el espectáculo que nos ofrecían las gigantescas moles del Popocatepetl y el Ixtaccihualt, cuyas níveas cumbres veíamos enfiladas en la dirección SSE, y por un efecto de óptica á menor distancia de la que realmente nos separaba de ellas, así como la del Pico de Orizaba ó Citlalte petl al NE., y el Nevado de Toluca al W.. descollando allá en en los confines del vastísimo horizonte que en aquella altura nuestra vista alcanzaba. ““ Antonio Alzate.” =. 105 ALIS PLLLLDILIIILILIAIIA LLLLIIIIILLILICIIIIIN El resto del día nos ocupamos en instalar nuestro campa- mento en una hondonada que se forma en la cima, circuns- tancia que nos permitió estar al abrigo de los vientos del N. pero no de las inclemencias de una noche friísima, debido á que por defectuosa colocación de la estufa tuvimos que pres- cindir de ella. El descenso de la temperatura fué tan conside- rable que habiendo dejado dentro de nuestra tienda una cu- beta con agua, amaneció hecha un témpano compacto de hielo. Al siguiente día le dimos su conveniente colocación y ya en lo susesivo pasamos las noches bajo una temperatura agra- dable, mientras en el exterior el termómetro se mantenía á al- gunos grados bajo cero. El viernes 1? de Diciembre armé el abrigo para los termó- metros precisamente en la cúspide del corro, habiendo fijado los 4 piés derechos en que se apoyaba por medio de varias re- tenidas que le dieron estabilidad y solidez. Los depósitos de los termómetros quedaban á 1.”80 sobre el suelo y teniendo ya todo dispuesto pude comenzar las ob- servaciones á las 9 a. m. del mismo día. En las tablas que siguen figuran los resultados que obtu- ve durante nuestra permanencia en el Tlaloc. Debo advertir que entre dichos resultados no constan los relativos á la hu- medad relativa y la tensión del vapor de agua, porque tanto el pábilo del termómetro húmedo del psicrómetro como la mu- selina que envuelve el depósito del mismo termómetro, esta- ban constantemente congelados aun en las horas de máxima temperatura; tuve, pues, que prescindir de esos datos y tomar nota de la lección para en circunstancias análogas hacer uso de elementos adecuados. Memorias.—[1900-1901].—T. XV.—.14 106 Es Horas. Presión. 9 a. m. 468.26 2p.m. 66.76 4 p.m. 66.86 6 p.m. 66.86 8 p.m. 66.96 Horas. Presión. Ta. m. 466.26 8— 66.76 g— 67.06 10— 67.66 11— 66.86 12— 66.56 1 p.m. 66,46 2— 65.86 3— 65.56 4— 65.46 5— 65.76 6— 65.96 I— 66.26 8— 66.56 Horas. Presión. Ta. m. 465.96 8— 66.46 Memorias de la Sociedad Científica Diciembre 1%, 1899. NOTAS. 4.7 Limpio.—Calma. —Niebla en el H. 0.8 Límpio. —Niebla en el H. —1.8 Enteramente limpio.—Niebla general, muy densa en el valle de Puebla. —1.7 Limpio.—Viento muy frío del NW, Diciembre 2. Temp. NOTAS. —1.3 Viento muy frío desde la madrugada, del SW. —0.3 2.0 Ent. limpio. — Ventoso. — Niebla enlos dos Valles. 3.5 Viento muy frío del NE. 3.6 Ligeras nubecillas (c s) al E. 2.9 Viento NE—(c s) al E. 4.1 Viento NE—(c s) al E. 2.7 Viento NE—(c s) al E. 2.4 Viento NE—(cu) al W. 1.0 Limpio—Niebla general. —0.6 —1.5 Limpio—Viento muy frío NE. —2.0 Limpio—Viento helado del NW. —2,3 Limpio—Viento helado del NW. Mínima al abrigo. ..—6.2. Máx. abrigo... 5.03 Mínimaálaintemp.—7.5. Máx. intemp... 7. 4 Mínima en el vacío.—6.7. Máx. vacío.. ..4l. 9 Diciembre S. Temp. NOTAS. n —3.0 Limpio — Viento helado del NW con alguna in- tensidad. y —1.5 Limpio—Ventoso, NW. Horas. Presión. y 10— 66.96 11— 66.86 12— 66.46 lp. m. 66.06 2— 65.96 3— 65.76 ¿— 66.26 . 5— 65.96 6— 66.16 T— 66.76 o 66.96 Horas. Presión. Ta. m. 466.26 B8— 66.76 g9— 67.06 10— 67.66 11— 67.56 12— 67.56 1 p.m. 67.26 2— 66.86 3— 66.06 4 65.56 5- 65.76 6— 65.76 “(Antonio Alzate.” 107 PELLIOL LILLO LIL LIL ALI Temp. NOTAS. 66.96 —0.5 Limpio—Ventoso, NW. 0.5 es al E.—Ventoso, NW. 1.5 es al E.—Ventoso, NW. 2.0 e s al E.—disminuye el viento. 2.5 cs al E.—disminuye el viento 2.5 csal E. 2.5 csal E. 1.6 Limpio —Bruma H y niebla en los dos Valles. 0.0 Limpio—Bruma H y niebla. —Calmó el viento. —0.9 Limpio— Bruma H y niebla. —1.7 Limpio— Bruma H y niebla. —1.3 Limpio—Bruma H y niebla—calma. Mínima al abrigo. ..—3.0. Máx. al abrigo. . 4.1 Mínima á la intemp.—4.8. Máx.álaintemp. 5.2 Mínima en el vacío.—4.3. Máx. en el vacío. 40.8 Diciembre 4. Temp. NOTAS. —1,4 Viento helado NW.—c s en el 22 c. —Nieblas muy densas en los dos valles. —0.1 Viento helado NW.—c s en el 22 c—Niebla. 1.3 Viento fresco del N. — Bruma H. — Niebla en el valle de Puebla cubriendo parte del de México. 2.2 Viento fresco NE.— 4.9 Calma—cs. al E y W. 3.5 Viento ligero NE.— 3.5 Viento ENE. —cs al E y W. y c cu al zent, 3.7 Viento ENE.—ces al S y W y c cu —-Sigue acen- tuándose mal tiempo. 3.0 Viento ENE. —Siguen aumentando cs en el 42 cuad. 1.0 Viento ENE.—c s en el 4? cuad y carraf. con dir. z á NNW. —0.7 Viento ENE.—cs y e (2)— —0.8 Viento helado NNE.—c $ y e (2) —Niebla densa y bruma. 108 Memorias de la Sociedad Científica Horas. Presión. Temp. NOTAS. — 65.96 —1.5 Viento helado NNE. —cs (1) — Niebla densa y bruma. ' 8— 65.96 —1.5 Viento helado NW.—Niebla densa y bruma. 9— 66.56 —0.8 Calma—c s (1) Niebla densa y bruma. Mínima al abrigo. .—3.6. Máx. al abrigo... 6.3 Mínimaálaintemp.—5.5. Máx. á laintemp. 8.9 Mínima en el vacío.— 5.1. Máx. en el vacío. 43.7 Diciembre 5, Horas. Presión. Temp. NOTAS. 8 a. m. 465.86 0.2 Viento fresco WN W.—BH.cs. ce cú y e (2) 9— 6.26 1.7 Viento fresco WN W.—BH. E y» (0) 10—= 6.56 3.5 2 ” »” 2) 2 (2) 11— 6.46 3.5 Viento S—. Se 2 5 (4) 12— 6.06 3.7 Calma" E y (5) p.m. 006 US — — (6) 2— MOSES — = (7) 3— 5.26 2.3 Viento E. ”» —cúyacú (8) 4— 546 23, S.—cú.acúyas (1) Niebla general muy densa. | 5— 5.56 0.2 Viento ligero S—ci s y as A (== Niebla general muy densa. ' 6— 5.66 —1.0 Viento ligero S— cis yas (9)— y Niebla muy densa en los dos Valles. T— 6.06 —1.2 Viento ligero y frío W—cs y as (3) = Bruma y niebla. 8— 7.06 —1.6 Calma—ces y as (3)— Bruma y niebla muy densa. 9— 7.66 —1.8 Calma—ces y as (3) Bruma y niebla muy densa Mínima al abrigo. .—3.3. Máx. al abrigo... 7.2 Mínima álaintemp.- 4.5. Máx. álaintemp. 9.6 Mínima en el vacío.—S.1. Máx. en el vacío. 43.9 AILILIOSLILII/IOI/IOI II L LI III Horas. Ta. m. ga Presión. Temp. NOTAS. 465.06 1.0 Viento frío ESE—cs. cceú.yas (6) 5.26 3.3 » » y —es.eccó.ye (7) Halosolar. 6 IMD A DR PRE) 5.66 3.0 $ ”» ,» —Csyas (9) E A (9) UR RUANDA DE! (9) A EN O (8) 5.46 3.8 ” ” UN ” (8) A A ad Ms (7) 5.06 2.6 » ligero NNE— ,, (5) 5.06 —0.3 ,, e o —» (10) 5.56 —1.0 5 ds A (10) Niebla muy densa en los dos Valles. 5.66 —0.8 Calma—ces y e cú (6) Halo lunar. 5.96 0.2 Viento ligero fres. E—csyccú (7) 6.46 —02 ,, $ ESE= ,, (4) Mínima al abrigo. .—4.0. Máx. al abrigo... 7.2 Mínima álaintemp.--5.3. Máx. ála intemp. 9.9 Mínima en el yacío. - 4.5. Máx. en el vacío. 45.9 Diciembre ”. Presión. Temp. NOTAS 466.56 —0.8 Viento S.- cs, c cú y a cú (8) 66.76 0.2 » “sa cú y e cú (aborregados muy her- IMO0808). 66.76 1.0 Viento frío SE—c cú y a e (10) 67.46 47 ,, ligero SE—cs y c cú (6) 68.06 3.1 ,, arrafagado SE— ,, (9) 68.06 3.9 ,, ligero SE-- PA 67.56 3.3 Calma—c cú y a cú (9) O “BOM IL (9) 67.46 2.5 Fresco SE—e 8 y a cú (8) “Antonio Alzate.” Diciembre 6. 109 110 Memorias de la Sociedad Científi ca Horas. Presión. Temp. NOTAS. 4— 67.76 2.1 y (8) 5— 68.06 ¡lg » ) —carrafagados (5) 6— 68.36 0.5 Muy frío SE—cs y € (4) Mínima al abrigo..—29. Máx. al abrigo... 6.1 Mínimaálaintemp.—3.6. Máx. á laintemp. 8.1 Mínima enel vacío.—3.4. Máx. en el vacío. 44.3 En las primeras horas de la madrugada del día 8, nuestro tranquilo sueño fué interrumpido por el gran ruido que oca- sionaba un viento arrafagado que á ratos soplaba con tal in- tensidad y sacudía con tal furia la lona de la frágil tienda que nos abrigaba, que por instantes temíamos quedarnos al descu- bierto. Prevenidos contra tal accidente no hubo qe con- ciliara el sueño en el resto de la noche. En cuanto amaneció nos encontramos con que la fuerza del viento casi había inutilizado el abrigo de los termómetros, pues voló el segundo techo y rompió algo del primero, sin que afortunadamente hubieran sufrido nada los varios instrumen- tos que allí teníamos. Sin elementos para componer el abrigo, tuvimos pues, que suspender las observaciones. Siguió soplando el viento con la misma intensidad toda la mañana, calmándose por completo hasta las 3 p. m. Notamos que en los dos Valles tuvieron también fuertes vientos con dirección que pudimos apreciar desde nuestro ob- servatorio provisional de montaña: en el de México de Sá N y en el de Puebla de SE á NW (la misma que nosotros en el Tlaloc). Las polvaredas en los Valles nos indicaron dichas di- recciones. Hay la particularidad de que mientras en el Tlaloc, es de- cir, á 1800 metros de altura la corriente se manifestó desde la madrugada del 8, en los valles no lo observamos sino hasta el medio día. Las últimas anotaciones que consignamos en nuestro re- gistro son las siguientes: / “Antonio Alzate.” pil Diciembre 8. . 8 A. M. A A —-0.6 Mintma'al TITO. ei ep —1.8 Máxima á la intemperie........- 7.4 E entel vacio Iplocz 0437 41.9 e O 0 Ea 467.56 Diciembre 9. Mínima á la intemperie ......-- . —2.7 Helada (La tierra y todos los objetos amanecieron cubier- tos por una capa como de ceniza.) * k * Reasumiendo los datos de cada día de observación, resul- tan los valores medios que, comparados con las correspondien- tes de la Oficina Meteorológica central, se ven á continuación. TLACDLOC. MHEXICO. Presión. — temp. Presión. temp. Rs A be kde 1899. Diciembre 1*...46750 0.050 586.65 13,043 , 2.... 66.39 1. 01 85.96 11,714 3.... 66.44 0. 30 85.98 13. 09 4.... 66.61 1. 08 86.03 11. 81 5...- 66.14 1. 39 85.18 13. 46 6.... 65.65 2. 13 85.18 13 09 7.... 67.58 2. 20 86.09 14. 38 112 Memorias de la Sociedad Científica B-b T-6 Dieiembr iS oda 12.093 3.01 11957 10. 70 30. 119,54 12, 79 4.... 119.42 10. 73 5... 119.04 12. 07 6. 11958 10. 96 ISC Ep 12. 18 Como carecemos del dato relativo al estado higrométrico del aire que figura en la fórmula barométrica de Laplace, pa- ra calcular la altura del Tlaloc, nos hemos valido de la misma fórmula del Sr. Díaz Covarrubias que no lo lleva en cuenta, y que dá, además, resultados perfectamente comprobados con los de aquella. Pongo en seguida las alturas que resultan para cada día de observación: Diciembre 1 1867.00 A O 1872.50 SU DNSNYL e 1874.20 AA Pull d 1870.30 PUN NERO O 1873.60 lA ea AO e 1883.70 eS eo A ad 1867.20 . Media. ........ 1872.64 Tratándose de dos lugares situados bajo condiciones topo- gráficas tan distintas, uno en pleno Valle y el otro en el pico aislado de una gran montaña, creemos que los resultados par- ciales anteriores deben estar afectados por la influencia de las desigualdades en la distribución de la temperatura y de la pre- sión. Desigualdades que se ponen de manifiesto en las cifras de la página 111, pues vemos allí que la temperatura, por ejem- A A de el A “Antonio Alzate. ” 113 plo, no sigue una marcha uniforme en las dos estaciones. En efecto, los cuatro primeros días se nota que á un descenso en el Tlaloc corresponde un ascenso en el valle y al contrario. El 5* día hay uniformidad; el 6* baja un poco en el Valle y su- be notablemente en el Tlaloe, y el 7” por último va de acuer- do en las dos estaciones. Proponiéndonos discutir detenidamente en una nota es- '* pecial todos los datos que han servido para la determinación de la altura del Tlaloc, solo nos resta agregar que la cifra 187264 promedio deducido de 90 observaciones de presión y tempe- ratura, debe representar con bastante exactitud el verdadero valor de la altura mencionada. ' Ahora para referir ésta al nivel del mar, hacemos la si- guiente operación: Altitud del cero del barómetro de México. = 2277.50 Altura del Tlaloc sobre dicho cero....... =1872,64 Altitud del Tlaloc....... 4150.14 ee Con las altitudes de México y del Tlaloc y las temperatu- ras medias correspondientes, podemos ahora estudiar la ley del decrecimiento de la temperatura con la altitud. Tenemos para cada día de observacion los valores termo- métricos siguientes: Temperaturas medias en - México, TLALOO, 1899. Diciembre 1*........ 13.043 0,050 RI A 1: Ti O AA 13. 09 0. 30 Memorias. [1900-1901].—-T, -XV.—15, 114 Memorias de la Sociedad Científica + Temperaturas medias en México. 1899. Diciembre 4 ........ 11.81 Ds send DO 13.46 A CA 13.09 Tas LAN 14.38 Tlaloc. 1.008 1. 39 2. 13 2. 20 Con estos elementos y admitiendo que la temperatura £ Y sea una función lineal de la altitud 2, se tiene t=a+bz en la que a y b son coeficientes por determinar. Calculando para cada día el valor de tales coeficientes, he- mos encontrado: Coeficientes, Dierembreo Is 29.014 A E RA 24. 68 ts dol dl ds 28. 55 A Ao 24. 17 DA 22. 00 ma 26. 57 Voniatz Lob. 29. 18 Mediasiis SL ao0.Yn 27. 27 La fórmula quedará entonces t=27.027 —0.00627 z 17 —0,0069 —-0.0057 —-0.0068 —-0.0057 —-0.0064 —0.0059 —0.0065 —0.00627 Pongo en seguida las temperaturas calculadas por medio - de esta fórmula y las que se deducen de la observación per- sonal. “¿Antonio Alzate.” 115 MÉXICO. TLALOC. ob cal o-e ob cal oc Diciembre 1*.... 13.43 13.43 0.00 0.50 0.50 0.00 2 ATADO 0.0 1:0L. 1:02 40:01 3.... 13.09 13.06 —0.03 0.30 0.33 40.03 4.... 1181 11.79 —0.02 1.08 1.11 +0.03 5.... 1346 1342 —0.04 1.339 1.44 -+0.05 - 6.... 13.09 13.13 -—+0.04 2.13 2.09 —0.04 7T.... 1438 14.38 0.00 2.20 2.20 0.00 A juzgar por el perfecto acuerdo que resulta entre la tem- peratura observada y la calculada de las dos estaciones y no obstante que la temperatura normal diurna de la ciudad de México afectada por varias causas, se nos presenta eon un va- lor más alto, como lo hemos demostrado en trabajos ya publi- cados,” parece que en el caso actual, condiciones particulares que sería difícil precisar, han proporcionado valores muy ve- cinos de la realidad. Así, pues, según los datos anteriores, el decrecimiento de la temperatura con la altitud ha sido igual á 0.0627 por cada 100 metros ó sea 1. 00 por cada 159.5 metros. Tacubaya, Julio 1900. (1) Comparación delos climas de México y Tacubaya (Mem Soc. Alzate, IX, p. 397.) Paanol: AA 25 00.07 1 100 4 he. so LA CLASIFICACIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS HUMANOS Y LA BIBLIOGRAFIA. Por el Ingeniero JESUS GALINDO Y VILLA, M. $. A. SUMARIO. I.—La clasificación de las ciencias. — Preámbulo.— El problema de la clasificación de los conocimientos humanos.—Los autores posi- tivistas: Augusto Comte.— Spencer. —Bain.—Los filósofos metafísi- cos: Moigno: Rosmini,— Clasificación propuesta por el Lic. Don Ra- món Manterola. —Clasificación de Don Andrés Díaz Milián.— Diver- gencias de todas las clasificaciones entre sí. 11.—La clasificación bibliográfica.—Sus dificultades. —La Biblio- grafía: el bibliógrafo.—La clasificación cronológica: la alfabética por auteres: la metódica por materias. — Examen breve de cada una de ellas. —La unificación de la clasificación bibliográfica. 111.—Los trabajos bibliográficos actuales. —El Instituto Inter- nacional de Bibliografía, de Bruselas. —Su objeto.—Las conferencias. —Movimiento bibliográfico de 1895 á 1899.—El repertorio bibliográ- fico internacional universal. —Los Repertorios particulares. —La Con- ferencia internacional de Bibliografía científica, iniciada por la Socie- dad Real de Londres.—Su origen. —Los trabajos de la Sociedad Real y los de la Asociación Británica. —El Catalogue of Scientific Pa- pers. — Resoluciones adoptadas en la Conferencia Internacional de Londres. —La participación de México. — La Junta Nacional de Bi- bliografía Científica. —Creación oficial del Instituto Bibliográfico Me- xicano. 118 Memorias de la Sociedad Científica IV.—Las clasificaciones bibliográficas en boga. — Resolución del Instituto bibliográfico de Bélgica. —Resoluciones de la Sociedad Real de Londres. —La Clasificación decimal de Melviel Dewey.—-Sus fundamentos. —Su mecanismo. —Algunos detalles. — Sus ventajas y defectos.—Sus aplicaciones. —La Clasificación expansiva de C. A. Cut- ter. Breve explicación de su mecanismo y de las seis primeras cla- sificaciones de Cutter. — Sus ventajas y defectos. — Resumen y con- clusión. I Elinmenso desarrollo adquirido por los conocimientos hu- manos, hace que se dificulte cada vez más su clasificación me- tódica y racional; y que todas las clasificaciones intentadas, tengan graves puntos vulnerables dignos de un atento examen. Estas dificultades surgen, tanto porque no han llegado á ponerse de acuerdo las diversas escuelas filosóficas, cuanto porque la esfera de esos mismos conocimientos crece de ma- nera asombrosa diariamente, surgiendo de ella nuevas ramas del saber, que constituyen verdaderas clases de ciencias, como recientemente ha acontecido con la Filosofía y las Ciencias Sociales, Y como, según se ha hecho observar “el modo de consi- derar las ciencias, depende casi por completo del punto de vis- ta filosófico de que se parta,” de aquí que en la generalidad de las clasificaciones estribe su debilidad en los propios cimien- tos en que se encuentran edificadas. El gran problema de la clasificación de los conocimientos humanos tiene elevada importancia, aun en el orden social, como fundamento de los programas de enseñanza, como base de numerosos estudios filosóficos, y como parte esencial de la clasificación bibliográfica, cuya uniformidad es hoy viva- mente deseada por todas las naciones cultas del globo. :“Antonio Alzate.” 119 Ya en estos últimos tiempos, los autores positivistas, prin- cipalmente, se han distinguido por su ahinco de agrupar las ciencias, según el sistema racional que á cada uno ha pareci- do conveniente. Augusto Comte, *' considerando únicamente las ciencias abstractas, concede el primer lugar á las Matemáticas, com- prendiendo en ellas la Mecánica Racional; el segundo sitio lo ocupa la Astronomía, el tercero la Física, el cuarto la Quími- ca, el quinto la Fisiología y el sexto una ciencia que lleva el extraño nombre de Fisica Social. Este sistema sirvió durante largos años, para que en él se apoyara el plan de estudios de nuestra Escuela Preparatoria, implantada por el Dr. Don Ga- bino Barreda. El patriarca del evolucionismo, Herbert Spencer, atacó enérgicamente el sistema de Comte, que limita la esfera de lo inteligible á la fenomenología” y que, según el primer autor citado, peca el segundo de inconsecuente en su propio modo de clasificación. A su vez Spencer agrupa las ciencias en tres grandes clases; la primera comprende, según él, las Ciencias Abstractas, como la Lógica y las Matemáticas, que, como lo hizo Comte con estas últimas, encabezan la serie de los cono- cimientos; la segunda comprende las Ciencias Abstracto-con- cretas, como la Física y la Química, y la tercera las Ciencias puramente concretas; como la Astronomía. Sus cuadros de clasificación forman una especie de sinopsis de la teoría evo- lutiva de Spencer. El mismo Bain, cuya clasificación, por su sencillez y ma- yores fundamentos ha sido tan aceptada, agrupa en siete cla- ses las ciencias, y pone en primer término la Lógica, en se- gundo las Matemáticas ( pero siempre á la cabeza de la serie de los conocimientos humanos); en tercero la Física Mecánica 6 Mecánica, simplemente; en cuarto la Física molecular; en (1) Ava. ComrE.—Cours. de Phylosophie Positive, vol, L. (2) SrencER.—Olasificación de las Ciencias. Edición Española, 1889. 120 Memorias de la Sociedad Científica quinto la Química; en sexto la Biología y en séptimo la Psico- logía. Cada una de estas ciencias, según el autor, “compren- de una clase distinta de fenómenos, y en su conjunto abrazan todos los conocidos; el orden en que están enumeradas, es de progresión de las más simples á las más compuestas; de las más independientes á las más dependientes, y ese orden es en el que deben ser estudiadas y según el cual ellas están llama- das á desarrollarse.” Los filósofos metafísicos por su parte, entre otros los de la escuela Krausista, han ensayado también diversos sistemas de clasificación, sin llegar á la unidad. Así, el Abate Moigno divide primeramente los conocimientos humanos en Especu- lativos y Prácticos. Estos últimos contienen todas las artes y los primeros se dividen en Ciencias Teóricas y Ciencias His- tóricas. Rosmini, filósofo italiano, clasifica los conocimientos en Ciencias de Instrucción, Ciencias de Percepción y Ciencias de Raciocinio. Las primeras son la Ideología y la Lógica; las se- gundas la Psicología y la Cosmología y las terceras se subdi- viden en Ontológicas y Deontológicas. Larga y complicada sería la exposición de los fundamen- tos de cada una de estas clasificaciones, y numerosas aún se- rían igualmente de las que pudiéramos hablar; pero antes de pasar adelante, es de justicia indicar que en México ha intenta- do en profundo estudio, ensayar una clasificación de los co- nocimientos humanos, el sabio y modesto filósofo Don Ramón Manterola. Hablaré solamente de su cuadro de clasificación.” Considera como sujeto de la Ciencia, el Espíritu; el resu- men de todos los conocimientos, la Filosofía en su más lata significación, comprendiendo la Ontología y abarcando el ori- gen, carácter y destino de los seres, siendo su resultado prác- tico la ciencia, hoy ideal, que condujera al hombre y á la hu- manidad á contribuir 4 la armonía del Universo; el término final de la Ciencia, es Dios por sus obras. (1) Véase: MANTEROLA, Olasificación de las Ciencias. «¿Antonio Alzate.” 121 Peniieraidónto, el Sr. Manterola divide las ciencias en tres grandes grupos primordiales ó clases: las Ciencias Abstractas, las Conerétas y las Prácticas. A su vez, cada una de estas ad- mite las agrupaciones en órdenes, que el autor llama ciencias de Relaciones, Ciencias Fenomenales y AS de OS y Causas. Las Ciencias Abstractas comprenden las grandes genera- lidades de las ciencias; eomo la Biología, que estudia las leyes generales de la vida. ; Las Concretas comprenden las particularidades de las mis- mas ciencias; como la Zoología que trata en lo particular de los organismos animales. | + ¿Las Prácticas que son la aplicación de aquellas ciencias; como la Zootecnia que se cireunseribe á aprovechar los mejo- res medios de criar y utilizar los animales domésticos. La clasificación anterior es subjetiva y sigue un orden des- cendente, de lo general á lo especial. Combatiendo al Sr. Manterola, un ilustrado mexicano, dis- tinguido amigo mío, el Sr. Don Andrés Díaz Milián, ensayó una clasificación de los conocimientos humanos, con copia de argumentos lógicos y de razones, clasificación que, por funda- da y tal vez poco conocida, voy á exponer: Todos los conocimientos están, agrupados de la manera si-, guiente: ; 1.—Ciencias físicas y naturales. II. —Ciencias morales y sociales. TI.— Ciencias intelectuales y filosóficas. IV.—Ciencias teológicas é históricas. La primera clase comprende la Física, la eritdisl, la Mi- neralogía, la Botánica, la Zoología, la Astronomía, y pde las Matemáticas mixtas y aplicadas, etc. La segunda, la Ética ó Moral, la J eto bei; la Polí- tica, la Economía, la Ciencia de la Guerra, ete. 1 La tercera, la Psicología, la Ideología, las Matemáticas pu- ras, la Lógica, la Estética, la Filología, etc. Memorias.—[1900-1901].—T. XV.—16. 122 Memorias de la Sociedad Científica La cuarta, la Hierología, la Teognosia, la Historia en ge- ral, la Filosofía de la Historia, ete. | Las Ciencias físicas y naturales, estudian las relaciones de seres físicos ó sea fuerzas y cuerpos, según los fenómenos que en ellos se efectúan y las causas que los producen. Las Ciencias sociales y morales, estudian las relaciones entre los seres vivientes, humanos, especialmente, según las acciones que entre sí efectúan y los sentimientos ó causas que las motivan. Las Ciencias filosóficas é intelectuales, se ocupan en el es- tudio de las relaciones entre las ideas, según los raciocinios que ejecutamos y el origen de donde emanan. Por último, las Ciencias históricas y teológicas, á las pri- meras de las cuales se les da gran importancia, estudian las relaciones entre todas las cosas y su origen, según los racioci- nios de efecto á causa y los medios de conocerla, En resumen, todas las ciencias caben en la cuádruple di- visión de físicas, morales, filosóficas é históricas. * * * Por esta breve y sencilla exposición se advierte la diver- gencia en los puntos de partida de los pensadores, y el des- acuerdo que entre todos existe, originado por las graves difi- cultades que presenta la materia. “El árbol de la ciencia—dice el Sr. Díaz Milián—tiene tan espeso follaje, que es muy difícil señalar el punto de disyun- ción de la Psicología con la Fisiología, de la Química orgánica con la inorgánica, de ésta con la física molecular; ó lo que es lo mismo, la relación que une la fuerza con la materia, la ma- teria con la vida, la vida con el pensamiento. ” Y á medida que la ciencia progresa, á la par que ese pen- samiento adquiere más grandiosos vuelos, los puntos de dis- yunción aparecen menos perceptibles y más difíciles de definir. “Antonio Alzate.” 123 Desgraciadamente, los últimos clasificadores de los cono- cimientos humanos, han descuidado ó no han querido tener en cuenta todo orden filosófico de ideas, aun el natural, en lo re- lativo á la parte práctica ó mecánica de la clasificación de obras. Me refiero á las clasificaciones hoy tan en boga, propues- tas por Melvil Dewey, la primera, bajo el nombre de Clasifica- ción decimal, y la segunda por C. A. Cutter, bajo el de Clasifi- cación expansiva. Más adelante me ocuparé en ambas clasifica- ciones. 14 El punto relativo á la clasificación de los conocimientos humanos, conduce lógicamente á tratar de la clasificación bi- bliográfica, que hoy preocupa seriamente á todos los estudiosos. La diversidad de clasificaciones científicas, lo obscuro ú complexo de algunas de ellas, ha dado margen á recientes es- tudios, todos los cuales tienden á alcanzar la unificación en materia tan interesante. Desde luego, á pesar de todos los esfuerzos, poco se ha lo- grado. Y mientras no se obtenga una clasificación de los co- nocimientos humanos universalmente aceptada; mientras las escuelas filosóficas no lleguen á entenderse; mientras se sigan creando nuevas ciencias dentro de las establecidas, todas las clasificaciones bibliográficas que partan de los diversos siste- mas que se propongan y se han propuesto, flaquearán por su base, serán defectuosos fundamentalmente. Podemos, pues, sentar como principio, que ninguna clasificación bibliográfica puede ser perfecta, habiéndose recurrido á medios artificiales y hasta mecánicos para facilitar la difusión de los conocimien- tos humanos y agruparlos de la mejor manera posible, lógica y naturalmente. 124 Memorias de la Sociedad Científica VI IVICOEOOIEL III AO LIO OA La Bibliografía que es la ciencia delos libros,*) como se le ha llamado, descansa necesariamente en el trabajo! arduo, tremendo, abrumador, de la clasificación. De aquí: que el bi- bliógrafo, :encargado: directo, de ese precioso arsenal de la in- teligencia que lleva el nombre de biblioteca,” no limite sula- bor al conocimiento de memoria de tal ó cual clasificación; su papel es más leyantado: debe poseer esa misma ciencia de los libros; por más pequeña y reducida que sea la librería que ten- ga bajo su dominio, debe ante todo ser individuo de eriterio, de discernimiento y de instrucción enciclopédica; fuera de es- tos conocimientos y de semejantes cualidades, sólo se tendrá un verdadero dependiente de libros, expuesto á cometer erro- res si traspasa los lindes de su misión. Hasta hace poco, era fácil clasificar mecánicamente: hoy, la altura de la ciencia, obliga á más profundo saber. Las clasificaciones más usadas son: La cronológica. : y La alfabética de autores. La metódica por materias. : La primera se usa generalmente en casos especiales, para apreciar por épocas el desarrollo literario de un pueblo, y es evidente que nunca debe recomendarse, porque sería absurda para un catálogo de biblioteca, por pequeño que sea. Como ejemplo, señalaremos, la BIBLIOGRAFÍA MEXICANA DEL SIGLO XVI por el distinguido bibliógrafo D. Joaquín García Icaz- balceta. Es un catálogo razonado de libros impresos en Mé- (1) BIBLIOGRAFÍA, en el sentido etimológico, significa '*el “arte de copiar ' libros: >) de BiBiov libro y ypapw escribir. —Peignot, ha propuesto el término BIBLIOLOGÍA, , el tratado de los libros; en mi concepto, bastante aceptable, y que se usa, ya en nuestra pr blioteca Nacional. (2) Véase en la a IN BRITÁNICA el vocablo LIBRARIES. —Distinguiéronse en la Antigiedad las bibliotecas de los Asirios, Egipcios, Griegos y Romanos, siendo de notar las de Alejandria y, Constantinopla. —En la Edad Media, las establecidas por Carlo Magno y las de los monasterios. Fundada la imprenta, es increíble el número de biblio- tecas que se estableció: En los tiempos' modernos, son de notar las grandes y colosales del Museo Británico, la Nacional de París y numerosas europeas y delos Estados Unidos: ¿“Antonio Alzate.” 125 AAA AAA ANS EPDIIIIS LD LAS LISIS xico de 1539 á 1600, con biografías de autores y otras ilustra- ciones: las obras se van enumerando año tras año. Otro tanto están haciendo en estos momentos el erudito Sr. Canónigo D. Vicente de P. Andrade y el estudioso Dr. D. Nicolás León. El primero se ha encargado de la BIBLIOGRAFÍA MEXICANA DEL SigGLO XVII, que está imprimiendo nuestro Museo Na- cional bajo los auspicios de la Secretaría de Justicia é Instrue- ción Pública, y el segundo tiene sobre sí el ardua labor de la BIBLIOGRAFÍA DEL SIGLO DECIMOCTAVO, bajo el propio ampa- ro de la Secretaría de Justicia. La clasificación por orden alfabético de autores, que res- ponde, aunque no siempre, á esta pregunta: “¿Qué obras ha publicado tal autor?” puede adoptarse para muy pequeñas bi- bliografías, singularmente las de ramos especiales de los co- nocimientos humanos. Si bien es cierto que presta utilidad, dificulta encontrar una obra sobre determinada materia, en los catálogos de las grandes librerías. La clasificación por orden de materias es sin duda una de las más racionales y aceptables. Los grandes catálogos de las bibliotecas, como las de la Nacional de México, están arregla. dos según este sistema. Dentro de cada una de las divisiones cabe muy bien el catálogo alfabético de autores.” El autor de la Clasificación decimal dice muy bien al pe var que “una clasificación por orden de materias puede ser metódica ó alfabética. Es metódica, cuando las rúbricas de cla- sificación están agrupadas en clases, divisiones, secciones, se- gún la subordinación de los asuntos entre sí. Es alfabética, cuando las diversas rúbricas se suceden en su orden alfabéti- co. Una clasificación alfabética pura y simple, tiene el incon- veniente de dispersar las materias conexas, y por consiguiente, hacer difíciles las consultas bibliográficas en un mismo géne- ro de los conocimientos humanos.” (1) BULLETIN DE L'IN8TITUT INTERNATIONAL DE BibLióORAPATE! Bruxelles. 1806 deme année. Fas. 1-4.—LA CLASIFICACIÓN DECIMAL DE MELVIL DEWEY, PARA BIBLIOTE- cas. —Traducción de la Secretaría de Fomento, 1908.—(En prensa). 126 Memorias de la Sociedad Científica “Una clasificación metódica, pura y simple, cuando el cua- dro de las divisiones es amplio, no permite encontrar rápida- mente la rúbrica deseada en medio de centenares de ellas. Se ha menester para ello un índice de la tabla metódica.” ES * Hemos venido insistiendo en el hecho de que los hombres estudiosos se preocupan actualmente por unificar las clasifi- caciones, adelantándose ese pensamiento á laidea de construir sobre bases firmes la bibliografía universal internacional; pro- yecto gigantesco, como le llama el distinguido bibliógrafo fran- cés Franz Funck- Brentano,” y que constituye elideal de ser ““un vasto repertorio que abarque el conjunto de la produe- ción científica, literaria y artística de todos los tiempos y de todos los países, comprendiendo el inventario de los artículos contenidos en las revistas y en las publicaciones de las socie- . dades sabias, así como la de los libros impresos y manuscrl- tos.” Y ¿cómo alcanzar tan levantada idea? ¿cómo llegar á un resultado definitivo y práctico? A tal objeto tienden prinei- palmente los trabajos del Instituto Internacional de Bibliogra- fía, establecido en Bruselas, y los de la Sociedad Real de Lon- dres (Academia de Ciencias). En dichas interosanitísimas la- bores paso brevemente á ocuparme, LA El Instituto Internacional de Bibliografía fundado en'Bru- selas el año 1895, es una asociación exclusivamente científica, que tiene por objeto principal organizar la cooperación cien- (1) ReEvuE ENCYCLOPÉDIQUE LAROUSSE—1896—Pág. 2429— Artículo: La classification décimale et les projets de bibliographie umiwverselle. ““ Antonio Alzate. ” 127 "tífica internacional, á fin de formar un Repertorio bibliográfico universal de las producciones universales de todo el mundo." Ha establecido esta docta Corporación conferencias públi- cas, dos de las cuales se han dado en la Capital del Bélgica, respectivamente en 1895 y 1897. La tercera se celebrará en París, en medio del concierto universal de las Naciones, en el presente año 1900, La primera conferencia, en realidad fué la causa eficiente dela fundación del Instituto, apresurándose el Gobierno belga á crear una importante Oficina Internacional de Bibliografía. Durante ese año 1895, los miembros del Instituto no des- cansaron ni han descansado después. Basta enumerar el mo- vimiento bibliográfico de 1895 4 1899, en el orden que indica la NoTICIA sobre el Instituto que nos ocupa y que por inte- resante se extracta en seguida:” 1895 — Reunión en Bruselas de una Conferencia Internacio- nal de Bibliografía, euya principal consecuencia es la funda- ción de un Instituto Internacional de Bibliografía. — El Gobierno Belga funda una Oficina Internacional de Bibliografía Médica. —Creación en Zurich con el Concurso del Congreso Inter- nacional de Zoología, de un Concilium Bibliográfico, con el ob- jeto de preparar la publicación, por medio de fichas, de un Re- pertorio de Bibliografía Zoológica. — El VI Congreso Internacional de Geografía, reunido en Londres, vota una serie de medidas relativas á la organiza- ción internacional de los trabajos de bibliografía geográfica. —La Asociación francesa para el adelanto de las Ciencias, (1) ANNUAIRE DE L'INSTITUT INTERNATIONAL DE BIBLIOGRAPHIE POUR L'ANNÉE 1899. Bruxelles. (2) Ibid. + 128 Memorias de la Sociedad Científica adopta el Código de reglas dera preparado por su co- misión bibliográfica. —El Congreso Internacional de bisiuld reunido en Ber- na, adopta reglas uniformes para la Bibliografía de la Fisio- logía. —La: Asociación artística y literaria internacional, reuni- da en el Congreso de Dresde, discute el proyecto de Reperto- torio Bibliográfico Universal y emite un voto aprobatorio. —Creación, por el Gobierno americano, de una Oficina es- pecialmente encargada de la bibliografía y de la An delos documentos oficiales. 1896 —La Sociedad Real de Londres, reune en la Capital del Reino Unido, delegados oficiales de los Grobiernos, en una con- ferencia llamada el International Catalogue of Sciences, con el ob- jeto de estudiar la organización de una bibliografía periódica; de Ciencias matemáticas, físicas y naturales. —El Congreso internacional de los Editores reunido en París, discute el asunto de la clasificación metódica que se ano que á los catálogos de Librerías. ¡ —Fundación en Viena del Oesterreischische Verein fir Bi- bliothekswesen, que inscribe en su programa el estudio de las cuestiones bibliográficas. | —Reunión en Melbourne de la Australian Library Confe- rence y fundación de la Australian Library Association que ins- cribe en su programa el estudio de los asuntos bibliográficos y discute la. adopción de la clasificación bibliográfica decimal. —Creación en París de una sección francesa del Instituto Internacional de Bibliografía. —Discusión del proyecto de Repertorio Bibliográfico Uni- “(Antonio Alzate. ” 199 IS versal, en el Congreso anual de las Sociedades sabias, reuni- do en la Sorbona (París). —La Conferencia diplomática para la protección de la pro- piedad artística y literaria, reunida en París, se pronuncia por la utilidad del Repertorio Bibliográfico Universal. La cuestión de este último asunto, se discute en el primer Congreso Internacional de los Editores, en París. —La Unión Internacional de Fotografía se adhiere al Ins- tituto Internacional de Bibliografía y adopta la Clasificación Decimal de Dewey. — AA iniciativa de la Associazione Typographico-—libraria Italiana, se reune en Florencia un Congreso bibliográfico para discutir la cuestión del Repertorio Bibliográfico Universal. 1897 —En la segunda International Library Conference, reu- nida en Londres, se modifica el programa bibliográfico del Ins- tituto Internacional de Bruselas. —Fundación de la Societá Bibliographica—Italiana. —La asamblea general de la Asociación de los Biblioteca- rios austriacos, discute el programa del Instituto Internacio- nal Bibliográfico. —Reunión en Bruselas del segundo Congreso internacio- nal de los Editores, que discute el programa del I. 1. B. —Discusión de este mismo programa, en el Congreso de la Federación de las Sociedades históricas y arqueológicas de Bél- gica, reunido en Gante. —Reunión en Bruselas de la segunda Conferencia biblio- gráfica Universal. —Organización de una sección bibliográfica en el grupo de las Ciencias, de la Exposición internacional de Bruselas, * 3 Memorias. [1900-1901]. —T. XV.—17. 130 Memorias de la Sociedad Científica WELLES DLCIECIE LIDIA 1898 —El segundo Congreso Internacional Bibliográfico, reu- nido en París, emite un voto en favor de la excitativa á los bi- bliógrafos por el I. 1. B. —La Societá Bibliographica Italiana reunida en Turín, dis- cute la cuestión de los Repertorios Bibliográficos, — Reunión en Bruselas de la Oficina de Bibliografía de los delegados de los Gobiernos, en la segunda conferencia del Catálogo Internacional de Ciencias. —Reunión en Londres, bajo los auspicios de la Soda Real, de la segunda conferencia para ese Catálogo. —Creación en la Ciudad de México de la Junta Nacional de Bibliografía Científica y de las Juntas Locales, en los Es- tados de la República, para cooperar al Catálogo Internacio- nal de Ciencias, según las instrucciones de la Sociedad Real de Londres. 1899 —Creación de la Oficina Bibliográfica de París. —Instalación en París de la Comisión organizadora del Congreso Bibliográfico de 1900. | | —Reunión en Londres del Comité Internacional Provisio- nal del Catálogo Internacional de Ciencias. —El Gobierno Mexicano funda en la Capital de la Repú- blica el Instituto Bibliográfico Mexicano. ] ES k Entrando ahora en algunos pormenores, el Repertorio que trata de formar el Instituto belga debe reunir las noticias bi- bliográficas que se refieran á los trabajos de cualquiera espe- cie (libros, artículos de revistas, comunicaciones de las Socie- e «¿Antonio Alzate.” 131 r_ dades sabias, ete. ), que se han dado á la estampa y se sigan dando á diario en todos los países en los múltiples dominios de las ciencias. La elaboración del Repertorio Universal se comenzó desde 1895 y se prosigue activamente, con la coope- ración internacional. Todos los datos se hacen constar ó ins- criben en fichas de un modelo uniforme y que miden 124 cen- tímetros de longitud por 14 de altura, conservadas en muebles especiales y apropiados. El Repertorio comprende dos partes: en una, las noticias se clasifican usando la clasificación biblio- gráfica decimal por orden de materias; en la otra, el doble de las propias noticias se clasifica por orden alfabético de autores. Tal es la obra esencial de la cual se derivan los Repertorios bibliográficos particulares. * .* * Con el objeto de difundir los conocimientos científicos en- tre las personas consagradas á ellos, proporcionándoles datos “precisos, oportunos y metódicos” acerca de cuanto se publi- ca en los diversos países del mundo civilizado, sobre los dife- rentes ramos abarcados por la ciencia, la Sociedad Real de Londres inició una Conferencia Internacional de Bibliografía Científica,” reuniéndose los delegados de los países civiliza- dos del Viejo y del Nuevo Continentes, en la Capital del Rei- no Unido, la primera vez en Julio de 1896 y la segunda en Oc- tubre de 1893.” El pensamiento no era nuevo: partió de los Estados Uni- (1) Para facilitar el Instituto á sus socios el establecimiento de estos repertorios, ha hecho construir á sus fabricantes, especiales modelos de jichas bibliográficas, de fichas divisionarias, yamuebles clasificadores. Acerca del asunto hay un CATÁLOGO ESPECIAL DE LOS ACCESORIOS BIBLIOGRÁFICOS. (2) Véanse: REPORT of the proceedings at the International Conference or a Oatalo- gue of Scientific Literature, held in London.—July 14-17, 1896. — INTERNATIONAL Catalogue of Scientific Literature. —Report of the Commettee of the R. 5. of London with schedules of classification. —March 30, 1898. — INTERNATIONAL Catalogue of Scientific Literature.—Memorandum on the systems of classification and registration proposed by the Commettee of the Royal Society. (3) ISFORME presentado ú la Sociedad "Alzate" en sesión de 11 de Diciembre de 1808, por JesÚ8 GALINDO Y VILLA (Revista, XII, 1-3). ps 132 Memorias de la Sociedad Científica dos, propuesto por el ilustre Joseph Henry, Secretario del Ins- tituto Smithsoniano de Washington, por medio de una comu- nicación que dirigió en 1855 á la Asociación Británica que hu- bo de reunirse en Glasgow, indicando que se hiciese un Catá- logo de Memorias filosóficas. Más tarde se propuso incluir en él á las Ciencias físicas y matemáticas, con exclusión de las naturales, porque «ya se tenía formado apunte de ellas, y en consecuencia, era inútil toda repetición. El asunto se presen- tó en 1857 á la Sociedad Roal de Londres pidiéndole su ayu- da con la Asociación Británica. Decidióse aquella Academia el año siguiente 1858, á tomar á su cargo la publicación del Catálogo, ampliándolo con lo relativo á las Ciencias Naturales; pero eliminando los ramos de carácter profesional ó técnico. Primeramente, se nizo un Catálogo manuscrito para uso par- ticular de la Academia de Ciencias londinense; pero conside- rando cuán útil sería darlo á la estampa, se solicitó el auxilio del Gobierno Británico, quien en 1864 aprobó lo relativo á la publicación. Hasta 1867 empezó, en efecto, á darse á luz el re- ferido Catálogo bajo el título de CATALOGUE OF SCIENTIFIC PAPERS COMPILED BY THE ROYAL SocIeTY OF LONDON. Pa- ra dar una brevísimaidea de la magnitud de esta obra, así co- mo de su importancia y de la laboriosidad en ella invertida, bas- tará decir que abarca tres series de once volúmenes, de cerca de 1000 páginas cada uno, y á dos columnas. Extiéndese el Ca- tálogo al Siglo actual (De 1800 á 1883) y ¡cuán deficiente! ¡Cuán ruda y colosal labor, toda ella gravitando sobre la doe- ta Academia inglesa! e Resultando la obra trunca necesariamente, se decidió la Sociedad Real á pedir el concurso oficial de todas las nacio- nes elvilizadas, convocando á una Conferencia Internacional de Bibliografía Científica que habría de reunirse por vez pri- mera en la Capital del Reino Unido, en Julio de 1896, como se indicó anteriormente.!” (1) Aceptada la invitación por nuestro Gobierno, éste nombró Delegado al Sr. D. Francisco del Paso y Troncoso, que ha tiempo está en Europa. Rindió al Gobierno un luminoso informe. : “« Antonio Alzate.” 133 Celebrada la Conferencia, ésta dictó entre sus más impor- tantes resoluciones, las siguientes: “La compilación y publicación de un doble Catálogo com- pleto de Literatura Científica, dispuesto por materias y por au- tores, y arreglado de modo que se facilite á los estudiosos la investigación de un ramo cualquiera de la Ciencia” (Resolu- ciones 12 y 13). : “Al hacerse el Catálogo de materias, se atenderá no sola- mente al título, sino también á la naturaleza de los asuntos tra- tados” (Res. 17). “El Catálogo no se limitará, como antes se hizo, á los ar- tículos insertos en periódicos de Ciencias, sino que se amplia- rá, extendiéndose á folletos independientes, memorias y li- bros.” (Res. 18). “Deberán, pues, tomarse de las publicaciones enciclopé- dicas, literarias ó de otro género que no sea el Científico, los artículos publicados en ellas.” (Res. 21). “Al Catálogo definitivo que se publique en forma de libro, precederá otro que, á voluntad de los subsceriptores, será dis- tribuido en forma de cédulas, cada una de las cuales conten- drá un artículo separado; es decir, que cada cédula tendrá el aspecto de una prueba de imprenta, y el coleccionador la podrá ir separando por secciones científicas si así lo desea, teniendo, además, los subscritores la ventaja de proporcionarse única- mente las cédulas del ramo científico á que se consagren,” (Res. 22). “Como esta forma del Catálogo no puede tener sino carác- ter provisional y de oportunidad, el Catálogo se publicará de tiempo en tiempo y dividido en partes que correspondan á los diversos ramos de la Ciencia (Res. 23) con lo cual será tan ventajoso, económicamente, como el Catálogo de cédulas, ya que los especialistas tendrán la facultad de proporcionarse tan sólo aquella sección del Catálogo que más directamente les in- teresare para sus estudios.” (Informe del Sr. Troncoso). 134 "Memorias des SS ocicanal Científica Muy interesantes son las resoluciones 19 y 25 que “fijan la Clase de Ciencias que debe comprender el Catálogo única- mente, y designar los ramos científicos comprendidos en la cla- se;” mas la resolución 28 que “se refiere al sistema bajo el cual deberán clasificarse los ramos científicos ya expresados.” “Formarán parte del Catálogo (dice la Res, 19) los estu- dios referentes á las Ciencias matemáticas, físicas y naturales, pertenecientes todas á la clase que se ha convenido en llamar de Ciencias puras. Em la clase quedaron comprendidos por la re- solución 25 ligada con la 19, varios ramos científicos, los cuales, con las modificaciones propuestas por la Sociedad Real, son: “1. —Matemáticas, Astronomía, Meteorología, Física, Cris- talografía, Química. +1 “2. —Geografía física y matemática, “¿3,—Mineralogía, Geología y Petrología, a Zoología y Botánica, “¿4 —Anatomía, Fisiología, Farmacología, Patología gene- ral y experimental, Antropología.” “Quedaron excluídos todos los ramos pertenecientes á la clase que se ha convenido en llamar de Ciencias aplicadas, co- mo Medicina práctica, Ingeniería, Agricultura, ete, Para la clasificación del Catálogo de materias, había expresado la So- ciedad Real de Londres el deseo de que se modificara el Sis- tema Decimal de Dewey, en tales términos, que fuera suscep- tible de adopción; pero la interesante discusión que acerca del asunto surgió en el seno de la Conferencia, dió como resulta- do la fórmula expresada en la Res. 28; por la cual se declaró, en términos generales, que la Conferencia no aceptaba ningu- no de los sistemas de clasificación propuestos recientemente, y remitía la solución del punto á la Junta de organización que había de formarse.” Adelante veremos cuál fué la resolución posterior acerca del Sistema de Dewey. Conforme á otras del orden económico se trató de crear un verdadero Centro Científico Internacional; uno para la admi- “¿Antonio Alzate. ” 135 nistración del Catálogo (Res. 14) que se ha llama do Consejo Internacional, y otro para la edición del mismo Catálogo, con el nombre de Oficina Central Internacional, de pendiente del Consejo (Res. 15). * * « Como ya se indicó, la misma Sociedad Real de Londres pidió la cooperación internacional, especialmente la científica; porque la pecuniaria quedó eliminada desde la primera sesión de la Conferencia. La Res. 16, que se refiere al primer punto, indica en compendio que “cada nación, si lo deseare, recoja los materiales de su Bibliografía Científica, los clasifique y los mande á la Oficina Central de Londres.” Al efecto, el Consejo Internacional ya citado, “dará reglas (dice la Res. 20) para el método de coleccionar y clasificar en cada país, reservándose aprobar los trabajos que se le manden.” Para lograrlo, dicha resolución 16 dejó á las naciones in- vitadas la facultad de instalar cada una de ellas su oficina Na- “ cional (National Bureau), ó mejor, su Junta Nacional de Lite- ratura Científica; pero la Sociedad Real fijó un término'” para que se le notificara si la nación creaba ó no su Junta respece- tiva. Compréndese la altísima importancia que para México tenían semejantes resoluciones; y diligente nuestro Gobierno, aceptó desde luego el compromiso, y antes de la fecha señala- da, se notificaba á la Sociedad Real, por medio del cable, la conformidad de nuestra República. La Res. 16 no imponía ciertamente á México la obligación material de hacer uso de la facultad que se le concedió para organizar una Junta Nacional de Literatura Científica, encar- gada de reunir, clasificar provisionalmente y remitir al Consejo In- ternacional los artículos que habían de figurar en el Catálogo cuya publicación se abordó; pero en modo alguno debía rehu- (1) 1? de Enero de 1298 (Res. 31). 136 Memorias de la Sociedad Científica sarse la invitación, por motivos fáciles de comprender (de cor- tesía, de decoro, de conveniencia, de estímulo)”; habiéndose previsto el caso de abstención (Actas, pág. 20), indicándose que todo país que rehusase tal cooperación “queda expuesto á lo que yo llamaría—dice el Sr. Troncoso—una tutela científica,” puesto que se declara en el lugar citado que la Oficina Cen- tral (Central Bureau) encargada de la edición del Catálogo to- maría entonces sobre sí el trabajo, quedando expuesta en tal caso nuestra Literatura Científica á verse registrada de un mo- do deficiente.” | En virtud del compromiso y de la urgencia para la crea- ción definitiva de la Junta Nacional de Literatura Científica, y en consonancia con las indicaciones de nuestro Delegado en Londres, Señor Troncoso, la Secretaría de Justicia é Instrue- ción Pública; de acuerdo con el primer Magistrado del país, dirigió en 19 de Noviembre de 1898 atenta invitación á los cuatro centros científicos radicados en esta ciudad, y que co- rresponden principalmente á la división de las ciencias que en- tran en la formación del Catálogo Internacional: estos centros son: la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Correspondiente de la Real de Madrid, para el grupo primero (Matemáticas, Astronomía, Meteorología, Física, Cristalogra- fía, Química); la Sociedad de Geografía y Estadística, para el segundo (Geografía Física y Matemática); la Sociedad de His- toria Natural, para el tercero (Mineralogía, Geología, y Petro- (1) INFORME citado del Sr. del Paso y Troncoso. (2) ““Es conveniente, agrega dicho señor, parala Nación, á mi modo de ver, quemi- da sus propias fuerzas y aprenda á conocerse por lo que produce. Tal vez el ensayo de re- gistrar nosotros mismos nuestra Literatura Científica nos dé la medida de lo que real- mente valemos: si el resultado es bueno, será para nosotros motivo deíntima satisfacción: si no lo fuere tanto, pondremos entonces el remedio y en un segundo ensayo recogeremos frutos más opimos. A la vista salta que los hombres de ciencia tendrán estímulo tan lue- go como se convenzan de que sus producciones, si son estimables, no quedarán ignoradas del mundo civilizado, como ha sucedido hasta hace poco; y que sus nombres serán anota- dos en el mismo registro que contendrá los de los sábios más eminentes de ambos hemis- ferios: todos pugnarán por hacerse dignos de semejante honra, y no dudo que sus trabajos irán adquiriendo cada día más importancia.” “Antonio Alzate.” 137 7 logía, Paleontología, Zoología, Botánica ); y la Academia Na- cional de Medicina, para el cuarto (Anatomía, Fisiología, Far- macología, Patología general y experimental, Psicología expe- rimental, Antropología, más la Bactereología, agregada des- pués). Cada corporación nombró á su respectivo delegado,” y el día 5 de Diciembre de 1898, bajo la presidencia del Señor Se- cretario de Instrucción Pública, Lic. Don Joaquín Baranda, y en la Biblioteca Nacional, quedó instalada la Junta Nacio- nal de Bibliografía Científica. Invitadas otras Corporaciones Científicas, se empezaron los trabajos bibliográficos, con toda actividad. No se atendió en ellos, á otra clasificación que la ya establecida por materias. Las obras se inscribieron en tar- jetas por orden de materias y de autores; y todos colaboraron con afán. Además, conforme á las instrucciones de Londres, la Junta Nacional dispuso que en cada Estado de la Repúbli- ca se instalara una Junta Local, bajo los auspicios oficiales de la respectiva Entidad; así se hizo, y casi todos los Estados se apresuraron á enviar su contingente bibliográfico. Este, uni- do al que en México se formó, envióse á la Junta Provisora Internacional ( Provisional International Committee) nombra- da en la Conferencia de Octubre de 1898, cumpliéndose así la resolución que fijaba, á más tardar el mes de Abril de 1899 para el envío de las cédulas. Me he extendido un tanto en estos detalles, porque es el primer paso que nuestra Patria ha dado en el terreno biblio- gráfico internacional; lo que debe servirnos de satisfacción y de legítimo orgullo. k k »* Concluídas, entre nosotros, las labores de la Junta Nacio- nal, imponíase la creación de un centro que completara y per- feccionara la obra comenzada; así se consideró en la última (1) El que esto escribe lo fué de la Sociedad de Historia Natural. Memorias.—(1900-1901].—T. XV.-—18. 138 - Memorias de la Sociedad Científica sesión de la Junta, y entonces el Señor Secretario de Instrue- ción Pública, acogió con todo empeño la idea de la fundación del Instituto Bibliográfico Mexicano, ya emitida por nuestro delegado el Sr. Troncoso. El Señor Presidente de la Repúbli- ca, con el progresista entusiasmo que le distingue, determinó que la fundación del Instituto se hiciera oficialmente, siendo sus fundadores los doce miembros de la Junta Nacional de Bi- bliografía." Instalose el Instituto en la misma Biblioteca, el día 29 de Mayo de 1899 y se ocupó desde luego en formar y publicar sus Estatutos; en ensanchar el número de sus socios, atendiendo al principio de la división del trabajo; en consti- buir como á sus centros correspondientes las mismas Juntas Locales de los Estados y en comenzar de nuevo el ardua la: bor bibliográfica. El Instituto Bibliográfico Mexicano, es, por lo tanto, Cor- poración anexa á la Biblioteca Nacional, y tiene por objeto for- . mar la Bibliografía general de la República.” Su presidente nato es en todo tiempo el Secretario de J usticia é é Instrucción Pública. De conformidad con las Bases constitutivas, las notas bi- bliográficas de cada obra se escribirán en cédulas separadas, fconsignando en ellas el nombre del autor; el título de la obra tal como consta y en el idioma respectivo; el número de orden de la edición; el lugar de la impresión; la fecha respectiva; el nombre de la imprenta y del editor; el tamaño (formato) del volumen ó volúmenes;* llamar la atención sobre las condicio- nes especiales de la obra; indicar su número de páginas, dis- (1) Los Señores Ágreda y Sánchez, Don José María; Aguilar y Santillán, Don Ra- fael; Aragón, Don Agustín; Baranda, Don Joaquín; Domínguez, Don Angel M.; Galin- do y Villa, Don Jesús; González Obregón, Don Luis; Parra, Don Porfirio; Paso y Tron- eoso, Don Francisco del; Sánchez, Don Jesús; Vigil, Don José María y Zubieta, Don Eu- genio, Secretario. f (2) BASES constitutivas del Instituto Bibliográfico Mexicano. —REGLAMENTO guna el régimen interior del Instituto Bibliográfico Mexicano.—1899. (3) Se ha aceptado una tabla que de las dimensiones en centímetros, ha formado el Dr. D. Nicolás León. “¿Antonio Alzate.” 139 tinguiendo los folios marcados con romanos y arábigos, etc.; en suma, una identificación completa de la obra, Posteriormente y sin perjuicio de este procedimiento biblio- gráfico, el Instituto aceptó la Clasificación Decimal de Dewey. Está acordada igualmente la publicación de un Anuario Bibliográfico; y el Instituto será también un centro importan- te encargado de la remisión y distribución de publicaciones, tanto nacionales como extranjeras cuando se acuda á él con tal objeto.” Finalmente, fué necesario formar secciones de trabajo, ó mejor dicho, comisiones para dividir las labores, quedando or- ganizadas de la siguiente manera: I.—Ciencias Eclesiásticas. ( Teología). Il1.—Filosofía y Pedagogía. T1.—Jurisprudencia. IV.—Ciencias Matemáticas, físicas y naturales. V.—Ciencias Médicas. VI—Bellas Artes y Artes y Oficios. VII.—Filología y Bellas Letras. VII —Historia y Ciencias auxiliares (incluída la Biblio- y grafía ). LM as 59 Tiempo es ya de que nos ocupemos en las importantes re- soluciones tomadas por el Instituto Internacional de Biblio- grafía, de Bruselas, y lo que acerca del mismo asunto resolvió la Sociedad Real de Londres, tocante á la clasificación de los conocimientos humanos aplicada á la Bibliografía. Era preciso estudiar con toda la atención debida el punto, y se encargaron de ello los miembros de la Comisión Interna- cional de Bibliografía, quienes adoptaron con entusiasmo el (1) El Instituto Smithsoniano de Washington, ha comenzado ya á mandar numero: sas obras publicadas en los Estados Unidos para su distribución en M éxico, 140 Memorias de la Sociedad Científica Sistema Decimal de Dewey, como una especie de desideraium que venía á llenar todas las exigencias y á facilitar extraordi- nariamente la labor. Los Señores La Fontaine y Otlet en Bél- gica, Mr. Baudouin en París, Mr. Herbert Havilaud Field en Zurich, principalmente, han sido los más ardientes partida- rios de la Clasificación Decimal, Propuesta la Clasificación mencionada, á la Sociedad Real, vimos ya que la rechazó en unión de todas las otras, y aun enérgicamente hubo de combatirla; pero después se decidió á adoptarla, pero con modificaciones singulares.” No ha admitido el índice decimal en todo su rigor, limi- tándose primeramente á la clasificación de las Ciencias, hacien- do á un lado la Filosofía, la Historia, la Literatura, la Política, las Ciencias aplicadas, como ya se dijo antes, la Estadística, las Bellas Artes, ete.; con lo cual quedó truncada la clasifica- ción de los conocimientos humanos. Por otra parte, toda con- cordancia con un sistema general de clasificación se ha hecho imposible; pues cada ciencia está designada, ya no por una el- fra, sino por una letra: H. Matemáticas puras; CU. Meteorolo- gía; D. Física; E. Cristalografía, etc. En concepto fundado de Richet,” esta medida sería acep- ' table, si no tuviera el serio inconveniente de impedir toda ge- neralización bibliográfica más allá de la bibliografía de las cien- cias. Desde el momento que se pone para designar cada ciencia en particular una letra convencional del alfabeto ¿qué se hará para designar las diferentes artes, historias y literaturas? Cier- tamente, ¿para qué hacer cambios al Sistema de Dewey, alte- rándolo en su parte fundamental? Ya dijimos también que mientras universalmente no se adopte una clasificación más ó menos perfecta de los conoci- mientos humanos, toda clasificación bibliográfica pecará desde (1) RicHET Ch. Revue Scientifique, 1898. VERA CLASIFICACIÓN DECIMAL DE MEL- vIL DEwEY.—Tres artículos. —Ed. Fomento, México, 1899. (2) Ibid. “¿Antonio Alzate.” : 141 IIILILILILIIDIDIIIIODODILIDIIIDIIODLIDIIODODIDOIIIODODAIIIODIDIDADIDAD NA, su base; y todas se encuentran en un caso semejante. No cabe duda que, hasta donde es posible, la de Dewey, es uno de los procedimientos analíticos que pueden emplearse con más éxito en una bibliografía internacional. Vamos ahora á abordarlo brevemente, para dar una idea acerca de su estructura y de su modo de aplicación. * XX *k En el año 1876 apareció en los Estados Unidos la primera edi- ción" de una obra intitulada CLASIFICACIÓN DECIMAL, por Mr. Melvil Dewey, del Colegio de Amherst; poco á poco fué adop- tándose en las bibliotecas de los diversos Estados de la Unión Americana, hasta el punto de extenderse su uso con asombro- sa rapidez, al grado de que, actualmente más de mil bibliote- cas americanas clasifican según este sistema. Años más tarde, el movimiento bibliográfico europeo y los deseos de los sabios de resolver un tanto el problema de la clasificación, introdu- jeron el Sistema Decimal en el Viejo Mundo, y ya hemos vis- to que desde 1895 el Congreso Bibliográfico reunido en Bru- selas, hubo de adoptar con entusiasmo dicha clasificación. Hoy, en México, por iniciativa de su ardiente propagandista mi dis- tinguido amigo el Ingeniero D, Fernando Ferrari Pérez, se halla asimismo adoptada para la biblioteca de la Secretaría de Fomento; la aceptó también, nuestro Instituto Bibliográfico Mexicano, según dije ya; clasificándose ahora por este siste- ma la biblioteca de la Escuela de Jurisprudencia. Desde luego, ante tal entusiasmo y semejante generaliza- ción, ocurre preguntar si el Sistema Decimal satisface los de- seos de los sabios, las exigencias de la ciencia y las aspiracio- (1) Seis ediciones se han hecho de esta obra: la 1* en 1876; la 2* en 1885; la 32 en 1888; la 4* en 1891; la 5? en 1894; la 6% en 1899.—Esta última lleya por título: ''DECcIMAL CLASIFICATION AND RELATIV INDEX for libraries, clippings, notes, etc., By MELVIL DEWEY A. M. (Amherst), Secretary University of the State of New York Library.—1899.—Li- brary Bureau.—Boston, Mass.—4?, 612 páginas. 142 . Memorias de la Sociedad Científica nes de la Bibliografía. Es evidente que en parte llena todos estos anhelos; ya sabemos que no hay clasificación perfecta, y en su absoluta mayoría todas son artificiales; pero el Sistema Decimal es un método de clasificación rápido, mecánico y ana- lítico á la vez llevado á cabo por un procedimiento ingenioso, sencillo y sugestivo. De esta suerte, creo que llena en parte, como decía, los deseos de los hombres ilustrados y las aspira-' ciones de la Bibliografía, si se atiende también á la universa- lidad de la clasificación. Mas adelante veremos si satisface las exigencias de la ciencia. Descendiendo á sus fundamentos y á su mecanismo sen- cillísimo, diremos que la clasificación descansa en un sistema de números clasificadores, fijos, invarfables, que simbolizan en- teramente la división á que se aplican. Los conocimientos humanos se encuentran agrupados en nueve clases á las cuales, respectivamente, corresponden las ci- fras antepuestas del 1 al 9, más el O que corresponde á los tra- tados generales, en el siguiente orden: 0 Obras generales. 1 Filosofía. -2 Religión. - 3 Sociología. 4 Filología. 5 Ciencias matemáticas y naturales. 6 Ciencias aplicadas. 7 Bellas Artes. 8 Literatura. 9 Historia y Geografía. Estas cifras, bien podemos llamarlas características de to do el sistema; son las que en el acto nos caracterizan é indi- can la clase á que pertenece una obra ya clasificada. Cada clase está, á su vez, subdividida en 10 grupos ó divi- siones, representado cada uno de ellos por una cifra clasifica- dora, también invariable y fija. Así, la primera y la cuarta cla- “¿Antonio Alzate. ” 143 ses, que corresponden á las obras generales 0 y á la Sociología 3, se dividen de esta suerte: O OBRAS GENERALES. 01 Bibliografía. 02 Bibliotecnia. 03 Enciclopedias generales. 04 Colecciones generales de ensayos. 05 Periódicos generales. Revistas. 06 Sociedades generales. Academias. 07 Periódicos. Periodismo. 08 Bibliotecas especiales. Poligrafía. 09 Manuscritos y libros raros. 30 SocioLoGía. Generalidades. 31 Estadística. 32 Ciencia política. 33 Economía política. 34 Derecho. 35 Administración. Derecho administrativo. 36 Beneficencia. Segnros. Asociaciones. 37 Enseñanza. Educación. 38 Comercio. Transportes. Comunicaciones. 39 Usos y costumbres. - Cada división se divide, á su vez, en diez secciones, por ejem- plo: la Bibliografía 01 y el Derecho 34: 010. Generalidades. 011 Bibliografías y Catálogos Universales. 012 A-Z. Bibliogrs. individuales de autor, alfabético. 013 Bibliografías por clases de autor. 014 Bibl. de anónimos y seudónimos. 015 Bibl. por países. 144 Memorias de la Sociedad Científica 016 Bibs. por asuntos especiales. 017 Catálogos de Bibliotecas. Librerías para ventas. A IN EE yd Sa 340 Generalidades. 341 Derecho Internacional. De gentes. 342 Constitucional ó público. 343 Derecho penal. 344 Derecho Penal militar. 345 Legislación y jurisprudencia en general. 347 Derecho privado civil. 348 Derecho eclesiástico y canónico. 349 Historia del Derecho y de las Instituciones. Cada una de estas secciones, admite á su vez diez Subsec- ciones, y así sucesivamente. : Como se advierte por estos clarísimos ejemples, la base del sistema es el número 10 que forma grupos de diez en diez: de aquí el nombre de decimal; denominándose la primera cifra: índice decimal. Por esta razón se dice igualmente que la clasi- ficación es simétrica y determinante, porque los números clasifi- cadores presentan desarrollos tan simétricos como es posible, lo cual ayuda á retenerlos, recordarlos é interpretarlos, siendo de notar que dichos números, constituyendo un simbolismo, representan ideas y no palabras. Además, la división: de diez en diez ó en número menor de grupos siempre es posible, puesto que la clasificación es puramente convencional, Adviértese que, al través de todo el sistema, el O marca siempre las generalidades: 01 Estudios teóricos y filosóficos generales. 02 Manuales generales. 50 Ciencias naturales. Generalidades. 720 Arquitectura. Generalidades. “Antonio Alzate. ” 145 Antes de pasar adelante, conviene detenernos en algunos detalles de estructura, que evitan toda confusión. Fuera de las cifras arábigas que constituyen los números clasificadores, el sistema que nos ocupa emplea signos de pun- tuación que usa como signos de liga ó de combinación: El punto . Los dos puntos ó signo de división : El guión - El signo de igualdad = El paréntesis () y los corchetes | | Las comillas ó doble paréntesis “ ” El signo + , empleado en ciertos casos. Las letras de A á Z, usadas para completar ciertos núme- ros clasificadores, agregando las iniciales de palabras que en- tran en la: combinación de nombres de instituciones ó de pu- blicaciones. En ciertos casos se hace uso de nombres propios, que se escriben íntegros, para completar los números clasi- ficadores relativos á obras literarias, variedades de especies animales y vegetales, biografías ú obras geográficas.” El punto se emplea para descomponer en partes los núme- ros un poco largos, para facilitar la lectura. Su colocación es facultiva: sin embargo, se tratará de colocarlo de suerte de li- mitar partes que correspondan á ramas de ciencias que tengan un carácter definido. Generalmente se coloca después de la tercera cifra: 341 Derecho internacional. 341.5 Derecho internacional privado. ' 372.03 Historia de la Independencia de México. El punto entre paréntesis (.) advierte en las tablas de cla- sificación que ha lugar á la subdivisión geográfica, por medio de las determinantes geográficas de que después hablaremos: (1) Véase CLASIFICATION BIBLIOGRAPHIQUE DÉCIMALE.—Tables générales refondues établics en vue de la publication du Répertoire Bibliographique Universelle,—Bruxelles— 1899, 49 Memorias. [1900-1901].—T. -XV.—19. 146 Memorias dela Sociedad Científica 930 (.) Historia Antigua. 730 (72) Historia Antigua de México. Los dos puntos Ó signo de división, de relación 6 conexión, se emplean en la combinación de nombres compuestos; se for- man tomándolos de diferentes partes de la clasificación, y que corresponden á asuntos conexos de los cuales trata la obra que se considera. Su empleo es facultativo: 31: 331. 2 Estadística los salarios. El guión es el signo de soldadura, pudiéndose dar el me- dio de aplicar á los números consecutivos varias series de ra- mificaciones ya creadas en otras divisiones, atribuyendo á cada. una de estas series un número de orden de que se le hará pre- ceder. Así las subdivisiones de 621.1 máquinas de Vapor, puede convenir á la 536.81 y se podrá escribir 536.81-8 para aplicar á ésta división 536.81, la 8? subdivisión de 621.1; pero se deberá para ello, inscribir en las tablas, al lado de 536.81, la advertencia: “subdividir como 621.1.” El doble guión ó signo de igualdad, sirve para formar las subdivisiones como símbolo de idioma en el cual están redae- tadas las obras que se consideran. Se obtienen estas subdivi- siones colocando el signo delante de los nombres tomados, con algunas modificaciones, á las divisiones de la Filología, y que son objeto de un índice ó tabla especial.” =7 obra escrita en latín. =8 obra escrita en francés. 43=2: 43=3 : 43=4, Diccionario inglés, alemán francés. O abreviado: 43=2—3 —4=, que representa otro, ejemplo del guión. (1) Véanse estas tablas al final del INDICE general de la DECIMAL CLASIFICATION, por Dewey. G “¿Antonio Alzate.” 147 x€Ká———_—____ A El paréntesis, en combinación con los números que comien- zan por cero, dá lugar á subdivisiones que se emplean para distinguir la forma, el origen, el destino ó la naturaleza espe- cial de las obras que se consideran : (03) Obras bajo forma de diccionarios. (05) Publicación periódica, (06) Publicación emanada de una Sociedad. (07) Obra destinada especialmente á la enseñanza. Estas subdivisiones que llevan el nombre de determinantes formales ó de formas y de generalidades,” son objeto de tablas detalladas” y se aplican en toda la extensión de la clasifica- ción decimal. Parece oportuno aquí exponer la serie, que es pequeña: .-:.0 GENERALIDADES Ó DETERMINANTES FORMALES. 01 Teorías.—Utilidad. 02 Tratados generales, manuales, ayuda-memorias. 03 Diccionarios. Enciclopedias. Concordancias. 04 Ensayos. Conferencias. Discursos. 05 Periódicos. Revistas. 06 Publicaciones, informes, actas de Sociedades y Academias. 07 Enseñanza. Escuelas. Seminarios, etc. 08 Poligrafía. Obras de autores. Misceláneas, 09 Historia del asunto.” El uso de estas doterminantes no es facultativo; está limi- tado á los números clasificadores donde su uso está. pa mente indicado. ; El paréntesis combinado con los números que, quitando el cero, empiezan por una cifra, se emplea para formar las sub- (1) DEwExY, tabla II al fin. (2) Llevan el nombre de determinantes, porque la parte del número complementario que las expresa, sirve en realidad para determinar el sentido más general, que la; otra parte del número posee ya por sí mismo. (3) Dewey expone la tabla en orden alfabético: (06) Academias; (06) Actas de So- ciedades; (06) Asociaciones; etc. 148 Memorias de la Sociedad Científica OPLLILIISIIEOSISSISSILES LLL LL LILISLLILLSLLLSLS LL ICILSILSLS LLL LS LLSSAISS III ALIAS divisiones de lugar. Estas divisiones se expresan siempre por las mismas partes de los números llamadas determinantes geo- gráficas, que se toman de las principales divisiones de la Greo- grafía 91 y se colocan entre paréntesis inmediatamente des- pués del número determinado. 910 (72) Geografía de México. La determinante geográfica es (72). Dichos determinan- tes dan lugar también á tablas especiales; es muy fácil hasta retener en la memoria las primeras cifras. Pongo á continua- ción un pequeño cuadro: (4) Europa. (5) Asia. (6) Africa. (7) América del Norte. (71) Canadá, (72) México. (73) Estados Unidos. (8) América del Sur. (9) Oceanía. Las comillas ó doble paréntesis, sirven para formar las sub- divisiones según el tiempo, encerrando entre dichas comillas y escribiendo según ciertos modos convencionales, las fechas que demarcan ó que fijan el período ó la época de los aconte- cimientos, No hay, propiamente Planos tabla especial de estas sub- divisiones, atendiendo á que son las mismas que las de la ero- nología rra Ejemplos: 1853,” año 1853. “15,” siglo XV ó todos los años que han seguido de 1401 á 1500. El signo de la adición sirve para reunir varios números cla- sificadores cuando se quiere indicar que una obra concierne á “¿Antonio Alzate.” 149 e.” II varios asuntos que tienen clasificaciones diferentes. Este sig- no no tiene orden de sucesión: 580 (05) (72—A. M. N.)-+590 (05) (72—A. M. N.)+913 (05) (72. A. M. N.) ó bien abreviado: [580-£590+913] (05) (72—A. M. N) ete. “ Anales del Museo Nacional de México,” publicación perió- dica consagrada á la Arqueología, Botánica y Zoología de Mé- XICO, etc. Puede emplearse también la llave, de esta manera: 580 50 (05) (712—A. M. N.) etc. 913 : Por lo que hace al uso de las letras, el ejemplo anterior basta para explicarlo. Todas las indicaciones anteriores son extraordinariamente útiles para la clasificación por materias, según el orden deci- mal de los números clasificadores. Salvo las excepciones expresamente indicadas en las ta- blas, el orden general de sucesión de los signos y de los carac- teres empleados para la constitución de los números clasifica- dores es la siguiente:'” () “”.=:—A-Z.049 .* * Facilítase en gran manera la clasificación, con el manejo de las Tablas de Dewey, cuya obra muy ligeramente vamos á bosquejar. Se halla publicada bajo el título de DECIMAL CLAS- SIFICATION AND RELATIV INDEX, for libraries, clippings, notes, ete; según la sexta edición de 1899. Es un alse en 4, fá- lineal manejable, de 612 páginas, y que contiene: 1.—Una explicación sucinta de la Clasificación y una'in- teresantísima introducción que abarca; todo el plan general de la obra y las aplicaciones y ventajas del Sistema. (1) CLASSIFICATION BIBLIOGRAPHIQUE DcIMALE.—Bruxelles. 1899. —Fascículo ya citado. 150 Memorias de la Sociedad Científica 2.—El primer Sumario de las 10' Clases, 3.—El segundo Sumario de las 100 divisiones. 4.—El tercer Sumario de las secciones de cada división. 5.—Tablas completas, incluyendo todas las subsecciones; que no son otra cosa que el desarrollo amplísimo y analítico de los sumarios anteriores. 6.—El Indice por orden alfabético: este Indice es de utili- dad notoria: cada materia tiene ya al lado su número clasifi- cador correspondiente, en perfecta conexión con las Tablas, en las cuales la materia puede encontrarse en el acto. Para la parte práctica, no hay faás que recurrir al Indice en caso de duda. 1.—Tablas especiales en número de 5: I. Divisiones geográficas. II. Divisiones formales. TIT. Idiomas. IV. Divisiones filológicas. V. Literatura. 8.—Un Indice Suplementario. Como se ha hecho notar, por medio de todas estas tablas, se han refundido de una manera tan completa como es posi- ble, los múltiples índices de materias particulares de los me- jores tratados, compuestos en las diferentes lenguas, sobre las diversas ciencias, En dichas Tablas, todas las materias se han repartido, se- gún un orden metódico convencional en capítulos, partes, sec- ciones, párrafos, artículos, etc. (Clases, divisiones, secciones, subsecciones, ete), á los cuales se ha impuesto una numera- ción única é invariable. Ejemplo: 3 Sociología. 4 Derecho. 1 Derecho Internacional público. 6 Arbitraje. 341.6 ““ Antonio Alzate.” 151 * X *X Además, la Clasificación Decimal, gracias á la invariabili- dad de los números, permite establecer concordancias y refe- rencias con la tabla alfabética. “* Muy concisos como son los números clasificadores, pue- den inscribirse fácilmente, sea después del título de cada obra, en los catálogos ó en las tarjetas, ó bien en los mismos volú- menes que vayan á clasificarse en los anaqueles.” Ya se dijo que los números clasificadores representan ideas y no palabras, y por lo mismo dan á la clasificación el carác- ter de una nomenclatura bibliográfica internacional; y para que los trabajos bibliográficos registrados decimalmente en ín- dices, sean accesibles y útiles en todos los países, cualquiera que sea su idioma, basta traducir las tablas. Esta clasificación es susceptible de ampliarse hasta lo in- finito; así á medida que los asuntos dan lugar á nuevas sub- divisiones, pueden asignárseles números clasificadores pro- pios, formados por simple subdivisión decimal de los números existentes; puesto que los números clasificadores no son ab- solutos, sino relativos, esas nuevas divisiones no dan lugar á confusión ninguna, por medio de su desarrollo simétrico y con- cordante. | ““ Agrupa rápida y matemáticamente en un Catálogo, —di- ce Funck-Brentano— todas las obras que tratan de una mis- ma materia, ventaja inapreciable desde el momento en que se trata de un repertorio universal é internacional, haciendo abs- tracción de las lenguas.” Entre otras varias, tales son las ventajas y cualidades del Sistema Decimal de Melvil Dewey. ¿Satisface, como pregun- tábamos anteriormente, á las exigencias de la Ciencia? Des- (1) La obra de Dewey, en el lomo del libro, lleva inscrito el número clasificador 025.4, que representa Olasificación. Todos los volumenes de la Biblioteca de nuestra Secretaría de Relaciones, tienen asimismo, en el lomo, señalado el número clasificador respectivo. 152 Memorias de la Sociedad Científica eraciadamente la Clasificación que nos ocupa no tiene ningún Fundamento científico y está en desacuerdo con la verdad. Desde luego, la enumeración de las Clases en que divide los cono- cimientos humanos, no sigue, como es fácil advertirlo, un or- den natural ó ideológico, de que tanto se han cuidado los au- tores de todas las escuelas filosóficas. En las divisiones y en las secciones y subsecciones se advierte el propio defecto fun- damental, que, en realidad inclina á la conclusión de que la Clasificación Decimal debe aceptarse como medio mecánico rápido de clasificación, pero con ciertas reservas; aun cuando en mi concepto es asunto de alta importancia. Se ha dicho, como un axioma, que toda obra mal clasifica- da es obra perdida. La Clasificación Decimal ¿no da también lugar á errores de clasificación? Evidentemente que sí; y es- tos errores serán más grandes cuanto mayor lo sea el rigoris- mo de la clasificación. Pero ya se aparta de mi objeto esta serie de consideracio- nes. Debemos concluir, sin embargo, que este gigantesco es- fuerzo del autor del Sistema Decimal, es digno de caluroso aplauso: cuanto contribuya á la difusión de los conocimientos humanos, y á facilitarla, merece la sanción de la humanidad entera, y Dewey ha merecido ese aplauso y esa sanción. Para concluir lo referente á la Clasificación Decimal, solo falta indicar su aplicación á las bibliografías y bibliotecas. En cuanto á lo primero, ya se ha repetido la idea del Ins- tituto Internacional de Bibliografía, para la formación de un Repertorio Bibliográfico Universal. Los trabajos acerca del ob- jeto, pueden reasumirse: (1) Franz FUNCK-BRENTANO.—La Classification Décimale.—Rev. Encycl. Larrous- se.—1896, p. 242. : “Antonio Alzate.” 153 I.—En el establecimiento, en los centros de trabajo, como anexo á las diferentes bibliotecas, de un repertorio bibliográfico de tarjetas, clasificadas por orden de materias, según la Clasificación Decimal, y susceptible en principio, de comprender toda la bibliografía del con- junto de las ciencias ó solamente la de una rama especial de los co- nocimientos.'” IT.—Publicación de todos los materiales bibliográficos, bien sea en tarjetas, ó bien en una forma tal que todos los titulos que la com- pongan puedan aislarse unos de los otros, y pegarse en tarjetas, para colocarlos después en los diversos repertorios bibliográficos. TITI.— Inscribir después, en cada título que figure en una biblio- teca, un índice ó catálogo de los números de la Clasificación Decimal. El tipo adoptado por la Oficina y el Instituto Internacio- nal de Bibliografía, es la tarjeta blanca de 125 75 milíme- tros, colocada á lo largo y perforada en la parte inferior para facilitar su conservación en cajones con varillas móviles. Las tarjetas divisionarias de colores,” más altas que las tarjetas blancas, separan las tarjetas bibliográficas que corresponden á divisiones diferentes. Estas tarjetas llevan en la parte supe- rior los números de cada clase, así como su traducción en pa- labras. Por lo que hace á la aplicación del Sistema á las bibliote- cas, sólo diremos que, si se adopta el método de las tarjetas, la tarjeta bibliográfica queda convertida en tarjeta de catálogo. (1) LA CLASIFICACION DECIMAL DE MELVIL DEWEY, PARA BIBLIOTECAS.—Tablas ge- nerales compendiadas.—Tip. Fomento, 1900. (2) Se puede asignar á las tarjetas divisionarias, para cada especie de subdivisión, un color particular y constante conforme al cuadro siguiente: Anaranjado.—Sujeto específico y subdivisión de relación. Azul.—Subdivisión de forma y de generalidad, Verde.—Subdivisión de lugar. Gris.—Subdivisión de idioma. Amarillo.—Subdivisión de tiempo. Rosa.—Subdivisión por nombres propios. Memorias.—/[1900-1901].—T. XV.—20. 154 Memorias de la Sociedad: Científica * E * Finalmente, solo nos resta exponer la CLASIFICACIÓN EX- PANSIVA ideada por C. A. Cutter. No tan en boga como la anterior, pero sí con ardientes par- tidarios, se apoya también en un método ingenioso, que ayu- da más á la mnemotecnia, substituyendo las cifras arábigas por letras del alfabeto; pero introduciendo nuevo sistema de clasificación á los conocimientos humanos. Lleva el nombre de expansiva, por la elasticidad de que es susceptible dentro de los límites establecidos para la clasificación de esos conoci- mientos. : | Además, el mismo Cutter, con el fin de evitar que se es- criban completos los nombres de los autores, ha impreso unas tablas para el arreglo de los libros por orden alfabético y las cuales solo requieren como marca, la letra inicial del apellido del autor seguido de una, dos ó tres cifras; simplificándose mu- cho la escritura de las características de cada obra, sobre todo en el lomo de los libros.” Pasemos ahora á exponer el sistema. Primeramente, contiene una primera clasificación para una bibhioteca muy pequeña.” Indica que se dividan los libros en estas ocho secciones: Ciencias Naturales y Artes. Lenguas y Literatura. YF Ficción. A Obras de referencia y obras generales. B Filosofía y Religión. E Biografía. F Historia, Geografía. H Sociología. L Ñ (1) C. A. CUTTER'S ALFABETIC ORDER TABLE, altered and Fitted with Three Figu- res by Mis KATE E. SONBORN. (2) EXPANSIVE CLASSIFICATION. —Part 1.—The first sia classifications.—Boston.—C. A. CUTTER.—1891-93.—1 vol. 42 mayor. Diversos folios. “Antonio Alzate.” 155 Este cuadro de clases constituye la primera notación. Para las subdivisiones, van combinándose las letras en esta forma: B Ba Bb Be Bca Bcb Bcc Bed Bed a Bed b Bed ba y así sucesivamente. Para los lugares, se hace uso de números convencionales; por ejemplo 45, marca de Inglaterra, que combinado con las letras, resulta: F 45 Historia de Inglaterra. Como se ve, la notación pue- de tener una latitud indefinida. El cuadro de la clasificación de los conocimientos huma- nos en la segunda clasificación admite nuevas intercalaciones, que se ponen en seguida, marcadas con *: A Obras de referencia y carácter general. B Filosofía y Religión. E Biografía. F Historia. F 30 Historia de Europa. F 39 F 45 Fr 47 F 60 F 70 F 80 s> y Francia. Pr y Inglaterra. sj y Alemania. ; . » y Asla. a 1 ALFIGS, er y América. (Se incluyen en esta clase la Arqueología, la Epigrafía, la Numismática, la Heráldica, ete. ) * G Geografía. G 30 Geografía de Europa. G 39 p ete. y Francia, H Sociología (Estadística, Economía Política, Paupe- rismo, Política, Legislación, etc.) 156 Memorias de la Sociedad Científica * x L Ciencias físicas (Física, Química, Astronomía.) M Historia Natural (Geología, Paleontología, Biología, Zoología, Botánica, Antropología, Etnología. ) Q Medicina. * R Artes útiles. * V Artes recreativas (Teatro, Música, ete.) * W Bellas Artes. * X Idiomas. Y Literatura (Se incluye la Bibliografía. ) YrF Ficción. (Novelas, etc.) El tercer cuadro de clasificación, se ensancha más aún, aña- diendo las siguientes materias: BR Religión y Religiones. C D 1 NARHROZAS Cristianismo y Judaismo. Historia eclesiástica. Sociología (que aparece, de extraño modo, como dis- - tinta de las Ciencias Sociales.) Gobierno, Política. Legislación, Derecho, Feminismo. Sociedades. Botánica. Zoología. Ingeniería y Edificios. Manufacturas y Artes defensivas y preservativas. Libros de artes. La cuarta, quinta y sexta clasificaciones crecen de una mane- ra increible ensanchando y volviendo expansivo el sistema. De- be tenerse en las manos la obra de Cutter, pues de lo contra- rio haría más cansada esta exposición. Afortunadamente, cada clasificación tiene su respectivo Indice alfabético, y como el de Dewey, conexo con el texto. Como acaba de verse por lo anterior, y sin entrar en ma- yores detalles que serían motivo de un libro, la Clasificación Expansiva de Cutter.es todavía más artificial que la de Dewey “Antonio Alzate.” 157 LICLIIOLIL e LOLI w III y en cuanto á fundamentos filosóficos es evidente que no tie- ne ningunos. En efecto, ¿por qué no seguir siquiera un orden ideológico en las clases, y cómo motivar la nueva de Ficción que cade ampliamente en Literatura? ¿Cómo explicar la di- visión de Sociología y Ciencias Sociales, que es lo propio? ¿A qué asignar nuevas letras á materias conexas, como Religión y Cristianismo? ¿Por qué asif£nar primero la M á Botánica, en Historia Natural, y después la N á esa rama de esta última? A pesar de que el mismo Dewey ha llamado al Dicciona- rio de Cutter, apoyado en este Sistema, “la Biblia de los bi- bliotecarios,” no cabe duda que en nuestro concepto es más perfecto, rápido y fácil el Decimal, y aun me atrevería á decir que más lógico, á pesar de todos sus artificios. Respeto, sin embargo, las opiniones, y pongo punto final á esta cuestión, indicando solamente que es de sentirse que los últimos clasificadores de los conocimientos humanos, cuyos sistemas acabamos de enunciar, no se hayan apoyado más que en puros medios mecánicos. Sabido, es por todos, que cuanta clasificación arbitraria se ha enunciado, ha caído siempre por el polvo hecha pedazos. La Historia Natural nos presenta admirable modelo de cla- sificación, basado en el mismo orden natural de las especies que se consideran, y permanece invariable; como persiste aun la nomenclatura Química, modelo asimismo en su género. En las clasificaciones simbólicas se procura que el simbolismo guarde analogía con lo simbolizado; y desde luego los núme- ros abstractos en la Clasificación Decimal están aplicados a fortiori. Es de desearse que la Ciencia en su alta esfera, encuen- tre al cabo los medios de perfeccionar los métodos de clas:fi- cación de los conocimientos humanos, para el ensanche de esa misma Ciencia cuya luz indefinible acabará por iluminar has- ta el más obscuro rincón de nuestro globo. Julio, 1900. 158 Memorias de la Sociedad Científica ADVERTENCIAS. El anterior trabajo, formado á vuela pluma en muy corto plazo, fué presentado como Prueba escrita ante el Jurado calificador reunido en la Secretaría de Relaciones Exteriores, el 20 de Julio de 1900, para cubrir la vacante de Bibliotecario de aquel Ministerio, según Convocatoria expe- dida con fecha anterior. En dicha Convocatoria, no se especificó ni se exi- gió prueba escrita, pero juzgué conveniente presentarla, como candidato que fuí, considerando, por otra parte, que en la prueba oral se escapan mu- chas ideas, especialmente por lo angustiado del tiempo que en tales casos se concede. : Como adición al breve estudio anterior, comencé á formar un artícu- lo, ó más bien dicho, una Noticia acerca de la Bibliografía en México, en la cual se enumeraban á grandes rasgos nuestros progresos bibliográficos, con cita de los más notables cultivadores de nuestra Bibliografía; pero el citado artículo fué extendiéndose al grado de que sus dimensiones han lle- gado á ser mayores que las del presente trabajo, y tuve entonces necesidad de suprimir tal Noticia. Esta, por lo mismo, constituirá otro nuevo estu- dio que es probable ofrezca yo á la benevolencia del público lector, bajo el título de: LOs BIBLIÓFILOS Y BIBLIÓGRAFOS MEXICANOS. Enero, 1901. J, G. Y. “Antonio Alzate.” 159 NSLLILILLLIPLILIIILILIIIIDIILIIIIOIIILIIIIOL IO III OIDO III e LA HIGIENE, DE LA VISTA EN LAS ESCUBLAS Y LA CORRECCION OPTICA POR EL DK. M. Uribe Troncoso, M.S.A,, Oculista del Dispensario Oftalmológico del Hospital de Jesús, Director de los “* Anales de Oftalmología. ” Desde los comienzos del siglo pasado se reconoció que los esfuerzos necesarios para la visión clara durante el período escolar, producían serios trastornos visuales y aumentaban notablemente la miopía, pero sólo hasta el año de 1867 se dió á este asunto toda la importancia que merece, debido es- pecialmente á los trabajos de Cohn. Este autor examinó los ojos de 10,000 niños en las escuelas de Breslau encontrando que las malas condiciones higiénicas de las salas de estudio no solo aumentaban mucho el grado de la miopía en los alum- nos ya afectados, sino que eran capaces de producirla en aque- llos que al comenzar sus estudios poseían ojos normales. Des- de los trabajos de este autor, de Erisman, Giraud-Teulon, Javal, etc., se produjo la gran revolución en las condiciones higiénicas de las escuelas, las clases, el alumbrado, mobilario, etc., que por ser bien conocidas, paso en silencio." Por algún tiempo se creyó que estas medidas bastarían (1) Véase: Daniel M. Vélez. Consideraciones higiénicas relativas á la vista del ni- ño en la Escuela. México 1889.—Congreso Higiénico-Pedagógico. México. 1882, 160 Memorias de la Sociedad Científica por sí solas para detener el progreso siempre creciente de la miopía, pero después de algunos años, y con gran sorpresa, se encontró que aunque las escuelas estuviesen dotadas de todos los requisitos higiénicos recomendados, tanto el grado de la miopía como el tanto por ciento de este vicio de refracción en- tre los alumnos, no solo no disminuía, sino que permanecía es- tacionario Óó aun aumentaba. Hubo, pues, que buscar un nuevo factor que explicara es- te aumento y varios autores creyeron encontrarlo en las pre- disposiciones hereditarias que reproducen en el niño la miopía de los padres ó cuando menos la tendencia á la distensión del globo del ojo. Risley en su muy notable trabajo acerca de la higiene de la vista en las escuelas, ? cree más bien, después de un estudio cuidadoso de las estadísticas, que son las ano- malías en la forma del globo del ojo y especialmente el astig- matismo las que con más frecuencia son la causa de la miopía, la que sería producida por los esfuerzos exagerados de acomo- dación que aun en las mejores condiciones de higiene escolar tiene que hacer el niño cuaudo intenta formar en su retina imágenes bien claras. Estas anomalías congénitas en la forma del globo son hereditarias y no la miopía por sí misma ó la ten- dencia á la miopía, y serían probablemente originadas por de- formaciones de la órbita, consecutivas á deformaciones del craneo. Es bien sabido, en efecto, que la forma del craneo es hereditaria en cada familia, trasmitiéndose quizá con mayor uniformidad que cualquiera otra peculiaridad anatómica. Dichas anomalias, preexistentes á la entrada del niño ála escuela, se agravan por los esfuerzos acomodativos y los nece- sarios á la conservación de la visión binocular y solo podrían ser evitados por la corrección de todos los vicios de robragción tan luego como el niño entre á la escuela. Cuando esto no se lleva á cabo, más de la tercera parte de los niños sufren de oa visuales, que obligan á los (1) Norris y Oliver. System of Diseases of the Eye. Vol. HI, School Hygiene. “Antonio Alzate.” 161 maestros á colocarlos en situaciones especiales de lugar, luz, clase, etc., ó hacen considerar como desaplicados á niños que en realidad no lo son sino por efecto de la fatiga que sufren tratando de usar su vista. Es un hecho bien probado hoy que los exámenes sistemáticos de la vista y el oído facilitan gran- demente la tarea de los maestros y son de muchísima utilidad á los alumnos, pues los maestros pueden hacer aprovechar de sus enseñanzas un número mayorde niños aumentando el tanto por ciento de aprovechamiento y en cuanto á los alumnos, mu- chos que parecen desaplicados, que no pueden escribir bien, que no entienden lo que el maestro explica en el pizarrón ó que no estudian regularmente sus clases, no lo son en realidad sino por efecto de la debilidad de sus órganos visuales ó auditivos; pues los miopes, los astigmáticos que sufren de astenopía y los sor- dos, se cansan fácilmente y su atención puede ser menos tiem- po sostenida que la de los individuos sanos. Estos exámenes re- presentan para los niños una salvaguardia contra los peligros que el estudio, aun en las mejores condiciones higiénicas trae consigo. En Europa, según las estadísticas de Cohn, la cifra de la miopía aumenta progresivamente á proporción que los cur- sos son más elevados y difíciles, y de 1.4 por ciento en las escue- las de aldea sube á 6.7 por ciento en las escuelas elementa- les y á 26.2 por ciento en los colegios, llegando, por último, á 59.5 por ciento en los estudiantes de la Universidad. En los Estados Unidos, las estadísticas de Risley han demostrado también que la proporción aumenta considerablemente según la edad, y de 4.27 por ciento á los 8 años llega á 19.33 por cien- to á los 17. El número de hipermétropes, que asciende á 88.11 por ciento á los 8 años, baja á 66.84 á los 17 años, es decir, que buen número de ellos se ha trasformado en miopes. El as- tigmatismo hipermetrópico llega á cerda de 42 por ciento y se- gún este autor los esfuerzos de acomodación que se producen, son el origen de la distensión del globo ocular que de hiper- métrope pasa á miope. Memorias.—[1900-1901].—T. XV,.—21. 162 Memorias de la Sociedad Científica En México los exámenes practicados por el Dr. Ramos," por el Dr. Montaño y por el autor, han demostrado asimismo el rápido aumento de la miopía conforme van creciendo las exi- gencias escolares, pues de 4 por ciento en las escuelas prima rias la cifra sube á 19 por ciento en las escuelas superiores. Los esfuerzos hechos en Filadelfia para establecer la ins- pección sistemática de los ojos de los niños á su entrada á la escuela y después periódicamente cada año, han sido corona- dos del mejor éxito y sus felices resultados han sido tales que en casi todas las ciudades principales de los Estados Unidos se está adoptando rápidamente. La inspección no sólo es útil desde el punto de vista de la corrección óptica, sino que pro- cura los medios de excluir de la comunidad á los niños afec- tados de enfermedades oculares contagiosas, tales como las conjuntivitis agudas, el tracoma, etc. En Nueva York en un total de 63,812 niños examinados, 4,183, ó sea más del 6 por ciento, estaban afectados de enfermedades contagiosas, de las cuales á las de la cabeza (enfermedades parasitarias) corres- pondían 2,627 Ó sea el 64 por ciento del número total de los ni- ños atacados, viniendo en seguida las enfermedades trasmisi- bles de los ojos con 702 enfermos.” Los mejores métodos usados en los Estados Unidos para practicar los exámenes de la vista han sido aconsejados por el Dr. Risley quien, convencido de la dificultad de que fuesen llevados á cabo por los oculistas únicamente y con objeto de que resultasen menos costosos, recomienda se adiestre en ellos á los maestros y ayudantes de las escuelas enseñándoles á de- terminar la agudeza visual á lo lejos y el punto mas proximo - de visión cercana, para lo cual bastarán algunas explicaciones preliminares acerca de la anatomía y fisiología del ojo y la en- señanza práctica de la'manera de conducir los exámenes. Co- mo estos se hacen solamente cada año al ingreso de los niños, (1) Los vicios de refracción en México comparados con los de Europa. 1890. (2) Dora Keen. Medical Inspection of the Schools; pag. 163. “¿Antonio Alzate.” 163 COLORS y es entonces que los maestros tienen mayor tiempo disponi- ble, podrán dedicarles con facilidad las pocas horas que son necesarias sin estorbo de sus otras labores. Los útiles necesarios son: 1? una escala de optotipos, (que consiste en una serie de letras de imprenta cuyo tamaño ha sido calculado para ser vistas á determinada distancia por un ojo normal.) 22 Una escala para ver de cerca, letra pequeña, (caracteres llamados diamante ) y una cinta métrica. Los op- totipos se colocan en un sitio bien alumbrado y el alumno, sen- tado á la distancia de 5 metros, deberá leer con claridad las letras que corresponden á la visión normal. Se le presentará en seguida la segunda escala y se determinará la distancia más pequeña á la cual pueden ser leídos los caracteres diamante. Estas dos pruebas se harán para cada ojo separadamente y si la agudeza visual para ver de lejos ó la distancia á que se hace la lectura de cerca no son las normales, el niño no está apto para emprender sus labores escolales. Esta inspección elimina desde luego á todos los alumnos que tienen vicios de refracción considerables, opacidades de la cornea, ó afeccio- nes patológicas serias de las membranas del ojo. Si la vista no es normal, los niños son separados de sus clases y los ma- estros dirigen á los padres una tarjeta en la que se les hace saber que su hijo tiene un defecto visual que deberá ser re- mediado antes de que comience sus estudios. En los Estados Unidos este aviso es siempre atendido, porque los padres se preocupan mucho, por regla general, de la salud y el povenir de sus hijos, y estos son llevados á consultar á un oculista cualquiera, á elección de los padres, quien prescribe los an- teojos convenientes y aconseja las reglas higiénicas necesa- rias y la clase de trabajo á que los ojos del niño pueden ser sujetados sin perjuicio. En México esta medida no sería quizá eficaz, pues los ho- norarios de los especialistas son muy elevados respecto al po- der de aquisición de los obreros cuyos hijos se educan en las escuelas primarias. 164 Memorias de la Sociedad Científica Ds WII y «Aunque el papel de los médicos oculistas de las Escuelas en-los Estados Unidos se reduce á vigilar los exámenes he- chos por los maestros y á inspeccionar cuidadosamente si al- gun niño está atacado de enfermedades oculares contagiosas; en México, los oculistas de las escuelas, si llegan á nombrar- se, como es de desear, tendrán que hacer extensiva su tarea á la corrección óptica de los notoriamente indigentes. Es necesario extirpar la añeja preocupación que existe en- tre las clases populares, de considerar perjudicial el uso de los amteojos. Estos por el contrario constituyen una protección eficaz contra las enfermedades oculares, y si todos los vicios de refracción fuesen cuidadosamente corregidos desde el principio de los estudios, segurameute no se hablaría tanto de la nociva influencia de la escuela sobre la salud de los ojos.” Es necesario insistir también en la necesidad de que en todas las escuelas se cumplan los preceptos higiénicos acerca de la colocación de las clases, cantidad y dirección de la luz, mobiliario, libros de texto, etc., pues aunque las medidas de este orden no contrarresten por completo el aumento de la miopía en los niños cuya vista es defectuosa, cuando las con- diciones higiénicas sean malas á pesar de una corrección óp- tica conveniente se producirán esfuerzos visuales que harán seguramente aumentar las cifras de la miopía. Asimismo, la duración excesiva de los períodos dedicados al estudio y la insuficiencia de los ejercicios físicos, son fae- tores de muchísima importancia en este aumento. Lo es tam- bién la: edad á la que los niños comiencen á dedicarse á las ta- reas escolares, pues se ha observado que el mayor número de miopes se observa en aquellos que entran á la escuela á muy tierna edad. 2] Debe también recomendarse á los padres no permitan que sus hijos preparen las clases en sus casas, en donde las con- diciones higiénicas de luz, mobiliario, etc., tienen que ser ma- las, lo que tiende á anular los beneficios obtenidos por. una “¿Antonio Alzate.” 165 LLIILILIOLDILIIIIILIIAONII SISLILLILIDIILLI LL LIDIA buena instalación en la escuela. Sería de desear que el núme- ro de materias de estudio quedara limitado en tal forma que bastaran las horas que el niño pasa en la escuela para poder prepararlas bien, sin que tuviera necesidad de tomar para ello las que en su casa debe consagrar al descanso, como sucede can frecuencia, especialmente en el período de exámenes. En el número total de los niños inscritos á los estableci- mientos de instrucción, existe una buena proporción que po- see defectos visuales tales como manchas de la cornea ó le- siones del cristalino ó de las membranas profundas que difi- cultan seriamente ó impiden en gran parte un trabajo ocular asiduo, semejante al de los niños sanos; á esta clase de invá- lidos visuales pudieran agregarse aquellos niños cuya salud delicada les impide seguir con facilidad los cursos estableci- dos y regulados para niños sanos de su misma edad. Si tienen buena voluntad y desean no quedar rezagados de sus compa- ñeros harán esfuerzos de todas clases por estudiar sus leccio- nes y darse cuenta de las explicaciones del maestro en el pi- zarrón, con detrimento de su vista ó de su salud general; la mayor parte, sin embargo, cansados por estos esfuerzos, aca- ban por perder el amor al estudio y pasan á la categería de desaplicados, sin que los maestros sepan muchas veces cuán- ta razón tienen para serlo así. A esta clase de niños convendría una mayor tolerancia en el número de materias que deben estudiar y en el tiempo fija- do para completarlas, y al médico tocaría indicar cuáles son las que pueden y deben seguir y en qué condiciones de luz, aproximación al maestro, etc., deberían estar. Esto alargaría ciertamente en uno ó dos años más el período de sus estudios, pero en cambio haría estos más fáciles y proporcionaría los beneficios de la instruccción á un buen número de niños que casi siempre tienen que abandonar la escuela al poco tiempo de su ingreso por no poder seguir regularmente los cursos es- tablecidos. 166 Memorias de la Sociedad Científica Por todas estas razones es de desear que, de acuerdo con el progreso de los tiempos, se reconozca la conveniencia y ne- cesidad del examen sistemático de todos los niños á su ingre- so á la escuela y cada-año al principiar los cursos, con objeto de corregir todos los vicios de refracción y no hacer de la ela- se y del libro en vez de un medio de cultura esencialmente el- vilizador, que levanta el nivel de los pueblos, un instrumento de degeneración física, cuyos estragos no se limitarán al indi- viduo sólo, sino que se extenderán también á muchos de sus descendientes. México, 1901. MHEMOIRE SUR LA CHAINE DE MONTAGNES DE L'AJUSCO ET LE CAPTAGE DE SES EAUX SOUTERRAINES PAR M. MARROQUIN Y RIVERA, M. $. A,, PEDRO C. SANCHEZ, M. $, A,, Ingénieur Civil Ingénieur des Mines, AVADT PROPOS. La Vallée de Mexico est un bassin hydrographique fermé C'est á dire, que les eaux de pluies n'ont aucune issue nature- lle. Elles se ramassent dans un grand lac, appelé de Texcoco, situé dans la partie inférieure de la Vallée. Ce lac est assez grand pour contenir dans une année ordinaire un volume de cent vingt millions de métres cubes d'eau. Le lac est formé par les eaux de pluie qui descendent des montagnes qui bor- dent la vallée et ces eaux au contact du terrain deviennent saumátres et ne peuvent pas étre employées pour les besoins de la Ville de Mexico. D'ailleurs leur niveau trop bas ne per- met pas en retirer aucun profit pour Vagriculture. Dans la partie meridionale de la Vallóe de Mexico, il y a E 168 Men do ccdnlesntiñca deux lacs appelés de Chalco et de Xochimilco, dont les eaux produites par des sources trés importantes, magnifiques sous tous les rapports, constitueraient un approvisionnement trés utile, si leur niveau tres bas n'offrait pas des inconvenients se- rieux sous le point de vue de la forte, dépense qu'on seralt obligé de faire pour leur élévation mécanique. Le bassin hy- drographique de ces deux lacs est bordé au Sud et a1'Est par le massifs montagneux de P' Ajusco et de la “Sierra Nevada.” Il est limité au Nord par les montagnes de Santa Catarina et seulement au Nord-Est il y a une grande depression qui le met en comunication avec la Vallée de México, dont il peut étre consideré comme une partie. , | Les eaux de sources qui entretiennent les lacs, proviennent de massifs montagneux de Ajusco et de la “Sierra Nevada,” des formations volcaniques, quí laissent infiltrer les eaux des pluies profondement. Les études faltes, dont le présent mémoire est un bref compte—rendue, se rapportent au captage des eaux soutetrai- nes á une nauteur importante qui permette de les employer sans avoir recours á des machines élevatoires. Description physico-géologique de la chaine de montagnes de Ajusco. Le massif de P Ajusco, dont Vorigine voleanique, explique la permeabilité, est constitué par des roches brisées ou de dé- bris, quelques fois tres légers, qui se laissent infiltrer profon- dement par les eaux de pluie. Les roches qui constituent leséminences du massif se rap- portent á deux groupes différents: les andésites, et.les basal- tes. Les andésites, les plus anciennes, se trouvent dans quel- ques sommets prominents, qui se distinguent facilement des éminences basaltiques, en raison de ses accidents et de ses formes. On peut classifier ces roches comme des andésites “¿Antonio Alzate.” 169 d'hornblende a structure trachitoide. Leur magma amorphe et microlithique est formé de microlithes d'oligoclasse, plus ou moins fines, et abondantes, enveloppées par une gangue blanchátre. La couleur de ces roches est rougeátre ou grise prédominant la premiére couleur dans les endroits oú Poxida- tion a été plus énergique. Les secondes roches appartiennent au groupe des basal- tes et varient depuis Vétat vitreux jusqwaá létat trós dévitrifié. En quelques places, ces basaltes sont trés riches en olivine et contiennent en outre des cristaux d'hypersthéne et d'augite. L'étendue des deux formations, comme on peut le constater sur la carte, est tres différente car, tandis que la premiére apparait dans la región occidentale et aboutit au méridien qui passe par la “Sierra de Xochitepec,” la deuxiéme se continue jusqu'a la “Sierra Nevada.” La formation basaltique est, á Wen pas douter, caractéristique par son étendue et par sa structure. Dans la région comprise entreles voleans du “Zoom- poli” et le “Teuhtli,” les laves se presentent en coulées super- possées une épaisseur moyenne de cinquante métres et res- semblent á d'immenses gradins. A Orient du Teuhtli, jus- qua la “Sierra Nevada,” la faible epaisseur des grandes cou- lées de lave empéche de les separer á l ceil, et de lá, Y aspect de grande uniformité qui se produit et qui est encore augmenté par Vabsence de ravins. Enfin, dans la région comprise entre le “Zoompoli” et le volcan du “Xitli” et vers lOccident de ce dernier jusqwá la “Sierra de las Cruces,” les laves basaltiques glissent sur les andésites, les recouvrant en quelques points, les entourant en autres, ainsi qwil arrive dans tous les pies, etrendant par lá, tres marqué, le contraste entre les deux for- mations. La formation basaltique se presente done, suus la forme de cónes volcaniques et de coulées de lave. Ces dernieres, n'ayant pas une union intime, et montrant, au contraire, une superposition trés nette,il agit, sans doute, d'éruptions d'¿ges Memorias.—[1000-1901].—T. XV.—22. 170 Memorias de la Sociedad Científica différentes. Si Pon parcourt la chaine d'est á ouest, on remar- que que les éruptions des volcans plus proches de la “ Sierra Nevada” ont été recouvertes par celles des plus occidentaux. On peut dire, partant, que la sortio des laves a du commencer par VOrient et a dú se continuer avec de tróves plus ou moins longues, jusqu'á fermer tout á fait la Vallée de Mexico. Les volcans aux cratéres encore bien conservés se trou- vent dans la partie la plus prominente de la Sierra et vers le milieu de sa hauteur, rangés sur deux lignes paralléles qui vont de Pestá Pouest. L'apparition des plus basinterrompit brusque- ment la pente du flanc Nord de la Sierra et elle remonte á une période V'énergie interne plus faible que la premiére. La frai- cheur de tous ces cratéres est une preuve de leur peu d'an- cienneté, et si on joint á cela le fait d'avoir découvert des sque- lettes humains cachés par les laves du “Teuhtli” et du “Xitli” on a un renseignement certain en faveur de la date récente de ces éruptions. : En plus des roches indiquées plus haut, on trouve dans la région que nous étudions, des bréches, de vrais agglomerats, des tufs et des cendres. Les bréches predominent dans la ré- gion oriental, les cendres abondent prés de Punion de 'Ajus- co avec la “Sierra Nevada,” sur le plateau du “Tulmiaque” et sur le lanc Nord du “Cerro de Magdalena,” mais on en trouve aussi dans presque toute la Sierra, en petites quantités char- riées par les vents. En fin, les tufs á couleur jaunátre, déja séparés de cendres, ou alternant avec elles, se trouvent par- tout, s'entassant dans les dépressions naturelles du terrain, sans montrer aucun indice de stratification. Vu la petite étendue superficielle de la chaine, le grand nombre de volcans et Vépaisseur considérable des coulées, on peut, sans doute, assurer que cette partie de la Vallée de Mexico est classique au point de vue du volcanisme. On peutb affirmer sans exagérer que la formation basaltique embras- se une etendue de 70 kilométres de long, sur 30 de large, avec “¿Antonio Alzate.” 171 une épaisseur moyenne de 200 métres, Les plus hauts volcans que Pon trouve sur la cime de Ajusco et qui circonscrivent des plateaux élevés, sont, en allant de Pest á Pouest: Ayoque- me, Matlalotl, Tlaloc, Cuantzin, Tulmiaque, Tetzuatl, Guarda, Cerro Pelado, Oyameyo, Malinule et Ajusco. Tous ces cónes sont stratiformes avec des pentes qui varient de 300 a 400; presque tous sont jumeaux, avec une profondeur moyenne de 200 métres et une lergeur de 400, Leurs sections sont ellipti- ques etla plupart d'elles sont déchiquetées vers Vouest et le sud-ouest et quelques-unes vers le nord. La ligne de volcans plus bas se dirige aussi d'Est 4 Ouest: Teuhtli, Tlamacaxco, Teoca, Zompoli, Tepepatlaxpam, Topi- lejo, Oolihcan, Magdalena et Xitli, leurs cónes etant égaux á ceux décrits plus haut; mais n'étant généralement jumeaux. La nature volcanique de la région que nous étudions fait . comprendre combien doit étre rudimentaire le réseau hydro- graphique superficiel, et elle explique, en outre, la marche des eaux courantes dans leur descente á la Vallée de Mexico, car les influences structurales ont exercé ici une puissante influen- ce des les premiers temps. En éffet, les principaux ravins sont - logés dans des lignes de dépressions formés par le-raproche- ment de deux coulées de lave, et les affluents prennent nais- sance dans les parties entrantes qui existent dans les dente- lures de coulées. Il existe au massif, des parties remarquables par labsence absolue de ravins. En d'autres places, bien qu'il existent, ils ne constituent pas un systéme hydrographique bien déterminé. Parfois, il arrive qu'un thalweg qui apparait dans la partie supérieure de la Sierra, s'efface plus bas. D'au- tres fois, on trouve fréquemment des fondriéres fermées qui ont la forme de petites vallées d'érosion, oú les pluies y'infil- trent dans une vaste dépression en forme d'entonnoir. Les sec- tions transversales sont étroites et les raviant sont peu pro- fonds, faisant un contraste manifeste avec d'autres régions de la vallée, oú malgré le fait Vavoir une précipitation de pluies 172 Memorias de la Sociedad Científica annuelle égale et méme inférieure á celle du “Ajusco,”.de pro- fonds ravins, indiquent un fort écoulement superficiel, se pré- sentent á la vue. Ce manque de ravins profonds sur Ajusco produit, par places, une apparence remarquable d'uniformité. En d'autres endroits, les flanes de la montagne ne présentent pas cette apparence si uniforme, étant au contraire, accidentés et don- nant naissance á un relief superficiel qui de loin, leur donne un aspect regueux. Ce relief consiste en une alternance de petites fondriéres et éminences; mais, en tous cas, des lignes générales de dépresions se rapportant á des thalwegs impor- tants, ne s'acusent pas. Ces fortes dépressions ne sont obser- vables que dans les endroits de constitution andésitique, que Pon distingue á leurs formes plus accidentées et á leurs pen- tes plus fortes. On en trouve un exemple dans la “Sierra de Xochitepec” et dant celle du “Tehuehue,” dont les pies an- désitiques enveloppées par les coulées de lave sont en contras- te marqué. , Hydrographie et climatologie de l'Ajusco. La description précédente fait comprende la nature essen- tiellement poreuse du terrain et nous rend compte de la forte infiltration d'eau quí a lien dans les couches profondes. Les études hydrographiques entreprises font connaítre une ma- niére plus precise l'importance du phénomeéne. Les pluies tombent sur Ajusco depuis le mois de Mai jusqu'au mois d'Octobre de chaque année, les plus fortes ayant lieu en Aoút et en Septembre. La hauteur de la precipitatión annuellee est variable, mais elle peut ótre estimée en 70 cen- timétres environ, dans les années ordinaires et elle dépasse 80 centimétres dans les années abondantes. Dans le mois d'hiver des pluies importantes tombent quellequefois, et il y a des jours ou Pon peut voir le sommet du “Cerro Grande d'Ajusco” cou- ““ Antonio Alzate.” 173 ”m vert de neige, mais cela n'est pas la régle, de sorte que lon ne doit compter que trés peu sur les dégels. I'eau pluviale s'infiltre dans le sol en grandes quantités et seulement une petite partie de la pluie ruisselle superficie- llement. Dans le but d'appre.ier le volume debité par les ra- vins, on essaya d'établir Vannée derniére un systéme de mes- sure dans les principaux ruisseaux qui descendent de la Sierra et á ce dessein on nivela quelques trajets pour déterminer les pentes longitudinales, en méme temps qwon effectuait les me- sures des sections transversales des lits. Une fois ces élé- ments préparés, on disposa un systéme de registre pour co- naítre les hauteurs des crnes et leur duration. Ces crues sont tellement rapides que Yon ne put parvenir á un resultat pra- tique, de sorte que Pon ne pourrait connaítre d'une maniére precise le volume exact de leau qui descend annuellement par les ruisseaux de Ajusco. On peut cependant assurer que ce volume est petit, si on le compare á celui fourni par les peti- tes riviéres de Tlalmanalco et d'Ameca, qui s'alimentent dans la Sierra Nevada. Les études faites dans ces dernióres rivié- res ont conduit á établir que le volume debité superficielle- ment ne represente que le 5 pour cent du volume produit par la précipitation pendant les mois de plus grande abondance. - D'une autre part, des études analogues entreprises sur le bas- sin hydrographique de la riviére de Churubusco ont constaté que Peau écoulée dans ce bassin trés différent de celui d'Ajus- co au point de vue de limperméabilité, peut atteindre jusqw'au 66 pour cent du volume précipité au cours des mois les plus abondantes. Il rest pas possible de rencontrer dans la Vallóe de Me- xico un bassin tout á fait imperméable qui permit d'évaluer par comparaison la quantité d'eau qui s'infiltre annuellement dans l' Ajusco, si bien que, les resultats obtenus jusqwici A ce sujet, ne sont pas entiérement exacts. 1l y a un facteur qui complique singuliórement létude du phénoméne: la partio de 174 Memorias de la Sociedad Científica Peau de pluie qui s'évapore. On se rend, facilement, compte des nombreuses circonstances qu'il faudrait avoir en vue dans un étude detaillé, car Pévaporation n'est pas seulement in- fuencée par létat hygrométrique de Pair, par la température et par Paltitude, mais encore par une grande varieté de cir- constances qui dépendent de Vétat physique du sol, de sa puis- sance d'absorption, de la végétation dont il est couvert et de beaucoup d'autres facteurs encore qu'il serait prolixe d'énu- mérer. Il semble impossible de déterminer exactement et par une méthode directe, les quantités d'eau évaporées annuelle- ment dans une grande étendue de-terrain oú les circonstan- ces varient tellement d'un endroit á un autre. C'est pourquoi la Comission Hydrographique de la Vallée de Mexico n'a pas taché d'y parvenir, et le moyen adopté a eté consideré plus pratique: la messure des eaux qui ruisellent superficiellement et sa comparaison avec celle des eaux qui proviennent lun bassin aussi imperméable que possible. En éliminant Vévapo- ration, pour ainsi dire, létude des quantités eaux infiltrées dans le sol de V Ajusco ne serait plus aussi compliquée. Les résultats atteints lannée derniére par cette méthode, résultats, auxquels nous ne pouvons attacher qwune rude approxima- tion, mais qui sont loin d'étre exagerés dans un sens fayora- ble aux quantités d'eau infiltrées, montrent que Von peut ad- metre que le volume infiltré pendant les mois les plus pluvieux représente plus du 60 pour cent du volume produit par la pluie. Le volume produi part quelques unes des sources qui pren- nent naissance au pied de la Sierra, a monté l'année dernióre á 63.000,000 de métres cubes d'eau. On peut estimer en..... 25,000 hectares la surface du bassin alimentaire et de lá on de- duit que le volume d'eau obtenu réprésente un peu plus de 30 pour cent du volume précipité par an. 11 est á remarquer qwil y a au fond du lac de Xochimilco d'autres sources que Von ne peut pas mesurer. D'ailleurs, il' . faut tenir compte du fait que les 'années antérieúres á lannée' “Antonio Alzate.” 175 dernióre furent trés pauvres en pluies et par conséquent, lés réserves souterraines s'étaient appauvries et on du consommer une partie des eaux infiltrées pendant Pannée, afin de se re- metre en cohditions normales. S Nous ne saurions done pas, parvenir á une conclusion exac- te avec les renseignements dont nous disposons jusquiici, et plusieurs années Vobservation seront encore necessaires avant que nous ne soyons en possession de la verité; mais si insuf- fisantes qw'elles puissent étre encore, nos observations pour- ront servir á avoir ne fut-ce qu'une idée de limportance des provisions eaux souterraines sur les quelles on peut comp- ter dans la région de Ajusco. Description des sources qui alimentent les lacs de Chalco et de Xochimilco. Il exite au pied de la Sierra d'Ajusco une vaste dépres- sion limitée vers le Nord par les Sierras de Sta. Catarina et du Pino, vers Est par la Sierra Nevada, vers 'Ouest par le Pe- dregal de S. Angel, et qui ne communique au reste de la Va- llée de Mexico que par le Nord-Ouest. Cette dépression a la forme une vaste cuve au fond et aux parois rocheux, et son comblement s'est aceompli au bout d'un long temps par les transportes charriés par les crues qui descendent des monta- gues limitrophes. La partie superficielle de ce comblement est formée par des sédiments lacustres ainsi que par une matiére argileuse qui rap- pelle le lóss. Son épaisseur est peu considérable et variable Vune place á autre. Vient en suite une couche d'alluvion avec des sables et graviers, strate aquifére qui correspond á la zone phréatique et dont la profondeur varie de quatre á dix métres. Les creusements de quelques puits de Coyoacan on fait con- naítre qua de profondeurs variables on trouve des couches de tourbe Vune étendue et d'une épaisseur variables, intercalées dans de couches de tufs plus ou moins argileux, ou bien se 176 Memorias de la Sociedad Científica montrant á la surface comme on observe dans la région Nord des lacs de Chalco et de Xochimilco. Les sondages indiquent que le comblement principal est formée par les marnes, les tufs et les argiles, n'ayant pas de renseignements exacts jus- qwici, relatifs a la profondeur atteinte par le fond de la cuve. La surface du comblement affecte une forme légérement 'concave, descendant doucement en tous sens vers la partie cen- tral occupée par les lacs de Chaleco et Xochimilco, dont la sur- face etait il y a quelques années d'environ 15,000 hectares, et leur profondeur moyenne s'élevait á deux mótres. Le niveau de ces lacs variable avec les saisons de l'année, ne dépasse que dVenviron trois métres celui du lac de Texcoco, le plus grand et le plus central de la Vallée de Mexico. A la rigueur on devrait considérer les deux lacs, Chalco et Xochimilco, comme un seul, quoique leurs niveaux soi un peu différents, car ils ne sont séparés que par la digue de Tláhuac. Ces laes formaient á Vépoque de Pempire Aztéque, une vaste lagune couverte de végétation aquatique avec laquelle on fai- salt les célebres jardins flottants appelés “Chinampas” L'éten- due de cette lagune était considérable, si l'on en juge par les renseignements des historiens qui assurent qwelle sétalait jusqu'/á se joindre á la lagune de Texcoco, en entourant la “Sierrade Santa Catarina” etle “Cerro de la Estrella” qui main- tenant, se dressentisolés et éloignés des rivages des deux laes. La séparation entre les eaux douces des lagunes du Sud et les eaux salées de Texcoco avait été réalisée au moyen d'une di- gue construite par Netzahualeoyotl. A messure que le temps s'est écoulée létendue des lagunes a diminué d'une maniére considérable. Cette réduction est due en partie au décroisse- ment de l'aire occupée par le lac de Texcoco, survenú A cause. de la construction de la tranchée de Nochistongo, entreprise pendant l'époque de la domination espagnole dans le but de conduire hors de la Vallée de Mexico les crues de la riviére de Cuautitlán; mais on doit peut-étre la rapporter aussi á une “Antonio Alzate.” 177 diminution progressive de la hauteur pluviométrique annuello, phénoméne qui parait étre bien constaté, bien qwil ny ait pas de renseignements exacts pour parvenir á une conclusion cer- taine. Quoi qwil en soit; il demeure certain que les lacs de Chal- co et de Xochimilco ont diminué importance Vune facon re- marquable. Aux circonstances naturelles doivent s'ajouter d'au- tres qui ont contribué A ce desséchement. Dans ces derniéras années une puissante compagnie s'est organisée, et elle a creu- sé un canal pour conduire au lac de Texcoco les eaux de la Lagune de Chalco, la plus grande partie de cette derniere ayant été déja desséchée et destinée á des exploitations agricoles. D'ailleurs les habitants des petits villages riverains ont pris part á leur réduction en construisant de nombreuses “Chinan- pas” se servant de fertiles matérieux retirés du fond qwils déposent en bandes paralléles séparées seulement par des es- paces trés restreints en forme de canaux, appelés dans ce pays les “Acalotes” L'eau produite par les sources qui alimentaient les anciens lacs est, maintenant, conduite vers le lac de Tex- coco par le canal ci-dessus mentionné et par le Canal Natio- nal qui sert á établir le trafic fluvial entre les petits villages du Sud de la Vallée de Mexico, et la capitale et qui conduit les eaux que Pon emploiera prochainement au lavage des égouts. Une autre partie de Peau des sources se perd par l'évapo- ration dans le vaste réseau de “chinampas” et “acalotes” ou bien dans les nombreux marais qwil y a dans la région occu- pée autrefois par les lacs. Cette quantité eau évaporée doit. étre assez forte et de difficile évaluation; aussi nous ne sau- rions préciser le volume des eaux souterraines sur lesquelles on peut compter; mais nous pouvons dire, sans crainte Vexa- gération, que lensemble de sources de cette région de la Vallée de Mexico, peut produire un débit qui est pas au dessous de 5 métres cubes par seconde. Memorias.—[1900-1901].—T. XV.—23. 178 Memorias de la Sociedad Científica Par leurs situation on peut diviser ces sources en trois groupes: sources de la région occidentale, sources de la région centrale et sources de la région orientale. Les premiéres prennent naissance sur le lane orientale des “Cerros de Zacatepec” et “Zacayucan” qui forment le bout du nord d'un contre-fort andésitique de Ajusco. Les petits an- ticlinaux de la coulée de lave qui glissa sur ses flanes, rendent plus facile issue de eau. La coulée de lave a 1c1 peu d'épais- seur, et eau jaillit dans le contact entre Y andésite et le ba- salte. Elles sont connues sous le nom de source de “Las Fuen- tes” et sources de “Peña Pobre.” La premiére prend naissan- ce d'un ravin peu profond envahi par la lave, et le point d'is- sue de la source correspond au plissement: de la coulée, Les sources de “Peña Pobre” se font jour en plusieurs endroits tres proches les uns des autres qui correspondent aux ruptu- res de la coulée amenées par les accidents du terrain préexis- tant. | Le groupe central se trouve dans un cirque trés bien dé- terminé, borné á ' Ouest par la “Sierra de Xochitepec” et á VPEst par les danes du Teuhtli. Les puits qui existent dans cette région et dont. la situa- tion, de méme que celle de sources, a été signalée sur la car- te, indiquent qu/une grande partie des eaux qui s'infiltrent dans la montagne vont former une zone phréatique assez uni- forme dans les terrains sédimentaires qui esistent au pied de la Sierra. La pente générale tres douce de cette couche phréa- tique se dirige vers la source de “Nativitas” qui est la source principal de toutes celles qui existent dans le cirque. La pré- “sence de la couche phréatique se manifeste aussi au Nord du cirque, dans les étendus marais dont cette région est couverte, Au pied de la coulée de basalte qui entoure la Sierra de Xochitepec et au bord du marais sus dit se trouvent les sour- ces de Tepepam et la Noria, cette derniere etant assez remar- quable car l'eau y jaillit avec force et s'éleve á environ trente centimétres au dessus du niveau du sol. “António Alzate.” 179 Au centre du cirque, et prds du village de Nativitas, se trouvent les sources de Nativitas et Quetzalapa, principales alimentatrices du lac de Xochimilco. Elles se font jour dans deux cavités en forme dV'entonnoirs, dont le fond de nature basaltique est situé a 12 métres de profondeur au-dessous du niveau du lac. Les eaux de ces sources se distinguent aisé- ment de Peau du lac par leur grande limpidité qui laisse aper- cevoir nettement le sable du fond et observer le mouvement _ascensionnel qwil acquiert par le jaillissement du courant. La force de ce courant est telle qu'elle ralentit considérablement la chute de petits corps que Pon jette dans letang. A Tendroit oú le cirque se termine du cóté de Y Est sur le flanec Nord du Teuhtli, se trouve la source de 5. Luis entiére- ment égale aux précédents. Les sources de Sta. Cruz et S. Gerónimo, situées dans la région S. E. du cirque sont moins importantes; elles naissent au pied des plateaux basaltiques qui existent aux environs du village de Sta. Cruz. Enfin, les sources du troisiéme groupe qui sont situées au pied de la petite Sierra d'Ayotzingo et dans toute la région orientale de la chaine d'Ajusco, sont celles qui alimentent le lac de Chalco, du fond duquel s'originent aussi autres sour- ces identiques á celles décrites plus haut. Celles de Xico et Tlapacoyansontremarquables parce qwelles prennentnaissain- ce sur le flanc de petites éminences isolées au centre du lac de Chalco et par leurs eaux quí différent sous quelques rap- ports, de celles des autres sources. Mais, les études réalisés jusqwici par la Comission Hy- drographique, ayant principalement rapport á la région de Tlalpam et Xochimilco, nous ne nous engagerons pas dans une description minutieuse de ces derniéres sources, nous con- tentant Vétablir que léminence de Tlapacoyan est de nature andésitique. Le tableau suivant donnera une idéo des mesures des eaux 180 Memorias de la Sociedad Científica des sources et de leurs hauteurs rapportées á la ville de Mexico. Les eaux des sources décrites ont un degré hydrotimétri- que compris entre 3? et 8 (Boutwn). Leur température mo- yenne est de 13 centigrades et le maximum ne dépasse jamais 180. On v'a pas fait Vanalyse de toutes les eaux, mais les es- sais hydrotimétriques suivants ont été publiés par le Dr. Pe- ñafiel dans son “Mémoire sur les eaux potables de la capitale du Mexique.” (1884.) EAU DE CHALCO. Quantités par litre. Acide Carbonique - 2 .otonoo... 0,045 Varbonare de chalco mt oe 0.5*0309 Autres sels de chaux... 0 ooo.) 0. 0350 Sels de magnésl8. ....ooooooooo..- 0. 0625 SOURCE DE LA NORIA. Acide carbonique ...2c.oocoeco.o.- 0.**010 Carbonate de chaux.............. 0.5*0309 Sulfate de chaux ....... atadas. 0, 0070 Sels de magnési8 ooo ooo.o0..... 0. 01875 Les eaux, circulant parmi les basaltes, et vu la composi- tion de ces derniéres, on s'explique aisement origine des subs- tances dissoutes. La faible teneur en acide carbonique et le rapport de so- lubilité des sels de chaux et de magnésie rendent compte de la prédominance de ces derniers. “Les sources mentionées plus haut rent naissance, comme nous layons dit, au pied de la Sierra; mais il en est d'autres, une importance tres secondaire, dans la partie hau- te, dont les eaux ne parviennent pas á la partie basse de la Vallée, car elles sont consommés dans les villages situées sur les montagnes. 1l éxiste, dans un ravin formé par l'intersec- “¿Antonio Alzate.” 181 tion des versants de Mezontepec et de 1 Ajusco, une source nommée d'Ajusco qui jaillit entre les fissures de Vandésite, á une hauteur d'environ 700 métres au-dessus de la Vallée, et avec un débit peu supérieurá 10 litres par seconde. Dans des thalwegs creusés dans les sables des plateaux du Tulmiaque et du Xuchi, il éxite autres petites sources, dont le débit, inférieurá (5 litres par seconde, diminue considérablement en temps de séchéresse, á un degré tel que, dans les années peu pluvieux, elles tarissent complétement. Considérations relatives á la circulation des eaux de Ajusco. Les faits que Pon vient Vexposer contribuent á mettre en évidence la grande profondeur á laquelle s'infiitrent les eaux des pluie dans Ajusco, circonstance qui est due á la grande puissance des coulées de lave et de sables qui sont venues couvrir les formations préexistantes, 1l n'est done pas étran- ge que, abstraction faite des petites sources decrites tout a P'heure, il v'y alt pas d'écoulements eau, méme légers, dans la partie haute de la Sierra, au point. que les habitants de beau- coup de petits villages se voient, parfois, contrainte de par- courir de longues distances en qúete de Peau indispensable pour leurs besoins domestiques. ' Dans leur descente, les eaux infiltrées doivent couler jus- qwá se mettre en contact avec quelque couche imperméable, dont il est difficile de préciser la nature avec exactitude. Les réconnaissances géologiques n'ont pas découvert dans PAjus- co Pexistence de roches plus imperméables que les andésites. Cette imperméabilité a été constatée ailleurs dans la Vallée, par lPinfiltration trés faible ou méme nulle, des eaux de pluie. Le fait que les sources de “Las Fuentes” et “Peña Pobre” naissent au contac de Vandésite avec le basalte, pourrait étre allégué comme une nouvelle preuve que la premiére de ces roches doit étre regardée comme la couche imperméable qui retient les eaux souterraines dans leur infiltration á travers les layes et les scories basaltiques. 182 Memorias de la Sociedad Científica Sur le bassin de la rivióre de la Magdalena qui est formé dans la jonetion entre la chaine de “Las Cruces” et le massif de P Ajusco, les formations andésitiques sont assez importan- tes. 1l y existe des nombreuses sources qui apportent, dans leur ensemble, un débit de plus d'un demi-métre cube par se- conde. Nombreuses et importantes sont aussi les sources exis- tantes dans la “Sierra de las Cruces” origine andésitique. Quelques-unes d'entre elles sont sitúées 4 plus de 800 métres au-dessus de la Ville de- Mexico et prennent naissance parmi des tufs ou des matériaux produits par la désagrégation des andésites. Ces matériaux de désagrégation constituent la cou- che poreuse sur laquelle se forme, comme dans les matériaux perméables en petit, une couche phréatique, qui se fait voir dans toutes les dépressions du terrain sous la forme de ma- rais et de sources. Les thalwegs sont le siége d' oú jalllissent ces derniéres, et il n'y a presque aucune dépression importan- te sans quW'une quantité plus ou moins grande d'eau s'y fasse jour. Tous ces faits sont, done, assez concluants en ce qui se rapporte au róle joue par les andésites compactes dans la cir- culation des eaux souterraines, et ils pourraient probablement expliquer pourquoi on "observe point de sources d'importan- ce sur la partie haute de la Sierra, oú il faut conclure que, Vaprés les raisons exposées ci-dessus les andésites gisent trés profondement, sous les épaisses couches de laves basaltiques. D'ailleurs, il est possible que le noyau andésitique de la chaíne alt éprouvé, sur les points les plus voisins des foyers de commotions volcaniques, de fortes secousses qui lauralent fissuré profondément, et il Y y aurait rien d'étrange á ce que les couches supérieures de ce noyau fussent fortement fissu- rées, et que lon eút a chercher plus profondément encore les vrales couches imperméables qui arrétent les eaux infiltra: tion dans leur mouvement descensionnel. On pourrait admettre aussi qwil existe au sous-sol, rial “Antonio Alzate. ” 183 ques couches de débris volcaniques qui seraient devenues im- perméables, grace á la pression des couches supérieurs. Il se- rait aussi logique d'accepter l existence de quelques couches de tufs qui se seraient intercalées entre les coulées succesives de lave, et ce cas aurait eu lieu si le laps de temps écoulé en- tre deux éruptions avait été suffisament long pour permettre les agents atmosphériques et la végétation d'avoir exercé leur influence. En exposant cette idée, nous ne nous ecartons pas de ce que l'on a observé sur d'autres terrains volcaniques. Nous pou- vons citer á ce sujet, les exemples présentés par Daubrée dans son ouvrage sur “Les eaux souterraines,” exemples qui ont rapport au Haut Volgesberg dans la Veteravie oú Von a si- gnalé Vexistence d'un sous=sol argileux, résultant de la décom- position de roches basaltiques. En Auvergne, prés du Puy de Dóme, V'eau qui coule sous les plateaux de basalte est arrétée par les argiles sous—jacentes et forme des sources. Au Can- tal le basalte fissuré verticalement laisse descendre les eaux qui tombent sur ce plateau jusqu'aux lapillis basaltiques dé- composés et transformés en un espéce d'argile imperméable. Un autre exemple analogue se presente sur le terrain volcani- que du plateau du Velay et sur les grandes nappes de basalte et de dolérite miocénes du Comté d'Antrim en Irlande. Dans ce dernier pays il y a, en outre, plusieurs exemples de couches de tuf inter-stratifiées dans les roches éruptives. A vrai dire, nous ne croyons pas quil y ait dans quelqw'un de pays signalés, un exemple éruptions volcaniques qui aient donné lieu á une formation de laves aussi puissante que celle de l Ajusco. Dans ce massif, nous devons admettre que les dépressions de la formation preexistante furent profondement remblayées par les laves et 1'andésite ne se montre aujour- Vhui que dans les parties les plus prominentes et en des en- droits si peu nombreux que leur examen ne suffirait á repro: duire la configuration du massif antérienr á Vapparition des 184 Memorias de la Sociedad Científica basaltes. Cette táche serait aussi ou plus difficile que la re- cherche des courants souterrains. D' autre part 'expérience fournie jusqwici par le sondage que Pon pratique actuellement dans la Vallée d' Ajusco, bien que Von n'ait pas encore dépassé la profondeur de 42 métres, paraít attester que les diverses coulées de lave sont séparées par des couches de sables peu cohérents. Aucune couche de: tuf ou Vargile n'a été découverte; peut étre ces couches exis- tiront —elles plus profondément. En tout cas, il demeure cer- tain que la recherche des eaux souterraines se présente 1ci dans des conditions exessivement difficiles. Le seul rensei-' gnement qui soit bien constaté c'est qu'il doit exister Vénor- mes réserves d'eau souterraine, et que ces provisions sontren- fermées trés profondement sous le sol. Il y a aucun indice des mouvements ni du régime de ces eaux souterraines, rien qui révéle á Vextérieur quelles sont les lignes par oú passent les courants qui viennent alimenter les sources situées au pied de la Sierra. Les difficultés que Pon éprouve á faire des sondages sont énormes, á cause de la na- ture de sous=sol de basalte fissuré et de Pexistence de couches de sable intercalées dans les coulées de lave. Dans le sonda- ge que Von est en train de faire á Ajusco on n'a pu creuser que 42 métres aprés quatre mois de travail, et cela á la suite d'in- nombrables fatigues et contre-temps. | Les difficultés. sont tellement grandes qwelles nous dé- courageraient de continuer les explorations, r'était la convie- tion profonde que nous avons de ce que l'eau y existe en gran- de quantité et que s'il est possible d'en obtenir une provision 3 une hauteur considérable au-dessus de la Ville de México, nous aurons réalisé une ceuvre de véritable utilité publique. Il y á une circonstance digne d'étre mentionnée: les sour- ces inférieures ont un débit assez uniforme pendant toute Pan- née. Nous pouvons déduire des jaugeages opérés parla Comis- mission Hydrographie pendant plusieurs mois de Vannée der- «¿Antonio Alzate.” 185 niére et de cette année, que les sources les plus basses se maintiennent presque invariables á travers toutes les salsons. La source de “Las Fuentes,” plus élevée que le précédents Venviron 25 métres, a subi seulement une variation de 8 pour cent au cours de Pannée présente. La variation subie par les source de “Peña Pobre” est plus considérable; mais il faut remarquer que leur hauteur est plus grande encore que celle de “Las Fuentes” Attendu que les pluies ne tombent que du- rant trois au quatre mois de Pannée et que les mois restants ne produisent aucune précipitation on peut conclure á Pexis- tance de vastes réserves souterraines qui remplissent le róle de régulateurs. Le mouvement des eaux souterraines qui s'infiltrent á tra- vers les grosses et nombreuses couches de lave et de sables doit s'accomplir avec une extréme lenteur. Preuve de cela, le temps qui s'écoule avant que laugmentation du débit des sour- ces, amenée par les pluies, ne se fasse sentir. Ce temps est de prés de deux mois. De plus, les variations subies par les sources, dans les an- nées séches, ne correspondent pas, beaucoup s'en faut, aux dif- férences de précipitation pluviométrique. On ne pourrait ex- pliquer tous ces faits une maniére satisfaisants sans admet- tre Vexistence de vastes réserves souterraines. Ces réserves sont constituées par les nappes d'eau qui imprégnent les ro- ches poreuses et qui remplissent les nombreuses fentes qui existent dans les coulées de lave. 11 doit done, exister une sor- te de couche phréatique, mais contrairement á ce que Pon observe dans les terrains de transport, cette couche phréatique vy affecte pas les mémes caractéres: elle ne suit pas les va- llées existentes et ne se montre pas sur les déepressions du terrain. Les mouvements de l'eau ne s'effectuent pas á travers vou- te la couche Vimprégnation, mais bien ils sont influencós par le réseau de fissures qw'il y a dans les roches. L'eau s'échappe Memorias (1900-1901)—T. XV.—24. 186 Memorias de la Sociedad Científica a Pextérieur par des conduits formés gráce aux phénoménes de refroidissements des laves, ou commotions prevenant des érup- tions. La situation de ces conduits rest pas influencés par la topographie superficielle et leau cherzhe á sortir par les en- droits oú Pon si attend le moins. La couche d'imprégnation peut ne pas étre générale mais bien se concentrer de préféren- ce dans les places déterminées qui correspondent aux dépre- sions de la configuration préexistante, sortes de'zones de ré- ception des eaux souterraines dot elles échapperont ensuite graduellement le long de chemins plus ou moins tortueux, pour venir enfin jaillir dans les sources. Les études de captage des eaux souterraines sur des ter- rains volcaniques comme ceux quí noux avons décrits dans ce mémoire doivent á notre sens, étre dirigées par une voie trés differente de celle que Von adopte généralement dans des terrains de transport. Ces étude doivent viserá découvrir les emplacements et importance de ces bassins souterrains Ven- magasinement, et les travaux de captage se bornerontá la per- foration de tunnels á section et á pente convenables, logés dans les couches poreuses, assez profondément, de facon á operer comme de véritables drains, qui permettront Vinfiltra- tion de Peau dimprégnation de ces couches perméables a tra- vers leurs parois. La longueur de ces galeries doit étre pro- portionnée au débit par seconde que Pon puisse obtenir, et il faut que leur position soit inférieur au niveau le plus bas des eaux d'infiltration. Animés de ces idées, nos recherches se sont adressées par préférence á la vallée de hauteur oú se trouve le village Y Ajus- co, laquelle paráit correspondre á une vaste dépression andé- sitique du massif quí existait avant la sortie des laves basal- tiques. Cette idée se base sur Pexistance de Vandésite aux sommets des Cerros d'Ajusco, Magdalena, Mezontepec, Tehue- hue et Conejo, qui limitent cette vallée au nord et ausud-ouest. Les volcans de Malinale, Oyameyo, Cerro Pelado, Olihcan et “¿Antonio Alzate.” 187 Xitle qui, de méme que les précédentes, entourent la vallée, sont de nature basaltique; mais eu égard á leur position sur la ligne des autres volcans de constitution andésitique, il est plus que probable que leurs noyaux soient formés par cotte roche. La région la plus basse de la vallée "Ajusco se trouve á 600 métres au—dossus du niveau de la ville de Mexico et la surface du bassin hydrographique qui Palimente est de 48 kilo- métres carrés. Le drainage superficiél est fait par le ravin de San Buenaventura. Mais malgré la précipitation de la vallée d' Ajusco qui atteint prés de un métre pendant les années trés pluvieuses, les crues en arrivant á la partie basse de la Vallée de Mexico sont d'une importance médiocre. Ci-joint on trouvera deux petites planches representant deux coupes géologiques de la vailée Ajusco (Planches II et 111) et elles aideront á comprende nos idées relatives “au projet de captage des eaux souterraines. Ces idées ont pour but de pratiquer un tunnel qui partant de la partie centrale de la dépresion, traverserait la ligne de petits volcans qui li- mitent au Nord la vallée d'Ajusco et laisserait couler les eaux Vinfiltration á une hauteur d'environ 400 métres au—dessus de Mexico. Afin de nous assurer de la posibilité de mener á bien ce projet, nous sommes en train de faire un sondage á Vendroit signalé dans les coupes sus—dites et dans la carte topographi- que et géologique qui les acompagne. (Planche 1V). Ce sondage á pour but de déterminer les niveaux de Peau dVinfiltration qui imprégne les matériaux poreux qui ont com- blé la cuvette andésitique, aussi bien que les variations de ces niveaux qui ont lieu dans les différentes saisons de Pannée. La profondeur atteinte jusqw'ici est entidrement insuff- sante car elle ne vas pas au-delá 42 métres et nous jugeons indispensable de perforer plus de 200 métres pour pouvoir par- venir á un résultat délinitif. Malgré la petite profondeur at- teinte, on commence déjáa á observer quelques filtrations dans le puits, qui nous font présager un résultat favorable. México, 1897. ¿oder di Sad d y O. y DATOS PARA CONTRIBUIR AL ESTUDIO CLIMATOLOGICO DEL VALLE DE MEXICO. La variabilidad interduurna. media de la temperatura en Tacubaya POR M. MORENO Y ANDA, M.S. A,, Encargado del Departamento Meteorológico del Observatorio Nacional de Tacubaya. La curva de la variación anual de la temperatura, según los promedios correspondientes á cada uno de los 12 meses, sigue una marcha uniforme y ascendente que en nuestros cli- mas alcanza su punto culminante en Abril ó Mayo y descien- de luego con la misma uniformidad hasta Diciembre. La misma curva construida con los promedios diurnos de los 365 días del año, se nos presenta bajo una forma irregu- lar, con altas y bajas tanto más pronunciadas cuanto más va- riables é intensos son los efectos que otros agentes atmosfé- ricos imprimen á la temperatura. A un ascenso comprendido entre O y 19 se suceden descensos que pueden llegar hasta 89 se alza de nuevo la curva y con vacilaciones de mayor ó me- nor amplitud se mantiene en tal estado por 2, 3, ó 4 días pa- ra ascender ó descender de súbito y de esta manera como va- cilante llega á su más alto valor en alguno de los meses antes dichos. En el resto del año y tendiendo siempre á bajar, ob- servamos el mismo fenómeno. 190 Memorias de la Sociedad Científica A estos cambios que día á día presentan los promedios diurnos de la temperatura en el curso del año, un distinguido meteorologista de la América del Sur, el Dr. Oscar Doering, ha dado, el nombre de variabilidad interdiurna media, en susti- tución del término variabilidad media con que generalmente se ha conocido hasta hoy, | No necesitamos encarecer la importancia que en climato- logía tiene tal género de estudios, toda vez que el conocimien- to. de dichos cambios, basado en series dilatadas de observa- ciones, contribuirá para formarse mejor idea de las condicio- nes favorables ó desfavorables que se relacionan con la salud de un lugar. Los observatorios meteorológicos mexicanos cuentan ya con abundante material que nos proponemos utilizar en inves- tigaciones sobre el objeto que hoy nos ocupa. Esperamos que la comparación de los resultados á que lleguemos, como obte- nidos en localidades que gozan de clima distinto al del Valle de México, será de alguna utilidad, + * Para el estudio que hemos emprendido sobre la variabili- dad interdiurna media de la temperatura, nos ha servido el material acopiado en el Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya durante 15 años, desde el 1? de Diciembre de 1883 hasta el 30 de Noviembre de 1898, Las ubserVaciones en dichos tres lustros han sido hechas uniformemente á las 7 a. m., á las 2 y 9 p. m. Los promedios diurnos se han calculado por la combinación TH9F9 3 En dicho período de tiempo los termómetros no se han ob- servado siempre en el mismo lugar. Hasta Diciembre de 1887 “¿Antonio Alzate.” 191 permanecieron en un abrigo de persianas que cubría la ven- tana abierta en el muro N. de una pieza octagonal de grandes dimensiones que coronaba el edificio, á 14 metros sobre el piso del patio principal. Desde Enero de 1888 hasta la fecha se han observado á 1” 80 sobre el suelo en un pabellón de persianas colocado en el jardín. E No obstante lo disímbolo de la exposición de los termó- metros en la 1* y la 2* época; que la 1* era manifieiamente defectuosa, como lo acusa el valor más alto de la temperatura media anual de los primeros 5 años, comparada con la que se deduce de los 10 posteriores, hemos creído conveniente utili- zar todos los resultados, tanto por tratarse de la variación su- cesiva de los promedios dinrnos, como por ver si descubría- mos algunas diferencias entre una y otra serie, que nos hicie- ran desechar la primera. No ha sucedido así, y podemos, por lo mismo, basar nuestras conclusiones en una serie completa de 15 años, exceptuándose los meses de Febrero y Marzo de 1886 y Junio de 1888, que debido á faltas involuntarias que- daron incompletos y aparecen solo con 14 años. Las 12 tablas que siguen correspondientes á los 12 meses del año meteorológico, contienen: en la columna titulada as- censos, el número de días, cualquiera que sea su distribución en el mes, en que la diferencia de los promedios diurnos fué positiva, es decir, en los que la temperatura ascendió, y el va- lor total de dichos ascensos. En la titulada descensos, el número de días, cualquiera que sea su distribución en el mes, en que la diferencia fué ne- gativa, es decir, en los que la temperatura descendió, y el va- lor total de dichos descensos. En la columna titulada ascensos y descensos, el número total de días de ascensos y descensos, y el valor total: de las diferencias. La columna titulada variabilidad, contiene el cociente que resulta de dividir el valor de las diferencias provenientes de los ascensos y descensos, entre el número total de días. 192 Memorias de la Sociedad Científica €SSILIDLILILIIILILILDIDEZIEDEDIIIILD IIED III LIO Se notará que el número total de días aparece por lo ge- neral con menor cantidad de la que corresponde á cada mes; tal diferencia se explica por aquellos días que han resultado con promedios diurnos iguales, en los que por consiguiente su diferencia es cero. DICIEMBRE. » ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC, Variabilidad Años Días Suma Días Suma Días Suma 1883 .... 16 WI) 12 190.3 28 360.8 10.36 dlfojot: seed 7 15 .3 13 12 .6 29 27 .9 0 .96 ISSO TAR LA. 14 .3 14 10 .9 28 25 .2 0 .90 MA) 15 .4 14 15 .0 30 30 4 1 .01 MIN e 1) 10 .8 12 10 .2 27 21.0 0 .78 1888.... 14 19 .2 15 20.4 29 39 .6 1 .37 1889.... 16 12 .1 13 10 .3 29 22 .4 0 .77 1890.... 19 16 .7 10 16 .6 29 33 .3 1.15 180L ¿26 TA IS 15 12 .4 29 24 .7 0 .85 1892... 14 8 .9 14 9.1 28 18 .0 0.64 A 14 .3 12 16 .8 28 31 .1 1.11 1894.... 14 14 4 16 16 .1 30 30 .5 1 .02 1895.... 13 13.5 15 17 .6 Dn il 1.11 1896.2 24.50 :19 20 Jl 10 SES 29 45 .4 1.57 LOT Ta dde 14 PAN 26 19 .4 0.75 Suma.... 228 216 .9 199 219 .9 427 436 .8 Promedio. 0.95 1.11 1 .092 AA Años 1884.... 1885.... 1886.... 1887 .... 31888... 1889.... 1890.... 1891-12 1892.... 1893.... 1894... 1895.... 1896.... 1897 - 1. 1898.... Suma.... Promedio. Suma.... Promedio. “Antonio Alzate.” 193 ENERO. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Días Suma Días Suma Días Suma 18 179.5 13 169.8 31 340,3 19.11 14 16 .4 15 LIA 29 32 .1 JAY 14 10 .8S 15 13 .2 29 24 .0 0 .83 15 ATL 15 194 30 36 .1 1 .20 15 9.4 14 11 .9 29 21 $ 0.73 17 15 .6 14 1 31 28* 0 .93 17 1 2 13 12.1 30 20 3 0 .84 17 10 .0 14 9 7 1131 19 .7 0.64 16 14 .4 13 16 .8 29 31 :2 1 .08 15 MA 14 14 .0 29 il 1 .02 14 37 15 12 .9 29 28 .6 0 .99 17 VIS 14 14 .3 31 32 .0 1 .03 15 16.5 15 16 .9 30- 33 .4 ALA 18 21.5 12 19 .0 30 40 5 1.35 15 15: :3 13 14 .2 28 29 .5 1 .05 237 226 .7 209 219 .8 446 446 .5 0 .96 1 .05 1 .00- EFEBENEREJO. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Días Suma Días Suma ol Suma 12 150,4 14 129.8 26 280.2 19.08 16 14 .9 11 10.5 27 25 .4 0.94 319, 2616 .30, 0114: 8117.88: £126/- 018648. .1ABL29 18 8.3 10 300 28 O 0.43 14 14 .1 11 13:19 25 27 .8 118 8 | 15 15 .9 12 1370 27 28 .9 1 .07 15 20 .5 12 18 .4 27 38 .9 1.44 17 9.6 11 Sib 28 18 .3 0 .65 13 12 ..5 12 8.6 25 21.1 0 .84 16 10 dl 15 .0 27 30 .7 1.14 14 15 .9 14 16 .1 28 32 .0 1.14 14 19.5 "15 19 .5 29 39 .0 1.34 13 14 .9 14 13 £ 27 28 .0 1 .04 9 9.4 16 11 .0 25 20 .4 0 .82 198 202 .9 177 181 .3 375 384 .2 1 .02 1 102 1 .02 ' Memorias.—[1900-1901].—T. XV.—25. 194 Memorias de la Sociedad Científica LICOLIILIS MARZO. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad AT.08 Días Suma Días Suma Días Suma 1884.... 14 182.6 17 169.4 31 359.0 19.13 1885..-. 18 21075 12 20 .2 30 41 .7 1 .39 Vie 10d Cul E AO Y CO A e A A oa 1887 .... 19 16 .6 12 9.3 31 25 .9 0 .84 1888... 15 9.0 13 4.5 28 13 .5 0.48 Tag MA pas 1119.50 6116 417.20) 2/81. 736 7 RS 1890 .... 20 23 .0 11 22 1 31 45 .1 1.47 1891.. 18 18 .0 12 12 .6 30 30 .6 1 .02 1892 .. 16 21.6 13 1822 29 39 .8 1137 1893. . 14 13.4: 17 18 .2 31 31 .6 1 .02 1894... 16 19 .8 14 18 .6 30 38 .4 1 .28 1895... 14 19 .8 16 18 .9 30 38 .7 1.29 1896.. gt. "030 :2 9 15 .8 30 36 .0 1.20 1897 .. 20 16 .7 9 10 .4 29 2d 0 .94 1898... 20 15 .0 11 10 .0 31 25 0 0.81 Suma-... 240 2532 .1 182 213 .0 422 465 .7 Promedio, 1 .05 1.17 1.10 ABRIL. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Años Días Suma Días Suma Días Suma 1884... 13 159.3 14 130.7 27 290.0 12.07 TOBDE 15 22 .2 15 24 .7 30 46 .9 1. 56 1886.... 17 19 .1 13 15 .6 30 34 .7 1.16 1887 -... 15 12 :2 13 10 .6 28 22 .8 0 .81 1888.... ¡ANS 1-0 E! 16 10 .1 28 17 .4 0.62 1889.... 16 17 .7 13 16 .8 29 34 .5 1.19 1890 ..-.. 13 16 .2 107 16 .6 30 32 .8 1 .09 139124 12 18 .1 18 21.1 30 39 .2 1.31 1892.... 15 18 .0 13 18 .0 28 36 .0 1 .29 1893. 16 14 .9 13 6.8 29 DN 0.71 1894 .... 14 18 .6 16 16 .2 30 34 .8 1 .16 1895-42 15 17 .3 12 anal 27 30 .4 1.13 1896....* 17 15 .3 13 19 .4 30 INT 0 .92 1897.... 21 15 .6 8 14 .9 29 30 .5 1.05 1898... 16 18 .7 13 19 .5 DNI ISIZ 1 .32 Suma... 227 246. 5 207 230 .1 434 476 .6 cs .1 Promedio. 1 .09* 1.11 “¿Antonio Alzate.” 195 MAYO. a ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Años Días Suma Días Suma Días Suma 1884.... 16 159.6 14 170.7 30 SS deTT 1885 .... 15 14 .5 14 194:9 29 TA 0.94 1886.... 16 11 .8 15 17 31 24 .0 WEST, 1887 :L_! 14 16 .6 16 ride 30 34 .0 LS 1888 .... 15 10 .4 14 6 .9 29 ido, 0.60 1889... 18 13 .9 11 14 .2 29 28 .1 0 .97 1890.... 13 IFA 17 13 .8 30 ad 1 .05 1891.... 17 18 .8 14 14 .84 El 33':6 1 .08 1892.... 16 170 11 AS 27 28 .8 O 1893... 17 15 .4 13 14 :5 30 29 .9 1 .00 1894.... 19 16 Y 9 1553 28 32.0 ATA: 1895 2.2 17 13 3 14 16 .1 31 29 .4 0 .98 1896...: 14 11 4 14 13 .8 28 95 2 0 .90 1897 .... 14 15 9 17 19 .3 31 392 JIAAES 1898 >=.i* 16 17 .8 13 16 .0 29 33 .8 y a Suma.... : 237 226 .8 206 216 .7 443 443 .5 Promedio. 0 1 .05 1.01 JUNIO. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Años Días Suma nn Suma AT, Suma 1884.... 16 109.9 13 ISA 29 220.0 00.76 1885... 14 1197 15 15 .8 29 27.5 0 .95 de IS ll 13 .9 12 14 .0 29 27 .9 0 .96 SS 14 9.8 14 11 4 28 21.2 0.76 e A E se AY Teis de E LS E A 1889.... 14 12.5 16 1% e 30 2% .2 0 .84 1890.... 12 14 .9 17 13 .0 29 27 9 0 .96 2 ¡Bn da 14 .3 17 16 .9 29 31 .2 1.07 18902 3..; 13 10 .8 16 14 ,1 29 24 .9 0 .86 OD 1 1 10 .7 17 16 .7 30 27 .4 0 .91 1894..... 14 TD 14 110, 28 28 .9 1 .03 1895.... 15 13 .5 13 13 .5 28 27 .0 0 .96 1896.59. 14 11.0 16 12 4 30 23 .4 0 .78 1077 mi 10 1.6 13 12 .8 29 24.4 0.8 108 Tac. LO 8.4 13 10.5 29 18 .9 0.65 Suma.... 200 161.9 206 185.9 406 347,8 Promedio. 8 0 ,90 0 wAB6 196 Memorias de la Sociedad Científica JULIO. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Años Días Suma Días mE Días Suma 1884.... 13 119.5 11 90.6 24 219.1 00.88 1885.... 18 18 .1 12 16 .4 30 34.5 1.15 1886.... 12 14 .3 17 18 .0 29 32 .3 1.11 1887 .... 19 JUL ol 10 8.5 29 19 .6 0 .68 1888 .... 12 10 .1 14 14 .2 -26 24 .3 0 .93 1889 .... 17 11 .4 14 12 .9 31 24 .3 0 .78 1890.... 14 10 .2 15 10 .4 29 20 .6 0.71 189 os 15 14 ¿2 16 14 .3 31 28 .5 0 .92 1892.... 14 13 .7 16 15 .3 30 29 .0 0 .97 1893.... 17 15 .7 13 13 .9 30 29 .6 0 .99 1894... 14 8.5 15 8.0 29 16 .6 0.53 1893022 15 8 .2 15 8.9 30 17 .1 0-.57 1896.... 17 12 :0 13 12 .7 30 24 .1 0 .82 1897 .... 14 11 .9 16 10 .8 30 220 0 .76 1898.... 16 11 .9 14 13 .3 30 AS) 0 .84 a A UDaT «DSZ 9 Arola pod8r 08 adas ena Promedio. 0 .83 0 .89 85 AGOSTO. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Años Días E Días Suma Días Suma 1884.... 12 149.2 15 139.5 27 279.7 15 03 1885.... 12 14 .3 18 14 .9 30 29 .2 0.97 1886.... 14 14 .1 15 13 .3 29 27 .4 0 .94 TOS 15 10 .5 12 10) 27 21.5 0 .80 1888 .... 15 11 .6 14 11 5 29 Dl 0 .80 1889 .... 15 10 .6 16 12 1 31 2037 0.73 1890.... 15 13 .0 14 13 .6 29 26 .6 0 .92 1891.... 15 9.9 16 10 .8 31 20 .7 0 .67 SIA 15 8.5 12 7.4 27 5 15 .9 0 .59 18930 15 8.6, a 8.7 28 17 .3 0 .62 1894.... 14 9.5 17 9.6 31 19 .1 0 .62 1895 .-.2 16 8.1 14 7.6 30 15 .7 0.52 1896.... 13 10 2 17 10 .1 30 20 .3 0 .68 (SEDE 14 13 .3 16 14 .1 30 27 .4 0 .91 18982... 13 9.5 17 8.0 30 17 .5 0 .58 Sino AS a os ales M9 aso aba dl Promedio. os 0.73)" Pic Ao “¿Antonio Alzate. ” Años 1884.... 1885.... 1886.... 1887 .... 1888.... 18898 1890 .7..- TS9L 1892.8 .- 1893.... 1894 -5.: 1899E > 1896 .£:.... 1897 2; - 1898.... Suma.... Promedio. Años 1884... 1885.... 1886.... 1887.... 1888.... 1889.... 1890 .... 1891 40, 1892... 1893.... 1894... 1895.... 1896.... 1897 .... 1898.... Suma.... Promedio, ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Días Suma Días Suma Días Suma 11 90.1 17 119.5 28 209.6 09 74 15 al La 14 12 4 29 23 .2 0 .80 16 11 .9 12 13.2 28 25.1 0.90 14 9 .y 15 12 .5 29 22.2 0.77 13 DB 15 15 .8 28 31.4 A 14 12 .9 16 10 .9 30 23 .8 0 .79 13 10 .2 16 12 .3 29 22 .5 0.78 13 12 .5 16 11 .8 29 24 .3 0 .84 13 8.4 16 10 .8 29 19 .2 0 .66 13 9,.3 15 9.6 28 18 .9 0 .67 12 6.4 16 6 .d 28 12.5 0.45 15 10.2. , 14 a a Bo 29: 21 .4 0.74 15 14 5 15 18 30 21 .8 0.73 13 T.4 16 10 .6 29 18 .0 0 .62 15 12 .5 12 8.0 27 20 .5 0.76 205 161 .7 225 163 .7 430 325 .4 0.79 0.73 0.76 OCTUBRE. ASCENSO DESCENSO ASC. Y DESC. Variabilidad Días Suma Dis Suma Días Suma 12 130.2 17 120.9 29 26%1. 0990 16 7 Ir" 15 18 .4 31 35. .5 1.15 14 8 .2 16 15.3 30 23 .5 0.78 15 116 15 17 .6 30 29 .2 0 .97 15 12 .9 13 14 .4 28 27.3 0.97 16 14.5 14 13 .5 30 28 .0 0 .93 15 11 .6 TA 29 253.3 0 .87 14 13 .9 15 20 .0 29 33.9 TELS 18 13.6 12 1 30 26.3 6 .88 14 10 .8 16 14 .1 30 24 .9 0 .83 13 13 .4 18 Dal 29 .1 0.94 13 18 .3 17 15 .9 30 34 .2 e. 14 10 70 21 A 31 15 .1 0.49 17 14 .0 13 10 .6 30 24 .6 0 ,82 13. 14.5 16 21.4 29 35.9 1.24 215 194 .6 232 224 :3 447 418 .9 0 .91 0,97 0 ,94 SEPTIEMBRE. LLLLLLIIII IL LI LILLO LI LILIIIIL LILIA 197 198 Memorias de la Sociedad Científica NOVIEMBRE. ASCENSO DESBENSO ASC. Y DESC. Variabilidad ATioÑs Días Suma Días Suma Días Suma 1884... 14 119.9 15 179.0 29 280.9 19.00 1885 -:... 15 10 .0 14 14 .4 29 24 .4 0 .84 1886-24 15 14 .2 14 16 .8 29 31 .0 1 .07 1887 .-.. 17 14 .0 12 10 .4 29 24 .4 0 .84 1888 ...: 16 10 .6 14 11 .8 30 22 .4 0.75 1889... 13 12 .4 17 19 .4 30 31 .8 1 .06 1890.... 13 15 15 18 .4 28 337 1 .20 18916: - 14 16 .4 13 1D 27 31 .5 pa lr 1892 .... 18 16 .9 ¡LL 20 .0 29 36 .9 | .27 1893 02. 14 12 .4 14 as 28 23 .9 0 .85 1894... 15 12 .9 12 14 .3 27 22 1 .01 1895... ON 30 led] 16..9 26 27 2 1 .05 1896.... 12 8.2 16 TACA 28 20 .3 0.73 1897... 18 17 12 19 .7 30 36 .8 1 .23 1898 .... 16 18 .2 : 12 19.8 28 21.0 1.11 Suma.... 219 200 .8 208 230. 6 427 431 .4 Promedio. 0 .92 1.11 1 .01 De las cifras consignadas en las tablas anteriores se dedu- ce que la variabilidad media de la temperatura de Tacubaya es igual á 09.95; que los mayores valores medios correspon- den á los meses de Marzo y Abril y los menores á los de Agos- to y Septiembre, como en seguida se ve: o A E a O OS 10.02 Enero..... AN A ME IÓ 1 .00 OprErO. a a Lag e OR 0 1 .02 Marzo Mi ae de ME E Ds d GLO A A A a 1 .10 Mayo e ela dE e 1 .01 Ho A 0 .86 JabMo . Blue PT A AO UA 0 .85 “¿Antonio Alzate.” 199 Septiembre 288 Ja de 0 .76 Metalira.. 10. ET Ls 6. 207O dida oa 0 .94 Nowvieiabre... ¿Dl ner di. Más 2: Ol AñO Js. 0010, O .95 Con las cifras contenidas en el cuadro precedente hemos determinado el valor de los coeficientes de la fórmula perió- dica. V,=V-+(a,cosp+b,seng)+(a.cos24+b,sen2p)+ +(azcos3g + bysendoj+...... en la que y representa una época cualquiera del año contada en ángulos equivalentes al tiempo, desde 09 á 3609, y V,, la variabilidad media correspondiente. Para los coeficientes a,....b,....ete., y teniendo en cuen- ta sólo los 4 primeros términos de la fórmula, resultan los si- guientes valores: Y =00,953 a,=+0.05662 b,=>+0.12971 a,=>+0.00749 b,=—-0.05992 az=>+0.01001 ba==—0.03173 a,=—0.01369 b,=+0.01296 * haciendo entonces: R=/0 Pb, tang a=— la fórmula anterior se convierte en la siguiente, que es más cómoda para el cálculo: V, = V+Rsen.(a,+1)+Rosen(a,+2x)+Rysen(a, +30) + +R,sen(a,+40)+...... - Por último, sustituyendo los valores numéricos encontra- dos tendremos la expresión general que representa con bas- tante exactitud la marcha anual de la variabilidad interdiurna media de la temperatura de Tacubaya. 200 Memorias de la Sociedad Científica V,,=00,953+00,1415 sen ( 23035 + 21) +0 .0703 sen (173 .53 +2x) +0 .0333 sen (162 .28 +32) +0 .0189 sen (313 .26 +4>x) Y el acuerdo entre la variabilidad observada y la caleula- - da mediante la expresión anterior, puede verse en el cuadro que damos á continuación: Ob. Cal. o—e Diciembre............. 12.02 10.04 —09.02 Mero moro a al SE ACA 1 .00 1 .00 0 .00 BEbreros En 102 A 0 .00 Marzorr lol suetrideso> 1 .10 1 .09 +0 .01 rt eto a LLO 1 1 —0 .02 MO ea o a a EL O .99 +0 .02 SUI E A O .86 0 .88 220.02 Julio. Das e o 0 .85 0 .83 +0 .02 Oi al 0 .76 0.75 +0 .01 Septiembre............ 0 .76 MI —O .01 Derubret A 1 .94 0 .93 +0 .01 Noviembre... 7MA 1 01 1203 —0 702 Media observada = 0.953 » calculada = 0.954 Variabi- lidad ““ Antonio Alzate.” 201 Para que con mayor claridad se vea la marcha de la varia- bilidad en el curso del año, la representamos en la figura ad- junta. De un ligero examen de la curva se desprende que du- rante 7 meses, Diciembre, Enero, Febrero, Marzo, Abril, Mayo y Noviembre el valor de la variabilidad queda arriba de la or- denada que representa el promedio anual (09.95) y en los cin- ce restantes, Junio, Julio, Agosto, Septiembre y Octubre abajo de ella. Notaremos también que la parte inferior de la curva coincide con nuestra estación de lluvias y la superior con la de secas y que su punto culminante corresponde á Abril, aba- tiéndose luego para alcanzar su mayor depresión en los dos dos meses más lluviosos del año. Los promedios que resultan de los dos períodos da rados son los siguientes: Noylembre 4 MayO;.----.-- "(hee emo eos 1.04 Junio á Octubre.......-.... o NO 0.83 Para las estaciones resultan los valores que en seguida se ve: a AAA as AO a pe A RA 15-107. y AAA A 0 .82 E 0 .90 OA AOS 0.95 La primavera presenta la mayor variabilidad y el estío la menor. Los errores probables ó incertidumbre de los promedios mensuales de la variabilidad oscilan entre == 0.021 (en Sep- tiembre) y 0.049 (en Marzo). El del promedio anual es == 0.023. Como se ve, en ninguno de los meses tenemos un error probable que llegue á =- 09.10. En la tabla que sigue figuran dichos errores probables que hemos calculado siguiendo dos procedimientos: uno por medio de la fármula común que se deduce de la teoría de los Memorias .—[1900-1901.] T. XV.—26. 202 Memorias de la Sociedad Científica mínimos cuadrados y otro según una fórmula de Fechner que encontramos citada en una publicación argentina, y que pare-. ce tener mucha aplicación en Meteorología. .. Elemos consignado los resultados obtenidos con una y otra fórmula para que se vea el grado de aproximación que da la de Fechner. ERROR PROBABLE SEGÚN LA FÓRMULA.. FECHNER. 0 pESES | | Venarilidad pao) ZA e Ao) EA media, V 2m—1 A m (m1; Diciembre...... 10.02 = 00.045 = 09.045 RBrO ML. aaa 1 .00 =-0 .031 => 0.082 Febrero. ae 1 .02 0 .047 =0 .049 Marzo........ 1.10 =0 .049 0 .049 ADA ee is 1 .10 0 .041 0 .043 MM 1 .01 =0 .025 =-0 .027 SUM Als 0 .86 =0 .022 =0 .022 Adu nd 0 .85 =0 .031 = 0 .031 Agost0......... 0 .76 0 .031 == 0 .028 Septiembre..... 0.76 00021 == 0 .025 Octubre........ 0 .94 =0 .029 =0 .032 Noviembre.... 1 .01 =0 .032 =0 .030 9 “¿Antonio Alzate.” 203 WILLIS OI III we Los valores extremos que se han observado en los 15 años de la serie, son los que figuran en la siguiente tabla: “Variabilidad, Máximum valor. Año. Mínimum valor, Año. — Oscilación, AA ME AA, NR Diciembre .... 1902 10957 1896 0064 1892 00.93 Enero........ 10 00% ME CORO ZA 910 71 Febrero ...... pa A E 9 0.43 $8: 1 :01 Marzo. .--.-..- 1..10.:1'.47." .90".0.48..88 0:99 Abadiader ve TAO 56:85. 20762: 887-0794 AN 1,01 17 1798 0-60 5850.07 Fanio Do... OST OF OO 6 987 0.42 - PO 0:85 1,15 ,..085 0/08 4 940 62 AgOst0....... 0.76 1.08 84 "0.52. 95.051 Septiembre... 0.76 1.12 88 0,45 94 0.67 Octubre ...... 0.94 1.24 98 0.49 96 0.75 Noviembre... 1.01 1.27 92 0.73 96 0.54 Suma...... 11 ,43 15 .44 A 678 8 .66 Promedio .. 0.95 1.29 0 .57 0.72 Maximum... 1.56 ..::. 1885 Mínimum..... 0.43 .... 1888 Oscilación=1.13 Las 12 tablas que van á continuación correspondientes á los 12 meses del año meteorológico, contienen la frecuecia de los cambios de temperatura ordenados según su magnitud y clasificados en ascensos y descensos. Memorias de la Sociedad Científica 20€ "PRPILIqBne A. "SOYUIDSIP DP SUIP 9P OISUINN “PRPIIBETA £OSU3ISB DP SIP 9P OISUINN “INSI 19 ESE EE 6 E So ET e. e o o O e A ESA AO e 1 A O SL A o a A La > 0 HAS BOO 2512330 95 Ss? +8 e6 art To “SOSNHOSHA “ANENEIOIA ¿st al — "SOSNHUOSV 0IP9TIO1A gunas “¿Antonio Alzate.” on] = HO HOOOO AROSA” “PYPIEQuUae A "SOBNIISIP IP EEIP 2P OISWIUN e] se o [eN] S 6r Sr] > . a HOD0O000D000 nr nn > mL O S SIN "SOBUIISB SP SUIP 9P OLI N GET ¿Guedes 66 GP Sel e O AS A. de 7 A AAA A O E E A o A TE A A O O: Do a E A A A A A «3 AY Es ó 2 PTE. E O I A: SE 0 O A A TR ER E IO "18031 19 99 97? PL € LI TO 'SOSNAQSIA "OUINT ; . : » 4 . , , LPT 99 SiEsobe+ "7 E A E O 0 Y RC e E A AA A E OS ESA E 0, LADA AS AS SE E E A E A A A E O A A O A A 1 A > E E POR JU E A A TO “GTI TVE YE 99 99 '"SOSNAOSV 206 Memorias de la Sociedad Científica “PRPITIQBLIB A. “SQETIENSIP DP SBIP AP OISUIN A "PBPoQUniIe A "SOJUIISB E SBIP AP 'OJSUMN IN [152 [> (2 Ca! H [3 a! pa Cao aro RR | | rÁ HS He a o! a! a! :H pp preniSS Str a! = 1 10 Dl EN] EN co SN] SS 5 a — S "“SOSNHOSHU "OIT cal vp eE Ei EE 8 >» OL + 8 8 91 1 Yi 9 ES LG ur Y a es NS CS 0% 9 a E--1 e T e TI LaS A de E e E E E es pa vé "SOSNHUOSV == ONPOMOIg Y *TUnNg 207 “¿Antonio Alzate.” 03* T ... L6' T se. .. .. .. .. .. .. .. .. ...o. ..o .. .. 1L'o9T ¿8T S6'opT 0pc Gl —— E 1. 8P (na) La] R == E E6-..0- “TE -S40 0 E A A E Gr 8 e E A A yO 0% <5á ES E e EE ETE PL +: a 2 ll MS + d5 O Le Y O A 083 DT 1 a SEE OL EP E +qbE TT A RA Y PR 8 es 3- HL. He JE UL. CA E: A: E A DE DE OO A E EA A AAA Ss 4 de > L OP. 6 56 1. UE. % E E od € $ AS 510 el MI 1 EM (|. ¡E e A E IA A 01 3 E E 9076 EE UE DL” de A A a SN A £T 6 $ L- 850 DL MBE os ¡EA DL 3 5: E E “6 0 SL. 109 0 BE $ Ta A al $ TS 80 q 160 1 TLCAN MO 89 T CAE E EN JE A E > HR 1 90:00. EL 891. mL E DA E YU - $ €. « eE < 2É m3r 19 G A ez Gr TO TO E ez re E EE E ES '"SOSNAOSHA "SOSNHOS Y. E E E 5 "OZIVIX TOL GEL 9 39 1 Y Memorias de la Sociedad Científica 208 => La SAS Se = == 86'0 “PEPINQUIIVA ne. 206 6Vvo9T "SOSUYISOP AP SBIP SP OISUNN 018 T "PRPIGBLIBA 188 UL LL Bram 96 9 9 IT lo. Le O O Sl RN E HE AS O A E A O A A O a 1 AS ES E e a OL E A o o 1: COL IE OS E. O 31 a .. .. .. .. .. eS ZL NT A O a O a 0 LE AI A A >. E E UA A A e a te 2000 IBA IR A ES '"SOSNHOSHU TLIIASES TGL 9. Teesmpocir T e e E Ep ES O E O AR A e 1 a E o A O E: E Ho E LE > DATA A Wa Pe E OA TR CT A T-0 GT SIGCHENTAS 7 98 "“SOSNUOSV OIpalioI A Bung 209 “(Antonio Alzate. ” E A A £T'o9T 90% 6FoPT 468 38 "" T- Poke BL 99 8lT 161 BL AA E O IAS S6-T, Tf. TIE ATP AO RN A RA YE-E LE Hlok Bl q TA NS O A A 660 TI 76 —.P Ss 5 e e A E A YE L PL DM. o - 2 PO A AAA 010% Ns A A A AS E E A 6 Ll EE -16 0 LE TD Ao ir ¡E A £ LL 1 Uh q. 5 7 =B> 47 3152 A O E O le e RS AA 18 0 4 Y6-k Ble> == > E Me E E AAA YE E LL ¿44m $ - A ET -E PR AAA 0R- 0 RL PO 0-01 "0 1 E OS AO A A QU- E 3” BL-L HE de + O A A A EE O YE RED OL. 2 sa EL ¡ar 60-0- RE 485 U UN dr 7 O IA O E E O O E Y O E E A 4 az 9 2é IBOÍT 19 99 9% Pe e% et TO TO 5 SE PE SP 49 “Wuv 2 E E E 83 'SOSNUOSHA "SOSNIOSV E e E !: "OL VIT Memorias. [1900-1901].—T. XV.—27; Memorias de la Sociedad Científica 210 A OL'0ZI 903 £SolT 18 0 gl £g0 2650 Er El 8 0 91 610 FO T £I 060 84 0 PI 990 BOO 0 e 88 0 91 280 50 DL O UE a 6/0 91 680 380 PI 060 MET 90 T SI 780 c800 €l 8900 de a e Sul dde el "SOSUIISB DP SUIP 3P OISWINN PL” Cosme 10l 12 En A A Ele) EE AS MS A SS O A E a E E A E IL E AA O AN o O A Lote SEE E 0 TA ASA AA a A A A ES LO] O A e A I EAN A E A "IBUÍL 9 159 GP TE €7 GTI TO -"SOSNHOSHA "“OIN.IC IA 8) a] SS E OLA eS E o a! E6 1/3 'SOSNAOBV OIp9uo1g guna 211 ILILILIIDIPLLIIIIIIPIDIILIIIIIILIIIILLILIIIIADIDSA ¿“* Antonio Alzate.” or roooo-rooooos Hoo0oo0o0o0oo0ooooo Srir O “PEPITIQULIB A. "$OSUIISIP DP SBIP 9p OJSUINN "PRPTIQUIIE A PALILLOS * . . . . . . . . , , * e . , 0 ' , . LBG LT" Aaa La e E E a NS A A 7 O A A 0: A y A A AA 1 E. A A EA o 1 A e A CT 200 0 E O E A 7 o A bo 7 o A AN E A AI Ps II E PI cd IO A O E a A A, Ba "SOSNAOSAA E o "OITIO.£ - G8rt vor 69 o es [O +00 0 O O HON O | — o e ” ¿A o E Se > e3 va "SOSNIOSV oIpau0Ia Memorias de la Sociedad Científica 212 vL' OT'OTT NN 0 Soooooooooooooo ..o 936 88'oLT El "“SOSUIIFIP DP SIP 9P OIAUNN 64 0 "PRPIIABEIBA stc "SOSUDISB DP SEIP 9P OJD gu n . [léase "Ien3T 49 canal by A MS A a E: A ES ss O E A a le a a a A AN ep. Pe ee 'SOSNIOSHA. "OLSODV .. e. C9T 0ST 2P.vL 6 vr Or PI LI Gr 6 Or Gr 6 cr | US AULA A O A AA O A EN — Lo.” o ES Ma e DE e ¡A A a E y “SOSNUOSV OIpOuIO4g guna “¿Antonio Alzate.” NILIIDIIDIOLDIIIDI DIDIER LIIILIIID NL D0DDIDIDIIDIA ADIOS, A a a O DO O » uo: 660 1 A A S0%0TT £%3%2 PEOTT 808 06 “" “rela 99 CUL. 0PL OEA 19 .0--ET “E 0 EA 6 o $990 .9L APD E E E E O IN BRO Sl EDO E A E 9 O O ES OS LES E A A Se PD Y HEN MA a A FO DO E AO E AAN AAA PA A HH O' PL BEN HE dd A A AS la DD IE O E AE A A 59D 9 - Mo A O A DA «a HD qe E == AR DEN NO HH HO qe. E... =P TA yO dl... BD a RA 4 26 | 2É "T00ST 19 19 A EL ro A A A E ñ3 3 E 'SOSNHOSHA | 'SOSNHOSV A A A E A tE ho AE “TAIANA ILLAS Memorias de la Sociedad Científica 214 WINNIE NINO LINA 66 0 ”...o 16 0 Ls ES .. e. .. .o .. .. ... ... o. .. .. .. -. 0Ipouo1g 08S'opT 666 29081 GléG- 03-"" “Toda 86 SvI 8El- 69 PP: T “BIS TEE OL ET. EP 6 EE EE NE c8-:05 El 0860 LE TA 2 A A A E 68: 0% Tes-0%-0% OE $ O 06 8 dE o O A O a O A O Ja 1 ¿8-05 8 “UTE Els > L A, E E O s9- 0 Qe LOS pl A A A 86 90 E als 9407-85 L dle <> e E- SIE GU0 HE de 6 A A sor 05 yl 22405 q (A a A O NO [NA e A 1 E E 0T 6 A A o BE Ll SE 9802. -gi o o a UL Te == O LEE GE -— DEE dle. A 8 EA A 300. 9: 00505 VlE- TE. E A 8 NN A ee 13-20 UE A 6 O A A A A E E A O TE 9 e LA e O 2 az = 4 TIL 19 8 SP Pe e el To 10 € es A A E $9 E E E 'SOSNHOSHA EE 'SOSNEOSV "AATIALOO z + Antonio Alzate.” "PEPIIOBIIB A "SOSUIISIP AP SVIP SP O1UNN "PUPIIQUIIBA 6TG- “88. 6 E 03 DE 20940 9 5 PRA > ae. E SIT UA E 25-48" O NEO Y o e E E e os 6 VE A A A E CNS Ss ca — E A) a A AS SE: ET 4 E E ERE vr € MEE Ie 8 2er8 sI A A 8 ap sl EE A E A 91 E E O 4 A FO AA Ey A EE A E OL TE e SAA Ja Ad ap PL. AI E A es O NS E JE SN CN E 23 “SOSNEOSIA - AY ANAITAON e A LEA EN UR a l HA A A A 6 e e o 6 a A e 8 TRES ASE L Br AS DE BRTAA L: E A FR l ¡ENTES L o a Y PA A o SS 7 A EA TS 8 E O SN lA A a e 8 O GA TO LT. FE 999 "SOSNUOSV OIpaui014 tung 86 26 96 Z8 98 $8 PSSt "SONV EST 66" 0 3 PL 0 E v, 0 + 3 06' 0 Q 56 0 a E 80” E 3 pio I Y E = 60" 1 Lo) A 90 T 5 POL O A o = 5 3 E a 216 "SOSUIISIP DP SBIP 9P OLDUINN (] [o.0) SAS SS PSSS "PBPHIQBnIB A 00m. tr ao E ame OD | A MS a — SS A NN NAC "SOSUIDISB DP SBIP 9P OLISUN.N LF TQS ss 19 20% só 06 *"¡un2r E 522 [9 yz RS o RL E A O e O e So a A AN e AA e A E o 82.9 99 SP y £:3 "SOSNAOSHUA 09 98T pb SOL GUASIAS EAS ó lp vIl 6 $9 8 1 ISA AL AL 84 "5LT. Pp 92 Té 2 91 £6 9 vp 06 9 AN SUR 0 al ea PE "SOSNUISV AA E IN PESAS RS IQUISTADN PASS IQ toco coc co1quendeg A FEE ong AIN A OD y E A OÁTII E ON 0 A a A "2277 OZIBIAL A OLEO A ce. 22272 019UH CET TACA SLQ UAT sp 3 "SU SHIA "0UD 19 fi SISIML AOA UQUANSAT “DANFOLIAULI) IP SOIQUIVI SO] IP DIDUINIIA HT “¿Antonio Alzate.” 217 El cuadro que contiene el resumen por meses y el año, y que es el complemento de las 12 tablas que le preceden, nos da una idea general de la frecuencia de los cambios de tempe- ratura en los 15 años de observaciones. Vemos allí, por ejemplo, que los cambios comprendidos entre 09 y 19 son los que se observan con mayor frecuencia, pues su promedio representa casi la 3* parte del año normal medio; que los comprendidos entre 19-20, 20-30 representan, respectivamente, la 7* y la 30? parte del año y que los de ma- yor magnitud constituyen una pequeñísima parte; en los as- censos los cambios entre 40 y 60 sólo se observan 12 di y 28 en los descensos. Notaremos igualmente que en estos últimos se nos presen- tan 7 casos con cambios comprendidos entre 60 y 89, y por úl- timo, que el número total de los ascensos es mayor que el de los descensos. Su relación es igual á 1.09. Caleulando el promedio correspondiente á cada una de las magnitudes de los cambios, resultan los siguientes valores ex- presados en días y fracción, para el año medio normal. Aac. Desc. WBRA E AA A 10114 La EAS O A A 45 .3 E Mo SAA TARO 13851 e rd OS 4.1 E ds Did: di os di o a Ed 0 NA CAES 0.4 0.4 AA IPN) AE SA 0.4 E tad > RR qdo A 0.1 181 .6 - 166.9 AICODIOS -;+0 1H a 1811.6 A SS A > 166 .9 Días de temperatura igual...........-. 16.5 AÑO ds co in > 365 .0 Memorias (1900-1901) —T. XV —28. 218. Memorias de la Sociedad Científica Las dos tablas siguientes contienen los valores máximos de los ascensos y descensos de la temperatura observados en , cada.mes de los 15 años de la serie. Las cifras allí consignadas nos demuestran que la varia- bilidad de la temperatura en el clima del Vallo de México os- cila entre límites relativamente pequeños, pues el mayor cam- bio registrado es de 79.6 correspondiente al mes de Febrero de 1891. En la América del Sur, según los estudios que conocemos de algunas regiones de la Argentina, la variabilidad media pa- sa de 22 y no son infrecuentes los cambios superiores á 109 y 120, Valores extremos de los ascensos y descensos de temperatura en Tacabaya. Años. Diciembre. Enero. Febrero. Marzo. Abril. Mayo. A Asc. Desc. | Asc. Desc. Asc. Ds Asc. Desc, Asc. Desc. Asc. Desc. * 1883. 2.4 3.7 84. 3.8 3.0 31 3.9 41 28 3.0 23 3.7 3.6 OE 85. 3.3 1.9 5.1 4.0 3.8 3.3 2.3 3.2 43 47 3.0 1.8 86. 2.3 ,2.4 We AELO DAITAR AA 2.3 2.8 1.7 2.0 87-18 :195 25 43 3.9 5.1 2.4 1,4 16 4.0 3.0 4.6 88. 3.9 -6.2 13 1.6 11 08 1.3 0.8 1.6 1.6 4.7 153 89.15 24 2,4 43 SNE NINE Ue! 2.8 2.8 17 43 90. 2.3 .3.2 23 2.4 43 49 4.6 6.2 3.1 3.3 EPA E 91. 2.6 2.9 1.2 2.0 58 76: 26 3.6 5.0 2.7 25 2.2 92.1.2 1.4 2.7 3.0 13 1.8 2.5 3.7 21 42 25 3.1 93. 3.2 3.5 2.6 2.2 2.8 1.9 3.7 3.6 2.9 1.0 2.1 25 9.1.7 3.1 SA ON 3.1 47 2.7 2.9 2.1 5.6. 95. 2.9 :+2.2 3.4 3.4 2.9 3.2 3.9 3.0 3.5 3.3 MAT 96. 3.0 "6.9 2.8 3.5 3.1 3.6 25 4.2 25.25 2.0 2.9 97. 1.3 3.5 5.3 2.8 3.2 44 23 2.4 25 36 4.0 4.7 987 3.3 6.9 2,4 2.4 16 26 ¿2.7 5.6. 3.6 3.2 “¿Antonio Alzate.” 219 Años. Jnnio. Julio. Agosto. Septiembre. Octubre. Noviembre Asc. Desc. Asc. Desc. Asc. Desc. Asc. Desc. Asc. Desc. Asc. Descj += += += += + +- 1884. 1.6 1.8 1.7- 2.5 37 2,2 EG TO 2.7. 3.0 2.5 2.8 85. 2.0 2.7 3.2 3.0 3.3 24 2.2 1.9 2.7 2.4 2.2 43 86. 1.8 5.4 2.2 29 2.9 2.1 1.9 23 15 29 2.3 3.5 87.14 1.9 1.2 3.2 2,0 2.1 18 3.0 25-39 43 43 A a Al 3.1 27 42 43 23 1.7 89.23 18 14 2.2 EI AA AUS 2.1 3.2 90.3.1 1.7 13 "18 E O 24 18.14.34 341295 91.23 23 pt ES, 2.2 2.6 3.0 3.2 2.7 3.2 92.2.1 3.3 5.2 22 15 2.2 1 2.1 2,9 2.7 6.3 93.23 2.5 25 3.6 2d SAEZ 160-720) ED Zl 94.1.0 29 13 1.1 1.4 16 10 1.0 2.1 2.3 1.9 2.6 9.2.3 2.1 1.6 1.8 BATA 17 1:1.8 3.2 2,2 2.0 2.3 96. 2.2 24 17 2.4 16 LF E A E A 2.0 2,8 MZ L7 Dil af 24 2.4 13 1.4 2.4 2.5 2.8 .6.0 98. 1.3 1.5 18 2.2 2.0 1.2 2.1 23 3.1 3.6 2.1 3.2 Damos fin á nuestro estudio con la frecuencia relativa de los cambios de temperatura, sumados ascensos y descensos, y referidos á la escala de 1000, Frecuencia relativa de los cambios de temperatura. Escala de 1000, h : CAMBIOS DE TEMPERATURA. MESES, — Núm, de días. “0.1 Y RS 3,4 457 56 6.7 7.8 Diciembre... 427 571 318 68 36 Di Pa AAA OOO IA 446 626 240 92 A O A Febrero ..... yal + UY (7 Gl: 7 IA ES BE 3 1000 MAETZO: 00 is 0 + 422 . 552. 291 100 46. 9» .. 29 7 AATO0O 7 A GIO 434. 546 302: 106. 3354 1.9 a dt ón LOnO Mayo0 ......- 443 564 325 81 16 12 Dat AO TUDIO 0220 . 406 640 300 52 Dat A DON MO a 437 654 274 63 A CEI 1 UL, Agosto. ..... 439 718 218 59 5 AMAIA A ASAS, Septiembre.. 430 679 279 36 MASMEN WN AALOO Octubre ..... 447 628 263 85 20d 1 RA LODO Noviembre .. 427 581 29% 97 YE O . 1000 Moon ad ¡DNA 0,00) 910) 240 00.200. 9 3 12000 MAA Ll A Al CN 0d AS "N AUR! nl TAXEONOMIA ORNITOLOGICA. POR EL DR. A. DUGES, MS. A,, Profesor de Historia Natural en el Colegio del Estado de Guanajuato. La clasificación de las aves ha variado y variará todavía mucho, y en el día los ornitologistas no han podido aún poner- se de acuerdo sobre ella: cada autor tiene la suya, muy distin- ta de las otras. En general estos trabajos son esencialmente sistemáticos: en lugar de tomar en consideración las afinida- des generales de las aves, los caracteres que más á la vista se presentan, los autores se fijan en particularidades esqueléti- cas ú otras aisladas, y que cada cual considera como de impor- tancia preponderante, lo que conduce á divisiones las más ve- ces arbitrarias. Las costumbres de los animales no se toman en cuenta, á pesar de su importancia intrínseca; si un mamí- fero tiene la cola prensil, y otro una cola poblada y no asido- ra, en lugar de separarlos en dos géneros diferentes, los co- locan en el mismo, porque los huesos del paladar, verbigracia, están conformados de la misma manera: sin embargo, salta á la vista que el carácter sacado de las costumbres es preferi- ble al que se toma de una particularidad anatómica de interés secundario, Otra dificultad inherente á la materia misma, es la de or- denar las aves en serie, desde las más generalizadas hasta las 1 Escribo taxeonomía y no taxonomía 6 taxinomia, para conformarme á la regla de composición que pide el genitiyo (taxeos) del nombre, como radical de la palabra. 222 Memorias de la Sociedad Científica más especializadas que se considerarán como superiores y más alejadas del tipo ancestral de estos vertebrados. Dirán unos que los más especializados son los pericos, otros considerarán como tales á los rapaces ó á los esteganópodos. Pero si se es- tudia cada orden por separado, se ve que es difícil decir cuál de ellos es el más especializado y cuál el más generalizado. Estas reflexiones me asaltaron después de la lectura de una obra moderna (1895) en la cual los mamíferos y las aves están tratadas con esmero; quiero hablar de “The royal natu- ral history, edited by Rich. Lydekker.” El autor, inspirándose en las ideas de un célebre ornitolo- gista inglés, divide las aves en Aegithognathe, Desmognathe y Schizognathe, agregando un último grupo de Sehizognathae especiales dedicado á las Ratites: he aquí la significación de estos términos. Por Egitógnatas se entiende las aves en que los huesos maxilo—palatinos están libres, y colocados debajo de un vómer ancho y bruncado en su parte anterior. En las desmógnatas, los maxilo-palatinos se unen en medio del paladar, y forman como un puente delante del vómer. Esquizógnatas son las aves cuyo vómer es agudo en su porción anterior y separado de los maxilo-palatinos que también están distintos uno del otro. El tinamú ó perdiz real y las Ratites (avestruz) son unos esquizógnatos cuyo vómer esta confundido con los maxilo-pa- latinos por delante, y con los palatinos y terigóides hacia atrás. Las Egitógnatas comprenden los páseres verdaderos (urra- cas, calandrias, zanates, gorriones, mirlos, Ao madru- gadores, golondrinas. Del orden de Picariae hablaremos al último. Entre las Desmógnatas se cuentan los pericos, rapaces, cormoranos ó puercas, pelícanos, garzas, flamencos, patos. De las Esquizógnatas citaremos las palomas, el Dronto, las gallináceas, las gallaretas, las avutardas, las grullas, los tildíos, los gallitos del agua, las agachonas, las gaviotas, los al- “Antonio Alzate.” 223 o batrostes, los buzos, los pingiinos: les agregaremos las ratitas ó ayes sin quilla en el esternón como los avestruces y los ca- zoares, y los tinamos ó perdices reales, aunque estos últimos tienen una quilla esternal. A primera vista se comprende que atendiendo á la confor- mación del paladar huesoso para formar secciones primordia- les, se reunen aves muy diferentes, como las rapaces, las gar- zas y los patos por una parte, y por otra las palomas, las gru- llas y las gaviotas, que sin embargo no representan afinidades, : mientras se alejan unas de otras, verbigracia, las garzas y las grullas, los patos y las gaviotas. Semejante clasificación está muy lejos de ser natural, y se asemeja mucho á un sistema artificial, como el de Linneo para las plantas. En caso de to- mar un solo carácter por punto de partida, hubiera sido me- jor escoger el aparato del vuelo (esternón, hombro, alas,) que siquiera es de mayor importancia, pues descansa sobre unos órganos que caracterizan la clase entera de las aves, las espe- cializa, y las aparta de los otros vertebrados. Pero no es esto todo: consideremos ahora el extraño con- junto al que se da el nombre de picariae: he aquí algunos ejem- plos de las aves contenidas en este grupo. Egitógnatas, Desmógnatas. Esquizógnatas, Chupa-rosa Abubilla Zumbador” Guácharo Podargo'” Vencejo Golondrina Quetzal Martín pescador Abejaruco Madrugador Tucán Calao. He aquí una gran división de picarios en que el autor ha comprendido la imposibilidad de separar todos estos géneros, 1 Estas tres aves son de la familia de los Chotacabras. 2924 Memorias de la Sociedad Científica y de consiguiente, lo superficial, antinatural é inaplicable de un carácter común sacado de la conformación huesosa del pa- ladar. ¿Este solo ejemplo de una gran sección donde halla- mos confundidos Egitógnatas, Desmógnatas y Esquizógnatas, no condena el método? Paréceme que sí. Se ha sentido la im- posibilidad de separar unos de otros los Picariae, pues los tres géneros que todos los ornitologistas encierran en la familia de los chotacabras, tienen entre sí afinidades muy grandes á pesar de que unos son Egitógnatos, y otros Desmógnatos ó Esqui- zógnatos. En la misma obra hay un párrafo en que Lydekker dice que las costumbres de las aves son de primera importancia para la clasificación. ¡Acaso es un factor de las costumbres la confor- mación del paladar? ¿Por qué, pues, no adoptó otro método ade- , cuado á esta idea realmente filosófica? Muy cierto es que aun ahora no existe una clasificación de las aves perfectamente na- tural, pero en caso de no poder hallar ninguna que convenga completamente bajo el punto de vista puramente científico, valdría más sujetarse á la de Brehm (Les merveilles de la na- ture) que tiene á lo menos el gran mérito de la sencillez, y el de fundarse en las afinidades generales de las aves que coin- ciden casi siempre con su modo de vivir. Guanajuato, Febrero de 1901. — Y > — SE MO NOPBITO?"DE AUITZ20C0C (ESTADO DE GUERRERO, DISTRITO DE IGUALA). Por J. M. de la Fuente. Siete años hará, aproximadamente, que las corrientes des- cubrieron este monolito que por más de tres siglos permane- ció sepultado en la acera N, E. de la plaza de Huitzuco y hoy se encuentra bajo uno de los arcos de la casa cural. Este mo- nolito es de roca basáltica y mide 1.69. de alto, por 0.”655, de ancho y 0.37 de grueso, todo él está perfectamente pu- lido y labrado á escuadra. A partir de la base hasta una altu- ra de 0.”92 está completamente liso; pero de aquí hasta el re- mate, lo mismo que la superficie superior, está cubierto de jeroglíficos perfectamente tallados en relieve. Me ocuparé de describir con la mayor minuciosidad posi- ble estos jeroglíficos, para que se pueda formar, por medio de ello, una idea siquiera aproximada de este importante monu- mento, ya que por falta de fotógrafos ó dibujantes no puedo acompañar ninguna fotografía ó dibujo de él, A semejanza de cornisa, rodean la parte superior de la pie- dra unas figuras que parecen ser plantas humanas en sentido vertical y por debajo de estas cuelgan unas mantas con rayi- tas verticales, y en cada una de ellas hay dos maxilares huma- nos articulados y con sus respectivos dientes. Nos ocuparemos ahora de las cuatro caras de este mono- lito, comenzando por la que vé al E. y siguiendo por la dere- cha hasta terminar en la que vé al $. Memorías.—[1900-1901].—T. XV.—29. 226 Memorias de la Sociedad Científica La cara que vé al E. está dividida por dobles línéas en dos “cuadros, en el inferior se ve el cerro torcido ideográfico de la tribu calhua, el cual está literalmente cubierto por el numeral “diez representado por cuadritos. En el tablero superior se vé el signo Oztotl (cueva ó tribu) pintado de frente, y por encima de éste una nube circular con los fantásticos dientes de Tlaloc. La cara N. está ocupada por un sólo tablero: en él se ve una nube circular y rodeando la parte superior de ella el sig- no atl, y á uno y otro ángulos superiores del cuadro el signo XII Acatl. La cara O. está como la del E. dividida en dos tableros. En el inferior, en medio de él y casi ocupándolo por completo, está un guerrero con el cuerpo inclinado hacia delante y los brazos extendidos en actitud de reprender con enojo; viste es- te personaje ricas plumas, calza unos cacles, usa orejeras y cubre su cabeza un copilli; al frente de él hay otro copilli sobre una silla (¿cpatli); arriba, y á un lado de éste, tlauquechol, sig- no de mando; junto á éste, un alacrán / colotl ) y más arriba, una manta atravesada por una espina, que es el conocido je- roglífico de Huitzoco. Creo que con estos elementos podríamos traducir Calotecutli ó señor de Huitzoco, que es á quien pare- ce reprender el personaje del copilli que está de pie; atrás de éste está un pantle ó bandera con cinco puntos numerales que nos da 100, puesto que la bandera como numeral representa 20, y cinco veces 20 son 100. Arriba de la bandera hay una especie de lazo que bien pudiera ser un maxtlatl, pero no está claro. En el tablero superior se ven las mismas figuras que en el inferior, con la única diferencia de que la bandera en vez de cinco puntos tiene siete, lo que nos da 140; tal vez este número sea el aumento de tributo que se hizo al pueblo al reconquistar- lo, y además el personaje del copilli tiene su jeroglífico, de lo que le carece del tablero inferior, este jeroglífico es un ahui- “¿Antonio Alzate.” 227 zotl, lo que nos aclara que el guerrero de este tablero no es otro que el aguerrido Ahuizotl, VIIT Rey de México. La cara del monolito que vé al S. forma un sólo tablero; en su parte inferior hay un medio Sol (tonathiuw) y encima de és- te una nube circular con una pupila y el párpado invertido; en el centro de ella y en los dos ángulos superiores del cuadro, el signo XIT Acatl. En la superficie superior de este monolito, á la derecha, hay un teocalli en cuya cima se ven los signos del humo (poetli) lo que constituye el signo característico de conquista, como es bien sabido. Ocupan el centro de esta superficie las figuras de dos personajes en actitud de caminar, los dos portan orejeras vestidas de vistosas plumas y calzan cacles; llevan las manos sujetas con el característico tepuzquechtli de los prisioneros de guerra, y por tocado el tlacaxipehualiztli. El traje de estos in- dividuos, hace creer que representan dos caciques del pueblo, que fueron llevados prisioneros, y el singular tocado que cubre sus cabezas parece indicar que fueron sacrificados al dios de los plateros, al terrible y espantoso Xipe. Dado el poco tiempo de que puedo disponer, y sobr todo mi incompetencia, no me detendré á hacer una traducción de- tallada de este monolito, del que nadie se ha ocupado hasta hoy, y sólo á grandes rasgos y á título de ensayo, expondró mi desautorizada opinión sobre su significado, dejando la labor de una pormenorizada traducción á las personas competentes en la materia. | Yo creo que podríamos traducir así: El pueblo de Huitzoco fué conquistado dos veces por los colhuas Óó Mexicanos, que en gran número cayeron sobre él como una tempestad que todo lo desvasta, y los dos caciques que en esas épocas lo gobernaban y que llevaban el nombre de Colotecutli, fueron llevados prisioneros y sacrificados al dios Xipe. Estos dos acontecimientos, por una coincidencia, se ve- rificaron en año XII Acatl (doce cañas), El jefe de una de esas 228. Memorias de la Sociedad Científica LELLL LLL LILIA expediciones fué Ahwitzotl y el otro solo podemos saber que: fué otro de los reyes mexicanos, pero por carecer de jeroglí- fico no podemos decir su nombre; sin embargo, para esto nos queda un medio: dada la coincidencia de que las dos conquis- tas hayan sido en el año XII Acatl, consultando la cronología del imperio azteca podremos aclarar quién haya sido este con- guistador anónimo; en efecto, desde el año 1T calla (1325) en que se fundó México hasta el I1T calli en que fué conquistado por Cortés, solo encontramos cuatro años XII Acatl: el pri- mero antes que se separaran los Tenoxcas y Tlatelolcas (1335); el segundo, (1387) en el reinado de Acamapictzin, primer rey de México, que ni fué ni pudo ser conquistador de lejanas tie- rras; el 3? en el reinado de Moteuczoma Ilhuicamina y el 4? en el de Ahuitzotl. Y de aquí deducimos con todo fundamen- to, que el primer conquistador fué Moteueczoma 1* cuya creen- cla corrobora la historia, pues habla de las conquistas que este rey y Ahuitzotl hicieron de tierras del Sur hasta Cuilapa ó Chilapa á cuyo territorio pertenecía Huitzoco, solo que los historiadores no nos dicen las feehas, y en el monolito encon- tramos que se verificó la de Moteuczoma el año XII Acatl que fué el 1439 de nuestro calendario y la segunda conquista por Ahuitzotl 52 años después, en 1491. Este importante punto histórico y otros no menos importantes detalles hasta hoy des- conocidos, es lo que, después de cuatro siglos, viene á reve- larnos este importante monolito, con lo que viene á ilustrar una parte de la historia del extinguido Imperio Azteca. Todo esto, se entiende, siempre que mi imperfecto traba- jo llegue á ser corroborado por personas caracterizadas y com- petentes. Yautepec, Octubre 4 de 1900. LOS ELEMENTOS METEOROLÓGICOS EN EL ANO DE 1900. Por el Profesor LUIS G. LEON, M. S. A., Director del Observatorio Meteorológico de la Escuela Normal para Profesoras. El primer Congreso Meteorológico dispuso que el año me- teorológico se contara del 1? de Diciembre de un año al 30 de Noviembre del siguiente. Acatando esa disposición publi- qué el resumen correspondiente; pero con objeto de poder se- guir comparando los datos con los de años anteriores, he'es- tudiado los elementos meteorológicos de 1900, y me ocuparé de los principales en este trabajo. E TEMPERATURA. La temperatura media á la intemperie que fué de 1493 en el mes de Enero, tuvo un movimiento de ascenso, según se ve en la curva correspondiente, en los meses de Febrero y Mar- zo; en Abril, al iniciarse las lluvias, hubo un descenso; volvió á ascender en Mayo y Junio, descendió en Julio, tornó á subir en Agosto, y en Septiembre se inició ya el movimiento de des- censo. El mes de temperatura media más baja fué Diciembre y el de media más alta Junio. | La marcha de la temperatura media al abrigo no corres- pondió con la de la media á la intemperie. La temperatura 230 Memorias de la Sociedad Científica ascendió desde Enero hasta Junio, descendió en Julio y Agos- to, volvió á subir en Septiembre, y en Octubre comenzó el descenso hasta el último mes del año. En las temperaturas máximas absolutas á la intemperie se observó que fueron ascendiendo desde Enero hasta Junio, pa- ra descender regularmente de Julio 4 Diciembre. Junio fué un mes muy caluroso, debido á que escasearon mucho las llu- vias, habiéndose registrado en ese mes la temperatura (exa- geradá para nuestro clima) de 3808. En las máximas al abrigo hubo un movimiento ascenden- te de Enero á Abril, bajó en Mayo, subió en Junio, descendió regularmente de Julio á Septiembre, volvió á ascender en Oe- tubre y bajó en Noviembre y Diciembre. En las temperaturas mínimas, tanto al abrigo como á la. intemperie se notó un ascenso regular de Enero á Agosto, y un descenso de Septiembre á Noviembre, para ascender lige- ramente en Diciembre. Las temperaturas más bajas registra- das fueron dos grados bajo cero á la intemperie y un grado arri- ba de cero al abrigo. Respecto á las oscilaciones, tuvieron por valor máximo: 3001 al abrigo y 3000 á la intemperie. La temperatura diurna sigue generalmente una marcha. muy regular en México. El mercurio comienza á subir desde: la salida del sol, llega á su mayor altura entre 2 y 4 en verano y entre 12 y 2 de la tarde en invierno y sigue descendiendo hasta la salida del sol. Sin embargo, durante las tempestades se observan des- censos bruscos de temperatura, y ninguno tan notable como el que ocurrió el Sábado 14 de Abril. Después de repetidas manifestaciones eléctricas comenzó la lluvia á la 1 y 30 minu- tos de la tarde. En ese momento el termómetro registrador marcaba 2505; 4 las 2 de la tarde bajó 425. Después comenzó ágranizar y en menos de media hora el mercurio.descendió á. 1205, es decir que hubo un descenso brusco de 120 y medio. ““ Antonio Alzate.” 231 La temperatura media anual á la intemperie resultó de 18% y la media anual al abrigo de 1694, valores que dilicren poco de los normales. PRESION BAROMETRICA. La presión barométrica experimenta en México muy cor- tas variaciones, así es que las máximas y mínimas se separan muy poco de la normal. La presión media mensual se mantu- vo baja en los meses de Enero, Febrero, Marzo, Abril, Mayo, Junio y Julio, y alta en los meses restantes del año. La pre- sión media del año resultó baja, pues fué de 535"”8, debido probablemente á que el año fué caluroso y á que han domina- do los vientos húmedos. El mal tiempo ha sido siempre acompañado de perturba- ciones barométricas. Por ejemplo, en la tempestad del 14 de Abril á que antes hice referencia, el barómetro comenzó á descender desde las 10 de la mañana, de 586 "" que marcaba 4 esa hora, bajó 4 533 á la 1 de la tarde; en el momento del aguacero subió á 584, á las tres de la tarde bajó otra vez 4583 y se mantuvo así hasta las 5, hora en que volvió á llover; en- tonces subió de nuevo, marcando 584 á las 6 de la tarde y 585 á las 7 de la noche. La presión máxima fué de 589"” 7 y ocurrió en el mes de Diciembre y la presión mínima fué 581""0 y ocurrió en el -mes de Marzo, lo que da una oscilación absoluta de 8**7, NEBULOSIDAD. El año de 1900 resultó muy nebuloso, excepción hecha del mes de Junio, en el que contra la regla general, dominaron los días limpios y despejados. Hubo en el año 166 días medio nu- blados, 149 despejados y 50 nublados. La forma dominante de las nubes en el año fué cirrus. Es- te tipo y sus derivados se presentaron con abundancia en los 232 Memorias de la Sociedad Científica meses de invierno, así como las formas cumuliformes en la es- tación calurosa. En todo el curso del año de 1900 me dediqué á obtener fo- tografías de las nubes, algunas de las cuales tengo el gusto de presentar á la Sociedad. La primera es un alti=stratus observado el miércoles 7 de de Febrero á las 5.30 p. m., y la fotografía muestra claramen- te las partes brillantes de las nubes cerca del sol, así como la transición á cirro-stratus. La segunda es un fracto-cumulus obtenido el mismo día algunos minutos después que la anterior. La tercera representa un cumulo-nimbus típico, arriba del cual flotan los “falsos cirrus.” Esta nube produjo ligera llo- vizna. Fué tomada el 26 de Febrero en la tarde. La cuarta tomada el mismo día pocos minutos después, es también un cumulo-nimbus que produjo lluvia como la anterior. La quinta es un alto-cumulus característico, con radiación al SE. observado el 11 de Marzo. La fotografía es impotente para representar con toda claridad la belleza de esta nube. La sexta es un stratc-umulus, observado el 12 de Marzo á las 2.10 minutos de la tarde. PRECIPITACIOXSN. Hubo en el año 153 días lluviosos; el mes más lluvioso, tanto por el número de días con precipitación como por can- tidad de agua recogida fué Julio, mes que tuvo 29 díasjlluvio- sos con un total de 153”"6 de agua recogida. El mes menos lluvioso fué Febrero, con dos días de lluvia inapreciable. Se observa por la curva, que después de haber ascendido hasta Mayo, descendió en Junio, lo que es muy raro. Junio resultó un mes muy seco, pues sólo tuvo ocho días lluviosos con 396 de agua; en cambio la insolación fué notable en es- te mes, Pero para que hubiera compensación Diciembre fué “¿Antonio Alzate.” 233 VILILLIIIIIIIIIIEIDIA enteramente anormal y extraordinario en cuestión de lluvias. El número de días lluviosos fué de 17 (cuando generalmente es de 3) y la cantidad de agua recogida 103” "9 fué superior á la de los meses de Junio, Agosto y Septiembre, respectiva- mente. La cantidad total de agua de lluvia caída en el año de 1900 fué de 5896, Hubo en el año 9 granizadas y 65 días tempes- buosos. Con respecto á los demás elementos meteorológicos difi- rieron muy poco del resumen de Diciembre de 1899 á Noviem- bre de 1900 que tuve ya el gusto de presentar á esta Sociedad. Podemos decir, para terminar, que el año de 1900 fué ne- buloso, lluvioso y caluroso y como resultado de esto, de baja presión. Hecho notable, fué la reunión del Primer Congreso Me- teorológicó, cuya verificación se debió á la iniciativa de la So- ciedad “Antonio Alzate” que después de un pasado brillan- te, inaugura hoy sus sesiones del Siglo XX. México, Enero 6 de 1901. Memorias (1900-1901) —T. XV —30. EL TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS, POR LOS CLIMAS DE ALTITUD. OPINIONES DE AUTORES NACIONALES Y EXTRANJEROS BECOPILADAS Por el Prof. A, L. Herrera, M. S, A, y el Dr. D. Vergara Lope, M. $, A, (CONTINÚA, )* Proposiciones confirmativas. Según el Dr. Lombard. En Bélgica, en el Luxembourg cuyos puntos culminantes están de 500 4 600 metros, la mortalidad por tisis es 12 por 100; en el Limbourg y otras partes bajas es de 4 á 14 por 100, En Francia hay una inmunidad relativa en las regiones mon- tuosas, pero no hay datos suficientes para llegar á la precisión necesaria. En las porciones elevadas del Harz (Oberharz) el Dr. * Véanse Memorias” Tomo XII, pág. 352. (1) Climatologie Médicale, Vol. 11, p. 316. 236 Memorias de la Sociedad Científica Brockman ha encontrado entre 80,000 enfermos, solamente 23 tísicos, y de éstos solo 7 habían enfermado en la parte ele- vada del país. Los mismos hechos se han observado en Aus- tria, en donde la tisis es muy frecuente en las llanuras y muy rara en las regiones montuosas de la Estiria, la Carintia y el Tirol. La tisis es rara en las montañas de la Armenia, y se ha se- ñalado su ausencia total en las regiones montuosas de Persia (p. 64. vol. IV); es desconocida ó excesivamente rara en el Af- ghanistan y Beluchistan (vol. IV. p. 79.) Para significar la importancia de Davos como estación sa- nitaria dice el autor que en el último invierno, esta localidad alojaba cerca de 600 personas, la mayor parte tísicas. “Los en- fermos que se encuentran en el primero ó segundo período, experimentan buenos efectos, con tal que no estén anémicos, que la expectoración no sea muy abundante y que la diarrea no exista. Cuando estos síntomas son muy marcados, como sucede con los tísicos en el tercer período, la permanencia en Davos es muy desventajosa y no hace más que acelerar la ter- minación fatal.” No estamos de acuerdo. Precisamente de los estudios experimentales y de la observación diaria se ha deducido que los climas de altitud convienen á los anémicos; por otra parte, cuando la expectoración es muy abundante, está indicada la residencia en Davos, si se trata de combatir el síntoma, pues Restrepo y otros señalan la diminución de las expectoraciones en los sanatorios elevados; en cuanto á la «diarrea, el Dr. Tahon asegura que disminuye en estos climas. “La predisposición á los enfriamientos es tan débil, que «en casl todos los cuartos de los enfermos, la parte superior de las ventanas permanece abierta toda la noche, para mayor sa- tisfacción de los enfermos que no temen respirar una atmós- fera helada.” Paul Bert decía que en el aire enrarecido se enfrían los animales sanos. (!) (1) Climatologie Médicale. vol. IV, p. 653. “¿Antonio Alzate. ” 237 LLL ILLLL LILLE LL LL III III LLL ILL LLL LLIIIIIDL LL L LISILLL LL LILDIIDIAL Como conclusión de la parte que se refiere á las estacio- nes montuosas más sedativas que tónicas, dice Lombard: “Nu- merosos son los enfermos que hemos enviado á respirar el al- re de las montañas y han recobrado el apetito, las fuerzas, la calma, de que estaban privados hacía mucho tiempo; á veces han bastado algunas semanas para obtener este feliz resulta- do y ha vuelto la salud después de muchos meses de una vi- da de sufrimientos.” El Dr. Demetrio Mejía. Ha observado un caso de tuberculosis miliar, con la par- ticularidad de que las granulaciones eran mucho más notables en el bazo y hace notar que en Europa se señala como muy frecuente la tuberculización del bazo; “que de todas las glán- dulas esla más frecuentemente atacada, dice Laboulbéne(Ana- tomie pathologique, p. 694). sobre todo en los niños. Desde este punto de vista el bazo es al abdomen lo que los pulmones al pe- cho.” No creo sea lo mismo en México, pues aquí me parece rara la tuberculización de este órgano.”? El Dr. Mejía conelu- ye de sus estudios que: 1? En México es rara la tuberculiza- ción esplénica. 2? Cuando se presenta, afecta de preferencia la forma blanda. (Si esta primera conclusión se comprueba por ulteriores investigaciones, naturalmente parecerá difícil explicarla. Véa- se más adelante el resumen general. El Dr. Rafael Lavista. Al ocuparse de un caso de tuberculización de la vejiga, asegura que: “Bien sabido es que, por nuestra fortuna, la tu- berculosis en sus diferentes formas no se desarrolla entre nos- otros con la misma terrible frecuencia que se la observa en Europa y en los países del Norte; y cuando tal acontece, no es precisamente el aparato génito—urinario el sitio de predi- e (1) “Gaceta Médica de México. Vol. XIV. p. 138. 238 Memorias de la Sociedad Científica -r lección de la enfermedad." El sujeto examinado tenía ade- más tuberculosis pulmonar. Ho aquí como se expresa el Dr. Luis E, Ruiz acerca de la frecuencia de la tuberculosis en diversas regiones de la Repú- blica Mexicana.? “El paludismo ocupa el primer lugar en las endemias del Estado de Veracruz; la tuberculosis el segundo, pues con ex- elusión de los tres cantones del N. O, reina con mortífero im- perio en todo el territorio del Estado (que en gran parte está. al nivel del mar). Siega las mejores vidas y marchita las más útiles existencias. A veces, y sobre todo en los jóvenes, es tan rápida en el ataque como segura en el aniquilamiento de la vida. La tuberculosis no escasea en el Estado de Tabasco (que es caliente y bajo); es frecuente en el Estado de Campeche (también caliente y bajo) de preferencia en la forma galopan- te, sobre todo en la clase proletaria. La tuberculosis es pro- pia de los sentros poblados de Yucatán (caliente y bajo). La misma afección se observa en todos los distritos del Estado de Sinaloa, siendo mayor el número de los que ataca y en su gravedad y menor duración en la parte bañada por el mar. Se observa y mucho en los jornaleros que viven cerca de la costa de Guerrero. La tuberculosis pulmonar es frecuen- te en la gente proletaria del Estado de Morelos, pero prepon- dera en Tetecala, Jojutla y Yautepec (localidades no demasia- do bajas pero calientes). : La tuberculosis, teniendo por carácter ser prolongada, es- casamente es endémica en el Estado de Tlaxcala (cuyo terri- torio se encuentra por término medio á 2,000"). Lo mismo en el Estado de Hidalgo. Es frecuente cerca del litoral del Estado de Oaxaca y es- (1) “Gaceta Médica de México, ” XXIV. p. 185. (2) Tbid. XXVI. p. 395. “Antonio Alzate.” 239 easa en la porción alta y media. Igualmente escasa y relativa- mente benigna (hasta donde lo puede ser) en las alturas del Estado de Zacatocas y con su forma habitual en las llanuras y porción más cálida. Solo en el distrito de Parras (Coahuila) se encuentran, aunque pocos, casos de tuberculosis.” En el año 1878 se suscitaron en el seno de la Academia de Medicina de México continuas y acaloradas discusiones acer- ea de la influencia de la altura sobre la tisis; presentáronse memorias, estadísticas, infinidad de datos que yacen en el más lamentable olvido y nosotros estamos en la obligación de re- cordar. Nunca se ha visto que en el extranjero les tomen en consideración los más eserupulosos investigadores, y aun en nuestro país parecen ignorados del mayor número de médicos. Exploremos el volumen trigésimo de la “Gaceta Médica,” no sin advertir previamente que las discusiones se han verifi- cado en el seno de la primera corporación médica de la Repú- blica y los contrincantes todos hablan según su experiencia personal en las mesetas. La Academia de Medicina abrió un concurso, ofreciendo un premio al autor de la mejor memoria sobre la “Influencia del Clima del Valle de México (ó en lo posible de la Mesa Central) sobre el desarrollo, frecuencia, duración y termina- ción de la tisis pulmonar.” El Dr. L. Bellina. Presentó un trabajo que dió orígen á las críticas que en otra parte constan. He aquí el extracto de esta larga memo- ria que no copiamos íntegra porque contiene noticias sobre presión del aire, tifo y otros asuntos más ó menos extraños á nuestro objeto.'" (1) Hemos utilizado las notas que constan en la pagina 174 “Gaceta Médica de Mé- xico. Vol, XIII, para completar la bibliografía. 240 Memorias de la Sociedad Científica “Cuando se dote á México de un buen sistema de atarjeas y de desagie, llegará á ser la mejor estación del mundo para los tísicos.” La opinión fundamental del autor es concisa cier- tamente, pero se refiere á un hecho futuro y por lo mismo es- pera un juicio futuro. “Los médicos ingleses fueron quienes, hace más de 30 años (antes de 1848), observaron que en las altas mesetas del Himalaya es rara la tisis entre los indígenas, y que los extranjeros atacados de esa enfermedad experimen- tan allí una mejoría notable. Ellos también se han cerciorado del hecho interesante de que los niños, nacidos de matrimonios eruzados entre ingleses é indios, por lo regular se vuelven tí- sicos y mueren muy temprano. (Hemos oído citar este hecho en una de las lecciones clínicas de nuestro maestro, el profe- sor Pfeufer, de Munich) y se preservan de los tubérculos los que viven de cinco á ocho años en las mesetas elevadas.”(?) - - -En el Nouveau Dictionnaire de Médecine et Chirurgie pratique (V. XVI, p. 86, Paris 1872) encontramos la nota si- guiente relativa á la tisis en México. “La tisis desconocida, ásí como la sífilis, entre los indios que no viven en las ciudades, es bastante rara en las alturas, entre las personas que gozan de condiciones higiénicas favorables. En México las defunciones por tisis representan próximamen- te el 11 por 100 de las defunciones generales” (Le Roy de Mi- récourt) (!) ) : - Según El Dr. J. —, Lobato. (Observador Médico, 1874 p. 106), “en un total de 594 de- funciones encontramos 37 casos de tisis, lo que representa un 6 por 100.” El Dr. Bellina. Transeribe la noticia pormenorizada de un individuo que sucumbió á la tisis y presentaba tubérculos en el bazo, así como el enfermo de que ya se habló al referir una opinión del “Antonio Alzate.” 241 NAAAAALDLADADAADIDIIIIIDDIDIDDIIIIDIDIIIIILOLIISDINILIIIDIDADIAII NIN INIA, Dr. Mejía sobre lo raro en México de la tuberculización de ese Órgano. El mismo Dr. Bellina dice que en 3 años de permanencia en México ha podido observar 28 casos de tisis que describe con algún detalle. El 1% en un indio nacido en Oaxaca, resi- dente en México cuatro años antes; hijo de padres sanos; fué atacado repentinamente por la tisis ¿ntestinal aguda. Este ca- so es interesante por tratarse de un individuo de la raza indí- gena. El segundo caso se refiere á “un español que vive en Mé- xico desde hace 30 años. Su padre murió joven, de tisis” Ni él, ni su esposa é hijos parecían tuberculosos: no se heredó la en- fermedad y sabido es que la tisis heredada, se clasifica entre las más incurables. (?) Tercer caso.— mestiza; ha curado de la tisis. Su hijo goza de buena salud. Cuarto caso.— Un francés que lleva 8 años de residencia. Murió á causa de la tuberculización intestinal. 57 caso.—mestiza, nacida en México; murió por la misma causa. ! 6? caso.—la hermana de la precedente, por un cambio de vida y gracias á condiciones higiénicas favorables ha mejora- do de su afección tuberculosa. 7” caso.—mestiza, nacida y radicada en México: ha mejo- rado bajo la influencia de un régimen y medicación tónicos. (La hermana de la precedente también ha mejorado.) 8 czso.—mestizo nacido y radicado en México; todo el día recibe un aire viciado y lleno de polvo. El tratamiento no ha producido mejoría alguna. Sirvan de ejemplo estos ocho casos. El Dr. Bellina resume los 28 casos que ha observado, de la manera siguiente: Memorias. [1900-1901].—T. XV.—81. 949 Memorias de la Sociedad Científica EXtranjeroy tisiCOs CUL DOI PA AL Ve AN 9 Mexicanos que han nacido ó vivido en los AO inferiores. 6 Nacidos y residentes en MéxiCO ..00ococcoconooncooao. 13 A A os 28 (Franceses. .biscu.ntes js sapo pd Alemanes notas laca loe e le 2 Españoles suso rdo sa la 1 SulzoS....- Lares L A e ada ocacion cop MestiZ0S eco rada cel ale E 16 Criollos españoles.(?) --....... 2 ( Tobalitisurna- a lbis 28 ( "Tísis hereditarias. que 6 5 ¡ Adquiridas en otra e meando 4 Diátesis eserofulosa.. ao 1 Neumonía. di cola > DE 1 Causas profesionales. ........ 18 o Histerismo de doncellas...... 2 egún las causas .. ...< Según la profesión ..... Malas condiciones higiénicas: alimentación insuficiente, hu- medad y aglomeración de gen- te en las habitaciones ...... 2 Patinación en una sala nene de Ú polvo y humo... c0oc.cVitos 1 PNG ES ONO E MIA lo E Cerveceros. . Lao O Panadero cio o AA 1 1 1 Pasamáneros 1.4017 2010.00.00 2 Trabajadores en filigrana..../ 2 aprendes > «tags abr 100008 1 Empleados de cajón de 88] 2 Empleados en el comercio . 1 Fabricantes de sombreros . 4 | Cortador de camisas -.......-.. 1 Oficial del ejército .. .. .... 32 1 Fabricante de colchones...... 1 “¿Antonio Alzate.” 243 La tísis hereditaria fué dos veces la causa única y tres vye- ees coincidió eon una causa profesional; la tísis adquirida en un nivel inferior fué una yez la causa única y tres veces coin- cidió con las profesiones de arriero, panadero y oficial del ejér- cito. Entre los 13 tísicos nacidos y residentes en México, en- contramos 12 mestizos y un eriollo, y á esta cireunstancia pre- disponente se añade en los mestizos: 7 yeces profesión que hace respirar polvo; 1, patinación en un ambiente polvoso; 1, diátesis eserofulosa; 2, miseria y humedad; 2, histerismo de doncellas viejas, y en la criolla trabajo de cuatro años en fili- grana y la cireunstancia de que ella asistió por varios años á la madre atacada de cáncer de la matriz. ' Pues bien, en México no vemos enfermos de tisis mas que los extranjeros; los mexicanos que han nacido ó vivido en niveles inferiores y entre los indígenas mestizos, entre los cuales, á la diátesis de cruzamiento de razas (? ) se añade otra causa concomitante. Fuera de estas circunstancias absolutamente particulares, la inmunidad para la tisis es completa. Esta enfermedad es nula en las clases acomodadas, y los hijos de los tísicos jamás llegan á estar tuberculosos si viven en buenas condiciones hi- giénicas. Hemos tenido ocasión de ver en muchos jóvenes venidos de Europa, que á pesar de tener una diátesis hereditaria y ha- ber perdido muchos miembros de su familia por la tisis, viven en México, en buena salud, sin haber sido jamás atacados por esta enfermedad. Considerando este hecho, y sobre todo la au- sencia completa de tísis entre los nativos (?) podemos decir que el clima de México tiene el poder de destruir las predis- posiciones á esa enfermedad. Su influencia en la marcha de la tísis no es menos fawo- rable. Hemos observado frecuentemente que, si se puede ale- jar la causa profesional, si se puede poner á los enfermos en 944 Memorias de la Sociedad Científica buenas condiciones higiénicas y someterles á un régimen for- tificante, los tísicos dejan de enflaquecerse; se ve unido á una detención del trabajo tuberculoso frecuentemente un aumen- to notable del peso del cuerpo, y la tuberculosis se cura muy á menudo. No es raro ver una diminución de matitez subelavicular y aun la desaparición de las cavernas aisladas. Aun en los en- fermos que no pueden ó no quieren atenderse, el proceso tu- berculoso se detiene á veces, y los enfermos entran en un es- tado estacionario. Los extranjeros tísicos que se encuentran en una posición acomodada y siguen las buenas medidas hi- giénicas gozan de un estado de salud satisfactorio, se ocupan perfectamente de sus negocios y llegan á veces á una edad muy avanzada, muy rara en otros países. La tuberculización se desarrolla sobre todo en los intesti- nos, ocupando de preferencia el mesenterio, y á veces á pesar de queio hay tubérculos en los pulmones. .... Nosotros he- mos visto en todos los enfermos sin distinción de raza, una tendencia á la tuberculización, sobre todo intestinal, y nos es- plicamos este hecho, de nn lado por la acción benéfica de la al- tura sobre la tísis pulmonar y de otro por la influencia perma- nente y nociva de las emanaciones pútridas de la ciudad sobre el aparato digestivo. (?) La marcha de la tuberculosis es ordinariamente muy len- ta, y la muerte no tiene lugar sino cuando la destrucción tu- berculosa ha llegado á un grado muy considerable, y algunas veces aun increíble, como hemos visto en el caso interesante del Dr. Monsivais. En las nueve defunciones que hemos ob- servado, la muerte fué ocasionada por la tisis intestinal agu- da y una vez por una hemorragia bronquial. Estudiando la repartición de las defunciones por tisis en México, según las estaciones, se ve que el máximum de mor- talidad cae en el verano y en el otoño, y que en la primavera y en el invierno disminuye notablemente. Esto probará que “Antonio Alzate.” 245 la tísis se agrava más bien por las transiciones termométricas y la humedad y el calor excesivos que por una baja tempera- tura. En Davos el máximum de defunciones tiene lugar en Mar zo y á principios de Abril, en el período de humedad excesi- va por el deshielo. Lo mismo en París, el máximum se pro- duce generalmente en Marzo, Abril y Mayo, y los meses de invierno son siempre menos mortíferos. En Escocia el máxi- mum de defunciones tiene lugar en el mes de Marzo, en Vie- na en Mayo, en Roma cae en Julio. En resumen: el estudio de la tísis en el Anáhuac, nos au- toriza á deducir las siguientes conclusiones: 1* La inmunidad del clima de México para la tisis, es absoluta en las clases acomodadas. 2* Los hijos provenientes de padres tuberculosos, no se hacen tísicos si permanecen en el Anáhuac, son bien alimentados y viven en buenas condiciones higiénicas. Las predisposiciones provenidas de otras localidades, se extin- guen completamente en este clima. 3* Los enfermos de tisis en México son extranjeros que han con- traído la enfermedad en otra parte, ó indígenas mestizos, en los cua- les la diátesis del cruzamiento de razas coincide con una causa pro- fesional y malas condiciones higiénicas. 4* La tisis puede sanar en el Anáhuac aun en el grado de re- blandecimiento, ó presenta con un estado de mejoría satisfactorio, casos de longevidad notables. Si la enfermedad está muy desarrolla- da, su marcha es siempre más lenta que en los niveles inferiores" El Dr. Bellina estudia algunas de las ventajas del Valle de México como estación sanitaria para los tísicos. Insiste en que solo aquí encuentran los enfermos las ventajas de una ciudad grande y hermosa y no lugares aislados y tristes como en otros países de Europa. Dice que solo es de temer el mal estado de la higiene de la ciudad. (1) y la muerte es ocasionada en la mayoría de los casos.” (Algo falta en el original, tal vez es originada por la tisis intestinal aguda.) 246 Memorias de la Sociedad Científica III Hasta aquí concluye la tisis del Dr. Bellina; veamos aho- ra que objeciones se hicieron á sus ideas. La Academia nombró á los Dres, José M. Reyes, G. Ba- rreda, y L. Hidalgo Carpio, para que juzgaran aquel trabajo. En su dictamen!” hacen merecidos elogios del autor y ma- nifiestan alguna extrañeza respecto á que en un tiempo tan corto hubiera reunido tal suma de hechos “pues ciertamente á pocos médicos se les presentan en tres años veintiocho. tu- berculosos, en México.” Pero explican el hecho suponiendo que el Dr. Bellina buscó especialmente á los tuberculosos. In- sisten en que los casos citados son poco numerosos, dudoso á veces el diagnóstico y no comprobado nunca por la autopsia. (Refieren que el Dr. Bellina se ha fijado en el experimen- to de Frankland y Tyndall, relativo á la combustión en las al- turas y ha deducido que la combustión intra-orgánica dismi- nuye en las alturas como la combustión de una bujía. La res- petable comisión dictaminadora no conocía seguramente el es- erito de Tyndall: en él hubiera visto que las bujías encendidas en la cumbre del Monte Blanco ardieron lo mismo que en Cha- mounix, produciendo menos luz porque la combustión era más activa.) La comisión supone que si la inmunidad para la tisis fue- ra debida á la presión, existiría siempre á la misma altura se- gún los países y la línea limítrofe de las nieves perpetuas. Que si la anoxihemia es la causa de la inmunidad no debería presentarse ésta á 600 metros sobre el nivel del mar. Que sien- do la raza indígena refractaria á la tuberculosis, como quiere el Dr. Bellina, la mezcla de ella con la blanca debía disminuir en el producto, y no aumentar la tendencia de éste á dicha en- fermedad. “El aserto del autor respecto á que solo los extran- jeros ó los que han vivido en niveles inferiores son atacados (1) Gaceta Médica. Vol. XIII, p. 83. “Antonio Alzate.” 247 mo. de tubérculos, está contradicho por todos los que hemos ejer- cido la medicina.” Dicen además los miembros de "esta comisión, que su ex- periencia personal les ha demostrado, que en México los hijos de tuberculosos heredan esta enfermedad. ““Si es verdad que los tuberzulosos mejoran en México, no podemos adoptar de una manera absoluta la idea de que los hijos de padres tuberculosos se vean libres para siempre de la tuberculosis, aun cuando vivan en buenas condiciones higié- nicas.” “No encontramos en la Memoria una sola prueba de que la tuberculosis intestinal sea dominante en México,” porque el aserto de Don Miguel Jiménez, sobre ser expresado con du- da y solo como un problema por resolver, además de citar tres casos, nada prueba mientras no se repitan los hechos y se juzguen por deducciones estadísticas.” La primera de las conclusiones del Dr. Bellina pareció á, la Comisión demasiado absoluta: “y si bien en la Memoria aparece probado el beneficio del clima, no lo está la completa inmunidad.” 0 La 2* conclusión parece á los críticos notoriamente infun- dada. La tercera no probada suficientemente. “La 4* proposición nos parece completamente exacta, me- nos en lo relativo á la muerte por tubérculos intestinales.” Esa proposición, que ya consta en otra parte, dice así: “La tisis puede sanar en el Anáhuac aun en el grado de reblandecimiento, ó presenta con un estado de mejoría satis- factorio, casos de longevidad notables. Si la enfermedad está muy desarrollada, su marcha siempre es más lenta que en los niveles inferiores.” | También dice la Comisión en la penúltima página de su informe: : “En la mente de todos los médicos mexicanos estaba la (1) En Bogotá sí es dominante, según el Dr. Restrepo. 248 Memorias de la Sociedad Científica creencia vaga de que el clima del Anáhuac es favorable para preservar de la tuberculosis; á todos nos constaba el poco nú- mero de tuberculosos que asistíamos en nuestra clientela ó en los hospitales.” j El Dr. Demetrio Mejía hizo severas observaciones al tra- bajo de Bellina.” Haca notar desde luego que los países pantanosos de Mé- xico no son favorables en el mismo sentido que los de altitud, como algunos pretenden; que las regiones calientes son funes- tas para los enfermos. “Los que hemos vivido algún tiempo en Veracruz; los que hemos ejercido allá, aunque sea algunos meses, sabemos cuál es la marcha de la tuberculosis: una he- moptisis formidable ó una neumonía que de aguda pasa á eró- nica, abren la escena, y después la tuberculización continúa de un modo agudo hasta la muerte; dos ó tres meses bastan de ordi- nario en la generalidad de los casos.“ El primer consejo que se da allí al enfermo diagnosticado de tuberculosis es que aban- done el puerto cuanto antes. Y no se crea que es la tierra ba- ja y cálida la que ocasiona esto; la población de Alvarado, si- tuada al nivel del mar y tan caliente como Veracruz, es una buena estación para los tísicos.”(?) Algunas líneas antes ha dicho el Dr. Mejía: “¿Durante muchos años se tuvo la idea en México de en- viar á los tuberculosos á Veracruz: se creía que el elima cáli- do influiría favorablemente en la curación, ¡deplorable error al que debieron la muerte muchas personas obedientes á la in- dicación de su médico!” “La causa más común de muerte entre los que visitan á Veracruz es la fiebre amarilla (?) Entre los nativos la tuber- culización pulmonar con abundantes hemoptisis, hecho que yo ví y que lo comprueba la larga práctica de nuestros ilustrados (1) “Gaceta Médica de México.” Vol. XII, p. 89. (2) El Dr. Miguel Zúñiga nos dice haber observado que en Veracuz aumenta repen- tinamente la mortalidad, para los tuberenlosos, á consecuencia de los Nortes (por el frío?) “Antonio Alzate.” 249 compañeros Dres. Pombo y Garmendia. Sé también que en Acapuleo (costa del Pacífico) acontece lo mismo.” Continúa nuestro autor refiriendo algunos casos de tuber- culosis muy bien observados y manifiesta categóricamente que en México, como en otras partes, la tuberculosis tiene un pe-' ríodo en que despierta reacción febril qn marcada, lo que: niega Bellina. Acepta en seguida la tarea de decidir si los hijos proveni- _ dos de padres tuberculosos no se hacen tísicos jamás si per-' manecen en el Anáhuac. “La observación diaria nos demuestra lo contrario. Aquí, como en otras partes, los hijos que provienen de padres tu- berculosos, no nacen tísicos, es verdad, pero sí, algunos mal constituidos y con tendencia á la escrófula ó la tuberculosis. Su permanencia en el Anáhuac no los libra de un modo abso- luto de la herencia de la enfermedad.” El Dr. Mejía cita varias observaciones en apoyo de su opinión y agrega que la transmisión hereditaria de la tisis es quizá menos frecuente en la República, se entiende que en la Mesa. También combate el aserto del Dr. Bellina relativo á que la muerte es ocasionada comunmente por la tuberculosis in- testinal, y con ese objeto presenta un cuadro de 36 autopsias entre las cuales 9 de tuberculosos, ninguno con los neoplas- mas característicos en el intestino. Entre las conclusiones de su trabajo citaremos las 3 últimas. “El clima del Valle de México es efectivamente favora- ble para que la marcha de la tuberculización sea lenta. Pero hay otros climas casi iguales (?) como el de Alvarado al nivel del mar, ó muy superiores, como el de la ciudad de Oaxaca, donde los hechos de esta especie son verdaderamente raros.” “La forma más común de tisis pulmonar en México (mesa central) es la tuberculosa, y su proporción de 9 por 56 6 25 por Memorias.—[1900-1901].— T. XV.-—32. 250 Memorias de la Sociedad Científica DAA 100 (?) entre la clase pobre que se asiste en los hospitales, ha- Liendo entre este número muchos indígenas PUROS.” (¿?¡1).0 “De estos 25 perecen tres cuartas partes. En la clase aco- modada de seguro no es tan frecuente la enfermedad y en igual número las defunciones por ella son muchísimo menos comu- 118s.” El Dr. Vértiz cree indispensable el estudio de todos los «lo- cumentos relativos al clima, fisiología, demografía, etc. Cree también que las estadísticas de Reyes, Lobato y Jiménez son nmuy imperfectas; que de las 28 observaciones de Bellina solo 19, que no son muy dudosas en cuanto al diagnóstico, están muy poco detalladas; que las conclusiones son prematuras, ab- solutas, y en su mayoría falsas. ..... “la conciencia de todos nosotros las refuta como contrarias á nuestra escasa ó exten- sa práctica. % ió La discusión entre los Dres. Hidalgo Carpio, Barreda, y oífros miembros de la Academia, continuó vigorosamente, pe- 10 no enunciaron en ella hechos que puedan interesarnos para nuestro objeto. El Dr. Manuel Soriano presentó una estadís- tica de la mortalidad por tuberculosis en el Hospital Militar, (ue en otra parte consta; el Dr. Bellina atendiendo á las crí- ticas de sus compañeros, modificó la conclusión relativa á la horencia de la tisis diciendo que, “en general,” no se presenta en México, y dió detalles cireunstanciados acerca de las ob- servaciones clínicas citadas en su Memoria. : El Dr. José María Reyes no duda de la importancia de los datos de estadística comparada á que se refiere Bellina; pue- do citar hechos contrarios á la opinión del Dr. Mejía sobre el clima de Oaxaca y Alvarado supuesto desfavorable para el dosarrollo de la tuberculosis. “Actualmente asisto 4 una se- ñorita de Oaxaca enferma de tuberculosis; otra enferma que vió el Sr. Liceága era de Orizaba, se le recomendó el clima de (1) Es difícil determinar si un indio es de raza pura. (2) FIbid. p. 109, ! “¿ Antonio Alzate.” 251 Alvarado como benéfico á su salud; pero no fué así, porque una vez en dicho lugar, empeoró su situación y sucumbió á los seis meses.” Cree el Dr. Reyes que el beneficio del clima do Oaxaca, sería debido á la altura de esta ciudad, que se halla á 1550 metros. El Dr. Mejía volvió á tomar la palabra para insistir en los mismos hechos, agregando que entre 15 nuevas autopsias ha encontrado cinco tuberculosos; que un solo caso no prueba la influencia nefasta para los tísicos, del clima de Alvarado, aña- de justamente: “En el hospital y en la ciudad (de Oaxaca) según la relación de los médicos que allí han ejercido, la en- fermedad es relativamente escasa, y cuando se presenta tieno por lo general una benignidad notable. Esto hizo exclamar al Dr. Hainemann, médico que vino con la expedición francosa. “Si en Europa se tuviera idea de la benignidad de este clima para la tuberculosis, habría una verdadera emigración.” Según el Dr. D. Manuel Toussaint. “> Dejando para más tarde la cuestión numérica de la fre- “cuencia y localizaciones, ahora sólo veremos las formas ana- tómicas que se presentan en los tuberculosos y enyos ejempla - res existen en el Museo Anatomo-Patológico del Hospital do San Andrés, de México, en condiciones de poder ser somoti- dos á mejor estudio. Desde luego, en lo que se refiere al proceso tuberculoso en general, excusado es decir, que se compone de los mismos fac - tores, y que en el tubérculo entran los mismos elementos ya tan bien estudiados y descritos en Europa. Mas si en los com- ponentes no hay diferencia, en la manera como se asocian y ha- cen su evolución, hay algo que merece tal vez fijar nuestra atención. Obsérvanse con cierta frecuencia nódulos amarillos y gru- (1) Revista quincenal de anatomía patológica y clínicas médica y quirúrgica, Vol. Í, núm. 2, p. 7. j 1252 Memorias de la Sociedad Científica pos de granulacioues rodeadas por tejidos duros y de aparien- cla fibrosa. Otras veces se ven porciones pequeñas caseifica- das, con una envoltura fibrosa que les da un aspecto semejante á un quiste especial. En otras ocasiones, y no raras, se en- cuentran masas caseosas de tamaño variable, en cuyo contorno es imposible descubrir nódulo alguno y que fácilmente podían ser tomadas por lesiones sifilíticas, si el examen microscópico no revelara su naturaleza. Por último, no es una rareza en- contrarse porciones calcáreas contenidas en una masa fibrosa. * E * EL 'PULMÓN.—Infinita es la variedad de aspectos con que se presenta la tuberculosis pulmonar; pero no vamos á te- ner en cuenta todos los matices, sino á fijarnos en algunos ti- pos, prescindiendo de estados intermedios y de modalidades insignificantes. Estos tipos pudieran clasificarse en tres: el ti- po vulgar, el tipo de grandes cavernas y el tipo de tuberculo- sis fibrosa, En el grupo de tuberculosis vulgares comprendemos las que, según las descripciones, se observan en Europa con más frecuencia, desde la forma miliar hasta la ulcerosa y caseosa. La tuberculosis ulcerosa del pulmón, que comienza por la formación de granulaciones grises en el vértice, granulaciones que pasan á ser amarillas y que caseificándose se funden en su centro para ulcerarse después, es una de las lesiones pul- monares que más á menudo tenemos ocasión de encontrar. En todos sus estados es fácil encontrarla, desde las granula- ciones solas hasta las pequeñas cavidades confluentes y las formaciones cavitarias de cierta capacidad. La lámina 108 que corresponde á uno de los ejemplares de nuestra colección, pue- de servir también como ejemplar de este tipo. Se ven en el pulmón fotografiado los diversos estados de desarrollo del pr, ; ““ Antonio Alzate, ” 253 ceso. Las granulaciones diseminadas ocupan la parte baja; más arriba se ven confluentes y en vía de ulceración, y por úl- timo, el vértice está ocupado por una caverna. Con bastante claridad se percibe cómo las diversas granulaciones se desta- can sobre un fondo más ó menos rojo, que corresponde al pa- rénquima congestionado y edematizado en grado variable. Examinando con lente en la pieza original la superficie de sección, se puede notar cómo en muchas de las granulaciones amarillas, hay, además de la parte periférica gris, otra zona de este mismo color, constituida por un tejido denso y que se pierde insensiblemente hacia la periferia de cada granulación. En la pared de la caverna y porciones inmediatas existe algo semejante. Con frecuencia se encuentran pequeños huecos cireunscritos por una pared gruesa, de apariencia fibrosa, y ocu- pados por una substancia semejante á la parte amarilla de las granulaciones. Histológicamente, este pulmón tiene también todos los ca- racteres que son vulgares.en Europa, en materia de infección tuberculosa del órgano. La descripción respectiva en cualquier tratado de Patología, podía convenirle perfectamente, y es por demás repetirla. Sólo hay que tener en cuenta ciertas par- ticularidades. Las granulaciones grises no se encuentran en abundancia; son mucho mayores en número, por lo común, las amarillas, La estructura de ellas es la que corresponde al clásico folículo tu- berculoso, siendo perfectamente perceptible que la bronquitis y la peribronquitis caseosas, parecen predominar con respec- to á las formaciones tuberculosas primitivas de las vesículas pulmonares. Aun en las granulaciones amarillas más peque- ñas y de formación más reciente, se nota con cierta facilidad hacia la periferia, una zona en la que hay algo abundantes, fibroblastos y hacecillos conjuntivos dispuestos concéntricar mente con respecto al folículo. En las granulaciones brónqui- cas y ulceradas, la misma zona existe y gun más marcada, de e 254 Memorias de la Sociedad Científica manera que no es raro ver aquellas constituídas por una peri- bronquitis fibrosa cireunscribiendo un foco de caselficación y fusión endobrónquicas. e Esta formación conjuntiva, que ld es la ini- ciación del tubérculo fibroso, imprime cierto carácter á las gra- nulaciones tuberculosas. No quiere decir esto que en México, el elemento anatómico de la tuberculosis sea el tubérculo fi- broso, sino sencillamente que hasta en el tipo vulgar del pro- ceso se ve cierta tendencia á la formación fibrosa. En las pérdidas de substancia debidas á la fusión de va- rios grupos de granulaciones, se observa el mismo fenómeno, y es mucho más marcado en las cavernas de cierta considera- ción, como en la que se ve en la lám. 108 b. Aun á la simple vista se distingue una pared gruesa y uniforme. Una porción de esta pared examinada en el microscopio, se encuentra for- mada por ancha capa de tejido fasciculado, con abundante in- filtración celular. | La ulceración por una parte, y la formación fibrosa por otra, son los principales factores á los que son debidos el as- pecto y carácter anatómico de la tuberculización pulmonar. Lo notable en nuestras piezas y preparaciones es, que pare- cen demostrar que el proceso ulcerativo es las más veces su- Jicientemente lento para dar tiempo á la organización conjuntiva pe- riférica; y no menos interesante es, que esa organización no garantiza de un modo absoluto la curación del proceso, pues las mismas zonas perifoliculares y los anillos de peribronqui- tis fibrosa se ven á veces atacados en masa por la necrosis de coagulación. De esta última manera debe ser como se la esas vastas destrucciones que se encuentran en los pulmones que referimos al segundo tipo, el de las grandes cavernas. Suce- de en unos casos, que la ulceración hace progresos más rápi- dos que la formación conjuntiva y entonces se tiene el ejem ; 1) Véase la obra “La vie sur les hauts plateaux. ad “¿Antonio Alzate.” 255 plo de lo que en rigor pudiera llamarse el caso extremo del tipo vulgar. lia cavidades, una ó varias, y de tamaño variable, tie- nen su superficie más ó menos anfractuosa, y en su interior sólo se encuentra líquido purulento euyo aspecto es igualmen- te variable. Otras veces, parece que ciertos tejidos adquieren con la formación conjuntiva, resistencia especial á la ulcera- ción, y se ven grandes cavidades cruzadas en todos sentidos por cordones ramificados, que corresponden á los vasos san- guíneos y á las ramas brónquicas. Este aspecto es perfecta- mente conocido en Europa y está descrito en los libros. Lo que ha llamado nuestra atención ha sido encontrar ejemplares, en los que la destrucción es tan vasta, que el órgano entero pa- rece disecado, no quedando constituído más que por una es- pecie de delgada concha en la que se insertan los cordones antes dichos. En otras ocasiones, por último, la caverna es enorme, ocupando un lóbulo entero ó más, y su aspecto ente- ramente especial. Rodeada la cavidad por una pared fibrosa delgada, tiene su superficie perfectamente lisa y con el aspec- to de la llamada membrana piogénica de los abscesos. Con frecuencia en estos últimos casos no se encuentra ya en el res- to del órgano gran infiltración de granulaciones, sino que las hay cicatrizadas, ó hay el llamado tubérculo enquistado, ó una esclerosis más ó menos difusa del parénquima. La lámina LII representa un ejemplar de este tipo, mereciendo llamarla aten- ción por el gran desarrollo de la formación fibrosa. Lo que hemos llamado el tipo fibroso de la tuberculosis. pulmonar, ofrece variedades, de las cuales hemos visto ya al- gunas asociadas á los otros tipos, siendo á veces difícil deci- dir, en estas asociaciones, á cuál tipo pertenece el caso, sobre todo cuando al lado de una vieja caverna hay una esclerosis más ó menos generalizada. Estas variedades no son especia-' leg á nosotros, sino que son alteraciones perfectamente cono- cidas en Europa; sólo que vista la frecuencia con que las ob- servamos, bien merecen formar un tipo. 256 - Memorias de la Sociédad Científica A este tipo referimos, en primer lugar, los casos en que la producción conjuntiva perinodular es excesiva y se extiende más allá de las granulaciones tuberculosas en el parénquima' pulmonar. En dichos casos, la esclerosis es más ó menos cir- cunscrita, y siempre en relación cón los nódulos. A esta for- ma, como es sabido, se le ha llamado cirrosis nudosa tubercu- losa, y tiene de particular que ataca gran parte del de red ó el organo entero. Al lado de la cirrosis nudosa hay que colocar la esclerosis difusa, que en grado intenso y como neumonía crónica se pre- senta, sea acompañando á focos tubérculosos cireunseritos, sea á escasas granulaciones. En ella la producción se verifica a expensas de las celdillas fijas de los tabiques, así como del epi-' telio. Las partes atacadas tienen un color apizarrado debido á la transformación de la materia colorante de la sangre. La extensión del proceso es á veces muy notable. El llamado tubérculo enquistado, que incluimos en el mis- mo tipo, se encuentra con grandísima frecuencia. Ya se pre- senta en forma de masa puriforme algo fluida y perfectamente cireunserita por una bolsa esférica cerrada; ya ofrece el aspee- to de un cuerpo esférico formado por zonas concéntricas de' color amarillo gris, algo duro y envuelto también en saco fi- broso, ó ya, por último, el cuerpo enquistado tiene porciones de consistencia y aspecto calcáreos. lia membrana fibrosa que envuelve á la parte degenerada, es las más veces de bastante espesor, El tubérculo cretáceo, que á veces no es más que una variedad del enquistado, tiene en muchas ocasiones la parti- cularidad de que al rededor de la masa calcárea, resto del tu- béréulo, hay una esclerosis muy extensa ocupando gran parte de un lóbulo pulmonar. El tejido en esa parte es sumamente denso y resistente. Un detalle muy curioso y de importancia para la cuestión general del proceso tuberculoso, es, que al lado de una porción cretácea hemos visto granulaciones gri- ses recientes en el tejido escleroso. OLTAYTA : ““ Antonio Alzate.” 257 Por último, en el mismo grupo inceluímos las cicatrices que con frecuencia se tiene oportunidad de encontrar en el vérti- ce de los pulmones de individuos muertos á causa de padeci- mientos ajenos á la tubercúlosis. En muchos de esos casos, junto á las cicatrices se encuentran granulaciones en el mis- mo órgano ó en otra víscera, en otras no hay lesión ninguna tuberculosa, y sólo la situación (vértice), el aspecto de la ci- catriz, así como la falta de otros procesos (sífilis), hacen esti- marlos como tuberculosis curadas. En las formas que hemos bosquejado no hay ciertamente . nada, lo repetimos, que pudiera hacer pensar que nuestra tu- berculosis difiere en lo fundamental del proceso de la tubercu- losis de otras partes del mundo. Según el Dr. Ismael Prieto.'” De Febrero á Julio del año próximo pasado se hicieron en el Hospital de San Andrés 165 autopsias, de las que forman parte 66 de tuberculosis. A éstas y á las observaciones clíni- cas correspondientes, se contrae el presente estudio. Nuestras observaciones se descomponen así: Casos de tuberculosis limitada exclusivamente á los pul- Casos de tuberculosis en varios órganos; pero estando más avanzada en los pulmones... ..ocooocccmmciniococ... 20 Casos de tuberculosis en varios órganos; pero teniendo en los pulmones la misma edad ó siendo más reciente 4 SA A AI A uñas nde Casos de tuberculosis en otros órganos, sin existir en los O II ar 08 Tan sólo en 20 se encontraron aisladas las lesiones de ori- gen tuberculoso; en todas las demás autopsias se las encontró aso- (1) Revista quincenal de anatomía patológica y clínicas médica y quirúrgicas, Vol. I, núm. 2. p. 15. Memorias. (1900-1901].—T. XV,--83. 258 Memorias de la Sociedad Científica ciadas'con otras alteraciones, capaces por sí solas de producir la muerte del enfermo. Enel mayor número de casos las lesiones tuberculosas de los pulmones, han presentado los caracteres cuya agrupación constituye lo que el Dr. Toussaint llama tipo vulgar; pero en- contrándose siempre en exceso los elementos fibrosos, de tal modo, que la forma clásica descrita en los tratados de patolo- gía es poco común, y puede decirse que las formas más fre- cuentes son las de transición entre el tipo vulgar y el fibroso, descritos por dicho Dr. Toussaint. En cuatro autopsias hemos encontrado, en los pulmones, signos de una tuberculosis anterior radicalmente curada: en tres, fueron nódulos cretáceos, y en el cuarto, cicatrices fibro- sas. En todos estos casos la muerte sobrevino á consecuencia de enfermedades extrañas á las que ahora estudiamos. Las complicaciones más frecuentes han sido las degene- raciones hepáticas, y en primer lugar, la cirrosis. Las flegma- sías del aparato respiratorio, pleuroneumonías y pleuresías fibrinosas, las hemos encontrado diez veces. Respecto de es- te punto, conviene indicar que es muy común encontrar, acom- pañando á las lesiones tubereulosas, una lesión crónica del hí- gado, del corazón ó de los riñones. y otra lesión aguda que vino á precipitar el fin del padecimiento. Relativamente á'la marcha de la enfermedad, encontramos que en los 19 casos de tuberculosis exclusivamente pulmonar, la duración nunca ha bajado de 4 meses y hay observaciones de 2, 3 y 4 años. En los casos en que el bacilo ha invadido va- rios órganos, ya se encuentran ejemplos de'una duración me- nor; pero solamente encontramos tres de tisis sobreaguda, si bien complicada con otras lesiones. Así: en dos había granu- laciones en las vísceras torácicas y abdominales, con úlcera redonda del estómago en el uno, y con neumonía del pulmón derecho en el otro; en el tercero había cavernas en el pul- món derecho, tubérculos easeosos en el izquierdo y en los gan- “¿Antonio Alzate.” 259 me gqQ-_—— > __—____________ e glios mesentéricos, ulceraciones tuberculosas en los intestinos, lepto-meningitis crónica y degeneración grasosa del hígado. La duración en estos tres casos fué de 20 días á 1 mes. Los síntomas de invasión de la tuberculosis son tan equí- yocos y la falta de cultura de la mayoría de nuestros enfer- mos de hospital es tan grande, que es muy difícil, por no decir imposible, tomar el conmemorativo de manera que se puedan determinar con aproximación suficiente los comienzqs de la enfermedad. Casi todos los enfermos los refieren á la época en que apareció la fiebre héctica, época indudablemente muy posterior á la invasión. Las hemoptisis iniciables son aquí nulas ó insignificantes. Em nuestras observaciones encontramos con- signados solamente cuatro casos de hemoptisis: dos iniciales y otros dos cuando ya existía la fiebre héctica. Todas estas circunstancias, más la complexidad que ya señalamos de las lesiones anatómicas encontradas en nuestras necropsias, nos hacen admitir que en México la marcha de la tuberculosis es muy lenta y su duración bastante larga, más que lo que indican nues- tras observaciones, las cuales, tomadas en globo, nos dan las siguientes cifras respecto de la tuberculosis pulmonar: Duración de 20 días á un MeS....0.....oooo.... 9 CASOS. 4 de 1 mes á cuatro meses........... 24 OMS » de 4 meses á UN AÑO... coc ci o y, $ de uno á varios añoS.........-. urtuda 245 Del período á que habían llegado las lesiones cuando su- cumbieron los pacientes, encontramos diez casos de infiltra- ción gris, pero solamente en tres estaba limitada al vértice; en los siete restantes se la encontró diseminada en los pulmones y en otros Órganos, ofreciendo cierta analogía con la granulia de Empis; con la notable diferencia de una gran benignidad en los síntomas y de una duración más larga, habiendo sido la cau- sa de la muerte de una enfermedad intercurrente. De nódulos caseosos y de pequeñas cavernas encontramos trece observaciones, en la mayor parte de las cuales está se- 260 Memorias de la Sociedad Científica ñalada la abundancia de tejido fibroso, que en algunas se des- cribe como formando una especie de quiste al rededor de las masas Caseosas. Todas las demás observaciones se refieren al período ul- ceroso de la enfermedad. Si admitimos, como es de observación en otros países, que la quinta parte de los enfermos de hospital son tuberculosos, las cifgas en cuestión son muy bajas, aun suponiendo que en nuestros hospitales, no la quinta parte, sino la duodécima de los enfermos, sean tuberculosos. Por todas las razones indicadas, creemos que en nuestras clases menesterosas la tuberculosis pulmonar reviste actual- mente una frecuencia muy superior á la que se le reconoce por la generalidad de nuestros médicos, aunque siempre inferior á la que tiene en muchas ciudades de Europa y de los Estados Unidos. Los caracteres de la enfermedad también ofrecen algunas particularidades dignas de notarse. Son numerosas las infracciones que sufre la ley de Louis, ya porque las lesiones son más avanzadas en la base que en el vértice, ya porque lo son más en el pulmón derecho que en el izquierdo, ya por último, porque se les ha encontrado en las pleuras, el peritoneo y las vísceras abdominales sin que exis- tan en los pulmones, ó presentando, en éstos, caracteres que obligan á considerarlas como de aparición más reciente. La marcha del padecimiento, como ya dijimos, ha sido en lo general crónica y su duración de más de un año. Los casos de tisis sobreaguda son excepcionales, porlo menos en el hos- pital. La granulia misma, aun generalizada, en los pocos ca- sos en que la hemos observado, ha producido la muerte en dos y hasta en diez y ocho meses. Esta benignidad relativa que entre nosotros reviste la en- fermedad, pudiera en parte explicarse por la disposición ana- tómica que ha encontrado el Dr. Toussaint. Hasta en el tipo ¿“Antonio Alzate.” 261 rindo que llama vulgar, se encuentran en exceso los elementos fibro- sos, los que envolviendo las masas caseosas y revistiendo las cavernas, hacen lenta y difícil la invasión de los tejidos cir- cunvecinos, siendo de advertir, que en el mayor número de los casos crónicos es en los que se encuentra el tejido fibroso más abundante y circunseribiendo mejor las lesiones tuberculosas. La explicación principal, en nuestro concepto, es una ate- nuación de la virulencia...... Aplicando á la práctica los datos que acabamos de expo- ner, vemos que entre nosotros el diagnóstico de la tuberculo- sis pulmonar presenta mayores dificultades que en otras par- tes, porque la lentitud de la marcha da lugar á que durante mucho tiempo el proceso anatómico se desarrolle sin trastor- nos funcionales bien marcados, pero con caracteres equívocos y que hacen tomar la tuberculosis por otro padecimiento, La frecuencia con que las alteraciones comienzan por la base ó por el pulmón derecho, aumenta la confusión y extravía el jui- cio del médico que, preocupado con la idea de que en México “no es común la tuberculosis, vacila en diagnosticarla en aque- llos casos en que sus manifestaciones son bien claras y termi- nantes y que, imbuído en las doctrinas de los médicos france- ses, busca la hemoptisis inicial, las deformaciones caracterís- ticas del tórax, la tos, la dispnea y otros signos de los cuales, los unos son aquí observados pocas veces, y otros pierden mu- cho de su significación semeiótica, debido á nuestra raza, á la altura del Valle y 4la endemicidad entre nosotros de las afec- ciones cardio-pulmonares. Por otra parte, hemos visto con cuánta frecuencia la tu- berculosis pulmonar se complica con las lesiones de otra na- turaleza y de otros órganos. Si los padecimientos que engen: dran algunas de ellas, son agudos, otros los engendran crónicos y teniendo numerosos puntos de contacto con la tisis pulmo- nar. En el primer caso, el número y la gravedad de los sínto- mas de la lesión intercurrente, absorben la atención, tanto del 262 Memorias de la Sociedad Científica DNI III enfermo como del médico, y relegada la tuberculosis al último plano, mal dibujada como suele estarlo en sus primeros, pe- ríodos y ofuscada por la claridad y el relieve de la enferme- dad que aparece en primer término, se pierde entre las: som- bras del cuadro morboso y pasa enteramente desapercibida. En el segundo caso, ó bien todos los síntomas se atribuyen á una sola afección queno es la tuberculosa, y el error está per- fectamente disculpado, ó bien se juzga secundaria y de últi- ma hora la tuberculosis, que ha sido la enfermedad primitiva. El Sr. Dr. Juan Breña, Ha publicado muy interesantes noticias sobre la ausencia relativa de la tuberculosis en la ciudad de Zacatecas”: estapo- blación se encuentra á una altitud de 2,496”, 4 los 22046'341 de Lat. N. y los 3236/33 de Long. W. de México. El Sr. Breña asienta desde luego que la cualidad más sor- prendente y característica de ese clima, es la ausencia de la tuberculosis pulmonar, ó más bien, la dificultad que se presen- ta indudablemente tanto por su genesis en las personas que * viven constantemente en Zacatecas, como para que progrese fatalmente cuando se ha adquirido en «otras localidades: ese clima es.por lo tanto no solo profiláctico sino quo también pue- de contribuir á la curación de la enfermedad ya desarrollada. Nuestro autor insiste muy particularmente en que la seque- dad de la atmósfera puede influir en ello; (en Zacatecas la hu= medad media anual es de 51) y en que no hay industrias que ocasionen aglomeración de personas en un aire pobre en oxí- geno, circunstancia que es favorable para el desarrollo de la tisis. Dice.que los trabajos de las minas de Zacatecas son el principal elemento de vida en esa ciudad y que no exponen á los trabajadores álos inconvenientes del confinamiento ó de la viciación del aire: permítasenos que dudemos de este aserto. - (1) Estudios de Climatología Médica de Zacatecas. Presentados á la Academia Na- cional de Medicina de Méxlco.—Zacatecas, 1892. ““Antonio Alzate.” 263 ALIS LILLO LILIA El Dr. Breña refiere que el frío, en concepto de alciós europeos, es favorable para la curación de esta enfermedad que aparece ser rara en Noruega, Suecia, Islandia y Groenlan- dia; (y común en Londres, diremos nosotros); no cree en la ac- ción nefasta de los cambios bruscos de temperatura, otra patr- ticularidad del clima de Zacatecas, puesto que son mayores aún en Terranova, lugar en donde se encuentran pocos tuber- culosos, “La tisis es totalmente desconocida entre personas que disfrutan de cierta comodidad, nacidas ó avecindadas de mu- cho tiempo atrás en la ciudad de Zacatecas. “Desde el año 1874 (hasta 1892) no he visto ni llegado á saber que exista en la población un solo caso de tuberculosis pulmonar debida- mente caracterizada en gente de buena, ó al menos mediana posición social.” Recuérdese que el Dr. Bellina se expresaba en términos semejantes. “En toda mi práctica solo he visto morir tuberculosa una señora de familia distinguida, que pasó la mayor parte de su vida en una hacienda.” He aquí una afirmación curiosa sobre el pronóstico de la tisis: cuando el mal es incipiente, hay macicez limitada en el vértice del pulmón y no se observan estertores húmedos ú otros signos de fusión necrobiótica ó ulceraciones cavitarias; por regla general los médicos de Zacatecas se abstienen de externar predicciones funestas, que en otras partes del país serían plenamente fundadas. Y esto aun cuando haya calen- turas vespertinas, demacración, algo de hemoptisis, etc. Las probabilidades del restablecimiento son mayores en enfermos exentos de antecedentes hereditarios: (recuérdese que Belli- na negaba la herencia de la tuberculosis en la Ciudad de Mé xico). 13 El Dr. Breña refiere un caso de curación completa, con la particularidad de que al examinar al enfermo, hizo un diag- nóstico que no llegó á realizarse (aun no tenía experiencia nuestro autor de las influencias benéficas locales). Los sínto- mas eran sin duda los de una tuberculosis avanzada, y el es- 264 Memorias de la Sociedad Científica tdo del paciente tan deplorable que abandonó las oeupacio- nes de la vida para ocuparse en esperar la muerte. Hay un caso aun más notable: tisis en el segundo período; infiltraciones tuberculosas reblandeciéndose en la parte supe- rior del pulmón; excavación bien marcada bajo la clavícula, calenturas nocturnas de más de 399 $60; después de 3 años el individuo estaba sano, robusto como no había llegado á verse en su vida. El Dr. Breña escoge estos casos entre otros muchos por tratarse de personas que fueron asistidas por varios médicos y porque aun existen testigos oculares de curaciones tan sor- prendentes. | Respecto 4las formas de tuberculosis más susceptibles de modificarse bajo la influencia del clima de Zacatecas nos dice Breña, que: 1? La tisis galopante es absolutamente rebelde al trata- miento climatérico, del mismo modo que la tisis de los an- clanos. 2 La tisis generalizada á varios puntos de los pulmones desde el primer período, se encuentra en el mismo caso. 32 Las formas lentas de localización pequeña pueden mo- dificarse favorablemente. 4% De la misma manera la tisis en descendientes de goto- sos se modificará favorablemente. 5% Se procura hacer llegar á Zacatecas á los enfermos prin- cipalmente durante el período de incubación. 6% El enfermo debe ser vigilado por un médico; no debe atenerse exclusivamente á la influencia del clima. 72 No puede fijarse el tiempo de residencia en Zacatecas necesario para la curación. El mismo Dr. Breña presentó á la Asociación Americana de Salubridad Pública un trabajo especial "en el que hailamos nuevos datos. (1) Zacatecas as a sanitary station for phthisical patients. Mexico. 1892. “(Antonio Alzate. ” 265 “Tt cannot be said that the system resists advantageous by in toto the invasion and proliferation of the bacillus of Koch, seeing that tuberculous hydrocephalus is common enough among us, and many are the children that succomb to it, and articular, osseous and strumous ganglionic diseases are not uncommon. It seems that inmunity refers exclusively to the pulmonary locality of the tubercle.” Esta afirmación, en el caso de ser exacta, importa mucho para lo que se refiere á la explicación de la inmunidad, puesto que la causa de la des- trucción de los bacillus residirá entonces nada más en los pul- mones, Debemos hacer notar que el primer trabajo del Dr. Bre- ña contiene los siguientes documentos comprobañtes de las opiniones del autor. “Además de constarme lo que antecede"” en 12 años de práctica en esta población (Zacatecas), como médicos de la Sociedad de Seguros de Nueva York “La Equitativa” y de “¿La Mutua” afirmo que nunca ha sido desechada una póliza por tuberculosis; á pesar de que la primera hace 8 ó 9 años que hace aquí operaciones.” José Torres. Esa afirmación es importante, pero no hay que olvidar que los agentes de muchas compañías de Seguros cuidan de no proponer el seguro á personas enfermas, á no ser que éstas oculten, si pueden, un padecimiento que apenas comienza y solo un médico conoce en algunos casos. “Estoy de acuerdo con lo escrito por el Dr. Breña y con las observaciones adicionales del Dr. Torres.” J. M. Prevost. M. D. “Celebro afirmar los anteriores conceptos del Sr. Breña, pues hace años los he manifestado iguales á algún agente ti- morato de las compañías de seguros americanas, que asevera- ba lo contrario. La pretendida influencia nociva que se ha que- (1) El resumen de la memoría hecho por el Dr. Breña y presentado como '“Infor- me al Sr. J. Sullivan.” Periódico oficial del Estado de Zacatecas. 3 de Febrero de 1889. Memorias (1900-1901). —T. XV.—234. 266 Memorias de la Sociedad Científica tido dar á nuestro clima para las enfermedades pulmonares, la creo hija de la ignorancia ó de la ineptitud para apreciar- la.” Félix Ponce. “Estoy enteramente de acuerdo con los anteriores concep- tos del Sr. Dr. D. Juan Breña por haberlos observado en el ejercicio profesional (sic) en esta ciudad por los últimos siete años y tengo el gusto de aprobarlos con mi firma.” L, M. de Jesi. “Estoy enteramente de acuerdo con el Sr. Dr. Breña en todos los puntos que trata su informe.” E. P. Lamy. “Hace ya muchos años que tengo las mismas conviecio- nes que expresa el Sr. Dr. Breña, como lo manifestó en 1881 al Dr. Liceága y éste lo hizo presente á los miembros de la So- ciedad Familiar de Medicina de México. En veinte años de ejercicio profesional en esta ciudad (Zacatecas), visitando un gran número de enfermos de todas las clases sociales, no he visto un solo tísico entre la gente acomodada; y quince enfer- mos que he visto en consunción ó con hemoptísis, pertenecen á la clase pobre y á gente venida de otras poblaciones, con le- siones tuberculosas ya muy avanzadas.” Rosalío J. Torres. En el informe del Dr. Breña, que como vemos está apoya- do por seis médicos, eonsta también el dato interesante de que “si en Pau apenas se ven cada año tres casos de muerte por tisis pulmonar en la clase acomodada, para una población de 25,000 almas, en muchos años no se ha visto en Zacatecas un solo caso de muerte por la misma enfermedad, siendo de no- tar que la población es aquí casi doble.” (54,500 habitantes). El Dr. A. J. Carbajal. Nos suministra un buen contingente de observaciones'” recogidas durante 23 años de práctica civil y 2 de práctica de (1) Influence of climate on the progress and severity of pulmonary tuberculosis in the United States of Mexico. by Dr. A. J. Carbajal. México. 1892. (Este trabajo es pro- piedad de la Asociación Americana de Salubridad Pública.) “¿Antonio Alzate.” 267 y III hospital, en Yucatán y Sonora que son de clima seco y calien- te; en Querétaro, Puebla, Morelos y Veracruz. En Tenango no se ha observado un solo caso de tisis en 12 años; en el Distrito Federal, la mortalidad no pasa de 2 por 100, y en algunas poblaciones como Atzcapotzalco y Tlalpam (por término medio á 2,000 metros) no pasa de 1 por 100, lo mismo que en Tepotzotlán, Estado de México. La tuberculosis no es muy frecuente en los países cálidos entre los nativos; cenando aparece se observa la forma rápida ó galopante. El clima es excelente para las personas predis- puestas que proceden de una región fría; por ejemplo, Sonora, norte de Sinaloa, oeste de Chihuahua, y Baja California. (Por nuestra parte dudamos de este aserto del Dr. Carbajal). O bien en esas localidades la enfermedad es muy común, á ve- ces hereditaria y se desarrolla con rapidez produciendo una cifra elevada de mortalidad: ejemplo, Yucatán, Campeche y Veracruz. In the high zone the disease tends to a chronic term, lo- calized and tending relatively to its cure. Hemoptisis very sel- dom is copious. (No lo dice el Dr. Carbajal, pero probablemente la hemop- tisis es menos común que en las costas, adonde los cambios barométricos tienen mayor amplitud). Moderate and intermit- tentis the fever, moderate also the sweats, alternate with diar- rhoea in the last stage. The patient dies exhausted by colli- quation which lasto for years in the deepest marasmus; but he has some probability of being cured if he submits to a pro per medical and hygienic treatment. No solo son las hemoptisis más frecuentes cerca de las costas sino que según el mismo Dr. Carbajal se pueden pro- ducir verdaderas apoplejías pulmonares. “No es raro que un paciente pierda 300, 400 ó 500 gramos de sangre en un ataque, lo cual sucede en Córdoba, Yucatán, Veracruz y Sonora.” Si el enfermo sube á una gran altitud las hemorragias disminu: 268 Memorias de la Sociedad Científica yen ó desaparecen para volver si el mismo enfermo baja á la costa antes de la curación completa. Un individuo tísico se mejoró al llegar á México y al volver imprudentemente á Ve- racruz, pasado un mes, sucumbió á causa de una hemorragia. “El Dr. Mejía dice que en Veracruz la tuberculosis con hemo- rragia es la regla, en México es la excepción.” “En los climas de las altitudes, donde el aire está enrare- cido y es aséptico (?) y los lugares son fríos ó templados, se- cos ó moderadamente húmedos, los microbios no encuentran condiciones favorables para su vida ó su reproducción.” Carbajal es más explícito que Breña, puesto que en su opi-- nión los enfermos deben ser enviados á las alturas desde que aparezca la primera hemoptisis, sobre todo si ocurre en la pri- mavera, como es común en los climas calientes. El paciente no debe volver á la costa en tanto que manifieste reacción fe- bril ó la más ligera tendencia á la hemoptisis: le serían fata- les, á pesar de todos los medicamentos, aquellos climas en don- de el termómetro marca más de 280 en primavera y en otoño. Carbajal no va muy de acuerdo con Breña en lo que se re- fiere al tratamiento de los tísicos de las costas y afirma que aun la tuberculosis de forma rápida que ordinariamente pade- cen puede combatirse por la permanencia en el Valle de Mé- xico. En todo caso, creemos nosotros, que el medio vale la pe- na de ponerse en práctica puesto que para tales enfermos, se- gún Carbajal, no hay esperanza de alivio si continúan en los lugares bajos, En cuanto álas localidades más propicias para estos fines, nuestro autor señala aquellas en que la tuberculosis causa una defunción entre ciento debidas á otros males; como localida- des útiles para el establecimiento de sanatorios, Atzcapotzal- co, Tlálpam y Tepotzotlán, y también Texcoco. (1) Pero los basilos que están en el interior del organismo enfermo no sufren diree- tamente esas influencias. “¿Antonio Alzate.” 269 El Dr. Salvador García Diego, Se ha ocupado de la tuberculosis, en su estudio sobre la geografía médica de Guadalajara”: esta capital se eleva á... 1810”. La tuberculosis es muy rara entre nosotros y los po- cos casos que se presentan afectan por regla general, la for- ma crónica, siendo muy contados los de marcha aguda. La uniformidad del clima, la altura barométrica de nuestra ciu- dad, la buena alimentación, las viviendas espaciosas y bien ventiladas, el estímulo constante que ejerce en nuestros pul- mones la atmósfera caliente y seca? mantienen la actividad de la hematósis en buen estado, y evitan ó contrarrestan las causas que pudieran dar orígen á la miseria fisiológica, que es considerada justamente precursora del desarrollo de la tuber- culosis. Aun la frecuencia de las afecciones catarrales de los bronquios puede ser considerada como una condición más de exención (?) atendiendo á la irritabilidad permanente del apa- rato respiratorio que dichas afecciones determinan, y á las fluxiones activas á que dan lugar.” ..... La incubación len- ta del bacilo es sorprendida por la aparición inmediata del processus inflamatorio que coloca á dichos organismos en condiciones desfavorables no pudiendo desarrollarse el tu- bérculo (¿?) “Los tuberculosos que vienen de otras poblaciones, mejo- ran su estado y prolongan sus días permaneciendo en nuestra ciudad.” “No nos hacemos ilusiones ni juzgamos que Guada- lajara sea el punto más á propósito para enviar á los tísicos, supuesto que en el Estado de Jalisco tenemos localidades que ofrecen un clima más uniforma é inviernos más di (Sa- yula, Tecolotlán, etc.). El Dr, García Diego no es partidario del origen microbia- no de la tuberculosis, ni de que la enfermedad sea contagiosa. (1) Geografía Médica de Guadalajara, por el Dr. Salvador García Diego.— Guada- lejara. 1892, p. 32. 270 Memorias de la Sociedad Científica LTS ICODIIIDI0DIEDIIIIIIIIIDIEIEIAII En apoyo de su dicho cita«casos curiosos que más bien demos- trarían, sl fueran confirmados por posteriores investigaciones, una inmunidad particular en los habitantes de las alturas, “Durante mi internado en el Hospital de San Miguel de Belén, habité por mucho tiempo la pieza en que había falleci- do un español tísico, y cuyas paredes estaban manchadas con sus esputos; sin que hasta la fecha, 27 años después, haya su- frido esa enfermedad. Reuní hace dos años, en las salas de mi servicio de Clínica Interna, en el mencionado Hospital los po- cos tuberculosos que existían en él, ocho, entre más de 350 en- fermos” No es suficiente la miseria fisiológica y la acción del bacilo para producir la tuberculosis, como puede probarse re- corriendo las salas de nuestro Hospital, donde al lado de los pocos tísicos que existen se encuentran individuos completa- mente agotados, con afecciones crónicas que han aniquilado su constitución y fuerza vital de resistencia, hasta conducir- los al marasmo tan marcado de la diarrea del país, ó á la de- cadencia orgánica propia de las caquexias y de ciertas enfer- medades constitucionales; y no obstante condiciones tan pro- picias para contraer la tuberculosis, según la doctrina de las infecciones, permanecen en sus lechos meses enteros y bajan al sepulcro á causa del mal que sufren sin contaminarse por la proximidad de un tuberculoso. Fallece un tísico y la cama que deja vacante es ocupada por diarréicos, ó caquécticos, du- rante mucho tiempo, sin que se desarrollen los tubérculos.” Extraña en efecto que en esos casos, después de mucho tiem- po no se haya contagiado la tuberculosis. Si no fuera por las palabras que subrayamos podría temerse que el Dr. García Diego hubiera caído en un error: él mismo dice que en Gua- dalajara se observa más frecuentemente la forma lenta de la tuberculosis; que poco tiempo después de que ha principiado no se diagnostica con mucha facilidad, ni menos podrá diagnos- ticarse cuando se desconozca la importancia del reconocimien- to de los esputos en el microscopio. Extraña, en efecto, que » ' “Antonio Alzate.” 271 NILIALSLILIDILLIILIIDIIDIIIIIIDIIIIIIIIÓCSLILILDIIIIIOLIDILIIS en el Hospital de Belen de Guadalajara, lo mismo que en otros hospitales de la República, no se hayan hecho tísicos to- dos los enfermos, así como todos los empleados, en ese hospi- tal en donde se practica la higiene al mismo grado que en una choza, puesto que, según era de esperar, así lo reconoce el Dr. García Diego diciendo que: “debe procurarse que las vícti- mas de la tisis permanezcan en los hospitales el menor tiem- po posible, en atención á que sus condiciones higiénicas no son las más adecuadas para contrarrestar los progresos ince- santes de este mal.” Según el Dr. E. Licéaga.'” Desde el año 1881 se ocupa en esos estudios, Cualquiera que sea la teoría adoptada para explicar la in- fluencia de los climas como agentes preservadores de la tisis pulmonar, ó como medio terapéutico, es necesario admitir que el conocimiento de los hechos debe preceder á las explicacio- nes. - May localidades donde faltan las condiciones necesarias para la existencia del microbio generador de la enfermedad. Si un enfermo habita alguna de dichas localidades no podrá curar de las lesiones antiguas, pero el clima se opondrá al pro- greso del mal, por no haber las condiciones físicas que hacen vivir y desarrollarse el bacilo de Koch. Hay localidades que no ofrecen una inmunidad absoluta á sus habitantes, pero la tisis se desarrolla en ellos tan rara vez, que debe suponerse que el bacilo que la produce no en- cuentra más que elementos precarios de existencia, los cuales apenas le permiten vivir, En fin, hay localidades donde se desarrolla la tisis entre los indígenas, y el clima es extraordinariamente benéfico pa- ra los enfermos que han vivido en otras condiciones climaté- (1) Le Plateau Central du Mexique (Mesa Central) considéré comme station sanitai- re pour les platisiques. Mémoire lu an Congrés de Berlin.—Berlin, 4 Aofit 1890. 272 Memorias de la Sociedad Científica ricas. El organismo de los individuos deja de ser un terreno favorable para los microbios. En las mesetas de México se encuentran climas corres- pondientes á estos tres tipos. Ejemplo del primero, Zacatecas; al segundo corresponden las localidades montañosas y de aire seco: Oaxaca (1153”). El Dr. Mejía no ha encontrado, en un día de visita al hos- pital, más que un tuberculoso entre 96 enfermos. Este hecho está confirmado por la experiencia de los Dres. Fenelón, Pom- bo, Garmendia, Hainemann, Castillo, Vasconcelos, Alvarez, Hernández, Castellanos y otros. Todos admiten que los tísi- cos que llegan de otras localidades se curan ó mejoran nota- blemente en la ciudad de Oaxaca. : En el tercer grupo se incluyen las localidades en donde la mortalidad por tuberculosis es algo mayor que la observada en el 2? grupo; pero mucho menor que en las poblaciones de Europa. " Son muy favorables para los enfermos que han adquirido la enfermedad en las costas del Golfo de México ó del Ocea- no Pacífico, ó aun en los Estados Unidos y en Europa. . El Dr. Mejía sostiene que en el Hospital de San Andrés, del 1? de Enero 1874, al 1? de Enero de 1877, han entrado... - 14,021 enfermos, entre los cuales hubo 545 tuberculosos: 347 han muerto. La mortalidad por tuberculosis es en , Mécido de 7,53 y en Paris de 17.57. En todos los enfermos que han venido á la mesa se han verificado los caracteres objetivos de la enfermedad por los medios de que la clínica dispone, pero desde el descubrimien- to de Koch se ha buscado el bacilo por los medios acostum- brados. Las lesiones locales han variado desde la induración del vértice hasta la ulceración and con cavernas más ó me- nos extensas. “(Antonio Alzate. ” 273 Los casos de infiltración pulmonar que han curado son tan numerosos que puede asegurarse que un individuo tísico que viene á México en el primer período de la enfermedad cura ca- si indefectiblemente. Los enfermos que he asistido han sido muy numerosos: han llegado de los Estados de Yucatán y Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, de las Costas del Golfo de México, especialmente del primero de esos Esta- dos, en el cual la enfermedad es muy frecuente á causa de los matrimonios entre parientes enfermos ya, Ó predispuestos por la herencia. También curé pacientes que vienen de los Es- tados de Sonora y Sinaloa, costa del Pacífico. He asistido en fin, á algunos enfermos procedentes de los Estados Unidos del Norte, algunos del Colorado, que tiene tanto renombre pa- ra la curación de la tisis. Todos han sanado así como los que llegan de Europa. Al proponer la meseta mexicana como estación sanitaria para los tísicos, no excluye ninguno de los otros métodos de tratamiento. Según El Dr. Alfredo Dugés, En carta particular nos dice que la tisis es común en los mineros y relativamente rara en los demás habitantes de Gua- najuato. “No hay aquí inmunidad, pero sí escasez del mal, compa- rando con México.” Memorias .—[1900-1901.] T. XV.—35. FAMILIAS LINGUÍSTICAS DE MÉXICO. Ensayo de clasificación seguido de una noticia de la lengua Zapaluta y un confesonario,en la misma. POR EL Dr. NICOLAS LEON, M.S. A., Asistente naturalista, Encargado de la Sección de Antropología y Etnografía del Museo Nacional. Corresponde á nuestro sabio Orozco y Berra la gloria de haber sido el primero, que en ordenado estudio y obra expro- foso, dió á conocer los nombres de las varias lenguas indias que existieron en el vasto territorio de México, intentando también, antes que otro, una clasificación de ellas. ( Memoria de la Secretaría de Estado y despacho de Fomento, Coloniza- ción, Industria y Comercio de la República Mexicana por el C. Manuel Siliceo. pp. 48-59. Documento núm. 5. México 1857, y “geografía de las Lenguas y carta Etnográfica de México, precedida de un ensayo de clasificación de las mismas lenguas. México 1864.) mm Los intentos en este sentido, de Hervás, Balbi y Prichard, poco significaban, y solo pueden considerarse como trascen- dentales los trabajos de Buschmann. Catálogo de las len: 276 Memorias de la Sociedad Científica guas delas naciones conocidas Sc. €c.; por el abate D. Loren- zo Hervás. Madrid 1800.— Atlas ethnographique du globe, ou clasification des peuples anciens et modernes d'aprés leurs langues $c., par Adrien Balbi: Paris. MD.CCC.XX VI. — Re- cherches into the physical history of Mankind; bay James Cowbes Prichard. London 1841-51.—The Natural History of Man by J. C. Prichard. London 1855. — Die Spuren der azte- kischen Sprache im nórdlichen Mexico $. $. Von J. C. E. Buschmann. Berlin. 1859, y otros escritos suyos que sería lar- go citar. Siguiendo la senda trazada por Buschmann, filólogos dis- _tinguidos como el P. Nájera, entre los nacionales, y Charen- cey, entre los extranjeros, se preocuparon del estudio y agru- pación de los idiomas indios de México. En 1862 vemos á Don Francisco Pimentel, provisto de ele- mentos literarios abundantes, abordar el estudio y clasificación de estas lenguas, presentando el fruto de sus trabajos en su “Cuadro descriptivo y comparativo de las lenguas indígenas de México,” cuyo primer volumen publicó en México el año 1862 y dos años después, en 1865, el 2. Su trabajo quedó to- davía incompleto y hasta 1874 logró ver todo la luz pública, apareciendo muy reformado. (Cuadro descriptivo y compara- tivo de las lenguas indígenas de México ó Tratado de filología Mexicana por Francisco Pimentel, 2* edición única po 3 vols. México 18745. ) ' Al final del tercer volumen de esta obra, E verse la - clasificación de las lenguas mexicanas. La que propone Ban- croft tiene el defecto de sacrificar la morfología, base de toda buena clasificación, á las cireunstancias geográficas, que no “siempre van de acuerdo con aquélla. (Bancroft's Works. Vol. III. Myths and Languages. pp. 562-73. — San Francisco Cali- fornia. 1890.) Los estudios de nuestros vecinos del Ngrte (Powel, Gats- chet, Brinton) y los de algunos viajeros alemanes (Sapper, “ Antonio Alzate.” 277 LDODLLLLLIIODILILIDIIS NI Stoll, Seller,) que han recorrido nuestra República y la América Central, han dado á conocer importantes detalles lingúísticos y así se ha facilitado y sobre seguras bases edificado, la clasi- ficación de los idiomas indios de México. - Powel y Gatschet han sido los que informados á fondo en el estudio de las lenguas de América, han presentado los tra- bajos más trascendentales y útiles en la clasificación de ellas; formulando reglas claras y precisas, para su exacta denomi- nación. (Classification into Seven linguistie Stocks of Western Indian dialects, by Albert $. Gatsched. En “U.S. Geographi- cal Surveys West of the 100 th Meridian” Washington 1816. Indian linguistic families of America North of Mexico, by J. W. Powel. En “Seventh annual Report of the Bureau of Ethnology.” Washington 1891-92 con un mapa.) En este último escrito, notable é importantísimo por mil títulos, se establecen para la denominación de las familias lin- gúísticas, las reglas siguientes: IL. La ley de prioridad, relativa á la nomenclatura de la fi- lología sistemática de las tribus americanas del Norte, no se extenderá á los autores cuyas obras tengan fecha anterior á el año 1836. II. El nombre originalmente dado por el fundador de un grupo lingiíístico, para designar éste como familia ó tronco de, idiomas, debe adoptarse con exclusión de cualquiera otro. TI. El nombre de familia no se reconocerá si se compone de más de una palabra. IV. El nombre de familia una vez establecida nó se can- celará en ninguna división subsecuente del grupo, mas puede retenerse en un sentido restringido para una de estas porcio- nes constituyentes. V. El nombre de familia se distinguirá como tal por me- dio de la disinencia ó terminación an ó ian. (En castellano con- vierte el an en ana.) 278 Memorias de la Sociedad Científica ODEICOLC DIDZIIIECCIOIIIIZIIEILIIICIOZIE IL IOZOICEL III IIILIIIII0IOIIDIDIDEIIR VI. No se aceptará nombre para una familia lingiística á menos que se use para designar una tribu ó grupo de tribus, como un tronco lingúístico. VII. No se admitirá nombre de familia sino en caso de que éste se aplique al habitat de la tribu ó tribus á las cuales se les aplique. VIII. La ortografía original de un nombre se conservará estrictamente, salvo en el caso de la regla III, y 4 menos que haya evidente error tipográfico. Conformándose á ellas en todo, y aprovechando las últi- mas investigaciones de la ciencia, el Sr. Prof. Otis Tufton Mas- son ha presentado la subsecuente “clasificación de las fami- lias lingúísticas de México.” (Ethnology and Archaeology of Mexico. En “Mexico. A geographical sketch $e. compiled by the Bureau of the American Republics. Washington 1900. pp. 24-31.) Nahuatlana. Pimana. Yumana, Seriana, Tarascana. Zoqueana. Totonacana. Zapotecana. Otomiana. Mayana, Huaveana, Athapascana. Tequistlatecana, “Antonio Alzate.” 9279 A NN Quedan fuera de este cuadro lenguas tan importantes Co- mo la Pirinda ó Matlaltzinca, la Chinanteca y la Chichimeca, cu- ya existencia está ya casi fuera de duda, (La langue des chi- chimeques. Etude ethnologique par A, Gerst. S. J. En “Re- yue des questions scientifiques. Juillet 1891. Bruxelles) no obs- tante la respetable opinión de Brinton que cree fué en algu- nas regiones la nahuatl, y en otras la othomí. Este mismo es- eritor ha propuesto formar una familia, que denominó TEQUIS- TLATECANA, con el Chontal y Trique de Oaxaca (The American Race, by D. G. Brinton. New York. 1891.) mas el Lic: F. Bel- mar que ha estudiado con elementos vivos y mejores datos estos idiomas, sostiene y demuestra que ellos pertenecen á la familia Zapotecana (Ensayo sobre la lengua Trike, Oaxaca. 1897 y El Chocho. Oaxaca 1899, ambas escritas por el Lic. F. Belmar.) La lengua Chinanteca de Oaxaca, confundida por muchos escritores con la Tzinanteca de Chiapas, debe formar por sí una familia denominada CHINANTECANA, pues no tiene afini- dades con ninguna de sus vecinas ( Observations on the Uhi- nantec language of México, by D. G. Brinton. En “Proc. Amer. Philos. Soc.” XXX. 137. Philadelphia. 1892.) El Maratín, aunque muy lleno de palabras nahuas, mani- fiesta tener origen diverso y ninguna relación con sus limítro- fes, así es que amerita formar la familia MARATINIANA, y en igual caso se halla la lengua Chiapaneca, que formará la fami- lia CHIAPANECANA. A la Sección de Estadística del Ministerio de Fomento se ha enviado del punto llamado “Pastora,” Partido de Río Ver- de, Estado de San Luis Potosí, un vocabulario de idioma des- conocido ( Nomenclatura geográfica de México, por A. Peña- fiel, México. 1893.) ] Con el nombre de TAÑOANA encuentro citada otra familia lingúística que tiene en México tribus á ella pertenecientes, en el Estado de Chihuahua y margen del Río Grande. 280 Memorias de la Sociedad Científica TIRSO El Illmo. Sr. Lorenzana en su pastoral referente á la ne- cesidad de instruir á los indios en el idioma castellano (Car- tas Pastorales y Edictos. México 1770) “expresa que el Illmo, Sr, Obispo de Oaxaca, en una de sus pastorales dice, que en su diócesis hay una lengua que solo de día se entiende bien y que de noche, en apagándoles la luz, ya no se pueden explicar, porque con los gestos significan.” Atendiendo á lo expuesto, y hasta que posteriores estudios. vengan á dar más luz en el asunto que nos ocupa, creemos que los idiomas y dialectos de México deben quedar agrupados en las familias siguientes: NAHUATLANA.—El Nahuatl, Azteca ó Mexicano; el Acaxé; el Ahualulco; el Colotlán; el Cora de Jalisco; el Cuitlateco, Teco ó Popoloca de Guerrero y Michoacán; el Culhua; el Gua- zápare; el Huichola; el Huite; el Nayarita y el Niquirán. Dialectos: el Muutzicat, el Teacuacítzica, el Ateácari, dia- lectos del Cora. El Pípil de Soconusco, el Mexicano de Jalis- co, el Zacateco, el Mazipil, el Chinarra, el Chontal de Oaxaca, dialectos del Náhuatl. El Sobaiba, el Tebeca y el Xixime, dialectos del Acazxé. PimaNa.—El Pima, Cora, Nevome ú Otama; el Cahita de Sonora, el Opata 6 Tegiiima, el Sinaloa ó Cahita, el Tarahu- mara y el Tepehuán. de - Dialectos: el Varogio, el Chinipa, el Guazárape, el Pachera, el Tubar, el Hurosón de Chihuahua, dialectos del Tarahumar. El Pima alto, el Pima bajo, el Pápago, el Sobaipuri ó Sa- baqui, el Cajuenche, el Potlapigua de Sonora, el Muutzitzi, eS del Pima. ““ Antonio Alzate.” 281 El Mayo, el Yaqui, el Tehueco ó Zuaque, el Hichucio, el Vacoregua ó Guazave, dialectos del Cahita, El Dohoma, Dohoma batuco, Eudeve ó Heve, el Joya; son dialectos del Opata. El Julime es dialecto del Tepehuán. YuMANA.—El Yuma, el Cochimí, el Guaicura. Dialectos.—El Aripa, el Cora de la Baja California, el Uchi- ta, el Concho; dialectos del Guaicura. El Edú y el Didú dialectos del Cochimí. SERIANA.—El Seri y sus dialectos el Guaima y el Upan- guaima. TARASCANA.—El Tarasco, sin verdaderos dialectos, pues el pretendido Jarépecha es mala ortografía de la voz Purhépecha, nombre con que hoy se designan en su idioma los indios de Michoacán. ZoOQUEANA,—El Zoque, el Mixe. Dialectos. —El Chimalpa, el E pisan el Cohuisco de Puebla, dialectos del Zoque. El Popoloco de Tecamachalco, el Tlapaneco, el Cohuisca y el Yope, de esta misma región, dialectos del Mixe. TOTONACANA.—El Totonaco con sus dialectos, el Tetikil- hati, el Chakahuaxti, el Tatimolo ó Naolingo y el Ipapana. ZAPOTECANA.— El Zapoteco con sus dialectos el Amusgo, el Benixono, el Cuicateco, el Chatino, el Chocho, el Mazate- Memorias. 1900-1901]. T. XV.—30. 282 Memorias de la Sociedad Científica AE co 6 Huatiquimane, el Nexitza, el Popoloco de Oaxaca, el Sol- teco, el Papabuco, el Triqui, el Chontal, E Serrano y el Te- huantepecano. El Mixteco con sus dialectos el Bajo y el Monkanes) el Te- puzculano y otros que llegan hasta once, y toman el nombre de los pueblos donde se hablan, y la Chuchona de Cuextila- huaca. OTHOMIANA. —El Othomi ó Hiá- Hiú con sus dialectos, el Mazahua, el Pame y el Jonáz ó Meco. Me inclino á creer que el Guachichil, al menos el que se hablaba en Pénjamo ((Grto.), era dialecto del Othomí y quizá también el Serrano de Tamaulipas. MAYANA.—El Maya, el Huaxteco, el Mame, el Tzeltal, el Tzótzil, el Chol 6 Punctum, el Chaneabal, (?) el Lacandón, el Kiché, el Quelén. Dialectos: el Aical, el Ajoye y el Tarelepa, dialectos del Maya. El Zapaluta y el Chontal de Tabasco, dialecto del Tzeltal. ES HUAVIANA—El Huavi ó Huatzonteco. ATHAPASCANA. — El Apache con sus dialectos Chemegue, : Yuta, el Muca oraive, el Faraón, el Llanero, el Lipán, el To- boso y el Tamaulipeco. Í MATLALTZINCANA.—El Matlaltzinca ó Pirinda con sus dia- lectos el Ocuiteca y el Macoaque y otros cuyos nombres no constan y solo se sabe existieron (Guevara. Fr. Miguel,) “¿Antonio Alzate.” 283 CHINANTECANA.—El Chinanteco. CHIAPANECANA.—El Chiapaneco. MARATINIANA.—El Maratín. CHICHIMECANA.—El Chichimeca. TANOANA.—El Tehua y el Piro. SHOSHONEANA.—El Comanche. COAHUILTECANA.—El Coahuilteco con sus numerosos dia- lectos (García. Fr. Bartolomé; Manual para administrar los SS. Sacramentos 6wc, 60. México. 1760), Al idioma pantomímico de Oaxaca, así como al que se ha- bla en Pastora, E. de San Luis Potosí, no podemos asignarle rango de familia ó dialecto, por falta de datos precisos, Fr, Alonso Ponce en la “Relación” de su viaje á Nueva España dice: hablando de Xiguílpan [ Michoacán ), que allí ha- bitaban indios mexicanos, tarascos y teaultecas, “que es lengua por sí.” Este trabajo no es más que un ensayo imperfecto y resú- men de todo lo que por. bien averiguado se tiene hasta el día; _ espero por lo mismo muchas correcciones y rectificaciones, que recibiré con todo gusto. ; He omitido la sinonimia y variantes ortográficas, en los nombres de los dialectos y lenguas de que me he ocupado, en 984 Memorias de la Sociedad Científica obvio de la claridad, brevedad y concisión. La distribución geo- gráfica de ellas será objeto de otro estudio, así como también ' la ubicación de las razas que las hablan 6 hayan hablado. Hasta hoy no se sabe ni con exactitud aproximada, el nú- mero de individuos que usen esas lenguas, no obstante figurar en muchas publicaciones cifras más ó menos elevadas; y co- mo este punto no fuese el que á mí más me preocupara queda reservada su investigación para otros trabajos. Tengo la convicción de que los estudios é investigaciones filológicas futuras, vendrán á concretar tantas lenguas y dia- lectos mexicanos, en dos ó tres lenguas madres, que serán qui- zá la Othomí, la Maya y la Nahuati. Las afinidades que estas familias lingisísticas tengan entre sí, así como su aproximación ó alejamiento por sus caracteres de mayor simplicidad ó arcaísmo, no se han estudiado; su or- den sería aquí usado no obedecer á plan ninguno, y como se mira, ni al vulgar alfabético.” En la colección de MSs. de la biblioteca García Icazbal- ceta se encuentra un “Manual de Sacramentos” que contiene unos confesionarios y catecismos breves en varias lenguas de Chiapas. | Hay entre ellos un “Confesionario en lengua Zapaluta,” idioma que se usa en Zapaluta (Comitán, Chiapas.); por el es- tudio que de él he hecho, creo que se trata de un dialecto del Tzeltal (F. Mayana). Como hasta hoy no se conoce este dialec- to ni de nombre, ni se sabe exista documento escrito ó im- preso en él; he creído conveniente publicar ese pequeño con- fesionario para que sea conocido, estudiado y clasificado. La copia de que me sirvo, la debo á mi amigo el Sr. Canó- nigo Don Vicente de P. Andrade, quien se sirvió tomarla pa- ra mi uso, del mismo original. % (1) Los trabajos del Dr. C. Sapper en la América Central y límites de México nos han dado á conocer algunos dialectos de las lenguas Maya y Zoque, si mal no recuerdo; mas la falta de su libro en todas las bibliotecas de México, me ha impedido puntualizar esta reminiscencia. “Antonio Alzate.” 285 AAA > CONPESIONARIO EN LENGUA ZAPALUTA, CASTELLANO, Persígnate. Dí: Yo pecador. ¿Sabes la doctrina? ¿Te confesaste el año pasado? ¿Recibiste lacomunión ese año? ¿Hicistela penitencia quete dió el Padre? Si la hice. No la hice. ¡Juntaste yatodos tus pecados? ¿Te duele tu corazón de haber pecado? Sí me duele. No me duele. Di todos tus pecados. ¿Amas á Dios con todo tu co- razón? Sí amo. No amo. ¿Has jurado con mentira ó de valde? ¿¡Trabajastelos domin gos y días de fiesta? Trabajé. No trabajé. ZAPALUTA. Pisa a sit. Ucuge: on mulamilon. ¿Mexana scop Dios? ¡Melajapas confesión ta caxis- jabil? ¿Malajaguichis comunión ta jun abe? Malajapas penitencia tajeyal- beat latic? Japas. Malajpas. Melazoptalel zpicil a mul? Me cux aguotan lajapas amu- lil tastojol Dios? Cux. Ma cux. Ala zpicil amulil. Mejal lajaquil ta zpicil aguo- tan. Jal. Ma jal. ¡Melajapasjuramentolot, lam? ¿Mo atejal tos domingo socmu- culquin? Atejon. Ma atejon. 286 Memorias de la Sociedad Científica CASTELLANO. ¿Honraste á tu padre y madre? Honré. No honré. ¿Mataste á algún cristiano, ó lo -- deseaste? Maté. No maté. . ¿Hiciste pecado con hombre 6 mujer? Lo hice. No lo hice. ¿Lo deseaste hacer con hom- bre ó con mujer? ¿Te derramaste? ¿Robaste? Robé. No robé. ¿Levantaste falso testimonio á tu próximo? ¿Mentiste? ¿Oiste misa los domingos y fies- tas? ¿Ayunaste los siete viernes de cuaresma, sábado santo y vi- gilia del Niño (Dios)? Ayuné. No ayuné. : ¿Comiste carne esos días? Comi. No comí. ¿Te emborrachaste? ZAPALUTA. ¿Me lajaxi me lajaquex atat ame? Lajxi. Ma lajxi. ¿Me lajamil cristiano, me acu- pin? Laj¿mil. Ma la¿mil. Melajapas mul soc huinic, soc ans? | Lajpas. Ma lajpas. Me acupin lajapas soc huinic, soc ans? ¿Melajam al abá? ¿Elcajat? Elcajon. Ma elcajon. Me ay lejapono chan ta mulil anapal anochan? ¿Melotojat? ¿Melajagual misa. domingos, soc quit? ¿Me chabajatjuque viernes cua- resma, sabado santo, soc vi- gilia Niño Dios? Chabajon. Ma chabajon. ¿Atza baquet alume cacal? Ation. Ma ation. Jacbia. “¿Antonio Alzate.” 287 CASTELLANO, ZAPALUTA, ¿No tienes más pecados? ¿Mi ayue tue amul? Pídele perdón á Dios contodo Yacambaja perdón Dios, zpi- tu corazón, y en penitencia cil aguotan yun penitencia reza un rosario. ban chuejan jan rosario. e Este trabajo se ha hecho durante las horas de labor diaria que tengo señaladas en el Museo Nacional; por circunstancias especiales no se pudo publicar en la tipografía de ese estable- cimiento. Se quedó también sin publicar una lámina sinóptica que debería haberlo acompañado. LA EDUCACIÓN DR LA MUJER MEXICANA AL TRAVÉS DEL SIGLO XIX (BREVES APUNTES Y CONSIDERACIONES) Disertación pronunciada la noche del 15 de Diciembre de 1900, en nombre de la Sociedad Científica “Antonio Alzate”, ante el Tercer Concurso Científico Nacional, Por el Ingeniero JESÚS GALINDO Y VILLA, Vicepresidente de la Sociedad. “Hay quien opina que todo el que escribe ó habla acerca de las mujeres— dice el conocidísimo y distinguido pensador español Don Severo Catalina—debe reservarse el derecho de arrepentirse mañana de lo que hoy escribe ó habla.” “El autor de estos Apuntes—continía, y dice de sí mismo' —renuncia solemnemente á ese derecho. Ha consignado lo que estima verdad, y de la verdad no cabe arrepentimiento. No rinde culto al genio del positivismo que deprime á la mu- jer, ni al genio de la fantástica idealidad que aspira á divini- zarla.” SEÑORAS Y SEÑORES: Tal “profesión de fe” del citado escritor, la hago mía en to- das sus partes; pero al efectuarlo, empiezo descubriéndome con el mayor respeto ante la mujer, que constituye la hermo- ga clave del hogar; que es la más rica perla de los afectos del Memorias. 1900-1901].— T. XV.—37. 290 Memorias de la Sociedad Científica corazón, y la que tierna y dulce todo lo corona en el mundo del sentimiento; es decir, la madre, llámese Cornelia, llámese María, la más ideal, la más pura, la más excelsa de todas las madres. Sí. “La maternidad es la gota de agua de un Jordán que bastaría para purificar todos los afectos ;” escribe Campo- amor. Y “los que al nombre de madre — añade otro genio ibe- ro—-no sintais latir de entusiasmo el corazón, ¡apartad, alejaos!” Sí; mis respetos á la madre, á la esposa y á la hija; y por tanto, mis anhelos más fervientes por su felicidad. He aquí el móvil de mi disertación de 1897 en el Segundo Concurso Científico Nacional; he aquí por qué, señoras y señores, os vuel- vo á mostrar el viejo, pero interesante y siempre nuevo asunto de la educación de la mujer mexicana; asunto de primer or- den, desde tantos puntos de vista, especialmente el sociológi- co, como todos lo sabeis, y al cual hay que considerar en to- toda su trascendental magnitud. ES k * Como portada de mi pobre estudio de 97, coloqué ia palabras de Leibnitz: “Siempre he pensado que se formaría el género humano, si se reformase la educación de la mujer.” Recordareis que entonces, como hoy, tuve la honra seña- lada de hablar en nombre de nuestra Sociedad Científica “An- tonio Alzate;” pero considerando en abstracto á la mujer me- xicana; es decir, ante los complicados y tremendos problemas que surgen del seno de la Antropología, la Psicología, la Fi- siología y la Economía Política; llamando en mi auxilio á la. sensata opinión de reputados SE idodeS Y como la Psicolo- gía y la Fisiología son la base fundamental de la Pedagogía, de aquí que esta otra interesante rama de los conocimientos (1) BREVES consideraciones sobre la educación de la mujer mexicana. — Disertación pronunciada el jueves 29 de Julio de 1897, por J. G. Y. “¿Antonio Alzate.” 291 ns humanos, entre muy de lleno,—ó á lo menos deba entrar,—á estudiar y considerar la educación de la mujer. Hoy trataremos de dicha educación del bello sexo mexi- cano considerando el vastísimo tema, al través de la centu- ria cuyos paroxismos de agonía, toca en suerte contemplar á quienes dentro de una quincena ya seremos los del siglo pasado. No pretendo cansaros con una fatigosa y molesta enumeración de fechas, de leyes, de reglamentos y de otras disposiciones que se refieren á este asunto, y que es muy fácil que encon- treis. Mi disertación de hoy.carece de la grande importancia de la anterior: es un capítulo desprendido de una monografía que viene ocupando hace mucho tiempo, algunos de mis po- cos ratos de vcio; pero disertación que en parte se ajusta al deseo de la Honorable Academia Mexicana de Jurisprudencia, relativo á que en estos certámenes de la inteligencia, se for- mara una especie de síntesis sobre el progreso científico de nuestro amado suelo. e Ahora, entro á tocar el punto, sin buscar el aplauso tal vez lisonjero de mis buenos amigos, ó el reglamentario (porque en México, desgraciadamente, nos hallamos impuestos al elogio enervante y nunca á la crítica benéfica); sino con la aspiración y la esperanza de que he dicho la verdad, y contribuído en mi pequeña esfera y con mi óbolo insignificante á ilustrar algu- nos de los puntos que atañen á la educación y felicidad de ese misterioso y delicado ser que ha nacido bajo el espléndido cie- lo mexicano. ee El método impone, desde el punto de vista histórico, tres forzosas divisiones para nuestro tema: La primera, comprende desde el primer año de nuestro agonizante siglo, hasta el 1821, ó sea todavía la época colonial. La segunda, desde 1821 á 1867, ó sea durante la época de las luchas revolucionarias que conmovieron nuestro suelo, 292 Memorias de la Sociedad Científica La tercera, desde 1867 hasta 1900, ó sea lo que pudiéra- mos llamar la época del establecimiento absoluto de la República lá- beral y de la paz. Finalmente, cabe asimismo el somero estudio de las con- sideraciones y conclusiones que se desprenden de todo lo an- terior, sin perder de vista la evolución rápida y progresiva del bello sexo extranjero, y el colosal desenvolvimiento del lla- mado feminismo. Condensemos ahora, y pasemos á modelar esas épocas, con cuanta delicadeza sea dable á estas torpes manos. I Dos son las fases que la educación de la mujer mexicana, tomada de determinado grupo social, presenta esencialmente al través de las épocas que ocupan nuestra atención: la domés- tica y la oficial; reflejándose en ambas, de una manera absolu- ta, la historia de nuestras costumbres, de nuestro modo de ser social y político, de la decadencia, vitalidad ó desenvolvi- miento de nuestro País. ; Y si por educación entendemos el desarrollo de facultades físicas, morales é intelectuales, no podemos dejar fuera de nuestras consideraciones á la instrucción, ó sea á la acumula- ción de conocimientos. ] Para aplicar estos dos inseparables factores (la educación y la instrucción) debemos fijarnos en la mujer destacada de diversos grupos sociales. Más ó menos bien definidos, todos convienen en que tres son esos grupos, como indicaba yo en mi estudio de 97: el más elevado ó aristócrata; el más bajo ó el de las clases netamente populares; y el intermedio ensre am- bos grupos, ó lo que se ha convenido en denominar la clase media. A. su vez, cada agrupación predicha, admite otras sub- divisiones, que no se escapan á vuestro ilustrado criterio. El primer grupo, ha evolucionado con marcada lentitud, y “Antonio Alzate.” 293 dado nuestro carácter político y nuestras libérrimas institu- ciones, debe decirse que en México no existe, como en otros pueblos, la plutocracia propiamente dicha. El seguudo grupo, el de las clases verdaderamente prole- tarias, ya sabemos que es el último de todos en condición so- cial, económica y psicológica. La mujer desprendida de su seno, es interesante también para nuestro estudio, ¿Y qué di- remos de la del tercero, la de la clase media, en sus variadas fases, la de la clase que posee todas las exigencias y todas las necesidades, la más sufrida y, sin disputa, —por qué no decir- lo—la más inteligente y laboriosa? Y ¿qué ha sido del bello sexo encumbrado por la fortuna hasta el más eminente peldaño de la escala social? ¿Qué de la mujer de nuestra clase media? ¿Qué, finalmente, de esa po- bre mujer en cuyo hogar impera casi siempre el infortunio? Proyectemos, señores, sobre blanca pantalla una serie de pequeños cuadros, con la mágica linterna del tiempo, y obser- vemos desde luego que, aun cuando no en lo absoluto, sí rela- tivamente podemos decir que tanto nuestro bello sexo elegan- te, noble y distinguido, como el de la clase media, tienen nu- merosos puntos de contacto, por ascendencias y descenden- cias; y en consecuencia, la educación doméstica en parte, ha sido idéntica. Esa educación doméstica, no cabe la más pequeña duda que continuó siendo desde los albores de este siglo, un típico retrato de las curiosas y patriarcales costumbres coloniales, influyendo directamente en ellas nuestros bisabuelos y abue- los: aquellos, terminan, en el presente, la última generación del siglo décimoctavo, y los segundos, forman la cabeza de la primera generación completa de la presente centuria. " (1) Admitiendo, para mayor facilidad del cáleulo, un término medio para la dura- ción de la vida fisiológica en México, de 30 años, puede formarse el siguiente pequeño cuadro relativo. Bisabuelos, nacidos en 1775, forman la 1* generación incompleta del Siglo XIX, Abuelos, "m9 1805, 1 5 10 2” completa y ¿o dndros ” ” 1835, ” ” 2 ” ” ” ” ” Hijos, ”m ss 1865, ” ”m 5 ” ” ” ” ” Nietos, $ 54 1895, ” ” 2 ” incompleta, ” , ” ye 294 Memorias de la Sociedad Científica III Y ¡¿recordais esas costumbres patriarcales? Acabo de de- ciros que los directores natos de ellas fueron nuestros venera- bles bisabuelos y abuelos: aquellos severos vazones que espe- cialmente conocemos por los retratos de familia y por las re- miniscencias escuchadas al dulce y suave calor de nuestras sabrosas veladas invernales; aquellos señores de corbatín y de alto cuello, de rostros tonsurados, enérgicos y austeros que so- lían quebrarse, pero no doblarse; aquellos intransigentes en sus opiniones religiosas y políticas, que eran honrados comer- ciantes ó acaudalados propietarios, ó profundos letrados sali- dos de las meritísimas aulas de San Gregorio, de San Ildefon- so ó de San Juán de Letrán. Y dominando, como dominaba en el primer tercio de es- te siglo, el elemento conservador, las costumbres del hogar estuvieron envueltas en un pleno ambiente de misticismo; y para decirlo de una vez: rayaron en una exagerada piedad y en una intransigencia que hubo de acentuarse y recrudecerse al choque formidable de los partidos políticos. Aquellas buenas familias tuvieron costumbres cronomé- tricas: no se desperdiciaba la merienda á las cinco de la tar- de; muchos de nuestros abuelos no dejaban por nada la agra- dable tertulia; pero siguiendo la vieja práctica colonial, cerra- ban á las ocho de la noche las puertas de sus casas; entonces á lo lejos se escuchaba el acompasado rumor del rezo del ro- sario, por toda la familia, inclusive la servidumbre. Los jó- yenes no deberían llegar á casa pasadas las diez de la noche; y después del toque de queda, que imponía el silencio augusto á nuestra grande y populosa Metrópoli, sólo dejaba oirse el fa- moso grito del sereno, que anunciaba las horas y el estado del tiempo. Recordad. Son las costumbres de “El Periguillo” y de “El Fistol del Diablo;” diré más, aunque parezca inverosímil: son las mismas, suavemente modificadas que desde el paso del dé- cimosexto al décimoséptimo siglos, describía el fecundo Lo- ““ Antonio Alzate.” 295 o pe de Vega á sus buenos compatriotas en esa mustia y deli- ciosa Niña Boba que hemos visto magistralmente pasar en es- te año por el escenario de nuestro gran Coliseo; lo cual nos demuestra, la legítima importación de las mismas costumbres españolas del Siglo XVI, que entre nosotros perduraron has- ta el presente; y agregaré que casi hasta nuestros días entre no pocas familias; pero no en México sólo; es decir, en la Nue- va España; Ricardo Palma nos atestigua en sus lindas Tra- diciones que tales costumbres hubieron de extenderse al Perú, y donde quiera que el León hispano, en nuestro Continente, hincó las garras. ¡Acaso hemos perdido la costumbre de ce- rrar nuestros principales comercios á las siete y media de la noche, y una hora después dejar desiertas nuestras calles, em- pezando por las primeras arterias de la Capital? Pero si tal acontecía en la más poblada y opulenta Ciudad de Nueva España, imaginémonos otro tanto, elevado al cubo, en las capitales del interior de nuestra Patria, donde todavía no osan sacudirse de añejas prácticas, y donde, en algunas, aun suena el eco de la queda. Y en el fondo de estos silenciosos hogares, se deslizaba la vida de nuestras abuelas; pero sin exagerar un ápice, proyee- temos, señores, un nuevo cuadro de costumbres educativas. Si el rigor para los jóvenes se tornó en exagerado; si las mis- mas esposas llegaban á tratar de usted á sus consortes; á las se- ñoritas se les daba una educación sui generis: sabían estas bor- dar y deshilar á maravilla; sus pespuntes y dechados (no sé si diré bien) eran obras maestras; sus trabajos manuales, en suma, eran positivas joyas de las artes mujeriles; y de los cua- (1) Representada en el Teatro Nacional, por la eminente actriz española María Guerrero de Mendoza. 296 Memorias de la Sociedad Científica — les tenemos todavía un recuerdo en cada casa: en cambio, á esa porción de nuestro bello sexo, se le encerró en las cuatro paredes de su hogar; á las tiernas damas se les permitía acu- dir á la misa de la madrugada, yendo por las calles en coches cerrados; apenas sabían leer y escribir (bien sabeis que no exa- gero) y algunas ni siquiera deletrear, quizá para que no se car- tearan con algún atrevido pretendiente; y en apoyo de mi aser- to, proverbial es y ha sido la falta de ortografía y la pésima letra de nuestras honorables compatriotas. ¡Tiémpos singula- res que no dejaron de tener su dosis de candor! Hubieron de ajustarse nuestros ascendientes á muy severas costumbres; á una piedad exajerada, á una admirable y asombrosa morali- dad; y en cambio ¡curiosa paradoja! consintieron y toleraron en sus hijas las modas de los más escandalosos descotes; arre- elaban y pactaban casamientos entre verdaderos niños, antes de que fueran púberes, y descuidaron casi absolutamente toda educación física y aun la intelectual, para el bello sexo, Así, olvidaron que no basta educar sólo en una atmósfera de mis- ticismo y de buenas costumbres; si no que se ha menester el desarrollo de facultades é instruir al par. “Debe el hombre vencer los obstáculos que la naturaleza ha puesto en su cami- no — escribe un estimable pedagogo mexicano? — haciendo múltiples sus leves fuerzas en asociación con las de los otros, y adquiriendo más y más destreza con el ejercicio constante de todas sus facultades. La dirección de ese ejercicio, y los ejercicios mismos, es lo que hace la educación. La educación, pues, tiene por objeto mejorar las condiciones naturales en que nace el ser, y la mejoría de su condicion está en la per- fectibilidad de todas sus facultades.” Y puesto “que la felicidad es. el fin á que aspira el hom- bre—sigue diciendo el profesor citado —ella tiene por condi- ciones indispensables la salud, la libertad y el amor; y tales condiciones las alcanzará en grado más alto quien á más alto (1) RENTERÍA.—Estudio sobre la, educación. —México.—Tip. Fomento.—1886. “Antonio Alzate.” 297 grado eleve la perfectibilidad de sus facultades; y en suma, las facultades pueden perfeccionarse por la educación.” De aquí que la educación de nuestro bello sexo mexicano haya flaqueado por su base al través de dilatados años. Cabe, sin embargo, preguntar, si la impartida bajo el techo de la morada paterna fué benéfica ó nociva, dado el carácter de la mujer mexicana; y desde el punto de vista de nuestro mo- do de ser social. Analicemos con brevedad, contestando desde luego, que tal educación doméstica fué en gran manera benéfica y alta- mente nociva. Fué benéfica, porque conservó intacto el velo de la ino- cencia; el fuego religioso; la pureza de ciertas costumbres. ¿Por qué no decir,—sin que nadie lo tome por ofensa, puesto que es una verdad,—que atravesamos, en parte, por el perío- do de una especie de retrogradación moral con los modernos estudios? Yo digo con el escritor Catalina, “que no es preci- so que la mujer sea sabia, basta que sea discreta; no es preciso que sea filósofa, le basta brillar por su humildad como hija, por su pudor como soltera, por su ternura como esposa, por su abnegación como madre, por su delicadeza y religiosidad como mujer.” Sí; también el sacro fuego religioso, sin supers- tición ni fanatismo, debe conservarlo en el fondo de su alma la mujer. Ella es quien lo transmite, henchida de ternura, al niño que levantando los ojos al cielo, apenas puede balbutir el “¡Pan para papá!” Ella, en la forma divina de la madre, la que planta en nuestro corazón el delicado sentimiento de la fe, que no acaba en el hombre, aun cuando en su orgullo confiese con los labios que se le ha extinguido; pero cuya vivificante llama reaparece siempre en medio del infortunio y la desdicha. Fué esa educación perjudicial, porque no se atendió al des- arrollo de facultades, y en consecuencia, la acumulación de conocimientos, ó sea la instrucción—según la definimos antes —tuvo que ser necesariamente incompleta y defectuosa; y no reconoció base alguna pedagógica. Memorias.—[1900-1901.] T. XV.—38. 298 Memorias de la Sociedad Científica * kk *k Como advertí al principio, de esta época, sólo se ha consi- derado á la mujer perteneciente á cierto grupo social; nada cabe decir de la que, durante el lapso de tiempo en que nos ocupamos, careció de los medios psicológicos y económicos pa- ra educarse é instruirse. Esto, por lo que atañe á la educación doméstica; á la im- partida dentro del sagrado recinto del hogar. Fuera de él, to- ca ver qué hizo el Estado por tan cara porción de nuestra so- ciedad. Si no entrara en el plan de este rápido discurso, el tocar este punto, me atrevería yo á suprimirlo, y de tal suerte no te- mería ofender la notoria ilustración del distinguido auditorio que me honra al escucharme. Ya lo habéis oído aquí mismo.” ¡Cuán exígua y deficiente fué la educación impartida por el Gobierno Colonial, aun la su- perior! “No hubo instrucción propiamente elemental durante la decimoséptima y decimoctava centurias;” hace observar el actual Director General de Instrucción Primaria, en su re- ciente Tratado elemental de Pedagogía. “La enseñanza prima- ria— agrega —se daba en rudimentales colegios particula- res ó se impartía á domicilio á los que podían pagarla.” Bas- ta un dato elocuente; una cifra que nos habla más que un li- bro. En los felices tiempos del insigne segundo Conde de Re- villa Gigedo (año 1794); es decir, poco más de un siglo, sólo había en toda la dilatada extensión de nuestro vasto suelo (en- tonces, poco más ó menos, 4.000,000 de km*”) sólo había ¡diez escuelas primarias!” En resumen, “España, en materia de instrucción primaria (1) En varios estudios presentados por sus autores en este mismo Concurso. (2) DR. Luis E. Ruiz.—Tratado elemental de Pedagogía.—Tip. Fomento.—1900. (3) Ibid. “¿Antonio Alzate. ” > 299 —concluye el Dr. Ruiz—no nos legó ni institutos, ni doctrina, ni homogeneidad, ni método.” De esta breve síntesis se infiere rectamente que la educa- ción que no se daba en el hogar, era casi imposible adquirirla fuera de sus umbrales. Y como ya hemos visto que dicha edu- cación doméstica no descansaba sobre sólidas bases, ni mucho menos era filosófica ó.científica, de aquí que la pobre mujer, la intelectual especialmente, siguiera su camino por la vida, con espesos velos en su inteligencia, digna por muchos con- ceptos de esmerado cultivo, cual el de la flor más bella y de- licada de nuestros pensiles. Sin embargo, si la influencia oficial extendía su protección en torno de tan mezquino centro, aparece entre las sombras úna luz radiante, esplendorosa; pequeña en cierto grado, es verdad, por restringida, pero viva, intensa é iluminando con hermosos fulgores la senda de la mujer: era el Real Colegio de San Ignacio, vulgo Vizcaínas, hoy Colegio de la Paz, cuya im- ponente fábrica, pór todas partes descubre hasta conmover el corazón, la bienhechora mano de la iniciativa particular y ben- dice la memoria de aquellos tres ilustres vascongados Eche- veste, Aldaco y Meave.'” ¿Su historia? Es bien sencilla: se fundó para abrigar en su recinto viudas y doncellas honradas sin admitir limosna alguna ni contar con otros socorros que los de los mismos vascongados y bajo el amparo de esa viril Congregación de nuestra Señora de Aranzazu; pero, y en esto se dió un gran paso, invistiéndose el Instituto de completo ca- rácter laico. ¡Oh, y cuán ricos frutos has producido, Colegio Ilustre! ¡Cuántas lágrimas enjugadas y cuántos caminos tor- cidos habrás enderezado entre tus bendecidos muros! Empero, no se detuvo aquí la iniciativa particular. Un be- llo ejemplo dieron aquellos otros dignos varones Don Manuel Eduardo Zorrilla y Don José Patricio Fernández de Uribe, (1) Véase OLAVARRÍA y FERRARI. —El Real Colegio de San Ignacio de Loyola, vul- garmente Colegio de las Vizcaínas. —México,—1889, 300 Memorias de la Sociedad Científica al fundar de su peculio las escuelas gratuitas para niñas donde, sin distinción de nacionalidades y sin limitación de número, concurrían en tropel, para. aprender, aquellas cabecitas, la Doctrina Cristiana y á leer, escribir, lavar, coser y bordar, sin desembolso alguno por parte de sus padres. He citado estas dos fundaciones, que culminan en la his- toria de nuestra Instrucción Pública, por ser interesante. Al. go práctico se iniciaba ya en nuestra vida intelectual. ¿Pero en la práctica? ¡Oh! La mujer entonces no soñaba, que sue- ño hubiera sido, ostentar la beca de la licenciatura ó las hon- rosas borlas de doctora. Apenas, tímida, desalentada, se atre- vió á prestar sus servicios junto á los médicos en la Obstetri- cia; cuyo ejercicio, para las señoras (generalmente viudas), llegó á considerarse infamante, según nos lo asegura el estu- dioso Dr. Flores en su excelente tratado sobre la Historia de Medicina en México.” Apenas, también, destruídas en parte las preocupaciones, hasta el año 1842 se pensó en fundar la clase de clínica de partos, donde deberían instruirse en su ar- te ú oficio, las mujeres que quisieran consagrarse á tal estudio; pero todavía en lo que el autor citado denomina con toda pro- piedad la época empírica y vulgar. * * Como se observa con toda atención y cuidado, no podía reducirse más el horizonte de las aspiraciones de nuestro sexo. Pero decir, señores, que en la época colonial no descollaron mujeres ilustres, de elevado intelecto y que dieron pábulo á cierta clase de estudios, sería faltar á la verdad. Así como en esos desiertos espantosos de Africa, que cubren con sus olas de hirviente arena á las infortunadas caravanas, aparecen de- rrepente hermosos oasis, en nuestros campos literarios surgió (1) Francisco A. FLORES. — Historia de la Medicina en México. — Tomo YH, pág. 1,568 y siguientes. : ' Ñ “¿Antonio Alzate.” 301 ” e ” la mujer con su poesía á veces mundana, en otras mística y afianzada con el férreo yugo de la censura eclesiástica. Ásom- bra como en pleno siglo XVII el valiente espíritu de la ilustre monja jerónima, de aquella Sor Juana (rara avis) “pensara tan seriamente vestir el traje de hombre para concurrir á las cá- tedras de la Universidad de México.” “Capítulo interesantísimo de nuestra historia literaria ten- drá que ser—dice nuestro erudito Vigil en sus Poetisas mexi- canas? el que haga patente la parte que en todo tiempo ha tomado la mujer en el desenvolvimiento intelectual de México. Atrasada, como ha sido, en los siglos anteriores, la instrucción de esa preciosa mitad de nuestra sociedad, no han faltado ex- cepciones honrosísimas por las que puede verse que no es el ingenio patrimonio exclusivo del sexo fuerte.” Las mujeres entraban á ciertos certámenes literarios y muchas obtuvieron justo galardón en esas fiestas; no, por desgracia, en mejores tiempos, por ser aquellos en los cuales prevaleció la forma so- bre el pensamiento; la falta de sencillez en el lenguaje; el gran empleo de figuras retóricas y las más extravagantes metáforas; tornándose el estilo en obscuro, embrollado y enigmático. Fué sin embargo, modificándose favorablemente, aun cuando en los comienzos de este siglo, cayó en lo que se llama el pseudo- clasicismo, pero sin perder los caracteres idiosincráticos; la agudeza, la gracia y la sensibilidad.” Así, no es nada extraño observar que en la época hos nos ocupa, se abriera esforzado paso un rico caudal de produccio- nes literarias femeninas, que, rompiendo los viejos moldes de anacrónicas costumbres, ya en México, y en Yucatán, como en Tabasco y Sinaloa, como en otros puntos de nuestro suelo, aparecieran esas bellas publicaciones de índole tan poética co- mo sus propios nombres: Las Violetas de Anáhuac, El Recreo del Hogar, y La Palmera del Valle, etc. (1) José M. ViGIL.—Las poetisas mexicanas. —México. rr edición.—1893, (2) Vigil. —Obra citada. 302 Memorias de la Sociedad Científica Era natural: “el estudio de las bellas letras — hace notar un escritor" —es más simpático al carácter y condiciones de la mujer; así la historia literaria de todas las naciones registra en sus páginas nombres muy ilustres de escritoras, que son honra de su patria y de su sexo; las poetisas son las flores más bellas del Parnaso, las verdaderas musas vivientes, las hijas legítimas de la inspiración.” Y entre nosotros, esas flores se llamaron (en el siglo XVIII y en el presente hasta rayar la aurora de la libertad) la Condesa de Miravalles, Francisca García de Villalobos, María Teresa Medrano, Vicenta (Grutié- rrez del Mazo, Josefa Guzmán, Mariana Velázquez de León, María Dolores López y tantas más, cuyas obras se escapan á nuestra investigación.” * k *x Temo, señores, cansaros más; pero aun nos queda por con- templar otro girón de cielo mexicano, tan azul y tan limpio como el que sirvesde morada á nuestras gallardas escritoras. Os ruego un breve momento de paciencia y os doy las gracias anticipadas: es un pedazo de cielo iluminado por un sol divi- no y radiante, en medio de las nebulosidades de nuestras ran- clas costumbres, de nuestra intransigencia, de nuestro casi completo atraso intelectual. Sí; cuando la tímida estrofa ape- nas se atrevía á extender sus alas de dorada mariposa; cuan- do la mujer apenas osaba levantar la vista y salir de su recin- to, la campana de Dolores anuncia el eco solemne del grito de redención; y al extender sus vibraciones grandiosas por los ámbitos todos de la Nueva España, prende en cada corazón un átomo del alma impalpable y soberana de Josefa Ortiz; y tras de la figura inmortal de aquella augusta anciana, tras de infi- nitas emociones y de lágrimas de gozo, como espléndida cons- (1) El citado Catalina en su estudio acerca de La Mujer. (2) Véase Vigil.—Obra citada, “¿Antonio Alzate.” 303 telación, aparece en ese cielo de la Patria, un reguero de incon- tables estrellas. Ya era Leona Vicario, vigorosa y noble, que ce- lebraba sus bodas con el ilustre Quintana en medio de! campa- mento, entre el humo del combate, al estruendo de las armas y al épico son del marcial clarín de guerra; eran Manuela Medina y María Fermina Rivera, que tomaban ellas mismas las armas y con fiereza sin ejemplo combatían en las filas insurgentes; era la gran Manuela Herrera que convirtió su propia hacienda en colosal hoguera, para no proporcionar recursos al ejército rea- lista; era, señores, María Tomasa Esteves á quien se mandó fusilar, á causa de su alto patriotismo, sin respetar su sexo y á pesar de la gentil hermosura de su rostro.” Eran .. .¡tantas matronas sublimes y abnegadas que preludiaban una metamor- fosis en la condición de la mujer mexicana! Y sin llegar á la curiosa y casi patológica virilidad de la Monja Alférez, sintie- ron un rebosante amor hacia su Patria, y un cariño inmacu- lado para su bendecido hogar. Se anunciaba sí, una absoluta modificación en nuestra má- quina social y política. El recio viento de 1810, sostenido has- ta 1821, limpió el cielo mexicano de los leones y castillos que opacaban la fulgurante claridad del sol de Anáhuac! id Concluída, para siempre, la contienda de la emancipación, la Patria debería proveerse sola á su subsistencia política y so- cial. Los tropiezos de la inexperiencia, de la nueva vida, se suceden sin tregua: se inaugura la época infausta de las revolu- ciones intestinas, y la ambición y los partidos políticos, enar- bolan en los campos de batalla las negras banderas de encar- nizada lucha. Y si nos fijamos un breve instante en el fondo de cada hogar, observaremos cómo en ellos se refleja semejan- te lucha: la mujer conservadora recrudece sus costumbres, la (1) Véase Luis GONZÁLEZ OBREGÓN, Las Heroinas Mexicanas. 304 Memorias de la Sociedad Científica ilberal las exacerba (recordareis la curiosa ostentación, en los vestidos, de los colores verde ó rojo); pero se va notando al par, en ellas una evolución lenta y eficaz. Después de la indepen- dencia, la educación doméstica tuvo que ser, con pequeñas modificaciones favorables, idéntica á la que hemos apuntado, y no cabe ya volver sobre el asunto. En cuanto á la oficial, quién duda que tuvo grandes alien- tos, que se apagaban al contacto de las tormentas revolucio- narias; alientos que eruzaban nuestro nublado horizonte como rafagas de luz, como brillantes meteoros que en breve desapa- rccían, y así llegamos con fatiga, hasta poco después de me- diada la centuria, hasta la caída del Dictador Santa-Anmna. ¿Hemos de narrar las peripecias de nuestra Instrucción Pública en el lapso de tiempo que nos ocupa? ¿Quién no ha escuchado aquí mismo el nombre de la benemérita Compañía Lancasteriana, que en buena época estuvo facultada oficial- mente para expedir títulos de profesoras de instrucción pri- maria? ¿Quién no recuerda el vigoroso impulso que el Presi- dente Gómez Farías dió á la instrucción, y el feliz decreto proclamando la libertad de enseñanza, al decir que “toda cla- se de personas podía abrir escuelas públicas, con sólo la obli- gación de avisar á la autoridad local?” ¿Quién ignora que en ese mismo año 1833 en que estuvo al frente de la República aquel distinguido ciudadano (Gómez Farías) hubo de iniciarse la primera Escuela Normal para mujeres?” Si bien es cierto que era imposible llevar á cabo tantos y tan buenos deseos co- mo se abrigaban por la Instrucción Pública, la mujer entreveía un camino honrado y nuevo para asegurarse ella sola su euoti- diano substento: el profesorado. Podía caber, pues, en las es- cuelas de la misma Lancasteriana, en las particulares, en las » que fundaban los Ayuntamientos ó en las pocas del Grobierno; ' digo pocas, porque todavía en 844 “impartíase la enseñanza en pequeña escala,” careciéndose aún de doctrina, de homogenei- * y (1) Véase Ruiz.—obra citada. “Antonio Alzate.” 305 SILIIS Am dad y de método; aparte, de que muchas de las disposiciones que se dictaban, tendían á favorecer más á la enseñanza supe- rior que ála elemental y la primaria; las que afortunadamente llegaron á difundirse poco tiempo después.—(Ruiz.) Avanza el tiempo y nos sorprende el cataclismo de Ayutla; es derribado el Dictador; surge el pacto fundamental del seno del Constituyente y uno de sus artículos, el 3%, proclama que “la enseñanza es libre,” sin distinción de sexos; y de aquí que reciban ó puedan recibir las mujeres un título legal en cualquiera de nuestras facultades profesionales. Sin embargo, empieza de nuevo y arrecia la tormenta y la instrucción se paraliza; ya es la Guerra de Reforma, ya des- pués la invasión francesa, el establecimiento del Imperio y la lucha por destruirlo; todo lo cual impide la posesión de la tran- quilidad y el reposo; empero, á pesar de ello, un Ministro de Juárez, Don Ignacio Ramírez, se ocupa en dictar la ley de 15 de Abril de 61, reformando la Instrucción primaria y ade- cuándola á los métodos modernos; ley que queda escrita nada más, debido á los acontecimientos políticos que se sucedieron. III Estamos en plena época republicana, y en rápido vuelo es fuerza atravesar un fecundo período de treinta años, con- densando cuanto nos sea posible. Durante él, la educación doméstica de nuestro bello sexo ha sufrido una radical transformación; y el porvenir de la mu- jer mexicana se ha dilatado y extiende á diario, para su be- neficio, aun cuando sería preciso detenerse en analizar sus condiciones, si el tiempo y-el lugar lo permitieran. Numero- sas causas han influído en la educación en general y en el bien- estar de nuestras compatriotas: la facilidad, de los viajes al ex- tranjero, entre nuestros acomodados; la marcha progresiva de Memorias. —[1900-1901].— T. XV.—39, 306 Memorias de la Sociedad Científica México; la difusión de la Instrucción Pública; la fundación de nuevas industrias en que puede ser empleada la mujer; y finalmente, la paz bienechora cuyos inefables beneficios todgs proclamamos y sentimos. Así, á4lajoven actual, en muchos ho- gares, puede vérsele dirigiendo la casa; nutrida con las ocu- paciones domésticas, leyendo y escribiendo de una manera lim- pla y correcta; y sabiendo coser, bordar, tejer, pintar, tocar algunos instrumentos musicales, y pudiendo expresarse más ó menos en francés y aún en inglés; en suma: la mujer instruí- da, la delicia del hogar. : Edúcase ahora, moral é intelectualmente, á la vez, resin- tiéndose aún de la parte física que no ha adquirido el vuelo necesario y adecuado, ni en nuestras mismas escuelas oficia- les. Considero hasta inútil indicaros, que proclamada por Juá- rez y Martínez de Castro la enseñanza primaria laica, obliga- toria y gratuita; que aumentado el número de escuelas é ini- ciado el establecimiento de las Normales (que no se llevó en- tonces á cabo) hubo de caminar la instrucción como en hipó- grifo. Ya os recordé desde 1897, las frases de Díaz Covarrubias, que este escribía en 73 sobre la “Instrucción Superior del bello sexo en la República,” asentando que “si sólo se trata de dar á la mujer una instrucción superior que eléve su categoría in- telectual en la sociedad, casi todos los pueblos, si se exceptúan los de Oriente, han convenido ya en la importancia, ó más bien, en la necesidad y la justicia de incorporar á la mujer en el mo- vimiento intelectual del mundo, dotándola de conocimientos que eleven su carácter y hagan provechosa su justa influencia en la sociedad;” y “aunque las cualidades de la mujer—conti- nuaba diciendo el entonces Oficial Mayor del Ministerio de Justicia é Instrucción Pública—sean distintas de las del nom- bre, sobre unas y otras puede brillar su inteligencia; ésta será la que determine cómo y en qué proporciones puede el bello - “Antonio Alzate.” 307 sexo figurar en el mundo de las ciencias, sin abandonar la car- dinal hegemonía, la del hogar.” “La educación materna que es de la que el niño recibe sus primeras impresiones, sus prime- ras ideas y su primer conocimiento de las cosas y de las leyes que rigen al mundo, bastan para fundar, además de otras cir- cunstancias, la imprescindible necesidad de cultivar el espíri- tu de la mujer con una instrucción superior conveniente, no pa- ra encargarle los ejercicios profesionales de los hombres, sino para no dejar en manos de una inteligencia vulgar, la primera educación de la mujer. Importantes, son, señores, los conceptos transcritos, por- que en mi opinión, ellos sintetizan y concretan el criterio que debe normar la educación y la instrucción del bello sexo. Es indudable que las ideas citadas, han servido de base para los subsecuentes programas escolares destinados á la mujer; y así observamos que ya en pleno período de paz, se tiende por * nuestro Gobierno, de una manera especial, á fomentar el pro- fesorado de instrucción primaria, ya creando la Escuela Na- cional Secundaria de Niñas, ya transformándola de una ma- nera completa en Escuela Normal para Profesoras de Instrue- ción Primaria; ejemplo que ha dilatado su rica savia, hasta Monterrey y Veracruz; Guadalajara y Oaxaca; Puebla y Tolu- ca; San Luis y Morelia, y otras importantes ciudades del país, donde asimismo con Escuelas Normales ó por medio de Aca- demias, se cultiva la inteligencia femenina. Los títulos profesionales de la Lancasteriana y del Ayun- tamiento dejaron de expedirse, y se han acumulado en nues- tra Normal, de donde brota la mujer intelectual que tanta fal- ta nos hace: la maestra; la profesora; que si por cada alumna que surge titulada se fundara una escuela primaria, y si has- (1) DÍAZ COVARRUBIAS.—La Instrucción Pública en México. 308 Memorias de la Sociedad Científica ta el último confín de nuestro suelo, extendiera ésta sus fron- dosas ramas, nuestra felicidad estaría totalmente asegurada; “no correríamos el peligro de ser tributarios de nuestros pro- pios huéspedes, ni estaríamos expuestos á sentarnos como el musulmán á la puerta de nuestra tienda, á contemplar impá- vidos el incendio de nuestras ciudades;” como en sonoras fra- ses, no hace mucho que dijo en esta misma tribuna, un dis- tinguido miembro de nuestro profesorado.'” * FX * Por dicha, en la esfera oficial, se abre otro camino á la mujer con la Escuela de Artes y Oficios, para su sexo, donde aprende la bonetería, la escritura en máquina, el dibujo y la pintura (aparte de nuestra Escuela de Bellas Artes), las mo- das, el bordado, labores decorativas y objetos de fantasía, flo- res artificiales, la costura, la pasamanería, la doraduría; y en todo ello se hacen primores, como bien lo sabeis y palpais. En la Escuela fundada por la Dirección de los Telégrafos Federales, la mujer tiene nuevo horizonte donde instruirse pa- ra ganar después la subsistencia. e Como dije anteriormente, el art, 32 constitucional procla- clama “que la enseñanza es libre,” sin distinción de condicio- nes y sexos, y en consecuencia, escudada la mujer mexicana tras ese fundamental precepto, se ha lanzado ya, no por la sen- da de la obstetricia ó la más complicada del profesorado, sino á escalar puestos de doctora en medicina y de licenciada en leyes. En buena hora; nuestro atronador aplauso por las da- (1) El profesor Don Gregorio Torres Quintero, en su tema: Factores que deben con- currir al progreso de la Instrucción Primaria en México; expuesto en la Sesión del Con- eurso Científico que se celebra, de fecha 13 de Noviembre de 1900. ““ Antonio Alzate. ” 309 A PILI mas que se nivelan en ese terreno con el humbre; empero.... ¿no tocamos ya en México los comienzos del verdadero femi- nismo? ¿Estaremos dispuestog para aceptarlo sin tropiezo? ¿Es conveniente para nuestro modo de ser social? Lia mujer, á pe- sar de su privilegiado cerebro, de su perfecta inteligencia, de su perspicacia, de poderse colocar á la altura dal hombre mis- mo ¿está en aptitud de neutralizar sus delicadas funciones fisiológicas? Y ¿quién osa contrariar las sabias y admirables leyes de la naturaleza? ¿No acaso cuando estas se vulneran se suceden cataclismos y revoluciones funestas? Cada punto de los anteriores, constituye, señores, un pro- blema, un nuevo tema de estudio, profundo, detenido y tras- cendental. No; yo no quiero á la mujer mexicana, como la mujer que nos pinta Enrique Desmarest, en su reciente libro La femme future, ataviada con las prendas de ropa masculinas; no la quie- ro en violación flagrante de las leyes del orden natural; la sue- ño, recatada, instruída en alto grado sin perjudicar sus facul- tades: que en el hogar sea reina y señora, y fuera de él digna de su sexo. Así lo fueron, nuestras más ilustres heroínas; así lo han sido y lo son nuestras más distinguidas escritoras, la sentimental Isabel Prieto, la ardiente Dolores Guerrero, la pen- sadora Ester Tapia; Laureana Wright enardeciendo con su vibrante patriotismo rebosado en su Oda al 5 de Mayo; sub- yugando Rosa Carreto con sus Fábulas, y Francisca Carlota Cuellar con su encantadora musa festiva; y así tantas otras co- mo Dolores Correa y Matiana Murguía; Refugio Barragán y Luisa Muñoz Ledo; Josefa Murillo y Cristina Farfán; y para cerrar esta pléyade, nuestra Angela Peralta, la reina del di- vino arte en el suelo mexicano. Aquí mismo, en nuestros concursos, ¿no acaba de ser hon- rada esta tribuna con el paso de una estudiosa y respetable profesora? ¡Aquí en nuestra justa intelectual no hemos dado ya un legítimo y merecido lugar al bello sexo? 310 Memorias de la Sociedad Científica vw * kk * Pero ¿la obra está completa? No; ese es uno de los puntos que deben estudiarse más, y traerse á estos Concursos. Quizá alguna otra vez me toque en suerte volverlo á tocar. Yo os lo presento de bulto, considerando á tres clases femeninas: la mujer intelectual; la empleada; la obrera. La intelectual va siguiendo su camino hacia nuevos horizontes; pero tras de es- tos aparece el grave y múltiple problema de las profesiones masculinas en manos de la mujer; y cuáles de ellas pueden con- fiársele; el proletariado profesional, la violación de las leyes naturales, y la absoluta libertad de nuestras leyes fundamen- tales políticas, en lo que. al asunto atañe. - La empleada, tiene horizontes; pero repitamos con el es- timable Dr. Ramírez de Arellano, en su aplaudido estudio del Primer Concurso Científico de 1895, hablando de las causas eficientes de la prostitución en México," que “hay que rom- per el estrecho círculo de hierro, en que sin razón se ha ence- rrado á la mujer mexicana; hay que ensanchar la esfera de sus labores y presentarle nuevos horizontes de trabajo.” “Nada más sencillo —decía el orador—que lograr ese importante be- | neficio; basta para ello arrojar á los hombres de todos los pues- tos que indudablemente ha usurpado á la mujer. Es triste, es ridículo y hasta indecoroso, ver á hombres sanos y robustos, vendiendo, tras de un mostrador, blondas y listones, plumas y artículos para señoras, ó bien ociosamente sentados tras de una rejilla expendiendo timbres ó boletos, ó cuidando afa- nosos una perfumería, un estanquillo ó una sedería; esto es absurdo y vergonzoso, —agregaba;—esos nervudos brazos son reclamados á voz en cuello por la industria, por la agricultura y la minería; allí es su puesto, y deben ceder el queindebida- (1) Dr. JuAN JosÉ RAMÍREZ DE ARELLANO.— La prostitución en México. —Memo- ria leída el 29 de Julio de 1895, en nombre de la Sociedad Médica ““Pedro Escobedo.” “Antonio Alzate.” 311 mente ocupan á la mujer.” “Así se hace en Europa y en los - Estados Unidos: la mayor parte de las casas de comercio, las fondas, los cafés, algunas oficinas del Gobierno y muchas de particulares, y en general todos aquellos empleos en que no se necesita ni de la ciencia ni de la fuerza del hombre, son ser- vidos por la mujer.” También vamos hácia adelante en ese terreno, La obrera merece muy serias meditaciones y detenido es- tudio; gentil y airosa ha desfilado ya en la procesión de la Paz,” arrancando los aplausos de la multitud; pero es preci- so educarla, para que no resbale, La educación es profiláctica para todos; y que necesita- mos proveer con positivo esmero á la educación incondicional de la mujer mexicana, ni se discute, por razones de conve- niencia, de civilización, de humanitarismo, de sentido común. Es fácil predecir que el vigésimo siglo de nuestra era, se- rá de grandes revoluciones sociales, que ya se anuncian á lo lejos, como el eco de la tempestad; y es evidente que México no quedará ajeno á ese movimiento, por reflexión, si se admi- te la frase. Debemos estar apercibidos por la educación, por el trabajo y por el intenso amor al suelo en que nacimos. Pe- ro se ha menester que sacudamos nuestra proverbial inercia; que un día para siempre nos despojemos de nuestro carácter indolente y apático. Demostremos que estos certámenes, cuya última sesión ordinaria es la de hoy, no se hallan ataviados por el oropel de una brillante, pero hueca palabrería y de ampu- (1) Con motivo de la relección del Sr. General Díaz, como Presidente de la Repú- blica, el 1? del presente Diciembre, (1900) desfiló por las principales Avenidas de la Ciu- dad de México, una gran procesión compuesta de las más vigorosas fuerzas vivas del país. En esa procesión, tomaron parte todas las obreras de la Compañía Cigarrera, con limpios trajes y bien puestas, arrancando, como se indica, los aplausos de las multitudes. 312 Memorias de la Sociedad Científica losa forma; y que los conceptos levantados y grandes que se han vertido aquí por oradores de fama, no habrán de borrar- se de nuestros cerebros al clausurar sus puertas este recinto. Sí; hagámoslo, señores, en honra y provecho de la flor más lozana de nuestros vergeles; guardemos en vasos de oro la, fragancia más pura de la madre, de la esposa, de la hija; de aquella, en fin, á la cual llamamos con el más legítimo orgu- llo, nuestra compatriota; repitiendo con Julio Bois, el feminis- ta ideal, que ““¡El alma de la mujer se levanta como una es- treila, para alumbrar el porvenir!” México, 15 Diciembre 1900. JESÚS GALINDO Y VILLA. LA DECLINACIÓN MAGNÉTICA EN LAS CARTAS TOPOGRÁFICAS POR EL INGENIERO MANUEL MONCADA. Desgraciadamente en todos los ramos del saber humano, encuentra cabida la propensión á aparecer exactísimo, aun cuando no pueda racionalmente alcanzarse gran exactitud y aun en aquellas ciencias que tienen por base las matemáticas se encuentra ese mal y es que esa exactitud matemática del gabinete no puede llevarse á la práctica, porque ni nuestros sentidos ni nuestros medios de apreciación nos permiten va- lorizar las cantidades infinitamente grandes ó infinitamente pequeñas que el cálculo nos dá. Muchos son los casos en que se ve esto, pero no pudiendo enumerarlos me concretaré á uno: al de la determinación de la declinación magnética, ó sea el ángulo constantemente variable que forma el meridiano ver- dadero de un lugar con el magnético. En Topografía al levantar un plano, se comienza por de- terminar el meridiano verdadero para obtener aquel ángulo, por alguno de los varios procedimientos que existen: el de al- turas iguales de sol, de estrellas, la mayor ó menor elongación de la Polar etc., con las que se obtiene una grande aproxima- ción, Ó si se quiere, exactitud. No así el magnético, pues este Memorias. (1900-1901].—T. XV,—40. 314 Memorias de la Sociedad Científica no puede determinarse sino con aproximación muy poco sa- tisfactoria, y por consiguiente es mucha'pretensión anotar en los planos el azimut ó ángulo de declinación con segundos cuan- do aun los minutos se escapan forzosamente; y no se diga que se toma el promedio de muchas observaciones, porque cuan- do éstas son inseguras el promedio lo es también y la aproxi- mación resulta nula. De los errores que puede dar una aguja magnética hay algunos que son corregibles, como su excentricidad, la falta de coincidencia entre el eje de figura y el magnético, error en la graduación, etc.; pero hay otros que no lo son como la mala construcción del instrumento, la no coincidencia del cero del limbo con el cero de la graduación interior en que se mueve la aguja. Este último error no puede conocerse si no es com- parando el instrumento que se usa con un magnetómetro fijo, lo cual no es posible cuando se trabaja en el campo, y sin em- bargo, casi siempre se da por bueno el teodolito que se emplea ateniéndose á la reputación del constructor, y ese error puede ser de varios minutos. La apreciación que se hace de la coin- cidencia de la punta de la aguja, aun cuando tenga nonius, con el cero ó grado cualquiera de la graduación, no puede ser exacta y la lectura puede estar afectada igualmente en minu- tos. La proximidad, no solamente de masas ferruginosas, sino de macizos montañosos que aunque no contengan hierro, des- vían la aguja. Pero la causa principal de error está en el mis- mo meridiano magnético que no es estable, sino que varía no solo con la latitud del lugar y de año en año, sino de día en día y de hora en hora, pudiendo ser la variación diurna hasta de siete ó más minutos como lo manifiestan los registros de los Observatorios Magnéticos extranjeros, y entre nosotroslos mu- chos y prolijos estudios que en varios años de constancia ha hecho el Sr. Moreno y Anda encargado del servicio meteoro- lógico del Observatorio Astronómico Nacional; según ellos la declinación acusada por el declinómetro de hilo sin torsión va- “Antonio Alzate.” ' 315 ría todos los días de las 7 a. m. á las 2 p. m. en 1, 2 y hasta 9 minutos, siendo el promedio de la variación diurna de unos 3 minutos. Como se ve, es mucha pretensión de exactitud anotar en - los planos topográficos declinaciones de 1 y 2 minutos, cuan- do la mayor aproximación que racionalmente podría conceder- se sería de 5 en 5 minutos; y tan es así que las tablas calcu- ladas para coordenadas magnéticas dan de 15" en 15' que es la apreciación que mejor puede hacerse á la vista, De desear sería, pues, que siquiera en las principales ciu- dades del país se establecieran magnetómetros de precisión, con los que pudieran los ingenieros comparar sus instrumen- tos antes y después de emprender una expedición topográfica, para conocer y llevar en cuenta el error de construcción de es- tos. Dichos magnetómetros contribuirían á la vez eficazmente para la determinación de las curvas de variación, de igual de- elinación, y al estudio de otros problemas de interés que se re- fieren al magnetismo terrestre, tan poco conocido aún, y que se cree proviene de las corrientes telúricas ó eléctricas en la superficie ó á poca profundidad de la corteza terrestre y aun tal vez en la atmósfera. ) Este estudio preocupa grandemente á los hombres de cien- > cia desde que se ha comprobado la relación íntima que existe entre algunos fenómenos de la superficie solar y las perturba- ! . ciones de la aguja magnética, así como con otras de la atmós- fera y de la física terrestre propiamente dicha. Tan delicados los instrumentos que se emplean en este estudio y tan delica- das las medidas que con ellos se hacen, exigen, por otra par- te, tomar ciertas precauciones y cuidados á fin de no exponer- se á ciertas influencias que acudían á nulificar los efectos de- bidos á la sola acción magnética de la Tierra, principalmente en la época actual en que la electricidad como motor ó fuerza lleva sus misteriosos efluvios al taller, á la fábrica, al ferroca- rril y que escapándose por la tierra está haciendo que el imán 316 Memorias de la Sociedad Científica emigre lejos de los grandes centros de actividad, allá donde pueda seguir tranquilo sus lentos, periódicos y accidentales movimientos. La causa perturbadora del trolley simple en los ferrocarriles eléctricos, con la que no se contaba hace pocos años, está obligando en efecto, á algunos observatorios mag- néticos europeos y de la América del Norte á dejar sus actua- les miradas y buscar refugio en regiones en que su acción ya no se deja sentir. El de Kew, por ejemplo, fué influenciado de tal manera por un ferrocarril eléctrico de Londres, que tu- vo que entablar una demanda contra la compañía y última- mente según parece ésta ha ofrecido una indemnización con la que se cambiará á otro lugar lejano. Y el Grobierno Mexica no en la concesión que dió para los ferrocarriles eléctricos de la capital, con previsión laudable, redactó el art. 12 del regla- mento para los ferrocarriles eléctricos, así: “La Secretaría de Comunicaciones y Obras públicas tiene facultad para dictar las medidas que juzgue oportunas, á fin de evitar las perturbaciones que no obstante la observancia de las prevenciones de este Reglamento se hicieren sentir en las líneas telegráficas ó telefónicas de la Federación ó en los aparatos de precisión de los Institutos técnicos oficiales. Esas me- didas se ejecutarán á expensas de la Compañía de tracción.” (Diario Oficial, 5 de Marzo de 1900.) No puedo menos de indicar aquí que aunque la electrici- dad es conocida solamente en sus efectos, como la fuerza y otros agentes naturales, su acción universal y sus aplicaciones utilísimas que cada día aumentan, hacen que su estudio sea de grande importancia y á él se dediquen con ahineo las na- ciones civilizadas. México, que aspira á ocupar un lugar distin- guido entre ellas, debe tomar parte en este concierto científico, y buena parte del camino tiene ya andado en lo que se refie- re al electro—-magnetismo. El Sr. Ingeniero Don Angel An- gulano, siendo Director del Observatorio Astronómico Nacio- nal, trajo de Europa entre otros valiosos instrumentos, unos “¿Antonio Alzate.” 317 Ar registradores magnéticos automáticos, aparatos ingeniosos en que la fotografía, esa otra gran palanca para el adelanto de la ciencia, marca los movimientos del imán por pequeños y con- tinuos que sean, haciendo pronto y bien, lo que un observa- dor haría penosamente y mal. Estos aparatos han sido estudiados y montados por el re- ferido Sr. Moreno y Anda y ya prestos á funcionar definitiva- mente ha habido necesidad de guardarlos, debido á lainfiuen- cia perturbadora de los ferrocarriles eléctricos. El Observato- rio Magnético cuenta, pues, con los instrumentos necesarios para poder figurar entre los establecimientos similares de pri- mer orden, en toda la América, cuenta asimismo con persona que sabe manejarlos y que se dedica con gusto á ese estudio. Como se vé hay andada ya una buena parte del camino y de desear sería que el Grobierno, que toma decidido empeño por el adelanto del país, diera otro pequeño impulso, estable- ciendo el Observatorio magnético en lugar apropiado para que se obtengan resultados prácticos, se aprovechen los elementos que ya existen y pueda México cooperar, sea en la escala que fuere, al estudio de tan vasto y trascendental problema del electro-magnetismo. Esto casi se impone, es ya una necesidad cuando se ve que por los aislados y propios esfuerzos del Sr. Moreno, tanto los Estados Unidos como otras naciones de Eu- ropa, cuentan á México entre los países que se dedican al cul- tivo de esos estudios. Los Estados Unidos consagran tanta atención á ellos, que solamente en los Estados de las Carolinas Norte y Sur, hay más de 150 monumentos ó postes de piedra donde está marca- do el meridiano y donde se hacen observaciones oficiales y particulares y los cuales monumentos están bajo la salvaguar- dia única del público que los respeta. México no puede por ahora llegar á tanto, pero podría comenzar ventajosamente y el esfuerzo que se necesita no se- ría en verdad grande. Tacubaya, Marzo 1901. ' Mem.Soc. Alzate Tom. XV. PROF. D. ALFONSO HERRERA Presidente honorario perpetuo de la Sociedad Científica "Antonio Alzate' , 7 Febrero 18238 y 27 Enero 1991 BIOGRAFÍA DEL SEÑOR PROFESOR D. ALFONSO HERRERA, Presidente Honorario Perpetuo de la Sociedad. Nació en México el 7 de Febrero de 1838, siendo sus pa- dres el Sr. D. Francisco Herrera, Juez del ramo criminal en la capital y la Sra. D* Rosario Fernández San Salvador. Huér- fano de padre á los tres años de edad, tuvo la dicha de encon- trar en el segundo esposo de la Sra. Fernández, el Sr. D. Pe- dro Puerto, un protector que lo dirigió con la mayor solicitud en sus estudios científicos y lo trató como un verdadero pa- dre. Después de brillantes estudios de latinidad con el Padre Cenizo y de otras materias en el Colegio de San Gregorio, ob- tuvo en 1855 el título de Bachiller, ingresando á la Escnela Nacional de Medicina en donde cursó el primer año de la ca- rrera de médico. Pero un revés en los intereses de su familia, que él tuvo la dicha de preveer á tiempo, le hizo prescindir de sus vehementes deseos por el doctorado y entonces obtuvo el título de farmacéutico, en Abril de 1858. Los trabajos que publicó después, le conquistaron gran ce- lebridad y fué llamado á los empleos que mencionaremos bre- vemente en otra parte. El Sr. Herrera debe considerarse desde los aspectos de profesor y de sabio. Como profesor contribuyó 4 formar esa 320 Memorias de la Sociedad Científica LOLIZIIS pléyade de hombres distinguidos que son hoy la honra del pro- fesorado, de la ingeniería, de la medicina, de la farmacia, de la agricultura y de la industria de México. Todos consideran co- mo un honor llamarse discípulos suyos. Digamos, en fin, que colaboró en gran manera con el Dr. D. Gabino Barreda, en la formación de la Ley de Instrucción Pública que rige actual- mente para la enseñanza en Méxieo. No solo fué un gran talento, sino también un gran corazón y un verdadero filántropo. Hijo y hermano modelo, rodeó á la señora su madre de cuidados delicados, amándola hasta el pun- to de que durante muchos años no salió de la capital, para ha- cer estudios botánicos que tanto le encantaban, por no afligir- la. Durante muchos años también, sirvió de padre á varias de sus hermanas y de apoyo á sus demás parientes. Dos sentimientos normaron los actos de nuestro insigne maestro: el amor al bien y el amor al saber, confundiéndose el uno con el otro, sosteniéndose mútuamente y substituyén- dose como recíprocos consuelos en el transcurso doloroso de la vida. Cuando el Sr. Herrera perdió á su madre en 1883 y .después á su nieto en 1898, los dos grandes pesares que ator- .mentaron su espíritu delicado y amoroso, encontró un suave lenitivo en el estudio y en la modesta práctica del bien. El 2 de Agosto de 1897 sufrió un ataque cerebral que pu- so en peligro su vida y desde entonces su salud fué resintién- dose y comenzaron á presentarse los síntomas de una enfise- ma pulmonar, que llegó á manifestarse seriamente en Diciem- bre del año pasado. Trasladado á Cuernavaca permaneció hasta el 6 de Enero del corriente año, pues quiso mejor sacri- ficarse en aras del estricto cumplimiento de su deber, comen- zando su cátedra de Historia de drogas de origen vegetal en la Escuela de Medicina. Su delicada salud se resintió sobre- manera del frío de esos días y fué llevado violentamente el día 26 á Cuautla por su médico de cabecera, y solo se consiguió que su muerte fuera menos angustiosa, pues el 27 sobrevino ““ Antonio Alzate.” 321 ”o. una agravación y la muerte, tan calmada y tranquila que el maestro extendió los brazos para estrechar á sus seres queri- dos y en seguida se durmió dulcemente. Fatigado ya de la lucha incesante en el inquieto medio so- cial, exploró con serenidad los grandes problemas de lo des- conocido y no ignoraba ni una sola de las promesas de la su- gestión mental y la telepatía. En esta etapa reposó un tanto, abismándose en la contemplación interior de los fenómenos astronómicos y del orden maravilloso del Universo, La Sociedad “ Alzate” tuvo la satisfacción de honrar en vida á nuestro sabio, consagrándole la sesión del 1? de Mayo de 1898, la cual presidió, como una débil recompensa ásus des- interesados esfuerzos en bien del progreso científico de México y por sus trabajos como Director de la Escuela Preparatoria. Relataremos someramente algunos de los principales pues- tos que desempeñó siempre con acierto, actividad y honradez: Ayudante 1* del Cuerpo Médico Militar en la Guarnición de la Capital, durante la guerra extranjera, según lo solicitó. Noviembre 17 de 1863.—Adjunto de la Cátedra de Farmacia en la Escuela Nacional de Medicina. Marzo 14 de 1866.— Profe- sor de Botánica y Zoología en la Escuela Nacional de Agri- cultura. Agosto 21 de 1867.—Primer adjunto del Consejo Supe- rior de Salubridad, Agosto 31 de 1867.— Miembro de la Comi- sión del Plan General de Estudios. Septiembre 21 de 1867. — Profesor de Historia Natural de Drogas en la Escuela de Me- dicina. Enero 31 de 1868.—Miembro adjunto del Consejo Supe- rior de Salubridad. Febrero 7 de 1872, — Profesor de Historia Natural en la Escuela Preparatoria. Enero 12 de 1874,—Miem- bro propietario del Consejo de Salubridad. Febrero 28 de 1874. —Director interino de la Escuela Nacional Preparatoria. Fe- brero 28 de 1878. — Director propietario de la misma Escuela. Diciembre 23 de 1880.—Miembro de la Comisión de vigilancia de Escuelas Superiores. Julio 26 de 1882. — Jefe de la Comi- sión Científica Méxicana (que quedó suspensa por falta de pa- Memorias.—[1900-1901.] T. XV.—41. 329 Memorias de la Sociedad Científica, gos y que reapareció más tarde con el nombre de Instituto Mé- dico Nacional). Agosto 23 de 1883.— Profesor de Historia Na- tural en la Escuela Normal para Profesores. Febrero 17 de 1887. En todos estos puestos no cesó de desplegar el mayor celo por el estudio de nuestros productos, por la difusión de los co- nocimientos y el estímulo en las investigaciones científicas. Como director de la Escuela Preparatoria se dió á conocer principalmente por sus iniciativas, fundaciones y perfeccio- . namientos en la enseñanza, gabinetes y laboratorios. Trabajos de la Escuela Nacional Preparatoria. Incesantemente trabajó el Sr. Herrera en el progreso in- telectual y material de la Escuela, siendo sus más notables obras las siguientes: La clase de Telegrafía, de la cual han salido la mayoría de los telegrafistas, mujeres y varones, que están hoy en servi- cio activo. A esa clase acudían los jóvenes imposibilitados de continuar su carrera y una multitud de alumnas que se forma- ron porvenir tan honrado como seguro, sin que resultasen los inconvenientes que temían los timoratos. Lu clase de Galvanoplastía, también de gran utilidad prác- tica. ó Los cursos prácticos ó academias de física y química, que ha- cían la enseñanza experimental y objetiva. Un jardín botánico, establecido en el patio principal y de gran auxilio para la enseñanza de la botánica. Se ha desvir- tuado generalmente el objeto de tales jardines, llenándolos con plantas de ornato. Pero el Sr. Herrera solo cultivaba las muy útiles, y logró aclimatar algunas en México, dando así el ejem- plo de lo que debería hacerse. También dispuso en el 2* patio un amplio invernadero. La Biblioteca. En el local de la antigua capilla estableció “¿Antonio Alzate. ” 323 una biblioteca, y para ello obtuvo la autorización necesaria del Ministerio, arbitrándose recursos por medio de la venta de las imágenes que estaban allí abandonadas y aun profanadas, y mandando recoger el oro de la superficie de los altares, lo que causó grandes dificultades en la práctica. Aquí se manifiesta una de las tendencias del Sr. Herrera: el amor al bien, pues sería imposible calcular el número de alumnos pobres (43,000 lectores el año 1883) que han podido continuar sus estudios gracias á esta biblioteca, la cual se llenó con obras científicas escogidas, excluyendo las novelas y otras, inconvenientes ó de poca utilidad para los estudiantes y los obreros. El Observatorio Astronómico. El maestro quiso que la clase de Cosmografía fuera enteramente práctica y que el espíritu de los alumnos se sublimase con la observación de los cuerpos celestes y sus grandiosos movimientos. A este fin, se estable- ció un buen observatorio. El museo de Botánica general y el de Zoología. El primero fué siempre celebrado por nacionales y extranjeros. Contenía pre- ciosos ejemplares de organografía, monstruosidades, varieda- des agrícolas, plantas medicinales é industriales, en suma lo que en materia de botánica es útil, filosófico y general. Inútil es decir que estos museos merecían una atención especial del Sr. Herrera, que fué el Profesor de Historia Natura! en va- rias escuelas y el apóstol de esa ciencia en México. Periódicamente hacía excursiones con sus alumnos y toda- vía en el último año de su vida les acompañaba penosamente por cerros y por valles, en busca de las cosas sencillas y ad- mirables de la naturaleza. No era un simple repetidor de los textos extranjeros y en toda la República hay profesores que recuerdan con veneración las clases de instinto, filosofía na- tural y otras materias elevadas de la biología. La casa de fieras. Cuando el Ministro Montes se propuso suprimir la Escuela Preparatoria, para volver al sistema ran- cio de sus abuelos, llamó al Director y le ofreció grandes re- 324 , Memorias de la Sociedad Científica compensas si le ayudaba en su tarea de destrucción. El Sr. Herrera le dijo que por el contrario, defendería su escuela. Para atraer á los visitantes compró dromedarios vivos, tigres, venados, linces y otras fieras curiosas y singulares; organi- zó conferencias, con proyecciones y experimentos, y en poco tiempo la Escuela fué conocida, visitada y celebrada por los hombres más ilustres de la época. Se salvó todo y en el nue- vo presupuesto fué más liberalmente dotada. Un episodio sin- gular: Don Manuel Payno, por convicción profunda, habló siempre en contra de la Escuela, y en la Cámara, henchida de un auditorio de estudiantes, fué terriblemente derrotado, y por eso se negaba á salir, temeroso de las inquietas turbas es- tudiantiles. Pero ellas habían recibido el ejemplo de perdón del maestro y de amor á la ciencia y al bien: llevaron á Payno á su casa, le perdonaron y le hicieron su amigo y justo es de- cirlo, su admirador. Habitaciones de la servidumbre. Se recuerda como era trata- da, por ser desvalida; le dió Herrera toda una serie de habita- ciones higiénicas y confortables. Habitación del Director. Para atender mejor á su Escuela, vivió dos años, con su familia, en una modesta habitación, que arregló en el Colegio Grande y en la cual recibía á toda hora. La clase de mexicano. Consecuente con su idea de desper- tar y ennoblecerá nuestra raza indígena, consiguió que el Sr. F. P. Troncoso estudiase el mexicano, para enseñarle en la Escuela Preparatoria. Solo en parte pudo realizarse su gene- roso deseo. Las clases de lenguas Orientales, de música y de gimnasia. En la primera se estudiaban raíces griegas; la última era concu- rridísima. Elevada posición de la Escuela Preparatoria. El Gral. Grant y otras personas eminentes decían que era el primer colegio preparatorio de las Américas, y en efecto, el lema “Amor, Or- den y Progreso” se llevó siempre á la práctica y son innume- “¿Antonio Alzate.” ' 325 rables los beneficios que produjo, creándose allí sociedades co- mo la “Alzate,” é inteligencias hoy bien conocidas. Era un centro de estudios y de moralización, dirigido por un filántro- po, sabio y progresista. La Patria le debe parte de su actual grandeza. SOCIEDADES CIENTÍFICAS A QUE PERTENECIÓ. Enero 9 de 1866. Junio 9 de 1866. Agto. 29 de 1868. Sep. 2 de 1869. Dbre. de 1871. Enero 9 de 1872, Junio 16 de 1872. Enero 28 de 1874. Mayo 21 de 1874. Agosto 3 de 1874. Sep. 30 de 1874. Socio titular de la Academia Médica de México. Socio corresponsal de la Academia de Me- dicina de Guadalajara. Fundador de la Sociedad de Historia Na- tural. Vicepresidente propietario de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, Miembro de la Comisión Calificadora de la Exposición de objetos de Industria, México. Socio residente de la Compañía Lancas- teriana de México. Socio corresponsal de la Sociedad 'Médi- ca de San Luis Potosí. Presidente de la Sociedad de Historia Na- tural. Socio honorario de la Sociedad Médico- Farmacéutica (Mérida). Socio fundador de la gran Confederación de Amigos de la enseñanza en la Re- pública Mexicana. Socio honorario de 1* clase de la Gran Confederación de Amigos de la En- señanza. 326 Memorias de la Sociedad Científica Dbre. 12 de 1874. Agosto 1? de 1875. Sbre. 25 de 1875. Febrero 27 de 1877. Sbre. 18 de 1877. Dbre. 5 de 1877. Abril 6 de 1878. Abril 12 de 1878. Agosto 19 de 1878. Febrero 6 de 1879. Abril 21 de 1881. Marzo 29 de 1882. Julio 15 de 1882. Agosto 9 de 1883. Julio 15 de 1883. Sbre. 7 de 1883. Socio corresponsal de la Sociedad Médi- co-Farmacéutica (Puebla). Socio honorario de la Sociedad Médico-- Farmacéutica (Toluca). Socio honorario de la Sociedad Fraternal Farmacéutica. Socio de número de la Sociedad Agríco- lo-Veterinaria Ignacio Alvarado, Socio honorario de la Academia Mexi- cana. Socio honorario del Colegio de Farmacia de Filadelfia. Socio corresponsal de la Academia de Ciencias Naturales de Davenport, Iowa. Socio honorario de la Sociedad Agrícolo— Veterinaria Ignacio Comonfort. Socio honorario de la Sociedad Ignacio Ramírez. Presidente honorario perpetuo de la So- ciedad Mexicana de Historia Natural. Miembro corresponsal del Colegio de Far- macia de Nueva York. Presidente honorario de la Sociedad Fra- ternal de Profesores y empleados de la Escuela Nacional Preparatoria. Miembro del Ateneo Mexicano de Cien- - clas y Artes. Presidente honorario de la Sociedad Fi- lomática. Miembro honorario de la Sociedad Juan de la Granja. Presidente de la Sociedad Farmacéutica Mexicana. Agosto 31 de 1884, Nbre. 30 de 1884. Marzo 10 de 1885, Enero 1” de 1894. Dbre. 31 de 1895. Enero 1* de 1896. Mayo 20 de 1896. Dbre. 30 de 1896. Febrero 14 de 1897. Enero 28 de 1900. Marzo 21 de 1900. “¿Antonio Alzate.” 327 Socio honorario y protector del Ateneo Mexicano. Vicepresidente honorario del Ateneo Na- cional Mexicano. Socio honorario y Presidente honorario perpetuo de la Sociedad Científica “Antonio Alzate.” Socio activo de la Sociedad de Farmacia. Académico numerario de la Academia Mexicana de Ciencias exactas, físicas y naturales, correspondiente de la Real de Madrid. Socio fundador de la Sociedad de Far- macia. Socio honorario de la Sociedad de Far- macia. Miembro corresponsal del Torrey Botani- cal Club. Columbia College, New Y ork. Socio honorario de la Asociación Cientí- fica Mexicana “Leopoldo Río de la Loza.” Vicepresidente honorario ad vitam de la Sociedad Filantrópica Mexicana, co- mo miembro fundador. Vicepresidente honorario y socio bene- mérito de la Sociedad de Farmacia. 328 Memorias de la Sociedad Científica TRABAJOS PUBLICADOS. EN LA “GACETA MÉDICA.” (Periódico de la Academia de Medicina. ) Nuevo procedimiento para la preparación de los extractos sin la intervención del fuego, tomo II, 1866, p. 200. El Aje, t. VI, p. 383. El Oyamel, t. VII, p. 1. El Yoyote, t. VII, p. 285. Observaciones sobre los hongos comestibles, t. VIT. p. 353. Pulques medicinales, t. VIII, p. 210. Apuntes para la historia natural de las drogas simples in- dígenas, t. XIII, p. 25. En colaboración con el Prof. D. Gumesindo Mendoza: Estudio sobre el orígen del cloruro de sodio y el carbona- to de sosa en el Valle de México, t. Il, 1866, p. 85. El yoloxóchitl, t. II, p. 223. Apuntes para la monografía de los insectos vesicantes indí- genas, t. II, p. 264 y t. III, p. 13. Yerba del Pollo, t. III, 1867, p. 158. Análisis del Fucus vesiculosus, t. TI, p. 332. EN “LA NATURALEZA.” Informe de la Comisión sobre las aguas potables de Méxi- co, t. 1, 1869, p. 6 (En colaboración con los Sres. G, Hay, M. Río de la Loza, G. Mendoza y l.. Río de la Loza). El Zopilote, t. I, p. 17 y 51. El Strongylus micrurus, t. 1, p. 173. El Chayote. p. 234. Apuntes para la Geografía Botánica de México, p. 8. El liquen tintóreo de la Baja California, +4. II, p. 163. “Antonio Alzate.” 329 SDASLSL ILL IL LISIS IDIILI II III El Yoyote, p. 187. El Oyamel, p. 215. Sinonimia vulgar y científica de algunas plantas indígenas, temos II á VI. Observaciones sobre los hongos comestibles, +. IT, p. 234. El Anacahuite, t. IT, p. 151. (En colaboración con el Sr. Mendoza.) Catálogo de la Colección de Drogas indígenas presentadas en la Exposición de Filadelfia, t. III. p. 399. Rectificaciones á la Memoria del Dr. Altamirano sobre le- guminosas indígenas, t. IV, p. 139, Notas sobre una monstruosidad observada en el fruto de la"calabaza, t. IV, p. 247. El Plátano, t. V, p. 17. ; Materias primas indígenas propias para la fabricación del papel, t. VI, p. 84. (En colaboración con el Dr. M, Villada.) El Aje, t. VI, p. 198. EN “EL MUNDO CIENTÍFICO.” Nótas sobre la Exposición de Filadelfia. vol. I, p. 4. La Farmacia y las Boticas de México, vol. I, p. 128. Aclimatación de animales útiles, vol. IL. p. 209. EN “EL PROGRESO DE MÉXICO.” Tomo II. El chayote, núm. 49 y 51. El plátano, núm. 52. Notas sobre gusanos productores de seda, núm. 55. * - La higuerilla, n'im, 59. Aclimatación de animales útiles, núm. 56, Bálsamo negro, núm. 76. Coca del Perú, núm. 85. Cebadilla, núm. 93. La llama y la alpaca, núm. 77. Memorias.—(1900-1901].— T. XV,-42. 2330 Memorias: de la: Sociedad Científica Tomo. III, El copal blanco ó de santo, p. 99. Resina de Cuapinole, p. 268. La pimienta gorda, p. 302. l La tilia, p. 462. 0104 Algunas plantas indígenas que pueden aprovecharse pa- .ra la fabricación del papel, p. 653. El árbol del Perú, p. 781. «Tomo IV. El mezquite, p. 48. | El cuitlacoche, p..130. Loy Tomo. IV. Los hongos, p. 63. El chicozapote ó zapotillo, p. 251. El oyamel, p. 528. | La vida de las plantas. La germinación, la ns ali- mentos de las plantas y absorción. (Varios números.) Tomo V. El capomo, p. 94. El jengibre, p. 657. Tomo VI. Fisiología vegetal, pp. 8, 20, 61, 116 y 173; y tomo VI. pp. 584, 599, 634, 643, 703 y 713. EN “EL BIEN SOCIAL.” (Vulgarización y moralización, traducciones, etc.) Tomos 1 y II. Sentencias morales. Polvos para platear el cobre y latón. Polvo y jugo de carne, Procedimiento para dar á las maderas el color y aspecto del ébano. Licor para pavonar acero. Medio sencillo de reconocer la pureza del pegamento para cristal, loza, ete. Instrucciones sobre el tratamiento áque deben sujetarselas personas mordidas por perros rabiosos. Marfil artificial. Hec- tógrafo. Pegamento para madera. Barniz flexible. La caridad. Los frutos del vicio. Tinta para marcar la ropa. Destrucción de las cucarachas. El vicio y la virtud. Método sencillo de re-- conocer la pureza del petróleo y reglas para el uso. de las lám- paras. Programa para la enseñanza “en la Escuela primaria. s “Antonio Alzate.” -* : : 3p1 gratuita “La Fraternal.” Diversas maneras de hacer caridad. Medio sencillo de renovar los sombreros de fieltro. Dios. Tinta , indeleble. Lo que es el cielo. (Traducción.) Bello ejemplo que - imitar, apuntes para la biografía de un mexicano ilustre. (Bio- grafía de G. Mendoza.) Contra las moscas. Linimento para las quemaduras. Pasta para limpiar los guantes. Barniz de “oro para latón ó cobre. Ladrillos vidriados. Las malas com- - pañías. Los temblores de tierra. (traducción). Adiciones al artículo anterior. El trabajo. Encáustica para hacer imper- meable el calzado de cuero y suavizarle. Medio de preservar de la humedad á las paredes. La avaricia. Amad á vuestros hermanos, (traducción.) Las estrellas, (traducción). Agua den- " tífrica. ¿Quién es más hombre? Parábola india, (traducción). Interesante á las lavanderas. Líquido contra la viruela. Com- - postura de objetos de porcelana. La soberbia. Pebetes. El men- digo filántropo. Una mujer verdaderamente grande. Amor al prójimo, (traducción.) La lujuria, (cuento.) Modo de quitar las manchas á la ropa. Hemorragia nasal. Aseo de alfombras. El sol. La pereza, (cuento). Polvos dentífricos. Tricófero ó res- taurador del pelo. Tinta para escribir. Los Planetas. Virtud, ciencia y patriotismo. Biografía del P. Sartorio. El exámen diario, (traducción.) Los envenenamientos voluntarios, (tra- ducción.) La geología en 200 líneas, (traducción.) La vuelta al polo, (traducción.) El niño contento con su suerte, La vida. humana. Un verdadero valiente, (cuento.) Rasgo de amor- filial, (traducción.) Cómo se ha formado la tierra, etc., (tra. ducción.) El honor bien entendido, (traducción.) Los alimen- tos. Tratamiento de las mordeduras de serpiente. La ense- ñanza moral en las Escuelas primarias. Conócete á tí mismo. Datos curiosos. Higiene de la digestión. A las sociedades de artesanos. Nuevo procedimiento para hacer espejos platea- dos. Datos importantes. El mundo de los infinitamente pe- - queños. Cuestión de importancia social. Tomo HI. El poder de la virtud. Datos curiosos. Carac 332 Memorias de la Sociedad Científica XLALIILOCIIA teres del hombre de bien, (traducción.) Procedimiento, para hacer espejos. Procedimiento para hacer jabón sin fuego. Da- - tos curiosos. El deber, (traducción.) Sentencias morales. Dios y la naturaleza, (traducción.) Conocimientos utiles. Toleran- cia y caridad, (traducción.) Procedimiento para broncear el cobre. El café. La justicia, (traducción.) La esperanza, (tra- ducción.) La vida y la muerte. La razón y el sentimiento. Al Sr. Don Tomás Hernández. El coco. Conocimientos útiles. Pegamento para loza. Conservación del aceite. Procedimien- to para platear listones. Salvajismo. Tom. IV. Efectos de la embriaguez. Cimento para made- ra, fierro, etc. Barniz negro para zinc. Parábola del pesca- dor, (traducción). Datos curiosos. Procedimiento para teñir de negro la madera. Receta para limpiar las estatuas de yeso. Las leyes de la naturaleza. La rabia. Pomada para los labios. Tratamiento de las quemaduras. El aire. Los metales. Cola para pegar el vidrio. Tinta para escribir sobre hoja de lata. Los metales. Tom. V. Los metales (el cobre, el plomo, el zinc.) Argama- sa diamante. Los metales (el mercurio, la plata, el oro.) Con- sejos importantes. : Tom. VI. Higiene de las escuelas. Tom. VII El padre. La nutrición, La digestión. La circu- lación de la sangre. Tom. VIII. La respiración. La salud. Tom. IX. La salud (continuación). La sal, (firmado X.) «La azúcar (firmado X). El almidón. El jabón. El papel. Tom. X. lLaleche. El vinagre. El aire. El cuerpo humano. OTRAS PUBLICACIONES. La sanguijuela de México. Segunda y tercera parte de la nueva Farmacopea mexi- cana. Primera edición. “Antonio Alzate.” 333 Segunda parte de la misma en la 2* edición y en la 3* Informe sobre el árbol del Perú. Yerba de la mula. Nuevo procedimiento para la conservación del pulque. México, 1879. Tipografía de F. Mata. El Achichilique. Memoria de la Comisión Científica de Pachuca, p. 280. : Dictamen sobre el botijón. Tablas de clasificación zoológica. “La Escuela Prepara- toria.” Tom. I. 1879. 4 384 Memorias de la Sociedad Científica SESION SOLE: CELEBRADA EL 27 DE FEBRERO DE 4901 En honor del Sr. Profesor DON ALFONSO HERRERA Presidente honorario perpetuo de la Sociedad, fallecido en Cuautla Morelos el 27 de Enero. 4 Presidencia del Sr. Lic. D. Ignacio Mariscal, Ministro de Relaciones Exteriores. a A las 4 h. 35 m. p.m. se abrió la sesión. El Prosecretario Profesor Luis G, León leyó el acta de la sesión extraordinaria del 3 de Febrero que se verificó para organizar las manifesta- ciones que la Sociedad podía y debía hacer para honrar la me- moria de su sabio Presidente honorario. En dicha sesión que- daron acordadas las siguientes: 1? Nombrar una Comisión que se dirija á Cuautla pará depositar en nombre de la Sociedad unas coronas en el sepulero del inolvidable Maestro. 2* Cele- brar una sesión solemne en su honor el 27 de Febrero, justa- mente al mes de muerto el Sr. Herrera, y para cuya Presiden- cla se invitará al Sr. Lic. D. Ignacio Mariscal, Ministro de Re- leciones Exteriores. 3? Procurar adquirir para el local de la Sociedad un busto del sentido sabio. 4* Procurar igualmente por todos los medios posibles, la erección de un. monumento en la Escuela Nacional Preparatoria, como un homenaje á sus esfuerzos por el progreso intelectual y material de dicho Es- tablecimiento en la época en que fué su Director. Para ello se abrirá una subscripción invitando al Sr. Lic, D. Ignacio Ma- riscal á fin de que se sirva patrocinar esta idea. 5* Publicar en las Memorias de la Sociedad un estudio biográfico y biblio- gráfico del eminente naturalista y filántropo. Concluida la lectura de dicha acta el referido Prosecreta- rio informó que, respecto á la primera manifestación se había “¿Antonio Alzate.” 33D. : es -eumplido ya, pues una Comisión se trasladó 4 Cuautla el Do- miñgo 17 de Febrero á depositar coronas y que allí ante la tumba del Sr. Herrera, el socio Profesor D. Gregorio Torres ¿Quintero pronunció la sentida alocución siguiente: - “Es preciso creerlo: el maestro, el sabio, ha desaparecido pará no volver más. Debajo de este pedazo de humilde tierra se encuentra un tesoro de ciencia y amor, que la muerte, con saña implacable, ha arrastrado al abismo del infinito misterio, - de:esa vorágine insaciable que absorbe eternamente la eterna vida, de la que cada uno de nosotros no es sino un átomo. -:Ayer, la palabra, ese fulgor del alma, era un exquisito ins: ' trumento de que el sabio se valía para alumbrar espíritus: hoy - yace encerrada en el silencio de lo desconocido donde la vi- bración es una esfinge de lengua de granito. Y +:No pudimos, oh maestro, recoger ni el eco de tus últimas * palabras que habríamos guardado dentro de nosotros como en estuche de hierro, para acariciarlas como el avaro acaricia su - plata y su oro en sus momentos de soledad. aba : «Se extinguió la llama de tu vida sin que su postrer cente- ' lleo:hubiese penetrado por nuestra pupila hasta lo hondo del » cetebro, para conservarlo como el germen de un gran pensa- miento ó:de una buena acción. eo - ¡No! no nos fué Peralada asistir á tus últimos istilaitea > para verte, resignado y justo cual otro Sócrates, exhalarel al. : ma; ño pudimos rogarte que no nos abandonaras; pero míra- mos.aquí, ante tu fosa, con el corazón rebosante de pena; he- .mós venido de lejos para ornar de flores tu sepulcro y decirte : «muánto te amamos, cuánto nos duele la terrible realidad de:tu muerte! 1 + ¿La Sociedad “ Antonio Alzate” llora; tu Er YN y la estima como una gran desgracia. Tú eras su padre, su sol.» 4%Qué va á hacer ahora sin tu voz y sin tu luz? 29 a Te hemos amado por sabio y por bueno. Eras dechado de» perfección humana: adquiriste la ciencia por tu propio esfuar-: 336 Memorias de la Sociedad Científica zo; cada paso que avanzabas en ella, era una etapa dolorosa; pero brillante; una conquista como las de Robinsón en suisla,. de esas que templan el alma y la preparan á mayores y más: altas victorias. Llegaste á la cima, y desde allí descendió tu palabra de enseñanza á fecundar cerebros, como los ES bajan de las montañas á fertilizar praderas. A tu sabiduría uniste una gran bondad; hubo en tus lec-: ciones el alimento que necesitan las almas: CIENCIA Y AMORy la. primera para penetrar lo desconocido, plantear principios, establecer reglas y buscar el bienestar del hombre; el segun- do para hacer de la especie humana una familia con mutuos deberes de socorro y concordia. Cuando hablabas en cátedra, eras el pontífice del saber. ¿Quién no se sentía subyugado ante la sencilla, amena y per- suasiva exposición que hacías de las verdades científicas más: arduas y complicadas? Eras pedagogo por intuición: celo, pá- ciencia, interés por la enseñanza, cariño hacia los discípulos, nada te faltaba. Tu grande inteligencia no se desdeñaba ale- tear al ras de inteligencias torpes para comunicarles aliento y esculpir en ellas los primeros teoremas de la ciencia. Tu obra. como maestro fué inmensa: millares de jóvenes recibieron la simiente de tu fecunda enseñanza, y así tu espíritu multipli- eado, dilatado, flota como neblina de oro en la frente de va-' rias generaciones intelectuales. Por eso, si la muerte aniquiló tu cuerpo, si rompió el vá- so de tu alma, ésta, como una muestra de su inmortalidad, nos rodea, nos anima y nos acaricia al contemplar lo conturbade: de nuestros corazones y la inmensa pena que inunda nues: tro ser. MAESTRO: el último de tus discípulos viene á significarte, en el lugar de tu postrer morada, que tu viaje por la tierrano fué estéril: despertaste en muchas almas la gratitud y el amor; estos dos purísimos sentimientos vienen hoy á besar tu sepul- tura, y á decirte, ájurarte en alta voz, que aunque el mármol “(Antonio Alzate. ” 337 PILI LICIDIIIIIDIIIS ó el bronce no inmortalicen tu imagen, tu memoria jamás se apartará de nosotros!” Que con relación á la 3* el señor Secretario perpetuo ha- bía recibido del distinguido Profesor Don Miguel E. Schulz la carta siguiente por la cual la Sociedad está muy reconoci- da y acepta desde luego el valioso ofrecimiento que encierra. México, 26 de Febrero de 1901.—Sr. Ingeniero Rafael Aguilar y Santillán, Secretario perpetuo de la Sociedad “An- tonio Alzate.”—Presente.—Muy estimado amigo: Admirador entusiasta del ilustre sabio Alfonso Herrera y sincero simpa- tizador de la inteligente y estimable juventud que forma esa simpática y progresista asociación, y sabiendo por otra parte que ésta desea tener en su salón de sesiones un busto de su finado Presidente honorario perpetuo, ofrezco muy gustosa- mente ejecutar para ese objeto el referido busto, que deseo admita la Sociedad “Alzate” como una ofrenda al gran natu- ralista y como una muestra de afecto á los compañeros de vd. en sus fructuosas labores científicas.—Sin otro objeto me re- pito su afectísimo amigo y S, S.—Miguel E. Schulz. Acto contínuo el socio Dr. Ricardo E, Cicero pronunció un discurso en el que ensalzó los méritos del sabio Maestro. “El Secretario perpetuo D. Rafael Aguilar y Santillán pre- sentó una interesante y extensa obra inédita del Sr. Herrera relativa á estudios sobre las drogas medicinales de orígen ve- getal. El Sr. Lic. D. Ramón Manterola, Vicepresidente honora- rio perpetuo, haciéndose eco delos deseos de la Sociedad, su- plicó al Sr. Lic. Mariscal que se dignara patrocinar la publi- catión de esa obra inédita, á lo que el Sr. Mariscal contestó que ofrecía tratar de la realización de esa idea con el Sr. Pre- sidente de la República y con el Sr. Ministro de Justicia. El Secretario leyó una nota del Sr. Dr. D. Alfredo Dugés, Memorias.—[1900-1901.] T. XV.—43. (YE) [3h] gn Memorias dela Sociedad Científica intibtulada Zuxonomía ornitológica. (Véase Memorias t. XV-p.' 221). | El Socio Ingeniero D. Jesús Galindo y Villa pronunció un discurso en elogio del Sr. Herrera. El Secretario perpetuo D. Rafael Aguilar y Santillán leyó * un trabajo relativo á la influencia del Profesor Herrera en el:' -desarrollo del espíritu científico en la República. A Antes de concluir la sesión, el Sr. Ministro Mariscal, pro- nunció la alocución siguiente: “Señores: Antes de retirarme deseo, en muy pocas y sencillas frases; : «dar las gracias á la Sociedad “Antonio Alzate,” en mi nombre, por el honor que me hizo, invitándome á presidir esta sesión, : y en nombre de la familia del Sr. D. Alfonso Herrera, que par: ra ello me. ha comisionado, por la solemne, conmemoración: que habeis hecho de su jefe. Para.mí, señores, todo esto ha í sido una honra y la satisfacción más íntima, porque se trata de la memoria de un sabio y de un amigo sobremanera esti-: mable, de un amigo á quien en este momento: no. puedo. me- nos de rendir un brevísimo. tributo de admiración y cariño. :::: Fué, sin duda, el Sr. Herrera, un sabio en la extensión de la palabra, ó más-bien, en el.sentido clásico que ella tenía en -otros tiempos, cuando, se hablaba, delos siete, sabios de la Gre» . cia; es decir, de los hombres superiores bajo varios conzeptos,:: dignos de veneración por su saber y por sus virtudes, que, tanto enseñaban con sus discursos como con'su ejemiplo: A es- ta clase de sabios, perteneció nuestro lamentado amigo; y en : esa doble enseñanza, la.que emanaba de su ejemplar :conduc: ; ta, pasando delas ciencias físicas se elevaba á las morales: , Su.sabiduría estribaba igualmente ¡en.la ciencia. y en, la” con», «ciencia, sin preocupaciones-de ningún género, porque su: mor. ral:misma era: experimental y razonada, De él podía, decirse “¿Antonio Alzate. ” 339 que si la razón formaba al filósofo, la razón y la virtud unidas, completaban al sabio. : Grande era su respeto y adhesión á la filosofía positiva mas no lo fanatizaba hasta el punto de creer que en semejante ma. teria.se hubiera llegado al “non plus ultra,” ni que hubiese problemas de lo más interesante para la humanidad, cerrados : á toda investigación por completamente insolubres. Tenía fe en el porvenir, en el alcance indefinido de la ciencia, y más que todo, lo animaba un entrañable amor á sus semejantes, verdadera caridad cristiana sin misticismo ni intolerancia de sectario. ¡ ¡Hizo cuanto bien pudo sobre la tierra, dejando, entre otros - recuerdos conmovedores, un asilo para Magdalenas, para mu- jeres descarriadas y arrepentidas y para la infancia abandona- da; establecimiento que al par de la “Sociedad Filantrópica” me/eonsta se debe á:su ilustrada y perseverante filantropía. Por fin;nos ha legado el más hermoso ejemplo que imitar; á.. vosotros los hombres de cienela, en su asidua consagración al: estudio, en su acrisolada honradez de profesor, y al resto de. sus gompatriotas en su inagotable benevolencia, en sus modes- tas y sólidas virtudes, tan dignas de alabanza y gratitud, so- bre todo para los que abrigamos la profunda convicción de , que, sin el adelanto moral, no hay verdadero progreso para el , linaje humano. Quiera el cielo, señores, que la noble figura. del Sr. D. Alfonso Herrera, se alce siempre delante de nos- otros, sirviéndonos de guía y de inspiración en los diferentes caminos de la vida.” - ia : lO xk + La sesión terminó á las 5" 20” p. m. Concurrieron los so-: cios: y representantes que expresamos en seguida: Sres. Lic. Ramón Manterola, Vicepresidente honorario - perpetuo, Dr: R. E. Cicero, Vicepresidente; Ing. Manuel E. “Pastrana, Director del Observatorio Meteorológico Central; 340 Memorias de la Sociedad Científica Ing. José C. Segura, Director de la Escuela N. de Agricultu- ra; Dr. J. M. Lugo y Prof. J. E. Mota, profesores de dicha Es- cuela; Dr. M. Urbina, M. $. A., Director del Museo Nacional y Prof. Gabriel Alcocer, Profesor de la Escuela N. Preparato- ria; Miguel E, Schulz y Joaquín M. Lara, profesores en la: Escuela Normal para Profesores; Ings. A. García Cubas, M. S. A., y M. Ramírez, M. $. A,, profesores en la Escuela Nor- mal para Profesoras; Ing. M. F. Alvarez, M. S. A., Director de la Escuela N. de Artes y Oficios, Amando Ramírez, Ma- nuel Saenz, y Rafael Paez, de dicha Escuela; Ing. A. Torres Torija, E. Alciati y J. Salomé Pina, profesores en la Escuela. N. de Bellas Artes; Dr. J. Martínez del Campo y Prof. Juan M. Noriega, del Instituto Médico Nacional; Eduardo Jiménez y Eduardo Noriega, de la Sociedad de Geografía y Estadísti- ca; Sritas. Profesoras Guadalupe, María y Margarita Rodrí- guez, María Luisa Domínguez y Dolores González, de las So- ciedades para el Cultivo de las Ciencias y “Alejandro Volta;” Ing. José Andrade y Dr. S. Riquelme, de la Sociedad Agrícola; Profs. Miguel Cordero y Francisco Durán, de la Sociedad Far- macéutica; Luis G. Rubín, Director de la Imprenta del Minis- terio de Fomento, Vicepresidente de la Sociedad Filantrópi- ca; Profs. G. Torres Quintero, M. $. A., Julio Hernández y Granja, de la Dirección de Instrucción primaria; Ing. Francis. co Ortiz y M. Tolsa, de “El Progreso de México;” L. G. Si mons, del “Mexican Herald;” Ing. G. López de Llergo, de la. ' Dirección de Telégrafos; A, Robelo, del Observatario Meteo- rológico Central; Lic. Rafael Hernández; F. N. Romero; Ing. E. García Benítez; F. Restori; y los socios Ing. M. de Anda, Dr. J. G. Cosío, Ing. J. Galindo y Villa, Prof. M. Lozano y Cas- tro, Dr. R. Norma, Ing, E. Ordóñez, Ing. G. M. Oropesa, Prof... J. Varela Salceda, Dr. D. Vergara Lope, Dr. F. F. Villaseñor y los Secretarios que subscriben. R. AGUILAR Y SANTILLÁN. : F. M. RODRÍGUEZ. Lwms G. LEÓN. ios Alla tad da ” ADLIOMADIIII A DISCURSO PRONUNCIADO Por el Doctor RICARDO E. CICERO. SENOR MINISTRO: SEÑORES: Tumultuosos son en este momento los latidos de mi cora- zón. No bastaba que allá, en lo más hondo de mi pecho, abri- gara yo un dolor tenaz, punzante, agudo, suficiente por sí solo á paralizar todas mis facultades. Ese dolor inmenso que también sufrís vosotros nos con- grega. Unánimes todos los aquí reunidos nos sentimos pose- sionados de un sentimiento de profunda tristeza y deploramos la partida al país de donde nadie vuelve, de ese sabio, bonda- doso y venerable anciano á cuya memoria consagramos hoy tierno recuerdo. Mas á vosotros os es dable permanecer con vuestra pena á solas, sufrir con ella, dejar que lacere vuestro corazón, pero allá en lo recóndito, donde no hay testigos, en plena soledad. ¡No así la mía! No se le permitió quedar encerrada en dulce prisión. Preciso es que rompa los hierros de su jaula, que se expanda, que llegue hasta vosotros, que á ser posible pueda conmoveros, vivifique la vuestra, os la aumente, atra- yiese estos umbrales y se sepa que aquí hemos llorado, nos hemos lamentado, porque nuestra Sociedad está hoy huérfana, porque ha perdido á su amoroso padre. Mas para que la expansión de mi pena este efecto produ- jera, necesario sería que poseyese yo un talento de que des- graciadamente carezco: el de conmover las almas. Cuando se quiso que en esta imponente ceremonia llevase yo la yoz en nombre de nuestra Sociedad, de pronto me excu- - 86, La honra que se me hacía era muy grande, tanto, que ape- . 349 Memorias de la Sociedad Científica nas la podían soportar mis hombros. Expliqué desde luego por qué me vería obligado á declinarla. En ceremonias como la presente no basta sentir hondamente, ni aun siquiera saber sentir, para poder abordar una tribuna; es fuerza además sa- ber expresar con galana y elegante frase el estado de nues- tra alma, con frase vibrante dle emoción, impregnada de mag- nético fluido que se apodere del auditorio, le sacuda y le sub- yugue. Y para conseguir fines tan grandes, por intensa que sea nuestra pena y por mucha que sea nuestra voluntad, el riesgo de zozobrar es inminente cuando no se tiene el hábito. de la buena oratoria, máxime cuando con fin tan noble es la primera vez que tenemos que presentarnos ante tan selecto público en esta completamente nueva y quizá tan solo E ra fase de nuestra existencia. La voz del deber me obligó á vencer estos escrúpulos.. Me dijo que al fijarse en mí la Sociedad “Alzate” en ocasión tan solemne, era porque consideraba que por razones múlti- ples, yo, más que ninguno estaba obligado á tributar homena- je público á una memoria tan sagrada. En efecto, cúpome la honra cuando fuí discípulo del Sr. Herrera de recibir de él señaladas distinciones, cúpome la de ser miembro fundador de esta Sociedad, que en cierto modo fué creación suya, cúpome la de que se dignase brindarme su franca y sincera amistad, y finalmente, la incomparable para un humilde y agradecido discípulo, de haber tenido la satisfacción,. ya salido de las aulas, de haber impartido servicios profesio- nales á mi respetado maestro y á su estimadísima y hoy afli-- gida familia. Además de estos motivos que ya por sí solos bastaban á obligarme, recordé que lazos de amistad, de ver- dadero cariño y de reconocimiento, me unen desde hace años. con su ilustre hijo, nuestro digno Presidente, y es justo que en holocausto á esos santos lazos venga aquí á decirle que su dolor es mío, que mi corazón como el suyo está de duelo, que- nuestra Sociedad ha hecho bien trayéndome á este sitio, por- “Antonio Alzate.” e 343 «que ha creído, fundadamente en apariencia pues se ha olvida- «¿lo de mi poco valer, que nadie mejor que el que tiene motivos «muy particulares para sentir profundamente podría interpre- «tar idénticos sentimientos de toda una Corporación. Por eso yengo, por eso he querido cumplir. Mas seré breve. No cansaré por mucho tiempo vuestra «atención. No os haré una biografía, de la que ya corren publi- cados importantes datos y que algún galano y erudito escritor «hará sin duda más tarde con toda la extensión que se merece una vida ejemplar, consagrada toda ella al bien y al estudio. Quiero tan sólo recordar algunas de las brillantes cualidades del hijo abnegado, del esposo y padre modelo, del maestro ver- dadero, del sabio, del filántropo. Si le amabais, si le teníais gran cariño, habreis sabido ya. que en muy temprana edad fué huérfano de padre; pero que «después de este cruel infortunio, preludio de otros mayores que habían de amargar una existencia que nunca hubiera de- bido conocer el sufrimiento, tuvo la fortuna rara de encontrar en el segundo esposo de su venerada madre un leal sustituto del ser que le había dado la vida. Pero ¡ay! estaba escrito que una vida que había de con- sagrarse al bien tenía que ser acrisolada con grandes sufri- mientos, había de perseguir siempre un ideal, y al alcanzarlo, cuando ya iba adquiriendo las encantadoras formas de la rea- lidad, había de desvanecerse, Era aún muy joven y su natural bondadoso le guiaba á seguir la profesión del sacrificio de sí mismo, de piedad y de verdadero amor al bien de nuestros semejantes: la medicina. Comenzaba apenas á iniciarse en los estudios de tan elevado sacerdocio, cuando los negocios del Sr. Don Pedro Puerto, su segundo padre, tomaron mal camino, y falto de elementos hu- bo de concluir una carrera más breve, si bien no menos hono- fífica: la de farmacéutico, para la que ya estaba preparado con ,sus estudios previos, comunes para ambas profesiones. 344 Memorias de la Sociedad Científica Y entonces comenzó á aparecer el grande hombre. Hízose cargo de la hoy famosa Botica del Hospital de Jesús, que se hallaba en quiebra y en punible estado de abandono. Envases vacíos y yerbas y substancias revueltas en el más espantoso caos se encontraban allí; de muchas de ellas no había el me- nor indicio, el más ínfimo remedo de membrete, que diese el más tenue rayo de luz sobre su naturaleza. Llegó el hombre de estudio, de fe, de constancia, y en cortísimo lapso de tiem- po de aquel caos surgió un mundo, el establecimiento adquirió un crédito nunca soñado, salió de su estado de quiebra y don- de antes reinaran el desorden y el abandono, seimpuso triun- fante la dinastía del orden y la actividad. Tuvo además enton- ces el Sr. Herrera la satisfacción de pagar con creces una deu- da de gratitud, pues desde aquel momento vino á ser el sos- tén de su familia, acto tanto más meritorio cuanto que ya ha- bía contraído matrimonio y con él nuevas obligaciones ¿No era esta la simiente de la filantropía que empezaba á germinar con vivífica llama? Fué también en aquella época de prueba cuando la afición á los estudios de Historia, natural que desde la infancia se manifestaba en sus juegos inocentes, se despertó vigorosa; y la savia bienhechora que absorbió en sus observaciones y es- tudios fecundó su vigoroso cerebro é hizo de él el primer na- turalista mexicano de su época. Por esto fué llamado á dar la cátedra de la Materia en la Escuela N. Preparatoria, y todos recordamos cuán atractivo supo hacer su curso, con cuánto placer acudíamos todos allí á oir la elocuente é instructiva palabra del maestro sabio y ca- riñoso. Permitid que me detenga un instante á recordar aquellos plácidos días, todos de alegría, de encanto, de ilusiones para lo porvenir, pues además de ser tan gratos, para nuestra So- ciedad estos recuerdos tienen una importancia de primer orden. Cuando el que hoy se honra al dirigiros la palabra tuvo la “Antonio Alzate.” 345 satisfacción, el honor insigne, de ingresar á las filas de los dis- cípulos del preclaro naturalista, hacía ya años que el Sr. He- rrera no era solamente Profesor de Historia Natural, A otro puesto más encumbrado y nunca tan bien merecido le habían elevado sus excelentes cualidades de talento, de sabiduría y de amor al orden y progreso. Había antes colaborado con el filósofo más progresista de su épota á la creación y organización del plantel donde se ha- bía de formar una generación amante de la paz y del trabajo, que vendría á ser como lo es hoy, el terreno fecundo donde un hábil agricultor había de plantar ese frondoso árbol á cuya benéfica sombra el país prospera y que todos admiramos y bendecimos, El sabio fundador de la Escuela Preparatoria había par- tido con una misión diplomática á la vieja Europa. No pare- cía fácil substituirlo. Sin embargo, entre el cuerpo de profe- sores, se hallaba uno tan renombrado por su saber como por su modestia y dedicación. Se le hizo justicia elevándole á tan importante puesto. ¿Cómo cumplió? Todos lo sabemos. Dan- do al establecimiento poderosísimo impulso. Perfeccionó los gabinetes ya establecidos y creó otros nuevos, entre ellos el importantísimo de botánica aplicada; fundó una magnífica bi- blioteca en donde el estudiante pobre que carecía aun de lo necesario halló libros en que preparar sus clases y donde el que quiso ahondar un poco más en sus estudios de lo que exi- gían sus profesores, pudo encontrar las obras útiles para su mayor aprovecnamiento. Plantó un jardín botánico, verdade- ro modelo de sagacidad, de conocimiento de la materia y de utilidad práctica incuestionable para la enseñanza. Comple- mento indispensable de aquel jardín fué un invernadero don- de ge pudieron estudiar las plantas tropicales. Formó también un interesante jardín zoológico para que los estudios de sus discípulos en esa rama de la ciencia fueran más completos, pa- ra que pudiesen adquirir algunas noticias positivas de la vida, RMN EI T.—XV. 44. 346 Memorias de la Sociedad Científica de las costumbres, del desarrollo, de los instintos, de las fa- cultades intelectuales y afectivas de los seres que con el hom- bre comparten la prerrogativa de la vida de relación y cuyo estudio nos conduce más que ningún otro á admirar la grandio- sa armonía de la naturaleza...... ¿A qué insistir? Todos es- tos grandes hechos son de ayer; de vuestros labios oigo esca- parse los numerosísimos que por no fatigar más vuestra be- névola atención me callo. | Pero lo que más hay que admirar en tanta y tanta mejora es que eran llevadas á cabo con sin igual vigor, con perseve- rancia inagotable en época en que distaban mucho de florecer las arcas del tesoro público, pues con mágico hálito sabía el Sr. Herrera sacar recursos de la nada. Ya lo había demostra- do en la Botica del Hospital de Jesús. ¿ Y se creerá por todo esto que la satisfacción íntima que habían de causar forzosa- mente tan brillantes triunfos había de engendrar un insensato orgullo? Muy al contrario. Jamás hubo hombre más modesto. Había que ver cómo trataba á sus alumnos. Nunca los opri- mió, nunca fué un tirano; el cariño que les profesaba era in- menso, tan inmenso que llegó á ser la causa de la mayor de sus desdichas, de haberse malquistado con las altas esferas del poder por su entrañable amor á los estudiantes, á esa juven- tud de las aulas que era su segunda familia, que gozaba cuan- do él gozaba, que sufría cuando él sufría. Con razón el golpe fué tan rudo para nosotros sus últimos discípulos; con razón no pudimos resignarnos á verle alejarse de su casa, de su obra, de sus hijos que éramos todos los pre- paratorianos de entonces. , Su grande obra quedaba trunca, aun no la había termina- do; el timón de la nave pasó á otras manos y tuvo la pesadum- bre de verla apartarse del sendero que le había trazado. ¡Des- gracia terrible y abrumadora! Soportóla con resignación ver- daderamente estóica. 1d: Un año antes había nacido nuestra Sociedad. Bien sabeis ““ Antonio Alzate.” ; 347 cuál fué su orígen. Un estudiante verdaderamente aprovecha- do, el actual Director de Aguas de la Ciudad, entusiasmado por la palabra del maestro quiso emprender 'para instruirse verdaderamente un estudio de la historia natural más serio y más completo que el necesario para sustentar un lucido exa- men. Con este fin nos habló á un pequeño grupo de sus condis- cípulos que gustosos aceptamos la idea. Cuando la comunica- mos á nuestro excelente maestro no sólo la aplaudió, sino qui- so convertirse en nuestro seguro guía, y nunca se borrarán de mi memoria aquellas hermosas herborizaciones que bajo su dirección hicimos. Mas lo que comenzó en forma de simples excursionés para perfeccionarnos en una rama de la ciencia, pronto tomó cuerpo y se organizó en Sociedad dedicada al es- tudio de las ciencias exactas y experimentales y consagrada por indicación de nuestro mentor á la memoria del sabio en- tre los sabios de nuestra patria, del presbítero Don José An- tonio Alzate y Ramírez. Nada másjusto que nombrar Presidente honorario de nues- tra pequeña Agrupación al prócer eminente que con febril ac- tividad é ilimitado entusiasmo supo impulsarnos en el camino del saber. Aceptó su nombramiento con verdadero júbilo, con lágrimas en los ojos, agradecido, modesto como siempre, pe- ro con un ardor enteramente juvenil, más juvenil aún que el nuestro, Sabeis cuál era el fondo de su carácter. Cuando se le con- fería un honor no veía en él un motivo de vanidad y ostenta- ción cual lo hacen muchos que no tienen méritos comparables á los de él. ¡No! Para él conferirle un honor eraimponerle nue- vas obligaciones y por eso en vez de enorgullecerse al ser nuestro Presidente Honorario lo que hizo fué atender solícito sin desperdiciar un instante á las necesidades de todo género de nuestra Sociedad. Ahí está nuestra historia, ahí las nume- rosas reseñas de nuestro laborioso 6inteligente Secretario per- petuo. En ellas podeis ver cuánto le debemos. Fué tanto, que 348 Memorias de la Sociedad Científica lo recordais muy bien, no es esta la primera vez que nos reu- nimos á pagarle justo tributo. En vida también se lo pagamos. La sesión de 1? de Mayo de 1898 le fué consagrada y tuvo la deferencia de venir á ocupar ese mismo sillón en que hoy se sienta uno de sus mejores amigos, prueba viviente de lo mu- cho que valía, pues un hombre como vos, Señor Licenciado Mariscal, que tan merecidamente ocupais importantísimo pues- to en la administración pública de nuestra patria, nunca hu- biérais estrechado amistad íntima con quien no hubiera sido en altísimo grado merecedor de ella; no nos hubiérais propor- cionado'la gratísima satisfacción de venir á presidirnos, ro- bando quizá un tiempo precioso á vuestras múltiples é impor- tantísimas ocupaciones; no hubiéseis traído la representación de la atribulada familia de nuestro augusto difunto si no le hubiéseis estimado como nosotros le estimamos, si no deplo- ráseis su pérdida como nosotros la deploramos ¡Gracias, mil gracias, Señor, por asociaros á nuestro duelo! Permitidme consagre dos palabras á la memoria del filán- 4ropo. Amante siempre del bien, fué su preocupación cons- tante poder hacerlo de una manera útil y práctica. Idea suya fué la creación de la Sociedad Filantrópica á cuyo seno supo atraer á los mayores filántropos de esta capital y á la que mu- cha gente pobre colma de bendiciones por los beneficios que le ha impartido. Ante esa insigne Asamblea expuso la subli- me idea de la creación de un “Asilo de Regeneración é Infan- cia” y á costa de muchísimas dificultades logró dar cima á tan grande obra. Y ahí está; subsiste y subsistirá porque es bue- na, porque persigue un alto ideal; ya ha fructificado. Espere- mos que con el tiempo sus frutos serán más sazonados. Un tierno detalle, Señores, y termino. Hace tres años fué víctima nuestro sabio maestro de cruel enfermedad que le pu- so á las puertas del sepulero. Sumido en estado comatoso, con los bronquios atestados de mucosidades, se creía ya inmedia- to un triste y funesto desenlace. Los facultativos que enton- “¿Antonio Alzate.” 349 ces le asistieron, después de haber luchado á brazo partido contra el terrible mal, se declaraban impotentes y se retiraban. Pero el Sr. Herrera tenía una hija, toda ternura, candor, pu- reza é inocencia en quien adoraba y que á.su vez adoraba en él: una sola alma en dos seres. Esa hija modelo, con una he- roicidad digna de todo encomio, de alabanza eterna, no vió en- tonces más que una cosa, que la vida de su amante padre se escapaba, y que ella no quería que escapase y dijo: ¡No quie- ro que muera! Y contra toda indicación aparente le adminis- tró ya in extremis, violento vomitivo á la vez que le hacía enér- gica revulsión en los piés. Fué ésta tan intensa que las que- maduras producidas tardaron mucho tiempo en sanar. Pero Dios premió el sacrificio de la hija abnegada y le conservó á su padre por tres años más.en este mundo. ¿Decid, tener una hija semejante no era la prueba más palpable de haber sido él el mejor, el más tierno, el más amoroso de los padres? ¡Niña bendita, con razón hoy llora sin consuelo! ¿Cómo no ¡e ha de llorar si era bueno, si era justo, si era grande, si también á nosotros nos ha dejado huérfanos, si somos tantos, tantos, los que le lloramos! ¡Sí, Alfonso Herrera, nuestro inolvidable padre, nuestro sabio consejero, nuestro eminente maestro; pasaste por el mundo haciendo el bien, enseñando á la juventud, formando ciudadanos, socorriendo al indigente, levantando al caído! ¡Bendito seas, bendito una y mil veces! ¡Tú no has partido, no es verdad, porque los hombres sabios y buenos como tú, no par- ten, viven eternamente en los corazones agradecidos! Tu es- píritu queda con nosotros y él sin duda guiará la mano del in- teligente escultor que modelará la estátua que hemos de eri- girte, y ha de ser esta tan perfecta, pues que lo mereces, que al contemplarla sobre su pedestal todos exclamaremos ¡Hélo allí! ¡No es su efigie! ¡Es él mismo! ¡Ahí está en cuerpo y al- ma! Y acudiremos de nuevo > escuchar tu nágica palabra, He dicho. R. E. CICERO. 350 Memorias de la Sociedad Científica DISCURSO PRONUNCIADO Por el Señor Ingeniero JESUS GALINDO Y VILLA. SEÑOR MINISTRO: SEÑORES: Cuando una mañana del pasado Enero, la prensa periódi- ca nos sorprendió á todos con la fúnebre nueva de que la im- placable segadora de vidas, nos había arrebatado al maestro, al sabio y al amigo, se vió cómo de todos los labios brotaba espontánea y unánime la frase de dolor; y cómo todos los ros- tros de quienes lo amaban se hubieron compungido ante la ineludible catástrofe. "Tales muestras sinceras y ostensibles, cuando se manifies- tan en obsequio de quien ha recorrido una existencia laborio- sa y modesta, son palpable testimonio de un valioso concepto y de un verdadero cariño. Y hay veces, señores, en las que, cuando se honra á un muerto querido, aunque se está al borde de la misma fosa, en donde parece que toda vanidad debería concluir, y donde co- mienza con mayor actividad la transformación de la mísera materia, lejos de acudirse á los acéntos lacrimosos de la ora- ción fúnebre ó á los rítmicos de la elegía, se recurre á los se- veros del panegírico, á la trompeta sonora que ensalza y que proclama la limpieza de la fama y el brillo de la legítima gloria. Así, señores, permitidme que contenga los dolorosos im- pulsos del corazón; que apenas deje asomar las emociones que surgen al grato recuerdo de otros tiempos, (los de la duice vi- da de estudiante) y me detenga breves instantes á considerar el paso por el mundo del Profesor Don Alfonso Herrera, des- de los puntos de vista del sabio, del profesor y del filántropo; triple corona que adornó sus canas venerables como la más “¿Antonio Alzate.” 351 PIIIILIIDIDIILISII€DD€ DDD LILLO rica joya que ha legado á la ternura de una esposa desolada y á unos hijos que son todo cariño y sentimiento. “* *k Formado el Sr. Herrera de la madera de aquellos esforza- dos luchadores que alcanzan la honra de elevarse por sus pro- pios méritos, nacido en la Capital de la República (año 1838) queda huérfano á los 3 años; encuentra, por dicha suya, un segundo padre en Don Pedro del Puerto, y éste lo educa, lo dirige y coloca en el comienzo del tremendo camino de la vida. El joven Hewera llega á ser ornamento distinguido del viejo Colegio de San Gregorio, y después sale formado de la Escuela de Medicina, á los veinte años de edad (1858), con el título de Farmacéutico. Entonces,empieza verdaderamente su dilatada vida cien- tífica, con su inseparable compañero y amigo Don Gumesindo Mendoza, otro luchador que se irguió desde la nada. Enton- ces, también, se inician las penalidades por la falta de recur- sos para la compra de libros, para allegarse elementos de tra- bajo, para lanzarse fuera de la capital en pos de plantas que estudió, y sobre todo para proveer á la diaria subsistencia. Pero es dulce consuelo el que los hombres que batallan, estén acorazados por una fe á toda prueba, y por gran cons- tancia y poderosa energía; ellos son siempre los vencedores en toda la línea; los preferidos, es cierto, del dolor y la amargu- ra; pero en cambio, quienes aparecen sin duda como las más honrosas y más brillantes galas de la Patria. Así, cuando en 1863, el audaz invasor holló nuestras ama- das playas, el Sr. ¡pm vuela ardiendo en patriotismo á filiarse en nuestro ejército nacional, para servir en la guarni- ción de México como ayudante del Cuerpo Médico. Después ingresa á la Escuela de Medicina como adjunto á la Cátedra de Farmacia; y poco más tarde, al triunfo glorio- so de la República, ocupa la cátedra de Historia Natural en 352 Memorias de la Sociedad Científica la Escuela de Agricultura; la del mismo ramo en la Prepara- toria, la de Historia de Drogas en la de Medicina, un puesto de vocal propietario en el Consejo Superior de Salubridad y "finalmente e: de Director de dicha Escuela Preparatoria en substitución del sabio Dr. D. Gabino Barreda. Allí, en ese me- recido lugar, ¡cuántos le conocimos! ¡Cuántos le amamos! Y cuando los acontecimientos de todos conocidos, hicieron aban- donar al maestro, aquella Escuela querida, tuvo la honra el que habla, de fundar con otros varios compañeros una Socie- dad científica literaria, humilde y pobre como nuestros bolsi- llos, pero engalanada con el nombre de ALFONSO HERRERA, y honrada más de una vez con la presencia del sabio á quien tratábamos de venerar, el cual jamás se desdeñó en acudir pa- ra estimularnos al cuarto desmantelado de la Escuela de Ju- risprudencia donde celebrábamos nuestras modestas reunio- nes. Mas tarde, el Supremo Gobierno, al fundar la Escuela nor- mal para Profesores, dió al Sr. Herrera el nombramiento de Profesor de Historia Natural y de Lecciones de Cosas, distin- . ción merecidísima á quien tanto se había empeñado por la Ins- trucción Pública y por el bisn general del país, no sólo en los puestos que he señalado, sino en otros importantes, como el de miembro de la Comisión Mexicana para la Exposición de Filadelfia (1876,* el de la Michoacana, efectuada en 1877; el de Comisionado del Consejo de vigilancia de Escuelas Supe- riores; el de Jefe de la Comisión Científica Mexicana que em- pezó sus cortas labores .en 1883; el de miembro de la Comisión para la Exposición de Nueva Orleans en 1884, y tantos otros cargos posteriores que se le confiaron especialmente por las Secretarías de Fomento y de Instrucción Pública. X - Fuerza es, señores, ceder la pluma al biógrafo y al biblió- grafo, para que ellos en prolijo estudio, enumeren y reunan ““ Antonio -Alzate.”. 353 los copiosos escritos que ya en La Naturaleza, en las coleccio- nes de La Guceta Médica, en El Mundo Científico, en El Progre- so de México y en El Bien Social, especialmente, dejó el Sr. He- rrera; aparte de sus interesantes estudios vaciados en la Nue- va Farmacopea Mexicana. Casi todos son relativos á puntos de Historia Natural, Farmacia y Química; y tomados al vuelo, re- cordareis sus Apuntes para la Historia Natural de las drogas simples indígenas, su Fisiología vegetal, sus Tablas de Clasifica- ción Zoológica, su estudio sobre la sanguijuela de México, sus Apuntes para la monografía de los insectos vexicantes indígenas, sus notas sobre el Zopilote, los Apuntes para la Geografía botánica de México, sobre el Liguen tintóreo de la Baja California, el es- tudio acerca de las aguas potables de México; la Sinonimia vul- gar y científica de algunas plantas indígenas; la aclimatación de animales útiles; el interesante trabajo relativo á los Pulques medicinales, y tantísimos otros referentes al Capomo, el Jengi- bre, el Mezquite, el Cuitlacoche, los hongos, el Chicozapote, el Copal Blanco, la Resina de Cuajimole, la Pimienta gorda, el Chayote, el Oyamel, el Yoyote, el Anacahuite, la Yerba de la Mula, ete; todos los cuales, están reclamando los honores de una publicación especial donde se hallan reunidos, clasifica- dos y dispuestos á seguir siendo útiles y á difundirse más. Pero no es ésto solo. Allí está El Bien Social; ese periódi- co simpático, órgano de una Corporación benemérita, en el que el Sr. Herrera escribió más de cien artículos de diverso género, entre recetas, consejos, traducciones y delicados cuen- tos y pensamientos de verdadero filósofo. Allí derramaba la clara luz de su talento para propagar el bien, como lo demues- tran de manera palpable sus Sentencias morales, sus bellísimas narraciones anecdóticas sobre Los frutos del vicio; El vicio y la virtud, Lo que es el Cielo, y tantas más. Memorias. —[1900-1901.] T. XV.—45. 354. Memorias de la Sociedad Científica xx xk + Como se ha hecho observar en estos días, en diversas pu- blicaciones, el Sr. Herrera “no solo fué un gran talento, sino al par un gran corazón y un verdadero filántropo.” Obras suyas han sido, en buena parte, la Sociedad Filan- trópica y el Asilo de Regeneración; de la primera fué Vice- presidente Honorario, y del Sr. Herrera se expresa así, en re-, cientísimo artículo necrológico, El Bien Social, órgarro de la citada Sociedad: “Amante del progreso y procurando de cuantos. modos es posible, el bien por una humanidad que necesita reforma y regeneración, el Sr, Herrera se desvela- ba, ideando la mejor. manera de llevar á la práctica sus pro- pósitos altruistas y sus nobilísimas tendencias; y uno de sus muchos benéficos proyectos fué la fundación de la Sociedad Filantrópica. Iniciador de tal fundación, fué en todo tiempo el más activo, el más eficaz y útil de sus socios. “Por iniciativa suya se fundó también el Asilo de Rege- neración, dependiente de la misma Sociedad, y debido á sus “afanes y en unión del Sr. Lic. D. Justo Benítez, se consiguió que la Secretaría de Hacienda cediera un local para. el men- cionado Asilo; que el Gobierno del Distrito dotase al mismo Establecimiento con una subvención mensual y que la Direc- ción de Beneficencia le asignase cierto número de raciones. “El Sr. Herrera—sigue diciendo El Bien Social —Hué, pues, la figura más prominente y respetada de nuestra Sociedad Fi- lantrópica, y con razón ésta le tenía en altísima estima y acor- dó nombrarlo su Vicepresidente honorario.” Nx XX A esta corona de laurel tan digna y merecida, debemos agregarle, señores, otras hojas no menos dignas de alta valía. Tales son el empeño desplegado en la fundación de la Socie- A INS E “Antonio Alzate”: * :355 dad de Historia Natural, en la.de la Sociedad de Profesores y Empleados de Instrucción Pública; en la creación de la Bi- blioteca de la Escuela Preparatoria, y en el jardín botánico, el Observatorio Astronómico, los gabinetes de Historia Natu- ral, las Academias de Física y Química y las clases de Telegra- fía y Galvanoplastía, todo ello en la Escuela Preparatoria. * *k * Tamaña laboriosidad era evidente que debía premiarse, siquiera confiriendo honores al gladiador de la ciencia y del bien; y lo honraron, sí, la Academia Nacional de Medicina, la Sociedad Mexicana de Historia Natural, la extinguida Com- pañía Lancasteriana, la Sociedad Fraternal y Farmacéutica, el Instituto Médico Nacional, la Academia Mexicana de Cien- cias Exactas, Físicas y Naturales, correspondiente de la Real de Madrid; las Sociedades Médicas de Guadalajara y de San Luis; las médico--farmacéuticas de Puebla y de Toluca, y otras más; haciendo otro tanto el Colegio de Farmacia de Filadel- fia, la Academia de Ciencias Naturales de Davenport (lowa), el Colegio de Farmacia de Nueva York y el Torrey Botanical Club; corporaciones todas á las cuales perteneció en calidad de miembro muy distinguido, habiéndole nombrado benemérito la Farmacéutica Mexicana. Nuestra Sociedad “Alzate” no pudo quedarse atrás; le de- bió su vida desde que se fundó modesta y pequeña, y nombró al Sr. Herrera, porque no tenía otra cosa que darle, su Presi- dente Honorario perpetuo; y el venerable anciano, henchido de cariño por la Sociedad, lleno de entusiasmo por ella, subía, con cuanta frecuencia le era posible, las altas escaleras de este edificio, y disneico, enfermo muchos días, penetró á este sa- ón para presidir nuestras sesiones mensuales. Regocijábase entonces de encontrarse entre sns viejos discípulos, y de es- cuchar nuestros humildes trabajos, que acogía con su genial 396 Memorias de la Sociedad Científica benevolencia, teniendo para todos, frases de aliento, que nos llegaban al alma. Después, se alejó de nosotros; una cruel dolencia minaba aquel ser, pequeño de cuerpo, pero gigante de espíritu; ahora reducido en el fondo de la huesa á un puñado de miseria. Ca- yó, sí, hoy hace un mes preciso, por la guadaña impía, lejos de nosotros, aunque cercado por los más íntimos de su alma, que se anegaron en un mar de desconsuelo. Pero cayó, como era infalible, lo finito, lo destructible, la materia, la podredum- bre de que estamos formados; á trueque de lo inmortal, de lo impalpable y de lo que hace prender en todos los corazones el recuerdo. Tal es la causa que nos reune en esta solemne sesión: el recuerdo, la memoria del que fué; el afán de conservar menos perecederos su nombre inmaculado y sus hechos meritorios. Ya la Sociedad “Alzate,” por medio de su Vicepresidente, aca- ba de desbordar sus sentimientos; por medio de mis humildes y desautorizados labios, ha querido precisar más la vida de trabajo de su ilustre Presidente Honorario y del eximio na- turalista á quien lloramos; acompañándonos en esta sencilla ceremonir el que fué su sincero amigo, el Sr. Secretario de Re- laciones Exteriores, que benévolo y presuroso se ha dignado presidir nuestro duelo. .* * ¡Dichoso, sin embargo, el que se fué! Nos adelantó el cami- no. ¡Feliz el que salió, para mejores regiones, de esta vida de perennes torturas, de perfidias y de burla sangrienta! No po- día permanecer más sobre la tierra el que tenía de oro el cora- zón y la encarnación de la bondad en el alma. Pero al partir, nos ha dejado atribulados; y en medio de nuestro inmenso do- lor, solo, por ahora, podemos ofrecerle bañar con nuestras lá- grimas su humilde sepultura. : J. GALINDO Y VILLA» “Antonio Alzate.” 357 A E RR RARE A ARRE A AEREA A INFLUENCIA 5, ¿ PROFESOR HERRERA En el desarrollo del espíritu científico en la República. El Sr. Profesor Alfonso Herrera, cuya reciente pérdida lamentamos, tuvo gran influencia directa é indirecta en el des- arrollo de los estudios é investigaciones científicas en nuestra Patria. Amaba la ciencia y la hizo amar; tenía un culto por la na- turaleza y por la verdad y las enseñaba, en su grandiosa sen- cillez, con una especie de dulzura y á veces de piedad. Recordamos que en sus clases acerca del instinto y la in- teligencia nos hablaba gravemente de los seres enfermos; de las madres pródigas de ternura y de los débiles, ávidos de com- pasión. El texto era demasiado austero para él y aun el laboráto- rio y el museo: iba con nosotros á explorar valles y monta- ñas y nos mostraba el misterio de las cosas y el encadena- miento de las criaturas. En el templo de la Naturaleza se practicaba el culto de de verdad por medio de la observación y la experiencia. En sus últimos años ya no podía andar y acompañaba to- davía á sus alumnos en carruaje, dirigiendo así 4 aquellas in- teligencias nacientes. Nosotros nos deciamos: es nuestro maestro, nuestro ami- go y por su ejemplo inimitable nos muestra que la ciencia puede ser siempre sonriente, amena, consoladora y casi una compañera de la vida. En treinta y tres años formó centenares de inteligencias, dispersas hoy por doquiera y que recibieron allí una especie 358 Memorias de la Sociedad Científica de bautizo de luz, y comprenden el amor á la Eset puro y libre de todo impulso no generoso... Allí teneis en primer término “al Maestro ante el inmenso horizonte de nuestro porvenir. No sienpre deleitan las aulas, elespíritu «se: fatiga con las vestiduras de luto de la entidad abstracta, austera y rígi- da. No siempre hay discípulos donde hay maestros, ni apaslo- nados de la verdad donde hay cátedras, ni fanatizados de la luz donde hay antorchas. Entre el sabio que profundiza y el sabio que ameniza hay un abismo: el tedio. Porque nuestro ¿Prof. Herrera deleitaba con su elocuente palabra, apacible, serena; porque él nos hacía pensar en la diatomea y en el in- fusorio, porque despertaba en nuestro ser la curiosidad, la atención, la compasión; fuimos apasionados de las ciencias na- turales, exploramos valles y montañas, hicimos museos con los ahorros del estudiante y por fin, después de oír una cáte- de Biología, sonriendo bajo un arco de la Preparatoria lleno de sol, en medio del clamoreo del estudio, formamos la Sociedad Alzate, hoy quizá una de las primeras de la República. La primera porque el Maestro la nutrió en sus labores y la pre- paró para una vida de meditación: condensada hoy, sublima- da én esta severa fórmula de nuestra existencia social y que usamos en nuestro distintivo y en nuestros diplomas: Hechos y números. Dos antorchas ardiendo en el Universo. No olvida- remos uno de los primeros días de Octubre de 1884 en que le fuimos á participar la instalación de nuestra Sociedad: nos acogió con un estusiasmo especial, nos felicitó sinceramente como si previera el gran éxito que llegaríamos á alcanzar; to- do lo: puso desde luego á HeStra di dia: mu- seo, biblioteea, ete. 103 La ciencia es una tribuna asdabida á veces por la pasión para imponer su ley: de ahí resulta el retardo en la difusión «necesaria de los conocimientos. El Profesor Herrera dejaba creer á todos y jamás hizo creyentes 6 descreidos, respetan- “¿Antonio Alzate.” 359 do el legado de piedad de cada hombre. En las corporaciones científicas se necesitaba una cosa grande y rara: la paz. El iba con ella. Fué de los fundadores de la Sociedad de Historia Natural y otras y asistía á sus sesiones para incubar ideas y no para hacer censuras, ni para llenarlas de reglamentos, de fór- mulas y de sombras; eran otros areópagos en donde continua- ba su cátedra, entre sus amigos, muchos de ellos sus antiguos discípulos, que le habían oído, porque predicaba el apasiona- miento por la Historia Natural. La ciencia es también un medio para un triste fin: el inte- rés, Entonces pierde atractivos, encantos seductores, y enca- lla en las arenas impuras y zozobra en las negras profundida- des del Leteo. No enseñó el Maestro esa torcida senda: sacrificóla vida por aprender, no la sacrificó por la riqueza, sino ésta por la verdad. Cuando joven, ignorado pobre, el día de descanso iba á buscar yerbas, á arrancar fósiles de la roca, á padecer can- sancio y sed. En las noches robaba lo que poseía del tesoro del sueño, después de la jornada de incesante Fabia para cla- sificar insectos, plantas é ideas. Fué al extranjero y olvidó todo por el Museo y la Acade- mia. Representó á México en la Exposición de Filadelfia en 1876 y regresó con informes científicos y originales y lo que era necesario para implantar aquí industrias, o y cid taciones nuevas. La ciencia es en fin, en algunos hombres, una sI que no aspiran á compartir con sus semejantes. Herrera no tuvo secr: tos para sus discípulos, ni misterios para: sus ami- gos. Ideas, lecciones, libros: todo lo hacía penetrar en la cir-. culación incesante del progreso de sus compatriotas. Estable- ció una Bilblioteca Pública: eso basta para comprender aque- lla basta inteligencia y aquel grán corazón. Las ciencias naturales eran casi ignoradas y la materia médica se consideraba como inaccesible cima. El maestro vul- 360- Memorias-de la Sociedad Científica garizó aquellas y fué el que determinó una vocación en los: profesores de Historia Natural, que más tarde le acompaña- ron. Nótase claramente el predominio que esa ciencia llegó á: adquirir sobre estos conocimientos, lo cual se debió en gran parte á que no todos tuvieron en México un apóstol como He- rrera y un centro como la Escuela Preparatoria. Los estudios publicados por el Maestro tienden á aplicar toda la verdad experimental al bienestar humano, refutando así el error de la escuela, y con el fin alto, noble y generoso, de encadenar el bien á la verdad. Así, la materia Médica me- xicana, enseñada por él durante treinta y tres años, dió la pro- digiosa descendencia de profesores aptos, de medicamentos supremos y como coronamiento, un Instituto Médico y una Farmacopea que preside día á día el orden, el método de esa ciencia que aspira á dominar los sufrimientos y la muerte. Amaba también presenciar el desarrollo aun de los ramos que no cultivaba: le vimos concurrir ya jadeante á varias se- siones del Congreso Meteorológico Nacional que aquí en este lugar celebró nuestra Sociedad; se informó de sus resolucio- nes, de sus iniciativas, y felicitó calurosamente á sus inicia- dores. Honrad, pues, al que nos ha honrado, honrad al Maestro, que vivió para el bien y para la ciencia. La Sociedad Alzate celebró ya su apoteosis cuando él vi- vía; ahora es la misma escena pero reviste solemnidad augus- ta y nos prometemos, para honrar su memoria, seguir la mis- ma luminosa senda: estudiar, pensar, reducir á la ciencia nues- tra vida y la ciencia al bien. México, Febrero 27 de 1901. R. AGUILAR SANTILLÁN, Socio fundador y Secretario perpetuo de la Sociedad ''Alzate.” ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA VALORIZACIÓN DEL. AZUCAR POR EL LICOR. DE-FERLIN POR EL DOOTOR EDUARDO ARMENDARIS, M. $. A., Jefe de Sección en el Instituto Médico Nacional. Aunque parece muy fácil la valorización del azúcar por el licor de Fehling, hay sin embargo gran número de cireunstan- cias y de pormenores que no deben pasar desapercibidos si se desea una exactitud suficiente. La primera, es obtener un licor bien collado y que se conserve por algún tiempo. La segunda, hacer una titulación exacta del referido licor. La tercera, separar del azúcar todas las sustancias reduc- toras extrañas á ella. La cuarta, saber apreciar el momento en que todo el oxí- dulo de cobre se ha precipitado y el licor queda incóloro. La quinta, calcular cuánto por ciento ó por litro un líqui- do determinado contiene de glucosa. Memorias.—[1900-1901.] T.—XV. 46. 362 Memorias de la Sociedad Científica + Para obtener un licor bien preparado y que sea de larga duración se procede de la manera siguiente: SOLUCIÓN NÚM. 1. ES Sulfato de cobre cristalizado puro. ......-..- 34,64 Agua destilada, cantidad suficiente para hacer 500 e. e. de disolución. SOLUCIÓN NÚM. 2. Potasa cáustica fundida .... cooooccocoo.. Sosa caustica tua dida idas Ed Disolver en 200 c. c. de agua destilada, después añadir poco á poco: Acido tártrico cristalizado... .c.oconoomo»...-> 63 gramos. Agua destilada, cantidad suficiente para hacer 500 c. e. de solución. p 65 gramos. Estas dos soluciones serán conservadas en frascos sepa- rados y en un lugar con poca luz. Este licor puede ser guar- dado durante años sin alterarse. Puede obtenerse este reactivo en dos soluciones que se mezclan al momento y preparadas así: SOLUCIÓN NÚM. 1. Sulfato de cobre puro eristalizado, .........- 34.64 Agua destilada, cantidad suficiente para obte- ner 250 c.c. de solución. SOLUCIÓN NÚM. 2. Tartrato de potasa Y SOSA. .ooomor=moromo.- 173 gramos. Solución de sosa de D=1.19......----..- 300. fil Agua destilada, cantidad suficiente para obte-. ner 750 centímetros cúbicos. . ““ Antonio Alzate.” 363 . Para preparar una pequeña cantidad de reactivo cupro- potásico (100 c.c.) se miden exactamente 25 c.c. de la solución núm. 1 y 75 de la solución núm. 2. Se vierte poco á poco esta última en la solución de sulfato de cobre, agitando para disol- ver el precipitado formado. Un c.c. de este reactivo es reducido y completamente de- colorado por 5 mil. de glucosa: 10 c.c. corresponden entonces á cinco centígramos de glucosa. Preparado el licor por una ú otra fórmula de las que aca- bo de indicar, se procede á su titulación: Se toman 0,2375 de azúcar cande pura y cristalizada dese- cada 4 100 grados, se introducen en un globo de vidrio con 40 gramos de agua destilada y 22 gotas de ácido sulfúrico al 10 por ciento: se deja por una hora en baño de María, y cuando esté frío se completa el volumen á 100 c.c. con agua destilada; 20 c.c. de este licor azucarado contienen exactamente cinco centígramos de glucosa, y corresponden á 10 de licor de Feh- ling, si es más fuerte, de manera que sean necesarios 21 c.c. de licor para obtener la reducción completa, se hará el cálcu- lo siguiente: 20 2140 dond y =0-05x21 vo Ce nono 20 4 10 c.c. de licor. Si, por el contrario, es más débil, de manera que se empleen 19 c.c. se tendrá: 20 => 190.05 _=- de donde x= a 0475. =0.0525 que corresponde En uno y otro caso se inscribe sobre el frasco el título del licor porque esta cifra servirá para hacer el cálculo. - Es indispensable separar de la solución de glucosa las sus- tancias extrañas que reduzcan también el licor de Fehling, ' pues de lo contrario se tendrían indicaciones falsas. Si tiene que determinarse el azúcar de una orina diabética, que fre- 364 Memorias de la Sociedad Científica cuentemente es albuminosa, hay que separar primero la. albú- mina, lo cual se consigue por el acetato de plomo. Se mezcla cierta cantidad de orina con acetato. de plomo líquido hasta que no se forme precipitado, se quita después .el plomo por una solución de carbonato de sosa al 10 por ciento, se filtra y en tel licor filtrado se valoriza el azúcar. Lo mismo puede ha- cerse con líquidos de origen vegetal que contengan albúmina ú otras sustancias reductoras. Saber apreciar el momento en que todo el oxídulo de co- bre es precipitado, es lo más importante de la operación de que.me vengo ocupando y depende principalmente del ma- nual operatorio; yo he obtenido siempre buenos resultados operando como sigue: ¿Pongo en una cápsula de porcelana 10 c.c. de licor de Feh- Lis agrego 30 c.c. de agua destilada y pongo la cápsula so- bre una lámpara de manera de hacer hervir su contenido; por otra parte coloco una bureta de Mohr conteniendo la solución de glucosa, de manera que cuando el líquido de la cápsula es-: _té en ebullición, calga el de la bureta gota á gota sobre él; de “esta manera, el oxídulo de cobre se va depositando poco á po- co en las paredes de la cápsula de una manera uniforme y gradual á medida que se aproxima la-reducción completa; te- niendo cuidado de mover continuamente, se va juntando en el fondo y deja de esta manera ver con toda claridad la decolo- ración del licor. Se separa por unos momentos la cápsula:del fuego para poder apreciar mejor si ya el líquido es. decolora- do, teniendo cuidado, de no dejar enfriar, porque por el enfria- miento se rtedisuelve una parte del óxido de cobre volviendo el licor á tomar el color verde. Cuando el líquido que contie- ne la glucosa no es demasiado concentrado, la operación mar- cha perfectamente, pero cuando ésta está en gran cantidad la. reducción se hace mal y no puede apreciarse con toda clari- dad el momento en que termine; hay entonces que diluir la, solución de glucosa y tener en cuenta esta, disolución en el cálculo, | : dba A ““« Antonio Alzate.” 365 VALLS IL III III III Sucede con mucha frecuencia, que en lugar de una eolo- ración roja, el líquido toma la verde de yerba, caso en que hay que modificar el manual operatorio porque el que acabo de describir no da resultado exacto. O bien se añade mayor can- tidad de glucosa al líquido que se analiza, ó lo que es mejor, agregar al licor de Fehling una solución de prusiato amarillo de potasio para obtener la redisolución del óxido de cobre á medida que se está formando. Procédase así: ' Póngase 10 c.c. de licor de Fehling en un globo de vidrio con 20 c.c. de agua y 4 de una solución de ferrocianuro de po- tasio á 1,20. Caliéntese á la ebullición y déjese escurrir gota á gota la solución azucarada hasta la desaparición del color azul. La coloración negruzca, lo mismo que la amarilla del pro- cedimiento anterior, indican que ha habido exceso de licor azu- carado. El método de M. Cause que acabo de indicar me ha dado siempre muy buenos resultados, por ese motivo lo recomiendo á todos los que tengan que dedicarse á estos trabajos. Puede suceder que á dos químicos se les mande la misma orina para que determinen la cantidad de glucosa y que el uno encuentre 30 gramos por litro y el otro 50. Esta diferencia tan notable no podría explicarse si los dos hubiesen seguido el mis- _ mo procedimiento, pero se descubre fácilmente si uno de ellos hizo la valorización por el licor de Fehling y el otro por el Po- larímetro, y no porque estos métodos den siempre indicacio- nes distintas, sino porque hay una circunstancia especial, tra- tándose de la orina glicosúrica, y es la siguiente: No toda la azúcar se encuentra en la orina al estado de glucosa, una parte se ha convertido en ácido glicurónico que tiene la propiedad de reducir fuertemente el licor cupro-potá- sico y ser inactivo para la desviación del plano de poralización de la luz. Esto explicará bastante claro el desacuerdo á que antes me he referido. El cálculo para saber la cantidad de glucosa contenida en 366 Memorias de la Sociedad Científica ESPIAS un litro de la solución que se analiza es muy sencillo, basta multiplicar por 1000 el título del licor empleado y dividir el producto por el número de centímetros que marque la bureta que contiene la solución azucarada, el producto da directamen- te en gramos la cantidad de azúcar por litro. Supongamos que el título del licor de Fehling es de 0,05, multiplicado por 1000 da 50; el número de centímetros cúbicos que marca la bureta es 5,60 dividiendo por 50 nos dará 9,92 cantidad de glucosa por litro. ', México, 12 de Mayo de 1901. ss LE SEL MARÍN EN THÉRAPEUTIQUE PAR XAVIER RASPAIL, M. 5. A. Le sel marin, le modeste sel gris de cuisine si apprécié ja- dis des cuisiniéres et généralement remplacé aujourd'hui par le sel gemme, est en posse de prendre une place prépondérante dans la thérapeutique. Les vertus qw'on lui découvre a P'heu- re actuelle tendraient á laisser loin en arriére, les propriétés prophylactiques et curatives attribuées á ces innombrables produits pharmaceutiques éphéméres qui se succédent avec plus de rapidité que les variations de la mode dans la toilette féminine. Le sel gris, tel qu'il est rapporté des marais salants, est mélé aux impuretés contenant tous les sels que renferment les eaux de la mer. Le sel gemme ou sel minéral ou sel des salines géologiques, en a été lavé par les eaux pluviales qui ont filtré á travers ces couches fossiles depuis leur dépót re- montant aux grandes perturbations qu'a subie lPécorce ter- restre. Or, ce sont justement ces impuretés qui ajoutent une ac- tion sanitaire de plus á Paction déja si bienfaisante du chloru- re de sodium qui constitue le sel marin. Parmi elles il faut mettre au premier rang les iodures et les bromures, Tout récemment deux médecines, les professeurs Loew et 368 Memorias de la Sociedad Científica Single, de Chicago, ont lancé une communication de laquelle il ressortirait la possibilité de prolonger la vie humaine par Pemploi du sel de cuisine. Cette communication a soulevé dans les milieux médicaux des deux mondes une vive émotion; mais, au méme temps, des protestations se sont élevées en vue d'établir que les professeurs Loew et Single n'ont fait qu'ap- pliquer, sur des bases nouvelles, des découvertes déjáa con- nues. Et, á ae sujet, aprós avoir cité les, travaux de Claude Bernard, on rappelle que le Dr. Metchnikoff, qui occupe á PInstitut Pasteur une place prépondérante, a émis 'hypothe- se de la longévité par la régénération des organes et que, lui aussi, considóre le sel marin comme un agent régénérateur de premier ordre. On avance méme que depuis longtemps la plupart des pra- ticiens en Frañce ont reconnu que le sel est un tonique et un antidéperditeur puissant, un stimulant trós sérieux des for- ceshumains, en méme temps qu'un agent prophylactique d'une efficacité trés grande. J'ai déjá eu Voccasion de parler des injections d'eau salée, alias de sérum artificiel, dont le docteur Collomb a été le pre- mier á donner la formule: a ce sujet ¡e dois rappeler la belle expérience faite par M. Quinton, de Paris, laquelle démontre que V' animal exsangue est'ramené A la vio par Vinjection en quantité égale á celle du sang soutiré, d'une dilution de 86 par- ties Vean de mer pour 190 Vean distillée. Cette expérience était la mise en pratique de cette théorie propre á M. Quinton que “la vie étant apparue dans un milien aquatique chaud et marin, la vie devait continuer ú. se faire dans un milieu également marin?” C'est en 1897 que M. Quinton tenta de mettre en pitíliquo cette idée géniale et il eu limmense satisfaction de la voir pleinement confirmée. J'eus Y avantage de le recevoir á Gou- vieux le lendemain méme du jour ot il avait pratiqué une saig- née A blane sur un chien du College de France et lui avait res- “¿Antonio Alzate.” 369 A titué en eau de mer diluée dans eau distillée, la quantité équivalente á celle du sang soutiré. L'animal vivait et c'était déjá un beau résultat, quand il quitta le laboratoire, mais res- tait á savoir si la vie se mantiendrait avec une circulation Veau salée á la place de sang, Je me rappelle avec quelle an- xiété il attendait la dépéche qwil avait recommandé de lui ex- pedier á Gouvieux. Elle arriva comme nous étions á table, elle annoncait que le chien non seulement vivait, mais qwil était gai et se montrait tout disposé á jouer. Le triomphe ne pouvait étre plus complet. Au bout de quelques jours le sang s'étalt reconstitué. Cette belle expérience, renouvellée depuis sur des chiens de toutes tailles et de toutes races, démontrait les propriétés vivifiantes et regénératrices du sel marin et elle permettait de ne pas considérer comme exagerée la dénomination de liquide * . sauveur conférée au sérum artificiel, quand, sous son action, Vétat syncopal disparait et que le sang reprend son cours nor- mal avec une nouvelle vigueur. | Le sérum artificiel, on le sait, est composé de 7 gr. 5 de sel marin pour 1000 gr. Vean distillé. Il a 6té6 employé jusqwici 4 des doses variant de 50 A 350 gr. par jour, injectées soit directement dans une veine, lorsqu'un malade venant a subir une grande perte de sang, il importe au plus vite de tonifier son systóme en élevant artificielleoment la pression artérielle; soit simplement sous la peau pour faire ce qu'on appelle lo la- vage du sang, en donnant une plus grande activité aux fonc-- tions rénales. | ¡ Mais déja lo champ d'action thérapeutique de cette solu- tion saline s'est élargi; on annonce, en effet, une cure remar- quable obtenue á Vaide des injections sous-cutanées d'eau sa- lée dans un cas de pneumonie jugé désespéré par les traite- ments ordinaires. Cette guérison une pneumonie par les injections salines seules, puisqu'elles ne furent employées qu'alors que tous les Memorias.—[1900-1901.] T. XV.—47. 370 Memorias de la Sociedad Científica autres moyens avaient échoué, explique pourquoi l'eau séda- dative, que joue un róle préponderante dans la méthode que mon illustre pére F. V. Raspail a fondée en 1840, a toujours donné des succés constantes toutes les fois qu'elle était em- ployée pour combattre cette maladie. La plus remarquable cure á citer est justement celle de F. V. Raspail lui-méme quidans sa 76* année, a été sauvé d'une pneumonie double . gráce a Pefficacité que posséde Veau sédative pour combatre les phlegmasies, surtout celles qui se manifestent dans les poumons fussent-elles d'ordre inféctieux le plus caractérisé. La formule de Veau sédative est: Ammoniaque saturée de camphre ....60 grammes. O A O Me mios Cotte eau dont généralement certains médecins ignorent autant la composition que le róle qu'elle pent jouer dans Por- ganisme, Peau sédative dis—je, est la représentation du sérum sanguin auquel est ajouté le camphre, comme antiseptique incontesté. > Mais alors que le sérum dit artificiel est id dicen ment sous la peau ou dans une veine, ee qui n'est pas sans: danger, eau sédative, qwil serait plus juste d'appeler Peau physiologique et régénératrice, est introduite dansPorganisme une facon inoffensive, . Au moment oú on accorde une valeur opa aels 1m1- portante au sel marin ou chlorure de sodium, il m'a paru néces- saire de montrer qwil y a déjá soixante ans que F.V. Ras- pail connaissait cette valeur et Pappréciait, puisqwil a eu re- cours largement au sel pour la confection d'un certain nombre de ses médicaments. Outre Veau sédative ou le sel marin en- tre pour 30 gr. l'auteur a soin Vajouter que, porté áune: dose double, le sel rend cette eau, encore plus active, on le, trouve entrant á la dose de 15 gr. dans la composition de P'eau quadruple pour injections, de 2 kilos dans les bains sédat:fs; “Antonio Alzate.” 371 SOON ADID SISI DODADDAADOSEDOIAOOANODORD IDO, de 60 gr. dans les cataplasmes; de 10 gr. dans les lavements, ete, Ainsi, bien avant Vattention toute récente qui 'est portée sur le sel marin, ce produit naturel avait déjá une place im- portante en thérapeutique et la sensationnelle expérience de M. Quinton permet Ventreyoir la possibilité non seulement de régénérer les constitutions viciées par de fréquents lavá- ges du sang, mais surtout dobtenir pour Phomme le méme résultat que celui obtenu chez le chien €'est á dire le sauver des hémorragies mortelles. Gouvieux, Juin 1901. ebrsmoval sol 26h A L, ¡ 940 tk AUENS O LUAR DITA. OTI A ENAMEAREY SUS PROPIEDADES Y SU EMPLEO EN LA CONSTRUCCIÓN POR ADRIAN TELLEZ PIZARRO, M. $. A. La cal pura, tal como se le considera en química, es el pro- tóxido de calcio Ca0O. Esta base es amorfa, blanca, cáustica, infusible y muy alcalina. Ataca las materias orgánicas, enver- dece los azules vegetales y cuando absorbe cierta cantidad de agua, se hidrata y produce un notable desprendimiento de ca- lor, ocasionando un silbido característico, acompañado de es- pesos vapores de agua que arrastran consigo algunas pio las de cal. Los reactivos característicos de las sales de cal, son el áci- do oxálico y el oxalato de potasa ó de amoníaco, dando un precipitado blanco de oxalato de cal, insoluble en el agua. Con el soplete, las sales de cal y principalmente el carbonato, arro- jan un brillo deslumbrante, cuando se les calienta con la ex- tremidad del dardo. 85 En la industria se da el nombre de cal, al producto de la descomposición más ó menos completa por el fuego, de las pie- dras calcáreas, pues no se encuentra en la naturaleza en esta: do nativo, se halla combinada con ácido carbónico, constibu- yendo todas las variedades del carbonato de cal que llevan log 374 Memorias de la Sociedad Científica ÚS SSI nombres de espato de Islandia, mármol, creta, aragonita, etc. Todas las variedades de los calcáreos naturales, pueden servir para la fabricación de cal y se obtiene ésta, calcinando en hornos á propósito las piedras naturales que contienen car- bonato de cal. La calcinación tiene por efecto desprender las partes volátiles de la piedra, es decir, el agua y las materias orgánicas que encierra y después disociar el ácido carbónico combinado á la cal. La cal tiene muchas aplicaciones en las artes y en la in- dustria, siendo gran cantidad la que se emplea en las constrze- ciones, pues forma la base de las mezclas que se emplean para ligar entre sí los diversos materiales y las capas con que se re- visten los paramentos de los muros. En el comercio se encuentra en trozos ó en polvo, y pro- viene, como se dijo, de las rocas calcáreas compuestas de car- bonato de cal y. que formán una gran, parte de.la corteza te- rrestre. Se encuentra también en mazas considerables, en el estado de gis ó sulfato de cal (Ca0, SO?).. Las conchas de los moluscos están casi formadas enteramente de carbonato de cal (C40, CO*). La cal combinada con elácido sulfúrico, cons- tituye el yeso: ó sulfato de cal hidratado (Ca40, SO”, 2 HO), cuerpo esparcido con abundancia en la naturaleza, Esta base entra también en la composición de los huesos de los anima: les, en el estado:de fosfato (Ca0JY', (PhO*). Se encuentra, ade- más, combinada en diferentes proporciones con la siliza. En fin, la mayor parte de los vegetales contienen cal, unida con ácidos orgánicos. | + La.cal al salir del Darab: recibe al nombre de cal viva, 6 sea cal anhídra. ¿ La operación por la cual se combina La cal con. el, aca, se llama apagar la cal; entonces, al comenzar á absorberla, se con- vierte en un polvo fino y suave al tacto y en este nuevo esta: do, es:un producto químico nuevo, un compuesto de cal y agua y representa sensiblemente un monohidrato (C40, HO). A la “Antonio Alzate.” 375 cal hidratada que se obtiene, sele dá el nombre de cal apagada. Añadiéndole el agua necesaria á la cal monohidratada, la cal queda en suspensión cuando se agita, y se obtiene así la le- chada de cal. La disolución de la cal en el agua es muy débil, pues próxi: mamente, una parte de cal se disuelve en mil veces su peso de agua: ésta disolución toma el nombre de agua de cal. La cal viva expuesta al aire durante algún tiempo, absor- be rápidamente la humedad atmosférica y el ácido carbónico, se cambia entonces en hidrato y carbonato de cal, se desmo- rona, es decir, se deshace en polvo impalpable y no se calien- ta más al contacto del agua. Por esta razón la cal que se en- cuentra en el comercio, está siempre algo apagada. El efecto del ácido carbónico es el de hacer inerte la parte de cal con la cual está combinada, y el de la humedad, es el de producir lentamente y sin desarrollo sensible de calor, una por- ción de la hidratación. La lechada expuesta al aire, absorbe constantemente áci- do carbónico; el carbonato de cal se reproduce poco á poco y tiende 4 adquirir la dureza del calcáreo primitivo. Cuando la lechada no permanece expuesta al aire libre; pero sí en un lugar excesivamente húmedo, el endurecimiento es mucho más lento y no tiene lugar sino por su carbonatación: sucesiva. Si además de haber mucha humedad, el ácido car-. bónico del aire no tiene acceso, no endurece nunca y oir indefinidamente blanda. OS La lechada expuesta al aire libre, se escapa poco á pol se hiende y se endurece. Las hendeduras provienen de una! contracción que se opera en la masa á medida que.se seca. El agua de cal expuesta al aire, absorbe el ácido carbóni- co y se cubre de una película blanca de carbonato de cal cris- ' talizado, que siendo insoluble, se precipita á mpdida que se. forma. ro! 5. La naturaleza de ri pc SrnenidA á la cocción, in-, 376 Memorias de la Sociedad Científica fluye necesariamente en la calidad de la cal que se obtenga. Los calcáreos naturales contienen casi siempre arcilla con óxi- do de fierro y carbonato de magnesia y se comprende fácil- mente que las propiedades de la cal, varían con la proporción que de estas materias extrañas contenga el calcáreo de que se trate. En general, se distinguen principalmente dos especies de cal: la cal grasa y la cal magra. La cal grasa es aquella que pro- viene de la calcinación de un calcáreo casi puro. Es blanca, muy cáustica, humedeciéndola produce gran desprendimien- to de calor; aumenta considerablemente de volumen; forma una pasta untuosa al tacto; al secarse experimenta una con- tracción notable, dando lugar á grandes hendeduras en'su ma- sa; y por último, admite en su mezcla una fuerte proporción de arena. La cal magra es la que se obtiene de calcáreos impuros, es decir de aquellos que contienen en mayor proporción, ma- terias extrañas. Es gris, y los fenómenos que caracterizan la cal grasa, se reproducen en ella de una manera apenas sen- sible. «Cuando se apaga la cal grasa, se hincha, y da un volumen de cal apagada, sea en polvo, sea en pasta, más considerable que su volúmen primitivo. Esta propiedad, casi exclusiva de la cal grasa, se designa con el nombre de rendimiento. El ren- dimiento es tanto mayor cuanto más grasa es la cal. Hemos dicho que por la cocción conveniente de los calcá- reos en hornos adecuados, se obtiene la cal viva; pero. no es bajo este estado como se emplea en las construcciones: es ne- cesario extinguirla ó apagarla antes. Esta operación consiste' en hacerla pasar del estado anhídro al de hidrato, reduciéndo- la después á una pasta de mayor ó menor consistencia según el objeto á que esté destinada. Hay varias maneras de apagar la cal; pero indicaremos únicamente el sistema, llamado méto- do ordinario, por ser el único que se conoce entre nosotros y “(Antonio Alzate. ” 377 y que es por cierto el más apropiado, si se tiene en cuenta la gran dureza que tienen las cales que se emplean en la ciudad de México y sus alrededores. Este método consiste en hacer tanques de mampostería, de madera, ó simplemente presas de arena, en las cuales se arroja la cal viva, en seguida se derrama la cantidad de agua necesaria y se bate continuamente con un rastrillo, hasta lo- grar que no quede ninguna piedra sin apagar y que se forme una pasta homogénea. Por sencilla que parezca esta operación, debe exigirse el mayor cuidado, pues la buena preparación de la cal, es de im- portancia en toda construcción. Cuando la cal no se apaga bien por este método, tiende á engramujarse; llámanle así los albañiles á la cal apagada que encierra pequeños fragmentos de cal viva y que provienen de no haberla batido lo bastante. Si estos fragmentos, ya mezclados con la arena, van á dar á las mamposterías ó á los aplanados, allí es 4 donde se vienen áapa- gar completamente por la acción de la humedad del aire, ad- quiriendo una fuerza expansiva, capaz de separar los materia- les que ligan y levantar los aplanados con todo y pinturas ó papel tapiz. Observaciones sobre la extinción y uso de la cal. Es importante medir ó calcular la cantidad de agua que debe agregarse á la cal para apagarla, pues si no es lo bastan- te, la pasta que resulte no será homogénea, y si es demasiada, la película de carbonato de cal cristalizado con que se cubre á las pocas horas, adquiere un espesor considerable, quedan- do la masa privada del contacto del aire, lo que impide que se seque. En este estado, no puede emplearse sino hasta pasa- dos algunos días y nuestros albañiles la llaman cal ahogada. La proporción de agua aumenta á medida que la cal es más grasa. | Memorias. --(1900-1901).—T. XV.—48. 318 Memorias de la Sociedad Científica El agua tiene cierta influencia en la preparación de la cal, por lo que deberá procurarse, en cuanto sea posible, que sea limpia, ó cuando menos, que no contenga un exceso de arci- lla en disolución ni substancias vegetales en suspensión. La lechada no debe emplearse en el momento que se pre- para, es necesario, cuando menos, dejarla reposar unas doce horas; pues por bien que se haya batido, siempre contiene al- gunos granos de cal, cuya extinción ha sido incompleta y que no llegan á absorver el agua, sino después de algún tiempo. Los albañiles le llaman dejarla podrir. Cuando la cal apagada ha de durar algún tiempo sin em- plearse, se acostumbra cubrirla con una gruesa capa de arena; de esta manera puede decirse que se conserva indefinida- mente. En México los peones encargados de apagar la cal son hombres que tienen un cáleulo muy certero para determinar la cantidad de agua, proporcional á su volúmen de cal viva y para dar á las presas las dimensiones necesarias. Á su prác- tica está confiada únicamente la bondad del procedimiento. En las obras se les designa con el nombre de zoquiteros, pala- bra derivada del idioma mexicano, zoguitla, que significa lo- dazal. A Cuando la lechada de cal se usa muy líquida y mezclada con una corta cantidad de arena, sirviendo únicamente para dar color, se le da el nombre de zalpatle. En la ciudad de México, la cal se ha vendide siempre por peso, habiéndose ya casi generalizado el kilogramo por unidad. Datos relativos á la cal de Tula. La cal fué conocida y empleada en la construcción por los antiguos mexicanos, quienes la designaban con el nombre de tenextli, palabra compuesta de tetl que significa piedra y nextla, ceniza, es decir, ceniza de piedra. ¡No podían haberle dado nom- bre más adecuado! “Antonio Alzate.” 379 Las cales que desde hace muchos años se introducen al mercado. de México, provienen en su mayor parte de los Esta- dos de Hidalgo, México, Morelos y Guerrero, siendo la de Tu- la la más afamada por su buena calidad. En sesenta y cinco observaciones, verificadas en diversas cireunstancias, he encontrado, en promedio, los siguientes da- tos relativos á la cal de Tula: Esta cal es grasa, el metro cúbico de cal viva, en terrones, tal como se entrega en las obras, pesa 840 kg.; 1,000 kg. de cal viva, producen 2,665 m.* de cal apagada. Para apagar una to- nelada de cal viva, se necesitan 3,50 m.* de agua. El rendi- miento en volumen es 2,24. Para terminar, diré, que la calidad de la cal procedente, de Iguala, parece, si no mejor, al menos igual á la de Tula. México, Junio de 1901. THE ONYX-MARBLE DEPOSITS OF JIMULCO, COAHUILA BY EZEQUIEL ORDOÑEZ, M. S. A. The important onyx marble deposits that I intend to des- cribe, are situated in the foot—hills of many high mountains, composing long Sierras on the grounds of the Hacienda de Ji- mulco. These mountains have a general direction of east to west and are separated by broad, dry and not steep valleys along which good wagon roads permitin all seasons very easy communication with towns and some stations of the Central Railroad, which runs for a long distance through the lands of the Hacienda de Jimulco and very near also the Aguanaval River which serves as a boundary between Durango and Coa- huila States. The onyx deposits are grouped in many places in such numbers and capacity as to admit at each group the establish- ment of a center of vast production. The deposits are main- ly located in three regions. The largest one is west of Pe- ralta Station on the Mexican Central R. K. about fourteen miles distant on the wagon road going to Cuencamé and other points of Durango. This road follows the bottom of a broad valley open to the river not far from the station of Peralta, The two other centers of onyx deposits nearthe rancho de Pozo de Calvo and “Las Víboras ” lie three and four miles east respectively 382 Memorias de la Sociedad Científica LI from la Noria Station M. C. R. R. in open valleys and com- municated with by good wagon roads. Excepting the beautiful samples exhibited at several Ex- hibitions, principally at Paris and San Antonio, Tex., last year, the onyx marble of Jimulco has never been seriously exploi- ted, in spite of great attention and interest shown by many European and American Companies, dealers and private par- ties, owing to lack of knowledge as to the conditions of deposits for quarrying purposes, etc. by the present owner. Attention was attracted to this onyx not only on account of its hardness, homogoenity of blocks, exceptional size as exhibited, but also for the varieties and wonderfully variegated colours, harmo- nious tones, straight and contorted stripes or banding not found in the onyx produced at other places in Mexico. The large deposits of onyx marble of Jimulco are in the eretaceous limestones forming the mass of mountains there, in which the onyx filled caves or grottes in the limestone du- ring the end of Tertiary ages by circulant and disolvent wa- ters. Thatis the most general of formation of the only greatest valuable deposits of onyx in the world like those of the Uni- ted States, Algeria and Italy. The concretionary masses of onyx fill entirely the cavities and give in all parts the same texture grade of erystallization, hardness, etc., varying only in every point in the intensity of color on the average ofiron oxides and impurities contained, on which depends color, shade and nature of banding.; The way followed by nature in the formation of onyx gi- ves an idea by which we can appreciate the formation of such deposits. So 1 see on the surface long and broad outerop- pings or irregular, large patches easily recognized on the field by contrast of color, whitish for onyx masses and gray for li- mestones. The outeroppings are remains of the filled grottes, partially destroyed by erosion. The thickness and form of the croppings, apparently similar to the ore veins, are very varia- ““Antonio Alzate. ” 383 ble but always large from ten to one hundred feet, about twenty-five feet being the most common. Some croppings run without any interruption for several hundred feet (from 600 to 1500) and so close are the deposits or grottes one to the other as to admit of many being worked by only one quarry. The deposits on the road to Cuencamé are very numerous and close together. One group covers an area of two hundred acres, there being besides many others separated enough to be considered apart. Less extensive are the deposits east of the railway but also extensive enough to admit work of any capacity. In the barranca de “Las Víboras,” four miles from Noria Station, one of the pockets should give with a little ex- pense more than 200,000 cubic feet, considering only the su- perficial deposits. Some of those of Pozo de Calvo, three mi- les from Noria, should give also many thousands of cubic feet on the surface of good onyx in very large pieces. The position of deposits on the flanks of the mountains near or at the base and on the slopes of the hills is also wor- thy of notice. Croppings rise up to the general rocky surface which facilitates the opening of quarries without much barren work and obtaining good proflt from the beginning of work. The fissures that separate the blocks or tablets of onyx in some of the deposits are almost vertical and this renders easy their extraction, giving pieces with minimum thickness- of fifteen inches. The common size of blocks that can be got here is similar to that of other onyx deposits of Mexico, a fair average could be placed at twenty inches thick by four feet broad and five feetlong. Very often blocks larger than thirty- five cubic feet are encountered. 1 saw in the small prospec- ting works of “Las Víboras,” enormous pieces, several of five tons weight, of onyx marble of splendid honey—yellow colour. We cut from various places many samplesin order to have some idea of the very many different coloured varieties of onyx and in some deposits, of these as large pieces can be obtained 384 Memorias de la Sociedad Científica as desired. Although every variety shows fine graduations of color and banding, we remark principally: Orange-onyx of the most wonderful kind produced at the deposits of “Pozo de Calvo” and “Las Víboras;” amber-onyx of fine yellow colour, found in “Las Víboras;” Rose-banded-onyx, remarkable for delicacy of tones and curiously striped; Jasper-onyx or black onyx, banded white and black, with variegated figures; Agate— onyx, and many kinds of clouded onyx, white, red and some- times green like onyx coming from Puebla and Oaxaca quar- ries. j The structure of onyx marble is holocrystalline, common- ly fibrous or columnar, rarely-granular and scaly; semi-trans- lucent, increasing by transpareney the intensity of colour. The composition is absolutely similar to that of so called onyx marble from other countries, i. e. carbonate of lime (more than 9 pS) with very little sulphate of lime and carbonate of iron - and other impurities. Hardness...... 3 Weight of cubic meter .... 2.71 tons. Specific gravity. 2.71 ,, » 5) foot 78.5kilos=173lbs. I have already indicated that the topographical condi- tions, and position of these deposits give plenty of facilities for working, and allouring for the establishment of a plant of ma- chinery of any capacity desired. In a very dry country as this, is, we fix first on the question of water supply. Water, is not very deep in the valleys near the deposits, also at the foot of the mountains, where we made the necessary investigations to assure the existence of an underground level not far from 50 to 60 feet in depth. Fuel would be transported from the rail- way either at Peralta or Noria Station. Grood workmen are plenty in the small towns and Jimulco. The customary wages being one dollar silver per day. At Jimulco provisions ete. can always be obtained and implements can be brought from To- rreon on the Central R. R, four hours travel from Jimulco. As is well known, the Central R. R. is connected at El Paso' ““ Antonio Alzate.” 385 OS with all points of the United States. In Torreon ib connects with the International R. R. for Monterey, and Tampico or Corpus Christi on the Gulf of Mexico. I call attention to extension and number of the deposits. An estimate of the total amount of onyx on surface of so ex- tensive and numerous deposits, would be impossible. Conside- ring only the area on the road to Cuencamé, of which 1 have spoken previously, where the work of quarrying as in the other places is very easy without any underground work, 1 calculate a volume of more than 2.000,000 cubic feet. The de- posits already mentioned and some others should give not less than 6.000,000 eubic feet. Many other mountains in Jimulco have never been prospected for onyx. Itis not necessary to recollect the different uses of onyx marble suggested by the quality of this Jimuleo onyx. 1 on- ly say the hardness is so great that it can be used ás buil- ding stone for arches, stair- ways, panels, columns, etc., for tables of all kinds, transparencies for windows in churches and houses, in thin slabs, and for all kinds of interior decora- tions, vases and statuary. I spoke of properties of onyx as 1 see in quarries without any work of grinding and polishing. In this way 1 get only small pieces. Tt is necessary before working on a large scale to try the material as to the polishing and strength of the sa- me as itoften contains fissures owing to being weathered, also thereare many other points of interest in this beautiful orna- mental stone. | Mexico, May 1901. Memorias.—[1900-1901.] T.—XV. 49. LA EDUCACION ENTRE LOS ANTIGUOS MEXICANOS POR GREGORIO TORRES QUINTERO, M. S. A., Profesor de Historia en la Escuela Normal para Profesores. La primera pregunta que se puede ocurrir al leer este epí- grafe, es ésta: “¿Había una educación entre los antiguos me- xicanos?” ' Antes de contestarla, diremos lo que entendemos por edu- cación. Diversas definiciones se han dado de esta palabra, pe- ro todas están de acuerdo en el fondo para atribuirle el siguien- te significado: desarrollo de las facultades del hombre para procurarle su perfección, su felicidad y el cumplimiento de su destino social. | - Este fin tiene que ser relativo según la civilización de ca- da pueblo. Es indudable que en toda agrupación humana, los individuos tienen que satisfacer ciertas condiciones que exige el bien común para asegurar á la vez el bienestar de cada uno. La acción que se ejerce sobre ellos para alcanzar esas con- diciones, no es otra cosa que la educación. En tal concepto, no sólo existe educación en un pueblo constituido, sino aun en los salvajes y hasta en el seno de una familia aislada. Hay una educación que es el resultado de la acción ejer- 1 z JJ 388 Memorias de la Sociedad Científica cida por los pedagogos en las escuelas y que quizá no es la más poderosa. A su lado existe otra que es consecuencia de lo que se ha venido á llamar los colaboradores ocultos de la edu- cación, y son el clima, la raza, las costumbres, la condición so- cial, las instituciones políticas y las creencias religiosas. Am- bas existieron en el antiguo Anáhuac, puesto que hubo peda- gogos, y los colaboradores ocultos ejercieron en el pueblo una enérgica influencia. Lo expuesto nos conduce á contestar afirmativamente la pregunta formulada más arriba. La actividad pedagógica de un pueblo no sólo se manifies- ta en sus doctrinas y teorías, sino en sus métodos é institu- ciones prácticos. Ciertamente que de los antiguos mexicanos no tenemos obras que traten de educación; sus filósofos no consignaron por escrito los principios en que la basaban; sin embargo, dejaron pinturas y jeroglíficos que nos dan una idea de sus tendencias moralizadoras y de sus prácticas y fines pe- dagógicos. Además de las noticias recogidas por los primeros historiadores, existe el valioso documento denominado Códi- ce Mendocino que arroja mucha luz en esta vía; y aunque im- perfecto, con esos materiales se puede trazar el cuadro de la educación en Anáhuac. a El pueblo mexicano era un pueblo muy religioso. Según calcula Clavijero, había en todo el Imperio 40,000 templos ser- vidos por 1.000,000 de sacerdotes. El sacerdote era muy res- petado, estando su cargo ligado muy estrechamente con la po- lítica. Motecuhzoma II y Cuauhtémoc desempeñaron el cargo de sumos pontífices, del cual fueron elevados á la primera ma- gistratura. Su religión era mezcla deideas grandes y pueriles y estaba recargada de prácticas supersticiosas. Su dios prin- cipal era el de la guerra, llamado Huitzilopochtli, deidad fe- roz y sanguinaria que no se aplacaba si no veía á sus pies el corazón palpitante de inoumerables víctimas humanas. A Para que su dios no padeciese hambre, aquel pueblo se ““ Antonio Alzate.” 389 lanzaba fanáticamente á las expediciones guerreras, de donde volvía cargado de botín y de prisioneros que luego cuidaba y engordaba para sacrificarlos al numen; se entregaba á las más duras y dolorosas penitencias, como sacarse sangre picándose, con púas de maguey, espinillas, muslos, pechos, brazos y ore- jas; otras veces horadábanse las orejas ó lengua, y por el ori- ficio pasaban cañas ó pajas en mayor ó menor número, llegan- do á exceder de cuatrocientas; sus supersticiones los condu- cían á actos de barbarie, pues algunos hombres se horadaban la piel del genital sacándos epor el horadado veinte ó cuarenta brazas de cordel, y en ocasiones se reunían varios hombres y simultáneamente iban tirando de la cuerda. Las fiestas religiosas eran numerosísimas, haciendo contí- nua é interminable la asistencia á los templos. los mexicanos pasaban su tiempo combatiendo y orando. Creían que los que morían en la guerra ó en la cautividad, iban á morar á la ca- sa del Sol. En aquel pueblo no había, pues, nada de grande ni de pre- ciso fuera de la milicia y del sacerdocio. No había castas, ni la esclavitud era perpetua; los guerreros podían llegar á los más altos puestos, aun siendo de origen plebeyo: por el valor y la virtud, las clases más bajas podían sublimarse y salir de la abyección. De este retrato de los mexicanos, trazado á grandes ras- gos, se deduce que sus prácticas pedagógicas debían conver- ger á hacer de los jóvenes, guerreros valientes y piadosos. Al nacer un niño, la ticitl ó partera lo lavaba y le decía: “Aquí brotas y floreces, aquí te apartas de tu madre, como el pedazo de piedra donde se corta: esta es tu cuna y lugar don- de reclines tu cabeza; solamente es tu posada esta casa; bu pro- pia tierra otra es; para otra parte estás prometido, que es el campo donde se hacen las guerras, donde se traban las bata- llas; para allí eres enviado; tu oficio y tu facultad es la guerra; tu obligación es dar de beber al sol sangre de los enemigos. ...” 390 Memorias de la Sociedad Científica q Si era niña le decía: “Has de estar dentro de casa como el co- razón dentro del cuerpo; no has de andar fuera de ella; no has de tener costumbre de ir á ninguna parte; has de tener la ce- niza con que se cubre el fuego en el hogar; has de ser las pie- dras en que se pone la olla; en este lugar te entierra nuestro Señor; aquí has de trabajar, y tu oficio ha de ser traer agua, moler el maíz en el metate; allí has de sudar junto á la ceni- za y el hogar.” Estas palabras encierran los destinos de ambos sexos. El ombligo del varón lo enterraban los guerreros en el campo de batalla; el de la hembra era enterrado junto al fogón. Cumpliendo las prescripciones de la naturaleza, la madre daba el pecho á sus hijos, aun cuando fuese señora-de alta ca- tegoría. Dos años duraba la lactancia. El trabajo de la educación de los hijos se dividía entre el padre y la madre; aquél se encargaba de los niños, ésta de las niñas. Los mexicanos acostumbraban bañar á los chicos repeti- das veces en agua fría, aun durante el invierno; los abrigaban poco y les daban lecho duro, con todo lo cual trataban de ha- cerlos robustos y sanos. Desde que el niño tenía cuatro años de edad, el padre co- menzaba á hacerlo trabajar, ya en el acarreo de agua en pe- queñas vasijas, ya cargándole con pequeños bultos, pues aquel pueblo, que carecía de bestias de carga, tenía necesidad de acostumbrar á los hombres, fuesen pobres, mercaderes ó sol- dados, á cargar bagajes por largas distancias. A los siete años le comenzaba á enseñar su oficio, pues los hijos seguían el de sus padres. La madre acostumbraba á su hija áandar siempre cubier- ta, despertándole desde muy temprano el sentimiento del pu- dor; le enseñaba á hilar y tejer, á barrer, moler y tortear, en una palabra, todos los quehaceres domésticos. Durante esta educación, los padres castigan á los hijos pe- “Antonio Alzate.” 391 PNLPLLILDLLIDIILILLI0DIIDILILIIIIA w rezosos é indóciles, punzándoles el cuerpo con espinas de ma- guey, dándoles de palos ó exponiéndoles al humo asfixiante del chile puesto al fuego. Las máximas que les inculcan en- cierran una moral bastante depurada. He aquí algunas: I. Ten comedimiento con los otros, porque con la humil- dad se alcanza el favor de los dioses y de los mayores. TI. No ofendas á ninguno, ni le quites ni tomes su honra; ' haya en tí méritos, que es de los dioses dar á cada uno lo que les place, Toma, hijo, lo que te diesen, y dales gracias; y sl fuere mucho, no te ensoberbezcas, sino humillate, y tu mere- cimiento será mayor, y los demás no tendrán qué decir ni qué murmurar de tí; mas por el contrario, si te apropias lo que no te pertenece, quedarás afrentado y ofenderás á los dioses. TIT. Ama y has piedad, y no seas soberbio ni des á otros pena: sé bien criado y bien comedido, y serás amado y tenido en mucho. IV, No hieras á alguno, ni le hagas afrenta, y has lo que debes, y no por eso te ensalces, porque indignarás á los dioses contra tí y no quedarás sin castigo. V. Tendrás cuidado de servir y agradar á tu marido para que así merezcas que los dioses te hagan bien y te den hijos. VI Sentadaó levantada, andando ó trabajando, siempre, hija mía, piensa y obra bien, y has lo que debes para servir á los dioses y á tus padres. VII. No mientas ni engañes á nadie, porque los dioses te miran. Los padres recomendaban principalmente á sus hijas el servicio de los dioses y la guarda de su honestidad y la obe- diencia y el amor á su marido; y uno de los preceptos más vi- vamente inculeados á la juventud, era la verdad en sus pala- bras: la mentira era duramente castigada. Les enseñaban tam- bién la consideración á los ancianos, la conmiseración al po- bre y al desvalido, horror al vicio, ocupación constante para huir de la ociosidad y proceder en todo con mesura. 392 Memorias de la Sociedad Científica Poca diferencia había en la educación de nobles y plebe- yos, y consistía en que á los primeros no enseñaban los oficios mecánicos y eran más vigilados por sus parientes. A los quince años comenzaba la educación pública para los hombres y á los doce ó trece para las mujeres. Había dos clases de escuelas: el Calmecac y el Telpuchcalls. Se ha discutido mucho sobre la diferencia que existía en- tre ambos; pero parece fuera de duda que el Calmecac estaba destinado á dar educación á los nobles, y el Telpuehcalli á la clase media. El Sr. Orozco y Berra dice que el Calmecac era colegio religioso y el Telpuchcalli colegio exvil. Lo cierto es que en ambos se daba instrucción religiosa á la par que ins- trucción militar. La diferencia consistía, 4 más de lo dicha más arriba, en que el Calmecac estaba más cerca de las cosas sagradas y que en él se formaban también sacerdotes, lo cual hace que mu- chos escritores les llamen seminarios, Los alumnos del Calmecac eran en número limitado; por eso no había más que un solo establecimiento de esa clase y estaba en el templo mayor. El Telpuehcalli, por el contrario, es- taba abierto á todos los jóvenes de la clase media; el mayor número de éstos trajo como consecuencia la multiplicación de tales establecimientos, haciendo que en Tenochtitlán se con- tasen de 40 á 50, ubicados al lado de los templos menores. Tenían de particular, tanto el Calmecac como el Telpuch- calli, que eran mixtos, es decir, que recibían alumnos de am- bos sexos; pero los separaban en departamentos distintos y eran estrecha y rigurosamente vigilados. La disciplina era muy rígida y dura. Los alumnos lleva- ban una vida de reclusión, de trabajo constante y de áspera penitencia. Vestían de telas delgadas, su cama era dura, el ali- mento parco. Las órdenes dadas por los superiores eran obe- decidas exactamente sin tener en cuenta la estación, la hora ó la intemperie. Bañábanse á media noche y de día, madruga- ““ Antonio Alzate.” 393 mo n AA ban, barrían el templo, traían leña, guardaban los ayunos re- glamentarios, reparaban los teocallis, oraban y se sacrificaban sacándose sangre con espinas de maguey. Las penas eran terribles, contándose entre ellas la de muer- te. El soberbio, el desobediente, el que ofendía á otro, eran castigados severamente, azotándolos con ortigas ó picándolos con espinas de maguey; al dormilón despertaban echándole agua fría ó rescoldo caliente; á los ociosos Ó incorregibles les quemaban el cabello con ocotes, lo que era una afrenta; al bo- rracho ó al que cometía faltas contra la castidad, le daban ga- rrote, lo quemaban vivo ó lo mataban á flechazos. Ya hemos dicho que al Calmecac ingresaban dos géneros de alumnos: los unos que seguían la vida sacerdotal hasta mo- rir en ella, los otros que sólo recibían la enseñanza religiosa y civil separándose del seminario cuando querían casarse. Las mujeres ingresaban al Calmecac ó al Telpuchealli á los doce ó trece años. Sus votos eran por uno ó más años, si bien algunas los empeñaban perpetuamente. Algunos escrito- res las llaman monjas. Sus trajes eran blaneos y limpios; mo- raban en los patios de los templos; dormían vestidas por ho- nestidad, vigiladas estrechamente por las principales y cuida- doras. Su vida era de abstinencia y laboriosidad; cosían, hi- laban y tejían; llevaban los ojos bajos, guardaban silencio, y sufrían irremisiblemente la pena de muerte por cualquier falta contra la castidad. Las vigilaban por fuera de los edificios guar- das ancianos, velando noche y día. La edad propia para casarse era en la mujer de los 15 á los 18 años y en el hombre de los 20 41os 22. Generalmente los futuros esposos eran sacados de los colegios por sus padres ó parientes para casarlos, previo el consentimiento de los diree- tores. Dirigían la educación de la juventud los sacerdotes; en sus manos estaban los destinos de la sociedad; modelaban á los hombres y á las mujeres según querían, inculcándoles un pro- Memorias.—[1900-1901.] T. XV.—50. 394 Memorias de la Sociedad Científica fundo respeto por los dioses y sus ministros El sacerdocio era la clase sabia y poderosa; eran los consultores de la gente hu- milde, así como de los pontífices y reyes, y por su conducta irreprochable, se hacían amar del pueblo. ¿Cuál era la ciencia de los sacerdotes? ¿Qué era lo que en- señaban á la juventud? 1 Enseñaban la lectura y la escritura jeroglíficas, oratoria, cálculo, astronomía, astrología, cronología, geografía, historia y mitología. La escritura jeroglífica llegó entre los mexicanos á un ad- mirable estado de perfección: “Yo mismo he visto, dice Las Casas, una gran parte de nuestra doctrina cristiana escrita en figuras é imágenes que ellos leían como nosotros leemos los caracteres de una carta.” Pero los aztecas no sólo aprendieron á escribir, sino que también hicieron libros. “Un librito azteca, dice Brinton, citado por Spencer, se parece mucho á uno de nuestros volúmenes en 4?. Fórmase de una sola hoja, de 12 4 15 pulgadas de ancho, y frecuente- mente de 60 á 70 pies de largo, y no está enrollado, sino do- blado, en cuadrados ó en zig-zag, de tal modo que al abrirlo, quedan expuestas á la vista dos hojas. Están unidas delgadas tablas de madera á cada una de las hojas exteriores, de ma- nera que el todo presenta un aspecto tan bonito, como si hu- biera salido del taller de un hábil encuadernador.” ¿De qué materias tratan esos libros? El Sr. Orozco y Berra dice:»* Del testimonio unánime de los escritores, del examen de las pinturas que hoy pueden ser estudiadas, resulta que los libros versaban sobre todos los ra- mos: historia, peregrinaciones, genealogías, códigos civiles y criminales, calendario, mitología, arte adivinatorio, astrono- mía, usos y costumbres, planos geográficos, topográficos y de ciudades, cuentas y tributos, tierras y propiedades, pleitos y litigios, cantos é himnos para los dioses, etc., ete.” ““* Antonio Alzate.” 395 ne e Al tener libros los aztecas, debemos deducir que gran par- te de su enseñanza debería darse según los textos, haciendo que los discípulos aprendiesen á descifrar las pinturas. Pero esta clase de enseñanza probablemente fué para los letrados y cronistas y para los que siguiesen la carrera del sacerdocio. Respecto de la primera enseñanza, el método fué oral, pues el Códice Mendocino representa en una de sus pinturas á un maestro y un discípulo, aquél en actitud de hablar y éste es- euchando la lección. Los antiguos mexicanos eran muy ceremoniosos. Para to- do acto social había reglas, que constituían su código de ur- banidad. Eran discursos, arengas, que aprendían de memoria en las escuelas ó en el seno de la familia, y que repetían en todas las cireunstancias idénticas sin alteración ninguna. Según Gama, los mexicanos no sólo conocían las cuatro operaciones fundamentales de la aritmética, sino que se eleva- ban á cálculos más complicados, como las proporciones, regla de tres y otras, E; cálculo fué la base de sus adelantos astronómicos: sa- bido es que el cómputo de la duración del año, fué hecho por log mexicanos con notable exactitud. No les era desconocida la causa de los eclipses. Tenían un sistema de pesas y medidas. Los elementos de la geometría no les han de haber sido desconocidos. La regularidad de ciertas culturas astronómi- cas, la simetría en el trazo y división del círculo, la división de terrenos y la evaluación de su superficie, nos lo atestiguan. Los mercaderes con sus largos viajes contribuyeron á los adelantos geográficos. “Montezuma regaló á Cortés, dice Ber- nal Díaz del Castillo, un paño de nequen, en el que estaban pintados y señalados muy al natural todos los ríos y ancones que había en la costa.” La historia se repetía por tradición oral y se perpetuaba por pinturas ó por cantos, á los que eran muy afectos los me- xicanos. 396 Memorias de la Sociedad Científica Con todos los conocimientos que hasta aquí hemos citado y con las prácticas de que hemos hecho mención, se puede tra- zar un plan de educación bastante completo. Pero aun hay que agregar más. Podría creerse que los me- xicanos, entregando su cuerpo á las penitencias hacían poco ca- so de la conservación de las fuerzas físicas. Nada más erró- neo. Aquel pueblo era esencialmente guerrero, y no podía fal- tar entre ellos la gimnasia. En las escuelas se ejercitaban en el manejo de las armas; los alumnos coneurrían á las batallas como reclutas, cargando el bagaje de los veteranos; en una ciudad lacustre, los habitantes tienen que ser nautas, y no pu- do faltar entre ellos el ejercicio del remo. Si todavía no fuese suficiente esto, nos bastaría señalar tres clases de ejercicios á que eran muy afectos los aztecas: la danza, la pelota y el vo- lador. No podemos resistir el deseo de trasladar aquí la siguiente descripción que hace el Sr. Orozco y Berta respecto dela dan- za: “Mucho caso hacían del baile y del canto, dice, por lo cual re- yes y señores mantenían maestros... En las reuniones particu- lares eran pocos los danzantes...creciendo el número hasta milla- res en las fiestas solemnes y públicas. . - la música, colocada so- bre esteras finas, ocupaba el centro, mientras ellos formaban al- rededor círculos concéntricos, más y más amplios á medida que de la música se alejaban. Junto al centro estaban dos ó cuatro personas, los corifeos del baile; los danzantes quedaban colo- cados de manera que formaban como radios delos círculos, pues cada uno tenía por pareja, ya á la persona de los lados, ya á la de adelante, ya á la de atrás. Dada la señal se comenzaba con un compás lento; consistía la destreza en que la música, el can- to y la danza, llevaran un perfecto acorde; las voces no se des- entonaban, cada danzante alzaba, como impulsado por un re- sorte, la misma mano, bajaba el mismo brazo, movía el mis- mo pie. Como era natural, los del primer círculo se meneaban con cierta lentitud; mas á medida que se alejaban del centro, “Antonio Alzate.” 397 WIDIDIDIODOIO ISI SITIO IESO STITIO SII III II III como en el mismo tiempo tenían que recorrer mayor cireun- ferencia, la velocidad iba siendo más y más grande. Acabada una estrofa y repetida, mudábase el compás en más vivo su- cesivamente, hasta que los últimos danzantes debieran tomar una rapidez vertiginosa. Entre las cireunferencias había pe- queños niños siguiendo la danza, y truhanes ó chocarreros ba- jo disfraces risibles, diciendo dichos agudos ó picantes, para regocijar á los espectadores. Estos espectáculos coreográficos duraban por muchas horas; los danzantes fatigados eran subs- tituidos por otros; cuadrillas enteras tomaban el lugar de las que se retiraban á comer ó refrescar. Acudían con sus mejo- res trajes, adornos y joyas, llevaban en las manos plumajes vistosos, flores y ramilletes, y á veces se coronaban con guir- naldas. Era espectáculo digno de admiración.” Así como para el baile, los mexicanos eran apasionados por el juego de pelota. En todas las ciudades y pueblos prin- cipales había un “tlachtli” ó lugar donde se jugaba la pelota; el piso estaba encalado, terso y limpio. Los jugadores estaban desnudos, llevando en las asentaderas un cuero de venado y en las manos una especie de guantes. Recibíase la pelota en las asentaderas, los cuadriles ó rodilla, y algunas veces la ha- cían pasar por un agujero estrecho practicado en una piedra, habilidad qne era muy aplaudida, ; El juego del volador que hoy conocemos, apenas es un pá- lido reflejo de lo que era antes. Los jugadores se subían por las cuerdas, muy compuestos, llevando sonajas é instrumen- tos músicos, y bailaban en la parte superior, diciendo gracias. Cuando era tiempo, los cuatro voladores principales, vestidos como grandes aves con las alas extendidas, se ataban á los ex- tremos de las sogas; éstas con el peso se desenrollaban, pro- duciéndose un movimiento giratorio más y más ancho hasta que los jugadores llegaban al suelo. Así, pues, la música, el canto, la danza y la poesía, eran como el coronamiento de la educación. La pintura, la escul- 398 Memorias de la Sociedad Científica DADA AVANDIA IO ISI DIR tura, la arquitectura, los tejidos, los trabajos de pluma, ejer- citaban el gusto. Ni la poesía dramática faltó en aquel pue- blo. El teatro estaba en el centro de algún mercado ó en el pa- tio de algún templo, al descubierto; y en él tenían lugar los en tremeses, que eran muy graciosos. Aquel pueblo tenía, pues, una elvilización bastante adelan- tada aunque con gravísimos defeetos como la de todos los pue- blos que aun apenas han recorrido la mitad del camino que los ha de conducir á su perfeccionamiento. Su legislación nos indica que trataban de introducir algún orden en aquella so- eledad; es verdad que el Código era dracomiano, pero se diri- gía á reprimir ciertos delitos aborrecibles y disolventes como el fraude, el robo, el homicidio, la embriaguez, el adulterio, el incesto, ete., ete., que casi siempre se castigaban con la muerte. Desarrollándose libremente, hubiesen tomado entre los mexicanos grande incremento las ciencias y las artes. Pero en pequeñas carabelas llegaron por el Oriente hombres blan- cos y barbados que manejaban el acero y el rayo. El trono de Motecuhzoma se hundió en el lago, y con él, en medio del in- cendio y la muerte, la civilización de Anáhuac. México, Junio de 1901. . Fin del Tomo XV de Memorias, Fln du Tome XV des Mémoires. Índice del Tomo XV de las Memorias. Table des matiéres du Tome XV des Mémoires. Páginas. Armendaris (Eduardo). Algunas observaciones sobre la valorizacion del azúcar por el sordo Pebling ció: dada A ts 361 Duges (Dr. Alfredo). Taxeonomía ornitológica. (Taxeonomie ornithologique) -. Ing. J. de Mendizábal. Análisis matemático. los clase de Peciopes análogas á la función gama. Ing. G. B. y Puga. Gran plano inédito de la región SW. del Valle de México formado por la Comisión Hidrográfica. Dió lectura á una parte de la extensa memoria que se ocupa de la hidrografía, geología, etc., con el fin principal de conocer los manantiales de Ea que puedan EE pa- ra la ciudad de México. El Sr. Prof. A. L. Herrera hizo notar que Cosmos de París publica algunos consejos para el mal de las montañas que son idénticos á los que en compañía del Dr, Vergara Lope da en la obra La vie sur les hauts pla- teánz escrita hace tiempo y cuya impresión se ha retardado más de dos años. 14 El mismo socio hizo una moción á fin de que la Sociedad inicie ante los gobiernos de los Estados en que abundan los alacranes ponzoñosos, que remitan ejemplares de éstos al Instituto Pasteur de París en donde muy probablemente encontrarán el antídoto de su ponzoña, como han hallado ya el de las serpientes venenosas. PosTULACÍÓN. Para socio de número: Dr. Emilio Bose (£. Ordóñez y KE. Aguilar). NOMBRAMIENTO. Socio honorario: Dr. R. Jocqs, Prasidente de la Sociedad Oftalmológica de París. (Dr. M. Uribe Troncoso y R. Aguilar). V NOVIEMBRE 6 DE 1898. Presidencia del Sr. Dr. Manuel Uribe Troncoso, Vicepresidente. Dedicada al distinguido artista D. José Manzo. El socio Ing. J. Galindo y Villa leyó un una corta reseña del Se. Manzo. TRABAJOS.-—Dr. Vergara Lope. —Los sanatorios para tuberculosos en el Valle de México. (Memorias, XIV, p. 363). Dr. A. Dugés. Un chilacayote monstruoso. (Memorias, XII, p. 91). Prof. A. L. Herrera. El origen de los individuos (Continuación). El mismo socio presentó un paso curioso de mimetismo: unas EpaaS recogidas en Amecameca, que á primera vista parecen orugas. Prof. A: L. Herrera y Dr. R. E. Cicero. Determinación del cráneo de los tlalteloleas en el cual exponen un nuevo método gráfico que puede tener numerosas aplicaciones. Prof. R. Aguilar. La clasificación de Dewey aplicada á las ciencias geológicas. Dr. R. Norma, Aplicación de la acústica física á la enseñanza oral de los sordomudos. ; Prof. L. G. Seurat. Sur la Faune des lacs et lagunes du Valle de Mé- xico. (Revista, 1898-99, p. 65). El Presidente hace una felicitación al Sr. Ing. Joaquín de Mendizá- - bal Tamborrel por haber sido nombrado miembro honorario de la Sociedad 15 Científica Argentina, y al Sr. Profesor R. Aguilar por su nombramienro de socio correspondiente de la misma corporación. NOMBRAMIENTO. Socio de número: Dr. EmiLI0 Bose, del Instituto Geológico Nacional. DICIEMBRE 11 DE 1898, Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. Consagrada á la memoria del eminente historiador D. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. TRABAJOS.—Ing. J. Galindo y Villa. L 4puntes para facilitar el estu- dio de la Estereotomía. — 1. La Junta Nacional de Bibliografía científica. (Revista, 1898-99. p. 7). Prof. A. L. Herrera. El origen de los individuos (Continuación ). Un protoplama sintético alveolar.—Presentó además unos trazos esfigmográficos de las vibraciones de los líquidos, que comprueban su teoría. Dr. R. Norma. Aplicación de la acústica física 4 la enseñanza oral de los sordo-mudos. (Continuación). Ing. F. M. Rodríguez. La arquitectura azteca aplicada á los monumen- tos aislados. . Dr. M. Uribe Troncoso. Extracción del cristalino trasparente en la miopía elevada. —Presentó un nuevo caso operado con éxito. Dr. F. F. Villaseñor. Método general de estudio de los cuerpos grasos de origen vegetal. El Presidente recordó que el próximo día 2 de Febrero de 1899 debe- rá celebrar la Sociedad el primer centenario de la muerte del insigne P. Alzate. : POSTULACIÓN. Para socio de número: Ing. Eugenio Almazán ( Or ope sa, Altamirano, Rodríguez, Aguilar y Galindo). NOMBRAMIENTOS. Socios honorarios: IxG. MANUEL F. ALVAREZ, Director dela Escuela N. de Artes y Ofi- cios. (Galindo, Rodríguez, Oropesa y Aguilar.) Dr. Ch. A. OLIVER, oculista, Filadelfia. (Dres. Uribe, Cicero y Norma). El Secretario anual, Dr. R. E. CICERO. 16 BIBLIOGRAFIA. Legons sur la Théorie des formes et la Géométrie Analyti- que supérieure, a Vusage des étudiants des Facultés des Scien- ces par H. Andoyer, Maítre de Conférences á la Faculté des Sciences de Paris. —París. Gauthier-Villars. 1900. Tome 1. 8* gr. VI-508 pages. 15 fr. Expone el autor en esta obra de una manera didáctica la Teoría de las formas y su interpretación geométrica general. El tomo l que ha apa- recido recientemente contiene las formas binarias, ternarias y las que de estas se derivan. El Tomo H contendrá la teoría de las formas cuaterna- rias y su aplicación á los espacios de tres dimensiones. El tomo publicado trata de las siguientes materias: Geometría binaria. Teoría general de las invariantes de los” sistemas binarios. Formaciones invariantes generales. Los sistemas lineales. Las resultantes y las diseriminantes. La forma bilineal. Los sistemas cuadrá- ticos. Formas canónicas en general. Formas cúbica, bicuadrática y quínti- ea. Formas lineo—cuadrática y doblemente cuadrática. Estudio directe de las formas de dos series de variables. Geometría métrica binaria. Geometría ternaria. Teoría general de las invariantes de los sistemas ternarios. Sistemas lineales. Elementos comunes á dos ó varias series. Generaciones diversas de las series ternarias. Forma bilineal y homográfi- ca. Serie cuadrática. Sistema de dos formas cuadráticas. La correspondén- cia recíproca entre dos espacios coincidentes. Sistema de dos formas bili- neales. La correspondencia cuadrática biracional. Estudio geométrico de la red de séries cuadráticas. Serie cúbica. Forma trilineal. Serie a Geometría métrica ternaria general y especial. J. J. Thomson, D. Sc., F. R.S.—Les décharges électriques cua les gaz. Ouvrage traduit de Vanglais, avec des notes par Louis Barbillion, Docteur és Sciences. Préface par Ch.-Ed. Guillau- me.—Paris, Gauthier—Villars. 1900. 8? xtv-172. pages, 41 fig. 5 fr. Extrait de la Préface. Parmi les sujets tres nombreux dont les physi- ciens se sont proposé létude au cours du siécle qui va finir, il en est peu qui aient passé par des alternatives de faveur aussi marquées et d'aussi complet abandon que celui des décharges électriques dans les gaz raréfiés, 17 Dans toutes les expériences anciennes, ces phénomeénes sont tellement éloignés de ce que pouvaient connaítre les chercheurs, qw'ils apparaissent comme dans un lointain simplement entrevu et non exploré. Vers 1869, les belles experiénces de Hittorf conduisent á une premiétre idée de la ma- ' niére dont se comportent les décharges a 1"intérieur des tubes! De lui a Crookes, Vintervalle de temps est peu étendu, mais le progrés est considé- rable, parce que nous voyons pour la premiére fois une coordination com- pléte d'une partie des phénomeénes et leur rattachement a d'autres faits, connus: tandis que les physiciens seuls avaient remarqué les travaux de | Hittorf, ceux de Crookes pénétrent la mase des esprits curieux, pour qui la notion d'un quatrieme état de la matiére atteint d'un seul coup une grande—je dirais volontiers une trop grande —précision. Une fois de plus le silence se fait; quelques physiciens suivent, avec intérét, mais sans grande passion, les patientes recherches de Goldstein. celles de Wiedemann et de son école, et volent avec plaisir poindre, dans quelques expériences de Hertz, l'aurore d'un renouveau. 1'un de ses dis- ciples les plus distingués. M. Philippe Lenard. les poursuit, et met, au jour les faits les plus singuliers, contraires, dans sa pensée, á lhypothése de Crookes. De cette époque datent les premieres expériences de l'auteur de ce Livre, dont les apports á la connaissance des phénoménes qui nous occupent sont de premier ordre. On se souvient de lVespéece de stupeur—ce mot wa rien d'exagéré — qui étreignit les physiciens á lannonce de la mémorable expérience de Róntgen, gagnant d'un seul coup des centaines d'adeptes á Vétude des dé- charges électriques dans les gaz, de telle sorte que cette expérience la fait subitement progresser plus que ne le promettaient dix années de recher- ches. En méme temps les applications pratiques de cette expérience, le ca- ractére en quelque sorte industriel qu'elle présente, mettent aux mains des chercheurs des moyens d'action jnsqu'alors insoupgonnés. Deux chif- fres en donneront une idée: tandis qu'au début de l'année 1896, les mei- leurs appareils permettaient seulement de produire des rayons de Róntgen susceptibles de noircir faiblement une plaque photographique en une de- mi-heure á travers les chairs de la main, on obtient aujourd'hui, en dix se- condes, une bonne image radiographique de toute une cage thoracique ou d'un bassin d'adulte. L'étude des décharges dans les gaz, indépendamment de leurs effets extérieura, marche de pair avec celle des rayons de Róntgen ... (Juelques-unes des idées qui, dans ces derniers temps, sont devenues prépondérantes ne sont pas entiérement nouvelles: ainsi, la recherche du quotient des charges par les masses qui les transportent surgit déja, comme hypothése hardie, dans d'anciens travaux de M. Schuster et de M. Giese. Revista [1900-1901]--3. 18 L'auteur de ce Livre pousse cette recherche plus loin qu'aueun de ses de- vanciers, et arrive á cette étonnante conclusion que ce rapport est le mé- me pour tous les éléments eomposant le rayon cathodique, quel que soi le gaz contenu dans le tube, ce qui le econduit a eonsidérer la molécule de toute origine comme séparée en des éléments semblables. Que Von suive la voie inverse et Pon pourra reconstituer, avec les éléments épars, une ma- tiere quelconque, et la possibilité de la transmutation, pour des quantités infinitésimales de matiére, il est vrai, apparalt comme une vérité palpable. Mais les résultats si curieux de M. J.-J. Thomson peuvent admettre une autre interprétation: N'est-1l pas possible, demande M. Villard, de trouver constamment un méme corps dans les tubes á vide, quel que soit le gaz que Pon a voulu y enfermer? D'ingénieuses expériences rendent Vafirmative tres probable. Lies rayons échappés de la cathode sont toujours fortement rédueteurs; il se peut qwils soient, dans tous les cas, constitués par de Vhydrogéne, dont, par décomposition de Veau adhérente, les parois du tube fournissent toujours des quantités notables. La réfutation n'est peut-étre pas définitive, mais l' étrangeté de l'interprétation de M. J.—J. Thomson nous conduit a accueillir avec faveur toute explication vraisem- blable des phénoménes qui permettrait de Vécarter. C'est surtout á cet ensemble de phénomenes dont je viens de rappe- ler les traits essentiels, qwest consacré VOuvrage de Véminent professeur de Cambridge. Le traducteur a eu soin de résumer dans une série d'excel- lentes notes les faits postérieurs a la publication de Y original, et se rap- portant immédiatement au sujet principal... Table des Matiéres. IL: Décharges électriques dans les gyaz. Communieation une charge ¿lectrique á un gaz. Electrisation d'un gaz par voie chimique. Electrisa- tion un gaz mis en liberté par électrolyse. Formation d'un nuage autour de gas électrisés. Electrisation produite par ta chute et Vécrasement de souttelettes sur une couche du méme liquide. Electrisation d'un gaz au moyen des rayons de Róntgen. Radiations uraniques. —1!. Ejes photo électriques. Electrisation dans le voisinage d'une décharge par are Pare dans Vhydrogéne. Conduction 2 travers les gaz chauds. Conduction par les flammes. Influence d'une décharge sur Y apparition, au sein d'un gaz, de propriétés conductrices. Electrolyse d'un gaz. Courtes étineelles. Etin- celles moyennes. Longues étincelles. Transport d'un gaz au sein d'un autre gaz.—HL Rayons cathodiques. Propriétés des rayons cathodiques. Effets thermiques produits par lesrayons cathodiques. Effets mécaniques produits par les rayons cathodiques. Action un aimant sur lesrayons ca- thodiques. Parcours des rayons dans les difftérents gaz. Forme de la trajee- toire des rayons. Charge électrique emportée par les rayons cathodiques. 19 Répulsion mutuelle desflux de rayons cathodiques. Expérience de Lenard. Déviation magnétique des rayons de Lenard. Théories proposées sur la na- ture des rayons cathodiques. NoTEs. Déperdition á la surface 'un liquide ¿lectrisé. — Electrisa- tion par combustion. — Electrisation de Vatmosphére.—Sur les différences entre les propriétés de Vair ¿lectrisé par la décharge d'un corps sous Vac- tion de la lumiére ultra—violette et sous celle des rayons de Róntgen. 19 Lumitre ultra-violette; 22 Rayons de Róntgen.—Rayons uraniques. —Pre- miéres expériences de MM. Blondlot et Bichat. —Déperditions positive et négative. - Influence de la nature de la lumiére sur les effets photo—élee- triques obtenus. — Simultanéité de V'éclairement et de Papparition des effets photo-—électriques obtenus. Simultanéité de l' éclairement et de Vapparition des efiets photo-électriques. Influence de la température sur les phénomenes actino—électriques. — Vitesse de déplacement des parti- cules électrisées. Rayons X et rayons cathodiques. — Sur afflux catho- dique. Eléments du calcul et de la mesure des courants alternatifs par Omer de Bast, Ingénieur, Répétiteur a Y Institut Electro- technique Montefiore, Professeur á I' École Industrielle de Liége. —Paris, Librairie Polytechnique, Ch. Béranger. 1900. 8* 190 pages. 75 figs. 7 £r. 50 relié. . . Este tomo es un extracto del Cours U'électricité de P' École industrielle de Liége publicado en 1899 y está dedicado á los electricistas que no ten- gan los conocimientos matemáticos suficientes para leer las obras que tra- tan las corrientes alternativas por el cálculo diferencial é integral. El au- tor generaliza los razonamientos demostrando su exactitud, no obstante el carácter elemental de la exposición. He aquí las materias contenidas en la obra: Relaciones entre las may- nitudes eléctricas en los circuitos de corrientes alternativas. Representación gráfica de las magnitudes alternativas de la electrotécnica. Dependencia de la diferencia de potencial y de la intensidad de la corriente entre dos puntos de un circuito. Repartición de la energía eléctrica en circuitos re- corridos por corrientes alternativas. Combinaciones polifáseas de corrien- tes alternativas. Aplicaciones. Medida de las magnitudes. Intensidad de la corriente. Cantidad de electricidad. Diferencia de potencial. Potencia y energía eléctricas. De- ducciones de las indicaciones simultáneas de los amperémetros, vóltmetros y wátmetros. : 20 Construction des Asiles d'aliénés. Par J. Sandret, Architecte du Gouvernement.—Parie, Librairie Polytechnique. Ch. Bé ranger. 1900. 82 160 pages, XXV planches. 10 fr. La construcción de los edificios que la caridad ó las administraciones levantan para el alivio del desgraciado, ha realizado inmensos progresos en la higiene hospitalaria gracias al estudio detenido del objeto de cada ediá- cio y al trazo de un programa que tenga en cuenta todos los medios y cir- cunstancias. Por eso el presente libro nos parece de grande utilidad pues pone á la vista del lector los perfeccionamientos introducidos en la construcción le asilos de dementes, presentando una revista de las diversas partes que lo constituyen, relatando las visitas hechas personalmente por el autor á varios establecimientos, y haciendo en fin, el examen de los numerosos planos y documentos que le fueron suministrados por Directores y Auto- ridades. Prineipia por trazar un programa teniendo en cuenta el número, sexo y edad de los enfermos, su condición moral con relación á la Sociedad, ete., y estableciendo juiciosamente sus diversas dependencias, servicios, talleres, etc. Trata en seguida de la elección del lugar y la agrupación de las construcciones, de las dimensiones de los pabellones y de las salas de enfermos y de su calefacción y ventilación. Se ocupa después de los cuar- teles que pueden establecerse para observación. para niños, ancianos, epi- lépticos, pacíficos, trabajadores, convalecientes, agitados, para la enferme- ría, cocina y dependencias, baños, celdas. A continuación trata de los ser- vicios generales: administración, servicio médico, almacenes y dependen- rias del escónomo, cocina y dependencias, servicios religiosos, alojamiento del eonserge, del jardinero, salas de recibir y de esperar, baños é hidrote- rapia, sala de reuniones y de conciertos, biblioteca para los enfermos, la- vandería, panadería y anexos, talleres, dependencias diversas, servicio de aguas, derrames, atargeas, alumbrado, ete. Termina esta interesante obra con la descripción detallada de los Asi- los franceses de Saint-Mie, Mareville, Marsella, Mondovergnes, Lesvellec, Alenzon, Ruan (Saint-Yon y Quatre-Mares). Dury, y los del Sena en Mai- son-Blanche (Ville-Éyrard), Vaucluse, Villed-Evrard y Villejuif, conelu- yendo con importantes consideraciones relativas á la construcción de los asilos de dementes en Inglaterra y Escosia, ocupándose cireunstanciada- mente de los de Claibury, Morningside, Gartloch y Perth. ! Erreur trouvée dans les Tables des Logarithmes «4 huit déci- males du Service Géographique de ”Armée (Paris, 1891). Log. cot. 3453*60>*> Au lieu de 0.21981237 lissez - 0.21981257 Mexico, 1900. J. DE MENDIZÁBAL TAMBORREL, M. $. A., Astronome. NOTES DE MM. SECQUES ET QUINTON Sur la Réforme de la Nomenclature de M. Herrera. “D'abord un de mes collégues de la Société Zoologique M. Secques, pharmacien des hópitaux, m'écrit: “Je yous remercie infiniment de la brochure que vous m'avez adres- ““sée. Elle ma d' autant plus intéressé que dans ces derniéres années J'ai “parcouru et relevé toutes les especes etles genres décrits dans nos publi- “cations. Le projet de M. Herrera est des plus justes et souvent dans mes “travails j'ai senti le besoin d'une réforme, mais les régles de la Nomencla- “bure proposées par la Société Zoologique de France ont déja assez de dif- “ficultés a s'imposer, malgré leur évidente supériorité sur le désordre que “votre proposition contribuerait á détruire. S'il se rencontre des genres “communes aux deux régnes de la nature, rien encore n'indique auquel “atribuer une espéce citée simplement sans description.” “T/antre réponse émane de M. Quinton dont vous avez dí entendre parler á propos des intéressantes expériences communiquées á 1 Acadé- mie des Sciénces de Paris et qui démontraient que la vie étant apparue dans un milieu aquatique, chaud et marin, la vie devait continuer áse fai- re dans un milien également marin.” “Je yiens de lire avec beaucoup d'intérét votre travail sur la réfor- ““me de la nomenclature proposée par M. Herrera. Il est évident qu'une “réforme s'impose et qw'elle ne peut tarder a étre opérée. La nomenclatu- “tre actuelle exige des efforts inutiles, coúte un temps infini et ne favorise “que la fause science, Vancien pédantisme. Le jour oú nous aurons une no- *“*menclature désignant á la fois Vespéce, le genre, Pordre, la classe, le nom- “bre des heures inutilemente perdues par toute une catégorie d'hommes “WVélite, diminuera d'une fagon satisfaisante. ” 22 “Je ne erois pas que la réforme de M. Herrera soit encore au point. “Il me semble par exemple que Pordre quí'il néglige, devrait prendre le “pas sur la classe; celle—ci pourrait étre indiquée par une simple initiale: -“L Hémiceroplasteus psidii. “Vótre critique sur Varticle II (nécessité d'indiquer le genre) me pa- “rait fondée. En somme, il faudrait déterminer par une étude approfton- “die les conditions les plus avantageuses de la réforme mais, ce qw'il est “certain c'est que cette réforme, sur le plan général de M. Herrera, est “nécessaire.” “Je ne saurais done trop vous approuver pour ma part dans la cam- pagne ou vous vous-engagez. —une ceuvre utile et capitale est au bout. ” “Ces appréciations me paraissent dignes d'étre retenues, car, je vous le repéte, elles viennent d'un esprit des plus judicieux.” “En fait je crois qu'il faut attendre le 5 ¿me Congrés International de Zoologie, qui se tiendra 4 Paris en 1901, pour pousser une attaque de front devant les zoologistes des quatre parties du monde qui y assisteront.” X. RASPAIL, M. $, A. DETALLES SOBRE LA MUERTE DEL ILUSTRE MICHOACANO DON MELCOCHOR OCAMPO. Como de cosa bien averiguada y perfectamente sabida, al leer las na- rraciones de “cómo murió el Sr. Ocampo, ” jamás me ocurrieron dudas to- cante á ese punto de nuestra historia contemporánea. No es esa hoy mi creencia, pues colocado durante algún tiempo en el teatro de ese acontecimiento, creo poder esclarecer y definir, con la mayor garantía de exactitud posible, uno de los actos más censurables de nues- tras luchas fratricidas. De los testigos abonados de ese lamentable hecho quedan hoy día en el pueblo de Tepexi del Río, tan sólo dos; los Sres. Don Nicolás Alcántara y Don Piedad Trejo. Del primero es la narración de la fúnebre tragedia, único punto de que me ocuparé en esta breve nota. Dice el Sr. Alcántara: “Cuando el fusilamiento del Sr. Ocampo, te- - nía yo unos quince años de edad y era dependiente de la casa de comercio “Las Palomas” que tenía anexo un mesón y la Casa de diligencias. El día 3 de Junio del año 1861, como á las 11 de la mañana, llegaron 23 á Tepexi, de la Villa del Carbón, unas fuerzas conservadoras, al mando del General Don Leonardo Márquez, y le acompañaba el General Presidente de la República Don Félix Zuloaga, los que se aposentaron en uno de los cuartos de la Casa de diligencias. Inmediatamente corrió la voz por todo el pueblo de que traían un pre- so de importancia, el que fué encarcelado en el mesón de “Las Palomas”, y en el cuarto núm. 8, situado en el ángulo N. E. de él. Al poco tiempo de haberse efectuado lo antedicho, se presentó en la, tienda donde yo servía, el oficial que mandaba á los soldados que eustodia- ban al preso y á quien pregunté “quién era él;” “y me contestó, ser Don Melchor Ocampo. Terminaba apenas su contestación, cuando se me pre- sentó un mozo de la casa, diciéndome que el preso pedía un vaso de agua; lo serví desde luego y entregué al criado yéndome detrás de él, pues de- seaba conocer á tan respetable personaje. Le ví desde la puerta de su cuar- to y estaba sentado junto á una pequeña mesa, tan sereno y tranquilo que ni le veía señales de cansancio, por el camino recorrido. Poco antes de medio día pidió pluma, papel y tintero, y entonces yo mismo le llevé todas esas cosas encontrándole aún en la misma actitud en que le ví la vez primera. Con amabilidad y agradable sonrisa, me dió las gracias, y me retiré. Supe luego por el oficial que iba á escribir su,testamento. A las 12 en punto se le sirvió su comida, la tomó toda con suma le quilidad. A la 1 de la tarde entró á verlo el Sr. Cura Don Domingo Morales vfreciéndole los servicios de su ministerio á lo que el Sr. Ocampo con aten- ción y finura, según el mismo Cura más tarde lo refirió, le dijo: “no se mo- leste vd., yo estoy bien con Dios y lo está conmigo. ” Presto salió el señor Cura, y en punto de las 3 de la tarde, lo sacaron del mesón montado en un caballo mapano. Vestía un saco de alpaca aplo- mado, y con un fuetecito iba acariciando la crin del caballo, y de cuando en cuando pasaba la mano por su melena. Nada denotaba en él susto, sor- pre. a ó ira. En medio de más de 50 soldados salió del mesón por la Calle Real, rumbo á la Hacienda de Caltengo, que distará como una legua de Tepexi. Al llegar frente á la casa de esta Hacienda, según me lo refirió el oli- cial Aldama, dijo quería adicionar su testamento, y atendido que fué su de- seo bajó del caballo y en la pieza que está á la mano izquierda de la entra- da de la casa, sobre una mesa de nogal que aun existe allí, escribió su co- dicil o Volvió 4 montar á caballo y como á unas 200 varas se le ordenó echa- se pie á tierra. ; Así lo ejecutó, y de ahí 1 fué conducido hasta una pequeña loma que 24 hace el camino, y en lugar donde no había ni casas ni árboles, se formó el - cuadro. Momentos antes de la ejecución, repartió todo el dinero que traía, 'á los soldados que iban á fusilarle y casi en momentos de hacer fuego dió á un corneta chaparrito un peso que le había quedado en la bolsa: —A tíno te he dado nada, toma; ya antes había también regalado sus chaparreras de pelo amarillo al oficial Aldama. | Quisieron hincarlo y vendarle, pero él no lo consintió. v viéndolo to- do y sin apoyarse en nada, recibió las descargas. Estas las alcancé yo á oir, dice el Sr. Alcántara y cuando llegué al lugar de la ejecución ya lo habían traído al otro lado de la zanja del cami- no y le estaban pasando una reata por debajo de los brazos con lo que lue- go después lo colgaron de un frondoso Pirú, y de su más gruesa rama que estaba hacia el Norte. Quedó el cuerpo suspendido con la cara al Poniente y la cabeza ineli- nada al Norte, oculta en parte por las hojas y en parte por su ambundante - melena El fusilamiento fué cerca de las 4 6 4 y media de la tarde. Tenía un balazo sobre una de las mejillas y estaba la cara muy desfigurada. A las 5 dela tarde descolgaron el cadáver y llegó á Tepexiá las 6. Lo «lavaron en la capilla del Sagrario unos panaderos de Don Piedad Trejo, y allí permaneció hasta las 8"de la noche, que acabaron de hacer un mal ataud de tablas, é inmediatamente se mandó á Cuautitlán en hombros de varios de este pueblo. Como detalles complementarios, dice el Sr. Alcántara, que los solda- dos vestían traje de ranchero y que el Cura Morales salió tras el Sr. Ocam- po cuando se lo llevaban á Caltengo. Mostré al Sr. Alcántara la litografía referente á este acontecimiento que ilustra “El Libro Rojo,” y me dijo erainexacto en conjunto y en deta- " lles. Me llamó también la atención sobre la particularidad de haberse se- cado el tronco del Pirú, á poco tiempo del suceso relatado, de donde se sus- _ pendió al Sr. Ocampo y que otros más viejos que ese, aún conservan su lo- zamía, estando á poca distancia de él. : Mudos testigos de ese trágico suceso, quedan hoy: el tronco podrido del pirú en la sala Municipal de Tepexi, un raquítico retoño del mismo, que sale de la raiz de él, que aún subsiste en su primitivo lugar; un humil- de monumento donde el ilustre patricio fué fusilado y la pieza que-le sir- vió de cárcel, impíamente convertida en bodega de jabonería por el espa- ñol S, Lejarza que es el dueño actual de “Las Palomas. ” A esto hay que agregar la mesa y tintero que usó en la Hacienda de Caltengo, objetos que se conservan como reliquia y con dificultad enseñan los encargados de dicha finca. México. Junio 3 de 1900.—DR. N. Lrón, M. S.A. Veredad Cientilica “Antonio Alzate. MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica, Núm. 3 y te 1900-1901. DISCURSO PRONUNCIADO EN LA ACADEMIA NACIONAL DE BELLAS ARTES EL DIA 19 DE MARZO DE 1899 con motivo de la solemne distribución de premios y sorteo de las obras * presentadas en la XXIII Exposición; cuyos actos fueron honrados con la asistencia del Señor Presidente de la República. SENOR PRESIDENTE. SEÑORAS. SEÑORES. El Arte es cosmopolita: en su divino rito caben las iniciaciones de to- das las liturgias. los ideales de todos los espíritus, las transfiguraciones de todas las almas. Es un dios soberano, que ata en un hilo diáfano y rosi- cler, los latidos todos de las razas humanas, uniendo las muecas inmutables de los colosos hindues á los hieráticos misterios delas esfinges egipcias; jun- tando en un himno de amor las palpitaciones armoniosas del alma helénica á los clamores vibrantes de los esplendores romanos; engarzando las poli-. eromias bizantinas á las serenidades románicas, llevando los éxtasis mís- ticos del período gótico hasta arrodillarse en plena adoración ante las re- surrecciones eternamente inmortales del Renacimiento. ' El Arte ha saludado la aparición de los pueblos, inundando sus espí- ritus con efluvios de esplendor y de vida; ha arrullado á la humanidad en la atmósfera diamantina de sus ensueños, ha mecido los anhelos humanos en los aromas cerúleos de sus promesas, ha arrebatado á la Naturaleza sus Revista [1900-1901]--4. 26 colores para fijarlos en los lienzos; ha husmeado la epifanía de las blancu- ras y el crepúsculo doloroso de las penumbras para realzar la magia de sus relieves; ha levantado sobre la cumbre sacrosanta del Acrópolis el divino museo de la posteridad, ha trasmitido como savia fecunda la religión de sus encantos; ha robado á los Dioses su carro y su tridente, para navegar entre aureolas, cruzar éntre soles y nubes y extender en el mundo y en el tiempo como clámide apolinea su cortejo refulgente de ensueños y su par- vada mariposeante de ideales. : Él ha abierto las alas de luz del sentimiento, lanzándolo al espacio para que en su vuelo caudal explore el infinito. ¡ Y palpitó la estrofa en la lira de Homero, tembló la ironía en los epi- gramas de Aristófanes. Surgieron inundados pordiademas de gloria los héroes de Sófocles, los templos de Letinio, las estatuas de Fidías! Irguió el Discóbolo su musculación poderosa, sufrió Lacoonte su martirio patético, entonaron los Apolos sus himnos viriles cantados en estrofas de piedra y esa divina mutilada de Milo surgió al conjuro sobre ablor humano en ese resplandeciente como relicario de ensueños, como promesa de gloria, como imploración soberana de belleza y de vida. Ese sentimiento de alas irisadas bañado por la caricia inmensa del in- finito, consumó con su poderío la comunión perdurable de las almas, eter- nizando todo y redimiendo todo al amparo de la exquisita religión de la be- lleza y del amor. : ¡Ah! todo cupo en sus moldes, todo se iluminó con su antorcha, todo se extremeció al halago de sus evocaciones. j Las mieles de la promesa, las impetuosidades del amor, las sublimi- dades de la ternura, las dichas y los placeres, las risas y los martirios, el triunfo que glorifica y el envilecimiento que aniquila, la carcajada de la ironía y la elocuencia del dolor empapado en lágrimas, todo se inmortalizó en la estatua, en el cuadro, en la oda y en el templo; el mosaico policromo de las pasiones se extendió como un gran abanico inmenso y soberano, iri- sado de fulgores y deslumbrante de blancuras, como un panorama de an- helos y de dudas, de ideales y sombras, de sonrisas de efebos y de himnos de vírgenes. Rasgaron los cendales luminosos de la Arcadia los acordes de los poe- tas bucólicos, treparon por las cumbres sacrosantas del Helicón las ofren- das votivas de los rapsodas; las figuras heróicas y severas ostentaron sus castas desnudeces, los grandes ojos soñadores reflejaron el azul del firma- mento nativo, los combatientes legendarios descendieron de sus montañas para ahogar á los leones entre sus brazos y los cantores entonces, destren- zaron los ritmos de sus exámetros presintiendo la llegada de Píndaro el lí- rico excelso. > 27 El Verbo del Arte, sacudiendo el nervio de genio humano pasó de los horizontes luminosos de Grecia, á las comarcas de los Césares, como un bo- tín de guerra.—Los esclavos enseñaron á sus señores los divinos misterios del ritmo y de la forma. Se irguieron los arcos triunfales, los grandes palacios, las termas y los teatros, los obeliscos y los templos. La exquisitez de la elegancia refi- nó los perfiles y las molduras; la ciudad imperial magnificada y engrande- eida, llevó al orbe entero las enseñanzas de su pasmosa cultura, entre las brillanteces de sus victorias y los clamores de sus clarines guerreros. Tras el paréntesis sombrío de la irrupción septentrional asomó el albor macilen- to de la Edad Media y el Arte no obstante ha divinizado sus páginas, ha encerrado en marco de oro sus recuerdos, ha ungido el místico arrebato de esas aspiraciones con el óleo de la inmortalidad Dejemos los deliginos de sus fanatismos y el enervante candor de sus filosofías como manchas que desgastan el oro luciente de sus méritos; ensanchemos el alma y abriendo los relicarios de nuestro espíritu, siga- mos las huellas brillantes de la vasta producción estética; los selectos re- finamientos de sus estilos; la floración infinita y fecunda de los templos románicos, de las suntuosidades bizantinas semejantes á un sueño de es- carlata y de oro, de la augusta severidad gótica y ojival lanzando sus agu- jas, afiligranando sus ajimeces, irisando la luz en sus ventanas de policro- mías diamantinas, llevando las plegarias, y las oraciones inflamadas de fe, por escalas de esmaltes, por aras de topacio, por baldaquindk de pedrería, hasta cruzar las enhiestas bóvedas, surcar el espacio y exhalar en éxtasis ferviente un himno sobrehumano de misericordia y amor. La inagotable fecundidad presagiaba el albor del Renacimiento, la gloriosa resurrección de la armonía helénica, el reinado de los príncipes de la pintura, la aparición apocalíptica de Miguel Angel y de Rafael, los en- sueños de Fra Bartolomé, los arrebatos armoniosos de Cellini, los coloridos jugosos del Ticiano y las excelsitudes vibrantes de Leonardo de Vinci. ¡Gran ejemplo, señores, el de la pintura, para revelar que ésta ha sido la gran época del Arte, que en ella el ser humano ha sido comprendido y amado por sí mismo, por su altiva nobleza, por el deleite soberano de su forma, por la magia suprema de su superioridad. Todas las escuelas posteriores han bebido el néctar del ideal en la co- pa dorada del Renacimiento; todas las diademas han surgido de sus fulgo- res, todas las obras maestras hán recibido la inspiración de las aureolas res- plandecientes de esta época inmortal. Las visiones seráficas de Angélico y los símbolos teológicos de Gaddi sienten el bisturí punzante del análisis, el impulso poderoso del relieve, la caricia palpitante de la proporción añá- tómica, y los discípulos ó admiradores de Gilberto y de Donatello, enamo- 28 rados de la energía animal y del culto supremo de la vida, trasforman la pintura como sus maestros la escultura, para afirmar las bases de la glorio- sa escuela florentina. Y entretanto, los artistas sujetos á la tradición, la raza, el medio y todos los grandes factores de la evolución, hacen el análisis de los tempe- ramentos, efectúan las disecciones de las conciencias, á un tiempo mismo, fisiólogos y psicólogos, revisan los fenómenos de los cuerpos y de las almas. Los florentinos, como reveladores de su raza sobria y fina, 'engastan las actitudes resueltas, en músculos vigorosos y sanos, potentes y herói- cos; los venecianos aprisionan el color y el matiz irisado de la seda en las coloraciones palpitantes de la carne, alimentadas por los efluvios de la luz y del sol; de una carne inflamada de placer que tiembla á los halagos de la caricia, que ondula bajo el casco de los cabellos rubios, que siente hervir sangre italiana en la red de sus venas turgentes. Los flamencos, los holandeses y los germanos, forman explosiones da colores, á la vez incendios de ráfagas y abismos de sombras, carnes que sé enrojecen á la menor emoción musculaciones brutalmente hermosas sedien- tas de espasmos y desenfrenos, nerviosidades floridas impulsadas por los re- pentinos vértigos del instinto, vermellones caldeantes y asfaltos victorio- sos, apoteósis de luz y crepúsculos de penumbras. Y todos los mármoles, todos los bronces, todos los lienzos y todos los monumentos inmortales forman el coro inmenso, á través del tiempo y del espacio, que celebra las excelsitudes del Arte sobre todas las producciones humanas, de este Arte que amamos tanto, que hoy nos congrega, que ha sorprendido las vicisitu- des de las razas, las imploraciones de las edades, las plegarias de los creyen- tes, que sobre los cataclismos de los pueblos y las ruinas de los imperios se alza triunfante y soberano, inmutable y eterno, juntando las almas en una sola creencia, atando las ideas en una sola guirnalda, robando sus encan- tos á los horizontes de todos los cielos, á las excelsitudes de todas las na- turalezas dignificando al hombre, engarzando en arreboles las páginas do- radas de la leyenda, los misterios soberanos de la vida, las tempestades más hondas de la conciencia. ....... . ; Siempre eterno, siempre sereno, siem- pre ensalzando las sublimidades del corazón, como la promesa redentora de las regeneraciones humanas, en un himno perenne de progreso, de gloria, de triunfo, de imploración sacrosanta, de verdad y de vida! Y esta solemnidad en la que indignamente uno mis entusiasmos á los triunfos de los vencedores, será memorable en los anales de nuestra Aca- demia y en las páginas de nuestra historia contemporánea; constituye la celebración de un tributo á los grandes ideales, de una ofrenda á los sacro- santos recuerdos, de un estímulo á las nacientes energías. » Implantada la paz por los esfuerzos patrióticos y gigantescos del ac- tual Jefe de la Nación y de sus dignos colaboradores, presenciamos una evolución pasmosa en nuestra patria. Funcionan talleres y establecen oficinas y fábricas; aumentan prodi- giosamente las redes ferrocarrileras y telegráficas, se inician obras colosa- les en los puertos y en los rios. Se sanean las ciudades, se impulsan pro- digiosamente los servicios municipales, se esparce la instrucción en todos los confines de la República, se acrecienta nuestro crédito en el Extranje- ro y se lleva á la perfección nuestro régimen hacendario. Estamos en plena floración de progreso, jamás soñado por nuestros an- tepasados, y el capital y el trabajo enlazados fraternalmente acrecientan nuestra riqueza, los recursos de nuestra industria, la importancia de nues- tro comercio. Al acercarnos rápidamente á la situación próspera y brillante en que Adam Smith, J. B.Say y otros economistas, aconsejan la exuberancia es- - tética como acumulación natural de la riqueza, presentimos allá en el ho- rizonte de nuestro engrandecimiento, los rayos de una mañana de oro para nuestra patria, cuando esa riqueza que semultiplica prepare los doseles, los cortinajes, el trono augusto que debe levantarse para recibir el Arte. Todas las naciones modernas al pasar del período teocrático al mili- tar y de este al industrial, le rinden su homenaje porque él mide su grado de cultura, porque él explica su historia, porque él condensa y reasume en sus obras maestras las grandes vicisitudes, los episodios inmortales, los impulsos y caracteres de la raza, las misteriosas reacciones del medio, as la sociedad y del individuo. Al manifestar en perfecta subordinación de categoría, las caracteres esenciales y salientes, al alterar armónicamente las proposiciones de los objetos en consonancia con elideal perseguido, al buscar la convergencia de los objetos, al copiar en resumen á la naturaleza imitándola racional- mente, la obra del arte sujeta á los factores tradicionales y étnicos, influi- da por las doctrinas de escuela y por las leyes de la costumbre, va pasando por una serie de acciones y reacciones, de movimientos y resistencias has- ta depurarse y aquilatarse en el tamiz prostrero de la inspiración indivi- dual del artista; de esta suerte, es de las producciones humanas la que re vela mejor é inmortaliza como ninguna, el recuerdo de los - yin Sucesos constituyendo la verdadera historia de la humanidad. Les poemas de Lucrecio han inspirado las grandes abstracciones de las filosofías posteriores, los monumentos del Egipto han revelado con más 30 : vigor que los relatos y las eronologías, laíndole soberanamente majestuo- sa del pueblo faraónico; las catedrales de la Edad Media acrecentaron el número de los creyentes, más que las peroraciones de los místicos y las disputas de los teólogos. —Leon X al estimular á Miguel Angel, circuía su mitra de Vicario de una diadema de más abolengo: la del Artista. El Quijote de Cervantes, hizo morder el polvo á los campeones andan- tes de la Caballería romancesca, la “Comedia Humana” de Balzac consu- mó una revolución en las costumbres parisienses, las tragedias soberanas de Shakespeare inspiradas por laintuición del genio, han planteado todos los problemas de la psicología y han enseñado más que todas las investi- gaciones del análisis. Dante en su excelso poema, Goethe en sus obras imperecederas, to- dos esos astros divinos del firmamento de losinmortales, han comprendido á la humanidad y la han analizado con la videncia omnipotente del genio; revelando sus anhelos, irisando el eterno rosicler de sus esperanzas, pal- pando sus torturas, sus desencantos, sus desesperaciones; levantando su vigor cuando desfallece, avivando sus energías cuando declina, conducién- dola por la escala luminosa de Jacob para que atienda las promesas, para que escuche las ternuras, para que ascendre las caricias, para que extienda sobre sus dolores infinitos el cendal azul de los ensueños y aprisionando su cuerpo en las mallas del tisú recamado de oro, venza las asperesidades de la montaña, llegue al pórtico de mármol y recline la frente adolorida des- atando las estrofas de aroma de su plegaria. Caben, pues, en los-amplísimos moldes del Arte “tanto los vastos pa- *“*noramas como los sucesos íntimos, las convulsiones históricas, como las ““yicisitudes individuales, el oleaje de las masas, como los dramas secretos “de las conciencias, el desfile multiforme de las perspectivas como “las “*nostálgicas meditaciones del Yo.” Ya lo hemos visto: él manifiesta con vigorosa exactitud €l estado de progreso y adelanto de un pueblo, tradu- ce con elocuente persuasión el genio y carácter de las naciones y sujeto á las condiciones de progreso ó decadencia que en él influyen como fruto del estado que dichas condiciones originan, las patentiza y las revela y con su absoluta supremacía plástica las perpetúa y las externa. Y como ejemplo fragmentario al saludar ála pintura, hemos visto ex- plicadas las prodigiosas evoluciones de la monocromía y la policromía, del mosaico y la miniatura, de las floridas coloraciones greco-itálicas de Pom- peya y de las ornamentaciones bizantinas; hemos comprendido los cam- bios de estilo que le'han ido imprimiendo Giotto y Cimabué, Frá Angélico y Van Eyck, Vinci y Perugino, Miguel Angel y Rafael. ¿ Nos hemos explicado las riquezas de colorido de la escuela yenecia- na influida por el mar de seda del Adriático, el claroscuro de la parmesa- 31 na, los paisajes emocionales de la bolonesa, las púrpuras espléndidas de Rubens, sus brocados rielantes, los carmesíes y los escarlatas, desflorando incendios y derroches de irisaciones espléndidas. “Y así analizamos y com- “prendemos la aparición de la escultura pagana (1) y de la pintura rea- “lista, de la arquitectura mística y de la literatura clásica; de la música twohupénosa, del poema somántion, de la novela sentimental, de la poesía Y así finalmente nos Pros de que en el caso actual, la patrióti- cainiciativa del Señor Director de la Academia, impulsada y llevada á ca- $ bo valerosamente por el Supremo Gobierno, es el primer paso hacia ese desenvolvimiento artístico que tanto ambicionamos; que será el broche de ora de nuestro progreso y la manifestación más brillante de nuestro esta- do floreciente de cultura. Los salones de nuestra Escuela llenos de lienzos, de proyectos arqui- tectónicos, de producciones escultóricas, patentizan por la variedad de los asuntos y la diversidad de los procedimientos, el éxito pleno de la XXTII Exposición de Bellas Artes. ? Mármoles y bronces, yesos y barros modelados; aquí la entonación perlada de un paisaje nebuloso junto á los matices candentes de una feria sevillana, allí el exquisito cuadro de género, junto á la tranquila serenidad de un bosque entristecido por el otoño; la divina castidad de una ninfa desnuda, junto á un cuadro patético de tristeza y de duelo; todos los con- trastes, todos los asuntos, todas las mágicas brillantes del colorido y todos los recursos infinitos de la composición. Y por fortuna ha predominado en tesis gener val la exclusiva intención artística sin de de aforismo, E pretensión de máxima doctrinaria por- ¿ qué asunto Ae plantea la Venus de Milo? ¡y qué problema científico resuelven las Sinfonías de Beethoven? El Arte por el Arte, como exclusivo culto de la Belleza. ha sido el úni- eo dogma que por regla general ha inspirado á los expositores. Ni el tiempo ni mi insuficiencia, me permiten enumeraciones, ni erí- ficas; mi exclusiva misión es unir mi voz á los aplausos tributados á los vencedores, estimulándolos á la conquista de lás coronas de laureles. Si me pedís tan sólo testimonios citados de pronto, al primer impul- so de la memoria congestionada por tan infinita variedad de imágenes, os recordaré el “Monaguillo” de Benlliure, maravillosamente neo -—impresio- nista trabajado á golpes de espátula; las “Escenas de Fábrica” de Benedi- to, la * Azucena” de Pradell, los cuadros de Serna, la incomparable “Arge- lina” de Tusquets, las “Flores” de Luque, el “Cairo” de Echena, los retra- Ñ (1) H. Taine. 32 tos y la magistral cabeza de Estudio de Jedovius, la concepción de la Santa Cecilia de Mendoza, el correcto dibujo de los cuadros de Ruelas, los vigo- rosos lienzos de Izaguirre, la soberbia colección escultórica del Maestro Alciatti, la colección exquisita y selecta de proyectos arquitectónicos, y en general un buen número'de producciones tanto españolas como mexi- canas á las que teneis presentes y habeis valorizado bastante para que yo incurra en la tenacidad de recordarlas. He terminado, Señores, y antes de que surja la palabra postrera de es- ta alocución que debería ser en labios elocuentes, un himno de gloria, for- mado á un tiempo de estrofas de cristal y de clamores de bronce, permitid- me que os felicite y os estimule. Vuestros laureles son los más floridos porque los habeis arrebatado á las frondas susurrantes del Olimpo; vuestros empeños y vuestros triunfos merecen ser cantados en rítmicos compases, por teorías de efebos bajo la sombra augusta de los pórticos de mármol. de, Luchais por el Arte y en esta solemnidad que se celebra en Vuestro onor, presiden los inmortales que han sido como vosotros los enamorados fervientes de la Naturaleza; no desmayeis en vuestras luchas gigantescas Aprisionad el color, divinizad la carne, revelad las trágicas palpitaciones del espíritu y esmaltad con resplandores sublimes las hermosuras soberanas de la forma, las riquezas inagotables de la vida, y cuando nuestra patria en floración espléndida anuncie al mundo entero que esta fiesta memora- ble, engrandecida tan prodigiosamente por la cooperación española, ha sido una verdadera resurrección artística, avivad más aún vuestros potentes bríos y recordad el pensamiento sublime de Goethe inflamando vuestra al- ma y vuestro espíritu, levantando vuestras plegarias hasta el trono de ese ideal soberano en plenitud ardorosa de eterna adoración. Y vos, Señor, que con la paz, el orden y el progreso, al engrandecer inmensamente á nuestra patria habeis motivado esta solemnidad de gloria y de cultura; consagrad también vuestras poderosas energías y vuestro aquilatado patriotismo, uniendo á vuestros títulos de regenerador, el de Mecenas de las Bellas Artes en nuestra patria. Ese laurel ungido por la gratitud de vuestros conciudadanos, será uno: de los que más os enaltezcan, y será grato para Vos, mezclar á los recuer- dos bélicos de vuestros triunfos y á las glorias de vuestras conquistas ci- vilizadoras, el himno vibrante de entusiasmo de esta pléyade de soñadores enamorados de la Belleza, que alivian las miserias de la humanidad santi- ficados por la religión omnipotente del Arte. dl He dicho. - MANUEL TORRES ToORIJA, M.S.A., 4 Ingeniero Civil y Arquitecto: 33 Sur quelques minéranx des mines du Boléo (Basse-Californie), PAR M. A. LACROIX, M. $. A. (Extrait du Bulletin du Muséum d' Histoire Naturelle de Paris, Année 1895, núm. 2.) Notre collection minéralogique s'est enrichie depuis un an d'une re- marquable série de minéraux du Boléo. Nous la devons, en grande partie, á M. Cumenge, qui a poussé la générosité jusqu'a nous donner les échan- tillons les plus précieux et souvent uniques de sa collection. M. P, Mira- baud et enfin M. Léon Diguet ont complété cette intéressante sérle. Parmi les nombreuses espéces minérales du Boléo, j'appellerai votre attention sur celles du groupe de la cumengéite, renvoyant pour plus de détails et pour l'historique au mémoire qui sera prochaiment publié dans le Bulletin de la Société frangaise de minéralogie. Je rappellerai seulement que les minéraux étudiés plus loin on été découverts en 1891 par M. Cu- menge et en partie décrits par lui et par Mallard. (1) Le groupe de la cumengéite comporte deux sous-divisions. La pre- miére est formée par la cumengéite, la seconde par la pseudeboléite, la boléi- te et la pereylite. ¿ Cumengéite.—La cumengéite a pour formule (PbCl? CuOBR? O), sa densité est de 4.71: elle se présente en octaédres quadratiques (pa? =1210 16', a:c=1:3.294), elle est uniaxe et négative; ny =2,026. n, =1,965; My — 1, = 0,061 (Mallard). J'ai constaté que la cumengéite est nettement plécehroique (bleu d'azur suivant n, bleu verdátre suivant ny ); ce miné- ral chauffé légérement dans un tube devient vert V'atacamite, puis rede- vient bleu par refroidissement. Boléites.—MM. Mallard et Cnmenge ont appelé Boléite des cubes un bleu foncé atteignant parfois 2 centimétres de plus grande dimension et présentant plus rarement a! et bl. Leur composition est représentée par la formule (PbC1? CuOH? 0.1/3AgC1). L'examen d'une lame du clivage cu- bique permet de voir que la boléite est pseudocubique et que chaque cube est constitué par le groupement autour du centre de six pyramides qua- dratiques ayant respectivement pour base une des faces du cube. N=2,07. J'ai pu constater que le minéral n'est pas pléochroique, et qwa la chaleur, il se comporte comme la cumengéite; tontefois sa coloration de- «+ vient á chaud d'un vert plus clair que celle de ce dernier minéral. On observe rarement des cubes dont les arétes sont remplacées par des gouttiéres constituées par des faces octaédriques faisant avec la face (1) Comptes rendus Ac. Se., 26 Oct, 1891 et 24 Avril 1893. Revista [1900-1901].— 5. 34 cubique adjacente un angle de 1160 16. Le minéral étant uniaxe négatif et moins biréfringent que la cumengéite, Mallard en a conelu qu'il était identique a la boléite; il représenterait, d'apres lui, la forme élémentaire dont le groupement intime produit le cube de boléite: il proposa de désig- ner provisoirement cette substance (elle n'a pas été analysée) sous la dé- nomination de percylite, nom déja donné á un oxychlorure de plomb et de cuivre imparfaitement connu. Il résulte de mes premiéres mesures que ce minéral présente un bi- réfringence de 0.038 environ et la boléite une biréfringence d'eviron 0.010; ilest donc probable que ces deux minéraux sont distincts. La vérification de cette opinion ne peut étre faite que d'une fagon indirecte, le minéral qui nous occupe v'existant qwa lVétat de gronpement intime sur la boléi- te. La densité d'un petit lot de ces cristaux groupés a été trouvée de 4.92, nombre intermédiaire entre 5.08 (densité de la boléite) et 4.71 (densité de la cumengéite). Cette densité élimine la possibilité de Videntité de la per- cylite de Mallard et de la boléite et momtre que ce minéral doit étre in- termédiaire entre la boléite et la cumengéite. Je propose d'appeler ce mi- néral pseudoboléite, le nom de percylite ne peut en effet lui étre conservé. En recourant aux mémoires originaux concernant la percylite, j'ai constaté que dans les analyses incompletes qui en ont été données il exis- tait toujours de Vargent, et que la formule (PbCl? CuOR? O) a été établie en supposant quelargent ne s'y trouvait qu'a Vétat d'impureté; de plus, tous les auteurs qui ont parlé de cette substance ont insisté sur sa mono- réfringence, qui ne permet pas de Videntifier avec un minéral ayant une biréfringence de 0.061. Or, parmi les cristaux du Boléo, j'ai trouvé des cuboctaédres dont les faces octaédriques sont tres développées et généralement irréguliéres et concaves; ils sont monoréfringents ou plutót ils possédent une biréfrin- gence inférieure á 0.001, qui ne peut étre constatée sur les cristaux ayant la taille de ceux de percylite connus jusqwá ce jour. Ces propriétés sont partagées par de petits cristaux cubiques de percylite que M. de la Bolu glise (1) a recueillis a la mine Buena Esperanza, district :de Challacolo,- province d'Atacama (Chili), et qwil vient de donner au Muséaum. Je dé- signerai done sous le nom de percylite ce type extrémement peu biréfrin- gent du sous-groupe de la boléite. La densité prise sus quelques cristaux du Boléo est de 5.254: elle est plus grande que celle de la boléite et impli- que une teneur en argent plus élevée. Groupements des minéraux précédents entre eux. Tous les minéraux., (1) Cette découverte de M. de La Bouglise est intéressante, car Raimondi qui a signalé dans le district de Challacollo une peréylite argentifere ne Vavait pas trouvée á Vétat cristalisé. 39 qui viennent d'étre étudiés forment autour d'un cube de boléite les cu- rieux groupements suivants: " 19 6 octaédres de cumengéite se groupent respectivement sur chacu- ne des faces d'un cube de boléite, de telle sorte que leur axe quaternaire coincide rigoureusement avec un axe quaternaire du cube (Mallard et Cumenge). 22 6 octaédres basés de pseudoboléite (percylite de Mallard) se grou- pent de la méme facon sur un cube de boléite (Mallard et Cumenge). 32 6 prismes de pseudoboléite (avec ou sans faces octaédriques) se groupent autour d'un cube de percylite, ils sont eux-mémes recouverts par 6 octaedres de cumengéite orientés suivant le mode 1? Il existe une trés grande variété dans le développement 1elatif de la cumengéite et de la pseudoboléite pour laquelle je renvoie aux figures de mon mémoire. Le plus gros cristal de ce groupement que j'ai observé a 14m, 5 suivant une aréte cubique (1). 4% 6 prismes de pseudoboléite son groupés comme précédemment au- tour d'un petit cube de boléite, mais ils sont tres allongés suivant Vaxe vertical, et parfois enchevétrés avec un ou plusierus cristaux de cumengéi- te ayant toujours leur axe quaternaire dans la direction de Vun de ceux du cube central. La pseudoboléite de ce groupement est dun bleu plus clair que la pseudoboléite des autres groupements. L'édifice cristallin qu'ils consti- tuent dépasse rarement 1 millimétre de plus grande dimension. Il est fort intéressant de voir que, dans ces associations régulraiéres des minéraux du groupe de la cumengéite, les formes pseudocubiques vexistent jamais qu'a l'état de groupement ¿symétrie quaternaire se rap- prochant d'autant plus, comme forme extérieure du cube, que la pseudo- cubicité de leur réseau est plus parfaite. La cumengéite seule se rencon- tre isolée, bien que la pseudocubicité de son réseau se manifeste encore par des groupements á axes rectangulaires autour d'un cube de boléite. Les minéraux du groupe de la cumengéite se rencontrent dans une argile d'un gris jaunátre, dans du gypse fibreux transparent, plus rarement sur du quartz: ils sont implantés sur des cristaux de gypse, d'anglésite im- prégnée de gypse (bouglisite de M. Cumenge), d'atacamite, de phosgénite. Ces diverses associations sont bien représentés dans notre collection. (1) N? 95,100 de la collection. Ce merveilleux cristal a 6té donné par M. Cumen- «ge: la pseudoboléite y domine, la camengéite ne formant que le remplissage des gout- tiéres; dans le beau groupement n? 95.101 implanté sur du gypse transparent, au contrai- re, la cumengéite domine et la pseuboléite n'est visible que sur la base des octaédres de ce dernier minéral. 36 CRANE PERFORÉ DE TARAMUNAR DE LA CUBVA DE PICACHIO (Ohibualua) PAR M, E.-T,Hamy, M. $. A. (Extrait du Bulletin du Muséum d' Histoire Naturelle de Paris, Année 1899, núm. 7). Parmi les piéces anatomiques que le savant directeur du Museo Na- cional de México a bien voulu m'envoyer en comunication apres la clóture de VExposition de Madrid, figuraient quelques portions de sujets momifiés, exhumées par le P. A. Gerste, $. J., de diverses Cuevas de la région au Sud -—Ouest de Chihuahua, et notamment de celles de Picachic et de To- mochic. I'une de ces momies, presque entiere, est celle d'un enfant de qua- tre ans ou environ; elle est aceroupie, les genoux ramenés vers la poitrine et enveloppée d'une sorte de manta en cordelettes de coton tressées gros- sigrement. Une seconde comprend seulement la téte, le cou et une cóte encore adhérente. Une troisieme est réduite au cráne; mais ce cráne, en partie couvert du cuir chevelu, assez bien conservé, quoique completement dépourvu de poils, offre pour nous un intérét tout a faitexceptionnel. C'est un cráne d' homme: les sinus frontaux sont tres développés, tres saillants; une lamelle osseuse, de moins d'un millimétre d'épaisseur, con- stitue la paroi antérieure de leur cavité; la paroi postérieure, également trés mince, est séparée de lVantérieure par un intervalle de 8 á 9 milli- metres. Ces deux tables osseuses apparaissent une etl'autre nettement per- forées, quand ond souléve le lambeu de peau desséchée qui masque le frontal. : Un trou, large de 8 millimetres, long de 16 a 17 millimetres, y dessi-. ne une sorte d'ovale dont le grand axe est fort oblique et qui se termine a _ses deux extrémités par de petites encoches nettemente dé- : coupés et symétriques, qui indiquent sárement que le corps qui a brisé los était un corps dur, aplati, limité par deux bords : tranchants. La table interne est éclatée irrégulierement, auntant : qu'on en peut juger, á travers l'orifice de la blessure. Aucune trace de cicatrisation ne se montre sur los; la mort a été im- médiate. En dégageant Vintérieur de la cavité cránienne des dé- bris de la dure-mére, encore adhérents, afin de pouvoir cuber la piéce, nous avons rencontré l'arme homicide: une jolie flé- che en calcédoine, d'un type qui v'est point rare dans cette partie du continentaméricain. L'un pédoncules estintat, lau- tre a été brisé par le choc; en le reconstituant, comme je l'ai 37 fait dans la petite figure ci-contre, on obtient tout juste la largeur qui sé- pare les deux encoches, manifestement produites par ces deux saillies la- térales. Le bout de la fléche a été également brisé, a quelque distance de la pointe! L'observation que je viens de résumer est intéresante par elle-méme, puisqu'elle nous fait assister, en quelque sorte, á un de ces drames de lVáge de pierre contemporain, dont les récits de quelques voyageurs ethnogra- phes nous ont plusieurs fois retracé le vivant tableau. Elle est plus intéressante encore, si on la rapproche de certaines ob- servations recueillies en ces derniers temps dans les stations préhistori- ques de Europe occidentale. Nilsson et Ed. Lartet d'abord, et aprés eux MM. J. de Baye, Baudrimont, Marion, Pruniéres et quelques autres, ont fait conaítre, en eflet, des pieces osseuses, paléolithiques, ou néolithiques, provenant de l' homme et de divers mammiféres: Renne, Auroche, ete., dans lesquelles s'étaient trouvées enchassées des pointes de fleches de si- lex, et ces différentes pieces, toutes fort anciennes, sont exactement com- parables á la piéce presque moderne de Picachic. L'ensemble de ces observations, analogues, recueillies un peu par- tout dans le temps et dans lespace met ainsi une fois de plus en évidence des similitudes étroites, extrémement importantes á constater par quicon- que s'intéresse a l'étude de l'ethnographie générale (1). (1) K n'est pas inutile d'insister de nouveau, apres M. J. de Baye, sur ce que renferme d'inexaet, au point de vue spécial oú nous nous plagons ici, la these soutenue par Worsane dans ses Antiquités primitives du Danemark. Le savant Danois n'assurait-il pas que les fleches néolithiques étaient insuffisantes contre les grosses especes de Mam- miferes! Qu'aurait-il répondo, sion lui avait montré l'homme de Picachic tué net par une petite fieche de calcédoine qui parvient á lui traverser le cerveau?...... SESIONES DE LA SOCIEDAD. Exero 1* DE 1899. Presidencia del Sr. Ing. Joaquín de Mendizábal. TRABAJOS. —Capitán Felipe Angeles. Principios del arreglo del tiro de la artillería ( Memorias, XII, p. 193). Dr. R. Jocqs. Complication oculatre rare dans un cas de sinusie front- tale ( Memorias, XII, p. 211). 38 Prof. A. L. Herrera. El origen de los individuos (Continuación ). ELECCIONES.—Junta Directiva para 1899. Presidente, Ing. Gabriel M. Oropesa. Vicepresidente, Prof. Alfonso L. Herrera. Secretario anual, Dr. Federico F. Villaseñor. Prosecretario, Ing. Francisco M. Rodríguez. Sesión solemne celebrada el 2 de Febrero de 1899, con motivo del primer centenario de la muerte del sabio mexicano JosÉ ANTONIO DE ALZATE Y RAMÍREZ. (El acta y los trabajos presentados en dicha sesión forman el tomo XIII de las Memorias, impreso bajo los auspicios del Sr. Ministro de Fo- mento, Ing. D. Manuel Fernández Leal, Miembro honorario dela Sociedad). MARZO 5 DE 1899. Presidencia del Sr. Lic. Ramón Manterola, Vicepresidente honorario perpetuo. h TRABAJOS. —Prof. A. L. Herrera. El origen de los individuos (Conti- nuación) El río y la vida. , Lic. R. Manterola. La longevidad en relación con el trabajo mental (Memorias, XII, p. 251). Prof. L. G. Seurat. Rapports biologiques entre VEpeira labyrinthea, Mac Cook, et le Pimpla mexicana, Cameron (Memorias, XII, p. 249). El Secretario perpetuo presentó un estudio bibliográfico que ha pu- blicado en Science de Nueva York el Dr. G. B. Halsted, M. $. A., acerca de la obra La vie sur les hauts plateaux de los socios Herrera y Vergara Lo- pe, impresa por el Supremo Gobierno. — NOMBRAMIENTOS. Socios honorarios: Ingenieros, D. ANTONIO RIVAS MERCADO Y D. MARIANO VILLAMIL (F. M. Rodriguez, G.. M. Oropesa, R. Aguilar ). Socios correspondientes : Dr. Luis OLIVIER, Paris. s») JULIO LAZZERI, Pisa, ,, Auaeusto NoBRE, Porto. JUAN TEBBUTT, Sydney. JosÉ VaALLoT, Paris. Dr. H. PotToN1É, Berlín. Pror. FEDERICO STARR, Chicago. ABRIL 9 DE 1899. Presidencia del Sr. Ing. Gabriel M. Oropesa. TRABAJOS.—Dr. A. Dugés. Emigración accidental de unas aves (Me- morias, XII, p. 313). ? Prof. A. L. Herrera. D'origine des individus. Mécanisme de Uhérédité des instincts (Memorias, XIV, p. 129). p Prof. A. Mac Donald. Washington School Children. An Anthropome- trical and Psycho—physical Study (Memorias, XII, p. 323). Dr. D. Vergara Lope. Tratamiento del asma esencial por los baños al- ternativos de aire comprimido y de aire enrarecido (Memorias, XII, p. 315). Dr. F. F. Villaseñor. Análisis del agua de Ahuelican ( Tehuacán ) (Memorias, XII, p. 391). El Secretario anual, Dr. F. F. VILLASEÑOR. CIALIS ALL AAA BIBLIOGRAFTA. Traité théorique et pratique d'Electro--Chimie par Adolphe Minet, Officier Instruction publique, Fontateur de Pusine Valuminium de St. Michel de Maurienne, Directeur du Jour- nal D'Electro-chimie.—Paris, Librairie Polytechnique, Ch. Bé- ranger. 1900. 8? gr. 576 pags., 206 fig. 18 fr. relió. He aquí una obra de gran interés que condensa las múltiples y va- riadas cuestiones referentes á la acción de las corrientes eléctricas sobre los cuerpos, y que hace resaltar el porvenir de esta importante rama de la ciencia y de la industria. ' Está dividida en tres partes: la primera, Teorías de la electrolisis, con- tiene once capítulos, y la segunda, Tratamiento de los compuestos químicos comprende cuatro. En la primera parte, el capítulo 12 se ocupa de las constantes quémi- 40 cas y el 22 de las unidades mecánicas y eléctricas; ambos asuntos están tra- tados de manera que sean accesibles á los electricistas y á los químicos á la vez, para emprender con provecho el estudio de la Electro-química.— El Capítulo 3%: patrones, aparatos é instrumentos de medida, métodos de me- dida de las constantes eléctricas y electrolíticas, es como el corolario del 22 y está dedicado especialmente á los químicos.—El 4? trata de los fenóme- nos y constantes electrolíticas y entra de lleno en el estudio de los sistemas electrolíticos en los capítulos 52 48% Los capítulos 92 y 10% están consa- grados á las teorías de la electrolisis adoptadas generalmente hoy día, y que están basadas en las primeras concepciones de Clausius; posteriormente Arrhenivs las hizo suyas apoyándose en los trabajos de van't Hoff y los han completado: Kohlrausch, Ostwald, Bouty € Hittorf.—El capítulo 11? trata especialmente de los trabajos de los físicos franceses, á saber: los electoli- tos fundidos por L. Poncairé; transporte electrolítico de los ions en el es- tado combinado por Chassy; conductibilidades eléctricas de los ácidos or- gánicos y de sus sales por Daniel Berthelot; conductibilidad molecular de las sales en solución diluida por Joubin; ley de dilución de las soluciones electrolíticas por P. Th. Muller; medida de la presión osmática de las so- luciones muy diluidas de cloruro de sodio por 4. Ponsot; las constantes térmicas por Favre y por D. Tommasi y el equilibrio térmico en la electro- lisis por D. Tommasi. Los cuatro capítulos de la 2* parte, Tratamiento de los compuestos quí- micos, que no dan lugar á la producción de un metal, tratan respectiva- mente de la electrolisis del agua, electrolisis de los ácidos'y de los hidratos ba- sicos; electrolisis de las sales y electrolisis aplicada á la química orgánica. La 3? parte trata exclusivamente de las reacciones químicas de la chis- pa y del efluvio eléctricos, terminando esta parte con un notable estudio del eminente químico Berthelot. Muy pronto aparecerá un 22 tomo de esta obra que será un Tratado teórico y práctico de Electro-Metalurgía, y que se dividirá en dos partes: Electro-metalurgía por vía húmeda y Electro-metalurgía por vía seca. Traité théorique et pratique de Tissage á usage des fabri- cants, compositeurs, dessinateurs en cartes, contremaítres, ouvriers et des écoles professionnelles de tissage par Paul La- moitier, Chef de fabrication, ancien éléve de Ecole pratique dVindustrie de Fourmies. Avec 315 figures, dessins et planches dans le texte. — Paris, Libraire Polytechmique, Ch. Béranger. 1900. 8? gr. 573 pages. 25 fr. relié. 41 La industria de que trata esta obra es de tanta importancia y se ha- lla generalizada con tal magnitud, que por solo ese hecho se comprenderá su utilidad. La primera parte trata de generalidades; estudio de las materias y fi- lamentos téxtiles, lana, seda, algodón, lino, cáñamo, yute, etc.; descompo- sición de los tejidos; cálculos de fábrica. La segunda parte está consagrada á la Mecánica del tejido, describien- do todas las operaciones de la preparación del tejido y después los telares de mano y mecánicos. La tercera y cuarta tratan del arte de la fabricación, ocupándose de las armaduras ó tramos fundamentales y de la fabricación, aderezo, tintu- ra, impresión, dibujo, engomado, encolado, doblado, etc., etc., de las di- versas telas. La cuarta contiene una revista de este ramo en la última Exposición de París. . L. de Launay, Professeur á "École Supérienre des Mines. Géologie pratique et petit Dictionnaire technique des termes géo- logiques les plus usuels.—Paris, Librairie Armand Colin, 1901. 12" figs.. 344 pags. 3 fr. Es una obrita de vulgarización científica que contribuirá á despertar el estudio de la Geología despojándola de todo lo árido, y que será de po- sitiva utilidad á todas aquellas personas que deseen darse cuenta de los te- rrenos que visiten, así como á los Het ro oficiales de Estado Mayor, Topógrafos, etc. El capítulo 1? define la Geología, demuestra su objeto práctico y cien- tífico y describe sus medios de acción. El 22 da las nociones indispensa- bles en la práctica, dando los caracteres exteriores de los terrenos, el uso de los cortes geológicos. El 32 se ocupa de construir y utilizar esos perfi- les. Se ocupan el 4? y el 52 de la aplicación de la geología al arte del inge- niero y á la agricultura. El 6? de las aplicaciones á la captura de las aguas á la irrigación, al drenage, al gesagiie y á la higiene pública. Trata el 72 de los manantiales termo—minerales y su aprovechamiento? el 8% de la ex- ploración de los mineralés, combustibles, etc. El 99 está consagrado á la aplicación al estudio topográfico y geográfico ó pintoresco de las formas de los terrenos, con las nociones geológicas necesarias al topógrafo, geógra- fo, oficial, artista, etc. Termina la obrita con el diecionario técnico de gran utilidad y un cuadro cronológico de los terrenos sedimentarios. Bibliothéque Technologique. Microbes et Distillerie par Lu- cien Lévy, Docteur és Sciences, Ingénieur agronome, Profes- Revista [1900-1901].— 6. 42 seur á École nationale des Industries agricoles de Douai et a Y Institut des fermentations de Bruxelles.—Paris, G. Carré et C. Naud. 1900. 8? 323 pags. 85 fig. 10 fr. relié. Tiene por objeto esta obra el estudio de las relaciones entre la miero- biología y la destilación. Estudia el conjunto de los microbios que inter- vienen en la fabricación del alcohol; todo esto tratado de una manera teó- rica, pues la parte técnica formará otra obra que pronto aparecerá. Comprende el libro dos partes: la primera estudia sistemáticamente los microbios considerados desde el doble punto de vista morfológico y fi- siológico, y la segunda da la teoría de sus aplicaciones. Contiene la prime- ra detalles muy interesantes relativos á la historia, origen, cultivo, esteri- lización, clasificación, ete. de los microbios. Lecons de Physiologie expérimentale par Raphael Dubois, Professeur á "Université de Lyon, avec la collaboration de Edmond Couvreur, Chargé d'un Cours complémentaire, Chef des travaux pratiques de Physiologie á la Faculté des Scien- ces.—Paris, G. Carré et C, Naud, 1900. 8* gr. 380 pags. Figs. et planches. 14 fr. relié. Obra eminentemente prácticaque será de gran utilidad no solo al es- tudiante y al maestro sino á todo aquel que quiera emprender por sí mis- mo las investigaciones fisiológicas que tienen tantas aplicaciones en la me- dicina, la higiene, la agronomía, la zootecnia, ete. Está dividida en 4 partes que comprenden 31 lecciones que tratan respectivamente de las materias siguientes : Principio del método gráfico, aparatos é instrumentos registradores; medida del tiempo. Métodos para sujetar á los animales en general: apa- ratos mecánicos; sugeción fisiológica é insensibilación; generalidades sobre las operaciones; asepsia y antisepsia. Propiedades generales de los nervios y de los centrós nerviosos; exitantes mecánicos, físicos y químicos; pro-' piedades de los nervios; centros nerviosos y encefálicos. Propiedades ge- nerales de los músculos; exitacion de los nervios motores y de los músculos; imbricación de los trazos miográficos; mecanismos respiratorios; influen- cia del sistema nervioso sobre la respiración; fenómenos químicos, aire inspirado y expirado; movimientos del corazón aislado; sangre, hemoglo- bina y oxihemoglobina, linfa, saliva, jugo gástrico, bilis, glicógeno, jugo pancreático y jugo intestinal, orina, calor animal. 43 De Paris aux mines d'or de 1'Australie occidentale par O. Che- min, Ingénieur en chef des ponts et chaussées, ancien profes- seur a Ecole Nationale, chargé de mission par M. le Ministre de lPInstruction publique.—Paris, Gauthier— Villars. 1900, 82 petit. 111 photogravures, 9 cartes dans le texte et 2 planches. 370 pages. 9 fr. Es muy notable desde hace mucho tiempo la riqueza en oro y en otros muchos metales de la Australia; este librito viene á fijar más la atención sobre todo en la Australia del Oeste ó6 Westralia, en donde el autor, de- sempeñando la misión que le confió el gobierno, ha permanecido cerca de un año recogiendo los datos y notas de más interés para dar á conocer aun más ese privilegiado país. «Describe primero su viaje desde París hasta Westralia, de la cual re- seña su aspecto, flora, fauna, población, caminos, gobierno, vida pública y privada, pasando en seguida á tratar de sus recursos minerales, ocupándo- se de los yacimientos auríferos que se hallan allí en abundancia. Conclu- ye con una ojeada al pasado, presente y porvenir de los campos de oro, y por fin habla de su da á Francia, todo en un estilo ameno y sencillo. La Norvege. Ouvrage officiel publié a Poccasion de VEx- position Universelle de Paris 1900.—Kristiania. Imprimerie Centrale. 1900. 8” gr. xxxII-645 pages, planches et 1 carte. Monografía completa y de interés que da á conocer ese país desde to- dos los puntos de vista que se quiera considerar. Cada materia está eseri- ta por las personas competentes en su ramo, formando un conjunto de mu- cho valor. Contiene reseñas, datos y descripciones relativas á las materias siguientes: Situación geográfica, topografía, geología, clima, plantas, animales, antropología, demografía, tiempos prehistóricos, historia, situación inter- nacional, derecho constitucional y administrativo, organización comunal, legislación y organización judiciales, instituciones sociales, salubridad pú- blica, hacienda, bancos, seguros, iglesia y organización, instrucción públi- blica, ejército y marina, agricultura, explotación de buques, pesca y caza, explotación de minas, industria, comercio y navegación, caminos, correos, telégrafos y teléfonos, lengua, literatura, prensa, pintura, escultura, in- dustria nacional, arquitectura y sica. Treasury Department. U, S. Coast and Geodetic Survey, Henry $. Pritchett, Superintendent.—Geodesy. The Transcon- 44 tinental Triangulation and the American arc of the parallel by Assistant Chas. A. Schott, Chief of the Computing Division. — Washington, Fovernment Printing Office. 1900. 4* 871 pa- ges, 09 plates and 2 charts. Esta obra se ocupa de uno delos asuntos de más interés que hará " época en los anales de la geodesia, como es la conclusión de la medida del arco de paralelo al través de la América del Norte, cuyos resultados geo- gráficos y geodésicos son muy notables. El tomo contiene, además de las, observaciones detalladas y la discusión de los resultados, la descripción de los instrumentos y métodos empleados, y los perfeccionamientos introdu- cidos en los trabajos en general. Las divisiones generales de la obra son las siguientes : I. Unidad de longitud, bases. —IL. Determinación de las alturas de las estaciones. —HL. La triangulación principal y su conexión con los vér- tices de las bases. —IV. Resultados de las determinaciones astronómicas de latitud. — V. Resultados de las determinaciones astronómicas de azi- rant. — VI, Resultados de las determinaciones astronómicas de longitud. —VIL. Las posiciones geográficas y comparación de los resultados astro-, nómicos y geodésicos. Combinación preliminar de los arcos americanos para determinar la figura de la Tierra. U. $. Department of Agriculture. Weather Bureau,—Re- port of the Chief of the Weather Bureau. 1898-99. In two vo- lumes.— Washington, Government Printing Office. 1900. e 247 6 187 pages, die S figs. El tomo I contiene, como los informes de los años AA todos los asuntos relativos á la administración y á la relación de los pronósti- cos, observaciones, etc. El tomo ll constituye por sí solo una obra de gran importancia: sein- titula Report of the International Cloud obrervations. May 1, 1896, to July 1, 1897. By Frank H. Bigelow, M. A., L. H. D., Professor of Meteorolog;y. Comprende catorce capítulos llenos de datos, fórmulas y tablas de un in- terés extraordinario, como se verá á continuación: Las observaciones internacionales de las nubes (Historia, instrumen- tos, métodos ). —Fórmulas para la alturfh dirección y velocidad de las nubes por observaciones simultáneas en dos estaciones con teodolito.—Resulta- dos in extenso y resúmenes de las observaciones ejecutadas con nefoscopio en 15 estaciones de los Estados Unidos.—Tablas internacionales para las 45 estaciones de primero y segundo orden.—Discusión de las observaciones con teodolito y con nefoscopio.—La circulación típica local sobre los Es- tados Unidos.— Oscilaciones diurnas de la presión barométrica en relación con los vientos. —Sistema de constan*es fundamentales y fórmulas, y ta- blas de reducción. —Teoría de los ciclones y anticiclones. — Discusión de los cúmulus y cúmulo-nimbus. —Reducción de la presión y temperatura al nivel del mar. Como se ve todos los capítulos presentan estudios que los Congre- sos han recomendado, y sería de desearse que en algunos de nuestros Ob- servatorios se hicieron trabajos de esa naturaleza, adoptando esta obra que es muy completa y precisa. Bibliothéque de “Photo-Gazette.” Formulaire Photogra- phique par le Dr. Louis Sassi. Traduit de Vitalien par Ernest Jacquez, Bibliothécaire des Postes et Télégraphes en retraite. —Paris, G. Carré et C. Naud. 1900. 18" 144 pages. 2 fr. 50 c. De gran utilidad es el librito que tenemos á la vista, pues contiene 251 recetas y fórmulas fotográficas. Tal colección no se encontrará en ningún tratado ó publicación especial; y por otra parte á los aficionados ó fotógrafos no les es dado siempre disponer de recursos ó de tiempo para consultar la multitud de obras que han aparecido acerca de este maravillo- so arte. Las fórmulas dadas por el autor han sido todas comprobadas ple- namente por la experiencia; por consiguiente, sujetándose extrictamente á sus indicaciones, se obtendrá un éxito seguro. J. Ghersi —Formulaire Industriel. Avec 26 grayures et 113 recettes.—Paris, G. Carré et C. Naud. 1900. 12* 514 pages. 5 fr. Preciosa obrita en la que se hallan por orden alfabético, centenares de recetas, fórmulas, etc. para todas las industrias y manufacturas, dando todos los detalles y los varios procedimientos más experimentados. Se leen importantes datos relativos al ensaye y conservación de las sustancias na- turales y artificiales de uso más común, así como sobre colores, barnices, colas, gomas, mastic, tintas, materias téxtiles, papel, madera, fuegos arti- ficiales, vidrio, metales, bronceado, niquelado, plateado, dorado, galvano- plastía, grabado, temple, ligas, soldaduras, materias impermeables, aceites, jabones, bujías, perfumería, tintura, lavado, etc., etc. Otto Thallner, Ingénieur en chef, Chef dé la fabrication aux aciéries á outils de Bismarkhutte. L'Acier a outils. Manuel 46 traitant de Vacier á outils en général, á lusage des métallur- gistes, fabricants et chefs Vatelier. Traduit de Vallemand par Rosambert, Ingénieur des arts et manufactures, ancien ingé- nieur des aciéries et au Creuset de Resicza, chef de service aux aciéries de France,—Paris, Librairie Polytechnique, Ch. Bé- ranger. 1900. 8 204 pages. 68 figs. 8 fr. relié. Obra enteramente práctica escrita con una larga experiencia y des- pués de consultar á los mejores autores técnicos y á los jefes de talleres y fábricas más prominentes. Véase en seguida un sumario de las materias de que trata este utilí- simo libro: Composición delacero de herramienta y clasificación según esa compo- sición. —Clasificación de los aceros de herramienta según su grado de du- reza y su empleo.—Observaciones sobre el aspecto exterior del acero del comercio, sobre su quebradura y su estructura en el estado normal ó tem- plado. - Calentamiento del acero. —Aparatos para el recosido y el temple. — Temple del acero para herramientas. — Temple de la herramienta que de- be estar enteramente templada y de la que debe tener un endurecimiento local. —Procedimientos y precauciones para el enfriamiento de los baños para templar. —Líquidos empleados para el temple. —Recocido de las pie- zas templadas y aparatos que se usan con ese fin.—Acerado superficial y medios para preservar el acero contra la decarbonización superficial y el recalentamiento. — Soldado del acero. —Regeneración del acero alterado por el fuego. —Examen de los defectos que puede presentar la herramienta tem- » plada. —Mejoramiento de las propiedades de resistencia del acero. —Apén- dice: Procedimientos empleados para templar la herramienta más usual. Bibliotheque de la Revue générale des Sciences. Paris, Carré et Naud. Chaque volume 5 fr. relié. La Théorie des Ions et 1'Electrolyse par August Hollard, Chef du Laboratoire central de la Compagnie francaise dex Métaux. 1900. 163 pags. Figs. La Teoría de las ¿ones, elementos de la disociación, está expuesta en: este libro á grandes rasgos, así como el estado actual de su aplicación á la electrolisis. Considera el autor sobre todo, los fenómenos electrolíticos en el seno de las soluciones acuosas, con el empleo de corrientes continuas, 47 insistiendo especialmente en la electrolisis de las sales metálicas. Está di- vidida la obra en cuatro partes en las que se ocupa de las materias que en seguida indicamos : L - Constitución de los electrolitos. Propiedades de las soluciones. Los electrolitos, los aniones y los cationes.—IL. Conductibilidad de los electro- litos. Seneralidades. Conductibilidad y grado de disociación. Conductibi- lidad de los electrolitos y carga de los iones. Velocidad de los iones. In- finencia de la temperatura sobre la conductibilidad.—IlL. Tensión eléctrica necesaria al funcionamiento de la electrolisis. Teoría de la disolución de los elementos que entran en la composición de los electrodos. Tensión eléc- trica. Tensiones de polarización y separación de los metales. — IV. Energía eléctrica.—Notas. La constante de disociación y la medida de afinidad quí- mica. Aplicación de la ley de Guldberg y Waage al equilibrio en los elec- trolitos entre iones y elementos no disociados. Hidrolisis. Conductibilidad de sales hidrolisadas. Medida de la tensión eléctrica entre un metal sumer- gido en la solución de una de sus sales y esta solución. Medida de la ten- sión de disolución ejercida por un metal sumergido en solución de una de sus sales. - Contiene el tomo numerosos cuadros numéricos de singular interés. Moenrs et Métamorphoses d'une Piéride des environs de México, PAR L.-G. SEURAT, M. $. A. (Laboratoires de MM. les Professeurs Milne Edwards et Bouvier. ) La Capucine est une des plantes qui réussissent le mieux dan les jar- dins des environs de México; les fleurs son visitées et fécondées par les Oi- seaux-Mouches; les feuilles sont dévorées par les chenilles de deux Lépi- doptére; les unes vivent sur la face inférieure de la feuille, «et sont trés nombreuses; á l'écloison, elles donnent un Microlépidoptére; les chenilles qui vivent sur la face supérieure son celles qui vont nons ocenper ici: ce sont, Vapres la détermination de M. Poujade, les larves du Pieris elodia Boisduval. La chenille du Pieris elodia est assez rare; on ne la trouve, bien en- tendu, que pendant la saison humide (juin. juillet et aoít); sa couleur gé- nérale est du méme vert que la face supérieure de la feuille; une bande dun bean jaune vif court latéralement, dans toute la longueur du corps, á la hanteur de la ligne des stigmates; cenx-ci, au nombre de neuf paires, dont une prothoracique, les autres étant sur 'abdomen, sont situés sur cet- 48 te bande jaune. Il existe en outre, sur les faces dorsale et latéro-dorsale de chaque segmeñnt, quatre bandes jaunes transversales trés étroites re- liant les deux bandes latérales; la chenille est ainsi trés brillament colo- rée. La téte et les trois segments du thorax sont couverts, sur leur face dorsale, de nombreux poils. Le prothorax, en particulier, présente dans sa région moyenne une plage épaissie, latéro-dorsale, en demi-anneau, cou- verte de nombreux poils. Au moment de la nymphose, la chenille recouvre la place ot elle se trouve, d'une plaque de soie á maille peu serrée; c'est sur cette plaque que la nymphe va se fixer, á Vaide de fils plus résistants allant s'insérer sur les faces latérales postérieures du metathorax; la chrysalide est appliquée par sa face ventrale contre le support; elle est d'un vert uniforme, á part quel- ques taches noires, et échappe trés facilement aux regards: 1l faut une observation trés attentive pour reconnaítre sa présence. Le deuxiéme seg- ment abdominal porte latéralement deux longues épines noires dans sa région antérieure; dans sa région postérieure, il présente deux petis tuber- cules; les autres segments ne présentent rien de particulier; les six pre- miers segments abdominaux portent chacun une paire de stigmate; les sept premiers segments abdominaux offrent, sur leur face dorsale, des taches noires tres régulierement disposées: une tache mediane tout a fait anté- rieure, en arriére deux taches trés écartées sur la ligne médiane, et enfin deux paires de taches postérieures plus rapprochées. La chrysalide du Pieris elodia présent un cas d'homochromie trés re- marquable; nous avons signalé (1), á propos de la nymphe d'un autre Lé- pidoptere de México, le Papilio Daunus, des faits du méme genre: la chry- salide, fixée sur Vécorce, des arbes (Fréne), est de la méme couleur que cette écorce, de sorte qw'elle est difficile a, voir. : La chenille de ce Papillon présente également un exemple de mimé- tisme tres remarquable: dans le jeune áge, elle ressemble de la fagon la plus compléte aux excréments d'un oiseau. L'évolution du Pieris elodia est tres rapide; ladulte disparait peu aprés le retour de la saison séche, vers le milieu de décembre; il est proba- ble que l'hibernage se fait a Vétat de nymphe; de nombreux Lépidoptéres de Mexico, en particulier le Papilio Daymus, passent en effet l'hiver a Vétat de nymphe. | Les ravages causésa la Capucine par la chenille du Pieris elodiía sont tres faibles; les chenilles du Microlépidoptere font, au contraire, des dé- gáts assez importants. ba (Extrait du Bulletin du Muséum d'Histoire Naturelle de Paris, Année 1899, núm, 3). (1) Memorias y Revista de la Sociedad Científica “* Antonio Alzate, ” tomo XI. p. 33; Mexico, 1898. oetedad Ciontílica “Antonio Alzate.” MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica, CULIACAN, CULHUACAN, COLHUACAN. Estudio crítico etimológico dedicado á la Sociedad POR EL LIC. Cecilio A. Robelo, M. $. A. El nombre genuino azteca es Colhuacan ó Culhuacan, que se compo- ne de colhua ó culhua, y de can, lugar; y significa: “Lugar de los colhuas, esto es, habitada por la tribu colhua.” Antes de dar la significación de col- hua y de interpretar los jeroglíficos relativos, creemos necesario refutar la etimología que el Sr. Lic. E. Buelna ha dado de Colhuacan. No se refiere este autor al pueblo del Valle de México, sino á Culia cán, del Estado de Sinaloa; pero como el pueblo del Valle tomó su nombre del de Sinaloa, pues Culiacán es una adulteración de Colhwacan, tenemos que combatir esa etimología. Dice el Sr. Buelna: “CULIACAN, de coloacan, compuesto de coloa, verbo que significa “rodear camino, y la terminación verbal can, que indica localidad, signi- “ficando: lugar donde el caminante torció el camino. Lo mismo significa “colhuacan,” compuesto de colochtli, rodeo, la partícula posesiva hua, y la “posposición can.” Ni 4 la luz de la filología, ni á la de la historia, pueden ser exactas las anteriores etimologías. Coloacan no es ni puede ser palabra mexicana, porque la posposición no es verbal, en el sentido que lo dice el Sr. Buel- na, esto es, no se junta con los verbos formando palabras, y, por lo mismo no puede juntarse con el verbo coloa, rodear. Para que el nombre signifi- Revista [1900-1901].—7. 30 cara; “Lugar donde el caminante: torció camino, ” sería necesario decir en mexicano, nenencacoloayan, compuesto de nenenqui, caminante, que, en composición, toma la forma de nenenca; de coloa, rodear ó torcer camino, y de yan, seudoposposición que expresa el lugar donde se verifica la acción del verbo. En cuanto á la segunda etimología diremos que Colhuacan, si se com- pusiera de colochtli, como quiere el Sr. Buelna, sería en su estructura, Co- lochcan, “Lugar del rodeo.” Para explicar el Sr. Buelna el origen ó motivo de las etimologías que expone y hemos examinado, agrega: “Dicha significación se refiere al viaje que hicieron los Aztecas des- de el Norte, dirigiéndose generalmente al Sur, atravesando por la Sierra Madre, en la parte que llaman de la Tarahumara, y haciendo estancia por algunos años,en Culiacán, de donde, porque habrían de encontrar el mar cercano, si seguían la misma dirección, torcieron su ruta hacia el Oriente para repasar la Sierra, y continuaron su peregrinación hasta el Valle de México. Comunmente sucedía que los Aztecas dejaban, álos lugares de su tránsito, el nombre adecuado á las circunstancias que en él observaban, ó á los acontecimientos notables que allí les había pasado. Lo que demos- trará que Culiacan, si estaba ya fundado antes del tránsito de los Aztecas, ó si le fué por ellos mismos, no llegó á tener su nombre actual, sino des- pués de que los peregrinantes prosiguieron su viaje.” Habiendo demostrado que ni Culiacan ni Colhuacan tienen la etimo- logía que les atribuye el Sr. Buelna, es evidente que la circunstancia de que los Aztecas hayan torcido camino en Culiacan, no fué el origen ó mo- tivo de que se le pusiera tal nombre de lugar, pues ya hemos dicho que , esa circunstancia se hubiera expresado con los nombres Nenencacoloayan ó Colochcan. Además, si se hojea un poco la historia, se adquiere el con- vencimiento de que entre los Nahoas existían, mucho antes de sus pere- grinacienes, las tribus Colhwas. Colhuacan, del Valle, fué fundada por los nonoalcachichimeca, siglos antes de que hubieran venido al Valle las otras tribus nahoatlacas. (CHA- VERO, MÉxICO Á TRAVÉS, ETC., pág. 466.) La fecha de la fundación, se- gún el mismo historiador, fué el 9 calli, 669 de nuestra era. En 1116 que- dó destruida la nación tolteca, y el gran sacerdote Huemac salió de Tollan con sus últimos partidarios, recorrió algunas poblaciones del Valle hasta llegar á Culhuacan, y allí los emigrantes, dejando el gobierno teocrático, eligieron rey á Nauhyotl, cuya dinastía vivió hasta que fué sometida á los mexicanos, dos siglos después. (ANALES DE CUAUTITLAN). ¿A la ciudad le dieron el nombre de Colhuacan ó de Culhuacan, los nonoalca-chichime- ca ó los tolteca de Nauhyotl? El Sr. Orozco y Berra dice á este propósito: 51 *“¿Consta por los anales de Cuauhtitlan, que el Culhuacan del Valle llevaba siglos de existir, levantado por los chichimeca, lo cual demuestra que el nombre Culhuacan era de tiempos anteriores conocido, y que no fueron los Cculhua quienes le inventaron al apoderarse de la población.” (Orozco y Berra, HISTORIA ANTIGUA DE MÉXICO, tomo I11, pág. 38.) Llama la aten- ción que el Sr. Orozco y Berra confunda los restos de los toltecas con los culhua, siendo así que en la misma página, en una nota, dice: “..... sien- do de notar que Torquemada ponga como reyes de Tollan los que fueron de Culhuacan, aunque tolteca y culhua aparezcan como de la misma familia y confundidos alguna vez.” Los colhuas, con el nombre de nonoalca-chichi- meca, fundaron Culhuacan y le dieron este nombre en recordación del Cul- huacan, de donde venían, y al que llamaban también Teocolhuacan. “Vinieron estos segundos pobladores navatlacas de otra tierra remo- “ta hacia el Norte, donde ahora se ha descubierto un reino, que llaman el “¿Nuevo México. Hay en aquella tierra dos provincias; la una llaman Az- ““tlan, que quiere decir lugar de garzas; la otra llamada Teoculhuacán, que “¿quiere decir, tierra de los que tienen abuelos divinos.” (ACOSTA, lib. VII. “cap. IL.” Boturini dice que los tolteca y méxica vinieron de Aztlan, que está en la Baja California, y que de allí pasaron á Colhuacan, ““que quiere de- cir Plueblo de la Culebra, que es el primero del continante, y está situado en frente de dicha California.” En los MSS. franciscanos se halla que, ““estando poblados los mexi- “Canos en un pueblo que se dice azcla (Aztlan) y es al occidente de esta “nueva españa volviendo algo hacia el Norte y teniendo este pueblo mu- ““cha gente y en medio del un cerro del cual sale una fuente que hace un “río segunt y como sale el de Chapultepec en esta ciudad de mexico y de ““la otra parte del río está otro pueblo muy grande que se dice Culuacan.” El Sr. Orozco y Berra dice: “...... los azteca dejaron la isla el año “I tecpatl 648, poniéndose en marcha hacia Colhuacan. El cerro con la “cumbre torcida es el signo ideográfico de la población; mas como el sím- “bolo está escrito en mayor magnitud, se saca que se refiere 4 Hueicolhua- “can, patria de los culbua, y punto inicial de su peregrinación.” (Tomo citado, pág. 68). Hay un pasaje decisivo para demostrar que Culhuacan, el del noroes- te, existía mucho antes de que los Aztecas torcieran camino, como dice el Sr. Buelna, hacia el Oriente para repasar la Sierra. Estando Motecuhzoma (IIhuicamina) en tanta majestad —dice el Sr. Orozco y Berra, extractando un pasaje de Durán — quiso enviar mensaje- ros á ver el lugar de donde los mexicanos habían salido. Llamado el an- eiano primer sacerdote Cuauhcoatl para que dijese lo que en la materia sa- 52 bía respondió, que sus antepasados habían morado en “en un lugar felice “(y dichoso que llamaron Aztlan, que quiere decir blancura; en este lugar “hay un gran cerro, enmedio del agua, que llamaban Culhuacan, porque “(tiene la punta algo retuerta hacia abajo, y á esta causa se llama Culhua- “can que quiere decir cerro tuerto. En este cerro había unas bocas ó cue- “(vas ó concavidades donde habitaron nuestros padres y abuelos y por mu- “¿chos años: allí tuvieron mucho descanso debajo de este nombre Mexitin “y Azteca.” Prescindiendo de los errores que hay en los pasajes que hemos cita- do, sobre la situación de Colhuacan, que unos ponen en la Florida, otros en Nuevo México, y otros en Sinaloa, y sobre la etimología del nombre de dicha ciudad; podemos deducir de dichos pasajes: 1% que de Colhuacan emigró hacia el Valle una tribu nahoa siglos antes de que emigraran los az- tecas de Aztlan y de que pasaran por Colhuacan: 2% que cuando los Azte- cas pasaron por Colhuacan, ya existía esa ciudad y tenía ese nombre; 32 que el Colhuacan, punto inicial de la emigración, tenía también el nombre de Teocolhuacan y que los emigrantes, al llegar al Valle, fundaron una ciu- dad con el nombre de Colhuacan en memoria del que abandonaron, al cual siguieron llamando Hueicolhuacan. Ahora bien, ¿cuál es la etimología de Colhuacan? Ya la dimos al prin- cipio, diciendo que significa “Lugar de los Colhuas ó de la tribú Colhua;” pero ofrecimos ampliar la explicación para dar á conocer la significación de Colhwa. La etimología que da Boturini de “Lugar de la Culebra,” es un error crasísimo, porque confunde Colhuacan con Cohuwacan, que se com- pone de cohuatl, culebra, y de canlupar. La etimología que da el P. Acos- ta diciendo que Teocolhuacan significa: “Tierra de los que tienen abuelos divinos,” tampoco es aceptable, porque no hay en la palabra ningún ele- mento que pueda traducirse por “abuelo,” ni teotl, dios, tiene la forma de adjetivo, para que pueda traducirse por “divino.” El Sr. Orozco y Berra dice que colhua ó culhua se deriva de coltic, cosa tuerta ó torcida y de la partícula gua, que forma colhua, “poseedores de cosas torcidas ó tuertas;” pero no nos dice cuáles son esas cosas torcidas. El Señor Dr. Peñafiel dice: E NA derivada de can, lugar, hua, que tiene, col ó colhua, lugar que tie- ne colhuas, como Teo-ti-hua-can, lugar que tiene dioses.” ¡Que te que- mas! Un paso más, y hubiera acertado. Colhuacan, se compone de Coltzin, un dios de este nombre, el Torci- dito, compuesto de coltic, torcido” y de tzin, expresión de reverencia, de hua, desinencia que expresa tendencia ó posesión, y de can, lugar; y signi- fica: “Lugar de los que tienen (adoran) á Coltzin.” En el nombre Teocol- huacan está más bien expresada la significación, porque el primer elemen- to teocolizin 6. Teocoltic es “el Dios Coltzin-ó el- Dios torcido.”. Si alguna 33 duda pudiera caber en la interpretación gramatical, ésta desaparecería con la vista del jeroglífico; consiste éste en un cerro con una cabeza humana en la cima, torcida ó muy inclinada hacia adelante: esa cabeza inclinada, torcida, es Goltzin, el Dios que dió nombre á una tri- bu nahuatlaca, colhua, y ésta al pueblo de su residen - cia, Colhuacan ó Teocolhuacan. Resulta de lo expuesto que la cosa torcida ó tuer- ta que tenían los Colhuas, como dicen los Sres. Oroz- co y Peñafiel, era nada menos que su Dios. Ni el Sr. Orozco, ni el Sr. Chavero, ni ningún historiador moderno hace mención de este dios, y tal vez podrían hasta negarnos su existencia en la mitología nahoa, si no citáramos un pasaje de Sahagún, el más autorizado en asun- tos de teología y teogonía nahoas. Hablando de los toluca, dice: “También llamados Matlatzinca, hablaban una lengua diferente del nahuatl y muy obscura; eran muy robustos, cultivaban la tierra y adoraban al dios Coltzin, al cual sacrificaban víctimas humanas, retorciéndolas en una red.” A este dios Coltzin lo llaman tolo y Tolotzin, de donde vinieron los nombres Zolo- can (Toluca) y Tolochi, el cerro que está junto á la ciudad de Toluca, don- de se adoraba á Tolotzin, como nos lo muestra el jeroglífico de Toluca. (Véa- se TOLUCA, en nuestra obra NOMBRES INDÍGENAS DEL ESTADO DE MÉXICO.) y También usabau como jeroglífico de Colhuacan, EN cerro con la cima torcida y sin que afecte la forma de : cabeza humana. Al Colhuacán del Valle solían repre- £ sentarlo por el cerro de cima retorcida, sobre medio cuerpo humano, que da la terminación tzínco y la lec- ; tura da Colhuacantzinco, el pequeño Colhuacan, en opo- sición al primitivo que llamaban Hueycolhuacan, Col- huacan el grande. La etimología de “Cerro tuerto” que le dió el sacerdote Cuauhcoatl á Motecuhzoma, ha de tener por fundamento el jeroglífico el cerro de pun- ta torcida, pues no es de extrañarse que los mexicanos hayan ignorado ú olyidado que los Culhua adoraban al Dios Coltzin, puesto que este dios no estaba en su mitología, y además, cuando Mo- tecuhzoma preguntaba por el origen de los Me- xicanos, ya habían pasado más de ocho siglos desde la fundación de Colhuacan del Valle, tiempo sobrado para olvidar una tradición ó para confundirla con otra. A la emigración de Culhuacan hacia el Oriente deben haberse re- ferido los Aztecas en el jeroglífico que está arriba, pues las tres figuras humanas que se hallan en la falda del cerro representan á los je- fea de la expedición, armados con sus escudos. 54 El Sr. Dr. Peñafiel al Colhuacantzineo lo llama Colhuatzingo, Para concluir este artículo, diremos que cuando Nuño de Guzmán hubo termi- nado la conquista de la Nueva Galicia, se internó en la región de Sinaloa, y después de conquistar varios pueblos, fundó en Diciembre de 1530 una Villa con el nombre de San Miguel, á lo cual, por estar junto á la antigua Hueicolhuacan 6 Teocolhuacan, se le dió el nombre de Culiacan, con el que es conocida hasta ahora. También debemos advertir, para evitar confusiones, que los Mexica- nos fueron llamados Culltas, y con este nombre eran conocidos en el lito- ral de Veracruz cuando llegaron los conquistadores. Pero este nombre no lo tuvieron porque pertenecieron á la tribu culhua, sino por acontecimien- tos posteriores á su establecimiento en Tenochtitlan. Bajo el reinado de Itzcoatl, éste y Nezahualcoyotl, rey de Tezcocb, conquistaron y destruye- ron el reino Tepaneca, cuya capital era Azcaputzalco; y concluida la gue- rra, los dos reyes, de común consentimiento, dividieron el territorio con- quistado y el que ya poseían, en tres partes: la primera al Oriente, con el nombre de reino de Acolhuacan, la cual tocó á Nezahualcoyotl, quien to- mó el dictado de Aculhua Tecutli, en memoria de los aculhuas, y el de Gran Chichimecatl Tecutli, en recuerdo de los chichimecas, conservando así y uniendo los dos nombres de las tribus de donde la nación procedía: la se- gunda al Occidente, comprendiendo las islas de México Tenochtitlan, los señoríos de los lagos australes, el reino de Culhuacan y la ciudad de Izta- palapan, todo lo cual tocó á Itzcoatl, quien tomó el dictado de Culhua Te- Cutli, en homenaje á la tribu civilizadora á quien debían sus adelantos los Mexicanos: la tercera al Occidente de México, con el nombre de reino de Tlacopan, con su capital del mismo nombre (Tacuba), el cual le dieron á Totoquihuatzin, sobrino del rey destronado y muerto por Itzcoatzin; este rey tomó dictado de Tepanecatl Tecutli, para que no se perdiera la memo- ria de tan antigua y fuerte tribu. * E * Habíamos dado ya á la prensa el presente opúsculo, cuando llegó á nuestras manos, por generoso donativo del sabio Obispo de Cuernavaca, Monseñor Plancarte, la obra titulada “Clave general de Jeroglíficos Ame- _ Ticanos de D. Ignacio Borunda,” obra manuscrita á fines del siglo pasado, y perdida para la bibliografía mexicana, y aun igngrada por algunos de nuestros historiadores, hasta que el Duque Eoubat, ese moderno lord Kins- borough, la exhumó desglosándola de la causa que se le instruyó al mal- aventurado fraile Servando Teresa de Mier por el peregrino sermón que 30: predicó negando la aparición de la Virgen de Guadalupe, y que fué el ori- gen de sus innumerables desventuras. + Aunque sentimos regocijo con la adquisición de este libro, no nos de- jamos seducir por su título, porque sustentamos la convicción de que no hay clave general ó llave maestra para abrir las herrumbrosas cerraduras del clausurado santuario de los Jeroglíficos; y prosiguiendo la metáfora, diremos que los que han alcanzado á vislumbrar los tesoros que se ocultan bajo las bóvedas de tan grandioso templo, lo han conseguido asomándose por las ventanas de la tradición, de la historia, del idioma y de la fisiogra- fía. Sin embargo, recorrimos con avidez las páginas del libro, abrigando la. esperanza de disipar algunas de nuestras dudas, ó de confirmar varias in- terpretaciones que hemos expuesto como propias. Si en algo vimos satis- fechas nuestras esperanzas, no lo fué en verdad, en lo que tiene relación con la etimología de Colhuacan. No bastaría extractar, ni aun transcribir el pasaje de Borunda para que fuera entendido por los lectores. Será ne- cesario que la transcripción vaya precedida de una suscinta explicación de la índole de la obra y de la obsesión que dominó el ánimo del autor al tiem- po de escribirla. Entre los manuscritos que poseía el sabio D. Carlos de Sigiienza y Góngora fué encontrado uno que tenía por título Fénix de Occidente; este manuscrito no era obra del sabio, sino una colección de materiales que reu- nió un padre Duarte para probar que Santo Tomás apóstol había predica- do el evangelio en México. Ya entre los viejos cronistas se había manifes- tado el empeño de encontrar entre los mexicanos las tradiciones bíblicas y conocimiento del cristianismo. En el jeroglífico de la peregrinación azte- ca pretendían encontrar el diluvio de Noé, la confusión de las lenguas en la torre de Babel y la dispersión en la llanura de Seenar. Fábrega el intér- prete del Códice Borgiano, vió en las pinturas de log indios referencias al paraíso y al pecado original. Boturini, Veytia y el mismo sabio Gama ha- blaban del conocimiento que los nahoas habían tenido de la detención del sol por Josué, y del eclipse acaecido en la muerte de Jesucristo, sin preo- cuparse, como lo hace observar un historiador moderno, de que cuando era de día en el hemisferio en que se suponían pasados esos hechos, era de no- che en éste, y no podía saberse lo que al sol le estaba pasando. Ningún partidario fué tan fiel á tan erróneas enseñanzas como el Lic. Borunda, y fundó y sustentó sus estólidas doctrinas en la interpretación que hizo de los jeroglíficos que se observan en las tres piedras, que él llama peñascos, que se encontraron en el subsuelo de la plaza de Armas de México, en la última década del siglo pasado. Esas piedras que trastornaron el juicio del Lic. Borunda, son: la estatua colosal de la diosa Teoyaomiqui, conocida hoy con el nombre de Coatlicue, “la que tiene su falda de culebras;” la cono- 56 cida con el nombre de Calendario azteca; y el Cuauhxicalli de Tizoc, vul- garmente llamada “Piedra de los sacrificios.” Estas tres piedras están en el Museo Nacional. De estos tres peñascos, el primero fué para el Lic Borunda un radió- grafo de los rayos X de Róengen pues con su auxilio penetró su mirada hasta el siglo I dela Era Cristiana, y alcanzó á ver al apóstol Santo Tomás atravesando los océanos á pié enjuto, ó empleando su capa á guisa de bar- quilla, hasta poner sus plantas en las playas de la Patagonia, lo ve después internarse por las Pampas, ascender á las cumbres de los Andes y tomar reposo en las altiplanicies del Cuzco, donde se convierte en Inca, y da prin- cipio á su tarea de predicar el Evangelio; cuando los ascendientes de Ata- hualpa se mostraron observantes de la nueva religión, prosiguió su camino y, subiendo y bajando por las escarpadas serranías del Ecuador, de Nica- ragua y de Cuauhtemallan, llegó al territorio donde hoy se encuentran las ruinas de Mictla y de Palemke, y predicó de nuevo el Evangelio; profun- diza más la mirada el clarividente, y ve al santo apóstol llegar al corazón del Anahuac, donde encuentra establecida una gran nación; pero no en el fondo del Valle llamado hoy de México, sino en las asperezas de la serra- nía del Sur, cerca de Axochco (Ajusco), y allí su predicación es prodigiosa, pues egnvertido en Quetzacoatl (Culebra preciosa), destruye antiguas reli- giones, enseña la cristiana, funda templos y establece ¡la Eucaristía! pero como en el Anahuac no había trigo ni uvas no adoptó las dos especies de pan y vino sino que con semillas de bledos hacían una estatua de Jesucris- to, y después de adorarla, se la comían los fieles. (1) Según Borunda, vein- te años empleó Santo Tomás en su predicación en América, y él fué el que enseñó á los Toltecas, que fundaron Tollan en ¡el siglo VIL! á bañarse, á trabajar el oro y la plata, el arte culinario y el de medicina. Antes de mar- charse del Anahuac, previendo la apostasía de los pueblos convertidos, es- condió en varias cuevas las imágenes de Jesús y de María que les había pintado, ó esculpido á los nahoas cristianos; y esas imágenes son las que fueron apareciendo después de la Conquista, y que hoy se veneran en Chal- ma, en Ameca, en Guadalupe, en Tlaltenango y en otros tantos lugares. El Señor de Chalma es, según opina Borunda, la diosa que después llamaron los Mexicanos Tlazolteotl, la diosa del estiércol ó de la basura, esto es, la Venus cloacina de los romanos. La última mirada de Borunda siguiendo al santo apóstol, se dirige á Xicalanco, allí lo ve embarcarse en el esquife en que había venido, esto es, en su capa, y dirigirse á la isla de Cozumel, q (1) Esta ceremonia la encontraron en uso los Conquistadores, pero la estatua ya no representaba á Jesús, sino á Huitzilopochtli, y la llamaban los mexicanos Texcualo, Dios comido. La existencia de esta ceremonia lo que prueba es que los sacerdotes PIS han hecho comulgar á los pueblos hasta con ruedas de moiino. Y] donde implanta unas cruces, como último testimonio de su advenimiento á la América. La tradición, la historia, la cronología, el idioma, todo se opone á las apocalípticas interpretaciones del famoso Borunda; pero él se desembara- za de estos obstáculos declarando urbi et orbi que la tradición era falsa, por- que los nahoas apóstatas habían ocultado todas las verdades; que la histo- ria adolecía de los mismos errores, porque sus autores ignoraban también la verdad; que los cómputos eronológicos eran inexactos, porque el Tonala- matl (calendario) tolteca y mexicano tenían por punto de partida una épo- ca falsa; y por último, que el idioma no había revelado las augustas y san- tas verdades de los primeros siglos del cristianismo, porque tenía un sen- tido alegórico que se había escapado á la penetración de los Olmos, de los Molina, de los Sahagún y de todos los nahwatlatos que se distinguieron en- tre los misioneros. Para dar ejemplo de las extravagancias á que sometió Borunda el idioma nahuatl, en su afán de comprobar el paso de Santo To- más por la tierra de Cuauhtemoc y de Netzahualcoyotl, mostraremos al lec- tor las etimologías que atribuye á las palabras Tízatl y Tómatl, de que se han formado los aztequismos Tízar y Tomate, objetos de todos conocidos. “De este absorbente (el tizatl) dice Borunda— es sabida su aplica- ““ción á curaciones de Acedías, Lombrices, y otras enfermedades, pero no ““en el estado de inexplicable atenuación y divisibilidad, como lo instru- ““yen las aguas en que se anotó disuelta con el distintivo tisatl, Agua atl, “de Médico tisitl.” Ese médico no es otro sino Santo Tomás. Del tomate dice: ““De esta producción usan los naturales en sus ali- “mentos, especialmente para amortiguar el ardor, ó acrimonia del Pimien- “¿to Chilli, pero asándola primero en las brasas; y siendo sabido que su jugo ““es lenitivo, ya en dolores de garganta, ya en ardores de espaldas y de ri- “Tones, y ya en otras dolencias. Si el distintivo tomatl se descompone, re- ““sulta agua atl, tom de Tome.” Esto es, agua de Tomás: ¿Rissum teneatis....? Conocidas ya, por lo que hemos expuesto, la índole de la obra ““Cla- ve general de Jeroglíficos Americanos,” y la obsesión que dominó el espí- ritu de su autor, tiempo es ya de dar á conocer la etimología que atribuye á Culhuacan: Dice Borunda: “........ cuando se hazía algún llamamiento en el ““Reyno para lo que aquel (Santo Tomás) mandaba, se subía el pregonero ““en aquella Sierra Tzatzitepec, y sus voces se oían por más de CIEN LE- “GUAS hasta las costas del Mar.— Aquí se nota haberse traducido al Pre- “dicador por Pregonero tzatzini el que grita, y por ello tratada también “* aquella rendida cumbre de la grande Mole donde se hizo el principal asien- “to para extensión del Cristianismo, de Tzatzitepec, en c, cerro tepetl, para “predicar ó gritar tzatzi. Asimismo se advierte extendida desde él la Mi- Revista [1900-1901)---8, 39 ““sión hasta las costas, y tratado por ella al mismo Apóstol de Padre de “Culuacan, ó País can, que se inclina Culua, como lo está el continente ““para ambos mares, permaneciendo en la costa del de Sur el distintivo Cu- “Tacan, ó acaecimiento que instruie en la era nacional el segundo Monu- “¿mento (peñasco) hallado.” Qui potest capere copiat. No intentaremos combatir el error capital de la obra de Borunda; ya el omnisciente Nigromante, con mano maestra y sobra de sal ática, confun- dió á los sostensdores del peregrino advenimiento del apóstol Didimus á las tierras descubiertas por Cristóbal Colón. Bien hizo al decir el Duque de Loubat, en su prólogo á la Clave, que solamente la publicaba á título de curiosidad histórica. : Cuernavaca, 1900. N NOTE SUR L'ELAPS MICHOACA NENSIS, par M, Le Dr. Alf. Dugés, M. S. A. (Extrait du Bulletin du Muséum d'Histoire Naturelle de Paris, Année 1896, núm. 2,) Dans Vannée 1891, j'ai publié dans La Naturaleza de México, 2* série, t. 1, page 487, une noter sur un Elaps que je nommais El. diastema Mi- choacanensis. Aujourd'hui, que J'al observé un autre exemplaire absolu- ment semblable, je vois que les caracteres sont constants, et que par con- séquent cet Elaps n'est pas une variété de diastema, mais bien une nouvelle et bonne espéce qui doit porter le nom seul de michoacanensis. La figure donnée dans le journal cité a été mal interprétée et coloriée: le ventre de- vait ótre rouge cerise; il manque un triple anneau au corps; le noir ventral du dernier anneau figuré a été oublié. C'est le motif pour lequel je me dé- cide á donner de cet Ophidien une description nouvelle. Les mesures données loc. cit. son exactes. Il y a sept labiales supé- rieures, la sixiéme ne touchant pas la pariétale; on compte deux tempora- les (1+1); sur le corps, les écailles d'une série oblique sont au nombre de quinze. Sur le corps, on ne voit que six anneaux noirs complets, de cinq écailles chacun: ces anneaux sont bordés en avant et en arriére par un au- tre anneau jaune contenant quatre écailles. Les grands intervalles qui sé- - parent ces triples cercles se composent de trente-deux écailles rouges; Vex- trémité de chacune des écailles peut oftrir un peu de brun. Sur la queue, 59 on observe deux trés larges anneaux noirs séparés par des cercles jaunes étroits, et l'extrémité de l'organe est noir. Surle cou, un large collier noir complet, de huit écailles, arrive jusqw'á la nuque. Une tache noire occu- pe le dessus de la téte jusque vers la moitié des pariétales, descend derzie- re V'oeil et couvre les cótés du museau et les trois premiéres labiales supé- rieures; le bout du museau est brun. La máchoire inférieure ainsi que le dessous de la téte et lespace entre la tache antérieure et le collier noir sont jaunes. Les couleurs du dessous du corps correspondent exactement á celles des parties supérieures. Le premier exemplaire, que j'ai décrit comme variété de Elaps dias- tema (1), provenait de ' État de Michoacan; le second, qui m'a surtout ser- yi pour la note rectificative actuelle, m'a été remis comme capture á Dec- pan de Galeana, dans VÉtat de Guerrero. Les deux sujets sont tellement semblables qu'on doit considérer leurs caractéres comme constants, et par conséquent laisser á cet Elaps le nom de michoacanensis A. Dug. comme espéce et non variété de diastema. Au- cun autre Elaps ne présente un aussi petit nombre de cercles sur le corps ni sur la queue, et Von sait que, chez ces Ophidiens, les couleurs ont une valeur spécifique véritable. BIBLIOGRAFIA. La cure pratique de la tuberculose par le Dr. P. Pujade (Y Amélie-les-Bains) Précédée Vunelettre-préface par E. Boi- rac, Docteur és lettres, Recteur de PAcadémie de Grenoble.— Paris G. Carré et C. Naud. 1900. 12? 371 pages. 3 fr. 50. “Médicos, la humanidad está colocada bajo nuestra salvaguardia. Mientras más inminentes sean los peligros que la amenazan, mayores de- ben ser nuestro celo y nuestro valor. Publiquemos cada uno de nosotros los efectos de los medios terapéuticos empleados; no nos reservemos las ideas luminosas de la meditación y de la experiencia y llegaremos á encon- (1) Elape diastema Dim. et Bibr., Erpet. génér., t. VII, 1854, p. 1222. Envoyé de Guanajuato, le 1er janvier 1896, par Alf. Dugés. La collection herpétologique du Musée de Paris renferme deux spócimens de 1'Elaps michoacanensis reeneillls sur le versant occidental du volcan d'Attitlan (Guatemala), 60 trar armas para luchar contra el nuevo enemigo que diezma los pueblos.” (Dr. Juan Pujade. Abril 1855). Hé aquí otra obrita que trata también de otro azote terrible del hom: bre. Está escrita en vista de los mejores resultados prácticos; campean en ella el respeto escrupuloso á los hechos tales como los da la observación clínica, un empeño de seguir á la naturaleza en sus indicaciones y contra= indicaciones múltiples, así como un profundo amor á la humanidad y el de- seo, ó más bien la firme voluntad, de trabajar en aliviar sus sufrimientos. Las materias tratadas son las que siguen: La tuberculosis, sus pro- gresos. Etiología de la tuberculosis. Cómo se adquiere. Papel del conta- gio. Tuberculosis y tisis. Curabilidad de la tuberculosis. La lucha contra la.enfermedad, la fagocitosis. Algunos síntomas y algunas formas de la tu- berculosis crónica. La fiebre de los tuberculosos. La fiebre de los tísicos. —Cómo se cura la tuberculosis: curación general; curación medicamento-- sa; curación de las complicaciones; curación por el frío y las altitudes. Los sanatorios. Rapports présentés au Congres de Physique réunie á Paris en 1900, sous les auspices de la Société Frangaise de Physi- que, rassemblés et publiés par Ch. Éd. Guillaume et L. Poin- caré, Secrétaires généraux du Congrés. — Paris, Gauthier—Vi- llars, 1900. 3 vol. gr. in 8 698, 570 6 619 pages, avec figures. 50 fr. y Encontramos en esta preciosa obra una gran colección de interesan- tes y nuevos estudios que constituyen verdaderas Memorias y monografías relativas á la Física, por los más renombrados físicos europeos. Vamos á dar la noticia de los trabajos que contiene cada tomo y así se juzgará per- " fectamente de la importancia de esta publicación. El tomo l está consagrado á Estudios generales, Metrología, Física mecánica y Física molecular. Lo forman las memorias siguientes: Relacio- nes entre la Física experimental y la Física matemática por H. Poincaré. De la precisión en las determinaciones de las longitudes en Metrología por J. R. Benoit. Las unidades de medida por C. E. Guillaume. Los laborato- - rios nacionales físico-técnicos por H. Pellat. Determinaciones metroló- gicas por los métodos interferenciales por J. Macé de Lepinay. La escala “termométrica normal y las escalas prácticas para la medida de las tempe- raturas por P. Chappuis. Los progresos de la Pirometría por J. S. Ames. El calor específico del agua por E. H. Grifiths. Sobre la velocidad de la propagación del sonido por YJ. Violle. Propagación en un tubo grueso por M. Brillouin. Las acciones hidrodinámicas á distancia según la teoría de 61 C, A. Bjerknes por Y. Bjerknes. Estado actual de nuestros conocimien- tos sobre la elasticidad de los cristales por W. Voigt. La deformación de los sólidos por 4. Mesnager. La constitución de las ligas metálicas por Sir W. Roberts-Austen y A. Stansield. Propiedades de los sólidos bajo presión, difusión y movimientos internos de la materia sólida por W. Spring. Las deformaciones pasajeras de los sólidos por €. E. Guillaume. La fusión y la cristalización según las investigaciones de G. Tammann por B. Weinberg. Cristalización á temperatura constante por J. H. Vaw't Hoff. La rigidez de los líquidos por T. Schwedoff. Los fenómenos capilares por G. Van der Mensbrugghe. La difusión de los gases sin pared porosa depende de la con- centración por M. Brillouin. Osmosis. Paredes semi-permeables por J. Pe- rrin. La teoría cinética de los gases y el principio de Carnot por G. Lip- pmann. Estática experimental de los fluidos por E. H. Amagat. Estática de los fluidos mezclados por Y. D. Van der Waals. Los métodos de deter- minación de las constantes críticas y los resultados que han producido por E. Mathias. El índice crítico por el Príncipe B. Galitzine y J. Wilip. El calor específico de los gases por A. Battelli. El tomo II contiene las memorias siguientes acerca de Optica, Elec- tricidad y Magnetismo: Sobre el movimiento de un sólido atravesado por un cuerpo que obra sobre él por atracción ó repulsión por Lord Kelvin. Las leyes teóricas de la radiación por W. Wien. La radicación de los cuerpos negros por O. Lummer. Sobre la emisión de los gases por E. Pringsheim. Las fuerzas de Maxwell-Bartoli debidas á la presión de la luz por P. Lebe- def. El espectro infrarojo por H. Rubens. Las teorías y fórmulas de dis- persión por E. Carvallo. La distribución de las rayas espectrales por J. K. Rydberg. Sobre la velocidad de la luz por A. Cornu. Las medidas de la ve- locidad + por H. Abraham. Determinación de la velocidad de propagación de las ondulaciones electromagnéticas por R. Blondlot y C. Gutton. El mo- do de propagación de la energía y de la tensión eléctrica en el campo elec- tromagnético por J. H. Poynting. Las ondas hertzianas por A. Righi Los radio-conductores por E. Branly. Los gases considerados como dieléctri- eos por E. Bouty La disociación electrolíticade las soluciones por S. Arrhe- nius. Sobre la electricidad de contacto por C. Christiansen. Algunas obser- vaciones sobre las teorías de la pila voltáica por L. Poincaré. Los patrones de fuerza electromotriz por G. Gouy. El equivalente electroquímico de la plata, del cobre y del agua por A. Leduc. Propiedades magnéticas de la ma- teria ponderable por H. du Bois. La histéresis por E. Warburg. Las trans- formaciones del fierro carburado por J. H, vawt Hoff. La magnetoestrio- ción por H. Nagaoka. Las modificaciones físicas debidas á la imanación por el Dr. Hurmuzescu, El tomo II trata de Electro-óptica é ionisación, " Aplicaciones, Físi- 62 ca cósmica, Física biológica, y está formado por las siguientes memorias: Teoría de los fenómenos magneto—ópticos descubiertos recientemente por H. A. Lorentz. Teoría de la dispersión en los metales fundada sobre la con- sideración de los electrons por P. Drude. Sobre la radiación del uranio y sobre diversas propiedades de la radiación de los cuerpos radioactivos por H. Becquerel. Las nuevas substancias radioactivas y los rayos que emiten por P. Curie y Mime. Curie. Los rayos catódicos por P. Villard. Indicacio- nes relativas á la constitución de la materia producidas por las investiga- ciones recientes sobre el paso de la electricidad á través de los gases por 4, J. Thomson. Las cargas eléctricas y los gases ionisados por E. Villari. So- bre los fenómenos actino-eléctricos producidos por los rayos violetas por E. Bichat y E. Swyngedauw. La fuerza contra—electromotriz del arco eléc- trico por V. von Lang. Sobre las corrientes polifáseas por 4. Potier. Sobre la inscripción directa de las corrientes variables por 4. Blondel. Los pro- gresos de la teoría de las máquinas térmicas por 4. Witz. La constante de. la gravitación por C. V. Boys. Repartición de la intensidad de la pesantez en la superficie del globo por R. Bourgeois. Estudio sobre las superficies de nivel y la variación de la pesantez y del campo magnético por K. Eótvós. Las oscilaciones de los lagos por F. 4. Forel y E. Sarasin. El hielo y los ventisqueros por E. Hagenbach. Sobre las últimas investigaciones relati- yas á la electricidad atmosférica por Y. Exner. La aurora polar según los trabajos de la Expedición danesa en Islandia por 4. Paulsen. La constan- te solar por 4, Crova. Sobre la constitución física del Sol por K. Birkeland. Comparación entre la luz del Sol y la de algunas estrellas por C. Dufour. Las transformaciones de energía en el organismo por 4. Broca. Sobre los fenómenos retinianos por 4. Charpentier. La acomodación por M. Tscher- ning. Dela generalidad de los fenómenos moleculares producidos por la elec- tricidad sobre la materia inorgánica y sobre la materia viviente por Jaca- dis- Chunder-Bose. Aplicaciones de la Espectroscopía á la Biología y en particular de la Espectroscopía de la sangre ó Hematoespectroscopía por A, Henocque. . : 40 O > 9— 63 ANTHROPOLOGIOAL BIBLIOGRAPHY OF MEXICO. (SOMATOTOG Y). APUNTES BIBLIOGRAFIA ANTROPOLÓGICA DK MEXICO. POR EL DR, NICOLAS LEON, M. S, A., Asistente Naturalista y Encargado de la Sección de Antropología y Etnografía en el Museo Nacional La Historia de la Antropología en México, teniendo orígenes tan mo- dernos, puede condensarse en muy cortas líneas. Data su estudio del año 1864, época de la creación de la “Comisión científica de México,” que trajo entre sus huestes la intervención francesa. No obstante los auspicios po- co favorables para llevar á cabo estudio de esta clase, se hicieron buenas observaciones y se recogieron importantes ejemplares. Los trastornos interiores de México que siguieron á esa época de luto y sangre, impidieron que la semilla depositada por los sabios franceses se desarrollara, extendiera y fructificara. Consolidada la paz de México bajo el Gobierno del Sr. Gral Díaz, em- pezaron á visitar nuestra República viajeros distinguidos que se ocuparon de estudios antropológicos. Hasta el año 1887 se creó en el Museo Nacio- nal, por empeños del Sr. Dr. D. Jesús Sánchez, entonces su Director, una sección de Antropología en la que se reunieron algunos cráneos pre-colom- binos, y se dotó con una colección de vaciados en yeso ejecutada por el co- nocido comerciante Mr. Ward, de los Estados Unidos, y por vez primera tuvo el Establecimiento á que me refiero un profesor de Antropología en la persona del Sr. Dr. D. Francisco Martínez Calleja. (Anales del Museo. Nacional de México, t. IV, p. 4, México, 1897). Pocos meses subsistió esa plaza, por haberse suprimido, y se anexó la naciente sección de Antropología á las de Botánica y Zoologís, que se le confiaron al profesor de aquélla. 64 Permanecieron las cosas en tal estado hasta mediados del año 1895 en que, con motivo de la 11? reunión del Congreso Internacional de Ame- ricanistas, efectuada en la ciudad de México en Octubre de ese mismo año, ordenó el C. Secretario de Justicia é Instrucción Pública se estableciese la sección de Antropología, comisionando para tal objeto á los Sres Prof. Alfonso L. Herrera y Dr. Ricardo E. Cicero. El resultado de sus trabajos consta en el Catálogo núm. 4, “Colec- ción de Antropología del Museo Nacional.” México, 1895. Nada se volvió á emprender en el sentido de aumentar la colección y dotar su laboratorio con los elementos necesarios, y por lo mismo ha que- dado esta sección estacionaria. Pronto recibirá un impulso trascendental, pues con motiyo del próxi- mo Congreso Latino Pan—Americano, el Museo sufrirá cambios radicales y la sección de Antropología tomará su rango definitivo, creándose á la vez la de Etnografía, que hoy se encuentra dispersa en la de Historia. El Supremo Gobierno de la Nación y la Dirección del Museo me han - honrado confiándome la sección antropológica existente y el arreglo de la etnográfica, encargo superior á mis fuerzas y conocimientos, mas en rela- ción con mis antiguas aficiones y estudios profesionales. Desde el año 1886, al fundar el Museo Michoacano el ilustre é inol- vidable Sr. Gral. Mariano Jiménez, y confiarlo á mi dirección, dediqué es- pecial atención á la Antropología y Etnografía de los tarascos, y en los Anales de ese Establecimiento hay publicado un estudio de mi pluma (Año 3%, pp. 168-173, Morelia, 1890) referente á ambas. Muy corto es el número de las personas que en México han dedicado sus esfuerzos á estudios antropológicos; sus nombres en orden cronológi- co, son: Lic. Protasio P. Tagle, Gral. Vicente Riva Palacio, D. Leopoldo Batres, Dr. Francisco Martínez Baca, Prof. Alfonso L. Herrera y Dr. Je- sús Sánchez. Con excepción de los Sres. Dres. Martínez Baca y Sánchez, todos los restantes han muerto ó abandonado ese estudio. Nuestras Bibliotecas públicas, inclusa la del Museo, carecen de libros antropológicos, y ni en establecimientos de instrucción, ni en poder de par- ticulares, existe una colección completa de instrumentos antropométricos. Al reanudar mis estudios quise informarme también de lo que res- pecto á México en materia antropológica se hubiese escrito, creyendo ser este punto la base de futuras investigaciones. Tropecé para ello con mil dificultades, que en parte fueron vencidas gracias á los buenos servicios del Sr. Prof. Ottis Tufton Masson, del Museo Nacional de los Estados Uni- dos, y los de la Sociedad Científica “Antonio Alzate.” El resultado de esas investigaciones es el presente trabajo, imperfec- to y deficiente: es él un verdadero ensayo que busca más que aplausos, co- rrecciones y aumentos. Espero que ambas cosas no se me negarán, Dr. N. León. 65 1.—Aitken Meigs S., Véase Nott £ Gliddon. 2.—Anónimo. Razas humanas. — “Calendario de Galván para el año 1853.” México, pp. 60-68. Con figuras. Trabajos de un sabio francés. Las colecciones de M. León Diguet.—'“El Estandarte,” 2? época, 24 de Agosto de 1900. S. Luis Potosí. 4.—Antón M., Antropología de los pueblos de América anteriores al des- cubrimiento. Madrid, 1892. 5.—Aranzadi T., Véase Hoyos Sainz L., 6.—Baillarger et Ferrus, Opinión ó dictamen sobre los Aztecas pre- sentados á la Academia Imperial de Medicina. — “ Bulletin de VAcadémie de Médecine.” París, 1855. Tom. XX, p. 1156. 7.—Baker A.—The aboriginal races of the state of Veracruz.—'“Proc. Roy. Geog. Soc.,” t. IX, pp. 568-574. London. 8.—Bancroft H. H., The Natives Races of the Pacific States. —“Ban- croft's Works.” S. Francisco California, 1883. 5 vols., passim. 9.—Bárcena M. y del Castillo A., Antropología Mexicana. El hombre del Peñón. México, 1885. Con 3 láminas. 3.— 10.— -— Notice of some human remains found near the City of Mexico.—“The American Naturalist,” vol XIX, 1885, pp. 739- 744. Con 2 láminas. 11.— Noticia acerca del hallazgo de restos humanos prehistóri- cos en el Valle de México.—“La Natureleza,” t. VII, pp. 257-264. México, 1887. Con dos láminas. 12.—Bastain A., Mexicanischer Graberschádel. — “Verhandl. d. Berl. Gessellsch. f. Anthrop.” Berlin, 1881, p. 33. 13.—Batres L., Estudio sobre los Toltecas.—“Memoria presentada al Congreso de la Unión por el C. Lic Joaquín Baranda, Secretario de Estado y del Despacho de Justicia é Instrucción Pública.” México, 1887, pp. 382-393. Con láminas. 14.— Les races mexicaines.—“La Nature” 16m Année. Premier semestre. París, 1888, pp. 87-90. Con figuras. 15,— Momia tolteca. México, 1889. Con una lámina. 16.— ——— Antropología mexicana. Clasificación del tipo antropoló- gico delas printipales tribus aborígenes de México.—“Rev. Nac. de Letr. y Cienc.,”+. I, pp. 191-196. Con 2 láminas. México, 1889. 17,— Teotihuacán ó la Ciudad sagrada de los Tolteca. México, 1889. Con 9 láminas. (Véase el núm. 13). “18. Antropología Mexicana. Clasificación del tipo étnico de las tribus zapotecas del Estado de Oaxaca, y acolhua del Valle de Mé- xico. En “Memoria que el Secretario de Justicia é Instrucción Revista [1900-1901].— 9. 66 pública, Lic. Joaquín Baranda, presenta al Congreso de la Unión.” México, 1889, pp. 257-262. Con 2 láminas conteniendo 10 figuras. 19.— Anthropologie mexicaine. Ostéologie, 1898. México, 1900, pp. 25. Retrato del autor y varias figuras intercaladas en el texto. Caracteres osteológicos de las razas de México y origen de la viruela en América. 20.—Bertillon A., Les Races sauvages. París, s. a. 42, p. 311. Con gra- bados. 21.—Bertillon J., Les Aztéques.— “La Nature,” pp. 65-67, Año 1875, primer semestre. Paris. | Con un retrato del pretendido Azteca, hombre microcéfalo v pigmeo. Le Musée de VEcole d'Anthropologie.—“La Nature,” pp. 39-42, Año 1878, primer semestre. París. Con figuras, y entre ellas dos cráneos mexicanos. ' 23.—Berthold A., Ueber einen Schadel aus der Grábern der alten Pa- láste von Mitla.— “Nov. Act. Acad. Coes. Leop. Carol. Nat. Cur.,” t. XIX, p. 2, lám. LXXXV, 1842. Traducido en castellano y reimpreso en “An. Mus. Nac. de México,” t. TIL, pp. 116-121, con una lámina y este título: “Des- cripción y estudio de un cráneo extraído de las tumbas de uno de los palacios de Mitla.” 24.— Blumenbach J. F., Collectio craniorum divers gentium. 6 Deca- des et Nova pentas. Gottingue, 1790-1828. Con 70 láminas Lám. 69. Mexicami genuina, ) 25.—Boas F., Cranium from Progreso, Yukatan. Worcester, 1890. Con dos láminas.— “Proc. Am. Antiquar. Soc. of Worcester,” t. VI, pp. 350-57. 26.—Boban E., -Antiquités mexicaines. “Musée Archéologique,” t. I, pp. 45-51. París, 1875. Contiene noticias importantes sobre antropología mexicana. 22. 27.—Bouté A., Recherches faites et a faire sur Vorigine de la race me- xicane indigéne.—'Revue Orientale et Américaine,” 4. VII, pp. 263-80, París. Se ocupa de los caracteres físicos de las razas de México; passim. 28.—Brinton D. (+., Races and peoples: Lectures on the science of eth- nography. New York, 1890. Con cartas y figuras. The American Race. A linguistic clasification and Ethno- * graphic description on the native tribes of North and South Ame- rica, New York, 1891. ad 29.— 67 30.—Campos J. M., Paralelo entre las razas indígenas y criolla. Tesis. E. de M., Toluca, 1873. 31.—Carrillo Ancona C., Estudios Históricos y Arqueológicos, Los Ca- bezas-Chatas, Mérida de Yucatán, 1886. Con una lámina, y en “Anales del Museo Nacional,” t. III, p. 272, México, 1886. Con una lámina. También se imprimió sin las figuras en “La Voz de México,” Marzo y Abril de 1886. 32.—Castaing A., Les dessins de Jean Amastus Klein sur la craniolo- gie américaine.— “Annuaire du Comité d'Archéologie américai- ne,” 1866-67, pp. 141-42. París, 1867. T. IL. Se refiere á los crá- neos encontrados en el “Cerro de las Palmas.” 33.—Castillo. A. del, Véase Bárcena. M. 34.—Cervantes F., Consideraciones generales sobre mogostosia. Tesis. Oaxaca, 1893. 35.—Ceuleneer Ad. de, Type d'Indien du Nouveau Monderepresenté sur un bronze antique du Louvre. Bruxelles, 1890. P. 32, nota. Con una figura. 36 —Cicero R. E., Véase Herrera. A. L. —Clavijero F. J., Historia Antigua de México sacada de los mejo- res historiadores españoles, y de los manuscritos y pinturas an- tiguas de los indios. Traducida por el Dr. D. Francisco Pablo Vázquez. México, 1853, 38. —Cortambert R., De la chevelure chez les differents peuples:—“Re vue Américaine et Orientale,” tt. 39, 40 y 52 París, 1860-61. 39.—Cull R., A brief notice of the Áztec race. London, 1853. Cop una lámina. 40.—Charencey Mr. le Comte de, Les deformations craniennes et le Concile de Lima, Amiens, 1894, pp. 1-57. Extracto de la “Re- vue des Religions.” 41.4Charnay D., Carta fechada en Mérida el 1? de Enero de 1882, en la cual dice que “Mr. Agassiz encuentra que el tipo Yucateco se parece ql de los Caribes de la Dominica.”— “Revue d'Ethnogra- phie,” t. L p. 160. París, 1882. 42. —Dabry de Thiersant P., De Vorigine desindiens du Nouveau—-Mon- de et de leur civilisation. París, 1883. 42 mayor, pp. 1-358, más una hoja de Indice y Erratas. En la sección 1? Origine des eS habla de los apra Jue de México. mps J., The races of men.—““Journal Aetitafclogióal Institu- ," t. XV, p. 304. London. ceutvaia Dr. E., De la chevelure comme caractéristique des races hu- maines. “Ass. Fr,” pour P'av. des Se. Lille, 1874, pp. 511-519. 68 45.—Davis J. B., Thesaurus craniorum. Catalogue of the skull of the various races of men in the collection of Jos Barnard Davis. Lon- don, 1867. 2 láminas y varios grabados. En p. 234, Cráneo Co- manche de Durango, indio mexicano. ; 46.— Notes from Thesaurus eraniorum. London, 1866. 47.—Deniker J., Essais d'une clasification des races humaines, basée uniquement sur les caractóres physiques. — “Bull. Soc. d'An- throp. de París,” 3? serie, t. XII, pp. 320-336. Sur les ossements humaines recueillies par M. Diguet dans la Basse-Californie “Bull. du Mus. d'Hist. Nat.,” pp. 33- 35. Paris, 1895. Parecen ser restos de Pericués. 49.— ——— Lesraces et les peuples de la terre. Eléments d'Anthropo- logie et d'Ethnographie. Caracteres somatiques et ethniques. Classification des races et des peuples. Races et peuples de 1Eu- rope, de 1 Asie, de l' Afrique, de lOcéanie et de ll Amérique. Con 176 láminas y 2 mapas. París, 1900. 50.—Deschamps M. H., Etudes des races humaines. Methode nature- lle d'Ethnologie. París, 1857-1859. 51.—Diguet L., Relation sommaire d'un voyage au versant occidental du Mexique.—“Bull. du Mus. d'Hist. Nat.,” pp. 345-352. París, 1898. Noticias sobre Coras y Huicholes. Contribution á létude ethnographique des races primiti- ves du Mexique: la Sierra du Nayarit et ses indigenes. —“Nou- velles Archives des Missions scientifiques,” t. XI. París. 1899. Con 11 láminas. Se ocupa de los Coras, Huicholes y Tepehuanes. 53.—Domenech E., Notes anthropologiques, géographiques et géodési- ques sur les hauts plateaux mexicains. París. Con un mapa. 52.— 54. —Figuier L., Les races humaines. 4* edición. París, 1880. Con figu- ras y planos. 55,—Flores F., Ligeros apuntes de pelvimetría comparada. Tesis. . Ja Esc. de Med. de Méx. Cuernavaca, 1881. Conformación general de la pelvis mexicana comparada con la pelvis *europea: Deter- minación del ángulo de inclinación dei plano de los estrechos su- perior é inferior, y de la sínfisis pubiana: Dirección del eje del canal y pelvimetría interna. 2 cuadros sinópticos y una figura. Reproducida en “Rev. Méd. de México,” vol. 22, p. 294. 56.—Flores F. A., El hímen en México. México, 1885. Con 16 láminas. 57.—Flower W. H., The American races. —“Brit. Med. Jour.” London, 1880, t. 1, pp. 549, 577 y 616. 58. —García Conde F., Ensayo Estadístico sobre el Estado de Chihua-, hua.—“Bol. de la Soc. de Greog. y Estad.,” 2? época, t. 52, p. 314. 69 Sección 1* De las tribus bárbaras que hostilizan el Estado. Mé- xico, 1857. 59.—(García D., Diverso grosor de algunas regiones del craneo en la ra- za mixta latino-americana.—“El Progreso Médico,” t. I, pp. 63- * 68. San Luis Potosí, 1899. Reproducido en “El Estandarte” de San Luis Potosí, 2? épo- ca, el 4 de Junio de 1899. 60.—Gilbert E., Les momies indo-américaines. — “Revue Sc. du Bour- bonnais,” pp. 90-92. 1897. 61.—Gliddon Geo. R., Véase Nott J. C. 62.—Godron D. A., De Pespece et des races dans les étres organisés et spécialemente de Punité de lespece humaine. París, 1872. 2? edi- tion, tt. 19, 22.y 49 63.—González M. T. y Olivárez A. R., Estudios obstetriciales. Guana- juato, 1887. Critica y refuta la idea del Prof. Rodríguez respecto á la existencia de una pelvis tipo mexicana. 64. —González P., Breve estudio sobre antigiiedades, razas é historia del Estado de Guanajuato ..-. Guanajuato, 1897. Indicaciones ligerísimas de somatología; passim. 65.—(González de la Vega y Hornedo M., Algunas consideraciones acer- ea del tratamiento de las posiciones occípito posteriores. Tesis de la Escuela de Medicina de México. México, 1895. “Influen- cia de la Pelvis mexicana,” p. 16. 66.—Gosse Dr., Essais sur les deformations artificielles du crane. Génova. Habla de los cráneos encontrados en las tumbas antiguas de la Isla de Sacrificios y que por su forma denomina Cabezas ó “¿Cráneos Trilobados,” p. 38. (Cita). 67.—Gratiolet P., Description d'un cráne de mexicain totonaque des environs d'Orizaba.—““Mémoires de la Société d'Anthropologie de París,” tome premier. París, 1860-1863, pp. 391-398, láminas X y XL ¿ La primera lámina representa el cráneo de perl, y la segun- la norma verticalis. Sur la forme et la cavité cranienne d'un Totonaque.— “Bull. Soc. d'Anthrop.,” t. Il, p. 67. París, 1861. 69.—Guillemin Tarayre, Rapport sur Vexploration minéralogique des régions mexicaines. Allí se encuentra “Notes ethnographiques gur les régions mexicaines.”—“Archives de la Caqaizalón Scien- tifique du Mexique,” t. IL, pp. 173-470. Describe brevemente los caracteres dOMAO Ed de las principales razas indias de México. 68.— ' 70 70.—Gutiérrez R., Estudio sobre la distocia en México. Tesis E. de M. ' México, 1872. Mediciones de pelvis ejecutadas por el prof. Ro- dríguez, auxiliado por el autor. 71.—Hamy E. T., Les races malaiques et américaines. — “L'Anthtopo- logie.” París, 1896. 712.— Sur le prétendu cráne de Montézuma U.—““Compt. rend. Acad. des Sc.,” t. CXIT, pp. 745-747. París, 1891, 1% sem. 13.— Le dent d'or de Tepito.—““Decades Americanae,” pp. 161 162. París. Con 2 grabados. 14.— I'ancienneté de "homme au Mexique. - “La Nature,” pp. 262-264, Año 1878, 1% semestre. París. Con figuras. 159.— Les mutilations dentaires au -Mexique et dans le Yuca- tán.—'“La Nature,” pp. 403406, Año 119, 1 semestre. París. 1883. Con dos grabados mostrando la cabeza de barro de Téjar, dientes perforados de un maxilar superior (Campeche) y el dien- te de oro de Tepito. 76.— Les mutilations dentaires au Mexique et dans le Yucatán. —“Bull. de la Soc. d'Anthrop.” París, 1882, pp. 885-887. 11. .— Sur la prédominance du type brachycepale dans les deux Amériques et notamment dans le Nord.—“Congrés internatio- nal des Américanistes.” Compte—rendu de la Septieme Session, Berlin, 1888, pp. 261-262. Berlin, 1890, Contribution á 1Anthropologie du Nayarit. — “Bull. du Mus. d'Hist. Nat.,” pp. 190-193. París, 1897. Estudio sobre restos de Teules y Huicholas. Reimpreso en Rev. de la Soc. Cient. “Antonio Alzate,” t. XIT. México, 1898. 79.— ——— Momie de Comatlán. Planche XXI, núm. 95. (Oaxaca.) En galerie américaine du Musée d'Ethnographie du Troca- dero. 1* Partie. París, 1897. Una lámina y hoja de texto. Niega el origen tolteca asignado por el Sr. Batres á esta mo- mia, y sostiene el mixteco-zapoteca. Véase el núm. 15. Anthropologie du Mexique, pp. 148 y 20 láminas. París, 718.— 80.— 1890. 81.— Cráne perforé de Tarahumar de la Cueva de Picachic (Chihuahua). — “Bull. de Mus. d'Hist..Nat.,” pp. 339-341. París, 1899. Con un grabado intercalado en el texto. Reimp. en Rev. Soc.. Alzate. 1900. Véase Quatrefages. 82.—Hartmamn R., L'Anthropologie des peuples d'Anahuac au temps de Cortés. —““Congr. Int. des Amer.” Comp. Rend. de la Sept. Ses., Berlin, 1888. ps. 373. Berlin, 1890. - 71 83.—Herrera A. L, El hombre prehistórico de México.-—'“Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate,” t. VI, pp. 17-56. Con lá- minas. México, 1893. 84.— y Cicero R. E., Catálogo de la colección de Antropolo- gía del Museo Nacional. México, 1895. 85.— Estudios de Antropología mexicana.—“La Naturaleza,” serie II, t. IU, pp. 462-469. México, 1896. 86.— Los tlatelolcas y los mound—builders.— “Boletín de la So- ciedad Mex. de Hist. Nat.,” t. L, pp. 15-17. México, 1896. 87.—Hervé Gr. Véase Hoyelacque A. 88.—Hovelacque A. y Hervé G., Précis d'Anthropologie. 4%, pp. 654. París, 1887. 89.—Hoyos Sainz L. de, Etnografía, Clasificaciones. Prehistorias y Ra- zas Americanas. Madrid, 1900. y Aranzadi T., L'Anthropologie et 1'Ethnographie dans VExposition Historique-Américaine. Madrid, 1892. 91.—Hrdlicka A., Description of an ancient Anomalous skeleton from the Walley of Mexico; with special reference to supernumerary and bicipital ribs in man.—'*“Bulletin of American Museum of Nat. Hist., vol. XII, article V, pp. 81-107. New York, 1899. Con láminas. Traducido al castellano por A. L. Herrera, y publicado en “Anales del Museo Nacional de México,” t. VI, pp. 75-92. México, 1900. 90.— 92.— : An Anomalous ulna-supra—capital foramen. — “Amer. Anthropologist” (N. S.), vol. L, pp. 246-250. New York, 1899. Con una lámina (Tarahumaras). 93.— Véase Lumholtz C. ' 94.— Huxley Th., On the form of the Cranium among the Patagonians and Fuegians with some Remarks upon American Crania in ge- neral. —“Journ. of Anat.,” vol. IL, p. 235, 1868 95.—Jougovich J;, Clasiffication des races humaines. St Pétersbourg, 1880. 96.—Kabutz, Beitráige zur Anthropologie des Ohres.— “Archiv. fir An- throp.,” t. XXVI, fascículo 3, p. 733. 1900. 97.—Keane A. H., Ethnology, 2* ed. Cambridge, 1896. 98.— Man. Past and present. Cambridge, 1899. 99.—Lafargue Paul, La circoncition, sa signification sociale et religieu- se.—“Bull. de la Soc. d'Anthrop. de París,” t. 10, 3* serie, pp. 420-436. París, 1887. 72 100.—Lamborn Dr., History of Mexican Art. 101.— Leconte J., The “Aztec” dwarfs. 1852. Con 2 láminas. 102.—Lafébre A., Les Races et les Langues. París, 1893. 103.—León N., Anomalías y mutilaciones étnicas del sistema dentario en- tre los Tarascos pre-Colombinos. Nota para la 8? reunión del Congreso Internacional de Americanistas. Morelia, 1890. Folio, en francés y en castellano, pp. 8 y 8. Con 3 láminas. Describe un cráneo tarasco de Jacona (Xucúnan), y habla de la deformación craneana entrelos tarascos."Reimpreso en “Ana- les del Museo Michoacano,” Año 3%, pp. 168-173. Morelia, 1890. Con 2 láminas. Se ocupa también de la deformación artificial del cráneo. Una respuesta y una pregunta al Sr. Prof. D. Alfonso L. Herrera, Ayudante del Museo Nacional, pp. 1-3. México, 1895. 104. — 105.—Lind G. D., Man. Embracing his origin, antiquity, primitive con- dition, races, languages, religion, superstitions, costums, phy- sical structure, dc. Chicago. 106.—Loffelholz K. y., Die Zoreisch-Indianer der Trinidad-Bai, Califor- nien.—“Mitth. Anthrop. Ges.” Wien, 1893. Con 3 láminas. 107. —Lumholtz., y Hrdlicka A., Trepaning in Mexico. — “American Anthrop. for December 1897,” pp. 389-396. Washington. Con 2 láminas y un grabado representando cráneos tarahumaras. 108.— Marked human bones frem a prehistoric Tarasco burial place.— “Bulletin of the Amer. Mus. of Nat. Hist.” New York, 1898. Con 6 láminas. 109.— ——— Véase Hrdlicka A. 110.—Magitot M., Essais sur les mutilations ethniques.—“Bull. de la Soc. d'Anthrop. de París,” t. VIII, 3? serie, année 1885, pp. 21-25. París, 1885. Refiere la costumbre de las mujeres de México de abultarse los órganos genitales por medio de líquidos irritantes y picadu- ras de insectos venenosos. (?,) 111.—Manzano J., Informe, €.— “Memoria del Ministerio de Fomento,” p- 307. México, 1870. Habla de restos humanos. 112.—Martínez Baca F. y Vergara M., Estudios de Aatropajodia cri- minal. Puebla, 1892. Con varias láminas. 113.— Estudio craneométrico Zapoteca.—'““Actas del Congreso de Americanistas,” 11* Sesión, pp. 237-264 más 3 hojas plegadas. México, 1897. 114. —Masson 0. T., Noticia de una momia encontrada en una cueva lla- 73 mada del Coyote, en Coahuila. - “An. Rep. of Smith. Inst.” for 1880, p. 445. Washington, 1881. 115.—Mc Kenzie A. S., Yaqui of México. —“Am. Anthrop.,” 1? época, t. IL, pp. 299-309. Washington. 116. —Meiges J. A., Cranial forms of the American aborigines.—“Proce- edings of the Academy of Nat. Scien. of Philadelphia,” Mayo de 1886. 117.—Merejkowsky C., Sur quelques cránes américaines.—“Bull. Soc. d'Anthrop. de París,” 3* serie, t. V, pp. 170-180. 118.—Morel B. A., Traité des dégénérescences physiques, intelectuelles et morales de l'espéce humaine et des causes qui produisent ces varietés maladies. París, 1857. Con un atlas de 12 láminas. ““Anciens habitants de l'Amérique centrale, Aztéques,” pp. 460 et passim. 119.—Morton S. G., Crania Americana or a comparative view of thé skulls of various aboriginal nations of North and South America: to which is prefised an essay on the varieties of the human species. Iustrated by 78 plates and colored Map. Philadelphia, 1839. Fo- lio; pp. 1-296. Con grabados intercalados en el texto y un álbum de láminas litografiadas. De entre ellas las referentes á México, son las siguientes: Plate 16, Mexican. Le 1d. » 17, A, Mazahua. als, Mexican. s» 18, A, Tlahuica. 799, Otumba. y “00, id. 1205 Bdy id. 120.— ——— An inquiry into the descriptive caracteristics of the abo- riginal race of America. Philadelphia, 1844. 121.—Mota Padilla, M. de la, Historia de la Provincia de la Nueva Ga- licia. México, 1870; passim. 122.— Nadaillac Marquis de, L'Amérique préhistorique. París, 1883. Chap. IX. Les hommes de Amérique. Les Zapotecas.—“La Nature,” pp. 177-179, año 1899, 22 semestre. Con 3 grabados. Habla de esqueletos encontrados en Xoxo y de las mutila- ciones dentarias, 124.—Nott J. C. y Gliddon Geo. R., Indigenous races of the Earth, or new Chapters of Ethnological inquiry. Philadelphia, 1857. En Revista [1900-1901]--10. 123.— 74 una gran hoja plegada: “Ethnographic Tableau exhibiting spe- cimens of various races of mankind,” bajo el núm. 34, Yucatán Indian, tomado del Viaje de Waldeck. Cap. IL. The Cranial Cha- racteristics of the Races of Men by $. Aitken Meigs, pp, 203-352. En la pág. 220 se encuentra la lista de los cráneos de Méxi- co, de la colección Morton, y son: NN A AN US AA Dd a 1 Fragmentos de YucatáN ho. conmcccccococo: 2 ANÍTQUOS MEXICANOS La clca o ae ll aa a E 24 Mexicanos MOdern0S -.oooococnoncca conan. 9 Lapanes iras le do tl sie oa 3 38 125.—Olivares A. R., Véase González M. T. 126.—Orozco y Berra M., Historia Antigua y de la Conquista de Méxi- co. México, 1880. 4 yols. y atlas. En varias partes de la obra se refiere al aspecto físico de las varias razas de México, y señala algunos caracteres anatómicos especiales á algunas de ellas. 127.—Palmer E., Mexican caves with human remains. — “Amer. N abura- list.” Abril, 1882. 128.—Pector D., Apergu par ordre eo coin des questions anthro- pologiques et ethnographiques traités au Congrés international des américanistes, 8e. sesion. París, 1890. 129.—Peñafiel Dr. A., Cráneo antiguo de Coatlinchán.— “Teotihuacán. Estudio histórico y arqueológico.” Mexico, 1900. Láminas 89 y 90. Normas frontales, verticales, laterales y posteriores. No es- tudiado. 130.—Peón Contreras J., Idiotía microcefálica. —“Gac. Méd. de Méxi- co,” 4. VIL. México, 1872. 131.—Perier J. A. N. Essais sur les croisements ethniques. Troisieme Mémoire, pág. 344, t. II, de “Mems. de la Soc. d'Anthrop. de Pa- rís. París, 1855. Habla de los mestizos y alianzas mixtas de Méxi- co, y sus resultados. 132.—Princhard J. (., The natural history of man; comprising inquiries into the modifying influence of physical and moral agencies on the different tribes of the human family. 4? edit. by Edwin Nor- ris. London, 1855. 2 vols. 133.—Putnam F. W., An ancient human cranium from southern Méxi- co.—“Proc. Amer. Assoc. for Adv. of Scienc., 1891.”' 134.— An ancient human cranium from Yucatán. — “Proc. 75 Amer. Assoc. for Adv. of Scien.,” vol. XL, p. 376. (Title) Salem, 1892. 135.— A problem in american anthropology.—““Proc. Amer. As- soc. Adv. of Scien, forty-eigth meeting.” Easton, 1889, pp. 1-17, vol. 48. Varias referencias al tipo Tolteca. 136.— Exhibition of an archaeological collection from Coahuila. —“Proceedings of the Boston Society of Natural History,” vol. XXI, pp. 119. Habla de momias encontradas en el Suroeste de Coahuila por el Dr. E. Palmer, muy semejantes á las de las cavernas de Kentucky, Ten. 137.—Quatrefages A. de, Sur un cráne humain découvert en Californie. —“Compte—rendu de la 6* Ses. du Congrés international d'An- thropologie etd'Archéologie préhistoriques. Bruxelles, 1872. Con láminas. 138.— L'espéce humaine. París, 1877. Caracteres somatológicos de los mexicanos; passim. 139.— y Hamy E. T., Crania ethnica. Les Cránes des Races hu- maines. París, 1882. Folio, y un Atlas de 100 láminas litografia- das. Cap. XV. Races Américaines, pág. 463-480. Figuras en el texto: cráneo Olmeca de Tlatelolco, cráneo de Mexicano moderno. Atlas: Plancha LXIX, cráneo de Olmeco; cráneo de Yucate- co. Plancha LXXII, cráneo de Mexicano moderno; cráneo de Guaymas. 140.—Ratzel R., History of Mankind. London, 1897. 3 vols. translated by A. J. Butler. 141.—Rialle Girard de, Les peuples de Afrique et de l Amérique. Pa- rís, pp. 184. 12? Vol. 4? Bibliothéque utile. 142.—Riley Mr., Pre-Historic remains in México.—“Abstract of trans. of the Anthr. Societ. of Washington,” p. 22 Washington, 1881. 143. —Riva Palacio V., Razas y Castas. — “México á través de los siglos,” t. IL, pp. 471481. Barcelona. Con figuras. 144 —Rodríguez J. M., Guía clínica del arte de los partos, 3? ed. Méxi- co, 1885. II, Cuadro metódico de la figura, dimensiones y ejes del canal pélvico y particularidades que presentan las pelvis de las mexicanas. 145. —Sahagún Fr, B. de, Historia general de las cosas de-Nueva Espa» ña. México, 1829-1830. 3 vol. (passim.) 146.—Sánchez J., Historia Natural Médica. Relaciones de la Antropolo- 76 gía y la Medicina. —“Gac. Méd. de Méx.,” t. XXXV, pp. 193-- 206. México, 1898. Con una lámina. 147.— Nota relativa al hombre prehistórico en México. —'“Anua- rio de la Academia Mexicana de Ciencias exactas, Físicas y Na- turales, correspondiente de la Real de Madrid,” año UL, 1897, pp. 199-219. México, 1899, 148.— Relaciones de la Antropología y la Medicina. UL. —“Ga- ceta Médica de México,” t. XXXVI, pp. 112-122. México, 1899. 149. —Sánchez Gómez J. de J., Breve estudio sobre la pelvis. Tesis de la E. de M. de M. México, 1891, Gon un atlas de 25 láminas. 150.—Sentenach y Cabañas N., Ensayo sobre la América precolombina. Toledo, 1898. (passim.) 151.—Sergi G., (?) Crani africani e crani americani.—“Arch. per PAn- trop.,” t. XXI, pp. 215-267. Firenze. Con 2 láminas. 152.—Starr F., Pygmy race of men.—““The North American Review.” : vol. 162, núm. 4, pp. 414-23. New York, 1896. Sostiene la existencia de enanos en Yucatán, Aguascalien- tes, Lago de Chapala, Atzcapotzalco, y entre los Chontales de Oaxaca. (?) 4 Notched Bones from México.—“Proc. of the Davenp. Acad. of Nat. Scien.” Davenport, 1898. Con una lámina. 154.— ——- The Indians of Southern México: An Ethnographic al- bum by Frederick Starr, of the University of Chicago. —1 vol. oblong 42; 40 pp. of descriptive Text. y 141 plates. Chicago, 1900. Su objeto principal es presentar los caracteres físicos de las tribus indígenas, para lo cual ha hecho medidas en varios cien- tos de indios tomando las fotografías y aun modelados en yeso de muchos casos interesantes. De aquellas hizo una selección de 250 de las más perfectas é interesantes, que son las que presen- ta en su Album, y que comprende cuatro clases: retratos, gru- pos, escenas de la vida y vistas. Los retratos son de frente y de perfil de cada tipo, y miden 5X7. pulgadas inglesas; los grupos representan las costumbres y trajes de los nativos, y en lo gene- ral tienen 8X10; las escenas de la vida muestran una multitud. delas ocupaciones habituales, oficios, artefactos, ete., de5Xx8; en las vistas se reproduce la arquitectura, aldeas, cada etc., de, 8x10. Estas fotografías fueron sacadas en los Estados de Móxi- co, Michoacán, Puebla y Oaxaca, y comprenden las trece tribus de Tarascos, Othomíes, Aztecas, Tlaxcaltecas, Mixtecas, Triquis, Zapotecas, Mixes, Tehuantepecanos, Huaves, Chon tales, Cuica-" tecas y Chinantecas. 155. — Stephens, The history of the Aztec liliputians. London, 1853. Con figuras. 153.— irá UY 156,—Strehel H., Alt México. Archeelogische. Beitrege zur kulturge- schichte seiner Bewohner. Hamburg, 1885. Con 13 litografías y 2 eromolitografías. Dos cráneos de Cerro Montoso descritos y medidos por M. * Krause. (Totonacos.) 157.—Ten Kate H., Medidas de indios Pápagos; índices cefálicos.—“Re- yue d'Ethnographie,” t. 11, pp. 96-91. París, 1883. Quelques observations ethnographiques recuillies dans la presq Tle Californienne et en Sonora.— “Revue d'Ethnogra- phie,” t. IL, pp. 321-326. París, 1883. La collection Strebel, á Hamburgo.—“Revue d'Ethogra- phie,” t. II, p. 456. París, 1884. Menciona dos cráneos pre-colombinos braquicefálos excesi- vos y con mutilaciones en forma de sierra en los dos incisos me- 158.— 159.— dios, y osamentas humanas de las cavernas de Coahuila. 160.— Materiaux pour servir á Vanthropologie de la presq'Tle Californienne.—“Bull. de la Soc. d'Anthrop. de París,” t. VI, 31 serie, año 1884, pp. 551-569. París, 1884. Con 3 grabados in- tercalados en el texto representando un cráneo de “San Pedro” en diversas posiciones. Materiales para servir á la antropología de la Peninsula de California. Traducida por el Dr. Francisco Martínez Calleja. — “Anales del Museo Nacional,” t. IV, pp. 516. México, 1887. 162.— ——— Somatological observations on indians of the Southwest. --“A Journal of American ethnology and archaeology.” Editor, J. Walter Fewkes, vol. II, pp, 119-144. Boston and New York, 1892. Trae noticias somatológicas de losindios Yaquis y Pimas de Guaymas y California. 161.— 163.—Villareal J., Ensayo de topografía cráneo-cerebral y trépamo os- teo-plástico. México, 1893. Tesis de la E. de M. de M, 164.-—Virchow R., Surla craniologie américaine.—“Congr, Int. des Amé- G ric. Comp-rend. de la Sept. Ses., Berlin, 1888,” p. 251. Berlín, 1890. : 165.— Crania ethnica Americana. Sammlung auserlesen Schá- h deltypen. Berlin, 1891. Con 26 láminas. En el texto varios grabados y uno de ellos representa un crá- neo de Mérida. En las láminas una de un cráneo mexicano sin decir su procedencia. 78 166.—Waitz T., Anthropologie der Naturvólker. 3. Th. Die Amerikaner. Leipzig, 1862. 167.—Zárraga F., Descripción de un pelvímetro interno. — “Gaceta Mé- dica de México,” t. XXXII, pp. 8-9. México, 1896. » SESIONES DE LA SOCIEDAD. MAYO 7 DE 1899. Presidencia del Sr. Ing. Gabriel M. Oropesa. NEcroLOGÍA, —El Secretario perpetuo comunicó la sentida muerte del Sr. D. Mariano Bárcena, M. $. A., Director del Observatorio Meteoro- lógico Central, acaecida el día 10 del mes de Abril pasado. Tuvo el Sr. Bárcena por la Sociedad especial simpatía y le prestó constantemente su valioso apoyo. TRABAJOS. —Dr. E. Armendáris. Un caso de triguinosis intestinal. (Memorias, XII, p. 397). Ing. J. Galindo y Villa. La tracción eléctrica en México. Prof. A. L. Herrera. El origen del individuo. Teoría del sueño. (Me- morias, XIV, p. 31). M. Moreno y Anda. La variabilidad interdiurna de la Temperatura en Tacubaya. (Memorias, t. XV, p. 189). Ing. G. M. Oropesa. Datos relativos á la resistencia de algunos mate- riales de construcción empleados en México. A. Téllez Pizarro. Apuntes acerca de los cimientos de los edificios de la ciudad de México. (Memorias, XIV, pp. 73 y 391). PosTULACIÓN. Para socios de número: D. Adrián Téllez Pizarro (F. M. Rodríguez, J. Galindo y Villa, G. M. Oropesa y R. Aguilar). n NOMBRAMIENTOS. Socios honorarios. Dr. D. AqusTÍN RIVERA. Lagos. DR. A. B. GRIFFITES, F. R. S. E.—Londres. 79 JUNIO 4 DE 1899. Presidencia del Sr. Lic. Ramón Manterola, Vicepresidente honorario perpetuo. El Presidente felicitó en nombre de la Sociedad al socio Alfonso L. Herrera por haber sido nombrado miembro de las Sociedades de Química biológica de Londres y de Medicina de Gante. TRABAJOS.—Dr. A. Dugées. Nota sobre la laringe de una ** Puerca” (Avyephalacrocoraxux mexicanus) (Memorias, XII, p. 455). Ing. J. Galindo y Villa. La tracción eléctrica en México. (Continua- ción). Prof. A. L. Herrera. Acción del alcohol sobre los protoplasmas artife ciales. Aplicaciones. Lic. R. Manterola. La longevidad en relación con el trabajo mental. 22 estudio. (Memorias, XII, p. 403). Ing. F. M. Rodríguez. La Epigrafía entre los antiguos mexicanos. NOMBRAMIENTO. Socio de número: D. ADRIÁN TÉLLEZ PIZARRO, antiguo alumno de la Academia Na- cional de Bellas Artes. JULIO 2 DE 1899, ; Presidencia del Sr. Ing. Gabriel M. Oropesa. TRABAJOS. Dr. J. A. Correa. Una monstruosidad vegetal útil. (Memo- rias, XII, p. 459). | Prof. A. L. Herrera. Sur la réforme de la nomenclature (Memorias XII p. 473). Prof. E. E. Schulz. La educación de la mujer y la profesión de la Far- macia. (Memorias, XII, p. 461). NOMBRAMIENTO. Socio honorario: J. J. STEVENSON, Profesor de Geología en la Universidad Colombia. Nueva York. AGOSTO 6 DE 1899. Sesión dedicada al Sr. DR. D. ALFREDO DUGES, M. $. A. Presidencia del Sr. Prof. D. Alfonso Herrera, Presidente honorario perpetuo. : El Secretario perpetuo leyó una carta del Sr. Dr. Dugés manifestan- do su agradecimiento por dedicarle la Sociedad esta sesión. 5 El mismo Secretario comunicó el fallecimiento del socio honorario W. Flower, Director del Museo de Historia Natural de Londres. El Prof. A. L. Herrera leyó el elogio del Sr. Dugés, con interesantes datos biográficos y bibliográficos. TRABAJOS. Dr. F. Altamirano. Importancia de la Histología vegetal. El Prof. A. L. Herrerarecordó que ya en una conferencia que dió en el Instituto Médico se ocupó del mismo asunto y que presentó entonces los caracteres histológicos de varias plantas. Prof. Persifor Frazer. Alphabetical cross reference catalogue of all the publications of Ed. D. Cope. (Memorias, XIV € XV). Ing. E. Ordóñez y Dr. E. Bóse. Apuntes para la Geología del Valle de Chilpancingo. (Memorias, XIV, p. 5). Ing. F. M. Rodríguez. La Epigrafía entre los mexicanos. La piedra de Tepoztlán. Dr. M. Uribe Troncoso. Las nuevas teorías de la visión. (Memorias, XIV, p. 145). PosTULACIÓN. Para socio de número: Dr. Aniceto Ortega y Espinosa (4. Herrera, F. Altamirano, F. Vi- llaseñor, A. L. Herrera, M. Uribe Troncoso). SEPTIEMBRE 3 DE 1899, Presidencia del Sr. Ing. Gabriel M. Oropesa. TRABAJOS. Prof. R. Aguilar. El cálculo de las alturas por la fórma- la de Koppen. Dr. A. B. Griffiths. Sur une ptomaine obtenue par la culture du Fung- eryptococca xanthogenica. (Memorias, XIV, p. 17). X. Raspail. 4 propos d'un projet de réforme a la nomenclature des Etres organisés et des corps inorgamiques. (Memorias, XII, p. 475). NOMBRAMIENTO. Socio honorario: DR. ZOEL GARCÍA DE GALDEANO, Profesor de Matemáticas en la Uni: versidad de Zaragoza. El Secretario anual, Dr. F. F. VILLASEÑOR. Sociedad Cientíica “Antonio Alzale.” MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica. Núm. 7 y 8. 1900-1901. RELATION SOMMAIRE "UN VOYAGE: AU VERSANT: OCCIDENTAL DU MEXIOUE, PAR M. LÉON DIGUET. Le dernier voyage sur le versant pacifique du Mexique, que je viens Ventreprendre, comme chargé de mission parle Muséum et le Ministdre de VInstruction publique, avait pour but principalement de parcourir VÉtat de Jalisco et le territoire de Tepic, afin de recueillir des collections de la faune, de la flore et de Vethnographie de ce pays. Cette contrée, quoique pacifiée et tranquillisée depuis déja nombre dV'années, n'a commencé a étre l'objet d'études sérieuses que depuis seule- ment quelques années. Les conditions tout á fait exceptionnelles, résultant des différences de climat et d'altitude, et Vabondance des matériaux scientifiques, don- nent á cette région un réel intérét. L/État de Jalisco et le territoire de Tepic forment une région cons- tituée par un vaste plateau d'une altitude de 1,500 métres, s'abaissant pro- gressivement vers l'onest jusqu'á une altitude de 900 métres; á partir de ce point, plus ou moins releyé par des crétes de chaínes de montagnes, la chute est brusque, et la contrée atteint sa limite en formant des plaines Valluvions de faible élévation, médiocrement accidentées, que délimite Vocéan Pacifique. Le platean central ne présente pas aspect d'une vaste plaine unifor- me: au contraire, assez accidenté, il s'offre sous la forme d'une serie de larges vallées de faible pente, séparées les unes des autres par des chaínes Revista [1900-1901]--11. 82 de montagnes ou pat des picsisolées se réunissant par leur base largement étalée. A la saison pluviale, le produit des orages, aprés avoir déterminé des torrents et des cascades, dans les parties accidentées, vient se déverser dans les vallées ou, vu la surface de faible pente, les eaux finissent par per- dre leur énergie primitive. Ces"eaux forment alors de nombreux ruiseaux se réunissant parfois dans les dépressions pour y former des lagunes plus ou moins étendues avant de serendre aux cours d'eau plus importants qui déterminent les profondes érosions du réseau hydrographique de la con- trée. Parmi ces nappes lacustres, une surtout par son importance est re- marquable, c'est le lac de Chapala, véritable mer intérieure couvrant une surface de 1,309 kilométres carrés. 4 Ce lac de Chapala n'est pas uniquement le réservoir et le collecteur des eaux de la contrée: il recoit en outre, par Vintermédiaire du rio Ler- ma, tout le tribut d'un vaste bassin, tres éloigné de la contrée qui nous intéresse. ; ¡ A. peu de distance de Vendroit ou le rio Lerma débouche dans le lac, un áutre cours d'eau important, désigné sous le nom de rio Santiago, vient prendre naissance; ce fleuve qui, á bon droit, peu étre considéré comme la suite du rio Lerma est la principale artére de la contrée: presque tous les autres cours d'eau viennent y affluer; á peude distance de sa sortie du lac, apres avoir formé la chute célebre de Juanacatlan et une série de ra- «pides, il continue son cours au fond d'un ravin formant sur le plateau une imposante barranca aux flanes presque perpendiculaires pouvant attein- dre á certains endroits une profondeur de 1,300 métres. Le plateau ne se termine pas partout par une simple pente allant droit aux plaines basses de son versant; il est, dans la majeure partie de son contour, bordé par une chaíne montagneuse dont V'altitude au-dessus du niveau de la mer está peu de chose pres la méme que celles des crétes des chaínes ou des pies qui jalonnent le plateau; cette chaíne de bordure tantót aboutit en pentes rapides aux plaines qui bordent le Pacifique, tan- tót se constitue en massif montagneux dont les contreforts sont baignés par VOcéan. Dans une région aussi mouvementée par lorographie et par les nom- breuses vallées d'érosions des cours Veau qui sillonnent et entrecoupent le plateau, tous les climats se manifestent; c'est d'abord, á la partie mo- yenne représentée par le plateau, une climat doux et tempéré pendant tou- te Vannée; les montagnes, suivant leur importante, offrent un climat froid et variable; les profondes barrancas dont le plan est peu élevé au-—dessus du niveau de la mer offrent alors une zone climatologique dont la tempé- rature et humidité se rapprochent de celles de la terre chaude ou des plai- nes basses cótieres de 'Océan. 83 Tout le pays est soumis, de juillet á septembre, aux pluies d'orages de la saison pluviale, pluies dont les eaux sont retenues naturellement dans maints endroits, ce qui permet de conserver l'aliment des sources et des cours d'eau á l'époque de la sécheresse, de sorte que les nombreux si- tes oú V'eau s'est conservée se présentent toute l'année sous l'aspect de sols riants et fertiles. Aussi, gráce á de telles conditions, est-on áméme de rencontrer sur un faible parcours les climats les plus divers etles sols les plus différents, des plaines fertiles et des montagnes boisées succédant á des sols comple- tement désertiques ou marécageux, conditions qui font varier a Vinfini la faune et la flore régionales. La chaíne cótiére qui encadre la partie occidentale du plateau expo- se dans le trajet de sa pente rapide ou de ses contreforts, toute la série des conditions climatologiques et hypsométriques de la contrée; mais lá les choses sont un peu différentes: le sol désertique qui sur le plateau joue un róle assez prépondérant, á cause des vastes surface d'évaporation non com- pensée par les brumes de la mer, ne se manifeste plus que par lVaire rédui- te de certaines crétes des assises des contreforts. On trouve alors le terme moyen de la flore du plateau et de ses mon- tagnes, des ravins, de leurs pentes et de leur fond; enfin le tout aboutit aux plaines bases qui constituent alors une zone distincte. Le pays peut se diviser en cinq zones bien caractérisées. C'est d'abord, a la base, les plaines basses baignées par FOcéan, zone dont l'élévation v'excéde pas 100 métres; ces plaines sont chaudes, humi- des et marécageuses; dans certains endroits, on y rencontre de nombreux estuaires et des lagunes d'eau salée, entourés d'une ceinture de palétu- viers, dans lesquels, á la saison pluviale, tous les faibles cours d'eau de la région viennent se déverser; dans d'autres endroits, des cours d'eau per- manents irriguent le sol et s'opposent á la formation de ces lagunes sa- lées; la végétation est abondante etrecouvre tout d'une épaisse et inextri- cable forét. A la saison pluviable, ces plaines sont presque totalement inondées et forment des marais boueux, infranchissables, qui rendent la région si insalubre; á la saison séche, toute la végétation disparait sous une abon-. dante couche de poussiére, véritable limon déposé par les courants aériens. Les foréts de cette zone sont peuplées d'essences nombreuses, géné- ralement de taille peu élevée, entre lesquels on voit surgir de place en pla- ee des bouquets d'arbres d'une grande hauteur, tels que Ficus, Ceibas, Palmiers, etc.; parmi ces derniers, un est employé par Vindustrie indigéne' pour l'huile que donnent ses graines. Le sol de ces foréts est occupé par des plantes herbacées, parmi lesquelles on rencontre abondamment des bro». méliacées. 84 La deuxiéme zone, dont Paltitude est comprise entre 100 et 500 mé- tres, s'accuse par des collines aux sommets dénudés, mais aux versants tres boisés; dans cette localité, on rencontre des Euphorbiacées arbores- centes, telles que les Uras et les Jatropha; des Ficus dont les racines ad- ventives partent du trone et les grandes branches viennent, comme de vé- ritables lianes, enlacer et étoufier les arbres viosins; le sol des pentes du fond des ravins est généralement recouvert d'une puissante couche d'hu- mus, ce qui, joint á la température et 4 'humidité, donne a la végétation une prodigieuse exubérance. Vient ensuite la troisiéme zone dont l'extension est comprise entre 500 et 700 métres d'altitude: c'est la région des eaux vives; de nombreu- ses sources alimentent les cours d'eau des fonds pierreux des ravins; ré- duits a Vétat de minces filets á la saison séche, ces cour d'eau deviennent dVimpétueux torrents a la saison des pluies.. La végétation est caractéri- sée principalement par les Capomos (Brosimum alicastrum), arbres élevés, au tronc droit et élancé, au feuillage obscur, dont les jeunes pousses, les fruits et méme les feuilles sont employés avec succés comme fourrage; la cime de ces arbres est si fournie et si obscure, qu'elle laisse passer peu de lumiére; aussi la végétation herbacée ne se montre guére dans sa réelle vi- gueur que dans les clairieres. A cette zone suceéde la quatriéme, dont les limites sont entre 700' et 1,100 métres; elle est désignée sous le nom de zone des barrancas humi- des; lá les eaux de surface sont moins fréquentes, mais lhumidité néces- saire á la végétation y est abondamment fournie par les brumes de la mer qui viennent s'y consender pendant une bonne partie de Vannée; a la fin de la saison séche, ces brumes rexistant plus, des rosées nocturnes ont sou- vent lieu; de sorte que le sol conserve toujours une certaine humidité. Enfin, au-dessus de ]' altitude des barrancas humides, la cinquiéme et derniére zone couronne la région; cette zone, qui se caractérise nette- ment par sa végétation de Chénes et de Pins, débute a 1.100 métres et y étend au dela d'une altitude de 2,000 métres; c'est la région de tous les pics et chaines montagneuses du plateau. : Dans cette vaste région dont les particularités viennent d'étre résu- mées, sites ou la nature se montre si remarquable et si extraordinaire dans ses contrastes et oú la fiore et la faune se révelent une si attrayante et si prodigieuse variété, lethnographie ne reste pas en arriére; des vestiges archéologiques se rencontrent fréquemment, et, parmi la population, de curieuses coutumes se sont conservées. ( Ces accidents de terrain, ces montagnes, ces ravins qui fractionnent; le territoire, formaient, avant la conquéte espagnole, les limites nature- lles des nombreux États qui composaient le Chimalhuacan. 85 En temps ordinairé, les états de Chimalhuacan, constitués suivant leur importance en monarchie ou en sorte de fiefsou tactuanargo, s'admi- nistraient indépendanment; mais lorsqw'avee les populations voisines une guerre venait a éclater, tous les États, afin de résistir a l'ennemi, s'unis- sajent pour élire un chef et former une confédération. Les indigénes de race nahuatl, qui formaient en grande partie ces po- pulations, sont aujourd'hui en presque totalité sinon disparus, du moins confondus avec ce qui constitue la population mexicaine, et ce n'est que dans certains villages, généralement retirés, que Von pent encore rencon- trer les anciennes coutumes et l' usage de la langue nahuatl; ces vestiges, qui peuvent encore nous reporter á une époque reculée, tendent de plus en plus a disparaítre; mais, malgré cette évolution rapide vers Punification, on peut arriver á rétablir les faits tels qw'ils existaient. Les missionnaires de l'époque de la conquéte nous ont laissé des écrits quí permettent de faire des reconstitutions; aidé de ces documents, on peut arriver avec facilité á retrouver les limites des anciens États et l'emplace- ment des antiques cités. Dans lVhabitation et les monuments de ces anciens centres de civili- sation, lá brique séchée au soleil constituait lá majeure partie des maté- riaux de la construction; aussi, aprús le pillage et la dévastation auxquels se livrérent les conquérants espagnols, bon nombre d'édifices purent, grá- ce á ce genre de construction, échapper dla destruction complete; leurs soubassements, construits de pierres plus ou moins travaillées, se trouvé- rent ensevelis sous des décombres que les pluies et les agents atmosphé- riques ont rapidement transformé en tumulus ou monticnles, aujourd'hui recouverts d'une végétation touffue. C'est principalement sous ces mon- ticules dont Vaspect extérieur ne différe pour ainsi dire point des accidents naturels du modelé de la région; que des fouilles, malheureusement jus- qw'alors trop peu nombreuses et trop imparfaites, ont été pratiquées et ont amené la découverte d'abord d'un soubassement de lédifice et ensui- te, dans son voisinage, de motifs Varchitecture et de nombreux objets re- ligienx, artistiques et d'usage domestique. C'est done surtout á Varchéologiejointe aux documents transmis par les missionnaires que Vethnographie devra s'adresser pour reconstituer les morurs et les usages des indigénes qui formaient, au moment de la conqué- te, la nombreuse population du Chimalhuacan, la langue était la méme dans toute Vetendue du pays, mais la religion, quoqui identique dans ses _grandes lignes, variait notablement ainsi que les usages suivant les états; la religion du Chimalhuacan, de méme origine que celle des Aztecs, W'avait pas les sacrifices sanglante de ces derniers, ainsi que l'affirment les histo- riens de Vépoque de la conquéte. 004 rea arma renders Enel, 86 se trouve une vaste région montagneuse placée en partie sur VÉtat de Ja- lisco et le territoire de Tepic. Cette région escarpée et abrupte qui constitue un pal massif de soulevement, dú en quelque sorte a l'épanouissement de la Sierra Ma- dre de Durango, est désignée sous le nom de Sierra de Nayarit, Sierra de Alica, Sierra de Tepic, ou encore, selon les races indigénes qui y habitent, Sierra de los Coras, Sierra de los Huicholes. : Ce massif montagneux forme au nord de Tepic la contre—partie de la chaíne cótiéere délimitant le bord du plateau central; á sa base, sur le ver- sant occidental, s'étendent également de vastes plaines bases qui aboutis- sent á 1'Océan. Les altitudes et la végétation de cette sierra sont semblables á celles des diverses zones dont il vient d'étre fait mention; mais la contrée se dif- férencie par le caractére que lui implique Vexagération des accidents de son sol; ce ne sont que sites abruptes et presque inaccessibles, ravins gé- néralement étroits et tres profonds morcelant un plateau central de 2,000 á 2,500 métres de altitude, contrée d'un difficile accés.ou le transit ne se fait qwavec peine et ou le voyageur souvent est obligé, pour atteindre un point peu éloigné, d'escalader des talus plus ou moins abrupts et de con- tourner pendant des journées entiéres le haut des ravins par un chemin á peine tracé, longeant la plupart du temps des précipices. Ces escarpements, qui rendent ce pays presque impénétrable, cons- tituent une forteresse naturelle, gráce á laquelle des races, ayant encore leur ancienne religion et leurs usages antiques, ont pu s'abriter contre les invasions et conserver jusqu'á nos jours une indépendance á peu prés com- plete. La, l'ethnographie n'a pas besoin, pour reconstituer les faits, d'avoir recours, comme dans le reste de VÉtat de Jalisco, a Varchéologie. Les deux tribus Cora et Huichole ainsi que quelques représentants de la tribu Tepe- huane qui forment la population actuelle du Nayarit ont, malgré Vévolu- tion qui s'est produite autour d'eux et malgré les évenements qui se sont succédé depuis la conquéte espagnole, su conserver en grande partie la re - ligion, les traditions et la maniére de vivre de leurs ancétres. Ces derniers n'ont pas laissé de monuments, mais, de génération en génération, la tra- dition des anciens a pu se transmettre par des chants, et l'on peut voir en- core a notre époque, aux jour de féte, des chanteurs venir au milieu de Vassamblée réciter, en saccompagnant instruments de musique, les épo- pées religieuses, historiques et guerrieres; ces chants, évidemment modi- fiés pendant le cours des événements, présentent néanmoins une réelle ya- leur au point de vue de la mythologie et de l'histoire. Le Nayarit forma, a une époque probablement reculée, un vaste em- 87 pire donts les limites sont aujord'hui inconnues; selon la tradition, cet empire commenga á se fractionnerá la suite de guerres intestines qui éclaté- rent parmi les tribus aprés la mort d'un chef qui était arrivé á étendre sa domination non seulement sur la sierra, mais aussi sur les peuplades qui occupaient les contrées voisines. Une invasion nahuatl survin ensuite, asservissant tout le pays, laissant la région montagneuse que son orogra- phie rendait inexpugnable; empire fut réduit alors á ce qui représente aujourd'hui la sierre du Nayarit, c'est-á-dire au massif montagneux natu- rellement délimité au nord par VÉtat de Durango, á Test par le rio Bola- ños, qui se reunissant au rio Jeres, vient affluer au rio de Santiago, ce der- nier fleuve formant la limite sud; enfin, dans les plaines basses, le rio San Pedro cótoyant la base des versants établit la limite occidentale. La sierra du Nayarit fut soumise par les Espagnols pres de deux sié- eles appres la conquéte; obligés de mettre leur colonisation á Vabri des in- eursions des Indies, les Espagnols se rendirent maítres de la sierra au prix Vefforts et de sacrifices, puis cette région, qui n'offrait a Vé propue aucun aventage, fut confiée á l administration des missionaires. Les indigénes qui peuplaient la sierra du Nayarit étaient, comme il a été dit plus haut, les Indiens coras et les Indiens huichols. Les Coras furent évangélisés par les jésuites et leur administration dura plus d'un demisiécle; apres quoi, rendus á eux-mémes, ils ne tarderent pas á faire partie du contingent des révolutions qui désolerent si longtemps le terri- toire de Tepic; leur nombre, á la suite de ces guerres, a considérablement diminué: aujourd'hui, ils sont réduits au chiffre d'environ 3,000; il com- mencent á abandonner leurs anciennes coutumes, et méme, en grande par- tie christianisés, ils ne pratiquent plus leurs anciennes cérémonies reli- - gieuses que d'une facon tout á fait occulte. Les Huichols, eux, au contraire, d'un naturel plus doux et plus ti- mide, se sont toujours tenus á l'écart des révolutions; catéchisés á peu prés á la méme époque que les Coras par les franciscains, 1ls ont abandon- né, aprées le départ de ces missionnaires, la nouvelle religion qui leur avait été enseignée et se sont empressées de retourner á leurs anciennes coutu- mes et á leurs anciennes cérémonies religieuses. Retirés dans leurs sites inaccessibles, les Indiens huichols ont pu de- meurer jusqu'a nos jours presque complétement ignorés; ls ont par cela un réel intérét au point de vue etnographique et historique; leurs tradi- tions, leurs coutumes, leur religion, leurs cérémonies rituelles, etc., nous reportent á un lointain passé et nous mettent en présence de faits com- plétement inconnus, dont V'origine est bien antérieure á celle de la religión et des coutumes des autres races du Mexique, qui, quoique disparues, sont actuellement bien connues. 88 Les principales occupations des Indiens de la sierra du Nayarit sont, Vagriculture, la chasse, les fétes et les cérémonies religieuses et une in- dustrie assez réduite; consistantsurtout dans la fabrication de tissus repré - sentant des motifs ornementaux allégoriques d'une exécution soignée et souvent tres artistique. Les armes sont: Vare et le machete qui est venu depuis la conquéte remplacer la hache de pierre; les Coras commencent á abandonner Vare pour les armes á feu, mais le Huichol, fidéle aux coutumes de ses ancétres, garde et emploie religieusement Vinstrument que les dieux lui ont don- né comme étant le complément de la force et de la volonté de homme. I'habitation d'Indien du Nayarit consiste en huttes, généralement assez bien édifiées mais de peu d'élévation; les murs son faits en pierres cimentées avec de Vargile, le toit est de chaume; dans quelques localités, le bois remplace la pierre dans la construction. La majeure partie de année, les Indiens vivent dans ce que l'on est convenu d'appeler une rancheria, c'est-a-dire une réunion de quelques ha- bitations placées habituellement en cercle, de facon á former une cour au centre; á proximité des habitations se trouvent les champs de culture. Aux époques des fétes, tous les Indiens abandonnent leurs rancherias pour se réunir dans les villages. La sierra du Nayarit est divisée en deux parties: la sierra des Coras et la sierra des Huichols; la ligne de démarcation des deux territoires est la vallée du rio Jesus Maria ou rio Nayar ou rio Cora, fleuve le plus im- portant de la sierra qui vient affluer au rio Santiago apres s'étre réuni au rio Chapalagana ou rio Huichol; chacun des deux territoires est divisé en districts, lesquels comprennent un certain nombre de villages dont un principal donne le nom au district et á la tribu indienne. Le territoire cora posséde trois districts: 12 Jesus María ou Tehoui- seté; 20 la-mesa de Tonati ou Hiahoke; 32 Santa Teresa ou Kuaimargousa. Le territoire huichol comprend quatre districts: 12 Santa Catalina ou Tohapourihé; 22 San Sebastian ou Guahoutouha; 32 San Andres ou Ta- teikié; 42 Guadalupe Ocotan. Avant la conquéte espagnole et apres le départ des missionnaires, ces villages, completement indépendants, étalent gouvernés par des chefs qui avaient un caractere religieux et étalent élus pour une période de cinq années. Aujourd'hui, le gouvernement mexicain s'étant intéressé a la cau- se des Indiens a modifié les choses dans le but principalement d'assurer la sécurité du pays; les chefs sont toujours choisis par les Indiens, mais n'ont plus de caractére religieux et sont renouyelés anuellement par voie d'élec- tion; leur pouvoir se trouve alors tres limité: ¿ls peuvent chátier les sim- ples délits, mais, pour les délits criminels, les coupables doivent étre re- mis entre les mains de l'autorité mexicaine. 89 De plus, quelques écoles ont été établies dans les principaux villages; Yunification commence á pénétrer dans la sierra jusqu'alors si ignorée et si méconnue; le pays gagne de jour en jour vers le progrés, mais a ce ré- gime les coutumes, les maeurs et la religion des temps anciens qui don- naient á ce pays tant d'attrait et lui avaient valu le nom de Sierra miste- riosa ne tarderont pas á disparaítre, etil est a prévoir que, dans un avenir pas trás éloigné, la sierra du Nayarit ne se distinguera plus des autres lo- calités oú sont aujourd'hui confondues les divers éléments de la popula- tion mexicaine. Le voyage que je viens de terminer et qui a duré deux années consé- cutives n'a pas eu lien uniquement dans VÉtat de Jalisco et le territoire de Tepic; apres avoir parcouru ces régions dans diverses directions et m'étre arrété dans les endroits quí me paraissaient les plus dignes d'inté- rét, J'ai profité de l'époque de la sécheresse hivernale oú la nature en re- pos n'offrait que de maigres ressources au point de vue de la récolte des collections, pour faire deux expéditions sur les cótes de la Basse—Califor- nie, afin de compléter, autant que possible, les collections et les études que J'avais entreprises dans ce pays lors de mon précédente voyage. (Extrait du Bulletin du Muséum d' Histoire Naturelle de Paris, Année 1893, núm. 8.) ETUDE DE QUELQUES NOCHES ERUETIVES DE LA BASSE-CALIEORME, PAR ETIENNE RITTER+/ Ces roches ont été rapportées par M. Diguet et proviennent de deux | gisements différents. L'un appartient au groupe volcanique de “Las Tres Virgenes”; Vautre se trouve un peu au sud de Loreto, Je les ai étudiées au laboratoire de M. Lacroix, que je tiens á remercier pour tous les exce- llents conseils qu'il m'a donnés. Toute une partie de la Basse-Californie a été le théátre de phéno- ménes éruptifs importants á lépoque du pliocéne et du pléistocóne. Les roches que j'ai étudiées sont des laves qui paraissent dater du début du vléistocene. Ce sont des andésites dans lesquelles les deux stades de con- solidation sont généralement bien marqués. Les andésites de “Las Tres Revista [1900-1901]---12. 90 Virgenes” montrent au premier temps: de rares et grands cristaux d'augi- te, vert trás pále, sans polychroisme, du labrador-andésine et de Vandési- ne, dix fois plus nombreux, maclés selon les lois de Valbiteet du péricline; au second temps, des microlites d'augite et d'andésine; le tout est moulé- par un verre amorphe, tres chargé de matiéres ferrugineuses, d'octaédres- de magnétite. Les produits secondaires sont formés par un minéral vert intermédiaire entre le xylotile etla bastite et par une chlorite rose crypto- cristalline appartenant au groupe de la delessite. La roche est criblée der géodes tapissées de zéolites, de quartz en sphérolites (de calcédoine et de quartzine), qui montrent les groupements étudiés par MM. Michel Lévy et Munier-Chalmas. Les andésites de Loreto présentent aussi de l'augite, du labrador et. de Vandésine au premier temps de consolidation; au second temps, des microlites d'augite et d'andésine, noyés dans un verre ferrugineux. D'an- ciens cristaux de péridot ont été transformés en un minéral brun, formé d'une infinité de houppes fibreuses, et qu'on peut rapprocher de celui que: M. Michel Lévy a signalé dans les basaltes ophitiques du Mont—Dore. Les zéolites, tres nombreuses, impregnent toute la roche. On y re- conait de la mésolite, de la scolésite, de Vanalcime, de la heulandite et de: la stilbite. (Extrait du Bulletin du Muséum d' Histoire Naturelle de Paris, Année 1895, núm. 2). LA PRÉDICTION DU TEMPS, (Extrait d'une lettre adressée au Secrétaire général perpétuel). Paris, le 16 Février 1901. Je ne puis résister au désir de vous afiirmer, une fois de plus qw'il est. réellement possible d'annoncer á Vavance les graves intempéries en appli- quant aux séries ininterrompues d' observations météorológiques, les for- mules de compensation du genre de celles que j/al prosées pour Paris et- que les Mémoires de la Société Scientifique “Antonio Alzate” ontreprodui-- tes (Vol. XIV, pag. 295). Le présent mois de Février, tres=rigoureux, m'en fourni une nouye- le preuve: il y avait pas a sy tromper. Me eroira-t-on, m'aidera-t-on dans mon Pays? Je ne puis le dire, mais la question est de si grande importan- ce, que je erois remplir un devoir d'humanité en insistant auprés de toutes les personnes de ma connaissance qui sont comme vous, Monsieur le Se- crétaire général, en situation de le redire et devouées au progrés social. LÉoN DescroIx, M. $. A., Ancien Chef du service météorologique á Montsouris. 91 OBSERVACIONES PLUVIOMETRICAS EN LA HACIENDA DE ACOZAC, Municipalidad de Ixtapaluca, Distrito de Chalco. Estado de México. | Año 1900. MÉxicO.—4?% MAGNOLIA N? 34. HACIENDA DE ACOZAC. MESES Núm. Cantidad de agua Núm. Cantidad de agua — días. en milímetros. días. en milímetros. A E 1 2.— 0 0.— Debreror 212 ade 0 0.— 2 DIO Marzo Bros 6 25.— 6 19.= LE A 2 24.5 6 5.— May0.coooorooooo---- 4 29.5 10 236:5 A AAA 5 48.5 8 32,— AR AA 21 167.— 18 96.5 ABOÑstO conmooooomo.o-- 16 127.5 24 88.5 Septiembre... .----- 3 21.5 20 65.— A SS 2 13.— 10 10.— Noviembre. ...-...---2 6 ERAS, 5 22.5 DICIEMbTe. 2 pacas gl 104.— 13 94.— SUMAS: vs. has 77 596.— La 464.5 ADRIÁN TÉLLEZ PIZARRO, M. $. A. SESIONES DE LA SOCIEDAD. OCTUBRE 1* DE 1899. Presidencia del Sr. Ing. Gabriel M. Oropesa. TrapaJos.—El Secretario perpetuo presentó una reseña del estado de la Sociedad, haciendo el siguiente resumen: Número de tomos en la Biblioteca....oooooooo------ 11,610 Socios residentes en el paíS---oo..ooooso-=o==.<==--- 195 53 50 Eran ero a ae O 307 Sociedades correspondientes: O e a A a 54 IO SSI Ou 899 Dr. A. Dugás. — Una monstruosidad de la Crassecheverria imbricata (Memorias, XIV, p. 121). Prof. V. Fernández.—Metamorfosis de una oruga. Prof. A. L. Herrera.—Nueva fórmula de protoplasma sintético. Ing. G. M. Oropesa.—Datos recientes acerca de las marcas de niwela- ción de la ciudad de México. Dr. D. Vergara Lope.—Sanatorium for Tuberculosis in the Valley of Mexico. (Memorias, XIV, p. 363). El Presidente felicitó al Sr. Dr. Vergara loja por este trabajo y por haber obtenido un diploma en el Congreso de Demografía é Higiene de Madrid, por sus Memorias relativas á la Anoxiemia barométrica. NOMBRAMIENTOS.—Socio de número: Dr. Aniceto Ortega y Espinosa. Socio honorario: Prof. L. O. Howard, Jefe de la división de Entomología del Depar- tamento de Agricultura de los Estados Unidos. Washington. NOVIEMBRE 5 DE 1899. Presidencia del Sr. Prof. D. Alfonso Herrera, Presidente honorario perpetuo. TRABAJOS. —Prof. A. L. Herrera. El laboratorio alveolar del proto- plasma. Dr. M. Uribe Troncoso. La tensión intraocular en México. Dr. F. Villaseñor. La Saponina y el ácido fitolácico en el Namole. (Mo- morias, XV, p. 13). DICIEMBRE 10 DE 1899. Presidencia del Sr. Ing. Gabriel M. Oropesa. TRABAJOS.—Ing. E. Almazán. Tratamiento metalúrgico de una gale- na de Huajuapan (Oaxaca. ) 5 Prof. A. L. Herrera. Nuevas investigaciones acerca de la mielina. Prof. E. E. Schulz. Métodos de ensaye por plata y oro y operaciones industriales de su:apartado y afinación. A O 93 Dr. F. Villaseñor. Análisis del agua del ojo de S. Lorenzo (Tehuacán). (Memorias, XIV, p. 185.) PosTULACIÓN.—Para socio de número: Dr. Aureliano Urrutia. (Dres. Cosío, Uribe Troncoso, Vergara Lope, Villada y Villaseñor)» ENERO 7 DE 1900. Presidencia de los Sres. Ings. G. M. Oropesa y J. de Mendizábal. TrABaJos.—Dr. E. Boese. Sobre la independencia de los volcanes de grietas preexistentes. (Memorias, XIV, p. 199.) Dr. A. Dugés. Consideraciones biológicas relativas á la clasificación de los Zoofitos. Prof. A L. Herrera. El origen de los individuos (Continuación). Dr. F. Villaseñor. Análisis del agua potable de la ciudad de Queréta- ro. (Memorias, XIV. p. 257). ELECCIONES.—A moción del socio Herrera, la Sociedad acordó hacer las elecciones por medio de boletas que contendrán los candidatos oficiales, pero quedando los socios en completa libertad: de votar. Se procederá al escrutinio en la próxima sesión. La Sociedad acordó igualmente apoyar por todos los medios que le sea posible, la idea de la creación de un Instituto Agronómico, cuyos re- gultados prácticos serán de inmensas ventajas para la Agricultura y la In- dustria. NOMRRAMIENTO.—Socio de número: Dr. AURELIANO URRUTIA. El Secretario anual, Dr. F. F. VILLASEÑOR. FEBRERO 4 DE 1900. Presidencia del Sr. Ing. J. Galindo y Villa. ELgccIoNEs.—El escrutinio de los yotos dió el siguiente resultado: Presidente, Ing. Ezequiel Ordóñez. Vicepresidente, Ing. J. Galindo y Villa. Secretario anual, Prof. M. Moreno y Anda. Prosecretario, Prof. Enrique E. Schulz. TRABAJOS. —Ing. J. Galindo y Villa. Descripción de la ciudad de Mé- xico (1% parte). 94 .. M. Moreno y Anda. La insolación en nuestros climas. (Memorias, XIV, p. 265). Ing. P. C. Sánchez. Compensación de una base poligonal. Ing. M. Torres Torija. El Colegio GIRARD de Filadelfia. El Secretario perpetuo hace notar que en las Comptes-reudus de la Academia de Ciencias de París, aparece una nota de M. Descours—Desa- cres relativa á la conservación de las frutas por medio de la congelación, procedimiento que ya ha sido propuesto desde hace mucho tiempo por el Prof. D. Alfonso Herrera (padre). MARZO 4 DE 1900. Presidencia del Sr. Ing. E. Ordóñez. NECROLOGÍA.—El Secretario perpetuo comunicó la muerte del Te- niente General Alexis de Tillo, M. S. A., que tanto se distinguió por sus trabajos de Física del Globo, Geodesia, etc. —TRABAJOS.—Dr. F. Altamirano. Algunas observaciones fisiológicas so- bre los efectos de la ponzoña del alacrán de Jojutla. (Memorias, XIV, p. 327). L. Descroix. Sur la discussion mathématique des séries observations météorologiques (Memorias, XIV, p. 295). Prof. A. L. Herrera. El origen de los individuos (Continuación). Ing. E. Ordóñez. Les Volcans du Valle de Santiago (Memorias, XIV, p- 299). : ABRIL 1? DE 1900. Presidencia del Sr. Ing. E. Ordóñez, NECROLOGÍA.—Participó el Secretario perpetuo el fallecimiento del Sr. G. J. Symons, M. $. A., F. R. $. TRABAJOS.—L. González Obregón. Vida y obras de D. José Fernan- do Ramírez. Prof. A. L. Herrera. El origen de los individuos (Continuación). Prof. Luis G. León. Las ondas hertzianas. : M. Moreno y Anda. Datos para contribuir al estudio climatológico del Valle de México. La presión barométrica (Memorias XIV, p. 353). Prof. Ramón Rodríguez. Análisis del agua de Teguisquiapam (Me- morias, XIV, p. 339). - Dr. A. Urrutia. Tratamiento del Mal de San Lázaro. PROPOSICIÓN PARA LA CELEBRACIÓN DE UN CONGRESO METEOROLÓ- 95 =61C0 NACIONAL—Los socios Aguilar, L. G. León, Schulz y el subscripto hicieron una proposición para que 'la Sociedad convoque á un Congreso Meteorológico Nacional en el presente año. La Sociedad aprobó por aclamación esta moción y quedaron nombra- «tos los mismos socios para que se ocupen de organizar y promover todo lo xelativo á dicho Congreso. El Sr. Aguilar leyó los elogios que el Sr. Dr. Balbín, M. $. A., hizo de las tablas de logarítmos del socio Mendizábal, al presentarlas ante el primer Congreso Científico Latino-Americano, celebrado en Buenos Aires -en 1898. MAyYo 13 DE 1900. Presidencia del Sr. Ing. E. Ordóñez. FALLECIMIENTO.—El Secretario perpetuo dió cuenta de la muerte de los Sres. J. Bertrand, M. S. A., y A. Milne Edwards, M. $. A. TRABAJOS. —Dr. A Dugés. Modo de conocer un cráneo de Cuguar «Memorias, XIV, p. 361). Prof. A. L. Herrera. El origen de los individuos (Continuación). X. Raspail. A propos du mode de transmission de la peste (Memorias, XIV, p. 331). El Secretario anual, M. MORENO Y ANDA. NUESTRO FUTURO. mm SEÑORES: Prohiben nuestros estatutos de terminante manera, traer aquí cues- : iones que entrañen asuntos políticos y religiosos; y la causa de ello es tan +lara, que debo omitirla por innecesaria. Pero no vedan los principios en «que se fundan esos Estatutos, presentar á las consideraciones de nuestra “Sociedad, determinado linaje de estudios sociológicos de la más alta impor- tancia. Podeis ereer que mucho he vacilado para exponeros el tema de estas neas, pero una fuerza patriótica que me subyuga y el anhelo por ser útil «en mi pequeña esfera, al fin me resolvieron á ello. Me presta aliento y en- tusiasmo inmenso el prestigio que nuestra “Alzate” ha alcanzado. Que «eu nombre escude mi labor tan falta de aliño y de elocuencia. 96 La posición geográfica que la República Mexicana guarda respecto á los Estados Unidos del Norte y á la rica y disputada Antilla, viene crean- do de antaño ciertas ideas sobre el porvenir de nuestro suelo; y que hoy van arraigando poderosas con motivo de la desgraciada contienda que pal- pamos. y — ¿Por qué, dicen unos, no hemos de seguir la corriente civilizadora. del Norte, donde los principios de libertad y de progreso forman el pedes- tal de aquel coloso? ¿Qué sería de nuestros ferrocarriles, de numerosas industrias, de cier- to espiritu de actividad que se va notando entre nosotros, si la República Norteamericana estuviera tan lejos de México, como se halla por ejemplo, del Perú ó de Bolivia? — ¿Por qué—dicen otros— hemos de abandonar las viejas tradicio- nes de nuestros antepasados de España; el habla hermosa de Cervantes; el espíritu caballeresco de los conquistadores de ferreas armaduras; la hidal- - guía y el proverbial valor de los iberos, y hasta la misma religión que eñar- deció á Pelayo en las montañas de Asturias y dió el triunfo de Lepanto á D. Juan de Austria? : Por desgracia, el antagonismo de estas dos fuerzas extremas, da por resultante odios y rencores que se agigantan cada hora que pasa, entre los mexicanos de determinadas clases sociales. En mi concepto, hay otro grupo cuya labor la considero gravemente peligrosa y antipatriótica en alto grado, aun cuando creo que es incons- ciente: el grupo de los que, encogiéndose de hombros, se resignan con el torpe concepto de que, perdida nuestra nacionalidad, las fronteras de los Estados Unidos llegarán en tiempos más ó menos remotos hasta el canal de Nicaragua. Abundantes y abrumadoras consideraciones resaltan de todo lo ante- rior. ¿Podremos desprendernos de la influencia norteamericana? ¿Iráreal- mente nuestra nacionalidad perdiendo terreno y evolucionando al grado- de que peligremos no sólo en la integridad material del suelo sino en esa misma nacionalidad; ó sea en nuestro modo de ser social, ó el conjunto de- caracteres que constituyen á México como Estado soberano? ¿Quién nie- ga, por otra parte, ese empuje poderoso de la Nación Americana que en una sola centuria ha arrebatado el fuego del cielo para forjar industrias in- finitas; activar un comercio poderoso; tender rieles hasta en el espacio; aumentar su población continental de 8.000,000 4 76.000,000 de habitantes; crear ciudades de maravilloso movimiento, y retar al mundo como poten- 97 cia de primer orden, que lanza á las naciones latino-americanas la hege- monía del dominio disfrazada en forma de Doctrina Monroe, y despierta celos en las potencias de Europa? “¿La independencia de las colonias inglesas queda reconocida, y esto es para mí un motivo de dolor y temor—decía el ilustre ministro de Carlos IL, al emanciparse en 1776 los Estados Unidos. Francia tiene pocas pose- siones en América; pero ha debido considerar que España, su íntima alia- da, tiene muchas, y que desde hoy se halla expuesta á las más terribles conmociones.”........ “Esta República Federal nació pigmea, por decirlo así, y ha necesi- tado del apoyo y fuerzas de dos Estados tan poderosos como Francia y Es- paña para conseguir la independencia. Llegará un día en que crezca y se tornee gigante y aun coloso terrible en aquellas regiones.” “El primer paso de esta potencia cuando haya logrado engrandeci- miento, será el apoderarse de las Floridas á fin de dominar el Golfo de Mé- xico, después de molestarnos así, y nuestras relaciones con la Nueva Es- paña, aspirará á la conquista de este vasto Imperio, que no podremos de- fender contra una Potencia formidable, establecida en el mismo continente . y vecina suya.” * € Para nosotros el problema consiste en resolver á su vez, en bien ó en mal para la Patria, una serie interesante de cuestiones en las cuales debe- mos fijar toda, absolutamente toda nuestra atención. En primer término cabría estudiar el medio de aprovecharnos de cuantos elementos de pro- greso posee la nación Americana, sin perder por esto el factor esencial, la nacionalidad. En segundo lugar consideraríamos los medios para sentir los mexicanos todos el propio impulso por la defensa de esa nacionalidad ó sea alcanzando la unidad nacional. Finalmente, ahondaríamos el punto relativo á la creación y conservación de toda clase de energías en todos los ramos del saber humano; en todos los actos de nuestra vida y en todas las esferas sociales, para garantizar la solidez de los dos puntos anteriores; ó en suma, adquirir la vitalidad propia, nacional, compacta y vigorosa. Estas tres cuestiones: la nacionalidad: la unidad: la vitalidad, trata- ré de desarrollarlas en otros tantos breves capítulos, que me propongo pre- sentar á vuestra ilustrada consideración en las próximas sesiones; sirvien- do el presente de somero prólogo á ellos. Levantar el espíritu público y crear hondas raíces al patriotismo en el corazón de cada mexicano, es en mi concepto, la obra que el deber nos impone á cada uno de nosotros. ¿Cómo habremos de conseguirlo? La re- Revista [1900-1901 ].—13. 98 ceta es muy sencilla: una gran dosis de buena voluntad: sacudir la apatía habitual entre nosotros: desperezarnos por el servicio de una causa augus- ta y noble; despojarnos, lo diré de una vez: de todos los defectos de raza: y, de tradición; con todo lo cual conseguiríamos en breve plazo evolucionar de asombroso modo. Empero, parece imposible la realización de sueño tan hermoso: en mi humilde opinión no lo es tanto como se supone. ¿A nosotros nos toca, por ejemplo, laborear en el terreno intelectual? Pues aquí está nuestra ““Al- zate.” próspera, llena de vigor y entusiasmo que nos abre sus brazos. para que en su seno encontremos dos metas: fraternidad y trabajo: un soloideal, _pro patria. r Y sigamos de frente, sin envidias, sin rencores: dejemos á los seres pequeños en su puesto y que á nuestros pies se destruyan con susmaquina- -clones y maldades. Luchemos, trabajemos: sintamos la fuerza de la nacio- nalidad: agrupémonos en torno de nuestra sacra bandera: despleguemos cuantas energías sean menester, aun cuando hagamos explosión; no im- porta! México, 5 de Junio de 1898. JuEsÚs GALINDO Y VILLA. BIBLIOGRAFIA. Setentiós París, G. Carré et €. Naud.—Chaque fascicule 2 fr. Le Bouclier et les nouvelles méthodes de percement des. “souterrains par René Philippe, Ingénieur des Ponts et Chaus- -sées. Préface de M. L. Biette, Ingénieur des Ponts et Chaus- sées, Adjoint a VIngénieur en Chef du Metropolitain. 225 fi- gures dans le texte. Paris. Libraire Polytechnique, Ch. Bé- ranger. 1900. 347 pages fr. relié. El autor de esta importante obra ha dirigido grandes trabajos de per- foración y ha adquirido una práctica poco común entre ellos, recogiendo, innumerables datos de útil aplicación. En la primera parte de su libro con- signa los resultados de la colección de datos que obtuvo en las grandes Obras de los ferrocarriles de Orleans, del Metropolitano, del Oeste, etc., 99 «ocupándose también de los diversos tipos de máquinas empleadas en Fran- cia y en el Extranjero. En la segunda parte establece importantes reglas para la aplicación de los métodos, la construcción de la maquinaria, etc., deducidas de la «comparación de las diversas máquinas que ha estudiado. En suma la obra es una preciosa colección de doctrinas y datos de singular utilidad á todos los ingenieros. Lecons d'Électrotechnique générale professées á "École Su- périeure d'Électricité par P. Janet, Directeur du Laboratovire «central et de ' École supérieure d'Électricité, Chargé de Cours á la Faculté des Sciences de Paris. Paris, Gauthier- Villars, 1900. Un beau volume grand in-8, IX-608 pages, 307 figs. 20 £r. Por el sumario de las materias que esta obra trata, se comprenderá su grande importancia. IL Principios generales de la Mecánica y de la Termodinámica. —II. Electro-estática; condensador. —I!l. Ley de Ohm. — IV. Magnetismo y Electromagnetismo.—V. Inducción.—VI. Propiedades de los materiales -empleados en Electrotécnica.—VIL. Dinamos de corrientes continuas. In- ducido.—VII. Dinamos de corrientes continuas. Inductores.—IX. Chis- pas en los cepillos y reacción de inducido.—X. Características. —XI. Apa- reado de los dinamos de corriente continua. —XII. Motores de corriente «continua.—XIT. Motores de corriente continua. —XITI. Transporte eléc- trico de la potencia mecánica. — XIV. Nociones generales sobre las fun- «ciones armónicas. —XV. Teoría general sobre las corrientes alternativas. —XVI. Alternadores.—XVII. Característica de los alternadores. --- XVIII. Reacción de inducido en los alternadores; flujo propio de una armadura recorrida por una corriente alternativa. — XIX. Transformadores. —XX. Ensayos y teoría gráfica de los transformadores. —XXI. Motores de co- rrientes alternativas. —XXIH. Motores sincronos de campo constante.— XXIII. Motores asincronos de campo giratorio. —XXIV. Motores asincro- nos de campo alternativo..—XXV. Apareado de los alternadores. —XXVI. Corrientes trifáseas.—XXVII. Generadores y transformadores polimór- ficos. A Few Astronomical Instruments from the Works of Warner € Swasey, Cleveland, Ohio, U. S. A. 1901. A portfolio with 36 plates. Chasmar Winchell Press. New York and Pittsburg. La renombrada Casa constructora de instrumentos para grandes ob- servatorios, de los Sres. Worcester K. Warner y Ambrosio Swasey, acaba 100 de publicar un elegante tomo con las láminas de los principales instrumen- tos que en los últimos años ha construído. Dichas láminas, que son de irreprochable ejecución, dan idea perfecta de los trabajos de la casa, mu- cho mejor que una descripción. Los objetivos de los tres grandes telesco- pios de los Observatorios Yerkes, Lick y Naval, fueron construídos por Alvan Clark é hijos, y los de los demás por J. A. Brashear. Las láminas representan los siguientes instrumentos y observatorios: I. Observatorio privado de los Sres. Warner y Swasey construído: por el arquitecto R. M. Hunt.—Il, ll y IV. Telescopios de 6, 8 y 12 pul- gadas. —V. Micrómetro de posición. —VI. Cronógrafo patrón.—VIL. Trán- sito y Telescopio zenital de 3 pulgadas, combinados. —VIIH. Tránsito de 3 pulgadas de prisma universal, de la Universidad de Pennsylvania. —IX. Telescopio zenital de 4 pulgadas de la misma Universidad. —X. Altazimut de 5 pulgadas del Observatorio Naval. —XI. Círculo meridiano de acero de: 6 pulgadas, del mismo observatorio. —X1H. Micrómetro del instrumento anterior.—XUIUI. Instrumentos diversos del Observatorio Naval, de la Uni- versidad de Pennsylvania y otros. —XIV. Máquina de graduar automática de 40 pulgadas. —XV. Observatorio Dudley, Albany, N. Y. (Telescopio de: 12 pulgadas) (A. W. Fuller arquitecto). —XVI. Observatorio del Colegio protestante en Beirut, Syria. (Telescopio de 13 pulgadas). — XVI. Ob- servatorio Groodsell, Colegio Carleton, Northfield, Minn. (J. W. Stevens, arquitecto). —X VIT. Observatorio Flower. Universidad de Pennsylvania (E. V. Seeler, arquitecto). —XIX y XX. Observatorio Naval, Washington (R. M. Hunt, arquitecto). — XXI y XXIL. Telescopio de 26 pulgadas de: dicho observatorio.—XXUL Movimiento de relojería del telescopio an- terior.— XXIV. Observatorio Lick, Monte Hamilton, Cal. (Wright'6 San- ders, arquitectos). —XXV y XXVI. Telescopio de 36 pulgadas del Ob-* servatorio Lick.—XXVII. Ocular del anterior telescopio. — XXVIIT. El Observatorio Lick en Invierno.—Observatorio Yerkes (Universidad de Chi- cago), (H. I. Cobb, arquitecto). —XXX. Telescopio de 40 pulgadas de ese: Observatorio. — XXXI, Ocular del telescopio antes citado.—XXXII y XXXII. Detalles del telescopio mencionado.—X XXIV. Cúpula del mis- mo telescopio. — XXXV. Micrómetro del referido telescopio. —XXXVI. El telescopio Yerkes en la Exposición de Chicago, 1893. Siére biologique N* 10. L'Assimilation chlorophyllienne et. la structure des plantes par Ed. Griffon, Ingénieur A Docteur es Seiences.—Juillet 1900. 106 pages. Materias que contiene: 1. La energía asimilatriz y su medida.—Il.. 101 Plantas que presentan su estructura normal.—IMOT. Plantas cuya estruc- tura ha sido modificada por el medio. —IV. Estructura y asimilación. Série physico-mathématique. N”. 9. La célérité des ébran- lements de lV'éther par L. Decombe, Docteur es Sciences. Jui- lNlet 1900. 96 pages. I. Consideraciones generales acerca del éter.—II. Historia del éter: Luz, Calor, Electricidad.—I!I. Las oscilaciones hertzianas.—IV. La fór- mula de Newton.—V. La velocidad de laluz.—VL La velocidad de la elec- tricidad.—VII. La velocidad de propagación de la onda electromagnética. — VIT. El número » de Maxwell. —IX. La dispersión en el vacío. —X. El éter de Maxwell. N? 10. Les Rayons Cathodiques par P. Villard, Docteur ds Sciences. 1900. 118. pages. I. Aparatos. —II. Fenómenos eléctricos en los gases enrarecidos. —ITI. La emisión catódica.—IV. Propiedades de los rayos catódicos.—V. Elec- trización de los rayos catódicos.—VI. Electrización de los tubos de des- cargas. — VII. Acciones electro—estáticas. — VI. Acción de un campo magnético sobre los rayos catódicos.—IX. Velocidad de los rayos catódi- cos.—X. Heterogeneidad de los rayos catódicos.—X1. Acciones quími- cas de los rayos catódicos. — XII. Fenómenos diversos. —XIII. Experien- cias de Lenard.—XIV. La formación de los rayos catódicos.—XV. Natu- raleza de la materia radiante.—XVI. Los cuerpos radio-activos y los rayos catódicos naturales. Encyclopédie scientifique des Aide-mémoire, Paris, Gauthier-Villars. Chaque volume 3 fr. Analyse des gas par M. E. Pozzi-Escot, Chimiste, Membre de la Société Frangaise de Physique, Rédacteur á la Revue gé- nérale de Chimie Pure et Appliquée. 1900. 200 pages. 1 Este tomito es de gran utilidad, tanto desde el punto de vista cien- tífico cuanto industrial, Contiene interesantes indicaciones prácticas re- lativas á la manera de recoger los gases para su análisis, los aparatos, las 102 medidas y las manipulaciones; los reactivos, los caracteres analíticos y- procedimientos de cuanteo de los principales gases, determinación de la. naturaleza de un gas, análisis de las mezclas gaseosas, aparatos empleados en los análisis, y por fin la determinación del poder calorífico de los gases. Les diastases et leurs applications par M. E. Pozzi-Escot,. 1901. 218 pages. El estudio de las diastasas presenta la doble ventaja de tener un po- deroso interés científico y de poseer al mismo tiempo numerosas aplica- ciones iudustriales. El autor escribió esta obrita especialmente para los- químicos y para los ingenieros á quienes será de grandísima utilidad. Las materias que contiene son: Acciones diastásicas, generalidades. Diversas- familias de diastasas, su secreción, preparación y composición, propieda- des generales. Leyes de acciones diastásicas. Individualidad de las dias- tasas. Zymogenesis. Método de medida de las celdillas diastásicas. Nueva. interpretación de las acciones diastásicas. —Amilasia, su trabajo químico. Maltage. Papel de la amilasis en cervecería y en destilación. Análisis del. malto. Maltasa y sus aplicacionea. Mucors y Amylomyces. Fabricación: industrial de la maltosa. Zymasa y bucnerasa. Las oxidasas. 1HE 140 DEL FUERTE OÍ WESTERN MEAIOO, AND IT'S TRIBUTARIES. BY KINSLEY DRYDEN DOYLE, M, A., Assoc. M. Ixsr, C. E. The Fuerte river is a powerful stream, named from its torrential character, draining a basin of 17,000 square miles, including that part of Western Mexico called the Sierra Tarahumara, and falling into the Cali- fornian Gulf just south of the 26th parallel of north latitude. (See map, Pl. 11.) The rainfall of this region is a mean betwen the extreme aridi- ty of the Colorado desert and the tropical copiousness of Tepic and Jalis- co; there is a long dry season from November to June, broken only by a: few thundershowers, during which the vegetation is mostly leafless; and the only green objects in the low country are numerous varieties of cac- 103 tus, agaves, and a few other kinds of plants whose bark serves the purpo- ses of leayes, except in places where the roots can reach water. The pro- longed drought dries up all the rivulets in the low land or “tierra calien- te” as itis called locally, but the immense rock masses of the plateau— rightly named Sierra Madre, mother of mountains—store up and give out a perennial stream, never falling below 64,000 cubic feet per minute. The Fuerte is 275 miles long from source to mouth, and the united river for a third of the whole length flows through the low plain the re- maining part and all the chief tributaries pass through rugged foot hills and in deep cañons worn in the Sierra 1tself. This country was traversed by the author in 1897 from west to east, but it will be more convenient for the purpose of description to start near the watershed. Proceeding therefore from the town of Chihuahua on the Mexican Central Railway, one traverses the central plain, gradually rising from east to west towards the wave crest of the great slope; for the first 70 mi- les the road or track goes over a rugged country composed of weathered dark volcanic rocks, and studded with abrupt hills which rise like islands in a stormy sea of lava. Thers is little surface soil, and, except a few sha- llow valleys like that of Sta. Isabel, the region, owifig to drought, is a de- sert. After reaching Cosihuiriachic, a town depending on very ancient. and rich silver and lead mines, the llanos are seen stretching upward to- ward the watershed of the continent; they are very smooth, broken by few arroyos, and coyered with grass forming a good cattle country where- ver water is obtainable. Thirty miles to the N. W. of the town is a group of rocky hills whence streams flow in three directions—south-east to the Rio Conchos, which joins the Rio Grande del Norte, and discharges into the Gulf of Mexico—north to the Rio de Sta Maria, an inland sytem of drainage ending in asalt lagoon near the United States frontier—and west through the mountains to the Gulf of California. The llanos preserve the original slope and surface of the old lava fiows, and are protected from denudation by their lofty elevation, the small rainfall on thé inland side of ¿he mountains, and by a coating of soil with permanent gras. (1) Travelling over them, is a pleasing contrast to pro- gress over the stony plain, and the antique-looking; leather-slung coa- ches drawn by teams of eight or ten, well-matched, closely-clipped, whi- te mules go at a fast canter over the smooth surface. Towards the summit of the slope rounded hills studded with dwarf oaks appear, and the ground is broken; but some attempt at grading the tracks enables wheeled vehi- (1) There are also aJuyial deporsits in this region, containing bone remains of Qua- ternary age. 104 cles to go as far as Bocoyna on the head waters of the.Rio Conchos, whe- re there is a small settlement of Mexicans and Indians. From this place onwards one must travel mounted or on foot. The highest part of the ran- ge in this neighbourhood is Rumerachic, a rounded mountain about 9709 feet above the sea. Here we enter on the pine—-clad mesa, which extends, uniform and monotonous, in a belt 50 miles wide, along the crest of the Sierra; except in a narrow central ridge, the general surface is quite level, and covered by asparse forest of small pines, with very little other vegetable life. Mam- mals and insects are alike unseen, and the only winged creatures are an oceasional flock of “blue birds” or a stray woodpecker. There being no streams during the dry season to make tho murmuring accompaniment one always hears in the Alps, and as no breath of wind disturbs the constant calm of the air, there isan absolute silence in the forest which is very im- pressive; even the footfalls of one's own mules are deadened by the carpet of pine—needles. These mesas are composed of almost level sheets of lightcoloured tra- chyte, and beds of white friable volcanic ash, with local layers of white pumice; incrustations of red and white chalcedony, and crystals of celes- tine are also commonly seen. The commencement of the arroyos which feed the Fuerte river 1s usually a basin—-like space of bare stone completely denuded of all soil, and without vegetation; the-sides are steep, and the hollows soon plunge down to the depths of the great cañons; they remind one of the streams on the peat-covered Irish hills, Kippure for example, where a furrow in the living fibrous covering of heather and other plants, soon widens into a gully in the soft peat. Though the scale of the phenomena is very dif- ferent, yet the forest on the mesa seems to play the part of the heather on the peat, and prevent denudation of the underlying material. In the - basins and valleys there are often rounded bosses, and sometimes high pi- Mars left standing in isolated positions, orin groups; they appear to be pro- duced by the protection afforded by hard, resistant patches in the trachy- te; but, unlike ordinary earth piilars, do not develop into symmetrical conical forms; being always twisted into strange and odd shapes, and so- metimes overhanging considerably; some are more than 100 feet high. Be- sides the summer rains, which are not heavy at elevations of seven or. eight thousand feet, there is a winter snowfall of about two feet, and the greater part of this, probably finds its way through the surface soil, and, by subterranean passages of the fissured rocks, to the water—level at the bottom of the gorges; for in early summer the small streams are quite dry, though there is plenty of water far down in the gorges. The most striking 105 feature of the mesa on the way from Bocoynais the great Barranca of the Urique river; one approaches it through level forest to the very edge of the chasm, where it bends suddenly from E. N. E. to S. S. W. The sides are a series of vertical precipices, formed by the edges of the different lava flows. connected by steep slopes of detritus covered with vegetation suited to the elevation; for the descent to the stream being 4500 feet, ba- nanas, oranges, and cacti will grow at the bottom wherever there is room for them, while there is frost nearly every night on the top; and yeta sto- ne dropped from the edge of the mesa would, in many places, fall and roll all the way to the river. Further up, the cañon contracts to a chasm so na- rrow that it could be bridged at the top, but here it is a couple of miles wide. Here and there in this region one comes across cave-dwellings of Ta- rahumari Indians, a primitive race of fine physique; they are of a dark cop- per red colour, with long coarse black hair reaching to the shoulder, and confined by a fillet round the forehead. They are very shy and retiring, living by their own tribal customs, and making their own pottery, clo- thing, and arms, without intercourse with white men. As they are not a warlike race, their continued existence and individuality is due to the ex- treme inaccessibility and poverty of the country; but in power of endu- ring cold and fatigue, and performing very long marches with no pro- vision but a little parched corn, few hill tribes could compete with them. After passing the Cerro de Coroibo the track visits some large caves on a high part of the mesa where water can always be found; elsewhere the sources are so far apart thatitis desirable to have a guide with local know- ledge, to avoid the discomfort of a waterless camp; forage is also so scar- ce that corn must be carried for the mules. There isa numerous group a grotesque rock—pillars near this place. The ground here commences to slope down with a more broken hi- lly surface towards the tierras templadas. at an elevation of 5000 to 6000 feet; the tongues of table-land reaching out between river valleys are ca- lled cordones, and their level tops enjoy a delightful and invigorating cli- mate; temperate crops and fruits do well here, and the little towns were gay with peach blossoms in March. Leaving Temoris, a place on the right side of the Septentrion river, we descend to a small ranche at the bottom of the valley, where an arti- ficial water—course irrigates some terraces planted with oranges; there is hardly any level ground, fort the steep sides of the V-shaped valley near- ly everywhere sweep directly into the stream. Here, mineral veins, which are uncommon in the upper trachyte beds, begin to appear, and there is a large mine close by at Realito. Now, ascending to the crest of the left bank at Pandura, the first view of the foot hills is obtained; they lie ex- Revista [1900-1901]--14. 106 tended like a map beneath the giants of the mesa; and were it not fortheir steep and intricate forms, the windings of the river valleys could be easily traced through the transparent atmosphere. The clearness of the air in these regions is remarkable, even for the Pacific coast; the stars at night shine with astonishing brillianey; and a lofty mountain of striking form, the Cerro de Alamos, is visible all day at distances over 60 miles, where nothing intervenes, except in the rainy season. To the south-east of Pan- dura is the peak of Metate standing on aspur of the mesa, isolated by the erosion of two streams, and surrounded on three sides by immense verti- cal precipices. There is a wide difference between the shapes of mountains in this latitude, and the ice-planed forms of Europe; as long as the rivers can deepen their beds they do not widen the valleys at all, which remain either cañons enclosed by cliffs, or V-shaped cuttings, usually terminating at the bottom in a narrow gorge. On the lower ridges the evergreen flora is more varied and abundant; three varieties of oak, three of pine, and one of arbutus are common; the arbutus, whit its thick stem, bright orange red bark, dark green leaves, and white flowers, is very picturesque; and the Encina roble, an evergreen oak, with thick leathery leaves, is very dis- tinet. Lower down, below 5000 feet, agaves, mamillaria, and prickly pears (Opuntia) are abundant among the grass that covers old geological for- mations. or under the dwarf forest that flourishes on recent volcanic ejec- tamenta. Following the rigde towards Guaza, the track overlooks a wide basin, grass-covered and dotted with dwarf oaks, into which two streams converge at an acute angle, leaving between them a thin slice of table— land, standing up perpendiculary 3000 feet above the stream, and revea- ling its structure of horizontal beds; the upper pale acid lava, and the lo- wer of dark basic materials. Such wedges are common at the margin of the mesa, and are sometimes isolated into towers that eventually crumble into conical forms; when firstisolated, they are locally called cahallos (hor- ses); the ridges produced by erosion often terminate in a diminishing row of peaks that have been formed in this way. This flamboyant style of mountain sculpture shows that no severe earthquakes have affected this part of Mexico for a long time, as many of the grotesque rock—pillars and lofty partition walls have such slender bases that a violent shock would certainly overturn them. At Guaza the Chinipas and Septentrion rivers join, and there is alit- tle level ground laid down by the rivers during a temporary obstruction of the lower gorge, caused by recent volcanic eruptions, to be further no- ticed. Betwen Guaza and La Junta, where the main river forms, the va- lley has been eroded to the base of the volcanic series, exposing syenite; a calcerous fossil was also observed in the shingle, though time did not allow a search for its parent stratum. 107 Turning now east, up the main branch of the Fuerte river, we have before us a portion of country about 40 miles long and 20 miles wide oc- cupied by the wasted volcanoes of a secondary eruption; all the rocks he- re are dark basic lavas, and some of the flows can be seen little altered, still forming the surface of the ground, or filling former river valleys. Mi- neral veins are abundant in a belt reaching from San José de Gracia near the boundary of Durango, to Rosario mountain, near that of Sonora, es- pecially at the junction of the dyke-intersected syenite, with the volca- nic rocks. Gold ocecurs frequently, associated with silver and copper as sulphides, and sometimes in veins of iron ore. As the river runs in a chasm, the practicable track crosses hest houl- der of the Cerro de Volcan aprominent peak among the foothills; its top is evidently the hard core of a crater, and its sides the eroded materials of the cone; denudation is proceeding apace among these small mountains from the action of the heavy autumn rainfall on their loose layers; nearly all the ground stands at the angle of friction, everything is just ready to roll; and the tops of the rigdes and bottoms of ravines are quite narrow. Near Volcan there are four or five other extinct cones in the same stage of decay. Descending to the bed of the river at San Francisco, one finds it rocky, and with a rapid fall; numerous waterworn boulders as large as 10 feet in diameter are piled along tho margin, attesting the force of the stream when swollen 50 or 60 feet above its dry season level. Above Rea- lito it has cut through a thick homogeneous layer of reddish rock, very free from fissures, and has left perpendicular cliffs nearly a thousand feet high; on emerging from this pass, one stands on a lake terrace over the river; observation of the surrounding hills discloses other parallel terra- ces at different higher levels. The wide valley is covered by regularly bed- ded lake deposits through which the river winds in sinuous curves, cut- ting clifís from 40 to 70 feet high. Against the sky is the vast wall of the distant mesa, indented with square notches, like the machicolated parapet of a castle, by the straight-sided ravines. The bed of the ancient lake is 1000 feet above sea-level at is lowest point, and consists of white and bright green sandstones and conglomera- tes in thin but continuous layers. During the dry season the river bed is a convenient road, though in necessitates frecuent fording, as the stream meanders from side to side. The sandstones were examined for fossils, but none were found. After nine miles of gently-sloping, walled-in course, a place is reached where the lake beds hrve been cleared away nearly down to the present river level: probably by wanderings in the course of the cu- rrent: and on this plain is the small town of Tubares. The ancient alke and its fluctuations of level must habe been cau- 108 sed by volcanic eruptions in the previous river valley damming the chan- nel up with lava and ash; and when largest, the lake covered 100 square miles, to a maximum depth of at least 1000 feet; the thickness of the la- custrine strata below the present river level could not be ascertaine wit- - hout boring. Should it ever be desired to regulate the flow of the Fuerte river, either for water-power or for extended irrigation in the low country, 14 could be done efticiently at a moderate cost, by constructing a dam atthe gorge of Realito, where there is a narrow passage, solid rock for founda- tion, and a long gentle slope for the reservoir. e. Above Tubares, low clitís close in again on the river; here they are of a compact white stone, in appearance like limestone, but probably de- rived from the waste of the acid lavas; then the valley opens again as the junction with the Urique river is reached, the left branch being the pro- duct of the main stream from El Zapori and the Batopilas river. Long ages elapsed between the eruptions that built up the mesa, and those which tormed the Realito group of foot—hills; for during that inter- val; the Urique and other rivers eroued valleys more than JUUU feet deep, and extended the littoral plain at the expeuse of the plateau. Atter the new volcanoes had covered the plain, the rivers deposited the lacustrine beds of Tubares, and cut a deep channel through the erupted material. All the foothills are covered with a low forest of thorny trees and shrubs, leafless in March, but not without blossoms, the “palo blanco” in particular being covered with corymbs of large, white, sweet-scented fo- wers, the food of parrots and deer, and the haunt of humming-birds. A ye- llow variety of the same species is common, and two trees produce large clusters of rhododendron-like blossoms, pink and yellow respectively; log- wood of small size is abundant, being used for fuel and for stakes. 'he commonest large cactus is the pitahaya a clustering group of dark green eylinders about 10 feet high, furnished with grey woolly huir near the top, and like all the genus, with chevaux de frise of slender sharp spines. The- re are large echinocacti which are eaten greedily by deer, whenever they can penetrate the defensive armour of spines and hooks. The smaller ma- millaria with brilliant starry flowers were not generally in bloom in March. Besides the perennial woody; or fleshy and fibrous plants, there is a nu- merous and bexutiful flora of herbaceous varieties that spring up on the advent of the rains, and many of them are peculiar to this part of the country; it has been only partially worked out, and there are probably ma- ny kinds yet undescribed. All the shrubby vegetation is much more lu- xuriant on the recent volcanic area than on the eroded spurs of the mesa. Proceeding now, from the junction of the Urique river, a new series 109 of volcanoes is traversed. the highest being the Cerro de San Juan; their form is rounded on top, but with steep slopes, and the lava is a dark ba- sic material full of green spherules, which are not much elongated in any direction; this lava appears to have been exuded in a pasty condition, for it shows no signs of bedding or flow. The river has cut a narrow winding gorge through it, with steep but not vertical sides Above San Juan de Dios, at San Ignacio, is thejunction of the Batopilas river, in a more open country; also showing some signs of alluvial deposits. The Batopilas river flows between steep cliffs of basalt and diorite, apparently lower members of the great plateau series, and not recent erup- tions like those of San Juan and Realito. Near Puebla, granite with nu- merous dykes and patches of schorl is exposed; and generally the great variety and numerous sections of the rocks in this district would make it interesting te a geololist, who had time to study them. On occount of its ruggedness it is nseless, except for mining, and is accordingly a retreat for the wild Tarahumara; whose dark red forms may be seen bathing in the river, and at night the light of firesin the caves they inhabit, gleams in the lofty recesses of the hills. Batopilas is a considerable mining town, its mineral veins have been worked since the early years of the Spanish occupation, and they are now exploited by a United States company, wich, alone out of many mining concerns in these provinces, uses modern methods and machinery. The principal veins are of crystallized native silver imbedded in calcite, the country rock being a hard diorite. One mine extends 900 feet above, and the same depth below the adit; and the author saw a blast fired in a vein one foot wide containig 75 per cent. of bright metallic silver. Other neigh- bouring mines contain silver as sulphide. The mountains round Batopi- las have been stripped of their wood for fuel at the mines, and when seen from above appear covered with a ramifying network of small ravines, by which the whole surface is made steep, the slopes from two arroyos always terminating in a sharp ridge; this extreme effect of denudation may be due to removal of the natural covering. Leaving Batopillas we reach the Cerro Colorado, an immense red mass of low grade, auriferous rock; it was recently worked on a considerable scale at a loss, and the machinery is still on the spot; costly transport was the chief obstacle to success. We now cross over the cordon to the Uri- que valley, and go up to the town; although the rock walls are 5000 feet high, and very precipitous, the valley has a narrow flat floor composed of alluvial materials deposited under water (during the existance of the vol- canic dam). Nearly every kind of tropical fruit does well here. It is pos- sible to go far up the valley near the river, a path having been blasted 110 out by miners, for there is a large copper deposit near the turn of the great barranca, in a most inaccessible position. The valley extends a hundred miles above the town, and contains some old, rich, silver mines. Wenow proceed to Cerrocahui a small place on the temperate mesa, surrounded by arable land; hereis anadobe church built in 1700. There are charming - spots on the mesa, well wooded and level, with clear streams which, end - in a sheer descent of many thousand feet; from one, there is a view over the immense crags of the Arroyo Hondo. They are kept green by a slight deposition of mist or fine rain, in ascending currents of air, forced up the clifís by wind, a short distance from the edge, such moisture is absent. The track passes Tecumichic (elevation 5950 feet) and Sinagita, and emerges on the edge of the mesa at El Ojito (the little eye), whence one can see several thousand square miles of country, including points sixty miles distant. On theeast, is the Cerro del Pilar, a series of singular forms of eroded trachyte, and the old lake basin of Tubares; to the south, are the volcanoes of Realito, Cobre, and Pinitos; and west, are long tongues of tableland divided by precipitous valleys. Such a view must be uncom- mon in any country. From this point the track descends rapidly to the hot springs of Huachara situated among a number of small hills with streams winding among them; the remarkable similarity and strange form of the- se hills can hardly be due to ordinary erosion; they are composed of loose stones, gravel, and sand of a reddish colour, and the entire hollow is filled with them. The track passes over Sausillo, and from El Sillon beyond it, a new view is obtained of innumerable small hills and mountains; it soon passes the boundary between the old trachyte and the recent volcanic area, and reaches La Junta by Tacopaco, a village in a valley containing many palm-trees called tacos. Descending the main river to Agua Caliente de Baca the bed is found to be of syenite; it finally emerges into the low country through the Ca- jon de Huites, between the Cerro de Santiago and the, Cerro de Chucha- ca. Belowthis, the country is generally syenite, but part of it is covered by a lava sheet 20 feet thick, which filled an old bed of the river, moul- ding itself to the waterworn rocks, sealing up beds of gravel, and someti- mes rising into bubbles oyer pools; the river subsequently cut through the layer and 50 feet of syenite, leaving the junction exposed on a cliff. As auriferous veins are abundant in these gravels; a surmise which was : verified by washing a handful of gravel. The top of the lava bears a plan- tation of large cultivated ages for making the spirit called mezcal: they grow luxuriantly on the descomposing rock. Thelava extends to Agua Ca- liente, where there are springs at a temperoture of 1209 F., containing sul- phuretted hydrogen and carbonates; in the hot water the stones are coated 111 by alges of a very deep green colour—a remarkable example of adaptation to unusual cirecumstances. Though much of the lavá sheet has been re- moved by erosion, a few truncated conical hills show its former level and extent. Rosario mountain, a trachyte peak 5193 feet high (by boiling point), is worth a visit, as it gives an extensive view. Atits base there are gold mines, where the metal is extracted from heematite in primitive native mills called arrastras, consisting of shallow, paved, circular pits, round which heavy stones are dragged by mule power. On Rosario mountain was a curious mass of vegetation, moulded to the shape of a spouting water- fall; it extended from one rock-ledge to another forty feet higher. in a pa- raboloid form, so that the water would run over its surface in an even sheet. The mass was as dry as hay, but seemed to be a selaginella. There are se- yeral sorts of ferns here, which roll up tightin the dry season, and respond to a small shower of rain by immediately expanding the evergreen upper sides of their fronds. Deer and jaguars are common about Rosario. Below Baca the river takes a sweep to the west, having been diver- ted by lava-flows from volcanoes near Choix, and it returns to its general direction near Toro; most of the intervening country has been swept clear of lava, exposing syenite. At Toro several hills, like bench-marks in an excavation, show the former level of the lava. The ranches here, are fen- ced by rows of single-stemmed cacti, growingin contact to a great height; they are only six inches thick, but absolutely unclimbable. A singular tree called Bebalama grows in the plain, 1t has slender stem, branches, and twigs of a bright-green colour, and shower of beautiful yellow flowers, but no leaves in March; the sheltered ravines contain some rubber—bearing plants, though they are not plentiful, owing to the long drought. The im- mense sahaura (Cereus giganteus) or pillar cactus of the Gila valley does not grow so far south. Between Sinaloita and Ocolome, on the river, there are outerops of mica schist and slate, the general strike of the cleavage being a little west of north; below this the country becomes more level. At the town of Fuerte the river is 300 yards wide, with a rapid current over coarse sand, but only three or four feet deep. There is a colouring about the gorgeous sunsets of the plain which is peculiar to the shores of the Californian Gul£f—hues of violet, purple, and rose predominate— and no such displays were seen by the author, since the wonderful sunsets caused by the eruption ef Krakatoa. At San Blas there is a bar of rock across the stream; it is apparently metamorphic, and contains dark-red and green jaspery bands (specimen lost). Just above this place a very cold night was experienced, with den- . se fog—a suprising thing in the hot country, and the only fog seen by the 112 author in Mexico. The .explanation appears to be as follows:—On the mountain sides at night the clear airis chilled by the radiation of the ground; but, being too dry to deposit dew, falls a great deal in temperature, and slides into the bottom of the ravines. Hare it is further chilled by radia- tion, and deposits copious dew; but, still cold, it runs rapidly down to the river and rolls on towards the sea. At San Blas it is checked by a line of low hills, and spreads out as a lake of cold, foggy air. It was observed that everything within about ten feet of the bottom of small arroyos was dren- ched with dew, while objects higher up were quite dry in the morning. As one proceeds towards the coast the plain becomes quite flat; but hills of volcanic rock rise abruptlv from it at wide intervals. The brown leafless forest of small trees gives way gradually to increasing numbers of cacti, especially a large variete of pitahaya, and twisted siviris, with poisonous thorns, which almost mimic a writhing knot of grey-green snakes. Whe- re water is applied, the sandy plain is fertile; and the banks of the river, like a little Nile, are fringed by irrigation farms, where excellent cane for sugar, with oranges, bananas, and malize are raised. The margin of the water is alive with the bright plumage and songs of birds; but away from it, the plain is covered by groves of cacti, to the exclusion of everything else, and their clustering, green, leafless columns in endless succession, presenta singular appearance. An attempt has been made to irrigate on alarge scale, but only a small part of the immense cac- tus groves has been touched. The woody core of these plants contains tar, and yields on distillation a gas of high illuminating power. There is aroad through the cacti to Topolobampo, a large landlocked bay which, on ac- count of its possibilities as a harbour, has been carefully surveyed ty the Hydrograpbic Department of the United States Government; their chart shows clearly that this was the old estuary of the Fuerte river before vol- canic disturbances diverted its course. The high-—tide outline of the top of the bay has the appearance of a delta with numerous channels, though there is now no fresh water there; and the bay, which is very beautiful and sur- rounded by steep volcanic hills, made a fitting exit for a river having an inland course of great interest and variety. The existing mouth ends ig- nobly in mud-flats infested by alligators; for the river has not had time to make anything better, but ill will probable improve it in the course of a few thousand years. In would be interesting, and probably easy, to tra- ce the old bed of the Fuerte, and the work might result in the discovery of more placers to reward the pioneer. ¿There are indications that the confluence of the Urique and Batopi- las rivers, with those from Chinipas and Septentrion, was formerly along way from the present fork at La Junta; and that the wild gorge from Rea- 113 lito to La Junta was cut by an overflow ot the volcanic dam at a spot dif- ferent from the old exit of the Urique river. Upon this supposition, the placers near Baca were produced by the Chinipas river only. The cause of the small volcanic groups outside the edge of the ta- ble-land appears to lie in the existence of a great shearing stress acting on the Eartb's crust at this place. The mesa sloping down from 9000 to 6000 feet and then plunging abruptly to 1iverchannels 1000 feet above the sea, causes a sudden change of load, due to the weight of 5000 feet thick- ness of rock; and, as erosion changes the position of maximum strees, weak places are disclosed, through which any hot fluid matter below is squee- zed out, while the plateau settles down. This action may have been re- peated several times while the plateau was being cut back, thus accoun- ting for the volcanic hills at Topolobampo, and generally along the coast. In the clear waters of Topolobampo Bay, pelicans fish day and night unceasingly, turtles bask, and porpoises race by at railway speed, pune- tuating the silence of night with their rhythmical snorts, while hundreds of thousands of sea—birds feed on the sandy beaches of San Ignacio and nest ond islands in the bay, watched over by the paternal care of the Me- xican Government, If we depart by sea the last view of the coast is a weird outline of fantastic shapes, distorted by a veil of mirage. APPENDIX. Generally the highest temperatures were observed in narrow, deep river valleys; the low open plains were cool at night, but had a high tem- perature in the day; the coolest night was April 6, at Orochibo, elevation 7575 feet, on the mesa, when there were 199 of frost and thick ice on still water. There was slight cloud at sunset in the plains on February 6, 8, 10, 13, and 20, with,very brilliant colouring; thunderstorms occurred in the foot—hills on March 19 and 27, with heavy rain and small freshets in the river. At San Blas, on February 7, there was a dense fog in the morning, with minimum temperature 402 F. No other fog, cloud, or rain was ob- served during February, March, and April. There was a gale from the N. W. in the gulf on January 29 and 30, with clear sky, no rain, and a heavy sea; on the coast the wind was fresh to strong from the west on February 1, 2, and 3. Inland it was generally calm, in the foothills at San Juan de Dios, there was a strong, hot, dry wind down the valley on February 26. During March and April a dead calm lay over the mountains. Revista [1900-1901] —15. 114 Disturbances of the barometric pressure beyond the diurnal oscilla- tions are rare, readings remaining constant for many weeks at a time. - The air is extremely dry; steel articles left on the ground every night do not rust, and no dew is deposited, notwithstanding the clear sky, ex- cept at the bottom of ravines. Sumary of Temperatures in different places during February, March, and April. $ Temperature LOCALITY. DATE. ELEVATION. HOUR. aRen hal Coast, at Topolo-| Jan. 31, 30 feet, | maximum day, | 62.95. 3 bampo, minimum night, | 47. a e e a Feb. 1, 30, maximum day, | 79. 5. E minimum night, | 47. 5. 5 a ta. Feb. 2. 30, maximum day, | 64. E 7 minimum night, | 37. o Near river, ......... Feb. 5, ES 8 p.m., 58.3 air. E San Blas, -......---- Fep. 7, 120 , minimum night, | 40 in fog. SE Fuerte dad Feb. 10, 186 ,, 8 p. m,. 55 air. lS) ao E e Feb. 12, 8a. 1m., 47. 5 air. 3 |Nearriver,....-..-. Feb 12, 250 ,, 9 p.1m., 56. 7 air. ¡Ó) AI A 7 Feb. 13, 250, 8 p. m., 53 air. ES minimum night, | 37. E San Javier, ........- Feb. 15, 320 ,, 8 p. m., 50. 5 air. [2 ; minimum night, | 39. = BAC a a Feb. 17, 384 ,, minimum night, | 41. = E March 25, 384 ,, 8p.m., 52 air. is River valley, -.....- Feb. 23, 904 .,, 8a.m., 61. 2air, 5 ) San Juan de Dios, ..| Feb. 26, 1135, 9 p. m., 84. 5air, hot 52 strong wind PE2 all night. Old lake basin, - --..| Feb. 24, 1010 ,, 8 p.m., 69 air. Cañon at Batopilas,| March 1, PE 10p, m., 76 air. a ES > A March 5, de E 8a.m., 64 air. osa 35 AS March 6, 2523 ,, 8a.m., 62 air. EE maximum day, | 99. 5. as! minimum night, | 58. | Cañon at Urique,-.-| March 9, 1790 ,, 6.p. m., 72. air. minimum night, | 62. 5. On cordon of mesa,| March 10, | 6038 ,, minimum night, | 39. 5. dat) o 2 March 12, | 5950 ,, 7 p. m., 42 air. On foot hills, . ...... March 15, | 2540 ,, minimum night, | 54. Uvalama,...... -22. March 29, | 3150. ,, Ta. m., 42 air. (A April 2, 4950 ,, 8p.m., 49 air. High mesa, ...--....- "April 3, 5674 ,, 8 p. m., 45. 5 air. a AS April 4, 7265 ,, 8p.m., 54 air. 3 minimum night, | 38. ES de a ae April 5, 7199 .,, 8 p. m., 51 air. El (Ojito de Baranca) minimum night, | 19. , ES High mesa,....--- April 6, TON sl 8p.m., 38 air. =y minimum night, | 13. H BOCOyNDAa, ..0... 2.2. April 7, 7140, 8p.m., 38. 5 air. NR April 8, 3 E minimum night, | 29. O E UI: April 9, Ñ A minimum night, | 29. Air temperatures by swing thermometers (verified at Kew), maxima in shade, minima exposed to open sky: 1) 14] 115 Observations for latitude were made with a 6 inch sextant and co- vered mercury trough. Heights were measured by boiling-point instrument with thermo- meters verified at Kew, and two aneroids. OBSERVATIONS OF LATITUDE MADE BY THE AUTHOR. he town. of. Buerte. aacaredtazzs 250 30 30“ North. Agua Caliente de Baca....o.oooo... 26 13 40 5 Rancho of SeptentrioN, ........-- 26 45 0 Es Santiago near Bahuina, ......---- 27 0 30 a) Down 0 COultieco, ata aids 27 5 20 a Ojito de Barranca at the bend of the Urique river, .......--... 27 13 40 e Bocoyna on the Rio Conchos, .... 27 40 20 ps NOTE ADDED IN THE PRESS. The Author's attention has been directed to the Bosquejo geológi- co de México, 1897, numbers 4, 5, and 6, which contain a general account of the geology of Mexico, and some preliminary notes on the provinces of Chihuahua, Sonora, and Sinaloa. (Reprinted from the Proceedings of the Royal Dublin Society, August 1899). o ILLIA III BIBLIOGRAFIA. Bibliothéque Technologique. Les Phénomenes électriques et leurs applications. Étude historique, technique et économi- que des transformations de l'énergie électrique par Henry Vi- varez, ancien éléve de PÉcole Polytechnique, Expert prós les Tribunaux.—Paris, G. Carré et C. Naud. 1901. 8* 574 pages. 254 figs. 15 fr. relié. Nos parece que esta obra está llamada á satisfacer á los deseos de mu- chas personas, ingenieros, jefes de industrias, etc., que necesitan conocer los principios generales de la Electricidad como los de la Física y la Mecá- 116 nica. Para ello les es preciso algunos rudimentos, esto es, una serie de no- ciones claras, precisas, despojadas de la complicación de demostraciones y de la descripción de aparatos, pero que sí sean suficientes, sin embargo, para que puedan adelantar en sus estudios si tuvieren necesidad, y en bo- do caso de poder seguir á grandes rasgos, pero con conocimiento de causa, los proyectos ó trabajos que les sean entregados. Esta obra satisface á estos ideales: narra la marcha de las ideas que han creado la ciencia eléctrica moderna, haciendo á un lado la parte filosó- fica; expone someramente las teorías y leyes con la terminología nueva, las aplicaciones y sus resultados económicos; en suma, la obra no es de vulga- rización, pero tampoco está á la altura de la enseñanza profesional, es pro- piamente un libro para iniciarse en los estudios referidos. Completemos esta corta noticia dando un sumario de las materias tratadas. | PRIMERA PARTE. Los precursores. Período empírico.—La Electricidad y el Magnetismo en la antigúedad.—La Electricidad y el Magnetismo has- ta mediados del Siglo XVII. — La botella de Leyde.—Franklin. Investi- gaciones sobre la Electricidad atmosférica. —Galvani y Volta. SEGUNDA PARTE. Los sabios. Periódico científico.— La corriente pro- ducida por la pila eléctrica. — Electro magnetismo. Electro-dinámica. In- ducción. —La conservación de la energía. —Las unidades mecánicas y eléc- tricas — Las medidas eléctricas TERCERA PARTE.— Los ingenieros. Periódico industrial. —La produe- ción industrial de la Electricidad.—Las máquinas dinamo-eléctricas de co- rriente directa. —Las máquinas dinamo-eléctricas de corriente alternativa. —Los acumuladores eléctricos. — Canalizaciones eléctricas. —Fuentes na- turales de energía. — La cuestión de la hulla.— Trasmisión á distancia de la energía mecánica por la Electricidad. —Receptores móviles. — La trac- ción eléctrica. —Trasmisión de la energía eléctrica á distancia: grandes dis- tancias; pequeños esfuerzos.— La telegrafía; sus orígenes. —La telegrafía eléctrica terrestre. La telegrafía submarina. — Trasmisión de la palabra. Teléfono. — Transformación de la energía eléctrica en luz. Lámparas eléc- tricas.—Alumbrado eléctrico; sus progresos; su estado actual. —Transfor- mación de la energía eléctrica en energía química y en energía calorífica. Electro—química y Electro -metalurgía. Calentamiento eléctrico. —Apli- caciones diversas de la Electricidad.— Indices de nombres propios, biblio- gráfico y de palabras y expresiones técnicas. 117 Bibliothéque Technologique. Chimie des matieres coloran- tes organiques par Rf. Nietzki, Professeur 4 VUniversité de Bále. Avec préfaces de C. Friedel et E. Neelting.. Traduite sur la III: édition allemande, et mise au courant des der- niers progrós d'aprós la IV* édition allemande par Charles Vaucher, Camille Favre et Alfred Guyot, Maítre de Conféren- ces á la Faculté des Sciences de Nancy.— Paris, 7. Carré et C. Naud. 1901. 8" 447 pages. 10 fr. relió. En los países de lengua alemana, la obra del distinguido profesor Nietzki goza de una grande y justa reputación y es el compañero indispen- sable de todos los que se dedican al estudio de las materias colorantes y sus aplicaciones. Existen excelentes tratados acerca de ese ramo, muy vo- luminosos. El libro de M. Nietzki es á la vez muy conciso y completo y se halla á la altura á que hoy día ha llegado la ciencia. Será de extrema uti- lidad, no lo dudamos, no solo á los que especialmente se consagran al es- estudio de materias colorantes, sino también á los que se ocupan de sus aplicaciones; el tintorero, el colorista, el fabricante de lacas, de papel, de ] papeles pintados, en fin, todos aquellos que tengan que teñir materias pri- mas como cueros, pieles, plumas, ceras, cuerpos grasos, etc., sacarán nota- ble provecho de la obra. Aun los profesores de química orgánica podrán sacar gran partido para dar ideas generales de las materias colorantes ex- poniendo la teoría del autor que está escrita con notable claridad y la cla- sificación de las materias colorantes en familias naturales. Dicha clasifi- cación, que es ya profusamente adoptada y que fué inaugurada por M. Nietaki en 1886, es la siguiente y á ella está adaptado el estudio que hace en su libro: L Colorantes nitrados. II. Colorantes azaicos, HI. Colorantes deri- vados de las hidrazonas y pyrazolonas. IV. Oxiquinonas y quinona-oxi- mas, V. Colorantes del difenilmetano y del trifenilmetano. VI. Coloran- tes derivados de la quinona-imida. VII. Negro de anilina. VIII. Coloran- tes derivados de la quinoleina y de la acridina. IX. Colorantes del thiazol. X. Oxiquinonas, xantonas, flavonas y cumarinas. XI. Colorantes del gru- po del añil, XIL Colorantes azometénicos y estilbénicos. Le Systéme Métrique des Poids et Mesures. Son ótablisse- ment et sa propagation graduelle, avec l'histoire des opéra- tions qui ont servi a déterminer le mótre et le kilogrammoe, par 118 G. Bigourdan, Astronome titulaire á Y Observatoire de Paris. —Paris, Gauthitr—Villars. 1901. 8 458 pages, 17 figs. pl. et portraits. 10 fr. La aparición hoy día de una obrita como ésta relativa al Sistema Mé- trico Decimal, creado hace justamente un siglo, y que ya va abriéndose vasto campo hasta en las naciones que se mostraban indiferentes y aun re- fractarias á su adopción, no puede menos que ser recibida con grán inte- rés, pues que viene en momentos enteramente oportunos para recordar la fundación del sistema, á hacer ver una vez más su inmensa utilidad y á hacer resaltar la facilidad y conveniencia de su empleo no solo en las cien- cias, sino aun en las artes, industrias, comercio y usos domésticos. El autor ha escrito su obra consultando excelentes y numerosos do- cumentos, que le han permitido tratar los diversos puntos de que se ocupa con atractivo, interés y precisión, y á la vez esclarecer ciertos hechos en la historia del sistema, que hasta ahora habían quedado envueltos en tinie- blas. Consta la obra de treinta y seis capítulos, cuyos títulos damos á con- tinuación. Los precursores de la reforma de las pesas y medidas. Creación del nuevo sistema por la Asamblea constituyente. El metro provisorio. La eo- misión temporaria de pesas y medidas. Suspensión de la medida de la me- ridiana; reanudación de sus trabajos. Nomenclatura de las nuevas medi- das. Estudio de las reglas para la medida de las bases. Determinación del metro provisorio. Longitud del péndulo de segundos en Paris, Determi- nación de la unidad de peso. Medida de un meridiano. Medida de la parte Norte de la meridiana por Delambre. Medida de la parte Sur por Méchain. Sanción general de las operaciones con el concurso de sabios extranjeros. El metro definitivo. Construcción de los prototipos definitivos del metro y del kilogramo. Presentación de los patrones del Cuerpo legislativo. Su depósito en los Archivos. Adopción legal de los patrones definitivos. De- pósito de los documentos en el Observatorio. Medalla conmemorativa. Opo- sición que ha encontrado el nuevo sistema. Las oficinas de peso públicas. Reglamento sobre la construcción de pesas y medidas. La oficina de los pro- totipos; su traslación al Conservatorio. Propagación del sistema métrico en el extranjero. La Comisión Internacional del metro; su reunión en 1870; su comité de investigaciones preparatorias. Trabajos de la Sección fran- cesa y del Comité permanente. La Oficina internacional de pesas y medi- das. Construcción de los patrones definitivos. Sanción de las operaciones y distribución de los prototipos por la Conferencia general de 1889. Con- 119 tinuación de los trabajos metrológicos de 1889 á 1900. —Apéndice 1. Regla- mento dado por el Comité de instrucción pública á los comisarios particu- lares encargados de las operaciones científicas. —Apendice IL. Abreviatu- ras internacionales empleadas para designar las pesas y medidas métricas. Las láminas y retratos que ilustran esta prociosa obrita son: Cadena de los triángulos de la meridiana de París, entre Dunkerque y Rodez y en- tre Rodez y Barcelona. Medalla conmemorativa de la Comisión internacio- nal de 1872. Delambre, Fabbroni, Lavoisier, Lefevre-Gineau, Méchain, Van Swinden y Talleyrand. Recherches sur les Instruments, les Méthodes et le dessin to- pographiques, par le Colonel A. Laussedat, Membre de l'Ins- titut, Directeur honoraire du Conservatoire des Arts et Mé- tiers. Tome IT. 1” partie: Iconométrie et Métrophotographie. —Paris, Gauthier— Villars. 1901. 8* gr. 198 pages, 51 figs. 15 planches. 10 fr. El tomo 1 de esta importante obra apareció desde 1898 y le dimos ya á conocer en la Revista (1898-99, p. 43). La 1? parte del tomo II está consagrada especialmente á la Iconome- tría y á la Metrofotografía, á la aplicación directa ó indirecta de la perspec- tiva al levantamiento de planos. Hace el autor una reseña histórica de esos métodos, de las primeras tentativas para aprovechar la fotografía en los re- conocimientos topográficos, orográficos y geológicos; describe los aparatos ensayados, los diversos métodos empleados y da la teoría, descripción y uso de los aparatos fotográficos usados en todos estos trabajos. Termina el tomo con un Apéndice acerca+del papel de las observa- ciones militares durante el sitio de París por los ejércitos alemanes, ocu- pándose de los trabajos de las comisiones militares, de los astrónomos, físi- cos, ingenieros, artistas de precisión y voluntarios de las diversas profe- siones. Nouvelles Legons sur la Théorie des Fonctions. —Legons sur les séries divergentes par Émile Borel, Maítre de Conferen- ces á "École Normal Supérieure.—Paris, Gauthier-Villars. 1901. 8” 182 pages, figs. 4 fr. 50 c. 1 Contiene la obra: Historia y generalidades. Las series divergentes an- tes de Abel y Cauchy. Los trabajos de Cauchy. Las series divergentes des- » 120 de Cauchy. El problema actual. — Las series asintóticas. Cauchy y la se- rie de Stirling. La teoría de Poincaré. Aplicaciones á las ecuaciones dife- renciales.—Las fracciones continuas y la teoría de Stieltjes.—La teoría de las series sumables.—Las series sumables y la prolongación analítica. —Los des- arrollos en series de polinomios. El teorema de Mittag-Leffler. Empleo de la integral de Cauchy. Los desarrollos de Mittag-Leffler y la teoría gene- ral de las series divergentes. Conclusión. Scientia. París, G. Oarré et C. Naud.—Chaque fascicule 2 fr. Série Biologique núm. 11.— L'évolution du pigment par le Dr. G, Bohn, Agrégé des sciences naturelles, Préparateur á la Sorbonne.—Février 1901.—96 pages. Librito de especial atractivo en el cual ha reunido el autor todos los hechos conocidos en pro y en contra acerca de la recientísima hipótesis de los gránulos pigmentarios. Estos eran considerados antes como simples pre- cipitados químicos en el seno del protoplasma ó de la membrana celular; en el día se supone que esos gránulos están constituidos por una pequeña masa viviente, susceptible de producir en ciertas condiciones, la materia, colorante del pigmento, es decir, constituyendo un gránulo viviente cromó geno ó bacteria cromógena. Trata las siguientes materias: Generalidades relativas á la vida y evo- luciones de la celdilla ó plastido, —Constitución de los pigmentos conside- rados como sustancias químicas producidas por los gránulos pigmentarios. -—Los gránulos pigmentarios como productores de los pigmentos. — Estu- dio biológico de las bacterias cromógenas, de los cloroleucitos y de los grá- nulos pigmentarios de los animales. —Aparición de los gránulos pigmenta- rios en los organismos animales. — Migraciones, infecciones y contagios pigmentarios. —Modificaciones del pigmento en los organismos. —Virages, atenuaciones y exaltaciones pigmentarias. —Evolución del pigmento en los diversos grupos del reino animal. —Harmonías pigmentarias. —Conclusio- nes. 121 EL PFPORCHEPS SR. DR. ZÁRRAGA. “El Observador Médico” en sus núms. 2 y 3 correspondientes á los meses de Abril y Mayo del presente año, publica dos artículos del Sr. Dr. Zárraga sobre forceps: en el primero enumera los defectos del de Tarnier ¡ y termina aconsejando que, por imperfecto y peligroso lo deseche todo par- tero que atienda á las razones, más que á lo ilustre del nombre que lo pa- trocina; en el segundo, da á conocer la modificación que hizo al forceps de Leyret para remediar las imperfecciones del de Tarnier. Voy á demostrar: 1? que los ataques al Tarnier son exagerados y que por ningún motivo merece el abandono á que tan injustamente pretende condenarlo; 2? que la modificación hecha al Levret no remedia los incon- venientes señalados al Tarnier y además entraña el olvido de los fundamen- tos, verdades innegables que sirvieron para la construcción del forceps de Tarnier. Comenzaré por decir que no hay médico, ni aun entre los discípulos y partidarios de Tarnier, no hay partero que considere este forceps como ideal. El Tarnier constituye incuestionablemente un adelanto que, supieron aprovechar Thompson Lusk, en América, A. R. Simpson en Escocia, San- ger en Alemania, etc., adoptándolo tal cual lo presentara Tarnier ó hacién- dole alguna modificación (Lusk, Simpsom ), que en nada cambia los fun- damentos, verdades innegables que guiaron al inventor; pero de esto á con- siderarlo como ideal, hay gran distancia. El forceps ideal, es decir el perfecto, es irrealizable; pues aun supo- niendo cumplidas y perfectas todas las condiciones exigidas á este instru- mento y que hubiera sido así reconocido y aceptado por todos los parteros, quedaba siempre un forceps para extraer cabezas más ó menos esféricas, más ó menos grandes, deformadas, reductibles, etc., pasando por pelvis más ó menos amplias, irregulares, revestidos de tejidos más ó menos resisten- tes, gruesos, elásticos, etc. Un solo forceps para todas las cabezas y para todas las pelvis! Asegura el Sr. Dr. Zárraga y no teóricamente sino como fruto de su experiencia, que el instrumento de Tarnier, tiende á escaparse, cuando no se comprime mucho la cabeza. Varios años ha que sus adversarios hicieron al Dr. Tarnier, la objeción de que su forceps escapaba fácilmente, la que fué refutada por experiencias que demostraron que escapaba por dos cau- Revista [1900-1901] 16, 122 sas: 19 porque no se procuraba la coincidencia del gran eje del ovoido ce- fálico y del eje de las cucharas; 22 porque al hacer las tracciones, tampoco se procuraba guardar la debida distancia (un centímetro:), entre la barra horizontal del tractor y los mangos, resultando de aquí, que no se tiraba ya en el eje de las cucharas sino mucho más atrás, originando esta tracción de- fectuosa, desdoblamiento de la cabeza, deslizamiento fácil del forceps y desgarro del perineo, por el apartamiento de las riendillas del tractor de las ramas de prehensión del aparato (mangos). Es lo que dice el Sr. Zárra- ga: el Tarnier escapa y desgarra el perineo. La clínica también hace justicia al Tarnier. Muchas son las aplica- ciones que en casos muy difíciles he hecho en Maternidad y fuera de ella, muchas las que en el mismo Establecimiento he visto hacer al Sr. Dr. Ba- rreiro y á muchos médicos en la práctica civil y no obstante no haber apre- tado mucho el tornillo de sostenimiento (de maintien ), ni el forceps ha es- capado ni las riendillas han lacerado el perineo. Referiré el último caso se- rio habido en la Maternidad. La noche del 18 de Abril último, por estrecha- miento pélvico, aplicó el Sr. Dr. Barreiro á la llamada Domitila Martínez, el forceps Tarnier, en el estrecho superior; no habiendo dado resultado esta primera aplicación, hizo una 2?, modificando la toma y después todavía una 3? y una 4? aplicación. Grandes fueron los esfuerzos desplegados, enérgi- cas las tracciones, compatibles con la vida del feto, y apesar de ellas ni la cabeza fué extraída ni el forceps escapó. Como tenemos por costumbre el Sr. Barreiro y yo, el tornillo no se apretó demasiado. Al siguiente día (19) el Sr. Dr. López Hermosa, hizo ante los alum- nos de la Clínica y con ese mismo instrumento (el feto estaba vivo ) una nueva, larga y vigorosa aplicación y como en la noche anterior, ni el peri- neo fué desgarrado, ni la cabeza extraída ni el forceps escapó. El parto se terminó en la tarde de este mismo día por basiotripcia, á causa de muerte del producto. “Le forceps de Tarnier derape-t-1l autant qu'on á bien voulu le dire? On ra qua faire des expériences et des applications cliniques pour savoir qwil tient aussi solidement que le forceps de Levret ou tout autre sembla- ble, pourvu que les rapports des cuillers avec la téte fostale aient la cor- rection nécéssaire...... 11 peut encore déraper si l'accoucheur ne suit pas les indications que lui donne Vaiguille pour le sens á donner aux tractions; car alors, on imprime aux branches de préhension un mouvement de bas- cule, qui a pour resultat de faire glisser les cuillers sur le téte (Budin, Demelin). Se vé por lo expuesto que no es por la compresión, elemento de fuer- za, sino por la buena colocación de las cucharas y la buena dirección de las tracciones, elemento mecánico, por lo que el forceps no escapa y que por 123 lo contrario, si está mal colocado, sin la concordancia de los ejes pélvico, fetal é instrumental, la fuerte presión que por intermedio del tornillo, se ejerza sobre la cabeza, será causa que facilite el deslizamiento de las cu- charas. Aplicado el forceps, articuladas las cucharas, se colocará el tornillo de presión y este será ajustado, moderadamente apretado, para no compri- mir fuertemente la cabeza y esta moderación en la presión, no creo que sea difícil de obtenerse y mucho menos creo que no hay habilidad capaz de con- seguirla y que el partero no tiene más remedio que obrar ciegamente, como dice el Sr. Zárraga. Basta haber comprimido, en el manequí, una sola vez la cabeza de un feto muerto, para asegurarse de que, al dar vueltas al tornillo se siente una resistencia cada vez mayor que indica suficientemente lo que se hace. Desde el momento que entre las cucharas se interpone la cabeza del feto y se le comprime, se percibe una resistencia muy diferente de cuando no había interpuesto ningún cuerpo, y además, que esta misma resistencia del tornillo, es cada vez (4 cada vuelta) mayor y más claramente perceptible, proporcionál á la presión ejercida; pero si aun se conservase duda del gra- do de presión, bastaría desatornillar, para sentir la mayor ó menor facili- dad, con que se abren los mangos y esto daráidea aproximada, del mayor ó menor grado de reductibilidad de la cabeza. La clínica viene también aquí en nuestra ayuda demostrando que es- ta moderación en la presión, empleada y aconsejada por todos los parteros, es la que ha bastado para extraer vivos y no lesionados, con este forceps, el más popular en Francia y el más esparcido entre nosotros, á la inmensa mayoría de los fetos. Sí, como dice el Sr. Zárraga, fuese cierto que para que el forceps no escape, es preciso apretar mucho la cabeza y que no hay habilidad capaz de remediar este defecto craso, que la compresión es ciega y el partero no puede saber cuando es excesiva y¿cuando es insuficiente,(1 la mortalidad por el for- ceps, no cabe duda que sería alarmante, la cantidad de fetos lesionados, es- pantosa y habría llamado la atención, tanto en Francia, como en México, situación tan deplorable. Afortunadamente no es así, y por todas partes vemos todos los días, niños sanos y robustos, extraídos con el Tarnier, ins- trumento el más esparcido entre nosotros. ee e Extraer la cabeza primero, sin comprimirla, es ideal que ni la natura- leza misma realiza, puesto que en el parto fisiológico más fácil, por el vérti- ce, la cabeza es más ó menos comprimida y constantemente comprimida; (1) Si aprieta mucho para que el forceps no escape, lesiones más ó menos graves 6 muerte del producto; si aprieta poco, escape del instrumento y entonces uo lo extrae. 12 de aquí deformaciones plásticas de todos conocidas; de aquí que su forma sea tan diferente en los niños nacidos por el vértice ó por las nalgas (cabe- za primera ó última.) Esta compresión inevitable, se ha procurado, con suma justicia, no agravarla con nuestros instrumentos, al momento de una intervención y de aquí el primer precepto de no intervenir, sino en caso de necesidad im- periosa, pues toda aplicación del instrumento, cualquiera que este sea, pue- de acarrear al feto serias consecuencias. ¿Por qué? Porque toda tracción significa forzosa, ineludiblemente compresión y toda compresión en la ca- beza, agregada á la uormal, digamos así, del trabajo, es grave. Si pues la compresión es inevitable, en caso de intervención, tendre- mos que dar la preferencia al aparato que comprima menos; ¿cuál de los dos, Levret ó Tarnier, comprime menos? Con el de Levret al hacer las tracciones, se ejerce una presión cada vez más fuerte, proporcional exactamente á la tracción y en los casos graves en que la cabeza tiene que vencer grandes resistencias, la compresión lle- ga á ser enorme y muy peligrosa para el feto, puesto que Delore en sus ex- periencias (Essaí de mecanique obstetricale), demostró ““que la presión de las cucharas sobre la cabeza, era casi igual á la mitad de la fuerza de tracción.” En estas condiciones, cuando tienen que hacerse tracciones enérgicas y sos- tenidas, aunque no excesivas, me parece imposible que pueda efectuarse una compresión consciente como dice el Sr. Zárraga, pues en el momento de ti- Tar, para tirar más, inconscientemente se aprieta más. De aquí el empeño de los parteros en impedir que las presiones sobre los mangos, se trasmitiesen á la cabeza y el sinnúmero de modificaciones y de forceps nuevos, como los de ramas paralelas, el Leniceps de Mattei, el forceps de Delpeceh, ¿el Labímetro de Petit, construido este último para medir y moderar la pre- sión hecha sobre los mangos, etc., y no solo vinieron aparatos, sino manio- bras que como las de Gaulard, Pajot, etc., tendían, sin conseguirlo, á evi- tar el mismo inconveniente. Así, pues, sí es cierto que con el Levret el Sr. Zárraga puede efectuar una COMPRESIÓN CONSCIENTE, (no llegará á la mi- tad de fuerza de tracción), QUE PUEDE CALCULAR, parano hacerle exagera- da, porque él mo tira á tontas y á locas, ha logrado resolver un problema que, tirando de los mangos, se creía insoluble. Chassagny, dedicándose con empeño á la resolusión de los importan- tes problemas del forceps, estebleció los dos principios siguientes que han sido universalmente aceptados como verdaderos: 12 “La traction ne doit pas étre opérée sur les manches du forceps . a courbure pelvienne”—29 La force de traction doit s'insérer aussi prés que possible du centre de figure,” principios que aplicó á sus tracciones mecánicas y para lo cual puso en la parte media de las cucharas de su for- 125 ceps. una barrita transversal, perforada en su centro, para pasar cordones que sirvieran para hacer la tracción. Había logrado con esto, 1? tirar de las cucharas; 2? tirar del centro de figura; 3% dejar movilidad á la cabeza. Gran adelanto se había obtenido, que Laroyenne aplicó á su forceps supri- miendo la barrita de las cucharas y sustituyéndola con dos agujeritos, que daban paso á cintas que servían para hacer la tracción. Bizn pronto Tar- nier reconociendo la verdad de los principios de Chassagny y aceptándolos por completo, comprendió sin embargo, que existía el gran defecto de no tirar en el eje de la pelvis y desde entonces, apoyándose en los trabajos de Hubert, no tuvo otra mira que hacer la tracción en el eje de la pelvis, pe- ro colocándola, como lo pedían las experiencias de Chassagny, en las cu- charas del forceps, en el centro de figura y dejando movilidad á la cabeza. De aquí vino la idea del tractor independiente y de curva perineal y para esta le ayudaron los forceps tricurvos (tercera curvatura para protejer el perineo) que eran conocidos desde el siglo antepasado como los de Pugh, 1754, Henckel 1776, Johonson Mulder, 1769, Evans y Joung, 1784. Con estos elementos, con estos estudios y experiencias, unidas á su práctica, á su tenacidad y observación, así como á su buen juicio, constru- yó su primer modelo que lograba: 1? Tracción en las cucharas y cerca del centro de figura; 2% Tirar muy aproximadamente en el eje de la pelvis; 32 Permitir á la cabeza movilidad bastante para su paso á través del canal pél- vico; 42 Hacer de los mangos del forceps una “aguja” indicadora, que guiase al partero durante la tracción. Más tarde le hizo algunas modifica- ciones y quedó tal como lo conocemos hoy. El Tarnier suprimiendo la tracción en los mangos, para colocarla en las cucharas; suprimiendo toda compresión que emane del operador directa- mente, consigue que la compresión de la cabeza, sea menor y deje de ser proporcional á la tracción y realiza, en consecuencia, un progreso, que se- ríamos muy injustos en no reconocer. “Tarnier a fait faire un grand pas á la question en supprimant toute traction sur les manches et par suite toute compression venant de Y ope- rateur. .... -- La pression subie par la téte, cesse donc, avec cette instru- ment, d'¿tre proportionnelle á la force de traction et les dangers sont beau- coup moindres.” (Budin, Demelin). Queda, pues, demostrada, en lo referente á la compresión, la superio- ridad del Tarnier sobre el Levret. h * kk Para remediar los defectos que el Sr. Dr. Zárraga advierte en el Tar- nier y con objeto de desecharlo de la práctica, presenta un forceps que no es mas que el Levret con dos modificaciones: una, la que hizo Tarsitani, 126 ya muy conocida, para evitar el deseruzamiento de las ramas y otra que consiste en que “los mangos son dobles, pudiendo el exterior doblarse sobre el interno y una vez doblado, quedar bién fijo para hacer sobre él las tracciones convenientes. Verdades innegables, aceptadas por el Sr. Dr. Zárraga, son los funda- mentos que sirvieron para la construcción del Tarnier; ¿cuáles son estos fundamentos? 1 Suprimir la tracción de los mangos para colocarla en las cucharas, en el punto más cercano posible al centro de figura. : 2? Tirar en dirección del eje de la pelvis. 3% Dejar bastante movilidad á la cabeza, para que pueda ella sola y no guiada por el partero, ejecutar sus movimientos. 42 Presentar una “aguja” indicadora, que advierta al operador la di- rección que deba dar á las tracciones. ¿El Tarnier realiza todo esto? Vamos á estudiarlo. ¿Tira del centro de figura? Evidentemente no; pero si no llena por completo este desidera- tum, se acerca bastante y hace la tracción en la extremidad de las cucha- ras, muy cerca del centro de figura. Realiza, pues, un progreso suprimien- do la tracción en los mangos y es en esto, incomparablemente superior al Levret, ¿Tira en dirección del eje de la pelvis? En las posiciones (OS y OP) directas, tanto del estrecho inferior como de la excavación, evidentemente sí; en las oblícuas, tanto anteriores como posteriores, sí se observan cui- dadosamente (como deben observarse) las reglas de tracción, se tira tam- bién en el eje; pero si se exige rigor matemático, diré que muy aproxima- damente al eje: es buena esta tracción. En los transversos (también de la excavación), según la aplicación que se haga. Operamos como Smellie y Bau- delocque y últimamente Pinard, Varnier y Farabeuflo quieren, poniendo una cuchara delante del promontorio y otra detrás del pubis? No se tira entonces en dirección del eje de la pelvis y en este caso y para esta aplica- ción, el Tarnier no llena su objeto. Pero estas aplicaciones están abando- nadas por la mayoría de los parteros, que hacen en su lugar una toma fron- - to-mastoidea que puede considerarse como irreprochable, que da excelen- tes resultados y que permite con el Tarnier, tirar en el eje ó muy aproxima- damente en la dirección de éste. Por otra parte, esta toma fronto-mastovdea, permite cumplir con las reglas tan juiciosas que quieren: 19 que las cucha- ras del forceps, dada su actual curvatura pélvica, no sean colocadas, sino en las extremidades del diámetro transverso ó de los oblícuos de la pelvis y 20 fieles á este principio, no interponer jamás las cucharas, entre la ca- beza' fetal y las superficies huesosas que limitan las extremidades de los diámetros antero posteriores. Pero hay todavía otra razón muy digna de 127 tenerse en cuenta: en estas tomas antero-posteriores, se pierden las venta- jas de la curvatura pélvica del forceps, pues este, así colocado, se convier- te en un forceps recto pero aplicado en condiciones desastrosas. Para las tomas en el estrecho superior, como generalmente es por es- trechamiento pélvico, por lo que se opera y en este caso casi siempre la ca- beza está en transversa. se hace y se consigue lo mismo que en la excava- ción. En el estrecho superior, las tomas á la Pinard, están hoy casi aban- donadas y á su descrédito han contribuido no sólo los descalabros de la clí- nica, sino las experiencias de Budin y últimamente (dos meses) las de Brindeau. Además, aun no se inventa el forceps para el estrecho superior y el Tarnier no está construido para este estrecho, como por ignorancia lo han dicho algunos de sus detractores, Si, pues, el Tarnier, no es perfecto, ha realizado también un progreso en la tracción, haciéndola en el eje dela pelvis en unos casos y muy aproxi- madamente en otros; es también, en este sentido, muy superior al Levret. ¿Permite movilidad á la cabeza? Bajo este punto de vista es tan su- perior que ni haber puede comparación con el Levret, que no deja ningu- na á la cabeza. Defectuoso es el tractor, 1zo cabe duda, pero nunca inmo- viliza la cabeza como el Levret; no goza de la misma libertad que en el parto espontáneo; pero no queda, como con el Leyret, sujeta al capricho del partero ó á su habilidad. El Tarnier, presenta en sus mangos, enteramente libres, una “aguja” indicadora de los movimientos, que durante las tracciones, va efectuando la cabeza. Se ven los mangos, sin tocarlos, girar de izquierda á derecha ó viceversa, cuando la cabeza apoyó en el piso perineal; se ven, se sienten, se palpan, levantarse, una vez girada, al desprendimiento y ellos mismos avisan al partero cuando debe tomar todo, mangos y tractor, para hacer lenta, suave, tranquila, la extracción de la cabeza, protegiendo al mismo tiempo el perineo. ¿El Levret hace lo mismo? En este caso tampoco el Tarnier es perfecto; pero marca un adelan- to: nos dá indicaciones en las primíparas y en las mujeres de tejidos re- sistentes, de perineo íntegro ó poco desgarrado; en las multíparas, de pe- rineo vencido, lacerado y casi nulo, estas indicaciones no tienen la mis- ma precisión, que en las primeras; pero afortunadamente no son tan nece- sarias en estos casos, que rara vez exigen forceps. Veamos ahora si el forceps del Sr. Zárraga remedia las deficiencias del Tarnier: 1? ¿Tira en el centro de figura? No, porque la tracción se ha- ce en el mango exterior, doblado, y esta tracción, lo vimos ya, es defectuo- ga y por mala abandonada. 2? ¿Tira en el eje de la pelvis? Recuérdese que el primer forceps de Hubert, que fué el partero que matemáticamente de- mostró los inconvenientes de no tirar en el eje de la pelvis, no tiraba si- no en dirección de una línea paralela á la cara posterior del púbis y que el segundo, tenía un espolón curvo y grande: ¿á cuál de los dos se parece el del Dr. Zárraga? No he visto sino en el grabado, que no da idea exac- ta, el aparato del Sr. Dr, Zárraga no puedo,; pues, hablar con conocimien- 128 to de causa. Pero de una manera general diré que, eomo una vez aplicado el instrumento, cabeza, cucharas, mangos, tractor y lo que el señor Pro- fesor de Obstetricia, considera como guía para las tracciones, parte interna de los mangos, forman al momento de hacer la tracción, un todo insspa- rable y único que obedece ciegamente los movimientos del partero; éste en sns tracciones, tendrá que seguir rigurosamente el eje del canal, para tirar siempre en su dirección y para esto se necesita una habilidad que co- mo dice Tarnier “Paccoucheur le plus experimenté v'etait jamais súr d'étre dans la bonne voic.” Con este forceps, los movimientos todos de la cabe- za, quedan supeditados al arbitrio del partero, pues ella no conserva liber- tad para efectuarlos espontáneamente cómo y cuándo convenga. ¿Presenta aguja ó guía para la tracción? Para que la cabeza pueda dar indicaciones de los movimientos que ejecuta en el canál genital, es pre- ciso que los mangos del forceps que la aprisiona, quede perfectamente li- bres y no tocarlos durante la tracción; por esto una de las grandes cualida- des del Tarnier, es tener un tractor independiente de los mangos, que co- mo quedan en libertad, indican, aproximadamente, cuándo y cómo se efec- túan los admirables y complicados movimientos que la cabeza ejecuta en su trayecto por el canal pélvico. El mango interno que el Sr Zárraga con- sidera como guía indicadora para las tracciones no tiene las cualidades de que acabo de hablar y como no llena su objeto, creo que no merece el nom- bre que se le ha dado. : Ces trois qualités (tirar en el eje de la pelvis; dejar movilidad á la cabeza; presentar una aguja indicadora) sont connexes et inseparables. Tout forceps qui ne laisse pas a la téte sa mobilité, est un tracteur impar- fait; méme si sa courbure périnéale est bonne, méme s'il est muni d'un tracteur qui empéche bien les manches d'étre serrés par la main de Vaccou- cheur, mais qui a le défaut de s'attacher á leur extremité manuelle, au lieu d'étre fixé le plus pres possible de la téte foetale.” (Budin, Demelin.) Si los fundamentos que sirvieron para la construcción del Tarnier, son verdades innegables, sorprende que el señor Profesor de Obstetricia las haya olvidado para su forceps, presentando uno que adolece de defectos graves. El mismo condena su propio forceps al aceptar como verdades in- negables, los fundamentos que tuvo el Dr. Tarnier, para reformar el anti- guo Levret, el viejo forceps francés. Por otra parte, el modelo que presenta el Sr. Dr. Zárraga, es un Hu- bert, en cuanto á sus caracteres esenciales, y este forceps ya bien estudia- do y juzgado por los parteros modernos, está justamente abandonado. £in resumen dados nuestros actuales conocimientos, el forceps del Sr. Profesor Zárraga debe desecharse: 12 Porque teniendo curvatura pélvica la tracción está colocada en los mangos. 22 Porque la tracción no se hace en las cucharas. 32 Porque la tracción no se hace en el centro de figura. 42 Porque no permite durante las tracciones, movilidad alguna á la cabeza. 52 Porque no presenta aguja indicadora, que guíe al partero durante la extracción del ovoide cefálico. Por lo expuesto, queda demostrado: 1? que los ataques al forceps de Tarnier, son exagerados y no merece el abandono á que pretende conde- narlo el Sr. Dr. Zárraga; 22, que la modificación propuesta por el mismo señor no remedia los defectos que le encontró al Tarnier y entraña, ade- más, el olvido de verdades innegablos, hijas del estudio y de la experimen- tación y que el mismo Sr. Dr. Zárraga admite como tales. México, Mayo 25 de 1901.—DR. J. DUQUE DE ESTRADA. Voetedad Cientilica “Antonio Azale. MEXICO. PINILLA Revista Científica y Bibliográfica, Núms. 9 —12, 1900-1901. LA PREVISIÓN DEL TIENDO Y DE LOS TEMPORALES, En el Anuario hidrográfico de la Marina de Chile, tomo 22, edición de 19200, y en su sección de “Miscelánea” hay un artículo traducido al espa- ñol subseripto por el Sr. Willis L. Moore, Jefe actual del Weather Bureau de Washington, centro principal de la red meteorológica Norteamericana, en el que después de algunas consideraciones relativas al avance y progreso de la meteorología durante el último cuarto del siglo pasado y á los méritos adquiridos en tal desenvolvimiento por algunos ilustres hijos de aquella avanzada nación, se ocupa en describir el régimen que se observa en el cen- tro mencionado para la formación de las cartas diarias del tiempo, entran- do á la vez en ciertos detalles muy instructivos. Dada la importancia del referido artículo y de oportunidad ahora que la meteorología nacional en- tra en un período evolutivo, hemos creído útil darlo á conocer á esta ilus- trada corporación, así como á nuestros colegas del país, en la Revista de la Sociedad. “Mientras la aplicación práctica de la ciencia meteorológica, en lo re- ferente á la previsión del tiempo, jamás alcanzará al grado de exactitud á que ha llegado la astronomía teórica para predecir la fecha de un eclipse ó la vuelta de un cometa, la meteorología ha hecho durante el presente si- glo un progreso substancial, hasta el punto de llamar la atención del hom- bre pensador é inducirlo á hacer un esfuerzo especial para aplicar el cono- cimiento adquirido al comercio y á la industria del mundo. Comparando la meteorología con la astronomía, podemos decir que pa- 86 á través delos períodos de los Caldeos y de Tolomeo con la invención del barómetro y termómetro á principios del siglo XVII; que alcanzó al grado de Copérnico con el descubrimiento del movimiento rotatorio y progresi- Revista [1900-1901].—17. 150 vo de las tormentas, y que ahora aguarda el genio de un Kepler ó la mági- ca intuición de un Newton para desenredar los misterios que aun confun- den á los hombres de estudio. Pero es dudoso que otro ramo de la ciencia, á no ser la electricidad, haya demostrado un progreso más maravilloso durante el último cuarto del siglo. Donde el hombre hace pocos años, en atención á sus limitados alcan- ces, andaba á ciegas en un caos supremo, estamos ahora en posesión, con la ayuda de las observaciones meteorológicas diarias y de los telégrafos que unen á nuestras ciudades con un solo golpe eléctrico, de poder trazar los resultados armónicos de muchas leyes físicas que antes nos eran descono- cidas. La meteorología práctica es hasta cierto punto un trabajo de ensayo. Puede ser, colocado en paralelo con la teoría y la práctica de la medicina y cirugía. El pronosticador está en cierto grado guiado en sus cálculos por los síntomas y puede diagnosticar las condiciones atmosféricas con casi el mis- mo grado de exactitud que el médico la condición corporal del paciente. Puede predecir cambios en el tiempo con casi mayor certeza que el médi- co hábil puede prebeer el curso de una enfermedad bien definida. Con respecto al génesis dela predicción del tiempo, puede decirse que al inmortal Franklin pertenece el honor de adivinar que las tormentas tie- nen un movimiento rotatorio y que marchan en una sucesión al Este. Sin el auxilio del telégrafo y de las observaciones simultáneas, su descu- brimiento fué poco más que una idea especulativa; sin embargo, fué una de aquellas sagaces previsiones de conocimientos futuros que distinguen al verdadero genio científico. Grande como patriota, hábil como hombre de Estado y diplomático, no fué menos grande como hombre de estudio en el ancho campo de la ciencia; fué una de esas personalidades aisladas que se hallan tan adelantadas al conocimiento de su tiempo como á menudo im- perfectamente comprendidas. Suidea de atraer el rayo de las nubes é iden- tificarlo con las corrientes eléctricas de la tierra fué capaz de demostración física, pero sus contemporáneos no apreciaron su teoría de las tormentas, escrita de una manera fragmentaria antes de 1750, en la cual permaneció hasta Redfield, Espy, Henry, Loomis, Maury y otros americanos, los cua- les cien años más tarde, recordaron esos datos y dejaron completamente establecido lo que el gran Franklin había diseñado. Los meteorologistas americanos pueden enorgullecerse con justicia de las hazañas de su concin- dadano. e e En 1855 el Profesor José Henry, del Instituto Smithsoniano, recopi- ló por telégrafo, observaciones de un buen número de estaciones y cons- truyó un gran mapa indicando las condiciones meteorológicas de aquellos puntos; pero á causa de la guerra civil se vió obligado á suspender las co- y 131 municaciones. Hizo previsiones orales y usó sus cartas para demostrar la utilidad de un servicio meteorológico del Gobierno y la posibilidad de pre- decir diariamente el tiempo por medio de observaciones simultáneas comu- nicadas telegráficamente. Si no hubiera otros hechos que acreditaran á aquella gran institución, el trabajo del Prof. Henry relacionado con la me- teorología práctica sería suficiente para causar admiración á todos los que aman á la ciencia y cuyos conocimientos redundan en beneficio del hom- bre. A medida que miramos el pasado y notamos apresuradamente las eta- pas que ha recorrido en el camino real de la ciencia, las vidas y acciones de aquellos que idearon nuevos pensamientos, ó que por sus descubrimien- tos abrieron útiles y diversas sendas, se alzan como altas torres que avali- zan el tortuoso camino seguido por la adelantada civilización. El Prof. Buys Ballot, de Utrecht, indujo en 1860 4 Holanda á esta- blecer un servicio del tiempo, con transmisión telegráfica y pronósticos; Inglaterra siguió con un servicio semejante en 1861, y Francia en 1863. Estados Unidos fué el cuarto gobierno que estableció un servicio perma- nente del tiempo, aunque sus hombres científicos fueron los descubrido- res del carácter progresivo de las tormentas y los que demostraron la prac- ticabilidad de los anuncios del tiempo. En 1869 el Prof. Cleveland Abbe publicó un Boletín del tiempo, que salía á luz en Cincinnati, basado so- bre observaciones simultáneas comunicadas por telégrafo de 30 estaciones proximamente. Desde la introducción del telégrafo electro-magnético en 1844 hasta 1869 se ha pedido en repetidas ocasiones que el Gobierno estableciera un ser- vicio del tiempo. Finalmente el Dr. Increase A. Lapham, de Milwauke, in- vestigador científico y filántropo, despertó de tal manera el interés hacia la propiedad y la industria del país, por los hechos que presentó relativos á la destrucción de vidas y propiedades por las tempestades en el lago Mi- chigan, que el Congreso, inducido por una moción que presentó el General Albert E. Paine, se vió obligado á votarlos fondos necesarios para iniciar ese servicio. Al General Albert J. Myer, Jefe del servicio de señales del ejército de E. U. se le confirió el cargo de inaugurar un ensayo de servicio del tiempo, distribuyendo en el país como observadores á los señaleros mi- litares que estaban bajo sus órdenes. El sistema por el cual la Oficina Meteorológica de los E. U. recopila las observaciones y hace pronósticos sobre el estado del tiempo, puede des- cribirse brevemente como sigue: En la mañana á las 8 h. de Washington —que por la distancia son las 7 h. en Chicago, las 6 h. en Denver y las 5h. en San Francisco—los observadores de 150 estaciones próximamente, re- partidos en casi todos los E. U., hacen sus observaciones por medio de instrumentos cuidadosamente comprobados y cotejados con otros que sir- 132 ven de patrones, anotan todas las condiciones “elementales del aire en el fondo del gran océano aéreo en que vivimos, y que, por sus variaciones de calor y frío, salidas de sol, nubes y tempestades, afecta no solamente la sa- lud y la felicidad del hombre, sino también su prosperidad comercial ó in- dustrial. * A las 8. 25 a. m., se hacen las correcciones numéricas necesarias, las observaciones son reducidas á cifras, y cada una de ellas es enviada á la ofi- cina telegráfica. —Durante los 30 ó 40 minutos siguientes, estas observacio- nes son enviadas á su destino por la vía más directa en cualquiera línea, contribuyendo cada estación con sus propias observaciones y recibiendo en cambio, por un ingenioso sistema de circuitos telegráficos, las observa- ciones que puede necesitar de las otras estaciones. Las observaciones de todas las estaciones son recibidas en centros como Washington, Chicago, Nueva York y otras grandes ciudades, y como casi todas ellas tienen una oficina, reciben un número suficiente de datos de otras ciudades para per- mitir la formación del mapa diario del tiempo. Antes de examinar las cartas, no está de más dar una ojeada sobre la Oficina Central de Washington, mientras llegan las observaciones, para tener una idea de cómo son hechas las cartas para el estudio de las previ- siones. Con dichas observaciones se obtiene una vista general, no solamente de las exactas condiciones del aire sobre la región entera en el momento de tomar, una hora antes, las observaciones, sino también de los cambios que han ocurrido en esas condiciones durante las precedentes 24 horas. Tan luego como los datos llegan por el telégrafo, son entregados al departamento de previsiones, donde un empleado interpreta y transforma los números en figuras y palabras ordenadas é inteligibles. Una sección de empleados está ocupada en trazar representaciones gráficas de la distribu- ción geográfica de los diversos elementos meteorológicos. Sobre cartas en blanco de los E. U. cada empleado copia del trasmisor la parte de datos referentes á cada estación y necesaria para la construcción de esa carta particular. Un dibujante construye una carta que muestra los cambios de temperatura durante las últimas 24 horas. Anchas líneas rojas separan las re- giones más frías delas más cálidas, y líneas rojas angostas rodean las super- ficies que indican los cambios de temperatura de más de 10 grados. Las lí- neas angostas corren generalmente en forma ovalada ó circular indicando que las perturbaciones atmosféricas tienen la forma de grandes y progre- sivos torbellinos, y que existen puntos centrales dé mayor intensidad desde donde la fuerza de la perturbación disminuye en todas direcciones. Un segundo empleado construye una carta indicando el cambio que ha ocurrido en el barómetro durante las últimas 24 horas. —Lo mismo que en 133 la construcción de la carta de temperatura, anchas y fuertes líneas rojas separan las regiones del barómetro ascendente de las del barómetro descen- dente, y líneas angostas rodean las superficies donde el cambio del baró- metro ha sido superior á 0.91. ! Aquí, por ejemplo, á través de una gran extensión de territorio, todos los barómetros están subiendo, es decir, que el aire se enfría, se contrae, se vuelve más denso y se produce una presión más fuerte sobre la superfi- cie del mercurio en la cubeta de los instrumentos, y por eso se sostiene la columna de metal líquido á una altura mayor en el tubo. En otra área considerable los barómetros se encuentran en descenso, porque la eleva- ción de la temperatura produce la rarefacción y aumento de volumen del aire, dando lugar á un decremento de presión en los instrumentos. Esta carta es en extremo útil para el observador, puesto que indica, en co- nexión con la carta general del tiempo, si los centros de tempestades están aumentando ó disminuyendo de intensidad, y, lo que es más importante todavía, dar en gran parte el primer aviso de la formación de tempestades. Un tercer empleado construye dos cartas: la primera mostrando la humedad del aire y la otra las áreas nebulosas, con la especie, cantidad y dirección de las nubes en cada estación. Es interesante observar en la carta de nubes de una estación, cómo las nubes altas (cirrus) compuestas de diminutas agujillas de nieve, se mueven en una dirección, y más abajo los Cámulo-Stratus, compuestos de vapor de agua condensada, marchan en otra dirección, á la vez queel vien- to sobre la superficie de la tierra sopla de un tercer punto del horizonte. Esos movimientos divergentes de las capas de aire se observan solo inme- diatamente antes ó durante las tempestades de lluvia ó de viento. Un cuarto empleado construye una carta llamada carta general del tiempo. Se indica en ella, para cada estación, la temperatura y la presión del aire, la velocidad y la dirección del viento, la lluvia ó nieve caída des- de la última información y la intensidad de la nebulosidad Las lecturas del barómetro sobre dicha carta son reducidas al nivel del mar, de modo que las variaciones de presión, debidas á las altitudes locales no puedan confundirse con las debidas á la formación de tempestades. Después se tra- zam en los puntos que presentan igual presión unas líneas llamadas isóba- ras. Con el trazado de dichas líneas por cada diferencia de presión de 0.P 1 las áreas de alta y baja presión quedan envueltas en sus propios círculos: La palabra “alta” está escrita en el centro de la región de mayor presión del aire, y la palabra “baja” en el centro de la superficie de menor presión. Bajo la influencia de la gravedad, el aire ejerce presión hacia abajo y exte- riormente en todas direcciones, dirigiéndose así de una región de alta pre- sión á otra de baja presión. La velocidad con que el viento corre desde la 134 alta hasta la baja presión, dependerá en gran parte de la diferencia en las presiones del aire. Para mejor comprensión : si el barómetro indica 29.5 en Chicago y 30.25 en Bismark, al Norte de Dakota, la diferencia de una pulgada de pre- sión producirá el movimiento del aire desde Bismark hacia Chicago tan rá- pidamente que después de disminuir por causa de la. resistencia del suelo quedará un viento en la superficie terrestre de más ó menos 50 millas por hora, y el lago Michigan experimentará un fuerte viento del N. W. Los encargados de las previsiones saben que las áreas de alta y baja presión viajan en la superficie terrestre de W á E á razón de más ó menos 600 millas diarias, ó sean 37 por hora en invierno y 22 en verano; que las altas van acompañadas por tiempo seco, claro y más frío, y que están im- peliendo hacia abajo, por una acción centrípeta de sus centros, el aire frío de altitudes mayores que las de las nubes, y producen su corriente lateral sobre la superficie de la tierra en todas direcciones desde el centro. Así, las altas presiones llegan á veces á tal grado de intensidad en su moyimien- to giratorio que precipitan hacia abajo grandes volúmenes de aire frío que llamamos hondas de frío. En el movimiento hacia abajo de las ondas de aire frío debemos ad- mitir que la pérdida de calor por radiación á través de una atmósfera ne- bulosa es mucho mayor que el aumento dinámicamente obtenido por la compresión. Agregaremos que el aire posee una temperatura tan fría en las alturas desde donde es impelido, que á pesar del calor producido por la compresión en su descenso, está todavía muy debajo de la temperatura nor- mal del aire cuando llega cerca de la superficie terrestre. Los previsores no ignoran que aunque esas extensas superficies de alta presión aparecen primero en el extremo N. W., no dependen de la re- gión donde primitivamente aparecieron, por el frío que llevan consigo, y que las ondas frías no son simplemente inmensos ríos de aire que han sido enfriados por su paso sobre las nieves ó hielos de las regiones árticas, co- mo, se creía antes. Saben además que en las áreas de baja presión las con- diciones del aire y sus varios movimientos son exactamente lo contrario que en las altas; que el aire es más húmedo y más cálido y que es impeli- . do interiormente en espiral desde cada dirección en lugar de ser espelido hácia afuera como en las altas presiones; que asciende á medida que se: acerca al centro de la depresión, algunas veces produciendo lluvia ó nie- ve al enfriarse por espansión durante su ascenso, ó al encontrarse y mez- clarse con capas de aire de temperatura más baja que la suya. Sabemos que mientras nuestra atmósfera se extiende hácia arriba has- ta una altitud probablemente de 50 millas, es' tan elástica y su dilata- ción tan rápida cuando se aleja de la tierra, que la mitad de su masa que 135 da debajo de tres millas del nivel del mar, y que nuestras tempestades y ondas frías son simplemente grandes torbellinos en las capas más bajas, de cinco millas de espesor á lo más, y que el aire, arriba de seis millas sobre del nivel del mar, probablemente se dirige tranquilamente hacia el E. en aquellas latitudes donde no repercuten nuestros más grandes tempo- rales. El pronosticador sabe también que nuestras áreas de altas y bajas pre- siones se dirigen alternativamente hacia el Oriente durante períodos que' duran tres días cada uno; que no son de ninguna manera el resultado de la casualidad, sino que emanan de la divina sabiduría que provee á las siem- bras y á las cosechas. Por la acción de las bajas presiones, las corrientes cálidas son atraidas hacia la tierra desde el golfo y el océano y llevadas le- jos sobre el continente, donde su humedad es condensada y derramada so- bre las llanuras haciéndolas así cultivables y propias para la habitación del hombre. Las altas presiones al impulsar hacia abajo el aire puro y frío de arriba, disipa el gas ácido carbónico exhalado por la vida animal y los ga- ses fétidos emanados de las materias orgánicas descompuestas. Las ondas frías producidas por esas áreas de altas presiones son uno de los más bené- ficos dones de la naturaleza. Su aire puro y denso no solo nos da más oxí- geno con cada inspiración de los pulmones, sino que la anormal y alta elec- trización que acompaña siempre ese aire da vigor al hombre y álos otros animales. El frío viento N. cuando está seco, como lo es generalmente, lle- va la energía física y mental en su potente soplo. Se sabe que los cuatro séptimos de todas nuestras tempestades vienen de la meseta Norte de las montañas Rocallosas y pasan de esa árida región oriental sobre la región de los lagos y la Nueva Inglaterra produciendo raras veces una lluvia, que la mayor parte de las tres séptimas sobrantes tiene su origen en la árida re- * gión de nuestos estados del S W, y que como su dirección es hacia el NE, pueden siempre producir lluvias bienhechoras, y que muchas de ellas atra- viesan el Atlántico y se hacen sentir sobre el continente europeo; que al- gunas y con mucho las más terribles tempestades de viento y lluvia que tocan alguna porción de nuestro territorio tienen su orígen en las Antillas y viajan con dirección al N W hasta alcanzar nuestro golfo ó la costa Sur del Atlántico, desde donde siguen una curva hacia el NE, y corren á lo largo de nuestra costa oceánica. Durante las sequías 'en los grandes valles centrales, todas las bajas presiones, ó condiciones de tempestad, se forman en el medio ó en el Nor- te de la meseta de las montañas Rocallogas. Cuando cesa la sequía, provie- nen de bajas presiones que se forman en Arizona, Nuevo México y Texas. Después de muchos años empleados en observar diariamente la for- mación, progresión y desaparición de tempestades, el pronosticador bien co- 136 noce que á veces (por un aumento de fuerza que no indican las observa- ciones hechas en el fondo del océano aéreo) las tempestades desarrollan repentinamente peligrosas é inesperadas energías ó toman direcciones no previstas en sus trabajos, ó que el barómetro en el centro de la tempestad sube de un modo imprevisto'ó que gradualmente disminuye la energía del torbellino ciclónico. Esas son algunas de las generalizaciones de las cuales el previsor to- ma nota y lo guían en sus dedycciones. En resumen, anota cuidadosamen- te los desarrollos y movimientos en las condiciones del aire durante las 24 " horas precedentes, y con los conocimientos así obtenidos hace una estima- ción empírica de lo que será el tiempo en las diferentes secciones del país durante el día siguiente. Estudiando las cartas del tiempo cada día y ano- tando los movimientos de altas y bajas presiones, una persona inteligente puede hacer una exacta previsión por sí misma, recordando siempre que las bajas presiones, cuando se dirigen hacia él desde el W, traen tiempo ca- luroso y algunas veces lluvia ó nieve, y que si las altas, al ser observadas al mismo tiempo, siguen las huellas de las bajas, el tiempo será fresco y se reno.” NOTA. Dice el Sr. Moore que al inmortal Franklin pertenece el honor de adi- vinar que las tormentas tienen un movimiento rotativo...... Respetando la autoridad de quien hace tal afirmación, creemos, sin embargo, que las ideas del ilustre físico norteamericano sobre la manera de propagarse las tempestades, estaban muy lejos de las que posteriormen- te á él vinieron á dar la clave en asunto tan trascendental. Franklin se ex- plicaba la formación y desarrollo de las tempestades por las variaciones lo- cales de la temperatura. Es decir, que si en determinado lugar de la tierra, debido á la elevación del calor, el aire se rarificaba y formaba corrientes ascendentes, en las capas inferiores tenía lugar una aspiración ó llamada de aire más ó menos enérgica que tendía á restablecer el equilibrio. De con- siguiente el aire afluía hacia aquel vacío, digamos así, de todas direcciones hacia un centro común. : j Refiérese que Franklin se proponía observar un eclipse de luna en Filadelfia; pero un huracán con viento del NE no le permitió llevar á cabo su propósito. Sabe entonces por los diarios que en Boston se había senti- do también el mismo huracán con igual dirección del viento, dando tiempo, sin embargo, para la observación del eclipse en todos sus detalles. La tem- pestad había, pues, comenzado más tarde en Boston que en Filadelfia, y co- 137 mo esta última ciudad está justamente al SW. de Boston, la tempestad en realidad se había desalojado precisamente en sentido contrario de donde el viento soplaba. Franklin no encontró otra manera de interpretar el fe- nómeno que por una rarefacción excepcional del aire sobre el Golfo de Mé- xico, originada por la excesiva temperatura que algunas veces reina en di- cha región. Desde luego la aspiración del aire debió hacerse sucesivamente segun las distancias y como Boston está más lejos de tal centro de rarefac- ción que Filadelfia, ambas ciudades sobre el mismo radio, naturalmente la tempestad desfogó primero en la última que en la primera de dichas ciu- dades, dando tiempo á los astrónomos de Boston para observar el eclipse. Esta explicación en apariencia tan natural fué admitida universalmente y aun hoy día, algunos espíritus recalcitrantes recurren á la teoría de la as- piración para explicarse las tempestades, las trombas y los tornados. “No fué sino á fines del siglo XVII y principios del XIX, cuando los navegantes más directamente interesados en estas cuestiones, comenzaron - á/ estudiar las tempestades, con la firme resolución de hacer caso omiso de las teorias y de toda idea preconcebida, ateniéndose solo á las direcciones del viento consignados en los registros de á bordo. Ellos fueron, pues, los primeros que tuvieron la idea de construir las cartas sinópticas del tiem- po, representando en un instante dado, por medio de flechas, la dirección del viento en todo el dominio de la tempestad, reconociendo de esta mane- ra que en una tempestad los vientos no soplan más ó menos directamente hacia un centro, sino que giran en círculo al derredor de dicho centro. De aquí el nombre de ciclón dado por Piddington á las tempestades. Queda, pues, sentado que Franklin no sólo no adivinó, pero ni siquie- ra vislumbró el movimiento circulatorio de los ciclones como bien se com- prenderá. Tal afirmación nuestra no tiende á menguar en lo más mínimo el justo renombre de tan distinguido hijo del continente americano, hemos tratado únicamente de dar á cada cual lo que es suyo y evitar la propuga- ción de un error en la historia científica de la Meteorología. México, Abril de 1901. M. MORENO Y ANDA, M, $. A. Revista [1900-1901] —18. 138 BIBLIOGRAFIA. G, Eiffel, Officier de la Légion d'Honneur, Ancient Prési- dent de la Société des Ingénieurs civils de France. La Tour DE TROIS CENTS METRES.—Paris, Société des Imprimeries Lie- mercier. 44, Rue Vercingétorix. MDCCCOC.—Grand in folio. Texte, 397 LA et 290 figs. Atlas 61 planches. La Sociedad Alzate ha sido honra- da con la donación de esta grandiosa obra de la cual su autor hizo sólo 500 ejemplares que no están á la venta. El texto y el atlas están ejecutados á todo costo y con un lujo extraordi- nario, dignos del notable monumento á que están consagrados y del distin- guido ingeniero que lo ideó y lleyó á cabo. La obra será para los constructores é ingenieros de inmensa utilidad, pues en ella encontrarán descritos todos los procedimientos de proyectos y cálcu- los á que dió lugar la construcción de GE. Hiftel. «la famosa; torre y los resultados de log numerosos estudios y experimentos técnicos y científicos en que se ha . aprovechado. Ocho partes principales forman esta espléndida publicación, las cua- les contienen las materias siguientes: IL ORÍGENES DE LA TORRE Y PRINCIPIOS DE EJECUCIÓN. —Proyectos anteriores. Monumento de Washington. Conclusión en favor del metal. Consideraciones generales sobre los pilares metálicos. Proyecto de la torre actual. Tratado definitivo. Protestas de los artistas. Objeciones en con- tra de la torre y su utilidad. Elección del lugar definitivo. Descripción general de la torre. II. CÁLCULOS Y DESCRIPCIÓN DEL ARMAZÓN. — Composición de los elementos de la torre. Efectos de las cargas verticales. Esfuerzos debidos al viento. Coeficientes del trabajo máximo que resultan delas cargas y del viento. Cálculo de los cinchos y delos cuartones del primero y del segun- 139 do cuerpos. Vigas diagonales superiores. —Cálculo de las vigas de los pisos del tercer cuerpo y de la plataforma intermedia. Vigas delos elevadores. — Influencia de la temperatura. Estabilidad. Cimientos y flecha.—Descrip- ción del armazón. III. EJECUCIÓN DE LOS TRABAJOS. Cimientos de los pilares. Parte metálica. IV. ORGANOS METÁLICOS. —Disposiciones generales. —Elevadores hi- dráulicos sistema Otis. Estudio dinámico.— Elevadores de émbolos arti- culados sistema Roux, Combaluzier y Lepade. —Elevador vertical sistema Edoux.—Alumbrado eléctrico y faro. —Máquinas y calderas. —Costo. V. GASTOS Y TRABAJOS COMPLEMENTARIOS. —EXPLOTACIÓN. VI. APLICACIONES CIENTÍFICAS Y DIVERSAS. — Visibilidad. Telefo- tografía y Telegrafía óptica. Meteorología: observaciones de 1889 á 1894; observaciones especiales de temperaturas y vientos; trabajos de M. Lan- gley. — Fenómenos diversos. Electricidad atmosférica. Resistencia del ai- re y presión del viento. Oscilaciones de la extremidad. Su situación por los métodos geodésicos. — Manómetro de aire libre para altas presiones.— Telegrafía sin alambres. — Aeronáutica. — Orígen telúrico de las rayas de oxígeno en el espectro solar. — Estudio de la absorción atmosférica de las radiaciones visibles por la observación espectral de los haces eléctricos por A. Cornu. — Efectos fisiológicos del ascenso á la torre. Modificaciones en la actividad de los cambios respiratorios del organismo.—Trabajo me- cánico en la subida á pie, por el Dr. A. Henocque. VI. La TORRE DURANTE LA EXPOSICIÓN DE 1889. VII. MODIFICACIONES PARA LA EXPOSICIÓN DE 1900.—Plataformas. —Elevadores Fives-Lille.—Elevador Otis del pilar Norte. —Elevador ver- tical. —Escaleras. —Máquinas y calderas. —Alumbrado eléctrico. —Conclu- sión. — Reproducción de las firmas y abria tomados de los libros de los visitantes de la torre. APÉNDICE. —Noticia de los trabajos de M. G. Eiffel y obras principa- les ejecutadas por sus establecimientos de 1867 4 1890 (Viaductos del Siou- le, del Tardes, de Garabito, del Oise; Puentes de Burdeos, del Tajo, de Cobas, de Vianna, de Cubzac, de Saigon, de Tan-An, de Ben-Luc, de Sze- gedin, del Duero, de Rach-Lang, de Dong-Nhyen; Estación de Pesth; fa- chada principal de la Exposición de 1878; Cúpula del gran ecuatorial del Observatorio de Niza, etc.). a : 140 Ñ Ensayo Bibliográfico Mexicano del Siglo XVII por Vicente de P. Andrade, Canónigo de la Insigne Colegiata parroquial de Santa María de Guadalupe-—2* edición. —México, Impren- ta del Museo Nacional. 1900. 8 803 págs. y facsímiles. E Cuando el ilustre Dr. D. Juan José de Eguiara, empezó á publicar su Bibliotheca Mexicana, el año 1755, tarea en la que le sorprendió la muerte, hubo de colocar la primera piedra de los estudios de bibliografía general mexicana, sacando del olvido numerosos escritos de autores meritísimos, cuyos nombres deben perdurar. Corriendo los años, y más afortunado que Egulara, — porque se dió á luz todo su manuscrito, —el Dr. Don Mariano Beristain, formó con ma- yores elementos su magnífica “Biblioteca Hispano Americana Septentrio- nal, ” que comenzó á publicarse en 1816 y terminó en 21; obra puesta en orden alfabético de autores y que contiene muy preciados datos. Sin embargo, la excelencia de los autores no exime á tales tx: abajos de grandes defectos, como enla Bibliotheca de Eguiara se advierten, especial- mento el grave del trastrueque de los títulos de los libros, por haberlos, vertido el Dr. Eguiara al latín, Así, puede decirse que, hasta nuestro García Icazbalceta, no se dió comienzo al Catálogo cronológico y rázonado de autores, centuria á cen- túria. En efecto, ya en la “Bibliografía Mexicana del Siglo XVI” se advier- te el método, el orden, el dato asentado con eserúpulo, la biografía exacta y hasta filosófica de las eminencias literarias cuyos nombres león al lado de los más humildes y obseuros escritores. La. Bibliografía Mexicana del Siglo XVI, ” abre la serie de autmids mexicanos, desde el año 1539, con la erudita noticia de laintroducción de la imprenta en México (año 1535). y concluye el año 1600. Después del Sr. García Icazbalceta, era preciso continuar de una ma- nera digna tan fatigosa labor, y afortunadamente está realizándose tal ilu- sión, en nuestros días: con la Bibliografía del Siglo XVII por el Sr. Pbro. Andrade; con la del siglo décimoctavo, por el Dr. León y con los trabajos de nuestro Instituto Bibliográfico, es seguro que, dentro de poco tiempo, tendremos la fortuna de recorrer completa nuestra historia literaria desde los primeros años de la Conquista hasta nuestros días. La Bibliografía del Sr. Andrade, está concluida; la del Dr. León, se halla en prensa: acerca de la primera, voy á ocuparme someramente. Después de una breve introducción, entra de lleno el autor, á la des- cripción de obra por obra, desde el año 1601 hasta el 1700. Varias notas bi- bliográficas van acompañadas de fotograbados, donde se representan las 141 portadas de los libros más raros ó escogidos. El número de obras registra- das en esta Bibliografía es el de 1228, siendo curioso el detalle que mues- tra el “Número de impresiones por año,” pues por él se demuestra que, el máximo de escritos impresos en un año (el 1695) es el de 33; hubo año (el 1603) en el que solo dos obras aparecen impresas. En general, y dado el es- píritu de la época, predominan los asuntos religiosos: sermones, poesía sa- grada, locueiones, etc.; no escaseando tampoco, las descripciones históri- cas y de ciudades; asuntos jurídicos, lingiúísticos y otros de diversa índole. Entre todas estas noticias, destacan con algún detalle varias biogra- fías de autores, como las del Dr. D. Alberto de Velasco, Mateo Alemán, del Dr. D. Juan Arce, D. Bernardo de Balbuena, del P. Basalenque, de D. Luis Becerra Tanco, del P. Burgoa, del P. Cepeda, de Sor Juana Inés de la Cruz, de Baltazar de Echave, del P. Galdo Guzmán, del P. Grijalva, del Dr. D. Miguel de Ibarra, del P. D. Francisco de Lossa, de Enrico Martí- nez, del Dr. Sariñana, de Fr. Juan de Torquemada, y tantos otros conoci- dos, muchos de los cuales son, con sus producciones, fuente de nuestra historia, Completan la obra del Sr. Andrade: 12 una curiosa “Noticia di los impresores del siglo XVII;” 22 el Índice Alfabético de autores; 32 un Ín- dice de los Anónimos; 4? una Noticia Bibliográfica de Puebla. Los impresores que más fama tuvieron durante el siglo XVI, fueron Melchor Ocharte (1567-1604); Pedro Balli (1571-1612); Diego López Dáva- los (1599-1610); Rodríguez Lupercio (1612-1683), y más tarde su viuda (1683-1699) y sus herederos (1669-1736); Bernardo Calderón (1631-1640), su viuda (1640-1649) y sus herederos (1649-1718); Juan Rivera (1679-1684), y su viuda (1683-1700), y algunos otros. El número de los anónimos es muy abundante, y, sin embargo, el au- tor de esta Bibliografía indica en una nota, que existe copiosa cantidad de otros anónimos en los que no se ha ocupado, porque carecen del año y del lugar de la impresión, especialmente en la época en que gobernó la dióce- sis de Puebla D. Juan de Palafox; entonces llovieron opúsculos de parte de sus partidarios, y de los jesuitas sus enemigos, no habiéndose aclarado aun si esos opúsculos salieron de las prensas mexicanas ó de las madrileñas, Entre los anónimos, figuran autos de fe, cartillas de lenguas, decre- tos, constituciones, asuntos religiosos á granel, oraciones fúnebres, prag- máticas, villancicos, etc., ete., incluyéndose en esta lista ciertos números de la Gaceta de México, Por lo que hace á la Bibliografía de Puebla, aparece mp serie de Minos desde 1640 hasta 1700, en número de 166. Por la rápida nota que acabo de exponer tan brevemente, se compren- derá que, obras de tanto aliento, de tan ímprobo y dilatado trabajo como la que acaba de salir de manos del Sr. Andrade, merecen el aplauso gene- ral y las más ardientes felicitaciones, y yo me complazco el tributarle'ese aplauso, y en renditle el humilde tributo de mi admiración. Solamente quienes emprenden una labor de tamaños vuelos, comprenden las vigilias, ; las molestias, las grandes dificultades con que á cada paso se lucha para adelantar en el camino que conduce á la cima. El Sr. Andrade ha hecho, además, de una obra meritoria, una a obra de justicia, dando á cada cual lo que es suyo, y limpiando del polvo del ol- vido, á tantos varones que pasaron sus días en el estudio y trataron de ser útiles á su patria y á sus semejantes. a Así, en las bibliografías, todos tienen su lugar; es fácil hallar las obras que se requieren para las consultas y son por otra parte, la prueba docu- mentada más fehaciente del adelantó ó retrocedo de un país, México, 3 Junio 1901, ] e JEsÚs GALINDO Y VILLA, M. $. A,, Individuo fundador del , Instituto Bibliográfico Mexicano. Historie des Maladies. La Goutte €: le Rhumatisme par Ar- | mand Delpeuch, Médecin de PHópital Cochin.— Paris, G. Ca- rré et C, Naud. o 8% x1u-678 pagos, Xx o 20 fr. relié. Consta laobra de un tomo en 8? de cerca de 700 páginas elegantemen- +e editado en magnífico papel y pasta de percalina con grabados realzados que tan de moda so y tan agradable aspecto dan á las obras de a mo- dernas. LR > No es un O de la gota y del reumatismo sino una exposición ra- * zonada y filosófica de la historia de estas enfermedades. Es una obra de es- tilo y objeto enteramente nuevos y tan interesante para el médico como pa- ra el historiógrafo, el filósofo y el sociólogo. Mucha enseñanza útil y pro-. vechosa puede sacarse de su estudio. 143 Poco, de un modo general, se ha escrito sobre la historia de la medi- cina; pero hasta ahora nadie antes del Dr. Delpeuch, se había dedicado á estudiar la historia de una enfermedad. En este caso enteramente especial lo único que existía eran algunos renglones en los tratados de patología ó en las monografías especiales, de jalones áridos, muy contados y repeti- dos por rutina en todas las obras. La del Dr. Delpeuch viene á llenar un vacío y á abrir una nueva vía á las investigaciones. Es un monumento de laboriosidad en que el autor ha tenido que ojear y hacer una hábil selección de infinidad de manuscri- tos para enseñarnos lo que para las escuelas médicas de todos los tiempos fueron la gota y el reumatismo. Nos enseña cómo estas nociones han pa- sado por infinidad de vicisitudes, cómo algunas ideas relativas á ellas bri- llan con fulgurante intensidad en un momento dado de la historia, para hundirse después en el caos del del oscurantismo por largos períodos sub- secuentes, cómo renacen después con nuevo ropage bajo el impulso del adelanto científico, cómo vuelven á desaparecer y á volver de nuevo á la vida sin que los autores que les dan el nuevo ser sospechen que están re- pitiendo simplemente en un lenguaje moderno, lo que un autor olvidado dijo muchos siglos atrás. En esa obra se verá al cólchico introducido á la medicina bizantina por Jacobo Psychristo y usado por los Arabes, los Sa- lernitanos y los Occidentales de la Edad Media, desaparecer en la época del Renacimiento y reaparecer en 1763 con Storck que con un atrevimiento que se pudo calificar de inaudito, pues en su época era considerado el cól- chico como un veneno activísimo, demostró por medio de experiencias que no era mortal en pequeñas dosis y que podía ser útil en la gota; es decir que por el camino de la experimentación llegaba á la misma conclusión á que hubiera llegado por el estudio de la historia de la enfermedad si la hu- biera conocido. Como este hecho señala otros muchos el autor en que la ciencia mo- derna ha venido á confirmar ideas antiguas desechadas sin razón suficiente, sino por falta de estudio prudente y bien dirigido, por fracasos mal inter- pretados ó exagerados. Demuestra perentoriamente al finalizar su obra que si para cada enfermedad se hiciese un estudio histórico semejante mucho adelantarían nuestros conocimientos, pues se apreciaría en lo que vale el apoyo de la experiencia de los siglos sirviendo de sostén á la experiencia de nuestros días, Es de felicitarse al Dr. Delpeuch por tan gloriosa obra y á los Sres. Carré y Naud, decididos protectores de la ciencia, por haberla editado. Dr. R. E. C. ¿el y ds Adroioy Obor del ; amore PAR VENOSO TRE M6 A TAN pe AIRIS CELIA OE SENA e cs ll DAA ANA pais j Pelado sl Mo rd INDICE DE LA REVISTA. 1900-1901. Tables des matiéres de la Revue. Paginas, Actas de las sesiones de la Sociedad (Comptes-rendus des séances.) Oc- tubre á Diciembre 1898; Enero á Diciembre 1899; Enero 4 Mayo IS A o A 13, 37, 78 y Descroix (Léon). La prédiction du tempS. -- ooooooooooooconooonoonena nen. Doyle (K D.). The Rio del Fuerte of Western Mexico, and its tri- O A e (de A A Espe dee Do E E cl e Duges (Dr. A.). Note sur 1 Elaps Michoacanensis -ooooooommoo...- Duque de Estrada (Dr. J.). El Forceps del Dr. Záriaga.......- Galindo y Villa (Jesús). Breve elogio del Sr. Profesor D. Gu- mesindo Mendoza ...... AE: pi ed E Le pa B ara gira ro e ca al Peal depa oi Pellas ed Hamy (E. T.). Cráne perforé de Tarahumar de la cueva de Pica- A A a A o Ma Mo Lacroix (A.). Sur quelques minéraux des mines du Boléo (Basse— León (Dr. N.). Detalles sobre la muerte del ¡lustro Michoacano D. ICO + ha are bara ab a de e ciel a a 0 y A a Apuntes para una Bibliografía AHEFOpOlÓ gica de México. (So- Y A RR RS A e Ad Mendizábal Tamborrel (Joaquín). Erreur trouvée dans les Tables des Logarithmes d huit décimales du Service Góographique 102 121 146 Páginas: Moore (W. L.). La previsión del tiempo y de los temporales. Con una nota por My Moreno y Anda: -2 0. copo oqeos o A 129 Ritter (E.). Étude de quelques roches éruptives de la Basse-Cali- A A A A A A e a o A o 89 Robelo (Cecilio A.). Culiacán, Culhuacán, Colhuacán. Estudio CELLIGO CLOACAS A 49 Secques et Quinton. Notes sur la Réforme de la Nomenclature MI A A A a A 2 E Seurat (L. G.). Mours et Métamorphoses d'une Piéride des en- yirons de México te LILIA PEA LA A PAE TE A 47 Tellez Pizarro (A.). Observaciones pluviométricas en Acozac A A A 0 AR A A o 91 Torres Torija (Manuel). Las Sociedades Científicas jóvenes.... 3 Diseurso pronunciado en la Academia Nacional de Bellas Ar- tlesos estab poo o don IN Le e ÓN 25 Bibliografía. BIBLIOGRAPELE. Andoyer. Lecons sur la théorie des formes et la Géométrie Analyti- que supérieure --.... O A A A o a 16 Andrade. Ensayo Bibliográfico Mexicano del E AN O 140 Bast. Éléments du calcul et de la mesure des courants alternatifs. -. 19 Bigourdan. Le Systéme Métrique des Poids et Mesures...--..----. 117 Bohn:,réyolution du plament a aa ue do a lo o a E 120 Borel. Lecons sur les séries divergents ---oooooocoostocoesrs==-=-- 119 Chemin. De Paris aux mines Por de V Australie occidentale ..----.-- 43 Decombe. La célérité des ébranlements de Véther -2000oooccococco. 101 Delpeuch. La goutte et le rhumatisMe. oooooooooocosroor+o====--- 142 Dubois € Couvreur. Lecons de Physiologie expérimentale -.--.---- 42 Eiffel. La Tour de trois cents MÉtIeS-cooooooo---- A 138 Ghersii Bormulaire Industrial dol al al es aca UA 45 Griffon. L'assimilation chlorophyliemne et la structure des plantes -. 100 Guillaume $: Poincaré. Rapports présentés au Congrés de Physique 142 A A US o 60 Hollard. La Théorie des lons et VElectrolyS8----=o2ococoooocooo- .. 46 Janet. Lecons d'Electrotechnique générale...ooooooooooomm=..=...m.. 99 Lamoitier. Traité théorique et pratique de Tissage ori e Launay (1. de). Géologie pratique 3... nccz Judo ana ss a 200 uelo ol AN 41 147 Págimas. Laussedat. Recherches sur les Instruments, les Méthodes et le des- A EA A A e SO Oe 119 MI erobes ot Distillene ¿222 aras ds a se pt 41 Minet. Traité théorique et pratique d'Éleetro-Chimie...oooooooo... 39 Vietzki. Chimie des matiéres colorantes Organiques. .ooooommo...--- 117 O RA A A A IS 43 EnHimpe: Le Bouelier 0002 ctoceouóns ds ER, SOI 98 BormaEscot. Analyse des gaz coo... 202 ccaseererrosa es dicas 101 Les diastases et leurs applicatioDS.- -ooomommmomemmmomoo---- 102 Pujade. La cure pratique de la tuberculose -.oooooemmmmommo=-.--- 59 Sandret. Construction des Asiles VP'aliénésS ..oooommmomommonrao...-- 20 Sassi. Formulaire Photographique€ =.oooocoomoomccocoraarra o Schott. The Transcontinental Triangulation and the American Arc GO RO Palo. a A rn a da 44 A AE AAA A A 45 Thomson. Les décharges éléctriques dans les gaZz. ..oommooooom.oo..- 16 OS. usa Fons cathodiques,...2escio coco imancsnaao dada 101 Viyarez. Les Phénomenes électriques et leurs applications......... 115 Warner € Swasey (A few Astronomical Instruments from the works —_—__a e —_—— SCO Mern. Soc. Alzate. Mexico. : ; Tomo XV. lóám.l. aii CORTE EN EL VALLE DE AJUSCO Segun la linea que parte del C"Mezontepec con Airercion al C2de la Magdalena. 0MEZONTEPEC. 1200. 1100, 1000. (AL) MAGDALENA SjonDed | ARRANGA DES. Ampres. METROS SOBRE EL EXTREMO NORTE DE LA BASE 7 ) LA LB —— Pugero de S. Peor l 2: 3. 4 5. 6. 7. 8. (a), > le EXPLICACION DE LOS COLORES. ANDESITA TOBAS. CENIZAS. Nota: Las lineas puntuadas paralelas representan una proyección sobre el plano, del corte, del tunel! que se construiría para la captación de las aguas. Solo se representa 2quí de un modo esquemático pera dar una /des de ese proyecto. — 9. 1 o. 11. KILÓMETROS. Mem. Soc.Alzate.Mexrco. < y = 3 o = 5) y Q o o Q 1,700. 1600. AE 1600 WE 4400 1300 METROS SOBRE EL FXTREMO NORTE DE LA BASE CORTE EN El VALLE DE AJUSCO Segun la línea que parte del pico del Aguila. con dirercion al pico del Tehuehue MZ Joras so nn DE LAE á | - TENUEHU, A =; L Y PuebLo 0 Solvoeo | IM ESA — I ] pee! A ll NW LARA a E e Pico Barrane pl ' | SS L == eS “ BARRANCA. Tomo XV Lam.//. a 8. 9. 10. 11. 12. KILÓMETROS. EXPLICACION DE LOS COLORES. ANDESITA - AS Tómo XV. lám IV. Mem. Soc. Alzate - Mexico. CERRO DE ZACATEPEC. (ys de la PLANO CEOLÓCICO — Región occidental de la Sierra de Ajusco que alimenta los manantiales DE TLALPAM y XOCHIMILCO ICO EPALCATLA! ANTIA All 5 S I Es Sal !l SERRANIA DI ANDESITA Basa io > dl ARO TULMIAQUI ESCALA 1:50000. KILOMETROS 3 1 LIT. DEL TIMBRE= MEXICO. URVAS DE NIVEL EQUIDISTANCIA VERTICAL = 20 METROS l J E Libr: | | | 5185 A 81 | New York Botanical Garden A de l md TS pao Ara: t a / Hobo tal dl qe pato Y 0 a CO á a ; PORO a EN Acs ceriotdo de » 4 e IPD prados Y eds del di 4 A ; Praia tit 1 besas! 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