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MEÉEMOIRES
DE LA
A
SOCIÉTE SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”
PUBLIÉS SOUS LA DIRECTION
DE
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRÉTAIRE PERPÉTUEL
TOME 37
1917-1920
MEXICO
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE '“ANTONIO ALZATE”
1921
- MEMORIAS
DE La
DE
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO PERPETUO -
- TOMO 37
1917-1920
A ES COPE NE
SOCIEDAD CIENTÍFICA “ANTONIO ALZATE”
3 A O
: cd Tomo 37. | Núm. 1.
MEMORIAS Xx REVISTA
DE LA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
“Antonio Alzate”
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO GENERAL PERPETUO
SOMMAIRE
(Mémoires, feuilles 1 a 8)
Sr quelques antiquités du Pedregal de San Angel por Hermann Beyer,
p. 1-16.—Planches 1-11.
Les arbres indigénes qu'attaque le MUÉRDAGO dans la Vallée de Mexico
par le Prof. Angel Roldán, p. 17-21.—Planche IV.
- Contributions a la Minéralogie méxicaine par le Dr. Ernest Wittich,
¿0% p. 23-42.
Note au sujet de quelques innovations á la technique histologique par le
Y Prof. Isaac Ochoterena, p. 43-44.—Planche V.
j E Indications pétroliferes sur la cóte du Pacifique par 4. /. Palacios,
P. 45-50.
Bs Tamoanchan. —Etude bibliographique au sujet d'un livre du Dr. F. Plan-
carte y Navarrete par le Prof. M. Salinas, p. 61-64.
MEXICO
SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
Ex-Volador, 3er. Piso, núms. 15 y 16
MAYO DE 1918
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.”—MÉMOIRES. T. 37. 1
SOBRE ANTIGUEDADES DEL PEDREGAL DE S. ANGEL”
POR
HERMANNX BEYER, M.'S. A.
(Sesión del 10 de Octubre de 1917)
En el año de 1910 ví algunas antigúedades en México, cuyos
poseedores me aseguraron haberlas encontrado debajo de la capa
de lava del Pedregal, en las cercanías de Coyoacán y San An-
gel, D. F. Algunas de esas piezas fragmentarias eran de aquel
tipo relativamente primitivo que del Paso y Troncoso denominó
«olmeco» (2), la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología
'" Americanas «Cultura de montaña» o «de los cerros» (3) y el Dr.
Spinden «Horizonte arcáico» (4). Otras figuritas y tiestos de un
barro anaranjado decorado con líneas negras eran indudablemen-
te de la civilización que encontraron los Conquistadores en el
Valle de México.
Si realmente se hubiesen encontrado restos de las dos cultu-
ras debajo de la lava, la más reciente sería la que indicara la
edad del Pedregal, que entonces no podría ser muy grande. En
este caso, sería algo extraño que no se hubieran conservado tradi-
ciones precisas sobre la formación de este vasto campo de roca
basáltica que se extiende del Ajusco hasta San Angel, Coyoa-
cán y Tlalpan. :
Como los datos que encontré sobre este asunto en los traba=
jos científicos de diferentes autores (5) tampoco eran muy preci-
sos, hice en el mismo año una serie de excursiones al terreno
Mem. Soc. Alzate, t. 37.—1
Z HERMANN BEYER
en compañía de un geólogo (el Sr. Dr. E. Wittich) y creo que he-
mos alcanzado una solución satisfactoria del problema.
Después de repetidas visitas a las canteras de San Angel,
Coyoacán y Tizapán y de exploraciones de la superficie del
Pedregal cerca de los citados lugares y de Tlalpan, he formado
la siguiente clasificación de restos culturales procedentes del Pe-
dregal:
A. Objetos encontrados debajo de la cubierta de lava.
1) En yacimientos intactos,
2) en yacimientos que eran expuestos a la acción del
agua,
3) en los escombros de las canteras,
4) en cavernas,
5) en el fondo de tubos o chimeneas de explosión, (6)
6) en hendeduras o grietas producidas por agentes
naturales o por los trabajos de las canteras.
B, Objetos de la superficie.
1) De los tiempos precortesianos,
2) de la época actual.
Desde luego, no cabe duda que realmente antes de la últi-
ma erupción surgida del flanco del Ajusco (7) ya había hombres
en el Valle de México; hemos encontrado restos de su indus-
tria en yacimientos absolutamente intactos en la cantera de Cu-
pilco (San Angel) en otra abandonada cerca de ésta y también
cerca de Tlalpan.
La gente que vivió antes de la formación del Pedregal ya
había alcanzado cierta civilización material como lo prueban los
vestigios que dejaron. Pertenecían a la cultura arcáica que cono-
cemos procedente de varios puntos del Valle de México, como
del Cerro de las Palmas, cerca de Tacubaya (8), San Miguel
Amantla (9), Zacatenco (9), Ticumán (9), El Arbolillo (9), Culhua-
cán (9), Cerro de la Estrella (9), Peñón (9), Los Reyes (9), Teo-
tihuacán (9). Además, existe con seguridad en los Estados de
Puebla (10), Tlaxcala (11), Morelos (12), Veracruz (13) y probable-
mente en otros más.
SOBRE ANTIGUEDADES DEL PEDREGAL DE SAN ANGEL 3
Esta unidad cultural extendida sobre una vasta región, natu-
ralmente no debe ser interpretada como comprobación de que se
trate de una sola raza o familia étnica. Así puede ser, pero tam-
bién es posible que eran tribus de diferente filiación racial las
que habían adoptado la misma civilización, como por ejemplo, lo
vemos con la cultura de las «Casas Grandes» en Arizona y
Nuevo México, a la cual pertenecen agrupaciones de varias no
relacionadas lenguas. Probablemente nuestros hombres del Pe-
dregal han sido los progenitores de la población más civilizada de
Teotihuacán (14), y, entre otras cosas, ya usaron la deformación
del cráneo, tan conspiícua en la raza teotihuacana (15). Por lo
menos, esto se puede inferir de las frentes aplastadas que de-
muestran las cabezas de las figuritas de barro de esta época.
El solo hecho de existir en abundancia alfarería del tipo pre-
teotihuacano comprueba que estas tribus ya habían salido del es-
tado económico de primitivos cazadores y colectores de frutos y
raices y se habían vuelto pueblos sedentarios, pueblos viviendo
principalmente de la agricultura. Su sustento más importante ya
debe haber sido el maíz. En efecto, el Sr. A. Franke, Puebla, po-
see un fragmento de un tosco metate encontrado en el terreno
del Rancho Colorado cerca de Puebla, donde sólo existen restos
de la cultura preteotihuacana, y el Sr. Fernández del Castillo tie-
ne un rodillo para la piedra de moler (16). Así la civilización en-.
contrada debajo de la lava del Pedregal ya es del estado cultural
del Neolítico, lo. que naturalmente, no quiere decir que correspon-
da a la misma época cronológica de esa cultura en Europa.
La cerámica de la raza ante-pedregalense ya es algo adelan-
tada. Las vasijas tienen variadas formas y decoraciones. Hicie-
ron figuras de barro en la técnica del pastillaje, siéndoles toda-
vía desconocido el moldeado. Las representaciones humanas de
esa época tienen elaborados tocados y diferentes adornos, pero
carecen casi completamente de vestido; sólo una especie de ta-
parrabo se encuentra de cuando en cuando. Esta circunstancia y
la ausencia de husos (malacates) deja inferir que el arte de hilar
y tejer les era todavía desconocido.
Antes de tratar de los hallazgos que figuran en las láminas
4 HERMANN BEYER
111, doy una breve descripción del carácter geológico del Pedre-
gal, según informaciones verbales del Sr. Dr. E. Wittich.
El llamado Pedregal de San Angel es una corriente de lava
de basalto de olivino que salió del flanco septentrional de la mon-
taña del Ajusco. De allí se derramó al Valle de México cubriendo
la depresión entre Tlalpan, Coyoacán, San Angel y Tizapán, lle-
nando parte de la antigua laguna. La superficie total del Pedre-
gal es de más o menos 70 km”. Probablemente es el más re-
ciente de los grandes fenómenos volcánicos que sucedieron en el
Valle de México.
¿La posición y determinación de las diferentes capas en las re-
giones donde se encuentran restos culturales, se ve con claridad
en el perfil esquemático (fig. 1).
La lámina 1 A contiene tiestos lisos, proviniendo los de las
figs. 1-6 de San Angel (cantera de Cupilco) y 7-10 de Tlalpan
(cueva «El Pájaro»). La mayor parte de esta cerámica es pulida,
probablemente por frotación con guijarros lisos.
Fragmentos que ostentan ornamentación se ven en la lámi-
na 1 B. Las figs. 1 y 2 evidentemente han sido formadas en
cestos o tejidos de bejuco; surcos en forma de medias cañas, he-
chas en el barro cuando estaba todavía blando se ven en las
figs. 5 y 6, mientras 4, 7 y 8 tienen líneas grabadas en el vaso ya
cocido. Figs. 3 y 10 están adornadas por orillas de pintura, el
primero de color “blanco, el segundo de rojo. En la fig. 3 se ve,
además, debajo, un campo de relieve probablemente imitando la
corteza de un árbol. Un borde marcado por una faja saliente
muestra la fig. O.
La cabecita (lámina Il, fig. 1), fragmento de una estatuita en
tierra cocida, la encontró el Dr. Wittich 22 szfe en una cantera
de San Angel, y se ve bien por los vestigios, que yacía parcial-
mente en la capa negruzca inferior y en parte en la capa su-
perior compuesta de ceniza volcánica amarillenta. La parte
izquierda del tocado le falta. Una pequeña huella indica que tu-
vo orejeras en forma de un disco agujereado. Los ojos están
hechos por tres incisiones producidas con una especie de peque-
ña espátula, siendo las impresiones laterales, que forman los án-
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.”—MÉMOIRES. T. 37. 9)
PERFIL, CANTERA SAN LUCAS, CHIMALIZTAC.
o
LAVA (4 m.)
42 CENIZAS VOLCÁNICAS; NEGRAS
o 5-10 Cm.
CENIZA GRIS, MUY FINA, COMO POLVO,
CON TZEPALCATES DELGADOS.
22 cm.
ARENAS Y GRAVAS DE ANDESITA,
CANTOS RODADOS FLUVIALES CON
TEPALCATES:
15 Cm.
— TURBA TERROSA CON CENIZA NEGRA
Y MUCHOS TEPALCATES:
20 cm.
ARENA ARCILLOSA AMARILLA CON
——— CUARZO FINO Y POCA PIEDRA POMEZ;
DE VEZ EN CUANDO CINTAS DE CA-
LICHE, SIN TEPALCATES. MÁS DE
50 cm. TODAVIA NO PERFORADA.
Figura 1.
6 HERMANN BEYER
gulos del ojo, menos profundas. Sobre la mejilla derecha se en-
cuentra una especie de parche cuadrado, que es evidentemente
solo un pedacito de barro que por un descuido del antiguo ar-
tista se deslizó de la espátula y se pegó en la parte señalada.
El torso de una figura humana (lámina !l, fig. 2) lo encon-
tré en los escombros de la cantera, pero su tipo y el hecho de
que está ennegrecido por el contacto del yacimiento de mate-
ria vegetal, no deja duda de su autenticidad. El tronco del cuerpo
está vacio y tiene cuatro agujeros. Los indicios de brazos, pier-
nas y de las orejeras se han quedado. Por las huellas en los
lugares donde estaban adheridas las piernas, se comprende que
la figurita estaba en actitud sentada.
Además, el Dr. Wittich halló un pie de una vasija (lámi-
na 11, fig. 3); el traste a que perteneció ha estado por algún tiem-
po en uso, porque su base está desgastada. Tiene el pie una
forma irregular cónica y está vacío por dentro. Tres incisiones
están repartidas a distancias desiguales en la mitad de su altu-
ra, pero solo una de estas impresiones agujera la pared.
Otro pie de la misma forma, pero más pequeño y maciso
(lámina IL, fig. 4), lo saqué del yacimiento negruzco de Cupilco.
También muestra desgaste abajo, en la punta.
Por los hallazgos en Texcutzingo'y Rancho Colorado ya me
había yo formadó la idea de que orejeras de barro con la figu-
ra de un disco, ligeramente cóncavos en su superficie lateral,
pertenecían a la cultura teotihuacana. La prueba absolutamente
segura para esa suposición la da la fig. 5 de la lámina 11, porque
proviene de debajo de la lava de «El Pájaro» (Tlalpan).
Un pedacito de pedernal se ve en la lámina Il, fig. 6, y
fragmentos de obsidiana en las figs. 7-9. La fig. 7 tiene la forma
de una sencilla punta de flecha Ó de un buril. De todas ma-
neras vemos que estos dos géneros de piedra ya eran traidos para
ser elaborados en utensilios y armas.
Los tepalcates que estaban realmente antes de la formación
del Pedregal en sus sitios, o son calcinados o impregnados de
diferentes substancias colorantes, según el contacto que tuvieron
cuando la lava los cubrió. Los que yacen en una tierra vege-
SOBRE ANTIGUEDADES DEL PEDREGAL DE SAN ANGEL 7
A ——— —
tal (17), probablemente en un antiguo pantano, tienen un color
negruzco (por ejemplo todos los tiestos de la lámina l.A con ex-
cepción de la fig. 5), los de la superficie están generalmente cu-
biertos y envueltos en ceniza volcánica y se ven ahora o ana-
ranjados (lámina lA, fig. 5 y lámina 1.B, fig. 10), O grises, O
también negros. Un fragmento cerámico que, al tiempo de la
erupción, yacía a flor de tierra y que la corriente de magma tocó
directamente, se conserva en la colección de la Sociedad Cien-
tífica «Antonio Alzate.» Está parcialmente cubierto e incrustado
en la lava. .
Eso es, a grandes rasgos, el carácter de los antiguos restos ge-
nuinos de la población sub o pre-pedregalense. Una vez esta-
blecido este estado de cosas, se pueden tomar en cuenta hallaz-
gos y noticias anteriores aunque carezcan de absoluta exactitud en
el método de excavación, etc.
En ningún caso en que tuvimos delante de nosotros capas in-
tactas, hemos encontrado restos de otro tipo de civilización,
fuera del primitivo ya mencionado.
Si otros coleccionistas han hallado piezas del tipo azteca de-
bajo de la lava, es que, sin duda alguna, los yacimientos ya es-
taban tocados por el hombre moderno o por agentes naturales.
El solo hecho de ser encontrados los tepalcates debajo de la lava
no prueba nada, porque hay varias causas por las cuales poste-
riormente pueden haber llegado a ese sitio como acabo de indicar.
Así encontramos, por ejemplo, en la orilla del pedregal, cerca
de San Angel, hasta un fragmento de una taza de porcelana
debajo de la lava, hecho que se explica por la acción de las llu-
vias que deslavan la tierra debajo de la capa basáltica en la
orilla, y acarrean, en cambio, otras materias.
Los escombros producidos por.los trabajos en las canteras
contienen fuera de objetos sub-pedregalenses, piezas de alfarería
que han caído de la superficie y de cuevas del basalto y, ade-
más, restos de utensilios que los trabajadores mismos usaban.
Costumbre general de los canteros de San Angel y Coyoa-
cán, parece ser la de usar tiestos de tipo azteca para trazar líneas
sobre los fragmentos de roca que elaboran en lozas y piedras de
8 HERMANN BEYER
construcción. Por eso se ven en los desechos de las canteras, de
cuando en cuando, pedazos cerámicos con bordes limados (lá-
mina ll, fig. 20.)
El Pedregal contiene muchas cavernas, oquedades y hende-
duras en las cuales se encuentran trastos de la población prehis-
pánica (tipo azteca), pero también cosas muy modernas. En la
cercanía de Tlalpan vimos un cadáver hediondo de un caballo en
el fondo de una de estas cavidades. Si las cuevas son profun-
das, es fácil tomar sus contenidos como cosas que provienen «de-
bajo de la lava» y así un pobre burro recientemente difunto pue-
de ser considerado como veterano del cuaternario.
Los curiosos tubos en forma de calderas o chimeneas, hechos
por la fuerza explosiva del agua evaporada por el magma, perfo-
ran toda la capa de lava y en sus hendeduras y fondo se pue-
den esconder fragmentos caídos de la superficie. En «Puente de
Piedra» (cerca de Tlalpan), por ejemplo, hemos encontrado hue-
sos y tepalcates recientes en uno de esos «tubos de explosión.»
Los Sres. Wittich y Waitz han dedicado un trabajo especial a es-
tas interesantes perforaciones (18).
Otros objetos originalmente ubicados en la superficie de la
lava pueden haberse caído por las hendeduras que originan los
trabajos de cantería, en la parte adjunta al campo de operación.
Si las aberturas llegan hasta el yacimiento que soporta la capa
de roca, los trastos son encontrados de buena fe «bajo de la la-
va,» si se detienen a medio camino, se hallan «adentro de la
lava.» Los tiestos, lámina ll, figs. 10-13, los he sacado de rendi-
jas de la lava en varias alturas hasta el fondo (Cantera cerca
de Chimalíztac).
Todas las antigúiedades que están o estaban originalmente
en la superficie del Pedregal, son del tipo azteca. La lámina Il,
figs. 14-17, muestra unos pequeños fragmentos de este estilo, en-
contrados por mí encima de la capa de lava que forma el Pe-
dregal. Fig. 18 es del pueblo de la Candelaria, situada a la orilla
del Pedregal y ya encima de la corriente basáltica.
La civilización intermediaria entre la pre-teotihuacana y la
azteca, quiere decir la que está caracterizada por el estilo de Teo-
SOBRE ANTIGUEDADES DEL PEDREGAL DE SAN ANGEL . y
tihuacán, no ha dejado allí vestigios, por lo menos, no los he «en-
contrado hasta ahora. Durante mucho tiempo el Pedregal debe
haber sido un desierto sin vida vegetal ni animal, y sólo poco a
poco el aire trajo polvo y también la erosión creó en algunos lu-
gares una base para la existencia de plantas. Quizá por ese mo-
tivo no era habitado o visitado por los hombres de la época
teotihuacana.
Como monumentos interesantes de la superficie, menciono
una pirámide y otros restos arquitectónicos cerca de Tlalpan (19),
un patolli en la cercanía de Coyoacán, un círculo grabado en
la roca próxima a Tizapán y otros petroglifos en las cercanías del
pueblo de la Candelaria.
El patolli de los antiguos mexicanos era una especie de jue-
go de dados de que hablan repetidas veces les antiguos autores,
aunque no con tal exactitud y detención que uno pudiera com-
prender bien sus reglas (20). En los dibujos de los códices pic-
tóricos se ve que en vez de dados usaban frijoles negros y que el
tablero era pintado sobre un petate. Es prácticamente fuera de lo
posible que se haya conservado uno de esos patolli en materia
perecedera y así el ejemplar del Pedregal tiene un valor especial.
X El dibujo, fig. 2, que he he»
cho según un croquis tomado
en ¿910 da una idea clara de la
configuración. Es una especie
: iaa] de cruz grabada en la roca viva
| MAOIOCCIITTO y css pa e 68 as
acera cepa El diseño está orientado según
—— : los puntos cardinales. En unas
partes las líneas ya están bo-
rradas, pero el aspa meridional
muestra todavía claramente que
tiene siete surcos transversales
? y uno en medio. Del centro de
Mt E ÓN Arena a figura al fin de esta aspa son
70 cm., así la cruz tiene una longitud de 1 m. 40.
En la misma ondulación que ostenta el patolli se encuentra
Mem. Soc. Alzate, t. 37—2.
LO HERMANN BEYE£R
una figura intrincada de volutas cuya sig-
nificación y objeto no alcanzo.
En este año el Dr. Wittich y yo hemos
buscado de nuevo el patolli sin haberlo en-
contrado otra vez. Es que el Pedregal es
como un lago en que cada ola petrificada
se parece a las otras, o como un desierto
en que cada médano tiene el mismo as-
pecto y por eso la orientación es difícil.
La figura de un disco con un agujero
en medio que he mencionado, probable-
mente es la traza de un anillo para el jue-
go de pelota (tlachtemalacatl) que querían
extraer de la roca. Tiene este círculo un
diámetro de 1 m. 34. Sin embargo, no in-
sisto en esta interpretación porque pudiera
tratarse también de otra cosa como el co-
mienzo de la extracción de una piedra de
mo
1
molino, etc.
Ultimamente el Dr. Wittich me enseñó
unos petroglifos que descubrió en una de
sus excursiones al Pedregal. Más o menos
a medio camino entre el pueblo de Cande-
laria y el Cerro del Zacatepec y cerca de
una vereda se encuentra una pequeña ele-
vación de roca basáltica relativamente lisa
en que están grabadas varias figuras (lá-
mina 111). La principal es la de una culebra
Petroglifo del Pedregal. Culebra emplinada.,
Fig. 3.
emplumada (fig. 3), de casi 12 metros de
largo que cubre un lado de la eminencia.
La traza del reptil mitológico es bastante
clara y firme, aunque las líneas no son pro-
fundas. A la derecha del observador se ve
la cabeza del animal, cuya lengua bífida
sobresale. Encima del ojo grande con la placa supraorbital que
termina en voluta se inclina un pequeño penacho. En el belfo in-
SOBRE ANTIGUEDADES DEL PEDREGAL DE SAN ANGEL 11
ferior se notan cuatro dientes. Las escamas de la barriga se
pueden distinguir bien, el resto del cuerpo está cubierto con plu-
mas que en las pinturas tienen el color verde y representan las
hermosas tectrices caudales del
Pharomacras mocino, del quetzal-
tototl. Termina el animal fantásti-
co en cuatro cascabeles como los
tiene el crótalo, Debajo de la ser-
Fig. e Caracol. piente de plumas se nota el gra-
bado de un caracol (fig. 4) y al otro lado de la elevación un ani-
mal sentado, esbozado en pocas líneas que dan su contorno (fig. 5);
probablemente se trata de un mono. Algunas otras
pequeñas figuras de este lado y en una roca cer-
cana ya están tan borradas que no me es posi-
ble determinarlas.
No cabe duda que aquí tenemos una repre-
sentación de la famosa deidad Quetzalcoatl tan
IN conspícua en los mites de la legendaria Tollan
y que originalmente fue la personificación del
Fig. 5. Mono. zodiaco de los antiguos mexicanos (21). El cara-
col marino, tecciztli, era el emblema del numen lunar. Tenemos
así juntos el zodiaco y la luna, combinación muy natural y que
en una variación también ocurre en el Códice Borgia, folio 19”,
donde la culebra de plumas lleva a la luna en las fauces.
Cerca de estos petroglifos se encuentra una cueva (Cueva de
las Golondrinas) en la roca que contiene tiestos y vestigios del
uso de fuego. Algunos de los tepalcates ornamentados (lámina ll,
fig. 19), son de la época azteca a la cual también pertenecen las
figuras que acabo de describir.
¿No serán estos los «jeroglíficos y figuras» de que habla el Sr.
Fernández del Castillo en el siguiente pasaje de su interesante
Historia de San Angel?
«Por varios indígenas he sabido que en una parte del Pedre-
gal, en una hoya, cuyas paredes forman un gran anfiteatro, de
roca lisa, están los muros llenos de jeroglíficos y figuras. En
vano ha sido ir con el indio: a pesar de las promesas del dinero
12 HEKMANN BETER
que se le ofrece dar adelantado, no se ha podido conseguir que:
enseñen el lugar. Con gran marrullería hacen como que no en-
cuentran la vereda, y después de caminar inútilmente todo el
día, nada se consigue, y sin embargo, el lugar con jeroglíficos:
existe» (22).
Cada arqueólogo sabe por experiencia que a los indios les gus-
ta mucho exagerar y que muchas veces de un montoncito de
piedras hacen un palacio de Moctezuma. Así, no me parece im-
posible que las noticias que recogió el Sr. Fernández del Castillo
en realidad se refieren a las figuras que acabo de describir.
Otro petroglifo, seguramente
ya de la época colonial, lo tenemos
Que en la fig. 6, dibujada por el Sr.
Ing. F. Mutzenbecher, según el
original que se encuentra adentro
O del Pedregal, cerca de la mojonera
núm. 54, por el rumbo del pueblo
de Santa Ursula. Las rayas tienen
una profundidad de más o menos
2 de centímetro y una anchura de
más o menos ro cm. «El Diablo,»
que es la denominación que da la
84) gente vulgar a esta figura, es apro-
Fig. 6. Diablo. piada porque tenemos al príncipe
de las tinieblas en su representación típica, según las creencias
populares, quiere decir con cuernos, cola y hoz en una mano.
¿Es a iniciativa de algún fraile español que se hizo este gra-
bado con el objeto de desacreditar a Quetzalcoatl y otras dei-
dades antiguas igualmente esculpidas en la roca viva?
La superficie del Pedregal es, por lo general, árida e inhos-
pitalaria, pero existen unos ranchos, jardines y chozas en diferen-
tes lugares donde hay algo de vegetación. Además cruzan este
mar de piedra los indios de los pueblos cercanos en busca de leña
o como pastores y cazadores. Así también hoy la humanidad
deja huellas de su existencia en forma de tiestos de ollas, molca-
jetes y vasos de barro en el silencioso Pedregal. Si estos res-
SOBRE ANTIGUEDADES DEL PEDREGAL DE SAN ANGEL 13
tos, que en parte están hechos según la misma técnica y del mis-
mo material que los objetos de esta índole antes de la conquista,
caen en las fisuras del basalto, pueden ser considerados errónea-
mente como fragmentos de utensilios del antiguo hombre del
Sub-Pedregal.
Ahora la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográficos
está emprendiendo una exploración sistemática de los yacimien-
tos que contienen restos de los primitivos moradores de los terre-
nos que hoy ocupa el Pedregal y poco a poco nuestros cono-
cimientos sobre esta raza extinta se van a ensanchar. Lo poco
que hoy ya se puede decir lo creo haber expuesto en las anterio-
res líneas.
El hecho de existir vestigios del hombre debajo del Pedre-
gal es de cierta importancia científica. Primero, porque todos los
tiestos, tanto los ornamentados como los lisos, que se encuen-
tran en yacimientos intactos son utilizables para la clasificación
tipológica. Segundo, porque no hay peligro de confundir restos
de diferentes civilizaciones por tratarse de una sola. Tercero, por-
que ahora se puede hacer la siguiente sub-clasificación de la cul-
tura a que pertenecen:
- Cultura preteotihuacana (tipo de los cerros, de la montaña,
arcálca, etc.)
1.—Epoca pedregalense. 2.—Epoca postpedregalense.
La definición de los grupos, su duración, etc., todas esas cues-
tiones son tareas del porvenir, pero siquiera el problema ya se
puede formular,
Esta cronología relativa por la sucesión de las civilizaciones y
sus fases, quizá, un día se pueda precisar con más exactitud y po-
ner en relación con una absoluta de períodos de tiempo. Para
esta meta la Arqueología necesita la ayuda de otra ciencia, de la
geología. Una pormenorizada investigación de los yacimientos de
la época terciaria, cuaternaria y reciente del Valle de México con
numerosos perfiles, excavaciones de ensayo, etc., sería el trabajo
preliminar para determinar la edad de las razas prehistóricas de
la región central de la República.
México, 19 de Octubre de 1917.
14 HERMANN BEYER
NOTAS Y CITAS
1.—Esta memoria fue preparada para el XVIlo Congreso Internacional de
Americanistas (México, 1910), pero por causas que no son del caso
referir, no se presentó, aunque estaba en el programa respectivo.
2.—Exposición histórico-americana de Madrid. Catálogo de la Sección de
México, t. 1. Madrid, 1892, págs. 24 y 382.
3-—Manuel Gamio, Arqueología de Atzcapotzalco, D. F., México. Proceed-
ings of the XVIII International Congress of Americanists, London,
1912-1913, págs. 184-186.
Jorge Engerrand, Discurso inaugural y Reseña de la Exposición
anual de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología ameri-
canas. Boletín del Museo Nacional de Aa O México, t. Il.
1913, págs. 264, 268 y 269.
4.—Herbert J. Spinden, Ancient Civilizations of Mein and Central Ame-
rica. New York, 1917, pág. 43 ff.
5.—E. Guillemin Tarayre, Notes archéologiques et ethnographiques. Ar-
chives de la Comission Scientifique du Mexique, Paris, 1867, t. Ml,
Págs. 400-401.
José G. Lobato, Meteorología de México. Boletín de la Sociedad
de Geografía y Estadística de la República Mexicana, 32 época, t. III,
1876, pág. 67. ,
Manuel Orozco y Berra, Historia antigua y de la Conquista, Mé-
xico, 1880, t. Il, págs. 290 y 292.
Crónica científica. Revista Científica Mexicana, t. 1, 1883,
pág. 16.
Mariano Bárcena, Nuevos datos acerca de la antigiiedad del hom-
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J. Felix und H. Lenk, Beitráge zur Geologie und Paláontologie
der Republik Mexiko. Stuttgart y Leipzig, 1889-1890, págs. 88 y 252.
Ezequiel Ordóñez, El Pedregal de San Angel. Memorias de la
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Ezequiel Ordóñez, La roca del Calendario Azteca. Memorias de
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Alfonso L. Herrera, El hombre prehistórico de México. Memo-
rias de la Sociedad Científica «Antonio Alzate,» t. 7, 1893, pág. 43.
SOBRE ANTIGUEDADES DEL PEDREGAL DE SAN ANGEL 15
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Xlo Congreso Internacional de Americanistas, México, 1895-1897,
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Francisco Fernández del Castillo, Apuntes para la Historia de
San Angel (San Jacinto Tenanitla) y sus alrededores. México, 1913,
pág. 8.
Josef Lauterer, Mexiko, das Land der blúhenden Agave. Leipzig,
pág. 141.
6.— Ernst Wittich, Neue Aufsehliisse im Lavafeld von Coyoacán bei Me-
xiko. Neues Jahrbuch fiir Mineralogie. Stuttgart, rg1o, t. Il, págs.
131-137.
7.Véase acerca de la localización del lugar donde salió la lava que formó
el Pedregal el trabajo del Dr. E. Wittich sobre «Fenómenos micro-
volcánicos,» presentado en la sesión del 10 de Octubre de 1917 y que
se publicará en el siguiente cuaderno de estas Memorias.
8.—E. T. Hamy, Galerie américaine du Musée d'Ethnographie du Troca-
déro. Paris, 1897, pág. 19. >
9.—Publicaciones de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología
Americanas, 1911-1912. Album.
Franz Boas, Archaeological Investigations in the Valley of Me-
xico by the International School, 1gr1-1912. Proceedings of the
XVIII International Congress of Americanists, London, 1912 (1913),
Págs. 176 y 178-1709.
Manuel Gamio, op. cit., págs. 184 y 186.
10.—Las colecciones de la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográ-
ficos contienen objetos de Cholula, Totimehuacán, Atlixco y de las
riberas del Atoyac cerca de Puebla. En la colección Franke, Puebla,
hay piezas de San Felipe Hueyotlipan, Rancho Colorado, Tepea-
ca, etc. Tres objetos de Tehuacán están publicados en: Antonio Pe-
nafiel, Las cinco ciudades coloniales de Puebla. México, 1914. Te-
huacán, lám. 6.
16 HERMANN BEYER
11.—Colección Carlos C. Hoffmann, Tacubaya.
12.—Francisco Plancarte y Navarrete, Tamoanchán. México, 1911,págs.8y 9
13.—Colección Eduardo M. Ruiz, Tepeaca.
14.—Franz Boas, Op. cit., pág. 178.
15.—Ales Hrdlicka, An ancient Sepulchre sat San Juan Teotihuacan, with
anthropological Notes on the Teotihuacan People. Reseña de la se-
gunda sesión del XVIlo Congreso Internacional de Americanistas,
México, 1910 (1912), Apéndice, págs. 5-6.
16.—Francisco Fernández del Castillo, op. cit., pág. 8.
17.—En el yacimiento superior, adherido a la lava, se encontraron restos
calcinados de plantas que, según el Prof. Reiche, son de gramíneas.
18.—E. Wittich y P. Waitz, Tubos de explosión en el Pedregal de San An-
gel. Boletín de la Sociedad Geológica mexicana, t. VII, (1911), 22
parte, págs. 169-186.
19.—Harry H. Dunn, Prehistoric Pyramid, antedating Aztecs, is found near
Tlalpan. Daily Record, México, número del 23 de Octubre de 1909.
Francisco Fernández del Castillo, Op. cit. págs. 215-217.
Manuel Gamio, Metodología sobre Investigación, Exploración y
Conservación de Monumentos Arqueológicos. México, 1914, págs.
27-38.
20.—Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de Nueva Es-
paña, libro 80, cap. X y XXVIII.
Francisco López de Gomara, Historia de México, con el descu-
brimiento de la Nueva España. Amberes, 1554, fol. 105.
Juan de Torquemada, La monarchia indiana con el origen y
guerras de los Indios Occidentales. Madrid, 1723, t. ll, pág. 554-
Codice Magliabecchiano XIII, 3, fol. 60.
Fr. Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e ls-
las de Tierra Firme, Tratado 20, cap. XXII.
21.—Hermann Beyer, Uber den mexikanischen Gott Quetzalcoatl. Mit-
teilungen der Anthropologischen Gesellschaft in Wien, vol. 39 (1909),
págs. 87-80.
Hermann Beyer, La Astronomía de los antiguos Mexicanos. Ana-
les del Museo Nacional de Arqueología, vol. 20 (1910), págs. 225-226.
22.—Francisco Fernández del Castillo, op. cit., pág. 148.
Tom. 37, lám 1.
MEM. SOC. ALZATE.
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.”—MÉMOIRES. T. 37. 17
LOS ARBOLES INDIGENAS QUE ATACA EL MUERDAGO
EN EL VALLE DE MEXICO
DATOS PARA LA FLORA FORESTAL DEL DISTRITO FEDERAL
POR EL
Prof. ANGEL ROLDAN, M. S. A.
(Lámina IV)
(Sesión del 10 de Octubre de: 1917)
Impresionado por la manera de vivir y abundancia de los
muérdagos, en algunas regiones del Distrito Federal, sobre todo
en los alrededores de Coyoacán y San Angel, muy digno me ha
parecido este asunto como tema del modesto trabajo que, por ini-
ciativa de mi distinguido amigo, Sr. D. Rafael Aguilar y Santillán,
me honro en presentar a esta Sociedad.
DESCRIPCION.-—Muy a menudo hemos encontado en diferen-
tes partes del Valle (Coyoacán, San Angel, etc.), la planta que
vulgarmente se llama MUÉRDAGO o ingerto, de una altura que
llega a un metro (lám. 1V, fig: 1). Es. un arbustillo parásito, muy
ramoso (dicotomías), de follaje muy abundante, las hojas gruesas
y las nervaduras indivisas; crece arraigado en troncos y ramas de
muchos árboles diversos, de donde cuelga como un candil, presen-
tando así mechones que afean y perjudican la buena vegetación
de los ailes, fresnos, etc.; tanto el tallo como las hojas llevan una
tez verdiosa, manifestación de la existencia de pigmentos clorofí-
licos en estos órganos, lo cual*permite al vegetal desempeñar una
función muy importante para su propia asimilación.
PARASITISMO.—El muérdago busca, como hemos dicho, árbo-
Mem. Soc. Alzate, t.37.—3.
18 ANGEL ROLDAN
les para su existencia, valiéndose de medios diversos, como se ve-
rá más adelante, a los cuales chupa los jugos que circulan en el
tronco y dispone para ello de raíces especiales (chupadores), que
le sirven perfectamente para ese fin y aunque por la existencia de
clorofila pudiera creérsele capaz de soportar otro género de vida, se
marchita por el solo hecho de desprender del árbol la rama en la
cual se arraiga, lo que revela la dependencia tan grande que tie-
ne el parásito con la vida activa de su víctima, a la cual ex-
plota, si no todo, parte de su alimento (1). La invasión de esta
planta provoca deformaciones muy notables, siendo las más im-
portantes, las conocidas con el nombre de «AGALLAS» (lám. 1V,
fig. 2), producidas por un crecimiento abultado y a causa de la
irritación motivada por el parásito (2), que al cabo de algunos años
por la muerte y caída del mismo, se abren dejando una ex-
pansión hueca, de forma caprichosa, con las paredes interiores
profusamente surcadas y a. las cuales se les llama: «Rosas de
madera» (3).
MULTIPLICACION.—De las flores muy pequeñas del Phora-
dendron, resultan después de la fecundación, bayas esféricas de
una pulpa viscosa, con una sola semilla en el centro, de un co-
lor blanquizco. De la única semilla que contiene cada fruto, se
obtiene en condiciones especiales, una nueva lante parásita del
muérdago.
DISEMINACION.—Los agentes que efectúan la dispersión de
los frutos o las semillas, son de dos categorías:
1% AGENTES ORGANIZADOS: los pájaros.
20 AGENTES FÍSICOS: el viento, etc.
Vamos a ver de qué modo estos agentes hacen la disemina-
ción de aquellos frutos, etc.; los pájaros, ansiosos por devorar los
frutos repletos de pulpa carnosa y mucilaginosa, dejan al frotarse
el pico, la semilla embarrada con mucílago, sobre la corteza de los
árboles, o puede suceder también que se traguen las semillas de-
fecándolas intactas (sin haber perdido su poder germinativo), y de
las cuales, todas aquellas que caigan en medio «PropIéa (corteza
(1) Dr. Carlos Reiche, Elem. de Botánica, pág. 41.
(2) » » » » » » 145.
(3) Dr. Alfredo Dugés, «Flores de Madera.»«La Naturaleza,» 2a serie, T. 111,1898, E 42.
5
LOS ARBOLES INDIGENAS QUE ATACA EL MUERDAGO 19
de árboles diversos), como en el caso anterior, darán origen a nue-
vos individuos, perdiéndose todas lag otras semillas que van al
suelo, pues la raíz que proviene de la radícula, no está capacitada
para desarrollarse en las asperezas del terreno, careciendo de cas-
quete en su extremidad (1), a diferencia de las raíces normales.
El viento hace caer con su impulso los frutos y semillas que
en gran número producen los muérdagos; si tales frutos caen so-
bre una rama por ejemplo, revientan y ayudada del mucilago que-
da pegada la semilla a la corteza, cualquiera que sea la posisión
de la semilla, la radícula se dirige siempre hacia el eje de la ra-
ma (2), perfora y atraviesa la corteza, soldándose a la madera aun
blanda (albura), de donde toma la savia bruta que trasporta y ela-
bora en sus hojas; de ninguna manera es lógico suponer que las
raíces perforen el tejido leñoso perfecto (duramen), y en tal concep-
to el crecimiento de la raíz en longitud, por la región subterminal,
quedará imposibilitado, teniendo lugar en todo caso en la base de
la misma raíz (3), a medida que se desarrollan las nuevas capas
leñosas del árbol; de donde se infiere que la edad de una raíz co-
rresponde al número de capas leñosas atravesadas.
De lo dicho más arriba se deduce que muchos de nuestros ár-
boles pueden ser atacados por el muérdago, así como también
gran número de plantas leñosas; pero no obstante las posibilidades
en pro de tal sentido, es de notar la manera muy marcada con
que los muérdagos-dan preferencia a ciertos árboles indígenas (véa-
se al final la lista correspondiente), y así se observa que nuestros
frondosos fresnos y ailes son invadidos con marcada preponderan-
cia, mientras los tepozanes por ejemplo, permanecen ilesos del ata-
que, aun estando contiguos a los primeros. Nosotros no podemos
por esto negar que tal o cual especie leñosa, forestal o frutal, es-
té exenta del ataque de este parásito, pero nos sugiere una posi-
bilidad que en este caso no carece de fundamento, si para ello te-
nemos en cuenta lo dicho anteriormente respecto a la manera de
diseminación de los frutos que llevan consigo las semillas. -Es de-
cir, que mientras más delgada y menos elástica es la corteza, ce-
(1) F. Faideau y Aug. Robin. Bot. Elém., pág. 11.
(2 y 3) A. Mathieu. Flore Foresticre, 1897, pág. 271.
1
20 ANGEL ROLDAN
diendo a la presión del engrosamiento posterior cae de muy diferen-
tes maneras (Platanus, Schinus, el pirú), y las porciones de cásca-
ra que se desprenden, llevan consigo las semillas del muérdago,
que tal vez hubieran sido alojadas por uno de los vehículos de
transporte. Así nos explicamos que entre los árboles introducidos
unos han sido invadidos (la Robinea), mientras otros como los Eu-
calyptus, no han sufrido el ataque.
ARBOLES ATACADOS. —Hemos creído de alguna utilidad for-
mar una lista de los árboles espontáneos hospitalarios del muér-
dago, que en los sitios mencionados se han: encontrado y que
completaremos posteriormente a medida que se haga necesario,
pero debemos hacer constar todavía que el ataque o invasión de
este parásito a diferentes árboles, se hace por diferentes especies
del invasor, según se nota en la lista siguiente:
ARBOLES: PARÁSITOS:
1.—Alnus acuminata, H. B. Phoradendrum brachysya-
Kth.—(4tle). chium, Oliv.,
2.—Crategus mexicana, D. Phoradendrum velutinum,
C. (Tejocote). Oliv.
3.—Casimiroa edulis, Llav. Phoradendrum velutinum,
et Lex. (Zapote blanco). Oliv.
4. .? (Fresno.) Phoradendrum * velutinum,
; Oliv. (1).
5.—Prunus capuli, Cav.(Ca- Phoradendrum velutinum,
pulin). . Oliv.,
6.— Quercus sp.? (Encino). Phoradendrum velutinum,
Oliv. (2).
7. —Salix sp.? (Sauz). - Phoradendrum velutinum,
Oliv.
OBSERVACIONES.--No nos consta que usen de alguna ma-
nera el muérdago los habitantes del Distrito Federal, pero como
en otros países se acostumbra, pudiera hacerse aquí también, dan-
do esta planta como forraje al ganado, MIRE e al cabrio,
(1) Produce grandes Agata que no se abren.
(2) Carlos Reiche. La veget. en los alred. de la Capital de Méx., 1914, pág. 14 A la
amabilidad del Sr. Prof. Reiche, mi estimado hora? debo las identificaciones del
parásito. : é
LOS ARBOLES INDIGENAS QUE ATACA EL MUÉRDAGO 21
y de este modo ganarían mucho los árboles que le sirven de pa-
trón, y sólo habría que cuidar de verificar la cosecha antes de :
la fructificación en primavera, para evitar así la multiplicación
por lo menos del Phoradendrum. ¿
Una falta sensible e insubsanable por ahora, es el silencio que
se observa respecto a- otro "parásito de la misma familia (Lo-
rantáceas) que el muérdago, el Arceuthobium cryptopodum, que
vive sobre los ocotes de los montes que nos circundan.
Por último, me he permitido usar el nombre de muérdago,
porque es generalmente como se le denomina y corresponde pre-
cisamente la especie más frecuente (Ph. velutinum, Oliv.), preci-
tada con la única que se menciona en la obra de los Sres. Ra-
.mírez y Alcocer (1), bajo el nombre vulgar de Liga.
Coyoacán, 30 de septiembre de 1917.
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(1) Sinonimia vulgar y científica de las plantas mexicanas. México, 1902, pág. 41.
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.”—MÉMOIRES, T. 37. 25
“CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGÍA MEXICANA
POR El.
Dr. ERNESTO WITTICH, M. S. A.
Zoisita de Metamorfismo de contacto
encontrada en la Sierra Juárez, Ensenada, Baja Calitornia.
(Sesión del 3 de Julio de 1916)
En mi trabajo acerca de las piedras preciosas de la Baja Ca-
lifornia, tuve la oportunidad de hacer mención de un hallazgo
de zoisita (1) y haber encontrado este mineral en el material que
nos fue regalado en nuestra expedición a esta península. La
procedencia de estas rocas era de la Sierra Juárez, precisa-
mente de un punto poco al sur de la población de Yacumba, lugar
muy cercano a la frontera. Estas rocas siendo de un tamaño
bastante regular, consisten principalmente de granates o de la va-
riedad llamada hesonita, que en parte se presentan en cristales
de un color de jacintó y de una claridad y limpidez notables; ade-
más, toma parte en la composición de las rocas, una calcita
muy cristalina y varios cristales alargados de zoisita. Estos cris-
tales de la zoisita, alcanzan algunos hasta 10 cm. de largo y 2 de
ancho, pero sin caras cristalogiáficas terminales; son de un color
gris claro hasta gris verduzco, muy refrangibles, de un crucero
(1) WrrricH ERNESTO. Estudio sobre las piedras preciosas encontradas en el Territo-
rio de la Baja California. Boletín Minero, 1916 N03. T. 1. Febrero.
A
DS
24 ERNESTO WITIIGCH
pinacoidal bien definido; en partes delgadas está transparente el
mineral.
La zoisita de las muestras en cuestión está penetrando por
toda la roca, rellenando los huecos que dejan los otros mi-
nerales. El peso específico del mineral es de 3.33; la composición
química la damos más adelante con la de otras zoisitas semejantes
de diferentes lugares. Se nota en la tabla comparativa de esta lis-
ta, desde luego, que el contenido de fierro en la zoisita de Yacum-
ba es relativamente alto, pero no a tal grado que influya notable-*
mente en la coloración característica del mineral. La composición
teórica que damos aquí, también según C. Hintze (Handbuch der
Miner.), corresponde a la fórmula H,Ca,Al,Si,O,,
Yacumba Material | y Zoisita roja | Zoisita roja e
> z Graniown Composición '
B. Calif. deF A Nortl B ]
Sierra Jadid iia Escosia. de iede— teórica.
el O da e e de a ds an A
Si 0, 38.88 38,15 38.75 38.98 | 38.91 39.52
lAL, 0, 30.45 29.50 * | 98:19" | '*31002*1"' 29:38 33.92
| |
¡Pe, 0, 6.17 4.60 6.55 4.15 4-46 AS
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fa 0 2331 Wl AA 22.03 23.89 | 25.18 24.59
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| “po |
Mg 0. O: 0.63 0.42 | ==, 0.44 A
l 0 1.30 | 3.76 | 3193) 1 2.03 | 2.06 1.97 |
| 100.29 99.90 | 100.14 | 100.21 | 100.60 100.00 |.
|
Í t E e Ú Ñ
La constancia de Fe,O,, que se verifica en todos estos en-
sayos, me hace creer, que siempre una parte del aluminio está
substituida por fierro y en realidad juntando en los análisis ante-
riores la cantidad total de Al,O, y de Fe,O,, resulta más o me-
nos la cantidad teórica de 33.92 %.
- (1) FARRINGTON. Zoisit from Lower California. Field Columb. Mus. Vol. TIT, Geol. Ser.
(2) HistzxE C./Handbuch d. Mineralogie, 11.
(3) CLark F: W. Analyses af raksand minerals. Amer. Geol. Surv. Bul, 419.
(4) Kovar Fr. Vier Mineralign aus West-Mahren. Chemische Blatier. Prag, 1901. .
CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGIA MEXICANA 25
Pero lo que da más importancia a la zoisita aquí mencionada,
no es tanto la composición química sino el origen genético del mi-
neral. La combinación ya mencionada de hesonita, calcita, zoisita
y muy poco cuarzo, manifiesta desde luego, que se trata de mate-
rial de metamorfismo de contacto. Además, se entiende, que los
componentes eran bastante pobres en fierro, habiéndose formado
por eso la zoisita y la hesonita muy claras, en lugar de epidota y
granates obscuros. Lo más probable es que este contacto se deba
a las intrusiones de granito o de diques graníticos, como la pegma-
tita, en las calizas del cretáceo medio, siendo el turoniano proba-
blemente la época de la intrusión granítica, como lo hemos com-
probado en otras partes de la península (1). , Además, la roca
intrusiva de carácter granítico es bastante pobre en fierro, corres-
pondiendo a lo que hemos dicho antes.
Hasta ahora está conocida la zoisita de contacto de muy po-
cos lugares, siendo además casi desconocidos los detalles de aque-
llos contactos. Zoisitas de esta naturaleza están mencionadas
por Hintze l. c. de Noruega, Escosia, Toscana y Estiria.
Con granates se ha encontrado la zoisita cerca de Breslau.
En diques pegmatíticos se halla la ,zoisita en Francia, según La-
croix (2). F. Lee (3) describe pegmatitas con zoisitas, que pene-
tran pizarras cristalinas de hornblendz. De una zoisita muy pa-
recida a la muestra de Yacumba hace mención Slavik (4), habiendo
sido encontrado aquel mineral en la zona de contacto del gra-
nito y gneiss con una caliza cristalina, junto con otros minerales
de contacto, cerca de Trebitsch en la región Poniente de Mora-
vía. La variedad roja de la zoisita mencionada más arriba, de Bo-:
ravina, pertenece al mismo criadero. : :
Antes de nuestra expedición a la Baja California, C. O. Fa-
rrington (5) ya había hecho mención de un hatlazgo de zoisita del
Distrito Juárez de la misma península, quiere decir naturalmente,
(1) BorskE E. y WirticH E. Informe relativo a la exploración, etc. de la Baja Califor-
nia. Parerg. Inst. Geol. IV, 2-10, México, 1913. c
(2) Lacrorx. Minéralogie de la France, 1, p. 131.
(3) LEE F. Amerie. Journ. Sc. XI. 1901. p. 171
(4) Resumen en GROTH. Zeitschr. f. Krystall. XXXVII, p. 197.
(5) FARRINGTON. 1, C. pax
Mem. Soc. Alzate, t.37.—4.
26 ERNESTO WITTICH
Sierra Juárez. Este autor, sin conocer la localidad, dice que los
cristales radiantes de“zoisita están metidos en una masa compac-
ta de prehnita blanca; pero es más verosímil, que se trate de una
masa de granates blancos y la muestra mencionada por Fa-
rrington pertenece entonces también a la zona de metamorfismo
de contacto.
Il. —Descubrimiento de la Turmalina fina (Rubellita)
en la Baja California
Entre los minerales colectados en la expedición geológica a
las salinas de Ojo de Liebre de la Baja California y al interior,
existe uno que merece un interés particular, es la Zurmalina
fina, es decir, la preciosa variedad de color de rosa conocida con
el nombre de Rubellita o Turmalina de litio. Ya desde hace
algunos años se había descubierto este raro mineral en la sierra
costeña de California, Estados Unidos, habiendo encontrado .un
señor Hamilton en el año 1872 las primeras muestras en la Sierra
de Sto. Tomás, Riverside County; más tarde lo han encontrado
por casualidad en San Diego County y desde el año de 1890 es-
tán explotando los criaderos de la rubellita en ese condado, situa-
dos terca de la población de Pala. (1).
Es muy significativo que el minero americano consideró la
rubellita como cinabrio según Kunz !. c. p. 56 (an old miner look
_the rubellite crystals for cinabar and located the property as a
quicksilver mine!).
La roca de los criaderos de la turmalina fina en California son
las pegmatitas de granito de grano muy grueso, encontrándose
esta gema con otras piedras finas más como mineral accesorio y
bien cristalizado de un color de rosa claro o menos frecuente de
color verde. Desde hace algunos años están explotando en gran
escala estos criaderos de piedras finas, principalmente en San Die-
go County y la turmalina fina es una de las más apreciadas, sien-
(1) Kunz GrorGE F., Gems Jeweler's Materials and Ornamental Stones of California.
California State Mining Bureau Bull, 37. San Francisco. 1905.
A e o,
CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGIA MEXICANA 2
do el precio del quilate de la turmalina labrada de $ 10 oro amer.
más o menos. Para dar datos exactos del valor industrial de estos
criaderos, añadiremos que, según F. Kunz l. c., la producción de
turmalina en el año de 1903 era de $ 20,000 oro amer.
Hace años anduvieron buscando esta hermosa gema en el Te-
rritorio de la Baja California, pero sin éxito; en fin,el año de 1912
tuve la suerte de encontrar esta piedra preciosa en cantidad con-
siderable en dos diferentes lugares. La primera localidad está a
unos 40 km. al Norte de Calamahí, pero del lado del Golfo cerca
del Portezuelo de Sta. Isabel, estando toda esta región ocupada
por las pizarras micáceas en una extensión considerable, con in-
trusiones de vetas graníticas. Precisamente en las zonas de las
intrusiones de granito están impregnadas las pizarras y en parte
los diques graníticos, de muchas turmalinas finas formando agru-
paciones radiales de cristales alargados pero generalmente sin caras
cristalográficas. La variedad de turmalina rosada o sea la de litio
es muy frecuente, pero muy rara la de color verde. De vez en
cuando se presentan los cristales grandes muy quebrados o casi
doblados, igual a las deformaciones de las pizarras originadas por
fenómenos tectónicos. :
Casi todos los cristales siempre tienen una costra de descom-
posición formada por mica de litio, estando muchos transformados
por completo en litionita.
Un análisis cuantitativo confirma la presencia del litio en la
turmalina, cómo se ve en el resultado siguiente:
O 37-54
ARO A E 2.60
ALO, De a e al O
MAI oo a a 0.64
NDA nr ARES 0.27
MO PEA AE EN 9.12
O a NS AE 0.12
ENDE IA e e 0.56
OE AS TIENDA, RAPTO CASE 1.58
NarOr> Edo 1d 05 MEE 0 DOE
EOL te AI AR AY 1.87
28 ERNESTO WITTICH
Cristales transparentes útiles para la joyería no he encontrado
todavía por falta de tiempo para buscarlos con más empeño, pues
todas nuestras muestras son solamente de la superficie.
Unos 20 km. más al Norte del mencionado lugar y muy cerca
del Portezuelo de San Juan o sea de San Borja, pero del lado
del Golfo descubrí otro lugar con rubellitas. Subiendo al punto
más alto del portezuelo se pasa por un cañón cuyas paredes
están formadas por pizarras metafóficas y muy alteradas, en las
cuales aparecen también las turmalinas finas rosadas. Estando
estas pizarras quebradas y dislocadas, las turmalinas incluidas,
también han sufrido un metamorfismo notable, estando muchas
transformadas en litionita. Pero en estas pizarras hay también di-
ques de granito con pocas rubellitas.
Este otro criadero de turmalina fina es más pequeño y la
turmalina menos frecuente que el otro arriba mencionado, pero
* son iguales respecto a su génesis.
Afortunadamente es posible la determinación más o menos
exacta, de la edad geológica de las turmalinas finas de la Baja
California y con mucha probabilidad también, la edad de las
rubellitas de la Alta California. E
La sucesión normal de las rocas en la zona recorrida de la pe-
nínsula es como hemos observado tantas veces, la siguiente: pi-
zarras, generalmente metamórficas, andesitas en forma de corrien-
tes con las respectivas tobas, después siguen las rocas intrusivas,
a saber: las dioritas y los granitos, y por último, las vetas de peg-:
matita y aplita. ;
Cosa igual ya se había descubierto en San Diego County, por
ejemplo, cerca de Forster, en los alrededores de San Diego. Mas,
la presencia de tantas pegmatitas en las pizarras con rubellita,
prueba que estas intrusiones han causado la formación de la tur-
malina de litio, así como hay también muchas veces turmalinas
negras. Por fortuna hemos encontrado en otros lugares (1) en es-
tas pizarras calizas fosiliferas intercaladas, que pertenecen al
Cenomaniano, siendo en: parte de la misma edad las andesitas.
(1) E. Borsk y E. WiTTICH. Informe relativo a la explóración dela región Norte de la
costa occidental de Ja Baja California. Parerg. Inst. Geol., IV, pág. 347.
a
CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGÍA MEXICANA 29
Los fenómenos tectónicos con intrusiones de las dioritas, de los
granitos y las vetas graníticas son del turoniano, así pues las tur-
malinas tienen que ser también de la misma época.
Para concluir este trabajo añadiremos algo acerca de otro ha-
llazgo de la turmalina fina en la península de la Baja California.
Según informes, se habían encontrado en los últimos años en
la sierra de Cucapás, parte septentrional de la península, crista-
les azules de zafiro, en una matriz de turmalina rosada, bien cris-
talizada. Además, la roca de donde sacaron estas turmalinas, sin
conocer esta gema, es una pegmatita de grano muy grueso, igual
a la de Pala, San Diego County (1), como lo prueban algunas
muestras que me enseñaron. No cabe duda que la formación
geológica de las rubellitas de Cucapás es idéntica a la de Cali-
fornia, con la única variación de la presencia del zafiro; pero
según G. F. Kunz, l. c. p. 45, ya se han encontrado en San
Diego County algunos corundos de color gris. Por no haber vis-
to personalmente el criadero del zafiro y de la turmalina fina no
puedo dar más datos, limitándome a hacer mención de ese ha-
llazgo. :
Habiendo descubierto también otra piedra preciosa en las peg-
matitas de la Baja California el berilo, sobre el cual voy a re-
ferirme adelante, incluyo la lista de las piedras preciosas de la
península (2), las especies siguientes: a Almandita, Ru-
e Zafiro y Berilo.
(1) ScHalLER T. W. The Tourmaline localities of southern California. Science. New
Ser. Vol..19, 1904, págs. 266-268.
WARNINÉ G. A. The pegmatite veins of Pala, Cal. The American Geologist. Minnea-
polis 1905, Vol. 35, págs. 356-369.
STERRETT DoucLAas B. Tourmalin from San Diego Couniy, California. Americ.
Journ. Se. 4th ser. Vol. 17, 1904, págs. 459-465.
SOVEREING. Gems and rare minerals of southern California Bull. Acad. Calif. Se.
Vol. 4, 1905, págs. 85-90.
(2) WrrricH E. Estudio sobre las piedras preciosas encontradas en el Territorio de
la Baja California. México, Boletín Minero. 1, No. 3, 19 de Febrero de 1916. * /
30 ERNESTO WITIICH
Ayoquesco, Daxaca.
Las siguientes líneas tienen por objeto dar a conocer el ha-
llazgo de un cristal de wernerita que, por su tamaño y. la regula-
ridad de su desarrollo cristalográfico merece cierta atención. Dicho
mineral, la wernerita o scapolita fue descubierto en la República
Mexicana por Alejandro de Humboldt (1), que mandó un ejemplar
procedente de Zimapán al Instituto Nacional de Francia con otros
objetos más el 21 de Junio de 1803, según su carta de esa fecha.
Descloizeaux (2) hace mención de una wernerita en las rocas Cris-
talinas de Zimatlán de Oaxaca. Muchos años después encontra-
ron los geólogos Felix y Lenk (3) en sus viajes por el Estado de
Oaxaca, pequeños cristales del mismo mineral en una roca de ca-
rácter de gneiss de piroxena en un lugar cercano a la Ranchería
de Coatecas bajas, a corta distancia de Ejutla, al Sur de la Ciu-
dad de Oaxaca. Más tarde sacó P. Waitz (4) de las pizarras me-
tamórficas del Distrito de Zimatlán, Oaxaca, también la scapolita
en forma de cristales pequeños de un color blanco y de un peso
específico de 3,3.
J. G. Aguilera (5) cita la wernerita de Zimatlán, en el Estado
de Hidalgo, pero es muy probable que esté confundida la locali-
dad con la del mismo nombre del Estado de Oaxaca. En todos
estos: casos se trata de ejemplares muy insignificantes como mues-
tras mineralógicas, aunque sean de bastante interés para la pe-
trografía de aquellas regiones.
Comparando estos hallazgos, el cristal de wernerita, objeto de
(1) HumBOLDT A. DE. Ensayo político sobre Nueva España, 111, pág. 328.
Gilberts Annalen d. Physik, 3, pag 48. 1804.
Hany E. T. Lettres améric. de A. de Humbolat. Paris. 1904 (carta XXXIX)
DeL Rio A. 5. Carta dirigida al señor abate Hay. Semanario político y literario
de Méjico, 1821. II, pág. 177.
(2) DEsci.OIZEAUX. Manuel de Minéralogie, 1, 1862. p. 236,
(3) FenIx u. LenK. Beitrage zur Geologie u. Pal. d. Republik Mexiko. 1899. Y,
(4) Warrz P. Notas relativas a un reconocimiento geológico del Atoyac. Parerg.
Inst Geol. V, núm. 1, 1911.
(5) AGUILERA J.G. Catálogos sistemáticos etc. Bol. Instit. Geolog. Mexico, N9 11, 1898.
CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGÍA MEXICANA 31
este estudio, que tiene 13 cm. de largo, parece un verdadero gi-
gante. La procedencia de este notable ejemplar es el pueblo de
Sta. María Ayoquesco, Distrito de Zimatlán, Oaxaca, de donde
lo trajo el Sr. Louvrier, obsequiándolo al Sr. D. Rafael Aguilar y
Santillán, Secretario perpetuo de
nuestra sociedad, quien lo obsequió
a la colección del Instituto Geológico
Nacional.
Como hemos dicho, este cristal
tiene en la dirección del eje vertical
o sea el eje c., 13 cm., siendo la an-
chura en un corte paralelo a la ba-
se de 5.5 cm. A un lado del cristal
orande está pegado otro mucho más
pequeño también de wernerita y
muy poco material de la roca ma-
triz. El peso total del ejemplar es
.de 686 er. y, siendo. la densidad
del mineral de 2.754, resulta un vo-
¡umen de aquel cristal, inclusive del
pequeño pegado casi de 250 cm.*
Cristal de Wernerita
mitad tamaño natural .
A pesar de las dimensiones tan
notables, nuestro cristal se presen-
ta perfectamente bien caracterizado por todos lados, mostrando
una formación prismática bien definida y dominante, con pirámi-
des como caras terminales. Están desarrollados en la zona pris-
mática los dos prismas primitivos en equilibrio, a saber: el prisma
(110) y el (100), mientras que entre las pirámides predomi-
na la forma (111), siendo la pirámide opuesta (ro1) mucho
más pequeña. Entre las caras verticales se presenta como zona
muy angosta el prisma (210) pero solamente con la mitad de las
caras posibles, manifestando así la hemiedría prismática, que ca-
racteriza todo el grupo de las werneritas (1). Todas estas formas
(1) Tscmermax G. Die Scapolitreihe. K. u. k. Akad Wiss. Wien, 1883, Sitzber. p.
1145 LXXXITI. y
32 ERNESTO WITTICH
están claramente definidas, siendo menos bien desarrolladas las
caras de una pirámide ditetragonal, o sea la forma (131) que está
marcada en nuestro cristal con un par de caras muy angostas so-
lamente, correspondiente también a la hemiedría prismática.
Según el prisma (110), se nota un crucero bien definido. Más aba-
jo damos una lista comparativa de las formas observadas en el
cristal de Ayoquesco con los índices más frecuentes y los auto-
res respectivos:
Goldschmidt. Dana Miller. Naumann.
RAS r 111 P
t e 1OI Pu
m m 110 oo P
a > a 100 oo Poo E
NO
f h 210
>
S s. (Kokscharow). 311 0
En el interior se presenta el cristal bastante fresco todavía
y de un color blanco. El análisis de este material dió el siguiente
resultado:
10 PAN ICA TALO E TA 46.88
e E E E a 24.99
eL RA A PTA 1.92
(E O AAA 1 POT GAS - peje 4.16
MEA al acacia. 08 ee 0-44
ON RA AO A IIA de 15.48
Y O US RO AA 2.09
E A IAE SA 1.61
EP LO IS O.1 1
E O A IA, 2.81
100.49
Cloro solamente: en huellas. :
. Clasificando las werneritas según la teoría de Tschermak en
una serie contínua cómo una sucesión de mezclas de molécu-
las de meionita y de marialita, corresponde nuestro ejemplar más
o menos a una composición de 3 partes de material de meio-.
nita con una de marialita. -
, CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGIA MEXICANA 33
Teóricamente tiene un mi-
neral de esta composición—| El cristal en cuestión, tiene:
3 Me.+1 Ma.—la siguiente:
SO ue at sd 46.10 SO A a 46.88
AACO ANA 30.48 A A AO A 26.91
Cal nta ot 19.10 GaQ =MgOo ot 15.92
NEO OA 3.54 NADA 3.70
El 1.00 ae IN CI huellas:
Indudablemente está substituyendo el Fe,O, de nuestra wer-
nerita en parte al.Al,O,, resultando así una composición muy
parecida a la teórica. !
Sobre la procedencia y la génesis ¿de este cristal gigante ca-
recemos todavía de noticias exactas.
IV. —Hematita prismática de Zacatecas
en colaboración con Melchor Villalva
La hematita en su forma prismática es tan rara en el mun-
do cristalográfico como frecuente en su forma romboédrica, pues
siempre las caras prismáticas vienen unidas a la base. A las po-
cas localidades de oligisto prismático más conocidas: Framont,
Alsacia; Reichenstein, Silesia; Sierra de Kakuk, Hungría; Sierra
de Canatlán, Durango, y Sierra de Santa Rosa, Guanajuato, es-
tas dos últimas de nuestra República, agregamos una nueva cuyo
nombre encabeza este estudio.
Estudiaremos por separado las hematitas de las diversas loca-
lidades de México para hacer algunas observaciones que nos pa-
recen de importancia.
La primera noticia sobre la hématita especular de México la
debemos a Gerhard vom Rath (1), Bonn, Prusia; quien hace men-
(1) RATH Gerhard vom. Niederrh. Ges. Bonn. Zitgungster, 1886, p. 34-36.
_ Mem. Soc. Alzate, t. 37.—5»
34 ERNESTO WITTICH
ción de estos cristales [donación de F. A. Genth] (1), Proc
de la Sierra de Canatlán, Estado de Durango.
Un año después publicó L. V. Pirsson un estudio especial so-
bre el mismo asunto (2) en el que nos da más detalles exactos.
Estas hematitas forman cristales de pequeño tamaño unidos e im-
—pregnados con casiterita de tal modo, que la substancia de la
hematita siempre se encuentra cristalizada, mientras que la casi-
terita forma globulitos concéntricos. Los cristales forman prismas
cortos aplastados con la base grande y bien desarrollada.
Las caras medidas de la hematita son: 0001 c; 11204; 10117;
OLI 12; 02215; 2243 1; 1012 d, y 2021 0.
Los oligistos de la segunda localidad, más alargados en la
zona prismática, fuerón encontrados en vetitas de estaño y fierro
en la mesa de los Hernández, Sierra de Santa Rosa, Guanajuato.
Dichas mesas se componen de corrientes de riolitas en las cua-
les arman las vetas de 'estaño y fierro, aunque en muchas oca-
siones son únicamente rellenamientos de hendeduras irregulares.
En las mencionadas vetillas se hallaron hace muchos años
cristales de hematita en forma prismática, bien desarrollados, que
alcanzaron en la zona vertical hasta un centímetro, habiendo
sido tratados por MackKee (3) en un estudio especial que hizo de
ellos y en los cuales encontró las caras cristalográficas 1010, 0001,
2241, 1122 y -1529.,
En la famosa colección de minerales de Guanajuato, del Sr.
Luis Laux, existen también algunos cristales prismáticos proce-
dentes de la Mesa de los Hernández. Los: cristales son bastante
grandes pero sencillos, manifestándose casi solamente prismas
y base (4).
Cerca de la localidad mencionada, en terrenos del rancho de
los Núñez, también en grietas de riolitas, encontraron hemati-
3
(1) GENTH F. A. Proc. Amer. Philosop. Soc. 1887. XXIV, 23.
(2) PIRSSON L. V. Mineralogical Notes. The Amer. Jour. of Soc. Vol. 42, 1891, p. 407. Árt.
XLIII ;
(3) MACKEE. Prismatic crystals of Hematite. The Amer. Jour. of. Sc. Vol. 17, New Haven
1904. Art. XXII, p. 241.—Véase también Revista Soc. Cient. Alzate, 21, 1904, P. 10.
(4) WiTTICH E. Las especies minerales de la Sierra de Guanajuato, “Bo!. Soc. Geol. México,
t. VI. 1909.
Y
0d
A
CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGIA MEXICANA
tas que según M. Ungemach (1), se presentan en dos tipos: uno
de un carácter prismático con la base y dos romboedros, y el otro
presenta formas más complicadas con prismas muy reducidos.
Según las medidas de M. Ungemach manifiestan los primeros
tipos las siguientes caras cristalográficas:
0001 E E20 TO FT OII2
ay du Pi b,
OR ade R a
Hablemos ahora de la hematita de la nueva localidad. De la
mina Tulita, Partido de Pinos, Zacatecas, trajo al Instituto Geo
lógico el Sr. Juan Goldmann, México, muestras de vetas de esta-
ño bastante ricas, en las cuales hallamos las mencionadas he:
matitas. Dichas vetas de casiterita arman claramente en lá
riolita y se componen de casiterita, hematita, hialita y topa-
cio; no cabiéndonos duda de que el criadero y origen de nuestrá
hematita es igual al de los anteriores, hacemos notar únicamente
que los nuevos cristales no llegan al tamaño de los otros me-
didos, pues apenas en la zona prismática tiene 3,5 mm. < 2 mm.
de diámetro en la base el cristal más grande. Los: cristales son
bien definidos; las caras principales, el prisma y la base están
bien desarrollados y además se observan romboedros como en los
cristales de Guanajuato. Las caras medidas son: 0001, 1OIO)
OLE Y JOL2.
Pero estas nuevas hematitas manifiestan un carácter especial:
estrías principalmente en las caras prismáticas, consistente en-lí-
neas paralelas al romboedro primitivo producidas por oscilaciones
de los romboedros y en zig-zag, lo que prueba claramente que
los cristales son en realidad gemelos compuestos de lamelás 'para=
lelas al Ella ,
Entre las diferentes ca se observa de vez en cuando ca-
ras vecinales formando ángulos muy pequeños de 19' a 24' por
término medio. En otra cara hasta 1%07”, es decir, que existe
cierta irregularidad en la composición polilamilar de los cristales.
En otro cristal que conseguimos separar, observamos otra ge-
(1) UNGEMACH M. H. Contribution 4 la Minéralogie du Mexique Bull. Soc. France. de Mi-
nér. XXXIII, París, 1910, p. 396; Rev. Soc. Alzate, 31, 1Y1O-IQIL. /
36 ERNESTO WITTICH
melación rara según la base 0001; los cristales gemelos presentan
según una arista común un ángulo diedro entrante formado por
los dos romboedros ¿4R lo que nos indica una rotación alrededor
del eje e de 120% Además las líneas finas y paralelas de que ha-
blamos y que forman zig-zag, en el cristal superior llevan cierta
dirección y en el inferior dirección opuesta; lo que nos dice que
hay una gemelación según la base.
El ángulo que las rayas paralelas en las caras prismáticas for-
ma con una arista por ejemplo, es de 45% estimativamente y esta
observación la hicimos teniendo la arista paralela al hilo de la re-
tícula vertical. ¿
Las hematitas, de que hemos hablado, vienen unidas a casi-
terita, hialita, topacio y durangita, estos dos últimos siempre
cristalizados, mientras que la casiterita y la hialita se presentan
en agrupamientos concéntricos de globulitos o arriñonados; pero
es probable, que la casiterita y la hialita se hayan formado en
el estado coloidal en tanto que todos obedecen a una ley para-
genética.
Y. —Berilo en diques pegmáticos de la Baja California
en colaboración con M. Villalva
En las grandes y bonitas muestras de pegmatitas traídas por
los Sres. T. Flores y P. González jr. del macizo central de la
Baja California, llamado la Sierra de San Pedro Mártir, que tu-
vieron a bien dejarnos para nuestros estudios mineralógicos, por
lo que les damos las más debidas gracias, tuvimos la suerte de
encontrar huellas de berilo incluídas en cuarzo.
Después de un trabajo minucioso en el gabinete, pudimos
preparar un cristal completo de berilo que será objeto de las si-
guientes líneas; no ocupándonos de preferencia de las pegma-
CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGIA MEXICANA 37
titas por existir un interesante trabajo que presentaron los seño-
res citados, a la Sociedad Geológica Mexicana. (1)
El hallazgo de berilo en las pegmatitas si es de pequeño inte-
rés en el sentido cuantitativo, no lo es en el sentido de ser el pri-
mero en rocas pegmatíticas encontrado en la Baja California.
El cristal más importante del mencionado mineral tiene 1.7 cm.
de longitud por 0.8 cm. de diámetro, sus caras bien desarrolladas
son prismas exagonales y su base inferior junto con sus caras
prismáticas están incluídas en el cuarzo; la base superior no se
encuentra, tal vez fue destruída. Las caras prismáticas con aris-
tas exactas manifiestan ángulos de 120% y el color del cristal ver-
de blanquizco en la superficie basal superior se acentúa en verde
amarillento hacia la base inferior, siendo sin embargo todo el cris-
tal transparente. Ninguna descomposición micacea u otra se ob-
serva, solamente algunas quebraduras irregulares.
Los otros berilos encontrados junto con el cristal principal
en el cuarzo, aunque menos bien definidos, presentan sin embar-
go caras cristalográficas apenas perceptibles y a causa de presen-
tarse fragmentados no nos fue posible prepararlos. Son de color
blanco ligeramente verdoso y no transparentes. Junto con estos
berilos perfectamente bien cristalizados se encuentran en las mis-
mas pegmatitas la turmalina negra en cristales bien desarrolla-
dos, solamente quebrados por procedimientos posteriores (2) y
eranates como hesonita y almandita.
Diremos que nuestras ideas sobre la sucesión de cristaliza-
ción en los mencionados diques pegmatíticos son las siguientes:
berilo y turmalina en primer término, pues siempre forman: cris-
tales bien definidos, puros, sin inclusiones, prescindiendo de lás
quebraduras y rellenamientos posteriores; siguen las variedades
de granate: hesonita y almandita y los feldespatos y micas, y por
último el cuarzo que rellena los huecos dejados por los mine-
rales ya cristalizados sometidos a deformaciones mecánicas de fle-
xión, torción y deslizamiento del magma semifluido.
(1) FLORES T. y GONZALEZ P. JR. Las erupciones y diques pegmatíticos de la Sierra de
San Pedro Mártir, B. C. Acta de la Asamblea General. Soc. Geol. Mex. 19 de Enero de 1912.
(2) En el trabajo ya mencionado de los Sres. Flores y González encontramos tratadas las
turmalinas negras de gran tamaño (1. c. pág. III). En la muestra de pegmatita en donde descu-
brimos los berilos se ve una turmalina de 26 cm. de largo por 5 cm. de diámetro.
Mem. Soc. Alzate, t. 37.—s*.
38 ERNESTO WITTICH
En algunas muestras de pegmatitas se ven turmalinas desli-
zadas en muchos pedacitos, segmentados otra vez por el cuar-
zo O también por el feldespato de la roca. F. Gounard (1) en las
pegmatitas de Isla Barbe, cerca de Lyon, cita también grana-
tes rellenados de cuarzos y feldespatos.
W. Brógger observa fenómenos casi iguales en las pegmatitas
sieníticas de Cristianía, Noruega: los cristales de acmita fle-
xionados y quebrados son segmentados después por el cuarzo del
magma, resultando casi una brecha y nos dice esto que el mag-
ma estaba en movimiento mientras que las acmitas se encontra-
ban en estado cristalino (2).
Nuestras ideas sobre la sucesión de cristalización las com-
prueban. los experimentos minero-químicos del Sr, C. Doelter. El
punto de fusión del berilo es de 14300; el de la turmalina es
de 10122 a 11020; el de los granates (hesonita y almandita) va-
ría entre 10122 y 1175% y el de una variedad de granito a los
12150 (3).
A esta sucesión de cristalización siguen posteriormente proce-
dimientos tectónicos que originaron más fracturamientos, forma-
ción de minerales nuevos, etc.
Pero una diferencia en la sucesión de cristalización lo mani-
fiestan las vetas pegmatíticas angostas frecuentes en las zonas
periféricas de las intrusiones o lacolitas graníticas de las vetas an-
chas. La agrupación de los minerales es igual a la de las ve-
tas anchas, pero todos cristalizaron en la misma fase o en un in-
tervalo corto.
Los berilos conocidos de la Alta California siempre se presen-
tan en vetas pegmatíticas, juntamente con turmalinas y grana-
tes, principalmente en los alrededores de Pala, San Diego County,
el famoso lugar de las piedras preciosas (4).
Además se conocen otras localidades de berilo en diques
pegmatíticos al que se une la turmalina y el granate-almandita o
hesonita; pero siempre cualquiera que sea la localidad que se
(1) GOUNARD F. Bull, Soc. Franc. de Min., 1889, 12, 13.
(2) BROEGGER W. Die Mineralien der Syenitpegmatitgaenge etc.
(3) DOELTER C. Handbuch d. Mineralchemie. t. s, p. 662, 668, Dresden, 1912.
(4) Kunz G. F. Gems, Jewelers Materials and ornamental Stones of California. Cali-
fornia State Mining “Bureau. San Francisco, 1905, No. 37, Pag. 48-49.
: CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGIA MEXICANA 39
considere, llama la atención que estos diques pegmatíticos con
los tres minerales mencionados tienen un carácter químico muy
ácido.
El Profesor W. C. Brógger, de Cristianía, hace a este respec-
to,.la observación siguiente: (1).
“Es de extrañar que los abundantes minerales frecuentes en las
vetas pegmatíticas (es decir, ácidas), como por ejemplo la turma-
lina, el berilo, etc., no se hayan encontrado en las vetas sieníti-
cas de nephelita (o sean básicas).”
También el granate de manganeso, la hesonita y la almandita
- son minerales típicos de las vetas ácidas de pegmatitas.
Se han podido hacer artificialmente. cristales de berilo de los
componentes BeO, Al,O,, SiO, recientemente precipitados y de
ácido bórico. anhidro a una temperatura de 17000. (2)
En las pegmatitas se encuentran siempre unidos el berilo, la
turmalina y el silicato de boro; por lo que podemos concluir que los
procedimientos en la naturaleza son parecidos a los seguidos arti-
ficialmente.
Y para terminar diremos que hasta hoy son muy pocas las lo-
calidades de berilo en la República (3); añadiendo ala encontrada
por uno de nosotros (4) en la veta madre de Guanajuato, la nueva
que forma el objeto de este estudio y que despierta en nosotros
la esperanza de que si en el futuro se verifican nuevas excursio-
nes de carácter menos general se podrá agregar a éste otros des-
cubrimientos de mayor trascendencia.
(1) ESA C. Die Mineralien der a ES der siidnorwegischen
Augit u. Nephelinsyenite. Leipzig, 1890, pag. 206.
(2) TRAUBE H. Ueber die kuenstliche Herstellung des Berylls. Newes Jobs: f. Min. 1894,
t. l, pag. 275.
(3) AGUILERA J. G. Catálogos sistemáticos y geográficos de las especies MS de
la República Mexicana. Bol. 11, Inst. Geol. Nac. Méx. 1898.
LANDERO C. Synopsis de mineralogía. 1888.
(4) WiTTICH E. Notas mineralógicas III. Silicatos raros de la veta Madre de Guanajuato.
Memorias Soc. Ant. Alzate. t. 28, P. 255, 1910.
40 ERNESTO WITTICH
VI. —Apuntes acerca de la celestita, encontrada en la barranca de Amajac,
cerca de Atotonilco el Grande, Hgo.,
en colaboración con el Ingeniero Gonzalo Vivar
La Sierra de El Chico, Pachuca, muy conocida por su riqueza
minera, colinda al noroeste con la altiplanicie de Atotonilco el Gran-
de, estando separada dicha Sierra de esta última por una barranca
bastante profunda, llamada de Amajac, donde corre el arroyo
del mismo nombre, y que toma su origen en el portezuelo de Real |
del Monte. Como lo hemos demostrado en otro trabajo esta ba-
rranca representa un hundimiento tectónico en escala pequeña.
Fueron hundidas en esta zona fallada las andesitas cón sus tobas
respectivas e igualmente las capas del Cretáceo medio, hasta
las corrientes de basalto, relativamente muy moderno; pertenecen
las andesitas según nuestras observaciones a la época del Ceno-
maniano cuando menos. En una parte de este Cenomaniano, a
saber, en margas endurecidas, de unos cientos de metros de exten-
sión, manifestando esto las señales del antiguo plegamiento toda-
vía y quedando hoy en una posición muy inclinada, hemos
encontrado en las hendeduras de las capas de las margas, muchos
cristales bien definidos de celestita, de un color azul celeste, un
poco pálido, que de vez en cuando son tan frecuentes, que fÓr-
man vetillas hasta un centímetro y más de ancho. Llegan estos
cristales a tener hasta más de un centímetro de largo y manifies-
tan un tipo prismático, denominado el doma braquidiagonal (según
la proposición de Dana, Groth y otros autores). Además del doma
mencionado entran en la combinación braquipirámides y prismas
como caras terminales. El cristal más grande tiene en la dirección
braquidiagonal hasta 15 mm. siendo de 4 mm., de corte transver-
sal. La celestita fibrosa es bastante rara en este lugar.
Por el análisis químico resultó el material un sulfato de es-
troncio (SrSO ,) con pocas impurezas de sulfato de calcio y de
bario.
Lo que da interés particular a este hallazgo de celestita en su
CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGIA MEXICANA 41
formación en las margas endurecidas por sílice en el Cenomania-
no, que está caracterizado por pocos fósiles, teniendo además res-
tos de caráceas, como cápsulas de esporangios, conchitas de
ostracodas.
La celestita es un mineral bastante raro en México y entre
las contadas localidades el encuentro en las margas calichozas de
Tula, Hgo., tiene la mayor semejanza con el criadero en cues-
tión. Siendo estos dos puntos, el de Tula y el de Amajac, relati-
vamente bastante cercanos, hay que suponer que sean del mismo
origen. Además, en muchísimos casos se encuentran las celes-
titas formadas en las margas o margas calichozas, como las ce-
lestitas en la formación del Jurásico, del Muschelkalk y otras más
de Europa central. Por esta circunstancia se puede presumir
que estas margas han influenciado o causado la precipitación y
respectivamente la concentración de las soluciones del SrSO,.
En cuanto a la procedencia del estroncio y del ácido sul-
fúrico todavía no hav observaciones o experiencias exactas; cier-
to es que se trata en los casos mencionados de precipitaciones
de aguas minerales, cargadas de soluciones de aquellos minera-
les. Acerca del origen de estas soluciones puede dar una idea el
hallazgo muy interesante de celestita en las geodas en tobas
riolíticas encontradás en las llamadas «Ollas de Chilapa,» Estado
de Guerrero. En las hoquedades de aquellas geodas se han for-
mado cristales no frecuentes, en forma de tablas ortorómbicas,
como las conocidas de la baritina, de una celestita azul, manifes-
tando que las erupciones de las riolitas o las consecuencias geo-
químicas de ellas tengan cierta relación genética con la emana-
ción de las aguas minerales. La proximidad de rocas riolíticas
cerca de Tula y en la región de Atotonilco el Grande nos hace
creer que la presencia del sulfato de estroncio está originada
por los mismos fenómenos. Es seguro que en las inmediaciones
de dicho criadero de SrSO, de la barranca de Amajac no ha-
ya riolitas, pero en las minas de la vecina Sierra de El Chi-
co, se presentan varios diques de una roca muy vidriosa llamada
allí «Pixtle,> que en realidad es una roca riolítica también, y así
parece más confirmada nuestra teoría.
¿ )
Mem. Soc. Alzate, t. 37—6.
42 ERNESTO WITTICH
El criadero más potente encontrado en México es el de Ma-
tehuala, S. L. P., que, según la opinión de J. G. Aguilera, está
en relaciones genéticas con una diorita intrusiva; otro hallazgo de
celestita mencionado en la Sierra de Guanajuato es dudoso, que-
dando entonces seguras solamente las tres localidades arriba
mencionadas.
México, julio de 1916.
"SOCIÉTE od ALZATE. PS YMEMDIRES, Too 43
NOTA ACERCA DE ALGUNAS
INNOVACIONES EN LA TECNICA HISTOLOGICA
POR EL
Prof. ISAAC OCHOTERENA, M. S, A.
(Sesión del 5 de Marzo de 1917)
Desde que el insigne Don Santiago Ramón y Cajal, tras pro-
lijas meditaciones, partiendo del método ideado por el Dr. LE.
Simarro (1), logró perfeccionar la impregnación de las neurofibri-
llas neuronales, publicando primero en los Archivos latinos «Je
Medicina y Cirugía su procedimiento (2), no ha cesado de modift-
carlo, “apareciendo en la Sociedad de Biología un año después,
tres variantes para adaptarlo a diferentes usos; en 1910 aparé-
ció en los Trabajos del Laboratorio de Investigación Biológica de
la Universidad de Madrid un trabajo sintético: «Las fórmulas
del proceder del nitrato de plata y sus efectos sobre los factores
integrantes de las. neuronas.» Las modificaciones hechas se re-
fieren ya al título de la solución argéntica o bien al fijado para el
que emplea su autor los siguientes procedimientos:
a).-—Inmersión directa del tejido nervioso en el alcohol abso-
luto solo o E de sulfito de sodio o de amoniaco.
b. 'mol. A ne
Los interesantes: iesétodos de fijación empleados por Ruben-
thaler (3) nos sugirieron la idea de -aplicar:los lineamientos gene-
rales operatorios de este sabio al'asunto en cuestión con el fin; no
sólo de evitar posibles - artefactos, sino. de: comprobar lo dicho
acerca de las modificaciones. del retículo en ciertos estados fun:
cionales, ya que suprimiendo la brusca:deshidratación del proto-
(1) SIMARRO L. Nuevo método histológico de impregnación por las “sales fotográficas de
plata. Rev. trim. Micr. 1900.
(2) CAJAL. Un sencillo método de coloración del retículo Proloplisuuto y sus efectos en
diversos centros nerviosos. Trab. del Lab. de Invest. brol. 1903.
C. R. Soc. Biol. VI. p. 368-371, 1904.
(3) RUBENTHALER. Méthode générale de fixation ayant pour but de oO les arte-
facts. Zeitschr. f. wiss. Mikr. XXIV, p, 133-138, 1907.
H ISAAC OCHOTERENA
plasma vivo y la rápida coagulación de sus albuminoides, es in-
cuestionable que se respeta mejor la integridad celular.
Procedemos de la siguiente manera:
1. —Cloroformización lenta del animal.
2.—Levantar rápidamente el casquete craneano y seccionar
la masa encefálica con un escalpelo bien afilado, de manera de
obtener bloques de 2 mm. de espesor. Estas operaciones deben
practicarse en el menor tiempo posible,
3.—Inmersión de las piezas en 100 cc. de suero artificial a 380
y adicionado de 0.5% de acetato de morfina.
4.—Por medio de una bureta dejamos caer gota a gota, pro-
curando la uniformidad de la mezcla, 25 cc. de formol al 40%.
s.—Al final añadimos algunas gotas de amoniaco. Déjese
obrar el fijador así preparado, 24 horas.
6.—Lavado en agua corriente 12 horas y una en agua des-
tilada.
7.—Impregnación con el nitrato de plata al 3%. Lavado en
agua destilada durante 5 días, estufa a 380,
8.—Reducción en:
Hidroquinona I gr.
EormoO putrcióse rayas 1 Ó cc.
_ *
Agua destilada _______._ 100 CC.
Sulfito de sodio seco______ 0.15 gr. (24 horas).
9.—Lavado rápido (un minuto) en agua destilada, deshidrata-
ción e inclusión en parafina. Cortes de 20 micras.
| 10.—Para aclarar empleamos con excelentes resultados la esen-
cia de. una planta mexicana, el «Axocopaque» (Gaultheria, varias
especies, Ericáceas). Esta esencia nos ha dado también muy bue-
nos resultados para tratar los cortes del cerebro impregnados por
tas sales de mercurio, según el método de Golgi, con las modifi-
caciones de Cox y Calleja.
11.—Montado en bálsamo.
105 370 lino Ne
MEM. SOC. ALZATE.
Micrototografía del «Cuerno de Ammon» del conejo, tomada de una
preparación hecha siguiendo la técnica a que se refiere esta nota; sólo da
una idea imperfecta de la claridad y belleza de estas impregnaciones en
donde la riqueza de tonos permite un delicado análisis.
De arriba a abajo, se ven:
11 Stratum oriens, subzona inferior.
2. Stratum oriens, subzona plexiforme.
3.—Pirámides.
4.—Stratum radiatum.
(Objetivo apocromático 8 y Ocular compensador 4).
TAS TO
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.”—MÉMOIRES, T.37 45
INDICACIONES PETROLIFERAS EN LA COSTA
DEL PACIFICO
POR
ENRIQUE JUAN PALACIOS, M.'S. A.
(Sesión del 5 de Marzo de 1917)
Las indicaciones objeto de esta nota, aparecen en terrenos con
vista a la costa occidental de la República, al Sur del paralelo 16.
Nuestras investigaciones datan de enero a mayo de 1916.
Ni el «Catálogo Sistemático,» del Sr. Aguilera, ni el Boletín
del Instituto Geológico, ni ninguna de las publicaciones de los
geólogos mexicanos traen referencias de la localidad, como zona
petrolífera, no obstante la importancia de los depósitos de aceite
que al parecer allí se almacenan. Su existencia se había .escapa-
do a la gente comarcana, v apenas una que otra persona culta
con quien tratamos en el curso de nuestros estudios, nos dió no-
ticias sumamente aisladas, que no habían sido interpretadas.
Creemos haber descubierto la localidad, señalando el origen de
donde proceden todas las manifestaciones diseminadas, conocido
el cual, la teoría de la formación del depósito aparece muy cla-
ramente. Como habrá de verse más tarde, es un depósito exten-
so y no un número más o menos grande de lentes con petró-
leo, lo que esconde el subsuelo de este rumbo. La comarca es
conocida con el nombre local de Duic Laoi.
Aun cuando gran número de los yacimientos mexicanos, cé-
lebres hoy día, miran a la costa del Golfo, no nos sorprendió
Mem. Soc. Alzate, t. 37—S6*,
46 ENRIQUE JUAN PALACIOS
encontrar manifestaciones sobre el litoral del Pacífico. Conocidos
son los centenares de pozos de la Alta California, abiertos mu-
chos de ellos en el lecho del mar, a “distancia relativamente con-
siderable de la orilla; la costa del Perú abunda en rezumaderos de
aceite y escapes de gases hidrocarburados; y en plena mar, cerca
del Callao, son frecuentes las efervescencias de petróleo. No
hace muchos días, una manifestación encontrada en aquel litoral
ha parecido tan importante, que dió origen a la constitución de
una empresa.
Señalaremos, primero, los indicios materiales, para referirnos
en seguida a las condiciones geológicas que, por su carácter, ro-
bustecen aquellos indicios; aun sin indicaciones exteriores, dichas
ciscunstancias harían presumible la existencia del depósito. Pero
los indicios mismos son bastante aparentes.
Fórmase el terreno, en vastos tramos, de limo areno-arcilloso
y margas, notándose rezumaderos de lodo en abundancia, con
materias de aspecto viscoso a la superficie; esta indicación au-
menta en tiempo de aguas. Interesa, en mayor grado, la exuda-
ción de substancias grasas entre las arenas de la playa, a distancia
de todo vestigio de organización vegetal, con la circunstancia de
que, en los sitios que hasta ahora hemos observado, la exudación
bituminosa es más abundante y característica entre las arenas in-
mediatas al agua, que en los volcancillos lodosos de tierra adentro.
Es un fluido ligero, negruzco, que tiñe por sí solo la arena y pinta
pronto la mano, con sólo tomar un puñado y revolverlo entre los
dedos. La substancia se extiende fácilmente por la piel, manchán-
dola de negro, como un aceite ya: preparado; es una grasa untuo-
sa y muy suave, es decir, se trata de un aceite ligero.
En los arroyuelos de la comarca suelen verse manchas de un:
líquido graso-irisante, de espesor apenas perceptible; este indicio
no aparece al primer golpe de vista, pero llega a comprobarse ob-
servando con atención. En cambio, fue notorio, y llegó al conoci-
miento de varias personas, lo ocurrido con un pozo abierto en sitio
cercano. Practicóse esta perforación por orden del propietario de
un terreno, que buscaba agua potable; mas apenas se había
ahondado alrededor de veinte metros, los trabajos se abandonaron
INDICACIONES PETROLIFERAS EN LA COSTA DEL PACIFICO 47
en virtud de que el líquido apareció con aspecto muy turbio, subs-
tancias densas y acentuado olor a aceite.
Agregaremos que existen en la zona varias chapopoteras; el
indicio es positivo, si bien no nos pareció particularmente abun-
dante. Podrían formarse al respecto diversas conjeturas: acaso la
naturaleza del líquido del subsuelo no sea a base de asfalto.
Por importantes que estimemos los anteriores indicios, hay
que-tomar en cuenta las condiciones geológicas de la localidad.
El conjunto de circunstancias concurrentes es de naturaleza que
parece indicar una zona geológica típica, admitiendo el origen or-
gánico animal del petróleo; quiere decir, una zona en la que se
reunieron las condiciones más favorables a la formación de este
producto, como acontece en las costas tropicales de la isla de la
Trinidad, en Venezuela, las bocas del Orinoco, los mares interio-
res del Asia Menor, el mar Rojo y el lago Asfaltite.
Es obvio que no en cualquiera región de un litoral donde se
produzca un activo trabajo de renovación y sucesiva sedimenta-
ción de vida orgánica (principalmente animal) existen depósitos
petrolíferos, porque tales condiciones significan un proceso actual
de formación y no yacimientos ya formados. Y precisamente la
-localidad-a que nos referimos, muestra las señales de haberse en-
contrado sometida, en tiempos geológicos antiguos, a un proceso
de esta clase, en condiciones activisimas; es decir, aquello fue un
golfo de no grandes profundidades y de aguas cálidas, al que
afluían corrientes ricas en vida orgánica. Dicho seno hallábase
expuesto a golpes de mar y oleajes a veces bruscos, capaces de
“producir eran mortandad en los millones de seres marinos y la-
custres, ayudando luego a su sedimento, bajo capas de fango y
arena, encerradas con el tiempo entre capas arcillosas plásticas,
que a la larga formaron anticlinalessen cuyos huecos el aceite
producido por efecto del calor y la presión, se fue acumulando
lentamente en cantidades prodigiosas.
Basta reconocer el terreno en un tramo de este litoral para
convencerse de la existencia de la antiquísima bahía; con alguna
sorpresa al principio, el viajero encuentra gruesas capas de con-
chas, hasta de cuatro metros de espesor, a relativa distancia de la
48 : ENRIQUE JUAN PALACIOS
costa actual; la sorpresa desaparece al reflexionar que aquello fue
un golfo de las edades terciarias y pliocénicas (posiblemente
también del período cuaternario).
El examen del rumbo demuestra, con numerosas señales, Có-
mo estuvo sometido a un régimen en parte marino, en parte la-
custre, teniendo el agua corto fondo y prevaleciendo por larguísi-
mos períodos especiales condiciones climatéricas que activan la
sedimentación por efecto del calor, la abundancia de lluvias y
la existencia de corrientes que desembocan a este colosal vivero,
arrastrando a veces grandes masas de lodo arcilloso, producto de
las montañas vecinas. Dichas masas envolvían todo lo existente
en el seno del agua, sepultándolo bajo bancos más o menos espe-
sos, sobre los que continuaba desarrollándose la existencia orgá-
nica, hasta que una nueva inundación de limo y aguas con cloruro
de magnesio producía nueva mortandad, que a su vez comenzaba
a sedimentarse poco a poco bajo el fango y las arenas. El calor
y la presencia de sales disueltas en las aguas activan la descom-
posición de aquellos millones y'millones de seres. Cuando masas
sobre masas se acumularon en una vasta superficie y con espeso-
res enormes, la descomposición avanzada de los animales, pasan-
do por cera orgánica, debió dar lugar, al cabo de tiempo indefinido
y mediante cierta temperatura, a la formación de los hidrocar-
buros, que sin duda se hallan acumulados a diversas profun-
didades. % :
Otra circunstancia favorable a este proceso sería la existen-
cia, en la cercanía, de montañas con cuarzo que suministraran los
elementos de los arrastres arenosos y areno_arcillosos llevados por
los arroyos a la bahía, para invadirla más o menos bruscamente
y envolver grandes cantidades de seres de las aguas, muertos ora
por la misma invasión del limo y las arenas; ora por envenena-
miento de peces, moluscos y crustáceos arrastrados por los ríos a
un medio salado en el que sucumbíian; ora por epidemias de ani-
males anfibios de la ribera; o bien por el régimen alternativo de
grandes borrascas, calmas y huracanes que prevaleció en la cli-
matología de la comarca. Pues bien, montañas de esa clase son
precisamente las que se levantan a no larga distancia, o mejor di-
INDICACIONES PETROLIFERAS EN LA COSTA DEL PACIFICO 49
cho, bordeando los límites de lo que era antiquísima laguna y, más
propiamente, un grande estuario, y luego, tuna albufera comu-
nicada con el océano.
Añadiremos que el rumbo presenta muchas trazas de terrenos
salíferos, y nadie ignora que la descomposición de los seres or-
gánicos se facilita por la presencia de sales disueltas. La asocia-
ción de los terrenos salinos y los yacimientos de aceite, es cons-
tante en la mayor parte del globo; el betún manifiesta relaciones
frecuentes con ellos: en Rumanía, el petróleo aparece en margas
saladas del período terciario; y es sabido que del lecho del Mar
Muerto escapan en abundancia asfaltos y betunes. Los vestigios
de salinas de la localidad son, por lo tanto, otra prueba de que la
comarca ha estado en las condiciones que facilitan la descompo-
sición orgánica, cuya última fase, los gases hidrocarburados, al
condensarse por enfriamiento, se convierten en el precioso líquido
que embebe por lo general los asperones porosos, rodeados de ca-
pas arcillosas y pizarreñas, entre las cuales se aislan totalmente
en el subsuelo,
Hemos dicho que algunas de las montañas de los alrededores
tienen cuarzo, cuyos granos son materjal excelente para constituir
lentejas petrolíferas de gran capacidad; se ha observado repetidas
veces que cuando el sondeo se acerca a la capa del aceite la tie-
rra extraída va haciéndose más y más granulosa, tomando enton-
ces el olor y el reflejo característicos, que denuncian la proximi-
dad del depósito.
No hemos examinado detenidamente todos los levantamien-
tos montañosos de las cercanías, por lo que no podríamos afirmar
si los hay de naturaleza volcánica. Tales manifestaciones suelen
servir para localizar los. criaderos, porque, aun cuando el vulca-
nismo no tiene relación probable con el origen del petróleo, según
piensan varios especialistas, en cambio contribuye directamente
a su distribución y a su acumulación. Sabido es que el aceite de
Tampico y la Huasteca presenta sedimento con partículas basál-
ticas y de otros materiales procedentes de los conos de explosión
(volcancillos) diseminados por el rumbo, y al pie de los cuales se |
han localizado algunos de los mejores depósitos (Cerro Azul, etc.)
Mem. Soc. Alzate, t. 37—7.
50 ENRIQUE JUAN PALACIOS
Aunque todavía no hemos analizado una por una las eminencias
de la comarca, y en general la cadena costera del Pacífico es pri-
mitiva, advertimos caracteres que nos inducen a pensar que la
acción volcánica no ha- faltado allí: entre ellos, los hay tan preci-
sos como las fuentes termales, algunas de las cuales en persona *
pudimos localizar. Cuando la zona se examine con detenimiento,
las manifestaciones del vulcanismo servirán en la elección de sis
tios propicios para el sondeo, e indicarán, por los trastornos de las
capas subterráneas, los lugares más favorables al escurrimiento
del líquido. E
La formación general de la comarca es cretácea y terciaria,
bajo esquistos entre los cuales aparecen arcillas, asperones y cal-
cáreas. Todo está cubierto por muy gruesos bancos de aluvión
moderno; pero, a juzgar por ciertas circunstancias, suponemos que
las capas cretáceas, las más ricas en lentejas petrolíferas, porque
las bahías de ese período fueron mayores que las de los tiempos
subsiguientes, se encuentran en diversas partes a profundidades
no excesivas. Esta formación secundaria se apoya en una cade-
na primitiva (arcaica) que le sirve de zócalo, y que, justamente
por edad y naturaleza, aseguró a los sedimentos y estratificacio-
nes del Cretáceo y del Terciario una estabilidad y relativa nor-
malidad de condiciones, favorable a la formación de un terreno
petrolífero típico, que podrá llamarse clásico, por el conjunto casi
ideal de las condiciones que la naturaleza reúne para la produc-
ción de tan preciosa riqueza.
El propósito de esta Vota ha sido elaborar district sabre
la existencia del depósito, partiendo de los indicios reales y de las
condiciones geológicas del lugar. Estas se manifiestan aquí de un
modo notable; pero existen en otras partes del litoral, lo que pres-
ta a nuestros razonamientos el carácter de generalización que nos
anima a someterlos a nuestros ilustrados consocios; mientras po-
demos darles cuenta de los trabajos concretos y EE qe siga
yen o invaliden estas a
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “*ANTONIO ALZATE.”—MÉMOIRES, T.37 51
- TAMOANGHAN
Estudio bibliográfico acerca de un libro del lllmo. Sr, Dr. don Francisco
Plancarte y Navarrete
POR EL
Prof. MIGUEL SALINAS, M. S.A.
(Sesión del 2 de Abril de 1917) as
Todos los pueblos del mundo tienen puntos nebulosos en su
historia, que no han podido ser dilucidados o esclarecidos, a pesar
de la diligencia y habilidad de los historiadores. Y si esto sucede
con frecuencia, tratándose de acontecimientos efectuados en
tiempos históricos, no es maravilla que suceda cuando se trata de
hechos correspondientes a épocas prehistóricas. Es
En la historia de. México, la existencia y «ubicación de. Za-
moanchán han sido para los historiadores un verdadero rompeca-
bezas. Unos dicen que fue el Paraíso donde moraban los dioses;
de Preuss lo considera domo un antro que se halla en el interior
«de la tierra; Lehmann cree que es el globo terráqueo en su tota-
lidad; otros opinan que estaba en el valle de México o cerca de ék
algunos, que tal lugar era la faja. de tierra que queda entre la Me-
sa central y las costas del Golfo mexicano; alguien le ha colocado
cerca de Guatemala; y na ha faltado quien afirme que no es una
comarca geográfica, sino un mito euyo sitio es la, Vía Láctea: :s'4-
: Artan encontradas opiniones que constituyen. un caos, ha ve»
“nido a agregarse: otra, la: del*Dr. don Francisco:Plancarte: y.Na-
varrete, expuesta en un libro publicado en 912, Esa:.opinión
32 MIGUEL SALINAS
puede resumirse así: El Tamoanchán no es un mito, es una co-
marca geográfica que ocupó una extensa zona, cuya parte princi-
pal o central fue el territorio del actual Estado de Morelos,
Lo insólito e interesante del asunto, el conocimiento y alto
concepto que tengo del autor del libro, y el gran acopio que este
contiene de observación personal, de doctrina histórica y de datos
preciosos, desconocidos de la gran mayoría de los mexicanos, me
han impulsado a escribir estas líneas, sólo para llamar la atención
hacia dicha obra, para excitar al mayor número a que la lea, e
invitar a nuestros literatos consagrados a estudios históricos, a
que no dejen dormir y perderse en el olvido una producción ori-
ginal, elaborada a costa de largos años de rudos trabajos; que
tiende a resolver un obscuro problema, y que dará base firme para
reconstruir y trazar el cuadro completo de la historia de los tiem-
pos primitivos de México.
Al aparecer el libro en 1912, no se publicó, que yo sepa, en
esta Capital, más nota bibliográfica que un pequeño artículo en el
tomo 1V de los .4nales del Museo Nacional. Los que hayan leí-
do tal artículo, no podrán formarse ni la más ligera idea del tra-
bajo en cuestión. Es, pues, de desear que nuestros hombres com-
petentes en asuntos históricos tomen en consideración la tesis del
Sr. Plancarte; que aporten nuevas razones que la consoliden, si
es aceptable; y si no lo es, que la combatan, o al menos que mar-
quen sus puntos vulnerables.
o
Para asentar una hipótesis acerca de Tamoanchán, es preciso
estar muy versado en Historia patria, en Geografía de ciertas re-
bjones y en Arqueología; y esta circunstancia concurre en el Hllmo.
Sr. Plancarte, cuya idoneidad está fuera de discusión. Además
de tener una amplia cultura general, adquirida en Europa, en un
colegio de fama mundial, donde siguió los estudios durante ca-
torce años, desde los primeros cursos hasta el doctorado, tuvo
desde joven decidida afición a la Arqueología, ha practicado in-
ntumerables excavaciones y efectuado exploraciones importantes
en diversas regiones mexicanas.
a)
TAMOANCHAN 3
Como explorador ha sido incansable: ha viajado ¿bastante y
ha visitado ruinas y museos arqueológicos; ha subido a. la; cumbre '
de altas montañas; ha descendido a, las profundidades, de, los
cenotes yucatecos; ha escudriñado, los rincones, de «obscuras ca;
vernas; ha cruzado ríos y ha medido con sus pies, la, extensión de
muchas llanuras. Todo lo ha visto, no con la: mirada indiferen,
te del viajero vulgar, sino con la concentrada atención del hom:
bre de ciencia. Así ha podido, con datos vistos y palpados por
él, escribir su Geografía de Morelos y su libro sobre ¡Tamoan:
chan; así reunió su primera colección arqueológica que hoy con-
serva nuestro Museo; así reunió la segunda, rica, abundantísi-
ma, interesante, que muy bien instalada, clasificada y arreglada
donó generosamente a su Obispado de Cuernavaca, al sepa-
rarse de él, y que hoy, por efecto de las rachas del tremendo
huracán que en los últimos años ha soplado sobre México, ha
sido dispersada, destruída, quizá aniquilada y perdida para la
ciencia nacional. 2
Un hombre que posee tales aptitudes, bien puede opinar y
escribir acerca de Tamoanchan. Veamos la tesis que, con res-
pecto a dicho punto, asienta el Sr. «Plancarte.
a
El más conspícuo de nuestros antiguos cronistas, el P. Er.
Bernardino de Sahagún, en el libro X de su ZZistoria general:
de las cosas de Nueva España, consigna la tradición que con-
servaban los indios, acerca del origen de los que primitiyamente
poblaron las actuales comarcas mexicanas. Sería interesante trans-
cribir'íntegro.el capítulo de Sahagún; pero por su extensión Y pot;
que sin duda es ya conocido de mi auditorio, haré solamente un
breve resumen de él. Antes de esto, no será ocioso. recordar que
el insigne cronista franciscano reunió en Tepepulco una asamblea
de ancianos y de doctos acolhuas; les pidió que le comunicasen
todo lo que supiesen sobre la historia de sus más remotos, ante-
pasados; y con las respuestas jeroglíficas que le dieron, redactó
su LoS EN lengua mexicana y lo discutió con sus informantes.
-Mem. Soc. Alzate, t. 37—7*.
!]
A MIGUEL SALINAS
-—
Después lo sometió al examen de los más sabios tlatelolcas; y por
fin 0yó la opinión de los mexicanos. Depurados los datos en este
ion crisol, hizo la redacción definitiva de su libro.
La tradición conservada en éste es la que sigue: En tiempos
rembtos, Vinieron por el Golfo de México, en barcas que navega-
ban'a temo y vela, unos 'hombres llamados u/mecas, poseedores
de avanzada Civilización. Desembarcaron en la boca del Pánuco;
se fuerón introduciendo poco a poco en el interior del país, sin
perder de vista las montañas nevadas y los montes que humean;
5e aliaron ¿on los bárbaros aborígenes de la tierra, enseñándolés
sus ciencids'y sus 'artes; y se fijaron al fin en una región que lla-
maron Zamoanchan, desde la cual llevaron la civilización a diver-
sas comarcas. ' 4
Entre las obras grandiosas que ejecutaron los ulmecas, se
cuentan algunas pirámides: la de Cholula y las dos de Teotihua-
cán, una consagrada al Sol y otra a la Luna. A Teotihuacán ibah
con frecuencia los ulmecas a rendir culto a sus dioses, e 10)
también a sepultar allí a sus muertos ilustres.
Después de morar en Tamoanchan por tiempo muy dilatado,
los ulmecas y sus aliados se vieron en la necesidad de abandonar
aquella región; se detuvieron en Jumiltepec, se reunieron después
en Teotihuacán, y al fin se dispersaron, yendo unos hacia el norte
y otros hacia el oriente. Lós primeros no olvidaron a su antigua
patria, y sus descendientes, cuando los dioses lo ordenaron, em-
prendieron el regreso a ella, que fue muy dilatado; y llegando las
tribus unas en pos de otras, establecieron fos estados que fueron
objeto de la conquista española.
Conservan también los cronistas la tradición de que en Ta-
moanchan se descubrió el arte de hacer el pulque; descubrimiento
que llevó a cabo una mujer llamada Maiáuel, en unión de varios
hombres, entre los cuales se cuenta uno llamado Tepuztécatl. En
Tamoanchan se efectuó también una operación relativa al calen-
dario, una reforma: o adaptación que está consignada en algunos
códices: La hicieron dos personajes, Oxomoco y Cipactónal, de
acuerdo con Quetzalcóatl.
El Sr. cat lo mismo que todos los que han leído a ni
dl
a
TAMOANCHAN 55
gún y a otros cronistas, conocía las tradiciones que acabo de citar;
y'en el curso de'sus' exploraciones arqueológicas, ha encontrado
numerosos datos que confirman dichas tradiciones y que han pér-
mitido al diligente explorador establecer una hipótesis.
Durante varios años registró el suelo de los alrededores de San
Joaquín, pueblo cercano 4 Tacuba—y reunió muchos objetos per-
tenecientes a las naciones que habitaban el valle de México a la
llegada de los españoles. Entre esos objetos, eran numerosas las
cabecitas de ídolos. Un día le llevaron una—encontrada en Ato-
to—que le sorprendió sobremanera, pues la inclinación de los
ojos, las facciones, el tocado y todo en general, difería de lo en-
contrado hasta entonces. Siguió buscando con empeño, y logró
hallar más ejemplares de aquellas singulares cabezas, algunas de
las cuales estaban unidas al cuerpo a que pertenecían. Desgracia-
damente, el sitio de tales hallazgos era un suelo que ya había .si-
do removido, por lo que no se pudo saber en qué capa de terreno
yacían aquellos restos arqueológicos.
Más tarde, en nuevas y constantes exploraciones, fueron en-
contradas cabecitas similares en Texmelucan, Izúcar, Malinalco,
Ozumba, Amecameca, Chimalhuacán, Atenco, Xico, Teotihuacán,
Papalotla, Tula y Atitalaquia; y al encargarse el Sr. Plancarte de
su Obispado de Cuernavaca, al recorrer la diócesis, vió con sorpre- -
sa que aquellos restos se encontraban en todo Morelos, con más
abundancia que en otra parte, y que yacían en capas profundas
donde no hay vestigio alguno e lo OS a ES Si
¿Cas conocidas.
Esta última ECU SS dió al Obispo cuaunahuacense la se-
guridad de que tales despojos atestiguan la existencia de una tri-
bu diversa de las nahuatlacas, que tuvo su principal asiento en lo
que hoy es Morelos. En Coyoacán halló también restos de la mis-
ma procedencia la Sra. doña Celia Nuttall. Esta inteligente ame-
ricanista, al examinar la colección del Sr. Plancarte, externó lo que
había pensado acerca de aquellos hallazgos, y resultó que las pre-
sunciones de ambos arqueólogos coincidían: Decidieron entonces
seguir estudiando el o y comunicarse OS sus
a
26 " MIGUEL SALINAS
Durante un viaje que la Sra. Nuttall hizo a Tampico, vió en
ese puerto una colección arqueológica compuesta de objetos reco-
gidos en aquella región: entre ellos figuraban las misteriosas
cabecitas. Los hombres que las fabricaron, vivieron, pues, en
Morelos y en la boca y cuenca del Pánuco.
Mientras el Obispo de Cuernavaca seguía meditando en el
problema histórico de que trató, recibió la noticia de que el Cura
de Tlalquiltenango—villa perteneciente a Morelos-—había descu-
bierto unas ruinas muy notables al sur de dicho Estado. No tardó
en visitarlas el incansable arqueólogo, acompañado de don Juan
Revna, persona muy aficionada a esta clase de estudios.
Las ruinas son conocidas con el nombre de Chimalacatlán, por
estar cerca de un rancho así denominado. Se yerguen sobre la cima
del Cerro del Venado, perteneciente a la serranía de Huautla, en
el distrito de Jojutla muy cerca de la margen izquierda del río de
Amacusac. El Cerro tiene 1277 metros sobre el nivel del mar; y
sus coordenadas geográficas, con unos cuantos segundos de dife-
rencia, son: 189 27” de Latitud norte y o 1* 30” de longitud orien-
tal de México. |
El aspecto de aquel monumento megalítico es el de. un
atrincheramiento: tal vez por eso, los habitantes de aquellos
contornos le llaman La Trinchera. A la falda de la colina, en
cierta extensión, se alza una muralla formada por enormes sillares
toscamente labrados, o más bien, apenas desbastados, que están
" simplemente superpuestos, sin argamasa quellos una. Más arriba,
a doscientos metros medidos sobre el plano inclinado de la emi-
nencia, se levanta otra muralla semejante x la primera; y sobre la
roca basáltica que forma la cima del cerro, se yergue una pirámide
construída con bloques iguales a los de las murallas. Muchos de
éstos miden más de dos metros de longitud.
El que haya visto los restos de los monumentos pelásgicos que
aun quedan en pie en Italia, Grecia y el Asia Menor, no encon-
trará diferencia ninguna entre ellos y las ruinas de Chimalacatlán.
Esto prueba que tales ruinas pertenecen a la más remota anti-
aúedad. En los alrededores del atrincheramiento, se notan vestigios,
A de
1
TAMOANCHAN 5
también muv antiguos, de habitaciones y de industrias humanas.
Hubo allí, sin duda, alguna populosa ciudad.
El Dr. Seler, explorando la Huaxteca, ha hecho constar la
existencia de notables ruinas pertenecientes a monumentos que se
alzaron en comarcas veracruzanas, tamaulipecas y potosihas, si-
tuadas en las cuencas del Pánuco y de sus afluentes. En esas
mismas cuencas se han hallado, según ya dijimos, cabecitas y
otros objetos idénticos a los encontrados en abundancia y a bastan-
te profundidad en Morelos.
Coordinando las tradiciones a que me he referido, con los he-
chos observados y los descubrimientos llevados a cabo, el Sr.
Plancarte cree quepuede muy bien aventurar la siguiente conjetura:
Los hombres que construyeron algunos de los monumentos
citados, los que hicieron las misteriosas cabecitas recogidas «en
diferentes puntos de la República, fueron los w/mecas, que llegando
por el Golfo de México, desembarcaron en la boca del Pánuco,
moraron un tiempo más o menos largo en la cuenca de dicho río,
pasaron después a la del Moctezuma, y llegaron por fin a la del
río de Tula. Se transladaron en seguida” al valle de México;
atravesaron la cordillera que lo circunda, aprovechando los puer-
tos o pasos que hay hacia el SE.; bajaron al Plan de Amilpas,
siguieron la cuenca del río de Cuautla, y al fin de ella elevaron e!
ciclópeo monumento de Chimalacatlán; edificaron la ciudad o ciu-
dades que seguramente hubo en- torno de él, se extendieron por
aquella comarca y lograron hacer de ella el emporio de su 1
- zación, es decir, el misterioso Tamoanchan:.
Además de los hallazgos arqueológicos, hay varios hechos que
confirman o, al menos, hacen más verosímil la: «conjetura del Sí.
Plancarte. Dice la tradición que los ulmecas iban a Teotihuar
cán, desde Tamoanchan, a rendir culto a sus dioses y. a sepultar
a sus muertos ilustres. Esto se compadece muy bien con la exis-
tencia de tal región en el actual Morelos; pero no con su Ubicas
ción en Veracruz o. en Guatemala. Asientan las crónicas.que los
ulmecas, antes de dispersarse, se dirigieron a Teotihuacán; pero
que, durante este viaje, se detuvieron algún tiempo en Jumilte-
pec. En el camino que se sigue precisamente para pasar de las
campiñas morelenses al valle de México, en la parte más accesible
Mem. Soc. Alzate, t. 37—8.
58 MIGUEL SALINAS
que hay entre dicho Estado y Chalco, está un pueblo que se lla-
ma Jumiltepec; y aunque hoy es humildísimo, los incontables restos
de alfarería antigua que existen en sus contornos, prueban que en
un tiempo fue poblado de gran importancia y que bien puede ser
el que menciona Sahagún.
En las partes bajas de Morelos, abundan los manantiales y el
agua no escasea; pero en la parte alta, en los pueblos de la juris-
dicción de Tepoztlán, en Tlayacapan, Tlalnepantla, Totolapan y
Atlatlaucan, los habitantes sufren mucho por la penuria del pre-
cioso líquido; y si esto sucede hoy que se han ejecutado algunas
obras hidráulicas, con mayor razón sucedería en los tiempos
primitivos; así es que no debemos maravillarnmos de que los
hombres, acosados por. la necesidad y ayudados por la casualidad,
hayan encontrado el jugo del maguey, planta que según testimo-
nio antiquísimo, era la principal de la región por los grandes ser-
vicios que prestaba. 3
Entre los que tomaron parte en el descubrimiento del arte de
hacer el pulque, parece que el más importante fue Tepoztécatl.
«Este nombre es evidentemente gentilicio, y así lo dicen los cono-
cedores del idioma mexicano, y su significado es el oriundo de
Tepoztlán» (1). En la villa de este nombre, sobre la cima de un
risco, se alzan aún las ruinas de una pirámide erigida en honor
de Tepoztécatl; y en los códices, cuando se representa a este per-
sonaje, a Maiáuel.-o a cualquiera de los que intervinieron en el
descubrimiento del pulque, la figura de cada uno de ellos va
acompañada de una hacha, que es el jeroglífico de la villa de Te-
poztlán. Todo esto induce a creer que el pulque fue preparado
por primera vez en tierras de dicha villa; y que si ésta formaba
parte de Tamoanchan, la discutida región abrazaba el actual te-
rritorio morelense.
Enseña Sahagún en las ya citadas tradiciones, que los huax-
tecos tuvieron su origen en un grupo de hombres que huyó de
. Tamoanchan y se estableció en la cuenca del Pánuco. Entre las
costumbres de esta raza, recuerda dos el Sr. Plancarte, diciendo
lo siguiente: «Que se deformaban el cráneo y se pintaban el
(1) Tamoanchan. capítulo 1V.
'TAMOANCHAN 59
cabello. Dos cráneos tengo en mi colección que debo a la gene-
rosidad de mi buen amigo el Sr. Don Juan Reyna y que él encontró
en terrenos de Tlaquiltenango del distrito de Jojutla, y en ambos
se nota perfectamente una deformación artificial anteroposterior.»
«Las indias del pueblo de Tetelcingo, distrito de Cuautla, en don-
de a despecho de la civilización y de cuatrocientos años de domina-
ción de la raza europea, aun se conservan la lengua, el vestido y
muchas costumbres; tienen, entre otra, la de pintarse el cabello de
amarillo y aun de verde, como algunas veces he visto. Estas costum-
bres no las pudieron tomar de la raza naua que no las tenía, ni tam-
poco de los huaxtecos con quienes ningún comercio han tenido; lue-
.go lo más probable es que ambos las heredaron de los ulmecas. . .»
La operación que se hizo con el calendario, sea reforma, Co-
rrección o adaptación, se llevó a cabo en Tamoanchan, según Fr.
Bernardino, y en tierras de Cuernavaca, según Mendieta. Estas
dos tradiciones han recibido satisfactoria confirmación, no men-
cionada en la obra que vengo describiendo, porque el hecho que
voy a referir se verificó quizá cuando 'el libro del Sr. Plancarte
estaba ya en prensa. El hecho aludido se refiere al Lic. Cecilio
A. Robelo, quien lo narra del modo siguiente en un trabajo que
presentó al XVI! Congreso Internacional de Americanistas:
«El año de 1900, un vecino de la ciudad de Yautepec, conociendo
mis aficiones a las antigúedades de México, me envió una hoja de
papel en que estaban dibujadas dos figuras humanas y me escribió
lo siguiente: «La hoja que remito a Ud. contiene el dibujo de dos
«personajes, pues uno parece rey. Estas figuras están toscamente
«esculpidas en unas piedras que se hallan en un lugar llamado
«Coatlán, lugar solitario y lleno de maleza, pues se encuentra a la
«izquierda del camino que une esta ciudad con la de Cuernavaca.
«Las gentes del campo, únicas que conocen estas piedras, las lla-
«man Piedras de los Reyes, tal vez. por la especie de corona que
«tiene una de las figuras, y creen que éstas son los retratos de los
«reyes o señores que en remota antigúedad gobernaban esta co-
«marca.» No teniendo estas figuras ningún signo cronográfico, «ni
siendo perceptibles sus atavíos, no me detuve a estudiarlas, pues
era casi imposible distinguir su origen histórico o mitológico.»
60 MIGUEL SALINAS
A fin de tener una copia exacta de las susodichas figuras, el
Sr. Robelo, no pudiendo, a causa de su edad, ir a verlas al lugar
en que están, comisionó, para fotografiarlas, al Sr. Don Juan Rey-
na, quien desempeñó satisfactoriamente su comisión en compañía
del joven fotógrafo Don José Escalante, sobrino del Sr. Plancar-
te. La erosión de las aguas ha disminuido mucho los relieves del
grabado, por lo que Reyna tuvo que valerse de un gis para hacer
resaltar algunas líneas y lograr que las figuras no perdieran nin-
eún detalle. +.
Al párrafo que antes citamos agrega el Sr. Robelo, lo siguien-
te: «Transcurrieron de nuevo algunos años, y cuando estudiaba
yo el Códice Borbónico en la sabia interpretación que de él ha
hecho el ilustre mexicanista Don Francisco del Paso y Troncoso,
unas figuras que están en la lámina 21 sorprendieron mi vista.
Son muy semejantes a las de Coatlán, y subió de punto mi sor-
presa cuando observé que el jeroglífico que está a la espalda de
la figura que representa al varón es el mismo que tiene el varón
de la piedra, esto .es, Cipáctli, luego la figura en ambos lugares
representa a Cipactónal. Todavía tuve un. motivo más de sorpre-
sa: la figura del Códice empuña en la mano izquierda un punzón,
y la de la piedra tiene también un punzón y con él escribe, en
una escuadra de líneas paralelas, diversos caracteres. Está última -
circunstancia nos sirvió después para conocer la verdadera signi-
ficación de las figuras de las piedras.»
«La lectura de un pasaje de Paso y Troncoso afirmó nuestra
creencia de que las figuras de las Piedras representan a Cipactó-
nal y «a: Oxomoco, y nos trajo a la memoria lo que habíamos leído
en el P. Durán, sobre que el Calendario había sido hecho en
Cuernavaca. Aun cuando las piedras de Coatlán no están en Cuer-
navaca, sino en Yautepec, sin embargo, como el nombre de
Cuernavaca se extendía a toda la región tlahuica, estaba com-
prendido Yautepec en esta denominación. De aquí pudimos infe-
rir, ya sin ninguna duda, que las Piedras de Coatlán son un mo-
numento conmemorativo de la invención del Calendario, esto es,
del Tonalámatl, y que por consiguiente, confirman la verdad de
la tradición conservada por los indios, a que se refiere Paso y
TAMOANCHAN 61
Troncoso, de que Cipactónal y Oxomoco eran los autores del
Calendario, y confirman también la aseveración de que fue he-
cho en Cuernavaca.»
Como última prueba en apoyo de su tesis, cita el autor del li-
bro que comento el testimonio de un escritor antiguo traducido por
Thevet, el cual autor, hablando de la creación del primer hombre,
dice que se efectuó «en una caverna en Tamoanchan, EN LA PRO-
VINCIA DE QUAUHNAHUAC que los españoles nombran Cuerna-
vaca o marquesado del marqués del Valle.»
L
E $
- Con todo lo que acabo de exponer, estima el Sr. Plancarte ha-
ber probado la ubicación de Tamoanchan en el actual Morelos; y*
cree que la tradición, la. Geografía, la Etnografía y la Arqueología,
de consuno, confirman la verdad de dicha tesis; y para dar mayor
solidez a sus pruebas, dedica otros quince capítulos de su intere-
santísimo libro a tratar asuntos que, aunque secundarios, están in-
timamente ligados al principal. Estudia a los rauas, metzcas, tul-
tecas, chalmecas, nonoalcas, otomíes, zapotecos, mixtecos, huaxte-
cos, totonacos, michuaques, matlalzincas, xicalancas y ulmecas;
explica cómo pudo efectuarse la confederación de estos últimos con
otras tribus; entra en disquisiciones sobre el principio de la civiliza-
ción en Tamoanchan, sobre el Paraíso y sobre la existencia de una
Tula protohistórica; consagra largos párrafos a Xukulcán, a Mix-
cóatl, a Huémac y a Zamná; trata de la dispersión de los ulmecas
y de las emigraciones de varias tribus; y al fin, en el capítulo XX, últi-
mo de la obra, expone extensamente, con abundantes y curiosísimos
datos, su hipótesis acerca de la patria primitiva dé los ulmecas.
¿De dónde vinieron estos hombres? Algunos creen que de las
regiones septentrionales de América; pero el Sr. Plancarte dice
que en los Estados Unidos y el Canadá, países muy bien explo-
rados y estudiados, nada se ha encontrado que confirme seme-
jante creencia; mientras que su venida del Oriente está apoyada
por hechos numerosos, : : .
El autor de Tamoanchan no se arredra ante las diñcnltades de
un viaje marítimo, llevado a cabo en la edad eneolítica, desde las
Mem. Soc. Alzate, t. 37—8*.
62 : MIGUEL SALINAS
costas del Antiguo hasta las del Nuevo Mundo. La tradición de re-
motísimos tiempos ofrece ejemplos de viajes muy difíciles efec-
tuados al impulso de un sentimiento religioso; y no está fuera de
lo: posible el viaje de los ulmecas, si fue favorecido por circunstan-
cias que ignoramos y ayudado por las corrientes marítimas y por
vientos propicios.
La civilización que los ulmecas implantaron en América, está
intimamente unida a la eneolítica de las regiones mediterráneas
por una larga cadena, cuyos eslabones va presentando, uno por
uno, nuestro docto arqueólogo, apoyándolos en hechos innegables.
Veamos algunos de ellos.
Las barcas usadas en nuestros mares, a la llegada de los españo-
les, eran quizá una imitación de las que trajeron los ulmecas. Pues
bien, barcas semejantes a las americanas han sido encontradas en
los palafitos europeos, se exhiben en los museos del Viejo Mundo y
se hallan representadas en vasos neolíticos de países mediterrá-
neos, en petroglifos egipcios y en algunas pinturas de Chichén-Itzá.
El monumento megalítico de Chimalacatlán es idéntico a los
monumentos pelásgicos. En los países septentrionales de Europa
abundan los menhires; también los hay en los meridionales y en
México, si no verdaderos menhires, sí hay unas piedras semejan-
tes a ellos en Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Chiapas.
“El hacha fue un objeto de veneración entre los hombres primi-
tivos. Como piezas votivas, eran ofrecidas en abundancia a los
dioses hachas pétreas y metálicas; su forma y tamaño son idénti-
cos en ambos Continentes; en el Antiguo, han sido encontradas
sueltas o guardadas en urnas y vasos; y en el Nuevo, también han
sido halladas sueltas o dentro de ollas cuidadosamente cubiertas.
Los ulmecas—dice la tradición—se pintaban el rostro; y al
efecto usaban unos como sellos de barro llamados pintaderas: éstas
se componen de una planchuela que tiene figuras estilizadas y de
un lomo hecho a propósito para ser asido con los dedos. Las pin-
taderas recogidas en México tienen completa semejanza con las
que han sido descubiertas en Liguria, en Cerdeña y en las Canarias.
En una caverna de Liguria se encontraron unos esqueletos, y
Sobre el frontal de los cráneos había depositada una capa de polvo
TAMOANCHAN 63
rojo; lo mismo se ha observado en esqueletos hallados en cavernas
de otros puntos de Europa; y cosa idéntica vió el Sr. Plancarte en
sepulcros explorados por él cerca de Jacona (Michoacán). Así es
que la costumbre de pintar con ocre o con otra substancia el ros-
tro de los cadáveres, era común a los hombres de aquende y de
allende el Atlántico.
En las excavaciones efectuadas en el sitio donde se cree que
existió Troya, aparecieron millares de esos objetos que aquí llama-
mos malacates y que sirven para hilar. En México, los hay a mi-
les. En ambas partes son, o de tamaño natural o muy pequeños,
unos toscos, otros pulidos y algunos con relieves; los hay de barro,
de metal y de piedra. La identidad de unos y otros es completa.
Los grandes sirvieron quizá para hilar, y los pequeños son exvotos
ofrecidos a la diosa de las hilanderas. En los códices mexicanos,
esta última aparece con el tocado adornado de malacates.
Sobre los cráneos de los esqueletos hallados en los sepulcros
reales de Micenas, había una máscara de oro; y entre otros objetos,
fueron encontradas varias joyas del mismo metal y de plata. Según
afirma Ixtlilxóchitl, cuando morían los reyes o señores mexicanos,
se les cubría el rostro con una máscara de oro. Las alhajas descu-
biertas en Micenas y las pocas mexicanas que se conservan aún,
ofrecen la más sorprendente analogía. Además, en las tumbas
griegas, se hallaron varias láminas de oro y varios discos, hechos
al parecer de arcilla y dorados por encima: en las tumbas de Ja-
- cona había idénticos objetos.
Uno de los esqueletos de esta lema ciudad, tenía, entaitado
en los huesos del brazo, un brazalete hecho con una concha perfora-
da y desgastada por frotamiento en su parte media, hasta tomar la
forma anular. Los hermanos Siret, explorando en España unos se-
pulcros, encontraron también brazaletes de concha, hechos de la
misma manera.
Conserva nuestro Museo unos jarros de asa E en los que
el extremo inferior del asa comunica con el interior del jarro, y el
extremo superior termina en pico y puede dar salida al líquido. En
Cerdeña y en Vetulonia se han encontrado jarros enteramente igua-
les en la forma y sólo diferentes en el color: los mexicanos son ro-
4
64 MIGUEL SALINAS
jos; los italianos, negros y amarillos. Conserva también nuestro
Museo unas copas mexicanas de barro cocido, enteramente igua-
les a otras descubiertas en Grecia, a las que halló Schiaparelli en
Eliópolis y a las que sacó Siret de lugares excavados en España.
No son todos estos hechos los únicos que con admirable dili-
gencia ha trabado el lllmo. Sr. Plancarte, para forjar la cadena que
liga la civilización ulmeca a la eneolítica que floreció gn ciertas co-
marcas del Antiguo Mundo. El último capítulo de Zamoanchan
acumula argumento sobre argumento en apoyo de su tesis. Además
de los que vengo extractando, hay otros relativos al uso y labrado
del jade y de la obsidiana; a la veneración por este producto vol-
cánico; a la igualdad de procedimientos en la fabricación de los 0b-
jetos de oro; a la identidad de ciertos puntos de las cosmogonías
naua y egipcia; a la analogía de ritos en algunas fiestas; como las
de Cibeles y Toci, en que tanto los sacerdotes de la diosa frigia co-
mo los de la mexicana se mutilaban, perdiendo los atributos de la
virilidad; y a la existencia de numerosos idolillos-—encontrados en
Teotihuacán y en Creta—que representan mujeres excesivamente
gordas o seres humanos que están en actitud de brincar o de nadar.
Según Mosso, el África septentrional tuvo una influencia deci-
siva en la dispersión de la civilización neolítica. Apoyado en esta
respetable opinión, y en los argumentos ya enunciados, el ex-obispo
cuaunahuacense cree que dicha civiización llegó hasta México por
medio de los ulmetas, y que éstos vinieron de alguna comarca del
noroeste de África.
Par el imperfecto bosquejo que acabo de hacer del libro titu-
lado Zamoanchan, se ve-que éste encierra múltiples y preciosos
datos, y trata de un asunto de alto interés histórico. Esto justifi-
ca mis vehementes deseos de que sea leído por los mexicanos cul-
tos y estudiado y comentado por Jos doctos en asuntos históricos,
etnográficos y arqueológicos.
Tomo 37. Núm. 2.
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA,
SOCIEDAD CIENTÍFICA
“Antonio Alzate”
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO GENERAL PERPETUO
SOMMAIRE
: (Mémoires, feuilles y a 16)
Fenómenos desérticos en los alrededores de San Luis Potosí por el D;. ZE.
Wittich, p. 65-70.—Planches VI-VIIl. (Phénomenes désertiques aux
euvirons de San Luis Potosi).
Estudios neurológicos. La región epifisaria y la epífisis por el Prof. Zsaac
Ochoterena, p. 71-86.—10 figs. (Etudes neurologiques. La3 'égion
épiphysaire et vépiph 1yse).
La Agricultura y la previsión del tiempo por 4E/pidio López, p. 87-96, 1 fig.
(L' Agriculture et la prévision du temps).
Ligeros apuntes sobre el cultivo de la Higuerilla por el Zxg. Z. Beaven,
p. 97-105. (Votes sur la culture du ricin).
La necesaria expedición de leyes adecuadas para la protección forestal del
país por el lx. M. A. de Quevedo, p. 107-126. (Nécessité d'une loi
pour la protection forestiere du Mexique).
Nuevo procedimiento para encontrar las fórmulas le: de la tri-
gonometría esférica por el ug. Joaquín Gallo, p. 127-128. (Nouveau
procédé pour trouver les formules fondamentales de la trigonomé-
_ trie sphérique).
MEXICO
ENERO DE 1919
EN ne, a
rt is: e A
Ñ Pe ct yd : ,
AI e E
Ñ
re Ha a +?
¿EA
ATA
=
A
SOTIÉTÉ AN “ANTONIO ALZATE.”—MÉMOIRES, T.37 65
o A e e A o 5 e
FENOMENOS DESERTICOS
EN LOS
ALREDEDORES DE SAN LUIS POTOSI
POR EL
Dr. ERNESTO WITTICH, M. S. A.
(Láminas VI- VIT Y
(Sesión del 19 de Abril de 1918)
Es un hecho interesante: que la mesa central de México, de
sur a norte, cambia paulatinamente de carácter, tomando más y
más un aspecto de estepa o de mero desierto, disminuyendo las
precipitaciones atmosféricas, y con este cambio de clima se hacen
más notables los fenómenos propios a las regiones yermas.
- Bien conocidos son los vastos campos desérticos de Chihua-
hua, 'atravesados por el ferrocarril a Ciudad Juárez desprovistos
- casi completamente de vegetación, como las serranías estériles y
secas, cubiertas de mares de blocks y de arenales. El objeto de
estas líneas es dar a conocer otros fenómenos ménos conocidos
del mismo carácter geofísico, no muy lejos de la ciudad de San
Luis Potosí, que- son las huellas de sedimentos eólicos y el fenó-
meno de una descomposición. en seco de rocas cristalinas Las las
influencias climatéricas.
La capital de San Luis Potosí, a unos 1877 m. sobre el nivel
del Golfo, está situada en una extensa llanura rodeada al Norte,
Poniente y Surponiente de sierras altas, casi sin vegetación, com-
puestas de riolitas, que en su mayor parte son de corrientes mag-
máticas, siendo menos frecuentes capas de tobas correspondien-
Mem. Soc. Alzate, t. 37—9.
LPR AY
A A
7 a 5 M8
ae ATL,
66 i ERNESTO WITTICH
tes. Estas sierras bajan al llano de San Luis en varios escalones,
de los cuales el último queda en las inmediaciones de San Luis y
a unos 20 m. sobre la plaza, encontrándose en el barrio más al
poniente de la población la riolita a una profundidad de 50 me-
tros más o menos. Como consecuencia de esas serranías muy ve-
cinas el extenso valle de San Luis está rellenado con capas po-
tentes de cascajos y de acarreo de riolitas, y muy poco de otras
rocas como de basalto, productos del derrumbe de las elevaciones
cercanas, siendo todo este material de origen fluvial, mezclándose
en unos lugares también cenizas volcánicas. Estos depósitos su-
ben hasta los pequeños valles cerca de la población, de tal modo
que, por ejemplo, cerca de la gran Presa de las aguas potables se
ven al lado norte del arroyo principal restos de una terraza fluvial,
a unos 10 metros sobre el -nivel del arroyo actual, que formó un
arroyo antiguo en el lugar de su desembocadura en la antigua la-
guna. Estas formaciones fluviales tienen además de cantos roda-
dos y de los blocks de todos tamaños, mucho material fino y tri-
turado de riolitas, o sea principalmente de arena y polvo de cuarzo
y de barro.
A consecuencia del clima desértico, el viento puede arrastrar
las arenas finas y las partículas pulverulentas y depositarlas en
otros lugares como sedimentos subaéricos, cosa que: ha ocurrido
en muchos puntos de los alrededores de San Luis. Por ejemplo,
en el camino real de la ciudad al sur, a Río Verde, se encuentran
acumulaciones de arenas movedizas, que de vez en cuando, están
formando médanos pequeños y variables, apenas de un metro de
altura alrededor de los escasos troncos vegetales. Estos médanos,
aunque muy menudos, presentan los caracteres típicos de los mé-
danos costeños hasta las líneas onduladas llamadas «rippelmarks.»
Extenso terreno ocupan los campos de arenas movedizas al norte
de San Luis en los alrededores de la estación «Arenas» sobre la
vía de Aguascalientes. Cuando estas arenas están mezcladas con
poco barro y huellas de limonita, los productos de la descomposi-
ción química de la riolita, sirven de cemento, formando una espe-
cie de arenisca quebradiza, como se halla al Sur de la capital,
cerca del Rancho Viejo.
FENOMENOS DESERTICOS 67
Es muy notable que las capas superficiales de las arenas y
areniscas mencionadas contienen cierta cantidad de salitre de po-
tasa (nitro), que están explotando industrialmente en unas sali-
treras. No es pequeña la cantidad de nitrato de potasa en aque-
llos depósitos eólicos, aunque no se notan eflorescencias ningunas
qué se sacan por lixiviación de una manera muy sencilla. Sin du-
da está favorecida la formación de salitre por el clima desértico
de aquellas regiones, pero a mi modo de ver están cooperando en
la impregnación salitrosa también ciertas bacterias nitríficas, has-
ta.ahora todavía no bien estudiadas.
El material pulverulento, arrancado por los vientos y las tem-
pestades, se depositó a cierta distancia de los arenales, más en las
faldas de las sierras donde la fuerza y la velocidad dé ellos dismi-
nuyó y allí se formó un sedimento subaérico muy homogéneo, de
polvo fino que se parece al llamado «loess.» Estos productos eóli-
cos se hallan en gran:extensión al poniente de San Luis en el ca-
mino carretero a Escalerilla; también en la falda de la loma de
la fundición hay sedimentos de esta variedad de loess, que pare-
cen representar una transición en las arenas movedizas, por ser de
un grano un poco más grueso que el polvo del loess.
Más singulares y más intensos todavía son los efectos del am-
biente desértico en las serranías de los alrededores de la capital.
- Siendo allí la vegetación bastante raquítica ya por la esterilidad
natural de las riolitas, se hace más marcada la influencia de la in-
temperie del clima y los fenómenos cone pun clientes del mero
desierto.
Son dos las causas principales que originan esos efectos; pri-
mero, la insolación diurna con En radiación nocturna, y segundo,
la escasez de las lluvias.”
- Acerca del cambio de la temperatura no tenemos muchos da-
tos exactos; según E. López (1) la máxima de la temperatura en la
ciudad de San Luis es de 3492 y la mínima de —-3%0; sin du-
da tiene que ser más grande todavía la diferencia entre la máxi-
ma y la mínima fuera de la ciudad, en el campo raso y más en
la sierra. Las rocas riolíticas se calientan extraordinariamente
(1) López E. Anuario astronómico y meteorológico para 1918. México, 1918, -
68 ERNESTO WITTICH
por la insolación en el día, y en las noches se enfrían por la pérdi-
da rápida a causa de la radiación; de esto resulta un cambio brus-
co de la temperatura de las rocas. Por el calor específico de la
roca se efectúan esos cambios más en la costra superficial de las
piedras que sufre dilataciones o contracciones rápidas. A mi mo-
do de ver está favorecido esto todavía por la estructura de la rio-
lita, que como roca volcánica efusiva se formó por el enfriamiento
de un magma líquido, que se efectuó en formas redondas de una
estructura zonal. Esta estructura muchas veces es latente y en
la roca fresca no se manifiesta; pero marcándose en las partes
descompuestas bajo la influencia del agua. A esa estructura zonal
ayuda mucho también la llamada descomposición seca, originada
por los acontecimientos físicos del clima. De tal manera tienen
que deshojarse paulatinamente bajo el cambio de temperatura bas-
tante brusco las diferentes zonas de la riolita como las hojas de
una cebolla. Comienza este proceso de descomposición mecánica
como unas grietas finas, que deslizan capas concéntricas, y abrién-
dose más y más se separa una capa tras otra del núcleo primitivo.
Varía el espesor de esas capas entre pocos milímetros o centímetros.
Si esta desagregación de las rocas sigue por mucho tiempo,
entonces queda un núcleo esférico, que también comienza a des-
hojarse. El conocido explorador Richthofen (1) llama ese fenóme-
no de la geología dinámica escamación y dice acerca de ella que
se manifiesta priñcipalmente en la noche o en la mañana, lo que
indica la influencia de la radiación.
Por esas circunstancias se ha efectuado el fenómeno de esca-
mación más en el ápice de las rocas que en los lados, por ser más
fuerte la insolación y la radiación en la. cabeza de las rocas, pero
se verifica esta descomposición mecánica en la parte que está fue-
ra del subsuelo y queda intacta la parte enterrada en el suelo. De
vez en cuando resultan otras formas muy singulares por la des-
trucción seca, no solamente las hojas zonales sino oquedades y
huecos. Todos estos procesos producen de los blocks descascara-
dos, antes tan macizos y compactos, gran cantidad de deshechos
(1) RICHTHOFEN F. von. Fihrer fir Forschungsreisende. Hannover 1901, pag. 89-93.
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FENOMENOS DESERTICOS 69
de riolita despedazada, que se acumulan alrededor de las rocas a
consecuencia de la escasez de lluvia.
La superficie de las distintas capas o escamas presenta un as-
pecto bastante raro, como cacarizo, por la desagregación diferente
de los distintos componentes de la riolita, de modo que los feno-
cristales de cuarzo y de feldespato se conservaron bien, mientras
que se ve muy gastada la pasta micro o criptocristalina o. vitrea,
formándose estos fenómenos de corrosión bajo la influencia no
solamente de la temperatura sino también de los vientos cat-
gados con arenas finas.
Este proceso de escamación se efectúa también en la conti-
nuación de la sierra riolítica sobre el camino de San Luis a
Escalerilla, Tepetate y probablemente en muchos otros lugares.
Según me lo ha comunicado personalmente el Sr. Ing. Dr. von
Buttlar, de México, se presentan en la sierra de Dinamita, cerca
de Torreón, las rocas andesíticas de aquella región también des-
hojadas como las arriba mencionadas.
Otro lugar donde se verifican fenómenos de escamación es la
sierra de Casas Grandes, Chih., habiendo sido observados estos
por el Sr. P. Henning quien ya hace años atravesó en una expedi-
ción dicha serranía; es notable que en las rocas descascaradas del
modo expuesto arriba, están labrádos muchos petroglifos que por
aquel acontecimiento geológico-dinámico quedan completamente
destruidos. :
En un trabajo sobre los fenómenos desérticos Joh. Walter (1)
hace mención de otros lugares, como la Sierra de los Dolores, de
Texas y los Cerros del Sinaí, donde él tuvo la oportunidad de ob-
servar los mismos efectos de escamación. El material de esas'úl-
- timas localidades es, según - Walter, un granito, y me hace su-
poner que principalmente. las rocas cristalinas, como las riolitas,
las andesitas y los granitos, por su estructura interior se prestan
en primer lugar, para deshojarse en capas concéntricas por las
influencias .climatéricas como lo hemos demostrado.
No omitiremos mencionar que, solamente por la insolación
fuerte y rápida, también se deshacen muchas rocas; es intere-
(1) WALTHER J. Das Gesetz der Wiistenbildung in Gegenwart und Vorzeit.Berlin, 1900, p. 28
Mem. Soc. Alzate, t. 37—9*.
berger, que “calentando unas rocas de sílice observó fa de
E
gación paulatina de ellas, lo que comenzó con 60% y a 10
estuvieron hechas pedazos conchoidales. Por una ca
ción bastante rápida y alta, como la efectúa la insolación exces i-
AE
va pueden deshacerse ciertas rocas y propagar el fenómenc d
crito de escamación. A PA
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE."—MÉMOIRES, T.37 11
ESTUDIOS NEUROLOGICOS
Le REGION EPIFISARIA Y LA EPÍPISIS
POR EL
Prof. ISAAC OCHOTERENA, M. $. A.
(Sesión del 10 de Abril de 1918)
Cuando se estudian embriones de mamíferos en las primeras
etapas de su derarrollo, se nota que los estrechamiéntos del tubo
“neural primitivo se efectúan tempranamente (en los embriones
humanos cuando miden de 2 a 2.5 mm.), (1) dando lugar a la for-
mación de las primeras delineaciones del prosencéfalo, mesencé-
falo, rombencéfalo y mielencéfalo. La primera vesícula cerebral,
posteriormente se dividirá dando lugar al telencéfalo y al diencé-
falo y de estas dos últimas partes se derivará la región epifisaria
de que nos ocuparemos en este estudio. (FZg. 7).
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Fig. 1.—Modelo del encéfalo de un embrión (r4 mm.) de oveja. Sección
! sagital. Copiado del trabajo del Dr. Jobu Warren.
12 ISAAC OCHOTERENA
La porción respectiva del telencéfalo cuya bóveda está forma-
da por el arco parafisario dará origen a la paráfisis, correspondien-
te a Órganos sensorios pares que, derivados de engrosamientos
ectodérmicos o placodos, según la teoría de W'upfer, en el curso
de su desenvolvimiento filogenético se han fundido en la línea
media. Resto de la primitiva disposición se nota aún en los ner-
vios parietales pares que se ven con gran claridad en los embrio-
nes de un animal mexicano, el Anolis nebulosos, Wiegm., reptil
iguaniano común en la parte sur del Estado de Puebla, en donde
- vulgarmente se le denomina «Eslaboncillo.» En otros reptiles co-
mo el A/llgator americanus (2), de Florida, la paráfisis se desa-
rrolla vigorosamente y en virtud de la conocida ley biológica de
compensación o balanceo orgánico, la epífisis propiamente dicha
falta por completo.
En los mamíferos, según /. Warren (3) se encuentra la aja
fisis sólo bien desarrollada en los embriones de carnero; en los de-
más, excepto en el hombre, no se diferencia y en la especie hu-
mana existe rudimentaria e constante en los embriones desde
10 hasta 44 mm.
El velum transversum alcanza desarrollo completo y acaba
por confundirse entre los pliegues del plexo diencefálico.
Los dos segmentos del diencéfalo evolucionan del modo si-
eulentes y
1*r segmento. —Constituido por el arco postvelar. Aquí es
evidente que se trata de un órgano sensorio, de un ojo cuya
existencia fue ya señalada por Leydig (4) desde 1872, pro-
vocando las investigaciones de .Spencer (5) quien en el mismo
año, examinando grandes series de lacértidos, demostró la pre-
sencia del órgano en cuestión, haciendo notar sus diversos
grados de desarrollo y pudiéndose inferir de estas investigacio-
nes que se trata de un órgano en proceso degenerativo, ya que
los trabajos de los Profesores Rabl_Ruckard, Spencer, Whiteaves,
Pander y Owen y E. D. Cope (6) (Fig. 2), mostraban de consu-
no la gran importancia que el «ojo pineal» ha de haber tenido pa-
ra múltiples especies de reptiles ya extintos.
Posteriormente, los concienzudos estudios de W. £. Ritter (7)
mo
10
ESTUDIOS NEUROLÓGICOS
nos animaron a estudiar nuestro vulgar Tapayaxin o «Llora san-
gre» Phrynosoma orbicularis, Wiegm, confirmando en todas sus
partes lo aseverado por este sabio; a este respecto nos permitimos
Fig. 2.—Cráneo del Diadectes phaseo-
linus Cope, visto por arriba, según el
Profesor Cope. Tomado de the Ame-
rican Naturalist, Oct. 1888,—Muestra Ú
un gran foramen parietal correspon-
diente al ojo frontal, muy desarrolla-
do e importante en esta especie de
reptiles, probablemente con ojos late-
rales inútiles, pues no existe foramen
óptico.
señalar la particularidad, que en los animales jóvenes recolectados
en San Juan Teotihuacán no se observa la abundante cantidad
de pigmento que tanto dificulta el análisis del ojo, por lo que son
muy favorables para este género de trabajos. (F2g. 3). de
Esta primera porción diencefálica de que tratamos está repre-
sentada en el hombre únicamente por el receso supra-pineal; el
órgano parietal, el llamado «ojo pineal,» 20 existe.
20 segmento. —Está limitado por la Pars 2mtercalaris y Cau-
dalmente por el surco y la saliente situadas entre el cerebro an-
terior y el medio; del segundo tercio de este segmento se derivará
la epífisis, que debe considerarse como una evaginación de la bó-
veda del epitálamo, se inicia en el hombre a la 5% semana y está
Mem. Soc. Alzate, t. 37—10.
74 ISAAC OCHOTERENA
completamente formada al final del 3" mes. En el curso de su
desarrollo se incorpora a este órgano cierta cantidad de mesen-
quima. En los mamíferos, incluso el hombre, el desarrollo de la
epífisis se efectúa de la manera expresada (8), observándose solo
Fig. 3.—Ojo frontal del Tapayaxin o “Llora.sang:e' Phrynosoma orbicularsi, Wiegm.
1.—Sección sagital semiesquemática en vista de varias preparaciones.
2.—Corte transversal: r, retina; c. cristalino; p, pigmento; £. c., tejido conjuntivo.—Original.
diferencias en lo relativo al volumen, grueso de sus paredes y ca-
libre del lumen.
Hemos tomado empeño en dilucidar el valor morfológico del
órgano del que nos gcupamos, por encontrar en nuestros libros de
consulta los siguiegtes conceptos:
Dice Testut (9) en su magnífica obra: «La epífisis del hombre
y de los vertebrados superiores, impropiamente llamada glándula
pineal, es pues, desde el punto de vista morfológico, el represen-
tante, considerablemente atrofiado del ojo pineal de los lacer-
tianos.» :
El Dr. Sigmund (10) en su «Histologie physiologique» plantea
la cuestión en los siguientes términos: «Reinan todavía entre los
sabios grandes divergencias de opinión acerca de la función de la
epífisis. Unos enseñan que en los lagartos y en los Ciclostomos el
mismo órgan> se extiende hasta la bóveda craneana en donde
A
ESTUDIOS NEUROLÓGICOS 15
constituye una verdadera vesícula ocular provista de cristalino y
todavía funcionando en la /Zattería. La glándula pineal, de lós
mamíferos sería pues un ojo parietal rudimentario que no desem-
peñaría función -alguna. Por otra parte, hay observaciones recien-
tes que muestran que las secreciones de este órgano se vierten
en las vías sanguíneas.» Opiniones ¡análogas sustentan numero-
sos autores en obras recientes, especialmente en los libros que
corren en las manos de Profesores y éstudiantes.
El eminente don Santiago Ramón y Cajal, aunquesin precisar
el valor morfológico del cuerpo pineal, basado en sus investigacio-
nes, afirma con su lucidez habitual: «Es para nosotros indudable
que el Conarium de los mamíferos no tiene nada de común con
el de los reptiles; carece de todo parecido anatómico, no recibe
fibra alguna ni del nervio óptico ni del cerebro y lejos de ser un
órgano filogénico destinado a desaparecer; alcanza en el hombre
mayor importancia que en los pequeños mamíferos y aves.»
De nuestra exposición púede con claridad inferirse:
1%,_Que la epífisis del hombre y de los mamiferos tiene origen
“embriológico y filogenético distinto y por tanto no es homóloga al
ojo og delos peces y reptiles. '
20,-Que su desarrollo, en virtud de la ya citada ley biológica
de Os orgánico, se efectúa a expensas de la paráfisis y del
órgano parietal, que se atrofia de una manera casi completa. |
3".-Que la epífisis' pertenece, por su origen, al epitálamo, lo
que explica la presencia de Neuronas en el: órgano. eS que se tr ata.
LA EPÍFISIS.
Región periférica, conjuntivo-vascular.-Es, en efecto, una de-
pendencia de la pía; el método tano-argéntico de Achúcharro
impregna con admirable claridad los. haces cenjuntivos, especial-
mente empleando la primera variante aconsejada por Del Río—Hor-
tega. De la periferia se desprenden numerosos haces quese dico-
tomizan profusamente circunscribiendo los lobulillos glandulares
y enviando aún entré las mismas células delicadas fibras. La
composición de este armazón conectivo no es idéntica; ciertos
ias, <
76 ISAAC OCHOTERENA
puntos muestran las características del colágeno; otros deben con-
siderarse como formados por la reticulina. (/¿g. 4).
Fiz. 4—Dos lobulíllos de la epífisis de la cabra, sección transvarsal.—Dibujo tomado con la cá-
Oc. comp. 12 .
Obj. inm. 1/12”
w, vaso; f. n., fibras nerviosas; unas cortadas transversalmente y. otras paralelas a la dirección
del corte.—Original. y
mara clara de Zeiss al nive de la platina
Células epitélicas.-De forma variada y provistas de núcleo vo-
la la tl MES E A
o 6 : ' Pu
A A
ESTUDIOS NEUROLÓGICOS bl
luminoso en donde no es raro encontrar enclaves en forma de
granos muy refringentes. (/2g. 5).
Fig. 5.—Microfotografía de la epífisis del buey, sección trans=-
versal. Muestra sus células epitélicas con enclaves nucleares
Oc. comp. 4
Obj. apo. 4
muy refringentes; e. 2., enclaves nucleares.
Original.
El protoplasma posee granulaciones de dos especies: unas que
pueden identificarse con las mitocondrias, (Zig. 4) y otras de va-
riable apetencia cromática tingibles con el Lezschman o el pancró-
mico de Pappenheím, estas últimas no son constantes pues unas
celdillas carecen de ellas; por muchos conceptos nos inclinamos
a considerarlas análogas a las que hemos descrito en la hipófi-
sis y suponemos que constituyen productos de la actividad pro-
toplásmica destinados a verterse en los mumerosos vasos que
posee el órgano de que se trata. (F1g. 6).
Células y fibras.
Células.-Desde la época en que /Zagemann (13) 1872, des.
cribió estos elementos, se han sucedido una serie de investigacio-
nes, ya para confirmar lo asentado por este sabio o bien siguiendo
. Mem. Soc. Alzate, t. 37—10.
A
.
pr
5 ja
TS ISAAC OCHOTERENA
la actual orientación de la ciencia para designar su significación
morfológica. Grato es recordar a este respecto los nombres de
Henle (14) 1879, Cionini (15) 1886, Mile. Dimitrova (16) 1901,
Zancla (17) 1909, Achuúcarro y Sacristán (18) 1913, y Walter
Fiz. 6—Microfotografía de la epífisis del buey, sección trans-
versal. Met. de Cajal.—g. f., granulaciones protoplasmicas;
- : - : Oc. comp. 4
f. c., fibras conectivas intercelulares. 53 —
; Obj. apo. 4
- Original.
(19) 1913, entre los indagadores que más han contribuido a ilus-
trar este punto.
Casi todos los histólogos concuerdan en aceptar la existencia
de neuronas por más que algunos aun pongan objeciones a este
punto; los Sres. Achúcarro y Sacristán, en su ya citado trabajo,
dicen claramente: «Mit absoluter Bestimmtheit konnten wir dieses
jedoch nicht behaupten, denn unter den Fortsátzen konnten wir
den Axenzylinder x¿cht bestimmen.»
Nuestras observaciones se han efectuado utiizando epífisis de
varios animales: caballo, buey, carnero, cabra, cerdo, cuy, conejo
y ratón, habiendo obtenido mejores impregnaciones con la de la
ESTUDIOS NEUROLÓGICOS 19
cabra, utilizando en todos los casos la fijación con alcohol-piridina
0 nuestra modificación (20), fijando con formol adicionado de ace-
tato de morfina, con lo que se obtienen preparaciones muy de-
- mostrativas; en gran parte concuerdan nuestras observaciones con
las de los ya citados Sres. Achúcarro y Sacristán, como puede
verse por la 4%g. 7, que representa algunos de los elementos que
Fig. 7. —Células nerviosas de la epífisis del buey. Fijado: A Met. de Cajal. Dibu-
- C, 12
E
jo tomado con la cámara clara, a nivel de la platina.
.
80 ISAAC OCHOTERENA
muestran nuestras preparaciones, salvo que en algunas se ve, en
nuestro concepto, un cilindro eje bien distinto 472. $, que tam-
Fig. 8.—Células nerviosas de a epífisis de la cabra joven. Fijado: formol y acetato de morfina,
conforme las modificaciones de /. Ochoterena, las demás operaciones como en el Método
Oc. 12
de Cajal. —Dibujo tomado con la cámara clara, a nivel de la platina... ===
Obj. inm. 1/12
Original.
bién pudimos apreciar sin las protuberancias características de la
degeneración de la epífisis de la cabra joven, de donde proviene
la preparación que sirvió para tomar la microfotografía, Fig. 9,
que justifica nuestra opinión.
Fibras nerviosas.—Las abundantísimas fibras nerviosas, como
afirmó Menle y confirmaron Cionini y Cajal, son de origen sim-
pático y provienen de expansiones del ganglio cervical del gran
simpático que llegan ala pía y acaban por penetrar a la epífisis
en donde se ramifican extraordinariamente, según se puede ver
en nuestra microfotografía.
ESTUDIOS NEUROLÓGICOS 81
Neuroglia. —Abundantes células se encuentran en toda la epí-
fisis y especialmente en la región inferior; nos parecen mejor des-
arrolladas y en mayor número en los animales adultos o viejos;
en algunas preparaciones del buey se ven bien gliosomas entre
Fig. 9. —Microfotografía que muestra las células y fibras neryiasS de la epífisis de la cabra joven.
C. COMP. 4
Obj. apo. 8
Técnica: igual a la indicada apropósito de la Fig. 8, Original. *
las prolongaciones celulares y en otras preparaciones del mismo
animal, no son raros los pedículos vasculares fuertemente teñidos. .
Concreciones arenosas.—Se encuentran de preferencia cerca
de las cavidades resto de la evaginación del epitálamo; según De-
lafield y Mitchell (22), están constituidas por agregados de peque-
ñas partículas de carbonato y fosfato de calcio con muy pequeñas
cantidades de fosfato de amoniaco y magnesio, todo con más o
Mem. Soc. Alzate, t. 37—10*%.
pu AT >, A
Ir
OA
E
AA arenillas como signo ñ degeneración; hacchias notar solamente
3 que existen en los animales muy jóvenes.
JAR Otros elementos.—La señorita Démitrova observó en el bu
ña fibras musculares estriadas; nosotros, a pesar de haberlas buscado
con empeño en numerosas preparaciones, no hemos podido com-=
probar su existencia. Es común encontrar el pigmento, de prefe-
rencia, en los animales viejos. |
Creemos pertinente, para completar este trabajo en la medida
de nuestras escasas. posibilidades, resumir las opiniones que reinan
actualmente acerca de las funciones de la epífisis.
De verdadera importancia son las investigaciones de C. Pratt
MecCord y Floid P. Allen (23); estos sabios demuestran la acción
que el extracto del cuerpo pineal ejerce en el sistema nervioso ve-
getativo y en la pigmentación de los animales a quienes se sumi-
nistra. -
Es bien sabido que muchos peces y batracios deben su color
a ciertas células denominadas cromatóforos o melanóforos que po-
seen abundantes gránulos pigmentarios. Según .Spaeth (24), las
modificaciones en el color-se deben a un fenómeno estrictamente
físico, pues tienen su origen en la agregaciónro dispersión de la
suspensión coloidal; estos cambios se efectúan normalmente por
la acción delos filetes nerviosos simpáticos o espinales que enervan.
los órganos en cuestión. 42. Zo.
Los autores citados(23)alimentaron larvas de Rana y de Bufo con
glándula seca o bien utilizaron emulsiones o extracto preparado con:
acetona, obteniendo con la concentración apropiada, 1:100,000, al-
gunos minutos después, casi la transparencia de los animales en
estudio, hasta el grado de poderse observar el cerebro, los tractos
olfatorios, los riñones, el corazón moviéndose, etc. perL E:
Al repetir, con resultados positivos, algunos de estos experimen-
tos con nuestro ajolote, hemos quedado sorprendidos de la sensibi-
lidad que manifiesta el «tapetum nigrum» de la retina de este *
animal a la acción delas emulsiones epifisarias, .
El mismo Pratt MeCord, así como 1. ML. Howel 25) y otros
autores concuerdan en las SpaIsntes partes.
ESTUDIOS NEUROLÓGICOS 83
En los primeros 7 años de la vida tiene el órgano de que se
trata una estructura globular y llega a su máximo de desarrollo.
Después de este período y particularmente después de la puber-
tad, se inicia un proceso de involución, la estructura globular
tiende a atrofiarse y es reemplazada por un tejido fibroso.
Fig. 10.—Melanótoros de Paralichthys albiguttus vistos en una sección prepara-
. da con el método plata-piridina. e, epidermis; »2, melanóforos; 7., nervio.
: Tomado de The histological basis of adaptative shades and colors
in the Flounder paralichthys albrguttus, By Albert Kuntz, Ph. D.
—Bull of the Bur. of fisheries. Vol. XXXV 1015, 16.
La inyección de extracto epifisario origina una diminución en
la presión sanguínea obrando como si se aplicara una substancia
depresora. .
Ciertos estados patológicos enseñan que el funcionamiento im-
perfecto de este órgano causa en los niños, especialmente: un des-
arrollo sexual extraordinario manifestado por el crecimiento de las
partes genitales; el crecimiento del pelo en todo el cuerpo y en el
pubis, el cambio de la voz, un desarrollo mental precoz manifesta.
do por la madurez del pensamiento y la palabra y un desmedido
| crecimiento del cuerpo, al extremo de que un niño de 6 a 7 años
ad tenga la apariencia de un niño próximo a la pubertad (26).
84 ISAAC OCHOTERENA
De estas observaciones se ha inferido que la epífisis produce
una substancia inhibidora del desarrollo de los órganos genitales y
el esqueleto.
La extirpación de la epífisis ha dado origen a resultados tan
* contradictorios que no permiten inferir ninguna conclusión defini-
tiva.
Como se ve, el funcionamiento de la epífisis tiene aún muchos
puntos obscuros y la acción que sus secreciones internas ejercen
necesita, para precisarse, nuevos y decisivos trabajos.
WEAS
,
yA
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>
A
ESTUDIOS NEUROLÓGICOS 85
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24.—SPAETH R. A. Jour. Exp. Zool. XX, 193 cit. McCord-Allen op. cit.
25.—HOWEL W. H.—Text-book of alan Sext. Edit. p. 834.
26.—Véase el extracto publicado por la Revista de la Asociación Médica a
Argentina, del artículo de Carey Pratt McCord en la ev. Arg. de j
Obs. y Gin, No. 5 =LO 17 ; >
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.'"—MÉMOIRES, T.37 8
LA AGRICULTURA Y LA PREVISION DEL TIEMPO
ELPIDIO LOPEZ, M. $. A.
(Sesión del 3 de Junio de 1918)
Entre los agricultores de México se juzga de buena fe que la
previsión del tiempo es un problema, si no resuelto por completo
en el terreno de la ciencia abstracta, sí lo bastante avanzado en
la práctica de los observatorios meteorológicos para poder hacer
con gran anticipación un buen pronóstico sobre la época del esta-
blecimiento de las lluvias, si estas serán abundantes o escasas, si
se registrarán heladas prematuras o tardías, etc., etc. Aun está
lejana la época, por desgracia, en la que el meteorologista se dé
cuenta exacta y completa de las complicadas leyes que rigen la
dinámica de la atmósfera, de la misma manera que el astrónomo
conoce el movimiento de los astros que componen el sistema so-
lar, y pueda prever con grandes probabilidades de acierto, anali-
zando las situaciones anteriores y la presente, el estado del tiempo
para determinada región de la tierra un buen número de días des-
pués. Los estudios emprendidos y llevados a cabo de veinte años
a la fecha con el objeto de dar solución a problema tan difícil co-
mo interesante, son de gran importancia, pero aun quedan por
resolver cuestiones capitales en este asunto.
Existen grandes dificultades para conocer en detalle el meca-
nismo general de la atmósfera en virtud de la deficiencia de las
observaciones que hasta hoy han sido hechas en territorio de na-
"AE 7 A has ar MONA .
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ELPIDIO LOPEZ "FIA
ciones civilizadas, y casi sólo al nivel del suelo; además, se des- es:
conoce el origen de las oscilaciones que alrededor de su posición
media sufren los grandes centros de acción de la atmósfera. To- 5
dos los resultados obtenidos a fuerza de incesantes estudios e in-
vestigaciones no permiten aún conocer con anticipación estas 0s-
cilaciones; pues trazando cartas normales y estacionales sólo se
ha podido averiguar en parte que los grandes centros de ALTA
y BAJA presión se desplazan alrededor de una situación media,
causando con estos movimientos diversos tipos de tiempo; ya un
Invierno riguroso o suave, ya un Estío seco o lluvioso; pero sin
poder preverse estos desplazamientos, sino de una manera todavía
muy incompleta.
La pretendida influencia de la Luna sobre el tiempo por venir
no está en modo alguno justificado ante los ojos de la ciencia mo-
derna; y mucho menos la que se atribuye a las estrellas, planetas,
pájaros, insectos y plantas. La ciencia afirma ya de modo incues-
tionable que la acción directa del Sol obra constantemente sobre .
toda la Tierra y por lo tanto es en ese astro, foco poderoso de ca-
lor, luz, electricidad y otros agentes físicos desconocidos adonde
debemos buscar la clave del enigma; pero hasta hoy las leyes de
la termodinámica y de la radiación sólo han permitido dar un paso
hacia adelante en el conocimiento del origen a que obedecen los
cambios de tiempo que acompañan el paso de las perturbaciones
generales, pero sin llegar a la solución general del problema. Sin
embargo, puede decirse que la posibilidad de hacer en términos
muy generales una previsión científica del tiempo a largo plazo
en un país extenso como la República Mexicana, no es ya un
. mito. Saber al principio de un año si este será frío o lluvioso, Ca-
liente o seco, depende, según el profesor de Meteorología Bigelow,
del establecimiento de las dos proposiciones siguientes: 1% La ra-
diación emanada del Sol es una cantidad variable como 4 a 5 por
- ciento de cada lado de la media. 2% Los elementos meteorológi-
cos: temperatura, presión y precipitación, sincronizan con los cam-
bios solares en su variación anual. He procedido a verificar el
cálculo para un grupo de las mejores estaciones que forman la
red del Servicio Meteorológico Mexicano, y el resultado ha sido
LA AGRICULTURA Y LA PREVISION DEL TIEMPO 89
una verdadera revelación, pues permite ver la estrecha relación
que existe entre el ciclo solar de 3.75 años y los elementos antes
mencionados. La sincronización es directa para la temperatura e
Años. OS AA AN A
o e EE
Manchas solares
11.1 Años.
3.75 Años.
—0.4
A 02
Presión 6
+-0. 2
0: 4
+0. 4
+0. 2
Temperatura o
— O
—0. 4
—300
=-200
— 100 y +4
Liuvia o AL A
+100 HN AY f,
+200 le DONA
4300 OA AUDDON ABONO NO DDDODNd
HOOD ara
Sincronismo entre las Varlaciones de la Actividad Solar y los
Elementos Meteorologicos en México.
inversa para la presión y la lluvia, enteramente de acuerdo con
las conclusiones a que llega el señor Bigelow en su admirable
trabajo sobre esta materia, adonde asienta que para Norte y Sur
América la relación es inversa para la presión, y directa para la
temperatura en los trópicos.
Del estudio anterior se desprende que el año actual será frio
y lluvioso y el de 1919 normal en relación con el valor medio de
los elementos meteorológicos mencionados, lo que en efecto se
está verificando.
Mem. Soc. Alzate, t. 37—12.
ELPIDIO LOPEZ
La previsión del tiempo a corto plazo es ya una cuestión me-— :
nos obscura y más abordable. Las investigaciones llevadas a. Ca= La
bo teniendo por base estadísticas numerosas formadas en los $
q centros directores de los diversos servicios meteorológicos del
DS mundo, han permitido llegar a encontrar relaciones de causa añ
¡PA efecto entre las diversas situaciones dinámicas que se presentan
en el día y los cambios que sufre el tiempo al siguiente o siguien- -
tes inmediatos al primero. Los tipos de tiempo así formados y
sus relaciones con los anteriores y posteriores deducidos de un
gran número de mapas trazados día a día y discutidos razonada-
mente, teniendo en consideración las leyes de termodinámica, ra-
diación, situación geográfica y topográfica, etc., etc., han dado ya
bases racionales de previsión que pueden ser aplicadas inmedia-
tamente en situaciones análogas a las analizadas previamente.
En nuestro país esta clase de investigaciones apenas ha podi-. -
do ser iniciada de hace pocos años a esta parte, habiéndome toca-
do en suerte como Jefe de la Carta del Tiempo en el Observatorio +
Meteorológico Central, dar desde los primeros pasos en problema
tan arduo de dinámica de la atmósfera, habiendo tenido antes que +
vencer grandes dificultades debido en gran parte a la incorrecta
reducción de presiones. Los resultados obtenidos hasta hoy no
pueden considerarse como desalentadores.
En el admirable Servicio Meteorológico de los Estados Unidos
del Norte, uno de los mejores del mundo sin duda alguna, seña-
lan como la béte nofre del previsor a la estación de Verano, pues
para ellos es considerada esta época"del año como la estación de
descanso de la atmósfera, en la que se presentan menos pertur-
baciones; pero durante la cual, la acción convectiva llega a su má-
ximo y la previsión de lluvia es bien difícil. Dicen en la nación
vecina los profesores en la bella ciencia de la atmósfera, que mu-
cha reserva debe tenerse en casos de tiempo seco persistente,
pues toda indicación de lluvia deducida de los mapas falla; reco-
nociendo en esto la verdad que encierra el adagio vulgar conocido
antes de que se comenzaran a trazar las cartas diarias: “Todo
signo falla en tiempo seco.””
En nuestro país se ha visto también que durante un prolon-
$
LA AGRICULTURA Y LA PREVISION DEL TIEMPO 91
gado tiempo seco, depresiones que ordinariamente causan lluvia,
pasan sin dar lugar ni a nublados; pero también es verdad que
condiciones de persistencia en tiempo seco, indican persistencia
de tiempo lluvioso después. Esto hace pensar desde luego que
no se presentarán lluvias en tiempo seco al presentarse tipo nor-
mal de lluvias, sino al presentarse un cambio radical. De la mis-
ma manera, durante un tiempo persistente de lluvias, continuarán
registrándose éstas en relación con perturbaciones que, en perío-
dos normales, no la causarían.
Tipos de tiempo como el de cuña, depresión en garganta, de
calor, de lluvias de convección, de norte y de nevadas, encontra-
das a fuerza de estudio, me han prestado ya buenos servicios en
las previsiones diarias formuladas en la Sección de la Carta del
Tiempo del Observatorio Meteorológico Central, a mi cargo has-
ta el 31 de mayo último; sobre todo en casos en que se han podi-
do aplicar reglas deducidas de un método mixto de observación
de nubes y vientos, en combinación con las variaciones en doce
horas sufridas por la presión y la temperatura.
Siguiendo estas investigaciones sobre las bases de la previsión
racional del tiempo en nuestro país, es como he llegado a com-
probar que los nortes más fuertes que han azotado las costas del
Golfo se anuncian cuando una área de bajo barómetro, de prefe-
rencia en garganta, viene a situarse en esa región; que los vien-
tos en Matamoros soplan del Este y la temperatura es alta; que
los períodos mejor definidos de lluvias de convección y de relieve
vienen precedidos por una depresión que se presenta en las costas
del Pacífico, una pendiente moderada y ascenso de temperatura
con relación a la normal; que las heladas prematuras del Otoño
pueden preverse en una mayoría de casos teniendo presente que
una depresión en las Antillas, y altas presiones en el norte del
país son circunstancias muy favorables a su verificación; y final-
mente, que la circulación de ciclones y anticiclones en nuestras
latitudes está regida de acuerdo con las leyes de termodinámica
expuestas por Bigelow en su admirable tratado de Meteorología,
y por lo tanto es posible darse cuenta para cada caso en particu-
92 ELPIDIO LOPEZ
lar como deben obrar las perturbaciones en nuestras latitudes y
altura sobre el nivel del mar. ;
La discusión científica de la observación de nubes es un buen
auxiliar en manos del previsor experto, pues gracias a ella se.
cuenta don una base, en circunstancias en que la situación isobá-
rica no dice nada por la situación irregular que presenta y la dé-
bil pendiente. Los fenómenos de la convección, como acabamos
de decir, tratándose especialmente de regiones tropicales como la
nuestra, son la béte notre del previsor del tiempo; siendo entonces -
cuando la observación de ciertas formas características de nu-
bes y las variaciones de temperatura mínima con relación a su
normal, son elementos de valor para formular una previsión racio-
nal a corto plazo.
Los vientos de superficie observados en estaciones de poca al-
tura sobre el nivel del mar, pueden también ser aprovechados en
la previsión durante la estación fría del año; pues si su interpre-
tación se hace de acuerdo con las leyes del viento normal, cons-
tituyen una buena ayuda en el conocimiento de la marcha, for-
mación o destrucción futura de ciclones o anticiclones. Basta en
casos críticos tener en cuenta la observación de un viento diver-
gente o proporcionalmente más fuerte para poder prever el au-
mento en intensidad de una depresión ligera; su translación a una
región dada o su destrucción súbita con formación de anticiclón;
y clarg es que si este método nos coloca en aptitud de poder pre-
ver un cambio en el tipo de tiempo, la previsión para las 24 ho-
las siguientes está bien fundada y tiene gran probabilidad de
acierto.
*
¿Cómo puede, pues, un agricultor que vive lejos del centro
de previsión recibir aviso oportuno de algún importante cambio de
- tiempo que se avecina? La única solución práctica que encuen-
tro es la de estar unido por teléfono a la oficina telegráfica más
próxima a su hacienda, y abonarse al servicio rápido de previ-
sión, El agricultor así preparado tiene entonces una serie de tar-
jetas con los diversos tipos de tiempo que pueden presentarse, así
como un cuaderno de instrucciones. En este último se le ense-
A A A
LA AGRICULTURA Y LA PREVISION DEL TIEMPO 93
ña en lenguaje claro y llano lo que necesita saber para poder in-
terpretar debidamente los avisos.
Un día de septiembre, por ejemplo, el agricultor abonado re-
cibe un telegrama de tiempo redactado en términos como éstos:
«mañana H.,;» y acudiendo a la tarjeta señalada con esa letra se
encuentra con un tipo de tiempo llamado de «cuña,» caracteriza-
do por depresiones al suroeste y este del país, y anticiclón al nor-
te de la República que llega hasta la meseta; y al pie de él la si-
guiente inscripción: Buen tipo de heladas prematuras que debe
tomarse como aviso de peligro; protéjanse las siembras por la
noche.
Todos los agricultores saben que nunca se registra una helada
con cielo nublado; y que cuando hay helada pero un viento frío
trae nubes o niebla en las primeras horas de la mañana, los culti-
vos se salvan del efecto perjudicial del enfriamiento nocturno en
virtud del lento calentamiento. Luego una nube es la mejor pro-
tección contra las heladas. ¿Podremos formarla artificialmente?
Sí es posible, Para conseguirlo se puede hacer uso del procedi-
-miento siguiente muy recomendado: colóquense de trecho en tre-
cho sobre el terreno cultivado que se desea proteger, quemadores
de petróleo, montones de estiércol, leña empapada en petróleo y
rociada con agua, olote húmedo, etc., etc.; o en términos genera-
les, cualquiera substancia que produzca, al quemarse, una gran
cantidad de humo. Esta colocación se hará teniendo en cuenta
la topografía del lugar, de manera que el humo se forme en ma-
yor cantidad en la región de donde llegan las brisas nocturnas de
montaña, procurándose siempre que al extenderse cubra el terre-
no que interesa. Colóquese también en el centro de la superficie
que se va a proteger un termómetro próximo al suelo atado a una
varilla de madera empotrada.
Esta instalación debe tenerse preparada durante toda la época
crítica de las heladas prematuras y tardías; es decir, hacia los me-
ses de marzo, abril, septiembre y octubre; y tan luego como se
reciba el aviso de peligro se procede por la noche a hacer lecturas
del termómetro cada hora. Si el cielo despeja por completo, se
establece la calma y la temperatura desciende abajo de 5%, se
Mem. Soc. Alzate, t. 37—12*.
94 ELPIDIO LOPEZ
prende fuego a los quemadores dispuestos, procurando que estos
produzcan la mayor cantidad de humo posible, sosteniendo esta
imperfecta combustión hasta la salida del Sol.
Otro ejemplo: Un agricultor de la vertiente del Golfo recibe
un aviso redactado así: «DE MAÑANA A PASADO LL,» Consulta
su tarjeta y ve por ella que un «norte» húmedo con su caracte-
rística lluvia persistente se le viene encima. Había pensado co-
menzar la trilla de cebada o maíz y en vista del anuncio suspende
su trabajo, evitándose pérdidas de consideración.
Pero para que la agricultura nacional reciba el beneficio que
le resultaría de un servicio de esta naturaleza, es necesario que el
hombre de campo fije un poco su atención en él; y que, de la
misma manera que busca para sus trabajos la maquinaria mejor
y más moderna, que hace sacrificios pecuniarios para la construc-
ción de una presa de riego o la apertura de un pozo artesiano, de-
be dedicar algo de sus energías a la observación del tiempo en
beneficio de su propio bienestar. En primer lugar debe compren-
der en su verdadero significado la palabra PROBABLE, y no darle
el sentido de una completa certidumbre; luego debé saber estimar
la labor ingrata del previsor que lucha en beneficio general, en-
tregándose al estudio con el objeto de encontrar la solución de
uno de los problemas más complicados de la física; y por lo tan-
to, ayudarle a esta resolución. Todo agricultor moderno, deseoso
de trabajar con fruto la tierra para sacar de ella los elementos de
vida que deben formar la base de su bienestar económico y so-
cial, debería tener en su finca una pequeña estación meteorológi-
ca dotada de los aparatos necesarios para observar los principales
elementos del tiempo; en ello encontraría de seguro una distrac-
ción que desconoce, formaría una estadística de gran utilidad
para la climatología local, y tendría en ocasiones la oportunidad
de comprobar y completar con sus propias observaciones particu-
lares la previsión recibida del Centro, haciéndola más efectiva y
de mucho más peso.
Supongamos para mayor claridad, que se trata de sacar el
mejor provecho posible de la previsión de la lluvia en una región
del país adonde un propietario de grandes predios rústicos, o bien
.
> $.
a a o AS
LA AGRICULTURA Y LA PREVISION DEL TIEMPO 95
un grupo de ellos colindantes entre sí y abonados al servicio de
avisos telegráficos, procuran obtener el mayor rendimiento posi-
ble en sus labores encauzadas por procedimientos modernos.
Hombres de campo pero de clara inteligencia y criterio práctico
han procurado asimilarse una serie de conocimientos casi elemen-
tales en Meteorología, pero de indiscutible utilidad práctica para
el agricultor. Saben que el aire puede ser enfriado lo suficiente
para producir lluvias, de varias maneras: el enfriamiento por ex-
pansión, causado por el aire que asciende, es probablemente la
causa más efitaz para la lluvia; pero también este aire puede ser
forzado a ascender por la vertiente de una montaña adonde la
presión disminuye y la temperatura es baja. lgualmente por in-
versión conveccional de las capas bajas de la atmósfera bajo la
influencia de la radiación solar, se forman grandes corrientes as-
cendentes que son las que dan origen a las tempestades del Es-
tío; la circulación general de las tormentas ciclónicas ocasionan
de la misma manera grandes precipitaciones; y por último, puede
decirse también que vientos de superficie y alta temperatura, pro-
ducen abundantes lluvias cuando se mezclan con vientos frios
como sucede en los «nortes» del Golfo, adonde las lluvias de las
primeras horas se deben a esta causa. En el caso de que las pen-
dientes de temperatura y de presión sean muy pequeñas, sólo
habrá formación de nublados o niebla.
Así, pues, al agricultor le conviene saber si el lugar adonde
desea aprovechar la lluvia reúne las condiciones favorables a
cualquiera de estas clases de precipitación. Estas condiciones son
tres: 12 Proximidad al océano o a un gran depósito de- agua.
22 Encontrarse cerca o dentro de la trayectoria media de las tor-
mentas ciclónicas. 32 Que existan cordilleras de montañas corriendo
en ángulo recto con la dirección de los vientos cargados de hu-
medad. Estas condiciones pueden obrar aisladamente o en com-
binación. La primera de ellas no siempre es efectiva para produ-
cir la lluvia, como lo podemos ver en las costas del Pacífico,
especialmente en el norte del país, adonde las lluvias son bien es-
casas en Sonora y Sinaloa; la segunda de las condiciones tampoco
es por sí sola suficiente en el interior del país para poder transportar
96 7 ELPIDIO LOPEZ
hasta allí grandes masas de vapor de agua, lo que sucede en las lla-
nuras de Chihuahua y Coahuila. La lluvia abundante de la vertien-
te del Golfo es un ejemplo del efecto combinado de las tres condicio-
nes señaladas. A esto debe añadirse los efectos de la convección
que en México tienen mucha importancia, pues como su situación en
gran parte es en la zona tórrida de la Tierra, las lluvias del Estío son
generalmente debidas en la meseta a las corrientes de convección.
Refiriéndonos a las ondas frías que tan perjudiciales son a la
agricultura, podemos decir de igual manera que estas se deben a
dos causas: 1% la radiación y 2* el transporte de aire frío. El des-
censo de la temperatura con la altura es una ley general, pudién-
dose considerar en promedio 1% por cada 180 metros; y como a me-
dida que se asciende, la humedad del aire disminuye también,
resulta de aquí que la radiación será mayor a medida que la altura
sobre el nivel del mar aumente. Los lugares bajos no estarán su-
jetos a enfriamientos bruscos por radiación, pero si se encuentran
en el camino de los anticiclones pueden resentir heladas por el trans-
porte de aire frío que soplará del cuadrante oriental del centro de
altas presiones. En nuestro país casi toda la meseta se encuentra
sujeta a los enfriamientos debidos a la radiación, mientras que los
debidos a transporte de aire frío quedan limitados a la Mesa del
Norte, y regiones norte y media de la vertiente del Golfo.
En resumen, el agricultor amante del progreso que está en po-
sesión de todos estos detalles, que observa el cielo con el cariño
con que se mira algo que es origen de nuestro bienestar, que es-
tudia en sus ratos de descanso los fenómenos que tienen lugar a
su alrededor y que lo envuelven en una especie de atrayente mis-
terio; el hombre de campo, en fin, que comprende cuál es su ver- :
dadero lugar en el concierto de la vida intelectual y en la lucha
por lo material, puede formarse por este camino un criterio más
amplio de la previsión que se le señale en el tipo de tiempo co-
municado por el Centro del Servicio Meteorológico, y por lo tan-
to, estará mucho mejor preparado para organizar su defensa agrí-
cola contra las inclemencias del tiempo.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.'—MÉMOIRES, T.37 Y
o
LIGEROS APUNTES -
EL CULTIVO DE LA HIGUERILLA
Ingeniero Civil Eduardo Beaven, M. S. A.
(Sesión del 2 de Abril de 1917)
La Higuerilla cuyo nombre botánico es «Ricinus Communis»
y conocida también con el nombre de «Palma Christi,» crece de
una manera silvestre en nuestro país. Su área geográfica es muy
extensa, siendo difícil limitarla de una manera exacta, pues vive
en los climas calientes, templados y frios, y por eso, se le en-
cuentra desde el Valle de México hasta las costas.
En el Valle de México es una planta vivaz, que suele desarro-
llarse en los terrenos muy fértiles, a la misma altura a que llega
normalmente en los países cálidos, esto es, a 5 6 6 metros; pero
por lo regular en los lugares templados la altura media es de
2.50 a 3.00 metros, ramificándose como un arbusto.
En los climas fríos se desarrolla poco y es una planta anual y
herbácea. :
- —Enlos climas cálidos alcanza + menudo 9.00 metros de alto
y dura varios años en producto.
Esta planta desgraciadamente no se ha explotado con la am-
Mem. Soc. Alzate, t. 37—13.
IIA ES EDUARDO BEAVEN
plitud que se debería, atendiendo a:la gran riqueza de aceite en
su grano y a lo fácil que es extraerlo, aun por procedimientos
rudimentarios.
Los Estados nuestros que tienen la Higuerilla en abundAn-
cia, son:
Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Colima, Chiapas, Ve-
racruz, Tabasco, Morelos, Nuevo León y San Luis Potosí. La he
visto también en el Estado de Sinaloa y Guanajuato, aunque en
poca cantidad. En el Municipio de Jacala, Hidalgo, se produce
espontáneamente la Higuerilla en semilla grande. En algunos de
los Estados mencionados se la cultiva en pequeña escala, princi
palmente en Tacámbaro, Ario, Huétamo, Coalcomán, del Estado
de Michoacán, y en Colotepec, Suchila, Ocotlán, Tlacolula, Zi-
matlán, Miahuatlán, Etla v Ejutla, del Estado de Oaxaca. En es-
tos lugares el aceite se extrae por procedimientos primitivos, y la
mayor parte del grano se cosecha de plantas que han crecido es-
pontáneamente.
Como se ve, la explotación de esta planta está en embrión en
nuestro país, y la mayoría de.las personas que se han ocupado
del cultivo y extracción del aceite, lo han hecho en corta escala.
Una explotación formal no sería propiamente un ensayo in-
dustrial; pues el Ricino es una planta antiquísima originaria de la
India, ya descrita por Plinio y Herodoto. Se cree que en épocas
remotas pasó a las partes más calientes de Europa y América, y
por ser difícil señalar los caminos que siguió en su propagación,
señalaremos únicamente los lugares en que existe. Es planta in-
digena en Argel, Congo, Senegal, China, América del Norte, An-
tillas, Guayana, Tartaria, Indostán, etc. Se la cultiva también en
España, Sicilia y Francia, muy poco en esta última.
Las propiedades de la Higuerilla son conocidas desde tiempo
inmemorial y se han encontrado en las tumbas egipcias granos
que se calcularon tener 4,000 años de existencia.
El aceite fue va empleado por los antiguos Griegos y Roma-
nos, y estos últimos, habiendo notado la semejanza entre el grano
v la garrapata, bautizaron a los dos con el nombre de Ricinus,
nombre con el cual los botánicos indican el género de la planta.
A A
>
e
EL CULTIVO DE LA HIGUERILLA 99
Desde la antigúedad el aceite de Higuerilla se ha venido em-
pleando como purgante y para el alumbrado; y en estos últimos
tiempos, en que afortunadamente se generaliza el uso de maqui-
naria para todos los trabajos materiales, se viene usando en la Ju-
brificación, especialmente en maquinaria fina. Como aceite: de
alumbrado, es uno de los mejores que 'se conocen; pues arde len-
tamente en*lámparas, dando una luz blanca, sin humo, y no.es
peligroso su manejo. Por arder despacio resulta económico, y to-
mando en cuenta esta ventaja, la Administración de los ferroca-
rrues de la India ilumina sus trenes con él. También se emplea
vara el alumbrado, en las Antillas, Caveña, Tartaria, etc. Se dice
que el aceite sacado en frío da la mejor luz, y un escritor autori-
“zado dice que: «ningún otro aceite puede rivalizar con esta luz,
que brilla casi tanto como la luz eléctrica.»
Como purgante es muy empleado por nuestros médicos, por-
que purga de una manéra mecánica sin irritar las mucosas ni pro-
ducir retortijones. El aceite de México ha sido ya estudiado por
la casa Carlos Erba, de Milán y habiéndolo encontrado muy bue-
no, había decidido organizar una explotación en grande; pao por
causas desconocidas no llevó a cabo el proyecto.
En el comercio se conoce con distintos nombres: aceite de Ri-
cino, aceite de Castor, aceite de Palma Christi, aceite de Los
rilla, etc.
También.se utiliza en la pintura por Ser secante. Sirve, mez-
clado:con el de algodón, para la fabricación de jabones, y aunque
en nuestro país actualmente el aceite de algodón proporcióna la
mayor parte de la materia prima para el jabón, el día que se ex-
plote en grande la Higuerilla, esta planta suministrará ese aceite
preferentemente, por ser de mejor calidad y más barato. El aceite
de Ricino es difícil de saponificar cuando se emplea solo, y por
esto los jaboneros lo mezclan en proporción de 40% con el aceite
de algodón.
En el Indostán, las hojas sirven para la alimentación del gu-
sano de seda, originario do Bengala, que vive sobre la planta en.
domesticidad, y que se llama Bombyx Cynthia. Este gusano
produce una seda menos fina que la de Bombyx Mori que habita
100 EDUARDO BEAVEN
en la morera; pero en cambio la produce con más facilidad y ma-
yor resistencia, por lo que las telas son más durables y así se ex-
plica el hecho de que en aquellos países los vestidos pasen de
padres a hijos. En la actualidad y atendiendo a lo anterior, en di-
versos países se hacen esfuerzos por aclimatar la Higuerilla y su
gusano; pues ¡cosa curiosa! la planta tiene pocos enemigos, por-
que la mayor parte de los insectos. huye de ella. Por esta razón,
cuando otras plantas están invadidas de insectos se recomienda
picar un manojo de Higuerilla y esparcir los fragmentos en el
campo infestado.
La corteza de árboles muy viejos de Palma Christi, sin em-
bargo, suele ser atacada por diversos insectos, como el Coccus y
el Acarus; pero todos ellos son muertos, pintando el tronco con
una lechada de cal o con una solución de petróleo aplicada con
una brocha.
El aceite mezclado con cal, forma un buen cemento.
La Higuerilla pertenece a la familia de las Euforbiáceas, y en
nuestro país las principales especies existentes, son:
I.—Ricinus communis. El Ricino común, Gran Ricino o Pal-
ma Christi, este último nombre en razón de sus bellas hojas pal-
meadas, es muy abundante y vive en nuestro país. Tiene tallo
cilíndrico, fistuloso, verde, con alturas variables de 1 a 2 metros;
de hojas grandes, lisas, de color verde; de flores unisexuadas; dis-
tribuidas en la base los machos, y en el ápice las hembras. Los
tallos van terminados por espigas en panículos que producen fru-
tos numerosos, globulosos, erizados de puntas que encierran gra-
nos voluminosos del tamaño de un frijol, lisos, lustrosos, oblongos
y señalados con manchas o estrías morenas; la almendra es blan-
ca, algo dulce y un poco agria.
11,—Ricinus sanguineus, Ricinus rutilans. El Ricino sanguíneo
se distingue por su altura de 3 a 6 metros y por el color san-
guinolento, por sus hojas con muchos lóbulos desiguales, irregu-
larmente dentados y. peciolos de 30 a 40 milímetros de longitud;
hojas y peciolos igualmente de color sanguinolento. Los granos
tienen un ligero tinte rosa, con vetas claras. ?
111. —Ricinus africanus, Ricinus Tunecensis. El ricino de Afri-
1d
>
7
EL CULTIVO DE LA. HIGUERILLA 101
ca es la especie o variedad que crece espontáneamente en los cli-
mas cálidos, alcanzando hasta 9 metros de altura.
Algunos autores hablan también del Ricinus púrpura y del Ri-
cinus Veredis que no son sino variedades de los anteriores.
En lo general, esta planta es robusta y resiste una gran va-
riedad de climas, así se puede ver que en las regiones tropicales
vive lozana al nivel del mar y hasta altitudes de 1,500 metros;
que en Inglaterra y en la parte Norte de los Estados Unidos vive
durante el Verano.
En Oaxaca se cultiva en los terrenos areno-arcillosos o arcillo—
ferruginosos y en terrenos que se destinan al cultivo del maíz,
con el cual se siembra a veces, aprovechando para este objeto,
las labores para la siembra del mismo, lográndose, según se dice,
una gran economía, porque la cosecha del cereal paga los gastos
de siembra de la Higuerilla. Los señores Segura y Cordero dicen
que crece de preferencia en los terrenos arcillosos profundos que
conservan alguna humedad y que están suficientemente abona-
dos. Su vegetación es muy rápida cuando se hace la siembra en
tierras apropiadas, pero es lenta y produce pocos granos en los
terrenos pobres arenosos, 'azotados por la sequedad.
El señor Nicholls en su tratado de Agricultura Tropical afir-
ma, sin embargo, que el mejor suelo es un terreno arenoso O arci-
lloso, rico y bien drenado; y aconseja que se debe evitar las are-
nas ligeras y flojas, tanto como los suelos pesados y húmedos.
La semilla conviene sembrarla en los meses de abril, mayo y
junio directamente en el campo que se va a cultivar, sin imitar la
práctica viciosa de algunos de formar almácigos.
La tierra debe limpiarse previamente de la manera ordinaria,
y en seguida se hace una labor profunda; después se hará un ras-
trilleo que es necesario para dejar el suelo parejo, limpio y suelto,
de manera que las"raíces puedan penetrar fácilmente. En nuestro
país siembran la semilla sin preparación;.pero parece que es con-
veniente derramar agua caliente sobre los granos y dejarlos hu-
medecidos durante 24 horas. Se cojen 4 semillas para cada agu-
jero, colocando en líneas y a distancias de 2 metros un agujero de
otro, cuidando que la semilla quede a unos dos centímetros de la
Mem. Soc. Alzate, t. 37—13*,
102 EDUARDO BEAVEN
superficie. Los granos se ponen entre sí a una distancia como de
0.15 metros, y de las plantitas que broten se recogerá la más sana
y robusta y las otras se destruirán.
A los diez días aproximadamente, los granos germinan, y las
plantas crecen rápidamente, comenzando a dar frutos a los 4 me-
ses. Si el lugar no está suficientemente húmedo, es buena prácti-
ca darle riego, antes de la plantación. Cuando la planta alcanza
un metro será bueno desyerbar, y hacer el aporque o montón
para darle mayor estabilidad a los troncos. En nuestro caso el ob-
jetivo será producir árboles que tengan muchas ramas de frutos
y para esto será necesario desmochar o despuntar el vástago prin-
cipal, cuando crezca demasiado aprisa, pues sin esta precaución
se desarrollarían grandes tallos de madera, con pocos ramos de
frutos.
La recolección de los frutos debe hacerse cuando estén estos
maduros, lo que se conoce de diferentes maneras, según la varie-
dad de Higuerilla. Son señales: que la cáscara que envuelve los
granos tome un color amarillo; que los frutos de un color verde o
ligeramente rojizo cambien al amarillo o al moreno, adquiriendo
las púas de la cápsula una dureza considerable, o bien cuando los
frutos comienzan a ennegrecerse.
La recolección es contínua y sucesiva porque los frutos no ma-
duran por igual. Generalmente empieza en el mes de agosto y
termina a mediados de octubre, después de las primeras heladas.
En caso de que*no se recogiesen los frutos de los árboles la
cosecha se perdería, porque las cápsulas se abren repentinamente
con fuerza y arrojan el grano a grandes distancias.
Los frutos se aglomeran en la parte superior de la planta, y si
esta no excede de 2 metros se pueden cortar a mano; pero si la
planta es alta se pueden desprender los frutos sacudiendo al ár-
bol, pues parece que no se maltrata. No es de recomendarse este
medio, porque es natural que mucho grano se ha de perder y el
árbol puede lastimarse.
Una vez cortados los racimos se conducirán a un secadero o
asoleadero para que se sequen completamente. En el día se vol-
tearán los frutos una o dos veces, con rastrillo, y con objeto de
4 y
EL CULTIVO DE LA HIGUERILLA 103
que todos ellos se asoleen. A los dos o tres días que los frutos se
han secado, las cápsulas que son dehicentes, se abren y sueltan
los granos que contienen.
Si en la cosecha se han recogido algunas cápsulas que no es-
taban maduras, entonces los granos se separarán, golpeando las
cápsulas con varas flexibles o con látigo. Recogidos los granos,
los polvos y materias extrañas se quitarán por aecho.
Entretanto los granos estén asoleándose, hay que tener cuida-
do de que no vayan a mojarse por una lluvia, y como precaución
se tendrán encerados o tablas para cubrir el grano oportunamente
y previo amontonamiento de la semilla.
Hemos dicho ya que los granos brincan a gran distancia, y
por esto conviene que el asoleadero tenga una cerca de madera
de un metro cincuenta centímetros de alto o por lo menos que
al rededor del grano haya un espacio bien limpio de unos 3.60 me-
tros. Los frutos extendidos no deben tener un espesor de más de
0.15 metros, pues entre más delgada sea la capa, más pronto se
secará.
Si los granos se dejan a la humedad pueden desarrollarse en
su superficie fungosidades que los hagan desmerecer.
Todos los libros que he leído sobre la Higuerilla al tratar de
la siembra, sólo señalan dos clases de semilla: la semilla grande
y la semilla chica. La semilla grande da de 25 a 30% de aceite,
de calidad inferior que sólo sirve para alumbrado y lubrificación.
El grano chico es más estimado que el anterior por el mayor ren-
dimiento que da en aceite y que es de 38 a 40%, de mejor calidad
y que se destina principalmente a usos medinales. Además, este
grano chico pertenece a la variedad más rústica de la Higuerilla
y la extracción de su aceite es más económico, porque se emplea
la extracción en frío.
Según el Ingeniero Agrónomo Gabriel Gómez, la cantidad de
semilla empleada por hectárea varía de 3 a 4 kilogramos, pero se-
gún Vermorel se necesitan de 10 a 12 kilogramos por hectárea.
El peso del hectólitro de granos oscila de 50 a 60 kilos.
El rendimiento de cada planta es variable naturalmente con
la clase de terreno, clima, variedad botánica, cultivo y edad de la
104 EDUARDO BEAVEN
planta y por este motivo es difícil dar un promedio. En el medio-
día de Francia se obtiene de 400 a 500 kilos de granos por hec-
tárea (25 plantas pueden dar un kilo de semillas). En España y en
las Colonias Francesas se obtienen de 1,500 a. 2,000 kilos de gra-
nos por hectárea.
En la India un solo árbol a veces produce 6.975 kilos. En los
Estados Unidos se cosecha de 15 a 25 bushels por acre. (Un bus-
hel son 36.34 litros y un acre son 4,046 metros cuadrados) o sean
de 13.47 a 22.45 hectólitros por hectárea. En nuestro país, ade-
más de lo ya expuesto sobre los motivos para la variación del ren-
dimiento, hay que tener muy presente las condiciones en que se
haya cultivado, pero en el segundo, tercero y cuarto año puede
considerarse que cada planta produce de 3 a 10 kilogramos o de
5,000 a 7,000. kilos por hectárea.
El grano de Ricino limpio tiene una gran demanda en los mer-
cados de Estados Unidos y de Europa, a los cuales puede ser ex-
portado en sacos o barriles, y aunque la industria de extracción
del aceite es pequeña en México, siempre, tendrá compradores la
semilla que se produzca. El grano en tiempos normales se ha ven-
dido de 6 a 8 centavos oro nacional el kilogramo en el lugar de
producción.
Se tienen ya todos los datos necesarios para calcular el esta-
blecimiento de una pequeña explotación de Higuerilla.
En los Estados Unidos, empleando maquinaria moderna, se
dice que un hombre puede personalmente hacer las labores nece-
sarias al cultivo de 50 acres (20 hectáreas), y por ese motivo tomo
esta superficie de terreno en el proyecto que voy a formular.
La forma del terreno más favorable para la explotación será
un cuadrado de 447.21 metros de lado.
La Higuerilla se sembrará en surcos abiertos por el arado, co-
mo para el maíz, y la distancia que debe dejarse entre mata y ma-
ta será de 2 metros para que no se estorben unas a otras y se de-
sarrollen en buenas condiciones de sol y aire.
El costo de cultivo y cosecha y el producto aproximado en ki-
los por hectárea, según los datos anteriores, pueden hacerse en la
siguiente forma y orden:
4
AA a e as >
EL CULTIVO DE LA HIGUERILLA 105
SAA AAA 0 ___—__ __—_ ==
Destrucción de la hierba antes de sembrar, en
NACION A Dl a ASE E $ 1.50
Romper, rastrear y cruzar la tierra (6 troncos)___. ,, 9.00
Semilla: $ kilogramos a $0.15 cada uno_____-- > 20
DAN STO E o A a ESO
Destrucción de las plantas débiles, escogiendo
más sana TODUSta codo eo o de A 22
$ 15-45
Desyerbe en su oportunidad, cuando llegue a
metio dd Sa Ur o DS o e e A $- 2.00
Aporque o MONTON Ce da ARE Ao E dre. 228
Pudo deso Let a E AO » 3-00
EA IA E MAR RD dE E O
Riego previo si lo hay, O de auxilio, o ligero____-- OD
Seuundarescardas oa. o A E A O
hresalimpras: con azadónt 12 RE 2:00
Costo de recolección (2,909 kilos por hectárea)___ ,32.20
Conducción al secadero o asoleadero de tres to-
a Lo ai ds dE PA
Wolico de IrUtos 10 lea o e Ia »» 1.50
Wapuleo y aecho == 1 atlas y 2.00
Costo de cultivo y cosecha por hectárea, ____-- $576.65
Considerando una producción de 2,909 kilos por
hectárea, por término medio, con valor de $0.08
oro nacional el kilogramo en el lugar donde se
A e E ES $232.72.
Resulta una utilidad líquida por hectárea de__ $
Para sembrar las 20 hectáreas y hacer la Ccose-
cha respectiva, habría que gastar, como sigue:
-20 hects. multiplicado por $76.65 oro nacional. $1,533.00
La producción será de $232.72 por 20 hectáreas ,,4,054.40
La utilidad líquida anual en 20 hectáreas, será.. $3,121.40
Mem. Soc. Alzate, t. 37—14.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.'—MÉMOIRES, T. 37. 107
LA NECESARIA EXPEDIGION DE LEYES ADECUADAS
PARA LA
PROTECCION FORESTAL DEL PAIS
POR EL
Ingeniero Miguel A. de Quevedo, M.-S, A.
(Sesión del 2 de Julio de 1917)
Ha sido convicción general, muy particularmente en la gente
culta del país, que es indispensable cese la destrucción de nues-
tros bosques y se procure la repoblación de muchos de los tala-
dos, pues se palpan por todas partes y en diversas formas los
perniciosos efectos de la falta de vegetación forestal en grandes
extensiones del suelo patrio, sobre todo en nuestras serranías y
altiplanicies de la Mesa Central y del Norte. Sin embargo, tam-
bién es un hecho incontrovertible y muy lamentable que perso-
nas muy cultas, cuando se trata de que se expidan las leyes in-
dispensables y se pongan en práctica disposiciones reglamenta-
rias para impedir la destrucción de los bosques o por lo menos
para restringir el abuso de su explotación, con todo y sus lamen-
taciones por la tala abusiva, encuentran grandes escrúpulos, y los
mismos legisladores y juristas vacilan, se oponen o pretenden que
sólo se dicten disposiciones, que se tomen medidas o providen-
108 MIGUEL A. DE QUEVEDO Lo
cias, pero que no se dicten leyes, v así la ruina forestal del país
avanza en desastrosas proporciones por falta del suficiente apo-
yo legal.
Bajo el Gobierno Colonial rigieron leyes muy eficaces, for-
mando todo un código forestal, que dieron protección tanto a los:
bosques públicos o de uso común cuanto a los de particulares; y
al independerse la Nación de aquel Gobierno todavía era admi-
rable su gran riqueza forestal, a pesar de los decretos de 1313 que
autorizaron el reparto y fraccionamiento de los terrenos baldíos y
realengos, aun conteniendo bosques, y de la libre disposición de
los de particulares.
Bajo el Gobierno Nacional ninguna ley de carácter general y
eficaz ha sido dictada, solo disposiciones incoherentes de uno que
otro Gobierno local o del general, y sin duda que a esto se debe
en gran parte la destrucción tan colosal de nuestros bosques, ac-
tivada con el establecimiento y explotación de los ferrocarriles. -
La gran ruina forestal ha traído por intermitencias algunos inten-
tos de que se le ponga remedio: en 1870 fue tema de interesan-
tes estudios en la Sociedad de Geografía y Estadística la que
nombró una comisión encabezada por el ilustre don Ignacio Ramí-
rez, pero las conclusiones de su dictamen a pesar de comprobar
los graves males de la pérdida de los bosques, fueron contrarias a
la expedición de leyes que restrinjan a ese respecto el libre apro-
vechamiento de los recursos vegetales naturales de los terrenos
privados. »
Las talas continuaron cada vez con mayor desenfreno tanto en
bosques particulares como en municipales y nacionales, y volvió
con motivo del Concurso de las Sociedades Científicas Metropo-
litanas, celebrado en 1895, a ser tema importantísimo de este bri-
llante torneo, el de la necesaria conservación de los bosques, el de
la repoblación de los talados y sobre la legislación acerca de los
mismos.
La Sociedad Mexicana de Historia Natural se hizo cargo de
tratar esos temas que nuestros sabios naturalistas, los señores don
Manuel Villada, don Eduardo Armendáriz y don Fernando Altami-
rano, desarrollaron por lo tocante a los dos primeros, o sea de la
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 109
necesaria conservación y repoblación de los bosques, de manera
brillante, revelando profundos conocimientos y muy exacta inte-
ligencia de nuestras grandes deficiencias a ese respecto; esos no-
tables trabajos que pueden servir de fundamento a la Legislación
Forestal la más estricta, por sus argumentos persuasivos y elo-
cuentes, pudieran servir hasta para apoyar leyes como las de los
tiempos en que los gobiernos de Carlos V y Felipe ll, penaban de
la muerte al que derribara un árbol del monte sin la respectiva
licencia. Esas notables y sólidas premisas para fundar el tema de
la Legislación Forestal, fueron sin embargo deficientes, de nulo
efecto; pues el dictamen sobre esta Legislación, sustentado por
encargo de la misma sociedad de Historia Natural y a invitación
también de la Academia de Jurisprudencia por el señor Lic. don
Ricardo Ramírez y publicado como los anteriores, en el cuaderno
núm. 12 del 22 tomo de «La Naturaleza,» órgano prestigiado de
aquella Sociedad, concluyó ese dictamen por la improcedencia
de que se reformara la Constitución en el sentido de facultar al
Congreso de la Unión para legislar en la materia; he aquí tex-
tualmente sus palabras: «Obsequiando la indicación de la Acade-
«mia de Jurisprudencia, he escudriñado minuciosamente las cir-
«cunstancias especiales que pudieran justificar una reforma
«constitucional, en el sentido de encomendar al Congreso Federal
«la legislación sobre bosques, y no. he encontrado ninguna a pesar
«de mis pesquisas; pues la importancia de la conservación de los
«montes, por urgente que se le suponga, como antes se ha mani-
«festado, no es un motivo suficiente para variar el orden estable-
«cido,» y añadió: «La Soberanía de los Estados, por lo demás, no
«es un obstáculo para que el Gobierno Federal, en la órbita de
«sus facultades, tome providencias que pueden ser de gran bene-
«ficio para la conservación de los montes.» Es el criterio antes se-
ñalado, de que se tomen providencias, pero que no se dicten leyes,
extraño criterio de un hombre de ley, repudiando las leyes para
basar en lo arbitrario providencias sobre materia de tan gran tras-
cendencia económica y social.
El mismo legista al pasar a discutir las “Bases para la forma-
ción de un Código Forestal» asienta de plano que: «la condición
Mem. Soc. Alzate, —t. 37-14%
110 MIGUEL A. DE QUEVEDO
«interina de la propiedad de la Nación y de las Municipalidades
«en los bosques de su pertenencia, desvía cualquier intento de
formar un nuevo Código Forestal;» sin discutir si es o no prove-
choso para los intereses nacionales y municipales vinculados en
la propiedad forestal ese interinato en la pertenencia o propiedad.
Y añade, respecto al mismo tema del Código Forestal, que: «en
«cuanto a los montes de propiedad privada, las providencias que
«pueden dictarse, si bien de importancia suma, no son en tal nú-
«mero que exijan una codificación separada.»
«Por este motivo, limitaré el presente estudio al examen de las
«medidas que pudieran ponerse en práctica, con el objeto de im-
«pedir la desaparición de los bosques;» y en esta discusión con-
cluye que: «bien puede el legislador prohibir el aniquilamiento de
«los montes, cuando no tuvieren por objeto dedicar el terreno a la
«labranza;>» medida insuficiente, siendo que siempre alega esta ra-
zón el texplotador del monte cuando lo tala o el propietario del
terreno, y hay la mayor parte de los terrenos de monte o foresta-
les impropios para el cultivo agrícola.
Quedaron, pues, en esa magnífica ocasión nuestros bosques
desamparados, sin el apoyo de conclusiones jurídicas eficaces, y
dada la resonancia que en el medio político e intelectual tuvo
aquel concurso científico, quedó como un axioma la improceden-
cia de una reforma constitucional para la protección forestal del
país y de la expedición de leyes especiales sobre la materia; de
aquí sin duda que hayamos sido tan poco escuchados los que en
años posteriores y a partir de 1901 emprendimos nueva campaña
con el apoyo de los mismos sabios naturalistas, fieles siempre en
su amor predilecto por nuestras riquezas naturales, especialmente
las forestales, a cuyos sabios ya nombrados debemos añadir los
no menos ilustres, miembros de esta Asociación, don José Ramí-
rez, don Gabriel Alcocer y don Alfonso Herrera, para que se lle-
vara a cabo la necesaria reforma constitucional que diera protec-
ción a las forestas.
Grande fue, pues, nuestro conténto al presentarse con motivo
del nuevo Congreso Constituyente, oportunidad de que quedara
definitivamente facultado el Congreso de la Unión para legislar
E
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 111
en materia forestal y que asimismo- quedara afianzada la propie-
dad o el usufructo, por lo menos, de los montes municipales en
bien de los respectivos pueblos y, para el provecho del Erario y
el equilibrio económico y climatérico, una conveniente Reserva
de bosques de la Nación.
Dí cuenta a esta Asociación con el estudio que titulado: «Al-
gunas consideraciones sobre nuestro Problema Agrario» redacté
y publiqué con el preferente objeto de que en el 1V% Congreso
Constituyente, reunido en Querétaro entonces, se resolvieron fa-
vorablemente aquellas importantes cuestiones; pero temeroso de
que, para los efectos de que al Congreso de la Unión se le otor-
garan facultades para legislar en materia forestal, no fueren sufi-
cientes mis argumentos de aquel estudio, sostuve diversas conferen-
cias con los encargados de la redacción del proyecto de Reforma
Constitucional y dirigí al señor Presidente del Congreso y al Se-
cretario de Fomento, miembro también del Congreso, Ingeniero
Pastor Rouaix, la iniciativa o Informe que aquí transcribo:
Ninguna persona culta puede ya hoy día desconocer la nece-
sidad de la protección forestal, esto es, de la vegetación espontá-
nea o natural del suelo, que no debe ser destruída sino en los
sitios adecuados para reemplazarse por otra agrícola de más útil
provecho para las necesidades humanas; porque el suelo sin vege-
tación no es la morada natural dei hombre, siendo que aquella
ejerce utilisimas y necesarias funciones en la vida animal, o
condiciones biológicas. De aquí que los desiertos o extensiones
territoriales sin vegetación sean inhabitables y que todas las na-
ciones cultas los combatan o reduzcan su extensión y procuren a
toda costa conservar la vegetación forestal en la mayor proporción
posible, con las necesidades agrícolas, siendo una característica
de cultura y bienestar de una nación su alto coeficiente forestal,
o sea la proporción entre la superficie de sus forestas y la del to-
tal territorio, y una característica también inequívoca de atraso y
malestar social para una nación, un elevado coeficiente de desier-
tos o terrenos yermos, desnudos o de muy escasa vegetación. Y
ello no solo por las dichas ventajas de aquélla en la vida animal,
sino también porque la vegetación forestal da elementos necesarios
112 MIGUEL A. DE QUEVEDO
para la vida doméstica y social, como son las maderas de combus-
tión y de construcción y maltitud de otros productos irreemplaza-
bles. De aquí que las naciones, las más cultas, como son las del
Norte de Europa y las que de ellas provienen, tengan verdadero
culto y respeto por la vegetacion, principalmente por el árbol, rey
de la misma, y que por costumbre y tradición, aun sin leyes, el
árbol y la vegetación en general se protejan y propaguen. Por
el contrario, la razas que poblaron el Sur de Europa y todos los
demás territorios limítrofes al Mediterráneo, o que formen Su
cuenca, desde la decadencia de Griegos y Romanos, los más
cultos y poderosos en antiguos tiempos y cuyos territorios, que
ocuparon o dominaron, eran vergeles de fertilidad agrícola y de
bellas y ricas selvas, convirtiéronse en gran parte en páramos, y
desiertos por el abuso en el aprovechamiento de la vegetación
forestal y por el poco o ningún respeto por ella y por el árbol; y la
dificultad económica y aun la miseria y malestar fue el resultado
para esos pueblos, obligados hasta emigrar, y algunos, como los
del Norte de Africa, perecieron sus antes espléndidas ciudades,
sepultadas en las tierras del avance de los desiertos, cual la
portentosa Timgad, que el conquistador francés de esas regiones
ha desenterrado para el asombro y el temor de la humanidad ante
el terrible espectáculo del desastre y de la ruina de poderosos
pueblos por su incuria forestal, por la falta de respeto y de culto
al árbol; ruina semejante y mayor por su amplitud, que la produ-
cida por cráteres volcánicos en erupción que Pompeya y Herculano
destruyeran. El avance de los eriales y desiertos por esa incuria
es como la lepra o el cáncer en el cuerpo humano, que lo corroen
y lo matan y como las epidemias en los poblados o colectividades
humanas que las diezman o acaban con ellas.
De entre las razas o pueblos del litoral Mediterráneo que más
se han señalado por esa incuria forestal, han sido la hispana o
ibero-latina y la árabe, esta última que dominó también en gran
parte de España en largos siglos, mezclándose con la raza ibe-
ro-latina, que constituye la nuestra con la indígena; y a aquella
raza árabe no le ha valido su gran afición y excelentes cualidades
para el cultivo agrícola v obras hidráulicas, de que dejó tan nota-
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 113
bles muestras en la misma España, pues su incuria forestal, su
afán destructor de los bosques, cual el de su ganado cabrío y ani-
mal doméstico preferido, le llevó a la miseria y a la indolencia con
la fatal ruina de sus campos agrícolas en el Africa.
La Madre España, granero del gran Imperio Romano por su
riqueza agrícola y emporio de grandeza mundial más tarde, llegó
a desfallecer en la ruina económica v decadencia, tanto por su
generosa, caballeresca y esforzada expansión de sus hijos y de
su vigor para poblar y cultivar gran parte de América y del Asia,
cuanto por sus infértiles campos convertidos en áridos yermos y
sun montañas repletas de bosques en peñascales desnudos que
hoy cuesta tanto fertilizar aquéllos y repoblar éstos, para que el
campesino no continúe a emigrar a países lejanos por falta de sus-
tento en el mísero suelo patrio.
Heredamos la incuria forestal de la raza ibero-árabe, y nues-
tra raza indígena, que con ella constituye nuestro conglomerado
nacional, no nos trajo tampoco el culto ni el respeto por el árbol
o por la vegetación forestal: nuestros pueblos indígenas talan a
raso sin compasión sus bosques, tan luego como hay una vía fá-
cil de transporte para vender sus productos, o los incendian, aun
en abruptos y encumbrados cerros, para cultivar alguna milpa o
cebada que tras dos o tres años de mal rendir se abandonan esos
cerros para talar otros, y así nuestras antes bellísimas serranías;
cubiertas de ricos bosques, que aseguraban la felicidad de esos
pueblos indígenas,.van quedando por todas partes del territorio
peladas y estériles, llevando también la ruina a los valles agríco-
las los detritus infértiles de esas serranías peladas que las aguas
acarrean en torrencial devastación de sementeras y poblados.
¿Y todavía podrá haber, quien, ante ese desastre nacional que
día a día aumenta sus ruinas, se atreva a sostener que es asunto
de poca importancia la expedición de una Legislación Forestal
adecuada, que, con fundamento en tan graves males de ruina na-
cional, no local ni de uno o más Estados, venga a poner remedio
a ellos? :
A principios del pasado siglo vinieron al país eminentes sa-
bios naturalistas y sociólogos, los Humboldt, los Bonpland, y que-
Mem. Soc. Alzate,—t. 37—15
114 MIGUEL A. DE QUEVEDO
daron, cual el conquistador Cortés, admirados por la sorprendente
belleza y la riqueza de su vegetación forestal que contenía las va-
riedades vegetales más preciadas de todos los géneros y especies,
tanto de clima tropical cuanto de templado y frío, desde las bajas
llanuras de las costas hasta las cordilleras de encumbradas mon-
tañas y, no habiendo encontrado riqueza forestal ni mineral se-
mejante o igual en otros países, esos sabios peregrinos que tantos
exploraron, el deseo le vino al primero de anunciarlo al mundo y
de aconsejar el Barón de Humboldt en un «Ensayo Político sobre
la nueva España,» nuestro México, un sistema gubernativo de ad-
ministración pública, basado principalmente en el juicioso apro-
vechamiento de tantos y tan valiosos recursos.
Pero ya las guerras por la independencia Nacional conmovían
y perturbaban al país, y lograda aquélla prosiguieron intermina-
bles guerras intestinas que llevaron al mal uso o sacrificio de
aquellos inmensos recursos. En medio del fragor de los combates
el Congreso Constituyente, en 1857, discute y expide la Consti-
tución Nacional, ya completa base fundamental que nos ha regi-
do para las instituciones sociales y políticas y para el sistema de
Administración Pública; notable por tantos conceptos, ella se des-
entendió por completo del consejo de aquellos juiciosos sabios,
del interés nacional vinculado en la conservación de los recursos
forestales del país, de su. buen aprovechamiento, así como del
suelo agrícola con uma agricultura bien protegida y bien guiada;
de todo se habló en esa Constitución, dándose facultades al Con-
greso de la Unión para legislar en Minas, en Comercio, en Vías
de Comunicación terrestres y marítimas, etc., etc.; pero ni una
palabra para la protección forestal ni para la agrícola, ni para el
desarrollo y juicioso aprovechamiento de sus riquezas, en que es-
tá vinculado el sustento nacional y las condiciones de bienestar
doméstico y social. Todo ello se olvidó, y, como la Catta Magna
fuese intangible en muchos años, por el espíritu celoso de aque-
llos que la elaboraron, pensando haber hecho perfecta y completa
obra, se rechazaron los proyectos de Reforma Constitucional y de
leyes para la protección forestal y agrícola, que modestos y pa-
triotas hijos propusieran; sólo el espíritu, que vino a prevalecer en
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 115
los directores de la Cosa Pública, de amplio mercantilismo, de
Ciencia Positivista tendente tan solo al enriquecimiento de las
clases superiores, con indiferencia completa y corazón vacío de
amor y de caridad para las clases bajas, consiguió reformas a la
Constitución para legislar en materia Bancaria, y otras con gran
provecho y privilegios para el capital extranjero, o para cualquie-
ra otro fin que beneficiara a las dichas clases superiores, y la rui-
na forestal y agrícola prosiguió. :
Los Gobiernos de los Estados, a quienes se dejó la facultad,
en esa Constitución, de legislar y hacer lo necesario para la pro-
tección forestal y agrícola, nada absolutamente hicieron; una que
otra disposición sobre aprovechamientos forestales en montes Mu-
nicipales, del todo deficientes y sin aplicación práctica. Sólo el
Gobierno del Estado de Zacatecas, en 1897, cuando ya todos sus
bosques habían sido talados y quedado su suelo casi en completa
desnudez vegetal, se preocupó en expedir mezquina ley de pro-
tección forestal y de arboledas, que ha quedado sin aplicación
por la falta de personal competente de Guardería e Inspección
que la haga observar.
En los largos años de paz y del desarrollo de la labor y rique-
za nacional del Gobierno del Gral. Díaz, cuyo principal progra-
ma, tendente a esos efectos, fue el establecimiento de toda una
gran red ferroviaria de comunicaciones por casi todo el territorio,
el resultado de ella, el más eficaz, en final de balance, ha sido la
tala general de bosques, la más desenfrenada y ruinosa que darse
pueda, sin restricción alguna y llevada a cabo con la facilidad que
esas vías férreas prestaron, principalmente por extranjeros y para
su provecho, impedidos en sus países de efectuar semejante obra
destructora y salvaje por eficaces leyes de protección forestal que
lo prohíben, con vigilancia extricta de parte de las autoridades
para que ellas se cumplan. Y así, el cuerpo terráqueo de la Pa-
tria Mexicana, perdió su necesario abrigo forestal, aquella bellísima
y rica vestidura vegetal, cual ninguna otra en el mundo, que causó
la admiración y asombro de los sabios naturalistas, los Humboldt y
los Bonpland, y quedó en harapos, cual el pobre indio de esa Pa-
tria Mexicana, con aquella vestidura destrozada: pequeños reda-
116 MIGUEL A. DE QUEVEDO
les de bosques aquí y allá que ya no bastan para proteger ni el
suelo ni el clima, y la vida humana no es ya la fácil y bella vida
de otros tiempos en fértiles campos y montañas cubiertas de her-
mosas selvas, dando frutos y elementos riquísimos de bienestar;
todo es pobreza agrícola, sequía creciente y malestar, y la vida
humana desfallece cual la de la Patria Mexicana.
Ante el espectáculo desolador de esa gran ruina nacional, por
la incuria forestal y agrícola de anteriores generaciones y gobier-
nos, ¿qué vemos hoy, qué esperanza nos queda?
Se discute actualmente en cuarto Congreso Constituyente el
Proyecto de Reformas a nuestra Constitución, pero ese Proyecto
adolece de la misma gran indiferencia agrícola y forestal que la
antigua Constitución de 1857, olvidándose de que la vegetación
forestal y agrícola del suelo es elemento que importa a todo tran-
ce proteger, porque es elemento indispensable de subsistencia y
bienestar.
En su artículo 73 el Proyecto de Reformas mantiene la facul-
tad para el Congreso de la Unión de legislar en toda la República
(fracción X) «sobre minería, comercio, instituciones de crédito y
trabajo», desentendiéndose de que, por lo tocante a riqueza pú-
blica, la vinculada en la vegetación forestal es de tanta y aun de
mayor cuantía que la mineral y de más necesaria protección por
medio de leyes federales, pues que los minerales no desempeñan en
lo general otro papel más que el inherente a su valor comercial o
al monetario, mientras que los recursos forestales sobre su papel
biológico dan elementos también muy valiosos y que son necesa-
rios para la vida doméstica y social, como son las maderas com-
bustibles y de construcción. Presenciamos a diario los grandes
sufrimientos de las poblaciones grandes y pequeñas, a causa de
la falta de combustible por la escasez de bosques y por los tras-
tornos en las vías de transporte e inseguridad en los montes con
la Revolución y que impiden surtir con eficacia del carbón y de
la leña para las más imperiosas necesidades de la vida domés-
tica; lo que demuestra cuán necesarios son esos productos de
los bosques, cuya conservación importa por lo mismo proteger
por medio de leyes adecuadas de carácter general y no al aca-
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 117
so de que las expidan o no todos los Gobiernos de los Estados.
Ya se ha visto prácticamente que esos elementos forestales,
necesarios a la vida doméstica, son irreemplazables, pues ni nues-
tra gran riqueza en petróleo, ni la hidráulica, o el carbón blan-
co, han podido subsanar aquella falta, porque en la misma
Capital, con todo y los treinta mil caballos de energia hidro-eléctri-
ca distribuida, el pueblo y aun las clases acomodadas se encuentran
sin elementos bastantes para poder reemplazar el carbón y la leña
por la calefacción eléctrica. Además, la energía hidro-eléctrica
se encuentra sujeta a un caudal de agua que disminuye conside-
rablemente y aun se agota si la vegetación forestal falta en las
cuencas de los ríos que la proporcionan, y también por este con-
cepto, de protección a la conservación de la energía hidráulica,
importa tener una legislación forestal de carácter general que la
garantice. Tal aserción no es por lo tocante a que los bosques
tengan influencia sobre la lluvia, cuestión en disputa, siendo yo
de parecer a ese respecto que su influencia es solo local, sino a la
evidente y reconocida influencia de la vegetación en la regular
distribución del agua llovida, por el suelo y el subsuelo y su me-
jor aprovechamiento en la alimentación de los cursos de agua,
disminuyendo las pérdidas por evaporación y por escurrimento
cuando el suelo está cubierto de vegetación. K
Se olvida el mismo Proyecto de Reformas, al facultar, en la
fracción XVII del mismo artículo 73, al Congreso de la Unión
para legislar sobre aguas de jurisdicción federal y su aprovecha-
miento, que la conservación del caudal de aguas de esas princi-
pales corrientes, que cruzan por diversos Estados y en que está
vinculada la riqueza agrícola por los riegos que las mismas 'pro-
porcionan, y la riqueza industrial, por la fuerza hidráulica que la
industria aprovecha de ellas, no puede quedar garantizada esa
conservación del caudal de aguas, si no es mediante la conserva-
ción forestal en las cuencas superiores de dichas corrientes o ríos,
conservación forestal que sólo una legislación de carácter gene-
ral o federal puede garantizar, cosa tan necesaria en un país de
régimen pluvial tan variable de una región a otra, tan escaso en
lo general y en un país también de cuencas hidrográficas supe-
Mem. Soc. Alzate, —17-Enero-1919.—t. 37—15%
A
118 MIGUEL A. DE QUEVEDO
riores, tan montañosas y deleznables por su constitución geo-
lógica. 3
Y se olvida también que para impedir el régimen torrencial
de los cursos de agua, que por la desforestación llega hasta pro-
ducir catástrofes frecuentes, que arrasan ciudades v otros pobla-
dos, causando consternación en todo el país y aun en el extran-
jero, por el número crecido de víctimas y pérdida de grandes
riquezas, ya en Monterrey, ya en León, ya en Guanajuato, ya en
el Cantón de Orizaba, etc., etc., no pueden ser remediadas esas
terribles catástrofes por inundación si no es mediante la prohibi-
ción de la tala de bosques, su ordenada explotación, y en muchos
casos teniendo aún que recurrir a la repoblación forestal de las
cuencas superiores de los ríos que las causan y que sólo por ac-
ción del Gobierno Federal, mediante legislación protectora de ca-
rácter general pueden lograrse esos únicos remedios. Y se olvida
que esos desastres. por la incuria forestal afectan también a las
vías generales de comunicaclón, cortándolas y destruvéndolas la
inundación torrencial, ya carreteras, ya vías férreas de interés ge-
neral, que de la federación dependen, tal el Ferrocarril Mexicano
entre la Capital y el Puerto de Veracruz y la gran carretera na-
cional, expuestos a destrucción y a ser interrumpidos, como ya
ha acontecido, por las avenidas torrenciales del río de la Carbo-
nera en el Cantón de Orizaba, amenazante cada día más, por la
tala de los bosques de la serranía del Pico de Orizaba en que to-
ma origen, torrente que causó desastrosa inundación, llevándose
medio pueblo de Nogales y causando también gran perjuicio al
importante poblado e industrias de Río Blanco. ¿Y será posible
que el Gobierno Federal nada pueda hacer para proteger, contra
la incuria forestal de las autoridades locales, dichas grandes vías
de comunicación y dichos poblados y prósperas industrias, esta-
blecidas mediante concésiones federales, por falta de una legisla-
ción forestal que lo autorice? ¿y podrá quedarse también incapa-
citado el Gobierno Federal para proteger las grandes vías de
comunicación general que pasan por Monterrey, por Guanajuato,
por León y por tantos otros sitios amenazados por los cursos to-
rrenciales, cada día en mayor número, cada día más intensos, por
LD
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 119
la incuria forestal de los Gobiernos de los Estados? Sería estable-
cer un provincialismo desastroso para los intereses generales de
la Nación. :
La fracción XVI del artículo 73 del mismo Proyecto de Re-
forma Constitucional, propone una ampliación de facultades le-
gislativas al Congreso de la Unión para que legisle sobre salubri-
dad general de la República y se desentiende por completo de
que esa salubridad no puede quedar garantizada si no es median-
te una legislación de protección forestal en todo el territorio, por-
que la sequía que lo invade más y más, en su suelo y en su at-
mósfera, es causa, la más grande, de insalubridad y sólo se remedia
esa sequía con la vegetación del mismo suelo. Se olvida de que
el mal creciente de la esterilidad y sequía del suelo, por la incuria
forestal, es más grave que cualquiera epidemia, porque ellas son
la lepra del cuerpo terráqueo nacional, que empieza por calveros
o ralos vegetales, se extiende en secanos y yermos, en que la vida
humana es penosa e insalubre, y llega a desiertos en que esta
es imposible. 3
Se desentiende ese Proyecto de que esos males, de la falta de
vegetación del suelo, amenazan ya muy seriamente la salubridad.
de muchos poblados y grandes ciudades, y que la misma Capital
de la República se encuentra agobiada ya y falta de salubridad
por el pequeño desierto de la llanura inmediata, del antiguo Lago
de Texcoco, hoy estéril y desnudo campo, cuyos polvos salitro-
sos, arrastrados hacia ella por los vientos, ensucian vías públicas
y habitaciones, hacen con frecuencia la atmósfera mal sana y
amenazan sepultarla cual a la portentosa Timgad los desiertos
africanos; y olvida que ese molestísimo pequeño desierto ocupa
territorio de un vecino Estado que puede por sus celos de sobera-
nía impedir o estorbar los trabajos urgentes de repoblación fores-
tal, si no tiene facultades el Congreso de la Unión para legislar
en la materia; y olvida que nuestro Primer Puerto, el de Vera-
truz, no puede sanearse completamente, ni convertirse en ciudad
cómoda de vivir, sino por medio de trabajos forestales, ya inicia-
dos por acción federal, que impidan la invasión de las arenas ma
rinas que molestan a sus moradores, ensucian calles y habitacio:
120 MIGUEL A. DE QUEVEDO
nes y mantienen en sus contornos planicies estériles y pantanosas,
insalubres, y médanos pelados que hacen el calor más intenso €
insoportable; y olvida que esos desiertos medánicos que ocupan
inmensas longitudes del litoral en uno y otro Océano, avanzan
año por año, de 14 ms. en promedio en Veracruz, hacia el inte-
rior del territorio, esterilizando fértiles campos agrícolas, sepultan-
do poblados y rancherías, cortando vías de comunicación, creando
pantanos insalubres de las aguas pluviales entre sus montículos
movedizos, y tras de ellos otros mayores, con el entorpecimiento
que oponen éstos al curso de las aguas en los terrenos limítrofes,
focos intensos de la fiebre amarilla y del paludismo que asolan
nuestras costas; y se pretende que no pueda intervenir el Gobier-
no Federal para poner remedio a esos males, con obras forestales
de interés general para toda la Nación, único remedio, y se pre-
tende, en fin, que el Gobierno Federal por la incuria forestal de
los Gobiernos de los Estados y por el gran celo de su soberanía,
no pueda ir a prestar su eficaz concurso a éstos, como lo hace en
el caso de una epidemia o invasión de enfermedad infecto_conta--
giosa, para acudir a los Estados del Norte y también a algunos
del Centro, a combatir los secanos y los desiertos, que amenazan
y se propagan rápidamente haciendo la vida humana, doméstica
y social, precaria e imposible por falta de vegetación en esas re-
giones; y se pretende que quede impávido e indiferente ante el
amenazador desiertg del Norte, el Bolsón de Mapimí, que nadie
ha tenido la curiosidad compasiva de estimar cuál es su avance
anual en sus diversos e inmensos contornos, llevando a éstos la
muerte animal y vegetal, fuera del Estado Chihuahueño de su
origen, avance que sólo puede contenerse con obras de repobla-
ción forestal, difíciles y costosas, que un Gobierno de Estado no
podrá nunca acometer con éxito.
Sin duda alguna que muchos, inspirándose en la Constitución
de los Estados Unidos de Norte América, verán muy factible tam-
bién para nosotros permanecer con un Congreso de la Unión sin
facultades para legislar en materia forestal; pero olvidan los que
así piensan que esa Nación vecina está constituida, en su gran
conglomerado de diversas razas, por las del Norte de Europa prin-
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 121
cipalmente, razas que, según quedó expuesto, tienen el respeto
por la vegetación y el culto por el árbol, para ellas vivir sin aqué-
lla y sin éste es mal vivir, no es vivir, mientras que nuestras ra-
zas nacionales son indiferentes y aun destructoras, por afición,
de la vegetación y del árbol, la incuria forestal las domina; de
aquí que se observe con pena tan notable contraste en las condi-
ciones forestales de uno y otro país, en sus mismas respectivas
fronteras cercanas, pasando de la tierra yanqui, con bastante ve-
getación, a la mexicana desolada y estéril, casi sin un árbol y sus
ciudades rodeadas de desiertos, mientras que en el mismo Texas,
que nos arrebataron, los encinares de antiguos bosques natura-
les, a distancia antes de sus ciudades, al ensancharse éstas, han
quedado formando parques silvestres entre el nuevo caserío, con
gran respeto para el árbol, cual puede comprobarse en San An-
tonio Texas y otras. En esa Nación vecina no hace falta una le-
gislación federal de protección forestal, porque a pesar del exce-
sivo mercantilismo e industrialismo de sus nacionales, que llevaba
a muchos a talar bosques en gran escala, el instinto de raza con-
servadora de la vegetación luego se opuso y los Gobiernos de los
Estados, en noble estímulo, dictaron leyes, cada cual más estric-
tas; y a falta de legislación forestal general se han reunido esos
mismos Gobiernos con el Federal en Congresos de Conservación
Forestal: y de otros recursos naturales, para que esas diversas le-
yes sean concordantes y para tomar de común acuerdo medidas
activas y eficaces de protección forestal. ¿En México, qué han
hecho los Gobiernos de los Estados respecto a la legislación fo-
restal y demás medidas protectoras? ya vimos que nada, absolu-
tamente nada, si no es contemplar impávidos la ruina forestal por
todo el país y aun contribuir a ella; ¿y se pretende así que poda-
mos tener esperanza de que, quedando con sus mismas amplias
facultades y sin ninguna el Gobierno, para legislar y tomar me-
didas protectoras de la vegetación forestal, las cosas vayan a este
respecto mejor que antes? No hay razón alguna para ello.
Cierto es que la Revolución ha dado un fuetazo a los ánimos
aletargados y que por todas partes se advierte gran entusiasmo
Mem. Soc. Alzate, —21-Enero-1919.—t. 37—I6
122 MIGUEL A. DE QUEVEDO
por gobernar en cada Estado, a cual mejor, y por esto mismo ha
venido un gran celo, de parte de los Gobiernos de Estado y de
los aspirantes o candidatos a Gobernadores, contra el Gobierno
Federal, temiendo que este vaya a estorbar su obra gubernativa
y se tiende así a un provincialismo perjudicial, al caciquismo, sa-
liendo de los pueblos rurales para imperar en los Gobiernos de
los Estados, sin atención a los intereses generales de la Nación.
Y no se reflexiona que aquel fuetazo de la Revolución, sobre los
ánimos aletargados, ha despertado también ambiciones sin cuento
y perversidades malsanas que harán más difícil el buen Gobierno
y que particularmente con relación a los recursos forestales, por
su misma rigueza y necesario consumo y facilidad de explotación,
son motivo de la codicia, tanto de parte de los mismo bajos mili-
tares cuanto de numerosos vecinos y autoridades de los pueblos
rurales, y la cooperación del Gobierno Federal con los de los Es-
tados es tanto más necesaria y más provechosa para éstos.
En efecto, los que pretendemos que se faculte al Congreso de
la Unión para legislar en materia forestal, no es con el propósito
de que la legislación relativa que venga a dar facultades al Ejecu-
tivo Federal, para intervenir, por todo el país, en la protección
forestal, sea con exclusión de la acción de los respectivos Gobier-
nos de Estado; por el contrario, pretendemos dejar a éstos toda li-
bertad de acción, cen su propia legislación local forestal, por ex-
pedir, teniendo solo la Inspección superior o sobre vigilancia el
Ejecutivo Federal y expedito el mismo para auxiliar al Gobierno
de Estado en esa protección forestal de interés general de la Na-
ción y suplirlo con todos los elementos necesarios cuando aquél
no los tenga o por otro motivo no pueda llevar a cabo la obra de
protección salvadora, y absteniéndose si el Estado hace lo nece-
sario. La soberanía de. éstos queda así perfectamente respetada,
como acontece con la intervención del Gobierno Federal en ma-
teria de salubridad pública.
De tal manera funciona, sin tropiezo alguno, el Servicio Fores-
tal en la República Helvética, la progresista y demócrata Suiza,
LA NECESARIA EXPEDICION DE LEYES, ETC. 123
la creadora de la democracia moderna, o primera república, y sin
embargo respetuosa cual más de las libertades individuales y de
la soberanía de sus Cantones Confederados, según legislación fo-
restal vista y envidiada como un modelo por las más adelantadas
naciones; esa legislación federal y de los Cantones, le ha permi-
tido conservar los ricos bosques, que son casi su única riqueza y
las bellezas admirables de vegetación forestal en sus majestuosos
Alpes, que atraen a los viajeros de todo el mundo.
Nuestras riquezas forestales aún restantes, bien protegidas y
las que podrá rehacer en pocos años una acción semejante de pro-
tección forestal de parte de nuestro Ejecutivo Federal, en consor-=
cio con la acción de cada Estado, mediante legislación adecuada,
revestirá de nuevo el cuerpo terráqueo de la Patria con la esplén-
dida vegetación de otros tiempos, y será nuestro país una Suiza
de la América, mucho más bella que la Europea, y los yermos, los
secanos y desiertos, quedarán contenidos y desaparecerán y se vivi-
rá con salud, bienestar y contento, cual en los pueblos más cultos,
Al actual Congreso Constituyente le corresponde asegurar esa
obra necesaria de protección forestal.
Yo me acojo al deber del C. Secretario de Fomento, Diputado,
al Congreso Constituyente, a quien incumbe, por el cargo que
tiene esa Secretaría, de proteger los recursos forestales de la Na-
ción; me acojo al deber de los Diputados del Estado de Jalisco,
que es el mío, y al de los Diputados de los otros Estados, de aten-
der preferentemente los intereses nacionales, para suplicarles muy
respetuosamente concedan al Congreso de la Unión facultades de
legislar en materia forestal y se le conceda asimismo facultad pa-
ra legislar en todo lo referente a la protección de la Agricultúra, a
fin de que ella, que destruye la vegetación forestal o espontánea
natural, para el sustento nacional, lo haga por sistemas raciona-
les y eminentemente progresistas que mantengan por siempre y
en intenso cultivo la vegetación agrícola con el máximo rendimien-
to y provecho útil para las necesidades y riqueza públicas.
Iniciativa presentada el 10 de Enero del presente año.
t,
124 MIGUEL A. DE QUEVEDO
Como se vé, la argumentación de esta iniciativa, se dirigió
principalmente a establecer que, contra lo asentado por los que
anteriormente se habían ocupado de legislación forestal, asegu=
rando, no haber circunstancias que puedan justificar la facultad
al Congreso de la Unión para legislar en la materia, hay nume-
rosas circunstancias que constituyen urgente necesidad de con-
cederle esa facultad.
Alcanzaron benévola acogida entre muchos de los Constitu-
yentes, tanto aquellas mis consideraciones sobre nuestro Proble-
ma Agrario, cuanto la iniciativa o estudio sobre el Problema Fo-
restal, según lo atestiguan los términos de las cartas que me
dirigieron tanto el Sr. Rouaix como otros Constituyentes. Pero
desgraciadamente, según lo relató la prensa de aquellos días, y lo
refieren los mismos Constituyentes, se había dejado la cuestión
agraria que incluye la forestal, para discutirse con toda amplitud
en las últimas sesiones, y la demora inesperada por dilatada dis-
cusión de otras cuestiones y la resolución acordada de no prorro-
gar el período del Congreso, ocasionaron que ya no pudieran dis-
cutirse las primeras, teniendo que trabajar los Constituyentes aun
en horas avanzadas de la noche con grandes trastornos por la inte-
«rupción del alumbrado eléctrico. De allí sin duda que la redacción
del. Art. 27 y la del 73, por lo que a la cuestión forestal corresponde,
no haya sido del todo satisfactoria, para los que tanto anhelábamos
por la protección eficaz de nuestras riquezas forestales.
Sin embargo, dicho Art. 27 abarca muchísimo, prescribiendo:
«que la Nación tendrá el derecho de imponer a la propiedad pri-
«vada las modalidades que dicte el interés público, así como el de
«regular el aprovechamiento de los elementos naturales suscepti-
«bles de apropiación, para hacer una distribución equitativa de
Le volume 36 (Puebla, su territorio y sus habitantes) a été publié en
deux parties (1917, 748 pages).
Volume 36th (Puebla, su territorio y sus habitantes) was published com-
pleted in two parts (1917, 748 pages). :
Les volumes 35, 37 et 38 sont en cours de publication; les numéros 1-4
du tome 35, 1-3 du tome 37 et 1-10 du 38 sont parus.
Volumes 35, 37 and 38 are no being printed.—Numbers 1-4 of Vol.
35, numbers 1-3 of Vol. 37 and numbers 1-10 of Vol. 38 have
already appeared. E
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SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
MEXICO, D. F.
MEXICO.
NOV. 1 - 1920
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”.—MÉMOIRES, T. 37 129
LIBRARY
MEW YORK
BOTANIC
LA PROFILAXIS DEL TIFO
POR EL
Dr. SILVINO RIQUELME, M. S, A.
(Sesión del 2 de Julio de 1917)
La guerra, uno de los azotes que ha sufrido la humanidad
desde que existe y del que aun no ha podido librarse a pesar del
progreso de la civilización y de la cultura, no solamente ejerce
sus desastres entre los combatientes, sino que extiende sus ma-
les de toda especie a los neutrales y pacíficos. Las epidemias de
enfermedades infecciosas son uno de los más notables; y la mor-
talidad que producen, así como las perturbaciones que provocan
en las familias y los gastos indispensables que originan deben
cargarse al enorme activo de pérdidas y ganancias creado por la
guerra. Entre esas epidemias, nos concretaremos a la del tifo,
que, como consecuencia necesaria de la última revolución mexi-
cana, ha paseado su luctuosa visita por distintos Estados de la
República y que aun no abandona la Capital. En ésta la enfer-
medad es endémica, pues nunca faltan casos; pero en tiempos
que pueden considerarse como normales, la Estadística señalaba
a la semana 6 u 8. En el mes de Octubre de 1915 se comenzó
a notar el incremento del mal; y aunque cada año se exacerba
Mem. Soc. Alzate,—r4-Julio-1919.—t. 37—17
130 SILVINO RIQUELME
un poco desde ese mes al de Marzo siguiente en que declina, no
lo hizo así esta vez, sino que se mantuvo en altísima proporción.
Los números darán mejor idea del considerable aumento de ca-
sos, comparando las cifras; en tiempos de endemia hemos dicho
que se presentaban 6 u 8 casos en la semana; ahora bien, en la
semana del 28 de Noviembre al 4 de Diciembre de 1915, el Con-
sejo S. de Salubridad anotó 8096, y 1,011 en la semana del 26 de
Diciembre de 1915 al 1% de Enero de 1916. Con diferentes al-
ternativas, la epidemia subsiste hasta añora, y en la semana del
6 al 12 de Mayo de 1917 aun se señalan 103 enfermos. Al tipo
de 6 u 8 casos semanarios en tiempos normales, se tendrían al
año de 52 semanas, 312 Ó 416. Pues bien, por datos obtenidos
del Consejo, desde el 28 de Noviembre de 1915 al 12 de Mayo
de 1917, O sean casi 18 meses, se han presentado 21,344 Casos.
Se ve por esto la enorme exacerbación de la enfermedad. En
cuanto a la mortalidad, el Consejo sólo me proporcionó los datos
desde Enero de 1916 al 17 de Mayo de 1917, los que arrojan
2,119 muertes. Se puede, pues, calcular aproximadamente en
12.3 por ciento la mortalidad habida.
Esta enfermedad ataca a todas las clases sociales; pero tiene
su origen en las más infelices, o más bien dicho, de éstas se pro-
paga y trasmite a las demás, siendo por ahora difícil averiguar
cómo aparece el primer caso. Los autores y la experiencia indi-
can que la aglomeración, el desaseo, la miseria, las privaciones
de todo género que esta engendra, etc., favorecen su desarrollo;
pero como no puede nacer expontáneamente, es de creerse con
fundamento que algún individuo atacado del mal lo comunica a
otros y se extiende con facilidad cuando encuentra las condicio-
nes antedichas. Sa ha creído durante mucho tiempo que el con-
tacto con el enfermo, con sus ropas, el ambiente de la pieza en
que se halla y los objetos que toca, son los que dan lugar al con-
tagio, aumentándose este temor con el exagerado poder que se
atribuye a los microbios, que son para mucha gente una pesadi-
lla constante, y que-aun entre los hombres de ciencia ha desper-
tado el uso y aun el abuso de los antisépticos, no obstante los
desengaños sufridos. Que el contagio no se efectúa por contacto
LA PROFILAXIS DEL TIFO 131
se había ya sospechado; mas la certidumbre no se ha adquirido
sino a consecuencia de experimentos directos. Hace ya varios
años que el Dr. Miguel Otero en San Luis Potosí y el Dr.
Toussaint en esta Capital, personalmente se acostaron en los le-
chos de tifosos cubriéndose con sus ropas; comieron pedazos de
pan previamente masticados por dichos enfermos; variaron de dis-
tintos modos los procedimientos y siempre los resultados fueron
negativos. El Dr. Otero inoculó sangre de un tifoso a un indivi-
duo sano y este contrajo el mal; este y otros varios hechos de-
mostraron positivamente que la sangre es la residencia del ene-
migo, y que ni el sudor, la saliva, la orina, las materias fecales,
etc., son los vehículos del contagio. Las precauciones que se ha-
bian tomado siempre para destruir en estas secreciones el poder
de trasmisión resultan, pues, inútiles ahora; y toda la atención y
cuidados deben dirigirse a evitar que el líquido sanguíneo del en-
fermo penetre a la circulación del sano. Ese líquido debe conte-
ner el microbio que causa la afección, ya sea por su sola presencia
o, lo que es mucho más probable, por las secreciones microbianas
que se mezclan con la sangre intoxicándola. Buen número de
nuestros médicos y muchos extranjeros se han dedicado asíidua-
mente a descubrir el pequeño organismo que da nacimiento al
tifo exantemático, sin conseguirlo hasta ahora; pero aunque se
descubriera, cosa muy importante, esto daría mayores elementos
para tratar a los enfermos y disminuir la mortalidad, lo cual se
relaciona con la terapéutica; y no influiría en la manera de evitar
la trasmisión, puesto que sin el conocimiento del microbio parece
que existen ya los medios para impedirla. La higiene debe de
preponderar para la extinción de las enfermedades susceptibles
de desaparecer, y casi todas las infecto-contagiosas están en este
caso, por lo que hay que observar siempre el precepto de que
«vale más prevenir que curar». La desaparición de tales morbos
es enteramente factible y lo demuestra de-una manera elocuente
la de la fiebre amarilla o vómito prieto, que por algunos siglos
devastó nuestras costas del Golfo, arrebatando innumerables vi-
das y poniendo grandes trabas al Comercio. La campaña em-
prendida por el Consejo S. de Salubridad, a cuyo frente se en-
132 SILVINO RIQUELME
contraba el activo, laborioso é ilustrado Dr. Eduardo Liceaga,
acabó en pocos años con el terror del litoral de nuestro Oriente.
A él también debemos que la peste bubónica no haya penetra-
do a la República, deteniendo su avance iniciado en algunos
puertos del Pacífico a donde fue traída por barcos extranjeros.
Y esto se consiguió principalmente no atacando a la enfermedad
de un modo directo sino impidiéndola trasmitirse. Para ello, fue
necesario el conocimiento previo de los medios de trasmisión,
sabiéndose que las pulgas de las ratas efectúan el transporte al
hombre; así como varios géneros de mosquitos propagan la fiebre
amarilla, la malaria, el dengue, etc.; una mosca inocula la enfer-
medad del sueño y últimamente parece haberse descubierto que
las epidemias de poli-mielitis o meningitis cerebro-espinal infan-
til, son debidas a la mosca verde. En cuanto al tifo, se ha encon-
trado desde hace algunos años, y hechos posteriores lo confir-
man, que los piojos, sobre todo el blanco, parásitos del hombre,
son, si no el único, el más culpable vehículo de la infección, la
que ejecutan picando al hombre sano e inoculándole el virus
que llevan en sí después de haberlo adquirido al picar a un
enfermo. En posesión de este hecho importantísimo, que la ob-
servación y la experiencia comprueban, el problema tanto tiem-
po perseguido de la extinción del tifo en México, se simplifica
de un modo extraordinario, dejando ver no solo la posibilidad
sino la facilidad relativa de resolverlo favorablemente. No se
trata de defenderse de un enemigo alado como el mosquito, que
huye y deposita sus huevos en lugares lejanos y diseminados, y
que sin embargo ha sido vencido. Aquí, sabemos dónde reside,
dónde vive y anida, y por tanto, su destrucción puede ser más
rápida y eficaz. El actual Consejo de Salubridad dió un aviso,
publicado en el diario «El Pueblo» de 6 de Noviembre de 1916,
en que se exponen los «Medios prácticos para precaverse de
la grave enfermedad» y allí declara de un modo terminante
que «el exterminio del piojo es el exterminio del tifo». Dice,
además, que «hay que huir de todas aquellas gentes que por su
aspecto sucio se sospeche que llevan piojos» y que «los cines,
LA PROFILAXIS DEL TIFO 133
teatros, iglesias, tranvías, peluquerías, etc., son peligrosísimos
por las muchas gentes piojosas que allí acuden».
De esto se desprende que el número de piojosos es actual-
mente enorme, lo que explica el incremento de la epidemia
tifosa que no puede concluir. Y es natural que así sea, dadas
las condiciones económicas que subsisten, debidas tanto a nues-
tras guerras intestinas como a la encarnizada y deplorable con-
tienda de la Europa, que va arrastrando al Mundo entero a una
situación desesperada. El encarecimiento de los artículos de pri-
mera necesidad, la escasez del trabajo y otras diversas dificul-
tades que empobrecen a la gran masa del pueblo, originan el
desaseo, el descuido de la persona, la imposibilidad del cambio
frecuente de ropas, la rareza de los baños; todo esto acentuado
notablemente en los individuos que están en las capas inferio-
res sociales y que, aun en buenos tiempos, ven con un des-
precio absoluto a la higiene. Y de estas capas sociales es pre-
cisamente de donde parten las epidemias, haciendo sus víctimas
en ellas mismas y en todas las demás. Urge, por lo mismo,
destruir los gérmenes en su cuna, obligando a la higienización
popular a todos los refractarios y a los imposibilitados de efec-
tuarla. Corresponde esta misión al Departamento de Salubridad
Pública, de reciente establecimiento, y para ello necesita ero-
gar gastos, tal vez fuertes por poco tiempo, pues que el decre-
cimiento constante del mal a medida que se vayan empleando
los medios que eviten su propagación harán que tales gastos
disminuyan proporcionalmente. Es indudable que la cooperación
individual es de grande importancia y que cada individuo está
obligado a observar los preceptos higiénicos para conservarse a
sí propio y para no causar mal a los demás. Es la higiene pri-
vada, personal. La colectiva es de la incumbencia del Estado,
para cuyo fin se ha instituido el Departamento de Salubridad;
este debe tener las facultades indispensables para sujetar a sus
reglas y prescripciones racionales y científicas al pueblo todo;
pero es de temerse que en las actuales circunstancias financie-
ras del país, no disponga de los recursos pecuniarios suficien-
tes para llevar a la práctica los medios apropiados para extir-
Mem. Soc. Alzate, —17-Julio-1919.—t. 37—17%
a ll AR e LAT IIA A
, A? <
d
134 SILVINO RIQUELME
par, no solo la endemia tífica, sino la epidemia. La cooperación
individual es, por ahora, muy difícil de efectuarse, porque los.
escasos recursos de la gente pobre, que forma la mayoría de
nuestros habitantes, apenas le bastan para alimentarse por lo
elevado de los precios de los artículos de alimentación, y la im-
posibilitan para abandonar sus harapos por no poder adquirir
lienzos para sus vestidos a causa de su elevado costo. La lim-
pieza personal encuentra un obstáculo grande en lo caro del ja-
bón. Todo, pues, se conjura en contra de la higiene.
Por otra parte, hay que obrar con actividad, no cruzarse de
brazos ante esta deplorable situación y dejar que la enfermedad
vuelva a tomar incremento si no se la evita debidamente. Pién-
sese en los males que esto tiene que ocasionar: el luto de in-
numerables familias, los trastornos domésticos por la desaparición
de los sostenedores de un hogar, la orfandad de mucha gente,
los gastos crecidos por médicos y medicinas, por inhumacio-
nes, etc. Interesa, por tanto, a todos contribuir a que sea un hecho
el triunfo de la higiene y a no retardarlo; y, para conseguir-
lo, ayudar en lo posible al Estado para que realice pronta-
mente el exterminio del vehículo tifoso, ya que se le conoce
y se saben los medios de aniquilarlo con seguridad. Propon-
go, en consecuencia, que si esta H. Sociedad lo encuentra
práctico y benéfico, dirija una iniciativa en la forma que juz-
gue más conveniente al Departamento de Salubridad o al
Ayuntamiento de* la Capital, para que abra una subscripción
pública, voluntaria, por una sola vez, con objeto de allegarse
el dinero suficiente para establecer en varios lugares de la
ciudad baños gratuitos y obligatorios para los pobres, con du-
chas de soluciones jabonosas de gasolina, con aparatos para la
desinfección de las ropas, etc., etc. Igualmente para la com-
pra de las diversas substancias que se usan en la extinción de
los piojos, y que servirán también para desinfectar los cuartos
de las casas de vecindad y todos los lugares habitados por perso-
nas en quienes se sospeche el parasitismo.
Me formo la ilusión de que solo Aquellos que materialmen-
te no puedan contribuir a tan necesarios y benéficos propósi-
LA PROFILAXIS DEL TIFO 135
tos, dejarán de participar en la obra humanitaria que se trata
de ejercer; pues está en el interés de todos y cada uno el que
desaparezca de raíz una plaga que causa tantas víctimas,
que disminuye nuestra población que tan necesitada está de
aumentarse y que produce lesiones morales y materiales de in
calculable importancia.
México, Junio 20 de 1917.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”.—MÉMOIRES, T. 37 137
RUINAS ARQUEOLOGIGAS DE TUAXTEPEG, OAXAGA
POR
ENRIQUE JUAN PALACIOS, M. S. A.
(Sesión del 7 de Mayo de 1917)
(Lám. IX).
En el curso de reconocimientos efectuados por los alrededores
de Tuxtepec, tuvimos oportunidad de encontrar vestisios y aun
restos considerables de edificios y monumentos pertenecientes a
viejas civilizaciones indígenas.
Dos kilómetros al oeste de la población, en el barrio llamado
El Castillo, dentro de terrenos de propiedad particular, se en-
cuentran las ruinas a que nos referimos. Hicímosles la primera
visita, el 14 de enero de 1916. Hallábase el lugar completamente
invadido por la vegetación, feraz a tal grado, que no solo una
densa maleza lo cubría, sino grandes árboles, los cuales han cre-
cido en torno y sobre las mismas caras de los monumentos. La
fotografía dará idea del estado de las construcciones antes del
trabajo de limpia de que fueron objeto.
Atentas sus proporciones, dos son los edificios principales: el
uno, enteramente cubierto de tierra y vestido de vegetación, afec-
Mem. Soc. Alzate, —26-Nbre.-1919.—t. 37—18
138 ENRIQUE JUAN PALACIOS
ta forma de montículo sugiriendo vagamente las líneas de una
construcción humana; el otro, acaso más importante, se“ocultaba
en medio de una masa desordenada de maleza espesísima y de
árboles de gran talla, que impedían aproximársele como no fuera
con el auxilio del machete. En la fotografía puede verse aún, en
la cima del monumento, uno de los árboles bajo cuyo follaje des-
aparecía el edificio. Esta fue la construcción que examinamos con
aleún cuidado.
Tuxtepec. Teocalli o pirámide indígena, cubierta de vegetación
y árboles de gran tamaño.
Estado del monumento el 14 de enero de 1916.
La estructura es. maciza; compónenla lajas de arenisca y de
piedra dura, unidas con mortero. Miden aproximadamente, todas
ellas, 45 centímetros de longitud por 32 de anchura. No hay gran-
RUINAS ARQUEOLÓGICAS DE TUXTEPEC, OAXACA. 139
des piedras labradas, o por lo menos, no las descubrimos. Es de
notarse que no existe en los alrededores cantera alguna de la pie-
dra con que se hicieron las lajas; debe suponerse que los cons-
tructores la hicieron traer de la Sierra, distante varias leguas. En
partes, nótanse «tortas» de adobe, y mezcla con canto de río, que
procede sin duda de la cercana corriente del Papaloápan.
Hecho un reconocimiento general del edificio, se advirtió que
tiene un frente o cara principal, mejor conservado que las otras
partes de la construcción. Por lo tanto, procedióse a descubrir
este lado, echando por tierra los árboles que lo ocultaban y lim-
piándole la maleza. También, aunque de modo incompleto, se
desmontaron y limpiaron las porciones laterales y la anterior del
monumento. En todos estos trabajos el edificio permaneció intacto;
cuidamos escrupulosamente de que sólo se tocara la vegetación.
Descubierta la fachada, según puede verse en la fotografía,
aparecieron la cara principal, estructura compuesta de tres cuer-
pos y una plataforma o remate superior. Afectan, los cuerpos,
la disposición típica de los templos aborígenes; cada uno es pro-
porcionalmente menor, en longitud y altura, respecto de aquel
sobre el que descansa, estando todos separados por terrazas, que
en los ángulos forman partes salientes a modo de cornisa. Gran
parte de las aristas se hallan destruidas o muy deterioradas; pero
en los puntos donde se conservan no les faltan belleza y acabado
de línea.
El monumento tiene cuatro frentes: tres de ellos han sufrido
gran estrago y no hubo tiempo de limpiarlos de la maleza, yer-
bas y aun corpulentos árboles que los visten; no sabemos, por lo
tanto, cómo es su estructura. Unicamente podemos afirmar que
se trata de una pirámide de cuatro caras; pero nótanse enormes
trozos desplomados y hay mucha irregularidad en las porciones
que asoman entre la vegetación.
La fachada principal, según hemos dicho y puede verse en
la fotografía, se conserva en regular estado. Mide su cuerpo infe-
rior, 29.67 metros de latitud, aproximadamente, y cerca de 7 me-
tros el remate o plataforma de la pirámide; la altura del edificio es
de poco más de 20 metros; las terrazas alcanzan una anchura pró-
140 ENRIQUE JUAN PALACIOS
xima de un metro. No fue posible tomar medidas exactas por
hallarse destruidas muchas de las aristas.
Hacia el medio del cuerpo central hay una oquedad de tamaño
considerable, que sugiere una puerta o entrada. J. S. Unda, que
visitó las ruinas antes de 1869, ya habla de ella. Examinándola,
no se advierte que conduzca a galería, cámara o pasadizo alguno;
la obstruye la misma estructura de lajas y mezcla que compone
todo el edificio. Si no es el resto de una antigua entrada, pudiera
provenir del agrietamiento causado en el muro por el grueso tron-
co del árbol que aparece en la fotografía, en la parte alta de la
pirámide.
Circunda a ésta una especie de foso muy ancho, limitado a
distancia de catorce metros por un poderoso caballete de piedra,
que aun no sabemos si rodea el edificio; pero que, al menos, lo
ciñe por el lado de Oriente, a manera de una muralla de protec-
ción, de metro y medio de altura. No muy lejos, por la parte pos-
terior, hay otro pequeño montículo, de cinco a seis metros de al-
tura, sepultado bajo una capa de tierra. Tuve noticia de algunos
más que se encuentran en las cercanías. Sin duda encierran ído-
los y otros objetos de interés.
Se trata, según vemos, de una pirámide dispuesta como los
teocalli aztecas. Acaso sirvió de templo y observatorio astronómi-
co; acaso fue una construcción de carácter militar; acaso era uti-
lizada para todos estos fines. Es posible, aunque no nos parece
probable, que contenga alguna cámara interna.
En la parte que reconocimos, no aparecieron ningunos dibu-
jos o pinturas, ninguna escultura, ninguna piedra labrada, como
con tanta frecuencia se hallan en los monumentos indígenas.
Tampoco las encontró el señor Henning en las ruinas del «pueblo
viejo», de la chirantla tuxtepecana, diez leguas al Sur de este lu-
gar, conforme a los datos de su estudio publicado en el número
11, Tomo | del Boletín del Museo Nacional de Arqueología. Pa-
rece pura y simplemente una arquitectura, en este concepto no
despreciable, destinada quizás a fines militares, según se infiere
de la posición del monumento a corta distancia del río; de la exis-
tencia de otras construcciones, susceptibles de fácil defensa, en
RUINAS ARQUEOLÓGICAS DE TUXTEPEC, OAXACA. 141
puntos no lejanos; y de algunos detalles de la estructura. Corro-
borando lo anterior, diremos que los habitantes de las cercanías
le dan el nombre.de Castillo, conservado tal vez por tradición. A
semejanza de muchos teocalli indígenas, el edificio hállase orien-
tado con bastante exactitud, quedando hacia levante la cara prin-
cipal. Esto mismo se ve en la pirámide del Tajín; pero sucede lo
contrario en Xochicalco y en Teotihuacán.
El otro montículo no ha sido desmontado. Cúbrelo por todas
partes la tierra, sin que, a la simple inspección, aparezca estruc-
tura de piedra; mas su forma demasiado regular sugiere fácil-
mente una obra humana. Parece más alto que el Castillo, y se
levanta no lejos de éste (a cuatrocientos metros más o menos) y
a corta distancia del río. De su plataforma superior domínase ad-
mirablemente el panorama de Tuxtepec, desde las ásperas estri:
baciones de la Cordillera hasta los plantíos de El Hule, prolonga-
dos rumbo al Golfo; con tiempo claro, puede distinguirse en la
lejanía el perfil mejestuoso del Pico de Orizaba. Al pie del mon-
tículo, desenrolla sus grandes ondulaciones color de esmeralda el
Papaloapan, ciñendo elegantemente el caprichoso caserío del
pueblo.
Complemento quizás del sistema de fortificaciones ideado por
los antiguos para defensa de una comarca que por rica siempre
debió ser codiciada, parécenos la construcción que se levanta en
el rancho llamado Toro Bravo, justamente hacia la confluencia
de los ríos Tonto y Papaloapan, lugar por excelencia estratégico.
Virgen hasta hoy a las investigaciones de los arqueólogos, se en-
cuentra vestida de vegetación, con las apariencias todas. de un
cerro, si bien la forma demasiado cónica sugiere con facilidad
obra humana. Por el sitio que ocupa puede suponerse que ofre-
cerá gran interés y acaso inesperadas revelaciones al descubrir-
sele. Otras ruinas hay en Soyaltepec, según dice el mencionado
señor Unda.
Tales son, por ahora, nuestras imperfectas observaciones acet-
ca de las ruinas arqueológicas de Tuxtepec. ¿Qué importancia
tienen, comparadas con otras similares de nuestro territorio? ¿Cuál
Mem. Soc. Alzate, —r16-Dbre.-1919.—t. 37—18*
142 ENRIQUE JUAN PALACIOS
origen pudiera adscribírseles? ¿Hay antecedentes que permitan
suponerlas conocidas con anterioridad?
No somos capaces de resolver estas cuestiones en definitiva.
Faltan trabajos metódicos de excavación, que traigan a luz los
elementos del estudio. Diremos brevemente, por ahora, que to-
madas en cuenta sus dimensiones, el Castillo y las demás es-
tructuras de Tuxtepec son monumentos importantes, dignos de
figurar en segundo término entre las grandes ruinas precolombi-
nas, después de los edificios de Zempoala, de Tiayo, de Tuxpan
y de Metlaltoyuca. Considerados como edificios militares, son
obras de primer orden que res.sten el parangón con las fortifica-
ciones de Metlaltoyuca y apenas puede decirse inferiores a las de
Xochical-o. Tampoco les falta mérito desde el punto de vista ex-
clusivamente arquitectónico, sorprendiendo su exacta orientación
y sólida estructura (ha soportado el paso del tiempo y los estra-
gos de una vezetación imponderablemente lujuriosa) e impresio-
nando su configuración elegante y airosos perfiles.
Desde el punto de vista Jecorativo, sí quedan muy por deba-
jo de las obras supremas de Yucatán, Palenque, Mitla, Morelos,
Papantla y los valles de México y Puebla, pues en Tuxtepec no
hay esculturas con relieves grabados en la piedra, ni pinturas ni
decoraciones de ninguna especie. Nosotros al menos no las des-
cubrimos. Pudo ello deberse al hecho de que no existen canteras
en los alrededores y fue necesario traer la piedra desde la serra-
nía; acaso a la circunstancia de que se buscaba exclusivamente
un fin de defensa militar. Debe esperarse, de todos modos, el re-
sultado de las excavaciones, cuando se emprendan; pudieran traer
a luz ídolos, peñas labradas y objetos diversos.
Respecto de su origen, nosotros, sin pretender acierto, tene-
mos por aztecas estos monumentos. Así lo deducimos de la eti-
mología de la palabra Tuxtepec (Tochtépetl), que es náhoa; del
carácter señaladamente militar de las construcciones, y del lugar
por excelencia estratégico donde se levantan. El doctor Seler, en
sus estudios sobre la comarca zapoteca, declara que Tuxtepec era
el primer puesto avanzado de las expediciones comerciales de los
súbditos de la monarquía de Tenochtitlán. Sabido es que los va-
RUINAS ARQUEOLÓGICAS DE TUXTEPEC, OAXACA. 143
sallos de Axayácitl, más que grandes artistas como los construc-
tores de Uxmal y del Palenque, fueron diestrísimos guerreros; :
justamente las huestes de aquel monarca—y las de Ahuízotl —
levaron sus conquistas no sólo hacia esta zona, sino a términos
de Guatemala. En 1497 ocurre la campaña de Zecuantepec, dato
que provisionalmente apuntamos; pero desde antes iban los mer-
caderes a Tabasco, Yucatán y Guatemala pasando por Tuxtepec
y Xicalanco.
La misma ausencia de signos esculpidos, pinturas o decora-
ciones nos confirma en la idea de que fueron aztecas, mejor que
zapotecas, mayas o toltecas los constructores de estas obras, en
cierto modo desprovistas de arte, pero hábilmente dispuestas para
servirse de la vecindad del río y de los accidentes del terreno, en
la defensa de tan privilegiada comarca.
¿Qué antecedentes encontramos? Ninguno preciso, excepto la
referencia, poco satisfactoria por cierto, que publicó J. S. Unda
en el Boletín de la Sociedad de Geografía y Estadística (tomo l,
2% época, pág. 30), por la cual se advierte que ni siquiera notó
que se trata de construcciones de piedra, y se comprueba que
desde hace más de medio siglo ya estaban abandonadas y cu-
biertas de árboles. Llámale Castillo de Moctezuma, de seguro
porque así lo nombraban en el lugar; pero no alcanzó noticia del
monumento de Toro Bravo.
El señor Mariano Espinosa, en sus «Apuntes históricos de las
tribus chinantecas, matzatecas y popolucas» (1910) y estudio que
no conocimos antes de escribir el nuestro, da cuenta de los edifi-
cios, indicando que fueron construidos por los aztecas para cuar-
tel, fortaleza, habitación, mirador y templo a la vez, de una guar-
nición de 6000 hombres, puesta por Moctezuma l después de que
venció a los mixtecas, dominó el reino de Teozapotlán, se apode-
ró de la Chinantla y sujetó a la población popoluco ribereña del
río Papaloapan. Este puesto militar estaba comunicado con otros
en El Flamenco, Toro Bravo, etc.
No hav más dato escrito, que conozcamos, sobre el particular,
y no sabemos en qué fuente descansan las afirmaciones, verosi-
miles a lo que parece, del señor Espinosa. Si el Castillo estaba
144 ENRIQUE JUAN PALACIOS
abandonado, lo dice con elocuencia nuestra fotografía, que mues-
tra la arboleda y la maleza que lo sepultaban, formando verdade-
ros albergues de reptiles; lo dice el estado actual de los otros
montículos, en los cuales apenas por inferencia puede pensarse
que se trata de un trabajo humano. Poco pudimos averiguar en-
tre los habitantes de la localidad. La mayoría ignoraba su existen-
cia o no parecía tenerla presente, y entre individuos de edad avan-
zada, muy conocedores de la población, hubo un munícipe que
nos afirmase que en su vida había tenido conocimiento de explo-
ración alguna.
No faltan, sin embargo, tradiciones orales de que los edificios
eran conocidos, y que en diversas épocas de nuestras guerias civi-
les y extranjeras han sido utilizados por unas y otras fuerzas ene-
migas. También oímos que en las cercanías del montículo más ele-
vado se han hallado objetos de obsidiana, de otros materiales y aun
de oro (ignoramos lo que haya de cierto); y hubo quien nos habla-
se, aunque muy vagamente, de exploraciones llegadas a su cono-
cimiento. Por último, el nombre del barrio donde se levanta la
fortaleza, llamado 47 Castillo, prueba por lo menos que ésta no
era desconocida de los moradores de Tuxtepec.
En resumen, había algún conocimiento de la estructura que he-
mos considerado como fortaleza, pero estaba abandonada desde ha-
ce muchos años y ningún hombre de ciencia la había hecho objeto
de investigaciones; el montículo alto y los pequeños de las cercanías,
vírgenes de estudios, han escapado a las miradas de los arqueólogos;
y la eminencia artificial que se levanta en Toro Bravo, en la confluen-
cia de los ríos, entraña valiosa revelación para los americanistas.
Sólo agregaremos, como referencia suscinta a la etnología de la
comarca, que si bien no parecen existir indígenas de raza genuina-
mente pura en la cabecera del Distrito, llegan a ella, de Ojitlán y de
otros puntos, individuos de la familia chinanteca, usando el típico
traje, compuesto de una larga túnica que portan las mujeres de
los hombros a los pies, bordado con hilo rojo en figuras capricho-
sas de grecas, animales y dibujos bastante bellos.
Tuxtepec, enero de 1916.
MEM. SOC. ALZATE. Tom. 37, lám. IX.
TUXTEPEC.—Estado del monumento después de reconocerlo y emprender algunos trabajos (17 de
enero de 1916). Dimensiones aproximadas: base mayor, 29m67; remate superior, ómos;
altura, poco más de 20m. *
Tom, 37, lám. X.
(Ye Es Z eS e
E aid A a A < AS
—
térm
Ureómetro ortobaro
MEM. SOC. ALZATE.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”.—MÉMOIRES, T. 37. 145
DESCRIPCION DEL UREOMETRO ORTOBAROTERMICO
POR EL
Dr. FAUSTO VERGARA, M. S. A.
(Sesión del 4 de Noviembre de 1918)
(LÁMINA X)
Todos los ureómetros que yo conozco, son sencillos aparatos
compuestos esencialmente de una campana graduada en donde
se recoge el nitrógeno desprendido de la urea, y se mide en cen-
timetros y décimos de centímetro cúbico,
Conocido el volumen de gas, hay que reducirlo á 0% y a
760mm de presión, para poder calcular su peso y la cantidad de
urea a que corresponde.
En un laboratorio se cuenta casi siempre con un buen baróme-
tro y un termómetro que indiquen la presión y la temperatura del
momento' de la operación; pero no en todos los casos en que se
dosifica la urea, se tienen todos esos aparatos, y sobre todo, los
cálculos de corrección y de peso de la urea a que corresponde el
vas, son engorrosos y requieren mucho tiempo.
Impresionado por estas dificultades, desde mis primeros ensa-
yos, tuve la idea de construirun ureómetro que me diera direc-
tamente, sin necesidad de cálculo alguno, todos los datos que el
médico necesita para la apreciación de la urea en una orina.
No voy a hacer la crítica de los ureómetros que se expenden
en el comercio y que están en uso en todos los laboratorios, -por-
Mem. Soc. Alzate, —30-Enero.-1920.—t. 37—19
146 FAUSTO VERGARA
que sería obra larga e inútil; pero sí haré resaltar sus defectos
principales en el curso de la descripción que sigue, del aparato
que llamaré ureómetro ortobarotérmico, para significar sus cuali-
dades.
Consta dicho aparato de un tubo en U cuya rama G (véase
la figura adjunta) sirve de gasómetro, y la rama XV de nivel v
de recipiente compresor del aire.
Una tubuladura en la parte convexa de la U, comunica ambas
ramas con un globo .S móvil que contiene mercurio, por medio de
un tubo de caucho.
La rama G— comunica con un tubo delgado g, por debajo de
las llaves y 2), como se ve en la figura.
El gasómetro (G está graduado en centímetros y décimos de
centímetro cúbico, estando colocado el cero inmediatamente aba-
jo de la llave BP.
La capacidad del gasómetro es de poco más de 40“, La rama
N lleva una graduación que coincide en longitud con la del ga-
sómetro, de modo que sirva solamente esta graduación para nive-
lar el aparato. Naturalmente que el cero de la rama XV se en-
cuentra un poco arriba del nivel del cero del gasómetro, puesto
que la parte superior de éste se estrecha hasta la perforación de
la llave, y por consecuencia, cuando asciende el mercurio, la
columna sufre una depresión por capilaridad.
El tubo y, accesorio del gasómetro, está graduado en centési-
mos de centímetro cúbico y es suficientemente delgado en su ca-
libre interior para tener una capacidad en toda su longitud, de
2.5“ aproximadamente.
El tubo de nivel V tiene una ámpula O en la parte superior,
y por encima del ámpula y por debajo de la llave 4, comunica
con el aparato corrector C, R, V.
Este aparato tiene también la forma de U, en cuya rama C hay
una esfera R, de 30“c de capacidad próximamente, y en cuya
rama izquierda tiene tres esferas: la superior V, de 5occ, la 2,
de 12, y la w, de 8.
Por demás está decir que el ureómetro tiene un soporte de ma-
dera con tornillos de nivel.
DESCRIPCION DEL UREÓMETRO ORTOBAROTÉRMICO 147
En la parte posterior de la tabla vertical hay una repisa para
sostener el frasco /”, que sirve de gasógeno.
En el borde derecho de la misma tabla hay un riel con una
polea en el extremo superior fp. En este riel corre el soporte del
ulobo .S, que está suspendido por una cuerda que, pasando por la *
polea superior fp, está sujeta a la polea inferior 1%, a la cual se
imprime el movimiento por medio de un tornillo sin fin y una ma-
nivela. '
Para terminar, hay que decir que el frasco /", que sirve de
vasógeno, está provisto de una llave de tres vías », por medio de
la cual se puede poner en comunicación con la atmósfera y el ga-
sómetro a la vez o separadamente.
Dentro del frasco +” se pone el reactivo, y la orina en un
frasco pequeño que va dentro del primero.
GRADUACION DEL APARATO.
Una vez hecha la breve descripción del ureómetro, veamos
cómo se gradúa una vez por todas.
Se abren las llaves todas y se desconecta el gasómetro del
gasógeno.
, Se imprime movimiento de descenso al globo S, hasta que el
mercurio alcance el límite inferior de la graduación del gasóme-
tro G.
En este momento, se consulta la escala del tubo de nivel /V,
y por medio de los tornillos de nivel se hace que el mercurio mar-
que el mismo número en las escalas de ambos tubos G y V. Una
vez nivelado el aparato, se cierran las llaves 2 y 4, o
abierta la llave 2.
En tales condiciones, el aire contenido en el gasómetro, él tu-
bo de nivel y el aparato corrector, están a la misma presión y
temperatura ambiente.
Se consultan ahora el barómetro y el termómetro, y se conoce-
rá la presión y la temperatura del aire contenido en el aparato.
El volumen de aire del gasómetro, lo conocemos por la lectu-
ra de las escalas de sus dos ramas (G y £. Basta, pues, cal-
cular el volumen de este aire a 0% y a 760mm,
148 FAUSTO VERGARA
Supongamos que el volumen del aire del gasómetro fuera de
30“ a la presión y temperatura ambientes y conocidas, y que
hechas las correcciones por el cálculo, ese volumen se redu-
jera á 25.46€c,
Basta elevar el globo .S hasta que el mercurio en la ra-
ma (G marque exactamente 25“; entonces se cierra la llave
D, para incomunicar la. columna de mercurio de la rama (,
con el resto del aparato. En seguida se mueve el globo hasta
que el mercurio de la campana g marque 0.46", Nótese que
el cero de la campana (G se encuentra en el límite de la llave 2,
y que el cero de la campana g se encuentra en la primera
división de la escala de G; por consiguiente, el espacio com-
prendido entre los dos ceros corresponde a la campana G.
Una vez que hemos reducido el volumen de aire del ga-
sómetro todo, al volumen que ocuparía a 0% y a 760mm, no
queda más que poner una marca indeleble en el tubo que media
entre las esferas Y y P del corrector, exactamente en el punto
indicado por el mercurio de este aparato.
Claro está que siendo todo el ureómetro un sistema de va-
sos comunicantes, las variaciones de presión que.sufre el gas del
gasómetro estando las llaves 4 y 6 cerradas, serán las mismas
que sufra el aire del tubo de nivel y el del aparato corrector.
Por consecuencia, el aire de las esferas Y y P, hechas las opera-
ciones anteriores, ocupará un volumen igual al que tendría a 09
y a 760mm de presión.
Y toda vez que. elevemos el globo hasta que la columna de
mercurio del corrector llegue a la marca indicada, el gas encerra-
do en el gasómetro ocupará exactamente el volumen que tendría
a 0% y a 7<60mm de presión. |
El aparato está ya listo para hacer la corrección del nitrógeno
que recibamos en la campana del gasómetro, y para ello basta
cerrar la llave M2, mover el globo hasta que el mercurio en las
ramas G y NV tenga el mismo nivel (estando abierta la llave 4);
cerrar esta llave y elevar el globo hasta que el mercurio del
aparato corrector llegue a la marca antes dicha.
Veamos ahora cómo se gradúa el aparato para que nos indi-
DESCRIPCION DEL UREÓMETRO ORTOBAROTÉRMICO 149
que directamente el peso del nitrógeno contenido en el gasóme-
tro, y por consiguiente el de la urea:
Se abren todas las llaves, se hace descender el globo hasta
que el aire ocupe casi toda la campana del gasómetro. Se cierran
entonces las llaves 4 y 65, y se eleva el globo hasta que el co-
rrector indique que los gases están en condiciones equivalentes
2.09 y 760 mm, Se abre un poco la llave 4; para que ascienda el
mercurio y marque exactamente un volumen determinado en las
campanas del gasómetro, (Z, g. Se cierra esta llave y se lee ese
volumen.
Por el cálculo se determina el peso de ese volumen suponien-
do que fuera de nitrógeno y teniendo en cuenta que la urea no
desprende por el hipobromito los 371% por gramo que teórica-
mente contiene, sino 352.
Así conoceremos el peso de la urea á que corresponde el vo-
lumen de gas encerrado y el peso real del nitrógeno de esa urea.
Por ejemplo: tenemos en el gasómetro 25% de aire previa-
mente corregidos como se ha dicho; planteamos la a
siguiente:
gu
3520 de Az : 18" de urea :: 25% de Az : X de urea.
De donde X es igual a O. 071023 de urea. Luego 25< de ázoe
corresponden á ese valor de X. :
Ahora, 0.071023 de urea contienen en elisa 20 Ode
nitrógeno, que pesa 0.03200942".
S
Conocido este último número, hacemos la suposición de
que los contímetros cúbicos de la escala del gasómetro re-
presenten miligramos, y hacemos descender el globo hasta que
el gas del gasómetro ocupe exactamente el volumen de 32.90.
Entonces el mercurio del corrector ha descendido de nivel y
estará colocado entre las esferas P y u, en donde haremos otra
marca indeleble sobre el tubo, y el aparato habrá quedado gra-
duado para indicarnos, en las dosificaciones, directamente el peso
del nitrógeno que coresponde a la urea por dosificar, si supo-
nemos los miligramos representados por centímetros cúbicos; o
el peso del nitrógeno de una cantidad mil veces “mayor de
150 FAUSTO VERGARA
urea, si suponemos que los centímetros cúbicos representen
gramos.
Como ordinariamente se toma un centímetro cúbico de ori-
na para dosificar lá urea, resulta que el aparato nos puede indi-
car directamente el peso de urea correspondiente a un litro de
orina.
Como ya conocemos el peso de la urea a que correspon-
den los 25“ de gas que hemos puesto en el aparato, y que
este peso es de 0.071023*"; para que el ureómetro nos dé direc-
tamente este peso, tendríamos que disminuir la presión hasta
que el gas ocupara un volumen de 71.023“ para que el apa-
rato quedara graduado; pero en atención a que se necesitaría una
campana gasométrica muy grande para que el gas pudiera ocu-
par ese volumen, y además, que se necesitaría hacer descender
el globo por debajo del nivel del soporte del aparato para po-
der llegar a dilatar el gas a tal grado, me ha parecido prefe-
rible reducir este volumen a la mitad, o sean 35.51“, que re-
presentará el peso de la urea correspondiente a medio litro de
orina.
Duplicar este número no tiene dificultad ninguna, y además,
se puede adherir al soporte una doble escala de papel, que nos
indique de un lado ia graduación de la campana del gasóme-
tro, y del otro el duplo de esta escala.
Por la inspección atenta de la figura se comprenderá que
se han calculado ¿uidadosamente los volúmenes de las esferas
que constituyen el aparato corrector, así como las ámpulas acce-
sorias X y O, que sólo sirven de receptáculos, la primera para
el mercurio del corrector, y la segunda para el aire y el mercurio
del tubo de nivel. Sin estas ámpulas sería imposible el funcio-
namiento del aparato.
Si a primera vista parece complicado el ureómetro, no lo es
en realidad, y es tan sencillo de manejar como cualquiera de los
buenos ureómetros y más aún que los malos.
Para demostrarlo, vamos a describir rápidamente cómo fun-
ciona.
Supongamos que se trata de dosificar la urea en una orina.
DESCRIPCION DEL UREÓMETRO ORTOBAROTÉRMICO 1
Se pone un centímetro cúbico de orina en el frasquito des-
tinado para ella, y en el frasco grande el reactivo (hipobromito
de sodio). Se coloca el frasquito dentro del grande, se adapta
el tapón de hule y se conecta la llave de tres vías con la cam-
pana del gasómetro. Se abre entonces la llave de tres vías y
todas las llaves del ureómetro, de modo que el aparato comu-
nique con la atmósfera, por la llave de tres vías el gasómetro
v gasógeno, y por la llave 4 el tubo de nivel y el corrector.
Restablecido así el equilibrio de presión, se cierra la llave
de tres vías de modo que ponga sólo en comunicación el ga-
sógeno con el gasómetro, y se agita el gasógeno para verificar
la mezcla de la orina con el reactivo.
Se deja en reposo el aparato agitando de cuando en cuan-
do el gasógeno a fin de desprender el nitrógeno, y descendiendo
el globo para equilibrar con la atmósfera.
Una vez restablecido el equilibrio de temperatura, se mueve
el globo hasta que los niveles en las ramas G y NV sean iguales,
Entonces se cierran las llaves 4, D, By; se eleva el globo
hasta que el nivel del mercurio en el corrector llegue a la mar-
ca superior. Luego se abre la llave /), hasta que el mercurio
alcance exactamente una división de la escala de G, y se vuel-
ve a cerrar. No hay más que hacer la lectura de las campa-
nas G y g, para conocer el volumen del gas desprendido a 0?
COL:
Del mismo modo se procede a la lectura del peso de nitró-
geno y de la urea.
Se ve que este aparato tiene sobre los construidos hasta la
actualidad, varias ventajas dignas de tenerse en consideración.
Desde luego, permite medir el gas en centímetros, décimos
y centésimos de centímetro cúbico, lo que no se logra con nin-
gún otro ureómetro. Esta dispos:ción se hizo con el fin de leer
el peso de la urea con una aproximación de dos cifras decima-
les, aproximación imposible en otro aparato.
En seguida, tiene sobre los demás la ventaja del automatis-
mo para la corrección por temperatura y presión, cosa desco-
152 FAUSTO VERGARA
nocida en los ureómetros actuales, y por último, permite leer
directamente el peso del nitrógeno v el de la urea.
En el curso de esta descripción hecha a vuela pluma, he
omitido muchos detalles que desde luego comprenderán quienes
estén habituados al manejo de aparatos semejantes, y sólo aña-
diré, que antes de la colocación del mercurio en el aparato
corrector se pondrán una o dos gotas de agua dentro de la es-
fera terminal Y, a fin de tener en cuenta la tensión del va-
por de agua que arrastra el nitrógeno durante su desprendimien-
to y que habría que restar de su presión.
Si a las ventajas del ureómetro se añade un buen procedi-
miento de dosificación por hidrolisis, no dudo que se podrán
hacer valorizaciones que se aproximen a las dadas por los com-
plicados métodos de laboratorio.
En fin, el mismo aparato se presta para la determinación
del ázoe total de la orina y facilitará mucho la dosificación de
cualquier otro gas susceptible de recogerse en la campana.
A este fin, cada operador podrá añadir nuevas marcas en
el aparato corrector, que serán de gran utilidad en sus inves-
tigaciones.
Réstame sólo pedir perdón por los errores que se hayan des-
lizado en mi trabajo, y me consideraré recompensado si el ureó-
metro ortobarotérmico es del agrado de mis lectores.
7
Tampico, Tams., Noviembre de 1918,
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”.—MÉMOIRES, T. 37 153
ETUDES DE METEOROLOGIE PLASMOGENIQUE
ALBERT et ALEXANDRE MARY, M.S A,
Fondatenrs de l'Institut de Biophysique de Paris,
(PLANCHES X ET XI)
(Session du 2 Décembre 1918)
Nous avons relaté, dans des travaux antérieurs, diverses appli-
cations de la science plasmogénique á la minéralogie (Príncipes
de Plasmogénie, Mexico, 1916, pp. 171-175), á la Paléontologie
(Laboratorio, Barcelona, Novembre 1917), etc.
Toute la partie de la Météorologie qui étudie la vapeur d eau
atmosphérique au cours de ses changements d'état, n'est pas
moins intéressée par la connaissance texturale et morphogéne des
solutions et des suspensions colloidales. Tout se passe, en effet,
dans les couches les plus denses de Penveloppe gazeuse du globe
terrestre, comme si l'air était un solvant, dans lequel l'eau revé-
tirait, suivant les circonstances, toutes les formes moléculaires in-
termédiaires entre ceile de la solution parfaite et celle de la
cristallisation parfaite, en traversant des stades transitoires de
suspension colloidale microhéterogéne, de gel colloidal et de cris-
tallisation imparfaite.
C'est a la demonstration de ces principes fondamentaux que
nous allons consacrer les pages qui suivent.
Mem. Soc. Alzate, —30-Dbre.-1919.—t. 37—20
154 ALBERT et ALEXANDRE MARY
l.
Aux basses altitudes, oú l'air est habituellement le plus hu-
mide (sauf conditions géographiques exceptionnelles), la vapeur
d'eau ne se montre que rarement sous un état de dispersion mo-
léculaire totale, comparable á celui du cristalloide dissous. Lors-
que cet état existe, le ciel est d'un bleu profond, et les objets
reculés du paysage apparaissent avec une netteté absolue. La
force élastique de la vapeur s'ajoute á la pression atmosphérique
proprement dite; elle serait capable, a elle seule, de soutenir a
quelques millimétres de hauteur la colonne mercurielle, et cette
tension indique un pouvoir diffusif, une «pression osmotique» qui
identifie la maniére d'étre de la vapeur transparente de Patmos-
phere a celle d'un cristalloide dissous dans un liquide.
Fréquemment, il existe simultanément dans l'air une certaine
quantité de vapeur en solution parfaite et une certaine quantité
en pseudo-solution colloidale. Le ciel est alors plus ou moins
blafard, une sorte de voile grisátre s'étend sur la campagne. L'un
des caractéres physiques saillants de cette tendance a la polymé-
risation des molécules d'eau vaporisée, est la production du
phénomene de Tyndall, que Yon observe dans toutes les pseudo
solutions. Ce phénoméne s'accuse dans une foule de circonstan-
ces; gráce a lui, les faisceaux obliques de lumiére solaire passant
par une bréche de nuages ou un col de montagnes, décrivent dans
atmosphere un trajet éclatant qui voile ou méme efface entiére-
ment les objets devant lesquels il se projette.
De Saussure avait imaginé une méthode ingénieuse pour éva-
luer Pabondance relative de la vapeur d'eau celloidale suspendue
dans l'atmosphéere, en fonction du degré de transparence de air.
Il s'éloignait d'un disque de papier blanc, placé sur un fond noir,
jusqu'a ce qu'il le perdit de vue. Puis, il remplacait ce premier
disque blanc par un second cercle d'un diamétre double. Si la
transparence de l'atmosphére avait été parfaite, il aurait cessé
d'apercevoir le second disque a une distance double de la pre-
miére; mais toujours il le perdait de vue a une distance inférieu-
re. Le rapport de cette seconde distance a la premiére donnait
MEM. SOC. ALARTE Tomi 37m Al
Structure de grélons recueillis a Seyssins (Isere)
: pendant l'orage du 18 Mai 1918.
(Dessin d'apres nature de M. Albert Mary). G. N,
Phénomene de Tyndall produit par la vapeur d'eau colloidale
, : : de l'atmosphere.
E > (Croquis de M. Albert Mary).
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MEM. SOC. ALZATE. Tom. 37, lám. XII.
Chute d'un nuage vers le sol et formation de figures arbores-
N g
centes renversees.
(Croquis de M. Albert Mary).
ETUDES DE MÉTÉOROLOGIE PLASMOGÉNIQUE 155
donc la mesure de la diaphanéité atmosphérique (Houzeau et A.
Lancaster).
Une autre preuve de l'état colloidal partiel de la vapeur d'eau
aérienne est fournie par sa condensation dans les interstices Ca-
pillaires du sol et des rochers, fait bien connu, depuis quelques
années, des météorologistes et des péologues, et qui doit étre
rapproché de la tendance des pseudo-solutions a passer a Pétat
de gel au sein des parois poreuses. E
On sait enfin que lPélectricité (sans doute en neutralisant la
charge des micelles), détermine la glomérulation et la segmenta-
tion des colloides de laboratoire. Or, en 1906, nous avons démon-
tré, avec notre hygro-condensariscope, que des séries d'étincelles
électriques éclatant dans un espace clos, tendent a condenser la
vapeur d'eau en suspension dans Pair (voir le Tome III de notre
ouvrage Evolution et Transformisme, Paris, 1907, J. Rousset
éditeur). Nous examinerons tout á l'heure des phénoménes natu-
rels de méme ordre.
1.
Parmi les causes physiques qui tendent a transformer en va-
peur colloidale suspendue la vapeur dissoute de l'atmosphere, :l
n'en est pas de plus influente que l'abaissement de la tempéra-
ture. Sur ce point encore, le parallélisme entre l'eau atmosphé-
rique et les sels dissous est remarquable. Soit une solution
aqueuse, saturée a l'ébullition, de sulfate de cuivre. Des que le
refroidissement se fait sentir, le liquide se trouble uniformément
de micelles minérales, ou germes précristallins, qui se maintien-
nent en suspension pendant un temps plus ou moins long, bien
que leur pesanteur spécifique soit notablement plus forte que
celle de la liqueur. Puis, le refroidissement s'accentuant, le voile
se contracte en flocons qui se déposent progressivement au fond
du vase et s'y transforment lentement en cristaux. Si l'on aug-
mente le degré de viscosité de la solution par addition de colloi-
des organiques ou minéraux, ou méme de corps gras solubles
(glycérine, par exemple), la phase dispersée du précipité minéral
est considérablement prorogée, et la cristallisation n'apparait
qu'aprés un nombre d'heures proportionnel au degré de viscosité
156 ALBERT et ALEXANDRE MARY
du liquide (prés de vingt_quatre heures pour une solution com-
portant 35% de glycérine, d'apres nos expériences). En outre, si
l'on chauffe de nouveau la solution, le précipité se redissout rapi-
dement et le liquide s'éclaircit.
Toutes ces remarques s'appliquent rigoureusement a la vapeur
d'eau atmosphérique. Quand un volume d'air sensiblement sa-
turé de vapeur d'eau vient a se refroidir, soit par l'intensité du
rayonnement dans l'espace, soit par le contact avec des couches
d'air plus froides, la vapeur d'eau devient nettement visible: si le
phénoméne se passe dans des lieux bas, c'est le brouillard; s'il se
réalise en plein ciel, ce sont les zuages. Dans le nuage multifor-
me, se manifeste d'ailleurs cette tendance a la floculation que
nous avons signalée antérieurement dans le précipité précristallin
de sulfate de cuivre, et que lon observe semblablement dans les
hydrosoles de silice colloidale en voie de coagulation. Le rap-
prochement devient morphologiquement frappant si l'on chauffe
légerement une suspension colloidale de silice; des courants nais-
sent dans le liquide, et sous l'influence des mouvements lu sol-
vant, les flocons encore indécis (antérieurs á la formation du gel),
prennent, dans l'éclairage latéral sur fond noir, les aspects arron-
dis et montueux des cusmudi, ou les formes filamenteuses, déchi-
quetées ou ramifiées des crrhi. De méme que les précipités
salins précristallins obtenus par refroidissement se redissolvent en
chauffant le liquide, le contact d'un courant atmosphérique chaud
suffit á faire repasser les nuages a leur état primitif de vapeur
dissoute et transparente.
Certains nuages,—les cumuli surtout,—présentent un mode
d'accroissement qui n'est pas sans offrir diverses analogies avec
celui des croissances osmotiques. L'air humide et chaud s'éléve,
en vertu de sa plus faible densité, dans des zónes atmosphériques
de plus en plus froides. Sur toute la surface oú le contact s'éta-
blit, la vapeur dissoute dans lair chaud devient visible: on a, a
ce moment, une énorme cellule artificielle contenant un solvant
commun avec l'ambiance (1'air) et chargé d'un corps dissous á
l'intérieur et colloidal a la périphérie (la vapeur d'eau). Autre
point de comparaison: la pression osmotique (force élastique) de
ETUDES DE MÉTÉOROLOGIE PLASMOGÉNIQUE
nal
al
—]
la vapeur non encore condensée, combinée avec la continuité du
courant ascendant d'air chaud, tend a gonfler la cellule, a dis-
joindre la membrane et a créer de nouvelles quantités d'eau colloi-
dale par les points de contact dús a la distension. Sans doute,
léquilibre des températures se produit bientót, et la masse entiere
de vapeur se condense de proche en proche. Mais le stade initial
semble durer assez longtemps pour que le «nuage-cellule» émette
dans l'azur des prolongements capricieux, ou bourgeonne en «bal-
les de coton» adventives, semblable encore en cela aux croissan-
ces osmotiques dans leur solution nourriciére. Ce processus ex-
plique en partie la profuse originalité morphologique des cumlz,
et tout ce fantastique étalage de montagnes, de tours, d'animaux
apocalyptiques, dont ils décorent quelquefois, en fresques splen-
dides et changeantes, le bleu de la voúte céleste.
Comme les précipités au sein des liquides, les nuages com.
pletement formés tombent lentement vers le sol. Mais leur chute
est retardée par la translation du vent et par la force ascension-
nelle des courants d'air verticaux; de plus, á mesure qu'en tom-
bant les nuages plongent dans des couches atmosphériques plus
chaudes, ils se dissolvent a leur partie inférieure et se reforment
A leur partie supérieure par une nouvelle condensation de vapeur,
ce qui donne P'illusion d'une stabilité qui n'existe pas réellement
(Houzeau). Toutefois, quand les couches basses de l'air sont froi-
des ou proches de leur point de saturation aqueuse, on assiste á
la chute des nuages, dont la base se frange et projette au-des-
sous d'elle des colonnes capricieuses et déchiquetées s'allongeant
progressivement vers le sol. Nous avons maintes fois observé ce
phénoméne sur les bords de la vallée inférieure du Drac, en Dau-
phiné, quand souffle depuis le niveau de la plaine (200 4 300 mé-
tres) jusquía celui des cimes (2.000 a 3.000 metres) le froid et
humide vent du Nord-Ouest. Les formes adoptées par les nua-
ges qui tombent vers la terre sont comparables, par leur aspect et
leur mode de développement, á celles produites par la diffusion
de haut en bas d'un liquide coloré (encre de Chins, encre carmi-
née, etc...) dans l'eau distillée.
La texture microscopique des brouillards et des nuages est
Mem. Soc. Alzate, —14-Enero.-1920.—t. 37—20*
158 ALBERT et ALEXANDRE MARY
tres semblable a celle des colloides minéraux ou organiques. Ces
derniers sont formés de granulations sphériques ou micelles, dont
le diametre varie d'une fraction de millieme de millimétre á plu-
sieurs milliémes de millimétre. Les micelles sont, soit pleines, soit
creuses (vacuolides de Raphael Dubois): les micelles creuses sont,
en général, assez volumineuses. Or, les nuages sont constitués
par des myriades de vésicules atteignant deux centiémes de mil-
limétre de diametre, tantót pleines, tantót creuses (le plus sou-
vent). Ces vésicules maintiennent leur état de dispersion microhé-
térogene, en partie gráce a la présence dans l'atmosphere de divers
colloides minéraux stabilisants, notamment de silice colloidale á
laquelle nous avons rapporté la couleur azurée du ciel (Bulletin
de la Soc. d' Etudes de 1 O?se, Tome V, N2 1, 1909); en partie aussi
oráce a leur charge électrique de méme nom, a la faveur de la-
quelle elles se repoussent mutuellement. Ces lois sont calquées
sur celles qui régissent les colloides dans les pseudo-solutions.
Ajoutons que la transformation de la vapeur dissoute en va-
peur colloidale améne régulierement une dépression barométrique -
plus ou moins marquée. C'est que la force élastique de la vapeur
d'eau, qui s'ajoute normalement, —ainsi que nous l'avons dit plus
haut, —a la pression atmosphérique pour soutenir la colonne ba-
rométrique, est disparue au cours du changement d'état dont il
s'agit. ll en est de méme de la pression osmotique des solutions,
qui s'évanouit á peu pres totalement des que le corps dissous
prend la texture colloidale.
111.
P. Pawlow considere les nuages comme un gel de l'eau colloi-
dale atmosphérique: on a déja compris que cette notion n'est pas
entiérement exacte. Au point de vue électrique, tout gel est neu-
tre; les micelles des pseudo-solutions ne se groupent sous forme
de gel que lorsqu'elles ont perdu leur charge électrique normale,
ou lorsque celle-ci a été neutralisée par le contact avec des par-
ticules chargées d'électricité contraire. De cette derniére facon se
forment les combinaisons d'adsorption, toujours accompagnées de
.précipitation (Mayer et V. Henri). C'est ainsi que l'hydrate ferri-
ETUDES DE MÉTÉOROLOGIE PLASMOGÉNIQUE 159
que, colloide électro-positif, précipite 1”albumine, colloide électro-
négatif (en milieu alcalin), que le bleu de méthylene, électro-po-
sitif, précipite le kaolin, électro-négatif; que la silice, colloide
électro-positif, précipite le bleu d'aniline, électro-négatif, etc...
Pour une température constante, l'eau vésiculaire des nuages
ne montre sa tendance á former un gel, comme les autres colloi-
des, que par l'intervention d'autres nuages ou la proximité d'ob-
jets chargés d'électricité de nom contraire. C'est ce qui advient
notamment dans la genése des orages. Un moment arrive oú la
tension électrique devient suffisante pour franchir la distance qui
sépare les deux nuages ou le nuage, d'un objet terrestre quelcon-
que chargé par influence d'électricité contraire. Alors éclate, sur
des étendues parfois considérables, l'éblouissante étincelle de
lVéclair, tandis que les vésicules aqueuses du nuage, déchargées
de leur électricité, confluent les unes vers les autres et se préci-
pitent en pluie violente. Le redoublement d'intensité de la pluie
d'oraze immédiatement apres lapparition de l'éclair, est un fait
d'observation courante.
Une fois parvenue a l'état liquide, eau météorique n'a pas
encore pleinement réalisé la notion physique de gel colloidal.
Pour qu'elle y parvienne, il faut le concours d'une température
suffisamment basse (inférieure au zéro du thermomeétre centigra-
de). Depuis longtemps, la glace a été citée comme exemple de
forme intermédiaire entre l'état colloidal et l'état cristallin;en tant
que gel colloidal, elle est susceptible d'adhésion entre ses parties
et de réunion ou regel (moulage sous pression, expériences de
Tyndall). C'est aux propriétés colloidales de la glace que les gla-
ciers doivent leur faculté de se mouler sur les inégalités de leur
lit rocheux et de se déplacer d'amont en aval sous l'action de la
p=santeur.
IV.
Parmi les aspects que l'eau météorique revét conformément
aux lois de la cristallisation imparfaite, nous en rappellerons deux
des mieux caractérisés. L'un est la forme dendritique, celle des
«fleurs de glace» qui se montrent en hiver sur les vitres des ha-
160 ALBERT et ALEXANDRE MARY
bitations. La formation des dentrites, on le sait, procede d'une
tendance a la cristallisation dans un milieu colloidal antagoniste.
Ainsi en est-il pour les arborescences si décoratives du givre, qui
témoignent d'une cristallisation contrariée et altérée par la couche
uniforme de glace colloidale au sein de laquelle elle s'effectue.
L'autre aspect dont nous occuperons ici est le grélon. Sa
structure ne devient apparente que lorsqu'il atteint un volume
assez notable, ce qui, du reste, n'est pas exceptionnel et peut
étre observé maintes fois dans le cours portant bien bref d'une
existence humaine. Les gros grélons sont formés généralement
d'un noyau central blanc et opaque autour duquel se trouvent
plusieurs zónes concentriques, alternativement transparentes et
opaques. Mais leur arrangement n'est pas uniquement concen-
trique; il est aussi radiaire, car des lignes opaques rayonnent du
noyau vers la périphérie á travers les zónes juxtaposées. On ne
saurait rencontrer plus frappante image de la structure des sphéro-
cristaux, telle qu'elle a été décrite par Harting et Carpenter, et
photographiée par le grand naturaliste mexicain A. L. Herrera.
Parfois, la structure zónée est plus ou moins excentrique, et il en
résulte des aspects pleins d'imprévu.
Y:
En ce qui concerne le terme final de l'évolution physique de
l'eau atmosphérique, c'est-a-dire son passage a l'état cristallisé,
les exemples ne manquent pas. Les grandes ascensions aérosta-
tiques du XIX* siécle nous ont appris que dans les hautes régions
de Pair, par suite du froid qui régne constamment vers 7 0u
8.000 métres, les nuages n'ont pas la texture vésiculaire qui leur
est habituelle aux altitudes plus faibles. Leur texture est absolu-
ment cristalline, et ils sont formés de lenchevétrement d'innom-
brables et microscopiques prismes hexagonaux, les mémes dont
on retrouve dans la neige mille combinaisons décoratives. La
réfraction des rayons. lumineux des astres á travers ces nua-
ges cristallins donne naissance aux halos, parhélies et para-
sélenes.
ETUDES DE MÉTÉOROLOGIE PLASMOGÉNIQUE 161
,
; vi.
Modifications de lPétat colloidal, diffusion, cristallisation im-
- parfaite, etc., figurent parmi les phénoménes prédominants dont
la Plasmogénie a appliqué l'étude á la biologie générale. Ainsi
se justifie le titre que nous avons cru pouvoir donner á cette es-
quisse météorologique.
On peut résumer comme suit le cycle évolutif de l'eau mé-
téorique: (nous disons «cycle évolutif», car nous retrouvons ici,
comme dans l'étude physique de l'organisation vivante, un point
de départ cristalloide, d'innombrables degrés colloidaux passant
insensiblement de l'un a Pautre, pour aboutir au gel et au cris-
tal, lequel ferme le cycle commencé par la solution parfaite).
Cristalloide $ 4. Vapeur dissoute invisible. ' Solution parfaite.
E-Brouillardsi. a Pseudo-solution.
D.Nuages (floculation) ___. )
Colloide
| b.Vapeurlégérement visible
| E, Eau liquide précipitée___
y
Gel.
F. Glace A
==. ao... ooo
G. Grélons, fleurs de glace __ k Cristallisation A
OARAAS
Cristalloide 7. Neige, nuages de glace __ ' Cristaltisation parfaite
E
Au point de vue géologique, Peau est -évidemment apparue
sous forme de vapeur dissoute.
ll est probable, étant donné la généralité des lois naturelles,
que la naissance et les transformations des Mondes dans l'océan
sans rivages de l'éther cosmique, obéissent également a des prin-
cipes analogues aceux dont la science plasmogénique a mis en
s Mem. Soc. Alzate.—17Jul, 1920.—te 37.—21
162 ALBERT et ALEXANDRE MARY
umiére l'mportance biologique. Lorsque cette grandiose démons-
tration sera faite a son tour, la philosophie naturelle aura accom-
pli le plus grand pas qu'elle puisse franchir, dans l'état actuel de
nos connaissances, vers cette unification des lois physiques á la-
quelle aspirent impérieusement les meilleurs esprits de notre
époque.
e
SODIÉTÉ SCIENTIFIQUE , ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 37. 163
q _ A- _ _ —_—______—_————————_—— A ta California, introducir el cultivo de la leguminosa del'
Asia Oriental llamada “soya” (Dolichos soja), cuyo grano.
es aceitoso y alimenticio. Sería muy conveniente la intro-.
E ducción entre nosotros de la importante industria de la ela-
beración de grasas vegetales concretas alimenticias, que-
. reemplazan hasta con ventajas a: la. manteca de cerdo; ta--
A
—
176 ING. CARLOS F. DE LANDERO
les productos podrían obtenerse de la “copra”, dejando de
exportarla, y de los diversos coquitos de aceite de nuestras
dos costas. La industria de referencia es meramente extrac-
tiva en gran parte, seguida de refinación del producto por
sencillos procedimientos químicos. La implantación en Mé-
jico de esa industria sería útil y de importancia, particular-
mente en esta nuestra época, en la que conviene a cada país
contar con la mayor suma posible de materias alimenticias
de propia producción para asegurar la subsistencia de su
pueblo en favorables condiciones, promoviendo así su bienes-
tar y hasta afianzando su independencia. Actualmente par-
te del aceite de coco se destina a aplicaciones menos impor-
tantes, para las que podría substituírsele con substancias
menos valiosas; la “copra,” que se exporta en totalidad,
nos vuelve en parte, aumentada de precio por la manufac-
tura extranjera, en el excelente producto graso alimenti-
cio llamado “crisco” en los Estados Unidos. Elaborando y
empacando en el país las grasas alimenticias concretas, que
son propias para conservarse bastante tiempo en buen es-
tado, se aprovecharían los residuos de tal fabricación, ya
en la jabonería, ya en la alimentación de ganados, o como
fertilizantes. Fué un progreso años atrás el agregar la “co-
pra” en la lista de*nuestros artículos de exportación; lo
sería hoy el borrarla de tal lista por hacerla servir de ma-
teria prima de próspera industria local.
Alguna extracción se hace en el país de aceite de
ricino, como dije antes, y aun me es grato hacer mención
a ese respecto de que en Autlán de Jalisco lo extrae y refi-
na tan excelentemente como se hace en Italia un distin-
guido y modesto químico residente en dicha ciudad. Empero,
tal industria es pequeña, y aun la producción total de ese
aceite en toda la República es demasiado reducida si se
piensa que con algunos esfuerzos podría ciertamente al-
canzar grandes proporciones,—no ya para que bastase a
cubrir el consumo nacional del artículo, sino que podríamos
Ey El
INDUSTRIAS QUIMICAS EN MEXICO 177
llegar hasta tener dentro de pocos años una exportación de
él de cuantía. A los usos de este aceite en terapéutica y
perfumería, se agrega su empleo como lubricante, especial-
mente útil para los motores de aeronaves. Como muchos
podrían acaso pensar que la explotación del ricino no pue-
de salir de estrechos límites, mencionaré, aunque en este
trabajo me he abstenido de aducir datos numéricos, que
la exportación anual de aceite de ricino de la India Britá-
nica es de unos nueve millones de litros, exportándose ade-
más a Europa y a los Estados Unidos sobre un millón de
hectolitros de grano, que contienen unos veintisiete mi-
llones de litros de aceite, según datos de poco antes de es-
tallar la guerra general. En 1915 la importación a Ingla-
terra fué de medio millón de quintales de semilla y de 760
toneladas de aceite, con valor, en junto, de cerca de 400,000
libras esterlinas. En los Estados americanos de Kansas,
Oklahoma, Illinois y Missouri, se cultiva el ricino en escala
creciente, y además de extraer su aceite de la semilla de
propias cosechas se extrae de la importada del Asia y de las
Antillas. Extrayendo este aceite en nuestro país en grande
escala, los residuos, que no sirven para forraje de ganados,
pcdrían emplearse en la jabonería y como fertilizantes.
Cera vegetal. —Cera de abejas domésticas y suvestres.—
Miel. — Estos productos son materia de explotación entre
rosotros, pero no en la escala ni con la atención que
merecen. Nuestro consumo de ellos se completa con im-
portaciones, sin duda innecesarias, así de miel como de di-
versos productos manufacturados para encerado de muebles,
pisos y calzado, que podrían ciertamente prepararse aquí
en cantidades superabundantes, como que contamos con
las materias todas necesarias para ello, que son con las ce-
ras, la esencia de trementina o terebentena y los hidrocar-
buros ligeros procedentes de la destilación fraccionada de
los petróleos.
Caucho y sus substitutos. — Aunque ha sido de im-
Mem. Soc.
Acerca de la posibilidad de llegar a establecer er
NMiéjico, bajo buenos auspicios, la magna industria de los
colores artificiales, derivados principalmente del nitroben- -
zol y del nitrotoluol, algo diré más adelante.
Harinas. — Aun cuando haya de seguir siendo el:
maíz la base de la alimentación de nuestro pueblo en mucho--
mayor grado que los demás cereales, sería un progreso real
conducente en gran manera al mayor bienestar posible de .
nuestras clases obreras, el que llegara a introducirse y ge-
neralizarse en las costumbres la radical reforma de los pro- -
cedimientos en uso para la preparación del alimento de di- .
cha base. En ese orden ha habido progreso indudable con.
el uso creciente de los molinos para maíz cocido y húme-
do, “nixtamal”, en substitución de los “metates”; pero sería
máyor el beneficio si llegara a generalizarse, como en los
Estados Unidos y en España, el empleo de la harina de
mxíz, obtenida por la molienda del grano en seco y con gran-
des molinos mecánicos, movidos por motores eléctricos 0,
180 ING_ CARLOS F. DE LANDERO
térmicos, para la confección de cualesquiera alimentos de
base de tal erano.
Convendría también a nuestro país el que tuviesen rá-
pida evolución la molienda y el uso de otras harinas, ade-
ruás de las de maíz y trigo, como son las de arroz, avena, ce-
-bada, papa, centeno y plátano, y asimismo de camote y de
ciertos frutos feculentos indígenas, abundantes en nuestras
tierras cálidas, como el “capomo” o “mojote”. Este fruto
sirve también para preparar, después de haber sufrido to-
rrefacción, una bebida muy aceptable para substituir al ca-
fé, y para hacer extractos medicinales útiles, como se efec-
túa en Jalisco en mediana escala, susceptible de mucho
acrecentamiento. No hablo de la extracción del almidón de
maíz, porque ya se ha generalizado en el país, con exclu-
sión cuasi completa del trigo para tal aplicación, como ha
pasado también en los Estados Unidos.
Previamente a la molienda para reducir el maíz a
harinu o para extraerle el almidón, podrían apartarse los
gérmenes, para lo cual hay máquinas especiales en uso co-
mún. en otras partes, y extraer de ellos cantidades impbr-
tantes de aceite, que bien refinado es de buena calidad.
Hace algunos años llegó a extraerse ya entre nosotros tal
aceite de maíz, —que llaman “mazola” nuestros vecinos del
Noxte;—pero como producto accesorio de una industria ca-
lificable de torpe y perniciosa, la fabricación de alcohol de
maíz. Esa industria ha desaparecido afortunadamente; so-
bran en el país materias primas idóneas para la obtención
del alcohol, sin echar mano del grano más necesario a nues-
tro pueblo.
Diversos productos. — Entre otros ácidos vegetales
podrían extraerse útilmente el cítrico y el tartárico, respee-
tivamente de los limones y tamarindos, frutos que abundan
en nuestras costas en cantidades muy superiores a las de
su local consumo: ambos ácidos son actualmente imporfa-
dos y bien podrían llegar a ser productos nuestros de expor-
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INDUSTRIAS QUIMICAS EN MEXICO 181
tación. Se importa también el ácido oxálico, que podríamos
preparar fácilmente, ya por su extracción de plantas que
lo encierran, o bien por métodos sintéticos. Podríamos fa-
privar en grandes cantidades buenos yinagres y ácido acé-
tico, derivándolos preferentemente del alcohol: tales produc-
tos sirven a su vez de base de diversas preparaciones ali-
menticias, hoy en gran parte importadas y que tienen en el
país precios relativamente altos.
Las gomas de leguminosas, de mangle, de nopal y
otras, las resinas y los materiales curtientes, deberían ser
objeto de explotación más extensa y más juiciosa que hoy en
día.
Aleunos alcaloides naturales, entre los cuales nombra-
ré solamente la daturina, la cafeína y la teobromina, po-
drían extraerse ventajosamente de los frutos uE los con-:
tienen.
Diversos aceites esenciales podrían extraerse y lle-
gar a ser artículos de exportación de cierta cuantía, siendo
hoy importados los que ha menester nuestro consumo do-
méstico. Mencionaré los de limón, naranja, lima, azahar y
hojas de naranjo, orégano, salvia, limoncillo, alhucema, li-
_naloé, por mencionar algunos. Los derivados de la tremen-
tina fuera de su esencia, la terebentena, Cio Hi6, como
la terpina y el terpinol, podrían incluirse entre los produc-
tos que habrían de preparar las fábricas nacionales de subs-
tancias químicas variadas ; lo mismo digo de diversos extrae-
tos aromáticos valiosos,—p. ej.. el extracto alcohólico de
vainilla y la vainillina. Si bien nuestro consumo de estos
es módico, no deja de parecer singular y anómalo que los
“importe un país que es el principal productor de la vainilla.
La terebentena, el alquitrán de madera y la brea, pro-
vienen entre nosotros únicamente de la destilación de. la
resina del pino o trementina. Mejorando los métodos pri-
rsitivos que se usan para esa destilación, y cambiando ra-
182 ING. CARLOS F. DE LANDERO
dicalmente los de carbonización de la madera, de suerte de
poder condensar y recoger las materias volátiles hoy día per-
ddas, tendrían esas operaciones mayores productos, obte-
niéndose alquitranes, de los que se separarían además de
las, rroterias hoy aprovechadas, ácido acético, acetona y al-
coh 1 metílico. De los productos obtenibles, con industria
más avanzada, de la destilación del alquitrán de hulla y
del petróleo bruto, habré de tratar adelante.
En la industria de las termentaciones alcohólicas se-
guidas de destilación, al menos en sus plantas de importan-
cia, podrían fácilmente adoptarse sistemáticamente los dis-
positivos necesarios para recoger productos secundarios, co-
mo son diversos éteres y-'el alcohol amílico, con lo cual
habría al propio tiempo la ventaja de obtener alcohol etí-
lico más puro y menos nocivo. En algunas plantas. de fer-
mentación del centro del país se ha aprovechado ya, licuán-
dolo, el anhidrido carbónico, aprovechamiento que podría
efectuarse con mayor constancia y en mayor escala.
V.—PRODUCTOS MINERALES.
Fluoruros y ácido: fuorhídrico. —En las fermenta=
«ciones alcohólicas, siempre que los mostos hayan de des-
tinarse a subsecuente destilación, se usan en el país canti-
dades de alguna importancia de fluoruros de amonio y de
sodio y de ácido fluorhídrico cuya presencia previene la
propagación de fermentos nocivos. Dichas substancias tie-
nen otras aplicaciones también útiles, que dan lugar a un
cierto consumo de ellas, que podría aumentar mucho desde
el momento en que sus costos locales llegasen a ser suficien-
temente bajos. Así los mencionados productos como el ácido
hidrofluosilícico son invariablemente importados; pero una
vez que llegue a vencerse la dificultad fundamental que hay
entre nosotros para la implantación económica de la mayo-
E
4
INDUSTRIAS QUIMIGAS EN M+XICO 183
wía de las industrias químicas.—el excesivo precio local del
ácido sulfúrico, —podrán prepararse ventajosamente en el
país, empleando al efecto el espato fluor o fluoruro cálcico
. que tenemos en muchas localidades nacionales, mereciendo
especialísima mención, entre ellas, las de Chalchihuites, del
Estado de Zacatecas y Guadalcázar, S. L. P.
Sulfitos, hiposulfitos e hidrosulfifos. —En la indus-
tria azucarera, en procedimiento de refinación que reempla-
za con cierias ventajas al de los filtros de carbón animal,
tienen creciente consumo el gas sulfuroso y los sulfitos e
hidrosulfitos de calcio y de sodio. Invariablemente han sido
importadas estas sales, no obstante los inconvenientes que
para ello presentan a virtud de su inestabilidad. Cualesquie-
ra cantidades de tales sales requeridas para el consumo na-
«cional, serían susceptibles de prepararse localmente en bue-
mas condiciones, previniéndose así un recargo no desprecia-
ble dei costo de refinación de nuestras azúcares. Esa prepara-
«ción local resultaría ventajosa aun empleando al efecto azu-
fre importado de Sicilia, —mayormente al lograr que acrez-
ca la producción nacional de azufre, lo cual puede esperarse
principalmente del trabajo de los yacimientos de oa y
de la zona septentrional de la Baja California.
Cianuros — Ferro - y Ferricianuros. — Sulfocianuros.
Estas sales deberían a todo trance fabricarse en nuestro sue-
lo, aun cuando se comenzase a hacerlo en mediana escala,
que infaliblemente tendría de acrecentarse, y aun cuando
se recurriese primeramente al uso de los conocidos proce-
dimientos hoy abandonados ya en los países de alto adelan-
to industrial, preparando ferrocianuros y pasando de ellos
a los cianuros. Se tendrían éstos en cantidad bastante para
las aplicaciones que han pasado a ser de menor importancia,
y en parte para el uso de la metalurgia de la plata y el oro-
Al desarrollarse entre nosotros la fabricación de diversos
productos químicos, sería ya factible establecer una 'gran
184 ; ING. CARLOS F. DE LANDERO
industria de producción de cianuro de sodio, en cantidad
por lo menos suficiente para las necesidades de nuestro fuer-
te y creciente consumo del renglón en metalurgia-
Procedimientos electroquímicos y electrotérmicos.—
A los que han sido ya introducidos en el país, abriendo nue-
vos campos de aplicación a la energía eléctrica, podrán agre-
garse muchos más—limitándome a indicar, amén de los elec-
trolíticos de ví: húneda a los que antes se ha hecho alu-
sión, la fabricación del carborundo, del ferromanganeso y
otras ligas de fierro, y la fijación del ázoe atmosférico.
Metalurgia.—La industria metalúrgica, una de las
erandes ramas de la industria química considerada en toda
su latitud, ha tenido en México capital importancia en todo
tiempo; pero podría extenderse a la extracción de diversos
metales, otros que la plata, el oro, el plomo, E Pesa el mer-
curio y el hierro. Mencionaré entre los posibles de extraer-
se localmente con ventajas al manganeso, 2 a año, al zinc,
al antimonio y al bismuto. é
Diversás sales. —Para terminar lo correspondiente a
esta sección, me concretaré a indicar que en fábricas de pro-
ductos químicos variados podrían prepararse conveniente-
mente, como que no faltan ni escasean para ello las nece-
sarias materias primas nacionales, cualesquiera compuestos
de bromo, selenio, teluro, arsénico, antimonio, fósforo, vana-
dio, sodio, potasio, calcio, magnesio, bario, estroncio, hierro,
manganeso, zinc, estaño, plomo, plata, oro, cobre, mercurio,
bismuto, uranio, molibdeno, cobalto y otros elementos.
V1I.—PRODUCTOS SINTÉTICOS DIVERSOS, DERIVADOS
DE LOS HIDROCARBUROS.
Una vez entrado nuestro país en la vía del progreso
verdadero, una vez establecidas algunas industrias quími-
cas estables, rapaces por su naturaleza y condiciones de co-
INDUSTRIAS QUIMICAS EN MEXICO 185
brar amplio, rápido desarrollo, de adquirir prosperidad ere-
ciente, no veo dificultad substancial, —aunque sin duda no
habrán de faltar hombres de poca fe que con o sin conoci-
miento de causa juzguen que tales vistas pecan de optimis-
tas, o como suelen decir algunos, de teóricas,—no veo difi-
cultad, digo, para que pudiese, bien encauzado, llegar nues-
tro adelanto industrial hasta implantar con éxito la gran in-
dustria de las materias colorantes artificiales y de tantos
otros compuestos sintéticos conexos, de gran consumo en el
mundo, cuyo punto de partida principal es el benzol, Cs He.
Casi nadie ignora que esa industria, llevada a grande altura
en fábricas admirablemente conducidas, en las que al lado
de la ejecución de procedimientos técnicos de gran escala
se practicaban incesantemente trabajos de investiglación
tendentes a mejorar y ampliar tales procedimientos mul-
tiplicando sus diversificados productos, fue en no menor gra-
do que la gran industria siderúrgica, una de las mayores
causas del engrandecimiento y de la creciente prosperidad
de la Nación Germánica en las cuatro décadas precedentes
al año funesto de 1914.
Los hidrocarburos. sirvientes de punto de partida pa-
ra las transformaciones sucesivas que: hacen la serie cuasi
inagotable de los productos de esa colosal industria, se ob-
tenían del alquitrán mineral, producto accesorio de la des-
tilasión seca de hullas y lignitos, efectuada con el primordial
objeto de obtener el cok necesario para las industrias me-
talúrgicas y muy especialmente la del hierro y el acero. En
éste, como en tantos otros easos, la fuente del engrande-
cimiento industrial es el sano y sabio aprovechamiento de
productos arcesorios, siempre desperdiciados por los indus-
triales de corta vista y escasos alcances.
En nuestra patria ha llegado ya a ser de importan-
cia la preparación de cok para el consumo de las fundicio-
nes resiomontanas, con carbones minerales de la región del
*
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186 ING. CARLOS F, DE LANDERO
norte de Coahuila; no hay que dudar que constituiría un
progreso positivo, fuente de gran prosperidad, el arreglar
las plantas de cok de manera adecuada para condensar las
materias volátiles que hoy se dejan escapar a la atmósfe-
ra y cuya mezcla es el alquitrán de hulla. No debe arredrar
el costo muy alto de las plantas de condensación indispen-
sables ai efecto, que más alto es el valor de los productos,
hoy perdidos, que ellas recogerían, cabiendo en este como
en tantos otros casos la aplicación del aforismo de que “nu-
lla res magna sine labore.” Disponiendo de una fuerte pro-
ducción nacional de alquitrán de hulla, vendría poco des-
pués una industria local, perfectamente natural, la separa-
ción del fenol, el benzol, la naftalina, la fenantrena, la pi- -
ridina,—siendo todos los residuos de las respectivas destila-
ciones fraccionadas aprovechables y valiosos. Con los pro-
dnctos citados, bases de colosales industrias, obtenidos en
nuestro suelo en grandes cantidades y a bajos costos, ven-
drían necesariamente esas industrias, paso a paso, quizás rá-
pidamente.
Más puede decirse todavía tocante a la capacidad de
producción de nuestro país para el benzol y los otros car-
buros, y sus derivados. El procedimiento de Nikiforow per-
mite obtener en buenas condiciones económicas y técnicas
los carburos de la serie aromática, especialmente el fecun-
do benzol, partiendo del petróleo crudo, del cual es hoy nues-
tro país el segundo productor de la Tierra, con probabili-
dades de conservar por lo menos ese puesto. De los petró-
leos rusos que se destilaron en Alemania, al hacer sus prue-
bas industriales el procedimiento citado, se obtuvo la al-
ta cifra de 12% de benzol y tolueno. 213% de naftalina,
1% de antracena, consistiendo los residuos en carburos po-
limerizados o carbones, aceites espesos y gases, todo utili-
zable como combustible. No tomó en Alemania por enton-
«¿es gran desarrollo el uso del procedimiento referido, que
«quedó como de reserva para lo futuro, porque aplicado a los
¿A
INDUSTRIAS QUIMICAS EN MÉXICO 197
aceites llevados de Rusia y de la Península Balkánica, da-
das las condiciones que reinaban de las vías de transporte,
resultaba “pro tempore” menos favorable, económicamen-
te hablando, que el uso del alquitrán de hulla. Por otra
parte, dicho alquitrán mineral, a virtud del aumento ince-
sante de cuantía de la transformación de los lignitos y hu-
Nas en cok para las necesidades de la gran industria side-
rúrgica, constituía un producto accesorio obtenido a bajo
costo y en grandes cantidades. Los resultados de estudios
técnicos para extraer de los petróleos carburos aromáticos,
se reservaban juiciosamente para lo futuro, ya porque se pre-
veía la necesidad de mayores cantidades de ellos para la
industria de colcres y sus derivados, ya por preverse igual-
mente el futuro abaratamiento de la conducción de los acei-
tes brutos de Rumanía y del Asia Menor a las es
fábricas químicas.
En nuestro país las condiciones serían ecitod
habiendo luzar a la transformación ventajosa en gran es-
cala del petróleo bruto para obtener los mencionados ear-
buros aromáticos para tener en éstos un manantial de
erendes industrias, cuyos productos podrían llegar a abaste-
cer numerosos mercados extranjeros. Al propio tiempo, re-
siduos cuya cantidad sería de 80 a 84% del petróleo sujeto
a tales transformaciones, prestarían como combustibles los
mismos servicios que actualmente presta el aceite en su es-
tado natural. Probablemente, podría haber necesidad, aten-
tas variantes «de composición inmediata de la materia pri-
ma, a modificar el procedimiento de Nikiforow, o acaso a
inventar otros procedimientos, lo cual no creo hubiese de
“ser difícil tarea para los químicos mejicanos, con la coope-
- ración de sus colegas extranjeros residentes en nuestro
país. Puede preverse juiciosamente que podríamos tener el
benzol y el tolueno a costo de producción más bajo que en
los Estados Unidos y que en los países europeos: obtenido
tal resultado vendrían en favorables condiciones las sucesi-
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be
188 ING. CARLOS F. DE LANDERO
vas producciones del nitrobenzol, el nitrotolueno, la anilina
con sus innumerables compuestos y derivados, con fabu-
losas consecuencias en pro de la prosperidad de nuestro
pueblo. Nuestra patria, que entre los países importantes
del mundo es uno de los más atrasados en punto a indus-
trias químicas otras que las metalúrgicas, asáltaría rápi-
da y victoriosamente la alta posición de uno de los primeros.
México, D. F., Mayo de 1920.
-
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE»,—MÉMOIRES, T. 37, 189
EL ECLIPSE TOTAL DE SOL
DEL 10 DE SEPTIEMBRE DE 1923
POR EL INGENIERO GEOGRAFO
JOAQUÍN GALLO, M. S. A.
(Sesión del 7 de Junio de 1920)
(LÁMINA XILI)
»
Cuando se reunió en México el último Congreso Pan-Americano,'
el año de 1910, uno de sus miembros, el Prof. Todd, presentó como
una galantería a nuestro país, un artículo titulado '*“Tres Siglos de
Eclipses en la República Mexicana”. En ese artículo, el Prof. Todd,
predice los eclipses totales de Sol que serán visibles en nuestro país,
y aunque esa“predicción la hizo fundándose en el período caldeo y en
sencillos cálculos, lo bastante precisos sin embargo pará tener idea
de los lugares en los que serán visibles, no por eso deja de ser meri-
toria la labor de dicho Profesor, quien ha sido uno de los que más
han estudiado los interesantes fenómenos de los eclipses.
El primer eclipse que menciona es el que tendrá lugar el 10 de.
septiembre de 1923, visible únicamente en una región del continente,
americano y esta región es México.
El eclipse total será visible también en una gran parte del Océano
Pacífico y del mar de las Antillas, pero la parte de fácil acceso en la-
que las observaciones podrán hacerse, es solamente una faja que cruza
nuestro país desde la bahía de Todos Santos hasta Quintana Roo.
Ha sido pues necesario preparar su 'Observación, tanto para el
buen nombre del Observatorio Astronómico como para elegir las esta-
ciones y dar amplios informes a las comisiones que vendrán sin duda
a observarlo. :
En 1919, principié a calcular aproximadamente, las fases de este
eclipse: comenzando por determinar las posiciones del Sol y de la
Luna, para los días 9, 10 y 11 de septiembre de 1923, quiero decir, no
quise atenerme a la fecha fijada por el Prof. Todd, sino que quise ha-
cer la predicción del fenómeno. El objeto que yo perseguía con esto
era el de un simple ejercicio de cálculo y no me detuve ante las difi-
cultades y exceso de labor que ocasionaba.
6
190. S ING. JOAQUIN GALLO
Fijada ya la hora de la conjunción de la Luna y el Sol, proseguí,
auxiliado a veces por el malogrado Ing. D. Fernando Aldama y
Lari, a calcular las posiciones de la Luna con toda precisión de hora
en hora, de las 6 a las 11 horas de tiempo medio de Greenwich del día
10 de septiembre.
Las tablas elegidas para calcular las posiciones del Sol, fueron
las de Newcomb y para las de la Luna me valí de las tablas de Delau-
nay; la razón que tuve para esto fué: las tablas que se conocen como
mejores para el Sol, son las de Newcomb, para las de la Luna, se usan
en varios Observatorios extranjeros, como el de Greenwich y Wash-
ington las tablas de Brown; en las efemérides francesas se viene pu-
blicando, desde hace varios años, las correcciones a las tablas de
Hansen, deducidas de las de Delaunay y estas correcciones se acercan
más a las dadas por la observación.
Concluidas ya las posiciones del Sol y de la Luna de hora en ho-
ra, siguiendo métodos aproximados, se determinó la trayectoria de la
sombra sobre la tierra en general, y de 10 en 10 minutos en la parte
que cruza la República, determinándose también la sección de la som-
bra al interceptar la superticie terrestre.
En una Carta de nuestra República, a escala de 1 a 2 millones, se
trazó la curva de la trayectoria de la sombra y esa Carta muestra los
lugares en que se verá el fenómeno como total. :
Los primeros resultados se publicaron en el Boletín de la Secre-
taría de Fomento y en una revista americana de Astronomía, titulada
“Popular Astronomy?””, que aunque no son exactos, sí quise llamar la
atención de los astrónomos del Mundo, de que el Observatorio Astro-
nómico N. de Tacubaya, tendría especial empeño en el estudio de dicho
fenómeno, en auxiliar a las comisiones científicas extranjeras que ven-
drán a nuestro país y en hacer una publicación especial en su oportu-
nidad. Esto dió lugar a que se dirigieran al Observatorio algunos
directores de los Observatorios extranjeros y Soziedades Científicas.
preguntando qué clase de observaciones meteorológicas se harían para
poder elegir de antemano un lugar en el que hubiera probabilidades
de buen tiempo; así es que tanto por tener aproximadamente la trayec-
toria de la sombra y poder elegir los lugares en que se debían hacer
las observaciones meteorológicas, como por gestionar el establecimien-
to de las estaciones, en 5 o 6 puntos a lo largo de da trayectoria de la
sombra y conseguir las autorizaciones necesarias para gratificar a los.
encargados de ellas, por parte de la Secretaría de Agricultura y Fomen-
to, fué por lo que violentamente se hizo el cálculo del eclipse.
El Director del Observatorio y Jefe del Servicio Meteorológico,
Ing. Octavio Bustamante, tomó especial empeño en que se hicieran en
el mes de septiembre de 1919, las observaciones meteorológicas de
hora en hora, correspondientes a la cual tendrá verificativo el fe-
nómeno.
Estas observaciones deben consistir, principalmente, en la obser- »
vación de la cantidad de nubes, dirección, región en la que se presen-
ten en mayor cantidad, calina, lluvias, etc., ete.
- Los primeros resultados han sido un poco desconsoladores; enlas
estaciones de,las que he recibido informes, :he encontrado que no hay
más que una que tenga un tanto por ciento de nublados menor de 50%;" ]
esta Estación ha sido Tijuana, B. C., todas las demás, de Ensénada,
Cuencamé, Catorce, Matehuala, Hermosillo, Santiaso Papasquiaro,«
MAS
ECLIPSE TOTAL DK, sOL, 12923 191.
Cerritos, Ebano, Ozuluama y Chambvotón, hubo una cantidad de nubes ,
que oscila entre 60 y 80% en los primeros 20 días del mes de septiembre,
de la] a las 5 p. m. Como dije antes, éstas son las primeras observa-
ciones y aunque los encargados de ellas no tenían una gran experien-
cia, sí merecen confianza y tengo fundadas esperanzas en poder obte-
ner mejores datos y más precisos del estado atmosférico, tanto en es-
tas estaciones como en las que se funden en este año.
Conocida aproximadamente la trayectoria del eclipse, recalculé
econ toda precisión las fases y circunstancias de él, así como los ele-
mentos en especial para la República Mexicana, resultados que tengo»
ei honor de dar, para su publicación y si se estima conveniente hacer-
la ¡o más pronto posible, a esta culta y docta Sociedad Científica
“Antonio Alzate”.
En el primer cálculo se encontraron algunos pequeños errores,
inevitables cuando se manejan grandes números, y un pequeño error:
sistemático de 8” de arco en la posición del Sol.
No deseando atenerme a mis propios resultados y gracias a la
amabilidad del Director del Nautical Almanac de Washington, los
comparé con los obtenidos por él, para su publicación en las efeméri-
des americanas. La concordancia entre los dos resultados, es satifac-
toria y creo que la diferencia sistemática que existe entre los dos-
cálculos (americanos y mexicanos), se debe exclusivamente a las di-
ferentes tablas de la Luna empleadas.
Esta diferencia consiste en medio minuto de arco en latitud, y 4"
en el tiempo del eclipse central; medio minuto en la latitud son 900:
metros aproximadamente, pero como al mismo tiempo hay una diferen-
cia en longitud, resulta que el lugar fijado por mí dista del de los
americanos 600 metros.
Basta dar una hojeada a los resultados que tengo el honor de
presentar, para que se vea que el eclipse central, principia al sur de-
la península de Kamchatka, a los 48% 16” y —1540 17”, cruzando oblicua-
mente el Océano Pacífico, llega a nuestro territorio, tocando Ensenada
de Todos Santos, atravesando la República encorvándose la trayecto-
ria hacia el Este sale al Golfo al Sur de Tampico cruzando la penín-
sula de Yucatán, por Champotón y Quintana Roo, para ira terminar
en el mar de la Antillas, alos 130 42' de latitud y 632 51' de longitud
W. de Greenwich. /
En el resumen de elementos que presento, las longitudes están con-
tadas al partir del meridiano de Greenwich, y las horas expresadas en
tiempo civil de Tacubaya contadas de 0Oha 24h a partir de media
noche.. ;
En la Sección de Cartografía, de la Dirección de Estudios Geo-
gráficos y Climatológicos, se ha trazado en una Carta de la Repú-
blica Mexicana, a escala de 1 a 2 millones, la curva de la centralidad
así como los límites de la sombra.
Esta carta muestra que los principales puntos en los que se verá el
eclipse como total son: islas Coronados, islas de Todos Santos, Ense-
nada, Trinidad, isla de la Guarda en B. C.; isla de Tiburón, Hermo-
sillo, Guaymas, Baroyeca, Alamos, Fuerte, Chínipas, Guadalupe y
Calvo, Tamazula, Nazas, Cuencamé, Nieves, Mazapil, Catorce, Mate-
huala, Cedral, Venado, Charcas, Doctor Arroyo, Guadalcázar, Ce-
- rritos, Tula, Tancanbuitz, Ozuluama, Tampico, Tuxpan, Champotón,
Campeche, Quintana Roo y otros muchos puntos en la, República.
192 ING. JOAQUIN GALLO
Mexicana; San Diego, California y algunas islas al W. de los Angeles,
E. Unidos, y en parte del territorio de Belice, Honduras Británica.
La sombra de la Luna, tarda en recorrer la República de noroeste
a sureste 1h 5m, y siendo la extensión aproximada de 3000 kiló-
metros, resulta para velocidad media 770 metros en números
redondos.
En la Península de Yucatán, se hace sentir de gran manera la su-
ma de las velocidades, la de rotación de la tierra y la de la sombra
de la Luna, dando por resultado una velocidad mucho mayor que la
media a que me refiero; la velocidad de la sombra en estos últimos
puntos, es de 1500 metros por segundo. A
Para terminar diré que falta aún por calcular las horas del princi-
pio y fin del eclipse parcial en las principales capitales de los £sta-
dos y en los lugares de cierta importancia, y que los resultados de
estos cálculos finales, aparecerán en la publicación especial que con
todos los datos referentes a este eclipse deberá publicarse a fines del
año de 1922.
La Sociedad Científica “Antonio Alzate'”, ha colaborado en parte
en las observaciones meteorológicas hechas en septiembre de 1919,
invitando a algunos Profesores y Presidentes Municipales a que ob-
serven el estado del cielo a la hora del eclipse, desde el día 5 al 15 de
ese mes. Esperamos, con ansiedad, que el estado luctuoso del país, ha-
ya desaparecido para el próximo mes de septiembre, a fin de reanudar
esas observaciones, que darán las probabilidades de éxito en los tra-
bajos, puesto que indicarán las regiones a donde deberán ir las comi-
siones para observar y estudiar el fenómeno y en donde tengan gran
probabilidad de no ser molestadas por las importunas lluvias o nu-
bes. Esta labor realizada por la Sociedad “'Antonio Alzate'”, y por
el Observatorio Meteorológico, es una de las más importantes cola-
boraciones que pueden hacerse en esta ocasión, y en agradecimiento
sincero de esta colaboración, al tener el deber de asegurar el éxito en
los trabajos del Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya,
no he vacilado en ofrecer este modesto trabajo, a nuestra docta Socie-
dad “Antonio Alzate”.
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h X An
6 -1.360222 +543360
7 -0.816896 543394
8-0.273502 543410
9+0.,269909 543411
10+0,813291 543396
11 +1.356590 543366
MO
6 7,95694
7 7 .95696
8 7.95697
9 7.95897
10 7.95696
11 7,95694
LTS X
9 0 +0,265909
5 315194
10 360479
15 403763
20 451046
25 496329
30 541611
35 586892
40 632173
45 677453
50 722733
55 768012
10 0 0.813291
5 0.858570
6 +0.867629-—
ECLIPSE TOTAL DE SOL de 10 de SEPTIEMBRE . de 1923.
ELEMENTOS DEL ECLIPSE
Tom. 37, p. 192.
lees
Hora de la conjunción geocéntrica 10 de Septiembre a 8 30 11.90
Ss
AR del Sol
Declinación
Paralaje horiz.
0 L
h
11
12 29.39
+5 6' 3.68
ecuat.
Semidiámetro aparente
Mov.hora? en AR
D
El eclipse total
y ya
+0.962230 -0.168977
0.7293321 - 169047
0,624274 - 169118
0.455087 - 169188
0.285754 -= 169259
0,116269 — 169330
log.y 1” 108 M4'
7,44965 n 1,17620.
7,44985
7.45004
7,.45022
7,.45040
7.45059 n
y A u o
+0.455087 +5 5 32 135
440970 27 136
426854 22 138
412740 17 139
398627 i3 140
384514 9 141
370402 4 143
356291 O 144
342182 4 55 145
328073 50 146
313965 46 148
299859 41 149
285754 38 150
271650 31 151
268830 +5 4 30 152
verdadero
8.75
15 54.36
15 53.22
8,99
"
— 56,81
LUNA
ho mos
AR Luna 11 12 29,39
Declinación + 5 38 17.69
Paralaje horiz,ecuat. 59 56.70
Semidiám.aparente 16 21.05
=== verdadero 16 19.28
Mov hora“en AR 139,60
= o = 3 -11' 3.15
CIRCUNSTANCIAS del ECLIPSE
principia en
termina
ELEMENTOS BESSELIANOS
so
105
130
135
150
165
MSTS
32
rd
a medio día an. +37 58 30 +128 16 5 8 30 10
+13 42 30 + 63 51 21 10 17 28
Penumbra Sombra
: d te f, 1, tg E, 1,
" o »
37.9 58 17.47 7.666881 +0.538736 7.664716 - -0.00714
55.5 57 22.15 7.666885 538703 7.664720 — 718:
13.2 56 26.82 7.666890 538644 7,664724 — 724
30.9 5531.49 7.666894 538561 7.664728 -— 732
48.6 5436.15 7.666898 538453 7.664732 — 743
6.3 5340.81 7.666902 0.538320 7.664737 - 0.00756
LUGARES DE LA CENTRALIDAD
P
8.0 + 43 39 7" 142 53 31"
9. 0 32 6 50 117 943
10, 0 19 21 40 91 13 9
NTRALIDAD LIMBO N. LIMBO S. DURACION
E A Sp da Sp 5 5
6'42" 117 943" +37,.8 -30.2 -37'8 430.5 3 35.0
6 40 115 23 41 3 33.2
6 18. 113 37 21 36.6 32,4 36 6 32.1 331.0
5 32 111 49 56 3 28.1
4 19 110 034 35,3 34.3 35,4 ¿39 324.5
2 31 108 817 3 20.4
0.06 106 1156 34,0 36.4 34.1 35.8 3 15.9
56 54 104 10 9 3 10.5
52 50 102 117 32.5 38.8 3277 58.2 Sa
47 30 99 43 02 2 58.0
4100 971211 30.8 41.8 31.1 40.9 2 50.7
32 35 94 24 44 2 42.6
21 38 911301 28,4 46,4 28.9 45.3 2 33.4
7 2 87 25 0 +26.9 "250,9 -27.4 449.6 2 22.9
51 30 8633 2
PA
42
42
43
43
43
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CE
+32
31
30
29
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OBSERVATORIO ASTRONOMICO DE TACUBAYA
ECLIPSE TOTAL DE SOL DEL 10 DE SEPTIEMBRE DE 1923.
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| Tomo 37. ly Núms. 4, 5 y 6.
Las. e
MÍ MEMORIAS Y REVISTA. 5
DE LA ¿3
SOCIEDAD CIENTÍFICA
“Antonio Alzate” S
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO GENERAL PERPETUO
SOMMAIRE
(Mémoires. feuilles 23 1 30: planches XIV - XXXV)
Los Jardines del antiguo México por Zelia Nuttall, p, 193-215, lám, XIV. (Les
Jardins de l"ancien Mexique).
El Alacrán de Durango (Centrurus exilicauda Wood), por el Prof. Isaac Ocho-
ferena. p. 215-226, láms. XV - XVI. (Le Srorpion de Durango).
Un apunte sobre el estudio de la mortalidad y morbilidad infantiles por el Dr.
José Joaquín pd p. 227 - 247 (Note sur l'étude de la mortalité de
VPenfance).
Las obras hidroeléctricas de Necaxa, por el mg. Gabriel M. Oropesa, p. 249-
266. láms. XVII - XXIV. (Les installations hydroélectriques de Necaxa).
“Nubes ardientes” observadas en las erupciones del Jorullo (1759), del Cebo-
ruco (1870) y del Colima (1913),, por el Dr. Paul Waitz, p. 267 - 277,
e láms. XX V - XXVIL (Nuées ardentes observées pendant les ér eS du
Ad Jorullo, du Ceboruco et du Colima).
- El Volcán del Jorullo. p. 278 - 290. - Documento relativo a la primera erupción
del Jorullo, p. 291 - 294.
La nueva actividad y el estado actual del Voleán Popocatepetl porel Dr Paul
Waitz. p. 295 - 313, láms. XXVII XXXV. (La nouvelle activité et 1 *état
'actuel du volean Popocatepetl).
METEO:
SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
DICIEMBRE 1920.
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
MEXICO
AAA A A A AA
Le volume 36 (Puebla, su territorio y sus habitantes) a été publié en deux
parties (1917,748 pages).
Volume 36th (Puebla, su territorio y sus habitantes) was Leen >: com-
pleted in two parts (1917,748 pages).
Les volumes 35, 37 et 38 sont en cours de publication; les numéros 1 4 6 du
tome 35, la 6 du tome 37 et 1 á 12 du 38 sont parus.
Volumes 35, 37 and 38 are now being printed. —Numbers 1-6 of Vol. 25,
numbers 1-6 of Vol. 37 and numbers 1-12 of Vol. 38 have already
appeared.
Les auteurs sont seuls responsables de leurs écrits.
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SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
MEXICO, D. F.
MEXICO.
As
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 37. 193
ad
LOS JARDINES DEL ANTIGUO MEXICO
POR ZELIA NUTALL, M. $. A.
(LÁMINA XIV)
(Sesión del 2 de Febrero de 1920)
Como preliminar a una disertación acerca de los jardines
del antiguo México, debe decirse que en el lenguaje de los
Nahuas se encuentran nombres descriptivos de diversas cla.-
ses de jardines; hecho muy significativo, del cual puede infe-
rirse una prolongada familiaridad con la Horticultura. El
nombre de un jardín, en general, era xochitla (Lugar de fio-
res), y una variante de este nombre Xoxochitla, lugar de mu-
chas flores. Un jardín amurallado lamábase Xochitepanyo.
Los jardines de placer para las clases gobernantes, eran de-
signados con el vocablo de Xochiteipancalli o palacio de flo-
res, y al humilde jardín del indio llamóse y se llama Xochichíi-
nancali, sitio de flores rodeado por una barda hecha de cañas
o de ramas.
Todas estas palabras revelan que la idea que los mexica-
nos tenían de un jardín, era ser éste un sitio cercado desti-
nado a flores semejante al que era el ideal
de los antiguos romanos y de todos los verdaderos amantes
de jardines en el Viejo Mundo.
A fin de conocer los lugares que constituían el deleite de
los Señores en tiempo de la Conquista, necesitamos acudir a
las descripciones de los españoles, testigos oculares, las cua-
les, por exageradas que parezcan encuentran su plena corro-
boración en los historiadores indígenas y por lo que se refie—
Mem. Soc. Alzate t. 37, —(10, X, 1920), — 23
194 ZELIA NUTALL
re a los jardines Texcocanos, en las ruinas arqueológicas. La
descripción más detallada de un jardín nativo, es la escrita
por Cortés en su segunda carta al Emperador Carlos V. en
1520, en la parte que se refiere a su llegada a Iztapalapa, po-
blación situada a siete millas de México y en las márgenes
de la Laguna Salada. Escribe: «Tiene el Señor de Iztapala-
pa jardines muy frescos de muchos árboles y flores oloroszs;
asimismo Albercas de Agua dulce, muy bien labradas con sus
escaleras hasta lo fondo. Tiene una muy grande Huerta junto
a la Casa, y sobre ella un Mirador de muy hermosos corre-
dores, y salas y dentro de la Huerta una muy grande Alber-
ca de Agua dulce, muy cuadrada y las paredes de ella de gen-
til Canteria e alrededor de ella un Anden de muy buen suelo
ladrillado, tan ancho que pueden ir por él quatro paseándose,
y tiene de quadra quatro cientos pasos, que son en torno mil
y seis cientos. De la otra parte del Anden hacia la pared de
la Huerta, va todo labrado de cañas con unas Vergas, y de-
tras de ellas todo de Arboledas y Yervas olorosas; y dentro
del Alberca hay mucho pescado, y muchas Aves asi como La-
vancos y Cercetas, y otros géneros de Aves de Agua (1).
El perspicaz observador e historiador Bernal Díaz del
Castillo que acompañó a Cortés refirió con entusiasmo res-
pecto de Iztapalapa lo que sigue:.... «Fuimos a la huerta y
jardin que fue cosa muy admirable vello y passallo que no me
hartaba de mirallo, y ver la diversidad de arboles, y los olo"
res que cada uno tenia, y andenes llenos de rosas y flores, y
muchos frutales, y rosales de la tierra, y un estanque de agua
dulce; y otra cosa de ver, que podrian entrar en el vergel
grandes canoas desde la laguna, por una abertura que tenia
hecha sin saltar a tierra, y todo muy encalado y luzido de mu-
chas maneras de piedras y pinturas en ellas, que avia harto
de ponderar, y de las aves de muchas raleas y diversidades
que entraban en el estanque» (2).
Es muy interesante saber mediante el Dr. Francisco Her-
nández, que muchos árboles de cierto género de Ciprés fue-
LOS JARDINES DEL ANTIGUO MÉXICO 195
ron cultivados en Iztapalapa, desde la plantación de sus se-
millas, por uno de los Señores antiguos de aquel lugar que
dióse infinitas penas a fin de cultivarlos para su placer.
En un capítalo intitulado: que en el remate
de la colina, Moctezuma había cultivado árboles como en un
jardín y que las subidas tenían a los lados terrazas con otros
plantíos de árboles y jardines colgantes. Explica la elección
de tal sitio para el cultivo de árboles y flores ornamentales,
asegurando al palacio que le
había asignado su captor, declaración esta última de la que
por supuesto uno puede dudar. Formaba parte de las casas
de Moctezuma en la ciudad, lo que Cortés describe como
“una casa poco menos buena... donde tenía un muy hermo-
so jardín, con ciertos miradores, que salíar. sobre él, y los
Mármoles y Losas de ellos eran de jaspe muy bien obradas».
Sabemos también que en el recinto del templo se cultiva—
ban flores y que había «exquisitos jardines de flores de dife-
rentes clases en los pisos superiores y en los inferiores» de
las casas de aquellos habitantes a quienes Cortés describe
y como «Ricos ciudadanos de la
Capital», j
En el Peñón al este de la ciudad, en donde brota una
fuente de aguas calientes, Moctezuma tenía otro sitio de pla-
cer; y el huerto que poseyó cerca de Coyoacán fué donado
por Cortés a Doña Marina, que había servido de intérprete
a los conquistadores.
Sin embargo, el más maravilloso de todos los jardines de
Moctezuma era uno tropical en Huaxtepec, heredado de su
predecesor y tocayo Moctezuma el Viejo. Los historiadores
refieren que este último, poco después de su elevación al po-
der en 1450, hablando con un pariente suyo llamado Cihua-
198 ZELIA NUTALL
coatl Tlacaeleltzin, se acordó del jardín de sus antepasa-
dos en Huaxtepec, en la región tropical al sur del Valle de
México «en donde había un sitio muy deleitoso, con peñas
vivas, jardines, fuentes, rosales y árboles frutales. A esto
respondió aquello diciendo: «Señor es muy bien acordado
que allá se figuren vuestros antepasados; enviemos allá a
vuestro mayordomo Pinotetl que vea, guarde y cierre las co-
rrientes, ojos de agua, fuentes y lagunas para el riego de las
tierras». Al mismo tiempo despachó mensajeros a la costa
tropical, a fin de solicitar del señor de Cuetlaztla plantas de
vainilla y de cacao; árboles de magnolia y otros valiosos vege-
tales, todos con sus raíces; y no sólo esto, sino que pidió tan»
bién que aquellas plantas fueran traídas cuidadosamente por
jardineros de la misma región, capaces de replantarlas en la
estación apropiada, dándoles el cultivo de costumbre. Al re-
cibir este mensaje e! señor de Cuetlaztla ordenó desde luego
que un número considerable de todo género de plantas fuera
extraído de la tierra con sus raíces, las cuales acondiciona-
“das debidamente, fueron envueltas en hermosas mantas y
despachadas así a México. Merece recordarse el ceremonial
que se observó por los jardineros que las trajeron antes de
colocarlas «alrededor de las fuentes en el jardín>:
Respecto del jardín de Huaxtepec, Cortés escribió a Car-
los Y en su carta relación fechada el 15 de mayo de 1522, di-
ciéndole: «Llegamos a Huaxtepec; y en la casa de una huerta
del señor de allí nos aposentamos todos, la cual huerta es la
mayor, y más hermosa y fresca que nunca se vió, porque tie-
ne dos leguas de circuito, y por medio de ella una muy gentil
ribera de agua; y de trecho a trecho cantidad de dos tiros de
ballesta, hay aposentamientos, y jardines muy frescos, e in-
finitos árboles de diversas frutas, y muchas yerbas y flores
olorosas, que cierto es cosa de admiración ver la gentileza y
grandeza de toda esta huerta».
Otros conquistadores demuestran igual entusiasmo. Ber-
nal Díaz en su noticia acerca de la segunda expedición de
Cortés, escribió: ” el poeta rey había establecido un
Consejo de música, cuyos miembros celebraban sesiones y'
otorgaban premios alos mejores cantos y poemas, es fácil
comprender que se hubieron edificado lugares especiales para
la representación oaudición de tales piezas y canciones.
Consérvase perfectamente bien el grande y circular estan-
que para baños cerca de un asiento de piedra con un respaldo
y una pequeña fuente circular en una plataforma, al pie de
unos cuantos escalones, todo labrado artísticamente en la ro-
ca extraordinariamente sólida y dura. Lo más notable de es-
tas ruinas, sin embargo, consiste en un estanque circular he-
cho en un enorme block de pórfiro que se proyecta en el espa-
cio y que ha sido admirablemente descrito por el viajero in-
glés W. Bullock como semejando »
y así cortaron alguna cantidad de céspedes y fueron alargan.
do y ensanchando el sitio....>» (15)
El procedimiento descrito es precisamente el mismo que
hoy día emplean los descendientes de los antiguos agriculto-
res, quienes por haber inventado y siempre empleado esta
forma de fabricar terrenos y camellones cercados, eran cono-
cidos por el nombre de » (16).
Llamados otra vez los mexicanos, el mismo rey les dijo:
«Hermanos, paresceme que todo se os hace fácil y sois po-
derosos, assi mi voluntad es que quando me traigais el tri-
buto a que estais obligados, que en la sementera o balsa, entre
las legumbres traigais una garza y un pato echado cada uno
sobre sus huevos, y vengan tan justos los días que en llegan-
do acá saquen sus hijuelos, y esto se ha de hacer en todo ca-
so, donde no habeis de ser muertos».
Otra vez les animó y ayudó su dios, y al tiempo de llevar
su tributo remanesció en la balsa, sin saber ellos cómo; un
pato y una garza empollando sus huevos, y caminando con
ellos llegaron a Atzcapotzalco donde luego sacaron sus pollos».
(17).
212 XELIA NUTALL
Por los datos anteriores se ve que los mismos Chinampane:*
cas antiguos consideraban que la tarea de fabricar una se-
mentera movediza como balsa era casi imposible de realizar,
y necesitaban la ayuda de su dios.
Sin embargo, el recuerdo de que lograron pagar tal tribu-
to se ha conservado vivo a través de los siglos, y en las fiestas
acuáticas celebradas en el Canal de la Viga durante el perío-
do virreinal y en tiempos modernos, simulacros de jardines flo-
tantes han fomentado la idea absurda pero todavía popular
de que las chinampas también fueron flotantes y pueden ser
llevadas como balsas de un lugar a otro.
La verdad es que las chinampas son una cosa y los e«jardi
nes flotantes» son otra, y el origen y uso de cada uno eran
distintos, como se puede ver en los datos históricos que se
acaban de presentar. :
LOS JARDINES DEL ANTIGUO MEXICO
213
NOTAS.
(1). Historia de Nueva España escrita por Hernán Cortés, ed.
Lorenzana, 1770, p. 77.
(2). Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España. Ma-
árid, 1632, p. 65.
(3). Crónica de la Nueva España, edición de la Hispanic Society
of America. Madrid. 1914, p. 294.
(4). Historia de las Indias de Nueva España. Fray Diego Durán.
México, 1867. Tomo 1, p: 252 y «Crónica Mexicana de Tezozomoc».
México, 1878, págs. 310-372.
(5). Historia verdadera, ed. citada, p. 132,
(6). Historia verdadera, ed. citada, p. 128.
(7). Monarquía Indiana. Madrid. 1723, tomo I, p. 536,
(8). Cuatro libros de la Naturaleza, Fr. Francisco Ximénez, ed.
Peñafiel. México, 1888, p. 27.
(9). Op. et. loc cit.
(10). Historia Chichimeca. Don Fernando de Alva Ixtlilxochitl,
ed. Chavero. México, 1892, tomo II, p. 209.
(11). Historia Antigua, ed. Mora. México, 1844, tomo 1, p. 115.
(12). Mexico Aztec Spanish and Republican by Brantz Mayer.
Hartford, 1853, Vol. II, p. 276.
(13). Op. et loc. cit.
(14). Crónica Mexicana escrita por Don Hernando Alvarado Tezo-
zomoc, ed. Vigil. México, 1878, p. 230.
(15). Op. et. loc. cit.
(16). Relación del origen de los indios que habitan esta Nueva Es-
paña. Códice Ramírez, ed. Vigil. México, 1878, p. 37.
(17). Op.. et. loc. cit,
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUK «ANTONIO ALZATE>. —MÉMOIRES. T 37, 215
EL ALACRAN DE DURANGO
(CENTRURUS EXILICAUDA woob).
POR EL PROFESOR ISAAC OCHMOTERENA, M. $5. A.
(Sesión del 7 de Agosto de 1916,
(LAMINAS XV-XVI).
Los alacranes siempre han llamado la atención; los Azte-
cas los denominaban Colotl (1) y los dedicaban junto con las
cucarachas y ratones, al divino Mictlantecúhtli, Señor de los
Infiernos.
La leyenda que refiere su Órigen, dice que Yappan, hom-
bre religioso, deseoso de purificarse por la penitencia y de
seguir la vida perfecta, abandonó a su mujer y se retiró del
mundo yendo a subirse a la peña sagrada, conocida con el
nombre de Tahuehuetl, en donde causaron asombro sus gra-
ves mortificaciones y su abstinencia; un día, la diosa T/lazol-
teotl lo tentó para demostrar que las más fuertes promesas
se rompen cual débil caña ante los encantos femeninos, como
en efecto sucedió, pues bajo el velo de la deidad, cayó el pe-
nitente de las alturas de sus místicos anhelos, al abismo de
los pecados de la carne; Yaotl, mortal y crudelísimo enemigo
(1) Colotl. Alacrán. Derivado de coloa, torcer, aludiendo a la propiedad
característica del animal de torcer la cola para picar. En los geroglíficos pintan
el agua caliente como un alacrán, porque cuando pica, quema. El fuego tam-
bién lo simbolizan varias veces con el aguijón del alacrán despidiendo hu-
mo.—C. Robelo.
216 ISAAC. OCHOTERENA
del infeliz Yappan, al verlo faltar a sus promesas, le cortó la
cabeza y lo convirtió en alacrán, llevando su crueldad hasta
hacer lo mismo con la inocente Tlahuitzin, esposa del pecador.
El sabio historiador Don Francisco J. Clavijero, en el capí-
tulo que dedica a los insectos mexicanos, dice: “los escorpio-
nes son muy comunes en todo aquel país, pero en los paises
fríos y templados hay pocos, y éstos no son muy dañosos. En
las tierras calientes y demasiado secas, aunque el calor sea
moderado, abundan más, y es tal su veneno, que basta a ma-
tar a un niño y a ocasionar terribles dolencias a los adultos.
Se ha observado que el veneno de los escorpiones pequeños y
amarillos es más activo que el de los grandes y pardos, y que
son más funestas sus picaduras en las horas en que tiene el
sol más fuerza”.
Estos escorpiones pequeños y amarillos, que tanto abun-
dan en Durango y que, como acertadamente observa Clavi-
jero, son los más venenosos, serán a los que principalmente
se refiera este estudio. (Figura 1). Morfología externa. La lon-
gitud de los animales de que tratamos es de 50 a 55 milíme-
tros, de los cuales 22 corresponden al preabdomen; tienen un
color amarillo semejante al de la cera de campeche; la cabeza
está unida con el tótax formando un céfalo-tórax cuadran
gular en el que se encuentran ocho ojos dispuestos en tres
grupos: dos de tres, pequeños, situados a los lados y arriba,
y uno de dos, más grandes, colocados en la línea media y
como a tres milímetros de donde principia la cabeza, dispo-
sición que permite que el alacrán pueda ver en distintas di-
recciones a la vez, sin hacer el menor movimiento.
En el céfalo-tórax existen los siguientes apéndices:
Los quelíceros, que son dos pincitas, cada una formada
por un dedo inmóvil, con un solo diente, muy pequeño, y por
otro dedo, movible en sentido horizontal.
Los palpos maxiliares, extraordinariamente desarrolla-
dos, compuestos por seis segmentos, que son: la cadera, el
EL ALACRAN DE DURANGO 21/
trocánter, el fémur, la tibia y el tarso formado por dos arte-
jos, uno fijo y otro movible, que forman una pinza.
Cuatro pares de patas, que aumentan de tamaño del pri-
mero al último par, y están terminados por dos uñas. Las
últimas patas al articularse con el tronco, dejan una placa
triangular con surco en la parte media y dos bordes latera-
les en la inferior. Esta placa se denomina esternón.
Los peines, Órganos rudimentarios que provienen de
miembros abdominales atrofiados. Nose han llegado a defi-
nir claramente sus funciones: Marcel de Serres, cree que les
sirven para andar y que facilitan sus movimientos, que sin
esto serían rastreros; Latreille, basánduse en la composición
de dichos Órganos, en la diversidad que presentan, en el nú-
meró de las láminas y en su situación, cree que sus funciones.
son múltiples contándose entre éstas, la de poder servir como
instrumentos higrométricos que “les dan a conocer a estos
arácnidos el estado de la atmósfera, y les evitan las salidas
perjudiciales e inútiles que pudieran hacer para satisfacer
sus primeras necesidades”?. Algunos autores afirman que
sirven para fijarse en el acto de la cópula, y otros, como el
Señor Doctor Jesús Sánchez, opinan sin demostrar su acerto
que son órganos de estridulación.
Dada su riqueza de terminaciones nerviosas nos inclina-
mos a considerarlos como órganos sensitivos especiales.
El preabdomen comienza por una parte ancha, de seis mmi-
límetros próximamente, formada por siete anillos que osten-
tan a los lados de la línea media unos ornamentos semilunares
de color café. El último segmento es cónico y más grande que:
los anteriores.
El post-abdomen está formado de seis segmentos ápódos
y de una anchura menor que la de los anteriores, lo que ha
hecho que el vulgo designe esta parte con el nombre de tcola>
pero, según el Doctor Dugés, en un alacrán fósil, el Cyclophthal
mus Bucklandii, encontrado en los terrenos hulleros de
Bohemia, está el preabdomen continuado insensiblemente
)
2158 ISAAC OCHO TERENS
en el postabdomen y puede verse con claridad que esta última
parte no es una cola. Termina el cuerpo con un segmento
piriforme, provisto de un aguijón acerado con punta rojo.
obscura y con dos orificios laterales cerca de la extremidad,
por los cuales es expelido el veneno.
APARATO DIGESTIVO.—Los alacranes son carnívoros y se
alimentan de arañas e insectos vivos que cazan en las noches
y matan sujetándolos con sus pinzas maxilares y picándolos
con su ponsoñiozo aguijón: la faringe, ovoide y musculosa, es
capaz de hacer la succión de las presas; el estómago ocupa
el céfalo-tórax y continúan, en línea recta, el intestino y el
recto que termina en el ano, situado en el penúltimo segmento
del postabdomen; dos tubos de Malpighi, que actúan como
Órganos excretores, desembocan a uno y otro lado del punto
en donde termina el intestino para continuar el recto; las
dos glándulas salivales, muy desarrolladas, desembocan en
la faringe, y el hígado, voluminoso, manda al intestino medio
muchos conductos secretores.
APARATO RESPIRATORIO.—A uno y otro lado del 39, 49, 59
y 69% anillo abdominal se encuentran ocho aberturas oblicuas
en forma de ojales: son los estigmas, que comunican con las
tfilotraqueas formadas de una veintena de hojas superpuestas
contenidas en un espacio aerífero.
APARATO CIRCULATORO.—Comprende un corazón dorsal
que ocupa toda la longitud del abdomen; el ventrículo tiene
ocho divisiones y está rodeado por la aurícula, comunicando
con él por ocho pares de orificios; de cada cámara ventricular
nace un par de arterias laterales, en la parte anterior está la
aorta y en la posterior, la arteria caudal; la primera forma
un collar vascular esofágico que se continúa en la parte ven-
tral por una arteria infranerviosa. Después de haber reco-
rrido la sangre todos los Órganos, se reune en un seno ve-
noso de donde pasa a los senos traqueales y a las filotraqueas
para después de oxigenada, volver a la aurícula por vasos me-
ta merizados.
SISTEMA NERVIOSO.- Compónese de un cerebro bilobado
EL ALACRAN: DE DURANGO 219
formado por la reunión de cuatro ganglios; de una gruesa
masa ganglionar torácica ligada al cerebro por el collar eso-
fágico y constituída por la cualescencia de nueve pares de
gánglios (5 céfalo-torácicos y 4 abdominales) y de 7u8 pe-
queños, abdominales, de los cuales, cuatro corresponden al
postabdomen.
ORGANOS DE LOS SENTIDOS. —Hemos citado los peines que
pueden considerarse como tales por sus abundantes termi-
naciones nerviosas y los ojos (Figura 2) cuya distribución
indicamos; réstanos advertir que estos órganos son lentífe
ros y que además de la lente cornea (c) se distinguen la pre-
rretina (r) y la post-retina (R) fuertemente pigmentada y
compuesta por rabdomas (rabd) y delicadas celdillas pigmen-
tarias alternadas (c-pigm.) (1).
APARATO REPRODUCTOR.— Los machos tienen testículos
tubulosos y unidos de trecho en trecho por anastomosis
transversales; los canales deferentes se reunen en uno solo,
provisto de cuatro divertículos, dos mayores y dos menores.
Los ovarios afectan una disposición análoga, salvo que los
tubos vecinos a la línea media se fusionan. El orificio geni-
tal. en los machos y en las hembras, se encuentra entre los
peines y debajo de las laminillas corneas. En los esperma-
tozvides de este arácnido ha podido seguir el ilustre histólogo
americano E. B. Wilson la evolución del condrioma. (Figu-—
ra 3).
La época en que se juntan los sexos es en los días húme-
dos y calurosos y según el Doctor Mariano Herrera, la tempe-
ratura más favorable para este fin comienza a los 19 grados y
(1),—Con posterioridad a este trabajo (Junio de 1918) el gran histólogo
espRo!, D, Santiago Ramón y Cajal, afirma que los ocelos de los insectos
representan aparatos hiperfotosensibles destinados a traducír los objetos en
impresiones acromáticas imprecisas, solamente eficaces para orientar al ani-
mal durante la noche o en la penumbra de sus nidos y madrigueras (Trab,
Lab. Invest. Biol. XVI, 139). ¿Representan análogo papel los pequeños ojos
de los alacranes, animales esencialmente crepusculares o nocturnos?
220 ISAAC OCHOTERENA
termina a los 25, lo que sucede en Durango desde fines de
Abril hasta Junio.
El mismo señor hace notar «que la pequeña cantidad de
agua que cae en las primeras lloviznas encuentra la superficie
de la tierra a una temperatura elevada, por lo que se con-
vierte en vapor de agua, en estas condiciones se desarrolla en
la atmósfera gran cantidad de ozono y acaso estos dos elemen-
tos reunidos, vapor de agua y ozono, sean para el ala—
crán poderosos excitantes genésicos que los obliguen a bus-
carse».
Los sexos sólo difieren en que el macho, como en casi to-
dos los arácnidos, es un poco más angosto que la hembra, tie-
ne tenazas más anchas y los peines con mayor número de
dientes aunque este carácter es muy variable. La cópula es
generalmente nocturna: el macho tímidamente se acerca a su
feroz esposa, principian por asirse delas pinzas y el alacrán
hace esfuerzos por empujar a su compañera, que resiste;
después de cierto número de tentativas cede y caminando
con vaivenes llegan hasta su escondrijo en donde verifican su-
unión y terminados sus amores, la hembra mata a su debilita
do compañero y uno o dos días después aún se ocupa de
devorar los restos de este banquete nupcial. Esta curiosa
preparación al coito ha hecho que observadores superficiales
y fantásticos hablen de que estos arácnidos se entregan a
furiosas luchas, que son inmunes a su propio veneno (genera-
lización indebida de lo que se observa en algunas serpientes)
y otras especulaciones desprovistas de fundamento, siendo
lamentable que se hayan derivado de esto extrañas aplicacio-
nes terapéuticas.
Dufor y Maupertius dicen que la hembra produce 60 hue-
vos cuya gestación dura un añó y que en el momento de ser
fecundados son pequeños y pedicelados; al comenzar la pri-
mayvera se han desarrollado tanto que son cuatro veces ma-
yores y una vez terminado su desarrollo en el interior del
animal, son expulsados los alacrancitos vivos y bien formados.
EL ALACRAN DE DURANGO 221
No siempre son fecundados todos los huevos y por lo común
sólo se notan en el alacrán a que especialmente nos referi-
mos, 30 a 40 animalillos sobre el dorso de la madre que los
lleva consigo durante algunas semanas; Latreille asegura que
en algunas circunstancias los mata y devora a medida que
van naciendo, pero lo común, en la especie que motiva este
trabajo, es que una vez terminados los deberes maternales,
se enflaquezca la hembra cada vez más y que por fin muera,
siendo a veces devorado su cadáver por sus propios hijos.
APARATO VENENOSO.—Como ya hemos dicho, el último seg-
mento del postabdomen está provisto de dos glándulas que
secretan el veneno; están colocadas lateralmente y las consti-
tuyen una fuerte capa muscular a cuya contracción es de-
bida la expulsión del líquido secretado, un delicado tejido con-
juntivo periglandular y el epitelio glandular con múltiples
invaginaciones (Figura 4). Existen dos canales eferentes que
van a desembocar a uno y otrolado y cerca de la extremidad
del aguijón (Figura 5).
El veneno es un líquido claro, de reacción ácida, se altera
rápidamente al contacto del aire y se vuelve opalescente con
irisaciones azuladas, disuelto en poca agua, parte precipita
(globulinas) y agitado produce algo de espuma; el alcohol ab-
soluto, el yodo, el amoníaco, el tanino, el nitrato de plata, el
acetato de plomo y el sulfato de amoníaco lo precipitan de sus
disoluciones y el producto de la evaporación en el vacío son
unas laminillas de color amarillo obscuro; según Calmette,
Todd y Otros autores, debe considerarse como una toxalbúmi-
na especial.
Es famosa en el país la ponzoña del alacrán de Durango
y notables los perjuicios que constantemente causa; los niños
y los ancianos son los que principalmente pagan tributo a es-
tos arácnidos, a menudo mueren hasta jóvenes de 12 años, sin
ISAAC OCHOTERENA
embargo, el Dr. Jakson cita el caso de una señorita de 20
años a quien vió sucumbir rápidamente (1).
Los síntomas de envenenamiento, según los Doctores
Jakson y Todd, son los siguientes:
Irritación local. Sensación de quemadura y dolor intenso
de la parte afectada.
Contracciones musculares.
Movimientos saltantes.
Lagrimeo.
Secreciones lactíferas orbitales y salivación.
Espasmos musculares prolongados, marcadamente en los
miembros posteriores y afectando el sistema muscular en
general.
Erección del pelo, especialmente en la parte delantera del
cuerpo y de la cara, e hinchazón de la parte superior de ésta.
Evacuación de la orina (no siempre).
Erección del pene y emisión del semen.
Parálisis aparente; músculos abdominales extraordinaria-
mente rígidos; respiración superficial y expiración prolon-
gada.
Síntomas asfíxicos, mucosas azuladas, convulsiones, res-
piración intermitente y convulsiva.
Suspensión de los movimientos respiratorios, torpeza
gradual y detención del pulso,
Hay que agregar a esto la fuerte irritación de la mucosa
nasal manifestada por la comezón y el ardor de la nariz y los
frecuentes estornudos, la hinchazón de la lengua, la secreción
de saliva viscosa y la elevación de temperatura, que según
Jaleson, alcanza hasta 40 y 40,5 grados centigrados.
(1) Según Don José Fernando Ramírez, la estadística general de la
mortalidad arrojaba en Durango (en su tiempo) un promedio de cerca de 40
defunciones anuales debidas al piquete de estos animales; actualmente debe
ser menor debido a las mejores condiciones de aseo tanto de la Ciudad como
de las habitaciones, contribuyendo, quizá, a disminuir el porcentaje la prác-
tica de remedios un tanto racionales..
EL ALAGRAN DE DURANGO 223
Merece atención el estudio del alacrán pues los accidentes
que causa su picadura son, como ya hemos dicho, numero-
sos, debido a su gran abundancia. Cavaroz, en sus Memorias
médico-militares dice, que el año de 1862 se mataban de 80
a 100,000 por año; el Doctor Mariano Herrera afirma que se:
eún datos del Ayuntamiento de esa Ciudad, se mataban
70,000 animales, pero el Doctor Santa María, calcula que es-
ta cifra se elevó algunos años hasta 200,000.
La causa de esta abundancia de alacranes no está explica-
da; Herrera (Dr. Mariano) cree que depende de la situación
de Durango en la vertiente Oriental de la Sierra Madre, no
me parece pertinente esta explicación pues existen en lu-—
gares diversamente situados y me inclino a favor de la del
eminente naturalista Don Carlos Patoni quien cree que
su abundancia es debida a que en la cuenca de cier-
tos rios que comunican, especialmente con el Pacífico, en-
cuentran las condiciones de temperatura, humedad, etc., que
le son propicias, Durango tiene comunicación con las costas
del Pacífico por el río del Tunal, en Chietla, Chiautla, (Pue.)
etC., se encuentra el mismo género de alacrán, cosa quese
explica con la anterior hipótesis por comunicar aquellas po-
blaciones con la costa del Pacífico por medio de las cuencas
de los ríos Atoyac y Coetzala, tributarios del Balsas.
CLASIFICACIÓN.—Los escorpionideos se dividen en la ma-
gistral obra Das Tierreich ($. Lieferung, S. 37-95), en seis fa:
milias entre las cuales la primera, la de los Bothruridae com-
prende las familias Centruriínae, con los Géneros Centrurus,
Isometrus, Zabius y Tityus: el alacrán que estudiamos perte--
nece al género Centrurus de Hemprich d: Ehrenberg, de cuyas
14 especies, 12 se hallan distribuidas en México de la siguien-
te manera:
Centrurus infamatus, C. L. Koch. En Texas, Arizona y pro-
bablemente en las regiones vecinas de México.
Centrurus gracilis, Latr. Especie de gran área de distribu-
ción pues abarca toda la porción Occidental de la República.
224 ISAAC OCHOTERENA
Mexicana, la América Central y Sud América hasta Chile;
creese también que habita en Tenerife y en la India.
Centrurus margaritatus, Gerv. De tan amplia área de dis-
tribución como la especie anterior.
Centrurus infamatus, var nigrovariegata, Poc. y C. nigri-
manus, en Oaxaca,
Centrurus fulvipes, Poc. C. nigricens, Poc. y C. favopictus,
Poc. en Orizaba, Jalapa, etc.
Centrurus ochraceus, Poc. En Yucatán.
Centrurus nitidus, Thor. Habita según Karl Kraepelin en
México, sin localidad determinada.
Después de comparar minuciosamente los caracteres es-
pecíficos, vimos que no corresponden a la especie que estu-
diamos, concordando únicamente con algunos como la dife-
rencia de tamaño entre el macho y la hembra (común a eran
número de arácnidos); con respecto al número de dientes de
los peines hemos contado 14, 16, 21 y 24, siendo por tanto es-
te carácter muy variable.
Gracias a la deferencia de los Sres. Jakson y Howard pu-
de consultar los trabajos de Wood; los caracteres de la espe-
cie exilicauda descrita por este señor, concuerdan bien con los
que posee la especie venenosa a que nos referimos.
La descripción original es la siguiente:
Centrurus extlicauda.—Kentros, espina, aguijón; ura, cola;
exilis, delgado; cauda, cola. —Céfalo-tórax con una canalícula
mediana, anteriormente ancho y levemente emarginado; ojos
laterales formando series rectas o casi rectas; palpos de su-
perficie áspera y algo delgados y largos; el segundo artículo
posee cuatro crestas menudamente crenuladas, tiene además
pequeños tubérculos en la porción anterior, en el tercero se
cuentan cerca de cinco hileras de largos tubérculos en su su-
perficie frontal; la cara anterior de la mano es muy convexa, su
borde superior está ornado por una protuberancia oscuramen
te crenulada; márgenes opuestas de los dedos con líneas obli-
cuas y longitudinales de dientes imbricados, más grandes de
EL ALACRAN DE DURANGO 225
un lado que de otro; superficie caudal áspera, primer artejo
menudamente denticulado en sus regiones supero=-mediana,
infero-lateral e inferior; los últimos tres artículos tienen las
mismas protuberancias excepto la mediana lateral; general-
mente no existen crestas distintas en el penúltimo segmento;
el último es corto, estrecho y grueso; la cara superior no es
complanada; la inferior, fuertemente convexa; la superficie
inferior de la cola está marcada generalmente con una lista
longitudinal mediana. La placa esternal afecta la forma de un
triángulo con el ápice truncado.—Longitud 1 + pulgadas.
Vive en la Baja California.
Es necesario advertir que existen en el' Partido de Duran-
go otras especies venenosas diversas de la exilicauda, como
el C. gracilis, el C. margaritatus y tal vez el C. infamatus.
Addendum. Se ha afirmado que la acción del veneno de
las serpientes y la de los alacranes es idéntica; los modernos
estudios de Calmette, M. Phisalix y R. P. F. Caius (Jour. Phys.
XVII, 925) Houssay (Jour. Phys. XVIII, 305) Todd (Jour. of
Hygiene 1909) Jakson, Bol. del Comité de la A. C. U. Duran-
go, I, 94-115) etc., permiten afirmar que se trata de toxalbu-
minas diferentes, como lo demuestra el siguiente cuadro com -
parativo:
Serpientes. Alacranes.
Neurotóxico, por su neuro toxi-
MIDA a Mie tóxico del tiporveratri:
nico obrando probable-
mente sobre el protoplas-
ma de las colinas de Rou-
get y Doyen.
He nalIdICO eS O ASA E No hemolítico.
HemortaSleo.. o Se No hemorragíparo.
Obra sobre el endotelio vascu-
lar: HIpotensor iv. til Hipertensor.
Causa estupor, narcosis, pérdi-
da de la sensibilidad, paráli—
sis total del movimiento y a
Mem. Soc. Alzate. (15 Dic. 1920), t. 37.—24*
226 ISAAC OCHOTERENA
veces gran excitabilidad re
IA AN dE . .. Hiperexcitabilidad nerviosa.
El veneno del cobra no modifica
la temperatura, sólo hay hi
potermia antes de la muerte. Hipertermia muy notable,
hasta 40.5 grados €.
Howussay concluye, como era de preverse, que la suerote-
rapia antiescorpiónica es estrictamente específica y que ni el
suero anti cobráico, ni el anti-crotálico ni el anti laquésico
neutralizan el veneno de los escorpiones.
2 Dic. 1920,
PRINCIPALES OBRAS CONSULTADAS.
Historia Antigua de México por Clavigero.
Historia Antigua y de la Conquista por Orozco y Berra.
Diccionario de Mitología Nahoa por el Lic. Cecilio Robelo.
Diccionario de Aztequismos por el mismo autor.
Tratado de Zoología por Claus.
Tratado de Zoología por Perrier.
Zoología Médica por el Dr. Jesús Sánchez.
Historia de los Arácnidos escorpionideos por Latreille.
Observaciones acerca de la familia de los escorpiones por
Gervais.
Elementos de Zoología por Dugés.
Descripción del Centrurus exilicauda por Wood.
Estudio del alacrán ponzoñoso por el Dr. H. V. Jakson.
Estudio sobre el alacrán de Durango por 1. Ochoterena.
Estudios de los Dres. Santa María, Mariano Herrera, Fer-
nando Gómez Palacio y D. Vergara Lope.
Revue Scientifique.
L” Année Biologique.
Das Tierreich. 8 Lieferung. Arachnoidea. (1899). |
Calmette. —Conferencia dada enel Mus. de Hist. Nat. de
París. (1909).
Mem. Soc. «Alzate». T. 37.—Lám. XV.
Figura 1.
Alacrán de Durango.
Centrurus exilicauda Wood.
2 del tamaño natural.
Figura 3.
Mem. Soc. «Alzate». y T 37M eV
El Alacrán de Durango.
Figura 5.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE'”—MÉMOIRES, T. 37 227
UN APUNTE SOBRE EL ESTUDIO DE
| LA MORTALIDAD Y
MORBILIDAD INFANTILES,
POR EL DR.
JOSE JOAQUIN IZQUIERDO, M. S.A.
(Sesión del 7 de Julio de 1919)
TRABAJO PRESENTADO EN EL V CONGRESO
MÉDICO NACIONAL MEXICANO.
El estudio de la mortalidad infantil, además de su in-
terés meramente estadístico, tiene la gran importancia de
señalar al higienista las causas de muerte de la infancia,
indicándole la manera de combatirlas eficazmente para
disminuirla en gran parte, ya que hay una mortalidad
perfectamente evitable de los niños pequeños.
: Tal es el fin que me propongo alcanzar en el presen-
te trabajo en el que, después de algunas consideraciones
estadísticas, cuadros y gráficas relativos, pasaré a la par-
te práctica señalando el lado profiláctico y las medidas
de higiene que debemos poner en práctica para disminuir
la mortalidad de nuestros infantes.
Ante todo, hago constar que las cifras que sirven
de base a mi trabajo, no tienen el carácter de promedios
para la ciudad de México, pues todas ellas han sido to-
madas de un período de un año,—abril de 1916 a marzo
Mem, Soc. Alzate. —30-Diciembre-1920.—t. 37,25
228 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
de 1917,—insuficiente para considerarlas como tales. Su
único objeto es dar a conocer los valores relativos de los
fenómenos objeto de este estudio y señalar, en consecuen-
cia, la diferente atención que se les debe conceder.
Es bien sabido que la mortalidad es muy desigual en
las diferentes edades, siendo mucho mayor al princi-
pio de la vida, del nacimiento a los cinco años, particu-
larmente en el primero; disminuyendo después rápida-
mente hasta alcanzar su mínimun entre los diez y los
quince años, para volver a crecer, al principio lentamen-
te y después con mayor rapidez.
Puede estudiarse la mortalidad desde dos puntos de
vista: con relación a la población y entonces se llama
general, o por grupos de edades, es decir, considerando
el número de personas que fallecen a una edad determi-
nada por cada mil personas de dicha edad.
Desgraciadamente, ignoramos en la actualidad a que
cifra asciende la población de la ciudad de México, pues
su último censo, de 471,066 habitantes, fue hecho hace
ocho años y, desde entonces, debido a la concentración
de población de los Estados al Centro, debida a nuestra
guerra civil, aquella cifra ha crecido en proporciones que
no es fácil conocer mientras no se practique un nuevo
censo, y que, de ninguna manera, podrían servir de ba-
se para un estudio estadístico. En consecuencia, no po-
demos, por ahora, determinar nuestra mortalidad gene-
ral, mi mucho menos estudiar la mortalidad en las dife-
rentes edades, tan interesante, pues para ello necesitaría-
mos de un censo todavía más cuidadoso que clasificara
la población por grupos de edades.
Como resultado de los datos que recogí de los par-
tes que diariamente rinde al Consejo Superior de Salu-
bridad el Juzgado del Estado Civil, puedo ofrecer los
siguientes datos estadísticos.
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 229
Durante el período de un año a que me he referido,
murieron en la ciudad de México 23289 personas, cuyas
respectivas edades se indican en la siguiente tabla, al
mismo tiempo que su proporción por ciento, considerando
el número total de defunciones como lgual a 100:
TABLA No. 1
Edad. S. Mascul. S. Fene — Reunidos
O años (nacidos muertos) 920
Hasta de Y años 4386 4482 8868
Mer5=10 528 493 1021
10-15 241 AR 493
15-20 494 382 876
20625 661 476 ST
25-30 830 651 1481
302335 632 452 1084
35-40 727 642 1369
40-45 463 357 820
45-50 450 517 967
50-55 291 -298 589
55-60 461 610 1071
60-65 258 335 593
65-70 247 410 657
70-75 al 224 395
75-80 158 319 A77
80-85 60 151 211
85-90 57 111 168
90-95 7 25 32
95-100 14 32 46
De más de 100 años 1 13 14
Cifras de la mor--
talidad absolu-
ta habida en el
año: 11167 11202 23289
230 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
El cuadro Núm. 1, construído conforme a estos va-
lores, expresa gráficamente la mortalidad general.
1916-1917.
Defune
|
a (111
ma a
A E
AN ARAN
2 PARA
dep Mc EoE: Lo
RANES ENE
A
| LPRA
ARE LETAL ERA
A >
0 5 10 15 20 25 30 35 40.45 50 55 60 6570 75 80 85 90 Años.
La mortalidad entre 0-5 años es muy grande y da
por sí sola un poco más de la tercera parte del nú-
mero total de defunciones habidas. Sumados los nacidos
muertos y los que sucumbieron por debajo de los diez
años, vemos que los muertos hasta esta edad dan por sí
solos cerca de la mitad de la. cifra absoluta de las de-
funciones.
Pero cuando la mortalidad alcanza su máximun, es
en los primeros años de la vida. En el primero es ma-
- yor que en el segundo y en éste más grande que en el
tercero. Disminuye mucho de los dos a los tres años
y después baja lentamente hasta el mínimun de morta-
lidad señalado, entre los diez y los quince años.
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 231
La siguiente tabla y el diagrama número 2 in-
dicean la mortalidad habida del nacimiento a los quin-
ce años:
TABLA NUM. 2..
- De 10392 individuos de ambos sexos, murieron en las
diversas edades: : :
AÑOS. | O-1 1-2
Niños | Niñas | Niños | Niñas | Niños | Niñas | Niños | Niñas | Niños | Niñas | Niños | Niñas
9134| 20101 1235| 13811 528 | 575 | 489 | 516/5298 | 403] 271 | 222
———————_ o
Reunidos
1103 |
los 2 8exos
4144 | 2616
+
[a]
o
o
3000
1
4
2000 |
AO E ES :
1000
Dal 1a2 2a3 Ja5 5alo loal5 años
JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
SUNEONNTnInNS
E
do radaaieao
|
+
j
HE
REBEN
La marcha que siguen los valores de la mortalidad
durante el
forme: es muy alta en el primer mes; menor en el se-
eundo; desciende rápidamente el tercero y después con
más lentitud, y, sólo al fin del primer año vuelve a ascen-
der rápidamente, debido a una causa que pronto señalaré.
La tabla número 3 nos permite estudiar detallada-
mente la mortalidad del primer mes de la vida, en dos
grupos correspondientes a los niños y a las niñas.
primer año (diagrama 3),
mas
tampoco
meses de edad,
EN
)1O DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 233
TABLA No. 3.
E Niños. Niñas. Reunidos.
Nacidos muertos Pta Po 920
- Fallecidos en el ler. día 167 A Il
AO O STO 74
pe | 28
97
22
Espe)
o)
Muertos en la primera
SS Semana
Muertos del So. al 150.
a did a
Eo Muertos del 160. día an
fin del mes.
ee
E Todos los muertos en el
primer. mes:
Re unidos los nacidos
muertos Yo los: muer-
dos en: el: momento
3 da nacimiento ES
234 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
TABLA No. 4.
Proporción de muertos de 0-1
año, por cada cien defuncio-
Países y Ciudades Años Y de todas causas y eda-
Italia 1913 93.36
Francia 1913 12.08
Japón 1910-12 26.12
Suecia 1912 11.88
- Australia 1913 - 18.92
Suiza 1913-14 15.44
Egipto (ciudades) 1913-14 34.34
España 1911-13 21.25
Gran Bretaña 1913-14 18.36
Escocia 1914 18.64
Irlanda 1913 13.01
Estados Unidos 1913 17.90
Chile 1913-14 36.10
Buenos Aires 1910-12 : 20.99
Uruguay 1911-13 25.59
México (ciudad) 1913 23.76
México (ciudad) 1916-17 18.52
"También es muy interesante estudiar la mortalidad
infantil con relación al número de niños nacidos vivos;
la cifra de los que mueren durante el primer año de la
vida, de los que sobreviven después del segundo y de los
restantes al final del quinto, pero tampoco podemos hacer
esto en razón de que nuestras estadísticas de natalidad
son particularmente defectuosas, pues aunque el. Códi-
go Civil (Art. 70) establece la obligación de hacer la
declaración de un nacimiento dentro de los primeros
quince días que le siguen, no se da a este precepto la
debida observancia y son muy numerosos los indivi-
duos que se inscriben “fuera del término legal, hasta
los seis, ocho y aun diez años.
LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES. 233
Si intentara calcular Sl número de niños que so-
micro? en México después del primer año, basán-
dose en los datos del registro civil, obtendría los si-
$ guientes resultados:
Ambos sexos
Niñas reuvidos
e
- Nacidos vivos. LR e SA 2,632 5,821
- Muertos an t es del primer
o A 2,010 4,144
- Sobrevivieron después del pri-
A A O - 622. 1,1177
- Proporción de muertos por
1,000 nacimientos. . . . / 778.80
Proporció ón de sobrevividos. 221.20
-
O cual no puede is pues es imposible que
de cada mil niños hayan muerto 778. 80 en el primer año.
Pero, en cambio, el hecho nos proporciona una demostra-
a más ze a pésima manera de llevar la estadística
a de a y la ad al de
ES
oner pronto. remedio. : E o
Una vez sentados las datos. anteriores, pasemos a
ar cuales son las enfermedades que determinan
y escala. la mortalidad de los primeros años de
la vida. La tabla número 29 nos indicará es causas de
TABLA NUM. pS
e: Enfermedades que causaron la muerte de 10, 329 indi
LO pe viduos de ambos sexos, menores de quince años:
Pronor-. PO
ción con SS
relación Propor-
_alamor- ción con -
talidad la mor-
hastalos talidad
Defunciones 15 años - absoluta”, 3
r — — —
Debilidad congénita. . . . 483 4.86% 2. 16% 3
Heredo-sífilis. . . ... ; 188 LB 09407 EN
Afecciones eroteades: 4,304 41.5 > 6137
Afecciones agudas del apara- nde AE
to PesplEatorio: La ir 2D ET 24.8 ,
Meningitis o 88 |
MOS ARDE o a ds 413 EN:
A A A Eo eps O 2.4, Sl
Ditteria y cuba. nio o a 47 DAD
PAM: A 181 eS de
Tuberculosis lmpnada A 0000 0
Tuberculosis cutánea. A 00850
Tuberculosis ósea y eel: e Y! DIG
A a dd
PE o 207 0.19
A ARAN q OI
Al o aro 36 DIA
Otras: enfermedades. da E ALS SES s
tas la tos ferina, la meningitis, la viruela, la sí flis
reditaria, el paludismo, ote. , ps e ys
e as . 2 a y e
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 23
|]
Para averiguar a qué edad fueron más numerosas las
defunciones por enfermedades gastrointestinales —causa
principal de muerte—, he formado la tabla número 6, que
nos enseña en detalle la manera como se repartieron en-
tre 4,232 defunciones habidas antes de los quince años,
causadas por padecimientos de este erupo. Además, el cua-
dro número 2 nos permite hacer la comparación con la
mortalidad absoluta a las diferentes edades.
TABLA NUM. 6
De 4,232 individuos de ambos sexos, murieron por en-
fermedades gastrointestinales:
ES A o 117
A A O a RO de ON 127
E ERA O OO 115
O a e pa os E AS de OA 84
O NN e. E 80
A O e O e dal) LOS 110
A A E DE a e A LOLAS dE 78
A AA MN AA a eL
A e E
O
y oe e sóc 100
A A a lo DS
O e e Eco dd A
A Sa dd 7O
A OR NO E Alda, 527
a do DA
O A O a A do a 182
A E E ANO 153
A E NS SA SP 98
A Rio SAA E 75
e o A 53
A A o O 35
238 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
Por consiguiente, en el primer año causaron el 33,61%
de la mortalidad; el 56.19% en el segundo; el 47.77 en
el tercero; el 44.52 del tercero al quinto; el 46.42%
del quinto al décimo, y tan sólo el 14,60%, de éste al dé-
cimoquinto.
Con el fin de conocer las particularidades de la mor-
talidad del primer año de la vida, he formado el cuadro
número 4, en el que se encuentran trazadas las siguientes
eráficas: en puntos, la cifra absoluta de la mortalidad se-.
manal; I, la mortalidad por diarrea y gastroenteritis; IT,
las muertes por afecciones agudas del aparato respirato-
rio, y UI, en línea más delgada, la temperatura media dia-
ria del aire, al abrigo, según los datos del Observatorio Me-
teorológico Central. :
A primera vista resalta el paralelismo entre la morta-
lidad infantil absoluta y la mortalidad por afecciones del
aparato digestivo, a cambio de la gráfica de la mortalidad
por afecciones del aparato respiratorio (II) —segunda cau-
sa de mortalidad—, que sigue una marcha contraria.
Hay que tener presente en el espíritu, que las estadísti-
cas ofrecen muchas causas de error, debido a que. numero-
sos niños mueren sin asistencia médica, y, en consecuen-
cia, no ofrecen tarantía alguna de exactitud los certifica-
dos de defunción. Además, en México, estoy seguro de que
otros muchos certificados son falsos, unas veces porque se
trata de ocultar enfermedades infectocontagiosas no de-
claradas ante las autoridades sanitarias, y otras, por asen-
tar como causa de la muerte una complicación de la pri-
mera enfermedad o una enfermedad intercurrente, particu-
larmente tratándose de las fiebres eruptivas que así que-
" dan en silencio. Creo que muchos casos que aparecen re-
gistrados en nuestras estadísticas como de neumonía, en
realidad no han sido más que la última etapa de una tos
ferina o de un sarampión; muchas nefritis, el resultado de
Y ul
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Mem. Soc. Alzate, t. 37, pág. 238.
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30 Abr.-6 Mayo
7-13 de Mayo
[5258 Abril, 1916.
y 2?
IEA 4-10" de Marzo
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YA la
Diagrama n! 4, Mem. Soc. Alzate, t. 37, pág. 238.
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 239
una escarlatina, y numerosas muertes por ““debilida.l car-
díaca,?” la consecuencia de una miocarditis adquirida en el
curso de una fiebre grave. La meningitis rara vez ha sido
especificada para distinguir si es tuberculosa o de otra na-
turaleza, y en algunos casos, aunque raros, debe haber si-
do confundida con la parálisis infantil. Y todo esto se debe,
en gran parte, al ejercicio de la medicina por personas sin
estudios, a quienes no se debería permitir que lo hicieran.
Es verdaderamente vergonzoso para nuestra cultura, el sin-
número de diagnósticos de causas de muerte que he encon-
trado en los certificados de defunción, verdaderas blasfe-
mias no sólo contra la Patología, sino contra el sentido co-
mún.' Nuestras autoridades deben prestar a este punto la
atención que merece, reglamentando de mejor manera el
“ejercicio de la profesión y publicando instrucciones que
tiendan a uniformar la expedición de certificados, con lo o ES
cual ganará mucho la estadística.
Pero prescindiendo de estos defectos, que no hago más
que señalar para que se corrijan, y para no dar a los datos
de este trabajo una importancia mayor de la que en reali-
dad tienen, bastan para lograr el fin que persigo y que es
el de demostrar que las enfermedades gastrointestinales, lo
mismo que er otros países, son la principal causa de la mor-
lidad infantil de la ciudad de México.
La mortalidad alcanza su máximum algunas semanas IS
después de que la temperatura del aire ha alcanzado sus El ES
valores más altos; se ve claramente la mayor frecuencia qe
de las afecciones gastrointestinales durante los meses más
calientes del año, y de ahí la razón para aconsejar que no
se practique el destete en esta época del año.
El tiempo que separa las dos ascensiones de las EráÑ
cas, es precisamente el que necesitan las enfermedades que
nos ocupan para conducir a sus pequeñas víctimas a la
muerte. El cuadro número 3 nos muestra gráficamente la
240 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
»
marcha de la mortalidad por enfermedades gastroentéricas
en los doce primeros meses de la vida y su relación con ia
motarlidad absoluta por debajo de los quince años, en uno
de ellos.
Considerando el número de niños menores de un añús
que murieron por enfermedades gastrointestinales, con re-
lación a la mortalidad absoluta, encontramos que, por cada
100 defunciones de todas causas y edades, murieron 6.15,
cifra que podemos comparar con las de otros países, €l
- la tabla siguiente:
TABLA NUM. 7
Por cada 100 defunciones de todas causas y edades,
murieron:
Por enfer-
medades
gastro Por debi-
: intesti- lidad con-
Países Años nales génita
JD a 1910-17 4.98 5.11
FA A E o ONE EA 5.58
A O A E NE) 3.86 3.00
Sueca. Pe EA TA SS 6.81
ELA AAA e e AE EE 3.99 6.06
Gran Bretaña. . . . 1913-14 3.90 6.44
ASC ARA 2.94 61H
Dinamarca... . 1914 0 6.32
pS A LN eS LN 2.67 4.711
PEDIA AIDA 9.86 3.64:
Mpio is o Odd ES 5.65
Diidnay:2 a ABILAS 8.25 2.65
CARA AA AIN 4.03 3.41:
Buenos- Aires. -. . 1910-12 - 9.96 2.71
WIÉXICO 2540 Aa 6-17 6.13 2.16
Os
A
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 241
Hacia el undécimo mes se nota un rápido aumento de
la cifra de los muertos por afecciones gastrointestinales,
que se acentúa todavía más en el curso del segundo año
“(cuadro núm. 2), durante el cual la mortalidad por enfer-
medades gastrointestinales aumenta, mientras la cifra ab-
soluta disminuye, alcanzando, según hemos visto, el 56.19%
de las defunciones, mayor que el que resulta en el primer
año de la vida (32.25).
Así, hemos llegado al conocimiento de que el segundo
año de la vida es la época en que las enfermedades gas-
troitestinales causan mayor mortalidad, y en los*cuadros
y gráficas que hemos formado, encontraremos la clave de
la frecuencia de este grupo nosográfico como causa de
muerte en esta época de la vida en que es particularmente
evitable. En efecto, el ascenso que ya se inicia poderosá-
mente al final del primer año para llegar a su máximo en-
el segundo, nos indica elocuentemente que, el destete pre-
maturo, la alimentación artificial, mixta, y muchas veces
irracional que da al niño alimentos para los cuales aun no
está preparado su estómago, ni anatómica ni fisiológicarmen-
te, son las causas principales del gran número de gastro-
enteritis a esta edad.
Las investigaciones acerca de la influencia que tiene la
alimentación sobre la mortalidad de los niños, numerosas
en Europa, son entre nosotros escasas. Las estadísticas ale-
manas y particularmente la de Boeek, sor muy interesan-
tes por el cuidado y minuciosidad con que se han formado.
No me detendré a tratar de las conclusiones a que han lle-
vado, tan conocidas de todos, que son las mismas para mu-
chos países y que demuestran elocuentemente que la mor-
talidad de los niños alimentados al pecho, es notablemen-
te menor que la de los alimentados artificialmente. Tam-
bién se han formado estadísticas que indican la influencia
de los diversos preparados artificiales sobre la mortalidad
—_ .
242 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
infantil (Westergaard), asociados o no con leche de mujer.
o de animales.
El sarampión, que en Inglaterra es una de las princi-
pales causas de la mortalidad infantil, entre nosotros es
mucho menos grave y sólo produjo una mortalidad del
0.31%; con relación a cada 100 defunciones de todas cau-
sas y edades.
La sífilis hereditaria produjo el 0.84% de las defun-
ciones, considerando únicamente los niños muertos por ae-
cidentes específicos más o menos lejanos del nacimiento.
Pero si agregamos 499 abortos y partos prematuros ocasio-
nados por la avería de los padres, durante el año, y si pen-
samos en el número seguramente crecido de muertos por
esta causa entre 236 prematuros y 104 más, muertos en el
momento del nacimiento por causa desconocida o no es-
“pecificada, la proporción es mucho mayor.
+. El tratamiento de la sífilis de los padres y las medi-
das encaminadas a disminuir los estragos de esta enferme-
dad, amenguarán mucho el número de muertes que oca-
sionan.
Durante este período, hubo 451 abortos y 920 niños
nacidos muertos, y de estos últimos, un 28.04% murió por
accidentes del parto, y un 18.8% por causas que se des-
conocen, seguramente a causa de la falta de atención del
médico o de una partera competente. De tal manera que,
reunidos estos dos grupos, puede decirse que de un 39.2%
de los nacidos muertos, una gran parte sucumbieron por los
cuidados nulos o deficientes prestados en el momento del
parto. Y esta proporción, unida a la que guarda el número
de nacidos muertos con el número de nacimientos registra-
dos por el Juzgado Civil durante el mismo período—(a pe-
sar de las causas.de error a que me he referido),—basta
para que nos fijemos atentamente en este grupo de defun-
ciones ante y postpartum, nada despreciable, pues después
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 243
de las defunciones producidas por afecciones agudas del
aparato respiratorio, es el más importante.
La clase pobre da mayor número de hijos que las cla-
ses acomodadas y, como, por añadidura, es más numerosa,
se comprende fácilmente que el mayor número de defun-
ciones le pertenecen. La mujer embarazada, de la clase hu-
milde, si demanda los servicios de la partera, se dirige ge-
neralmente a. una mujer empírica, de las llamadas vulgar-
mente “prácticas,” las más de las veces —por no decir
siempre—, ignorante, sucia y llena de prácticas extrañas o
supersticiosas, y ahí está el por qué de muchas muertes in-
trauterinas y de recién nacidos, cuyo mayor contingente es
y
dado por los hijos del pueblo.
Lo mismo sucede en muchos países Eos gobiernos
más o menos tardíamente convencidos de esta verdad, han
reglamentado a las parteras el ejercicio de su profesión,
estableciendo ciertas restricciones, organizando su vigilan-
cia y estableciendo las parteras pagadas oficialmente para
dar consulta y asistir en sus partos a las mujeres del pue-
blo que soliciten | sus servicios, para darles consejos duran-
te la preñez, pata conducirlas a buen término, y después
del parto dirigirlas para la crianza de sus hijos.
Una legislación sabia de esta naturaleza, trae apare-
Jada la protección de las madres, pues la mortalidad de los
niños recién nacidos no puede ser separada de la de las
madres parturientas. :
Entre nosotros aun no se ha ablado de ll y por lo
mismo, al escribir el presente modesto trabajo, uno de los
- principales fines que he perseguido ha sido el de sentar la
primera piedra de esta obra tan necesaria, que ojalá y
otros, con más aptitudes, prohijen con entusiasmo y com-
pleten como se merece.
Ni la naturaleza ni “la extensión de esta monografía
me permiten entrar en detalles. sobre los múltiples medios
Mem, Soc. Alzate, -3-Enero-1921.—t. 372
244 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
de que ha de valerse una campaña tendiente a este objeto,
que por sí solos podrían ser materia para un extenso tra-
bajo.
Dinamarca, Inglaterra y otros países europeos, los Es-
tados Unidos y aun algunos países latinoamericanos, como
el Perú, nos han tomado ya la delantera por este camino y
en la actualidad cuentan con disposiciones sobre las parte-
ras y con leyes para la protección de la mujer embarazada,
antes y después del parto.
Los resultados han sido brillantes: Inglaterra, los Ls
tados Unidos y todos los países que han puesto en vigor
estas medidas, han visto disminuir grandemente la morta-
lidad del nacimiento y de los primeros días de la vida. Des-
de que Inglaterra comenzó a vigilar a sus parteras en 1902,
la mortalidad infantil ha disminuido de 1/3, y la de las ma-
dres de 1/5. Que la situación por que atravesamos es difí-
cil, no importa. Todo el dinero que se gaste para este ob-
jeto será recompensado con ereces en vidas y energías arre-
batadas a la muerte y devueltas a la patria y a la raza. Y
dichas medidas, según las propias palabras del Local Go-
vernment Board de Londres (1916), ““deben ser tomadas
desde luego, a pesar de la estricta economía que en estos
momentos se impone, tanto para el Estado como para los
individuos. ”” e
Se ha estudiado la influencia que tienen, respectivamen-
te, sobre la mortalidad, los hijos de matrimonio y los na-
turales, y se ha demostrado que los hijos ilegítimos mue-
ren en mayor número que los primeros. Así debe suceder en
México, pero actualmente no es posible formar una esta-
dística a este respecto, pues aunque en el registro de los
nacimientos se hace la especificación correspondiente, er
cambio no se tiene este cuidado tratándose de la muerte,
por más que antes sí se hacía. Es conveniente que, también
en servicio de la estadística, se vuelva a asentar este dato
en las boletas de defunción de los niños.
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 245
La cifra de la mortalidad de los niños expósitos es mu-
cho mayor que la de los ilegítimos, llegando a veces, según
los autores europeos, hasta los 2 (Praussnitz). En la ciu-
dad de México, la mortalidad habida en la Casa de Cuna,
expresada por promedios de decenios, ha sido la que señala
la tabla número 8, que tomo de un trabajo presentado a la
Academia Nacional de Medicina por mi distinguido ami-
eo el señor doctor don Rafael Carrillo (1):
TABLA NUM. 8
Promedio de
decenios de: Por ciento,
EA o aa Mia ai 10)
MAISON IS RIO ol ShOl
AO A OO
OA E A A EM A
TIA A A A A E O
SAI e Si ada aa ea
E a O e E ER
¡SEO A A o QUA
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MO O o A OA DS
1 o E aa Canes
A RR, AO EMO AO (07
Po ad eS 04
LITIO eS O to e 04 AL :
A A AS 00 AA DO
-Con toda razón dice el doctor Carrillo que causa un
verdadero horror esta mortalidad, que en ciertos años pa-
(1) Gaceta Médica de México. '“La Cuna: su pasado,
su presente y su porvenir,”?” 3a, serie, tomo X, núms. 9-12.
AOTS> :
v
246 JOSÉ JOAQUÍN IZQUIERDO
.
só del 80 por ciento de las entradas. Tal proporción se de-
bió, según el mismo: lo., a la carencia de una higiene in-
fantil adecuada, principalmente en lo que se refiere a la
alimentación; 20., al tratamiento defectuoso —por el tiem-
po de que se trata, —de la difteria y de la viruela; y 30.,
a la costumbre de abandonar a los niños al frío, enemigo
terrible de los recién nacidos. En la actualidad, los factores
principales de mortalidad en la Casa de Cuna, son princi-
palmente: las condiciones individuales de los niños, en su
mayor parte atróficos, atrasados o infectados; la alimenta-
ción artificial exclusiva, por la falta de nodrizas, y la orga-
nización del Establecimiento, nada científica y alejada de
los modernos adelantos de la puericultura.
En otros países, las casas de expósitos han mejorado
notablemente sus condiciones, y su mortalidad ha dismi-
nuido en proporciones muy apreciables. Es de desearse que
la Casa de Cuna reciba los beneficios de una organización
semejante, completamente moderna.
Las estadísticas han ido mucho más adelante en Euro-
pa. Se ha estudiado la influencia que ejercen las condicio-
nes de la habitación sobre las enfermedades gastrointesti-
nales. Meinert ha estudiado las relaciones del Cólera infan-
til con la temperatura del aire y la de la habitación, con los
vientos y con la ventilación.
Teniendo en cuenta el conjunto de condiciones que ro-
dean a los niños, como resultado del bienestar material de
los padres, principalmente por lo que se refiere a la alimen--
tación, habitación y cuidados, se han formado estadísticas
dividiendo las causas de la muerte en cuatro categorías
(Korosi): 1o., los ricos; 20., los medianos; 30., los pobres;
y 4o., los indigentes, determinando el tanto por ciento pa-
ra cada enfermedad en cada una de estas categorías. Así,
se encontró en Gratz que, mientras moría un 60 por ciento
del último grupo por afecciones gastrointestinales, duran-
Le
ESTUDIO DE LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD INFANTILES 247
te los últimos 20 años del siglo pasado, de la primera no
moría uno solo.
Señalo estos trabajos para que nuestros investigadores
los emprendan, y con el tiempo se pueda hacer un amplio
trabajo sobre la materia.
Siendo, como he dicho, mucho mayor la mortalidad in-
fantil entre las clases populares, su mejoramiento social,
la disminución del pauperismo y el mejoramiento de sus
condiciones de vida, la disminuirán considerablemente.
Por lo que respecta a las estadísticas de morbilidad,
no existen entre nosotros, ni en otros países, a pesar de
que para el higienista sería muy de desearse. Unicamente
contamos con las de enfermedades infecciosas, formadas
por motivos de Higiene.
También sería de desearse contar con estadísticas de
la oftalmía de los recién nacidos, cuya declaración obliga-
toria será propuesta por la sección de Oftalmología, para
asi tratarla eficaz y, sobre todo, oportunamente.
EA
.
pas
ÍA
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”—MÉMOIRES, T. 37 249
LAS OBRAS HIDROELECTRICAS
DE NECAXA
POR EL ING. GABRIEL M. OROPESA, M. $. A.
(Sesión del 10 de Abril de 1918)
(LÁMINAS XVE-XXIV)
Historia.—Con motivo del establecimiento de una co-
lonia de extranjeros en los terrenos de Metlaltoyuca, del
Distrito de Huauchinaneo, Estado de Puebla, un aventu-
rero de nacionalidad francesa, que se hacía llamar doctor
y cuyo nombre era “Arnoldo Vaquié, comenzó a viajar mu-
echo por aquella región, conoció las caídas de agua forma-
das por el Río de Necaxa, .y le ocurrió que algo se podía
hacer con aquella fuerza; vino entonces a México y solicitó
de la Secretaría de Fomento concesión para utilizar como
fuerza motriz las aguas del Río de Necaxa.
En aquellos tiempos, febrero de 1895, era muy fácil
obtener concesiones, así es que se le otorgó lo solicitado : 7
con fecha 21 de junio, sin oponerle ningunas trabas, aun E
cuando en atención a los límites que fijaba, era de presu-
mirse que no sería ningún negocio serio el que dicho señor
podría emprender en Necaxa. En los primeros tiempos de
esta concesión ni el mismo Vaquié sabía lo que allí podría
establecerse; decía a quienes le pregutábamos algo acerca
- de su negocio, que iba a poner allí una gran fábrica de car-
buro de calcio. A pesar de esta poca formalidad en el asun-
250 GABRIEL M. OROPESA
to, por gestiones que hicieron en París los señores arqui-
tecto S. Contri e Ingeniero Fournier, socios que se había
buscado Vaquié, se llegó a formar una compañía que se
denominó ““Societé de Necaxa,'? con capital nominal de
8.000.000 de francos, la que envió a un señor ingeniero de
apellido Trotier; éste reconoció la localidad, formó sus pro-
yectos y comenzó a ejecutar algunos trabajos; mas como
él era ingeniero de caminos y no electricista ni hidráulico,
su obra principal consistió en la apertura de un camino
carretero para ligar Necaxa con el Ferrocarril Hidalgo; se
dice que trabajó también con actividad en la apertura de
un túnel en Necaxa; pero de ese túnel sólo se conserva el
recuerdo, pues no sirvió absolutamente para nada. Pronto
surgieron las dificultades entre Vaquié y sus dos socios;
el negocio judicial que se abrió fue de esos que se reputan
interminables: cada trámite requería las firmas de los cón-
sules, de los diplomáticos y aun de los ministros de las Re-
públicas francesa y mexicana; el embrollo fue colosal; los
capitalistas comenzaron a rehusar los fondos y de allí re-
sultó que el trabajo casi no adelantaba nada; sólo se pro-
curaba mantener viva la concesión; por fin, en el año de
1903 una compañía canadense compró la concesión; su pri-
mer cuidado fue pedir la reforma de ella, pues con los lí-
mites de la anterior muy poco se podía hacer; al reformar-
se el contrato se extendió el permiso hasta abarcar los Ríos
de Tenango y Xaltepuxtla, tributarios del Necaxa; pero
que no se unen a él sino muy abajo del segundo salto. Es- -
ta nueva compañía fue la que emprendió los trabajos con
toda actividad, bajo la dirección de ingenieros americanos,
en su mayor parte. Tres años más tarde, en 1906, se vió la
necesidad de procurarse mayor cantidad de agua de la que
podían dar los Ríos det Necaxa, Tenango y Xaltepuxtla;
hechos los estudios correspondientes, se vió que del rumbo
norte podrían derivarse algunas de las corrientes de la
.
ds
LAS OBRAS HIDROELECTRICAS DE NECAXA 251
E cuenca superior del Río de San Marcos; y de la región sur,
E parte de las correspondientes a la cuenca del Nautla; se
| obtuvieron de la Secretaría de Fomento los permisos debi-
3 dos y se comenzaron luego con erande actividad las obras,
sin descuidar por esto las que ya se habían emprendido en
los Ríos Necaxa, Tenango y Xaltepuxtla. Hacia mediados
de 1913, a consecuencia de la situación creada en nuestra
Patria por la revolución, se dieron por terminados los tra-
bajos, sin haberse ejecutado todo lo que se tenía proyec-
tado; quedaron por construirse las Presas de Coacoyunca,
Almoloya, San Vicente y Texcapa; en la planta quedaron
por instalarse dos máquinas más, de 10,000 kilowatts ca-
da una.
Por consecuencia de la disposición que guardan los
diversos ríos abarcados por la concesión, se ha conveni-
do en considerarlos como tres grupos distintos, que son
los siguientes: División I. Río de Necaxa, con las aguas
derivadas del Río de Coacuila en dos lugares distintos, y
del Río de Los Reyes, perteneciente a la cuenca del Ca-
zones O San Marcos.—División IL. Ríos Tenango, Nexapa
y Xaltapuxtla.—División IM. Túneles de la región del sur,
que traen las aguas de los Ríos Laxaxalpan, Hueyapan,
Tepeixco, Tlaxco, Zempoala, Tehuitzpalco y otros, tribu-
tarios todos del Río Nautla. En cada una de las tres divi-
siones se han hecho obras de muy diversas naturalezas, se-
eún los resultados que con cada una de ellas se deseaba
obtener.
División 1—El Río de Necaxa en su largo trayecto
tiene “varios nombres, como Patoltecoya, Texcapa, Totola-
34 pa, ete.; pero en este trabajo sólo le daré el nombre de
; Necaxa para evitar confusiones; igual cosa ha hecho la.
compañía; en sus planos, sólo se ve el nombre de Necaxa.
El río produce muy poca agua en tiempo de secas; algu-
nas veces no lleva ni dos metros cúbicos por segundo; pa--
ATT SALAS
252 GABRIEL M. OROPESA
ra aumentar el gasto hidráulico, lo primero que se pensó
fue construir una presa donde almacenar las aguas de las
avenidas y no dejarlas bajar sino poco a poco en tiempo de
secas; esta presa resultó capaz de contener hasta 42.940,000
metros cúbicos de agua; la cortina ocupa precisamente el
lugar del antiguo pueblo que dió su nombre a todas las
obras, Necaxa; era un pueblito simpático, de unas 200 ca-
sas, en cuyos patios se cultivaban preferentemente los na-
ranjos; todos los terrenos y casas fueron expropiados, y
para substituir a este pueblo, se construyó otro con el nom-
bre de Canadita. El agua represada inundó también a otros
dos pueblos, San Miguel Acuautla y Santiago Patolteco-
ya; fueron cambiados de lugar; se pagaron a los propieta-
rios las indemnizaciones correspondientes y lok .puebjlok
tienen hoy su ielesia y sus casitas entre los árboles de la
margen izquierda del yaso de Necaxa, fuera del alcance
de las aguas. Respecto a la construcción del muro o cor-
tina de la Presa, nada diré en este lugar, pues me reser-
vo el asunto para tratarlo juntamente con las demás pre-
sas, en párrafo especial de este mismo trabajo. Como se
pensó que en algunos años las avenidas de este río podrían
no llenar el vaso, porque el consumo en las máquinas esta-
ba calculado en más de 10 metros cúbicos por segundo, se
proyectó la desviación del Río Tenango, en un lugar lla-
mado Acatlán, que está precisamente en la confluencia
de los Ríos Coacuila y Matzontla; se construyó una Presa
capaz de contener 187,000 metros cúbicos de agua, y se
abrió un túnel de 1,044 metros de longitud para vaciar
esta agua en el Río Necaxa. Por dificultades habidas en la
compra de los terrenos que iban a ser inundados, la Pre-
sa no se ha llenado nunca; la cortina quedó construída en
toda su altura; pero sus compuertas no se cierran sino
sólo en la cantidad estrictamente necesaria para obligar
al agua de los dos ríos a que tome la embocadura del túnel;
.
LAS OBRAS HIDROELECTRICAS DE NECAXA 253
la sección transversal de este túnel, parece que no fue es-
tudiada debidamente; el fondo o piso es plano, de 3.04 de
anchura, las paredes verticales de sólo 0.61, y la bóveda
es de medio punto de 1.52 de radio; quedó el túnel sin re-
vestimiento interior en muchos lugares, y hasta sin suje-
tarse a las dimensiones del proyecto en otros; sin embar-
so, no se han tenido derrumbes, el agua corre y el túnel,
por consiguiente, llena su objeto.
En el Río de Los Reyes las obras de desviación con-
sistieron en un muro de presa construido a través del río,
- caleulada su altura para producir un almacenamiento de
26.110,000 metros cúbicos de agua; debajo de la cortina
de la Presa, están colocados los tubos para la toma, abier-
tas las válvulas respectivas sale el agua, que es conduci-
da por un canal y dos túneles sucesivos, después de los
cuales cae a una barranca tributaria del Río de Necaxa.
Estos túneles ya fueron mejor estudiados, están bien cons-
truidos y revestidos de conereto de cemento. El canal tie-
ne su vertedor de demasías y sus compuertas; el primero,
como su nombre lo indica, es para tirar el agua que exce-
de de ciertos límites; y las compuertas para que cuando el
agua no sea necesaria, se pueda tirar toda al antiguo le-
cho del Río de Los Reyes y siga su curso natural. Esta
agua de la Presa de Los Reyes, es la única que se aprove-
cha de toda la región del norte, a pesar de que la conce-
sión es amplísima, pues abarca el Río de San Marcos con:
todos sus afluentes o tributarios.
- Como todavía faltaba el agua, se pensó en almacenar
las de los Ríos Chacalapa y Apapaxtla; la presa prime-
ramente proyectada, era para 70.000,000 de metros cúbi-
eos; pero como los ríos, o más bien los arroyos, están cor-
tados cerca de sus manantiales, llevan poquísima agua,
aun en tiempo de avenidas; se aumentó el caudal con otras
corrientes; pero aun así sólo se pudo construir una pre-
SE
£
254 GABRIEL M. OROPESA
sa para 43.500,000; esta es la presa que se llama de Lagu-
na. Las obras de provisión de agua para ella consisten
principalmente en una presita de mampostería para deri-
var el agua del Río de Coacuila; llevarla por un canal de
8,500 metros de longitud, que en su trayecto muy sinuoso
eruza con sifones de tubo de acero, cinco barrancas, reci-
be como tributarios los canales de San Vicente y del Car-
men, pasa por el túnel del Carmen, de 875 metros de lon-
eitud, y continúa en canal abierto para derramar en la
Presa de Laguna. La capacidad hidráulica del Canal de
Coacuila, es de 10 metros cúbicos por segundo. El túnel
tiene su piso plano de 2.04 de ancho, paredes verticales,
bóveda de arco de circunferencia de 1,52 de radio, altura
total de 2.63, revestimiento de concreto, pendiente -de
0.0040 y, por consiguiente, gasto hidráulico de 15 metros
cúbicos por segundo; el canal sigue con ese gasto; pero
mn poco adelante recibe el agua del arroyo de Chacalapa,
y ya desde esa confluencia puede llevar 18 metros cúbi-
cos. De la Presa de Laguna puede hacerse bajar el agua
directamente al Río de Necaxa; o por medio de un túnel.
gobernado por su válvula respectiva al vaso de Los Re-
yes. Esta comunicación de las dos presas tenía por obje-
to hacer trabajar el agua de ellas en una planta de genera-
ción de energía, que debió establecerse al pie del Cerro de
Tlalcoyunga, a la orilla del Río de Necaxa, antes de lle-
gar a la proyectada Presa de Texcapa; pudo haberse ob-
tenido una altura de caída de más de 700 metros; el agua
de todas maneras al salir de la planta habría caído al Río
de Necaxa, para aúmentar su caudal; como se resolvió no
llevar a cabo la instalación de esa planta, resultó ya inú-
til la comunicación de las dos presas; el túnel quedó con-
cluido e- instalada su válvula; pero sin hacerse la boqui-
lla ni el canal de entrada. El agua sale de la Presa de La-
guna por tuberías que están abajo de la cortina; es con-
—
5
¡SA
na
O Y
A
LAS ORRAS HIDROELECTRICAS DE NECAXA 255
ducida a obrar en dos pequeñas plantas que se llaman de
Tlacomuleo o de Laguna I y Il, y al salir de ellas cae al
lecho del Necaxa.
División 11.—El Río de Xaltepuxtla fue derivado por
medio de una presa de mampostería, un canal y un túnel
de 337 metros de lareo; su capacidad debió hacer sido de
10 metros cúbicos, suficiente para las aguas del río; pero
se aumentó hasta 40 metros cúbicos, porque como se verá
adelante, es el que tiene que recibir y trasportar toda el
agua de la División III; su piso es curvo, de 2.80 de an-
cho, paredes verticales de 1.50, bóveda de medio punto y
altura total de 3.00; su pendiente para conseguir el gas-
to indicado es de 0.0075; vierte sus aguas por un canal
abierto en roca dura, en la Presa de Nexapa, la que fue
construida con el fin de derivar las aguas del río de su
nombre, juntas con las que vienen de Xaltepuxtla y obli-
garlas a pasar por un canal y un túnel a la Presa de Te-
nango; este túnel de Nexapa mide 148 metros, está reves-
tido de concreto, su sección es ligeramente curva en el
fondo, paredes verticales, bóveda en forma de asa de ca-
nasta. El vertedor de demasías de la Presa de Nexapa ba-
- ja también a la Presa de Tenango. La capacidad de estos
dos vasos es de 13.780,000 metros cúbicos para Nexapa, y
y
de 43.338,000 para Tenango. De esta última el agua pasa
a la de Necaxa por un túnel de 1,317 metros, gobernado.
por dos válvulas, una a la salida de Tenango y la segunda
a la entrada a Necaxa. El túnel puede funcionar de dos
maneras: o para hacer los dos vasos comunicantes, o pa-
ra tomar de Tenango el agua necesaria para el funciona-
miento de las máquinas independientemente de la Presa
de Necaxa, previendo el caso de que en aleuna ocasión se
tenga que limpiar de sus azolves. Para conseguir este do-
ble resultado, el túnel no podía sér ya de concreto; se hi- '
256 GABRIEL M. OROPESA
zo con un tubo de acero, de 2.74 de diámetro, formado con
hojas de palastro remachadas.
División MI.—En esta División las obras consistieron
en una serie de 26 túneles para traer el agua del Río de
Laxaxalpan, recoger en el trayecto la de otras corrientes
y verterla en el lecho del Río Xaltepuxtla, de donde se
conducirá como ya lo he dicho, a los vasos de Nexapa, Te-
nango y Necaxa. De los 26 túneles hay 11 que fueron abier-
tos para atravesar montañas elevadas, por lo que resul-
taron muy largos; cuatro de ellos pasan de 3,000 metros,
y los otros siete pasan de 1,000. El desarrollo total de los
26 túneles es de 28,700 metros; en todo este largo trayee-
to sólo hay un pequeño tramo de canal a cielo abierto, es
entre" los túneles 7 y 6, donde está hecha la presa de de-
rivación del Río Tehuitzpalco. Los túneles más altos, del
26 al 17, que sólo traen el agua de los Ríos Laxaxalpan,
Hueyapan y de ocho arroyos más, tienen pendiente de
0.0040 y conducen 15 metros cúbicos por segundo. Los
túneles 16 al 8, reciben las-aguas de los Ríos Tepeixco,
Tlaxeo y seis arroyos; conservan la misma pendiente, pe-
ro aumentan sus dimensiones y, por consecuencia, su gas-
to a 20 metros cúbicos. Al túnel 7 entra el Río Zempoala,
al túnel 6 el Tehuitzpaleo, por lo que el gasto en los tú-
neles 7 al 1 es de 30 metros eúbicos; para esto no sola-
mente se aumentó la sección, sino también la pendiente,
que es de 0,0050. En la mayor parte de su trayecto estos
túneles están revestidos.de cemento; tienen su piso curvo,
sus paredes verticales y sus bóvedas de medio punto. Du-.
rante la construcción solamente en el túnel número 1
que es de los más largos, 3,470 metros, se presentaron di-
ficultades serias, consistentes en haber encontrado una to-.
ba arenosa que se derrumbaba mucho, impidiendo el ayan-
ce de los trabajos; varias veces se tuvieron que abando-.
nar tramos de túnel abierto y revestido, para desviar los
A
ñ
LAS OBRAS HIDROELECTRICAS DE NECAXA 257
1
trazos con el fin de rodear el manto de aquella toba, has-
ta que por medio de una serie de sondeos, se definió bien
el lugar por donde se podría pasar; de todo esto resultó
que el túnel número 1 no quedó en línea recta, sino con
dos ballonetas, encontradas al centro en una lumbrera que
sirvió. para facilitar los trabajos; la pendiente, como con-
secuencia del mayor desarrollo del túnel, ya no quedó
igual a la teórica; pero prácticamente el túnel funciona
con regularidad. Todo este trabajo de los túneles fué eje-
cutado por contratistas que venían, como es natural, a
hacer negocio, por lo que no están bien acabados, como
hubiera sido de desearse; los túneles se estrenaron en ma-
yo de 1913; en septiembre de 1915 ya se habían tenido los
primeros derrumbes serios; se reparó el mal, y en 1916 se
presentaron nuevos aceidentes, motivando el que se hiciera
en 1917 una inspección minuciosa, encontrándose con va-
rias cuarteaduras longitudinales, transversales y diagona-
les en las bóvedas y en las paredes, por lo que es de te-
merse que sigan verificándose los accidentes año por año.
Tomas de agua de los ríos. —En el Río de Laxaxalpan
se ha construido una presa de mampostería de 10 metros
de altura, para detener el agua, obligarla a subir de ni-
vel y a tomar la embocadura del túnel número 26; esta
embocadura tiene en plano la forma de un embudo, al que
Jleea el agua después de haber pasado por un vertedor de
25 metros de largo, y por seis ventanas con reja de fierro,
de 2.44 por 2.40; la Presa de Laxaxalpan tiene su yer-
tedor de demasías, cuya cresta está 0.60 más alta que la
del vertedor de toma. Yo creo que esa altura no fue sufi-
cientemente estudiada, porque un vertedor de 25 metros de
largo, con lámina de agua de 0.60, produce mucho más
que los 15 metros cúbicos para los cuales está calculado:
el túnel número 26; de esto se origina que el agua, antes
de poder brincar por el vertedor de demasías, ha cubier-
y
r
Po ipods
258 GABRIEL M. OROPESA
,
to de tal manera la boquilla del túnel, que éste se encuen-
tra obligado a trabajar con una sobrecarga de más de
1.50 sobre su clave; y no se crea que esto ocurre a lar-
gos intervalos, sino que tiene que verificarse invariable-
mente en todas las crecientes del Río de Laxaxalpan que
sean. superiores a 15 metros cúbicos por segundo, lo que
es muy frecuente.
En todos los puntos de cruzamiento de la gran línea
de túneles con las corrientes de agua, se han hecho obras
especiales con el fin de que entre el agua a aumentar el
caudal de la que ya lleva el túnel; para conseguir este fin,
por regla general se ha hecho un tramo artificial al cau-
ce del río o arroyo, para obligar al agua a que brinque por
encima de la bóveda del túnel; hay una gran presa con
vertedor de demasías, y con otro vertedor más abajo para
que por él se vaya toda el agua de las corrientes norma-
les, que recogida por un cárcamo especial, penetra al tú-
nel por una abertura practicada en la bóveda, no sin ha-
ber pasado por rejas de fierro, a fin de dejar en ellas las
piedras y maderos que nunca faltan en las corrientes na-
turales. En estas tomas, también en mi concepto hubo po-
co estudio; para obligar al río a brincar sobre la bóveda,
fue preciso modificar la pendiente del cauce del río, dis-
minuyendo, por consecuencia, en ese lugar, la velocidad
del agua y provocando los azolves sumamente perjudi-
ciales; las rejas de fierro impiden el paso de las grandes
piedras; pero todas las arenas y el limo que puedan traer
las avenidas, penetran al túnel, lo que debió evitarse has-
ta donde fuera posible; casi todas las presas tienen un tu-
bo de 0.30 con válvula, para limpiarlas de los azolves;
pero éstos son mucho mayores de lo que fue previsto. En
la práctica ya se están palpando los malos resultados de 5
este poco estudio; por ejemplo, en Zempoala, durante una
sola avenida, que tarda unas cuantas pozas; se Sida; la 0
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APA
JAN
A ed
LAS OBRAS HIDROELEOTRICAS DE NECAXA 259
presa de tal cantidad de piedras, que después hay que sos-
tener por algunas semanas y hasta meses, una cuadrilla nu-
merosa de peones, únicamente para que quiten esas pie-
dras, aleunas de las cuales son tan grandes, que hay que
romperlas con dinamita para poder moverlas; por esto se
comprenderá que es imposible que puedan caber por los
areneros. En aleuna ocasión en que las avenidas fueron
muy frecuentes en Zempoala, la cantidad de azolve amon-
tonado en la presa fue tal, que el agua ya no pudo pasar
por el vertedor de demasías, cambió su curso y fue a oca-
sionar serios perjuicios en una parte del túnel número 7.
Presas.—Ya he indicado en qué lugares están cons-
truidas cada una de las cinco presas de almacenamiento:
entre todas pueden cargar muy cerca de 172 millones de
metros cúbicos de agua; respecto a la construcción de las
cortinas, diré que algunas de ellas han sido hechas trans-
portando los materiales con escrepas, con canastos o xun-
dis, con carretillas de mano o con ferrocarril, exactamen-
te como se hace para construir los terraplenes, procurán-
dose la tierra necesaria por excavaciones practicadas con
palas de vapor en los terrenos vecinos; en otras presas,
principalmente en la de Nécaxa, se ha seguido para su
construcción el procedimiento hidráulico, es decir, por me--
dio de chorros de agua arrojada con presión sobre los ce-
rros vecinos, para desagregar los materiales, que revuel-
tos con el agua, se han hecho bajar por conductos espe-
ciales hasta llegar al lugar en donde se necesitaba cons-
truir las cortinas; allí se dejaba a esas aguas filtrar para
que depositaran en el lugar las materias sólidas acarrea-
das, las que por este medio quedaban formando el muro
o cortina de la presa. Como es de suponer, estos muros
tenían que ser completamente impermeables, lo que se ha
conseguido seleccionando bien el material; la parte cen-
tral de las cortinas se formó exclusivamente con una ar-
Mem. Soc. Alzate. —3-Enero-1921,—t, 37,27
260 GABRIEL M. OROPESA
cilla roja, que abunda mucho en la localidad y que es com- 3
rletamente impermeable; en los dos taludes, interior y ex- 3
te-ior, se ha protegido la arcilla con material semiporoso, 3
y éste, a su vez, por enrocamientos, hasta formar con em- e
pedrado común los taludes, de dos de base, por uno de al-.
tura para el exterior, y de tres de base por uno de altura . Ss
para el interior, o sea el lado que había de quedar en par- 8
te cubierto por el agua. La más alta de todas las cortinas E
es Necaxa, que mide 60 metros sobre el antiguo lecho del 2
río; la menor es Los Reyes, con 29 metros sobre el anti- A
eguo cauce del río de su nombre; las longitudes están com- ]
prendidas entre 118 metros que tiene la de Los Reyes, y
2,912 que mide la Presa de Tenango. En cuanto a los vo-
lúmenes de las terracerías que han sido removidos para
estas obras, alcanzan a varios millones de metros cúbicos;
la sola Presa de Necaxa necesitó 1.640,000. Durante la
construcción de esta última, se registró un grave acciden-
te: corría el año de 1909; en fines de abril la cortina ha-
bía recibido ya 1.420,000 metros; el trabajo avanzaba a
razón de 25,000 m3. por semana; se tenían, como era
debido, más altos los dos bordos de piedra y al centro se
formaba una laguneta con el agua cargada de arcilla des-
tinada al corazón de la cortina; el día 9 de mayo sin causa
alguna aparente, se derrumbó 5 bordo de piedra del lado
interior, y medio millón de metros cúbicos de material se -
pusieron en movimiento con extraordinaria rapidez; era
que la arcilla se había colado por los- intersticios de las
piedras, arrastrada por el agua; las piedras no pudieron ;
funcionar como muro de sostenimiento, la arcilla les servía
de lubricante y se deslizaban con facilidad las unas sobre
las otras, empujadas por el enorme peso del agua; arcilla, — 7 3
piedras, madera, láminas de palastro y hasta operarios,
todo hajó y quedó formando azolve dentro de la Presa; se.
pudieron sacar hasta 14 cadáveres, y tal vez algunos más
LAS OBRAS HIDROELEOTRICAS DE NECAXA 261
quedaron allí ignorados. Hacia el lado exterior la cortina
no sufrió absolutamente nada; como el nivel del agua en la
Presa estaba muy bajo, no hubo que temer que el agua
brincara por encima de la cortina y destruyera todo lo
hecho. Pasados algunos días, cuando ya no se encontraron
mas cadáveres, se reparó el daño causado en el bordo in-
terior de piedra, y se reanudaron los trabajos, prosiguién-
dose ya sin contratiempo hasta la terminación de la obra.
Todas las presas tienen su respectivo vertedor de dema-
sías para impedir que una creciente extraordinaria haga
subir el nivel del agua de tal manera que derrame por en-
eima del bordo, lo que sería peligroso para su estabilidad;
La Presa de Laguna tiene su derrame sobre la de Los Re-
yes; ésta sobre el antiguo cauce del río; la de Nexapa
como ya lo he dicho, sobre la de Tenango; la de éste nom-
bre sobre una barranca que es tributaria del antíguo cauce
del Rio Tenango; la Presa de Necaxa deberá tener dos de-
rrames, solo uno está construído, el agua cae a una barran-
ca que a su vez descarga sobre el Río Tenango. Para dar
una idea de la importancia que pueden tener las erecien-
tes, básteme decir que solamente el canal de desfogue de .
la Presa de Necaxa tiene 38 metros de ancho, ya en varias
ocasiones ha tenido que funcionar; por ejemplo, en el año
de 1915 estuvo trabajando desde el 18 de septiembre hasta
el 6 de noviembre, es decir 50 días, con muy diversas altu-
ras de la lámina de agua, habiéndose alcanzado el máxi-
mo de 2.63 el 21 de septiembre, lo que corresponde a un
sasto hidráulico de 173 «metros cúbieos por segundo; es-
taba saliendo también de la Presa el agua que baja por
los tubos a obrar en las máquinas; además hay que consi-
derar que el agua de la región de los túneles se había cor-
tado en diversos lugares para impedir que viniera sobre
la Presa de Necaxa; la corona de ésta no llegó a verse ame-
nazada, pues está 6 metros mas alta que el canal de des-
262 GABRIEL M. OROPESA
fogue; es decir, que todavía tenía 3.37 arriba del nivel
que alcanzó el agua en esta gran creciente.
- Tuberías.—La cabeza de los trabajos, como se le.
llama en los planos de la Compañía, está en la Presa de
Necaxa, consiste en dos tubos verticales, enlazados a án-
gulo recto con los tubos que salen por debajo del muro
de la Presa, para ir hacia la Planta; en estos tubos ver-
ticales que están alojados en una torre de concreto de ce-
mento, hay válvulas a diversas alturas, para que pueda
hacerse la toma de agua en donde sea conveniente, dado
el nivel que tenga el agua en la presa; las válvulas son
movidas desde la parte superior de la torre por medio de
malacates de mano; los tubos tienen 2.48 de diámetro; a
su salida de la presa, después de nuevas válvulas cambian
su diámetro a 1.829; aquí los dos tubos tienen sus are-
neros que pueden descargar en el antíguo lecho del río, hoy
ya seco; al hablar del túnel de Tenango dije que estaba
previsto que aleuna vez tuviera que limpiarse la Presa
de Necaxa; pues bien, los azolves de ella pueden salir por
estos areneros de que acabo de hacer mención, que tienen
1.524 de diámetro cada uno. El tubo que viene del túnel
de Tenango sale en este mismo lugar, con diámetro de 2.743;
tiene su válvula y su reductor a 2.134; desde aquí caminan
este tubo y los dos que salen de la Presa de Necaxa, pa-
ralelos hacia el oriente, y sensiblemente en línea recta;
pasan dos veces en túnel para franquear otros tantos con-
trafuertes de la montaña, y llegan a un lugar que se llama
la Casa de Válvulas; en este trayecto que aproximadamen-
te mide 1,000 metros, las tres cañerías han tenido, en lu-
gares convenientes, sus válvulas para el escape del aire
que accidentalmente haya podido entrar, y sus juntas es-
peciales para permitir la dilatación del metal por los cam-
bios de la temperatura. En la Casa de Válvulas cada una
de las dos cañerías menores se convierte en tres de 0.762
LAS OBRAS HIDROELECTRICAS DE NECAXA 263
de diámetro, y la mayor en dos de 1.067. Con el objeto
de evitar los daños que pudieran sufrir estas ocho cañerías,
están provistas de sus respiraderos correspondientes, que
son ocho tubos respaldados en la montaña, y que suben
desde la Casa de Válvulas hasta un nivel igual al de la
Presa de Necaxa las seis chicas, y al de Tenango las dos
orandes; estos respiraderos debían estar totalmente abier-
tos en su parte superior, mas para evitar que caigan pie-
dras u otros objetos, se han prolongado dos metros más, y
esta prolongación así como la tapa están perforados con
multitud de aeujeros en forma de pichancha. Desde la
Casa de Válvulas cada una de las cañerías se designa ya
eon el número de la maquinaria que va a ser movida en la
planta; pues a cada tubo corresponde un motor distinto.
Los tubos 1, 2 y 3 bajan por el túnel 3-B; los tubos 4, 5 y
6 por el túnel 3-A; los tubos mayores, que tienen los nú-
meros 7 y 8 bajan por el túnel 3-C; los tres túneles gemelos
siguen un trayecto que en el plano es sensiblemente la pro-
longación de los tubos que vienen de la presa; pero en el
perfil la cosa es distinta; comienza con 5.50'41”” de ineli-
- nación en una longitud de 59 metros, cambian a 36.52.03?”
en 341 m., siguen eon 41”.00'00”” de inclinación en una lon-
gitud de 155 m. y terminan con 21*.0000”” en 134 m.; esta
última parte ya casi toda está fuera del túnel; cada cañe-
ría cambia entonces de dirección para ir a obrar directa-
mente en su respectiva maquinaria. Por consecuencia de
toda esta disposición, la altura de caída es de más de 400
metros, pues la toma de agua, en su punto inferior, al eje
de los tubos que salen de la Presa, tiene la cota sobre el
nivel del mar 1296, y las boquillas que arrojan el agua so-
bre las ruedas tienen también al eje, 895.
Producción de energía. — Las seis ruedas e
lieas para las máquinas chicas son del tipo “*Pelton,?””
tienen de diámetro 2.900 y sus cucháras son 24, todas
264 GABRIEL M. OROPESA
desmontables para ser fácilmente repuestas cuando se de-
terioran; reciben las cucharas el agua de dos boquillas, +
cada una de las cuales tiene abertura cuadrada de 0.11 por
lado cuando están totalmente abiertas, pero esta abertura
puede variarse, para lo cual dos de los lados del cuadrado a
están constituidos por unas mandíbulas con charnela, las :
que pueden cerrarse a mano O automáticamente por la mis-
ma máquina cuando por virtud de un corto circuito o por ;
cualquiera otra causa accidental, es preciso quitar una S
parte o toda el agua a la rueda; cada vez. que esto suce- 3
de la misma máquina evita los golpes de ariete que pudiera A
recibir la cañería, para lo cual al mismo tiempo que cierra
las boquillas de admisión, abre la válvula de escape, que es
e
de forma rectangular de 0.200 por 0.175. Cuando el agua “3
escapa el espectáculo es verdaderamnte grandioso, el agua 3
desmenuzada en finísimas gotas, es arrojada con gran ye- :3
locidad, formando un chorro horizontal que se prolonga :3
por encima del cauce del río a algunos centenares de metros 3
de distancia. Cada una de las ruedas hidráulicas está cal- 3
culada para consumir 2,000 litros por segundo; con este 3
q número, la altura de caída que ya he dicho que es de 400 3
= metros, y teniendo en cuenta todas las pérdidas que pueda E
pe 8 haber, la máquiña hidráulica produce 8,200 caballos efee- de
2% tivos de fuerza. La rueda está montada en el extremo in- 33
ferior de un eje vertical de acero, de 0.35 de diámetro;
arriba va la porción movible del dinamo; como toda la
parte giratoria pesa 50 toneladas, y debe girar con 300 re-.
voluciones por minuto, es indudable que si girara sobre
chumaceras que soportasen todo el peso, ellas se fundirían
muy rapidamente a consecuencia del calor desarrollado
por el frotamiento; para evitar esto, la parte giratoria
descansa sobre una capa de aceite comprimido que está
siendo renovado constantemente por una bomba, para que
conserve la presión de 120 libras por pulgada cuadrada,
LAS OBRAS HIDROELECTRICAS DE NECAXA 265
o sean aproximadamente 8,5 kilos por centímetro cuadra-
do. Para las dos máquinas grandes, que son movidas por el
agua de los dos tubos que vienen de la Presa de Tenango,
- las ruedas hidráulicas son idénticas a las anteriormente
descritas, sólo las cucharas son un poquito mas grandes,
por lo que el diámetro de la rueda es de 3.07; cada rueda
recibe cuatro chorros de agua, el easto por consiguiente,
es doble, 4,000 litros por segundo, y desarrollan 16,000 ca-
ballos de fuerza; como los dinamos son más erandes, la
parte giratoria pesa 80 toneladas y el aceite comprimido
que la soporta está a 200 libras por pulgada cuadrada, o lo
que es lo mismo, 14 kilos por centímetro cuadrado.
Las cañerías, así como las ocho máquinas hidráulicas
fueron construidas por la Casa Escher Wyss Co., de Zu-
rich. En cuanto a las máquinas eléctricas, las 6 chicas son
de la casa Siemmens y Sehuckerwerke, su capacidad es
de 5,000. kilowatts; y las dos máquinas grandes son de la
General Electric Co., y generan 10,000 kilowatts.
Por todo lo que antecede, se ve que la capacidad to-
tal de la Planta es de 81,200 caballos, por lo que toca a las
máquinas hidráulicas, y de 50,000 kilowatts las eléctricas.
Línea de transmisión.—Los dinamos están colocados
en una sala ampliamente iluminada y ventilada; los ocho
están en línea recta; primero los 6 chicos, después los. 2
erandes. Para que la fuerza eléctrica pueda ser transmi-
tida hasta los centros de consumo hay que elevar su po-
-tencial, lo que se consigue por medio de los transformado: -
res correspondientes, que son 20, están cada uno en de.
- partamento especial de la gran sala. Se aumenta el vol-.
tage hasta 35,000 volts. La transmisión se hace hasta la
“ciudad de México por 4 circuitos de 3 hilos cada uno, con
alambre del calibre 000, montados sobre pares de torres
de acero galvanizado, de 12 metros de altura cada una; la:
línea tiene' un desarrollo de 1%4 kilómetros, y 2,251 to-
266 GABRIEL M. OROPESA
rres. De la Subestación del kilómetro 110, se desprende - ]
hacia el norte la línea para Pachuca, con 2 circuitos de 3
hilos de calibre 000; en 47 kilómetros cuenta 213 torres
de 16 metros. De la ciudad de México parte todavía hacia
el occidente la línea de El Oro; 2 circuitos con alambre
del mismo calibre, desarrollo de 121 kilómetros, y 864 to-
rres de doce metros de altura. ,
Conclusión.—Tales son, descritas en sus lineamientos
generales, las importantes obras hidroeléctricas llevadas a
cabo para utilizar las caídas de Necaxa, obras que son en
su género las primeras de la América Latina, muy pocas
les superan en otras partes del mundo, y que honran a los
ingenieros que las proyectaron, por lo que me parece un
acto de justicia citar sus nombres: casi todos los planos
llevan la firma del ingeniero residente, Walter Diem, y la
del ingeniero superintendente de Construcción, que por
E lareo tiempo fue Hugh L. Cooper, después Albert Carr;
2 como ingeniero electricista firma F. S. Hyde. Consta, asi-
E: mismo, en los planos, que para los asuntos hidráulicos fue
ingeniero consultor el eminente James D. Schuyler, y para
: la parte eléctrica el sabio Doctor F. S. Pearson, cuya trá-
AR gica muerte, ocurrida en el desastre del Lusitania, aún la-
a mentan los principales centros científicos del mundo.
A México, Abril lo. de 1918.
Sc Alzate. TOMAS TANIA
Fig. 1,—Salto de La Ventana o de Tenango.
Alzate.
Soc.
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imaca o de Necaxa
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Fig. 3 —Sitón en el Canal de Coacuila.
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”— MÉMOIRES, T. 37 267
“NUBES ARDIENTES” OBSERVADAS EN LAS ERUP-
CIONES DEL JORULLO (1759), DEL CEBORUCO
(1870) Y DEL VOLCAN DE COLIMA (1913)
POR PAUL WAITZ, M. S. A.
[Sesión del 7 de Abril de 1919]
(LÁMINAS XXV-XXVII)
Hace unos cuantos años que, escribiendo una mono-
erafía sobre el Volcán de Colima, consulté en la Bibliote-
ca Nacional de México varios libros raros para buscar en
ellos datos sobre las erupciones antiguas de los volcanes
mexicanos. Estudiando otras cuestiones de su interés per-
sonal, estaba -frecuentando al mismo tiempo mi compa-
ñero y amigo el Sr. Dr. E. Boese la biblioteca y tuvo la
amabilidad de llamar mi atención sobre un folleto que
figuraba en un catálogo viejo de la biblioteca bajo el título
curioso “Descripción de los Volcanes el Popocatepetl y el
Jorullo 1836—1859””. Al consultar el librito en cuestión
resultó, que se trataba de una colección de algunos ar-
-—tículos de antiguos calendarios que se ocupan de los vol-
canes menciohados. La mayoría de estos artículos era del
>
268 PAUL WAITZ
estilo de la hemerología y sin valor científico o histórico,
pero entre ellos encontré también uno muy importante
sobre la erupción del Jorullo en el año de 1759, escrito
por un testigo ocular e impreso en el calendario **Momo
y Minerva”” del año de 1859, es decir, en el centenario de
la erupción del célebre volcán.
Como no me era conocida la existencia de este ar-
tículo, al momento llamó mi atención y se comprenderá
mi asombro, cuando, al leerlo, vi que contenía una deserip-
ción clara y viva de las famosas “nubes ardientes” que
por primera vez habían sido observadas, estudiadas y des-
eritas científicamente en 1902 en la desastrosa erupción
de la Montagne Pelée, fenómenos que, en 1913, pude ob-
servar y estudiar también en la última erupción del volcán
de Colima.
La impresión de dicho artículo en 1859, en un tiempo
en que todavía no eran conocidos los fenómenos de las
““nubes ardientes”?”, de antemano excluye toda sospecha
de una falsificación posterior. Al contraktio, “la descrip-
ción exacta de un fenómeno desconocido por la ciencia
antes del siglo 20, demuestra no solo la autenticidad de
lo relatado por el testigo ocular en cuestión sino que es
también una prueba de que este testigo ha sido un buen
observador y fiel relator. yl
Por creerlo de cierto valor científico, reproducimos
al fin de este estudio el texto íntegro de dicho artículo de
“Momo y Minerva”? que merece ser eonocido por los in-
teresantes datos que contiene y nos limitamos ahora solo
a las observaciones que se refieren al principio de las
erupciones y a las “nubes ardientes”? que arrojó el vol-
cán de Jorullo. |
Desde fines «de Junio de 1759, los moradores de la
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NUBES ARDIENTES OBSERVADAS EN LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS 269
Hacienda de Jorullo (sita a unas S leguas al S. de Pátz-
euaro, Mich.) fueron asustados por fuertes ruidos subte-
terráneos, sin que al principio, estos ruidos hubieran sido
acompañados de movimientos perceptibles del suelo. 5Si-
euieron ereciendo estos truenos, y a mediados de Julio se
notaron los primeros temblores trepidatorios, caracterís-
ticos para la zona epicentral, y acompañaba a estos mo-
vimientos jun “bíramido formidable, el gual se dilataba
tanto, que no era posible discernir su dirección ni su tér-
mino”?”.
Estos fenómenos perduraron los meses de Julio, Agos-
to y parte de Septiembre, aumentando diariamente eu
fuerza. El día 17 de Septiembre por ejemplo, ya habían
aleanzado tal intensidad que se pudo percibir con los 0JOS
los movimientos de la tierra y los. habitantes de la ha-
cienda se decidieron a buscar salvación en los cerros elt-
-CUIVECIDOS.
El día 27 de dicho mes se notaba una ligera dismi-
nución de la fuerza de los movimientos y retumbos, pero el
día 29 de Septiembre y hacia la media noche hubo cuatro
terremotos, sintiéndose ya mucho más próximos los true-
NOS y bramidos subterráneos. A las tres de la mañana,
como a un cuarto de legua al E. de las casas y rancherías de
la hacienda, en la cañada de Cuitinga, muy deliciosa por
sus frescas arboledas, y por las aguas de un arroyo que
la fertilizaba, reventó un torbellino de humo denso y obs-
euro, que con vaporosa rapidez fué subiendo y aumen-
tándose hasta ennegrecer la atmósfera. Poco después se
oyó un estruendo tempestuoso, como el de un inmenso río,
que precipitaba su avenida furibunda, y abortó la tierra
elobos enormes de fuego, que subían envueltos en la co-
lumna piramidal del humo, iluminándola con su resplan-
dor siniestro y pavoroso.”” . . . s :
(
270 PAUL WAITZ
La primera fase de la erupción que siguió a esta ex-
plosión con que nació el volcán, parece haber consistido
en el lanzamiento de grandes masas de lodo, producido
por la explosión que se efectuó cuando las masas igneo-flui-
das, ascendentes de la profundidad, se encontraron con los
depósitos acuíferos de la Barranca de Cuitinga.
““A la lluvia de lodo siguió, una hora después, otra
de” arena y ceniza”? acompañada de fenómenos luminosos
y acústicos, que perduró los días siguientes, eubriéndose
toda la comarca con una capa de arena de una vara de
erueso. Esta arena represó en algunas partes el agua de
los arroyos que, al forzar el paso, se transformó en ceo-
rrientes de lodo.
““El lo. de Octubre, después de medio día, se enfu-
reció más el voleán, para vomitar una cantidad enorme
de arena encendida. Esta no se elevaba en los aires por
ser muy pesada, y se parecía a la greda en su consistencia
y color, Corría sobre lodo con extraña fuerza sin que la
detuviera la humedad, y quemaba los árboles y los tron-
cos arrastrados por las avenidas de los nuevos manantia-
les. Aquellos raudales ardientes corrían como si fueran lí-
quidos, hasta que templada su velocidad, su propio peso
los hacía hundirse e incorporarse al lodo. Los que pasaron
por tierra seca, se mantenían en la superficie, pero con
movimiento, como si fueran cosa animada, hasta la dis-
tancia de un cuarto de legua, o más, según el impulso que
traian.”” ;
““El 2 de Octubre, a las ocho de la noche, sobrevino.
un recio temblor, y en seguida se abrieron tres bocas en
la tierra, media legua al poniente de Jorullo. Mas no vo-
mitaron ni fuego ni ceniza, sino lanzaban al aire céspedes
de lodo con tal fuerza, como si disparase un mortero. En
NUBES ARDIENTES OBSERVADAS EN LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS 271
los días inmediatos continuaron estas erupciones, crecien-
do siempre la furia con que el volcán arrojaba sus arenas
inflamadas, cuyos raudales llegaron hasta la hacienda de
la Presentación, distante dos leguas, y la arrasaron del to-
do, dejando cubiertas y quemadas sus sementeras, Casas
y ranchos.”
Coincide con los datos que nos da el eseritor descono-
cido de este artículo otro relato de la erupción, que un
cierto Martín de Reynoso Mendoza y Luyando envió al
Virrey Marqués de las Amarillas. El nombre del autor
de esta deseripción queda también en el olvido. Este do-
cumento importante e interesante, cuyo original se guarda
en el Archivo General de México, fué reproducido en 1870
en el Boletín de la Sociedad de Geografía y Estadística de
la República Mexicana (2a. Epoca, Tomo II, p. 561) en su
forma original y con la contestación del mencionado Vi-
rrey. En 1907 nuestro antiguo compañero y amigo, el Sr.
Ing. D. Andrés Villafaña dió una copia de este documen-
to histórico, en español moderno, en su estudio sobre el
Volcán del Jorullo, publicado en los Parergones del Ins-
- tituto Geológico. (1).
En este relato de la erupción encontramos los siguien-
tes párrafos que se refieren a los fenómenos de las “nubes
ardientes”?: , :
““En el citado 29 (de Septiembre) cargó tanto la llu-
via-de agua, arena y lodo, que echó abajo todas las ofi-
cinas y trocó la hacienda de su amenidad, suntuosidad,
y mucho valor, en un lamentable espectáculo. 5
-““El día 29 y el siguiente 30, estuvo el volcán despi-
diendo, sin parar un minuto, un formidable borbollón de
arena, fuego y truenos: el lo. de Octubre reventó un río
(1) Parergones, T. 11, No. 3, México 190%.
z
[Eo]
PAUL WAITZ
de agua sumamente espesa y hecha lodo . . . .”” (este río
provino de la agua represada por la arena). “Este mismo ev S
día lo. despidió (el volcán) un nuevo borbollón de arena, 3
tan caliente, que en donde caía quemaba, y ésta no se ele-
vó arriba sino sobre la tierra y para abajo, siguiendo las 0
corrientes del arroyo que llaman Cuitinga, que corría para |
Poniente, el cual tapó completamente, habiendo corrido - 3
las arenas o rescoldo, distancia de un cuarto de legua; .
abortando en dicha distancia, y a trecho, tres bocas, no de j
fuego, sino de vapor, despidiendo céspedes de lodo a lo
alto.” |
““El 2 de dicho Octubre se aumentaron estos efectos
en sumo grado, y con» especialidad el borbollón del vol- S
cán de fuego 2 : :
Según este seeundo documento parece que las tres
bocas nuevas, de las que hablan los dos relatos, diciendo
que se formaron el día 2 de Octubre, no fueron nuevas
bocas del volcán, sino que se trata solo de fuertes explo-
““Au-
siones que se efectuaron en la misma corriente de las
bes ardientes”? que tomaron su curso por la cañada de
Cuitinga. por el contacto de las arenas muy calientes con
le el agua subterrártea de dicha cañada. Fenómenos de esta
a naturaleza pude observar varias veces durante la última
| erupción de “nubes ardientes”” en el Voleán de Colima.
dN Pudiera ser que los dos relatos citados fueran escritos ;
ds Ñ por la misma persona, pero más probable me parece que y
vo) son dos diferentes individuos que redactaron dichos infor-
os mes, aunque es de suponerse que habían cambiado sus opi- 8
a | niones sobre los fenómenos en cuestión; pues, aunque no ese
; haya en los'dos relatos contradicción de ninguna especie,
siempre el modo de expresarse y la fraseología son diferen-
tes (los dos usan, por ejemplo, la palabra “césped,'” en
- cambio solamente uno aplica la palabra ““borbollón,”* ex-
9
be NUBES ARDIENTES OBSERVADAS EN LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS 273
presión muy significativa. Pudiera ser que el relato que
mencionamos en segundo lugar sea del mismo autor, pero
eserito en otro tiempo; entonces ereo que fue escrito más é E
tarde que el artículo republicado en “Momo y Minerva””.)
De todas maneras, se completan mutuamente las dos des-
eripeiones y nos proporcionan un cuadro plástico y vivo
o de la formación de las “nubes ardientes” y del desarro-
llo de este fenómeno.
Como se ve, ambos relatos sólo describen dos fases de
la erupción, a saber: la formación del volcán, abriéndose la
chimenea con la erupción de lodo producida por el contae-
to del magma ígneo-fuido con el agua freática del subsue-
lo de Cuitinga, y la siguiente emisión explosiva de arenas y
“cenizas,” con bombas de mayor tamaño en un período
más tarde de esta segunda fase. La producción de corrien-
tes de lava que, como se ve en los alrededores de los vol-
canes de Jorullo hoy día, debe haber seguido a la fase ex-
plosiva, ya no se menciona ni en estas dos descripciones, :
que en forma de efemérides relatan los acontecimientos a,
hasta el 8 de octubre, ni tampoco en el diario que remitió :
el administrador de las Haciendas de Jorullo y Anexas,
Manuel Román Sáyago, al Alcalde Mayor de Michoacán,
Martín de Reynosa Mendoza y Luyando, y que da razón
sobre lo ocurrido del 8 de octubre hasta el 13 de noviembre
del año de 1759. Sia estas fechas ya hubiera principiado
la efusión de lava, el mencionado administrador, con toda
seguridad, lo hubiese observado y comunicado, pues, pór
indicación del Virrey se le había encargado que prestara
z especial atención al escurrimiento de “lava, que es un be-
z> tún elutinoso y líquido que corre en arroyos como se ex-
Y perimenta en los (volcanes) de Nápoles y Sicilia”. Bus-
cando esta lava encontró dicho administrador solamente
eflorescencias y residuos de unas sales blancas, como se for-
- man muy a menudo en la superficie de productos volcáni-
cos recientes, donde el agua, después de haber extraído es-
e
274 PAUL WAITZ
tas sales, a causa del calor alto del suelo, se evapora, de-
.Jando incrustaciones. En los dos relatos en cuestión no he
encontrado ningún dato que pudiera indicar que hasta la
fecha del 13 de noviembre de 1759, ya hubiera principiado
la efusión de lavas.
XX *
- El año de 1870 principió un nuevo período de aetivi-
dad del volcán Ceboruco, situado al W. de Guadalajara,
cerca de Ahuacatlán.- Este volcán no se formó en dicho
año, como creía Burkart (carta de este señor a Leonhard,
Neues Jahrbuch, 1870, p. 881), sino se trata de la erupción
de un viejo volcán, que pertenece al grupo de los volcanes
de Ahuacatlán y que solamente había sido poco activo en
los años anteriores (estado de fumarolas). ]
El período de mayor actividad principió, el año in-
dicado, el día 21 de febrero, con la emisión de nubes de va-
por, que el 23 de dicho mes ya era muy fuerte y acompa-
ñada de la de arena fina. Este día, el volcán ya producía
una cantidad tan grande de arenas y ““cenizas”” que se po-
dían formar “nubes ardientes”? que describe A. Caravan-
tes, que llegó pocos días después al volcán, de la manera
siguiente: ““....Los árboles de las márgenes de este arro-
yo de los Cuates, se han secado por el calor. Esta lava fina
o arena hervida corrió por el arroyo a semejanza de la:
agua, el miércoles 23 de febrero al principiar con fuerza
la erupción””. (1)
Como se ve, también en la erupción del Ceboruco en
1870, testigos oculares (en los cuales se basa Caravantes) y
que merecen crédito, describen con palabras claras el fe-
nómeno de las “nubes ardientes”? descendentes, formadas
por las grandes masas de arena casi incandescente, que co-
rren como agua por las barrancas. También en este vol-
(1) “El Ceboruco”. La Naturaleza, T. 1. Méx, 1870, p. 250.
NUBES ARDIENTES OBSERVADAS EN LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS 275
cán, la erupción terminó con la efusión de lava, principian-
do esta emisión del magma íegneo-fuido, el 27 de febrero
y tomando la corriente el mismo camino por el arroyo de
los Cuates, por-el cual habían bajado las “nubes ardien-
tes.”? El avance de la lava por el lecho del arroyo, duró
poco más de dos años y en este tiempo llegó hasta una dis-
tancia de siete y medio kilómetros del cráter superior.
MO Después de muchos años de relativa calma, el Volcán
e de Colima, en enero de 1913 entró en un período de erup-
ción paroxismal. En la mañana del día 20 de dicho mes,
una explosión formidable rompió el tapón de lava anti-
Y gua que llenaba la chimenea y el cráter del volcán, lan-
-—— zamdo al aire este tapón y parte del borde del cráter. Una
| vez destapado el embudo, se formaron en él densas nubes
de arena fina y caliente que, hirviendo a borbollones, se
desbordaron entre los dientes y picos del nuevo borde pa-
ra correr en seguida, econ fuerza irresistible, radialmente
por los flancos del volcán hacia su pie, encajonándose en
su camino en las barrancas de las faldas y llegando por
É el fondo de ellas hasta a una distancia de 8 kilómetros
del cráter, en algunos lugares,
ESA
E. de Esta actividad “peleana”” del Colima, bien pronto
E se apacieuó: la última “nube ardiente”? la observé el día
A -24 de febrero; la emisión de arena lanzada a mayores al-
> turas siguió todavía algunos días más y la de vapor con-
3 timuó por algunas semanas.
En noviembre de 1913 pude llesar hasta el cráter y
en esta fecha ya no hubo ninguna señal de actividad per-
ceptible. No pude alcanzar con la vista el fondo del crá-
ter por lo estrecho de sus partes profundas y además por
estar opacado el aire en el cráter, a causa dé la suspensión
-de partículas finas de polvo o azufre. Puede ser que en
la profundidad la lava ya estaba subiendo en aquel Le mMES 2
z h Mem. Soc. Alzate, —14-Enero-1921.—t. 3728 ;
276 PAUL WAITZ
po, ascenso que podía efectuarse sin desprendimiento de
cases y sin erupciones o explosiones, porque el magma, a
causa de las erupciones anteriores, había perdido ya pro-
bablemente todo su contenido en gases. De esta manera
fácilmente pueden pasar todavía años hasta que la lava,
subiendo muy lentamente por la chimenea, llegue a llenar
de nuevo el cráter.
Así sucedió probablemente después de la penúltima
erupción paroxismal del Colima, que se efectuó en 1818,
habiéndose formado también aquella vez—según la tradi-
ción — nubes ardientes”. 'Después la lava prineipió a
subir lentamente en la chimenea: en 1835, cuando visitó.
el volcán el pintor alemán Rugendas, parece haber estado
la lava todavía bastante honda; en 1852 Pieschel le dió al
cráter una profundidad de 400 pies y en 1865 la midie-
ron Dollfus y Montserrat, en 250 metros, entre el punto
más alto del borde y el fondo del cráter. A fines del si-
glo pasado, por fin el cráter estaba Heno de lava hasta
arriba y probablemente ya había salido de él una peque-
ña corriente por el lado NW. en el año de 1885 (o acaso
en 19032), mientras que ya en 1869 una parte de la lava
(que contenía el cráter había encontrado salida. por el flan-
co formando el “Volcancito””.
A causa de la fuerza y abundancia de las lluvias tro-
picales, sobre todo en la temporada de aguas, muy pro-
nunciada en aquella región, no es fácil que se conserven
los depósitos sueltos de las “nubes ardientes?” por mucho
tiempo, y tanto menos se pueden conservar porque la ma-
vor acumulación de estas “corrientadas”? (como la gen-
te llama en el Volcán de Colima a las “nubes ardientes
descendentes””) se encuentra siempre en las barrancas,
donde más están expuestas al empuje irresistible de las
aguas torrenciales. Por estas razones, sólo muy raras ve-
ces se podrán hallar restos de tales formaciones prove-
nientes de erupciones antiguas, que se escaparon por cir-
"SL
0 A
Pr
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LAS
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NUBES ARDIENTES OBSERVADAS EN LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS 277
eunstaneias especiales de la destrucción por el deslave y
la erosión. Uno de estos restos creo haber encontrado en
la falda Poniente del Volcán de Colima, en la así llama-
da '“Mesa del Espinal”, que*no solamente difiere de los
otros estribos del volcán por su composición, sino tam-
bién por su vegetación, que se compone de puras plantas
de tierra árida, entre las cuales, sobre todo, los mezqui-
tes hacen resaltar esta meseta como una isla en los exten-
sos pinales del flaneo del volcán. ]
Los tres volcanes, el Jorullo, el Ceborueo y el Colima,
hasta la fecha, son los únicos volcanes de México, que con
toda seguridad han producido “nubes ardientes”?,
México, 1919.
278 0 PAUL WATTZ
EL VOLCAN DEL JORULLO
(CALENDARIO DE MOMO Y DE MINERVA 'PARA EL AÑO ay
1859, mexico 1858.) e cr NN És
Un amigo nos proporcionó, hace como yeinte años, | ¿E
una euriosa relación inédita, escrita por un testigo pre-.
sencial, de la terrible erupción de este volcán, acaecida
en 29 de septiembre de 1759, y a este documento Iv Eo
los pormenores del artículo que publicamos entonces en
otro calendario, y reproducimos ahora con motivo del ca
blor de tierra que se sintió en esta capital en 19 de junio
de 1858. RS
dicada valía unos cita mil pesos. Sus labores. de o
maíz eran cuantiosas, y el plantío de caña dulce JA otros Al
remos producían más de diez mil pesos anuales. > dd
Por fines de junio de 1759 e a oirse. > allí ba
ad OS y los seguía un . zumbido. largo y
traño, como si el .eco del golpe se repitiera y dilatara
las entrañas del globo. Sin .embargo, en la superficie %
se notaba EDO ni otra. alteración : alguna. Ma, ) n
EL VOLCAN DEL JORULLO : 279
continuación de aquellos truenos, que sonaban más pavo- y Es
-rosos en el silencio y soledad de las noches, vivía en con- ¿A
tínuo terror; y siéndole imposible conciliar el sueño, pa-
saba en angustiosa vigilia las horas destinadas a la tran- E
quilidad y al reposo. | el
Hasta. mediados de Julio continuaron creciendo los ru-
mores subterráneos, como si fueran acercándose a la super-
ficie, y empezó a moverse la tierra, no con las oscilaciones
proloneadas y reeulares que se experimentan en los tem-
blores comunes, sino a saltos, cual si vibrase al estallido 23
de un cañón disparado de sus entrañas hacia arriba. A es-
ta vibración, que se hacía más sensible en las plantas de
los pies, seguía un eco o bramido formidable, el cual se di-
lataba tanto, que no era posible discernir su dirección ni
su término. Ya el día 15 fueron más recios y repetidos los
rumores y terremotos, sobre todo en las inmediaciones de
la hacienda; “a manera, dice el testigo citado, que si se
derrumbase un monte por una distante profundidad, o si
corriese precipitada una gran avenida de peñas.
- Con tales sobresaltos, y en la ansiosa lucha de los áni-
_mos entre temores y esperanzas, acabó el mes de Julio, y
pasó todo el de Agosto. variando los accidentes del fenó-
- meno, aunque cada día era mayor su intensidad. Unas ve-
ces retumbaba un solo trueno; otras. muchos sucesivos;
pero siempre iban siendo más fuertes las vibraciones en
la superficie de la tierra, a la que parecían irse aproximan-
do más y más los rumores subterráneos. Tan misterioso y
-— terrible fenómeno afectó por fin en tanto 'erado a los po-
bres labradores vecinos de la hacienda, que empezaron a.
abandonar sus habitaciones, y seguidos por sus familias,
E buscaban asilo en los cerros, donde ereían estar menos ex- ¿HE
puestos a la catástrofe que se anunciaba. Contribuyó tam- *
bién a consternarlos una voz generalizada entre ellos, de ES
que el día de San Miguel acabaría la hacienda de Jorullo.
Nunca pudo averiguarse el origen de este pronóstico, rea-
A
j
*
lizado luego por una coincidencia extraordinaria. il yulzo
le dió plena fe, y fueron inútiles todos los esfuerzos del
administrador para desimpresionar a los fugitivos de ta-
les ideas, y persuadirlos que se redujesen a sus hogares, y
atendieran a sus desamparados intereses.
El 17 de Septiembre, a las nueve de la mañana, rotñN
bó en el recinto de la hacienda un estrépito asordador y
formidable, de que apenas daría una débil idea el fuego
simultáneo de muchos cañones de grueso calibre; seguían
fuertes bramidos y ecos que duraban y se prolongaban co-
mo los del trueno, haciendo saltar y moverse la tierra de
un modo perceptible a la vista, y todo terminaba con un
recio terremoto. Aterrados los habitantes con estos nuevos
síntomas de la explosión ya inmediata, acudieron a la ca-
pilla, implorando con gritos y lágrimas la misericordia del
cielo. En seguida sacaron en procesión las imágenes que
allí se veneraban, cantando las letanías y haciendo otros
actos de humillación y penitencia, entre el llanto y voce-
ría confusa de las mujeres y niños, a que respondía sor-
damente el siniestro bramido subterráneo, como si anun-
ciase con voz lúsubre el irrevocable fallo de la próxima
desolación. E
Pero en medio de es ceremonias impresivas y
del clamor lastimoso que las acompañaba, arreció el tem-
blor de la tierra, su impulso desprendió las tejas que for-
maban el techo de la Capilla, y rodaron al suelo hechas
mil pedazos. Tal incidente puso el colmo a la confusión y
terror de la muchedumbre, que se dispersó atropelladamen-
te, huyendo cada cual a refugiarse en las asperezas de los
cerros inmediatos. En aquellas guaridas agrestes aguarda-
ban el resultado con inexplicable ansiedad, expuestos a la
inelemencia, faltos de víveres y destituídos de todo recurso.
Por solicitud del' administrador vino de Pátzcuaro a
- Jorullo, el día 20, el padre Isidro Molina, de la Compañía
de Jesús, a celebrar misas de rogación y dirigir, otros at-
e e A ES DAMAS ee
Aun Ñ 1
EL VOLCAN DEL JORULLO 281
tos religiosos para aplacar la cólera del cielo. Nunca se
ha ofrecido un teatro más sublime a la elocuencia del ora-
dor saerado. Un pueblo atónito. despavorido, envuelto ya
en la sombra de una muerte inmediata, inevitable, toda
la naturaleza en las convulsiones de la agonía; el misterio-
so estrépito subterráneo, que parecía indicar la marcha: de
las legiones infernales próximas a invadir al mundo, y la
tierra conmovida, trémula como si la agitase un profundo
terror ante la majestad inminente de la justicia divina.
El 21 se empezó la novena de Nuestra Señora de Gua-
dalupe con la devoción más ferviente, pues no cesaban los
terremotos ni los estruendos subterráneos. El 27 calmaron
algo aquellos fenómenos terribles, y los dependientes de
la hacienda empezaron a concebir esperanza. No así los
del pueblo, que firmes en su creencia de que el inmediato.
día de San Miguel debía cumplirse el misterioso y fatal
vaticinio que se ha mencionado, apenas oían misa, y termi-
naba el padre Molina sus pláticas fervorosas, volvían a
sus madrigueras de los cerros, y miraban con horror la
hacienda y su cañada.
Llegó el día de San Miguel (29 de Septiembre) y ha-
cia media noche hubo cuatro terremotos, sintiéndose ya
mucho más próximos los truenos y bramidos subterráneos.
A las tres de la mañana, como un cuarto de legua
al Oriente de las casas y rancherías de la hacienda, en la
- cañada de Cuitinga, muy deleitosa por sus frescas -arbo-
ledas, y por las aguas de un arroyo que la fertilizaba, re-
“ventó un torbellino de humo denso y obscuro, que con va-
porosa rapidez fué subiendo y aumentándose hasta enne-
erecer la atmósfera. Poco después se oyó un estruendo tem-
pestuoso, como el de- un inmenso río que precipitara su
avenida furibunda, y abortó la tierra globos enormes de
fuego, que subían envueltos en la columna piramidal de
humo, iluminándola con su resplandor siniestro y pavoro-
¿ y E z S A
so. La gente asombrada llamó a gritos al padre Molina,
282" PAUL WAITZ E
y todos contemplaban atónitos aquel fenómeno terrible,
faltándoles aliento aún para la fuga; hasta que el buen
jesuita resolvió acogerse “a la eapilla, donde celebró la
última misa del novenario, y en ella dió la sagrada comu-
nión a muchos que la recibirían creyendo asistir al fin
del mundo.
Mientras la gente reunida en la capilla imploraba al
cielo con oraciones fervorosas y actos de penitencia, con-
tinuaba la tierra su parto formidable, y entre las mismas
llamas del volcán vomitaba torrentes de agua y lodo ne-
ero fetidísimo, que, extendiéndose como avenida en los
campos vecinos, los convirtió muy luego en pantanos in-
transitables. Entretanto, la nube de humo se había exten-
dido sobre todo el país, y cubriéndolo con un velo fúnebre,
interceptaba la luz del sol, dando un aspecto lúgubre a la
naturaleza. Las llamas del volcán que crecían a cada ins-
tante, esparcían su fuleor siniestro en la negrura univer-
sal, y realzaban aquel cuadro de horrores. Entre confu-
sión tan espantosa, no se percibían los ecos de la voz hu-
mana, enmudecida por el terror o sofocada por el trueno
incesante de las llamas volcánicas, y por el estruendo tem-
pestuoso de las avenidas de agua y cieno que vomitaba
el cráter, infestando a la vez la atmósfera con un hedor
insufrible de azufre.
Sin embargo, el administrador D. Manuel Román y
su mayordomo formaron la extraordinaria resolución de
dirigirse al voleán y reconocerlo. Mas, según dijo el pri-
mero, ““Los caballos reconocieron mejor que ellos el pe-
ligro, y se volvieron llenos de agua y lodo.”? Entonces la
gente sacudió la parálisis en que el terror la había pues-
to, y con la mayor turbación corrieron todos a los montes,
sin reparar en los pantanos de cieno pestilente, que vadea-.
ron en su fuga, y sin detenerse a extraer cosa alguna de
sus habitaciones. El administrador, con su familia y el
4 . . .
padre Molina, subieron con las mayores fatigas al cerro
E ITA A
EL VOLCAN DEL JORULLO : 283
de Cuarallo, donde se acamparon sin saber qué hacer,
enteramente destituídos de víveres, de ropa, y sin más te-
cho que el cielo, o más bien la pp neera de humo que lo
E nublaba.
pe : A la Muvia de lodo siguió, una hora después, otra
E de arena y ceniza, con tai abundancia y furia, que de-
Y rrumbó todas las oficinas de la hacienda, y cubrió los
A sembrados de caña y otros, con una capa que tenía más
| de una vara de espesor, dejándolos hechos playa, y con-
vertidos los bajíos en lagunas de cieno muy fétido.
q Todo ei día 29 y hasta el siguiente duró la tempestad
de arena y fuego, que sin interrupción vomitaba la tie-
| rra con truenos espantosos. El lo. de Octubre, al pié de.
8 un monte situado al Sur del volcán, reventó un río de
: cieno muy espeso, en tanta abundancia y con tal ímpetu,
> que cerró los caminos, dejando aislados a los que se ha-
de bían acogido al cerro de Cuarallo, sin permitirles trán-
sito para parte aleuna.
El mismo lo. de Octubre, después de medio día, se
enfureció más el volcán, para vomitar una cantidad enor-
me de arena encendida. Esta no se elevaba en los aires
por ser muy pesada, y se parecía a la greda en su consis-
tencia y color. Corría sobre el lodo con extraña fuerza,
sin que la detuviera la humedad, y quemaba los árboles
y los troncos arrastrados por las avenidas de los nuevos
manantiales. Aquellos raudales ardientes corrían como si
fueran líquidos, hasta que templada su velocidad, su pro-
pio peso los hacía hundirse e incorporarse al lodo. Los
que pasaban por tierra seca, se mantenían en la superfi-
cie, pero con movimiento, como si fueran cosa animada,
hastá la distancia de un cuarto de legua, o más, según el
impulso que traían.
El 2 de Octubre, a las ocho de la noche, sobrevino un
recio temblor, y en seguida se abrieron tres bocas en la
tierra, media legua al Poniente de Jorullo. Mas no vomi-
EP TS A
lodo con al pS como si los disparase un: po >
En los días inmediatos continuaron estas erupciones, cre-
ciendo siempre la furia con que el volcán arrojaba sus
arenas inflamadas, cuyos raudales llegaron hasta la ha 35
cienda de la Presentación, distante dos leguas, y la arra-
saron del todo, dejando cubiertas y quemadas sus semen- z
teras, casa y ranchos. ;
El día 6 abandonaron los indios el pueblo de la RES
cana, inmediato a la Presentación, y con su cura, sus imá- se :
genes y ornamentos de iglesia, treparon al cerro en que
todavía se hallaban refugiados los principales dae
de Jorullo. LR
Entretanto, a los terrores y destrozos del volcán - se
unieron los del río que colmada su caja profunda: por la
lluvia incesante de arena, rebosó con furia de sus márge-
nes, y se precipitó en las tierras más bajas, anegándolo y Sl
destruyéndolo todo. TS
En los cerros inmediatos al volcán brótaban repent ,
namente grandes masas de agua, ya por unas partes, ya ]
por otras alternativamente. El suelo en contorno quedó: pt
flojo, movido y trémulo, amenazando tragarse a pa osa-
ra pisarlo. > ;
Empero el hambre hizo que los miserables e de
Jorullo, RS tantos horrores para proportlioanid
Pa
sas y trojes de la nas y condujeron maíz ..—.
-veres al lugar de su refugio. A
El 8 de Octubre creció el estrépito del ol
-zÓ mayores masas de fuego, entre las cuales as
EL VOLCAN DEL JORULLO
Aquí termina la noticia que al principo indicamos. Se-
eún ella misma, la erupción de Jorullo precipitó de un eol-
pe en la miseria más profunda a todo aquel vecindario, que
pasaba de doscientas personas. Todas quedaron atenidas
a la caridad de los pueblos inmediatos. Aun los ganados,
que al estallar la erupción huyeron despavoridos a los mon-
tes, desfallecían luego de hambre, pues cubiertos y abra-
sados todos los pastos por dos leguas de contorno, se vie-
ron aislados en un desierto horrible de arenas y cenizas
volcánicas. :
2 Las casas muevas de la hacienda se mantuvieron en pié
por su sólida construeción; pero quedaron inhabitables,
bundidas más de una vara, que subió el suelo exterior, y
brotando por todos sus pisos una agua sulfurosa de feti-
dez insoportable.
Manuel Rillago € 'urralvo, comisionado por el propie-
“tario de la finca para estimar el daño causado en ella por
la erupción, escribió el 26 de Octubre, que “según había re-
conocido con anteojo desde una altura en día sereno, y co-
rriendo viento fuerte contra el volcán tendría su cráter diez
E ocho a veinte varas de diámetro, y que el mismo grueso
temía la columna piramidal de humo que brotaba.””
- Añade que “los truenos, las llamas y las arenas Daba >
disminuido, y cesado los torrentes de agua; pero que se E
- presentaba. otro fenómeno más espantoso y temible, cual era ¡9
_condensarse el humo.en nube blanca, que luego se volvía
oa “y se disolvía en una furiosa tempestad de agua. ra- |
e -yos y centellas; que esto unos días ocurría tres o cuatro
veces, y otros no había nada hasta -cerca de ponerse el sol,
E o entonces. duraba la tempestad toda la ae sin que el
nublado mudase. de posición ni de aspecto.”
: A de 2. mSmpo— cesó de hacer este volcán
286 PAUL WAITZ
en cuando han afligido a México y a otras poblaciones :
” > pl ES É
de la República, de 60 años a esta parte. Por vía de recuer- A
do pasamos a dar ligera noticia de cada uno de los prin- $
cipales temblores indicados, en el orden siguiente: ¡
1.—El del sábado 8 de Marzo del año de 1800, llamado
de S. Juan de Dios ocurrido cerca de las 9 de la mañana. ER
Su primer movimiento fué de Oriente a Poniente, y des- ES
pués con más duración de .Norte a Sur, siendo ambos muy Ss
fuertes y por el espacio de cuatro minutos. Causó muchas ae.
averías en los edificios y acueductos de esta ciudad, ha- 3
biendo costado mucho dinero su reposición. Tuvo algunas E
repeticiones ligeras. 3
2.—El del martes 25 de Marzo de 1806, acaecido muy E:
cerca de las cinco de la tarde, después de un fuerte agua-
cero tempestuoso que cayó a las cuatro. Su duración fué o
como de 3 12 minutos. Parece que tuvo varios y fuertes
movimientos; pero sólo se observó el de su conclusión de
Norte a Sur; repitió aleunas ocasiones, pero ligeramente;
causó averías a los edificios y acueductos, que fueron no-
tables.
En Zapotlán el Grande causó este mismo temblor la EN
ruma de la parroquia. Copiamos un párrafo de la carta que 7
el P. Fr. Francisco Núñez de los crucíferos de Querétaro,
escribió en 30 del mismo mes y año, al P. provincial de San
Francisco de la provincia de Jalisco, dándole parte de este
Suceso. A
““El 25 de éste, hallándome en el púlpito de esta pa-
rroquia (en sermón de misión) a las cuatro y tres cuartos
de la tarde, se experimentó un temblor tan furioso, que
puso todo el auditorio en movimiento; se comprendía és-
te de más de tres mil almas. Exclamé rogándoles que no se e
precipitaran, receloso de que la misma confusión, por la e 03
salida, les “impidiera más verificarla, como sucedió, pues $
repitiendo inmediatamente con mayor fuerza, > conocido .-
por mí el peligro, eché la absolución al auditorio, la que
=- EL VOLCAN DEL JORULLO 987 TN
apenas concluí, cuando ví desplomarse y caer (sobre más e 0 o
de quinientas almas que oprimidas unas con otras solici.
taban la salida por la puerta principal), la bóveda prime-
ra con la portada y coro. En este estado eché la segunda ES
absolución, y poniendo el pié en el primer escalón para bajar
del púlpito, la repetición del temblor (que fué casi sin in-
-—terrupción), me arrojó bajo media naranja, donde oprimi-
do de la gente que unos pasaban sobre mí, otras asil-
dos de mí mismo, con mil trabajos y ayudado de un po-
brecito hombre, pude levantarme, y pasado al crucero de E
Señor San José, apenas entré en él, cuando se desplomó la ¿AB
media naranja. o eimborrio, de modo que mi vida estribó E e
en que de ocho bóvedas y del cimborrio que tenía la igle- :
sia, solo la de Señor San José hubiera quedado sin caer.....
Coneluyo diciendo ser en mi concepto, y según las cireuns-
tancias en que ví todo el fracaso, de las tres partes del
auditorio, dos o poco menos las que quedaron sepultadas
bajo las ruinas, sin las muchas que de la tercera parte se
escapó, salieron heridas y van muriendo.””
Colima también padeció mucho en sus edificios, pero
no hubo desgracias en las personas.
- Es de notar que las aguas del año anterior que comen-
'zaron en el mes de Junio, a más de ser muy abundantes las
de la estación, se prolongaron hasta fines de Enero de es-
o te año, y siempre acompañadas de fuerte tempestad. En
- su estación respectiva ni una sola helada cayó.
3.—El del sábado 30 de Mayo de 1818 verificado a
las 12 de la noche. Aunque fue bastante fuerte este tem-
-blor, no hay datos para hablar del rumbo de su movimien-
to, duración, ni estragos que haya hecho en esta capital.
En Guadalajara echó. abajo las torres de la catedral; pero
mo lastimó a ninguno. En Zapotlán el Grande había pre-
cedido a este temblor a mediados de Febrero del mismo -- E
año a las ocho de una noche muy clara por la luna, oirse
- un ruido sordo como el que forman algunas piezas de ar-
2
brió la luna, y Seña el pS y algunas leguas de su o
eunferencia, en una noche espantosamente oscura. Como
a dos horas después se vió en la cumbre del mismo yol- 3
cán unas llamas que iluminaban a una distancia conside-
rable, y se oían unos bramidos espantosos. Además se sen=
tía que caía de la atmósfera un polvillo, que a otro día se
observó era del color de la marmaja, y había levantado
del suelo como una cuarta de vara, llegando dicho polvi-
lo hasta San Luis Potosí y Querétaro en mucha abundan-
cia, y aún a México en poca cantidad. En Lagos se oyó
el mismo ruido, y el Coronel D. Hermenegildo Revuelta, $
comandante militar de aquel punto, teniéndolo por un ata-
que, que los llamados insurgentes en aquel tiempo, daban
a la hacienda del Salto, donde tenía un. destacamento, | y É
está a tres leguas al Sur de la población, a pesar de que
juzgaba, por otra parte, que ésto no podía ser, pues se.
tenía noticia cierta, de que ninguna partida había por aque-
llos rumbos, capaz de cargar artillería de tal calibre, pu-
so la tropa sobre las armas, y dispuso salir a la cabeza
de su división, dirigiéndose por el rumbo por donde. se
oía la detonación. A poco andar lo cubrió la mube- mencio-
nada; y. siendo tal la oscuridad que no se distinguían los.
objetos por cercanos que estuvieran, hizo alto hasta y ver
la luz del otro día, notándose entonces que algunas. mul
con parque se habían desbarrancado, y que había NS SL:
el mismo polvillo. De la misma hacienda del Salto salió un: a 7
partida de tropa al oír el mismo ruido, para saber sia
atacado Lagos, y de León salió una división « con
EL VOLCAN DEL JORULLO 289
mo objeto, la cual, después de haber andado toda la noche,
se encontró a otro día media legua distante del lugar de
su partida. Tal fue ei extravío que tuvo por lo denso de
las tinieblas.
4.—El del jueves 4 de Mayo de 1820, ocurrido como a
las doce y media del día. Fué muy fuerte, y tuvo, tres movi-
mientos: Jo. de trepidación, 20. de Poniente a Oriente,
y 30. de Norte a Sur, y su duración como poco más de tres
minutos. Causó la ruina del templo del Campo Florido,
sepultando en sus ruinas a siete u ocho personas que estáa-
ban en él. Muchos edificios y los acueductos fueron muy
maltratados y costosa su reposición. Tuvo varias repeti-
ciones; pero sólo fue notable la de cerca de las seis de
la tarde del mismo día.
En Acapulco y otras poblaciones del Sur de Méxi-
co, hizo este temblor muchos estragos, Del primer punto
ofició sobre el particular el gobernador de aquella forta-
leza, teniente eoronel D. Nicolás Basilio de la Gándara, de
euyo oficio copiamos los siguientes párrafos:
““A las doce y media del día de ayer se sintió un
fuerte temblor en este puerto que ocurrió de Nord-Este a
Sur-Oeste, cuya duración sería como de ecineo minutos;
al medio cuarto de hora repitió otro que duró la mitad de
este tiempo, y consecutivamente siguieron otros aunque
de corto espacio...... Antes de las dos de la tarde sacó
el cura párroco de esta feligresía al Divinísimo Señor Sa-
eramentado de la capilla que sirve de parroquia, llevándo-
se en procesión hasta el muelle, donde causó espanto el
movimiento que era consiguiente causase el mar con ex-
traordinario flujo y reflujo, causándolo de 50 a 60 varas
el primero, y como de 20 a 25 el segundo.
“Desde aquel momento de las dos de la tarde un
las tres de la mañana de hoy, fue una contínua repetición
de temblores, corridos de igual paralelo, que casi no pa-
S saba de cuatro a cinco minutos de intermisión unos fuer-
teja sino en las de paja, únicas que aniabar la 703
seguridad, y otros. en barracas de petates que Fora ,
al intento. e Ñ
““Los efectos que han causado tan fuertes y continua-
dos temblores, han sido quedar arruinadas todas las casas
de teja, de que se compone esta población, quedando nm
An la mayor parte de ellas.”” Mayo 5: de-1820. 85
del Miércoles 22 de Noviembre de 1837, llama-
do de Santa Cecilia. Fue a media noche y no se recuerda
“su movimiento ni duración; pero sí que hizo. bastantes E
averías en los edificios, a z,
6.—El del Lunes Y de Abril de 1845 ocurrido cerca ES
de las cuatro y media de la tarde, tuvo varios movimien- >
tos, y duró como tres minutos. Maltrató muchos edificios | 3
y echó abajo la preciosísima cúpula de la capilla del NS +
ñor de Santa Teresa. Repitió a las 7 de la noche del mis- Sd
mo día, con aleuna fuerza, y con mucha, el día 10 del mis-
mo mes, entre nueve y media y diez de la mañana. Sk
7.—El del Sábado 19 de Junio de 1858, acaecido. a 1%
nueve y cuarto de la mañana, tuvo varios movimientos;
pero terminó con. erae Norte a Sur. Su duración fue co- Es
mo de tres minutos. Maltrató muchos edificios; pero par-
ticularmente a la ielesia y convento de San Fernando, 2
la parroquia del Sagrario, de modo que se han cerrado.
- de orden superior. Este temblor no tuvo ninguna repeti-
ción, lo que verdaderamente es un fenómeno.
-Se sabe que en diversos puntos de la ciudad se re
cogieron diez y nueve cadáveres, que se encontraron en
.
varias ruinas. ??
EL VOLCAN DEL JORULLO 291
DOCUMENTO RELATIVO A LA PRIMERA
ERUPCION DEL JORULLO
COPIADO DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
POR EL SR. PBRO,
D. JESÚS GARCÍA GUTIÉRREZ, M $. A.
Copia de la carta relativa al volcán del Jorullo.—Tlus-
irísimo Señor.—Por no caer en la nota de ligero y presta-
mente esperanzado de que pudiera declinar el acaecido es-
iraso que Dios Nuestro Señor ha sido servido de enviar a
ja hacienda de Jorullo, con un volcán de fuego tan suma-
mente horroroso y espantoso, que a todos nos tiene atemo-
rizados, así por los muchos y continuos temblores que aun
antes que reventara se experimentaron desde el día 29 de
junio hasta el día 29 de setiembre del presente año, día de
Sr. S. Miguel a las tres de la mañana hubo de reventar, y
a cosa de las dos de la tarde de dicho día acabó con la es-
presada hacienda, dejándola tan arruinada y deteriorada
que no dejó casas, cañaverales ni árboles que no derribara
con la muchísima arena, ceniza y agua que espele el dicho
volcán, dejándola toda hecha una playa, bien que con el
consuelo de no haber peligrado ninguna alma, y con la for-
tuna de haber tenido muchos días antes, que fueron en los
de los temblores, el bien del alma, pues en la hacienda de
Jorullo les asistió el R. P. Isidro Molina de la Compañía
de Jesús de la ciudad de Pátzcuaro, quien se ejercitó con
grande esmero, celo y cuidado en la tarea del púlpito y con-
fesionario, en que logró el efecto que deseaba hasta el día
Mem, Soc. Alzate. —22-Diciembre-1920.—t. 37,29
292 PAUL WAITZ
expresado en que mirando el riesgo tan manifiesto salió con
toda la demás gente huyendo, pues no había otro remedio.
En el real y minas de cobre de Ynguarán les asistió el
R. P. Sr. Luis de Iturralde con el mismo esmero, pues tam-
bién estaba toda la gente atemorizada con los temblores,
pues se llegaban a numerar cuarenta y siete en un solo día
no bajando de diez o doce en los demás restantes, y estos
tan espantosos que parecía que por debájo de la tierra co-
rría algún río caudaloso; pero siempre con mayor exeso
se experimentaba esto en Jorullo.
En el pueblo de la Guacana acaeció lo mismo, por eu-
yo motivo procuré invitar a mis maestros asistiéndoles has-
ta la presente en que mirando que la ruina y estrago va a
más, solicito de V. 5. I. el remedio y consuelo de todos nos-
otros, pues con el motivo de estar yo en este pueblo se han
venido a él muchas familias y éstas se han mantenido con
las calamidades siguientes: lo primero que con la inmedia-
ción de estar este pueblo de la Guacana tan inmediato al
volcán, ha caído y está cayendo tanta arena que ha tapa-
do todos los campos, destruyéndoles todas sus milpas, sin
haber logrado una mazorca: a esto se sigue que sus ga-
nados han perecido por causa de no hallar pastos ni agua,
y lo más se ha vetirado que no saben sus dueños de ellos, a
que se agrega que a causa del volcán es tanta la agua que
han hecho reventar de los cerros, que con ser el río que lla-
man de la Guacana el que nace de la hacienda del Jorullo
bien corto en el caudal de sus aguas. pero si la suficiente,
el día de hoy es un río tan caudaloso que no es posible po-
derse vadear y con el riesgo de inundar este pueblo, con
la especialidad de que a cosa de las ocho de la noche eo-
mienza a crecer hasta otro día como a las diez que vuelve
a bajar y sus aguas tan sumamente asquerosas y pestilen-
tes que aun los animales han perecido los pocos que la ne-
cesidad les ha hecho beberlas. En este supuesto considere
V. S. I cómo se hallarán los cristianos con semejantes es-
EL VOLCAN DEL JORULLO 293
ía A O E A E CR A PENAS
caseces, pues desde que reventó el dicho volcán estamos
todos tan asquerosos que no parece sino que hemos salido
de algún sepulero de ceniza y tierra, pues es sólo lo que és-
tá cayendo ceniza y arena, con tanta abundancia que no
ha dejado árbol que no ha derribado, las casas e iglesia y
hospital con el peso están para caer. La obscuridad mu-
chísima, las tormentas que forma de rayos y centellas son
muchísimas. Los temblores aunque no con tanta repeti-
ción pero sí muy horrorosos, hasta la presente no paran, con
otras muchísimas epidemias intolerables; y respecto a que
la mayor feligrecia que era la que hacía el curato y compo-
nían las haciendas de Jorullo y Presentación, salieron .fue-
ra de la jurisdicción, V. S. I. se servirá mandarme lo que
fuere de su agrado para ejecutarlo, poniéndole presente
que en el pueblo de $5. Pedro Churumuco no se ha esperi-
mentado hasta la presente temblores ni que llegue efeeto
nineuno de los que está haciendo, el voleán y en el real y
minas de Ynguarán solamente se han sentido y sienten los
temblores, y en una de estas partes verá V. $5. I. si es con-
veniente mudar la cabecera. Supongo que en ninguna de
ellas hay iglesia; pues en el de Churumusco habrá tiempo
de siete años que cayó un rayo y abrazó la iglesia sin po-
der escapar nada; pero hay la facilidad de que con los
adornos de ésta de la Guacana con más facilidad se podrá
hacer en el de Churumusco, como hice las dos que están
en este dicho pueblo y casas curales; a que se agrega que
compeliendo a los naturales de este dicho que se congreguen
a el de Churumusco con las calidades y condiciones que a
V. $. I. le parecieren, se podrán mantener porque no se des-
balaguen y mayormente cuando los de aquel pueblo de Chu-
rumusco compadecidos han venido personalmente a convi-
darles para que se muden a aquél, ofreciéndoles que lleva-
rán los colaterales e imágenes que tienen en la iglesia y
hospital. También noticio a V. S. 1. que la cofradía de es-
te pueblo de la Guacana tiene una hacienda nombrada la
294 PAUL WAITZ
Guacana, Capirio y Santo Domingo perteneciente a la lim-
pia concepción de este dicho pueblo, por donación que de
ella se hizo a la Sma. Virgen, la cual tiene arrendada D.
Juan Manuel de Bustamante por licencia y facultad del
lllmo. S. D. Francisco Pablo Matas coronado (que de Dios
goce), cuyo arrendamiento ha muchos años está eumplido,
y con este motivo habiéndoles hecho a los naturales que pu-
sieran una cofradía así a la limpia concepción como al $. $,
Nicolás Tolentino, se efectuó y el día de hoy se hallan am-
bas dos cofradías con el número de más de treinta reces,
y me hallo el día de hoy juntándolas para pasarlas a la
hacienda de dicha cofradía porque no perezcan con lo
acaecido y se pierda, sobre cuyo aumento verá V. S. L si
es de su agrado para que me mande en todo y por todo
para efectuarlo con ciega y rendida voluntad, con lo que
pido a Dios Nuestro Señor guarde la importante salud de
V. S. I. los años de mi deseo para amparo y consuelo mío
y de todo el Obispado. Guacana y octubre 19 de 1759.—
B. L. P. de V. $. L. su más rendido criado que le venera.
Br. Joaquín de Ausogorri.
La carta de que se sacó esta copia se halla en la se-
cretaría de gobierno del Obispado de Michoacán en el le-
gajo 159 número 2. Es un documento interesante para ve-
rificar la época de la erupción del Jorullo que el padre
Clavijero coloca equivocadamente en el año de 1760, y pa-
ra aumentar las observaciones de este portentoso aconte-
cimiento.—Morelia, 27 de setiembre de 1830. Juan José
Pastor Morales.
a a
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”—MÉMOIRES, T.37 295
LA NUEVA ACTIVIDAD
Y EL
ESTADO ACTUAL DEL VOLCAN POPOCATEPETL
POR
PAUL WAITZ, M. S. A.
(Sesión del 18 de Octubre de 1920)
(LÁMINAS XXVIN-XXXV).
Después de un reposo de unos 200 años, el gigantesco
volcán Popocatepetl, desde hace algunos meses está dan-
do señales de nueva actividad. En la primavera del año
en curso, 1920, aparecieron en la prensa frecuentes noticias,
más o menos alarmantes, en que se decía que los vecinos
de la comarca cercana al volcán, estaban observando nu-
bes de vapor salidas del cráter, y no faltaban, naturalmen-
te, exageraciones y descripciones fantásticas, inventadas
para dar más interés a las noticias.
Como los fenómenos de la actividad del Popocatepetl
parecían ir en aumento, la Sociedad Científica *“*Antonio
Alzate”? se propuso estudiar el asunto. Fiel a sus ideales
y en homenaje al gran sabio mexicano, cuyo nombre lleva,
y que nació al pie del volcán, habiendo sido el primero que
nos ha dado una descripción suscinta de esta majestuosa
montaña, la mencionada corporación me confirió el honro-
so encargo de estudiar el volcán. Altamente complacido
por la deferencia que significa para mí esta comisión de
parte de tan importante sociedad científica, y sumamente
agradecido porque se me facilitaba practicar una investi-
cación en el ramo de la geología, a que he dedicado mis
296 PAUL WAITZ
mayores esfuerzos y estudios, acepté desde luego el intere-
sante encargo y me dediqué con empeño a la preparación
de la excursión para poder asegurar su buen éxito.
La prolongación inacostumbrada de la estación de llu-
vias en este año y la circunstancia de que nuestras altas
montañas casi hasta mediados de octubre han estado cu-
biertas diariamente eon densas nubes, exigían paciencia;
pues buenas condiciones atmosféricas era la primera con-
dición para no malgastar tiempo, esfuerzos y dinero.
Acompañado de algunos buenos amigos aproveché los
primeros días despejados después de las lluvias, para ha-
cer la ascensión. Salimos de México el pintor F. Sehmoll
y yo el día 9 de octubre en la tarde para Amecameca, don-
de preparamos todo lo concerniente a la excursión. El si-
guiente día, domingo 10, se juntaron con nosotros al medio
día los otros excursionistas, señores doctor Meltzer, Rudolf
Groth y C. Sehmidt. Nos proporcionó animales de silla y
de carga el señor Pablo Velarde, quien también contrató
los mozos y cargadores que necesitábamos. A última hora
se reunieron con nosotros tres entusiastas excursionistas de
Amecameca, los señores Emilio Sánchez Noriega, Gilberto
Ruiz y Francisco Rodríguez, con sus mozos, formando en-
ionces la expedición unas quince personas.
A las 12 del día salimos de Amecameca (2532m.) y co-
mo llevábamos buenos animales, a las cinco y media de la
tarde estábamos en Tlamacas. Ni el Ixtaccihuatl ni el Po-
pocatepetl se habían despejado en toda la tarde: sin em-
bargo, la hermosura del espeso monte que cubre los pies y
faldas de las dos montañas, lo grandioso del panorama,
alumbrado por los colores crepusculares de la tarde avan-
zada, que admirábamos al llegar al amplio puerto entre los
dos volcanes, hizo que nos pareciera corta la ascensión. De
dicho puerto hay que subir todavía unos centenares de me-
tros por el macizo del Popocatepetl para pasar entre éste
y la pequeña eminencia llamada el Cerro de Tlamacas. Ba-
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 297
jando por el lado de Puebla, unos cien metros, se llega al
paraje llamado el Rancho de Tlamacas. El raneho y la
fundición de azufre que existían antes en este punto, han
sido destruídos en los últimos años. Mucho celebramos,
por lo tanto, la existencia de unas chozas hechas de palos
y cubiertas de zacate, que nos dieron buen alojamiento
durante dos noches. Pronto estuvo listo el campamento
que, iluminado por varias grandes fogatas, al caer la no-
che presentaba un espectáculo pintoresco y fantástico.
Como era de esperarse, no pudimos dormir muy bien,
y fácil era, por lo tanto, levantarse a las tres de la maña-
na. A las cuatro pudimos montar de nuevo y salir de Tla-
macas hacia el volcán. La vereda que nos conducía arriba,
en la noche obscura, iluminada solamente por las estrellas
de un cielo sombrío, pero sin nubes, era invisible para nues-
tros ojos. Pero Pablo Velarde nos guiaba bien y pronto lle-
samos fuera del monte. Pasamos la barranca de Tlamacas
y prineipiamos a subir por su borde oriental hacia la de-
presión que existe en el cono del volcán, debajo del ven-
tisquero que se ha formado entre el cono principal y el
gran promontorio del Pico del Fraile, irregularidad muy
marcada que se halla en el flanco NW. del volcán. El frío
de la noche iba aumentando, y en el Oriente ya se notaba
una claridad que:anunciaba la mañana. La vereda deja el
borde de la Barranca de Tlamacas y atraviesa ligeramen-
te ascendente, la depresión arriba mencionada. Cuando
nos acercábamos al espolón de Las Cruces, principiaba el
crepúsculo matutino, pero, como siempre en estas latitu-
des, su hermoso juego de los colores dura muy corto tiem-
po, y ya era pleno día cuando, después de duros trabajos
para las bestias, llegamos a las últimas rocas de este es-
polón, punto conocidísimo con el nombre de ““Las Cruces””.
Aquí, donde en tiempos anteriores principiaba el manto de
nieve que entonces cubría el cono del volcán, teníamos
que echar pie a tierra, pues los animales ya no podían se-
298 PAUL WAITZ
guir adelante a causa de la falta de oxígeno, en esta altu-
ra aproximadamente de 4,500 m.
El manto de nieve ha desaparecido completamente, y
si no tuviéramos la ayuda de una buena vereda, en la pro-
funda capa de arena y ceniza que cubre el cono, bien pron-
to se nos habrían agotado las fuerzas, pues fuera de la ve-
reda y de los alareados manchones de nieve acumulada en
uno que otro surco del cono, el pie se hunde hasta el tobi-
llo,
En zig-zag sube la vereda, y, esquivando las masas de
nieve acumulada, seguimos la senda que han hecho los azu-
freros en el invierno del año pasado, y que poco a poco nos
lleva a mayores alturas. Ya podemos ver a nuestra dere-
cha las profundas grietas del ventisquero. En tiempos pa-
sados los turistas nunca han podido darse cuenta de la ex-
tensión y del grueso de esta acumulación de hielo, porque
entonces estaba cubierto siempre el ventisquero de una ca-
pa gruesa de nieve, y hasta las grietas características de
él estaban completamente ocultas por ella. Como lo de-
muestra la fotografía, hoy día estas grietas están a descu-
bierto y nos permiten estimar el grueso de este depósito
de hielo.
Ya la ascensión se nos hace pesada: la falta de aire
causa un trabajo exagerado de los pulmones, y en conse-
cuencia, fuertes latidos del corazón, lo que exige frecuen-
tes pausas en la ascensión. Aprovechamos estas paradas
para gozar del panorama. A nuestra espalda es el Ixtac-
cihuatl el que más atrae nuestros ojos. Ya no tiene la for-
ma de la mujer acostada, que solemos admirar desde el Va-
lle de México. Como estamos en la prolongación del eje
de la sierra, se presenta ahora con una forma muy dife-
rente, y si no la conociéramos bien, creríamos que es el
cono de un volcán, cubierto de nieves perennes. Pero qué
diferencia de color entre los ventisqueros del Ixtaccihuatl
y los del Popocatepetl! Nítidos los de aquél; grises y su-
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 299
cios los del segundo. Cortadas por profundas barrancas
a cuyo fondo todavía no llega la luz del soi matutino, con-
ducen las faldas del Ixtaccihuatl hacia el valle de Puebla.
La extensa planicie tiene colores amarillento-rojizos, mo-
nótonos, y sólo con dificultad se puede distinguir uno que
otro pueblo. En el Norte, las llanuras están limitadas por
un maremagnum de cordilleras bajas. En frente de nos-
otros se levanta de la planicie la Malinche, detrás de ella,
al Norte, se ve el pico agudo del Cerro Pizarro; a su lado
derecho se asoman las Derrumbadas, el Cofre de Perote, y
más al Sur la hermosa silueta triangular del cono del Pico
de Orizaba y a su lado el cerro Boludo de la Sierra Negra.
Hacia el Sur faltan en el panorama de nuevo las eminen-
cias sobresalientes, y la vista se pierde en sierras tras sie-
rras, que con líneas y colores monótonos cierran el hori-
zonte.
Ocupado todavía en admirar y descifrar el vasto pa-
norma, cigo de pronto un ruido extraño que parece un
fuerte trueno lejano: instintivamente los ojos buscan el
orificio del cráter arriba, donde la ladera del cono gris
claro se destaca sobre el azul obscuro del cielo: y ya veo
salir del cráter una densa nube amarillenta que, con un
movimiento peculiar giratorio interno, sube hacia arriba
con velocidad vertiginosa.
El ruido del trueno lejano cesa rápidamente, el mo-
vimiento ascendente de la nube y sus movimientos internos
disminuyen a medida que ya no salen nuevos borbollones
de vapor del fondo del eráter, y pronto el vientecillo de la
mañana se apodera de la densa nube y, desgarrándola rá-
pidamente, la lleva en girones de tenues nubecillas hacia
el Sur.
La caravana de los excursionistas se alarga visible-
mente: los intervalos entre los compañeros se hacen más
y más grandes, y ya observo desde arriba, cómo uno y
otro se queda más y más en zaga y cómo, por fin, se de-
300 PAUL WAITZ
cide a prescindir de la ascensión y tomar el camino a Tla-
macas.
Ya muy arriba, a unos 200m. debajo del borde del
cráter, se pierde la vereda que tanto nos ayudó en la su-
bida, y como tampoco hay ya nada de nieve, es preciso
subir por la arena suelta. A la fatiga causada por la falta
de aire se añade ahora también el trabajo pesado que tie-
nen que hacer las piernas, y todo obliga al turista a des-
cansos más frecuentes y prolongados.
Por fin estoy cerca del borde del cráter y me deten-
go una última vez para que se calmen un poco mis pul-
miones y mi corazón, cuando de repente oigo el trueno,
ya mucho más fuerte, de una nueva erupción. Corriendo
lo que me permitió mi pecho, me dirijo hacia el cráter:
con un ruido que espanta y suena como si las paredes del
cráter se estuvieran derrumbando, salen de la inmensa bo-
ca densas nubes blancas de vapor mezelado con ácido
sulfuroso, con una velocidad y con remolinos internos que
causan vértigo y terror. También esta erupción es corta:
el ruido y las emanaciones explosivas de vapor duran ape-
nas medio minuto y, habiéndose acabado una vez el impul-
so en el fondo del cráter, pronto se deshace la nube lan-
zada afuera de,la boca, y poco a poco también en el inte-
rior del cráter se disipan los vapores y me es posible ver
las paredes enfrente del enorme agujero. Después de al-
gunos intentos que fracasan, logro ver también el fondo
del cráter asomándome con mucha precaución al abrupto
acantilado que del borde se precipita hacia la profundi-
dad.
Hasta que llegaron mis compañeros y el mozo con mi
cámara grande tuve tiempo suficiente para estudiar los
cambios que ha sufrido el cráter y los fenómenos de acti-
vidad que presenta.
En el año de 1894, los conocidos geólogos mexicanos
señores José G. Aguilera y Ezequiel Ordóñez, habían es-
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 301
tudiado y medido el cráter en cuyo fondo habían perma-
necido entonces aleunos días. Las dimensiones y el aspeec-
to general del cráter que ellos describen (1) no habían
cambiado en 1905 cuando hice mi primera excursión al
voleán, y en lo general tampoco han cambiado ahora. Los
señores mencionados describen el cráter de la siguiente
manera 1. c. p. 10:
““El eje mayor de la elipse de la boca del cráter está
dirigido de NE a SW, tiene una longitud aproximada de
612m, como resulta de una pequeña tringulación hecha
con brújula en el fondo del cráter; el eje menor tan sólo
mide 400m.””
“La profundidad del cráter tomada desde la orilla
de la laguna hasta el malacate, situado como se sabe en
el paraje llamado Brecha Siliceo, a 30m. aproximadamen-
te abajo del borde más abajo del cráter, es de 205m, ob-
tenida por observaciones hipsométricas hechas en los dos
puntos mencionados. Por el mismo procedimiento hemos
determinado la profundidad máxima, es decir, del Pico Ma-
yor a la laguna del fondo, encontrando 505m, como se ve,
muy diferente de las que han sido caleuladas anteriormen-
tes”
En este sentido no se ha cambiado nada. Tampoco se
observa ningún cambio notable en las paredes interiores
del cráter. La estratificación horizontal de las paredes del
Este, Sur y Occidente, la discordancia de las capas entre
las de esta última (pared occidental) que es la del Pico
Mayor y las del lado N. W. que corresponden al del Pico
del Fraile en el flanco del cono, se distinguen también eo-
mo en años anteriores. Aun comparando fotografías anti-
guas con las que saqué el 11 de octubre, no demuestran
(1) “Expedición científica al Popocatepetl.” México, 1895.
Comisión Geológica Mexicana. Ofic. Tip. de la Secretaría de Fo-
mento.—Anales Ministerio de Fomento, t. XI, 1898.
302 PAUL WAITZ
ningún cambio de importancia, sobre todo en la parte su-
perior de las paredes. Acaso se podría notar un pequeño
aumento en la extensión de los empinados terrenos que
cubren la parte inferior de las paredes, sobre todo de la
del Pico Mayor. También las dos solfataras principales,
una unos 60m. arriba del fondo, en la pared S. W. y la
otra, más baja, en el Sureste del cráter, existen todavía;
salamente parecen tener más fuerza que años anteriores.
En cambio, el fondo del cráter ha sufrido una fuerte
_desfiguración. Aguilera y Ordóñez 1. c. p. 9, describen el
fondo de la manera siguiente:
““El fondo del cráter no es una superficie plana, ni
es tampoco bien definido, sino que se observa una super-
ficie desigual, sumamente irregular, tal como corresponde
a su origen, pues que proviene como se ha dicho, del azol-
ve del primitivo; así es que se encuentran montículos de
destrozos, grandes bloques rocallosos diseminados, superfi-
cies curvas, y. por último, en la parte más baja y aproxi-
mada a la pared del SE., donde el montón de escombros
es menor, se halla una pequeña laguna de dimensiones que
varían durante las épocas del año, y cuyo fondo está for-
mado de piedras y arenas, lo mismo que el resto de los
derrumbes. La irregularidad y aspereza del fondo está en-
cubierta por la nieve que cubre la rampa de escombros
del N y el fondo propiamente dicho, de tal manera que
sólo en uno que otro punto asoman los grandes peñascos
desprendidos (de las paredes).”” Figs. 3 a 6.
La pequeña laguna que mencionan dichos geólogos y
que era bien conocida por todos los que han llegado al bor-
de del eráter en los últimos 30 a 40 años, ya no existe.
En su lugar, pero con una circunferencia mucho más gran-
de, se observa ahora en el fondo del cráter un montón de
bloques negros que en su conjunto tienen alguna seme-
janza con una enorme “comba de corteza de pan””. Tiene
este montón una circunferencia elíptica con un eje mayor
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 303
en dirección SE—NW. (el eje mayor del cráter es más
bien EW.) aproximadamente de 100m de largo y un eje
menor de unos 70 a S0 m más o menos. La altura la esti-
mo en unos 40 a 50m. El negro de este montón de bloques
resquebrajados de andesita forma un contraste muy gran-
de con el blanco nítido de las densas nubes de vapor que
salen en rachas ahora aquí y allá por todos lados alrede-
dor del montón, donde este se junta con los terreros, tam-
bien de colores claros, al pie de las paredes del cráter.
pag. 7.
El movimiento rápido de estas rachas de vapor causa
la impresión errónea de que el montón estaría en movi-
miento hacia arriba; pero fijándome bien pude comprobar
que no había ningún movimiento perceptible en el mon-
tículo, por lo menos no lo hubo durante las horas que per-
-manecí en el borde del cráter. Del montón mismo no sa-
lía vapor aquel día 11 de octubre que estábamos arriba,
y es interesante que personas, que posteriormente (el día
lro. de noviembre) ascendieron al volcán, dicen que en-
tonces sí salía vapor también del cuerpo del montón. El
ruido, que producen estas emanaciones repentinas de ra-
chas de vapor, causa cada vez un “crescendo”? en el ruido
constante de las solfataras y fumarolas, ruido que se pa-
rece al del escape de vapor de un gran número de loco-
motoras. Emanaciones explosivas de mayor intensidad pro-
ducen el ruido ya descrito de un trueno, o más bien-el que
produciría el derrumbe de enormes porciones de las páre-
des del cráter.
A primera vista, el vuleanólogo reconoce en este mon-
tón de bloques la parte superior de la columna de lava só-
lida que llena la chimenea del volcán y que las fuerzas
eruptivas del foco han empujado hacia arriba.
Después de la última erupción del Popocatepetl (1720)
la lava que había aparecido en el fondo del eráter lle-
nando la chimenea y acaso el mismo fondo del cráter, por
304 PAUL WAITZ
su enfriamiento y por una reacción del foco que producía
una reducción del volumen de la lava, se había retirado a
la profundidad de la chimenea. Encima de ella se ha depo-
sitado posteriormente todo el material que por la grave-
dad o por la acción de la erosión muy fuerte en estas al-
turas y en roca tan resquebrajada como lo es la que eons-
tituye las paredes del cráter, se había derrumbado de los
acantilados del enorme hoyo. Al paso que el calor interno
de la última erupción disminuía, el agua, y después la nie-
ve, podían precipitarse en las paredes y en el fondo del
eráter, y al fin, después de un siglo o más, llegó el en-
friamiento de la montaña a tal grado, que no sólo se pu-
do formar una laguna en el fondo en su parte más baja,
sino también pudieron cubrirse con un manto casi peren-
ne las paredes y el fondo, como vemos que sucedió según
la deseripción de los señores Aguilera y Ordóñez, y como
lo demuestran las fotografías del año 1884 que reproduci-
mos en la figura 3 y 4.
Ahora que el volcán de nuevo ha entrado en activi-
dad, la fuerza del foco del Popocatepetl ha empujado el
eontenido sólido de la chimenea y, de una profundidad des-
conocida, ha levantado ya la columna tanto, que la cús-
pide de ella sobresale unos 40 a 50m. del nivel de la anti-
gua laguna. La circunstancia de que las explosiones de
vapor aparecen (o aparecían por lo menos en un princi-
pio) sólo en la orilla del montón, tapón o émbolo que se
asoma, parece indicar que la cireunferencia del tapón co-
rresponde a la abertura de la chimenea del volcán.
Es muy dificil determinar hoy día cuándo principió
esta nueva actividad del Popocatepetl. Ya hemos visto
que una vereda bien marcada, que llega hasta muy cer-
ca del punto más bajo del borde del cráter (llamada Bre-
cha Siliceo), existe en el cono del volcán. En tiempos an-
teriores toda la ascensión desde las Cruces hasta dicho
punto, se efectuaba siempre sobre una capa de nieve, fig.
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 305
1, aunque muchas veces esta capa, en la parte inferior era
bastante deleada. Desde el invierno del año pasado, el Po-
pocatepetl no ha sido visitado por un número tan grande
de personas, que hubieran podido dejar una vereda en esa
forma. Cabe, por lo tanto, sólo la suposición de que esta
vereda, que hoy todavía tiene todo el aspecto de una ve-
reda muy transitada, ha sido hecha en el invierno del año
pasado por los azufreros que en aquel tiempo subieron y
bajaron frecuentemente para explotar los pequeños depó-
sitos de azufre del interior del cráter. Sabemos que en ese
invierno del año pasado (1919) se suspendió definitivamen-
te esta explotación, a causa de una desgracia que costó
la vida a 13 de estos pobres azufreros: estando 15 de ellos
dedicados a sus tareas en el fondo del crater cayó una de
esas terribles tempestades de la montaña, durando más de
una semana, y que les hizo imposible salir del cráter y al
mismo tiempo impedía a sus compañeros y parientes en
Amecameca lievarles auxilio. De los 15 que así habían que-
dado encerrados en el cráter, solo 2 salieron con vida des-
pués de varios días en que se les habían acabado los víve-
res. Ahora bien: si la vereda se había podido hacer en la
arena y si ha durado un año sin ser borrada por la nieve,
es de suponerse que, ya en el invierno del año pasado, la
capa de nieve ha sido muy delgada o que ya entonces no
había habido nieve en el voleán. Aceptando esta suposición,
nos parece también aceptable la otra; que la nueva acti-
vidad del Popocatepetl data ya desde aquel tiempo, es de-
cir, que ya en el invierno de 1919 una onda de calor había
salido del foco del voleán y que esta onda, precursora de
la actividad bien desarrollada de hoy, había llegado ya
hasta la superficie del cono.
Nota.—Tenemos aquí una prueba de que la idea del Pro-
fesor Koenigsberger de observar los volcanes por medio de ob-
servaciones geotérmicas, puede dar muy buenos resultados. El
señor Koenigsberger y yo habíamos tratado este asunto desde
306 PAUL WAITZ
Sin embargo de que procuré obtener datos más exac-
tos que sirvieran de comprobación a las suposiciones an-
teriores, no pude conseguirlos. Pero si las aceptamos como
verídicas, llegamos a otro suposición que menos se puede
comprobar naturalmente, pero que ni por eso quiero su-
primir.
Muy bien puede ser que los temblores, que en el año
pasado azotaron los Estados de Veracruz y Puebla hayan
sído la causa terminante del muevo período de actividad
del Popocatepetl. Naturalmente, no se podrá decir, que los
temblores aludidos hayan sido la causa eficiente de la nue-
va actividad. La fuerza eruptiva es innata del foco del vol-
cán, y los temblores sólo pueden haber dado ocasión a
que la fuerza latente del foco que desde hace dos siglos
se había acumulado, se manifestara en la forma de una
nueva actividad.
El fenómeno de que a una actividad paroxismal si
gue un período de pocas demostraciones volcánicas, du-
rante el cual a veces los volcanes parecen extinguidos,
para desarrollar después repentinamente o poco a poto
el año de 1910, y cuando en 1913 el Volcán de Colima hizo su
fenomenal erupción, que he tenido la oportunidad de estudiar
por encargo del Instituto Geológico Nacional, (al cual pertene-
cía entonces como jefe de las secciones de Petrografía y Vul-
canología), estábamos seriamente interesados en establecer un
observatorio térmico en el cono de dicho volcán. Ya estaba
fijado el punto y ya se había contratado gente para la ejecu-
ción de las obras, pero los acontecimientos políticos posteriores
desbarataron este plan. Estando el Popocatepetl sólo a 70 km.
de la capital de la República, la nueva actividad del volcán se-
guramente llamará más la atención de los círculos científicos
de México, y creo que no sería muy difícil que se llegara aho-
ra a la realización de la idea de mi estimado amigo el Profesor
Koenigsberger, estableciendo el Gobierno en el Popocatepetl,
esa estación de observación térmica, que habíamos pensado es-
tablecer en el volcán de Colima.
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 307
de nuevo una fuerza eruptiva mayor; este fenómeno es
bastante frecuente, tanto en la historia del vulcanismo
terrestre en general, como en cada aparato volcánico grun-
de en especial. Las causas de estos cambios en la activi-
dad pueden ser varias: puede ser, en algunos casos, que
los producen las fuerzas endógenas del magma, pero tam-
bién es posible, en otros, que la periodicidad (cuyas dn-
raciones y leyes desconocemos por completo) resulte de
un desahogo paroxismal al cual sigue después un perío-
do de calma en el cual las fuerzas interiores, sobre todo
las de los gases magmáticos, lentamente se acumulan lus-
ta tal grado que, en un momento dado, quizé por un im-
pulso extraño, llegan a tener tanta intensidad y fuerza,
que puedan romper los obstáculos que en el tiempo de re-
poso se habían formado en la chimenea, en forma de un
tapón de lava sólida que impedía el escape de los gases
del foco igneo-fluido profundo, hacia la atmósfera.
Este último fenómeno lo estamos presenciando ahora
en el Popocatepetl. La fuerza interior ya ha podido em-
pujar el contenida sólido de la chimenea liacia arriba.
A causa de este movimiento, que debe haber sido de una
fuerza formidable, pues la lava de la chimenea había es-
tado soldada a las paredes de ella, los gases del magma
profundo han, encontrado caminos por donde pued:n es-
eapar, y pudiera ser que con esto el volcán se desahogue.
Pero el aumento de la actividad que, al parecer. ha de-
mostrado el volcán durante los últimos meses, deja pre-
sumir que el Popocotepetl no volverá tan pronto a su es-
tado inactivo en que había permanecido durante el si-
glo pasado.
Si de esta manera la fuerza interior no se acaba, en-
tonces podemos prever varios modos de desarrollo, sin
predecir, naturalmente, el que se efectuará en realidad,
ni en qué tiempo.
Mem. Soc. Alznte.—26 Diciembre 1920,—t. 37 —30
308 PAUL WAITZ
Puede ser que la fuerza interior en su desarrollo len-
to levante más y más el tapón o émbolo de la chimenea.
Es poco probable que la columna de andesita sólida del
relleno tenga la coherencia suficiente para guardar la
forma de la columna prismática, durante un movimiento
de esta magnitud. Es casi seguro que, al empuje hacia arri-
ba, la columna se derrumbará y no tendremos oportuni-
dad de ver la formación de una aguja rocallosa eomo
apareció en 1903 en el Mont Pelée de la Martinica. En
cambio, es probable que podremos observar también en
el Popocatepetl el fenómeno que hemos podido estudiar
en el Volcán de Colima, donde, en el curso de un siglo,
el cráter vaciado probablemente por la gran erupción del
año 1818, se había llenado poco a poco hasta el borde con
bloques de lava sólida, productos de la columna andesí-
tica que había rellenado la chimenea y sido empujada
lentamente hacia arriba en el curso de poco menos de 100
años.
Durante el período de rellenamiento del cráter con
lava sólida, puede producirse otro acontecimiento que
también se ha efectuado en el Volcán de Colima. La lava
igneo-fluída, que debajo de los escombros sólidos de la ro-
ca del tapón sube al mismo tiempo en la chimenea y al
fin llega a llenar el fondo del eráter, por su estado líqui-
do, su alta temperatura, por la acción corrosiva de sus ga-
ses y por la presión hidrostática, puede abrir un camino
a través de las paredes del cráter en el punto donde éstas
oponen menor resistencia. Así se formó en 1869 el volcán
secundario del flanco N. W. del «cono del Colima, sol-
dándose esta rajadura del cono con la misma corriente de
lava que por ella salía. En el Popocatepetl los flancos
orientales y meridionales del cono son los más débiles,
y es por lo tanto probable que, si llega a formarse un vol-
cán secundario en el Popocatepetl, nacerá por aquellos
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 309
lados. La formación de un orificio lateral a media altura
del cono dará lugar a la efusión de corrientes de lava
pequeñas, pues, escurre por él la cantidad de lava que se
ha acumulado en el cráter. Por lo regular la misma lava,
como lo vimos en el de Colima, cierra la rajadura lateral
de tal manera que, si acaso se repite el acontecimiento más
tarde, tiene que formarse un cono secundario en otro pun-
to del gran cono.
Por último, puede suceder que, al rellenarse el crá-
ter con los bloques, de lava sólida del tapón y con la la-
va íieneo-fluída ascendiente, la presión de estas masas:
enormes, sobre todo en estos volcanes gigantescos, esta-
blecerá por aleún tiempo un contrapeso contra la presión
de gases y del magma de la profundidad, y la acumula-
ción de las fuerzas internas llesa entonces a veces a tal
erado, que es bastante para poder reventar en una sola lo-
sión paroxismal todo el contenido de lava en la chimenea
y en el fondo del cráter, la lava solidificada encima, y hasta
parte del cono del volcán. El ejemplo más conocido de tal
explosión catastrofal es la del Krakatoa en 1883. Como un
ejemplo más reciente y más cercano podemos mencionar
la última erupción explosiva formidable que sucedió en
1913 en el Volcán de Colima. En una sola erupción, o
mejor dicho explosión se vació el 20 de Enero de dicho
año aquel eráter que, como hemos visto en el curso de un
siglo se había llenado con lava sólida hasta el borde. Pe-
ro no solamente el contenido del cráter fué lanzado a los
aires, sino también la chimenea se vació hasta una profun-
didad muy grande, y la expiosión del volcán arrastró
consigo también unos 150m del cono.
Estas tremendas explosiones producen naturalmente
enormes cantidades de material triturado. Parte del ma-
terial quebrado y pulverizado ya por la fuerza de la ex-
plosión y lanzado a los aires, cae de nuevo al cráter y so-
310 PAUL WAITZ
bre el cono, sufriendo una completa pulverización en esta
caída.
En el cráter forma este material, triturado y muy Ca-
liente con los gases candentes del foco, una especie de
emulsión, que llena el hoyo birviendo en borbollones y
que, desbordando del eráter, forman las terribles “nubes
ardientes?” que por primera vez fueron estudiadas y des-
eritas por liacroix, quien las observó durante las erupcio-
nes del Mont-Pelée en 1903. (1) Nosotros hemos podido
observar y estudiarlas durante la erupción citada del Co-
lima en el año de 1913. (2)
Otra parte del material de estas explosiones, sobre
todo el más pulverizado llega por la fuerza de la erupción
a mayores alturas y ya no cae sobre el cráter y el cono,
sino, llevado por los vientos, inunda las comarcas circun-
vecinas y, si vientos fuertes las arrastran, estas arenas
y “cenizas”? pueden llegar a regiones más lejanas.
Después de haber tomado varias fotografías del erá-
ter y observado su actividad que, durante nuestra estan-
cia en el borde, no estaba muy fuerte, emprendí la mar-
cha al rededor del cráter para darme cuenta exacta de las
condiciones del cono y del borde del volcán y de la forma
del tapón.
““El borde del cráter no está definido por una arista
uniforme, sino profundamente dentellada, sobre todo en
las regiones del Este y Sur”? (Aguilera y Ordóñez) por
las que principiamos la marcha para llegar al punto
más alto en el Poniente. Esta forma dentellada del borde,
la falta completa de nieve y las rugocidades de la ro-
ca desnuda, hacen trabajosa la marcha al rededor del erá-
ter. Pero lo más pesado nos parecía: sobre todo la última
(1) Lacroix. La Montagne Pelée et ses éruptions. Paris.
Masson. 1905.
(2) Véase este tomo de Memorias, p. 267 y sig.
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 311
subida al Pico mayor (5450m), y era preciso que descan-
sáramos gran rato antes de emprenderla, pues no hay que
olvidar que entre los puntos más bajos del borde y esta
cima hay una diferencia de unos 250m, y para ascender-
los en estas alturas se necesitan buenos pulmones, un co-
razón muy sano y bastante energía. A las dos de la tarde
lleramos por fin a la cima del Pico Mayor. Después de
contemplar un rato el enorme panorama que hacia el Sur
estaba ya cubierto por las mismas nubes que salían del
cráter, principiamos a bajar a la Brecha Siliceo, bajada
que, por la falta de nieve, era más difícil que antes. El
ventisquero de puro hielo llega aquí casi hasta el borde
del cráter, y el borde mismo presenta algunas dificulta-
des también. Pero sobre todo lo falso del borde que en
muchas partes está rajado por grietas paralelas al precipi-
clio de las paredes del eráter, es lo que en todo el derre-
dor del gran hoyo hace desagradable la marcha e inspira
desconfianza. El hielo bastante inclinado del ventisquero
no era transitable, y teníamos que oscilar entre su orilla
y la pendiente empinada del borde rocalloso y falso.
En la Brecha Siliceo nos alcanzó una nube de vapor
cargada con ácido sulfúrico y nos impidió examinar el
malacate de los azufreros que todavía existe en el inte-
rior del cráter, unos 30m debajo de la Brecha y el montón
de costales de azufre ya deshechos que han abandonado
allá en la Brecha los desgraciados explotadores.
La bajada hacia las Cruces ya no tiene el anterior
atractivo: la falta del manto de nieve, por el cual se res-
balaban antes los excursionistas recorriendo en pocos mi
nutos los 1000 o más metros hasta las Cruces, hay que ha-
cerla ahora con brincos y saltos por la profunda arena.
Estábamos a las tres en las Cruces y a las cuatro de la
tarde en Tlamacas, donde pasamos una segunda noche.
312 PAUL WAITZ
A las siete de la mañana del día siguiente (12 de Oc-
tubre) estábamos precisamente preparándonos a tomar al-
eunas vistas del campamento, cuando el ya conocido ruido
del trueno lejano nos hizo levantar los ojos hacia el crá-
ter. Ya salía de él una nube hermosisima, producto de
erupción formidable. Con rapidez vertiginosa sube al cie-
lo, y su movimiento interior le da la forma tan caracterís-
tica de las nubes de explosión que conocemos bajo el nom-
bre de forma de “coliflor.”? Nuestras cámaras, alistadas
ya, encontraron un objeto digno del arte fotográfico, y
el señor Groth con su Kodak pudo tomar una. serie de fo-
tografías que demuestran muy bien el desarrollo de esta
hermosa nube. Mucho sentimos no haber tenido en este
momento un aparato cinematográfico, pues sólo con él
se hubieran podido fijar la velocidad y los detalles del
desarrollo de esta nube, que era de las mayores que ha
arrojado el voleán y que en menos de medio minuto de-
be haber llegado a más de 500m arriba del cráter. fig. 8.
Salimos del campamento de Tlamacas a las ocho, y
antes de la una de la tarde llegábamos a Amecameca. En
el tren de la tarde regresábamos a la Capital.
La montañe del Popocatepetl, lo mismo que los otros
erandes volcanes de México, está inhabitada. Las prime-
ras chozas de indígenas que viven al pié del cerro están
a más de 10 km. del cráter, y poblaciones pequeñas sólo
hay a 15 km. del voleán. Además, como el pie del cerro y
las llanuras que lo rodean están muy cortados por profun-
das barrancas, el peligro de que con una erupción grande
del volcán, perezcan seres humanos, se reduce a un mi-
nimum; ni las lavas, aún de corrientes muy formidables,
ni las avalanchas de las nubes ardientes pueden llegar a
las habitaciones circunvecinas.
El monte, única riqueza de los volcanes, no es explo-
tado en mayor escala; de esta manera, la destrucción de
NUEVA ACTIVIDAD DEL POPOCATEPETL 313
grandes extensiones de los bosques que en hermoso man-
to cubren faldas y pié del volcán, no causará un daño ma-
terial sensible.
Sólo las arenas y cenizas lanzadas al aire pueden cau-
sar aleún peligro; pues cayendo en grandes masas en po-
blaciones donde las casas tengan azoteas planas (muchos
pueblos al rededor del volcán tienen techos de caballete
a causa de las grandes cantidades de lluvias que caen en
esta región) pueden causar el derrumbe de estos techos,
que naturalmente no podrán resistir el peso de las arenas:
Por lo tanto, los moradores de casas con techos planos (y
sobre todo los párrocos cuyas iglesias tengan éstos o bó-
vedas) deben tener cuidado de limpiar constantemente las
azoteas durante la caída de la arena. El volcán ya ha lanza-
do algo de ““cenizas”” en sus últimas erupciones más fuer-
tes: hemos observado desde México que el hielo del ven-
tisquero se puso obscuro algunas veces. En la Brecha 5Si-
liceo hemos encontrado depósitos nuevos de esta arena y
hemos observado también las huellas de piedras que el
volcán había lanzado, probablemente cuando ocurrió un
nuevo levantamiento del tapón. Estas arenas y piedras
no pueden llegar, naturalmente, muy lejos; peligrosas son
únicamente las arenas que arroja el voleán durante una
erupción muy formidable que a su vez será bastante fuer-
te para avisar a tiempo a los habitantes de los pueblos
cireunvecinos a que estén alertas.
México, Octubre 19 de 1920.
[Mem. Soc. Alzate. ME MO. ADN
ll
Fig. 1.—El Volcán de Colima en 1909, visto desde el Puerto de
los Colimotes al pie Norte del picacho del Nevado de Colima.
Fig. 2.—El Volcán de Colima después de la erupción de 1913, visto
del mismo Puerto de los Colimotes, como la fotografía anterior.
Mem. Soc. Alzate. T.:37, AM AAA
y
Fig. 3.—El depósito de las “nubes ardientes'” de 1913, en la Ba-
rranca de la Lumbre, al NW. del Volcán de Colima.
"1 (py SOUN IBSN] 9)s9 US PJU9] SN NILO as soOJISOdSP SOJSA SP OS
-9dS9 [4 “9IQUO'T e] 9p toueJdeg e] Ue ,SeJUSTpIR SIQNU,, SB] SP OYSOdIP [H—"P “SIA
AO EA AA Y "9)eZ[Y 908 “UTN
Mem. Soc. Alzate. T. 37, lám. XXVII
Fig. 1.——El Popocatepetl visto desde los pies del Ixtaccihuatl en
1906. El cono del volcán cubierto de nieve, como de cos-
tumbre, antes de la nueva actividad del volcán.
Mem. Soc. Alzate. MS ME ASS
Fig. 2.—En el cono del Popocatepetl a unos 4,800 m. de
altitud. En el fondo el ventisquero del volcán con
sus profundas grietas.
Fig. 3.—Nube de explosión pequeña en el interior del cráter.
Mem. Soc. Alzate. T. 37, :1á4DV.
“popo calegail >
Ó AR z
Suv de CrALA
“ig. 4. —Parte oriental del cráter en 1884 cubierta de nieve.
ÁtNoare bre CAnTER IRA
Fig. 5.——Parte occidental con el Pico Mayor, en 1884,
cubierta hasta el fondo del cráter con nieve.
Mem. Soc. Alzate. a MT
Fig. 6.—La pared occidental con el Pico Mayor en 1920. En el
fondo del cráter entre las nubes blancas, se ve el “tapón,”
montón caótico de piedras negras.
Mem. Soc. Alzate. MT. 37, Tam. XASSuTe
Fig. 7.—El borde oriental del cráter; es de notarse la falta
completa de nieve.
La pared y el borde dentado oriental del cráter en
1920. En el fondo el “tapón” y en su derredor las
erupciones de vapores.
Fig. $.
Mem. Soc. Alzate. 15 2 Mean, DI
Fig. 9.—La erupción del 12 de octubre de 1920 a 7h. a. m., en su
mayor desarrollo. Vista tomada desde el Rancho de Tlamacas.
¡óA
eb y El
%
De e 2
AA
Al OO 2 AVE
Fig. 16.——Después de la erupción.
(Fot. R. Groth.)
Mem. Soc. Alzate. ME E SON
Figs. 10 a 14.—Desarrollo de la erupción de la mañana del 12 de octubre de 1920.—Fotografías del Sr. R. Groth,
Mem. Soc. Alzate. SAA ROS
Fig. 15.—El viento desbarata la nube de la erupción.
(Hot RS AGEroth:)
Fig. 16.——Después de la erupción.
(Fot. R. Groth.)
Tomo 37. Núms. 7-12.
(Fin del tomo)
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
“Antonio Alzate”
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO GENERAL PERPETUO
SOMMAIRE
(Mémoires, feuilles 31 4 42).
Estudio de la imagen de Arneth y de las variaciones del índice polinuclear
neutrófilo en el tabardillo por el Dr. José J. Izquierdo, p. 315-356.
(Etude de V'image UP Arneth et les variations de indice polinucleaire pen-
dant le plus):
La “Papaya orejona” (Pileus pentaphyllus) por Marcos E. Becerra, p. 357-361,
lám. XXXVI.
Importancia y necesidad de la Entomología aplicada a las artes, industrias y
ciencias agrarias, por el Dr. S. J. Bonansea, p. 363-380. (Importance et
utilité de 1*Entomologie appliquée aux arts, aux industries et seiences agri-
coles).
Nuestra cultura y el respeto a los monumentos coloniales por el Ing" Domin-
go Diez, p. 381-395 (Notre respect aux monuments de 1'époque coloniale).
Como logré colorar el hematozoario de Laveran valiéndome del azul de meti-
leno ordinario, por el Dr. Fausto Vergara, p. 397-399. (Sur la color ation
de 'hématozoaire par le bleu de méthylene).
Utilidad de los pájaros en agricultura, por el Prof. Enrique Orozco, p. 401-
407. (Sur Tutilité des oiseaux en Agriculture).
La conservación de los monumentos coloniales de México, por el Ing. Domin-
go Diez, p. 409-422. (La conservation des monuments de Pépoque coloniale).
Las industrias químicas en Italia, antes y después de la Gran Guerra, por el
Ing. Carlos F. de Landero, p. 423-441. (Les industries chimiques en Italie
aprés la Grande Guerre).
Las Catedrales de México y Puebla, por el Ing. Manuel F. Alvarez p. 442-
515, 33 figs. (Les Cathédrales de Mexico et Puebla).
Indice del tomo XXXVII de a p. 516-518. (Index du tome XXX VII
de Memorias).
MEXICO
“SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
ABREGO TE
Pdo Ln pe y
ss
> pde y e Me
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
MEXICO
Le volume 36 (Puebla, su territorio y sus habitantes) a été publié en deux
parties (1917,748 pages).
A
Volume 36th (Puebla, su territorio y sus habitantes) was published com- de ys
pleted in two parts (1917,748 pages).
Les volumes 35, 37 et 38 sont en cours de publication; les numéros 1 a 6 du
tome 35, la 12 du tome 37 et 1 4 12 du 38 sont parus.
Volumes 35, 37 and 38 are now being printed. — Numbers 1-6 of Vol. 35,
numbers 1-12 of Vol. 27 and numbers 1-12 of Vol. 38 have o
appeared. '
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Ll ” PIAR
SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE sde
MEXICO, D. F.
E
| TÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”—MÉMOIRES, mm, 37. 315
LIBRARY
NEW YORK
BOTANICAL
GARDEDM .
0 ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH
Y DE LAS VARIACIONES DEL INDICE POLINUCLEAR
de 'NEUTROFILO EN EL TABARDILLO
POR EL DR.
JOSE. JOAQUIN IZQUIERDO, M.S. A.
[Sesión del 4 de ro de 1919]
Desde que en colaboración con el señor doctor Oca-
ranza presentamos nuestra primera contribución para el
estudio hematológico del tabardillo en el primer Congreso
- Nacional reunido para su estudio (1), el mes de enero del
presente año, me quedó la idea de llevar, posteriormente,
| más adelante mis investigaciones, conforme a las ideas
MA que Arncth y Pappenkcia han aportado a la hematología
moderna.
Es muy interesante determinar en las enfermedades,
especialmente en las infeeciosas—y .entre ellas el tifo,—el *
número de glóbulos blancos que hay en cada milímetro
cúbico de sangre, así como las relaciones loucocitarias,
tal como lo hemos hecho en la memoria citada y tal como
DN lo han practicado los pocos autores nacionales y aun ex-
tranjeros «que .se han ocupado del asunto. Pero además
de “esto, la fórmula de los leucocitos neutrófilos, desde
_ hace pocos años es estudiaba con gran interés desde nue-
vos puntos de vista. Es todavía escasa la literatura mé-
dica referente a estos modernos estudios que aún no son
Mem. Sos: Alzate. —14- Enero- 1921.—t. 37—31
yo: NM AR e Ma Y, AAA SA do, A
e de AA Y APR y A AS E eN
Ue y ; a Ad de J he
he
+» >
st eN
,
316 DR. J. J. IZQUIERDO
mencionados en muchas Hematologías relativamente mo-
dernas.
Por tal motivo, al empezar este trabajo no es extraño
que no mencione trabajos nacionales de la misma índole,
que seguramente no existen, ni que en el caso particular
del tabardilllo tampoco pase revista a las opiniones ex-
tranjeras pues no he podido encontrarlas. Pero sí aprove-
charé la ocasión para dejar consignadas aunque sea bre-
vemente, las ideas de dos de nuestros hematólogos con-
temporáneos más distinguidos: Pappenheim y Armcth.
Según que el número de leucocitos se encuentre au-
mentado, normal o disminuído, Arneth distingue la hiper,
la nvurmo y la hipocitosis, y según que en cada uno de es-
tos casos la fórmula de los leucocitos polinucleares esté o
no alterada, es decir, desviada de sus valores fisiológicos,
establece la anisocitosis y la isocitosis. En la mayor par-
te de las enfermedades infecciosas habría hiperanisoleu-.
cocitosis. |
Débese a Arneth el estudio de las distintas formas
nucleares, como resultado de minuciosas investigaciones
que lo llevaron a establecer la importancia de subdividir
los leucocitos según la configuración del núcleo, teniendo
en cuenta su grado de lobulación y el número de sus frag-
mentos. ;
Supone que las células más jóvenes están caracteriza-
das por un polimorfismo menos pronunciado del núcleo
y que la presencia de un mayor número de tales células
revela un gasto mayor de leucocitos maduros. . 8
Tal hipótesis está de acuerdo con las ideas de Pap- |
penheim acerca del origen de los elementos de la serie le
hemática granulocítica que tiene su punto de partida en Ys
el leucoblasto o mielogonia. (2). El leucoblasto, que como 1%
el hemoblasto es una célula de protoplasma basófilo y de y
núcleo redondeado y voluminoso, por diferenciación me- di
0 S
as
A O
4 f
ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH 317
taplástica va a dar lugar, primeramente, el promielocito,—
que es basófilo como el leucoblasto y con la misina estruc-
tura nuclear, pero con un protoplasma más ancho y ya
infiltrado por granulaciones (neutrófilas, eosinófilas) que
caracterizan a la serie, —y, en segundo lugar, continuando
/ aquella diferenciación, al mielocito. Este mielocito man-
] ticne también, en lo fundamental, la estructura nuclear
Ñ leucoblástica, pero su protoplasma deja de ser basófilo,
se hace acidófilo y se muestra más infiltrado que el promie-
j locito por las granulaciones mencionadas. Leucoblastos,
: _promielocitos y mielocitos se han reunido bajo el nombre
de markzelle (células de la médula ósea); el mielocito
es un markzelle maduro. Normalmente ningún markze-
lle debe pasar a la sangre. :
La evolución ontogénica del mielocito es la encarga-
da de convertirlo en elemento definitivamente útil para la
sangre, es decir en leucocito propiamente dicho, que será
lanzado a la circulación. Estas modificaciones ontogéni-
cas tienen por asiento el núcleo que, único y redondeado, :
pierde su forma primitiva, se estira y se arquea, se hace
sinuoso, en forma de chorizo o de herradura, y da por re-
“sultado lo que Pappenheim llama metamielocitos, elemen-
tos no basófilos y siempre granulosos que no forman parte
de la sangre enteramente normal y cuya aparición atesti-
gua una irritación incipiente del tejido mieloide. Más
tarde se divide en lóbulos cuyo número es tanto mayor
cuanto más avanzada esté la evolución, resultando el leuco-
eito polinucleado (que más bien debería llamarse po-
; libulado o polimorfonucleado, puesto que no contiene en
3 realidad varios núcleos distintos), elemento ya completa-
y mente maduro. Durante toda esta evolución, el núcleo se
esfuerza en conservar su estructura primitiva.
Según la calidad de las granulaciones que el proto-
plasma contiene, los mielocitos y sus derivados los meta-
DR. J. J. IZQUIERDO
neutrófilos (eranulaciones finas, pulverulentas, de color
rosado violáceo), eosinófilos (granulaciones gruesas, regu-
larmente redondeadas, rojas), y basófilos (granulaciones
escasas a causa del gran volumen del nucleo, gruesas, irre-
guleres, violeta oscuro). (Giemsa).
Teniendo en cuenta el número de lobulaciones nu--
cleares y prescindiendo de los finos puentes que unen jos
fragmentos nucleares, Arneth ha propuesto dividir los po-
linvcleados neutrófilos en cinco clases, cada una de las
euales comprende algunas variedades (3).
En la clase 1, que comprende las clases más sencillas,
de núcleo único, encontramos las siguientes variedades: a,
la designada con la letra M, que corresponde a los núcleos
redondos (mielocitos); b, la de núcleos ligeramente es-
cotados; y e, la forma T, cuyos núcleos presentan una pro-
funda escotadura.
La clase II comprende los leucocitos que tienen dos
fragmentos de núcleo y en ella encontramos las sicuientes
variedades: a, de dos núcleos redondeados (2K), b, de dos
núcleos estirados en asa más o menos encorvada (28). €,
de un núcleo redondeado y otro en asa (1K1S). A par-
tir de esta clase, los redondeados se designan con la letra
K, los estirados en asa, con una $.
La clase 11 que comprende los leucocitos de tres nú-
cleos, tiene las variedades: a, de tres núcleos redondeados
(3K); b, de tres núcleos estirados (38); e, de un fragmen-
to redondo y dos estirados (1K28), y d, de dos redondea- |
dos y uno estirado (2KIS).
“Las clases IV y V se forman conforme a una clasifica-
ción semejante de los neutrófilos de cuatro y cinco núcleos,
respectivamente. -
Según Arneth, el cuadro hematológico del hombre sa-
no y adulto, corresponde a la tabla siguiente (4):
mielocitos y los leucocitos polinucleados, se distinguen en
e
e.
o rd e E
JE
2
a
a
lo
a
3
q
X
a
ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH
CLASE I
CLASE I CLASE III.
2K 25
AAAKXAXÁ
0,27 | 23,46 | 11,69 || 2,27 | 5,6 | 16,66 | 16,4 |
1K1S [| 3K 38 [|2K1S | 251K
AC
alrededor de 5 pS alrededor de 33 pS alrededor de 41 pS
y
CLASE IV CLASE V
4K 48 |3KIS|3S1K| 2K28S 5E [|4KI1S/|3K25 |4K2S | 3K3S
KÁ__— ) 55 2 === A A 2==== AAA
alrededor de 17 pS
alrededor de2 pS
-El cuadro se obtiene por el recuento de 100 leucocitos
neutrófilos que se clasifican y anotan en él, conforme a la
clasificación que contiene. Si se suma el número de frag-
mentos nucleares contenidos en las 100 células contadas,
se verá que normalmente es de 276.
Partiendo de esta clasificación es cómo ha odudol es-
tablecer Arnteh valiosas deducciones diagnósticas y pro-
_nósticas en el curso de las enfermedades infecciosas.
Si la alteración sanguínea es tal que los leucocitos
neutrófilos de las clases 1 y II (formas jóvenes) sean los
_¿umentados en número, se dice con Arneth, que el cuadro
hematológico o la imagen de Arneth, como también
se llama,—está desviada hacia la izquierda. Así acon-
tece en buen número de infecciones de las que es un sínto-
ma desfavorable.
En la tuberculosis la inflexión de la fórmula es a la
A izquierda, “se acentúa a cada nuevo progreso de la enfer-
medad y constituye un elemento de pronóstico desfavorable.
Por el contrario, si las formas adultas, representadas
-porlas clases TIL, IV y V son las predominantes en la san-
-DR. J. J. IZQUIERDO
gre, se dice que la variación es a la derecha (escorbuto,
beriberi, etc., anemia perniciosa, según Bonnin).
La cifra que resulta de la suma de todos los fragmen-
tos nucleares contenidos en 100 células neutrófilas, (276
según Arneth), representa lo que se ha convenido en lla-
mar índice nuclear.
A e
La clasificación de Arneth es algo complicada y exige
bastante tiempo; por eso Adolf Bosdorff, Sabrazés y R. 0
Duperié han tenido en cuenta las depresiones de los ue
cileos: el núcleo de un leucocito neutrófilo que se escota
claramente, tiene el valor de un núcleo y medio; si son
varias las escataduras cada una de las nuevas sinuosidades
angulares se cuenta por medio núcleo. Si el estrangula-
miento es tan marcado que apenas quedan separados los
lóbulos por un filamento muy tenue, equivaldrá a dos nú-
eleos, de la misma manera que el polinuclear neutrófilo
que tiene dos núcleos separados. En una palabra, toda
modificación morfológica nuclear que tienda a la bifurca-
ción completa, representará tantos núcleos como lóbulos
haya aislado; toda depresión angular acusada de la masa
nuclear que todavía no llegue a ese grado se expresa por
medio núcleo (5) ' E
Ze
Sumando los fragmentos nucleares de 100 leucocitos ó
neutrófilos así considerados, el índice nuclear normal, se-
gún Bosdorff, será de 278 a 303 en el hombre y de 230 a 108
289 en la mujer. . 14
En las tuberculosis en período de actividad se ha ob-
servado su disminución, tanto mayor cuanto son más gra- ase
ves. Poco antes de la muerte, se le ha visto descender has- NON: q
ta 150 y aun rebasar esta cifra en su descenso, en tanto
que las mejorías se traducían por ascensos de más de 200.
Garin y Pasquier lo han estudiado en los palúdicos y han
obtenido también interesantes resultados (6).
ge
A A e e A
AN A hi (e MO: Ae A » vd o
Ml 17
ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH 321
Para terminar estos preliminares, no dejaré de refe-
rir que Pappenheim, Sonnenburg y Kohl, siempre con la
mira de simplificar, han creído que bastaría con calcular
el número de metamielocitos (neutrófilos de núcleo en asa
y aun en herradura), que hay por 100 leucocitos neutrófi-
los, y en seguida paso a dar cuenta de los resultados de
mis investigaciones en el tabardillo.
Los resultados alcanzados por los autores difieren algo
según los métodos de coloración empleados, pero no obs:
tante esto, se ha podido observar cierta constancia de la
fórmula de Arneth por parte de muchos investigadores.
En la actualidad se prefiere la coloración de (liemsa, que
es la que yo he usado, pero Gilbert Weimoerse aconsejan
también su procedimiento por el azul de metileno al 1-500,
sobre preparaciones secas y no fijadas, como muy conve-
niente para este género de determinaciones.
Me he servido de las mismas 162 preparaciones que
hice para el trabajo que llevamos con el señor doctor Oca-
ranza al Primer Congreso Nacional del Tabardillo, corres-
pondientes «a 19 enfermos del pabellón de tifosos del Hos-
pital General, que fueron observados diariamente, a ia
misma hora. Este trabajo puede considerarse como una
continuación del anterior y, quien quiera formarse cabal
juicio de nuestras investigaciones, deberá consultar ambos
a la vez, pues se completan el uno al otro. q
Siguiendo el consejo de Gilbert—Weinberg, al mismo
tiempo que tomé cotidianamente la fórmula de las diver-
sas imágenes nucleares desarrolladas conforme a las ideas
de Arneth, añadí en cada caso el valor nuclear deducido
de la suma de los núcleos que se cuentan en las 100 células
que sirvieron para la formación del cuadro.
Al final del trabajo se encontrarán estos datos acom-
pañando a las someras anotaciones clínicas, y además una
colección de las gráficas correspondientes que permiten ver
ha
o ol NA UA
: ; AT
322 DR. J. J IZQUIERDO
ee y HUA
más fácil y claramente las relaciones de estos datos con las
curvas térmicas, de la leucocitosis total y de los neutró-
filos.
En cuanto al número y variaciones de los polinuelea-
res neutrófilos, ya lo dejamos asentado con el señor doctor
Ocaranza, (loc. cit.) cuando decimos que: ““el equilibrio
hemático no tiene en verdad ningún aspecto característico
o por lo menos habitual durante el primer septenario, pues
si en ocasiones se observa neutrófilia y en otras linfocito-
sis, o mononucleosis, a veces no hay sino liscra elteración
de la fórmula leucocitaria; en el segunde septenario no
hay,—empleado la terminología de esta clase de estudios,
sos se observa mononucleosis, linfocitosis o ambas cosas a
la vez. . . .Nos parece innecesario indicar que las compli-
ecociones supurativas orientan el equilibrio leucocitario ha-
cia la neutrofilia?”.
La clasificación cotidiana de los polinucleares neutró-
filos de los atabardillados, me ha enseñado que en el primer
septenario hay aumento de las formas jóvenes, tanto más
marcado, cuanto más nos acercamos al principio de la en-
fermedad. |
Si compararthos los cuadros hematológicos que pongo
al final, con el de la sangre normal formado por Arnetk,
que acabamos de conocer, notaremos que en el tabardillo
hay,—empleando la terminología de esta clase de estudios,
—marcada desviación a la izquierda, de la misma manera
que en algunas otras enfermedades infecciosas agudas.
A medida que transcurre el primer septenario, el ecua-
dro va moderando su inflexión hacia la izquierda, para
acercarse cada vez más a la normal en el segundo. En
dos casos (observaciones 16 y 12) este movimiento rebasó
los límites fisiológicos y dió por resultado que en la con-
valecencia se observara una desviación muy pasajera ha-
eia la derecha.
y
sy a
Ds Miel NA
AN ¡AS
- E*TUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH Eo!
En los casos de mayor desviación hacia la izquierda,
que fueron también los más graves y que casi en su tu:
talidad se terminaron por la muerte, observé en la sangre
la presencia de mielocitos, cuyo número fue en disminu-
ción en aquellos en los que el cuadro regresaba a la normal.
La presencia de mielocitos en la sangre de los atabar-
dillados no tiene nada de especial, pues además de las leu-
cemias mieloides, en las que existe acompañada de una
| leucocitosis enorme y de glóbulos rojos nucleados, también
A ¡puede tener por causas una púrpura, un cáncer o las supu-
raciones de la médula ósea. Para diagnosticar estas afec-
ciones basta tener presentes sus demás síntomas clínicos,
eracias a los cuales no sería fácil confundirlas con el tifo.
Pero entre otras infecciones agudas, sólo la viruela da, a
la vez, leucocitos numerosos, mononucleosis y glóbulos ro-
jos nucleados,—es decir, un cuadro hematológico muy di-
ferente —mientras que en otros estados infecciosos gra-
ves, (neumonía, etc.,) se ha señalado ieualmente el paso
de algunos mielocitos (5 por ciento) a la sangre.
Ahora bien, si recorremos los cuadros hematológicos
de mis observaciones, notaremos que los mielocitos, en las
formas graves del tabardillo, se observaron en la propor-
ción de 1 a 7 por 100 y, más frecuentemente, entre valores
intermedios, de modo que su analogía con los de otras in-
fecciones graves es evidente a este respecto.
e Pero en cambio, aunque este trabajo se refiere única-
mente a los neutrófilos, no quiero dejar de asentar un he-
cho muy interesante que sí constituye una característica
de la mielocitosis del tabardillo; al examinar mis prepa-
raciones no he encontrado un sólo mielocito eosinófilo, he-
cho que desde luego relaciono con la desaparición de logs
eosinófilos que ya hemos señalado antes, (loc. cit.), corro-
borando lo dicho por Codina y Castel ví, de Madrid (7);
_ por Brauer (8); Lueksch (9), y Jaenneret Minkine (10).
1
394 DR. J. J. IZQUIERDO
Y en segundo término, quiero hacer notar que éste es qui-
zá un carácter distintivo de las mielocitosis de las formas
graves del tabardillo. Ya hemos visto que hay tres va-
riedades de mielocitos caracterizadas por sus granulacio-
nes neutrófilas, eosinófilas o basófilas, que siendo el punto
de partida de la serie leucocitaria eranulocítica se originan
en la médula ósea, de tal manera, que cuando ésta es irrl-
tada y aparecen los mielocitos en la sangre, estos elementos
se presentan más o menos en las mismas proporciones que
las variedades correspondientes de polinucleares, es decir,
que los mielocitos neutrófilos son los más numerosos, los
eosinófilds son ¡más raros, y los basófilos excepcionales.
Pues bien, ya he dicho que al recorrer mis preparaciones
no hallé un solo mielocito eosinófilo, cosa que está de
acuerdo con la rareza y aun desaparición de los polinu-
eleares eosinófilos ya señalada antes por Codina-Casteliví,
ete., y por nosotros. Me parece, pues, que la mielocitosis
de las formas graves de tabardillo tiene como caracterís-
tica la falta absoluta de mielocitos eosinófilos.
diagnóstica,
pronóstica,
El hecho tiene una triple importancia:
por más que esté limitada a los casos graves;
puesto que sólo he observado la mielocitosis en estas mis- -
mas formas, y por último, porque está revelando una irri-
tación medular más o menos intensa.
_ Aun en los casos en que faltaron los mielocitos, la pre-
sencia de metamielocitos fue constante, y
éstos elementos son el resultado de una irritación medu-
lar incipiente. |
De modo que, ya que las alteraciones hematológicas
hablan muy claro de un estado irritativo de la médula
ósea, constante aunque muy diverso en su grado, es bueno
concluir en la utilidad de hacerla objeto de estudios ana-
tomo-patológicos que no se han hecho. Es muy probable
ya sabemos que
ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH
que, en las formas severas, se encuentre enrojecida, con
tendencia a la regresión embrionaria.
También ha de ser muy interesante llegar a conocer
el porqué de esta acción electiva de la toxina exantemá.-
tica, que al obrar sobre la médula ósea determina la reac-
ción proliferante neutrófila y la inhibición de la eosinófila.
Por más que tampoco pertenezca con toda propiedad,
ni exclusivamente, al cuadro de los neutrófilos, debo ha-
cer notar que, particularmente en el segundo septenario,
he notado con notable constancia, la presencia de células
irritativas de Túrk, cuya proporción con otros elementos
no determiné. >.)
Se ha preguntado si se trata de células especiales o sl
son leucocitos cualesquiera, a los que imprimen un sello
especial las lesiones de degeneración.
Las ideas de Pappenheim a este respecto son las si-
guientes : el- plasmazelle de Waldeyer, o plasmocito, (nom-
bre dado a ciertas células de protoplasma abundante del
tejido conjuntivo y, posteriormente, a las células basófilas
“encontradas por Unna en el tejido del granuloma inflama-
torio), —aparece fácilmente en la sangre, constituyendo la
«célula irritativa de Tirk, o flogocito, cuantas veces los
érganos hematopeyéticos se hallan directamente sometidos -
a una irritación más o menos viva. Admite que, siendo
el plasmazelle una cédula de tipo linfoideo que ciertas .
circunstancias han modificado, todas las células blancas
que responden a este tipo,—y tanto las de la serie mie-
loide como las de la linfática,—serán susceptibles de ad-
-quirir el estado de plasmazelle. Gracias a algunas parti-
_cularidades o disposiciones del protoplasma y a la estruc-
tura del núcleo, es posible a menudo reconocer si el plas-
mazelle observado es de mt linfática o mieloci-
barra...
326 DR. J. J. IZQUIERDO A
4
Se las encuentra en las afecciones que lesionan más
o menos profundamente los órganos hematopoyéticos, razón
por la cual acompañan generalmente a los mielocitos en
el curso de las leucemias, anemias perniciosas, septisemias,
etc. Su número varía de 1 a 5 por 100. Así pues, sin ser
tampoco características en el tabardillo, sí son una prueba
más de que los órganos hematopoyéticos están en él le-
sionados.
Desde que hicimos nuestra primera memoria con el
señor doctor Ocaranza, por indicación suya tratamos de
averiguar la presencia en los polinucleares neutrófilos de
los atabardillados, de esas granulaciones de naturaleza
desconocida, no contenidas en la sangre normal, que se ti-
ñen de rojo caoba por los vapores del yodo. Sabido es que
la yodofilia existe en la mayor parte de las infecciones, en
las grandes anemias, en el coma diabético, v, sobre todo,
en las supuraciones y las septisemias, en proporción que
puede llegar al 50 por 100. Pudimos comprobarla muy
raras veces, con tal irregularidad, que no pudiendo decir
más, aplazamos la resolución del problema para más ade-
lante.
Por lo qué respecta al índice polinuclear nentrófilo,
lo he encontrado disminuído en el tabardillo, tanto más,
cuanto más cercano está el principio de la enfermedad.
No sé como se hará el descenso inicial al pasar el orgunis-
“Desde el primer septenario, y con mayor rapidez en - e
%
el curso del segundo, la cifra del índice nuclear fue aumen-
tando en los casos que terminaron por curación. En las
formas graves acompañadas de estupor profundo, con pe
acentuada - intoxicación, pirexiw elevada y gran leucocito-
í
mo del estado de salud al de enfermedad. Lenoro si se y
hará gradual o bruscamente, en razón de que todos los po
enfermos que estudié fueron llevados al Hospital como
siempre sucede, después de que tenían varios dias. Mn E
ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH
y
sis, desciende por debajo de 200. El mayor descenso que
- tengo registrado es de 170, en un caso grave que terminó
por la curación, seguido de una convalecencia larga y pe-
“nosa que dejó como reliquia una nefritis (obs. 3). En
ss IGADOEn Tal Bn
45,00(
EA AA
po IRIS HH AA
¡Renania A
10,00(
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10-YN= 1913
> '
Observación núm. 3.
María de Jesús Villanueva.
r
otros casos pude comprobar cifras de 180, 181, 182 y 190,
y todos ellos fueron mortales (observaciones 7, 5, 13 y 4).
El hecho concuerda eon la anotación hecha con el Dr.
DR. J. J. IZQUIERDO
el aleta fatal, puesto que el exiguo índice nuclear y la
desviación paralela del cuadro hematológico hacia la iz-
¿QA quierda, están indicando una exagerada actividad de pro-.
ducción de la médula ósea, por causa de una irritación muy
pronunciada. :
FoMutrit
Observación núm. 7. - Observación núm. 13.
Enferma Felisa Muñoz , Enfermo Salvador Cañas.
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ses
mA
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ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH 329
La observación número 13,
30,000 '
le Col que corresponde a un caso mor-
CAS tal, nos enseña que habiendo
ETA LL fla. 000 un índice nuclear de 187 que
AAA 250 en breve plazo llegó a 229, el
CA paso esfuerzo reaccional medular
mao - quedó aparentemente inútil y
60 a la muerte se produjo. Pero es
0 RURAL que no basta tener en cuenta
s Ulllzoo la reacción leucocitaria cuan-
s| 190 titativa, sino también sus carac-
teres. Entre los núcleos ovala-
aa res y en bastoncillo de los mie-
as - lecitos, Sdhilline (11) distin-
Observación núm. 4 gue los que pertenecen a leuco-
e Juara Castillo. citos jóvenes, vivaces y libres
de toda tara, de los metamielocitos gastados prematura-
mente, envejecidos con anticipación. En este y otros ca-
sos he podido verificar las ideas de este autor, romproban-
do que los leucocitos estaban empob1cvidos de granula-
ciones neutrófilas por plasmolisis, y que a veces las granula
laciones se colorean más vivamente que en estado normal.
Según esto, nay que distinguir con Schilling-Torgau dos
tipos de desviación hacia la izquierda, de la imágen de
Arneth: uno que significa dgeneración activa, el otro só-
lo degeneración. En el primero, la hiperleucocitosis, la
presencia de =—metamielocitos intactos, y en las infeccio-
nes graves, de mielocitos neutrófilos, indican que en el
organismo se consumen muchos pofinucleares, pero que
la médula ósea los reemplaza inmediatamente. En el se-
gundo no hay aumento del número absoluto de leucocitos
y se nota la presencia de células cuyo núcleo. está degene-
rado; Schilling concluye en una veleidad de reacción de la
médula ósea; la leucopeyesis está inhibida (fiebre tifoi-
lativa.
parece que un proceso degenerativo activo fue seguido por
un segundo puramente degenerativo: la leucocitosis, de más
de 34,000, bajó bruscamente a 24,600: la preporción de for-
mas jóvenes disminuyó acusando la inhibición de la leuco-
poyésis, antes exhuberante, y trajo como resultado el aumen-
to del índice leucocitorio. El rápido aumento del índice nu-
clear, no es pués, en esos casos, más que una engañosa con-
secuencia de la inhibición leucopoyética de la médula, ago-
tada rápidamente después de una irritación demasiado in
tensa.
La curva del índice nuclear sigue casi constantemente
una marcha ascendente en todo el curso de la. infección
exantemática, y cuando sigue el camino contrario, debe
temerse la terminación fatal o que se presente aleuna com-
plicación supurativa, pues en este caso, irritada la médula
nuevamente por la infección agregada, el cuadro vuelve
a desviarse hacia la izquierda, como en las supuraciones,
y el índice nuclar vuelve a descender acusando nuevo gas-
to de polinucleares. Véase a este respecto un claro ejem-
plo en la gráfica de la observación número 11, que corres-
ponde a una enferma que sufrió una parotiditis, y aprécie-
" 7
se igual fenómeno en la gráfica número 1, correspondiente
a un enfermo que sufrió una escara infectada.
Ed
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dea, kala-azar ete), y de ello resulta una !infocitosis re-
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En la observación que ha dado lugar a esta digresión,
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ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH
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Observación núm. 11.-—Enferma Cornelia Mejía.
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DR. J. 3. IZQUIERDO -
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Observación núm 1.
Enfermo José Sánchez
*
Al terminar el descenso térmico, el índice, por lo ge l
neral, se acerca y pronto aleanza los valores fisiológicos k
que en raras ocasiones sobrepasa pasajeramente. '
Esto se debe a que, terminada la infección y cesando X
con ella la causa de irritación de la médula ósea, és ste. deja
de enviar abundantes formas jóvenes a la sangre, Pero;
como las que antes produjo siguen su evolución ontogé- |
nica, haciéndose más ricas en lobulaciones, el enadro. he-
mático tiende a desviarse a la derecha. 0
ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH
He aquí las conclusiones que deduzco de mis observa-
ciones: : |
1.—En el tabardillo se observa constantemente hiper-
anisoleucocitosis, que tiende a orientarse en - el primer
septenario hacia la polinueleosis, y, como corolario de ésta.
2.—Es evidente que en el tabardillo hay un estado
irritativo de los órganos hematopoyéticos, que durante el
primer septenario parece acentuarse más sobre la médula
Ósea. |
- 8.—Del mismo modo que en otras infecciones, la ima-
gen de Arneth, en el tabardillo, está desviada hacia la iz-
quierda, tanto más marcadamente cuanto la da de
la infección es mayor.
4_—En las formas más severas se observa el paso de
mielocitos a la sangre de los atabardillados, al igual que
acontece en otras afecciones infecciosas graves. Sin em-
bargo, la mielocitosis del tabardillo tiene de característica
el ser exclusivamente neutrófila. Los mielocitos eosinó-
filos faltan por completo, y son raras las formas polilobu-
ladas correspondientes. :
5.—En las formas menos graves, en las que no hay
mielocitosis, se observa, por lo menos, aumento de E me-
tamielocitos.
6.—La significación pronóstica de la mielocitosis es.
tanto más grave, cuanto más acentuada es, sobre todo si
se acompaña de signos de degeneración anticipada de los
_mielocitos y de los metamielocitos. A falta de los prime-
ros, los signos de degeneración de los últimos son lgual-
mente desfavorables.
7—La cifra del índice nuclear desciende, por lo gene-
ral, hasta cerca de 200 en el primer e: del' tabar-
DREMAS IZQUIERDO -
dillo, para después ascender Erdualcuje hasta la nor
que suele rebasar pasajeramente.
3.—En consecuencia, la curva de las variaciones en
índice nuclear sigue. una marcha inversa a las de ia Minis a]
tura y de la leucocitosis, que son paralelas.
9.—Cuando el índice nuclear baja hasta 170- 180, el
pronóstico es grave y la muerte casi segura. La marcha
descendente de la curva del índice nuclear, paralelamente
a la leucocitosis, tiene significación análoga, a menos que
se presente una complicación supurativa.
10.—Al iniciarse la convalecencia, suele observarse li-
gera y fugaz desviación del cuadro hemático hacia la de-
recha y aumento paralelo del índice nuclear, y 13
11.—La presencia de células irritativas de Tiirk, es
otro de los elementos constantes y carácterísticos del cua-
dro hemático del tabardillo.
México, 1 de agosto de 1919.
ESTUDIO DE LA IMAGEN DE ARNETH
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Observación núm. 2.
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OBSERVACIÓN Wim 2:
Enfermo Gustavo Castellanos, : Edad: 35 años.
A Pab. 30.- Cama 1 P,
Ingresó el 5 de noviembre de 1918, -
Clasificación de los neutrófilos según el cuadro de Arneth.
sa Índice
c1ase 1] Llase 11 Clase 111 Clase 1Y 7 _Ctase Y] nuclear
3S 2K1S 2S1K 50 4K2 (35 | neutrófilo
13,600 8 12 16 6 D
11,600 5 56 14 16 2
10,600 AG 9 6
9,200 IS 6 6
9,000 A a 3
9.800 q AB AR 5
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9,400 42 240, 5
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A AE e _ e ». 4 Y O ES
— mferma Juana Sastillo. : 3
y YB SS DERTVCA OT TOSN NUMERO 4,
Pab. 30.- Cama 4M.
Ingresó el 20 de noviembre de 1918.
Neutró
EZ |)
2 JK19| 3E .3S 2K1S 2S1K | 4K 4389 3K1S 3S1K 2K2S EL 4K1S 3K239 4K23 3K3S
ia 18 = - 5 1 2 - - - - -
" Exantema desde que entró a1 a e EEE “acentuada; cefalea; sordera;
lengua húmeda, | con saburra; temblores»
Núnero
de leu-
conitos
por m.mp
22.200
78 a 3 20 24 4 1 13 17 1 - 2 E 1 - yl - - >
Petequias raras en la cara; iwís enlel pecho y abdomen; carfologÍa; estado tifoide más acentuado;
lengua saburral y seca; pbuivo ¡cde, igual, regular,100 por minuto. Hlpptarcic(I da)
30. 200 | 69%b5l= 1 5] B19 26 2 1 23 14 Le - 2 2 eE 1 E - -
“Se acentúa el estado |tifoide; extremidades infs, frías mE parece amenazar la EauenaniDa
A O de orina
: 30, 200 704 os 10 15 2 26 24 1 2 9 ? - LES - -
Pulso arríta co, débil, peq., incontable. Polirnea (58 por minuto); la enferma se queja y el estado tifoide
es mucho más acentuado¿ P
La enferma muera a las 7 h. 45 m.
> ; OBSERVACION NUNERO S. É
Enferma Clara García. ' Edad: 40 años.
Pab.30.- Cama 2M. Tifo; hipotermia.
Ingresó el 21 de noviembre*de 1918.
. Lengua seca y saburralj exantema regular ne:te abimduaante; inyección conjuntival; sobresaltos
tendinosos; estado
la 33,800
huere la enferma el aí, sisuiente, na las 2 1 p. Me
TA A A SA
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OBS BD-NA VADO TS05N N UM E-R O MS
: Edad: 60.años.
-— "Enferma Felisa Muñoz,
y Pab.30,- Cama 8 m. .
Ingresó la tarde del 23 de noviembre de 1918,
No se sabe cuando principió.
—”
—
indice
nuelear
nena! rá
filo.
n el cuadro de Ariuth.
Clase LV Clase V
K 4s> GS 3E1K 2K2S |5K 4K1S 3K2S 4K2S 3K£3S
Clasificación de los n:utrófilos se
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Mw T[2k 28 1K1S |3Kk 33 2K1S 2S1K
37,800 2er 0:24 45-29 13 - 3 5 10 - - - ps - ;
Petequlas; inyección conjunt*val; respiración estertorosa y disneica. La toma de la s:ngre se hace
a las |4 p.m. de la misma tarde en quejentró. Temperaturz: 3992, !
Los [datos hematológicos se toman a las ¡0 a.m., la enor t
ma mivore íves horas después í a la 1 p.m.)
AA SE IAS
DB S E RTVA DON IN UMD RDA SO
En el momentjo de la observación: temperatura, 392
Enfermo Eusebio %.dríguez, Edad: 43 años. -
Pab.39.-Cama Pens. 59 día de la enfermedaz. :
incresó +1 25 de noviembre de 18í8, Tifo de evolusión sin complicaciones
leve ”
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5
CEE TOPES S
25,200 E 2 E
Petequias en tórax, abd. y miembros; cefalea moderada; bazo crogliégo
ES An E e a E
!
| - eS - - 3 = - - - - 237
Petequias muy marcadas, color rojo vinosos; lengua seca, roja en la punta, algo saburral en la base.
La cefalea, jantes Frontal, se generaliza y el estado tifosu se acentúa. .
a 3
a ñad 88 MO 120 15 ln 4 19 21 L - 2 1 2 - - = > - >42 '
; Persiste lo lanétado ayer; ligera inyección conjuntival; hay incontinencia deforina.
12,300 589 de 1 7 | 7 23 14 7 7 23 la - 3 1 3 1 - 1 - - 20
Se atenúa el es;i. tif.; ya no hay inyevcs conjuntival; el exantema palídece mardadámente. ;
, ]
12,800 | 63.5 l, E 1 24 17 | 3 a Ia 22 1 - 1 3 3 - 1 1 - - as
E | El exantema ¡persiste, [aunque borrado; lengua húmeda, ;
0 EN « . '
Dic. 19 9.800 | 61 A IR AL 10 | pa 3.18 21 5 - 4 1 8 - 1 - - - nO
Ea: sa conjuntiva de un ojo se inyecta nuevamente; la cabeza, que ya no dolía, vuelve a doler, el exonton
Es | E apenas puede reconocí rse.
SEDO. 2 10,800 68.6 |- - 6 | Bea, 11 - 6 10 27 2 - 6 2 4 | - - - - - "BA
E fl estado general ha mejorado mucho) apenas quedan algunos puntos del exanteña, Lengua húmeda, abro sabe] > S
ls
2,800 | en L BN E IN 2. .4..9. 2? ab - 5 - . - . . Al
Convaloccencia franca;! el enfermo está vecchrando rápidamente las fueras. AN LA A E
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OBSERVACION NUMERO lla
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Edad: 35 e . p 3%
Trferma Cornelia Mejía, Ja Refiere que está enferma desde hace
Pab.30, Qama 7 M. : pes quince días y qué tiene peteaulas -
Imgresó el ...so..o..... - desde hace cinco.
Rúmpro Neutró Clasificación de los neutrófilos según el cuadro de Arneth. Yndice
ds en- £ilos. | Clase 1 | Clase II Clase 111 Jiase Iv Clase Y nuclear
tos | Prop.” 5 neutró.
Ad yA 1000 2K 2S 1K19|3K . 3S 2K1S 2SYK [4K 4% PX1S 3S1K 2K2S | 5k 4K1S -3K2S 4K2S 3K3Sf1l0.+
10,200 | 22.6 LAO UA O" 2 10 1 LEA Ñ
Ko h habíd do [ni hay cefalea. ss en_los antebrazos, tonax y vientre, escasas. o
12,200 1 57.5 - 2 5|4 27 20 | 2.318.186 | 32.1... 8] 4 o ON É
Persiste el exartema; no hay inyección conjuntiva:, (
13,800 | 72 e 2 SL 27 8 28 16 A A AI
Sordera; quedan algunas| petequias. A 7 '
Gran mejoría; persiste el oe pulso qipr ta,
| , ]
9,200 | 68.5 PA E 101 O EE ES SO A E O pl 1 E TS 1 ERA TE eS NS
. . bs »
19,400 76.5 a » 30 21 1 1 10 Ro > m 3 - 2 ps 232
Buscando lá causa del brusco aumento leucocitarto, se encuentra una tumefacoión ET cre la e
rótida| desecha; de la que la enferma ro se había guajado ((parotidttig),
» Ñ i ¿5
20,800 | 71 - ñmi0l. e 92 121.1 2710 7 E EE: E A TO RR o
La timefacoión parosfdern es mucno mayor; le aegiución diricil, : A
17, 400 E A] a 0 a Ie A | A E! 1 A a
3 Sigue aumentando la tumefacción E empastamiento ¿nro(lefñoso), algo e tonto; párpados del
7 AS mismo lado edematog9s, stas acluícdo el ojo.
el |
E Dic+12 24,000 | 71.5 Ea fenómenos inflamatorios do la gignidula persisten,
A Dic. 13 19,200 | v2.5 - 18 Es ETS la 608 22 | A NA | 5 7 os . - - 281
4 La piel del foco Acianitonio está doo y más caliente,
3 | :
MED. 14 | 23,00 71.5 e BOTON AA IRAN 26 A E 1 0 A o 233.
ve Dic. 15 | 17,600 | '.72 o E E O A A O a da 28 LIA he 3 . - -i 247
Dic. 16 15,800 |' 78 E A - 24 13 2 SUS 2 al - 1 1 $ m. “ Al pe OA 243
P1 ARPARIanE cuba parotídeo persiste;|se le ha tratado con curaciones húmedas: “
MIDES 17 "25,200 78 dm 14 1 14 | 4 A Mi 17 2 a 5 2 3 | - 1 1 - 250
, 'La fluctuación es manifiesta en el centro del a y la piel de la región ostí congos Stiona a y
E: a -L—————2demajosaa Lo
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: 2 “ON NOTOVAUISEO
OBSENDHACIÓN No. 13, , :
Enfermo Salvador Cañas, Edad: 48 años.
Pab. 30.- SS 4 UH,
Ingresó el 2 de diciembre de 1918.
Número Neutró a scibadión de dos neutrófilos segun el cuadro de Arneth.
de leu-=| filos.
cocitos| Prup.
p.m. m9 Pp. 1004
13,000 | 47 24m 4028. 394 1 1 O A A 187
«Petequias escasas, más abundantes en el Abdomen; conjuntivas oculares “inyectadas: lengua seca, tostada,
El enfermo dice qua no ticre cefalea. Estado jtifoso, claro.
34,200 | €8. A A A 30, 27 | 6 JO 20 - - 2 - A - - - E - 220)
Sobresaltos . tendinosos; aunque no se puede contar”. el pulso, se aprecia" que es desigual e irregular.
$ el exantema [ha 'permanecido, discreto. ;
24,600 70. AI 591520 6 al 31 J - 1 - 1 - - o E pa 229
Polipnea; el pulso es pequeño. y depresible. | >
La observación |se hace a las 4D. m+, y el enfermo MUERE a las 7 h. 45 m. de [la mañana. siguicñte.
OBSERVACION No. 14,
A ÓS
Enferma María Santos Díaz, Edad: 20 años.
Pab. 30.- Cama 1) Lleva quince días de enferma.
-. %
? Se desecha la preparación. id ra pi
Exantema, lengua húmeda y: croja, rorarón conjuntival; sordera; no hay “cefalea,
79 | Els 12 23 6 2.18: 16. 12 7 3 4 - - - - > 268.
Persiste el cba cefalea |tembvoral izquicrda;i lengua húmeda, lig. saburral en la base.:
- > 268
83. a AAA A a
Se nota|mejoría
36 E LA A 24 A
Exantema borrado.
210,000
15 900.1.38,5 |->- 8| 1 21 TA OA IAS La
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"A a, - Tdad: 16 años.
—Enferma Hermelinda Flores, :
-— Afanadora del Hospital. Pasa del Pabellón de AS Eo.
—Pab, 30.- Cama 3 Ma : , donde PS la enfermedad hase seis AS
y a - a A ME A IR ==
Nómcro |Ncutról_ Clesificación de tos neutrófilos segun 2 cuadro de Arneth.. ndice |
Clase II Clase TIL Gíiase TV Clas 1 2 jesclear
, : neutró-
we z| zx 2s ans [ox 35 2k1S” 22:k | 4% 43 SX1S 2ISIK 2K2S|5kK 413 2%28 4K28 3K93S «filo.'
de leu-=|filos, [Clase I
cocitgs Prop. Po
Peine Mi. Ps 100,6
j , PARE A : S a y
ol =4,400 sa la “a 12] e O E MEA A SC AAA 220
| Cefalea bitemporal; Jinrevelén conjuntiveal; lenfua sucin y húxeda, Exantema que pat LS a dE AO SaÓn
Me ' ' > | 1 poco. abundante, ,
3 PA £ 3
Macia | tas, 200—(et -14- 5-11) 6-23 24 [1-8 --9 A TI 3 - 1 | a E E a: 221
da Lensua seca, tosinia; sumidos do loídos; inyeceioón' conjunts 21 acentuada; al exantema es borroso, confluente
- dj descansando | sobre un rasa cong ¡GStivo-
_Dic+11| 23,800 [55.5 A e EC A a LE ES 24 E ES E á 2 | A Sn z z 227
Estado tifoso acent ade y desaparece el rash congestiva; cl exastema cs confluente en a*gunas lusares :
fermando manchas. | | As
o % k
PT A era Ed 111] RES AE AE (0 SA 10) dois 3 1 1|- “ o - | 245
Lenta soca]e tost la; el exantema es más abdie. y de resado que se había dre soniada hasta" 01 ifa ae layer,
$e hace petenuial; 21 cast. tifoso Jos todavía más profundc» la cefaica desaparece y es reemplazado por un
: íntelorntuil]cala voz :Myor. 4 ES po
73] 31,690 A NASA SA DA Loja NI a A 1 ae - 232
Porsisto "llena dro ¿1£nico Ye ayer. Sorprendido de la álta cifra leucocitaria, repito la
numeración, leo ipnrobando los «resultados.
- y S
EA IA A E O EE o Y ET A - 4 - 411 a ds - - - 261
Persistienlo el mismo cundro de los días anterioros,| el exantema empioza a horrarse.
300 [72
SPARE e (Ea LA O E 24 e 5 A a a 1 - - 264
La, 0091 39 == AA id 810, 29 Libia 4 2 E e co ASES | = - -
o caicdas [15.5 la car sl 1 20 ar a a a RA 5 E A 284
Desaparece la*invesción conjuntival; apenas ye reconoce es: eXániema. l
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ABBR AICA TAON No, 19.
Enfermo JOSÉ Martínez, Ñ Cdad: 17 añORe,
Pab.30,-Cama 4 H. Tercer aa de la enfermedad.
Neutráó asificación de los neutrófilos según el cuadro de Arneth.
filos, | Clase 1 | Clase 11 Clase YEN [> ttase TY]
o E
. 300 70.5 - - 20 18 5 17 16 2 - 6 1 6
No hay cxantema; Se lea intensa; [no hay lin conjuntival,
. de leu-
cooitgs
es m. me
21,000 | 50
Cefalea muy|intensa
a a O A AS. 15 ]
dolor de los globos oculares; una que otra mancha rosada|en el pecho.
yy
7 23,800 | 37.5 A A e Y! SENO OA Matos! 2
Dic. 19 | 16,200 | 65 AA | 9 23 a 4 a”
Cefalea atroz; 9) estado tifoso se acentúa, CE
qe
Dic,20 | 31,200 | 61 | e sl. 16. 1 | e BRA SS
A las 10 a.m, inyecgl ión de 5 cY de uro coloidal. (cont. en 1 c.C., 0.0002).
Dic. 21| 30,400 | 45 RN CA A E RE acá 5 6 OS
Exantema siempre escaso y borrado; (cefalea atróz; inyección dy oro coloidal, Mialgias,
Dio, 22 57,800 7 [a 2: 4 La” 10%] -8 2 15 23 E 2 4 1 1 - - = 276
S Mialgias: permaneua qon los ojos Cerrados; cefalea invensisi MA ; :
; .
| Dic.23 "22,830 76.5 E 2:24 12 de 4 14 Ri | Ed A 5 ú 4 y - - 1 - 281
za | 30,800 | 54.1 | - 2 31 389,112. 1 2: -.26 17 | 545 0 E YA A
Postración muy grando; persiste el exantema, aunque c3ca95.
: Este y los días anteriores, inyección de oro coloidal. 4 e
| Dic»? 24,800*| 57.5 - «3 d--T19 LA 1 E) 151 24 | A 5 a ó - - "a > > 278
Dic. 26 26,800 62 Desaparece por completo la cefalea; la convalecencia se afirma; astenia profunda, as
y Dic, 27 20,600 69.5 . dE 1611 Sa 1 20 26 2 - 6 2 8 ES - - - - 280
a) : Aún dura el| entorpec oo O e e >
2 1] Ñ
| Dic.28| 15,000| 58 EPA Y ill E O E | 3.4: 16 207.0 ú 2 4 SE > = - 274
<= La da es q vez más francis. .. eN ,
PS | a ALIS
: - Dic,29 20,600 ? Hoy se pune al enfermo la Úlima inyección|de oro coloidal, que se le ha aplicado diariamente. se
- |[[Dic.30| 19,605 2 2 1101018 18 | 3 5 12 0 l
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”"—MÉMOIRES, T. 37
LA “PAPAYA OREJONA”.
(Pileus pentaphyllus)
Una nueva especie del género Pileus,—Ramírez,— de
la familia de las Papayáceas.
+
POR MARCOS E. BEQERRA. M.S.A.
En el número 1 del tomo V (enero, febrero i marzo de
1901) de los ““Anales del Instituto Médico Nacional””
halla un estudio (págs. 24-30) del Doctor D. José Ramírez
sobre la planta llamada ““bonete””, originaria de los Esta-
dos de Guerrero i Morelos. Este estudio contiene, tras un
examen concienzudo de lo que sobre tal planta dejaron
escrito Sessé i Mociño, primero, i De Candolle, más tarde,
1 con el auxilio de datos obtenidos en observaciones direc-
- tas en la planta, la síntesis descriptiva de un género nuevo
que el autor cree acertado desintegrar de los géneros Ca-
. j IS . e A ja E .
rica, de Sessé 1 Mociño, 1 Jaracatia, de De Candolle i otros,
1 para el cual nuevo género propone el nombre de Pileus,
por la forma del fruto susodicho (del latín pileus, ““bone-
“te”). Acompañan al estudio cuatro láminas en que se
representan hoja, flores masculinas, estambres i frutos
atribuidos (aunque dudosamente los frutos de las dos úl-
timas láminas) a la planta típica tomada como base del
género la la que el mismo autor denomina “*Pileus hepta-
As
=>
Mem. Soc. Alzate.
PAPAYA OREJONA
(Pileus pentaphylus)
to al género.
' LA PAPAYA OREJONA 309
—phyllus””, a causa de las hojas septifoliadas que se repre-
sentan en la primerk lámina. Contiene también dicho
estudio una refundición de las descipeiones de la Carica
heptaphylla, de Sessé i Mociño, i la Jacaratia mexicana,
de De Candolle, ampliada con los datos de observación
personal de que he hablado antes. Tal descripción es.
sin embargo, incompleta, pues no señala los caracteres del
estigma o estizmas (por carecer de la flor femenina el ob-
servador), 1 dudosa en cuanto a la longitud de los pétalos
femeninos. El presente estudio, aceptando como bien fun-
dado el género Pileus establecido por Ramírez, tiene por
objeto señalar una nueva especie de dicho género, la cual
existe en el Estado de Chiapas. Doi a continuación las no-
_ticias referentes a ella.
UBICACION.—La planta existe con alguna abundan-
cia en las riberas derecha e izquierda del río de Chiapa,
principalmente en la derecha i no lejos de la ciudad de
Chiapa de Corzo.
DENOMINACION.-——Se Y conoce aL. con el
nombre de “ “papaya orejona””
UTILIZACION.—Las o de la comarca la comen
cuando madura i sin preparación alguna.
DESCRIPCION.—Los caracteres de la “papaya ore-
_jona'* concuerdan con los consignados en la síntesis gené-
rica formulada por Ramírez, según lo que yo he observa:
do. Haré, sin embargo, una salvedad referente a las ho-
jas, pues, como no puedo tenerlas a la vista en esta ocasión
(la planta masculina está ahora en floración i la femenina
en fructificación, ¿ambas desprovistas completamente de
hojas), no puedo decir si tienen, o no, las glándulas pecio-
lares, ni lo de las estípulas. He visto las hojas otra vez,
1 puedo recordar con entera seguridad que son '““eom-:
puestas, digitadas, cia ] alternas” Esto en cnuan-
360 MARCOS E. BECERRA | e
En cuanto a la especie, los caracteres de la planta,
en su conjunto, i del tallo, hojas, flores 1 frutos, de la **pa-.
paya orejona””, concuerdan con la descripción, refundida
1 ampliada, del ““bonete””, hecha por Ramírez, tan exacta-
mente, que podría creerse que se tratara de una sola espe-
cie 1 que sería bastante remitirse a tal descripción para
hacer la de la **papaya orejona””. Es importante, no obs-
tante, precisar algunos puntos dudosos i señalar algunas
diferencias.
La descripción, —referente, sin duda alguna, a la es-
pie ino al género,—omite como antes dije, un detalle que,
aunque no existe en la descripción de Sessé i Mociño (Ca-
rica heptaphylla), sí se halla en la de De Candolle (Jaca-
ratia mexicana) i debe de existir en los Iconos de Mociño,
pues a éstos se refiere expresamente de Candolle. Hablo
de los ““estigmas lineales, más de cinco””, que éste consi-
dera un error del dibujo. ¿No existen, realmente, en la
Carica heptaphylla, que a mi juicio no es más que el **bo-
nete”? de Guerrero i Morelos, o es una simple deficiencia
de la descripción? Yo me inclino a esto último, i Ramírez
así lo creyó seguramente cuando dejó i precisó ese caracter
entre los que forman su síntesis genérica. Pues, bien: la
““papaya orejona”” lo tiene, completamente acorde con es-
ta síntesis, como puede verse por uno de los frutos (tierno,
de 8 em.) representados en el dibujo que acompaña a este
estudio.
Otro punto dudoso es el de las dimensiones de los pé-
talos femeninos, que De Candolle dice ser ““cineo, verdo-
sos, oblongos, de una pulgada (acaso aumentados?)””.
En la “papaya orejona”” los pétalos femeninos tienen tales
número, color, forma i dimensión. ?
I otro punto que debe aclararse, i que es esencial para
este caso, es el de que, aunque la repetida descripción es-
pecífica nada dice sobre el número de foliolos de las hojas
LA PAPAYA OREJONA
digiticompuestas, en otra parte del texto se alude categó-
ricamente a él, al dar al ““bonete”” el adjetivo específico
de heptaphyllus (*“siete“hojas””), 1 en la lámina 1 de Ra-
mírez se ve representada una hoja compuesta septifolio-
lada bajo la dicha denominación.
Finalmente, el fruto presenta algunas nes con
el dibujo de la lámina 11, que es el que, en la lámina explica-
tiva de ellas, se atribuye con seguridad al ““bonete””, 1 tie-
ne mucha semejanza con el de la III, considerando como
dudoso allí mismo. ¿Es, este último dibujo, representa-
ción de una especie idéntica a la de la ““papaya orejona””
de Chiapas? El examen de la figura que acompaña al
presente trabajo (fruto desarrollado, 14 em.) 1 la iden-
_tificación del origen de los frutos de donde se tomaron
aquellos dibujos de Ramírez, podrán resolverlo.
Pero la diferencia importante que debo señalar entre
el ““bonete”” i la ““papaya orejona”” está en la hoja: la del
primero tiene siete foliolos (Pileus heptaphyllus); la de
la segunda sólo tiene CINCO. . Siendo el carácter foliar el
que especifica al ““bonete””, si la ““papaya orejona”” no lo
presenta debe quedar desintegrada de aquella especie, de-
biendo crearse una nueva, para la cual, en analogía con la
del “bonete””, propongo la denominación de pentaphyllus.
Aceptado este punto de vista, la “papaya orejona”” deberá
llamarse PILEUS PENTAPHYLLUS.
Para dentro de tres o cuatro meses, en que habrá ya
hojas en esta planta, me propongo publicar dibujos de
ellas, en and. se vea el carácter específico.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 4 de febrero de 1919.
363
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGIA
Min: APLICADA A LAS ARTES,
INDUSTRIAS Y CIENCIAS AGRARIAS
POR EL
DR. S. d. BONANSEA, M, S, A,
A a E
S | 7 Al señor Ingeniero Don Miguel
A. de Quevedo, respetuosa y cari-
ñosamente.
(Sesión del 7 de Abril de 1919)
,
La Entomología, importante rama de la Zoología, se
puede decir que es una ciencia moderna, puesto que, si
cincuenta años atrás, alguien hubiera, como hoy tengo
la honra de hacerlo, tenido el atrevimiento de proponer
y fomentar el establecimiento de una cátedra especial de
Entomología, indudablemente tal proposición hubiera sido
acogida con sonrisa sarcástica, y, probablemente, no ha-
bría tenido ni siquiera la honra de ser discutida.
Pocos y modestos los entomóloeos, disfrutaban muy
poca estimación hasta entre sus mismos colegas en cien-
- cias naturales, casi como si la importancia de una ciencia
dependiese del tamaño de los objetos estudiados. Escasí-
as
E Ñ
A a p Mem. Soc. Alznte.—S-Febrero-1921.=t. 37 34
qe
ADS OA eS
364 y S. J. BONANSEA , : AA
-
simas e ignoradas eran las publicaciones de Entomología;
y faltaban instituciones que de ella se ocupasen.
No hablo de los conocimientos entomológicos que las
personas cultas tenían, pues aun hoy día, si preguntamos
de pronto a muchos que se titulan sabios, pero profanos
en ciencias naturales, cuántas patas tiene una mosca, se-
eguramente tienen que recurrir a la ayuda de algún diecio-
nario encielopédico, antes de poder contestar.
Apenas han transcurrido 68 años de la fecha en que
las autoridades de San Fernando, de Chile, mandaron
aprehender y sometieron a proceso al Sr. Renous, acusado
de brujería, suponiéndole culpable porque criaba gusa-
nos y obtenía mariposas.
Afortunadamente, hoy en el transcurso de pocos años,
una grande evolución en los hombres y en las cosas hizo
que la Entomología progresase rápidamente y los estomó-
logos se cuentan a millares, esparcidos en todas las nacio-
nes cultas y estudiosas. Asociaciones numerosísimas han
surgido por doquiera; en Europa y en Australia, en Africa
y en ambas Américas, en las Indias y en Asia los entomó-
logos se han unido en Sociedades, a las que pertenecen in-
dividuos de todas las clases sociales. Desde el abnegado
y olvidado maestro de escuela, hasta el talentoso sabio en
cátedra universitaria; desde el humilde burgués y el rico
banquero; desde el modesto agricultor y el autoritario gene-
ral; aun entre los miembros de las familias reales e impe-
riales, existen hoy distinguidos y eminentes entomólogos.
Cada día vemos surgir importantes trabajos de Ento-
mología, trabajos que, ya por anunciar un descubrimiento
de ciencia pura, ya por alguna práctica aplicación en el
vastísimo campo industrial o científico, son acogidos y pu-
blicados no solamente en las instituciones especiales del
ramo, sino que las academias más afamadas los solicitan
y se honran al darles lugar en sus publicaciones.
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGÍA 365
En la progresista República de Chile, en donde hace
pocos años se procesaba al entomólogo, hoy florecen varias
Asociaciones científicas, reputadísimas en el mundo ¿nte-
lectual, en las que los entomólogos, tanto teóricos como
prácticos, ocupan lugares prominentes.
Decirse puede, que ya no existe nación culta que no
haya dado vida a instituciones oficiales dedicadas a la
Entomología. :
No me parece del todo inútil poner de relieve cómo en
este campo el primer lugar lo ocupan los Estados Unidos
de América; gente en todo práctica, la que, si bien es ver-
dad que no descuida los estudios de ciencia pura, sin em-
bargo, dirige muy especialmente su inteligencia podero-
sa hacia las aplicaciones prácticas; y yo que sostengo rela-
ción continua con colegas norte-americanos, y con varios
laboratorios de Entomología dependientes directamente
del gobierno de Washington, veo como la aplicación de la
Entomología a las Florestas, a la Agrienltura y a la Zo-
otecnia, constituye uno de los cuidados principales de
aquel sabio y previsor Gobierno.
Hace años, (1905-1906), presenté un memorial al en-
tonces Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Lic.
Justo Sierra; memorial hecho en colaboración con el que
fue mi excelente colega y amigo Dr. Antonio J. Carbajal,
(Q. E. P. D.), proponiendo una institución internacional
para el estudio de las Ciencias Naturales, fundación que es-
taba asegurada con el concurso pecuniario de casi todas las
Naciones Europeas y de muchas Amiericanas. Pero descui-
dando el consejo que previamente me diera un distinguido
profesor, muy conocedor del ambiente y de los hombres,
en vez de escribirlo en versos, el memorial se redactó en
vulgarísima prosa, de modo que el secretario particular del
excelentísimo Ministro, con mirada desdeñosa lo arrojó en-
tre los papeles inútiles, y el desafortunado memorial, en la
canasta precipitabt sicut melus maturus de arbore cadens.
$
q
A da e e > o a A A ,
$ E
3606 S. J. BONANSEA
Afortunadamente, y ojalá que no se trate de una pa-
sajera luz de Bengala, 'actualmente parece que nuestro
dignísimo señor Presidente, el incansable Ing. Miguel A.
de Quevedo, quien con admirable tenacidad y perseveran-
cia, a pesar de miles y miles de obstáculos, ha podido rea-
lizar el dulcísimo sueño de dar vida a una Escuela Fores-
tal. El Ing. Quevedo, que tan merecidamente disfruta la
confianza del Gobierno, se interesa en el importantísimo
asunto, y todo hace esperar que bajo tan valioso patroci-
nio, también en este querido México, en este Paraíso te-
rrenal de los Naturalistas, las Ciencias entomológicas ten
drán por fin un templo y sacerdotes y culto. Que Fauna y
Flora y Ceres protejan ampliamente al Ing. Quevedo, este
es mi ardiente deseo y acertado pronóstico. ;
Naciones de importancia agrícola muy inferior a la
de México, hace años vienen ocupándose de Entomología
aplicada a la Agricultura; tales son, por ejemplo, las her-
manas Repúblicas de Colombia y de Honduras.
La minúscula República de Honduras, hace años que
por conducto de su Secretaría de Fomento, Obras Públi-.
cas y Agricultura, se sirvió nombrarme consejero cientí-
fico, y entre las consultas que se me han dirigido tiene
especial importancia una que se relaciona con la produc-
ción de los cocos, (Cocos nucifera, Lin.) en el Departa-
mento de las Islas de la Bahía, de la República de Hondu-
ras, cosa que bien puede interesar a México. El Goberna-
dor de la mencionada región hondureña tuvo a bien enviar-
un informe de la plaga que se había desarrollado en las
fincas cocoteras de las islas de Utila y Roatán, en donde
la producción del coco es una de las industrias principa-
les de la localidad, tanto que la sola Isla de Utila produce
más de tres millones de cocos al año.
Los cocoteros morían y la producción de cocos bajó a
menos de un millón con manifiesto daño público y privado.
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGÍA 367
La plaga, según los isleños, era ocasionada por la pre-
sencia de unas larvas que vulgarmente llaman gallina cie-
Sa, y por un insecto que denominan chinchorro. Con muy
loable disposición, la Municipalidad de Utila había dedi-
cado una suma destinada a comprar al precio de medio
centavo cada una de las larvas de gallina ciega, y a un cen-
tavo los llamados chinchorros, con el fin de minorar los da-
ños ocasionados por esos artrópodos. Se me remitieron
aleunas larvas y unos insectos perfectos (que tengo el
gusto de presentar a ustedes y obsequiar a nuestra socle-
dad para su colección), que resultaron ser la larva y el in-
secto adulto del Curculio palmarum, Lin; coleóptero, cur-
eulionideo muy elegante, que también existe en México,
pero no me consta que hasta la fecha haya resultado per-
judicial en ninguna comarca. leualmente como el gusano
del maguey, la larva del Curculio palmarum constituye un
platillo muy apetecido.
Las causas que motivaron el rápido desarrollo y pro-
greso de la Entomología no consisten en la mayor tendencia
del público a las ocupaciones científicas, sino que el pro-
greso general de las ciencias en muchas localidades de Cen-
tro y Sur América vino a demostrar de una manera irrefuta-
ble la inmensa, ilimitada, casi increíble influencia que los
seres pequeños, los mínimos, tienen en la economía del
mundo orgánico, y en la vida práctica del hombre.
- Médicos e higienistas, agricultores e industriales, ri-
cos y pobres tuvieron que someterse a la potencia poco
más o menos que invencible de esos mínimos, y hubo nece-
sidad de que intervinieran autoridades y gobiernos, nacio-
nes y pueblos. En esto está el gran motivo, la razón úni-
ea. pero poderosa, que obligó al mundo entero a tener mie-
doso respeto y a conceder la debida atención a esos seres
que, en un tiempo que aun no podemos llamar remoto,
fueron tan descuidados por los hombres de ciencias.
=
lo
GE
368 S. J. BONANSEA e
Mucho más de lo que generalmente se piensa, seño-
res, los insectos entran en el campo del comercio: tan es
así, que empezando por aquél chusco producto puesto en
venta por algún talento de mala clase, es decir, el. polvo
vulgarmente llamado pica-pica, o sea la poudre a gratter,
de los franceses, polvo que no es otra cosa que pelos de
larvas de un insecto, y mencionando en último término
la espléndida y valiosa seda del gusano de la morera, hay
un campo inmenso de utilísimas aplicaciones de los insec-
tos.
No diré a Udes., señores consocios, la importancia del
gusano de seda, ya que más o menos conocéis la explota-
ción mundial de esta lucrativa industria, la que empieza
por el cultivo de la morera, de cuyas hojas se alimentan
los gusanos de seda; y necesita establecimientos especia-
les para sacar la seda de los capullos, lo que a su vez re-
quiere costosas máquinas ad hoc, para dar vida a-otros es-
tablecimientos en los que ganan la vida miles de obreros
ocupados en tejer las delicadas sedas. Esta industria va
seguida de otras fábricas y establecimientos que se ocu-
pan en preparar colores y teñir los tejidos séricos; resul-
tando que un ntodestísimo insecto, el gusano de seda, es
causa directa que fomenta grandes establecimientos fa- :
briles productores de máquinas par hilar y tejer la seda
naciendo una cadena interminable de industrias que vi-
ven conectadas unas a las otras y que dan trabajo a milla-
res de hombres y mujeres, formando así un comercio ver-
daderamente mundial. i
No tengo estadísticas recientes; pero para dar idea
de la utilidad del gusano de seda, basta: deciros, señores, 2
que antes de la guerra europea, Italia tenía una entrada |
neta de poco más de 300 millones de liras anuales con la e
sola exportación de la seda que producen los campesinos pa
del norte. Este dato me parece más que suficiente para e
5
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGÍA 369
demostrar hasta la evidencia cuanta importancia comer-
cial pueden representar los 'insectos
En proporciones menores, pero no despreciables, son
las rentas que producen las Abejas con la cera y la miel;
las Cochinillas y los insectos de agallas (Cinipidos), con
materias colorantes; las cantáridas con preparaciones
farmaceúticas; y en México todos saben el comercio del
mosco, del que hace pocos años se hacía enorme exporta.
ción a Europa; los Gusanos del Maguey, cuyas larvas son
verdadera golosina para ciertos Epicuros nacionales, así
como el llamado Huautle, que no es otra cosa. sino hueve-
cillos de la Corisa mercenaria, un hemíptero-heteróptero,
muy abundante en los lagos de los alrededores de Méxi--
co D.F. 7
Mucho más de lo que generalmente se piensa y cree,
los insectos entran en la alimentación del hombre, pues
además del gusano de Maguey y del Huautle, que són es-
pecialidades mexicanas, mencionaré el afamado licor de
Florencia, el Alkermes, en cuya preparación entra una
Cochinilla, el Coceus ilici, Lin.; y el queso agusanado, ese
queso viejo y podrido, lleno de larvas de Phiophila casel,
Lin. (pequeña mosca del queso) tan apetecidas por cler-
tos aficionados a manjares delicados.
En los nismos Estados Unidos de América, en donde
con bastante frecuencia se lamentan desastrosas apariciones
de langostas (Locustidae y Acrididae), plaga que por des-
gracia es también común y frecuente en algunas regiones
mexicanas, se acostumbra aprovechar esos Ortópteros
preparando una conserva especial, de la que, según dicen
algunas publicaciones americanas, parece que se hace con-
sumo muy regular.
En el campo médico, la Entomología toma cada día
más importancia, pues, (en ambas medicinas, la parasito-
logía aplicada viene prestando importantísimos servicios.)
Si en vez de limitar las observaciones parasitólogicas es-
ES :
370 S J. BONANSEA
trictamente entomológicas, es decir, mirando únicamente
a los insectos propiamente dichos, nos ocupamos de los
Artrópodos en general, entonces la importancia de esta
ciencia en el campo médico, puede calificarse propiamente
de inmensa, sin límites. No hay médico moderno que no
reconozca la enorme importancia de los Estridos gastrico-
las y cavicolas, esa familia de Dípteros (Moscas) que con
frecuencia da mucho que hacer a los galenos, especial-
mente en el Estro nasal, bastante frecuente en las narices
del hombre. Los Muscideos de las miasis cutáneas e intes-
tinales causadas por especies diferentes de moscas y díp-
teros afines, son muy temibles en los países cálidos, y en
las Américas tropicales es muy notable la fatal Chrysomya
macellaria, o mosca de carne, elegante mosca verde, afine
de las Lucilias, que tiene la pícara costumbre de poner sus
huevos sobre las llagas, en las orejas o en los orificios na-
sales de individuos sanos, mientras estos duermen y al
desarrollarse las laryas son causa de miasis muy graves.
En el Africa tropical, el gusano del Cayor produce en el
hombre y en otras especies animales, miasis furunculosas
específicas. Pero las conseeuencias se hacen mucho 1nás
graves cuando %e trata de miasis intestinales, originacas
por el desarrollo, en el tubo digestivo, de huevos o de lar-
vas de Moscas, ingeridos vivos por el hombre, lo que su-
cede demasiado frecuentemente con las Lucilias, Sarcófa-
gos, Calíforas y otros. Los trastornos producidos son vó-
mitos y vértigos cuando la infección es estomacal; diarrea
hemorragias y accidentes tifoideos si la infección es intes-
tinal.
Los Muscideos picantes, como los Extomoxos y las Glo-
sinas, que en su estado de adultos pican al hombre y chu-
pan la sangre, son agentes terribles de transmisión de gra-
vísimas enfermedades. Basta recordar la fatal mosca
tsé-tsé que transmite específicamente varias tripanomiasis
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGÍA 371
animales y la tripanomiasis humana, o enfermedad del
sueño, ya notada en el mundo entero.
No menos tristemente célebres se han hecho los mos-
quitos transmisores del paludismo y de la fiebre amarilla,
enfermedades demasiado conocidas en muchas regiones
mexicanas. ;
No quiero cansar a Udes. ilustrados consocios, dete-
niéndome mucho en este punto que, solo incidentalmente
entra en mi tema; pero no puedo abstenerme de recordar
que en 1899, en el laboratorrio de Parasitología de la Real
Universidad de Turín, con la cooperación de mili maestro
y buen amigo, el Prof. Perroncito, tuve oportunidad de
conocer un caso de larvas de Sarcophila magnifica, Sehi-
ner, en el intestino de un hombre, de edad de 40 años, al
parecer muy sano y robusto, pero en un estado de anemia
avanzada, y que hacía tres meses venía padeciendo de una
poliatritis. reumática febril complicada con endocarditis
erónica ocasionada por la poliartritis misma: El enfermo
padecía hemorragias que llegaban a melena verdadera, y
los diferentes tratamientos médicos que se le habían api-
cado no habían dado resultado satisfactorio. La anamnesis
nos aclaró que el enfermo procedía de los Estados Unidos
de América, en donde trabajaba como minero; tenía cosa
de un año de padecer cólicos y melena. Un detenido exa-
“men de los excrementos del paciente nos hizo. patentes unas
larvas que resultaron ser de Sarcophila magnifica; fami
lia Mucidae; subfamilia Muscidae calpyteratae; tribu Sar-
cophaginae. |
Si en las ciencias médicas y en las industrias, los in-:
sectos aleanzan importancia tan notable, esta es todavía
mayor en sus relaciones con la Agricultura, entendida és-
ta en su amplio sentido.
En efecto, la influencia, ya benéfica, ya perjudicial y
hasta desastrosa de estos seres minúsculos, pero numerosí-
simos, sobre las producciones agrarias es universal, con-
372 S. J. BONANSEA
tínua, esencial, afectando todos los ramos de esa principa-
Do lísima y complicada Ciencia, Arte e Industria que es la
0 Agricultura, y sin la cual no es posible la vida de ninguna
ES | nación.
238 Los cultivos de cereales y legumbres, o Agricultura
: 0 propiamente dicha; sus ramas múltiples como la horticul-
: tura, la fruticultura, la praticultura, la selvicultura; las
qx industrias anexas que son la ganadería, avicultura, api- b
$ cultura, cría del gusano de seda, piscicultura, y hasta la 3
fabricación de los quesos, tienen estrictas relaciones con |
la entomología, y en muchísimos casos el buen éxito o el
fracaso de estas industrias está a merced de una o de más
especies: de insectos.
En primer lugar, viene la fecundación de las ; plante
llamadas entomófilas, es decir, plantas cuya empolinación
o fecundación se efectúa por medio de insectos,
La impolinación geitonogama, (1) y la xenogama (2)
es particularmente interesante en selvicultura y fruticul- 4
tura. 2
Observaciones por demás interesantes y no sin ser
de agradable diversión para el observador, se podrían ha-
cer, particularmente en los casos de eterostília o dimnr-
fismo floral, en cuyos casos la acción desempeñada por los
insectos fecundadores, o mejor dicho transportadores del
polen, es muy evidente y de importancia capital. Plantas
_utilísimas y muy explotadas en las industrias y en farmacia
presentan este carácter; así son, por ejemplo, muchos lii-
mun, la Pulmonaria officinalis, el Polygonum fagopyrum, - :3
muchas Rubiáceas, y entre ellas las utilísimas Quinas,
Borreria, Mitchella, y otras muchas. ( O
Entre las plantas zoidiofilas, es decir, fecundadas por >
mediación de animales, es de interés también recordar las e os
Le pS
(1) Fecundación con polen de flores distintas pero de una misma planta. >
(2) Fecundación con polen procedente de flor de otra planta.
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE La ENTOMOLOGÍA 313
Ornitófilas, es decir, plantas cuyas flores son fecundadas
por aves. Hago esta observación, pues, si bien es verdad
que las plantas ornitófilas son relativamente pocas, y, los
pájaros que transportan el polen son también muy limita-
dos, perteneciendo casi en-su totalidad a los incansables
. y hermosísimos Colibrís o Chupamirtos, es cosa que puede
tener interés para los que se dedican al arte forestal, así
como para los ornitófilos y ornitólogos.
Limitándome por ahora a tratar de las plantas en-
tomófilas, me permito llamar la atención de mis distingui-
dos consocios hacia la imperiosa necesidad de un agente
extraño para la fecundación de las plantas de flores uni-
sexuales, particularmente de las plantas dioicas, y en las
flores hermafroditas.
Ustedes saben, cómo a la auto-fecundación de estas
flores se opone en muchos casos la forma de la fior misma;
otras veces se opone la diferente época de maduración de
los estambres y del pistilo de la flor. Y por si esto no bas-
tare, experimentos concluyentes y numerosísimos llevados
a cabo por naturalistas de fama inequívoca, por Darwin
particularmente, demuestran cómo la auto fecundación
aun cuando pueda efectuarse, genera productos estériles en
su eran mayoría. Es sólo y únicamente por la fecunda-
ción eruzada entre sujetos diferentes que se puede ob-
tener abundante producción de frutas superiores y de se-
millas vigorosas pues en los vegetales como en los anima-
les, las fecundaciones consanguíneas llevan fácilmente a
la degeneración y a la esterilidad.
Y es precisamente por la imperiosa necesidad de pro-
curar un concurso indispensable a la conservación de las
especies, que la sabia Naturaleza con previsión admirable
dió a las flores esa infinita variedad de medios de atrac-
ción de insectos, atracción que consiste en las formas espe-
ciales de las flores, adaptadas exactamente a la forma del
cuerpo de los insectos consistiendo, a la vez, en colores
ARI
O
ld
..
F
y
374 "S J. BONANSEA
vivaces y llamativos; en emanaciones, aromas y olores;
secreciones azucaradas, resinosas; y en ciertos casos en un
calor especial, buscado por los insectos con el fin de abri-
garse a proteger sus proles. Las estrechísimas relaciones
existentes entre las flores y los insectos son totalmente
también comprobadas, que ya no cabe ni la menor duda.
Las maravillas de la Naturaleza, han sido, son y se-
rán siempre motivo de estudios los más deleituosos que el
hombre pueda emprender, y cada día podemos admirar
mas esos encantos que nos demuestran la grandiosidad
del Sumo Hacedor a quien debemos agradecer en el alma
habernos permitido penetrar en los secretos más bellos
que El se dienó esparcir en los Cielos, en los Mares y en
la Tierra.
Ejemplos magníficos podría yo citar en confirmación
de lo antes dicho, pero ya me he extendido bastante
en divagaciones quiméricas, y temo abusar de la bondad de
Udes., de manera que voy a concluir relatando algunos
datos que acaben de ilustrar mis afirmaciones.
Existe ya la convicción de ser necesarios los insectos
para la fecundación de las plantas; hecho tan plenamente
demostrado, que, los países que carecen de ciertas espe-
cies de insectos, hacen todo lo posible para importarlos y
aclimatarlos.
La Nueva Zelandia, por ejemplo, dispuso de la suma
de diez mil pesos para premiar al que llegare a aclimatar
y reproducir en sus territorios aleuna especie de Bombus,
es decir, una especie de abejas muy grandes, cubiertas de
pelos, que abundan en casi todo el mundo, y faltan en Nue-
va Zelandia, en Australia, Oceanía y en muchas partes de
Africa. Esos Bombus son casi los exclusivos fecundadores
del Trébol colorado, forraje muy apreciado en dichas re-
giones, pero por falta de Bombus, no es posible la fecunda-
ción de esa planta forrajera; Nueva Zelandia gasta anual-
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGÍA 319
mente una suma enorme para importación de semilla que
desea se produzca en sus campos.
Supuesto que una misma especie de insectos no puede
servir de intermediaria para fecundar cualquiera especie
de flores, ya que existe una relación muy estricta entre la
conformación de las flores, sus aromas y colores, y la for-
ma, gustos y necesidades de los insectos; sucede que en
ciertos casos, como el que acabo de mencionar relativo al
Trébol rojo, ciertas plantas no pueden dar frutos ni madu-
rar semillas reproductoras, por la sola y única falta de in-
sectos capaces de favorecer la fecundación.
Así fue que, en la misma ya mencionada Nueva Ze-
landia, se obtuvo la fecundación del Trébol blanco, sola-
mente después de la introducción y cría de las Abejas,
que son insectos prónubos por excelencia; y así sucedió
en las islas Chatham, donde fructificaron los árboles fruta-
les allá importados, y en Haiti haciéndose productiva la
Vainilla, que no daba frutos, hasta que hubo abejas en di-
chos lugares.
Permitidme, amables consocios, que llame vuestra
atención hacia un punto que aquí mismo se discutió en
la sesión pasada, relativo a la mayor o menor utilidad de
los pájaros en la Agricultura.
Aleunos de Udes. que han tenido la galantería de hor-
rarme con su para mí gratísima visita, han podido com-
probar que si hay un ornitófilo, un verdadero amigo de las
aves, ese soy yo, que pierdo mucho tiempo y gasto regu-
“lar dinero para mantener parvadas de aves que nada me
producen si no es la íntima satisfacción que experimento
con ser su amigo y protector, recibiendo sus varicias y
sus cantos armoniosos.
Esta mi afición para las aves, que casi es manía, o ab-
negación, si así lo queréis, no me lleva sin embargo a ser
parcial; y dando a César lo que es del César. y justicia a la
verdad, largos años de observaciones metódicas, imparcia-
S. Y. BONANSEA
les en lo absoluto y completamente desinteresadas, me po-
nen en condición de afirmar y demostrar a quien quiera,
AS que la utilidad de las aves en Agricultura es muy relativa
E p. y muy discutible. |
Pensad simplemente por un momento, Señores, en que
después de tantos gastos y tantos trabajos para aclimatar
> las Abejas o los Bombus en esos países que carecen de
08 ellas, y que únicamente por la presencia de esos melíferós
insectos se obtienen frutas y semillas que representan mi-
llones y millones de pesos para la riqueza pública y priva-
da, se presente ex-abrupto una parvada de aves que, como
el Falecus apivorus, el Abejero u otras especies insectívoras
que destruyen gran cantidad de insectos útiles acaban
con ellos y se pierden las cosechas por falta de empolina-
ción; exeuso decir qué resulta la utilidad de esas aves y
cómo sería tratado el ortinólogo que examinando el buche
de esas aves, y encontrándolos llenos de restos de insectos,
los proclamara, como dé costumbre, AVES útiles! ! 1! !
El valor de las observaciones en esta elase de pesqui-
sas es talmente complejo, que pasarán aún siglos, antes
de que se pueda resolver la enmarañada cuestión que tan-
tos líos ha creado entre entomólogos y ornitófilos. ,
A pesar de mis creencias y opiniones entomológicas, |
soy tan sinceramente amigo de las aves, que muy atenta
cuán encarecidamente suplico a la H. Mesa Directiva, se
sirva acordar lo que mejor estime conveniente, a fin de que
se solicite como convenga, de las autoridades competen-
tes, que hagan cesar el poco edificante espectáculo que ve-=.
mos todos los días en las calzadas, parques y jardínes pú- .
blicos, de niños inconcientes, y de ociosos de profesión, que
con flechas y rifles están destruyendo las simpáticas ave-
cillas que en estos tiempos tratan de cantar sus idilios de
amor entre las frondosas ramas de los árboles que embe-
llecen la ciudad. Y si posible fuere, que se solicite la va-
liosa ayuda del H. Profesorado de las Escuelas para que in-
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGÍA 377
sinúe en las tiernas mentes de los jovencitos, sentimien-
tos de amor y de ternura para esos seres tam graciosos y
tan bellos como son los pajaritos.
Mas de este asunto tan interesante quizás me sea dable
ocuparme en ocasión más propicia; y paso a concluir la
exposición de mi tema.
He procurado demostrar la inmensa utilidad de los
insectos; ahora, para ser imparcial, me precisa decir al-
go referente a las maenas calamidades que también sue-
len ocasionar. E
Quizás, nadie entre Udes. ha pensado en que los in-
_sectos son capaces de impedir al hombre ocupar celertas
regiones del mundo. Casi parece increíble que seres tan
pequeños puedan determinar las condiciones de habitabi-
lidad de enteras regiones de la Tierra.
En las Américas y en Africa existen regiones en las
que las llamadas plagas de mosquitos, hacen inuposible la
vida al hombre. Esos Dípteros tan pequeños, suelen albun:
dar de tal manera, y su papel de inoculadores de proteoso-
_mas en las aves, de aemaebe maláricas y de las Filarias en
el hombre y en el perro, los hacen talmente temibles y
tan difíciles de combatir, que precise abandonarlas esas re-
giones.
La mosca tsé-tsé, que además de propagar la enferme-
dad del sueño en el hombre, en el Africa ecuatorial mata
inexorablemente a todos los caballos, bueyes y ovejas, no
es seguramente el obstáculo único para la exploración de
las regiones en donde abunda tan terrible mosca. Y, caso
raro, mientras el hombre, el caballo y la oveja son vícti
mas de esa mosca, el burro, a cabra, el búfalo y la cebra
son refractarios. :
En el Paraguay no es posible criaren estado semi-
salvaje, omo hacemos en las Haciendas de México, el
ganado bovino, lanar y caballar, porque en aquellos po-
treros vive una mosca que tiene el hábito de poner sus
e)
a
378 S. J. BONANSEA
huevos en el ombligo de los animales recién nacidos y les
ocasiona la muerte. En cambio en las Pampas, y en las re-
giones ubicadas al Norte y al Sur del Paraguay, 2bundan
enormes rebaños y manadas de animales que se reproducen -
perfectamente en un estado que bien se puede llamar sal-
vaje. |
Acerca de este punto, Darwin. en su Origen de las Es-
pecies (Cap. III) opina que la fatal abundancia en el Pa-
raguay de la mosca, que mata las crías de los animales na-
cidos en el campo, debe ser contenida entre ciertos límites
por otros insectos entomófagos o parásitos de dichas mos-
cas, parásitos que son destruídos por pájaros insectívoros.
Si en el Paraguay disminuyesen esas aves insectívoras, ne-
cesariamente aumentarían esos parásitos, que por ley na-
tural de compensación destruirían la mosca matadora de
los animales recién nacidos y dejados en los potreros.
Los daños ocasionados por los insectos son en muchos
casi incalculables, con imposibilidad de valuarse.
Con una constancia increíble, con tenacidad incansa-
ble, con energía, potencia y habilidad mucho más superior -
a la de los animales más elevados en la escala zoológica,
los insectos, sip- tregua de ninguna especie, sin cesación
de hostilidades, destruyen las plantas cultivadas, atacan
a las esencias forestales, nos roban las cosechas, nos des-
truyen las siembras, y no satisfechos con esto, se meten
en los graneros, en las trojes, en los almacenes, y nos des-
truyen o nos hechan a perder riquezas qué han costado
tantos sudores y trabajos.
Y nada queda: semillas y granos, harinas y pastas,
carnes y conservas, raíces y frutas; telas y géneros, pieles
y maderas, vigas toscas y muebles tallados y dorados,
todo es destruído por el diente voraz, por la mandíbula se-
gadora del insecto.
Los daños ocasionados por los insectos son en muchos
casos ienorados, o poco conocidos, y no es raro que el agri-
IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA ENTOMOLOGÍA 3719
PS cultor achaque a causas atmosféricas y climatéricas, a en-
| fermedades orgánicas y otros factores, muchas mortanda-
des de animales o de plantas, o disminución de productos
agrícolas, de lo que tienen la culpa únicamente los insectos.
Nadie puede contar los millones de pesos que las lan-
eostas ocasionan anualmente en sólo las Américas; y si el
“cálculo se extendiera a Europa, Asia y Africa, alcanzaría
sumas colosales, más que fabulosas.
La Filoxera que destruyó enormes zonas cultivadas y
viñedos, en el año de 1888, según las estadísticas del Di-
rector General de Agricultura de Francia, fue causa de
una pérdida de 10 mil millones de francos para la sola Re-
pública Francesa. j
Desde la antigúedad más remota son conocidos los
daños de los insectos. Sin hablar de la Biblia, la que nos
dice que las Langostas fueron una de las siete plagas de
Egipto; los escritos de Teofrasto, Estrabón, Catón y Plinio
nos hablan de calamidades debidas a insectos. Los anti-
guos escritores asiáticos relatan que las plagas de lan-
gostas son la mayor calamidad del Celeste Imperio, tanto,
que una estadística china demuestra que en un período
de 1924 días se han notado 173 invasiones de langostas, de
las cuales invasiones dos se extendieron a todo el Imperio.
h No sé, ilustradísimos consocios, si con mis desorde-
nadas palabras he logrado dar a Udes. una lejana idea de
lo utilísimos y a la vez deñosísimos que son los insectos,
contrasentido, paradoja increíble, pero tan verdadera y tan
demostrada que no hay manera de dudar de ella.
Los insectos matan y dan vida; nos dan grandes be-
neficios y nos proporcionan calamidades terribles; fomen-
tan industrias y destruyen otras; ocasionan enfermedades
y sirven como remedios; originan carestías y sirven como
alimentos para el hombre mismo. :
ST
,
a
Mem. Soc. Alzate. —16-Pebrero-1921.—t. 37-35
380 S. J. BONANSEA
En la actualidad el estudio de la Entomología es nece-
sidad suprema para el hombre culto y para toda nación
progresista. Es preciso, indispensable conocer y saber dis-
tinguir el insecto útil del perjudicial; precisan serías y bien
definidas nociones de anatomía, de fisiología y de embriolo-
gía general de los insectos para poder favorecer las es-
pecies útiles y defendernos eficazmente de las dañinas.
Precisa combatir esos pequeños pero potentes enemi-
gos que atacan no sólo nuestras cosechas y destruyen nues-
tras riquezas, derrumban nuestras casas, reducen a polvo
unestras colecciones, taladran nuestros libros, sino que pe-
netran en nuestro cuerpo, lo enferman y lo matan.
Sin conocer exactamente su vida y sus costambres,
toda lucha resulta estéril e ineficaz, porque es casi siem-
pre el misterio que los envuelve lo que constituye su te-.
rrible fuerza. :
El hombre, ese vanidoso que se autotitula Rey de la
Creación, supo librarse de las fieras más peligrosas, pero
aún hoy día se halla impotente al enfrentarse con estos
infinitamente pequeños, los que son infinitamente fuertes
precisamente por ser infinitamente pequeños e infinitamen-
te numerosos, easi invulnerables.
Una estación Nacional de Zoología aplicada, o cuando
menos una Estación de Entomología Agraria, es de nece-
sidad imprescindible en México; y la Escuela Forestal va-
jerosamente fundada y dignamente dirigida por nuestro
ameritadísimo señor Presidente el Ing. Quevedo, es incom-
pleta sin el auxilio de la Zoología y particularmente de la
Entomología. >
Al infatigable Ingeniero Quevedo, a la progresista So-
ciedad Científica Antonio Alzate, y a sus ilustrados miem-
bros, les toca resolver y llevar a cabo la patriótica y nece-
saria Institución para beneficio y gloria de la grande y
querida Nación Mexicana.
México, 7 de Abril de 1919.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE * ANTONIO ALZATE”.—MÉMOIRES, T. 37 381
NUESTRA CULTURA Y EL RESPETO A LOS
MONUMENTOS COLONIALES
POR
DOMINGO DIEZ, M. S. A.—INGENIERO CIVIL
, EINCVL
(Sesión del 10 de Septiembre de 1919)
Los adoradores del Profeta, los sinceros y devotos del
Islam en sus sencillas y conmovecoras ceremonias, impul-
sados por esa fe que sólo tienen los convencidos, dejan sus
sandalias a la entrada de sus poéticas y espléndidas mez-
quitas en señal de humilde veneración, y descalzos y con-
tritos pisan su sagrado recinto para escuchar atentos la
sagrada lectura de su santo libro. Así yo, ardientemente:
desearía, cual nuevo mahometano, poseído de profundo res-
peto, dejar a la puerta de este templo del saber humano y
honra de nuestra cultura, mi insienificancia, mi poco valer;
pero ya que esta como atávica maldición va en mí, me con-
formaré con ella y sólo os ofreceré en mi torpe y desaliñado
léxico, mi buena fe, mi inquebrantable voluntad para ha-
cerme digno del alto honor, tan inmerecido cuanto bon-
dadoso, al ofrecerme un sitial en esta Ilustre Sociedad,
que está a la salvaguardia de México en el concierto uni-
- versal, no obstante los constantes y perversos ataques que
- »
ia io al 3»
382 ING. DOMINGO DIEZ
espíritus malévolos lanzan contra nuestra ciencia por con-
siderarla netamente latina, como si lo nuestro, lo genuina-
mente nacional nada valiera.
En los primeros años de mi vida profesional, cuando
la era de trabajo me llevó al cumplimiento de mi deber
en las montañas del sur, cuando aislado del México de mis
recuerdos colegiales, sabía la prosperidad de las sociedades
científicas y en particular de esta hbenemérita de Antonio
Alzate, un respeto natural, aleo así como el relato de mis-
terioso viajero llegado de lejanas y brumosas tierras me
conmovía, me torturaba; ¿pasaría la vida contemplando
únicamente a la naturaleza en su esplendor salvaje, sin as-
pirar al trato humano, a la mutua comunicación de las
ideas? no por cierto; hoy recibo una de las más íntimas y
profundas satisfacciones por el honor conferido y jamás
olvidaré estos momentos en que, rendidamente os presento
estos cuantos y humildes renglones como el homenaje más
sincero y espontáneo que mi alma puede concebir.
Mucho he pensado sobre el tema que deba desarrollar
y una ansia infinita se ha apoderado de mi espíritu al pre-
tender hacer algo bueno, al buscar una pequeña chispa de
mi ¡inteligencia “que contribuya al adelanto de esta ins-
titución, ya tan prestigiada, por fortuna, y que pueda ser
la iniciación de una obra meritoria que nos haga aparecer
como un pueblo culto. Poco haré y será, mas que un estudio
de importancia, un desahogo de mi corazón, algo así como
la confesión de ardiente pecadora que busca en la santa
penitencia un alivio para su alma.
El respeto a lo que es netámente mexicano, la contem-
plación de los recuerdos artísticos, de las tradiciones de
nuestros antepasados, una manifestación mística de mi al-
ma, si así quiera llamarse, creó en mí un intenso amor, casi
una veneración a esos incomparables monumentos colonia-
les, a esas iglesias y ruinosos conventos del siglo XVII, el
sielo de oro de la arquitectura mexicana, en que sus cons-
y
EL RESPETO A LOS MONUMENTOS COLONIALES 383
truetores pusieron su fe, creyendo eternizar con ellos sus
creencias y sus dioses.
El tiempo ha sido mas respetuoso, los años lejos de da-
ñar tan bellas manifestaciones del arte han cubierto sus
. venerables muros de pátina gloriosa y los ha rodeado con
encantadoras tradiciones de misteriosa y poética atrac-
ción. Artífice supremo ha consagrado su arquitectura, ha
hecho respetables los palacios y casas señoriales, ha ¡dea-
lizado las iglesias y conventos y como dijo Víctor Hugo
““ha hecho aún más de lo que ha quitado, porque ha impre-
so en sus fachadas aquel sombrío color de los siglos que
hace de la vejez de los monumentos la edad de la hermo-
sura.?”
Hoy desengañado, a punto de perder ese ideal, uno de
los pocos que me quedan, veo la intencional y despiadada
destrucción, contemplo los sagrados recintos de las igle-
sias, antes asiento de la Divinidad, donde se entonaban li-
túrgeicos cantos y se ofrendaba el incienso, convertidas en
inmundas bodegas; encantadores claustros de los conven-
tos sirviendo de sucia vivienda a miserable soldadesca y
en las mansiones señoriales, aquellos patios careterísticos
del México Viejo y caballereseo transformados en anti-
estéticas tiendas, boticas modernas o lo que es peor en lu-
gares de donde huye espantada la moral para dejar su si-
tio a repuenantes y decadentes vicios que, día a día nos
invaden; importados de otras tierras, mas adelantadas que
la nuestra si se quiere; pero más degradantes, más lascivos,
más perversos. . .. |
El espíritu de destrucción de lo que vale, de lo que
forma nuestra cultura, nuestra bistoria, se ha intensifica-
do, por todas partes vemos sus fatales resultados; se derri-
ban hermosos palacios y templos para dejar al descubierto
y en el más punible de los abandonos espacios antes cu-
biertos por obras de arte, que formaban un armonioso con-
A o a a A e
o e y AA A Pi
ING. DOMINGO DIEZ a
O O A íKAA
clima y en donde no se preocupan por la parte estética, Abe:
acabarán por hacer de México, bellísima Ciudad, “la de 5
Ñ EL RESPETO A LOS MONUMENTOS COLONIALES 385
q
los Palacios””, según la afortunada frase del Barón de Hum-
boldt, una ciudad amorfa, sin carácter propio y sin poder
indentificar sus gloriosas tradiciones y leyendas con sus
monumentos y paseos.
Particular atractivo de las casas coloniales son esos
exquisitos nichos y hornacinas, con churrigurescos y clá-
sicos adornos en donde la piedad de sus moradores colocó
al Santo de su devoción; lugares de poética leyenda e in-
génuo respeto para los vecinos los que se veían santificados
en sus intereses, cuidados en su vida y cuyo culto formaba
una verdadera unión, motivo de sencillas fiestas, muchas
de las cuales conmemoraban hechos históricos o legenda-
rios. Hoy han desaparecido con la demolición de tan pre-
ciados recuerdos arquitectónicos y con la disparatada y ab-
surda nueva nomenclatura de las calles y plazas.
Consérvanse los nichos; pero se han perdido no pocas
de las imágenes, como si con atacar a un bello retablo de
piedra se diera un golpe de gracia a una creencia.
En otro orden de ideas y fuera de las manifestaciones
artísticas que recrean la vista, que nos complacen y alegran,
los antíguos monumentos han sido y serán la base de las di-
sertaciones históricas que tiendan a establecer la: verdad
de lo sucedido, pues casi todos los hechos humanos han
girado alrededor de los gobiernos y de las castas poderosas -
y éstas, sobre todo en las grandes aristocracias, han eons-
truído espléndidos palacios, exquisitas iglesias y tuvieron
como un alto e inmerecido honor legar costosas fundacio-
il nes. Es un hecho, que no podemos dudar, que todo aconte-
cimiento humano tiende a falsearse durante la época en que
se verificó y aun en varias generaciones, sobre todo cuando
aún se conservan los personajes o los intereses que lo moti-
varon; pero después viene la sana erítica, el estudio sere-
no y desapasionado de los sabios e investigadores, quienes
buscan el encadenamiento de los hechos en el lugar en que
386 ING. DOMINGO DIEZ
DN se verificaron, dentro de los mismos palacios, en los pro-
0 pios claustros y procuran vivir esas costumbres para inves-
A tigar la verdad. ¿Como podremos deslindar lo realmente
E verídico de lo tradicional y fantástico, si ya no existen
: los monumentos precolombianos o coloniales? Labor aca-
A so imposible o de muy difícil realización.
Be Las costumbres también se resienten, nuestros pa-
de dres nos hablaban del espíritu de raza, de los abolengos de
3 familia, relacionados casi siempre con las tradiciones cris-
y tianas y si bien es cierto que la idea dominante, la reli-
4 4 giosa, está sufriendo una gravísima transformación, que-
Ñ ; dan tangibles los monumentos arquitectónicos que, como
4 elocuente y objetiva manifestación nos mostraban para
E hacernos palpar la vida tranquila, patriarcal y sencilla de
E los antepasados, tan diferente de la actual, de lucha deli.
yA
$
rante, de ansia desenfrenada de riqueza. Los recuerdos
de la infancia están identificados, en la mayoría de las
veces, con los monumetos y en perdiéndose éstos, desapa-
recen, para siempre, aleunas de las más deliciosas y profun-
das remembranzas de los años mas gratos de la vida, de aque-
llos en que no se conocían los sufrimientos ni la realidad
de la existencia. ,.-
Nos es muy conocido el México Colonial para que me
atreva a ponderar sus atractivos, su proporcionalidad, ba-
se esencial de la belleza plástica, además de que, toda gente
culta ha estimado en lo que vale el contraste que presenta
con las colonias nuevas en donde no se ha seguido una
idea fija, un carácter distintivo; ahí todos construyen a
pa su antojo, se importan estilos exóticos, perfectamente ina-
propiados a nuestro medio, a nuestra sensibilidad artística
y vemos junto a una casa de pretencioso y absurdo estilo
ruso, un palacete de corte norte-americano, forma ““misión””
de pisos bajos, antiestéticos arcos y rudos cerramientos
de piedra en bruto. Las condiciones interiores de tales
casas son bien sabidas, inapropiado conglomerado de habi-
EL RESPETO A LOS MONUMENTOS COLONIALES 381
taciones y viviendas sin luz ni vida y que, no obstante la
limpieza que ostentan sus fachadas y calles siempre las en-
fermedades epidémicas hacen garra en sus habitantes.
¿Puede darse en una de las nuevas colonias, confuso
y desordenado amontonamiento de edificios de diversa ar-
quitectura, un espectáculo tan bello como el que presenta
la calle de la Moneda que ha conservado, por gracia espe-
elal, su carácter antíguo? no por cierto, y ¿en donde en-
contramos esas espléndidas perspectivas de nuestras vlejas
calles con las graciosas y elegantes cúpulas, con los suntuo-
sos campanarios y con ese conjunto armónico de casas
coloniales de severa fachada; pero de estilo fijo y equi-
librado? El ánimo se sobrecoje de respeto al contemplar
un primoroso rincón del México Colonial, el espléndido
Colegio: de las Vizcaínas, piadosa y cristiana fundación
de tres buenos iberos y que, gracias a la afortunada distri-
bución de sus calles cercanas, impropias para las rápidas
comunicaciones actuales se ha conservado en su mas com-
_pleto carácter y todavía nos habla al alma como en sus
buenos tiempos. ¡Ojalá que cosa parecida pudiéramos de-
cir de todos nuestros monumentos coloniales, con especia-
lidad de aquellos situados en las partes céntricas de la ciu-
dad y que son los que más sufren, los que contínuamente
se ven profanados.
He procurado presentar una ligera idea, un simple
apunte del arte que encierra ese maravilloso conjunto de
monumentos, vosotros también los conocéis y seguro estoy
que, en vuestra alma de artistas cabe su respeto y el deber
en que estamos de velar por ellos, para que se conserven
y sea una historia viva -para nuestros descendientes;- los
que deseraciadamente, poco conocerán del verdadero arte,
ya que la lucha delirante por la vida acabará con sus más
ingénuas y puras manifestaciones; así como con el adelanto
de las artes gráficas, orgullo de la inteligencia y labor del
Á
388 ING DOMINGO DIEZ
hombre; pero que no pueden presentar la personal y armo-
niosa ejecución del artista.
Hablar de la conservación de los monumentos y no
dedicar un caluroso elogio a la ya benemérita Asociación
de Ingenieros y Arquitectos de México, sería una suprema
ingratitud para los que hemos bebido en sus claras fuentes,
sabias enseñanzas y recibido inapreciables 'dotes de ca-
rácter. Con un entusiasmo sincero, fruto de exquisita cul-
tura ha emprendido una lucha, una cruzada de arte y de
patriotismo, en el sentido puro y real de la palabra, y se
ha enfrentado con el poderoso, con el imbécil espíritu de
destrucción que inspira a esa multitud de irreflexivos, que
creen que el predominio de las ideas nuevas, las que for-
zosamente acompañan a la evolución de los pueblos, solo
se logra con la destrucción material de las bellezas celá-
sicas, de los recuerdos históricos.
Otras veces, como el caballero manchego, ha conten-
dido con el mercantilismo, ávido de riqueza, entre cuya
falanje se cuentan aleunos de los más caracterizados aven-
tureros extranjeros, que después de mutilar nuestras be-
llezas envían los restos a otros países para servir de lamen-
table adorno a dasas y almacenes. La falta de escrúpulos
y delicadeza de tales sujetos corre parejas con el afán de
lucrar en lo más sagrado de la tierra que les da alojamien.
to y hospitalidad. Enemigo formidable no cede ni ante la
justa indienación y natural deseo de todo mexicano que
aspira a conservar lo suyo, lo que le legó la Madre Patria,
lo que quiere, lo que adora. . . . z
Ardua y difícil tarea, noble empeño de sus asociados,
cuyos éxitos morales guarda amorosa, con silencioso y dig-
no orgullo, entre sus fastos y tradiciones.
Os ofreceré unos cuantos y elocuentes ejemplos de lo
ya logrado, no todos, pues sería tarea larga. El año de 1915
un partido revolucionario ordenó la demolición del Palacio
*
EL RESPETO A LOS MONUMENTOS COLONIALES 389
Municipal de Veracruz, sin tener en cuenta su historia, ni
lo que representa para nuestro pueblo; bellísimo recuerdo
colonial, no sólo por su arquitectura sino por haber sido el
asiento del primer Ayuntamiento del Cuntinente Ameri-
cano, genial fundación del gran guerrero Don Hernán Cor-
tés. La demolición comenzó con una furia sole ompara-
ble a la incoherencia de la orden y la Asociación se dirigió
al Jefe Supremo de la Revolución y se obtuvo la supresión
del desacato. ¡Se conserva el palacio sin puertas, ni venta-
nas y esperamos que el Municipio del puerto comience la
noble obra de reconstrucción.
Aterrorizados contemplamos en las postrimerías de
1916 unos grandes andamios en el hermosísimo capialzado
de la iglesia de San Juan de Dios de la ciudad de México,
¿que objeto llevaría la tal obra? después lo supimos, tenía
como mira abrir una gran ventana en su parte superior
- para dar luz a una imprenta que en su sagrado recinto iba
a fundarse. Idea descabellada, prurito de atacar las igle-
sias para establecer en ellas talleres industriales cuando sus
condiciones son absolutamente inapropiadas para tales
centros de trabajo. Un grito de indignación salió de la
gente culta y por comedida petición al Gobierno Precons-
titucional se logró el paro del disparate y aún hoy; tres
largos años han pasado, se conserva mutilado tan atra-
yente santuario. oe
El convento de Corpus Christi de religiosas francis-
pl canas descalzas dedicado a las hijas de los caciques, fue
primero privado de sus claustros; pero se conservó la igle-
_sla, gala colonial de nuestra primera avenida. En 1917 fue
despiadadamente convertida en una moderna droguería,
tiempo después “garage””, y en un expendio de frutas y
bodega ostentando en los tiempos que corren un ridículo
entablado y una tienda de modas. ¿Qué ganó la metrópoli?,
que beneficio se obtuvo eon poseer un local que para nada
sirve, e como se encuentra?
Se
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390 ING. DOMINGO DIEZ
Pero llegó lo inaudito, lo estupendo, lo inverosímil, lo
que sólo la ignorancia en asqueroso consorcio con la mala
fe pueden concebir, le destrucción, digámoslo así, de nues-
tra bellísima Catedral Metropolitana, obra maestra del arte
colonial orgullo de México, con la colocación de algunos
edificios en su actual atrio; concesión dada a la ligera a
un potentado y a un Barón (?) aventurero, cuyos fracasos
en el arte de construir son bien conocidos para ser recor-
dados. Un grito de angustia, una exclamación de horror
y la protesta unánime fueron la consecuencia de ese atentado,
tanto más punible cuanto más inconsciente. Por fortuna
la Sociedad entera elevó una protesta y la Asociación en
su sagrado recinto se hizo eco de dicha manifestación de
cultura y emprendió meritoria labor en ayuda de la ya em-
prendida, la que se vió coronada por el más lisonjero exito.
Quedó plenamente demostrado el deseo de atacar al es.
pléndido templo y de herir en lo más íntimo del alma al
metropolitano al quitarle de la vista su soberbia catedral.
No está salvada la sagrada construcción, espíritus ávidos
de riqueza atisban sus contornos y no será difícil que, el
día menos pensado volvamos a tener el terrorífico fantasma
de la destrucción frente a nosotros y haga garra en aque-
lios lugares que proporcionan una magnífica perspectiva
para nuestro monumental y bellísimo Templo Mayor.
No desearía, ni siquiera mentar semejante proyecto,
que es un desdoro para la cultura; pero presento unos lige-
ros apuntes para que os forméis cuenta de tan disparata-
do y absurdo pensamiento, de tan mayúsculo desaguisado
y si, por un momento, pensamos en el destino de tales edi-
ficios, nos confundimos al considerar que podrían ser €)
refugio del hampa, que noche a noche ronda esos lugares y
que hoy tiene su centro en los hoteluchos fronteros a los
sagrados muros del santuario.
EL RESPETO A LOS MONUMENTOS COLONIALES 391
La principal avenida de la Ciudad de México se enor-
gullece con un espléndido edificio colonial, ya consagrado
por el tiempo y que marca en muestra historia una época
de arte, me refiero al bello y atrayente palacio del Conde
de Orizaba conocido con el nombre de ““Casa de los Azule-
OS
Hoy tan interesante mansión señorial está desapare-
ciendo, la vorágine comercial ha hecho garra de ella y ve-
mos, entristecidos y en la mas absoluta imposibilidad de
remediarlo, la profanación de sus excelentes bellezas ar-
tísticas y-el desdoro que sufre un palacio, ya consagrado
o
por la fama, al destinarlo a usos muy diferentes y aun con-
trarios a las nobles aspiraciones de su ilustre fundador.
Esas líneas clásicas, ese conjunto de azulejos, de pri-
miorosa factura, se va perdiendo, lo original y genuinamen-
te antíguo, como otras cosas nuestras, irá al extranjero, al
país del norte que, no contando con tan bellos recuerdos,
los importa de nosotros, que no hemos sabido conservar
lo poco que nos queda y vemos con la mas punible indife-
rencia ese desfloramiento de las obras de arte, esa mutila-
ción de las bellezas coloniales.
La fachada perderá su carácter, se verá cubierta con
rótulos y anuncios, los antiestéticos aparadores han subs-
tituído a las proporcionadas ventanas y el zaguán clásico
tiene hoy cortinas modernas de fierro que contrastan la-
mentablemente con los bellos entrepaños de azulejos. En
el inteyiór, el destrozo es aún más lamentable, artísticas
puertas desaparecidas, techos de cristales que roban el
aire y la luz quitando el azul del cielo, que constituye el
_ principal elemento de los patios coloniales y la colocación
de espantables pinturas en los muros de los corredores, de
género distinto al peculiar de tan hermoso palacio.
Aquí, con la más profunda tristeza, vimos la inutilidad
de nuestros esfuerzos, todos encaminados a salvar el edi-
Ñ ES
392 ING. DOMINGO DIEZ
ficio; representaciones ante el Gobierno, particulares y prin-
cipalmente con la casa de Samborn, arrendataria del edi-
ficio que no fueron oídas, y que trajeron la pérdida de las
más nobles y desinteresadas aspiraciones.
La Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México,
como una suprema manifestación de su inzonformidad y
para “salvar su honor dió un voto de censura pública al ar-
quitecto inglés señor Pepper que no tuvo para el país que le
da albergue un sentimiento de respeto.
Podría seguir hablando de otros hechos; pero temo
haber fatigado vuestra atención, por lo que terminaré pro-
poniendo ante vosotros una respetuosa iniciativa; la crea-
ción de “La Liga Cultural de E para la conserva-
ción de log monumentos coloniales.”
En los pueblos cultos se ha extendido. por foríuba.
la idea protectora, sabemos las sabias leyes y disposiciones
de España, cuyo gobierno se ha echado a cuestas la con-
servación de las portentosas maravillas moriscas de Gra-
nada, Córdoba y Sevilla y el ejemplo dado por la culta
Francia, que ha extendido su acción al extranjero; viendo
así que algunos,de los monumentos de la Tierra Santa os-
tentan una inscripción que dice ““este monumento está ba-
jo el cuidado de la Francia.”? Extiende su acción protec-
tora hasta considerar como territorio francés los lugares
cercanos a los monumentos, y en cuyos sitivs no rigen las
leyes otomanas. Largo sería relatar caso por caso, y solo
os diré que, en este último país se ha extremadóOwel celo
al cuidado y protección de los paseos, de las arboledas y de
los sitios pintorescos, existiendo leyes especiales que rigen
la colocación y distribución de los alambres conductores
de energía o telegráficos para no dañar al paisaje.
4
Aquí por desgracia nuestra, ni hablar de este último
punto, ya que no tenemos ni la más insignificante idea de
lo que es el respeto a las casas y paseos, la colocación de
EL RESPETO A LOS MONUMENTOS COLONIALES 393
los alambres ofrece serios peligros; pero no importa la vi-
da de los ciudadanos, con tal de dejar satisfecho el deseo
de enriquecerse.
Os he manifestado las justas, a mi parecer, exclama-
ciones de indignación al ver tanta falta de respeto, al con-
templar esa desgracia y ya que en los últimos años se ha
manifestado una marcada tendencia a hacer renacer estilos
_antísuos, busquemos lo principal, conservar los modelos
y trabajar con ahineo para lograr lo que sería, a mi modo
de ver, la salvación suprema; la promulgación de una ley
que declare la intervención del poder público en !a conser-
vación de los monumentos coloniales. Esta disposición no
existe y sin ella nos encontramos con la muralla en donde
se estrellan nuestras aspiraciones, como las olas en la dJe-
sierta y rocallosa playa.
Vosotros, señores, hoy mis estimados consocros y ami-
gos predilectos, que lleváis en el alma el sentimiento de
lo bueno y de lo bello, sin duda habéis sentido una emo-
ción desagradable, algo así como la pérdida de una cosa
querida al contemplar el atropello, la infame destrucción dei
México Viejo, que vincula nuestra juventud y los encan-
tadores recuerdos de aquélla época, ya ida por desgracia,
pero que ha dejado en nosotros dulces añoranzas, poéticas
reminiscencias. Lograd una agrupación cultural de las
diversas sociedades científicas, artísticas y literarias con
el fin de proseguir en delicioso y armónico conjunto lo
que aisladamente tantos de nosotros deseamos y que, con
logralo recibiremos una de las más íntimas satisfacciones.
La Asociación de Ingenieros y Arquitectos ha comen-
zado la noble tarea, proseguidla vosotros, los sabios socios
de la benemérita Sociedad Alzate, y ya juntas, con la per-
sonalidad moral de ambas corporaciones dirigid al Poder
Legislativo o a la autoridad a quien corresponda una excl-
tativa para que se dicte definitiva disposición y veamos en
»
presente.””
394 ING. DOMINGO DIEZ
corto plazo, cada edficio de arte o de historia bajo la salva-
guardia de la cultura mexicana.
No desearía terminar esta mi pobre y corta literatura
sin embellecerla, ya que bien lo merece con unos hermosí-
simos conceptos del divino cantor de “Las Golondrinas””
(Gustavo Bécquer) que en su alma de artista y de poeta
cupo el respeto y la veneración al pasado. . . . .'“sea cues-
tión de poesía, sea que es inherente a la naturaieza frágil
del hombre simpatizar con lo que perece y volver los ojos
con cierta triste complacencia hácia lo que ya no existe,
ello es que en el fondo de mi alma consagro como una es-
pecie de eulto, una veneración profunda a todo lo que
pertenece al pasado, y las poéticas tradiciones, las derruí-
das fortalezas, los antíguos usos de nuestra vieja España,
tiene para mi todo ese indefinible encanto, esa vaguedad
misteriosa de la puesta del sol de un día espléndido, cuyas
horas, llenas de emociones vuelven a pasar por la memoria
vestidas de colores y de luz, antes de sepultarse en las ti-
nieblas en que se han de perder para siempre.””
“Lo único que yo desearía es un poco de respetuo-
sa atención para aquellas edades, un poco de justicia pa-
ra los que lentamente vinieron preparando el camino por
el que hemos llegado hasta aquí y cuya obra colosal que-
dará acaso olvidada por nuestra ingratitud e incuria. La
misma certeza que tengo de que nada de lo que desapare-
ce ha de volver, y que en la lucha de las ideas, las nue-
vas han herido de muerte a las antiguas, me hace mirar
cuanto con ellas se relaciona con algo de esa piedad que -
siente hacia el vencido un vencedor generoso. La vida de
una nación, a semejanza de la del hombre, parece como que
se dilata con la memoria de las cosas que fueron, y a me-
dida que es más viva y más completa su imagen, es más
real esa segunda existencia del espíritu en lo pasado, exis-
tencia preferida y más positiva tal vez, que la del punto
EL RESPETO A LOS MONUMENTOS COLONIALES 395
“¿Dónde están los canceles y las celosías morunas?
¿Dónde los balcones con su guardapolvo triangular, las oji-
vas con estrellas de vidrio, los muros de los jardínes por
donde rebosa la verdura, las encrucijadas medrosas, los
carasoles de las tafurerías y los espaciosos atrios de los
templos ?.”” S
México, Septiembre 1 de 1919.
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Mem. Soc. Alzate. —21-Febrero-192L.=t 37-35
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”.—MÉMOIRES, T. 37 397
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COMO LOGRE COLORAR EL HEMATOZOARIO DE ,
LAVERAN VALIENDOME |
DEL AZUL DE METILENO ORDINARIO
POR EL
DR. FAUSTO VERGARA, M. S. A.
(Sesión del 4 de Agosto de 1919)
pi Seguramente que en lo que paso a describir no hay
nada muevo, y solo me lleva a hacer la descripción del pro-
cedimiento de que me serví para teñir el hematozoario, el
hecho de no haber encontrado técnica semejante en los li-
bros que han estado a mi alcance.
Y tal vez como yo, se encuentren médicos, que rodea-
dos de cireuntancias especiales que les impidan adquirir
los colorantes preparados ad hoc por casas -especialistas,
se vean precisados a prescindir de ciertas investigaciones
«microscópicas cuya utilidad, por sabido se calla.
Para ellos escribo, con la esperanza de serles útil aun-
qUe sea en una nimiedad.
PO Por razones que no es del caso referir, me o en
um momento dado sin un comprimido de polvo de Leishman -
y sin ningún otro color que me permitiera hacer metódi-
- Camente mis exámenes de sangre con el fin de investigar
E e 3
398 DR. FAUSTO VERGARA
la presencia del hematozoario; solo contaba con un poco
de azul de metileno y con eosina.
Me propuse entonces ensayar diversos medios de oxi-
dar el azul de metileno para obtener el rojo del mismo azul
que habría de servirme de base para las coloraciones, y
de todos los probados, el que me dió resultados instantá-
neos y seguros fue la oxidación con bieromato de potasio.
Procedí del modo siguiente:
A una solución saturada de azul de metileno en agua
destilada, añadí gota a gota una solución al 20 por ciento
de bicromato de potasio también en agua.
Al caer las primeras gotas de bieromato en el azul,
se nota la aparición de un color rosa y en seguida la forma-
ción de precipitado de color de añil.
Se sigue añadiendo bicromato hasta que cese de for-
marse precipitado y en seguida se filtra.
El precipitado recogido en el filtro se lava con agua
destilada, se seca, se pulveriza y está listo para el nso.
Para usarse, basta disolver dos centígramos ael polvo
en diez centímetros cúbicos de alcohol metílico y agregar
dos miligramos de eosina.
Las coloraciones que he obtenido por este procedimien-
to tienen mucha semejanza con las que se obtienen por el
colorante de Leishman.
La técnica para su aplicación es exactamente la de la
coloración de Leishman.
Se observa que variando la proporción de eosina, se
obtiene una coloración más o menos rosa de los glóbulos ro-
jos. Cuando solo se usa en proporción mínima necesaria
para servir de mordente, los glóbulos rojos se tiñen de
azul verdoso.
Los cromosomas de los hematozoarios se tiñen en rojo
rubí; los protoplasmas en azul pálido.
>.
e . y:
4
EL HEMATOZOARIO DE LAVERÁN 399
/ La coloración de los leucocitos es muy neta: los nú-
eleos son violetas, algunos protoplasmas ligeramente rosa.
Los eosinófilos exhiben sus granulaciones intensamente
coloreadas en rojo. ;
Me ha parecido distinguir en los núclecs leucocitarios,
porciones de cromatina que toman un tinte violeta rojizo
y porciones de tinte violeta azuloso.
Tal vez correspondan estas afinidades diferentes, a la
basi-cromatina y a la oxi-eromatina de Heidenhair.
He usado el colorante descrito para la coloración de
espirilos y entre ellos, la espiroqueta de la sífilis, con bue-
nos resultados.
Haré observar para terminar, que mi primera idea fue
la de obtener un producto en todo semejante al polvo de
Leishman, y para ello añadía la eosina a la solución de
- bieromato, pero me he convencido de que es inútil hacerlo
así y de que más vale añadirla ya sea al precipitado, ya
a la solución de éste en el alcohol metílico, con lo que se
simplifica notablemente la preparación, puesto que no hay
que hacer una dosificación previa del bicromato necesario
para precipitar el azul, de modo que este precipitado re-
tenga una cantidad determinada de eosina.
Tampico, 30 de Junio de 1919.
;
s
UTILIDAD DE LOS PAJAROS EN AGRICULTURA
Por el Prof. Enrique Orozco, M. $. A.
(Sesión del 4 de Agosto de 1919)
En sesión pasada, con motivo de una breve discusión
“nacida al margen de las sugestiones hechas por algún so-
cio extranjero y leídas por el señor secretario de esta egre-
gia sociedad para proteger a los pájaros de los campos
por los servicios que prestan a la agricultura, un distin-
guido consocio, aseguró que las referidas aves, no presta-
ban tal utilidad, diciendo, si mi memoria no es infiel, que
- el pico de muchas, ni siquiera era apropiado para la caza
de insectos. También creo haber oído decir al cultísimo
Sr. Presidente de esta elevada agrupación, que no estaba
aún científicamente probada la mencionada utilidad de los
pájaros en la agricultura. :
Permitid, respetables señores, que un humilde estu-
diante de la naturaleza, traiga aquí conocimientos rancios,
de tiempos pasados y que lleve en cambio, nuevas ideas
que, confieso con pena, desconocía allá en la provincia
donde hice observaciones sin duda erróneas 0 mal inter-
_ pretadas lecturas O aura adquirí conocimientos hoy no
aceptados.
Leí entonces en numerosas obras de texto para maes-
tros y alumnos, que muchas aves, como el gavilán, el que-
402 ENRIQUE OROZCO
branta huesos, las aves de corral, las codornices, la chacha-
laca, el papavientos, el tordo y otras que sería prolijo citar,
destruían, comiéndolos, innumerables insectos nocivos a las
plantas y que los pájaros, especialmente los llamados pa-
jaritos, es decir, los de talla pequeña, eran los más eficaces
auxiliares de la agricultura. Mi débil memoria y la cir-
cunstancia de no tener en esta ciudad mi biblioteca, me
impiden citar libros y autores. :
Remitiéndome a mi propia experiencia, puedo apor-
tar los siguientes datos y ratificaciones:
En el pueblo de Totimehuacán ví muchas veces, que
después de voltear con los arados la tierra, los propietarios
en pequeño mandaban a sus mujeres que soltaran las galli-
nas en el terreno, a fin de que se comieran las gallinas cle-
gas (larvas del Cetonia aurata), terribles rizófagas en su
primera edad y fitófagas al estado de insecto perfecto.
Igualmente observé que tras de los peones que rom-
pían los surcos en las llanuras que rodean aquel pueblo,
iban los tordos de charretera o capitanes (Agelaius guber-
natus, Bonap.), siguiendo las yuntas a veces posados en el
lomo de los bueyes y comiendo a medida que se abría el
surco, las larvas que quedaban al descubierto. Por el rum-
bo de Tehuacán, pasa lo mismo con el zanate (Quiscalus
macrourus, Swains).
También he observado y matado, tres ejemplares de
aves muy comunes en los alrededores de Puebla, el gavi-
lán pollero (Falco hudsonius, Linn), el cernícalo o gavi-
lancito (Falco sparveruis, Linn), y el quelele carandache
o quebranta huesos, (Poliborus cheriway, Jack), y ma-
tado, repito, para comprobar mi observación, que su es-
tómago estaba repleto de unos mayates amarillos, con
manchas morenas (Euphoria basalis, Burm), muy abun-
dantes al final de la primavera, quedando sorprendido,
respecto de los dos primeros, al no hallar restos de pollos
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UTILIDAD DE LOS PÁJAROS 403
o de reptiles, como me imaginé. Y es que los pajarillos
y las aves caseras, han aprendido a huir de sus naturales
enemigos, viéndose éstos en la necesidad de alimentarse con
los modestos coleópteros.
Es muy común, también, ver en todas las cercanías de
la invieta ciudad, al cardenalito (Pyrocephalus mexica-
nus), solitario, quieto, en la rama más alta de un árbol o
de un arbusto, lanzarse de repente, al espacio, semejando
una llama flotante, revolotear econ vistosos giros y volver
al punto de partida, trayendo un insecto en su pico. Y es-
ta maniobra la ejecutan otras muchas especies de la fami-
lia de los tiránidos.
En el Catálogo de la Colección de aves del Museo Na-
cional, por Alfonso L. Herrera, se lee lo siguiente:
“Los Tiránidos desempeñan un papel importante en la
economía de la naturaleza; son de los enemigos más te-
mibles de los insectos; indirectamente favorecen al hom-
bre librándole de un número colosal de moscos y otros
exápodos molestos; abundan en todas partes, en las lla-
nuras, y en los montes, tanto en los lugares desiertos ceo-
mo en los habitados; en las tierras frías, templadas y ca-
lientes: por doquiera desplegan su actividad maravillo-
sa, implidiendo la multiplicacin excesiva -de muchos de
nuestros pequeños enemigos.”” a
Ratos también de agradable observación proporciona
el alegre saltapared con todos sus hermanos del gene-
ro Catherpes, siempre inquietos y saltones, trepando
afianzados con agudas uñas, en torno de los sauces
(1) álamos (2), y tepozanes (3), sacando con su largo, del-
.gado y aguzado pico, de entre las viejas cortezas, larvas
e insectos perfectos, que comen o llevan presurosos a sus
polluelos. El saltapared común (Catherpes mexicanus),
de alegre y bullanguero canto, que regocija a las doncellas
enamoradas; pues dicen que cuando cantan, es porque va
404 : ENRIQUE OROZCO
a llegar el cartero con la esperada misiya del ser querido.
Ese pajarillo, es incansable, tarde y mañana, escudriñando
cortezas y hendiduras de los muros, en busca de insectos
y siempre, después de su colecta, hace oír su regocijante
voz.
Curioso es ver, también, el pega-reborda (Lanius ex-
cubitor), como le llaman los españoles, cabezón o cenzontle
cimarrón, como le decimos nosotros, casi toda la mañana
y principio de la tarde, en altos puntos de observación, si-
lencioso, tranquilo, simulando una bola de suave hilaza gris
-negra, precipitarse rápido sobre algún maguey para coger
un coleóptero negro, pringado de blanco (Acanthoderes fu-
nerarius), destructor de las pencas del hermoso agave y
devorarlo o clavarlo en una de las espinas de la planta,
para volver otro día por él o llevarlo allá lejos, trazando en
su vuelo largas ondas y plegando transversalmente, de
modo especial, sus alas.
¿Y el chotacabras, Nyctibius jamaicensis, Gm.) como
se denomina en obras castellanas o ataja-caminos, boca je-
dionda, según le dicen los rancheros de la costa del pacífi-
co? Es un gran destructor de mariposas nocturnas, las más
nocivas a la agricultura. Al declinar el día, al pardear la
tarde, pues es crepuscular, vuela en línea recta, llevando
abierta su enorme boca de fisirrostro, donde van introdu-
iéndose por su ancho exófago, los obseuros lepidópteros.
: Todos losdentirrostros son insectívoros y frugivoros
y de ellos, con algunas otras aves y pequeños mamíferos,
traen extensas listas trataditos en su mayor parte franceses
y algunos, escasos españoles con el nombre de “Animales
útiles a la Agricultura”” ;
Olvidé citar entre las aves grandes destructoras de in-
sectos y benéficas amigas de los árboles, a los picos o car-
pinteros, tan comunes en todos los bosques de los climas cá-
lidos y NS n
UTILIDAD DE LOS PÁJAROS
Estas bellas trepadoras de las que conozeo seis o
siete especies, género Picus, recorren infatigables los árbo-
les de los campos, especialmente aquellos cuyos troncos
empiezan a secarse y se les ve agarradas con los dedos
opuestos de sus patas, girar en torno de los tallos y cuando
cbservan la entrada de un agujero hecho por los insectos,
dan vuelta por el lado más cercano a la terminación del tú-
nel, golpean con su pico, produciendo un ruido especial
en la madera, que se oye a gran distancia en el bosque y
luego vuelven al punto de entrada del agujero a esperar
los insectos que, asustados con el ruído, buscan fa salida
y que cogen con su larga y desfibrada lengua.
He leído que los campesinos de Francia, dicen del car-
pintero que es una ave muy “pretenciosa””, pues al golpear
- con su pico una parte del tronco, da vuelta al punto opues-
to, para ver si lo ha perforado de lado a lado.
En ocasiones las bandadas de pájaros eraníveros come-
dores de semillas a veces en alarmante cantidad, parecen
perjudiciales a las cosechas; pero en una obra francesa que
acabo de leer, Précis d'Histoire naturelle par E. Aubert
1901, se hace esta apreciación: si se practica un balance
entre los granos que se comen los gorriones, por ejemplo,
y las larvas que destruyen, ya por gusto, o para llevarlas
'a sus crías, se verá que el agricultor siempre sale ganando;
pues más daño hubieran causado en los graneros y plan-'
tíos los insectos que se comieron, que la pérdida de algunos
centenares de semillas. :
La obra precitada, elogia las leyes del congreso francés
que imponen severas penas a los destructores de pájaros
y nidos y a Alemania, donde las avecillas son eileazmente
defendidas por el gobierno y los particulares.
) Felizmente en México hay también proyectos de caza
y pesca; conozco uno de Yucatán y otro del Estado de Pue-
bla, hecho éste por el Sr. José Miguel Sarmiento, actual
406 ENRIQUE OROZCO
director de la Escuela de Bellas Artes, y en el que se pro-
tege a los pájaros. Igualmente en el **Boletín Extrordi-
tario de la Secretaría de Agricultura y Fomento””, que
aquí se tuvo la bondad de obsequiarnos, se habla de la
expedición próxima de un reglamento de caza y pesca.
Y en un número reciente de “*El Pueblo””, fecha 18 del
mes ppdo., da'la noticia de que van a fundarse las “*Ban-
das de Piedad””, de que será presidente el Sr. Luis G. Mo-
rel, ]
Entre las consideraciones que se hacen al respecto,
se halla ésta:
“¿Causa cólera e impaciencia,. . . .ver a los mucha-
chos que por vía de distracción, apedrean a los perros, ma-
tan con flechas a las lagartijas y a los pájaros y les tiran
sms niditos. 5d
En el “Prosrama sumario de Elementos de Historia
Natural”? por don Manuel Mir y Navarro.-1899, se lee:
““Gorrión doméstico.—Se considera por muchos como
dañino porque su alimentación principal consiste en gra-
nos, sobre todo de cereales y no puede negarse que causa
aleunos perjuicios en las épocas de las siembras y en las
de maduración de ciertos frutos, apareciendo a veces por
nuestras huertas y campos tan gran número de gorriones
que se hace preciso el ahuyentarlos ; pero a ésto se opone
la utilidad que reporta su presencia, exterminando un sin-
número de orusas; de manera que en algunos puntos es in-
dispensable el gorrión, sobre todo en épocas de verano,
para la conservación del arbolado y sus mayores detrac-
tores se han convencido de que cuando dicho animal desa-
parecía de ciertas localidades, los árboles frutales y de
adorno, ,eran poco menos que destrozados por las larvas
de muchísimos insectos””.
Recuerdo, apropósito de los gorriones (Carpodacus me-
xicanus, Ridgw) que con frecuencia alarman por su inmen-
CIA ds A.
UTILIDAD DE LOS PÁJAROS
so número en los campos y proximidades de las haciendas,
lc que dice Huxley en el tomo tercero de su Historia natu-
ral.
Refiere que habiéndose desarrollado en Inglaterra los
gorriones en número extraordinario, se formó una socie-
dad de cazadores de estos pájaros, estableciéndose, para
estimularlos, un premio a aquél que mayor número matara
durante el año. No hay para qué decir que en poco tiempo,
casi se acabaron los gorriones en la isla; pero entonces se
notó un fenómeno inesperado: comenzaron a perderse las
cosechas en todo el país y fue necesario, dice el autor, que
el gobierno, para evitar el mal, importara grandes canti-
dades de gorriones de Rusia.
Concretándome a casos nuestros, debo a mi respetable
econsocio el Sr. Lic. Cosío, de la Sociedad de Geografía y
Estadística, este dato que nos relataba, hace pocas noches,
al Sr. Prof. Aguilar y Santillán, Vicepresidente de aquél
Cuerpo y a mí:
Dice que un caballero español, dueño de la hacienda del
Pino en Cuautitlán, para aprovechar, sembrándolas, unas
tablas de terreno en las márgenes del río y viendo que una
eran cantidad de gorriones y otros pájaros se albergaban
en un bosquecillo cercano, lo mandó talar y el mismo pro-
pietario le aseguró después, que se arrepintió de su ac-
ción, pues la cosecha y sus trojes se vieron invadidas por
ina inmensa muchedumbre de larvas.
Perdonad, señores, que os haya distraído con algunas
observaciones, tal vez de escasá o sin ninguna importancia ;.
pero es mi deseo laborar y aprender y el de ofreceros
mis respetos por medio de este modestísimo estucio, el que
me guía al ocupar este sitio reservado a verdaderas intelec-
tualidades. AS
LA CONSERVACION DE LOS MONUMENTOS COLO-
NIALES DE MEXICO
SU IMPORTANCIA Y NECESIDAD
-POR DOMINGO DIEZ, M. S. A.—INGENIERO CIVIL |
A EIN
(Sesión del 3 de Mayo de 1920)
Existen, por fortuna, algunas satisfacciones en la vida
que no se olvidan, que perduran a través “le las vicisitu-
des de la cotidiana lucha que, guardándose con religioso
-respeto, constituyen uno de esos orgullos íntimos y silen-
ciosos que son los más durables; no forman la ostentación
del pedante ni del que busca en la audacia su propio me-'
dro, son los que no se comunican y forman más bien alyo
del propio sér, contituyen un estado de conciencia y traen
alguna tranquilidad de espíritu, que deriva, principalmen-
te, de la satisfacción del deber cumplido.
Las anteriores líneas, mal expresadas por cierto, for-
man mi'anhelante deseo y algo parecido, sin haber llegado
por desgracia, a mi propia satisfacción fue lo que sentí
-. profundamente, lo que experimenté en una memorable no-
_ Che para mí, cuando con todo respeto o más bien dicho
E ARI O Mi AIR MA TS
hor AQ
e
y
410 ING. DOMINGO DIEZ
con verdadera veneración, vine ante vosotros, mis queri-
dos colegas, a presentaros mis humildes ideas y a comiu-
nicaros en este mismo lugar de respeto profundo» para
todos los que amamos la cultura y la buscamos, lo que
pienso y he pensado sobre la conservación de los monumen-
tos coloniales, de aquellas exquisitas fundaciones de nues-
tros abuelos, ingénuas y de caracter distintivo, que reflejan
en sus contrastes y sombrías fachadas el sentir de la épo-
ca. Os hablé igualmente de muestras bellísimas iglesias
que, aunque fabricadas con las tradicionales formas espa-
ñolas son, sin embargo, por la influencia del arte indígena
esencialmente mexicanas; de las casas y palacios señoria-
les, ya por desgracia, completamente profanados y en gene-
ral de todos aquellos recuerdos del período más florecien-
te de la arquitectura mexicana, de aquellos tiempos en
que, por felices circunstancias, se daba preferencia a las
formas artísticas y se lograban verdaderas obras de arte.
Un eserúpulo de mi carácter me hace recordar la con-
versación que tuve con un querido e íntimo amigo mío
que ha tenido la paciencia, que da la verdadera amistad,
de leer algunos de mis modestos e insignificantes escritos
y cuya plática me trajo la convicción de que tanto en la
forma, como en la esencia de mis razonamientos y temas,
incurro en frecuentes repeticiones, producto de poca cos-
tumbre en escribir, de mis pequeñísimas facultades inte-
lectuales y creo que, debidas más que todo a la firmeza de
mis ideas, que no son, ni con mucho, un capricho, sino la
convicción más profunda que abrigo sobre algunos asun-
tos de vital importancia para nosotros, los aislados de las
bajas pasiones, los que pasamos esta época de prueba y de
lucha bajo un ideal. Me he permitido hablaros así, por
que temo, y con justicia, que éste mismo juicio sea hecho por
vosotros; pero os ruego lo toméis con la salvedad ya indi-
cada y bajo el concepto de que yo mismo comprendo el al-
cance de mis pocos conocimientos.
LA CONSERVACIÓN DE LOS MONUMENTOS
Las épocas actuales de evolución política y social,
producto de las profundas perturbaciones que el mundo
experimenta, el dominio de nuevas ideas, el desarrollo de
otras aspiraciones que indudablemente llevarán a la for-
mación de sociedades agrupadas en diferentes condicio-
nes, nos indican que estamos en una época. de transición,
no sólo social y política, sino histórica; es el nacimiento
de una nueva era mundial y por consiguiente se presta
admirablemente para la destrueción, para el ataque de los
monumentos y para el más completo latrocinio en las
obras de arte, principalmente en aquellas que pueden ser
transportadas o sus ricos materiales vendidos a vil precio,
después de haber destrozado sus bellezas. Este periodo .
de paso, esta espantosa conflagración social, ha sido moti-
vo para que no sólo el vulgo; sino sus directores intelectua-
les, con esa pequeñísima y casi nula educación cultural y
artística sobre todo, se crean investidos del derecho de
destruir sin tasa, de arrasar todo lo que encuentran al
paso, sin consideración de ninguna especie, poniendo de
manifiesto su ignorancia y estupidez y sin llegar a com-
prender, en su burda apreciación de lo que es el hombre,
que un recuerdo material que halaga la vista no tiene
correlación íntima con las ideas nacientes; éstas son abs-
tractas y se relacionan con las nuevas sociedades, con las
nuevas costumbres. No por esto pretendo insistir, cual
irreductible conservador en que las ideas perduren; la evo-
lución de los pueblos es su derecho, lo viejo no po-
drá vencer a lo nuevo, a lo que viene cargado de intensus
energías. Respetar lo artístico, conservar lo histórico, te-
ner a la vista el libro de piedra de los monumentos, la
plasticidad encantadora de las esculturas o la gama de
colores de los cuadros, es muestro ideal y deberá ser el
3 de la sociedad culta, de aquella que cultiva con cariño la
ilustración nacional, de esa pequeñísima parte de nuestro
O PA da AE
Mem. Soc. Alzate. 4-Marzo-1921,—t. 37.—37
412 ING. DOMINGO DIEZ
/
medio ambiente que se congrega solícita en torno de no-
bles ideas y la que deberá inscribir en sus estandartes y
lemas el respeto al arte de nuestros antepasados.
No trataré de repetir lo que ya he dicho en anterior
ocasión, pues sería para mis amables oyentes motivo de
larga atención y cansancio bien explicado, por lo que, sólo
haré un ligerísimo resúmen de dos puntos interesantes:
uno sobre que la idea de la agrupación cultural de Méxi-
co ya la propuse ante vosotros y que fue aceptada en sus
términos generales y el otro, sobre la gestión que ha se-
guido y sigue con empeño la Asociación de Ingenieros y
Arquitectos de México, a la que me honro en pertenecer,
y a la que particularmente me referí en mi anterior es-
tudio para hacer ver que ya data de tiempo atrás nues-
tra labor en pro de la conservación de los monumentos;
en la que han cooperado distinguidos ingenieros y arqui-
tectos, los que han dedicado gran parte de su tiempo y la-
bores a esta obra colosal, al convencimiento del respeto
a las obras del Arte Colonial. Presenté para su conoci-
miento, ante esa docta Corporación, el mismo escrito que
tuve la honra de entregaros y ví la buena acogida que tu-
vo, por lo que, hoy con más confianza, ya que he visto que -
en mi primera exposición fuí oído, vengo nuevamente a
tratar el mismo asunto, ya bajo una forma concisa, con la
proposición fundada y concreta de como, a mi modo de ver,
se puede lograr lo que tanto he aspirado, lo que en mis
ratos de soledad y vagancia por el México Antiguo he
vislumbrado como quimera realizable.
Creo pertinente, aunque a grandes rasgos, hacer no-
tar el afán de la Asociación en lo relativo a la conserva-
ción de los monumentos; tiene establecida una Comisión
permanente que se ocupa de vigilar y tener al tanto a la
Agrupación del movimiento que se note en las construecio-
nes coloniales y artísticas. Ha tenido activa correspondencia
con la Universidad Nacional y le presentó la iniciativa
o
LA CONSERVACIÓN DE LOS MONUMENTOS 413
para la formación de una Junta o Comité Consultivo, for-
mado por representantes del Gobierno, de la propia Uni-
versidad y de la Asociación para que estudie y falle so-
bre todo*proyecto que tienda a modificar o destruir algu-
no de los monumentos artísticos. Este Comité aun no se
nombra; pero la Universidad aceptó la idea con beneplá-
elto. Largo sería seguir relatando la labor de la ya Bene-
mérita Asociación; pero con estas pocas palabras cumplo
un acto de justicia y gratitud para esa Agrupación, la que
silenciosamente sigue laborando por el engrandecimiento
nacional.
Como en todo sucede y en particular cuando se trata
de manifestaciones artísticas, hemos tenido que observar
una especie de renacimiento de las ideas antiguas, contem-
plamos en algunos documentos oficiales, en las estampillas
principalmente, viñetas y temas indígenas y en particular
en las construcciones actuales vemos una franca tendencia,
muy loable y satisfactoria por cierto, para exhornar las
fachadas con motivos coloniales y cábeme la satisfacción
de hacer palpable el conocimiento de los trabajos llevados
a tabo en el Real Hospital del Divino Salvador para Mu,
jeres Dementes en la antigua calle de la Canoa, piadosa
fundación colonial y las reconstrucciones de las casas ocu-
padas por El Paje y una ferretería en la esquina de la
calle del 5 de Mayo con la Plaza de la Constitución, fren-
te a la magnífica Catedral Metropolitana y que, segura-
mente contribuirán a dar el verdadero carácter que debe
tener la espaciosa explanada. Otras reconstrucciones se
están llevando a cabo; pero el poco tiempo de que dispon-
go me lo impide, citando únicamente la vuelta a su estado
primitivo del hermosísimo patio del Convento de la Mer-
ced.
En contra de las nobles manifestaciones para hacer
respetable el Arte Colonial y para establecer un lamen-
table contraste, cito como caso la profanación del edificio
1
414 «ING. DOMINGO DIEZ
del Conde de la Mariscala en la Avenida de los Hombres
Jlustres de la Ciudad de México. Indigno y vegonzoso
para una población que se precia de culta es el espectácu-
lo que dá, el que fue palacio del potentado colonial. La
fealdad estupenda de su nueva fachada y la incongruencia
de los elemientos arquitectónicos, pobres y anacrónicos ha-
cen honor a la ignorancia y estulticia del encargado de
las obras, el que no tuvo ni siquiera el pudor de no osten-
tar públicamente su nombre.
Es de mi deber hacer notar un hecho que nos viene
a dar la verdadera clave de la destrucción de los monu-
mentos. Tuve el gusto de referirme en mi primer escrito
a lo referente al ““Palacio de los Azulejos””, mansión se-
ñorial del Conde de Orizaba, vilmente profanado por la
negociación norteamericana de Sanborn Hnos., mansión im-
portadora de objetos de arte equívoco, decadente y de vi-
cios aristócratas. La Asociación de Ingenieros y Arqui-
tectos de México hizo todo lo que estuvo de su parte y
desgraciadamente el fracaso fue completo, nada se lográ
y como suprema protesta lanzó su anatema sobre el arqui-
tecto inglés que tuvo encomendado el trabajo material de
profanación. Este documento de protesta fue publicado
en las Memorias oficiales de la Asociación y por iniciati-
va de algunos activos socios, que deseaban hacer del cono-
cimiento público lo que patrióticamente se trató, se acordó
su publicación en la Prensa, se emprendieron las gestiones
necesarias y vimos, con la más profunda de las decepcio-
nes que ningún periódico, ni los diarios, ni los ilustrados
y semanarios accedieron, ni aún con la condición de pa-
gar su insersión. Todas las gestiones resultaron inútiles,
fue debalde ver personalmente a los amigos en las redae-
ciones y el documento quedó sin publicarse. ?Qué nos
indica esta negativa? ¿Qué deducimos de este proceder? -
LA CONSERVACIÓN DE LCS MONUMENTOS 415
Fácil es sacar la conclusión; los elementos mercantilistas
de la prensa, los serviles, su absoluta abyección e incondi-
cionalidad a los aventureros extranjeros; el deseo inmo-
derado de lucrar con los anuncios y reclamos, ha termi-
nado con los sentimientos que la verdadera prensa nacio-
nal, la honrada, debe tener, pues el periodismo, bien en-
tendido, debe buscar la manera de conservar las tradi-
ciones, las costumbres y de hacer patente la cultura y cil-
vilización de un pueblo. De seguir así, será de absoluta
ineficacia y casi un burdo sarcasmo ese alarde de graba-
dos coloniales para dar a conocer una obra de arte por un
periódico, ese afán de pretender inmortalizar los tipos vi-
rreynales, si la verdadera misión es la de conservación de
esas joyas haciéndolas del dominio público, ¿Es honrado
dar a conocer y alabar una obra artística, si después se
ve con indiferencia, por el mismo periódico, su destrue-
ción? No indudablemente; pero el resultado es seguro, el
oro de un explotador, de un comerciante aventurero tienta
su codicia y se humillan ignominiosos para ostentar en
otra plana el ridículo anuncio de un específico para pro-
longar la vida o de algún otro accesorio automovilístico.
No cabe la menor duda que estamos aislados en esta
lucha de alta ilustración, en esta cruzada altamente be-
néfica y si logramos dar forma a la idea, vendrán las erí-
ticas, las malas voluntades, las diatribas; porque en suma,
es la lucha entre el arte, desinteresado y puro contra el
mercantilismo, ávido de riquezas, grosero en su manifes-
taciones de pseudo cultura.
- Las ideas deben expresarse sin temor a sus consecuen-
cias, porque son honradas y tienden a buscar el adelanto
del país, la verdadera educación de nuestros hijos que se.
inspirarán, en lo relativo al arte, en lo que nosotros poda-
_Imos salvar, A
He hecho referencia al documento de protesta de la
_ Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México, con
A
416 ING. DOMINGO DIEZ
motivo de la profanación de la CASA DE LOS AZULE-
JOS y por considerar de gran importancia su ccnoci-
miento; puesto que refleja su sentir, me permito transcri-
birlo, es la inconformidad por algo que hiere al alma y
dice: (E)
“*Con profunda pena ha visto en todo tiempo la Aso-
ciación de Ingenieros y Arquitectos de México, las muti-
laciones de que han sido víctimas los monumentos que
aún existen del Arte Colonial. La Asociación considera
que el amor a la Patria tiene por base principal el amor al
pasado, el amor a la tradición y nada hay que hable de
ese pasado con más elocuencia, nada que con igual vigor -
se dirija a todas las inteligencias, como las obras artísti-
cas, porque son las más elevadas manifestaciones de la
belleza y encierran en sí, para trasmitirlas a la posterl-
dad, el alma de una generación, de todo un pueblo, en fin
el alma nacional; por ser las más hermosas páginas de
nuestra historia, debemos conservarlas con veneración sin
hacerles alteraciones que de alguna manera las modif-
quen, ni mucho menos, si con éstas se las priva de su pro-
pio carácter y grandiosidad.””
“El mal que. de antiguo existía se ha agravado úl-
timamente: la fiebre demoledora se apoderado de los.
espíritus y el afán de lucro, unido a una falsa noción de
la belleza, ha puesto fin al respeto y consideraciones que
nos merecen nuestros monumentos. Ante el peligro de
que desaparezcan para siempre, unos por demolición y
otros por inconcebibles desfiguros, la Asociación se cree en
el deber de dar el grito de alarma y de luchar por la con-
servación de lo que resta.?””
“Mucho es lo que la Asociación ha logrado por sus pro-
pios esfuerzos y se siente orgullosa en señalar que a ella
(*) —Enérgica protesta de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de
Mexico, por el incalificable destrozo del “Palacio de los Azulejos”.—1919.
A
$
3
A
LA
>
LA CONSERVACIÓN DE LOS MONUMENTOS 417
se debe la conservación del Palacio Municipal de Vera-
eruz y la fachada de la Iglesia de San Juan de Dios de
México, además de haber podido detener a tiempo el ras-
pado y la pintura de muchas fachadas artísticas; pero es-
tima que sus esfuerzos aislados no son suficientes y que
se hace necesaria la cooperación de la sociedad entera,
pues si tratándose de los edificios y monumentos naciona-
les, son grandes los obstáculos que hay que vencer, al
tratarse de edificios de propiedad particular se vuelven
insuperables. ””
“Es verdaderamente triste que, con imperdonable in-
consciencia, por un puñado de oro, los propietrios permi-
tan que se lleven a cabo mutilaciones sin nombre.””
“Un ejemplo de esto, notable entre todos, por tratar-
se de edificio histórico de incalculable valor artístico, es
el reciente destrozo cometido con lujo de ignorancia y
mal gusto en el suntuoso Palacio conocido con el nombre
de CASA DE LOS AZULEJOS.””
“Tan luego como la Asociación tuvo Conocimiento
de lo que se trataba de hacer en dicho edificio, comenzó
sus gestiones para impedirlo, dirigiéndose al apoderado
del propietario y a los arrendatarios, con cuyo dinero se
ejecutarían las obras; pero ni el propietario, ni sus apo-
derados ni los arrendatarios, se mpostraron capaces de
comprender otra cosa que no fueran los pesos y centavos
que las obras proyectadas le producirían.””
“La Inspección General de Monumentos Artísticos
hizo, por su parte, todo lo posible para la conservación del
edificio, mostrando un empeño y actividad muy dignos de
todo elogio y después de largas conferencias con el arqui-
tacto de la obra (*) representante de los arrendatarios
consiguió disuadir a éstos de las principales reformas que
con grave perjuicio del carácter del edificio pretendían
(+) —Sr, Albert Pepper, de nacionalidad inglesa.—N. del A.
418 ING. DOMINGO DIEZ
llevar a cabo y se comprometieron, bajo su firma, a no
efectuar más obras que las que a continuación se expresan :””
“Bajar el repisón de seis ventanas; convertir en
puertas dos ventanas; abrir o ampliar cuatro comunicacio-
nes marcadas y numeradas en el plano respectivo; quitar
seis paredes divisorias, también marcadas; cubrir el pa-
tio con techo de cristales, construído en tal forma que no
perjudique ni tengan que retirarse los remates y baranda-
les que lo coronan. Ninguna obra, fuera de las ya citadas,
fue permitida por la Inspección y este acuerdo se puso en
conocimiento de la Dirección de Obras Públicas; de modo
que todo lo no especificado en la anterior enumeración,
ha sido fuera de lo convenido.”” '
““Tenoramos por qué la Dirección de Obras Públicas,
permitió la ejecución de otras obras y cómo los arrenda-
tarios del edificio se decidieron a ejecutarlas, haciendo po-
quísimo honor a la firma que su representante estampó
en el documento que se conserva en el archivo de la Ins-
pección de Monumentos.?””
““El Sr. Paleologue, (**) que demostró no tener ni
nociones de lo que es el Arte Colonial, emprendió la tarea
de pintarrajearsen el patio, con irás que lastiman la
vista, una verdadera colección de animales, llegando su
atrevimiento hasta pintar la parte superior de la hermosí-
ma fuente, que antes fuera el mejor ornato del patio; esta
pintura no tiene ni el escaso mérito de ser original, pues
está inspirada en dibujos que, para vidrieras de arte nue-
vo, publican algunas revistas italianas. Tal vez el Sr. Pa-
leologue comprendió al fin lo poco acertado Mus estuvo E
prudentemente se abstuvo de firmar su obra.”
““Otra de las miodificaciones no autorizadas y que por
su inutilidad no revela más que el deseo de acabar con la
(**)—El pintor Sr. Paleologue, es de nacionalidad rusa y hace muy poco
tiempo que reside en México.—N. del A. 2
har to
LA CONSERVACIÓN DE LOS MONUMENTOS
belleza de la fachada, es haber quitado el zaguán que,
aunque moderno, estaba adecuado y poner cortinas de fie-
“rro, imperdonable anacronismo que aféa considerable-
mente el edificio sin aumientar su seguridad interior.?””
“Es de sentirse que la Inspección haya accedido a que
se quitaran las paredes del cubo del zaguán, pues en ellas
había unas bellísimas puertas.””
“Por los motivos expuestos la Asociación de Ingenie-
ros y Arquitectos de México lanza un voto de censura pú-
blica para todos aquellos que, sin miramientos para la cul.
tura mexicana y sin respeto «de ninguna especie, atacan
y destruyen lo venerable y querido para los que estimamos
nuestra historia y tradiciones y hacen extensiva esta cen-
sura a los propietarios que toleran tales atropellos?”
“Además, en vista de que las destrucciones se suce-
den: ya tan rápidamente, que casi ha desaparecido la an-
tísua casa de la esquina de la calle de la Mariscala con la
Avenida de Hombres Ilustres y seguramente continuarán
cada día con mayor actividad, la Asociación de Ingenieros
y Arquitectos de México protesta enérgicamente contra
todos esos atentados y pide a la parte culta de la Sociedad
Mexicana que, por amor al arte, a la historia y a la tradi-
ción, por patriotismo en una palabra, le preste su valioso
apoyo moral en la tan desinteresada cuanto difícil tarea
de defender los pocos ejemplares que nos quedan de un ar-
te hermosísimo, aunque poco comprendido, arte genuina-
mente nacional, algo que es nuestro y que en vano se bus-
caría por las más suntuosas capitales europeas. . . . .
El Presidente de la Asociación: e .M. Oropesa.—El Se:
guno Secretario, Carlos Chávez.”
Elocuente y significativo es para todos nosotros este
documento que habla muy alto en favor de esa Agrupación
de profesionistas desinteresados y buenos que buscan la
cultura en lo que está al alcance de su profesión. ¡Ojalá y
420 ING. DOMINGO: DIEZ
pronto veamos la realización de tan nobles y hermosas
ideas!
Lo que he manifestado, ya largo y cansado, me obli-
ga a proponer ante vosotros la formación de una comisión
compuesta por miembros de las dos agrupaciones citadas,
ésta de Antonio Alzate y de la Asociación de Ingenieros y
Arquitectos de México, para que formen y estudien el pro-
grama general y la reglamentación de los trabajos. La
respetabilidad de la una, compuesta de personas jlustra-
das, de gran honorabilidad y cultura y de la otra de profe-
sionistas amantes del arte, harán realizable la idea, ya muy
extendida por fortuna, de la conservación y respeto al
Arte Colonial.
Pretensión supina y absoluta ignorancia sería el pre-
tender resolver por mí mismo todo el conjunto de ideas
que la importancia del asunto merece, por lo que, presen-
to solamente una serie de sugestiones que podrán servir
como base para que la honorable Comisión las estudie, y
que son el producto de largas meditaciones, de continua-
das lucubraciones, de cómo se podrá poner coto a ese afán
de destruir, a esa criminal ignorancia que continuamente
nos acecha y que dará al traste con nuestras impresiones
artísticas. Estas consideraciones, éste deseo de comunicar
lo que pienso, me ha decidido a poner bajo el amparo de
ésta respetable Sociedad, así como de la de Ingenieros y
Arquitectos de México mi proposición, ya concreta, la cual
puede ser formulada en las siguientes subdivisiones:
Primera.—Comuníquese a la Asociación de Ingenie-
ros y Arquitectos de México las ideas expresadas, tanto
en este escrito, como en el anterior, haciéndole una atenta
invitación para que se inicie bajo el patrocinio de dicha
Asociación y de la Sociedad Científica Antonio Alzate, la
fundación de una agrupación protectora de los Monumen-
tos Coloniales y en general de todo lo que signifique cul-
tura y arte de la época virreynal. E
LA CONSERVACIÓN DE LOS MONUMENTOS 491
Segunda.—Una vez aceptada la idea, nómbrese una
Comisión de ambas sociedades, la que estudiará el nombre
o designación de la nueva agrupación cultural, de su re-
glamentación y bases y que decida sá esos trabajos debe-
rán emprenderse por las Sociedades citadas o si sería más
conveniente iniciar su formación y darle vida propia.
Tercera.—Hágase una invitación especial a todas las
Sociedades artísticas, científicas y culturales de la Repúbli-
ca, con especialidad a la de Geografía y Estadística, para
que se adhieran a la formación de la nueva agrupación y
presten la ayuda necesaria para extender por todo el país
los representantes de dicha agrupación.
Cuarta.—Hágase una invitación a todas las personas,
sin distinción de credos políticos o religiosos, que se ha-.
yan distinguido en sus estudios artísticos, para que coope-
ren a la realización de la idea.
Quinta.—Iníciese ante el Gobierno y Universidad Na-
cional y por consiguiente apóyese a la Inspección General
de Monumentos Artísticos, para que se lleve a efecto, den-
tro del menor tiempo posible, la aprobación de la Ley que
faculte al Poder Pública para impedir que los monumentos
coloniales sean destruidos o modificados.
Sexta.—A reserva de estudiar la manera de cómo la
Sociedad interviene en la conservación de los monumentos
coloniales, procédase a dar los pasos necesarios para qe
en todos los edificios de arte, sean de carácter público o
privado, se coloquen lápidas con sencillas leyendas, dan-
do a conocer tanto la historia como el mérito de la cons-
trucción.
Séptima. —Establézcase desde luego, una Oficina de
Información que lleve un registro de los monumentos y
que pueda estar al tanto del movimiento que se note, sea
en sus destrucciones o reparaciones. Esta Oficina podrá
estar atendida por miembros de las dos agrupaciones Ci-
tadas. :
422 ING DOMINGO DIEZ
Octava.—Fúndese, si es posible, una publicación pe-
riódica de carácter artístico y monumental, que dé a cono-
cer lo que de arte tenemos en México.
Novena.—Establézcase una correspondencia activa con
las sociedades extranjeras que en sus propios países se de-
diquen a la conservación de los monumentos. Entre es-
tas sociedades o agrupaciones se comprenderán las de ca-
rácter oficial y privado.
Dominado por. contradictorios pensamientos, agobia-
do por las penalidades de la vida y presa del escepticismo,
abro ante vosotros mi pensamiento y comunico uno de
mis últimos ideales: el amor al Arte Colonial, el deseo de
conservar la grandiosidad de nuestras ciudades virreyna-
les, donde se refleja la trad'ción y la leyenda; para hacer de
nuestro querido y desgraciado México una nación de arte
y de afectuoso respeto para aquellos seres que laboraron
en época lejana y que nos legaron sus almas y su pensa-.
miento en sus suntuosas fábricas; los que inmortalizaron
ese arte tan genuino y tan mexicano, orgullo nuestro y
símbolo de nuestra cultura.
Logremos esta agrupación de exquisita educación que
nos dé nombré y respetabilidad, y mientras vosotros, con
esa sobra de amiabilidad y gentileza característica de los
hombres buenos, considaráis mis humildes ideas, mal ex-
presadas y concebidas, quedaré satisfecho, alimentando en
mi alma una de las más halagadoras quimeras de mi vida.
r
México, mayo 3 de 1920.
da
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE”-—MÉMOIRES, T. 37
”
LAS INDUSTRIAS QUIMICAS EN
ITALIA, ANTES Y DESPUES DE LA GRAN GUERRA
SEN POR EL
PROF. CARLOS F. DE LANDERO, M. 5. A.
Me INGENIERO DE MINAS
(Sesión del 6 de Septiembre de 1920)
En el número de junio último de una de las importan-
tes publicaciones de la Sociedad Química Americana, el
“Journal of Industrial and Engineering Chemistry”, apa-
reció un artículo estadístico, extenso e interesante, relativo
al pasado, al presente y a la perspectiva actual de las indus-
trias químicas en Italia. (*) Me ha parecido muy oportu-:
no extractar de dicho artículo ciertos datos y algunas
reflexiones, así como también ampliar éstas, porque ““mu-
_tatis mutandis”? son aplicables a las condiciones de nues-
tro país. Entre los muchos datos numéricos he escogido
los referentes a productos que podrían fabricarse en Mé-
jico: sus respectivas cifras, —si se atiende bien a que co-
—Tresponden a lo que se ha conseguido hacer en Italia, país
E (5.—“The Checa PY and Trade of Italy, by o. P. Hopkins,
S Washington, D JENS
- 424 PROF, CARLOS F. DE LANDERO =
cuya industria química no estaba muy adelantada, trás
esfuerzos serios, pero no muy prolongados,—son alentado-
ras para nosotros, en cuanto a que muestran que bien pue-
de esperarse llegar a obtenerlas semejantes en nuestra Re-
pública. El Sr. Hopkins tomó los datos para su trabajo
de un anuario oficial italiano, '“Annuario per le industrie
chimiche e farmaceutiche,”? publicado en Roma en 1919,
Durante muy largo período el grueso de las exporta-
ciones de Italia se compuso del excedente de producción
de industrias conexas con la agricultura,—vinos, aceites,
frutas cítricas y sus ácidos y aceites esenciales, tártaro y
seda,—habiendo además una gran exportación de azufre
de Sicilia. En cambio pór esos productos importaba, como
regla cuasi general, todos los artículos manufacturados ne-
cesarios para su consumo, entre ellos los productos quími-
Cos. o
En el artículo del Sr. Hopkins no hay datos sobre
producciones minera y metalúrgica, ya que es general ver
la metalurgia, por razón de su importancia y sus condi-
ciones especiales, como una anexidad inmediata de la mi-
nería, separada de las demás industrias químicas. Teniendo
por pertinente, por vía de introducción a lo que habrá de se-
guir, dar alguna idea de los recursos minerales de aquél país,
tomo para ello datos del Anuario del Hombre de Estado, de
Londres, volumen del presente año, que acaba de publicarse:
esos datos llegan solamente a 1918. La total producción mi-
nera italiana en dicho año, muy inferior a la nuestra, im-
portó 370 millones de liras, y ocupó cerca de 60,000 tra-
bajadores; debe agregarse la de las canteras, de piedras
de construcción y ornato, estatuaria inclusive, que importó
en 1916 sesenta y dos millones y dió ocupación a unas. .
47,000 personas. En la primera cifra apuntada entra el.
fierro con veinticinco millones de liras, las piritas marcia-
les y cobrizas con veintiocho, con diecinueve el azogue,
dieciocho el zine y lo mismo el plomo, tres el cobre, otro
S
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 425
tanto el manganeso y medio millón el antimonio. La pro-
ducción de carbón mineral, turba inclusive, fue de 2.170,000
toneladas métricas e importó, valor en las minas, cerca de
ciento treinta millones de liras; el azufre ciento tres mi-
llones, 2.900,000 el ácido bórico, 660,000 el asfalto y otras
materias betuminosas, y unos veinte millones solamente
diversas otras substancias minerales no especificadas, in-
cluídos en ellas petróleo y grafito.
Para el desarrollo de una industria local considerable
'en aquel bello país, era y es circunstancia desfavorable lo
limitado de sus yacimientos de combustibles minerales, la
escases de menas de fierro, la carencia de algodón y de
otras materias primas. En cambio hay dos elementos na-
turales muy favorables, tendentes a contrarrestar con cre-
ces aquella desventaja: abundancia de buenos obreros y
de potencia hidráulica. La potencia mecánica empleada
en Italia, buena parte de ella hidráulica y eléctrica, suma
un millón y seiscientos mil caballos, dato del Anuario de
1920, pero referente al año de 1911, siendo seguro que es
hoy día mucho mayor. De estos eran ochenta y cinco mil C.
P. los empleados en la industria química, sin incluir la
metalúrgica, y 101,000 el número de individuos ocupados
en ella. En nuestra patria mexicana contamos igualmente
con las importantes ventajas referidas y por añadidura, co-
mo hice notar en trabajo, leído no ha mucho ante esta mis-
ma Sociedad, con abundancia y variedad de materias pri-
mas, sin exceptuar los comestibles minerales, ni las minas
de fierro.
Con relación al fierro apuntaré de paso a manera de nota,
que nuestra Gran Fundición de Fierro y Acero, establecida en
la próspera ciudad de Monterrey, ha llegado a tener en un año,
una producción de 71,000 toneladas de fierro de horno alto,-en
parte usadas en el mismo establecimiento para su conversión
en acero,- de 84,000 toneladas de acero y 68,000 de fierro en
.
426 PROF. CARLOS F. DE LANDERO
barras y para construcciones, rieles de acero básico, fierro es-
tructural y piezas vaciadas. Si bien esas cifras han bajado en
los últimos nueve años, esto se ha debido a circunstancias Crí-
ticas de orden general; pero es de esperar que esa benemérita
empresa, cuyas instalaciones bastarían para una producción
anual de 150,000 toneladas de rieles, llegue a vencer las difi-
cultades propias de esta época y alcance la gran prosperidad que
merece, como una de las negociaciones industriales más impor-
tantes de nuestra patria.
En la vida económica de Italia era el capital alemán
un factor preponderante, siendo en consecuencia muy ere-
cida la importación de artículos de manufactura germana,
entre ellos los productos químicos Las complicaciones ha-
cendarias consiguientes a la neutralidad de Italia y des-
pués a su participio en la gran guerra, fueron por tanta
singularmente graves y pusieron de realce la debilidad y
los inconvenientes de aquella dependencia económica tan
intensa, dando margen a la determinación de conquistar
para el país la mayor posible independencia industrial,
En tal camino se han alcanzado ya grandes éxitos en bre-
ve tiempo: entre otros artículos de gran consumo y uso, se
fabrican allí actualmente y en buenas condiciones carrua-
jes automóviles, carrós para ferrocarriles y para tranvías.
Las importaciones, en lo que toca a productos quími-
cos sumaban antes de la guerra, estimadas en moneda
americana, 23.000,000 de dólares anuales, procediendo ds
Alemania por valor de 10 millones, siete de Inglaterra, cusu-
tro de Francia y un millón de los Estados Unidos. La ex-
portación de azufre proveía al mundo de la mitad de su
total consumo; era de 350,000 toneladas en 1913, habiendo
bajado a 294,000'en 1915. Las industrias químicas no eran
de cuantía, salvo en cuanto a los productos derivados de
la gran producción de limones y a los accesorios de la gran
industria vinícola: citratos y ácido cítrico, tártaro refinado,
otros tartratos y ácido tartárico. :
|
¿
|
4
]
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 427
Las necesidades consiguientes al estado de guerra tra-
jeron consigo el determinar, ya directa o indirectamente,
mayores actividades en las industrias químicas: amplia-
ción de las que ya existían para aumentar los envíos de
sus productos a los países aliados: creación de otras nue-
vas para hacer frente a la imperiosa necesidad de fabricar
explosivos en gran escala. Comparando las exportaciones
de azufre en 1913 y 1915, vimos antes que sufrieron una
reducción de 56,000 toneladas, debido esto a que aumentó
la producción del indispensable ácido sulfúrico, cuya im-
portación cesó durante la guerra. Bajó desde 1914 para
cesar después por completo la remisión de azufre a Alema-
ma, Austria, Australia, Africa, Rusia y Portugal, aumen-
tando la hecha a Francia, Inglaterra, Grecia y los Estados
Unidos. Como uno de los ejemplos de la implantación en
ese azaroso período de nuevas manufacturas, es de citarse
la de monoclorobenzol en grandes cantidades, que como
producto accesorio dió lugar a una producción mensual
media de cerca de ES toneladas de ácido elorhí-
drico.
Bajo de rubros genéricos paso a tratar, con datos nu-
méricos específicos, de aquellos productos químicos italia-
nos que por ser suceptibles de fabricarse en México, nos
son más particularmente interesantes.
ACIDOS.—La producción de ácido cl Hidrica en 1914
fue de 18,000 toneladas, habiendo subido a cerca de 24,000
en 1918 y teniendo sus fábricas a fines de ese año una capa-
cidad suficiente para producir hasta cerca de 6,000 toneta-
das mensuales. Mencioné ya la producción incidental de
este ácido habida durante la guerra, como producto acceso-
rio de un derivado clorado del benzol, destinado principal-
mente a fines militares.
En 1915 se fabricaron 20 ¿000 ES de ácido ni-
trico, subiendo la cifra a 98,000 en 1913; la cantidad 3
Mem. Soc. Alzate. —12-Marzo- 1991. —t. pS
428 PROF, CARLOS F. DE LANDERO ,
——
quintuplicó en tres años y las fábricas respectivas se pu-
sieron en aptitud de elaborar algo más de 10,000 toneladas
mensuales. Del producto de 1918, el 60% se ocupó en ma-
nufactura de explosivos.
El ácido sulfúrico flojo, (ácido de las cámaras de plo-
mo, 50 a 52% Baumé), sufrió ligera baja en su producción
de 1915 a 1918: respectivamente seiscientas ochenta y cua-
tro y seiscientas veinticuatro mil toneladas. 'Podo el áci-
do flojo se destinó en 1918 a preparación de superfosfatos
para la agricultura y a concentrase. La producción de
ácido concentrado (ácido inglés: 66 Baumé), aumentó
fuertemente: era de poco más de tres mil toneladas men-
suales en 1914 y 1915 y había subido en 1918 a 16,000, que-
dando las fábricas con capacidad suficiente para 18,000.
Se agregó la producción por oxidación catalítica del anhi-
drido sulfuroso mezclado con oxígeno, que de algo más de
1,500 toneladas mensuales en 1914 y 1915 subió a 8,800
en 1918. Igualmente creció en ese período la producción
de anhidrido sulfuroso licuado, de unos tres mil kilogramos
nrensuales a unos 13.000. Como consecuencia de estos ade-
lantos industriales de primer orden, la importación de áci-
do concentrado, de 40,500 toneladas en 1913, desapareció
enteramente desde 1917. Está sencillamente en el orden
natural el que un país poseedor de colosales yacimientos
de azufre y que cuenta entre sus hijos con químicos emi-
.nentes, tenga una gran producción de ácido sulfúrico: pro-
bablemente ésta seguirá creciendo rápidamente, presentan-
do con ello uno de los casos particulares de haber sido oca-
sión determinante de progreso verdadero la execrable gue-
rra, a la manera como la Providencia Divina es capaz de
sacar el bien del mal.
La producción de ácido cítrico, de tiempo atrás ca-
racterístico producto italiano, tuvo fuerte aumento du-
rante la guerra; creció de cerca de 2,000 toneladas en el
año de 1914 a unas 4 mil en el de 1918. El aumento corres-
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 429
pondiente del citrato cálcico bruto fue de 7,300 a 10,000 tone-
ladas. La exportación de dicho producto bruto destinado a
servir de materia prima en otros países para extraer el ácido
cítrico, fue de cuatro mil toneladas en 1914 y subió a ocho
mil en 1916; en 1918 había declinado, volviendo su cifra al
“statu quo ante bellum””, resultado atribuible en buena
parte a que haHándose la industria química italiana en
tal sazón en plena evolución ascendente, se prefirió ex-
traer mayor cantidad de ácido en las fábricas en vez de
exportar el citrato, producto intermediario propio de infe-
rior fase industrial. La exportación del ácido cristalizado
fue de doscientas cuarenta toneladas en 1913; subió a ocho-
cientas treinta en 1915, manteniéndose en contorno de tal
cifra hasta 1918. La capacidad de elaboración de las fá-
bricas, al terminar el año de 1918, era ya de doscientas
veinte toneladas mensuales. Agregaré que la exportación
de limones verdes, a la Gran Bretaña solamente, en 1917,
importó 530,000 libras esterlinas.
Ax e
En México se podría establecer sin duda una industria muy
próspera y permanente de explotación de los bosques de limo-
neros de la costa del Grande Océano, emprendiéndose al mismo
tiempo la plantación y cultivo de esos árboles en gran escala y
en condiciones muy propicias, en la misma costa y en la del
Golfo Mexicano. En 1918, el valor de la producción en Italia,
del ácido cítrico solamente, fue de 4 1|2 millones de dólares;
a dicho valor hay que agregar el del citrato exportado, el de la
fruta consumida y exportada, el del jugo concentrado y el de
los aceites esenciales, que son todos ellos de bastante cuan-
tía. En 1918 la exportación italiana de esencia de limón, triple
que la de 1913, fue de 1,600,000 kilogramos. Llamo la aten-
ción a esas altas cifras, porque permiten presumir de qué orden
de magnitud podrían llegar a ser las producciones de los mis-
mos artículos en nuestro país. : :
“S
Pa Dd
PROF. CARLOS F. DE LANDERO
La producción de ácido tartárico, importante produe-
to extraído de resíduos de la industria vimícola, bajo en el
período que nos ocupa; fue de 2,050 toneladas en 1913 y
de 1,500 en 1918; pero no solamente se esperaba con volver
a la cifra anterior a la guerra sino con llegar a triplicarla.
El crémor tártaro refinado, bi-tártrato de potasio, subió de
unas 75 a 125 toneladas mensuales. La exportación del
ácido, mayor que su correspondtente producción, fue de
3,125 toneladas en 1913, habiendo bajado a unas 1,600 en
1918; por contra, la del crémor, que era insignificante antes
de la guerra, subió a 1,600 toneladas en 1915, declinando
a 660 en 1918.
De 1914 a 1918 la producción de ácido láctico subió de
22 a 26 toneladas al mes. Se preparan algunas contidades
de lactatos y lactofosfatos de calcio, hierro y otras bases.
Actualmente se prepara en Italie tanino sintético, en
cantidad de unas once ¿oncladas al mes. Los extractos tá-
nicos curtientes han subido de novecientas treinta tonela-
das mensuales antes de la guerra a 2,150 en 1918. A la vez
ha subido la importación de esos extractos, principalmente
el de ““quebracho””, procedente de la República Argentina;
fue de trece mil toneladas en 1914 y de treinta y tres mil
en 1918—La exportación de los taninos ha disminuído
erandemente y ha subido su importacción, mostrando el
Como nuestra producción de vino no es considerable, ni tie-
ne perspectiva inmediata de llegar a serlo, no podría ser alta
nuestra producción de ácido tartárico, por su extracción de re-
síduos industriales, como en España, Italia, Francia y Hungría;
pero podría extraerse de frutas ácidas que lo contienen, espe-
cialmente del tamarindo, silvestre en nuestras costas y que sería
susceptible de cultivarse en gran escala. Sin necesidad de lle-
gar a la extracción y purificación del ácido, sería costeable la
preparación, para exportarla, de pastas azucaradas de dicho ex-
celente fruto.
di
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 431
hecho de hallarse el país en evolución industrial creciente,
saliendo de la fase en que preponderan las exportaciones
de simples materias primas y productos intermediarios.
La fabricación de ácido acético ha subido un poco,
de veintidós a veinticinco toneladas mensuales, siendo la
capacidad de las fábricas respectivas, por fines de 1913,
de sesenta y seis toneladas.
— SOSA Y SUS SALES.—Antes de la guerra todo el con-
sumo italiano de sosa, carbonatada y cáustica, se llenaba
con importaciones. Durante el gran conflicto se implantó,
desarrollándose bastante, la fabricación de sosa cáustica
electrolítica, llegando en 1918 a cerca de 2,250 toneladas
al mes. No obstante la cuantía de esa producción, tuvo
todavía en dicho año una importación de cerca de diez
y siete mil toneladas, aproximadamente la misma que la de
1914; pero la de sosa carbonatada bajó, de treinta y tres
mil en 1914 a veinticinco mil en 1918. En conexión con la
fabricación de sosa por electrolisis de las disoluciones sali-
nas y por los métodos puramente químicos, partiendo asi-
mismo del cloruro sódico, se han fabricado hipocloritos en
cantidades crecientes.
En el período que consideramos bajó ¡incidentalmente
la producción de acetato de sodio, de veintidós a once to-
neladas mensuales; pero la capacidad de sus fábricas se au-
mentó en el entretanto, llegando a ser de doscientas ciu-
cuenta toneladas.
La fabricación de bisulfito sódico se ha mantenido sin
variación sensible, en 175 toneladas mensuales, de las que
cerca de la tercera parte se consumieron por sus mismos
productores en ulteriores operaciones de preparación de
otros productos químicos, como agente reductor el bisulfito
en las reacciones intermediarias para la obtención de cier-
“tos compuestos sintéticos.
432 PROF. CARLOS F. DE LANDERO
El hiposulfito tuvo aumento fuerte, de veintidós a 110
toneladas mensuales, quedando la capacidad de sus plantas
en 175.
Sumando las producciones del sulfato anhidro de sodio
y del cristalizado, su cifra fue de 2,100 toneladas mensuales
en 1914, y de 2,600 en 1918, de las que unas 550 se usaron
por sus propios fabricantes para ulteriores manufacturas.
Las importaciones de esas sales, de carca de doce mil tone-
ladas en todo el año de 1913, llegaron a 25,000 en 1916, ba-
jando a ocho mil en 1918.
La producción mensual de sulfuro de sodio, que era de
poco menos de quinientas toneladas inmediatamente antes
de estallar la guerra, decayó a la mitad en 1918, a-causa de
que los hornos eléctricos de sus respectivas Jábricas, cuya
capacidad es de unas mil toneladas, trabajaron en preparar
otros productos.
A virtud de la mayor demanda consiguiente al estado
de guerra, la producción de clorato de sodio hubo de subir
enormenmente, de unas diecisiete toneladas mensuales en
1914, a cerca de 1,500, también mensuales, durante el año
de 1918.. La de fosfato sódico subió ligeramente. de cin-
cuenta y cinco “a sesenta y nueve toneladas mensuales, del
principio al fin del período de referencia.
POTASA Y SUS SALES.—En el año de 1914 hubo una
producción de algo más de mil toneladas de salitre, nitrato
de potasio, que subió gradualmente en los siguientes años,
liegando a 4,500 en 1918. Esta importante sal se hizo con
resíduos de las destilerías y sales potásicas importadas; en-
tre éstas, unas 700 toneladas de cloruro de potasio pro-
cedentes de Eritrea, colonia italiana en Africa, situada so-
bre el Mar Rojo, entre el Sudán Anglo-egipcio, la Abisinia
y la Somalia francesa.
Ha sido pequeña la fabricación de clorato y la de bisul-
- fito de potasio; pero bastante importante la de las corres-.
EA sales de sodio, citadas antes.
€...
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 433
Se dijo ya del tartrato ácido de potasio, al tratar del
ácido tartárico en el párrafo referente a los ácidos.
La producción del alumbre común, sulfato doble de
aluminio y potasio, fue de 130 toneladas mensuales en 1914
y de 220 en 1918, teniendo sus fábricas una capacidad de
330.
BARIO.—Tiene cierta importancia la fabricación de
compuestos de bario, que llegó en junto a 750 toneladas
mensuales, tanto en 1918 como antes de la guerra. Esa
producción tiende a crecer, como puede notarse por la ca-
pacidad de las respectivas plantas, que hacia fines de 1918
era de 1,400 toneladas. Los compuestos de bario prepara-
dos han sido carbonato, cloruro, barita cáustica, peróxido,
nitrato, sulfato y sulfuro.
Siendo el peróxido de bario, con el ácido clorhídrico,
la materia prima para la preparación del agua oxigenada,
mencionaré aquí que la producción de esta, en la solución
oficinal de 3%, fue de 115 toneladas mensuales en 1914, su-
biendo apenas en 1918, a 118; pero quedando sus fábricas
entonces con capacidad de trescientas toneladas del útil lí-
quido.
COLORES MINERALES.—En 1918 la producción
mensual de éstos se compuso de novecientas toneladas de
minio y litargirio, catorce de ultramar artificial, 340 de al-
bayalde, 270 de bianco de zinc y 113 de sequióxido de hie-
rro y otros colores; contra 190 de los óxidos de plomo, 250
de albayalde, 170 de óxido de zine y cincuenta de otros ma-
teriales en 1914, sin producción de ultramar en dicho año.
Los yacimientos mexicanos de minerales de bario, como
también de los de estroncio, son considerables, y bien podría
emprenderse con buen éxito la fabricación de compuestos de
ambos metales y la del agua oxigenada. :
434 PROF CARLOS F. DE LANDERO
A la producción de estos cuerpos se agrega cierta cantidad
de tierras colorantes naturales, como la tierra de Siena 3
los ocres, de sales insolubles de bario, entre éstas el sulfato,
accesorio de la manufactura del agua oxigenada.
SULFURO Y CLORUROS DE CARBONO; CLORURO
DE AZUFRE.—Se prepararon 358 toneladas mensuales ds
bisulfuro de carbono en 1918, contra doscientos en 1914.
De oxieloruro de carbono no había producción antes de la
guerra, habiéndola de ciento siete toneladas mensuales en
1918; de tetracloruro se fabricaron ochenta y un tone-
ladas mensuales en 1918, contra once en 1914. De cloruro
de azufre sesenta y seis toneladas al mes durante 1914 y 104
durante 1918.
CARBURO DE CALCIO Y CIANAMIDA.—Las fábri-
cas electroquímicas de vía seca que elaboraban esos importan-
tes productos estuvieron durante la guerra bajo el domi-
nio del Gobierno, con actividad variable con mucha irregu-
laridad, porque las dedicaron parte del tiempo a preparar
otros productos, como silicio, ferrosilicio y siliciuro de cal-
cio. Además, tuvieron que sufrir por escaseces de corrien-
te o suspensiones de ella. Esas fábricas produjeron en tér-
mino medio unas 4,300 toneladas de carburo al mes en 1918,
contra 6,300 en 1914, consumiendo ellas mismas para ulte-
riores operaciones de fabricación, en 1918, sobre 2,400 tone-
ladas mensuales. A fines de 1918 la capacidad de fabricación
mensual de carburo era de más de once mil toneladas.
El minio y el litargirio, productos metalúrgicos, se prepa-
ran en México en cantidades de importancia. Los otros mate-
riales colorantes mencionados, artificiales y naturales, y muchos
más, podrían ser también objetos de producción costeable.
|
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 435
y
La producción mensual de cianamida cálcica en 1918
fue de cerca de 2,000 toneladas. Dejó de haber importa-
ciones de cuantía, así de cianamida como de carburo.
HIPOCLORITOS.—El desarrollo de la fabricación de
sosa, con la sal marina como materia prima, da lugar a la
utilización de importantes productos accesorios, siendo los
principales el ácido clorhídrico, el cloro y los hipocloritcs,
de lo cual se hizo ya mención antes. La producción en Ita-
lia de hipoclorito de calcio, llamada comunmente ““elo-
ruro de cal””, fue algo más de ochocientas toneladas men-
suales en 1918 y de la misma cantidad antes de la guerra;
la del hipoclorito sódico fue de trescientas en 1914 y de
275 en 1918. El incremento de los productos secundarios,
consiguiente a la mayor producción de sosa, se tradujo en
el del ácido clorhídrico, citado antes, y en ei del eloro libre,
simplemente licuado, cuya producción subió, de 16 tonsla-
Desde hace algún tiempo se fabrica en esta ciudad de Mé-
xico, con corriente eléctrica de Necaxa, bastante carburo de
calcio en fábricas pertenecientes a grandes empresas mineras
de Pachuca o ligadas con ellas. Esta fábricación ha tenido el
resultado útil de que en todas las minas de Pachuca y en otras
ha desaparecido el uso de las velas de sebo, estearina y para-
fina para el alumbrado subterráneo, reemplazándose por lámpa-:
ras portátiles de acetileno.
Convendría promover la fabricación del carburo en escala
aun mayor, e implantar la de la cianamida y sus derivados: sa-
les amoniacales, nitrato de calcio. Esto pudiera hacerse en bue-
nas condiciones cerca de las plantas generadoras hidroeléctricas
que no tienen empleo remunerativo para toda su corriente, as-
tual o potencial. Especialmente podrían dedicarse a estas apli-
caciones electrotérmicas ciertas plantas cuya generación de co-
rriente se arregla en todo el año, alo que permite la disponi-
bilidad limitada de agua que tiene en el estiaje; podrían tener
aprovechamiento útil adicional del mayor caudal disponible du-
rante la estación de lluvias.
436 PROF. CARLOS F. DE LANDERO
das mensuales en 1914 a 82 en 1918, ampliándose las plan-
tas correspondientes de licuación para poder producir has-
ta 215 toneladas mensuales.
OTROS GASES LICUADOS Y COMPRIMIDOS.—-De
hidrógeno se prepararon, comprimieron y encerraron en ci-
lindros metálicos 37,000 metros cúbicos mensuales en 1914
y 227,000 en 1918, De oxígeno, 121,000 y 315,000 metros
cúbicos respectivamente; pequeños volúmenes de ázoe. De
anhidrido carbónico licuado 320 y 250 toneladas.
SULFATO DE AMONIACO.—La demanda de sulfato
de amoníaco para las necesidades de su importante agri-
cultura, ha sido considerable en todo tiempo en la penín-
sula itálica, demanda que antes de la guerra se satisfacía
en gran parte por importaciones del valioso fertilizantz.
En el período a que nos referimos, bajo la presión de la ne-
cesidad de fabricar materiales de guerra, se cuidó de reco-
ger mejor los gases, antes desperdiciados en parte de las
plantas de gas y de cok, e incidentalmente resultó de este
aprovechamiento un aumento de la producción de sulfato
de amoníaco. “Antes de la guerra la producción mensual
de esta sal amoniacal era de 1,250 toneladas, mientras que
en 1918 fue ya de más de 3,600, de las cuales 2,800 provi-
nieron de las plantas de gas, 440 de los hornos de cock, 330
de transformación de la cianamida y 56 de la destilación
de la turba. En el entretanto, las importaciones del artícu-
lo cayeron, de 24,000 toneladas en 1914 a 2,700 en 1918.
De llegar ¡a restablecerse en Italia y en los mares las condi-
ciones mormales, es probable que esa importación aumen-
te; pero es también de presumirse que ya no volverá al gra-
do anterior de dependencia del comercio exterior par su
provisión de sales amoniacales. -
Además del sulfato, se prepararon en 1918 en Jtalia,
mensualmente, 720 toneladas de nitrato de amoníaco, 2,000
.
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 437
-de solución amoniacal concentrada y 25 de amoniaco licua-
do, sin producción en 1914 de los dos primeros renglones
y con muy pequeña (2T.) del tercero.
ALQUITRANES Y SUS DERIVADOS. —Durante la
guerra se hicieron esfuerzos sostenidos y serios por im-
plantar la industria de los poductcs químicos derivados del
alquitrán mineral, teniendo para ello que luchar con
el inconveniente de la escasez del «carbón y consiguiente
reducción de las destilaciones para preparar gas y cok. La
producción media mensual de alquitrán de hulla, en 1913,
fue de 4,530 toneladas de las cuales 3,160 .procedieron de las
retortas de gas y 1,370 de los hornos de cok. La capacidad
Como he indicado. en otra memoria, debería promoverse
en México el aprovechamiento de los gases, hoy casi totalmente
desperdiciados, procedentes de la preparación del cok en Coa-
huila y Nuevo León. En el año de 1919 la preparación de cok
en Monterrey, en hornos anticuados de la Compañía Fundidora
de Fierro y Acero, fue de unas 30,700 toneladas, usando al efec-
to 44,000 de carbón, comprado a la Compañía Carbonífera de
Sabinas. Ese cok fue consumido por la misma compañía side-
rúrgica nacional, la cual consumió además en el año. otras
12,000 toneladas de cok, de ellas cerca de la mitad de fabrica-
ción nacional, en Coahuila. De esas destilaciones secas, cuyo
resíduo fueron las 36,700 toneladas de cok, se desprendieron,.
en buena parte a la atmósfera, unos doce millones de metros
cúbicos de gas combustible por lo bajo. Mediante una previa
inversión, como en otra ocasión he indicado, sin duda cuan-
tiosa, pero muy probablemente remunerativa, para poder aprove-
char los gases de la destilación y condensar sus componentes
condensables, se habrían podido recoger unas sesenta toneladas
de ferrocianuro de potasio, 400 toneladas de sulfato de amoníaco
y unos dos millones de litros de alquitrán mineral, cuyo valor
en junto sería actualmente de unos 350,000 dólares. Además,
los gases se habrían utilizado como combustible, por lo menos
para quemarlos en los hornos destilatorios del cok, gas o
naturalmente, tendrían que ser construídos “ad hoc.” e
438 PROF. CARLOS F. DE LANDERO
de las plantas destiladoras del alquitrán llegó a ser de 6,800
toneladas, pero solamente se llegó a una destilación media
mensual de 3,500, casi la misma cantidad tratada que en
1914. El total de aceites de alquitrán, —ligeros, medianos
y espesos,—obtenido al mes, por término medio, fue 590 to-
neladas, como en 1914. Estos productos se destinaron casi
exclusivamente a la elaboración de materiales de guerra,
agregándose para ello grandes cantidades de aceites lige-
ros importados.
En 1918 se obtuvieron sobre cuatrocientas toneladas
mensuales de benzol erudo y casi otro tanto de refinado,
contra mínima cantidad antes de la guerra; cuatrocientas
también de fenol refinado, sin producción, del artículo en
1914; sesenta y siete de naftalina sublimada, «contra 5]
en 1914; tres y media de beta-naftol, 121 de tolueno y vein-
te de xileno, que no se preparaban antes de la guerra.
Antes de la guerra no se preparaban en Italia la anilina
y sus derivados; durante ella se emprendió su fabricación
llegando a obtenerse sobre 120 toneladas mensuales de acei-
te de anilina y nitranilina. La producción de colores deri-
vados, que era, insienificante antes de la guerra, de unas
cuatro toneladas mensuales, llegó en 1918 a 180, consisten-
tes principalmente en materias colorantes sulfonadas; las
instalaciones se han arreglado para obtener hasta 1,100 to-
neladas mensuales, pero a pesar de esto se consideraba in-
dispensable volver a la importación de varios de dichos
productos. Y
La producción de alquitrán de madera fue de 55 tone-
ladas mensuales en 1918, contra 27 en 1914; la de tereben-
tena de cinco y. media en el año final del período, contra
cifra un poco mayor en el inicial.
FERTILIZANTES FOSFATADOS.—El consumo para
objetos de guerra de grandes cantidades de ácido sulfúrico,
y la reducción, que llegó a suspensión, a virtud del trastor-
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA 439
no del tráfico marítimo, de las importaciones de fosfato na-
tural y de escoria fosfatada (Thomas Sehlacke), ocasionó
una eran baja de la producción de superfosfatos y en con-
secuencia de su empleo en la agricultura, con grave per-
juicio para ésta.
SULFATOS DE COBRE Y DE HIERRO.—La produc-
ción de sulfato cúprico, de cerca de 35,000 toneladas en
1914, subió fuertemente durante los años de la guerra, al-
canzando en 1918 la cifra máxima mensual de 9,250; la
capacidad de fabricación se amplió hasta cerca de 13,000
toneladas mensuales. La importación respectiva, de 24,000
toneladas en 1914 decreció hasta ser sólo de 25 en 1918.
La producción de sulfato ferroso no sufrió mayor al-
teración de 1914 a 1918, siendo de cerca de 2,400 toneladas
anuales.
- INDUSTRIA JABONERA.—En 1918, en 847 ¡jabone-
rías, hubo un producto de 126,000 toneladas de jabón, can-
tidad menor que la correspondiente de 1914. Durante todo
el período de la guerra tropezó la industria jabonera con
erandes dificultades por la escasez de materias grasas; la
importación de jabón fue de once mil toneladas en 1913,
contra poco más de seis mil en 1914.
Las necesidades consiguientes a la gran guerra fueron
determinantes de un progreso en el camino de no desper-
diciar la glicerina, imponiéndose por el Gobierno restris-
ciones -efectivas al uso de materias grasas de las que no
se extrajese o hubiese previamente extraído la glicerina.
Como resultado de esta política subió la producción de áecl-
dos grasos, de 314 toneladas mensuales en 1914 a 570 en
- 1918; sin embargo, la de glicerina hubo de bajar a conse-
cuencia del menor consumo de grasas en la fabricación de
jabón; fue de 165 toneladas mensuales en 1918, contra 240
en 1914; pero las instalaciones respectivas se ampliaron
441) PROF. CARLOS F. DE LANDERO
a
mucho, quedando con capacidad productiva de 350 tonela-
das miensuales. Para suplir la escasez de glicerina, nece-
saria como materia prima de explosivos militares, se im-
portaron en 1918, de Francia y de Inglaterra, 7,500 tonela-
das, contra ochocientas en 1914.
Para no prolongar demasiado este relato, me limitaré
a mencionar solamente, sin entrar en explicaciones, algu-
nos otros productos de industrias químicas elaborados en
Italia y que podrían manufacturarse en México, en favo-
rables condiciones, o bien aumentarse mucho la producción
de los que ya se manufacturan; para cada uno de ellos me
limito a anotar la producción anual italiana en 1914 y en
1918, siendo aproximados esos datos.
Productos 1914 ' 1918
Magnesio, carbonato 186 Tons. 1.212 Tons:
Magnesio cloruro 36 264
Magnesio, sulfato 1.150 1.644
Cloruro de estaño 396 396
Oxido de estaño Po 13
Zine, cloruro + sd 840
Zine, sulfato 25 25
Acetato de plomo 444 98:34
- Fósforo ¿e 660
Cola (Gelatina) - 5,244 4.500
Acetona 300 504
Eter sulfúrico - 782 4.124
Glucosa 15.600 15.000
Dextrina 3.300 1.200
Oxido rojo de hierro 228 264
Ferrocianuros(de calcio,
sodio y potasio). : 168 108
Cloral ; Mes NP
Lactosa HA: 600 o ER
IRA NL ¿
; A A
SHIN BEA e Jo:
LAS INDUSTRIAS QUÍMICAS EN ITALIA
y
Fosfatos, de huesos 6.000 4.080
Grasa de huesos 2.244 1.200
Lanolina eE 7
-— Pulpa de madera 320 8.600
Nitrato de piata 18 Mes
Cloruro de mercurio 60 19
Alcohol metílico 84 144
NA
E
: México, a 5 de septiembre de 1920.
|
LAS CATEDRALES DE MEXICO Y PUEBLA
- POR MANUEL FRANCISCO ALVAREZ, M.S. A,
ARQUITECTO E INGENIERO CIVIL
(Sesión del 3 de Octubre de 1919)
PROCESO HISTORICO.—La historia de la Catedral
de México, como era de esperar, ha ocupado la atención de
los escritores de todas las épocas, no estando conformes en
cuanto a quien haya sido el autor del proyecto según el
cual. se desarrolló la construcción del edificio hasta su es-
tado actual; : y aunque esta falta de acuerdo en nada influye.
en el hacrio intrínseco de la obra, siempre es conveniente
conocer la verdad histórica, y este _va a ser el primer asun--
AE to sobre mi : estudio arquitectónico de la Catedral de Méxi-
A >
e >> E Co. : 4 e 7
ES EE Don Marcos Arróniz, uno de los escritores contemporá-
E neos, escribió en mayo de 1857 en el “Manual del Viajero en
E México”, sobre aquella iglesia, consignando : que primero
=> Pue dedicada a iglesia parroquial, después fue erigida e
7 Catedral en 2 de Septiembre de 1530 y en la Metropolitana
eE 31 de Enero de 1545 y no bastando a su objeto la primi-
Iva Telesia Mayor, el rey de España Felipe 11 despachó
- cédula en 1552 para que se emprendiese la fábrica de otra
n eva; pero la obra no se comenzó sino hasta el año de
3 en que e puso la primera piedra. En 42 años se
Lo cimientos, se levantaron los muros de
444 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
teles y aun se adelantó en algunas bóvedas por la capilla.
de los Reyes. El virrey Márqués de Guadalcázar remitió
a Felipe III una relación del estado de la obra y el diseño
de su fábrica, hecho por el maestro de ella Alonso Pérez
Castañeda; y el rey, en cédula de 21 de Mayo de 1615, pre-
vino que se celebrase una junta de los más distinguidos e
inteligentes arquitectos, para que se eligiese la mejor tra-
za, y en 1623 se cerraron las bóvedas de la sacristía ma-
yor; desde 1626 en que se demolió la primitiva iglesia has-
ta 1641, allí se celebraron los oficios. Continuándose los
trabajos de la fábrica, tuvo una primera dedicación en 2
de Febrero de 1656; otra en 22 de Diciembre de 1667 y aun
quedó mucho por hacer y aún a principios del siglo XIX
todavía se trabajó en el referido edificio.
Se ve pues, que se dá como autor de la primera traza
a Alonso Pérez Castañeda, y nada se dice de cómo se conti-
nuó la obra y bajo qué diseño desde 1615. Don Manuel
Orozco y Berra en Marzo de 1867, asentaba: que la fun-
dación de la Catedral de México fue por bula de Clemente
VII, de 9 de Septiembre de 1530, que fue erigida en Me-
tropolitana en 1547, que en 1552 se mandó demoler la
primitiva catedral y que la nueva fábrica se empezó en
1573; que en 1615 estaban hechos los cimientos y parte de
los muros; en 1623 quedaron cerradas las bóvedas de la
sacristía mayor, y que aun no terminada se dedicó el 2
de febrero de 1656 y coneluído el interior se hizo otra de-
finitiva dedicación a 22 de Diciembre de 1667 y las torres
quedaron concluídas en 1791; conforme Orozco y Berra
con estos datos, nada dice respecto al autor del proyecto,
bajo el cual se ejecutó la obra de la Catedral.
El arquitecto Don Luis G. Ansorena en 29 de Enero
de 1869 decía: que por orden de Carlos V y bula expedida
en 2 de Septiembre de 1530 se fundó la Catedra! de Méxi-
co y en el año de 1547 quedó eregida en Metropolitana;
que en 1552 mandó el rey Felipe II que se edificase de nue-
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 445
vo el Templo Mayor; pero que varias causas hicieron que
hasta 1573 se pusiera la primera piedra. Dice igualmente
Ansorena, que según los documentos de aquella época, los
que comenzaron la obra como Maestros fueron Claudio
de Arciniega y Juan de Cuenca, habiende continuado des-
pués Alonso Pérez de Castañeda; y que en el transcurso
de 42 años desde 1573 a 1615 se construyeron los cimientos,
se levantaron a más de la mitad de su altura los muros del
perímetro del Templo; así como las paredes transversales
de las capillas, los piederechos de los arcos, algunos hasta
los capiteles de las columnas y otros hasta los últimos ter-
elos; se cubrieron con bóvedas los vestíbulos o entradas
que corresponden a las puertas colaterales de la Capilla
llamada de los Reyes, la Sala Capitular y las cuatro prime-
ras capillas, dos de cada lado. El virrey Don Diego Fer-
nández de Córdova en los primeros días de su gobierno
(1612) envió al rey Felipe III, los planos del edificio, se-
eún el estado que guardaba la obra, habiéndolos hecho, su
insigae arquitecto Don Alonso Pérez de Castañeda. Exa-
minados dichos planos por Felipe 111 remitió a México una
nueva montea ejecutada por su Arquitecto de Cámara Juan
Gómez de Mora, junto con la siguiente orden: “Luego que
la recibáis procuréis juntar las personas más prácticas €
inteligentes que ai hubiere en la arquitectura, para que
habiéndose visto todo, se elija la mejor traza”*; y en con-
formidad con lo mandado y siguiendo el plano que pareció
mejor se siguió la obra.
: Conformes todos los datos históricos, queda hasta aquí
admitido que Alonso Pérez Castañeda había hecho el dise-
ño de todo lo que se había construído hasta 1612, sin saber-
se si era de él o de Arciniega y Cuenca que habían empe-
zado la obra; así como queda en duda qué diseño se siguió
desde 1615, si lo fue el que antes se seguía o el de Gómez
de Mora. ¡
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446 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
El Lic. Don Manuel Revilla el año de 1893 también
asentaba que en 1552 despachó cédula el rey Felipe II para
la edificación de nuevo edificio de la Catedral de México;
pero que no se pudo poner la primera piedra sino hasta
1573, siendo la primera traza que se siguió en el suntuoso
edificio de Alonso Pérez de Castañeda maestro real de
Arquitectura y la segunda que en definitiva adoptóse, fue
de Juan Gómez de Mora arquitecto de Felipe III, que a
remitió en 1615. El Sr. Revilla apoya a este último aserto
fundándose en que habiendo tenido Juan Gómez Mora a la
vista el diseño de Castañeda trataría de superarlo; pero
hay also más decisivo, agrega el Sr. Revilla y es: “que
el estilo y formas de la Catedral de México salvo el tamaño
y algunas otras pequeñas diferencias, son del todo seme-
jantes a las formas y estilo de la de Puebla, y se sabe dice,
que el trazador de la última fue el mismo Juan Gómez de
Mora””; y al efecto, cita el manuscrito de Veytia sobre la
Fundación e Historia de la Ciudad de Puebla.
Así pues, el Lic. Revilla da por autor de la Catedral
de México en 1667 año de su segunda dedicación y de la de
Puebla dedicada en 1649, a Juan Gómez de Mora, sin citar
cédula, documento auténtico, ni plano alguno tenido a la
vista, que fundaran dicha suposición.
El Dr. Don José M. Marroqui en 1900, al tratar de la
Catedral de México, entra en detalles por demás interesarn-
tes y de toda novedad. Construída humildemente la pri-
mitiva lelesia Mayor y siendo insuficiente para el servicio
del culto, se pidió a la corte desde bien pronto y por va-
rias veces, que en el sitio más adecuado se construyera una
suntuosa catedral, pero la dificultad que se presentó fue
poder disponer del terreno que estaba en litigio y que to-
davía en 17 de Noviembre de 1542 al marchar a España el
canónigo Don Francisco Rodríguez Santos se le encargó
agitase la terminación del proceso sobre los solares de la
iglesia, y hasta el 28 de Agosto de 1552 el Príncipe Don
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 447
Felipe, Gobernador todavía, mandó que cuando (Ley II,
libro 1 de la Recopilación de Indias) pareciese necesario
edificar alguna iglesia Catedral, se edificara en la forma
conveniente y el gasto se repartiera en tres partes: la una
se tomaría de la real hacienda, la otra de los indios del ar-
zobispado u obispado y la tercera de los encomenderos de
la diócesi; y por la parte que el rey tenía en los pueblos
que no estuvieron encomendados, había de contribuir como
encomendero.
Contando ya con recursos suficientes el Virrey Don
Luis de Velasco en la Junta con el Ayuntamiento verifica-
da el 6 de Septiembre de 1552 y por las razones que expu-
so, entre otras el mandato de Su Magestad que se trazara
y edificara la iglesia mayor y para esto, que se procediera
a señalar el sitio, juntándose con él los dos cabildos, se-
cular y eclesiástico: todavía se presentaron dificultades,
que no fueron vencidas sino hasta el año de 1573 en que
se dió principio a la obra, bajo la dirección del Capitán
Melchor Dávila, ingeniero que había trabajado en la repa-
ración de la catedral vieja, y ántes había construído unos
fuertes para la guerra contra los Chichimecas. En calidad
de maestros como se llamaba entonces a los arquitectos, la
comenzaron Claudio de Arciniega y Juan de Cuenca, bajo
la dirección de Dávila. Melchor Dávila murió en 1584, y le
sucedió en la dirección de la obra su sobrino Rodrigo Dá-
vila, quien tampoco la llevó a su término; puesto que cons-
ta, que el año de 1615 era su arquitecto director Alonso
Pérez Castañeda. A
El Sr. Alberto María Carreño en sus investigaciones
relativas a los arquitectos e ingenieros de la época colonial
de México encontró en un manuserito en el ramo de “His--
toria”? del Archivo General de la Nación, que se mencionan
los nombres de Melchor de Avila y de Rodrigo de Avila
como obrerós mayores de la Catedral, este último en sust:-
tución de aquel que falleció en fines de 1585.
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448 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
El virrey Don Diego Fernández de Córdoba. el día
28 de Octubre de 1612 y por instrucciones que trajo, en
virtud de la lentitud con que se ejecutaba la obra, dispuso
que su director hiciera una exacta y prolija montea dz
ella, que remitió a España con una relación clara y circuns-
tanciada del estado en que la obra se encontraba. No por
esto se detuvo eel trabajo que aquí se hacía, lejos de eso,
apresurándolo el virrey lo más que pudo, se aleanzó, que
el año de 1615 estuviera concluido lo que antes dejamos
dicho. En ese año vino de España un diseño de Juan Gó-
mez de Mora, arquitecto de Felipe II! y una cédula de 15
de Mayo de 1615 en que mandaba procurar juntar a las
personas más prácticas e inteligentes en arquitectura que
se encontrasen en México, para que entre una y otra mon-
tea, se escogiera la mejor.
El señor Marroqui no encontró en sus investigaciones
la planta antigua, ni la nueva, ni documento que dé a cono-
cer las variaciones que se hicieron a la primera; pero sí
estaba cierto de que en vista de todo lo que se había cons-
truído hasta 1615, las alteraciones debieron de haber re-
caído en molduras, cornisas u otros adornos.
No obstante las disposiciones tomadas relativas a la
obra, ésta en ocho años del 1615 hasta 1623 avanzó muy poco
apenas se concluyeron dos bóvedas de la sacristía, corres-
pondientes a las de la Sala Capitular, aunque en verdad
se trabajaba en otros lados.
Del relato del señor Marroqui se desprende, que Mel-
chor Dávila empezó la construcción de la Catedral de Mé-
xico, teniendo a sus órdenes a los myaestroy Claudio Ar-
ciniega y Juan de Cuenca, que a su muerte continuó la
obra su sobrino Rodrigo Dávila y que hasta 1615 apa-
rece como director Alonso Pérez Castañeda, no precisando
quién fue el autor del plano primitivo; y en cuanto a Juan
Gómez Mora, no le da importancia alguna a su diseño, ha-
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 449
ciéndolo consistir tal vez, en simples modifiaciones de de-
talle.
La opinión, que el señor Lic. Don Manuel G. Revilla
emitiera en “El Arte en México en la Epoca Antigua y du-
rante el Gobierno Virreinal”” el año de 1893, fue aceptada
en todas sus partes por Mr. Sylvester Baxter, llamando la
obra admirable study, y así lo expresa én su obra “Spanish
Colonial Architecture in Mexico” apoyando en ella la ma-
yor parte de sus descripciones y apreciaciones. Respecto
a la Catedral de México, repite lo que dijo el Lic. Revilla :
que el primer dibujo fue hecho por Alonso Pérez de Cas-
tañeda, maestro real de arquitectura, colocándose la pri-
mera piedra en 1573, y mientras se construían los cimien- :
tos fue dibujado otro plano por Juan Gómez Mora, arqui-
tecto de Felipe IIL, y fue enviado con el sello real con ins-
trucciones para servirse de él. Baxter, en su magnífica eo-
lección de fotografías de las iglesias antiguas de México,
—consigna de una manera terminante, que el arquitecto de
la Catedral de México fue Juan Gómiez Mora.
Con la opinión del señor Revilla y la de Baxter, tan
elogiado, el afquitecto Don Federico E. Mariscal fundó la
suya, al tratar de la Catedral de México en su obra “La
Patria y la Arquitectura?? publicada en 1915: acepta que
la obra fue comenzada en 1573 según el primitivo proyecto
de Alonso Pérez de Castañeda y asienta que el proyecto
primitivo y general del edificio fue de Juan Gómez de Mora
de 1615, y entre los que dirigieron la parte material de los
trabajos durante el comienzo de la construcción en 15785,
hace constar los nombres de Claudio Arciniega y Juan de
Cuenca, y siguiendo la opinión del canónigo Sandoval, ad-
mite que el desplante del edificio de la Catedral tuvo lugar
en 1615 según el dibujo de Gómez Mora, cuando queda pro-
- bado todo lo que ya había construído hasta 1612.
En el estudio que vengo haciendo me ha llamado la
atención la duda que se presenta sobre el autor del pl.
E]
E
450 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
primitivo de la Catedral de México, la suposición de que
Juan Gómez Mora haya sido el autor del plano de la Ca-
tedral de Puebla y por la semejanza de ambas Catedrales
Y
se infiera que también lo fuera de la de México.
Lo primero que hice fue levantar en 1910 el plano de
la Catedral de México. En el año de 1914 presenté a la
Asociación de Ingenieros y Arquitectos un estudio sobre la
Arquitectura Religiosa Colonial en México y dí dos con
ferencias con proyecciones, conservándose este estudio iné-
dito y en espera de su publicación. En el año de 1916 con
motivo de un proyecto que formé para el embellecimiento.
de la Plaza de la Constitución, me ocupé de la Catedral
de México: hacía yo relato semejante a lo anterior asentado
y agregaba lo siguiente: '“Mis investigaciones sobre la ar-
quitectura en España en la época de la conquista de Mé-
xico, me llevaron a leer detenidamente las obras que tra-
tan de la historia de las Provincias de España, y cuál no
sería mi sorpresa al encontrarme la descripción de la Ca-
tedral de Salamanca, que coincidía con la nuestra: con las
medidas asignadas construí la planta respectiva, marqué
en ella los detalles de la descripción; hice lo mismo con la
Catedral de Méxieo y de la comparación resulta la identi-
dad de ambas catedrales, menos en las dimensiones, que
son menores las de la Catedral de Salamanca, cuya cons-
trucción fue comenzada en 1512. La Catedral de Segovia
de 1525 tiene la misma disposición con menores proporcio-
nes. Esta comparación comprueba evidentemente que se
tuvieron presentes estas dos catedrales para construir la
de México y como el estilo de estas dos plantas pertenece
al románico, mal pudiera ser la planta de Juan Gómez de
Mora partidario del greco-romano colosal. Además, la mon-
tea de Felipe III mandada a México hecha por Mora, debía
de ser comparada según el mandato real, con la que se se-
guía en la construcción de la obra de la Catedral, luego la
primitiva planta no era de Mora. Este arquitecto al servi-
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 451
cio del 'rey Fenipe 111 después de 1598, es decir, veinticin-
co años después de haber sido comenzada la Catedral de
México en 1573, no pudo ser el autor de la primitiva planta
po rla cual se levantó el edificio, como se ha dicho, cosa que
se debe rectificar. ””
En mi obra sobre **Algunos datos sobre cimentación y
piso de la Ciudad de México y nivel del Laso de Texcoco
al través de los Siglos””, volví a insertar lo anterior y
agregué en una nota lo siguiente: “En la Patria y la Ar-
qutectura””, página 77, se incurre en el grandísimo error
de asentar lo siguiente: '“Al terminar los cimientos, el Vi-
rrey envió a España, solicitando su aprobación el diseño de
Alonso Pérez de Castañeda, para la nueva Catedral, y poco
tiempo después, en 1615, recibió el Virrey nuevo proyecto
de Juan Gómez de Mora, arquitecto de Felipe III. El Rey
recomendaba que se reunieran las personas prácticas e in-
teligentes que hubiera en México, en Arquitectura, a fin
de que escogieran la mejor traza. Parece lo más probable
que haya sido la de Juan Gómez de Mora. :
El hecho fue que desde luego se dió principio a la cons-
trucción.?? Esto quiere decir que se supone que hasta
1615, en cuarenta y dos años transcurridos desde 1573, en
que se empezaron los trabajos de la Catedral, sólo se ha-
bían hecho los cimientos, y que el trazo de la planta sobre
el terreno y la construcción de las mamposterías, colum-
nas, ete., tuvieron lugar en ese año de 1615, cuando todos
los escritores están de acuerdo en que en 1612 se remitieron
a España '““una exacta y prolija montea de la obra, con
una relación clara y circunstanciada del estado en que:
la obra se encontraba, y no se detuvo el trabajo que se ha-
cía y aun se apresuró lo más que se pudo””. Por eso creo
que se deba hacer una necesaria rectificación a lo asentado
en la obra ““La Patria y la Arquitectura””.
- Incansable en mi estudio, con la idea de aclarar quién
fue el autor del proyecto que sirvió para la fábrica de la
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452 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
Catedral de México y no satisfecho con que Juan Gómez
Mora haya sido el arquitecto que lo formó, y dando el señor
Revilla como un hecho comprobado que éste fue el autor
del plano de la Catedral de Puebla, a este lado he dirigido
mis investigaciones, leyendo todo lo que a ella se relaciona.
y
CATEDRAL DE PUEBLA.—El autor a que se refiera
el señor Revilla, del manuscrito que existe en la Bibloteca
del Museo de Historia y Arqeología, Don Mariano Veytia
escritor poblano del siglo XVIII, se expresa en los siguien-
tes términos: '“Capítulo IV. De la fábrica de la nueva igle-
sia Catedral, que subsiste en nuestros días, su Congregación
y fiestas, que con este motivo se hicieron.. .. ..En 1598
sucedió Felipe 1 a su padre y repitió las órdenes para
seguir la obra y “remitió igualmente el plano traza de elia
formado por Juan Gómez Mora su maestro mayor de Ar-
quitectura.”? No es fácil asegurar si fue éste el mismo cue
había remitido Felipe II u otro distinto, pero es cierto que
éste último lo tuvieron presente los regidores al inspec-
cionar el Sagrario como asienta en 1660 que esta misma
montea o traza la había aprobado Felipe 1V que reinaba
entonces.” - +
Por lo anterior se desprende que la fábica de la Cate-
dral de Puebla se empezó antes de 1580, puesto que este
año salió alcanzado Miguel de Estanga en más de diez y
nueve mil y pico de pesos, y nada se dice del autor de los
planos seguidos en la construcción, sino que en 1598 Felipe
III repitió las órdenes para seguir la obra y remitió igual-
mente el plano de Juan Gómez Mora, y Veytia dice, que
no es fácil asegurar si fue éste el mismo que había
remitido Felipe II u otro distinto. Luego no es tan cierto,
como cree el señor Revilla y con él Baxter y Mariscal, que
Juan Gómez Mora sea el autor del plano de la Catedral de
Puebla, siendo Veytia, el mismo autor citado por Revilla,
el que lo pone en duda.
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 453
El señor Coronel Antonio Carreón, autor de una His-
toria de Puebla copia a Don José Manso, .quien dice: ““Los
diseños se atribuyen vulgarmente a Juan Gómez Mora,
pero es más probable que fueran de su maestro el célebre
Juan de Herrera, director de las obras reales. Se ignora
el año preciso en que se comenzó la obra; apenas puede
conjeturarse por la fecha de una cédula de Felipe II de
1552 por la cual mandó que se prosiguiera.””
Así pues Don José Manso, poblano y arquitecto que
trabajó en la obra del Ciprés de la Catedral de Puebla, a
quien debe considerarse conocedor de la historia de ella,
no admite a Juan Gómez Mora como autor de la obra de
la Catedral.
El Coronel Carreón, encuentra confusión respecto a qué
catedral se refieren las cédulas de los reyes de España y
fundándose en lo dicho por Ansorena cree que lo de Juan
Gómez Mora se refiere a la Catedral de México y no a la
de Puebla. ¡Confusión y duda completas!
ARQUITECTO DE LA CATEDRAL DE PUEBLA. —
Registrando la vida de los arquitectos españoles de la épo-
ca de la Conquista en la obra de Cean Bermúdez “Noti-
clas de los Arquitectos y Arquitectura de España””, Ma-
drid. 1829, encuentro el siguiente dato: ““Francisco Bece-
rra. Luego que llegó a la Nueva España se detuvo algún .
tiempo en la Puebla de los Angeles y construyó el arco
del Convento de San Francisco que dicen ser el más prin-
cipal de aquél reino; los conventos de Santo Domiugo y
San Agustín; y dos capillas de cantería en los pueblos de
Tolemehuacán y Guatinchan. Reedificó despues en Méxi-
co la iglesia de Santo Domingo, por haberse construído
mal casa; y levantó otros templos de Tlalnepantla, Cuitlal-
tlan, Tepozotlán y otros lugares del marquesado del Valle *
que le dieron gran crédito y opinión. Era entonces virrey
de Nueva España Don Martín Henríquez, quien tratanao
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454 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
de edificar la catedral de la Puebla de los Angeles, le
nombró por maestro mayor de ella a 24 de Enero de 1575
con el sueldo anual de quinientos pesos de oro como dice
el nombramiento en los términos siguientes:.. .. .. Asi
mismo nombro por maestro mayor de la dicha obra a Fran-
visco Becerra, con quinientos pesos oro común de salario
en “ada un año; y por su acompañado, mayordomo y apa-
rejador de la dicha obra a Francisco Gutiérrez con cuatro:
cientos pesos de dicho oro, cada año, de los cuales gocen
desde la hora que se comenzare hacer la dicha obra y
les sean librados y pagados por el dicho Juan de Cerugon-
dor loe
Se ve pues, que Francisco Becerra, tuvo que hacer en
1575 en la fábrica de la Catedral de Puebla, con un sueldo
desde la hora que se comenzare a hacer dicha obra. ¿Se
trataba de comenzar la obra o continuar la ya empezada?
¡Había de formar Becerra los planos o debía seguir los
¡ya formados? He aquí la duda que se presenta y como se
ha visto por el desfalco del año de 1580, que sufriera Mi-
guel de Estanga en los gastos, la obra había sido empeza-
da ya y bien pudiera haberlo sido en 1575 por Becerra,
Vida de Gómez Mora.—La suposición de que la obra
de la Catedral hubiera sido empezada en 1552 con planos
de Gómez Mora, es inadmisible por completo. Si no se sabe
la fecha del nacimiento de este arquitecto, sí se sabe la de
su muerte acaecida en 1648, es decir, que median 96 años
entre su muerte y el supuesto principio de la obra de la
Catedral en 1552, lo que hace imposible que se empezase
con planos de Gómez Mora. Si se supone el comienzo de
la obra en 1575 también es inadmisible la intervención de
aquel arquitecto; pues suponiendo que tuviera veinticinco
años en 1575 al comenzarse la obra, debería haber muerto
de noventa y ocho años, edad demasiado avanzada y difícil de
alcanzar. Existiendo los datos de que el Obispo Palafox en-
contró suspensa la obra desde 1618, aunque ya adelanta-
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LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 455
da, hasta los capiteles de las columnas de las naves late-
rales, mal pudieran ser los planos de Juan Gómez Mora
los que sirvieron para empezar la obra, ni los remitidos
en 1615 ya fueran para la Catedrai de México o de Puebla
como se dice; pues de 1615 a 1618 era imposible que en
tres años hubiera adelantado la obra al grado que se ex-
presa y entonces nada de las constancias de estar en obra
en 1575 y en 1580 serían ciertas, y se ha visto que esos da-
tos son fidedignos.
Gómez Mora, fue hijo del pintor Juan Gómez y de
Doña Francisca Mora, hermana de Francisco Mora, y a la
muerte de Juan Gómiez, Felipe II asignó a su viuda una
pensión vitalicia en 1598, para sostener a los siete hijos
que le quedaban: luego es de suponer que Juan Gómez Mo-
ra no era aun mayor de edad. Se crió en compañía de su tío
Francisco Mora, quien lo hizo asistir mucho tiempo al es-
tudio público de las matemáticas establecido en Madrid;
le enseñó la arquitectura y procuró que el Rey le recibie-
ra en su servicio y se lo diera por su ayudante. En ese es-
tado se hallaba cuando murió Francisco Mora en 10 de
Agosto de 1610 y el rey Felipe III nombró en 11 de Fe-
brero de 1611 a Juan Gómez Mora, maestro y trazador ma-
yor de sus obras, y suponiendo que tuviera a la muerte
de su padre Juan Gómez veinticineo años de edad en el
momento del nombramiento, tendría cuarenta y ocho años,
edad compatible para ser arquitecto del rey Felipe IIT.
Por cédula de 25 de Diciembre de 1582 estableció el rey
en Madrid una academia de matemáticas y arquitectura
de la que era director Juan de Herrera, el maestro de
Francisco Mora, y adonde sin duda fue a la que concurría
Juan Gómez Mora como alumno, siendo después profe-
sor y director, y de 1615 en adelante por cédula real ha-
bitaba el local donde existía el estudio. De advertir es,
que Juan de Herrera nacido en 1530 murió en 1597 en-
enfermo y achacoso, habiendo dejado la dirección de las
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4536 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
obras de que estaba encargado a su discípulo, Francis-
co Mora desde 1589, es decir, que Juan Gómez Mora,
más bien fue discípulo de su tío Francisco Mora, y no
de Juan Herrera, y difícilmiente pudiera haber sido conser- só
vado como director a la vanzada edad de noventa años y sÍ
de setenta y cinco, que tendría suponiéndole con toda pro-
babilidad nacido en 1573 año en que se empezaron las
catedrales de México y Puebla; luego Juan Gómez Mora, -
no fue el autor de los planos con que se levantaron esos
edificios.
El señor S. Adalberto García en su obra “México v
sus Capitales”? publicada en 1900, asienta sencillamente que
el autor de los planos de la Catedral de Puebla lo fue Juan
S Herrera, tal vez aceptando la opinión del arquitecto Man-
so, pues como se ha visto en los datos citados por los escri-
tores, para nada se habla de Herrera, y Manso se funda
en que por aquellos años éste era arquitecto de Felipe IL
En efecto, nacido Herrera en 1530, en 1573, de cuarenta
y tres años de edad, bien pudo formar planos para obras
de arquitectura, pero no hay el menor indicio de que se
ocupara de la Catedral de Puebla, ni podría ser, ocupado '
como estaba én la construcción del Escorial, comenzada
en 1563 por Juan de Toledo y a su muerte acaecida en 1567
fue continuada por Juan de Herrera, y era tal el empeño
manifestado por Felipe II en la ejecución de la obra, que
se dió por terminada en 1584, es decir, en veintiún años
de duración: ya se verá por esta premura de tiempo, si
Herrera podría ocuparse de la Catedral de Puebla, ni el
rey distraerlo de la obra en la que tanto interés tenía.
Además, las ideas de Herrera desarrolladas en el Escorial,
difieren por completo de las que guiaron la obra de la Ca-
* tedral Angelopolitana. |
N Un escritor que últimamente ha tratado de este edifi-
cio, el señor Enrique Juan Palacios da su opinión después
de juicioso estudio: tiene presente ante todo el juicio del -
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LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 457
arquitecto José Manso; encuentra confusión en la cédula
de Felipe II de 1552 por si se refiere a la Catedral de Pue-
bla o la de México; cree más aceptable otra cédula de
1562; tiene presente varias cédulas y sobre todo el docu-
mento más antiguo y aun no citado relativo a la visita
del virrey Almanza que hizo por los años de 1568 a 1580,
en el que ya se habla del edificio, y refiere la creencia ge-
neral de que fue empezado en 1550, habiéndose terminado
en 1649. Hace aiusión el señor Palacios a las opiniones
que atribuyen ser el autor Gómez Mora y Juan de Herrera;
eree con Mariscal, que los planos del primero sirvieron
para la Catedral de México y no para la de Puebla, y no
considera improbable que Gómez Mora fuera el autor de
ambas creaciones y advierte que existen constancias posi-
tivas de que ya en 1580 estaba la Catedral de Puebla en
obra y cree que Herrera tiene en su favor mayores presun-
ciones de ser autor de los pianos, que Gómez de Mora.
Todas estas consideraciones son las mismas que he te-
nido presentes en el estudio que he dejado hecho, y por lo
mismo históricamente consta como cierto por estar sufi-
cientemente documentado que fue empezada la Catedral de
Puebla en 1575, que en ese año fue nombrado su arquitec-
to Francisco Becerra, que los planos bajo los cuales se eje-
cutaba la obra en esos años no pudieron ser de Juan Gómez
Mora y queno pasa de una simple suposición que fueren.
de Juan de Herrera.
—CATEDRAL DE MEXICO.—Volviendo a la Catetral
de México, Cean Bermúdez dice en la noticias de los ** Ar-
quitectos y la Arquitectura en España”” tomo III pág. 71:
““El Capitán Melchor Dávila dirigió la fábrica de la Nueva
Catedral de México. Estando ocupado en reparar le vieja,
cayó de un andamio y se mató. Había construído los fuer-
tes que se levantaron para la guerra contra los chichimecas
le sucedió en la maestría de la Catedral su sobrino Rodrigo
458 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
Dávila, que mandaba y disponía aquella obra el año de
1586.””
¡Y a estos hombres se han olvidando citar varios es-
eritores, entre los arquitectos que tomaron parte en la fá-
brica de la Catedral de México! El señor Marroqui no in-
currió en este olvido y como dejo dicho, los cita en su obra
““La Ciudad de México.””
¿Quien fue el autor de los planos que se seguían desde
1573 hasta 1615 y por los cuales se encontraban levantadas
las columnas y muros y aun algunas bóvedas?; con toda
certeza, como he dejado probado no fueron de Juan Gómez
Mora, ni de Alonso Pérez de Castañeda, sino que tal vez
este arquitecto levantó los planos de lo que se había eje-
cutado desde el tiempo de los Dávila, y queda la duda si
los maestros, es decir, los arquitectos, a quienes en esas
épocas se les llamaba maestros de la obra, Claudio de Arci-
niega y Juan de Cuenca, no tendrían parte en la formación
de dichos planos.
Así pues, es de rectificar lo que asientan los escritores
antes citados, y no debe darse como autor del proyecto pri-
mitivo y general del edificio a Juan Gómez Mora en 1615.
Esto es de justicia y creo dejar probado con los datos his-
tóricos que he citado. Debe consignarse, que Melchor y
Rodrigo Dávila empezaron la obra, la continuó Alonso Pé-
rez Castañeda, e intervinieron otros varios maestros hasta
su dedicación en 1667.
La Catedral de Puebla fue empezada con mayor certe-
za en 1575, dos años después que la de México y se dedicó
en 1649, es decir, dieciocho años antes que esta.
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PLANIMETRIA.—Hasta aquí, sólo he considerado los
datos históricos, pero habiendo levantado el plano de la Ca-
tedral de México, (Fig. 1 y Fig. 2), me decidí a levantar
el de la de Puebla, (Fig. 3), para hacer un estudio com-
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460 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
parativo de ambos ico] y comprobar la hermandad
de estas catedrales. (Fig. 4 y Fig. 5).
Los autores que he citido consignan las medidas dle
la Catedral de Puebla, y no estando conformes en muchas
de ellas, yo para darme cuenta exacta procedí a tomar las
medidas tanto interiores como exteriores buscando la com-
probación de ellas, y he formado los planos respectivos;
uno de ellos contiene las plantas de ambas Catedrales
para su comparación. A la primera vista se nota la seme-
janza de las dos plantas, siendo de menores dimensiones la
de Puebla; las tres naves, las capillas laterales y el crucero
a la mitad de la longitud de los edificios están dispuestos
de igual manera en ambos, y como también he dejado com-
probada la semejanza de la Catedral de México econ la de
Salamanca de España, (Fig. 6 y Fig. 7), me parece ceom-
veniente repetir aquí, la descripción de ésta para que se
vea dicha semejanza y conste el estilo a que pertenecen
los tres edificios.
“La Catedral (de Salamanca) dice González Dávila,
está formada por un cuadrilátero de 37 pies de longitud y
181 de anchura, cuyas tres naves y crucero componen
veintisiete bóvedas, subiendo las menores a una altura de
88 pies y de 130 las principales: los pilares tienen diez.
pies de diámetro y los torales doce, seis de grueso los mu-
ros y siete las portadas.*”? “Al entrar por las naves late-
rales anchas de 37 pies y medio, los ojos recorren sin em-
barazo toda su prolongada extensión hasta las últimas ca-
pillas del trasaltar: en la del centro que mide 50 de lati-
tud, tropieza con el coro debajo de la tercera y cuarta bó-
vedas y con la capilla mayor que ocupa la séptima y octa-
va, pero levantándose un poco pueden espaciatrse libre-
mente por su bella erucería ya que no se recrean mucho en
la máquina del cimborrio suspend la en el Ingar de la sex-
ta, en la intersección de la nave. Rodean al templo uni-
formes capillas de 28 pies en cuadro y de 54 de elevación,
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462 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
cinco en cada uno de los muros laterales hasta el crucero
y nueve más allá en el trasaltar, a saber, tres en el fondo y
tres a cada lado.””
Esta es la misma descripción que se puede hacer de
la Catedral de México, suprimiendo las medidas que se
citan que son menores que las de esta.
En la construcción de la Catedral de Salamanca, se
siguió la misma disposición de la vieja Catedral, insufi-
ciente por su estrechez para el crecimiento de la ciudad,
dándole por lo mismo mayores dimensiunes, y como esta
vieja catedral fue comenzada en 1152 pertenece al es-
tilo románico característico, además de serlo por la
disposición general, lo es por sus detalles. Por eso
ya en 1916 hacía yo constar lo siguiente: “En una obra
recientemente publicada se dice: si bien la influencia ro-
mánica ojival es patente en la disposición general del
interior, la forma de semi-columnas dóricas empotradas en
pilares cuadrados y continuadas en los arcos que soportan
las bóvedas, es completamente original y no podría ei-
tarse ningún ejemiplo análogo que no sea el Sagrario ane-
xo y su hermana la Catedral de Puebla. ¿Fue ésta aca-
so una idea mexicana? Contestación. Ciertamente que no
es idea mexicana: la antigua Catedral de Salamanca, que
data del año de 1152, en lá descripción que hace Gonzá-
lez Dávila de ella dice: es obra llana la labrada con pri-
mor: los pilares del templo son de forma cuadrada, y por
ornato tiene su poyo redondo, y en cada una de las super-
ficies de los pilares sus columnas redondas con bases y ca-
piteles adornados de varias labores. (Fig. 7). Se ve pues, que
la disposición de los pilares de la Catedral de México, se en-
cuentra en la vieja Catedral románica de 1152, que como
debía de suceder más adelante los arcos fueron 0ji7os, pero
siempre arrancando directamente sobre los capiteles da
las columnas, y no sobre un alquitrave intermedio, como
en la de Puebla; luego el modo de arranque de los arcos
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464 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
sobre las columnas no es peculiar, ni menos original de la
Catedral y otras iglesias de México: lo es del estilo «-ro-
mánico, es la característica de él. Don Vicente Lampérez
y Romea, refiriéndose a la arquitectura románica, dice:
Pilares. Los del tipo general tienen por núcleo un prisma
cuadrangular a cuyos cuatro frentes se adosan sendas me-
dias columnas destinadas a soportar los distintos arcos q3+
ellas cargan. Don Antonio Aulestia Pijoan, tratando (ic
la arquitectura románica bizantina, dice: “La columna de
la antigua basílica se ve arrimada o empotrada en las pa-
redes de la nave, con base o sin ella, apeando las fajas que
fingen dividir la bóveda o bien las suple el pilar cuadrado,
desnudo y robusto al principio, poco a poco guarnecido
de columnas empotradas, de las cuales las que miran a las
naves laterales y a las arcadas de comunicación terminan
en un mismo alquitrabe, mientras que las que correspon-
den a la central suben a mayor altura a recibir el arranque
de la bóveda. ¿Habrá descripción más igual a la de nues-
tra Catedral, y que deje mejor probado su origen románl-
co y no mexicano, como se le quiere hacer aparecer? Mr.
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Augusto Choisy,, al tratar tan 'detalladamente de la ar-
quitectura románica, dice: los pilares, en lugar de ser
mono-cilíndricos, están formados de un núcleo cuadrado
con columnas empotradas que reciben el empuje de los ar-
cos y arquivoltas (Tomo II, pág. 205). . . . .La columna
románica, lo mismo que más tarde la gótica, serán exac-
tamente cilíndricas. . . . .; nuestra arquitectura cesa de
arreglar la proporción de la columna según su diámetro,
y por consiguiente abandona esta clasificación (Tomo Il,
pág. 167). Mr. L. Batissier. Estilo románico. Pilar cua-
drado presentando en cada cara una columna cilíndrica em-
potrada; disposición extremadamente común en las igle-
sias de los siglos XI y XI. Mr. León Chateau, en su His-
toria de la Arquitectura en Francia, al tratar de la arqui-
tectura monacal o románica, de sus caracteres arquitee-
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LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 469
tónicos e interior, dice (Pág. 170 y 175): “La nave ro-
mánica es amplia y de un aspecto imponente, dividida
en tramos por pilares con colummas empotradas, que des-
de el suelo se lanzan hasta el nacimiento de las bóvedas
para recibir el empuje sobre sus capiteles. . .”” En las co-
marcas, donde al contrario son poco numerosos los restos
romanos, las columnas no sirven sino para decorar los pi-
lares cuadrados o cilíndricos, entonces las columnas están
empotradas y reciben el empuje de los arcos o bien en el
exterior hacen veces de contrafuertes y no cargan nada.
Por lo que antecede, se ve que no sólo no podría citarse
ningún ejemplo análogo, sino que abundan los ejemplos
citados de la arquitectura románica a que pertenece el in-
terior de la Catedral de México, que su disposición no es
criginal, ni menos idea mexicana y que sólo la exaltación
y olvido de datos pudo hacer constar tal cosa contradicién-
dose, sin tener presente lo que sobre arquitectura romá-
nica se ha eserito y lo que se ve en todos los ejemplos que
presentan los edificios de aquella época.
Estilo de las plantas.—Un estilo no queda definid>
simplemente por la disposición del alzado, es decir, de la
construeción en el sentido vertical sino que ésta obedece
a la disposición en el plano horizontal o sea la planta del
edificio, que es según la cual se levanta la construcción.
La disposición rectangular de la basílica profana con
sus tres o cinco naves longitudinales conservada en las
primitivas del cristianismo, tuvo una primera modifiación
con el establecimiento de una nave transversal en la cabe-
cera llamada “calcedieum”” la que formó más tarde el
erucero con la nave central o sea una eruz latina de tres
brazos iguales y otro mayor que daba la forma del ins-
trumento de la pasión de Cristo y por ella tomaron las
iglesias el nombre de latinas, por haber sido esta disposl-
ción del antiguo Latium mientras la adopción de la eruz
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MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
de cuatro brazos iguales, en Bizancio, la nueva capital
os del orbe católico y el sistema de construcción hicieron que
las iglesias así levantadas se llamaran bizantinas,
es Cubiertas de las Iglesias.—El modo de cubrir las igle-
ES . — slas fue asunto que preocupó demasiado a los construetores
: por el mal éxito que obtenían: cubiertas las iglesias latinas
con madera en forma de caballete para dar fácil esecurri-
miento a las aguas pluviales, presentaban el inconveniente
vi de la fácil destrucción por un incendio, y el empleo de la
bóveda persa en las iglesias bizantinas restringían su em-
pleo en las latinas, y por los tanteos que se hacían, quedaron
A aceptadas las bóvedas para las naves laterales, conservando
ES la madera para techar la nave central. El inconveniente con-
; sistía en contrarrestar el empuje de las bóvedas, y se dis-
pusieron las de las naves laterales como arcos que recibie-
ran el empuje de la central y lo trasmitieran a puntos fue:r-
$ tes del exterior; después de varias tentativas, dispusieron
2 por decir así, un esqueleto de arcos para trasmitir al mayor
número de puntos del terreno, los empujes de los pesos
que sostenían, y de aquí que a las cuatro arcos que coneu-
rrían a formar un sostén aislado correspondieran cuatro
apoyos cilíndricos o sean mitades de columnas cilíndricas
colocadas en las caras de un macho cuadrado y por esto,
esta disposición es la característica del estilo románico,
disposición que tienen las Catedrales de México y Puebla
y por lo que pertenecen ambas al referido estilo.
Por la disposición de la intersección de la nave central
con la transversal del crucero, el espacio se cubre con una
bóveda esférica en el estilo bizantino y con esta o una oc-
tagonal en el románico, que más tarde fue la. caracterís-
tica del estilo de transición del Renacimiento. y
La disposición del crucero fue conservada en el estilo
románico y algunas veces como en la primitiva iglesia da
Cluny se colocó otro paralelo formando la disposición lla- Al
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LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 471
mada de eruz archiepiseopal, que sirvió de tipo o ejemplar
en aleunas ¡elesias de la misma Orden religiosa.
Crucero.—En las Catedrales de Salamanca, México y
Puebla el crucero está limitado al ancho de la parte basili-
cal, presentando la figura de planta-salón y no está colo-
cado en la cabecera de la planta, sino en el centro de ella
formando una eruz con la nave central que no es latina, por-
que no tiene un brazo más largo que los otros tres iguales, ni
es griega porque no tiene los cuatro lados iguales y la dis-
posición más bien se acerca a esta última eruz porque los
lados longitudinales son ¡guales, compo iguales son, los
transversales o del crucero. Esta disposición iniciada en
el estilo románico se generalizó en el gótico por la coloca-
ción de entradas laterales en las catedrales.
Diferencias en las plantas.—Las plantas de las Cate-
drales de México y Puebla aunque de disposiciones seme-
jantes difieren entre sí, no tan sólo por sus dimmesiones
menores las de Puebla, sino por la falta de un ábside o cuer-
po saliente, que en la de ésta lo viene a sustituir un espa-
cio rectangular o capilla, mientras que en la de México, sí
existe un ábside semi-exagonal como en las catedrales ro-
mánicas.
Pilares y bóvedas.—Ya dije como están los sostenes -
aislados o pilares: sin embargo, es de advertir que las co-
lumnas cilíndricas de la Catedral de Puebla (Fig. 8), que
están estriadas como las de México tiene en su primer tec-
cio inferior en el hueco de la estría baquetones, que se usa-
ron en la antigiiedad, aunque todavía no adornados de flo-
res, hojas de laurel, etc., ete., como en la época del Rena-
cimiento. En este sentido es más puro el estilo en la Ca-
tedral de México (Fig. 9), que no tiene tales baquetones.
También hay que advertir que los arcos arrancan directa-
mente sobre los capiteles de las medias columnas en la Ca-
FRANCISCO ALVAREZ
MANUEL
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. 8. —Interior de la Catedral de Puebla.
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"Fig. 9.—Interior de la Catedral de México.
474 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
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Fig. 10.
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA
tedral de México, como en el estilo bizantino, y no sobre
un alquitrave intermedio como en la Catedral de Puebla
y en la arquitectura romana y en las iglesias latinas: tam-
bién en esto es más puro el estilo de la Catedral de Méxi-
eo. Los arcos no son propiamente continuación de las
columnas porque el diámetro de su sección es menor para
hacerlos menos pesados y todavía están aligerados por las
estrías talladas en su superficie. Veamos como son las bó-
vedas que cubren las naves centrales de ambos edificios:
están formadas por un cañón seguido de medio punto pe-
netrado por bóvedas cónicas laterales, resultando de la
intersección lunetos, que tienen un vértice, que es el del
cono y no una curva de doble enrvatura como dibuja Mr.
Baxter en su planta, y por eso en la que he levantado mar-
co aquél vértice y expreso que mi planta rectifica la de
aquel escritor.
Las bóvedas de las naves laterales o procesionales de
ambas Catedrales son casquetes esféricos o platillos; y las
de las capillas son de arista en la de Puebla y esféricas en la
de México. (Fig. 10). Algún escritor dice que las bóvedas de
las capillas de la Catedral de México son de cláustro con
nervaduras, por que figuran dibujos góticos o de crucería,
sin fijarse en que son molduras sobresalientes en la superfi-
cele cóncava esférica, como se puede comprobar en las que
despojó de estos adornas el escultor Tolsa en las capillas de-
San Eligio, Nuestra Señora la Antigua, Guadalupe y Purísi-
ma que reformó, y en la capilla de San Damián que ac-
tualmente se encuentra sin que nada se le haya hecho.
La planta de las bóvedas adjunta (Fig 11), hace ver
$ claramente la forma de cruz de las referidas Catedrales
_de México y Puebla, cosa que no se nota a la simple vista
én las plantas generales por su forma rectangular.
- Cúpulas, —La cúpula central de la Catedral de Puebla,
e esférica y ovoide la de.la capilla o attar de los Reyes,
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476 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
mientras que la central de México, es octagonal como se
puede uno convencer estudiando sus arranques sobre los
lados del octágono, aunque a primera vista parezca esfé-
rica. La cubierta del ábside es una bóveda semi-exagonal.
Se ha dicho que Tolsa hizo la cúpula de la Catedral de
México y también la de la iglesia de Loreto, y sin embargo,
ni una ni otra son obras suyas. Tolsa lo que hizo fue modi-
ficar la superficie exterior dándole un galibo más elegante
y haciendo las ventanas de la linterna al estilo francés, la
linternilla tan esbelta, que si sola con la cúpula constituyen
una verdadera joya de arte, desdice en el conjunto del
edificio comparándola con las proporciones de las torres
y otras partes. : :
La cúpula central de la Catedral de Puebla, está recibi-
da en cada ángulo del cuadrado formado por el crucero. por
arcos botareles para lo cual hubo que tapar las ventanas del
costado del octágono de la linterna o tambor, lo que pro-
duce un mal efecto, y hace comprender que no fue una
ieda de la composición, sino que se hicieron los arcos des-
pués de la obra. Hay el dato histórico de que la bóveda
se cuarteó y hubo necesidad de establecer a su derredor
unos cinchos de fierro, y tal vez fue entonces cuando con
el mismo objeto de proteger la cúpula se establecieron los
referidos arcos.
Para contrarrestar el empuje de las bóvedas y por su
desigual altura se han construído arcos exteriores o bota-
reles, (Fig. 12 y 13), que corresponden a los arcos inte-
riores transversales y trasmiten los esfuerzos a los arcos y
muros de las capillas, no existiendo más contrafuertes que
los correspondientes en las fachadas a los arcos longitudi-
nales de la nave central y del crucero. :
Se ve pues, el estudio que de los empujes se había he-
cho ya en la arquitectura románica, con arcos botareles
de cuyo empleo se hizo tal abuso en la arquitectura ojival,
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al grado de parecer los edificios en estado de ruina, re-
cibidos con puntales de piedra. ñ
Coros.—El inconveninte de la colocación del coro a la
; entrada del temiplo conteniendo en su exterior el altar del
Perdón no es defeeto exclusivo de nuestras dos Catedrales,
es disposición de la de Salamanca y de otras muchas de la
época románica debido al ritual de entonces; y la coloca-
ción del altar Mayor, fuera del ábside viene a establecer
la circulación de las naves procesionales por la central al
derredor del altar, sin la necesidad de la girola simple y
aun la doble de las iglesias románicas y góticas.
Las partes accesorias (Fig. 14), de los coros.de las
Catedrales de México y Puebla, tales 2omo sillerías, esta-
tuaria, pinturas, Órganos, rejas son de tal mérito que en
= nada desdicen de las obras de los mejores coros de las iyle-
sias de España, como el de la Catedral de Córdoba. (Fig.
15). Se sabe que toda la obra de ebanistería y talla de la
Catedral de Puebla, fue hecha por el tallista Pedro Muñoz;
la obra de la de México, es soberbia así como la de los ór-
| ganos que datan de 1636 y la reja que es de metales llama-
3 dos Tumbago y Calain, fue hecha en Macao de China y
quedó colocada en Abril de 1730. : :
: El ábside o espacio detrás del Altar Mayor, fue dd
q do en la Catedral de Sevilla a contener los restos de los Re-
z yes católicos y de aquí que se llama De los Reyes, y por imi-
tación: y costumbre se llaman así a los Altares de las Cate-
drales de México y Puebla o simplemente altares de los
_ Reyes. Del de México, hay el dato histórico, que por cé
_dula del rey de España, se estableció para procurarse re-
eursos, un mayorazgo y otro dedicado para la edificación
del altar de los Reyes de la Catedral de Sevilla, por ini-
-ciativa de su obispo.
En el ábside de la Catedral de México, está da
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del Presidente don Miguel Barragán; y estuvieron en una
caja colocada en el piso, los restos de los héroes de la
E Independencia que actualmente permanecen en la Capilla
de San José de la misma Catedral. Los dibujos adjuntos,
- dan cabal idea. de la cripta que visité en Noviembre de
1876, y del estado que guardaba. (Fig. 16).
Altares y Cipreses.—La suntuosidad que los jesuitas
dieron a su lelesia de Jesús en Roma en 1575, hizo que esta
llegara a ser el tipo seguido en la construcción de las divet-
a sas lelesias de la Orden. Los mismos padres se dedicaron
al eultivo de las artes y el padre jesuita Pozzi, empezó
por dibujar y ejecutar el altar de San lenacio (Fig. 17:,
en el que sin duda Tolsa en 1798 se inspiró para proyectar
el Ciprés de la Catedral de Puebla; (Fig. 18), la misma
disposición de columnas corintias y entablamento imterrum-
pido en los centros; así como el frontón curvo cortado en
el centro para contener unas ráfagas semejantes a las del
altar de Pozzi: la misma riqueza de mármoles, de estucos,
de bronces y de oro y plata. Así pues, la obra del Ciprés,
si no es una obra única, si merece tener un lugar entre
E las obras de arte. Este Ciprés sustituyó al que por mucho
Ñ% tiempo ocupó el lugar del actual y fue terminado en 1819
- por el arquitecto don José Manso.
En la Catedral de México, fue sustituído el antiguo c!-
-prés que aunque de grandes proporciones, era rico y artís-
- tico por el oro, la plata y el ónix de que estaba hecho, co-
mo por su disposición y factura. (Fig. 19). En 1847 fue
empezado el actual Ciprés, conculuído en 1850, con cos-
to de 72,000 pesos, según el proyecto y obra del Arqui-
tecto español Don Lorenzo Hidalga, que llena debidamente
su objeto y que se recomienda por su severidad, su compo:
sición y proporciones: no obstante que haya escritor, que
le tache de pesadez en su formas, cuando aparece todo lo
— contrario, ser abigarrado y chillante en sus colores, los
- mismos que tiene el Ciprés de la Catedral de Puebla; de
-
> a 2 MES
484 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
pobreza del material por haberse empleado estucos como
se han empieado en aquélla y en las obras de los jesuitas;
y por su desproporción cuando con poca diferencia de al-
tura es como el de Puebla y está colocado éste bajo una
bóveda más baja que la de México y no se le pone al ciprés
de Puebla el defecto de desproporción de ancho y alto.
Faltó decir, que desdice de la arquitectura general del edi-
ficio, cuando quien desdice es el altar de los Reyes, que le
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Fig. 17. — Altar de $. Ignacio de la Iglesia de Jesús de Koma.
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Fig. 20.—Ciprés actual de la Catedral de México.
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sirve de fondo y hace resaltar el conveniente empleo de
este Ciprés.
Sin duda que no se tuvo a la vista el antiguo ciprés
churriguera para asentar tan desacertadas opiniones que
vienen por tierra al comparar aquel ciprés y el del arqui-
tecto Hidalga, cuyos dibujos acompaño. (Fig. 20). El del an-
tiguo ciprés lo he copiado en el Museo Nacional de Historia
de una acuarela en seda que representa la coronación del
Emperador Iturbide el año de 1822, y que el Museo adquirió
hace un año de la Colección Alcázar.
Los altares de los Reyes, del Perdón y de varias de las
capillas de la Catedral de México, estan construídos a la
manerachurriguera. (Fig. 21). Para el de los Reyes se hizo
venir de España al arquitecto Don Jerónimo Balbas,
quien lo construyó en los años de 1718 a 1731; y después
se construyeron los de las capillas habiendo sido sustituidos
a principios del sigio XIX por Don Manuel Polsa con otros
de estilo romano, los de las capillas «lle Nuestra Señora la
Antigua, de Guadalupe, de la Puríssma, de San Eligio y
de la Soledad, más en armonía con el estilo del edificio, que
los antiguos churriguera. Estos altares son verdaderos
retablos conteniendo las pinturas de los mejores pintores
de aquella época como Baltazar de Echave, Juan Correa,
Cristóbal Villalpando, Aguilera, Miguel Cabrera, Ibarra,
Juan Rodríguez Juárez, Dávalos y otros en la Catedral de
México; y de los pintores Pedro García Ferrer, Becerra,
Diego Bagraf y José Luis Rodríguez, Alarcón, Zendejas y
otros, en la de Puebla. El altar de los Reyes fue trazado
por el escultor sevillano Martínez Montañez.
En la Catedral de Puebla, hay más unidad en las
obras, más armonía, porque los altares nunca han sido de
aquel estilo decadente, de que tantó se abusó en México,
no sólo en el interior de las iglesias, sino que las fachadas
vinieron a constituir verdaderos altares de piedra, como
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LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 491
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son las fachadas del Sagrario, de la iglesia de la Santísima,
de la de Tepotzotlán y tantas otras.
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Fachadas.—Las modificaciones que la arquitectura in-
trodujera en la época llamada dei Renacimiento se diri-
gieron más bien a los alzados respetando las plantas romá-
nicas y góticas, y con excepción de los órdenes colosales
de San Pedro de Roma y El Escorial, siempre lo fueron los
-superpuestos en las fachadas, las que no tienen ninguna re-
lación con el interior, es decir, con la disposición y parte
constructiva de las iglesias. Los órdenes romanos empeza-
ron a emplearse en España poco a poco, con los elementos
del gótico decadente; y así se ve el claustro de la Cate-
dral de Toledo de la época gótica, que el dintel no se con-
serva enteramente recto, sino que está truncado en sus án-
gulos, presentando tres lados, con objeto de disimular el
empuje horizontal y trasmitirlo hacia las jambas o machos
pudiendo hacer los claros más anchos y sin apoyos inter-
miedios innecesarios y que afearían la composición (Figs.
23). También se hizo en aquella época que el íntrados de
un claro o vano quedara formado de una manera caprichosa
de arcos de círculo y ángulos rectos. (Fig. 24). Estas for-
mas como se ve, se encuentran en el gótico decadente, mu-
chos años antes que apareciera el barroco y el churriguera
y se llamó en España donde se introducía el estilo romano
poco a poco, estilo plateresco, por ser los plateros los que
usaban estos dibujos en sus obras.
La forma del dintel de tres lados se encuentran mucho
en la época colonial en México, como en la esquina chata
del edificio de la Escuela de Medicina, en la Colegiata de
Guadalupe, en la puerta de entrada al cañón de la iglesia
de San Francisco, en ventanas y nichos de las fachadas
de muchas iglesias, como en Catedral etc., y el íntrados de
arcos y ángulos rectos se ve en las puertas del edificio de
Mem. Soc. Alzate. —14-A bril-1921,t. 37,42
492 MANUEL FRANCISCO ALVARES
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Fig. 23 —Claustró de la + atedrai de Toledo en España —Estilo gótico. Siglo XV.
494 MANUFL FRANCISCO ALVAREZ
San Ildefonso, en la fachada del Colegio de Cristo en la
4a. Calle de Donceles núm. 99, en la fachada de la Parro-
quia del Salto del Agua, etc.
Enrique de Egas; Alonso de Covarrubias, Rodrigo Gl
de Hontañon, Juan de Vallejo, Diego de Siloe, Valdevira
y otros fueron los arquitectos que en España ejecutaron
las obras de principios del Renacimiento en las que al gó-
tico se hermanan las nuevas formas romanas y constituyen
a formar el estilo llamado plateresco. El avance del es-
tilo romano y el abandono del gótico hicieron que aquél
fuera más puro empleado por Vignola, Pallado y Serlio,
constituyendo la primera época del clasicismo del Renaci-
miento en Italia y del Herrerismo en España, pero exagera-
do allí por Juan B. de Toledo, Juan de Herrera y los Mo-
ra, a fines del siglo XVI fue abandonado pronto por ser
el estilo seco, frío y mezquino; y más tarde la exageración
de Borromini y el Bernino en Italia, torciendo las colum-
nas, quebrando los entablaimientos, interrumpiendo los fron-
tones y haciendo otras aberraciones, fueron imitados en
España por Donoso, Rivera, Churriguera y Tomé, constitu-
yendo el estilo Mamado impropiamente barroco y exage-
vado aun más, se llamó churriguera.
Si nos referimos ahora, a las fachadas de nuestras dos
Catedrales encontramos en ellas elementos del gótico de-
cadente como los nichos y ventanas de tres lados, las co-
lumnas adornadas como las de la fachada de la iglesia de
Calatayud (Fig. 25), que está clasificada como plateresca
y lo mismo podría yo decir de las nuestras o clásicos pri-
marias de Vignola y los jesuitas.
Estas fachadas de la Catedral de México y de Puebla,
son verdaderamente grandiosas y dignas de figurar entre
las de Italia, Francia y España de aquella época: llama la
atención las ménsulas invertidas con que terminan los con-
trafuertes de la Catedral de México, (Fig. 26), que acusan
a
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 495
po - AE “Fig. 25 Ad: de Calatayud en España.
una mano maestra tanto en la elegancia y corrección del
dibujo, como por lo perfecto de la ejecución y que recuer-
dan las ménsulas invertidas de la fachada de la Chertosa de
Pavía de 1491, las más semejantes a las ¡elesias jesuitas
de Jesús (1575), San Ignacio (1626-1685) en Roma y Saa -
Pablo y San Luis (1627-1641) de París y posteriormente,
se encuentran, ménsulas semejantes en el Pabellón Turgot
del Nuevo Louvre. S
- La concepción más feliz de Tolsa, fue el. e bleciaR
to del cuerpo que contiene el relox, sosteniendo las esta-
tuas de la Fe, la Esperanza y la Caridad, que termina la
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Fig. 26.—Fachada principal de la Catedral de México. 3
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Fig. 27, —Fachada del lado del Empedradillo de la Catedral de M
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Aun no estaba concluido el primer cuerpo de la torre
poniente de la Catedral de México, cuando se determinó
subir ocho campanas de la primitiva Catedral, que eran
A
302 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
pocas para los veinte campaniles dispuestos y una campana
más en el centro y a principio del año de 1655 se colocaron
cuatro campanas más quedando subidas después veintíuna
campanas. Sin embargo el trabajo duraba años hasta que
en 1787, se encargó de la dirección el arquitecto mexicano
José Damián Ortiz, durando la construcción cuatro años
y quedando concluídas las torres en 1791. Se necesitaban
más campanas y-fueron fundidas tres más en Tacubaya por
el español Salvador de la Vega; la Mayor se colocó en el
segundo cuerpo el 7 de Junio de 1792, tiene tres varas y
media de alto, diez de circunferencia su borde y pesa 270
quintales; la segunda se llama Santo Angel de la Guarda,
se subió el lo. de Marzo de 1793 al primer cuerpo de la to-
rre poniente y pesa 150 quintales; la tercera llamada San
Salvador, sirve de esquila en la misma torre y pesa 30 quin-
tales, 1 arroba, 15 libras. ;
La torre oriente contiene 17 campanas y la torre po-
niente 10, haciendo un total de 27 campanas.
En la Catedral de Puebla sólo la torre del lado Norte
tiene campanas; la Mayor o la María pesa 185 quintales.
Balaustradas y estatuas.—Las balaustradas que esta-
bleció Tolsa sobre cada cuerpo de las bóvedas, que forman
escalones, interrumpidas por pedestales y jarrones clásicos
dan el mejor efecto sobre el azul del cielo; balaustradas que
faltan por compieto en la Catedral de Puebla y que la hacen
aparecer como obra sin concluir. ;
Las estatuas colocadas en los cuerpos de las torres,
obra de Tolsa y del escultor poblano Zacarías Cora, compi-
ten con las dela fachada de San Pedro de Roma; tales son
sus justas proporciones y el partido de paños para ser vistas
a tan gran altura, y se separan de los paños amanerados
y volantes de muchas de las estatuas del Renacimiento;
por eso repetiré, que la Catedral de México es una obra be-
lla y bien concluída.
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 503
Construcción y materiales empleados.—Los primitivos
constructores de la Catedral de México, se fijaron en la
formación del subsuelo de la ciudad y previa una junta le
constructores determinaron la manera de hacer los cxmie1-
tos, empleando estacado en toda la superficie de la fábri-
ca hasta llegar a encontrar terreno firme en el nivel del
agua echando una capa de hormigón de una tercia de es-
pesor muy bien pisoneada y mazeada y de allí seguir el ma-
cizo de mampostería de piedra dura y buena mezcla hasta
llegar al nivel del piso de la plaza, limitando desde este
punto los cimientos a los espesores asignados, continuando
así hasta el nivel del piso del Templo partiendo de allí las
piedras labradas que forman los basamentos de los soste-
nes aislados y muros.
Escritor hay que teniendo esto presente consigna, que
el resultado ha correspondido “a esta eficacia, pues hasta
_hoy no se ha resentido el edificio por falta de flaqueza,
aunque algo ha padecido en fuertes temblores.
Pero esto no es así; en el último estudio que he publi-
cado, titulado “*Algunos datos sobre cimentación y piso de
la Ciudad de México y nivel del lago de Texcoco a través
de los siglos”? he dejado demostrado los hundimientos que
ha sufrido el edificio de la Catedral de México: en la fa-
chada Sur o principal el extremo Poniente está más baja.
que el Oriente 1.16 metros; la puerta lateral del lado Ponien-
te está más baja 0.58 que la Oriente; y todos los pilares del
interior del Templo han sufrido diferentes asientos, mani-
festados por las cuarteaduras de arcos y bóvedas, que con
frecuencia hay que tomar como paleativo a la falta de re-
sistenicia del terreno. Según mis cálculos, la carga del te-
rreno por centímetro cuadrado bajo la torre Poniente es
de 3.95 kilos, muy inferior a la que puede soportar la chilu-
ca de que está hecha la torre y por eso nada se nota en este
material.
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ML
504 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
Respecto de la Catedral de Puebla hay el dato, que a pe-
sar de la resistencia del terreno, se abrió la cepa a cuatro
varas de profundidad y no se advierte asiento notable.
La Catedral de México está construída en general de
piedra de talla, de chiluca en las bases, capiteles, y contra-
fuertes, y de cantería común en las demás partes; los mu-
ros son de tezontle, lo mismo que varias bóvedas hechas en
1625. En la Catedral de Puebla, también domina la piedra
dura tallada; y la cúpula es de piedra pómiez sacada del
cerro de San Juan, que a pesar de la ligereza sufrió cuar-
teaduras, que fue necesario contrarrestar con cinchos de fie-
rro y arcos botareles, como queda dicho.
Estilo arquitectónico.—Por las consideraciones que he
hecho al tratar de la parte constructiva de ambas Catedra-
les, se viene en conocimiento de que el estilo seguido es el
románico, y todavía puedo agregar algunas razones de
más: los egipcios y los griegos construyeron siguiendo en
sus construcciones la línea recta con exclusión de la curva,
y por eso, su estilo se clasifica de primitivo y evolutivo,
mientras que los romanos adoptan la línea recta y la curva;
los estilos bizántino en Oriente y el románico en Oceciden-
te son de segundo grado, evolutivos curvilíneos simples
de primer grado que adoptan el medio punto, la bóveda y
la cúpula como elementos construetivos; y el románico
está caracterizado por el empleo general del medio punto
en los vanos y las bóvedas cilíndricas: y como en la Ca-
tedral de México y de Puebla sólo se ha empleado el medio
punto en vanos y bóvedas su estilo pertenece al románico,
mientras que el estilo del Renacimiento y el moderno per-
tenecen al mixto, de transición de los estilos curvilíneos
simples , a los estilos curvilíneos superiores.
El estilo arquitectónicamente hablando está constituí-
do por dos elementos; el constructivo y el estético. Res-
pecto del primero hemos analizado detalladamente la parte
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 505
constructiva de nuestras Catedrales y hemos comprobado
que es románico: en cuanto a la parte estética entraré en
aleunas consideraciones.
Llegado el estilo gótico secundario de evoluciones cur-
vilíneas simples de segundo grado a su decadencia, vino a
verificarse una reacción al viejo estilo romano de transi-
ción de los estilos rectilíneos a estilos curvilíneos, y como
toda transición, se fue haciendo poco a poco según el me-
dio, el clima y demás cireunstancias delos diversos países,
y de aquí le designación impropia de Renacimiento, puesto
que no se trataba de una simple sustitución de estilos, sino
de aplicar el romano según las necesidades y gusto de
cada país. :
La Italia, nación que menos había aceptado el estilo
ojival y que a la vista, en su propio suelo, poseía los anti-
-—guos monumentos romanos, aunque no descubiertos y e€s-
tudiados todos ellos, fue la Italia la que primero empezá a
emplear las antiguas formas, teniendo principio la refor-
ma en Florencia en Santa María de las Flores, con las
obras del Bramante y en la fachada de la Chertosa de Pa-
vía en 1491. No sucedió lo mismo en España: principal-
mente en las provincias del Norte, en las que la influencia
de las escuelas de Cluny y del Cister en la época románica
primero, y de la ojival después, se oponía a la reforma, y
sólo las guerras que la España sostenía en Italia hicieron
conocer los monumentos romanos y los del principio del
Renacimiento habiendo tenido influencia notable +n la nue-
va estética española las obras de la Chertosa de Pavía.
Así pues, las fábricas de los edificios religiosos de fi-
nes del siglo XV y principios del XViE son modificaciones
del estilo gótico, que en su decadencia manifestaba una
complicación de formas, de adorncs y de recargo de deta-
es que hacían recordar los monumentos de la India, seme-
_jaute a la decadencia de aquel mismo Renacimiento con el
churriguera del siglo XVII Fue pues preciso, que las
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Fig. 31.—Interior de la Iglesia del Escorial,
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 507
El
formas romanás se introdujeran poco a poco, y como ese
recargo de adornos se manifestara también y de preferen-
- cia en las obras suntuarias, ya no fue la industria la que
se inspirara en las obras de arquitectura, sino ésta en la
de los artistas industriales, en las obras de platería; y de
aquí que esa primera época del Renacimiento en España
se llamara estilo plateresco.
Avanzando la invasión del estilo antiguo en España,
se construyeron varias catedrales entre ellas, la de Sala-
manca y la de Segovia, mezcla de los dos estilos; hasta que
el retorno de Italia de Juan de Toledo que conocía las nue-
vas obras como la de San Pedro de Roma, formó escuela
siendo su discípulo más convencido y entusiasta Juan de
Herrera (1530-1597), que quiso seguir los pasos de Brune-
lesehi, que aunque científico y práctico se le distanciaba mu-
cho por su falta de sentimiento, de arte siendo sus obras
como el Escorial (Fig. 31) una producción fría, seca y mez-
quina: estaban caracterizadas por sus grandes dimensiones
constituyendo un estilo colosal, ciclopeo,-que paralizaba cl
desarrollo del plateresco: en fin, el estilo herreriano no po-
día dejar buenos recuerdos del arte arquitectónico.
El estudio a que se dedicaron los arquitectos italianos
de los monumentos antiguos originó que Vignola estable-
ciera los órdenes clásicos y que encargado de la construe-
ción estudiara una planta especial, tipo, en la iglesia de
- Jesús en Roma en 1575 y empleara de determinada ma-
nera los órdenes romanos: y como el edificio pertenecía a
los jesuitas también se llamó jesuita al estilo. Los jesuitas
: como dice Mr. Chateau, quisieron hacer sus construeciones
erandes y fuertes, y sólo fueron pesadas y desacertadas.
La introducción de la reforma de la transición trajo
consigo la exageración de las formas, las combinaciones ab-
: surdas, y la imaginación y el capricho de Borromini (1599-
1677), y el caballero Bernini (1598-1680) en Italia mar-
des A zer. Soc. Alzate. —22-Abril1921.—t. 37.43
508 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ Er
caron la pendiente de decadencia la que en España se lla-
mó generalmente estilo borrominesco y también barroco,
nombre que nada significa y a cuya expresión se le da una
latitud, una extensión tal, en la cual quedan comprendidas
todas las manifestaciones primitivas del Renacimiento, ha-
ciendo caso omiso y olvidados el plateresco y jesuita de que
acabo de hablar. : .
En la Nueva España, en México, en aquella época des-
de 1521 no había monumentos religiosos que modificar, si-
no que había que introducir la arquitectura de España y
de aquí los primeros edificios como las Catedrales de Mé-
xico y Puebla acusando las formas del estilo románico en
las plantas y en las fachadas se siguieran los pasos que se
seguían en la Metrópoli.
La mayor parte de los escritores, queriendo dar idea
de la arquitectura de las Catedrales de México y de Puebla,
dicen que son de orden dórico y de estilo greco-romano; y
nada encuentro mejor para contrarestar tal opinión, que
recordar las palabras tan juiciosas, como razonadas de Pi-
joan en su historia del Arte, Tomo III, página 270, dice así:
.y los tratadistas castellanos, que ven allí algo más
clásico de lo (ue era común en la península, lo bautizan con
el nombre infelicísimo de estilo greco-romano, denomina-
ción tan desdichada, comio la de estilo latino-bizantino con
que hasta hace poco se designaba al arte neo-visigótico as-
turiano. El estilo del Palacio de Carlos V, como tantas
otras obras del greco-romano italiano nada tiene de grie-
so; debían llamarse a lo más simplemente romano, pero
romano del Renacimiento. Casi al mismo tiempo que el pa-
lacio de la Alhambra, Carlos V, empezó la reconstrucción
del alcázar de Foledo; esta vuelve a ser una obra nacional;
el greco-romano no: hace fortuna por más que el gran em-
perador tuviera siempre el pensamiento fijo de Italia. *?
Los escritores de arquitectura, no dan gran importan-
cia a las plantas que afectan muestras iglesias; nada dicen
e
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 509
de lo que he indicado respecto a nuestras Catedrales y la
de Salamanca, y no fijándose sino en los alzados, aleunos
escritores hacen para México, una clasificación de estilos
inadmisible por infundada y arbitraria: llaman a las pri-
meras construcciones religiosas de estilo franciscano, como
si estos frailes y sus arquitectos hubiesen empleado una
disposición y arquitectura especiales y así fueran caracte-
rizadas; y ya hemos visto, que el estilo jesuita era la apli-
cación que Vignola y otros arquitectos habían hecho de
_los órdenes de la arquitectura romana, y aquellos eserito-
res llaman después -barrocas a todas las iglesias, hasta la
aparición de la decadencia comipleta en España con las
obras de Donoso, Rivera, Churriguera y Tomés, en el siglo
- XVI!UL llamando esta manera, estilo churriguera. Y digo
esta manera porque no forma lo que constituye un estilo
y principalmente evolutivo, sino que es una modifiación
dentro de la transición del estilo del Renacimiento.
- Como a toda acción corresponde una reacción, ratural
era que este churriguera decadente desapareciera en Es-
paña, donde no tuvo el desarrollo que en México, y fuera
substituído por los ordenes clásicos empleados por Don
Ventura Rodríguez en España, (1717- 1786) en las obras
- religiosas subsecuentes.
En México: las obras construídas así, a fines del sion
XVIII y principios del XIX fueron muy pocas tales, como
la iglesia de San Pablo construída por González Velázquez,
Loreto por Castera y Paz y no por Tolsa como equivoca-
damente se ha dicho, el Carmen de Celaya por Tresguerras,
y obras parciales como la reforma de la cúpula de la Cate-
dral de México y los altares de la misma y el Ciprés de la
Catedral de Puebla por Tolsa, la capilla del Señor de Santa
- Teresa también de Velázquez y la Parroquia de San José,
la mayor parte inspiradas más bien en la. arquitectura
francesa de la época de los o
- *
510 MANUEL FRANCISCO ALVAREZ
Construcciones anexas a las Catedrales.—Volviendo a
las las Catedrales de México y Puebla, con pena debe verse
como han sido rodeadas de construcciones parásitas, que
desde luego hacen comprender la decadencia del arte, la
falta de aprecio del mérito de aquellas obras, cuando se
cubren sus fachadas con construcciones vulgares unas y
decadentes las otras, mutilando y aun destruyendo el efec-
to de la obra, tal como fue concebida.
La Catedral de Méxie, fue debida y dignamente estu--
diada por sus cuatro lados: cuatro son sus fachadas, la
principal hacia la plaza de la Constitución, las dos laterales
y la posterior o del ábside, tan simétrica, tan proporcio-
nada, severa y compuesta con verdadero arte. Este edi-
ficio es pues, una obra arquitectónica completa y fue con-
cebido para ser visto aislado por todas partes y para que
pudiera ser apreciada la grandiosidad del conjunto y sus
erandes dimensiones: dudo que haya persona que niegue
esta verdad y que esté conforme con la existencia de esas
construcciones anexas; por eso, cuando se ha tratado del
embellecimiento de la Plaza de la Constitución, no vacilé
en suprimir en mi proyecto aquellas nocivas construcciones
sin hacer caso de las críticas que espíritus apocados y fa-
náticos pudieran producir y hacía yo constar que hombres
ilustrados y católicos como Maximiliano habían tenido la
idea de que la Catedral de México quedara aislada como
había sido proyectada, dotándola de cuatro soberbias y
artísticas fachadas; que en cuanto a las churrigueras ane-
xas y al edificio, los aprovecharía yo en otro sitio para que
nuestra Catedral de México bella y soberbia, quedara ais-
lada y magestuosa, única , no sólo en Mexico y en la Repú-
blica, siendo notable en las Américas y digna ror:petidora
de muchas de Europa, aun de las de otros estilos grandio-
sas y artísticas. Y esta Catedral, la tenemos enbierta por
varias partes y nos preciamos de ser artistas, confundiendo
el respeto a las obras antiguas y su d+bida conservación con
$
>
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA 11
”
Fig. 32 —Fachada de la Catedral de Puebla.
un fanatismo rayano en la ignorancia, el despropósito y la
aberración en las obras que al presente 38 ejecutan en
México. Así, exagerando las ideas del sentir de falso pa-
triotismo y de alambicados coneevtos arquitectónicos, se
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ig 33.—Fachada de la Catedral de México
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A an “de VA A o. A ALA e
LAS CATEDRALES DE MÉXICO Y PUEBLA a13
levantan edificios que recuerdan otres costumbres, otras
necesidades y acusan una falta absoluta de inventiva ar-
quitectónica, que revelan la decadenzia en que se encuen-
tra entre nosotros la arquitectura. Muchas de esas nuevas
obras no hacen honor a nuestra época, ni a nuestros artis-
tas, y no puedo menos de citar la siguiente opinión de Mr.
Le Bon: “Las únicas producciones del arte y de la litera-
tura, que cabe justamente desdeñar por no correspynder
más que a necesidades ficticias de razas decadentes son esas
coplas serviles de monumentos anticuados, que se aplican
a las necesidades modernas, por ejemplo, una escuela o
una estación de ferrocarril en estilo gótico. El castillo feu-
dal no se comprende sin caballeros que lo defiendan; y eo-
?ocar su torrecilla en una granja moderna, es tan ridículo,
como lo sería un panzudo burgués de nuestra época, pa-
seándose con una armadura parecida a la de Carlos V. .
Toda obra de arte que no está dentro de su época, o de
su centro, pierde completamente la significación y no me-
rece otro sitio que el“ museo.””
La Catedral de Puebla tiene una fachada principal al
- Poniente, dos laterales y del lado del Oriente no tiene una
fachada arquitectónica estudiada, sino un simple muro con
contrafuertes. No llaman pues. la atención de éste lado
las construcciones que se han agregado, pero las del costa-
do Sur si destruyen el efecto de la arquitectura de ese lado,
y están pidiendo su desaparición.
Mérito artístico de las Catedrales.—El mérito artísti-
co de la Catedral de México es evidente: grandiosa con-
- cepción en la planta tomándola de la mejar época construc -
tiva y religiosa, la románica; sencillez y severidad en la
composición del alzado con sus machones y bóvedas de
aquél estilo, aúnque es de sentirse la introducción del deca-
dente churriguera que quita la armonía del conjunto y que
si bien es la historia de la marcha de la arquitectura de
E
y EUA OL: a A E
aquellas épocas, también es cierto que viene a ser un mal
remiendo en la arquitectura del edificio.
La Catedral de Puebla ha sido más feliz bajo este punto
de vista; habiendo tardado menos su construcción hay más
armonía en todas su partes, el conjunto hace mejor in-
presión, no dió entrada al churriguero y esa unidad de los
detalles evidentemente constituye el mérito de que sea en
conjunto el edificio una verdadera obra de “arte. Sus me--
nores proporciones que las de la Catedral de México ha- .
cen que todos los vacios murales estén llenos con pinturas
y esculturas y se vea que todo está concluído, que nada fal- p
ta por hacer mientras que la de México se ve vacía, desasea- ód
da y como no concluída, haciendo pensar en su decoració 1,
¡árdua empresa!, ahora, que no se sienten las impresiones
artísticas de la época en que se construyó, es decir, de fnes
del siglo XVI y de la primera mitad del siglo XVIII, y sí
reina el eclecticismo más absurdo y todo se quiera adaptar
al gusto reinante al modernismo más absoluto, al nacionalis-
mo o colonialismo fanático y poco comprendido, y se quie-
re recurrir tal vez, al Renacimiento italiano, francés o ale-
mán. ARS
México, por todo lo anterior, expuesto puede enorgulle-
cerse fundadamente con poseer dos soberbias Catedrales, Laa
(Fig, 32 y 33) como la de México y la de Puebla. AS
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Catedral de Or
Arquitecto de la Catedral de Pob
Vida de Gómez Mora...
Catedral de México...
Planimetria... ... ...
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- Balaustradas y a E E
- Construcción y e empleados. ..
Estilo arquitectónico... AS ]
- Construcciones anexas a las Catedrales...
cano artistico de los Catedrales. .
INDICE DEL TOMO XXXVII DE MEMORIAS -
INDEX DU TOME XXXVII DE MEMORIAS
ALVAREZ, MANUEL F.-Las Catedrales de México y Puebla 33 figs. E A
(Les Cathédrales de México e Puebla eta a O 443-515 E
BEAVEN, EDUARDO. —Ligeros apuntes sobre el cultivo de la Hi- > EE Á
guerilla, (Notes sur la culture du ticiN)..ooocooooco.conon.. IA 97-105 E
BECERRA, MARCOS E.—La Papaya Orejona (Pileus pentaphyllus) 4 USA
1 a A a a a o 357-361 E
BEYER, HERMANN. Se antigiiedades del Pedregal d» San An- de
gel. Láms. HI y 6 figs. (Sur quelques antiquités du Pedregal de
Sat-Amgdl o e a a E 1-16 :
BONANSEA, SILVIO J.—Importancia y necesidad de la Entomolo- A
gía aplicada a las artes, a las industrias y ciencias agrarias (Im- E:
portance el utilité de ' Entomologie appliquée aux arts, uz industries E
El: ECTONROE UOLICOO la Ss ra e A CON 303-380.
DIEZ, DOMINGO.—Nuestra cultura y el respeto a los monumentos ed
coloniales (Notre respect aux monuments de U'époque colaniale) ..--.. 381-395
DIEZ, DOMINGO.—La conservación de los monumentos coloniales :
de México. Su importancia y necesidad. (La conserration des mo- A
numents de l'époque colonidle).oooconocicnncconocana ===> +4 ES ES Fe
GALLO, JOAQUIN.—Nuevo procedimiento para encontrar las fór- PEA AR
E mulas fundamentales de la trigonometría esférica. (Noureau pro-
códé pour trouver les formales Jondamentales de la Trigonométrie sphé-
SS A E AS Y IE DE IO A 2. 127-198 eS
X GALLO, JOAQUIN.—El eclipse total de Sol del 10 de Septiembre de. 7
1923. Lám. XIIL. (1 éclipse totale de Soleil du 10 Septembre 1923). 189-192
IZQUIERDO, JOSE JOAQUIN—Un apunte sobre el estudio de la.
mortalidad y morbilidad infantiles. 4 figs. (Note sur l'étude de la: de z
mortalité et morbidité de 1 'enfance). A PE o amor E
IZQUIERDO, JOSE JOAQUIN.—Estucio de la imagen de Arneth y ;
y de las variaciones del índice polinuclear neutróñlo en el tabar-
dillo. 18 e € Etude sur l sn ye d' Arncth et les variations de E indi ]
Ar
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-, -z e 3
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co. Lám. X. (Ur pe e ortobar ore riaue! O SE DES
a MS PA
INDICE.—SOC. “ALZATE”.—T. 37 517
Páginas.
LANDERO, CARLOS F. DE.—Consideraciones sobre industrias quí-
micas ¡9 podrían pap eee se en México. (Considérations sur les
industries chimiques qu'on powrrait implanter au Mexique)...-. - -- 163-188
LANDERO, CARLOS F. DE.—Las industrias químicas en Italia
después de la Gran Guerra. (Les industries chimiques en Itialie apres
NN AE QUErrel: aaa oa ooo BATE ae e iaa 423-441
LOPE?7, ELPIDIO.—La agricultura y Ep previsión del tiempo. 1 fig.
(L'Agriculture et la prévision du temps). ==>=mcoocoocioso+=o-- S7-96
MARY, ALBERT ET ALEXANDRE.—Etudes de sta a plas-
A dE AA AS 153-162
NUTTAL!L, ZELIA.—Los Jardines del antiguo México Lám. XIV.
(Les der dims:de UT anción Mexiquelon cacaos 193-213
OCHOTERENA, ISAAC.—Nota acerca de olgunas innovaciones en
la técnica histológica. Lám. V. (Sur quelques innovations a la techni-
MESA O lO GU UE) === sio e a ti 43-44
- OCHOTERENA, ISAAC.—Estudios neurológicos. La región epifisa-
E ria y la epífisis. 10 figs. (Etudes neuroloyiques. La réyion épiphysai-
CO Aso SS A LD O 71-86
OCHOTORENA ISAAC —El Alacrán de Durango. Lám. XV y XVI.
Ps corpion de DW ga) e 215-226
OROPESA, GABRIEL M.—Las obras hidroeléctricas de Necaxa, Pue.
Láms. XVII - XXIV. (Les installations hydroélectriques de Necaxa). 249-266
OROZCO, ENRIQUE£.—Utilidad de los pájaros en : Agricultura. (Sur
nube des orwseaur en Agriculture) tds 401-407
PALACIOS, ENRIQUE JUAN.—Indicaciones petrolíferas en la cos- :
ta del Pacífico. (Indications pétroliferes sur la cóte du Pacifique)--.. 45-50
PALACIOS, ENRIQUE JUAN.—Ruinas arqueológicas de Tuxtepec,
E O Dám. LX. ( Ruines archéologiques de Tuxtepec). coooo=---- 37-144
QUEVEDO MIGUEL A. DE.—La necesar ia expedición de leyes ale- :
cuadas para la protección forestal del país. (Nécessité d'une loi pour
la protection forestiére du Mexique).cooccoococonnconmmociceneoooo 107-126
ROLDAN, ANGEL.—Los árboles indígenas que ataca el MuSriaSo
en el Valle de México. Lám. 1V. (Les arbres indigenes qu' attaque
le Muérdago dans la Valle de Mexico). cocooocooonroo=oooogroo.-- 17-21
RIQUELME, SILVINO. —La profilaxis del tifo, ( La pr a: du,
A A O SA 129-133
SALINAS, MIGUEL.—Tamoanchan. Estudio bibliográfico acerca de
un libro del Ilmo. Sr. Dr. F. Plancarte y Navarrete. (Tumoan-
chan. Etude bibliograplique) AA
a tud, de veneración, de respeto y de ternura, a lo más caro que tiene el cora-
IÓN -—zón del hombre: a ti santa, cariñosísima, abnegada y admirable madre a
Por Agustín, Enrique, Juana, Adelia, María y Juan.
yA de
MCMXVIL >
Midas
e
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE '“ANTONIO ALZATE”— MÉMOIRES T. 38 3
La famosa piedra del Museo Arqueológico de México, desde
el instante de descubrirse dió ocasión a que en ella se interesa-
ran hombres ameritados y eminentes.
Raro será el viajero que no admire la arquitectura de la cate-
dral metropolitana, cuyas torres, coronadas por remates en for-
ma de campana, la distinguen majestuosamente entre todas las
basílicas del muudo. Fué justamente el autor de parte conside-
rable de esta fachada, y en particular de las torres y sus singu-
lares estructuras, don José Damián Ortiz de Castro, quien, ba-
jo el piso de la plaza principal, efectuó el hallazgo de la piedra,
el 17 de diciembre del año de 1790.
Ya procedían a enterrarla de nuevo, imitando a ut arzobis-
po que dos siglos antes discurriera tan peregrino disparate;
afortunadamente, el virrey de la colonia a la sazón era: hombre
de la talla del segundo conde de Revillagigedo, don Juan Vi-
cente de Guemes Pacheco de Padilla, Este hábil y progresista
gobernante se opuso a la consumación del atentado, disponien-
do se encargasen de la piedra, la midieran, pesaran y estudiaran
personas ilustradas y que se condujese a la Real Universidad
colocándola en parte pública, '“donde se conserve siempre como
un apreciable monumento de la antigiiedad indiana.'”? Con ello
confirmó otra vez dicho prócer, uno de los mandatarios más
ilustres que tuvo Nueva España, el talento y la discreción de
que tantas muestras diera. |
El primero en examinar el inonumento con el interés y el ri-
gor científico que la obra amerita, y el primero a la vez en dibu-
LIBRAKY
NEW YO RE
ROTANICAL
GAME
4 ENRIQUE JUAN PALACIOS
jar y reproducir, con bastante fidelidad, las complicadas figuras
del relieve, fué el ilustre astrónomo mexicano, don Antonio de
León y Gama. Ese mismo modesto y eminente sabio fué tam-
bién el primero en formular una interpretación de los signos
grabados en la cara del monumento; y su estudio al respecto es
de naturaleza que, aun cuando no definitivo ni enteramente ín-
tegro, no sólo dió base a los estudios arqueológicos científicos
posteriores, sino que fesulta página clásica de la materia To-
davía ahora que la descifración del monumento en parte impor
tante va por caminos que León y Gama no indicó, la tesis del
ilustre autor se sostiene parcialmente y siempre será tratado
importante del ¿sunto.
No podía el admirable monolito dejar de llamar la atención
de hombre como el barón Alejandro de Humboldt, Lo exami-
nó muy detenidamente, clasificando el primero, en términos
científicos, su naturaleza petrográfica, antes indicada con bas-
tante acierto por el fecundo polígrafo, don José Antonio Alzate
y Ramírez, y al fin determinada con la precisión de los métodos
modernos por el distinguido geólogo, ingeniero don Ezequiel
Ordóñez, quien la refiere al grupo de los basaltos de olivino.
Ratificó Humboldt, asimismo, el peso que Gama había atribui-
do a la piedra mediante cálculos ingeniosos, y reprodujo el di-
bujo hecho por él mismo sabio, ilustrando con él una de las pá-
ginas de sus hermosas '“Vues des Cordilléres,'? Por lo que mi-
ra a la interpretación, acepta por completo la tesis de León y
Gama (como treinta años más tarde todavía hacíalo hombre de
las aptitudes de Alberto Gallatin, quien también aprovechó los
dibujos de nuestro arqueólogo), exponiéndola con latitud y di-
sertando ampliamente acerca del sistema cronológico de los abo-
rígenes y de su teogonía y cosmogonía. La vasta cultura del
escritor germano y sus viajes prodigiosos le sugieren distintas
relaciones entre las razas constructoras de la piedra, las asláti-
cas y varios pueblos de las Américas meridionales, idea fecun.
da en cierto modo; pero que ha traído másidaños que bienes a
huestra arqueología, preocupando a muchos investigadores con
|
|
LA PIEDRA DEL SOL 5
el ánimo de rastrear afinidades extrañas, en vez de estudiar en
sí mismos los productos de las culturas del Anáhuac.
Desde entonces, y hasta muy cerca del fin del siglo XIX,
ninguna figura de primer rango vuelve a intentar alzar el velo ba-
jo el que se oculta el enigma guardado en la famosa piedra.
Puesta al costado de la torre occidental de la Basílica, sábios y
viajeros procedentes de todas partes del mundo desfilan ante
los misteriosos relieves, durante cerca de cien años, contemplán-
dolos, uhos con curiosidad, otros con extrañeza, todos con ad-
miración. Allí se encuentra hacia 1805, cuando el talentoso
Moxó refiere que el populacho se divertía en golpear sus figu-
ras y diseños, aun cuando los sabios “'no han cesado ni cesan de
verla con el mayór asombro y respeto, considerándola un docu-
mento original que muestra los aventajados conocimientos en
astronomía y geometría de los antiguos mejicanos.”?
AMí la moldea por vez primera, con permiso de don Lucas
Alamán, ministro de Estado a la sazón, W. Bullock, propieta-
rio del museo de Londres, a donde hizo trasportar felizmente su
trabajo; el viajero cuenta que entonces (1823) el vulgo de Mé-
xico llamaba al monolito *'reloj de Moctezuma'”, constancia que
repite Brantz Mayer en la obra “Mexico as it was and it is”
(1844), libro que, lo propio que los otros del mismo autor y el
de Bullock (“'Six months in Mexico””), ameritan la consulta, si-
quiera sea por sus bellos grabados. El dibujo de Gama está re-
producido en dos de ellos. (Agreguemos que hoy existen mol-
dados excelentes del relieve en el American Museum of Natural
History, de Nueva York, y en otras instituciones extranjeras).
Allí mismo se toma una de las fotografías más perfectas que
existen de la «piedra, la cual adorna las páginas de la magha
obra ' Monumentos del Arte Mexicano Antiguo”; allí también
el experto y notable artista, don José María Velasco, la dibuja
con la fidelidad y precisión que caracterizaban sus trabajos. Por
fin, el año 1885, el monolito es trasladado al lugar que ahora
ocupa en el gran salón del Museo de Arqueología.
Pcco más o menos hacia esa época, el genial arqueólogo, ta-
PEI a
A A A A AA
6 ENRIQUE JUAN PALACIOS
lentoso e ilustre historiador y eminente literato Alfredo Chave
ro, produce una brillantísima disquisición, que por espacio de
bastantes años hace cambiar el giro de las ideas acerea del mo
numento. Contrario fundamentalmente a la teoría de Gama,
aut cuando coincidiendo en ciertos pormenores, este estudio
posee aspectos muy interesantes; sin embargo, más que desci-
fración cabal de dos jeroglíficos, es muestra de los vastos cono-
cimientos de Chavero en tópicos generales de ciencia arqueoló
gica. (Véasele en el tomo que le corresponde de la edición de
Agúeros, y en los “Anales del Museo Nacional de México””,
volúmenes 19, (29, 32, 42 y 72; años 1877, 1882 y 1886, 1887 y
1923). E
Con posterioridad a tan luminoso trabajo, no hay estudios
verdaderamente dignos de ser tomados en consideración, excep-
to el de don Dionisio Abadiano, prolijo y minucioso como nin-
gún otro, y bastante erudito también; pero en casi su totalidad
descaminado y lleno de inaceptables sutilezas y argumentos tan
retorcidos como arbitrarios. No diremos cosa muy diversa de la
obra de Felipe J. Valentini, sin que esto sea negarle, al doctor
alemán, el mérito de otros estudios.
alpaco podemos admitir, por elaborada y estimable que
sea la muy erudita obra en que la propone ('“The fundamental
Principles of Old and New World Civilizations””), la tesis de la
señora Zelia Nuttall, investigadora a quien tantos servicios le
debe la ciencia arqueológica de México. Pretende, en esencia,
la distinguidísima americanista, que la parte central del mono-
lito representa la zona circumpolar de la bóveda celeste, siendo
el Vaolin y los cuatro rectángulos en él comprendidos una ale-
goría de los movimientos de la Gran Osa, que forman aparen-
temente la cruz o swástika búdica, girando en derredor de la
estrella polar, centro del sistema, cuya extraña y notable fijeza
fué el origen del culto que los aborígenes y otros puebios de la
tierra por tal motivo lé consagraron. Sin descender a pormeno-
res, sólo diremos que la teoría—por lo demás, desarrollada con
dialéctica muy poderosa y extremo acopio de datos —prescinde
mn
Fr”.
LA PIEDRA DEL SOL 7
del análisis de la mayor parte de los signos y glifos del relieve,
lo que, sin hablar de otras serias objeciones, réstale probabili.
dades de verosimilitud. De todos modos, el trabajo de la ilus
tre escritora es obra de múltiples méritos.
Débese al experto y entendido arqueólogo, licenciado D.
Ramón Mena, una original y bastante verosímil hipótesis acerca
de cómo pudo ser grabado el relieve; también, en brevísima alu-
sión, había apuntado idea análoga la señora Nuttall (libro ci-
tado; pág. 246): en el investigador mexicano está desarrollada
con habilidad. Las explicaciones oficiales del Museo, publica-
das en sus Catálogos—obra del ilustrado escritor y catedráiico
de arqueología en el establecimiento, ingeniero don Jesús Ga-
lindo y Villa--y puestas en notas manuscritas y tarjetones fijos
2 los objetos de sus colecciones—notas redactadas en parte por
el citado señor Mena y en parte, también, según inspiraciones
de don Eduardo Seler y del insigne sabio y arqueólogo, don
Francisco del Paso y: Troncoso—, describen la piedra, sin pre-
tender interpretarla sino de modo muy general; en el fondo, y
por lo que concierne al monumento de que venimos hablando,
siguen muchas de las ideas de Chavero, y en parte reducida las
de León y Gama. También repiten en lo substancial los con-
ceptos de aquel arqueólogo, aunque no lo reconocen explícita-
mente, las modernas y más o menos sucintas alusiones a la Pie-
dra del Calendario, consignadas en los excelentes trabajos de
Seler y de Joyce, así como en el de Spinden. Po
NS
El secreto de los hermosos y artísticos glifos pareció, pues,
impenetrable, durante más de una centuria; sin que le haya va-
lido al monolito, después de los dos largos siglos que permane-
ció enterrado, el hallarse a la luz del astro que en primer térmi.-
no representa y siendo objeto de análisis y afanosas investiga-
ciones emprendidas en el mundo entero, para librar su miste-
rioso arcano...... sin que le haya valido, atan magnífica y gran-
A: el o
AN
8 ENRIQUE JUAN PALACIOS
diosa piedra, haber sido reproducida millares de veces y lleyada
en diversas formas y materiales a todas las metrópolis del glo-
bo, donde siguen copiándola, en aplicaciones infinitas, como
uno de los objetos por excelencia decorativos que existen en el
mundo,
Pero todos, desde León y Gama y Humboldt, hah presenti-
do que los hermosos dibujos labrados en roca que desafía el roce
del tiempo, entrañan la honda ciencia, el resumen del adelan-
tado saber de civilizaciones desaparecidas, que condensaron en
este cilindro de basalto la cifra de sus observaciones y medita-
ciones de muchas centurias. Ese presentimiento no iba desca-
minado. Ahora que creemos poder leer el relieve, resuita ver-
dad que allí se contienen el saber astronómico, la cosmogonía
y las fechas principales de la historia de la raza constructora;
del pueblo autor de un monumento que no sólo debía asombrar
al mundo, como síntesis la más prodigiosa de belleza y de cien-
cia que acaso los hombres hayan creado, sino que, por la natu-
raleza de su material, sobrevivirá a la vida de la especie huma-
na en el planeta,
3
LA PIEDRA DEL SOL 9
“Yo creo que en ningún monumento de la
antigiiedad se encuentra tanta ciencia y tanta
maravilla como en éste.”
“Piedra es ésta que encierra los más gran-
des misterios de la ciencia náhoa: mayores es-
tudios descubrirán más este jeroglífico, que es
a luz, y del cual los brillantes rayos vendrán un
,
día a iluminar los secretos de la teogoría azteca
Alfredo Chavero. '* 1 Calendario
Azteca.” Ensayo arqueológico.
“Tratar del Calendario Azteca es el asunto
más giave de la arqueología americana; el lugar
de cita de todos los investigadores del pasado de
México,” “Allí se darán el encuentro durante
los próximos veinte años.”
Dr. Antoni» Peñafiel.
* Monumentos del Arte Mexicano
Antiguo.” “Comunicación al Con-
greso de Americanistas de Nueva
York,” (1902),
....€sel monumento más precioso y ex-
traordinario hasta ahora descubierto en el Nue-
vo Mundo ...”; * constituye uno de los docu-
mentos más importantes de la raza humana ”
Zelia Nuttall “¡he fundamental
principles of Cld and New World
Civilizations.”
““La mayor parte de las descripciones del Ca-
lendario no soportan la crítica científica y dejan
el campo abierto a investigaciones nuevas.”
Hermann Beyer. “Jeroglífico del
Códice Humboldt.”
'*Toda una ciencia, muy adelantada, palpi-
ta en este monumento.”
Lic. Ramón Mena. Explicación ofi-
cial del Museo, al Calendario Az-
teca. Salón de monolitos del Mu-
seo 1917.
qe) ENRIQUE JUAN PALACIOS
“* . the Calendar Stone has puzzled all the
archee logist of the world to translate.”
Percy F. Martin. “Mexico of the
XXth Century.”
. cualquiera de las piedras del Museo es
mejor que la mejor de las civilizaciones más ad-
miradas.”
Pintor Diego M. Rivera
Descripción y primeras explicaciones.
La piedra del Museo es un relieve circular, esculpido en ba-
salto, de 3.63 metros de diámetro. En rigor, toda la superficie
del monolito se encuentra ocupada por glifos, distribuidos en
siete zonas o círculos concéntricos; hay, además, otros signos
en la proyección cilíndrica del relieve, parte de una enorme ro-
ca aproximadamente cuadrangular, donde, con maestría consu-
mada, fué labrado el cilindro,
Al centro, y de gran tamaño, se ve la imagen del Sol, bajo
la figura del dios viejo (Ahuehuetéotl). 'Tiene máscara, el pelo
recogido a los lados, orejeras distintivas, la lengua saliente (ex-
presión de la luz), lujosa gargantilla de siete cuentas (símbolo
de cuerpos celestes) y el glifo solar en la frente, acompañado de
dos numerales.
A uno y otro lado de este rostro, dos abiertas y magníficas
«garras presentan al astro como si estuviese suspenso en el zenit,
según expresión afortunada del señor Chavero.,
Ciñendo la cara del Sol y ocupando el círculo inmediato,
destácase de gran tamaño el signo /Vaolin, indicativo del movi-
miento del astro entre los solsticios y los equinoccios. Forman
esta alegoría cuatro rectángulos, que contienen la representa-
ción de las edades cosmogónicas en que los indígenas habían
ordenado la historia del mundo, Las figuras esculpidas en di
chos marcos llevan, todas ellas, cuatro numerales; su simbolis-
mo ha dado margen a importantes estudios desde Gama, y en
particular por el sabio arqueólogo, don Alfredo Chavero.
da RS
LIA PIEDRA DEL SOL II
Artísticamente formada entre los cuadretes, con el cabo ha-
, bien que nuestro criterio en este punto difiere del suyo
LA PIEDRA DEL SOL 29
en varios respectos. Trátase de dos lécpatl que se encaran, al-
ternando con mariposas de obsidiana (/!zpapálotl), que es en
concepto nuestro la constelación Orión; los circulillos cruzados
por líneas, claramente denotan que se alude a un asterismo.
Son 33 las mariposas; asignándoles el valor de una x21/4m0o/l
pía (ciclo o gavilla de 52 años), nos dan entre todas el 1,664,
cuya concordancia buscaremos oportunamente, Respecto de los
técpatl cuéntanse 64 elementos, o bien la mitad, número de los
grupos; atribuyéndoles el mismo valor, hipótesis no arbitraria
por motivos que han de verse, se alcanza la cifra 3,328, duplo
«de 1,664, que es el producto exacto de 4 períodos de 416. Su-
mado ese guarismo (3328) al anterior (1,664), completa la im-
portante fecha leída en la superficie del relieve: el año 4,992;
conviniendo advertir que sen tres las series de elementos con
que lo hemos encontrado. Una lectura confirma a la otra. Ya
intentaremos relacionarlas con nuestra cronología,
Puede leerse tina tercera fecha en el monolito. Cada cóall
presenta doce escamas o divisiones, y cada una de estas encie-
rra el glifo simbólico del fuego, según los arqueólogos, al que
acompaña un medio numeral, es decir un medio círculo.
La figura se asemeja al glifo de los fuegos nueyos, frecuen-
“temente representados con una doble voluta, según puede verse,
por ejemplo, en el edificio de Xochicalco; y es tanto más vero-
símil el supuesto, dado que la cóat] «imbólica debe crecer por
partes o períodos iguales, y aquí los 4 nudos de la cola nos di-
«cen que la culebra representa primordialmente un valor cronoló-
gico de 52 años. Pero los medios circulillos indican que en cada
escama se considera sólo la mitad de su período, Siendo 24
aquellas divisiones, su conjunto abraza un total de 624 años
(24X5252), que, añadidos a los 5,096, nos dan el año 5,720
«del cómputo indígena.
Pronto concordaremos esta nueva fecha con nuestra cronolo-
gía. Si le agregamos el valor de los 156 puntos inscritos en la
proyección cilíndrica o canto del relieve, cerca de las mariposas
y los ¿écpatl, alcanzamos la fecha 5,876, última en tiempo de las
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30 ENRIQUE JUAN PAJ,ACIOS
que se leen en el monolito, Todas pertenecen a la cronología de
los aborígenes; hay que relacionarlas, si es posible, con la nues-
tra.
Repitámoslas por orden, para mayor claridad:
Año 4,992 (dos veces).
Directas, quiere decir per 5,96
suma de elementos: | or E,
E
Lectura indígena, parano- ( 73 ácall.
sotros indirecta: l Ce (1) técpatl.
Otras dos además, Ce Ouiáhuitl y Chicome Ozomatli, abajo
de la gran flecha central, Verosímilmente determinan el día
exacto en que el relieve fué concluído.
Interpretación.
Tiénese el historiador Ixtlilxóchitl, trasnieto del último rey
de Texcoco, por el conservador más fiel y entendido en las tra-
diciones, historia y cosmogonía de los toltecas. Reina, sin em-
bargo, la más extraña confusión y un desorden increíble en mu-
chas de las fechas que consigna, lo que se debe a que no supo
relacionar con la cronología indígena la cristiana; pero el fondo
de su relación, sometido a riguroso análisis y depurado conve
nientemente, representa muy de cerca la verdad histórica, ha-
biendo un Cabildo de indios conocedores (el de San Salvador
Quautlancingo) certificado la exactitud de sus noticias. Nada
menos que hombres del mérito de Clavijero, Prescott; el Conde
de la Cortina y D. Manuel Orozco y Berra, han rendido justicia
a este historiógrafo, por algunos indebidamente desestimado,
Conforme a los datos de las Relaciones (pág. 2, 3 y 14; ed.
Chavero), la especie humana, desde la creación del mundo, ha-
bía sido destruída tres veces: la primera por inundaciones (4Ato-
natiuh o Sol de agua); la segunda por huracanes ( Ehecatonatiuh
LA PIEDRA DEL SOL, 31
o Sol de aire), después de un lapso igual que el antes transcu-
rrido. La tercera edad concluye en el año 4,992, que son 12 ci-
clos justos de 416; y acaba por calamidades terrestres (guerras,
ernpciones, terremotos, etc.) “*..... tuvieron otra destrucción
los de esta tierra, dice el cronista, que fueron los gigantes; y
asi mismo muchos delos tultecas murieron en el año Ce Zécpall
(4,993); y a esta edad llamaron Tlacchitonatiuh (Sol de tie-
rra)”, En ella pone Ixtlilxóchitl a los ulmecas y xicalancas, re-
fiere datos de Quetzalcóatl y habla de la primera pirámide de
Cholula. La destrucción de los guinaméteín señala el fin de la
era, en el año 4,993.
Nótese que el guarismo equivale a 3 períodos exactos de
1,664 años, a su vez integrados por 4 ciclos de 416; y no olvi-
demos la tendencia pronunciada de los aborígenes, de la cual
tantas constancias existen, a distribuir el desenvolvimiento de
sn historia en períodos fijos de igual duración, Así se explica
la alegoría grabada en el centro del relieve, que representa las
cuatro edades del mundo, la duración de cada uha de las cua-
les aparece determinada por 4 puntos, cuyo valor cronológico
hasta ahora no se descubría. Fácil nos es suponer que los tolte-
cas, sumisos siempre a la concepción tetratenaria que informa
tan diversas fases de su organización social, su filosofía y sus
creencias religioso-cosmogónicas, asignaran a cada época, aun
a la que apenas principiaba, 1,664 años, cifra formada por cua-
tro grandes ciclos de 416 años, hechos, ellos también, de 4 h2ue-
huetiliztli. Según esto, los puntos de los marcos valen, cada
uno, 416 años, como las flamas de los cuerpos de las serpientes
y otros diversos elementos de este admirablemente coordinado
producto de ingenio.
Podrá lo anterior parecer especulativo; pero ello es que el
cronista texcucano fija la fecha 4.992 y que ésta se lee dos ve-
ces en el relieve. Ahora bien, al ajustarse 4,992 años, tres eda-
des solamente se daban por concluídas; 104 años después, Ix-
tlilxóchitl afirma que los toltecas iniciaron una nueva cronolo-
gía, '“añadieron el bisiesto, para ajustar el año solar con e
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5
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y
32 ENRIQUE JUAN PALACIOS
equinoccio”, y en suma, perfeccionaron su calendario, determi-
nando las reglas relativas a los meses, semanas, y signos y pla-
netas'”: el hecho ocurre en el año Ce técpatl, 5,097 a contar de
la creación del mundo en la cosmología indiana (opus, cit.,
pág. 2).
Considerados en aparente desacuerdo con el historiador tex-
cucano, los importantísimos “Anales de Cuauht:tlán”” (códice
que supera a todos los conocidos en cuanto a la antiguedad y
precisión de su cronología, la cual abraza largos ocho siglos).
confirman realmente los datos capitales de Ixtlilxóchitl. En los
comienzos de la tercera edad, muy cerca de mil años antes de
Jesucristo, colocan la llegada de la misteriosa nación de los ul-
mecas; y de modo categórico, fijan el principio de la segunda
monarquía tolteca —porque en tiempos remotos habían consti-
tuído otra—en el año 694 de nuestra era. Seis después, el año
7co, fué Ce técpatl, y todas las tradiciones afirman que los tol-
tecas iniciaron en Ce técpatl una nueva época.
Por su parte, el canónigo Ordóñez de Aguiar, a quien se
deben los datos más fidedignos que poseemos sobre los antiguos
habitantes de Chiapas, señala poco menos de mil años, antes de
la era vulgar, a la aparición de los quich'es, pueblo hasta aho-.
ra misterioso en el que no somos los primeros en advertir afini-
dades con el de los ulmecas. Brasseur de Bourbourg descubrió
muchas muy interesantes. Con el establecimiento de la movar-
quía tolteca o algún suceso de importancia análoga como el
arreglo de la cronología, ya lo hemos visto, pS el período
llamado cuarta edad del mundo,
Pues bien, si la tercera edad empezó 1,664 años antes de tal
suceso, su comienzo data del año 964 antes de Jesucristo. El
canónigo había descubierto en las tradiciones de Chiapas, que
“cerca de mil años”? antes de nuestra era ocurrió la aparición y
comenzaron en nuestro territcrio las migraciones de los quick” es;
Brasseur de Bourbourg, con datos de los códices, señala a la de
los ulmecas en la altiplanicie, concretamente, el año 955 antes
de Jesucristo, fecha admitida por Chayero en relación a los vix-
LA PIEDRA DEL SOL 33
toti, que en el fondo fué el mismo pueblo; entonces es *'cuando
el Sol empezó a dividir entre los hombres las tierras.” Sólo hay
nueve de diferencia respecto dei año 964.
Habremos de inferir que ulmecas y quich'es fueron la mis-
ma gente, lo que desde luego nos explica el arribo por Oriente
de los primeros, Alguna circunstancia los pone en movimiento
cerca de mil años antes de nuestra era, y hacia el año 964 o
955 próximamente, asoman en las altas meses del Anáhuac, vi-
niendo del rumbo del Golfo, según todas las tradiciones lo ase-
guran. Hay que admitir la verosimilitud de que ellos constru-
yeran las primeras pirámides y otros monumentos, como per-
sistentemente lo ha dicho la leyenda. Sahagún, Torquemada y
diversos cronistas la recogieron de labios de los indios, y así lo
induce con poderosas razones el obispo Plancarte y Navarrete
en nuestros días. También Waldeck, Lenoir y Orozco y Berra
señalan al suceso cosa de 3,000 años de antigiedad.
Poco más o menos hacia el año 546 de la era vulgar, fecha
anotada por Clavijero, aparecen en la altiplanicie o cuando me-
hos Inician su movimiento las primeras avanzadas de la migra-
ción tolteca, Los mejores documentos, los “Anales de Cuaubh-
titlan'? entre ellos, convienen en que la tierra estaba entonces
ocupada por ulmecas. Algún grave suceso, acaso las postreras
manifestaciones del yulcahismo, se desarrolla a la sazón, prin-
cipalmente en el valle de México, tocándole a la nueva familia
presenciar los últimos estragos de la catástrofe en las comarcas
habitadas por los antiguos pobladores; los vestigios de obra hu-
mana hallados bajo las lavas del Xitle y del Cerro Pelado, en
el Pedregal de San Angel y hacia ambas vertientes de la sierra
del Ajusco, bien corroboran esta hipótesis. Era entonces el año
4,992 en la crohología de los aborígenes. Pasado el cataclismo,
emplea otros 104, un huehuetilictl,la familia tolteca en afirmarse
en la comarca, y el año 700 de nuestra era, fundado su asiento
definitivo, inician un nuevo período en la cuarta edad del mun-
Mem. Soc, Alzate, t. 38.—(24. VIII. 1918)—3
34 ENRIQUE JUAN PALACIOS
do, arreglando la cronología, consolidando sus instituciones mo-
nárquicas y eligiendo al primero de sus reyes.
: Chavero conviene en estos datos, si bien supone que seis
años antes, en 694, ocurrió algún suceso muy importante, que
algunos, como Orozco y Berra, relacionan con la dedicación de
las pirámides al culto astronómico; pero acepta de todos modos
el año citado. Torquemada (libro 3; cap. VIIT; pág. 254) ha-
bía recogido de las tradiciones que llegaron a su alcance la mis-
ma fecha 700,agregando que, antes, los toltecas “'vaguearon'* por
espacio de 1c4 años (libro 1; cap. XIV; pág. 37), constancia
que concuerda con las que poseemos. Clavijero y otros autores
discrepan ligeramente en lo que toca a la fundación de Tula,
asignándole los años 661, 667, 674—éste lo anotan los 4males
de Cuauhtitlan—y aun el 694, citado por Motolinía como año
| de comienzo de época; pero la fecha referida (703 A. D,; Ce
técpatl en el calendario indígena), seu que la relacionemos con
dicho suceso o con la exaltación del primer monarca, resiste
mejor el análisis, por lo que el erudito autor del primer volu
men de “México a través de los Siglos”, después de riguroso
análisis se decide por ella. Los mismos .4males mencionados,
aun cuando declaran que Tula se fundó en 674, agregan que
el pueblo vivió sin monarca durante 27 años, es decir, dan de
todos modos la notable fecha 700, No puede negarse que la da-
ta sobrenada con singular persistencia del revuelto oleaje de las
tradiciones. Buelna, cuyo talento y amplitud de documentación
nadie desconoce, tambien la encuentra en sus investigaciones,
si bien el doctísimo autor dela “Peregrinación de los Aztecas'”
la refiere a una de las etapas priucipales del viaje de la tribu de
Tenoch —el arribo a Mexcala o Coatlicamac—, aserto con el
cual no convenimos, porque pugna con las noticias del Códice
Ramírez, de Durán y de Chimalpahin, que unánimente asiguan
al acontecimiento fecha mucho menos remota. Pero aun cuando
no se relacione con la raza de Jos mex?, lo sugestivo es que en sl
todos los estudios aparezca dicha fecha, la cual alude de seguro
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LA PIEDRA DEL SOL 35
a algún suceso de capital importancia en la historia de los abo-
rígenes; y todas las circunstancias nos inducen a admitir que se
trata de los toltecas. La misma relativa pequeñez de las discre-
pancias que mencionamos, manifiesta la exactitud efectiva de
la cronología en cuestión. Hay quienes, en vez del año 700,
prefieren asignar a las referencias iniciales del documento de
Cuauhtitlan, alusivas a los toltecas, el año 752; el hecho de que
esta fecha diste de la anterior una gavilia indígena exacta, uni-
do a los otros testimonios, confirma a nuestro ver que aquélla
es la correcta. Resultan, pues, de acuerdo, Ixtlilxóchitl y los
“¿Avales de Cuauhtitlan'”: era el año 700 de la era vulgar y el
5,097 de la cronología de los indios.
He aquí el importantísimo pasaje de Ixtlilxóchitl, que se
diría expresamente deducido de los datos del relieve:
6
....en el año 5,097 de la creación del mundo, que fué Ce
técpatl, y 104 de la total destrucción de los Quinamétzin, te-
niendo quieta paz en todo este Nuevo Mundo, se juntaron to-
dos los sabios 'Tultecas, así Astrólogos como demás artes en -
Huehuetlapallan, ciudad cabecera de su señorío, en donde tra-
taron de muchas cosas así de sucesos y calamidades que tuvie-
ron y movimiento de los cielos desde la creación del mundo”,
—( Relaciones, pág. 2 y 14.
Salta a la vista la alusión a la famosa junta de astrónomos
toltecas, por cierto no ocurrida en la remota comarca del Gila,
como erróneamente se ha pretendido—en todo caso fueron va-
rlas estas asambleas—, junta en la cual se hizo el arreglo del
calendario, Celébrase tan importante reunión en el año 5,097
de la creación del mundo (cronología india), año que fué Ce
técpatl en su serie (comenzó con día del mismo nombre y náú-
mero).-,- :
Antes hemos visto que algún suceso de la mayor importan-
cía para aquel pueblo efectuóse en el año 700 de la era cristia-
na, y las tablas sincronológicas (véanse las de Veytia), nos
dicen sin lugar a error que ese año 700 fué Ce técpatl. A la vez,
el párrafo del cronista texcucaho confirma que la tercera edad
y
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36 ENRIQUE JUAN PALACIOS
del mundo concluyó en 4,992, puesto que 104 años antes del
5,097, perecieron los Quinamétzin; ese fué el 7/acchitonatiuh,
o sea el sol de la tierra (Tlaltonatiuth). De manera que los in-
dios dieron por concluída su época tercera en el año 596, y es
de notarse que tres historiadores: Torquemada, Clavijero y
Veytia, encuentran constancia de esta data; mas como tardaron
un siglo (1c4 años) en consolidarse y arreglar el calendario,
adoptaron el año 700 para comienzo cronológico.
Pues bien, el monumento del Museo muestra patentemente
las dos fechas: en los glifos del dorso de las culebras, que su
mados con los 104 años del encuentro de las cabezas dan la cií-
fra 5,096, y en los glifos del cauto de la piedra, alusivos a he-
chos ya pasados, que expresan el guarismo 4,992. Para confir-
marlo con meridiana claridad, he ahí el carácter Ce técpatl, jun-
to al rostro de Tonatiuh, en sitio prominente del relieve; he
ahí también las cuatro edades cosmogónicas; he ahí en el canto
de la piedra, los jeroglíficos alusivos a las tres que se considera.
- ban terminadas. La referencia no podía ser más explícita. El
monolito parece labrado expresamente para consignar los he-
chos que se discutieron en la memorable asamblea de los astró
nomos, ese “movimiento de los cielos y las calamidades ocurrl-
das desde la creación del mundo.'? Va sabemos cuáles fueron
éstas: Chavero las leyó a perfección en los rectángulos que ro
dean el Vaolin: ehecatonatiuh, tletonatiuh, atonatiuh y tlalto
matiuh, que fué la presente, iniciada por Ce técpatl: las edades,
soles y catástrofes del aire, del fuego, del agua y de la tierra.
Ya sabemos cómo se entendía aquél: el ““movimiento de los cie-
los”? no era otro que los ciclos de 104 y de 416 años, determi
nados por el enlace armoniosísimo de los períodos del Sol y de
Venus, que es lo que la unión de las magníficas serpientes sim-
boliza.
¿Y cuál es el año 5,097 indígena, en nuestra cronología?
Las tablas sincronológicas, Ixtlilxóchitl y los 4xales, cada uno
a su estilo, nos lo dicen: ese Ce técpatl, comienzo de época tolte-
LA PIEDRA DEL SOL 37
ca dentro de la cuarta edad del mundo, corresponde al 700 de la
era vulgar, cuando los compatriotas de Huemántzin declararon
comenzada su nueva historia y fundaron la segunda Tula o lo
que es más probable, eligieron a su monarca, Mixcoamazátzin,
que es lo que Chavero afirma. Torquemada (tomo l; pág. 36 a
38 y lib. 3; cap. VII; pás5. 254) da el mismo año, aun cuando
cambia el nombre del rey por Totepeuh; y Motolinía (Zemoria-
les; pág. 346) apenas discrepa en 6, pues asienta que la edad
presente comenzó en el año 694 y las tablas prueban que sólo
el 700 fué el Ce técpatl aludido por Ixtlilxóchitl. Tantos testi-
monios hacen fuerza: pudiera creerse a la verdad, y no hemos
podido menos de pensarlo seriamente, que la piedra del Museo
fué construída poco después del año 700 de Jesucristo, por ma-
no del pueblo que, a virtud de sus conocimientos en artes y
ciencias, dejó en las tradiciones recuerdo de sabio y artista.
Para meyor abundamiento, el año 699 fué precisamente un
73 acatl, la fecha señalada por las colas de las serpientes en cu-
yas cabezas y cuerpos hemos leído muy sencillamente la cifra
5,096. Cualesquiera tablas cronológicas, las de Veytia por ejem-
plo, corroboran este aserto. Nada aventurado imaginarse,en pre-
sencia de tales y tantas circunstancias, que el monumento data
de hace 1,2co años y que fué labrado en recuerdo de la famosí
sima asamblea de astrónomos toltecas, junta de la cual el relie-
ve parece la acta imperecedera, ¡Cómo se piensa que ha resisti .
do el roce de 5co años, puede el magnífico basalto desafiar el
beso de una y de muchas miriacas!
Hay otra circunstancia para reconocer el origen tolteca de
la piedra, por lo menos en cuanto a las ideas representadas: la
importancia que el planeta Venus tiene en el relieve, Quetzal-
cóatl era el símbolo del astro; Quetzalcóatl se convirtió en
Vésper, afirma el fragmento atribuído a Olmos —“Hystoyre du
Mechique'? —; Quetzalcóatl era el planeta de la tarde, declara
el comentario del códice Vaticano A, Ahora bien, Quetzalcóatl
fué el producto por excelencia, la personificación más perfecta
38 ENRIQUE JUAN PALACIOS
de aquella raza, Hijo de Ixtacmixcóuatl, la culebra de nubes
blancas (la Vía Láctea), dice la tradición que el personaje era
uno de los hermanos engendrados por el numen creador, es de-
cir, una de las razas originales, llamadas olmecas, xicalancas,
etc. El códice “Dehesa”? confirma la leyenda, pues pone a los
últimos iniciando su peregrinación en el cielo. ¡No sería el pri-
mer pueblo que haya diyinizado a sus progenitores! Quetzal-
cóatl es, pues, el representante de los toltecas, su símbolo, su
encarnación metafórica, y los sacerdotes y los reyes toltecas so-
lían adoptar el propio apelativo. Y Quetzalcóatl también es la
estrella de la tarde. Ya podemos explicarnos que la divinizaran
y que de sus movimientos combinados con los del astro del día
hicieran la base de su sistema cronológico, la base de su calen-
dario. Siendo éste el producto de las trecenas y las veintenas
arreglado para ciclos de s2 y de 104 años, resulta obvio que los
adoradores de la estrella son los inventores del sistema, los in-
ventores verdaderos del TZonalámatl. ¡Lógico a la verdad, que
los símbolos del astro figurasen en parte prominente de la Pie-
dra Ciclográt:ca!
*
X*
En resumen, répítase la lectura de los caracteres de basalto,
uniendo al rigor analítico la escrupulosidad, y siempre se en-
contrarán los mismos datos: las 4 edades del mundo, la cifra
4,992 puesta dos veces (en una de las cuales figura el guaris-
mo 1,664), la cifra 5,096, el 13 ácatl correspondiente al mismo
año, el Ce técpatl, año subsecuente (5,097), y los ciclos de 104
y de 416 años solares indicados de diversos modos, siendo las
fechas anteriores el resultado de la adición de estos mismos ci.
clos, ¡Concepción sencilla y poderosamente lógica! y
Traduciendola a nuestro lenguaje y relacionándola con la
cronología moderna, ayudados de documentos tan legítimos co-
mo los ''Anales de Cuauhtitlan'” y las Relaciones de Ixtlilxó-
E
y
3
LA PIEDRA DEL $SO1, 39
chiltl, ambos indígenas, diremos: la fecha 5,096 corresponde al
año 699 de la éra cristiana; ese año fué un 73 ácatl, y habían
trascurrido 1,664 desde el 964 antes de Jesucristo, cuando, en
sus leyendas, con diferencia de cosa de g años, los indios decla.
raron principiada la tercera edad del mundo, asignándole una
duración de 4 ciclos de 416 años Las 32 ltepapálotl del canto
del relieve, cada una simbólica de un fuego nuevo, confirman
este aserto. 104 antes, el año 4,992 de su cronología, declárase
que los guinamétzin habían sido destruídos. (Sobre el probable
origen de estos seres, véase la '“Anthropologie du Mexique””,
del doctor Ernesto “TP. Hamy; en nuestra “Historia de Puebla””
también hablamos de ello). Reúnense entonces los sabios tol-
tecas, y tratan de la creación del mundo, de las calamidades
ocurridas hasta entonces y del movimiento de los cielos: esto
significa que proceden al arreglo del calendario basándolo en
las observaciones de los cuerpos celestes. Sahagún (libro III;
pág. 111) dice que “los toltecas sabían el movimiento de los
cielos, y esto por las estrellas.?? Clavijero encontró datos que
le sugieren algo análogo, pues declara que el astrónomo Hue-
mántzin, gobernando Ixtlilcuecháhuac, hizo el libro sagrado,
el Zeoamoxtli, donde se explicaba el movimiento de los cielos;
y asigna al hecho una data bastante próxima: el año 660. Este
mismo es el que fija Boturini al comienzo de lo que llama ter-
cera edad (pág. 139-140). Ambas autoridades convienen en el
fondo; pero la rigurosa y minuciosísima cronología de los 4nxa-
des, registrando las datas F74-y 7009, es irreprochable; a ella de-
bemos atenernos, apoyados en la doble autoridad de Torquema-
da y de Chavero: el año 700; que fué Ce técpatl, es el cierto.
¿Cómo no fijar perdurablemente el recuerdo de aquella junta en
la que se habían condensado el saber, las leyendas y aún las
predicciones y augurios de una raza que vivía escrutando el ar-
cano del firmamento? No existía medio más a propósito que
grabarlo en materia indestructible, la cual conseryase a los pós-
teros el maravilloso secreto,
A ie
40 ENRIQUE JUAN PALACIOS
Si el relieve del Museo es aquel monumento conmemorativo,
convengamos en que sus glifos, por tanto tiempo misteriosos,
fueron obra de un artífice supremo y concepción de un cerebro
que en genio no cede ni ante Hiparco, ni ante Kepler, ni ante
Newton, ni ante Arago. Así se vió inducido a declararlo Bul-
DK ““es la piedra prueba resaltante de la perfección que
en algunas ciencias habían alcanzado aquellas razas; aun en
las ciudades más iluminadas de la actualidad, pocas personas
habría capaces de ejecutar otra comparable”. (*“Six months
in Mexico””.)
+
Lento fué nuestro análisis, y sólo paso a paso hemos alcan-
zado la descifración, robustecida con importantísimos códices
y confirmada en los más notables monumentos, según veremos
adelante. Pero, a los ojos de los mexicas de Tenochtitlan, que
colocaron el relieve en parte eminente de su templo, sea que
ellos lo labrasen o que lo encontraran hecho, la lectura era por
extremo fácil y significativa, Traduciéndola, hasta donde es
posible, su forma sería más o menos ésta:
“En el año 4,992 concluyó la tercera edad del mundo, pa-
sadas cuatro ocasiones cuatro vejeces, A su término se junta-
ron Tonatiuh y Quetzalcóatl en el cielo, y en el Tonalámatl
fué el día Ce Cipactli, primero de la cuenta. Era el fin del año
13 ácatl, 104 años después, los sabios tulteca fundaroa su ciu-
dad y eligieron rey, y reunidos los ancianos y los astrónomos
y agoreros principales, dijeron: vamos a comenzar otra vez la
cuenta del tiempo. Y así lo hicieron a partir del año siguiente,
Ce técpatl, que era el 5 097 de la creación. Y añadieron que esta
edad había de acabar por calamidades terrestres, después de 4
veces 416 años, como por la fuerza del agua y la del aire y la
del fuego habíah terminado las anteriores, porque así lo quie-
ren los dos señores del cielo que se juntan cada 8 y cada 104
años. Y dispusieron escribirlo en un monumento, fuerte y eter-
no como el tiempo, para que se guardase en él la historia del
mundo,”
LA PIEDRA DEL SOL 41
¡Extraña coincidencia! 416 años después de la fundación,
en 1116, es destruído el florecimiento imperio de los toltecas!
No se trata de una fecha que arbitrariamente suponemos: Tor-
quemada, colocando entonces al último monarca, Achauatzin,
y Veytia (tomo I; pág. 296) dan de ello testimonio; el sabio
Orozco y Berra la consigna (ZZ7storza: tomo III; pág. 58); Cha-
vero resueltamente la acepta (Apéndice a Duran). Los Anales
de Cuauhtitlan discrepan en justos 52 años, lo que, hállese el
error donde sea, resulta confirmación indirecta. Pero la data
no se lee en el monumento, ni era posible encontrarla, de admi.-
tir que la piedra fué labrada antes, en recuerdo de la ¡unta de
astrónomos toltecas. Surge, entonces, una cuestión: sí el cons-
tructor fue dicho pueblo, ¿cómo estaba el monolito en el /eoca-
lí de una ciudad m>o-x1ca?
Convengamos, primeramente, en que el pueblo de Tenoch
se consideraba heredero de la cultura tolteca y la había acepta-
do casi por completo; de ahí, se le compare con frecuencia con
los conquistadores romanos, conquistados a su turno por la su-
perioridad de la cultura helénica,
Sabemos que pertenecían a familia étnica común, puesto
que unos y otros hablaban 2á4/uatl. Es más, existen multitud de
circunstancias que permiten afirmar que los mexicas descendían
directamente de los toltecas, con quienes tuvieron parentesco
muy cercano. No sería extraño, entonces, que, encontrando un
monumento que de modo tan notable resume el saber para ellos
clásico, lo conservaseh cuidadosamente y aun lo erigieran en el
más grande de sus templos. La cuestión del transporte tampoco
implica dificultad, suponiendo que lo trasladaran desde las pi-
rámides o desde Tula. Atendiendo a los datos de la geología,
los arqueólogos modernos reconocen que el enorme peñasco hu:
bo de ser trasportado, por lo menos desde las montaños de
Aculco, sitio el más próximo en que se encuentren esa clase de
basaltos. Si los aztecas podían conducir desde allí un monolito
de 30 toneladas, lo mismo sabrían hacerlo desde más lejos, por
FAR o >
42 ENRIQUE JUAN PALACIOS
ejemplo desde Teotihuacan, ciudad sagrada acerca de la cual
más y más aumentan los motivcs para sostener que fué metró
poli tolteca. No están las pirámides mucho más alejadas de Mé.
xico, que Chalco; y recuérdese que apenas hace dos o tres dé-
cadas fué traído de allá un monumento, la llamada Omecíhuadl,
Diosa del Agua o la Luna, casi tan grande como el relieve del
Museo,
Vengamos a otra consideración, Ixtlilxóchitl declara expre-
samente, contra la tesis de diversas autoridades, que eran tres
las épocas transcurridas y que los toltecas iniciaron la cuarta,
e)
en el año Ce técpatl. Dice que “'ha de acabar -.... '” la cuarta
edad, frase significativa de que la consideraba presente (Xela-
ciones; pág. 21). El signo /écpatl, colocado a la izquierda del
relieve, arriba de la cara del Sol, confirma elocuentemente
aquel aserto: inicia la época que los constructores tuvieron por
contemporánea. Sabemos por Gama, Boturini y Otras autorida
des, que el carácter inicial de época entre los mexicanos, era
tochtli; en tanto que técpatl pertenece exclusivamente a la cro-
nología tolteca. Existen presunciones, por lo tanto, para pensar
que el relieve condensa la cosmogonía tolteca, a partir de la re-
forma cronológica practicada por este pueblo. Además, recuér-
dese que en el canto de la piedra, de cuya posición fácilmente
se infieren refererícias a pasados hechos, encuéntranse glifos co-
rrespondientes a tres edades solamente, lo que manifiesta que la
cara del monolito se destinó al Sol actual o histórico, como es
rezonable suponerlo,
¿Por qué, entonces, son cuatro las edades representadas en
la figura del Naolin? De haber sido obra de los aztecas, el ra
zonamiento es muy sencillo: comenzando la cuarta edad en el
año 7cc de la era cristiana, o sea, el 5,097 de la cronología in-
dia, el pueblo de Tenoch la dió por concluída con la destruc
ción de Tula, reservando a su propia historia un quinto Sol,
que es lo que piensan, Gama, Orozco y Berra, Chavero y otros
historiógrafos. Así pudiera interpretarse ese numeral.un poco
5
p-
h
3
)
É
LA PIEDRA DEL SOL 43
más pequeño que los otros cuatro, situado debajo de la flecha
del VVaolín: representa la quinta edad, ño terminada todavía;
por eso tiene menores dimensiones. Confesamos que esta lectu
ra se ha ofrecido con siugular iusistencia a nuestro espíritu.
Sin embargo, ello no se aviene con la preocupación tetrate-
naria de los aborígenes; y, sobre todo, cabe explicarse las cua-
tro edades figuradas, dentro de lá primera hipótesis, esto es, que
los toltecas hayan sido los constructores del relieve, o bien que
los mexicas mismos no creían vivir en otra época que en la cuar
ta. Un párrafo de Veytia nos dará sugestivas luces al respecto,
con tanto más motivo, cuanto que trata precisamente de la jun-
ta de astrónomos de Pula. Dice así (tomo I cáp. 4; pág. 33):
“En la ciudad de Huzhuetlapallan, famosa y numerosa po-
blación, se juntaron no sólo los sabios astrólogos que había en
aquella ciudad, sino otros que llegaron de las poblaciones veci.-
nas, los cuales, después de conferenciar largamente sobre los
errores que habían reconocido en sus cómputos, establecieron
que la duración del mundo debía dividirse en cuatro espacios
o edades, los cuales habían de fenecer a la violencia de cada
uno de los cuatro elementos. La primera edad, Atonatiuh, des
dela Creación hasta el Diluvio, a la que llamaron edad del agua,
Atonatiuh, La segunda, desde el Diluyio hasta los huracanes,
en los que por el ímpetu de los vientos habían padecido la se-
eunda calamidad, y así llamaron a esta segunda edad Eheca-
tonatiuth, La tercera, en que estaban, dijeron que había de aca-
bar con terremotos, y así le llamaron Tlaltonatiuh, Sol de tie-
rra; y después de esta seguía la cuarta, y última edad delmun.
do, que había de acabar a violencia de fuego, y así le llamaron
Tletonatiuh, que quiere decir Sol de fuego, ”?
Se notarán ciertas discrepancias respecto del orden de los so-
les, que es distinto eu Veytia, en Ixtlilxóchitl y en la piedra;
en cambio, ésta concuerda en dicho particular con los datos del
códice '*'Anónimo de Gama” o Chimalpopoca, También aparece
un error de 104 años (un siglo indígena) en las cuentas del his-
toriador texcucano, y no faltan otras divergencias. Ello es ine:
vitable tratándose de sucesos tan remotos y necesariamente var
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44 ENRIQUE JUAN PALACIOS
gos por su índole, Pero hay un acuerdo fundamental en los da-
tos, que no puede negarse; eh todo caso, el relieve es la autori-
dad irrecusable a que, en última instancia, deberemos atender.
Creían vivir, según hemos comprobado, los toltecas, en la
tercera edad del mundo, como suponen Boturini y Veytia, o
principios de la cuarta, que es lo aseyerado por Ixtlilxóchitl,
Sus tradiciones les decían que cada una de las anterioros épo-
cas había durado series fijas de 416 años: la primera 1,664 o
una gavilla más, según datos del cronista de Texcoco, al pare-
cer equivocado en 52 años,en esta cuenta; la segunda, el mismo
término. Hallábanse al fin de la tercera y diéronla por concluí-
- da al espirar nuevos cuatro ciclos de 416 años. Aquí sí aparece
preciso Ixtlilxóchitl, señalando concretamente la fecha 4,992,
que son 12 grandes períodos o bien 48 siglos indianos. Enton-
ces Ocurre la destrucción de muchos de los pobladores autócto-
nos de la altiplanicie por efecto de una catástrofe (erupciones
volcánicas, según parece), cuyas últimas manifestaciones los
toltecas presenciaron; un huehuetiliztli separa este suceso de la
definitia consolidación de la monarquía de Tula.
Clavijero, que coloca la llegada del pueblo en el año 596
(A D) confirma indirectamente la tesis, pues de entonces al 7co
trascurre justo el siglo indígena. Torquemada también babla de
que vagaron 104 años. Chavero (Historia Antigua; pág. 357)
admite la misma fecha (596), aun cuando la refiere al comienzo
de la peregrinación. Buchsmann también la consigna (Boletín
VIII de la Soc. de Geog. y Est., pág. 69), y otros autores.
Dejan correr, pues, estos 104 años en consolidarse o en pe-
regrinar, y en elaño 5,c97 (año Ce técpatl), que fué el 7co,
inician la nueva cronología dentro de la cuarta edad del mun-
do. Chavero acepta que entonces eligieron a su primer monar-
ca; Boturini, Gama y la mayoría de las autoridades convienen
en que la cronolegía tolteca comenzaba con Ce técpatl. Hay
quien señale al suceso el año 713 y aun el 719 y el 721, (el via-
jero Tomás Gage que visitó el país en 1625, anota el año 720),
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y
o
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a
LA PIEDRA DEL SOL 45
discrepancia pequeñísima; Motolinia se aproxima más notable-
mente, dando la fecha 694. M. Remí Siméon, muy competente
en estas materias, dice queen 69>, establecieron los toltecas un
Estado que había de durar más de cuatro siglos (Zatroducción a
los Anales de Chimalpahin; pág, XXXIV), y también la leemos
en los Anales de Cuauhtitlan y en Gómara. El aserto de este
cronista es de particular precisión: '“contando de entonces (el
principio de la época histórica entre los indios) hasta el año de
1552, ha su Sol 858 años'”?. Pero no se olvide que, de acuerdo
con las tablas, sólo el año 7co fué Ce técpatl, e Ixtlilxóchitl nos
ha dicho que en Ce técpatl ocurrió la junta, El ilustre Orozco y
Berra, cuya escrupulosidad en compulsar los datos y someter a
riguroso análisis aun el último documento, pasa por proverbial,
señala precisamente (/Z2storia; tomo 3.pág. 21) las dos importan
tísimas datas 4,993 y 5,097, hecho que presta a nuestras inferen-
cias valor irrefragable; así mismo, registra en los 4xales la de
700 y admite la de 694, dándola por comienzo de época (/Zisto
ria; tomo l; pág. 16).
Celebran a la sazón la famosa asamblea que tan honda hue-
lla dejó en sus tradiciones, la que todos los cronistas rememo-
ran: allí se narra la historia del mundo; se arregla el calendario
basándolo en los ciclos de 52 y 104 años, mediante el enlace de
las trecenas y las veintenas (el 'Tonalámatl); y es probable que
también los astrólogos señalaran el término de la era comenza-
da, término que los cálculos, la experiencia y el concepto tetra-
tenario habían de fijar, naturalmente, en períodos de 416 años.
Todo ello, por último, se condensa en indestructibles caracteres
de basalto.
¿Qué de extraño, pues, ver allí estampadas las 4 edades de
la historia del mundo, aun cuando sólo tres hubiesen trascurri-
do? Dice Veytia (pág. 34) aludiendo a los toltecas, que “las
edades futuras serán iguales a las pasadas”?. En tal virtud, su
duración aparece indicada en el relieve con los cuatro numera-
les encerrados en cada cuadrilátero, y de los cuales no habíamos
O
46 ENRIOUE JUAN PALACIOS
tratado Ahora se nos ofrece una conjetura sobre su simbolis-
mo: vale cada uno de ellos un gran ciclo de ¿16 años, y entre A
todos, 1,664, término exacto de las tres épocas trascurridas.
Pudiera decirse que la piedra confirma con exactitud matemátl-
ca, la cronología de Ixtlilxóchitl, seguida por Boturivi y por
Veytia, viniendo a tierra las interpretaciones del Códice Vati-
| cano, imaginadas por Humboldt, y admitidas en grah parte por
Chavero y otros autores, quienes daban, en la cosmogonía indí-
gena, cerca de 18,000 años de existencia al mundo. El basalto,
texto irrecusable de la cosmogonía y de la cronología náhoas,
prueba que Ixtlilxóchitl estaba muy cerca de lo justo: anota
exactamente el guarismo total, y sólo se excede en una gavilla
(52 años), en las dos primeras cifras parciales, indicando 1,716
ide A de
por 1,664.
Y bien, he aquí una hipótesis que nos parece verosímil: per-
suadidos los toltecas de que la cuarta edad debía ser la última
y que habría de durar otras cuatro veces, 416 años, criterio de
la filosofía tetratenaria, no vacilaron en grabar su símbolo en el
monolito, asignándole la duración prefijada por lo que ellos
creían voluntad de los señores del firmamento.
De este modo se concilian las figuras del relieve, con el su-
puesto de que los toltecas fueron sus constructores.
AC
Sin embargo, hay quien en los numerales de los cuadriláte-
ros, lea los nombres de los días en que las catástrofes se efec-
tuaron. Que los soles tuvieron térmiño en tales días (nahui océ.
lotl, nahui ehécatl, nahui quiáhuitl y nahui atl) dícenlo, en efec-
to, la “Leyenda delos soles” agregada al manuscrito del Museo
que contiene los ''Anales de Cuauhtitlan”” y este mismo códice,
declarando, ambas piezas, que el quinto Sol debería concluirse
el día Vahuií Ollin. Chavero, y a ejemplo suyo muchos compe-
tentes autores contemporáneos (Seler, Joyce, Spinden, etc.,)
han adoptado análogo modo de ver. :
A a E a
A hi
e.
A
LA PIEDRA DEL SOL 47
De no apoyarse dicha lectura en documentos tan importantes,
ho tomaríamos en serio la suposición, que casi resulta pueril.
Además, contradice al Códice Vaticano, pictografía que asigna a
las catástrofes—y nótese que a tres únicamente, que es lo que
también asienta el Códice Tellerrano —fechas bien distintas (10
atl, de Atemoztli; 1 océlotl, de Pachtli y 9 ollin, de Xilomaniz-
tli). Pero el aserto se acomoda de un modo tan notorio con los
datos del relieve, que la hipótesis de que fuese obra de toltecas
recibe rudo golpe, La lectura de los cuatro rectángulos aparece
sencilla: son las fechas en que las 4 primeras edades concluye-
ron; cuanto al /Vao/ín del centro, coh sus grandes numerales,
puede interpretarse como la edad quinta o mexicana, que debía
concluir en el día Vahui Ollin. En tal caso, fué inscrita por es-
te pueblo, quien resulta el constructor del monolito.
El argumento es poderoso; aun cuando no convienen en el
particular, según se advierte, Ríos, Boturini, Veytia e Ixtlil-
xóchit, con los 4xales. Tiene nuestro Museo, sin embargo, una
importantísima pieza que apoya la primera y también lógica
lectura, robusteciendo las narraciones del escritor texcucano.
Es uha piedra de forma cúbica, próximamente de medio metro
por lado, con una orla de glifos solares y venusinos idénticos a
los del relieve. Representadas en las caras laterales del cubo,
con sus puntos respectivos, están las ctiatro edades, siendo idén-
ticos sus símbolos a los de la Piedra Cronográfica o relieve del.
Museo.
La quinta época no se encuentra en parte alguha. Debe-
mos creer que si los aborígenes hubiesen concebido un quinto
Sol, el Ollintonatiuh, habrían grabado su figura en la cara su-
perior del cubo; no hay tal cosa en ella. Lo propio se advierte
en el monolito llamado de Tenanco: cuatro son las edades figu-
radas, y la última (aquí como en el códice *“Fuenleal,”” es la
del agua), no está cerrada como las demás, por medio de una
banda, lo que demuestra que no la daban por concluída, Tam-
bién se notan junto a cada época tres puntos grandes y otros
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48 ENRIQUE JUAN PALACIOS
dos más chicos, es decir, 4 numerales mayores en junto: repre-
sentan la duración de las 4 épocas, igual en todas ellas.
En su importantísima obra (*'“The fundamental principles
of Old and New World civilizations'”; pág 253), la señora Nu-
tall, manifestando en esto análogo modo de pensar, sostiene
que los mexicanos (no sólo los toltecas) creían vivir en la cuar-
ta edad del mundo; el Dr. Henning, autor de estudios profun-
dos en estos particulares, suponiéndola originada por el £ñhecato-
natiuho Sol de aire, dice que al “tiempo del descubrimiento de
América, vivían los naturales precisamente en la cuarta era””
(Estudio de la fecha 4 ahau); idea semejante insinúa Charencey
en el estudio “Des ages ou Soleils aprés la Mythologie; pags.
31-39, Congreso de Americanistas de Madrid, 1891); el mismo
sabio nos ha dicho que esa creencia reina entre los cakchiqueles,
y el doctor Brinton nos hace saber cosa semejante respecto de
las crónicas de Chilam Balam, es decir, respecto de los mayas.
Cabe leer en el relieve, por lo tanto, la expresión de las eda-
des cosmogónicas, admitiendo que los constructores creían per-
tenecer a la cuarta. El gran O/l/im, con la cara de Tonatiuh en-
medio, no alude a una quinta era, sino exclusivamente al mo-
vimiento del astro entre los solsticios y los equinoccios, como
lo supuso Gama; y los numerales significan los cuatro huehue.
tiliztlí que en ellos hemos leído,
Marcas de la Civilización Azteca.
Explicada en forma bastante racional y apoyada en histo-
riadores respetables la presencia de las cuatro edades figuradas
en el aspa del Vao/2n, queda en pie la hipótesis de que los tolte-
cas fueran los autores del relieve. Y a la verdad, hayan sido
quienes se quiera, el monumento no expresa otra cosa que la
historia, las tradiciones y la cronología de aquella raza tanto
tiempo misteriosa. El llamado Calendario Azteca, que bien ca-
bría designar por Calendario Tolteca, es la cifra por excelencia
CAR IR
LA PIEDRA DEL SOL 49
de la cultura de los súbditos de Huemántzin; jeroglífico digno
del pueblo que dejó a la posteridad renombre de artista y de sa-
bio. ¡No podría encontrarse condensación más alta de belleza y
de genio! Ni se necesita un mejor argumento para comprobar
que efectivamente tuvo realidad histórica, y no fué mito, como
se ha sugerido, la raza inventora de la religión astronómica y
del culto del gemelo hermoso (Quetzalcóatl), que no era en
realidad sino la estrella de la mañana y de la tarde. He aquí,
al fin, base para el primer capítulo de la incierta y tantas veces
discutida historia de las civilizaciones aborígenes.
Pero tenemos que sujetar a riguroso estudio la posibilidad,
vo débil ciertamente, de que hayan sido sus constructores los
aztecas. Ante todo, debemos preguntarhos: ¿sería admisible
que los súbditos de Ilhuicamina o de Axayácatl, hubiesen la-
brado con primor y arte exquisitos una piedra que contiene la
cifra de la ciencia y tradiciones de otro pueblo? Aunque nota-
ble, no es absurdo el caso, pues se trataba de la ciencia, tradi-
ción y calendario admitidos en pleno por la nación que los re-
cibía como fuente de toda su cultura. Todavía conservamos el
zodíaco helénico, en forma que un ateniense de los siglos de
Hiparco, si resucitara, se asombraría de ver en láminas y ma-
pas la concepción del cielo que tuvieron sus contemporáneos.
Mas no se puede creer que prescindieran los aztecas de de-
jar alguna huella, alguna marca, alguna fecha propia en obra
de tal modo extraordinaria. Si los investigadores no aciertan a
descubrir cualquiera característica, alguna data resueltamente
azteca, habrá de convenirse decididamente en que, encontrando
donde se quiera el monolito, se limitaron los mex1 a trasportar-
lo a Tenochtitlan, erigiéndolo en sitio adecuado al mérito de la
piedra. (Y el Códice Aubin, en sus primeras páginas, cuenta
algo que podría prestar apoyo a dicha conjetura).
Hemos examinado con minuciosidad el monumento, y dire-
mos honradamente lo que al respecto aparece, sin pretender un
absoluto acierto en punto tan difícil. Que expresa las ideas y
Mem. Soc, Alzate, t 38-— (20. VII. 1918)—4
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50 ENRIQUE JUAN PAI,ACIOS
fechas toltecas, para nosotros es indiscutible; pero cabe admitir
que los tenochca hubieran grabado en un relieve los mismos con-
ceptos fundamentales, agregando alguna fecha propia, y eso es
lo que deseamos que el lector infiera de nuestro estudio, limi
tándonos a presentarle los elementos del análisis, El relato de
Fr. Diego Durán, invocado por don Alfredo Chavero para de-
mostrar que se trata del monolito de Axayácatl, posee mucha
importancia; aunque no hace fe completa, pues es posible aluda
a otra piedra. Nadie ignora en cuantas confusiones se ha incu-
rrido en esto, llamando por ejemplo, insistentemente, Piedra de
los Sacrificios, a un monumento que nada tiene de tal o decla-
rando Piedra Gladiatoria a otro que significa cosa del todo dis-
tinta. Hay motivos para admitir que el relieve del Museo era
la piedra descrita por el fraile; mas hasta ahora no está ello
bien probado, y creemos que el señor Chavero elaboró sobre un
supuesto contestable.
Aun cuando la fecha inscrita en el marco corresponde al año
1,479, del reinado de Axayácatl, corresponde también al 699
de la era vulgar, 5,096 de la creación del mundo en la crono-
logía tolteca; y como esta última cifra la leemos en las figuras
que decoran el cuerpo de las cóal! y precisamente los extremos
triangulares de las serpientes señalan el marco con sus puntas,
no sería absurdo entender el pensamiento del artista de este
modo: la piedra conmemora el año 5,096, que fué 13 ácall en la
serie cronológica. Consultando las tablas del calendario de los
indios se encuentra que, en efecto, el año 699 fué 13 ácatl.
En tal virtud, la fecha de que se trata no dilucidará por si
sola el problema que nos preocupa, pues da margen a dos inter-
pretaciones aparentemente legítimas Pero creemos posible leer,
y en rigor no de modo violento, una data francamente azteca en
los glifos del relieve: el año 5,720. Ya dijimos cómo se encuen
tra, contando una por una, las cifras estampadas en las escamas
o divisiones del cuerpo de las cóa?/. Estas porciones son 24: en-
cerrando cada uha el glifo del fuego, su valor íntegro alcanza a
da hi
LA PIEDRA DEL SOL, 51
pr E
52 años; pero el medio círculo añadido a cada escama, indica
que sólo la mitad se considera, es decir, 26. Esto nos da 624
años; sumándolos a los 5,096 antes leídos, alcanzamos el gua-
rismo 5,720. La cifra surge, por decirlo así, del cuerpo de las
serpientes, añadidos a los elementos actuales los que por su
posición denotan pertenecer al pasado. Podríamos atribuir su
valor completo a las escamas: representan de ese modo, 1248
años, que sumados a los 416 de las barritas distribuidas en los
cuerpos, ajustan precisamente la cifra 1664; más esta no es fe-
cha actual, sino el término futuro de la edad vigente. Cuando
el artista grabó los medios círculos, es razonable suponer que
llevaba un propósito concreto: todo su problema consistía en
distribuir los elementos,
Nada nuevo ni arbitrario introducimos en el cálculo, excep-
to el considerar las escamas o divisiones de las cóaz/, como indi -
cativas de un xzpouall?. Ello no implica una conjetura absurda.
La cóatl es el tiempo, que crece por períodos fijos; cada parte de
su cuerpo representa sin duda un nuevo período. ¿Cuál podría
ser éste, sino el simbolizado en las colas de los emblemáticos
seres, el ciclo de 52 años? Conocida es la creencia indígena de
- que las culebras llevan la edad marcada en esa parte del cuerpo.
El resultado ha sido la cifra 5,720 de la cronología indiana.
Relacionándola con nuestro calendario, a partir del año 5,c97,
que ya sabemos fué el 700 de la era vulgar, encontramos el 1,323
de la edad cristiana, La data no sólo pertenece resueltamente a
la historia azteca, sino que, en cierto modo, es la más importante
de sus anales, puesto que es la fecha de la fundación de Méxi-
co. Así lo afirma claramente el códice ““Icazbalceta””, general-
mente conocido por '““Fuenleal.'”? Muy natural que los tenochca,
ora fuesen del tiempo de Axayácatl o de cualquier otro monar-
ca, al estampar en el relieve su sistema cronológico (admitiendo
este supuesto), tal como lo recibieron de la raza civilizadora,
quisieran agregarle el recuerdo de la fundación de la propia
metrópoli, fecha para ellos memorable. Si nuestra lectura es co-
52 ENRIQUE JUAN PALACIOS
rrecta, el monumento decide definitivamente un punto histórico
harto áiscutido: Tenochtitlan fué fundada en el año que, con
muy leve discrepancia, sostienen el Códice Mendozino, Chimal-
pahin, Clavijero y el sabio Orozco y Berra.
Nadie ignora lo mucho que al respecto han vacilado los his-
toriadores. Durán, el ilustre don José F. Ramírez y Chavero se
deciden por 1,318, con fundamento en los **Anales de Cuauhti-
tlan'”; por su parte, la Tira de Tepechpan, el códice '“Aubin” y
el ““Vaticano'' prestan apoyo a la fecha 1,312, aun cuando los dos
primeros documentos aparentemente declaran el año 1,364; (*)
el cacique de Tlaxcala, Juan Ventura Zapata, se inclina por
1,321; Tezozómoc prefiere el de 1,326; y Sigúenza y Góngora,
Vetancurt y las relaciones franciscanas llegan al de 1,327, sin
: que falte quien haya fijado el 1,341 (Torquemada) y aun el de
1,357 (Enrico Martínez). Pero el códice de Mendoza, Mendieta,
Chimalpahin, Clavijero y doh Manuel Orozco y Berra se inclinan
en favor de los años 1,324 O 1,325; y el citado Códice ““Fuen-
leal””, documento importantísimo, da exactamente el 1,323. La
piedra, texto irrecusable, demuestra que, con levísima diferen-
cia, estos últimos se encuentran en lo cierto, al menos en cuanto
a la data oficial, que pudiéramos decir, del suceso, el año en que
se hicieron los festejos. Eso fué lo recordado en sus anales por
los indios, quienes, como de costumbre, hicieron concurrir con
el hecho el término de un ciclo.
Alguna otra data azteca debe hallarse en el relieve. Perse-
guidos y miserables al tiempo de la fundación de su ciudad, no
estaban los mexicanos en condiciones de labrar monumento tan
grandioso. Y si lo erigieron con posterioridad, claro es que ha-
brán querido marcar la fecha de la obra. Todos los pueblos Les:
cederían de esa suerte en caso análogo.
ve Busquemos esa fecha. Alrededor del cilindro, sobre la parte
> proyectada, hay 156 puntos en serie corrida, que podemos en-
tender como otros tantos numerales, Agreguémoslos a la fecha
(+, Véase nuestro estudio intitulado “La fundación de Tenochtitlan”.
LA PIEDRA DEL SOL, 53
5,720, este mismo año inclusive, y alcanzamos el 5,876 del ca
lendario indígena, ¡Hecho singular! El año es justamente el
1,479 de nuestra era, en que se dice que el emperador Axayácatl
hizo estrenar una piedra conmemorativa, De 1,323, fecha de la
fundación de México, a 1,479, transcurren exactamente 156
años, siendo la data de la conmemoración otra vez un 73 ácall,
¿Se trata de una coincidencia? ¿El monolito del Museo es, pues,
la piedra de Axayácatl? Según parezca forzado o legítimo el
procedimiento conforme al cual hallamos estas últimas datas,
podrán repudiarse o nó las que señalamecs por marcas del pueblo
mexicano: de cualquier manera, las fechas directamente expre-
sadas, son las de la cronología tolteca,
DS
ES
El lector resolverá si los 156 puntos pueden interpretarse
como se ha dicho. La todo caso, el monumento expresa el sistema
cronológico y la cosmogonía indiano, los siglos de 104 años y los ci
clos de 416, la era de 1040 y la de 1664, iniciados, todos estos perio
dos, con el carácter Ce técpatl y concluídos en 13 ácatl 'Tal lectura,
que es indiscutible, basta a constituirlo en la página más alta,
el texto por excelencia que nos dejaron las civilizaciones abo-
rígenes. Añadamos que es la clave de los grandes monumentos,
códices e inscripciones antes enigmáticos: la piedra Rosetta de
la arqueología mexicana. Cabe inferir el que aquellos conceptos
fundamentales, por todas partes consignados, fueron patrimonio
común de muchas familias primitivas, que los recibieron de ut
pueblo civilizador, tronco de las culturas anteriores al descubri-
miento de América.
Mas hay un género de consideraciones relativo a la fecha
que hemos supuesto de los aztecas, el cual no debemos omitir.
Es preciso agotar este aspecto del asunto, porque el hecho de que
la piedra condense las ideas toltecas, nó es inconciliable con que hayan
sido mexicanos los constructores, Hemos dicho que existen mu-
chos motivos para sostener que los mex?ca fueron una rama pos-
2)
En]
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A A e
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54 ENRIQUE JUAN PALACIOS
terior, del mismo tronco que el tolfeca. Si admitimos que artífices
y astrónomos del tiempo de Axayácatl son los constructores del
relieve, habría que averiguar qué circunstancia pudo influir en
su ánimo para erigir el monumento en la ocasión que se preten-
de. Encontrándola de especial interés, ella por sí sola robuste-
cerá las conjeturas de quienes se inclínen a esta tesis.
Recordemos la tradición de que las edades del mundo se me-
dían por términos exactos o muy aproximados de series de 416
años. Vo pensamos, de ninguna manera, que los hechos se acomo-
daran a esta preocupación; pero creemos que repetida dos o tres
veces la coincidencia, con sensible aproximación, por motivos
casuales, los aborígenes se impresionaron hondamente, y ellos
mismos procuraban hacer concurrir los acontecimientos capita-
les de su historia con el término de los ciclos sagrados. Empren-
dían peregrinaciones, fundaban ciudades, elegían a sus monarcas
en años especiales. De ello hay muchos testimonios, sobre todo
en los fastos de los toltecas, hecho que ha traído desacordes a
los que no podían explicarse, por ejemplo, que se dijese que to-
dos los reyes gobernaban 52 años. Era que la vida pública se
subordinaba a las creencias astronómico-religiosas. Su predi-
lección por el año Ce técpatl, sobre todo, era manifiesta: creación
del mundo, comienzo de la monarquía tolteca, salida de Aztlán,
elección de Acamapichtli, etc., etc. Aquel pueblo, sabeísta co-
mo ningún otro de la antigitedad, vivía pendiente del movimien-
to de las estrellas, ajustándole todos sus actos; tendencia de tal
modo arraigada, que eso es en rigor lo que se lee en la piedra
del Museo: el destino del mundo se desarrolla en períodos de
104 y de 416 años, regidos por los dos señores del cielo. Además,
la concepción tetratenaria informó la totalidad de las ideas de
los antiguos mexicanos, manifestándose continuamente, como
lo ha demostrado libro doctísimo de la señora Nuttall.
¡Hecho singular que debió herir profundamente la imagina -
ción de los mexicas! Comenzando su era los toltecas en 5,097 —
el año 7 o de la era vulgar—, un gran ciclo después (416 años)
A
”
IA PIEDRA DEI, SOL £5
Tula era destruída y sus pobladores exterminados o dispersos,
El abate Clavijero da al suceso el año 1,052; Brasseur de Bour-
bourg el 1,120 colocando la muerte de la reina Xóchitl en 1,103;
otros autores han señalado el 1,110 o el 1,070; los Anales de
Cuauhtitlan marcan un siglo indiano exacto de diferencia, el año
1,064, lo que es motivo de presunción; pero Chavero, agotando
el análisis cronológico, admite aquella fecha: fuéen 1,116, el año
5,513 de los indios. Aquí volvemos a repetir que las pequeñas
discrepancias manifiestan la exactitud fundamental de los datos;
en todo caso, si el suceso se adelantó o se atrasó ligeramente, los
aborígenes, conforme a su costumbre, lo acomodaron en sus anales
a los grandes ciclos sagrados.
Ahora bien, los aztecas mismos habían comenzado su pere-
grinación hacia el año 1,064 de nuestra era (5,460 en su calen-
dario), fecha sostenida por Gama con datos de los escritores
indígenas 'Tezozómoc y Chimalpahin; también Veytia (Historia;
“ap. XIV) se inclina por ella. Mucho han discrepado a este
respecto los autores; pero el monolito demuestra qne dicha data
es la exacta, confirmando, de paso, la legitimidad de uno de los
más importantes documentos de nuestra arqueología: la 727a
de la Peregrinación, Eneste códice, 183 años se cuentan des-
de la salida de Aztlán hasta la renovación del fuego efectuada
en la estancia de Chapultepec. Lo mismo aparece en el 4za-
glifo o códice de Aubin, corroborando este riguroso acuerdo en-
tre piezas de todo independientes, la exactitud del dato. Dicha.
fecha (la del fuego encendido en Chapultepec) ha sido determi.-
nada por don Alfredo Chavero: efectuóse el suceso hacia 1,247;
el comienzo de la/marcha, ocurrido 183 años antes, fué, por
consiguiente, en 1,064, año Ce técpatl. Pues bien, de entonces
a 1,479, trascurren justamente 416 años, si incluímos el que
sirvió de punto de partida. ¡Resulta completado un gran ciclo
entre ambos acontecimientos!
¿Qué motivo más poderoso, para la conmemoración, que ha-
berse concluído felizmente uno de aquellos grandes períodos, al
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56 ENRIQUE JUAN PALACIOS
término de los cuales esperaban los indígenes la destrucción del
mundo? Hay que suponer que la piedra se preparase con la
necesaria anticipación para tan solemne festividad. Un suges-
tivo acontecimiento apoya este supuesto: concluído el relieve,
al tenor del relato de Durán, en la fecha inscrita en el marco,
no fué inaugurado sino uno o dos años más tarde. Fácil es
pensar que Axayácatl esperase el cumplimiento de las profecías,
y hasta que sacerdotes y pueblo estuvieron convencidos de que
no ocurría calamidad alguna, resolviéronse a celebrar el feste-
jo—el mayor que recuerdan sus anales —, en el que sacrificaron
enorme número de víctimas, ofrenda de gratitud a los dioses
que prolongaban su existencia.
Existe otro dato que nos parece interesante. Así el códice
“Telleriano- Remense”” como el “Vaticano 3738”, traen señala-
da en el año 1,479 una figura de estilización un tanto arbórea,
que los comentaristas no estudian y que no ha sido interpreta-
da, según creemos. ¿Qué puede simbolizar ese árbol florido,
colocado precisamente en dicha fecha? Los árboles suelen ser
la representación de ciclos y grandes períodos, como se observa
en el tablero de Palenque y en multitud de códices; acaso se
trate, según esto, del símbolo del cozcaxíhuitl, el ciclo sagrado
que entonces exactamente se concluía. Añadiremos que la
Tira de Te epechpan trae en el mismo año divisiones que parecen
marcar término y principio de cuentas.
Por último, aun prescindiendo de toda alusión cosmogónica,
mítica o cíclica trascendental, las barritas del cuerpo de las
serpientes, que rematan en la fecha del cuadrete, dan esta lec-
tura sencillísima y tal vez incontrovertible: desde el comienzo de
nuestra historia hasta el presente año (13 ácatl) han transcurri-
do 416,
En resumen, si el monolito se concluyó en 1,479 como se
infiere del texto de Durán, ya no cabe duda sobre qué motivos
inspiraron la obra, Insistamos en que la piedra concuerda con la
preciosa 71ra del Museo, probando irrecusablemente la autenti-
4
LA PIEDRA DEL SOL 57
cidad de ésta. No empezó su marcha, la raza de Tenoch, ni
en 648, ni en 820, ni en 902, niíen 1,116, ni en 1,160, ni en
1,168, ni en 1,194, como dicen Buelna, Durán, el códice “Ra:
mírez'?, Clavijero, Humboldt, el códice Vaticano, Chavero,
García Cubas y otras autoridades; sino en el año 1,064. El sa-
bio Gama y Veytia, se encuentran en lo justo; las noticias de
Chimalpahin son las buenas. Este escritor declara que la pri-
mera ceremonia del fuego nuevo la celebraron los aztecas en
Acahualtzinco, el año 1,c9I, y que 27 antes habían salido de
Aztlán, quiere decir, en 1,064. La T72ra del Museo coloca el
comienzo de la marcha en Ce técpatl, 27 años antes del primer
fuego nuevo. El códice *“Aubin””, por su parte, afirma que en
1,507 los aztecas completaban, encendiendo el fuego nuevo, el
octavo siglo de sus fastos; y en efecto, de 1,091 a 1,507 hay
ocho períodos de ,2 años, que era ciclo sacro de los indios,
También este documento pone la salida 27 años antes del
primer fuego nuevo.
Fijan, pues, al parecer ente! el relieve y la 72ra
del Museo, una de las más discutidas e importantes datas de la
historia antigua de México, (*) Los aztecas, a bordo de botes,
salieron de un sitio que llamaremos Aztlan, Culhuacan o como
se quiera, el año 1,064 de la era cristiana, peregrinando por
espacio de 263 años, ciclo significativo, hasta fundar la metró-
poli de lo que más tarde fué orgulloso imperio. Y esta es nue-
va prueba de que la ciudad de Tenochtitlan fué fundada en
1,323, que ya se sabe como los indígenas ajustaban a los perío-
dos sacros los hechos capitales de su existencia colectiva; de
ahí, aquella tradición de que siempre llevaban los libros sagra-
. dos, el Zeoamoxtli, en sus viajes, El Zeoamoxtlí era el libro de
las cuentas cronológicas, era el Zonalámatl, era, en fin, el ca-
lendario. Tal vez un poco antes, (en 1,312) hicieron el hallaz-
go del tunal (nochtli); pero esperaron a que el ciclo se cerrase
para festejar el suceso, dando la fundación por inaugurada.
(*) Véase nuestro estudio “La fundación de Tenochtitlan.”
A A A
00
ENRIQUE JUAN PALACIOS
No es difícil imaginarse ahora cómo ocurrieron los hechos,
Cúmplense 416 años desde que la aventurera tribu salió nave-
gando de un lugar cuya situación no se ha fijado convincente-
mente, y tal fecha los sorprende prósperos y engrandecidos co-
mo nunca antes habíanse contemplado. El año se desliza sin
calamidad alguna. Nada de extraño que desearan solemnizar
el hecho, fijándolo indeleblemente en un monumento perdura-
ble, En tal hipótesis, éste debía llevar la fecha 1,479, es decir,
las 13 cañas y los 5,876 numerales. Allí los vemos en efecto:
5,096 + 624 + 156=5,876
Pero había otra data que de seguro aguardaban con recelo.
Contando desde la creación del mundo, o simplemente desde el
principio de la era tolteca, del año 5,c97 de su cronología, la
destrucción de Tula marca el término de un período de 416
años. A partir de esa catástrofe, el nueyo gran período venía
a completarse en 5,929, es decir, en el 1,532 de Jesucristo, Se
hallaban, los súbditos de Axayácatl, en el 5,877 de su crono-
logía: una atadura justa, una x1uhmolpia faltaba para la temi
da fecha. Trece años antes de completarla, en 1519 (era vul.
gar), después de asqlar las costas de Vucatán y de Tabasco,
desembarca cerca de Sacrificios un grupo de aventureros feroces
y resueltos, que dejan a su paso la sangre y la matanza. Vie-
nen del Oriente, del rumbo por donde un personaje mítico de
las tradiciones, nombrado Ce Acatl, había pronosticado su re-
greso, en año del mismo nombre, para conquistar la tierra y
adueñarse de ella; para restablecer, en fin, su antiguo reino.
Y el año en que tan desudado acontecimiento se efectúa, es pre-
cisamente el año Ce Acatl (1,519).
¿Podrá parecernos extraño que Moctezuma, gran astrónomo
y sacerdote, viera en estas señales el claro cumplimiento de las
profecías y presintiese la repitición de las catástrofes destructo-
ras de su nación y de su gente? ¿Podían confiar, los aztecas,
LA PIEDRA DEL SOL 59
en una resistencia armada contra los hados inexorables de sus
propios númenes? NÓ, ciertamente, y lrclaron sin esperanza
en la victoria; por eso, el último de sus monarcas llevó orgullo-
samente el nombre de 4guzla que Cae, Ultimos representantes
de una raza indómita, quisieron acabar verdaderamente, con la
dignidad que a la gloria de su pasado correspondía; y en el si-
tio de Tenochtitlan, descorazonados pero irreductibles, no fla-
queando ni ante abrumadora superioridad numérica; ni ante el
hambre, la peste y los cruentos ataques de sus enemigos; ni an-
te la deserción y la traición de las razas compatriotas; ni ante
los fuegos de la tierra y los rayos del cielo desatados en su con-
tra, dieron al mundo el ejemplo de heroísmo más grande que
narrar pueden las historias. ¡Silos antiguos mexicanos no hu-
biesen estado persuadidos de que su ruina era cosa dispuesta
de lo alto, la falange de Cortés, a pesar de su ardimiento, ha-
bría quedado deshecha a los primeros embates de los guerre-
ros de Cuauhtémoc!
Discusión y arqueología comparada,
Procedamos a pasar en revista las opiniones más importan-
tes, formuladas con carácter de interpretación, acerca del mo-
nolíito del Museo; mencionaremos a la vez los monumentos y
los códices que confirman nuestro modo de ver, citando algunos
de los que la misma piedra permite leer desde luego, fácilmente
por cierto, que, encontrada la clave, parece alzarse el velo que
encubría el enigma de nuestras antiguedades. Añadiremos
la filiación de las ideas que nos llevaron al descubrimiento, pa-
ra quese conozcan exactamente sus orígenes, marcándose el
desenvolvimiento de la concepción.
He aquí la enumeración de los glifos del relieve:
18- circulo.—(a ).—Rostro del Sol, con signos distintivos,
290 y, —(b).—Numerales grandes del círculo inme-
diato. :
Y
6) ENRIOUE JUAN PALACIOS
va (c).—Cuadretes o rectángulos del mismo
círculo
E (d).—Fechas y signos de esta zona.
A —(e),—Mes azteca.
42 e (f£ ), —Quintíduos.
52 $ (g ).—Glifos solares.
5% n (h ). —Pentágonos o figuras trapezoidales.
7 (1).—Rayos y aspas.
e , —(3).—Llamas o plumas del cuerpo interno de
las cóatl.
| a (k).—Grupos de 4 rayitas en el cuerpo de
q las cóatl. ¿
29 (1).—Las cóatl mismas, con sus partes inte-
- grantes: escamas o divisiones del cuer-
po; puntos numerales y ataduras de las
colas.
Sa (m).—Fecha inscrita en el marco.
Canto del relieve ( n). —Glifos —técpatl e itzpapálotl —de la pro-
yección del relieve.
(o ).—Numerales repartidos en diversas par-
tes del relieve.
7? Círculo —( p).—Cabezas de las serpientes, con el pena
cho que las adorna. ;
Estos glifos pueden agruparse como sigue:
I.—Fechas del relieve. Letras b, d, E, 1, 00. A
II.—Glifos solares. Letras a, g.
1E-Ciclos. Letras a, b, e, f, g, h, k; p.
IV,—División del día. Letra i.
V.—Edades de la cosmogonía indiana, Letra c.
(a). —Todos han visto la imagen del Sol en el rostro central,
Es Tonatiuth o Xiuhtecuhtli (señor del día) bajo la forma es-
pecial del huehuetéot!, Es un Sol viejo, un huehuetiliztli, que re-
presenta al siglo indiano íntegro. El signo que le adorna la
frente constituye uno de los enigmas del monumento y ha dado
LS eS sas
LA PIEDRA DEL SOL 61
margen a los más divergentes pareceres; entre otros, que se tra
ta del fonema de la palabra Méxz7co, supuesto insostenible. Su
importancia, sin duda, es capital. Se ha pretendido que los dos
numerales que lo acompañan expresan el Ome Acatl, símbolo
de la corrección del calendario. Ninguna tesis más aparente-
mente sólida, más interesante, más plausible. Ninguna que no-
sotros quisiéramos ver más plenamente confirmada. Ella corro-
boraría, de comprobarse, la hipótesis de que el monolito fué
obra azteca, pues la traslación del inicial de año, del carácter
Ce tochtli a Ome Acatl, que es la esencia de la corrección, haya
sido realizada en el año 1,091 (como pretenden Chimalpahin y
Gama) o en el de 1,143 (que es lo que dice Orozco Berra), o
en 1,455 (según lo aseverado por don Alfredo Chavero), resul-
ta en los tres supuestos obra de mexicas. Si pues la Piedra del
Museo lleva inscrita en la parte más visible del relieve el signo
de esa importantísima operación, es indudable que el monolito
pertenece por completo a la civilización mexicana.
También se ha pretendido que Ome Acatl fué un segundo
nombre del Sol, motivo por el cual muchas de sus representa-
ciones manifiestan dicho signo. Gama refiere (pág. 104) que
Ome Acatl era deidad y signo particularmente propicio, por lo
cual donde quiera colocaban su imagen.
Pero es el caso que, por más atentamente que se le examine,
el signo de que se trata no es una caña. El propio Chavero vino
a persuadirse de ello, y cambiando radicalmente de parecer,
pretendió que el signo era /écpat! y que hacía referencia a Mar-
te, planeta simbolizado en el rostro central; tesis a todas luces
arbitraria (Véase la obra ““Dioses astronómicos de los antiguos
mexicanos”), Ni el glifo tiene nada de ¿écpat!; ni éste simboliza
a Marte sino a la misma estrella Venus; ni la imagen del centro
de la piedra, con los espléndidos rayos que la circundan, puede
confundirse con cosa alguna que no sea la irradiante faz de To-
natiuh. E
Incapaces de desatar categóricamente la dificultad, sólo
Má E
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e OS
62 ENRIQUE JUAN PALACIOS
aventuraremos una conjetura: el glifo de que se trata es el dis-
tintivo del astro, puesto que también aparece en la frente de la
cóatl solar del mismo relieve. Los numerales pudieran indicar
que el valor cronológico del rostro debe tomarse dos veces en
alguna cuenta. ¿Cuál pudiera ser esta? La zona central del re-
lieve, circunscrita por las serpientes, por su posición cn la cara
del monolito denota facilmente la época actual o Sol histórico.
En este supuesto debe durar, como las anteriores, 1,664 años.
Los elementos de los círculos que la integran (y así se explica
su repetición, a primera vista sin objeto), efectivamente dan el
guarismo:
Círculo de los glifos de Quetzalcóatl o fentágonos, ...... 416 años.
Círculo de lcs glifos solares. .... ..o..oo....- SCAN
Círculo de los quintiduos, 260 2ños venusinos O .. ..- ... 416 ,,
Cuatro grandes numerales afectos al rostro ..... ....-.. A
Dos numerales, scbre la frente del huehuetéotd . 0... 2085,
El rostro mismo de /Zuehuetéotl. ... . *..... E a
Total: 16004 4m05+
(c).—De las edades cosmogónicas figuradas en los cuatro
rectángulos, nada sabemos añedir al magistral estudio de don
Alfredo Chavero; pero entendemos que equivocó su duración,
determinada por Hs mismos numerales inscritos en dichos rec-
tángulos. El ilustre arqueólogo no detuvo su atención en ellos,
prefiriendo recurrir a la cronología del Códice Vaticano, no con
entero acierto a nuestro juicio. Hemos dicho en otras partes
que cada punto representa 416 años, y los cuatro, 1,664, data
confirmada en Ixtlilxóchitl y con la misma "piedra; (Abadiano
erróneamente atribuye 104 años a los puntos, loque daría 1,664
al conjunto de los rectángulos, o sea, de las cuatro épocas, su-
puesto que no se aviene con los testimonios de los códices y eh
particular con los del historiógrafo texcucano). Según esta cos-
mogonía, debía concluirse el mundo a los 6,656 años de creado,
Cada edad alcanzaba 4 ciclos de 416 años (Ixtlilxóchitl agrega
LA PIEDRA DEL SOL 63
una gavilla a las épocas primeras); y solían ocurrir catástrofes
secundarias en los ciclos intermedios,
El monolito de Tenanco expresa ideas análogas: cada edad
está acompañada de 3 puntos grandes y 2 chicos, y cíñelas, ce-
rrándolas por la parte inferior la estilización de la atadura, me-
nos a la última época, lo que manifiesta que no se la daba por
concluída,
La piedra cúbica del Museo a que antes aludimos, en cuyas
caras laterales aparecen los emblemas del Ehecatonatiuh, Tle-
tonatiuh, Atonatiuth y Tlaltonatiuh, con los cuatro numerales
correspondientes, lleva una orla formada de glifos solares y ve-
nusinos idénticos a los del relieve, nueva prueba de que el tien-
po se contaba por el enlace de ambos cuerpos celestes, Ni la
cara superior ni la inferior muestran inscripción o dibujo algu-
no, Podría inferirse que no hubo un quinto Sol, tesis incompa-
tible con la concepción tetratenaria fundamental: los mexicanos
se consideraban dentro de la época iniciada por los toltecas,
En su 7% Relación, dada a la publicidad por M. Remí Si
méon (París, 1889) y escrita hacia 1629, Chimalpahin afirma
que entonces se hallaban en el año 6471 del mundo, es decir,
dentro de la cuarta edad, que no terminaba todavía; menos ha-
bría terminado al tiempo de labrarse el monolito.
Hay un hecho digno de notarse. El códice *“Fuenleal” na.
rra la historia del mundo, con la descripción de los cuatro soles
sucesivos. Declara al primero, regido por Tezcatlipoca; al se-
gundo, por Quetzalcóatl; el siguiente estuvo presidido por "Dlá-
loc; y el último o cuarto de los soles quedó bajo la influencia de
la diosa Chalchiubtlicue, divinidad del agua. Ahora bien, el ti-
gre (océlotl) figurado en el rectángulo superior de la izquierda
del rostro soiar, junto al gran técpadl comienzo de la cronología,
presenta en la oreja, según ciertos autores, el mamalhuaztli, y
al decir de otros, el atributo distintivo de Tezcatlipoca; la más-
cara del rectángulo de la derecha, es la conocida de Ehécatl,
segundo nombre del dios del aire, Quetzalcóatl; en el rectángu-
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64 ENRIQUE JUAN PALACIOS
lo inferior de este mismo lado, se ha creído reconocer una cara
semejante a la de Tláloc; y el ultimo de los cuadretes muestra
vagamente un contorno de rostro femenino, que pudiera ser el
de la diosa de la saya de esmeraldas. Esta coincidencia es muy
curiosa, El mismo orden de soles se encuentra en el documento
llamado “Anónimo de Gama” o Chimalpopoca; de acuerdo con
la piedra, Tlaltonatiuh es el primero. Sí difieren de los del re-
lieve, los datos del códice “'Fuenlea!”” en lo que mira a dura-
ción de épocas; el documento les asigna, respectivamente, 676,
676, 364 y 312 años, osea, 2,028 en junto; ello no se aviene con
la concepción tetratenaria ni con las cifras de Ixtlilxóchitl. Lo
cierto es que la cifra 1,664, representa la suma de 676, 3064,
312 y 312, O bien, de 676, 676 y 312.
Cuanto a la figura del Vaolín, el arco de círculo que abraza
representa muy bien la amplitud del movimiento del Sol ha-
cia ambos lados de la línea de los equinoccios; sabio tan ilustre
como Sir Norman Lockyer ha declarado que ““el símbolo figura
correcta y apropiadamente el curso anual del Sol” (cita de la
señora Nuttall; of. cit, pág. 252).
(b).—Hemos dicho cómo interpretamos los 4 grandes nu-
merales de la zona inmediata, distintos, por tamaño y detalles,
del quinto colocado abajo del Vaolín. Afectan a la imagen
central, expresando claramente 4 huehuetiliztli o siglos india-
nos. Hay quien en ellos y el numeral de abajo vea los días
últimos del año, los cinco nemonten?. Disparatado supuesto,
que no se aviene con el sentido etimológico (días superfluos,
de sobra, inútiles). De hecho, éstos se encuentran casi ocultos,
eh número de cuatro, bajo las garras de las culebras, de acuer-
do con la idea despectiva y supersticiosa que los mexicanos les
atribuían.
(d).—Acerca de las fechas inscritas en esta zoha no tene-
mos contingente que aportar. Puede al respecto admitirse la
tesis de Gama, cuya irterpretación general del monolito (di-
gámoslo de paso), entre todas las que se han dado es la única
LA PIEDRA DEL SOL 65
que se mantiene parcialmente en pie. Nuestra lectura de la
piedra no es inconciliable con la tesis de que el relieve sirviera
a modo de un re oj solar, verticalmente colocado, con la cara
al Sur, y que las sombras de algunos gnomones hayan señala-
do las horas del día y la época del equinoccio verno y del sols-
ticio estivo. Para el gran arqueólogo, estas dos fechas son el
Ce Quiáhuitl y el Ome Ozomatlí que se ven abajo del Vaolinm
(aunque a la verdad, nosotros no leemos Ome—dos—sino Chz
come—siete—Ozomatli). El hecho es fácil de comprobarse por
el cálculo, o experimentalmente, construyendo un modelo de
yeso, disponiéndolo en la forma indicada por Gama y obser-
vando las sombras en los días correspondientes (21 de marzo y
21 de junio). Chavero cree otra cosa: que las fechas indican
los días en que el Sol pasa por el zenit de la ciudad (17 de ma-
yo y 26 de junio), lo cual puede ser y cabe experimentarlo; pe
ro no se compadece con la teoría de que la piedra haya estado
dispuesta horizontalmente. En este error han caído varios in-
térpretes modernos de la piedra: adoptando, en lo general, la
explicación de las fechas propuesta por Gama, pretenden que
la piedra estuvo acostada, como afirma Chavero; sin atender a
que la teoría del primer arqueólogo requiere la posición verti-
cal del monolito. Sólo de ese modo pueden producirse las
sombras.
Del símbolo Ce técpatl, colocado en parte prominente, jun-
to al rostro del Sol, sabemos representa el comienzo de crono-
logía, principio de la creación y primer día de la cuarta edad
del mundo, que era la presente para la raza constructora (tol-
teca o azteca). Por tal razón lleva el mamalhuaztli, glifo del
fuego nuevo. Empezada la cuenta con ese carácter, hecesa-
riamente concluye en 73 ácall, la fecha inscrita en el marco su-
perior del monolito, al cabo de 52, 104, 416 y 624, 1040 O 1664
años. Y todos estos ciclos se leen en la piedra; pero especial-
mente el de 416. La naturaleza del sistema determina dicho
resultado, en el cual puede verse la idea capital del relieve,
aun prescindiendo de lecturas de fechas alusivas a hechos con-
Mem. Soc, Alzate, t. 38.—(4, IX, 1918)—5
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66 ENRIQUE JUAN PALACIOS
cretos: iniciada la edad presente en Ce técpatl (por eso el copilli
real acompaña al carácter, idea del señor del Paso y Troncoso
comunicada al señor Batres, si bien este arquéologo creyó que
el símbolo regía sólo a un ¿/alpilli) terminará el día 73 ácatl, al
completarse el desarrollo de la culebra del tiempo.
Repetimos que en esto puede verse la lectura culminante
del relieve, y el concepto se amolda a perfección a lo que sa-
bemos de la cosmogonía y cronología de los toltecas, con tanto
más motivo cuanto que el carácter inicial de los cómputos de
los mexicas fué tochtli y no técpatt. La tesis de que el mono-
lito expresa las ideas y la historia de aquel pueblo, posee, sin
duda, extrema solidez. No es absurdo sin embargo, admitir
que, del Sol presente o época histórica, el cuarto en todo caso,
iban transcurridos 780 años en el momento de labrarse la pie-
dra, 624 de las escamas afectadas por los medios círculos, has-
ta la fundación de Tenochtitlan, en año 73 ácatl (1,323) y
otros 156 que tomamos de los puntos del canto o proyección
cilíndrica. Con éstos se alcanza la fecha 1,479 (73 ácatl tam-
bién) del reinado de Axayácatl. Porque debemos convenir en que
los medios circulillos y los puntos se pusieron con algún objeto.
Tal modo de pensar entraña la confirmación indirecta de que,
por el motivo que se quiera, el sistema consideróse establecido
a partir del año 7code la era vulgar—tan prominente en las
crónicas—, principio verosímil de la cuarta edad del mundo en
las creencias de los aborígenes; y revela que los mexicanos,
descendientes de los toltecas, adoptaron de lleno la cultura del
pueblo de Huemántzin reproduciendo sus ideas fundamenta-
les. Hablando del Zñecatonatiuh, cuarta edad del mundo en
su concepto, Henning ha dicho que “'es asunto, si no absoluta,
cuando menos relativamente moderno” (Estudio sobre la
fecha y ahau; 1909).
Se ha creído ver en la figura del ¿écpal! del relieve, indicios
del rostro de Tláloc; lo cierto es que el signo lleva el mamal-
huaztli, o bien el distintivo de Tezcatlipoca; ello podría indi-
car que la primera de las épocas fué la presidida por este.nu—
de
LA PIEDRA DEL SOL 67
men, según lo afirma el códice “*Fuenleal”, y entonces LEheca-
Tonatiuh sería el Sol histórico, concibiéndose que algunos ha-
yan visto en el rostro central la cara de Quetzalcóatl, idea muy
vigorosa. El glifo tiene a la izquierda su acompañado, Tletl,
símbolo del fuego, y el copzl/í de los reyes. Arqueólogos mo
dernos (Beyer) señalan en dicho signo el xiu/huitzollz, emblema
relacionado con el fuego.
No falta quien piense que esta figura, tonéticamente ex-
presa el nombre de Moctezuma o el de Chimalpopoca. El co-
pili también denota la divinidad creadora, Alguna vez pen-
samos que se trata del nombre del artífice o astrónomo cons-
tructor; o bien, de C2pactlz, la primera luz y el día primero,
brotando del trono divino y del ¿/achco del cielo; asímismo pu-
diera suponerse que el carácter Ce técpatl, año en que Acama-
pichtli, el primer monarca de México fué elegido, junto al co-
pilli real, alude al principio de la monarquía tenochca; pero
habría bastante que objetar y resueltamente preferimos ver en
la figura el signo de la realeza, es decir, de lo que está vigente,
con el acompañado del primer día: la idea del señor Troncoso,
Hay un hecho digno le notarse. Conforme a los datos
del Códice Borbónico sabemos que el ““quecholli”” o acompañado
del primer día de un año Ce Acat! es Tepeyóllotl, Ahora bien,
el año 1,519 de la era vulgar, cuando los españoles efectua -
ron su arribo a nuestra patria, fué precisamente Ce 4Acatl. Re-
trocediendo en las tablas, de acuerdo con el orden de los acom-
pañados indicado por el códice, resulta que al primer día del
año 700 correspondió el carácter 77etl. Nueva comprobación
de nuestra lectura de la piedra. :
Gama (“Descripción de las dos piedras”; parte 1*%; pág.
102) asienta que en el día Ce técpatl hacían los indios una de
sus fiestas principales, consagrándola al mismo pedernal, divi-
nizado bajo el nombre de Teotécpatl, juntando a ésta la festivi-
dad del fuego. Ello no se opone a nuestra lectura del monoli-
to; hemos dicho que de las hipótesis del sabio, una parte per-
manece intacta.
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68 ENRIQUE JUAN PALACIOS
No creemos inoportuno reproducir aquí unos párrafos de
nuestro estudio '“De Sahagún a Del Paso y Troncoso”, que
condensan los conceptos capitales de la interpretación de
Gama:
“Por lo que mira a las figuras que rodean inmediatamente
el rostro del Sol, interpretólas como el rmahuz ollzn, o sea los
cuatro movimientos del astro entre los solsticios y los equinoc-
cios (además de sus dos pasos por el zenit de la ciudad); indi
cando las mismas figuras, las fechas del año azteca en que ta
les fenómenos ocurrían (Ce Quiáhuitl, Om=- Ozomatli, Nahui-
Océlotl y Nahui Quiáhuitl); y en particular los símbolos ence-
rrados en los 4 cuadros los interpretó como la expresión de las
fechas en que celebrábanse grandes fiestas al Sol, y, asimismo
las cuatro edades cosmogónicas o períodos de vida de la espe-
cie humana. Estas indicaciones de los movimientos - del astro
dábalas el monolito, el año 13 ácatl, grabado en el cuadrete
superior de la piedra, a causa de caer ese año hacia la mitad
del siglo azteca de 52 años, cuaudo ''se verifica con bastante
aproximación la llegada del Sol a la equinoccial, a los puntos
solsticiales y al vértice o zenit de la ciudad, las dos veces del
año que pasa por él, en las fechas que se señalan en la piedra,
y, por consiguiente, el tiempo fijo de celebrar sus festividades, ?”
Para que se consiga semejante resultado debe suponerse
la piedra colocada verticalmente sobre un plano horizontal (co:
mo ahora se encuentra), y con la parte esculpida mirando ha-
cia el Sur; adenrás, dirigida perfectamente de oriente a po
niente. En esta posición, el monolito registraba los movimien-
tos del Sol durante una parte del año, o sea, en el término en
que el astro avanza de la equinoccial, a uno de los trópicos, lo
que supone que había otra piedra semejante (Gama la creyó
enterrada) en la cual deben haberse figurado las fechas de las
demás fiestas, comprendidas en el espacio de tiempo que el
Sol tarda en recorrer la otra parte de la eclíptica.
A la vez, supone el sabio que la piedra era un reloj solar,
el cual por medio de gnomones indicaba las horas del día, sir-
viendo unos hilos colocados entre estos gnomonos para señalar
los días de los solsticios y los equinoccios, pues cuando los úl.
timos, las sombras serían paralelas y enel solsticio estivo se
confundirían, en tanto que en el de invierno, la sombra del hilo
superior caería sobre la piedra o en la línea donde el plano
vertical del monumento corta al del suelo. Tales gnomones
LA PIEDRA DEL SOL 69
R-_—_——
se colocarían en los 8 taladros que, efectivamente, aparecen
junto al borde del cilindro.”
Discrepando en varios puntos, nuestra interpretación del
relieve no va en completo desacuerdo con los conceptos del
ilustre arqueólogo, pues cabe admitir que la piedra haya esta
do como él dive y que los gnomones dieran alguna de las indi-
caciones mencionadas; cabe admitir que el Ce técpatl indique
una de las fiestas, a la vez que el primer día de la cuarta edad,
siendo la figura inmediata el acompañado de este día. Sí di
ferimosen lo que se refiere a la inteligencia del 73 ácatl, que
no cae hacia la mitad, sino al fin del ciclo, (salvo que “éste
principie cou Ce tochtl?, conforme al sistema mexicano, lo cual
no se ve en la piedra, que tiene el /écpa?! tolteca); a la vez, en
otros particulares que el lector advertirá.
(£).—La zona siguiente es aquélla desde la cual comienza
a avanzarse por el terreno de las conjeturas, según frase. de
don Antonio Peñafiel. Es el círculo de los quinhtíduos o nu:
merales distribuidos en grupos de cinco unidades. En todo,
son 260 unidades de esta especie, contadas perfectamente,
pero no interpretadas hasta ahora.
Chavero y la mayoría de los arqueólogos miran en ellos el
Tonalámatl, cómputo sacro que justamente se compone de ese
número de días. Pero no hay que olvidar que éste se distri-
buía en trecenas y en la zona que estudiamos aparece claro el
pensamiento de hacer la distribución en grupos de cinco uni-
dades.
Se trata, en realidad, de años venusinos. La explicación
es por demás sencilla. El período del planeta mide ocho años
solares, equivalentes a cinco en el calendario de Venus, fenó-
meno sin duda observado por los indígenas, como lo prueba la
festividad Atamalqualiztlí. Eu otros términos, cinco movi-
mientos sinódicos de Venus, cada uno de los cuales dura muy
cerca de 584 días, equivale a ocho años en el calendario solar,
conocimiento que los aborígenes pudieron adquirir obsertando
(E A
Me A
A A
”
e
70 ENRIQUE JUAN PALACIOS
la marcha de la estrella. Ese era el origen de la fiesta que ce:
lebraban cada ocho años. Representan, según.esto, los quin-—
tíduos, las cinco traslaciones del planeta que hacen juego con
el calendario solar; a lo que agregamos lo que sigue: sólo cinco
de los veinte caractéres diurnos o símbolos del mes indígena
eran iniciales de año en el calendario de Venus. La elección
del quintíduo aparece, pues, perfectamente motivada. Y como.
los numerales distribuidos en esta forma son 260, la indicación
es de otros tantos movimientos sinódicos del planeta de la tar-
de, es decir, se trata de 269 años venusinos. La cifra, que
también constituye la base del Zonalámatl, era sacra, y el pe-
ríodo, especialmente significativo, hállase en consonancia con
los demás elementos del relieve: 260 años venusinos ajustan un
gran ciclo de 416 años solares y equivalen con exactitud a 584
Tonalámatl.
Otra prueba de que estos elementos no aluden a días, si-
no a años, la veremos en dos objetos de que se habla en el pá-
rrafo siguiente, en los cuales los quintíduos aparecen combina:
dos con glifos denotativos de año solar; no sería lógico suponer
que estén mezclados arbitrariamente elementos significativos de .
día, con los que expresan año. Ese es el error en que han
invariablemente caído (Chavero, Valentini, Abadiano y los de-
más intérpretes del monumento.
(g) —Siguen glifos que habían sido contados por Chavero
y por otros autores; pero, salvo aquel arqueólogo, que sí vió en
su conjunto el ciclo de 104 años, también sin descifrarlos. Re-
presentan años solares, y se les ve combinados con los anterio-
res en muchos monumentos astronómicos del Museo: en la pie-
dra cúbica con las cuatro edades del mundo, de que antes ha-
bláramos; en la piedra llamada de "Tízoc, en cuyo canto, Aba
diano ha leído la misma cifra 1,664, que sabemos representa
una edad del mundo; en una interesantísima caja de piedra (Ze
petlacalli), procedente de Texcoco, y que también pertenece al
Museo, etc., etc,
El hallarse las dos clases de unidades en la piedra cúbica,
LA PIEDRA DEL SOL TI
prueba suficientemente que denotan años, pues no es lógico
computar de otra manera edades de prolongada duración.
En diversas combinaciones aparecen los mismos glifos eu
grau número de monumentos: páginas de los códices; un pre—-
cioso vaso (cuauhrxicalli) existente en Berlín (Kingsborough pu-
blicó su grabado); la admirable piedra de Tepetzuntla, simbo-
lismo de Quetzalcóatl, que muestra debajo de los dientes los 8
glifos de años solares equivalentes a los 5 venusinos queel dios
tiene en la frente; el friso copiado dejMitla por el gran arqueólo
go alemán Seler; la figura procedente de un jardín de Tacubaya,
a la que llaman Tetzcatzóncatl; y la grau cabeza de diorita erró-
neamente referida a la hermana de Huitzilopochtli, Coyol-
xáuhqui o sea la Luna (Coyolxauh), pues expresa manifiesta-
mente la unión de tres cuerpos celestes en un gran ciclo, como
lo comprendió el genial Chayero. La triple orejera, narigue-
ra y adorno de los carrillos de la figura, asi lo dan a entender,
confirmándolo las culebras entrelazadas en la base. Las cun:
chas son carácter distintivo del monumento; pues bien, aun
cuando Seler las'cousidera símbolo del satélite, véase ese ador-
no en la representación de la doble estrella de la tarde y de la
mañana, en la página 59 del Códice Borgiano. 'Trátase, pues,
de un glifo que a la vez poseía carácter venusino.
Añadiremos al propósito, por ser de interés, que los círcu-
los del carrillo, nariguera y zacochtlí superiores pertenecen al
Sol; los inmediatos, a la Luna; y los últimos a Venus, recono-
cibles en el disco con la oquedad de corte curvo y la orejera.y
nariguera terminadas en punta, forma que recuerda al lécpa?],
carácter relacionado con Quetzalcóatl. Chavero los leía en
serítido contrario, siendo muy verosímil esa lectura, dada la
semejanza de los signos del círculo superior con el carácter
Lamat, del calendario maya, el cual tiene relaciones con la es-
trella Venus; pero la oquedad curva, que es característica, nos
inclina a referir a dicho planeta el ¡círculo inferior, que es el
que la presenta, Las conchas de la cabeza, glifo esencialmen-
te venusino, tienen yg rayas cada una; ello indica que en el ci-
SES
A
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Tas A
PO e
Ud e
- 72 ENRIOUE JUAN PALACIOS
clo se combinaban los acompañados de la noche. Pudiera tra:
tarse, según esto, del período de 312 años, o mejor del de
3,120, llamado ciclo simétrico por el ilustre Del Paso y Tronco
so, ciclo en que concurren los movimientos de tres astros. Los
glifos solares están distribuidos en círculos concéntricos sobre
la cabeza, contándose en número de 52; debe haber algún mul-
tiplicador que no acertamos a descubrir,
(h) —Nadie había descifrado los llamados pentágonos,
Nosotros identificamos estos glifos con los signos de estiliza-
ción bastante análoga que adornan el cuerpo de los llamados
Cipactlí de Xochicalco y el de las cuatro culebras de la página
72 del Códice Borgiano. Aparecen en el códice cuatro ser:
pientes emplumadas, con 13 círculos repartidos en el cuerpo
(incluyendo el ojo del monstruo). La figura forma una especie
de marco dentro del cual se encuentran los caracteres iniciales
de año venusino. Ya sabemos que éstos son cinco. Los cír-
culos indican que la combinación se repite 13 veces en un Zue-
huetiliztli. Cada uno de los fantásticos seres vale, pues, 65
años venusinos o 104 solares,
Vistos con atención, los glifos de los Cipactli de Xochical-
co tienen no corta semejanza con pentágonos. Se ha dicho (li-
cenciado Ramón Mena) que su corte es de caracol, relacionándo-
los con Quetzacóatl; ello es justo, pues se trata de una estili-
zación del joyel de esa deidad, el cual alúde a su origen mari-
no (el personaje provenía del mar del Este.) Justamente el
strombe gigante es el caracol más hermoso de los mares anti-
llanos y del Golfo; su hueco reproduce el murmullo del mar:
por eso lo adaptaron para emblema del numen llegado de ese
rumbo. Describiendo Sahagún las representaciones que los in-
dios le daban, por dos veces menciona caracolillos que le sirven
de adorno: “tenía un collar de oro, del que colgaban unos ca-
racolitos mariscos preciosos””...... ““*unas calzas, desde la rodilla
abajo, de cuero de tigre, de las cuales colgaban unos caracoli-
tos mariscos”. (Lib. 1; cap V; Tomo 1).
En los pentágonos del relieve es notoria la parte inferior o
LA PIEDRA DEL SOL
inscribir cuatro grups, en vez de uno solo, de ciclos venu-
sinos, ya que uno basta para indicar el siglo de las cuentas cro-
nológicas: los 1c4 años. Podríamos atenernos a los hechos,
exclusivamente, «eñalando las páginas citadas de los códices
Borgiano, Vaticano B , y Féjervary, que muestran la frecuen-
cia con que los astrónomos indígenas repetían en las pictogra-
fías lo que vemos en el relieve de basalto. También el códice
de Dresden anota la cifra de 151,840 días, que son 260 años ve-
nusinos. Pero debemos explicarnos los datos que se advierten,
La razón del hecho revela cuán perfectas eran las observacio-
nes astronómicas de los antiguos pobladores de América y a
qué altura rayó su conocimiento de los fenómenos del espacio.
A la vez, supone” generaciones de sacerdotes escrutadores del
cielo, que unos a los otros se trasmitían aptitudes y conoci-
mientos. No siendo el valor de la traslación ¿aparente de Ve-
nus exactamente de 584 días, sino de 583, 22 horas, 6 minutos
y 1ysegundos, parece que los indígenas conocieron esta diferen-
cia, por lo menos en lo que respecta a las 22 horas excedentes
y aun un poco mas. Al desarrollarse la serie de los días, re-
sulta que al caby de 104 años (65 venusinos), el calendario del
planeta retrasaba en cinco días respecto del solar; y prucediendo
como astrónomos necesitaban los indios practicar alguna co
rrección. Esta se consigue iniciando en un calendario especial
(reservado verosímilmente para los jefes y sacerdotes, pero po-
co conocido del vulgo), el siguiente huehuetiliztli, com otros
LA PIEDRA DEL SOL 75
cinco de los veinte caracteres diurnos y haciéndolos correr trece
veces, como los anteriores, hasta terminar un nuevo ciclo sacro,
Concluído éste, se completa el retraso de otros cinco días, pu-
diendo entrar en juego el tercer grupo de caracteres cronográ-
ficos; y por último, al cerrarse el cuarto ciclo de 104 años sola-
res, teóricamente han entrado en el arreglo, como iniciales de
año venusino, todos los veinte caracteres del mes, permitiendo
que el nuevo período de 416 años comience nuevamente con
Cipactli. La idea, de la que no existían pruebas concluyentes,
ha sido sugerida muy ingeniosamente por la señora Zelía
Nuttall. Cada vez que el dilatado período llegaba a su térmi-
no, se ajustan realmente los calendarios de los dos astros, a la
vez que ellos vuelven a concurrir en la misma respectiva situa-
ción en el firmamento. La armonía y belleza de este arreglo,
son, a la verdad, maravillosas,
La distribución de los signos diurnos en el calendario del
planeta, resulta como sigue:
1er. huehuetiliztli: Cipactli, Cóatl, Atl, Acatl y Ollin.
20 % Miquiztli, Itzcuintli, Océlotl, Técpatl y
Ehécatl.
30 5 Ozomatli, Cuáuhtli, Quiáhuitl, Calli y
Mázatl.
40 A Cozcacuáuhtli, Xóchitl, Cuetzpallin,
Tochtli y Malinalli.
Concluye el gran ciclo en lZalinallí, para volver a comenzar
con Cipactlí en uno y otro calendarios. Ya veremos esto confir-
mado en el edificio de Xochicalco, donde /Zalinallz separa pre-
cisamente las alegorías denotativas de 416 años; digamos, por
lo pronto, que esos grupos de símbolos diurnos son los que se
encuentran dentro de las cuatro culebras de la página 72 del
códice Borgiano. Su verdadera significación hasta ahora había
escapado a los arqueólogos. Seler se limita a ver en dicha pági-
na las cuatro porciones del Zonalámatl. Ello no explicaría sa-
tisfactoriamente porqué los monstruos tienen trece divisiones en
o a E A
4
a
8
3
a
76 ENKIOUE JUAN PALACIOS
el cuerpo; y dentro de nuestra hipótesis el hecho es por demás
sencillo: son las veces que los cinco cronográficos corren en un
huehuetiliztli. En junto, 52 ocasiones: el número de pentágonos
del monolito.
A la vez, la cifra 151,840 (número de días que hay en 416
años solares) tiene la notable propiedad hasta ahora no señala
da, que sepamos, de que siendo múltiplo, con la diferencia de
una unidad, del guarismo nueve, los caracteres del Tonalámat:
llamados ““quecholli”* o acompañados de la noche cierran en ella
juego completo, pues en el último día se sobreponían dos carac-
teres, de acuerdo con la practica constante de los manejadores
de ese libro. No se obtiene el mismo resultado al fin de 104
años, porque en 37,960 días sobran 7 ““quecholli'”, siendo pre
ciso que este ciclo se repita cuatro veces para que los importan
tes y misteriosos símbolos nocturnos se combinen de un modo
armonioso con los caracteres diurnos, Y esta es una nueva con.
firmación de la especial importancia que los indios atribuían al
gran período: en él combinaban todos los elementos cronológi-
cos:
151,8499 =16,871 11
151,840=13=11,680
“1I51,840C=-20= 7,592
Ahora podemos entender porqué el ciclo de 416 años se en
cuentra reiteradamente estampado en el relieve. Aun cuando
los movimientos del Sol y de Venus se ajustan cada 104 años,
es decir, el planeta hállase entonces en la misma situación rela-
tiva respecto del astro principal (por ejemplo, al principio de su
orto helíaco de la mañana o en el primer día de su aparición
vespertina), en cambio, los calendarios de uno y otro cuerpos
celestes no se igualan rigurosamente, como tampoco se igualan
cada ocho años; siendo preciso que corran 416 (260 venusinos)
para que vuelvan a iniciarse con Czpactli, en el mismo día y con
el numeral 1, ocupando los dos cuerpos la posición relativa que
antes tuvieron en el firmamento, (Este es el motivo de que el
LA PIEDRA DEL SOL 77
signo Cipactlí aparezca en la talonera de las llamadas Piernas
colosales de Tula, dos pares de los cuales monolitos presentan
ocho nudos o ataduras, es cCecir, precisamente 416 años, pues
cada atadura vale por 52. La talonera simboliza el sostén, la ba
se de todo el edificio cíclico, cuyo carácter inicial es Cipactli, A
la vez, los “dueños de la noche”” cierran juego completo, y el
Tonalámatl se halla contenido exactamente (584 veces) en el
período.
151,840 días=260X 584
¡Admirable conjunto de observaciones, que no prueban me-
nos paciencia y perspicacia que conocimientos y genio en el pue-
blo que de tal fenómeno hizo la base de su sistema cronológico!
Fx
Una pictografía de origen qui'che o maya confirma lo ante
rior, comprobando de paso la identidad de concepciones relati.-
vas al Calendario, entre los náhoas y los pueblos de Chiapas y
de Yucatán. Nos referimos a la famosa “página de los Bacabes””
segunda del Códice Cortesitano, publicada por M, León de Rosny.
Esta pintura indica en esencia el mismo gran período; pero lo
expresa en años venusinos, Dentro de nna zona periférica que
contiene en total 260 puntos, nótase un cuadro céntrico, en cu-
yos lados, distribuidos en cuatro grupos, aparecen los veinte ca-
racteres del mes. Estos símbolos no presentan el orden normal
de su serie; alternan, en forma aparentemente irregular, pero
que en resumen es la misma de las iniciales del año venusino,
suponiendo que los 20 caracteres se apliquen a la medida del
movimiento del planeta, o sea, que se deslicen por períodos su-
cesivos de 584 días. He aquí el orden que manifiestan:
Imix (el Cipactli maya) Ik Akbal Kan
Chichan Oc Manik Lamat
Muluc JS: Chuen Caban
Ben Ezanab Men Ahau
Eb Cimi Cauac Cib
78 ENRIQUE JUAN PALACIOS
Trasládense por los correspondientes caracteres del calenda-
rio náhoa, y salvo insignificantes variaciones tendremos los cua-
: tro grupos del calendario venusino, que aparecen en las pági-
nas aludidas de los códices Borgiamo y Vaticano B., y en la ini
. cial del Féjervary-Mayer. La conclusión es clara: mayas y me-
> xicanos computaban simultáneamente, por medio del TZonalá- -
matl, los movimientos del Sol y de Venus, formando con esta
combinación su sistema cronológico; de ella nacieron los ciclos
de 416 años,
(o). —Inmediatas a los pentágonos, se encuehtran 14 ruedas
o circulitos numerales. No atinamos a descifrarlas, salvo desig-
: nen el número completo de períodos de 416 años trascurrido
- desde la creación del mundo (en las tradiciones indígenas) has
ta la época de la construcción del monumento; ello robustece-
ría la tesis de que lo hicieron los aztecas, Siendo 14 los ciclos,
dan el año 5,804 de la cronología india; y en el 1,479 de nues-
tra era, los súbditos de Axayácatl estaban en el 5,875. Comen-
zaban apenas el período decimoquinto; no podían, pues, mar-
carlo en el relieve, La conjetura es un tanto arbitraria, aunque
no absurda,
Hay otras ocho ruedas, un poco mayores, respecto de las
cuales ncs hallamos en la misma ignorancia.
(p).—Llegamos a las famosas cóatl, las dos serpientes que :
orlan el relieve. Muchas veces han sido descritas; pero como se
ignoraba su significado preciso, las descripciones se mantienen
dentro de la generalidad y vaguedad propias de lo indetermina-
a do e incurren en crasos errores.
De un modo general (y ello es cierto, aun cuando vago, en
este caso) se ha dicho que aluden al tiempo. La serpiente era
en efecto, entre los aborígenes de México como entre los egip-
cios, el símbolo del tiempo, bello simbolismo a la verdad. Se les
ha llamado dualidad creadora, Cipactli y Oxomoco (los perso-
najes inventores del Calendario), XA?uhcóatl o arco celeste diur-
no, pendant del zodíaco, etc., etc, Las escamas de los cuerpos
han sido calificadas como estilizaciones del fuego (no es error;
LA PIEDRA DEL SOL 79
pero hay en ellas algo más concreto); lo propio, los extraños
signos del dorso de las figuras, los cuales han dado origen a
múltiples divagaciones, siendo tomados por plumas, por llamas,
por lluvia de fuego, y así por el estilo.
En lo que a cabezas humanas encerradas en las fauces de las
culebras se refiere, variadísimo ha sido el modo de interpretar-
las. Mientras el doctor Valentini las atribuye al reformador de
la cronología (Votán, al decir de ciertos autores), don Alfredo
Chavero (Anales del Museo; 1% época; tomo II: pág. 262) afir-
ma que se trata de Ometecuhtl?, es decir, que representan al fue:
go como creador o dios dos, Este concepto de dualidad ha preo-
cupado mucho a los arqueólogos. ora en forma general y vaga,
llamándole a la figura dualidad creadora y aun doble dualidad
o sea el concepto tetratenario (señora Nuttall); o mirando allí a
los inventores del calendario; ora a las deidades nocturnas (Pe
ñafiel); ora a la tierra y al fuego; ora de otros modos. Abadiano
declara que son el Sol y la Luna, Chavero, hombre de genio in-
dubitable, llegó a aventurar que se trata de Tonatiuh y de Quetzal:
cóatl; aun cuando no precisa el concepto, no expresa los mcti-
vos ni la combinación, y se mantiene en esto dentro de genera
lidades e indeterminación que poco dicen. No falta quien en las
cabezas vea al mismo Huitzilopochtli.
Nada de esto se encuentra en tales figuras. Trátase de los
númenes que presiden los períodos cronológicos de 104 y 416
años. Es la misma idea de la Piedra Gladiatoria, de la “página
de los Bacabes””, de la famosa cruz del Códice Féjervary. Los
atributos de las cabezas permiten identificarlas claramente. Una
de las caras lleva el glifo solar en la frente, la doble caña o haz
de yerbas, la turquesa de nariz colocada trasversalmente, la ore-
jera (nacochtli) distintiva: es el astro del día, El otro rostro tie-
ne malla y yacaxiuitl de forma que ya no se percibe bien, pero
que difiere del de Xiuhtecuhtli, El haber puesto malla y oreje-
ras a las dos caras, son los únicos defectos de la admirable lito-
grafía de Iriarte; de hecho, sólo el rostro de la derecha del re
8) ENRIQUE JUAN PALACIOS ,
lieve presenta la malla, careciendo, en cambio, de xacochtli. Los
otros grabadores (Eugberg, etc,) vieron cou exactitud dichos
detalles.
El numen en cuestión, frente a frente del que representa a
Tonatiuh, se encuentra también en la llamada Piedra Gladiato-
ria. Su tocado allí presenta forma peculiar, idéntica, hasta en la
; posición del rostro, a las grandes figuras de las pá inas 43. 44,
y 45 y 46 del Códice Vaticano B: tiene en la mano la serpiente
empluniada de Quetzalcóatl y lleva a la espalda el signo Miquiz-
tli, porque el planeta Venus se consideraba de augurio nefasto.
Son, pues, dos húmenes perfectamente diferenciados, cuya com-
> binación forma los ciclos de 104 y de 416 años (65 y 267 del
e planeta); son Venus y el Sol,
E En el edificio de Xochicalco sólo las cifras que dan el pri-
mero se leen directamente, por medio de los Cipactli(13 X 565);
los ciclos solares danse a entender por equivalencia y con fe-
chas. Papantla alude de modo directo a los años venusinos (65)
y por equivalencia alos solares (104). Cholula estuvo consagra-
da a Quetzalcóatl. La página de los ““bacabes”” y las de los có-
dices Féjervary y Borgiano expresan directamente 260 años ve-
nusinos y simbólicamente el período solar correspondiente. Sólo
el relieve del Museo, concepción perfecta, muestra el gran cír
culo engendrado por los dos astros que se enlazan para produ:
cirlo.
(k). Siendo las serpientes el tiempo, expresan duración in-
definida; lo que en concreto denota un huehuetiliztlí es el en-
cuentro de las cabezas, la unión de las lenguas, (“También la
figura de Cipactli parece en cierto modo denotarlo, según vere-
mos adelante). Pero como la correlación perfecía de los calen
darios no venía a efectuarse sino cada 416 años, era preciso in
dicar esta cifra de algún modo en los cuerpos de las culebras,
determinando así su sentido cronológico. Nadie hasta ahora ha
leído allí ese período. No puede estar más claramente señalado,
sin embargo; y es, de hecho, la lectura más aparente del mono-
lito, comprobando por si sola todo el resto de la interpretación.
»
E
e
oa
4
MEM. SOC. ALZATE.
Piedra del Sol (Tonatiuh) : ) qe , llamada
y de Venus (Quetzalcóatl) ; A Calendario Azteca.
LA PIEDRA DEL SOL 81
El guarismo se encuentra en esos grupos de 4 barritas, repar-
tidos en los cuerpos de las serpientes. Cada grupo dice ácall,
técpatl, callz, tochtli; lectura que había escapado a los intérpre-
tes. Son los nombres clásicos de la serie cronológica: por eso
aparecen en la culebra del tiempo.
Pues bien, el número total de barras, alcanza exactamente
a 416, hecho que ya no puede ser una coincidencia. Son 52
grupos en cada cóall, distribuidos como sigue:
Grupos de 4 barritas:
4 junto a la cara encerrada en las fauces de las cóaf/. La mayoría de
los grabados y dibujos muestra errores en esto; la litografía pu-
blicada en el 22 volumen (1% época) de los Anales del Mu-
seo, está correcta; y también la de Iriarte, que es la mejor que
conocemos.
3 en cada una de las 11 escamas que siguen, hasta las ataduras, En
junto, hay 33 grupos.
3 en la escama siguiente a la atadura. (Aquí Abadiano y Pedro Gon-
zález colocan arbitrariamente otros grupos en el berde externo
de la escama. Gama, Iriarte y Engberg están bien.
5 en los triángulos terminales de las colas. (Desde Gama, todos los
litógrafos aparecen correctos en esto.) ,
3 enel borde del relieve, arriba de los triángulos. (Gama no paró
atención en ellos; los otros grabadores los ponen.)
4 en las bandas que se desprenden de las colas. (Todos las traen.)
. En junto, hay 52 grupos de rayitas eh cada cóa?!; sumadas,
dan los 416 años, confirmación elocuentísima e irrefutable de
nuestra descifración, Iniciándose el primero con el carácter Ce
técpatl, vigente según el copzllí lo declara, concluirá en el día 73
ácatl..
La piedra presenta una curiosa anomalía: en la mandíbula
de la cóatl solar hay cuatro grupos de barritas; pero en la de
Quetzalcóatl, una mano profana intentó estampar un quinto
grupo, que ha hecho equivocarse a los reproductores del relie-
ve, Gama no vió estas barritas de las cabezas y las omite en su
dibujo, bastante correcto en lo demás. ¿Quién pudo ser autor
de atentado semejante? Alguna persona que tuvo acceso al mo-
5 Mem. Soc. Alzate, t 38.—/(7, IX, 1918)-6
vY
PIRITU
:
:
E
y
Dilo
]
y
S2 ENRIQUE JUAN PALACIOS
nolito, por haberlo moldeado o por otra circunstancia; pero co-
mo carecía de la destreza de los aborígenes hizo el grupo visi-
blemente imperfecto, le salieron las barras mucho más anchas,
y no logró darles el relieve que, sin excepción, presentan los
otros grupos. ¿El objeto del atentado? Combinar algunos de esos
arbitrarios períodos egipcios, persas, caldeos o hebreos que se
han querido leer en el relieve tolteca. ¡Siempre la cizaña arqueo-
lógica de ¡as afinidades con el Viejo Mundo dañando el conoci-
miento de las cosas autóctonas!
(3). El arqueólogo Hermann Beyer interpreta las figuras es-
tampadas en las escamas de las cóa!! como estilizaciones del fue-
go; encontramos muy verosímil el supuesto. Pero cada escama
representa a la vez la renovación de un período de tiempo (idea
también propuesta por el doctor Valentini); y tal período no pue-
de ser sino el figurado con el glifo del fuego que encierran: 52
años solares. Siendo las escamas 24, el conjunto expresa 1,248
años, que añadidos a los 416 de las barritas, suman los 1,664
de que la época eutera ha de componerse. La cifra posee otra
particularidad: 1,664 años solares equiyalen a 1,040 venusinos,
guarismo que también se consideraba sagrado. Por otra parte,
si sumamos 416 (tomándolos de las barritas) y 624, cifra obte-
nida de las escamas afectadas por los medios círculos, se alcan
za el mismo número 1,040, esta vez alusivo a años solares. Na-
die desconoce la importancia extrema que los antiguos indios
de Yucatán y de la altiplanicie adscribían a sus combinaciones
numéricas, lo que ha dado pie a que se trasluzcan afinidades
(poco probables según nuestro concepto, aun cuando no imposi.-
bles), entre los.-autores de esas culturas y la vieja escuela pita-
górica.
Repitamos que la lectura inmediata, natural y sencilla de la
Piedra es la que responde a los datos de la tradición tolteca:
tres edades del mundo han transcurrido, y nos hallamos en la
cuarta, iniciada con Ce técpatl y que terminará el año 73 ácall,
En este sentido, el relieve es ni más ni menos que la expresión
del Sol histórico o época presente de sus constructores, y ello
LA PIEDRA DEL SOL 33
va de acuerdo con el gran fresco de Teotihuacan, en el que dos
altos sacerdotes celebran la renovación de una nueva época,
simbolizada por uu gran Sol con cuatro nudos: 416 años.
Respecto de las fechas aztecas, cabe encontrarlas; pero su
lectura es menos obvía, aun cuando no violenta. Admitirla, de-
pende del valor inductivo que pueda asignarse a ciertas circtins
taucias, como el haberse hallado el monolito en una ciudad me-
xicana, el hecho de que el año 1,479 fuese 73 ácatl, el parentes-
co de toltecas y tenochcas, el relato de Durán, y el ajuste ma-
temático de las cifras 624 y 156 con las datas capitales de la
historia del pueblo de Moctezuma, aceptando el año 7co como
punto de partida.
Agreguemos que Abadiano lee el número 1,664 en el canto
de la piedra comúnmente llamada de Tizoc (y en efecto, allí se
encuentra), monolito que supone estrechamente relacionado con
el del Calendario. Mas, aparte de que dicho arqueólogo preten-
de descubrir en el relieve un sin fin de períodos cíclicos y crono-
lógicos procedentes de la Biblia (la data del diluvio, la de la
confusión de las lenguas, etc., etc ), y otros como el ciclo sótico
de los egipcios, hipótesis totalmente inadmisibles, relaciona el
año 73 ácatl del cuadrete con el 1,352 de nuestra era, fecha en
su concepto de la fundación de México; el aserto es doblemente
falso, porque ni Tenochtitlan se fundó en tal año, ni tampoco
éste tuvo nombre de 13 cañas en la cronología indígena, sino el
de tres pedernales (yei técpatl), según las tablas de Veytia lo
confirman. Antes vimos que 1,323 fué el verdadero 73 ácall, y
ya se sabe que el códice *'Fuenleal': refiere a entonces la fun-
dación de la metrópoli mexicana. Aun cuando sus conocimien-
tos en arqueología no eran cosa mayor, debe decirse que, en la
obra '“Anáhuac'”, Tylor sugiere que la fecha del cuadrete alu-
de a ese mismo año, 1,323.
Pasemos a otro punto. Se ha dicho que las divisiones del
cuerpo de las xzuh4cóat/ corresponden a los asterismos del zodía-
co indígena, idea del arqueólogo Hermann Beyer. Sin oponer-
nos a tan fecunda y fuerte tesis, haremos en concreto algunas
o PS sl: EAS
ño? > 4
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A
E
84 ENRIQUE JUAN PALACIOS
observaciones. Así en los Cipactli de Xochicalco como en la pá-
gina 72 del Códice Borgiano, las 13 divisiones manifiestamente
indican 65 años venusinos: los caracteres cronográficos en el có-
dice y las fechas adscritas, eh ambos monumentos, comprué-
banlo sin género de duda. En Xochicalco, cada frente del edi-
ficio tiene ataduras por valor de 416 años, correspondientes a
dos Cipactli labrados y otros dos sugeridos por medio de glifos
adyacentes al cuerpo de los monstruos. Son 26, en cada frente,
estos símbolos sueltos; puede vérseles con claridad en las mag
níficas láminas del libro de Peñafiel (Monumentos de Arte
Mexicano Antiguo”) y en el dibujo de Castañeda reproducido
por Kingsborough (vol. IV; lámina 15). Sumados a los 26 direc-
tamente circunscritos en los cuerpos, encontramos 52 glifos de
8 años solares o 5 venusinos cada uho. Cada frente o lado del
edificio expresa, pues, la cifra de 416 años solares o 260 venu-
sinos, valor expresamente confirmado en los 8 signos de atadura
respectivos. En el códice, acompaña a las culebras el signo de
la toxiuhmolpia (atadura), afectado por dos numerales. Tráta-
se según ello, de 104 años, o de 416 entre las cuatro cóa?/, Si en
el relieve del Museo hubo el propósito de representar las cons-
telaciones, no estuvieron sobre las serpientes, sino en la base
cuadrangular del monolito, cuya parte conservada muestra to-
davía huellas de algunas; esta tesis nos parece más evidente
que la del señor Beyer,
(1). —Respecto de los nudos o ataduras del relieve, podrían
significar los mismos 416 años figurados con barritas, toda vez
que son ocho. Las llamadas Piernas Colosales de 'Tula no son
otra cosa que el simbolismo de este gran ciclo; con la sugestiva
coincidencia de que hay dos pares de diverso tamaño, cada par
con ocho nudos (dos por pierna), o sea, la expresión de 416
años. El Cipactlí que tienen en la talonera confirma nuestra in-
terpretación, por ser dicho carácter el inicial del período en los
tres cómputos: calendario venusino, solar y Zonalámátl, En el
magnífico monumento de Cuauhtemotzin, el arquitecto (señor
Francisco M. Jiménez), sin pretenderlo probablemente, repro-
LA PIEDRA DEL, SOL 85
dujoel gran período sacro, puesto que sustentan la estatua pa-
res de columnas con los ocho nudos.
Pero lo admitido corrientemente respecto de los nudos o ata:
duras de las serpientes del relieve, es que valen por trece años,
indicando un x24/%4lalp21l de 52 años en cada cóatl, y, entre am-
bas, los 104 leídos en el encuentro de las cabezas, Como el pe-
ríodo de 416 años está ya expresado con las barritas, ¡no halla-
mos inconveniente en aceptar esta interpretación, la cual ofrece
ventajas de que hablaremos adelante. Trátase, pues, de los 4
tlalpilli de 13 años, que integraban el período a cuyo término
hacíase la ceremonia del fuego nuevo; tal vez por eso vense uni-
dos, mientras que, cuando los nudos representan ciclo completo,
aparece cada cual aislado de los otros.
Los puntos de las cóal/ han sido contados por el señor Cha-
vero, que con ellos forma el año; nosotros hacemos una doble
lectura, encontrando, conforme a la primera, el Zonalámatl, y
con la segunda, 366 días.
(p).—No hemos hablado de los siete astros que coronan los
penachos de las cabizas. La raya que los atraviesa por mitad,
claramente indica que se trata de estrel.as, Se ha dicho que sim-
bolizan las Cabrillas, aludidas por Sabagán en su descripción de
la xituhmolpia (fiesta de la renovación del fuego), y no tene-
mos motivo para negarlo. Representando el encuentro de las
lenguas un ciclo mayor, en el que caben dos x2ukmolpia, ello
explica por qué aparecen repetidas las estrellas, es decir, por-
qué se cuentan dos grupos de siete en los penachos: cada xiu/hk
molpia supone la culminación del asterismo, signo señalado pa.
ra la ceremonia.
Apuntaremos al respecto una hipótesis, queno altera el fon-
do de lo anterior. Si el año mexicano se iniciaba en el solsticio
hiemal, entre el 21 y el 26 de diciembre, como hay diversas ra-
“zones para creerlo, el asterismo que Lacia entonces culmina a
medía noche es Orión y no las Pléyades. Orión manifiesta muy
claramente la forma de una gran mariposa, en la que nosotros
recohocemos la hermosa /tzpapálotl (mariposa de navajas de ob-
e AC IN
86 ENRIOUE JUAN PALACIOS
sidiana, o sea, de luces) de los indios. No viendo los aztecas en
dicho asterismo la figura de un guerrero, sino la de una gigan-
tesca mariposa de fulgores (concepto más bello), debieron con-
siderarla formada de siete estrellas principales, tres del cinto y
las cuatro del gran paralelogramo cuyos extremos corresponde-
rían a los ojos de las alas de las mariposas reales, De ser así, ya
podemos explicarnos la figura de mariposa que aparece en el
canto del relieve: marca una sucesión de x1uhmolpias. El mis-
mo signo se ve, entre signos celestes, en las páginas del Tona-
lámatl; y aquí recordamos que en el códice mixteca de Santa
María Yolotepec, hey una mariposa colocada en un trono. Ad-
viértase, también, cómo esta figura es el motivo por excelencia
de muchos labrados del Museo, y de piedras, lápidas, columnas
y figuras de gran tamaño.
Más natural parece que uh pueblo primitivo tomara en cuen-
ta, en el momento solemne de la renovación del fuego, las tras-
laciones de una gran constelación como esta mariposa, que no
las del pequeño grupo de Cabrillas. Repetimos que es razonable
ver en Orión la simbólica /tzpapálotl, tantas veces aludida en
los códices; eso creemos que representan las estrellas de los pe-
nachos. Se notará que son 14; ello es natural, por que en el /hwe-
huetiliztli la constelación culmiraba dos veces, marcando co-
mienzo de ciclo,
(3).—Veamos las figuras del borde interno de las cóa?/, Se les
ha llamado Cipactli, fonemas de Aztl, plumas, medias plumas,
nubes, llamas, lluvia de fuego y de otros muy diversos modos.
Creemos verosímil que se trate de estilizaciones del fuego. Pero
las 4 gruesas barras en que terminan, por su forma demasiado
regular, su posición y su disposición, claramente manifiestan
ser signos numerales. En congruencia con el sentido general del
relieve, no podemos menos de darles el valor de 416 años, o lo
que es ignal, cada flama simboliza el huehuetéot! del centro, con
sus cuatro humerales. Nada tiene el supuesto de forzado; un
artista moderno, en frente de problema análogo, no procedería
en forma muy diversa. En cambio, es inaceptable la tesis del se-
7
as n.
LA PIEDRA DEL SOL 87
ñor Abadiano, que pretende hallar en el conjunto de las llamas
los años anteriores a la era cristiana, eu que la familia de Is-
rael penetró a la tierra prometida. El relieve no puede aludir a
ese suceso.
Pero es evidente, por la posición de los glifos, desprendidos
casi de la culebra del tiempo, que aluden a épocas pasadas, en
contraposición a la presente, la cual va desplegándose en el
cuerpo de la cóatl, alegoría tan sencilla como hermosa. Por eso
la cóatl tiene vida, abre las fauces y lleva sobre sí las indicacio
nes del tiempo trascurrido y datos de lo que deberá durar,
Nuestra lectura de las llamas ofrece este sorprendente efec-
to: marca el año 4,992, fecha anotada en Ixtlilxóchitl como fin
de la tercera edad del mundo. Por errata, en la edición hecha
por Chavero aparece el año 4,996; pero como el mismo cronista
texcucano agrega que entre esta data y el 5,097 o Ce técpatl,
con que empezaron su era los toltecas, hubo un intervalo de
104 años, bien se comprende que la fecha es 4.992. Esta es la
que indican las flamas del relieve, confirmándose el valor que les
hemos atribuido. Añadiendo al guarismo los 104 años del en-
cuentro de las cabezas, alcanzamos exactamente el '5,c96 del
mundo, en la cronología de los aborígenes, el cual año fué un
73 ácatl.
Inscrita esta última fecha en el marco que señalan con sus
puntas las dos cóal!, parécenos que la piedra dice que allí se lea;
que ese el nombre del ¿ño figurado en el cuerpo de los simbóli-
cos seres, el 5,c96, En otros términos, que la fecha en cuestión
fué 13 ácatl.
¡Sí nuestra lectura es imaginativa y no resulta lógica, díga-
se sin reservas! Por lo demas, ella manifiesta cuál fué el artifi-
cio empleado por los indios para evitarse el defecto de su siste-
ma, que hace confundirse las fechas cada 52 años: repetirlas,
de diversos modos, cuando eran importantes, Cesa así todo mo-
tivo de equivocación.
(n).—Muchos autores han visto en los glifos de la proyec-
ción del monolito la Vía Láctea o el símbolo del firmamento.
88 ENRIQUE JUAN PALACIOS
Aparecen, de modo análogo, en otros monumentos, como la pie.
dra llamada de Tízoc y muititud de cuauhxicalli. Son técpatl que
se encaran y figuras en las que vemos la constelación /tzpapá -
lotl, Hay en el Museo numerosas piedras donde la mariposa
ocupa el lugar principal de una vasta superficie esculpida.
Contando dichos signos en el relieve, y atribuyéndoles el ya-
lor que, eh consonancia con el resto de la interpretación, debe
corresponderles, se repite la feeha 4,992 antes leída, Son 32
mariposas y 32 grupos de técpatl, es decir 64 elementos de la
última clase, El hecho de que estos se encaren podría robus-
tecer la tesis de que el monumento expresa conceptos toltecas.
Sabemos que dicho pueblo empezaba por /écpat! sus cuentas cro
nológicas, Ahora bien, si un x1poualli (ciclo de 52 años) da
comienzo con el día Ce técpatl, en año del mismo nombre, el día
primero del siguiente ciclo tambien sería técpatl, lo que puede
explicarnos la aludida posición. Asignando, pues, a cada grupo
de esos símbolos, un valor de 52 años, obtenemos la cifra 1,664,
es decir, 3,328 en junto. Las mariposas completan el año 4,992,
ya leído en el frente del monumento. De tratarse de una coin-
cidencia no cabría hallarla más extraordinaria.
¿Por qué motivo las tres edades no se habrán representado
con el mismo glifo? Una hipótesis se nos ocurre: Orión o lus
Pléyades no fueron elegidas para marcar los fuegos nuevos,
hasta la tercera edad; antes, o no hubo propiamente historia y
es un concepto simplemente teorico el contar las épocas prime-
ras, o no se atendía al fenómeno astronómico para dividir los
ciclos.
Agreguemos que el señor Abadiano ve flores en las figu-
ras que nosotros tomamos como /tzpapálotl; significan, en su
concepto, el último de los signos diurnos del mes, el cual era
Xóchitl. El arqueólogo no paró mientes en los signos de estre-
lla (círculos con una raya en medio) que integran las maripo-
sas en cuestion. Las estrellitas alternan con técpatl,o sea pederna-
les, símbolo expresivo de lampos luminosos, chispas, fulgores:
se trata indudablemente del glifo de una constelación.
LA PIEDRA DEL SOL 89
+
Hemos analizado y discutido los glifos del relieve, evitan-
do hasta donde es posible los supuestos arbitrarios. La mayo-
ría de nuestras interpretaciones se apoya en importantes mo-
numentos, y unas a las otras se armonizan en la piedra, cuya:
explicación resulta congruente, integral y esencialmente uni-
taria. ¡No podría ser de otro modo: monumento de parecida
magnitud responde por fuerza a un pensamiento claro y lógico!
Como lo asentara Beyer, muchas de las teorías principalmen-
te emitidas no soportan la crítica científica. Habían. sido ex-
plicados, satisfactoriamente, la cara central y los cuadretes que
encierran los símbolos de las edades; hay hipótesis, susceptibles
de verificarse, acerca de las fechas inscritas junto a las caras
del Sol; los quintíduos, los glifos solares, los pertágonos y los
puntos del cuerpo de las cóa// habían sido contados, pero sólo
de los últimos existía explicación razonable (Chavero acertó
muy bien en la interpretación de los 104 glifos solares); y
nada o sólo concepciones ambiguas, poéticas y de generalidad
indefinida se habían formulado acerca de los pentágonos,
las plumas o llamas, el sentido verdadero de las serpientes, las
cabezas encerradas en las fauces de éstas, los grupos de 4 rayi-
tas, los grandes numerales del centro de la piedra y los glifos
de la proyección del relieve “También sobre los puntos del
canto de la piedra se había llamado la atención; pero el modo
de interpretarlos descansaba en un supuesto falso, a
Respecto de la fecha del cuadrete superior, no se conocía
manera de determinarla, pudiendo expresar a la vez datas muy
importantes del pasado de México, Permanece en estado de
duda el signo colocado en la frente de Tonatiuh, las fechas Ce
Quiáhuitl y Chicome Ozomatli y el decidir definitivamente cuán-
- do se hizo y quiénes labraron la piedra. Pero que ésta expre-
sa la crorología tolteca, basada en ciclos de 104 y de 416 años,
engendrados por el movimiento y los calendarios de dos astros,
creemos que ya es conquista de la ciencia. Dos lagunas con-
» UN Ñ
A 7 PO OA
90 ENRIQUE JUAN PALACIOS
serva nuestra interpretación, armónica en sus [otras partes: los
cinco glifos solares del cabo de la flecha del Vao/lín y el nume
ral situado en ese mismo sitio. Acaso aquéllos sean los cinco
intercalares del fin de año; su posición bien lo sugiere.
En resumen, el ciclo indiano o ciclo de 104 años aparece:
En la cara del huehuetéot! (metafóricamente).
En el círculo de los glifos solares (directamente): (104)
En las cabezas que se juntan: (52+52=104)
El x2poualli o gavilla de 52 años:
En cada escama o división del cuerpo de las cóal?,
En las ataduras de las serpientes, atribuyéndoseles el
valor de un t/apillz. :
En las mariposas y los técpat! de la proyección o canto
de la piedra.
El ciclo de 416 años aparece:
En los grandes numerales que rodean al huehuetéot!.
En los pentágonos distribuidos en cuatro grupos de 13
(4X13X8=416).
En los grupos (52 en cada cóal!) de 4 rayitas (directa:
mente): (52X 4=416).
En cada flama del dorso de las cóal/ ( 104 X 4=416).
Por equivalencia:
En los numerales (260) distribuidos en quintíduos.
El año aparece en el cuerpo de las cóall;' allí también se
encuentra el tonalámatl, y asimismo, cabe hacer en sus glifos
la lectura del período de 1040 y especialmenes de la gran era
de 1664 años, repetida cuatro veces en los rectángulos del cen-
tro.
Añadiremos que la representación general del monumento
es de años y no de días, hecho que principalmente había esca-
de Y e Pis de Ts AAA A
LA PIEDRA DEL SOL 91
pado a los arqueólogos; por eso no atinaban con la desci
fración.
La piedra expresa directamente (esto es, con signos de va-
lor definido entre los indios) las fechas 4,992, 5,€96 y 5,097 de
la cronología indígena; también pueden leerse los años 624 y
780, que, añadidos al último citado (éste inclusive), alcanzan
el 5,720 y el 5,876 de los indios, los cuales corresponden al
1,323 y al 1,479 de Jesucristo. Aquélla es la fecha de la fun-
dación de la ciudad de México y 1,479 es uno de los años del
gobierno de Axayácatl.
La fecha 4,992 aparece dos veces, la 5,cg6 una ocasión.
Ce técpatl es el año subsecuente: 5,097 (700 de nuestra era),
Por inferencia es posible, y noincongruente ni forzadamente a
la verdad, encontrar la fecha 1,06; de la era cristiana, data de
la salida de Aztlan. Esto supondría que el año del marco no
no es 699 (A D) sino 1,479; un ciclo exacto de 416 las divide,
observación que no se escapó al doctor Valentini. Nosotros
llegamos a ella por caminos independientes.
1,064 (inclusive) +416=1479.
Los años 4,992, 5,096 y 5,097 los consigna Ixtlilxóchitl y
los admite Orozco y Berra; Clavijero también trae el 4,992
(596 de la éra vulgar) fijando para entonces la llegada de los
toltecas a la altiplanicie; lo propio asevera el historiador texcu-
cano, Elaño 5,097 (700 de nuestra éra) lo expresan Motolí-
nía (con seis de diferencia) y los “Anales de Cuauhtitlan”: la
fecha se atribuye a la fundación de Tula, o acaso mejor, a la
elección del primer monarca tolteca; así lo entiende Chavero.
Torquemada la consigna, refiriéndola al rey Totepeuh. Más
verosímil creemos fuese principio de era, como lo declaran Fr.
Toribio y Gómara. También la anotan, por haberla hallado
en sus investigaciones, los ilustres escritores conde Juan Reinal-
do Carli y Juan Carlos Buschmann.
El año 3,432 de los indígenas (0964 antes de Jesucristo) lo
SE O
92 ENRIQUE JUAN PALACIOS
dan, con 109, 14 0 9 años de diferencia (lecturas tan remotas, fá-
cilmente son ambiguas) los '“Anales de Cuauhtitlan””. La data 3
puede controvertirse; pero la confirma con bastante aproxima- 4
ción el canónigo Ordóñez de Aguiar, aludiendo a los quich'es. ;
Chavero la admite respecto de los vixtoti. Los Anales anó- L
tanla en relación con los ulmecas, de lo que inferimos afinida-
des entre una y otra gente.
El año 1,064 de nuestra cronología señálanlo Tezozomoc,
Chimalpahin, Veytia y Gama, como el del comienzo de la pere-
grinación de los aztecas; y se infiere de la 72ra del Museo, códi-
ce que coloca la salida d- Aztlan 183 años antes del fuego en-
cendido en Chapultepec, el cual hecho aconteció en 1247, Se-
gún estudio de don Alfredo Chavero ('*“México a través de los
* siglos'””; tomo I; pág. 485). Lo mismo pensaron Clavijero y
Humboldt.
El año 1,323. apuntado en el Códice Fuenleal o Icazbalceta,
es el de la fundación de Tenochtitlan, cuando los indios co-
menzaron a construir habitaciones sólidas, suceso un tanto
p: sterior al hallazgo del tunal (nochtli), según se infiere de las
noticias comparativas de los 4males de Cuauntitlan y del Códice
Aubin, (Chavero; opus cit. pág. 507). Correspondiendo di-
cho año 1,323 al 5,720 de los aborígenes, cabe hallarlo en el
monolito. Xx
Por último, el año 1,479 de nuestra era es el aludido por
Fr. Diego Durán y puede referirse al 713 ácat/ del marco. Sin
embargo, esta data indígena, conviénele igualmente a los años
E 1,323 y 699 (A. D.) Quizás el triple aniversario, el triple
3 13 ácatl, dió origen a la construcción del relieve, de admitir la
23 fecha última en tiempo (1,479); pero en ningún caso fue el co-
E - mienzo del Sol histórico o quinto, que pretenden Seler, Joyce
Es
E
y Spinden, porque la nueva era, para los tolteca como para los
mexica, quienes después adoptaron el tochtli, inicióse con Ce
Técpatl, signo inscrito junto a la cara del Sol, donde tal senti-
do le conviene verdaderamente. Volveremos a decirlo: o los
súbditos de Moctezuma fueron una familia del tronco tolteca o
LA PIEDRA DEL SOL ) 93
la gran piedra del Museo es monumento de la raza de Quetza-
cóatl y de Huemántzin.
En las autoridades mencionadas se apoya nuestra inter.
pretación; a la vez, reciben la irrefragable autoridad que les
presta la piedra, de hoy más, primer capítulo de la historia de
México.
El Primer Oapítulo de la Historia Mexicana.
Fundados, pues, en el monumento y demás autoridades
que aportan datos congruentes, creemos poder asentar, ya con
certidumbre, los siguientes hechos:
La raza tolteca tiene realidad histórica y alcanzó notables
adelantos.
Llegó a la altiplanicie mexicana hacia el año 506 de la
era cristiana; acababan de producirse, en particular en el valle
de México, manifestaciones muy violentas, probablemente
eruptivas, que sepultaron bajo sus lavas yestigios humanos y
fósiles del cuaternario y del pleistoceno. Esta fué la catástro
fe a. que atribuyeron el fin de la tercera edad del mundo, to-
mando por gigantes los restos de animales que encontraron.
A lo que parece, de entonces datan las inundaciones de tezoxtle,
(lava del Ajusco, del Xitle y de la sierra de Sta. Catarina, con
tanta precisión descritas por los **Anales de Cuauhtitlan”,
cuando dicen que ““hirvió la piedra roja.”” :
- Hacía el año 700 los toltecas quedan organizados y nom-
bran un monarca, estableciéndose en una ciudad ala que im.
pusieron el ncmbre de otra muy antigua donde habían vivido
en tiempos anteriores, Hay motivos para creer que la prime-
Tula o. cuando menos el antiguo lugar de origen del pueblo
de Huemántzin, se hallaba al sureste del país, eh el famoso
reino de los qui'ches, de Chíapas, raza con la que los ulmecas
presentan más de una afinidad, y cuyas primeras noticias se
remontan a cerca de mil años antes de Jesucristo. Sólo la fe-
racidad meridional y los recursos opulentos de esta zona pue-
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O
PO > >”
94 ENRIQUE JUAN PALACIOS
den engendrar, en tiempos primitivos, cuitura como la alcan
zada por dicho pueblo. Cuando los toltecas se establecieron en
la altiplanicie, debemos creerlos ya civilizados; los “Anales de
Cuauhtitlan'? expresamente dicen que esta fué la segunda de
sus monarquías, Si por alguna circunstancia venían del Nor-
te en la última ocasión, de todos modos el origen de su cultu
ra se halla en las comarcas meridionales. HElloes tanto más
probable cuanto que, hacia el fin del siglo sexto (A, D.), hay
datos de la caída de un imperio en Vucatán, que acaso originó
la migración aparecida en la altiplanicie por 596.
El poderío tolteca cesa hacia 1,070 —1116; pero los ele-
. mentos capitales de su civilización se trasmitieron a las razas
sobrevivientes, y en el instante de la conquista española los
conservaban, en mayor o menor grado, acólhuas y mexicas,
mayas, mixtecas, zapotecas, etc,, etc. Todos aceptan el mis-
mo sistema cronológico, que es la contribución original y más
alta de los aborígenes a la cultura humana: hay que atribuirlo
a uña raza que a las otras sirvió de tronco, o por lo menos
que a todas impuso su cultura. Rastreando en las tradiciones
de los pueblos más apartados por su situación geográfica y aun
de los más extraños por su lengua (cakchiqueles, mayas,
náhoas, etc.), siempre aparece el nombre de los toltecas, No
es inverosímil que éstos hayan recibido de los ulmecas algunos
elementos de cultura, los cuales desenvolvieron hasta hacerlos
alcanzar su máximo florecimiento y esplendor; salvo que ellos
fuesen los mismos ulmecas.
También revelan extraordinaria propensión artística, ase-
mejándose en bastantes rasgos característicos, las varias razas
pobladoras del antiguo territorio que hoy es México; en la ma-
yor parte de los casos aplicaron esta habilidad a expresar las
ideas de la teogonía, la cosmogonía y principalmente de la as
tronomía y de la cronología que en esencia se derivan de los
toltecas, Grabdiosos en la arquitectura, y diestros aun cuando
no perfeccionados en la técnica pictórica, sobresalen en escul-
pir la piedra y como decoradores no tienen rival. Bellísimos
LA PIEDRA DEL SOL 95
sus dibujos en estuco y en piedra blanda, sus labrados y relie-
ves de roca dura son obras maestras, no excedidas en cuanto a
primor y tratamiento en país alguno de la tierra.
En el año 1,c64, la tribu de los aztecas, también de raza
náhoa, emprende una peregrinación, saliendo de un lugar res-
pecto del cual no se sabe aún la situación exacta; es un hecho,
sin embargo —los codices lo cuentan—, que los aztecas inicia-
ron el viaje a bordo de canoas.
En 1,227 llegan a Chapultepec, y en 1,247 encienden el fue-
go núevo en este lugar. Su sistema cronológico es idéntico al
tolteca: los siglos de 52 años lo manifiestan.
En 1,323 fundan definitivamente la ciudad de Tenochtitlan;
poco antes, diez o doce años, habían encontrado el águila sobre
tunal. Hacia 1,479 cúmplese un gran ciclo de 416 años desde el
comienzo de la peregrinación, hecho que celebran los aztecas
con extraordinarios sacrificios y festejos; acaso entonces cons-
truyeron un notable monumento conmemorativo.
Por último, 13 años (un tlalpilli) antes de que terminara el
ciclo cronológico (de 104 años), a partir de la creación del mun-
do conforme a sus ideas, arriba el conquistador hispano, y en
el año Yei Calli (1,521) queda destruido el imperio de los me-
xicas, siendo el último de los monarcas el héroe a quien, sin-
bólicamente, llamaron 4guzla quecae, Era el año 1,521 (A, D.),
5,918 de la cronología del pueblo autóctono, Como contribu-
ción original y más valiosa a la cultura humana, ya lo hemos
dicho, dejó sus artes y su calendario, el cual se basa totalmen-
te en observaciones astronómicas. Artes, historia y calendario
hállanse en síntesis en la Piedra del Museo.
Nombre y posición del monolito.
Por lo que toca al nombre de la piedra, siendo como es la
cifra del sistema cronológico de los aborígenes, fundado en ci-
clos matemáticamente definidos, ninguno más exacto que el de
Piedra Ciclográfica Mexicana, que propuso don Alfredo Chave-
96 ENRIQUE JUAN PALACIOS
ro; pero creemos no será posible arrebatarle la designación de
Calendario Azteca impuesta por el primer eminente intérprete
del monumento, y con la cual es universalmente conocido. En
rigor es tal calendario, en sentido amplio y elevado, puesto que
contiene la medida del tiempo; pero no podríamos en lo absolu-
to asegurar ni negar que sea obra azteca. El nombre de Piedra
del Sol le conviene, sin duda, aun cuando sea parcialmente,
porque se trata de la Piedra del Sol y de Venus,
Acerca de la posición en que los aztecas la mantuvieron, no
podemos allanarnos a admitir que estuviese acostada. ¡Increí-
ble y hasta absurdo esculpir, con arte y trabajo infinitos, labo-
res tan maravillosas, para que permaneciesen casi ocultas! Y sin
embargo, Seler, siguiendo en éste como en tantos otros puntos
a Chavero, (“Las excavaciones en el sitio del Templo Mayor
de México, 19c3), sostiene que el objeto del monolito era el
practicar sacrificios encima, pretendiendo identificarlo con un
simple cuauhxicalli, que tuvo labrados la cara del Sol y los sig-
nos de los días. Bien se comprende que esa piedra fué algo de
mucha menor importancia que el relieve del Museo, síntesis de
la historia del mundo y de la ciencia de los aborígenes. Mucho
menos podríamos admitir, según lo pretende la señora Nuttall
en su vasto estudio (''Key notes of ancient american civiliza-
tions'”; pág. 250), que estuviera colocada en el techo de un
edificio, con el relieve para abajo, a efecto de que resultasen al
Este algunos de los símbolos; la tesis es tan peregrina que no
la discutiremos.
Nó, el Tonatiuh central, en lo alto del zenit, con las garras
abiertas, magníficamente suspenso en el espacio, está procla-
mando elocuentemente cómo tenían el monumento los indíge-
nas. Para la imaginación de aquellos hombres, el So!, cuando
cruza el firmamento, sugería una águila hendiendo el espacio
en poderoso vuelo; y en efecto, el astro del día y el águila apa-
recen íntimamente asociados en los códices, Llamaban al Sol
Quauhtleuatl o Quauhtleoauitl, '“aguila que asciende”, Por otra
parte, las fechas inscritas abajo de la flecha, dándoles la inter-
sx
"soul AA ¡9 seque 313u3 opuezsn nfe 'o913u3p! 031,6 un 3431) epeun ¡dua a3uaid
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Los cuatro ciclos cronográficos de Venus (Quetzalcóatl).
(Pág. 72 del Códice Borgia).
LA PIEDRA DEL SOL 97
pretación de Gama y de Chavero, resultan sin sentido dentro
de las anteriores inaceptables tesis. La teoría bastante verosí.-
mil de que la piedra se utilizaba a modo de un reloj solar, me-
diante gvomones cuyas oquedades se conservan claramente, tam-
bién viene por tierra. Por ultimo, ¿cómo podría indicar la pun-
ta de la flecha el meridiano de México estando el monolito en
posición horizontal? :
Hay que convencerse de ello: el relieve estuvo en el gran
teocalld colocado verticalmente como ahora lo contemplamos,
aunque de cara al Sur y orientado con exactitud de Oriente a
Poniente. Si esta piedra es la descrita por Durán, debemos su-
poner que la acostaron para celebrar sobre ella los sacrificios;
mas, pasada la cruentísima ceremonia y ya ofrecida al dios la
sangre de incontables víctimas, volvieron a erigirla en la única
posición admisible, aquélla en la cual podían los indios contem-
plar la faz del numen, y leer el Zeoamoxtli, la prodigiosa pági-
na escrita en la superficie del relieve: la historia del mundo, di-
vidida en períodos de 416 años, formados al girar continuo de
Jos veinte días del mes, de los 260 del Zonalámatl, de los 365
del año civil, de los 2,920 del período venusino, de los 18,980
del ciclo sacro en que ajustaban la atadura, de los 37,960 del
ciclo mayor en que se combinan los movimientos del Sol y de
la estrella, y de los 151,840 de la gran era, en la cual todos los
elementos de la cronología ajustan armoniosamente su admira-
ble mecanismo. Y como la religión y la medida del tiempo for-
maban con la observación del firmamento un solo cuerpo de
ideas, la Piedra venía a ser, verdaderamente, la cifra de las
concepciones mitológico-astronómicas de los aborígenes.
En el ciclo de 52 años los elementos del calendario solar ce-
rraban juego, para volver a repetirse en el siguiente período:
esta era la famosa fiesta de la renovación del fuego, de que ha-
blan todas las historias. El ciclo de 104 años, ajuste de los ca-
lendarios del Sol y de Venus, por su prolongada duración fué
festejado mucho menos; la cita de Sahagún y los jeroglíficos de
códices y monumentos demuestran, sin embargo, que los indios
Mem. Soc, Alzate, t. 38.—(12, IX, 1918)-35
0 ML:
E
98 ENRIOUE JUAN PALACIOS
también lo consideraban, seguramente con solemnidad extraor-
dinaria. Por último, el gran período de 416 años, de- extrema
amplitud, fué más bien un cálculo de matemáticos, un arreglo
teórico que práctico; sin embargo, una vez se presenta, en la
historia de los aztecas, la ocasión de celebrarlo: cuando el pue
blo de Tenoch contó 416 años a partir de la salida de Aztlan.
Ello ocurre en 1,479. La importancia inusitada del aniversario
explica la construcción de monumento tan grandioso; quisieron
allí estampar, loygrándolo admirablemente, las ideas fundamen-
tales de su cultura y las fechas supremas de su pasado La gran
piedra del Museo, Piedra Ciclográfica de las civilizaciones pre-
colombinas de América, es, de cierto, la Piedra de la historia
del mundo conforme a la cosmogonía y las creencias de los in-
dios, y en particular, la historia de la raza constructora, hasta
el instante en que el monolito fué erigido. No sabemos de pue-
blo alguno que haya levantado otra más notable y portentosa.
DVD Maso |
Gran ciclo cronológico de 416 años.
Mausoleo III de Chich' en Itzá
7
cd
LA PIEDRA DEL S9L 99
Otras obras y trabajos arqueológicos de
Juan Palacios
(Enrique Juan Palacios)
Inscripciones en roca del cerro Dani-Guiati, en el istmo de Te-
huantepec.—Presentaca a la Sociedad ''Alzate”.
Aparecerá en sus publicaciones.
Estudio y desmonte de la construcción de forma piramidal de
Tuxtepec (Oaxaca), en enero de 1916. No figura
ese edificio en las cartas arqueológicas formadas has-
ta esa fecha, Presentado a la Sociedad “Alzate”.
Aparecerá en sus publicaciones.
Interpretación de la pirámide de Papantla, Los elementos ma-
teriales de la construcción fijados exactamente. Pre-
sentado a la Sociedad *“'Alzate””. Aparecerá en sus
publicaciones
Evolución de la ciencia histórico-arqueológica de México.
Tres grandes incógnitas de la arqueología mexicana, Estudio
de las páginas 21 y 22 del Códice Borbónico, del pro-
blema de los días iniciales de año en el calendario
indígena, la intercalación de los bisiestos y el co-
mienzo del año. Análisis del tratado '“'Le Calen-
drier mexicain'*, de M. E. de Jonghe y rectificación
de sus tablas. Verdadera distribución de los carac-
teres “'quecholli'” o acompañados de la noche.
De Sahagún a del Paso y Troncoso. Filiación de las ideas ca-
pitales de la arqueología mexicana.
La fundación de Tenochtitlan. Presentado a la Sociedad ''Al-
zate'?, Aparecerá en sus publicaciones.
Los toltecas y la procedencia del hombre y las primeras e
zaciones americanas, ante los progresos de la ciencia
arqueológica,
Histórico-geográficas y descriptivas.
Puebla, su territorio y sus habitantes.—Publicada por la So-
ciedad “Alzate”. Tomo XXXVI de sus Memorias.
Tehuantepec.—En la Sociedad “Alzate'?. Aparecerá en sus pu-
blicaciones.
Michoacán —En preparación.
5
EN >
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100 PALACIOS. —LA PIEDRA DEL SOL
Literarias.
Paisajes de México. 1% serie: Cien leguas de tierra caliente.
Publicada, 1917 —(Bouret). :
El Valle de México. De próxima publicación,
Al través de la Cordillera. De próxima publicación,
Michoacán, el paraíso mexicano. (En preparación).
Los amores de Netzahualcóyotl. (De próxima publicación).
Paisajes de México. (22? serie).
INDICE Páginas.
a A E ER O E 3— 8
Descripción y primeras explicaciones ..........ooooo.ooooo....s 9-26 j
EE AI AED E RO A A ceo 26-30 .
Interpretación de an lore ti dr 30—48
Marcaside la Civilización azteca. o... 48—59 ¿
Discusión y Argueología COMPAarada........oocoocoooocconocoros 59 93
El Primer Capítulo de la Historia mexicaDa ..............oooc- 93—95 |
Nombre“y posición del monolito.:..Tvir..coono sn o 95—98 |
.
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|
PT
Núms. 3 y 4.
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
“Antonio Alzate”
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO GENERAL PERPETUO
SOMMAIRE
(Mémoires, feuilles 9 á 13%)
Los Fenómenos Microvolcánicos en el Pedregal de San Angel por el Dr.
Ernesto Wittich, p. ror-120, láms. VÍ-XI1L. (Les Phénoménes Mi-
crovolcaniques dans le Pedregal de San Angel. :
La Ceguera en la República Mexicana. Su repartición, su frecuencia y sus
causas, por el Dr. J. J. Izquierdo, p. 121-168, lám. XIV. Za Cécité
au Mexique. Sa répartition, sa fréquence el ses causes.
Estudios Neurológicos. La Retina del Tapayaxin (Phrinosoma orbiculare,
Wiegl.) por el Prof. Isaac Ochoterena, p. 169"176, láms. XV-XX.
Etudes Neurologiques. La Rétine du Tapayaxín.
La Minería en el Estado de Durango por el Lic. Luis Zubiría y Campa,
p. 177-198, lám. XXI. La Richesse Miniére de P' Etat de Durango.
MEXICO
ad
- MARZO DE 1919
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.— MÉMOIRES, T. 38. 101
LOS FENOMENOS MICROVOLCANICOS EN EL
PEDREGAL DE SAN ANGEL
POR EL DOCTOR ERNESTO WITTICH, M. S. A.
(Sesión del 1% de octubre de 1917.)
(LÁMINAS IV-XIID,
- AlSW de la capital, en las faldas de la eran serranía del
Ajusco, se extiende un vasto campo de lava bastante moder-
na, conocido bajo el nombre de «Pedregal de San Angel» o de
«Tlalpan» que presenta la última manifestación de las erup:
ciones volcánicas, antes tan enormes en el Valle de México.
En una curva de Tizapán, San Angel, Coyoacán, Santa Ursu-
la, Huipulco a Tlalpan, ocupa este Pedregal unos 30-40km*
del llano y sube en los fiancos del Ajusco hasta las cercanías
del pueblo del mismo nombre, cubriendo en la sierra también
unos 30 km* más o menos (1).
Era creencia general, que esta inmensa corriente a
ca tomó su origen del cráter de un volcancito llamado «Xi-
tle» (que significa el Ombligo); pero no es así, pues ese cráter
está redondo y absolutamente intacto y nunca vomitó una co-
rriente delava sino arrojó solamente tobas volcánicas y ceni-
zas. El magma del Pedregal se abrió camino entre el Xitle y
la población de Ajusco por una o varias grietas a una tasa E
Mem. Soc. Alzate, t, 38.—(30, XIT. 1918).—
102 E Wirricn.
de 4,000 m. más o menos. De aquí bajó la corriente líquida
candente cerca de 800 m. hacia el antiguo Valle, formando el
malpais que atraviesa el ferrocarril a Cuernavaca entre las es-
taciones de Contreras y de Ajusco. Cayó la lava después en
cascadas enormes a la llanura, que entonces ya estaba ocupa:
da por el hombre.
En el camino encontró la corriente magmática unas lomas
andesíticas, pertenecientes según su carácter petrográfico al
antiguo macizo del Ajusco, del cual se habían desprendido en
la época de hundimientos muy anteriores. Logró el magma
en unos cuantos lugares subir a la cumbre de esos montícu-
los, cuyos puntos más sobresalien'es son el Zacayuca y el
Zacatepec.
Hoy día forma la antigua corriente un malpais, que da lu-
gar a una flora muy especial, estudiada por C. Reiche (2),
y de una manera sorprendente ha conservado la estructura
de la antigua corriente, de tal suerte se observan todavía muy
claramente las formas características de una masa viscosa,
que en el mero movimiento se solidificó repentinamente. Así
quedaron "aquellas ondas concéntricas, echadas y alargadas
por la corriente, formando una textura acordonada muy es-
pecial. :
Pero antes de entrar en más detalles hay que dar a cono-
cer lo que pudimos observar acerca de la base del perrata
en varios cortes ejecutados en las canteras.
Por estos trabajos sabemos que antes de la efusión de esa
corriente tuvo lugar una fuerte erupción de tobas y cenizas
volcánicas, echadas probablemente por el cráter del mencio-:
nado Xitle.
Estas lluvias de cenizas volcánicas eran bastante fuertes,
pues los depósitos de tobas ocupan gran lugar en el Valle de
México. En estas erupcioues también perecieron los prime-
ES AMA
MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 103
ros moradores, cuyos esqueletos y restos se encuentran en las
cenizas aquellas, cubiertos por las corrientes de lava (3).
Por los trabajos de las canteras en el frente del Pedregal
se hacortado en varios lugares el subsuelo presentándose per-
files como los siguientes, que nos permiten ver claramente en
qué descansó la erupción de la lava.
Damos aquí unos perfiles:
1.—CANTERA DE LA COLONIA DEL CARMEN, SAN ANGEL.
a. Corriente de lava de una potencia de 10 m. que descan-
sa encima
b. De cenizas volcánicas, muy finas, de color negro, 5-10
cm. y ] :
c. Cenizas grises, finas como polvo, con muchos tepalcates -
de color gris, 22 cm.
d. Cascajo de acarreo fluvial de andesitas (tipo de Ajusco)
mezclado con pocas cenizas, contiene tepetates y fragmentos
de huesos, 15 cm.
e. Turba terrosa, con muchas cenizas volcánicas, restos
-de plantas, rizoma de carrizos, etc., bien conservados, pocos
cantos rodados de andesita; tiene muchos tepalcates muy
gruesos, de color negro, 20 cm. : 0%
f. Arenas amarillas, arcillosas, con poco cuarzo-loess la-
custre con unos cuantos fragmentos de piedra pómez, proce-
dentes del tepetate, que aflora más arriba del Pedregal en la
terraza de Dolores-Tepeyacac. En la zona más profunda se
notan capas o cintas de caliche. La potencia total de esta for-
-_ mación todavía no se sabe; en una excavación llegó hasta 2
m. pero sin perforar completamente estas capas.
r
104
E. WirricH.
2.—PERFIL TOMADO EN LA CANTERA DE CHIMALIXTAC
ENTRE SAN ANGEL y COYOACÁN.
a. Debajo dela corriente de lava cenizas arenosas roji-
zas, 5 cm.
b. Arenas volcánicas, mucho óxido de fierro, 10 cm.
c. Cenizas amarillentas con tepalcates, 13 cm.
d. Cenizas negras, con turba, restos vegetales y pocos can-
tos rodados; tiene tepalcates negros, 60 cm.
e. Transición en sedimentos de loess lacustre de color
gris- amarillento; hilos de caliche; no perforado.
Resulta de estos dos perfiles, que la corriente basáltica
descansa encima de cenizas finas de una erupción anterior y
que éstas por su parte descansan encima de "formaciones de
turba de la antigua laguna; pues hasta la región de San An-
gel entonces estaba cubierta por un lago.
Un interesante perfil nos ofrece la falda Este del lomerío
de Zacayuca, inmediatamente junto al camino que va de Peña
Pobre a Tizapán. Se encuentran en las mencionadas alturas
de andesita, todavíá restos de las antiguas capas de tobas.
riolíticas de piedra pómez alternando con depósitos de un fi.
nísimo barro arenoso de carácter de loess, que contienen mu-
chas bandas de caliche. Esta formación es igual a la que en
los perfiles ya mencionados representa la capa más baja, so-
bre lá cual descansan las turbas de la antigua laguna.
Están cubiertas estas sedimentaciones de loess y de pie-
dra pómez, en el portesuelo entre los cerros de Zacayuca y
Zacatepec, con una costra delgada de la lava del Pedregal,
El material de la corriente es una roca gris de basalto, po-
rosa, de grano fino, con fenocristales de color verdoso de oli-
vino, los cristalitos de magnetita y de las plagioclasas apenas.
se distingue; pero los huecos de las burbujas o las demás.
sc
MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL
105
oquedades están revestidas por una pegadura brillante, como
una especie de barniz, compuesta de cristales relativamente
grandes de magnetita-ilmenita y de una labradorita; relati-
vamente rara en el basalto del Pedregal es la augita. Más de-
talles acerca de la estructura y la composición petrográfica
ya hemos publicado en nuestros estudios ejecutados en com-
pañía del Sr. Dr. P. Waitz (4).
Respecto a la composición química de la lava citaremos
aquí dos análisis; el primero de una muestra de basalto de
Huipulco practicado en el laboratorio del Instituto Geológico
Nacional en 1910 y el segundo de la lava del Pedregal ejecuta-
do por el Dr. Krais en el laboratorio de la Universidad de
Leipzig hace ya unos 20 años (5).
II. Lava Pedregal
I. Basalto de Huipulco. San Angel.
H20 — 0,11 (al rojo) H30 — 0,07
SiO, 51,42 Si0,— 47,30
PO DO =p 407
A130,— 18,03 O
Fe,0.— 2,54 Fe»0,— 2,24
HE 7 FeO— 6,93
MO. "“0.T35 NOAA
M0 307399 MgO-— 6,78
Ca. 07098 CAOS
Naz20 — 3,87 Nas20 — 5,99
K0-— 1,23 K:20 =>" 3100 :
BIO 22250047 PiOjos HTA
99,98 99,83
Merece una mención especial el hallazgo de cristales de
hialosiderita, productos de una descomposición parcial del
olivino. Esta variedad mineralógica fué encontrada hace
aya
106 E. WrrticH.
años por el Sr. Prof. D. Rafael Aguilar y Santillán en grietas
de la lava en las canteras de Tizapán y hoy día todavía apare:
cen en estos lugares de vez en cuando. las dichas hialosi-
deritas.
INCLUSIONES DE CUARZO.
En estas mismas canteras tuve la oportunidad de encon-
trar como rarezas, unas inclusiones de varios tamaños de un
cuarzo blanco y quebradizo, los fragmentos más grandes tie-
nen 10 em. de largo y ensayaron entre 96 y 97 %. Si O. con
pocas impurezas. Son de cierta importancia aquellas inclu-
siones de cuarzo, pues son indicaciones seguras de que en el
subsuelo existen rocas cuarcíferas. De todas las rocas sedi-
mentarias en México son las calizas del Cenomaniano las más
ricas en sílice, que muchas veces se acumula en capas de pe-
dernales, pues hay que suponer, que el subsuelo del Valle de
México se compone de calizas de esta formación o sea del Cre-
táceo medio. Pero las inclusiones de cuarzos se presentan
también en otras corrientes basálticas modernas en el Valle
de México, como «por ejemplo en las de Xochimilco y en los
basaltos casi apizarrados de Ixtapalapa.
Es muy probable, que las calizas arrancadas por el mag-
ma en las profundidades fueron completamente consumidas
por el mismo magma y solamente los pedernales quedaron
casi intactos; apenas sufrieron por el calor, únicamente per-
dieron sus substancias orgánicas que antes los impregnaron.
Inclusiones de otra naturaleza hasta ahora no se han hallado
en la lava del Pedregal. Las mencionadas inclusiones de
cuarzo las encontré únicamente en una cantera de San Angel
y los operarios lás consideran como “el corazón” de la lava y
aplican este cuarzo como remedio contra enfermedades del
corazón!
7 E
MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 107
Otro fenómeno muy marcado en la lava es la multitud de
burbujas y oquedades en ciertas partes de la corriente, prin-
cipalmente en la zona superior, donde las burbujas se han
acumulado a tal grado que la lava tiene una estructura es-
ponjosa. Las oquedades aplastadas y alargadas nos indican
la dirección, que tomó entonces la corriente. En los gran-
des vacíos se formaron muchas estalactitas pequeñas, que
escurrieron de la parte superior mientras que del fondo se
desprendieron muchos gases. Unode estos volcancitos se-
ecundarios, levantado por una multitud de gases, está imitan-
do un volcán de tal manera, que se formó un cráter irregu-
lar, se agrietaron las faldas y se presenta en escala muy pe-
queña, apenas tiene 15 cm. de altura. Un aspecto como en es-
cala mucho mayor veremos más adelante en los llamados Ti-
tipiles,
Son más raras y más pequeñas las burbujas en la parte
más abajo de la lava; de vez en cuando se ven éstas colocadas
en zonas o hileras largas, buscando salida en una hendidura
o en la superficie. Los grandes lentes vacíos en la costra su-
perior sin duda representan las acumulaciones de los vapo-
res y gases desprendidos del interior de la corriente. En
muchas de aquellas oquedades están revestidas las paredes
como de un barniz negro pero brillante de cristales de mag-
netita, de augita y de plagioclasa; otras cristalizaciones como
de zeolitas, etc., no se nota ninguna.
Fenómenos parecidos, pero frecuentemente posteriores,
se conocen de (6) basaltos de melafiros de Alemania (7). de
melafiros de sur Africa (8), con los nombres de “Blasenzue-
ge” o de “Pipe Amygdaloide” y de otros puntos más.
108 E. WirTICH.
TUBOS DE EXPLOSIÓN.
Los fenómenos microvolcánicos del Pedregal. que merecen
un interés especial son los llamados “tubos de ex plosión,”” que
- descubrí en el mes de marzo de 1910 cerca de Huipulco (Tlal-
pan) y que hasta hoy día son los únicos conocidos en el mun-
do (9). Estos tubos son chimeneas verticales de uno a varios
metros de diámetro, que partiendo de la base de la corrien-
te atraviesan toda la lava, como se nota en las fotografías.
Los tubos o chimeneas aquellas están rellenadas de frag-
mentos de basalto despedazado y muy poroso de cierta seme-
janza con el conocido tezontle. Esos pedazos de basalto tienen
una costra muy rugosa y ccrroida y muchas veces son tor
cidas o parcialmente dobladas, y están ligeramente acumula-
das en las chimeneas. Las paredes de estos tubos no son li-
sas sino muy agrietadas y esta estructura rígida entra en
muchas hendeduras en los lados de la chimenea en la masa
compacta de basalto. Todo el conjunto presenta un aspecto
como los fragmentos de una explosión de una caldera y en
realidad como verémos más adelante, eran explosiones bajo
Circunstancias muy especiales que han ocasionado en la co-
rriente fenómenos tan singulares. El verdadero origen de
esas raras formaciones eran vapores de las corrientes sub-
terráneas de agua o tal vez de las aguas de la antigua lagu-
na. Cuando la corriente magmática llegó a estos lugares toda.
vía con una temperatura de unos 800% más o menos y corrió
encima de las aguas subterráneas que circularon muy a la
superficie, se evaporó toda el agua y por el calor excesivo los
vapores alcanzaron a una tensión enorme. En el momento
que la tensión a consecuencia de la alta temperatura subió a
un grado bastante alto, se tenía que formar la explosión for-
mando un canal de escape para estos gases que tal vez por
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MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 109
una temporada tomaron su salida: por esa chimenea. En el
escape de los gases los fragmentos fueron corroídos por los
vapores muy activos bajo tales circunstancias, como alta tem-
peratura y tensión, así se formó la costra muy áspera y rígi-
da de los pedazos de lava en el tubo así como de las paredes
«le la misma chimenea. Pero estos gases han cambiado tam
bién la composición mineralógica y química del material de
rellenamiento de aquellos tubos, lo que prueba que el magma
de la corriente al momento de efectuarse la explosión toda
vía no había comenzado a cristalizar. Es muy raro, que el oli-
vino tan frecuente en la masa de la corriente, falta casi com-
pletamente en el material de las chimeneas, mientras que la
augita ha aumentado mucho, presentándose en agrupamien-
tos irregulares de cristales imperfectos o en prismas alar-
gados.
El mineral predominante es la plagioclasa y en segundo
Ingar la augita; el más perfecto respecto a su cristalización
es la magnetita. Es natural que estas variaciones en la mine-
ralización se hacen notar también en la composición quími-
ca (10).
No es difícil explicar la formación de este fenómeno tan
especial, más cuando hoy día todavía toman en estos lugares
las aguas subterráneas su salida debajo de la corriente de
lava.
Cuando la avalancha de magma, con una temperatura tal
vez de 800% y más, cubrió en su curso las zonas aquellas, to-
das las aguas tuvieron que evaporars2 rápidamente. Los ga-
ses producidos casi instantáneamente alcanzaron por la alta
temperatura una enorme tensión que pudieron perforar la
capa magmática en una explosión.
Explosiones de aguas subterráneas evaporadas por intru-
siones magmáticas ya son conocidas y el geólogo E. Suess (11)
8
a
110 E. Wirtich.
en su famosa obra “'Antlitz der Erde”” (“La Face de la Terre”),
las llamó “explosiones freáticas;'? pero se efectuaron tales fe-
nómenos al contacto de un magma intrusivo con el límite in-
ferior de una corriente subterránea y la explosión ocurrió en
las capas de encima, pues el magma mismo no sufrió ninguna
alteración, sino las formaciones de arriba. El magma intrusivo
entonces hace un papel netamente pasivo, mientras que en la
lava del Pedregal se verificaron las explosiones en la lava mis”
ma y al contacto con la parte superior de las aguas subterrá.-
neas. Los efectos de la primera clase han sido denominados
por Suess, W. Branca, etc., como “fenómenos exogenéticos,””
mientras que las chimeneas en la lava del Pedregal las deno-
minamos “tubos de explosión endogenéticos.”” Fenómenos de
esta índole fueron desconocidos hasta que tuve la oportuni-
dad de descubrirlos en las inmediaciones de la capital hace
unos 8años. Artificialmente ya habían sido producido fenóme-
nos de explosión parecidos por A. Daubrée, París (12), quien
los llamó “diatremas.'? Lo principal de estos experimentos
era lo siguiente: la reacción corrosiva y dinámica de gases
sobre tubos o cañones de metal, en las cuales los vapores a
alta tensión se abrieran salida, originando formas parecidas
a los tubos de explosión y a las hileras de burbujas.
LOS TITIPILES.
Merecen mención especial las dichas peñas de los «Titipi-
les» situadas muy al interior del Pedregal no muy lejos del
cerro de Zacatepec. Son dos agrupamientos de peñascos de
lava levantados casi verticales hasta unos 15 metros de altu-
ra, separados entre sí por barrancas profundas, ordenadas
en forma de un cono de base ovoide, de un diámetro a lo lar-
go de unos 50 metros más o menos.
ts ds. “CA
A E
MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 111
Al interior de este cono cayeron muchos fragmentos, de-
rrumbes de las partes más elevadas de las peñas y aquellos
fragmentos se acumularon en un caos casi inaccesible.
A mi modo de ver los Titipiles se formaron por un levan-
tamiento de casi toda la costra basáltica a consecuencia de
vapores a muy alta tensión, que rompiendo la capa superior
de la lava se abrieron camino para el escape de los gases. Al
mismo tiempo salió del interior de uno de estos conos una pe»
queña cantidad de magma, produciendo en la falda Norte del
Titipileo una corriente secundaria muy reducida, que apenas
tiene unos 20 metros de largo y un metro de ancho y mani-
fiesta aquel derrame de lava muchos fenómenos, iguales a los
de la corriente madre, solamente casi en miniatura.
Estos cráteres parasíticos tienen cierta semejanza con los
llamados « y aun son de dimensiones más grandes
que aquellas chimeneas magmáticas.
LAS CUEVAS EN LA CORRIENTE DE LAVA (183).
En el interior de este campo de lava y ya en la llanura, se
hallan en varios lugares cuevas, de las cuales las más grandes
son conocidas con el nombre de «Cuevas del Gorrión», por Pe-
ña Pobre, que forman una red extensa de bóvedas y canales
principiando con ua túnel espacioso, que da entrada por un
socavón natural. Este túnel de lava tiene más de 80 m. de lar-
go, y su bóveda alcanza unos 3-4 metros sobre el piso, alzán-
dose en una parte hasta 6 m.
Del túnel se aparta un pequeño y angosto canal que co-
mienza con otra curva abovedada de unos 10 m. de altura y
ancho, la que igualmente tiene salida a la superficie del raxu-
dal de lava por medio de otro socavón. Con estas entradas,
que tienen la forma de pórtico se comunican lo menos tres
112 E. WrrticH.
canales largos, pero muy angostos y tan bajos de techo, que
solamente a gatas se puede entrar.
El de mayor extensión pasa de 150 m. de largo y junto a
él. en igual dirección, corre otra galería, separada únicamente
por una pared de lava delgada, interrumpida por un hueco,
que establece comunicación con el canal anterior. El ancho
de estos canales o galerías es de menos 4 a 6 m. y su altura
de 1.10 a 1.30 m.
La segunda galería es muy parecida, pero solamente se
extiende unos 100 m. de los que 85 m. son explorables, pues
en seguida se inclina el techo hasta el punto de ya no permi-
tir el paso. La tercera es aún más baja de techo y mucho más
corta que las anteriores; no pasa de 10 m. la parte transita-
ble, limitada per la inclinación del techo.
Es muy probable que en conexión con otros huecos exis-
tan otras bóvedas y cañones, hasta hoy desconocidos, tal co-
mo parece, que en algunos lugares se hallan varias galerías
sobrepuestas. En cierto lugar del pórtico abovedado y preci-
samente encima de los canales citados, se observa una exten-
sa cueva en la pared de la que ha escurrido cuantioso magma.
El sonido hueco que resuena en diferentes partes del Pedre-
gal hace presumir que existen aún más galerías subterráneas.
Los techos, tanto del pórtico, como de los túneles están
cubiertos de numerosas estalactitas de lava; que cuelgan en
pequeños fragmentos, de los que algunos apenas alcanzan
10 cm. cubiertos de una capa blanca, cenicienta, que a primera
vista parece caliche, es decir cal terrosa pero consistiendo
en realidad de silice y barro mezclado con poco carbonato de
calcio.
Estas capas, que a veces se aglomeran en formas arrepo-
lladas, también cubren en parte las lisas paredes de estas cue-
vas de lava. Algunos de estos revestimientos de la lava for-
MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 5057
man gotas de punta redonda o abultada y reventada de los-
lados, pegados cual perlas a las estalactitas. Hl centro lo suele
formar un basalto macizo, aunque también se han hallado de
un centro basáltico muy poroso y aun huecos completamente.
Semejantes estalactitas, de forma extraña han sido ob-
servados a menudo en cuevas de lava y el conocido vulcanolo..
gista Sr. E. Friedlaender, nos ha proporcionado una repro-
ducción muy buena de ellos, procedente de un campo de lava
de Kilauea (Hawaii).
En las paredes de los túneles pueden observarse hondas
grietas, de un pie de ancho, originadas por la separación del-
suelo. Supónese que deben haberse abierto por contracciones
que tuvieron lugar en el enfriamiento del piso en los túneles
formados posteriormente. También parece que ya el magma
había llegado a su estado más coagulado, pues así lo indican
las variadas formas en las orillas de esas grietas y las escorias
que parecen haber sido separadas, cuando toda la masa hallá-
base en estado viscoso. Al rajarse las paredes dieron lugar a.
derrames secundarios, destilándose por esas grietas peque--
ñas cantidades de magma, que luego se endurecían bajo ex-
trañas formas, según la cantidad del magma líquido en algu-
nos casos llegaron a formarse hasta cascadas de lava, que -
escurriría delas grietas, parecidas a sedimentos de manantia-
les siendo notable la forma de pila vaciada, que muestra la
lámina.
FORMACIONES SOBRE EL SUELO DE LAS CUEVAS.
Son: sumamente extrañas las formaciones que se en-*
cuentran sobre el piso de las cuevas y ala vez nos ilustran
acerca del origen de esos huecos subterráneos, pues en dife-
rentes lugares hallamos lava en forma de goteras superficial: -
t1£ E. WrrricH.
mente adheridas al suelo. En algunos casos han sido pocas las
gotas caídas sobre el suelo, en otros éstas han quedado apila-
das, cual una vela derretida, formando figuras raras, llama.-
das por K. Sapper, F. de Wolff, etc., “Troepfchenkegel” o sea
““pilar de gotitas.”
Dentro de las cuevas del Pedregal hemos hallado seme-
jantes estalagmitas hasta de 20 cm. de largo, siendo de men-
cionar que no en todos casos se encuentra correspondiente a
la gota en el suelo marcada por una estalactita en el techo de
la bóveda, lo que hace suponer que la lava fué bastante líqui-
da, escurriendo de consiguiente en seguida.
El piso de las cuevas lo forma otro raudal de lava, cuya
superficie ostenta iguales formas onduladas, como pueden
observarse en la superficie del Pedregal.
En algunas cavidades del suelo puede observarse que es-
te raudal aparece cubierto por una capa sumamente delgada,
como de barro; mas esta costra resulta formada por una co-
rriente secundaria, una disolución como similares se obser-
varon por Mercalli (14) en otras cuevas de lava.
Y
ORIGEN DE LAS CUEVAS DE LAVA (15)
En las orillas del campo de lava las canteras permiten
hacer observaciones y conclusiones acerca del origen de las
cuevas y galerías, pues se conoce que el magma líquido,
encerrado en capas ya endurecidas, se abrió paso a través de
ellas derramando nuevamente y formando de consiguiente en
el interior huecos, tal como arriba descritos, los que a su vez
en parte fueron de nuevo rellenados por escurrimientos inte-
riores de menos cuantía. Esta misma opinión es expresada
por F. von Wolff, quien dice: «En caso de nuevos derrames de
lava, ésta suele escurrirse a menudo dentro de los túneles».
MICROVULCANISMO EN EL PEDREGAL DE SAN ANGEL 115
De tal manera pudo deslizarse en el interior del primitivo
derrame de lava otro secundario, aunque también puede ha-
berse producido éste por una nueva erupción de potencia in-
ferior, por cuya razón no se lanzó fuera de los canales, pues
las formas onduladas características del raudal en el suelo
demuestran la existencia de una nueva corriente de lava, la
que a la vez aplanó en parte las irregularidades del piso, has-
ta llegar a partes más hondas, donde en su caída el magma
forma aquellas extrañas cascadas suhterráneas, como están
reproducidas en las láminas.
Las varias líneas marcadas en las lavas de las paredés y
los restos de escorias comprueban, que el derrame del mag-
ma no fué un procedimiento simple y continuo, sino que se
produjo con interrupciones originando la intrusión secunda-
ria del magma y una nueva dilución de las masas. Hay un lu-
gareen la bóveda más espaciosa donde una masa de magma
de algunos metros cúbicos subió rompiendo el suelo y for-
mando una elevación, que en sus orillas muestra indicios de
la presión ejercida, la que despedazó el piso alzándolo en te-
rrones.-
Cuando los derrames secundarios de magma se produ-—
cían en cantidades mayores, solían debilitarse demasiado los
techos de las bóvedas y de consiguiente se desplomaban,
formando así las entradas a las cuevas. En los túneles puede
observarse el desprendimiento de pedazos del techo sin que
se haya originado abertura a la superficie exterior.
Existen en las corrientes, hendeduras en la superficie que
parecen seguir cierta línea, siendo probable que en parte ha-
yan sido formadas por derrumbes del techo en cuevas situa:
das a poca profundidad dejándolas así abiertas,
Son del mismo origen las demás cuevas en el Pedregal;
damos aquí la fotografía de una de ellas, llamada de >.
- (16) Reiche C.—Soc. Cient. A. Alzate. Sesión del 5 Nov. 1917.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZAT1E».—MÉMOIRES, T. 38, 121
LA CEGUERA EN LA REPUBLICA MEXICANA.
SU REPARTICION, SU FRECUENCIA Y SUS CAUSAS
POR EL DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO, M. $S. A.,
Director de la Escuela N. de Ciegos,
(Sesión del 5 de agosto de 1915).
El presente trabajo tiene por objeto estudiar la ceguera
en México desde un punto de vista bajo el cual, desgraciada-
- mente, no lo ha sido hasta la presente, y además, presentar
por primera vez varias estadísticas de ceguera de los alum-
nos que ingresaron a la Escuela Nacional de Ciegos desde su
fundación hasta nuestros días, principalmente en lo referen-
te a las causas que las produjeron y al grado en que pudieron
evitarse.
El número de ciegos que había en la Nueva España a fines
del siglo XVIII, debe haber sido bien corto si hemos de creer
lo que por el año de 1793 escribía el sabio padre Alzate y Ra-
mírezen sus famosas Gacetas: (1) “Son muy pocos, —decía, —
los ciegos que carecen del inapreciable don de la vista, ya sea
por la amaurosis (gota serena) o por la enfermedad que se co-
noce por cataratas...... Aquí se han presentado varios facul-
122 . DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
tativos con el título de oculistas, y en breve han desampara-
do el país porque la mies era escasa: prueba de lo que llevo
dicho.”'
Sin embargo, deben haber sido muy numerosas las
cegueras causadas por la viruela durante las espantosas epi.-
demias que desde la Conquista venían asolando a la Nueva
España.
En una colección de cuadros publicados en 1853 para ser-
vir de modelos para la formación de la estadística general de
la República (2), no se consideraba en ninguno de ellos a los
que adolecen de defectos físicos o intelectuales.
En 1874 publicó don J. M. Pérez Hernández (3), un tratado
para reglamentar la formación de los eensos, y aunque no
ofrecía datos referentes a los ciegos, proponía la formación
de un cuadro de la población útil y de la inútil. Los ciegos
quedaban comprendidos en esta última categoría, pero única-
mente daban lugar a que se les considerara desde un punto
de vista moral y administrativo.
En el censo de la República, de 1895, no se consignó el
número de ciegos, y en 1897, el Dr. Peñafiel (4), en un cuadro
sinóptico y estadístico, consignaba solamente el número de
sordo-mudos entonces existente.
Al formarse en 1900 el censo del país, se recogieron los
primeros datos exactos acerca del número de ciegos que ha-
bía en él, junto con los referentes a los que adolecían de otros
defectos físicos o intelectuales. Pero no aparecieron comple
tos sino muy posteriormente, de tal manera, queen 1906 ape-
nas se habían publicado los resultados correspondientes a 17
Estados. Por este motivo, el Dr. Ramos (5), en un trabajo
presentado en la segunda reunión anual de la Sociedad Oftal-
mológica Mexicana, tomando por base los datos hasta enton.-
ces conocidos, calculaba en 15,000 el número de ciegos que
ESPERE
A
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 123
debía haber en la República. A estos datos se han referido
todos los trabajos después publicados, que por algún motivo
se han referido al número de ciegos que hay en México, aun
los relativamente recientes, como el que escribió en 1916 el
Dr. Uribe y Troncoso sobre la necesidad de la enseñanza obli-
gatoria de la Oftalmología en la Escuela N. de Medicina.
Sin embargo, los datos del censo de 1900 ya han sido pu-
blicados completos; se ha practicado un nuevo censo en 1910,
y con los datos recogidos en él, con mayor precisión que en
el anterior, es posible formar estadísticas más modernas y
exactas.
Respecto al número de ciegos que arrojó el censo de 1900
(6), que fué de 12 959, desde luego se nota que resulta menor
que el que hacían esperar los cálculos del Dr. Ramos. Nos de- -
muestra un considerable exceso de ciegos con relación al nú-
mero de ciegas, puesto que había 165.11 de los primeros por
cada 100 de las segundas, mientras que en la población total
la relación era inversa, de 101.52 mujeres por cada 100 hom»
bres. En consecuencia, la relación de los ciegos a la pobla-
ción total era de 95.2 por cada 100,000 habitantes, o sea un
ciego por cada 1,050 habitantes.
Son más interesantes, por más modernos, los datos del
censo de 1910 (7). Como en el anterior, demuestran gran des-
proporción entre el número de ciegos y el de ciegas. Mien-
tras en la población total hay 102.01 mujeres por cada 100
hombres, la relación para la población ciega es inversa:.:....
149.93 hombres por cada 100 mujeres, o sea 66.79 mujeres
por cada 100 hombres. La proporción general de los ciegos a
la población total es de 78.2 por cada 100,000 habitantes, o sea
un ciego por cada 1,278.06 habitantes.
Intencionalmente meabstengodecompararestas cifras con
las de otros países, pues carezco de datos moZernos, siquie-
124 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
ra algo cercanos a la época de nuestro último censo. He visto
asignadas, en trabajos recientes, a diversos países, cifras que
después he comprobado que han sido tomadas de la conocidí-
sima tabla de la ceguera universal formada por Carreras-Ara-
go hace treinta y cinco años. Pero una prueba de que las ci-
fras que marca ya se han modificado completamente, está en
los siguientes datos, únicos relativamente modernos que he
podido conseguir: Alemania en su censo de 1900, resultó con
una población de 70.000,000 de habitantes y con una cifra de...
34,334 ciegos, de lo cual resulta la proporción de 1 ciego por
cada 2,038.79 habitantes, o sea 49.04 ciegos por cada 100,000
habitantes. En 1883, Carreras-Arago señalaba a este país,
en su tabla, 87.9 ciegos por igual número de habitantes.
52,272 ciegos que arrojó el censo de los Estados Unidos, en
1910, con relación a la población general de esta nación, dan
una proporción de 62.5 ciegos por cada 100,000 habitantes,
mientras en la tabla que nos ocupa la proporción asignada a
toda la América del Nortees de 52.7. En consecuencia, me
parece ilógico seguir tomando la tabla de Carreras-Arago co-
mo término de comparación; pero quien pase por ella la vis-
ta, podrá notar que nuestro país ocupa una situación inter-
media entre otros, desde el punto de vista de la frecuencia
de la ceguera.
La desproporción que hay entre el número de hombres y
mujeres ciegos, es bastante grande puesto que aquellos han
predominado en un 65.11% en 1900, y en un 49.93% en 1910, y
es análoga a la que se observa en los Estados Unidos que es de
130.7 ciegos por cada 100 ciegas (censo de 1910) (5). Pero la
explicación de este fenómeno, más acentuado en nuestro país,
quizá no sea muy semejante a la que se le da en los Estados
Unidos. Como veremos más adelante, para el vecino país del
Norte, está en el gran número de accidentes a que se expone
hi €
$
A
is
LA GEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 125
ánicamente la población masculina, tales como las explosio-
nes en las minas y los accidentes del trabajo en general.
Para nosotros no puede admitirse la misma explicación:
19, porque no siendo tan grande el desarrollo de la industria
narional, el número de accidentes del trabajo no es propot-
cionalmente comparable ala magnitud que alcanza en los Es-
tados Unidos, y 2%, porque analizando mi estadística general
y 4“, porq
de la Escuela N. de Ciegos, que forma parte de este trabajo,
encuentro entre los alumnos ciegos por oftalmía de los recién
nmasidos, causa del 52.58% de todas las cegueras, una enorme
y análoga desproporción entre el número de ciegos y el de
ciegas. Mientras de 1870 a 1918 han ingresado a la Escuela
145 ciegos por esa causa, apenas han sido 69 las ciegas del
mismo origen; es decir, que de cada 100 ciegos por oftalmía
neonatorum, un 32.2% corresponde al sexo femenino y un
51.8% al masculino.
Ahora bien, como la oftalmía del recién nacido es 'la prin-
cipal causa de ceguera en nuestro país, es muy posible que
esta desproporción pueda explicarse, principalmente, “por
una desigual frecuencia con que conduciría a la pérdida de la
visión en los niños y en las niñas.
Esta hipótesis necesita un apoyo para explicar lo que a
primera vista no satisface. ¿Por qué los niños habrían de es-
tar más expuestos al contagio que las niñas? A mi modo de
ver esto sería, no porque los niños estuviesen más ex-
puestos al contagio que aquellas durante su paso por el canal
genital de la madre, puesto que la infección previa de ésta,
absoiutamente tiene relación con el sexo del producto. Asíes
que admito igualdad en la posibilidad de la infección e igual-
dad en su frecuencia en los dos sexos, puesto que nada ex-
plicaría lo contrario. Pero si el mayor número de oftalmías
que se terminan en la ceguera tiene lugar entre los niños,
q ES
e
/
ye
126 DR, J. JOAQUIN IZQUIERDO
pienso que esto es por la menor resistencia que les atribu-
yen los autores, causa igualmente de su mayor mortalidad
en la primera infancia.
En cuanto a la repartición de la ceguera en las diferentes
entidades políticas de la República, el cuadro número 1 nos
dará a conocer el número de ciegos, por sexos y reunidos,
que hay en cada una de ellas y la proporción que guardan con
la población general correspondiente. Se han puesto en él los
datos de los dos últimos censos, para que puedan compararse.
La disminución de la población ciega en 1910, con relación
a la de 1900, para mi no es de gran importancia, pues se debe,
principalmente, a que los datos fueron mejor recogidos. Así,
mientras el censo de 1900 señalaba al estado de Tlaxcala una
proporción de ciegos verdaderamente inadmisible por exi-
gua, en 1910 resultó un número mucho mayor, no porque los
ciegos aumentaran sino porque la cifra era rectificada a sus
verdaderas proporciones. Pero fuera de estos casos, se Com-
prueba una reducción del número de ciegos por cada 100,000
habitantes, que de 95.2 bajó a 78.2, en razón de que, mientras
por una parte hubo aumento de la población general, por otra
la población de ciegós disminuyó.
E: mismo cuadro enseña que Sinaloa es el estado en que
el predominio de ciegos es mayor puesto que son 3.28 veces
más numerosos que las ciegas; que en Querétaro la diferen-
ciaes'inapreciable, y que en Campeche, Quiatana Roo y Sono-
ra son las ciegas quienes predominan. El último de estos es-
tados, que como veremos, es también la entidad que contiene
proporcionalmente mayor número de ciegos, el predominio
es de 110.6 ciegas por cada 100 ciegos.
Considerando la población ciega por Estados y con relación
a la población total de cada uno de ellos, encontramos la cifra
más elevada en Sonora, donde hay 149.2 ciegos por cada
B 1910
Car 31] 32
Ag
Baj 41 15 56|107
| POBLACION CIEGA
Prop de
ciegos por
100,000
habitantes
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102 145) 1771146
125 3631100.
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Mem, Soc. Alzate, T. 38, p 126.
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ENTIDADES
DE LA
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Aguascalientes........
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Distrito Federal.......
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Guanajuato............
Guerrero. .....
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Buelna ate
Querétaro......... ...
Quintana Ro0.........
San Luis Potosí.......
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Tamaulipas ...........
, Tepic (Nayarit)........
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VeracruUZ......o.onocos.
UCA ta
SENSO DB 1200
CENSO DE 1910
POBLACION TOTAL
POBLACION CIEGA
Hombres
165,980
469,065
495.571
115,090
281,130
146,376
113,691
80,858
111,077
75,251
85,568
493,495
153,381
299,691
6.752,118
Mujeres
51,622
22,189
45,167
143,319
33,495
184,474
158,748
282,859
181,494
530.700
243,533
311,190
582,623
473,684
466,609
80,685
161,957
480,568
525,562
117,299
294,302
150,225
107,991
78,976
107,071
74,847
86,747
487,530
156,271
233,499
6.855,141
—— A A ------ A >2A2424222242422424242424
TOTAL
102,416
47,624
86,542
296,938
65,115
360,799
327,784
-541,516
370.294
1.061,724
479,205
605,051
.153,891
934,463
935,808
160,115
327,937
948,633
1,021,133
239,289
Eh
575,432
296,701
221,682
159,834
218,948
159,098
172,315
Hom-
bres
98 60
13 15
17 17
76 29
6 2
250 | 134
300 | 153
268 | 221
301 | 158
905 | 539
404 | 208
396 | 215
389 | 279
428 | 297
723] 378
99 74
234 | 157
475 | 329
706 | 429
156 | 120
369 | 177
194 | 153
193 | 128
43 47
142 1 119
02 61
4
376 | 195
201 16
414 | 183
——_—_ _ ___—_—
Mujeres| TOTAL
158
28
34
105
8
384]
4538
489
459
Prop» de
ciegos por
100.000
habitantes
SISI SENSO OSOS 10)
ho co 1 to a e 00
POBLACION TOTAL
POBLACION CIEGA
Hombres | Mujeres
58,993
97,872
44,075
186,533
38,003
215,862
207.878
341,558
946,323
530,351
294,287
315,548
592,690
489 072
489,073
89,542
183,253
511,607
536,194
121,303
6.087
309.309
159,709
136,898
568,846
168 025
236,338
7.504,47 1
61.518 120,511
24,400 52,272
42,586 86,661
175,559 362,092
39,701 77,704
222,981 438,843
197,829 405,707
379,195 720,753
236,852 485.175
551,300 | 1.051,651
299,991 594,278
331,008 646,551
616,165 | 1.208,855
500,438 989,510
502,807 991,880
90.052 179,594
181,897 365,150
528,791 | 1.040,398
565,406 | 1.101,600
123,360 | 244.663
3,022 9,109
318.491 | 627,800
163,933 | 323,642
128,485 | 265,283
95,032 | 187,574
122,758 | 249,641
83,398 | 171,173
99,134 | 184,171
564,013 | .132,859
171,588 | 339,613
941,218 | 477.556
7.655,898 |15.160,369
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LA CEGUERA EN LA REPÚBL'CA MEXICANA 127
100,000 habitantes o sea un ciego por cada 670.15 habitantes;
ocupando el segundo lugar Aguascalientes con una propor-
ción de 146.8 por 100,000 habitantes, o sea un ciego por cada
688.5 habitantes, y quedando en tercero Durango con una
proporción análoga de 141.5 o sea un ciego por cada 829.48 ha-
bitantes. En el extremo opuesto de la escala se encuentran:
Sinaloa con una proporción de 2.7 ciegos por 100,000 habitan-
tes; Tabasco con una de 15.9, y Colima con 25.3.
La carta adjunta permite apreciar con mayor claridad la
repartición de la frecuencia de la ceguera en la República,
En ella la proporción de ciegos en cada Estado, con relación a
la población general respectiva, ha sido representada por su-
perficies sombreadas proporcionalmente a los valores que re-
presentan, conforme a la explicación que la acompaña.
El número de ciegos, en el Norte de la República, es pro-
porcionalmente mayor que en el resto del país. Los Estados
de la frontera, el Territorio de la Baja California y los Estados
de Durango, Zacatecas y Aguascalientes, forman esa vasta
extensión, y en todos ellos, con excepción de Tamaulipas en
donde la proporción es algo menor, la cifra proporcional de
ciegos pasa de 100 por cada 100,000 habitantes. Quizá este
hecho esté relacionado con otro: siendo la densidad media de
la República, según el mismo censo, de 7,5 habitantes por
kilómetro cuadrado, la correspondiente a cada uno de estos
Estados.—con excepción de Aguascalientes, —es inferior a
esta media. De ella tal vez resultan grandes dificultades para.
lograr servicios médicos para la atención de alguna enferme- .
dad ocular, factor importante de ceguera en aquellas exten-
sas regiones. Carezco en lo absoluto de datos que me permi-
tan algo más que sospechar una causa de esta naturaleza. El
estudio completo y provechoso de la ceguera en México, sólo
podrá hacerse cuando se cuente con datos precisos para cada
E
ye
128 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
región, sacados de la observación cuidadosa de los médicos
regionales, o de estudios practicados por comisiones com pe-
tentes nombradas al efecto.
Si consideramos la población ciega, ya noen sus cifras
proporcionales al número de habitantes, sinoen sus números
absolutos, comprobaremos lo siguiente: la gran superficie
formada principalmente por la parte Sur de la Meseta Cen-
tral, que comprende los Estados de Guanajuato, Querétaro,
Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, México, Michoacán y el
Distrito Federal, es la región más alta y más habitada del
país puesto que contiene por sí sola el 34% de su población
total y encierra también una gran parte de la población ciega.
La frecuencia de la ceguera en esta zona no pasa de valores
medios, —con excepción de Guanajuato, —pero en cambio, en
números absolutos contiene el 41.9% de la población ciega del
país. Sólo que la concentración de la población ciega en el
centro de la República, es todavía más acentuada que la po-
blación general. El cuadro número 2 contiene los datos co-
rrespondientes a esta región:
“CUADRO NÚMERO 2.
8 Proporción del Nám. de
ENTIDADES AS to ¡RON HAS por
Guanajuato .......... 1.081 651 1304 129.8 38.0
Onenetaror nes 244.663 123 50.2 20.9
HidalBo aiii 646.551 | 326 DU 4 28.9
Puebla 1,101 600 821 714.5 345
3 Tlaxcala e end Ta 184.171 136 73.8 44.2
Morelos: e is 179.594 97 240 25.2
MENTE 989 510 “880 88.9 42.1
Michoacan. e - 991880 680 68.5 17.0
Distrito Federal....... 720.753 | 610 84.6 480.0
3.200.373 4977
Proporción media de ciegos en la región: 95.7 por 100,000 habitantes.
a
O
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 129
En cambio, la región del Norte, que como acabamos de
ver es la dela mayor frecuencia de la ceguera en México,
mucho más extensa que la central del país a que acabo de re-
ferirme, pues su superficie es 5.69 veces mayor que la de
aquella y algo más grande que la mitad de la superficie de to-
do el país, en números absolutos contiene solamente el 27.8%
de la población de ciegos, y el 18.3 % de la población del país.
Puede compararse el cuadro número 2 con el siguiente,
que corresponde a la región del Norte, para que se aprecien
las diferencias:
CUADRO NÚMERO 3.
- l ¡Proporción dej Núm. de
ENTIDADES Nám. de Núm de |
Baja California... 52.272 56 107.1 0.33
SOMO is | 265.388 396 149,2 1.3
Giibuabuas:..¿: 405 707 426 105.0 1
Soahurla.. 20.362.092 363 100.2 2.2
Nuevo León...... 365.150 | 374 102.4 6.0
Tanmaulipas...... 249.641 229 SL 3.0
CANDO a as 483.175 694 141.5 | 4.0
Zacatecas........ 477.556 390 123.5 703
“| Aguascalientes ..| 120.511. 177 146.8 Jo
12.781.487 | 3305 |
Proporción de ciegos en la región: 120 por 100,000 habitantes.
e
Entre los Estados, Guanajuato es el que posee mayor nú-
mero de ciegos (1304), México viene en segundo lugar (880), y
Puebla ocupa el tercero (821).
De lo dicho hasta aquí, creo que pueden desprenderse las.
siguientes conclusiones:
I. La ceguera en México es más frecuente en la vasta re—
sión que feriman los Estados de'Sonora, Chihuahua, Coahuila.
130 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Aguascalien -
tes y el Territorio de la Baja California, donde alcanza una
cifra media de 120 ciegos por cada 100,000 habitantes. Este
hecho parece estar de acuerdo con lo observado por Jeune en
Berlin, por Carreras-Arago en España y por Dufau en Fran-
cia, sobre la influencia de la latitud en la repartición de la ce-
guera, que sería más frecuente en las regiones septentriona-
les que en las zonas templadas.
TI. Las regiones más bajas y cálidas del país, en gran
parte formadas por las costas, son los lugares donde la fre-
cuencia de la ceguera es menor.
TIT. La población ciega de México está aglomerada (el
41.9 %), en una región central del país que casi tiene por cen-
tro geométrico a la Ciudad de México, formada por los Esta-
dos de Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala,
Morelos, México. Michoacán y el Distrito Federal, que es al
mismo tiempo la zona más poblada del país, puesto que encie-
rra el 34% de la población total.
IV. A su vez, las proposiciones anteriores pueden resu-
mirse, diciendo que la frecuencia de la ceguera en México
está en razón directa de la latitud e inversa de la densidad de
la población general, y que su repartición en números abso-
lutos está en razón directa de la densidad de la población.
Frecuencia de la ceguera y número absoluto de ciegos, en
México, son también dos elementos que están en inversa
proporción.
- La carta número 2 expresa con toda claridad estas con-
clusiones, que, si dada su amplitud, tienen algunas excepcio-
nes, —(Aguascalientes, Guanajuato, Guerrero,)—creo que a
ese pesar, se adaptan a la verdad con bastante exactitud.
Con esto termino lo relativo a la repartición y frecuencia
de la ceguera en nuestro país, y antes de pasar a tratar de
1
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 131
sus causas, creo oportuno hacer algunas observaciones que
serían de gran provecho si se tuvieren en cuenta para la for—
mación de nuestros próximos censos de ceguera.
CARTA NÚMERO 2.
1.—Zona de concentración de la población ciega y de la frecuencia media de la ceguera.
IL—Zona de la mayor frecuencia de la ceguera y de su rareza en números absolutos.
En realidad ningún país puede hacer un censo exacto de
sus ciegos, por más de que en ello ponga el mayor cuidado, y
esto obedece a dos causas principales: en primer lugar a la
falta de una definición dela ceguera universalmente aceptada,
y en segundo, a la carencia de una clasificación adecuada de
la población ciega.
Conforme a una definición rigurosamente exacta y cientí-
fica, únicamente es ciego el individuo cuyo nervio óptico no
Él
132 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO -
lleva a su cerebro la sensación producida por un rayo de luz.
y si se acepta esta definición, el número de ciegos es bien
corto en realidad. Pero para la resolución de ciertas cuestio
nes prácticas de gran importancia, principalmente de las
relacionadas con la educación y las ocupaciones de los ciexos.
es indudable que también debe incluirse a todos aquellos in-
dividuos con ligera percepción de la luz, que distinguen las-
sombras o que poseen otros grados, aun mesurables, de vi-
sión. Entre oculistas y educadores-se ha establecido el acuer-
do de que, para la determinación de los problemas de la edv-
cación y de las actividades profesionales de los ciegos se con-
sideren como tales a los individuos que posean menos de 0.1
de la visión normal en el mejor ojo, e igual concepto se acepta
para los usos administrativos, en el ejército, en la marina y
en los tribunales. Si se toma esta definición como base para
las estadísticas, el número de ciegos será mucho mayor que
si se acepta la exacta y científica del oculista. Tengo entengi-
do que el concepto que sirvió a los empadronadores norte-
americanos para formar el censo de 1910, fué el de conside-—
rar ciegas alas personas que no podían distinguir los de-
dos de la mano coloeada a la distancia de 1 pie, delante de los
ojos.
Además de clasificar a los ciegos por sexos, es importar te
conocer su repartición por edades. Así, por ejemplo, gracias
a estudios de esta naturaleza, se ha establecido que en los-
Estados Unidos, de cada 10 personas ciegas, una de ellas es
de 20 años de edad, 4 se encuentran entre los 20 y los 60, y 3
son de más de 60.
Estas y otras investigaciones muy interesantes, deben lie-
varse a cabo cuando se proceda a la formación de nuestras-
próximas estadísticas. Sería de gran utilidad que la Socie-
dad Oftalmológica Mexicana ilustrara oportunamente a la Cc
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 133
misión que se encargue de formar el próximo censo, en todo
aquello que estime conveniente para bien de las estadísticas -
de la ceguera.
*
*
Es indudable que las estadísticas que tienen por objeto
investigar qué enfermedades oculares son las que conducen
más frecuentemente a la ceguera en un país, estableciendo
cuál es su frecuencia relatiya, son de la mayor importancia
muy especialmente porque sirven de base para la prevención
de la ceguera y para las campañas higiénicas para la conser-
vación de la visión. Recogidas periódicamente, su utilidad es
todavía mayor, pues permiten juzgar de la magnitud de los
diversos factores de ceguera, de la eficacia de los medios em-
pleados para combatirlos, o de la necesidad de poner en prác-
tica-Otros nuevos.
En Alemania, ya de 1830 a 1842, el profesor W. L. Lach-
mann (9), formaba en el Gran Ducado de Brunswick, estadísti-
cas recogidas con bastante cuidado.
Las más exactas e importantes que de entonces acá se han
- formado, son:
En Alemania, la de Magnus (10), formada de 2,528 casos de
ceguera doble, y la de Cohn (11), basada en el estudio y clasi-
ficación de 300 ojos de los asilados de la Institución para cie-
gos de Breslau; Ue
En Francia, las formadas por Trousseau con 627 pensio-
nistas del Hospital Quinze Vingts en un período de 10 años, y
En los Estados Unidos, la de Oppenheimer, sacada de la
observación de 527 adultos en la ciudad de Nueva York.
En México, casi hemos carecido por mucho tiempo de es-
tadísticas de las causas de la ceguera, pues con excepción de
la formada por el Dr. Gregorio Leal en 1896 (12), deducida del
Mem. Soc. Alzate, t, 38.—(8, 1. 1919).—10.
134 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
examen de 675 ciegos que pudo reunir de la clínica oftalmo-
lógica del Hospital de San Andrés, de la consulta del Hospi-
tal Valdivieso y de la Escuela Nacional de Ciegos, y de la de
nuestro distinguido e infatigable Dr. J. de J. González, de
León (13), compuesta de 347 casos de ceguera sacados de su
estadística personal de más de 10,000 enfermos de los ojos,
no se han publicado otras.
Varios autores nacionales que se han ocupado de la cegue-
ra (Alonso (14), Colmenares (15), Ramos (5), etc.), justamente
alarmados por la frecuencia con que reconoce por causa la
oftalmía de los recién nacidos, han dado algunos datos esta-
dísticos, pero limitándose a esta enfermedad.
La Escuela Nacional de Ciegos, que como única institu-
ción de su género, debía de haber publicado estadísticas
anuales de sus alumnos, no sólo ha dejado de hacerlo, sino
que—hecho increíble por haber sido médicos la mayor parte
de sus Directores,—ni siquiera ha llevado un registro cuida-
doso de las causas de ceguera. En los libros que poseé, que-
daron las causas en muchos casos ignoradas, y en otros mu-
chos las cegueras fueron referidas a «un aire» habido al ter-
cer día del nacimiento, a la «gota serena», a la «congestión del
nervio óptico», a la « > —- E - - A —
¡Ceguera de-
| bida a en-- Ceguera [Ceguera debi-
Ceguera | fÍermeda-| debidaa | da a enfer-
ingénita., | desidiopá-| traumatis- | medades ge- |
OBSERVADOR. | Le del mos. nerales,
—— == — A
Magnus te. os 3.48 | 67.08 10.76 18.30
¡ILOUSSCUA...ihtro..: 3.04 57.12 16.22 23.52
Oppenheimer ....... lr 8d le ABS q AA 19.41
¡A A IA A A O A 13.20
Me rdo o. 2 El 2.10 | 74.94
3.44 18.92
Lo primero que llama la atención en nuestra estadística,
es la elevada cifra de 74.94% que alcanzan las enfermedades
causadas por enfermedades idiopáticas de los ojos. En las es-
tadísticas de Europa y Estados Unidos que he mencionado.
este grupo de causas es también el que da mayor contingen-
te, pero no tan elevado. Siijo examinamos con más detalie,
encontramos que, tal como hace tiempo lo hicieron notar Lea!
y Ramos, mientras en Europa el primer lugar corresponde a
la atrofia del nervio óptico (16), en México es ocupado por la
oftalmía del recién nacido.
De los 430 alumnos a que se refiere mi estadística, el
49,78% perdió la vista por oftalmía neonatorum,; si se estable-
ce la relación únicamente con las.cegueras de causa conoci-
da, ésta se eleva a 52.58%, y si se la considera con relación a
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 137
las cegueras originadas por padecimientos idiopáticos del Ojo,
por sí sola ha causado el 70.2%.
Conviene hacer notar que entre los ciegos por enfermeda-
des generales sólo he colocado aquellos casos en los cuales
fueron reconocidas estas enfermedades como su causa inme-
diata. Pero es indudable que una gran proporción de cegue-
ras aquí atribuídas a enfermedades idiopáticas, fueron el re-
sultado directo, aunque lejano, de una enfermedad seneral.
La elevada proporción de ciegos por viruela, de 16.21% con
relación alas cegueras de causa conocida, es por desgracia
una de las peculiaridades de nuestra estadística. Sin compa-
rarla con las cifras modernas de Alemania, que puede decir-
se que ha logrado desterrar el mal de su territorio, ya en la
época en que Magnus formó su estadística, apenas guardó en
ella la proporción del 2.21%, y Trousseau, en las suyas, en-
contró una cifra casi igual (2.24%). La proporción es algo ma-
yor que la que da el Dr. Leal (12%), y la diferéhcia es todavía
mayor, comparada con la que da el;Dr. J. de J. González
(7.4%), para la región en que ejerce. Más adelante me ocupa-
ré de la marcha que ha seguido la viruela, como causa de ce-
guera, conforme a las nuevas inscripciones anuales de la Es-
cuela.
En cambio, la cifra correspobdiente a las cegueras ingé-
nitas (2.70%), es algo inferior a las que señalan las estadísti-
cas que me sirven de términos de comparación y la que da el
Dr. Leal es todavía mucho menor (0.28), peroesas diferencias
obedecen seguramente a las diversas condiciones de los indi-
viduos que sirvieron para formarlas.
La cifra de la ceguera traumática, en nuestra estadística,
es mucho menor que las que dan las de Europa y los Estados
- Unidos, y otro tanto acontece con relación a la que resulta de
la del Dr. Leal, pero esto era de esperarse, ya que la nuestra
138 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
está exclusivamente formada de niños y jóvenes, mucho me-
nos expuestos a los traumatismos, que los adultos.
Otra particularidad de la estadística Mexicana, es la ce-
guera causada por la neuritis óptica postífica, felizmente con
mucha rareza.
Es importante considerar las causas de la ceguera clasifi-
cando a éstas por grupos de seguramente evitables, proba-
blemente evitables e inevitables. En tal concepto, he forma-
do el cuadro núm. VI, imitado del profesor Cohn (loc. cit.)
C. probablemente evil able
10.82 %
Ceguera
inevitable
12.287
Oftálma Neonatorum
52.58%
76.90%
Ceguera
abla
Ss egura mente.
Gráfica núm. 1.
£
A
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 139
—
CUADRO NÚMERO VI.
Proporción con
Sexo dexo relación a las
OS masculino | femenino | Reunidos | Cegueras de
causa conocida
I.—Seguramente evitables:
1. Oftalmía de los recién na- Ñ
EOS ide q e 145 69 214 | 52.58%
2. Oftalmía del niño y del y
¡OO EIA AS 19 4 23 5.06%
AN 41 19 66 16.21%
4. Traumatismos oculares y
oftalmía simpática...... 9 1 10 2 45%
DO ATT 220 93 313 76.90%
II. —Probablemente evitables:
5. Iritis e irido-coroiditis.. 0 2 | 2
6. Irido-coroiditis y retinitis 12 2 14
7. Retino-coroiditis........ 2 0 2
8. Despegamiento miópico
de la rrebinane ue alos ala 2 0 2
9. Operación quirúrgica.... | 2 0 2
10. Enfermedades dela córnea 16 5 21
SALA Apr ot a AN 1 0 1
Motal 35 9 44 10.82%
|
T[[.—Inevitables:
a). Ingénitas:
125 Microttalmia oil. ds 2 Ze 4
13. Luxación congénita del
ELISCaInO ia ds iaa > 0 dv 1
14. Retinitis pigmentaria.... 3 3 ¿5
Dota da e assi 5 6 11 9.70%
b). Adquiridas:
15. Conjuntivitis diftérica... il 0 1
16. Meningitis... bid 7 0 7
17. Neuritis óptica postífica . 3 0 3
18. Atrofia del nervio óptico. 14 9 93
19. Deflagración de dinamita
YAPOLOCA 2 0 =l
20. Cataratas complicadas... 3 0 3 de
Total aio 30 9 39 | 9.58%
IV. Causas desconocidas o no
especificadas ..............
_ (Para el cálculo de las proporciones por 100, se han considerado fuera de se-
rie las cegueras de causas desconocidas).
xo
AS AA
»
A A A A A a
LN e dee -
, RS
¿2 de
A
Y
PA
e
,
140 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
El principal objeto que he perseguido 'al formarlo. es de-
mostrar la enorme proporción que guardan en México las
cegueras evitables, mucho más alta de lo que se ha dicho
en general, pues como dije, si son varios los oftalmólogos
que se han ocupado de hacer resaltar la aterradora cantidad
de cegueras que ocasiona la oftalmía de los recién nacidos, en
cambio casi no se ha hablado de los otros factores de ceguera
evitables que se le agregan para hacerla mayor.
El Dr. Ramos, basándose en el número de ciegos por of-
talmía purulenta, se entrega, en un trabajo presentado a la
segunda reunión anual de la Sociedad Oftalmológica, a algu-
nas consideraciones de orden económico, con el objeto de de-
mostrar los crecidos gastos que se ven obligados a erogar el
Estado y la sociedad para mantenerlos y la gran cantidad de
actividades perdidas. El Dr. Uribe y Troncoso, en su Memo:-
ria citada (17), califica de bastante bajas las cifras del Dr. Ra-
mos y, aplicando al número de 15,000 ciegos que aquel calcu-
laba en la República, la tabla de Hays, admitiendo que la ter-
cera parte de las cegueras probablemente evitables también
pudo serlo, encuentra que se pudo haber evitado el 46.27% de
todos los casos.
-Yo creo que esta cifra es todavía muy baja. La ceguera
evitable en México, según el cuadro número V, es de 76.60%
y, si todavía, conforme a la indicación de Hays, admitimos
como evitables la tercera parte de las catalogadas como pro-
bablemente evitables, tendremos la espantosa cifra de 80.42%
de cegueras que se pudieran evitar. Pero, lo repito, es que no
se han hecho estadísticas completas, ya que los autores casi
se han limitado a las producidas por la oftalmía del recién
nacido, sin tener en cuenta la'viruela, que es el segundo fac-
tor que le sigue en importancia, y la oftalmía purulenta del
niño y del joven, que tampoco son de despreciarse.
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 141
En todos los países donde se combate la oftalmía neonato-
rum y la viruela, estas afecciones ya han perdido los prime-
ros lugares y los han cedido a un padecimiento ocular inevi-
table, hasta ahora incurable: la atrofia del nervio óptico. En
las estadísticas oficiales de las escuelas prusianas, que tam-
bién contienen otros importantes datos sobre los ciegos, pu-
blicadas en 1896 (18), puede notarse un decrecimiento progre-
sivo de la ceguera, que con justicia se atribuye a los progre»
sos de la terapéutica ocular, principalmente contra la oftal-
mía neonatorum; a la mengua de la viruela y al mejoramiento
de las condiciones de la clase popular.
Las cegueras ingénitas, clasificadas como inevitables,
hay que decir que no lo son de un modo absoluto, pues siendo
muchas de ellas la consecuencia de la sífilis de los padres, el
tratamiento de ésta constituye la profilaxia de aquellas.
Con el fin de que se puedan comparar fácilmente los datos
de que me ocupo con los de otros autores, pongo a continua-
ción el cuadro formado por 1. M. Hays (19), añadiendo los da-
tos que da en su estadística el Dr. J. de J. González, y los
míos, sacados del cuadro número V:
CUADRO DE LA CEGUERA EVITABLE.
Tanto por
OBSERVADOR. A ad
evitable. evitable. evitable.
ErEScODera. a 31 29 40
Breme-Vólkers .......... 39.7 26.3 34
Seidelmann y Cohn.......! 19.4 37.6 43
Landesberg. ........ ¿VAR 17.9 59.1 23
Stolte-Schirmer.......... 14.9 59.8 20.3
DI o rs TA o, 46 14 40
Herrensheiser............ 23 45 32
Trousseáu ..... A A NS O 39.23 29.54
González SN de J. ) ME oa 20 14.04 65.96
TS A IN 2 21 10.82 76.90
Ñ
142 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
Resulta que la ceguera que podría evitarse entre nosotros,
obtenida de la suma de las columnas 2% y 3%, alcanza un enor-
me 87.72%. En cambio, las cegueras inevitables tienen ape-
nas una proporción de 12.28%, y entre ellas, las ingénitas
que en las estadísticas europeas pasan ligeramente del 3%;
entre nosotros están por debajo de este valor (2.70%).
Respecto a la ceguera por traumatismos, más adelante me
ocuparé de ella.
Por último, el siguiente cuadro enseña las edades a que
cegaron los individuos de mi estadística:
CUADRO NÚMERO VII.
Edades a que fué adquirida la ceguera.
Número de ”
PERÍODOS. . ciegos. Proporción %
1 A A O 237 55.1
Deriid anOS Se o ANTAS, 61 14.5
DE S-MADOS no ENE 50 ts
DEMOAO ADO a E 46 10.6
A o A Ll vi 1.6
Mernnas de SOLOS o ooo oe 2 0.5
De edad no registrada............. 27 6.2
Tota A o 430 100.0
En consecuencia, el 55.1% de los alumnos de la Escuela
de Ciegos perdió la vista en el curso del primer año de la vida.
Después de este período, la frecuencia de la ceguera decrece
gradualmente hasta los treinta años. Estas conclusiones que
seguramente pueden generalizarse a todo el país, están re-
presentadas gráficamente a continuación:
al
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 143
LAR ARAS PET TELA VASCA SERRA.
S Edades 0- 4 5-9 1019 20-29 30 y más
Gráfica núm. 2
Con los alumnos que actualmente existen en la Escuela,
he formado otro grupo de cuadros que, para no incurrir en
repeticiones, doy a continuación sin comentarios:
144 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
CUADRO NÚMERO VIIl.
Causas de la ceguera de 129 alumnos inscrilos en la Escuela
Nacional de Ciegos en 1918.
1
os S 7
A ds
E yo il Proporción por ciento
| na | na 3
a [ |
Iritis e iridocoroiditis.......| 11, 2] ¿1
Retinocoroiditis........... L- 1554 JB 4 A
Atrofia del nervio óptico... 21.2 1
Cataratas capsulares...... 1 0
A IS 64 | 37 | 101 78.29 .
3.—Ceguera debida a jtrauma- |
HÍSIMOS. al oi det
Lesiones directas del ojo y ¡ '
oftalmía simpática ...... 3 0 Z |
Deflagración de bomba de
ENE det, Ed 1 0 1
Total a al » 15) 0 D 3.88
4.— Ceguera debida a enfer-
medades generales......
Meningitis...0e ao pode dl 1 5
Vila SR El 9 a 8.5
Tifo exantemático (neurítis
PLC APOT EL 2 0 2
o A 3 18 13.95
A
Y también he formado un cuadro de las cegueras evita-
bles, que a continuación podrá verse:
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 145
CUADRO NÚMERO IX.
8310818
ENFERMEDADES. DS 53 a Proporción por ciento.
na 97) = =
Dia E E
I.—Seguramente evitables.
Oftalmia de los recién naci-
E CON AAA ISR Saa 84 65.1
Oftalmía purulenta deljoven 9 NA 2
ela Ao cla ETA 9 13 85 |
Traumatismos oculares y
oftalmía simpática....... 3 0 3
TA iras 68 | 32 100 77.52
11.—Probablemente evitables. |
Tritis e iridocoroiditis...... Aa 3
Retinocoroiditis ...... .... (A ds 1
Enfermedades de la córnea. 2] _3| _5 Y
Coto. das 4 5) 3 6.97
II.— Inevitables.
a.—Ingénitas.
Luxación de los cristalinos. 0 1 1
Retinitis pigmentaria....... 1 3 4
Dota oda 1 4 5 | 3.88
b.—Adquiridas. |
Explosión de pólvora y di-
DA e A 2 0 2
Conjuntivitis diftérica...... 1 0 dl
Cataratas capsulares...... Ire 0 l
Meningitis...... ES 4 1 5
Neuritis óptica postífica... 2 0 2
Atrofia del nervio óptico. . 2 2 4
1 A SN EA SU EE TN PLA
- Deseo llamar la atención sobre la notable semejanza de las.
cifras de la ceguera evitable que dan este cuadro y el número
V, correspondiente a la estadística general de la Escuela. En
ello encuentro una prueba más de mis aseveraciones sobre la
magnitud de la ceguera seguramente evitable. En efecto,
puede achacarse a la estadística general que ha sido formada.
146 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
con datos en gran parte mal recogidos, tomados hace mucho
tiempo por personas no conocedoras de la patología ocular, a
pesar de que todos los álumnos, al ingresar, debieron haber
presentado el certificado de un oculista, haciendo constar la
causa de su ceguera. Mas no sucede así con las estadísticas
de los alumnos del presente año, cuyos diagnósticos han sido
dados, en su totalidad por el Dr. E. Montaño, que bondadosa- .
mente se ha prestado a hacerlos. ,
El cuadro número X clasifica a los alumnos de este mis-
mo año según la edad a que perdieron la vista y el que le si-
gue los considera según su grado de ceguera.
CUADRO NÚMERO X.
| Número |
PERIODOS. de Proporción
ciegos. por 100.
E re IS PORO e 92 | 711.4.
| De. 1- 4años .:....... A | 9 7.0
DIO A O UE o O ERA E 8 6.2
DEDO A e tale de 0 a 15 11,5
De 20-29; + 3,1
De 30... 1 | 0.8
MO SHt cesa 129 | 100.0 |
, CUADRO NÚMERO XI.
Completamente CiegosS............. 82 63.56
| Unicamente con percepción de la |
A as y e e AA | 29 22,48
asi. clear irrita ye | 18 13.96
TA 129 100.00
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 147
Esta división de los ciegos es particularmente útil para la
Pedagogía. Tratándose de ciegós comprendidos en el período
de escolaridad, indica quiénes deben ser educados por los mé-
todos empleados en las escuelas: especiales, a quienes puede
aconsejarse un tratamiento u operación que mejore su agude-
za visual, y quiénes en fin, la poseen en grado suficiente para
concurrir a las escuelas públicas u ordinarias. Los catalogados
bajo el rubro de casi ciegos, son individuos que tienen visión
suficiente para ver los objetos grandes y que pueden contar
los dedos de la mano a distancias menores de un metro, pero
que sin embargo, son incapaces de utilizar su vista para diri-
gir sus pasos y mucho menos para su educación. Puede su:-
ceder que en una institución para ciegos se encuentren indi-
viduos con visión útil y suficiente para lograr su educación
por los medios ordinarios, pero a ese pesar, por más que mu-
chos de ellos sean capaces de ver los caracteres a corta dis-
tancia, no deberán usar sus ojos por causa de algún estado
patológico que haga peligroso su empleo, v. gr.: un grado
avanzado de miopía o una coroiditis. !
Para terminar lo referente a las estadísticas de la Escuela,
doy a continuación dos cuadros que contienen los datos de los
nuevos alumnos que ingresaron en este año. Es también el mo-
mento de decir que las estadísticas de las escuelas de ciegos
dan proporciones mucho más elevadas que las formadas con
adultos, para las causas de ceguera que obran en los primeros
años de la vida, en razón de que están constituídas casi exclu-
sivamente de niños y jóvenes. En consecuencia, no pueden
aplicarse al número de ciegos del país, sino con estas restric-
ciones.
YM
148 DR 3. JOAQUIN IZQUIERDO
CUADRO NÚMERO XII
Causas de la ceguera de los nuevos alumnos de 1918.
|
ENFERMEDADES. | Sexo Sexo Reunidos.
| masculino. | femenino,
|
Oftalmía de los recién nacidos... 4 3 | y
Meningitis. ANA 9 0) 2
Viruela.. po TO AA ] 0 1
Ulcera de la córnea.. o) ] 0 1
Neuritis óptica postífica A ] 0) 1
Irido-coroiditis doble e VE 0 1
Deflagración bomba de dinamita. 1 0 ¡Wi
dio 03 LI IO 1 11 = 14 |
CUADRO NÚMERO XIIL
Edades a que cegaron los alumnos del cuadro anterior.
Número | |
PERIODOS. de Proporción
k | Ciegos. por 100. |
TIO
O A A A as 8
y 1- 4 años 1 e |
ICAO PI 2
A A A A Z
RANES 4 A 1 |
Expuesto lo anterior, réstame hablar de tres grandes cau-
sas que conducen a la ceguera, mencionadas dos de ellas en el
curso de este trabajo, que necesitan conocerse por 'estadísti-
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de ciegos por Oftalmía Neonalorum
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ea. Número total de ciegos que ingresaron en el año.
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Coros do
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E
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 149
cas especiales con que todavía no contamos, y que sinembar-
go es de urgente necesidad poseer. Me refiero a la oftalmía
de los recién nacidos, a los accidentes oculares del trabajo y
al tracoma.
Una de las resoluciones más importantes de nuestro re-
ciente V Congreso Médico es sin duda la que tomó a moción
de la sección de oftalmología, para trabajar porque se agre-
gue la oftalmía del recién nacido a la lista de enfermedades
infecto-contagiosas cuya declaración es obligatoria. El prin-
cipal objeto de esta medida es, indudablemente, conocer opor-
tunamente los casos que se produzcan, para aconsejar el tra-
tamiento adecuado y sobre todo, oportuno. Peroademás per-
mitirá la formación de estadísticas de gran importancia. Si
no es por ellas, de qué otra manera podrían apreciarse los re-
sultados que logre una campaña profiláctica, o cómo sería po:
sible darse cuenta de cuándo su frecuencia es mayor?
Vease su utilidad por el siguiente párrafo referente a las
Islas Británicas, que traduzco del British Medical Journal (20):
«Llama la atención comprobar que, durante el año de 1916,
haya habido 7,613 casos de oftalmía del recién nacido que dan
un promedio de 9,69 casos por cada 1,000 nacimientos, si se
comparan con 6,806 casos habidos en 1915, lo que indica casi
un 12% de aumento en la frecuencia del mal, por cada 1,000
nacimientos. Se cree que son dos los factores responsables
en Inglaterra y el País de Gales: primero, el aumento de las
enfermedades venéreas esparcidas considerablemente por la
relajada vida de los militares en la actual guerra, y segundo,
a que la atención que se presta a los niños, en el nacimiento,
es mucho menor que en los tiempos normales debido a que
gran número de médicos han marchado a la guerra».
Las condiciones reinantes en nuestro país, originadas en
el intenso período convulsivo de que aún no sale, me han he-
Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(18, 1. 1919),—11,
150 DR. J. JOAQUIN IZQUIERDO
cho pensar en la gran semejanza que guardan con las señala-
das en el relato anterior. Aunque no contamos con estadísti-
cas de la blenorragia,—(ni es fácil¡adquirirlas,)—es indudable
que su diseminación ha sido grande en los últimos años, por
los grandes movimientos de la población y particularmente
del ejército. Los médicos de los hospitales, particularmente
los militares, son todos testigos del aumento en la frecuencia
de las enfermedades venéreas.
De ahí que, según manifesté en el seno de la sección de
oftalmología del V. Congreso Médico, crea que en la actuali-
dad nuestro organismo social engendra un número de ciegos
mucho mayor que en épocas anteriores.
Es pues urgente que al mismo tiempo que se empiecen a
poner en vigor los medios preventivos, también se empiecen
a organizar las estadísticas que permitan juzgar de su utilidad,
estableciendo al mismo tiempo, en garantía de su exactitud,
las sanciones que aseguren la declaración de todos los casos.
También son muy importantes las estadísticas que dan a
conocer la frecuencia de la oftalmía en los nacimientos aten-
didos por médicos y,en los que lo son por parteras, pues dan
lugar a muy interesantes deducciones, así como las que seña-
lan los casos en que el método de Crédé ha sido empleado co-
mo profiláctico, para demostrar sus resultados, muy conoci-
dos en otros países.
Las estadísticas de las escuelas e instituciones para ciegos,
que dan anualmente la proporción de los alumnos ciegos por
oftalmía neonatorum entre los que ingresan a ellas por pri-
mera vez, son muy instructivas. El cuadro que pongo a con-
tinuación corresponde a las escuelas americanas y demuestra
la disminución gradual del número de ciegos por esta causa,
habida en estos 10 últimos años en que se ha empezado a com-
batirla (21).
LA CEGUERA EN LA REPÚBLICA MEXICANA 151
za | Número |[Totaldead-| Alumnos )
ANO ESCOLAR. de misiones ciegos Proporción
escuelas, nuevas, porO.N. por 100.
—_—_—_——_——, A A
-4] * UxvAede],, 19p opejo9ua ja Á sofo so| e1sanul anb u01999S1((—'11 *314
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LA RETINA DEL TAPAYAXIN 173
número de pisos de la plexiforme sin ramificarse, al llegar al
punto conveniente se ramifica con simetría en una extensa Zo-
na recordando el aspecto del micelio de ciertas Mucoríneas.
20 Amacrinas robustas que por lo común residen en los
pisos medios del plexo, con cuerpo voluminoso a veces mitral
y con vigorosas prolongaciones muy extensas y un tanto va-
ricosas. Fig. 6.
32 Amacrinas difusas que emiten irregulares y múltiples
prolongaciones a los varios pisos del plexo.
CAPAS PLEXIFORMES.—LErterna (6%). Distínguese 6 estra-
tos de los cuales los más amplios son el 19 y el último. For-
man esta capa:
a. Las arborizaciones ascendentes de las ganglionares.
b. Las descendentes de las bipolares y de las masas de
Landolt.
- €. Las amacrinas, muchas de las cuales se encuentran
colocadas en el espesor de la capa.
Interna (4%) La constituyen: a) las terminaciones arbores-
centes de las bipolares; b) las descendentes de bastones y co-
nos) las de las masas de Landolt y d) las neuronas horizonta—
les de asociación que ya hemos descrito.
CAPAS DE FIBRAS DEL NERVIO ÓPTICO (22%). Formada por
los cilindro-ejes de las ganglionares. de espesor variable se-
gún las regiones de la retina, carecen de mielina y poseen en
ciertos puntos células neuróglicas con sus características
formas. Fig. 7.
FIBRAS CENTRÍFUGAS O AFERENTES. Se impregnan bien
con el método Golgi: terminan en varicosidades al nivel de al-
guno de los pisos y no, como es común, en sipnasis directa
con el soma de las amacrinas :
CAPAS LIMITANTESs. Interna. (1%) Formada por la reunión
de las partes engrosadas de los pies de las células de Miller;
su grueso disminuye del centro a la periferia.
FS
174 PROF. ISAAC OCHOTERENA
Externa. (8%) También la constituyen las porciones termi.-
nales de las células de Miller, es finísima pero claramente
perceptible gracias a su avidez por los colorantes.
CÉLULAS DE MULLER.—Según sea el espesor de la parte
de la retina que se examine se distinguen dos variedades
principales de las que da clara idea el dibujo respectivo. Fig, 8.
CAPA PIGMENTARIA (10*). Tiene el aspecto clásico y es tan
rica en pigmento filamentoso y en apéndices que para poder
estudiar las células visuales es preciso una cuidadosa despig-
mentación. Ñ
El núcleo está colocado en la parte superior e inmediata-
mente abajo se halla una gota tingible por el ácido ósmico; la
membrana intercelular, en las porciones superior y lateral,
tiene una consistencia y aspecto análogos al de la queratina.
Fig, 9.
CONSIDERACIONES GENERALES.
Si es verdad innegable el precepto Lamarckiano que el
desarrollo de un órgano y su perfeccionamiento estructural
están en razón directa de su importancia, justo es conceder
particular atención a los casos en que estas condiciones se en-
cuentran realizadas.
El aparato visual del «Tapayaxin» es uno que, en notable
grado, reune las condiciones a que nos referimos; cada uno
de los ojos es superior en tamaño a la totalidad del encéfalo y
en éste, la porción que como parte prominente se destaca són
los lóbulos ópticos, de una estructura intrincadísima, centro
perceptor y reflejo de complicación mayor que en los Verte-
brados superiores en donde siguiendo las leyes de la división
del trabajo se repartirán estas funciones entre el colículo su-
perior y la región occipital de la corteza cerebral. Fig, 11.
*
LA RETINA DEL TAPAYAXIN 175
Por otro lado, la retina, como se colige de nuestro estudio,
alcanza la perfección adaptándose justamente a las costum-
bres de este reptil pues predominan los conos que, como afir-
man los fisiólogos, son los más apropiados para la percepción:
de una luz fuerte, diurna. así como para la distinción de los
colores puesto que son los elementos de mayor acuidad vi-
sual; esta última es de importancia capital para el Phrinosoma,
animal estrictamente diurno e incapaz de perseguir asu pre-
sa y que sólo por su vista puede atrapar con rápido movi-
miento a los insectos con que se alimenta; consiguiendo esto
tan bien, que en todos los ejemplares examinados hemos en-
contrado su aparato digestivo bien provisto de alimentos.
Cuando se considera la exquisita constitución del ojo de
los Vertebrados inferiores en donde, conforme a la doctrina
evolucionista deberíamos esperar, como en otro orden de co--
sas sucede, hallar estructuras más sencillas se siente uno
desorientado por lo que al órgano en cuestión respecta, pues
parece que con escasas diferencias fundamentales permane-
ce constante, desde los peces hasta los primates, hasta el
grado que investigadores tan conspicuos como el ilustre Ca-
jal se permiten emitir opiniones del tenor siguiente: «Hoy
creo menos en el poder de la selección natural que alescribir,
26 años hace, estas líneas. Cuanto más estudio la organiza-
ción del ojo de Vertebrados e Invertebrados menos compren-
do las causas de su maravillosa y exquisitamente adaptada
organización». (Reglas y Consejos sobre Investigación Bioló-
gica, 4% Ed. 1916, p. 15).
¿El ojo, como Minerva de la cabeza de Júpiter, nació per-
fecto y ha escapado a las leyes de la evolución y perfecciona-
miento progresivo que rigen a los seres vivientes?
No creemos tal cosa y suponemos con visos de verdad,
que este órgano por su gran importancia evolucionó más rá.
176 PROF, ISAAC OCHOTERENA
pidamente que otros y adquirió su elevada organización en
un grupo anterior a los Vertebrados y que sus eslabones filo-
genéticos deben buscarse en más bajos peldaños de la escala
zoológica, pues una vez alcanzada la estructura adecuada- ha
sido perfeccionada y fijada por la selección natural.
Tal cosa puede entreverse en las investigaciones llevadas
a cabo en el Polycystes Goettei, Bresslau (Turbelario de la cla-
se de los Platyhelmitos, subtipo de los Vermes), por los seño-
res Kepner y Lawrence, Jour. of Morphology, vol. 30, 433, así
.—MÉMOIRES, T. 38. 177
LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO.
POR EL LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA.
(Sesión del 6 de enero de 1919.)
(LÁMINA XXI).
Durango es uno de los primeros Estados mineros de la.
República Mexicana y en igualdad de extensión territorial
superaría a los mismos Estados de Chihuahua y de Sonora
que hoy van a la cabeza de la minería nacional. En los últimos.
años Durango se ha distinguido por sus minas y ha contribuí-
do poderosamente a integrar la cifra anual de exportación de:
minerales de la República.
Hay establecidas en el Estado dos de las más grandes.
Fundiciones del país: la de Mapimí y la de Velardeña, lo que
da idea de la importancia desu industria metalúrgica; exis-
ten además cerca de cien Haciendas de Beneficio, repartidas
en los diversos centros mineros, que emplean los sistemas-
de: concentración, amalgamación, fundición, lexiviación, cia-
nuración y últimamente flotación.
En el Estado se encuentra también establecida una mag-
na Fábrica de Dinamita que abastece a todas las minas de la.
República y cuyos productos compiten con lOs mejores ex-
plosivos extranjeros.
178 LIC. LUIS ZUBÍRIA Y CAMPA
La producción anual de minerales en el Estado ha exce-
«lido en los últimos tiempos de veinte millones de pesos, si
bien las estadísticas oficiales nunca han acusado más de diez
millones; se puede comprobar, sin embargo, con los balances
de las solas negociaciones mineras de: Candelaria, San Luis,
Peñoles, Velardeña, Magistral, Promontorio, San Andrés,
San Pedro, Restauradora, Copalquín, Juliana, Madrugada,
Portilla, Llanitos, Animas y Tominil, que su rendimiento so-
brepasa de los referidos diez millones, sin contar otras mu-
chas empresas que trabajan minas tan importantes como las
anteriores.
En el Estado de Durango dominan los criaderos metalí—
feros de oro, plata, plomo, cobre, estaño, zinc, azufre y arsé-
nico, aparte de otras especies minerales que no se explotan
industrialmente. Para formarse idea de laimportancia mine-
ra de Durango basta examinar la colección sistemática de mi-
nerales que se exhibe en las vitrinas del Instituto Geológico
Nacional, donde el Estado está debidamente representádo por
su gran número de ejemplares allí reunidos.
No se puede hablar de la riqueza mineral de Durango sin
mencionar la enorme mole de fierro llamada Cerro de Merca-
do, producto de un fenómeno geológico poco estudiado; esta
acumulación férrea constituye una de las reservas minera-
les más portentosas del mundo. Hasta hoy no se ha explota-
do en grande escala, porque faltan los depósitos de hulla,
cerca de la montaña de hierro. :
Como zonas netamente auríferas son famosas en el Esta-
do, las de Pueblo Nuevo, El Oro, Sauces y Cieneguilla.
Los filones auro-argentíferos son abundantísimos, pu-
diendo enumerarse los de Bacís, Ventanas, San Dímas, To-
minil, Birimoa, Copalquín, Pilones, Guanaceví, etc., etc., en
general, todos los de la gran faja occidental del Estado que
linda con Sinaloa. :
LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO 179
Los criaderos puramente argentíferos se encuentran, en
apariencia, esporádicamente en toda la extensión del Estado,
muchos de ellos notables por su riqueza y abundancia de car-
oa, tales como los de Topia, Gavilanes, Metatitos, Promonto-
rio, Parrilla, Pánuco, Ramírez, Tejamen, etc., etc.
Criaderos de plomo con ligas variables de plata los hay
en muchos lugares; los de mayor consideración, entre los ex-
plotados, son los de Ojuela, Velardeña, Indé y San Andrés de
la Sierra.
Como vetas cupríferas son de renombre las de Descubri-
dora, Magistral, San Luis de Cordero, Cerro Prieto, el Cobre,
Sacrificios, Matracal, San Lucas, Avino, Huahuapan, Cane-
las, etc., etc., sin tener presentes otras muchas cuyo porcen-
taje de cobre junto con leyes de oro y plata hacen costeable
su explotación.
Por lo que toca al estaño es de fama la región de Potri-
llos en la Sierra de Coneto, donde hay vetas de casiterita en
lajas y riñones y mineral de acarreo que ensayan hasta el 70
por ciento de estaño. Igualmente se encuentra este metal en
las sierras de Cacaria, Chinacates, Candela y otros puntos
del Estado.
Los yacimientos de azufre están localizados en la parte
NE del Partido de Mapimí, siendo los principales los de Ban-
deras y la Tajada; la calidad de este metaloide durangueño
puede igualar a la del más puro de Sicilia.
El arsénico se extrae de los minerales de la Ojuela que tie-
nen hasta el 25% de arsénico, los que se funden en hornos es-
peciales para extraer grandes cantidades de este otro meta-
loide que es exportado con brillantes utilidades.
Respecto a combustibles minerales, han sido reconocidos
los yacimientos carboníferos de San Pedro del Gallo, y en el
Partido de Mapimí se han encontrado manifestaciones de pe-
tróleo,
A
180 LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA
Como se ha dicho hay otras clases de minerales en el Es-
tado, éstos son: mercurio, antimonio, zinc, bismuto, mangane:
so, tungsteno, teluro; existen también mármoles, kaolín, ar—
cillas y magníficas canteras de construcción; hay aguas ter—
males, algunas con propiedades radio-activas, se citan las de
Hervideros, Atotonilco. El Zape, Jicórica y Estanzuela. Se en-
cuentran piedras preciosas, entre ellas el topacio y el grana-
te; algunas especies raras como la apatita conocida vulgar-
mente con el nombre de birilo, por su color verde, y una e€s-
pecie nueva ya clasificada en la mineralogía la duranguíita
(fluro-arseniuro de sodio y de aluminio).
Lo dicho basta para formarse concepto de la magnitud y
variedad de la riqueza mineral del Estado de Durango; pu-
diendo asegurarse, que el día que se construyan las vías en
proyecto y se hagan además ferrocarriles mineros que pene-
tren a las diversas sierras del Estado, entonces Durango figu-
rará en primera línea como Estado minero de la República Me-
xicana y será ventajosamente conocido como una de las re-
giones metalíferas más privilegiadas del globo.
México, 15 de novigmbre de 1916.
CENTROS MINEROS DEL ESTADO
(SU DISTRIBUCION GEOGRAFICA)
Partido de Tamazula.
Municipalidad de Topia. Minerales:Topia, San Bernabé.
Ojo de Agua, San José, El Carmen, Manzanos, Los Angeles y
el Pino.
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É, z ESCALA 1: 27 500,000. ——
México, 1916. E Hubisóa 7 | le
Esía carta fue formada tomando como base el Mapa general del Estado, levantado por los ingenieros Carlos Patoni y Pastor Rouaix.
LA MINERIA EN EL ESTADO DK DURANGO 181
Municipalidad de Canelas. Minerales: Canelas, Birimoa,
Pilones, Cebollas, Cucuyame y El Carbón.
Municipalidad de Copalquín. Minerales: Copalquín, San
- Ignacio, Durazno, Limón, San Darío, San Fernando, Santa
Fe y Villa Moros.
Municipalidad de Siánori. Minerales: Siánori, Tijera, El
Fresno, Los Cristales y El Tigre.
Municipalidad de Tamazula. Minerales: Tamazula, Rodeo
de Sahuaténipa, Guasimillas, Chacala, Coluta, Chiquerito,
Mata Vacas, La Bajada, La Ventana y Guadalupe de Urrea,
Municipalidad de Tominil. Minerales: Bufa de Tominil,
Quénivas, Reyes, Viborillas, Santa Rosa, Remedios y Veti-
llas.
Municipalidad de Amaculí. Minerales: Campana y Li-
món.
Partido de San Dimas.
Municipalidad de San Dimas. Minerales: San Dimas,
Guarisamey, Tayoltita, San Gerónimo, La Ciudad, Huachime
ta, Río Verde, San Francisco, Gavilanes, El Cobre, Sapioris,
El Ancón, El Pilar y Huahuapan.
Municipalidad de Villa Corona. Minerales: Ventanas,
San Cayetano, Duraznito del Oro, Huizar, Los Negros y Pi-
cachos.
Partido de Santiago Papasquiaro.
- Municipalidad de Santiago Papasquiaro. Minerales: Pa-
pantón, Arratia, Tres Reyes y Hervideros.
Municipalidad de Guanaceví. Minerales: Guanaceví, San
Pedro y San Esteban.
Municipalidad de Tepehuanes. Minerales: Tovar, Sau-
ces, El Pino, Escobar, el Conde, Metates, Tehuahueto y Las.
Huertas.
Mem, Soc.- Alzate, t. 38,—(31, 1. 1919),—13,
182 LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA
Municipalidad de Otáez. Minerales: Otáez, Bánome, Ba-
cis, Trinidad, Zapotes, San Pedro de los Azafranes, Campa
nillas, Piruja, Sierra Santa y Dulces Nombres.
Municipalidad de Victoria. Minerales: San Andrés de la
Sierra, San Juan de Camarones, San Diego, Llanitos y Ciéne
ga de Nuestra Señora.
Partido de Durango.
Municipalidad de Durango. Minerales: Cerro de Mer-
cado, Palomas, El Piojo, Casa Blanca y Potrero de Laizola.
Municipalidad de Canatlán. Minerales: Tejamen, Real
Viejo, Otinapa, Juárez, Sierra de la Silla y Sierra de Ca-
caria. á
Municipalidad de Pueblo Nuevo. Minerales: Animas,
San Patricio, Guadalupe, Jocuistle y Coaborita.
Partido del Oro.
Municipalidad de El Oro. Minerales: El Oro, Magistral,
Santa Cruz, Promontorio, Santa Inés, Torreones, Hipazote,
San Francisco de la Ermita, Sierra de la Candela y Sierra de
San Francisco. 3
Municipalidad de San Bernardo. Minerales: El Carmen,
Sauces, El Cobre y Sierra de El Oso.
Partido del Nazas.
Municipalidad de Vazás. Mineral: Mezquitalillo.
Municipalidad de San Luis de Cordero. Minerales: Boca
del Cobre, Duraznillas y Tepalcateño. ;
Municipalidad de San Pedro del Gallo. Minerales: Peño-
les, Trinidad, Cerro Redondo y Guachichiles.
Partido de San Juan del Río.
Municipalidad de San Juan del Río. Mineral: San Lu-
cas.
xx
w
LA MINERIA EN EL ESTADO DE DURANGO 183
Municipalidad de Pánuco. Minerales: Pánuco de Coro-
nado, Avino, Arzate y San Jacinto. .
Municipalidad de Coneto. Minerales: Coneto y Potrillos.
Municipalidad del Rodeo. Minerales: Yerbabuena, Rea-
lito, La Gotera y Picacho de las Peras.
Partido de Inde.
Municipalidad de /ndé. Minerales: Bufa de Indé y Cie-
neguilla.
Municipalidad de Ocampo. Minerales: Dolores, Tepozán,
y Cerro del Diablo.
Municipalidad de Hidalgo. Minerales: San Fermín y.
"Atotonilco.
Partido de Cuencame.
Municipalidad de Cuencamé. Minerales: Velardeña, San
Diego, El Cobre, Pozuelos y Sierra de San Lorenzo.
Municipalidad de Peñón Blanco. Minerales: El Orito,
Cerro de las Minas, Minillas, Cerro de Covadonga y Sierra
de Gamón.
Partido de Mapimí.
Municipalidad de Mapimí. Minerales: Ojuela, Minas
Nuevas, Descubridora, Rosario, Mimbre, Banderas y Cañón
de la Tajada. ;
Municipalidad de Gómez Palacio. Minerales: Sierra del
Sarnoso, Cañón de la 'Linaja y Fábrica de Dinamita:
Partido de Nombre de Dios.
Municipalidad de Nombre de Dios. Minerales: La Breña
y El Malpais (azufre).
Municipalidad de Poanas. Minerales: Cerro de Sacrifi-
cios, Alamillo, Guadalupe, Sierra de Santa María y Sierra
de Santa Lucía.
184 LIC. LUIS ZUBIRIA Y CAMPA
Municipalidad de la Parrilla. Minerales: Parrilla, Vacas,
Quebradilla y Sierra de Michis.
Partido de San Juan de Guadalupe.
Municipalidad de San Juan de Guadalupe. Minerales:
Sierra de Ramírez, Sierra Vieja, Cerro Prieto, Minillas y Sie-
rrita de Chepe.
Municipalidad de San Bartolo. Mineral: Reyes.
Partido del Mezquital.
Municipalidad del Mezquital. Minerales: Minas Negras,
Temoaya, Pueblo Viejo, Guacamaya y Santa María de Oco-
tán. :
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minerales y poco explorada.
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México. Enero 1919.
e
CEA
Tomo 38. Núms. 5-8.
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SUCIEDAD CIENTIFICA
“Antonio Alzate”
PUBLICADAS BAJO LA DIRECCION DE
£ RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIGU GENERAL PERPETUO
SOMMNAIRE
(Mémoires, feuilles 14 á 21, planches XXITL-XXXTI).
Breve reseña de una exploración en el Territorio de Quintana Roo
por los Ins. Pedro C. Sánchez y Salvador Toscano, p. 199-247,
lám. xx. (Exploration dans le Quintana Roo).
Las lluvias en la región de Necaxa, Puebla, por el Ing. Gabriel M.
Oropesa, p. 249-255, láms. XXIMN-XXVIL (Les pluies dans la ré-
gion de Necaxa). :
Petróleo en el Sur de Tamaulipas porel Img. Ezequiel Ordóñez, p.
257-269 (Le petróle au sud de l* Etat de Tamaulipas).
Cipactonal de Uxmal, Yucatán, por el Lic. Ramén Mena, p. 271-275,
lám. XXVvut.
Mal Rojo mexicano del cerdo y su vacuna preventiva por el Dr. Euti-
mio Lépez Vallejo, p. 277-289, láms. XXIX-XXX, 5 figs. (Le
Mal rouge mexicain du pore et sa vaccination préventive).
Apuntes de Arqueología Mexicana. Consideraciones críticas sobre
«Mexican Archaeology» por Joyce, por el Prof. Hermann Be-
yer, p. 291-313, 24 figs. (Notes d'Archéologie Mexicaine. Considé-
rations critiques sur «Mexican Archaeology» par M. Joyce).
Regiones de la República más amenazadas por las heladas prematu-
ras del Otoño y tipos de tiampo que las preceden, por el Prof.
Elpidio López p. 315-320, lám. xxxI. (Régions plus ménacées par
les gelées prématurées de 1' Automne).
MEXICO
Sociedad Científica «Antonio Alzate».
JUNIO DE 1919
e |
HOM
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.— MÉMOIRES, T. 38. 199
BREVE RESEÑA DE UNA EXPLORACION
EN QUINTANA ROO. 1916-1917
_POR LOS INGS. PEDRO C. SÁNCHEZ, M. S. A. Y SALVADOR TOSCANO
(Sesión del 4 de junio de 1917).
(LÁMINA XXI).
Deseando la Secretaría de Fomento tener un conocimien»
to, tan completo como fuere posible, de las riquezas naturales
de toda la República, ordenó la salida de varias Comisiones
técnicas a los lugares menos conocidos y más alejados de la
Capital.
Una de esas Comisiones debía salir para el Territorio de
Quintana Roo, sobre el cual poco se sabía, y lo que de él: se
decía era verdaderamente espeluznante, pues era señalado
como lugar de desolación y de muerte.
El 26 de noviembre de 1916 salimos en un tren militar,
bajo los peures auspicios. Se recordará que había huelga de
ferrocarrileros, y el rumor de la Ciudad, era que serían vola-
dos todos los trenes que se atrevieran a salir, ya por los huel-
ceuistas, o por los revolucionarios que se decía habían llevado
su galantería para con los pasajeros hasta avisarles, en gran-
Mem. Soc. Alzate, t, 38.—(16, 1Y. 1919).—14.
200 INGS. PEDRO C. SANCHFZ Y SALVADOR TO2CANO
des cartelones, que se abstuvieran de viajar, pues irremisi
blemente serían volados.
Por cortesía del Sr. Gral. Hill, fuimos aceptados en el
tren militar, dándosenos el plazo de dos horas para que estu-
viéramos listos en la Estación del Mexicano.
No nos hicimos esperar: en el tiempo dado, instrumentos
y equipajes quedaron embarcados y minuvos después el tren
salió advirtiéndonos el Jefe del convoy que había peligro y
que nos atuviéramos a las consecuencias.
Nuestro pull man fué un caboose, sin más asientos que nues-
tras petacas de viaje, y en él pasamos la noche, sin el menor
contratiempo, llegando el día siguiente a Veracruz, donde era
esperado con ansia el tren por las autoridades militares.
El cañonero —A > 2 222 - meo = == a E
penetrar en el bosque, pues no solamente no hay caminos, ni
siquiera veredas, siendo indispensable formar pequeñas bre-
chas para penetrar en el bosque. Para colmo de desdichas,
la dificultad se agravó, pues el 20 de octubre del año pasado
sopló uno de los ciclones más fuertes de los que tienen noti-
cia los habitantes de Payo Obispo desde hace más de 20
años. Al atardecer del día 20 de octubre, se inició un viento
muy fuerte, viendo con asombro los habitantes de Payo Obis"
po que el agua de la bahía salía en precipitada fuga en una
extensión de un kilómetro, y naturalmente, ante fenómenos
tan desconocidos, el temor era grande, pues en primer lugar
no se daban cuenta del caso y en segundo, temían la vuelta
de las aguas con estrepitosa furia que podía inundar la po-
blación y acabar con las pocas casas mal construídas que for-
man la Ciudad de Payo Obispo. La furia del viento fué horri-
ble, la mayor parte de las casas de los suburbios se desplo-
maron, las lagunas del interior, cercanas al Puerto de Xcalak,
salían por la acción del viento amenazando destruir el caserío,
que logró salvarse gracias a dos pequeños canales que los
Ingenieros de la flotilla del Sur habían proyectado y comen.
zado a ejecutar con el objeto de desaguar dichas lagunas, pues
si no hubiera sido por dichos canales que encausaron el agua,
no hubiera quedado ni una sola casa del desgraciado puerto,
El viento sopló allí con tal intensidad, que destruyó la Esta.
ción inalámbrica, hizo zozobrar todos los balandros y peque-
ñas embarcaciones que andaban en el mar y dos o tres barcos
de la flotilla del Sur que estaban en el puerto, quedaron va-
rados y hasta la fecha no han podido ser puestos a flote. En
el arrecife del Chinchorro que está frente a Xcalak, y en el
que había un faro, no quedó ni rastro de éste, habiendo pere-
cido los habitantes de aquel islote. Una magnífica hacienda
al Sur de la bahía de Espíritu Santo, conocida con el nombre
205
del «Ubero» fué completamente destruida por las aguas del
mar. Oimos contar al dueño de esta hacienda, que casi loco
estaba en la isla de Cozumel cuando desembarcamos en ella,
los incidentes más terribles en los momentos del ciclón, Dijo
que cuando el viento comenzó a soplar con fuerza inaudita,
se encerró con su familia en su casa y que pocas horas des-
pués, sus peones fueron a avisarle que la mar avanzaba tra-
tando de inundar la finca. Que él de pronto no creyó tal cosa
y que media hora después, la furia de las olas y el rugido del
mar eran tan espantosos, que lleno de pavor levantó a su mu-
jer y asus hijos para emprender la fuga al interior del bos-
que y ponerse a salvo. Que apenas habría avanzado unos
cuantos metros, cuando una horrible ráfaga de viento hizo
que el mar avanzara con velocidad tremenda alcanzándolos
en su fuga, a tal grado, que avanzaban hacia el bosque con el
agua casi hasta el cuello. Que él cogió a sus dos hijitos más
pequeños y su mujer al otro niño. Que de pronto las olas los
derribaron y cuando él pudo pararse, su mujer y sus hijos
habían desaparecido, y la fuerza del viento le había quitado a
los que él llevaba. (Jue a pesar del terror que sentía, se vol-
vió hacia el mar en busca de sus hijos, consiguiendo alcanzar
a uno de ellos, cogiéndolo entre sus brazos; pero que bien
pronto, de nuevo fué víctima de las olas habiendo perdido por
completo el conocimiento, siendo recogido al día siguiente, él,
por sus peones, en un árbol donde había milagrosamente es-
capado, por desgracia, a la muerte, pues al darse cuenta de
que estaba sin familia y sin hogar, su primer impulso fué
echarse al agua, no sabiendo cómo no lo llevó a cabo. Relata-
mos el hecho anterior para que se vea cuán horrible fué la ac-
ción del ciclón en aquella comarca, pues casi todo el Noreste
del Territorio de Quintana Roo quedó desvastado por el horri-
ble ciclón. Sin embargo, nuestra obligación era avanzar por
206 INGs5. PEDRO C. SANCHEZ Y SALVADOR TOSCANO
donde se pudiera, para darnos cuentadel estado del bosque, de
la naturaleza de sus árboles y de la importancia de la explota-
ción chiclera. Como era natural empezamos a penetrar en el
bosque por el lugar más fácil, y éste fué el Río Hondo. Como
se sabe, este río forma el límite entre la República Mexica-
na y la Colonia Británica; tiene cerca de 150 kilómetros de:
extensión navegables casi en todas partes, con una anchura
media de 50 metros y una profundidad casi de 10 metros, te-
niendo una pendiente sumamente pequeña a tal grado que
casi no se ve correr las aguas y cuando uno navega sobre el
río, le parece estar sobre un lago. Este río es realmente de
gran importancia, tanto para el Territorio, como para la Co-
lonia Británica, pues por él se hace un gran tráfico y toda la,
madera que se explota en el Sur, así como el chicle, salen por
esta vía. La poca archura hace muy fácil los contrabandos,
sobre todo, del chicle, pues en pequeños cayucos se pasan
del lado inglés burlando la vigilancia aduanal. Por otra par-
te, la inspección del río se hace muy difícil sin tener un con
siderable número de barcos que ejerzan un verdadero control
a todo el largo de él. El punto más importante puede decirse
que es el campamertto Mengel destinado casi exclusivamente
a la explotación de la caoba y del cedro, habiendo tenido un
desarrollo considerable hace unos cuantos años, pues según
se nos informó, trabajaban en el campamento Mengel como
1,500 hombres, diariamente, y por informes que propor-
cionó el mismo Representante de la Casa Mengel, la explo-
tación estaba muy próspera y el negocio bonancible, y tan es
así que la Compañía hizo un ferrocarril con el exclusivo obje-
to de facilitar la extracción de la madera que después sacaba
fiytando por el río y con remolques la llevaba hasta Belize para
embarcarla de allíen vapores especiales de la Compañía hasta
Nueva O:leans. Habíamos visto muchas veces, sin darle im:
BREVE RESEÑA DE UNA EXPLORAGCION EN QUINTANA ROO
207
portancia, la forma del lindero entre la República y la Colonia
Británica, y cuando estabamos en este terreno, nos dimos
cuenta de la perfidia inglesa que abusó del poco conocimien-
to que nuestras autoridades tenían del Territorio para despa:
charse asus anchas, sacando todas las ventajas para sus con-
veniencias. En efecto, el lindero parte de la desembocadura del
Río Hondo y termina en la punta de S. Pedro, cerrándonos por
completo la bahía de Chetumal, de modo que todos nuestros
productos tienen que pasar poraguas inglesas para alcanzar el
Mar Caribe, estando por lo mismo obligados a pagar siempre
el derecho de transporte y a soportar las exigencias que les
conviene a nuestros vecinos, como por ejemplo, la última dis-
posición dada por el Gobierno Inglés que declaró que toda la
caoba que existía en aguas inglesas sería de propiedad ingle-
sa, impidiéndonos por lo mismo exportar nuestra caoba como
se hacía antiguamente. Esto nos indicó la conveniencia de
buscar una salida fácil de Payo Obispo al Mar Caribe y por las
pequeñas excursiones que hicimos en la bahía de Chetumal,
por las informaciones recibidas y por los planos que pudimos
conseguir de las bahías del Espíritu Santo y de la Ascensión,
hechas por el Almirantazgo Inglés, pudimos darnos cuenta
de la gran importancia que tenía la comunicación entre Payo
Obispo y la bahía de Espíritu Santo, creando naturalmente un
puerto en esta bahía, pues como puede verse por el plano in
glés, presenta un buen fondeadero y un magnífico abrigo pa-
ra las embarcaciones. Para ver qué camino debía seguirse,
hicimos la excursión más penosa al Norte de Payo Obispo para
llegar a la laguna de Bacalar, por dos taminos distintos, úni-
cos posibles. En el primero subimos por Río Hondo hasta en-
contrar la desembocadura del Río Chack, su pequeño afluente,
por donde desaguala laguna de Bacalar. Ascendimos por él y
después de 12 horas de penosísima navegación llegamos a la
208 INGS. PFDRO C. SANCHEZ Y SALVADOR TOSCANO
laguna antes citada, quedando admirados de su hermosura y
de la enorme feracidad de sus riberas. En una de sus orillas
está construída la Ciudad de Bacalar,'la antigua Salamanca de
los españoles, con su castillo protegido por profundos fosos
y por innumerables cañones para defenderse tanto de los pi-
ratas ingleses, como de los temibles mayas. En una piedra se
ve grabada la época de su construcción que fué el año de 1733
y por el aspecto de sus casas, todas de construcción españo-
la antigua y por su gran número, se ve la gran importancia
que tuvo en la antigiedad, siendo muestra de ello, lo grandio-
so y hermoso de su iglesia, ahora refugio de las vacas y de
los animales del monte. Es tan exuberante la vegetación,
que se ven las raíces de los árboles descender por las pare-
des del templo, en más de 15 metros de alto hasta encon-
trar la tierra para buscar su sustento, siendo de notar este
hecho sobre todo en el altar mayor, donde la anchura de sus
muros sirvió de buen sostén a la vegetación naciente. En las
paredes del altar mayor se ven innumerables huellas que se-
gún el decir de las gentes, corresponden a manchas de san.
gre de la horrible hecatombe que tuvo lugar en la época de la
guerra de castas, “en el año de 1848, cuando los infelices
habitantes no pudiendo ya defenderse y los militares decidi-
dos a entregar la plaza, la gente se refugió en el templo, po-
niéndose al amparo de la Divinidad, teniendo como resultado
la horrible matanza hecha por los mayas en las mujeres y los
niños indefensos allí refugiados. La mayor parte de los habi-
tantes que logró escapar, se fueron al lado inglés y hoy for-
man casi todos los habitantes del Distrito de Corosal. Recorri-
mos la laguna que tiene como 73 kilómetros de largo y uno
y medio en su parte más ancha, siendo de notar en algunos
puntos, la gran profundidad de esta laguna, pues se ve de
una manera muy característica el azul ultramar. Avanzamos
BREVE RESEÑA DE UNA EXPLORACION EN QUINTANA ROO 209
hasta el extremo Noreste de la laguna y descendimos para
buscar las pequeñas lagunas de $. José y los esteros que por
medaio de los raudales lo llevan a uno al Río de San José, por
donde salen estas aguas a la bahía de Chetumal. El viaje fué
muy penoso pues se pasaron muchas noches sobre los pan-
tanos sin haber podido conciliar el sueño, por la enorme can-
tidad de mosquitos y durante el día, enlos lugares que había
poca agua, era necesario bajarnos a la laguna y empujar to-
dos, nuestras pequeñas embarcaciones. Logramos hacer ob-
servaciones astronómicas en Bacalar y en San José, que nos
permitieron calcular el rumbo de la brecha que partiendo de
Payo Obispo avanzara hacia el Norte, a salir al Noreste de di-
cha laguna, procurando evitar lás partes profundas de la la-
guna de: San José y después con rumbo Noreste se dirigirá
hacia la bahía de Espíritu Santo. Este trabajo ha sido empe-
zado con gran beneplácito de los habitantes que ven en un fu-
turo próximo, una fácil comunicación con laimportante bahía
y por lo mismo, una comunicación libre con el mar que les
permitirá la entrada y salida de sus productos, sin tener que
ver ya nada con nuestros vecinos de la Colonia Británica. Nues-
bra permanencia en el campamento Mengel nos fué muy pro-
vechosa porque pudimos internarnos en los bosques en una
extensión de 50 millas que es la que tiene su ferrocarril y pu-
dimos darnos cuenta de la importancia de los bosques como
productores de caoba y de cedro, así como también de su ri-
queza en zapotes, que son comose sabe, los productores del
chicle. Tuvimos la fortuna de encontrar un campamento de ne-
eros, que hacía la explotación del chicle, habiendo podido ver
el modo de efectuar la operación desde sus principios, desde
que el chiclero prueba el zapote, el modo de ascender por el ár-
bol, de ir haciendo las cortaduras en zig-zag en la corteza, ver
correr el latex por las cortaduras y recogerlo por la parte baja
210
INGS. PEDRO C. SANCHEZ Y SALVADOR TOSCANO
del árbol, en bolsas de cuero, reunirlo después en cubos metá-
licos donde lo hierven, lo funden y'lo echan después en las mar-
quetas que pesan poco más o menos, un quintal. También
aprendimos allí dos verdades muy importantes y que son las
siguientes: primera, la explotación de las maderas preciosas
es un gran negocio, pero exige un enorme capital, a tal gra-
do que el trabajo en pequeño no daría resultado, siendo de to
do punto indispensable que esas concesiones sean dadas a
compañías fuertes, las que hayan demostrado más honorabi.-
lidad en sus manejos, pues todo lo que se haga a este respec-
to, en pequeño, será un fracaso. Segunda: el negocio de chi.-
cle es también muy lucrativo, pero tiene el gran inconvenien-
te de tener que valerse de monteros especialistas y experi-
mentados, a los cuales es indispensable adelantarles dinero y
la mayor parte de las veces, por desgracia, se quedan con és.
te y no cumplen su= comprómisos, siendo ésta la parte difí—
cil del negocio, pues cuando los chicleros cumplen, las utili
dades de las compañías pueden valuarse en más de un ciento
por ciento.
HIDROGRAFÍA Y GEOLOGÍA.
Tan pronto como pisa uno playas yucatecas, llama consi-
derablemente la atención la ausencia absoluta de ríos y ria-
chuelos y el gran número de hondonadas, que dan la aparien-
cia de pequeños, pero profundos barrancos, así como la.
abundancia de pozos subterráneos llamados cenotes. A pri-
mera vista se ve uno inclinado a cunsiderar tales hondonadas
como los lugares por donde circulan las aguas de lluvia, pero '
la más superficial observación es bastante para convencerlo »
BREVE RESEÑA DE UNA EXPLORACIÓN EN QUINTANA RO0U 211
de que tales depresiones son de extensión limitada, sin rela-
ción unas con otras, y sin obedecer en manera alguna a la
pendiente general del terreno. La observación de los cenotes
y su relación marcada en su abundancia de agua en el período
de lluvias, lo hace a uno deducir que toda la precipitación
atmosférica desaparece por las grietas del suelo y se acumu-
la en las cavernas, a las que los regionales dan el nombre de
cenotes, siendo las hondonadas hundimientos ocasionados
por la ruptura de las bóvedas que formaban las cavernas, y
aun muchas de las elevaciones pueden tener este origen,
pues el modelado por las aguas y el viento de una gran hon-
donada, dará a sus contornos la apariencia de montículos,
que no son realmente elevaciones.
Todo el modelado de Yucatán y Quintana Roo, es pues,
debido a la acción de las aguas subterráneas.
En opinión del eminente geólogo americano Angelo Heil-
prin (1), que visitó estos lugares en la Primavera de 1890, se
caracterizan tres regiones distintas: las planicies bajas, las
montafiosas (verdaderamente cerros) y el plano hundido que
oradualmente se inclina hacia el Golfo, y es conocido con el
nombre de . Este último, en opinión del
geólogo citado, debe considerarse, desde el punto de vista
geológico, como una parte del área continental. :
El doctor Sapper (2), miembro del Instituto Geológico Na-
cional, se expresa así:
(Grecia) y algunos otros
árboles. Estos son necesariamente indispensables en las tie-
rras bajas tropicales, y ningún cacao será bueno si carece
de la protección de esta clase de árboles. En las Honduras
Británicas yo recomendaría como árbol de sombra permanen .-
te, el Joonu, árbol del Hule, ya descrito anteriormente. Las
semillas úe estos árboles deberían plantarse al mismo tiempo
o si posible fuera, antes que el cacao; arreglado de tal mane-
ra que la sombra de este árbol cubriera hasta tres plantas de
cacao.
Un plantío de cacao debería estar en completo desarrollo,
hasta el séptimo año. Su manejo es simple y fácil, y requiere
menos trabajo que cualquiera otro cultivo de igual valor.
Café de Liberia. —Como para el cacao, lo mismo se hace
con esta planta tropical, siendo de desearse plantarlo prime
ro bajo sombra de plátano. Este café de grandes semillas es
originario de la costa Oeste del Africa, y su principal valor
económico está perfectamente basado en el hecho de que su
crecimiento se efectúa en las planicies al nivel del mar, donde
los gastos preliminares o primeros para la adquisición y lim-
pia del terreno, son naturalmente mucho más insignificantes
que en el anterior, en donde también el trabajo es más vasto
y abundante, y donde las dificultades y gastos de transporte
son considerablemente mucho más reducidos. Estas carac
terísticas dan al café de Liberia ventajas no sólo sobre su con-
génere el café de Arabia, sino sobre cualquiera otro cultivo
que requiera el mismo capital y atenciones.
240 INGS, PEDRO C. SAN/HEZ Y SALVADOR TOSCANO
El valor del café de Liberigz, en el mercado, no es tan ele-
vado como algunos de las mejores clases del café de Arabia. *
Las últimas ventas de este café en el mercado americano, se'
han realizado a 90 s. por cwt. Esto, comparado con 100 s. a
120 s. (aun para el mejor café de Jamaica 140 s.) por cwt., no
envuelve necesariamente una utilidad más baja para el plan-
tador. De la adaptabilidad del café de Liberia para su cultivo
en las planicies y de su más robusto y prolífico carácter, y de
tratamiento o (manejo) más generalmente económico para el
que es responsable, quiere decir que es del todo posible que
su cultivo dé aún más remuneración, que el que propor
las variedades de café de Arabia.
Además, el hecho de que el mercado americano sea tan
favorable a este café de gran semilla y fertilidad, da a su cul
tivo en las Honduras Británicas todo el aspecto de una sana
y perfecta inversión. Con respecto al establecimiento de
plantaciones de esta clase de café, los mismos pasos se deben
dar para las plantaciones de cacao, con la excepción de que
los cafetos liberianos se pudieran colocar a 10 pies de distan -
cia. Pueden estar cubiertos para guardarlos al alcance de los
podadores y escardadores, a cerca de 5 pies 6 puleadas. Por
cubrir los árboles, se entiende arrojar fuertes ramas laterales;
pero debido a la altura que las ramas del cafeto de Liberia
alcanzan, es conveniente aconsejar que ro se cubran demasia-
do bajo.
Con respecto a la poda del café de Liberia, los mismos
principios generales se aplican, tanto a él como al café de
Arabia. Las varias proporciones del árbol no pueden tener
demasiado aire y Juz, y un sistema de poda que removería
inútiles crecimientos, y dirigiera las energías de la planta a
la sola producción del fruto debería ser finalmente, más bené-
fica, y de mejores resultados. Los cafetos de Liberia vienen a
BREVE RESFÑA DE UNA FXPLORACION EN QUINTANA ROO 241
producir al tercer año, y cosechas de un rendimientos aproxi-
'mado de 304 cwt. por acre, deberían recogerse hasta el
quinto año, con un resultado máximo el décimo año.
Para quitar la corteza al café liberiano, se usa un muy útil
descascarador de mauo que ha sido especialmente inventado
por los señores John Walker y Cía., Colombo, Ceylan.
Se dice que se descorteza en la proporción de 10 bushels (3
tercios menos que la fanega española por hora y a un costo
de 18 libras esterlinas).
Naranjas.—Limas y Limones.—Inmediamente después
del plátano, estas frutas tienen una regular demanda en el
mercado americano, y pueden cultivarse con gran facilidad
aprovechando el mismo terreno que para los plátanos. Estas
plantas no requieren, sin embargo, mucha sombra; en efecto,
cuando es mucha la sombra que de los plátanos reciben, lle-
gan a debilitarse y a enfermarse, y muy rara vez llegan a ser
árboles robustos. Los naranjos deberían plantarse a una dis-
tancia de 20 pies. Las plantitas pueden obtenerse de la semi-
lla sembrada ya en cajas o en almácigas, a una altura de 405
pies sobre la tierra, de manera que estén asalvo de las hormi.-
gas y ratones, así como también de otros animales nocivos -
tan abundantes en los países tropicales,
La exportación de la naranja de Jamaica, principalmente
para los Estados Unidos, montó durante el año de 1882 a más
de 30 millones, con un valor estimativo de 24,700 libras es-
terlinas,
Cocos.—Como yalo he mencionado en el informe de mi
visita hecha a los establecimientos (plantaciones) del Sur,
'muchas de éstas, de cocoteros se han establecido en la Colo-
“nia; pero no hay razón para que toda la orilla del mar en las.
Honduras Británicas no esté cubierta de extensos besqueci-
llos de esta valiosa y resistente palmera. El aspecto general
x
242 INGS. PEDRO C, SANCHEZ Y SALVADOR TOSCANO
y la fertilidad de estos árboles que hice objeto de especial ob-
servación en la vecina ciudad de Belize, en la parte arenosa de
la costa, y también en las vecindades del Sur, han dejado en
mi ánimo una impresión tan grande, por la fecundidad de es-
tas plantas, que sobrepasa a toda consideración.
Se me informó por un experimentado plantador-(colono),
que los cocoteros en buenas condiciones comienzan su pro-
ducción al cuarto año de haberse sembrado, aumentando su
producción considerabiemente hacia el sexto y séptimo años,
y que un buen cocotero ya en producción. tiene, en las Hon
duras Británicas, un valor de $3.00.
Muchos de estos árboles, vistos cerca de las plantaciones,
fueron evidentemente colocados en la superficie y no planta
dos profundamente, para que las raíces hubieran podido fi
jarse con fuerza en la tierra; de aquí que al crecer se inclina
ran unos sobre otros, habiendo sido muchos de ellos arranca-
dos por los vientos fuertes. En tierra caliente y arenosa las
plantasjóvenes deberían colocarse(sembrarse)en hoyos (hasta
elfondo de un agujero de forma de cono invertido) de unos 3
pies de diámetro por 3 de profundidad; si posible fuera, colo-
carle ura pequeña cántidad de abono o mezclarle una pequeña
cantidad de tierra de la de la superficie con algo de arena has-
ta el fondo.
Si el tiempo es muy seco, hay que rociar las plantas jóve
nes perfectamente con tierra vegetal, y regarlas de una ma.-
nera sistemática hasta que hayan enraizado completamente.
Cuando el suelo está perfectamente apropiado al cultivo y
la tierra es fresca, no son absolutamente indispensables tanto
cuidado y atención; pero en todos los casos recomendaría que
las plantas jóvenes se colocaran en hoyos suficientemente
profundos para permitir a las raíces afirmarse conveniente-
mente en el terreno, y así poder estar en condiciones de re-
BREVE RESEÑA DE UNA EXPLORACION EN QUINTANA ROO 243
sistir la fuerza de los vientos. Con respecto a las distancias a
que deben sembrarse las plantas de coco, debe tenerse en
cuenta, en primer lugar, el carácter del terreno y el probable
desarrollo de los árboles. Es mejor plantarlos demasiado se:
parados, que juntos. Las distancias varían de 20a 21 pies,
como se observa en las Honduras Británicas; pero como re-
gla, sería mejor efectuar esta siembra a 28 o 30 pies, como
promedio, y a una aistancia de 33 pies cuando se trate de sue-
los ricos y bien acondicionados.
Cuando los árboles se plantan a una distancia muy corta,
su desarrollo es muy débil y su producción es muy exigua,
siendo pequeñas y muy ligeras las frutas. La equivocación
de plantarlos demasiado cerca uno de otro, puede subsanarse
sacando el árbol intermedio; entonces cada tercer árbol debe
ser trasplantado, aprovechando de esta suerte el terreno in-
termedio.
Una plantación de cocoteros en Jamaica, perfectamente
establecida y en completa producción (me refiero a los árbo-
les de 8 años y ocupando un terreno de un acre por cada 60
árboles), puede proporcionar 10 libras esterlinas por acre.
El costo de una plantación de cocoteros en esa isla, inclu-
yendo toda clase de gastos hasta su producción, no llega a
más de 8 libras esterlinas por acre.
La explotación de cocos de Jamaica, y muy principal.
mente para los Estados Unidos, alcanzó en el ¡ño de 1880 un
máximum de más de seis millones de cocos. Esta producción
se estimó en un valor aproximado de 20,000 libras esterlinas,
Con una comunicación regular de vapores con América,
no hay duda de que todos los cocos que pudieran crecer y
producir en las Honduras Británicas, encontrarían un mer-
cado listo y fácil en los Estados Unidos. Cuando visité este
lugar (las Honduras Británicas), ví ofrecer a 28 dólares el mi-
244 INGS. PEDRO C. SANCH2Z Y SALVADOR TOSCANO
lar, comprados en las plantaciones, para embarcarse inme-
diatamente en los vapores; sin embargo de este espléndido .
ofrecimiento, no se podía obtener nada de esta mercancía, y
los vapores prácticamente volvían vacíos a New Orleans. En
efecto, ni plátanos, ni naranjas, ni cocos, podían obtenerse en
las cantidades que se deseaban.
La expurtación de cucos de las Honduras Británicas en
los últimos seis años, muestra un desarrollo muy notable, se-
gún se ve por lo que sigue:
E A E A
A A RT RR 604,000
VO a ls E 0
O A A
Mi A E 1.623,000
NR A RO . . 6.047, 160
El valor de los embarques en 1881, alcanzaron una pro-
ducción de 6,017 libras esterlinas y 16 s.
Arroz.—Aunque el arroz silvestre crece en aiguna exten-
sión en la Culonia, habiéndose dedicado unos 240 acres aproxi-
madamente al cultivó de este cereal, no hay duda que una
área mucho más grande, especialmente en los distritos don-
de existe el palo de Campeche (de tinte), podría este cereal
cultivarse en mayor escala. Con el aumento en el número de
los trabajadores (Cooly Coolies, trabajadores de la India), la
demanda local por este cereal excede a su producción. En
verdad, en el actual momento, el arroz está siendo importado
en cantidades que montan a unos 2,000 sacos. Si se acepta
como un axioma que «por donde quiera que crezca la cauba,
todo producto tropical se producirá» y «donde quiera que el
palo tinte (de Campeche) crezca, el arroz de la mejor calidad
se producirá», las Hunduras Británicas deberían producir el
BREVE RESEÑA DE UNA EXPLORACION EN QUINTANA ROO 215
arroz, no sólo para cubrir sus propias necesidades, sino en
cantidad suficiente para abastecer a todas las islas occiden-
tales de la India.
Maíz.—Puede considerarse como el alimento principal de
los indios y caribes; con este grano hacen tortillas o delgados
panes horneados en estufas especiales,
El cultivo del maízes sin duda alguna uno de los más an-
tiguos en el Continente americano; pues los indios se dedica-
ban a él desde antes del descubrimiento del Nuevo Mundo.
Lo mismo que el plátano y lo mismo que una planta lla-
mada Llantén de la misma familia de las Platagíneas, las na-
ranjas, el cacao y algunas otras plaatas de carácter perma-
nente, el maíz puede producirse en una grandísima extensión.
Sin embargo de que al cultivo del maíz se han dedicado
no menos de 7,000 acres, toda la producción se consume en
la Culonia sin exportarse ni un solo grano por el momento,
Tabaco.—El tabaco es cosechado en pequeñas cantida-
des por los indios y los caribes, pero no en la cantidad sufi-
ciente para satisfacer las demandas de la Colonia. En el año
de 1880 se importaron 62,004 libras de tabaco.
La introducción de las mejores clases de tabaco de la Ha.-
bana, semilla de tabaco de Cuba y de algunos cuantos esta.-
blecimientos cubanos, de seguro darían al cultivo de este ar-
tículo un importante impulso.
Las tierras ligeras y bien acondicionadas a lo largo de la,
ribera de los ríos (las vegas), son las más admirablemente
apropiadas al cultivo del tabaco, el cual, bien entendido, po-
dría sin duda alguna cempetir econ el de cualquier otro país.
Piñas.—Poca atención parece prestársele al cultivo del
fruto más hermoso y bueno de las Indias Occidentales, sin
embargo de que la tierra más apropiada para este cultivo se
encuentra cerca de la mayor parte de lus sembradíos,
216 INGS. PEDRO C. SANCHEZ Y SALVADOR TOSCANO
El suelo deberá ser un limo con grava, libre de toda cla-
se de arcillas y perfectamente drenado. Las plantas, consis-
tentes en retoños de plantas más antiguas, pueden trasplan-
tarse a unos 3 y medio pies de distancia una de otra, teniendo
especial cuidado de conservarlas siempre muy limpias, libres
de toda clase de yerbas y procurando no dar a la tierra, en
tiempo de secas, una abunada con tierra vegetal o abono ani:
mal y reducido a tierra negra, p»r no ser esto apropiado, por
lo cual debe evitarse a todo trance.
En terrenos más bien húmedos, las piñas deben sembrar
se en las salientes del terreno (en terreno escabroso), practi-
cando canalizaciones intermedias; pero en terrenos calientes,
en que el suelo es seco, se practican surcos en toda la su per-
ficie y entonces pueden plantarse en terrenos planos sin ne
cesidad de practicar canalización alguna. Las mejores cla=es
de piñas que se cultivan para su exportación, son las siguien-
tes: Black antigua, Black Jamaica o Cow Boy, Ripley Char-
lotte Rothschild, Jimooth Cayenne, Sculet or Cuban Pine y
British Queen.
Chinchona.—Quina o corteza del Perú. Actualmente en
las tierras elevadas, esto es, arriba de 3,000 pies de eleva—
ción, en terrenos completamente inexplorados, es muy dudo-
so que la Chinchona (quina del Perú) pueda colocarse entre
las plantas Cuyo cultivo se logra en las Honduras Británi-
cas.
En ocasión de mi última visita, encontré un árbol en la
casa de Gobierno, que supuse sería Chinchona Quina. Esta
era una planta nativa de las Indias Orientales, de la especie
de Barringtonia speciosa.
Es posible que la corteza roja (Red Bark) pueda crecer en
las elevadas pendientes de las montañas Cockscomb, peroac
tualmente, con motivo de prestar atención a otras industrias
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más convenientes y productivas, no se da importancia al cul-
tivo de este artículo.
Té.—Una clase de té adaptable a los terrenos planos, ca-
lientes y húmedos, por ejemplo el Hijbrid Assaw (wmestizo),
se desarrollaría en muchas partes del interior de la Colonia.
La dificultad principal consistiría en su fermentación, en el
molido y en su buena presentación en el mercado, de mane-
ra que fuera dable alcanzar los mejures precious y así obtener
buenos rendimientos.
Un plantador experimentado de la India o de Ceylán, con
unos cuantos trabajadores Culis (coolies), estaría en aptitud
de poder comenzar esta clase de industria, la que, sin duda,
sería suficiente solamente para satisfacer las demandas loca-
les y algunas de las necesidades de las vecinas Repúblicas, lo
que, comercialmente, daría un buen resultadu””.
NOTAS BIBLIOGRAFICAS.
1.—HEILPRIN, ANGELO.—Geological Researches in Yucatan: —Pro-
ceedÍmys Acud Nut. Sc. Philadelphia, 1811. p. 136-158. j
2. —SAPPER, CARLOS. —Sobre la Geografía física y la Geología de la
Península de Yucatán.—Bul. Inst. Geul. de México. n? 3, 1896, 57
págs., 6 Cartas.
3.—SCHOTT. ARTHUR. — Die Kiistenbildungy des noerdlichen Yucatan. —
Peterminn's Mith XL. 1836, p. 127-130.
4,—SUESs E.—La Face de la Terre. (Trad. E. Margerie).—París,
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Merr, Soc, Alzate, t. 38.- (21, v. 1919).—17.
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SOCIÉTE SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATR>.—MÉMOIRES. T. 38, 249
LAS LLUVIAS EN LA REGION DE NECAXA.
POR EL ING. GABRIEL M, OROPESA, M. S. A,
(Sesión del 4 de marzo de 1918 )
(LÁMINAS XXUEXXVI.)
En el tomo 27 de las Memorias de esta Sociedad se publi-
caron los datos de las llnvias medidas en los pluviómetros de
Necaxa y de El Carmen, desde la fecha en que se estableció
cada uno de esos dos pluviómetros, hasta diciembre de 19027.
Hoy que se cuenta con observaciones más numerosas, tanto
por haber transcurrido diez años más, cuanto por haberse
instalado otros ocho pluviómetros en diversos lugares de
aguellas obras, me ha parecido conveniente reunir todos los
datos; tal es el motivo de la presente nota.
En el añu de 1895 la Secretaría de Fomento autorizó, por
medio de la concesión respectiva, al Sr. D, Arnoldo Vaquié,
para utilizar como fuerza motriz las aguas del rív de Necaxa,
cerca de sus caídas naturales, conocidas con los nombres de
La Ventana y de Ixtlamaca, pero llamadas en la concesión, de
Tenango y de Tres Chorros. Con motivo de esa concesión se
formó en París la «Société de Necaxa», con capital nominal
de ocho millones de francos; esta Sociedad, por medio de su
Ingeniero Civil el Sr. Trotier, comenzó a ejecutar algunos tra-
bajos, siendo los principales el principio de la apertura de un
túnel que habría de servir para dar paso a los tubos de con.
250 ING_GABRIEL, M. OROPESA
ducción del agua a las turbinas respectivas, y el trazo de un
camino para ligar Necaxa con algunos de los ferrocarriles en.
tonces existentes, a tin de poder bajur las maquinarias hasta
sus lugares respectivos. La «Société de N :caxa» fué la pri-
mera que instaló un pluviómetro en su campamento de La
Mesa de las Fiores, cercano al antiguo pueblo de Necaxa, por
lo que se ha conservado en los registros este último nombre;
las primeras precipitaciones anotadas son de enero de 1901,
es decir. que comenzaron con el presente siglo.
En 1903 la concesión fué adquirida por un Sindicato Cana-
dense, y de entonces data la actividad de las obras; a medida
que ellas fueron alcanzando otros lugares de la cuenca, se
fueron instalando otros pluviómetros: el de El Carmen, en
agosto de 1905; el de Los Reyes, en julio de 1908, el de Huau-
chinang», en enero de 1913. Es de advertirse que el pluvió-
metro de Los Reyes está fuera de la cuenca natural de; Ne-
caxa; el Río de los R-yes va en último término a formar parte
del Río Cazones o San Marcos, en tanto que cl Necaxa forma
el Tecolutla; pero como el Río de los Reyes se desvió de su
curso natural pormedio de una presa, un Canal y dos túne-
les, para verter sus aguas en el Necaxa, hoy sí propiamente
ya forina parte de la cuenca que se estudia y que se llama
División 1 de alimentación de agua.
La División II está formada por los ríos Tenango, Nexa-
pa y Xaltepuxtla; en ninguno de los lugares de esta cuenca
existe ni ha existido pluviómetro.
En el año de 1906, por un nuevo contrato con la Secretaría
de Fumento, quedó ampliada la concesión, y se comenzairon a
construir las presas de derivación y los 29 kilómetros de tú:
neles necesarios para captar y enviar a Necaxa las aguas de
los ríos Laxaxalpam, Hueyapam, Tepeixco, Tlaxco, Z-=mpoa-
la y otros; todus los cuales han. venido a formar la División
LAS LLUVIAS EN LA REGION DE N'CAXA 251
III. Durante la época de la construcción de los túneles, los
diversos campamentos estuvieron a cargo de contratistas a
quienes nada importaba el estudio de las lluvias, por lo que
los pluviómetros no se establecierón sino hasta mediados de
1913, en que todas las obras fueron recibidas por la Compañía
Mexicana de Luz y Fuerza Motriz. De esta División IlÍI, al-
gunos pluviómetros quedaron en el Distrito de Huauchinan-
go, y otros en el de Zacatlán: Laxaxalpam, Cuamanala y Te-
peixco son de Zacatlán; Tlaxco está justamente en la línea
divisoria de ambos distritos; Zempoala y San Lorenzo son del
Distrito de Huauchinango.
Todas las precipitaciones son medidas diariamente a las
ocho de la mañana, comunicados los resultados por teléfono'a
Necaxa, en donde constan los datos en los archivos de la Com-
pañía. Yo he formado los cuadros adjuntos con los totales de
cada mes, y para que puedan estudiarse esos datos con más
facilidad, he trazado los cuadros gráficos correspondientes,
en los que se ve claramente que las mayores precipitaciones
corresponden al campamentu de Zempoala, en los meses de
septiembre de 1913, septiembre de 1915 y junio de 1914 en los
que se alcanzaron respectivam nte las alturas 1”- 621, 1"- 128
y 17:0895. Es de sentirse que este pluviómetro de Zempoala
fuera retirado del servicio en junio de 1916 y que no haya
sido sustituido, pues precisamente éste es el lugar más inte-
resante de toda la región, para el estudio de las lluvias; el
campamento está al pie de la colosal montaña llamada Zem-
poaltepetl (palabra que en idioma nahoa significa 20 cerros),
algunos de cuyos picachos son completamente inaccesibles,
la montaña ha estado cubierta de vegetación hasta estos últi*
mos años en que está siendo inconsideradamente talado el bos-
que; pur consiguiente, éste habría sido muy buen lugar para
estudiar y resolver la eterna cuestión: ¿Llueve mucho porque
252 ING. GABRIFTL,. M OROPESA
hay arbolado que detiene a las nubes y las hace descargar? o
bien: ¿se desarrolla y prospera el arbolado a consecuencia de
lo mucho que llueve en el lugar?
En el registro diario de las lluvias consta que en los días
20 y 21 de septiembre de 1913 la precipitación alcanzó su
máximo: 234 milímetros y 224 respectivamente, Oo sea muy
cerca de medio metro en sólo dos días.
Cumo es muy natural que los números sean más elocuen-
tes que cualquiera relación escrita, concluyo aquí la mía, de-
seando que los cuadros de estos datos al ser publicados en
nuestras Memorias, puedan ser de alguna utilidad para todas
aquellas personas que se interesan por esta clase de estudios.
México, marzo 4 de 1918,
253
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE».— MÉMOIRFS. T. 38, 207
PETROLEO EN EL SUR DE TAMAULIPAS.
POR EL ING. EZEQUIEL ORDOÑEZ, M. S. A.
(Sesión del 1% de abril ide 1916.)
La intensidad con que se han desarrollado los negocios
petroleros en los cantones del Norte del Estado de Veracruz,
ha dependido en mucha parte del gran éxito que se obtuvo
después de las impurtantes expleraciones llevadas a cabo des-
de 1902 hacia el Norte, en la región de El Ébano y varios años
posteriormente, hacia el Sur en las cercanías de Tuxpan. Es-
tos éxitos no se crea que fueron rápidamente obtenidos, pues
que los estudios primitivos hechos por buenos expertos, el
aseguramiento de propiedades en aquellas costas de los te-
rrenos que se suponían más favorables, los extensos desmon-—
tes y por último el buen número de perforaciones sin éxito.
llevadas a cabo, desde entonces a gran profundidad, signifi
caron un costo primordial, antes de haber hallado el petróleo
comercial, de algunas decenas de millones de pesos.
El hallazgo de petróleo en cantidad industrial en el cerro
de La Pez en El Ébano primero y el femoso gusher de Dos
Bocas algunos años después, malogrado por un incendio, die-
ron para de una vez fama a la costa veracruzana, en donde se
concentra hoy la producción mexicana de aceite mineral. Hs-
ta producción fué el año pasado de 1917 de cerca de cincuen-
ta millones de barriles. Es bien sabido que este consumo de
Mem, Soc. Alzate, t£, 38.-- (26, y. 1919).—18.
258 ING. EZEQUIEL ORDOÑEZ
petróleo anual, solamente representa una fracción de lo que
los pozos en actual rendimiento pueden producir, pues que
con suficientes medios de transporte y de almacenamiento,
es decir con suficientes tuberías, tanques y con una flota pe—
trolera competente, podrían extraerse actualmente algo más
de trescientos millones de barriles al año.
Este enorme rendimiento potencial del petróleo de la cos—
ta veracruzana, procede de un número relativamente pequeño
de pozos, repartidos en unos cuantos distritos petrolíferos,
distanciados unos de otros por grandes áreas no exploradas,
y en las cuales pueden localizarse otros sitios muy favorables,
que con el tiempo llegarán a ser indudablemente a su vea
grandes centros de producción de petróleo.
Está en la conciencia de los expertos que conocen nuestra
costa del Golfo, que los terrenos favorecidos por acumulacio—
nes comerciales de petróleo, no se extienden solamente entre
los ríos Pánuco y Tuxpan, sino que las indicaciones son de
que la zona petrolífera de México con más o menos interrup-
ciones abarca toda la zona costera desde el Norte de Tamau-
lipas, hasta el pie de la Sierra Madre de Chiapas y riberas
del Usumacinta. Esta generalización no viene solamente de
un espíritu optimista, sino que es el resultado de la persis-
tencia con que se encuentran en toda esta costa del Golfo, las
Características más usuales que nos sirven para estimar un
terreno como petrolífero.
En este pequeño artículo solamente nos vamos a ocupar
de las posibilidades petrolíferas que a nuestro juicio existen,
en la parte del Estado de Tamaulipas que se extiende al Sur
del río de Souto la Marina y de sus afluentes, es decir al Sur
de la propiedad de San José de las Rusias de la que todo
mundo está pendiente en estos inomentos, por estarse llevan-
do allá a cabo por la Compañía de La Corona, muy importan-
tes exploraciones.
PETROLEO EN EL SUR DE TAMAULIPAS 259
La amplia faja costera y el litoral de Tamaulipas en la re
gión cercana a Tampico, al Norte del río Tamesí, con sus te:
rrenos bajos, sus lagunas y un cordón litoral de arenisca que *
se extiende casi hasta la laguna de San Andrés, resguardado
del lado del mar por las arenas de los médanos, se asemeja
mucho al litoral y costa del Cantón de Ozuluama al Sur de
Tampico, en el Estado de Veracruz, y es que los ríos Pánuco
y Tamesí que separan ambas costas al vaciarse ya unidos en
el mar por la barra de Tampico, ha necesitado cortar a fuer-
za de erosión ese cordón de lomas litoral de que hablamos y
el cual no es más que un girón de una extensa formación neo-
zoica que ha desaparecido en gran parte de aquella costa, por
erosión. No cabe duda de que antes de practicarse la corta-
dura del Pánuco, desde las goteras de la ciudad de Tampico
hasta el mar, las aguas del Pánuco se vertían al Golfo por va-
rios cauces, siendo estas aguas solamente el excedente de las
que no podían quedar retenidas en una muy extensa laguna
que se dilataba por muchos kilómetros en el interior de la
costa y que hoy ya está drenada, por haberse fijado para de
una vez el cauce de aquella gran arteria fluvial. Así se expli-
ca el material de esteros que cubre toda la costa hasta cin-
cuenta y más kilómetros tierra adentro, formandoesos gran-
des bancos de ostreas y otras conchas hasta las cercanías de
Topila y los depósitos de estero y menudos aluviones que se '
hallan adheridos a las primeras ondulaciones altas del terre-
no al poniente y a bastante distancia de Tampico.
En la parte Sur del Estado de Tamaulipas hay una muy
vasta extensión de costa baja ligeramente ondulada que mide
más de 150 kilómetros de ancho de Oriente a Poniente por
más O menos igual extensión de Norte a Sur, con una altura
de 100 a 200 metros sobre el nivel del mar. Esta costa baja se
continúa hacia el Norueste por el amplísimo valle que eleván-
260 ING. EZEQUIEL ORDOÑEZ
dose poco a poco aprovecha el ferrocarril de Tampico hacia
Ciudad Victoria. Esta costa plana, meridional de Tamaulipas,
se limita al Poniente por la Sierra del Abra o de Tanchipa.
Por el Norte, las Sierras de Buenavista y Sierra Azul, que
forman parte de la Sierra de Tamaulipas, elevan el terreno
encauzando valles más altos. Importantes unidades de la Sie-
rra Azul se ligan por lomeríos con una Sierra casi litoral y
no muy alta llamada de San José de las Rusias. La costa pla-
na de que hablamos se dilata por el Sur hasta terrenos de
Veracruz más allá de los Ríos Pánuco y Tamesí, y sobre ella
en terrenos de Tamaulipas solamente hay dos accidentes im-
portantes que desde el punto de vista de las posibilidades pe-
trolíferas en esta región, tienen decisiva importancia y estos
accidentes aislados y prominentes son: hacia el interior de la
costa, el elegante pico llamado el Bernal de Horcasitas, que
es algo así como una aguda y estrecha cresta sostenida por
un cono de base muy extensa. La cima de la cresta rocallosa
se eleva hasta más de mil metros sobre el nivel del mar. El
otro es el grupo de cerros situados en las inmediaciones del
pueblo de Presas “Aldama, coronado por el llamado Cerro
Cautivo. cuya cima tiene como 6530 metros sobre el nivel del
mar. Las estribaciones de este macizo montañoso se aproxi
man mucho a las playas del mar entre la barra del Tordo y
la punta arenosa de Jerez.
Ambos macizos, el Bernal y el del Cerro Cautivo, separa—
dos por una distancia de 70 kilómetros, son volcánicos y sus
bases están formadas de extensas corrientes de lavas basál-
ticas. Estas montañas volcánicas son muy jóvenes. El Ber-
nal tiene una historia de formación relativamente corta que
se reduce a la emisión de lavas en un corto tiempo por uno o
varios cráteres hacia el fin de cuyas erupciones, un tapón de
lava se yergue en el cráter principal y lo vbstruye. El cráter
PETROLEO" EN EL SUR DE TAMAULIPAS 261
ha desaparecido por erosión y el neck de lava aparece muy
esbelto tal como lo vemos aún desde una gran distancia. El
macizo del Cerro Cautivo es muy distinto. Aquí se trata de
un grupo de volcanes de mucho más largo período de activi-
dad, durante el cual numerosas corrientes de lava se fueron
sobreponiendo, elevando más y más el macizo. Entre sus ci-
mas podemos hoy identificar varios cráteres algunos de gran-
des dimensiones. Entre los más recientes de estos cráteres
citaremos uno del tipo explosivo situado en las faldas meri-
dionales de una de las cimas llamada x
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ATZATE>.—MÉMOIRES, T. 38, 271
CIPACTONAL
(DE LA , EN UXMAL, YUCATÁN)
POR EL LIC. RAMON MENA, M. $. A.
(Sesión del 6 de mayo de 1918.)
(LAMINA XXVII)
Antecedentes. —En el Salón de Monolitos del Museo Ar-
queológico de esta Capital, existe un bellísimo ejemplar, dig-
no de atención, tanto por la perfección del trabajo escultu-
ral, cuanto por el simbolismo que encierra.
La pieza procede de la fachada Poniente de uno de los
Templos de Uxmal, en Ticul, Yucatán, denominado: “Casa
del Adivino”, ahí, la pieza en estudio, coronaba una puerta
y era una referencia arquitectónica y simbólica; pero el atre-
vimiento de la ignorancia, desintegró un monumento in situ,
para allegar al Museo, objetos que exhibir en 1910, ¡Cómo si
faltaran antigúedades notables en el augusto recinto de nues-
tras reliquias del pasado! Mas ni la falta, hubiera justificado
el imperdonable acto de bandalismo arqueológico, por des-
gracia, repetido en aquellos áías con otros monumentos,
Descripción.—Una cabeza humana, de fino modelado apa-
rece dentro de las fauces de gran serpiente; larga espiga re-
mata la porción posterior del ejemplar que está esculpido en
un solo bloque.
272 LIC. RAMON MENA
El ojo de la serpiente tiene ceja de plumas, y abajo, ban-
deletas ornamentales de papel; los belfos están orlados de
Cipactonal, escultura procedente de Uxmal, Yuc.
figuras que son cortes de caracol, y de otras como en U inverti.
da, que son signos de la tierra. Arriba y atrás del belfo supe-
rior, hay dos punzones de los típicos para el autosacrificio
_ sacerdotal; el belfo inferior lleva barbilla a manera de fleco.
De la garganta de la serpiente sale una cabeza humana, y
queda entre 4 colmillos de forma de gancho.
Banda de chalchihuitl sobre la frente y un casco que
puede ser de plumas, integran el tocado de esta cabeza; de
las sienes bajan 5 bandas de papel y caen sobre las orejeras que
son también de chalchihuitl. Subre la frente, en la línea me”
XX VIIT.
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38, 1
Tomo
“Alzate”.
Mem. Soe.
Cipactonal de Uxmal.
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Sy
CIPACTONAL 2
dia de la cara, una figura roturada, separa los cha:chihuitl:
en dos grupos de 4 cada uno; la figura rota puede ser, el pá-
jaro del Dios del Fuego.
La nariz va perforada para tener nariguera o yacametali,.
de plumas.
En el carrillo derecho, a guisa de tatuaje, aparece una flor
de la que emanan volutas superiores e inferiores, alcanzando
éstas el mentón; la técnica de las volutas, indica ser de mo-
saico; grupos de 2, 6 y 7 esferillas, tocan tangencialmente las
volutas.
Dimensiones.—La altura del monumento es de O m. 77 y el
ancho, de 0 m. 23. La longitud de la espiga posterior, es de
O m. 52.
La cabeza humana mide O m. 28 de altura.
Interpretación. —La cabeza que hemos llamado de serpien--
te para facilitar la descripción, no es otra que la del cipactli,..
individuo de la fauna indígena americana y que puede refe-
rirse al narval o al aligator; aunque estilizado en el monu--
mento, es reconocible y da el nombre de la deidad que encie- -
rra, o sea Cipactonal, Dios creador del día, de la luz, del ca-
lendario, íntimamente relacionado con el Dios del Fuego,.
«nahui acatl», por lo que aparece el número 4 (nahui), en el
tocado; se relaciona asimismo con Macuilxochitl (cinco flor),
que proteje las cosechas, por eso el numeral 5 (macuilli) está
en las bandeletas de las orejeras y en las plumas, o mejor gli-
fos solares de la ceja; la misma simbología ofrecen los signos -.
en U.
La barbilla o fieco del belfo inferior, hace alusión a Tezca: -
tlipoca, uno de los Soles creadores.
Cortes de caracol orlan los belfos y se refieren a Venus: .
Precisamente a Venus y a la Vía Láctea, aluden los asteris-
cos tangenciales de las espiras o lenguas de fuego que ador-
Mem. Soc. Alzate, t, 38.--(29, Y. 1919).—19.
274 LIC. RAMON MENA
nan la porción derecha de la cara humana; son 4 y salen de
una flor, por lo que bien puede aventurarse la interpretación
del nombre Xochicuecaltzin, uno de los nombres del Dios del
Fuego (tlecuecatzin, señor de la casa del fuego, y xochitl, flor);
pues esa casa decíase existir en el agua o entre las flores.
Además, las llamas del fuego son 4 y la figura estropeada
«que corona la parte céntrica del tocado, no puede ser otra que
el xiuhtototl, pájaro que acompaña, adorna y significa en Có-
dices y esculturas, a Xiuhtecuhtli, Señor del Fuego, cuyos
atributos en este monumento, como que se subordinan a la
idea de cipactli y arrojan todos los de la deidad cosmogónica
«CIPACTONAL,
Por qué existe un Dios nahua en pleno territorio maya?
“La respuesta es fácil: casi un siglo antes del año 1000, los
tolteca se habían retirado al Oriente y al Sur, en donde eri-
gieron Uxmal, por eso en aquellos palacios encontramos
siempre deidades, lecturas y ornatos nahuas, influenciados,
indudablemente por el medio, los materiales y la técnica de
otra familia.
Quien desprendió esta cabeza de su Templo, le impuso el
nombre de «Reina -Maya»>, nombre palpitante de estulticia;
hemos visto en efecto, tratarse de una deidad masculina y
que no es maya. El edificio, el Templo del que fué retirada,
ostenta cornisas de plumas y meandros con estilizaciones del
signo agrícola nahua, malinalll,
Los nombres con los que ahora son conocidos los edificios
“ruinosos de Uxmal, y en general los de todo Yucatán, fueron
impuestos por viajeros y visitantes muy posteriores al siglo
XVI, y caso curioso: al Templo de la Deidad en estudio, lo
llamaron: «Casa del -Adivino», y fué Cipactonal, en épocas
«pretéritas, tenido por adivino.
La piedra calcárea en la que fué esculpido este Dios, tuvo
“sin duda, colores: azul, amarillo y rojo, principalmente.
CIPACTONAL 275
Los maya, denominaron Tutul-xíu a los nahoas autores de
Uxmal y de explorada arqueología es que tal palabra es una
manera maya de decir Xiuhtotol, que era el nombre de los
nahuas adoradores de Xiuhtecuhtili.
Estudiando monumentos como el antes presentado, afines
de los mayas, pero de diferente cultura, es como se puede,
entre otros medios, ultimar el conocimiento del grandioso
bloque arqueológico de Yucatán.
México, mayo 6 de 1918,
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZA1E>.— MÉMOIRES, T. 38, 277
MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO Y SU
VACUNA PREVENTIVA.
POR EL DR. EUTIMIO LÓPEZ VALLEJO, M. S. A.
(Sesión del 1% de julio de 1918.)
(LÁMINAS XXIX-XXX.)
Cuando en 1876 tuvo México los primeros médicos veteri-
narios, y empezaron a llegar a nuestro país las primeras lu-
ces sobre la existencia y acción de los infinitamente peque-
ños; cuando el genio inimitable de Pasteur nos trazó con pre-
cisión casi matemática, el camino que debía conducirnos al
conocimiento exacto de la verdadera causa de muchas enfer-
medades del hombre y de los animales, fué entonces cuando
se conmovió en nuestro país, el pedestal sobre el cual descan-
saba la medicina nacional. Desde esa época han surgido ver-
daderas notabilidades médicas que con ardorosa fe se han de-
dicado al estudio de las enfermedades microbianas especia-
les del hombre o de los animales domésticos, confirmando la
transmisión de muchas de éstas al hombre.
Entre las diversas enfermedades de los animales domés:-.
ticos cuyo estudio corresponde a la Medicina veterinaria,
existen algunas del cerdo que han preocupado profundamen-
te la atención de los médicos y de los criadores del ganado de
cerda, porque generalmente se presentan en forma epizoóti-
278 DR. EUTIMIO LOPEZ VALLEJO
ca, son contagiosas y casi siempre mortales. Estas enferme-
dades a que me refiero son: el Rouget (Mal Rojo), que la pro-
duce un bacilo descubierto vor Pasteur y Thuillier y defini-
tivamente descrito por Lófiler; la septicemia de los cerdos, oca-
sionada por el bacillus suisépticus, llamado también B. Sui-
cida o B. bipolaris suisépticus, y el Hog colera, cuyo factor
etiológico es un bacilo de forma ovoide y con extremidades
redondas, descrito y estudiado por Salmon.
Ahora bien, la enfermedad del cerdo a la cual me voy a re-
ferir en este trabajo es la que se conoce en México con el sim-
ple nombre de «Mal Rojo». Mi inolvidable y sabio maestro
D. José de la Luz Gómez, presentó a este respecto en 1882,
ante la Academia Nacional de Medicina de México, un impor-
tante estudio sobre esta enfermedad, el cual fué conceptuado
por algunos hombres de ciencia, como notable y acreedor a
recompensa, pero a pesar de esto, no hubo de parte de dicha
Academia para el incansable profesional Sr. Gómez, el debido
estímulo por su laboriosidad, a fin de alentarlo en su ardua
labor para completar sus investigaciones sobre cuestión de
tan alta trascendencia para la ganadería del país.
Inspirado por dicho estudio, e impulsado por el interés
que he tenido desde hace algunos años, por los estudios bac-
teriológicos, he venido estudiando algunas enfermedades mi:
crobianas de los animales domésticos, habiéndole tocado su
turno en esta ocasión al llamado «Mal Rojo», debido a una:
oportunidad que se me presentó en el ejercicio de mi profe:
sión.
El 6 de abril del corriente año, el Sr. Armando Tron, ve-
cino de Coyoacán, D. F., solicitó mis servicios profesionales.
como Médico veterinario y como Bacteriologista, para visitar
MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO Y SU VACUNA PREVENTIVA 279
en la calle de Aguayo núm. 1 de la referida Municipalidad,
un depósito de cerdos entre los cuales había aparecido una.
enfermedad que le estaba ocasionando muchas defunciones.
Pasé a dicha finca y pude ver once de estos animales con
los siguientes síntomas: poco apetito, calosfríos, vacilación
muy marcada al andar, tendencia a echarse en lugares obs-
curos; temperatura de 419 y hasta de 42, vómitos en algunos,
diarrea amarillenta y fétida en todos; respiración difícil, rui-
dosa y con sobresaltos. En algunos observé extensas man-
chas rojas persistentes sin calor ni dolor, en los muslos, 1n-
gles, piel del vientre y garganta. Por estos síntomas y por el
carácter contagioso de la enfermedad, sospeché desde luego
que podría tratarse de lo que en México llamamos (6 días después de la inyección), el cerdo testigo (Fig.
6), que estaba en compañía del resto de los animales en ob-
servación. Se le hizo la necropsia y se le encontraron las si-
guientes lesiones: manchas rosadas en las ingles y en la pa-
red del vientre. ganglios inguinales y mesentéricos aumenta
dos de volumen; derrame abundante en la cavidad abdominal;
bazo hipertrofiado, hígado muy congestionado, lo mismo que
286 DR. EUTIMIO LOPEZ VALLEJO
los riñones y las cápsulas supra-renales; notable arborización
en las paredes del intestino y del peritoneo; algunas ligeras
Fig 6.—Cerdo prieto testigo, muerto a los 6 días de inyectado.
ulceraciones en el intestino delegado y placas de Peyero; cou-
tenido intestinal”algo fétido. En la casidad torácica se encon-
tró ligero derrame del pericardio y el corazón algo hipertro-
fiado; en el pulmón había puntilleo hemorrágico y algunas
partes hepatizadas. Tanto del conejo como del cerdo testigos,
se tomó sangre y pulpa esplénica con cuyos productos se hi-—
cieron frotis y siembras en varios medios de cultivo, obte-
niéndose a las veinticuatro horas desarrollo claro del coco-
bacilo que hemos empleado para inocular a los animales que
nos han servido en nuestras investigaciones. En los frotis
encontramos igualmente este microorganismo, aunque en
- menor cantidad. (Fig. 7).
El día tres de junio murió la rata testigo (dieciocho días
MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO Y SU VACUNA PREVENTIVA 287
después de la inyección), a quien no se le hizo la necropsia
por encontrarse en descomposición cadavérica.
Como se acaba de ver, los animales que habían recibido la
inyección con el coco bacilo atenuado, resistieron a la acción
virulenta de este germen al cual atribuyo el desarrollo de la
enfermedad de los cerdos en México, permitiéndome por es-
ta razón llamarle:
Es aerobíio facultativo. En caldo simple se desarrolla a 37”
como temperatura óptima; hay enturbiamiento uniforme del
medio a las 12 horas y no forma velo. La reacción del caldo
es alcalina; no tiene olor ni pigmentos. En caldo Martin su
desarrolló es exuberante.
En gelosa simple aparecen a las 12 horas de estar en la es-
tufa a 37% colonias con el aspecto de placa abovedada, con
bordes algo sinuosos y un poco plegados en círculos concén-
bricos. i
En gelatina aparecen a las 12 horas y a la temperatura del
laboratorio colonias con desarrollo lento, de aspecto unifor-
Mem. Soc. «Alzate». ENYA
Fig. 1.—Frotis de bazo de un conejo muerto a los 7 días de inyectado.
e
y
Fig. 2 —Cultivo de 24 horas en gelosa de pulpa esplénica de conejo.
COCO-BACILO DEL MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO.
Mem. Soc. «Alzate», T.38 lám. XXX.
Fig. 7.—«a « a Coco-bacilo del Mal Rojo mexicano del cerdo,
+.
Frotis de sangre del cerdo testigo.
MAL ROJO MEXICANO DEL CERDO Y sU VACUNA PREVENTIVA 289
me y de color blanco sucio; no licúa el medio, no tiene olor y
el aspecto en piquete es uniforme.
En suero solidificado el desarrollo del coco-bacilo tiene ca-
si los mismos caracteres que el que presenta en la gelatina.
En papa a las 12 horas de estar en la estufa a 379 apare-
cen colonias con aspecto de barniz, resaltando claramente so-
bre el color de la papa.
32 CARACTERES BIOQUIMICOS.
No hace fermentar la lactosa, ni la maltosa, ni la glucosa,
No tiene acción sobre los hidratos de carbono.
El coco-bacilo en estudio no tiene acción alguna en los si
guientes medios de cultivo que se emplearon para su siem-
bra: caldo simple glicerinado. id. con carbonato de cal, id.
con lactosa y carbonato de cal, id. con lactosa y tornasol, id.
con glucosa y tornasol. Por último, gelosa glicerinada.
40 AGLUTINACION, no la hubo.
29 INOCULACION A LOS ANIMALES.
En el transcurso de esta exposición he relatado detallada.
mente los resultados que obtuve al inyectar los animales que
me sirvieron en mis experimentos, tanto con cultivos viru-
lentos como con cultivos atenuados del coco-bacilo del «Mal
Rojo Mexicano del cerdo»,
México, junio 26 de 1918.
Mem, Soc. Alzate, t, 38.--(5, VI. 1919).—20.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>,— MÉMOIRES, T. 38. 291
APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA,
COMENTARIO CRÍTICO
SOBRE «MEXICAN ARCHAEOLOGY> POR JOYCE.
POR HERMANN BEYER, M, S. A.
(Sesión del 2 de septiembre de 19158.)
Thomas A. Joyce, M. A., Mexican
Archaeology. An Introduction tu the
Archaeology ofthe Mexican and Ma-
yan Civilizations of Pre-Spanish Ame-
rica. With many Illustrations and a
Map. London, Warner, 1914, 1 vol. 80,
XVI y 384 págs.
El manual de arqueología mexicana cuyo título exacto
precede a este artículo, se publicó desde 1914. Pero llegó
mucho más tarde a México, y hasta ahora no he visto ningu-
na discusión sobre su contenido. Probablemente ya han sali-
do críticas en las revistas extranjeras de arqueología, antro-
pología, etnología, etc., pero como éstas desde hace años no
llegan a México, mis siguientes apuntaciones tienen el carác-
ter de novedad siquiera para nosotros aquí.
Aunque el libro de Mr. Joyce no es del todo satisfactorio,
por lo menos es el mejor de los que han aparecido sobre este
asunto en los últimos años. El autor ha estudiado con deten-
292 HERMANN BEYER
ción la literatura sobre arqueología mexicana y se ha asimila-
do lo más importante de ella.
En el texto están citados algunos investigadores como Se-
ler y Maudslay, pero faltan otros de no menos importancia
como, por ejemplo, para la cultura maya Fórstemann y Good-
man. Para un libro de la índole del nuestro, que sólo preten-
de ser una obra de introducción, naturalmente, no puede pe-
dirse un registro de todos, o de la mayor parte de los autores
que han tratado el tema, pero sí, nombres como el de Fórs-
temann debían estar mencionados por tratarse realmente de
uno de los fundadores de la arqueología maya.
Lo que también hace falta al libro es una pequeña biblio-
erafía de las obras más importantes que existen sobre el
asunto para que el lector interesado pueda seguir sus estu-
dios. Es cierto que el autor refiere en el prefacio a una obrita
del Dr. W. Lehmann, pero ésta es de índole netamente cien-
tífica y trae muchas publicaciones que al principiante sólo
asombran y desvían.
Joyce divide su libro en dos partes de casi igual tamaño.
La una está dedicada a la exposición de la arqueología mexi-
cana propiamente dicha; la otra, a las antigiedades mayas.
En la primera mitad están comprendidas también las civiliza-
ciones totonaca, zapoteca, tarasca, etc. Teóricamente se pu-
diera objetar que se hayan reunido cosas heterogéneas, pero,
para la práctica, me parece bien este sistema, porque lo poco
que sabemós de las mencionadas culturas no justifica un tra-
tamiento especial y aislado. En cambio, de los antiguos ma-
yas ya sabemos ahora tanto con seguridad que la detenida
discusión de su calendario, ritos, arte, historia, llena centena-
res de páginas.
Por lo general, Joyce trata con criterio sano su objeto,
absteniéndose de reproducir teorías fantásticas y opiniones
APUNTES DÉ ARQUEOLOGIA MEXICANA 293
superficiales. Sus errores vienen más bien de una falta de
conocimientos en cuestiones de detalle que de ausencia de
espíritu de crítica.
En quince capítulos presenta el autor un cuadro de las
antiguas civilizaciones de México y del Norte de Centro-Amé-
rica, tratando las diferentes culturas en sus aspectos inte-
lectuales y materiales. El estilo sencillo y ameno atraerá sin
duda a un numeroso público que desea informarse a grandes
rasgos sobre las extrañas antigiiedades de México que en-
cuentra en los museos.
Para libros de vulgarización científica las ilustraciones
son de suma importancia. Joyce trae bastantes; sin embargo
creo que un aumento todavía sería provechoso. Las láminas
en medio tono son excelentes. En cambio, los dibujos hechos
a pluma, son algo toscos y se pierden los detalles. Eso viene
de que están intercalados en el texto que está impreso en pa-
pel grueso y áspero. Si para una siguiente edición se cam-
biara el papel por uno más liso y delgado, pudiera el autor
insertar dibujos más finos y añadir algunos pasajes de texto
sin aumentar el espesor del libro. En este caso también ha-
bría espacio para la bibliografía. Y en-
tonces no sería necesario llenar a ve-
ces tres páginas en seguida sin hacer
apartes.
Los puntos dudosos y los errores que
tengo que señalar comienzan en la pri-
mera lámina. :
En ésta está representado en colores
una máscara de mosaico (fig. 1) que se-
gún Joyce representa a Tezcatlipoca,
Ea determinación de esta pieza no es
Fig, 1—Máscara de Mictlan- tan fácil, porque no es un caso típico,
tecutli con pintura facial deT a pintura facial corresponde por su
Tezcatlipoca (variante). y d ó
Museo Británico, Londres. forma, fajas horizontales de dos dife-
294 HERMANN BEYER
rentes colores, a la de los dioses Tezcatlipoca y Huitzilopo-
chtli. El primero tiene bandas alternativas de negro y ama-
rillo, y el segundo de azul y amarillo. Así la máscara tiene las
bandas azuladas en común con Huitzilopochtli y las negras
con Tezcatlipoca. Sin embargo, creo que hay una salida de es-
ta contradicción. Evidentemente el artífice de la máscara sólo
quiso distinguir entre el color negro y otro claro y aplicó la tur-
quesa para las fajas que en las pinturas son de amarillo. Efec-
tivamente las partes de color azul verdoso corresponden en
su posición a las que son amarillas en piezas típicas. Entonces
tenemos aquí una variación de la pintura facial de Tezcatlipo-
ca. Pero eso noquiere decir que por eso se trate de una re-
presentación de esa deidad. Para significar a Tezcatlipoca
debía la máscara poseer otros emblemas indispensables de
este dios, como su espejo con llamas en las sienes, su adorno
de dos plumas blancas en el pelo y una placa azul en la nariz.
La fig. 2es la cabeza del dios Mic-
tlantecutli como quinto de los «Se-
ñores de la Noche», Aunque el dibu:
jo es algo tosco, vemos que repre:
senta una calavera con pintura sim-
bólica de Tezcatlipoca. Las figuras
1 y 2 sob, en lo esencial, idénticas y> Fig. 2, —Mictlantecutli, «señor del
por eso, podemos ahora clasificar la lugzar de muertos».
máscara de mosaico con exactitud *oPalamatl Aubin. pág, 3.
como florece en
las regiones altas (p. 4). El hecho es que la Tierra Fría es la
preferida de esta planta. Los grandes centros áe producción
de pulque están situadas en la Mesa Central.
Que los aztecas hayan establecido una fortaleza en Metzti
tlán (p. 6) lo contradice el autor mismo más tarde (p. 113),
donde correctamente enumera Metztitlán entre los Estados
independientes.
En Cotaxtla se hablaba mexicano como se ve con claridad
en documentos del siglo XVI.” Entonces no debe localizar
se en el «distrito totonaco» (p. 23).
Presume el autor que un cuerpo de » es
un plural y debía ser o hubiera sido más característica
la figura del dios negro que la del rojo que aparece. En la
pág. 44 Joyce también toma cómo típica forma la del Tezca-
tlipoca negro.
226 HERMANN BEYER
Que la línea vertical en la cara de Cinteotl represente lá-
e rimas e indirectamente lluvia no me parece tan «probable»
(p. 33). Seler explica esta raya como símbolo del campo cul-
tivado. 3. De todas maneras es un detalle de significación y
origen dudosos.
No sólo Tepoztecatl (p. 43) lleva una hacha, sino todos los
dioses del pulque de la región central la tienen.
En la pág. 45 dice Joyce que se haya identificado al Tez-
catlipoca negro con los dioses Camaxtli y Huitzilopochtli. Un
pasaje de la «Historia de los mexicanos por sus pinturas»,
empero, no deja lugar a dudas de que se trata del Tezcatlipo-
ca rojo en este caso. *
Que Quetzalcoatl hubiese sido tomado como biaido entre
los antiguos mexicanos (p. 47) es una aseveración muchas ve-
ces repetida. Sin embargo, en los códices pictóricos precor-
tesianos no se ve nada de eso. Al contrario, aparece allí con
cuerpo negro y cara parcialmente negra y amarilla o también
completamente negra (fig. 3). El misionero blanco es un pro-
ducto de los tiempos posthispánicos.
Llamar al calmecac IAS
Eo R 2 LAA :
Le Ana y
Sa YN ; ji
"Y | |
rísticas manchas de la piel de este animal
Fig, 5,—Tonatiuh, a . : 2,
Tonalamatl de Aubia, p 11 PET miten una identificación exacta.
Mr. Joyce pretende haber hecho su lista de los patronos
de las veinte trecenas del tonalamatl (p. 62) según el Códice
Vaticano A. Pero el original trae muchas veces dos dioses o
emblemas, para una trecena. Si uno quiere poner sólo la más
importante deidad, se debía escojer la que se repite en la se
rie de los «dueños de los signos de los días>. Entonces corres
pondería Tecciztecatl al día «/ miquiztli», Xiuhtecutli a «/
coatl» y Mictlantecutli a <7 tecpatl>. La última trecena está
presidida por personajes mitológicos que no tienen parangón
en la obra serie, son los dioses Xiuhtecutli y Xipe, pero no
Itztli como pone el autor del libro.
Lo que el arqueólogo inglés nos cuenta de los «Señores de
la Noche» son elucubraciones (p. 63-64). Sobre la relación
entre los días y los Acompañados ya ha tratado extensamen
APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 299
te el señor del Paso y Troncoso comprobando que a cierto
día siempre corresponde cierta deidad nocturna.” Entonces
no hay distinción entre dos fechas iguales en un mismo año
por medio de los «Señores de la Noche».
No se trata de una serie de trece «señores de día»>—deno
minación bien problemática—compuesta de diferente man e
ra en los manuscritos (p. 64), sino de dos distintos grupos, el
uno puede llamarse .
En otra parte (p. 255), el autor también cita la serie usual de
acatl, tecpatl, calli y tochtli.
Que en la figura 9 (p. 75) se trate de sacerdotes
es bien dudoso; yo creo que están dibujados dos dio.
ses.
La aseveración de que <400 fué expresado por un
árbol» puede dar lugar a un concepto equivocado.
Es cierto que la figura usual para el tzontli (tig. 6)
se parece a un árbol como nosotros lo dibujamos, ei
pero noa un árbol de estilo mexicano. La palabra ».
taontli significa d
M4:
pull A mí di ÑS E
Fig. 10.— Fragmento de decoración encontrado al pie de la
Pirámide del Sol.
Museo de Teotihuacán.
fiere evidentemente a la loza encontrada en la Mixteca) y Cho-
lula y con pinturas murales de Honduras Británicas (pág.
304 HERMANN BEYER
179) es cierto, pero no es esencial. Lo importante es que los
frescos de Mitla muestran influencia nahua, que expresan
doctrinas de los sacerdotes que pintaron el Códice Borgiano.
Las ruinas de Chalchihuites (Zacatecas) están situadas
mucho más al Norte que las parecidas de La Quemada que
menciona el autor como los más septentrionales (pág. 181).
Que sean (págs. 309-311 y 317), porque en la región maya existen
ruinas llamadas «Altar de Sacrificios». Joyce se refiere, em-
pero, a la «Isla de Sacrificios> y sería mejor poner siempre el
nombre completo.
Un error geográfico es localizar Tula en el Valle de Méxi-
co (pág. 355), y otro, poner Tehuacán en la orilla de este valle
(pág. 356). Nuestro mexicanista, quizás, quería decir «Mesa
Central»,
La aseveración de que ningún dios de las tribus chichimeca,
azteca y otomí se encuentre entre los regentes del tonalamatl
(pág. 364, nota), no soporta la crítica. La diosa chichimeca
Itzpapalotl preside la décimaquinta treceua, Huehuecoyotl,
dios de los otomíes, la cuarta, y los aztecas adoraban a todos
los dioses del tonalamatl. Lo que sí es notable, es la ausencia
de Huitzilopochtli en el círculo de las deidades del ¡libro au-
gural.
APUNTES DE ARQUEOLOGIA MEXICANA 3
Para la sincronía de las fechas mayas con nuestra era
- (Apéndice 111), me parecen más aceptables los sistemas con-
servativos de Spinden Y y Morley. *!
Con respecto a la ortografía de nombres indígenas, cues-
tiones de lingúística y errores tipográficos mencionaré los
siguientes casos:
La z en palabras aztecas no tiene el sonido de la misma
letra en la palabra inglesa «zebra» (pág. 4), sino el de la s en
.—MÉMOIREs, T. 38. 315
REGIONES DE LA REPUBLICA MAS AMENAZADAS POR LAS HELADAS PREMA-
TURAS DEL OTOÑO Y TIPOS DE TIEMPO QUE LAS PRECEDEN
POR EL PROF. ELPIDIO LOPEZ, M. S. A.
(Sesión del 1.2 de octubre de 1917.)
(LAMINA XXXL)
Las heladas prematuras del Otoño y las tardías de la Pri-
mavera, son fenómenos peligrosos para la agricultura en las
mesetas elevadas de nuestro país, que por su situación topo-
gráfica son favorables al estancamiento del aire durante las
noches despejadas de fuerte radiación.
Estos enfriamientos están íntimamente ligados con los
movimientos generales de la atmósfera, y corresponden tan-
to a las oscilaciones que sufren los orandes centros de acción
del Atlántico y el Pacífico, como a las perturbaciones de las
latitudes elevadas. Su origen por lo tanto, debe buscarse en
la formación de las corrientes descendentes que acompañan
a los anticiclones, y es por esto que su previsión tiene por
base el estudio de las leyes que rigen el desalojamiento o tra-
yectoria de éstos, y de las depresiones que los preceden y
que atraviesan nuestro territorio o se aproximan a él.
Es creencia muy generalizada entre la gente de campo
que la helada blanca es la que quema la planta reduciendo o
nulificando su producto; y cuando no se observa depósito al-
guno de hielo sobre el césped, pero la planta sufre el efecto
316 ELPIDIO LOPEZ
de la helada, dicen que la helada fué prieta, lo que en concep”
to de los agricultores es más desastroso. Hay en esto una
aparente contradicción que se ha venido perpetuando sin ra-
zón científica alguna; en efecto, las leyes de la termodinámi-
ca demuestran que para que la helada perjudique a cierta
clase de vegetales poco resistentes a los descensos rápidos
de temperatura, noes necesario ni que la temperatura del
aire llegue a 0% centigrados, ni que se deposite rocío conge-
lado, el cual es simplemente un testimonio del enfriamiento
por radiación: siendo bastante que la temperatura del cuer-
po expuesto a ésta alcance el punto de congelación. Es el
descenso de temperatura oenfriamento nocturno, seguido
de un rápido ascenso de la misma a la salida del Sol el que
destruye los tejidos de la planta y las yemas tiernas, verifi-
cándose de preferencia este fenómeno en lugares poco ex-
puestos a las corrientes de aire, adonde éste se encuentra
confinado por los accidentes topográficos y se ve obligado a
permanecer quieto durante las noches de calma. La proba:
bilidad de helada es, por lo tanto, muy pequeña cuando el
aire escurre fácilmente. De aquí que la cuestión de topogra-
fía tenga gran importancia en este problema, pues mientras
que las heladas son fenómenos corrientes en los valles bajos,
son mucho menos frecuentes en las laderas y vertientes de
las montañas.
Lo expuesto nos permite dar aquí una relación de las re-
siones que en la República son las más amenazadas por las
heladas prematuras de la última decena de septiembre y pri-
mera de octubre: Estado de Chihuahua: regivnes de Ocam-
po, Concepción, Guadalupe y Calvo, Guadalupe, Coyame,
Parral y Jiménez. Estado de Coahuila: regiones de Saltillo y
Monclova. Estado de Nuevo León: región de Doctor Arroyo.
Estado de Tamaulipas: región de Jaumave. Estado de Du»
REGIONES DE LA REPUBLICA MAS AMENAZADAS POR LAS HELADAs 317
rango: regiones de Chavarría, Papasquiaro, Camellones, La
Rueda, Nazas y Tamazula. Estado de Zacatecas: regiones de
Zacatecas, Sombrerete, Tlaltenango, Nieves y Pinos. Estado
de San Luis Potosí: regiones de San Luis Potosí, Catorce:
Matehuala, Cedral y Salinas del Peñón Blanco. Estado de
Jalisco: regiones de Guadalajara, Zacoalco, Yahualica, Tepa-
titlán, Lagos, La Barea y Teocaltiche. Estado de Guanajuato,
regiones de León, San Miguel Allende, Dolores Hidalgo, San
Luis de la Paz, Irapuato, Celaya, San Diego de la Unión y
Silao. Estado de Querétaro: región de Querétaro. Estado de
Michoacán: regiones de Morelia, Zinapécuaro, Zitácuaro,
Puruándiro, Maravatío, Pátzcuaro y Cuitzeo de los Naranjos.
Estado de México: regiones de Toluca Chalco, Acozac, Sala-
zar, Acambay, Otumba, Cuautitlán, Atzcapotzaltongo e Ixtla-
huaca. Estado d2 Hidalgo: regiones de Pachuca, Tulancingo,
Atotonilco, Apam, Tizayuca, Singuilucan, Zimapán, Ixmi-
quilpan, Actopan, Tula, Huichapan y Zacualtipán. Estado de
Tlaxcala: regiones de Tlaxcala, Tlaxco y Huamantla. Distrito
Federal: región del Valle de México. Estado de Puebla: regio—
nes de Puebla, Chignahuapan, Tetela, Huauchinango y Teziu—
tlán. Estado de Guerrero: región de Ixtla. Estado de Veracruz:
región de Perote, y Estado de Chiapas: región de $. Cristóbal.
El éxito en la previsión de las heladas depende sobre todo
del éxito en la estimación de los movimientos de los ciclones
y anticiclones. Las máximas barométricas pueden ser de dos
clases: las máximas constantes que parecen inmóviles durante
todo el año o una gran parte de él; y las temporales, de las zo-
nas templadas. Las primeras se desplazan con las estaciones
alrededor de sus posiciones medias, causando diversos tipos
de tiempo: ya un invierno riguroso o suave, ya un estío seco
o lluvioso. Las máximas temporales, al contrario, se despla-
zan del Oeste hacia el Este, sucediéndose las altas a las bajas
318 ELPIDIO LOPEZ
con relativa rapidez. En México, las undas frías que traen
consigo el acompañamiento de las primeras heladas, son ori-
ginadas generalmente por anticiclones de esta última clase
que descienden del territorio de los Estados Unidos, a conti-
nuación de que una depresión ha atravesado el país.
Tan luego como se aproximan las primeras heladas de
Otoño, nubes superiores del tercer cuadrante comienzan a
manifestarse en el cielo, como los primeros anuncios de la
depresión. Si el barómetro desciende al frente de una onda
fría y el mayor descenso se verifica al Sur, es muy probable
que el descenso de temperatura sea lo bastante fuerte para
dar lugar primeramente a un “Norte” en las costas del Golfo
y después a algunas heladas en las regiones señaladas, pues
está bien demostrado "que este descenso ocurre en la región
adonde la depresión tuvo antes su centro; y que las mejores
- condiciones para la verificación de una helada se reunen
cuando en días precedentes domina cielo nublado, lloviznas y
viento frío de la región Norte, condiciones que se presentan
mientras sopla “Norte” en las costas del Golfo. Una alta de-
presión bien desarrollada al Norte o Noroeste y uua depresión
al Sur, son buenos indicios para prever entonces un descenso
fuerte de temperatura, puesto que se sabe que una kataloba-
ra y un ascenso moderado de temperatura en una región da-
da, llaman la a/ta hacia allí.
Los anticiclones que se mueven con gran rapidez al atra—
vesar el territorio norteamericano no son los más a propósito
para hacer una buena previsión de heladas, especialmente si
vinen seguidos de una baja inmediata de cierta intensidad;
pero aquellos que se mueven lentamente y son de gran área
dan lugar a heladas frecuentes continuadas generalmente
durante dos o tres días. Es común que en altas de esta clase,
si la presión sigue ascendiendo, el frío también aumenta. La
REGIONES DE LA REPUBLICA MAS AMENAZADAS POR LAS HELADAS 319
carta de variaciones de presión es de la más grande impor-
tancia en la previsión de las ondas frías, y debe ser estudiada
con cuidado cuando existe el temor de heladas próximas; y
de la misma manera debe estudiarse también la carta de isa-
lotermas, pues es ya una ley de dinámica de la atmósfera que
cuando la temperatura del día está muy baja con relación a la
normal, lo probable es que la onda fría que se aproxima se
presente con gran intensidad. :
Un buen tipo de las heladas prematuras es el definido por la
persistencia de altas presiones en el país durante la época peli-
grosa. Hay probabilidades en este caso de que el anticiclón del
Pacífico o bien el de las Azores, en su movimiento estacional,
ensanchen su área lo bastante para dar lugar en la meseta a
corrientes descendentes, abatimiento de temperatura y hela-
das ligeras. En la vertiente del Golfo se observa con cierta
frecuencia, en estas condiciones, mantos de niebla nocturna
que se cambian en stratus a la salida del Sol, fragmentán-
dose y disipándose después, y en la Mesa Central se presen-
tan los bancos de nubes superiores que se mueven del tercer
cuadrante invadiendo el cielo varios días.
Otro tipo bien claro es el de un anticiclón que se aproxima
al país, después del paso de la depresión, con katalobara de
moderada intensidad al Sur. Con frecuencia este tipo es de
carácter persistente y da lugar a un tiempo espléndido, con
un cielo azul, correspondiendo a los números más altos del
cianómetro, una calma completa o casi completa y abatimien-
tos térmicos diarios. Entonces quedan anotados en los regis-
tros meteorológicos los días en que ni la más ligera nubecilla
flota en el cielo, permaneciendo éste completamente limpio
y puro todo el día, y por la noche las estrellas cintilan con cla-
ridad inusitada.
Las primeras heladas de este Otoño, ligeras aún, se han
320 ELPIDIO LOPEZ
registrado ya los días 25 y 26 de septiembre pasado en los lu-
gares más amenazados de los Estados de Puebla, México,
Tlaxcala, Hidalgo y Michoacán, y fueron anunciadas primero
por la perturbación del Pacífico, que ocasionó inundaciones
en la Laguna, y más tarde por un 'D0S “IA
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MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA “ANPOMO ALA TE
MEXICO
Le volume 35 est sous presse.
Volume 35th is now being printed.
- Le volume 36 (Puebla, su territorio y sus habitantes) u été publié
en deux parties (1917, 748 pages). h
Volume 36th (Puebla, su territorio y sus habitantes) was published
ies in two parts (1917, 748 pages).
Les volumes 37 et 38 sont en cours de publication; les numéros14 2
du tome 37 et1 48 du 38 sont parus. AA
_Volumes 37 and 38 are now being printed.—Numbers 1 and 2 ef Vol. Y
37 and numbers 1-8 of Vol. 38 have already appeared A
SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”.
MEXICO, D. F.
| MEXICO.
p Tomo 38. Núms. 9 y 10.
| MEMORIAS Y REVISTA
SOCIEDAD CIENTÍFICA
-— “Antonio Alzate”
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO GENERAL PERPETUO
SOMMAIRE
(Mémoires, feuilles 22 a 26; planches XXXII-LVI)
Estudios geológicos sobre el Mineral de El Chico, Hidalgo, por el Dr.
Ernesto Wittich, p. 321-349, láms. XXXII-XXXVII. (L£tudes géo-
logiques sur le district minter de El Chico).
Sur la présence d'oxalate de chaux dans le crachat tuberculeux, par MM.
Albert et Alexandre Mary, P. 351-353.
La Sierra de Tepoztlán, Morelos, por el Prof. Miguel Salinas, p. 355-385,
láms. XXXVII-LVI. (Le massif montagneux de Tepoztlán).
Una observación relativa a la ecuación de tercer grado, por el Ing. Joa-
quín de Mendizábal Tamborrel, p. 387-388. (Une observation: sur
Péquation de troisieme degré).
Las observaciones higrométricas en México, por el Prof. Elpidio López
y Sr. Jesús Hernández, p. 389-390. (Les observations hygromé-
triques a Mexico).
MEXICO
JULIO DE 1920
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
Sociedad Científica “Antonio Alzate”
MEXICO
—— ——
Le volume 36 (Puebla, su territorio y sus habitantes) a été publié en
deux parties (1917, 748 pages).
Volume 36th (Puebla, su territorio y sus habitantes) was published com-
pleted in two parts (1917, 748 pages). -
Les volumes 35, 37 et 38 sont en cours de publication; les numéros 1 « 2
du tome 35, 1-3 du tome 37 et 1-10 du 38 sont parus.
Volumes 35, 37 and 38 are now being printed.—Numbers 1 and 2 of Vol.
35, numbers 1-3 of Vol. 37 and numbers 1-10 of Vol. 38 have
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE».— MÉMOIRES, T. 38, 321
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ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL
DE EL CHICO, HGO.
POR EL DR. ERNESTO WITTICH, M, S. A,
(Sesión del 3 de diciembre de 1917.)
(LÁMINAS XXXI-XXXIV,)
(Publicados con la bondadosa ayuda del Sr, Ing. D. Gabriel Mancera, M. S. A.)
Los criaderos metalíferos de El Chico (Sierra de Pachu-
ca), están situados en las cercanías del pueblo del mismo
nombie, conocido también con el de “Mineral de El Chico” o +
“Atotonileo El Chico”. Esta población que en 1910 tenía
1916 habitantes, pertenece al Distrito de Pachuca, Estado
de Hidalgo y sita sobre la falda septentrional de la Sierra de
Pachuca, en la parte más pintoresca, a una altura de 2400
metros (plaza del pueblo), en medio de extensos bosques de
Coníferas.
Su posición geográfica, según los datos que se sirvió pro-
porcionar la Compañía Minera de Arévalo, es la siguiente:
lat. N. 20212'51”, long. 0224'57".8 E. de México, o sean
6h. 34m. 51 s. en tiempo al W. de Greenwich; y su altura so-
bre el nivel del mar es de 2400 metros; según la Comisión
Científica de Pachuca es solamente de 2351 metros.
La zona mineralizada, en las inmediaciones al Norte de
Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(12, yIII. 1919),—22.
322 DR. ERNESTO WITTICH
la población, comprende la montaña de los alrededores y el
cerro de Arévalo, formando un cuadrilátero rectangular de
50 kilómetros cuadrados.
Las vetas, es decir, la zona mineralizada, naturalmente
siguen el perímetro de este paralelógramo, pero aún no es-
tán explotadas en su continuación.
El Mineral de El Chico se comunica con Pachuca, la Ca-
pital del Estado de Hidalgo, por un camino carretero y otro.
de herradura, distinguiéndose el primero por multitud de
sinuosidades y su pendiente comparativamente ligera; na-
turalmente su longitud es mayor que la del otro. El camino
carretero al Chico, 4 leguas de Pachuca, se separa del cami-
no al Real del Monte, cerca de este pueblo, pasando por el
llamado “Pueblo Nuevo”, donde alcanza su cima más alta de
3000 metros.
El camino de herradura toma primero su rumbo al pue-
blo de Cerezo, subiendo después al llano de las Ventanas, de
3040 metros altura absoluta, bajando por la barranca de
San Diego; la distancia de Pachuca al Chico por este cami-
no son tres horas.
La Estación del Ferrocarril más próxima para El Chico
naturalmente es Pachuca; existe en El Chico una Oficina te-
legráfica del Estado y todos los días hay comunicación por
el Correo.
Además hay tráfico diurno de diligencias que facilita
la comunicación con Pachuca. .
De las dos minas que actualmente están en trabajo en
El Chico hay comunicación por vía férrea con las espa
vas haciendas de beneficio.
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 323
DATOS HISTÓRICOS SOBRE1IA MINERÍA EN LA REGIÓN.
Según tradiciones, fue fundada la población de El Chi-
co en el año de 1572 y es muy probable que por ese año han
comenzado los trabajos mineros; con seguridad sabemos que
la iglesia actual fue construída el año de 1725 y no cabe du-
da que en aquella época ya estaban trabajando las minas de
El Chico. Según 'esas tradiciones, ya en el año de 1690
abrieron el tiro de la mina más antigua de El Chico, el de
la mina de la Campaña, que se encuentra cerca de la pobla-
ción, donde hoy día todavía quedan unas casas mineras aban-:
donadas.
La región del mineral de El Chico con bastante razón
está tan ponderada de todos los que la han visitado (1) por
su posición pintoresca, por sus admirables perspectivas, por
su vegetación exuberante y sus hermosos e inmensos bos-
ques.
Principalmente estas extensas selvas, conocidas por la
variación de Coníferas y de Encinos, son de muchísima
“importancia para la industria minera del lugar, dando en
abundancia la madera necesaria.
Las minas en trabajo formal durante nuestra presen-
cia fueron dos en el Mineral; minas con trabajos de explo-
ración, muy pocas; pero grande es el número de las minas
paralizadas y abandonadas. Entre todas ellas haremos men-
ción de las principales :
En laboreo actual se hallan las Minas de Arévalo con
otras dependientes y la Tetitlán. Trabajos de exploración
empezaron en las minas de La Fortuna y de San Marcos.
Entre las minas abandonadas mencionaremos la Cam-
(1) Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión Científica de Pa-
chuca en e' año de 1864, por R. Almaraz.—México, 1865.
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324 DR. ERNESTO WITTICH 70.
paña, Jesús y San Rafael, Santo Tomás, Laurel, La Trinid ad BE
San Antonio, San José, La Vergarita y La Atarjea. :
Varias de estas minas quedaron paralizadas por falta
de capital de los propietarios de ellas y los vecinos de El Chico, 8
y además hizo mucha falta una hacienda de beneficio para |
la reducción de los minerales, en las cercanías de las minas e E
nara no gastar mucho en fletes por el transporte de los mi-
nerales en bruto. 57
Podemos contribuir con pocos datos más a la historia
de la mina de Arévalo; según J. Burkart (1), en el año de
18325, pocos años del triunfo de México y del reconocimiento
de su independencia, estuvieron dos mineros facultativos
alemanes: el consejero de minas Schmidt y el practicante
Erbrich, comisionados por la Compañía minera Alemana-
Americana, en la región de El Chico, valuando entre las mi-
nas especialmente las de Arévalo. A
El informe rendido por estos peritos fue tan favorable,
que dicha Compañía tomó en avío la mina de Arévalo, pa.. St
gando a su propietario de entonces, a un señor José Antonio ze E
Revilla, la suma de 200,000 pesos. 8
Hasta el año de 1828 habían encontrado en la mina de
Arévalo 3 zonas muy ricas, de una ley de 7 a8 marcos de
plata por tonelada. 5%
Desde el año de 1842 se explotó la mina principalmente - 5
por la Compañía Metalúrgica de Atotonilco el Chico, y su ge-
rente fue el señor Tomás Mancera; hoy día sigue la misma -
ción de los señores ingenieros D. Gabriel Mancera y D. Fran- ES
cisco Barrera. OS
Según las noticias bondadosamente comunicadas por
el señor ingeniero G. Mancera, encontraron en El Chico, por
(1) Aufenthalt und Reisen in Mexiko in den Jahren 1825 bis 1834. Stutt- :
gart, 1836. Bd. 1.
-
me Hr A dl E AS (Ma TE
E A is ida
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 320
vez primera en esa mina un clavo riquísimo por los años
de 1844-45, cuando la tenía en avío la familia Mancera.
La mina de Arévalo estuvo cerrada desde el año de
1866; su laboreo comenzó de nuevo el año de 1882 bajo la
dirección de su actual propietario el Sr. Ing. D. Gabriel Man-
cera.
Según los datos de la Comisión científica de Pachuca
(1), de la mina de Arévalo extrajeron semanariamente du-
rante el año de 1864 un promedio de 600 cargas de metal,
o sean casi 83 toneladas. M. Guillemin-Tarayre en su infor-
me (2) sobre el distrito de El Chico dice: “La mine de Aré-
valo appartenant á la famille Mancera est la plus active, son
extracción hebdomadaire est de 91 tonnes” (en 1864-65).
Por estas dos obras citadas sabemos además que en
aquella época también se estaba trabajando en las minas de
Jesús y San Rafael, San Eugenio, La Laguna, Rosario, San
ta Ana, San Nicolás, Capula, Aurora y Las Nieves. |
De estas minas, la de Jesús y San Rafael, situadas en -
tre las dos antiguas del propio nombre, fueron aviadas por
una compañía mexicana, y produjeron hasta 30 cargas de
- metal semanarias. La mina de la Laguna, aviada por una
compañía inglesa, y en la cual aún no se había llegado a mu-
cha profundidad, dió 16 cargas mensuales. :
« Muchos más metales produjo entonces la mina del Rosa-
rio, situada sobre una veta paralela y al Norte de la de Aré-
valo; su extracción mensual fué de 100 cargas. e
La mina de Capula ,pocas leguas al Poniente de El Chi- .
co, la tuvo en avío una compañía inglesa, trabajando con
mucha gente; el tiro -vertical era de 251,40 m. de profundi-
(1) Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión entra de ena
chuca, l. c. pág, 113.
o (2) Archives de la Commission scientifigue du Mexique. T. IL París 1867, Seo y
5 p.:290. p
326
ria citada, “los eS eran aún de escasos”
También estuvieron trabajando en la mina de Tetitlán
que, a la verdad, tiene muchas labores muy antiguas, pero
la abandonaron después y solamente la volvierón a abrir po-
co tiempo ha, siguiéndola labrando actualmente en toda for= AR
ma.
Existían entonces en el distrito de que se trata 9 ha-
ciendas de beneficio, entre ellas la más importante era la ra
de San Cayetano, perteneciente a la mina de Arévalo, en ella * o
fueron beneficiados los metales hasta 1910. Todas estas ha- 8
ciendas están abandonadas ahora y reemplazadas por dos
modernas, la de Plan Grande y la de Santiago, que benefi-.
cian por el método de cianuración. S 4
És
SITUACIÓN GEOGRÁFICA. SE
Toda la zona estudiada del Mineral El Chico es muy ez
montañosa con barrancas profundas y solamente en la ci. 2
ma de la Sierra existen unas mesetas o altiplanicies de poca
extensión. Ñ 3
El pueblo de El Chico está situado como ya se dijo enla
falda de la Sierra, teniendo una altura de 2400 m. (plaza |
2351 m., según las medidas de la Comisión Científica de FA
Pachuca), mientras que la cima de la Sierra, por el llano de AS $
las Sabanillas, llega a 3000 m.; los peñascos pintorescos cono.
cidos con el nombre de las Ventanas alcanzan 3130 de al-
titud.
Es cierto que las vetas en explotación, o las que hasta
ahora se hayan explorado, no arman en la base de la Sierra
alta, sino en una cordillera separada de ella por arroyos pro-
fundos. 'lampoco las continuaciones de esas vetas entran en
el macizo de la Sierra Alta Aquella ecrdillera corre parale-
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 327
la y al Norte de la £ierra de Pachuca alcanzando poca altu- q
A 3
Todos los arroyos que nacen en esta región desembocan 8
en el rio de Amajac, que tiene su cauce en la profunda ba- 28
rranca entre El Chico y Atotonilco =1 Grande, y se junta, Me
más ul Poniente con el río grande que corre por la barranca E S
de Metztitlán. á Ae
El río de Amajac nace cerca de Real del Monte, baja E
rumbo Norte hasta Omitlán; cerca de la Hacienda de la
Venta, da una vuelta al Poniente, formando de esta manera
la línea de separación orográfica entre la Sierra y el llano
de Atotonilco el Grande.
ES Pasando el río de Amajac, al Norte, se alza el llano de
A A di
7 ASS
y Atotonilco el Grande a una altura de 2200 metros término de
_medio. : o.
3 Entre los varios afluentes de este río que viene del Sur,
es decir, de la Sierra, haremos mención del más grande que
A es el arroyo de las Adjuntas, que baja de las Monjas, de la ES
3 parte más alta de la Sierra de El Chico, pasa por la zona de
la mina de Tetitlán y por la boca del socavón de Neptón.
Precisamente en este punto se junta con otro arroyo, llama-
do del Milagro, que tiene su origen en la barranca de San
Diego, cerca de las peñas del Cuervo, y recoge de paso todas
las aguas que bajan de la alta planicie de las Sabanillas.
Este arroyo del Milagro atraviesa en una barranca pro-
funda la cordillera baja, donde arman las vetas principales
del Distrito de El Chico, y pasando entre los cerros de Aré-
valo y de la Campaña, cruza aquellas vetas; a los dos lados
de esa barranca se hallan las entradas de varias minas.
El arroyo de las adjuntas se une con el río de Amajacas
cerca de un pueblito llamado Santa Ana. EE
Los afluentes del río de Amajac que nacen en el llano. de
de Atotonilco, son cortos; pero corren en barrancas bastan -
y eE E ines Ae
A (
A RES
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E, - IN
3201. DR. ERNESTO WITTICH >
te profundas formando cortes del subsuelo hasta la basecn 8
talina del llano. DES
La diferencia de nivel de los puntos más éltos de nues- $
tra zona (cumbre de las Ventanas 3130 m., por nivelación):
o de las Monjas 2895,25 m. (por nivelación), con los más E
bajos (barranca de Amajac abajo del pueblo 1840 mM.
1290 m., poco más o menos.
GEOLOGIA DE LA REGION DE EL CHICO.
ROCAS CRISTALINAS.
Las formaciones geológicas, que componen el suelo de
la región estudiada, son rocas ígneas; con excepción de las E
tobas respectivas, idénticas a las de las cercanías de Pachu-
ca (1), y de aquellas de los depósitos de derrumbe, de arro-
yos y de lagunas:no hay otras rocas sedimentarias en el te? ad
rreno del Mineral de El Chico; solamente en la barranca de Es SS
Amajac comienzan las formaciones de sedimentación mari-
na, siguiendo de allí al Norte y Oeste. pe $
La roca principal de los alrededores de El Chico « es la AS
andesita, de la que se hallan muchas variaciones; por lo ge-
neral es una roca muy obscura, muchas veces con un lige-
ro viso verduzco que en la masa compacta deja ver pocos te h
nocristales de plagioclasa y otras de piroxena. Ss, EA
Esta andesita se presenta en corrientes muy dislocadas
por fallas. Existen además andesitas intrusivas, que en for- s >
ma de ION ECOA0nOS, hilos y diques traspasan las andesita so $
" e
. os Y e
> 4.
(1) Aguilera J. G. y Ordóñez E. Geología general de la Sierra de Pa
chucá. Bol. Inst. Geol. Nac. Nos. 7-9. México, 1897. E ¡CA
Ordóñez E. y Rangel M. El Real del Monte. Bol. Inst. Geol. Nac. No.1 2
México, 1899. S
MEM. SOC. ALZAT
Tom. 38, lám. XXXIL
Mineral de El Chico, Hgo.
MEM. SOC .ALZATE. Tom. 38, lám. XXXIII.
Las Monjas, El Chico, Hgo.
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ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 329
anteriores; se han encontrado signos indelebles de este fenó-
meno en una cantera abandonada cerca de El Chico, en el
camino carretero a Pachuca, donde se manifiestan clara-
mente estas inyecciones en la andesita anterior, originan-
do así un mosaico natural de las dos variantes de la andesita.
Otra variación de la andesita cuarcífera, la dacita, tam.
bién es bastante frecuente en la zona minera de El Chico.
La parte más alta de la Sierra la ocupa una brecha de
grano muy grueso, compuesta de pura andesita fracturada.
Todas las peñas tan características y pintorescas de la Sie-
rra: las Monjas, las Ventanas, el Peñasco del Cuervo, Las
Goteras, etc., están formadas de aquellas rocas brechosas
de una andesita roja, porfírica, que en parte tiene el aspec-
to de una brecha dinámica, en otras partes parece más bien
una toba muy compacta. La única formación sedimentaria
en la región de El Chico es la toba andesítica que ocupa una
zona bastante extensa. Desde la peña de la .Orozca, entre
el Pueblo Nuevo y El Chico, a 2920 m. de altura, hasta
ia barranca del Milagro, se encuentran varias zonas de to-
bas intercaladas entre las andesitas.
Desde el pueblito de Puente, al Poniente de El Chico,
siguen otras capas más de tobas de eran potencia, al Ponien-
rumbo a Capula, zona minera hoy abandonada. El camino
- de herradura de El Chico a Capula, pasa por estas tobas que,
“cerca de este pubelo, se presentan muy dislocadas y plega-
- das. La reaparición de las tobas alternándose con las ande-
sitas se observa en otras partes de la Sierra de Pachuca
también, hasta en las inmediaciones mismas de Pachuca,
- como por ejemplo, en la subida de la Cuesta Chica.
Gran terreno de nuestra zona ocupan los derrumbes de
los cerros. Por multitud de grietas están rajadas las ande-
sitas y por eso de poca resistencia contra acciones de las
emanaciones atmosféricas, produciendo así con las tobas a
330 DR. ERNESTO WITTICH
eausa del clima húmedo, derrumbes, cuya enorme masa de
material cubre las faldas de los cerros, y forma el terre-
nv de acarreo de las barrancas. :
Para dár una idea de las dimensiones considerables de
aquellas rocas derrumbadas, mencionamos, que en la barran-
ca de la mina de Tetitlán, hemos observado bloks de andesi-
ta de varios metros cúbicos en el material derruido.
La roca principal, la andesita, se manifiesta en muchas
variaciones, siendo la más frecuente una roca obscura lige-
ramente verduzca y bastante compacta que deja ver pocos *
fenocristales de plagioclasa y otras de piroxena. Las rocas
andesíticas intrusivas, que forman las inyecciones arriba
mencionadas, por lo general son más porfíricas con plagio-
clasas bastante grandes; la descomposición cambia su co-
lor obscuro en rojo, que deja ver el carácter porfiroide más
claro todavía, resaltando mucho, por su color blanco, las
plagioclasas descompuestas.
Otras rocas intrusivas que se presentan en forma de di-
ques son muy compactas y más acidas, teniendo más bien
carácter de inyecciones riolíticas; uno de aquellos diques,
cortado varias veces en la mina de Arévalo y conocido con
el nombre de Pixtle parece en parte una variación de
piedra pez; otras rocas de diques, principalmente en la par-
te superficial, tienen una estructura esferolítica. En
otros lugares se manifiesta un metamorfismo de las labra-
doritas en epidota que por fin reemplaza totalmente la ma-
teria feldespática, formando en otras partes hasta vetillas
de epidota, como entre el Sovacón de Aurora y el Plan
Grande, así como cerca de Omitlán y en otros lugares
más.
Una variación de la andesita, muy frecuente en la re-
gión de El Chico, es la conocida con el nombre de propilita.
Sin embargo de que esta roca es bastante común en las zo-
nas de andesitas mineralizadas, la cuestión de su forma-
ESTUDIOS GEOLOGIGOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 331
ción no está aún bien aclarada. Podemos añadir poco a este
problema con nuestras observaciones.
La propilita indudablemente no es más que una va-
riación de la andesita, pero impregnada con sulfuros de
metales; principalmente con pirita y en menor grado con
Otros:
Cierto es, que muchas veces se manifiestan indicios
de descomposición o de una transformación en la roca, pero
hay también partes de propilita muy compacta y obscura
que no dejan ver ninguna alteración. Además, hay otra va-
riación de esta roca, que más bien tiende al carácter de una
dacita metamórfica.
Todas estas variaciones de la propilita están siempre
limitadas a ciertas regiones que rodean las zonas minera-
lizadas.
Con respecto al origen de las propilitas hay varias teo-
rías que generalmente consideran estas rocas (1) como una
especie de andesita o dacita normal, caracterizadas por la
presencia de pirita, ete., y la transformación de las piro-
xenas en substancias verduzcas, pero generalmente con
Teldespatos frescos.
El metamorfismo dinámico y los fenómenos pneuma-
togénicos, según las teorías principales, son los factores
de la propilitización, y con mucha razón H. Rosenbusch lla-
ma las propilitas más bien una “variación patológica” de la
andesita, transformada por gases sulfhídricos, teoría que
_ (1) H. Rosenbusch. Mikroskopische Physiographie d. massigen Gesteine
JL. 2. E
Zirkel F. Petrographie. II, p. 584.
Stelzner-Bergeat. Erzlagerstaetten, II. 2. p. 1237.
Lazarevic. M. Die Propylitisierung, Kaolinisierung und Verkieselung:
u.ihre Beziehung zu den Lagerstaetten der propylitischen jungen Gold Silber-
gruppe. Zeitschr, prakt. Geo]. 1913, p 345.
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tas.
332 DR. ERNESTO WITTICH 70
explica también la presencia de las po en las propili- ES
En la Sierra de Pachuca y El Chico parece que la pneu- eS
matogénesis ha causado la transformación de la andesita
en propilita, mientras que el metamorfismo dinámico se OS y
efectuaría más bien por fenómenos mecánicos. Siendo la pro- e 3
pilitización un procedimiento químico y parecido a la for-
mación de las vetas, es de presumir que ambos son fenb6-=
menos del mismo origen, pero coordinados, y en parte con-
temporáneos. Hasta cierto grado me inclino a creer que la -
propilitización es un proceso ya comenzado en el estado
magemático, que hace la impresión de una segregación mag-
mática.
No se manifiesta ninguna concentración del metal en
la roca vecina de las vetas, que se conoce con el nombre de
“Fahlband”. Ezequiel Ordoñez y M. Rangel en su trabajo
sobre Real del Monte, Bol. del Inst. Geol. 12, mencionan
la transformación de la andesita en las zonas mineraliza-
das. (Véase pág. 7).
Fenómenos de metamorfismo o de contacto A E
dos por las rocas ígneas no aparecen ningunos en- la región
estudiada, ni sigúiera en las zonas de intrusión de las ro-
cas ácidas ya mencionadas. de
Respecto a la edad de las rocas ígneas, hay que conce-
der, que es imposible aclarar este asunto en la Sierra dy 2
El Chico por falta de rocas sedimentarias caracterizadas
por fósiles. Cierto es que se manifiestan arriba del pueblo.
del Cerezo plegamientos de andesitas más antiguas que
las fallas posteriores, indicándonos la gran. edad relativa
de aquellas rocas, las cuales no se pueden comparar con las
andesitas modernas del Valle de México.
Solamente en el llano de Atotonilco el Grande a) se
(1) Wittich Ernesto; Geo' cgla de los alrededores de Atotonilco el Gran-
de, Hgo.—Véase adelante en este tomo. .
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 333
A AAA AA A A
encuentran rocas sedimentarias alternando con las ande-
sitas y las tobas de ellas.
Como vamos a tratar más adelante, pertenecen aque-
llas rocas sedimentarias al Cenomaniano inferior; las ro-
cas ígneas y las tobas que alternan con estos sedimentos
son, pues, de la misma edad.
TECTONICA.,
Bastante difícil es darse cuenta de la tectónica de
nuestra región minera, por falta de planos detallados; así
es que sólo podemos dar aquí generalidades, sin entrar en
detalles. : :
El rumbo principal de todas las dislocaciones es Este-
Oeste (Et—W), más o menos, siendo menos frecuentes e
importantes las de Norte—-Sur. >
Pero hay que distinguir dos grupos de fallas de dife-
rente edad; además, se manifiestan por hendedura de la
primera concentración del magma andesítico, las que siem-
pre se hallan revestidas con costras muy delgadas de barro y
elorita y con escasas cintillas de calcita que parten la ande-
sita a veces en grandes blocks paralelepipédicos. Otro fe-
nómeno mecánico originado también a causa de movimien-
tos dinámicos, ha dado lugar a la formación de las bre-
chas y de lozas o láminas hasta pizarras de andesita,
En varios lugares se encuentra entre dos corrientes de
andesita, o tal vez en la misma corriente, una zona ancha
de brechas de andesita, presentándose la roca quebrada,
despedazada en fragmentos angulosos (poligonales) pero
_cementados otra vez con el mismo material andesítico, apa-
rentando así el aspecto de una toba de grano muy grue-
s0, ;
Parece que estas brechas fueron entonces zonas de me-
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AR
334 DR. ERNESTO WI¡TTI1CH
nor resistencia que han sufrido una presión y un movimien-
to horizontal. Estas brechas se presentan, por ejemplo, aba- 0
jo de la planta de las Adjuntas, además en el camino
tarretero de Pachuca al Pueblo Nuevo y en otros lugares
más.
La laminación precitada de la andesita ha tenido lugar
mayormente a los lados de dislocaciones más o menos ver-
ticales, es decir, en las zonas de deslizamientos. :
Respecto a los procedimientos netamente tectónicos
podemos decir, que la zona mineralizada de Arévalo está
separada de la Sierra alta por una serie de fallas, que han
originado hundimientos escalonados al lado de la Sierra de
El Chico. ;
El pueblo de El Chico, el rancho de Ordóñez, el puebli-
to de Puente están situados en unos de aquellos escalones,
siendo el rumbo general de la zona dislocada E—W hasta
ENE—WSW.
Otra zona tectónica, que se manifiesta también en la
superficie, es la barranca bastante profunda del arroyo de
Aurora, que más arriba tiene el nombre de Arroyo del Mi-
lagro o de San Diego. Comienza esta barranca cerca del |
cerro del Cuervo a una altura de 2850 m., en la Sierra de
El Chico y baja tomando rumbo NNW, a poca distancia
hasta 2315 m., de paso por la hacienda de beneficio de San
Diego y la mina abandonada de Milagro, entra allí en una
barranca profunda y estrecha con la dirección N-S juntán-
dose más abajo con el arroyo de Tetitlán en el lugar ya
niencionado conocido con el nombre de las Adjuntas a 2000
m. de altura.
La dislocación. que sirve de cauce a este arroyo pare-
ce más moderna que la falla escalonada, que se mencionó
antes, pero es más profunda que esta última.
En las minas de nuestro distrito se nota una multi- sE
tud de grietas y hendeduras originadas por los movimien- S
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es dt a
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 339
tos tectónicos que pueden reducirse a dos sistemas dife-
rentes en rumbo y edad.
Las fallas más antiguas corren N 70-80 W, y tienen
un echado Sur variando entre 509-709; el rumbo de las dis-
locaciones más modernas no varía mucho de las antiguas
teniendo N 30-50 W, con un echado general al NE, y por
consiguiente es bastante difícil distinguir aquellos dos gru-
pos de fallas.
Una consecuencia química importante de la disloca-
ción más moderna es la gran descomposición de las rocas
propilíticas de las vetas y del. contenido metálico, que fue-
ron transformados en una especie de barro con mucha li-
monita, impregnado con cristales de yeso y fragmentos de
cuarzo despedazado. |
Estas zonas destruídas mecánicamente y por su des-
composición química constituyen siempre peligros inmi-
nentes a su paso por los trabajos mineros, y por lo cual es
preciso fortificar estas partes con ademes «o mamposte-
ría.
Hallazgos paleontológicos no hicimos ninguno por es-
tar compuesta toda la región de El Chico de puras rocas Íg-
neas; solamente en la barranca de Amajac comienzan las
formaciones sedimentarias con sus fósiles respectivos, so-
bre los cuales nos vamos a referir más tarde.
La historia geológica de la zona minera de El Chico
hasta hoy todavía no se puede poner en claro por completo,
pero el estudio de las rocas sedimentarias de Atotonilco
nos hizo precisar las líneas principales de este problema.
Empezaron las erupciones andesíticas de la región,
como ya hemos dicho, en la época del Cenomaniano o inmedia.-
tamente antes de esta formación, con varias corrientes de
lava andesítica. Fenómenos intermitentes son las sedimen-
taciones de todas y de ciertas brechas que en parte tienen
el carácter de una especie de tezontle endurecido.
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336 DR. ERNESTO WITTICH
KK
Parece que las vetas se han formado casi contemporá-
neamente con las erupciones andesíticas, o"poco tiempo des-
pués, como veremos más adelante, causando también la 3
formación pneumatogénica de las zeolitas. E
Poco mas modernos son los primeros tna tec- : :
tónicos que dislocaron las vetas y originaron los plega- E
mientos de las andesitas observadas entre la Sabanilla y y
El Cerezo. 3
Por mucho tiempo estuvo tranquila esa zona minera, É
solamente en el Neogeno empezaron de nuevo las erupcio- 1h
nes de rocas ígneas, esta vez de las rhyolitas (1). j
Probablemente pertenecen a esta época las rocas intru- -3
sivas, encontradas en las minas de El Chico y conocidas
con el nombre de pixtle.
Las corrientes de rhyolita que han cubierto grandes
terrenos en la República, no llegaron hasta la región de El -
Chico, sino 'quedaron en las cercanías como la corriente
de Vaquerías (Hacienda), pocas leguas al Norte de Atoto-
nilco el Grande.
Las últimas erupciones de rocas ígneas, las de basal-
to, también tenían por consecuencia movimientos tectóni-
cos; pero menos fuertes en nuestra zona minera. Parece
que las últimas fallas encontradas en las minas de El Chi-
co tuvieron su origen en esta época. No subieron las corrien-
tes basálticas a la altura de El Chico, quedándose limita-
das solamente al llano de Atotonilco. 158
Pero los movimientos isostáticos siguen hasta la épo- |
ca actual, manifestándose de vez en cuando por sacudimien-
tos fuertes, derrumbes, ,etc., que alteran mucho los traba-
jos mineros.
Las épocas modernas están caracterizadas por la ero.-
(1) Wittich Ernst. Ueber lacustre Derisorbildab eos auf dem Hochpla-
teau von Mexiko. Centralblatt f. Mineralcgie. Stuttgart. 1915.
Tom. 38, lám. XXXIV.
MEM. SOC. ALZATE.
Mina La Campana, El Chico, Hgo.
MEM. SOC. ALZATE. Tom. 38, lám. XXXV.
AS ES
Entrada al Túnel de Neptón, Mina de Arévalo, El Chico, Hgo.
ESTUDIOS GEONOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 337
AA NO eS PUES E
sión de los arroyos actuales y la formación muy intensa
de derrumbes por una descomposición grande, a causa de
las fallas tan numerosas y del clima húmedo.
LOS CRIADEROS METALÍFEROS.
Los criaderos metalíferos del Chico que son objeto de
la industria minera en esta región, pertenecen todos al mis-
mo tipo, son del mismo origen, de la misma edad y la mi-
neralización de las diferentes vetas tampoco varía mu-
sho.
Generalmente no afloran mucho las vetas en la-superficie
de la tierra, es decir, que no crestonean visiblemente como
- por ejemplo, las vetas de Guanajuato; los afloramientos
de las vetas se manifiestan las más veces bajo la forma
de filones delgados de cuarzo, unidos en grupos, con múu-
chos intermedios, formando más bien un sistema de cintas
que una sola veta. Aquellas zonas se marcan en la superfi-
cie además por el llamado sombrero de hierro.
El rumbo principal de las vetas varía entre E y NE
609, su echado es de 500-700 al Sur. Además, hay una se-
rie de vetas paralelas a aquellas, pero con echado Norte, .
casi perpendicular. :
Las vetas o mejor dicho los criaderos metalíferos se
manifiestan por un sistema de hilos paralelos y transver-
sales con una multitud de cintas irregulares, que se cruzan,
juntan o separan, e incluyen en esta red de ramificaciones
fragmentos «dde la roca propilítica y depósitos de sulfuros
metálicos del aspecto de una brecha, cuyo cemento está
Formado por hilos de cuarzo, calcita y metales sulfurosos.
Varias veces se separan de las vetas amplias, hilos
de cierta potencia con rumbo al Norte, que en mi concep-
Mem. Soc. Alzate, t. 38, — (22, VIII, 1919, — 23.
338 DR. ERNESTO WI1TTICH
to no representan más que ramales grandes apartados sólo
del lado Norte de la veta principal.
En varias minas han cortado una veta dominante y
potente pero siempre con la misma tendencia de ramificar-
se, y de carácter brechoso.
Sigue este carácter de las vetas hasta los trabajos más
profundos de la región, que son los del Socavón de Poto-
mac, en el crucero del Neptón.
Siendo estas vetas más bien un sistema de muchos ra-
males o ramificaciones, varía naturalmente mucho la po-
tencia de la zona metalífera. Un solo ramal sin intermedios
casi nunca alcanza 30 cm., pero todos los hilos en conjunto
los intermedios del panino llegan en algunas partes de la
mina de Arévalo hasta 15 metros.
Por lo general son muy raros accidentes graves en las
minas de El Chico; según las noticias que se tienen, tuvo
lugar el último ¡en el año de 1903, y fue un derrumbe gran-
de en la veta de Arévalo que tuvo por consecuencia la apa-
rición de varios manantiales. Más frecuentes se verifican
accidentes secundarios como derrumbes o caídas de peque-
ñas pegaduras en las zonas muy quebradas por fracturas
modernas, aflojadas por descomposición, por la formación
de minerales secundarios y la impregnación con agua freá-
tica, como se dijo antes.
Son las zonas aquellas que necesitan muchas veces for-
tificaciones de ademe o mampostería.
A pesar de los ramales del Norte sigueri las vetas más
omenos paralelas en el rumbo N. 60% al E. como anterior—
mente mencionado, naturalmente con ligeras variaciones.
La veta principal, llamada de Arévalo, por a
manifiesta en su curso una ondulación ligera.
Las cavidades donde se formaron las criaderos de me-
tal, fueron antes zonas anchas de fracturas, rellenas des-
pués con materiales de la matriz y del metal, que no tiene
339
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO.
A
relaciones con el panino propilítico, sino era material nue-
vo respecto a la roca.
Probablemente ha seguido este rellenamiento inmedia-
to a la formación de las quebraduras brechosas y por eso
están mliy coherentes los fragmentos del panino con los
hijos de la veta.
Entraron también las soluciones, que originaron las
vetas en las hendeduras del enfriamiento y de contracción
de la andesita, formando vetillas muy angostas.
- Relices grandes con blanduras al lado de los respaldos,
así como los que atraviesan aleunas veces las vetas, prin-
cipalmente la de Arévalo, son posteriores, y han dado lu-
gar a fallas en los criaderos metalíferos. El rellenamiento
que hace el papel de una especie de argamasa, en el
brechoso está compuesto de dos grupos de minerales: a),
los de la matriz y b), de los minerales metalíferos, predomi-
nando entre los del primer grupo la dolomía y el cuarzo en al-
gunas vetas, en otras, la calcita. Los minerales metalíferos
por lo general sulfuros, siendo más raros los metales de
oxidación o de reducción como la malaquita y la plata na-
tiva; las sulfosales faltan casi por completo. Se menciona
un hallazgo de dyscrasita de Arévalo. El más importante
de los sulfuros naturalmente es la argentita presentándo-
se en las partes más ricas muchas veces en forma de pe-
queños cristales (cubos o cubo-octaedros); pero más fre-
cuentemente está mezclado el sulfuro de plata en una pasta
fina o poco cristalina con el sulfuro de plomo o galena. Las
zonas de galena en que se encuentran cristales grandes son
más pobres en plata, teniendo muchas veces la chalcopirita
enmo mineral acompañante, y escasa blenda. El sulfuro
más común es la pirita, que ya entra en la roca del pani-
no.
Las matrices de las vetas están compuestas como he-
mos dicho por el cuarzo y la “calcita principalmente. En
»
340 DR. ERNESTO: WITTICH
E O UR AA
ciertas partes se encuentra en lugar de calcita la dolomía;
en la mina de Santo Tomás, Cerro de la Compañía, hay una
veta de blenda y pirita que tiene por matriz pura dolomía
bien eristalizada en romboedros característicos.
Toman parte en la matriz también los minerales de
las zonas de oxidación como la limonita, el yeso y la arci-
lla.
Ya hemos dicho arriba que las relaciones de las vetas
con las rocas encajonadas nos hacen suponer, que la im-
pregnación metálica tuvo lugar poco después de la for-
mación de la cavidad. Parece que el efecto principal que
orisinó este procedimiento es la formación de pirita en
aquellas rocas y la transformación del panino de andesita
en una roca propilítica hasta una distancia bastante lejana-
de las vetas.
Una influencia química del panino en las vetas y su Ccon-
tenido metálico no se manifiesta en nuestra zona y por eso
no puedo admitir la teoría de Inkey (1) presentada al Con-
egreso Geológico de México, según la cual fueron formadas
las vetas metalíferas por una secreción lateral de substan-
cias metálicas del panino.
Los procedimientos químicos de la formación de los
criaderos metalíferos eran relativamente sencillos, siendo
ellos depósitos de aguas termominerales ascendentes, que
. en su camino según circustancias químico-físicas han pre-
cipitado su contenido.
Indudablemente fueron las aguas a una temperatura
alta, que en su ascenso a causa del enfriamiento y de la
menor presión depositaron el rellenamiento de las vetas.
Entre las substancias disueltas en estas aguas, que po-
(1) Inkey B. de. De la relation entre l'etat propylitique des roches
andésiques etleurs filons mineraux. Compt. rend. Congr. Intern. géol. Me-
xico, 1906.
xs E
TSTUDICS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 341
demos considerar como aguas “juveniles”, según E. Suess
y F. Posepny, en las cuales dominaba lá sílice, en menor
cantidad se encontró el carbonato de calcio, los carbonatos
de manganeso y los de fierro, etc., los que han hecho casi
el papel de impurezas raras. Es. de suponer que otras subs-
tancias, como los álealis, también han tomado parte en
aquellas soluciones; pero por su gran solubilidad queda-
ron disueltos. En gran cantidad tenían estas aguas termo-
mir erales también sulfhídrico H2S y en cantidad menor
varios metales en combinaciones solubles, como el fierro,
el plomo, el zine y en fin, la plata y el oro.
En las zonas cercanas a la superficie tuvieron lugar
las combinaciones del H2S con estos metales, según las
leyes químico-físicas, formando por la precipitación de sul-
fometales este enriquecimiento en las vetas. Probablemen-
te estaban muy escasos de otros elementos estos líquidos
y por lo demás, no variaron mucho las condiciones físicas
en la época de la formación de las vetas y por eso se veri-
ficó esa uniformidad sorprendente de las vetas en toda la
Sierra de Pachuca. Entre los elementos muy escasos en los
-_ depósitos minerales de la región mencionaremos el antimo-
nio, tan frecuente en otros criaderos minerales de Méxi-
co.
Según E. Ordóñez, 1. c. han encontrado en pocas mi-
nas del Mineral de Pachuca, como rareza, sulfo-antimonia-
tos de plata como la polibasita y la estefanita; pero nun-
ca los rosicleres. :
La cantidad de sílice en las soluciones termominera-
_les era muy considerable, a tal grado que también fueron
impregnados con sílice las tobas andesíticas y se formaron
venas irregulares de cuarzo. ,
Las llamadas quemazones, muy conocidas en otras zo-
nas mineras, han sido poco observadas en la región de El
Chico; su escasa existencia se manifiesta siempre en las
NN MT RI A a
e n 3 E E E -
DR. ERNESTO WITTICH
o partes muy quebradas, juntas con barro y otros productos s NE
ál de descomposición, como la limonita. LE
y Por eso puede suponerse que éstos depósitos de óxidos pe
> e hidróxidos de maganeso son más modernos y no de la ca
epoca de la formación de las vetas. En varias vetas del Mi- E Se,
neral de Pachuca fueron encontrados a bastante profundi- F
dad silicatos y carbonatos de manganeso, pero como partes eee :
o integrantes de las vetas y según la opinión de varios auto- AS
o res han dado estos minerales de manganeso origen a la for- se
23 mación posterior de aquellas quemazones para su transtor- 2
mación en óxidos e hidróxidos. An
Pero tomando en consideración que aquellos silicatos
lorman una combinación química muy resistente.y sólida,
y que la cantidad de minerales de manganeso siempre es
limitada, del todo insuficiente para formar aquellas cantida- 4
des de este metal contenido en las quemazones, me parece
más probable que las últimas fueron formadas por impreg-.
naciones parciales más modernas, interesando solamente
las partes de las vetas recientemente quebradas o disloca- sn
das. z cd
Estos fenómenos tuvieron más el carácter de procedi-
mientos pneumotogénicos en cooperación de aguas termo-
minerales, y tienen que ser distinguidos de las descompo- E
-siciones de las zonas de oxidación por las aguas freáticas
que tuvieron lugar en épocas más modernas. Ex:
Otro procedimiento químico en las zonas metalizadas
fue la reducción de la argentita en plata nativa que en for-
las partes fracturadas o en las hendeduras de las vetas. e
La distribución en la mineralización primitiva de 1054
labora actuales; sin embargo, se manifiesta en cIeFiAs zo.
nas una variación notable.
ESTUDIOS GEOLOGIGOS SOBRE *L MINERAL DE EL CHICO, HGO. 343
—_
mo ya se “dijo, se compone generalmente de arizemtita, pas
Se y pirita, con escasa blenda y aun en menor cantidad
-chalcopirita, exceptuándose de esta colectividad las dos ve-
tas con galena en cristales grandes, de regular potencia,
' que se cortaron en el gran socavón de Neptón antes de la
veta principal o sea la de Arévalo.
Estas dos vetas a las que correspondían los números
E. 53 y 56 en la numeración de los hilos cortados en el Nep- ox
y - tón, son paralelas con la veta principal e indudablemente | ¿8
Ey contemporáneas, manifestando ambas la misma estructura a
E brechosa como la presenta el corte de la veta número 53.
E El contenido metálico consiste de pura galena pobre
3 en plata y la que en la veta 56 se halla mezclada' en una
E zona con blenda y chaleopirita, siendo la distancia de la...
pe 7 veta principal 50 respectivamente 100 m. poco más o me- A:
nos.
a Pero también los ramales llamados “Las Vetas del
Norte”, presentan en el socavón de Neptón un enriqueci-
miento en plomo, es decir, en galena, que a medida que se
A “acerca a la veta principal (o número 57) aumenta su ley
E ¿de plata.
a s Este socavón de Neptón es uno de los proyectes más
$ importantes en las empresas mineras del distrito de Pa-
= ) Cchuca, siendo por cierto su objeto atravesar a una profun-
didad notable toda la Sierra de Pachuca con el fin de desa-
guar todas las minas de aquella región; dicho socavón se
+ comenzó por el conocido minero Sr. D. Gabriel Mancera
en el año de 1892. La entrada al socavón está en el lugar -
llamado “Las 'Adjuntas”, precisamente donde se unen el
arroyo del “Milagro” y el del Puente de Tetitlán, a una al-
tura absoluta de 2014 m. La longitud total de aquel socavó
está calculada en unos 10 km. más o menos siendo su pu
to terminal, según el proyecto, directamente debajo del t
ro de San Rafael, El deEbve es de unos 5 milésimos, y Es
db
k
344 DR. ERNESTO WITTICH
este muy ligero ascenso iba a llegar el Neptón a unos 400
m. abajo de la plaza. Su rumbo inicial es de 26%W45" SE
hasta los primeros 2100 metros, dando después una peque- E
ña vuelta al Este para pasar abajo de la planicie de la Sa- S ;
hanilla y los famosos peñascos de las Ventanas, y más ade-
lante debajo del puelilo de Cerezo.
Hasta la profundidad de 125 m. del nivei de Neptón y
del crucero llamado Potómac, sigue en la veta principal la MOR
misma mineralización como en las labores de más arriba;
aun los elavos con metal rico, cortado en estos socavones
de menor profundidad continúan hasta los niveles más ba-
jos, faltando todavía indicios de un cambio repentino de
mineralización. : ?
Una diferencia notable manifiestan las vetas en la mi-
na de Santo Tomás, situada en la falda Norte del Cerro -
de la Compañía, las que se componen de una dolomía blan-
ca con blenda clara y muy poca pirita, siendo su ley de pla- A
ta muy baja. : SS 2
La distribución de metales en las vetas se limita a zo-
nas verticales, llamadas por los mineros clavos, que de vez
en cuando tienen una extensión vertical considerable. Por
ejemplo, un clavo rico en plata encontrado recientemente
en el socavón de Kepler (Mina de Arévalo), lo cortaron des-
pués en el socavón de Potómac (crucero del socavón de Nep- ;
tón) o sea a 125 m. más abajo. OS
Entre los ciavos o zonas ricas mencionamos las siguien-=.
tes, según los datos proporcionados en la dirección de la Saá
mina de Arévalo. > —
Fué cortado, ya hace varios años, un clavo rico en un
socavón alto, llamado Atila, de 5 a 15 m. de anchura y de
una distancia horizontal de 200 m., más o menos, inclinán=. |
dose en la parte baja más y más al Poniente. E
Cerca de 100 metros al Este entre los socavones de ed
Chilpancingo y Hércules han explotado antes otro clavo
MEM, SOC. ALZATE. Tom. 38, lám. XXXVI.
Las Adjuntas. Mineral dé El Chico, Hgo.
06H “09149 13 “OPA Y 3P Bury co191/2u9g 9p epus¡sepy
"IAXXX “Wr] fg£ “uo *ILVZ TY '9DOS "WIW
a A A E A]
E O Ns MON
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE EL CHICO, HGO. 340
llamado de San José, que tenía una extensión de 40 m. sl-
guiendo a una profundidad de 120 m.; y otros 100 m. más
al Este cerca del tiro antiguo llamado de California habían
encontrado otra zona rica de 40 m. en distancia horizontal
por 50 m. de profundidad.
En estos clavos enriquecidos sube la ley de plata nota-
blemente; por ejemplo, el metal extraído por el socavón de
Kepler ensayó por término medio en la zona rica 1,6 kg.
plata por tonelada.
Además, se encuentran de vez en cuando diseminadas
en las vetas bolsas irregulares de poca extensión pero de
buena ley en plata, llamadas por los mineros “ojos”.
En los criaderos de El Chico no se manifiesta la se-
paración de la zona de oxidación y delos sulfcros primi -
- tivos por falta de un nivel hidrostático constante, a conse-
cuencia de las numerosas fallas y dislocaciones verificadas
en aquella región. Los fenómenos de oxidación se marcan
de otra manera, a saber: en las partes falladas en forma
de zonas o de bolsas de descomposición con mucha arcilla,
limonita y yeso. Un enriquecimiento secundario, originado
por la circulación de las aguas freáticas no hay pues; y las
partes ricas encontradas en siglos pasados a poca profundi-
dad, eran afloramientos de clavos ricos; por eso las zonas
explotadas por los trabajos antiguos se presentan en for-
mas de contracielos, a veces bastante profundos.
Ya hemos tratado algo referente a la génesis de estos
criaderos de El Chico en el párrafo de los procedimientos
químicos. El proceso geológico de formación de los criade-
ros tuvo lugar de la manera siguiente:
Movimientos tectónicos dislocaron en zonas grandes y
anchas la andesita, dando origen a la irrupción o salida de
manantiales de agua termomineral en las partes fractura-
das y deslizadas. Subiendo en estas zonas de menor resis-
tencia las soluciones de una región, con alta presión y tem-
RU
E II IAN
RE
qe
STA
AS, TS
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SINE => 346
nución de la temperatura y de la POR a medida del exce-
so relativo de aquellas substancias. En partes donde sufrie-
ron cambios bruscos las condiciones físicas de esas solucio-"
nes se precipitaron principalmente las substancias metáli-
cas en gran cantidad, pero en cristales muy pequeños, for- 2
mando hasta una pasta muy fina y compacta. +
Los productos depositados, o sean cuarzo, calcita y
otros pocos carbonatos o sulfuros de metales compusieron”
una argamasa con que quedaron pegados entre sí los frag-
mentos de la andesita despedazada en aquellas zonas frac-=
turadas, colegiéndose de este modo una estructura verdade-
ramente brechosa, y por eso no pudo formarse un solo cuer-
po de veta, sino un sistema ramaleado de hilos. e
Criad=ros de esta estructura y de esta composición
no son muy raros, reconocidos precisamente en rocas ande- 4
síticas como en Hungría, según los estudios de F. v. Rich- e
thofen (1). Ya el gran explorador A. von Humboldt llama 7 4
la atención sobre la semejanza de los criaderos en las ande-
sitas de México cón los de Hungría; pero clasificando estas
andesitas con o “Grúnstein Trachyt”. También otros ES :
res como B. von Ink: y (2) afirman la conformidad de los y
criaderos de Transilvania con los de Pachuca,
erupo de los criaderos epigenéticos y a la subdivisión de los Z
rellenamientos de hendeduras, según la clasificación gené-
tica de Stelzner-Bergeat, es decir que los criaderos fueron.
A E ma] 4
(1) FP. T.v. Richthofen Studien aus den ur garischen- siebenburgischen. Y
on od Jahrbuch. d K, Geol. RcURaRE XI. 1860, Wien, p. 153 -278..
347
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL “DE EL CHICO, HGO.
formados después de la erupción. de las andesitas por la
precipitación de sulfuros en las cavidades de las zonas de
fracturamientos. Por otra parte respecto a su contenido
pertenecen estos criaderos a los de la familia de sulfuros
sencillos con cuarzo y carbonatos.
Respecto a laedad geológica de las andesitas, yhe
2 mos expresado nuestra opinión que son del Cretáceo me-
dio, opinión que además está confirmada plenamente por
nuestras observaciones hechas en la Baja California (1). ;
Las vetas fueron formadas poco después de la efusión ;
de las andesitas, y siendo el metaformismo de las andesitas
en propilitas un fenómeno sinerónico, se manifiestan am- +
bos fenómenos como acontecimientos postreros de la época E
de las erupciones andesíticas. Como transformación final E
AS
de las andesitas en propilita suele encontrarse a veces una
descomposición muy intensa en kaolín (según H. v. Bóckh 0
(2) ; pero parece que en la región de El Chico no tuvo lu- 5
sar este último fenómeno-
Nuestra opinión del sincronismo se apoya en la forma-
> ción de las vetas y en la de las andesitas; también K. Beck
Bo afirma en su conocida obra de los criaderos metalíferos (3)
Be “que la propilitización de las rocas andesíticas debe su Oríw
sen al metamorfismo termal. que ha tevido lugar durante la
2 Formación de las vetas”.
Por otra parte, en la región andesítica de Hunería, tan
parecida a la de Pachuca, se ha observado la siguiente su- :
ot
(1) E. Bóse y E. Wittich. Exploración de la región N. de la costa occiden-
tal de la Baja California. Parerg. Inst. Geol. Tomo 1V. p. 347, México, 1913.
(2) H. von Boeckh. Uber die Altersverhaeltnisse der in Umgebung
von Sehmazbany vo: kommenden Eruptivgesteine. Foldtani Koezlony Buda-
pest. 1901. XXXL P. 396, :
(3) R. Beck. Lehre von den Erzlagerstaetten 1903. Traité des gisements
métalliféres, Trad. O. Chemin. París, 1904.
cd Fe Pi
y 8
h
348 % DR. ERNESTO WITTICH
cesión de las rocas ígneas, según Bóckh (1): Andesita de e
piroxena, Diorita, Granodiorita, Granito, Andesita de am-=.
fíbola y biotita, siendo mucho más moderna la Ryolita. : 2
Nuestras observaciones sobre el particular también es-
tán comprobadas por las de José Burkart; el reputado mi-
nero que estudió la sierra de Pachuca, ya hace casi un si-
elo (2), dice respecto a estas observaciones lo siguiente
(pág. 62):
“En la planicie de Atotonilco el Grande se ve al SE. de*
“la población en el camino de San Miguel Regla el ya citado PS
“vórfido (hoy andesita) otra vez en la superficie. Este pór-
“ti o es igual al que compone una parte muy grande de
“las sierras de Atotonilco el Chico, Real del Monte y Pa-
“chuca. A poca distancia de San Miguel Regla está cubier-
“ta por una caliza compacta de color gris, sedimentada en :
“capas delgadas que aparentemente se hallan sin petrifica- -
“ciones. Esta caliza está cubierta por otra compacta de co-
“lor gris, depositada en capas delegadas que aparentemente
“está sin fósiles”.
o
“Esta caliza está limitada aquí a un pequeño lugar, pe-
“ro se extiende arroyo arriba hasta las inmediaciones de
“Omitlán, donde el pórfido (andesita) aparece otra vez de.
“abajo de ella.” Sigue Burkart página 16 casi con las mis- y
mas jrases, y en fin página 126 dice: 08%:
“Caminando del Río Grande a Atotonilco el Grande,
“Se ve el pórfido (andesita) en continuación inmediata con
“el de Pachuca, del Real del Monte, del Chico y de Santa
“Rosa, extendiéndose encima de pizarras arcillosas, pero”
“cubierto de calizas antiguas de sedimentación. Resulta pues
“que el pórfido ha atravesado las pizarras antes de la sedi-
“mentación de aquellas calizas”.
1D H.von Boeckh. L CNp.. 391:
) Burkart J. A ccomaade u. Reisen in Mexiko in den Juhren 1825-1834,
RD 1836
ESTUDIOS GEOLOGICOS SOBRE EL MINERAL DE ÉL CHICO, HGO. 349
A estas observaciones de un autor tan exacto hay que
añadir solamente que en las calizas antiguas Burkart en-
contró Rudistas, Nerineas, Foraminíferas, etc., fósiles que
prueban la edad Cenomaniana, o sea el Cretáceo medio, de dE
una manera absoluta, como voy a detallar en otro trabajo; )
pues la erupción de aquellas andesitas tuvo lugar antes del le:
Cenomaniano. ; :]
Cierto es que en otras regiones de México hay andesi-
tas más recientes también y ya en la época actual varios
voleanes de México han arrojado tobas o lavas andesíti- .
cas.
Terminado este trabajo no dejaré de dar expresivas ,
eracias a los señores Don Gabriel Mancera y Don Francis- $
co Barrera, Ingenieros residentes en México, y al señor b
don Guillermo Mancera en El Chico, quienes me han pres- 0
tado valiosa ayuda en mis estudios referidos. e 0
_ México, 1917,
SOCIÉTÉ SCIENTIFI¡QUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38, 351
SUR LA PRESENCE D'OXALATE
DE CHAUX DANS LE CRACHAT TUBERCULEUX
PAR ALBERT ET ALEXANDRE MARY, M. S. A.
Directeurs de l'Institut de Biophysique de Paris.
(Séance du 6 janvier 1919).
Oa sait que, dans de nombreux cas pathologiques (fer-
mentations intestinales syndromatiques d'anhépatie, de trou-
bles cardiaques, d'obésité, etc..... ), lurine contient cons-
tamment une quantité notable d'oxalate de calcium; ce sel,
cristallisable en octaedres, est révélé par l'examen microsco-
pique du sédiment urinaire. Sans doute, la présence de tra:
ces d'oxalate de calcium n'est pas nécessairement une indi-
cation pathologique; MEHU a dosé jusqu'a vingt milligrammes
d'acide oxalique 'par vingt-guatre heures dans des urines
complétement normales, Mais il n'en est pas de méme lors-
que, sans cause alimentaire directe, l'oxalurie est intensé-
ment marquée.
En 1913 nous avons montré que troubles cardiaques, an-
hépatie, etc....., se trouvent régulierement au nombre des
signes pathologiques généraux de la phtisie pulmonaire. Ce-
_pendant, l'oxalurie n'est pas de regle. C'est que le pon.
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392 ALBERT ET ALEXANDRE MARY
m 1, —.—MÉMOIRES, T. 38. 306
LA SIERRA DE TEPOZTLAN
(MORELOS)
POR EL PROF. MIGUEL SALINAS, M. S, A,
(LÁMINAS XXXVIIELVI.)
(Sesiones del 4 de noviembre y 2 de diciembre de 1918)
La eran cuenca que se conoce con el nombre de Valle de
México está separada del Estado de Morelos por una intrin-
cada e imponente aglomeración de montañas— algunas de
altísima cumbre—que forman distintas serranías y llevan
diversas denominaciones. En la vertiente meridional de es-
te macizo montañoso, casi en la falda de él, al noreste de la
ciudad de Cuernavaca y a muy pocos kilómetros de ella, se
yerguen unos cerros cuyo conjunto forma la Sierra de Te-
poztlán. Vista desde lejos, semeja una especie de costra ad-
herida a la falda de la gran cordillera.
Su extensión es corta: está comprendida entre bs meri-
dianos 09 y 092 10' de longitud oriental de México; y su eje
tiene una largura de veinte a treinta kilómetros, desde el ex-
tremo occidental, cortado por la vía férrea de Cuernavaca,
hasta el oriental, formado por una eminencia que, a causa de
la forma caprichosa de su cima, se llama Cerro del Sombre-
rito.
Las abruptas colinas que constituyen la serranía tepoz-
teca son de conformación tan rara, de forma tan fantástica,
de aspecto tan peculiar, tan bello y pintoresco, que quizá no
356 PROF. MIGUEL SALINAS
se halle algo semejante en otras comarcas montañosas del
suelo mexicano.
La erosión efectuada por las lluvias, carcomiendo las
cimas, las vertientes y los acantilados; abriendo surcos, ha-
ciendo cuevas y cavando tajos, contribuye a hacer más y
más fantástico el aspecto de la Serranía. Las cumbres de és-
ta son de diferentes alturas y de variadísimas formas: las
hay esféricas, cónicas, cuadradas, alargadas y puntiagudas;
fingen almenas, torreones y murallas; semejan fortalezas
erizadas de toda clase de obras de defensa; y aparecen como
edificios ciclópeos derruídos por la mano del tiempo.
En algunos tramos, los cerros se suceden unos a otros;
en ciertos lugares, se amontonan, se aglomeran de tal modo,
que parece que los mayores quieren echarse sobre los me-
nores; y entre cerro y cerro se forman barrancas de pendien-
te rápida, en euyo lecho discurren las aguas pluviales, bra-
madoras y raudas, formando impetuosos torrentes.
Hay sitios en que dos eminencias cortadas a plomo,
forman dilatados callejones. Los acantilados que les sirven
de muros alcanzan bastante altitud; en parte están desnu-
dos, en parte carcomidos y en parte ornados de bella y co-
piosa vegetación.
Siguiendo hacia el poniente la dirección del eje de la
Sierra, a muchos kilómetros de distancia, sobre la falda de
la misma aglomeración montañosa citada antes, en el sitio
pintoresco donde está ubicado el célebre Santuario de Chal-
ma, se yerguen también unos cerros enteramente iguales
a los que forman la cadena tepozteca. Sin duda el fenómeno
geológico que formó esta singular cordillera, comenzó a pro-
ducirse en Chalma, se interrumpió en seguida y vino a ter-
minar en Tepoztlán; o quizá dió nacimiento a una larga se-
rranía, en la cual, fenómenos posteriores han abierto am-
plísima solución de continuidad. Lo que haya pasado acerca
de esto, lo podrán explicar solamente los geólogos, que saben
E A A
NA A
E
DAME
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 397
leer, en páginas pétreas, la historia de los cambios que ha
sufrido la corteza terrestre. (1).
En algunos de los cerros se ven socavones que tal vez fue-
(1) El distinguido geólogo alemán, doctor don Ernesto Wittich,
cediendo a una súplica mía, se ha servido proporcionarme la siguien-
te nota que enriquece este modesto trabajo:
“La serranía de Tepoztlán forma el margen S. W. de la cordille-
ra del Ajusco; se apoya en ésta, como una faja larga y ancha que se
extiende hasta el pueblo de Tlayacapan, Morelos; y se desprende del
macizo del Ajusco, en varios escalones muy empinados, hasta el pla-
nío del pueblo de Tepoztlán, Las corrientes torrenciales que bajan de
las altas cumbres, han cortado estos escalones, partiéndolos en ver-
daderos cerros, y formando aquí y allá barrancas profundas y pica-
chos aislados, muy erguidos y peñascosos, apenas accesibles.”
“Uno de estos está coronado en su cima por la famosa pirámide
llamada “Casa del Tepozteco.”
“Enormes bloques y fragmentos de grandes dimensiones se han
derrumbado de las alturas y han bajado a la planicie de Tepoztlán. To-
da esta configuración topográfica imprime un aspecto sumamente
pintoresco, que ha llamado siempre la atención de los visitantes y ha
dado origen a la idea errónea de que aquellos laberintos de peñascos
y barrancas son restos de un antiguo cráter. Pero no es así.”
“Tan complicada es la topografía de aquella región, como sen-
cilla es su composición petrográfica. En el sentido geológico, la serra-
nía de Tepoztlán no es más que una potente acumulación de las tobas
basálticas que alternan con cenizas finas del mismo origen. El ma-
terial de las tobas se compone de bloques de basalto—algunos de va-
rios metros cúbicos—y piedrecitas de la misma sustancia. Las ceni-
zas, bastante finas, han proporcionado, por su descomposición, la ma-
teria arcillosa que ha servido después para cementar y consolidar to-
do ese material.”
“E] pueblo de Tepoztlán está situado en la zona baja, tal vez en-
cima del último peldaño de una antigua depresión; y en esa parte
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358 PROF. MIGUEL SALINAS
ron hechos con el objeto de buscar metales; pero hasta hoy,
no hay noticia segura de que se haya descubierto en aquella
región algún yacimiento mineral (1).
Las eminencias de esta sierra estaban cubiertas an-
taño de abundante vegetación; en el día, a pesar de la oje-
riza estúpida que se tiene al arbolado y que ha hecho horri-
blemente destructora la tala de nuestros bosques, se con-
servan todavía en la comarca tepozteca algunos millares de
árboles. Los dominantes son el ocote, (2) el encino (3) y el
madroño (4); el oyamel (5) crece en los lugares más eleva-
dos. En algunos sitios abundan los magueyes. Abunda tam-
bién una orquídea llamada amatzauhtli (Epidendrum pasto-
baja penetró después una corriente de lava basáltica también, que
quizá representa no más un ramal del conocido “Texcal” de Cuernava-
ca, que baja del mismo lado del Ajusco,
“El hundimiento de Tepoztlán debe de ser entonces poco más an-
tiguo que la formación del “Texcal”. Este es bastante moderno y co-
rresponde al Pedregal de San Angel.”
(1) Los Tepoztecos saben por tradición que, en algún punto de
su comarca y en la época colonial, se explotó una mina de plata lla-
mada “Xochiatlaco”; pero ninguno asegura haber visto siquiera al-
guna piedra de donde pueda extraerse el metal. En 1881, el señor don
Eugenio de J. Cañas, vecino de Cuernavaca, denunció una mina llama-
da Tepéxic, cercana a Tlayacapan; pero no emprendió trabajos de ex-
plotación ni recuerda, según me ha dicho, el resultado preciso del en-
saye de las piedras. Esta inseguridad de datos, confirma la opinión
que se ha servido darme el Sr. Dr. D. Ernesto Wittich. Según este
ecólogo, en la Sierra de Tepoztlán no puede haber yacimientos de
metales preciosos.
(2) Pinus teocote, Coníferas.
(3) Quercus, Cupulíferas.
(4) Arectostaphilus tomentosa, Ericáceas.
(5) Abies religiosa, Coníferas.
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 399
ris) o gluten del papel, que contiene un jugo muy glutino-
so, empleado en el aderezo de dicho artefacto. Tal vez por
la abundancia de esta hierba, se desarrolló extraordinaria-
mente en la comarca tepozteca la fabricación del papel de
“amate”.
La Sierra de Tepoztlán pertenece totalmente al Esta-
do de Morelos: su parte principal está en el distrito de Cuer-
navaca; la otra, en el de Yautepec. Dicha primera parte co-
rresponde a la municipalidad de Tepoztlán; la segunda a
la de Tlayacapan.
La villa de Tepoztlán, cabecera de la municipalidad de
su nombre, está escondida entre las rugosidades de la sie-
rra. También lo están los pueblecillos de San Juanico, Santo
Domingo, Amatlán y Santiago. Son nidos de águila ocultos
entre rocas. San Andrés de la Cal ocupa un punto de la fal-
da meridional de la serranía; y ya fuera de ésta, también
hacia el sur, está Santa Catarina Zacatepec. Todos estos po-
blados pertenecen a Tepoztlán. La municipalidad de Tla-
yacapan, la cabecera, que lleva este nombre, está rodeada al
poniente y al sur por las colinas tepoztecas; en la falda me-
ridional, rumbo a Yautepec, se encuentra Santa Catarina
Tlayca.
La primera de las municipalidades mencionadas formó
parte del Marquesado del Valle; la segunda perteneció a Es
tierras de la Corona.
El sitio en que se asienta la villa de Tepoztlán es un va-
llecito formado por los cerros que en ese punto se separan
un poco. El valle se extiende de poniente a oriente. Al o0es-
te, sobre un plano inclinado, está construída la villa; en se-
guida, hacia el éste, se tiende un pequeño llano donde se
cultiva maíz y donde se reunen las aguas que bajan de los
cerros. La pequeña llanada tiene fácil comunicación con el
valle de Yautepec; y el riachuelo de este nombre recibe, co-
mo tributo, las aguas mencionadas antes, que se juntan en
o a
3
360 PROF. MIGUEL SALINAS
un arroyo llamado de Ixcatepec, nombre de un barrio de Te-
poztlán.
Esta villa, situada a 1701 metros sobre el nivel del mar,
alos 182 59” de latitud septentrional, y a lus 02 2” de longi-
tud oriental de México (aproximadamente), es de antigue-
dad remotísima; quizá es coetánea de las tribus que traje-
ron a las regiones mexicanas la antigua civilización nahua;
y su grandeza y poderío de otro tiempo están demostrados
en un ciclópeo monumento que aún se conserva en pie y que
acusa extraordinario desarrollo cultural.
En un curioso y fidedigno documento del siglo XVI
(1580), se hallan importantes noticias relativas a Tepoz-
tlán. Por tal documento sabemos que los primitivos habita-
dores de ese lugar, anteriores a los que vivían en él a la lle-
gada de Cortés, adoraban a “Ometóchtli” (dios del pulque
o de la embriaguez), hablaban “náhuatl” y fueron lanzados
del territorio tepozteco y llevados hacia las regiones del Golfo
de México.
La emigración de tepoztecos hacia Pánuco es menciona-
da en las antiguas crónicas, y entre los raros petroglifos en-
contrados en la Huasteca por el doctor Séler, se halla el
“Ometóchtli.” (1).
De los hombres que vivían en Tepoztlán a la llegada de
los españoles—hombres pertenecientes a la tribu xochimil-
ca, según se cree—, cuenta el propio documento que eran
guerreros y labraban la tierra; que estimaban mucho a los
valientes y mataban al que no lo era; que se alimentaban
con maíz en la forma de tortillas, atole y tamales, que co-
mían también chile, frutas y carne de guajolote, conejo y ve-
nado; y que los señores vestían mantas de algodón adorna-
das de plumas, y los “macehuales” llevaban ligero abrigo te-
jido con fibras de maguey. Tanto unos como otros usaban
(1) Tamoanchan. Ilmo. Sr. F. Plancarte.—Cap. IV. Pág. 33.
T. 38, lám
Mem. Soc. «Alzate».
as
5 Cc
A Cvaut!e Merafos
ESCALA 1:1000000
1.—Tepoztlán.—2.—Tlayacapan.—3.—S. Juanico.—4. Sto. Domin.
go.—5. San José Laureles.—6. Santa Catarina Tlayca.—1. Amatlán.—
8. Ixcatepec.—9. Santiago.—10. San Andrés de la Cal.—11. Santa Ca-
tarina Zacatepec.
Mem. Soc. «Alzate». T. 38, láms. XXXIX y XL.
Fot. H. Brehme.
Conjunto de cerros que se alzan al norte de Tepoztián.
En uno de ellos—a la izquierda—está la casa del Tepozteco.
Fot, H- Brehme.
El Ehecatépetl o Cerro Cortado, que se yergue
al norte de Tepoztlán. :
E
Y
Hi
»
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 361
“máxtlatl”, especie de faja o taparrabo que cubría las par-
tes pudendas.
Los caciques o gobernadores no se entendían directa-
mente con sus súbditos, sino por intermedio de unos fun-
cionarios que trasmitían las peticiones y las órdenes. Cuan-
do tales caciques salían a la calle, nadie debía permanecer
en ella; el que por algún motivo salía y se encontraba con
el señor, se echaba al suelo y pedía perdón por su falta.
Para efectuar un casamiento entre los antiguos tepoz-
tecos, la novia era llevada en andas, al medio día, a la casa
del novio, acompañada de dos personas que portaban en la
mano sendas teas de ocote, encendidas, una por parte del
varón y otra por parte de la mujer. Ponían a los desposados
en una cámara durante cuatro días, con la- prohibición abso-
luta de tocarse. Terminado este plazo, sacaban a los novios,
los vestían, los calzaban y anudaban la manta del novio con
la de su prometida. Así quedaba hecho el matrimonio.
Los hombres de que hablo endurecían su cuerpo con ru-
dos ejercicios: se bañaban diariamente, dormían en el sue-
lo y exponían de continuo sus miembros a la intemperie; y
así alcanzaban una longevidad a la que sus descendientes ya
no llegan. Cuando acaecía en el pueblo la muerte simultánea
de tres o cuatro personas, tomaban aquello como una epi-
demia; y en vez de enterrar a los muertos, los incineraban
y esparcían al viento las cenizas.
En materia religiosa sufrieron una evolución al a
se en contacto con los aztecas. Al principio, las oblaciones a
sus dioses consistían en papel, copal, codornices y palomas;
pero después adoptaron los sacrificios humanos. Al comenzar
la estación de lluvias, cuando escuchaban los primeros true-
nos del cielo, subían a la cumbre de sus cerros y en tal sitio
inmolaban a niños de tierna edad, ofreciendo a sus dioses
el corazón de las víctimas. Estas eran despeñadas hasta
el valle, recogidas después y comidas en un banquete. Con se-
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362 PROF. MIGUEL SALINAS
mejante sacrificio creían obtener lluvias regulares y abun-
dantes.
El códice Magliabecchiano de Florencia habla de dos cos-
tumbres que el intérprete de dicho documento califica de
bellaquerías. La primera se refiere a toda la tierra de los
“tlahuicas”; la segunda, a Tepoztlán en particular. Dicen li-
teralmente: “Celebraban otra fiesta que se llamaba “Pilaua-
na”, (1) que quiere decir borrachera de los niños, porque en
ella los niños bailaban con las niñas y el uno al otro se da-
ban de beber hasta emborracharse. ..estos indios ya eran
_grandecillos de nueve a diez años”.
Refiriéndose a la otra costumbre y aludiendo a la figu-
ra del Tepoztécatl u Ometóchtli, dice: “Esta es una figura
de una gran bellaquería que un pueblo que se dice Tepuz-
tlán tenía por rito, y era que cuando aleún indio moría bo-
rracho, los otros de este pueblo hacían gran fiesta con ha-
chas de cobre con que cortaban la leña, en la mano. Este
pueblo es par de Yautepeque, vasallos del Sr. Marqués de
Valle.”
En la “Relación de Tepoztlán”, (2) título del documento
que vengo extractando, que no es sino una información man-
dada levantar por Felipe II, se dan otras muchas noticias
interesantes: unas se refieren a las plantas alimenticias y
medicinales de aquella región; otras a las enfermedades en-
démicas; a los recursos con que vivían los tepoztecos en la
época de la información; a los materiales con que fabrica-
ban sus casas; y a las cosas raras, accidentes geográficos
y productos naturales de la comarca.
(1) La voz “pilauana”, que trae el Códice citado debe escribir-
se, según el Sr. don Mariano Rojas, “pilahuana”,
(2) Publicada por el Ilmo. Sr. Dr. don Francisco Plancarte en el
Boletín Oficial y Revista Eclesiástica del Obispado de Cuernavaca,
tomo X, págs, 313 a 317, 326 a 331 y 348 a 352.
p .
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 363
Los tepoztecos explotaban en grande escala, tanto las
maderas como la cal que son muy abundantes en su territo-
rio. También se dedicaban a la fabricación de papel de “ama-
te”, en la cual eran especialistas. Esa fabricación fue, sin
duda, de gran importancia, pues el ilustre naturalista Her-
nández cuenta que en Tepoztlán “hervía” la multitud de tra-
bajadores. Así es que el papyrus mexicano, como el egipcio,
sirvió para escribir en él la historia de los dioses, de los re-
yes y de los héroes; sirvió de adorno en los túmulos; se em-
pleó en los vestidos y para las cuerdas; en una palabra, te-
nía usos religiosos, políticos y económicos (1).
El último dato que nos da la “Relación” citada, escri-
ta en 1580, es que en tal época existían ya en Tepoztlán un
monasterio de dominicanos y un hospital de indios. Añade
(1) “El procedimiento (para fabricar el papel) bastante senci-
llo que entonces usaban, era enteramente primitivo, como se verá
más adelante por la relación de Hernández: se reducía a reblandecer
er: los arroyos o corrientes de agua las cortezas desprendidas de los
árboles, abandonándolas por algunos días para poderlas descarnar
con facilidad; golpeándolas con un mazo o palo redondo hasta des-
prender completamente el parenquima, quedando sólo las fibras li-
berianas, a las que añadían más tarde una materia glutinosa obteni-
da del “Amatzáuhtli”, que les servía de aderezo, formando así capaz
más o menos gruesas que aplanaban con piedras duras y lisas para
asentarlas y darles el pulimento necesario e indispensable para el
objeto o usos a que lo destinaban.”—Los Amates de Hernández o Hi-
gueras Mexicanas, por el Doctor Manuel Urbina, pág. 93 del VII tomo
de los Anales del Museo Nacional de México. Segunda Epoca.—Los
actuales tepoztecos saben por tradición que sus antepasados emplea-
ban generalmente para hacer el papel el árbol llamado “amázquitl”,
que es el que hoy se nombra “medroño”.,
Es muy frecuente hallar en Tepoztlán, al hacer excavaciones, unos
instrumentos de piedra—verdaderas planchas—que servían para plan-
char y pulir el papel.
364 PROF, MIGUEL SALINAS
que en los primeros años que siguieron a la conquista, no
tuvo el pueblo de que se trata religiosos que lo atendieran
especialmente, sino que era doctrinado y asistido por los pa-
dres de Oaxtepec y Yautepec; y que como esto ocasionaba
molestias y exponía a muchos a morir sin auxilios espiritua-
les, pidieron a don Luis de Velasco—segundo virrey que co-
menzó a gobernar en 1551—que les mandara sacerdotes, lo
cual se les concedió desde luego.
En el siglo XVI, la región que hoy forma el Estado de
Morelos fué dividida en tres zonas—que van de norte a sur
—para los trabajos de evangelización: la occidental tocó a
los franciscanos, la oriental a los agustinos y la del centro
a los dominicos. ;
Estos fueron a Tepoztlán y encontraron un pueblo dó-
cil y abundante en recursos, que se prestó de grado a levan-
tar un gran templo y un convento anexo. Ese edificio subsis-
te aún en pie, muy bien conservado, y parece que con su for-
tísima hechura está desafiando al poder destructor de los si-
glos.
Probablemente la construcción de aquella casa se efec-
tuó en la sexta o septima década del siglo XVI. No hay en
el edificio una inscripción que dé luz a este respecto (1).
La iglesia, que es muy espaciosa, se tiende de oriente
a poniente; afecta la forma de un paralelogramo rectángu-
lo; carece de crucero y de cúpula elevada; sus muros, alme-
nados en algunas partes, tienen en general cerca de dos me-
tros de espesar (sólo en un punto de la parte del norte hay
un macizo de casi cinco metros de grueso); su puerta prin-
cipal ve al Oeste; otra ve al Norte, y hacia ese rumbo está el
(1) Arriba del bajo relieve que hay en la fachada de la iglesia se
ve una gran losa que semeja estar sostenida por dos ángeles. Segura-
mente fue una lápida que tuvo inscripciones, pero en la actualidad
está completamente lisa.
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 365
convento. El frente del templo, coronado por dos torres des--
iguales, ostenta sobre la puerta un bajo relieve que represen-
ta a la Virgen del Rosario.
El arquitecto o alarife que dirigió la construcción no-
carecía de habilidad: los arcos, las bóvedas y las ventanas.
son de dibujo correcto, todo el templo causa grata impre-
sión: en sus detalles se nota mas cuidado y más gusto que
en la catedral de Cuernavaca, iglesia casi tan grande como
la de Tepoztlán, pero de hechura más tosca, tal vez porque:
fue levantada unos veinte o treinta años antes, cuando no.
habían venido aún de España verdaderos arquitectos.
El primitivo altar mayor de la iglesia tepozteca fue de-
estilo churrigueresco; el actual es de otro estilo. La iglesia
que describo tiene una curiosa particularidad. En el espesor:
del muro septentrional—que corresponde al lado del evan-
gelio—hay una galería o pasillo que va desde el suelo del
templo hasta el coro. Se entra en ella por una puertecita
que antes quedaba casi frente al púlpito. En las misas solem--.
nes de antaño, en el momento en que los celebrantes se da-
ban al abrazo de “paz”, uno de ellos descendía del presbite--
rio, entraba por la referida puertecilla, recorría el pasillo
y llegaba al coro, donde daba la “paz” alos frailes que esta-
ban allí (1)
El convento se compone de un patió rodeado de aposen--
tos, una extensa huerta donde se cultivaban muchos árbo--
les y plantas, y un departamento que tiene dos salas, situa-
do al oriente, cuyo uso ignoran los actuales habitantes de la
Villa. Se sospecha que allí estuvo instalado un molino.
El patio está limitado por cuatro corredores de arcos,.
tanto en la parte baja como en la alta. Las pilastras que:
sostienen los arcos son prismas cuadrangulares que miden:
(1) En un antiguo doeumento de familia que posee el Sr. don José
- €, González, oriundo de Tepoztlán y cura que fue de dicha villa, se-
asienta que la construcción de la-iglesia terminó en 1588..
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366 PROF MIGUEL SALINAS
dos varas de ancho en cada una de sus cuatro caras. Tal ex-
ceso de anchura, que no está de acuerdo con lo alto de los
arcos, hace que los claustros, en vez de presentar un aspec-
to airoso y esbelto, se vean chaparros y pesados. A los co-
rredores dan las celdas que habitaban los religiosos. En el
centro del patio hay una fuente.
Las dos salas donde se cree que estuvo el molino son
muy espaciosas; están pavimentadas, y además cubiertas—
como todas las dependencias del convento—por macizas bó-
vedas. Durante muchos años han servido de salones para
las escuelas oficiales.
Estas salas son mencionadas como caballerizas en un
documento del siglo XVIMl, publicado en el dicho Boletín
Oficial, pág. 470. El mismo documento dice que en la comar-
ca tepozteca había miles de árboles de chirimoya.
No obstante que la iglesia que acabo de describir es su-
Ticiente para las necesidades de la población, los habitantes
de ésta, impulsados por sentimientos piadosos, han edifica-
do otras siete iglesias pequeñas en la misma villa. Casi to-
«das están bien construídas, son de mampostería y algunas
tienen dos torres. Su respectiva advocación en la siguiente:
La Santísima, Santo Domingo, San Miguel, Santa Cruz, Los
Reyes, San Sebastián y San Pedro.
Al hablar de la construcción de la iglesia y convento de
Tepoztlán, encaja, como anillo al dedo, referir un hecho que
se relaciona con ella. Tal hecho se ha conservado en el pue-
blo por tradición y está consignado también en la crónica
de la Orden Dominicana, escrita por Dávila Padilla.
Al emprender la conversión de los tepoztecos, lo pri-
mero que hicieron los misioneros fue procurar la destruc-
ción de los ídolos. El que se adoraba en Tepoztlán era, se-
gún lo dicho, el “Tepoztécatl u Ometóchtli,”” colocado sobre
la gran pirámide que también he mencionado y a la cual de-
dicaré la segunda parte de este trabajo. La falsa deidad —
SE RETA ANA IN
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 367
como dios de la embriaguez—era muy venerada, no sólo en
su región, sino en una zona muy extensa de nuestro suelo:
iban a adorarla en romería grandes multitudes, algunas de
las cuales venían desde Chiapas. Así es que los tepoztecos
deben de haber opuesto mucha resistencia a la destrucción
de su ídolo.
Esta fué encomendada a Fr. Domingo de la Anunciación,
dominicano conspicuo por sus virtudes y trabajos evangeli-
zadores, y célebre por haber tomado parte en una famosa y
penosísima expedición a la Florida. Cuenta la leyenda que
el insigne fraile propuso a los indios tepoztecos hacer una
prueba con el ídolo: arrojarlo al valle desde la altura de la
pirámide en que estaba y esperar el resultado de la caída: si
la figura se hacía pedazos, eso sería una prueba inequívoca
de que era sólo un objeto frágil que nada tenía de divino.
Se hizo la prueba. La horrible deidad, arrojada de su
trono, fue lanzada al espacio; recorrió centenares de metros,
saltando de peñasco en peñasco, y llegó entera hasta el va-
lle. Los indios quedaron pasmados; pero Fr. Domingo los
convenció de que era necesario hacer una segunda prueba:
ver si la estatua resistía fuertes martillazos sin romperse
No los resistió. Dividida en partes, unas sirvieron para Ci-
miento de la iglesta de Oaxtepec y otras para el cimiento de
la de Tepoztlán. (1).
(1) En el pueblo de Tepuztlán hizo (Fr. Domingo de la Anun-
ciación) derribar un famoso ydolo, celebrado por todo este Reyno,
y visitado de los extraños con peregrinaciones que hazían en su ser-
vicio, y ofrendas que le traían del Reyno de Chiapa y Guatemala. Lla-
máuase este ydolo “Ometoxtli”, que quiere dezir “dos conejos”: y
representáualos la fizura del ydolo, porque en ella se les auía apare-
cido el demonio, en una ocasión graue que los tristes ydólatras cele-
braron, perpetuando su aparición con esta figura de piedra. Estaua
el ydolo asentado en lo alto de un cerro, y duran hasta oy algunos es-
«alones de los muchos que se subían para llegar a él. Por una parte
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368 PROF. MIGUEL SALINAS
Los hijos de este pueblo vivieron unidos muchos años, dó-
ciles a las indicaciones de sus jefes, es decir, de las personas
de mayor experiencia, honradez y valía intelectual que había
entre ellos; pero la discordia que se ha enseñoreado de nues-
que es a la vista del pueblo, está la ladera del cerro muy rasa; porque
las escaleras son a la parte del monte: y parecía el ydolo más venera-
ble, siruiéndole como de altar todo lo raso y escombrado del eerro,
Por esta parte le hizo derribar el bendito P. Fr. Domingo de la Anun-
ciación, y cayó la miserable figura de más de dos mil estados de al-
to, y con todo esso no quebrá: o por ser la piedra muy rezia, o por in-
teruenir la fuerza del demonio, para emgañar con esta entereza del
ydolo a los que la tenían en su ydolatría. Mandó el sieruo de Dios
que picassen luego aquella figura; y la piedra mandó llevar arras-
trando al pueblo de Guastepec, que está a tres leguas de Tepuztlán:
y allí la enterraron al abrir los cimientos de la iglesia que oy está
en aquél pueblo. Sintió mucho el demonio la pérdida de esta figura,
y lamentáuala con grande sentimiento; dando vozes por aquellos mon-
tes, y diziendo, como muchas vezes oyeron los Indios: “Ay, hijos
míos; que os quitan de mis manos, y no pueda valeros. Ay miserables
de vosotros que os veo fuera de mis palacios y moradas”. Oían estas
vozes los pobrezitos con grande temor y asombro: y venían al P. Fr.
Domingo de la Anunciación que como sieruo de Dios entendía las
cautelas del demonio, y como verdadero padre daua consuelo a sus
hijos. Dezíales que el demonio tenía embidia del camino de saluación
que ellos lleuauan, y él auía perdido: y procuraua con aquellos temo-
res desaficionarlos del Euangelio y boluerlos a su ydolatría; que se
santiguassen quando otras vezes oyessen aquellas vozes y huiría el
demonio de la señal de la cruz. Amparados los Indios con estas pode-
osas armas, ahuyentaron de allí adelante al príncipe de las tinieblas,
y no se oyeron más sus vozes. (Agustín Dávila Padilla. Historia de
la fundación y discurso de la Provincia de Santiago de México de la
Orden de predicadores. Edición de Bruselas, 1625, Libro II, cap.
LXXXL, pág 617.)
Mem. Scc. «Alzate».
T. 38, láms. XLI y XLIL
Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám. XLIII.
Fot. H. Brehme.
Otra vista del Ehecatépetl rodeado por varios cerros
de la cordillera tepozteca (1).
(1) Al “Ehecatépetl” le llaman también “Cerro Cortado,” porque
tiene una especie de grieta o abra, en sentido horizontal, que semeja
un enorme tajo dado a las rocas de la eminencia con el fin de hacer-
les un corte. En esa grieta, que está llena de inscripciones, grabadas
o pintadas por los visitantes, los tepoztecos hacen bailes y celebran
fiestas, aprovechando la agreste belleza de aquel sitio.
Mom 396: MAIZ eno a or - 1.38, lám. XLIV...
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Fot. H, Brehme
Sierra de Tepoztlán. —Riscos.—Las Tres Marías.
Mem. Suc. «Alzate». T. 38, láms. XLV y XLVL
Fot, H Brehme
Uno de los tres picachos llamados Las Tres Murias. —Están
en la parte media de la subida a la Cusa del Tepozteco.
Tepoztlán.—Palacio Municipal y Jardín público.
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LA SIERRA DE TEPOZTLAN 369
tro país, no perdonó a Tepoztlán y le ha llevado los frutos
amargos de la división intestina.
Mientras estuvieron unidos, los tepoztecos progresaron
bastante, material y' moralmente: mejoraron las calles de
su villa, construyeron acueductos, edificaron una buena es-
cuela de niñas levantaron un Palacio Municipal, (1) plan-
taron un jardín público y recogieron sus curiosidades ar-
queolósicas en un local que se convirtió en interesante mu-
seo.
No son pocos los hijos de Tepoztlán que, por su afición
al estudio, han logrado hacer carrera literaria y obtener tí-
tulo profesional. Se precian de haber conservado la lengua
náhuatl con más pureza que en otras comarcas; en algunas
fiestas pronuncian discursos y hacen representaciones dra-
máticas en dicha lengua; y a fin de cultivarla con esmero,
jundaron, años atrás, una Academia, en la que, como en la
Arcadia de Roma, cada miembro llevaba un nombre parti-
cular. El señor don Mariano Rojas—Profesor de Náhuatl,
durante algún tiempo, en el Museo Nacional de Arqueología
Historia y Etnología —adoptó, c»wo individuo de dicha Aca-
demia, el nombre de “Xatláton”, lucesita intermitente, o más
bien, luciérraga. Su hermano don Venancio tomó el de “Tle-
móyotl”, chispa: de “tletl”, fuego y “móyotl”, mosquito.
En varias épocas Tepoztlán ha tenido periódicos. Se han
publicado el ““Xocoyótzin, el Grano de Arena” (bilingúe) y
“La Idea”. Pero la obra intelectual más meritoria que se ha
llevado a cabo en la expresada villa, y que quizá no se ha
(1) El primer Ayuntamiento que tuvo Tepoztlán se instaló el 8
de septiembre de 1820, y fue nombrado en virtud de lo dispuesto por
la Constitución española de Cádiz.
La citada villa, al principio, tuvo-su Casa Municipal, construída
de mampostería y de bóveda. Sobre esta casa antigua se edificó el
muevo Palacio Municipal, proyectado y dirigido por el Ing. don Fran-
eisco M. Rodríguez.
Mem, Soc. Alzate, t 38,—(29, yv1tr. 1919.25,
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ye ú
570 PROF. MIGUEL SALINAS
ejecutado en otro pueblo, es la de haber abierto escuelas noc-
turnas y haber pretendido llevar a ellas a toda la población
adulta, hombres y mujeres, a fin de enseñar a leer a los
analfabetos. En esta labor redentora que tuvo éxito satis-
factorio, sobresalió don José Guadalupe Rojas, quien no sólo:
$2 preocupó porque supiesen leer sus conterráneos, sino que
se impuso la tarea de darles lecciones prácticas de civis-
mo (1).
(1) Al erigirse el Estado de Morelos en 1868, el presidente Juá-
rez nombró Gobernador interino de la nueva entidad al general don:
Pedro Baranda, con el fin de que convocara a elecciones e instalara
las primeras autoridades constitucionales. Hecha la convocatoria res-
pectiva y comenzada la lucha electoral, surgieron dos candidatos pa-
ra el puesto de Gobernador: el general don Francisco Leyva y el gene-
ral don Porfirio Díaz. Este no era persona grata para el Ejecutivo
de la Unión; y el primero sí lo era, y aun se dijo entonces a voz en
cuello que era el candidato oficial.
El señor Leyva había sido jefe de las tropas liberales que en:
aquella comarca combatieron al Imperio; tomó la ciudad de Cuerna-
vaca cuando los imperiales la abandonaron; y después trabajó empe-
ñosamente por lograr la erección del Estado de Morelos. Así es que
se creía con algún derecho al puesto de Gobernador.
La lucha electoral fue ruda y encarnizada. El Sr Leyva tenía a su
favor algunos elementos populares de poca valía social y todos los
elementos oficiales; pero sus contrarios eran numerosos y estaban
muy bien organizados. En una lid franca y de buena ley, los leyvis-
tas hubieran perdido la partida. El temor de llegar a tal resultado, los
obligó quizá a echar mano de ciertos recursos muy usados en las
elecciones, pero no por eso menos inmorales y reprochables.
Los tepoztecos se afiliaron al partido porfirista y fueron con-
ducidos a la lucha por el señor don José Guadalupe Rojas, que los
instruyó perfectamente en las prácticas electorales y que sinceramen-
te deseaba hacer un ensayo de verdadera y sana democracia. Llega-
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LA SIERRA DE TEPOZTLAN 371
En 1878, queriendo el Gobierno de Morelos aprovechar
las dotes pedagógicas del Sr. Rojas, le nombró Inspector de
escuelas. Después fue electo diputado al Congreso de la
Unión. En algún viaje que hizo por el territorio del Estado,
pretendió atravesar una barranca, y la corriente de ésta, en-
grosada por las lluvias, lo arrebató y lo privó de la existen-
cia. La Escuela de Niños de Tepoztlán lleva el nombre de
este benemérito ciudadano.
do el día de la elección, Rojas y sus compañeros se presentaron en el
Palacio de Cortés de Cuernavaca, lugar designado para la instala-
ción del colegio electoral. La mesa de éste estaba integrada por leyvis-
tas. Uno de los escrutadores fue el doctor don Ramón A. Montañés,
hombre gárrulo, audaz y de mucha sangre fría. En el momento de
votar, los electores fueron depositando sus cédulas en el ánfora. Las
de los topoztecos llevaban escrito el nombre del general Porfirio
Díaz, y en algunas se añadían a dicho nombre palabras elogiosas. Co-
menzó el escrutador a leer las cédulas. Al ver la primera, dijo en alta
voz: “General Francisco Leyva” y siguió diciendo con gran aplomo “el
mismo”, “el mismo”, “el mismo”, Una que otra vez Se oyó el nom-
bre de Porfirio Díaz; así es que al acabar el escrutinio, resultó Ley-
va electo por una gran mayoría.
Rojas, que sabía bien el número de cédudas-que tenían el nombre :
de Díaz, comprendió luego que el escrutador, en muchas ocasiones,
había substituído este nombre por el de Francisco Leyva. Ante tan
descarada y grosera artimaña, sintió profunda indignación y protes-
tó enérgicamente; pero sus contrarios no le hicieron caso.
Su enojo fue tal, que se sintió acometido ¡por un ataque que lo
obligó a retirarse a su alojamiento, a fin de atender a su curación.
Una vez restablecido, fue llamado por el General Baranda, que, como
hombre de corazón, deploró sin duda la contrariedad de que fue vícti-
ma el Sr. Rojas. El Gobernador, en conversación íntima, trató a don
José Guadalupe con la mayor benevolencia; elogió sus cualidades de
ciudadaño y de hombre honrado; le aconsejó que se retirara de la
572 PROF. MIGUEL SALINAS
A fin de consignar en este opúsculo el mayor número
posible de noticias relativas a la historia de Tepoztlán, aña-
do en seguida algunas, tomadas, las más, del documento del
-P. González. :
En 1813 hubo una terrible peste de la que falleciero
en la comarca tepozteca novecientas personas de todos sexos
y edades. En 1814 hubo epidemia de viruelas. La misma en-
política, que obliga a las veces a ejecutar acciones innobles; y lo exci-
tó a que continuara educando a sus conterráneos e impulsando la ilus-
tración de su pueblo que, por su cultura, merecía ser llamado “La
Atenas de Morelos.”
¡Tal vez estas expresiones lisonjeras mitigaron algo la desilu-
sión que sufrió aquel hombre que creyó sinceramente en la libertad
del sufragio!
El anterior relato corría de boca en boca, hace algunos años, en
todo Morelos. Entonces lo recogí, y lo he confirmado después con in-
fovmes que se sirvieron darme los señores don Venancio y don Ma-
riano Rojas, hermanos de don José Guadalupe y personas honorables,
incapaces de asentar una falsedad.
Todos los que hacían este relato terminaban con una nota cómi-
ca, que se asegura ser histórica, y que voy a consignar.
Un indito de Tepoztlán, elector en aquella ocasión, y poco ver-
sado en la lengua castellana, tuvo con un amigo suyo una conver-
gación, a propósito de las elecciones en que el escrutador cambió los
nombres.
— ¿Pues qué, decia el amigo, no estaba escrito en tu cédula el
nombre del general Díaz?
—Sí estaba. 7
—¿No pusiste tu cédula en el ánfora?
—Sí lo puse.
— ¿Pues qué sucedió ?
—“Pus quien sabe”! “Yo lo eché Porfirio Díaz y salió Francisco
Leyva”.
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 373
fermedad azotó con rigor a la población en 1830. El ocho:
de agosto de 1833, se dió en Tepoztlán el primer caso de *”có-
lera morbo”, de cuya enfermedad murió mucha gente. Du-
rante lo más crudo de la epidemia, se efectuó la traslación
de una imagen de Jesucristo que hoy recibe culto en Tlalne-
pantla Cuauhtenca.
Algunos minutos después de las dode de la noche del día
22 de noviembre de 1839, se sintió un intenso terremoto que
aterrorizó a los tepoztecos. Las dos torres de la parroquia.
quedaron cuarteadas y las cruces que les servían de remate,
respectivamente, cayeron al suelo y se destrozaron.
En distintas épocas fueron curas de Tepoztlán los sa-
cerdotes siguientes: el licenciado don Lázaro de la Garza y
Ballesteros (1816), don Pío Antonio de Oteo (1819) y el li-
cenciado Francisco Verazaluce (1823). Fue alguna vez coad-
jutor don Gabriel Guadarrama (1835); y vicarios, el Bachi-
ller don Ignacio García (1825), el Bachiller don Ignacio Or-
tesa (1829) y el de igual clase don Apolonio Avila (1832).
Don Lázaro de la Garza, que fue obispo de Sonora y
después alcanzó el puesto prominente de arzobispo de Mé-
xico, hombre de espíritu elevado y de sencillas costumbres,
cuando regía la parroquia tepozteca, gustaba mucho de re-
posar, después de decir su misa, bajo un colosal “ahuehue-
te”, (Taxodium mucronatum, Coníferas) que durante algu-
nos siglos ornó la plaza de Tepoztlán. Cobijado por la amplí-
sima sombra de aquel árbol majestuoso, departía con sus fe-
ligreses y despachaba los asuntos de su curato. Años más
tarde, al recibir en el Palacio Arzobispal de México a sus
amigos y ahijados de Tepoztlán, siempre les preguntaba por
su árbol querido y les encargaba que lo cuidaran con cariño
-y esmero. ¡Qué lejos estaba el bondadoso Prelado de figurar-
se que llegaría un tiempo en que un alcalde bárbaro, sin jus-
tificación ninguna, y sólo para dar al Municipio unos cuan-
374 PROF. MIGUEL SALINAS
tos pesos por la venta de la madera, y por satisfacer el les-
túpido prurito de la destrucción, mandaría derribar aquel
hermoso ejemplar de nuestra flora!
No quedaría completa una reseña de la Sierra de Tepoz-
tlán si no se mencionaran particularmente dos de sus riscos,
que, por diversos motivos, tienen importancia histórica.
Uno de ellos es el cerro de Zuapapalótzin o Peñón de Tla-
yacapan; el otro es el que soporta en su cima un viejo y
famoso templo, conocido con el nombre de Casa del Tepoz-
Leco.
Antes de poner sitio a la poderosa Tenochtitlán, Cor-
tés emprendió una expedición con el fin de explorar la par-
te meridional del Valle de México y conocer las tierras que
quedan fuera de éste por dicho rumbo. Fue recibiendo a su
paso la sumisión de los pueblos que recorría, pero hubo un
momento en que sú mracha victoriosa se vió detenida por los
indios de Tlayacapan, que se habían fortificado en la cum-
bre del Zuapapalótzin y en la de otro cerro no muy lejano.
Los españoles intentaron escalar los peñones, pero ne
lo consiguieron. Bernal Díaz del Castillo, testigo presencial
de los hechos, descritte menudamente los combates que con
tal fin emprendió Cortés. Cuenta el verídico y ameno cronis-
ta que la ascensión a aquellas alturas era excesivamente di-
Tícil; que los cerros eran casi inexpugnables; y que en mu-
chas partes estaban tajados a plomo. La principal defensa
de los indios consistió en hacer rodar, desde la cima, una,
multitud de grandes pedruscos que, al bajar, arrollaban a
los que trabajosamente iban subiendo. Hubo varios españo-
les muertos y muchos heridos a causa de aquellas piedras,
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LA SIERRA DE TEPOZTLAN 375
las cuales, quizá por la ligereza con que descendían, fueron
llamadas “galgas” por los conquistadores (1).
Vista la imposibilidad de tomar tales fortalezas, ordenó
Cortés que los ballesteros y escopeteros subiesen a otro ris-
co cercano y frontero al Zuapapalótzin, y desde la cum-
bre dispararan sus armas sobre los indios fortificados. La
medida tuvo buen éxito: los defensores del Peñón, que esta-
ban acompañados de sus esposas e hijos, comenzaron a ver
que caían sin vida muchos de sus compañeros, víctimas de
las balas y ballestas. Entonces comprendieron que no tenían
defensa posible, y como se les había acabado el agua y su-
frían horrible sed, decidieron rendirse. Comenzaron a hacer
señas a los sitiadores, y al fin, cinco de los más caracteriza-
dos bajaron y ofrecieron la sumisión de todos, la cual fue
aceptada.
Los sucesos que vengo narrando acaecieron en la pri-
mera quincena de abril de 1521 (2)
Terminado lo de Tlayacapan, Cortés emprendió su mar-
cha a Cuernavaca. En el camino lo esperaban algunos bata-
llones de indios en actitud hostil. La caballería española los
atacó y los hizo huir hasta Tepoztlán, donde se encerraron;
pero sus perseguidores entraron en el pueblo, incendiaron
algunas casas, las saquearon y recogieron en ellas abundan-
te botín. La mejor parte de éste fue un grupo numeroso de
(1) Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España por.
Bernal Díaz del Castillo. Tomo II, cap. CXLIV, pág. 375. Edición
Escalante. 1878.
(2) En esta expedición acompañaba a Cortés el franciscano Fr.
“Pedro Melgarejo, que comenzó a evangelizar a los de Tlayacapan, En
el convento que se levantó después en este pueblo, había una pintu-
ya que representaba a Fr. Pedro con un crucifijo en la mano. Tal pintu-
ra ha desaparecido.
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376 PROF. MIGUEL SALINAS
mujeres que los españoles y sus aliados se llevaron consigo
y que Bernal Díaz califica de muy buenas indias.
Más notable que el Zuapapalótzin, teatro de la batalla
antes descrita, es el empinado risco que parece un enorme
fragmento desprendido de los montes cercanos, que se yer-
-gue al norte de la villa de Tepoztlán y que ostenta en su ci-
ma la famosa Casa del Tepozteco. Este viejo edificio es una
gran pirámide rematada por un adoratorio, del que sólo que-
dan ruinas. Para subir a contemplarlo, es preciso empren-
der una ascensión penosa, dilatada y no exenta de peligros-
Saliendo de la población, hacia el norte, por la calle de
la Santísima se llega a un sitio llamado Axítla. Esta voz sig-
nifica donde sale el agua; y, en efecto, allí brota un. peque-
ño manantial. El sitio es hermoso y pintoresco. Realzan su
hermosura algunas huertas de plátanos y cafetos que hay en
él; una glorieta sombreada por viejos y frondosos ahuehue-
tes; y una cruz secular que se yergue en el centro de la glo-
rieta, cruz que ha sido restaurada en varias ocasiones y que
perpetúa el recuerdo conservado por tradición, de que a raíz
de la conquista, fueron bautizados en el manantial que allí
fluye los primeros tepoztecos que abrazaron la religión cris-
tiana. Tal vez allí Se dijo la primera misa, y se celebraron
los primeros matri monios.
En la glorieta efectúan sus comidas y meriendas los
moradores de Tepoztlán durante los días de campo: por tal
razón ese punto se llama Tlatlacualoya, lugar donde se come.
Pasando de Axítla, sigue una senda de pendiente algo
rápida que conduce a la base del peñón, pedestal de la Casa
del Tepozteco. Allí, en esa base, brota el manantial más co-
pioso de los que surten de agua a Tepoztlán. El cristalino lí-
quido no fluye como un borbollón, se escapa, en forma de
chorro que cae hacia abajo, de la superficie vertical de una
roca. Aquello parece una fuente cuyo tubo surtidor está em-
potrado en un muro.
Mem. Soc «Alzate». T. 38, láms. XLVI! y XLVIIL
Fot, H, Brehme
V
Uno de los tramos del camino que conduce a la casa del Tepozteco,
sobre los peñascos de la derecha.
Tepoztlán.—Iglesia y convento.—Parte posterior.
Mem. Soc. «Alzate». T, 38, láms. XLIX y L.
uy
==.
El Tepoztécatl u Ometóchtli, según el Cónigo Magliabecchiano
de Florencia.—Tomado de la obra del doctor Séler:
Gesammelte Abhandlungen.
Fof. M. Brenme
Parte oriental de la Villa de Tepoztlán.—A la izquierda
la Lá Casa del Tepozteco
e _—_—
Mem. Soc. «Alzate».
T. 38, lám. LI.
Mem. Soc. «Alzate». T. 58, lám. LIL
Fot. M. Brehme
Ultimo tramo del camino que conduce a la Casa del, Tepozteco,
E
ei de dd a is O el
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 377
Después del manantial, comienza la ascensión verdade-
ramente penosa y aun peligrosa. Debe caminarse paso a pa-
so, de piedra en piedra, ayudándose con las manos para no
caer. Hay que recorrer la segunda parte del camino que se
sigue desde la villa hasta el monumento. Durante ese ca-
mino se asciende a una altura de dos mil pies (400 metros
próximamente). Y si la primera parte, descrita en los párra-
fos anteriores, es practicable y no muy larga, en cambio,
la segunda, la que va por el talud del peñón, es de mayor lon-
gitud y está erizada de obstáculos. Puede decirse que es una.
dilatadísima escalera de peldaños irregulares, unos abiertos
en la roca, otros formados por piedras superpuestas; unos
bien conservados y otros deslavados o totalmente destruidos
por las lluvias. Esta escarpada vía es de trayecto sinuoso:
ya va para un lado y ya tuerce para el opuesto; avanza sen-
_siblemente hacia el este; va serpenteando por la vertiente
empinadísima del cerro; se encierra en largos cañones li-
mitados por muros de roca, y si tiene algún pequeño tra-
mo horizontal bien nivelado, tiene otro bastante grande, ca-
si vertical, fatigoso y difícil de subir, y en el cual se ha co-
locado últimamente una escalera de fierro que proporciona
cierta seguridad en el ascenso.
Así, con algunos peligros y con extraordinaria fatiga,
se llega a la Casa del Tepozteco. La pirámide, asiento de és-
ta, se levanta en una meseta que corona la cumbre del pe-
ñón. Esa meseta, inclinada de poniente a oriente, se compo--
ne de dos partes unidas por una lengúeta de tierra, especie
de istmo flanqueado por espantosas profundidades.
En la parte oriental, que es la más pequeña, hay gran
cantidad de escombros, fragmentos de paredes que quizá
formaron las moradas de los servidores del teocalli y de los.
guardianes del monumento. Este, consta de tres troncos de
pirámide, superpuestos, y de un templo o adoratorio cons--
truído sobre el tercer tronco.
378 PROF. MIGUEI. SALINAS
a —
El primero arranca de la roca de la montaña; tiene sólo
tres caras que se elevan a nueve metros y medio de altura,
con una inclinación de quince grados. Falta la cara
del oeste, porque de ese lado la meseta tiene cierta eleva-
ción que permitió nivelar su suelo con la base superior del
primer tronco de pirámide. En la cara oriental, hay una esca
lera totalmente destruída; hay otra en la cara sur, re-
gularmente conservada. El terraplén o plataforma integra-
do por la base superior del primer tronco y por el terreno
adyacente de la meseta, está dividido en dos partes: la pri-
mera, la occidental, que ocupa próximamente el tercio de to-
«da la superficie, forma una especie de plazoleta, o, más bien,
«el atrio del templo; y la segunda, la oriental, de área doble
“de la anterior, sirve de base al segundo tronco de pirámide
“y segundo cuerpo del monumento.
En el centro del atrio se alza una plataforma pequeña,
“de forma cuadrangular, de esquinas dentadas, hecha de
"mampostería. Según parece, tuvo escalones por los cuatro
lados. Se cree que tal construcción fue el altar de los sa-
“cerificios. El doctor Seler, en su estudio sobre el Templo de
“Tepoztlán hade notar que en otros templos aztecas existían
plataformas semejantes colocadas de la propia manera.
Existe también en el mismo atrio otra construcción de for-
ma circular, que fue tal vez una fuente. La escalera men-
cionada antes, que se halla en la cara meridional del pri-
mer tronco, va a terminar frente a esa fuente.
De las cuatro caras del segundo tronco de pirámide, só-
lo la del oeste, frontera al altar de los sacrificios, tiene una
escalinata, de la. que se conservan aún, en buen estado, seis
escalones. Estos conducen a la base superior de la segunda
¡ppirámide, asiento del tercero y último cuerpo. La escalera
del segundo continúa sobre la cara occidental del tercero y
conduce a la plataforma final, donde hoy se contemplan las
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 379
ruinas del adoratorio que en otro tiempo se alzó en honor de
Tepoztécatl, dios del pulque.
Por la descripción anterior se ve que el verdadero fren-
te del monumento está al poniente. Como los tres troncos de
pirámide son de dimensiones diferentes y van de mayor a
menor, resulta que sobre la base superior del primero, hay
una faja por donde puede caminarse cómodamente en torno
del segundo; y sobre éste puede transitarse al derredor del
tercero. En la última plataforma hay asimismo espacio su-
ficiente para andar en torno de los muros del adoratorio.
Esto no era conocido de los modernos tepoztecos, ppr-
que el tiempo, con su potencia destructora, había hecho que
se derrumbase aquel templo, que sobre sus escombros se
acumulara el polvo de los siglos y que, al fin, presentara el
aspecto de un montón de tierra cubierto de vegetación.
Pera nada buede quedar oculto a la curiosidad humana.
En el mes de agosto de 1895, el ingeniero don Francisco M.
Rodríguez, oriundo de Tepoztlán, ayudado de buena voluntad
por sus conterráneos, llevó a cabo la benemérita labor de ir*
removiendo discreta y pacientemente aquella aglomeración
de tierra y de hacer que surgiesen de ella los restos admira-
bles e interesantes de un teocalli, que han aportado nuevos
datos a nuestra historia precolombina.
La pirámide siempre ha sido conocida y visitada .por
los viajeros y, sobre todo, por los tepoztecos. Entre los años
de cuarenta y sesenta del siglo pasado, don Francisco Na-
varrete mandó blanquear con lechada de cal los tres cuer-
pos del monumento. Así es que, durante algún tiempo, el
empinado “teocalli”, visto desde lejos, se destacaba como
mancha blanca en el fondo obscuro de los bosques que cu- ]
bren la Sierra. 58
El templo descubierto por el señor Rodríguez ocupa una : Ss
superficie de cuarenta y ocho metros cuadrados. Los mu- :
ros que lo cerraban—de un metro noventa centímetros de
380 PROF. MIGUEL SALINAS
grueso—se han derrumbado, sólo queda la parte inferior.
De la entrada, que ocupaba todo el lado poniente, apenas
hay dos pilastras que formaron una puerta central de re-
gular anchura y dos laterales angostas, una de cada lado.
El espacio interior consta de dos cámaras separadas por un
muro de noventa centímetros de grueso y comunicadas por
amplia puerta. La primera cámara tiene algo más de cinco
metros de fondo, y la segunda un poco más de tres (1). La
anchura de ambas (de norte a sur) es de seis nmietros. Adhe-
ridos a dos paredes de la primera y a tres de la segunda, hay.
poyos de mampostería, bien conservados en su mayor parte
y ornados en el frente con muy interesantes geroglíficos.
Esta parte delantera de los poyos, la que baja del borde del
asiento al piso, se compone de dos zonas: la superior que es
angosta y está un poco volada, tiene esculpidos los signos de
los veinte días del mes nahua; la inferior, más ancha, con-
tiene otras figuras, de las cuales, unas han sido interpreta-
das por el doctor Séler.
En el centro de la primera cámara hay una oquedad
en la que el señor Rodríguez encontró, mezclados con los es-
cumbros, algunos fragmentos de carbón y unos granos de
copal. Esa oquedad fue sin duda el brasero en que se con-
servaba el fuego sagrado y se incensaba al ídolo. Este, que,
como se ha dicho, era el “Tepoztécatl”, estaba en el camarín
o segundo departamento, sobre un pedestal de piedra, adosa-
do a la parte media del muro, frente a la puerta.
Además de los geroglíficos mencionados, se hallan en
otros puntos del templo, sobre todo en las columnas que for-
man las puertas, hermosos relieves hechos con verdadero
primor. Allí se ven grecas como las que hay en los Palacios
de Mitla; muros pintados y cubiertos de cemento finamente
(1) Saville se equivoca en esto: da a la primera cámara las di-
mensiones de la segunda y viceversa. Séler, que sigue a Saville, se
equivoca también del mismo modo.
LA SIEBBA DE TEPOZTLAN 381
bruñido, estrías, perlas, casquetes esféricos y dentículos; fi-
guras pintadas de rojo, de azul, de amarillo y de negro; y en
todo el decorado que se conserva, se nota gran cuidado, ha-
bilidad y gusto en la ejecución de la obra.
Estudiando concienzudamente los grandes trozos de
piedras adheridas con mortero, que, como escombros, lle-
naban el recinto del templo y sus partes adyacentes, el in-
geniero Rodríguez se convenció de que el adoratorio estaba
cubierto por una bóveda plana de cinco metros de diámetro,
cincuenta centímetros de flecha y setenta de espesor (1).
El que quiera saber algo más acerca de la interpreta-
ción de los geroglíficos que hay en la pirámide de Tepoztlán,
y acerca del dios o dioses que allí recibían veneración, de-
be leer el estudio del doctor Séler, publicado en alemán en
j
_ el “Globus,” tomo 73, número 8, febrero de 1898, págs. 123
| a 129. En un modesto trabajo descriptivo y de vulgarización
1 ccmo es el presente, no sería posible entrar en pormenores
de índole verdaderamente científica. ,
Sin embargo, no está por demás consignar aquí que di-
| cho arqueólogo alemán cree que el “Teocalli” en cuestión,
estaba dedicado, no sólo a Tepoztécalt, sino a los otros cua-
(1) Algunos ancianos, oriundos de Tepoztlán, me han hecho la
observación de que no es enteramente exacto el relato que hago acer-
ea del descubrimiento efectuado por el Sr. Rodríguez en agosto de 1895
Dicen mis informantes que los restos del '“teoealli”” que coronaba la pi-
rámide: tepozteca nunca estuvieron enteramente cubiertos por la
tierra y por la vegetación: en varios puntos asomaban los restos de pa-
redes que hacían presumir la existencia de un edificio. Esto, a mi en-
: tender, no amengua el mérito del Sr. Rodríguez.
El informe que este señor escribió acerca de sus interesantes ex-
8 cavaciones en la “Casa del Tepozteco”, fue presentado al XI Congreso
5 de Americanistas—México, 1895—y publicado en las Actas respectivas
23 págs. 233 a 237. :
Ss AA
e
382 PROF. MIGUEL SALINAS
trocientos dioses de la embriaguez, lo mismo que a la diosa de
la Tierra y a los dioses de las cosechas, que, en mitología na-
hua, tienen estrecha relación con los primeros. El haberse
encontrado en Tepoztlán una estatua del dios del juego y
un hermoso Tlachtemalácatl— piedra anular que se empo-
traba en un muro del juego de pelota, a fin de hacer pasar
a ésta por el anillo—inclinan a Séler a pensar que tal deidad
recibía también adoración en la Casa del Tepozteco.
Es muy posible y aun probable que con el estudio aten-
to que se hace, con mayor empeño cada día, de los antiguos
códices mexicanos, se lleguen a descifrar las figuras mencio-
nadas antes, lo mismo que muchas que de hallan en los
acantilados del cerro y que se divisan perfectamente al ir
trepando por la escarpada vía que conduce al monumento.
En cuanto a los signos de dos tableros de piedra que es-
taban empotrados en el muro meridional del segundo tron-
co de pirámide, ya Saville (1) encontró la interpretación, la
cual ha sido aprobada por Séler. Uno de los tableros represen-
ta el geroglífico del rey Ahuízotl—89 monarca azteca—, y
el otro es una fecha, el año 10 tóchtli—correspondiente al de
1502 de la era cristiana,—representado por un conejo y
diez círculos. ¿Será esa la fecha de la dedicación del templo ?
¿Será aquella en que Ahuízotl fue reconocido como amo
y señor de Tepoztlán ?
Mientras son contestadas las anteriores preguntas, la
“Casa del Tepozteco”, siempre visitada y admirada por los
viajeros, convidará a la meditación y hará pensar en el ca-
rácter férreo de la raza que supo llevar, a la cima de un pe-
ñión inaccesible, millares de toneladas de tezontle rojo y ne-
gro, de piedra basáltica, de arena y de cal, para erigir un
(1) The Temple of Tepoztlán, México, by M. H. Saville.— Bulle-
tin American Museum of Natural History. Vol. VIII, 1896, p. 221-
226, pl. V-IX.
se
LA SIERRA DE TEPOZTLAN 383:
cuya construcción fue preciso resolver un: difícil problema .
arquitectónico de equilibrio producido por fuerzas contra-
rias.
Esa construcción pasmará siempre a todos los que la .
contemplen. Al ver los obstáculos que debieron vencerse pa-
ra llevarla a cabo, al notar el corte de los sillares, su perfecta .
juntura y la habilidad de ejecución que hay en la obra entera,
todos confesarán que el pueblo que la. hizo, realizó una osten- -
tosa exhibición de poder y de fuerza, una alta manifestación
de fe religiosa y un orgulloso alarde de conocimiendos ar-
quitectónicos.
No sólo para levantar templos. a-sus dioses buscaban
los tepoztecos las empinadas cimas, también las escogieron .
para sepultar a sus deudbs. En un cerro-que está junto al
| pueblo de Santiago—extremidad. SE delo que llamaremos
la cordillera meridional de Tepoztlán—.—MÉMOIRES, T. 38, 387
UNA OBSERVACION
RELATIVA A LA ECUACIÓN DE TERCER GRADO
POR EL INGENIERO GEOGRAFO
a
JOAQUIN DE MENDIZABAL TAMBORREL, M. S. A.
En los tratados de Algebra al ocuparse del caso irredu-
cible de la ecuación de tercer grado, establecen que las ex-
presiones de las raíces no son útiles para calcular los valores
numéricos de estas.
Sin embargo, hay una excepción y es cuando las tres
raíces son iguales a tres números consecutivos, ya sean ente-
ros o fraccionarios, positivos o negativos. ]
En efecto, como en este caso es nula la cantidad que está 3
fuera del radical de segundo grado, resulta que los dos tér- ]
minos en que se encuentran las cantidades complexas son 8
iguales y de signos contrarios y por consiguiente es nula su :
suma algebraica. o : E EN
Para demostrarlo, sea la ecuación más general de tercer :
grado, la cual según la notación de Cayley la escribiremos así: O
F (x 3) p, q, r—0; resolviéndola resulta la expresión
E
| 3
A PES AI A E PS PIN p283 ES
AE ( A SED Vil EY J+ a 3) A
ica
di A
A - __>-__
E EE, DA 2) _Ppq, 29344 p 28
+ ION 2 ' 3 A Pa E)
ROS
AS
a
388 ING. JOAQUIN DE MEND:ZABAL TAMBORREL
"Si llamamos
B
-
pa
me] ,
n
<
m
pal
las tres raíces y sustituimos por P, 4 y r sus valores, resul-
ta que
Pa AP
ONE ON
por consiguiente se tiene
EE MA EAU
AP > PE PE JH 43
a NA PISTA 3) TAS
Dividiendo F (42) p, a, r entre XxX 1 se obtiene una
ecuación de segundo grado que resuelta da
al
A X3=
Dn
ejecutar la división y resolver la
pues no basta quitar y añadir la
como se verá
En la práctica hay que
ecuación de segundo grado,
unidad sucesivamente a X¡ para obtener a Xa X3;
en el tercer ejemplo.
Ejemplos:
JE x3 —12x2 +41 x —60=0,
se obtienen X1 =4, X2= 3 x=
x3 + 18 x2 + 107 x + 210=0,
¿DL
so obtienen ==0,.. 2 = 01 35 mi
26 8
TIT. A O
se obtienen x1 =1= + X2 = => 5 == +
México, 1911.
(Continuará)
SOCIÉTE SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE».— MÉMOIRES, T. 38, 389
| LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS
E EN MEXICO :
POR EL PROF. ELPIDIO LOPEZ, M $. A.,
| CON LA COLABORACION DEL SR. JESUS HERNANDEZ.
(Sesión del 3 de febrero de 1919).
Frecuentemente ingenieros, higienistas e industriales
necesitan para sus investigaciones conocer el estado higro-
métrico del aire en una localidad, y sin la menor desconfian-
za acuden a los datos del Observatorio Meteorológico para
obtener los valores medios de tan importante elemento, ya
se trate de una obra de irrigación, ya del estudio sobre una
epidemia, ya de cierta clase de operaciones en un centro in-
dustrial.
En vista de esto, nos ha parecido interesante señalar
a los hombres de ciencia citados el resultado de nuestras
propias investigaciones a ese respecto, para que si las juz-
gan dignas de tenerse en cuenta tomen las precauciones ne- pe
| cesarias al solicitar o procurarse los datos indispensables de
para poder determinar la humedad del ambiente. A
En el curso de una investigación sobre la humedad ab 4
-——soluta del aire en el Valle de México, como principio de la s
determinación de la evaporación efectiva de los vasos de
esta cuenca, tuvimos la necesidad de hacer uso de datos psi-
trométricos publicados por la Oficina Meteorológica Central
de Tacubaya; y desde luego nos chocó observar en ellos va-
AAA
Eo
E
=
e $3
39). PROF. ELPIDIO LOPEZ
riaciones anormales inexplicables, y sobre todo inaceptables
discordancias. Entonces nos propusimos analizar en detalle
los datos de tensión del vapor de agua atmosférico que se en-
cuentran publicados en el Boletín del Observatorio Meteo-
rolósido Central, y terminamos por descubrir diversas cau-
sas de error en ellos que los hacen casi inútiles para estudios
serios. En primer lugar, las series no son homogéneas en
modo alguno, pues ha habido en estos últimos años cambios
bruscos ien la instalación del psicrómetro llevados a cabo sin
Precaución y sin tenerlos en cuenta en las reducciones; en se-
egundo lugar, se desconoce el verdadero valor de la constan-
te psicrométrica y se hace uso de tablas anticuadas; y final-
mente, los valores medios diurnos son el simple promedio
de observaciones horarias discordantes entre sí, hechas unas
con psicrómetro de honda y la mayor parte tomadas de las
indicaciontes de los aparatos registradores no comparados, y
sin tener en cuenta la eliminación de la función no cíclica o
aperiódica del elemento considerado.
Respecto del primer punto hemos comprobado plenamen-
te que los termómetros y termógrafos han cambiado de lu-
gar, altura y abrigo en varias ocasiones, a partir del año de
1916, sin haber sido sometidas antes a estaciones de compa-
ración las observaciones practicadas en cada lugar; y como
no puede tenerse confianza en ninguna de las instalaciones,
las series son completamente heterogéneas, dando lugar és-
tas lamentables condiciones a errores de importancia.
Por otra parte, la constante psicrométrica es desdono-
cida en la Oficina Central del Servicio Meteorológico, pues
allí se hace uso todavía de la que fue determinada por An-
got, en Francia (1), diferente de la que aquí debe aplicarse,
va que en Invierno no es muy raro obtener por la fórmula
de Angot tensiones del vapor de agua negativas, lo que es
(1) Angot, Journal de Physique, 2e. série, t. I, p. 119; 1872,
E
LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS FN MEXICO 391
un absurdo en el terreno de la ciencia. Véase, entre otros ca-
sos, las observaciones de los díiws Y de febrero de 1916,
27 de febrero de 1917 y 8 de marzo de 1918. En la prime-
ra de estas fechas la tensión del vapor de agua calculada con
la constante empleada es—0"%34 a las dos de la tarde; en la
segunda es—0%m52 a las cinco p. m.; y en la tercera—0""45
a la una p.m. En los registros aparece 0. ¿Aun este caso es
posible que se presente en la Naturaleza? Es claro que no.
Recordemos a este respecto que el procedimiento físico
que se emplea para graduar el higrómetro de Saússure es
precisamente colocarlo bajo una campana de cristal, a don-
de previamente se ha puesto alguna substancia ávida de
agua, como la cal viva o el carbonato de potasa. Al cabo de
cierto tiempo la aguja del higrómetro que ha venido descen-
«diendo lentamente, se detiene, indicando el cero de la esca-
la o la sequedad completa del aire contenido en ese espacio
cerrado. Esto nos demuestra que en la Naturaleza, este ca-
so no puede presentarse, porque al aire libre es imposible
ddespojarlo completamente por medios químicos de la hu-
medad que contiene; y aunque sea verdad que en ciertos días
«le extrema sequedad, el vapor de agua contenido en la at-
mósfera es una pequeñísima cantidad, ésta no puede ser 0.
Y sin embargo, examínense los cuadros de tensión de
vapor de agua de febrero y marzo, publicados en el Boletín
Oficial del Observatorio Meterológico Central de Tacubaya,
y se encontrará 0 en las observaciones de las dos de la tar-
de del 9 de febrero de 1916; 2,8,4,5y6 de la tarde del
27 de febrero de 1917, y una de la tarde del 8 de marzo de
1918. Verificado el cálculo encontraremos, como ya lo he-
mos hecho notar, que la tensión es negativa para esas ob-
servaciones, ignorándose cuál es el criterio que guió al ob-
servador para alterar el resultado, tan falso antes como des-
pués de la operación.
Ñ
ze
z
23
3
392 PROF. ELPIDÍO LOPEZ
En cuanto a la tercera causa de error, es muy censu-
rable desde varios puntos de vista el procedimiento actual -
mente empleado para hacer las observaciones y tomar va-
lores medios diarios, método desechado desde hace varios
años en los centros directores de los servicios meteorológi-
cos extranjeros. En efecto, las observaciones psicrométri-
cas hechas con aparatos ventilados de lectura directa, no
pueden compararse con los valores tomados del diagrama de
un psicrógrafo común, pues la fórmula usada, cualquiera
que ella sea, es inadecuada para usarla con los dos sistemas
siendo requisito indispensable ventilar los dos aparatos, se-
gún se desprende de los experimentos de los físicos Doyére,
Macé de Lépinay (1). Y los resultados son tan falsos y dis-
cordantes entre sí, si no se toman estas precauciones, así co-
mo la de una comparación minuciosa y sistemática, que, co-
mo podrá observarse en los cuadros de tensión del vapor
de agua publicados en el Boletín ya mencionado, los saltos:
de uña hora a la siguiente, son frecuentes e inexplicables,
siendo tarea inútil pretender trazar curva alguna con los
valores allí dados.
En el Boletín, correspondiente a marzo del año próximo
pasado, página 115, se puede ver que entre las observacio-
nes de las 4 y 5 de la tarde del día 19, existe un salto inexpli-
cable de 326] a 7%145, o sea 3""84 en una hora; sin que la
temperatura, lluvia o viento, permitan señalar la causa de es-
te aumento anormal de la humedad. Semejantes errores se en-
cuentran en el mismo cuadro en las observaciones de los días:
10 y 12, entre las horas 7 y 11 a. m., y 11-12a.m. y 7-8 p. m.
Es de lamentarse que los fuertes errores ocasionados
por esta causa den lugar a que las observaciones que actual-
mente se practican en la Oficina Central del Servicio Meteo-
rológico carezcan por completo de valor científico alguno;
(1) Jamin, «Cours de Physique», t. 11, p. 153; 1886.
y
LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS EN MEXICO 393
y lo que es más lamentable todavía, que mientras los proce-
dimientos de observación no cambien, no son de tomarse en
consideración las observaciones de tensión del vapor de agua.
en ningún caso, teniendo que desecharge por completo para
todo uso. El remedio a este mal debe ponerse por quien do-
rresponda, limitándonos a señalarlo simplemente para co-
nocimiento de los que pretendan aprovechar esos datos.
Pero, como quiera que la tensión del valor de agua de
la atmósfera es factor de gran importancia en las observa-
tiones de evaporación y en la reducción de presiones al nivel
del mar, llegamos a la conclusión de que es verdaderamente
necesario buscar remedio, si no a todos estos errores, sí a
algunos de ellos, y esto lo anties posible, a efecto de que
las observaciones futuras de higrometría puedan ser utili-
zadas en la resolución de problemas que atañen a la previ-
sión del tiempo y a la Agricultura, principalmente.
En la primera parte de este trabajo que hoy presenta-
mos, nos limitaremos a demostrar que la expresión mate-
mática de Bigelow que da a conocer la tensión del vapór de
agaa, usada actualmente en los Estados Unidos y la Repú-
blica Argentina con buen éxito, es aplicable a nuestro país;
y que a reserva de haqer lo antes posible experiencias nu-
merosas que nos lleven a conocer la constante psicrométrica
que en rigor debe aplicarse en México, la que contiene la
fórmula indicada, da en todos los casos resultados mucho
más aceptables y próximos a la verdad que la que se tiene en:
uso actualmente.
La conocida fórmula psicrométrica deducida por Max-
well y Stefan (1) sobre el principio de la interdifusión de
los gases, es:
en E LB AFA El de
en la cual
(1) Stefan, «Philosophical Magazine», 42 serie, t. XLVI; 1873.
394 PROF. ELPIDIO LOPFZ
f es la tensión del vapor de agua contenido en
el aire en el momento de la observación.
F es la tensión máxima del vapor de agua a la
temperatura del termómetro húmedo.
A es una constante por determinar.
t y í' las temperaturas señaladas por los termó-
metros seco y húmedo del psicrómetro, y
H la presión atmosférica reducida a 02
M. Angot (1), utilizando un gran número de medidas psi-
crométricas, hechas en París, y en el Observatorio de Puy-
de Dóme, determinó el valor de la constante A, encontrando
que,
A = 0.00079 cuando t' > 02
2
A = 0,00079 cuando Y < 09
que son los valores empleados actualmente en el Servicio
Meteorológico Mexicano.
Bastaría hacer uso de observaciones como las que
antes hemos señalado, en las cuales la tensión del vapor de
agua calculada con esta constante, es menor que cero, para
deducir, sin duda ninguna, que para nuestro país el valor de
"A debe ser menor. En efecto, si suponemos para estos casos
que la tensión sea cero, suposición que, sin ser verdadera,
sí nos aproxima más a la verdad, f es conocida e igual a
O. A será entonces la incógnita, y despojándola tendremos:
F-f
AE
€xpresión que, aplicada a los casos antes citados, nos da un
“valor medio de A igual a 0.00075.
(1) Angot, «Journal de Physique». 2e. série, t. I, p. 119; 1872.
e
]
A
]
. LAS OBSERVACIONES H GROMETRICAS EN MEXICO 395
Ferrel (1), en la discusión que hade de la determina-
ción de esta constante, emplea un gran número de observa-
ciones hechas con un higrómetro de condensación y un psi-
crómetro de honda. El primero le da el punto de rocío, y, por
lo tanto, la tensión del vapor de agua que hay en el momento
de la experiencia. Combinando por el método de los mínimos
cuadradós, experimentos hechos a diversas alturas, el valor
más probable de A, encontrado por él, fue:
e
A A
de donde,
A = 0.00065
Con los datos obtenidos de 100 experimentos hechos en
Trail House con un promedio del valor de H=550%Mm se obtuvo.
3798
A
De 170experimentos hechos en Pike's Peak con valor me-
dio de H-=461 23 y 11494
2229
De 55 experimentos hechos por Marvin, en Washington,
con un valor para H de 763% y t/ = 178
1114
A
(1) Report of Prof. Ferrel on ESOO Tables. Report of the
Chief Signal Officer, Vol. 4, 1886.
CA MEA 4 y
ARE AAN e EE Td a O Ñ
AS O CO O
PALO
Ade
4 e
E
AY
396 PROF. ELPIDIO LOPEZ
He aquí en nesumen el resultado obtenido para varias
estaciones:
o
E [2]
A ¿22 ;
ESTACIÓN. SER H $ A Ao
E |
Colorado Springs...... 289 611mm | e E E 0.000650
DrallEoase o: 160 9590 7.0 | 0,000671 666
Ple sDeak. a 170 461 4.4 668 | 664
Washington-Marvin.... 919) 763 17.8 690 ' 676
Hazen..... 58 | 763 17.8 669 | 656
Hazen..... 16 | 760 5.4 654 | 650
De la combinación de todos los experimentos señala-
dos en el cuadro anterior, resultó finalmente para valor de
A:
A = 0.000667
y As = 0.000660
cuando t' = 09
Estie mismo valor es el que ha sido empleado por Bige-
low (1), con buen éxito, en la República Argentina.
Si calculamos para México la tensión del vapor de agua
con esta constante, y haciendo uso de tablas modernas de
con esta constante, y haciendo uso de tablas modernas de
tensión máxima, publicadas en el “Recueil de Ccnstantes
Physiques,” obtendremos el siguiente resultado para los ca—
sos típicos ya señalados:
(1) Bigelow, Circulation and Radiation in the Atmosphere of the
Earth and of the Sun, p. 343. 1915.
7 :
LAS OBSERVACIONES HIGROMETRICAS EN MEXICO 397
= A A _ _ ++
- A B
a
T a de E 5
| A O O ON
[1845] [1911]
1916
Febrero 9. ....| 13 |21% | 6% | Ommo03| lmm 14 | —Imm 11
el CA A O ONE US
1917 Sd
PA os E RN CUA OIT [o y ES LEO
TOO o le Oo: O 1 Al
E IE A ES ol A a OA A
A AOS (NETO Y NE E ST OE O a, y A UE RAS
A e TN E o a
ro ES 20.0 0 OA ASA O 68 Li E
1918
Marzo 8....... O AS LO CO CO PES IA
:
: A......£=F-—0.00079 H (t—+4')
Bs £ =F-0.00066 H (t—4”) (1 + 5)
A PA
Esta discusión nos permite desde luego observar:
Primero: Que el valor de la constante psicrométrica debe
ser en México inferior a 0.00075.
Segundo: Que el valor empleado por Bigelow, en los Esta-
dos Unidos y en la Argentina, está muy próximo o es quizá
el mismo que debe emplearse en la República Mexicana, y
Tercero: (Yue los errores que resultan sólo de la aplica-
ción de la constante de Angot y de las tablas de Regnault;, en
el Servicio Meteorológico Mexicano, son superiores a un mi-
límetro en muchos casos; y por lo tanto, influyen en la reduec—
ción de presiones al nivel del mar, y en la medida de la eva—
poración.
Hemos construido las tablas necesarias para calcular la
tensión del vapor de agua y la humedad del aire para México,
empleando la expresión de Bigelow:
FU
i
A MD NAAA A SS Di
f = F—0.00066 H (t—t') (1 +
da a E ER AA
: í , ==
398 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
habiendo comprobado que ni en los casos más desventajo-
sos, durante los días extremadamente secos del fin de la Pri-
mavera, el resultado ha llegado a ser 0. Estas tablas deben
construirse para cada estación. Las que próximamente pre-
sentaremos sirven para la presión media de 586%", y son de
doble entrada. La I da inmediatamente por interpolación la
tensión del vapor de agua atmosférico que hay en el momento
de la observación, teniendo como argumentos las diferencias
de los dos termómetros (t — t') del psicrómetro, y el valor de
la temperatura que señala el termómetro húmedo (t/). La 11
da las tensiones máximas correspondientes a las temperatu-
ras (d), y la tabla 111 permite calcular fácilmente la humedad
relativa del aire, conociendo ¿la temperatura (d) correspon-
diente a la tensión encontrada con la tabla 1 y la diferencia
entre la temperatura del termómetro seco (t) y ésta; es de-
cir (t-d).
Para obtener resultados dignos de confianza con el uso de
estas tablas, es necesario operar siempre con un psicrómetro
de onda, o con el de aspiración de Assmann. Una de las co-
sas más importantes es la elección del lugar donde debe
instalarse el aparato; pues debe tenerse en cuenta que la
temperatura dominante en el lugar escogido pueda ser con-
siderada como la representante de una gran masa de aire,
evitándose siempre aquellos lugares en que el aire se estanca
con facilidad, así como los valles estrechos donde pueden
dominar corrientes frías. Lugares libres adonde el aire se
renueva con facilidad, son los más adecuados. Está compro-
bado que las mayores precauciones y cuidados en los méto-
dos de observación que se sigan son completamente inútiles,
si el lugar donde se han instalado los termómetros está mal
escogido.
La segunda parte de este trabajo que presentaremos
próximamente a esta ilustrada y sabia Sociedad, la dedicare-
LAS OBSERVACIONES HIGROMETRIGAS EN-MEXIHCO + 399
mos a dar a conocer el resultado de los experimentos que es: -
tamos preparando para lograr la determinación de la cons-
tante psicrométrica en esta capital; así.como la discusión.
matemática a que esto dé lugar; y en la tercera parte, nos..
ocuparemos del interesante y difícil problema de la evapora.
ción, en el cual entra como factor de importancia la tensión
del vapor de agua contenido en el. aire, objeto del presente -
estudio. :
En efecto, las observaciones de evaporación, tal como se
hacen actualmente en el Observatorio Central de Tacubaya, y
en corto número de observatorios meteorológicos en el país,
son completamente defectuosas y falsas. Sabemos de un caso.
entre otros, en que un ingeniero consultó en el Boletín Oficial
de la Dirección del Servicio Meteorológico, datos de evapora-
ción para hacer el cálculo de capacidad necesaria en la presa.
de riego de una hacienda; y resultaron éstos tan exagerados,
; que la obra era punto menos que inútil, pues la presa se ago-
taba por efecto de la evaporación solamente, antes de que se
pudiera utilizar el agua almacenada en ella.
Las observaciones de este elemento, no obstante su gran
importancia para la agricultura, se practican actualmente
con el mayor descuido; sin tener en consideración el lugar de.
instalación, la clase de aparatos empleados, el viento, la hu-
E medad y la temperatura del aire; y de aquí que no se haya
4 procurado eliminar las variaciones debidas al efecto de la.
; radiación, al efecto del viento, y.al cambio en elevación, tanto
3 de la superficie del agua, como del centro del área líquida so---
bre el campo próximo.
México, 3 de febrero de 1919..
Tomo 38. Núms. 11 y 12.
(Fin del Tomo).
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SUCIEDAD CIENTIFICA
“Antonio Alzate
publicadas bajo la dirección de
RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN
SECRETARIO GENERAL PERPETUO
SOMNMNAIRE
(Mémoires, feuilles 2 21 438; planches LVIL-LXTI).
Un insecto descortezador del cedro, por el Prof. Julio Riquelme
Inda, p. 401-405, 2 figs. (Un insecte parasite de l'écorce du Cypres).
Contribución a la Geología de Atotonilco el Grande, Hidalgo, por
el Dr. E. Wittich, p. 407-427, láms. LVIL-LX. /Contribution 4 la
Géologie de Atotonilco el Grande, Hidalgo).
Notas histológicas. Persistencia del cuerpo amarillo en la ominaa
mitad del embarazo y observaciones acerca de aleunos fenómenos
correlativos, por el Prof. Isaac Ochoterena, p. 429-432, 2 figs,
(Notes histologiques. Persistance du corps jaune pendant la. seconde
moitié de la grossesse et observations de quelques phénoménes sy. rat-
tachant).
Anuario astronómico y meteorológico para 1921, por el Prof. Elpidio
López, p. 433-550, lám. LXI. (Annuaire astronomique el météorolo-
gique pour 1921).
Errores encontrados en las Tablas'de logaritmos de W. W. Duffiela,
por J. de Mendizábal Tamborrel, p. 550. (Hrrewrs duns les Tables de
logarithmes de W. W. Duffield). ,
“Indice del tomo 38 de Memorias, p. 531-552. (Index du tome 38 des Me-
morias). :
MEXICO.
ENERO DE 1921.
MEMORIAS Y REVISTA
DE LA
SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
MEXICO
Le volume 36 (Puebla, su territorio y sus habitantes) a été publié en
deux parties (1917, 748 pages).
Volume 36th (Puebla, su territorio y sus habitantes) was published
completed in two parts (1917, 748 pages).
Les volumes 35, 37 et 38 sont en cours de publication; les numéros 1 á
6 du tome 35, 14 6 du tome 37 et 1 a 12 du 38 sont parus.
Volumes 35, 37 and 38 are now being printed.—Numbers 1-6 of Vol.
35, numbers 1-6 of Vol. 37 and numbers 1-12 of Vol. 38 have
already appeared.
ye
Les anteurs sont seuls responsables de leurs écrits.
On est prié d'envoyer les ézhanges a l'adresse ci-dessous:
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SOCIEDAD CIENTIFICA “ANTONIO ALZATE”
MEXICO, D. F.
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SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38. 401
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LIBER 4
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104
BAR Die
UN INSECTO DESCORTEZADOR DEL CEDRO
POR EL PROF, JULIO RIQUELME INDA, M. S. A.
(Sesión del 3 de febrero de 1919)
Por instrucciones de la Dirección Forestal y de Caza y Pes-
ca, a la que estuve prestando mis modestos servicios el año
pasado con el carácter de Profesor de Parasitología en la Es-
cuela Nacional Forestal, de Coyoacán, me trasladé el 19 de
noviembre al Rancho de «La Hormiga», limítrofe al cercano
Bosque de Chapultepec, a fin de estudiar una plaga que ha-
bía sido observada en el arbolado del lugar.
Encontré que los árboles enfermos y atacados por parási-
tos eran los Cedros (Cupressus) que en bastante número exis-
ten en el Rancho. Afortunadamente son pocos en relación los:
invadidos por la plaga y sólo unos cuantos están ya completa»
mente muertos a causa del ataque de los parásitos.
Descortezando a diferentes alturas del tronco de los:árbo»
les algunas ramas, descubrí entre la madera y la corteza unos
pequeños insectos del orden de los Coleópteros, familia de
los Escolítidos y género Phloeosinus, cuya especie no he podi-
do determinar por falta de elementos de comparación y que
vulearmente se denominan «descortezadores». Son de color
negro ferruginoso, de cuerpocilíndrico y alcanzan apenas una
longitud aproximada de un milímetro a milímetro y medio.
No carece de interés manifestar que en el año de 1909 y en
el mismo Rancho de «LaHormiga», encontré alos Phloeosinus:
atacando, como ahora, a los Cupressus. :
Mem. Sot. Alzate t. 38,—(10, X1, 1919),—27:
de
A
402 PROF. JULIO RIQUELME INDA
Los insectos adultos del género mencionado acuden en en-
jambres a los árboles a los cuales las hembras, ya fecunda-
das, perforan la corteza para introducirse entre ésta y la ma-
dera practicando entonces las «galerías» que se observan por
«debajo de la corteza, quedando señaladas claramente también
-en la madera; el tipo de estas galerías es el que llaman los ento-
,mólogos «vertical doble». Practican esas galerías cuando te-
niendo necesidad de alimentarse de la madera (Xylófagos) van
“Caminando en sentido longitudinal del árbol, dejando al mis—
“mo tiempo depositados en varios lugares de su camino los
hueveillos (oviposición) que ponen en número variable. Colo:
cados así de trecho en trecho y después de algún tiempo de
incubación, esos huevecillos dan nacimiento (eclosión) a unas
"Fig. 1.—El descortezador del Cedro (Phloeosinus sp.) [.—Tamaño natural.
tpequeñas larvas que en sentido perpendicular a la galería
principal o «de puesta» practican otras muchas galerías, bi-
Turcaciones de la primera. Cuando los descortezadores son
numerosos, esas galerías se bifurcan más y más y se con-
funden, formando una verdadera red. Todos esos túneles o
galerías quedan obstruidos por el serrin y las deyecciones
«que van dejando los insectos.
Cada especie de Escolítido practica una forma caracterís:
ica de galerías y las especies del género Phloeosinus (P. cupres-
«sae, dentatus, punctatus y seguoiae), tienen asimismo un carác—
ter bien singular, pero felizmente no son de las que perforan
Aa madera para introducirse hasta la médula como lo hacen
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UN INSECTO DESCORTEZADOR DEL CEDRO 403
las del género Xyleborus por ejemplo. Se comprende que con
profundas perforaciones, aunque sean de pequeño calibre,
disminuye mucho el valor de las maderas,
Según algunos autores, el Phioeosinus efectúa la cópula en
julio, verificándose la oviposición en octubre; las larvas inver-
nan, para no transformarse en crisálidas hasta la prima-
vera siguiente. Así no habría sino una sola generación, pero
hay lugar a su poner, que en los climas cálidos, las larvas se
transforman en crisálidas con anterioridad y éstas últimas en
insectos perfectos antes del invierno, sobre todo si el enjam-—
bre es prematuro. En México, D. F., una sola generación
anual, puede considerarse de este insecto.
Fig. 2.—Trozo de corteza del Cedro atacado por el descortezador.
De las perforaciones que hacen las hembras para pene-
“brar debajo de las cortezas, escurre abundante resina, siendo
éste uno de los signos para conocer las árboles atacados por
los parásitos. Estos ataques comienzan generalmente por la
parte superior de los árboles, es decir, por las ramas más al-
tas o por la extremidad del tronco principal, de tal suerte que
cuando se observe un árbol invadido en las ramas inferiores
O cerca de la base del tronco puede asegurarse que todo éles-.
tá atacado por la plaga. Cuando esto ha sucedido el árbol ya
no tiene salvación y debe desahuciarse, conviene derribarlo
inmediatamente para desprender toda la corteza, quemarla
en el mismo lugar con todo cuidado y flamear con minuciosi-
rs E
404 PROF, JULIO RIQUELME INDA
na
dad, carbonizándola algún tanto en la superficie, toda la ma-
dera descubierta si se quiere aprovecharla para fines indus-
triales. Con esta operación se logra matar a las larvas y a mu»
chos adultos que se encuentran adheridos debajo de la corteza
y alos que se han quedado pegados en las galerías señaladas
de la madera. Estas señales y el defecto del carbonizado des-
apareceran más tarde al labrarse las maderas, evitándose
de este modo la depreciación comercial del producto,
Cuando no se procede con oportunidad enesa forma, las
larvas siguen desarrollándose, hasta que convertidas en cri-
sálidas y después de cierto tiempo en ímagos o adultos, dan
lugar a nueva y más abundante progenie.
En el Rancho de «La Hormiga», según pude convencerme
por los registros que practiqué, son numerosos los Cupressus
y por fortyna pocos relativamente como he dicho antes los
que ya están muertos por completo, de suerte es que derri-
bándolos y quemándolos según el procedimiento indicado, es
posible salvar los árboles sanos y los que apenas comienzan a
ser atacados. Al mismo tiempo se logrará prevenir una pro—
bable invasión a los cedros cercanos, entre ellos los del Bos-—
que de Chapultepec.
Los árboles que por el insecto comienzan a ser invadidos y
esto'se conoce, como digo, en que sólo las ramas superiores
son las atacadas, pueden salvarse, cortando esas ramas para
quemarlas por completo en el mismo sitio, pues llevarlas a
Ótro lugar sería poner en peligro otros árboles sanos planta-
dós en el trayecto. Si por donde comienza el daño es por la
punta del tronco, ésta se cortará y quemará cubriendo la he-
rida con el mastic especial que seusa para los injertos, a fin
de que pronto se renueven los tejidos dejados por el corte al
descubierto.
No es por demás advertir que todas las ramas y restos de
maderas viejas que se encuentren abandonados en el suelo,
deben recogerse e incinerarse, pbues estos elementos abrigan
con frecuencia los insectos que sólo esperan una oportunidad
UN INSECTO DESCORTEZADCR DET. CEDRO 405
0 una época propicia para transladarse a los árboles. Convie-
ne decir, además, que la época del invierno es la más apropia-
«da para llevar a cabo los trabajos que dejo recomendados pa-
ra combatir la plaga,
Debe evitarse la propagación del mal, vigilando constante-
mente el arbolado. Allí donde se ven unos signos de ataque,
debe practicarse inmediatamente el corte y la quema corres-—
pondiente. Por de pronto, los árboles que se observen secos
y sin remedio, deben derribarse. A
Los Phloeosinus son de los Escolítidos unos dé los más per-
sistentes y todas las precauciones y operaciones aconsejadas
-son necesarias para exterminarlos, lo que se logrará única
mente con la vigilancia inteligente y el constante cuidado de
los encargados de la atención de los bosques y de los parques
y jardines.
México, D. F., 3 de febrero de 1919.
|
PIN A Y
A A
SOCIÉTÉ SCiENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>.—MÉMOIRES, T. 38. 407
CONTRIBUCION A LA
GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO..
POR EL DR. E. WITTICH, M. S, A.
(Sesión del 5 de junio de 1919).
(LAMINAS LVII-XLI).
De la falda septentrional de la sierra de Pachuca y al Nor-
te de la región minera de «El Chico» “? se extiende una llanv-
ra casi plana, con la dirección principal de Oriente a Ponien-
te, conocida con el nombre de «Llano de Atotonilco», siendo
la población más grande y la cabecera de esta zona Atoto-
nilco el Grande; además hay varios ranchos y algunas ha-
ciendas que forman parte de este llano tan conocido por su
fertilidad.
Está separada esta región de la sierra alta de El Chico por-
un barranco profundo donde tomá su cauce elarroyo de Ama-
jac, formando el límite al Norte otra barranca más ancha y-
más profunda todavía conocida vulgarmente con el nombre
de «Barranca de los Reyes» por la cual pasea sus aguas el:
río de Tulancingo o de Metztitlán; siguiendo al otro lado de: EA
éste una llanura alta llamada de Vaquerías.
Al Oriente y Poniente va cambiando "paulatinamente eb
carácter orográfico de la llanura del Grande, unas colinas
1. Wittich E, Estudios geológicos sobre el mineral de El Chico, Hgo..
Mem. Soc. A. Alzate. T. 38, 1919.
AI A e IN
a d + Es
A
AAA e EE dl
SS A AE
408 DR. ERNESTO WITTICH
bajas, de las cuales las del Oriente forman los alrededores de
Huazcazaloya o Huascá, entre tanto que las situadas al Po-
niente pertenecen ya a los terrenos de la hacienda de Zo-
quital.
Al Noreste viene a morir el llano en cuestión en las cerca ,
nías de la hacienda de la Venta, y del pueblo de Omitlán en
un portesuelo, donde nace el arroyo de Amajac. Están situa-
das en este desfiladero unas poblaciones mineras como Omi-
tlán y más arriba el Real del Monte, comunicadas entre sí
por el camino carretero que va desde Pachuca a Atotonilco el
Grande.
Correspondiendo a la dirección general de las dos barran-
cas, toma la llanura su extensión principal de Este a Oeste
teniendo una distancia aproximada de 20 km. mientras que
la de Norte a Sur aproximadamente tendrá 5 km. solamente.
En el punto más bajo del llano de Atotonilco está situada
la cabecera del distrito del mismo nombre a una altura de
2137.6 m. (iglesia) sobre el nivel del mar. Más al Poniente es-
tá otra depresión (o bolsón) orográfica en la base de las coli-
nas de Zoquital, siendo causado esto por la brusca termina:
ción de las corrientes de basalto antes de llegar a la falda de
aquellos levantamientos de Zoquital dejando las calizas del
subsuelo abandonadas y sin protección natural expuestas a
las destructoras fuerzas de la intemperie.
"Además este llano se encuentra atravesado por algunas
barrancas secundarias que principiando en la parte alta de
la llanura vienen a formar barrancas profandas con los arro-
yos principales ya sea en el Norte ya en el Sur.
La mayor parte de la llanura está cubierta de tal manera
por las ya mencionadas capas de basalto, que un estudio de-
tallado del subsuelo viene a ser casi imposible, siéndonos sin
embargo muy favorables, la existencia de las grandes ba-
rráncas, pues que como grandes cortes hechos en la base
permiten estudiar la estructura geológica del terreno en
cuestión hasta profundidades considerables.
Pe
E
CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 409
LAS ANDESITAS Y EL CRETÁCHO.
El mero zócalo, es decir la formación más antigua del per-
fil está compuesto por andesitas que forman la continuación
directa al Norte de la sierra de Pachuca o de El Chico, pre-.
sentándose esta formación en la barranca de Amajac (véase
€l perfil), que por consecuencia es la zona más profunda en el
sentido geológico.
Las andesitas que se manifiestan en la barranca arriba
mencionada son partes de una corriente de la Sierra de El Chi-
CO pero se encuentran muy falladas y dislocadas y su super-
ficie está alterada por una erosión muy fuerte. Más al Ponien-
te en el paso de Actopan está conservada por fallas una zona
de calizas muy dolomitizadas y se presentan al Poniente unas
rocas de andesita compacta, y las tobas andesíticas en alter-
mación con las lajas calizas del Cretáceo.
Al lado Sur del arroyo de Amajac siguen las andesitas y
las tobas forman la base del llano de Atotonilco, levantándo-
:se, como se ve en los cortes de unas barrancas, hasta la nota—
ble altura de 2190 m. siempre con una superficie muy irregu-
lar originada por la erosión antigua.
La capa de basalto que las cubre apenas alcanza unos 70 m.
¡poco más o menos, en su mayor espesor. :
El perfil más importante para el estudio estratigráfico de
«esta región, se presenta en la barranca de Amajac un poco
más al Noreste de la hacienda abandonada de San Juan, si-
tuada a una altura de 2030 m. sobre el nivel del mar.
En el talweg del arroyo se encuentran las tobas de ande-
sita muy descompuestas, a flor de tierra subiendo hasta una,
altura de 2075 m.; sigue encima de ellas una corriente de una
andesita muy maciza y compacta hasta 2190 m. que está cu-
bierta por una arenisca amarilla hasta gris; muy endurecida
, refiriéndose a la Sierra de Pachuca y de El Chico dice
textualmente lo que sigue:
'909 “w1aJy
Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám BA vil
ESSE , ma y : AS TA > - 1 + 4 O E A $e -
Porción de calizas cenomanianas plegadas, con celestita, en la barranca del arroyo de Amajac,
Atotonilco el Grande, Hgo.
e 03H “Sput.r) [o 09140357 y
UQISO.9 SP SOUSULQUAJ SO[ URIISENUI AND SIISNOP| SOUOLDBULLOS SP] OAGOS Í OJ|ESTO SP 9USTILO) PUN Ep 91H
XV RA Vue SE “L "*9)8Z]Y> "908 “WueJy
Mem. Soc. «Alzate». T. 38, lám 1 x
Corrientes de basalto sobre las tobas basálticas.
Atotonilco el Grande, Hgo.
A
CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 417
baja en las cercanías de Atotonilco, en tanto que fué cubierto
por las formaciones más modernas, de tal manera que sola-
mente en las barrancas profundas se presenta hoy todavía
y desaparece al Este casi por completo. .
En todos estos cortes manifiesta la superficie del Cretáceo
y de las andesitas el efecto de una erosión antigua y muy
intensa, emparejada después por los sedimentos más recien-
tes.
LOS SEDIMENTOS DEL TERCIARIO
Encima del Cenomaniano, en nuestra zona el último hori-
zonte del Cretáceo, pues falta el Cretáceo superior, descansan
formaciones relativamente muy modernas, de origen lacustre
fluvial perteneciendo la más antigua al Mioceno (1).
En general estos depósitos sobre el Cretáceo están apla-
nando la superficie irregular, conglomerados gruesos, com-
puestos de cantos rodados de acarreo de puras andesitas, en
alternación con bancos de arenas y cascajos bien estratifica-
dos, siendo raro en estás formaciones fragmentos delas lajas
margosas de calizas y de calcedonia.
En las partes superiores se hallan capas de barro arenoso
pasando poco a poco a un barro margoso que alterna con es-
tratos de arenas muy finas manifestando el material de estos.
sedimentos también una procedencia de rocas o tobas ande-
síticas. Está repitiéndose este cambio de los estratos varias:
veces, variando naturalmente mucho la potencia de las dife-
rentes capas, pero subiendo de abajo más arriba se disminii-
yen más y más los cantos gruesos, sobresaliendo más un ma.-
terial de grano más fino; igualmente cambia el grano de las
arenas de abajo para arriba.
Simultáneamente se presentan en aquellas arenas aumen-
(1) Wittich E. Uber lacustre Tertiaerbildungen auf dem Hochplateau
von Mexiko. Centralbl. f. Geol. u. Pal. Stuttgart 1915. Núm. 15.
Mem. Soc.» Alzate, t. 38, —(10, XI, 1919), — 28
418 DR. ERNESTO WITTICH
tándose de abajo para arriba fragmentos de una piedra pómez
blanca, de tal manera que al fin resultan verdaderos lechos
netamente de piedra pómez con unos pocos de andesitas y de
vez en cuando con manchas de arenas o barros de material
andesítico.
En las arenas intercaladas entre los cascajos fueron en-
contrados restos de mamíferos comolo veremos más adelante;
las arenas muy finas y los barros contienen en varios lugares
una multitud de restos vegetales bien conservados que pue-
den hacer posible la determinación de la edad geológica. Son
muy frecuentes entre los restos fitopaleontológicos hojas de
dicotiledoneas y de gramineas, siendo más raros los de gimnos:
permas. La potencia de las arenas y de los barros con fósiles
llega cuando menos a 15 metros.
Las arenas finas con mamíferos pertenecen a las zonas más
bajas intercaladas en las gravas y los conglomerados.
Los restos encontrados por nosotros son todos de un mas-
todonte, a saber, fragmentos de una mandíbula con molares,
los dos colmillos y fragmentos de otros huesos del esqueleto.
Según los molares se trata de una especie de mastodonte an-
tiguo y diferente de los más modernos que son del Plioceno.
Los mismos cónglomerados, las gravas y las tobas de pie-
dra pómez afloran otra vez en la barranca de Los Reyes al
Norte de Atotonilco presentándose en la misma forma y en la
misma situación geológica.
Más al Norte, pasando esta barranca, en las cercanías de
la hacienda de Vaquerías llegan las primeras corrientes de
riolita, con su correspondiente toba de piedra pómez, pues
hasta Atotonilco entonces solamente las tobas riolíticas se ha-
bían extendido.
Estos conglomerados y arenas de rocas andesíticas, COn
las tobas de riolita en sus zonas superiores, y cubiertos por
extensas corrientes de riolitas, son muy abundantes en la
República Mexicana, aunque todavía no bien conocidos.
Al Poniente de Atotonilco, cerca de la población de Zacual-
CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 419
tipán, fueron encontradas las partes superiores de esta for-
mación compuestas de capas de barro, tobas y lignitas, pues
las plantas -que caracterizan estos estratos, como lo hemos
mencionado, están acumuladas a tal grado que han dado
origen a la formación de mantos de carbón ligníticóo. Afortu-
nadamente fueron visitados estos criaderos por el famoso
geólogo E. D. Cope (1) que por los restos de mamíferos encon-
trados en esas lignitas determinó la edad de esta formación
como Mioceno superior correspondiente a las llamadas «Loup
fork beds».
Sobre el particular dice el autor:
.
Dr CO
CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 421
PERFIL.
Para fijar una vez la estratigrafía y la alternación de los
conglomerados de las arenas, las arcillas y las tobas damos
aquí la explicación del perfil completo, sacada en la bajada del
Paseo de Actopan, al Poniente de Atotonilco.
Como base o zócalodel perfil, se presenta un block de ande-
sitas cortadas por dislocaciones en una altura de 1920 m., cuya
superficie está muy irregular por una erosión muy fuerte,
Los conglomerados descansando sobre esta andesita son
Atotonilco 2225”
mas Tobas de Bazalro
== - Ppómez
=>
A frenavandesil con restos de plantas
Paso de Actopan
|
Ppómez con arenas andesila
Merraza [flunal
f renacon Barro Restos Mamiferos
: L E ==>= Árenas con Ppómez
filbura 1900 -
Andesila con Dolomita
¿Perfil de Rlotonilco ebCrande hasta el Paso de Actopan en la Barrana
del Rio de Ámajas.
gravas muy gruesas de cascajo y de cantos bien rodados,
desechos de pura andesita, variando el espesor de esta capa
entre 3 y 30 metros. Siguen más arriba la primera vezarenas
con piedra pómez, bien estratificadas, de una potencia de 40
a 45 metros y encima de ellas descansan otra vez gravas de
andesitas, hasta pedazos rodados de 30-cm. de diámetro; sien-
0 A
ERAS AR MATT
- 492 DR. ERNESTO WITTICH
do las zonas superiores de grano más fino y la potencia total
de 20 metros.
Sigue después la segunda capa de piedra pómez con are-
nas finas, de material arcilloso de tobas andesíticas descom-
puestas; hallándose aquí muchísimos restos de plantas, como
ya está mencionado más arriba; llegan estas capas hasta 20
metros de espesor.
En los lechos siguientes más arriba toman aumento los
esparcimientos de piedra pómez en las arenas andesíticas,
hasta formar en fin areniscas con el material andesítico, y rio-
lítico o sea de piedra pómez también con muchos restos de
plantas, y en parte con manchas de lignita, siendo el espesór
de 15 metros más o menos.
Más arriba descansan estratos blancos compuestos neta-
mente de piedra pómez, disminuyéndose más y más el mate-
rial andesítico y quedan en fin solamente las tobas de una
piedra pómez muy vidriosa, con unos cuantos acarreos de
andesitas, hasta llegar a una potencia de 20 metros.
Una capa delgada de uno a dos metros de arenas andesí-
licas termina esta serie de sedimentos que en su totalidad
llegan hasta 170 m,-de potencia.
En las cercanías de Atotonilco el Grande siguen encima
de esta formación varias corrientes de basalto con sus respec-
tivas tobas, pero pocas leguas más al Sur, en el terreno de
la hacienda de Vaquerías, ya mencionada arriba, están cu-
biertas aquellas arenas andesíticas con las tobas de piedra
pómez por extensas corrientes de riolita, probando así la,
edad más moderna de estas rocas ígneas y en fin encima de
la riolita siguen los basaltos como las últimas manifestacio-
nes volcánicas.
Precisamente en esta región y más en las barrancas pro-
fundas se ofrecen cortes iguales a los arriba mencionados;
está citado uno en una publicación de E. Boese ». N. Jahrb. Min. Geol. 1908, II, p. 114, de la región Nor- |
e] vu ES QUAN 7
CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL CRANDE, HGO 423
este de Atotonilco, pero por desgracia no da ninguna expli-
cación o interpretación este autor de sus perfiles, ni distingue
las diferentes tobas y el material volcánico ni las relaciones
entre ellas. Sin embargo las observaciones hechas cerca
de Atotonilco nos permiten ahora hasta cierto grado explicar
también los perfiles sacados por E. Boese en la barranca de
Tulancingo.
Este autor llama los conglomerados y las arenas de ande-
sitas lo que significa que estuvo
convencido que se trata de una formación no muy moderna.
Estos conglomerados quedan en una situación geológica igual
a la de Atotonilco, pues su potencia llega hasta 150 metros,
según Boese, y descansan estos directamente sobre el Cre-
táceo y se componen de acarreos de calizas, pizarras y los
desechos de tobas y brechas volcánicas.
En un perfil, en la pág. 120, fig. 3, del mencionado trabajo
se nota también la presencia de lignita debajo de unas canas
de conglomerados muy potentes.
No cabe duda que estos conglomerados, arenas y lignitas
son idénticas a las de Atotonilco oa las de Zacualtipán res-
pectivamente.
Tocante a la naturaleza de esta formación de conglomera-
dos, arenas, arcillas y tobas de piedra pómez, hay que supo-
ner que son sedimentos lacustres o fluviales que comenzaron
a formarse inmediatamente antes de la erupción de las rioli-
tas, las cuales manifiestan las primeras señales de la em-
prendida actividad volcánica por las capas de piedra pómez O
sean las tobas riolíticas.
La época geológica de estos fenómenos es según E. Cope
el Mioceno superior con lo cual no queremos pretender que
todos los conglomerados parecidos en la República traigan
su origen de la misma época geológica.
La misma formación encontró el Ingeniero José G. Aguile-
424 DR. ERNESTO WITTICH
ra (1) cerca de Texoantla, no muy lejos de Real del Monte y en
su amplio «Bosquejo» menciona un perfil de alternantes le
chos de acarreo andesítico con piedra pómez que en varias
capas de grano fino contienen restos de plantas.
LAS ROCAS VOLCÁNICAS
Los últimos productos volcánicos en la región de Atotonil-
co representan los basaltos y las respectivas tobas que natu-
ralmente cubren todas las formaciones anteriores, pero no
fué inmediata la sucesión del basalto a las riolitas sino fué
seguido a la época de las erupciones riolíticas por una tempo:
rada de dislocaciones y de erosión.
El perfil anexo que es un corte transversal por la barran-
ca de Ahuacatitlián, tiene por objeto dar una idea de esta si-
tuación geológica.
aVaquerias LALO Ni re
Basalto
[onglomerades S Martin
LARA ER
a Atotonilto
NE Aluviones /
Lajas Cretacins
Perfil de la subida a la Hacienda de Vaquerías por la Barranca
de San Martín.
La potencia de las formaciones basálticas es muy variable
pues se han repetido las erupciones varias veces. En la ba-
(1) Aguilera J. G?. Bosquejo geológico de México: Bol. Inst. Geol.
Mex, Núms. 4-6 México, 1897.
4
LO AAA AA
A PAM A A
CONTRIBUCION A LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 425
rranca de Los Reyes por ejemplo se notan varias corrientes
de basalto separadas siempre por capas de tobas, mientras
que en el corte de la barranca de Ahuacatitlán deja verse
una sola corriente de basalto descansando encima los estratos
de tobas del mismo carácter.
Mas arroyo arriba y cerca de Atotonilco, donde comienza
esa famosa barranca, se presenta en el corte más claro to-
davía, ocasionado por un hundimiento en forma de herra-
dura, la capa de basalto de una potencia de 50 metros más o
menos y las tobas basálticas de un espesor de 70 metros
cuando menos. Siendo estas tobas muy ligeramente acumu-
ladas las aguas pueden deslavarlas fácilmente de tal manera
que los basaltcs descansando encima de ellas, despojados de
su apoyo natural, se quiebran y precipitan al fondo del anfitea-
tro de la barranca que de esta manera está progresando más
y más
El basalto de esta barranca perteneciendo a una sola co-
rriente, es una roca negra, vidriosa, muy compacta que no
deja ver fenocristales ningunos; por descomposición produ-
ce una especie de barro muy espeso de color rojo moreno pe-
ro muy fértil. La estructura de la corriente está variando
en tres diferentes zonas, la zona superior hasta una profun-
didad de unos 4 a.ó metros se manifiesta separada siempre
en lajas de uno a dos centímetros de espesor. La zona
siguiente siendo la más potente como la parte interior de la
corriente, está segregada en columnas o pilares irregulares o
en forma de bolas grandes, que por la descom posición natu-
ral, se deshojan en capas concéntricas tomando la apariencia
de gigantescas cebollas. Muchas veces la roca no deja notar
una separación o cuando menos la tendencia de segregarse
en formas paralelepipédicas, solamente por descomposición
aparecen notablemente las diferencias en la roca antes muy
compacta marcando las líneas de una segregación latente. La
roca de esta zona de basalto es muy compacta, algo vidriosa y
libre de poros. ;
426 DR. ERNESTO WITTICH
Está cubierta esta corriente de basalto en las inmediacio
nes de Atotonilco por una capa de tezontle, que en el mero
_pueblo llega hasta 25 m. de espesor, siendo un aglomerado
flojo de fragmentos rojos muy esponjosos.
Cierto es que después de estas formaciones todavía no ha:
bía acabado la actividad volcánica, al contrario, han seguido
varias erupciones basálticas más, que por ejemplo en la ba-
rranca de Los Reyes-San Martín forman una serie de corrien-
tes en alternación con las tobas respectivas, siendo muy no-
tables una de estas corrientes señalada por muchos fenocris-
tales de una labradorita, clara y trasparente, de 10 centíme-
tros de largo, pero sin caras cristalográficas bien definidas.
OBSERVACIONES ACERCA DE LA TECTÓNICA.
A consecuencia de estas erupciones resultaron también
fenómenos tectónicos, ocasionados por los movimientos de la
costra terrestre más modernos.
Naturalmente están marcadas estas dislocaciones recien-
- tes más claramente en las barrancas y en realidad en las de
Amajac y de Los Reyes se notan muchas huellas de estos mo-
vimientos.
Por ejemplo, muy cerca de la ranchería de Santa Ana si-
tuada sobre el arroyo de Amajac, se presentan tres grandes
escalones, seguidos uno sobre el otro, cubierto cada uno de
las partes dislocadas de la corriente basáltica; por la forma
casi redonda de aquellos escalones y su tapa de la roca maci-
za de basalto, se les ha llamado . Igualmen-
te en la barranca de Los Reyes los bordos están escalonados
por movimientos que han dislocado las corrientes y las tobas
basálticas.
Otros indicios de dislocaciones muy modernos y conside-
rables ofrecen las terrazas fluviales que en ciertos lugares
acompañan las barrancas.
La mejor conservada de estas terrazas se presenta en la
79 7
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CONTRIBUCION Á LA GEOLOGIA DE ATOTONILCO EL GRANDE, HGO. 427
barranca de Amajac, inmediatamente arriba de la hacienda
abandonada de San Juan y apoyándose a las tobas andesíti-
cas arriba mencionadas. Está situada esa terraza a una altura
de 40 metros sobre el nivel actual del arroyo y compuesta de
cascajos y cantos rodados bastante grandes de basalto, me-
nos de andesitas, y de tobás basálticas; tienen una potencia
aquellos depósitos fluviales cuando menos de 6 a 7 metros,
Se distinguen estos depósitos fluviales, bastante moder-
nos, de los otros conglomerados más antiguos ya por su po:
sición topográfica por ser las huellas de los cauces abandona-
dos de los arroyos, que además por la abundancia de los ba
saltos entre los acarreos prueban también su formación mo-
derna.
Los movimientos tectónicos modernos han arrastrado tam -
bién las corrientes de basalto, marcándose éste más en la
parte superficial o en la zona de las lajas.
Los fenómenos tectónicos siguen verificándose en la ac-
tualidad, aunque no dan origen a grandes dislocaciones, pero
siempre causando pequeños desniveles de las formaciones
modernas.
.
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE «ANTONIO ALZATE>,—MÉMOIRES, T. 38, 429
¡Doo__oo oe _ —
NOTAS HISTOLOGICAS
POR ISAAC OCHOTERENA, M. S. A.
Catedrático de Histología de la Escuela Médico Militar
Persistencia del cuerpo amarillo en la segunda mitad del embarazo
y Observaciones acerca de algunos fenómenos correlativos
(Sesión del 3 de febrero de 1919)
Perfectamente conocida es la formación del cuerpo ama-
rillo a expensas de las células de la pared interna de la teca del
folículo después de la expulsión del óvulo, así como su nor-
mal degeneración antes de que ocurra otro nuevo período
menstrual (1).
De extraordinaria importancia es la función del cuerpo de
que nos ocupamos, pues debido a su actuación como glándu-
la de secreción interna vierte en la sangre hormones que ori-
cinarán los llamados caracteres sexuales ordinarios por una
acción inhibidora de ciertas peculiaridades masculinas.
(1) La degeneración en pigmento autógeno ocurre también en los óvu-
los atrésicos. Hemos encontrado en el ovario de una anciana abundante lu-
teína. Esto explica quizá la persistencia de ciertos caracteres sexuales secun-
darios después de la menopausa. Gr. W. Corner recientemente (Am. Jour. of
Anat. 26 1) ha seguido con gran cuidado el origen del cuerpo lúteo en la
puerca y ha encontrado que la membrana granulosa persiste intacta después
de la ruptura del folículo de Graaf y que sus células se hipertrofian y cargan
de lipoides y finalmente se transforman en los grandes elementos del cuerpo
amarillo
430 PROF. ISAAC OCHOTERENA
Los señores Ancel y Bovin(C. R. Soc. Biol. 66. 1909), que
han estudiado profundamente estas cuestiones, afirman que
el acrecentamiento del cuerpo lúteo continúa durante la pri-
mera mitad de la gestación, degenerando después a medida que
las glándulas miometriales y el feto toman incremento para
sustituirlo en su función glandular, que originará entre otras
cosas, la secreción láctea. De análoga manera se expresan
los señores Lane Clayton y Starling (Proc. Roy. Soc. 89, B.
622, p. 536).
Lo anteriormente asentado nos hizo buscar empeñosa-
mente en cuyes hembras y en conejas con fetos casi a térmi-
no y a término, las glándulas miometriales, y con asombro he-
mos visto que a pesar de pacientes, minuciosas y repetidas
investigaciones, sólo en muy escasas veces, con claridad, he-
mos encontrado estructuras celulares que puedan referirsea
las citadas glándulas, lo que indica que en ausencia de ellas,
y esto sucede en la mayoría de los casos, el embarazo sigue
su curso normal. Hemos observado que comunmente el cuer-
po lúteo de la coneja llega a su completo desarrollo a los 14
días; pero si hay fecundación llega a su máximum a los 16 y
no degenera posteriormente como se ha observado, conservando
íntegras sus actividades, que unidas a las. que provienen del
feto, dan lugar a los grandes cambios que durante la preñez
sobrevienen. Figura 1.
Ya los Sres. Ott y Scott (Therap. Gazette. Oct. 1911 y ma-
yo y noviembre de 1912), señalan de concluyente manera el
hecho de que la secreción láctea es estimulada por la acción
de extractos obtenidos del lóbulo posterior de la hipófisis; por
otro lado, nos permitimos llamar la atención acerca del muy
notable aumento en las granulaciones de las células intersti-
ciales, como puede comprobarse examinando cortes finos te-
ñidos con el pancrómico y provenientes de ovarios de conejas
fecundadas; el aumento es evidente si se comparan prepara-
dos obtenidos durante las diversas etapas de la preñez. Con
respecto al valor funcional de estas granulaciones, parece
er
E
a A A
FATE
dd A
NOTAS HISTOLÓGICAS 431
Fig. 1
Microfotografía, con poco aumento, del cuerpo amarillo de una coneja :
grávida con fetos a término.
bien definido por Pearl and Surfade F. M. (Sex. Studies VII.
Ann. Rept. Me. Agr. Exp. Stat. 1915, p. 65), que no influyen
en la aparición de caracteres masculinos; nosotros presumi-
mos que la secreción de las glándulas intersticiales intervie-
ne también activamente para originar la secreción de la leche.
Fignra. 2. :
Si se admite con el Dr. Loeb que la especificidad se deter-
mina por las proteínas específicas mientras que los caracte-
res Mendelianos, a lo menos, parecen determinarse por hor-
mones.o enzimas que no necesitan ser específicas, o como en
otros términos dice P. A Levene, que la estructura química
de estas substancias no es función de la variación de las es-
pecies, nos será dado afirmar que idénticos fenómenos se
efectúan esencialmente tanto en lo que respecta a la secreción
láctea como a los caracteres sexuales secundarios en la espe:
cie humana. :
432 PROF. ISAAC OCHOTERENA
Fíg. 2 - |
Células del cuerpo lúteo e intersticiales, con granulaciones,
Ovario de coneja grávida (3 semanas)
e c.—Estroma conjuntivo. c ¡.—Células intersticiales. c. a.—Cuerpo amarillo
Dibujo hecho con la cámara clara al nivel de la platina.
Ocular comp. 12. Obj. apocr. 4.
En resumen:
I.—Las glándulas miometriales no son estructuras cons-
tantes, y por lo tanto, no puede confirmarse el importante pa-
pel que se les atribuyó ya que sin ellas, en muchos casos, el em-
barazo y sus fenómenos correlativos siguen su curso normal,
IT.—El cuerpo amarillo no degenera en la segunaa mitad
del embarazo.
TII—El aumento de granulaciones en las células ováricas
intersticiales, es un fenómeno al que no se ha dado la impor-
tancia que merece.
IV.—Las observaciones en que se basa esta nota se han '
efectuado en conejas y en cuyes hembras, pero la naturaleza
química y biológica de los hormones nos permite afirmar que
el mismo proceso se efectúa esencialmente en la especie hu-
mana.
México, 5 de enero de 1919,
SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE».—MÉMOIRES, T. 38, 433
ANUARIO ASTRONOMICO Y METEOROLOGICO
PARA 1921
POR EL PROF, ELPIDIO LÓPEZ, M. $. A.
ANO IV.
El presente Anuario, arreglado especialmente para la Re-
pública Mexicana, está formado bajo un plan completamente
práctico. En él se encuentra todo el conjunto de datos que la
vida del hombre culto y social reclama constantemente de la
Astronomía; desde los más comunes de la agenda diaria has—
talos detalles necesarios para la observación de fenómenos
celestes que llaman la atención de toda persona instruida. En
él encontrará el hombre de negocios un buen calendario, el.
agricultor y el higienista una base para sus trabajos y estu-
dios y el astrónomo amateur una guía para sus observaciones
y sus cálculos. Hace ya tiempo que en México se dejaba sen-
tir la necesidad de publicar un anuario que respondiera a las
exigencias de la vida moderna y estuviera de acuerdo con la
cultura de sus habitantes; pues felizmente han pasado las
épocas en las que el hombre se contentaba con vegetar lasti.
mosamente entre los mil y mil problemas que la Naturaleza
pone ante sus ojos diariamente.
El conocimiento, aunque sea muy elemental, de la Astro
nomía, es enteramente preciso para todo hombre que no quie-
re pasar por ignorante, y debe formar parte de su instruc
ción. Además, como ha dicho acertadamente el eminente as-
trónomo francés Camille Flammarion, practicamos constan-
Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(29, VII. 1920),—28,
434 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
temente la Astronomía sin saberlo. Si preguntamos qué fe-
cha es, planteamos una pregunta astronómica, puesto que a
esta ciencia debemos el Calendario, base indispensable de la
Historia. Consultamos nuestro reloj. Es también astronomía,
puestoque la horales creada por elimovimiento diurno de nues-
tro planeta alrededor de su eje y por el paso del Sol por los
diversos meridianos. Bebemos vino al fin de un almuerzo su-
culento. Es Sol embotellado. Tomamos una fruta, respira-
mos una flor, admiramos un campo de trigo, nos calentamos
en el Invierno. Todo esto es Sol almacenado. Es a la observa-
ción de los eclipses de los satélites de Júpiter que la navega-
ción debe el poder calcular exactamente el derrotero de los
barcos por la determinación de las longitudes en el mar. Por
otra parte, la navegación no existiría sin la Astronomía, pues-
to que la observación del cielo da los elementos para calcular
las longitudes y latitudes.
De todo esto se desprende que sin el conocimiento de los
rudimentos de la más hermosa y sublime de las ciencias, el
hombre viviría ciego y sin darse cuenta de donde existe.
En este Anuario se encuentran datos astronómicos y me-
teorológicos que conviene conocer; todos los elementos nece-
sarios para la observación de los eclipses de Luna visibles en
la República; ocultación de estrellas, estudios físicos de
cada uno de los planetas, fenómenos de los satélites de Jú-
piter, elementos astronómicos, físicos y orográficos de la Tie-
rra, procedimientos sencillos para trazar la meridiana y de:
terminar la hora en cualquier lugar de la República Mexica-
na y estudios de previsión de tiempo; terminando por una pe-
queña bibliografía de obras escogidas que pueden consultar
todos los que deseen llevar más adelante sus conocimientos
sobre las materias tratadas.
Todos los cálculos están hechos considerando como primer
meridiano el del Observatorio Nacional de Tacubaya, y como
tiempo, el tiempo medio civil del mismo Observatorio, contan-
do de media noche a media noche.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 435
EEN ANN e TO e NA a
SIGNOS y ABREVIATURAS.
O El Sol $ Marte
C Luna 2 Júplter
3 Mercurio k Saturno
£ Venus Y Urano
ó La Tierra Y Neptuno
S3 Nodo ascendente “ Grados
Ú Nodo descendente " Minutos de arco
N Norte '" Segundos de arco
S Sur 5h Horas
E Este Mm Minutos de tiempo
W Oest2a s Segundos de tiempo
ZODIACO.
) la Aries
A A A 8 Tauro
JU Géminis
¡ 69 Cncer
MEranoO ocacion RA SU Leo
1 TP Virgo
; Libra
O a To o SAN ln Scorpión
A Sagitario
a A A * Acuario
ie Capricornio
. UD Piscis
o Conjunción, osea la misma longitud o ascensión recta..
Ol Cuadratura, diferencia de = 90% en longitud.
$ Oposición, diferencia de 180” en longitud.
A E S
>.
436 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
ERAS MAS NOTABLES.
El año de 1921 de la era cristiana, o vulgar, es:
Da la era bizantina usada en la iglesia griega desde el
siglo vir hasta principios del XVIII, el........... 7430
Del período juliano, inventado por José EcAliparO a Anar
delisiglo XVL el... he ARE e al do AN 6634
De la era judaica, el . TAS di»
El 5682 comienza el 2 9 de oLtabre
pelas olimpladas ci da ce e ari o A OA
Dela fundación de Roma, Olad cota. venta a o 2674
De la era de Nabonasar, el........... - 20%
De la era de los Seléucidas. en uso bla los? GE shR y
católicos del Oriente, el. INE a
De la era de los mártires, O de Diocletiiho' al ¿cn AP
De la hégira, o era de los mahometanos, el............ 1340
De la era o corrección gregoriana, el..............o..... 339
El día 19 de enero de 1921 han transcurrido.......
2,422,691 días del período juliano.
PRINCIPALES EPOCAS HISTORICAS.
—
Destrucción de Troya ........... 1184 años antes de J. C. |
Fundación de Roma.......... a o AN |
Alejandro, rey de Macedonia.... 336 ,, a AN 3
Destrucción de Cartag0......... ¿E A > Eb ó
JesucristO0........... O ie od de ,
e NA, ds
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 437
MESA LDbMO hoc ao cono 311 años desp. de J. C,
E A A A IA AO A ; AE
AVE ad a ES ANDINA
MNROIMADNO cd as ODO 10 » AI
AMES CrUZAda icon AO 0 o
Toma de Constantinopla. ........ 1453 ,, ye SEAT
Descubrimiento de América..... ya Sa Apure
evolución Francesa. 2... 2... 1/89 ,, A ee
Ember mundial Odo, de SN
EPOCAS CELEBRES EN MEXICO.
Remo de los toltecas. (DL. de Jhir.cui listas OU
emo de los: ChicChiIMecaS. 00 ie e da de 1120
Eno de los ALEC ed eds IES
República de Tlaxcala......... a A O O 1412
Mearara ua. Mexicana vu ase le AS IR e 1438
Descubrimiento de México por los españoles....... ALO ES
Hernán Cortés desembarcó en Veracruz ............. - 1519
La Noche Triste..... a A IE E A ISA O,
Doa uis da de MEXICO 0 a lO. e LA 1521
Besterdel matlazabuabl ds o dao ie cas de 08 1546
Serestableco la lquisiCcion A O a A
Segunda peste del matlazahuatl ........... 1576
atandación: de México ci a OS
Eehpse totalide Sol. 11 ID RIO E 1612
Erupción del volcán de Orizaba... ...oc.o.onoiacd o. 1687
Belipsetotalide Sol e A 1691
Erupción del volcán Popocatepetl......... .......... 1697
Expulsión de los'jesuitas ........... +. a dal 1767
A
438 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
Se observa una aurora boreal...... A IA
EA A A
Fusilamiento de Hidalgo ......
Primen Congreso Mexicano............asto que el cálculo sólo se aproxima a
décimos de minuto, y 59% pueden considerarse sin error
apreciable como un minuto.
Tiempo medio civil
de Puebla.
La Luna entra en la penumbra....... A
La Luna entra a la sombra.......... 238 30. 4
Y en esta forma se aumentan 4" a los demás datos del
eclipse.
458 PROF, ELPIDIO LÓPEZ
CURIOSIDADES DEL CIELO FACILES DE OBSERVAR.
ESTRELLAS MÁS BRILLANTES-
NOMBRE. Magnitud.
a Can Mayor (Sino)... ¿2d ao —1..6
a del Navío (Canopo) cata mato dis al a 1 AS
AN A A A
adela Mira (Vera oo aia eos eo o 0.1
esdel Cockero (Capella). IS
ael Boyero (Arto) MEA Aia ¿O
PIlclOrion (Rige cal A LD ODO AS 0 eS
e deliCan Menor (Procyón)... AI A IDAS
adelfiridano(Achernar). 1.010.042 71 EI TA O 0.6
A RA AA IRA 0.9
del cala Alar) a a aus Ll oO ALOSO AS 0.9
EA IA AA
adentTauro (Aldebarán) Us. la 20h AO AR 1.0
f£idelos:Gemelos (Pollux) ups ds IS
a dela Virgen (Espiga)... 000 1d 0
adelEscorpión (Antares) ic.ocic.oono. 2... «e. A
adelez Austral(Bomalhaut).. cit 153
del MMisne(Deneb): ts a ds
a del León (Régulus)..... O E A
a A
a delos Gemelos (Cástor)... ca da
Metadata Ds oo a OA
E-delGan Mayol... E 1.6
dela Msa Mayor (AMOR) cio A 1
de Orba (Blatter EN;
En este cuadro, Aldebarán está considerada como estrella tipo de
primera magnitnd. Una estrella cualquiera debe ser considerada 2,5
veces más brillante que otra de una magnitud inferior, de donde se de-
duce la siguiente relación:
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 459
Magnitud Brillo.
A oa E E EA sa 1
A A A de MOLE,
AA o al A as es dades MA o M4 6.3
O A MENA a
A O A A IO
MA a e a dE NEO 0
DISTANCIA DE ALGUNAS ESTRELLAS.
Entre las estrellas cuya distancia se ha podido determi-
nar, se han escogido las siguientes como las más seguras:
Nombre de la estrella. Año de luz.
OEM o e VD ESO ED A Sl OA
ld Giner A A A
IATASIOPER e uc a o IO
SM NS ooo: za
EAEercules vai TS A O
PAGASIOPCL 0 end NS E MEA 25.1
Metas o ts o SN Y 2071
Romalbaut ni ad a da a TNA COS ADA
Aldebaran a ss a Te AR CERIRSZIO
de! Cisne O A ONO Cd OO
Capella. USAS
Polaruer. 0. O IA OO
PA IL AR
El año de luz, o sea el espacio recorrido por ésta en 365
días, a razón de 300,000 kilómetros por segundo, es igual a
9,5 billones de kilómetros.
460 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
ESTRELLAS DOBLES MAS HERMOSAS.
Nombres. Magnitud.
¿ Dela Osa Mayor (Mizar)........ A lea 0)
a delos Gemelos (Cástor) ......... MERO
idol Virgen cae 9 0 ==9 00
A SS OEI 4.1—4,8
NE 4.4-4.6
Al o o e AR
PRACIMESCOB DION la tna e aida all
Erdeda SeBpliente. o osicelen sia elas AOL
AA CISNE O. oa atera alot O
z del Boyero.... 4.9—5.8
AAA A eS MS == 107
adela CrozdellSur....memp. ci... 1021
Distanoia.:
145
5,8
var.
ORBITAS DEESTRELLAS DOBLES.
Período
Nombres; Magnitudes. de revolución,
A 0300 194 años.
Adel Menta uro kmo see e No aler SL
¿é de la Osa Mayor .:....... 4.4— 4.9 60-57
Id CASIOPS A. colla sine 3.1— 7.4 SS
CASO a nas ja 2 0 2: 8 347 q
A 418=16,8 118
Dd ano aa 9.2—10.9 180 4%
IONOAUCO dos 4.3— 60 88
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921
461
MAS BELLAS ESTRELLAS DOBLES COLORIDAS,
Magnitu-
des,
Y Andrómeda... 2.2—5.5
a Perros de caza 3.2—5.7
AAQISMO 00 50 ea 3.3—5.5
SUBOYero. . .m... 2.4—6.5
95 Hercules. .... DDD
a Hércules. .... 4.0—5.5
Dat an 0)
AI 000
MÁNCSE aro 4,5—5.
YA Acuario. .... D.0—/.0
ALA EMAO e o a
Y Gemelos...... O= 9.0
y Casiopea..... 4.7—7.0
Distan-
elas.
O
20
34
3
6
4.7
1
44
30
11
4.8
Colores.
Anaranjado y verde.
Oro y lila.
Oro y zafiro.
Oro y zafiro.
Oro y azul.
Rubí y esmeralda.
Topacio y esmeralda,
Amarillo y verde.
Anaranjado y azul.
Rosa y azul claro.
Amarillo y azul.
Anaranjado y azul.
Oro y púrpura.
PRINCIPALES ESTRELLAS VARIABLES.
Variación.
Mira ceti (o Ballena).. .'..... 345 días, - 20— 8.5
15 A A A 4.5— 9.7
ACISDe AO 1305
Gemelos ont ai Dia ZN AA 2140,
SoM(B Perseo)... DA AA 2.3— 3.5
Ay DA E A URO EN SE: BI
E IEA O IE A OSA
RCA Mayo E
A AS LO) (MES O:
462 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
MAS BELLAS AGRUPACIONES ESTELARES.
Tucan. Agrupación espléndida. Estrella roja en el centro.
Andrómeda. Nebulosa famosa.
Perseo. Agrupación visible a simple vista.
Orión. La más bella nebulosa del cielo.
7 Navío. Nebulosa.
7 Cruz del Sur. Hermosa agrupación de estrellas coloridas.
w Centauro. Magnífica agrupación globular.
Lebreles. Agrupación notable.
Hércules. Agrupación visible a simple vista.
Lira. Nebulosa anular.
Casiopea. Hermosa agrupación de pequeñas estrellas.
Sagitario. Bella agrupación estelar.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 463
Marcha de los planetas en 1921.
464 PROF. ELBJDIO LÓPEZ
AGENDA DE LOS OBSERVADORES
ENERO
SOL O
Con el objeto de que los aficionados a la observación de las
manchas solares puedan emprender con fruto sus observa—
ciones, ponemos a continuación los datos que son necesarios
para sus trabajos:
Diámetro del Sol. csi e 1.389,000 kilómetros.
Diámetro dela bierra omo colas 12,742 kilómetros.
Supertició deliSol.... aio aa 1.526,000 millones de
kilómetros cuadrados.
En una proyección de 10 centímetros de diámetro 1"”,
equivale a 13,942 kilómetros.
Si se traza sobre un papel un círculo de 32 centímetros de
diametro, y éste se divide en 32 partes, cada una de estas par-
tes representará un minuto de arco, que ¿dividido a su vez, en
seis partes, cada una de ellas será 10”. Se proyecta la imagen
del Sol sobre este disco de manera que lo llene por completo,
y entonces tendremos:
ANMARIO ASTRONÓMICO V METEOROLÓGICO PARA 1921 465
Im.
Una mancha solar de 1” mide 20
añ 2 a 1,1450
ia 2,174
. de 2,899
R | Di 3,624
ES 107 7,248
A 20 ee 14,496
e JO 21,744
ae LON eo 28.992
a OA 36,240
A ¡O AA 43,488
53 ¡o eMe 64,232
pe O 83,976
5 ZONAS 108,724
Si se nota diariamente la marcha de las manchas solares
se observa que éstas se desplazan sobre la superficie del Sol,
de tal manera que una mancha que aparece en el borde orien-
tal, desaparece aproximadamente 14 días después al occiden-
te. Por medio de los discos de proyección ortográfica y una
pantalla con limbo graduado puede determinarse la posición
heliográfica aproximada de las manchas, valiéndose de la efe-
méride siguiente:
Mem. Soc. Alzate, t. 38.—(29. 1X. 1920).—30
466 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
EFEMERIDE DEL SOL.
de ION del e de Delos: del ro
Fechas. eje del Sol. centro. Fechas. eje del Sol. centro.
Enero Julio
1 + 29 — 30 10 + 20 + 49
11 = 2 — 4 20 6 118
21 No 0 30 +10 +6
31 ¿lps 0 Agosto
Febrero 9 Ss > 0
10 15 7 19 NO ET
20 Le E 29 +21 +7
Marzo Septiembre
- —22 el 8 +23 + 7
12 —24 —1 18 +25 +7
22 —26 al 28 +26 57
Abril Octubre
1 —26 —6 8 +27 Ai
11 —26 10 18 +26 a
21 06 "5 28 +2 +5
Mayo Noviembre
1 A an 7 +23 +8
11 ape == 3 17 El +2
2 —19 = 7 27 Ap Lb il
31 05 — 1 Diciembre
Junio 7 ana 0
10 ii +1 17 + 9 ==
20 7 AD 27 EE a
30 = 3 E 3 31 AA —3
Las manchas solares son regidas por una ley curiosa, cuya
causa hasta hoy no ha podido ser determinada. Como se verá
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 467
más adelante, al hablar del tiempo probable, el ciclo de man-
chas solares es base de esa previsión. En efecto, cada once
años se verifica un máximo de ellas, es decir, que se observan
en mayor cantidad. Los últimos máximos han sido en los
años 1893, 1905 y 1917; y los mínimos en 1889, 1901 y 1913.
La observación de las manchas solares puede hacerse con
pequeños telescopios, y es admirable el efecto que resulta
observándose por proyección, pues así pueden ser observa:
das por varias personas a la vez.
Durante este mes, el Sol se encuentra en la constelación
de Capricornio, primero, y después en la de Acuario. El día
crece 18% durante el mes, siendo este aumento sólo por la
tarde.
EFEMÉRIDE.
Dia 12 Día 10 Día 20
Ascensión recta 18 46m 19» 96m 2901 gn
Declinación .... -—22% 59 PISO AA
Paso por el me-
ridiano...... 12:3m44s 195 7m 405 19 11m11
LUNA C
ENERO.
Las observaciones de la Luna son interesantes y sugesti-
vas. Es sorprendente el efecto que produce la vista telescó-
pica de la superficie lunar cubierta de cráteres, circos y
llanuras: esos Apeninos, esos Alpes, esas ranuras misteriosas
y esos valles que, como el de Hyginus, parecen estar invadi-
dos por una especie de vegetación obscura, invitan a pensar
si aún podrá existir la vida allí.
Datos interesantes de nuestro satélite:
Diámetro = 3.477 kilómetros.
Más grandes declinaciones de la Luna:
Enero 6, — 19% 28”; y enero 20, + 19? 22
468 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
MONTAÑAS MÁS ELEVADAS.
Montes Leibnitz.......
Montañas Rocosas ....
Montes Douertell Adi a E as SOS
VMrontes Huy eel En an dde sde
PROFUNDIDADES DE ALGUNOS CIRCOS
Newton 7,250 metros Clavusi3 a
CAsatus. 000 a TMIGHO70! ME
Tebtilo...2: 5,560 a Cabtarma..
Kircher..... 5,440 pe Arquímedes .
FASES DE LA+ LUNA EN. ESTE
Nuevaluna.-.... Día) 8, a las 22%
Cuarto creciente.. Día 16, a las 23
una den. hs Día 23, a las 16
Cuarto menguante Día 30, a las 13
MERCURIO +
ENERO.
8,200 metros
71,900 e
6,100 5
5,300 5
LUNARES.
2,230 >
MES.
30m t.,m.c.
Como Mercurio es planeta inferior, más próximo al Sol
que la Tierra, no puede alejarse del astro del día a más de
28 grados y medio, ni precederle en su salida o seguirle en
su ocaso más allá de dos horas; y, por lo tanto, sólo es visible
en los crepúsculos de la mañana o de la tarde, y nunca duran-
te la noche.
Durante este mes es invisible, pasando en conjunción su-
perior con el Sol el día 16. .
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921
469
VENUS *
ENERO.
Este planeta, inferior también como Mercurio, con rela-
ción a la Tierra, será estrella de la tarde durante este mes. El
primero de enero el disco de Venus medirá 171, y se mueve
acercándose a la Tierra, en su marcha hacia la conjunción
inferior. El día 8, a 2%, Venus y Urano se encontrarán a una
distancia de 50”, Venus al sur.
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10
Ascensión recta..... 911 48m DI Opa
Hesclimación 0 a A —119 19'
Pasopor el meridiano 15» 4% IS
Semi-diámetro...... 8.6 OEA
MARTE 3
ENERO.
Durante este año, Marte se presentará en condiciones de
observación poco favorables. La oposición anterior tuvo lugar
el 20 de abril de 1920, y la próxima será el 10 de junio de
1922. Su diámetro varía este año entre 5” el primero de ene-
ro, y 3'6 al fin del mes de junio, pasando en conjunción supe-
rior el 28 de este mes. Como permanecerá todo el año próxi-
mo al Sol, es invisible.
470 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
JUPITER Y
ENERO.
El planeta gigante de nuestro sistema, 1234 veces más
voluminoso que la tierra y que girá en doce años alrededor
del Sol, pasará este año en oposición el 4 de marzo. Su mejor
período de observaciones se extiende de febrero a junio.
Júpiter gira de prisa sobre su eje; la rotación en el ecua-
dor (sistema 1) es de 9* 5079 50%, y a la latitud de la mancha
roja (sistema II) 9: 56m 105. Con el objeto de facilitar la ob-
servación de esta singular e interesante mancha, daremos la
hora de su paso por el meridiano en los meses de mejor visi
bilidad.
En el cuadro siguiente, Júplter está representado por un
círculo blanco en el centro de la columna, y la posición de los
cuatro grandes satélites por números, tales como se ven colo-
cados alrededor del planeta en un anteojo que invierte. Así,
por ejemplo, el 16 de febrero a 23* 157, tiempo medio civil de
Tacubaya, se observará que los satélites 49 y 32 se encuen-
tran al oeste, y el 19 y 29al este. Los circulitos negros indi.
can que los satélites, cuyas cifras van arriba, están eclipsados
detrás del disco, y los circulitos blancos, con cifra, señalan
el paso del satélite correspondiente por encima del planeta.
Tales son las configuraciones que presentarán los satélites
de Júpiter, a las horas señaladas, en los meses de febrero a
mayo de 1921,
e
(O 0 -=1 O) Qi
fut pad
a O
Do
bad pd pod fdo pul
=D Ol kh 0
18
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 19921
471
CONFIGURACIONES DE LOS SATÉLITES DE JÚPITER.
FEBRERO
a 23h 15m
43210
43102
1302
42102
t013%
10423
20314
32104
30124
3024%
21034
01345
10423
193
4310
43012
43102
014203
492013
41023
odo!
23105
dor
31024
210%4
2034
10234
o”0134
Oeste. | Este.
MARZO
o
21304
dol
ayol
42301
42013
ol4023
4013
42130
43017
3102
3ot
1
21034
olo234
01234
od9104
30214
31024
32014
042103
40123
4023,
12130
43021
43102
43201
42103
40123
013
2o34
32014
31024
Oeste. | Este.
ABRIL
a 212 15m
023014
21043,
o2134
10423
24108
43201,
43102
43021
42103
Oeste. | Este.
MAYO
a 20% 15m
20%
10234
o20134
21304
300214
30124
3104
0205
41023
49013
42103
4301%
43102
o14320
42013,
1023
0243
21034
3014
31024
32104
20413
10234
oj45
21403
43021
43102
43201
4230]
41023
40123
Oeste. | Este.
472 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
Para conocer el lugar que ocupan, con relación a Júpiter,
los satélites que deben eclipsarse, hay que tener en conside-
ración las reglas siguientes:
1% — Antes de la oposición, es decir, durante todo el tiem-
po que Júpiter pasa por el meridiano después de media no-
che, la sombra del planeta está situada al occidente de él, y
las inmersiones y emersiones son de ese lado.
2% Después de la oposición, cuando Júpiter pasa al meri-
diano antes de media noche, es al oriente del planeta por don-
de los satélites aparecen y desaparecen.
3% —Antes de la oposición sólo se pueden ver las inmer-
siones del primer satélite, y después de la oposición sólo las
emersiones pueden observarse; lo mismo pasa, en general,
para el segundo. Sin embargo, algunas veces pueden obser-
varse la inmersión y emersión del segundo satélite, cuando
Júpiter está en cuadratura.
Los fenómenos de los eclipses de los satélites de Júpiter
pueden utilizarse para conocer la hora del lugar cuando se
conoce la diferencia de longitud en tiempo con Tacubaya; o
para conocer la longitud si se conoce la hora exacta de la ob-
servación.
En efecto, supongámos que se desea conocer la hora en
Chignahbuapan, población que se encuentra 0% 4% 465 al este
de Tacubaya, aprovechando la reaparición del III satélite, el
6 de enero. Obtendremos:
Reaparición (hora de Tacubaya)....... 23535m9
Ditereneia de lonoibud... chida o oan +04. .8(5
Tiempo de Chignahuapan............. 237 ADO
EReronomebtro Señala... eolica. DO DO
Hay un atraso. destusilic..ivo 0% QA
IS A A A OO
(*) Si la diferencia de longitud es al W, el signo es —
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 473
Si lo que se hubiera deseado conocer era la longitud co-
nociendo el tiempo, se tendría para el mismo caso:
Tiempo exacto de Chignahuapan...... 23% 407.0
RESparIcIión o A A OSO
Diferencia en longitud con Tacubaya.. 0» 498
OIC A O O DAD Un ASS
MSMIREGO- ts a o AA lA
ECLIPSES DE LOS SATÉLITES DE JÚPITER.
Enea 0 e a IR AS AS
11 tano ted GOA 73 LD EA) A
E PA o A ON Y) AS:
18 ¡IE IV AN 23 642
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 11b 93m 11 99m 119 20m
Declinación ......... O ICAO dl A o De 157
Paso por el meridiano al a A SS
Semi-diámetro polar 18” .5 O 0) TRI
SATURNO h
ENERO.
Este planeta admirable, con su cortejo de anillos y satéli-
tes que forman un verdadero sistema de mundos, describe
(MM Reaparición.
(+) Desaparición.
Mem. Soc. Alzate, t. 38.—(2, x. 1920),—31
474 PROF, ELPIDIO LÓPEZ
este año su majestuosa marcha en el cielo, en las constelacio-
nes del León y Virgen, no lejos del coloso Júpiter, con el que
se encontrará en conjunción el 14 de septiembre, desgracia-
damente detrás del Sol.
Su oposición tendrá lugar el día 12 de marzo, siendo como
damente observable por la voche, de febrero a junio.
Durante el mes de enero el aspecto de Saturno será inusi-
tado y extraño, puesto que sus anillos son invisibles. En
efecto, desde el día 7 de noviembre de 1919 la Tierra pasó por
el plano de los anillos, desapareciendo éstos por primera vez.
La figura, bajo la cual observamos comunmente los anillos
de Saturuo, es la de una elipse luminosa, cuyo eje menor varía
según el grado de oblicuidad bajo el cual se examina, hacién-
dose cada vez más pequeño, hasta desaparecer enteramente
en ciertas épocas. Esta 'desaparición que se reproduce dos
veces durante la revolución de Saturno alrededor del Sol, esto
es, en intervalos de quince años, puede tener lugar de tres
maneras diferentes: 1% Cuando el plano del anillo pasa por
la Tierra, como aconteció el 7 de noviembre del año pasado,
puesto que entonces vemos el anillo por su canto o espesor;
2% Cuando el plano del'anillo pasa por el centro del Sol, pues-
to que entonces el anillo sólo está alumbrado por su canto,
cuyas dimensiones son muy reducidas para hacernos percep*
tible su luz refleja; y 32 Cuando el plano del anillo pasa entre
el Sol y la Tierra, puesto queentonces la superficie alumbra-
da no está vuelta hacia nosotros, y es, por consecuencia, invi-
sible, como acontece durante este mes; según se desprende
de los siguientes elementos:
, Altura de la Tierra Altura del Sol
Gran eje exte- Eje menor ex- arriba del plano arriba del plano
rior. terior. de los anillos. de los anillos.
Enero 4 41.54 + 0.80 +*16'.6 —19 28' 5
= 1 42.11 O .76 MA 1 «BA
E 20 492 .65 O .69 055.7 1 1856
3
O Q28a. e AOIOA O .58 0 45.8 1 qu
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 475
EFEMÉRIDE.
Día lo Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 112 44m 11% 44m 112 43m
PECURACIóÓn”. oc... E 4809 Le SO
Paso por el meridiano 4h ¿gm 4H 23m 30 49m
Semi-diámetro polar 82 SS SA
URANO KH
ENERO.
Este lejano planeta presenta el aspecto de una estrellita
de 62% magnitud, difícilmente visible a simple vista. A la in-
mensa distancia a que se encuentra del Sol, 2558 millones de
kilómetros, necesita 84 años de los nuestros para dar una
vuelta alrededor del astro central del sistema. En un anteojo,
Urano presenta un disco pequefio y azuloso de 4” de diámetro
en su mejor época de observación.
Durante este año, Urano se desalojará lentamente entre
las estrellas 6%— y A del Acuario, pasando en oposición con el
Sol el 30 de agosto. Consultando su efeméride y una carta
celeste, se puede encontrarlo fácilmente en el cielo, valiéndo-
se de unos gemelos o de un pequeño telescopio. Su mejor
época para la observación se extiende de julio a octubre.
EFEMÉRIDE,
Día 1* Día 10 Día 20
Ascensión recta. ... 29 29m 22h 39m 99h 93m
Declinación......... == O 109 50'
Pasopor el meridiano 15» 32m Pa 149 25m
Semi-diámetro. ..... y E AS 6
476 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
——
NEPTUNO Y
Este lejano planeta que marcha a paso de tortuga, último
de los conocidos de nuestro sistema, cuya lenta revolución no
emplea menos de 165 años para cumplirse, aparece en el cielo
como una estrella telescópica de 8% a 9% magnitud, con un
pequeño disco de 23 en su mejor época de observación. Este
año su oposición será el primer día de febrero, marchando en
la constelación de Cáncer, al norte de la estrella 7 de esta
constelación.
EFEMÉRIDE.
Día 12 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... gh 93m gh 23m gh 7x=
Declinación de. oe +169 54' + 160% 57 + VIA
Paso por el meridiano PA E ES
Semi-diámetro...... 12 1 1d
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(VISIBLE A 21h Om)
ENERO.
Al Norte: Cochero, Perseo, Casiopea y Jirafa; al Sur: Tau:
ro, Eridano, Paloma y Buril; al Este: Orión, Can Mayor, Can
Menor y Gemelos; al Oeste: Aries, Carnero, Ballena, Andró
meda y Peces.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles. —Mizar y Alcor: magnitud, 2,4—35,0; dis-
tancia, 11” 48.—Mizar: 2,4—4,0: 145.— « Perros de caza:
3,2—5,7; 20”. —psi Dragón: 4,8—6,0; 31”.—x Casiopea: 4,7—7,0;
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 477
57.— 7 Perseo: 4,2—8,5; 28".—y Andrómeda: 2,2-—5,5; 10", —
7 Aries: 4,2—4,5; 89, —Cástor: 2,5-—3,0; 56.
Agrupaciones y nebulosas. —Pléyades, Hiadas, Cabellera de
Berenice, agrupaciones de Perseo. Gemelos y Cáncer; nebu-
losa de Orión y de Andrómeda.
FEBRERO
SOL O
El Sol camina durante este mes entre las constelaciones
zodiacales de Acuario y Peces. Su actividad sigue decrecien-
do, dado que el último máximo se verificó en 1917. El próxi-
mo mínimo de manchas solares será en 1924-25,
El día crece durante este mes 22 minutos, parte por la
mañana y parte por la tarde. Ñ
EF£MÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 2055 gm 912 33m 99h 14m
Declinación ......... pa Ly Srs PANDO —109 57!
Pasoper el meridiano 12% 13m 448 12h 14m94s 19h 13m 548
LUNA C
FEBRERO.
Las fases de la Luna para el mes de febrero son:
Luna nueyva..... Día 7alas 182 02 £, m. c.
Cuarto creciente ,, 15 ,, 12 16
Lunallena...... A ALADO
478 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
Más grandes declinaciones de la Luna:
Febrero 2, —190 19”; y febrero 17, +190 10'
Conjunción de Venus con la Luna el día 11 a 10"; Venus
092 17' al sur del borde lunar.
MERCURIO Y
FEBRERO.
Este planeta puede ser observado como estrella de la tarde
a mediados del mes. Su mayor alejamiento del Sol tendrá
lugar el día 15 a las 8*, a 1828”, y con una declinación de
—50 12
VENUS ?
FEBRERO.
Continúa brillando como estrella de la tarde en el cielo de
Occidente. Su mayor alejamiento del Sol se verificará el día
9 a las 21%, y a 462 46' al Este.
Conjunción de Venus con la Luna el día 11 a 10"; Venus
a 092 17' al sur.
EFEMÉRIDE.
Dia 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta.... 93) 55m oh 28m 1p 29m
Declinación......... — A MO TS + 090 15
Pasopor el meridiano 15 10" 1 155 ma
Semi-diámetro..... 7 NE 1931 13".6
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 47
JUPITER Y
FEBRERO.
Durante este mes Júpiter aparece al oriente en las prime-
ras horas de la noche, acercándose a su oposición. He aquí
algunos de los principales fenómenos que presenta:
ECLIPSES DE LOS SATÉLITES
Febrero 3 A A DIS 0=1O
5 A A PA DO TES)
5 E A DD O
58 RN A A Da O
5% 26 dE Dia
HORAS DE PASO DEL MERIDIANO 09
(SISTEMA 11).
Rebrero: 24 a O O IO
+ E a a IO O)
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... IN J12 14m 114 gm
Declinación. o. OS ON OE la AO:
Pasopor el meridiano 2 28m 127502 pa
Semi-diámetro polar 20”.1 20,4 20.6
(*) Desaparición.
480) PROF. ELPIDIO LÓPEZ
SATURNO
FEBRERO.
Este maravilloso planeta sigue a Júpiter de cerca; su dife-
rencia en ascensión recta es inferior a media hora, y, como él,
se aproxima a su oposición.
Como quedó indicado en el mes anterior, llegó ya la época
de la desaparición de los anillos, fenómeno interesante que
se repite cada 15 años. La anterior desaparición de ellos se
verificó en 1907; el plano de los anillos pasó por el Sol el 27 de
julio, y por la Tierra, el 12 de abril, 4 de octubre y 6 de enero
de 1908. Después de esta fecha, y hasta hoy, hemos estado
observando su superficie austral. El sistema saturniano, ani-
llos y satélites, presentó su abertura máxima en el ano de
1914.
En esta vez el plano de los anillos pasará por el Sol el 9 de
abril, y por la Tierra el 7 de noviembre de 1920, 22 de febrero
y 3 de agosto de este año.
En tal virtud, es interesante comprobar durante este mes
la aparición de los aniltos, que, habiéndose hecho invisibles
para la Tierra a partir del 7 de noviembre anterior, vuelven a
mostrar ligeramente su superficie anstral, iluminada aún por
el Sol, desde el 23 de febrero al 8 de abril.
Los anillos deben observarse en estos días como una línea
tenue de luz que atraviesa el disco del planeta por su región
ecuatorial, orlada a veces con protuberancias extrañas y dig-
nas de atención. Es interesante, durante este período, para
los amateurs de Astronomía que tienen a su disposición ins-
trumentos de óptica, observar el planeta Saturno y espiar
con cuidado las variaciones de aspecto de este sistema anular
formado de corpúsculos girando con velocidad, y cuyo espe-
sor es solamente de 70 kilómetros. Es decir, que es una línea
de 70 kilómetros de espesor observada a una distancia de
1,272 millones de kilómetros,
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 481
ELEMENTOS DE LOS ANILLOS.
Altura de la Tierra Altura del Sol
Gran eje exte- Eje menor ex- arriba del plano arriba del plano
rior. terior. de los anillos, de los anillos.
Febrero 5 43.58 OS OE ONO SAS
e SAO O .,24 ON OA:
e a NIRO e OMOZ MAS O 43.9
EFEMEÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta. ... 111 42m 112 40m E
Declinación. ........ + 42 96' ASES Ol A
Paso por el meridiano 20 5 22 91m pu 39m
Semi-diámetro polar 8.6 3 8.8
URANO
FEBRERO.
Durante este mes es invisible, pasando en conjunción con
el Sol el día 24.
NEPTUNO
FEBRERO.
Está en las mejores condiciones de observación en este
mes, puesto que se encuentra en oposición el día 19 Para en-
contrarlo, se necesita una detallada carta celeste y su efe-
méride.
Mem. Soc.» Alzate, t. 37, —(10, X, 1920), — 32
482 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
EFEMÉRIDE
Día 1% Día 10 Dia 20
Ascensión recta..... gh pa gh ¿gu ga 57
Declinación..... ME NAS SS + 172%
Paso por el meridiano qh. ga 934 36m 22 56%
Semi-diámetro...... ES m8 TA
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(visiBLeSs A 21h Om)
FEBRERO.
Al Norte: Cochero, Perseo, Lince y Jirafa; al Sur: Can
Mayor, Paloma, Navío y Caballete; al Este: Gemelos, Can Me-
nor, Cangrejo e Hidra; al Oeste: Orión, Tauro, Aries y Trián-
gulo Boreal.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles.— : Cáncer: 4,5—7;830"”,— z Boyero: 4,3—6;
6”. —y Boyero: 5,0—7; 12"8, y ctras de las anotadas en el mes
de enero.
MARZO
SOL
El 20 de marzo, a las 21” 14”, el centro del Sol atraviesa el
ecuador en su marcha del hemisferio sur al hemisferio norte
a lo largo de la eclíptica. Es el equinoccio de Primavera. En esta
ÁNUARIO ASTRONÓMIGO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 4853
fecha la duración del día y de la noche son iguales para toda
la Tierra.
Durante este mes el Sol camina en las constelaciones de
Peces y Aries. El día crece durante el mes 25 minutos por la
mañana, y 9 por la tarde.
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 99h 48m 935 91m 93 ¿gm
Declinación 0 E ala — 40 A SN re
1
5
Basoporelmerdiano SO OO ASS
LUNA
MARZO.
Las fases de la Luna para este mes son:
Cuarto menguante... Día 19.a las 7% 27% t..m. e.
un amne va A OR
Cuarto creciente. .... pa O eZ LN Za
Luna Mena co as O Doe al
Cuarto mensuante Si EAS)
Ocultaciones de estrellas por la Luna.
Nombres: Mag. Inmersión, Emersión. Norte al Este
Marzo 19.—A' Cáncer: 5.5 19: 45m1 921 61,7 134%2689
A E O: 4 NA SAA
Más grandes declinaciones de la Luna:
Marzo 2,—190 4”; marzo 16,+189 58”; y marzo 29,—189 55'
484 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
MERCURIO
MARZO.
Invisible en los primeros días, por pasar en conjunción
inferior con el Sol el día 2 de marzo, será observable como
estrella de la mañana al fin del mes. Su mayor alejamiento
del Sol se verifica el día 30 a 3%; y a 279 50”.
Será su mejor época de observación en todo el año, tanto
por ser este alejamiento el mayor, cuanto porque siendo
estrella de la mañana puede buscarse fácilmente en el cielo
oriental poco menos de dos horas antes de la salida del Sol.
Será visible desde las 4* 30% de la mañana en el cielo del
oriente, a una declinación de —8% 40.'
VENUS.
MARZO.
Sigue brillando en el cielo de la tarde como una estrella de
primera magnitud, adquiriendo este brillo su máximo de in-
tensidad el día 16 a 35 45” de distancia al Sol, y a una latitud
boreal bastante acentuada.
EFEMÉRIDE.
Día 12 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 12.30% qe a 2h 13m
Declinación... (.0:0. ple DE +169 37' 1190 86'
Pasopor el meridiano 14% 54% Aaa 145 23m
Semi-diámetro...... 15 .2 ¿AS Ea EMAI DES
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 485
JUPITER.
MARZO.
Júpiter brilla toda la noche en el cielo pasando en oposición
el día 4. Es la mejor época para la observación de los intere-
santes fenómenos de sus satélites y de los detalles de su
superficie.
ECLIPSES DE LOS SATÉLITES.
Marzo 7 A A R 204 Su5
A RA R 19 27 7
Al 1 R 22. 2.5
$ 26 ERES AE R 19 ¡(RED
se 30 Meri R ZOALOES
HORAS DE PASO DEI. MERIDIANO 09
(SISTEMA 11).
Marzo IA a 19h 13m
Y UE AS A RA AENA 20
OE e ea Me AA CO INZON
EFEMÉRIDE.
Día 12 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 112 ¿m OS 102 ¿56m
Declmación SS +70 56' +80 9qm
Paso por el meridiano qe SE 93» 46m 93h gm
Semi-diámetro polar 20” .8 AA O 206
486 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
SATURNO.
MARZO.
Saturno, como Júpiter, se encuentra en excelentes condi-
ciones de observación, pasando por su oposición el día 11, y
brillando durante toda la noche muy próximo al coloso del
sistema. Su diámetro en esta fecha será de 176; y como su
anillo sólo será visible como una línea luminosa; es época ex-
cepcional para observar detalladamente su interesante super-
ficie cruzadas por bandas más o menos obscuras.
En estas noches de marzo los dos grandes planetas cami
narán en la constelación del León, fcrmando línea recta con
Qs, a uno y otro lado de esta estrella: mezclando sus fuegos a
los de Régulus y Denébola (3).
¡Espectáculo espléndido!
ELEMENTOS DE LOS ANILLOS
se Altura de la Tierra Altura del Sol
Gran eje exte- Eje menorex- arriba dei plano arriba del plano
rior. terior de los anillos. de los anillos.
Marzo 1 —44”.41 e DBA =D TO: —0- Du
A) 44 .50 O .44 O 34 O 29
O dd 44 .49 O .67 52 0.23
ZA 44 .36 0 .89 O O 14
EFEMÉRIDE.
Día 1% Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 1 3 311 g3m 11 30m
Declinación 1.0. add” +59 31' + A
Paso por el meridiano ib Le 05252 23% 373
Semi-diámetro polar LES 8” .8 8” .8
ANUAKIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 487
UTEFAUNTON
MARZO.
Comienza a ser visible en el cielo de la mañana, 19 15” al
noreste de as Acuario.
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
'¡ASCOnsIión recta... 01002201320 A DIO
DEdMAaa e O A SO) —99 38
Pasopor el meridiano 11» ¿9nm 1d 0 0 alii
Semi-diámetro..... AA Eb MAA
NET TAUENSOr:
MARZO.
EFEMÉRIDE,
Día 12 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... gh ¿gn gh ¿gm oa da
Declinación: a ai DAS +17 28
Pasopor el meridiano 229k 23m 9112 43m 9194 gm
Semi-diámetro. .... ANO O LAS
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(VISIBLES A 21h (On)
MARZO.
Al Norte: Lince, Osa mayor, Jirafa, Osa menor; al Sur:
Can mayor, Argos, Paloma, Navío; al Este: Cáncer, Hidra,
León, Virgen; al Oeste; Gemelos, Can Menor, Orión y Tauro,
488 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles.—A las indicadas en enero y febrero pue-
den agregarse: y León 2,5—4,0—7,5;33.— £ Corona 4,5—6,0:
BUE Vireen 3 0320000.
ABRIL,
SOL.
En este mes el Sol camina en las constelaciones de Aries
y Tauro. El día crece 21 minutos por la mañana y 8 por la
tarde.
EFEMÉRIDE.
Dia 192 Día 10 Día 20
Ascensión recta gh 49m ph 15m 1 ¿29m
Declinación .... +4 32 SO 112 3%
Paso por el me-
MOano.. 12h 3m 59s 195 1m93s 11% 58m 558
LD. NA.
ABRIL.
LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON:
DU IN UE NA DÍA: Salas 6 te unes
Cuarto creciente.. Día 15, a las 3 34
Lana llenan Diai22: amas dida
Cuarto menguante Día 29, a las 21 31
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 489
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Abril 12, + 189 53; y abril 25, — 18% 53'
Eclipse total de Luna en la noche del 21 de abril, visible
en la República Mexicana.
(Véanse eclipses).
OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA.
Nombre. Mag. Inmersión. Emersión. N. al E.
ae o Tauro O A AS 2
24 68 Gemelos 5.2 22 52.8 23 44 .7 180— 262
”
MERCURIO.
ABRIL.
Será visible todavía como estrella de la mañana en los pri-
meros días del mes, pues su mayor alejamiento del Sol en el
año se verificó el 30 de marzo; pero rápidamente se acerca al
astro del día, haciéndose invisible nuevamente en su marcha
hacia la conjunción superior.
VENUS.
ABRIL.
Este planeta, Véspero o Lucifer de los antiguos, se acerca
al Sol durante este mes, pasando en conjunción inferior el día
21. Búsquesele en los días anteriores a esta fecha como una
Men, Soc. Alzate, t. 38.—(2, XI. 1920),—33
490 PROF, ELPIDIO LÓPEZ
delgada hoz de plata al noreste del astro del día. Haciendo
uso de un telescopio de gran campo y poco aumento, puede
encontrársele fácilmente entre diez de la mañana y dos de la
tarde, aprovechando su efeméride.
EFEMÉRIDE.
Día 10 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... gh y39m gh ]¿m 15 ¿qu
Declinación......... +21 29 +91 5 +189 3900
Pasopor el meridiano 13» 44m 13% qe 12
Semi-diámetro...... AS E! 29" 4d
JUPITER.
ABRIL.
Continúa en buenas condiciones de observación.
ECLIPSES DE LOS SATÉLITES.
ABU: ME. a dE 202 34215
E A E O IR LD
A E 20 3205
O A O EIN ZE ql
OVA D:221 39-08
HORAS DE PASO DEL MERIDIANO 0”
(SISTEMA 11).
TEE IO IA 19 48m
AN 3 97
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 491
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta, .... 10» 51m 105 48m 105 46m
Declinación .i..cos. 8% 58 +90 10' +99 23/
Pasopor el meridiano 22k 10 919 39m 202 51m
Semi-diámetro polar 20” .2 19" .9 OO dal
SATURNO.
ABRIL.
Como Júpiter, el planeta de los anillos se encuentra toda-
vía en excelentes condiciones de observación. El Sol pasa por
el plano de los anillos el día 9, haciéndose éstos nuevamente
invisibles a partir de esta fecha; pues, mientras la Tierra aún
se encuentra al sur del plano anular, el Sol alumbra ahora, y
por primera vez, después de quince años, la superficie borea
de esta formación única en el sistema solar.
Volvemos a recomendar la observación atenta de Saturno
en las noches próximas a la del día 9, pues es muy cautivador
para los amantes a las cosas del cielo el aspecto de este ma-
jestuoso planeta entonces.
ELEMENTOS DE LOS ANILLOS.
Altura de la Tierra Altura del Sol
Gran eje exte- Eje menor ex- arriba del plano arriba del plano
rior. terior. de los anillos. de los anillos.
¿ABE 2 44”.13 O) A ION
ORTO 1 [PASO Ba 1,98 1/40 +0 0
Lo 43 .48 1 ,42 a 0 8
DAS 42 .97 1 PA OS
492 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
EFEMÉRIDE.
Día 10 , Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 111» 26m 112 94m 111 Dom
Drelinación: a AOS ld +60 24' +0
Pasopor el meridiano 22% 46m A ES MUTITA
Semi-diámetro polar SS Se 8146
URBANO.
ABRIL.
Es visible en el cielo oriental antes del amanecer como una
estrella de 6.5 magnitud, con un diámetro de 3”2,
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 99h ¿gm 99h 49m 99h 43m
Declinación: 2. a 20 Dd AS —90 y
Pasopor el meridiano 10% 1” gn 26m 8%. Qu
Semi-diámetro..... 1, 26 Ao AT
>
NB PP. PUNO:
ABRIL.
Puede ser observado en el cielo occidental en las primeras
horas de la noche.
EFEMÉRIDE.
Día 12 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... gh ¿4m gh ¿3m gh ¿4m
Deélinación: ......me 172 31' +F172932* +17 39'
Paso por el meridiano 20% 15% 194 39m 19 qu
Semi-diámetro. .... EAAS ra LIS
O
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 493
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(visIBLES A 21h Om)
ABRIL.
Al Norte: León menor, Osa mayor, Dragón, Osa menor; al
Sur: Hidra, Copa. Centauro, Cruz del Sur; al Este: León, Bo-
yero, Corona Boreal, Serpiente; al Oeste: Cangrejo, Can me-
nor, Gemelos, y Orión.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles. — rLieón 2,5-—4,0—7,5; 38.—3'49'/.— £ León
OA Boyero Ls 00 a Doro do O Oe
— y Virgen 3,0—3,2;5"—xX Balanza 3,0—6; 49”,—% Hércules
E
Agrupaciones y nebulosas. —Cabellera de Berenice. —Agru-
paciones de Perseo, Gemelos, Cáncer, y Hércules. —Nebulosa
de Orión.
MAYO.
SOL.
Durante este mes el Sol camina en las constelaciones de
Tauro y Gemelos. El día crece por la mañana 10 minutos y
por la tarde 12.
EFEMÉRIDE.
Dia 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta gh 34m gh gm 32 47m
Declinación .... +15% 4' MASSA OSO
Paso por el me-
PIQIano, lid, als is 115 56% 205
494 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
LUNA.
MAYO.
LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON:
Luna nueva...... Día 7, a las. 14% 231 Tara
Cuarto creciente.. Día 14, alas 8 48
Luna llena........ Día 21,-a las: 13 38
Cuarto menguante Día 29, a las 15 8
Más grandes declinaciones:
Mayo 9,+189 55”; y mayo 23,—18% 57'
Ocultaciones de estrellas por la Luna.
Nombres: Mag. Inmersión, Emersión. Norte al Este
5 1122—923579
59 .6 10222285
13.5 Han
Mayo 9.—m Tauro: 5.0 18: 2m3 19h jm¿
a A emelos 30-22 107.672
1 .18.— hVirgen: 54 17 5.9 1
ye
« MERCURIO
MAYO.
No es visible en este mes. Pasa en conjunción superior
con el Sol el día 9.
VENUS.
MAYO.
Comienza a ser visible como estrella de la mañana, adqui-
riendo su máximo de brillo el día 28 a 39” de distancia al Sol
y a una declinación de +9%25”.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 495
EFEMÉRIDE.
Día 192 Día 10
Ascensión recta..... 1h 34m 15 97m
Heelmación ......:0. +149 14” +119 13'
Pasopor el meridiano 10% 57% AOS
Semi-diámetro...... 28” 3. MIDA
JUPITER.
MAYO.
Día 20
10 gan
953
ga 40u
21” 8.
Su cuadratura oriental con el Sol tendrá lugar el día últi-
mo, siendo fácilmente observable en el cielo occidental antes
de media noche. Su diámetro empieza a disminuir a medida
que se aleja de la tierra.
ECLIPSES DE LOS SATÉLITES.
Mayo 5 E 5
He 13 ¡A AE TE R
a 15 EDS R
. 22 1! E
HORAS DE PASO DEL MERIDIANO 09
(SISTEMA 11).
Mayo 28
19
(a)
5
O)
No)
MN IN tb
IN IN t
A A AT oli a 105
EFEMÉRIDE.
Día 10 Día 10
Ascensión recta..... 102 44m 102 44m
DEJE AS AS +90 26'
Pasopor el meridiano 20% 6% 19» 31m
Semi-diámetro polar “18” .8 18” .4
Día 20
105438
ES
18% 932
iS
496 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
SATURNO.
MAYO.
Brilla como Júpiter en el cielo occidental antes de la me-
dia noche, y se aproxima lentamente a él. Su distancia mutua
el 31 de mayo es de 0% 32% en ascensión recta, y 29 16' en de-
clinación; Júpiter al norte de Saturno y en línea recta con D
y y del León.
Durante todo el mes los anillos deben ser invisibles, pues
mientras el Sol alumbra la superficie boreal de éstos, la Tie-
rra se encuentra todavía al sur de su plano. Así pues, la ob-
servación física de Saturno sigue siendo particularmente
interesante.
ELEMENTOS DE LOS ANILLOS.
Altura de la Tierra Altura del Sol
Gran eje exte- Eje menorex- arriba del plano
rior. terior. de los anillos,
Mayo 7 AR AG 1758 —20 8'2
a Lo 00 1 .60 26
+ SU UAIES6 1.58 SIMS
O O 78 1259 22 819
EFEMÉRIDE
Día 19 Día 10
Ascensión recta..... 11» 90m 11+ 20m
Declinación... E 692 46' 169450"
Pasopor el meridiano 20» 43m 20: 6m
Semi-diámetro.... . 8.5 NA
arriba del plano
de los anillos.
+09 2268
O 30.0
O 37.4
O 44.7
Dia 20
112 19m
+ 69 50'
192 23m
8”.2
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 497
URANO.
MAYO.
Pasa en cuadratura occidental con el Sola fin del mes y
continúa siendo visible en el cielo oriental después de la me-
dia noche.
NiETUNO:
MAYO.
Se encuentra ya en malas condiciones de observación al
occidente en las primeras horas de la noche.
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(visIBLES A 21h (Om)
MAYO.
Al Norte: Lebreles, Osa Mayor, Dragón, Osa Menor; al
Sur: Virgen, Aries, Centauro, Cruz del Sur; al Este: Boyero,
Corona Boreal, Serpiente, Serpentario; al Oeste: León, Sex-
tante, Cangrejo y Can Menor. :
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles.— fB Cisne 3,5—-6,0; 34".— 61 Cisne 5,5—6,
0; 20”.— 6 Serpiente 4.4—5,0; 21”.— f Escorpión 2,5—3,5;
13 ,— v Escorpión 4,3—7,0; 40”.
Mem. Soc. Alzate t. 38, —(10, XI, 1920), 34
498 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
JUNIO.
SOL
Camina durante este mes en las constelaciones de Gemelos
y Cáncer. El día decrece 4 minutos por la mañana, y aún cre-
ce 8 por la tarde. El día 21 a las 17* llega el Sol a su mayor
declinación boreal, comenzando el Estío. Los días adquieren
su mayor duración, siendo de 15" 18" en el norte del país,
de 14* 10" en el centro, y de 14* 02 en el sur, teniendo en
nm
cuenta los crepúsculos.
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 4h 36m ga 33m gh 55m
Declinación 1 999 8 A + 239059
Pasopor el meridiano 11» 57m 84s 11h 59m 10s 19h 13m 165
A LUNA,
JUNTO"
LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON:
Pina mueva 2. 2 Día! 5 a las 23% 38% 5 m0
Cuarto creciente. .... IN NS O
una lena o de 3 4
Cuarto menguante... ,, 28 ,, 6 40
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Junio 6, +189 58”; y Junio 19, —18% 59”
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 409
OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA.
Nombres. Mag. Jnmersión- Emersión. Norte al Esle.
Junio 12.— v León 4.5 182202.0 19247m.4 113-3099
15.— 4 Virgen AD a A A 58,
PA O AP ECOrDIO 3 22 O a lo 390
MERCURIO.
JUNIO.
Se hace visible como estrella de la tarde del 5 al 15, pasan-
do a su mayor alejamiento del Sol, 249 13”, el día 10.
VENUS.
JUNIO.
Sigue brillando en el cielo oriental de la madrugada la es-
trella del pastor.
EFEMÉRIDE.
Dia 19 Día 10 Día 29
Ascensión recta... 11 58 2 a 25 48m
Medlinación 0 ado + 92 43 +H109 591 +132 1
Paso por el meridiano gh 15m gh gm 8h ¿3m
Semi-diámetro...... ES 1 1807
JTUBIDE E:
JUNIO.
Sigue brillando en el cielo occidental durante las primeras
horas de la noche, pero sus buenas condiciones de observa-
500 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
ción han pasado ya. Todavía pueden observarse algunos de
los fenómenos interesantes de sus satélites.
ECLIPSES DE LOS SATÉLITES
5 Lt ar O IO e LAA EII
E A DIES EZ
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 10» 48m M0 102-539
Declinación ......... 0 Ub Le +. 8H
Pasopor el meridiano 18. gm Mi 1147 Ta
Semi-diámetro polar 17.2 16.7 167.3
SATURNO.
JUNIO.
Sigue brillando, como Júpiter. en el cielo occidental en las
primeras horas de la noche. Su anillo es invisible aún.
Altura de la Tierra Altura delSol
Gran eje exte- Eje menor ex- arriba del plano arriba del plano
A terior- de los anillos, de los anillos.
Junio” 5 40.20 ES AA +09 521
a la: 39 .64 ieal 1 53.9 O 594.
sal: 39 .10 1.16 a A E 1- 658
” 29 38 .58 O .98 176 «1 14.2
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 11» 20m 11» 21m 112 22m
DerlMación Us odo: +U6S 89. +62
Pasopor el meridiano 18: 40m 1883462 17% 28m
Semi-diámetro...... SO | ES TS
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 501
UARFACNTOS
JUNIO.
Se encuentra todavía en malas condiciones de observación,
pasando al meridiano a las 5”.
NEPTUNO.
JUNIO.
Va perdiéndose en los fuegos del crepúsculo vespertino.
No es observable.
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(visiLes A 21H Om)
JUNIO.
Al Norte: Corona Boreal, Osa Mayor, Dragón, Osa Menor;
al Sur: Balanza, Lobo, Centauro, Cruz del Sur; al Este: Ser
piente, Hércules, Serpentario, Aguila; al Oeste: Boyero, Cabe-
llera, León y Sextante.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles. — * Perros de caza 3,2—5,7;20,— Y Dra-
són 1,8—6,0;31”.— z Boyero 4,3—6; 6.— zx Boyero 5,0—7,0;
128.— € Corona boreal 4,5—6,0; 64.— « Hércules 4—5,5;
4"7.—95 Hércules 5,5—5,8; 6”.-— e Lira 5-6; 207.— el Lira
67; 3"2,— e Lira 5,5—-6; 24, — £ Lira 4,5,—5,5; 44”-
502 PROF. ELPIDIO «LÓPEZ
JULIO.
SOL.
Camina durante este mes en las constelaciones de Cáncer
y León. El día decrece ya en este mes 17 minutos; 11 por la
mañana y 6 por la tarde. :
EFE£MÉRIDE.
Día 10 Día 10 Día 20
Ascensión recta. .... 6h 47m 7a 18m 7h ¿gm
Declinación ......... NA +92 15' +209 41'
Pasoporelmeéeridiano.. 12.382 345, 12% 578 122 8
LUNA.
JULIO.
LAS FASES DE_LA LUNA PARA ESTE MES SON:
7
Luna nueva........ Día 5alas 6% 592 4, m,. e.
Cuarto creciente... ,, 11 , 2d 38
Tunallenar os .. LO Sl
Cuarto menguante. ,, 27 ,,. 19 3
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Julio 3, +189 57'; Julio 16, —18% 55'; y Julio 31, +18% 49.
e
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 203
MERCURIO.
JULIO.
Este planeta pasa en conjunción inferior con el Sol el día
7, y es visible cómo estrella de la mañana en los últimos días
del mes. Su mayor alejamiento del Sol se verifica el día 28 a
199 41",
VENUS.
JULIO,
El día 1% adquiere su mayor alejamiento del Sol a 459 44”,
brillando en el cielo oriental antes del amanecer. Al día si-
guiente pasa en conjunción con la Luna a 02 43”, Bello espec-
táculo.
EFEMÉRIDE,
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... ga 28m 4h ¿m 4h 47m
Declinación ....... a Se IO OSI
Paso por el meridiano eo E Sa Sun
Semi-diámetro...... Ag 10.8 9.8
JWPITER.
JULIO.
Brilla al occidente en las primeras horas de la noche, pero
ya en malas condiciones de observación.
304 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
SATURNO.
JULIO.
Se encuentra en iguales condiciones que Júpiter. El dia
31 de julio su diferencia de ascensión recta entre sí es de
pq» 1572, El anillo es invisible.
UTE7A NO.
JULIO.
Todavía no se encuentra en buenas condiciones para la
observación.
NEPTUNO.
JULIO.
Inobservable.
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
7
(visiBLes A 21h Om) .
JULIO.
Al Norte: Cisne, Dragón, Osa Mayor, Osa Menor; Al Sur:
Serpentario, Balanza, Escorpión, Lobo; 41 Este: Hércules,
Lira, Sagitario, Anfora; 41 Oeste: Corona Boreal, Serpiente,
Virgen y Cabellera de Berenice.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles.— fB del Cisne 3,5—6,0; 34”.— 61 Cisne
5,5—6,0; 20”.— 6 Serpiente 4,4—5,0; 21”.— fB Escorpión
2,5—5,5; 13.— y Delfín 3,4—-£6,0; 14”.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 5059
AGOSTO,
SOL.
El Sol camina en este mes entre las constelaciones de
León y Virgen, en las mismas donde se encuentran Júpiter
y Saturno. El día decrece 26 minutos: 8 por la mañana y 18
por la tarde.
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... ga 45m gh 16m gh ¿7m
DERITACIÓN. 20002... 7 E 189:2* + 159 35 + 199 987
Pasoporel meridiano 12% 6 9s 12h ¿m 745 19h: gm 188
LUNA.
AGOSTO.
Las fases de la Luna para este mes son:
AMBER Día 3 a las 132 40m tm. o
Cuarto creciente...... AD A EST
uña llenas da y RE 8, Dil
Cuarto menguante... , 2%6 ,, 6 14
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Agosto 12, —189 45'; y Agosto 97, +189 38”.
OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA:
Nombre. Mag- Inmersión. Emersión. N alE.
Agosto 11.— y Ofiuco 4.9 20:52m.5 22h16m] 6892980
Mem, Soc. Alzate, t. 38,—(6, xI. 1920),—35
506 PROF, ELPIDIO LÓPEZ
MERCURIO.
AGOSTO.
No es visible. Pasa en conjunción superior con el Sol el
día 22.
VENUS”
AGOSTO.
Sigue siendo estrella de la mañana.
JUPITER.
AGOSTO.
Al occidente al comenzar la noche, casi inobservable.
SATURNO.
AGOSTO.
En iguales condiciones que Júpiter. El día 3 es ya visible
el anillo, comenzando a ser alumbrada su superficie boreal
por el Sol, hasta el año de 1936.
URANO.
AGOSTO.
Pasa en oposición con el Sol el día 31, encontrándose en
buenas condiciones para su observación.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 207
EFEMÉRIDE.
Día 1? Día lu Día 20
Ascensión recta..... 29h ¿49m 99h 4]m 2922 40m
Deelinación:.......:. —90 1' AOS go 17!
Pasopor el meridiano a a 29m q 47m
Semi-diámetro...... 173. eS) 1.8
En los primeros días del mes pasa Urano muy cerca de A
Acuario, mag. 3,8; a 0" 6% de diferencia en ascensión recta,
y 19 en declinación; Urano pasá al sur de la estrella.
NEPTUNO.
AGOSTO.
Inobservable. Conjunción con el Sol el día 6.
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(VISIBLES A 21h Qm'
AGOSTO.
Al Norte: Lira, Dragón, Cefeo, Osa Menor; al Sur: Ser-
piente, Escorpión, Sagitario. Telescopio; al Este: Aguila, An-
fora, Pegaso, Peces; al Oeste: Hércules, Corona Boreal, Ser-
piente y Boyero.
CURIOSIDADES ESTELARES:
Estrellas dobles. — * Perros de Caza 3,2—5,7; 20",— z Bo-
yero 4,3—6;6”.— x Boyero 5,0—7,0; 128.— £ Corona 4,5—6,0;
6"4.— « Hércules 4—5, 5; 4”7,— 0 Hércules 3,6—8; 18".—
508 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
8 Cisne 3,5—6.0; 34.—61 Cisne 5,5—6,0; 20”.— fP Escorpión
5,5: 13",— y Andrómeda 2,2—5,5; 10”.
Agrupaciones y nebulosas.—Cabellera de Berenice.—Agru-
pación de Hércules.—La Vía Láctea en el Cisne, el Aguila y el
Sagitario. —Nebulosa de Andrómeda.
2,5
SEPTIEMBRE.
SOL.
Camina entre Virgen y Balanza. El día decrece 33 minu-
tos; 7 por la mañana y 26 por la tarde. El Sol pasa por el
Ecuador en su camino hacía el trópico de Capricornio el día
23, a las 7” 43%, Comienza el Otoño. Los días y las noches
son de igual duración para todo el país.
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta... .. 10 41% 119 14m 112 ¿50m
Declinación. ..:. 2. OS IA TASA
Paso por el meridiano 12*0% 0” tods ¡ABS
LUNA.
SEPTIEMBRE.
LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON:
Luna nueva...... Día 12.8. las 201 ¡56% Ae
Cuarto creciente.. Día 8, a las 20 52
Luna llena... 4: Día 17,4 las. 0.43
Cuarto menguante Día 24, a las 14 40
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 509
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Septiembre 9,—189 34”; y septiembre 23,+189 30'
OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA.
Nombres: Mag. Inmersión, Emersión. Norte al Este.
Sep. 12.—fCapricornio: 3.2 162 339,7 171% 47m4 582859
MEECUREOS
SEPTIEMBRE.
No es visible en este mes.
VENUS.
SEPTIEMBRE.
Sigue brillando como estrella de la mañana.
JUPITER.
SEPTIEMBRE.
Es invisible en este mes. Pasa en conjunción con el Sol el
día 22; y en conjunción con Saturno el día 14. Este último fe-
nómeno de cierta importancia sólo se verifica cada 19.9 años.
En el año de 1901 fué la anterior conjunción de estos planetas;
habiéndose verificado el fenómeno el 28 de noviembre, en el
Sagitario, y muy cerca del Sol. Hoy vuelve a ser invisible
esta conjunción por igual circunstancia, estando ambos pla-
netas en la constelación zodiacal de la Virgen.
510 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
SATURNO.
SEPTIEMBRE.
Invisible. Su conjunción con el Sol será el día 21; y con
Júpiter el día 14.
URANO.
SEPTIEMBRE.
Se encuentra en muy buenas condiciones de observación;
habiendo pasado en oposición con el Sol el día 31 de agosto.
Para encontrarlo fácilmente en el cielo puede hacerse uso de
la efeméride; o bien buscándolo entre las estrellas A y 7 de
Acuario; a la tercera parte de la línea que las une, contada a
partir de 4.
EFEMÉRIDE.
Día 1% Día 10
7
Ascensión recta..... 931 ¿gm 994 36m
DECIMaCIÓN:: Lalo anio. AO 08
Pasoporel meridiano 23% 536" gan 20
Semi-diámetro..... E AS
NEP TT O:
SEPTIEMBRE.
Todavía se encuentra en muy malas condiciones de obser-
vación.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(visiBLES A 21h Om)
SEPTIEMBRE.
Al Norte: Cisne, Andrómeda, Cefeo, Osa Menor; al Sur:
Sagitario, Pez Austral, Telescopio; al Este: Anfora, Pegaso,
Peces, Ballena; al Oeste: Aguila, Balanza, Serpiente y Ser-
pentario.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles.—A las anotadas en el mes anterior pode-
mos agregar 0% Serpiente 4,4-—5; 21". — y Aries 4,2—4,5; 8”9.
xx Capricornio 3,6—4,5: 6' 16".— £ Capricornio 3,2—7; 3 25”.
OCTUBRE.
SOL.
Se acerca el Sol al trópico de Capricornio, y camina du-
rante este mes en las constelaciones zodiacales de Balanza y
Escorpión. El día decrece 30 minutos; 9 por la mañana y 21
por la tarde.
EFEMÉRIDE.,.
Dia 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta 12k 29u 13h 29m 13 ¿gm
Declinación .... —32 10' NEGO OSO
Paso por el me-
ridiano...... 111 49m 44s 11% 47m 6s 11% 44m 535
PROF. ELPIDIO LÓPEZ
LUNA.
OCTUBRE.
LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON:
fauna hueva... 2.0.0 Día 19 a las De 490
Cuarto creciente..... o A e ls Pi
unallena. a O an 16:23
Cuarto menguante... ,, 29 ,, PA
Puna mueva. ia. A" DS 15 1
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Octubre 6, —18% 29”; y octubre 21, +18% 29'
OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA.
Nombres. Mag. Jnmersión. Emersión. Norte al Esle.
Octubre 19.— $ Taaro 3.9 21239m4 21h54m6 6%-—3259
Me 99: A(Gemetlos 3.6 22 28 .5-28-11 5 126 285
Eclipse parcial de Luna al anochecer del día 16 de octubre,
visible a su fin en la República. (Véase eclipses).
MERCURIO.
OCTUBRE.
Este planeta será visible como estrella de la tarde en la
primera decena del mes, adquiriendo su mayor alejamiento
del Sol el día 7 a los 259 23”, una de las mayores distancias
aparentes a que se encontrará durante el año. Sin embargo,
sus condiciones para la observación física de la superficie no
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 313
mm -— == -—-
serán tan favorables, pues su declinación al sur es bastante:
acentuada: (—179).
El día 30 pasará en conjunción inferior con el Sol.
VIRUS
OCTUBRE.
Sigue brillando como estrella de la mañana, acercándose
lentamente al Sol. El día 3, a las 5” 23" de la mañana se en-
contrará en conjunción con Marte a 0911' al sur; el día 21 con
Saturno a 09 35 al sur también; y con Júpiter el día 25 a 0”
31' al norte.
JUE
OCTUBRE.
Comienza a ser visible por la mañana, en el crepúsculo,
todavía en muy malas condiciones de observación, y con un
diámetro muy reducido. Semi-diámetro polar el día 1; 143.
Estará en conjunción con Venus el día 25.
SATURNO.
OCTUBRE.
En malas condiciones de observación como Júpiter. PoR
en conjunción con Venus el día 21.
URANO.
OCTUBRE.
Está todavía en buenas condiciones de observación antes-
de media noche. Puede observarse en la constelación del
Acuario, entre las estrellas A y v de esta constelación.
Mem. Soc. Alzate, t. 38, — (10, Xx1, 1920), —36
214 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
EFEMÉRIDE.
Día 1 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... IAE Sa 92h 33m 971752
Declinación 11.002.299 509: 200 00% 1003
Paso por el meridiano 21" 32" As Nr INM
Semi-diámetro...... NA ¡A 128
NEPTUNO.
OCTUBRE.
Brilla en el cielo de la mañana, pero en malas condiciones
de observación, perdido aún en las luces del crepúsculo.
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(visiBLEs A 21h Om)
OCTUBRE.
Al Norte: Cisne, "Andrómeda, Casiopea, Cefeo; al Sur:
Acuario, Pez Austral. Grulla, Fénix; al Este: Pegaso, Peces,
Ballena, Aries; al Oeste: Caballete, Delfín, Aguila y Sagitario.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles.— “1 Casiopea 4,7—7,0;5"7.— £ Acuario
3,5—4 4;3"5.— O Ballena (variable).
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 313
NOVIEMBRE.
SOL
Durante este mes camina en las constelaciones de líiscor-
pión y Sagitario. El día decrece 24 minutos; 17 por la mañana
y 7 por la tarde.
EFEMÉRIDE.
Día 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta..... 145 95m 152 ]1m 152 49m
Declinación ........ +14 26' + 170 9' OQ 4Ot
Pasopor el meridiano 11" 43" 415 11% 44w0s 11 457 415
LUNA,
NOVIEMBRE.
LAS FASES DE LA LUNA PARA ESTE MES SON:
Cuarto creciente... Día Yalas 9* 16% ft. m. e.
una Henao OS dl 2
Cuarto menguante. ,, 22.,, 3) 4
29, 6 48
Duna nera e
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Noviembre 3, — 18 31”; noviembre 17, +18 34”, y noviembre
CS
516 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
MERCURIO.
NOVIEMBRE.
Será visible como estrella de la mañana a mediados del
mes, alcanzando su máximo o del Sol al oeste el
día 16, a 199 27".
VENUS.
NOVIEMBRE.
Sigue brillando en el crepúsculo matutino acercándose
lentamente a su conjunción superior, no lejos de los planetas
Júpiter, Saturno y Marte.
JUPITER.
NOVIEMBRE.
Brilla en el cielo de la mañana todavía en malas condicio-
nes para la observaeión física de su superficie. Sale a las
cuatro de la mañana. Estará en conjunción con Marte el día
26 a 09 10' al sur.
SATURNO.
NOVIEMBRE.
En condiciones semejantes brilla Saturno en el cielo de la
madrugada no lejos de Marte, Venus y Júpiter. Magnífico
espectáculo presentan todos estos planetas en la constelación de la
Virgen, especialmente del 2) al 27 de noviembre. período durante
el cual los acompaña el menguante lunar. La conjunción de Sa-
turno y Marte se verificará el día 13 a 0” 53”; Marte al sur.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 517
URANO.
NOVIEMBRE.
Es ya difícil la observación de este lejano planeta que se
aproxima al cielo occidental, perdiéndose en las brumas del
horizonte en las primeras horas de la noche.
NEPTUNO.
NOVIEMBRE.
Neptuno pasa en cuadratura occidental con el Sol el día 8,
pero dada-su dificultad de observación con pequeños anteo-
jos, aún es difícil de ver durante este mes.
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(visieLes A 21h Om)
NOVIEMBRE.
Al Norte: Andrómeda, Perseo, Casiopea, Cefeo; al Sur:
Eridano, Pez Austral, Ballena, Fénix; al Este: Pegazo, Peces,
Ballena, Aries; al Oeste: Pegaso, Caballete, Delfín y Aguila.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles. —Las mismas de los dos meses anteriores.
e
518 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
DICIEMBRE.
SOL.
El Sol camina durante este mes en las constelaciones de
Sagitario y Capricornio, llegando a su máxima declinación
austral el día 21, fecha en que comienza el Invierno. El día
decrece 28 minutos; 16 por la mañana y 12 por la tarde.
EF£MÉRIDE.
Día 19 Día 10
Ascensión recta..... 16» 29m 179 gm
Declinación ......... e SE LS y Po 13
Paso por el meridiano 11*+ 49m 68 11% 25" 51%
LUNA.
DICIEMBRE.
LAS FASES PARA ESTE MES SON:
Día 20
172 033
—239 26'
119 57m 39s
Cuarto creciente.. Día 7 a las 6% 42% ft, m.c.
Mana llena o ia las:20,..13
Cuarto menguante ,, 2la las 13 17
Luna nueva. ..... A a ADE
MÁS GRANDES DECLINACIONES:
Diciembre 14, +18" 38'; y Diciembre 27, —189 38'
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 319
OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA:
Nombre. Mag. Inmersión. Emersión. N. al E.
Dic. 3. f Capricornio 3.2 19 62.3 202 6m.7 85% 9870
MS a Leda 3.8 22 18.4 22 41.9 36381
MERCURIO.
DICIEMBRE,
No es observable en este mes. Pasa en conjunción supe-
rior con el Sol el día 27.
VENUS.
DICIEMBRE
Se encuentra ya muy cerca del Sol, caminando hacia su:
conjunción superior; y por lo tanto en las condiciones menos
favorables para su observación. Semi-diámetro el día 31:52,
JUPITER.
DICIEMBRE.
Todavía se encuentra en condiciones poco favorables para
emprender con fruto observaciones físicas de su interesante
superficie, o de los fenómenos de sus satélites. Alcanzará
solamente su cuadratura occidental en los primeros días de-
enero de 1922.
220 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
SAO NA E
DICIEMBRE.
Como se ha visto en los meses anteriores, Saturno pre
senta condiciones semejantes a Júpiter para su estudio, ya
que los dos brillan en la misma constelación del cielo, muy
próximos el uno a! otro. Saturno pasa en cuadratura occi-
dental con el Sol el día 29.
URANO.
DICIEMBRE.
Este planeta es ya invisible, perdido en el crepúsculo de
la tarde.
NEBTUNO.
DICIEMBRE.
Son todavía poco cómodas y difíciles las condiciones que
presenta Neptuno para su observación; siendo preferible es-
perar para esto el mes de enero de 1922, Sin embargo, para
los que deseen intentar la observación de este lejano planeta
ponemos a continuación la efeméride.
EFEMÉRIDE.
Dia 19 Día 10 Día 20
Ascensión recta.... : gh 14m gh 13m gh 13m
Debrlmación. o: +169 10' ii A +16 14'
Paso por el meridiano AS Saona 3 Tqu
.Semi-diámetro.. ... 1 149 Ia
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 521
PRINCIPALES CONSTELACIONES.
(vIsIBLES A 21h Om)
DICIEMBRE.
Al Norte: Andrómeda, Perseo, Casiopea, Cefeo; al Sur:
Ballena, Pez Austral, Grulla, Fénix; al Este: Tauro, Orión,
Can Mayor, Can Menor; al Oeste: Aries, Peces, Pegaso y Ya-
ballete.
CURIOSIDADES ESTELARES.
Estrellas dobles. — 7 Pegaso 4,2 —5,0; 12”. — y Delfín 3,4—-6,0;
11” — £ Acuario 3,5—4,4; 3"5.— £ Peces 4,9—6,0; 24.— y Pe-
ces 5,4—5,4: 30.— y Aries 4,2-—4,5; 89.— 4 Aries 5,88;
38".— 7 Ballena 4,8—7,5: 36.— r Ballena 3,2—7; 3.37 Ba-
Mena 0 Tauro A A 0 Na uro
5,45, 4: 7110".— 5 Gemelos 3,88; 7— 0 Orión. 5,0—5,5:
o Orión 1 281 10 ASI Orión 3. 0044
Nebulosas o agrupaciones estelares.—Pléyadas, Hiadas,—
Agrupaciones de Perseo, Acuario, Gemelos y Cáncer.—Ne-
bulosas de Orión y Andrómeda.
LA TIERRA.
ELEMENTOS ASTRONÓMICOS.
Radio ecuatorial... o... a = 6 378 3888 metros.
AA A b = 6 356 909 a
: 2 = 1
NANA MIEnbo cl. a LL = ———= —
a 297
Pesantez, a la latitud de México 9" 7860.
Densidad con relación a la del agua 5.50.
Duración de las estaciones:
Mem, Soc. Alzate, £. 38.—(6, xI. 1920).—37
522 PROF, ELPIDIO
Primavera. .
Estío..
Otoño .. :
ONIS RIO A TA
Distancia de la Tierra al Sol:
Media (3 de abril y 4 de octubre).
Perihelio (3 de enero) .
Afelio (3 de julio)......
LÓPEZ
14
18
Horas
=“J 00
“J O
Kilómetros
149 501 000:
146 993 000
151 996 000:
OROGRAFIA E HIDROGRAFIA TERRESTRES.
MÁS ALTAS MONTAÑAS DE
Sobre el niveldelmar.
Monte Everest (Asia)...
Dapsano (Asta). ooo.
Kautchin-Djanga (Asia) ..
Dhawalagiria (Asia). .
Aconcagua (América del Sn
Mac Kinley (América del Nor
Kilima-Ndjaro (Africa).....
Citlaltepetl (México) .
Elbrouz (Europa). .
ca
Popocatepebl (MÉXICO). iaa oc Es
tacciInna MEXICO) Dodo a ada
Malinche (México) ..
Cofre de Perote. (Méxicola,
LA TIERRA.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO. PARA 1921 923
MAYORES PROFUNDIDADES DEL MAR.
Océano Pacífico, cerca de la isla Mindanao... 9780
Mar de China, islas Carolinas............... 96836
Océano Pacífico, cerca de las islas Kermadec. 9427
Océano Pacífizo, al Sur de las islas Tonga.... 9184
Océano Atlántico, al Este de Haití........... 85830
Océano Indico, Oeste de Australia........... 5820
Mediterráneo, al Sur de Grecia............. 4 404
RÍOS DE MAYOR EXTENSIÓN.
Kilómetros
Nilo (Africa) desde el Victoria Nyanza....... 6 400
Amazonas (América del Sur)................ 5500
Nenisel CAsia)O.. Ud e OO
Manet (Asia) 200
Mississippi (América del Norte)............. 5000
Misouri (América del Norte)................ 4 900
Wonso (Africa). O A 00
Nieer (Atraco eo ee MIO 4 200
WVolea (Muropal. A ON
Danubio (Buropal. a AS 2 800
LAGOS MÁS GRANDES.
: Kilómetros
cuadrados.
Victoria-Nyanza (Africa). . E A e 00)
Lago Superior (América cal Nonto)a ES DO
Pagojoe Aral CAsta) ade ISS Io 67 800
_Lago Hurón (América del Norte)........... 60 300
Lago Michigan (América del Norte) ....... 32000
Danvanica (Arica) o 32 600
24 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
LOS CATORCE MOVIMIENTOS DE LA TIERRA.
El planeta Tierra, sobre cuya superficie vivimos, y en
apariencia inmóvil, está en realidad animado de catorce mo-
vimientos diferentes, siendo un verdadero juguete de las fuer-
zas que obran sobre él.
19 —Movimiento diurno sobre su eje imaginario efectuado
en 23% 56% 4%; y en virtud del cual tenemos el día y la noche.
La velocidad de rotación desarrollada por un punto del ecua-
dor es de 465 metros por segundo, y en los polos es nula.
Este movimiento se efectúa de Oeste a Este, y es uniforme y
constante para un punto dado de la superficie de la Tierra.
Para México esta velocidad es de 438 metros. Véase cuál es
para otras latitudes:
Metros.
Husel ecuadoriDo ss unos ESAS
OSA de acido. 458
A EA o AN
AD: A E rs AS
a AO OD
a 509 e 53 PA a ee 300
a 0097... e DS
LD A o O
z 808.., E E 81
US: ¿la de E 0
20 Revolución anual alrededor del Sol en 363%as fghoras
guminutos Qsegundos, Para que la Tierra pueda recorrer toda su -
órbita en este tiempo a la distancia media de 149 millones de
kilómetros, tiene que volar con una velocidad de 29 763 me
tros por segundo, o sea mayor que setenta y cinco veces la de
una bala de cañón.
30 Precesión de los equinoccios en 25 765 años.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGIGO PARA 1921 225
40 Movimiento mensual de la Tierraalrededor del centro
de gravedad Tierra-Luna.
52—La nutación causada por la atracción de la Luna, mo-
vimiento que se cumple en 18 años y medio.
6% Variación secular de la oblicuidad de la eclíptica.
79—Variación secular de la excentricidad de la órbita te-
rrestre.
8% Desplazamiento de la línea de los ápsides en 21 000
afios.
90 Perturbaciones causadas por las atracciones constan
temente variables que los planetas ejercen sobre la Tierra.
10% Desplazamiento del centro de gravedad del sistema
solar, alrededor del cual gira anualmente la Tierra; centro
determinado por la posición variable de los planetas.
11? —Traslación general del sistema solar hacia la conste-
lación de Hércules.
122 Movimiento lento del polo terrestre que hace variar
ligeramente las latitudes. Este movimiento parece que se
debe a una variación de equilibrio producido por los movi-
mientos de la atmósfera y el mar.
132 —Marea de la costra terrestre que levanta el suelo dos
veces por día a semejanza del flujo y reflujo del mar. La am-
plitud de este movimiento puede llegar a ser de 50 cm. en el
ecuador.
14% Traslación general a través del espacio infinito de
todo el sistema sideral; del cual el Sol no es más que una es-
trella, con la velocidad de 600 km. por segundo hacia un pun--
to de la constelación del Capricornio.
MÉTODOS FÁCILES PARA TRAZAR LA MERIDIANA.
Como se sabe, se da el nombre de meridiana a una línea
imaginaria que une los dos polos de la Tierra pasando por ek
zenit del observador. Une de los métodos más sencillos que
hay para trazar esta línea es por medio de la sombra de un.
526 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
estilete, convenientemente colocado sobre una superficie ho:
rizontal. rá
Se nivela muy bien un ladrillo u otra superficie cualquiera
de manera que quede bien horizontal, y en su centro, o poco
al Sur, se coloca un pie de metal terminado en su parte supe-
rior por una varilla vertical. A esta varilla se sujeta en posi-
ción horizontal o poco inclirada, un lápiz u otro cuerpo cual-
quiera que termine en punta, de tal manera que la sombra
de esta punta, originada por la luz del Sol, se proyecte fuera
del pie del soporte.
Para el día de la observación se tomaá la hora del paso del
Sol por el meridiano, se anota en el centro de un papel, y a
un lado y otro, en columna vertical, se inscriben horas equi-
distantes de 15 en 15 minutos, tanto antes como después del
tiempo del paso; por ejemplo:
Hora del paso del Sol
por el meridiano:
112 55m
119 30% 12h 10m
11 2 12 2
11 ,40 12 40
Preparada así la observación, y teniendo un buen reloj
arreglado con la hora media local, se espera que este reloj
marque las 11* 10”, indicando con un punto en la superficie
horizontal, a esa hora exacta, el lugar donde da la sombra de
la punta del lápiz. Igual operación se hace con cuidado a las
otras horas señaladas. En seguida se unen con líneas rectas
los puntos equidistantes de la hora central; esto es, el de 11*
10% con el de las 12% 40%; el de las 112 252 con el de las 12*
251, y el de las 11* 402 con el de las 12* 107; y levantando
perpendiculares que pasen por la mitad de estas líneas, si la
operación estuvo bien hecha, todas ellas se confundirán en
una sola que pasará por el punto central de las 11" 55%, sien-
do esta línea la meridiana que se busca.
ANUARIO ASTRONÓMIGO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 327
Hay otro procedimiento tan sencillo, o más que el anterior,
y que tiene sobre éste la ventaja de nu ser preciso el conoci:
miento de la hora media local que en muchos casos es desco-
nocida con la exactitud necesaria. La observación debe ejecu-
tarse por la noche.
Consiste en lo siguiente:
Cada doce horas, aproximadamente, una de las dos estre-
llas Z Osa Mayor o $ de Casiopea pasan arriba de la Polar. Si
podemos disponer de una pared exterior que esté orientada
aproximadamente de Norte a Sur y de horizonte despejado
en esas dos direcciones, clavamos en ella, a una altura del
piso de dos o tres metros, un clavo bastante grande, por lo
menos de unos quince centímetros, al cual se le haya hecho
cerca de la cabeza una ligera muesca o garganta, por donde
pueda pasar un simple hilo de carrete. A metro y medio de
distancia al Norte de este clavo, y a la misma altura del piso,
“se coloca otro de iguales dimensiones o mayores sies posible;
pues su tamaño dependerá de la inclinación de la pared; de
tal manera que si el muro está bien orientado en el meridia-
no, los clavos pueden ser iguales; siendo tanto más grande el
segundo cuanto mayor azimut tenga la pared.
En seguida se hace pasar por estos clavos un hilo delgado
y blanco de carrete, dándole tensión con un pequeño peso
colocado a un metro del piso, de tal suerte que el hilo forme
un triángulo isósceles. Es conveniente que la pesa que da ten-
sión al hilo tenga un pequeño anillo por donde pase éste.
Preparados así, esperamos una noche despejada, y minu-
tos antes de que alguna de las dos estrellas señaladas pase
arriba de la Polar, dirigimos hacia esta estrella el plano a
plomo formado por los dos hilos que descienden a reunirse en
la pesa. Para conseguirlo bastará con desalojar azimutal-
mente el hilo sobre el clavo del Norte, pues en el del Sur el
hilo pasa por la muesca, y no se debe mover de allí. Conse-
guido esto, se mantiene el plano a ploma sobre la polar de
cinco a siete minutos más, encontrándose entonces este pla-
»
5228 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
no exactamente en el meridiano, y pudiéndose trazar la me-
ridiana con la mayor felicidad-
CÓMO PUEDE DETERMINARSE LA HORA CON BASTANTE
APROXIMACIÓN,
El plano a plomo que acabamos de ver, al hablar de los
métodos fáciles para trazar la meridiana, puede convertirse
en un verdadero instrumento de pasos para el astrónomo
amateur, si toma algunas precauciones.
Al día siguiente de haberlo orientado por la estre:la polar,
deben tomarse al Sur y al Norte puntos de relación fijos que
le sirvari para volver a colocar el plano en el meridiano sin
necesidad de observar las estrellas circumpolares, si por una
causa imprevista se desorienta el hilo. Además, es muy con-
veniente, para evitar las oscilaciones ocasionadas por el vien-
to, que próximo a la pesa y afirmado a la pared se coloque un
alambre muy delgado y flexible que sólo toque uno de los
hilos, haciendo una ligera presión sobre él.
Colocando entonces una silla de tijera allí cerca, en posi-
ción conveniente para apoyar la cabeza en ella, puede dedicar-
se el aficionado a calcular su tiempo cómodamente. Si se trata
de observar el paso del Sol por el meridiano, hay que pro
veerse de un vidrio ahumado a varias intensidades con humo
de alcanfor.
Supongamos, para mayor claridad, que se desea determi-
nar la hora, observando el paso del Sol por el meridiano. Se
instala el observador, colocando el ojo derecho en el plano
vertical dado por dos de los hilos que forman el triángulo, los
cuales deben confundirse en uno solo; el ayudante, reloj en
mano, espera la señal. Cuando el limbo occidental del Sol está
próximo a tocar el hilo se da la voz de «atención», y en el mo-
mento en que lo toca, el que indica al ayudante la hora
exacta del contacto. Se repite la operación con el limbo Este
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921
del Sol. El promedio de las dos lecturas nos da el paso de
centro del Sol por el meridiano, que se compara en seguida
con el valor que da el Anuario para tener la corrección del
reloj o 4 t.
Ejemplo:
LimboOeste.... 0-31. 45
Limbo Este..... OE
ph gm 165
Promedio de la observación.. O 4 8
AMA O OA
A4At.= + Ct Qm 205
El reloj está atrasado veinte segundos.
330 PROF ELPIDIO LÓPEZ
POSICIONES GEOGRÁFICAS DE LAS PRINCIPALES POBLACIONES
DE LA REPÚBLICA MEXICANA.
l E a
208
a : A | Longitud 233
POBLACION Latitud Norte a
de Tacubaya Ego
SES
< 3
4 | |
O / 11 h m S |
Aguascalientes, Ags....| 21 52 49|0 12 35 W | 1908
Aldamas Los No Eros O. AO O A
Alvarado, Ver. Ss 40 8120 1371 45d
| Apam, Hgo.. co 219 42 4710 2 58 Hue
Atlixco, o VIS 4 3270 .3. 1 EAS
Atzcapotzalco, D. F..... 19128 DD LO TO
INDIZACO Dl set . 19 24 359/10. 412 HA
alpulalpan, Mare da Sd 11005, 20 20m
Campeche Cams. 2. «p10 00.147 1007 341390 10
Carmen, Cantoral 32. [87 138 2.L 1000 229-026 400
Catorce o. LB. 2.0 193 41 330 6 46 W | 2757
Ciudad González, Gto...[| 21 28. 420 8 5 W | 2140
Ciudad Guerrero, Chih..| 28 32 57 |0 383 10 W | 2000
Ciudad: Jiménez; Ohib.1:27-154 59140. .221 55 We
Ciudad Juárez, Chih. 31,44 1910 29 10 WM
Ciudad Lerdo, Deo.... 1.20 32. 141017 19
Ciudad del Maíz, S.L. P.[292 24 “7|0 1 38 W | 1239
Ciudad Victoria, Tams..| 23 44 O Sy
Contepeo Vela discos 19:21 0)
Coatzacoalcos, Ver......| 18 8 0
Córdoba, Ver. ESOS 0
Coyoacán, D. F PA ie 2101921 0
Cuautla Morelos, Mor..| 18 48 0
Cuernavaca, Mor....... 18 54 0
Culiacán (Si a rl DA LAS 0
Calima Cola da e. a OIL 0
Chalchicomula, Pue..... 18 59 0
Chignahuapan, Pue .... 19 51
Chibuahua, Chih........| 28 3
Eholula Pues. 2. 2. 19. 98
Doctor Arroyo, N. L....| 23 40
DiITango Duras | 24 1
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO pArA 1921 531
Sel
| B Longitud ga2
POBLACION | Latltud Norte E E
de Tacubaya 2D
32%
<= 3
| (o) ! Y h m Ss
Guadalajara, Jalea... O IO O E
Guanajuato, Gto... 21200. 1,0 08.13 W012026 1
Hermosillo, Son........ AN O CN
León, Gto. . A OZ COIE VE USO LN
Matamoros, Tams..... 125 52 460 6 15 E 9 |
Mazatlán, Sin.. A O 4!
Mérida, NÓ 20 3. .2 10. 8 2010 9 |
México, De Ele 10 20 400-022 405
Montemorelos, N. L....| 2 11 34|0 2 31 W| 432
Monterrey, N.L........125 40 10|0 4 43 W| 538
Monclova Coah... 126 0d AO SS)
Morelia. Mich. VO ASOMO ON ALOHA
Nazas Dgo 25 AS SOMO. 1O EY
On E O O O
MOrzaba. Vero o LS DO ISO SL 0 a |
Meschnca, Hgo 0 20 O ODA Roel
MProrreso. Yuc. 2 A OO SSA |
Mercbla Pues O SOON OSA
| Querétaro, o LO 3 SONO ON els 10
MsSalma Crtiz Oax O O CON do 7 |
| Saltillo, Coah.. A O IN O
| San Luis Potosí, S. 0 19. IO SO ANN IS ON
Miaampico ams AZ OO OE 12
WiRacibaya DA ODA SO OA O 2297 |
| Tuxtla Gutiérrez, Omis 6 o OO OA SOS
Menta Bue (ADA SOMO LAOS ON
tlaxcala, Tlaxco. O 19 LO 30 AZ
iBoluca, Méx... 20. 1017 SS O AA DA
Tulancingo. Hgo..... SO ACTO A OEA
Weraecruz Verso 9s OO ODE 2 |
Villa Hermosa; Tab... 17 59. 15 O DO 10 |
Nalapa Met. oil ct 19 81. 351005 00) ESE
MACatecas, Lale 992 47 29:10. 13 AS WES
Zacatlán, Pueb... 02. .1.1996.. 40100 APO A20do
232 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
REPARTICIÓN DE HORAS EN EL MUNDO.
Cuando son las doce o mediodía en México, capital de la
República, son:
En México (Méx) dit e AS OA a
Me racrnuz (Ex qa e JO, UN 1. 12* 12. de la tarde:
Merida (Me SS E
a Washineton (Us)... ANETO Ñ
¡New York (E: UU). o A 0 y A
,, Quebec (Canadá). .... TN A A A Ñ
santaco (Cien a a A A pl
MEto Janeiro (Brasil). 0h. o A! bs de
ias bos iBortueal. 2 de MES AGA OO de A
Madrid (Españald. 00. DA 2 A 5
Londres (Inglaterra)... cn... OS O y $
Bars (rancia ld... das. BAG de e
a aruseclasiBelica) e en O O eS sé
,, Cristianía (Noruega)... 7 19 de la noche.
,, Roma (Italia). . de O OO :
,, Copenhague (Diniwmarca).. TA PATADA E ¿
,, Berlín (Alemania) . A TS! 4 ;
¡Niena (Austrias ms dee EPR MEAT .
ena (EC . L Sdd SS p
iBetrerrado (Rusia) o 8 38 E s
ENMOs COW osia lí. Moca ROS )
SiBombay (India. dal a 28 $
Deir Dana dia) tar 1 49 a] e
Adra ai a TL 7 2 E
Hong Kong (Obina)......... 2. 8 de la manana
“Perth (Australia)... Los 12 20 e
za a: de A NO Al ,
,, Z6-Sé (China) . E e dl ,
,, Tokio (Japón).. A a) E
,, Melbourne (Australia). E A a y
., Sidney (Australia).. A $
,, Welington (Nueva Zelanda). O AS A E
sar rancisconE. Ur to E O 2 AS H
A Elermosillo (Mex?) e. a LL. 18 > e
ara ta (ME Ii e o A. 23 pe ad
y Guadalajara (Méx)... ..0... Aa de >
"MEXICO (MEX) 0. A, ERA E de
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921
533
METEOROLOGIA.
LAS BASES RACIONALES DE LA PREVISIÓN DEL TIEMPO
A LARGO PLAZO EN LA REPÚBLICA MEXICANA.
La verdadera importancia de la previsión del tiempo no
consiste en prever que lloverá al día siguiente, si esta lluvia
es aislada, poco intensa, o corresponde a un día de temporal
que no fué anunciado; sino en conocer con la anticipación su-
ficiente cuándo se presentará un cambio general que dé lugar
a fenómenos de cierta importancia y duración; ya sean éstos
el buen tiempo, un período de lluvias, una onda fría, un norte,
o algunas heladas de cierta intensidad. Indudablemente que
en las épocas críticas de las labores del campo tiene interés
particular para el agricultor la previsión oportuna de estos
fenómenos; pero ésta debe anunciársele con la anticipación
que se necesita para que la labor del previsor sea buena, lo
que no se consigue con la previsión de las veinticuatro horas
siguientes.
Hasta hoy no sé de país alguno en el mundo en el que se
hagan sistemáticamente previsiones de tiempo a largo plazo
que pasen de una semana, y aun éstas alcanzan un tanto por
ciento de verificación muy bajo; estando conformes los meteo
rologistas más eminentes en que los progresos que sobre este
problema se hagan en lo futuro, dependen sobre todo del es-
tudio y entendimiento cada día más com pleto de la distribu-
ción de la presión atmosférica sobre grandes porciones de la
Tierra; así como de la determinación de las influencias, solar
probablemente la más importante, que dan origen a esta dis-
tribución normal o anormal de la presión. :
En estudios anteriores ya nos hemos ocupado de las rela-
ciones que hemos aprovechado en la oficina central del Servi:
cio Meteorológico Nacional para resolver en México el pro-
D34 PROF. ELPIDIO LÓPEZ
blema de la previsión del tiempo a corto plazo: pero con el
transcurso del tiempo nos hemos convencido de que esto no
es suficiente en la práctica, como queda dicho, si lo que se
desea es prestar una ayuda eficaz a la agricultura; y es sabido
que en este país nada se ha hecho hasta hoy de serio en esta -
cuestión, que permita tener ni la más ligera idea sobre el
tiempo por venir en un lapso del mismo más o menos largo.
De aquí que, al procurar darnos cuenta del estado general
que presenta el problema actualmente, nos referiremos pri-
meramente a las investigaciones emprendidas en otros países
sobre tema tan importante.
Dejando desde luego a un lado las tentativas hechas por
astrólogos y charlatanes que, desde hace ya muchas centu-
rias, han pretendido predecir el tiempo y los fenómenos as-
tronómicos valiéndose de medios singulares y completamente
inadecuados para ello, comenzaremos por hablar de los ensa-
yos basados en los períodos, que, aunque no han mostrado
hasta hoy resultados dignos de confianza, señalan los prime-
ros pasos que se han dado en asunto tan complicado como el
que nos ocupa, y que merecen citarse.
Lo que primero llamó la atención de los observadores an-
tiguos fué la regularidad de los períodos astronómicos, por lo
cual desde luego se, intentó ligarlos con los fenómenos me-
teorológicos. Pero desde los principios de esta labor se tro
pezó con serias dificultades. Los fenómenos del aire son muy
complexos, y de corresponder a alguno o algunos de los astro-
nómicos, los primeros tenían que ser clasificados, pues su
diversidad de origen no permiten agruparlos en una sola
categoría. Las lluvias, por ejemplo, deberían ser distribuídas
en dos clases principales; las debidas a la convección y las que
se deben a las perturbaciones generales; y claro es que cada
una de ellas deberá ser sometida a una ley de periodicidad
diferente. Otra de las dificultades consistió en la diferencia
de duración entre las variaciones periódicas y la amplitud de
las perturbaciones; inconveniente que hizo pensar desde lue-
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921
go en el empleo de valores medios. Son pocas las estaciones
que cuentan con un número suficiente de años de observa-
ción, y de aquí surge una nueva contrariedad para lanzarse
en investigaciones de periodicidad, toda vez que es poco pru-
dente admitir la existencia de una variación periódica cuya
amplitud no sea superior al error probable de los números que
nos han servido para establecerla.
La ley de Brick, fundada en el período seisenal, asegura que
el de dieciséis años puede servir para el establecimiento de
ciertas previsiones, como las de la temperatura y de la lluvia;
y su principio es el siguiente: . —París. —1899.
336
PROF. ELPIDIO LÓPEZ
sistiendo. por lo contrario, condiciones de tiempo seco cuan-
do este astro se encuentra al Norte. Una de las razones que
exponen los defensores de esta teoría para suponer que la
Luna ejerza influencia directa sobre la atmósfera terrestre,
son las mareas. Es indudable. en efecto, que de la misma
manera que la atracción lunar eleva y deprime dos veces cada
día el agua de los mares, cual un pecho que respira lenta-
mente, esta misma acción deberá alcanzar a la atmósfera
terrestre, dando lugar a una marea atmosférica; pero Laplace
ha demostrado ya que esta marea semi-diurna lunar sólo
logra elevar la presión barométrica de estaciones ecuatoria-
les 0.076", Y, aun por este camino, en medidas más recien-
tes, se han observado contradicciones.
Así pues, puede decirse con propiedad que, en el estado
actual de nuestros conocimientos, no puede afirmarse que la
Luna ejerza influencia alguna sobre el tiempo, pero debe ma-
nifestarse que tal influencia es probable que exista; sólo que
aun no puede ser determinada; y, en todo caso, el problema
es de muy difícil solución, puesto que en él entran como in-
cógnitas los desplazamientos de las zonas de alta presión, e
igualmente las depresiones, causas que originan diferentes
resultados, según sea la región del Globo adonde se examinen.
El Rev. Padre J. Ricard, del Observatorio de Santa Clara,
en California, y Mr” W. T. Foster, de Washington, toman
como bases de sus previsiones de tiempo a largo plazo las
perturbaciones planetarias sobre el Sol y la atmósfera terres-
tre. Asienta el Padre Ricard (1): . U. S. Department of Agricul-
+nre.—Weather Bureau Office.—Washington.—1904. >
Men, Soc. Alzate, t. 38,—(9, x1. 12%0),—38
538 PROF, ELPIDIO LÓPEZ
los principales elementos meteorológicos; manifestando que
la posibilidad de hacer, en términos generales, una previsión
científica del tiempo a largo plazo en la República Mexicana,
"no puede considerarse como un mito actualmente; pues las
investigaciones modernas sobre esta cuestión permiten cono-
cer ya que la radiación solar es una cantidad variable, como
4 a 5% de cada lado de la media; y los principales elementos
meteorológicos sincronizan con estos cambios solares, según
un ciclo de 3.75 años.
Pero todas estas importantes investigaciones ameritan ya
ser ligadas unas a las otras para tomar de ellas lo que pueda
ser racional y útil, dentro del criterio a que es conveniente
sujetarse para no separarnos de la previsión de los cambios
generales útiles a la agricultura; investigaciones que marcar
el principio de los estudios que en nuestro país estarán enca-
minados a resolver el problema que nos ocupa.
Hasta aquí hemos visto que, para que la previsión de!
tiempo a largo plazo descanse sobre bases racionales que le
permitan alcanzar el grado de perfección necesaria, es preciso
llegar a tener el mejor conocimiento posible sobre la posición
y variaciones de los grandes centros de acción de la atmósfe
ra. Esto, lo hemos dicho también, sólo se alcanzará cuando
conocidas a fondo las relaciones sobre las perturbaciones pla
«netarias y la sincronización solar, se llegue al entendimiento
cada vez más completo de las causas que, obrando en perío-
«dos determinados y según leyes hoy casi desconocidas toda.
vía, dan lugar a los cambios generales de tiempo que importa
«determinar anticipadamente.
Sin embargo, mucho puede hacerse en el estado actual de
«conocimientos sobre cuestión tan importante, examinando
múltiples condiciones semejantes que den lugar a tipos ge-
nerales, los que, precedidos por perturbaciones de cierta
¡ntensidad, señialan claramente la presencia de determinados
estados dinámicos de la atmósfera en los centros de acción,
influyendo directa o indirectamente en el tiempo de la región
considerada.
ANUARIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO PARA 1921 539
Los tipos de tiempo que se utilizaron en años anteriores
en el Observatorio Meteorológico Central fueron formados
pór mí siguiendo esta idea; sólo que aquéllos tenían por objeto
únicamente formar bases de previsión a corto plazo; siendo,
por otra parte, el primer paso que se daba en un terreno has”
ta entonces completamente desconocido. Ahora creo haber
avanzado otro paso en la resolución del problema. Valiéndome
de un método de valores medios apropiado, en combinación
«con anteriores estudios sobre dinámica del aire, se han lo-
grado resultados halagadores que no es conveniente tener
ocultos por más tiempo, dada la importancia del asunto de
que venimos tratando.
En efecto: la investigación sobre variaciones entre los
centros de acción próximos a nosotros, y el estado del tiempo
dominante en los días siguientes, han permitido comprobar
relaciones de gran interés inmediatamente aprovechables en
la práctica. Hemos comparado las variaciones barométricas
_ en los grandes centros de acción de la atmósfera próximos al
país, calculando para cada mes la media de las variaciones de
muchas estaciones de la misma región; y con el objeto de eli-
minar perturbaciones accidentales hemos adoptado el método
de las medias consecutivas. Los resultados obtenidos prue-
ban que las variaciones entre San Diego y Key West marchan
paralelas, lo que indica que la influencia del máximo boreal
del Pacífico se extiende hasta la América Central y el. Golfo
de México; que este máximo varía en sentido inverso de la.
depresión ecuatorial, sobre todo cuando la variación es gran»
de, y que el centro de Alaska marcha paralelo a la depresión
del Sur, en los tiempos en que las oscilaciones son bien cla-
ras. Queda comprobado, como ya lo había hecho notar M. H..
Hildebrand-Hildebrandsson, que existe una suerte de oscila:
ción en la presión del aire entre un centro de alta presión y"
uno de baja próximo.
Así pues, las investigaciones señaladas nos permiten esta-
blecer desde luego que el tiempo en la República Mexicana.
540
PROF. ELPIDIO LÓPEZ
está controla lo: 1% Por el centro de acción del Pacífico del
norte; 2% Por la depresión ecuatorial; y 3” Por el centro de
acción del Atlántico del norte.
He aquí cómo obran estos centros: la intensidad y posi: |
ción del centro de altas presiones del Atlántico ejerce de
hecho una marcada influencia sobre el tiempo en el país.
Durante la estación de Invierno, si la presión está sobre la
normal en este centro, el tiempo es caliente y lluvioso en la
República; pues en estas condiciones la aproximación de una
alta por el noreste empuja a las depresiones hacia el sur. En
el Verano variaciones semejantes dan lugar al buen tiempo y
“ascensos de temperatura. Por lo contrario, si la presión en
.el centro considerado está bajo la normal en Invierno, éste se
presenta frío y seco; y el Verano en las mismas condiciones
-es un Verano frío.
Como la normal de este centro en la costa oriental de los
Estados Unidos es de 766 '""- en Invierno y 762""- en Verano
-Aproximadamente, y las cartas del tiempo permiten calcular.
rápidameute su presión diaria; tenemos en esto indiscutible-
mente un buen auxiliar de la previsión estacional.
Cuando una gran área de altas presiones cubre el interior
«de los Estados Unidos, con depresiones de poca importancia
sobre la meseta del oeste y en su borde norte; esta situación
es, en lo general, de carácter persistente, pues es bien cuno-
. par M. Joyce). 24 1188... oooooooocooo...- 291-313
IZQUIERDO, JOSÉ JOAQUIN.—La Ceguera en la República Mexica
na. Su repartición, su frecuencia y sus causas. (La Cécité au
Mexique. Sa répartition, sa fréquence eb ses causes). Lám.
A e OS IO E OU UIOS O So 121-168
LÓPEZ, ELPIDIO.—Regiones de la República más amenazadas por
las heladas prematuras de Otoño y tipos de tiempo que las pre-
ceden. (Régions plus ménacées par les gélées prématurées de
Aulomne). Lám. XXXE 20.09 orar co 315-320
—— -—— — Anuario astronómico y meteorológico para 1921. (An-
nuaire astronomique et météorologique pour 1921). Lam.
A e E 433-550
—— —-— y HERNÁNDEZ, JEsÚs.—Las observaciones higromé-
tricas en México. (Les observations hygrométriques a Mexico). 383 399
“LÓPEZ VALLEJO, EUTIMIO.—El Mal Rojo mexicano del cerdo y su
vacuna preventiva, (Le Mal Rouge mexicain du porc et sa
vaccination préventive). Láms. XXIX-XXX coo0ooooocommocoo- 277-289
MARY, ALBERT ET ALEXANDRE.—Sur la présence d'oxalate de
chaux dans le crachat tuberculeux.......o.oooooooooroo o. .... 351-353
ij "MENA, RAMÓN.—Cipactonal de Uxmal, Yucatán. Lám. XXVIIL.. 271-275
MENDIZÁBAL TAMBORREL, JOAQUIN.—Una observación Felt va
a la ecuación de tercer grado. (Une observation sur lP'équation
de troisieme kAegré)....ooormocooncranon aro rr 387-388
——— —— — Frrores en las Tablas de Logaritmos de W. W. Duf-
field. (Erreurs dams les Tables de Logarithmes de W. W.
Duff acia E RIRS IES 530
INDICE.—SOC. “ALZATE>.—T. 38
ST
q
Ly
OCHOTERENA, ISAAC.—Estudios neurológicos. La Retina del Ta-
payaxin (Phrynosoma orbiculare Wiegl). (Etudes neurologiques.
La Rétine du Tapayaxin). Láms. XV-XX........... a
—— —>— —Notas histológicas. Persistencia del cuerpo amarillo en
la segunda mitad del embarazo y observaciones acerca de algu-
nos fenómenos correlativos. (Persistance du corps jaune
pendant la seconde moitié de la grossesse et observations de
quelques phénomenes s'y rattachant). 211%S.....oooooooo.o..
ORDÓÑEZ, EZEQUIEL. —Petróleo en el Sur de Tamaulipas. (Le pé-
tróle au Sud del Etat de Tamaulipas).....oooooooooo.o.o..
OROPESA, GABRIEL.—Las lluvias en la región de Necaxa, Puebla.
(Les pluies dans la région de Necaxa). Láms. XXUEXXVIL..
PALACIOS, ENRIQUE JUAN.—La Piedra del Sol y el Primer Capítulo
de la Historia de México. (La Pierre du Soleil et le Premier
Chapitre de Histoire du Mexique). Láms. Lll............ e
RIQUELME INDA, JULIO. — Un insecto descortezador del Cedro.
(Un insecte parasite de l'écorce du Cypres). 2 fi8S...oooooooo.
SALINAS, MIGUEL.—La Sierra de Tepoztlán, Morelos. Láminas
OIEA A O AO
SANCHEZ, PEDRO C. y TOSCANO, SALVADOR.—Breve reseña de
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ZUBIRIA Y CAMPA, LUIS.—La Minería en el Estado de Durango.
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