mm^M^^^mífMmmm ^"^^H^v'"^^: .- I A-* V I 4^ ^. .«► *»-s. -,^.: Z^**- N'-^íic >efei > HARVARD UNIVERSITY. LIBRAR Y OF THE MUSEUM OF COMPARATIVE ZOOLOGY. LfCfxQ^A^ CUjLauÁ 30^ ICjií- ¿13, l'^IZ. MEMORIAS DE LA id ca íi[ • )í MÉMOIRES UE LA u A \J n mí 1 Ll 1 J I m n u "Antonio Álzale." Publiés sous la direction de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN, Seorétaire perpetual. TOME 29 1909-1910. MÉXICO ÍMPRIMERIE T)U GOUVERNEMENT FEDERAL. 1909 MEMORIAS DE LA im í\m T\ 1 J "Antonio Álzate." Publicadas bajo la dirección de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN, Secretario perpetnx* TOMO 29 ie08-1910. MÉXICO IMPRENTA DEL GOBIEENO FEDERAL (4? de Revillagigedo núm. 47). 1909 > SOCIETE SCIENTIFIQÜE ANTONIO ÁLZATE; JVIKXKJO. FONDEE EN OCTOBRB 1884. Meiiibres fondateurK. M M. Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo B. y Puga, Ri- cardo E. Cicero et Manuel Marroquín y Rivera Présideiit honoriiire perpétiiel. M. Ramón Manterola. SecrétHire générHl ix'rpítnel. M. Rafael Aguilar y Santillán. Conseil direHif.— 1909. PréSIDENT. — Dr. Eduardo Licéaga. Vice-PrÉSIDENTS. — Ing. Gabriel M. Oropesa et Dr. Daniel Vergara Lope. SecrÉtaire, — Prof. Manuel Moreno y Anda. Vice-Secrétaire. — Ing, Jorge Méndez. Trésorier perpéTUEL. — M. José de Mendizábal. La Bibliothéqiie de la Soeiété (Ex-Mercado del Volador), est ouverte au jiublic tous les jours non feries de 4 h. á 7 h. du soir. Les "Mémoires" etla "Revue" de la Soeiété paraissent par cahiers in 8*? de 48 pags. tous les mois. La correspondance, mémoires et puhlicationsdestinées ala Soeiété, doi- vent étre adressées á la Sociedad Científica "Antonio Álzate" Ex- Volador.— MÉXICO (Mexique). Les auteurs 8ont seuls responsables de leurs écrits. Les membres de la Soeiété sont designes par les lettres M. S. A. Tomo 29. Nos. 1-6. MEMORIAS Y REVISTA DE L* SOCIEDAD CIENTÍFICA ¿¿ Antonio ^l2:ate' publicadas bajo la dirección de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN, Secretario Gknkral, Pkrpktüo SOMIWAIRE. Í^Mémoires, feuilles 1 a 30; Revtie, feuilles 1 a 5). Agronoinie- — Pourquoi les engi-ais chimiques n'ont pas donné de i'ésiiltats satis- faisants? par M. E. M Ttllo, p. 29-42. Economie rurale. — Le ''Salitre" et le bétail, par M. B. Escobar, p. 207-240. Géographie- — Configuration géogi'ai)hique et climats de l'Etat de Durango, par M. P. Rouaix, p. 5-19, pl. I-VIII. La Grotte de Santa Ana, Cuicatlán, Oaxaca, par M. C. Conzatti, p. 199- 2(r5. Hístoíre. — Notes pour l'Histoire de Cbiapas. La langue espagnole. Par M. B. Mena, p. 21-27. (Suite au verso). MÉXICO (4? CALLE DE REVILLAGIGEDO NÚM. 47). Julio á Diciembre 1909. - Publicación registrada como articulo de segunda ciase en 12 de Febrero de I907i Histofre. — Cimetiéres de México et sépultures dispersées, parM. J. Galindoy Vi- Ua, p. 191-197. Météorologie. — Syuthése théorique de nos principaux meteores, Cinq ans d'ob- servation. Par M. S. Díaz, p. 177-189. Résvunés des observations faites á León, Mazatlán, Mérida et México. lierue, ,p. 20, 21, 3;') et 36. Minéralogíe. — Une inclusión de silicate dans le fer météorique de Toluca, par M. 5 ^H D CU ffi 03 TI o o es SVJ Ti tu es ^ ,0 o 0) T) 3 Cí O" 4~* T) a es C y 01 es a P o o 3 K I» eS 'O 3 == ctf o O Mem. Soc. Álzate. T. 29, lám. III, ,S?;rS»^-;,^ r^:^- .-: -> V.^ it^í^ La Joya de Covadonga, Peñón Blanco, Durango. ^ -■éss P.Barnetche fot Los Pilares de Covadonga, Peñón Blanco, Cuencamé, Durango. Mem. Soc. Álzate. T. 29, lám. IV. .^..^W^!ñr j'': r- , .,r ■ ■ ■■ ■ '• £ j ••ffv-, --i • _^ . '^^:^M- El Cerro Blanco de Covadonga, Durango. -, * T* • .... - m^ - ^. _ '^ • Vífca:.^ .-¿<^ P.Baroetche.fot, Los Pilares de la Joya de Covadonga, Peñón Blanco, Cuencanié, Duiango. ¡ \ ^^ .-"•¿ 1 >-2T, K-*^' 03 tío o > o O C3 O 1-5 en « a, o 60 n p asquiaro, y en el centio y Sur, la del Río del Mezquital, que reúne las aguas del Río del Tunal, su verdadero origen, con las do los Ríos Chico, Canatlán, Santiago Bayacora, Poanas, Súchil y Graceros. Verdaderamente notable es el curso del Río del Mezqui- tal. Todos sus afluentes tienen su origen en las cumbres de la Sierra y casi todos corren en la primera parte de su curso de Sur á Norte. Bajan á los Valles centrales del Estado, que por término medio tienen una altura de 1,900 metros, se reúnen y unidos toman el camino del Norte al Sur por el centro de la cuenca, en dirección contraria á la de su primitiva corriente. Al tomar el Río del Mezquital esta dirección, encuentra en su camino las mismas cumbres de la Sierra que fueron su ori gen, elevadas á cerca de 3,000 metros; mientras el río, al en- frentarse con ellas, solo está ya á 800 metros de altura sobre el mar. El paso del Río del Mezquital á través del macizo to- tal de la Sierra constituye una obra maravillosa de la Natura- leza, que muestra. la potencia del agua como factor geológico. Por grandes espacios el fondo del barranco profundísimo que lleva las aguas, afecta la forma de verdadero túnel, pues las rocas de sus cumbres casi se unen, habiendo un lugar en que puede atravesarse el precipicio, varios centenares de metros Mem. Soo. Álzate México. T 29. (1909-1910).— 2 10 Pastor Koüaix. arriba ñe sn fondo, por medio de un puente formado con el tronco de un pino. Al cruzar las cumbres de la Sierra el fon- do de La Quebrada se encuentra ya á 500 metros sobre el ni- vel del mar solamente, es decir, cerca de dos kilómetros y mP'- dio más bajo que los picos de la cordillera. Apenas puede imasrinarse la abrupta config^uración ríe la región cruzada por el río y por sus quebradas afluentes. El Cañón del Mezquital es la barranca más colosal del Es- tado y qxiizá en la República entera no se pucuentre otra que icruale la majestad de su ^ranrleza. Habitada esta región por indíp^enas semi-salvajes y defenrlirla su asjreste virs^inirlad por el encrespado hacinamiento de sus montañas, muy pocos seres civilizarlos han^tenido oportunidad de admirarla y com- prenrlerla. Cuanrlo el progreso conquiste estas regiones, el Cañón del Mezquital, ahora desconocido hasta del íreó^rafo. se citará como una de las maravillas de la Nación. En la formación greolóiEjica de la Sierra Madre dominan las tobas rhyolítir'as (cantera'?) habiendo también srrandes sup«r- fiicios formadas pop rhyolitas"ó cubiertas por lavas volcánicas Pmodernas. Las calizas son desconocidas por completo. Suma- Tmente pobre es la parte alta de la Sierra'en vetas metalíferas y las pocas3que seVonocen dan' leyes incosteablos. La considerable altura á que se elévala cima de la'Sierra, produce en nuestras latitudes una temperatura muy baja.'re- ffistrándose en todos los'inviernos mínimas de 10 á 12 'grados bajo cero. Menos húmeda que la primera zona es.'sin embar- go, más favorecida ñor las'lluvias que las dos zonas del orien- tPi, tanto en inteTisidad como en la recrularidad de sus precipi- taciones en los diversos períodos. Es raro el invierno en que no son abundantes las apfuas-nieves y upvadas y en la esta- ción de lluvias, además de los ag;naeeros torrenciales, se resris- tran lloviznas continuadas por días enteros. Creo que un pro- ¡medio anual de 1000 á 1200 milímetros para la precipitación debe acercarse á líi verdadera, lo que es considerable compa- CONFIGDBACION GEOGRÁFICA Y CUMAS DKL ESTADO DB DUBAMOO. U rado con las zonas orientales; pero muy corto con relación á las lluvias de la Sierra Madre Oriental sujeta á los vientos del Atlántico; puesto que en Necaxa (Sierra de Puebla) por ejem- plo, el promedio de siete años resultó de 2536 nim. La vegetación dominante es la que corresponde á estas al- titudes, coniferas y cupuliferas y en sus géneros pirnis j qtter- cus (pinos y encinos) cuya madera constituye la principal ri- queza de la Sierra. El piso está cubierto por completo por las gramíneas (zacates). Tercera Zona.— Los Valles. El flanco oriental de la Sierra Madre ó sea su descenso á la Mesa Central, es incomparablemente más suave que su repentino levantamiento sobre las costas, pues además de la considerable diferencia d*^ altura que tienen, por bajarjal Orien- te á un terreno elevado ya á 1900 m. sobre el mar, y en el Occidente erguirse en toda la plenitud de su grandeza; los con trafuertes que desprendía la crrdillora para el lado de la Mesa, son cadenas montañosas poco accidentadas que vienen á mo rir en lomeríos de suave pendiente. Los arroyos y ríos orien- tales bajan por barrancas profundas, que no presentan las abruptas asperezas de las quebradas. Estas condiciones han permitido abrir buenos caminos eair.teros hasta el centro de la Serranía. * Al pie de la Sierra Madre se extiende la zona central del Estado, que debe considerarse en realidad, como una sola y única meseta plana, en medio de la cual se levantan, cortando su monotonía, cordilleras aisladas, que al fraccionar la meseta forman los diversos valles enteramente planos que caracteri zan la zona. La altura del punto central de todos los valles es sensiblemente igual, de 1900 m. sobre el nivel del mar; sin que se note en el conjunto de la meseta una pendiente gene- ral que incline las llanuras en determinado sentido, puesto que 12 Pastor Rodaix. las aguas de cada valle reconocen cuencas muy diversas, ha- biendo alg'inos, como el Valle de Guatimapé y parte del de Tapona, cuyas aguas se depositan en lagunas formando cuen- cas cerradas. La uniformidad de su altura y formación geoló- gica produce la más completa identidad en los demás ca- racteres de las diversas llanuras. Los Valles y Llanos más notables del Estado son: los de la Zarca y Canutillo en Indé; Guatimapé, Cacaria y Guadiana ó de Dnrango en el Partido de este nombre; los de la Noria en San Juan del Río; Tapona y Purísima en Cuencamé, y las dive^-sas llanuras del Partido de Nombre de Dios. La altitud de algunos puntos de estos Valles se ve en la siguiente tabla; Lugare%. Altitud. Observadores. Estación de Guatimapé. 1976 m. P.-C. Internacional. „ Cacaria. . .. 1922 „ ,, ,, ., Durango. . . 1892 „ „ „ ' „ Chorro .... 1877 „ Tapona. . . 1982 „ Yerbanís 1896 Graceros (N. de Dios) . . 1955 Juana Guerra (id.). . . . 1863 El Oro 1871 Tizonazo (Lidé) .... 1981 La Zarca (Indé) 1835 •> )» '> )1 >> >) )1 1) )) !) Ing. Leandro >) >> >» >> Juan Mateos. )> - V )) He citado los datos anteriores con el objeto de hacer no- tar la completa uniformidad de altura que presenta la Zona Central del Estado. Del pueblo del Tizonazo en la llanura de Indé á Graceros, en Nombre de Dios, hay 270 kilómetros en línea recta, encontrándose todos los demás puntos que indico en el intermedio de esos lugares extremos. CONPIGDBACTON GE03HÁPI0A Y CUMAS DEL ESTADO DK DOSANQO. 13 Las cordilleras que se levantan en el centro de esta zona, presentan también identidad de caracteres y una tendencia marcada á situar su eje paralelo al de la Sierra, es decir del N. W. al S. E. por lo que t'uias quedan paralelas entre sí. Se asemejan también á la gran cordillera en la configuración es- pecial quo presentan casi todas, teniendo su flanco occidental más escarpado que el oriental. Elevan sus cumbres, en lo ge neral, de 400 á 600 metros sobre la llanura, es decir á 2,300 ó 2,500 metros sobre el nivel del mar, lo que produce en ellas una vejetación semejante á la de la Sierra. Citaré como cor- dilleras notables de esta Zona, los enormes rnacizos montaño- sos de La Candela y Canoas cuyos picachos pasan de 3,00ü metros de altura, y que por su proximidad á la Sierra Madre y su completa semejanza con ella, se les supone g -neralmen- te como un simple ramal, siendo en realidad cordilleras en- teramente independientes. De menor potencia que las anterio- res, pero también cubiertas de la vegetación propia de la Sie- rra Madre, son las Sierras del Oso y Guajolotes en Indé, San Francisco y La Silla entre Durango y San Juan del Río, el Re- gistro en Durango, la de Gamón en Cuencaiué y la de Santa María en Notnbre de Dios. La Sierra del Yerbanís, más baja que las anteriores forma en el Partido de Cuencamé el limite de esta zona. Las Sierras de Cacaría y Magdalena en Duran- go y la Cordillera de Úrica en Noínbre de Dios, son única- mente ramificaciones de la Sierra Madre. Como montañas no- tables solo citaré el Alto del Hípazote en la Sierra de la Mag- dalena, que se eleva á 3,200 metros sobre el nivel del mar, el Picacho délos Altares en la Sierra de Gamón, y el enorme bloque de granito que forma el Cerro Blanco de Covadonga, origen de la Sierra del Yerbanís. Dominan las rhyolitas en la constitución geológica de estas cordilleras. Las tobas rhyolíticas (canteras) forman la mayor parte de los lomeríos que desprende la Sierra Madre. Verda , deramente notable es el inmenso campo de lavas volcánicas 14 PastobJRodaix. (basaltos) de 200,000 heclaras de superficie en los Partidos de Durando y Nombre de Dios, que forma "La Breña" y "Los Malpaises," que es como se le denomina en la región. Las ca- lizas se presentan en los límites de esta zona con la tercera, sirviendo de intermedio con las rhyolitas las tobas calizas (lla- madas "caliches") que forman la corteza de todos los lomeríos planos en que terminan las llanuras hacia el Oriente. Las pla- nicies están formadas por aluviones modenios. Interponiéndose normalmente al camino de los vientos do- minantes del Pacítico, la Sierra Madre con sus 130 kilómetros de aíichura, y también detenidos por las pequeñas trincheras que. les oponen las demás cordilleras paralelas, las zonas orien- tales del Estado se caracterizan por su atmósfera seca y por la gran irregularidad de sus precipitaciones pluviales. En cam- bio, la Zona de los Valles, por su latitud, fuera del trópico, pero muy cerca de él, y por su altitud, goza de un clima en extremo benigno, con temperaturas medias de 18 á 19° sin que las mínimas bajen mucho de O y las máximas pasen de 35° centesimales Tanto en esta Zona como en la del Oriente, presenta el año tres estaciones solamente, que son: el invierno demedia dos de Octubre á mediados de Febrero, las secas de Febrero á mediados de Junio y las lluvias de Junio á Octubre. La tf^m- peratnra media del invierno delje ser de 12 grados, sin que ba je demasiado en sus mínimas, como ya dijimos. Ofrece en lo general lloviznas de corta magnitud, y solo en los lomeríos al- tos han Uega'io á registrarse nevadas. La estación de las se- cas está caracterizada por vientos sumamente fuertes y cons tantas durante Febrero, Marzo y parte de Abril, y por calo res relativamente altos en Mayo y Junio. Tanto los vientos del principio como los «'.alores del tin de lae.stación, producen la más completa resequedad en el si.elo y la atmósfera. Las lluvias se presentan siempre en iaforiíiade aguaceros torren- ciales de muy limitada extensión suptírfícial y muy irregular Configuración GkoobAfica y Climas dkl Estado dr Dükangci. 19 distribución, tanto en el tiempo como en el espacio que abar- can. El promedio de las lluvias anuales en esta Zona debe re- sultar de 500 á 550 milímetros. En la ílora dominan por completo las gramíneas (zacates) que cubren, casi exclusivamente, el suelo de todas las llanu- ras y forman la (>lat)ta característica de la Zona. Algunos lia nos, sobre todo en los lugares sujetos á inundaciones, se desa- rrollan bosques de mezquites {Prosopis juUflora) y de huisaches {Acacia farnesiana) demasiado extendida esta última especie para no ser indígena dul país. En los malpaises y en la base de las montañas se produce en abundancia el nopal durazni- llo {Opuntia leucofrica). Ya dijimos que las cordilleras en sus cimas presentan la misma vegetación que la Sierra Madre. De toilas las regiones del Estado, !a más admirablemente dotada de todos los elementos necesarios para, la vida del hom- bre, es esta Zona. Los arroyos, que bajan de las cordillnras en avenidas caudalosísimas duran te las lluvias, prom<^ten en un porvenir no lejano, transformar las ahora estériles llanuras pas- tales, .^m campos de verdura y fuentes de riqueza incalcula- ble. Ofrecen los Valles tierVas vírgenes de fertilidad descono- cida en el centro del país y agua en abundancia que solo es- pera el dique que en su curso le oponga el progreso, para servir de poderosísimo auxiliar al hombre. Dueño el Estado de Du rango dt^ la Zona de los Valles, puede esperar tranquilo el curso de los siglos. Cuarta Zona.— La región árida La cuarta zona forma un gran plano inclinado dirigido ha- cia el Noreste, con alturas que vatían de 1,000 á 1,600 metros sobre el nivel dt^l mar. El paso de la Meseta de los Valles á los^terrenos de esta Zona se verifica por medio de lomeríos poco escarpados ó por la interjiosición de una cordillera que sirve d« límite perfecto á los terrenos de ambas Zonas, como 16 Pastoh Rodaix. pasa con las Sierras del Yerbanís y de Palotes, en el Partido de Cnencamé, qne tienen sus faldas orientales en la región ári- da y las occidentalí^s corresponden á la tercera Zona. La Es- tación de Yerbanís al Poniente de la Sierra, se encuentra, co- mo ya dijimos, á 1,896 metros de altura y la de Pasaje, 24 ki- lómetros después, está solo á 1,595, 300 metros más baja, encontrándose ya al Oriente de la Sierra. Atendiendo á la di- rección en que se inclina esta Zona, el punto más bajo de ella corresponde al extremo N. E. del Estado, que forma par te del árido de.'íierto del Bolsón de Mapimí, donde se encuen- tra la altura de 1,000 m. sobre el nivel del mar. Toda la parte Oriental de la Zona se extiende en las gran- des llanuras de la frontera, y aun cuando está cortada por va- rias cordilleras, no forman valles verdaderos como en la ante- rior; sino que presenta enormes planicies ilimitadas en ale;ún sentido, como los llanos de San Juan de Guadalupe, que son el extremo Norte de inmensa llanura del Estado de Zacate- cas, y los de La Laguna, La Cadena y Bolsón de Mapimí que se continúan sin interrupción por el Estado de Chihuahua has- ta la frontera de los Estados ÜniJlos, Varias coi-dilleras de montañas se levantan bruscamente en medio de la llanura, con su eje dirigido siempre, como en todo el Estado, del N. W. al S. E.. paralelo al gran macizo de la Sierra Madre. Su altura es considerable con relación al te- rreno en que se levantan; pero más bajas que las Sierras de la Zona anterior, puesto que sus cumbres más elevadas ape- nas llegan á 2,000 metros sobre el nivel del mar. Son notables las Sierras de la Campana, Tlahualilo y Mapimí, en el Parti- do de este nombre; la del Rosario, entre Mapimí y Nazas; la de San Lorenzo y Palotes en Cuencamé, y la de Ramírez, úni- ca cuyo eje más bien se dirije del Oliente al Poniente, en el Partido de San Juan de Guadalupe. Cerca del lindero del Es- tado con el de Coahuila, se levantan las Sierras de Jimulco y la Candelaria. CONFieCBAOION 6KOORA7ICA. 7 CUMAS 0BI. ESTADO DB DDBANOO. XJ Algunos de los puntos «le esta Zona, de que tengo datos comprobados de su altura, son los siguientes: Lagares. AltTiras. Antoridad. Torreón (Coah.) 1 134 m. F.-C. Internacional. La Lonaa 1170 „ „ „ Huarichic 1306 „ „ ,, Pedriceña • 1308 „ „ » Velardeña 1379 „ „ „ Pasaje 1 595 „ „ ,, Nazas 1273 „ Ing. Juan Mateos. San Juan de Guadalupe.. . 1570 „ „ ,, ,, Cuencamó 1665 „ ,, „ „ Mapimí 1368 „ Wislizenus. Toda la región árida está formada por calizas cretácicas y jurásicas. Se encuentran también grandes extensiones de te- rreno cubiertas de lavas volcánicas (basaltos en lo general), siendo una de las más extensas la región situada »-n el linde- ro de las Municipalidades de San Bartolo (Pdo. de San Juan de Guadalupe) y Santa Clara (Cuencamó). ' El clima de esta Zona es bastante cálido y extremoso. La temperatura media anual debe resultar de 22 á23 grados, con máximas de más de 40 y mínimas de 0. Lo característico del clima es la más completa falta de humedad en la atmósfera, que produce una vegetación raquítica y seca. Los vientos del S. W. ó sean del Pacífico, que son los dominantes en el Esta- do, como ya bemos dicho, tienen que recorrer para llegar al extremo de esta Zona, 500 kilómetros, interponiéndose nor- malmente es su camino la potente anchura de la Sierra Ma- dre y todas las cordilleras del Estado. Los vientos del Atlán- tico, que son lo.s que soplan en la estación de lluvias, encuen- tran esta región extraordinariamente seca y ardiente, y pasan Mem. Soo. A laate México. T 29. (190e-l«10).— 3 18 Pastor Roda.u. á condpiníiar sus nubf»s á la Zona de los* Valles. Por eso las lluvias son muy escasas y sumamente irregulares en hus pre- cipitaciones, qu*^ He verifican siempre en la forma de agjuaoe- ro8 torrenciales, presentando los años un reducido número de días de lluvia Torreón, por ejemplo, registró en 1908, 17 días de lluvia solamente. El promedio anual de las lluvias puede fijar.se en 400 mm. para la parte occidental de la Zona y, 300 para el Bolsón de Mapimí, cantidades que si se precipitaran en otra forma, producirían mejores coiuliciones higrométricas en la atmósfera y en el suelo. Consecuencia natural de la falta de humedad es la fuerte evaporación que absorbe por coríipleto la corriente de todos los arroyos y ríos, y hasta el mismo Nazas, á pesar de sus 37,000 kilómetros cuadrados de cuenca hidrográfica, en su ma- yor parte en terrrenos de la Sierra Madre, pierde su caudal en los meses de .seca al penetrar á esta Zona. Los escasos ma- nantiales que se encuentran son de muy corto gasto. Dos arbustos forman la vegetación dominante y típica de estas estepas: la gobernadora (Larrea mexicana) y el hoja sen {Casidpinia exostemma). Los terrenos montañosos están tapiza- dos por completo con la lechuguilla {Agave heieracantha), cuya libra cuando pueda extraerse de un modo económico y rápido, será una gran fuente de riqueza para el Pastado, El guayule que se produce en los lomeríos, antes sin utilidad, hadado gran valor á los terrenos de esta Zona. Todas las llanuras desiertas y áiidas de esta región, están formadas por tina capa de tierra vegetal de algunos metros de espesor, cuya fertilidad es asombrosa cuando cuentan con agua suficiente para el riego. La Laguna, por ejemplo, rega- da por las aveniadas del Río Nazas, solo es comparable en fe- racidad á las más ricas tierras de las costas. Desgraciadamen- te el agua de los ríos con que cuenta, por las condiciones es peciales de su atmósfera, es muy corta para la gran extensión Mem. Soc. Álzate. T. 29, lám. VI. El Río de Durango, antes de formar el Cañón del Mezquital. Mem. Soc. Álzate. T. 29, lám. VIL Fondo del Cañón del Mezquital, Durango. Mem. Soc. Álzate. T. 29, lám. VI IT. Fondo del Cañón del Mezquital, Durango. CONFIQDB^ÜION GmOUBÁFICA Y C'UMAS DEL ESTADO DE DOKAMUO. 19 de SUS llanuras; y tratar (\e utilizar el caudal de los ríos cen- trales, como se pretende ahora, es un bello proyecto en la teoría; pero imposible en la [)rácti('a por las condiciones topo- gráficas del Estado, y porque ninguna razón hay para privar á los Valles centrales ríe las aguas que en ellos nacen. Tal es en rápido bosquejo la configuración del Kstado de Durango, una de las regiones más desconocidas del país. Durango, Agosto de 1009. ^ — * SUCl(CTl' Mbna. Molote Mitote Mnlito Guajolote, pavo Nagas No hagáis No muy me (Forma negativa incorrecta) Ojala Ojalá Oscurana Crepúsculo vespertino Palillo Porta plumas Palillero Aparato qw tiene porta plumas Para (Se antepone al verbo agradar y así dicen: Que animal para agra- darme Pasar á traer .Atrepellar Pasear Embriagarse Patojito Niño. — Y así preguntan ¿Cuantos patojitos tenes vos? Perezosa Mecedora Picarse el ojo Chasquearse Porquería (Es un despectivo) Poner baile Dar un baile Prestar Pedir prestado. — Presté cinco pe- sos, Pedí prestados 5 pesos. Principio Principio Pringue Pequeña gota de agua.— -Ya pringa; llovizna. Prohibir Evitar Qué ha de ser? (Dubitativo) Quprés? Quieress? Qué va? (Acompaña á las tiegaciones como para darles fuerza). 'Rejegnería Lechería Ruano Color amarillento Ruin Flaco Salera Recamarera ¡Saludes Saludos Apuntes paba la historia dk C'Siapas. 27 Sentir Opinar Sequía Sed Será? (Dubitativo) Sestear Reposar á la sombra en el campo Sin el (Respuesta al "Con permiso") Sí, pues Loe. familiar muy común; equivale al all right de los americanos Sisóte Pan francés, telera. Sólido Solitario (lugar) Somatar Medio matar Sos Sois Susté • Es usted. — Susté malo Taburete Silla Tapadera Cobertor, zarape, manta Tengusté Tenga usted Tío, tía (Es aplicado á los ancianos) Tierno De poca edad Todavía Desde Tueser Toser Triquis Cohetes chinos Un (Es antepuesto á los posesivos, tu, su, etc.) Vení vos Venid Violineta Organillo de boca Vos Usted Vuelvo otro Regreso pronto Méxioo, Agosto de 1909. SOCIKTÉ SCIENTIFIQÜE "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIEK8, T. 29. 29 ¿Por qué no liao dado un resultado satisfactorio los aliónos (iiiímicos? POB EAFAEL M. TELLO, M. S. A., Ingeniero y Perito Agrícola. Hoy que por primera vez tengo el honor de presentar ante ustedes mi modesto trabajo del cual no dejo de reconocer sus deficiencias, les suplico me permitan su atención en el des- arrollo de mi tema, el cual si me atrevo á tratar aun conocien- do mis ineptitudes, es por que á remejanza del agua crista- lina que después de horadar una roca edifica al través de los siglos una hermosa estalactita, así mi limitada, pero constan- te observación, mis ueblos han visto la necesidad de los abonos, reconociendo su importancia; pero la manera racional y oportuna de aplicarlos ¿Por Qué no han dado un rebultado satisfactorio los abonos químicos? 33 no se ha comprendido aún, no obstante que desde Liebig y sus sucesores estudiaron la fisiología vegetal. No me ocuparé por ahora de estudiar en detalle los ele- mentos constitutivos de las plantas, las funciones de sus ór- ganos y las condiciones necesarias para su desarrollo, puesto que no es mi objeto, y sí voy á exponer lo defectuoso del sis- tema de aplicación y uso de los abonos y en particular de "Los Químicos" que tienen una gran importancia en nuestra agri- cultura, dependiendo mucho de ellos, el progreso de la misma y el aumento de producción. Igualmente, no entraré en estudio de clasificaciones de abonos, ni de cada uno de ellos, por no hacer muy extenso mi presente trabajo. [Por qué no hao dado un resultado satisfactorio los abonos químicos? Difícil es en verdad dar una contestación firme y segura á tal pregunta que es de bastante trascendencia, pero como ya llevo dicho: mi limitada y constante observación, mi amor á la Ciencia Agrícola y mis ardientes deseos por nuestro pro- greso nacional, me obligan á citar los puntos que me parecen más culminantes del tema que me he impuesto y que espero llene mi vehemente deseo. Es innegable que los abonos químicos darán un resultado magnífico, cuando éstos sean aplicados de una manera cientí- fica, práctica y económica. Mas al haber yo sido testigo en diferentes puntos de nues- tra República de la manera como se verifica esta aplicación y no conforme con ella, ocurrí al establecimiento donde se ex- penden estos abonos, que á mi humilde criterio son los mejo- res, puesto que ellos son concentrados. Tal establecimien- to es el Sindicato de Potasa Alemán, representado por los Mem Soo. Álzate. México. T 29. (19ü9-1910).-5 u Kafael M. Tkllo. Sres. Bode y Rosenstein, quienes á su vez me permitieron el honor de ser su representante en los diversos Estados que he recorrido. Ya así me fué más fácil ver de ceroa la manera de mani- pulación de los abonos y los métodos que siguen tanto para su aplicación como para su venta. Principié por ver, no sin seTitimiento, que dicho Sindica- to tiene ya fórmulas fijas y determinadas de abonos, para cada una de las diversas especies de plantas que se cultivan en nuestra República, y de las cuales reproduzco algunas: Para Maí?:. Para Caña. 140 Kilos Superfosfato. 200 Kilos Cloruro de potasio. 150 „ Cloruro de potasio. 300 „ Sulfato de amonia- 180 „ Sulfato de anonia- co. co. 130 ,, Superfosfato. 30 „ Huesos molidos. 30 „ Huesos Molidos. Para Trigo, Cebada y Centeno. Para Alfalfa y Trébol. 130 Kilos Superfosfato. 140 Kilos Superfo.sfato. 80 „ Cloruro de potasio. 130 ,, Cloruro de potasio. 160 „ Sulfato de amonia- 80 „ Salitre de Chile. co. 200 „ Huesos molidos. 30 „ Huesos molidos. No satisfecho con esto y deseoso de cerciorarme del resul- tado, salí por diversos puntos del Estado de Puebla, del que soy hijo, y allí tuve oportunidad de aplicar dichos abonos (en el Rancho Colorado y otros) según las instrucciones del Sin- dicato, los cuales no han dado resultado, como lo comprobé también personalmente. Así mismo tuve el sentimiento de escuchar quejas de va- rios agricultores, por el mal resultado de sus abonos; en cam- iPOB QDK NO HAN DADO DN BBSÜLTADO SATISFACTORIO LOS ABONOS QUÍMICOS? 35 bio, ei) el Rancho "La Rosa" (Puebla), propiedad del Sr. Pe- tersen, ha ocurrido todo lo contrario, pero debido á su constante estudio, á la inversión de algún capital en provecho de sus tierras y las continuas experiencias que ha hechvi por sí pro- pio, sin atender á los consejos de aplicación que da el Sindi- cato, como me lo manifestó el mismo señor. Regresó de mi Estado lleno de tristeza por ver el mal sis- tema llevado en la aplicación de los abonos y manifesté las innovaciones que á mi propio criterio debían introducirse, las cuales por lo visto no fueron atendidas, pues hasta hoy conti- núan de igual manera, expendiendo los abonos sin antes sa- ber ó indagar, si ellos serán benéficos al aplicarlos. Ahora, que como ya dije, deseo exponer mis creencias des- pués de mi constante observación, paso á citar los puntos que deberían tenerse en cuenta para que los abonos químicos den á nuestros agricultores todo el provecho necesario que ellos desean, así como que las tierras los reciban de una manera tanto científica, como provechosa. ¿Cuál es el punto primordial del que debían partir para sa- ber el abono que una tierra necesita? Es indiscutible que su análisis, tanto físico como químico, pues por él se vendrá en conocimiento de las substancias de que está compuesta la tierra que se trata de abonar; cuáles de ellas le faltan ó le son necesarias para que la producción sea favorable y en qué cantidad necesita éstas, puesto que si cada tierra es un individuo distinto, por consiguiente será tam- bién distinta su composición. Así es: que si nuestra tierra que vamos á abonar tiene por ejemplo la cantidad suficiente de potasa, ¿á qué ponerle más? que es lo que se hace aplicando las fórmulas que da ya el Sin- dicato. De nada le serviría á nuestra tierra ese exceso de po- tasa, puesto que la planta por cultivar no tomaría sino la indis- pensable para su crecimiento y desarrollo. No poniendo más se evita: ya el ga^to en vano de tal subs- 36 Rafael M. Tki.lo. tanoia que quizáseríaarrastradapor los agentes naturales, ó tal vez perjudicaría las condiciones físicas ó químicas de la tierra, ¿Cómo evitar esto? Haciendo, como ya dije, un análisis tan- to cualitativo, como cuantitativo do cada una de las tierras, cosa que nunca ha hecho el Sindicato, ni las demás casas ex- plotadoras de abonos y que deberían hacer para obtener resul- tados ciertos y seguros, así como para evitar las fórmulas ge- nerales que nunca podrán dar buenos resultados. También deberían preocuparse todos los que se dedican á la explotación y manufactura de abonos, en indagar la naturaleza del suelo, su origen, composición, altitud, latitud, situación topográfica, sistemas de riegos, sistemas de cultivos y naturaleza del sub- suelo, y no como lo hacen; que para que todas las tierras sean ricas ó pobres en principios fertilizantes y estén en el lugar que sea, ellos apHcan ó encargan se aplique el abono de una manera general, sin atender á ninguna de las circunstancias ya citadas; así por ejemplo: para el cultivo del maíz, lo misüio les da que A terreno sea arcilloso, calcáreo, arenoso ó humí fero, como que esté situado en Sonora, México ó Yucatán, etc., ellos dan para tal cultivo la fórmula que ya indiqué (para maíz) (pág. 34), cuyas canti ladi^s señaladas son por hectárea, siu an tes preocuparse por vít si conviene ó nó aplicar dicha fórmula y en las caütidades expresadas. Lo que digo con este cultivo lo diría para t(jdos, en que el sistema es el mismo. Todo esto lo he confirmado en el Estado de Puebla, don de no se ha logrado obtener resultados satisfactorios con los abonos. De aquí que todo lo que procede, no solo al Siniicato de Potasa Alemán, sino que lo hago extensivo para todas las ca sas que se dediquen á la explotación de toda clase de abonos, quienes (ieberían por medio de propagandas, como lo hacen para anunciarse, propagar también los medios para que los mismos agricultores hicieran sus análisis y ellos mismos vie- ran también lo que hace falta á sus tierras. ¿Por qué no han dado ün resultado satisfactorio los abonos químicos? 37 Me permito dpcir esto, porque en vavios de mis viajes ha habido quienes me hagan las siacuientes observaciones, me han dicho: Los abonos químicos serán muy buenos, pero ¿có- mo sabremos si al aplicarlos no perjudicamos nuestras tierras y hacemos un gasto que nos traería otros para modificar lo hecho? Agregaron, además, que los comerciantes en abonos dirían que á sus tierras les faltaban varias substancias, yapara ven- der éstas mejor y á buen precio, sin que ellos supieran si efec- tivamente les serían necesarias,. Hubo quien me dijera: ¿cómo sabe usted si el abono que me recomienda puede ser útil á mi tierra si no la conoce? Eft^ctivamente que tenían razón y de aquí el que demos- tré mi interés por remediar estos inconvenientes, lo cual no consegií en esa época y es lo que hoy deseo dar á conocer. ¿Cómo podrá lograrse? HicienJo un manual enteramente práctico de "Anális's Químico Cualitativo," para que el agri- cultor con los conocimienlos de química elemental que t'.i viera, ó aun sin ellos, pudiera darse cuenta de la carencia de subs- tancias que tuviera su tierra y de esta manera, ya por convic- ció;i propia, ó! pediría aquellas substancias que viera le hacían falta, restando solo á la casa comercial el hacer un análisis cuantitativo para indicarle las cantidades en que fuere nece- sario aplicar dicho abono. Esto no aumentaría gran parte del trabajo de dichas casas y ^í, en cambio, sería benéfico tanto para nuestros agriculto- res, como para las- mismas casas expendedoras. Felizmente cada día va en progreso la civilización agríco- la, pues con gusto vemos que en la mayor parte de las hacien- das de nuestra R'-pública, han ido reemplazando el antiguo arado "egipcio" por el moderno de fierro, como se está hacien- do también: ¡Con la "rutina" y el estudio! Tiempo es ya de que nuestros agricultores no se dejen sor- prender por la carencia de conocimientos, y que ellos mismos, 38 Rafael M. Tkllo. á quienes debe preocupar también el progreso de nuestra que rida patria, auali(;en sus campos, ejecuten experiencias, for- mulen ideas provechosas y verifiquen sus cultivos y operacio- nes de la manera que la ciencia lo aconseja. Aplicación de los abonos químicos. Los métodos que deberían seguirse para una buena apli- cación de los Abonos Químicos, dependen: de la naturaleza del terreno, considerando el suelo y subsuelo, de su situación, de los vientos dominantes, de las épocas de lluvia y sequía, del clima, -del sistema de irrigación, así como de la siembra, laboreo y la planta que vaya á cultivarse. Aplicar un abono sin tener en consideración todo lo que antecede, es como aplicar á un enfermo un medicamento "ca- sero" (como se dice vulgarmente), el cual su resultado es du- doso y la mayor de las veces perjudicial. La tierra, como ya dije anteriormente, puede compararse con un individuo, y como tal, necesita de cuidados, alimentos, calor, luz, aire, agua y, además, todas las atenciones que exi- jiría el primero, para su desarrollo tanto físico como moral. También la tierra sufre enfermedades que la inutilizan pa- ra la producción y pueden traerle la muerte, volviéndola esté- ril si antes no se le prodigan los cuidados y medicamentos que le sean necesarios (los abonos), siempre que al aplicarle ta- les abonos sea hecha esta aplicación de una manera racional, con lo cual se logrará obtener el mejor provecho y abundante producción. Los métodos de aplicación que aconseja la "Guía" del ya dicho Sindicato, me parecen muy deflcientes y defectuosos, pues como para los abonos, tratan este punto tan importante de una manera general y no en detalle como deberían hacer- lo, siendo que de ello depende la parte principal del resultado apetecido. jPOE QUÉ NO HAN DADO ÜN RESOLTADO 8ATI8FAOTOEIO LOS ABONOS QDÍMICC8? 39 El ya tantas veces dicho Sindicato expone en su guía un párrafo que dice: "es condición indispensable como ha queda- do comprobado en la práctica, para que los abonos ejerzan mayor efecto, se usen juntos y vayan previamente mezcladlos entre sí, antes de aplicarse á la tierra." A continuación siegue diciendo: "Para facilitar á los agricultores el uso de los abo- nos, los proporcionan ya mezclados y li?ítos para su inmediata aplicación, hechas las mezclas con arreglo á las "fórmulas" se- ñaladas para determinada siembra ó planta." ¿Podrá esto dar buen resultado? Indudablemente que no, pues el mismo Sindicato no ignora que existen algunas subs- tancias que no deben mezclarse (sulfato de amoniaco y esco- rias Thomas); otras que se mezclarán únicamente cuando estén inmediatas para ser aplicadas (cal y sales potásicas); y las úl- timas que es indistinto hacer la mezcla ó no. Como demostración de raí dicho reproduzco un dibujo que recibí del mismo Sindicato, titulado: "¿Cuáles substancias de abono pueden ser mezcladas?" el cual no á todos los agricul- tores se les muestra. Mas, ¿por qué no aclaran esto en su "Guía"? ¿No les daría mejor resultado tanto comercial como instructivo? Como creo que sí, por eso hoy me permito reproducirlo y exponerlo. 40 EafaklM. Tkllo. ó uper fosfatos T homaS ^^ini/a Pz/r/tfo i^r -S^s^ Las substancias ligadas en este dibujo con líneas gruesas ■) no deben ser mezcladas; las ligadas con líneas do- bles ( -) pueden mezclarse únicamente cuando estén inmediatas para ser aplicadas, y las ligadas con líneas simples ( ) pueden mezclarse á cualquiera hora. Si todas las causas y modificaciones que llevo dichas se tuvieran en cuenta para el caso que nos ocupa, veríamos con verdadero placer nuestros campos fértiles y productivos, y no escucharíamos las justas quejas que varios agricultores en- vían, atribuyéndolo á los abonos, cuando que éstos aplicados debidamente, que es lo (jue no se ha hecho, serían el mejor íPOE QÜÉ NO HAN DADO ÜN EESÜI.TADO SATlSFACTOEIO LOS ABONOS QUÍMICOS? 41 reconstituyente de los suelos y el mejor alimento de las plan- tas, unidos á los que el suelo y la atmósfera les proporciona para su crecimiento y madurez. Ojalá y el Sindicato de Potasa Alemán, lo mismo que las demás casas manufactureras de abonos, tomaran en cuenta esta mi pequeña recopilación de datos para la buena aplicación de los abonos quíniieos, así como que todos nu'^stros agricul- tores pudieran ver que no hay que culpar -á dichos abonos, puesto que ellos en sí no son sino ( 1 instrumento material, aplicable á producir su efecto, y que la falta de estudio y de experiencias, son las causas fundamentales que han dado ori- gen á que el resultado de los ya tantas veces dichos abonos químicos no sea satisfactorio. Espero sean atf^ndidas estas mis humildes proposiciones, con lo cual me sentiría f(diz y se habría logrado dar un paso inmenso en el progreso agrícola nacional. Convocatoria! Fuera del tema que me he propuesto, pero relacionado con el mismo objeto, propongo á todos los agricultores mexicanos, se estudie con detenimiento un proyecto adecuado para la construcción é instalacióti de una Fábrica Nacional de Abonos Químicos, sabiendo que nuestra República es tan rica en ele- mentos que podrían servir de baso para llevar á efecto tal pro- yecto, pues siendo, además, que eadadíase ve la necesidad de ellos en nuestro suelo, de esta manera nos evitaríamos el que nos llegaran de naciones extranjeras, pudiéndose fabricarlos en la nuestra y resultar de este modo beneficiados, tanto en su fácil transporte como en su valor que sería muy económico y al alcance de todos los agricultores. Ojalá y llegara á ver realizado este mi vehemente deseo, que de efectuarlo, traería grandes ventajas á nuestra agri- culti'.raen general, siendo que existen tantos campos que por Mem Soo, Álzate. México. T 29. (1909-1910),— 6 42 KAriBL H. Tello. falta de abono se encuentran como aletargados ó improduc- tivos. Para finalizar diré: que yo, un humilde hijo de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria, deseo que esa juven- tud que hoy ocupa las aulas de esa mi querida madre Escuela, fije su_ atención sobre los puntos que á grandes rasgos he ci- tado en este mi modesto trabajo, para que cuando ya se encuen- tren en el extenso campo de la lucha, puedan vencer con sus conocimientos las dificultades que á su paso se presenten, y podamos ver en no lejano día á nuestra querida Patria alzarse orgullosa entre las demás naciones, por su adelanto agrícola que está llamado á ser su porvenir. México, 3 de Mayo de 1909, SOCIÉTÉ SCIENTIFIWOK "ANTOiílO AlJSATK.' MÉMOIUIM, T. 29. 43 Sur la m apparente de corpúsculos oMenus par éyaporation de Solutions de sílice et de carbooate de calciuní daos de l'eau saturée d'acide carboniqi] PAR A. L. HEEREEA M. S. A. Chef Professeur de Biologie á l'Institat Medical de México. Aperan hisforique. — Rainey en 1868 et Harting en 1872 ont fait connaitre les figures celuUaires préparóes par (iiffasion l.-n- te de carbonate etdebicarbonate desodinm dans di verses subs- tances colloídales, en présence de chlorure decalciura etdequel- qups autres seis calcaires. Ces travaux sont bien eonnus et ont été répétós deniiérement parButlev Burke, Dubois etKuekuek. Le premier a mis da chlorure de baryum raditére dans la gélati- ne, mais Dubois a observé que le chlorure de baryum non radi- fére donne aussi des corpuscules. Kuckuck a publié un ouvrage remarquable sur les cellules ou corps de baryum, obtenus avec 44 A. L. Ubbukua. le ehlorure de baryum et des bouillons divers. J'ai faít des centaiiies d'expóiiences avec ees divers procedes. En 1906 j'ai dit, dans mon ouvrage '*Biolo{;ie et Pla-imogéuie," que ees corpuscules étaient dús á une cristallisation incornpléte des carbonates terreux au sein de la graisse. En effet, bouillis avec de l'eau ils produisentune eouche flottante de graisse. Mes recherches ultéiieures ont demontre que cette graisse est ac- cidentelle et aecessoiro et que les corpuscules bonillis long- temps se purifient de la graisse sans perdre leur forme. Ils persistent aprés ineinération et aussi dans les dissolvants desgraisses, par exemple, dans un mélange de cliloroforme, ben- zine et éther. D'autre part, les graisses incinérées lentement laissent un résidu de silice, qni provient probablement de.^ al- bumines ce qui explique la formation de corpus;cules calcai- res-siliciques au sein de l'huile et de l'acide oléique. Interprétathn des calcosphérites ou radiobes. — Ainsi que je l'ai dit dans mon article ''Sur les phénoniénes de vie ap- parente observes dans les émulsions de carbonate de chaux et silice gólatiiieuse," ees corpuscules sont dús á une eristallisa- tion incornpléte des seis calcaires ou barytiques dans la silice. Slack a observé que le sulfate de cuivre et autres substauces inorganiques donnent des figures s[)éciales dans la silice, par une cristallisation incompleto. J'ai vu que le bicarbonate de sodium et le ehlorure de calcium en se diffusantlentementdans la silice coUoide montrent les corps de Harting et Rainey. ¡Sa- lón Paul Gaubert, les deux causes principales qui font varier le facies d'un cristal sont la vitesse de cristallisation et l'ab- sortion de raatiéres étrangéres dissoutes dans l'eau mere. Cet- te derniére cause doit intervenir daus la production des cris- taux artificiéis possédant les méuies formes que le mineral consideré. Ainsi, les cristaux de gypse, qui dans uuh eau-mé- re puré sont toujours allongós suivant l'axe vertical et limites par les faces gl (010), m (110) et al (lOI), apparaissent, com- me dans le cas de cristaux naturels, ailougés suivant l'axe b SDR LA VIE APPABENTE DK CÜBPDSCÜLES OBTKNÜS PAB KVAPOBATIOK. 45 si l'on ajoute á l'eau mere du bleu de móthyléne. De méme, tan- dis que dans Feau-mére puré, le nitrate de plomb cristal Hs(» en octaédres parfaits, l'addition de bleu de inéthyléne le fait cris- talii.ser en cubes, avec des stries analogues á celias de la pyiite triglyphe; par analogrie, on peut penser que la forme en cubes de la pyrite natnrelie est due á la présence d'une matiére étran- gére. (' Comptes-rejidus de PAcadómie des Sciences. París. 28 déc. 1908). Jannettaz a décrit aussi les sphérolithes, cristallites, pola- rií^ation d'aggrógats cristaux culloides et inclusions de cris- taux/') Gaubert a observé que les cristaux d'acide plitalique peu- vent absorber peudant leur accroissement une certaine quau- titó de matiére ótrangére, qui exerce une influence sur leurs formes ct sur leur grosseur". Les diffórentes faces n'ont pas la méme facultó de se laisser pénétrer par ees substances; aus- si les cristaux moutrent-ils la strlicture dita en sablier, dont la signification est ainsi fixée. '^' Les cristaux de chlorhydrate de conicine ont souvent l'ap- parence de la muusse. Exposés pendant quelque temps á l'air ees cristaux se modifient, les prismes disparaissent, et, si la cri.stallisation avait l'apparence de la mousse on voit se pro- duire en certains poiuts, des formes qui rappellent celles des sporanges; peu a peu apparaissent des cristaux jaunes.*^' (1) Les roches, p. 210, Paris, 1900. (2) P. Gaubert. De rinfluence des matiéres colorantes d'une eau-mé- re sur la forme des cristaux qui s'en déposent. C. R. Acad. Sci. 22janvier 1906. Voir aussi: J. H. Bowman. Sociétó anglaise des Industries chimi- ques. Section Canadienne. 19 Octobre 1905 — Rev. Gen. Sciences. 1906, p. 301. Selon Bowtnan le mélange d'un colloide a irue substance cristalli- ne fondue modifie beaucoup la cristallisatiou et forme des cristaux, par des modifications daus les lignes de forcé et dans l'apport de matiére an cristal en formation. (3) DragendorfE. Manuel de Toxicologie. 1886, p. 374. 46 * A. L. Hebkeka. Les cristaux liquides. — Un grand nombre de travaux ont étó pnbliés sur les cristaux liquides. <^' J'ai étudió les cristaux li- quides d'oléates alcalins'^' et presenté un inémoire sur les mouvemertits serpentiformes et amiboides des oléates alcalins et de l'aciile oléique flottant dans l'eau de chaux ou dissous dans le sulfure de carbone et se mouvant et dé[»lagant au fond de l'eau ammoniaeale. Lehmann ptótend que ees cristaux représeutent un état nouveau de la matiére, mais Qnincke, Tammannt et Nernst les ont envisagé coinme des émulsions. C'est l'explication exacte. On n'ol^tient pas une séparation de liquide>< ot solides par la centrifugation des cristaux liqui- des mais cela arrive toujours avec les émulsions de consis- tanee trop ferme, surtout avec celles de carbonates et phos- phates calcaires ou barytiques dans la silice coagulée. Quant aux différences optiques entre les émulsions et les cristaux liquides, elles ne sont paá si profondes qu'on la dit et j'ai vu les croix á la lumiére polarisée dans les cristaux de carbo- nates terreux impregnes de silice. Or, ees complexes ne sont pas des états nouveaux de la matiére, des cristaux liquides. L'acide oléique, qui intervient pour un part si importante dans la formation des cristaux liquides ne donne pas toujours les formes myéliniques. (1 ) Adami et Aschoff. Sur les myélines. Soc. Roy. Lond. Proc. 526. B- Lehmmann. Archiv. f. Entwickeluiigsmechaiiik. n. 21, 1906; L'^s cris- taux liquides. Rev. ¡Sci. Avrii 1909, p. 537; P. Gaubert. Les cristaux li- quides. Rev. Sci. 9 janvier 1909, p. .'52; voir aussi les publications et ou- vraj^es de Lehmmann, Vorlander, Quincke. (2) Notions de Biologie et pla.'pellaiit la structure et l'aspect du protoplasma. Les solutions silico-calcaires Uéssó- chées sur une lame de platine montrent l'aspeet de coquilles et parapaces microocopiques, tandis que la silice colloide dós- sechée dans les mémes conditions, a seulement l'aspect d'écail- les. Les cristaux microscopiques modifient done la consistan- ce du gel et sépareiit les maules du réseau jusqu'á former une emulsión capable de mouvements quand les parois siliciques des calcosphórites sont d'une épaisseur tres petite. Les microscristaux probablement se divisent, comme les cytodes de Kuckuck, ce qui expliquerait la croissance du pro- toplasma observóe par Künstler. II y a encoré une autre difficulté pour la théorie albumi- niste de l'origine de la vie. II faudrait acceptor la forniation spontannóe de matiéres protéiques á l'ótat de pseudo solutiou coll(>idale et depuis l«ur coagulation par un sel et l'englobe- meut des microcristaux par le gel. Couibien de di£&cullós et de coincidences! Dans un autre ordre d'idées je me demande si le gel silioi- SUB LA VIK APPABENTB DK8 C0RP08CÜLE8 ÜBTENÜ8 PAB EVAPOBATION. 63 que n'aura pas le pouvoir de dissocier les moléculas d'acide carbonique, puisque il dissoeie les cristaux de divers corps. II fandra, pour étudier ce problémo, dóterminer l'état de l'aci- de carbonique ayant coagulée la silice coll(áMe. On sait que les flocons entrainent une partie du corps coagulant, le modi- fiant, s'emparant de Paeide d'un sel. . . . L'argile a la facultó de polyraónser les petreles. Cela serait, par conséquent, le procede le plus simple et le plus naturel de la formatiou des premieres molécules de matiere organique dans les milieux pri- mitifs. México, le 5 septembre 1909. Observations compUmentaires. Novemhre 1909. — La pression osraotique a une'iníluence enorme sur le gonflement des sphó- rocristaux et cela nous a suorgóró l'expérience suivante: Sur des ócailles de silice coUoiMe déssechée on dépose du carbonate neutro de sodium renfermant quelques traces de carbonate de potasium. On recouvre avec le couvre-ob- jet. Quelques jours apiés, le sel a absorbe l'humidité de Pair et il y a eu formation de gouttelettes sur les écailles. La silice est dissoute lentement et aussitót coagulée par les carbonates en voleado cristallisation. ^^' Le gel silicique s'opo- se a une cristallisation parfaite. (1) Peut-étre y a-t-il aussi du silicate alcalin en voie de cristallisation. Une solution de silice en carbonate de sodium abandonne des cristaux so- lubles de silicate alcalin. g4 A. L. Hkrrbra. On observe des cellules completes, avec un noyau, des radiatioíis, desblastoméres se coniprimatit fortement, des ovu- les, des microbioides, des figures mitosiques une ri- chesse remarquable de formes organoídes des dpux régnes. Je me demande si les seis du proto¡)lasma naturel ne se- raient pas la cause de leur structure, par une espéce de cris- tallisation incompléte, puisque les seis sontindispensables pour la vie. On peut aussi faire dissoudre les carbonates alcalins dans une solution de sílice et faire évaporer. II y a des trace de matiére organique, mais ees cellules résistent á l'incinéra- tion. Elles sont solubles dans l'eau. On peut les obtenir par des Solutions tres complexes d'eau demer, d'eau saturée d'aoi- de carbonique et de carbonate de chaux, etc. La variété des figures est tiés grande, surtout quand on evapore qnelques grjimmes de silice colloíde et seis dans une boite de Petri, á 15 deprés. Qnelques cellules se conservent tres bien, mais en general elles sont dissontes par l'excés d'alcali ou déformées par la dessication ou les réactions sub- séquentes. Pendar.t un voyage a Veraeruz, surja Cote de PAtlan- tique, j'ai observé que les roches sont enduites d'une conche verdátre d'algues diverses, de Protocoques assez semblables á ees cellules. L'eau de mer évaporée laisse un resida déli- quescent (par le chlorure de magnésium) et il faudra étudier ce procedo debiogénése (?) puisquó les roches renferment des silicates capables d'étre attaquós par l'eau, les seis et l'acide carbonique. Cette nouvelle hypothése a l'avantage de la production de parcelles n)icroscopiques, de corpuscules sur la surface des roches, sans prétendre, comme la théorie photosymhétique classique, que la mer, un milieu de masse enorme, sous l'in- SUB LA VUE APPABENTE DES COnPUSCDLES OBTEND8 PAH ÉVAPOBATION. Q5 fluenee de la lumiére, donne des corpuscules limites, sans s'or- ganiser en leur totalitó. M. S. Leduc a piiblié une brochure sur "Les Croissances Osmotiqups," oü l'on trouveraun excellent resume de la ques- tion, des notes historiques sur les corps de Harting, sur la na- cre artifioiel, etc. (Nantes, 1909). S'em. Soc. aléate México. T 29. (1P(9 1910'.- 9 66 A. L. Herrera. Explication des platiclies L\, 1 1\ á l\\. Planche IX. Figs. 1 et 2.— Cellubs naturelles, selou Haeckel (L'origi- ne de la vie. 1908, p. 135, figs. 5 y 6). Fig. 3. — Cellules artificielles de carbonates de sodium et potassium en voie de cristallisation sur la sílice. Planche X. Fig. 1. — Noyaux excessivement petits de carbonates de sodium et potassium et silice coUoide, ayant une grande aua- ■ 2 logie avec les noyaux des cellules vegetales. Zeiss-p-p- Fig. 2. — Les mémes, plus grossis. Structure sphórulaire. Planche XI. .2 Fig. 1. — Cellules en división. Zeiss^^^^ Ces aspects sont dus a la tensión superficielle de l'émul- sion silicique-saline agissant en combinaison avec la forcé de cristallisation. La tensión superficielle fait prendre aux gout- tes d'émulsion la forme sphéroidale et par la concentration la silice se moule sur les micelles cu sur le réseau des cristaux, en se coagulant. Ces figures résistent a l'action du chlorofor- me, de l'alcool et de l'eau. Fig. 2. — Emulsión silicique saline déssechée. Par la con- centration et 'a tensión superficielle on oblient l'aspeot d'un tissu, avec cellules en división. MeiB. Soc. Álzate. T?._ 29, pl IX. Fiií. 1. Fig. 2. ^J^ . Fiií. 3. Mem. Soc. Álzate. T. 29, pl. X. Fiií- 1. V/ >^C . * Fia-. 2. \ \ Mem. Soc. Álzate. T. 29, pl. XL Fv¿. 1- 'l!í. Mtem. Soc. Álzate. T. 29, pl. XII. ,é- Fig. 1. Fiíí. 2. SüB LA VIK APPABENTE DK8 CORPaSCDLKS ÜBTEND8 PAB EV APOEATION. 67 Planche XII. Fig. 1. — Phosphate tribasique de sodium.. 0.10 Carbonate de potassium 0.05 Sílice colloide á 2 p. 100 10 00 On evapore lentement entre le porte-objet et le couvre-ob- jet. L'ómulsion semi-liquide se segmente par effet de la coii- centration et la tensión superficielle. Les mémes causes pro- duirout, dans l'intiiuitó des solutions et des liquides organiques, les corps de bai-yum de Kuckuck, les globules de Rainey et Harting ou ra'liobes de Burcke (óobes de Dubois) et méme les cellules vivantes et segmentations directes ou indirectes. 2 Fortement grossie. ZeissT— p- Fig. 2. — La ménae préparation moins grossie. ■♦•»■ SOCIÉTÍ. SctKNTIirUJDE "ANTOSI© ALÍATK." MÉMOIRKS, T. 29. 89 res (ieogricos (leí EslaJo de Taljasco, (Je la Repiíbliea üexicaDa. Origen lingüístico, estructura original y significación de los nombres de lugares de Tabasco que no corresponden á la lengua castellana, POR EL PROF. MAROOS E. BEOEKRA, M. S. A. En memoria de mi generoso protec- tor y amisri) el insigne pedagogo, pro- fesor B. Alberto Correa. P>ÜOI-.OOI-0- Cuando emprendimos el pvf^sente trabajo no llegamos á suponer que sus dimensiones pasaran de las de una simple lis- ta de nombres, que debíamos agregará unos apuntes geográ fieos de Tabasco que ]iara la enseñanza primaria estábamos escribiendo. Sugiriónos la idea de airregar á un trabajo sobre Geografía una lista así, la experiencia que teníamos del gusto con (jue los niños se interesan por conocer el significado y ori- gen de los nombres de los lugares que estudian, y la convic- ción de que el maestro puede proyectar, con el análisis de ta- les nombres, alguna mayor luz sobre sus lecciones de Histo- ria. Por desgracia, la generalidad de los autores de textos de 70 Mabcos E. Becerua. Geografía han olvidado este recurso tan valioso para el interés y amenidad de sus libros. Fuera del texto de Geografía de Mé- xico, del Profesor D. Alberto Correa, en donde tal recurso se utiliza, tío conocemos ningún otro que lo haya empleado. Sabiendo que existían dos fuentes de donde tomar esa lis- ta, que eran el libro intitulado "Nombres Geográficos de Mé- xico," del Dr. D. Antonio Peñafiel, y el folleto ''Nombres Geo- gráficos del Estallo de Tabasco," del Ing. D. José N. Rovirosa, nos pareció tarea facilísima la de seleccionar en ambas la men- cionada lista. Sin embargo, formada ésta y comparada con los nombres que traen las caitas del Estado y el índice Alfabético de Lo- calidades que resultó del Censo de 1900, y que publicó la Se- cretaría de Fomento, notamos entonces que el número de los que faltaban era considerable, lo que nos obligó á emprender el trabajo de completar la repetida lista y de investigar, por consiguiente, el origen lingüístico, la estructura original y el significado de esos otros nombres. No era esta la parte de la lista más fácil de hacerse, porque, precisamente, las palabras omitidas debieron de serlo por la dificultad que presentaban. Cunduacán, Nacajuca, Iluimango, Puscatán, Tenosique, Jonuta, no podrían haber pasado inadvertidas. Así, pues, tuvimos necesidad de emprender una labor no prevista, y en el curso de ésta hemos necesitado también re- considerar algunas palabras ya tratadas, bien porque nos pa- reciera errónea su identificación lingüística, ora porque creyé- ramos incorrecta su restauración, ó ya porque, aun dando por huevas una y otra, juzgáramos inexacta la interpretación re- sultante. Perdónesenos tal osadía, si lo fuere, á que nos ha movido un deseo sincero de acierto, y permítasenos hacer, á este res- peto, una aclaración que nos importa. Entre las palabras re- consideradas, las más son las del Señor Rovirosa, y no podría ser de otro modo, puesto que éste escribió especialmente sobre KoMBBKs Geográficos dkl Estado dk Tabasco. 71 los nombres de Tabasco. Poco tratamos á aquel distinguiílo naturalista, honra de nuestro terruño, pero su reputación, pa- ciente y legítimamente conquistada, nos inclinó siempre á res- petar su nombre y á acatar sus en'^eñanzas, diseminadas en numerosos escritos suyos, qu.e esperan la mano diligente que los reúna. No deberá pensarse, pues, que, al referirnos á él en este trabajo, tengamos el propósito de menoscabar esa repu- tación, ni creemos que nuestro trabajo, aun juzgado como perfecto, viiiiera á dar ese triste resultado. Bueno es recor- dar, desde luego, que nuestro sabio conterráneo dedicó la ma- yor parte de sus en'-rgías á la Historia Natural, y que el estu- dio de las lenguas indígr^nas deben de haber sido para él una ocupación secundaria, á que, tratándose de la lengua mejica- na, ó nahoa, debe de haberlo inclinado el estudio de la "His- toria de las Plantas de Nueva España," del Doctor Hernández. En segundo lugar, solamente hay una clase de gentes que pue- dan decir, ó quizá pensar, que el hecho de expurgar las obras de nuestros antecesores de los yerros inherentes á toda obra humana, constituye una falta do consiileración hacia aquellos. Esas gentes defienden el árbol no por respeto al que lo sem- bró sino por el arrimo que les presta, la sombra que les da y los frutos que les prodiga. O se engañan ó pretenden engañar á los otros con su actitud, en la quo no hay más que un vil egoísmo. ¡Cuánto más honrarían al plantador procurando mul- tiplicar el árbol, aunque á veces tuvieran que podarlo, para que fructificara, ó recoi-tarlo, para sembrar sus vastagos? Por nuestra parte, creemos que el mejor medio de honrar la me- moria de los hombres que nos han precedido en una obra cual- quiera, es tomar esa obra, y procurar pulirla, y perfeccionarla, al grado que ellos habrían querido hacerlo. E-ito no menosca- ba su derecho á nuestro respeto, pues, si, cada vez que se rec- tificase una opinión ó se declarase falso un concepto emitido por algún gran hombre, sufriera su prestigio, Moisés sería un 72 Marcos E. Bkcebba desconocido, Tolomeo un insignificante y Aristóteles un cual- quiera. Nos hemos desviado un tanto de nuestro objeto al escribir estas lineas, el cual era dav una snmera razón de este estudio. Volvemos, jiups, al asunto [nincipal. Aparte del interés, merainentH lingüístico, que despiertan en la enseñanza de la Geografía los significados de los nom- bres de Ingar, los conocimientos de esta clase soti de un va- lor inapreciable para hacernos ver, de una sola ojeada, y adi- vinar á veces, los grandes fenómenos históricos. Bástanos, v. g., saber que el nombre de ^Zaragoza" la heroica ciudad ara- gonesa, es una alteración del de la antigua Cesar-Augusta, para tener la intuición del inmenso influjo latino en el mundo antiguo. Leyendo la obra del Dr. Meml)ri-ño, "Nombres Geo- gráficos de la República del Salvador," se comprende cuan ex- tenso radio de acción tuvo la civilización nahoa en nuestro continente. E.s suficiente enterarse de que en mejicano el mar se llama atlan y la voz teotl se aplica á la divinidad, y recordar á la vez que \sl AÜántida fué citada por Platón y que en griego theos era tanibién la divinidad, para que del informe fondo de las conjeturas emerjan las hipótesis, revestidas con el ropaje de la realidad y de la certidumbre. Son los nombres de lugar algo así como una petrificación" del lenguaje, que es indispensable á las futuras investigacio- nes de la ciencia, cuyo grosero y primitivo afán de tocar para creer jamás se satisface. Cuando ya los acontecimientos ó cir- cunstancias que impusieron estos nombres han pasado, cuan- do los pueblos sobre los que se estamparon yacen cubiertos por los sedimentos de otros pueblos, á su vez disueltos y re- constituidos en forma nueva bajo la oleada incesante del tiem- po, basta levantarlos estratos que los cubren y defienden, pa- ra enterarse de tales acontecimientos. Es así como, en las are- niscas triásicas del Conuecticut, aves enormes, que b a siglos pasaron por allí, nos dejaron en la huella minuciosa de sus NOMBHKS GEOOBÁFICOS DKL ESTADO DK TABASCO. 73 trancos gigantescos, noticia de su existencia, detalles de su estructura ó indicación de sus costumbres. Por eso la profesía del gran Víctor Hugo, "esto matará á aquello," no ha podido cumplirse; no podrá cumplirse nunca, quizá. La piedra no ha muerto; no puede morir ni ceder un ápice de su imperio al papel, Caila uno ha menester lo suyo. Para conservar el conocimiento de los hechos que atañen á los seres, son indispensables, son insubstituibles, la piedra de ChampoHon, los tableros de Palenke, y la caliza litográfica en que las aves con dientes ó los reptiles con alas nos dejaron es- tampada su quimérica figura. Hasta el agua, cuando se petri- fica, nos guarda testimonio de una fauna, á que apenas hubié- ramos permitido la existencia al encontrarla, ruda pero fiel- mente retratamos de las letras ese y she, en vez de la ce, la zeta y la equis, así como á la supresión de la ha- che en algunas palabras mejicanas que habitualmente se han venido escribiendo con ella, remitimos al lector á las razones que ponemos en las notas que acompañan á las palabras Agua- cate, Astapa y Bush. Algo debemos decir acerca de las denominaciones que da- mos á las lenguas de donde provienen las palabras objeto de este estudio, y de la ortografía con que escribimos esas deno- minaciones. Llamamos mejicana, maya y tsoque á las mencionadas len- guas porque, aunque los dialectos que ahora se hablan en Ta- basco, tienen las denominaciones de agualulco (derivado de la lengua mejicana), chonfal, isoital ó tsendal (derivados de la len- gua maya) y tapijulapa (derivado de la lengua tsoque), los re- feridos nombres de lugar parecen haber sido impuestos en épo- ca en que estos dialectos no estaban aún diferenciados de las lenguas madres. Además, aun cuando realmente provinieran de los dialectos, no nos parecería indebido llamarlos con el nombre de familia en vez de hacerlo con el de género ó espe- cie, como no es indebido decir que una rosa es una Rosácea y que un perro es un Cánido. A este respecto debe tenerse presente que el sabio D. Fran- cisco Pimentel llama lenguas ó familias lingüísticas á la mejica- na, á la maya y á la tsoque. Según él, de la primera se derivan dos idiomas, el náhuatl y el cuitlateque, que son en tal caso gé- neros, y del náhuatl proviene ei dialecto agualulco, que es es- pecie. La lengua ó familia tsoque dará, pues, como idiomas ó gé- neros al mije y al tapijulapa, y el maya, al tsental y al chontal (aunque dicho señor, erróneamente, niega que este último ten- ga parentesco con el maya). Escribimos con jota el nombre de la lengua mejicana por- que nos atenemos á las razones que expresamos en la referí- Nombres Geogeápicos del Estado dk Tabasco. 79 da nota de la palabra Bush. Creemos que la única razón qué haya para escribir este gentilicio, y su primitiva, con equis, es una de acatamiento á un decreto, según el cual el nombre de nuestro país deberá escribirse México. Nosotros, tratándose de lugares ó cosas relacionadas con nuestra denominación políti- ca, nos veríamos obligados á escribir las respectivas palabras con eqiiis, pero si no f^e tratare de eso, nos creemos en liber- tad de escribirlas conforme á la ortografía que, con tanto acier- to, prescribe la Real Academia Española. La razón de poner tsoque con ese, y no troque 6 zoque, con seta, está en el hecho de que este último sonido no existe en esta lengua. Cumple á nuestro deber mencionar aquí las principales fuentes escritas que nos han servido para llevar á cabo este trabajo. Han sido éstas: 1" las obras citadas "'Nombres Geo- gráficos de México," del Dr. D. Antonio Peñafiel, y "Nombres Geográficos del Estado de Tabasco," del Ing. D. José N. Ro- virosa; 2° el "Diccionario de Aztequismos" del Lie. D. Cecilio A. Róbelo; 3" el libro "Archivo Histórico-Geográfico de Ta- basco," del Dr. D. Manuel Mestre Ghig-liazza; 4° "El Censo Ge- neral de la Repiiblica Mexicana, de 1900," en lo correspondien- te á Tabasco; 5° el Mapa de Tabasco, formado por Melchor de Alfaro Santa Cruz, é incluido en el tamo ll-I. de la obra "Colocción de Documentos Inéditos, relativos al Descubrimien- to, etc.", de la Real Academia de la Historia, de Madrid; 6? otro Mapa de Tabasco, hecho bajo la dirección del Profesor D. Alberto Correa, y 7° otro Mapa, ejecutado bajo la del Sr. D. Arcadio Zentella. Naturalmente, hemcs tenido que recurrir á otras fuentes de información para obtener datos, rectiflcarlos ó corroborar- los, tales como la "Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España," de Bernal Díaz del Castillo; la "Colección de Documentos para la Historia de México," de D. Joaquín Gar- cía Icazbalceta; la "Historia de las Conquistas de Hernán Cor- tés," de López de Gomara; el 'Diccionario de la Lengua Ma- 80 Marcos £. Bbcbbba. ya," de D. Juan Pío Pérez; el "Vocabulario de la Lengua Mexicana," de Molina; los "Anales del Museo Nacional;" las "Antiquities of México," de Lord Kingsborougth; el "Diccio nario Histórico-Geográfico," de García Cubas, y muchas otras. Pero un auxilio mayor que el de los libros hemos tenido en la bondadosa é incansable ayuda que nos ha prestado nuestro amigo el Sr. D. Mariano J. Rojas, Profesor de Lengua Meji- cana en el Museo Nacional de Historia y Arqueología, así co- mo en las indicaciones que nos ha hecho otro amigo nuestro, muy respetable, el Profesor de Lenguas D. Francisco Rivas. Gracias á sus valiosos concursos, algunas palabras realmente difíciles, tales como Istapangajoya, Tubasco, Onohualco, Poton- chán, han quedado, á nuestro parecer, satisfactoriamente inter- pretadas. Y terminaremos con las frases con que el Sr. Rovirosa da fin á su trabajo, haciéndolas nuestras: "Otras personas nos seguirán en la vía ya comenzada, con la fe que para estas la- bores comunica el alto mérito que en sí entrañan; á ellas toca rectificar nuestros errores. Méxioo á. 16 de septiembre de 1909. NOMBEKS Geográficos del Estado de Tarasco. 81 1. — Agachapa (vecindario de la Municipalidad del Centro y nombre antiguo de un brazo del río Dos Bocas). — "Ri- bera de los ayacatchos." — " Ayacach-apan" (de ayacachtU, cierta ave; y apan, sobre el agua). — Mejicano, La palabra mejicana ayacachtli, que equivale á la castellana sonaja, se aplica como nombre á una ave {campylorhyncus zonatus, Bp., Troglodítidos) la cual tiene también los nombres áejonaja, matraca y carricoche. En la obra "Nombres Geográficos de Tabasco" se restaura la palabra en la forma "Aca-cha-pan" (de acatí, caña; chantli, casa; y pan, en) pero en vista de las "Relaciones de Tabasco," insertas en el "Arcbivo Histórico- Geográñco de Tabasco," creemos que el nombre baya sido "Ayacachapa" y entonces la interpretación que proponemos es la más apropiada. El actual Acachapa debe de haber sido el punto en que confluían el antiguo río Ayacachapa y el hoy llamado-Grijalva, pues en las citadas "Re- laciones" dice: "ayacacapa sale de dos bocas, atraviesa lo mas de la tierra y biene a entrar en este rio de giixalva diez y ocho leguas de esta villa" (Santa María de la Victoria). En el mapa que acompaña á la obra original se ve la confluencia indicada, que corresponde, aproximadamente, á la que expresa el texto y á la que hay entre el paso ó vuelta de Acachapa y el pun- to en que estuvo Santa María de la Victoria, que era, según la misma obra, sobre el río Grijalva y 'a media legua de la maK Interpretamos por ribera los elementos a-pan, que literalmente dicen "sobre el agua" ó "en el agua" (de atl, agua; j pan, sobre ó en), porque es más racional pensar que ias cosas nombradas estaban á las márgenes de las corrientes y no sobre estas mismas. Debemos fijarnos, á este respecto, que aun ahora se da en Tabasco el nombre de riberas á los vecindarios rura- les, y que'tal denominación no puede tener más origen que el de las signi- ficaciones parciales de las poblaciones que constituyen esos vecindarios, ubi- cadas casi siempre á las orillas de los ríos, 2, — ACUMBA (laguna y hacienda, en la Municipalidad de Ma- Mem. Soo.Alaate, México. T, 29, (1909-1910)— H 82 Mabcos £. Bboerba cuspana). — **Lugar de tinajas." — "Acom-pau" (de aco- mitl, olla para agua, tinaja; y pan, terminación toponími- ca).— Mejicano. El significado propuesto en "Nombres Geográficos de Tabasco" es "lu- gar del agua amarilla," suponiendo que la estructura original de la pala- bra era "Acozpau" (A-roz-pan; de atl, agua; coztic, amarillo; J pan, en), pero nosotros creemos que en ellos hay un error, y hemos procurado en- contrar otra restauración. La suposición de que la zeta, ó mejor dicho la ese, primitiva se haya cambiado en una ene ó en una eme, no tiene precedentes en hechos de es- ta clase ni fundamento en ley de afinidad fonética entre una y otra letra. Por un caso excepcional podría suponerse que, habiendo existido la ese, ó la zeta que el autor supone, se la hubiera suprimido, elidido, en la pronun- ciación, pero entonces la palabra sería Jcuba y no Acumba. Habiendo una eme, no es prudente desconsiderarla, siendo, como es, de importancia en la lengua mejicana. En cuanto al cambio de la pe antigua por la be actual, sí estamos de acuerdo con el autor de la obra mencionada, porque para ello sí existen antecedentes y fundamentos. Dice el Sr. García Icazbalceta que el nombre de este lugar aparece es- ciñto con o (Ocumba) en la carta de Cortés referente á la expedición á Hi- bueras, publicada en la colección de Gayangos, y que en otras versiones de la misma carta se lee Acumha y Acumhra. Es fácil comprender que el po- ner Ocumba, en vez de Acamha que es el nombre debido, proviene de un sim- ple error de lectura del manuscrito original. El Dr. Hernández, en su obra "Historia de las Plantas de Nueva Es- paña" (tomo ni, pág. 364) menciona una planta llamada acumha como pro- pia de Michoacán. 3. — Aguacate (rancho, en la Municipalidad de Montecristo). — Aztequismo, derivado de auacatl, nombre de cierta planta {persea graiisshna, Gaertn., Lauríneas). 8e acostumbra poner con hache la palabra mejicana de que proviene el aztequismo aguacate, escribiendo ahuacatl, pero, aparte rincipalmente empleada j>ara el papel, sino que servía para mezclarla con alguna otra; y que ese amaquahuitl tampoco era un amate {amatl, arnacos- tic, aviaesquite, tepeamate, teshcalnmate, y samatito) piiPi», siendo éstas plan- tas del género ^CMs (familia de los Urticáceas), ninguna de ellas da inflor- escencias en corimbos, como se dice del amaquahuitl referido. Y que el ve dadero árbol del papel era el amate actual, qneda probado con el dicho de Montolinia y con la persistencia del nombre, tal como an- taño se castellanizó, en los numerosos /cms indígenas. Corrobóralo el he- cho de que en tarasco el amate se llama siranda, palabra que quiere decir papel. El Dr. Urbina, en su monografía sobre los amates ( "Anales del Mu- seo Nacional:" 1"' época, tomo VII,, pág. 93-114), opina "que ios antiguos mexicanos daban el nombre de amates á las plantas de la familia de los Ur- ticáceas, del género Ficus," y en la misma monografía el autor del "Dic- cionario de Aztequismos" afirma, en una carta dirigida al Dr. Urbina, lo siguiente: "Todos los indios viejos de Tepoztlán dicen que el papel lo sa- caban dí&l ainazquitl." {ficus complicata, H. B. K.) Probado que el amatl y el amacuauitl eran plantas diferentes, veamos si el anacahuite puede ser alguno de ellos. El anacahuite, según sabemos, es una planta del género eordia de la familia de las Borragináceas, mientras que el amatl ó amate es del género ficus de la familia de las Urticáceas. Los caracteres aparentes y efectivos que separan, pues, una de otra esas dos plantas son tan considerables que motivan una separación de familias. Más, aún: las Borragináceas son Co- rolifloras entre las Diclamídeas, mientras que las Urticáceas son Monocla- mídeas. Cualquiera persona que examine las dos plantas, aún sin hacer el análisis de sus formas florales, las considerará perfectamente diferenciadas. Así, pues, los mejicanos no pudieron dar, por semejanza, un mismo nom- bre á plantas en sí tan diferentes. De haber sido así no faltaría algún coi-- dia que llevara el nombre de amate, que es la castellanización del antiguo amatl y que, como sabemos, solamente se aplica á los/("«s indígenas. Si Hernández, al decir amaquauhuitl, no quiso hablar de un amate ó amatl, ¿pretendió, entonces, designar al anacahuite? Las bases que pue- den darse para una resolución afirmativa á esta cuestión han sido: una no- table coincidencia entre los caractei'es que Hernández consigna y los que tiene el anacahuite; una semi-coincidencia entre las letras de ambos nom- bres. Con respecto á lo ¡nimero, necesario es declarar que los caracteres que Nombres Geográficos del Estado db Tarasco. 87 el botánico español atribuye al amaquahuitl corresponden con los que tie- ne el anacahuite: hojas, por la textura y quizá por la forma; flores, por la disposición y por el color. Preciso es también advertir que, aunque nues- tros colectores botánicos no han identificado al anacahuite entre la flora del Estado de Morelos, al menos, que sepamos (véase "Sinonimia de Plan- tas Mexicanas," por el Dr. José Ramírez), nosotros hemos encontrado en los alrededores de Tepoztlán una planta que, de no ser dicho anacahuite, por lo menos es del mismo género que éste, pues- su porte, foliescencia y madera acusan una gran afinidad con el bojón, tamboi", ó palo María (cor- dia gerascanthus, Jacq.) Esta planta tiene sus flores blancas y en corimbos según se nos ha informado (pues nosotros no hemos tenido ocasión de ver- las) y, aunque se la conoce con otro nombre mejicano que luego diremos, algunos opinan que es el anacahuite, y así la llaman. No obstante todo lo expuesto, la descripción hecha por Hernández es tan superficial que no se- ría difícil, si se quisiera, aplicarla á otra u otras varias plantas de muy dis- tinto género ó familia que el anacahuite. Por eso, sin negar la coinciden- cia de caracteres que hemos señalado, y aun en el caso de que en Tepoz- tlán exista el cordia anacahuite, tal coincidencia no es bastante para jus- tificar la afirmación de que Hernández quiso describir dicha planta. Veamos, ahora, qué valor puede tener la semicoincidencia de letras en tre ambos nombres. Dos casos pueden suponerse, al dar por cierto que el médico de Feli- pe n quizo, realmente, hablar del anacahuite {avacuauitU): 1" dicho autor tuvo el propósito de consignar este nombre, pero al escribirlo se equivocó, ó, bien, lo escribió con la ene pero el tipógrafo cambió dicha letra, ponien- do una eme equivocadamente; 29 el nombre debido era amaquahuitl y la palabra ha sufrido alteración de entonces á acá Evidentemente que la pri- mera suposición carece de valor, puesto que el mismo Hernández dice: "Amaquahuitl, ó sea árbol del papel," en donde la eme del elemento amatl (papel) está en su papel. La segunda suposición es, pues, la posible. Pero, ¿en qué condiciones ha sido necesario que se efectuara tal fenómeno? Cree- mos que la coi-rupción ó alteración de la estructura de una palabra se pue- de atribuir á dos factores aislados ó concurrentes, que son. distancia de tiempo y distancia de espacio entre la época ó el lugar en que la palabra ha- ya tenido su mayor ó más genuino empleo y aquellos en que se esté usan- do. En el caso de la palabra amaquahuitl, ésta podría haberse alterado; (a) por ser empleada en comarcas alejadas del radio de acción de la lengua me- jicana, á que pertenece; (b) por ser empleada en tiempos muy distantes de aquel en que tuvo su más intenso uso; (c) por la concurrencia de ambas cir- cunstancias. Por ejemplo: en Tamaulipas, en Nuevo León, ó en Coahuila- — en 88 Marcos E. Becerra. donde el anacahuite abunda y se le conoce con tal nombre, — podría haber sucedido que la supuesta palabra mejicana originaria se hubiese convertido en laacttTal. A tal supuesto podría dar fuerza la observación de un hecho más, á saber: la palabra anacahuite, — ó anacahuita, como otros dicen, — por su estructura, sugiere la idea de un diminutivo castellano, j' de allí, quizá, pudo venir la palabra anacua, ó anagun, con que se digna en alguno de aque- llos Estados otra planta que corresponde á un género que tiene afinidad con el cordia (eheretia elUptica, Dd, Barragináceas). En los nombres de lugar de aquella región, — que de seguro provienen de los de estas plantas, —se advierte más claramente esa deformación gradual de la palabra anacahuite, según se ve á continuación: Anacahuite, Anacahuita, Anacuita, Anacua, Anacuas Pero es el caso que la corrupción de la palabra amaguahuitl, — si ella hubiera de ser considerada como verificada. — se presenta también en co- marcas y en tiempos de completa actividad de la lengua mejicana; como, por ejemplo, en Tepoztlán. Si las palabras amatl y amacuauitl tienen como raíz un mismo elemento, por qué una de ellas, aun castellanizada, no ha perdido la eme, de modo que se dijera anafe y no amate, ¿ Por qué la otra no se mantiene en la misma línea de variabilidad de su compañera? ¿Porqué, finalmente, laplanta que hemos visto en Tepoztlán lleva otro nombre en me- jicano, con el qué es conocida allí, en vez del nombre de anacahuite que, aunque alterado, vendría á ser el más apropiado á su antigua aplicación? Tal planta, lo repetimos, tiene allá otro nombre y es éste el de micacuauitl, que quiere decir "árbol de la tos mortal" ^de micatlatlasisti, tos mortal, — tos ferina,- y cuauitl, árbol), y que alude al empleo que se hace de sus flores y de su corteza para la curación de las afecciones bronquio-pulmo- nares. De todo lo expuesto se puede inferir con toda exactitud que la pala- bra anacahuite no es una corrupción ó alteración de amacuauitl y que, por consiguiente, el amaquahuitl de Hernández no es aquella planta de las Bo- rragiuáceas. Quedan, por lo mismo, .sin ideniiñcar la planta descrita por el botánico español así como el aiiiacoite que ha dado nombre al lugar de Tabasco y que, con toda probabilidad, es el antiguo amacuauitl. 6. — Amatal (hacienda, en la Mtniicipalidad del Centro). — Co- lectivo castellano, derivado e que antes tuvo el castellano. Volñendo sobre el asunto de la ortografía usada por los primero me- jicanistas ó mayistas, un examen de la fonética de la zeta, y de su afines la te y la de, nos servirá para con'oborar las ideas ex^juestas al principio. Dichos primeros escritores ponían algunas veces antes de la zeta una te, como se ve en las palabras tznpoll, tzauatl, tzopilotl. Pues, bien: haciendo el intento de pronimciar estas palabras en su legítima, íntegra y correcta forma jn-osóflica moderna, se tropieza con iina insuperable dificultad de lo- grarlo, debido ello á que, siendo la te y la zeta miembros de una misma se- rie orgánico-fisiológico de sonidos {te, de, zeta), la diferencia de ellos, cuan- do se les une así, escapa á nuestro órgano vocal ó á nuestro oído. Igual dificultad tendríamos en pronunciar íntegi-amente hxs letras de las siguien- tes süabas, constituidas con sonidos que también fonnan serie entre sí: dze ó zde, cgi, vfa ófva, bpa ó 2yba. En todos estos casos una de las dos absorve indefectiblemente á su ve- cina', oyéndose solamente la inmediata á la vocal. Por el contrario, considerando aquel signo zeta como representante de ima ese, no es difícil pronunciar las combinaciones citadas de las palabras tzapotl, tzanatl, tzopilotl, que deben leerse ísopoíZ, tsanatl, y tsopilotl y caste- llanizarse sapote, sánate, sopilote. El latín botánico se ha visto obhgado á transcribir con ese la palabra tzapotl, y ha llamado al chicozapote achras sa- pota, y á la familia de estas plantas Sapotaceae, de donde la Real Academia ha tenido necesidad de escribir Sapotáceas. Antes de terminar esta nota, haremos una observación acerca de la au- tenticidad del nombre Astapa como palabra mejicana. Entre las muy importantes notas con que dos distinguidos escritores tabasqueños enriquecieron la segunda edición de la "Historia de Tabasco,'" del Sr. Pbro. D. Manuel_Gil y Sáenz, hay una en que se emite la opinión de que la palabra Astapa no es mejicana sino genuinamente castellana, pues- 92 Marcos £, Becerra. to que Tina antigua población española se llamó así. Creemos errónea tal opinión, porque, si bien es verdad que existió en España una población de ese nombro, eso fué antes de la época de las conquista* de América. Dicha población tiene aliora el nombre de Estepa y ese nombre ya lo tenía tam- bién en la época expresada. . En la relación de la "Conversión del Piritu," impresa por primera vez en lfi90, y reproducida en la "Colecc. de Libros raros ó cuiiosos que hablan de América" (vol. VII. — Madrid. — 1892), se lee el siguiente ijasaje: " el padre fray Matías Ruiz lílanco, natural de la villa de Estepa " Por otra parte; en las "Relaciones," escritas en 1579, es decii', cincuenta años después de la Conquista, ya se menciona á ' ' Aztapa- Zaguatán" como parte de un gi-upo de poblaciones Uamadas "los tres Za- guatanes." 14. — AtaSTA (villa,' en la Municipalidad del Centro). — "Gar- zal del agua." — "At-astla" (de atl, agua; y ostia, garzal). — Mejicano. La restauí'ación de este nombre consignada en los "Nombres Geográ- ficos de Tabasco,'" no es la que ponemos aquí sino "Az-ta-tla," significan- do "en donde abundan las garzas." Tal vez el distinguido autor de la obra estaba enterado de que en Oaxaca existía una población con el nombre de Astaila ó Astata, y creyó, con tan atendible fundamento, que nuestro Afas- ia era una alteración del nombre que Ueva la po})lación oaxaqueña. Nos- otros desechamos tales restauí'ación é interjiretaeión porque en las "Rela- ciones" vemos que desde 1579 el noml)re se empleaba exactamente con la estructura que aliora tielie, y no es probable que en cincuenta años hubie- ra suñido esa alteración, cuando luego en más de trescientos no ha sufrido ninguna. Hay que advertir (¡iie el Atasta de que hablan las "Relaciones" no era la actual población, objeto de esta nota, sino otra, hoy ya extinguida, cer- ca de Jicalango, de Campeche. Quedaba esa población ubicada cerca de la laguna de Atasta, hacia la parte de aquel Estado próxima á nuesti'o límite y que antiguamente nos pertenecía. Bernal Díaz la llama Gucyatasta, diciendo que queilaba ceiva de Xica- lango. 15. — AtláN (hacienda, en la Municipalida»! de Nacajuca). — "Donde abunda el agua." — "A-tlan" (de atl, aguaj y tlati, colectivo toponímico). — Mejicano. KoMBBEs Geográficos del Estado db Tabasco. 93 16. — Ayapa (pueblo, en la Municipalidad de Jalpa). — "Lugar de neblinas." — "Ayau-pan" (de ayauitl, neblina; j pan, terminación toponímica). — Mejicano. 17. — Balancán( villa, cabecera de la Municipalidad de su nom- bre).— "Lugar abandonado á causa del fuego." — "Balan- kan" (de halan, haberse huido; y Tcaan, apócope de kaJcaan pp. del verbo arder, quemarse, incediarse). — Maya. 18. — BallasUS (laguna, en la Municipalidad de Nacajuca). — Mejicano? La estriictxu'a de esta palabra, — si realmente fuere mejicana, — pare- ce muy alterada. 19. — BaSLUNTIC (arroyo, afluente del río Chinal, en la Muni- cipalidad de Macuspana). — "Lugar ó r*-g!Óu especial de saraguatos." — Bats-lum-ti" (de bats ó baats, saraguato; lum, tierra; y ti, lugar señalado ó determinado). — Maya. 20. — BOQUIAPA (pueblo, en la Municipalidad de Jalpa). — "Lu- gar de neblinas." — "Po-quia-pan" {de podli, humo; qui- auitl, lluvia; y pan, terminación toponímica). — Mejicano. 21. — BULUJÍ (hacienda, en la Municipalidad de Tacotalpa). — "Lugar de ahogados." — "Bu-luc-jil" (de &í¿/ííc, ahogado, que se ahoga; yj/i7,haber sido, del verho jal, sev). — Maya. La hacienda está á la margen del río de Puscatán, llamado también río de Bulují ó de los Bulujíes, el cual tiene su origen en el Departamento de Chilón, Cliiapas, en donde también existe tm lugar de tal nombre. 22.— BuSH (laguna, en la Municipalidad de Nacajuca). — "Ca- labazo."— Maya. El nombre de busli se aplica en Tabasco á la pla,nta que produce los ca- 94 Marcos E. Bbcbrra. labii/.os, bufes, acocotes, alacates ó gwjes (lagenaria, vuhjafis. Ser., Cucurbi- táceas), al fruto de ésta y al utensilio ó vasija ijue se obtiene del epicarpo de dicho fruto. El Lie. Don Eustaquio Buelna, en tiu estudio sobre los "Nombres Geo- gráficos de ÍSinaloa," considera qvie el nombre de bule, que allá so da al uten- silio indicado, es de la lengua cuhita que allá mismo se habla. La circuns- tancia de que esa palabra no sólo se use en Sinaloa sino también en otras regiones muy distintas de aquella, la de que en Tabasco se use una palabra tan semejante á bale y que tiene más aj^ariencia «le indígena que ésta, y la del significado de Inish en lengua maya ("cosa hinchada, ó cosa engrosada") hacen suponer que bale no es más que una alteración del originario maya bus/i, el cual i)uede haberse propagado á los lejanos puntos en que ahora es usual por la vía de las Huastecas que, como se sabe, son de origen maya. Es oportuno llamar la atención del lector sobre que, aunque ha sido costumbre representar el sonido she, que exi..te en esta y en otras palabras mayas ó mejicanas, con una equis {bux, en vez de bush), nosotros represen- taremos ese sonido siempre con la letra inglesa ¡she. Nuestro objeto es no fomentar más el eiTor (muy frecuente y ex])licable en qiiienes no estén al corriente de la ortografía histórica del castellano, ó de la fonética antigua del mejicano ó del maya), de que en el mejicano ó en el maya había el so- nido equis, — tal como lo tienen las palaljras actuales máximo, luxar, Xo- chimilro, Xóchitl, — cuando no hubo nunca tal sonido gutural en esas dos lenguas. En ese error han caído los extranjeros. — franceses é ingleses — con respecto á nuestra denominación gentilicia y nacional, pues nos llaman viecsicanos, ó Mécsico, cuando, realmente, nunca nos hemos llamado así. La eqiiis, — cuyo empleo en la palabra México tanto se ha discutido, — se usaba en el castellano del tiemjjo de la Con(|UÍsta como la she del inglés ó la che del francés ahora. La gran ciudad azteca tenía dos nombres, según es Ijien sabido : uno era el de Tenochtitlán. y el otro era el q\ie, modificado por la evolución grá- fico-fonética del castellano, ha llegado hasta nosotros. Este viltimo no se pronunciaba con el sonido de la jota con que nosotros lo pronunciamos aho- ra, pero tampoco con el sonido de la equis (c-3) que algunos creen, sino que se pronunciaba Méshico, así como con slie inglesa ó che francesa. Los cas- tellanos consignaron exactamente los sonidos de la palabra escribiendo Mé- xico. De igual manera escribían Xahtpa, Oaxaca, Tlaxiaco, ¡)alabras indí- genas, ó (j uadaluxara, Ximénez, palabras españolas, que se pronunciaban Shahvpa, Oushaca, Tlashiaco, Guadala.ihara, Sliiménez. Transcribieron, pues, la palabra coiTectamente, puesto que aplicaron al sonido la letra que le co- iTespondía. Había, sin embargo, en el castellano y por la misma época, — según lo Nombres Gkogeápicos del Estado de Tabasco. 95 advierte Cejador y Franca, en su obra "Gramática y Diccionario del Qui- jote,"— otra letra cuyo sonido era análogo al que la equis tenía entonces. Esa letra era la jota, que sonaba como nuestra ye actual. ¿Cómo y cuándo empezaron á usarse ambas con el sonido gutnral que tiene ahora la jota? No podríamos decirlo, pero es lo cierto que, andando el tiempo, vinieron á pronunciarse, tanto la jota como la equis, con el referido sonido gutural, desapareciendo del castellano el sonido que tenía la equis y quedando sólo á la ye el palatal que ya desde entonces tenía y que aun tiene. El sonido que tenía en el antiguo castellano la equis, existe, — ya lo hemos dicho, — en el inglés y en el francés, como se encuentra en los nombres Sheldon y Cham- pionet. Nosotros emplearemos aquí el signo inglés que es el que menos se presta á confusiones. Si empleiíramos la e(|uis seguiría sncetliendo lo que ya hemos indicado, á" saber : qtie los que no saben qué sonido se daba á esa letra en tiempos de la Conqmsta, la proiiunciaban como c-s, y creen que ese era el sonido mejicano. Se ve, pues, que los que recomiendan el empleo de la equis en vez de la jota para las palabras Méjico, Jalapa, Onjaca, etc., alegando que el ori- gen de esas palabras lo ju.stifica, aducen un argumento notoiüamente falso, si se refieren al origen mejicano. Mal se invoca el origen en cuestiones or- tográficas, para palabras que no tenían alfabeto. Si tan amigos son del ori- gen, i por qué no lo reivindican para la restauración ortográfica de los nom- bres de Guadal ajara, Jiménez, Jerez, cuya ortogi'afía actual tiene el mismo origen que tuvieron las que antes hemos dicho t ¡ Por qué no abogan por la restaxiración fonética de las palabras mejicanas, cosa que tal vez sea más fundamental pero que es menos factible, y que se diga Méshico, Oashaca, ShaJajm, etc ! Por lo demás, y puesto que para este otro objeto sería preciso una ver- dadera regresión, nosotros ponemos la restauración ortográfica de todas es- tas palabras con la simple intención de restaurador, es decir ; no para que se use de nuevo la cosa restain-ada, sino para que se vea como era. Los pa- lacios del Palenke deben restaiu-arse, pero fácil es comprender que eso no se hace para habitarlos. 23. — BUSHINÁ (laguna, en la Municipalidad de Montecristo). — "El que se hincha ó crece por sí solo." — '^Bush-inaf (de hush, cosa hinchada, engrandecida, hinchar, engran- decer; é inaj, sufijo verbal que indica auto-acción, es de- cir, la acción sin el auxilio de agente extraño ó externo). —Maya. 96 Marcos E. Becbeea 24. — BUTZIJÁ (río, afluente del Usumacinta, en la Municipali- dad de Tenosique). — "Htimo de a^ua, neblina." — "Butsi- já" (de hutsil, humo; y ja, agua). — Maya, Nuestro amigo el Prof. D. Elias Aguilar nos informa de que eáte río tiene una cascada, en donde se forma l;i neblina á que debe atribuirse su nombre. También podría significaí' ayna negra, de boshil, negnu-a, y ja, agua. 25. — Camoapa (arroyo, afluente del Mezcalapa, y vecindario de Huima-nguillo). — "Ribera de los camotes." — Camo- apan (de camotU, camote ó batata; y apan, sobre el agua). — Mejicano. 26. — CA]MPECHE'(haeienda de la Municipalidad de Comalcalco). — "Culebra y garrapata." — Kam-pech (de kan, culebra; y pech, garrapa). — Maya. 27. — CanIZÁN (vecindario, en la Municipalidad de Tenosique). — "Víbora astuta." — Can-i tzat (de kan, culebra, víbora; é itsat, astuto, artero, cauto). — Maya. Se ha emitido la. opinión de que este nombre es una alteración de It- zancanac, nombre de le capital de la antigua provincia de Acalan, en que se supone que fué sacriñcado el estoico é indomable Cuaulitémoc, y de allí ha nacido la creencia vulgar de que en ese lugar fué aquel acontecimiento. Todo ello no puede pasar de una conjetui-a desprovista de verosimili- tud, pues, además de que los nombres son diferentes, el lugar en que pu- diera suponerse que estuvo lízancanac no sería, en ningún caso, el que ocu- pa el actual Canizán. En efecto : aunque los dos den-oteros que puede re- construirse con los datos que se encuentran en la carta de Cortés consabida y en la Historia de Bernal Díaz, difieren gi'andemente, y aunque, en tales condiciones, sólo los de Cortés nos merecen entera confianza, tanto éstos como los de Bernal Díaz coinciden en consignar el hecho de que entre Ci- guatezpan ó Ciguatei)ecad (Tenosique) é Itzaucanac había más de tres jor- nadas hacia el interior, lo que eíjuivale, según la celeridad posible en aque- lla mai'cha, á decir que había más de quince leguas. Ahora, bien: el actuaJ Nombres Geográficos dkl Estado de Tabasco. 97 Canizán queda río abajo del pueblo de Usumacinta que, según el dicho bien claro de Cortés, estaba abajo de Ciguatezpan, entre esta población y Tatahuitalpan (Balancán). Si Canizán es el asiento de alguna antigua población, no es probable que ésta haya sido el histórico Itzancanac. Los dos nombres de Itzancanac y Hueiacalan, maya el uno y mejicano el otro, con que en los relatos de Cortés y Bernal Díaz, respectivamente, se alude á una misma jjoblación, vienen á significar lo mismo. Itzancanac sig- nifica "cosa ingeniosa que flota, ó flotante' (de itzat, ingenioso, hábil, indus- trioso; y Jcannac, cosa flotante). Hueiacalan quiere decir "Jcalan, grande," y Acalan "lugaV de canoas" (de acali, canoa; y tan, terminación de nombre de lugar). De paso debemos notar que la palabra kaanac (cosa flotante) es una priieba del parentesco de los idiomas del Continente con los antillanos, puesto que la palabra canoa, tan parecida á kaanac, es antillana. 28.— CantemÓ (rancho, en la Munici[>alidad de Jonuta y arro- yo en la de Tenosique). — Nombre de cierta planta {aca- cia filicina, Willd, Leguminosas). — Maya. 29. — Cantuc (hacienda, en la Municipalidad de Tenosique). — "Coyol ó cocoyol, amarillo." — "Kan-tuk" (de kan, ama- rilloj y tuJc, coyol, cocoyol, ó cuaucoyoU, cierta planta). — Maya (véase "Cocoyol"). *30. — CaOBANAL (vecindario, en la Municipalidad de Jalpa). — Colectivo castellano, derivado de oaóbano, ó caobana, cierta planta. (Véase "Caóbano"). *31. — Caóbano (arroyo, afluente del río Butzijá, en la Munici- palidad de Tenosique). — Nombre de cierta planta llama- da también caóbano, caobo y caoba {swietenia mahogani, Lin,, Meliáceas). Esta palabra es de la lengua caribe, según el Diccionario de la Real Academia Española. 32. — Cateo (arroyo, afluente del río San Pedro, en la Munici- palidad de Balancán)'. — "El que pasa ó atraviesa rápida- Mem. Soo. Álzate. México. T. '¿9. (1909-1910)— 13 98 Marcos E, Bkcebra mente." — "Ka-tec" (de k'it, atravesa ó estorbar el paso; y tec, breve, proato, presto, rápida'neute). — Maya. *33. — Ceiba fvecindario, Hii la Mimicinalidad de Paraíso, y la- guna y arroyo en la del Centro). — Xombre de cierta plan- ta {erioclendron occidentale, Tr. et Pl. Malváceas). — Hai tiano. 34. — Centla (ciudad del Tabasco precortesiano, ya desapare- cida).— "En el maizal." — "Sentía" (desewííi, mazorca de maíz; y tía, colectivo. — Mejicano. Los autores que han hablado de esta población lian alterado de di ver- sos modos el nombre de Sentía, ó Centla, pero la mayor parte de las varian- tes se pueden atribuir ó á la afinidad fonética de la e con la i, como de Cen- tla Cintla, ó á un error de lectui-a, al tomar por ana alo que en los manus- critos era una ene, como de Centla Ceutla. Esta población estaba situada cerca del mar y próxima á la (jue más tarde fué Santa María de la Victoria, seg in los cronistas de la Conquista. 35. — ClMATÁN (barrio de la ciudad de Cundnacáu, antes pue- blo de Santiago-Cirnatilii). — ''Donde abundan los cima- tes." — "Sima-tlan" (de simatl, cierta planta; y tlan, colec- tivo toponímico). — Mejicano. Bajo el nombre de Cí/waí/, cimapalU, ayecoriiimtl, cic'nnnüc, ruahtoccimatl, tecimail, y tlnlciíantJ. describe Hernández varias plantas que coiTesponden generalmente, se,j;ún el Dr. Urbina ("Anales del Museo Nacional;" segun- da época, tomo III, pái?. 157-162), á diversas especies y géneros de Legu- minosas, principalmente al del frijol {pttmeolus). Lo que se utilizaba de todas ellas para usos alimenticios ó medicinales era la raíz tuberiforme, del- gada. Son, en lo generat, plantas del medio cálido. El cicimaiic {caiuivdUa villosa, Bent. ), se encuentra en Teapa y en los alrededores de San Juan Bautista, en donde se le da el nombre vulgar de frijolillo. Creemos que el nombre Zimapán, lugar en donde existen esta planta y <-l ciiinill (- logo que corresi)()nden á la antigua t'cntla, pero esa opinión, f imdada en una falsa identificat'ión del río Grijalva, fué ampliamente refutada por el Sr. Ko- virosa en su "Ensayo Histórico sobre el Río Grijalva." Los datos que se encuenlran en las "Relaciones de Tabasco" corroboran absolutamente lo asentado on dicho "Ensayo." Ni la población ni la,s ruinas aparecen en las NOMBBKS GKOOBAPICOB DEL ESTADO DK TABASCO. JOl- "JRelaciones," ni en el mapa de Melchor de AKaro. En un mapa antiguo en- contramos una población con el nombre de "Los Comales," ubicada en la región de los Agualulcós, antiguamente de Veracruz. Como se advertirá, hemos esciito las palabras comali, cali (comal, casa), con ele y no con elle ( comalli, calli) porque en mejicano no había elles, co- mo ahora tampoco las hay. Creemos que la costiimbre de escribir con elle las palabras que se pronuncian con ele no sea más que un hábito de lati- nistas, que sería ipuy bueno in illo tempore, y para palabras de abolengo la- tino, pero no para las del mejicano. • 42, — Congo (laguna, en la Municipalidad de Macuspana). — "Lugar de fiebres". — "Com-co" (de comic, calentura re- cia, fiebre; i co, terminación toponímica). — Mejicano. 43. — CONJÁ (arroyo, afluente del río Usumacinta, ó isla, en la Municipalidad de Montecristo). — "Agua de la hondona- da".— "Kon-já" {áekon, barranco, valle, hoya; i ja, agua). —Maya. 44. — Copó (rancho, en la Municipalidad de Tenosique). — Nom- bre de cierta higuera parásita {ñcus rubiginosa, Desf . Urti- cáceas).— Maya. 45. — CUATAJAPA (río, afluente del Sanapa, en la Municipali- dad de Huimangnillo). — ''Ribera del bosque ó arbole- da".— "Cuatis j-apan" (de cuatlajtli, bosque; y apan, sobre el agua). — Mejicano. 46. — CUBILÍN (rancho, en la Municipalidad de Balancán). — "Majada ó rastro de pumas". — Coj-bilíu" (de coj, puma; i bilín, rastro ó majada). — Maya. 47. — CUCULTIUPA (barrio de la ciudad de Cunduacán, antes población separada). — "Templo de la enfermedad". — Co- col-teopan" (de cocoUstU, enfermedad; i teopan, templo). —Mejicano. 48. — CüCUYULAPA (río, laguna y vecindario, en la Munioipali- 102 Marcos B. Bbcerba. dad de Cundnacán). — "Ribera de los coyoles ó cocoyo- les". — ''Cuaucoyol-apan" (de cuaucoyoU, cocoyol, cierta planta; i apan, sobre el agua). — Mejicano (véase "Coco- yol"). *49. — CUERNAVACA (hacienda, en la Municipalidad de Comal- calco). — "Lugar junto al bosque". — "Cuau nauac" (de cuantía, bosque; y nauac, cerca). — Mejicano. 50. — CÚLICO (pueblo, en la Municipalidad de Cunduacán). — "Lugar de los abuelos", — "Culi-co" (de culi, abuelo; y co, terminación toponímica). — Mejicano. 51. — CUMUAPA (vecindario, en la Municipalidad de Cundua- cán).— "Lugar que tiene ollas". — "Com-ua-pan" (de co- miÜ, olla; ua, posesivo; \ pan, terminación toponímica). — Mejicano. 52. — Cunduacán (ciudad, cabecera de la Municipalidad de su nombre). — "Lugar que tiene ollas". — "Com-ua-can" (de comitl, olla, ua, posesivo; y can, terminación toponími- ca).— Mejicano. 53. — CUPILCO (pueblo, en la Municipalidad de Comalcalco; ba- rra ó desembocadura, entre Cárdenas i Paraíso, i vecin- dario, en esta última Municipalidad). — 'Lmgar d'* copi- lis".^"'Copil-co" {áfcopili, cierta pieza del vestido azteca, propia de principales; y co, terminación toponímica). — Mejicano. En el mapa de Tabasco formado bajo la dirección del Sr. Prof. Alber- to Con-ea, en 1891, se ven dos lugares con el nombre á que se refiere esta nota, y son Cupilco, la ban-a ó desembocadiira citada, y Cu/iilco, el jnieblo jurisdicción de Comalcalco. En el mapa formado, positeriormeiite, bajo la dirección del Sr. D. Arcadio Zentella se ven tres, cuyos nombres están al- go diferentes allí, pero que son realmente los mismos : Tvpilco, pueblo de f íoTnalcalco, Tupi/ro. l)íirra, y TupUco vecindiuio de la Municipalidad de Pa- Nombres Geográficos del Estado dk Tabasco. 103 raíso. El nombre que aparece como nuevo es el del vecindario, que proba- blemente no siempre se ha tenido en cuenta, quizá por su poca importan- cia en lo antiguo ó por ser de reciente fundación. En la carta relativa de Hernán Cortés á Carlos Quinto, se menciona á Cupilco (Copilco ó Copilcon) como designando tma provincia ó región. En las ''Eelaciones de Tabasco" hablando de la barra de Cupilco, se lee: "es despoblado este itío,"' "están uno jjoblezuelos an-endados deste itío la tierra adentro como quatro leguas seis y ocho que se dicen los copilcos." Allí mismo dice que había dos poblaciones : Teotnlán-Copilco, ó Copilco-Teuti- tlán, y Copilco-Zacualco. En el mapa que acompaña á dichas "Relaciones" se ve este último hacia la costa y el otx'o hacia el interior. *54. — CuPiLQUiLr.O (laguna, en la Mnnieipalidad de Paraíso). — Diminutivo castellano de "Cupiíco" (Véase). En el mapa del Sr. Zentella están Tupilco y TupilquiUo en vez de Cu- pilco y Cupilquillo. Muchas personas usan en esas otras formas ambos nombres. 55. — CUSHCUCHAPA (rio, en las Municipalidades do Cundua- cán, Comalcaloo y Paraíso, y vecindario en la de Can- duacáu). — "Ribera del agua dormida, amarilla". — "Cos- coclii apan" (de costic, amarillo; cochi, dormir; y opa», so- bre el agua). — Mejicano. 56. — ChablÉ (hacienda, en la Mnnieipalidad de Montecristo). — "Trampa de hormigueros" —"Ghab lé" (de chab, hor- miguero, cierto mamífero; y lé, lazo, trampa en que se usa lazo). — Maya. 57. — Chacaj (rancho, en la Municipalidad de Balancán). — Numbre de cierta planta, llamada en castellano palo mu- lato [bursera gummi/era, Jacq., Burseráceas). — Maya. 58. — Chacalapa (vecindario, en la Municipalidad de Jalpa, y nombre antiguo de uu río brazo del Dos Bocas). — "Ri- 104 Marco» E. Bkckrra berade los camarones". — "Chaiíal apan" {de chacalin, ca- marón; y a2}an, sobre el agua). — Mejicano. En l;is Relaciones se lee : "un río que entra por los cimatanes, ati'avie- sa por el medio de la chontalpa viene á Chiltepec ; " y en otra pai'te: "Cha- calapa entra ¡_K)r los ciniatanes, sale á la laguna de taxagual y á Clñltepec." Probablemente era el río hoj' llamado de Nacajuca ó de Cunduacán. 59. — Chacalín (laguna, en la Municipalidad de Macuspana). — Nombre del camarón, cierto ciustáceo. — Mejicano. 60. — ChacAMÁS (río, afluente del Usumacinta, en la Municipa- lidad de Montecristo). — "Río que se derrama con fuer- za".— "Shaa-kamach" (de shaa, derramamiento; kamach, recio, grande). — Maya. 61. — Chacuiba (arroyo, afluente del río Teapa, en la ciudad de Teapa). — "Arroyo enchaparrado". — "Chacui bac" (de chaco, bajo; cui, árbol; y hac, arroyo). — Tsoque. 62. — Chachoc (laguna, en la Municipalidad de Montecristo). "Alcalino y salado". — Chan-choo" (de chaaj, alcalino, li- xípido; y cliooch, salado). — Maya. 63. — Cháncala (arroyo, afluente del i-ío Chocoljá, en la Muni- cipalidad de Tenosique). — "Víbora ó culebra venenosa, pequeña." — Chan-calam" (de chan, pequeño; y calam, serpiente ó víbora de color negro y rojo, venenosa). — Maya. 64. — ChanSAYAB (hacienda, en la Municipalidad de Tenosi- que).— '"Pequeño manantial". — ' Chaji-sayab" (de chan, pequeño; y sayab, manantial, vena de agua). — Maya. 65. — ChapULTEPEC (rancho y hacienda, en la Municipalidad de Huimanguillo, y hacienda, en la de Tacotalpa). — "Cerro Nombres Geoqbáficos del Estado de Tabasco. 105 del chapulín." — "Chapol-tepec." (de chapolin, langosta, cierto insecto; tepetl, cerro; y c. terminación toponímica). — Mejicano. 66. — Chaquilpá (arroyo, afluente derecho del río Usumacinta, en la Municipalidad de Tenosique). — "Aguada formada por los aguaceros ó lluvias."— Chaac il-paa" (de chaac, lluvia, aguacero; ü ser; y paa, aguada, alberoa, estan- que).— Maya. I 67. — Chayala (pueblo ya extinguido, próximo á la costa). — "Lugar en que se esperaba," — "Chiaya-lan" (de chiaya, pretérito del verbo chía, esperar; y lan, terminación topo- nímica).— Mejicano. Las Kelaciones dicen que esta población estaba "ohra de media legua" de la boca del río Grijalva, "en medio de la montaña" y enfrente de Santa María de la Victoria. ^ 68.— Chaspa (arroyo, afluente del río Teapa, en la ciudad de este nombre).— "Arroyo que tuerce."— "fehats-bac" (de shats, torcer; y hac, arroyo). — Tsoque. 69.— Chicocán (arroyo, afluente del Mexcalapa, y hacienda y vecindario, en la Municipalidad de Huimanguillo).— "Seis lugares." — Chicoa-can" (de chicoase, seis; y can, ter- minación toponímica). — Mejicano. *70.— CmcoZAPOTE (hacienda, en la Municipalidad de Tenosi- que).— Aztequismo derivado del mejicano shicotsapotl, nombre de cierta planta {achras sapota, L., Sapí>táceas). 71.— ('hichicaste (laguna y arroyo, en la Municipalidad de Frontera). — Aztequismo derivado de tsüsicastli, nombre de cierta planta urticante {gronovia scandens, L., Loáseas). Mem. Soo.Alzate. México. T. 29. (1909-1910) 14 106 Mabcob £. Becebba 72. — Chichicapa (pueblo, en la Municipaluiad de Comalcal- co). — "Ribera de las a^uas amargas." — "Chichic-apan" (de chichic, amargo; y apan, sobre el agua). — Mejicano. 73. — Chichigobac (arroyo, afluente del río Amatan, en la Mu- nicipalidad de Taeotalpa). — Tsoqiie, 74. — CmCHiLTfi (arroyo, en la Municipalidad de Taeotalpa, afluente del río Teapa). — "Piedra colorada." — "Chichil- te c (de chichiltic, colorado; tetl, piedra; y c, terminación toponímica). — Mejicano. En "Nombres Geográficos de Tabasco" se traduce este nombre por chichiltic, que por sí solo significa colorado. Nosotros creemos que en la pa- labra hay los tres elementos que expresamos. *75.- -Chichonal (vecindario, en la Municipalidad de Jalapa). — Colectivo castellano, derivado del tsoque,c/»'c/a«w, nom- bre de cierta planta [bactris Iwrridfñ Palmeras). Según Gagini ("Dice, de Barbarismos y Prov. de Costa Rica") en Cen- tro América se llama guiscoyol (""coyol espinoso" en mejicano) á "una pal- mera muy espinosa cuya madera negra y durísima se emplea generalmente en la fabricación de bastones." Creemos que sea la planta á que alude este artículo. 76. — Chilapa (nombre de un pueblo ya extinguido, en la Mu- nicipalidad de Macii.'ípana; río, en las de MacuspaTia. Centro y Frontera, afluente del Grijalva; vecindario, en la de Frontera; y hacienda, en la de Macuspana). — "Ri- bera de los chiles." — "Chilapan" (de chili, chile ó pimien- to; y apan, sobre el agua). — Mejicano. *77. — Chilapilla (vecindario y hacienda, en la Municipalidad del Centro, y río, en las de Macuspana y del Centro, Nombres Gkogbáficos dkl Estado db Tabasco. 107 afluente del Grijalva). — Diminutivo castellano de Chila- pa (véase). *78. — Chilar (hacienda, en la Municipalidad del Centro). — Colectivo castellano, derivado del aztequismo chile {cap- sicum annuum, L., Solanáceas). 79. — Chilateupa (pueblo, ya extinguido, próximo á Nacaju- ca). — "Templo del chilar." — "Chila-teopan" {áechili, chi- lar, sembrado de chiles; y teopan, templo). — Mejicano. 80. — Chiltepec (vecindario, en la Municipalidad de Paraíso). — "Lugar de chiles." — "Chil-tepes" (de chili, chilej y te- pec, terminación toponímica). — Mejicano. 81. — Chiniquijá (arroyo, afluente izquierdo del río Usumacin- ta, en la municipalidad de Tenosique). — "Arroyo de pie- dras ligeras para hondas." — "Chin-ikil-já" (de c/ím, piedra de honda; ikil, ligero, aéreo; y já, agua). — Maya. •82. — Chipilinar (vecindario, en la Municipalidad de Jalapa). — Colectivo castellano, derivado del mejicano chipüin, nombre de cierta planta [crotalaria guatemálensis, Bent., Leguminosas), 83. — Chiquihuite (laguna, en la Municipalidad de Macuspa- na). — Aztequismo, derivado de chiquiuitl, nombre que significa cesto ó canasta. 84. — Chismuc (arroyo, afluente del río Usumacinta, en la Mu- nicipalidad de Tenosique). — "Agua que se escurre á so- tievra."^"Tsits-muc" (de tsits, escurrir el agua; y muc, enterrar, sepultar, soterrar). — Maya. 85. — Chocoljá (río, afluente del Usumacinta, en la Municipa- lidad de Tenosique). — "Río de agua tibia ó caliente."^ — 108 Makuos E. Beokbka. "Chocol já" (de chocouol, color, ó chocou, caMente; j Ja, agua). — Maya, A este río afluye un arroyo llamado en castellano "Agua Tibin," lo cual confirma la interpretación propuesta. *86. — ChoLULa (rancho, en la Municipalidad de ComalcalT^o). — "Lugar de asilo ó huida." — "Cholo-lan" (de c/íoZoíí, huir, y lan, terminación toponímica). — Mejicano. 87. — Chontalpa (región, que comprende varias Municipaliila- des). — "Región extranjera." — "Chontal pa" (de chonflali, extranjero; y pan, terminación toponímica). — Mejicano. Este nombre fué puesto por los mejicanos á la región tabasqueña ne- tamente maya. En Oaxaca existe la región de los Cñontales, que suponemos es gente distinta de los chontales de Tabasco, porque según Pimentel hablan una lengua ajena á la lengua maya. 88. — ChuchüMBAC (arroyo, en la Municipalidad^de Jalapa, afluente izquierdo del río Tacotalpa). — "Arroyo de los cMcJiones" — "Chichum bac" (de ckichum, chichón, cierta palmera espinosa; y bac, arroyo). — Tsoque. *89.— Chuchurumbel (hacienda, en la Municipalidad de Na- cajuca). (¿?) Esta palabra parece ser una alteración de la castellana churumbel, nom- bre de cierto instrumento musical. Nombres Gkogbaficos dRl Estado de Tabasco. 109 90. — Churub (hacienda, en la Municipalidad de Paraíso). — '^Chulub,"— Maya. En maya se llama chulub al depósito, á modo de estanque, para agua llovediza, y también á la misma agua llovediza. 91. — ChuyipÁ (rancho, en la Municipalidad de Montecristo). "Aquada de los gavilanes." — "Chuy-paa" (de chiiy, ga- vilán; y pna, aguada). — Maya. *-92. — ESQUIPULAS (barrio déla ciulad Capital del Estado). — Plural castellano del aztequismo hipotético esquipula, derivado del mejicano isquipoloa, "escobas grandes." — "Ixqui poloa" (de isquitl, escoba; y jJoZoa, desinencia au- mentativa).— Mejicano. Este nombre se aplica, además, á un barrio de la ciudad de Teapa y á seis haciendas y dos ranchos de las Municipalidades de Jonuta, Frontera, Cárdenas, Cuuduaeáu y Comalcalco. Existe, con respecto á él, lít particu- laridad de que, á pesar de ser una palabra mejicana, no se encuentra, fue- ra de Tabasco y de Chiapus, en otros lugares de nuestro país. Eso provie- ne de que el primitivo nombre ha sido traído de de Guatemala en la advo- cación de un Santo Cristo llamado de Esquipulas. El hollarse en Chiapas se explica unas veces por su proximidad a Guatemala y otras por su cerca- cania á Tabasco. Según lo refiere el Sr. Gil y Sáenz, en su ''Historia de Tabasco," en 1774 falleció en San Juan Bautista el Obispo D. Diego de Peredo, quien ti'aía consigo un Santo Cristo de la advocación mencionada, originario de Guatemala. Al morir lo donó á su capellán, el P. D. Francisco Barrera, también guatemalteco, y éste inició la devoción al crucifijo con la cons- trucción de un templo, que después fué núcleo del actual barrio de Esqui- pulas. Es seguro que de entonces data, por la propagación del culto á la imagen referida, el empleo del nombre para designar lugares de Tabasco. El Sr. Canónigo D. Vicente de Paula Andrade, en su opúsculo "Mes Histórico de la Preciosa Sangre," dice, — apoyándose el Juarros, historia- dor de Guatemala, — que '"cerca de Chiquimula, de la provincia del Peten, en Guatemala, "se encuentra el célebre Santuario de Esquipulas, de tres naves," y que "en la cabecera de la nave principal se ve la imagen de (^úa- lio Marcos E. Becebba. to crucifijado, que esculpió el 1595 Quirino Cataño." Agregad Sr. Andra- de que "este Cristo se venera también en la Craz, de Querétaro," Con res- pecto a esto último, ha tenido la amabilidad de darnos á conocer el pa- saje de la obra en que este dato se consigna, en el cual también se dice que el culto de Esquipulas fué llevado de Guatemala á Querétaro por Fray Mar- gil de Jesús. D. José Milla (Historia de la América Centfal." — Guatemala. — 1S89. — Tomo I, pág. 220), siguiendo probablemente á Juarros, dice que Esqui- pulas era corte de un cacique poderoso. En la misma región quedan Chi- quimula j Zacapulas. *93. — ESTAPILLA (pueblo, en la Municipalidad de Balancán). — Diminutivo castellano de Estapa, alteración de Istapan. — "Istapilla" (véase "Istapan"). 94. — Etapa (arroyo, afluente del río Tacotalpa, y hacienda, en la Municipalidad de Jalapa). — "Ribera de los frijo- lares."— "Etl-apan" (de eÜu, frijolar; y apan, sobre el agua). — Mejicano. 95. — GUACAPA (vecindario, en la Municipalidad de Cundua- oán). — "Ribera seca ó enjuta." — Uac-apan" (de uacqui, seco ó enjuto; y apan, sobre el agua). — Mejicano. 96. — GUACBAC (arroyo, afluente del río Amatan, en la Muni- cipalidad de Tacotalpa). — Tsoque. 97. — GUACTA (vecindario, en la Municipalidad de Jalapa). — Aztequistno, nombre de cierta planta {pachira aqudtica, Aubl., Malváceas). — Mejicano. La palabra (/uacía, con que ahora se designa esta planta, parece ser una altei'ación de uactla, que significaría "colección ó conjunto de flacos ó delgados" (de uacqui, enflaquecido, y tía, colectivo) y que alude, induda- dablemente, al aspecto que ofrecen los cercados vivos en que este árbol se emplea, y que cuando nuevos aparecen, en fila ó hilera, delgados y altos. NOMBKKS GEOQBAfICOS DEL ESTADO DE TABASCO. IH _ : f — 98. — GuAiTALPA (pueblo, en la Municipaliclad de Nacajuca). — "Sobre tierra extensa." — "üei-tlalpan" (de uei, gran- de; tlali, tierra; y pan, terminación toponíuica). — Meji- cano. *99. — GUANAJAY (hacienda, en la Municipalidad de Paraíso). — Nombre de cierta población y riachuelo de la isla de Cuba. — Antillano. *]00. — Guanal (hacienda, en la Municipalidad de Nacajuca, laguna y hacienda, en la del Centro, y vecindario, en la de Jalapa). — Colectivo castellano, derivado de la pala- bra gitano (véase "Guano"). *101. — Guano (laguna y hacienda, en la Municipalidad de Ma- cuspana). — Nombre de cierta palma {coripha, sp? Pal- meras). Esta palabra es de la lengua peruana, según el Diccionario de la Real Academia. *102. — GuANASOLO (hacienda, en la Municipalidad de Paraí- so).— Nombre compuesto, híbrido, formado por la pala- bra peruana guano, cieita planta, y la castellana solo (véase "Guano"). *103. — GUAO (laguna, en la Municipalidad de Frontera). — Nom- bre de cierto reptil del orden de los Quelonianos. — An- tillano. En las Antillas existe una planta dañosa del mismo nombre. *104. — GUACAPACAL (hacienda, en la Municipalidad de Hui- manguillo, y vecindario, en la de Jalapa). — Colectivo 112 Mahcos E. Becerra. I castellano, derivado del aztequismo guapaque, nombre de cierta planta {ostrya virginica, Willd., Cupulíferas). Molina no trae en su vocabulario el sustantivo mejicano de donde se origina la jialabra guapaque. pero es indudable qu« ese sustantivo existe ó ha existido, porque en el dicho autor se halla el adjetivo uapartic que de seguro proviene de tal sustantivo. Nuestra opinión tiene por fundamento el hecho de que muchos adjetivos mejicanos de esta estructura provienen de un sustantivo en que la cualidad que aquellos aluden es caracterís- tica. Ca^notir (morado) viene de camotí (camote), quiltic (verde) se deriva de quilitl (yerba), ncshiic (cenizo) de nestli (ceniza), y así oti-os varios. El que sepa que el guapaque es un árbol que tiene una madera durísi- ma y que, además, uapactic quiere decir endurecido ó duro, comprenderá lo atinado de nuestra hipótesis. *105. — GüARUMA (laguna, en la Municipalidad de Macnspana). — Nombre de cierta planta {cecropia mexicana, Hemsl, ó cecropia peltaia, Lin., Urticáceas). — Haitiano? En Michoacán llaman saruma á la planta indicada, en Costa Rica gua- infko y en Colombia yaruma. En esta liltima forma la mencionan los anti- guos escritores Las Casas, López de Gomara y Ferníiudez de Oviedo. *106. — GuÁSIMO (laguna, en la Municipalidad djJonnta, y ran eho, en la del Centro). — Nombre de cierta planta {guu- zumapólyholnja, Cav., E.sterculiáceas). — Cuausimatl? üa- zunia? Cuaushima? — Mejicano? En Tabasco se da dos nombres á la planta: uno es el ya expresado, y otro es pihoy ó pishoi, palabra maya con que también se la conoce en Cam- peche y Yucatán. En Veracruz y Tampico se le llama guásima ó guásimo, y en Michoacáii vaxima, que es indudablemente una variaTite de las dos pa- labras anteriores. En Costa líica se llama también guasiiiio. El hecho de ser estas palabias, excepto 7>?a!02/, tan semejantes á las pa- labia mejicana buasuma, y quizá á cuausimal/, ó á cuaushima, así como su área de diepeieién, ncsincliiiMÍiin á jii>j íiila lin iiztequifcmo, pero nos abs- Nombres GeogeAficos dkl Estado dk Tabasco. 113 tienen de ello: 1? el hecho de que la palabra se usa en las Antillas y en la América del Sur; 2? la opinión de Macías ("Diccionario Cubano") que la juzga castellana de origen arábigo, y la de Gagini (Dice, de Barb. y Prov. de Costa Rica) que la considera haitiana; y 3° la circunstancia de que la plan- ta tiene otro nombre mejicano, que es cuaulote ó cuauilote (Morelos y G-ue- rrero). El Padre Las Casas dice que de la madera de este árbol sacaban fuego los indica. 107. — GUATACALCO (pueblo, en la Municipalidad de Nacaju- ca). — "En la antigua casa de piedra." — "üete-cal-co" (de ueue, antiguo; tcfl, piedra; cali, casa; y co, termina- ción toponímica). — Mejicano. 108. — (jrUAViLCALCO (pueblo de la Choutalpa, ya extinguido). — "Lugar de casas de madera." — "Cuauitl-cal-co" (de cuauitl, madera; cali, casa; y co, terminación toponímica). — Mejicano. *109. — GUAYAL (rancho y vecindario, en la Municipalidad de Taeotalpa). — Colectivo castellano, derivado del maya ua- yaj, nombre de cierta planta {chamaedorea ernesti-augusü, Went., Palmeras). 110. — GuBAC (arroyo, afluente del río Oxolotán, en la Munici- palidad de Taeotalpa). — Tsoque. 111. — GüEZALAPA (nombre antiguo del río Grijalva). — "Ribe- ra de los quetzales." — "Quetzal-apan" (de quetsali, cierta ave; y apan, sobre el agua). — Mejicano^ (Véase "Aca- chapa"). El nombre consta en la Carta de Hernán Cortés referente á la expedi- ción á Hibueras. *112. — HuiMANGUiLLO (villa, cabecera de la Municipalidad de Mem. Soo. Alaate. México. T. 29. (1909-1910)— 15 114 Makcob £. BucEUUA sunombre;. — Diminutivo castellnno de Huimango, nom- bre de cierta población (véase). 113. — HUBIANGO (pueblo, en la Municipalidad de Cunduacán, y río, en las de Jalpa y Nacajuca). — "Lugar de autorida- des grandes." — *'Uei-man-co" (de uei, grande; mani, los que gobiernan; y co, terminación toponímica). — Mejicano. 114> -Iquinuapa (pueblo, en la Municipalidad de Jalpa). — "Lugar de gentes piadosas ó compasivas." — "Icnoa-pan" (de icnoa, piadoso ó compasivo; y pan, terminación topo- nímica).— Mejicano. 115. — ISMATE (rancho, en la Municipalidad de Macuspana, y laguna y vecindario, en la del Centro). — Aztequismo, de- rivado de itsmatU, nombre de cierta planta. 116. — ISTATEL (vecindario, en la Municipalidad de Tacotalpa). — "Piedra blanca." — "Ista-tetl" (de istac, blanco; y tetl, piedra). — Mejicano. El punto ¡ lamadlo Istatel era, antes de que el Gobierno de la Unión mandara construiré! camino carretero entre Tacotalpa, de Tabasco, y Ama- tan, de Chiapas, un lugar del río Tacotalpa peligroso para las canoas que por allí bajan earg^das, por hab«r en ese punto un erizamiento de peñas- cos, eji los cuales era fácil chocar al bajar embarcados. El nombre "piedra blanca" proviene de que desile ese lugar se divisa al frente una gran peña blanca de la munlaña ''Madrigal," á cuya falda pasa, más abajo, el río. Era como un punto dt' referencia para los canoeros. El lÜV Batallón de Infantería y parte del 14?, que allí cerca estuvieron acampados, ejecutando las obras del camino, lograron quitar aquel peligro de enmedio del río, á fuerza de dinamita, y hoy es un paso seguro. El lu- gar denominado "J'oposü" (''piedra blanca" en tsoque) está más abajo, pe- ro su denominación se refiere también al peñasco blanco del "'Madrigal," y hace alusión, sin duda, á que, cuando se sube embarcado, en ese punto pi incipian á notarse á la vez el peñasco de la montaña y los primeros impor- tantes raudales del río Así ''Istatel,"' por arriba, y "Poposá," por abajo, ^ constituyen dos puntos de referencia hacia un tercero situado en la mon- NOMBHES GKOGRAFIC'S DEL ESTADO DE TaBASCO 115 taña que desde ellos se divisa. Las haciendas y latichos ubicados en la pro- ximidad de esos puntos forman el vecindario de "Istatel." 117. — ISTAPANGAJOYA (montaña próxima á la cindad de Tea- pa). — "En donde se hiende el citajiofe." — Ishtlapan-cua- shio-yan" (de islitlapana, hender; cuashiofi, enajiote, cier- ta planta; y yan, tt-rminación verbal toponímica). — Meji- cano. El nombre de la montaña viene del de una población próxima perte- neciente á Chiapas. La planta á que se refiere, el cuajioíe {bursera sp?, Bur- seráceas), produce, por incisiones en su corteza, cierta resina ó copal. Pró- xima á la población hay ima hacienda llamada desde tiempos antiguos "El Estoraque," nombre que alude, con toda certeza, á la misma circunstancia de existir por allí aliruna planta de las que producen copal ó estoraque. La planta llamada cuajiotc es del mismo género del palo mulato, que, como se sabe, produce también cierta resina, siendo, como éste, propia de las regio- nes calientes. En '"Nombres Geográficos de Tabasco" se restaura así la palabra: "lata -pan-cualo-yan," y se interpreta con el significado de ''lagar sobre la sal." £1 autor indica, prudentemente, que le parece poco segura la interpreta- ción. Efectivamente, la suposición de qtie las ai-t\iales sílabas (7a y _/(> sean adulteración de las seudo-originarias cua y lo no nos parece lógica más que por lo que respecta á la jirimera de ellas, Bernal Díaz del Castillo, que pa- só por esta población cuando su expedición á Chamula, la llama Estapan- guaxoya, en donde se ve que \a.jo actual es la originaria xo, ó, mejor di- cho, sho. 118.— IXTACOMITÁN (río, en la Municipalidad del Centro). — ''Lugar de los huesos blancos." — '^Istac omi-tlán" (de istac, blanco; omitly hueso; y tlan, colectivo toponímico). — Mejicano. Este río viene de las montañas próximas á la villa deixtacomitán, Es- tado de Chiapas, y -de allí su nombre. 116 Marcos £, Becebba. 119. — IZTAPAN (población ya extinguida, á la margen del río UsuDiacinta, y abajo dA {)ueblo de este último nombre). — "Lugar del agua blanca." — "Lst-a-pan" (de isfac, blan- co; atl, agusi-jjpan, terminación toponímica). — Mejicano. 120. — JagUaCAPA (pueblo, en la Municipalidad de Jalapa). — "Ribera de los jaguactes." — "Shauae-apan" (de shauac- topili, 6 quizá shaunctli, jaguacte, nombre de cierta planta; y apan, sobre el agua). — Mejicano. El Sr. Rovirosa interpreta este nombre como "lugar de los huacales ñe arena," considerando que su estructura se puede descomponer así: Sha- —huacor-pan, y que estos elementos proceden de shali, arena, kuacali, hua- cal, y pan, lugar. Hemos creído más acertado restaurar la palabra Jagua- capa á la forma Shanac-apan atribuyéndole los elementos shauactli y apan. La terminación apiUi se justifica por estar la población á margen de río, el otro elemento por ser la planta indicada por él una palmera indígena pro- pia de la región y de la comarca (véase "eJaguacte"). *"121. — JaGUACTAL (lugar histórico, próximo á la ciudad de Cunduacán, y rancho en la Municipalidad de Tenosique). — Colectivo castellano, derivado del aztequismoJa^Macte, nombre de cierta planta (véase "Jaguacte"). 122. — Jaguacte (arroyo, afluente del Usumacinta, en la Mu- niciprdidad de Jonuta). — Azteqnismo derivado de s/íauac- tli, nombre de cierta planta (badris, sp? Palmeras). El nombre científico de esta planta, bartris, de corresponderle, vendría á significar en griego lo mismo que significa el iiorahre mejicano que he- mos consignado. Baciris quiere decir bastón, aludiendo á la utilización que 86 hace, de algunas especies de este género de plantas, en bastones. El nom- bre mejicano shauactli se deriva, á nuestro parecer, de shauactoptli , que, según Remí Simeón, era un '"bastón negro que los comerciantes, particu- laiTuente, llevaban como adorno," de shauac, obscuro, y topili, bastón. Nombres Geoobaficos del Estado dk Tabasco. 117 123. — Jalapa (villa, cabecera de la Municipalidad de su nom- bre).— "Ribera de arena." — "Shal-apan" (de shali, arena; y apan, sobre el agua). — Mejicano. *124. — Jalapita (vecindario, en la Municipalidad de Nacajuca). — Diminutivo castellano de Jalapa (véase). 125. — Jalpa (villa, cabecera de la Municipalidad de su nom- bre),— "Sobre la arena." — "Shal-pan" {de shali, arena; y pan, terminación toponímica). — Mejicano. 126. — JaLUPA (pueblo, en la Municipalidad de Jalpa). — "So- bre el camino de arena."— "Shal-o-pan" (de shali, arena; otU, camino; y ^aw, terminación toponímica). — Mejicano. 127. — Jicalango (pueblo, ya extinguido, próximo á la laguna de Términos, Campeche). — "En donde abundan las jica- ras."— Shica-lan-co" (de shicali, jicara, cierto vaso; lan, abundancia); y co, terminación toponímica). — Mejicano. Jicalango perteneció á Tabasco, según las "Relaciones," y fué un pues- to militar de los mejicanos antes de la ("onquista. La palabra Híbueras, con que los conquistadores designaron una región centroameiicana, tiene en la lengua antillana igual significación que Jicalango, pues güiro, jigüera, ó hibuera, son variantes del nombre de la planta que produce la jícaros ó tec&mates. *128. — JlCOTÉNCATL (pueblo, en la Municipalidad de Tacotal- pa). — "El del labio burlón". — "Shico-ten-catl" (de s/íícoa, burlar á otro; tentU, labio; y catl, terminación nominal de persona) — Mejicano. Este nombre ha sido puesto en memoria del valiente tlaxcalteca, céle- bre en la historia de la Conquista. La población es reciente, y sus prime- ros habitantes han sido indígenas, originarios de Chiapas, xle sangre y len- gua que vienen de los mayas. 118 Marcos E. Bbcerra. *129. — JiMBAL (rancho, en la Municipalidad de Jonuta, y arro- yo, afluente del río Tortuguero, en la de Comalcalco). — Colectivo castellano, derivado del maya jimba, cierta planta (bambusa guadua, h., Gramíneas). Este nouihre jimba se aplica, según nos informa un amigo nuestro, en algunas partes de Veracvuz y Gueirero. á la planta llamada en Tabasco ca- ñor-hrava {gynerium sayütatanú Gramíneas). Igualmente lleva el nombre de jimba el fruto de cierta planta que no conocemos. ÍSon estos frutos del tamaño de un huevo y semejantes en la forma á una avellana, duros y tue- cos. Atravesándoles un palillo, á manera de eje longitudinal, y abriéndo- les lateralmente dos agujeros opuestos se convierten en trompos que, al bailar, producen un zumbido agradable, de que la palabra jí?«6a parece ser una onomatopeya. La palabra /iw6a significa en maya ''el que zumba sobre sí mismo," de Jim, zumbido de la cosa que se arroja, tira ó lanza; y ba, par- tícula reflexiva. En Chiapas se usa el verbo /ímiaj- en la acepción de lanzar con fuerza á distancia alguna cosa. *130. — Jobo (hacienda, en la Municipalidad deMacuspana, y rancho, en la de Montecristo). — Nombre de cierta i)\a,n- ta,'{spondias lútea, Lin., Anacardiáceas). Esta palabra no es de las lenguas de México, pero tal vez sea de algu- na de América. En algunos lugares llaman á esta planta kobo ó eupu vanan- tes de jobo. En mejicano la llaman costishocotl y atoyashocotl y en tarasco pompoaqua. 131. — JOGOBAC (arroyo, afluente del río Amatan, en la Muni- cipalidad de Tacotalpa). — "Arroyo que humea." — "Joco- -bac" (deboco, humo; y bac, arroyo). — Troque. 132. — JoNUTA (villa, cabecera de la Municipalidad de su nom- bre).— "En donde abundan los jonotes." — "Shono-tla" (de shonotli, jonote; cierta planta; y tía, colectivo). — Meji- cano. Esta planta (heliocarpus amcricanus, L., Tiliáceas), tiene en Tabasco Nombres Geográficos del Estado db Tababco. 119 otro nombre, jolosín, que, á nuestro parecer, también es de la lengua me- jicana. Su significad<;, arrvgadito {sholoclioa, arrugar, y tsin, terminación diminutiva), es aplicable al fruto, pequeña cápsula aplanada, lentioide- oval, corrugadita, provista de cilios plumosos, caracteres que le han valido á la planta que los produce el nombre científico de heliocarpus (sol-fruto) por simular un sol con sus rayos. La verdad es que tan descriptivo nos pa- rece el uomhre jolotsi a cotuo heliocarpus, pues si á unos ha podido parecer el fruto un sol con sus rayos, á otros bien pudo parecerles una carilla aiTU- gada. 133. — JuiBA (arroyo, afluente del río Teapa, en la ciudad de este nombre). — "Arroyo que rodea." — "Jui bac" {áejuib, al rededor; y bac, arroyo). — Mejicano. *134. — JüíLERO (arroyo, afluente del río Santa Ana, en la Mu- nicipalidad de Cárdenas). — Colectivo castellano, deriva- do delaztequismojmZ, nombre de cierto pez (leucus sp? Ciprínidos). 135.— JuLlATENQO (arroyo, afluente del río Teapa, en la Mu- nicipalidad de Jalapa). — "En la orilla del agua de los jui- les." — ''Shui!-a-ten-co" (de shuilin, juil, cierto pez; atl, agua; ientU, orilla; y co, terminación toponímica). — Meji- cano. 136. — JuLiVÁ (laguna, en la Municipalidad de Nacajuca). — "Lugar en donde hay juiles."— "Shuili-ua" (de shuilin, juil, cierto pez; y ua, partícula iuterfija ó posíija que ex- presa la idea de tener ó haber). — Mejicano. 137. — Lacamjá (arroyo, laguna y río que ésta forma, afluen- tes izquierdos del río Lacamtún, y ranchería, en la Muni- cipalidad dH Tenosique). — "Agua grande ó extensa." — "Lacam-já" (de lacam, prefijo aumentativo; y já, agua). —Maya. La significación de esta palabra, que debe atribuirse á la laguna, de donde, seguramente, el rio toma su nombre, nos pone en condiciones de 120 Makcos E. Becerra. identificar el luo:ar en que el Noliháa, (véase) de que uos habla CogoUudo es- tuvo ubicado, pues este último nombre significa exactamente lo mismo n o o P o a o © o P O a +-' o a m ü -a que Lacamjá. La distancia entre el pueblo de Usumacinta y Nohháa, con- jeturable por el relato del historiador expresado, coincide con la que pue- NoMBKEs Geográficos dkl Estado de Tabasco. 121 de calcularse que exisla entre aquella población y la laguna de 1-acamjá. Esta laguna queda, aproximadamente, á la altura de las ruinas de Menché. 138. — LacAMTÚN (río, afluente izquierdo del Usumacinta, en la Municipalidad de Tenosique). — "La gran roca." — "La- cam-tun" (de lacam, prefijo aumentativo; y tun, piedra). — Maya. El nombre de este río se origina, indudablemente, del de la antigua comarca llamada "El Lacandón," situada en el territorio que se encuentra á las márgenes derecha é izquierda del río Alto Usumacinta y de sus afluen- tes Lacamtún, Chixoy, ó Salinas, y Pasión. La comarca, á su vez, lo toma, según el abate Brasseur de Bourbourg ("Dictioiiriaire et Grammaire et ClirestomathiedelaLaugue]\íaya."-París.— MDCCCLXXIL— Pág. 278), de una localidad así llaniana, de la cu;d dicp: "Lacamtún: localidad anti- gua, hoy abandonada, situada sobre un peñasco, dominando un lago, en el país de los Lacandones, en las soledades del Peten; de esto es de donde se deriva el nombre." Bernal Díaz y Villagutierre citan una población del trayecto entre Te- nosique y Peten, que tenia gueira con los lacandones. Esto da idea del ra- dio de extensión que éstos lenían por el Oriente. En las cartas de esas re- giones se señala el limite del Sur hasta cerca de la cumbre de Lxbul. pun- to de nuestra línea de límite con Guatemala. Por otra parte, M. de Char- nay ( "Les Aneiennes Villes du Nouveau Monde") considera lacandones á los indios que encontró desde el paso de Yaxchilán hasta las ruinas de Men- ché, lugares que, como se sabe, están cerca de Tenosique, y no puede ne- garse que lo eran, pues las descripciones y dibujos no dejan lugar á duda. •139. — Macayal (vec-indario, próximo á la Capital, en la Muni- cipalidad del Centro).— Colectivo castellano, derivado de macayo, nonibre de cierta planta (véase "Macayo"). 140. — Macayo (arroyo, afluente derecho del río Mexcalapa, en la Municipalidad de Huiínangnillo). — Nombre de cierta planta (awfZim excelsa, R. B. K., Leguminosas).- Meji- cano? Tiene esta planta, medicinal y constructiva, otros tres nombres vulga- Mem. iSot!. Alaute. México. X. Í9. (19U9-19I0; 16 122 Makcos E. Bkokkba res que son: moca, mará y ¡nimi. Este último es muya, y los otros dos tie- nen tal semejanza con la palabra macoyo que sugieren la certeza de que no son más que variantes unas de otras. La palabra maca y macnua son ver- bos mejicanos que significan, respectivamente, "dar algo á otro" y "otor- gar algo, ó conceder, ó soltar algo de la mano.'' La terminación yi se em- plea en mejicano agregándola á sustantivos para expresar la abundancia ó conjunto de las cosas designadas por dicbos sustantivos. Las palabras aca- yo, nacayo, istayo, teyo, derivadas de acatl. nacntl, ütatl, Mi (caña, carne, sal, piedra), significan: cañaveral ó carrizal, carnoso, pedregoso ó pedregal. El nombre ^rt«<í' significa en maya, "el que paga ó retribuye," de^ac, pa- gar, retribuir, y ai, sufijo sustantivante. 141.— MaculÍS (laguna, en !a Municipalidad de Jonuta). — Az- tequistno, nombre de cierta planta {tahébuia leucoxyla, D. C, ó tab. pentaphyUa, HemsL, Bignoniáceas), Este nombre de la planta, macailis, resulta tan descriptivo como el nombre que la ciencia botánica le ha imi^uesto, y aiin, quizá, más. En efec- to: pcntaphi/Va ó leucoxyla, del gi-iego, quieren decir, en castellano, cÍ7ico hojas ó mulera hhinca, respectivamente; macuilís es corrupción de viaeui- lishtU, que significa cinco nudas (de macui/i, cinco, é ishlli, el nudo de la ca- ña, ó cosa semejante) y que alude á la articulación que tienen sobre el pe- cíolo común las cinco lacinias de sus hojas digitadas. 142. — MaCULTEPEC (vecindario en la Municipalidad del Cen- tro).— "Scbre los cinco cerros." — Macuil-tepec" (de ma- cuüi, cinco; y tepec, sobre el cerro). — Mejicano. 143.— Macuspana (villa, cabecera de la Municipalidad de su nombre). — 'Lugar de las cinco barreduras ó limpiezas." — "Macui-chpana" (de rnacuiU, cinco; y chpana, barrer, limpiar). — Mejicano. Nuestro historiador Gil y Sáenz atribiiye el origen de la población y del nombre que ésta lleva á un suceso del orden religioso acaecido por los años de 1665, dando por cierto que por entonces tuvo principio la pobla NOMBBES GKOGKAnCOS DEL ESTADO DE TaBASCO. 123 ción, y por probable que el nombre fué una composición de los de dos per- sonas. — Marcos y Juana, — que en el lugar vivían, pero el Sr. Eo virosa, en una nota reproducida en la última edición de la "Historia de Tabasco," impugna acertadamente la opinión de aquel historiador, aunque la etimo- logía que propone tampoco es probable. Gree el Sr. Rovirosa que la pala- bra Macuspana venga de los elementos macv-pane, del tsoque, que querrían decir, en castellano, "lugar á donde va el padre ó sacerdote," y que aludi- rían á la circunstancia de que, antaño, el cura de Jalapa tenía bajo su ju- risdicción una comarca que se extendía hasta Tepetitán. Para aceptar como buena la etimología propuesta por el ÍSr. Ro^árosa, sería necesario: 19, que las gentes (jue pusieron el nombre y las que lo lle- vaban hubieran sido tsoques; 2?, que se conociera alguna población, tsoque ó no, que llevara actualmente, ó que se supiera que lo había llevado, un nombre en esa lengua; 3'.', que la estructui'a actual ú originaria de la palabra no dejara duda con respecto al origen lingüístico que se le atribuye; 49. que la palabra Macuspana no tuviera ninguna analogía estructural con nom- bres de alguna otra lengua de las que hayan privado para las denominacio- nes geográficas de la región; y 59, que, efectivamente, la población hubiera sido fundada en tiempos poscortesianos. En cuanto á lo primero, si bien hay huellas Ugüísticas é históricas de que la región tsoque comprendió á Jalapa, no conocemos datos que permi- tan considerarla extendida hasta Macuspana. El Señor Rovirosa. en la no- ta mencionada, manifiesta que, después de escrita su obra "Nombres Geo- gráficos de Tabasco," en cuyo prólogo limitaba la región tsoque hasta Ta- cotalpa y Jalapa, nuevas investigaciones suyas lo habían convencido de que los tsoques se extendían hasta Macusi^ana. pero, por desgracia, no sa- bemos que el expresado investigador haya pubhcado ningún escrito á tal respecto, y mientras nos sean desconocidos loi-- fimdamentos de su criterio, debemos constreñirnos al concepto de que la región de los tsoques no pa- saba de Jalapa, y. en este caso, la hipótesis de que los de Jalapa nombra- ran en tsoque á los de Macuspana es admisible, pero no lo es la de que és- tos se denominaran á sí mismos .en una lengua qae no era la propia. Y, si no eran tsoques los de Macuspana y llamaban con este nombre á su pobla- ción, es preciso resolver que tal jjalabra tampoco era tsoque. En cuanto á lo segundo, fácil es advertir que no lleva nombre tsoque ninguna otra población, pues aun las poblaciones cuyos habitantes son ó han sido tsoques, como Teapa, Tapijulapa, Oxolotán, Amatan, Istacomi- tán. Solusuchiapa, Tapilula y Tecpatán, se conocen con estos nombres que, como se ve, son de la lengua mejicana. Es cierto que los habitantes indí- genas que aún hay en varias de las poblaciones citadas suelen emplear en- 124 Mahcos E. Beckbha. tre sí nombres tsoque=s para apellidar las poblaciones cercanas, llamando, p. e., ShoKpoiiók Soluswhiapa, pero estos nombres no trascienden para na- da fuera de las relaciones que entre sí tienen los mismos indígenas. La pa- labra Macuspana, de ser tsoque, constituiría la única excepción. Con respecto á lo tercero, nótese que la estructura actu-.il de la pala- bra que venimos estudiando no acusa con exactitud los elementos macu- pane que se le suponen. Dividiendo de esa manera dicha palabra, resultan dos elementos que no son L)s su^juestos sino macus-pana. diferentes de aquellos otros, uno por sobra y otro por cambio de letra. La diferencia por cambio de c en a no es inaceptable, pero la diferencia por aumento sí lo es. La existencia de una ese en la palabr.i actual podría achacarse á \ina inter- polación corruptiva, pero tal interpolación no puede invocar.íe sin tener como apoyo de su probabilidad una ley fonética ó un hecho filológico aná- logo, cosas que no es fácil presentar. Por otra parte, las • 'Relaciones" nos prueban que desiie 1579 á acá no se ha efectuado variación alguna en esos elementos de la palabra pues allí se encuentra el nombre en estas tres for- mas: Macuixpana, Mdcuirpana y Alacuopatta. Basta ver manuscritas es- tas tres formas juntas para comprender que en el manuscrito orij^inal de- ben de estar todas con equis y que el copista equivocó la segunda y la ter- cera. En el mapa correspondiente se lee ¡jei'fectamente Macuspana. En cuarto lugar, si la palabra Macuspana no dá con exactitud los ele- mentos tsoques que se suponen, en caml.iio tiene una muy ostensible ana- logía estructural con nombres mejicanos de lugar, conio Macuxtepetln, Ma- cuitlacatl, Tla:rp«aZiíco, dar algo á otro, restituir). — Mejicano. Axmque este nombre parece ser mejicano en su conjunto y en sus ele- mentos, debemos advertir que pudiera no serlo. 126 Marcos £. Bbckbra. Maluco es el nombre con que Fernández de O'viedo, en su "Historia General y Natui-al de las Indias' (libro XX, capitulo XXXIV), designa una de las islas de la Especiería ó quizá un grupo de ellas, las que hoy llamamos Molucaa, próximas á las Célebes, en la Melanesia (Oceanía). En los pasa- jes en que consta tal nombre se dice El .UMuC", y no Mal acó simplemente. También ^e llama maluco al natui'iil de dichas islas. Por último, se denomi- na así á cierta planta alimenticia indígena de Filipinas (' ordia olitoria, Blan- co, Borragináceas). Como la circunstancia de que, aPmeucionar alguno de los lugares que llevan tal nombre en Tabasco, se hace anteponiéndole el ar- tículo en la forma en que Oviedo lo hace, debemos pensar que ello pudiera provenir de que se haya puesto á esos lugares de Tabasco dicho nombre co- mo una repetición del de la isla, ó por existir allí algún árbol idéntico al que lleva el repetido nombre en Filipinas. Así, se dice ''El Nopal," "El Nai'anjo," "Los Alcanfores,'' etc. *1-17. — Manatixero (rancho, junto á la laguna Macnona, en la Municifialidrtd de Cárdenas, y arroyo eu la de Macus- paua). — Culectivo castellano, d^^rivado d^l antilli.sinoma- natí ó manato, nombre de cierto luauíítero acuático. ♦148. — MaRICHE (laguna, arroyo y rancho, en la Municipalidad de Mouttícristo). — "Lugar de maderas." — "Mari-tsi" (de mari, madera; y tsi, lugar). — CaUita. La lengua cakita es propia de Sinaloa. El autor de los "Nombres Geo- gráficos Indígenas de Sinaloa" dice que la terminación tzi se ha transforma- do, por corruptela, en che ó chi. De ahí Mariche en vez de Maritzi. 149. — Mazaltepec (hacienda, en la Municipaliilad del Cen- tro).— ''Cerro de los veaado.s." — ''Masal-tepec" (de ma- satl, venado; y tcpec, sobre el cerro). — Mejicano. 150. — MazapA (nombre primitivo del tío qne posteriormente fué "Dos Boeas," hoy "Río Seco") — "Ribera de los ve- nados."— "Mas-apan" (de masad, venai'o; y qpan, sobre el agua).— Mejicano. 151.— Mázate UPA (pueblo, en la Municipalidad de Nacajuca). NoMBBKS Geográficos del Estado dk Tabasco. 127 — "TeTTiflo del vpnad-»." — "Ma a teopan" (de wasaíZ, ve- nado; y teopan, t^^mpln). — Mejicano. 152. — MecatepfC (pueblo y laguna, en la Municipalidad de Huiniaiiguülo). — 'Cerro ríe los cordeles." — "Mecate- pee" (de mccalJ, cordel; y fepec, sobre el cerro). — Meji- cano. 153. — MecOACÁN (pueblo, en la Municipalidad de Jalpa, y la- guna, en la de Paraíso). — "Lugar en que hay cordeles." — *'Meca-ua-can" (de mecatl, mecate, caerda; ua, interfi- jo que expresa posesión, haber, tenerj y can, termina- ción toponímica). — Mejicano. 154. — MenchÉ (ruinas prehistóricas, ubicadas sobre la mar- gen izquierda del río üsumacinta, en la Municipalidad de Tenosique). — "Artífices en madera." — "Men-ché" (de men, artífice ó aitesano; j che, madera). — Maya. M. de Chamay. en su obra "Les Anciennes Villes du Nouveau Mon- de" (pág. 370-380), ha descrito estas notables minas, á las cuales impuso el nombre de "Ciudad Lorillard.'" Antes de M. de Charnay las habían visi- tado ya Dupaix y Castañeda, en 1805-1807; Suárez, de Tenosique, en 1872; Edwin Rockstroh, Director del Instituto Nacional de Guatemala, en 1881. y después de éste el inglés Mandslay; y el Ing. D. Luis Valay ha- bía bosqviejado el plano de ellas. Según la carta de esa región, levantada por la Comisión de Límites con Guatemala, dichas ruinas están sobre los 16^55' de latitud Norte, y los 90°56' de longitud Occidental de~Greenwich, e(iuivalentes, según la carta del Sr. Zentella, á los 8'^7' de longitud Oriental de nuestro meridiano. 155. — Mexcalapa (río, en las Municipalidades de Huimangui- llo, Cárdenas, Cunduacán y Centro). — "Ribera de los mexcales." — "Meshcal-apan" (de meshcali, maguey coci- do; y apan, sobre el agua). — Mejicano. *156. — MlAHUATLÁN (vecindario, en la Municipalidad de Cun- 128 Marcos E. Beckeea duacán). — "Donde abundan las espigas del maíz," — "Miaua-tlan" (de micntn, espiga ó flor de maíz; y Han, co- lectivo toponímico). — Mejicano, *157. — MiCHOACÁN (rancho, en la Municipalidad de Huiman- guillo). — "Lugar de pescadores." — Mich-ua-can (de mi- chín , pescavio; ua, interíijo de posesión; y can, termina- ción toponímica). — Mejicano. 158. — MiSlCAB (hacienda, é isla del río^Usumacinta, en la Mu- nicipalidad deBalancán). — "Terreno barrido." — "Misib- cab" (de misib, escoba, ó mis, barrido; y cal), tierra ó te- rreno).— Maya. * 159. — MiSTECA (laguna, en las Municipalidades de Macuspa- na y Cet:tro). — Aztequismo derivado del gentilicio mish- tccatl, aplicable á los habitantes de Misldlán. 160. — MoGOSHPA (arroyo, afluente izquierdo del río Puyaca- tengo, en la Municipalidad de Teapa). — Tsoque. 101. — Multé (pueblo, en la Mnuicipalidad do Balan can). — "Lu- gar de peones de labranza." — "Alol-te-c" (de moleua, amo- llentar ó ablandar la tierra; fccail, posfijo gentilicio; y c, terminación toponímica). — Mejicano (véase "Popane"). En el mapa de 1579 no apai-ece este nombre pero sí el de Popane, pa- labra maya que tiene el mismo significado. 1C2. — Nacajuca (Villa, cabecera de la IMunicipalirlad de su nombre). — "Lugar de las carnes pálidas ó tlescoloridas." — "Naca shu!?hu-c;in" (de nacatJ, carne; slnislmciic, desco- lorido, pálido; y can, terminación toponímica). — Meji- cano. En las "Relaciones" se lee Nacaxuxuca y también Anaxiixuca; Cortés dice Jnaxuxuca y Bernal Díaz Nacaxuxuyca. Nombres GeoqhAficos del Estado de Tabasco 129 163. — Nahuates (rancho, á la marp:en izquierda del río Cha- camás, en la Municipalidad de Montecristo). — "Lugar de mejicanos." — "Náhuatl" (de naiiatl, mejicano). — Meji- cano. 164. — NOCBAC (arroyo, afluente del río Oxolotán, y rancho, en la Municipalidad de Tacotalpa). — Tsoque. 165. — NOHHÁA (nombre de una antigua población, cerca de Te- nosique). — "Exten.eión de agua; laguna." — "No-ja" (de noj, grande; j ja, agua). — Maya. López de CogoUudo, eu su "Historia de Yucatán," publicada en 1688, refiere las i)eri]iecias de la Conquista del Reino- del Próspero, emprendida, hacia 1646, por el caballero de Calatrava, D. Diego Ordóñez Vera y Villa- quirán. Este Reino parece haber abarcado la estensa é inculta comarca li- mitada, al Norte, por Tabasco y Yucatán, al Oriente y al Sur, por el Peten y Verapaz, y al Oeste por Chiapas. Nohkáa ¡jarece haber sido el nícleo de aquella conqrdsta, población que estaba fundada á la orilla de una laguna, como el nombre mismo lo confirma, y que distaba cerca de veinte leguas de Tenosique. Esta circunstancia de ^ibicación y distancia, la coincidencia de signifi- cados entre el nombre Nuliháa y el de la laguna de Lacanijá (véase) situa- da hacia la margen izquierda del río Usumacinta, y el hecho, consignado taniVjién por Cogolludo, de que para venir de Nohháa á Tenosique había ne- cesidad de cruzar un río en canoas, dan fundamento para considerar que el antigiio Nohháa estttvo á la margen de la laguna expresada de Lacamjá. Petenecté, ubicado á la margen del Usumacinta, y amba de Tenosique, no quedaba lejos de Nohháa. *166. — Nopal (hacienca, en la Municipalidad del Centro). — Aztequismo, derivado de nopali, nombre de cierta plan- ta {opuntia hernandesi, CD., Cactáceas). 167. — Nopalapan (hacienda, en la Municipalidad de Paraíso). •'Ribera de los nopales." — "Nopal-apan" (de nopali, nopal, cierta planta; y apan, sobre el agua). — Mejicano. Mena. Soc. Alaate. México. T. 29. (1909-1910)— 17* 130 Maecos E. Bkcebba 168. — NOHSAYAB (hacienda, en la Municipalidad de Tenosi- que). — "Manantial grande." — "No-sayab" (de nc;), gran- de; y sayal), manantial, vena de agua). — Maya. 169. — OCELOTEUPA (pueblo de la Chontalpa, ya extinguido). — "Teniplo del tigre." — "Ocelo-teopan" (de ocelotl, ocelo- te, tigre mejicano; y teojnin, templo). — Mejicano. El nombre de ocelote se aplica eu México lo mismo al jaguareté ó ja- guar (lenpardus onza, Moore) de Siir- América, que al tigiillo 6 frijolillo {leo- parJuH parrlalis, Moore), ambos existentes en nuestro país. Hay en la re- gión tabasqueña un segundo tigrillo; el mijilote {felis mitis, Fed. Cuv.), más pequeño. 170. — OCUAPAN (pueblo, en la Municipalidad de Huimangui- 11o). — ''Ribera de los ocotes." — "Oco-apan" (de ocotl, oco- te, cierto pino; y apan, .sobre el agua). — Mejicano. El nombre no puede referirse á la circunstancia de (jue eu el lugar ó en su proximidad baya árboles silvestres de ocote ó pino, porque, siendo esta conifera jiropia de otri?s altitudes, en ninguna parte de Tabasco se da 6Í no es por medio de trasplante. Quizá, entonces, ahida á i:)inos plantados exprofeso, como aboi'a los bay. 171.-— OCUILTZAPOTLÁN (pueblo, en la Municipalidad d^>l Cen- tro).— "Donde abundan los zapotes con gusanos." — "Ocuil-tsapo-tlán" (de ocuilin, gusano; tsapotl, zapote; y tlan, colectivo toponímico). — Mejicano. 172. — Ogoiba (arroyo, afluente del río Puyacatongo, y vecin- dario, en la Municipalidad de Teapa). — "Arroyo de la bebida." — "Ocui-bac" (de ocui, bebida, derivado del ver- bo oc, beber; y bac, arroyo). — Tsoque. 173. — Olcuatitán (pueblo, en la Municipalidad de Nacajuca). Nombres GkoohAficos del Estado de Tabasco. 131 "Lugar entre los árboles de hule." — "Olcua-titlán" (de olcuauitl, árbol del hule; y titlan, entre). — Mejicano. k Aunque no se sabe que exista actualmente en estado silvestre en algún lugar del país el árbol que produce el bule ó caucho {castillca ellastica, Cerv., Urticáceas), es lo cierto que esta planta es indígena de esta parte de Amé- rica, pues en ella conocieron por primera vez los europeos el látex que pro- duce, empleado en el famoso tlachtli ó juego de la pelota. En Michoacán se da Tina especie de este mismo género de vegetales, y se afirma que en Gua- temala y Honduras se da espontáneamente la que motiva esta nota. 174. — OmitláN (nombre de un pueblo de la Chontalpa ya des- aparecido).— '"En el osario.'' — "Omi-tlán" (de omití, hue- so; y tlan, colectivo toponímico). — Mejicano. 175. — Ongay (arroyo, afluente izquierdo del río Chacamás, en la Municipalidad de Montecri-sto). — "Reunión de pesca- dos."— "On-cai" (de ow, reunión, algunos, varios; y cai, pescado). — Maya. 176. — Onohualco (nombre antiguo de la región comprendida por el actual Estado de Tabasco, y quizá parte del de Cam- peche).— "Lugar de extensión ó llanura." — "Ono-ual-co" (de onouali, lo yaciente ó echado; y co, terminación topo- nímica).— Mejicano. Clavijero, hablando de la provincia de Guazacualcos, dice: "Esta con- finaba por Oriente con el vasto país de Onohualco, bajo cuyo nombre com- prendían los mejicanos el Estado de Tabasco y los de la península de Yuca- tán, los cuales no estaban sometidos á su dominio. Los es^íañoles le llama- ron Tabasco." En ningún otro autor antiguo hemos hallado el nombre de Onohualco, aimque suponemos que Clavijero lo haya tomado de alguno dig- no de crédito. En cuanto á la interpretación tampoco la hemos \ñsto en ninguno. Pensando, nosotros, que quizá en los elementos del nombre Nonoalco, tan parecido á Onohualco, hallaríamos alguno de los de esta última palabra, nos dimos á averiguar qué significación tendría ésta en las obras de topo- 132 IVlARCO» £, Bkcubka. nimia, no obteniendo ningún resultado en tal tarea, á pesar de que las pa- labras Nonoalco y nonoalca sí son frecuentes en los historiadores. El repiitado historiador D. Alfredo Cha vero afirma ( "Anales del Museo Nacional, " 2 '.' ei)Oca, tomo III, pág. 6(5-69 ) que Tabasco llevó en tiempos próximos á la Conquista los nombres de Nonoalco ó de (hwkualco, indistin- tamente, y opina que el nombre Nonoalco es el toponímico correspondien- te al gentilicio mejicano novoalca, pliu*al de noalcntl que, á su vez, es una variante eufónica de noliolcatl y nolioUeratl, habitante ó gente del Noliol ó Sur. Dice, además, que esta palabra Nohol, netamente maya, corresponde á la designación étnica de las gentes que, antes de la venida de los ulme- cas, ocupaban la región que existe entre el, Usiimacinta y Tehuantepec. Esta nacionalidad ó gente se expandió hacia el centro de nuestro ten-itorio, penetrando hasta Veracruz. Puebla, Hidalgo y Oaxaca. en donde dejaron, como señal de su permanencia, las pirámides de Cholula y Teotihuacáu, y las fortificaciones de Kinoxteki ó Monte Alván, y en donde los ulmecas los encontraron. Eran ellos los kiiiumes que, al mezclarse con los ulmecas, dieron origen á la raza ó gente novoalca como son llamados en varios có- dices. Los nom]>i'es Nonoalco y Nonoalcos, aplicades á lugares de México y de Centro -América (véanse id "Drc. Geograf. Hist. y Biograf. de los Es- tados Unidos Mexicanos,'' por Antonio García Cubas; tomo IV, pág. 183; y la "Colecc. de Libros y Doc. referentes á la Historia de América;" to- mo VIII, pág. 455 ), aludirán, en tal caso, á los gi'upos en que aquella gente se encontró en tiempos posteriores. Un pasaje que se encuentra en la obi-a "Colecc. de Doc. para la His- toria Mexicana," del Dr. Peñalfiel, podría coadyuvar á establecer la iden- tidad ideológica entre Onohualco y Nonoalco. Reprodúcese allí ( 1er. cua- derno, pág. 41 ) el manuscrito número 4 de la Biblioteca Keal de Berlín, en el cual se ve el jeroglífico que, á nuestra vez, nosotros publicamos con esta nota. Es el dibujo de una tinaja, ó de una olla, en cuj'a boca se ven unos circulitos que sobresalen. Junto á este jeroglífico, airiba, está escrita la palabra Nonoliualco. El texto en mejicano puesto al pie del dibujo empieza así: ''Texomotl, yatlalnemac, ynonolnialco quin cahuiUi, tiuh. .." Desde lue- go se nota que. si el texto ha debido mencionar á Nonoliualco, que es lo que está escrito arriba de la figura, entonces abajo ha sido mal puesto, y en donde dijo i/n- onohualco debería haber dicho yn-noniihitalco. Lo prime- ro equivide á la frase castellana: de Noiwhuako ; lo segundo se traduce: de Oiwhualco. Pueile conjeturarse que la falta do esa ene provenga de un eiTor del escribiente del texto mencionado, pero también podenios suponer que lia sido oinilida para decir intencionalmente i/n- onohualco. A lo j)rimero podría inclinarnos el hecho de que más adelante, en la NoMBBKs Geográficos del Estado dk Tabasco. 133 página 51, se alude al lugar con la palabra nonóhualca. Podi-ía decidirnos á lo segundo la consideración de que los mejicanos hacían gran mérito de la eufonía en sus comjjosiciones, y habiendo en la frase yn-nonohualco una coneuiTeueia de dos enes, el escribiente la evitó su2)rimiendo una de ellas. En tal caso, Onohualco vench'ía, por razón eufónica, á ser lo mismo que 2s'o- nohualco. Si el autor en donde Clavijero leyó este nombre escribió ynono- hualco, fácil es comprender que, desintegrando el sabio jesuíta la preposi- ción yn, resultó una palabra que sin duda equivalía, como en el manuscrito de Berlín, á Nonohualco. Por nuestra parte, seguimos el pai'ecer del sabio historiador del "Mé- xico á Través de los Siglos," en cuanto á que Onohualco y jVonoAwaZco sean lina misma palabra, pero desechamos la suposición de que aquella fonna Cx'a una íJteración de ésta, y que ésta tenga su origen en la palabra maya nohol. Creemos, por el contrario, que Nonoalco sea alteración de Xonoualco y ésta vanante de Onohualco, palabra netamente mejicana. El verbo onoc (ya- cer estar echado) con el pronombre ni (yo) se escribe nonoc (ni~onoc, yo yaz- go ); la forma impersonal del verbo es onoua, á lo que, por lo mismo, se le ha quitado la ene que representa el pronombre. Si estu^-iéremos equivocados, la interpretación del jeroglífico y su com- paración con las escultui'as podrán serrá para dar la más cierta traducción de la palabra. •177. — Otatal (laguna, en la Municipalidad de Macuspana). — Colectivo derivado del aztequismo otate y éste de la palabra mejicana otatl, [hamhusa arundinacea, Roxb., Gra- míneas). 178. — OtaTITLÁN (hacienda, en la Municipalidad del Centro). —•'Entre les otates."— "Ota-titlán" (de otatl, otate; y titlán, entre). — Mejicano. 179. — Ojiacaque (pueblo, en la Municipalidad de Nacajuca). — "Lugar de las cañas de ungüento." — "Oshi-aca-c" (de osJütl, ungüento; acatl, caña; y c, terminación toponími- ca).— Mejicano. Puede referirse al cañizo que crece en ciertos lugares próximos al agua que aún se acostumbra vender llenos de trementina para usos medicinales. 134 Marcos E. Bkckhba. 180. — OXOLOTÁN (pueblo, en la Municipalidad de Tacotalpa.) — "Donde abundan los tigres." — "Oselo-tlán" de oselotl, tigre; y tlan, colectivo toponímico). — Mejicano. 181. — OSTITÁN (vecindario, en la Municipalidad de Huinian- guillo). — "Entre las cuevas." — "Osto-titlán" de osiotl, cueva; y titlán, entre..) —Mejicano. 182. — Paliná (rancho, en la Municipalidad de Montecristo). — "Descascarar semillas." — "Ppaal-inaj" {de ppaal, des- cascarar; ó inaj, semilla.) — Maya. 183. — PampusÚ (laguna, en la Municipalidad de Nacajnca), — "Canal espumoso." — *'Apan-pusun" (de apantli, canal; y pusunqid, espumoso). — Mejicano. 184. — Pech (arroyo, en la Municipalidad de Macuspana). — "Garrapata."— "Pech."— Maya. 185. — Pasantó (arroyo, afluente derecho del río Usumacinta, en la Municipalidad de Tenosique). — "Abertura ó cavi- dad de zanja atascosa." — "Paac-tsam-thol" (de paac, abierto, cavado; tsam, hundirse, atascarse; y tlwl, zanja, cuneta, foso). — Maya. 186. — Pechucalco (pueblo, en la Municipalidad de Cundua- cán). — "Lugar de casas embarradas." — "Pecho-cal-co" (de pechoa, apócope de pepechoa, tapar ó cerrar con pie- dra y lodo los agujeros de la pared; cali, casa; y co, ter- minación toponímica). — Mejicano. El Sr. Rovirosa, en sii obra tantas veces mencionada, considera que este nombre es alteración del de Pichucalco, población de Chiapas. Exis- ten, en efectOj en la misima región geogi'áfica que constituye la llaniu-a ta- basqueña, dos poblaciones cuyos nombres, ligeramente diferenciados, pa- recen tener un mismo significado : una es la oue motiva esta nota y que pertenece á Tabasco; la otra es Pichucalco, primitivamente Pueblo Nuevo de Pichucalco, correspondiente al Estado de Cliiapas. Pero la más antigua NOMBBHS GKOGEÁFICOS DEL ESTADO DE TABASCO. 135 ^ es Pechucalco ( de Tabasco ) pues en 1579, á raíz de la Conqiiista, ya apa- rece en las "Relaciones," mientras que Picliucalco no se encuentra sino hasta fechas posteriores y la misma denominación de Pueblo Nuevo indi- ca que es reciente. Esto último también indica que los que fundaron á Pi- chucalco eran habitantes de alguna otra población del mismo nombre. Por consigmente, si la hipótesis de que Pechucalco y Pichucalco tienen un mis- mo significado fuera probable, debería darse por segru'o que la última fué fundada por inmigrantes salidos de Pechucalco, población que era y aún es de agualulcos, es decir de mejicanos. Estas inmigi-aciones de poblado- res costeños hacia al interior se efectuaron frecuentemente, como lo atesti- guan Jonuta, formado por inmigrantes venidos de Jicala'ngo, Pueblo Nuevo de las Raíces, llamado primitivamente Pueblo Nuevo de Ojiacaque, forma- do por gentes venidas de la Chontalpa, y San Francisco Estancia Vieja ó de Guatacalco, San Carlos Olcuatitán y San Fernando Ocuilzapotlán, que tu- vieron el mismo origen. Y, en tal caso, el nombre Pichucalco sería una co- rrupción de la palabra Pechucalco, y no viceversa. A cori'oborar tal criterio concurriría la consideración de que la evolución fonética de e á. i, operada de Pechucalco á Pichucalco, es más probable que la de i á e, que sería ne- cesaria de Pichucalco á Pechucalco. No por distinto modo se orig-inó del fuemos y del domeñó antiguos e\ fuimos y el dominó modernos, y se originan ahora de los correctos y cultos pedir, decir, medir, los vulgares pidir, dicir, midir, tan comunes en el lenguaje infantil. Pernal Díaz, empero, menciona una población que llama Coyiimelapa, ubicada entre Solusuchiapa é Ixtapangajoya. Si se supone que el autor de la "Verdadera Historia de la Conquista" escribió equivocadamente este nombre, debiendo haber escrito Coyamelapa, ó que, si lo escribió de esta manera dicho autor, al copiarse del manuscrito se equivocó el nombre cam- biando una letra, entonces si podría, también, suponerse que los primitivos habitantes de Pichucalco ( Chiapas ) eran originarios de dicho Coyamelapa, y entonces Pichucalco no sería alteración de Pechucalco, y la significación que el Sr. Rovirosa da á la primera resultaría muy acertada (Pitzo- cal- co, "en la zahúrda de los puercos," áe pifzotl, puerco; cali, casa; y co, ter- minación toponímica ), puesto que Coyamelapa significa casi lo mismo ( Co- yamel-apan, "ribera de los puercos monteses," de coyametl, puerco mon- tes; y apan, ribera). Remesal cita á Cuyamelapa, de los tsoques, lo que da certeza á esta suposición. En cualquier caso, Pechucalco no es palabra de- rivada de Pichucalco. 187. — Peljá (laguna, en la Municipalidad de Tenosique). — 136 Makcos E. Becerra "Agua única." — "Pel-já" {de peí, único, singular; y já, agua). — Maya. 188. — Petenecté (nombre de una población antigua, ya ex- tiíignida, á la margen del río üsumaeinta). — "Isla del palo de tinte." — "Peten-ek-té" {áe peten, isla; eck, palo de tinte, cierta madera; y té, árbol). — Maya. Cortés cita esta población como ubicada amba de Zagoatezpan (Teno- sique). En el mapa de Melchor de Alfaro se ve abajo de Tenosiqíie, y en la lista de poblaciones correlativa, se cita antes dé esta población, amba de Üsumaeinta. Por Cogolludo, que escribió en el siglo siguiente al de la fecba del mapa, se viene en conocimiento de que Petenecté quedaba, real- mente, hacia an'iba de Tcnosique, pues dice el mencionado historiador q ue distaba veintidós leguas de üsumaeinta, y da á entender que Nohháa, si- tuado arriba de Tenosiniie, no quedaba lejos de Petenecté. El palo de tinte ó palo de Campeche ( hícmatoxylon campechiamim, Lin., Leguminosas ) es una planta propia de la región. 189. — PiCTUN (rancho, en la Municipalidad de Teno.sique). — "Mojón ó .señal de término." — '^'Pictun." — Maya. 190. — PlCHlJÁ (arroyo, afluente del río Chacamás Píx la Mu- nicipalidad de Montecristo). — "Arroyo de los tordos." — ' Pich-já" {depich, tordo; yjá, agua). — Maya. 191. — PlMBA (arroyo, cerca de Astapa, en la Municipalidad de Jalapa). — "Arroyo de moscas." — 'Pin-bac" {de pino, mosca; y lac, arroyo). — Tsoque. 192. — POANÁ (río, afluente del Puscatán, y vecindario, en la Municipalidad de Tacotalpaj. — "Río de los jolosines ó jonotes." — "Poa-ná" (de^oa, jolosín; y «áa, agua). — Tsoque. — (Véase "Jonuta"). 193. — PocviCUC (hacienda, en la Municipalidad de Montecris- Nombres GeogeXficos del Estado dk Tabasco. 137 to). — "Ardilla de color tostado." — "Poc-bi-cuc" {de poc, tostado, asado; hi, semejante, parecido; y cuc, ardilla). —Maya. 194. — Pochote (laguna, en la Municipalidad de Montecristo). — Aztequismo, derivado de pocJiotl, nombre de cierta planta. En Tabasco se llama pochote no á la ceiba ó ceibo ( eríodendron acci- déntale Tr. et Pl., Borabáceas) como sucede en otros puntos de nuestro país, sino á otra ¡llanta que, como ésta, produce cierto algodón; el co- chJospcrmun hihisGoides, H. et B., de la familia del achiote ó bija ( Bixineas). 195. — POLEVÁ (arroyo, afluente del río Usnm,^cinta, en la Municipalidad de Tenosique), — "Agua de macerar cor- tezas."— *'Poo-leb-á" (de ^00, lavar, purificar; leb, corte- za; y á, agua). — Maya. 196. — PoMONÁ (arroyo, afluente izquierdo del río Usumacin- ta, en la Municipalidad d j Tenosique). — ''Arroyo de es- puma espesa." — "Pom-mon-á" (de pom, espuma; mow, espeso; y á, agua). — Maya. 197. — PoPANE (población antigua, á la margen del Usumacin- ta). — "Lugar de peones de labranza." — "Poc-píin" (de poccM, terreno; y pan, escarbar, trabajar la tierra). Ma- ya (véase "Multé"). En el mapa de Melchor de Alfaro aparece esta población ubicada, con Istapa y Jonuta, abajo del jiunto de bifurcación del río Usumacinta en sus dos brazos, Usumacinta y Palizada, y en el teiTeno que abraza dicha bifur- cación, es decir, á la margen derecha del brazo Usumacinta y á la izqiiier- da del Palizada. Como por los relatos de Bernal Díaz y de Cortés, se sabe, con toda seguridad, que, por lo menos, Istapa estaba en 1524 á la margen izquierda del tronco fluvial que se bifurca, se comprende que, por esta par- Mem. Soo. Álzate. Móxico. T. 29. (1909-1910)— 18 138 Marcos E. Becerra te de la región taliasqueña, las ubicaciones del mapa de Melchor de Alfaro no fueron hechas concienzudamente. Creemos que Popane haya estado arriba de la bifurcación. Actualmente no se conoce ninguna población de Tabasco con este nom- bre, pero existe, á la margen del mismo Usvimacinta, y en la mismo situa- ción topogi-íáfica relativa que con otras poblaciones tenía Popane, el pueblo de Multé, cuyo nombre significa en lengua mejicana lo mismo que Popane 198. — POPOSÁ (hacienda, en la Municipalidad de Tacotalpa). — "Piedra blanca." — "Popo-tsá" {de popo, blanco; y tsá, piedra). — Tsoque (véase "Istatel"). 199. — PoTONCHÁN (nombre de la primitiva población indíge- na que después fué Santa María de la Victoria). — "Lu- gar qutHiiede, que huelo mal." — 'Poton-ohán" {de pofoni, heder, oler mal; y chan, terminación toponímica). — Me- jicano. El nombre Potonchán, de iina antigua población de Tabasco, se ha con- fundido, por todos los historiadores modernos y por muchos de los anti- guos, con el de Champotón, antigua y actual población de Campeche. Así, cada vez que, en los relatos históricos referentes al Descubrimiento ó á la Conquista de Nueva España, se encuenti-a la palabra Potonchán aplicada á Champotón, se ha pensado qiie se cometía un error sobre el concei)to sim- plemente prosódico ú ortográfico del nombre, y no sobre el concepto geo- gi'áfico; y, por el contrario, cuando se ha visto aplicado el mismo nombre á Tabasco, se ha creído que se cometía un error geogi'áfico. Examinemos la cuestión. Cuando Pernal Díaz dice Potonchán se refiere á Champotón. La lec- tiu'a de esté autor induce, empero, á pensar quo, en la época en que escii- bió su obra, las ideas de ambos nombres no estaban muy precisas en su memoria, pues no sólo llama indistintamente con uno ú otro nombre á la población campechana sino que, al hacer mención de' ésta en su relato de la expedición dé Cortés, la menciona como tocada después de haber pasa- do por Boca de Términos (hoy "Isla del Cai*men"). Esta confusión de Bernal Díaz no puede explicarse más que conside- rando que la diferencia de las ideas que entrafiaVjan las palabras Poton- chán y Champotón se había hecho vaga en la memoria del liistoriador, no Nombres Gkoqeaficos del Estado db Tabasco. 139 quedando más que el recuerdo del sonido, y que, habiendo leído, Bernal Díaz, en Gomara, que escribió antes que él, los nombres de Champotón y de Potonchán, como aplicables á Tabasco, quiso rectificar la parte de error que esta aseveración traía, y cayó él, á su vez, en otro error, aplicando am- bos nombres á Champotón. El error de Gomai'a indujo, pues, á Bernal Díaz al suyo, y el de aquel se explica porque, habiendo escrito su obra en Espa- ña, sin ser testigo y sólo por informes (aunque éstos le fueron comimica- dos por los mismos conquistadores), entre 1540 y 1552, confundió los dos nombres, de por sí ya muy semejantes. Fernández de Oviedo, que a\inque estuvo en América muchos años nunca vino á México, cae en el error de Gomara, mientras que nuestro erudito Orozco y Berra llama, como Bernal Díaz, Potón - Chán á Champotón. En resumen : todos ellos dan por cierto que hay dos nombres para tm solo lugar. "" El examen de otros documentos bastará, empero, para convencernos de que en esta cuestión hay un motivo más fundamental para equivocar- se, y es la existencia de dos lugares con dos nombres diferentes singular- mente parecidos. Esos documentos son: 1'.', el "Itinerario de la Armada de Juan de Grijalva," escrito por el clérigo Juan Díaz, capellán mayor de dicha Armada, publicado en toscano, en Venecia, en 1522, y reproducido por el Sr. García Icazbaiceta en su "Colección de Documentos para la His- toria de México" (tomo I); 2'.'. las "Relaciones de Tabasco," escritas en Ta- basco mismo en 1579, publicadas en lu obra "Colecc. de Documentos, Iné- ditos, relativos al Descubrimiento," ^ue mencionamos en el prólogo de este trabajo, y reproducidas en el "Archivo Histórico-Geográfico de Tabasco," allí mismo citado; 3?, una cédula de encomienda á Bernal Díaz, extendida por Hernán Cortés en 1522, y publicada por D. Justo Zaragoza entre las Adiciones y Aclaraciones que agregó á la "Historia de Guatemala" de Don Francisco de Fuentes y (iuzmán (Madrid. — 1882); y 49, un mapa, impreso según nos parece en el siglo XVII, que tiene en su poder, y que bondado- samente nos ha permitido examinar, nuestro respetable amigo el Profesor D. Francisco Rivas. En el primero se citan con toda claridad y distinción uno y otro lugar, habiendo tenido el Br. García Icazbalceta el acierto debido al restituir á su indudable estructura original los nombres algo variados que se consig- naron en el texto italiano {C hampontón, Canipontón y Champotón, para el uno, y Protonta, para el otro), de modo que aplica á cada población el nombre que le correspondía. En el segundo, escrito, como hemos indicado antes, por personas que vivían en Tabasco, se da repetidas veces el nombre de Potonchán á la po- blación indígena sobre cuyo asiento se había fundado más tarde Santa Ma- ría de la Victoria. . 140 Marcos E. Bkciirka. En el tercero, la cédula de Cortéi?, existe un pasaje, que ha reprodu- do en parte el afanoso bibliógrafo Lie. Genaro García en el piólogo de su ñdelísinia edición de Berual Díaz del Castillo, y que dice así: " de- posito en vos Berual Díaz, vecino de la villa del Spíritu Sancto, los seño- res é naturales de los pueblos de Tlapa é Potuchán, que son en la provin- cia de Ciraatán " Fáciles comprender, por lo qne lui'go veremos, que al poner Tlapa se quiso poner Tea{ia, pobl;H'iúu antigua y actual de Tabasco, y que esta equivocación provino de un error de lectura, ya sea éste del autor mismo de las Adiciones, al hacer en sus manusciitos la trans- cripción de la cédula de Cortés, ó ya, quizá, del e'ütor de la obra en que se dieron á luz. Una e pudo confundiise con un de; esto es palmario. Decimos que se trata de Teapa, porque el propio Bernal, en las pro- banzas de méritos que promovió en 1539 (Fuentes y Guzraán. — "Historia de Guatemala." — Adiciones y Aclaraciones), dice que "el pueblo de Tlapa tenía más de mil caídas," y esta asev(^ración coincide con «los pasajes de su "Historia \'erdadera de la Conquista." El primero, al referir la expacificailo, tenía perfecto derecho para S DEL ESTADO DE TABASCO. 141 Eu cuanto al significado del nombre, el que da el mismo Dr. Brinton nos parece acertado, pero no como perteneciente al maya, — pues los ele- mentos que él pretende hallar son muy forzados,- sino al mejicano, que los tiene apropiadísimos Nombres de lugar mejicanos, análogos á Poton- chán, son: Coathirhdn, Cuautinchán, Ayotinchán, en donde el elemento chan es siempre posfijo. En los nombres mayas es prefijo invariablemente: Cham- potón, Chanchén, Chaumbal, Chan-Miguel, Chan-Santacruz, etc. El prefijo maya significa cosa distinta que el posfijo mejicano. 200. — PuLiNTÉ (rancho, eu la Municipalidad de Montecristo). — "Polem-tó" {de polem, hinchado; y té, árbol, madera). — Maya. La estructura de esta palabra es análoga á la de los nombres mayas de varios plantas: rnunité, caaisté, pucté, chacté, chacauanté. Tal vez lo sea de alguna que no conozcamos. En Chiapas existe un lugar llamado Pu- lenté. 201. — PUSCATÁN (pueblo, eu la Municipalidad de Tacotalpa). — "Lugar de pushcaguas." — "PuishcHu-tlau" {de pushcaua, cierto modo de envoltorio ó paquete; y tlan, colectivo toponímico). — Mejicano. En los ''N mbres Geográficos de México" está reproducido el jeroglí- fico de una población de s ste nombre, sacado del Códice Mendocino, así como la restauración y la interpretación del nombre significado en el di- bujo, hechas por el br. Oi'ozco y Berra. Este profundo historiador opina que el jeroglífico repre.senta utia cabeza de adormidera y que su significado es el de 'lagar de moho" \,de pushcaukqui, mohoso, y tlan, en), pero el Se- ñor Peñafiel no está ue acuerdo con esto, y cree que el nombre tiene como elemento principal la palabra ;ios7icav<7íc«;(íoíZ¿, sinónimo, según el Dr. Her- nández, (le camotti (camote). Por nuesti'a parte, no nos parecen acertadas ni la api'eciación del jeroglífico ni la restauración é intei'pretación del nom- bre resultantes, propuestas por el Sr. Orozco y Berra, pero tampoco las del Sr. Peñafiel, y por eso nos atrevemos á proponer otras que difieren de ellas. Juzgamos, en primer lugar, que el jeroglífico no representa un fruto 142 Marcos E. Bkckbha. Bino una hoja. Basta observar cómo están representados estos dos órganos vegetales en todos los otros jeroglíficos del Códice pai a convencerse de esto. En segundo lugar (y en e&to seguimos el dictamen del Sr. Peñaflel), la adormidera, propiamente dicha, como planta exótica que es, no pudo haber sido tan común, cuando se escribió el Códice (años cercanos á la Conquis- ta), que .sirviera de .'«igno de la idea que se supone expresada en el jerogli- fico. Por último, la interpretación de "junto al moho" ó 'junto á lo mo- hoso" no podi ía considerarse fundada, en tanto que no pueda saberse á qué circunstancia topogrática siquiera probable aludía. En cuanto á la interpretación que propone el Sr. Peñañel, diremos que, si poshcauhcamotli fuera el principal elemento del nombre, la estruc- tura de é.ste sería Fushcauhcamotlán ó, poi- abreviación. Camodan, pero no Pushcautlán, porque no habría razón para abreviar la palabra á tal extremo que desaparecieran las letras que expresan la idea fundamental del nom- bre, Sobre todo, el jeroglífico lo confirmaría, cosa que no sucede, pues, si la figura no parece representar un fi'uto de adormidera, monos se asemeja á un camote. El jeroglífico del nombre Camollán, representando un carao- te, es típico, como puede verse en la copia que hemos sacado de la misma obra del Sr. Peñafiel y que reproducimos con este trabajo. Si este respetable autor, al hacer el examen del jeroglífico consabido, hubiera tenido en cuenta una idea que él mismo consigna en otr.i parte de su obi'a, habría podido acertar con el significado de la figura, dando, á la vez, la más perfecta comprobación á dicha idea y determinando con clari- dad un hecho importante de la giáfica mejicana. En efecto: al analizar el nombre de Ahuatzitziywo, en aquella parte de su libro, advierte que el elemento ukuatl (encino) se representa con dos signos combinados: a-huatl, de atl (agua) y huutl (hoja), tal como se ve en el jeroglífico de esta palabra. Conforme á eso, y á semejanza de lo que pasa con el signo del agua, el dibujo esquemático de la hoja viene á ser no ya un ideograma sino un fonograma, es decir, no una figura que nos recuer- de la cosa que represente en sí y únicamente, sino un sfgno que tiene por objeto hacernos recordar esa cosa para rememorar en seguida su nombre y después un determinado sonido que exista en éste. Podría, por consi- guiente, agregarse el fonograma de uatl á los otros, ya bastante numero- sos, que tuvo la escritura mejicana, con la nbiable circunstancia de que este diptongo marca un paso entre los fonogramas silábicos {tlan, pan, cuau) y los alfabéticos {atl, etl, otl). Esta idea se confirma con el examen de otros tres jeroglíficos del Códice Mendociuo: Ahuatepec, Capulhuac, Cua- huacán. En todos ellos para encontrar uno de los elementos del nombre {ua) se hace ineludible considerar que él está representado por el siguo de Nombres GkoqhAficos dkl Estado de Tabasco. 143 la hoja, pues, de lo contrario, no sería 1 isible encontrarlo, ni se sabría aplicar una significación racional á ese detalle del dibujo. Ahora bien: aunque en mejicano la idea de hoja se expresa con la pa- labra izuatl, un análisis detenido de es s y de algunas otras palabras nos lle- va á comprender que, en realidad, la raíz lingüística de ellas es uatl: izuatl (hoja de maíz vei'dej, m/aMrtatz ó pats, y paz ó pas {Tapashco, Tapachco, Tapatsco, Tuy/aaco); pero también puede originarse de alguna de estas otras: uash, uach, iiatz, ó uats, y uaz ó uas ( lauashco, Tauachco, Tauatsco, Tauasco). Nosotros hemos opinado que venga de uask, según se ve en el artículo arriba. En efecto: leyendo á Bernal Díaz es frecuente encontrar la palabra Tubasco, así con be, pero otras veces se encuentra con ve: Tarasco. En las "Relaciones" se encuentra indistintamente con 6c, Tabasco, cotí ve, Tavasco, y con u, Tauasco. Esta misma imprecisión ortográfica se nota en otras pala- bras puramente castellanas; así, se ve escrito, indiferentemente, estaba, esta- va ó estaua. Tabas o, pues, viene, por luia senda perfectamente lógica, de Tlauashcol. Loconíirmí su significado, que coincide, en el fondo, con la interpretación que Bernal Díaz, atiúbuye á t;d palabr.i, y con la respuesta dada por los t.ibasí^ueños á Grijiüva (cuando éste les proponía la sujeción al Key de España) de que no necesitaban nuevo señor, puesto que ya lo tenían. En resumen: lift.xistencia de sílabas características del mejicano en la palabra Tabasco: el encontrarse ésta en otra colonia de mejicanos tan dis- tante, como estaba Zacatecas; el estar escrito Tauasco en alguna obra; el existir aán, actualmente, en otras regiones de nuestro país nombres meji- canos con la terminación uasco; la relación entre el significado que hemos propuesto, el que Bernal Díaz consigna y el pasaje á que hemos aludido; todo ello, en fin, concurro á darnos la convicción clara de que el nombre Tabasco es de origen mejicano, que la restauración que hemos propuesto es acertada, y que, como lo hemos dicho al principio de este trabajo, Tabasco estuvo bajo el dominio de los mejicanos. Por lo demás, y en cuanto á que la palabra Tabasco fuera el nombre NOMBBES GEOGHÁFICOa DEL ESTADO DK TABASCO. 149 del cacique, como dice Bernal Díaz, debemos tener en ciienta que éste es- cribió su obra miicbos años desj^ués de los acontecimientos y estando en Guatemala. Se com])rende que, al querer recordar algunas circunstancias ó detalles secundarios de esos acontecimientos, su memoria no se los haya siuninistrado con entera fidelidad. De tal clase de detalles es el de la signi- ficación del nombre de Tabasco, y es segiu'o que, al consignarlo, aquel ve- rídico historiador, recordó solamente la idea general y fundamental de él, que es la de dominación ó señorío, y la expresó en su obra dándole la for- ma concreta que le pareció más en consonancia con esa idea. Pero, aim de- sechada esa suposición, y dando por probable el que, cuando escribió su "Historia, "Bernal Díaz hubiera recordado conpx'ecisión la idea asentada por él, es necesario advertir que la fuente que le sirvió, al tiempo de los suce sos, para obtener tal notitia no pudo ser muy exacta. En efecto: ¿cómo pu- do él obtener la noticia entonces si no fué por medio de intérpretes que so- lo sabían el maya? Es probable, pues, que, al valerse de Melchorejo ó de Julián, éstos, que no entendieron exactamente el significado de la palabra mejicana Tahasco ó Tauaskco, la intepretaran por el nombre del que man- daba. *223. — Tabasquillo (antigua población, ya extinguida, y lagu- na y arroyo, en la Municipalidad de Frontera), — Dimi- nutivo castellano de ''Tabasco" (véase). 224. — Tacotalpa (villa, cabecera de la Municipalidad de su nombre). — 'Tierra do breñas." — ''Tlaco-tlal-pan" (de/Za- cotl, breña; tlali, tierra; y pan, terminación toponímica). — Mejicano. 225. — Tacuta (laguna, en la Municipalidad de Nacajuea). — "Breñal." — ''Tlaco-tla"'(de tlacotl, breña; y tía, sutíjo co- lectivo).— Mfjicauo. •226. — Tacutilla (hacienda, en la Municipalidad de Nacaju- ea).— Diminutivo castellano de Tacuta (véase). 227. — Tamacaztepeque (nombre antiguo de Tepetitán, pue- 150 Mabcos E. Becbbba. blo, en la Municipalidad de Maonspana). — "Cerro de los ministros ó servidores del t'-niplo." — "Tlamacas-tepe- c" (de tlamacasque, ministro ó servidor del templo; tepetl, cerro; y c, terminación toponímica). — Mejicano. Hernán Cortés, hablando de esta población, dice: " Tepetitán ó Tamacaz tapeque, como se llama por otro nombre " 228. — Tamulté (pueblo, en la Municipalidad del Centro, y pueblo y laguna, en la de Frontera). — ''Lugar de peones de labranza." — ''Tlamol-te-c" (de tlamóleiia, ablandar, amollentar la tierra; tecali, sufijo gentilicio; y c, termina- ción toponímica). — Mejicano. Las dos poblaciones actuales, Tamulté de la Barranca (del Centro) y Tamulté de la ¡Sabana íde Frontei-a) ya existían en 1579. Esta última apa- i'ece en el Mapa de Melchor de Alfaro con la palabra Tamultecal, en que, como se ve, entra la terminación gentilicia que hemos considerado. 229. — TancOCHAPA (río, afluente del Tonalá, en la Municipa- lidad de Huimanguillo). — "Ribera de las dentaduras." — "Tlancoch-apan" (de tluncocJitU, dientes molares; y apan, sobre el agua). — Mejicano. 230. — Tangobac (arroyo, afluente del río Oxolotán, en la Mu- nicipalidad de Tacotal pa). — "Arroyo de los caracoles." — "Tanco-bac" (de tanco, cierto caracol; y bac, arroyo). — Tsoque. *231. — TapaCHULA (rancho, en la Municipalidad de Comalcal- co). — "Lugar que se riega ó aniega." — "Tlapaoho-lan" (de tlaapiichoU, anegado, regado; y lan, colectivo toponí- mico).— Mejicano. NOMBBB8 GKOQHAFICOS DBL ESTADO DK TaBASOO. 151 232. — Tapijulapa (pueblo, en la Municipalidad de Taootalpa). "Ribera de majar ó despedazar cántaros de algo". — "Tla- pil-sholo-apan" (de tía, prefijo sustantivo indefinido, al- go; apiloli, cántaro; sholouya, majar con mano de morte- ro; y apan, sobre el agua). — Mejicano. Para conocer la significación probable del nombre Tapijulapa, nqs ha servido de clave segura el hecho de que la población que lo lleva es de ori- gen tsoque, y el conocimiento de que todas esas poblaciones, aunque tie- nen un nombre en mejicano, llevan otro, de igual significación, en la len- gua de sus primitivos habitantes. Tapijulapa lleva el nombre tsoque de "Majcuibac," palabra que quiere decir "agua ó río del cántaro." Esta cir- cunstancia, que el autor de los "Nombres ü-eográficos de Tabasco" apro- vechó para acertar con alguna otra restaiiración ó intei-pretación, nos in clinó á desechar la que en dicha obra propone el expresado autor para la palabra de este artículo. La considera una alteración de Tlapihuilapan, significando "río que se acrecienta ó se crece," de los elementos tlapihuilo, acrecentarse, y apan, río {!); pero, si realmente el elem"ento tlapihuilo fue- ra originario, la palabra no se habría convertido en Tapijulapa sino en Tapi- güilapa, porque la afinidad del diptongo ui es hacia la ge y no hacia ía jota (véase "Aguacate"), como vemos que sucede en güisache, agüegüete, agili- zóte, que provienen de uishachin, aueuetl, auisotl. En cuanto al significado, y á la parte lógica de éste, creemos que el investigarlo pueda dar gran luz sobre el origen de los bailes y juegos lla- mados de piñata (pignatta, olla, en italiano) que probablemente sean origi- narios de América. Siendo esto así, como nos parece, á ello podrían refe- rirse los nombres Tapijulapa y Tapijuluya. Los indígenas del Departamento de Siinojovel (Chiapas), que hablan un dialecto del maya, llaman á Tapijulajta con el nombre de "Kibalucum," que tiene por elementos las raíces mayas kibal, cántaro, y ukurn, río 233.— Tapijuluya (arroyo, en la Municipalidad del Centro). — "En donde se majan ó despedazan cántaros de algo." — -''Tla-pil-sbolo-yan" (de tía, prefijo sustantivo indefi- nido; apiloli, cántaro; sholouya, majar con mano de morte- ro; Y yan, terminación verbal toponímica).— Mejicano. 152 Marcos E. Becebka. 234. — Tapocingo (pueblo, en la Municipalidad de Nacajuca). "Zapotlán el chico, ó Zapotlancito." — *'Tsapo-tsinco" (de Tsapotlán, cierta [)oblación; y tsinco, terminación di- minutiva toponímica). — Mejicano. 235. — Tasiste (hacienda, i n la Municipalidad de Macuspana, y arroyo, en la del Centro). — Aztequismo, nombre de - cierta planta {chamaedorca .'¡p? Palmeras). — '"Tlashichtli." — Mejicano? Tlashichtli, según Molina, es "pasador (?) que se tira con ballesta." El historiador Gomara dice: '' hay palmas de ocho á diez maneras; Hacen los indios lanzas y flechas de palmas, por ser tan recias que sin hen- der, ni remachar, ni les poner pedernal, entran mucho." 236. — Tatahü:TALPAN (nombre de una población antigua, á la margen del río Usuinacinta). — "Llanura quemada." — "Tlatla-uei-tlal-pan" (de tlaflac, quemado; uei, grande; . tliili, tierra; j pan, tern)inacióu toponímica). — Mejicano. La carta de Cortés á Carlos V. , referente á la expedición á Hibueras, menciona una poVjlación á la margen izquierda del Usumacinta, cinco le- guas arriba del antiguo Istapan. Esa población llevaba el nombre de Ta- taliuitalpan. nombre que no consigna Bernul en su "Historia" y que tam- poco figura posteriormente en las "Relaciones." Como el significado de la palabra mejicana motivo de esta nota tiene analogía con el de la palabra maya Balancán, y ambos nombres se relacionan con el relato de Cortés, re- ferente á la primera de éstas, y como, por otra parte, Balancán no aparece todavía en 1579 en las "Kelacioues," es de suponerse que esta última po- blación haya sido fundada posteriormente con los restos de la antigua Ta- tahuitalpan, ó Tlatlaueitlalpnn. Actualmente Balancán está ubicado en la margen derecha del Usumacinta, pero se comprende (jue no ha de liaber estado siempre allí, pues en la izqixierda, arriba de Montecristo y de la con- fluencia de los ríos Chacamás y Usumacinta, se ve 4in arroyo ]|h,mado de "Balancán Viejo." Los habitantes de Tatalmitalpan (jueraaron la población y huyeron hacia la otra parte del río, según el relato do Cortés. 237. — Taxagual (nombre de un pueblo, ya extinguido, y de Nombres Geográficos del Estado de Tabasco. 153 ciertas la^uras, próximos á la costa). — "El desgranade- ro" — "Tlashaenalololoyan" (de tlasliaciinhloloyan, lugar donde desgranan semillas). — Mf jicano. 238. — Taxco (arroyo, en la Municipalidad de Nacajuca). — "Lugar del juego de la pelota." — **Tlach-co" (de tlachtU, juego de la pelota; y co, terminación toiionímiea). — Me- jicano. 239. — Teapa (ciudad, cabecera de la Municipalidad de su nom- bre).— "Ribera de las piedras."— "Te-apan" (de tetl, pie- dra; y apan, sobre el agua). — Mejicano. Esta población, qae, con Tecomajiaca, fué dada en encomienda á Ber- nal Díaz, tenía más de mil casas en tiempos de la Conquista, según el di- cho del propio Bernal. Los habitantes primitivos eran tso(]ues, de índole levantisca. Bernal Díaz refiere qiie, cuando regi'esaban á Coatzacoalcos él y los demás españo- les que fueron á la conquista de Chamula bajo las órdenes de Luis Marín, lof de Teapa y Tecomajiaca los recibieron en son de guerra, á pesar de qxie eran gente ya sometida. Trabaron combate- con los indios y, vencidos és- tos, uno de los consejeros del capitán propuso que se mareara con hierro como á los esclavos á los prisioneros. Opúsose cristiana y noblemente Ber- nal Díaz, y á causa de eso tuvo un serio altercado con el otro español, lle- gando por poco á las armas entre sí. El capitán Marín atendió á las razones de Bernal Díaz, y con ello tenninó el disgusto. Tal hecho, si es una jn'ue- ba de las violencias cometidas por los conquistadores hispanos, nos hace ver que no puede medirse con un solo patrón la talla de aqiiellos. Siendo el autor de este trabajo originario de Teapa, aprovecha la oca- sión para lamentar que en Teapa no exista vm lugar, calle, jardín ó sitio piiblico, que Ueve el nombre de aquel vahente soldado é historiador. 240. — Tecolpá (rancho, en la Municipalidad de Montecristo). — "Dondpi milpean en mancomún." — "Te-col-pac" (de ie, lugar; col, milpear, sembrar milpa; y pac, juntamente, en tropa), — Maya. Mem. Soo. Al«ate. México. T. 29. a90í>-tráctica indispensable de cortar la punta de la conchapara poder sacaidopor succión al comerlo, ó, bien, de cliot, "tor- 158 Mabcos E, Becebba. cer, como hacen á la ropa para exprimirla," por la forma típica de estos mo- luscos, En Veracruz y en Tamaulipas se conoce bajo el nombre chote el fruto llamado en otras partes cuajilote (parmentiera edulis, D. C, Bignoniáceas). Probablemente sea, también, de origen maya esta palabra, y su significado aluda á la forma de estrías retorcidas que afecta la superficie del fruto indi- cado. 259. — YasTUNIJÁ (arroyo, afluente del río üsumaeinta, en la Mnnicipalia"). Por último. Cor- tés en su carta á Carlos V. dice que desde la población de Zaguatlán en que estuvo se divisaba una sierra como ó diez Icf/uns de allí, junto á las cuales quedaba la principal población de Chilapa, que era la región á donde se di- rigían. Tal circunstancia geográfica resulta fácil de identificar desde Jala- pa, Jaguacapa ó Astapa, ó desde algún punto próximo á estas poblaciones, pero es imposible hacerlo desde Cunduacán ó algún punto cercano á esta otra población. Cortés dice que la población en que él estuvo estaba dividida por un río, co.sa que coiTobora Bernal Díaz, y que el barrio más chico. (|ue fué el único que conoció, por no haber podido cruzar á los que quedaban del otro lado, tenía más de doscientas casas. Según las "Relaciones," los tres Za- guatanes estaban "juntos el uno del otro," de lo cual se infiere que lo que Cortés juzgó un banño era en realidad mía la palabra tzan como equivaleiite de gusano. Nuestra opinión es NoMBUEíí Gkosháficos del Estado dk Tabasco. 165 también esta última, pues la palabra poatsán, que se aplica como nombre á cierta larva de mariposa, quiere decir "gusano del jolosín ó jonote" (véase "Jonuta"), de los elementos tsoques poa, "jolosín ó jonote," y tsan, gusano. 284. — TUTUNIJÁ (arroyo, afluente izquierdo del Polevá, en la Municipalidad de Tenosique). — "Piedra en el agua." — "Tu-tunich-já" (de tu, en; tunibh, piedra; y ja, agua). — Maya # 285. — Zendales (río, afluente del Pedregal, en la Municipali- dad de Tenosique). — Plural castellano, del mayismo zen- dal, en maya tsental, gentilicio aplicado á ciertas gentes de filiación maya, y que significa ''apaciguado" (de tsem, apaciguar, calmar, y tal, posfijo de participio pasivo). Nombres mejicanos, origiiiales ó ligeramente variados . 143 Nombres castellanos, derivaan- do. Primero el invierno. En este tiempo encontramos estable- cido el verdadero imperio de los centros americanos: la pre- sión por lo mismo es en este tiempo notablemente oscilatoria por no decir irregular: es entonces cuando se acumulan á ori- llas de nuestro territorio el mayor número de tales centros y también cuando más cerca de nosotros e^tán. En consecuen- cia, el tiempo del invierno debe ser de variantes térmicas no- tables, los grandes fríos que observemos estarán acumulados al rededor de los días en que estos centros son más intensos ó más próximos. Para esto ho tomado en todos los cinco in- viernos estudiados las temperaturas menores de cinco grados que aquí son las de los grandes fríos, y tomando una línea de las horizontales de mi cuadrícula la hago servir de línea de partida, entonces llevando para arriba las temperaturas mayo- res y para abajo las menores de cinco grados, señalo con lí- neas proporcionales en milímetros á los grados de frío, como puede simplemente notarse con solo ver mis gráficos. El invierno de 1904 fué apenas sen.'-ible, tocó los límites de lo insignificante: la presión á su vez no bajó ni siquiera á un milímetro: nada de lluvias invernales, tan solo se observa- ron las clásicas formaciones de blanquísitnos Ci. en forma de plumas rizadas con su tradicional dirección del W. ó en sus alrededores: Es también tradicional en ellas la evolución de SÍNRESIS TKOEICA DK NUESTROS PRINCIPALES METEOROS. 185 estas nubes desde los Ci., hasta los Cu. Ni, como en otras ve- ces lo he prabado hasta la evidencia y lo he repetido hasta el cansancio. En el año de 1905 ya tiene algnnos descensos de la temperatura abajo de cinco parados y de la presión á un milí- metro, se observan lig:eras lloviznas, y es más profunda y más marcada la oscilación barométrica. Hay que.Upgar al invierno de 1906 para conocer hasta donde puede llegar la acción perturbadora de los centros tan- ' tas veces mencionados: en este año estuvo en su apogeo esta acción. Ya desde diciembre de 1905 notamos en la última decena una fuerte mínima de la presión c(»n lluvia muy nota- ble y un período de frío considerable: dos centros están allí para monumento. ¡Yque enero tan inmortal como el de 1906! Abrase mi opúsculo de los "Estudios" y lo tendremos allí es- tudiado pormenorizadamente. Para no repetir señalemos tan solo á la pasada el profundo descenso de la temperatura y de la presión en la última decena, con el clásico temporal de in vierno estudiado allí en las tres formas que he dado para este fenómeno á saber el frío pi*eparativo que he llamado de causa, el ascenso de la presión con sus correspondientes vientos del N. E. y la segunda mínima con la lluvia y por fin el frió de efecto que lo cierra. Las lluvias invernales llegan también á su apogeo. El invierno de 1907 es una repetición del anterior por una ley que no parece extraña á la irrpgularidad de la atmósfera. Hay el frío y la lluvia en fines de diciembre y los apretados temporales en enero, uno de les cuales me sirvió para la de- mostración fotográfica de lo que dije el año anterior; como la presión en el año siguiente de 1908 no tiene los descensos con- siderables de los años anteriores, el invierno de este es una repetición del primero de 1904 No dejaremos de advertir que los intensos inviernos de 05, 06 sobre todo y 07 descendiendo, corresponden al máximo de manchas solares en el período un- decenal porque atravesamos. Mem. Soo. Álzate. México T. 20. (1900-1910)— 24 18Q Seveeo Díaz. No estudiaremos el tiempo de aguas por que quiero ser breve en estas demostraciones y porque necesito otros datos á más de los que he transcrito en este gráfico; pero no desper- diciaremos esta ocasión para apuntar desde luego el hecho de que en este tiempo se debilitan notablemente los centros ame- ricanos, hecho que se explica fácilmente por la aproximación del sol que en su camino anual pasa en este tiempo á nuestro hemisferio, retirando más al norte el ordinario camino que es- tos centros acostumbran recorrer en el invierno que es cuando están más cerca de nosotros; sin embargo no faltan: este hecho es fundamental en mi teoría del tiempo de a^uas que expon- dré á esta Sociedad próximamente La presión á la vez es menos oscilatoria y casi de la altura media que en todo lo res- tante del año. Por último, dije en mis " Estudios" que cuando en el tiem- po de' aguas se agota el material de vapor que los calores acu- mularon en nuestra atmósfera, sobrevenían lo que llamábamos calmas de agosto, muy conocida por estos rumbos con el nom- bre de caniciila, tiempo en que se exacerba el calor y se re- sienten mucho las cosechas, si es de consideración; entonces para suplir lo que falta á nuestros campos entran en nuestra atmósfera los ciclones del Atlántico y del Pacifico que dan un buen contingente de lluvias menudas en septiembre y octu- bre llamadas lluvias de !á Miguel ó cordonazo de S. Francisco. En septiembre de 1904 tenemos un ciclón del Pácilico, que apenas está apuntado por lo poco estudiado quo nuestra me- teorología tiene á esa región. A fines de se[)tiembre de 1905 tenemos un ciclón del Atlántico, de menor efecto y anotado con la cifra 8 que pertenece, así, como la 9, al Golfo. En dos de octubre de 1906 sopló en estas regiones formidable el cor- donazo, una de las más grandes lluvias se nota entonces y en algunas regiones de la costa hubo verdaderos desastres: en Zapotliu se recogieron aves marinas» 1907 y 1908 no presen- tan cioloues notables, pero me constan que han existido y se SÍNTESIS TKOBICA DK NUESTROS PRINCIPALES METEOROS. ] 87 puede de ello dar un indicio porque las mínimas de esos tiem- pos en la presión no tfeneu todas su correspondiente centro que las explique, tíl ciclón que acaba de destruir casi á Mon- terrey es una triste confirmación délo que llevamos apuntado.- Respecto del calor dijimos que era muy natural en estas reglones del trópico; pero en cnanto á los exacerbamientos de él, coincidían con las altas presiones. Lo probaremos. En 1904 basta la simple vista, pues arriba de los centros de alta pre- sión anotados para los meses de calor, se ven eu pequeñas lí- neas verticales los grados en que el termómetro superó la tem- peratura de 30 que es la que regulariza entre nosotros las má- ximas de calor. En 1905 no tenemos centros de alta presión: el calor no se matiza, sube y sube siempre en plena evolu- ción: es su tiempo. Estúdiense los años siguientes y se tendrá de esto las mismas df^niostraciones. El hecho más importan- te que del estudio del calor se desprende -es que puede muy bien servir para anunciar la temporada de aguas definitivas ó sean las primeras tormentas, pues se notará que precisamen- te llegan cuando el calor culmina en su curva. De estos hechos se deduce inmediatamente la verdadera teoría de nuestros meteoros. Los centros de acción de la at- mósfera, como ordinariamente se llaman á los centros de alta y baja presión, tienen ya establecido su merecido puesto en las ideas generales de los meteoros del mundo entero, y nosotros no podíamos salimos del campo de estas conquistas sino que por el contrario juzgamos que' nuestro único deber es hacer simplemente la aplicación de ellas á los nuestros. Se sabe que la teoría termodinámica de los dichos centros gana cada día más terreno: al centro de baja concurre el aire y se comprime allí en su centro: y del centro de alta sale aire que por su su- cesiva expansión se enfria; luego los grandes fríos no pueden ser indiferentes á los grandes contrastes de la presión entré nosotros. Por otra parte la mezcla de aires de distintas con' diciones físicas siempre ha sido considerada como generadora 188 * Sbveeo Díaz. de nubes y de lluvia. Por consiguiente, cuando en invierno, en el que siempre tenemos centros sucesivos en nuestro terri- torio, esa mezcla debe ser muy importante, y tanto más cuan- to que algunas veces se nos aproximan mucho y son ellos de una más intensa acción: los temporales de invierno reciben asi la más completa explicación que debe en mi concepto cerrar con esto toda discusión. Ad\ifirtiremos por fin que, según lo últimamente descubierto, son los centros de alta los que arras- tran en su paso á los de baja, lo que hace necesariamente de- pendientes las bajas temperaturas de los abatimientos de la presión entre nosotros, lo que está plenamente confirmado por la observación. Que los grandes calores de nuestro prematuro estío coin- cidan con las altas presiones no puede ser obstáculo á la ante- terior teoría, pues además de que en ese tiempo no es notable el influjo de dichos centros á causa de que entences es cuando se van retirando de nosotros, debe necesariamente preponderar la acción local que está en plena posesión de su imperio y al apretarse el aire bajo la acción de la alta presión es evidente que la radiación no se ejerce y el calor que llega, todo se em- plea en hacernos más insoportable la ya candente atmósfera que disfrutamos. Pasamos por alto como lo hemos dicho el tiempo de aguas para establecer con datos más completos su verdadera teoría; igualmente omitimos otros detalles de los fenómenos apunta- dos por que de no haberlo hecho así, hubiéramos entrado en el campo más detallado de la climatología local y no en el de la teoría pura y gt^neral, aplicable á otras lecalidades de nues- tro territorio, ó mejor á todo él. Este trabajo climatológico lo estoy completando y en los diferentes pasos que hasta el pre- sente he dado, no he encontrado un hecho solo que contradi- ga en lo más mínimo la teoría general que acabo de exponer: estos dos trabajos se complementan recíprocamente y espero « SlNTBSIS TEÓRICA DK NUESTROS PRINCIPALES METEOROS. 189 que de ellos como punto de partida se desprenda una serie de trabajos entre nuestros colegas de la República para dejar perfectamente conocidas las leyes que rigen á nuestros meteo- ros y deducir al fin la ley de sucesión, que será el ideal supre- mo á que aspirar debemos los que tenemos á nuestro cargo seguir las hermo-as cuanto interesantes manifestaciones de nuestro esplendoroso cielo. Guadalajara, septiembre 3 de 1908. ^ ♦•* SocrÉTÉ SciENTiFiyoE "Antonio Alzatk." MÉMoraES, T. 29. 191 PANTEONES DE MÉXICO í SEPULCROS DISPERSOS. Extracto del prólogo de una obra que llevará el titulo anterior, POR JESÚS GALINDO Y VILLA, M. S. A. Antiguo Profesor en el Museo Nacional de México, etc. Leído en la sesión solemne que, bajo la presidencia del señor General D. Porfirio Díaz, Presidente de la República, celebró el día 4 de Octubre de 1909, la Sociedad Científica "Antonio Álzate," al cumplir el vigésimoquinto año de su fundación. Recogemos con amor y veneramos casi como cosas san- tas, los objetos de uso personal de los seres amados que pasa- ron por el mundo imprimiendo en nuestras almas su huella de luz; coleccionamos con respeto en los escaparates de los Mu- scos históricos las prendas que llevaron en vida guerreros in- victos, escritores excelsos, ciudadanos beneméritos, á manera de reliquias, á cuya sola vista se despierta el recuerdo de pa- sadas grandezas, y reviven el amor y la admiración por quie- nes emergen del nivel sobre el cual no pueden asomar ni to- dos los hombres, ni todas las inteligencias, ni, por desgracia, la mayoiía de los humanos esfuerzos. En la imaginación del viajero que alcanza á contemplar, enmudecido en Aquisgram. el austero trono de los yi^^jos em- peradores germanos, surge, como por extraño sortilegio, la poderosa efijie de Carlo-Magno; como ante los desgarrados 192 J. Galindo t Villa. estandartes de los Inválidos aparece á la mirada extraviada y delirante el rudo batallar de lena, de Austerlitz, de Friedland y de Wagram; más intenso aún ante la tumba del guerrero cuyo sol se ocultó bajo el horizonte de Waterloo. Conservo frescos en mi memoria (y de esto hace ya dieci- seis años largos), mis hondas impresiones y el mundo de re- cuerdos agolpado á nú mente, á la vista, en un Museo de Ma- drid, de la levita ensangrentada que llevaba el General Prim al ser herido de muerte por las balas homicidas, en el rápido drama de la calle del Turco; pero mayor fué mi emoción cuan- do, tan lejos de la Patria ausente, palpé en el propio Museo un retrato de Morelos y otras piezas del inmortal héroe de Cuantía. * * Y, si tal nos acontece ante semejantes objetos, ¿cómo no avivarla llama de nuestros sentimientos al encontrarnos jun- to á los sepulcros mismos que contienen los míseros despojos de nuestros héroes homéricos; de nuestras patrias glorias, 6 de personalidades más ó m.enos notables en nuestros anales? La Historia cuyos juicios emanan de las fuentes de la Verdad y que para nadie tiene distinciones, recoge todos los hechos de los hombres públicos, y con el resumen de la vida de cada uno de ellos forma la trama de sus narraciones. La política, el arte, la ciencia, las letras, llenan períodos intensos con ilus- tres nombres; y siempre señalan una época ó un siglo los in- mortales de Alejandro, de Miguel Ángel, de Kepler ó de Ali- ghieri. Por eso estas páginas que ofreceré á la publicidad, no son el resultado de la simple curiosidad ó del mal gusto — si se quiere, — d^e vagar por entre las tumbas solitarias y al través de las tristes y silenciosas necrópolis. ¡No! Sus fines son más altos y más nobles; ya que para unos, el olvido — según se ha Panteones de México y sepolcbos dispersos. 1^3 dicho en corriente frase, — empieza al borde de la fosa, y para otros, que son los menos y los elegidos, les cobija desde ese instante el ángel luminoso de Ig, Gloria. * # Cuando con patriótico empeño decidió nuestro Gobierno — como ha hecho la nación francesa bajo las bóvedas de San- ta Genoveva, — ofrecer sagrado asilo á todos los despojos de nuestros hombres insignes, mandando construir el Cenotafio en la antigua huerta de San Hipólito y proyectar la vía públi- ca al través del Panteón de San Fernando, no vaciló en tra- bajar durante un año entero, arrebatando no pocas horas al natural descanso y aprovechando la mayor parte de los días festivos, para acumular, afanoso, datos acerca de los persona- jes allí inhumados; y me cupo al fin la satisfacción de que esa modesta, pero ingrata labor, se diera á la estampa con toda li- beralidad en las prensas del Museo Nacional. Por ser de "calidad," es notabilísimo el Panteón de San Fernando, no sin razón llamado de los "Hombres Ilustres." Allí hay nada menos que seis Presidentes de la República, que evocan otras tantas épocas de nuestros anales: Guerrero, Lomb.ardini, Carrera, Herrera, Comonfort y Juárez. Numero- sos políticos de la talla de don Luis de la Rosa, de Lafragua y don Manuel Ruiz; Generales como Parrodi, Zaragoza y Lean- dro Valle, al lado de don Tomás Mejía; periodistas inolvida- bles como Zarco; historiadores como Zerecero y Don Carlos María de Bustamante; artistas como Joaquín Ramírez. Concluida la tarea relativa á San Fernando, y al recorrer innumerables veces los corredores de ese cementerio ó discu- rrir entre las huesas, muchas veces iluminadas por la lívida luz de la luna ó por la linterna del celoso guardián de aquella habitación de la Muerte, tomó forma en mí la idea de hacer un estudio especial de los demás panteones del Distrito Fede- Mem. Soe. Álzate. México. T 29. (1909-1910).— 25 194 J. Galindo y Villa. ral, y así lo he ido llevando á cabo, también á ratos perdidos, en los panteones de Dolores, del Tepeyac, Francés, Español y algunos otros. Un brevísimo resumen dará á conocer la importancia de estas fúnebres excursiones. Descuellan en el cementerio de Dolores, tres lotes princi- pales: el llamado "Rotonda de los Hombres Ilustres," el del Colegio Militar y el de los ''Defensores de 1836 á 1847;" hay además otro grupo de sepulcros aislados. En la Rotonda están cuatro Presidentes de la República, y uno que lo fué interino: Arista, Peña y Peña, Lerdo de Te- jada, Méndez J. N., y González. Dos héroes de la Independen- cia: Quintana Roo y Leona Vicario. Once militares que figu- ran, respectivamente, en diversa escala, en la Historia Patria: Letechipía, Corella, Miñón, Calixto Bravo, González Ortega, Pacheco, Ceballos, Donato Guerra, Rocha, Berriozábal y Es- cobedo (los menciono en el orden en que fueron sepultados). Doce letrados ú hombres públicos: Miguel Ruelas, Basilio Pé- rez Gallardo, Pedro Ogazón, que también fué militar; EÜííÍo Ancona, Juan José de la Garza, VallMrta, Espinosa de los Monteros, Melchor Ocampo, José María Mata, Ponciano Arria- ga, Manuel Azpíroz; un hombre de ciencia: el Doctor don Fran- cisco Montes de Oca. Un político, más popular por su musa y por su oratoria parlamentaria: Guillermo Prieto. Cansada sería la enumeración de los que yacen en el lote del Colegio Militar y entre los defensores del 47: el General Miguel María Echagaray, Lorenzo Pérez Castro, Eleuterio Méndez, y Cortés y Filas, figuran en el ptimero: Ciríaco Váz- quez, Miguel Andrade, Miguel Negrete, José Justo Alvarez, figuran tu el segundo. Pero no menos interesante es el grupo de sepulcros aisla- dos, en el mismo Panteón de Dolores. Las biografías de quie- nes voy á citar ocu|»arán un apretado volumen que fstoy pre- parando: Leopoldo Río de la Loza, Luis Hidalgo Carpjo, Ga- Panteones dk México y sepulcbos dispebsos. 195 bino Barreda, Manuel Acuña, Miguel Auza, Aureliano Rive- ra, José Simeón Arteaga, Matías Romero, Jo^é María Vigil y y otros varios. En gran manera es fatigoso el trabajo biográBc'o-necro- lógico queá la investigación presenta el Panteón del Tepeyac. Miguel María Azcárate, los hermanos Agea, Rafael Ángel de la Peña, aquel '"Peñita' maestro de numerosas generaciones; Manuel María Contreras, Alfredo Chavero, Emilio Donde, Ma- nuel GargoUo y Parra, Vicente García Torres, (padre), Luis Gutiérrez Otero, Lorenzo de la Hidalga, don Antonio López de Santa- Anna (cuyos restos cubren un modestísimo monumen- to), Rafael Lucio, Manuel Orozco y Berra, Anselmo de la Por- tilla, Protasio Tagle, el General Regules, José Sebastián Se- gura, Félix Zuloaga, Gumesindo Mendoza, allí se encuentran, como se encuentran también en aquel cristiano recinto, el cé- lebre Coronel Miguel López y el General guatemalteco don Manuel Lisandro Barillas, cobardemente asesinado. « * * Por de pronto, no me es fácil indicar nada acerca de los demás panteones, porque una vez concluida toda la parte bio- gráfica ya señalada, entraré de lleno al estudio de los hombres notables que descansan en los demás cementerios del Distrito Federal. Pero no solamente en éstos los hay eminentes. En nues- tra propia ciudad de México, casi junto á nosotros, los encon- tramos. ¿Eu dónde? En los templos, que antaño sirvieron de cementerios. Bastarán para el objeto algunas citas. En la pequeña cripta de la Catedral se conservan los res- tos del General Barragán, que murió ocupando la Primera Magistratura de la República. En el Presbiterio descansan varios de los Arzobispos me- 196 J- Galindo y Villa.. tropoHtanos, cuyos sepulcros se descubren el Viernes Santo, cuando se quitan las alfombras y desnudan los altares. Las capillas ostentan numerosas lápidas sepulcrales. La del Venerable Fr. Juan de Zumárraga, el cual encabeza la se- rie de Prelados de México; las de los Arzobispos Aguiar y Seijas y Don Lázaro de la Garza. En otra están las cenizas del célebre ermitaño de Santa Fé, Gregorio López, cuya vida misteriosa dio margen á la conseja de que era nada menos que el desequilibrado Príncipe don Carlos, hijo de Felipe IL En la capilla de San Felipe todos pueden contemplar la urna que, bajo sentido epitafio, guarda los restos del injusta- mente olvidado Libertador Iturbide. Otra urna de cristal, co- locada en la capilla de San José, contiene los restos de Hidal- go, de Allende, de Mina, de Jiménez, de Morelos, de Matamo- ros; y cercana á aquélla, otra urna más que encierra la osa- menta del benemérito General don Nicolás Bravo. La Iglesia de Jesús Nazareno, que ha custodiado los res- tos de Hernán Cortés, piadosamente cubre los de dojí Lucas Alamán, del insigne filólogo Fray Manuel de San Juan Cri- sóstomo, apellidado Nájera, en el siglo; y los del artista cata- lán don Manuel Vilar, fundador y director de la que se llamó Nueva Escuela de Escultura en la Academia de Nobles Artes de San Carlos, en México. Las cenizas de algunos Virreyes de la Nueva España se conservan aún: bajo magnífica plancha metálica, en la Basíli- ca de Guadalupe, las del buen Bucareli; en San Cosme, las del piadoso Marqués de Casafuerte, y en el Santuario de la Pie- dad, las del noble Duque de la Conquista. * * * Otras muchas huesa^ han desaparecido; y algunas, que se han busca^olver una pequeña can tidad de sal en el agua que se pone en los bebederos." Ansias de roer. Copiamos en seguida lo que dice un autor desconocido acerca de esta manía que puede considerarse como una ver- dadera enfermedad. "Ansias de roer. — Esta enfermedad se manifiesta por la propensión, peculiar al animal atacado de ella, de lamer ó mor- der los objetos que están á su alcance, especialmente las sub.s- tancias saladas. Cuando el nial ha llegado á su ])eríodo culmi- nante, es acompañado de notable decaimiento. Esta ansia de absorberlas substancias de reacción alcalina, de lamerlos mu- ros, comer la paja empapada de orina en putrefacción, etc. pa- El "Sautbe" t el Ganado. 217 rece demostrar con evidencia que existe en el estómago una formación exagerada de ácidos, que obliga al animal á absor- ber materias anti-ácidas. Por consecuencia, el mal empeora hasta tal punto que las vacas atacadas de él devoran con tal avidez las sustancias calcáreas y arcillosas, las argamasas, los trozos de tejas, las cuerdas, los trapos, los pedazos de made- ra podrida, y las materias más asquerosas, á la vez que desde- ñan los alimentos .sanos y el agua pura. "Esta enfermedad produce poco á poco la frialdad de los huesos, un decaimiento completo y un estado caquéctico, al cual los animales sucumben al cabo de algunos meses ó de más largo tiempo. Esta afección se encuentra solamente en la es- pecie bovina, y especialmente en las vacas ricas de leche: ra- ra vez es epizoótica ó enzoótica, y ataca primero á los anima- les aislados, y más tarde, algunas veces, á caballerías enteras. "En los carneros que habitan caballerizas sucias ó que se alimentan con forrajes agrios húmedos ó de pantanos, la en- fermedad se manifiesta por la depravación del apetito, que im- pele á dichos animales á comer la lana. "Causas. — Esta afección se atribuye á una alimentación dañada, y á la de juncos y hierbas de las lagunas: á bebidas de mala calidad, falta de forraje ó impureza de él, suciedad de las caballerizas, acumulación de estiércol en las mismas, aire viciado y fétido, poco aseo de los pesebres y de los vasos que contienen los fdimeiitos, etc. ''Tratamiento. — Ante todo, alejamiento de las causas que se presume hayan ocasionado la enfermedad, y el cambio de localidad. "Después se administrará al animal el remedio siguiente: Bicarbonato de potasa 3 onzas. Raíz de genciana en polvo 3 „ Raíz de acoro en polvo 3 ,, Greda 4 ,, Raíz de valeriana en polvo 2 „ Mem. Soo. Álzate, México. T, 29. (1909-1910),— 28 218 ROMDLO ESCOBAB. "Se mezclan, administrándose en dosis de una cucTiarada sopara tres veces al día. Por este medio se obtendrá uaa cu- ración radical en pocos días, á condición de proscribir las cau- sas de la enfermedad. "Dieho polvo debe conservarse en una botella bien tapada, á fin de evitar que el bicarbonato de potasa cais^a en delicues- cencia, "El agua de cal es también un remedio excelente para cu- rar en corto tiempo y en casos poco graves. Por ejemplo, se dará á beber al animal durante algunos días, cada Vfz 5 azum- bres de a<;ua de cal pura. El cuarto día se suspenderá este tratamiento, y se reemplazará con la receta siguiente: Raíz de valeriana en polvo 5 onzas. Raíz de genciana en polvo 5 „ Raíz de acoro 5 „ Aceite de cuerno de ciervo 1^ „ *'Se mezclan y se administra un puñado tres veces al r. Cook porque nos dan mucha luz en el asunto que estudia- mos. Al pensar en la diversa acción de las sales alcalinas apun- tada por el íSr. Cook hay una diferencia en propiedades que nos interesa umcho para explicar lus resultados contenidos en nuestras investigaciom^s. Los cloruros de sodio ó de potasio, así como los nitratos, tienen la propiedad de escapar á la acción absorbente de la tierra y la atraviesan con A agua subterránea, razón por la cual, en el curso de los siglos, se van almacenando esos cloru- ros en el agua del océano, lagos y mares interiores. Los car- bóuatos de potasio y de sodio, que son á los que .se refiere el Sr. Cook con la palabra álcalis, no tienen esa propiedad y la tierra los detiene de cualquiera solución que la atr,aviese. En los terrenos formados por rocas que contienen feldes- pato, que es un silicato doble de aluminio y de potasio ó de so- dio, debeu encontrarse las sale.^ de estos dos últimos metales, más en la forma de sales que la tierra retiene que en la for- El "Salitrk" y kl Ganado. 237 ma de cloruros ó nitratos, que son arrastrados por las aguas, porque escapan á la acción absorbente de la tierra. Si tíl cloruro de sodio, cuyas propiedades son muy setne- jantes á las del cloruro de potasio, aumenta la asimilación del calcio en el organismo y los carbonatos alcalinos la disminu- yen, como lo dice el Sr. Cook terminantemente, parece que quedan explicados tres hechos: Primero: que nuestros gana- dos sufren más en los terrenos que provienen de rocas feldes- páticas, donde falta el calcio y donde la naturaleza de las sa- les alcalinas (carbonatos), hace que disminuya ó se dificulte la absorción del calcio. ¡áegumio: que no son sales alcalinas las que buscan nues- tros ganados al terrear, sino sales calcáreas, cuyo metal, el cal- cio, tiene una relación íntima con la absorción del fósforo. Tercero: que el cloruro de sodio, facilitando la ab.'^ar que no encontríimos explicación á esa relación inversa que parece existir entre el vicio de comer hue- sos y la nece.'-iclad reconocida por los hacendados de dar sal ó salitre á los animales y creemos que pueda deberse ese resul- tado obreniíio en nuestra investigación ó bien á mala natura- leza de los datos que se nos han comunicado ó á algún fenó- meno fisioloí¿;ico oue desconocemos. '&■ La sal común para corregir e! vicio de comer huesos. ■ En todo caso, el interés práctico que tiene este asunto pa- ra nuestros ganaderos, queda satisfecho indicando que para co- rregir el vicio de comer hueisos debe recurrirse á la adaiinis- 238 RoMüLo Escobar tración del cloruro de por'io ó sal común, sepún se desprende de la eficacia de esta substancia para annnentar la asimilación del calcio y del fósforo, así como de la opinión, casi unánime, de los señores ganaderos que han tenido la bondad de cop.tes: tar nuestros cuestionarios. El uso de la sal común debe ser general. Además, puede estaV)lecerse como general la siguiente re- gla: conviene dar sal común á los ganados en todos los casos, seguros de que solamente la tomarán los animales que la ne- cesiten, y aunque haya en la finca lugares llamados salitrosos, donde se ven eriorescencias de substancias salinas, porque bien pueden ser estas de las que impiden ó disminuyen la asi- milación del calcio en vez de ser de las que la favorecen. Osteomalacia. De la naturaleza do esta enfermedad y de los medios que se recomiendan para combatirla resulta una comprobación de gran peso para las deducciones é hipótesis que hemos hecho en el curso de este estudio. Está enfermedad consiste en un estado de fragilidad es- pecial ó reblandecimiento de los huesos de los animales adul- tos, debida á la reducción de las substancias calcáreas conte- nidas en ellos, reducción que puede ser originada por faltado nutrición calcárea ó por desasimilación de ella por la acción del ácido láctico producido en elovgHnismo, según una teoría que ha sido bien definida aunque no aceptada en lo general. Es común esta enfermedad en las vacas muy lecheras, y en las vaquillas en los petíoilos avanzados de la gestación. Está acompañada generalmente, de enflaquecimiento, ca- tarro gastro-intestinal y de una aberración del gusto que ha- ce al animal comer e-.tiórcol, tierra, hilachas, madera y huesos. Hay debilidad muscular, temblores y apoyo intermitente El "Sauthe" y kl Ganado. 239 del cuerpo en los miembros posteriores, marcha difícil y con frecuencia se nota un sonido especial con el juego de las arti- culaciones, Las fracturas délos huesos son muy frecuentes y la solda- dura es difícil. El Mélico Veterinario V. T. Atkinson en un estudio que titula; "Huesos: enfermedades y accidentes" relativo á enfer- medades del gana'lo vacuno, dice lo siguiente: ''La enfermedad (osteomalacia) en los Estados Unidos es- tá limitada á ciertas zonas localizadas en el Suroeste, conoci- das con el nombre de distritos ah^aünos (Alkali districts) (sic) y á las regiones de Nueva Yoik donde se ha explotado desde hace mucho tiempo la industria lechera. La causa de está en- fermedad es la insuficiencia ó falta completa se sales calcá- reas en la alimentación, así como el consumo de heno produ- cido en lugares bajos y pantanosos, desechos de las cocinas, papas y la excesiva cantidad de ganados en los agostaderos, desprovistos de sales- calcáreas y se ha observado después de los períodos de sequía." Vemos por lo anterior que la presencia de ]carbonatos al- calinos en las tierras puede tener gran influencia en el mal de que nos ocupamos. El mismo autor recomienda para combatir esta enferme- dad un cambio de alimentación, v la administración de sales terrosas, como el fosfato de cal y de magnesio; el uso de fo- rrajes ricos en substancias minerales como los granos, el sal- vado y la harinolina. Puede recurrirse al polro de huesos ó al fosfato de cal pu- ro, agregándoles en ppqueñas dosis en los piensos, así como el agua de cal agregada á las bebidas. Termina el citado autor diciendo: "El cambio del ganado á agostaderos donde la enfermedad no se presenta y el empleo liberal de sal común y de la harina de huesos son los mejores 240 RoHCLo Escobar. recursos para combatir esta enfermedad en el ganado de las grandes haciendas." Los Sres. Gagny y Gobert en su Diccionario de Vete rinaria tratan extensamente de esta enfermedad y concuf^r- da lo qne dicen con las opiniones que hemos citado del Si'. Atkinson. Ciudad Juárez, Chihualiun, Is'ovieivbre 12 de 1909. ciale des huiles de graissage. Edition frangaise publiée d'aprés la 2e édi- tion allemande augmentée et mise au courant des travaux les plus ré- cents par le Dr. L. Gautier. — Paris. Líbrairie Polytechnique Ch. Béran- ger. 1909. 1 vol, gr. in 8, fig. 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Gcodatiache Instituí. Veróffen- tlichungen. N. F. Nr. 39). Berlín. 1909. 49 (.4 íuivre). l^^l ^ Tomo 29. Nos. 7 á 12. MEMORIAS Y REVISTA DE LA SOCIEDAD científica publicadas bajo la dirección de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN, Secretario Gknf.raIí Pkrpktüo SOMMAIliK. Í^Mém oí !•*•«, feuilles 31 a 53; Revue, feuilles 6 a 11). Archéologie. — ¿Comment a été dessinée la Fierre du Soleil? par M. B. Mena, p. 29:3-297. — Notes relatives a Xochicalco, Morelos, par M. N. Mena, p. 345- 368, pl. XXII-XXIX. Botánique. — L'arbuste appelé Hoja-sen ( Flourensia cernuaT). C.) dansles,Etats frontiéres, par M. P. JRouaix, p. 301-303. Démographie. — Quelques causes qui influent dans le variations du recensement a León. Gruanajuato, par M. M. Leal, p. 337-340. {Suite au verso) MÉXICO (4» CALLE DE REVTLLAGIGEDO NÜM. 47). Enero á Junio 1910. Publicación registrada como articulo de segunda clase en 12 de Febrero ae iaü7 Enseignfinent supérieur. — La carriére de métallurgiste et sa séparationde celle d'in^íénieui- des mines, par M ./. C. Haro, p. 319->29. Ethnog''aphie. — Une société pour 1 etude du Folkloie cliilien, parM. -/. Enger- riiiid, p. 413-416. GéoIogiK — The npwly discovered Cave of Atoyac, Veracruz. par M. M. Allnrge, Revue, p. 43-45.— Le Matlacueyatl(Malmtzi) parM. E. Ordóñez, Eevue, p. 45-51. 1 pl Géolog'e appijquée. — ]jarichü.ssernin('raled'Amérique, par MM. i?. W. Baymond et JT. II. l,Hj(iJls. Revue. p. 60-08. Histoire.—L insurge Fraaicisco Ayala, par M M. Salinas, p. 251-262.— Confé- rences sur l'histoire de Querétaro, par M. V. Fi-íax, p. 263-273. Hygienp publique. — romment on est arrivé á faire disparaítre la fiévre jaune du Me.xinue. par M. le l>r. K. Lirca¡ja, p 395-406. MagnétiNine tur'estfe. — Teodolithe m-ii^nétique mexicaiu et obserration'^ faites avec cet instruinent á Teotihuacán, par M. M. Moreno y Anda, p. 313-317, pl. XVI-XVIII. Mété'irologie — Previsión du temps. Prob ibilités saisouiiler='s ])ar M. Léon Des- croix. p. 407-411 — Quantités de pluie recueillies au Molino del Rey, dans le Bosque de Santa Fe et dans le Ex-Convento del Desierto. 1909, p. 306- 311. — Observations météoroloj;i(] u^s faites á Durango, Morelia, Oaxaca et Pueida. Revue. p. 55.56, 79etS0. Parasito'ogie. — Parasites végétaux de l'iilfalfa, par M. (i. Gándurn, 369 394. Plasnifilogi". — Observations sur la morplioj^énese. L"anbj'drol»iose et les plasmas silitñques artificiéis. Formes organiques artificielles vascul.irisées. Nou- velles formes orgaiiigufs artificielles. jiar MM. Alhert et JIrrnndre Mari/, pp. 241-250. pl. XV. 289-291. 299-300 et 341-343, pl XX et XXL— Sur les oxy- dases siliciques artificielles, par M. A. L. Herrera, p. 331-33'», pl. XIX. Topogr »nhi'<. — Conditions qui doivent remplir les plans des terrams nationaux, par M E. Bcaren, p. 275-288. Table (Í4's iii iticics «lii tome 29 4l<;s Méinoiros. Revue. — Comptes-rendus des séances, Janvier h Juin 1910, p. 51-53 et 72-73. — Nécrologie: M. le Dr. Alf. Dugés, p. 41—13, 1 portrait. — Productiou mon- diale du cuivre, 1907 -1909, p. 54. — Station biolojjique mvrinede Roscoff, p. 57-59. — Po.sitions géographiques et altitu'les de l'Etat de Puebla, p. 69-71. — Bibliogi'aphie: Leborf (Darboux, p. 53, Picard, p. 73); M. O. Gordon, p. 74; Limb, p 76; E. Boman, p. 77: Guiraaráes, p. 78. — Table des matiéres de la Revue, p. 83. Dons et noavelles piiblícations recaes peiidaiit Jiiillo.t et Aoüt 1909. Los nom» tles donateurs soiit imprimes en italiques,- los mombros de la. Sooiété sont designes avec M. á. A. ■ilcover {Antonio Miguel). — La Villa de Sagua la Grande (República de Cuba). Bosijuejo crítico descriptivo. (Publicado en la Revista ''Cuba y Amérit- f,a'').— Habana. 1909 12V lájnn. y figs. Hayford (Jolin F ) — Geodesy. 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W).— O.'-teology of Birds. (Xew York State Museum. Bulletin 130). Albany. 1909. 8? pl. Dons et nourellcs pablicatioiis reines pendaut Septembre li)09. Les noms des donatcurs sont imprimes en italiques; les membres de la Société soiit düsigiiés ureo H. S. A. Ameghino (F.), M. S. A. — Le Diprothomo Platensis. Un précurseur de l'homme du Pliocene inférieur de Buenos Aires. Buenos Aires (Anales del Museo Nacional, XIX'. 19"9. 8? fig. JBalI (W. Rouse). — Récréations mathématiques et problemes des temps anciens et modernes. 2pme édition fran(jaise par J. Fitz-Patrick. 3eme. partí» avec additions de MM. Margossian, Reinhart, Fitz-Patrick et Aubry. — Paris Librairie Scientifique .^, Htrmnnn et Fils. 1909. 1 vol. (19x14). 5 fr. Bassler (Ray S. ) — Dendroid Graptolites of the Niagaran Dolomites at Hamilton, Ontario. ( ü. S. National Museum, Bulletin 65). Washington. 1909. 8? fig. &pl, Beattie (J. C), D. Se. — Report, of a Magnetic Survey of South África. London. SOCIETÉ SCIKNTIFIQÜK ,, ANTONIO AX2ATB." MÉMOIRBS, T. 29. 241 Observatioiis sor la morpliogéiiése en Plasiiiologie, PAB ALBEET et ALEXANDEE MART. Les organismes rudimentaires dont la structure rappelle le mieux les imitations protoplasmiques réalisées par Büts- chli avec des mólanges d'eau, d'huile, et de soude ou de chlo- rure de sodium, les Myxomichtes, changent de forme et se dó- placent á la maniere de ees imitations elles-inémes. lis par- courent quelquefois des distances considerables; et la vitesse de raptation, d'aprés Cienkowski et Van Tieghem, dópasse 0™™3 par minute chez Physarum et 0™'"4 chez Didymium leiico- pus. Peudant cette marche, mille courants traversent la subs- tance fondamentale: microscopiques '* riviéres de protoplasmu" qui confluent au point oü le mouvement a commencé. II n'est pas diffcile de reprodnire artificiellement ce mode d'activité, qui existe également dans les cellules animales ou vegetales. De tres intenses courants, accompagnés de con- tractions vacoulaires, se manifestent dans tout melange récent d'alcool et d'eau, ou de silicafce de potasse. Une goutte de f u- chsine, en difEusion dans le silicate de potasse, laisse des la- cunes ou intervalles, du bord desquels se dótachent des glo- bules arrondis limites par une membrane et pleins de granu- lations de fuchsine; ees corpúsculos nagent dans les lacunes Mem. Soo. AUate. Méxioo. T. 20. (1909-1910) 31 242 Albbkt.kt Alkxanükk maiív. par contractilitó genérale, comme les amibes des eaux dor- mán tes. La morphogónie (ou óvolution de la forme) et la motilitó ólómentaire tiemient Pune et l'autre á la natura des courants d'osmose ou de diffusion. 8i ees courants sont équip()tentiels et d'orientation symé- trique, la forme est réguliére, et la motilitó, nuUe. L'ensemenc(rment, avec des critstallites de sulfate de zinc, d'une goutte de solution gélatineuse et salee de ferrocyanure de potasium (avec, traces de silice), engendre des formes ra- diaires d'une idéale regularité. II en va de méme pour le sul- fate d'ammoniaque pur dans le silicato de potasse dilué. Le sulfate de cúivre ou le sulfate ferreux dans une solution aqueu- se de phosphate de soudt^, ou le phosphate de soude dans une soluti.etit une dégéiiórescen-^e rapide: la patho- logie nerveuse u'en est d'ailleurs plus á apprendre le parti qu'elle peut tirer de l'étude des antécédeuts sexuels des ma- ladés. L'adjonction, au liquide ferrocyanique phosphaté, de pe- tites quan Lites de chlorure de sodium, sulfate de maguésie et 248 Albbbt bt Albxandsb Mart. carbonate de chaux, produit (toujours avec des cristallites de sulfate ferreux), des colonies ramassées sur elles-raémes et pourvues d'une cavitó en cul-de-sac, communiquant au- dehors par un móat ( blastopore ) caractéristique de la forme embryologique gastrula. Les quelques premieres cellules im- médiatement issues de l'élément original, sont assez grosses et demeurent les moins nombreuses. Par bourgeonnement, nais- sent ensuite uu pluá ou moins grand nombre de cellules d'uu diamétre bien moindre; ees deux productions distinctes répon- dent a la différenciation embryonnaire des blastoméres en deux groupes, ou feuillets germinatifs. * * Des essais précédents, comme des innombrables reconsti- tutions histologiques, botaniques et zoologiques de Herrera, Leduc, Kuckuck, Harting, etc., se dégagent des aper^us thóo- riques d'une valeur biologique inestimable. lis renforcent le bien -f onde de la doctrine Moniste, en montrant l'unité et l'universalité de la Vie, la faculté de va- riabilitó de l'espéce minórale et Vévólutivité des pseudo-orga- nismes. lis attestent que les mouvements et les formes traduisent uniquement les relations des corps avec leur ambiance. lis prouvent, — contrairement á ce que pensent beaucoup d' évolutionistes, — que point n'est besoin de longs siécles pour batir une morphologie complexe, si le milieu s'y préte des Pabord Une fois ees couolusions admises, — et comment ne pas admettre des conclusions qui sont des groupes de faits f — il-de- vient indiscutable que les morphologies organisées sont au moins partiellement l'oeuvre direde de Vinorganique, et que la OBSEBVATIÜNS bDB MOBPBOGBNESil EN PLA8MOLÜGIE. 249 genése des formes auimóes ne connait d'autres lois que calles de la diffusion et de l'osmose. Echanges de matiére et en méme temps d'énergie, recher- che d'un equilibre saiis cesse poursuivi, jamáis dófinitivement atteint, telle est la grande tendance qui préside á la vie et aux transformations des organismes comme a l'activité et aux mutations de l'Univers. Beaurais IFrance), ce -8 Aoút 1909. <* *•* Mem. Soo. Alüate. Méxiou. ' T. 29.(1009-19101.— 32 250 Albbbt bt Alexandrk Makt. Désignatíon des figures. (Planche XV). a, Diffusion amihoide d'un cristal de biehromate de potas- sium dans une di.ssolution de soude á l'aleool avec ferrocyanu- re de potassium. 1. — Infusoires etspores produits par des ómulsions calciques en présence du silicate de potasse et du phosphate de soude. 2 á 4. — Amibes, cellules etfornie radiaire (suite de l'expórien- ce precedente). 5. — Amibes (sulfate de cuivre, soude á l'aleool). 6. — Cellules tundees (sous-azotate de bismuth dans carbona- te de sodium). 7. — Exemplos de bourgeonnement (sulfate ferreux dans eai; de mer et silinatti de potassium). 8. — Pseudo-inorules. 9. — Pseudo-gastrules. ^«» Mem. Soc. Álzate. T. 29, pl. XV. ^ ^^'-^-'%: íX e¿-' é í ■y '^***' '•) a '^««íhíi.- V -)- Alber!" Marv ctifii'aran sus errores. Sngún parece, el escrito de Montero fué h^cho con motivo del título de heroica ciudad, dado á Cuantía en 1829. El historiador Alamán, antes de escribir su Historia, leyó el referido manus- crito. Creo, pues, verosímil lo que dice Montero. * * * No se sabe si Francisco Ayala era nativo de Mnpastlán 6 de alguna otra población del Plan de Amilpas; pero todos es- tán de acuerdo en que era hombre honrado, de valor extraor- dinario y de gran actividad. En los primeros años del siglo pasado vivía en el pueblo ante-; citado con su mujer y sus hi- jo.s. Algunos de éstos eran sin duda hombres ya formados, pues tomaron parte en la guerra y murieron heroicamente al lado de su padre. Este ejercía el cargo de Capitán de Acorda da y lo había desempeñado con tal celo, que limpió de ladro- nes la comarca.'" El cumplimiento de sus obligaciones le granjeó la estima (1) Eran tantos los ladrones que infestaban los caminos de la Nueva España, que el goVñerno virreinal acordó autorizar, en cada comarca, la for- mación de grupos de vecinos que, mandados por uno de reprt'sentación. persiguiesen á los ladrones. Las fuerzas foimadas en virtud de este acuer- do y las cárceles donde se encerraban á los ladrones se llamaron acordadas. El imsükqbnte Fuancisco Ayala. 255 ción de muchos y también la malevolencia de no pocos, pues desgraciadamente los comerciantes y hacendados españoles y criollos, sin duda con la mira de cuidar sus intereses, han fa- vorecido más ó menos disim\iladamente á los ladrones. Esto lo saben bien los que han leído los informes virreinales, el del duque de Linares, por ejemplo, y los que han vivido en pueblos y haciendas en las épocas aciagas en que se ha desarrollad.© el bandidaje. En 1810 había en Atapastlán tres españoles, Martínez, Pue- bla y Pimentel, que aparentemente eran amigos de Ayala, pe- ro que en realidad le profesaban cierta inquina por la perse- cución que hacía á algunos ladrones favorecidos por ellos, y quizá con más razón por haberse negado Ayala á formar par- te de las fuerzas que ios españoles de las Amilpas estaban or- ganizando para combatir á los iHsurgentes, Esta circunstancia hizo que Ayala se hiciese sospechoso á los realistas, aunque no hubiese llevado á cabo un solo hecho que justificase semejantes sospechas. Tal era el estado de los ánimos en mayo de 1811. En aquellos días, una fuerza insurgente fué derrotada en Jalmolonga. según el Sr. Sosa, ó en Nostepec, según el manus- crito que sigo; y en la correspondencia quitada al enemigo, se encontraron cartas dirigidas á Morolos por un Sr. Ayala. Es- te no era Don Francisco el de Mapastlán, sino un brigadier Ua- itiado Ignacio; y ya sea por eqnivacación, ó porque se supu- siese que había parentesco entre ellos, un español apellidado Moreno fué mandado des le la hacienda de S'in Gabriel, á la cabeza de una fuerza, para que cayera sobre Ayala y lo apre- hendiera. Llega Moreno á Mapastlán; rodea con su gente la casa de Ayala; quiere hacerlo prisionero; éste resiste; cambia algu- nos tiros con sus aprehensores y queda herido lo mismo que su mujer, la cual, en esi? momento, amamantaba á su hijo. El pueblo, al escuchar las detonaciones, se alarma; se en- 256 MiODEL Saunas. tera del asunto, se arma, corre á la defensa de Ayala, arreme- te contra Moreno y los suyos y los pone en fuga. Entre tanto los españoles de Mapastlán que podían haber intervenido para calmar los ánimos, no lo hicieron y salieron para Cuautla á dar parte del escándalo y á decir que Ayala se había insurrec Clonado. La noticia causó eu Cuautla gran sensación, y los espa- ñoles de ahí, unidos á los de las vecinas haciendas, levantaron á toda prisa una fuerza y la pusieron al mando de Don Ansel- mo Rivera, anciano español, jurado enemigo de los insurgen- tes y administrador de Rentas Reales. Esa tropa se dirigió á Mapastlán que, como hemos dicho, dista 8 ó 9 kilómetros de Cuautla. El pueblo la recibe en son de guerra y la ataca furio- samente con armas dn fuego, machetes, garrochas y hasta con coas, y la hace retroceder en desorden á la Ilecicnda de Mapas- tlán y emprender luego la fuga hasta Cuautla. En la precipi- tación de la fuga, se le cayó la peluca al jefe Rivera, y, según dice el manuscito, dicho Rivera iba gritando: "¡mi peluca, mi peluca!" La esposa de Ayala murió á causa de las heridas que le infirieron los de Moreno; y su hijito quedó en poder dw Don Vicente) Pastrana y de Doña Estefanía su esposa, padres de la muerta. El general Guerrero, que pudo apreciar las cuali- dades de Ayala, mandó poner en un colegio, años más tarde, al mencionado niño. Al retirarse la fuerza de Cuautla, Ayala, que no pudo ó no quiso entrar ea explicaciones con el Gobierno, se retiró á Ane- necu'dco, donde pasó la noche en una casa ó viejo convento con- tiguo á la iglesia del pueblo. Los de Cuautla volvieron al día siguiente sobre Ayala, al mando de Don Joaquín Garcilazo que, según parece, era el sub- delegado; pero por precaución y para evitar una sorpresa, si- guieron uu camino indirecto, el de la Hacienda del Hospital; y al llegar á Aueuecuilco, vieron que algunos hombres asoma- El insübgbntk Ehancisco Ayala. 257 ban la cabeza por las ventanas del viejo convento y se ocul- taban después. Esto y el ver detrás de la iglesia unos caballos ensillados, á la sombra de unos árboles y atados á éstos, hizo comprender á Garcilazo que allí estaba Ayala. Comenzaron el ataque desde lejos, dirigiendo algunas descargas á las ven- tanas del edificio. Los de adentro contestaban una que otra vez. No faltó entre los asaltantes un muchacho que, como el Pipila de Gran adi tas, fuera bastante osailo para acercarse al convento. Ese atrevido fué un mozo llamado Ramón: dijo que si le daban los caballos amarrados detrás de la iglesia iría por ellos. Se lo prometieron, y desde luego puso en obra su inten- to. Despreciando las balas, se llegó á los caballos, desató uno de ellos y se lo llevó. Ufano con su triunfo, volvió por los de- más; pero al desatarlos, una bala dirigida con precisión le atra- vesó las sienes de la cabeza (dice el manuscrito) y lo dejó sin vi- da á los pies de los animales. Los sitiadores no osaron acercarse mucho; sólo tres jóve- nes de Cuantía, Miguel Reyes, Mariano Alvear y Mariano Ochoa llegaron á las bardas del atrio, y desde allí invitaban á los es- poñoles á que se acercasen. ^'Venpan, les decían, al fin la gue- rra es por ustedes y no por nosotrosP Nailie se acercó. Los tres valientes eran excitados á hacer un esfuerzo más y echarse sobre las puertas del edificio; pero no lo hici'='ron por la con- sideración de que los encerrados eran mexicanos como ellos, y algunos eran amigos. Al fin volvieron á unirse á los sitia- dores. Garcilazo pretendía pasar la noche en Anenecuilco para impedir que Ayala se escapase; pero su fuerza que no estaba muy disciplinada, se fué desbandando poco á poco, y él mis- mo se vio obligado á regresar á Cuantía. Ayala, viéndose libre y pensando que mucha gente estaba ya comprometiiapor ha- ber tomado su defensa, que los de Mapastián habían saqueado y destrozado las casas de Pimentel, Puebla y Martínez, y que Mem. Soo. AUato. México. T. 29. (1909-1910)— 33 258 MiQDEL Salinas. los españoles del rumbo lo verían siempre con ojeriza, resol- vió seguir el partido de la insurrección é irse en busca de Mo- relos. En la madrugada del martes anterior al jueves de la As- censión de 1811, salió de Anenecuilco, y pasando por San Vicen- te, OUntepecy Moyotepec, y caminando de rancho en rancho, llegó á Huitzuco y se puso en comunicación con Trujano que estaba en Tepecoacuilco. Al principio no fué bien recibido, pues se dudó de la sinceridad de su adhesión á la causa de la Indepen- dencia; pero al ser tratado, al escuchar su relato de los suce- sos de Mapastlún y al ver sus heridas, de las cuales no había sanado aún, se disiparon los temores y se le dio franca hospi- talidad. Los Sres. Sosa y Róbelo dicen que Ayala, al verse rodea- do de gente enemiga en el convento de Anenecuilco^ abrió las puertas, montó á caballo, apostrofó enérgicamente á sus con- trarios, y, seguido de los suyos, rompió el cerco y salió rumbo al Sur. Tales acontecimientos conmovieron toda la comarca ó hi- cieron que los españoles de Yautepec enviaran á Cuautla un re- fuerzo de setenta lanceros al mando de Don Ignacio Cardona. Este jefe se puso á la cabeza de las fuerzas unidas de Cuautla y Yautepec y «e dirigió á Anenecuilco; pero ya no encontró á Francisco Ayala. En virtud de un acuerdo que Trujano tuvo con otros jefes, Ayala se retiró á Zimatepec, donde se creyó seguro y al abrigo de cualquier ataque, y donde tomó reposo y se dedicó á curar sus heridas. Sus hijos Francisco y Rafael, unidos á los mapas- tecos qne los acompañaban, se dirigieron á Chilpancingo; allí fueron presentados á Morelos como valientes y sufridos, por lo cual quedaron agregados al ejército del Gran General. El gru[)0 de mapastecos, entre los cuales sobresalió Don José Rafael Sánchez, se batió siempre con mucha bizarría y se distinguió en varias acciones, sobre todo en las que Morelos libró en l'ecualoya y Tennncingo kFov\\%T y Miídielena, enuua de El. INSÜBQKNTE TRANCISCO AYALA. 259 las cuales murió este último altratarde apoderarse de un cañón. El artillero que lo manejaba era el cuautleño Juan Domínsjuez (a) el Herrero; y otro cuautleño, un muchacho apellidado Car- tera, fué el que disparó la bala que mató á Miehelena. Mientras Ayala se curaba en Zimatepec, Morelos se2;uía su marcha triunfal de CWpancingo á Chilapa, de aquí á Tlapa^ y luego á Chiautla, donde derrotó y fusiló al jefe español Musi- tu. Al día siguiente de esta derrota, se presentó Ayala en Chiau- tla, ya ctirado de sus heridas. Incorporado al ejército indepen- diente, marchó con él hacia Izúcar y tomó parte en el comba- te que se libró á Soto Maceda, en el cual fué mortalmente he- rido este jefe. Al retirarse Morelos rumbo á Cuautla, dejó la plaza de Izúcar bajo la custodia de Ayala. Allí permaneció éste todo el tiempo, muy corto por cierto, que el Ilustre General tardó en ir á Cuantía, Tlaltisapán, San Gabriel, Taxco, Tecualoya y Tenancingo, obteniendo por doquie- ra aplausos y triunfos, pues lucían entonces para él los días prósperos de su brillante carrera militar. Al regresar Morelos de Tenancingo, pensó dirigirse á Izúcar, donde Ayala lo espe- raba; pero al pasar por Cuernavaca, supo que Calleja se apres- taba á buscarlo, y salió para Cuautla, donde resolvió esperar al ejército realista, porque ya no había tiempo de llegar á Istl- car. Fortificada Cuautla á toda prisa, son llamadas á ella todas las partidas de insurgentes que se encontraban cerca, y entre ellas, acudió la de Ayala, para sufrir con estoica resignación las calamidades del sitio y tomar parte en los mil combates que sufrieron los incomparables defensores de la ¡Sagunto me- xicana. Algunas acciones de guerra demostraron que Ayala care- cía de habilidad y de dotes esti'atégicas: no era un jefe ca- paz de salvar situaciones difíciles con los recursos que nunca faltan al talento militar; pero en cambio poseía corazón gene- roso; miraba cara á cara á la muerte con gran indiferencia; en 260 Miguel Salinas. los combates, su bravura rayaba en temeridad y ev absolu- to desprecio de la vida; y su abnegación llegaba al heroísmo. Estas cualidades le valieron la amistad y cariño de Galeana. El 2 de Mayo de 1812, cuando Morelos rompió el sitio de Cuautla, cuando en medio del numeroso y bien pertrechado ejército realista, salieron los diezmados batallones insurgen- tes, que más bien parecían falanges de espectros salidos de las tumbas, espectros que ostentaban en el rostro la palidez de la muerte y en los ojos el brillo de la bravura y del orgullo, en- tonces salió también Ayala; y salió eñ el lugar que correspon- día á los hombres de su temple, en la vanguardia, al lado de su amigo Galeana, el ilustre Aquilcs de los combufes americanos. En los últimos días del sitio, una fiebre terrible estuvo á punto de acabar con la vida de Ayala; débil y convaleciente, montó á caballo y salió de Cuaut'a con todos les sitiados. Mon- tero, el autor ilel manuscrito, lo encontró en Tecajec y ctnzó con él alííunas palabras. En Chiautla se reunió con sus hijos y con su grupo de m^past^cos, atravesó la sierra en que se en- cuentra el mineral de Huautla y llegó á Tlaltizapán. La fiebre volvió á apoderarse de él. Entre tanto, los realistas organizaron una fuerza que pu- sieron al mando de Don Gabriel de Armijo, cuyo objeto era cuidar de las fincas azucareras y procurar que siguieran éstas sus labores interrumpidas por la guerra. Armijo se situó en Yautepec y estuvo espiando los movimientos de Ayala. Cuan- do éste comprendió que iba á ser atacado, se retiró á la hacien- da de Temilpa, muy cerca de Tlaltizapán, situada en la margen izquierda del hermoso riachuelo que viene de Yautepec, y que aumenta su caudal con el agua de los manantialas de Las Es- tacas. '^' (1) El Sr. Sosa le llama hacienda de Tenequilpan y dice que está cer- ca de San Gabriel. La equivocación en el nombre es sin duda una errata de imprenta: Temilpa dista como 40 kilómetros de San Gabriel. Desde la guerra de Independencia quedó arruinada, hasta que el ministro D. Car- £L INSDBQBKTE FBANCIBCO AVAt.A. 261 En TemiJprt, Aya!a encerró al fundidor de la Hacienda de Treinta, Don Juan Rendón, y á otros operarios, con el objeto de que fundiesen cañones; yol, enfermo y con pocos hombres, decidió hacerse fuerte en la hacienda y esperar á los realistas. El Coronel Don José Rafael Sánchez manifestó á Ayala que era una temeridad es[)erar al enemigo cuando se contaba con tan pocos recursos, y le instó y rot;ó que se salvara; pero Aya- la se ofuscó y se mantuvo en La idea de entablar una lucha desigual. Ya estaba Sánchez montado á caballo y listo para alejarse de aquel sitio pfiligroso, y todavía exitaba con ardor á su amigo para que lo siguiera y abandonara Temilpa; pero Ayala se mo<^tró sordo á tab^s exitativas. Pronto llegó Annij'i, rodeó la hacienda y comenzó el ata- que. Avala, como siempr(^, se def 'U 1 ó con heroí-imo y tena cidad incroiblf^s. C in~;a lo el r^aüxta d^ tau^a re>iÍ8tencia, man- dó prend'M- f'iego á U finca. Rl funilid<>r Ren lón, sus opf»ra- rios, y Francisf»o el hijo de Avala que estaba con ellos, no pidieron salif de siiencierro y inuri'^ron abrasad)'^ por las lla- mas. Estas, al fin, bicieron qu^ Ayala, su hijo Rafael y sus com¡)añeros se riIldi^Mall al terrible venceilor. Fué para los insurgentes una verdadera d.-'Sgracia el error en que incurrieron casi todos sus j'^fes, de encerrarse en fuer- tes donde forzosamente debían ser aniquilados. ¡Con cuánta amargura se recuerda la toma del Fuerte del Sombrero, defen- dido por el héroe Moreno! ¡Cuánto dolor causa el fin tristísi- mo de Ayala! Aunque éste declaró que sólo él era culpable, y que los demás eran peones, encerrados en la hacienda contra su vo- luntad, Armijo dispuso qne los jefes españoles Acha y Sara- chaga se llevasen al joven Rdfael y á otros de los rendidos pa- los Pacheco la compró é hizo construir en ella un edificio para escuela re- gional de agricultura. No llegó á establecerse la escuela: la hacienda fué vendida y perteneció después al coi'onel D. Man'iel Alarcón. 262 MigdelSaunas. ra la villa de Tlaltizapán. Al pasar el río, fué fusilarlo uno de los prisioneros; otro á la entrada de la villa, y Rafael Ayala en la plaza de la misma. Su cadáver fué colgado de un mez quite que había en dicha [¡laza. Armijo, con los dem<ás prisioneros, siguió la cañada que pasa por Bárrelo, Tecumán, Xochimancas y Atlihuayán; y llegó á Yautepec. A la entrada de esta población, en el barrio de San Juan, fué fusilado Ayala y colgado de un árbol su cadáver. Hay en el atrio de la pequeña iglesia de San Juan un ár- bol secular, una hermosísima ceiba, que no tiene igual en aque líos contornos. Tal vez de una de la< ramas de ese coloso de la vegetación, estuvo suspendido el cuerpo del épico luchador Ayala, padre infortunado de una familia de mártires. Caemavaca, diciembre 4 de 1909, ^ ■mmm S(XHÉ¡TÍ: ScaBNTIFIQüK "ANl'ONIO Al.r.ATK." MÉM0IBK3, T. 29. 263 Coiifereocias sobre Historia de (juerétaro dadas al Cuerpo docente del Estado, á solicitud de la Dirección de Instrucción Pública. POK VALENTÍN r. frías, M. S. A. Qoerétaro en los tiempos pre-Cortesianos.— Su Conquista. Su posición topojfrííflca. Jerarquía CivIJ. — Instrucción pública. Según el común sentir de los historiadores, Ixtacmixco- huatl ó Ilancuey, su consorte, fueron los progenitores de aque- llos seis indios caciques que vinieron del Norte, del lugar lla- mado de las siete cuevas, á poblar esta América. Otomitl, el menor de éstos, fué á quien le tocó en suerte poblar la zona en donde mucho tiempo después vendríase á fundar el pueblo, hoy ciudad de Santiago de Qneréfcaro. La ambición del dominio y señorío, provocó entre los pue- blos una era no interrumpida de guerras entre mexicanos, taras- cos y otomies ehichimecas, hasta que Moctezuma Hilhuicami- na vino á poner el hasta aquí, señalando como lindero, según la tradición, una ceroa dri Sur á Norte que aún existe, naciendo 264 Valentín F. Feí as. de la ex-Garíta de "Pinto" hacia el Sur, sobre el monte llama- do "El Picacho." Esto fué en 1446. De esta época para acá, quedaron sujetos los chichimecas, que después formaron el pueblo que nos ocupa, á la Provincia de Jilotepec. En el primer tercio del siglo XVI, merodeaba por estos cerros un indio noble y rico llamado Conin (palabra que sig- nifica ruido) originatio de Ncpala, el cual comerciaba con las tribus dispersas de Chichimecas, dándoles sal, mantas y ce- reales en cambio de pieles, plumas y otros productos de estos bosques. !Su carácter ladino y perspicaz hizo que poco á poco fuera captándose su simpatía, al grado que llegó á dominarlos. En sus correrías encontró con el hermoso paraje tan rico en manantial^'S como en feracidad, hoy "La Cañada," y con- vocó á las tribus Chichimecas errantes á reunirse en aquel lu- gar, y trayendo consigo varias frimilias de sus consanguíneos, fundó un pf^qu^ño punblo al que dio [)or nombre "Ndamaxey" que significa ''Lugar en quH se juega á la pelota." Como la bondad de Conin y la esplendidez (]ue gastó en los repartimientos atrajo algunos mexicanos y tarascos á ave- cindarse en aquHi lugar, los otomíes decÍMnln ''XdamaxHv," los tarascos "Q lerétaro" y los mexicanos 'Tl.ixtli," que después se corrompió en ' Tiaxcho" y más tarde en "Taxco." Todas estas palabras significan lo mismo: "Lugar en donde se juega á la pelota." Por qué prevaleció la voz tarasca, no lo dicen los his- toriadores. Se le puso así, porque aún se ve en un tramo de la cordi- llera de cerros lado Sur, entre Hércules y la Cañada, un fron- tón de peñas entre las que se halla una taladrada, y sin duda por su semejanza con el "ÜUi" ó como hoy decimos "Frontón" en que acostumbraban ellos jugar á la pelota, le dieron tal título. También se le nombró "Queréndaro," que significa "Lu- gar de peñas;" pero este nombre no prevaleció. Conferencias sobek Histobia dk Qoekétaro. 265 • Querétaro, segi^n el sánscrito, significa "Familia sagrada;" "Quereta," "Familia" y "Haro" "Sagrada." Hernán Pérez de Bocanegra á quien perteneció esta enco- mienda, ayudado de su criado Juan Sánchez de Alaniz, hizo bautizar á Conin y le dio por nombre Fernando en memoria del Conquistador Don Hernando Cortés, y le apellidó de Ta- pia, en memoria de su compañero en lides Don Andrés de Tapia. Bautizado Don Fernando de Tapia, emprendió la conquis- ta pacífica de los indios en unión de Alaniz, doctrinándolos ó ilustrándolos, dedicándose también con ardor á la explotación de las aguas, zanjearlas y hacer el reparto equitativo de ellas entre los indios. Como era vasallo fiel de la Corona y sostenía á sus expen- sas 503 indios de arco y flecha, se unió con Don Nicolás de S. Luis Montañés, indio cacique y rico de Tula ó invitaron á otros caciques de Jilotepec, y pusieron sus personas, bienes y guerreros á disposición del Virrey D. Luis de Velasco, el pri- mero, quien aprovechando aquel espontáneo ofrecimiento, les mandó se internasen por el bajío sometiendo á todos estos pueblos á la Corona de Castilla. En efecto; organizado su ejército compuesto de mexica- nos, tlaxcaltecas y de algunos españoles, salieron de Tula rum- bo á San Juan del Río, en donde entraron el 24 de Junio de 1531, sin derramamiento de sangre, haciendo las paces con Mexici el Capitán de los Chichimecas de aqu^l lugar, y á quien pusieron por nombre Juan al darle las aguas del bautismo. El R. P. Fr. Francisco Rengel que venía con los conquis- tadores celebró el Santo Sacrificio y diósele por título el de San Juan del Río en memoria del Precursor cuya fiesta era, y del Río, por el que corre aún á orillas del pueblo. En aquel lugar permanecieron un mes, entretanto toma- ban arreglos con los otomíes de Querétaro para hacer la en- trada del ejército conquistador; porque si bien es cierto que Mem. Soo. Alaate. México. T. 29. (1909-1910)— 34 266 Valkmtín F. Fbíab. los vecinos de la Cañada, entonces Querótaro, estaban sujetos á Don Fernando de Tapia, también lo es que otras muchas tribus errantes de estos contornos no lo estaban; principal- mente la tribu existente á la falda del "Sangremal" (hoy Ha- cienda de "Carretas" y "La Quinta") á orillas de la laguna que existió entre Pathé y el acueducto, capitaneada por los caci- ques Don Juan Criado y su mujer Doña Juana Chiehimeca. Consumados los convenios del modo de entrar el ejército conquistador, entre los caciques Don Fernando de Tapia y Don Nicolás de S. Luis Montañés con Don Juan Criado, éste convino en permitir la entrada y sujetarse á la Corona, á con- dición de tener un combate á brazo partido con el ejército conquistador, á fin de probar coa ello que si se sometían no era por falta de valor sino por convicción. La víspera del día señalado para la entrada, se avistaron ambos ejércitos en el lugar donde boy existe la casa de la Ha- cienda del ''Colorado," en cuyo lugar los chichimecas de Que- rétaro ofrecieron al ejército conquistador un abundante al- muerzo de pavos silvestres, como señal de amistad y acepta- ción. A la puesta del sol se despidió el ejército de Don Juan Criado, regresando á Querétaro á prepararse para la lucha del día siguiente, en que el valor de ambos contendientes debería quedar muy alto ante la historia. # * * El 25 de Julio de 1531, á la salida del Sol, estaban ya am- bos ejércitos frente á frente en la loma del "Sangremal;" y al grito de ¡¡"Santiago"!! dado por D. Nicolás de S. Luis Monta- ñés, y que era la señal convenida, traboce encarnizada lucha á patadas, manazos y mordidas, que duró once horas. Los historiadores están contestes en que eclipsó el Sol y se vieron las estrellas, así como que los chichimecas se rindie- Conferencias sobre Historia de Qdehétabo. 267 ron al aparecer en el cielo una cruz luminosa y Santiago Após- tol á caballo; y de aquí los símbolos que tiene nuestro Escudo de armas y el origen de la Cruz de piedra que aun hoy venera- mos en la iglesia de su nombre. Los ciiichimecas rendidos de fatiga y llenos de asombro pidieron la paz y las aguas del bautismo, con lo cual terminó el combate. Al día siguiente, fiesta de Señora Santa Ana se celebró la primera Misa, no en el lugar donde hoy está la iglesia llamada "El Calvarito," como vulgarmente se cree, sino donde hoy es- tá asentada la iglesia de la Cruz. Debido á la citada aparición y por haber sido en tal fecha la conquista, más tarde cuando en 1655 diera el Rey Felipe IV, el título de "Muy noble y muy leal ciudad" al pueblo de Que- rótaro, le dio por titular á Santiago, anteponiéndolo á su nom- bre, por lo cual hasta hoy se titula "Santiago de Querétaro." Con este motivo el entonces Virrey de México, Duíjue de Alburquerque agregó á sus armas las de Querétaro concedi- das antes por el Rey Carlos V. Dejando establecido el nuevo pueblo de Querétaro á la fal- da Sur Este de la loma del "Saugremal," (hoy barrio de San Francisquito) hasta "Carretas" y el acueducto, continuaron los conquistadores su empresa conquistando el Pueblito, San Bar- tolomé, San Miguel, etc., etc., hasta Acámbaro. Volvió Don Fernando de Tapia y en unión de Juan Sán- chez de Alaniz trazaron el nuevo pueblo de Querétaro para es- pañoles y cuya traza fué del hoy Jardín Zenea hacia abajo, quedando entre el Querétaro de Indios y el nuevo de españo- les un buen pedazo de monte que poco á poco se fué poblando hasta quedar completamente unido con aquel á fines del si- glo XVIIL Avecindados ya algunos españoles, comenzaron á hacer, con ayuda de los Religiosos que habían estado llegando, el tem- 268 • Valentín F. FrIAs. pío grande de San Francisco; pues otros Religiosos de la mis- ma Orden, habían hecho ya el templo y Hospedería de San Buenaventura después convento de cruciferos, cuyo templo lo administraron desde la conquista y por algún tiempo los Sa- cramentos, y cuya obra corrió á expensas del Conquistador Don Fernando de Tapia. * « « Hecha la conquista y ya asentados los españoles en su ba- rrio, quedó como primer Gobernador de indios el mismo de Ta- pia y como Alcalde Mayor de los españoles, Juan Sánchez de Alaniz; y más tarde, cuando la población de estos aumentó no- tablemente, fué nombrado en 1578 el primer Corregidor, sin jurisdicción in solidum, sino dependiendo de México, pero con facultades para nombrar Alcaldes Mayores (hoy Prefectos) y Menores, (hoy Guardacuarteles). En 1770 fué nombrado Don Ignacio Ruiz Calado, primer Corregidor con jurisdicción in s(>lidum (hoy Gobernador) y él fué quien publicó las primeras Ordenanzas de las que han ema- nado las que hasta hoy nos rigen. Este Corregimiento fue notable por lo acertado de sus dis- posiciones y por haberse ceñido extrictamente á lo mandado por el Virrey, Conde de Revillagigedo, en lo relativo al aseo y embanquetado de las calles, así como la nomenclatura oficial de las calles. • Siguieron otros cuatro Corregidores cuya administración no ofrece cosa notable hasta llegar al Lie. Don Migunl Domín- guez cuya esposa se hizo célebre en la historia de México por su virilidad y demás circunstancias concurrentes á la festina- ción de nuestra emancipación. El último Corregimiento solo tuvo de memorable la encar- nizada persecución á los adeptos á la Independencia. Conferencias sobbk Historia, de Qükhétaro. 269 El 27 de Junio ¡ dotes. Al finalizar el siglo XVII, fundó nuestro conterráneo el be- nemérito Br. Don Juan Caballero y Osio, de sus propios, el Colegio de San Javier, (hoy Colegio del Estado) y desde en- tonces quedaron unidos los dos colegios, el de San Ignacio y el de San Javier con el título de "Reales Colegios de San Ig- nacio y San Javier." Ambos eran regenteados por RR. PP. de la Compañía; en el de San Ignacio solo se hacía carrera eclesiástica, y en el de San Javier otras carreras, á manera de nuestros tiempos cuan- do el Seminario y el Liceo estuvieron unidos. De aquellos colegios salieron muchas lumbreras que die- ron mucho lustre á Querótaro. Entre otros, recordamos un ac- to público en el que el alumno que lo presentó, lo sostuvo to- do el día tratando varias materias y con aplauso de la concu- rrencia. Con la expulsión de los Jesuítas, quedaron ambos Cole- gios abandonados, hasta la reapertura del de San Javier por el primer Cura clérigo Dr. Don Antonio de la Vía en el últi- mo tercio del siglo XVIII. 272 Valentín F. Fkías. Apenas entrado el siglo XIX, la V. Tercera Orden de San Francisco con la cooperación del Coronel Don Juan Antonio del Castillo y Llata, fundó el edificio de la Academia destina- do á Escuela de primeras letras y enseñanza de dibujo; y aún cuando ya existía tiempo ha la Escuela do Beatas Carmelitas para niñas, y otras seis de segunda orden, no obstante, esta Escuela ocupó el primer lugar por su selecto cuerpo de pro- fesores, sus materias, y quizá hasta por la elegancia de su edi- ficio- Razón de más tuvieron los que bautizaron el siglo pasado con el mote de "Siglo de las Luces," porque efectivamente se desarrollaron en él, de una manera vertiginosa, las ciencias, dejándose sentir su influjo hasta en nuestro suelo. En el primer tercio del siglo pasado dio principio la evo- lución de las ciencias, y el ahínco del saber; y así vemos como á la par que los niños se tnulti[>lican en las aulas, estas au- mentan en número; pues á fines del segundo tercio existían ya como superiores profesionales: un Seminario de clérigos, el Colegio del Estado para Ingenieros, Abogados, Farmacéuti- cos, etc., etc., tres colegios para preparatorios, entre estos uno regentt^ado por sacerdotes Oratorianos, y una veintena de es- cuelas de instrucción primaria. El provecho y adelanto que de ello resultó es incalculable. Entró el siglo XX, y con él el decadentismo; pues ya sea por indolencia de los padres de familia, por la ambición prema- tura del lucro, J)or las exigencias de la época, pluralidad de materias, falta de individuo, debido á la materia decadente, ó por lo que se quiera, la ciencia se ha estasionado desgracia- damente; y así vemos que la juventud actual lejos de procu- rar obtener un título, ocupar un puesto público obtenido á fuerza de constantes afanes, estudios y desvelos, que lo hon- raría sobre manera, cifra toda su ambición y anhelo en ganar dinero para derrocharlo luego en un redondel ó en una can- tina CONFKBBNCIAS 80BBB HlSTOBIA DE QüBBeTáRO. 273 Conste que esta digresión tiende, no á denigrar la juven- tud actual, sino á lamentar sinceramente la situación, y más aun, el mañana de mi querido suelo. Es cierto que el profesorado procura en cuanto puede ayu- dar á levantar ese desaliento; má:^ime, si tenemos en cuenta el sistema moderno que tanto ayuda á la inteligencia, pero nuestra juventud solo desea dinero y más dinero, importándo- le un bledo el triste porvenir que con tales preliminares se le espera el tan querido terruño Santiago de Queréíaro, Julio 9 de 1909. Mem. Soo. Alíate. Méxioo. T. 2». (1909-1910)— 36 JáOCHÉTÉ SOIKNTIFKÍÜK "ANTONIO AUSATK." MÉM0IBK8, T. 29. 275 Breye estudio soke las condicioDes que deben llenar los planos de los terrenos nacionales ({ue van á levantarse con motivo de la nueva lej de tierras. POR EL ING. EDUARDO BEAVEN, M. S. A. (Sesión del 7 de Febrero de 1910). Tuve oportunidad de explorar minuciosamente los terre- nos nacionales de los Estados de Zacatecas, San Luis Poto- sí, Durango y Coahuila y con ese fin la Secretaría de Fomento me dio los planos de dichos terrenos, y leí en la Sección de Tierras de la misma Secretaría, los expedientes de los deslin- des, para conocer principalmente los informes de los ingenie- ros que habían efectuado los levantamientos. Con los planos y datos que tomó de los expedientes, fui á hacer la exploración de los terrenos nacionales, y me costó muchísimo trabajo, dinero y tiempo dar con ellos porque los planos no estaban referidos á ningún punto bien definido, vi- sible, de duración indefinida, y fácil de encontrarse. Esta di- ficultad me ha sugerido la idea de que lo primero que deberá hacerse al emprender el levantamiento de planos de los terre- nos nacionales será buscar puntos notables, los más próximos de los referidos terrenos, con el objeto de referir el levanta- miento á dichos puntos. Estos puntos que se pudieran llamar puntos de referencia, banco de referencia ú origen de las coordenadas, deberán ser: 276 Eddaedo Bkaven. edificios en una ciudad, el pico de una montaña, la torre de una catedral, un poste kilométrico de vía férrea, un puente sobre río ó barranca, el centro de la plaza de un pueblo, etc., etc. La referencia de los terrenos nacionales á dicho punto, se hará por medio de un caminamiento ó de una poligonal, si- guiendo algún bien de dominio público como, por ejemplo, una carretera, camino ó vereda, el banco ú orilla de un río navega- ble ó flotable, y pasando también por los puntos más notable» y visibles del terreno hasta llegar al punto de referencia. Se puede asegurar categóricamente que ninguno de los planos de deslinde que generalmente existen son localizables con exactitud por el más hábil y sabio de nuestros ingenieros, á menos que alguna persona de los que trabajaron en la época de deslinde acompañe al ingeniero para indicarle uno de los puntos vértices del levantamiento. Aún esta indicación pudiera no ser exacta, pues desde la época del deslinde hasta la fecha han pasado muchos años, quizás veinte; y es muy improbable que alguno de los que asis- tieron al deslinde conserven en la memoria el lugar exacto de los vértices ó de un vórtice, pues hay que advertir que los te- rrenos nacionales que existen son los terrenos más malos que se deslindaron, y que fueron dejados por las empresas deslin- dadoras al Supremo Gobierno. Todos esos terrenos naciona- les estaban y aún están despoblados, en su mayor parte eran áridos, y siguen siéndolo por falta de agua. Todas estas cir- cunstancias hacían que tanto los ingenieros como las autori- dades judiciales que intervenían pasaran rápidamente por los linderos y á donde se detenían más, era en los vértices del pe- rímetro del terreno que se mensuraba. Las líneas de dicho perímetro, la mayor parte, eran de grandes longitudes cierta- mente, pero á pesar de esta circunstancia favorable, cualquiera variación en la colocación del teodolito, ó en otros términos, cualquiera excentricidad de estación al ir á localizar nueva- mente los terrenos, tendría que acarrear grandes errores de locación. Los PLANOS PABA LA NÜKVA LEY DEJtIEEEAS. 277 En ninguno de los terrenos nacionales existe una mojone- ra, y aunque se dijo alguna vez que en algunos vértices se habían puesto montones de piedras, éstos no se encontraron ni por algunos de los que habían intervenido en el deslinde. Esta otra observación me hace aconsejar que para lo futuro al ir á hacer el levantamiento, mejor dicho, simultáneamente con las operacionas del levantamiento, deben venirse colocando mojoneras de mampostería de piedra, ó preferentemente de concreto. Estas mojoneras deberán tener una forma cónica, piramidal, troncónica ó cilindrica; pero en el eje vertical de- berá existir un pedazo de tubo para poder insertar en él, en cualquiera época posterior al deslinde, jalones, balizas ó ban- deras para nuevas medidas, ocasionadas por fraccionamien- tos ó relocación de los linderos. Las líneas del perímetro, en su mayor parte eran de gran longitud y como no se estable- cieron mojones intermedios entre puntos distantes, no se pue- de determinar cuál es el lindero de dicha línea, á menos de un nuevo trazo e: n instrumentos topográficos. Es casi se- guro que siempre los colindantes irán metiéndose en los te- rrenos nacionales tanto más cnanto que, no hay persona que se los impida. Estos abusos no siempre pueden descubrirse pues aunque la ley de tierras vigente en este momento, orde- na la creación de empleados vigilantes de los terrenos nacio- nales, atendiendo á la conservación de sus bosques, etc., és- tos no tienen el don de obicuidad, ni son tan numerosos que puedan vigilar todos los terrenos; y aun suponiendo que lo fue- ran, entre dos vértices distantes, tal vez diez kilómetros ó vein- te á través de un terreno accidentado y con vegetación, no es posible que ellos señalen la línea recta que une esos dos vér- tices. Este estado de cosas perjudica únicamente al Gobierno porque los colindantes de los terrenos nacionales han ido inva- diendo e^os terrenos y están ejerciendo el derecho de propie- dad, la mayor parte de mala fé. Muchos de ellos han enajena- 278 Edüabdo Bkaven. do parte de esos terrenos, y otros ya son dueños, de esos mis- mos, por prescripción, puesto que han ejercido dominio de pro- piedad por mayor número de años del que fija la ley. Esta observación de los hechos vuelve á sujerir una nue- va idea, y es ella, que deben colocarse mojoneras intermedias en las grandes líneas del perímetro, de manera que una perso- na colocada en una de ellas pueda mirar á simple vista las colo- cadas inmediatamente atrás y adelante. Naturalmente estas mojoneras intermedias, no serán ni tan grandes ni tan bien construidas como las que se coloquen en los vértices del perí- metro. Hasta donde sea posible deben en lo futuro prescribirse los llamados linderos naturales, pues casi todos los pleitos en- tre colindantes, sobre todo entre colindantes de grandes pro- piedades, se deben á la vaguedad de las líneas de los llamados linderos naturales. Es muy frecuente que dos grandes pro- pietarios estén 5 ó 6 años litigando porque no pueden poner- se de acuerdo sobre cual es la línea que va sobre las cumbres de la sierra que separa las dos propiedades, y es que al con- venir que sus linderos eran la cumbro de la sierra, creyeron que iba á ser una línea definida, olvidando que la arista de la serranía que se proyecta en el horizonte es quizás la proyección de grandes mesas que están en la parte alta de la misma se- rranía. Las corrientes de agua, los ríos, los torrentes, los talwegs, se modifican constantemente por aterramientos y deslaves que aprovechan ó perjudican á un colindante; y en nuestra historia se tienen casos, que dan lugar á contiendas interna- cionales, como por ejem{)lo las modificaciones de los cursos de los ríos de las fronteras Norte y Sur. Esta observación hace pensar que conviene en lo futuro procurar que los linde- ros sean siempre líneas rectas y que no se acepten en los nue- vos fraccionamientos linderos naturales. Por otra parte, un colindante poderoso alas márgejies de un río que corriese en Los PLANOS PARA LA NUEVA LKT DE TIEHBAS 279 un lecho movible, por medio de espolones, diques, presas y obstáculos de cualquiera naturaleza, podría hacer que insen- siblemente el lecho de un río cambiase en su beneficio y con perjuicio del ribereño colindante. Las mojoneras de los terrenos nacionales creo que deben ser construidas á expensas del Estado y esto debe hacerse por las circunstancias especiales en que se encuentran los mismos terrenos nacionales cuya ubicación es en las partes más áridas y despobladas de la República y porque la ma- yor parte de los colindantes no cultivan sus propiedades, y, en consecuencia, no perciben utilidades. El lindero entre dos propiedades es una línea virtual que no tiene latitud. El que es dueño de un terreno es dueño de lo que está abajo y de lo que está arriba de la superficie y tiene derecho de usar ó de servirse de ella, de percibir sus frutos, de transformarla, enajenarla ó destruirla; y en con- secuencia creo que á un propietario pobre no se le puede obli- gar á que construya mojoneras especiales, costosas, en un pla- zo determinado y algunas veces hasta violando las leyes de la equidad, porque pudiera suceder que un colindante que tuvie- ra una hectárea de terreno adquirido en 10 ó 15 pesos le co- rrespondiera poner la mojonera del vórtice expensando la mi- tad de los gastos, y esa mojonera pudiera costar 100 ó 200 pesos, ya por el valor intríseco de los materiales empleados en su construcción, ya por la naturaleza del suelo en que tuviera que cimentarse. Está bien que la ley pueda someter el dere- cho de propiedad á diversas restricciones; pero deben de ser equitativas, y así al dueño de la hectárea de terreno de este ejemplo se le debería obligar á poner unos estacones de madera ó un montón de piedras y estas clases de mojoneras se compren- de bien que tienen una cortísima vida y que no llenan el ob- jeto que se persigue. En el Derecho Civil francés se acepta la doctrina que to- do propietario puede obhgar á su vecino al amojonamiento, 280 Eddabdo Bbavbn. haciendo loí» gastos á expensas comunes; pero no hay que ol- vidar que Francia es el país de la pequeña propiedad, que la riqueza está niejor distribuida que en nuestro país, y que el co- nocimiento y el respeto á las leyes está más generalizado que en el nuestro. A pesar de lo manifestado anteriormente, convendría mu- cho una ley ó reglamento para que en las futuras adquisicio- nes de terreno se marque la obligación en los contratos de venta, de amojonar sus terrenos los compradores, en todas las esquinas. Una de las cosas más difíciles con que tropieza el inge- niero es la identificación de los terrenos, porque la mayor par- te de las propiedades que existen en el país no tienen forma regular, sino que, por el contrario, parece que los vendedores de terrenos ó el gobierno colonial, se propusieron darles las for- mas más irregulares, con el objeto de dar lugar á que en lo fu- turo hubiera muchos litigios en los Tribunales. El Distrito Federal ofrece un ejemplo muy elocuente, pues en las decenas de miles de predios rústicos que hay en él, no se encuentra uno que tenga una forma regular y que sus lados estén orientados en la dirección del meridiano y su per- pendicular. Esto lo puede comprobar con unos 800 planos de predios rústicos que existen en mis archivos. En el Distrito Federal también, en su mayor parte, los pre- dios rústicos están sin amojonar, y los linderos dizque señala- dos por zanjas irregulares, por bordos de tierra, por setos, por líneas de magueyes, por hileras de árboles y por caminos. Es- tos linderos tan poco precisos frecuentemente motivan pleitos de todo género entre los propietarios y, á decir verdad, sin sa- ber en ocasiones qué discuten, ó discutiendo fajas de terreno de valor insignificante. En mi práctica dos veces he sido arbitro amable compo- nedor entre dos indígenas que disputaban uno 8 metros cua- L08 PLANOS PARA LA NUEVA LET DK TIERBAS. 281 ^ drados y otro 23 en la serranía del Ajunco. Todos estos ca- sos justifican la circunstancia de que todas las propiedades queden am<^>jonadas y que se dé utia L^y. No trato por ahora, de seguir determinado orden lógico en estos apuntes. Sería conveniente que el plan de estudios, de la Escuela de Ingenieros para la carrera del Topóerrafo se modificara li- geramente, para que pudiera cumplir mejor con los trabajos que en la práctica se presentan en nuestro extenso territorio. Por ser la carrera de Topógrafo la más corta, hay más in- genieros de esta clase, también son los que ganan menos, y los que por la naturalpza de su trabajo viajan más por la Repú- blica y se alejan de las grandes ciudades. Todo esto hace que el Topógrafo sea quizás el más solicitado por el propietario ru- ral, quien le consulta los trabajos que más le interesan en la ex- plotación de sus fincas, y con el plan de estudios actual, el Topógrafo no siempre puede resolver las consultas constantes que en el campo se le hacen. Convendría en mi opinión que se le den algunas reglas para la redacción de informes, algunas cla- ses de irrigación que abarque el arte práctico de hacerlas, el arte de construir caminos de explotación que son indispensa- bles en toda finca agrícola: que se le den también algunos apun- tes sobre los rendimientos de los cultivos, de la ganadería, etc., y sobre el valor predial, principalmente del rústico. Tambiénse deben enseñar las leyes de tierras y las correlativas que rigen la propiedad, así como todas aquellas que rijan los contratos relativos á bienes rurales, á ventas, etc. También que se le instruya sobre el régimen de las aguas, y algo de drenaje. Al- gunas nociones de construcción rural y de albañilería le se- rían muy útiles,, pudiendo así en partes alejadas construir sus mojoneras, instalar vertedores, etc. Como el Topógrafo de nuestro país es frecuentemente nom- brado por las autoridades perito para valorizar una propiedad, necesita conocer lo que anteriormente he manifestado y tam- Mem. Soc. Alaate. México T. 29. (lílOft-1910)— 36 282 Eddardo Beaven. bien en el caso de que soa nombrado arbitro, perito tercero en discordia ó arbitro amable componedor. En resumen, creo que convendría estudiar los planes de estu dio de los Geóme- tras rurales europeos y americanos, y hacer uno comparativo con el plan de estudios de nuestra Escuela de Iiigenieíos, Los conocimientos complementarios que he señalado en la carrera del Topógrafo, los considero indispensables para secundarlas patrióticas miras del Gobierno al tratar de fomentar la agri- cultura, Aunque la enumeración de estos estudios es larga, creo que la instrucción indispensable se podría condensar eu un to- mo en octavo de 300 páginas. En el estado actual de nuestro país no se necesitan sabios ingenieros al estilo de los que sa- len de las universidades alemanas ó francesas, sino ingenieros que ejerzan el arte del ingeniero, aplicando las mejores reglas para hacer bien las cosas, aunque se desconozcan las profun- das teorías ó doctrinas en que se basan las reglas. Dentro de 50 años convendría ir innovando la enseñanza técnica, en el sentido de profundizar teorías y doctrinas. Los conocimientos complementarios á que me refiero se pueden entresacar de tratados de Topografía, de Agricul- tura, de Hidráulica agrícola y de nuestras Leyes codificadas (Código Civil, Leyes de tierras y aguas, Ley minera, Código de Comercio, etc., etc.). Los terrenos nacionales que he recorrido tienen una vegeta- ción, en su mayoría, formada por arbustos ó árboles de poca altura y sólo los que están en el partido del Mez-juital (en Du- rango) tienen bosques de árboles altos. El levantamiento de estos terrenos tendrá que ser costoso, y por eso conviene que se escoja un medio que dé la exactitud suficiente, y que sea sin embargo el más económico. Hay también en los Estados del Norte terrenos nacionales C(m tierras blanquizcas donde la refracción es muy fuerte y las visuales dirijidas á las estacas que 86 van clavando en los alineamientos, cuando se hacen Los PLANOS PARA LA NUEVA LEY DE TIEBHAS. 283 medidas directas, fatigan tnuclio al ingeniero y más aun á los que van cadeneando, y resulta en la práctica, que los ingenie- ros, en los primeros días, ponen gran atención en sus alinea- mientos y en las medidas; pero después se desatienden y al efectuar el cierre de los políg )nos se encuentran grandes erro- res. También al hacer medidas directas resulta que para ha- cerlas bien hay forzosamente que desmontar, y estos desmon- tes no siempre son perfectos, y lo son menos en los terrenos nacionales que exploré porque las plantas que abundan más son las espinosas. Además en las medidas directas hay una gran causa de error, porque materialmente es imposible lle- var las cadenas horizontales ó sin catenaria. Estas considera- ciones hacen indicar como el medio más apropiado, econó- mico y exacto, el de medir con estadia. lia exactitud de estas medidas depende únicamente de la determinación exacta de las constantes y de la buena graduación de la mira. Citaba el hecho de que en esos terrenos hay mucha refrac- ción y con las medidas con estadia se aminora ésta, porque la visual va aproximadamente como á un metro cuarenta centí- metros del suelo. Los terrenos nacionales no tienen eii sí gran valor y la exactitud del levantamiento no debe de ser tan gran- de como la que se emplea en los tr.tbujos de cimiad, y por lo tanto- propongo que sea de Ygso que es el [>romedio obtenido en el error de cierre de 141 lineas por la U. iS. Lake Survey. La longitud de las visuales no deben pasar de üOJ metros y un promedio de las mínimas debe ser de 250 metros. Entre los ingenieros de gabinete estas apreciaciones pu- dieran parecer poco justificadas; pero hay algunos hech<»s elo- cuentísimos como el levantamiento de la línea limítrofe con los E-tados Unidos, en que hubo una bolla comprobación de la exactitud de la estadia. Se midió una línea de 100 millas de longitud con cadena, se hizo la misma medida con estadia y también se calculó esa línea por medio de triangulación; y al comparar los datos, resultó que: la medida hecha con la es- 284 Kddabdo Bbavkn. tadia era la mejor, pues se acercaba más á la obtenida por la triaiiijulación. Respecto de los errores angulares se debe aceptar 0'59"6 de error do cierre por cada kilómetro de línea recorrida, que es- tá de acuerdo con el obtenido en una serie de experiencias efectuadas en los Estado Unidos en 118 líneas que sumaban 826 kilómetros. Ei método que en la generalidad de los casos se debe em- plear es el de rumbo y distancia, pnes hecho con cuidado da muy buenos resultados. No es un método tan preciso de hv vantaniiento como el de triangulación, pero este último es muy costoso y dilatado y los terrenos nacionales que se van á me- dir tienen un valor muy bajo. Una vez obtenido el perímetro del terreno de cada uno de los terrenos nacionales, éstos deben fraccionarse en lotes cua- drados cuyos lados- estén orientados de Norte á Sur y de Este á Oeste y creo que una cosa importantísima es que el Gobier- no Mexicano adopte á nuestro sistema de medidas, el sistema de fraccionamiento que con un éxito asombroso han empleado hace 120 años los americanos. Los terrenos públicos de los Estados Unidos son infinita- mente más extensos que los nuestros, y lodos ellos han sido divididos en lotes cuadrados con lados orientados en el senti- do del meridiano y su perjiendicular, teniendo cada lote de- signación especial conforme á una clasificación sencillísima, y .se puede asegurar que en los 120 años que ha funcionado este sistema no ha halado nunca conflictos de ningún género y menos de identificación. En cambio con el de.sortadística, Militar, etc., etc.; pero el ingeniero que contrate el levantamiento puede tener la consulta de especialistas en cada uno de estos ramos, ó bien organizar un cuerpo de ingenieros que puedan resolver todas esas cuestiones con la misma competencia que los haría una comisión nombrada por el Supremo Gobierno, Los trabajos hechos por comi-siones del Gobierno depen- dientes quizás de una sección no tienen propiamente respon- sabilidad, ya que no se les puede exigir más sino que lleguen á sus horas de oficina, salgan á las mismas y hagan trabajos útiles ó inútiles. Las opiniones del Jefe de la sección ó de los jefes directos de dicha comisión son las que prevalecen aun- que algunas veces sea bien notorio que dichos jefes sean nu- lidades. Esto que digo, es en tesis general pues para honra de 288 Bdüakdo Beaven. nuestro Gobienivo, hay nmchisímos jefes dignos de todo en- comio y de la consideración nacional. Muchas otras cosas se me ocurren; pero no son tan esencia- les como las que he indicado, y por eso las omito; más antes de concluir deseo precisar (^ue estos apuntes están escritos sin pretensiones de ningún gét^ero, y estoy cierto que hay mu- chos errores en ellos, y que son muy deficientes; pero á pesar de esto quiero contribuir con mi grano de arena á los profun- dos estudios que hace la comisión encargada para formular las bases á que deben sujetarse los levantamientos de los terre- nos nacionales de la República. México, Enero de 1910. » ♦ SOCIÉTÉ SCIKNTIFIQDB ,, ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIBB8. T. 29. 289 L'aoliydrobiose et te plasmas silici(iues artiiciels. PAB ALBEET et ALEXANDEE MAEY. (Note présentée par A. L. Herrera, M. S. A. dans la séance du 7 FéTrier 1910). On a depuis longtenips observé les faits de reviviscence chez nombre d'animaux Infusoires enkystés ou Rotiféres des séchés qui avaient perdu toute activité physiologique, et qui- se réveillent á la vie au contact d'une goutte d'eau. On eon- nait aussi la curieuse influence de Panbydrobiose ou privation momentanée d'humidité, sur les oeufs vierges des organismos sexués. Jacques Loeb desséche des ovules d'astéries sur du papier buvard. Replacées ensuite dans Peau, ees ovules so segmentent, et produisent des mondes comme sous Pinfluence de la fócondation. Les plasmas artificiéis de Leduc et de Herrera jouisseut de propriétés analogues. Lescroissancés osmotiques sont "re- viviscentes:" desséchées lentement, avec précaution, puis re- placées dans un milieu salin analogue á leur milieu genera- teur, elles reprennent leuracoroissement provisoirement ínte- rrompu. hes plasmas siliciques du professeur Herrera donnent souvent des figures d'ovules d'abord tres simples, mais suscep- tibles d'évoluer en magnifiques blastoméres, si on les soumet a une technique appropriée. Prenons: 1? Silicate de poiasse; 2" Carbonate de soude. Mem. Soo. Alaate. México, T. 29. (1909-1910)— 37 290 Albeht kt Alexanobk mart. Une góutte de cette solution, óvaporée rapidement a la lampe ou á l'étuve abandonne des pseudo-cellules granulaires, microscopiques, peu apparentes, des sphéro-cristaux qui sem- blen t définitivement fixés á ce stade de développement. Si ou les soumet de nouveau á l'action du silicate, mais cette fois non diluó, et qui apiés deux minutes de repos, on evapore Explication des figures. — 1, cellule. — 2, división binaire. — 3, mórula. , 4, tissu épithélial. — 5, tissu, derechef rapidement la préparation, ees pseudo-cellules se montrent tres foitement accrues par l'intervention du silicate, et gráce au retrait provoqué par Pévaporation, leur masse pseudo-vitelliue s'est segmentée, de telle sorte qu'elles ont creó pour la plupart, une mórula, plus ou nioins avajicée dans son évolution, depnis la división binaire jusqu'au degró plus elevó de multiplieation. Cette seconde épreuve, mais par deuxiéme óvaporation lente, donne aussi des figures d'épithé- lium, d'écailles épidermiques d'une remarquable fidelité. Une L'ANHYDBOBIOSE ET LEP plasmas 8IUCIQ0KS AIITIFICIKLS. 291 seule goutte de la préparation renferme les figures par di- zaines. Le retrait dans les roches produit des effets analogues á la cristallisations. Dans les solutions, il engendre des formes analogues á calles de la diffusion, et la diffusiou, c'est Posmose, mais sans membrane. Ou pourrait diré du retrait que c'est une diffusion négative. Herrera a obten u par ó vapora tion, c'est— á-dire par retrait une foule de formes organoí Jes merveille uses, notamment des pseudo-carapaces de radiolaires et ees fameux embryons humains dont la morphologie mórite d'attirer vive- ment Pattention. Mais, depuis que Fon poursuit l'analogie qui existe entre les plasmas artificiéis et les uaturels, albuminoides, qui ne l'oublions pas, renferment une trame silicique d'importance ca- pitale, il n'est pas sans intórét de rapprocher le retrait mor- phogenique des pseudo-vitellus, de Panhydrobiose fócondante. -SOCIETE SCIBNTIS-KJÜK "ANTONIO ALZATB." MÉMOIBBS, T. 29. 293 ¿COMO FUE TRAZADA LA PIEDRA DEL SOL? POS EL LIO. EAMON MENA, M. S. A. (Sesión del 7 de Febrero de 1910). Siempre he creido que los nahoas poseyeron medios téc- nicos ingeniosos y sencillos para desarrollar su plástica admi- rable; perdidos tales medios, es preciso arrancarlos á los Có- dices y á los monolitos que los contienen. Cuando en 1908 llevó al Museo Nacional los interesantes monolitos que guardaba la casa Boker y C", hice un estudio superficial de aquellos, pero pude encontrar en uno, de carác- ter funerario y penitencial, huellas evidentes de factura. Se trata de una figuia trazada y principiada á esculpir en la su- perficie superior del pequeño monolito; ahí quedaron pegotes de una pasta caliza extendida para dibujar en ella y ahuecar después con el ilztli, como se ve en otros sitios de la misma superficie. Ahora, en la Piedra del Sol, comunmente conocida por Ca- lendario Azteca, creo haber descubierto la manera de proce- der del lapidario, en lo que se refiere al trazo de figuras geo- métricas. Veamos: Aun cuando el perímetro de la piedra está desportillado, conserva en el lado derecho y en la porción superior de la iz- quierda, lo bastante á sugerir que la figura fué la de uu cua- drilongo, en el centro del que, está inscripta la circunferencia del cilindro esculpido. 294 Rahon Mkna. Con líneas de puntos he continuarlo los lados de la piedra sobre la calca de una de las últimas y mejores fotografías que hice tomar por el fotógrafo del citado Museo, Reconstruido el cuadrilongo, uní sus ángulos con diagonales y el punto de intersección de éstas, me dio el centro dñ la piedra y el de la " circunferencia inscripta, con ese centro, pude seguir correcta- mente las circunferencias de la piedra, las que fijó la fotogra- fía; después, tomando la bisectriz de los ángulos formados por las diagonales A, B y C, D, al cortarse, encontré que fijan el eje de las 4 puntas de pie vuelto ó grandes rayos solares de la piedra, '^' que son diametralmente opuestas; he marcado estas primeras bisectrices, con las líneas I J, y K L que al cortar- (1) Véase una fotografía cualquiera de la piedra, que por ser muy ooQooidas no es preciso reproducir aquí. ¿Como fde teazada la piedra del sol? 295 se engendran 4 ángulos rectos cuyas bisectrices sirven de eje á las otras 4 puntas ó rayos que no tienen pie vuelto y que señalo con m. Nos resultan 8 ángulos; sus 8 bisectrices, dan el eje de las 8 figuras designadas comunmente como aspas, las que señalaré con e. En la porción plana de la piedra, sobre la que se levanta el cilindro esculpido, hay ocho perforaciones que siguen á la circunferencia y que son opouibles. De cuantos han estudiado este gran monumento, solamen- te Gama, ert 1792 y Abadiano en 1889, han hecho hincapié en tales perforaciones. El ilustre Gama, creyó que servían pora recibir gnómones, cuyas sombras indicaban las horas. A más de un principio de crítica defectuoso. Gama partía de un supuesto: el de que la piedra estuvo colocada vertical- mente y mirando á rumbo determinado. Estudios posteriores, apoyados por testimonies antiguos, el de Duran entre otros, establecen, sin lugar á duda, la posición horizontal de la pie- dra, en su templo, con lo que viene por tierra el edificio levan- tado con habilidad exquisita por Gama. Abadiano pensó que en las perforaciones se levantaban gnómones, que se unían con hilos, á uno central y que entre unos y otros hilos se colocaban travesanos, constituyendo el todo un aparato de observación astronómica y ritual. Este sis- tema pai'ece suponer la situación vertical de la piedra y en si- tio despejado, así es que por la razón que el anterior, viene por tierra; además*, entre los aparatos de observación, toma- dos de los códices ó inteligentemente explicados por la Sra. Nuttall, en un estudio presentado á la Sociedad de Geografía de esta Ciudad, no aparece algo que remotamente se asemeje al complicado mecanismo ideado por Abadiano. Ahora mi explicación : Yo creo que ante todo, hay que cerciorarse de si las perforaciones son de mano indígena, re- 296 Ramón Mena. saltado de instrumentos indígenas y pertenecientes al monu- mento. La manera de hacer el taladro, su forma misma, aún te- niendo cu-^nta el deterioro por los agentes exteriores, res- ponden afirmativamente. Rf^snelto este punto, y dado que to- do en el monumento tiene su objeto, cabe preguntar. ¿Con qué fin fueron hechos tales taladros? Hemos visto que no pudieron servir para reloj solar ni pa- ra armar un aparato astronómico; luego su destino debe de ha- ber sido de otro orden. Para explicarlo, debemos fijarnos en la colocación de las perforaciones y en que no llevan jeroglí- fico ni adorno alguno. Los taladros siguen á la curva de la circunferencia y están en la porción baja ó rebaja<ía de la piedra, resulta que fueron hechos posteriormente á la circunferencia y después de hecho ¿Como fük trazada i^ pirdba del sol? • 297 el rebajo. En la fig. 2, tenemos marcadas las perforaciones con las letras a, 6, c, d, e,f, g, h; si unimos con liiloslas a e, h d, vemos que pasan por el centro de la circunferencia y co- mo en los puntos i, i, tenemos unas rayas paralelas á la cir- cunferencia, parece que se quizo rectificar ésta; por otra parte, uniendo la 6/, ella y la a e, pasan marcando las líneas del NAO- LLIN; además, fijando por medio del cruce de cuerdas, un bas- toncillo en el centro como punto fijo y de él partiendo un hilo que termine en otro bastoncillo móvil que pueda penetrar en las perforaciones, encontramos un excelente tiralíneas para el trazo de la gran cantidad de rectas que hay en los relieves; por el mismo pracedimiento, pero sustituyendo el bastón mo- vible por un itztli, se trazaron todas las circunferencias y ar- cos de la piedra; así lo he repetido sobre la calca, siendo asom- brosa la coincidencia; así debieron haberlo hecho los nahoas: las mismas causas, engendran los mismos efectos. ¿De qué modo pudieron trazar circunferencias perfectas sin compás y sin señalar aparentemente un centro en la pie- dra, si no es con el procedimiento que be explicado? Procedi- miento sencillo, casi primitivo, como tuvieron que ser los de aquellos hombres, dado su medio y su situación con respecto á los demás países del globo. México, Febrero de 1910. Mem. Seo. Aírate. México. ' T. 29 (1909-1910»— 38 SOClÉTÉ SCIKNTIFIQDE "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIRK8, T. 29. 299 Formes orgaoiíioes aricielb vascularisées. PAR ALBERT et ALEXANDEE MART. (Note présentée par M. A. L. Herrera, M. S. A. Séance du 7 Mars 1910). Leduc a dófini les organismes: des solutions separées par des membranes. La vie et Vosmose, o'est tout un. II apparait méme que les albuniinoides ne juissent de la propriétó de constituer des organismes qu'á cause de la facilitó avec laquelle ils £or- ment des membranas osmotiques. L'albumine, nous le savons, n'est pas nócessaire á. la ma- nifestation de la vie élémentaire. Les silicates collo'i'des, et tou- • tes autres substances salines sous le méme état se cellulisent et vivent en vertu des mémes processus que les protozoaires. Mais il semble que l'albumine, gráce a l'ambiance osmoti- que qu'elle conditionne, joue un tres graml role dans la vascih larisation, dans l'apparition de canaux ciroulatoires au sein d'une colonie cellulaire. Si l'on séme des cristallites de sulfate de cuivre dans une solution de silicate de potasse, on obtient des cellules sans ca- racteres particuliers. Si l'on séme les mémes cristallites dans une simple solu- tion aqueuse d'albumine de blanc d'oeuf, Pnlbumine se preci- pite en flocons alvéolalres sans noyau ni membrane, analogues par la textura, aux élements obtenus avec le sulfate ferreux dans le phosphate de soude. 300 Albebt bt Alkxandbb Vf abt. Maís les résultats sont bien différents en semant les cristal- lites de sulfate de cuivre dans une solution aqueuse d'albumine mélée de silicate de potasse. Les cellules obtenus ont alors des noyaux magnifiques, souvent aussi complexes que ceux des cellules animales ou vegetales les plus perfectionnóes et se multiplient soit en bourgeonnant, soit par karyoMndse. Les colonies sont parcourues de courants d'une tres grand intensi- sité, dessinant des vaisseaux circulatoires tres nets. Ainsi paraissent, dans la solution, de vóritables villosités artificielles, semblables en tous points aux villosités intestinales de l'homme et des animaux. Les cellules occup^nt la péiiphó- rie, á> la maniere d'un épithólium dont elles prenneut l'aspect, et le centre du groupe est representé par un ramuscule vas- oulaire terminé en cul-de-sac. Ces expériences nous mettent sur la voie d'une explica- tion mécanique de la forniation des vaisseaux circulatoires: Ce sont des s 2. Ó > > - • 7.0 3 .... .... .... 7.0 4 .... • ■ * > 9.0 10 ^ ^ 6 7 8 9 . .... 2.0 .... "b'ó .... . '...'. .... '2*0 " • " * ■ ■ • " 10 .... .... • • • • 10.0 11 1.0 12 > > • * 13 8.0 9.0 14 ... - .... • > ■ - 2.1) 15 .... 4.0 16 .... 2.0 17 ... - - . . - • • - • 18 .... 4.0 19 20 2. Ó - - . . 21 1 .... 6.0 22 2.0 23 .... .... • > • * 24 1 25 .... .... 26 1 6.0 • • • • 27 8.0 28 .... l.Ó 29 • - **• 2.0 30 31 .... Sumas. 2.0 8,0 3.0 23.0 27.0 * 42.0 DEL Molino dkl Key, durante kl año de 1909. 307 Cimüdades de linia recooida en la Caá del km de Moino iel Piev, durante e año de IDOD. Días. Julio Agosto. Septiembre. Octubre, Noviembre. Diciembre. 1 2 .... 15. Ó 3 9. ó 15.0 15.0 4 4.0 .... .... .... 5 1.0 • • • • .... 6 8.0 7 8 2.0 13.0 9 10 "*5!Ó ... . "e.Q 11 .. 12. Ó .... 7.0 12 3.0 - . - - 1.0 13 14.0 .... - ■m » • 14 10.0 .... > • • • 15 5,0 ... 16 > • * « .... 17 21.0 4. Ó 18 17.0 . 19 9.0 4.Ó 1.0 20 18.0 • . > • 16.0 21 3.0 7.0 ... 2.0 22 23 24 9.0 24.0 * * " * "2! Ó 25 3. Ó . . . - - - . . .... 26 .... .... .... 27 5.0 28 14.0 ii.ó 41.0 29 11.0 > • > . .... .... 30 1.0 .... 31 1.0 — Sumas. 109.0 88.0 100.0 68.0 * . • • 4.0 Total tle lluvia en ei aOo ITámmO. \ 308 CA^TIDADE8 DE LLUVIA KKCUGIUA KN EL BOSQDB Caiiifados (le iivia recogiía eo e iosfiie de Santa \\ (loraiile e aiio de 190!). • Días. Enero Febrero. Marzo. Abril. Mnyo. Junio. 1 2 . . > ■ .... 1.8 3 • • * * 0.6 4 5.1 6.0 5 0.5 0.1 05 6 * •• > ^ ^ 2.6 7 0.7 0.4 8 • > ■ • 1.3 9 • • • . 3.0 - - - . 10 11 12 2.1 • " " * '..". V." .... .'..'. "0.5 13 0.7 .... . . - - . - - - 19.7 14 . - » . > > • . 04 15 - • • - . m • • • - • 7.6 16 1.9 8.4 17 .... • * • - - « - ' 0.7 18 .... .... 9.0 .... 19 .... .... .... . . . - 20 1.8 1.8 .... .... . 21 .... 5.5 22 .... .... .... 2.1 23 • . • > 24 .... .... 25 - -^ . . • • ... 4.8 2(5 . . . ■ • • • . .' - - 11.5 3.0 27 8.2 0.2 28 0.3 29 • • • - • - • • . 1.5 30 .... 0.1 1.4 31 — Sumas. 1.8 2.5 1.2 18.3 35.6 56.4 » DB S&MT4 FB, DaB^tTTB BL AÑO DB 1909. 309 Cantidades de uva recogida eo e Bosque de Sania Fé, durante e alo de 1909. Días. Julio. Agosto. Septiembre. Octubre. Noviembre. Diciembre. 1 1.8 06 - 2 0.2 1.0 14.2 . 3 7.2 16 0 13.1 4 2.8 3.3 0.9 5 2.1 1.1 ^ . 6 .... 5.0 0.6 7 8 0,5 1.6 1.2 9 10 "7.1 "2.3 11 2.9 1.5 2.3 12 2. i 5.0 13 13.4 6.3 14 7.4 0.8 15 16 17 5.4 7.0 1.0 2.7 - • • • 14.4 .... 6.3 . - . • "2' 7 18 6.9 0.6 0.2 19 18.7 . • • > 4.9 20 4.0 .... 12.2 4.8 21 8.9 12.2 22 8.1 • 23 .... 0.2 15 24 4.7 .... 2.8 0.6 . 25 . .... .... 1.2 26 3.8 .... 12.2 27 17.9 3.1 28 25.7 5.3 29 1.1 0.2 30 0.4 2.0 31 0.4 Sumas . 135.7 80.3 60.9 42.8 8.7 ■ ■ -" - ■ II Total de Uuyia en el año 4é4mm2, 310 Cantidades dk llovía recogida kn el ux-Convento Cailkailes (c ovia refogida en e t'X-Coiiveii 0 ic Di'sicro, ( uranio e aiio (J(j 1 U(j. Días. •Enero. Febrero. Marzo. Abril Mayo. Junio. 1 2 3 .... . • • .. .... . « - . .... .... "áó y... .... 4 • > . • 0.5 23.0 5 .... 3.0 ii.5 G 1.0 7 15 8 • * * • 4.0 12.5 9 .... 7.0 • • > ■ 10 .... 3.0 11 .... .... 12 4.5 13 . ., . . .... 24.0 14 15 16 .... 12.0 ""! . . . - 'aó 17 .... 22.5 18 .... l.Ó 2,0 19 .... . - - - .... .... 3.0 20 .... .... .... 8.0 . • • • 21 .... . - - - .... • • • . 6.0 22 .... . - . . .... - . • B 1.0 23 .... ... - . ■ . . 12.0 24 25 26 — 4.0 .... • > • • 1.0 27 14.5 40 28 .... 2.0 0.5 29 30 — 5.5 31 — Sumas . 2.5 4.5 23.0 49.5 IL'G.5 DEL Desierto dorante kl año dk 1909. 311 Caoli Jades de uvia recogida en e ex-Coiivento de Desierto, ( urante e aíio de 1909. Días. Julio. Agosto. Septiembre. Octubre ííoviembre. Diciembre. 1 1.5 10.5 2 6.5 20.0 21.5 1.5 - - »• 3 2.5 30.0 54.0 4 2.0 12.5 25.0 5 12.0 12.0 6.5 6 1.5 10.0 • • • ■ 7 11.0 7.0 ii.ó 1.0 8 2.0 1.0 «'9 .... 3.0 .... 2.0 10 _ . 0.5 .. 11 3. Ó 2.0 • 2.0 .... 0.5 12 18.0 2.5 5.5 13 0.5 1.5 2.0 14 27.5 26.0 11.5 15 29.0 12.5 16 1.0 5.0 6.5 17 0.5 2.0 18 6.0 • « ■ ■ 13.5 3.5 19 9.5 • * • • . 20 8.5 9. Ó 25. Ó 21 1.5 1.5 .... 4.0 22 25 9.0 3.5 4.0 4.0 23 2.5 . 5].0 24 5.0 3.0 .... 4.5 25 0.5 5.0 26 7.5 2.5 27 i. Ó 3.5 28 3.0 u.o . . * • 3.0 29 49.0 35 0.5 30 22.0 1.0 31 28.0 25.0 Sumas . 188.0 241.5 251.0 71.0 1.5 11.5 Total (le llavia eu el año 970mm5. SOCIÉTÉ SCIENTIFKJOB "ANTONIO ALZATB." MÉM0IRB8, T. 29. 313 Teodolito llagnético Iloxicano y observaciones ejecutadas con él en Teotiliuacán el 28 de Diciembre de POR M. MOKENO Y ANDA, M. S. A. En la sesión del 6 de Diciembre de 1909 tuve la honra de presentar ante esta Sociedad el teodolito magnético ideado por mí y que el Sr. Ing. Don Ángel Anguiano, Director de la Co- misión Geodésica Mexicana, se había servido mandar cons- truir por la acreditada casa Troughton & Simms, de Londres (N° 100). Anticipadamente desde la sesión del 7 de Agosto de 1905 había hecho una breve exposición del dispositivo que ha- bía dado al teodolito. Aunque las figuras que se acompañan dan idea clara del instrumento, voy á dar unas ligeras explicaciones acerca de él. Es un teodolito astronómico de 5 pulgadas, con 1 minuto de aproximación en sus dos círculos. Quitando el telescopio de sus montantes, se pone en su lu- gar y sobre los mismos montantes, pues tiene muñones igua- les á los del telescopio, una caja rectangular de madera que en la parte superior lleva fijos un nivel, un tubo metálico pa- ra la suspensión de las agujas, y el termómetro para anotar la temperatura en las observaciones de oscilación. El tubo de Mem. Soo. Alute. México. T. 20.(1000-1910)— 40 314 -M. Moreno y Anda. suspensión tiene una cremallera que sirve para acortarlo ó alar- garlo y remata en la pai'te superior en el casquillo graduado para medir la torsión. La lectura de las escalas de los imanes, se hace por me- dio de un microscopio fijo en el extremo del lado menor de una barilla doblada en ángulo recto, la que en el lado mayor tiene una abertura circular en que entra un pivote horizontal fijo en uno de los montantes del instrumento: en el extremo de di- cho lado mayor hay un contrapeso para equilibrar el sistema. El microscopio gira en un plano vertical paralelo á las divi- siones verticales de las escalas de las barras. En la figura núm. 4 el microscopio se ve en una posición inclinada, pero bien se comprende que para hacer las lecturas debe encontrar- se horizontal, siguiendo el eje magnético de los imanes. Las agujas imanadas son tres: una para la declinación, otra para las oscilaciones y la tercera, pequeña, es la auxiliar en las observaciones de desviación. El instrumento fué estudiado en el Observatorio de Kew en el mes de Agosto de 1909 y trae los certificados de sus cons- tantes V las tablas de corrección. Explicwión de las figuras: Fig. núm. 1. — Disposición del instrumento para recibir el tfrdescopio. Fig. núm. 2. — Teodolito arreglado para las observaciones - astronómicas. Fig. núm. 3. — Retira'lo el telescopio, ocupa su lugar la ca- ja de madera con sus accesorios para la observación de declinación y oscilaciones. (Por una distracción no se colocó el mi- croscopio, el que se ve en la parte infe- rior de la figura). Mein. Hoc Álzate. T. 29. láni. XYJ. r-- ,^0!¡&yA^a% ?ítg! Fi-. 1. Píí¡'--fS! Fig. 3. Teodolito mugnético mexicano. Meir. Soc. Alza*"''. T. 2t', láiii. XVÍI. Fiij. í?. Teodolito raat^uético me:iicauo. Mem. So3. Al7,ate. T. 29, lám. XVIir. F,g. 4. Teodolito iu¿iu,nético mexicano. Teodolito magnético númeeo 100. 315 Fig. núm. 4. — Instrumento dispuesto para la medida del ángulo de desviación.' La regla metálica entra en dos correderas fijas en la parte inferior de los travesanos horizontales de los montantes. Con el fi^n de probar la bondad y exactitud del instrumen- to hice con él observaciones magnéticas en Teotihuacán, el 28 de Diciembre de 1909. A 44 kilómetros al NE d« la ciudad de México se encuen- tra la estación de Tf^otihuacán, del Ferrocarril Mexicano, y 3 kilómetros al N. de dicha estación la gran pirámide del mis- mo nombre. Esta pirámide, según las observaciones de la Comisión cien- tífica de Pachuca, se halla situada á 1904T 26"7 latitud N. 6'^35'"18 ' 3 long. W. de Gr. La altitud de Teotihuacán según la nivelación del Ferro- carril Mexicano, es J 11 Avril 4. — N? 1296. Mars 28.— On ajoute du Mn CP pulverisó sur Sdb lks oxidases siltciqdes abtificiblles. 333 le silicatedesodiura+H^O-. Plantes de Traube (Fig. 1): les bulles d'oxygéne brisent les parois des pseudo-phytes. N? 1297. Mars 29. — On ajoute de l'eau oxygenée au si- Hcate do sodium et Mn Cl" en cristaux. Production de pseu- do-phytes de Traube remplies de bulles d'oxygéne. II y a parallélisme de la oroissance, de la morphogénie et de la fer- mentation. Des bulles d'oxygéne entrainent le silicate de manganése gélatiueux. (Fig. 2). N" 1299. Mars 30. — Silicate gélatineux de manganése, fin, lavé 2 jours sur le filtre. Décompose activement H"0-. Les flocons entrainés par le.s bnlles arriveut á la surface de la li- quenr et forment une espéce de voile de fernnentation. (Fig. 3). N? 1302. — Du silicate de manganése est mis en macéra- tion Hvec un excés de siüeate de sodium sirupeux. Dissolu- tion. On filtre et dyalise pendant 20 heures, aprés dilution et addition de HCl. Le silicate de manganése eolloide ainsi ob- tenu décompose H'O'. De la méme fagon on devra préparer d'autres fennents et des silioates terreux ou métalliques, dont la coagulation par les seis donne des amibes et des globules pseudo-vivants. Probablement, dans la nature, l'eau alcaline, de la décomposition des fehlespatlis aura aussi une action di.s- solvante sur les silioates terreux et métalliques- J'hí observé en outre que la potasse a une action dissolvante sur ees sili- cates plus intense que la sonde. N? 1304. Avril 8. — Oxydase de silicate de manganése fin, préparée aveo: Silicate de sodium sirupeux ^0 gr. Eau... 100 MnCP 10 jí )> Eau 100 „ Précipitation et lavages. Dessication. 334 A. L. Hesbeba. On prend de cette oxydase 0,05 Eau 40,00 Eau oxygenóe 5,00 On place dans le flacón d'un uróométre, á 10 ''20, jusqu'á Dégagement d'oxygéiie 10 c. c. C'est-á-dire que 0,05 de cette oxydase présentent une ac- tivité considerable. Le dégagement d'oxygéne a persiste pendant quelques jours. Je n'ai pas eu le loisir nócessaire pour comparer ees oxyda- ses avec les ferments de Bredig et Bertrand et pour instituer des expériences sur des animaux et des malades. ^ L'empoisonnement des oxydases siliciques par l'iode et le sulphydrate d'ammoniaque exige le concours de quelques jours. Introduites dans l'organisme elles ne seront pas em- poisonnées par les toxines ou microbes, au moins d'une ma- niere subite, et cette circonstance présente un grand intérét. CONCLUSIONS. 1° Les silicates de manganése présentent les deux pro- priétés principales des oxydases naturelles: coloration bleu avec la teinture de gaíac et décomposition de l'eau oxygenée. 2? On obtient des oxydases synthétiques de Bertrand sans albumine, á l'aide de substances inorganiques. 3? Les formes artifioielles de plantes produites parTraube et, en general, l'immense serie de stiuctures organoüles pro- duites par Harting, Rainey, Vogt, Leduc, les fréres Mary, He- rrera, Kuckuck, etc., présenteront, en outre des similitudes Mem. Soc. Álzate. T. 29. pl. XIX. «,'■ /^, t> 1-t- -■; # "'-w**' -'í*^ i* •a. ..*' ..^^ Silicate gélatiueux de mangaiiese, fin, lavé 2 jours sur le filtre; dé- .2 i-oniposition active d'eaii oxygénée. Oxydase. Zeis-^x ÍSilicate de soude-|-H j<_)2+^rn Cls- Concordance duplasmoge- iiie et fermentatiou. SnB 1^8 OXTDASKS SILICIQüBS ABTIFICIKLLBS. 335 morphologiques, structurales, physiologiques des simi- litudes chimiques au cas oü l'on ajoutera aux silicates des tra- ces de seis de manganése. 4? La vie ne saurait avoir une base physique (collo'ídes inorganiques) et une base chimique (albumine). II se peut que les gels inorganiques soient la base des diastases, agents de l'activité chimique de la cellule. México, le 29 Arril 1910. ^•^ » SOOIÉTÉ SCIKNTIMQÜK „A«TONIO AlZATK." MÉMOIBBS, T. 29. 337 Algunas causas que inflüyeo en la variación del censo en Lek POa EL PBOF. MAEIANO LEAL, M. S. A. (Sesión del 6 de Jnnio de 1910). Para completar nuestra nota de mayo del año anterior so- bre fluctuación de la población y sus causas principales en esta ciudad, según nuestro entender, damos hoy este trabajo que tendrá su valor relacionándolo con su tronco. Como para el anterior tomamos nuestros datos de naci- mientos, de los curatos, por las razones expuestas ya. Aplicada la regJa al caso de 1909 para llegar á obtener un quinquenio nuevo y poder hacer la comparación por quinque- nios completos, le encontramos un número total de habitan- tes igual á 81,667, muy bajo, comparable á los anteriores, á 1873, 1874, 1889, 1893 y 1897; pero queriendo, como dejamos dicho, hacer la comparación por períodos que pueden estimar- se como regulares, hemos reunido los datos del período en grupos de á cinco años, dando principio con el de 1865 á 1869 y obtenemos los resultados siguientes, es decir que se encuen- tran en el cuadro adjunto, donde hemos hecho figurar algu- nas comparaciones que pueden tener alguna importancia. En la gráfica salta más á la vista el camino que deseamos sea considerado: se observa un aumento continuo de 1865 á Mem. Soc, Álzate. México. T. 29. (1909-1910)— 43. 338 Maeiano Leal. 1884j sigue uu descenso también continuo hasta 1894, es de- cir en diez años, para volver á elevarse hasta 1904, desde don- de vuelve el descenso sostenido. (n 0 ^ v. ^ ■V. V. «5 <} ^ ^?. ^ o I o (Ti ^-^ > O I 0^ ^" Queriendo ver si se podía tener alguna regla que nos per- mitiera predecir los aumentos y bajas sólo nos enconk-amos con lo sii^uíí^ntp, que pnede estimars»^ como la causa de la va- riacióu: el primor anmf>nto, es de<^ir, p1 de 1865 á 1884 con- cuerda con la liberada del Ferrocarril Central y mantenimiento de fin de línea en esta cindail, lo que le trajo un progreso que fué pasajero; en el primer descenso está comprendido el año de 1888 en que tuvo lugar la inundación de la ciudad, vino es- casez de ciertos elementos y por consiguiente hubo emigra- ción, uniéndose á lo dicho 1a prolongación de la vía férrea y por consiguiente la terminación de estación final. Pasados los efectos de la inundación vuelve el proí^reso y el aumento que El censo kn León. 339 se sostiene hasta 1904; viniendo luego descenso continuo, que bien se puede explicar por los efectos de la crisis gene- ral y por la emigración hacia los Estados Unidos de mucha de nuestra gente de campo. Muy probable es que viéndose el mal trato y las decepciones que por allá se experimentan se remedie el mal y terminando los efectos de la crisis vuelva el aumento de la población que hasta hoy no se hace sensible; pero que sin embargo nos acusa un censo mayor que los de los primeros años de nuestro estudio. Muy mucho deseamos llegue el recuento de octubre próxi- mo y conocer lo que dé para podernos pronunciar definitiva- mente sobre el valor de la regla. Ceaso de León en 1909. r Parroquia del Sagrario.. 2,090 Nacimientos.. < Parroquia del Concillo... 514 ( Parroquia de San Miufue^l. 336 Total 2,940 A 36 por mil habitantes, hacen un total de 81,667. Comparaciones. Censos. Diferencias. Promedio de 45 años ... 106,352 En el año de 1909. .'. ... 81,667 24,685 Promedio de 45 años .... 106.352 Promedio de 1905 á 1909. 115,139 8.787 Promedio de 1900 á 1904. 117,744 Promedio de 1905 á 1909. 115,139 2,605 Promedio de 1880 á 1884. 115,150 Promedio de 1905 á 1909. 115,139 11 Notable por verificarse á los 25 años justos. 340 Mabl&no Leal. Por afios. Años. Censos. Diferenoias. 1874 92,667 11,000 1889 95,555 13,888 1893 85,638 3,971 1897 96,417 14,740 En los años de 1864, 1866, 1867 y 1868 el censo fué infe- rior al del año actual; en los denaás superior, oscilando entre 102,028 el año de 1879 y 131,972 el de 1903. Por qninqnenios. De 1865 á 1869 81.267. ... 33.872 De 1870 á 1874 96.461 18.678 De 1875 á 1879 109.806 5.333 De 1880 á 1884. .. 115.150 11 De 1885 á 1889 114.661 .... 478 De 1890 á 1894 104.189. ... 950 De 1895 á 1899 108.017 7.122 De 1900 41904 117.744 2.605 De 1905 á 1909 115.139 León, Mayo de 191Ü. SOCI^É SOIBNTIVIQDB "ANTONIO ALZATB." MÉMOIBBS, X. 29. 341 PAR ALBERT et ALEXANDKE MAEY. (Note préeentée par M. A. L. Herrera, M. S. A. Séance du 6 Juin 1910). II n'est pas douteux que toute cellule organisée est due á la formation d'une membrane prócipitée autour d'un cristal- lite salin, ou d'une e;outtelette acide, dans une solution. L'al- bumine, étant dounée complete, c'est-á-dire impregnée de seis et de sílice, so peuple spontanément de leucocytes et de phago- cytes des qu'une cause quelcoaque y determine la production de molécules d'acide formique, ou de formiates. Les molécu- les formiques coagulent autour d'elles la membrane de la jeune cellule. L'ovule se forme de la méme fagon. La fusión de la vésicule de Purkinje avec celle de Balbiani determine une double décomposition chimique, donnant naissance á un for- miate; ce formiate, cette particule saline microscopique, donne naissance, par simple précipitation, á une membrane vósicu- laire: Vovule est né. Le spermatozoide renouvelle le composó formique ayant perdu de sa vigueur. Dans la fócondation par le gaz carbonique, il-y-a encoré production d'un formiate, car l'eau, le gaz carbonique et le potassium (tous les liquides organiques en contiennent) don- nent naissance á des composós formiques. 342 Albbbt bt Alexandbk Mabt. Ainsi tout Vorganisme se construtt par des procedes analogues á ceux de la plasmólogie experiméntale. Ce sont les observations du (iocteur Garrigue qiii nous ont mis sur la voie de eette im[>ortante déeou verte. Dans l'organisme déjá construit, le sang est le liquide plas- mogéne par excellence. Il-y-a plusieurs types «le sangs. Dis- tinguons: 1° Le sang á base de/er (vertebres). 2'.' Le sang a base de cuivre (céphalopodes). 3" Le sang á base de manga- nése (mollusques). Les mótaux indiques sont dits respiratoires. lis permettent la combustión vitale. En prenant pour substratum un ferro- cyanure ammoniaco-silicique, et pour nucléole un sel de fer (sulfate ferrique) on obtient des rósultats sur la nature des- quels toutes nos études ont jusqu' ici porté. Notre but, présentement, est de faire connaítre qu'un nu- cléole cuivrique, dans un milieu ad hoc, reproduit également des formes organisées. 'Oes formes sont bruñes, deviennent violacées comme le pigment du sang des céphalopodes, lors- qu'elles restent longuement exposées á l'air. Pour les obtenir, on prend un mélange'des trois composés suivants: eau de mer ; ferrocyanure de potassium; trartrate de son- de. On séine dans ce liquide complexe des cristalHtos de sul- fate de cuivre. II se constitut de magnihques amibes finemeut granuleuses. Les noyaux sont tres apparents. Le mode de génération de ees pseudo-cellules est la gemmation. De gros bourgeons, restant attachés a la cellule-mére, se forment pendant la pre- miéve heure. II se dévoloppe aussi de petits bourgeons super- ficiels ayant tout l'aspect de nouvelU s cellules et qui faisant d'abord partie des éléments primitifs, conquiérent, en 48 heu- res, une ir;dép< ndanee totale. La génération par bourgeonne- ment s'explique tres facileuient. Le centre du cristal qui sert de nucléole est en méme 35 €Sfe con lajas ó con un mortero comparable al hor- migón. Yo encontré una superficie plana de tierra apretada. El núcleo de la construcción era un montículo de canto ro- dado, texcaltetl (piedra negra con infiltraciones de sílice) y lo- do; las soluciones de continuidad, fueron rellenadas con grava y lodo; las caras del montículo, afectando aquellas que había de tener el monumento, fueron aplanadas con grava y morte- ro de cal y arena de barranca, en gran proporción la primera. Sobre tales superficies fueron colocados directamente los blo- ques de piedra ya cortados, andesíticos unos y de arenisca otros, arrancando directamente del suelo y sin cimiento, pues 2 decímetros de tierra floja que ocultaba dicho arranque, fue- ron llevados indudablemente por los agentes exteriores. DETALLK8 HB CONSTRUCCIÓN DKL MONUMENTO DB XOCHICALCO. 349 La dimensión media de los bloques es de 1 metro de lon- gitud, 60 centímetros de latitud y 40 de espesor; los de las es- quinas, son más gjrandes que éstos. Entre unos y otros, no hay lodo ni mortero y están colocados de tal modo que hacen un amarre fuerte. Fig. 2. Tengo por inconcuso que los bloques fueron esculpidos después de colocados, así lo confirman las líneas del dibujo y las fallas del lapidario, entre uno y otro bloque, fallas corregidas oon pequeños bloques ó con mortero que completa la piedra desportillada. Esculpidas las caras, recibieron una imprimación blanca, de cal y creta, especie de estuco, sobre el que fueron aplica- dos colores, de los que quedan huellas ciertas de rojo, verde. azul, amarillo y npgro. Aquí cabe advertir que se conservan fallas ó enmendaturas del pintor, por las que se ve, que colo- cado un color por otro, se le recubrió con la imprimación blan- ca y sobre esta se colocó el color definitivo. Esto proporciona un dato de factura y hace ver que no hubo en Xochicaleo su- perposición simbólica de colores. El Dr. Seler creyó que el cuerpo del monumento era hue- co y que comunicaba con cámaras subterráneas. Hay en el nú- cleo dos excavaciones, de adelante á atrás, hechas sin cuida- do y con el fin de buscar t ísoros imaginarios, estos hoyancos, hechos en la época de Maximiliano, contribuyeron á la caída del segundo cuerpo, visto aún por el P. Álzate. Precisamente los hoyancos me enseñaron que el núcleo fué macizo y me ministraron detalles de construcción. La alturadel primer cuerpo, basamento propiamente dicho, es de 3 metros 89 y la del segundo, de 1 metro 68, ñor mane raque la altura total dei teocalli, en Marzo de 1909, era de 5 metros 57; la inclinación del talud del basamento, 73 grados y la del segundo, 66 grados 70; El paseadero que hay entre la comiza del primer cuerpo y el talud del segundo, es de 47 centímetros. 350 Ramón Mbna. De las 4 caras del teocalli, la que mira al poniente, lleva al centro la escalinata de acceso, entre dos ancones que avan- zan y que están esculpidos en sus caras externas, llevando en el pasamano relieves ornamentales de escama de culebra. Se conservan los primeros peldaños de 9 metros 53; 40 centímetros de peralte y 30 de huella. Un explorador alemán, asignó á la escalinata 15 peldaños, el Dr. ¡áeler, 11 yo le se- ñalo 13, tomando una base absolutamente ritual. El primer peldaño, lleva al centro y adelante un pequeño sillar que hace presumir estuvo la escalinata dividida, lo que parece tener confirmación en el hecho de haber sido adoradas dos deidades en este Teocalli. Dos deidades fueron adoradas en el Gran Teocalli de Te- nuchtitlan y tuvo su escalinata dividida en dos. El P. Álzate, en 1,791, cuando visitó las ruinas de Xochi- calco, tuvo informes de ancianos, asegurando que el teocalli tuvo 5 cuerpos. Los Doctores Peñafiel y ÍSeler, dan solamente 2 cuerpos á la construcción. La solución de este problema es extraña á la índole de las presentes líneas; más no creo ocioso apnntar que la observación de pinturas y alfarerías tlal huleas en lo concer- niente á casas de Dios, proporcionarán la última palabra. La altura media de los relieves de las caras del Teocalli es de 6 centímetros; la del cuerpo de los grandes cipactli es de 1 decímetro. Todo el material empleado en el monumento, existe en su comarca: el canto rodado, la arena y el agua en las barrancas inmediatas; la piedra calcárea y la creta, en las cercanías de Apatlasco, no lejos de Tetlama; rocas andesíticas, en el Te- yotzin, al N. E. del monumento y cinabrio en las minas de Cuintepec y Tepeyoculco, G kilómetros al W. do Tetlama. México, Junio de 1910. Detalles dk construcción dkl Montjmrnto dk Xochioalco- 351 Las Fortificaciones. Como 6 kilómetros al S. de Cuernavaca, está el cerro de Xochicalco, de caliza, con una altura de 117 metros sobre el llano y de 1,585 sobre el nivel del mar; tomada ésta sobre el teocalli. De la base á la cima, se encuentra un ancho foso no muy profundo, rodeando el cerro unos 4 kilómetros é interrumpido al N. E. por un maciso á manera de puente que conduce por ancha calzada al castillo; de estos dos monumentos hablaré adelante. » Salvado el foso, una serie ascendente de paseaderos y ta- ludes, cortados en las mismas vertientes del cerro, lo rodean. Las dimensiones de esta gran gradería, son diversas y cada ta- lud tiene revestimiento de piedra pequeña, cortada en una ca- ra. A manera de contrafuertes, hay á grandes trechos mon- tículos piramidales de caras revestidas como los taludes y que semejan bastiones. Prosiguiendo la serie de paseaderos ó terrrazas, se advier- te que el ascenso es en espiral. De arriba á abajo, el primer talud es irregular, según se ve en el perímetro de la fig. 1. En los taludes al N. del Teocalli, hay abiertos subterrá- neos, de paredes revestidas de piedra de cal, piso de hormigón y que presentan puertas trapezoidales de piedra gris, actualmen- te (1909) tapadas y que es posible comuniquen unos subterrá- neos con otros; 7 contó la excursión del E. de Morolos. A uno de ellos fueron Maximiliano y Carlota y para que pudieran pasar cómodamente, fué mandada ampliar la entra- da y colocar dos peldaños, destruyendo el pavimento, acto de barbarie que presagiaba la era de las reconstrucciones arqueo- 852 RAMÓN Mena. lógicas. Este subterráneo , de paredes onduladas oomo el cuer- po de una serpiente, sigue de N. á S. como con dos metros de claro y 1.75 de altura y después de casi 20 metros se llega á un lugar en que el techo se amplía y eleva, la ampliación es como un casquete hemiesférico que se va estrechando en tubo de chimenea; tanto el casquete como el tubo llevan revesti- miento de piedra pequeña cortada, se les llama vulgarmente las "chimeneas", poi*que hay otros. Togno los estima comuni- nicaciones entre fuerzas colocadas en las terrazas y en el teo- calli y otras de reserva ó para sorpresas, en los subterráneo?, es decir, les atribuye un objeto exclusivamente militar. Se les ha tomado también por ventilas de los subterráneos y si tales usos tuviera, no hay que perder de vista el meramente astro- nómico, dadas las referencias astronómicas que arrojan los je- roglíficos del teocalli y la facilidad de observación en esa es- pecie de telescopios con su cámara obscura en el subterráneo. Togno le da á la situación y terrazas de Xochicalco un al- to valor estratégico, las considera inexpugnables y cree que aun podían ser artillaiios, pues la ilisposición responde á los conocimientos clásicos actuales del arte de fortificar. El teocalli está ligado por una calzada, al castillo: la cal- zada tiene el tipo de una vía romana, es muy ancha y sigue la pendiente de un cerro, hábilmente suavizada; grandes lajas de superficie plana y contornos no picados, sirven de sólido pa- vimento; el ascenso no es fatigoso. La calzada es, pues, un gran monumento, único en su género. (Figura 5). El Castillo, así se le llama á la fortificación piramidal de una base y dos cuerpos en la que remata la Calzada y que do- mina perfectainente el teocalli y las fortificaciones haoia el S. W. Por el talud superior del Castillo, hay fragmentos de si- llares andesíticos con restos de pintura roja; se encuentra tam- bién nri block de ornato y que parece una flor estilizada. Aun cnan» > T o & c ce .2 c f#:^- •^ L * r* ^' # o © a. ce "^. ■^ 8 rH C5 o .— 1 u © a > ai-tr.. ('ara Si X X s: < 'Jl as s -03 c a O vo8 o i> o o O ■^ 9 -tí O SOCfÉTÉ SCIENTIFIQÜE "ANTONIO ALZATK." MÉMOIRE8, T. 29. 369 PARÁSITOS VEGETALES DE LA ALFALFA (IWicago saliva) POR GUILLERMO GANDAEA, M. S. A, Profesor en la Escuela N. de Agricultura. (Sesión del 6 de Junio de 1910). Las plagas de la alfalfa, debidas á parásitos vegetales, son las siguientes: La Cuscuta. (Cuscuta americana ?J La Cuscuta es una planta fanerógama de la familia de las Convolvuláceas, cuyos tallos son delgados, volubles, amarillen- tos, violados ó rojizos, parecidos á nna cuerda de violín. Vulgarmente se le conoce con los nombres de zacatlaxca- li, cuerda de violín, cabellera del diablo, etc.; los indígenas saben extraer de ella una materia colorante. Sus hojas están atrofiadas, y como los tallos carecen de clorofila, la planta no asimila el ácido carbónico por medio de la función. clorofílica y por esto se vé obligada á parasitar, emi- tiendo sus tallos una especie de raíces adventicias que intro- duciéndose en la corteza ó raíces gruesas de suculentas plan tas son verdaderos chupadores de la savia de éstas. Las flores son blancas, penduculadas, con estigmas globu- Mem. Soo. Alíate. México T. 29 (1909-1910)— 47 370 GCILLEBMO GjLNDABA. losos y llevan una bráctea en su base; la semilla es parecida á la de la alfalfa y como en los alfalfares plagados por la Cus- cuta, fácil es colectar la semilla de ambas plantas, sucede con frecuencia que al sembrar la primera se siembre á la vez la segunda. En los alfalfares plagados de Cuscuta se nota esta pará- sita rastreando entre las matas y trepando en los tallos en que parásita. En el Valle de México se ha desarrollado mucho esta pla- ga la cual ha causado ya considerables pérdidas, por lo que es urgente que los alfalferos pongan en práctica las siguientes medidas. Tratamiento. 1* Al sembrar la semilla de la alfalfa, es preciso cercio- Fig. 1. — La Cuscuta atacando un tallo. rarse que ésta dependa de casas que garanticen su pureza, ó PABÁ81T0S VEGETALES DB LA ALFALFA. 371 bien, consúltese sobre esto á la Estación Agrícola Central, donde con ayuda de anteojos de aumento y otros aparatos es- peciales, fácilmente se descubrirán las semillas intrusas. Pa- ra esto sólo basta enviar una muestra de la semilla que se quie- ra escudriñar. 2" (Si la plaga se halla ya desarrollada en los cultivos, des- pués de un corte de la alfalfa, rastríllense los tron(juitos pa- ra entresacar los tallos de la Cúscuta.y quemarlos en seguida. Después pulverícese el alfalfar por medio de una bomba pul verizadora, con una solución de sulfato de hierro al 5 por cien- to. Si al segundo corte de la alfalfa se notan aún huellas de la parásita, pulverícese otra vez td alfalfar con la misma solu- ción, pero al 6 por ciento. La Orabanca de la alfalfa. {Orobanca rubens). Esta fanerógama de la familia ile las Orobancáceas, es pa- rásita de la alfalfa cuyos pe'rjuicios uo son de consideración por ser muy rara en los alfalfares. Como de 15 ó 20 centímetros de altura la Orabanca ru- bens, es de flores sésiles y rojizas, estambres muy vellosos y estigma amarillento; cáliz compuesto de dos sépalos cortos; corola bilabiada, con el labio inferior escotado y de tres lo- bos; flores dispuestas en espigas y con una bráctea en la base; fruto capsular con dos valvas que quedan adherentes en la base y en la cima en la dehiscencia. Tallo carnoso, dirigido, simple, amarillo rojizo y grueso en la base. 372 GniLLBRHO Gándaba. El Chahuíxtle de la alfalfa. {üromyces striatus). Caracteres exteriores de la enfermedad. , Esta plaga es parecida á la que se conoce con el nombi'e vulgar de "tizón" y sólo difiere de ésta por ser las manchas más pequeñas y obscuras; dichas manchas no son aureoladas y se presentan como cojinetes formando verdaderas pústulas que á su madurez se abren para expulsar las fructificaciones del parásito. Causa de la enfermedad. La plaga se deb^^ al parasitismo de y^'^'l^- un hongo del ord^m de los Uredinomi- ■'f'/áT- • i^W'^ •'-^-*"^> y¿#''|j cetos, de la familia de las Uromíceas, ■%p del género Üromyces y de la especie- Striatus. Estudio del liongo. . í^^, i m m ^ Estaüromiceácea es heteroica; pro- duce sus decidiólos y (ecidios en los Tití- malos {Euphorbia cyparissias) y las ure- dosporas y teleutosporas en el Trébol y Fig. 2. — a, fragmento de hoja mostrando Tas piis- más comúnmente en la Alfalfa tulas aumentadas, b, te- r.n ' . • i 3 i /■ j leutospora y c, uredospo- ^^^ carácter esencial del genero de ras del Üromyces striatus. este hongo es la forma de la teleutospo- ra, unicelular, más ó menos ovalada; obscura de color y con membranas que se engruesan hacia el ostiolo. El carácter esencial de la especie, se halla en las estrías longitudinales que á manera de crestas existen én la superficie de la teleutos- pora. Parásitos vcostales db la Alfalfa. 373 Las uredosporas son casi esféricas, amarillentas, con mem- branas gruesas y con dos poros. Tratamiento. Desde luego convendría destruir los Titímalos que se ha- llen cercanos á los alfalfares para cortar el ciclo generativo del hongo. Evítese un exceso de humedad en el terreno, y en Otoño córtese la alfalfa plagada y quémese; cuando comien- ce á retoñar pulverícese el alfalfar con caldo bórdeles. En México no se conocen los Titímalos y sería provecho- so que se buscara la planta ó plantas nodrizas del hongo pa- ra que destruyéndolas se corte el ciclo generativo del parásito y librar por ese medio á la alfalfa de la plaga. Existe la Eu- forbiácea Euphorbia latyris, pero hasta ahora no se le han reco- nocido los decidios correspondientes. El Blanco de la Alfalfa. {Peronospora trifoliorum) Caracteres exteriores. Las hojas y los tallos de la alfalfa se cubren de un polvi- llo blanquizco dando al alfalfar el aspecto de ceniciento. Des- pués de 15 ó 30 días, el follaje so marchita y decolora y los tallos se doblan y se secan. Mif>ntras tanto se producen las coniiias del parásito y aunque se corte la alfalfa, éstas caen sobre los retoños, contagiando al cultivo, atacándolo y evitan- do el crecimiento de la planta cuyas hojas quedan pequeñas y amarillentas, aunque abundantes. Causa de la enfermedad. Esta enfermedad es debida al parasitismo de un hongo del orden de los Ficomicetos, de la familia de las Peronospó- reas, del género Peronospora y de la especie Trifoliorum de De Bary. 374 Gdillbbuo Gándaua. Fig. 3. — a, conidióforos y b comdia,s del I'eronospora trifoHorum (muy aumentado). Estudio del Iwngo. La característica de este hongo, en prírner lugar es, que en los te- jidos produce huevos ú oogonos en invierno y por lo cual puede pasar de año en año, reprodu- ciéndose por éstos; los huevos son globulosos, lisos y de color castaño. En segundo lugar es, que puede desarrollarse por un simple micelio y por conidias; éstas son elípticas, de color gris y prodiic^'U zoosporas, que dotadas de flagelo y mo- vimiento, se introducen por los estomas déla ho- ja germinando y dando lugar al nacimiento de los micelios; éstos son de calibre variable en sus distintas zonas granulosas, de color giis y hialinos en sus extremidades. En un punto de tejido de la hoja los mi- celios forman un estroma y de éste nace un conidio/oro, que como si fuera un arbolito microscópico, sale por los estomas, ramificándose en cima de 6 ó 7 divisiones y llevando un par de conidias en cada una de las extremidades últimas, que son sabuladas y bífidas. El crecimiento de las ramas del conidiófo- ro es definido y no como en los hongos del género Phytophthora, que es indefinido. PÁBA81T08 VEGETALES DE LA ALFALFA. 375 El hongo de que tratamos, ataca también á los tréboles y á otras leguminosas. Tratamiento. 1° Córtese la alfalfa en cuanto se note el color blanco en sus hojas y retirándola del cultivo sin regarla por el suelo, de- be destruirse por medio del fuego. El objeto es destruir las conidias y micelios del hongo. 2° Pulverícese el cultivo recien cortado, con la prepara- ción bordelesa. 3? En el invierno tómese la precaución de cortar con tan- ta frecuencia como sea posible, la alfalfa, para no dar lugar á la formación de los huevos ú oogonos, que también se llaman esporas de invierno. 4° Cuídese el cultivo lo más esmeradamente posible, abo- nándolo, regándolo y deshierhándolo oportunamente para dar más vigor á la planta y ponerla en condiciones de resistir la acción del parásito. Otro Blanco de la Alfalfa. {Erysiphe polygoni). Caracteres exteriores de la enfermedad. En las hojas de la alfalfa se nota un polvillo blanquizco que desde luego detiene el crecimiento y lozanía del follaje. Después, entre ese polvillo aparecen puntitos negros y por fin el follaje languidece y las matas mueren. Esta plaga ataca también al Trigo Sarraceno, á los Trébo- les, al Tomate y á las Cucurbitáceas. 376 GtriLLEBUO GlNDABA. Causa de la enfermedad. Esta enfermedad es debida al parasitismo de un hongo de) orden de los Ascomicetos, de la familia de las Carpoáceas, al género Erysiphe y á la especie Polygoni. D. C. Estudio del hongo. Los micelios hialinos y tabicados, forman una especie de red en la superficie de las hojas, nutriéndose de las células su- perficiales cuyas membranas desgarran para absorber el pro- toplasma por medio de chupadores y produciendo hacia la at- mósfera gruesos filamentos llamados conidio/oros, en cuya ex- tremidad aparecen las conidias en gran número, como lo indi- ca la figura número 4 letra a. A esto se debe el polvillo blan- quizco que se observa sobre las hojas. A fines del verano y principios del otoño, aparecen los puntitos negros que no son sino las peritecas del hongo. Es- tas son obscuras, con fuleras alargadas, hialinas primero y Fig. 4. — Carácter microsc-ópico del Erysiphe yoligoni. a, coiiidióforos. h, ascaa con esporas, r, conidia desprendida, d, miceÜo con chupadores, e, conidia germinando. /, periteca. grises después; enteramente cerradas y contienen de tres á cuatro aseas elipsoidales con 3 ó 4 esporas ovoides cada una. Las esporas y las conidias germinan produciendo los micelios. FabIsitos vegetales de la Alfalfa 377 Tratamiento. Por medio del fuelle de Vermorel "Torpille"/^' apliqúese polvo de azufre sobre el follaje. f Fig. 5. — Azufrador. El Tizón de la Alfalfa. {Pseiidopezisa trifolii var. medica ginis). Caracteres exteriores. Las hojas de la alfalfa presentan manchitas gris-amari- llentas, aureoladas y como de un milímetro de diámetro cuan- (1) Estos aparatos se venden en la casa de Balme, de esta Ciudad. Mem. Soo. Alaate. México X. 29 (1909-1910)— 48 378 Gdillbbho Gándaba. /^':^ do se hallan en pleno desarrollo. El ^ - '/"'i ataque de la plaga no se calcula por el tamaño de las manchitas sino por el número de ellas en las hojas. ''¿¿^ Vistas estas manchitas con aumen- to se notan como lo indica la figura núm. 7. Fig. 6. — Hojas de alfalfa Esta enfermedad es contagiosa pa- atacadas por el "tizón." ^^ |^ ^^^^^^.^ ^ ^^^^ ^j ^^,.^^1 ^ ^^ ^^ presentado devastando los alfalfares, tanto en Europa como en América. Las matas no crecen, las hojas son raquíticas manchadas y cloróticas. Causa de la enfermedad. La plaga es debida al parasitismo de un hongo del orden de los Discomi- cetos, de la familia de las Pezizáceas, del género Pseudopeziza, de la especie Trifolii y de la variedad "\. -^p! Medicaginis. "" Fig. 7. — Fragmento de hoja de al- falfa con las apotecias aumentadas. wMBW *^^„^. Fig. 8. — Carácter microscópico de una apotecia. Corte vertical mostrando la« aacas y parausas] (muy aumentado). PABÁsrrOS VEGETALES DK LA ALFALFA, 379 Estudio del hongo. Rastreando los micelios del hongo entre las células de los tejido?, salen á la superficie de 1h hoja para formar un estro- ma sobre el cual se produce un disco peridional en cuyo inte- rior, se desarrollan verdaderas picnidias cuyas esporas son alargadas y parecidas á las aseas ya conocidas, ó bien, y este es el caso más común, se forman estas mismas aseas que a] madurar rompen la pared interna del disco, quedando éste co- mo un cajetito y recibiendo entonces el nombre de apotecia. Las aseas contienen 8 esporas generalmente y éstas son ovaladas y tiene un núcleo en cada foco. Fig. 9. — a, micelio; b, asea con espoi'as: c. espora germinando. Tratamiento. Si el alfalfar es propenso á plagarse del hongo, suspén- danse por algún tiempo*los abonos nitrogenados que como los estiércoles favorecen mucho el desarrollo del hongo. Córtese la. alfalfa plagada y quémese procurando no de- jarla en los campos del cultivo. Por medio de una bomba pul- verizadora, irríguense los troncos de las matas cortadas tan pronto como comiencen á retoñar. Puede repetirse esta ope- ración después de un mes si vuelven á aparecer las manohi- tas en las hojas. 380 Guillermo Gándara. La pinta de la alfalfa. (Cercospora Jielvola var. niedkaginis). Caracteres exteriores de la enfermedad. La plaga se presenta oon pequeñas manchas en las hojas, visibles por ambos lados de éstas, de color de tabaco obscuro, casi circulares ó elípticas, de contorno irregular y esfumado y como de medio milímetro más ó menos de diámetro. Las manchitas causan á las hojas una clorosis, amarilleándolas y después la muerte secándolas. Ataca también á los tréboles. Causa de la enfermedad. Esta enfermedad se debe al parasitismo de un hongo del orden de los Pirenomicetos, de la familia de las Esferiácoas, del género Cercospora, de la especie Helvola de la variedad Medieagines. Fué estudiado por Chester en 1889 en Delaware, B. U. Pig. 10. — a, Tufa de la Cercospora Helvola; h, detalles de las esporas. -Estudio del hongo. Los micelios existen entre las células de los tejidos ab- sorbiendo su contenido y ocasionando por esto la decoloración PARÁSITOS VEGETALES DK LA ALFALFA. 381 del follaje; después, se acumulan en un punto de la hoja, de- bajo de la epidermis. Dichos micelios originan la mancha; y aprovechando un estoma salen á la superficie de la hoja pa- ra seguir creciendo y formar los conidióforos, que más tarde, en su extremidad producirán las conidias ó esporas. Estas son alargadas y están divididas transversalmente por varios ta- biques. Tratamiento. Como la enfermedad aparece en el alfalfar, en mancho- nes, es preciso cortar la alfalfa del ár^a plagada y quemarla. Además, se recomienda abonar el lugar con cal. La irrigación de caldo bórdeles eu el lugar del corte, será muy provechosa para matar las esporas caídas á las cuales se debe el contagio, y para prevenir al cultivo de la invasión de otro hongo. La Autracuosis de la Alfalfa. ( Golletotrichum trifoln). Caracteres exteriores. En los tallos, peciolos y hojas de la alfalfa aparecen unas pequeñas manchas de color obscuro en las cuales se notan dis- persos pequeñísimos puntos negros. Cuando las matas contie nen muchas manchas, comienzan á decaer y poco después se secan. Esta enfermedad ataca también al Trébol rojo. Causa de la enfermedad. Este mal es debido al parasitismo de un hongo del orden de los Pirenomicetos, do la familia de las Esferiáceas, del gé- nero CoUetotricJmm y de la especie Trifolii de Bain. 382 Guillermo GAndaha. Estudio del hongo. Este hongo fué estudiado en 1906 por los Sres. S. M, Bain y S. H. Essary, en Tennessee, E. U. A., donde en ese año la plaga pro- r^ dujo considerables pérdidas. El parásito en cuestión ha sido en- contrado también en Kentucky Fier. 11. — Corte longitudinal . , '. . ^ del Colletotrichum, mostrando Arkansas, Virginia y OhlO. Ji-n conidióforos, conidias y cerdas. México no se ha reconocido esta enfermedad. Los acérvulos son abultados, los conidióforos hialinos, ci- lindricos ó fusiformes y juntos ó separados; las conidias son hialinas, rectas, romas en sus extremidades y de 3-4 X 11 13 ^t; Fig. 12. — a, apetecías; b, asea con esporas y parafisas; c, espora germinando y esporidias. las cerdas son continuas ó uniseptadas. pocas ó numerosas, de color de hollín y con la extremidad pálida, sinuosas ó nodulo- sas y de 4-7 X 39-62 ,i. Pabásitos vegetales dk la alfalfa. 38S Tratamiento. Siegúese la alfalfa atacada y destruyase en el fuego sin dejar nada de ella regada en el suelo y pulverícese el cultivo con caldo bórdeles después de 8 días de la siega. El mejor remedio sería sembrar variedades de alfalfa re- sistentes á la plaga. Esto se ha practicado con todo éxito en Tennessee y de allá podría conseguirse semilla de alfalfa in- mune á la enfermedad. Los Esclerotos de la!AIfalfa. fSclerotinia trifoUorum). Caracteres exteriores. La alfalfa comienza á amarillarse y después de algunos días muere, formándose manchones en los alfalfares, que se extienden irregularmente. En seguida aparecen en el nudo •v- Fig. 13. — a, micelios; h, otra forma de micelios. vital de las matas, cuerpos negros más ó menos del tamaño de un frijol, llamados esclerotos y más tarde, de éstos, unassa- 384 Gdillbkuo Gándabá. lientes en forma de copa cuya parte superior es cóncava co- mo el vidrio de un reloj y á las cuales se les llama apotecias. Cuando la alfalfa muere, sus hojas se cubren de un polvo ceniciento. Esta plaga ataca también á los tréboles y hasta ahora no se ha reconocido en México. Causa de la enfermedad. Esta enfermedad se debe al parasitismo de un hongo del orden de los Discomicetos, de la familia de las Pezizáceas, del género Sclerotinia y de la especie Trifoliorum de Eriksson. Estudio del hongo. El micelio penetra en los tejidos de la raíz y en la prima- vera aparece en el exterior para formar unestroma compacto que constituye los eselerotos. De éstos se desprende un pedi- celo cuya extremidad abultada es el Mmenio en forma de co- pa que constituye la apotecia. Como hemos dicho, la parte su- perior de ésta, es cóncava como el vidrio de un reloj, es decix', sin tener depi'esión central como un embudo. En esa conca- vidad nacen las aseas sin opérenlo, y las parafisas que no son sino aseas abortadas. Las esporas que son ovoides, salen del asea por un poro que ésta lleva en su extremidad superior, y al aire húmedo ó en el agua, germinan, hinchándose primero, alargándose y dividiéndose después por medio de tabiques y arrojando por fin pequeños cuerpecillos esféricos llamados es- poridias. Estas germinan y producen los micelios que se intro- ducen en los tejidos de las raíces de la alfalfa. Tratamiento. - 0 Si el mal comienza á notarse, habrá que extraer de raíz las matas de los lugares atacados, para quemarlas en A acto, resembrando después el terreno que ocuparen; pero si el mal Parásitos teoetales de la Alfalfa 385 estuviere muy desarrollado, lo mejor será arar el terreno pro- fundamente para extraer las matas con raíz y todo, y destruir- las en el fuego, dejando el terreno para cultivar, por varios años, otras plantas que uo sean Leguminosas forrajeras alas cuales ataca de preferencia el parásito. Gangrenosis de la raíz de la Alfalfa. (RMsodonia violácea). Caracteres exteriores. En los alfalfares se notan círculos más ó menos grandes de alfalfa que al principio no crece parejo con la de todo el cultivo y después se va marchitando y amarinándose hasta que muere. Si se examina la planta enferma se notará que las raíces, sobre todo en la zona de los pelos radicales, se hallan gangrenadas, es decir, destruida la corteza al parecer por un exceso de humedad, quedando sólo la parte leñosa del cilin- dro central. También se observan en la región atacada unos filamen- tos obscuros como pelos que se enredan en las raíces y tam- bién unos cuerpos esféricos del mismo color y hasta del tama- ño de un grano de trigo, que se hallan adheridos á la corteza por medio de filamentos radiados. Causa de la enfermedad. Este mal es debido al parasitismo de un hongo aun no bien conocido y que se ha colocado provisionalmente en el orden de los Pirenomicetos, familia de las Esferiáceas, del género Rhizodonia y de la especie Violácea de Tulasne. Estudio del hongo. Los filamentos obscuros que se notan en las raíces, son los micelios del hongo. Dichos micelios son cilindricos, rígi- Mem. Soo. AUate. México T. 29 (1909-19101—49 386 Gdillekmo Gándaea. dos, tabicados, de color blanquizco primero y después violeta si se ven con microscopio, y ramificados generalmente en án- gulo recto por lo cual se sueldan unos con otros formando rig. 14. — Esclerotos ó cuerpos miliares. Tamaño natural. una red espesa que se adhiere á las raíces, penetrando á sus tejidos para atacarlos y provocar la gangrenosis expresada. ^ t kv. |''ijr. ló. — rorte vertical ile un esfUM'oto visto ron aumento. Pakásitos vegetales de ia Alfalfa. 387 Los cuerpos esféricos indicados se llaman tuheroides y es- tán formados por un micelio de tabiques muy cortos y célu- las casi globulosas y que enredándose como estropajo sobre sí mismo, forman un estroma esférico cuyo objeto es desco- nocido. Además de éstos cuerpecillos, se forman otros llamados esclerotos ó cuerpos miliares, de estructura diferente y de obje- to casi ya bien definido. Estos cuerpos adheridos también en la superficie de las raíces, sobre todo en las más gruesas, es- tán formados por haces de filamentos más ó menos tabicados, que encontrando un estoma ó una parte débil del tejido de la planta, se introducen en esta para absorber el contenido de las células, según Prillieux. La superficie del escleroto, está constituida por una espe- sa red del mismo material y casi se le nota la tendencia á transformarse en peridion ó membrana de periteca. Algunos micólogos aseguran haber visto las peritecas ya formadas del hongo de referencia; pero esto aun no está bien comprobado. Este hongo ataca también al azafrán, al trébol, zanaho- ria, nabo, remolacha y espárrago. Tratamiento. 8e han hecho experimentos para cambatir la Rhisoctonia de la remolacha y se han visto los buenos resultados que pa- ra esto ha dado la cal viva, poniendo un puñado de esta mate- ria en polvo, al pié de cada mata. Pudiera ser que para la Rhizodonia de la alfalfa, el procedimiento diese los mismos resultados. Para practicarlo será preciso sujetarse á las re- glas indicadas en el tratamiento contra la Sarna de la Raíz. (Véase la siguiente enfermedad) Si á pesar de este remedio el cultivo no se compone, en- tonces será preciso practicar la desinfección del terreno, pues se ha visto que los micelios del hongo pueden vivir entre la 388 Guillermo Gáxdaka. tierra húmeda por mucho tiempo y se desarrollan así hasta encontrar las raíces para atacarlas. Para la desinfección de los terrenos se conocen dos proce- dimientos: uno seguro y otro dudoso. El primero consiste en cuadricular el terreno por metros cuadrados y en 5 partes de cada una de estas superficies cua- dradas, se pone una inyección de 10 gramos de bisulfuro de carbono, á 30 centímetros de profundidad y por medio de una bomba inyectora de Vehnorel. (Púlanse informes de estas bombas en las casas expendedoras de materiales hortícolas, de esta Capital). Este procedimiento como se ba dicho es muy seguro en sus resultados, pero es muy costoso por lo cual no podrá apli- carse en terrenos extensos. En cuanto al segundo procedimiento, consiste éste, en ha- cer 5 agujeros repartidos en cada metro cuadrado, por medio de una barreta, también á 30 centímetros de profundidad y arrojar en cada agujerillo una piedrita de 10 gramos de carbu- ro de calcio, tapando con tierra las perforaciones y regando después el terreno escasamente. Con la humedad, el carburo se descompone produciendo gases venenosos de acetileno que son los que constituyen el elemento activo de la desinfección. Este tratamiento ha sido ensayado en México con buen éxito, para combatir las anguílulas de las raíces; pero aun no se ha ensayado para la desinfección de parásitos vegetales. Conviene pues hacer los experimentos consiguientes ya que el carburo de calcio no es muy costoso. Sarua de la raíz de la Alfalfa. (Urophlycüs ulfalfae). Caraeteies exteiñores. Desde un poco arriba del cuello ó nudo vital de la planta h.ista las raíces gruesas y delgadas de ésta, se notan superfi- PARÁSITOS VKOKTALES DE LA ALFALFA. 389 cialmente unas verrugas claras al principio, negras después y que llegan á ser del tamaño de un arvejón. Estas verrugas son irregulares y su coloración obscura es d^bidn á la presen- cia de grupos de esporas-huevos entre las células hipertrofia- das. Naturalmante en una planta atacada así, se perturba se- riamente la función nutritiva, comenzando por no crecer la mata, después sus hojas se amarillean y la muerte es inmi- nente. Esta enfermedad se ha encontrado en los alfalfales del Ecuador, Estados Unidos del Norte, Suiza, Italia y en la Al- sacia. En México no se ha llegado á descubrir. Catisa de la enfermedad. Esta enfermedad es debida al parasitis- mo de un hongo del orden de los Ficomice- tos, de la familia de las Quitrídeas, del gé- nero Urophlyctis y de la especie Alfalfan de Lagerheim. Estudio del hongo. La característica de este parásito vege- tal es, que se reproduce por medio de espo- Fig. 16.— Raíz ata- rag.huevos ú oogonos, los cuales son de 40 á cada por el üropnlyc- ^ ' tis alfidfde. Tamaño 50 ¡J-, de forma hemisférica y de color obscu- dismiuuido. ^ • i • n -ni ro. Los micelios son nnos y ramificados y no se ha observado que sus conidias se trau'^formen en zoo- sporangios como pasa con el hongo Urophlyctisleproides que produce ia sarna de la Remolacha y con el Chrysophlycüs endo- hiotica de la sarna de la papa do Inglaterra, muy distinto del primero. Tratamiento. Si la plaga comienza á desarrollarse, puede ser benéfica la práctica de descubrir un poco las raíces con arado ó con aza- da, y regar en el surco abierto un puñado de cal viva en pol- 390 Gdillekmo Gándara. vo para cada dos ó tres matas, tapando después el surco. Ha- bría también que susp^'nde^ el abono de estiércol y moderar los riegos. Pero si la plaga se halla muy desarrollada, lo me- jor sería sacar la alfalfa arando el terreno profundamente, juntar las raíces descubiertas con mata y todo para quemar- las y dejar destinado el terreno durante dos ó tres años á la siembra de Gramíneas. Necrosis de las raíces de la Alfalfa. ( Áster ocystis radicis). Caracteres exteriores. Esta enfermedad ataca á las raíces de la alfalfa, especial- mente en la zona de los pelos radicales. Alterada la estructura de la raíz, sufre gravemente la función nutritiva de la planta la cual muere por inanición. El mal aparece por el mes de ma- yo en los alfalfares, en manchones circuíanos más ó menos grandes, los cuales se notan porque la alfalfa no crece y las hojas se amarillean, doblándose hacia abajo los retoños al mar- chitarse. Esta enfermedad ataca también al lino, nabo, colza, lechu- ga y otras plantas. Causa de la enfermedad. Esta plaga se debe al parasitismo de un hongo del ord»n de los Ficomicetos, de la familia de las Quitrídeas, del géne- ro Asterocystis y de la especie Radicis de Wilden)ati. Estudio del Jwngo. La característica de este parásito vegetal es que se repro- duce por zoosporas, las cuales son nucleadas y tienen una lar- ga pestaña vibrátil colocada en su extremidad. Estas zoospo- PABÁ81TOS VEGETALES DE LA ALFALFA. 391 ras se forman por división del protoplasma dentro de bolsitas membranosas llamadas zoosporangios que no tienen cuello co- mo las del Olpidium y se localizan en las células de las raíces que hipertrofian y desgarran para dar salida á las zoosporas. Como en el Olpidium Brassicae que ataca las raíces de la col, Fig. 17. — Detalle del Asterocystis radiéis, a, célula de la raíz, con plasmodio y esporangio. b, célula radical con zoosporangios arrojando las zoosporas; c, pelo radical con (¡[uistes; d, zoosporas muy aumentadas. , no se ha llegado á ver la fecundación por oogonos en el hon- go de que tratamos, no obstante que cotno en aquél, se le no- ta la formación de oogonos ó esporas de invierno de paredes muy resistentes y contenido protoplasmático enquistado. Tan- to las zoosporas como los oogonos ó esporas de invierno, se han observado dentro de los pelos radicales. Tratamiento. El mismo- que se recomienda para combatir la Sarna de la raíz de la alfalfa. (Véase la pág. núm. 389). 392 Guillermo Gándara. €n nuevo hougo de la Alfalfa. fPleospora alfalfae ?) En un alfalfar del Distrito Federal, se ha encontrado últi- mamente una nueva plajja. Se trata de un hongo que causa sus perjuicios en la alfalfa importada de la Provenza. Caracteres exteriores. Las hojas de la alfalfa atacada se presentan con manchas grises de contorno obscuro; aisladas, necróticas y más ó me- nos circulares, hasta de dos milímetros de diámetro y con pun- tos obscuros muy pequeños distribuidos en el área. Per estos caracteres la placea á que aludimos puede con- fundirse con "el tizón"; pero difiere de esta enfermedad, en que las manchas son más grandes y no abultadas como las de la primera enfermedad. Las hojas más atacadas se amarillean y mueren por gan- grenosis. Causa de la enfermedad. Esta plaga se debe al parasitismo de un hongo del orden de los Pirenomicetos, de la familia de las Esferiáceas, del gé- nero Pleospora y como aún no encontramos una especie cono- cida con la que resulte bien identificada, la denominamos pro- visionalmente con el nombre de alfalfae, pues es posible que se trate de una especie n.ueva. Estudio del hongo. Vistas las manchas con aumento, se notan en ellas unos casquetes esféricos con un circulito claro en el centro. Hecho el corte mierotómico correspondiente, se observa que dicho casquete esférico es parte de una periteca con ostiolo, por lo Parásitos teoetai.es déla Alfalfa 393 que el hongo puede colocarse entre los del orden de los Pire- nomicetos, y como las perítecas son globulosas, delgada y obs- cura su membrana y están encajadas en los tejidos de las ho- jas, el hongo corresponde á la familia de las Esferiáceas. Las aseas son hialinas, claviformes y pezonadas en su extremidad su[)erior; contienen hasta 8 esporas y se producen en número de 3 ó 4. Las espora:^ son de 30x15 fi, más ó menos ovales, hialinas y septadas como 5 veces transversalmente, notándose Fig, 18 — a.-Hoja de alfalfa atacada. ^.-Fragmento de una mancha vista con aumento y mostrando los casquetes esfé- ricos, c. -Corte vertical de una periteca. íi.-Asca vista con aumento, e. -Es- poras (joven y adulta). también tabiques verticales. No se ven los micelios ni las di- ver.sas formas que produce el Pleospora herbarum ó el Spliaerellíi Tulasne, cuyas formas ascófo-.-as presentan algunas analogías con las que corresponden al hongo que estudiamos. (Fig. 18). Mem. Soo. Alíate. México T. 29 (1909-1910)— 50 394 Guillermo Gándara. Tratamiento. El corte frecuente de la alfalfa en verano para destruirla en el fuego y la irrigación del caldo bórdeles con bombas pul- verizadoras sobre el corte, creo que darán los mejores resul- tados. Además, habría que evitar un exceso de humedad y los abonos nitrogenados que favorecen sin duda el desarrollo de la plaga. Escuela N. de Agricultura, Agosto 5 de 1910. índice. Antracnosis , pág. 381 Blancos Cuscuta Chahuixtle Esclerotos Gangrenosis ■ . Necrosis de las raíces Nuevo hongo . . Orobanca Pinta Sarna de la raíz Tizón 373, 375 369 372 383 385 390 398 371 380 388 ■377 SOClfeTfc SCIENTIKItíDE "ANTONIO ÁLZATE." MÉMOIRKS, T. 29. 395 Como se lia logrado desterrar la liebre aoiarilla de la Reoijljlica llexicaDa POE EL DE. EDUAEDO LIOEAGA, M. S. A., Presidente del Consejo Superior de Salubridad, Director de Escuela N. de Medicina. m (Sesión de 4 de julio de 1910). Me ha parecido que sería de interés para los distinguidos miembros de esta Sofiie^iad, conocer por qué procedimiento se ha logrado extinguir la fiebre amarilla del territorio de la Re pública Mexicana. La fiebre amarilla en nuestros litorales, pero particular- mente en el del Golfo de México, ha sido endémica desde ha- ce varios siglos; ha causado la muerte de millares de hombres y, aparte de sembrarla desolación en las familias, ha sido una pérdida para la riqueza pública, arrebatando á los hombrr.s úti les y laboriosos, de la industria, del comercio y de la agricul- tura, temporal ó definitivamente, y por último, ha sido una re- mora incesante para todos nuestros puertos del Golfo y muy especialmente Verac^ruz y Tampico. ■ Los estudios que de esta enfermedad se han hecho en el transcurso de los tiempos, no habían llegado á ningún resul- tado práctico, por la sola observación. Cuando los Pasteur, los Koch, los Roux, los Yersin, los Kitasato, y toda esa pléyade de bacteriologistas, que han asombrado al mundo con sus des- 396 Eduardo Licéaqa. cubrimientos, enseñaron que gérmenes infinitamente peque ños eran los productores de muchas de las más peligrosas en- fermedades que afligen á la especie hu)nana; los hombres de ciencia se dedicaron á buscar el germen que pudiera engen drar la fiebre amarilla. Hasta ahora las investigaciones han sido ineficaces; pero un modesto sabio de la Isla de Cuba, el Dr. Finlay, en 1882, sugirió la idea de que los mosquitos pu- dieran ser los transmisores de ia temible enfermedad. ííiis tra- bajos no tuvieron resonancia al principio, pero cuando los mé- dicos ingleses é italianos demostraron que otra temible enfer medad, la malaria, era producida por piquete de un mosquito del género Anophéles, una comisión de médicos del ejército Norteamericano, cuyos nombres conservará eternamente la his toria: Reed, Carrol!, Leazard y Agraiuoute — hijo de Cuba este últuMO, — combinó un plan de experimentación en el tiombre mismo, admirablemente meditado y perfectamente ejecutado, y llegó á la prodigiosa comprobación de la genial idea de Fin lay, que fué un hecho demostrable y demostrado: el de que otro mosquito, el Stegomya calopus, chupando la sangre de un enfermo de fiebre amarilla, se infecta con el germen de es- ta enfermedad, en un plazo de doce días, y le da la funesta fa- cultad de inyectar por picadura ese germen en el hombre sa- no y no-inmune, causándole la fiebre amarilla. Este admirable descubrimiento es el que sirvió, primero en la Isla de Cuba y después en México y en el Brasil, para desterrar el terrible azote de las costas del Golfo de México y del Atlántico. Ha bastado por sí solo para plantear las bases del proble- ma de la desaparición de la fiebre amarilla, aun cuando hasta el momento actual no se conozca el germen que produce la en- fermedad. Para que se desarrolle la fiebre amarilla se necesita la reu- nión de estos tres factores: I. Enfermo de fiebre amarilla; Como se ha logrado dksterüab la fiebre amarilla. 397 II. Mosquito Stegomya calopus que ishupe la sangre de es- te enfermo y que se infecte él mismo, y III. Per.sona no-inmune que sea picada por el mosquito infectado. Como se ve, para que se desarrolle la fiebre amarilla, es precisa la asociación de lo.** tfes factores dichos. De allí viene, como consecuencia natural, el camino que se debe seguir pata que no se produzca la enfermedad; si no existo enfermo de fiebre amarilla, no puede propagarse el mal; si no hay mosquito que pueda infectarse, tampoco se propaga la enfermedad; si no hay persona no-inmune que pueda ser pi- cada por un mosquito infectado, tampoco se producirá la fie- bre amarilla. Si, pues, la reunión de estos tres factores pro- duce la enfermedad, la disociación de ellos es el camino más seguro para hacerla desaparecer. Veamos cómo se ha procedido en la práctica [tara realizar este pensamiento. I. Aislamíeuto del eufermo. El medio j^ás eficaz, con tal de que sea aplicado cuando comienza una epidemia, es el aisl^-miento del enfermo. 8i pu- diéramos impedir que un enfermo de fiebre amarilla fuera pi- cado por los mosquitos, éstos no podrían infectarse. Este pri- mer factor !se elimina de manera sencillísima: aislando al en- fermo en un cuarto de donde se hayan hecho desaparecer, por medio de la fumigación, los mosquitos que estuvieren habi- tando en é¡, y cuyas puertas y ventanas estén protegiila'* por medio de una tela de alambre que deje penetrar el aire, pero cuyas mallas sean tan estrechas que no dejen pasar un mos quito. El aislamiento se hace, pues, colocando al enfermo, des- de el día en que aparece la fiebre, en un cuarto privado de mosquitos y provisto de alíxmbrados en sus puertas y venta- 398 Eduardo Iiícéaga. ñas, que no dejen pasar al cuarto los mosquitos que haya en el exterior. Esta operación, como se ve, es muy sencilla; pero queda por resolver esta cuestión práctica: ¿cómo se encuentra al en- fermo? En una ciudad donde reina la fiebre amarilla, todos los que la han padecido no vuelven á sufrirla: á éstos se les llama in muñes; todos los que no la han sufrido están expuestos á con traerla: á estos se les llama no-inmunes. Si en esa ciudad for- mamos un censo de todos los que son no-inmunes, nuestra vi- gilancia queda limitada á ellos. Esta vigilancia se ejerce por agentes, que hacen una visita diaria á las casas y á los esta- blecimientos, ya sean fábricas, talleres, escuelas, en donde existan personas no-inmunes anotadas en el padrón. Si una de esas personas se enferma de calentura, se le considera por ese sólo hecho como sospechosa de tener la fie- bre amarilla, y se le aisla en un cuarto que téngalas condicio- nes antes mencionadas. Por lo dicho se ve que el primer término del problema de la disociación de los tres factores que producen la fiebre ama- rilla, está resuelto. * II. Destrucción del niosquitOt El segundo factor que hay que eliminar es el mosquito. Este problema pareció al principio impracticable, pero vino la Historia Natural en auxilio de los investigadores, á enseñar- les que las hembras de los Stegomyas ponen sus huevos en los depósitos de agua momentáneamente estancada, sean éstos de la dimensión que fueren, desde el agua que se deposita en la superficie de una maceta que tiene una planta de ornato en el interior de una habitación; desde la huella que deja en el sue- lo la pisada de un animal, y que se llena de agua; desde el de- Ck)M(> SE HA LOGRADO DE^TKItBAR LA FIEBBE AMABOXA. 399 pósito en que se conserva el agua potable de uso doméstico en el interior de las habitaciones, hasta los charcos que forma el agua de lluvias en las calles y los grandes pantanos que cir- cundan las ciudades. En todos los lugares donde hay agua es- tancada las hembras de los mosquitos ponen sus huevos. Es- tos se convierten en larvas, después en pupas y por último en insectos alados. Con estos conocimientos se pensó que era más fácil des- truir lar larvas en sus criaderos, que perseguir á los mosqui- tos que vuelan en la atmósfera, y se encontraron, como con- secueftcia natural, dos medios expeditos para conseguirlo: primero, desocupar todos los depósitos que tuvieren larvas y destruir éstas por medio del petróleo; segundo, poner capas delgadas de petróleo en las superficies del agua contenida en depósitos que no se puedaii vaciar, para que las larvas que contuvieren muriesen por asfixia, pues también la Historia Na- tural nos ha enseñado que dichas larvas salen á la superficie del agua con el objeto de respirar el aire. Pero no basta des- truir las larvas existentes: es preciso impedir que las hembras de los mosquitos depositen sus huevos en el agua. Esto se con- sigue con el petróleo, pues á la vez que impide á las larvas respirar el aire, no permite que sean depositados los huevos en el agua. Mas como no en todos los depósitos es posible ex- tender este aceite, se utihzó otro medio: el de cubrir los depó- sitos de agua para uso doméstico, con una tapa formada de tela metálica, que impide á los mosquitos llegar hasta la super- ficie del líquido. Por último, hay pantanos que no es posible petrolizar ni menos cubrir con las tapas de que se acaba de hablar, y entonces se recurre á canalizar el terreno ó á relle- nar dichos pantanos. También se procede á la destrucción de los mosquitos que hay en el interior de las habitaciones, por medio de la fumi- gación. 400 EDUABUO LtCÉAQA. He aquí cómo se ha resuelto el problema de destruir el mosquito vector de la enfermedad. III. Protección de los uo-inmunes. Si fuera posible evitar que las personas no-inmunes fue- ran picadas por los mosquitos, sería otro medio eficaz de con- tribuir á la disociación. Este medio se realiza haciendo que los hombres vivan en casas que tengan sus puei'tas y venta ras alambradas, ó por lo menos encerrándose en ellas desdj la caída de la tarde, y en último caso cubriéndose con pabe llones, pues la misma Historia Natural ha demostrado que los mosquitos aprovechan la puesta del sol y la noche para alimen- tarse con la sangre humana. Este medio de defensa es muy eficaz, pero va siendo aceptado muy lentamente; no el de los pabellones, pues antes de que se supiera que los mosquitos te- nían la funesta facultad de que" acabamos de hablar, í-n todos los lugares en donden existen, las gentes se han protegido siempre con pabellones, para dormir; pero únicamente con el objeto de evitarse la molestia de la picadura de los mosquitos. El pioblema de la disociación de los tres elementos queda por tanto, prácticamente resuelto. Veamos ahora como hemos puesto en ejecución estos preceptos. IV. Cómo combatimos la Gebre amarillai En donde se trata de extinguir la fiebre amarilla, se divi de la localidad en distritos; cada distrito se pon»- bajo la vigi- lancia de un médico profundamente penetrado de la doctrina de la transmisióp de la enfermedad; á sus órdenes hay cierto Como sb ha loqbado desterrar la fiebre amarilla 401 número de agentes sanitarios, que se encargan: unos, de ha- cer el padrón de todos los no-inmunes; otros, de vigilara! que se enferma de calentura, para aislarlo desde el primer momen- to, como sospechoso de tener la fiebre; otros más, de visitar los depósitos de agua, para vaciar el agua que contenga lar- vas, limpiar cuidadosamente la vasija en que estuviere dicha agua, llenarla con agua limpia y cubrirla con la tapa de tela metálica de que hemos hablado; otros agentes se destinan á extender capas de petróleo sobre las superficies de agua que no pueden ser cubiertas de otro modo; agentes dependientes de un ingeniero, se ocupan de hacer desaparecer los charcos y pantanos, rellenando unos, para que la oquedad quede cu- bierta, y canalizando otros, para que el agua corra y no que- de estancada. Por último, agentes destinados al -efecto, se en- cargan de destruir los mosquitos que se infectai'on antes de que las autoi'idades sanitai'ias hubieran descubierto al primer enfermo de fiebre amarilla. La operación de desinfectar los locales, que para el caso no tiene más objeto que el de destruir los mosquitos, es tam- bién un acto muy interesante en el combate contra la fiebre amarilla: en el cuarto que se ha de desinfectar se cubren las rendijas, de cualquier dimensión que sean, por medio de papel engrudado; se cierran las puertas y ventanas, cubriendo tam- bién las rendijas que tengan, y cuando todo está así prepara- do, sobre una bandeja que contenga agua se pone un peque- ño brasero, encima de él una hojalata, sobre ésta el azufre, tan extendido como sea posible, é impregnado de alcohol: el azufre ha de estar, por lo menos, en la proporción do veinte gramos por cada metro cúbico de capacidad del cuarto. En- tonces se enciende el alcohol, se cierra la puerta; se cubren con papel con engrudo las hendeduras que esta tenga, hasta la bocallave de la cerradura; arde el azufre; se convierte en áci- do sulfuroso; este gas se extiende por todo el interior del cuar- to y mata no sólo á los mosquitos, sino á todos los demás iu- Mem. Soo. Alíate. México T. 29 (1909-1910)— 51 402 Edüabdo Licéaqa. sectos que pudiera haber en la pieza. Cuando el ácido sulfu- roso ha penetrado por todos los rincones, la destrucción délos mosquitos es infalible; pero es preciso poderla comprobar, y para esto se ponen mosquitos testigos: en un tubo de ensaye se introducen mosquitos vivos, que se han tomado de fuera de la habitación; se cubre el tubo con un pedazo de tarlatana y se coloca en el lugar del cuarto á donde parezca que llegarán más difícilmente los vapores del ácido sulfuroso. Terminada la fu- migación, se abre la puerta poco á poco, dejando entrar el ai- re exterior, y se va á ver la probeta con los mosquitos testigos: si se les encuentra á todos muertos, es prueba de que lo esta- rán igualmente los demás que había en la habitación y que es- taban en condiciones más favorables para ser alcanzados por el ácido sulfuroso. Esta operación que, como se acaba de oír, es muy sencilla, necesita una condición expresa: que todas las hendeduras por donde pueda entrar la luz, estén cubiertas, porque los mosqui- tos, en el momento en que sienten el olor del ácido sulfuroso, tienden á escaparse por donde ven luz. Pues bien, esta cir- cunstancia hacía imposible la ilesinfección de las casas que tienen techo de zacate y con más razón tratándose de jacales. Durante la epidemia de 1903 nos encontramos con esta di- ficultad en Ciudad Victoria, capital del Estado de Tamauüpas. Estaba de Jefe de la brigada que hacía el cámbate contra la fiebre amarilla en esa población, el Dr. Narciso del Río, que era un médico muy sagaz y enteramente posesionado del in- terés que había en destruir los mosquitos infectados, y me avi- só que era imposible desterrar la fiebre amarilla de aquella ciudad, porque no se podían destruir los mosquitos infectados en las casas que tenían techo de zacate ó con grandes hende- duras, como son la mayor parte de las habitaciones de esa ciu- dad. Me empeñé vivamente en que no abandonara la pobla- ción sin encontrar antes el modo de poder desinfectar los jacalea, y entoncf's If» ocurrió forrarlos de manta por p1 exte- Como se ha loqbádo DEerrESRAa la fibbke amarilla. 403 rior. La manera de ejecutar esta operación se fué perfeccio- nando poco á poco, hasta que el citado médico llegó á resolver el problema del modo siguiente: ponía una tira de manta, de la anchura que tiene este género, fijada con clavos en el suelo, junto al muro exterior.de uno de los costados dil jacal; la le- vantaba á lo largo de ese muro, y cuando llegaba debajo del alero del techo de zacate, fijaba la tela en el fondo por medio de una varilla de madera colocada transversalmente, y esta varilla la sujetaba por medio de un puntal; entonces continua- ba aplicando la manta debajo del alero; después por encima de él, hasta el vórtice del ángulo que forma el techo de dos aguas; la bajaba por el otro lado; le daba vuelta por debajo del atero y la fijaba por medio de otra varilla transversal, sos- tenida también por un puntal, como en el lado opuesto; la ha- cía descender á lo largo del muro y la fijaba con clavos en el suelo. Imbricada sobre aquella tira, ponía otra, colocada de la misma manera, y otra y otra, hasta el extremo del jacal. Quedaoan por cubrir las partes anterior y posterior: entonces cosía las tiras de manta, una al lado de otra, hasta cubrir las paredes que faltaban, sujetando esas tiras de manta con la pri- mera y con la última de las imbricadas; y dejaba sólo una aber- tura frente á la puerta, por donde pudiera pasar para encender en el interior el azufre, y una vez hecho esto, cerraba la puer- ta y cosía la abertura. De esta manera logró hacer de un jacal lleno de aberturas, una pieza enteramente cerrada, y desde en- tonces se pudieron desinfectar los jacales lo mismo que las ca- sas de material más perfectamente unido. El Dr. del Río dio á esta funda el nombre de "Victoria", por la ciudad en donde la había hecho, y yo le doy el nombre de funda inventada por el Dr. Narciso del Río. Cuando traté del modo de descubrir al enfermo que tiene calentura y que no es inmune contra la fiebre amarilla, habló de la visita domiciliaria; pero no traté de otro procedimiento, que sólo en México usamos, y es éste: toda la zona en donde 404 EUDARDO LlCÉAQA. reinaba habitualmente la fiebre amarilla, está cruzada por fe- rrocarriles, muy especialmente el Estado de Veracruz y el Ist- mo de Tehuantepee, y con frecuencia sucedía que un indivi- duo que ya comenzaba á estar enfermo, tomaba el tren para escapar á la vigilancia de la brigada sanitaria; llegaba á otra población donde no existía la enfermedad y se convertía en un foco, de donde irradiaba la fiebre amarilla, que se extendía hasta presentar la forma epidémica. Entonces me ocurrió es- tablecer agentes sanitarios viajeros, que caminan en los trenes. Toman el nombre y apellido de cada pasajero; averiguan el punto de donde partió y aquél á donde va y si es inmune ó no contra la fiebre amarilla; si tienen la más ligera sospecha de que la persona interrogada esté con calentura, le ponen el ter- mómetro; si este instrumento demuestra elevación de tempe- ratura, cubren al enfermo con un mosquitero, si está acostado, y si aún puede permanecer sentado, le ponen un sombrero cubierto con un velo, en cuyos bordes se fijan pequeños cilin- dros de plomo, que lo obligan á quedar constantemente ajus- tado sobre el cuerpo, y de esa manera el no-inmune sospecho- so no puede ser picado por los mosquitos, y así protegido, se le conduce hasta el primer lazareto que se encuentre en el ca- mino que lleva. Se le hace bajar y se le sujeta al aislamiento. Los agentes viajeros se distribuyen de esta manera: uno vade Córdoba á Veracruz y otro camina en sentido contrario; uno de Córdoba á Santa Lucrecia, cruzamiento del ferrocarril del Istmo, y otro de Santa Lucrecia á Córdoba; un agente va de Coatzacoalcos á Salina Cruz y otro á la- inversa Cuando la epidemia ha existido en los lugares intermedios, se ponen otros agentes entre Veracruz y Tierra Blanca y en- tre Progreso y Mórida, en ambas direcciones, y cuando hubo la epidemia entre Tampieo y Monterrey, se hacían viajar agen- tes sanitarios entre dichos puntos. Este sistema ha dado ex- celentes resultados y no ha sido imitado todavía en ninguna otra parte. COMU SE HA LOQRADO DESTERRAR IJl FIEBRE AMARILLA. 405 V. x^Iedidas tomadas en los Puertos. Como comprenderéis, no basta hacer esta defensa en el in- terior del país; es preciso hacerla también en los puertos; pero allí no necesitamos de agentes especiales, pues los Delegados del Consejo Superior de Salubridad están encargados do ha- cer est£^ vigilancia en todos los buques que llegan á nuestros puertos. Cuando desgraciadamente llega un enfermo de fiebre amarilla á un puerto, se le conduce desde el buque hasta el la- zareto, en una camilla provista de alambrado, que no permita que los mosquitos stegomya que se encuentren en el camino, le puedan picar; llegado al lazareto, se coloca al enfermo en una sala con alambrados. Esta es ya ocasión de hacer conocer una práctica que tam- bién nos es peculiar, en asuntos de policía sanitaria interna- cional. En México no establecemos cuarentena contra los puer- tos en donde existe fiebre amarilla, sino que nos basta hacer la visita sanitaria. Si al verificar esta operación se encuentra un enfermo ó un sospechoso de fiebre amarilla, se le envía al lazareto, en la camilla alambrada de que acabamos de hablar; pero á los que están sanos se les deja entrar. Si van destina- dos á algún lugar de la Meseta Central del Anáhuac, los agen- tes sanitarios los acompañan hasta que llegan á una altitud mayor de mil doscientos metros; si se han de quedar en los puertos, en donde ha sido endémica la fiebre amarilla, se les visita-todos los días, durante seis, para sorprender el momen- to en que comenzaran á enfermarse, si por desgracia trajeran en incubación la fiebre. Si van destinados á un lugar en don- de ha sido endémica esta enfermedad, se avisa por telégrafo á la autoridad respectiva, para que los vigile durante seis días y los aisle en el caso que tengan calentura. Esta práctica, que es tan liberal; que no pone obstáculos 406 Eddabdo Licéaqa. al comercio; que no estorba la libre comunicación de los hom- bres, nos ha sido suficiente para defendernos de la fiebre ama- rilla que pueda venir del exterior. Nuestro proceder hace con- traste con el (jue siguen en los puertos de la Isla de Cuba y de los Estados Unidos, en donde se detiene á todas las perso- nas sanas que proceden de un puerto en donde existe la fiebre amarilla, y se les encierra en un lazareto hasta que pasan los días de la incubación de la enfermedad. Esta práctica la he- mos desechado en México por las dificultades que impone al comercio, á la navegación y á la libre circulación de los hom- _bres y porque es enteramente innecesaria. Esperamos que, tarde ó temprano, nuestro modo de proceder sea adoptado por todas las naciones que pretendan defenderse de la fiebre ama- rilla. He aquí, señores, el sistema que ha empleado la Repúbli- ca Mexicana durante los últimos seis años, y que ha dado por resultado la desaparición de la fiebre amarilla en toda la ex- tensión del territorio nacional, pues el último caso que hubo en Tampico data del 3 de Noviembre de 1903; eu Veracruz fué el 11 de Febrero de 1909 y en Mérida no se ha vuelto á pie- sentar otro caso desde el 20 de Diciembre del mismo año. Podemos decir, pues, que la fiebre amarilla está desterra- da de la República Mexicana. México, Julio 4 de 1910. SOOIÉTÉ SOIKNTIFIQOB "ANTONIO ALZATK." MÉM0IBK8, T. 29. 407 ''''^^"*^''^" k temps. Probabilités PAR LÉON DESOROIX. M. S. A. (Séance du 4 Juillet 1910). Dans le tome XÍV de nos Memorias, (page 295, année 1900) j'ai donnó les formules obtenues d'aprés la discussion des observations faites á Paris de 1806 á 1872, d'une part, pour le vent, la température et la pluie; et de 1873 á_lS95 pour ees élements etla nóbulosité, la radiation, l'humiditó, l'óvaporation, la prtíssion barométrique et l'ótat orageux, J'ai prolongé jusqu'á ce jour cette statistique et vérifió chemin faisant, l'utilité róelle et bien prócieuse de la formule qui permet d'avertir, soit dw mois en mois, soit de trimestre en trimestre, du caractére que pourrait exceptionnellement prósenter la situation genérale du temps: pour la Ville de Pa- ris tout au moins, dont la statistique mótéorologique a servi de base á tous ees ealculs. Dans l'espoir de trouver des imitateurs, j'ai remis á l'Aca- dómie des Sciences, le 20 mai 1905, le résultat de mon long travail pour ce qui regarde la serie de Montsouris depuis 1873. II aurait done sufíl qu'on tint á jour ce répertoire en essayant l'application de cette móthode origínale de previsión globale du temps á longue échóance. .Je n'ai pas réussi á convaiucre mon monde; tout au plus ai-je constató que mes confréres en cherchant la solution du probléme dans une autre voie, n'ótai- ent plus rebelles á l'idée qu'on y pouvait parvenir. 408 LÉON DB8CR0IX. Or, voiei que l'hiver 1910 nbus a f ourní un nouvel et frap- pant exeraple du secours que l'ou peut tirer de la discussion matliématique des longues series d'observations des quelleson n'a guére tiré parti jnsqu'á présent, si ce n'est pour tracer les grandes ligues de la elimatologie genérale. Nos collégues de la Société "Álzate" qui ont inséré mes precedentes Communications voudront pent-étre faire un peu de place á l'exposé suivant qui n'est qu'un type de calcul, moins compliqué qu'on a paru le croire. Nous extrayons des tableaux contenaut les valeurs undé- cennales dites hypothétiques, et se rapportant á la période mo- yenne de 66 années, les chiffres ralatifs á la fréquence ainsi qu'au volume de pluie pour les trois mois d'hiver: Décembre, Janvier, Février. Paris.-Pluviosité d'hiver. Valeurs moyennes undécennales hypothétiques. D.-La date termínale de la période undécennale envisagée. T.-Le total de la pluie pour le trimestre d'hiver. 2^.-La fréquence ou nombre de jours pluvieux. D T F D T F D T F mm mm mm 1880 113.7 58.4 1890 114 1 51.5 1900 112.0 520 81 114.0 60.1 91 111.5 53.3 01 115.3 52.0 82 114.G 61.5 92 108.4 52.2 02 118.0 51.7 83 115 7 01.5 93 106 6 51.3 03 119.6 51 1 84 117.1 61.3 94 l(i6.6 50.4 04 121.2 50 7 85 117.5 60.2 95 107.2 150.2 05 124 4 50.5 86 118.1 59.1 96 109.0 50.5 06 124.5 50.3 87 117.4 57.5 97 109.0 51 1 07 123.5 50.2 88 117.2 56.1 98 110 6 51.5 08 120.6 50.4 89 114.8 55.2 99! 110.8 51.8 1909 ¡18.7 50.6 C'est ce que représente le diagramme que voiei. Pee VISION Dü Temps 409 las lao 115 ilO lo o lo o> o o I I 00 1 I I i ^ • • I I O"' I • I I o^ o jp 105 \ \^ \ "F \ \ -c \ \ \ i \ \ 1 \ 1 \ \ \ i i V / / ■». Tr \ \ / V, ■í y \ ^ " / / ^- '' \T^ i 53 SX 51 50 Voyons maintenant ce que furent eu réalitó les résultats de l'observation pour la póriode undéoennale se terminant, l'an- nóe présente: París. Pluviosité réelle. Époque Fréquence Coefliciont Récolte totale FxC D F C T TxC 00 59 10 mm. 199.5 59.0 199.5 01 53 34 90.6 180.2 308.0 02 47 57 140.7 267.9 802.0 03 45 78 67.9 351.0 529.6 04 49 96 143.6 410.4 1378.6 ídem. Soo. Alxate. México. T. 29 (1009-1910) -52 410 » LÉON Dehckoix. • Époque Fréquence Coeffioient Récolte totale rxc T xC D F c T 1905 50 no mm. 123.8 550.0 1367.8 96 61 96 138.7 585.6 1331.5 07 52 78 93.7 405.6 730.9 08 52 57 99.1 296.4 564.9 09 47 34 90.3 159.8 307.0 1910 ? ? 10 660 ? X 3225.9 X Totaux 75] 3.8 +x +x La valeur x cherchée pour l'hiver 1910 devait étre celle qui dans les limites d'approximation que comporte la probabili- té d'une forte anomalie, manquerait au total des produits de la décade antérieure pour obtenir l'óquivalent de la valeur un- décennale hypotbótique correspondaute. On est conduit a cet- te derniére par extrapolation, gráce aux artífices de calcul ordinaires, auxquels on peut se confier sans crainte d'erreur abusive sur le seus de l'ócart exceptionuel qu'on veut próvoir. Dan.s le cas présent, les valeurs bypotlietiques undócen- nales paraissaieiitdevoir étre 51'2 et 117'"'"1, qui, multipliées par 66.0 donnent337¡.).2 et 7728.6; d'oü Fon conclut que l'hiver de 1810, pour cadrer avec les 10 années precedentes devait f our- nir des quantités voisines de 53 jours et 215inm. C'était une forte prósomption de précipitation tont á fait excessive pour une fréquence á peu prés nórmale. Si l'on ajoute que, par des procedes identiques, on concluait a l'extréme fréquence des vents d'ouest comme á la douceur de l'air on comprendra qu'on ue pouvait se défendre de redouter que le réginie des cours d'eau ne nous exposát á des iaondations. Quant ala détermi- nation des valeurs monsuelles isolées, l'indication, des plus inquietantes, n'en était que plus accentuée. En róalité nous avons recncilli 235 mm en 59 jours et Pon sait que la Ville de PBÉ VISION Dü Tkmps. 411 Paris eút á souffrir d'un débordement de la Seine qu'on n'avait pas vu depuis deux siécles et demi. Je rappellerai que notre formule est basée sur la eoneor- dance tres approchóe des variations de l'activité physique du Soleil et des variations d'amplitude de l'oscillation magnétique (déclinaison) telles que nous les voyons dans les tables de Wolff prolongées jusqu'á ce jour. ^ La périodicité, que nous estimons soumise á des fluctua- tiones dont les limites seraient comprises entre 60 et 72 ans, (d'oü notre point de dópart de 66 ans pour le caleul des inéga- litós) ne nous parait pas encoré avoir reqn de meilleure expli- eation que eelle qui fait dépendre "ees oscillations periodiques auxquelles est assujetie la figure d'équilibre ellipsoidale prise par une masse fluide" (Diricblet). Cette' application de la mó- canique analytique n'a comme on l'a déjá fait remarquer "rien a voir avec l'influence des planétes ou Paction du milieu tra- verso par le Soleil". On comprend qu'il ne s'agit pas d'espacements réguliers comme ceux qu'on a vainement atteudus de confrontations synchroniques. Cela ne pourrait étre qu'en envisageant la mas- se entiére de notre atmospbéi-e. II y aura tonjours quelque chose d'indéterminé dans le caleul de la fonction pertubatrice á cause des interférences; mais pour un lieu donné le flotte- ment general y raménera, comme pour obéir á la loi des cora- pensations, des événements identiques á ceux du passé, d'oü. ressortira la périodicité mise en évidence par un caleul d'équi- valences. 11 nous a paru suffisant d'admettre que l'équilibre hy- grométrique de la Terre est la conséquence du pouvoir électro- magnétique solaire et que toute cause eapable d'influeocer tel élément, á certaine date, agit avec un poids qui déoroit de méme á des intervalles égaux et convenablement limites de cette date. París, 3 Juin 1910. r SOOIETÉ SClEUnilCJDB „Antonio AlzatH." Mémoibks, T. 29. 413 m SOCIEDAD PARA EL ESTUDIO DEL FOLKLORE CHILENO Por el Prof. I JORGE ENGERRAND, M. S. A. (Sesión del 4 de Julio de 1910). La progresista República de Chile acaba de manifestar uua vez más el interés y la importancia que da al desarrollo de la ciencia. Se sabe que la inmigración extranjera es bastante con- siderable en Chile y que los alemanes, los vascos franceses y los vascos españoles son los que acuden en mayor número á la suriana república. Los unos y los otros se funden fácilmente en la población local á la cual la mezcla con los araucanos ha dado ese temperamento enérgico que tan fácilmente se nota entre los chilenos: así se va formando poco á poco una na- cionalidad nueva, bien caracterizada, que difiere netamente de los pueblos vecinos. Los alemanes han tenido y tienen una influencia muy mar- cada sobre la evolución de Chile. Varios de ellos son directo- res de Museos de Historia natural, profesores de universida- des ó miembros de sociedades científicas locales. Entre ellos, tengo el gusto de citar el nombre de Rodolfo Lenz, autor de obras notables sobre su país adoptivo y especialmente sobre las razas indígenas que allí viven y sobre los idiomas que ha- blan; citai'ó solamente sus tan apreciados "Estudios arauca- 414 JOKQB Enqebsand. nos" y sus trabajos sobre el origen de las voces chilenas deri- vadas de lenguas indígenas americanas. El Sr, Rodolfo Lenz es el sabio que acaba de establecer en Santiago de Chile la "Sociedad de Folklore Chileno" con cuyo programa ha tenido á bien obsequiarme. Ese programa comprende además un estudio muy intere- sante del mismo señor Lenz sobre "Etnolojía i Folklore" cuyo título escribo como lo hacen los mismos chilenos. El conside- ra el folklore como una rama de la etnología, lo que se puede discutir, puesto que como lo saben los miembros de la Socie- dad Álzate, las opiniones sobre lo que son la etnología y la et- nografía son muy diversas y contradictorias. Según él, "el folklore es aquella rama de la ciencia del hombre que receje los mitos y todas las manifestaciones de las creencias popula res, las leyendas, las consejas, los cuentos, cantos y prover- bios, las supersticiones y costumbres." Insiste, con justa ra- zón, sobre lo interesante que ha de ser el folklore de todas las repúblicas latino-americanas en las que se mezclan tantos elementos de procedencias diversas. El estudio del folklore me- xicano, por ejemplo, sería de una importancia capital por la influencia considerable que ha de ejercer en él la historia de las antiguas civilizaciones en nuestro país. Pero para realizar tal estudio, si el apoyo de los poderes públicos que deben fo- mentar ante todo la instrucción primaria no es absolutamen- te indispensable, debe contarse sobre la ayuda eficaz de todos los que observan el pueblo y que viven en contacto con él, es decir los profesores, sacerdotes, etc. Lo que falta es más bien el entusiasmo y el gusto por el estudio. El programa para el estudio del folklore chileno del Sr. Lenz está dividido del modo siguiente: Una Sociedad para bl kstddio dbl Folkloek chilkno. 415 I. LITERATURA. A. Poesía. B. Prosa. lí. MÚSICA Y COREOGRAFÍA: ARTES PLÁSTICAS Y ORNAMENTALES. III. COSTUMBRES Y CREENCIAS. A. Fiestas y diversiones. B. Costumbres y creencias relacionadas con la vida del individuo. C. La vida material del individuo en general. D. Las ocupaciones sociales y los artesanos. IV. EL LENGUAJE VULGAR. A. Teoría del idioma. B. El material del idioma. No quiero entrar en los detalles de tal programa porque, como es natural, se aplica especialmente á la región chilena. El Sr. Lenz acaba su trabajo dando las reglas para la trans- cripción de documentos en dialecto chileno y comunica obser- vaciones sobre la fonética chilena. Bien es sabido que el español que se habla en las diversas repúblicas hispano-ame- ricanas difiere bastante del castellano académico y en la mis- ma España el idioma hablado de una provincia á otra difiere también mucho. Hay quienes digan que es en Colombia en donde se habla el mejor castellano, pero habría que probarlo. Por otra parte los idiomas tienen que modificarse considera- blemente en los diversos centros de civilización latino-ameri- canos y eso en relación con las exigencias de la vida local to- mando palabras de los idiomas locales y adulterando las del mismo español. Es probable que sea en Chile en donde se ha- ble el español más transformado, superando quizás á las alte- 416 JOBOK Enqkbiíand. raciones que los brasileños han hecho sufrir al portugués, mo- dificando considerablemente su pronunciación y agregándole muchas palabras guaranís, tupis, etc. El estudio de esas transformaciones del lenguaje popular está en relación directa con el folklore. Citaré algunas usadas entre el pueblo bajo chileno según Lenz: Dentrar por entrar; alimarse por animarse; querís por quieres; ruvulución, cumu- nica, turrumoto, etc., por revolución, comunica, terremoto; l'a- gua, l'hora por el agua, labora; un güevo, er huevo, los hue- voh por un huevo, el huevo, los huevos; preúto por producto; quierida mía por querida mía; corazoncito mido por corazon- cito mío; la yerra por la guerra; precetol por preceptor; Con- ceuceón ó Concección por Concepción; decil-lo por decirlo; sordao por soldado; sar por sal; reitir por derretir; trompecé por trO{)ecé; insáme por examen, etc. Este rápido estudio del programa de la Sociedad de Fol- klore chileno bastará, creo, para dar una idea de su importan- cia y de lo que se puede esperar de ella para el estudio del pueblo chileno. Esperamos que alguno de nuestros colegas se inspirará en sus proyectos para establecer en la Sociedad An- tonio Álzate una sección de Folklore mexicano. México, Julio de 1910 ^»» índice del tomo 29 de Memorias. Table des matieres du tome 2Í) des Mémoires. Beaveí:!. (EcL\aard.o)- Breve estudio de las condiciones que dehen llenar los pla- nos de los terrenos nacionales Ü75-288 Becerra (Is/Iarcos E ) Nombres geogi-áficos del Estado de Tabasco. {Nonis ijéogra- phiques de r Etat de Tabasco) 69-171 Beltrári y Fiaga (CSrU-iliemno). (Jantidades de lluvia en el Molino del Rey, en el Bosque de Santa Fe y en el Ex-Uonvento del Desierto durante el año de 1909 305-311 Oampo (A.lejaxid.ro IVI del). La lucha del estómago con el intestino. {La lutte de l'esto- mac avec l'intestin) 1 73- 176 Conzatti (Casiaiao). La Gruta de Santa Ana, Cuicatlán, Oaxaca. (La Grotte de Santa Ana) 199-205 IDescroix; (Ij.éon). Pré visión du temps. Probabilités saisonniéres 407-411 Diaz (Se-vero). Síntesis teórica de nuestros principales meteoros. Cinco años de observación. Láms. XIII y XIV. {Synthése théori- que de nos pñncipaux météores. Pl. XIII et XI V) 177-189 Mem. Soo. AUate. Méxioo T. 29 (1909-1010) -53 418 Hingerrand. (Jorge). PÁOIMAH. Una Sociedad para el estudio del Folklore chileno. ( Une So- ciété pour l'étude du Folklore chilien) 4 13-416 Escobar (Hómialo). El "Salitre" y el ganado. {Le "Salitre" et le betaih 207-240 Frias ("Valentín. F) Conferencias sobre Historia de Querótaro 263-273 G-alind.o y "Villa (J"esú.s). Panteones de México y sepulcros dispersos. {Cimetiéres de México et sépultures di.ipei'sées ) 191- ) 97 C3-ánd.ara (C3r\a.illem-xo). * Parásitos vegetales de la alfalfa. ( Medicayo sativa) 369-394 lEiaro (José C>. > La carrera de Metalurgista y su separación de la carrera de Ingeniero de minas 319-329 Herrera ( A.lfonso I->)- Sur la vie apparente de corpuscules obtenus par évapora- tion de solutions de siliceet de carbonate de caleium dans de l'eau saturée d'acide carbonique. Pl. ÍX-XII 43-67 Sur les oxydases siliciques artificielles. Pl. XIX 331-335 Leal (IVCariano). Algunas causas que influyen en la variación del censo en León, Gto . 337-340 X^icéaga ( r Ediaardo) (>ómo se ha logrado desterrar la fiebre amarilla de la Repú- blica Mexicana. Comment on est arrivé á faire disparaUre la fievre jaunc an Mexique 395-406 ÜVEary (A-lbert et A-lexandre) Observations sur la morphogénése en Plasmologie. Pl. XV. 241-250 '■ — L'anydrobiose et les plasmas siliciques artificiéis 289 291 Formes organiques artificielles vasculai-isées. 299-300 Nouvelles formes organisóes artificielles Pl. XX et XXI. 341-343 419 IVtena flrtamón). PAOrSAS. Apuntes para la Historia de Chiapas. El idioma español. {Notes pour l'Histoire de Chiapas. La langue espagnole) ... 21-27 ¿Cómo fué trazada la Piedra del Sol? , ". . . 293-297 Notas acerca de Xochicalco. Láms. XXIÍ-XXIX 345-368 ív^Corei-io y A. ruda. (íívdlamael) Teodolito maguético mexicano y observaciones ejecutadas con él en Teotihuaeán. Láms. XVI-XVIIl 313-317 ±tifs de la Serie Para- péenne de la l\é[)uMique Argentine. Avertissementauxspécialisfesá i)ro- pos d'un mémoire du Dr. F. Ameghino. (Ret'ista del Museo de la Plata, XVI). 1909. 8? Pérez de Guj',ra¿ín y Gallo (Don Juan I. —El 2 de Mayo de 1808 en Madrid. Re- lación histórica documentada mandada publicar dn orden del Excmu. Se- ñor Conde de Peñalver, Alcülde Presidente desuEvcmo. Ayuntamiento y por acuerdo de la Comisión Organizad' i*a del Primer Centenario de su gloiiosH efeméride. Mndrid. 1 vol. in-4, láras. {Secretaría de Relaciones Exteriores). Primer Congrés International du Fioid. Paris. 5 au 12 Octobre 1908. 3 vol. gr. in-8, pl. (Ing. G. Beltrán y I'uf/a, M. S. A.) Report to the Governor of the Advisory Board of Consulting Entjineers upon its work nlating to the Barge Canal t'rom Jauuary 1, 1908, to January 1, 1909. Transmitted to the Legislatura March 30, 1809.— Albany, N. Y. 1909. 8? pl. Revolución (La) de Ayutla según el archivo del General Doblado. (Documen tos inéilitos ó muy raros para la Histoiia de México, publicados por Ge- naro García. Tomo XXVI). México. 1909. 8?. Salet (P.) — S(>ectroscf Oanadian Geology and Palseontology for the year 1905.— Otl^wa (Trans. R. Soc. of Canadá). 1906. 89— (Prot. J. Ewjerrand. M. S. A.) Bancroft. (H. H.) — Kecursos y desarrollo de México.— San Francisco, Cal. 1893. 89 láms. Baratía {iMt. Mario), M. 8. A.— II Terremoto Calabro-Siculo del 28 Dic. 1908. Messina.— Roma (BoU. S.ic Geogr. Ital.) 19U9. 89 Fig. e tav. Bose {J)r. Emil), M. !S. A. — I .a<;°rstatten mexikanischer Onyxmarraore — Ber- lín (Techntsche Ruiídschau. Nr. 47). 1909. Capit.an (L.), Bituil (H.), Bouniíiet et Peyrony. — La Grotte de la Mairie á Teyjat (Dordogne). Fouillea d'un gisemeut Magdalénien. — París (Revue de l'Ecole d'Authr.) 1908. 89 fig. (Prof. J. Engcrrand, M. S. A.) Darwin (Sir Geoi-r;e Howard), M. 8. A., F. R. S. — The Tides and kindred phe- nomena in the Solar System. The substance of lectures delivered in 1897 at the Loweil Instituto, Boston, Mass. 2d Edition. Lon '> 1—1 co 3 '^ s h3 ■' >. g íc 1-1 05 ?q ■* Ti( CO -M 00 CO 0 00 "-1 0 Ci 0 CÓ tH Tj; oi cj c^ c^i ci 0 s^ )s &á e £■=> ^ a -^2 si C ai di < ^^ > !=5 te- 1 ü 3 1 < > ^^ =^ W ^ H 1 ■1 m ttj c o u 0 • 5 W Z »o 0 0 e s hí fj -Si ococOint^-^ooMooofMt- |-* •>*' .t Tt< es 00 -—I Pi "1 -*.~:co'í'OirecococoinTti'* >n • ce B II n 3-C 2 q = • 1 £ ^ ,-Hí'5C5t~t:^^'*!MCOC5t^Cr ^ m' CO 0 i-i .-i 0 0 cj c-i r-: c ) 0 -O o tí Oh g i sj3 COCOCOC-lThCf^*"^'»'-!^ 10 0 -^ s^i ci _j* 05 05 1-^ co' -^ ir ) 8 '3 ■o S 50 Q ic 0 i^ iH co t^ 0 co 0 t~ in c 0 i ^ o. g Ttí 1- 0 íÁ c¡ <^i d 0 0 1-' iri "* 05 H o ? ?g rt T-H CJ d (M (M Csl C-l C\l i-l T-( — t— 1 0 05 g H <¡ es .i^ §^ '^ ^ O _^C5rtlf5TÍH-*COlOCOOO^« 10 ¡> '«•i ^ gc^ioooi-^coT-HoajciTpOr- 10 0) a a ci ce oo' t-' 1-' aJ cj JO ce 00 00 w «-••^r- Ir— i^-^Hf— ^ e o ^ cg o 75 toi o P4 0 8 OÍ II a c c c r c X c > 0: _c c c a s g:2 WC^^ Cq ^ (M CO QO d O i-í OS -^ _t~05t~!»aot~oi:-i-(g5irtí2 '^i 'i s g o o t~ o (M t^ 1— 1 t- 00 05 o Í75 CO 00 :7Í CO C<Í >-i Ci r^ T-i i-H C^ CO UO •Si > ^^ "S S 11 >> ^^ ^^^^ < « = í'vP^^^ >. >^ ?*^ !>>^ ^ ^ í^ 1 . ^ S3 0 13 pí^ !=^^^^^^ >.f>>>.Z O ^^^^^2^55^^^ t>> ü H Ó 0 ~ O > ^^^g^^fe:^^^^^ c -T3 h^ L« C5 f, , C 0 0 'stado de S TIVIDAD < 1 ■A 3 ■a H 1^ a oi-^oystocrsxcorHooco •qícÓTiJcoíico'io^ctCrHi-ico C3 co' b K¡ < t- 2 W .í^ cc S o CP % i ; 5 2 _; B3 ODOlO-^CO^iO^OOSOrHO lO .2 1^ l~ l^ t^ L-- t~ 1^ l^ t^ L^ l^ 1^ CO I-* H s t- SI 5^ ii W 5 -^ d C5aDíO?OCO0Ort _>\ ^ M C-i 00 if¿ ^ (MC^ICICOCOCO. CO'W^f^'^l'^ 50 las practicad bajo la direcc '3 3 T3 „ oq 1-5 co co in oo' co as OD i--^ Tji o 05 t— 1 r— ( a; r-4 c; S Q ^^l Cí SM ÍN C^^ (M CQ (M IM (M Cq ^I CA (B O co OÍ o' o T-HCC'OCCOOCOCSCOOCOOICO 35 W 3^ ^ giOOCOCOCOa0 0 05t^i-ICT50 T-H '^ 11 s a oí M ^ o o CJ t-I o 33 o rH !>.t rH 0 ■£ Síc. co-sO«5í£>intcfflirecocoíD CO 1 s> 33 P3 L^ t- t- t~ L- t- t~ l^ t- t- t- t- « L^ ¡Si 1- s § 2:2^ 2 co 00 Si . "A u iS f^ c a reV)rero . Marzo. . . Abril . . . > c Agosto. . Septiem Octubre, Novieml Diciemb A 22 bibliografía. Savants du jour. Henri Poincaré. BiograpMe, Bibliographie analytique des écrits, par Ernest Lebon, Agrégé ie l'Universitó, Lauí'éat de l'Acadómie Pran^aise, Correspotidant de l'Acadé- mie Royale de.s Sciences de Lisltonne, Membre honoraire de l'Acadóinie de Metz, Un voluine in-8 (28-18) de vii-80 pa- ges, [tajiier de Hoilande, avec un portrait en heliogi'avure. Iw. Juillet 1909. 7 fr. Librairic Gauthíer-ViUars. Cet Ouvrage a été sígnale a 1' Académie des Sciences par M. G. Darboux, Secrétaire ¡^erpétuel (Séance du 12 jmllet 1909), et a TAcadémie Frangai- se par M. Thureau-Dangin, Secrétaire perpétuel (Séance dii 15 jiiillet 1909). ' 'Cet Opuscule est le premier d'une Collection que je me propose de pu- blier sui' les Savants da Jour. II m'a j^aru convenable de mettre mon entre- prise sous l'égido d'un nom dont la réputation est mondiale. J'ai crii qu'il serait attrayaut de reproduire la partie biogi'aplaique du spirituel Discoiu's prououcé par un ¡irofond liistorien en recevaut M. Hen- ri Poincaré á l'Académie Franyaise. Afin de donner une idee nette des profondes et mxiltiples recherches de ce penseur, j'ai, d'une part, presenté les jugements portes en Science, avec unehaute compétence, par deux éminents savjxnts dont le devoir a été d'enrésumer, devant un public d'élité, les principales directions et les nom- breuses conséquences; d'autre part, inséré, sur son récent Ouvrage relatif a la PhilosopMe scientifique, une üne^analyse spécialement composée par l'un de ses collégues a la Sorbonne et á l'Académie Franc/aise. En taisant ])récéder cliacune des cinq principales sections de mon tra- vail d'appréciations dues a des hommes ilustres, il me semble que j'y ai in- troduit des éléments qiii f ont oublier la sécheresse inevitable de saltes ana- lytiques d'énumerations de titres d'écrits, bien que les titres vagues soient accompagnés de sobres explications. C'est pourquoi j'ose me ílatter d'etre parvenú a eomposer un ouvrage qui soit á laí'ois intéressant poiu' les personiies qui désirent connaitre, seu- lement dans son ensemble, l'CEuvre de M. Henri Poincaré, tres utile a celles qui se librent á d'ardues recherches dans quelqu'une des larges et nombreuses voies qu'il a ouvertes. 23 Je crois avoir sígnale tous ses Ecrits originaux et les principales ana- lyses dont ils ont été le snjet. Ce n'est qu'aprés les avoir lus ou parcourus que j'ai donné les réf érences et les renseignements (jui s'y rapportent, On rendrait servicie á la Science en m'indiquant les omissions. Beaucoup de ees Ecrits ont été reproduits en di verses langues: j'en ai cité les traductions que j'avais vues ou dont j'étais certain. Enfin 11 importe de faireremarquer que M. Henri Poincaré, aprés avoir lu la partie de mon manuscrit i-elative á l'Analyse mathématique, a bien voulu me donner de précieux conseils pour le classement analytique des Mémoires et des Notes, et qu'il a aussi lu et approvivé la derniére épreiive d'imprimerie de cet Opuscule. " Etude sur l'Espace et le Temps, par Georges Léchalas. Deu- xiéme édition reviifj et augmentées. 1 vol. in-8 de la Bihliothé- que de pkilnsophie eontetnpornine, 5 fr. Félix Alean, &A\te>\\v, Pa- rís. 1909. La premiére édition de cette Etude, parue vers la fin de l'année 1895, se trouvant épuisée, l'auteur en a preparé une deuxieme édition. n convient de signaler les points oü cette nouvelle édition differe le plus de la premiére. Tout d'alaord l'étude de l'espace géométrique s'est notablement étendue, ayant plus qtie doublé. C'est qu'en efí'et les bases logiques de la géométrie ont fait l'objet de travaux fort importants dont il était indispensable de teñir compte, et cela a amené l'auteur a con. a- crer deux chapitres distincts aux géométries non métriques et aux géomé- tries métriques; un peu plus d'extension a d'ailleurs été donnée aux consi- dérations d'ordre historique. La mécanique a motive de moindres modificatious; toutefois des indi- 4 cations d'ordre historique sur le croix des repéres auxquels on rapporte les mouvements ont été empruntées a M. Duhem, et l'on a signalé tout l'in- térét que présente la maniere de voir de M. Paiulevé sur le role que joiie dans se choix le principe de causalité. A l'occasion du plobléme de la géométrie de notre univers, les ob jec- tions de principe opposées par M. Poincaré a tout essai de détermination de cette géométrie ont du étre discutées. Enfin la critique de l'infini et du continu a dú étre revue, pour teñir compte de la théorie des ensembles infinis de George Cantor. 24 La théorie des courants alternatifs par Alexaudre Russell, M. A., Maítre de Conftíreuces de Mathématiques a[)|>liquées et Direeteur de la Section des Mesure.^, á Paraday House. Londoii. Traduit de l'anglais par G. Séligmann-Lui, aucien Ele- ve de l'Ecole Polytechaique, Inspecteur general des Télégra- phes. Tome II. Volume de lv-551 pages, avec 209 figures; 1910, 18 fr. Líbrame Gauthier-Vülars. Dans ce deuxiéme "Volume sont abordes les sujets relatifs a Toutillage des stations électriques a courant alternatif, generatrices et réceptrices, ainsi qu'á la trausmission de l'éiiergie: la théorie des alteruateiu's et mo- tetirs, et les procedes d'analyse des ondes qui permettent de confronter les prévisions théoñques et les réstiltats d'observatiou : les conditions de stabilité de marche entre macliines se commandant cu entre machines attelées a une charge commmie; la théorie des transí ormateui's sans fer et avec fer daus leui-s différents modes d'emploi, celle des fuites magnéti- ques, celle des motetu's d'induction, moteui's a collecteui-s, commutatri- ces et convertisseiu's a rotation; enfin la théorie et la comparaison des sys- témes de transmission de l'énergie. Annuaire du Bureau des Longitu'es pourl'année 1910. lu- 16 de plus de 900 pages avec tijíurts: 1 fr. 50 net. Franco, 1 fr. 85. GauiMer-Villars. Si précieux par le nombre de doctmaents qu'il contient, vient de pa- raitre. Cet excellent Recueil renferme cette année, aprés les documents astronomiques, des Tableaux relatifs a la Pliysique et á la Chimie. On y trouve: éléments magnétiques, correction et comparaison des barómetros et des thei'mométres, dilatation des liquides, tensions de vapeur, élasticité et fi'ottement des solides, viscosité des gaz. longueui's d'ondes, solubihté, etc., etc. Cet Ouvi'age ne se trouvera pas seulement sur la table du technicieu, du physicien, du mathématicien; les la'ics eux-mémes le consulteront vo- lontiers pour avoir sous les yeux la liste des constantes usueUes, et aussi poxor lire les intéressantes Notices de cette année: ceUe de M. Baillaud sur la Reunión du Comité international de la Carte photographique du Ciel et celle de M. Lallemand sui* les Marees de l'Ecorce terrestre. Mí" MÉXICO. Revista Oientífica y Bibliográfica. Núiiis. 6-6» Tomo 29. 1909-1910. UM INCLUSIÓN DE SILICATO E EL FIERRO IIETEORICO DE TOLÜCA POR G. tsohermae:, m. s. a. En los fien'os meteórieos, designados como fierros de Toluca, se han encontrado vaiias veces en el estudio del residuo después del tratamiento con ácidos, mínimas partículas de carácter semejante á piedra, que han sido determinadas minei-alógicamente (1). Inclusiones más grandes de si- licatos no se habían observado, en cuanto yo se Pero semejantes inclusio- nes se mostraron en una laja de Xiquipilco, que recibí hace algunos años de la casa de Wappler, de Freiburg. Es una sección de unos 14 mm. de es- pesor de un bloc plano que mide cerca de 14 cm. en su longitud y 6 cm. en su mayor ancho. En el fierro octaédrico se encuentran algunas inclusiones arredondadas y esquinadas, que tienen un diámetro hasta de 15 mm. y'que representan una masa granulosa y pedregrosa ó que se componen de troihta compacta. Ambas están íntimamente ligadas, de modo que las masas pedregosas casi siempre están rodeadas por troilita. En el fierro aparecen además en la cercanía de las mencionadas tam- l Cohén und "Weinscbenk, Ann. d. Naturhistor. Hofrauseums, 1891, VI, pág. Ul, 159. —Cohén, Meteoritenkimde.'I, pág. 216, 317, 319, 321, II, pág. 258. — Laspeyres, ZeitBchr. f.'Krystollogr. Bd. XXIV, páer. 489 (1895), Bd. XXVII, pág. 586 (1897). Rerista (1909-1910)— 4 26 bien algunas inclusiones de Schreibersita hasta de 1 cm. y en un punto si- tuadas paralelamente á las laminitas del fierro. El carácter del fierro se paréele perfectamente al de la mayoría de los blocs del fierro de Toluca. Las laminitas octaédricas muestran generalmen- te un ancho de 1^ mm. Las inclusiones de silicato son de grano fino, de color pardo-verduzco. En la lámina microscópica se ve muy bien la textura granulosa, pero rega- das entre los granos transparentes se encuentran también muchas acumu- laciones opacas y ordenadas más ó menos en forma de red. (Véase la lámi- na). Estas acumulaciones se componen en su mayor parte de troilita, en el resto habrá una mezcla de vidrio obscuro. En el límite de las inclusio- nes de silicato y separados de ellas se observan frecuentemente granos aislados de silicato en la troilita que las encierra, pero no en el fierro cer- cano; los granulos transparentes tienen casi todos el mismo color verde - parduzco y á la luz natural apenas se nota diferencia. El crucero, frecuen- temente reconocible, corresponde á los miembros del grupo de las p}Toxe- nas. Pero en el estudio óptico iino de estos componentes se determina fácilmente como broncita por sus colores de polarización débiles, la extin- ción derecha respecto á las grietitas finas, y por la orientación óptica de las secciones transversales. La broncita contiene frecuentemente inclusio- nes, en parte granulos opacos ( probablemente troilita ), así como agujas delgadas opacas que aparecen truncadas trausversalmente en los extremos, pero á veces también agudas en uñ lado y cuadradas en el corte transver- sal, otras veces están ordenadas paralelamente á las grietas del crucero, otras oblicuas con éstas, y por fin se encuentran también inclusiones vi- treas arredondadas que se componen en parte de vidrio negi'o en parte de vidrio verdoso claro. Los otros granos de igual color se determinan como augita por sus co- lores de polarización vivos y la extinción oblicua, qiie se desvía de la direc- ción de las grietas del crucero en los cortes longitudinales en im máximum de 38°, y por la existencia de un eje óptico en las secciones transversales. La augita está muy agrietada en las secciones transversales, en los cortes longitudinnles muestra mucho menos giietas de crucero que la broncita, pero es también más pobre en inclusiones, que son del mismo carácter que aquellas, con excepción de las agujas (|ue faltan en la augita. La broncita predomina claramente en la mezcla, mientras (jue la augita forma solamen- te una cuarta hasta una tercera parte del total. De una manera muy se- cimdaria se encuentran gi-ániílos incoloros aislados, que se distinguen tam- bién por su refracción que se acerca á la del bálsamo de Canadá, Por el estudio óptico se determinan como plagioclasa por su fino ostriamiento en fajas gemelas y los colores de polarización débiles. El estudio n^ás detalla- Kev. Soc. Álzate. T. 29. :•: "f^ 'i' '■ FIERRO METEORICO DE TOLUCA. Un lugar en la láiuiíui á través de una incluítituto Geológico de México. — K. G. Lutz, Editor. Stüttgart. Texto 115 p. 8° y 7 láminas en cromolito- grafía (25 X 125 cm.) 41 fr. 25 c. La preseute obra se compone de dos partes, una de ellas consiste de 7 grandes láminas murales que Uustran: I, las formaciones paleozoicas anti- guas; n, las formacionfes paleozoicas modernas; HI, la formación ti-iásica; rV, la formación jurásica; V, la formación cretácea: VI, la formación tercia- ria y VII cuaternaria. En cada lámina se ve en pñmer lugar una reconstruc- ción del paisaje que se tiene 'que suponer para aquella formación; estas re- construcciones han sido ejecutadas por el Prof . Fraas de Stüttgart j unto con un pintor de animales y representan realmente una combinación de nuestros conocimientos actuales de la estratigrafía del mundo. Al lado de las reconstrucciones se encuentra un corte transversal típico de las capas de la época, que indica al mismo tiempo la subdivisión de ella, así como las dislocaciones que ha sufrido principalmente en Eui'opa. Los diferentes pi- sos se distinguen por colores y en el lado izquierdo de la lámina se enciien- tran figurados los fósiles más característicos, cada uno colorido con el co- lor que caracteriza su horizonte en el corte geológico. Para la designación de los pisos fueron aceptados los términos universalmente empleados, de- jándose aparte hasta donde fué posible los nombres piu-amente locales. La ejeciición artística de las láminas es verdaderamente de primer orden y es- pecialmente los paisajes délas formaciones triásica, jurásica, cretácea y ter- ciaria parecen inmejorables tanto en el sentido científico como en el ar- tístico. La segunda parte de la obra consiste en iin hbrito que sirve de expli- cación para las láminas. El texto original se refería principalmente á las eontliciones geológicas de Europa; pero la edición castellana, hecha por nuestro consocio el Dr. Emilio Bóse, añade á cada capítulo general otro so- bre las condiciones estratigráñcas en los diferentes países de América, reu- nieado así de una manera concisa todo lo que sabemos actualmente sobre nuestras formaciones . El texto comienza con un capítulo sobre la geo- logía dinámica, da después la subdivisión de los sedimientos d^ la cor- teza terrestre,, exphcando brevemente también el desarrollo de los seres vi- vos En los capítulos sigiüentes se discuten una por una las diferentes for- maciones, viniendo al principio la descripción de las formaciones en gene- ral, la de sus fósiles característicos y la del paisaje que se tiene que supo- ner para aquella época y después sigue una breve indicación del desarrollo de cada formación en América; estos últimos capítulos tienen un orden por 33 pisos y en segunda línea por países, comenzando la descripción siempre con Canadá y terminando con la Patagonia. En cada piso y cada país es- tán indicados los apellidos de los autores que principalmente estudiaron la estratigrafía en aquella parte de América. Después de cada época siguen cuadros"comparativos que demuestran el desarrollo de los pisos en los diferentes países de América, según el es- tado actual de nuestros conocimientos. Estos cuadros representan un tra- bajo enteramente nuevo, cosa semejante no se encuentra ni en los manua- les más gi'andes. Las láminas con su texto están destinados al viso de las escuelas; el contenido de las primeras es enteramente elemental, y lo mismo se puede decir de los capítulos generales estratigráficps y de las descripciones del paisaje, mientras (jue la descripción del desarrollo de las formaciones en América es un poco más detallado y necesitará quizá en parte una expli- cación del profesor. En general podemos decir que la obra sei'á muy útil para la instruc- ción en geología en nuestras escuelas, especialmente porque la edición es- ta heclia en castellano, cosa bastante rara en las láminas murales. Pécheux (H.), Docteui' es Sciences, Professeur á l'École nationale d'Arts et Métiers d'Aix,— Le Pyrométre thermo-élec- trique pour la mesure des températures élevées. Petit in-8 (28 fij;); 1909. [Encyclopédie sdenüfique des Aide-Mémoire). Brochó 2 fr. 50 c. Librairie Gauthier-Vülars. Dans les diverses branches de l'Industrie qui emploient les tempéra- tures élevées (industries métallurgiques, industries cbimiques), on a be- soin de connaítre avec; \ine exactitude siiffisante les tempéi'atures auxque- Ues on opfere ; température des gaz d'une cheminée ou d'un foyer, tempé- ratiire d'une solé, d'un creuset, température du fusión d'un metal ou d'un alliage, température d'ébullitioa d'un licjuide. Pour de telles déterminations, il est nécessaire d'avoir á sa disposition un appareil de mesure facile k construiré, et d'usage commode : le pyro- mMre thermo-électrique répond á la queseion. L'Auteur, dans ce petit Ouvrage, a voulu vulgariser l'emiiloi de cet appareil de mesui-e. 33 Congrés International des Applications de l'électricité. Mar- seille, 1908. Trois beaux voluuiesin-S" (25-16) publiés par les soins de H. Armagnat. Ces Volumes se vendent eusetnble GO fr. — 1er. Partie: Rapports préliminaires. Volumo de Vl-709 pages, avec nombreuses figures; 1909. 24 £r. — lie. Partie: Rap- ports préliminaires. Volume de lV-784 pages, avec nombreu- ses figures; 1909. 24 fr. — lile. Partie: Organisation du Congrés. Volume de iv-550 pages, avec figures et planches; 1909. 24 fr. Librairie Gauthier-Vülurs, Quai des Grands-Augustins, 55. Paris. Des ses premieres réiinioiis, la Commission d'organisation reconuut la nécessité de donner une base aux discussioiis des séances en faisant pré- parer des Eapports préliminaires sur un certain nombre de questious choi- sies; mais, en jirésence du délai tres coiu-t entre ses réunions et l'ouvertu- re du Congres, elle decida de laisser toute initiative aux rapparteiu-íJ cboi- sis par elle, en leur indiquant seulenient le but a atteindre. Les Rapports préliminaires contenus dans les deux premiers Volumes sont 5onc bien l'ceuvre personnelle des rapporteurs et, si l'on veut avoir une idee des diverses opinions régnantes au nioment du Congi'és, il fait se repórter avi troisiéme Volume qui renfe/me les procés-verbaux sommaires des séances et les Annexes. Afin de faciliter ce travail de compaa'aison. la Table des matiéres de cbacun des deux premiers Volumes renferme, outre le titre et la page de cbac^ue Rapport préliminaire, Tindication des pages du troisiéme Volume oü se trouve la discussion cori-espondaiite, ainsi que les Mémoires presen- tes en séances et insérés en Annexes. Les procés-verbaux des séances ont été rédigés par les secrétaires des sections et completes quelquefois par des Notes un peu plus étendiies re- mises par les auteurs. Un certain nombre de Mémoires répondant aux Rapports préliminai- res ou tout a fait distincts ont été publiés sur la demande des présideuts de sections; ils f orment la plus grande partie du Tome III, oü ils sont clas- . sés sous le titre d'Annexes. Post et Neumann. Traite complet d'analyse chimique appli quée aux essais industriéis. Tome second, deuxiéme fascicule: Revista a908-1909).— 5. 34 Sucre de betterave. Sucre de canne. Amidon et fécula. Dex- trine. Glucosp». Documents officiols eoncernant les produits alimentaires sucres. Gr. in-8 (17-25) de 300 pages compactes, avec 120 figures dans le texte 8 fr. — Paris. Lihrairc Sciautifi- que A, Hermann et Fus, 1909. Dans cet ouvrage les tradm-teurs se sont efforcés, tout en respectaiit le texte original de l'auteur allemand, de le compléter par rintroduction des méthodes plus spécialement employées en France, et des procedes d'a- nalyse les plus recents. Le fascicule allemand eorrespondant compreuait toute la serie des industries agi'icoles, MM. Chenu et Pellet out cru bon, étant donué l'importance de leurs additions, de le diviser en deux parties et le présent fascieule ne cojuprend qiie le Sucre de betterave, 1' Amidon, la Fécule, la Dextrine et le Glucose auxquels ils ont ajouté un cliapitre sur le Sucre de canne et un appendice donnant toas les documents officiels concernant les produits alimentaires sucres. Ciudades Coloniales y Capitales de la República Mexicana por el Dr. Antonio Peñafiel. Se imprime por acuerdo del Sr. Gral. I). Poifiíio Díaz, Presidente de la República, siendo Se- cretario de Fomento el Sr. Lie. D. Olegario Molina. — Estado de Morelos." -México. Imp. y Fototipia de la Secretaría de Fo- mento. 1909. 1 vol. fol. viil-192 págs. 41 láms. Como los tomos de los Estados de Guerrero y Tlaxcala, de que ya nos hemos ocupado en esta Revista, el presente tomo contiene interesante ma- terial acerca del Estado de Morelos. He aquí un sumario : El Estado de Morelos, datos geográficos y estadísticos. Gobernantes. — Conquista de Ciier- uavaca, por Bernal Díaz del Castillo. — El Lagarto de S. Antón, por el Li- cenciado C. KoVjelo. — La ¡)iedra del escudo ó Chimal de Cviernavaca, por el Lie. R. Mena. — Las ruinas de Xochicalco, porelDr. E. Seler. — Xocliical- co, por el Teniente Coronel J. B. Toguo. — Cuauhtla, la ciudad y su sitio, etc., por el Sr. D. Manuel Orozco y Berra, etc. — Apuntes biogi-áficos del Sr. Cura D. José M. Morelos. — Algunos documentos originales de sii cau- sa.— Manuscrito de la historia del sitio de Cuauhtla, porD. Felipe B. Mon- tero. 35 a o 05 •* «5 o oí ■« rH :c o -- CO -tó S o e , ss « a l5S cq 11 '« a s feq c o ■o gaWKWHWWwggg H <í i 1— 1 ^ a i? < ü H ^-1 c: o ü !!!!!!!!! I ! ¡ ■ 0 :^ ^ d 5 A 0 0 'O S ■ C-jl^fOCOXCOfOT0050CC:C C<1 W b| *f ^^,_|,-^^rH^t^ Cfi ^ ja C-l o X 00 Uí ir: o ^ o o •■^ ^ IJ g ts i~ >ra 00 -o 00 i~ c 1 eo Tí r-- uc a ■^i .-< o ci co 00 o o C5 C5 r-- I-i £3 '^ ^ o iw ic in CO CO lO ifi O CO c=> p; « 2 a CO e »s ■o t^ t^ l~ l~. l-~ L^ l^ 1^ l^ t^ 1- L- l^ co S M 'co *3 r^ id »d ci o o o o' •* C5 ci id Tji l--^ s »-j ^ ^ s d O > r^ GO 1 ^ CI É ^ (fl (M 11 <1 II 5 C^ H ^ ^^ >. ü s 0 hl 0 tí 0 H 6 t ^^^:2;^^^:^^:z;;5:zi :¿^ s o •o ^ ^ ^ ^ ; H H . >>:í5 : ^ >-> •2 o o 3Í s 1 >5 'u 02 •o g ■tí co ce — r-( lo o o t-~ Oí t^ (M ro co ci oi Tfi <¿ o i-^ o OÓ "* fC c-i ^ i CO E co s- d o IM co (M (M 00 l~ -# iH os l-~ ira 00 lO j= coira-*iraíoiratDíOt~mi«ira ira O r-vi to "^ co r*^ ^ ii K 5 0 H ü ^ ■S "< r^ «^ s ti o c 1 00 o t- ^ '5 ;? (M Cl C-1 C) C-l OÍ CM ?1 oí d assages, recalling to the inind the worin of a still. They are superposed one above another. and suggest the progressive tunnelling down of tlic waters. All these narrow tunnels run to the bottom of a vertical shaft, wliich the writer was not able to explore; but a constant current of ft-esh air (temperature 20*^ centigi-íule) gives evidence of a direct communication with the surface of the soil. It corresponde in all probability to a cliimey by whicli the surface wáter.s were fonnerly eugulfed. 45 Conclusión. — A careful analysis of the succession of chambers compos- ing the cave of Atoyac pro ves that the work of excavation of tlie limestone by the waters has been controlled, down to its most minute details, by the planes of bedding and by the system of joints and the fractures. Sub- terranean waters always take advantage of these nattu-al planes of división in dissolving or in eroding calcareous rocks. Up to the great dam, pottery has been f ound, and there is evidence of the utilisation of this cave by the Indians some five centuries ago. The situa- tion is so favourable that it has probably been used as a rock shelter at a much earlier period. The aubhor thinks that if the actual sinter floors were carefuUy removed, and methodical inve.stigations conducted, they woiild lead to valuable additions to our knowledge of American pre-his- tpry. Tlie ¡¡roximity of a railway station would greatly facilite this res- earch. {Rej). llth British Assor. cidv. Se. 1907). LE MATLACUEYATL (MALINTZI) PAR «^ M. E. OEDOÑEZ, M. S. A. Aucune montagne isolée, daiis n'importe quelle autre partie du Pla- teau Central du Mexique, ne se dresse plus majestueusemeut belle que le "Matlacueyatl"' ou "Malintzi," s'élevant á environ 2300m. au-dessus de sá base, au Nord-Est de Puebla. II se trouve au milieu des vastes plaines limitées, á l'Est, par la Sierra du Pie d'Orizaba et, á l'Ouest, par la Sierra Nevada; il est place duns de si favorables conditions que l'on peut, du haut de ses sommets ñus, a la silhouette fantastique, admirer un panorama des plus intéressánts et des plus instructifs. Quoique s'élevant au centre d'\ine contrée riche et peuplée, le Matla- cueyatl est demeui-é jusqu'á ce jour presque inconnu de la science. Son isolement, eependant, lui a permis d'étre contourué par des chemins de fer, et c'est toujours avec admiration que les voyageurs eontemplent eette 46 enorme masae couiq;ie, recouverte de foréts et couronée de rochers, sou- vent revetue de neiges pendant l'hlver, ou enveloppée dans des iiuages noirs, apportés par les vénts froids du Nord qui soufflent a la méme épo- que. H. de Saussure, ( 1 ) incidemment, a déjá parlé de cette montagne, dont il avait estimé la hauteur bien au-dessous de l'altitude réelle déter- minée réeemment, en analysant son influence sur le climat des contrées avoisiaantes. D'autres explorateurs se sont contentes de la citer parmi les plus hautes du pays, mais sans préciser son importance dans l'ensemble de nos vieux volcana. J. Félix et H. Lenk (2) ne lui consacrent que quel- ques notes, tres coartes d'ailleurs, notes qui leur ont été fournies verbale- ment par M. H. Topf, de Jalapa. lis y décrivent quelques pies du sommet et, entre aatres détails, y mentionnent l'absence de cratére. M. Topf as- signe une hauteur de 4059 m au pie le plus elevé; mais l'altitude est no- tablement supérieure. Les deiix auteurs cites ont fait une assez bonne description microscopique des échantillons de roches fournis par M. Topf, et cela constitue une tres précieuse contri bution a l'étude de cettp mon- tagne. n est probable que les échantillons dont ils traitent proviennent des differents pies du sommet, car leur description correspond exactement á celle des specimens recueillis par nous dans cette partie du volcan. Dans les quelques pages qui suivent, nous exposons le résultat de deux ascensions tres rapides que nous avons effectuées au Matlacueyatl. La premiére date du mois de mars 1898; nous avions essayé de gagner le sommet; mais, malheureusement, une pluie tenace et froide, accompagijée d'un vent tres fort, nous en empécha. La seconde, faite en compagnie de quelques membres du "Club Hípico" de Puebla, le 25 novembre 1906, fut plus heureuse, car, outre que le beau temps nous favorisa, nous eumes le plaisir d'escalader les pies en compagnie d'excellentes alpinistes. (3) Gráce aux données, encoré tres incomplétes oependant, que nous avons pu recueillir dans ees deux courtes visites au Matlacueyatl, nous avons im- médiatement compris sa ^-ande importance au point de vue de l'étude .genérale de nos volcans, aussi bien de leur pétrographie que de leur struc- ture. Par l'efíet de l'oeuvre avancée de l'érosion, l'on peut examiner la structure du massif, dans ses partios tres profondes, sur les pai'ois de (1) H. de Saussure, Coup d'coil sur l'hydrologie du Moxiqíip, principalemont de la partie oriéntale, aeompagnó de ([uelíiues ob.servations sur la nuture do co p«ys. (Mé- moirec de la Saciété de (léographie de Geno ve, III, 18G2, p. 5-190, passim). (2) J. Félix u. H. Lenk, Boitriigo zur Geologio und Pnlüontologio der llepublik Meiiko, I, Leipzig, 1890, p. 50. (3) Nous adressons nos remerciements les plus clinleurcux k MM. JoBÓ et Carlos üorenberg, de Puebla, qui ont bien voulu nous pretor leur aidc personnolle pour pouvoir olTectuer cette excursión. 47 grands ravins dont l'origine se trouve tres proche áu sommet. Nous avons l'iutention de continuer nos explorations, aussitot que cela nous sera pos- sible, ees premi^-res rechercbes nous ayant vivement intéressé. Les coordounées géograpliiques du Matlacueyatl ont deja été determi- néespar la "Comisión Geográfico - Exploradora" (1) et donnent 19= 13'48" lat. N. pour le pie culminant. * Ainsi que nous l'avous dit plus haut, l'áltitude anciennement assignée au point culminant du Matlacueyatl est erronée, si nous en jugeons d'aprés les mesures baromé triques prises par ladite •'Comisión Geográfico-Explo- radora" et d'aprés les notres, assez rapprochées de ees deniéres, á savoir: 4461 m., selou les calculs de la -'Comisión'' et 4440 m. selon les notres. ' Ce chiffre dépasse de 180 m. la liauteur du Cofre de Perote. La montagne, sur une circonférence de 80 km. et suivant une pente tres douce, se de- tache comme un gi'and cóne sillonné de profonds ravins, qui lui donnent, tout au moins prés du sommet un aspect de \ ieillesse rendu plus frappant par la vue des restes de rochers, a moitié détruits par les agents d" ero- sión, qui subsisten! encoré au voisinage de la cíine. Le role du climat est si important dans les montagnes du mémé genre et du méme age que celle que nous décrivons, qu'il suffirait, a lui seul, dans certains cas, pour détermiuer les rapports de párente et de synchro- 'nisme existant entre elles. En effet, nos volcans monogénes, téls que l'Ajusco, le Cofre de Perote, le Xinantecatl, le Tancítaro, le Zirate, quires- semblent tous au Matlacueyatl aussi bien au point de vue pétrographique qu'au point de vue tectonique, ont leurs sommets dans un état dedestruc- tion bien plus avancé .^ur le.-i pentes exposées aux veuts dominants, aux orages et a la neige que sur le;; pentes oposées, soumises a un climat plus uniforme, ce «lui i)rouve que ees facteurs excercent une influence siir la forme de ees massifs. De ce faít, et bien que les flanes de la montagne soient sillonués d'une tai;un assez réguliere sur tout le pourtour a [¡artir du sommet, les ravins les jilxis profonds [¡rennent toujours naissance au Nord ou a l'Est; ils y for- ment de véritables incisión», commen^ant au coeur de la montagne; leurs escarpements gigantesques, par leur forme en fer-a-clieval, rappellent un peu de puissants talus de débris, qiú s'augmentent sans cesse par l'effet de nouveaux éboulements, comme nous en avons vus lors de nos visites. 1 1 > Nous devons faire observer que la longitudo du Matlacueyatl publiée par ' 'l'Ob- servatorio Meteorológico Central." (Posiciones y alturas de alf.ninos puntos de la Re- pública Mexicana, México, lUdl) a oté probableraent mal copiée sur les documents de la "Comisión;" en effet, on a éerit 0° 4'45", ce qui reprósent la longitude oriéntale par rapport au méridien de San Miguel Canoa, et non la longitude par rapport á celui de México, qui douuerait l'^ 6'35". 48 Mais le Matlacueyatl ne présente qu'a l'Est et au Nord, prés du soin- met, ees escarpements et ees talus de débris que jirolongent des baiTaucas tres profondes; au eontraire, si l'on regarde vers l'Ouest, on ne voit que des talus á pentes tríís raides (35" a 38"^) et uniformes, partant de la créte pointue, rocailleuse, orientée N.-S., sur la<}uelle se dresse le pie le plus ele- vé de la montagne. Cette créte, décliicjuetée par l'érosion, est fonné de coiilées de lave superposées, qui constituent tout au naoins la región su- périeure du massif. Autre différence entre la región escarpée du Nord et de l'Est «t le talus régulier de l'Ouest et du Sud: ici les ravins, moins pro- fonds, prennent naissance a quelque distanee du somniet. en formant une coiipure aussi abrupte, mais sillunnée d'étroites aretes, qui convergent vers le fond. Les escarpements du sommet des entonnoirs se prolougent, en descen- dant la montagne, ¡jar des ravins dont les bords, déconpés a pie, s'in'diu- nent d'une maniere uniforme en suivant la pente genérale du eóne; leurs parods forment de hautes murailles entierement a pie, soutenues quelque- fois par d'étx'oits contreforts, et l'on peut y voir, vers le haut, dans loute leur nudité, les laves massives i>lus ou moins alterées; au milieu, sur ce- lles-ci, on apergoit des matériaux désagrégés, arrachés du sommets, jiarnii lesquels se trouvent de grosses pierres qui ont roulé jusque la; en bas, re- couvrant le tout, s'étend une épaisse couche de tufs de couleur jaune ou d'une blancheur éblouissante. Au sujet de la deséente reguliere des parois des ravins. il faut, cepen- dant, faire une exeeption pour le bord de la grande coupure qui s'oiivre, á l'Est, dans la direction de la Hacienda del Pinar efc qui, partant du sommet opossée aux plus hauts pies, forme une arete jieu inelinéequi va rejoindre, á 3 km. de distanee á l'Est, une aiitre éminence eonique, le CeiTo de Xal- tonal. Vus d'une certaine distanee, au Sud, par exemple, de la ville de Puebla, les rochers du sommet et les bords de la barranca se raeeordent au (!eiT0 de Xaltonal et produisent l'impression que l'on a en face de soi les bords d'une grande caldera. Revenons aux talus de l'Ouest et du Sud: on ])eut y distinguer trois par- ties quoique la ilifférence ne soit pas tres tranchée. D'abord, on voit une pente de 35^^ k 38° d'inclinaison, sur 300 a 400 m. de bauteur, qui part des ro- chers du sommet; cette pente est remplacée plus bas par une autre, tres adoucie, qui va mourir sur une espece de ferrase dont les bords, brusque- ment coupés, deseendent par des contreforts escarpes jusqu'a la limite de la végétation arborescente (3900 m.) et, la, se confondent avec les flanes en pente plus douco de la montagne. Deux fois deja, cette pente reguliere, qui va mourir ¡)rcs(iue insensiblenient dans la plaino, a été recoiiverto d'une forét vigoureuse, dont il ne reste plus que des arbres de jtetite laille. O a: iC ce 4 49 que dévorent sans pitié, depuis des années, les cliemius de fer et la ville de Puebla. Celle-ci, par siüte de sa situation piivilégiée a une courte dis- tance de ce massif, juite d'un spectaele attrayant; pendant les beux jours du printemps et de l'été, on y voit se jouer les nauges orageax, et pendant riiiver, on peut admirer les pies du sommet recouverts de neige. Le sommet du Matlacueyatl a la foi-me d'une créte dénteles, qui s'al- longe, sur une distanee d'un kilométre environ, dans une directión N.-S. Un des pies, oii ])lutót un bloc ou ime table de lave, dépasse en hauteur tout les autres: c'est le "Pico Mayor," comme nous l'appelons; son altitu- de absolue, selori nos calculs, est de 4440 m. Le bloc de lave du Sud, le "Pico Meridional," rugueux, comme le sont tous les rochers du sommet de la montagne, ressemble d'une fa^on frappante a celui du sommet du Cofre de Perote; de méme que ce dernier, il repose sur des breches et des agglo- mérats rouges, á demi calcines. Sur cette base peu solide et instable, le bloc ce désagrege peu á peu du cote de l'Est, et ses dóbris, en s'accumu- laut, forment des talus au pied des escarpements disposés en entonnoirs d'oü de grosses pietres de détachent pre.S(]ue constamment. Au Sud du "Pico Mayor,'' la créte descendaute est surmontée de deux gros pies; le plus meridional, separé des autres par des cois ondules, est, sans contredit, le plus intéressant de tous : il sert tí si • -* ■O 5^ ^ w « (fi P^^S w ^ 0 QO C<1 ^ V 1— 1 Sí o <4i -^ 5^. -M S II <;:) ■ S- S ■<*> Os 3 o o Í rt* ■>! -^ CD ci • co i-< -^ r-J i-H >-l r^ ©1—1 O CO ■ rH CO r O 00 i-^ x" l-^ -^ Tji I--; ce co co 2: f^ — I 1— i •-• —I I— I T— I r-l ^-JOOaOCOrHTtiTtÍ Oi o C^ .-i r-i C5 lO a :^ 5.2 o ¿2 cS o o 'r^ o 3¿ll i¿ O .2^ S g o S c (^ -^^ d •r' .2 « ;- i< <5 '73 o ^ Q W fe é 56 o H O o tí o w H H W O H ü < (O o o Si OS w !í 5-. « K y. ■a; o S" «o cj O T»; i 5- oocc l--; CO l^ Ifi OC O C^l ■* C>1 C3 ^ lo QC oó ce ec ci tt I-' r-J iri 5¿ iri ajcccccccccccoaoíziajocicz: IC' ■* ^ ce iC o ce C'J CO ^5 Ci l^ f-í^i T i t—' ce r¿ t^ l^ \ri -rti T-^ rf a: 00 CO l^ •<* Oí r-l 1^ 1-. lO OO lO l^ in ic ■* Tí< irs t- i~ i^ t^ to co ce coi:oost~eoco-*ioo500f0 ^' fo i¿ 00 ei co oi .-j -í cd td Tt^ c?ireact>.t>..-!0co;coi-* ^ 00 «¿ I--' ^* ^ ce id ir~ T^^ iri id ci Cl (M ?1 — w. Cl c 1 Cl (M Cl Cl Cl COXQOI~COGCCCOCjN.OÍt^ ^ c in -ti C". Tt- r- ce Cl ce o Cl T+i ! o ci ce r^ oc c: o c: ffj o o oí ;r-IOOOOOi— lO — r-lt-IO i co co o « ce ce ce ce ce co es ce « O) O " •-* 3 c 00 -r; ^ -2: o» ■í-' Sk i:^ 1^ P Oí OOÍlííTttOCOOCl^CSOCCCS l-í •-i i-í 05 1--' 00 cd t-^ »d ce t-.' i-lrHiHClíMr-tr-liHl-lr-ir-liH ^ O o kieJai tilica "Aiitiio Ahte." MÉXICO. Revista Científica j Bibliográfica. Níiiis. 9-10. Tomo 29. 1909-1910. Mmm Biológica Marina de kcolf, anexa i la Universidad de París. Secretaría de Estado y del Despacho de Instrucción Pública y Bellas Artes. — México. — Sección de Educación Secundaria, Preparatoria y Pro- fesional.— Mesa 2'.' — Núm. 5.575. El C. Secretario de Relaciones Exteriores me dice lo que sigue en nota fechada el 22 de enero último: "El Ministro de Francia en esta capital, en nota de fecha 20 del mes en curso me dice lo que á continuación tengo la honra de transcribir á us- ted, para los efectos á que hubiere lugar: "De acuerdo con las instrucciones del Señor Ministro de Negocios Ex- tranjeros de mi país, tengo la honra de adjuntar á usted un ejemplar de la noticia relativa al funcionamiento de la estación de zoología marítima de Roscoff. Gracias al empeño y á la actividad de su Director Señor Delage, Pro- fesor de la Facultad de Ciencias de París y miembro del Instituto, se han llevado á cabo mejoras importantes en la Estación de Roscoff, y se han crea- do laboratorios particulares que se ponen á disposición de los trabajadores. Para alquilar cierto número de estos laboratorios, el Señor Delage sos- tiene relaciones con varios sabios extranjeros, y ya varios Estados han acordado subvenciones al establecimiento Roscoff. El precio del alquiler de cada laboratorio es de 1500 fr. al año. Mucho estimaría yo á Vuestra Excelencia que se sirviera comunicar los informes contenidos en la noticia de referencia á las sociedades y á los sabios mexicanos á quienes pudieran interesar, con el ñn de que eventual- Reviata (1909-1910).— 8 58 mente,8e pongan en contacto con el Señor Delage directamente, ó por me- dio de esta Legación ó de la de México en París." Y lo transcribo á usted para su conocimiento y fines que procedan, acompañándole la noticia sobre el funcionamiento de la Estación Biológi- ca de Roscojff. Libertad y Constitución. México, 26 de febrero de T910. — Por orden del Secretario. El Subsecretario, E. xl. Cliávez. — Al C. Presidente de la Sociedad Científica "Antonio Álzate". — Presente. Estacidn Biológica Slatiiia de Roscoff, anexa á la Uiiirersidad de Piírís. Fundada en 1872, por H. de Lacaze-Duthiers, esta estación no era al principio más que una instalación rudimentaiia. Pero la elección muy jui- ciosa del lugar era la garantía segura para su desarrollo posterior. Allá, en efecto, se encuentran en su vecindad inmediata, todas las naturalezas del fondo, (arena, limo, yerbas, conchas rotas, moerl, rocas, heléchos, etc.), con las faunas y las floras particulares á cada una de ellas. Hay pocos lu- gares sobro las costas que puedan compararse como ése, en cuanto anque- za y variedad de la fauna, ya sea en Francia, ya en el extranjero. Además las mai-eas son allí muy fuertes (cerca de lu metros) y descubren exten- ciones considerables de playa, de tal manera que es muy fácil cosechar allí una multitud de animales. Por eso también, los progresos de la estación han sido incesantes. Hoy es un vasto edificio que mide más de media hectárea y se halla cubierto de construcciones. comprende: Un gran acuariura de 300 m. cuad. de superficie con veinte arcas de circulación constante, de agua de mar y con dos grandes hoyas igual- mente de circulación; Un vivero de cerca de 1,000 m. cuad. de superficie y de 4 m. de pro- fundidad alimentado por la marea: Unas cubetas elevadas de 180,000 litros, en donde llega el agua por medio de una bomba puesta en movimiento por un motor, y de donde se esparce por las arcas y los tanques del acuarium, y en las pequeñas ar- cas de los .salones de estudio: 22 salones de trabajo para los sabios que se entregan á investigacio- nes originales; 59 Un salón de colecciones que contiene todos los animales de la región determinados por especialistas; Una gran sala común para los estudiantes, á quienes se dan dos series de conferencias y manipulaciones de 30 sesiones cada una; Una biblioteca; Una sala para la física; Un salón para la química; Dos gabinetes de fotografía; Un salón para las máquinas; Un taller; 20 recámai'as en las cuales se admiten á los trabajadores que tienen interés especial en quedar cerca de su trabajo. Los útiles comprenden diversas embai'caciones de vela pequeñas y una lancha con motor de 18 toneladas, cou la cual ha podido llevarse á ca- bo una excursión hasta Inglaterra. El número de trabajadores, que durante varios años, había variado de 30 á 40, habiéndose duplicado en estos últimos tiempos, ha habido la ne- cesidad de hacer nuevos aumentos pai'a recibir á todos los que vienen aho- ra al laboratorio pidiendo hospitalidad. Se han demolido y vuelto á construir según nuevos planos el acua- rium y las antiguas sillas movedizas, y se hau edificado 24 laboratorios nuevos, alumbrados todos por medio de amplios vanos de vidrio y dotados con todos los aparatos científicos que reclama la técnica moderna; estos salones están cerrados y constituyen para los trabajadores que los ocupan, laboratorios personales en donde pueden aislai'se cómodamente. Estos la- boratorios personales se ponen á la disposición de los sabios de los Esta- dos extranjeros, mediante una pensión anual de 1500 francos pagaderos á la Facultad de Ciencias de París. Es un precio notablemente inferior bajo el cual se alquilan las piezas de la estación zoológica de Ñapóles. Con- viene notar que la estación de Roscoff no hace un doble empleo con ésta. En efecto, colocada á orillas de un mar de mareas, cuya fauna es del to- do diferente á la del Mediterráneo, constituye por el conti'ario su comple- mento natural. «o RIQUEZA MINERAL DE AMERICA POR E. W. EAYMOND Y W. R. INGALLS. Fué mi intento dar lectura ante esta honorable reunión á un extracto del interesante trabajo de los Señores R. W. Raymond y W. R. Ingalls pre- sentado en una sesión del Instituto Americano de Ingenieros de Minas, en el mes de febrero de este año, con el título: "La riqueza mineral de América"'. Pero la información que este trabajo contiene es tan precisa, y está tan hábilmente presentada, que me he visto en la necesidad de trans- cribir, más que de estractar, miicha parte de su texto, en cuanto tiene re- lación directa con el papel que los yacimientos minerales de metal precioso han hecho como estimulantes en la exploración y conquista de América. Dicho lo anterior, no necesito agregar que en lo que sigue nada hay que no proceda del trabajo de dichos Sres. Raymond é Ingalls, y que no rae pertenece más que el deseo de llamar la atención de esta Sociedad so- bre él. * Contando con vuestra benevolencia entro en materia. Los recursos minerales de tina región, según el testimonio de la histo- ria, han sido el origen de su primer desarrollo y la base de su ocupación subsecuente por agrupaciones civilizadas y prósperas. Los hombres de la edad prehistórica, viviendo de la caza y de la pes- ca, no pudieron utilizar ni valorizar los depósitos minerales pero el paso dado en la civilización, representado por las manufactui-as y el comercio dio ya ocasión para que se comenzase á realizar el valor nacional de los de- pósitos por el intercambio que hacían de sus productos las tribus más re- motas que los poseían. Entre otros ejemplos está el de los indios del Lago Superior de Norte América que cambiaban sti cobre nativo por la mica de Carolina del Norte, y así otros. En los tiempos modernos los metales preciosos han sido el estímulo para la exploración y la Conquista y esto es del todo aparente en la histo- ria de Norte y Sur-América. Fué la perspectiva de tener oro y i)]ata la que condujo álos aventure- ros Españoles á las costas de América: las conquistas de México por Cor- tez y del Peni por PizaiTO fueron inspiradas por los relatos de las rique- zas de los Aztecas y de los Incas. Las explora<^ioues que se sucedieron á * TrnnsnctioneBof thc Amprioan Iiistitnte of Mining Kngincprs. Yol XL. i:-)09 ilOlO). 61 " la Conquista descubrieron muchas famosas bonanzas de metales preciosos: la primera plata enviada á Eui'opa de México se obtuvo en las minas de Tasco, descubiertas por los Españoles en 1522 próximamente, un año des- pués de la conquista. Estas minas, lo mismo que las de Pacbuca, se han reputado como las más antiguas en México, pues algunas de ellas habían sido, de tiempo atrás, trabajadas por los Aztecas, cuando tuvo lugar el arri- bo de los Españoles. Es muy interesante el notable desarrollo de las minas de oro y plata en los tres siglos que siguieron y merece por tanto hacer de él la siguiente reseña cronológica. En 1537, cinco años solamente después de la conquista del Perú, co- menzó la explotación de las minas de oro por los Españoles en Nueva Gra- nada, (Estados Unidos de Colombia). En 1540 comenzó en México la de las minas de plata en Zacatecas. En 1545 se descubrieron las famosas mi- nas del Potosí en Bolivia; y en 1548 se hizo el primer descubrimiento en Guanajuato, México. En 1557 tuvo lugar un acontecimiento importantísimo: Bartolomé de Medina, de Pachuca, México, inventó el procedimiento de amalgamación que se ha llamado beneficio de patio. En 1571 la mina de mercurio de Huancavelica, Perú, comenzó á pro- ducir abundante metal y fué este un suceso de grande utilidad para el be- neficio de los metales de Potosí. En 1574 se introdujo en Perú el beneficio de patio. Las minas de pla- ta de Oruro en Bolivia, fueron descubiertas en 1575. Los placeres del Bra- sil lo fueron en 1577, pero pasaron 100 años sin que se trabajaran activa- mente y su producto vino á adquirir importancia en 1695. En 1590 inven- tó Alonso Barba en Potosí, BohNña, la amalgamación de cazo. Después de los descubrimientos narrados sobrevino un período de cal- ma de 50 años en el cual na se registró hallazgo digno de anotarse; pero en 1630 se dio con las minas de Cerro de Pasco, Perú; y en 1633 el peruano L. S. Barba inventó el horno de Alúdeles para obtener la reducción y des- tilación del mercurio, el primero por su eficiencia para el objeto, pues que permitió dar gran impulso á la metalurgia de los metales preciosos que por aquél tiempo y por tres siglos después se han obtenido con la agencia del mercurio En 1666 se descubrieron las minas de plata de Cusihuiriachic de Chihuahua, México. En 1695 comenzaron á producu- con abundancia los ricos placeres de oro de Geraes, Brasil, La famosa mina de Santa Eulalia, Chihuahua, fué hallada en 1704. La gran bonanza de Eeal del Monte, Mé- xico, se descubrió en 1762 y en 1771 las ricas minas de plata de Hualga- yoc, Perú. En 1778 se abrieron las minas de Catorce, México, y fué reco- 62 « mocida su riqueza. Las históricas minas de Guarissamé, Durango, se ha- llaron en 1783 y en 1792 la famosa bonanza de Sombrerete, Zacatecas. Hasta 1793 vinieron á utihzarse en México las muías y caballos para la incorporación de los agentes químicos con las lamas eu el procedimiento de patio, ahoiTando con esto el 25 por 100 en el costo del beneficio; antes de esta fecha la operación se hacía enteramente con trabajo humano. Todos estos grandes descubrimientos y explotaciones tuvieron su asien- to pn la cadena de montañas, ó serie de cordilleras que localmente se les ha designado: Montes Rocallosos, Sien'a Madre, Los Andes, etc. y de una manera general, Cordilleras Americanas, que se extienden casi sin inte- rrupción desde Alaska á la Patagonia, considerando como una dependen- cia suya la Sierra Nevada de California. La extensión y variedad en ri- queza mineral contenida en los depósitos diseminados de oro y plata en to- da la asombrosa extensión geográfica de esta formación de montañas no tie- nen paralelo con la riqueza mineral que se haya podido manifestar eu los Alpes, los Urales, los Cárpatos ó los Balkanes, ni en cualquiera que pueda revelarse en lo sucesivo en el Himalaya, Montes de la Luna, ú otros imper- fectamente representados en las cartas de Asia y África. Los conquistadores Españoles tuvieron la buena fortuna de atacar el Continente donde la gran cordillera metalífera quedaba más cerca del mar, de aquí la temprana explotación de México y de partes de Centro y Sur- América. La colonia Inglesa en James Tower, la expedición de Ponce de León y otros en la región de los Appalachian fi'acasaron, por que inspira- dos en la esperanza de encontrar ricos depósitos de oro, se dirigieron lejos de las (Jordilleras, y quedó reservado para los últimos siglos revelar las ri- quezas de los Montes Rocallosos en los Estados del Pacífico y territorios British C!olumbia, Yukon y Alaska, por donde aquellos se extienden. Con todo no pueden considerarse como completamente exploradas las Cordilleras Americanas. Espeéialmente en Centro y Sur-América, se ha- llarán, indudablemente, depósitos minerales que igualen á las famosas bo- nanzas del pasado. Pero la historia de cuatro siglos pone de relieve un principio que de- be tomarse en seria consideración, á saber: que mientras la minería puede ser inspirada en cada región por el deseo de obtener metales preciosos, es- te ramo de industria no puede establecerse en modo permanente, y ningiin comercio substancial puede asegurarse hasta que la explotación de los me- tales inferiores y de los minerales voluminosos, especialmente el carbón, ha comenzado. La explotación de los metales preciosos está caracterizarla por campamentos efímeros; la de los metales inferiores se distingue por la creación de poblaciones permanentes, y á menudo ciudades con una pobla- ción persistente. Esta ha sido la historia de los Estados Unidos: ha veni- 63 do á ser la de México y pera la de Sur-América. No tenemos que ir lejos para hallar la razón. Los metales preciosos pueden extraerse por métodos imperfectos, el oro se obtiene hoy en Alaska lavando la grava en bateas. La plata se ex- trajo por más de tres siglos en México y Sur-América por el procedimien- to de patio que no ha requerido más que el trabajo de hombres auxiliados por animales, pero con escasa maquinaria, y las barras obtenidas pudieron transportarse á largas distancias por veredas en las montañas en las que sólo había lugar para un hombre ó una muía. Esta era la situación en el Oeste de los Estados Unidos cuando las minas de la veta de Comstock se estaba trabajando, antes del advenimiento del Ferrocarril del Pacífico. Los exploradores han cateado sobre muchas partes de Colorado, Utah y Neva- da, descubriendo crestones de minerales de plomo y cobre; pero sin dispo- ner de un transporte barato estos descubrimientos fueron inútiles. El fe- rrocarril citado permitió extraer los metales inferiores de la región Occi- dental de los Montes Rocallosos y llevarlos á los mercados del miindo, implantar grandes centros de fundición y una industria minera permanen- te; asimismo desarrollar las industrias manufacturera y agrícola requeri- das para el sostén de la minería. La ciudad de Virginia, dependiendo solo de las minas de oro y plata del Comstoek ha decaído hasta ser una endeble sombra de sí misma; pero Denver, Lago Salado y Helena con gi-andes cen- tros de fundición alimentados con los metales inferiores que llegan á sus hornos, han llegado á ser por el contrario, centros prominentes de pobla- ción. El rejuvenecimiento de México como país minero data de 1886, cuando los minerales plomosos, especiabnente de los Sierra Mojada, comenzaron á ser importados á los Estados Unidos en cantidades importantes. Y fué so- lo tres años más tarde en 1889 que la minería del plomo condujo al esta- blecimiento de fundiciones en México. Este hecho no sólo estimuló á la construcción de ferrocarriles sino que promovió la explotación de minera- les de plata que los fundidores pedían como fundentes. Por ejemplo, las mi- nas del Parral producen mineral de plata muy sihzoso que requería ser so- metido al procedimiento de lexiviación por el hiposulfito. Y de este modo la explotación del distrito se hacía en una pequeña escala. Pero ahora el Pa- iTal es una.gran ciudad minera, respecto á tonelage: Sus metales se embar- can en fuertes volúmenes consignados á los fundidores, quienes los mez- clan con otros minerales y los tratan con menor costo que cuando lo hacían por el antiguo método de lexiviación, Aun cuando en el caso de algunos minerales las fundiciones tienen ahora la competencia del procedimiento de cianuración no puede negarse que Monterrey, San Luis Potosí, Aguas- calientes, Terreen y Velardeña, como centros de fundición, constituyen el núcleo real de la prosperidad minera de México. 64 Así ha sucedido en Sur- América. En años recientes, Chile ha sido una nación comercial muy importante del Continente Sur, no por razón de su producción de oro y plata sino más bien por la de cobre y salitre. Chile está indudablemente destinado á tener una gi-ande alza como país minero, acometiendo la explotación de sus recursos por métodos más modernos, que resultaron de la construcción de ferrocarriles, la erección de fundicio- nes centrales, el desarrollo de stis minas de carbón, etc. Semejantes re- sultados serán seguidos de la reapertura de Cerro de Pasco en Perú, como mina de cobre, y de una creciente explotación de los depósitos estañíferos de Bolivia que puede llegar á ser el primer país productor de estaño en el mundo. El Brasil fué famoso originariamente por ser manantial de diaman- tes y por sus ricos depósitos de oro; pero los diamantes han escaseado y le queda una célebre y productiva mina de oro, San Juan del Rey, pero en la industria minera del Brasil lo que tiene superior importancia son los mi- nerales de manganeso y la arena monazítica. El objeto de este trabajo al encarecer la importancia de la explotación de los metales inferiores ha sido hacer aparente la íntima relación entre esa clase de minas y el desenvolvimiento de transportes perfectos con el corolario de que los intereses industriales no pueden asegurar ningún ade- lanto real hasta disponer de las comodidades que trae consigo un medio, de transporte barato. En ausencia del transporte barato la minería de los metales inferiores es impracticable en general; pero la posesión de depósi- tos de tales metales y minerales inspií'a la construcción de ferrocarriles que se desarrollan luego por el orden natural de las cosas. En regiones pri- vile^adas ha sido posible explotar metales inferiores de tiempo atrás co- mo en el interior de los Estados Unidos, qiie disponiendo de vías fluviales para llevar sus productos á los mercados del miindo,' pudo explotar sus recursos en metales inferiores sin la influencia estimulante de depósitos de metales preciosos. Pero es indudable que la falta de vías navegables y el carácter accidentado de la costa Occidental de Sur- América ha retar- dado la explotación de metales inferiores en espera de la tetliosa construc- ción de ferrocaiTÍles en las pendientes de los Andes. Se tienen estadísticas en lo concerniente á América, sobre Estados Uni- dos, Canadá, México, Bolivia, Brasil, Chile y Perú, con las que se acredita que estos países poseen las especies minerales que demandaría forzosamen- te el establecimiento de una minería que tenga por base la explotación de los metales inferiores. Faltan esos documentos para los demás países de la América del Sur y los de la América Central; pero se sabe que hay una industria minera de importancia en Guatemala, Nicaragua y Honduras, igualmente en Colombia, Venezuela y Argentina. En un ensayo sobre industria minera, la cuestión de supremo interés 65 concierne al futuro: pero pende este mucho del pasado y aun del presente. La experiencia del mundo por muchos siglos enseña: que si los depósitos de minerales preciosos han producido por largos períodos de tiempo , suce- de que en una ocasión dada no podrá estimarse lo que puedan durar y el pro- ducto de que sean susceptibles si no es por solo unos cuantos años más. Al contrario: podemos formarnos buena idea de los depósitos de fierro, aún sin labrados, en ilichigan, Wisconsin y Minnesota que yacen cerca de la superficie y cuya extensión puede determinarse por medio de cáteos ó son- das; igualmente podemos medir aproximadamente los depósitos de carbón mineral, que aparece en capas de extraordinaiia extensión, marcada por co- nocidos fenómenos geológicos. Por otra parte aun en países en donde la minería está bien desarrollada como en México y los Estados Unidos na- die podría aventurar una indicación cuantitativa de las existencias mine- rales de cobre, plomo y zinc en esos criaderos Así y todo, si es cierto que las minas individualmente dejan de producir' lo es también que son reem- plazadas por nuevas y que la extensión y capacidad productiva de los dis- tritos aumentan, como lo reflejan las estadísticas. En cuanto á nuevos distritos, las probabilidades con que cuenta la ex- ploración de nuevos depósitos minerales son cada vez más diminutas. De 1849 á 1879 los descubrimientos eran comunes en los Estados Unidos, "des- pués de 1879 han sido cada vez menos frecuentes: lo cual debe provenir de que la superficie ha sido tan cuidadosamente escudriñada que pocos cres- tones han podido quedar desapercibidos ó no han ofrecido interés á los ex- ploradores juzgándolos de escaso ó ningún valor. Hay también distritos en donde la exploración es en extremo difícil por cuanto á que las vertien- tes montañosas están pobladas con intensos montes. Se concibe que en México y Siu-América se verifiquen estas condiciones. Pero no obstante la escrupulosidad con que la superficie de Norte y Sur- América se haya explorado es lo probable que solo una pequeña par- te de la riqueza mineral de sus tierras se ha descubierto. Muchos depósi- tos minerales de metal precioso ocxuTen en lo que se llama Vetas Ciegas, (las que no Uegan á la sixperficie). El descubrimiento de minerales es grandemente casual. Sin embargo, la práctica y ciencia geológica ha reforzado la capacidad de los explorado- res. Nadie podría juzgar hace 5 años de las inmensas cantidades de cobre que se hallaron en Ely, Nev., bajo la masa casi estéril que con el carácter de criadero aiu'ífero había dado lugar á trabajos infructuosos por unos treinta años. Este desc abrimiento fué análogo á la revelación casi contem- poránea de que bajo las grandes masas de teiTeno aurífero del Mont Mor- EeTiata (1909-1910).— 9 gan en Queensland, Australia, se hallaba un inmenso depósito de mineral de cobre. Estos descubrimientos, además de constituir un aumento importante en el abasto de cobre, significan acaso más por la enseñanza de nuevos he- chos en la ciencia que trata de los depósitos minerales. Por ejemplo, el descubrimiento de ricos minórales de plata en una for- mación caliza en \Vhite-Pine, Nev., fué la primera causa de una atención reiterada en la mineralización de la misma clase de roca en Eureka, Nev. El descubrimiento de las bonanzas de Eureka impresionó mucho. Semejantemente el descubrimiento del oro en la andesita y fonolita de Cripple Creek, Colorado, en 1891 Antes de esa f eclia los exploradores ame- ricanos no sabían que el oro se encontraba en andesitas y no distinguían á ojo desnudo el mineral que contenían, sino hasta que por el ensaye pu- dieron determinarlo. Pero los actuales exploradores aprendieron la lección. De loo hechos citados se desprende otro de importancia científica y es que en Ely y Mont Morgan se hayan encontrado depósitos de mineral de co- bre debajo de extensas masas de terreno que contenían algún oro sin ma- nifestar ninguna indicación de la existencia del cobre. Así es que por la generalización de tales hechos y su aplicación á la exploración futura la Geología aplicada á este ramo será el guía de los futuros exploradores. Nos adelantamos aun á decir que en años venideros los triunfos délos geólogos serán más y más frecuentes y que acaso nuestros sucesores de la próxima generación puedan decir que el descubrimiento de un mineral de casual qae era se ha convertido en un problema de pura deducción científica. Pero cualquiera que sea el progi'eso en esta dirección sentimos la seguridad de que la riqu(!za mineral de Norte y Sur-América después de cuatro generaciones de exploración estará aún lejos de ser conocida y que en el curso del tiempo, las minas de Sur-América traerán á sus pueblos un desarrollo material de la clase del que Canadá, México y Estados Unidos han experimentado. Queda por hablai' del carbón, que es la médula de toda industria, del cual Norte-América es tan rico. La impresión popular de que los Estados del Centro y Sur- América no poseen importantes abastos de carbón no es- tá bien fundada; es más bien uíia confusión de la falta de explotación con la no existencia. De hecho, el carbón y la lignita aparece en muchos puntos de México, América Central y del Sur; y realmente se explota en Chile, Perú y la Ar- gentina, aunque su producción no baste aún para llenar las exigencias do- mésticas. En cuanto á los Estados Unidos, segiin un informe del perspicaz es- tadista Abraham S. Hewitt, poseen un tesoro tan vasto, en los Estados del • 67 Centro y el Este, que el mundo puede extraer de él su abastecimiento por siglos futuros, pues que el carbón todo del resto del mundo puede deposi- tarse dentro de la cuenca que poseen sin que sus millas cuadradas ocupen una cuarta parte del área carbonífera de los Estados Unidos considerada en dicho informe en el cual sin embargo no se comprenden los terrenos carboníferos del Colorado, que han sido estimados con una extensión igual á todos los otros campos del carbón de los Estados Unidos. Si el carbón de las Repúblicas sur-americanas ocupa una relación geográfica peculiar con sus otros recursos minerales, tal como fueron re- conocidos en 1868 por los Estados Unidos, las exploraciones futuras tienen que determinarlo. En 1876 el gran f en-erista inglés Lowthian Bell declaró que los manu- factureros americanos de fierro y acero seguirían contrariados sin esperan- za alguna poi' razón de las distancias á que tenían que transportar sus mi- nerales fundentes y combustibles, comparando esta situación con la suya en la que sus materiales los tienen casi en justaposición completa. Pero la inventiva y empresa de los americanos ha obliterado estos supuestos impedimentos de tal modo que una, tonelada de mineral de 'fierro puede transportarse á millares de millas sin la intervención del trabajo humano. Los ríos y los océanos considerados antes como obstáculos para el comer- cio se han convertido en vías de comunicación y el transporte barato por los ferrocarriles ha aniquilado las distancias. El progreso científico por su lado, ha reducido mucho la importancia decisiva que se daba antes á las diferencias en la cualidad de los materia- les crudos. El uso de productores de gas y de las máquinas de gas ha he- cho desaparecer el limbo de superioridad de ciertos combustibles; y el ade- lanto de la metalurgia ha reducido el interés de la composición y ley especial de los minerales. En suma el progreso científico ha permitido utilizar un mineral crudo que posea algún valor, y la practicabilidad de ello no de- pende del dictado absoluto de la naturaleza, sino de la decisión económi- ca del hombre. En esta decisión más que las condiciones naturales funcionan el cos- to del transporte del material crudo al punto de su reducción y manufac- tura, y el subsecuente para entregar el producto á los consumidores. Aplicando á Sur-América el abaratamiento del transporte como se hizo antes en los Estados Unidos y muchas partes del Canadá, á saber: estableciendo ferrocarriles para desarrollar los recursos de muchas regio- nes no es dudoso que la minería sur-americana llegaría al extremo de que dentro de pocos años acreciese el bienestar y multiplicase la industria de sus habitantes. Además hay otro aspecto de la inñuencia del hombre sobre la natura- 68 leza que merece ser aquí cousiderado. Si es cierto que las ciencias y el arte utilizan las fuerzas y materiales que ministra la naturaleza lo es tam- bién que el método de tal utilización está dentro de la elección del hom- bre. Y el moderno desarrollo del uso de las corrientes eléctricas como ve- hículo de natural energía invita á transformar la vida industrial del mun- do. Sin entrar en detalles juzgamos suficientemente justificado decir que la transformación y transporte de energía por este medio para utilizarla en puntos distantes, como calor ó fuerza motriz, hace de cada caída de agua un recurso natural para prolongar la existencia de los criaderos de carbón y la de las maderas Desde este punto de vista las elevadas cimas de las cordilleras americanas y los innumerables torrentes que concurren á for- mar los ríos que descienden á uno y otro océano ministra un inextinguible manantial de energía para las generaciones venideras. Este bosquejo general sería incompleto si no se reconocieran también los motivos y facilidades que ofrecen las topografías de Norte y Sur-Amé- rica para el futuro tráfico interior. Que cada nación debería ser arbitra por gobernar, dentro de sus propios límites, los productos de todo el mun- do, es una noción basada en la experiencia histórica de la guerra. Acaso ningún país como los Estados Unidos se aproxime tanto á este objeto y sin embargo, carece y necesita de muchos productos del trópico, que no puede cultivar y que los pagaría con gran complacencia. Hasta aquí, por razones que no es necesario referir, el curso del trá- fico ha sido Este-Oeste; pero se aproxima el tiempo en que se inaugure un importante intercambio comercial entre Norte y Sur. A este fin el pro- yecto de un ferrocarril intercontinental, por largo tiempo perseguido, ya ofrece llegar al fin de una poderosa promesa; y cuando se llegue á comple- tarlo, las cordilleras americatias, que inspiraran la conquista de este he- misferio á la civilización europea, habrán venido á ser el eslabón que una á sus dos mitades en una permanente paz y progreso. México, Diciembre de 1909. LUIS ESPINOSA, M. S. A., Ingeniero de Minaa. Coordenadas geográficas y altitudes del Estado de Puebla, tomadas de la lista (jue acorapafia á la- Carta mural de ese Estado, publicada por la Comisión Geográfica Exploradora. (M). Abreviaturas: C, ciudad. H, hacienda, P, pueblo, R, rancho, V, villa. Lat. N. Long. E. Altitud de México m. Acatepec, P 19o01'16" 0"49'30" 2174 Acatlán. C 18 12 06 104 48 1210 Ahuatempan, P 18 24 47 106 56 1810 Almecatla, P 19 08 25 O 5H 56 2228 Amalucan (Cerro) 19 03 00 0 59 40 2332 Amozoc, V 19 0236 105 27 2303 Atexcal, P 18 23 51 124 26 184o jítlixco, C 18 54 42 0 4144 1880 Atoyatenco, H 18 56 51 0 53 53 2136 Batán (El), H 19 04 03 0 53 25 2121 Buenavista (San Juan), H 18 59 53 0 49 24 2177 Buenavista (Santa María), H 19 07 51 0 39 01 2620 Cacalotepec, P 19 00 03 0 50 25 Canoa, V 19 08 55 10150 26:« Cañada (San Antonio). P 18 29 42 15103 1730 Cañada Morelos, V 18 44 08 142 34 2355 Capulac, H 19 05 36 104 18 2790 Castillotla, R • 18 58 31 0 52 02 2088 Chachapa, P ; 19 02 47 102 19 2247 Chalchieomula (San Andrés), C 18 59 10 14106 2540 Chapulco, H... 185843 0 54 56 2050 Chiautla, V 18 17 28 0 32 02 1060 Chila, P 17 5826 116 43 1675 Chiquihuitl (Cerro) 19 32 00 0 00 07 2202 Cholula (Iglesia San Pedro), C 19 03 45 0 49 39 2150 Cholula (Cerro Remedios) 19 03 25 0 49 55 2222 Citlaltepetl (Pico de Orizaba), Volcán 19 01 48 1 52 11 5700 10 Lat. N. Coatepec, H 18 58 45 Concepción, H 19 02 19 Coronango, P 19 07 11 Costocán (Cerro) 19 14:55 Coyotzingo, P .* 19 1149 Cruz (Fábrica). 19 04 07 Cuautlancingo, P 19 05 16 Esperanza (F. C M.) 18 5142 Gallinero, H 19 00 57 Huauchinango, C 20 10 51 Huejotzingo, C 19 09 28 Hueyotlipan, P. 19 05 06 Ixtaccihuatl (roca más alta pechosj 19 10 44 Manzanilla (Cerro) 19 05^4 Matamoros Izúcar, C 18 36 12 Matlalcueyatl (Malinche, cerro Xaltonallin)... 19 13 48 Metlaltoyuca, P 20 44 05 Molcajac, V 18 44 09 Momoxpan, P 19 04 12 Moyotzingo, P 19 14 35 Nextetelco, P 19 07 13 Nopalucan, P 19 12 59 Ocotlán, P 19 08 36 Ocoyucan, P 18 58 31 Pantepec, P 20 31 29 Popocatepetl (punto más alto del cráter) Volcán 19 01 17 Puebla, C 19 02 30 íiancho Colorado 19 04 35 Resurrección, V 19 06 04 Sanctórum, P 19 05 51 San Aparicio, P 19 06 03 SanBaltasar, P 19 0124 San Juan del Río, P 18 10 01 SantaMaría, R 19 05 06 San Martinito, H 19 01 02 San Miguel Atlixco (Cen-o) 18 54 42 San Pablo (Cerro) 19 06 25 Tecali, V ' 18 53 58 Tecamachalco, C 18 52 57 Long. £. de Mélico Altitud m. 0 53 43 2068 0 53 02 2490 0 49 56 2200 0 42 02 2404 0 41 35 2322 0 52 57 > > . . 0 51 40 2180 1 45 39 2452 0 54 37 2133 1 04 59 1490 0 43 45 2280 0 55 22 2206 0 29 33 5286 1 00 00 2301 0 40 16 1309 1 06 07 3911 1 16 53 390 ] 13 46 1838 0 52 01 2159 0 43 43 2271 0 47 33 2223 1 18 44 2480 0 50 51 2253 0 49 56 2152 1 1140 570 0 30 20 5451 0 56 06 2154 0 54 56 . . . • 1 00 18 2403 0 52 46 > > . . 0 58 23 2303 0 55 36 2142 0 37 09 708 0 56 00 2190 0 52 48 2132 0 41 44 2036 0 56 36 2210 1 09 56 2240 1 24 05 2055 71 Lat. N. Tecajete (extremo S. del cráter) 19 04 04 Tehuacán, C 18 27 51 Tenextlaltiloyan, P 19 05 22 Tepeaca, C 18 57 43 Tepeiz (Cerro) 19 06 08 Tepexi, V 18 34 47 Tepuxzochitl. (Cerro) 19 0107 Tétela de Ocampo, V 19 49 15 Texmelucan. C 19 16 55 Teziutláu, C 19 49 30 Tlacotepec, V 18 40 54 Tlaltenango, P 19 lO 10 Tlamacax (CeiTo) 18 58 07 Tlancualpican, P 18 25 41 Tlaxcalancingo, P . 19 0144 Tuzapam, H 20 28 19 Uranga (Cerro) 19 04 44 Villa de Libres (San Jxian de los Llanos) 19 27 54 Xalmimilulco, P 19 12 32 Xilotzingo, R - 18 58 36 Xochimehuacán, P 19 05 23 Xonacatepec, P 19 05 12 Zacapoaxtla, C 19 52 49 Zacatlán, C 19 56 05 Zapoteca (Cerro) 19 04 27 Zapotitlán, V 18 19 56 Zavaleta, H 19 03 26 Zinacatepec, P . 18 19 57 Long. E. de México Altttnd m. 0 44 08 2496 1 44 34 1660 0 55 08 2183 1 13 46 2242 0 56 48 2304 1 12 09 1750 0 58 31 2329 1 19 45 1790 0 4146 2310 1 46 37 1990 1 28 45 1950 0 47 17 2280 1 02 15 2443 0 26 16 1100 0 5130 2157 1 25 41 438 0 53 11 2198 1 26 51 2380 0 45 08 2248 0 55 45 - - - - 0 56 02 2220 1 0146 2361 1 32 52 1890 1 10 37 2050 0 47 Ití 2407 1 39 38 1521 0 52 52 .... 1 53 22 1109 72 SESIONES DE LA SOCIEDAD. Abril 4 de 1910. Presidencia del Sr. Ing. Joaquín de Mendizábal Tamborrel. TRABAJOS.— lug. Valentín Gama. Teoría de las ocultacii.neg de estrellas; métodos gráficos para su predicción. Su aplicación á fe. determinación de las longitudes y para las correcciones de laa coordenadas de la Luna. (Memo- rias, t. 28, p. 297). Jorge Griggs. Bosquejo de los fósiles de Chihuahua. Ing. H. G. Guerrero. Trataviiento metalúrgico de los minerales de cobre en la "American Smelting and Reñning Company en su planta de Aguasca- lientes (Memoriíis, t. 28, p. 285). Prof. M. Moreno y Anda. Teodolito magnético mexicano y observaciones ejecutadas con él en Teotihuacán el 28 de Diciembre de 1909. (Memorias, t. 29, p. 313). NOMBRAMIENTOS. — Socios Correspondientes: • M. Ene Boman (París) y D. Víctor Delfino (Buenos Aires). Mayo 2 de 1910. Presidencia del Sr. Ing. Joaquín de Mendizábal Tamborrel. FALLECIMIENTOS. — El Secretario perpetuo participó las sentidas m aer- tes del distinguido naturalista alejandro agassiz. acaecida el 27 de Mar- zo pasado á la edad de 75 años y del Prof. Enrique H. Giglioli, socios ho- norarios. TRABAJOS. — Prof. G. Gándara. Parásitos vegetales (lela alfalfa {Medi- cago sativa). Memorias, t. 29, p. 369). Ing. F. Gómez Mendicuti. Resumen general de las observaciones meteo- rológicas de Mérida, Yucatán, durante 15 años. (Revista, t. 29, p. 35). Ing. J. C. Haro. La carrera de Metalurgista y su sejtaración de la carre- ra de Ingeniero de Minas. (Memorias, t. 29 p. 319. Prof. A. L. Herrera. Sur les oxydases siliciques artificielles. (Memorias, t. 29, p. 331). ' POSTULACIÓN. — Para Miembro titular: Prof. Alberto M. Carroño. 73 Junio 6 de 1910. Presidencia del Sr. Ing. Joaquín de Mendizábal Tamborrel. Necrología. — El Secretario perpetuo dio cuenta del sensible falleci- miento del ilustre Dr. Prof. Roberto Koch, socio honorario, eminente bac- teriologista, descubridor del esporo carbonoso, del bacilo de la tuberculo- sis y del vibrión colérico, muerto á la edad de 67 años el 27 de Mayo pró- ximo pasado. Trabajos. — Ing. G. Duran. Ventajas del nvevo estereotrazador en los le- vantamientos estereofoiográjicos. Prof. M. Leal. Algunas causas que influyen en la vaHación del censo en León, Gto. (Memorias, t. 29, p. 337). Albertet AlexandreMary. Nouvelles formes organissées artificielles. (Me- morias, t. 29, p. 341). Lie. R. Mena. Notas acerca de Xochicalco, Mor. (Memorias, t. 29, p. 345). Nombramientos. —Miembro titular: Prof. Alberto M. CaiTeño. (Socio correspondiente: Prof. Dr. Guido Valeriano Callegari, Padua. El Secretario anual, GUSTAVO DURAN. bibliografía Savants dujour. Publication honorée d'une snscription de l'Académie des Sciences. Emile Picard. Biographie, Bibliogra- phie analytique des écrits, par Ernest Lebon, Agrégé de l'Uni- ver.sitó, Laiiréat de l'Académie Frangaise. — Un volume in-8 (28-19) de Vlll-80 pages, papier de Hollande, avec un por- trait en héliogravuve. ler. Juin 1910. 7 fr. Lihrairie Gauthier- Vülars, Quai des Grands-Augustins. 55, á Paris (6'f). En présentant ce Livre a l'Académie des Sciences, dans la séance du 20 juin 1910, M. Gastón Darboux, secrétaire perpétuel, s'est exprimé en ees termes: Revista (1909-1910).— 10. 74 "J'ai l'honneur de présenter a rAcadémie un nouveau volume de la "CoUection des Savants du Jour entreprise par M. Ernest Lebon. Ce vo- "lume est consacré au Président actuel de l'Académie des Sciences, M. "Emile Picard. "Comme les volumes précédents, celui-ci se recommande par une abon- ' 'dance dans les inf ormations, une súreté dans les renseignements de tou- "te natui-e qui feront de la CoUection de M. E. Lebon le guide le plus "précieux pour les futurs historiens de la Science. •■'J'y signalerai plus particuliérement la charmante Notice bioga-aplii- "que qui ouvre le. volume. Elle nous fait conaitre la jeunnesse de M. Enü- "le Picard, ses premieres études et ses succés, puis ses découvertes et les "principaux incidents de sa belle carriere scientifiqíie. EUe in.siste, comme "il convient, sur les incvu'sions que notre Président a faites dans le do- ' 'maine de la philosophie des sciences et plus particuliérement siir le beau ' 'Rapport qu'il f ut amené á écrire en 1900 sur l'ensemble du progrés scien- "tifique, a la demande du Commissaire general de l'Exposition universelle "internationale, notre cofrére Alfred Picard." The Thrust-Masses in the Western District of the Dolomites (South Tyioí) by Mrs. Maña M. OgÜArie Gordon, D.Sc, Ph.D.— Transactions oi" the Edinburgh Geolos^ical Society. Vol. IX. S[)ecial Part. 1910. 8" 91 pages, 2 geológica! maps, 18 coloured geological sections, and a nuiuber of original photogt-aphs and sketches. Mrs. Gordon describes a series of gigantic thrus-masses couiposed, in that district, of Permian, Triassic, Jarassic, and Cretaceus rocks that have travelled from east to west above the older crystalline rocks of the Central Alps, and have subsequently been downthrown along with the older rocks and suffered f urther deformation in tlie región of the Dolomites. The base of the series is composed of brecciated rock-material belonging to the floor o ver which the subjacent masa has passed and to the lower layers of the subjacent mass The lower layers of each mass differ from place to place, as they were masses that had been already plicated in east and west direction, and iu the coiirse of the overthrust moveraents new plicational forms were superinduced both in nortli and soutli and in east and west directions. Similai'ly the cross-faults intersect, or coalesce with, the east- west, E.N.E-W.S.W. and W.N. W.-E.S.E. faults, and forra fault- networks which completely isolate tlie adjacent áreas' in the crust. The 75 chief Dolomite moiintains, such as the Langkofl and Plattkofl Massive and Sella Massive, are áreas of iathrow surroiinded by faults, within which the higher thrust-slices ha ve been preserved. ' One of the geological maps shows foiu" successive thrust-masses — (1) a basal thrust-mass TTiamly composed of the Permian Quartz Porphyry and Groden Saudstones. the Lower Trias, and the "Galcareous facies" of Muschelkalk and Marmolata Limestoue: (2) a thrust-mass comprising fi'agments of the older strata and widely extended exposiu'es of the porphy- ritic lavas and tufaceous and dolomite facies of Middle Trias; (3) a thrust- mass belonging to the same facies as (2), but mainly composed of Schlem Dolomite, with varying thicknesses of the lavas and tuffs below it and of Upper Trias and younger horizons above it; (4) a thrust-mass mainly composed of Upper Triassic Dolomite associated with infolds of younger Mesozoic strata. The other geological map shows the datailed stratigraphy of the Langkofl and Plattkofl Massive. Tliis mountain has been regarded as a "C'oral-Keef" of Middle Triassic age, but the supposed "reef" peculiar- ities are interpreted by Mrs. Gcjrdon upon the básis of the overthrust structures typical of the whole área. The outstanding def ormational f eat- ure of all the thrust-slices is the rapid variation in the thickness of the various horizons of strata. Other features are the brecciated or nodular structure of the rock-material in tlie crush-zones, passing into gneissose and schistose structure. and the cióse cleavage penetrating the rocks in intersecting directions. The outward dip of the strata noticeable in the chief mountain-massives is a dip participated in by the subjacent thrust- masses and associated with steep flexui-es towards leading faults of the later period of do^vnthrowing and horizontal displacements. Mrs. Gordon interprets the leading strike in the district as a curve round the north, west and south, and the transversal directions as N.N.W.-S.S.E., N.S., and N.N.E.-S.S.W., the system being es-sentially an interference system produced in virtue of the coalescence of plicational effec-ts during the interaction of north-south and east^west pressures 76 Eneyclopédieindustrielle, fondee pai* M. C. Léchalas. Tein- ture, corroyage et finissage des cuirs par M.-C. Lamb, F. C. S., Directeur de la ¡áection de Teinture au CoUége technique de la "Leatheasellers Company" de Loiidre.s. Traduit par Louis Meunier et Jules Prévot. Librairie Gauthier-Villars, Quai des Grands-Augustins, 55.— Páris. (6e ) In-8 (25-16) de vi-470 pages, avec 203 fig. et 4 pl. d'échantillons; 1910. 20 £r. "Depuis vingt ans, l'apparition du tannage au chrome et le dévelop- pement rapide de l'emploi des extraits tanniques ont determiné un chan- gement d'orientatibn complet dans l'industñe de la tannerie et de la mé- gisserie. Esclaves jusqu'á cette époque de la routine et de l'empirisme le plus étroit, ees deux industries se sont brusquement émancipées et se sont placees rapidement sous la protection de la Science et sous son controle rigoureux. Ce mouvement s'est manifesté principalement en Angleterre et il n'a cessé de s'y développer, gráce "au magistral enseignement cree a rUniversité de Leeds par le professeur Proetei', des l'année 1891, et qui a serví de base á l'un de nous pour Torgauisation scientifirjue de l'Ecole fran^aise de Tannerie installée a Tüniversité de Lyon. "L'enseignement supérieur des Universités de Leeds et de Lyon ne s"aCOOCC>CCíO 2p a S:;3 ®.2 o n* ,-. «* "^ •""! O " ^ í- C ^ -1^ aj ^ <ü c O O) cí ^ có ;3 ^ bij - >.2 0.0.2 o O) ?.* 4) ^ ^ 03 § t ^o' ai ^ <1 o W íIh' ü • C OJ e¿5H:2;Eli;2;Wcch:z;^Wx ^ fe; H Ó 0 > C s o ^ 3Q 0 Oh 3 H ^ « o m :^ 0 es 6 J2 3 5 T3 s fOCOCO-^OOOt^i-IOOOO't*^ 00 c§ ^ 4J C^i >-! co I-i co lO IÍ5 IÍ5 ira' ■*' Tíi ci co W f>o ^ 1 "Tí 1 O ^ 00 r-1 r- é ira ic ío c '2 •o 1 COOOOrHfOíMtOOOÍO-^QOOD -* S. d •d ° 1-! OÍ oi ira' b-' x (>■' o' o co ira' ■* ira' S 93 a T—t 0} H o_* _aDira-*s-iC5coiraira(MC5— iO 1— 0 . g o fO r-J (M o rtll- CO l^ l^ co _c o « £ a M> ® "5 o o fQ O o -o o O 00 o «3 10 ID O (M d B «a _miooioiMooomiooo a o r-i o cj ^i o t-' od !-! 05 iri o I I I I I a ■o M OÍ ^ ^ ^ ^ ^'^ ^ p4 QO 02 o o t^ IC (M T-H OC -^ fO fO 05 o Oi-Hcocccococot-íO-íicqi-i ° ^'~ó t^ c o o 1-H cj o 05 oo" t-' ^ 05 C3 Cl o iM tO 00 CO (M CO (M Ci CO ÍO 05 o • o t-^ CO '£5 I--CJ lO OfOrHOqií3oaioioo-rtHcoco— 't- I o o o o ci oi o -4 T-H o o o o a 'o Q o Ci © o ® ®.2 o 2 : £ a£| 00 o os ^ 5Q ^ ■s o s ReviBta (1909-1910) 10* 82 MAPOTECA MEXICANA. Carta general del Estado de Nuevo León, levantada á iniciativa de su actual Grobernador, General de División Bernardo Reyes, por la Comisión Üeográfico-Exploradora. 1906. Escala de 1:500,000 (2 hojas). Cai'ta general del Estado de Puebla, levantada á iniciativa de su actual Gobernador C. General Muelo P. Martínez, por la Comisión Geográfico- Exploradora. 1908. Escala de 1:250,000. (Publicada en 1909 en los talleres de Zincografía de la Comisión). (4 hojas). Carta general del Estado de Tamaulipas, levantada á iniciativa de su actual Gobernador C. Pedro Arguelles, por la Comisión Geográfico-Explo- radora. 1908. Escala 1:500,000. (Talleres Zlncogiúficos de la Comisión). (8 hojas). Carta general del Estado de Tlaxcala, levantada á iniciativa del Señor Secretaiio de Fomento Lie. Olegario Molina, por la Comisión Geográfico- Exploradora, 1908. Escala de 1:100,000. (Talleres de Zincografía déla Co- misión). (4 hojas). Carta general del Estado de Veracruz, levantada á iniciativa de sii ac- tual Gobernador C. Teodoro A. Dehesa, por la Comisión Geográfico-Explo- radora. 1908. Escalado 1:400,000. Publicada en 1909 eu los talleres de Zin- cografía de la Comisión. — (Con planos de las ciudades de Jalapa, 1907; Ori- zaba, 1899 y Veracruz, 1907, á la escala de 1:10,000). (9 hojas). Memoria del Gobierno del Estado de Zacatecas. 1904-1908. — Contiene los planos siguientes: 1. Croquis de las vías de comunicación telegráfica y telefónica en el Estado de Zacatecas hasta Junio de 1908. 2. Croquis de la ciudad de Zacatecas, levantado por disposif.ióu del C. Gobernador del Estado Lie. E. G. Pankhurst, por los Ingenieros Luis C. Es- pinosa y Francisco López con la cooperación del Sr. Ing. Luis G. Córdo- va. 1908. 1:5,000. 3. Plano de la ciudad de Fresnillo, levantado por Carlos Krauss. 1908. 1:5,000. 4. Plano de la ciudad de Sombrerete, por el Ing. Alberto C. Jaime. 1908. 1:5,000. 5. Plano de Ciudad García (Jerez), por el Ing. Rafael F. Rosales. 1908. 1:5,000, 6. Croquis de la ciudad de Nieves, por Ernesto Compeán. 1908. 1:5,000. 7. Plano de la ciudad de Mazapil, por Primitivo Padilla. 1908. 1:5,000. 8. Plano de la ciudad de Juchipila por el Sr. Ing. R. F. Rosales. 1908. 1:5,000. 9. Plano de la Ciudad de Pinos, por el Ing. Adolfo Palacios. 1908. 1:5,000. 10. Plano de la Ciudad de Villanuova. por Pascual Ortega. 1908, 1:5,000. 11. Croquis de la ciudad de Nochisiláu, por el Prof. Pablo F. Duran, 1908. 1:5,000. 12. Plano de la Ciudad de Tlaltenango, por José M. Caballero. 1908. 1:5,000. 13. Croquis de la ciudad de Ojocaliente por Agustín Hernández. 1908. 1:5,000. ÍNDICE DE LA REVISTA. TOMO 29.-1909-1910. Table des matií^res de la Reroe. PÁQIXAS Actas de las sesiones {Comptes rendits des séances). Julio 1909 á Junio 1910 5, 29 y 51 Allor^e M. M, — Te newly discovered Cave of Atoyac, Veracruz 43-45 Eiigerrand J. et Urbina F.— Note préliminaire sm- un gisement préhistorique découvert á Concepción, Campeche (Resume) 27-29 Estación biológica marina de Roscoff, anexa ala Universidad de París 57-59 Ferrocan-iles de la República Mexicana basta Junio de 1908 37-40 Necrología: Dr. Alft-edo Dugés 41-43 Observaciones meteorológicas: Durango, 1909-1910 55 León, Guanajuato, 1908 20 Mazatlán, Sinaloa, 1908 21 Mérida, Yucatán, 1895-1909 , 35 México, D. F., 1908 36 Morelia, Micboacán, 1909 50 Oaxaca, 1907-1908 79 Puebla, 1906-1907 80 Zacatecas, 1907-1908 81 Ordóflez F.— Le Matlacueyatl ( Malintzi ) 1 planche 45-51 Producción de cobre en el mundo de 1907 á 1909 54 Raymond R. W. é Ingalls W. R.— Riqueza mineral de Amé- rica 60-68 Tscherniak G. — Una inclusión de silicato en el fierro meteóri- co de Toliica (1 lámina) 25-27 84 • Bibliografía. BIBLIOGRAPHIE. PÁOIKAS Annuaire du Bureau des Longitudes poiir 1910 . 24 Boman, Antiquités de la Región Andine de la République Ar- gentine 77 Congi'és International des applications de TElectricité. Marsei- lle, 1908 33 Fraas, La evolución de la tierra y de^sus habitantes 30 Grimai'áes, Les Mathématiques en Portugal 78 Lamb, Teinture, con-oyage et finissage du cmr 76 Lebon, Savants du jour: H. Poincaré 22 G. Darboux 53 E. Picard 73 Léchalas, Etude sixr l'espace et le temps 23 Pécheux, Le pyrometre thérmo-électñque pour la mesure des températures elevées 32 Peñafiel, Ciudades coloniales y Capitales de la República Mexi- can. Estado de Morelos 34 Post et Neumann, Traite complot d'analyse chimique appliquée aux essais industriéis, tome II, fase. 2 33 Russell, La théorie des courants altematifs, tome II 24 Mapoteca Mexicana 82 3' 2044 093 252 666 T-^-n ^.. .^ V ;^v;>^X' ;1 ; >-<'A> Tk' " '.«5 CÍ^!^iV:i;f.¿/\AV'i ví^»; <