.c\ HARVARD UNIVERSITY «a LIBRARY OF THE. Museum of Comparative Zoology lili \ í • Memopias de la Sociedad Científica "Antonio Álzate" MEMOIRES DE LA SOCI[T[,SC!ENTIFIOU[ "ANTONIO klUW Pl'BLlÉS SOUS LA DIREOTION 1>E RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN SECKETAIKE PERPETÜEL TOML 39 1920-1921 MÉXICO SOCIKTÍ: SCIENTIFH^rE 'ANTONIO ALZATE" 1921 ^1 \ Rí/to oo 1099 MEMORIAS DE LA SOCIEOAB científica "ANTONIO ÁLZATE PUBLICADAS BAJO LA DIKECCION DE RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN SECRETARIO PERPETUO TOMO 39 1920-1921 M E X I c o; Sociedad Científica "Antonio Álzate" 192 1 NOV S \i^2l Tomo 39. Núms. 1 a 6. MEMORIAS Y REVISTA DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ''Antonio Álzate" publicadas biijo la dirección de RAFAEL AGUILAlí Y SANTILLAN .SECRETARIO «¡ENERAI. PERPETUO SOMM AIRE (Mémoires, feuilles 1 ;\ 22; plaiu-hes I-XI). Eloiíio del yr. Ing. D. Manuel F. Alvarez por el lug. J. Galindo y Villa, p. 1-13, lám. I. (Ji/»ífc (/< M. M. F. Alvarez). Notas críticas y liiltlidymñcas relativas a la obra de D. W. Thompson: Oii Growth and Forin, por el Prot'. A. L. Herrera, p. 15-'J2. (Xntc» rrldquen et bibliograpklqnes sur l'ouvraffc de I). 11'. T/iompuoii). Datos sobre la industria peíroleiu en México, por el Ing. J. Li'ipez Portillo y Weber, p. 23-44, lánis. lí-VIII. (Sur Vimlustrie ¡^étrollfére un Me-vique). La Casa de los Virreyes en Huehuetoca, por M. Romero de Terrero.s, p. 45- 49, láms. IX-X. (L'Iíótel des Vlre-rols á Huehuetoca). Los caballos de los Couíiuistadores, por F. Gómez de Oroz<-o, p. 51-69. ( Lck rlieritu.e ilex Coui/ucraníx). Posiciones astronómicas de varios lugares de la República Mexicana, por el Ing. J. de Mendizábal Taniborrel, j>. 71-73. (Pimtioua (i.xtronomt<¿ues de différeiitti /icu.r. de hi licpublii/ue). Aztecas y Espartanos ])or el Lie. J. López Portillo y Rojas, p. 75-98. ( Aztéqnei,- li Spartiafe.'i). Laobi'a de Fray Francisco Xiniéuez conij)arada con la del Dr. Francisco Her- nández, por el Prof. G. Gándara, p. 99-120. (L'oi'nrri- dp Fmii Fnnir'isc,, Xiniéuez coutparéc avec relie du Dr. Hernández). Ai)untes relativos al e(dip.se de Luna del 21-22 de Abril de 1921, por el Ing. D M. Vribe. p. 121-123, lám. XL ( IJédlpse de Lvnedu U-.'.' Arril I'.IU). Algunos datos Sobre Hernán Cortes y su primera esposa Doña Catalina Xuá- rez, i»or Zelia Nuttall, p. 125-135. (Xoien sur Hernán Cortés et sa pre- Míére épouse). Los E.scorpiones de México, por el Prof. M. Herrera, p. 137-159. 33 íigs. (Le-í iSciirplons dti Mexique). (Vuelta. — T. s. v. p.) MLXICO SOCIEDAD científica "ANTONIO ÁLZATE" ENERO A JUNIO DE 19 21. Datos jiara una Didiiniírafia de la l''auTiii erj»etolú<íiea . 173-194. ( Lrs (nitaHiléci lio ^il caque). < >ti'/> i-áso íuitti¿'li(> ¿lexicauo en forma de «-alieza, jior H Beyer, p. in5-'J02, 5 rtiís. (Sur nne vase mexlrain aiitiqíie cv forme de tele). Datos jiara la Historia de Toluca. Fray Andrés de Castro, por el Prof. j\I. Sa- linas, p. 203-217, 2 filis. (X»te.^ .sin-r/iLitoire de Toluní). Los Yugos. ¿Qué empleo pudieron tener entre los antiguos pobladores de Mé- xic'V^ por el Ing. J Galindo y Villa, p. 219-2^(3, 4 figs. (Les Jovys. Quel ettiploi i>e iive iit-lh uvoir eu cliez Jes auñev-^ iievpJes dn Me.rlque). Someras im])resiones i-línica.s sobre la epidemia de gripa de 1!)20, por el i)r. .1. J. Izquierdo, p. 231-25(1, 9 figs. (Impremniin rJinif/ues sorntu airen sur /'('j,l- dcmic de .'/)'íj)/'C de lU :<)). Algunos datos sobre el clima del Estado de Sinaloa, por el Ing. P. Vázquez Scliiaftino, p 251-259. (QiieJqves dovnécK sur le elimat de l'Kfat de Sina- Jou). Las nociones de substancia y de elemento en la (¿uíndca y Jas interjiretacio- nes de los fenómenos de radioactividad, jtor el Ing. C. F. de Landero, ]i. 261-294. (Le.'! notions de suhstance et d'éJéinent en CJiimie et Jes ivterpré- iafions des pliévontenex de raiHoaelivité). VA ]>etróleo en los límites de los Estadcs de Oaxaca, Puebla y Guerrero, por el Ing. T. Paredes p. 295-302. (Le pétróle daii>¡ Jet JhniteH des Elats de Oaxaca. TiieJtJa et Guerrero). El ]>ulque considerado desde los ])untos de vista higiéniru, social y económii'O, ]jor el Dr. S. Kiíjuelme. p. 303-333. (Le ¡mlque roiií<¡dér<' (lu.r p"''ds de me ¡ii/t/ifíilqni-. ítoe'nd et éfinioiiuqve). El tambor de piedra del Museo Nacional por II. lieyer, p. 335-342, S fiírs. (/.<* tatídidiir en pierre dn Mi'St'c National j. i{r->.^2&¿m.'^> VSJFW^^'^^^ I%/^I Mcm. Soc. Álzate, T. 39. lám. 1. Sr. D. Manuel Francisco Alvarez, ARQUITECTO T. IXT-EXIERO CIVIL. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIRES, T. 39 Elogio del señor Ingeniero ü. Manuel Francisco Alvarez, en ocasión del 79" aniversario de su nacimiento y 58" de labor profesional, pronunciado por el Profesor Jesús Galindo y Villa, M. S. A., en la sesión que consagró al señor Alvarez, la Sociedad Científica "Antonio Álzate", el 7 de Marzo de 1921. (lámina i). Atraviesa la Humanidad en estos instantes por una serie enérgica y gravísima de derrumbes (|ue van rápida- mente quebrantando las bases del orden social: derrumbe de la vieja y consoladora fe religiosa de nuestros padros, derrumbe de la moral saludable para la feliz existencia d¿ los hombres; derrumbe de las doctrinas que aprietan los lazos santos de la familia, de la sociedad y de la Patria, juzgados como quimeras por los destructores de cuanto hasta hoy ha existido para tener afectos, emociones, idea- les, dentro de lo santo y practicable en el mundo y de lo único que puede equilibrar las fuerzas regidas por la ley de la fatal y necesaria desigualdad social. Pero ningún país del mundo coimo el mexicano va per- diendo tan a grandes pasos su noble respeto por todo lo d? ayer y por cuanto debiera serle venerable. Seguramente, no existe otra nación como la nuestra, donde gran parte de la joven generación actual dé tan abiertamente las espaldas a la Historia, que mire a todo lo viejo con el mayor de los desprecios, y que todo lo lion»)- rable del antiguo acervo de estudiosos, de profesionales, Mem, Soc. Al7.ate.-30Abrill921.-,t. .19-1 I'ROF. .IKsfs (-.ALINDO Y VIIJ.A (if tra))aja(l()ros, so trata de arrojar sin miraniiento alguiM al montón de lo inservible y de lo inútil. V es ((ue, como expone uno de nuestros pedagogos, carecemos de educación para conservar la herencia recibi- da de uuestros antepasados; es decir. (|\ic no sólo no sab'^- mos acrecentarla y beber en sus claras linfas, sino 00, fecha de la publicación. De esta obra me dice su autor en la dedicatoria autógrafa puesta en el ejemplar a mí obsequiado en 1905: "Presenté en el Congreso de Americanistas de París, de 1900, siendo tino de sus miembi'os, mi ])ropio trabajo sobre "Las Ruinas de ]\Iitla,"' y a propuesta (jue hizo después el Presidente i)r. Ilamy, .el Gobierno francés me concedió las Palmas Académicas.'' El l)r. D. Nicolás León decía al señor Al- varez en una t-arta a propósito de la obra citada: "IIov lu> acabado mi trabajo ("Guía histórico-descriptiva de Lyc»- baa o Mictlan." (México, 1901) nu-rced, [)rincipalmente, a su libro. Ks una muy buena obra y creo <|ue "en detalles científicos ha sujx'rado Ud. a Ilolmes; le felicito cordial- mente." Debo decir como complemento, (|ue antes, en 1895, había sidí) el Sr. Alvarez inifMiibro del XI Congreso ELOGIO DEL ING. D. MANUEL F ALVAREZ (lo Americanistas reunido en la Ciudad de México ; formó con tal motivo parte de la excursión a las citadas ruina-; /.apotecas, midió y levantó el plano de- los denominados palacios, "y los consideró desde el punto de vista ar([ui- tectónico." A poco volvió a Mitla para ratiñcar o recti- fícar algunos detalles, y con todo su arsenal de estudios preparó hasta darlo a las prensas su acabado libro. Apareció en 1905 una simpática obra del señor Al- varez: sn culto fervientísimo al maestro <|ue dirigió sus pasos i)rofesionales; su amor inextinguible a la Madre Academia; su cariño por los compañeros de estudios y de carr<'ra, todo ello está vaciado en su libro (^ue lleva pof título "El Doctor Cavallari y la carrera de Ingeniero Ci- vil en México". Fue un extenso estudio presentado a nuestra Sociedad "Álzate;"' en la sesión del 6 de Noviem- bre de aíiuel año. ¡Con cuánta solicitud y devoción están trazadas sus páginas, (pie consagra a sus padres, a sus con- discípulos muertos, a todos sus colegas vivos! ¡Así se hace Historia y con ella se hace Pali'ia ! Por esas páginas desfilan las venerandas figuras d" D. Hernardo Couto, de D. Santiago Rebull, de D. José Fernando Ramírez, de D. José Urbano Fonseca ; de Clavé, de Bagally, de Vilar; de Périam y de Landesío a quienes tanto debió la Academia ; y especialmente la del maestro, D. Javier Cavallari, (pie lo fue de Arípiitectura ; y luego, van pasando los viejos profesores que dieron lustre a la Es- cuela: D. Manuel GargoUo y Parra, el Padre D.Ladislao (U' la Pascua, I). Joacpiín de Mier y Terán, D. José María Re- gó, D. Ramón y D. Juan Agea, D. Leopoldo Río de la Lo- za, D. Vicente Heredia, D. Manuel Rincón y Miranda. D. Miguel Mata y D. Juan Manchóla. ¡ Todo un cementerio es la lista que nos presenta a los compañeros de don Manuel Francisco ! A muchos de ellos les conocí, les traté, les tuve también especial cariño. No existen ya, D. Francisco de P. Vera, D. Eleuterio Méndez, PKOK. JESIS (¿ALINDO Y VILLA 1). Manuel Ocaranza (no ol pintor sino el arquitecto), D. Ignacio y D. Ensebio de la Hidalga, D. Mariano Téllez Pi- zarro, I). Manuel Couto, D. Eduardo Davis, D. Ricardo Orozco, I). Manuel Veláz(iuez de León, D. Manuel Calde- rón, D. Joaíjuín Gallo, D. Ángel Anguiano. Apenas vi- ven y ya ancianos y a los bordes del sepulcro, D. Antonio . Torres Torija y D. Mariano B. Soto; también D. José Ra- món de Ibarrola y D. Antonio Anza, y como el más joven, 1). Juan Mendoza y Roca. El libro sobre el Dr. Cavallari. es fuente de primer orden para la historia de la Academia. Laborioso y muy interesante es el estudio presentado ])()r el señor Alvarez a la Asociación de Ingenieros y Ar- «[uitectos el 7 de Agosto de 1917, intitulado "Las pinturas de la Academia Nacional de Bellas Artes, su mérito artís- tico y su valor comercial," trabajo que es nuevo venero también para la historia de nuestra Escuela. Tiene ese estudio entre muchas notas que lo ilustran, ima que plena- mente comprueba mi pesimismo sobre el porvenir del hom- bre estudioso en México y del abandono y la desgracia en «lue queda al llegar a la decrepitud. Hablando del meri- tísimo pintor y gran dibujantet D. Félix Parra, maestro de varias generaciones de artistas, dice el señor Alvarez (página 38) : "Parra, a pesar de sus sesenta y íuieve años trabaja todavía como Profesor en la Academia, cuando muy justo es que estuviera jubilado; pero esto es difícil para los artistas: recuerdo lo (jue pasó con el insigne pintor Santiago Rebull, (jue mnrió de setenta y tres años de edad en 1!>02. Atacado rudamente y sin fundamento por el Lie. Ignacio M. Altamirano, con miotivo de una Concepción (|ue l)intó por encargo del dorador D. Francisco Arce en 1879, se encontró tan lastimado Rel)ull. (|ue abandonó los pince- les y se dedicó a la enseñanza del dibujo, en lo (|ue no fue más afortunado: pues todavía próximo a morir, pobre, en- feíMuo de una pierna, tenía (|Ue concurrir casi arrastrando a dar sus clases para poder vivir, no lial)iendo sidf) |)Os¡- ELOGIO DEL IXO. D. MANUEL V. ALVAREZ ble conseguir del Gobierno su jubilación. ¡ Triste vejez d-; los artistas mexicanos !""... . El estudio anterior "contiene, además de la parte his- tórica de la pintura, la de cada una de los principales cuadros de los alumnos de la Academia, la relación de los cuadros que formaron las galerías Fagoaga, Barrón y de otros par- ticulares, y el valor de las pinturas más notables mexica- nas .y extranjeras." El furor iconoclasta de que están po- seídos nuestros modernistas ha expulsado de las galerías a numerosoíí cuadros, dispersándolos por distintos edifi- cios públicos: razón por la cual sube de precio el trabajo del señor Alvarez. Consagrado asimismo al estudio de la enseñanza del dibujo, dio a la estampa una "Reseña de la lY Exposición Internacional," de aquella materia verificada en Dresde, Sajonia, el año 1912, Además, ha escrito e igualmente impreso varias mono- grafías sobre edificios de la ciudad de México, tales como la de "El Palacio de Minería", "La Escuela de Jurispru- dencia" y otros; y en francés "Les edifices d'Instruction Publique a México," trabajo que fue presentado en el III Congreso Internacional de Higiene Escolar de París. Muy trascendental es su trabajo "Algunos datos so- bre cimentación y piso de la ciudad de México y nivel del lago de Tetzeoco a través de los siglos;" porque ha venido siendo un problema para los constructores el sistema de cimientos que en los edificios, sobre todo aquellos de gran peso, deben emplearse en nuestra capital, dado que ya se modificaron profundamente las condiciones del subsuelo de la Metrópoli, al ser drenado por las obras de Sanea- miento complementarias de las del Desagüe del Valle. "La Plaza de la Constitución de la Ciudad de México" es otra de sus estimadísimas obras. Es una Memoria his- tórica y artística publicada en 1916, que contiene un pro- yecto de reformas con motivo de la tala o desaparición del 10 I'KOK .IK.-Cs liAMXDo V Vil, LA arbolado on las postrimerías del mes de septiembre del año anterior; proyeeto (pie mereció el aplauso y la aitrol).!- eióii de los técnicos. Entre las ilustraciones (pie acoiiip'- ñan al estudio, ha}' una debida al señor Alvarez ; la eom- paraeión, por superposición de i)lantas, de luiestia - d.- San Pedi-o de Ronia. Citaré, finalmente, sus trabajos, coi)iosos en datos, aci-/- ea de "La Ar(piitectura Religiosa Colonial en iMéxifo"' ; "Las balaustradas y su influencia en los edificios ;"" 'l^l Análuiac y la Religión.de los Aztecas", "en el (|ue hace \iiia eomparaeióii entre las Pirámides de Egipto y las de Teo- tihuacán."" comparación (pie años atrás había establecido García Cubas. Pocos meses ha (pie el señor Alvare/ dis- tribuyó entre los estudiosos su folleto relativo a "Las l>i- blioteeas Públicas y Particulares;" y nuestro muy (pierido consocio el Sr. 1). José de Mendizábal, acaba de publicar en su '-iO "Almana(pie de Efemérides de Puebla," i)ara 1921, el estudio de don Manuel Francisco referente a la Catedral de Puebla, miuy atractivo tambiiMi. Ll aiilor ha- ce notar (pie las j)lantas de las ('atedrales de ]\Iéxico y Puebla son co})ias de la planta románica dr la Catedral de Salamanca en España, He af|uí a grandísimas pinceladas y omitiendo no po- co, la labor científica y literai'ia del señor Ingeniero ("i\d y Arquitecto don Manuel Francisco Alvarez, que tan bien y acertadamente representó a su patria en París el año 1!)()0 en los Congresos de Ar(piite?.i operación se hace inyectando de una a tres toneladas de co- mento, el cual es obligado a bajar hasta el fondo del pozo, y a subir luego a lo largo de las paredes de la excavción, entre ellas y la tubería. Un ingenioso y sencillo procedí- DATOS SOBRE LA INDUSTRIA CLTKOLF.RA EN MÉXICO 31 miento indica cuando esto ha tenido lugar. Se deja enton- ces que transcurra el tiempo necesario para que el cemento fragüe, se hace la prueba, que consiste en inyectar agua a una presión algo mayor de la que se espera tendrá el pozo, y se prosigue después la perforación. • Sólo que ahora el sistema empleado es el percutente, o "Standard". (!uaudo se acerciu uno a la torre, esbelta construcción de madera a menudo contraventeada para que pueda resistir los nortes, ya no se escucha el eterno rodar de lá cadena chirriante que hace girar la rotatoria. Ahora la construcción toda tiem- bla y se estremece a los golpes rítmicos, isócronos, incesan- tes de la barrena, que no hurga como la otra, sino choca destroza y pulveriza. Es una impresión imborrable la que experimenta el que liega por primera vez a un pozo en vías de perforarse, y percibe el sordo retumbo de la barre- na que busca el petróleo en los insondables abismos. Hay veces en que el pozo pierde la vertical, se inclina, se apar- ta de la dirección que tiene en un ])rincipio. Tal cosa se conoce cuando se saca la barrena para introducir ese tubo hueco llamado "cuchara"', con el que se extraen los escom- bros y restos del fondo de la excavación. Entonces, si ésta ha perdido la vertical, la barrena muestra un lado más des- gastado que el otro. Y hay que rellenar con hierro el po- zo hasta arriba del punto en donde empezó la desviación, y se vuelve a perforar, logrando así que la barrera encuen- tre por todas partes igual resistencia y siga la dirección debida. Otras veces la barrena, barra de acero que llega a pesar dos toneladas, se quiebra, y entonces es preciso pes- carla; para lo cual se introducen enormes y potentes tena- zas que muerden el trozo, lo sujetan y lo arrancan del lecho de piedra en que está hundido a menudo hasta un metro. Veces hay en que no es posible agarrarlo, y entonces se hace una excavación lateral, donde se obliga a caer el pedazo que estorba, a fuerza de golpear encima de él. No pocas veces la operación de perforar se detiene por causa de per- 32 IN la Pierce, es el hecho de (pie, ])or haber vivido y vivir acl nal- mente en la barriada de Árbol Grande, cerca de Taini)ico y junto a las instalaciones de la Pierce y no tener (¡u(> hacer grandes recorridos para ir a sus labores, prefieren <|nedarse trabajando en esa refinería a ir a oti-a donde nu^jorcs ]n*e- DATOS SOBRE LA INDUSTRIA PETROLERA EN MÉXICO 41 cios se les paguen. Existen además de las citadas varias plantas de refinación completa en diversos lugares del país. "El Águila" tiene una en la barra de Tuxpan, la '•Huasteca" dos, una en "Juan Casiano", para extraer gasolina del gas de sus pozos, y otra en Pueblo Viejo; la ' Penu Mex." tiene en el "Álamo" una; también para tra- tar el gas de sus pozos. La "Pierce Oil" tiene una com- pleta en Veracruz; la "Standard" una primaria en Pueblo Viejo; la "Texas" una en las Matillas.y otra en Agua Dul- ce, Puerto Lobos, y la "Atlántica" otra en San Nicolás, Puerto Lobos. Entre todos pueden producir 19.654 metros cúbicos destilados diariamente. Se ha concedido permiso, además, para que se instalen 8 refinerías más, de las que dos son completas. Es verdaderamente asombroso ver cuanto aumenta de valor el peróleo refinado, y hasta que punto es productiva 1^ industria que a ello se dedica. Sería de desear que los capitales mexicanos se dedicasen a esta rama de inversio- nes de éxito seguro, y de rendimientos fabulosos. Hace al- gunas decenas de años, los hombres de empresa mexicanos precedieron a los extranjeros en las investigaciones por el petróleo (*). Fallaron por falta de maquinaria adecuada y preparación técnica; pero nosotros ya no podemos ale- gar en nuestro descargo esa disculpa. Hemos visto lo su- ficiente de los procedimientos extranjeros para saber como emplearlos. Nuestros hombres de ciencia saben por lo me- nos tanto como los que vienen de otros países. La mano de obra podríamos conseguirla quizá con más facilidad que los extranjeros, y el acatamiento a nuestras leyes sería pi- ra nosotros mismos más fácil que para los nacidos allende las fronteras. Sólo se necesita que los mexicanos que se lancen a empresas de este género abandonen procedimien- (*)— Véase la conferencia del Sr. Ing. Santáella en la Soeierfad df Geo- grafía y Estadística. 42 TKO. JOSÉ LÚl'EZ I'0RT1I,!,0 V WEHER los anticuados y de mal éxito i)ráctieo. Me refiero a la irracional economía administrativa. Negocios de la índo- le de los del petróleo, deben emprenderse sin parar mientes en centavo más o menos en los gastos, con mayor razón cuando el clima de las regiones productoras es tal (|ue los que allá marchan deben encontrar sueldos o salarios sufi- cientes para compensar con dinero lo que en otros sentidos pierden. Digo esto, porque desgraciadamente pude observar que las compañías petroleras dirigidas por mexicanos o es- pañoles, por regla general, se encuentran en plena anar- quía, no tienen directores que puedan saparlas a flote, y ello se debe a que los accionistas retroceden ante la idea de pa- gar empleados con sueldo elevado y, estos son los únicos que podrían hacer progresar los negocios que se les enco- mendaran, y rendir a sus jefes cuentas tales que el alto sueldo ({uedase ampliamente justificado. No sucede así en las compañías extranjeras, como lo he dicho, aunque es natural que prefieran poner en los puestos de responsabili- dad y buenas pagas, personas a quienes de antiguo conoz- can o puedan conocer, y así los mexicanos no llegan a apro- vechar de tan prudente y práctica directiva. Uno de los cargos (lue con más frecuencia se nos ha- ce es el de protejer el bolcheviquismo en México. No di- go que en la República no haya partidarios de las doctrinas de Ulianoff y Bromstein; pero sí que la gran masa de nues- tros obreros no produce espontáneamente el bolcheviquis- mo. ¡ Ojalá que los gerentes de las Compañías petroleras recomendasen a sus empleados conterráneos mayor pruden- cia al expresar sus doctrinas económicas y sociales! Ya he hablado del asunto en el curso de esta uiisnia conferencia, e insisto sobre él ahora: buena parte de los movimientos so- ciales de la zona petrolera se deben a ([ue los obreros ame- ricanos, al tratar con los nuestros, se convierten cu propa- gandistas de. doctrinas demoledoras. No hago cargos a nadie por ello. Es muy natural (jue en todas partes y en- DATOS SOBRE LA INDUSTRIA PETROLERA EN MÉXICO 43 tre todos, se encuentre quien piense de modo parecido a como piensan los idealistas y soñadores rusos; pero sí se- ría justo que no se nos' cargase en cuenta aquello en que no tenemos sino un mínimo de culpa. Para termánar : Ha cundido en nuestro país cierta alarma por el agotamiento de campos productores que la gran masa llegó a creer perennes. Nadie sabe de cierto cual es el verdadero estado en que se encuentren los yacimien- tos; pero, eminencias geológicas me han afirmado que en nuestro suelo queda petróleo suficiente para mantener por decenas de años una producción tan intensa como la actual. El yacimiento explotado hasta hoy, y parte del cual ha Ih.v gado al agotamiento, no es más que uno de los seis que se hallan en situación que impropiamente podremos llamar paralela a la eosta del Golfo. La llamada "línea de Ham", que corre por los campos famosos en el mundo' entero de Tepetate, Chinampa,, Los Naranjos, Cerro Azul y Potrero del Llano, no determina la única zona productiva de M«'-- xico. Largos rosarios de chapopoteras que van desde Ta- basco y Campeche al Bravo, indican que otros depósitos, quizá más importantes que los conocidos, aguardan aún en lo profundo de la tierra la barrena que vaya a buscarlo.^. Y debemos tener confianza. México ha sido una nación ex- cepcional. Todo lo que sea bueno o malo, lo debe a sí mis- ma. El aislamiento en que se encuentra de pueblos de su propia raza e idioma, puesto que el único de ellos con el jue pudiera comunicarse, Guatemala, se halla separado por enorme área de tierra caliente y difícil tránsito, lo ha he- cho un poco distinto, tal vez por nuestro mal, de los países hermanos que habitan en el Sur del Continente. Pero en el futuro como en el pasado, desconocidos recursos se ha- llarán a nuestro alcance para ayudar a salvar situaciones en la apariencia desesperadas. El pasado sangriento y lú- gubre, padre del presente aceptable, nos enseña el opti- mismo. Día vendrá en que las razas que habitan nuestro 41 ING. JOSÉ LÓI'EZ PORTILLO Y WEBER país se iTuezelen, que la instrucción se unifique, y entonces terminarán las guerras civiles, y México ocupará en. ol mundo de las naciones el puesto <(ue Dios le tiene designa- do, y gozará de una grandeza a que lo han hecho merecedor sus padecimientos. Esperémoslo así con esa fe que mueve las montañas y ha dado origen al encumbramiento de tan- tos pueblos. México, Octubre 4 de 1920. Mein. Soc. Álzate. T. 39, lám II. »¿> Vista panorámica de Tampico, (palacios junto a jacales;. Pozo de petróleo en explotación. Mem. Soc. Álzate. T. 39 lám. JII. Cargadero de petróleo en el Río Panuco. Tanque de iihnaceiiamiento. Mem. Soc. Álzate. T 39, lám IV. Incendio de un tani^ue de almacenamiento. Extremo de una línea submarina a punto de ser halada. •o o a ►Í5 o n •^ (t) fp w — ^ » d ís y. — , c » ?> •n ■J> ^ 1) CB fi M a S! SO ■* ;í B ■ r— :: ,^^ S» c ?: ■/. O c o — ^ ir' cr K a SB » ¡2 oi r so 7. (T) s ce o o o' Je í/i '^ ti I ¡e r- ít o" 5 _^ o o - o s ai s 'i * •5^ ^ if' ■.■5 - 1.' * K 1 •■%; ■' ■ » o © c o 5 "■ ©> D P- cr Mei». Soc. Álzate. T. 39, lám. VIII. Panorama de ima planta de refinación primaria. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIRES, T. 39 45 LA CASA DE LOS VIRREYES EN HÜEHUETOCA POR MANUEL ROMERO DE TERREROS, MARQUES DE SAN FRANCISCO.— M. S. A. (Sesión del 2 de Febrero de 1920) (LÁMINAS IX-X). Con el nombre de "la Casa de los Virreyes" es eonoei- do en Huehuetoea un edificio que, como todo ese pueblo, se halla actualmente en completo estado de ruina y aban- dono. No fue pródiga la naturaleza en el vetusto poblado. Falto de agua y vegetación, Huehuetoea ha sido siempre un sitio triste por excelencia, y si alguna importancia tu- vo antaño, era debido a que allí hacían escala las "diligen- cias" de nuestros abuelos. Pero con la construcción de los ferrocarriles, desapareció aquel tráfico ; y las numerosas revoluciones que han asolado al país, dejaron allí sus hue- llas, como lo atestiguan derruidos techos y paredes de ad<> be que rápidamente se desmoronan. ¿Cómo fue que en un lugar de ningunos atractivos te- nía una casa nada menos que el primer funcionario de la Colonia, el Virrey de la Nueva España? La explicación es bien sencilla, si reflexionamos que, a muy corta distancia de esta casa, eorre (a lo menos, en tiempo de aguas) el río 46 MANUEL ROMERO DE TERREROS de Cuautitlán, porque enseguida acude a nuestra mente el recuerdo del famoso desagüe de Huehuetoca, por medio del cual se luchó, durante tres siglos, por librar a México de la inundaciones que periódicamente afligían a los mora- dores de la Oapital del Virreinato, y que preocuparon siem- pre a los gobernantes del país, desde Don Luis de Velasco hasta don Porfirio Díaz, durante cuyo período de mando se dio término a tan importante empresa. El ilustre Mar- qués de Salinas fue el primero en romper la tierra con una azada, el 30 de Noviembre de 1607, (1) y casi todos sus sucesores tomaron vivísimo interés en la obra. Como acos- tumbraban visitar'las obras del desagüe muy a menudo, se fabricó la casa que nos ocupa, tanto para alojar a los en- cumbrados huéspedes en sus viajes de inspección, cuanto para que sirviera de oficinas y almacenes. Existe la tradi- ción, muy verosímil por cierto, de que fue mandada cons- truir por dicho don Luis de Velasco. ¡ Cuántas veces habrán pisado sus umbrales aquellos grandes señores que gobernaron la Nueva España, y aque- llos ilustres ingenieros como diríamos hoy, que se llamaron Enrieo Martínez y Adrián Boot ! ¡ Cuántas discusiones habrán escuchado sus muros, acerca de si debía seguirse la ciclópea tarea del tajo de No- chistongo, de allí cercana, o emprender el canal de desagüe por otro ruimho, como al fin y al cabo se hizo en nuestros días! No nos atreveremos a firmar que la casa, tal cual hoy existe, date del siglo XVII, pero sí es muy probable que la mayor parte del edificio sea la primitiva construcción, eri- gida quizá por el propio Enrico Martínez, aunque modi- ficada posteriormente, como es el caso en casi todos los edi- ficios de la época colonial. (1) Memoria Histórica, Técnica y Administrativa de las Obras del Desa- güe del Valle de México 1410-1900.- México, 1902. LA CASA DE LOS VIRREYES EN HUEHUETOCA 47 Afecta la casa de los Virreyes la forma de un parale- lógrarao, y consiste en un patio, que da luz a las habitacio- nes que lo circundan, y un amplio portal al frente. Este, que mira al Poniente, es la parte más interesante de la casa. Mide aproximadamente, cincuenta metros de larg^ por unos seis de fondo, y lo forman doce arcos de medio punto que descansan sobre sencillas columnas de piedra y se halla flanqueado, en cada extremo por una torre con campanario de dos pisos, sencilla coimposición que no carece de gracia señorial. Los tres primeros arcos de la extremidad Norte d''l portal fueron segados (probablemente en el siglo XVIII) y elevado el techo, para formar una capilla, si hemos de juz- gar por la portada que se construyó dentro del portal, con vista al Sur, y que todavía conserva su antiguo portón de madera con casetones y peinazos de excelente diseño y buena ejecución. Pero el palacio virreinal ha venido tan a menos, que esta capilla después de haber servido de cár- cel y de juzgado de letras, es hoy una sucia pulí^uería ! . . Encima del zaguán de la casa hay una lápida con una inscripción, pero solamente nos fue posible descifrar el nombre de Don Domingo de Trespalacios y Escandón, Su- perintendente, y por lo tanto factótum del desagüe, desd3 el 30 de diciembre de 1742 hasta el 7 de abril de 1764. Esto nos hizo abrigar la sospecha de (pie la casa sufriera en su tiempo muy radicales modificaciones, sospecha que aumen- tó al penetrar en el patio y encontrar la mitad de él ocu- pada por las ruinas de un jardín típico de la décima octa- va centuria. Al ver los restos de pilastras coronadas an- taño por macetones. los pequeños arcos decorativos y la disposición toda del dimjnuto' "pensil", recordamos ense- guida los jardines de San Ángel y San Agustín de las Cue- vas, que hemos procurado reseñar en más de una ocasión. El brocal del pozo abandonado, una que otra planta que pugna por florecer en medio de aquella desolación, los do- 4S MANUEL ROMERO DE TERREROS rriüdos i)iiare.s, — sunt iacri2nae rerum, — nos hicieron más amable el recuerdo de Don Domingo de Trespalacios y Es- candón, si es ([ue él, como creemos, fue, el autor de este pa- tinillo. Como dintel de una puerta-ventana que se abre a este patio, figura una piedra con una inscripción, pero se ve a las claras que no fue éste su primitivo destino. Muy bo- rrosa hoy, sólo pudimos leer en ella lo siguiente : Fran. . .Duque de Alburquerque . . .Cuellar. . , . Marqués de Cadereyta. . .Conde de Ledesma. . . . Este don Francisco Fernández de la Cueva, Duque de Alburquerque, Marqués de Cadereyta, Conde de Cuéllar y Ledesma, que gobernó la Nueva España de 1653 a 1660, era muy afecto a la ar(|uitectura, modificó por completo el Real Palacio de México, y llenas están las crónicas de su tiempo del empeño que tomó en terminar la catedral metropolita- na. También le interesaba el desagüe. Leemos en el Dia- rio de Guijo, correspondiente al año de 1658, lo siguiente:. "Jueves 24 de octubre, después de haber asistido al acuerdo, el Virrey salió de esta ciudad en compañía de la Virreina y su familia, acompañado de todo el reino, a ir a ver el desagüe y visitar las 'minas de Pachuca, e hizo no- che en el pueblo de Tlalnepantla, administración de los franciscanos; y estuvo en ida, estada y vuelta. . .Volvióse luego martes sobre tarde, 29 de este mes, y no pasó a Pa- chuca." A pesar de la redacción un tanto confusa de este pá- rrafo del Diario, es evidente (|ue los Virreyes pasaron más allá de Tlalnepantla, en donde poco podían ver del desa- güe; y la inscripción que hemos mencionado se refiere m- dudablemente a la visita virreinal a Huehuetoca, punto de mayor interés, por hallarse de allí cercanas las obras más importantes, especialmente el tajo de Nochistongo. Es por LA CASA DE LOS VIRREYES EN HUEHUETOCA 49 lo tanto casi seguro, que la casa de este pueblo fue ha- bitada durante algunos días por los fastuosos Duques de Alburquerque. La dilatada comitiva, encabezada por la altiva y mundana Virreina Marquesa de Cadereyta, habrá alegrado por breves horas las estancias del palacio, em- pleadas hoy para oficios tan ruines, que el vieJo edificio pa- rece avergonzarse de su decadencia, y buscar en una muer- te próxima el olvido total de su antigua importancia. México, Febrero 1920. Mem. Soc. Álzate. T. 3Í). lám. JX. k La Casa de los Virieyes en Huehiietoca. Mem. Suc. Álzate. T. 39, lám. X. W'.á-. La Casa de los Virreyes en Huehuetoca. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE '-ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIRES, T. 39 51 LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES DEL ANAHUAC. POR FEDERICO GÓMEZ DE OROZCO. M. S. A. (Sesión del 3 de Mayo de 1920) En 18 de febrero de 1517, salió del puerto de Ajaruco, en la Isla de Cuba una pequeña armada al mando de Fran- cisco Hernández de Córdoba, con dirección a las islas de los Guanajos para tomar indios y venderlos por esclavos ; di- rigióse primero la flota, hacia Puerto Príncipe para pro- veerse de vastimentos, saliendo de allí dijo Antón de Ala- minos, el piloto, que siendo mozo aún acompañó a Don Cristóbal Colón en su viaje, y por falta de buenos navios no siguió el Almirante al Poniente aunque le parecía existían buenas tierras hacia ese rumbo. El espíritu aventurero de los expedicionarios no necesitó mas para admitir las indi- caciones de Alaminos y poniendo la proa en la dirección in- dicada, comenzaron su expedición. Fue el 4 de marzo cuando apareció la tierra nueva a la vista de la gente de Hernández de Córdoba; los grandcíí pueblos de altos edificios de piedra, muros almenados al que llamaron El Gran Cairo, los trajes y la civilización de los habitantes les tenían admirados ; pronto su vista sagaz descubrió adornos de oro en los aborígenes, y su deseo de cambiarlo por baratijas los impulsó a costear la tierra re- 52 FEDERICO GÓMEZ DE OUOZCO cien descubierta, desembarcando en diverí,os lugares, te- niendo que sostener escaramuzas con los indios; ningún en- cuentro fue más desastroso a los hispanos que el combate de Poton-Clian en donde a duras penas escaparon, no sin dejar varios muertos en el campo y salir todos excepto uno, con lieridas más o menos graves. No teniendo elementos para resistir más y menos parn colonizar, sin caballos, poderosos auxiliares en esas em- presas, determinaron tomar el camino de la Florida, lugar ya conocido desde 1512 en que lo descubrió Juan Ponce de León. Tras una navegación penosa arribaron al Puerto de Ca- renas en el actual de la Habana, Cuba; Francisco Hernán- dez de Córdoba, se dirigió a su encomienda de Santiespíri- tus, muriendo diez días después a causa de las heridas, los demás compañeros suyos se repartieron por la Isla, llevan- do la nueva del País exótico en donde abundaba el oro, todo através de un relato sembrado de exageración y portento- sas maravillas. IJiego Velázíjuez, Gobernador y Conquistador de la Is- la de Cuba seducido por las noticias de los descubridores de la Isla de Santa María de los Remedios, como llamaron a Yucatán, en tanto (pie gestionaba el permiso para tomar po- sesión de esas tierras, preparaba una nueva expedición al mando de Juan de Grijalva, para costearlas y rescatar oro, esto es, cambiarlo por cuentas, tijeras, espejos, y otras co- sas de poco precio, pero para los indios por nuevas, muy es- timadas. Con cuatro navios y suficientes baratijas, salió Grijal- va del Puerto de Matanzas el 22 de enero de 1518, no sin antes ir costeando Cuba para ir tomando hombres y víve- res, partiendo definitivamente el lo. de marzo del mismo año; Antón de Alaminos guiaba otra vez, y pronto llega- ron al país del oro, a la vista de Yucatán, si bien desem- barcaron en una isla llamada (^ozumel, o de las Golondri- LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES 53 ñas, a la que pusieron, Santa Cruz. Costeando y recono- ciendo, tuvieron algunas escaramuzas y encuentros, sa- liendo herido en Campeche el mismo Grijalva. Su recorri- do se prolongó hasta lo que después fue Veracruz, reco- nociendo no ser isla Yucatán y dejando como memoria de su paso, su nombre al islote de San Juan de Ulua fren- te a Chalchiuhacán, y su apellido al caudaloso río de Ta- basco. Cumpliendo con lo ordenado rescató todo el oro qiío pudo y tornó a Cuba a dar parte a Velázquez de la gran- deza del país, que según sus indagaciones era inmensa- mente rico y grande, y se llamaba Coluha por ios indi(-> y por él Santa María de las Nieves. Sintió muclio Veláz((uez no se hubiera hecho ningúii intento de poblarlo, como (luerían los de Grijalva y peit sando en la importancia de tomar posesión de esas tenta- doras islas o continentes antes que otros lo hiciesen, co- menzó a reunir lo necesario para enviar la tercera expedi- ción muy bien pertrechada y provista. Después de algunas vacilaciones, por consejo de su Se- cretario Andrés de Duero y el Contador Real Amador de Lares, nombró a Hernando Cortés para tomar a su cargo la mayor y más grande de todas las expediciones hasta entonces armadas en Cuba. La experiencia había demostrado Jiasta entonces la neqesidad de contar con elementos suficientes, para pene- trar a un país en donde el valor de los habitantes era tan grande que no temían atacar a los españoles, quienes con- taban con armas tan superiores así ofensivas como defen- sivas. Con su acostumbrada energía y actividad, Cortés, «'1 antiguo Alcalde de Santiago, hacía los aprestos ue<;esa- rios convidando a sus amigos y conocidos a tomar parte en la empresa. 54 KKÜERICO OÓMKZ DE OROZCO No era ya un simple viaje de exploración^ sino de co- lonización y por lo tanto de conquista; la fama de la ri- queza del país atrajo a muchos, los pobres con afán de sa- lir de su triste condición y los ricos para aumentar sus caudales, y unos y otros contribuían con lo que podían pa- ra el equipo de la armada. Mientras unos, y éstos eran los más compraban ar- mas, comestibles y ropa, los caballeros dueños de indios y pingües encomiendas, vendían sus bienes o los hipoteca- ban a cambio de tocino, pan de cazabi, armas y CABA- LLOS, llegando algunos como Pedro de Alvarado y Juan Cedeño a contribuir con un navio propio cada uno. Muy pocos caballos había en la Isla de Cuba y dado el papel tan importante que desempeñaban en todas las ex- pediciones, eran excesivamente caros. Antes de salir Cortés para la llamada tierra de Cohi- ba, (juiso tocar varios puntos de Cuba tanto para hacer- se de elementos como para reclutar gente que lo acorapa- ñase ; en este tiempo fue cuando se consiguieron algunos caballos, los (jue no se embarcaron desde luego, siuo por tierra los llevaron al lugar en que se reuniría la flota pa- ra partir definitivamente. En la villa de la Trinidad se encontró Cortés con Alon- so Hernández Portocarrero paisano y amigo suyo, que a pesar de ser primo del Conde Medellín, no tenía con que comprar un caballo, por lo ([ue Don Hernando lo compró a un Yillanueva una yegua rucia, dándole unas lazadas de oro que .valdrían 70 pesos de oro. Diesciséis fueron por todos los caballos y yeguas que componían la caballería de los futuros conquistadores del A.náhuac; al salir con dirección a Cozumel, siguiendo el derrotero conocido por Alaminos, se repartieron los caba- llos en once bajeles, para lo cual se hicieron pesebres y se embarcaron grandes cantidades de yerba seca. LOS CABALLOS DE LOS COXf^UISTADORES 55 Beriial Díaz con su acostumbrada prolijidad describe así los caballos y nos señala (luiénes eran sus dueños, ' ' quie- ro aquí poner por memoria" dice "todos los caballos y ye- guas que pasaron." "Capitán Cortés un caballo castaño zayno que luego se le murió en San Juan de Ulúa." "Pedro de Alvarado y Hernán López de Avila, una yegua alazana muy buena de juego y de carrera y disquo llegamos a la Nueva España el Pedro de Alvarado, le com- pró la mitad de la 3'egua o se la tomó por fuerza." "Alonso Hernández Puerto Carrero, una yegua ruzia de buena carrera, (lue le compró Cortés por las lazadas de oro." "Juan Velázquez de León otra yegua rucia muy pode- rosa, que llamábamos la rabona, muy revuelta y de buena carrera. ' ' "Cristóbal de Oiid un caballo castaño oscuro, arco bueno." "Francisco de Moutejo y Alonso de Abila, un caballo alazán tostado no fue bueno para cosa de guerra." "Francisco de Moría, un caballo castaño oscuro, gran corredor y rebuelto." "Juan de Escalante, un caballo castaño claro tresalvo, no fue bueno, üiego de Ordaz, una yegua rucia machorra pasadera y aunque corría poco." "Gonzalo Domínguez, un muy estremado ginete, au. caballo castaño oscuro muy bueno e gran corredor." "Pedro González de Truxillo, un buen caballo casta- ño, perfecto castaño, que corría muy bien. Morón vecino del Bayamo, un caballo hovero labrado de las manos y era bien rebuelto. Baena vecino de la Trinidad un caballo ho- vero algo sobre morzillo no salió bueno para cosa nin- guna." Meni. Sor. Alíate.— 2-.Jnnio-l»21.—t. 39—5 ñ6 FEDERICO GÓMEZ DE (ilíOZCO "Lares el iiuiy buen ginete un caballo muy bueno, do color castaño algo claro e buen corredor." "Ortiz el músico, y un Bartolomé García, (jue solían tener minas de oro un muy buen caballo oscuro ([ue dezian El arriero, este fue uno de los buenos caballos, (jue pasamos en la jornada." "Juan Sedeño, vecino de la Habana una yegua casta- ña y esta yegua parió en el navio. Este Juan Sedeño pasó el más rico soldado que ovo en toda la armada por (jue trujo juivio suyo y la yegua y un negro, e cazabe e tozino porí^ue en aquella sazón no se podía bailar caballos, ni negros sino a jjeso de oro, y a Esta causa no pasaron más caballos por que no los babia ni de <|ue comprallo." "Todos estos caballos, los consiguieron los dueños res- pectivos y aun como lo indica Bernal Díaz, lo;, había (pie eran propiedad de dos personas, sin embargo cuando (.'or- tés quizo justificar su conducta en lo referente a su infi- dencia con Diego Veláz(|uez, se atribuyó haber hecho él sólo los gastos de la empresa y en 4 de octubre de 1520, hizo probanzas en la Villa de Segura de la Frontera, en la que se asienta: "Que de caballos ([ue el dicho señor Capitán Ge- neral Hernando Cortés ha comprado para servir en la di- cha conquista, (|ue son diez e ocho, que le han costado a 450 e a 500 pesos, ha pagado, e (jue debe mas de ocho mil pesos de oro dellos." Mucho molestaban los indios a los españoles que cos- teaban el litoral de Yucatán, por lo (jue decidió don Her- nando sacar la caballería. Algo tor])es por el largo tiem|K) (|ue tenían de estar en las naves, hubo que esperar un día para que recobr;isen su habitual vigor y estuviesen en condiciones de utilizar- los. Conociendo Cortés el efecto (pu' harían las cabalga- duras entre los indios, pai-a (piienes eran descoíiocidos los caballos, mandó ponerles pretales de cascabeles y seiialó LOS CABALLOS DE LOS (ONyUISTADORES 57 para que formasen la peíjiieña fuerza de caballería, a Podro de Alvarado, Cristóbal de Olid, Alonso Hernández Portoca- rrero, Juan de Escalante, Francisco Montejo. Alonso de Avila a quien se le dio un caballo, propiedad de Ortiz el músico y de Bartolomé García por que ninguno de los due- ños era buen jinete, Juan Velázquez de León Francisco de Moría Lares el buen jinete, Gonzalo Domínguez excelente hombre de a caballo, Morón y Pedro González de Truxillo, tomando el mando de esta fuerza el mismo, don Hernan- do, caballero en su caballo castaño zaino." La primera batalla formal que tuvieron las tropas de Cortés con los indios fue la de Centla. En duro trance estaban los españoles resistiendo la acometida y las flechas de los escuadrones indios cuando la caballería atacó por la retaguardia, el ruido de los casca- beles de los préstales, el aspecto de unos animales tan ex- traños a los aborígenes, tanto más ipie la creencia primera de ellos fue que el jinete, la lanza y la bestia eran un sólo animal dotado de ])ies. brazos, cabeza y armas terribles como las largas lanzas y cortantes espadas, puso en fuga a las filas de combatientes, aunque algunos sin dejar de pe- lear en su huida, lograron herir ocho caballos, (pie al de- cir de Bernal Díaz, fueron curados con unto de un indio muerto. Tan eñeaz fue la intervención de los nobles brutos en esta batalla, que no faltó cpiien afirmara haber venido entre los jinetes el glorioso Apóstol Santiago, y Señor San Pe- dro, por más que el verídico Bernal, dice con cierta candi- dez, rectificando a Gomara que dá por hecha la intercesión de los Santos Apóstoles, "E yo como pecador, no fuese diño de lo ver, lo que yo entonces vi y conocí, fue a Francisco de Moría en un caballo castaño (pie venia juntamente con Cortés". Escarmentados duramente los indios enviaron sus em- bajadores a solicitar la paz, Cortés los recibió con aprecio 58 KEDKRICO GÓMKZ DE OROZCO y estando en pláticas y cumplimientos oyeron los indios re- linchar a los caballos (lue estaban en un patio, con mareado temor pintado en el semblante, preguntaron los embajado- res que decían los "teíjuanes", nombre que daban a los ca- ballos y que significaba, cosa fiera o terrible, el astuto ca- pitán Cortés comprendió el partido ({ue podía sacarse de la ignorancia de los indios, y fingiendo reserva les dijo : es- tán enojados por que les habéis recibido mal, y más por que no os he castigado, pero yo les calmaré ; al oir esto los abo- rígenes despacharon emisarios que tornaron poco después trayendo gallinas, frutas, plumas y mantas finas para des- agraviar a tan terribles adversarios, prometiendo para lo sucesivo ser sus amigos y de los españoles. Siguiendo el derrotero de las pasadas expediciones, las tropas de Cortés llegaron a la isla de San Juan de Ulúa, la presencia de los extranjeros no pasó desapercibida a la vi- gilancia de los subditos de Moctezuma, y así, apenas des- embarcaron, recibieron la embajada del poderoso Rey de Anáhuac. Qué mejor ocasión para mostrar todo el poderío y la pujanza de la hueste hispana, ante los atónitos ojos de los personajes indígenas ; don Hernando mandó disparar su artillería, la caballería ya en escuadrones, ya de dos en fondo evolucionó, Alvarado en su yegua alazana earacoleándola iba y venía por las arenosas playas, el mismo Cortés con marcial apostura lució sus aptitudes de buen jinete, todo entre el estruendo de los disparos de los falconetes, el re- tintín de los cascabeles de los pretales y monturas y el ale- gre clamor de las trompetas; espectáculo tan extraño e in- comprensible a los aborígenes tenía que ser referido pun- tualmente al Emperador Moctezuma, pero para ello nada daría mejor idea de tantos prodigios (jue la reproducción fiel de lo visto, y los hábiles pintores con fidelidad asombrosa retrataron a los capitanes, las naves, los caballos y hasta dos lebreles que con los soldados venían. LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADOKES 59 En todas las poblaciones del tránsito hacia la imperial Tenochtitlán, los más vivos y variados comentarios se ha- cían a la vista de los caballos, opinaban los zempoaltecas sobre la ferocidad de las bestias, que obligaba a los es- pañoles a ponerles frenos para evitar se comiesen a los hombres, corren como venados y nadie se puede escapar de ellos agregaban los indios aliados, y todos temerosos, pro- curaban solícitos darles agua y yerba fresca tan lugeo co- mo relinchaban sin poder evitar un temblor de miedo -*>1 acercarse a regalarlos. A pesar de todo, durante los combates que hubo en- tre los españoles y tlaxcaltecas, antes de hacer su alianza definitiva, los bravos hijos de la república lograron henr y aun mataron un caballo, que le fue separada la cabeza del cuerpo, de un sólo golpe de macana ; muerto en Zempoala el caballo de Cortés, adíjuirió el magnífico obscuro llama- da "el arriero", propiedad de Ortiz el músico y Bartolomé García. Caballero en él y al frente de sus tropas, entró a Te- nochtitlán el poderoso don Hernando ante las miradas ató- nitas de los millares de habitantes de la ciudad lacustre. Suponiendo a los españoles hijos de Quetzalcoatl y por lo tanto dioses, fueron aposentados en el Palacio del difunto Atzayacatl, donde tenía el Emperador Moctezuma sus ado- ratorios de ídolos; una gran cantidad de criados y aun sa- cerdotes fue puesta a su disposición, no siendo pocos los encargos de proveer de yerba abundante y fresca para las cabalgaduras. Durante el tiempo que los españoles perma- necieron en son de paz, siempre que salían por la ciudad da México, iban en sus caballos, aun para ir de su aposento al del Emperador, cuya distancia era muy corta. Cuando se supo el arribo de la flota de Narváez, don Hernando se apresuró a ir a conjurar el peligro, dejando a Pedro de Alvarado en Tenochtitlán, salió para Zempoala, llevando cinco de a caballo y los más bravos y leales sóida- 60 FEDERICO (i''(ME/.. DE OROZCO dos. Gonzalo de Sandoval, el grande amigo de Cortés, no menos astuto (jue éste, envió dos españoles' de ¿olor more- no disfrazados de indios para espiar en su ¡¡ropio campa- mento al fanfarrón Panfilo de Narváez ; con atavíos indíge- nas y cargando niias cestas de cerezas (capulines) se pre- sentaron entre la gente del emisario de Velázquez. Salvatierra el Veedor de Narváez, ordena imperiosa- mente a los fingidos indios traigan yerba para su caballo, y ellos posesionados de su papel admirablemente van a traerla ; en cuclillas al estilo indígena permanecen ante el altivo hispano que les dá en pago una sarta de cuentas amarillas, i)ero al cerrar la noche, miejitras el uno vigila o.l otro ensilla el caballo, le pone el freno y saltan los dos sobre él, adelante, la suerte les depara otro que trisca a la orilla de un riachuelo, y a todo correr van al campo de Sandoval y comunican sus observaciones, mientras Salva- tierra colérico medita la burla de sus enemigos. Sabiendo por estos espías que Narváez tenía noventa caballos, se ordenó a los Chinantecas, sus aliados les hi- ciesen lanzas de cobre para ponerlas en unas picas y ata- car a la caballería de Narváez. La gloria, pródiga enton- ces con Cortés, le dio la victoria y los elementos todos de su adversario entre los que se contaban ochenta caballos fue- ron suyos. Con tales refuerzos volvió a Tenochtitlán, donde la co- dicia y la rai)acidad de Alvarado habían puesto en muy crítica situación a los hispanos; los mexicanos dejaron en- trar a los teules vencedores y vencidos, ahora unidos por iguales afanes y deseos. Las tropelías de Alvarado exal- taron tanto los ánimos ([\ie en breve se vieron sitiados los españoles y seriamente amenazados. No había más salvación (pie la fuga, era el últimt, y único recurso para escapar de la muerte, y fue aprobado por todos. LOS CABALLOS DE LOS CONtJUISTA DORES 61 Aunque del Tesoro de Axayaeatl, hallado y repartido por Cortés, se dio la parte de cada soldado, sacando dobie cantidad los dueños de caballos, el valor del de Cortés y los ({lie fueron muertos en sucesivos combates quedaba el quin- to real que unido a otras cantidades adquiridas con poste- rioridad, formaba una de las más molestas impedimentas; desde luego don Hernando puso a disposición de los oficia- les reales una yegua y seis caballos de los menos útiles, ya (|ue iban a desempeñar oficios de bestias de carga. Con el mayor sigilo al mediar la noche del 30 de ju- nio de 1520 salió el ejército que meses antes entrara lleno de orgullo y bizarría, luciendo el encanto feérico de sus armas y vestidos. Una fuerza de caballería apoyada por infantes espa- ñoles y tlaxcaltecas llevando el puente que facilitaría el paso en los canales que cortaban la calzada, abrió la mar- cha, el resto de hombres de a caballo se repartió por el centro con la impedimenta y prisioneros, otros listos a prestar auxilio a donde fuera necesario, y los demás a re- taguardia con Pedro de Alvarado por capitán para cubrir la espalda del fugitivo ejército. Don Hernando Cortés así como los capitanes Olid, Sandoval, Velázquez de León y otros marchaban a caballo nuindando distintas secciones de pequeño ejército. Para evitar hasta donde fuese posible el rumor de sus pasos en el silencio de la noche, las ruedas de los falconetes y cañones, como los pies de los caballos habían sido envueltos en lienzos de algodón acolchado. A pesar de esta precaución fueron sentidos y en un momento se vieron cercados de enemigos; atacados por to- das partes hundido el puente en el fango y sin poder pa- sar la segunda cortadura de la calzada de Tlacopan, los de a caballo intentaron salvar el c:nial de un salto, pero en la obscuridad absoluta empujados por sus propios com- pañeros desmoralizados y tratando de salvar la vida a toda costa cayeron, los más con todo y cabalgadura en las aguas 62 FEDERICO UÓMEZ DE OROZCO del <^anal tintas en sangre. En breve espacio de tiempo los cadáveres de los combatientes cegaron los canales y los de la retaguardia aunque muy diezmados pudieron ganar el pueblo de Tlacopan. Don Hernando herido y maltrecha, se detuvo a esperar a los dispersos que aun llegaban, y con pena inmensa notó (jue los más fieles y valientes compaño- ros faltaban ; ensimismado en su dolor y sin saber casi lo que hacía se volvió a buscar a sus compañeros, andando un buen trecho con tal propósito, encontró a Pedro de Alvara- do lleno de sangre y de cieno, con una lanza en la mano, cuatro soldados españoles y ocho tlaxcaltecas, todos he- ridos le acopañaban ; la yegua alazana que tanto le gusta- ba caracolear para lucir su gentil y elegante figura, el arro- gante Tonatiuh (Alvarado) ({uedaba muerta en el 'ia<íina- miento (lue cubría el canal. Velázquez de León, Salcedo, Moría, Lares el buen ji- nete, muchos y muy esforzados soldados entre los que se contaba Botello el astrólogo (pie aconsejó la huida, pagaban eon su. vida la temeridad de su magna empresa. Dice Ber- nal Díaz: "Botello había predieho que moriría así como su caballo y en su petaca que se salvó se encontró un cua- derno lleno de cifras y de rayas que decía : sí morirás y respondía la otra raya, no morirás. En otra adelante si me han de matar, también mi caballo.*' Clareaba la aurora de esa "Noche Triste," como la lla- maron los españoles, los restos del ejército se reunieron, pe- ro en que estado, unos heridos en varias partes del cuerpo, (piien desengrándose y casi desfallecido; por rara casua- lidad los caballos con el oro estaban allí, pero del resto de los ochenta de Narváez y los diez que trajo Salcedo cuando arribó poco después de Cortés a San Juan de Ulúa y los de la primera vez, sólo (piedaban veintitrés, casi todos heridos. Los sueños de concpiista (jue acariciaba aor llfruando, su gloria, su prestigio y hasta sus más caros aniigos se hun- dieron en toi'iio do él y la fortuna, su antoí-' r'omiiañiM'a ^ vol- LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES 63 vía la espalda por vez primera y el llanto cuiuo üniio eorsue- lo a tan grandes penas, puso lágrimas en sa ojos. Entre tan- to los mexicas les perseguían encarnizados, no se escapará ni uno sólo les gritaban arrojándoles piedras y flechas; los heridos fueron puestos a caballo o tomados en ancas, para facilitar más la marcha. Llenos de penalidades hambrien- tos y perdidos, vagaban buscando inútilmente el camino más corto para ir a Tlaxcala ; capulines y algunas tunas era su alimento, los perseguidores no cejabají ?n sa uiteato de aca- bar con ellos, cuatro hombres más fueron muertos por 1 )s tenaces enemigos que no perdían Ja esperc!ii7a de extermi- narlos. El cansancio y desaliento ({ue invadían a las des- trozadas fuerzas era tal que avanzaban con lentitud pas- mosa, los caballos se echaban al suelo y el de ]\rartín Gamboa murió ; en otras circunstancias su cadáver hubiera sido abandonado a la voracidad de los buitres, pero en tanto aprieto se destazó y su carne fue comida con avidez por los hambrientos españoles inclusive Cortés. Al amanecer de un día de penosísima marcha un nue- vo y desconsolador espectáculo se presentó a su vista, la lla- nura de Otompan, las pequeñas eminencias, el camino (lue tenían que seguir y todo a su alrededor, se encontraba ocupado de guerreros, los penachos de vistosas plumas, los atavíos lujosísimos y la actitud decidida, indicaba r,u calidad y firme propósito de dar batalla decisiva, y la lu- cha fue terrible ; un único deseo los animaba, destruirse. Ma- nos aun vendadas empuñaron lanzas y espadas, al ejercicio violentos, heridas frescas se abrían, pero el espíritu de con- servación sobreponiéndose a todo, daba ánimo y sacaba fuerzas de flaqueza. En lo más recio del combate fue he- rido don Hernando de una pedrada en la cabeza y de un flechazo en la mano, y su caballo de un flechazo en la boca, apeóse maltrecho el general de su corcel Dará tomar otro, y este, apenas libre de su jinete, huyó dando tantas coces y mordidas c^ue los indios se apartaban llenos de pánico i (54 FEDERICO (iÓMEZ DE OPOZCO a duras penas pudieron sujetarlo dos españoles para evi- tar fuera muerto por los guerreros. A la caballería se le debió esa victoria en los llanos de Otompan; la perspicacia del general y su arrojo i)ara atacar con los de a caballo al jefe indio, derribado por vi mismo Cortés de su palamiuín al golpe de su lanza y degollado por Juan de Salama.ica, puso en completa fuga a los miles de indígenas; salvándose los españoles de una muerte segura, y a no ser por los ca- ballos la suerte habría cambiado por completo quizá re- tardando la conquista por varios años. Por esos dias Juan de Yuste y Moría, con diez cargas de oro. cuarenta y cinco peones y cinco caballos, salierojí de la Villa rica de la Veracruz con rumbo a México, toca- ron Tlaxcala en donde se les unieron trescientos aliados, y sin saber el descalabro de la Xoclie Triste entraron o\\ tierras de Anáhuac, sorprendidos y hechos prisioneros por una partida de mexieas fueron sacrificados en Texcoco,- in- clusive los cinco caballos cuyas pieles cuidadosamente lle- nas de zacate se pusieron en el teocalli mayor. Igual co^i hicieron en México al limpiar los canales después de la sa- lida de los españoles en la tantas veces citada Noche Tris- te ; las cabezas de los caballos se colocaron alternadas con las de los españoles en el Tzompantli, y decían los indios que si volvían los invasores y sus caballos veían las t-ab?- zas de sus semejantes allí puestas, se espantarían y no po- drían manejarlos los aborrecidos teules. Cuando Cortés llegó a Tlaxcala, triste, herido y derrota- do sólo le (piedaban veinte caballos; })<'ro he a(|uí (jue la for- tuna vuelve a prodigarle sus favores, pues jior diversas cir- cunstancias inesperadas recibieron los maltrechos invasores una ayuda preciosísima, procedente de Cuba y con desfia- cho de Diego Velázquez para Narváez a quÍMi se sunonía victorioso, arribó una nave al mando de Pedro J.íaroa con soldados, armas, una yegua y un caballo. Ilábilmeiiie LOS CABALLOS DE LOS CONtiUISTADOUES 65 atraídos Barba y los suyos cayeron en poder de los amigos de Cortés quien contó para sí con este refuerzo. Poco después llegaron sucesivamente tres naves, todas propiedad de Francisco de Garay, conquistador del Panu- co ; la primera al mando de Rodrigo de Morejón con awna^, parque, hombres y una yegua : con el fin de tocar San Juan de Ulúa, Diego Camargo con dos naves también trayendo refuerzos y siete caballos navegaba a toda vela, pero el mal tiempo hizo que se perdiera todo, logrando salvarse unos cuantos ; por su desnudez y el color de su piel los vecinos de la villa rica de la Veracruz, los llamaron "panzaverde- tes"; la segunda nave de Garay la mandaba Ramírez, lla- mado el viejo, y como las anteriores contaba con lo nece- sario y condujo eatorce caballos, bien provista, sus tripu- lantes estaban gordos y robustos, mereciendo al buen hu- mor de sus paisanos el apodo de "lomos recios"; casi tras esta nave vino la tercera capitaneada por Miguel Díaz de Auz, cojí cuyo contingente se sumaron siete caballos más a parte de otros elementos ; los hombres de Díaz de Auf , veteranos en las guerras de Indias, tenían ropas acolchadas de algodón para resistir las flechas, circunstancia que dio motivo al sobrenombre de "los de las albardas." Con tantos y tan bueno^s elementos se decidió marchar a México, mas antes hizo alarde don Hernando, es decir pasó revista a sus fuerzas en el patio mayor del teocalli de Tlaxcala ; con su ropeta de terciopelo carmesí sobre la brillante armadura y en su buen caballo, revistó a sus cua- renta jinetes dividiéndolos en cuatro cuadrillas de a diez cada una. Estando ya en Texcoco se supo con alegría la llegada de un navio propiedad de Juan de Burgos, que traía a ven- der ballestas, pólvora, escopetas y tres caballos, dio orden Cortés de comprarlo todo, y se dieron tales mañas sus emi- sarios que Burgos, Francisco Medel, el piloto y la tripulación vinieron a engrosar las filas de los conquistadores ; por últi- 6G FEDERICO GÓMEZ DE OliOZCl) 1110, una nave con pertrcelios y ocho caballos ancló en San Juan de Ulúa, creemos serían los (jue mandó comprar a Ja- maica don Hernando con un Solís (a) de la Huerta, cuando se encontraba preparando la toma de Tenoclititlán en la siempre fiel ciudad de Tlaxcala. En el sitio y toma de México, así como en el reconoci- miento y sujeción de otros pequeños estados no hubo acción en (lue los corceles no prestaran su apoyo y eficacísima ayu- da ; en un asalto tjue dio don Hernando en persona al fren- te de sus huestes, en el sitio de México es duramente re- chazado, pierde cincuenta y tres españoles un número ma- yor de aliados y cinco caballos, todos vivos son conducidos a los diversos tcocallis, al mayor lo fueron los cincuenta y tres blancos y sus cinco caballos para ser sacrificados todos en aras de Huitzilopochtli. Otro día en fuerza de pelear se aparta Cortés de los suyos, le matan el caballo lo sujetan Ion indios evitando matarlo para llevarlo a sacrificar, Ma- linche, Malinche, gritaban los indios al tenerlo en sus ma- nos, Cristóbal de Olea a caballo hiere a los opresores de don Hernando, éste se incorpora, pero Olea con todo y ca- ballo queda muerto en la lucha, otro jinete se acerca a dar caballo al general y es herido de una lanzada en la gar- ganta, al fin unos tlaxcaltecas libertan a don Hernando, (jue escapa en el caballo del soldado muerto. En el desamparo en (jue día a día quedaban los valien- tes defensores de Tenochtitlán por las defecciones de sus aliados y vasallos, el Emperador Cuauhtemoc, envió embaja- dores a los pueblos vecinos anunciando (jue-los dioses pro- metían la victoria para ñiuy pronto y como prueba de 'a lU) inmortalidad d(> los teules, creída aun por muchos les mostraban los emisarios dos cabezas de caballos y cinco de españoles. En uno de los últimos asaltos a la ciudad, un jinete a todo correr tiró con una lanza a un indio pasándolo de par- te a parte, hizo esfuerzos para no perder su arma y resba- LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES lando su caballo dio en tierra, era tan pulido el pulimento de la plaza del teoealli mayor, que estos incidentes se repe- tían a menudo, sobre el caído descendió un diluvio de pie- dras y flechas que lo mataron ; un grupo de indios se apode- ró del caballo herido y a golpes de macahuitl lo remataron. No era raro ver indios mexicanos con las colas de los caba- llos prendidas a sus atavíos guerreros como prueba de su valor para atacar y matar a las bestias de los teules, y la mayor parte de los caballos muertos por los indios lo fue- ron con largas picas en las (pe ataban los puñales y espa- das de los españoles y algunas veces por lanzas de los mis- mos quitadas en los combates. Prolijo e interminable sería el relato de las hazañas de los bravos jinetes de la coníiuista, se puede decir sin exa- geración que no hubo lance de guerra en que no tuvieran participación principal, abrían la marcha en todo tiempo y empresa protegiendo a los peones, con igual propósito cubrían la retirada ; cubiertos de vistosos paramentos agitando en alegre tintineo los cascabeles de sus pretales cuando no llenos de lodo y heridas, pasaron ante los ojos atónitos de los indios como seres fabulosos inspirándoles las ideas más peregrinas que puedan imaginarse. Hemos visto ya que para los Tabasqueños eran TEQUANES, como si dijésemos monstruos, para los tlaxcaltecas eran venados L0.S DK LOS CONC¿nsTADOIiES 69 "Fecha en Valladolid a quince días del mes de Octubre de mili e (luinientos e veynte e dos años. — YO EL REY. ' "Por mandado de su majestad, Francisco de los Co- bos." Tal es en resumen, aunque en desaliñados datos, la his- toria de los cuadrúpedos que en compañía de los esforzados conquistadores, ganaron para España, la más hermosa tie- rra del Xuevo Mundo. México, D. F., a :í de mayo de 1920. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE 'ANTONIO ALZATK", — MÉMOIKES T. 39 POSICIONES ASTRONÓMICAS De varios lugai-es de la República Mexicana detemiinadas por el Ingeniero Geógrafo JOAQUÍN DE MENDIZABALTAMBORREL, M. S. A. Algunas longitudes de varios lugares de la República Me- xicana que tuve el honor de presentar a la Sociedad Científica "Antonio Álzate" y que se publicaron en el tomo 34 de las Me- morias, resultaron erróneas por el motivo siguiente: El 9 de agosto de 1S8 0 el Sr. Ingeniero D. Francisco Jimé- nez envió oficialmente al C. Jefe de la Comisión Mexicana de Límites con Guatemala el valor de la longitud del Observatorio Central de México, que era de 6 h 36 m 26 s 67 W de Green- wich. Posteriormente, se determinó por señales telegráficas la diferencia de longitudes entre San Luis Missouri y Tacubaya, encontrándose que la longitud del Observatorio Central de Mé- xico debía ser 6 h 3 6 m 31 s 57. En consecuencia, las longitu- des que había obtenido para aquellos lugares, en los que tomé como punto de partida este Observatorio en la época en que estuve en la Comisión de Límites con Guatemala, deben corre- girse, siendo los resultados definitivos los que constan en la lis- ta siguiente en la que figuran algunas posiciones que no se en- contraban en la anterior. Longitud W. Lugares Latitud N. de Greenwich Acanceh, Yuc. 20° 48' 50"60 5h 57m49s0t Amatenango, Chis 15 26 10.47 6 08 24.10 Balancán, Tab 17 48 04.10 6 06 05.83 Barra de Santa Ana, Tab. . . 18 18 14.48 6 15 20.26 Mem. Soc. Álzate.- 10Juiiio-1921.—t. 39-6 JOAQUÍN I»F. MENDIZABAI. TAMBORREL Lugares Barra de San Pedro, Tab . . 18 Barra de Tonalá, Tab 18 Barra de Tupilco, Tab. ... 18 Boca del río Candelaria, Cam. 18 Campeche, Cam 19 Cansaheab, Yuc 21 Comalcalco, Tab 18 Comltán, Chis 16 Córdoba, Ver 18 Cuicatlán, Oax 17 Cunduacán, Tab 18 Chiapa de Corzo, Chis. ... 16 Chiltepec, (El Puerto) Tab. 18 Dos Bocas, Tab 18 El Carmen, Cam 18 El Efcalón, Chis 17 Frontera, Tab 18 Gracias a Dios (Finca) Chis. 17 Guadalupe (Finca) Tab. . . 18 Huajuapan, Oax 17 Huimanguillo, Tab 17 Ixbul, Chis 16 Izamal, Yuc 20 Jalapa, Tab 17 Jalpa, Tab 18 Jonuta, Tab 18 Juchitán, Oax 16 La Aguada, Cam 18 La Ermita, Chis 17 León, Gto 21 Los Cacaos, Tab 17 Macuspana, Tab 17 Mérida, Yuc 20 Minatitlán, Ver 17 Montecristo, Tab 17 Motul, Yuc 21 Nacajuca, Tab 18 Orizaba, Ver 18 Palenoue. Chis 17 Longiti Lid W. Latitu dN. 07' '35 de 6h Greenwich ' 39' 09m 52sY7 12 37. 94 25 16, ,78 6 13 47.15 36 53. ,40 6 04 57.94 50 47, .00 6 02 06.32 09 32. 20 5 56 23.68 15 53, ,69 6 12 52.80 14 56, ,67 6 08 31.85 53 31. ,25 6 27 42.22 48 06, ,60 6 27 54.00 03 52 .12 6 12 42.48 42 29. 80 26 01, .22 6 12 36.76 25 07, ,08 38 20, .78 6 07 20.61 21 27, .36 6 11 19.13 31 49, .08 6 10 35.93 17 27, .52 25 07 .10 6 12 38.79 48 34 .09 6 31 08.60 50 19 .90 6 13 34.60 02 34, ,51 6 07 05.05 56 03, .00 5 56 03.63 43 19, ,70 6 11 14.80 10 31 .48 6 12 22. -11 05 34 .11 6 08 31.13 25 55 .01 6 20 04.81 46 59 .90 6 05 54.97 38 04 .20 6 11 50.84 07 20 .21 6 46 44.27 49 41 .90 6 11 28.17 45 34 .02 6 10 22.24 58 04 .96 5 58 28.90 58 53 .83 6 18 07.82 44 46 .60 6 06 59.73 05 49 .50 5 57 07.09 10 10 .08 6 11 48.69 5 0 5 5 .89 6 28 14.51 30 50 .48 6 07 55.13 POSICIONES ASTRONÓMICAS 73 Lugares Latitud N. Longitud W. de Greenwich Palizada, Cam 18° 15' 39"50 Paraíso. Tab 18 23 40.19 Pedro Ruiz, Chis Peto, Yuc 20 07 36 . 40 Pichucalco, Chis 17 30 50.39 Pueblo Nuevo, Tab 17 50 46.55 Querétaro, Qro 20 35 38.01 San Andrés, Chis 16 53 22.80 San Antonio Cárdenas, Tab. 17 59 19.70 San Bartolomé, Chis 16 20 21.20 San Bernardo, Chis 17 25 21.56 S.Cristóbal Las Casas, Chis. 16 44 08.27 San Juan Bautista, Tab. .. 17 59 15.02 Simojovel, Chis 18 08 49.28 Tacotalpa, Tab 17 35 46.66 Tapachula, Chis 14 54 15.78 Tapijulapa, Chis 17 28 09.00 Tapízala, Chis 15 34 57.80 Teapa, Tab 17 33 13.54 Tehuantepec, Oax 16 19 56.00 Tekax, Yuc 20 12 16.20 Temax, Yuc 21 09 08.40 Tenosique, Tab 17 28 45.10 Tepetitán, Tab 17 49 14.79 Ticul, Yuc 20 23 56.40 Tinún, Yuc ^0 46 05.10 Tixkokob, Yuc 21 00 15.60 Tlacolula, Oax 16 57 13.11 Tunkax, Yuc 20 54 14.00 Tuxtla Gutiérrez, Chis. ... 16 45 19.49 Unión Juárez, Chis 15 03 08.10 Valladolid, Yuc 20 41 27.60 Yalgüitz, Chis 16 15 07.28 6h 08m 18s94 6 12 39.39 6 11 15. .81 5 55 41. 52 6 12 14. 44 6 11 30. ,74 6 41 32, ,84 6 10 50. ,08 6 13 30. 12 6 11 10. ,02 6 10 33. ,44 6 11 40. 34 6 10 51. ,37 6 11 18. 03 6 09 03 .76 6 11 05 .13 6 11 48, ,97 6 20 53 .91 5 56 15 ,49 5 55 45 .51 6 05 41 .43 6 09 29. 18 5 58 08 .41 5 53 29 .97 5 57 33 .69 6 25 54 .00 5 55 00 .40 6 08 21 .57 6 52 49 .89 6 08 28 .90 SOCIÉTÉ SCIENTIPIQUE "ANTONIO ÁLZATE" — MÉMOIRES, T. 39 75 AZTECAS Y ESPARTANOS POR EL Lie JOSÉ LÓPEZ PORTILLO Y ROJAS. M. S. A. (Sesión del 2 de Agosto de 1920) ¿Será posible criar una nueva sociedad y sustituir de manera absoluta y definitiva el actual orden de cosas por otro mejor y más perfecto? ¿Lograrán los ácratas mundia- les imponer a la Humanidad su sistema acéfalo y comunis- ta, como lo están haciendo ahora los bolshevikis en Ru- sia? Preguntas son estas ({ue se formula con ansiedad el mundo entero en los momentos actuales. En mí concepto, no hay motivo para que tales temores subsistan, pues la or- ganización presente del agregado humano no es solamente la lógica y natural, sino la única posible. Podrá ser defec- tuosa en ciertos detalles y para ciertos grupos y habrá que corregir sus deficiencias en todo lo posible; pero en sus lincamientos generales y en su conjunto, es insustituible. Que la organización actual es la que la naturaleza impone, lo enseña no sólo la razón, sino que la Historia misma lo de- muestra. Podrá alterarse temporalmente el orden que exis- te ; podrá cambiarse ocasionalmente el sistema conocido, pero la sustitución durará lo que la fuerza que la deter- mina, y la excepción caerá pronto, como todas las excep- ciones, para dejar campo abierto al imperio de la regla. Uxia generación es poco, considerada en la sucesión de los 76 AZTFA'AS Y ESPARTANOS tiempos, y sin embargo, posible es que la nuestra alcance a ver que la misma Rusia se encargue de demostrar la in- consistencia de los planes artificiales de su vida colectiva, por el ruidoso fracaso de la república de los soviets. Trataré de demostrar que la organización presente es la úniea natural, por medio de ejemplos tomados al azar de dos pueblos que vivieron en el pasado sin contacto al- guno entre sí, divididos por las inmensidades del espacio y del tiempo. Pero antes de eso, y comió un paréntesis, per- mítasem,e decir que el comunismo no es cosa nueva, que ha sido ensayado ya en diversas épocas de la historia y partes del mundo, que se halla en la génesis de los pueblos, y ha sido compañero de la barbarie primitiva ; y que para sa- lir de ésta, ha sido preciso sacudir el yugo del comunismo y pasar al sistema de la propieadad privada individual. Nuestro país, sin ir más lejos, sorprendido en el curso del desarrollo de su raza autónoma por la invasión de los blan- cos, presenta un ejem^plo palpable de ello en la persona de Quinatzin, personaje histórico que implantó la propiedad entre los chichimecas salvajes, y dio causa con ello a que, di cabo de dos o tres generaciones, llegasen éstos a ser la raza más adelantada del Anáhuac. La Humanidad, al principio de los tiempos, obede- ciendo a ese singular y en la apariencia poco explicable im- pulso que la hizo fraccionarse cuando más necesitaba estar unida, dividióse en tres núcleos principales: los caucásicos, los amarillos y los bronceados. Los indo-europeos ocupa- ron el extremo del viejo continente ; los amarillos quedá- ronse en las vertientes y llanuras que arrancan del Ilimala- ya, "el tejado del mundo"; 3^ los bronceados cubriéronlas vírgenes tierras de las dos Américas. Haremos a un lado, por el momento, a negros y australianos, para simplificar el ra- zonamiento. Separados blancos y amarillos por miles de kilómetros y de desiertos sólo recorridos por unos cuantos nómadas feroces, perdieron hasta el recuerdo de su mutua T.IC. JOSÉ U)PKZ PORTILLO Y ROJAS existencia, y unos y otros olvidaron la de sus hermanos los cobrizos, que emigraron a un continente desconocido. So- lamente la filología puede demostrar el lejano parenteseo que entre todos ellos existe, descubriendo raíces comunes en los idiomas de pieles rojas y eúskaros, de mayas y de elimos. Apartados entre sí los tres grupos y abandonados a sí mismos, siguió cada uno de ellos el camino natural y sin ejemplo que ante sí se le presentaba, para llevar a cabo su propia organización. No puede decirse que chinos o euro- peos sirvieran de patrón al indio, o éste a aquéllos ; y, sin embargo, el sistema general de su vida y la creación y ei funcionamiento de sus órganos vitales, aparecen en forma paralela en la historia general humana, no sincrónicamen- te, es verdad, pues la raza blanca pronto se sobrepuso a las otras dos; pero sí de modo constante y sucesivo. Igua- les vicisitudes fueron resueltas de idéntico modo en las tres grandes agrupaciones. Y así vemos reyes en Europa, Asia y América ; aristocracia blanca, bronceada y amarilla ; sa- cerdotes indios, chinos y caucásicos; ejércitos encargados de defender a la patria y el orden por dondequiera; y la institución de la propiedad surgiendo como flor de civi- lización del oscuro caos primitivo. Todo es igual, todo es lo mismo en el mundo. Así, cuando tres ramas distintas de la especie humana se desarrollan de un modo semejante, aun cuando en las unas el crecimiento sea más rápido que en las otras, podemos concluir que el sistema seguido por todas ellas es el natural, el lógico, y por ende, el mejor, a pesar de los defectos que pueda tener en el orden abstrac- to e ideológico. Pero ¿que hay perfecto en lo creado? El sol tiene manchas y el agua microbios; los alimentos, gér- menes de muerte. Pretender alterar el orden impuesto por Dios, es hacer la obra vana de los minuciosos aviculto- res y jardineros japoneses, que a vueltas de mil cuidados y fatigas, logran obtener aves de colas enormes, condenadas Lie. JOSK L(»PE7, PORTILLO Y ROJAS a perecer si un día falta quien las cuide, y naranjos enanos, pobres plantas de invernadero, efímeras y sin fruto. Veces hay en que la similitud de los organismos apare- ce tan palpable en grupos sociales separados por distancias incalculables de tiempo y de espacio, que la mente se pasma al contemplarla. Tomemos un caso particular. ¿Habrá quien se atreva a pensar (jue exista algo de común entre los más hermosos de los helenos, los espartanos, y los flacos y nervudos aztecas de tez cobriza? "¡No!" exclamarán todos cuantos oigan la pregunta: '•'esa semejanza no existe." Y sin embargo, las condicio- nes similares en ([ue se encontraron ambos pueblos, deter- minaron en ellos organizaciones muy parecidas, como paso en seguida a demostrarlo. Los dos fueron arrastrados o em- pujados por una invasión común, a la vez que ptros mu- chos de su misma raza ; unos y otros aparecieron como con- quistadores en tierras ocupadas ya, y vivieron rodeados de enemigos. A lacedemonios y nahoas amagaban a toda ho- ra por una parte, la revuelta de los sojuzgados, y por otra, la invasión de los vecinos; y para hacer frente a la peligro- sa situación en que se hallaban, no tuvieron más (jue un medio: ser fuertes. Y para serlo, ambos siguieron idénti- cos caminos. Notemos sólo de paso un detalle sorprendente, cual os la igualdad de número de las aldeas que sirvieron de nú- cleo a los dos pueblos ; fueron cuatro acá y allá. Las de la Hélade llevaron el formidable nombre de Esparta ; las de América (los calpulli primitivos), constituyeron la base y el fundamento de la feroz Tenochtitlán. Pero no nos deten- gamos a ver esto únicamente ; examinemos semejanzas más profundas. Nahoas y espartanos tuvieron que ser no sólo guerreros ocasionales, sino militares permanentes. Brasi- das, en la guerra del Peloponeso, habló así, según Tucídi- des, a los espartanos (jue militaban bajo sus óredenoíT: "So- mos pocos, y estamos rodeados de enemigos. Sólo podre- AZTECAS Y ESPARTANOS mos vivir combatiendo y siendo siempre vencedores." Y los tlaxcaltecas decían a Cortés: "Si todos nos uniéramos, el imperio azteca no duraría dos días." En Zvléxico, bastó la llegada de unos cuantos centenares de blancos para de- terminar la coalición arrolladura; en Laconia, los periokis sometidos alzáronse en su mayor parte al avanzar, victo- rioso, Epaminondas. Pero si en las causas de la decadencia hay semejanza, las hay aun mayores en las del. largo y bri- llante apogeo de éstos y aquéllos. Unos y otros dominaran por largos años, por decenas de años, imponiendo su volun- tad a pueblos más cultos : a Atenas en Grecia, a Texcoco en México. Y para lagrarlo, para humillar a los demás, empezaron por dominarse a sí mismos, por hacer de cada uno de los suyos un guerrero inaccesible al miedo, respe- tuoso de sus superiores, duro a la fatiga, indomable al do- lor. Así eran de heroicos para sufrir, tanto los humildes hoplitas lacedemonios armados de mazas de madera, como los pobres y desnudos yaoyizquez aztecas. Ahora bien, como el renunciamiento de sí mismo repugna a los instintos naturales del hombre, espartanos y mexicas se apoderaban del niño desde la infancia, para educarlo a su manera. Esparta atribuía a Licurgo su organización especial, que fue severamente disciplinada. Poco es lo que sabe de este hombre extraordinario. Plu- tarco confiesa que: ''. . . .nada podemos afirmar de el, que no quede sujeto a controversia." Herotodo nacía de cal legislador un eurístenida o agida, es decir, un hombre ae sangre real, y fijaba como época de su ñorecimiento, la que precedió doscientos veinte años a la primera Olimpiada, lo que significaría colocar su existencia al deredor de 996 años a J. G. Aristóteles y Dieutekidas creíanle también de san- gre real aunque de otro linaje, pues le juzgaban próklida, y localizaban su existencia 120 años más tarde. Timeo ad- mitía la existencia de dos Licurgos, y Tucídides, sin mencio- nar su nombre, pero sí la aparición de sus leyes y la euno- 80 Lie. JOSÉ LÓPEZ PORTILLO Y ROJAS mía o buen gobierno que éstas trajeron a Esparta, casi nos saca de estas dudas, pues afirma de manera indirecta, que esa legislación apareció "cuatrocientos años y algo más, antes de la guerra del Peloponeso"; lo que vendría a fijar como fecha del acontecimiento, la comprendida entre los años 830 a 820 antes de J. C. Y como por ésta época, bajo el rey de Teleklos. dio principio la brillante carrera de Es- parta, parece (pie Tucídides, digno de su fama, como histo- riador de la clave de la más verosímil solución que puede tener el problema. Pero si del hombre sabentós poco, como acontece con frecuencia con todos los ipie hacen obra im- perecedera, sí conocemos bastante de sus hechos. ''En el principio era el caos, "dice la Biblia. Antes de Licurgo, reinaba en Esparta la confusión más espanto- sa, lo mismo que en toda la G'recia. Surgió la legislación es- partana, algo parecida a la de otros países helenos, aunque diferente en muchos puntos esenciales, (como, por ejemplo, en la rígida educación de cuartel (pie imponía al hombre desde la niñez) y surgió con ella el orden. Así el gobierno espartano se consolidó y el pueblo lacedemonio se distin- guió entre todos los de la Hela de, y la eunomía, quedó es- tablecida sobre bases tan sólidas, que resistió hasta la mis- ma crisis de Leuktra, y sólo vino a caer en el reinado de Cléemíenes III, al empuje de las armas romanas. Herodoto dice que el propio Apolo por boca de la Pitonisa, dictó en Délos, la "Rhetra" o contrato (pie Licurgo llevó consigo a Esparta. Poco nos importa la organización política que la Rhetra prescribiese; poco nos interesa saber si la "ek- kelsia" o asamblea popular era apta para aprobar tan só- lo, o si también lo era para deliberar con amplitud; de suer- te (pie sólo por ser punto debatido hago mérito afjuí de esa reunión, Lo (jue nos importa es conocer la marcha general del Estado espartano. Aquel gobierno seguía procedimientos más secretos (jue los del famoso Consejo ventHíiano "de los AZTECAS Y ESPARTANOS 81 diez." Los éforos o magistrados que le formaban, eran ar- bitros mudos e implacables. Elegidos para funcionar un año tan sólo, veíanse libres durante ese período, de la rí- gida disciplina general, y mensualmente exigían a los re- yes (pues en Esparta siempre hubo dos) un juramento se- mejante al que reclamaban del monarca los ricos-homes de Aragón: "Nos, (jue valemos tanto como vos, e juntos más que vos. . . " Las condiciones de este juramento, según Je- nofonte, obligaban al pueblo a respetar a los reyes sólo en el caso de que éstos ejerciesen sus funciones de acuerdo con las leyes establecidas. Cierto que ese mismo precario respeto fue menguando con el curso de los años, pero ver- dad también que no llegó a desaparecer por completo, por ser considerados aípiellos funcionarios como des-cendien- tes de Herakles. Jefes natos del ejército, sólo cuando su incompetencia era reconocida, se veían rodeados y dirigi- dos por un grupo de estrategas, cuerpo en algo semejante a nuestros modernos Estados Mayores. El gobierno es- partano era esencialmente místico. La voz del oráculo de Délos era decisiva en todo caso, y si alguna vez las conse- cuencias del consejo eran malas, achacábase el éxito desfa- vorable a una torcida interpretación de las palabras divi- nas. Este recurso estuvo siempre al alcance de la anti- güedad, por la obscuridad y ambigüedad comunes a las sentencias. Son dignas de admiración, en efecto, la habili- dad y sutileza en todo tiempo desplegadas por las pithyas, que siempre daban respuestas enigmáticas, susceptibles di ser interpretadas en varios y hasta opuestos sentidos. Los espartanos eran dorios, y venían originariamente de tres tribus : Hyleyos, Panfilos y Dimanos. Parece que a ellas se unió después otra más de la misma raza, aunque no de importancia igual. Entre todas ellas poblaron las cua- tro aldeas que al unirse, constituyeron el Estado espartano : Lima, Mesoa, Pitaña y Kinosura. La posición de la ciu- dad había sido elegida de modo admirable. Alzábase sobre 82 TJC. JOSÉ LÓPEZ PORTILLO Y ROJAS colinas, y dominaba todas las entradas (lue conducían al interior del país. Los dorios conquistadores, y las razas sometidas a ellos, formaron las tres clases sociales: espar- tanos, periokis e ilotas. Constituían la priiiiiera categoría los dorios ricos, capaces de pagar su cuota en las sisicias o comidas públicas, y eran los únicos elegibles para los car- gos públicos. Ellos constituían la fuerza de la ciudad con exclusión de las otras clases. Sus derechos políticos eran pocos, y luimerosos sus deberes sociales y militares ; mas, a pesar de todo, .sentíanse felices, lo que parece increíble. ¡ Felices con pocos derechos y muchos deberes ! Pero no viene a ser el derecho de cada uno la suma de los deberes de los demás? Si todos cumplieran sus obligaciones, la expresión "dere- cho" sería vana y ociosa. Por eso, porque el pueblo sabía cumplir sus deberes, la rígida sociedad espartana albergaba en su seno hombres contentos y satisfechos. Las revueltas ([w hubo en Lacedemonia nunca fueron sociales, al revés do lo que ocurrió en el resto de la Hélade. Los disturbios eran causados por las razas sometidas, las cuales por lo demás, no llevaban una vida más dura que la de sus opre- sores. La igualdad en la fatiga entre pobres y ricos, mató la envidia en Esparta. El lacedemonio abandonaba de buen grado las tareas del gobierno a sus éforos implacables, a sus reyes incoloros y a su Senado siempre pasivo. No tenía más que un deseo, ser fuerte ; y un sólo propósito, sobrepo- ner su patria a todas las otras naciones. La disciplina, esa fuerza moral maravillosa que coordina las energías huma- nas haciéndolas concurrir al mismo fin, unificó las ambicii»- nes espartanas, y el político declamador, el agitador famé- lico, el orador callejero siempre prontos a lanzar frases grandilocuentes y palabras sonoras, eran vistos por aque- llos hombres de acción con un desdén soberano. Pero, como toda medalla tiene su reverso, el espartano, harto conscien- te de su fuerza, hízose duro, desdeñoso v altivo. Viéndose AZTECAS Y ESPARTANOS 83 rodeado de enemigos y sintiéndose superior a ellos, los tra- tó con desprecio ; acostumbrado a conducirse con franque- za, nunca ocultó su desdén ; y los demás helenos, recono- ciendo la superioridad militar de "esos artistas en las co- sas de la guerra", como decía Plutarco, concibieron, a su vez, un rencor indecible hacia Esparta. Las mujeres eran vistas con sumo respeto por los hont- bres. La timidez de éstos ante ellas, esto es, la timidez; d*e ios guerreros que hacían temblar a Grrecia con su valor, debe haber acrecentado extrordinariamente el carácter do- minante de aquellas bravas iiembras. Las espartanas ver- tían túnicas cortas, para no estorbar el libre juego de sus miembros (lo cual escandalizaba a los demás griegos, que decían andaban desnudas), asistían al gimnasio y tomabaii parte en los juegos públicos. En ellos, y en presencia de los jóvenes guerreros, disputábanse premios de carreras, luchas y puñetazos. Esta vida agitada y activa produjo en Esparta una raza femenina cuya hermosura fue prover- bial en la Grecia entera. Aristófanes, en su Lisistrata, no vaciló en presentar a la espartana Lampito como ejemplo de femenina belleza al par que de vigor varonil. Aristóte- les decía que las mujeres lacederaonias tenían sujetos a sus maridos como Afrodita a Ares, o sea como Venus a Marte. Al despedir a su hijos y parientes, cuando marchaban a la guerra, dirigíanles la conocida frase: "Volved con el es- cudo, o sobre el escudo". Las vigorosas espartanas no de- ben haber sido madres tiernas y mimosas; así que, al salir de sus casas sus hijos no han de haber hallado demasiado duro el régimen a que el Estado los sujetaba. A los siete años iba el niño al gimnasio, institución ori- ginaria de Esparta, que se extendió después a toda la Gre- cia. Allí tiraba el disco, luchaba, ejercitábase en el doloro- so e irritante arte del pugilato, practicaba las evoluciones militares de la "enomotia", que venía a ser la primera uni- dad técnica espartana, y se le familirizaba con el cumplí- 84 UC. JOSÉ LÓPEZ PORTILLO T ROJAS miento de Jos diversos deberes (lue tenía cada hombre e.n afjuella formación. Y lográbase esto a tal pnnto, (jue con frecuencia acontecía que, en medio del desorden del cora- bate, cuando caían los combatientes cercanos, y se encon- traban los compatriotas dispersos, en el acto que se halla- ban, poníanse codo con codo, enristraban la lanza, y ata- caban, se defendían y maniobraban como antigua enomotia perfectamente organizada. Marcliaban los jóvenes al so- nido del pífano del cual salían aires marciales que inspi- raban sereno valor e inquebrantable firmeza. Su amor por la nuisica llegaba al punto de permitir a los músicos ex- tranjeros permanecer en Esparta, lo que estaba general- mente vedado a los extraños. Alimentados con parquedad, vigilados de continuo, sólo podían tomar como manjar extraordinario lo que robasen sin ser notado, pues si se les sorprendía en el hurto, caía sobre ellos terrible e instan- táneo castigo. Conocida es la anécdota del niño ({ue ocul- tó un zorro bajo su capa, y soportó estoicamente sus mor- deduras hasta que el sufrimiento le causó un desmayo. E! Espartano era de andar majestuoso y continente impasible y altivo. De su parsimonia en el hablar, da idea la palabra 'Maconismio", adoptada por todas las lenguas euroj)eas. Acostumbrado a comer sobriamente, a dormir en ol suelo, a andar descalzo sobre espinas, a vestir el mismo traje en invierno que en verano, a combatir en simulacros guerre- ros semejantes al bo-tao-shi de los japoneses, en (|ue con frecuencia había muertos, y siempre heridos, iiifligíansíí, además, crueles flagelaciones ante el aliar de Artemisa Or- tia. (.'omían en la Feidición o mesa común, aun cuando fueran casados. El matrimonio era una de las singularida- des más notables de acjuel pueblo. Si el joven era bello y bien jiroporcionado, escogíaiile una esposa adecuada, alguna doncella de grande hermosura, a la cual no podía ver sino a hurtadillas, durante los primieros tiempos del enlace. Cuéntase que había parejas que habían tenido varios hijos AZTECAS Y ESPARTANOS 85 y que jamás se habían visto durante el día. Hacía el joven las visitas nocturnas a su mujer escapándose del cuartel, o trayendo a él a su compañera disfrazada. La idea de her- mosear y robustecer la raza, dominante entre los esparta- nos, llegó a tal extremo, que estableció la increíble costum- bre de que los esposos mismos provocasen entrevistas de sus mujeres <3on los hombres de belleza o vigor extraordin.i- rios ; y había matronas respetadas, casadas con dos hom- bres, y reinas a la vez de dos hogares. Este régimen, con tendencia constante a ahogar todo impulso natural, traía como consecuencia el desarrollo tan extremado de ciertas buenas cualidades, que hasta dejaban éstas de serlo, para convertirse en graves defectos. Así, no había oficio, por vil que fuese, o acto, por repugnante que pareciera, ([ue al es- partano no estuviese dispuesto a ejecutar si sus jefes se lo ordenaban. Trescientos jóvenes, elegidos entre los más valientes, robustos y distinguidos de Esparta, formaban la siniestra Kripteia, especie de policía secreta de que los éfo- ros disponían libremente, y de la cual servíanse para man- dar matar a quien les estorbaba en la masa vulgar. Tueí- dides cueiita (|ue en cierta ocasión, y con pretexto de pre- miarlos, llamaron los éforos a dos mil de aquellos ilotas ; hiciéronlos pasear un día coronados de flores por las calles de Esparta, y al siguiente habían desaparecido, sin que a nadie se le ocurriera preguntar lo que había sido de ellos. El propio investigador hizo investigaciones sobre el parti- cular y no tuvo noticia alguna, a pesar de que la Kripteia entera, y quizá muchos centenares de ciudadanos, habían tomado parte en aquella hecatombe. Los jóvenes de la Kripteia tenían a su cargo, además, desempeñar otras mil encomiendas, todas de peligro y coñanza. Hay que recor- dar a este propósito, la hazaña de aquel esparciata que, fin- giéndose comerciante, recorrió ciudades y pueblos griegos, establecióse en lugar bien escogido y encontró allí el cuer- po colosal de Orestes, que sacó secretamente de la tumba. 8G Lie JOSÉ LÓPEZ PORTILLO Y ROJAS para llevarle e Esparta. Dueña de aquel sortilegio, logró Laeedemonia triunfar en una de las guerras Mésenlas. He aquí un ejemplo bien antiguo de astucia y espionaje. Fácil es comprender -que tan estricta disciplina no se adquiere cuando se desea, sino que es fruto de aprendizaje largo y costoso. Por eso los lacedemonios negábanse a ad- mitir de modo permanente la presencia de los extranjeros, diciendo de ellos, que eran revoltosos y egoístas. A poco que un forastero fijase en Esparta su morada, aplicábanle una ley equivalente al famoso artículo 33 de nuestra Cons- titución, ese precepto que tantos disgustos causó a Mr. Fall durante las investigaciones, poco amistosas por cierto, lle- vadas a cabo en nuestras fronteras. Los espartanos llama- ban a esa disposición, jenelasia. Consistía en poner buena- mente al extranjero más allá de los límites de Esparta con una seca indicación de que no regresase. Sólo músicos y poetas eran a veces eximidos de tal medida. Tirteo obtuvo lo que llamaríamos carta de naturalización en Esparta, de- bido a sus. odas y cantos, pues puso la magia de sus versos al servicio de los dorios, y con ella salvó a la nación de más de un trance apurado. La industria y el comiere io estaban reservados a los periokis, y los servicios manuales a los ilotas ; pero aíui en- tre unos y otros reclutábase tropa en caso de peligro. En esas ocasiones demostraron los siervos que sabían valerse de sus manos de manera tal, que justificaban la precaución que tomaban sus amos al no perder de vista sus armas y escudes para impedir (^ue los ilotas se sirviesen de ellos. Sólo el ilota que mataba cien enemigos tenía derecho de ofrecer a Zeus el sacrificio llamado "Hekatomfonia." No se limitaba la práctica espartana a las maniobras de la enomotia. Sus conocimientos guerreros hacían de él un verdadero militar, muy distinto del héroe homérico, señor de armas encantadas y fuerzas descomunales, que, sin cuidar- se de sus hombres, lanzaba contra el enemigo el huracán AZTECAS Y ESPARTANOS de su carro tirado por caballos regalados por los dioses, arrojaba la javalina, embrazaba el escudo y Vomitaba im- properios. Xo ; los espartanos de la enomotia, conocían el puesto de ella en el pentekostys, el del pentekostys en el lo- cos, y el de éste en la mora ; y combinaban movimientos, fin- gían retiradas, desalojábanse de flanco y nunca rompían sus ñlas. Sus órdenes, además, se comunicaban siempre por lo que en los tiempos actuales llamaríamos conductos de ordenanza. Hablaban el rey a los polemarcas; dirigíanse éstos a los locagis; nmndaban a los pentenkonteros y, al fin, la voz llegaba a los hoplitas. Figuraos por un momento que asistís a un combate : sea alguno de los librados con el Gran Rey. La verde lla- nura se extiende hasta el límite de las azules ondas del mar. En el cielo sin nubes, flamea el radiante sol ; junto a las playas arenosas hay ancladas centenares de galeras que tri- pulan aguleños fenicios; una inmensa muchedumbre pu- lula en la planicie ; resplandece la tiara del monarca, a cu- ya presencia se postran' millones de hombres ; caracolean los briosos corceles de los aqueménidas persas; los tracios, los hijos de cuarenta y ocho naciones, escitas, frigios, hia- dus, masagetas, aullan y blanden sus armas relampaguean- tes, enmedio de nubes de polvo que se levantan del suelo. Los correos, helenos, despachados a toda prisa, han cumpli- do jornadas de ciento veinte kilómetros en veinticuatro horas; las tropas, reunidas con premura, han recorrido ochenta en el mismo tiempo. La hueste griega forma una pequeña mancha blanca en la llanura ; parece una roca des- tinada a ser cubierta bajo la espuma de un mar furioso, por el ejército persa. De pronto suena en las filas el pean sagrado. A sus primeras notas, los musculosos brazos de los guerreros enristran las lanzas y embrazan las rodelas. Apriétanse los hombres uno contra otro y con paso igual y rítmico se lanzan adelante. La clamorosa muchedumbre Menn. Sor. Alzdte. — IS Jinüo 1921.- 1 39-T 88 Lie. .TOSÍ; l/)I*EZ POKTIl.l.o Y HOJAS enemiga se detiene en presencia de tan increíble osadía; trábase el combate, y los irresistibles helenos perforan y atraviesan la masa de su torpe adversario. Miles de cuer- pos cubren la llanura, caen aqueménidas y jefes, y en unas cuantas horas, el triunfo, (lue parecía imposible, es alcanza- do por aquellos hombres, que fueron vencedores, porque antes aprendieron a vencerse. Y el secrett) de esa disci- plina, lo dio Esparta a Grecia y al mundo. * * * ¿Quién fue en Anáhuac el autor de la organización guerrera? No lo sabemos. Probablemente el sistema se impuso por sí sólo, acjuí como en Esparta. Su creación de- be haberse atribuido a algún grave teciüitli de tes bron- ceada, dueño de un nombre poco eufónico, abundantemente dotado de tes y de eles, y terminando por la ¡lartícula reve- rencial "tzin'*. Como quiera (|ue ha^'a sido, la idea de una patria co- mún, si es (jue alguna vez existió en los pueblos del Aná- huac, lo que es muy discutible, había desaparecido al prin- cipio de la época que consideramos histórica. Aquí, como en Grecia, la masa de la población habíase pulverizado en pequeñas comunas, ligadas entre sí a veces por una fe igual en los mismos dioses, y atraída a determinados santuarios para la celebración de ciertas fiestas y ritos. Aquí, como allá, la voz del oráculo era ciegamente obedecida. Los he- lenos que preguntaban a hi pitya donde debían fundar sus colonias, veíanse reproducidas por los mexicas salvajes, que peregrinaron años enteros aguardando la señal de su dios, (jue les habría de decir qué sitio debían elegir para su mo- rada. La edad de oro, representada en nuestro país por ¡a culminación de la monarípiía tolteca, parece revelar, al tra- vés de espesas brumas legendarias, una época en que hubo A8TECAS Y ESPARTANOS 89 grandes imperios. Presentóse en Tolán ese enigmático y bondadoso Qnetzalcoatl, uno de los misterios más grandes que nunca haya habido en la Historia, y quizá el mito que más influencia ha tenido desde hace dos mil años en el des- arrollo de los sucesos humanos ; pero alzóse contra él Tez- catlipoca. Y la metrópoli tolteca hudióse después de cruen- tas y porfiadas luchas. No sólo el Anáhuac, sino, a creer viejas tradiciones que merecen atención, ambas costas, y con especialidad la del Occidente, enviaron innumerables ejércitos al asedio de hi ciudad imperial. Podemos evocar con la imiaginación el cuadro que se ofrecería a la vista d<:"l guerrero tolteca, alto y barbado, al- hacer la guardia en !o alto de las murallas protectoras de los palacios de pétreas y colosales cariátides, donde los reyes habían galanteado a las princesas y bajo cuyo techo el trágico Topilotzin gobe^*- naba. Abigarrada muchedumbre congregábase en torno d¿ la ciudad. Los desnudos "hia-hu" de ojos oblicuos lanza- ban injurias en su lengua monosilábica ; los rechonchos ma- yas danzaban al sonido de sus tunkules, cubiertos los grue- sos cuerpos con corazas de sal ; los feroces nahoas mestizos de occidente, hacían llover sobre la plaza incesante grani- zada de piedras y flechas. Toda aquella multitud bárbara y codiciosa, empujaba por su fe en Tezcatlipoea, atraída, por el ansia del despojo, movía en torno de las murallas sus cuerpos pintados de variados colores y sacudían de con- tinuo los plumeros que cubrían sus cabezas. Derrumbóse al fin Tolán. Incendiados fueron sus templos, destruidos sus palacios y arrasados sus hogares, y al repartirse el bo- tín, faltas del único motivo que las había reun'dc, separá- ronse de nuevo las tribus, alejáronse los guerreros y entra- ron en descomposición y se desintegraron los antes inmen- sos imperios; pero todas esas tribus quedaron esperando inconsientemente el poder que habría de suceder al caído de la opulenta Tolán. Y surgió, en efecto, ese poder, mas no salió de los descendientes presuntos de los toltecas. Una 90 LIO. JOSÉ LÓPEZ PORTILLO Y ROJAS de las tribus invagoras, la última en ponerse en movimien- to, la más perseguida, la más miserable de todas, fundó una aldea en el centro de un lago, el de Texeoco. Los miembros que la formaban, eran necesitados, pero valientes. Xegóse- les lo necesario por los pueblos ribereños, y se hicieron ra- paces. Poco numerosos, disciplináronse desde su infancia. Y su dominio, corto al principio y reducido al peñasco que habitaban, salió como marca montante a las riberas del la- go ; cundió luego por todo el Anáhuac y extendióse más allá, hasta la lejana Quauhtemalau. Y México fue, al de- cir de Chavero : "Una laguna de sangre en donde se ahogaban la fa- milia, la sociedad, las magistraturas y los reyes, y en la cual sólo sobrenadaba, lúgubre y espantosa, la figura negra del teotecuhtli, ¡del señor del dios!" Una excusa tenían los aztecas, para ser sanguinarios -, su espantosa teología. Para ellos, la sangre vertida jigia- daba a los dioses, y toda víctima era recibida con gloria en el Mictlan. En cambio, ¿(pie otra razón, sino la polític;:, podían alegar en su defensa los espartanos que asesinaron a los dos mil ilotas de que hablé antes? Matanza por ma- tanza, es más justificada la de Ashayacatl, que la orderiada por los éforos. Mas, por arraigadas que estuviesen las su- persticiones entre los antiguos mexicanos, las víctimas con- denadas de antemano a morir de nna manera cruelísima (pues ciertos suplicios llegaban hasta el total desollamien- to en vida de la persona) no podían menos de protestar y procurar huir del tormento. Los tributos que los mexicas imponían a los vencidos, eran pesadísimos; su desdén para los extranjeros, implacable, ¿no dieron muerte al hercúleo Tlalhuieole, únicamente por no ser de su nación, a pesar de haber combatido bravamente al lado de ellos? Eran, después de todo, unos verdaderos estoicos. Bernal Díaz viá a aquellos señores muy principales de la corte de México, llegando a Cenxpoala. Iban oliendo rosas, abanicándose con AZTECAS Y ESPARTANOS 91 galanos abanicos, y sin manifestar sorpresa, asombro, ad- miración o espanto a la vista de los españoles. Antes pa- recía que ni siquiera los habían mirado. Sólo puede admi- rarse lo suficiente su conducta al recordar que las tradicio- nes del Anáhuac predecían la venida de los blancos coin- cidiendo con el tiempo en que se hundiría el imperio mexi- cano, y que la fe en ellas era vivísima. Con todo, los emi- sarios de Moctezuma fingieron no ver a los "hijos del sol", mantuvieron continente altivo y sereno, y hasta se atre- vieron o amenazar al obeso cacique de Cempoala. Mas aquí, como en Esparta, esa altivez, ese dominio de la propia naturaleza, no se adquiría de un momento ;i oti-o. Los guerreros aztecas, que dejaban en manos de los mace- huales, como los lacedemonios en los de los ilotas, las labores de fatiga, hallábanse sujetos desde su infancia a una rígida y tremenda disciplina. Por noble que fuese su cas- ta, debía el niño, apenas su edad se lo permitiese, ir por leña y agua al monte. Su niisión en la vida se anunciaba desde al na- cer, colocando escudo y flechas en la puerta de la casa del in- fante; lo cual era un símbolo, A los quince años, si era de sangre escogida, entraba al Calmecac, la "casa de peniten- cia y lágrimas," y si era plebeyo, al Telpushcali. Ambos establecimientos eran escuelas militares en las que la ense- ñanza era tan ruda, que apenas puede comprenderse haya habido quien la resistiera. Dormían los educandos en el suelo, recogiéndose a las primeras horas de la noche. Le- vantábaseles al filo de la media noche, y se les enseñaba a conocer la hora por la posición de las estrellas. Después, debían buscar un sitio solitario donde hacer sacrificio, hun- diendo en pantorrillas, bíceps, narices, pecho, labios, dien- tes, orejas, lengua y otras partes del cuerpo, agudas espi- nas de maguey, que después, chorreando sangre, clavaban c]i bolas de algodón para ofrecerlas ante el altar de sus dioses. Levantábanse al amanecer; trabajaban en las la- bores religiosas; danzaban, se ejercitaban en el manejo de 92 Lie. JOSK LÓPEZ POR'IILLO Y ROJAS la porra de basalto y de la espada de obsidiana, esgrimiendo ambas armas contra un poste ; salían al campo a cazar o a la laguna a pescar, para adiestrarse en el arco y en el acatl, especie de dardo, o en el tlacochtli, arma parecida del mis- rao género. Volvían a practicar ejercicios militares, con- formes con la táctica propia de sus armas ofensivas y de- fensivas. S"i cometían faltas graves, eran quemados vivos, o asaetados, o despeñados, o muertos a palos. Para acos- tumbrarlos al dolor, los sacerdotes les clavaban espinas en las carnes, o les quemaban la cabellera con teas resinosas, cuyas llamaradas llegaban siempre a la piel. En presencia de este sistema de educación, hay que ad- mirar, no tanto la fortaleza e indiferencia con que Cuahté- moc vio se le asaban los pies, sino, el desfallecimiento mo- mentáneo de Tetlepanquetzal, que se quejaba del dolor. Los nahoas y sus imitadores (hecho notable en la historia de las Mitologías), no eran admiradores de la fuerza y ca- recían en su Olimpo de algún dios con tal atributo, sino de la resistencia. Así, la que llegaban a adquirir por medio de la educación y el jemeplo, era admirable. De ello puede darnos ieda la defensa que de su persona hizo Coanacoh, después de haber estado largos días sujeto a la viga en que le ató Cortés. Lograban ese aguante por medio de mav- chas, danzas y ejerciocios guerreros, y practicando el más mexicano de todos los deportes: el tlachtli. ¿No os dice nada este nombre? Pues trátase, sin emibargo, de un ejer- cicio bien conocido, que emigró de su país de origen y ha regresado a él bautizado con vocablos sajones: el foot-bail, el rugby, el basket-ball. Jugábase el tlachtli en un gran patio cuadrangular, .-il que ciertas paredes que en él se construían, daban la forma de una cruz. Consistía el juego en hacer pasar la bola de hiile, gruesa como una mediana de bolos, al decir de los conquistadores, por el centro agujereado de un disco de pie- dra, que ahora llamaríamos goal o basket, ganando el ju- AZTECAS Y ESPARTANOS 95 gador que tal lograba. Podría ser impulsada la pelota con rodillas o caderas, y también con las manos, aunque es- to era poco elegante. Ahora bien, como la pelota era de hule macizo, los jugadores (pie eran golpeados por ella, que- daban tan tundidos, (pie algunas veces morían, y siempre tenían ({ue sajarse las carnes con pequeñas navajas de obsi- diana para curarse de hinchazones y cardenales. Aquél juego bárbaro simbolizaba los movimientos del sol. La alimentación estaba sujeta a reglas bien estudia- das, y se fijaba, conforme a ellas, hasta el número de tOi-- tillas que podía comer cada (piien, según su clase y edad. Considerábase como un premio el tomar la bebida del ca- cao frío (chocolatl) ante los guerreros. No a todos les era permitido casarse; si algún guerrero era sorprendido con una mujer antes de estar facultado para el matrimonio, era en el acto privado de la vida. Hay quien diga que entre los mexicas era común el pecado nefando; es una calumnia. Los aztecas mataban sin piedad a las viles criaturas a cpiie- nes sorprendían en falta tan repugnante. Al salir del colegio, marchaba el mancebo a la campa- ña vigilado por un guerrero de su barrio, si era plebeyo, o por los principales yabizques, si noble. Se le enseñaba a manejar la rodela con tal arte, que dice Duran que en vien- do venir una flecha, "dábanle con el escudo, que la echaban de través." Tal destreza sólo se adquiere después de pro- longados ejercicios, no exentos de peligro y dolores. Así como en Esparta el que daba muerte a cien enemigos tenía derecho a ofrecer a Zeus la Hecatomfonia, aquí las consi- deraciones llovían sobre aquél que hacía prisionero algún enemigo, y su clase ascendía con el número de cautivos que cogiese. El mancebo de Techpulcalli podía llegar a Tlaca- tecatl, y el de Calmecac a cuáchic o tequihua. Cada uno tenía insignias diversas, y se peinaba y teñía el cuerpo de manera distinta. Pero el mando del ejército no se daba a los guerreros, por valientes que fuesen; pertenecía de dere- 94 ].1C .I08É LÓPEZ PORTILLO Y KoJAS ello al Tecuthtli, a quien asistía un cuerpo de cuatro genera- les, que formaban su Estado ]\Iayor. Contábase entre ellos el Tlaeohcalcatl, jefe de la casa de los dardos, quien tenía a su cargo el servicio de administración y aprovisiona- miento del ejército. He •d<[uí como empezaban generalmente las campaña;-^. Una clase especial de aztecas, los comerciantes, los poshtecas, salían de Tenochtitlán a cambiar por otras sus mercancías en pueblos lejanos. A su frente marchaba disfrazado, un te- (juihua, es decir, uno de los guerreros elegidos, de los favo- ritos del emperador, de aíjuellos a quienes éste llamaba "ku de sus ojos. "¿No os recuerda esto algo de los espartanos de la Kripteia ? Entraban en los pueblos enemigos u hostiles a la luz de] día, abanicándose con altiva indiferencia e iban a instalarse al centro del poblado. Pero al caer la no- che, descalzos y con el tequihua al frente, recorrían las en- encrueijadas, medían con varas la plaza principal donde se alzaba el teocali, templo y cindadela a la vez de los anti- guos indios, y apuntaban cuidadosos todos los datos que les parecían interesantes para el objeto agresivo que les servía de norte. A veces eran sorprendidos en sus tareas de espionaje, y los furiosos habitantes del pueblo arrojábanse sobre ellos, y se iniciaba la matanza ; pero en ella comba- tían los poshtecas con sin igual bravura, hasta morir. Si alguno de ellos lograba escapar, era un "painani"', un co- rreo. Dirigíase a escape a Tenochtitlán o al más próximo puesto de mexicas, y daba noticia de lo sucedido. De allí partía en el acto otro painani, y la velocidad de todos era tal, que a veces una noticia hacia cuatrocientos kilómetros en veinticuatro horas. El que llegaba a Tenochtitlán, coni) portador de malas nuevas que era, entraba en el Téepan con el pelo suelto y echado sobre el rostro. El asesinato d'^ los mercaderes, ese era el nombre oficial de los espías, era intolerable para la orgullosa ciudad azteca. Apenas sa- bida la fatal nueva, elevábanse en la cúspide de los teocalis AZTECAS Y ESPARTANOS 95 densas nubes de humo; sacrificábanse prisioneros para te- ner gratos a los dioses; oíase el ronco rugir de los bígaros y el sordo retumbar de los huehuetles apellidando gente. Y en el acto los guerreros corrían a reunirse. El Tlas- eoshcalcatl enviaba a toda prisa mensajeros que avisasen el próximo paso del ejército por los pueblos (pie se hallasen en el camino elegido, y hacía en el Tlacoshcali acopio de dardos y armas diversas. Entretanto, reuníanse las gen- tes de los cuatro calpull o barrios principales en torno de sus capitanes, y Cuepopan, Atzacualco, Moyotla y Zoquia- pan eran recorridos por enjambres de yaoyizquez apresura- dos, y, después de ellos los barrios menos importantes, que se' agregaron más tarde a la ciudad. El movimiento geno- ral jjarecía una orgía de colores. Reunidos los guerreros en torno de sus jefes, que se distinguían por las plumas o banderas que llebavan atadas a la espalda, esperaban la lla- gada del Tlacatecuhtli. Presentábase al fin éste, llevado en grandes andas y trayendo consigo un pequeño tambor- cilio de oro, uno de esos tambores que hicieron sonar si- niestramente en los campos de batalla durante la pasada revolución los yaquis, esos nahoas casi puros. En el se- no de aqiiella muchedumbre armada y silenciosa, flamean las banderas, tiemblan los penachos de plumas brillantes, refulgen las joyas de oro, las piedrezuelas, los espejos de pirita; resaltan los colores; y en medio de aquella animada policromía, los sacerdotes y dignatarios del Calmecac, dis- tínguense por la negra pintura de sus cuerpos. Rompe la marcha. Los águilas y tigres llevan las ór- denes del tecuhtli a toda la columna; los tequihuas dispo- nen el orden de las tropas. Y una vez desempeñada esta encomienda, pasa cada uno de ellos a la vanguardia a man- dar un grupo de cinco honderos. Los otomitles van tam- bién por delante mandando cinco arqueros cada uno. Los telpushtlato marchan a la cabeza de sus escuadrones, lle- vando al lado el ashcau, con la insignia de la unidad. Cu- 96 LIO. .TOSÍ; LÓPEZ l'ORTILLO V ROJAS bren los flancos honderos y flecheros y a la retaguardia, co- mo reserva, van los mancebos bisónos y los feroces ciiáelii- (lues, guerreros desnudos y sin más armas que sus brazos, la flor del ejército azteca. Se llega a la vista del enemigo. Encima de las nopai-'- ras y órganos, mírase el teocali poblado de guerreros. Par- te de ellos aguarda a pie firme la arremetida de los mexi- cas. El Tlacatecuhtli da la señal de la batalla redoblando en el tamborcillo de oro, que no cesará de tocar, tenazmen- te, de ahí en más, mientras dure la refriega. A su redoble responde el de los otros huehuetles; rugen los bígaros, fla- mean las banderas, que son semáforos de las evoluciones. Prorrumpen los yaoyizquez en espantables alaridos; Ihi;^- ven las flechas sobre el enemigo, y de pronto, arroUadora, la masa del ejército se lanza macuahuitl en mano sobre ^a hueste contraria. Corta es la lucha ; cede el enmigo y abandona las entradas del pueblo; y los mexicas se lanzan al asalto de la pirámide sagrada, donde por cortos instan- tes el combate se intensifica. Arde al fin la capilla coloca- da en la cima; es la señal del triunfo de los aztecas. Los prisioneros enemigos, atados y destinados al sacrificio, son conducidos al través de las calles de su propia ciudad, y un painani es despachado a dar aviso de la victoria al glo- rioso emperador, y entra en la ciudad con el cabello tren- zado, esgrimiendo el macuaiiitl y dando gritos de regocijo. Así también llegaban los mensajeros griegos a las ciudades helenas después de los triunfos alcanzados. Mucho más de lo (Hic llevo dielio, podría consignar <'ii este trabajo, para poner en mayor resalto la semejanza de instituciones y costumbres lacedemonias y mexicas ; pero me abstengo de hacerlo por ahora para no pecar de prolijo. Lo dicho basta, según mi concepto, para dejar bien fundadas mis observaciones a este pro])ósito. No me parece ocioso, con todo, llamar la atención do mi distinguido auditorio, acerca de otro importante rasgo AZTECAS Y ESPARTANOS 97 que fue común a los dos pueblos: la codicia. Los mexica- nos agobiaban bajo el peso de los tributos a las provincias conquistadas, y los espartanos se hicieron famosos por su avidez adquisitiva. Los primeros recibían cereales, algo- dón y piedras finas en cantidad exorbitante, de los venci- dos y los austeros laconios despojaban a sus víctimas de todas las joyas y obras de arte que les placían, para orna- mento y delicia de sus casas y mujeres. En resumen: los dos pueblos rodeados de enemigos, tu- vieron (pe luchar para someterse, se hicieron fuertes por la disciplina y sujetaron a las generaciones a métodos se- veros de vida que endurecieron sus cuerpos y sus almas. Pero esos métodos artificiales, fueron perdiendo su vigor y eficacia con el transcurso de los años, hasta que acabó la naturaleza por recobrar su imperio y sobreponerse a ellos, como acaba la mar por romper los diques que la separan de las tierras bajas, por cuya extensión se dilatan tranquila- mente sus aguas. Así también sucederá no muy tarde con los violentos sistemas sociales que gobernantes ambiciosos y criminaLís o visionarios soñadores han estado imponiendo a ciertos pueblos contemporáneos. La anarquía reina y se levanta victoriosa sobre las ruinas del orden ; aliméntase de los tesoros acumulados por el ahorro de los tiempos normales; entra a saco la riqueza ; destruj^e los instrumentos del tra- bajo ■ seca las fuentes de la producción y genera en derre- dor hambre y miseria, desesperación y congoja. Pero las sociedades no perecen; están dotadas de los elementos que necesitan para una supervivencia indefinida. Y cuando se presenta en acción un fenómeno perturbador que parece contradecir las leyes que las rigen, una vez pasado el so- bresalto de la intimidación, recógense las agrupaciones hu- manas en sí mismas, sacan de su propio seno fuerzas no sospechadas, luchan silenciosa o abiertamente contra los ele- mentos malsanos, y acaban por recobrar el perdido equili- 98 Lie. ,I()SÉ LÓPEZ PORTILLO Y HOJAS brio bajo el imperio de las leyes bolladas de la naturaleza, cuyo vigor se restablece. Esta verdad sociológica, fruto del raciocinio, se en- cuentra comprobada por la historia a cada paso. Los pre- sentes apuntes han tenido por objeto demostrarla, con el testimonio de dos pueblos que nunca estuvieron en contac- to ; el uno, el lacedemonio, el más guerrero de Grecia, y ci otro, el mexicano, el más guerrero de Anáhuac. Así al tra- vés de los accidentes idiosineráticos de cada pueblo, se per- cibe el firme cimiento de la unidad fundamental humana, y el océano inmenso de la naturaleza va tragando de con- tinuo los restos náufragos de todas las instituciones arti- ficiales. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE".— MKMOIRES, T. 39 99 LA OBRA DE FRAY FRANCISCO XIMENEZ COMPARADA CON LA DEL DOCTOR FRANCISCO HERNÁNDEZ, RECOMPUESTA POR EL DR. NARDO ANTONNO RECCO POR GUILLERMO GÁNDARA, M. S. A. (Sesión del i de Octubre de 1920) Fray Francisco Xirnénez, de la Orden de Predicadores de España del convento de Santo Domingo de México, en 1615 dio a luz una obra sobre virtudes médicas de plantas, animales y minerales de la Nueva España, con el siguiente título : ' ' Quatro libros de la Naturaleza y virtudes de las plantas que están recevidas en el uso de Medizina en la Nue- va España y la Methodo y corrección y preparación quo para administrallas se requiere con lo que el Doctor Fran- cisco Hernández escrivió en lengua latina. Muy útil para todo género de gente que vive en estancias y pueblos do no hay médicos ni botica. Traduzido y aumentados ma- chos simples y Compuestos y otros muchos secretos cura- tivos, por Fray Francisco Ximénez, hijo del Convento de S. Domingo de México, Natural de la Villa de Luna del Rey- no de Aragón, etc." El historiador de las ciencias naturales, Hoeffer, dice en su historia de la Botánica (París 1882, p. 167) que antes de la impresión de la obra de Recchi (que no es otra que la 100 GUILLERMO fiÁNDARA de Hernández arreglada y corregida por ese botánico ita- liano del siglo XVII) había llegado a México y había sido traducida en español por el Padre Francisco Ximénez; pero nuestro compatriota el Sr. Dr. Nicolás León, en su Bi- blioteca Botánico-Mexicana (Tip. de la Secretaría de Fo- mento, 1895, ]). 266) dice que la referida obra de Ximénez "no es como se cree vulgarmente, servil traducción de la de Hernández, porque abundan en ella pasajes y observacio- nes originales de no escaso mérito." El Sr. Dr. José Mariano Beristáin y Souza, en la Bi- blioteca Hispano Americana Septentrional (2a. edición, Amecameca, 1883, Tomo III, p. 303) dice refiriéndose a la obra de Hernández: "y el traductor al castellano, a lo me- nos de aquellos Cuatro Libros, fue Fray Francisco Xiiuc- nez, religioso lego de Santo Domingo de México." En las licencias recabadas por Ximénez ante los Cjo- biernos eclesiástico y civil para la publicación de su obra, licencias publicadas al principio de la misma, se en.'iientran los datos siguientes: "Por ([uanto Fray Francisco Ximénez. . . .me a liceho relación que ol tiene escrito y recopilado un libro intitu- lado." ote... \'irrey, ]\Iar()ués de Guadalcazar. "Vi este libro que el Hermano Fray Francisco Ximé- nez. . . .a recopilado y escrito" etc. Maestro. Fray Luis Vallejo. "Compuesto por Fray Francisco Ximénez" (flefirié]i- dose al libro mencionado). — M. Provincial. Fray Hernando Bazan. "E visto un libro. . .qur a recopilado y escrito Fray Francisco Ximénez", etc. — Fray Bartolomé Gómez. "Los quatro libros de la materia medizinal de esta Nueva España que el Padre Fray Francisco Ximénez de la orden de los Predicadores, a traduzido de los que el Doctor Francisco Hernández escrivió en lengua latina. He visto por mandado de su Excelencia, en los quates no solo a guar- LA OBRA DE FRAY FRANCISCO XIMÉMEZ 101 dado la fidelidad de la traducción, sino aumentada muchos simples de nuevo y maravillosos compuestos, enmendando y puesto, en buen methodo muchas cosas que por andar mano escriptas estaban con infinitos errores, con lo qual a ilustrado esta materia y así es digno se conozca por ello el trabajo, De su Autor". — Doctor Diego Cisneros. El mismo Frav Francisco Ximénez dirigiéndose al Prior Provincional Gray Hernando Bazán, dice: " así yo, abiendo con la pobreza de mi ingeiiio esta obra'' y después al dirigirse al lector, dice entre otras cosas; "no va cosa en es- ta obra. (|ue la experiencia no aya certificado, y otros de más sutil ingenio que el mío, descubireto del perpetuo olvido en que tantos años estava sepultada entre los quales el Doctor Francisco Hernández, Proto-m'édico que fue en esta Nueva España, hizo por mandado de su Magestad una His- toria en Lengua Latina, llevóse a la Corte y aunque fue bien recivida de algunos, que lo merecía la erudición cuidado y solicitud del autor no le faltaron émulos. Cometióse al Doc- tor Nardo Antonio Recco Médico Napolitano, moderóla en menos bolumen y el original assi anjoderado y revisto por el Doctor Valle y con su firma vino a las yndias y a mi poder por extraordinarios caminos, he leído en el una y muchas veces la letura que ocassion o affición grandissima aumen- tada con la experiencia que la e hallado con la fuerza y vi- gor que en los medicamentos se require y visto no a tenido menos eficacia que en el Hospital de Oaxtepec assistiendo en el muchos días en mi presencia vi hazer maravillpsas curas con yervas y medizinas de la tierra" "'todo lo qual me a compelido a que hu^^endo la ociosidad principio de todos los vicios y origen de todo mal, recogiese este libro a lo estado muchos días del rincón de nuestra celda". . . "Lo qual entiendo a sido parte para que se ayan trasla- dado muchas copias del Doctor Francisco Hernández, su- yas en el nombre y de todo punto corruptas, assí en los 102 GUILLERMO (ÍÁNDARA bocablos como eu los medicamentos y para que a pedazos se ayan aprovechado j-mpresso muchos Doctores." Ahora bien: como de las diversas opiniones anotadas y confesiones manifiestas del mismo Fray Ximénez, bien puede inferirse respecto de ia obra en cuestión : I. — Que Ximénez fue su autor original, celoso de agre- garle lo más digno de éa obra de Hernández, arreglada por Recco (obra que conoció, habiéndole llegado inédita ''por extraordinarios caminos"). 11. — Que Ximénez fue el fiel traductor de esta última obra agregándole "muchos simples y compuestos; arre- glándola y corrigiéndola "de infinitos errores" y hacién- dola abundante "en pasajes y observaciones originales de no escaso mérito." III. — Que Ximénez fue el traductor puro sin adiciones ni substracciones de ningún género, como lo dice Hoefer. IV. — Que Ximénez fue el compilador de los datos y el escritor o compositor de la obra de referencia. V. — Y por último, que Ximénez no fue más que un sim- ple guardián de ese tesoro (la obra de Hernández) que por "lo haber tenido muchos días del rincón de su celda" quiso publicarlo para bien de la humanidad, toda Vez que en Eu- ropa "se le había dado publicación y una vez cerciorado de los buenos resultados de las medicinas aplicadas en el Hos- pital de Oaxtepec, donde él vio maravillosas curas. Resulta que todavía en nuestro siglo no faltan autores que al tratar de plantas y animales mexicanos con aplica- ciones a la medicina o a la industria, citan la obra de Her- nández o la de Ximénez como si fueran iguales o bien como completamente distintas y por ésto conviene saber de una vez por todas, qué papel, ])0r íiii. desempeñó Fray Francis- co Ximénez en la obra que por tres largos siglos ha lle^a- do su nombre. LA OBKA DK FKAY FRANCISCO XIMÉNEZ 103 Mi biblioteca de Botánica y Zoología cuenta con la obra de Ximénez (edición de la Secretaría de Fomento, 1888) y con la de Hernández arreglada por Receo (edición única de Roma, 1651) con las adiciones de los linceos Juan Terencio, Faber Bamburguensis, Fabio Colonna y Federico Cesi, la misma cuyo enorme título comienza diciendo en mag- nífica portada iconográfica : "Rerum Medicarum Novae His- paniae Thesaurus seu Plantarum, Animalium Mineralium Mexicanorum", etc. Por consiguiente, he podido hacer la comparación de dichas obras, encontrando que la de Ximé- nez en lo general está contenida en la de Hernández arregla- da por Recco, desde la página 28 hasta la 344 de esta última obra. De modo es que el trabajo de Ximénez se concretó a traducir del latín a Hernández, agregando en ciertos ca- pítulos algunas observaciones particulares ; pero para que se note bien la diferencia que hay entre la simple traduc- ción y lo que Ximénez puso de su parte, expongo en segui- da las adiciones y substracciones que Fray Francisco hizo a la obra de Hernández tantas veces citada. PARTE PRIMERA DEL LIBRO PRIMERO Los veintiséis capítulos de que consta, están fielmen- te traducidos. PARTE SEGUNDA DEL LIBRO PRIMERO Capítulo I. — Al tratar del copal, agrega la fórmula del ceroto mexicano muy útil para cualquier dolor de causa fría. ^ Capítulo XVI. — Al tratar del árbol que produce la go- ma llamada Tecamahca, agrega la fórmula para el encera- do o bizma, "remedio santísimo para todos los males de causa fría" que le dicen "los daba de limosna el Canónigo Salazar cuyo premio recibirá en el Cielo por tan buena obra." Mein. Snc. Alzntc— 20-Juu¡o-1921.— t. 39— S 104 GiriLLEUMO GÁNDAUA Capítulo XVII.— Al tratar de la Caraña o Tlahuilillo- can, agrega las fórmulas de tres ungüentos: el de caraña, el del aceite indio y el de un ceroto, para hemorroides }' heridas. Capítulo XVIII. — Al tratar del Xochiocotzol, da ins- trucciones i)ara la a])licaciün del sahumerio con esa plan- ta contra el pasmo y otras destemplanzas frías. Capítulo XX. — Agrega una nota explicativa de lo que es el óbolo, como medida farmacéutica, según la cuenta de Saladino. Capítulo XXII. — Al tratar del Ezcuahutl o sangre de drago, agrega datos sobre otros lugares en que se encuen- tra esa planta, por qué le llaman así, cómo se extrae su goma y pai*a qué sirve en medicina. Capítulo XXVI. — Este capítulo trata del Huitzpazotl ; pero Hernández lo llama Hucipochotl. Probablemente son sinónimos. Capítulo XXA^II. — Trata del Sasafrás; pero agrega la explicación de cómo y en dónde observó que las astillas del palo de esta planta vuelve dulce el agua del mar. Capítulo XXIX. — Trata del Gruayacán.^Agrega las se- ñales para reconocer el verdadero Guayacán, explica la manera de administrarlo contra el mal francés, no sin la filípica correspondiente a los médicos de su época que or- denan la dieta rigurosa y a los pacientes que por hacer- se otros remedios que les aconsejan los curanderos, no obe- decen las indicaciones de un médico, y compara los resul- tados del Guayacán con los de la zarzaparrilla y (piina para la misma enfermedad. Capítulo XXXI. — Trata del Tepozán. Agrega que cura también las quemaduras y que hay otro Tepozán que de- seca las llagas de la cabeza. Capítulo XXXII.— Quauíhtlepatli o árbol del fuego.— Agrega que Hernández estuvo en peligro de muerte por LA OBRA DE FRAY FRANCISCO XIMÉNEZ 105 haber probado la leche de este árbol en Ocopetlayoean, Mich., y que resuelve las apostemas. Capítulo XXXVI. — Trata del Caeapolton que Hernán- dez trae con el nombre de Xoxocoyoltzin. Capítulo XXXVII. — Trata del Izquixochitl. Agrega que también se halla en Tepoztlán y Tlaquiltenango. Capítulo XXXVIII.— Trata del Tlalamatl. Agrega que sirve de forraje para los caballos. Capítulo XL. — Trata del Coyolli, nombre que tanto Hernández como Ximénez dan al coco de agua. Agrega que se encuentra además en Puerto Rico. Filipinas, Coli- ma y Zacatilla, da señales acerca de la flor y del fruto y aun reglas para su cultivo. C*apítulo XLI. — Trata del Achiote. Agrega que existe en Oaxaca, Tehuantepec y Coatzacualco, y que no debe quitarse la corteza al cacao para hacer el chocolate por ser digestiva. Capítulo XLII. — De la Bunga o Coyol. Agrega que en Nueva España hay muchas especies y que con su fruto se hacen rosarios. Capítulo XLIV. — Corrige a Hernández quien escribe Xonoehtli por Xonocochtli, y agrega (|ue la goma del no- pal se llama alquitira en España y que en vie.jo libro le- yó que el zacanochtli, tunar arbóreo, cuj'as hojas puestas en forma de emplasto concierta y suelda los huesos que- brados con mucha facilidad. Capítulo XLA^. — Refiriéndose a la grana de la cochi- nilla del nopal, agrega que en la aduana de Sevilla alcan- za un alto valor, y que aun cuando va dejando de emplear- se esa tintura, cree que volverá a tener una buena de- manda. XLVI. — Acerca del cacao indica que en Galicia y Gua- dalajara lo usaban como moneda, y que un tapatío valía diez cacaos enredados en un trapo. Explica además, que el mucho cacao hace el mismo efecto que el mucho taba- 106 GUILLERMO GÁNDARA co, da instrucciones para hacer el champurrado, y reco- mienda sobre chocolates, el libro del Doctor Barrios. Capítulo L. — En cuanto al Tamarindo agrega que tam- bién vive en Oaxtepec dentro del mismo Hospital. Capítulo LI. — Agrega la manera de hacer el jarabe de hojas de guayabo para la disenteria. Capítulo LII. — En cuanto al Cachoz, agrega que de una planta semejante hacen en la Florida una bebida llama- da Cacina, que sirve para provocar la micción y explica cómo se hace el brevaje al que agregando agua de mar re- sulta purga. Con la cacina se alivió de una enfermedad que padecía el Inquisidor Juan de los Llanos de Baldes, Canónigo de Sevilla. Capítulo LIV. — Trata del Quauhaj'ohuaehtli. árbol que produce semillas purgantes. Da más señales para su identificación y agrega que habita en el Marquesado y en Tepoztlán. Capítulo LVIIL— ^Trata del Ahuacaquahuitl. Agrega que los españoles le llaman aguacate, que es afrodisíaco y que picando con alfileres un paño sobre un hueso, se mar- ca una mancha que no se quita jamás. Capítulo LIX. — Agrega que el hueso de zapote blanco es muy venenoso para quien lo coma. Capítulo LX. — En cuanto a las Anonas, le faltó tra- ducir que también las hay en Cuernavaca. Capítulo LXIX. — Trata del Huamuchil. Agrega que la corteza de la raíz la empleó en el Hospital de Oaxte- pec contra los llagas y que el cocimiento, sana, castra y cría carne nueva. Capítulo LXX. — Del Ca<;aloxochitl. Agrega cómo se hace el cocimiento de la corteza para los humores grue- sos y flemáticos, para los dolores del vientre y del estó- mago, para resolver las ventosidades, para deshacer las opilaciones del hígado y del bazo y para otras enfermeda- LA OBKA DE FlíAY FRANCISCO XIMÉNEZ 107 des. Para los convalecientes, explica cómo se hace un ja- rabe de esa corteza. Capítulo LXXV. — Agrega que la Enguamba es de tem- peratura templada algo inclinada a frialdad. Capítulo LXXVII. — Del Ihuixochitl. Condena la su- perstición relativa a que el que lleve una ramita en la mano tiene suerte. Capítulo LXXIX. — Del Guao o árbol del fuego. Agre- ga que su madera es llevada a España donde la emplean en hacer camas, porque la madera de esa planta no cría chinches, aunque los carpinteros que la labran sufren in- flamaciones en las manos y en la cara. Capítulo LXXX. — Del Tlatzcan. Agrega que así lla- man los indios al cedro. Capítulo LXXXII. — De la papaya. Agrega que con los frutos se hace conserva que es cordial. Los capítulos LXXXIV, LXXXV, LXXXVI, LXXXVII y LXXXVIII, son originales de Ximénez. El 1.° trata del Guayabara o hubero, árbol notable por la flexibilidad de sus ramas y por sus hojas sobre las cuales podía escribir- se con un alfiler ; el 2° del Bolón, árbol que produce unos frutos con cuyo })ericarpio se hace jabonadura restregán- dolo entre las manos con agua y con cuyas semillas ne- gras y redondas como una canica, se hacen magníficos ro- sarios ; el 3.° del Macanillo, árbol en cuya sombra se hin- chan los que en ella descansen ; produce un líquido como agvia fuerte, que si cae a los ojos los deja ciegos; el 4.°, del Xahuali, árbol de madera pesada y que produce unos frutos del tamaño de la adormidera del cual los indios sacan un líquido que tiñe de negro las carnes por lo que es muy propio para hace lunares artificiales, porque en la carne manchada no se quita sino después de muchos días de lavarse; y el 5.° del Tecomate, árbol que produce unos frutos del tamaño de una pequeña calabaza y con el cual los indios hacen las jicaras. 108 (iriM.ERMO liÁN'DARA PARTE TERCERA DEL LIBRO PRIMERO Capítulo III. — Xiniónez escribe Tehiiiloyaean y Her- nández dice Teotihuacaii. Capítulo VI. — Le faltó traducir al final de este capí- tulo, las palabras "dolores de las articulaciones." Capítulo XIV. — Al finalizar el capítulo, agrega: "de paso en lo que toca al beneficio del azúcar, cosa que de to- do punto ignoraron los antiguos." Capítulo XXV.— ^En cuanto a la planta llamada Coatí, agrega que se produce en Chimalliuacán, Chalco y Tepoz- tlán y en casi todo el mal país de Coj^oliuacán y en otras muchas parte. Además se refiere a lo que escribió Monar- des sobre el palo de esta planta, pues que puesto en agua limpia, se toma ésta para curar los males de la orina, ha- biendo visto en Sevilla un caso de cura radical. Capítulo XXXII. — Agrega que el Pinahuizxiliuitl pro- voca más sueño a los indios que a los españoles. ' Capítulo XXXIV. — Hernández escribe Atlinan y Xi- ménez, Centlinan. El capítulo XXXVI de Hernández que trata del Bu- yobuyo, no lo tradujo Ximénez. Capítulo XXXVII. — Trata de la Yuca o Cazave y to- do es original de Ximénez. Capítulo XXXIX.— Del Totoloxtli o parra silvestre. Agrega que hay mucha en la Florida y tacha a la gente de ese lugar de descudiada y floja por no trasplantarla a sus jardines y huertas. Capítulo XLIl. — Agrega que el Yamancapatli, lo ha- bía en la huerta del Convento de Santo Domingo. PARTE PRIMERA DEL LIBRO SEGUNDO El proemio es original de Ximénez. LA OBRA DE FRAY FRANCISCO XIMÉNEZ 109 Capítulo XIV. — Agrega la nota de que la semilla del Ololiuhqui para provocar la lujuria es mejor molida y be- bida con leche y chile y que es mejor no decir dónde se consigue esa hierba, pues más vale que los españoles no la conozcan. Capítulo XXIX. — Del Ceijipohualxochitl. Agrega que la planta se da en España y en otras naciones donde las ha visto hermosear con sus flores los jardines; pero que fuera de México se ignoran sus virtudes. Capítulo XXX. — En cuanto al Cihuapatle, agrega que también lo ha}' en Tierra caliente y el Marquesado. Capítulo XXXI\\- — Del Yaiitli. Agrega que es una es- pecie de hipericón no conocido en España. Capítulo XXXV. — Del Pelonxochitl o mastuerzo. Agre- ga que hay mi mastuerzo mexicano llamado Mexisquilitl y da las señales para distinguirlo del mastuerzo del Perú. Capítulo XXXVI.— Del Fehuame o Clemátide del par- to. Agrega que la hay en lugares templados de toda Nue- va España, que sirve para las calenturas y explica cómo se administra. Capítulo XXX\'III.— Del Matlalitztic. Agrega que hay otro Matlalitztic distinto de los indicados por Hernán- dez y además dos fórmulas para preparar el jarabe de la raíz de Xalapa, como purgante. Capítulo XLVI.— Del Gengibre de la India. Explica cómo de la raíz se hace un dulce en conserva de muy buen gusto. Capítulo L. — Del Chiehihualmemeya, planta purgante. Al indicar Hernández el número de avellanas que deben entrar en la fórmula respectiva, agrega Ximénez que "'no de las tierras como pensó el otro, sino de las de España y si no, almendras." Ll. — Del tabaco. Al tratar de esta planta, desde la lí- nea 1-i hasta la 153 del capítulo, es original de Ximénez. lio GUILLERMO OÁNnARA Expone los graves daños que causa el tabaco a quienes abusan de él, confirmando su parecer con un ejemplo prác- tico observado en el Hospital de Oaxtepec. Ataca la opi- nión de que el tabaco sea un alimento, conforme al pare- cer de Galeno. Explica por qué la práctica de masticar tabaco suspende la sed y el hambre, la diferencia que hay entre masticar tabaco y masticar chicle siendo malo és- to y peor aquéllo. Ataca también la teoría que vio en un libro de que el humo del tabaco sustentaba a quien lo fu- maba y por ser curioso su argumento transcribo aquí una de sus partes, como muestra de los argumentos médicos de su época: "Por cierto que si esta opinión e ymaginación fuera verdad de que el cuerpo humano se sustentara de humo, que me atreviera yo a sustentar con solo el olor de una buena olla a todo un convento de frayles, aunque fue- ra tan grande como el nuestro, quedándose la olla tan en- tera como estava de antes, porque sin comer della podian llegando la boca y narices a aquel vapor subir gran suma del tal vapor o humo al celebro }' sustentarse con el, pe- ro entiendo quedaran tan muertos de hambre como de an- tes, pudieranme responder que para que los tales humos suban mejor al celebro, es necesario maxcar el manjar por cierto que si solo esto bastara para sustentarse uno, que diera yo por remedio a los que por flaqueza de estómago, como sucede en esta Nueva España no pueden digerir que maxcaran el manjar y no lo tragaran, sino que sustenta- ran de aquel humo, y assi no se ahitaran, mas entiendo que si no lo tragaran, se avian de quedar tan desmaj^ados como estavan de antes por mas humos que de maxcar el manjar subieran al celebro, y assi juzgo esta opinión co- mo otras que en el mismo libro se hallan." Por último, manifiesta su inconformidad con los que dicen que basta que el tabaco comience a ser masticado para que dé vigor al cuerpo, lo que explica por medio de las doctrinas de Hipócrates, 1.°, porque no hay tal niante- LA OBRA DE FRAY FRANCISCO XIMÉXEZ 111 nimiento y 2°, porque en efecto se siente cierto bienes- tar o satisfacción al tomar alguna cosa en la boca, antes de ser digerida. Capítulo LII. — Del Tlalcocoltzin. Comienza por confe- sar que no conoce la hierba y por eso sólo traduce a Her- nández en lo relativo a ella. Sin embargo, al terminar el capítulo, agrega que la raíz es buena para purga y hemo- rroides y que Juan Gómez, de Tizayuca, cosecha la raíz y la conserva "para remediar gente pobre de semejantes males y enfermedades." Capítulo LVIII.— Del Turbith. Agrega que en Tétela y Hueyapan hay una planta que pasa por Turbith y que un viejo boticario del lugar lo llevó adonde se producía; cogió la raíz, la partió para sacar el centro y quedó con un fuerte escozor de ojos y narices que lo molestó todo el día. De ahí en adelante usó la hierba en medicina como si fuera el Turbith de las Indias Orientales. El Capítiulo LIX de Hernández que trata del Ixte- nextic, no lo tradujo sino hasta el Capítulo LXV del libro siguiente. PARTE SEGUNDA DEL LIBRO SEGUNDO Capítulo I. — Del Ayotectli o calabaza amarga. Agre- ga que hizo secar algunas calabazas, pero que siempre que- daron blandas por lo que no pudo hacer el polvo ; que por lo demás estas calabazas amargas de México se parecen a la Coloquíntida. Capítulo in. — Del Acocotli. Este capítulo es original de Ximénez. Da las señas de la planta, indica en dónde se halla y sus facultades médicas como diurético, carminati- vo, diaforético y resolutivo. Capítulo XLIX. — Del Ixtauyatl. Agrega que sus ho- jas molidas con miel sana las hinchazones de la lengua y hace desflemar la cabeza. 112 liriLLERMo GÁNDARA Capítulo Ll. — Del Tlanoquilouipatli. No tradujo que también ataca a la garganta. Capítulo LII de Hernández que trata del Eloquiltic, no lo tradujo Ximénez. Capítulo LVIÍ.— l>el Cozolmeeatl. Agrega la siguien- te frase: "ni el tiempo que en ello gastó el Doctor Fran- cisco Hernández en escribir esta historia." Capítulo LX. — Hernández dice "Chicallotl" y Ximé- nez "Chillazotl." El Capítulo LXII de Hernández que trata del Caquiz- tli, no lo tradujo Ximénez. Capítulo LXn.— Del Amamaxtla o Kuibarbo. Agre- ga que en la huerta de Bernardino del Castillo en Cuerna- vaca había mucho ruibarbo y que no sólo en ese punto sino en toda la Nueva España es abundante esa hierba con la que curó millares de enfermedades. Explica después que no se usa en Nueva España el Ruibarbo verdadero por- que llega e]i mal estado y relata sus éxitos obtenidos en Oaxtepec aplicando como purgante la raíz de Amamaxtla. Agrega también que según Laguna,, la diversidad de los suelos suele variar las plantas y que no ])orfía que el rui- barbo mexicano sea el mismo de Alejandría, sino que aquél puede sustituir a éste. Capítulo LXV. — Ya hemos dicho que este capítulo lo tradujo Ximénez del LIX de Hernández. PARTE PRIMERA DEL LIBRO TERCERO El proemio es original de Ximénez. Capítulo XXIII. — En la octava línea agrega: "antes que el Doctor Francisco Hernández." Capítulo XXX. — Yolloxochitl. — Hernández le llama Occloxochitl : pero no se trata del Cacomite (Tigridla Pa- vonica). LA OBRA I)K FRAY FRANCISCO XIMÉNEZ 113 Capítulo XLI. — Del Tlaolli. Agvega ca-nsíderacioiies sobre la utilidad de todas las partes de la planta y com- para el dilatado procedimiento de hacer el pan de la ha- rina del trigo con la presteza que se hacen las tortillas. Capítulo XLIÍI. — Del trigo de Michoacán. Agrega es- tas palabras: "Esto dice el Doctor Francisco Hernández en un capítulo propio, el cual traduzi fielmente y a la le- tra." El capítulo LI de Hernández que trata del Tlalcaca- huatl, no lo tradujo Ximénez. PARTE SEGUNDA DEL LIBRO TERCERO Capítulo H.— Del Aeazellotl que Hernández llama Aeacoyotl. Agrega que con las semillas las mozas de cántaro de Valencia y Barcelona suelen hacer sartales para el cue- llo con las cuales se adornan y componen. Capítulo XXIT.— Ocelo xochitl o flor de tigre. Agre- ga que la había en la huerta del Convento de Santo Do- mingo. Capítulo XXIX.— Del Tlatiuilin. Agrega que las flo- res son como las de la campanilla de Castilla y que los la- tinos llaman Helix hederácea ; pero no trodujo la parte .relativa a la descripción de los órganos de la planta. Capítulo XXXI. — Del Tlallantla quacuitlapilli. Agre- ga que a la goma tragacanto se le llama en España alqui- tira. ' Capítulo XLI. — Mecapatli o zarzaparrilla. Agrega 'a manera de hacer el agua de zarzaparrilla para las enfer- medades de bubas y sobrehuesos. Además da las recetas de dos jarabes de zarzaparrilla, según Monardez. Capítulo XLIII. — Al tratar de otro Mecapatli, agre- ga que se dice ser de Honduras que es el que se lleva a 114 GUILLERMO GÁNDARA España ; pero qne es mejor el de Orizaba y bueno el de la sierra. Capítulo XLVIl. — Tlaelpatli. Agrega que hay otra hierba que tiene el mismo nombre y sirve para los mis- mos efectos; pero que es de distintas hojas y se halla on Tonalá. El capítulo L de Hernández, que trata del Tomatl, no lo tradujo Ximiénez y el capítulo L de Ximénez corres- ponde al LI de Hernández. Capítulo L. Del Xaltomatl. Agrega la dosis que de- be tomarse de la raíz para los cólicos ventosos y otras en- fermedades. Además dice que la vio administrar a los indios en las calenturas ardientes y en los muy fríos tabardetes, y que la raíz de esta hierba es un milagroso remedio para las viruelas; indica cómo debe aplicarse y agrega que con sólo ese remedio vio sanar de las viruelas a muchísimos niños. Capítulo LV. — Cohuapatli. Al indicar Hernández que la raíz de esta hierba es buena contra las mordeduras de las serpientes y para los bebedizos envenenados, agrega el caso visto por él de un herrero cuya amasia lo enyerbó con tamales que le dio a las seis de la mañana y estando muy grave dos horas después, un indio le dio la raíz de la hierba y a las cuatro de la tarde se había aliviado com- pletamente, después de deponer lo (jue se había comido. Capítulo LVII. — Del Coanenepilli. Agrega que en cuanto a que las flores hacen el mismo efecto que la raíz, no lo ha experimentado porque él siempre tuvo raíz de sobra. Capítulo LVni. — Coca del Perú. Agrega tiue las bo- litas que hacían los indios con la hoja molida de la coca, servían de moneda mlás valiosa que la del cacao. El Capítulo LXVni- de Hernández, que trata del Tla- lamatl, lo tradujo Ximénez en el LXXVH de su obra. La obra de fray francisco ximénez 115 Capítulo LXVIII. — Del Ixcuinpatli o cebadilla. Agre- ga que el polvo de la semilla se usa con éxito contra las llagas cancerosas porque corroe la carne mala, dejando limpias las llagas. Da además, otras explicaciones sobre la aplicación del remedio. Capítulo LXXVI. — Del Matzatli o pina. Agrega que partida a la mitad y vuelta a juntar se sueldan los pe- dazos. Cree que las pinas podrían llevarse a Castilla pa- ra trasplantarse allá. PARTE PRIIMERA DEL LIBRO CUARTO El proemio es original de Ximénez. Capítulo I.^ — Ayotochtli o armadillo. Sin traducir to- do el capítulo de Hernández agrega cómo la concha es gran remedio contra el mal francés y cómo el último hue- so de la cola quita la sordera cuando procede de causa caliente y saca las espinas de entre las uñas y de otras partes del cuerpo. Indica además que el armadillo se en- cuentra en Cuernavaca, Yautepec y España y que en el Convento de Santo Domingo tuvo uno en el que compro- bó que comía gusanos. Capítulo III. — Del Acuitzpalin o caimán. Agrega la historia de' la muerte de un caimán que presenció en la Habana, para demostrar (^ue lo conoce. Recomienda el polvo del buche del caimán para la hidropesía. Capítulo V. — De la Iguana. Este capítulo es original de Ximénez. Además de describir al animal, indica que su carne se come y sabe a pollo y que sus huevos también se comen como los de tortuga ; (|ue los que comen iguana y han estado enfermos de bubas, vuelven a sentir ese mal ; que en la cabeza llevan las iguanas una piedra que es un importantísimo remedio para deshacer la de los riñónos y vejiga y, por último, que en el Marquesado se encuen- tran muchos de esos animales. 116 omLLERMO GÁNDARA Capítulo VI. — También es original de Ximénez. Tra- ta de los lobos marinos, indicando los mares en que habi- tan, el sabor y })rovecho de su earnc, (|ue son enemigos acérrimos de los tiburones; relata cómo los tiburones ace- chan a un lobo ¡na riño y cómo es la pelea y, por último, indica la nota curiosa de que los hombres ([ue usan co- rreas de ])iel de lobo marino, saben el estado dinámico del mar, por el aspecto que toma el pelo de la correa. Capítulo VII. — De los tiburones. Este capítulo es ori- ginal de Ximénez. Da las señales de cómo son los tiburo- nes, indica (]ue son más feroces ([ue los caimanes y expli- ca la manera de pescarlos en alta mar. Dice que los indios emplean los dientes del tiburón })ara sus flechas, y (lue en la cabeza llevan una piedra blanca (jue, según Monardes y los indios, sirve para deshacer piedras de los ríñones y contra la retención de la orina ; pero ({ue él no ha hecho la experiencia. Capítulo VIII. — Del Manatí. Agrega la explicación de cómo y para qué sirve la piedra blanca que lleva el manatí en la cabeza y además es interesante lo que cuen- ta respecto al modo de pescar los indios a este animal, por medio de un pececillo llanuido Homérico o Revesi «luo tiene la propiedad de molestar a acjuél hasta cansarlo y hacerlo que se acerque a las playas donde fácilmente pue- de ser cazado. Por eso los indios cuando pescan un Ro- merico se consideran felices, porípie esi)e('ialmente lo con- servan y lo cuidan para que amari-ado con un hilo lo echen al mar a buscar el manatí y se encargue de traerlo hasta la playa. Capítulo IX. — Del Axin. Este capítulo equivale al V de Hernández. Capítulo X. — De los Corys o conejos del Perú. Capí- tulo original de Ximénez. Sólo se limita a describirlos y por las señas que de ellos da, parece que se trata de los CUVS. LA OBRA DE FRAV f^RAXCISCO XIMÉNEZ 117 Capítulo XV.— Del Huitzitzil. Ave de plumas de di- versos colores. Agrega que se conoce con distinto nom- bre, según las diversas partes en que habita, y que en Tie- rra caliente donde no faltan las flores, no perece; pero que en Tierra fría en invierno, no existen. Capítulo XVII. — Del Tepayaxin o camaleón. Agrega que también existe en las huertas de México y que nada come, pues se sustenta del viento. Capítulo XX. — Al tratar de los venados, agrega en cuanto a las piedras bezares, (jue Masealonso en su libro trae la manera de contrahacer esas piedras. Capítulo XXII. — Teuchtlacozanhíjui o señora de las serpientes. Agrega que hay una culebrilla delgada y ver- de, venenosísima, que se cuelga de la cola en las ramas de los árboles para esperar el paso de las personas o ani- males y morderlos ; que los indios aprovechan su ponzoña para envenenar las flechas, y, por último, que culebras y lagartos son comidos por los indios menos la culebrilla mencionada. Capítulo XXIII. — De los zopilotes. Agrega que cuan- do comen mucho se vuelven tan pesados que no pueden volar y que entonces es cuando se puede atraparlos; pe- ro (lue no les falta un compañero (jue insta a volar al pe- sado para librarlo de la captura ; que certifican muchos españoles enfermos del nial francés que han sanado por comer carne de zopilote por consejo de los indios y que, según éstos, cuando tienen huevos los zopilotes, los rodean de piedras, pero que la opinión más cierta es que crían bajo tierra y que cuando tienen hijos, los entierran y que sólo los saca la madre para darles de comer. Capítulo XXVI. — De los Raviaorcados y otras aves. Este capítulo es original de Xiraénez. Los Raviaorcados son aves de rapiña que vuelan muy alto en alta mar, son de diversos colores, tienen la cola terminada en dos puntas; 118 GUILLERMO GÁNDARA abierto de alas es más ancho que un hombre abierto de brazos. Cuando los navegantes ven esas aves es señal de que están cerca de tierra. Su enjundia o unto sirve para borrar señales o cicatrices de la cara. Hay otra ave de ra- piña muy grande, terrestre y marina, de color blanco eoii manchas pardas y pico de gavilán. Se dice que tiene una pata de ánade y la otra apropósito para la rapiña y t;in caza peces con esta pata mientras nada con la otra. En tierra caza pájaros como los gavilanes. En esta tierra de Indias hay otros pajarillos conio gorriones que hacen un solo nido para vivir en comunidad, como si fuera un panal de abejas, y cuando son molestados por una ave de rapi- ña, salen en parvadas a picotearla hasta hacerla peda- zos. Termina el capítulo explicando el ardid de que se ^ a- lían los indios para atrapar vivos los patos de la lagun i : dice que echaban al agua calabazas huecas que flotaban a merced del vientecillo y que cuando los patos se habíaii familiarizado con ellas, los indios se echaban al agua has- ta el cuello con una calabaza hueca y grande metida í^u la cabeza con agujeros para ver, y que así llegaban hasta donde están los animales para cogerlos de las patas y hundirlos para no espantar a los demás. Capítulo XXVII. — De los rosarios de Pexemula v de caballo marino. Este capítulo es original de Ximéncí. Di- ce que sabe que en Filipinas hay unos rosarios y anillas hechos de colmillos de un pez, que dichos colmillos los llevan de la india Oriental, y ({ue traídas esas piedras en el cuello o en los dedos, sirven para quitar el dolor do cabeza, para curar las hemorroides, para detener la san- gre de las narices y para producir leche en grande super- abundancia, a las mujeres (pe crían. Asimismo los rosa- rios y anillos de colmillo de caballo marino se llevan '-ii el cuerpo para librarse de las hemorroides. LA OBRA DE FRAY FRANCISCO XIMÉNEZ 119 PARTE SEGUNDA DEL LIBRO CUARTO Capítulo VIII. — De la piedra Tlilayotic. Agrega la prevención que hay que tener con los indios cuando se les compran piedras, porque dicen tener para muchos reme- dios y siempre dan una por diverso que sea el nombre con que se les pide. Capítulo IX. — Piedras de las Filipinas. Agrega que por orden del Rey Felipe II, el Doctor Hernández escri- bió en latín la Historia Natural de la Nueva España, de la que él (Ximénez) se ha valido para escribir su obra, considerando la utilidad que prestará a las gentes de los lugares de la Nueva España donde no hay médicos ni bo- tica y aun para los de España misma, puesto que llevan allá todas esas materias de que ha tratado y no saben sus aplicaciones. Capítulo XVII. — De la piedra Ixtecuilotl o piedra cristalina. Agrega que reprueba que sirva para ahuyen- tar a los demonios y serpientes venenosas y para obtener gracia con el príncipe. Capítulo XIX. — Del Tecpatli. Agrega que él tiene esa piedra, que en medicina le llaman del hígado. Capítulo XXVI. — Al tratar del tequesquite reprueba como donosa suciedad una receta de las mujeres indias para curar la tina. Hasta aquí los Cuatro Libros de la Naturaleza por Ximénez, del que podríamos decir, que en resum'en, cons- ta de 378 capítulos traducidos, 80 anotados, 12 originales, 3 mutilados y 5 no traducidos. La traducción de los pri- meros no puede ser más fiel, las notas de los segundos, unas veces cortas, otras diltadas, están ajustadas al espí- ritu de la obra de Hernández al grado de que no parece sólo seguirlo en una simple traducción, sino más bien ser Mem. Soc. Álzate. -,4-Julio-1921.-st. 39^9 120 «¡L'ILKKKMO GÁNDARA SU digno colaborador, pues no discrepa ni el estilo ni el método de exposición. Lo mismo puede decirse de los ca- pítulos originales (jue parecen ser de ambos autores. Los capítulos mutilados y los no traducidos probablemente se deben a que la obra de Hernández que conoció Ximénez antes de 1615, tenía también esos defectos. Por todo lo expuesto se comprueba que Ximénez es- cribió su obra traduciendo a Hernández y agregando sus conocimientos de indiscutible mérito comió médico teóri- co empapado en las doctrinas de Hipócrates, Galeno, Mo- nardes, Laguna y otros médicos naturalistas, notables en su época, y como médico práctico por la experiencia que adípirió en el Hospital de Oaxtepec. Cierto es que no fal- tan errorees en su obra (pe sólo el tiempo se encargaría de aclarar según el progreso de la ciencia ; pero como hombre de elevada cultura de la época, no sólo se limi- tó a vivir el claustro para Dios, sino que aplicó caritati- vamente la medicina a los indios y españoles, y venció las dificultades necesarias para publicar su obra no sólo pa ra librar a la de Hernández del perpetuo olvido en que yacía, sino para (pie a través de tres siglos, y aun toda- vía, llamen la atención del mundo sus interesantes secre- tos, como profundo y sincero observador de la Naturale- za y caritativo médico. Con razón el Sr. Dr. Nicolás León ha dicho de Ximé- nez, que su obra no es como se cree vulgarmente, servil traducción de la de Hernández, porípe abundan en cHü pasajes y observaciones originales de no escaso mérito. México, Septiembre 39 de 1920. Mem. Soc. Álzate. T. 3 9, Iñni. XT. n. M. Uribe. — Eclipse total de Luna, 21-22 Abril 1921. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE" — MÉMOIRES, T. 39 121 APUNTES RELATIVOS AL ECLIPSE DE LUNA DE] 21-22 DE ABRIL DE 1921 POR EL ING. DAVID M. URIBE. M. S. A. Tulancingo, Hidalgo. — México OBSERVATORIO ASTRONÓMICO Y METEOROLÓGICO ''FLAMMARION" Coordenadas geográficas: Latitud Norte, 20° 05' 10". Longitud Este de Tacubaya, Oh 03ni 19s. Altura absoluta, 2181 metros. Circunstancias del eclipse para la ciudad de Tulancing-o. La Luna entra en la penumbra, 21 de abril, 22h 23m 7 (T. C. Tulancingo.) La Luna entra en la sombra, 21 de abril, 23h, 29m fj. Medio del eclipse, el 22 de abril, Ih lOm 8. La Luna sale de la sombra, 2h 53m 1. La Luna sale de la penumbra, 31i 58m 4. Ángulos de posición de los contactos con la sombra Primer contacto, 130° del N. al E. Segundo contacto (salida de la sombra), 79° del N. al W. Magnitud del eclipse tomando el diámetro de la Lu- na por unidad, 1.074. El Cielo estuvo despejado pero calinoso desde el principio hasta el fin de este notable e interesante fenó- 122 ING. DAVID M. tJRIBE meno celeste, lo cual no impidió que se hubiese podido observar con toda claridad la topografía lunar en las diferentes fases del eclipse. A las 23h 35m, que principié mis observaciones, el temporal de la sombra invadía el Mar de los Humores, estando ocultos los cráteres Cavendish, Marcenius y Rei- ner, desapareciendo cinco minutos más tarde, Kepler, Aristarco y el gran circo Clavius. A las 23h 45ni, penetraban en la sombra el Copér- nico y el Euler, quedando oculto en una buena parte el Océano de Las Tempestades. En estos instantes el limbo sureste de la Luna había desaparecido corApletamente, perdiéndose poco después los cráteres Ptolomeo, Alfonso, Flamarión y Herschell. El centro de la Luna pasó por el meridiano a las 23b 59ni 55s, (tiempo medio local), del 21 de abril, ano- tándose la distancia zenital correspondiente, 31° 33' 52". En estos momentos la sombra se aproxima a Los Apeni- nos e Hiparco. A las Oh 15m del 22, la sombra toca los cráteres Aristóteles y Torricelli y los mares de La Serenidad, El Néctar y La Trantiuilidad, desapareciendo los circos Teófilo, Cirilo y Catarina. La parte brillante del astro presenta una coloración amjarilla, y la obscura tiene todo el aspecto que presenta la "Luz Cenicienta", que se ob- serva en los primeros días de la luna nueva. El limbo envuelto en la sombra se dibuja confusamente. A las Oh 27m, la sombra alcanza la altura del Mar de las Crisis. En estos momentos se perciben distinta- mente las estrellas ESPIGA de la Virgen y ARTURUS, respectivamente al Oeste y Norte de la Luna, formando con ellas un triángulo rectángulo. Doce minutos más tarde, solo se nota al Noroeste del borde, una luminosidad gris en forma de casquete ECLIPSE DE LUNA 21-22 DE ABKIL DE 1921 123 esférico que por efecto de óptica, a la simple vista, se ve alargado hacia el Norte. — Este casquete apenas se percibe a la lli lOiu. Su coloración es plomiza, y la de los bordes oriental y occidental, muy tenue y cobriza, más visible en aquél. En el centro del globo lunar la sombra se condensa y toma un color gris muy obscuro. El limbo meridional desaparece en lo absoluto. En estas condiciones de visibilidad se presenta el astro en los momentos en que ocurre el MEDIO DEL ECLIPSE.— El cielo por efecto de la bruma, presenta un aspecto más som- brío, distinguiéndose con dificultad algunas estrellas en- tre las cuales aparecen muy veladas Wega, Altair, Da- neb, Espiga, Arturus y Kiffa boreal, esta al Oriente de la Luna. — A la Ih 50m, el casquete luminoso, muy bri- llante ya y de color amarillo pálido, se ha desplazado hacia el Nordeste del borde lunar, y, a medida que la sombra proyectada por la Tierra se desaloja del disco, se van distinguiendo como manchas muy obscuras y como si fueran prolongaciones de la sombra, los mares de las Lluvias, de la Serenidad y el Océano de las Tem- pestades, apareciendo muy brillante también y rodeado por una sombra gris concéntrica al limbo, el límite boreal de aquellos mares. A las 2h 15m, más de la mitad del globo lunar se encuentra iluminado; y a las 3h (T. C. local), la totali- dad del eclipse ha terminado, contribuyendo a hacer más admirable este espectáculo celeste, al final, el interesan- te aspecto de nuestro satélite que aparecía brillando ex- pléndido y rodeado por una multicolor corona encerra- da en un gran halo. Las circunstancias del eclipse han sido calculadas con los datos tomados del Anuario Astronómico del Ob- servatorio Astronómico Nacional de Tacubaya. Tulancingo, Hgo., 25 de abril de 1921. SCCIÉTK SCIENTIFIQUF. ' ANTONIO ÁLZATE." — MÉMOIRES. T. 39 125 ALGUNOS DATOS SOBRE HERNÁN CORTES Y SU PRIMERA ESPOSA DOÑA CATALINA XUAREZ POR 2ELIA NUTTALL, M. S. A. (Sesión del 7 de Febrero de 1921) En la interesante monografía que acaba de publicar el distinguido historiador D. Francisco Fernández del Cas- tillo, sobre Doña Catalina Xuárez (1) en la cual presenta muchos datos inéditos, encontré unas afirmaciones y con- jeturas referentes a la sepultura de la primera esposa de Don Hernando Cortés, que me causaron alguna sorpresa porque demostraban (pie desconocía ciertos documentos publicados, entre ellos el que el historiador Don Lucas Ala- mán dio á luz en 1844 que indica el sitio exacto donde fue- ron trasladados los restos de Doña Catalina de la capilla en Coyoacán adonde fueron enterrados en primer lugar. Este documento, perteneciente al archivo del Sr. Du- que de Terranova y Monteleone está conservado en el Hos- pital de Jesús fundado por Hernán Cortés, y fue impreso en el tomo segundo de las "Disertaciones sobre la Historia de la República Mexicana'' (Apéndice 2, p. 51). Figura entre los docum;entos relativos al entierro del cadáver de don Pedro Cortés y de los restos de las cenizas de su abuelo Don Fernando Cortés, los cuales se hallaban, depositados en el convento de los Franciscanos de Texcoco, 126 7.KLIA NUTTALL de donde fueron trasladado^ -^ México en el año de 1629, para darles sepultura en la iglesia de San Francisco al mis- mo tiempo que se hizo con el cadáver del nieto. Este documento que sigue se intitula : "Reconocimiento hecho por los RR. PP. provincial y definidores de esta provincia de Franciscanos del Santo Evangelio, de ser la capilla mayor del convento grande de esta capital propiedad de los Exmos. Sres. Marqueses del Valle de Oajaca y de sus sucesores en cuya virtud se hizo en ello él entierro de los señores D. Fernando y Pedro Cortés. "Nos Fray Miguel Navarro, comisario general de la orden de los frailes menores en las provincias de esta Nue- va España ; Fray Antonio Roldan, ministro provincial del Santo Evangelio ; Fray Melchor de Benavente, Fray Pe- dro Orog, Fray Francisco de las Navas, definidores de ella decimos: Que por cuanto hoy día de la fecha de esta, es- tando juntos en nuestro definitorio como lo tenemos de uso y costumbre, según los ritos y estatutos de nuestra religión, nos fue presentada por parte del Illmo. Sr. Marqués del Va- lle una petición, en la cual nos pedía y demandaba que la capilla mayor de este convento de San Francisco de Méjico era y pertenecía a su Señoría, por cuanto el marqués D. Fernando Cortés la hizo para él y sus descendientes, y así en el medio de la dicha capilla está sepultada la primera mujer del dicho Sr. Marqués D. Fernando Cortés, doña Ca- talina Juárez y (pie ninguna otra persona sin su consen- timiento se había de enterrar en ella, excepto los religiosos conforme a lo que estaba tratado, escrito y acordado en al- gunas escrituras, así suyas como de la orden a que se refe- ría, según más largamente en la dicha petición se contiene ; y ])or nos vista, hicimos traer ante nos los libros antiguos de este convento de Méjico que estaban en el archivo de él para saber y verificar lo en la dicha petición contenido, y andando en su busca hallamos una cláusula en la cual de- cía, la capilla mayor de este convento ser de su lllma. se- ALGUNOS DATOS SOBRE HKRNÁN fOIÍTÉS 127 noria del Marqués del Valle, y pertenecer a él y sus descen- dientes, sin cuyo consentimiento y voluntad ninguna per- sona se podía enterrar en ella ; y tratado y ventilado entre nos sobre esta dicha razón. . . hallamos conforme a la es- critura y testimonio público dé los religiosos de su funda- ción acá, que la dicha capilla pertenece y es del Sr. Marqués del Valle y que sin su consentimiento ninguna otra perso- na de cualquier estado y condición que sea, se debe enterrar en ella, por cuanto su señoría, según parece, la hizo a su costo y mención, y su voluntad fue sirviese para sí y sus he- rederos y no otra persona, y así sabido que un contador de S. M. sin su consentimiento se había enterrado en ella, quiso y tuvo determinado sacar los huesos de ella según parece por nuestros libros de nuestro archivo. Por todo lo cual hallamos ser suya la dicha capilla y no del convento, salvo las sepulturas que el mismo Sr. Marqués señaló donde ;;e entierren los religiosos, y esta respuesta y revalidación se dé y entregue al factor de su señoría, sellada con el sello mayor de la comisión del dicho padre comisario y con el ordinario de esta provincia del Santo Evangelio, para que la envíe y haga entregar al dicho Sr. Marqués del Valle. Dada en nuestro convento de San Francisco de Mégieo a cuatro días del mes de Agosto, año de nuestro Redentor de mil y quinientos y setenta y cinco años.'' Después de este documento que asienta que tres años después de su muerte los restos de Doña Catalina fueron sepultados con los honores correspondientes a la esposa del Conquistador y Gobernador de Nueva España en el medio de la capilla que este último fundó, es interesante recordar lo (jue Fray Gerónimo de Mendieta escribió acerca de la fá- brica de la iglesia de San Francisco. Dice: "La primera iglesia que hubo en todas las Indias de lo que se llama Nueva España y Perú, fue la de San Fran- cisco de México, la cual se edificó el año de mil quinientos 128 7.KLIA Nl'TTALI. y veinte y cinco con mucha brevedad ; porque el goberna- dor D. Fernando Cortés puso en la edificación mucha caloi' y por poca (lue pusiera l)astara, según era la multitud de gente. Cubrióse el cuerjjo (h' la iglesia de nuidera, y la capi- lla mayor de bóveda y en ella pusieron las armas de Cor- tés; no por(|ue el la avíese edificado a su costo ((pie en aquellos tiempos ni muchos años después no se les pagaba a los indios lo (jue trabajaban en edificio de iglesias, sino que cada pueblo hacía la suya y aún a las obras de México, otros muchos ))uebl()s ayudaron a los principios sin paga, y cuando mucho daban de comer en los monasterios a los trabajadores), más pusiéronse las armas en aíjuella capi- lla por el mucho favor que daba a los frailes, no sólo en aquella obra sino en todo lo (|ue que se les ofrecía, así de necesidades temporales como para la conversión y ministe- rio de los indios. El mismo año de veinte y cinco se puso en aquella iglesia el Santísimo Sacramento de la Eucaris- tía. Y para esta solemnidad (como era razón) se buscaron todas las maneras posibles para fiestas. . . .Y de aípií to- maron ellos ejenxplo para celebrar después de (pie fueron cristianos, las festividades de Nuestro Señor y de sus san- tos, haciéndolo con el aparato y suntuosidad (pie por ventu- ra tocará mayormente en la fiesta de Corpus Christi. En los tres años primeros o cuatro, después que se ganó la ciudad de México, no hubo Sacramento sino únicamente en la igle- sia de San Francisco y después el segundo lugar en que se puso fye en Tezcuco". . . .(2) Sería ultrajar la memoria de los primeros misioneros que vinieron y ((iie fueron de los más dignos discípulos del gran Santo de Assisi, de suponer que si hubieran tenido el menor motivo para sospechar (pie Cortés fue responsable de la muerte de su esposa le hubieran permitido colocar sus armas en la iglesia (]ue fue la primera parroquia del con- tinente americano y sepultar a su supuesta víctima en un ALGUXOS DATOS SOBFiE HERNÁX COKTÉS 129 sitio señalado del santuario donde depositaron por priiue- j-a vez el Santísimo Sacramento. Hay también otros dos documentos publicados por el padre Cuevas en 1915, a los cuales el Sr. Francisco del Castillo no hace alusión, pero (pie hablan poderosamente en favor del acusado. El primero es la carta escrita por Cor- tés a su mayordomo en 1528, seis años después de la muerte de Catalina Xuarez y un año antes de casarse de nuevo. En esta encargó al mayordomo de tener mucho cuidado de sa- ber si se cumplía en el dicho hospital (ahora de Jesús),"' las dos conmemoraciones que son obligados a hacer cada año la una por las almas que murieron en esa ciudad y la otra j)or Catalina Xuarez, <|ue en gloria sean." (8) Después de la muerte de Cortés, esta conmemoración se incorporó naturalmente en la (pie se ha celebrado en ca- da aniversario de su fallecimiento desde entonces, todas las misas rezadas aquel día siendo por las ánimas del fun- dador, del hospital de Jesús; de todos los miembros de su familia 3' de los que perecieron en la Conquista. Además de esto se celebra todavía semanariamente una misa con ia misma intención. Como Doña Catalina Xuarez, está in- cluida en la familia de Cortés resulta que por la iniciativa de su esposo tiene el honor de ser la única mujer para la cual se ha rezado durante cuatro siglos en América. Como el hospital de Jesús está en pleno renacimiento debido a la administración tan competente y eficaz del Sr. Lie. Fernando Orvañanos y Quintanilla, sin duda se seguirá obsei'vando la conmemoración por muchos siglos más. El segundo documento (pie es para mí el más importan- te y elocuente de todos, especialmente en conjunto con los datos anteriores que confirman su veracidad, es la declara- ción formulada por el mismo Hernán Cortés, para vindi- carse del tremendo cargo de haber asesinado a su mujer y (^ue fue incluido en los once cargos (pie resultaron de la pes- qiiiza secreta en su juicio de residencia de 1534. Siendo ]30 ZELIA NUTTALL ausente, Cortés en España, fue Alonso de Paredes quien en nombre del Marqués del Valle, respondió por él a los cargos secretos que le fueron notificados. "Al quinto car- go y capítulo (lue se le pone al dicho marqués: que dize que lo contenido en el dicho cargo caresce de relación ver- dadera e lo tal no se devia presumir del dicho mi parte por ser, como es buen christiano e fue muy biei; casado Cdn la dicha Doña Catalina Xuarez su muger, que la quiso mucho e la honró e trató como era obligado e la dicha Do- ña Catalina Xuarez fue tal persona ((ue no hubo causa por donde se pudiese presumir que el dicho marqués en ningún tiempo la tubiese odio ni mala voluntad. E la dicha Doña Catalina murió de su muerte natural v hera muger enfer- ma e que muchas veces le tomaba mal de corazón e se que- dava amortecido mucho rato de manera (pe las que la veyan pensaran que hera muerta. E los testigos que en es- te caso deponen contra el dicho marqués, mi parte son mu- jeres y de baxa suerte e manera. Porque no es de presumir ni verosímil que durmiendo el dielio maríjués en una cá- mara con su muger y estando otras cámaras y apartados cerca de la dicha cámara donde estavan las mugeres criadas de la dicha su nrager y pajes y criados del dicho mar- qués, pudiese ahogar a la dicha su muger sin (jue fuese sen- tido e que le conosciesen e oyesen, e se hiciese mucho rui- do. (4). Después de estudiar detenidamente y con entera im- parcialidad (porque no tengo ningiín motivo para querer disculpar o acusar a Cortés) su refutación del cargo te- rrible, entiendo por qué los tribunales lo rechazaron y con- signaron al olvido de donde solamente salió cuando, eu 1852 se publicó por el Lie. Ignacio López Rayón el inciden- te que lleva por título, "Proceso Criminal de IMaría Mar- cayda contra Don Fernando Cortés" que no estaba com- pleto porque si bien está toda la sumaria, le faltan los des- cargos y defensa del acusado. ALGUNOS DATOS SOBRE HERNÁN CORTÉS 131 La refutacióu arriba citada publicada por el Padre Cuevas suple a esta falta y se ve que Cortés con toda ver- dad hacer observar que los testigos que depoueu contra él sou únicamente "mujeres de baja suerte y manera." Hace también notar lo inverosímil de la presunción que en casa habitada y llena de servidumbre una mujer pudiera morir de muerte violenta sin romper el silencio de la noche y sin despertar a alguno. La razón más poderosa que declara, en primer lugar, para disculparse es que "era buen cristiano" y nadie pue- de negar que siempre ha sido estimado como a tal, especial- mente por las religiosas sus contemporáneas. Sus declaraciones que siendo muy bien casado quiso mucho a su esposa y la honró y trató como era obligado, es- tán plenamente confirmadas por Don Juan Suárez de Pe- ralta, el nieto del hermano de Doña Catalina, en la obra que acabó de escribir en 1589, la cual citaré mas adelante. También otros historiadores describen cómo cuando Doña Catalina llegó de Cuba, Cortés fue a recibirla a Texcoco, con numerosa comitiva y todos los honores debidos que le coi-respondían a la esposa del que gobernaba el país re- cién conquistado. En Coyoacán adonde vivía Cortés en- tonces fue festejada como una soberana. Su entierro en medio de la capilla mayor de la primera iglesia de México fue seguramente acompañada con igual ostentación y honores. Aun sabemos que seis años des- pués de su muerte Cortés tenía solicitud por el cumplimien- to de la conmemoración que había instituido en el hospital de Jesús para honrar su memoria y asegurar su felicidad eterna. La omisión del nombre de Catalina en el testamento de Hernán Cortés, y que intrigó tanto al Sr. Fernández del Castillo se explica perfectamente cuando se considera que, en tiempo oportuno, veinte y cinco años antes de su muerte 13'2 ZELIA XUTTALL SU autor había, cumplido con sus deberes hacia su primera esposa de la manera más completa. Volviendo a su refutación del cargo diré (jue lo que me perece casi lo más signifícativo de todas las declaraciones de Cortés es como demuestran ({ue el asesinato hubiera si- do enteramente injustiñcable por(|ue Doña Catalina Xuarez '■fue tal persona ([ue no hubo causa i)or donde se pudiese presumir (]ue el dicho marqués le tuviese odio y mala vo- luntad en ningún tiempo." Esta declaración ({ue demues- tra (|ue su esposa nunca le había faltado y por lo tanto no le había dado causa para disgustarse siendo cumplida en sus deberes constituye una leal y caballerosa defensa coii- tra todas las sospechas que pudieran levantarse en con- tra de la buena fama de Doña (■atalina como resultado de la acusación que su marido la mató". Para justificarse, un verdadero asesino hubiera podido acusar a su esposa de infidelidad (pie merecía castigó y cual- quier tribunal hubiera absuelto de culpabilidad al esposo ofendido. Hubiera sido fácil para él de producir testigos de la misma categoría que las criadas y criado que decla- raron en contra de Cortés. Es significativo (pie en lugar de valerse de un modo de disculparse tan fácil en aipiellos tiempos Hernán Cortés, se empeñó en defender el buen nombre de su esposa lo (jue constituye una prueba convencedora de la sinceridad de sus afirmaciones (pie "estaba muy bien casado con ella y que la quiso mucho", lo ({ue está confirmado ])or la declaración de D(m Juan Suárez de Peralta, (pie el Mar(pu^s. . . ."la quería en extremo" (5). Un testinuniio de suma imi)orlaucia es el del niisuio Don Juan (luien escribió un capítulo en su historia dando pormenores sobre la llegada de su tía abuela Doña Catalina a México y de su enfermedad y muerte repentina. Dice que "(piando (piisieron procurar remedio ya no lo tenía; y así entre las manos dio su ánima a Dios". Añade (pie "halló- ALGUNOS DATOS SOBRE HERNÁN CORTÉS 133 se con ella una su camarera que se llamaba Antonia Her- nández, muger que fue segunda vez de Juan de Moscoso el macero a la cual se lo oí contar y con lágrimas porque la quería mucho." Como consta que en 1522, cuando murió su ama, An- tonia tenía veinte y tres años, es probable que fue en su niñez o juventud que Don Juan (nacido entre 1535 y 1540} la trató y que la anciana vivía entonces como dependiente en la casa de la familia Suarez. El nombre de Antonia Her- nández figura entre los seis testigos del famoso proceso, pe- ro se ve que no respondió a cinco de las preguntas; que se limitó en dos otras a contestar que "había oydo decir públicamente..." lo contenido en la pregunta y que sa testimonio evasivo, en conjunto, ]io contribuyó a incul- par a Cortés. Lo que es nuiy significativo es que un caballero culto y honorable cama Don Juan de Peralta, después de habar oído lo (lue la camarera Antonia contó de las circunstan- cias de la muerte de Doña Catalina escribió el capítulo y fallo siguientes : "De como levantaron al Marqués que abía muerto su primera mujer. Como en este miserable mundo jamás faltan nuevas cosas ([ue tratar y en (jue mostrarse las malas yntenciones, en esta ocasión se declararon algunas que contra el mar- qués abía, diziendo que aquella noche que sucedió aquella desgracia, abían reñido marido y mujer y que el la abía muerto ; todo a fin de hazelle causa al marqués para que por ella fuera castigado y privado del cargo y dinidad que tenía : fue maldad grandísima levantada de malos hombres los quales, creo y tengo por muy cierto la han pagado o pa- gan en el otro mundo. Ella murió como e dicho y no tu- vo culpa el marqués, y dio satisfacción dello con el senti- miento que hizo porque la quería muy en extremo." 134 ZELIA NUTTALL Este fallo, pronunciado apenas sesenta y siete años después de la muerte de Doña Catalina, por un miembro de su propia familia y plenamente confirmado por los datos auténticos que se acaban de presentar parece establecer de una manera concluyente, la inculpabilidad de Hernando Cortés. Ojalá (luo la publicación de estos datos por la Sociedad Científica "Antonio Álzate" traiga por consecuencia la ex- terminación del popular, tan ridículo cuento, nacido de la más profunda ignorancia, de que Hernán Cortés, el fun- dador de la capilla mayor do la Iglesia de San Francisco, como lugar de sepultura para Doña Catalina y para él y sus descendientes, haya ahogado a ésta su esposa y echado su cadáver en un pozo en la villa de Coyoacán ! NOTAS (1.)' "Doña Catalina Xuarez Marcayda Primera esposa de Hernán Cortés y su familia. Datos tomados de la obra inédita "Biografías de conquistadores de México y Guatemala" por Fran- cisco Fernández del Castillo, de la Academia Mexicana de la His- toria, Correspondiente de la Real de Madrid. México, 1921. (2). Historia Eclesiástica Indiana por Fray Gei'ónimo de Mendieta de la Orden de San Francisco, ed Icazbalceta, México, 1870. cap. XVín, p. 222. Consta según el texto de las preguntas décima y undécima del "Proceso criminal de María de Marcayda oonti-a Don Hernando Cortés" (Tomo H del Archivo Mexicano, Documentos para la His- toria de México. México 1853. págs. 333-375) y según las de- claraciones de testigos que dos frailes de San Francisco (y un fray Bartolomé de la orden de la Merced) fueron a ver al cadáver de Doña Catalina "en amaneciendo" de manera que hasta los que acu- saron a Cortés reconocieron que frailes de San Francisco, cuyos nombres no dan, estaban de los primeros que investigaron el asun- to, quedando evidentemente satisfechos de la inculpabilidad de Cortés. (3). Encargos de Hernán Cortés a su mayordomo, Francisco de Santa Cruz. México, G de Mar¿o 1528. Cartas y otros docu- mentos de Hernán Cortés, novísimamente descubiertos en el Ar- chivo General de Indias e ilustradas por el P. Mariano Cuevas, S. J. Sevilla. 1915, p. 45. ALGUXOS DATOS SOBRE HERNÁN CORTÉS 135 (4). Op. cit. p. 145. (5). Tratado del descubrimiento de las Indias y de su conquis- ta. . '. .Por Don Joan Suárez de Peralta, en Noticias históricas de la Nueva España, publicadas por Don Justo Zaragoza. Ma- drid 1878, p. 134, también pp. 132 y 133. En la Nota 25 (pág. 315) de esta obra se reimprimió el Sumario de la residencia.... y el texto del proceso con la recomendación del editor, Don Justo Zaragoza de no olvidar que "el proceso se formó siete años des- pués de ocurridos los hechos a que se contrae, siendo presidente de la audiencia de México, ese Ñuño de Guzmán tan poco amigo de Cortés, que hasta intentó negarle la gloria de haber descubier- to y conquistado la Nueva España, y no debe tampoco perderse de vista que Cortés estaba en Castilla durante el curso del proce- dimiento y que éste se procuró terminar antes de 15 de Julio de 1530, en que regresó a México." (6). Alamán. Disertaciones, Apéndice II, p. 56. (7). Los conventos suprimidos en México, por Don Manuel Ramírez Aparicio. México, 1862, pp. 336 y 340. (8). Ver Alamán. Disertaciones, Apéndice II, p. 78-84 por los detalles que siguen. (9). Mendieta. Historia Eclesiástica, cap. XXIX, p. 639 et sequitur. Mem. Soc. Álzate.- C-Julio-I921. t. 39-10 SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIRES, T. 39 137 LOS ESCORPIONES DE MÉXICO POR MOISÉS HERRERA. NATURALISTA DE LA DIRECCIÓN DE ESTUDIOS BIOLÓGICOS. (MEMORIA PRESENTADA POR EL PROF. ALFONSO L. HERRERA, M. S. A., DIRECTOR DE ESTUDIOS BIOLÓGICOS, EN LA SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1919) Los alacranes o escorpiones, son artrópodos perte- necientes a la clase de los Arácnidos y al orden de los Escorpiones. Las trescientas cincuenta o cuatrocientas especies de que dicho orden se compone, se hallan disemi- nadas por todo el mundo, exceptuando aquellos lugares en que, como las heladas regiones del polo, la vida es imposible. Los escorpiones habitan de preferencia los lugares pedregosos. Durante el día ÍDermanecen ocultos debajo de las piedras, y por la noche salen de su escondite en busca de alimento, el cual consiste en pequeños insectos a los que persiguen y devoran después de haberles dado muerte con su venenoso aguijonazo. Las hembras, una vez que han sido fecundadas, pa- ren varios hijuelos \'ivos, cuarenta a cincuenta, raras veces sesenta, los cuales tan luego como nacen, se ad- hieren al cuerpo de la madre de donde no se despren- den sino después de que ésta ha muerto, lo cual acon- tece a poco de verificado el parto. El parecido que lo& KjS MOISKS HERRERA peciueñuelos tienen con los adultos es verdaderamente no- table, y el arácnido no sufre otra transformación para lle- gar a su completo estado de desarrollo, que pasar por va- rias mudas, fenómeno conocido con el nombre de ecdi- sis, el cual se verifica de la manera siguiente : La en- voltura (juitinosa que cubre al arácnido, y que llega u inipedir el libre crecimiento del cuerpo, cae ; se forma una nueva para caer después, renovarse más tarde y así sucesivamente hasta que el animal llega a su más com- pleto desarrollo. La piel abandonada, que conserva el aspecto del animal sin perder el más mínimo detalle, re- cibe el uombre de exuvia. Cuando va a efectuarse la muda, se forma debajo de la capa tegumentaria que va a desprenderse, una nue- va capa, mediante la actividad de las células hipodér- micas, las cuales se hacen más numerosas y obligan a la nueva piel a replegarse debajo de la antigua, cuyas cé- lulas han muerto, y se ha hecho inflexible. Entre el nuevo y antiguo tegumento se acumula un líquido especial secretado por grandes células hipodér- micas. El viejo tegumento se rompe al fin, y el nuevo, se ensancha, creciendo el animal tanto como lo permite la elasticidad de la nueva . capa quitinosa. El animal aumenta en el intervalo de dos mudas sucesivas, casi ei doble de su tamaño. anatomía. — Para poder comprender las descrip- ciones que ios autores hacen de las diferentes especies- de alacranes, es indispensable ante todo, familiarizarse con ciertos tecnicismos que a cada momento son usa- dos, para cuyo objeto dedicaré algunas líneas a la ana- tomía de esta clase de arácnidos, ilustrando el texto pa- ra su mejor inteligencia, con algunas figuras tomadas de la interesante obra titulada "El Reino Animal"', y "Biología Centrali-Americana.'' LOS ESCORPIONES DE MÉXICO 139 / ^■■■•■■/&m,.-..^ *-_; t. '^ 3 • t • • u 'é Fig. 1. Fig. 2. Fig. 3. Figura 1. Cefalotórax del Scorpio europeus, Linn. (muy aumentada) mostrando los seis ojos que caracterizan al géne- ro Escorpión de Leach. — a. El primer par de ojos medioposte- rior. — b. Los dos pares de ojos latero-anteriores. Figura 2. Ojos del Buthus palmatus, Ehrenb, especie que, por razón de la pequenez de los ojos del tercer par lateral, tiende a establecer el paso entre los Escorpiones propiamente dichos, y el género Buthus de Leach. (Según Ehrenberg). Figura 3. Ojos de un Escorpión del género Androctonus en el cual el número de estos constituye un carácter que distingue a este grupo. (Según Ehrenberg). En los alacranes, la cabeza y el tórax se unen ín- timamente llegando a constituir una sola pieza que ha recibido el nombre de cefalotórax. (Véase Fig, 1 a 3). Los ojos a y b, se encuentran en la patre superior del cefalotórax en número de tres a seis pares, de tal ma- nera distribuidos que el par más grande, a, se encuentra siempre en medio de esta parte del cuerpo ; y los otros, b. b., a derecha e izquierda del borde frontal. Los ojos son sencillos. En la parte anterior del cefalotórax se insertan los dos pares de órganos bucales, de los cuales el pri- mero, (Véase figura 4 a), recibe el nombre de mandí- bulas; y el segundo, b, el de mandíbulas inferiores. Las mandíbulas, también denominadas quelíceros, quetíceros, mandíbulas superiores, antenas, pinzas o an- tenas mandíbulas, (esta última denominación por haber sido considerados estos órganos como antenas transforma- das) son triarticuladas y terminan en pinzas didáctilas. 140 MOISKS HKHRERA 6 6 Figura 4. Extremidad anterior del cefalotórax del Scorpio afer, Linn. visto por delante, a, mandíbulas; b, base de los pal- pos maxilares; c, base de las patas anteriores; d, apéndices basi- lares de las patas del segundo par. Las mandíbulas inferiores están constituidas por una lámina basilar o artejo basilar, y de un poderoso palpo maxilar en forma de pata, (Véase figura 5), que Figura 5. Palpo maxilar del Diplocentinis keysorlingi, Karsch (macho), a, mano; b, dedos; c, mandíbulas; d, cefalótax. LOS ESCORPIONES DE MÉXICO 141 termina por una fuerte pinza didáctila. Con estas pin- zas didáctilas los escorpiones sujetan sus presas para ma- tarlas. Al cefalotórax se une el abdomen (Véase figura 6, a), } n Figura 6. a, abdomen; b, preabdomen; c, postabdonien; d, vesícula que contiene las glándulas de veneno; e, aguijón; f, primer par de patas; g, segundo par de patas; h, tercer par de patas; i, cuarto par de patas. 142 MOISÉS HERRERA el cual se divide en dos porciones; la primera, com- puesta de siete segmentos casi tan anchos como la par- te posterior del cefalotórax, que recibe el nombre de preabdomen, b, y la segunda, c, compuesta de seis seg- mentos sumamente estrechos en comparación con los an- teriores, que se denomina postabdomen. El último seg- mento postabdominal d, forma la vesícula que contiene dos glándulas de veneno, la cual termina en un aguijón e, que sirve al arácnido para herir a sus víctimas. En la parte inferior del cefalotórax se insertan los cuatro pares de patas vigorosamente desarrolladas, ca- da una de las cuales termina en dobles ganchos. El sistema nervioso (Véase figura 7), está constituido por un pequeño cerebro bilobulado a, de donde nacen los nervios ópticos b y c, los nervios antenarios d, y los ner- vios de los palpos maxilares f; de una gran masa gan- glionar formada por la reunión de los ganglios posteso- fagianos de toda la porción anterior del cuerpo e, la cual da nacimiento a los nervios de los cuatro pares de patas, g, g' h, h'; y a los nervios de los primeros anillos preab- dominales; y de siete u ocho pequeños abultamientos ab- dominales, de los cuales los tres primeros, k, k, k, corres- ponden a los últimos anillos preabdominales, y los cua- tro restantes a los cuatro primeros anillos postabdo- minales, 1, 1, 1, 1. Un pequeño ganglio situado al principio del esófago, y que se une al cerebro' por medio de filamentos, envía ner- vios al tubo digestivo. El aparato circulatorio se compone de un corazón dor- sal alargado, (Véase figuras 8 y 9), provisto de ocho pa- res de orificios aferentes y divididos en ocho cámaras ; es- tá fijo al dorso mediante oclio pares de músculos alifor- mes, y se halla rodeado de un seno pericardiaco del que recibe la sangre por ocho pares de hendiduras. En el inte- rior de este vaso dorsal o corazón, y cerca de cada orifi- LOS ESCORPIONES DE MÉXICO 143 I -,rrr/ íM Fig. 7. — Sistema nervioso de un Androctonus, según Newport (On the structure, etc., of the nervous and circulatory systems, Phil. trans. 1843). a, Ganglios cerebi'oides o cefálicos (cerebro Latr.) b, ojos principales con sus nervios ópticos; c, Los ojos late- rales y los nervios ópticos accesorios, d, Nervios anteriores, e, Ma- sa nerviosa formada por la reunión de los ganglios postesofagia- nos. f, Nervios de los palpos maxilares, g, Nervios de las patas del primer par. g, Nervios de las patas del segundo par. ii, Nervios de las patas del tercer par. h' Nervios de las patas del 144 MOISÉS HERRERA cuarto par. i, Nervios de los primeros p.nillos del abdomen na- ciendo del borde posterior de la masa ganglionar toráxica. k, Ganglios correspondientes a los últimos anillos pi-eabdominales. 1, 1, 1, 1, Ganglios correspondientes a los primeros segmen- tos postabdominales. m, Nervios del anillo anal, n, Nervios del último anillo postabdominal que constituye la vesícula que con- tiene las glándulas venenosas. Fig. 8. 'jlmmW -O' ^c. Fig. 9. LOS ESCORPIONES DE MÉXICO 145 Figura 8. Aparato bascular del Buthus afer visto por arri- ba, (Según Newport). a, Porción ventricular del vaso dorsal dividido en una serie de compartimientos, b, Primer par de músculos uniformes del vaso dorsal, c, c, Ramas arteriales que se distribuyen en cada anillo a los músculos y a 1í.s visceras. d, Porción abdominal del vaso dorsal, e, Vasos pneumocardiacos. f, Porción anterior del vaso dorsal o arteria aorta dando na- cimiento a las ai'terias oftálmicas, maxilares, etc. Figura 9. Figura teórica del aparato circulatorio en el Buthus afer. (Aumentada) (Según Newport). a, El corazón o porción ventricular del vaso dorsal dividido en siete comparti- mientos; a' Orificios laterales por los cuales la sangre pe- netra en los ventrículos, b, Porción posterior del vaso dorsal o ai'teria abdominal, c. Porción anterior o aórtica del vaso dorsal que penetra en el cefalotórax. d, Arterias cefálicas que nacen en la extremidad anterior de la aorta, rodeando los gan- glios cerebroidales, y dirigiéndose después hacia atrás, en- viando ramas a las glándulas salivares, a los músculos de la cara dorsal del cuerpo, etc. e, Arterias oftálmicas, f, Arterias de las antenas-pinzas, g, Arterias de los palpos, h, Arterias de las patas anteriores, h' Arterias de las patas posteriores, j, Arteria esternal procedente de la extremidad anterior de la aorta, y que avanza bajo la cadena ganglionar k has- ta la extremidad posterior del cuerpo. 1, Ramas laterales del vaso dorsal, m. Arteria gástrica que nace de lá aorta, o^ Ul- tima rama pneumocardiaca. p, p, El canal digestivo con una porción de sus apéndices, q. Terminación de los canales bilia- res, r, r. Bolsas pulmonares. cío aferente, hay un repliegue nienibraiioso, a manera de válvula, que permite la entrada de la sangre venosa, del seno pericardiaco, y el cual se cierra cuando la corriente tiende a establecerse en sentido contrario. Por una arteria anterior, una posterior y varias lato- rales, se dirige la sangre hacia los órganos. A lo largo del cordón ventral, corre la gran arteria supraneural, la cual emerge de la aorta cefálica. Las últimas ramificaciones de las arterias parecen comunicar por medio de capilares con las venas, de donde pasa la sangre a un receptáculo situado encima de la pared ventral. De este seno o recep- táculo, va la sangre a los órganos respiratorios, y de és- tos, por medio de venas especiales, vuelve al seno pericar- diaco y, por último, al corazón. 146 MOISKS HERRERA El tubo digestivo recorre sin inflexiones, (Véanse ñ- guras 10 y 11), en línea recta la longitud del cuerpo .y desagua por el ano en el peniiltinio anillo del postabdo- men. Distínguense un esófago delgado que comienza en la f? ^¡^f Figrura 10. Porción anterior de la aorta y apai-ato dicros- tivo (aumentado) (Según Newport). a, El estómago, b, Intes- tino, c, Ano. d, d, Apéndices gástricos y cuerpos adiposos. LOS ESCORPIONES DE MÉXICO 147 e, Porción de los canales biliares, f, Porción terminal de la aorta, g, Arteria gástrica, h, Arterias de las patas, etc. i, i, Arterias cefálicas. ; x^^ Figura 11. Extremidad del postabdomen visto por debajo para mostrar la porción del ano. (a). boca, y un intestino gástrico que tiene una porción ante- rior dilatada. Este intestino está rodeado en el preabdó- men por un hígado voluminoso compuesto de múltiples con- ductos ramificados. Como órganos excretores funcionan dos vasos de Mal- pigio, presentando a la vez un par de glándulas coxales que desaguan en el tercer par de patas. La respiración, (Véanse figuras 12, 13 y 14), se efec- túa mediante cuatro pares de sacos pulmonares ctue des- de el tercero ai sexto anillos abdominales, se abren por otros tantos pares de estigmas y están formados por un corto número de tubos aplanados. El aparato ponzoñoso, compuesto de un par de glán- dulas ovaladas, está contenido en el último segmento del postabdomen, y el veneno que secretan es expulsado por la contracción de fibras musculares longitudinales de que es- tán provistas. 148 MOISKS HERUF.RA ; h M^'^' >\ " \^ Figura 12. Cefalotórax y abdomen del Scorpio afer, Linn. visto por debajo, a, Antenas-pinzas, b, Base de los palpos, o, d, e, f, Base de las patas, g, Lámina opercularia recubriendo el orificio del aparato reproductor, h, Peine, i, i, Los cuatro pares de estigmas. Kl veneno es un lííiuido transparente, viscoso, ácido, muy volátil, soluble en el agua e insoluble en el éter y en el alcohol absoluto. Los órganos genitales, (Véanse figuras 15, 16 y 17 j, se hallan situados en el proabdoiueii, abriéndose el orifi- cio genital tanto masculino como femenino debajo de dos láminas córneas iología Cen- trali Americana, únicamente dos especies de alacranes per- tenecientes a la Familia .Scorpionidae viven en México. Estas dos especies sf»n el Diplocentrus whitei y <>! Diplo- centrus Iceyscrliiigi. de los cuales nos ocuparemos a conü- nuación : LOS ESC'OEPIONES DE MKXICO 153 EL DIPLOCENTRÜS WHITEI, KARSCH. Sinonimia y Bibliografía. — Seorpio whitei, Gervais. Ins. Apt. III. p. 63 (1844). Diplocentrus whitei, Kar.seh. Mit. Ent. Ver. III, 98 (1879); Pocock, Journ, Limi. Soc. ; Zool. XXIV. p. 396 (1893); Ann & Mag. Nat. Hist. (7) I, p. 391 (1898); Kraepelin. Das Tierr. Scorpiones ct Pedipaipi, p. 101 (1899). (Nec D. Avhitei, Kraepelin, Jahrb. Hamb. Wiss. Anst. XI. p. 13 (1894). ]54 JídlSES HERRERA Fig. 20. Fig. 21. '^a. ?» Fig. 23. Fig. 24. Figura 18. Diplocentrus whitei, Gerv. (hembra) Tamaño natural. — Fig. 19 Extremidad del quelícero. — Fig. 20. Dedo mo- vible.— Fig. 21. Esternón, Opéix-ulo genital y Peines. — Fig 22. Aspecto lateral de la cola o postabdomen. — Fig. 23. Vista late- ral del tarso de la cuarta pierna. — Fig. 24. Figura del mismo vista de perfil. LOS ESCORPIONES DE MÉXICO 155 Fig. 25. Fig. 26. Figura 25. Diplocentras whitei, Gervais. Macho. Tamaño na- tural.— Figura 26. Cefalotórax y palpo maxilar. — Figura 27. Es- ternón, Opérculo genital y Peines. — Fig. 28. Vista lateral de! postabdomen. — Figura 29. Lado inferior del mismo. 156 ^roisKS herrei;a <.:/LiJ:-- '■■^ '■^C^ Fig. 27. Fig;. 28. ^ Fig. 29. D¡i)loeentras nioxieanus, Peters, MB. Ak. Wiss. Bor- lin, 3861, p. 512; Karsch, Mittheil. Müneh. Ent. Ver. TIF. p. 99; Zeitschr. Natiirw. (:^) V. p. 497 (1880). Diplocentnis antiileiisis, Kraepelin, Jahrb. Haiub. Wiss, Anst. Xr. }). 16. (1894) (noc D. autillanus, Pocock). Descripción de la especie. — Diplocentrus wliitei. — (Hembra). — El tronco ofrece im color moreno obscuro o verde moreno ; las patas moreno amarillentas y las manos y último segmento postabdominal rojizos. La parte supe- rior del tronco es tersa y brillante, con unas cuantas gra- nulaciones sobre el borde de los lóbulos frontales. El c^- falotórax es miayor en longitud aja California. Nos referimos al SCELOPORUS CLARKII (Baird y Gi- rard). Cada escama de los animales de esta especie, presen- ta una mancha azulada y, además, existe un collar negro incompleto, ya que lo manchado no llega sino hasta adelan- te 'de la 'articulación de los miembros anteriores. En Cali- fornia es muy abundante, pero la rapidez de sus movimien- tos y su excesiva precaución, hacen que difícilmente pue- da capturársele. Gusta de subir a los Cactus, más que a otros vegetales. En cautividad, puede observarse que, como todos los repti- les, es muy afecto al sol, y en las horas en que éste lanza sus rayos perpendicularmente, es Cuando estas lagíirtijas muestran mayor actividad y buscan su alimento, que con- siste en grillos y larvas de lepidópteros. En los días en que Febo no calienta, la actividad de esta lagartija es casi nula y no procura alimentarse. Algunos ejemplares cautivos, han podido vivir varios años. Otra especie de SCELOPORUS, el ZOSTEROMUS Co- pe, habita también en la península, pero nada sabemos so- bre sus costumbres. Mem. Sor, Alzate.-8-Julio-192l.— t. 39-12 168 CARLOS CUESTA TERRÓN 5 y 6— CTENOSAURA HEMILOPHA Cope y DIPSO- SAURUS DORSALIS (li. y G). Los Jguaiiiaiios, animales ([ue bien i)udiéranios llamar nacionales, en atención a que México es uno de los países que los tienen en abundancia, no dejan de tener represen- tantes en aciuel apartado girón de tierra mexicana y per teneciente al g-énero CTENOSAURA, encontramos la espe- cie HEMILOPHA de Cope, de pe(|uerias dimensiones y cu- yas costumbres no difieren mucho de las de sus congéneres. La Cachora (Dipsosaurus dorsalis), es, según la opi- nión de Ditmars, probablemente una Iguana degenerada. Tiene, en efecto, caracteres (jue la acercan al género CTE- NOSAURA; en la línea media del cuerpo una fila de esca- mas, algo sobresalientes y carenadas, más grandes y notable.^ en la cola ; esta línea comienza imuediatamente atrás de la cabeza. La cola presenta anillos de escamas, perfecta- mente regulares y la red (jue forma el color negro sobre fondo a'iniarilio paja, le es perfectamente característica, 7.— Culebra de cascabel.— CROTALUS ATROX (Baird y Girard). Uno de los más temibles Crotalianos, puede ser colec- tado en los alrededores de La Paz, el : CROTALUS ATROX (B, y G). — P]sta especie se encuentra más al sur ([ue (Chi- huahua y Sonora y la caracterizan fácilmente y a primera vista, los anillos blancos ({ue, alternando con los negros, se encuentran en la cola, antes del cascabel. Sin duda, la ponzoña de este ofidio es de las (jue obran con mayor rapidez, y experiencias hechas por nosotros con dos ejemplares vivos del Museo Nacional de Historia Na- tural, nos lo han demostrado. Encontramos esta misma apre- ciación en el relato de un caso de mordedura de un ejem- plai- de la especie de Crótalo de (pie hablamos, ocurrido en FAUNA ERPETOLÓGICA DK LA BA.TA CALIFORNIA 169 New York, en el Museo de Historia Natural. Paréeenos in- teresante hacer constar, que en este case fue utilizado el suero antiponzoñoso de Calmette, para contrarrestar los efectos tóxicos, sin obtenerse favorables resultados y debi- do a una feliz casualidad, la de encontrarse en aíjuella ciu- dad el Dr. Vital Brazil, no murió la víctima, porque se le administraron inyecciones de un suero específico, qué su autor denomina anti-crotálico y que demostró una eficacia suprema en accidentes como el de la historia. Por lo que sabemos a este respecto, el suero de Brazil, ha venido a lle- nar un inmenso vacío y a beneficiar enormemente a la Hu- manidad. El problema, al parecer resuelto por el sabio mé- dico, ha sido perseguido por muchos años. Hemos observado las costumbres del CROTALUS ATROX: los ejemplares vivos llegados al IMuseo, miden po- co más de metro y medio de longitud ; en los primeros días de cautiverio dieron muestras de gran actividad y a una distancia de dos metros se arrojaban sobre las personas que, cerca de la jaula donde se encuentran prisioneros, pasa- ban. Su ataque es muy rápido, pero la preparación para él, se hace lentamente y acompañada de un fuerte sonar de cascabeles. La abundancia de esta especie, es bastante en la pe- nínsula y puede ser colectada en las partes montañosas, 8.— Culebra sorda.— SALVADORA GRAHAMIAE Baird y Girard. Entre los ofidios no ponzoñosos, se encuentra la espe- cie mencionada, cuya placa rostral, por su desarrollo, es característica. Este género y la especie de referencia, se ha- ya limitado al norte de México y sur de los Estados Unidos y por ello, caracteriza la fauna noroeste de México. Habita en aquellas regiones, que son secas y rocallosas, principalmente las barrancas y hondonadas y tiene alguna.s 170 CARLOS CUESTA TERRÓN semejanzas anatómicas con el género PHYLLORHYNCHÜS, del cual existe también un representante en la penínsti.R : el PHYLLORHYNCHÜS DECURTATUS Cope. 9.— Zincuate.— PITYOPHIS VERTEBRALIS Blainville. El Zincuate que más conocemos, el que con bástanle facilidad puede colectarse en el Valle de México, el Pityo- phis deppei D. y B., tiene su semejante en la Baja Califor- nia : el Pityophis vertebralis Blainville, especie en la que domina el color rojo ladrillo, mientras <|ue en la primera es el color amarillo paja; este color rojizo es más fuerte en la parte anterior del cuerpo del reptil y, poco a poco, va siendo amarillento a medida que llega a la región cau- dal. Indebidamente se le llama Coralillo en la Baja Cali- fornia, pero quizá dependa esto del solor que decimos tiene. Habitualmente se le encuentra en terrenos donde la ve- getación es poca, y en los arenosos. Es muy semejante al Pityophis melanoleucos de los Estados Unidos y, como -il principio de este escrito lo dijimos, es especie típica de la Baja California el Pityophis vertebralis Blainville. 10.— Chirrionera.— ZAMENIS FLAGELLUM FLAGE- LLUM Shaw. Entre las especies que vulgarmente son denominadas Chirrioneras, se haya la que hemos nombrado. Se encuen- tran ejemplares de la misma especie, cuyos colores varían bastante, el típico es le negro azulado. Con facilidad puede observarse la longitud, relativamente grande, de su cola, que emplea como verdadero flagelo. Parece ser EL 6 DE OCTUBRE DE 1919) La familia CROTALIDAE, que algunos erpetólogos consideran incluida dentro de la VIPERIDAE, siendo una de las sub-faniilias de esta última, es una de las niás inte- resantes y extensa, de las (jue constituyen la fauna de Tanatofidios mexicanos. Hemos preferido separar a esta familia, de la VIPE- RIDAE, teniendo para ello en cuenta razones convincentes expuestas por naturalistas de reconocida fama, por espe- cialistas como C. Dumeril y L. Stejneger, quienes opinan que los caracteres de los Crotalianos, son particulares, y los hacen distinguir de los que forman la familia de las Víboras, siendo estos caracteres tan importantes, que per- miten y aun obligan a constituir con los Crotalideos, una familia aparte, CARACTERES DE LA FAMILIA: Lo que más hace que se distingan los individuos que forman la familia, es un par de pequeñas fosas, situada una 174 CARLOS CUKSTA TEKIiÓN a cada lado del hocico, intermedia entre la abertura df las fosas nasales y los ojos. Estudiadas estas fosetas, unos autores han creído (jue se comunican con las órbitas y por ello les han dado el nombre de "fositas lacrimales." Siíi embargo, es más creíble (jue no exista comunicación alguna. Las fosetas que hemos mencionado, no existen en nin- gún ofídio (jue pertenezca a otra familia. Llamo la aten- ción de distinguidos erpetólogos ([\\e han querido encon- trar la significación, el i)or ([ué de la existencia de tales depresiones. No se ha llegado en esta investigación a un resultado franco y sólo por hipótesis, se les asignan dife- rentes papeles, entre ellos el de tomar parte activa en la eyaeulación de la ponzoña, obrando como una cámara de aire, ({ue al contraerse ejerciera presión sobre las glándu- las del veneno, ayudando a los músculos y favoreciendo la expulsión del tóxico. Para Leydig, las fosas constituyen órganos de un sexto sentido. Lo cierto es que la piel (]ue recubre estas depresiones, es la misma que cubre al cuer- po, aunque bastante diferenciada en su textura íntima, más delgada y llena de terminaciones nerviosas, lo que proba- blemente indujo a Leydig a lanzar su teoría. Los Crotalianos, son de esbelto cuerpo, con la cola larga y prensil en algunos, su cabeza es aovada o pirami- dal truncada, perfectamente distinta del cuerpo ; los orifi- cios nasales, se pueden ver situados en las partes laterales del hocico ; la pupila es vertical, y los escudos de la ca- beza son imperfectos. La presencia de dos largos y curvos colmillos, huecos, con un ancho orificio en su extremidad aguda, por donde la ponzoña sale, caracteriza también a los individuos de la familia. Existe mucha anarquía en las clasificaciones de dis- tintos autores, pero puede conceptuarse (jue las especies mexicanas de Crotalianos, pertenecen a los cuatro géneros siguientes: LOS C'R0TALIAN08 MEXICANOS 175 1.— Género ANCISTRODOx\. 2.— Género BOTHROPS. 3.— Género SISTRURUS. 4.— Género CROTALÜS. Todos los individuos de los géneros anteriores, po- seen glándulas pozoiiosas, el CROTALÜS tiene, además, en la extremidad de la cola una sonaja, que le es pecu- liar y que no existe en los otros géneros. La acción de la ponzoña de cualquier Crotaliano, es casi siempre mortal. Experiencias practicadas demuestran su violencia en el obrar, confirmada desgraciadamente en muchos casos en que el hombre perece. En el Brasil, la abundancia de Crotalianos, los numerosos y continuos ac- cidentes que ocasionaban en la población las mordeduras de estos ofidios, ha hecho, (lue sea en aquella nación sud- americana, en la que más preocupación ha existido por el descubrimiento de antídotos eficaces. Así existe el Lis- tituto de Butantan, dedicado únicamente al estudio de las ponzoñas de los diversos Crotalianos. Es tamhién a un bra- sileño a quien se le debe el descubrimiento de sueros anti- ponzoñosos específicos, de resultados asombrosos, nos re- ferimos a los sueros del Dr. Vital Brazil. En México, los Crotalianos se encuentran repartidos por toda la República, siendo más abundantes en las zo- nas calientes. 1.— Género ANCISTRODON Sinonimia : AGKISTRODOX, Bauvois, Trans. Am. Phil. Soc. 1799, p. 381. ANCISTRODON, Cope, Proc. Ac. Nat. Se. Phil. xi. p. 336. (1860). 176 CARr-OS CLKSTA TKRKÓX CEXCHRTS, Daiid, Hist. Nat. Rept. v. p. 356. (1802'. TOXICOPHIS Troost, Ann. Lyc. Nat. Hist. N. Y., III. 1833, p. 190. Al género ANCISTRODON, pertenece un pequeño nú- mero de Crotalianos, caracterizados poi* el tamaño de las escamas de la extremidad de la cabeza. Son éstas, en nú- mero de 9, simétricas ; existen dos placas nasales, dos fo- sas; las escamas son carenadas, la placa anal y el escudo caudal indivisos. No existe cascabel y el cuerpo y la cola son cilindricos. La pupila de los ojos es elíptica. Diez son las especies que constituyen el género, siete de las cuales habitan, por lo general, en el centro del Asia. Las tres restantes viven en América, dos de ellas, exclu- sivamente en el Norte, la restante en México, extendién- dose en Centro América. 1.— ANCISTRODON BILINEATUS Gunth. Nombre vulgar: CANTIL. Sinonimia : ANCISTRODON P>ILTNEATUS Gunth, Ann. & Mag. Nat. Hist. 1863; Cope, Proc. Ac. Nat. Se. Phil. 1865 ; Sumiehrast, Pulí. Soc. Zool. Fr. 1880, p. 185. Caracteres de la especie. — La coloración de los indi- viduos, varía según sean jóvenes a adultos. Estos son de color moreno castaño, moreno obscuro y aún negro. En los jóvenes, el color es raás claro y se ven unas fajas an- chas y obscuras, que atraviesan el dorso y terminan algu- nas veces por puntos blan(juecinos, (}ue en ocasiones per- sisten después de ((ue las fajas han desaparecido, siendo estos puntos más notables cu los lados y en el abdomen, que en la parte dorsal. Nótanse, además, dos líneas : unn blanca o amarillenta, (pie corre desde la rostral, a lo largo del canto, la extremidad superciliar hasta la comisura d'^ la boca; la otra línea, amarillenta, va por todas las supra- LOS CROTALIANOS MEXICANOS 177 labiales. Algunas veces la rostral se encuentra dividida por una faja angosta, amarilla o blanca, (lue se continiía en la mandíbula inferior. Se cuentan 23 series de escamas carenadas; las ven- trales son en número de 187 a 138; las subcaudales exis- ten en número de 65, siendo la posterior doble. Hay ocho supralabiales. Habitat; La especie ha sido colectada en la parte Sur y Oeste de la República ; llega a existir en Guadalajara y Colima, pero es especialmente abundante en Tchuante- pec. Se encuentra en Yucatán y en los paises Centro- americanos, limítrofes con México. 2.— Género BOTHROPS. Sinonimia : BOTHROPS, ap., Wagler, Syst. Amphib. p. 174. (1830). BOTHR.OPS y OPHRYACUS, Cope, Bull. U. S. N. Mus. no. 32. 1887, p. 88. BOTHORPS. A. M. C. Dumeril. Erp. gen. ou Hist. Nat. des Rep.— t. VII, 2.^ p. p. 1502. En las especies del género BOTHROPS, existen bien marcadas las fosetas características de todos los Crotalia- nos, la cabeza, con excepción de la extremidad del hocico y de la región supraciliar, no tiene sino pequeñas esca- mas, no escudos. La cola es medianamente larga y en al- gunos individuos prensil. Son ofidios de estructura esbelta y fuerte. Las escamas del cuerpo, carenadas, se encuentran dispuestas desde 17 hasta 27 series, formando los escudos subcaudales dos series 1.— BOTHROPS UNDULATUS (Jan). Sinonimia : 178 CARLOS CUESTA TKRRÓX ATROPUS UNDULATUS, Jan, Rev. et Mag. Zool. 1859. p. 157. OPHRYACUS ÜXDULATUS Cope, Bull. U. S. Nat. Mus. no. 32. p. 88. Caracteres de la especie: Los individuos adultos tie- nen im color amarillento verdoso, con las escamas pun- teadas de negro. Se ven manchas romboideas negras, en el dorso, no bien claras en todos los ejemplares. El vien- tre es de color amarillento, con los escudos caudales pun- teados de negro. Habitat: Esta especie ha sido colectada en Omitleme (Guerrero), Orizaba, Veracruz y Oaxaca. 2.— BOTHROPS ATROX Wag-ler. Nombres vulgares: COLA BLANCA, TEPOCHO, TE- POTZO, NAUYAQUE. Sinonimia : COLUBER ATROX, Linn. Mus. Ad. Fried. i. p. 33., t. 22. fig. 2. BOTHROPS ATROX Wagl. Syst. Amph. p. 174; Dum. & Bibr. Erpet. vii. p. 1507 ; Jan Iconogra])";!. Ophid. xlvii. t. 2; Cope, Journ. Ac. Nat, Se. Phil. viii. p. 151. (1875). TRIGOXOCEPHALUS ATROX, Schleg. Ess. ii. p. 535, t. 19. figs. 5 y 6. Caracteres de la especie: El señor don Aniceto More- no, describe a la especie en esta forma: "Mide ochenta y dos centímetros de longitud y su color es aceitunado, más o menos claro, con manchas en los costados y el lomo, de un color muy obscuro, casi negro, figurando flores. La cabeza con escamas y pcfiueños escudos en la extremidad de la frente y sobre los ojos, cola terminada en nna es-. pina; placas subcaudales en dos hileras hasta la extremi- dad de la cola; gastrostegas con muchas manchas." LOS CROTALIANOS MEXICANOS 179 Costumbres: El mismo autor, refiriéndose a las cos- tumbres de este ofidio, dice: "El tepotzo, es nocturno, lo que se revela desde luego en su pupila vertical y lineal. Vive en los parajes húmedos y obscuros, en las montañas debajo de las piedras, donde la vegetación es más espesa, y en los terrenos planos al pie de los arbustos que extien- den mucho sus ramas, especialmente si éstas se inclinan al suelo, de manera que impidan la aproximación del tron- co. Durante el día es muy torpe en sus movimientos ; y sea que le falte vista, o no quiera molestarse, se deja has- ta tocar sin huir, aunque entonces es muy común que muerda; sin embargo, no he sabido de ningún caso de mor- dedura, tal vez por los hábitos nocturnos del reptil. Gene- ralmente tiene dos colmillos, pero hay individuos que lle- van tres y aun cuatro, dos de cada lado. El tepotzo, es vivíparo y la hembra da a luz hasta trece pequeños, que desde su nacimiento hasta cierta edad, tienen la cola blan- ca, y su magnitud al nacer, es como de cinco centímetros. Se alimenta de insectos, de reptiles y de pequeños ma- míferos." Habitat: Mineral de Santa Fe (Chiapas), Macuspa- na, Motzorongo, Córdoba, Tamazuchale, Orizaba, Túxpam, Atoyac, Teapa en Tabasco, Tehuantepec . 3.— Género SISTRURUS. Sinonimia : SISTRURUS, Garman. N. Amer. Rept. 1883, p. 110. CROTALUS, Fleming, Philos. Zool., II, p. 294. CROTALOPHORÜS, Gray. Aun. Philos., 1825. (p. 205). CAUDISONA, Fitzinger, N. Class. Rept., p. 34. 1826. Las especies del género SISTRURUS, tienen un cas- cabel en la extremidad de la cola. La cabeza posee nue- 180 CAKLOS CUESTA TElíRÓN ve escudos simétricos. Urostegas sin dividir. Escamas ca- renadas. Las serpientes (lue forman este género, se reducen a tres especies distintas, una de las cuales se encuentra ¿n México. 1.— SISTRÜRUS CATENATUS EDWARDISII Baird y Girard. Sinonimia : CROTALOPHORUS EDWARDSII Baírd y Girard, Cat. N. Am. Serp., p. 15, 1853. CROTALUS MILIARIUS Jan, Icón. Ophid., livr. 46. pt. III, fig. 6. SISTRÜRUS MILLIARIUS var. EDWARDSII, Gar- man. Rept. Batr. N. Am,., I Ophid., p. 177. Caracteres de la especie: Las escamas dorsales se en- cuentran dispuestas en 23 series, no siendo todas carena- das, pues (jue las series primera y segunda laterales, son lisas, la placa rostral es vertical, existen dos preoculares, la superior es de mayor tamaño (]ue la inferior y llega hasta la post-nasal. Hileras de manchas laterales, propor- eionalmente muy pequeñas. El color de fondo es amarillento muy obscuro, con tres series laterales de manchas café obscuro, casi negro. Dos manchas castaño obscuro se extienden desde las su- perciliares hacia atrás. Una faja angosta castaña va des- de las prefrontales, pasando por los ojos hasta el cuello. Una línea amarilla puede verse desde las aberturas nasa- les hasta la comisura de la boca. Existen manchas obscu- ras irregulares en el dorso, marginadas con negro y con una línea amarillenta. Existen de 148 a 153 gastrotegas y de 24 a 31 uros- tegas. Existe mucha variación en el color, según los indi- viduos. LOS CROTALIANOS MEXICANOS 181 Costumbres : Probablemente esta especie prefiere para vivir los llanos, los lugares en donde hay pantanos o son húmedos. Xo obstante (jue la especie es bien pequeña (unos cuarenta centímetros de longitud total), su mordida es tan temible como la de cualquier culebra de cascabel. Se ali- menta principalmente con pequeños roedores, según los exámenes que han sido practicados, en los estómagos de algunos ejemplares. Dada la pequenez de su cascabel, cuando lo agita, casi no se escucha. En un ejemplar colec- tado en Durango, por el Tng. Ibarra García, hemos nota- do que en cautiverio es un ofidio activo, de movimientos rápidos. Habitat: Noreste de México, Durango (Ibarra García). 4.— Género CROTALUS. * Sinonimia : CROTALUS Liun, Syst. Nat., 10 ed., 1. p. 214. 1758. CROTALOPHORUS, Houttyn, Linn. Natuurl. Hist., vi., p. 290. CAUDISOXA, Laurenti, Sny. Rept., p. 92. CROTALINUS, Rafinesque, Am. Month. Mag., 11 1. (P. 446), IV, p. 290. UROPSOPHUS, Wagler, Syst. Amph., p. 176. 1830. UROCROTALON, Fitzinger, Syst. Rept., p. 29. 1843. De todos los individuos que forman la familia, los que pertenecen al género CROTALUS son, sin duda, los mejor conocidos por la gente del pueblo. Desde la época de los mexicanos viene este conocimiento y se han encontrado varias cabezas de Crótalos estilizadas. Les daban los si- guientes nombres a diversas especies y variedades : TEPE- COLCOATL, TEUHTLACOTZAUHQUI, CUECH, TLE- HUA v CHIAUCOATL. En la actualidad, reciben los si- 182 C'AKl.OS CUESTA TKIvRnN guientes nombres: víboras de cascabel, culebras de casca- bel, víbora serrana, hocico de puerco. Las víboras de cascabel tienen una amplia distribución geográfica en la República, son muy abundantes en varios lugares, en los que causan numerosas víctimas. Tienen los siguientes caracteres: Las urostegas sin di- vidir ; la cola termina en una sonaja constituida por va- rios segmt^ntos, siendo esto lo que más las distingue ; la ex- tremidad de la cabeza está cubierta con escamas. El cuer- po es cilindrico. El Cascabel: "Se compone de un número variable de sonajitas comprimidas, engastadas una dentro de otra, córneas y de forma triangular, con dos cinturas bastante profundas y un surco lateral a lo largo : estas piezas se mueven libremente, y agitadas por los movimientos rápi- dos de la cola producen un sonido fuerte, estridente, pa- recido al de una matraca de hoja de lata o al que se veri- fica al soplar entre los labios casi cerrados y flojos. Si ha- tjemos un corte de este aparato, quitándole todos los cas- cabeles no adherentes, encontraremos lo siguiente : en la parte central, está la última vértebra caudal, (pie parece más bien una eoalescencia de tres vértebras, como lo indi- can sus ángulos y cinturas; tiene la forma de una flecha con punta doble y está llena de asperezas que prestan un punto de adherencia muy firme a la capa de tejido fibroso bastante gruesa que envuelve al hueso : este tejido es el dermis, recorrido por vasos sanguíneos numerosos, que pe- netran por sus ramificaciones terminales dentro del cuer- po mucoso de Malpighi. Este último, se ve completamente lleno de celdillas de pigmento negro, y cubierto por una envoltura delgada de epidertnis : como estas diferentes partes de la piel se amoldan sobre el hueso central, la ca- pa epidérmica reproduce su forma con los ángulos redon- deados, y cuando está para formarse un nuevo cascabeL se ven distintamente dos láminas, la una desprendiéndose LOS CROTALIAXOS MEXICANOS 183 de las partes subyacentes, mientras la más Interior está to- davía blanda y adhereute a la red pigmentaria." (Dugés). Existe la creencia vulgar, de que cada año se origina un nuevo cascabel y que así, la edad de una serpiente puede calcularse por el número de cascabeles que tiene. Esta creencia, carece de fundamento y no na podido ser comprobada. En efecto, las culebras de cascabel adquie- ren de dos a tres cascabeles cada año, algunas veces has- ta cuatro. Llegan a tener hasta once y una vez que la lon- gitud del órgano es bastante, los cascabeles que siguen saliendo, fácilmente se rompen, máxim^e si se tiene en cuen- ta que muchas veces la extremidad de la cola, golpea con- tra partes duras. 1.— CROTALUS TRISERIATUS Cope. Nombre vulgar: HOCICO DE PUERCO. Sinonimia : CROTALUS TRISERIATUS Cope, Proc. Am. Phil. Soc. xxii. p. 179. (1885). CROTALUS LUGUBRIS A. Dugés, la Naturaleza, iv. p. 25. (1877). Caracteres de la especie: "La longitud de la culebra adulta de esta especie, generalmente no llega a un metro. El cascabel tiene siete segmentos. El vientre es de color rosa apagado, con manchas pardo rosadas ; debajo de la cola color rosa brillante. Partes superiores del tronco gris- verdoso mezclado de naranjado claro hacia los flancos : es- tos últimos tienen, bajo ciertas incidencias de luz, un her- moso reflejo azul ultramar; sobre la región dorsal se ve una serie de 29 a 31 manchas pardo obscuras, un poco más claras en el centro, casi cuadradas, y separadas entre sí por otra serie de manchas pequeñas, verde amarillo pá- lido, algo análogo a la luz del fósforo ; sobre los flancos y Mem. Sor. Alzste.— 9 Julio 1921.— t. 39-13 184 CARLOS CUESTA TERRÓN opuestas a las del dorso, se ven unas fajas verticales an- gostas foriuadas de dos o tres gruesos puntos pardo-obs- curos, .y entre ellas unas 'manchas deslavadas (jue llenan los intervalos; en el vértice de la cabeza, detrás de los ojos, existe un círculo pardo, interrumpido anteriormen- te, y dos manchas delante de las palpebrales : algunas ve- ees en lugar de este dibujo, hay de cada lado tres man- chas; comienza sobre el occipucio, para extenderse sobre el cuello, una especie de herradura angulosa, abierta i)or de- lante: luia faja pardo obscuro, se extiende desde el ángu- lo posterior del ojo hasta sobre el lado del cuello, pasan- do muy cerca del ángulo de la boca ; los labios están man- chados de pardo obscuro ; tres o cuatro senii-anillos sobre la cola. Las manchas del vientre, algunas veces nmy nu- merosas y obscuras, suelen formar como fajas longitudi- nales en las extremidades de las gastrostegas. Iris dorado arriba, pardo abajo. Sonaja amarillosa ; sus piezas son pe- queñas para el cuerpo, y van disminuyendo rápidamente de manera que el conjunto representa un cono comprimido bastante agudo." (Dugés). Habitat: Gnanajuato, Toluca, Zacualtipan, Jalapa, Orizaba. 2.— CROTALUS POLYSTICTUS Cope. Nombres vulgares: VÍBORA DE CASCABEL, HOCI- CO DE PUERCO. Caracteres de la especie: "Esta especie llega a medir hasta 90 centímetros de longitud, llegando a tener el cas- cabel hasta 9 segmentos. El color general, es gris verduz- co; el vientre blanco, con matices violados y naranjados o color de rosa, y manchas negruzcas fiue a veces ocupan toda la mitad basal de las gastrostegas. Labios color de carne ; garganta blanca con sus orillas color de rosa. De- bajo de la foseta una mancha sub-cuadrangular : ésta, co- LOS CROTALIAXOS MEXICANOS ] 85 mo todas las otras del cuerpo, de mi pardo rojo, teniendo en derredor una línea negra delgada, mny evidente, y las más veces, afuera de ésta, otra blanquizca : debajo del ojo ' una mancha también: del ojo al ángulo de la boca, una ancha faja oblicua ; una mancha subtriangular cubre la mitad anterior de la escama palpebral, avanzándose sobre la región frgntal mediana, y parece como la continuación de la manehita infraocular : sobre el vértice y occipucio se ven dos franjas separadas posteriormente para recibir otras dos manchas alargadas, y en el interior de este do- ble triángulo interrumpido, hay dos puntos redondos. En el labio inferior una mancha correspondiendo a la de aba- jo de la f oseta, otra pequeña debajo del ojo, y una ter- cera hacia los dos tercios posteriores de la mandíbula. A lo largo del dorso se observa una serie longitudinal de grandes manchas subromboides u ovaladas; a los lados de éstas los flancos ostentan tres series de manchas, las de la segunda hilera son más chicas y las de la tercera están, formadas por dos o tres puntos obscuros, cada uno ocu- pando una escama; todas estas manchas se engranan en los intervalos unas de otras, de manera que no dejan en- tre sí más interinitcncias, unidas a los signos físicos. El examen citológico del lí(|uido serofibrinoso del en- fermo a (jue se refiere la figura número 7, me demostró IMPKESIONES clínicas SOBKE LA EPIDEMIA DE <íRIPA 247 que había casi únicamente polinucleares y escasos linfo- citos. Los derrames que pasaron a la supuración fueron en- viados a los. servicios de cirugía para su tratamiento ope- ratorio, con excepción del registrado en la curva 8, (píe se abrió espontáneamente en los bronquios y después de la vómica siguió canalizando muy bien por el árbol aéreo. No observamos ninguno de los casos descritos en la epidemia pasada, de empiemas producidos por la ruptura de un absceso pulmonar en la cavidad pleural, accidente observado por lo general en la convalecencia e iniciado por 38' 37' 36« E^ = = EE=EEE3EEEEEEEEEEEEE^^E es'^eeeejeeee"eeee=ee=e-=- ñiiiiiíiiiiiniiiyjiM "Fig. 8. — Enfermo José Flores. — Cama 48. Pab. 25. Pleuresía supurada, abierta en los bronquios. un dolor de pecho, repentino y agudo (jue jxjiiía al enfer- mo en un estado de gravedad inmediato, mientras la tem- peratura subía intensamente, el pulso se hacía rápido y pequeño y la respiración superficial y dolorosa. Abscesos pulmonares. — Con lo anterior queda dicho que no fueron observados. Bronquéctasis. — Se ha señalado la dilatación de los bronípiios en el período de estado de la infección y, más frecuentemente, como una secuela tardía, apreeiable al ca- bo de los años. Las lesiones de brouíiuitis y peribroiuiui- tis, producidas por el bacilo de la influenza, reblandece- Mem. Soc. Álzate. — 12-.IiiIio-I021.^t. :;0~17 248 I>R.. .1. J. IZQUIERDO rían las paredes y determinarían su dilatación por el me- canismo conocido, en (lue participa la tos. En las prime- ras epidemias se calificaban estos hechos de broncoplegias y se aconsejaba tratarlas por la estricnina. AiuKiue obser- vaníbs dos casos acentuado's de broníjuectasia, a uno de los cuales ya nos hemos referido, no es posible considerarlos como de esta naturaleza, pues se trató de ancianos, viejos tosedores (jue tenían lesiones de broncpiitis crónicas, que seguramente fueron las originantes del mal. Sobre las dila- taciones tardías, ya se comprende ([ue no podemos decir nada. Tuberculosis, — Se tiene por indudable (jiie en los con- valecientes de grii)a se ingerta con frecuencia la tubercu- losis y después de la epidemia pasada todos hemos cono- cido tuberculosos, (jue nos han referido el principio de su mal a un ataque de la enfermedad. Sobre esto no podemos decir nada porque los enfer- mos escapaban a nuestra observación al poco tiempo de curados, pero sí dejaremos anotado ({ue tuvimos la opor- tunidad de seguir un caso de gripa en un tuberculoso ca- vitario. Es sabido que un j)ulmóii (|ue desde hace tiempo es asiento de lesiones tuberculosas, es extremadamente susceptible a las infecciones respiratorias agudas, (|ue tien- den a persistir un tiempo mucho más largo (jue en un ór- gano sano en virtud de cambios en él determinados. En el enfermo a (|ue me refiero, la infección gripal fue real- mente más prolongada y la fiebre se caracterizó por gran- des remisiones con elevaciones vesperales acentuadas. Partes en relación con las vías respiratorias superiores. — Cuino resultado de la inñamación de las vías aéreas su- periores, pueden ser atacadas las ])artes (|ue están en re- lación con ellas. Las otitis medias supuradas fueron las comjilicaciones (|ue anota'mos con nuíyor frecuencia, pues entre los 10:} enfermos que tuvimos, se presentaron en 8 de ellos. En su mayor ])aite se presentaron después que la IMPRESIONES CLÍNICAS SOBKE I, A EPIDEMIA DE GKIPA 249 curva térmica había descendido, inanifestándose por un brusco reascenso (figura 9), que por lo general duraba has- ta que el pus, — cuyo germen lamentamos no haber deter- minado,— era evacuado al exterior. Xo llegamos a observar mastoiditis. Fig. 9. — Enfermo Jesús Campos.- Cama 21. Gripa y otitis, media supurada. No dejaré de mencionar algunas conjuntivitis locali- zadas al ángulo interno, irradiadas al rededor de la entra- da del canal lacrimal, transmisor indudable de la infec- ción de las fosas nasales. Sistema circulatorio.-^Cierta ta(|uieardia y palpitacio- nes en la convalecencia, hipotensión especialmente marca- da en los casos que dejaban profunda postración nerviosa. Sistema nervioso. — Es muy notable la acción de la gri- pa sobre el sistema nervioso, siendo sus manifestaciones más notables por su frecuencia, la psicastenia y la neuras- tenia, que en ocasiones se presentan simultáneamente. Los enfermos que están en estas condiciones hacen mluy lenta- mente sus convalecencias y sus fuerzas vuelven con extre- ma lentitud; tienen sensación de debilidad acentuada, can- 250 DK. .1. .1. IZQUIERDO sancio rápido, taquicardia y sudor al menor esfuerzo. En algunos es imposible el esfuerzo mental. Neuritis. — La observamos dos o tres veces, localizada a un simi)le tronco nervioso (ramas del trigémino), mani- festadas por atroces dolores neurálgicos, con frecuencia lentos en ceder al tratamiento. Encefalitis. — No llegamos a observarla. Aparato digestivo. — Los trastornos digestivos pueden persistir y prolongar la convalecencia, a causa de la nutri- ción defectuosa. En muchos casos pudimos comprobar esto y no sabemios hasta qué grado pueda haber tenido parte la alimentación del hospital. Insuficiencia suprarenal. — A paso y medida que termi- naba el período gripal febril y (pie entraba en convalecen- cia uno de nuestros enfermos, presentó signos de astenia cada vez mayores. Ya en plena convalecencia empezó por no poder levantarse y después por no poder permanecer sentado en el lecho, hasta que al fin permanecía inerte, con la cara impasible, como una máscara. Interrogado en alta voz, el único signo que permiitía comprender que oía y com- prendía la voz, era un esbozo de sonrisa ([ue retraía las comisuras de los labios. La temperatura se mantuvo en- tre 36° y 36°.3, el pulso era pequeño, blando y lento. A la necropsia se encontraron las suprarenales profundamente alteradas. La parte cortical de ambas estaba esclerosa ; !a medular muy disminuida y fibrosa en una; convertida m una papilla saniosa en la otra. No podría afirmar si la al- teración fue debida exclusivamente a la gripa o si sólo fue exagerada una lesión preexistente (tuberculosa), (pie es )o más probable. México, 6 de mayo de 1920. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE '-ANTONIO ÁLZATE" — MÉMOIRES. T. 3Ü ?51 ALGUNOS DATOS SOBRE EL CLIMA DEL ESTADO DE SINALOA POR EL ING. PABLO VÁZQUEZ SHIAFFINO. DIRECTOR DEL OBSERVATORIO DE MAZATLÁX, SIN. (Sesión del 4 de Octubre de 1920) Próxima a inaugurarse la nueva Red de Estaciones Me- teorológicas y Tenuopluviométricas del Estado, con cuyos futuros datos y después de una serie continuada de varios años de observaciones, podrá hacerse una concienzuda dis- cusión y fuaidada clasificación de las condiciones climato- lógicas de los diferentes regiones de Sinaloa, hemos creí- do oportuno contribuir, auníjue brevemente, al principio de dicho estudio, con la recopilación de los datos de Tas Esta- ciones Meteorológicas existentes años atrás. Aun(jue los resultados obtenidos no sean producto de luengas series de observaciones meteorológicas (excep- tuando en lo (jue a Culiacán y Mazatlán se refiere), sí son lo bastante aproximados para dar una idea del clima de varias regiones del Estado. No creemios necesario llamar la atención del agricul- tor sobre la importancia (¡ue le merece y la utilidad que le reportará el conocimiento de las condiciones climatéri- cas de la región donde radican sus intereses, y por ello, al escribir estas líneas, juzgamos sinceramente qué contri- buimos, aunque en pequeña escala, a fomentar el progreso de la Agricultura, principal- fuente de riqueza así de este Estado como de la Nación entera. 252 INO. PABLO VÁZ(irEZ SHIAFFINO * * # En la división climatológica, por regiones del territo- rio mexicano, el Estado de Sinaloa, junto con el de So- nora, pequeñas ¡¡orciones de los de Chihuahua, parte de Durango y Naj'arit, forma la extensa región Norte de la Vertiente del Pacífico. Ricamente dotado por la Naturaleza, posee un extenso litoral (¡ue bañan el Mar de Cortés y el Grande Océano, en los que van a desembocar sus numerosos ríos que, cual paralelas arterias, lo surcan de Oriente a Poniente, des- cendiendo de las estribaciones de la Sierra ]\Iadre, que for- ma el límite oriental y orográfico de su territorio. Este se divide en dos zonas paralelas : la oriental, al- ta y montañosa, y la occidental de mayor extensión que la primera, baja y de suave declive hacia la costa. La zona oriental puede subdividirse en dos regiones : la de mayor elevación con alturas hasta de más de 2000 metros, cuyo clima se clasifica como frío ; y la de alturas, que varían entre 1200 y 1800 metros, que puede juzgar- se, en lo general, de clima templado. En la primera de estas regiones no son raras las he- ladas prematuras del Otoño y tardías de la Primavera, siendo muy frecuentes e intensas durante el Invierno. En la segunda ocurren heladas raramente, de poca ex- tensión, en los inviernos rigurosos. La zona occidental, formada por valles de corta exten- sión y dilatadas llanuras, cruzada a intervalos por siste- mas aislados de colinas de poca altitud, que corren a tre- chos paralelas a la costa, se clasifica como de clima maríti- mo cálido, pues a más de mantenerse en ella el termómetro extremadamente alto durante casi todo el año, muy rara vez ocurren en el Invierno abatimientos térmicos de gran consideración. ALGL'NOS DATOS .SOBRE EL CLIMA DE SIXALOA 253 Insertamo.s a continuación un cuadro formado, como arriba se dijo, con los principales datos meteorológicos ob- tenidos en los Observatorios de Culiacán y Mazatlán, y en las varias Estaciones, durante dos años de observacio- nes en éstas últimas : Estaciones £. ! ^ g £ Temperaturas del aire a la sombra eii gratólos centígrados o! z i •3: tí ■X — s g 1 1 ? — á £ Lluvias cu inilíme- tros de altura "= s Á £ 57 29 40 41 60 82 81 59 73 68 45 a = S = 16°3 15 0 15 7 1.) 4 16 0 16 4 15 9 17 4 20 5 16 5 17 4 := tí 1 X Z s < Choix Fuerte Sinaloa Moco rito . . . Badiraguato. Culiacán ... Cósala San Ignacio Mazatlán (1) Concordia .. Rosario 390 81 55 50 183 44 450 140 6 160 60 24" 7 23 8 24 2 24 0 24 4 25 1 23 6 25 8 24 5 23 7 24 6 33"1 32 6 32 3 32 6 32 9 32 5 31 2 34 3 26 8 30 9 31 8 1608 17 6 16 6 17 2 16 9 16 1 15 3 1() 9 6 3 14 4 14 4 Jun. Jun. Jun. Jun. Jun. Jun. May. MaV. Jui. Jun. Oet. Feb. Feb Feb. Feb. Feb. Feb. Feb. Feb. Feb. Feb. Feb. 994.3 399.1 579.6 637.8 792.6 540.6 760.2 711.2 811.8 1222.3 1086.5 223.3 110.2 194.1 200.5 336.3 162.8 26ir3 232.6 225.4 454 4 405.5 (1) — Promedio de 32 años de ob.servaciones Datos para iina altiira de 78 metros sobre el mar Si se desea reducir al nivel del mar los datos termométricos de ésta Esta- ción, debe sumárseles 0''3. El cuadro anterior da una idea aproximada de las coa- diciones climatéricas ({ue rigen en las diferentes regionc'S agrícolas del Estado, y de su discusión, con la de otros da- tos que por falta de espacio no incluimos, podemos obte ner las siguientes conclusiones : La temperatura media anual es casi uniforme en las porciones del Estado (lue comprende el anterior resumen, pues la diferencia entre la temperatura de la región de San Ignacio que resulta ser la de mayor media en el año y 'a de Cósala, (pie es la de mínima, sólo monta a 2." 2. 254 ING PABLO VÁZQUKZ SHIAKFINO Es también la región de San Ignacio donde la tempe- ratura máxima alcanza el mayor valor, registrándose en el mes de Mayo y en los del Estío, temperaturas que, con frecuencia, sobrepasan a 40 del centígrado. Corresponden a Cósala y a El Fuerte las menores tem- peraturas mínimas medias, y es en esta última Estación, con las de Sinaloa, Mocorito y Clioix, donde se registran las más bajas temperaturas invernales, llegando en ellas a señalar la columna del termómetro, en los grados fríos, el punto de congelación. Es en la de Mazatlán, y con ella en toda la región próxima al mar, donde la temperatura mínima se mantie- ne, por tal causa, más alta: 20° 5; no llegando, en cambio, su temperatura media máxima más (^ue a 26° 8, muy infe- rior a las máximas medias registradas a algunos kilóme- tros tierra adentro, que sobrepasan, en todas las Estacio- nes a 30'. Es también en toda la faja de la costa donde, por ra- zón natural, la oscilación térmica media anual alcanza los menores valores, no llegando en Mazatlán más que a 6° "í. La más amplia oscilación media anual de la temperatura ocurre en El Fuerte y la menor, como antes se dijo, en Ma- zatlán, aumentando casi progresivamente conforme a la al- tura sobre el mar y la distancia al mismo de la región (¿ue se considere. incluimos en el cuadro a discusión, dos columnas (jue muestran los meses en ([ue la temperatura máxima media es más alta y la mínima media más baja en las diversas Estaciones. Se verá por ellas (|ue en casi todo el Estado la temperatura máxima media mensual mayor se i-egistra en el ulcs de Junio, exceptuando las regiones de ('osalá y San Ignacio en las (jue se efectúa en Mayo, en Julio en Ma- zatlán y en Rosario el mes de Octubre. El mes de Febrero es, {)ara todas las Estaciones, el de menor temperatura mí- nima media. ALGLN(.)S DATOS SOBRE KL CLIMA DE SIXALOA 200 Xo debe interpretarse lo anterior como que los meses citados son los más calurosos y fríos, respectivamente, del año ; en general puede afirmarse que el mes de Junio es stuily opens out new pvoblems to be eonsidered. iind thus broa- dens the arca of 'conscious ignorance, " even raoi-e tliiin it increases the stock of "ascertaincd kuowledgc."— Alfred Marsliall.— Industry and Trade; p. 7. (Londres, 1919). (Sesión del 3 de Enero de 1921) '"El i)rogre.su del estudio descubre nuevos problcniíis por examinar, y con ello ensancha el campo de la ignoran- cia consciente, aún más (|ue lo que aumenta el acopio del saber verificado." Esa profunda observación del gran eco- nomista inglés contemporáneo, (piien la hace con ocasión de indagaciones harto concretas, es, en verdad, aplicable universalmente en todos los dominios del saber, sin excep- tuar los de la ciencia pura. Fases hay en el desarrollo pro- gresivo de cualquiera ciencia en las que algim concepto de uno u otro de sus fundamentales objetos o principios, que estaba antes adoptado como de sobra claro y suficien- te, pasa a verse dudoso e inadecuado a consecuencia del descubrimiento de ciertos hechos antes desconocidos. Esto puede dar margen a tales confusiones y perplejidades, acompañadas de ideas hipotéticas copiosas , contradictorias 262 PKOH". CARLOS F. DE LANDEKO entre sí y con las (jiie antes privaban, a veees de tal suer- te atrevidas e inesperadas, (ino tal parece - rar el papel (pie desempeña ante la liigiene y ante la so- ciología. BREVES APUNTES SOBKE EL PULQUE 309 Respecto de la higiene, se ha repetido ya hasta la sa- ciedad que, a fin de garantizar la salud individual y la sa- lubridad pública, es preciso favorecer el uso de las bebi- das fermentadas para que desaparezca el de las destiladas y sus derivados; porque las primeras son saludables y bas- tante nocivas las otras; que el alcoholismo crónico es el resultado, no sólo del abuso, sino aún del uso continuo del alcohol destilado y de los licores que lo contienen; que el alcoholismo agudo se presenta aún con cortas dosis de al- cohol, mientras que requiere la ingestión de considerables cantidades de las bebidas fermentadas para que aparezca. Recordaremos lo dicho por algunos escritores. En el '^ Medical Magazine," 1899, el Dr. G. G. Reid "demuestra la inutilidad de todas las medidas modernas de temperan- cia, sea para persuadir, sea para obligar a los hombres a abstenerse de las bebidas alcohólicas, e insinúa que la abs- tinencia total impuesta por la prohibición es el medio más eficaz de promover la intemperancia. En este respecto se adelanta mucho a una antigua Comisión de la Asociación Americana de Salud pública, cuyo informe abogaba por- que se extendieran más la manufactura y el uso de vinos y cerveza como un medio de prevenir el alcoholismo/' En "Le Correspondant Medical, Oct. 1900," artículo "El alcohol, el carácter y la política," se dice: "Entre dos males es preferible elegir el menor. Cualquier exceso es deplorable, pero los (jue produce el vino, la sidra y la cer- veza son menos graves que los debidos al alcohol. Favo- rezcamos, pues, en lo posible, las bebidas llamadas higié- nicas a expensas del alcohol." En el mismo periódico mé- dico. Junio de 1901, artículo "La lucha contra el alcoho- lismo," vemos que "La Municipalidad de Burdeos hace concurrencia a las tabernas con la instalación, en las vías próximas al río, de bodegas de sobriedad. Son éstas ele- gante chalets de madera pintada, donde por la módica su- ma de 10 céntimos -sirven a los obreros del puerto bebidas 310 I)R. SILVINO RIQUELME higiénicas : vino natural, leche, té y café .... No podemos menos que aprovechar la opinión del Dr. Mauriac y de tantos otros médicos. Hemos recibido en repetidas ocasio- nes, acerca de esto, multitud de cartas reprobando nues- tra campaña antialcohólica. Y era porque nuestros lecto- res nos habían comprendido mal. No hemos pretendido nunca reprobar el uso moderado del vino natural ; lo que siempre hemos combatido es el empleo de los alcoholes aperitivos, licores, etc." En "La Vie Medícale," Agosto de 1905, artículo "Los bebedores de Vulneraria, " se lee : " Cuando vemos a nues- tro alrededor a personas instruidas abstenerse de beber vino bajo el falaz pretexto de que el vino contiene alco- hol, pensamos que estas gentes hacen obra nefasta. La ex- periencia está ahí desde hace muchos siglos, para decir que el vino natural no ha sido jamás nocivo para la salud del hombre. En esto el pueblo no se equivoca. Así, cuando la misma boca predica la abstinencia total del vino como también del ajenjo, nadie hace caso. Solamente las gentes que creen que puede ser de buen tono no beber sino agua o tizanas indefinidas, predican con el ejemplo persuadidas de etiíjuetarse así entre la flor y nata de la inteligencia. Todo esto es un error, y la lucha así emprendida está pre- destinada a la estirilidad absoluta.... Que un experimen- tador desinteresado venga a demostrar un día con prue- bas experimentales en su apoyo, que el vino, lejos de ser peligroso a las dosis usuales, es, por el contrario, útil, y se tocará con la mano la exageración criminal de los be- bedores de agua. Porirtes, y esa clase es precisamente la (jue carece de los medios bastantes a satisfacer sus exigencias alimenticias, por lo (jue es imprescindible que recurra a los medios que suplan esas deficiencias y que le proporcionen los factores que ha- cen posible el trabajo, y que no encuentra en 3u pobre alimentación. De manera que es higiénico el no permitir que el organismo del trabajador se agote y se consuma, y por lo mismo es higiénico suministrarle elementos ';ue estén a su alcance para evitar ese desgaste orgánico y ;i la vez para conservarle la energía del funcionamiento mus- cular. Y como para facilitarle el uso de tales elementos es preciso que pueda adquirirlos sin gran gasto pecuiii.i rio, se ve la conveniencia y la utilidad de que el merca- do se los ofrezca baratos. En este caso se encuentra 1j. bebida mexicana, el pulque, que debido a su carácter de fermentada, de alimenticia, de dynamógena y además ba- rata, reúne en sí todas las cualidades ([ue ía convierten en un auxiliar de importancia, higiénica y socialmente, del trabajo. Pero he aquí que la pasión (pie uo razona, que el odio irreñexivo, el interés que sobrepone su conveniencia a to- da consideración de justicia y de verdad, acusan a la be- bida precisamente de ser barata porque ello la generaliza y hace grande y extenso su consumo. De modo que en lu- gar de ver en este hecho una ventaja, un medio poderoso de defensa contra el alcoholismo verdadero, lo tr;insforma]i en arma de ataque para destruir al enemigo que trata na- da menos (pie de oponerse al avance e invasión del alco- hol. Es hasta donde puede conducir la ignorancia y la opo- sición sistemática. Es una paradoja que sólo se explica por lo superficial de los estudios en este asunto y por la BREVES APUNTES SOBRE EL PULQUE 313 incompetencia de los que de él se ocupan, puesto quo lo tratan tan ligeramente y no penetran a su fondo para dar- se razón de las causas que determinan un fenómeno SSe fijan sólo en los resultados del abuso y no examinan ni se detienen en el uso de las cosas, tan diferentes como son sus resultados. Con el pulque sucede que se estudian, se escudriñan, se hacen patentes todos los efectos de su abuso y las consecuencias de la embriaguez que este abu?o trae por fuerza, y de sus cualidades como bebida fermentada, higiénica y alimenticia no sólo se hace caso omiso siü> que aun se le niegan. Con tal procedimiento únicamente se le ve por el lado malo, rehuyendo con toda intencióu el entrar al examen de la parte útil y benéfica, ((ue es la principal. Y como esta parte es la que corresponde a la higiene y a la sociología, éstas son las competentes para decidir sobre un tema tan debatido entre persoucis que no toman en cuenta aquellas ciencias, y cuyas conclusiones tienen que ser forzosamente líricas y desautorizadas. Los datos científicos, positivos, irrecusables por io mismo, dándonos a conocer los materiales constitutivos de la bebida, nos imponen de un modo incontrastable la ne- cesidad de admitirla como alimenticia y de clasificarla co- mo higiénica, a despecho de las negaciones profanas que se levantan sin base alguna, sin el más ligero apoyo y que por esto no pueden subsistir. Bajo el aspecto social, es indudable que una bebida provista de tales propiedades no puede causar mal de nin- guna especie, y por el contrario, su uso debe favorecerse para que, llenando las exigencias que el hombre busca y encuentra en las bebidas, no lo lleven a emplear las que satisfaciéndolas le ocasionan al mismo tiempo perjuicios personales graves y extensivos a su descendencia. Los nu- merosos habitantes de los Estados de México, Puebla, Hi- dalgo y Tlaxcala y los del Distrito Federal, son un ejem- plo vivo y concluyente de que el pulque, que usan con 314 ])i;. SILVIXO RU¿UELME conocida abundaucia, no es produetor del alcoñolisuio ; que unido a sus alimentos les procura mayor nutrición ; y que entre las clases trabajadoras eorporalmente, que son la mayoría, existe el vigor, la fuerza y la energía bastan- tes para desempeñar sus fatigosas labores. Y debe tenerse presente que el alimento que estas clases consumen no po- dría, ni por su cantidad ni i)or su calidad, conservarle aquellos atributos si no fuera ayudado y reforzado por la acción economizadora y dynamógena del i)ulque. A la Ciudad de México se introducían diariamente, en los últimos tiempos normales, más o menos unos 1500 ba- rriles de pulque, o sean 375,000 litros, que se repartían luego por las cercanas poblaciones que rodean a la Capi- tal. Por el censo último puede estimarse que éáta y algu- nos pueblos vecinos tienen laios 400,000 habitantes ; y co- mo es notorio ({ue todas las clases sociales, sobre todo l:i media y la humilde hacen uso de la bebida, es razonable afirmar (|ue el consumo por habitante no llega al litro, cantidad que no sale de la moderación, puesto (pie con tal cantidad de líquido sólo se han ingerido 32 gramos de al- cohol, y esto diluido y no en una sola vez sino distribui- do en las dos principales comidas del día. Esto no daña y sí favorece a la nutrición. Considerando (jue muchas personas, entre las que pue- den procurarse mayores comodidades, hacen uso de vinos y cerveza en sus comidas, y suponiendo ([üe sean la cuar- ta parte de los 400,000 habitantes, lo (jue es mucho, que- dan 300,000. Ahoi'a si de estos 300.000 restamos los traba- jadores, los (jue gastan su esfuerzo en trabajo muscular, y que no lo reparan ni sostienen sino por medio de mayor cantidad de calor (|ue les suministra el elemento termóge- no o dynamógeiio (|ue es el pul(|ue, y cuyo alcohol se con- sume a medida (pie se ingiere ponpie se quema y arde en la mácjuina humana para convertirse en trabajo; si restamos tales factores sociales ípie componen cuando me- BFiEVEs APUNTES SOBRE EL PULQUE 315 nos dos terceras partes, reducimos a 100,000 el número de los (jiie usan la bebida sin transformarla en labor mecá- nica y sólo como al'iinienticia. Si éstos consumen un litro diario, los 375,000 litros disminuyen a 275,000, (lue tienen '(jue distribuirse entre los 200.000 trabajadores, lo que da por resultado (jue a cada uno de éstos toca un litro 375 mililitros. No cabe, pues, en lo posible que esta cantidad de un líquido Irifiiénico produzca la embriaguez, ni aunque se tomara el doble o sean casi tres litros que encierran 96 gramos de alcohol, considerando que no se ingieren a un tiempo sino distribuidos durante las comidas y las horas de trabajo, lo (jue da lugar bastante a ({ue el alcohol en- tre en combustión, produzca su efecto mecánico y aun pue- da eliminarse si es que algo escapara a ella, lo (lue es del todo improbable. Siendo, como es, muy aproximada a la verdad la re- partición del pulque (]ue se introducía a la Capital, resul- ta (jue la bebida era usada por casi la totalidad de sus habitantes y sería proferir un agravio calumnioso y por lo mismo sin justicia, el creer (lue todos sus habitantes son ebrios. Y bien, la supresión completa de la bebida^ con el pi'ctexto de suprimir la embriaguez, además de implicar tal agravio, priva a la gran mayoría sobria y temperante, de un elemento de initrición, de una bebida higiénica y de un enemigo del alcoholismo; se sacrifica al todo por una pequeña parte y para impedir un mal reducido se impide el beneficio extenso. Esto sería simplemente ridículo si no produjera males de trascendencia. Es de sano criterio y propio de una verdadera ilus- tración no confundir eí uso con el abuso, y tratar de evi- tar éste sin detrimento de aquél. Pero es insensato aca- bar con los dos, ateniéndose a que el abuso deriva del uso. La dolorosa experiencia del mundo desde que existe, y ahí está la Historia Universal para atestiguarlo, nos enseña 316 I)R. SILVINO RUJUELME que los ejércitos lian sido la ealaiuidacl mayor que ha pe- sado sobre la Tierra ; porque apartándonos de su verda- dero destino, han abusado de las armas y de la fuerza que ellas dan para efectuar los grandes robos llamados con- quistas; han trastornado las Naciones y los pueblos y han sido los arbitros de su existencia y de sus gobiernos. Las armas que la Patria les confía para su guarda, con suma frecuencia las emplean para su mal. Y con todo esto, ¿existe una Nación que no tenga su ejército? ¿se le ha su- primido para que no abuse? La suma de poder de que está investido un Estado monárijuico o ({ue los pueblos prestan a sus gobiernos en las democracias, aun bajo la existencia de Constituciones, los convierten con suma facilidad en déspotas y tiranos que oprimen a su Nación y que orighian revoluciones san- grientas. Es el abuso del poder, que en todas partes se siente. Por ésto ¿se deben suprimir los Grobiernos, como quieren los anarquistas? La bien conocida exclamación : ¡ Olí Libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre !, indica que se ha abu- sado y se abusa de uno de los más sagrados derechos del hombre. Suprimamos este derecho, porciue da nacimiento al crimen. ¡ Muera la Libertad ! La^; religiones todas han creado Ja teocracia y con ella la preponderancia del sacerdocio, la sumisión ciega de las masas, la superstición y el fanatismo. En nombre de la re- ligión los adeptos de diferentes sectas han ensangrentado el mundo de diversos modos. Han abusado del sentimien- to natural de la humanidad (|ue lo eleva fuera del mundo físico para buscar lo Absoluto en el Inlinito. Como el abu- so no existiría si no existiera ese sentimiento, desterremos éste y que desaparezca la Religión. Uno de los grandes elementos de civilización y de bien- estar es el comercio entre las Naciones, e indispensable en el interior en cada una de ellas; pero comete grandes frau- BREVES APUNTES SOBRE EL PUL(.¿UE 317 des, es avaro y adultera todos los artículos aun con per- juicio de la salubridad pviblica. Hace un uso ilícito de su objeto, es decir, abusa y por lo mismo no debe existir. La prensa se extralimita coiitinuamente de las faculta- des (pie la civilización le ha asignado y abusa de su po- der para calumniar, para difamar, para noticiar falseda- des, para extraviar la opinión pública e incurre en graví- simas faltas. Pues no debe haber periódicos, ni revistas, ni libros. Moralicemos a las 'sociedades suprimiendo la prensa. En todas partes se encuentran glotones que comen exageradamente, que se dan el placer de la buena mesa, Y en todas partes hay gotosos, arterio-esclerosos, hemiplé- jicos, etc. La causa está en el abuso de los alimentos. En nombre, pues, de la higiene los alimentos deben proscri- birse. La prostitución sexual resulta del abuso del amor, y el amor vive porque hay hombres y mujeres. ¿Cuál es el remedio? Suprimir a las mujeres y a los hombres y su- primir de una vez nuestro mundo, ya (pie en él se abusa de la amistad, de la buena fe, del amor y de todo lo que existe sobre el planeta. Hasta este extremo conduce la confusión lamentable del uso y del abuso : y bien claro se ve que éste es el que tiene que ser combatido, al que se ha de castigar y perse- guir, no haciendo sentir la pena al (pie no delinque, al que se conduce con moderación y «pie, al amparo de la li- bertad humana a que tiene pleno y natural derecho, em- plea todo lo que la naturaleza o su industria le ofrecen para sus ne<íesidades, su gusto o su placer y sin dañarse a sí mismo ni perjudicar a los demás. Pasaron ya los tiem- pos en que Calvino, en Ginebra, investido de facultades para dirigir las costumbres ordenaba los vestidos que de- bían llevarse, las horas de salir de la casa, las oraciones que debían de hacerse y en suma, era el arbitro hasta de 318 1>R. SILVIXO RIQUELME las intimidades del hogar. En México hnbo algo parecido durante la época colonial. ¿Se quieren revivir tales tiem- pos, volver a la censura de todos los actos humanos, hoy (pie se pregona en todos los tonos el derrumbamiento de las tiranías? No sin razón se ha dicho ([ue los Gobiernos son para los pueblos y no los pueblos para los Gobiernos. Demostrado, como f[ueda, que el pulque es un líquido alimenticio, higiénico y, como fermentado, valladar del al- coholismo ; y (pie por tales condiciones su uso no debe ser condenado ni restringido, sino muy al contrario facilitado su consumo y darle a su comercio la más amplia libertad (pie la justicia, apoyada en las Ciencias de la salud y do la sociedad, tiene (jue otorgarle ; demostrado esto, hay que fijarse igualmente en la parte económico-política, puesto que su producción desempeña un factor nada despreciable de la riqueza pública. El Estado, o sea una Nación consti- tuida, necesita para vivir de los recursos todos que le su- ministran los individuos (pie la forman, contribuyendo a su sostenimiento y a la marcha segura y fácil de todos los diversos ramos de su administración. Mientras mayores ri- quezas particulares se forman por la minería, la agricultu- ra, la industria, las manufacturas y el comercio, mayor es también la rirpieza pública, por(pie ésta la constituyen to- das las prividas, que dan su contingente y deben darlo en proporción a su monto, sin (pie resulten perjudicadas. De modo que aumentando el número de capitales, aumenta a la vez la cantidad (pie el Estado {)ercibe, y percibiendo maj'ores cantidades su gestión es tran(piila, libre de zozo- bras y apuros, y puede nivelar sus presupuestos de ingre- sos y egresos, pagar con puntualidad los intereses de la deuda pública (pie toda Nación tiene, amortizarla aún y dedicar los sobrantes a las mejoras materiales, al progreso en todos sentidos. Si esto es así, un Gobierno no i)üede ni debe consentir en (pie la riqueza privada, siemjjre (pie sea legítima, disminuya ni menos (pie desaparezca, por(iue es BREVES APUNTES SOBRE EL PULQUE 310 con detrimento de sí mismo. Como refluye en su provechc, un buen Gobierno necesita alentar, facilitar, proteger toda clase de riquezas y procurar que se formen nuevas. Estas riquezas y su ahorro constituyen el capital que tiene que emplearse en la producción futura. 8in capital no pueden existir ninguno de los ramos de producción, y sin éstos una Nación no puede ser independiente y por este hecho deja- rá de vivir. La nivelación de las riípiezas, de las fortunas, como anhelan muchos socialistas poco previsores y nada prácticos, es contraproducente y conduciría a la ruina de las sociedades en vez de mejorarlas. La supresión del puhiue (jue se procura ahora con tan- to ahinco como poca reflexión, lleva de la mano a la s)i- presión de un ramo de riciueza importante. Se ha dicho mucho que la Nación tiene sobrados recursos y que no ne- cesita de los (jue proporciona un producto que causa la inmoralidad y la degeneración del pueblo. Hemos visto que tales cargos y acusaciones son por completo infunda- dos y sólo pueden formularse por MK va, auto generaciones recientes ({iie ignoran el pasado y no conocen las inipngnaciones y propugnaciones (jne se han hecho en la materia ; por lo que obligan a volver a la bre- cha para la defensa, y a repetir lo publicado. Los mismos - jas o pencas grandes, grnesas, abundantemente ricas en tejido celular y vasos en (jue se elabora y circula la savia (|U(' da origen al aguamiel y (lue brota de la superficie de la cavidad artificial (jue se i)raetica en el mezontete o ti'oii- co del maguey, por medio de la raspa. La libra de las lio- jas, muy diseminada y perdida entre el predominante teji- do celular de la base, (pie es muy gruesa y muy ancha, va reuniéndose a medida tpie se aproxima a la extremidad de la hoja hasta formar un hacecillo (pie, estrechándos.% termina en la piia o espina rígida ({ue da remate a dich;V hoja. Por tal disposición, la parte ulilizable de la penca no pasa de un metro de la longitud total de ésta, y en los diversos ensayos ([ue se han efectuado no se ha logrado extraer sino unos 100 gramos de fibra seca. Una jilanta de maguel ya desarrollada tiene ]ior término medio unas 20 hojas, así es ({ue proporcionarían 2 kilogramos de fibra, al cabo de 12 a 16 años (pie acinélla necesita para alcan- zar su desarrollo y morir. Damos estos ligeros detalles pa- ra demostrar (pie el rendimiento de la fibra no es remune- rativo por sí solo, teniendo en cuenta (pie aun cuando se poseyeran máquinas eficaces para el objeto (lo (pie hasfa ahora no se ha conseguido), el costo de ellas y la mano de obra reducen a muy poco la utilidad ([ue se busca. Por esto se ve que ni la fibra, ni el alcohol, ni el azúcar pueden compensar al cultivador del maguey man- so, ni menos procurarle ventajas al dejar de elaborar el pubjue. Para la extracción de la fibra ya hemos visto los inconvenientes y dificultades; para la producción del al- cohol es preciso que el aguamiel fermente, es decir, se ha- ga })ul(pie, de modo (pu' hay el gasto doble para hacer el pubpie y transformarlo luego en alcohol ; en cuanto a fa- bricar azúcar y miel, es preciso conocer la macpiinaria mo- derna que se emplea para su obtención para deducir desde luego la imposibilidad de establecerla en lugares donde BREVES APUNTES SOBRE EL PULQUE 325 falta el combustible y el agua por completo, teniendo que trabajar todo el año, y en ([ue la materia prima es pobre eji dulce ; y si con la misma uiaquinaria no podría soste- ner la competencia con otras azúcares, mucho menos ha- ciendo uso de otros procedimientos. Es indudable (¡ue el hoinbre siempre anhela sacar el mayor producto de los objetos de (}ue dispone, porque es- to es en provecho propio, y por su mismo interés lo busca y lo persigue. El dueño de un plantío de maguey manso sabe por experiencia que esta' planta le da aguamiel, y que ésta le produce utilidad si la destina a fabricar pulque, ])ara lo ((ue no tiene necesidad de maípiinaria ni de varias oficinas ; (pie si no puede vender todo su pulque, por cual- (|uiera circunstancia, le (pieda el recurso de destilarlo pa- ra no perder todo ; pero en este caso, al costo del pubjue tiene (pie añadir el valor del alambique, el valor del com- bustible y la maniobra, y esto ya no le deja utilidad sino pérdida; y ésta es irremisible si en lugar del pulque em- plea su aguamiel en azúcar y miel. Queda, por tanto, establecido (pu' el maguey manso lo I)uede dar beneficios de otro modo (jue como generador de puhpie, y (pie a este beneficio se aumentará el que rin- da la explotación de la fibra cuando pueda efectuarse en condiciones favorables. Entre tanto, no queda de explota- ble en dicha planta más del pulque, del que ya es tiempo que hablemos en el sentido de su cooperación a la riqueza pública. Para tratar esta cuestión con todo acierto y hacer re- saltar su importancia, son indispensables estadísticas exac- tas y recientes, de (pie por .desgracia carecemos, pues en este ramo de Administración pública, aunque mucho se ha hecho, existen todavía lamentables deficiencias. Esto no obstante, los pocos datos de que podemos disponer, si no revelan toda la verdad, nos acercan a ella al grado de de- jar presumir lo cuantioso de los elementos con que con- 326 DR. SILVIXO RIQIKI.ME tribuye la bebida nacional en la estimación de la riqueza del país. En una exposición a la Sociedad Agrícola Mexicana por un agricultor de Los Llanos, en 1901, se dice: "La gran zona pulquera, que de los llanos de Apaní se extiende por los Estados de Hidalgo, México, Tlaxcala y Puebla, re- presenta un valor territorial inmenso, pero cuya cifra exac- ta no puede fijarse por no haberse formado aím el cata.s- tro perfecto de ella. Pero tomando por base lo (jue en :1 año fiscal anterior pagaban dichas haciendas por derecho predial a las entidades federativas en cpie están situadas, puede calcularse el valor de aípiéllas en $45 o $50.000,000. — Y para comprobar ({ue esta cifra no es exagerada, bas- ta recorrer el siguiente cuadro estadístico según los padro- nes oficiales, del valor de las haciendas pulqueras de sólo tres Distritos del Estado de Hidalgo : Fincas puhperas del Distrito de Pachuca. .$ 2.924,975.07 „ Distrito de Apam. . . 8.842,156.91 „ Distrito de Tulaucingo. 2.66.3,941.00 $ 14.4.31,072. 3«^ Si, pues, el Fisco asigna a las haciendas i)ul(iueras un valor de 45 a 50 millones, en 1900, en realidad deben esti- marse en el doble cuando menos, por ser bien sabido y de notoria publicidad que por varios motivos, casi todos jus- tos y disculpables, los dueños de todas clases de haciendas no dan a conocer el valor real de sus fincas. De modo que deberá fijarse sin exageración el valor de las pulqueras en 90 o 100.000,000 de pesos, representando esta suma el valor o riqueza territorial. De esta ri(|ueza participan en nn\y buena parte los Go- biernos de los Pastados que la poseen, pues sólo la contri- BREVES APUNTES SOBKE EL PULQUE 327 bueión predial, cuyo promedio es del 12 al millar anual, sobre 50 millones, importa $600,000 al año. Los municipios, el 10 por ciento o sean $60,000; y el Erario Federal el 25 por ciento, o sean $150,000. Descontando esto último, los Estados reciben, pues, de sólo las haciendas de pulque, por impuestos locales, la su- ma de $660,000 anuales. El pulque que entra al Distrito Federal paga al Era- rio de la Federación al ser introducido, un centavo por litro (quizá IVo, según las últimas disposiciones), o sean $2.50 por barril, es decir, $3,750 diarios o $1.368,750 al año. Como la casi totalidad de los introductores son comprado- res, se puede estnnar que las dos terceras partes o sean 1,000 barriles diarios son comprados y siendo el precio de cada barril en tiempos normales de $5.00, las compras se hacen por $5,000 al día, lo (lue deja al Timbre $25, y al año $9,125. — Por ventas al menudeo en los expendios, se causa el impuesto del Timbre a razón de V2 por ciento, así es que vendiendo unas tres cuartas partes de lo introduci- do o sean 281,250 litros, al precio común y corriente (en tiempos normales) de 4 centavos, nos dan $11,250. obte- niendo el Timbre $56.25 en un día o $20,531 en un año. De todo esto resulta que el Gobierno Federal recibe en con- junto al año, por introducción de pulque, por ventas al ma- yor y menor y por el 25 por ciento de los Estados, .... $1.548,4t)6. Al Municipio de la ciudad de México le toca también su parte en este ramo de ri([ueza pública, pues apreciando el promedio del derecho de patente que cobra a cada ex- pendio de pul([ue en $17.50 y siendo el número de esos expendios el de 1,000 aproximadamente, obtiene al mes $17,500. y al año $210,000.— Como están obligados los ex- pendios a tener agua, por este servicio pagan cuando me- nos la mitad de ellos, o sean $1,000 mensuales, $12,000 al Mem. Soc. AliBtc — 1-1 .Tulio-I(t21.— t 39—22 328 DR. SILVINO RIQUKLMK año. De esto modo el Municipio aprovecha $222,000. No tenemos en cuenta las frecuentes multas que se prodigan por la más leve infracción y que aumentan este rendi- miento. Al circular el pulípie de las haciendas a las plazas de consumo o mercado, se le transporta a ellas por medio de los Ferrocarriles, a quienes paga fletes, siendo los princi- pales (jue hacen este tráfico el Mexicano, el Interoceánico y el de Hidalgo y Nordeste. El transporte al Distrito Fe- deral les deja, teniendo en cuenta (pie la entrada diaria es de 1,500 barriles y (pie el promedio de fletes es de $1 por barril, $1,500 o sean al año $587,500. — Calculando ({ue el pulque llevado a las plazas de Pachuea, Tulancingo, Puebla, Orizaba, Jalapa, Veracruz y otras, se contenga cuando menos en 500 barriles, o sea una tercera parte de los ((ue entran al D. F., los Ferrocarriles obtendrán anual- mente $182,500 (pie, sumados a la cantidad anterior, dan un total de $720,000. Como hemos dicho, careciendo de es- tadísticas no es posible dar cifras exactas; pero })rol)abl liERRKKA Un sabio Egiptólogo, M. Venedite, tuvo a bien remi- tirnos un fragmento de papiro de la época Ptoloñíaiea, es decir, que se remontaba a doscientos años próximamente antes de nuestra era. Después de haber sido sometido al tratamiento dicho, fragmentos de este papirus fueron sem- brados en diferentes medios de cultivo. Uno de ellos fue sometido al examen directo después de la dilaceración y coloración. Se encuentran inalteradas grandes células epi- dérmicas ([ue premanecen unidas entre sí. Entre éstas, unas estaban vacías, otras encerraban microorganismos de formas diferentes. Se distinguían tanibién gruesos cuer- pos esféricos, bastoncillos dispuestos en cadenitas, bacilos ovoides, micrococos y diplococos. Después de tres horas de hidratación, estos microorganismos -intracelulares, inmóvi- les después de tantos siglos, se mostraron dotados de mo- vimiento. Después de 24 horas, la siembra da resultados positivos y se encuentra en los cultivos, en vía de multi- plicación y de evolución, formaciones mitocondriales, así como diversos microorganismos observados en el examen directo. En presencia de estos resultados inesperados, hemos procedido a nuevas investigaciones; pero modificando nues- tra técnica, es decir, haciendo macerar, en éter puro, fragmentos de papirus a fin de privarlos de materias re- sinosas (jue contenían y (|ue embarazaban nuestras obser- vaciones. Los resultados obtenidos no fueron modificados y el examen de un fragmento de papiro, dilacerado y colo- rido, nos permitió cneoníi-ar las mismas particularidades señaladas antes, con esta diferencia, (pie los microorga- nismos intracelulares, estaban dotados de movimientos. Las siembras han dado resultados en cierto modo super- ponibles a las primeras. A fin de completar este trabajo, gracias al concurso amistoso del señor Profesor Guignard, hemos podido estudiar lui ejemplar del Cyperus Papyrus desde el punto de vista anatómico y bacteriológico. El BIOLíXiÍA GENERAL DE hOS MICROBIOS QUE VIVEN KN EL, PAPEL 353 examen directo de la epidermis de las vainas foliares y del tallo, nos ha permitido encontrar los mismos elementos anatómicos que los encontrados en el Papyrus ptolemai- que. Hemos observado en las células, en las fíbras y en nuestros cultivos, las formas mitocondriales señaladas arri- ba, así como Ijaeilos ovoides, bastoncillos y numerosos mi- crozimas, dotados de movimiento. Nuestras investigaciones aUiteriores habían estableci- do la resistencia de los organismos intracelulares a la ac- ción del calor y de diferentes antisépticos; éstas demues- tran que el tiempo no ejerce, además, acción sobre ellos. (1)". El trabajo anterior comprueba que pueden existir bac- terias tan resistentes que soporten las lejías a más de 130 grados centígrados y aun el cloro empleado generalmen- te en la fabricación del papel, permaneciendo al estado de vida latente, por tiempo indefinido. El Dr. Galippe también encuentra los micrococos que he observado y cuya resistencia, a pesar de las críticas, de Marzo de 1920) Impulsado por el interés (jue tengo de conocer cuan- tos estudios biológicos pueda y por el muy especial que me causan los trabajos nacionales, solicité del señor Secre- tario Perpetuo de nuestra meritísima Sociedad que pusiera en mis manos la nota (jue presentó recientemente el señor í)rofesor Alfonso L. Herrera sobre los microbios que viven en el papel y su resistencia al calor y al tiempo, escrita por el Dr. Galippe y llevada a la Academia de Ciencias de Pa- rís el 8 de noviembre del año próximo pasado, por el señor Ivés Delage, nota rápidamente comentada por el señor He- rrera, o más bien, aprovechada para agregar un nuevo me- dio defensivo a lo que llama la "teoría biológica" del mo- vimiento browniano. Después de haberme enterado cuidadosamente de una y otra cosa y en vista de (lue no estov de acuerdo muv principalmente con los comentarios del señor Herrera, creo (jue no cumpliría fielmente con mis deberes de socio de la ■'Antonio Álzate," y de profesor de biología de la Facul- tad de Medicina si no publicara las observaciones que han debido sugerirme. Lahiento agregar esta ocasión más a la 358 DK. FERNANDO OCARANZA crítica que con otros motivos he debido hacer a los estu- dios del biólogo mexicano ; mas como hacia el terreno (jue cultiva van mis preferencias, en él he jjodido encontrar ta- les o cuales ideas con las ({ue no estoy de acuerdo y por eso es (jue he debido discutirlas. Cánsame, sin embargo, algún malestar (jue un simple diletante por los estudios biológi- cos se vea obligado a criticar a (piien lleva reputación de sabio ; pero como escribe para el público y éste tiene de- recho a discutir sus ideas y a no acatarlas como dogmas, me acojo a ese mismo derecho y de ahí mi atrevimiento. El mismo derecho ya me .obligó en otra ocasión a discu- tir lina obra (pie tenía por principal argumento para que se le considerase como un estudio definitivo haber sido co- ronada por una institución americana respetable y muy prestigiada. El señor Galippe dice y con justicia, que la presenem de microbios en el papel no debe admirarnos. Claro que no. ya que toda clase de papeles está constantemente expues- ta a todo género de contaminaciones y mientras más burda sea su fabricación y más anfractuosa su estructura, más motivos tendremos para comprender cómo puede abrigar indefinidamente tales o cuales gérmenes. Que desde el mo- mento de su fabricación pueda conservarlos, tampoco debe sorprendernos puesto <[i\e la materia prima no es ni con mucho estéril y el agua y los Hípiidos empleados para las diversas manipulaciones así como los utensilios y maíjuina- ria de los talleres o fábricas tampoco lo están. La resistencia a la temperatura y a los agentes (piími- cos en el momento de la fabricación no es una novedad, poríjue de muchos años atrás ya sabemos (pu' el límite tér- mico de la vida hasta hoy conocido, es de 200' inferior ;.l de las manipulaciones i)ara Iíi fabricación del ]);ii)el; que liay organismos unicelulares (¡uc resisten al alcohol, el éter, la bencina, el cldioroniio, los ácidos diluidos y los álcalis, y que precisamente las formas esporuladas llamadas tam- LA LLAMADA TEORÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIENTO BROWNIANO 35[) bien de resistencia son las muy particularmente adaptadas para esas condiciones extremas de la vida. Mas nada nos autoriza para creer como indiscutible que haya organismos que soporten la temperatura del arco eléctrico o la acción desorganizante del ácido sulfúrico químicamente puro o por lo menos concentrado. La resistencia de las bacterias al tiempo, es cosa de an- taño sabida, ya desde 1894 eran bien conocidos los magní- ficos estudios de Giard sobre la vida latente y en particu- lar por la que depende de la privación de agua, que el mis- mo biólogo distinguió con el nombre de anhidrobiosis ; os cosa bien sabida que en lo más profundo de los herméticos sepulcros romanos se han encontrado bacterias que, lleva- das a un medio propicio, han podido desarrollar y multipli- carse. Este mismo conocimiento fue aprovechado por Arrhe- nius para contestar alguna de las objeciones oue se hicie- ron a su teoría sobre el origen de la vida. Lo único que niegan los egiptólogos serios y entre ellos Mariette, es que las semillas que han permanecido durante siglos en las tum- bas faraónicas, sean susceptibles de germinar. Hasta aquí me he colocado en el supuesto de que las bacterias hayan sido extracelulares; mas en el supuesto de que fueran intracelulares, en el caso del papirus por ejem- plo, no habría motivo para suponer que por semejante con- dición no pupdieran resistir al factor tiempo. El señor Galippe indica el proceder que puso en jue- go para sorprender y cultivar a los microbios del papel y manifiesta cierta admiración de que tan luego como se en- contraran libres pudieran moverse, después de tanto tiem- po de inmovilidad ; pero el mismo señor hace notar que los bacilos que colonizaban las fibras permanecían inmóviles. Sería difícil la explicación biológica de esos dos hechos ; mas el conocijniento de las fuerzas interatómicas, nos explica fá- Meni. Soc. Álzate. — l.l-Jiilio-1921.—t. 30—24 3G0 DK. FKRNANDO OCARANZA Gilmente lo uno y lo otro como después tendré buen cui- dado de exponer. Sobre lo (jue el señor Galippe llama formas mitocon- driales me privo de decir una palabra, la denominación es vaga, pues si es muy cierto (lue emplea también el vocablo mitocondria me parece que los términos no están usados con toda firmeza y lo dicho por el biólogo francés tiene más bien el aspecto de una interpretación, que el de un relato sobre un hecho o hechos bien observados. De todos modos, la nota del señor Galippe es nuiy interesante y no por otra cosa, sino porque agrega un documento más para la histo- ria de la vida latente o de la indiferencia (luímiea de los seres vivientes, como diría Le Dantec. Pasemos ahora a los comentarios del señor Herrera quien los encabeza con la afirmación muy prematura de que el señor Galippe ha encontrado los micrococus (jue el mismo señor Herrera ha observado y cuya resistencia, a pesar de las críticas, queda así demostrada. En verdad, (jue no tan sólo el señor Herrera, sino muchos investigadores más, han observado en la materia viviente y en su medio externo pe- queños cuerpecillos del tamaño y forma de un micrococo, animados de movimiento browniano ; mas no todos han he- cho de su observación una interpretación semejante a la del mismo Sr. Herrera, ni le han llamado como él "Microco- cus brownianos," ni piensan que su papel biológico sea el que les atribuye y que procuraré extraer de sus escritos y de los de las personas que lo han hecho seguram.'iir.e por su inspiración, así como de conferencias, declaraciones y conversaciones no reservadas, sino de carácter público que he tenido la oportunidad de oír en la importante institución que dirige el señor profesor. La tarea es (piizá un tanto di- fícil, ¡loríjue la importante obra del señor Herrera es frag- mentaria, no se encuentran en ella tesis amplias, detalladas y precisas ; sino rápidos relatos de experiencias, afirmacio- nes o interpretaciones un tanto vagas que si tendrían la ven- LA LLAMADA TEORÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIENTO BROWXIANO 361 taja de una fácil defensa en uno u otro sentido, llegado el caso tienen el inconveniente de no permitir una compren- sión clara y precisa del asunto que se expone o se discute. En cuanto a que el señor Galippe haya demostrado la resistencia de los microbios hasta el grado que la supone el señor Herrera, no me parece que sea enteramente exac- to. El señor Galippe, tan sólo agrega un documento sobi o la resistencia de las bacterias; pero siempre dentro de los lí- mites ya aceptados: en el tiempo veinte siglos, agentes quí- micos determinados y temperaturas inferiores a 200, mas lio demuestra la resistencia al arco eléctrico y al ácido s d- fúrieo químicamente puro o por lo menos concentrado, (=.o- mo se ha dado en afirmar. Concretaré el asunto al microbio universal que el se- ñor Herrera dice haber estudiado y al que, según cuentan sus corifeos, llamó desde el año de 1912 Micrococus brow- nianus. .¿Qué es el Micrococus brownianus? Si se arroja tal cantidad de creolina en agua conte- nida en una copa o vaso de laboratorio y después se agi- tan los dos lííjuidos hasta que se mezclen íntimamente o el segundo se disuelva en el primero, se obtiene un líquido blanco, que no vacilaremos en llamar emulsión estable y (pie presenta todos los caracteres de una sendo solución co- loidal : fenómeno de Tyndall, no sube el punto de ebulli- ción y de evaporación ni baja el de congelación del nuevo líquido, depositada una gota sobre un cubre-objetos y vis- ta al microscopio se descubren numerosas granulaciones que se agitan constantemente. Estas granulaciones son Micrococus brownianos, según el profesor Herrera. Se prepara tintura de brea, disolviendo un gramo de brea en 10 cents, cúbs. de alcohol. Lista la tintura se vier- te gota a gota en determinada cantidad de agua contenida en una copa o vaso de laboratorio, agitándola constante- mente se forma un líquido opalino primero, blanco lecho- so después, según vaj^a an aumento la cantidad de tintura 362 DR. FERNANDO OCARANZA vertida. El lí(|UÍdo toma el asi)ecto d<> una seiido-solucióxi coloidal ; estabilidad, fenómeno de Tyndall no suben el punto de ebullición y de evaporación, ni baja el de con- gelación en el nuevo líquido, depositada una gota sobre un porta-objeto y llevada a la platina del microscopio, se ob- servan pequeñísimas granulaciones suspendidas en el agua y constantemente agitadas. Tales granulaciones son Mi- cricocus brownianos, según el señor Herrera. En el caldo estéril para cultivos hecho según la té';- nica m,icrobiológica, nos es dable observar cuerpecitos re- dondos de 1 a 3 mieras de diámetro, animados de movi- miento browniano. Son micrococus, según el señor Herrera. Tomemos varios efímeros, y con todo cuidado, lenta- mente hagamos presión sobre sus débiles cuerpos entre ^:l pulgar y el índice de nuestras manos llevadas dentro de un pequeño vaso que contenga líquido de Ringer. Filtre- mos y observemos al microscopio. Relativamente abundan- te descubriremos cuerpecillos esféricos, agitados por un movimiento continuo de vaivén irregular. Son Micrococus brownianos, según el señor profesor Herrera. En el protoplasma de los leucocitos de la serie granu- losa, existen cuerpecillos redondos de tamaño variable den- tro de su pequenez y de afinidades diversas por los colo- rantes según la especie a que pertenezean; entre los ele- mentos figurados de la sangre hay una cuarta categoría que los autores modernos se han complacido en llamar he- moconías; unos ennebrecen con el ácido ósmico y otros no, éstos en cambio, tíñense con los reactivos panerómicos, unos en azul, en rosa los otros. Granulaciones leucocitarias y hemoconías son probablemente ^íicrococus broAvnianos siguiendo el criterio generalizador del señor Herrera. Las células nerviosas contienen granitos (jue abundan más o menos, según la edad del animal y según la hora. Los histólogos les llaman granitos de Niesl; el señor He- rrera cree posible que sean Micrococus broAvnianos. LA LLAMABA TEORÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIEXTO BRO^VKIANO 363 En las células secretantes en los elementos germinati- vos, en las células precursoras de la fibra muscular estria- da, descúbrense cuerpecitos de tamaño y forma variables, redondos, ovoides, elípticos, cilindricos, embronoides, de formas que recuerdan la del espermatozoide, en cadenas a manera de los estreptocoeus, etc. A todos esos diversos or- gauitos celulares se les llama mitocondrias con las varie- dades de condriomitos, condriocontos, etc. Portier les lla- ma simbiotas y los clasifica entre los microbios, y el señor Herrera los comprende en su ya inmenso grupo de Mi- crococus brownianos. Las maceraciones de paja son medios de primer orden para estudios biológicos, en ellas podemos seguir paso a paso las diversas manifestaciones de la vida en los orga- nismos unicelulares desde las bacterias, las monas y las es- pirilas, hasta las vorticelas, los dileptus y arfileptus, pa- sando* por las astasias, las násulas, los paramecianos, las amibas, etc., etc. En el protoplasma de gran número de ellos, descubri- remos granitos redondos agitados por el movimiento brow- niano. En el medio externo mismo de todos los protozoa- rios que ennumeré, descubriremos asimismo pasados mu- chos días de observación diaria, a partir del momento en (|ue hicimos la maceración, descubriremos, repito, inmensa cantidad de granulaciones redondas agitadas más intensa- mente por el mismo movimiento browniano. Son micro- coeus brownianos nos dice el señor Herrera, tanto los endocelulares como los que se agitan en el medio ex- terno. En el importantísimo libro de Perrín, "Los átomos,'' se cuenta que en algunas muestras de cuarzo, existen ca- vidades herméticamente cerradas que contienen por siglos agua, que examinada al microscopio aparece como el me- dio en donde muévense constantemente cuerpecitos redon- S64 DR. KKRNANDO OCARANZA dos. "¡Son Micrococus browuianos, " apostilla ol señor Herrera. Es muy posible (pie pudiera seguir ini enumeración; pero no he querido mencionar sino que puedo entresacar de escritos, conferencias y declaraciones. Es decir, de lo que se ha publicado, pertenece al público y sin cometer indiscreción, puede analizarse y tiénese derecho para cri- ticar. Veamos ahora a qué pueden reducirse de un modo incontestable algunos Micrococus brownianos y qué inter- pretación puede darse de los demás. La creolina y el agua enteramente puras vistas de mi- croscopio no tienen corpúsculos con movimiento brownia- no. Si se mezclan y se agitan se forma una emulsión es- table o si se quiere una sendo- solución i^or la gran frag- mentación y estabilidad de la creolina dentro del agua. Vista una gota al microscopio se observan cuerpecillos do- tados de movimiento browniano. Agregúese al la gq.ta un disolvente de la creolina y desaparecen las granulaciones. Agregúese algún reactivo de la creolina y cada granula- ción dará una reacción micro(juímica de la creolina. Las granulaciones son de creolina y no hay en tal caso mi- crococus. A una gota emulsión o una seudo-solución de brea pre- parada como ya indi({ué y mientras se le observa al mi- croscopio, agregúese una gota, dos' o las que sean nece- sarias de alcohol absoluto, desaparecen las granulacioneíí, mézclese nuevamente con agua, reaparecen las granulacio- nes. Son inies fragmentillos de resina (pie precipitan o yo disuelven alternativamente según se agregue alcohol o agua a la primera gota. Dejemos secar la gota y observemos: hay granulacio- nes inmóviles; depositemos una gota de agua sobre el mis- mo sitio: las granulaciones siguen innuSviles .¿Por qué? Son gotitas microscópicas de brea que se adhieren al por- ta-objetos y pierden definitivamente su movilidad a menos LA ¿LAMADA TEllRÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIBNTO BROAVNIANO 365 ([lie, dejemos secar de nuevo, agreguemos una gota de al- cohol para disolverlas y mezclemos nuevamente con agua para emulsionar: reaparecen las granulaciones y vuelven a agitarse con movimiento browniano. En el caso de la emul- sión de brea como en los casos de emulsiones de goma guta, almáziga, resina de palo amarillo, etc., los cuerpee! - líos en movimiento son gotas de resinas, coloides de resi- nas ; pero nunca Microcoeus. Podría decirse, forzando la llamada teoría biológica del movimiento browniano, que efectivamente en tales lí- ({uidos hay substancias en estado coloidal, más aparte de ellas microcoeus (¡ue las "llevan a cuestas," y las mueven; pero al agregar alcohol todo desaparece, no queda algún cuerpecillo, ni siíjuiera observando con el alumbrado de ultra-microscopio ; al emulsionar nuevamente aparecen una vez más las granulaciones redondas con incesante y muy interesante baile. Juiciosamente, nadie i)odría pensar (|ue los microcoeus son destruidos y creados alternativamente, que mueren y renacen, que desaparecen y vuelven anie nosotros por súbita generación espontánea. En el caldo estéril, si acaso se ve tina que otra granu- lación f|ue si fueran seres vivientes, dadas la resistencia y abundancia natural de los Microcoeus brownianos, au- mentarían día a día, ya (jue el medio es uno de los más propicios para cultivo; pero nada sucede, pasan los días, pasan las semanas, pasan los meses y el caldo estéril en- T^errado en ampolletas presenta siempre el mismo aspec- to : una que otra granulación. Deben ser, ya sea materias extractivas, ya albuminoides de la carne en estado coloi- dal, naturalmente, unos y otros y por necesidad los se- gundos. Las hemoconias se conocen desde Juan Müller, quien las llamó granulaciones elementales, este nombre fue acep- tado por Hayem; en los últimos años, las reacciones mi- eroquímicas nos han dado mayores seguridades sobre sa 366 DK. B'ERNANDO OCARANZA naturaleza. Dije en otro lugar (|rie unas se enuegreeeii con el ácido ósmieo y otras iio ; las liltiiuas, toinau ya sea los colores nucleares o bien los protoplásmicos, por lo que con grandes motivos se les ha tomado por fragmentos de nú- cleo o fragmentos de hematías. Las hemoconias grasicntas abundan particularmente después de las comidas, cuando está en regla la función del hígado y por tal razón se uti- liza .su investigación para juzgar sobre la suficiencia o in- suficiencia de la glándula hepática. Por las razones ante- riores considero peligroso tomar por Micrococus brownia- nos a las hemoconias. En la gran clase de las mitocondrias colocaré a las granulacioiies protoplásmicas de los protozoarios y a los cuerpecillos multiformes (jue se encuentran en las células glandulares y en las germinativas, principalmiente, por más <|ue según Portier existen en todas las células, sin excep- ción. En 1858, Trécul observó en gran número de células vegetales elementos muy pequeños a los cuales llamó ve- sículas; pero no tuvo ni la menor idea de la función que l)udieran desempeñar. En 1888, W. Schimper renueva in- vestigaciones en el propio sentido y comprende que los bio- plastos o leucocitos desempeñan un papel interesante en los fenómenos del metabolismo celular. Más tarde Altmanu encuentra los mismos cuerpecillos en el protoplasma ani- mal, les da el nombre de bioblastos y los considera como microorganismos. La crítica francesa ya dijo a este propó- sito (|ue Altmann cometió dos errores, el primero, haber tomado por microbios a las mitocondrias y el segundo, ha- bei'se vuelto loco. El señor Rafael Dubois, llamó más tarde vacuolides a los bioblastos de Altmann, pero el nombre de mitocondrias que por fin hizo fortuna lo encontramos hasta Renda, en 1897, quien con una técnica precisa pudo ponerlas en com- pleta evidencia. Después de tal fecha vienen numerosos tra- bajos de perfeccionamiento, dí'talle e interpretación debi- LA LLAMADA TEORÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIENTO BKOWXIANO 367 . dos muy especialmente a Regaucl, Guilliermond, Laguesse, Meves, Hemiegiiy, Fauré-Fremiet, Lewis, Mayer, Shaeffer, Oehoterena, etc., etc. Ante todo debo asegurar (jue las mitocondrias no son productos artificiales nacidos por la acción de los diversos reactivos histológicos, su existencia es real, ya que pueden observarse en el protoplasma vivo de los protozoarios; pe- ro en el protoplasma muerto son muy difíciles de conser- var y esto se logra tan sólo empleando procederes especia- les y muy complicados para la fijeza .y teñido. Cuando se pretende observar las mitocondrias al ul- tra-microscopio no se destacan como puntos brillantes pa- recidos a las estrellas que cintilan en una noche otoñal tal como sucede con los granitos coloides, sean metales, resi- nas o albúminas o con las hemoconias mismas, sino según Fauré-Freiniet, su luminosidad, se destaca apenas como manclias nebulosas sobre el fondo sombrío del protoplasma. Las mitocondrias son cuerpecillos líquidos o por lo me- nos de muy blanda consistencia limitados por el protoplas- ma embiente; según los observadores su constitución en un fondo albuminoide unido para unos a un ácido graso y para otros a un lipoide, se disuelven fácilmente en el al- cohol, el éter, el xilol, la bencina, en general en todos los disolventes de las grasas. Se alteran fácilmente cuando se varía la concentración del medio^ o cuando éste es ligera- mente ácido o perceptiblemente alcalino, se destruyen por la compresión o con la asfixia. En una palabra, tienen una delicadeza tan extraordinaria que tan sólo con medios es- peciales y complicados es posible conservarlas. Las mito- condrias tienen, pues, el carácter de organitos celulares y no de microbios ; del enigmático micrococus browniano, se alejarían extraordinariamente, ya que los caracteres atri- buidos a éste son, la forma, la resistencia y la propiedad de moverse incesantemente ya con ritmo trepidatorio o ya con ritmo de vaivén. Las mitocondrias, no tienen siempre . 368 1)R. FERNANDO OCAKANZA la forma inieroeocus, sino (]ue son esencialmente polimórñ- cas ; las mitocondrias tienen una exigua resistencia y se cuenta que el micrococus brownianos es capaz de resistir, hasta la temperatura del arco eléctrico, el ácido ósmico y el ácido sulfúrico ; las mitocondrias presentan movimiento browniano tan sólo cuando tienen dimensiones muy peipie- ñas, es decir, las compatibles con la aparición del fenóme- no, las demás son completamente inmóviles. Con respecto al papel biológico ([ue se atribuye a las micondrias diré: "que para Benda desempeñarían un papel motor; para INIe- ves serían el depósito de los caracteres hereditarios ; Bünts- ehli las considera como una cromatina eitoplásmica ; esta misma es la opinión de Prenant y do Champy; Dengeard establece una relación entre las micondrias y el sistema vacuolar de la célula ; Fauré-Fremiet, Mayer y Schaf er piensan (pie en ellas tienen sitio las oxidaciones;" Ochote- rena ha estudiado en muchos casos la relación cpie existe entre las mitocondrias y las secreciones y Portier las in- cluye dentro del gran grupo de los siuibiotas o sean orga- nismos de dimensiones bacterianas (pie viven dentro de la célula, subordinados a ella y utilizados para actos diver- sos de la vida: secreciones, fenómenos del metabolismo, de la reproducción de la herencia y hasta en las mismas des- viaciones patológicas. * * * En ocasiones muy diversas se ha repetido ((ue c!e^de el año de 1912, fueron descubiertas en México graimlacio- nes "de gran importancia biológica" a las (pie se ha lla- mado micrococus brownianos. A'eamos si el descubrimien- to es tal y si suponiéndolo cierto tendría la gran impor- tancia (lue se cuenta. El supuesto de (pie los granillos iu- tracelulares sean microbios se cucucnlra cu una obra de Altmann (1886) citada en todas las l>il)liografías (jue con LA LLAMADA TEOKÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIENTO BROWNIANO 369 el asunto tengan relación, si nos esforzamos un poco re- montaremos la interpretación hasta Bechamp (Les micro- zymas — 1883), y quizá a Spallanzani. El nombre microco- cus que indica una forma determinada, se aplica por el de- fensor de la teoría biológica del movimiento browniano a elementos biológicos o físicos, intra o extra celulares, que tienen las formas más disemejantes. Ya he demostrado que muchos de los llamados micrococus no son microbios; sino simples granos coloides, (jue otros son fragmentos de nú- cleo o de estroma hemático, granulaciones grasicntas, etc., y, por último, que es muy aventurado conceder el carácter de seres vivientes a las mitocondrias, que son en realidad importantísimos organitos celulares. Suponiendo (pie por lo menos algunos de los llamados mocrococus brownianos lo sean en realidad ¿de qué mane- ra se ha concretado su importancia biológica? Hasta hoy, que yo sepa, tan sólo concediéndoles el papel de autores del movimiento browniano, ya que nada trasciende en de- finitiva efundir frases como éstas: "su gran trascenden- cia, su importancia biológica," "el gran papel que deben desempeñar en los actos de la vida," etc. Otros si, han con- cretado y expresado en térniinos precisos, tamaiía impor- tancia, cuando aseguran el 'papel que deben desempe¿iar las granulaciones intra-celulares en los fenómenos del me- tabolismo, en los actos de la reproducción y como deposi- tarios de la herencia. Crear una palabra nueva que no ex- presa mejor que las anteriores, el papel que tales granula- ciones desempeñan no tiene más resultado que complicar la nomenclatura biológica ya bastante complicada con los términos de bioplastos, bioblastos, vacuolides, centrofoi'- iiias, esferoplastos, etc., etc., con los que distintos auto- res llaman a la misma cosa. Diré de paso que micelas y tai- mas, expresan algo diverso de las granulaciones a las eua- els me vengo refiriendo. 370 DR. FERNANDO OCARANZA Quedaría, por lo tanto, reducido el microcoeus brow- iiianus como novedad a la de supuesto agente del movi- miento broAvniano. La llamada teoría biológica del movimiento brownia- no como interpretación universal, requiere la innegable existencia del microcoeus brownianus; ya demostramos que en unos casos no existe y en otros es una simple interpre- tación m'uy discutible; pero- siéndolo aún en ciertas oca- siones la teoría como biológica, perdería su importancia, puesto que dejaría de ser universal y en tal caso habría que buscar una explicación que comprendiera tanto a los cuer- pecillos de materia bruta como a los microcoeus. verdade- ros y tal explicación general no podría ser sino la teoría física de la que hablaré adelante. Podría eximirme, negada ya la existencia del microco- eus brownianus, de continuar discutiendo semejante teo- ría ; pero existen algunos detalles que tienen interés para el biólogo, ya que muestran los peligros en que fácilmente l)uede caerse. Unos dependen del análisis prematuro que determinó en darwinianos y neo-darwinianos la convicción completa de la existencia de las partículas representativas o de los bióforos, cuando explicaban el misterio de la he- rencia. De seguro que más burdas son las equivocaciones (ju» el señor Edmundo Perrier, menciona en su libro "La vie en action:" el descubrimiento de una nueva especie de parásitos intestinales en una joven que comía naranjas a diario. Los tales gusanos no eran otra cosa que los peque- ños sacos que contienen el jugo de la naranja y que la l)resumida enferina arrojaba intactos. Un médico militar tuvo durante algún tiempo algún renombre con el supues- to del descubrimiento de un parásito causal de la diarrea de C'ochinchina, enfernwdad de las más mortíferas. Hizo una descripción minuciosa de un gusano, que resultó des- provisto de órganos y protegido por una membrana grue- sa y resistente como la de una fibra vegetal ; en efecto, los LA LLAMADA TEORÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIENTO BKOAVXIANO óil tales gusanos resultaron a la postre, pelos de las raíces del arroz. El peligro del análisis prematuro, produce pues caí- das frecuentes, hasta en los mismos experimentadores ave- zados. Yo mismo que hago en este momento un trabajo do crítica biológica, no me considero a cubierto. El entvisias- mo desmedido es el mejor conductor hacia peligro seme- jante y yo no me considero con fuerzas para condenar el entusiasmo, tan sólo señalo sus peligros. El señor Herrera no se encontró a cubierto de otro peligro, el antropomórfico, y así es como ha podido consi derar que lo (jue pase en el hombre y en los animales que tienen sistema nervioso, puede suceder igualmente en los protozoarios y en las bacterias ; así es también, como des- graciadamente, ha Comparado casos que no tienen nada de comparables; el micrococus en las mallas de seda, el ratón en la trampa y el hombre detrás de las rejas de una pri- sión. Dije ya que según la teoría biológica del movimiento browniano, podrían pensarse dos cosas, o «jue las granu- laciones movibles son microbios o bien partículas de ma- teria bruta, en estado coloidal llevadas por microbios que se encargarían de moverlas, sin que sepa yo con qué fin. Era por tanto indispensable descubrirle un aparato de locomoción a semejanza del que poseen los protozoarios que de paso diré, nada tienen (|ue ver con las. bacterias. La au- reola de refrigencia (fenómeno físico vulgar), que pudo apreciarse alrededor de los llamados micrococus, fue inter- pretada como una corona de pestañas vibrátiles que pro- ducían una imagen continua por virtud de su movimiento incesante. Para identificar las pestañas recurrióse a diver- sos procederes de coloración sin éxito alguno, como era de esperarse y a la impresión de una serie de microfotografías que fueran dando aumentos más y más grandes, sin poder identificar tampoco las pestañas por este medio. Las mi- 372 1)R. I'EKNANDO OCARANZA crofotograí'ías han sido exhibidas en diversas conferencias para que el público pueda verlas, por esta razón las men- ciono. Creo que los fracasos anteriores determinaron al señor Herrera a aplicar el "behavior" de los psicólogos amierica- nos para explicar el movimiento. Debo hacer algunas consideraciones sobre lo que es el "behavior." La palabra es nueva; pero el concepto no, la hipótesis de una conciencia elemental, de una inteligencia inferior ([ue podría encontrarse hasta en la misma mate- ria bruta puede descubrirse hasta en las escuelas filo- sóficas de Grecia. Aristóteles ya dijo (pu' la vida es el mo- vimiento y Leonardo da Viiici, que el inuvimieiito es causa de toda manifestación vital (11 moto é causa d'ogni- vita), pero quien desarrolló el concepto de la vida uni- versal fue de seguro Alfredo Fouillé negando la existen- cia de los tres reinos naturales y no aceptando más que un solo reino «pie comprendiera animales, vegetales y minerales. Hay filósofos (pie no pueden concebir la com- plicada conciencia del hombre si antes no existió en las moléculas y en los átomos, puesto que el todo dicen, tieiu^ o debe tener las propiedades de las partes. Fuera de (lue la conciencia es una estiuLación puramente subjetiva y que por lo mismo no podemos asegurar sino en nosotros mismos, no es exacto que el todo reproduzca, las propieda- des de las partes y en cada nueva combinación o compli- cación de la materia aparecen nuevas propiedades (pie ni elementalmente tienen los precursores. Los átomos tienen propiedades diversas do los electrones, las molécnlas de los átomos y a partir de aquellas nuevas, nu\lti])les combina- ciones han determinado la variedad de cuerpos, luios bru- tos y otros vivos en donde no es posible descubrir las pro- piedades de los elementos ; como en éstos tampoco es posi- ble sospechar las propiedades de los compuestos futuros. Un carácter nuevo imprimió a los seres vivos la aparición Li LLAMADA TEORÍA BIOLÓOICA DEL MOVIMIENTO BROWNIANO 373 de iin sistema nervioso, el naeiniiento de la inteligencia que por trabajoso camino llegó hasta la superior del hom- bre, único ser en í paja está regida por una ley semejante a la de tanteos y errores, estudiada en las monos. Todas estas falsas apreciaciones dependen del análisis ])rematuro y hacen caer a los observadores entusiastas o indiscretos en cualquiera de los dos precipicios : el antropo- mórfico o sea el que él conduce a pesar (|ue lo sucedido en los animales inferiores es como en los superiores o el arai- bomórfico que los obliga a suponer (|ue simples fenómenos trópicos de las amibas dirigen los actos más complicados de los organismos superiores; unos y otros, mecanistas y psicologantes se alejan del terreno estrictamente científico para caer en errores igualmente lamentables, ([ue evitan de seguro los (¡ue han justipreciado las leyes de los tro- pismos, el significado de la sensibilidad diferencial y ia importancia de la complexidad fenomenal. Un excitante determina la marcha en línea recta de un protozoario en la misma dirección (pie aíjuél se encuentra, siguiendo una de sus líneas de radiación ; esto es evidente en los cuerpos de simetría bilateral o de simetría radiada, es decir, cuando el excitante cae por igual sobre una y otra de las mitades longitudinales del orgariismo; si esto no su- cede y una es excitada más (jue la otra, se produce el mo- vimiento de vaivén muy especial en los gusanos, o de ro- tación o sea de manija en los protozoarios. Cuando el exci- tante cambia de intensidad, ya sea por exceso o })or de- fecto, aparecen los fenómenos de la sensibilidad diferen- cial; los principales son los siguientes: al aproximarse un protozoario a la zona de variación gira formando un ángu- lo de :}0, 60, 120, 180 grados y entonces retrocede hasta cierto límite para tomar en seguida la dirección del ex- citante; en ocasiones la vuelta es completa, es decir, de LA LLAMADA TEOIíÍA BIOLÓGICA DEL MOVIMIENTO BROWNIANO 377 '460 y aparece por tanto, el movimiento de manija, éste io tengo muy observado usando como excitante ciertas substancias que sirven para el teñido, como la eosina y la hematoxilina ; principalmente la primera. Basta depositar una pequeña gota de solución de eosina con sumo cuidado para que no se mezcle en una gran gota de maceración de paja que contenga protozoarios, a manera de obtener una zona teñida y otra sin colorante, para observar el fenóme- no por todas partes. Hay casos en que los protozoarios no pueden, penetrar a la zona de variación y otros, en que ha- biendo penetrado, no pueden salir. En el medio externo, diversos excitantes obran continuamente : (luímicos de ac- ción positiva o negativa y de intensidad diversa, lumino- sos, térmicos, etc.; esto es lo (|ue se ha llamado la com- plexidad fenomenal y ([ue, como muy bien se comprende, debe producir en el movimiento de los protozoarios las más grandes variaciones que, sin embargo, un análisis pro- longado y juicioso debe reducir a los movimientos siguien- tes : avance en línea recta hacia el exitante, rotación según ángulos diversos, retroceso y movimiento de manija. Es in- útil por tanto la hipótesis de una conciencia elemental o general, que nuicho tiene de metafísica. Un profundo aná- lisis y la aplicación del método etológico preconizado por Giard, nos proporcionan explicaciones naturales muy más aceptables. Aun en ciertos metazoarios, los tropismos ex- plican los actos más complicados. Entre muchos citaré, ti siguiente : Un pólipo del género cerianthum presenta geo- tropismo positivo y si en un' acuario se le coloca sobro un tejido de alambre al (jue se impriman diversas posi- ciones pasará muchas veces entre las mallas, siguiendo la dirección que le imprime el tropismo ya indicado. Loeb en tal caso, no pensó en una conciencia elemental, sino en un geotropismo positivo y esto después de prolongadas ob- servaciones y experiencias. 378 ]>R. FKRNAXDO OCARANZA * * * Si, como dijimos aiiterionneiite, la teoría biológica del movimiento browiiiano no puede darnos una explicación general, debemos buscarla por otra parte y e*s necesario que comprenda tanto lo (|ue se observa en la materia viva como en la materia bruta. No me parece disculpable asa en seguida al hígado, por la vena porta, ejerciendo igualmente en esa viscera una acción nociva p:i- ra la vitalidad de la celdilla. Durante los ¡neses de abril, mayo y junio, se le hiz<) ingerir 20 gramos de pul(|ue y en los siguientes meses hav- ta la fecha, la cantidad de 30 gramos. Pista ingestión se efectuaba entre í) y 10 de la mañana, utilizando para este objeto una i)e(|ueña sonda de goma. ('oiiio i)uede verse en la curva (U' ])rs(), del cuy some- tido a la ingestión del pulcpie, hubo un aumento de peso los primeros cinco días hasta el 10 de marzo, seguido de una dimiiuición lenta y gradual, luisla el 25 del mismo mes, fecha en (pie principió de nuevo el ascenso. Compa- ACCIÓN QUE EL Pri.Ql'E KJERCE KN LOS CUYS 389 rada esa curva, con la presentada por el testigo, notamos inmediatamente la diferencia, la curva del ascenso de peso fue normal, presentando únicamente las ligeras variaciones que se notan en el crecimiento de estos animales. Notamos también los cinco primeros días una diferen- cia de medio grado en la temperatura, pero que desapare- ció dos días después, teniendo en seguida ligerísimas va- riaciones, y hasta la fecha la media de las temperaturas es la misma que antes de hacerle ingerir el puhpie. En los primeros diez o doce días, notamos (pie el cuy sometido a la absorción de la bebida (lue nos ocupa, se en- contraba triste, comía menor cantidad de alimentos, orina- ba más abundantemente y tuvo ligera diarrea ; esos sínto- mas desaparecieron después, y solamente en julio, en que se aumentaron 10 gramos a la dosis diaria que toaijaba el aninuil, aparecieron de nuevo esos síntomas, pero siendo menos ostensibles que la primera vez. En el mes de abril del año próximo ]>asado, notamos ya una marcada diferencia, entre el cuy sometido a esa prueba, y el testigo : el peso del que toma pulque, siguió descendiendo de una manera lenta y paulatina, como si su crecimiento se hubiese retardado; la temperatura como an- tes dijimos, ha sido casi la misma (lue antes de la observación (37° 1). La tensión arterial ha disminuido, pues el número de pulsaciones ha aumentado, siendo actualmente de 168 por minuto, el número de respiraciones (pie antes de la in- gestión era de 78 ha permanecido idéntico. Analicemos ahora eon más detalle las acciones particu- lares que en los diversos aparatos, ha obrado la bebida que nos ocupa : El aparato digestivo, más directamente interesado que ningún otro, por ser el primero que era impresionado por la llegada directa de esta bebida alcohólica, presentó los tras- tornos que enseguida enumeramos : la anorexia, como antes dijimos, duró pocos días, en cambio eran frecuentes los vó- 390 DR. L. U. CABRERA mitos; creímos al principio (jiie se trataría de un reflejo nauseoso, debido al paso de la sonda por la glotis, pero como a pesar de anestesiar previamente al animal, antes de hacer la introducción del lícjuido, se provocaban los vómi- tos, nos inclinamos a creer que eran debidos a un reflejo producido por el contacto irritante del pulque con la mu- cosa gástrica, pues mes y medio después desapareció por completo ese síntoma, debido probablemente a la mayor to- lerancia del estómago, creada por el hábito. La diarrea ((ue apareció los primeros días, la creemos debida igualmen- te a la irritación gastro intestinal producida por esa bebi- da. Estos trastornos digestivos contribuyeron poderosamen- te i^ara iniciar la diminución del peso del cuy en experien- cia, alterando las funciones digestivas e impidiendo la bue- na asimilación de los materiales nutritivos. Es bien sabido, que el número de latidos cardíacos por minuto, en el cuy, es mucho mayor que en el hombre, pues en el primero son por término medio de 150 a 160 por mi- luito, y son más frecuentes cuanto más peijueño y de me- nor edad es el animal. Las pulsaciones son isócronas en los dos tiempos de la respiración. En el animal sometido a la ingestión del puhjue notamos (lue hubo un aumento del nú- mero de pulsaciones, alcanzando la cifra de 170 por minu- to, y además eran débiles, desiguales y ligeramente arrít- micas; estos cambios indicaban un descenso de la presión arterial, según la ley de Marey. Estas alteraciones de la bioenergética cardio-vascular, han persistido hasta la fe- cha, indicando uim alteración anatómica de la fil)ra mus- cular cardíaca. Las alteraciones sufridas por el animal, en las funcio- nes de su aparato respiratorio, fueron más difíciles de no- tar. El ritmo respiratorio del cuy, cambia bruscamente por causas enteramente baladíes, basta (|iie se acercjue uno al animal, para <|ue haya un cambio, por lo cual eonviem;^ ob- servarlo a distancia, o bien colocarlo bajo una campana de ACCIÓN i^UE EL PULQUE EJERCE EN LOS CUYS 391 cristal y dejarlo tranquilo por un espacio de tiempo bas- tante largo. En el animal sometido a la ingestión del pul- que, el número de inspiraciones antes de esta prueba era de 78 por minuto; descendiendo después hasta 59, y per- sistiendo en esta cifra hasta hoy, presentando solamente li- geras variaciones como puede verse en la curva adjunta. Puede notarse (^ue la curva que representa el aumento df^l número de pulsaciones sufre un aumento en tanto (¿ue la que indica las respiraciones, desciende inversamente y de una manera notable ; normalmente esto acontece por razón del crecimiento de los cuys, pues las inspiraciones son en mayor númlero conforme el animal es más pequeño, hecho que ocurre igualmente en todos los mamíferos, pero nun- ca de una manera tan marcada, como en el caso que nos ocupa. Durante los meses de junio, julio y agosto, el ritmo res- piratorio tuvo un ascenso apreciable, tanto en el animal so- metido a la ingestión de la bebida, como en el testigo, per3 esto se debía únicamente a una causa exterior: el aumenlo del calor atmosférico (jue, como se sabe, hace aumentar el número de respiraciones en estos animales. Respecto a la acción, que ejerce el pulque sobre las funciones renales, ya al principio de este trabajo indica- mos que hubo un aumento de la cantidad de orina emitida por el animal en las veinticuatro horas ; este efecto diuré- tico ha persistido hasta hoy, indicando que dicha bebida 'ejerce una acción excitante sobre el epitelio glomerulav; la cantidad de orina emitida por el cuy sometido a la in- gestión del pulque es mayor que la del testigo. El cuy, es uno de los animales mamíferos, que tiene mayor coeficiente de desiuineralización por la orina y, sin embargo, hubo todavía mayor pérdida de dichas substan- cias, en el cuy que tomaba pulque que en el testigo, pues cuando en el primero el coeficiente de desmineralización Mein. Soc. Aiznte.— 15-Jaliü-192I.— t. :;9-2(í' I)R. I,. G. CABRERA era de cuatro y cinco gramx)s diariamente por término me- dio, en el testigo fue de 3 gramos 30, [Hay que recordar que los dos cuys no pesaban lo mismo, pero la corta dife- rencia ([ue existe, no basta para explicar la diferencia tan notable en los coeficientes de desmineralización). Este hecho nos parece indicar que la absorción de la bebida nacional aumenta la pérdida de substancias mi- nerales por la orina, produciendo una verdadera desmin(>- ralización. Esta pérdida fue mayor durante los meses de invier- no en ambos cuys, una vez que la temperatura exterior descendió, pero siendo a pesar de ese factor externo, mu- cho mayor en el animal sometido a la ingestión del pulque que en el testigo. Estos hechos necesitan todavía una mayor observación para afirmarlos, pues aun ejemplares de la misma edad, del mismo peso y sometidos a un régimen idéntico y examina- dos simultáneamente, no secretan una orina idéntica en su composición (juímica, pues ésta depende de numerosos factores individuales, por lo tanto las diferencias halladas no siempre deben suponerse causadas por la experimen- tación. Es oportuno hacer notar, además, (pie los caracteres macroscópicos de la orina del animal sometido a esta prue- ba, presentó un cambio notable. La orina del cuy, normal- mente es lui lí(|nido alcalino, turbia y como lechosa y lige- ramente amarillenta ; este color amarillento va haciéndose más intenso mientras más tiempo lleva de estar expuesta al aire, hasta llegar a tomar un color café. La orina del animal sometido a la ingestión del pul- que, presenta un tinte rojo amarillento que rápidamente se transfornuiba en un color negruzco, y esto con más rapidez (|ue la del testigo; la ¡¡ersistencia de este hecho, nos lleva a creer (pie fue debido a la ingestión del pulque; pues aun- f(ue a veces la orina del cuy normal toma ese color rojo ACCIÓN QUE EL PULQUE EJERCE EN LOS CUYS 393 obscuro, sin cansa aparente, este cambio dura muy pocos días, volviendo de nuevo a presentarse con los caracteres que hemos señalado. Las funciones de reproducción, parece que también son perturbadas por la ingestión del pulque. Entre los anima- les sometidos a esa ingestión, se encontraba un cuy hem- bra de tres meses y medio de edad y de peso de 589 gra- mos, y cuyas constantes fisiológicas eran las siguientes: Núiiüero de pulsaciones, 148 por minuto ; número de respi- raciones, 82; temperatura, 37° 3, por término medio. Este animal presentó igualmente los síntomas, que ya hemos des- crito al hablar del primer cuy ; pero habiéndose embaraza- do, nos propusimos observar con cuidado, todos los fenó- menos que ocurrieran en ese nuevo estado ; la duración de la gestación fue como normalmente, de treinta a treinta y cinco días, y el parto fue perfectamente cutócico, dando a luz a tres pequeños, que nacieron bien conformados y en buena salud. Desgraciadamente, dos días después murieron, y creemos que esa muerte tan rápida se debió a los tras- tornos que en el organismo del cuy hembra, había produ- cido el pulque ; pues no hubo ninguna otra causa que nos explicara satisfactoriamente esa muerte tan rápida. Vemos, por lo tanto, que todos los fenómenos vitales en el organismo de los cuys sometidos a la ingestión del pulque, fueron alterados por esta bebida; hasta la energía niuscular sufrió una diminución, pues el animal permane- cía inactivo varias horas después de la ingestión, y conser- vaba cierta torpeza en sus movimientos. Intencionalmente no hemos tratado de aumentar la do- sis diaria que toman de pulque, con objeto de que dure por más largo tiempo la observación y estar seguros de que cuando sea sacrificado el animal, o muera, hallemos ya per- fectamente definidas las alteraciones anatomo-patológicas que en sus visceras ha debido producir esa absorción dia- 394 I)R. ].. U CABRERA ria de im elemento uo sólo extraño a su organismo sino tóxico. En la exposición de las observaciones citadas, hemos tratado de seguir un orden cronológico y lo más exacto po- sible ; por desgracia, el número de casos observados es to- davía reducido para sacar conclusión ninguna, pues sería prematuro el hacerlo. Además, hay que tener en cuenta que el cuy es un animal excesivamente impresionable ; una causa ligerísima hace variar por completo todas sus funciones, principalmen- te las respiratorias y también probablemente las digestivas. Ch. Livon, que ha escrito sobre este asunto, cita en. apoyo de estas afirmaciones, el hecho de que basta cambiar de jaula al animal, para apreciar inmediatamente un cambio notable. Para completar este estudio, es preciso, por lo tanto, observar mayor número de cuys sometidos a la ingestión de la bebida nacional, para poder afirmar con certeza qué alteraciones son las que originan ésta en su organismo, y analizar minuciosamente, una vez sacrificado el animal, las modificaciones histológicas que las células han experimen- tado bajo la acción tóxica del pulque. México, Enero 28 de 1920. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIBES, T. 39 395 ENORMES RIQUEZAS NATURALES DE MÉXICO APROVECHABLES POR LA SILVICULTURA POR EL DR. SILVIO J. BONANSEA, M. S. A. Al sññoY Ing. (Ion Miguel A. de Quevedo, Director; al Prof. don Ángel Roldan y al muy H. Profeso- rado de la Escuela N. Forestal de México. Con todo afecto. 8. J. BONANSEA. (Sesión del 6 de Diciembre de 1920) La importancia de la Silvicultura es tau conocida que ya no es el caso de tratar aquí de la interesante cuestión forestal en sus múltiples puntos de vista. Mi objeto es sólo llamar la atención de las autoridades y muy particularmen- te de los especialistas en las Ciencias forestales, hacia las enormes riquezas que de una explotación bien dirigida pue- den obtenerse de las florestas mexicanas. Actualmente las publicaciones que hablan de materia forestal, tratan el asunto únicamente en su aspecto princi- pal, es decir, la conservación del bosque y la explotacióü ordenada, racional, sistemática de las florestas, ocupándose esencialmente de la repoblación de los bosques que una in- sensata codicia había talado en casi todo el mundo. Se necesitaba la gran guerra mundial para demostrar que los bosques pueden dar productos secundarios muy im- portantes, quizá de más rendimiento que la leña misma. 39G ÜR. SILVIO J. BONANSEA El cataclismo europeo, entre sus inmensos males, sir- vió también, más de una vez, para poner a la vista el valor grandísimo de ciertas industrias, de ciertas producciones que antes se descuidaban, cosas (jue nadie creía merecedo- ras de atención especial. Algo de estas ventajas tocó a las industrias forestales, y es precisamente con relación a és- tas, que yo deseo llamar la atención de los técnicos me- xicanos. Todas las naciones beligerantes europeas se han visto en la necesidad absoluta de escogitar medios de produccio- nes rápidas y positivas i3ara las imperiosas necesidades de la guerra y para el abastecimiento de las poblaciones civi- les, y de allí que, mientras por una parte se procuraba con- sumir lo menos posible, por otro lado se intentó apelar a los medios posibles para acrecentar rápidamente las produc- ciones. 8i todos los beligerantes se vieron en apuros y esforza- ron, por decirlo así, su inteligencia y su ingenio, por lo que a las florestas se refieren, quizás ninguna nación llegó a ex- plotarlas tan intensa y ventajosamente como lo hizo Ale- mania. Un informe del Prof. Borgmann, de la Academia Fo- restal alemana de Tharandt, informe que fue redactado con el fin de utilizar metódicamente todos los productos secun- darios de las florestas alemanas para aprovecharlos en la gran guerra, hizo revivir en mi memoria muchas considera- ciones que yo había hecho en los para mí dichosos años de 1901 a 1905, cuando con el carácter de naturalista via- jero, tuve la dicha de excursionar en el país y visitar mu- chas florestas vírgenes, lugares (|ue jjrobablemente nunea habían sido invadirlos por el liombre, casi siempre des- tructor. El bien razonado iiil'orme del sabio alemán, hace con- sideraciones tan profundas y tan acertadas, (jue me ha pa- recido útil extractar lo más esencial del trabajo y someter- ENORMES RIQUEZAS NATURALES DE MÉXICO 397 lo a la consideración de los profesionistas forestales mexi- canos, seguro de ({ue sacarán mucho provecho de tal estu- dio, y podrán dar vida a una serie de industrias descono- cidas entre nosotros, formando un programa especial para utilizar muchas riquezas del bosque y de la silvicultura, ri(|uezas (jue hoy día se desperdician totalmente con gran perjuicio para la riqueza pública y la privada. Me limitaré a mencionar algunas disposiciones que, ri- gurosamente aplicadas en México, darían, como han dado en Alemania, grandes utilidades a las industrias, omitiendo las múltiples aplicaciones de la madera en la guerra, por no ser este mi objeto, y llamando tan sólo la atención de los técnicos hacia la intensiva explotación de los bosques sin perjudicarlos, protegiendo su conservación ; tratando de fo- mentar algunas nuevas industrias (pie derivan su vida de la sola explotación y el aprovechamiento de productos se- cundarios de los bosques. A proposición del Prof. Borgmann, fueron expedidos dos decretos que reglainentaron la cosecha de todas las plantas medicinales que crecen espontáneas en las florestas, disciplinándola de tal manera ((ue fuese confiada a los far- macéuticos ancianos y a los maestros de escuela (jue no habían sido llamados a las armas, quienes dependían de las autoridades locales, las (|ue debían proporcionar también vegetales que pudieran suplir a la falta absoluta de té. Por lo tanto, se reglamentó la cosecha y la reciuisición de Tas hojas de aquellas plantas que podían servir como succedá- neos del te, como la Violeta, la Frambuesa, Rosa canina, Zarzamora, Tejocote, Cerezo, Epilobium, etc., mientras que otro decreto imponía la recolección de todas las frutas ali- menticias espontáneas de los bosques ; los nísperos, cerezas, tejocotes, capulines, ciruelas, bayas de enebro, fresas, zar- zamoras, frambuesas, etc., etc. ; así como todos los hongos comestibles, de los que se expusieron profusamente a la vis- 398 DR. SILVIO J. EONANSEA ta del público cartelones ilustrados, catálogos con los nom- bres vulgares, con el fin de instruir al pueblo y evitar la recolección de las especies venenosas. Otra disposición reglamentó la explotación de todos los productos oleaginosos que se pueden sacar, directa o indi- rectamente, de los bosques; y una severa ordenanza preve- nía que era obligación, en donde se desmontaba ini terreno o se talaba un bosque, sembrar el terreno inmediatamente con mirasol, amapola de opio, ajonjolí, lino, etc. ; disposi- ción que abarcó grande extensión de terreno productor de semillas oleaginosas, y en el sólo año de 1916 se habían sembrado más de 30 mil hectáreas ! Un decreto especial reglamentó la cosecha y la requisi- ción de todas las semillas de Fagns, que, como se sabe, son ricas en aceite dulce y muy estimado para la alimentación. Alemania poseía, antes de la guerra, 1.800,000 hectáreas de bos(iues de Fa^gus, que daban anualmente cien mil hectoli- tros de aceite y 250,000 quintales de pasta o tortas precio- sas para la alimentación del ganado. Igualmente se regla- mentó la cosecha y el consumo de las nueces, avellanas, cas- tañas de India, semillas de tila, de tejocote, de piñón, de 03'amel, de calabazas, etc., y cuantas semillas pueden explo- tarse i)ara la ])roducción de aceite. Otra ordeiuuiza federal reglamentó el consumo de los productos de bosque que sirven de alimento, tanto para el hombre cuanto para los demás animales domésticos, pro- cediéndose a la recolección de las castañas, bellotas, al- mendras, procurando el mejor uso de las pastas que se ob- tienen con la extracción del aceite de esas semillas o frutos. Simplemente las plantas medicinales dieron una enor- me economía a Alemania, <|Uf' antes importaba grandes can- tidades de Italia. Francia y E.spaña y pudo así satisfacer sus imperiosas necesidades, aumentadas extraordinariamen- te por los heridos de guerra. ENORMES RIQUEZAS NATURALES DE MÉXICO 399 Un producto secundario, (|ue llamó la atención del mun- do entero, producto auxiliar de la alimentación, fue la fa- liiosa harina de madera, y hacia el fin de 1916 existían ya en Alemania cuatro grandes fábricas que preparaban una harina finísima, que se empleaba mezclada con las harinas usadas para hacer el pan ; y una harina alimenticia para el ganado, preparada con varias especies vegetales, pero principalmente con Erica scoparia, especie que entiendo ha de crecer abundante y espontánea en los terrenos estériles del Oeste y del Mediodía de Alemania. Por último, se pre- paraba una tercera clase de harina alimenticia para el hom- bre, secando y pulverizando grandes cantidades de liqúe- nes cosechados en los bosques. Sabido es por todos, que los liqúenes tienen muchas aplicaciones prácticas, sin hablar del papel que desempeñan en los países muy pobres del Norte, en donde casi no hay vegetación posible y los liqúe- nes forman praderas que alimentan a los providenciales re- baños de Renos. Los liqúenes, xrmy ricos en. almidón y en manita, sirven muy bien para la alimentación del hombre, y hasta para la preparación de una bebida fermentada aná- loga a la cerveza. El bíblico Maná de los Judíos, tal vez no fue más que un liquen, y quizá el Lecanora sculenta, de for- ma granular, tubercular, que llevado por el viento, y de- jado caer, da origen a las famosas lluvias, que aun hoy áia, siguen cayendo, y es recogido para emplearlo como rico ali- mento para el ganado. Las grandes cantidades de madera necesitadas para usos bélicos, producían muchos desperdicios de leña y ase- rrín que se empleó para múltiples aplicaciones, creando industrias que casi parecen inverosímiles. Desde luego se sacaba provecho de todo : la madera buena se utilizaba en la preparación de celulosa para la fabricación de papel, y ustedes saben que aun hoy día llaman poderosamente la atención los trajes y las cuerdas de papel que Alemania fa- bricó durante la guerra. Los desperdicios de esas fábricas, 400 DK. SILVIO J. «ONANREA la leña y el aserrín no aprovechables de otra manera, me- diante especiales tratamientos químicos, se transformaban en una substancia azucarada, especie de glucosa impura (jue se empleó en diferentes usos industriales ! Y como si esto no fuera suficiente, el incansable espí- ritu alemán, aguijoneado por la necesidad, aprovechó en grande escala las hojas secas y caídas de los árboles, ho- jas que eran maceradas en grandes tanijues llenos de agua, y mediante un hongo especial se promovía una fermenta- ción artificial, que permitió sacar grandes cantidades d? grasa y de albíimina de un material que siempre se acos- tumbra desperdiciar por entero. Muchas otras disposiciones sumamente cuerdas y (lue dieron grandes utilidades a la atribulada nación alemana, fueron dictadas para utilizar los forrajes y sostener la in- dustria zootécnica. Leyes y decretos en extremo providen- ciales fueron dictados para explotar la caza y la pesca con el fin de completar la alimentación del hombre, recurrien- do a sistemas sumamente racionales, de modo ([ue las cace- rías y la pesca no sólo no destruían las especies animales, (como desgraciada y vergonzosamente se hace en México), sino «pie se formaron reglamentos tales, (jue obligaban a los guardabosf|ues y a los agentes forestales a pi-oveer arti- ficialmente, durante los crudos inviernos de aíjuellas nor- tenses regiones, de forrajes y de alimentos los lugares más frecuentados por los aninudes silvestres; y i)odría asegu- rarse que, desde la codorniz al pato silvestre, desde la lie- bre al ciervo y al jabalí, todo fue explotado como si :>e tratase de un gallinero o de un rebaño de ovejas zootécni- camente atendido por el ganadero más inteligente y pro- visor. A todas estas disposiciones, ya muy importantes, si- guen otras muchas dictadas i)ara la mejor utilización de todos los terrenos que se desmontaron o se talaron por ne- cesidad de madera y de leña. Tan j)ronto como se utiliza- ENORMES RIQUEZAS NATUR:4LES DE MÉXICO 401 sen, los árboles o las especies forestales que cubrían los te- rrenos, éstos debían inmediatamente cultivarse, en cuanto posible fuere, sembrando cereales y habas ; y es interesante saber que el cultivo de la haba dio resultado hasta en t.^- rrenos turbosos (jue se creían inadecuados para la agricul- tura. Por último, el magistral informe-proyecto del sabio l^rofesor forestal Borgmann, motivó una severa ordenanza disponiendo que todo desperdicio de bos(iue, no aprovecha- ble de otra manera, como ramas secas, aserrín, cortezas, etc., etc., se empleasen para la producción de alcohol. Como se ve, el arte forestal tiene abierto un nuevo ho'^ rizonte, y hoy día las escuelas forestales deben dedicar aten- ción muy especial a las industrias ((ue yo creo se deben lla- mar de química tecnológica forestal, puesto ([ue empezando por la recolección y explotación de las simples hierbas y flo- res medicinales, y siguiendo con las semillas oleosas, los frutos espontáneos, los hongos y liqúenes, para llegar a la producción de aceites, de alcoholes, de esencias, de harinas y de otros muchos productos de alto valor comercial, hay un vastísimo campo industrial para explotarse. Muchos frutos agrios pueden dar apreciables cantida- des de ácidos cítrico, málico, tartárico, tánico, etc. ; y ha- rinas alimenticias si no i^ara el hombre, para (juien es de desear que nunca falten el trigo y el maíz, para los anima- les domésticos sí es deseable se aprovechen los vegetales ricos en grasa y en almidón para convertirlos en lana, gra- sa y carne. La protección de los animales silvícolas y de los peces, es otro punto de importancia colosal para México, pues re- glamentando la explotación. en debida forma, se obtendría grandísima entrada para el fisco, lo que permitiría rebajar las elevadas contribuciones (^ue hoy gravitan sobre indus- trias y artículos de primera necesidad, y se abarataría la carne con la producción en los mercados de pescado y de salvajina barata accesible a todas las fortunas. 402 DR. SILVIO .T. BONANSEA Desde luego, en México, hacemos un gran consumo de leña, lo que causa el constante talado de montes con gran- dísimo perjuicio para la agricultura nacional. Inútilmente se escribe en la prensa ; en vano se habla en Sociedades científicas y se imprimen libros indicando la importancia de los bosques, la codicia humana no cesa de talar, la vandá- lica hacha del despiadado leñador sigue perturbando el equilibrio natural, preparando inundaciones, sequías, hura- canes y fatales alteraciones climatéricas y telúricas. No es aquí tiempo para tratar de la necesidad imperiosa de repo- Dlar nuestros montes; únicamente me permito llamar i.i atención de ustedes sobre la posibilidad, y el deber que te- nemos todos los que nos ocupamos de ciencias aplicadas, de substituir en grandísima parte el carbón yegetal y la le- ña mediante aceites minerales gasificados, y sacando de los desperdicios de las maderas suficiente alcohol para combus- tión y alumbrado. El precio de la leña para combustible aumenta cada día, y naturalmente es estímulo para los egoístas propieta- rios de montes, quienes talan sin misericordia grandes ex- tensiones de arboledas. En cambio, se desperdician las se- millas oleosas de muchísimas especies forestales, semillas que aprovechadas como se hizo en Alemania, darían a Mé- xico una colosal riqueza con producción de capitales fabu- losos representados en aceites comestibles y combustibles. Por ejemplo, México produce bastante uva, jitomate, oj^a- mel, mirasol y muchísimas otras especies espontáneas, cuyas semillas son muy ricas en aceite, entre ellas las semillas del tabaco. Para dar un dato seguro, mencionaré las semi- llas de las uvas, pues muchos experimentos han comproba- do (lue 100 kilos de uva dan Kg. 3,700 de semillas, las que comprimidas en caliente, producen de 11 a 12 por ciento de aceite. Las semillas del Pirú, tan abundantes en México, son completamente descuidadas; muchas especies silvestres do ENORMES RIQUEZAS NATURALES DE MÉXICO 403 Lepidium, (Coclearia del país); de mirasol, de algodón, de amapolas, de Cleome, etc., etc., no son consideradas por na- die, y es mucho si algún botánico las colecciona para sus muestras y herbarios ; pero las semillas de estas plantas con- tienen cantidades de aceite tan considerables que. conve- nientemente extraído, representaría muchos millones de pe- sos que cada año entrarían en la circulación del país bajo diferentes formas, alimentando varias industrias que darían pan a muchas personas. Otras grandes industrias, inexplotadas en México, son las destilerías de plantas para la producción de esencias medicinales y aromáticas. México, el país de las Salvias y de muchas otras especies botánicas ricas en aceites esen- ciales, importa del extranjero sus perfumes, sus esencias, hasta las esencias de naranja, de limón y de lima que tati- to abundan en los bosques de las tierras calientes. ¿Qué más? Mientras el aceite de coco es muy solicitado en ios vecinos mercados del norte, aquí sólo se prepara en corta cantidad del llamado coquito de aceite (Elaeis melanococca, Gaert.) Demasiado ocupé la atención de ustedes, señores con- socios, y no quiero abusar de vuestra indulgencia ; mi ob- jeto fue únicamente señalar las riquezas enormes que hoy desperdiciamos, a la vez que mandamos muchos millones al extranjero para importar lo que deberíamos de expor- tar en grande escala, fomentando industrias nacionales y dando vida a un sinnúmero de pequeñas industrias para cu- ya gestión uo se necesita más que una poca de buena volun- tad, algo de iniciativa, y vulgarización de conocimientos industriales entre las clases trabajadoras. Como miembro que soy de la "Asociación Italiana pro Plantas Medicinales, Aromáticas y otras útües," estoy ges- tionando la exportación a Italia de especies vegetales medi- cinales de México ; y hago votos para que México, esta mi querida patria de adopción, establezca una Sección de Her- 404 1)R. SILVIO .1. BON'ANSKA boristeria en la Escuela N. Forestal, y aprovechando los ade- lantos de la química forestal alemana, se eduque en la prác- tica de la (juímica aplicada a los jóvenes estudiantes, de modo que al salir de la escuela sean verdaderos técnicos capaces de ganarse la vida y de regentear industrias que fomenten la riqueza pública y la privada. Entretanto no olvidéis, señores estudiosos, que es deber del sabio mejorar las condiciones sociales de la humana so- ciedad, y que en México, aun cuando esto parezca uum paradoja, debemos empezar por convencer al público y a las autoridades, que precisa economizar leña y producir aceites y alcoholes baratos para combustibles e iluminación. IMéxico, 6 Diciembre 1920. SOCIÉTÍ: SOIENTIFIQC'E -ANTONIO ALZARE."— MÉMOIRES, T. 39 405 NOTA SOBRE UNA EXCURSIÓN AL POPOCATEPETL 24 al 26 de Diciembre de 1920 POR EL PROF. ELPIDIO LÓPEZ. M. S. A. (Sesión del 3 de Enero de 1921) Desde el mes de noviembre el Sr. Fritz Weitzberg y yo, veníamos proyectando la manera de poder hacer una excur- sión al volcán Popocatépetl, aprovechando algunos días de descanso. Hubiéramos deseado, sin embargo, esperar el buen tiempo, y realizar nuestro deseo en época propicia, previa una previsión lo más completa posible de las condiciones atmosféricas reinantes en un período no menor de tres días ; pero ante las ocupaciones inherentes al cargo docente que desempeñábamos, fuimos obligados por la fuerza de las cir- cunstancias a realizar nuestra proyectada excursión en la Navidad. El Sr, Weitzberg estaba singularmente interesado en observar una región del volcán donde, según sus investi- gaciones, era probable existiera un cráter secundario ; y yo tenía como mira principal el estudio del clima de la mon- taña, aprovechando a la vez el viaje para hacer algunas observaciones hipsométricas y de i'adiación solar. El estado del tiempo en general había sido bueno en los días anteriores a la marcha, y hasta el 23 por la mañana no se presentaba signo alguno (jue hiciera prever un cam- bio violento e inconveniente para el buen éxito de la excur- sión. Sin embargo, el día 24 el tipo de tiempo ya era un 406 ELPIDIO LÓPEZ poco sospechoso, pues al mismo tiempo que un centro anti- ciclónico de gran área descendía por el Valle Central de los Estados Unidos, se presentaba inusitadamente una depre- sión en nuestras costas meridionales del Pacífico. Esto no hizo modificar nuestro propósito, y salimos de la Capital la tarde del día 24 con el objeto de pernoctar en Araecameea esa noche. El grupo de excursionistas s»-* componía de los señores Fritz Weitzberg, Walter Kreutzue, Guillermo López y el que habla. Admirable era el aspecto JuliolWl.—t 30-27 408 PROF. ELPIDU) LÓPEZ Nubes de las clases cirrus-eommunis, cirrus-ventosus, y cirro-stratus nebulosos cubrían va en gran parte el cie- lo, desgarrándose los stratus en los picachos de la monta- ña. El estado del cielo no era sino un nuevo paso hacia el mal tiempo. La temperatura aíin era agradable y el vien- to era sólo una débil brisa austral orginada por la pen- diente de temperatura natural a esas alturas. A las 12h 40m de la tarde llegamos a un lugar llama- do El Paraje, punto adonde se bifurcan los caminos que van a Puebla y al volcán. Se tomó la altura con hipsóme- tro, que resultó ser de 3555m, y algunos minutos más tar- de se pudo observar en toda su grandeza el volcán Popo- eatépetl frente a nosotros. Alcanzamos entonces el nivel inferior de los stratus, (¡ue desgarrados por el viento de montaña corrían como avalanchas por las abras del mon- te. El Cerro que Humea se levantaba ante nosotros como un coloso que quisiera tocar el cielo con su cima. Nieve y hielo a trechos, éste último en mucha mayor cantidad, manchaban sus faldas,- dándole un color gris un tanto mo- nótono. Tal era la majestad de su mole que se antojaba que desde su elevada cumbre se podría contemplar toda la Tierra.... (luizá el Universo. A la Ih lom alcanzábamos el límite superior del bos- que de pinos, (jue ya con anterioridad habían disminuido en altura y frondosidad, haciéndose cada vez más peque- ños, de tronco más y más irregular y retorcido, y dejando claros grandes y numerosos, cubiertos de zacatal seco ; co- mo si al presentir la altura se inclinaran respetuosamente hacia el suelo. Los fracto-stratus ascendían de las abras como fantasmones blancos em])ujados por fuerza invisible. Los .S700 metros de altura sobre el nivel del mar, se pasaron a la Ih 20m de la tarde, y veinte minutos después teníamos a la vista, a luiestra izciuierda, el Valle de Cal- pulálpam. Próximo a nosotros se alzaba ya el cerro de NOTA SOBRE UNA EXCURSIÓN AL POPOCATEPETL 409 ■ .^___^_ Tlamacas. A lo lejos, hacia el Norte, limitaba el horizonte las azules montañas que forman la cordillera de Tlaxco con la alta y hermosa peña del Rosario. Atrás el Ixtaecihuatl, majestuoso e imponente también como su compañero, lucía su nivea vestidura y sus picachos al parecer iimaccesibles. A las 2h 5m un nuevo cambio de panorama tan interesan- te como los anteriores: el Valle de Puebla estaba a la vis- ta con la Malinche sirviéndole de horizonte oriental. Lle- gábamos entonces al límite de las arenas volcánicas, y en- tramos en campos de ellas, ligeramente rizadas por el viento. Al fin, a las 2h 15m de la tarde, alcanzábamos el pa- raje de Tlamacas, a una altura de 3867 metros sobre el ni- vel del mar, según las observaciones hipsométricas practi- cadas esa misma tarde. Este paraje, lugar obligado d;? refugio para pasar la noche, se encuentra situado en una hondonada a pocos pasos del límite de los hielos del Po- po, y hasta donde llegan los últimos y ratiuíticos pinos, separados de trecho en trecho por grandes zacatales o por espacios cubiertos de arenizca volcánica. Unas míseras chozas construidas, entre los troncos de estos últimos ejemplares de la flora de la montaña, con ramas entrelazadas y zacate en abundancia a guisa de te- cho y de lecho, sirven de improvisado dormitorio a todos los excursionistas qué se aventuran a visitar estas soleda- des, atraídos, como nosotros, por el deseo de estudiar o por simple curiosidad de turistas. Hasta aquí terminó nuestra jornada en mxila, pero apenas tomamos ligero alimento salimos a pie hacia el ven- tisquero del Fraile, que se miraba como un pico de granito en lo alto de la cuesta ([ue formaba el horizonte occiden- tal. A las 4 de la tarde alcanzábamos el pie del ventisque- ro y la cima de un precipicio a la vez, donde el señor Weitzberg se proponía hacer determinada serie de inves- tigaciones de orden vulcanológico. Yo me dediqué a otra 410 PROF ELPIDIO LÓPEX clase de estudios, comenzando desde allí una serie de ob- servaciones de carácter climatológico con el objeto de co- nocer algunos importantes detalles del clima de montaña. El termómetro se mantenía entonces próximo a 0\ pe- ro sin alcanzar aún esta temperatura crítica del agua. Los stratus, desgarrados siemipre por un ciento ascendente de montaña, pasaban envolviéndome y precipitándose en cas- cada liacia el noreste. La humedad del aire era débil, osci- lante entre un 50 y un 55 por ciento a lo más. La altura medida fue de 4177 metros sobre el nivel del mar. Unas de las causas que con especial interés me lleva- ron al pie del ventisquero, fue la de saber el por qué de la desaparición de la nieve del volcán, ahora cubierto en su mayor parte por una gruesa capa de hielo endurecido que brillaba a la luz solar, como si el cono volcánico hu- biera sido hábilmente barnizado. Se dice con insistencia que este fenómeno de la desaparición de la nieve se debe a la actividad en que se encuentra, pues se supone que la temperatura del cono volcánico ha sufrido un aumento que no le permite conservar nieve en su superficie. La respues- ta, lejos de satisfacer a los principios de la ciencia, está en contradicción con las leyes físicas ; pues si la nieve se licúa al contacto de superficies cuya temperatura es supe- rior a O ', o bajo la influencia de una atmósfera llena de vapores en las mismas condiciones de calor, con mayor ra- zón le sucedería al hielo que cubre en gran parte la falda inhiesta del cono volcánico, que requiere para su manteni- miento temperaturas inferiores al punto de congelación. Ahora bien, se observa que las fumarolas (|ue lamen frecuentemente la superficie del volcán no llegan a fundir la capa de hielo (|ue la cubre; y si orientadas por el vien- to forman un manto horizontal a grande altura, su efecto no puede ser otro que el de dismiiuiir la transparencia del aire, y por lo tanto atenuar el valor de la radiación solar. NOTA SOBRE UNA EXCURSIÓN AL POPOCATEPETL 411 Sabido es que para que haya formación de nieve, es condición indispensable que la condensación por enfria- miento sea lenta y progresiva; pues si, por lo contrario, se verifica ésta rápidamente, estando en estado de sobre- fusión las gotitas de agua que constituyen las nubes, id contacto con un cuerpo sólido se solidifican inmediatamen- te recubriendo poco a poco el cuerpo de una capa de pe- queños cristales de hielo, tal como se observa en el Popo- catépetl. Así pues, los vapores que arroja el cráter, lejos de licuar la nieve ya formada, la endurecen rápidamente al evitar el enfriamiento lento de las capas de aire próximas a la superficie del cono volcánico ; o bien impiden su for- mación por la propiedad que tienen de atenuar la radia- ción solar. Antes de descender de esta altura a que habíamos lle- gado, pude oír claramente los silbidos que salían del cráter del volcán al arrojar la nube de vapores que aparecía de tiempo en tiempo. En ocasiones parecía semejante al redo- ble de un tambor o al silbido del vie'nto ; pero cuando la cantidad de vapores era mayor, el ruido era igual al del tiiieno que retumba en las concavidades de la montaña du- rante una tempestad de calor. Al caer la tarde descendimos del ventisquero hasta nuesro improvisado albergue en Tlamacas, donde nos es- peraba una buena hoguera, encendida por los guías junto a una de las chozas allí distribuidas. Tan luego como la noche cayó sobre nuestro campa- mento el termómetro descendió a 0°, y el ambiente se tor- nó en extremo desagradable. Un viento del SW comenzó a soplar moderadamente desde las ocho de la noche, y a me- dida que el tiempo avanzaba, su velocidad subía regular- mente y de prisa. Hacia las 91i 30m el viento alcanzó a ser fuerte ; y a la luz de la Luna en llena pudimos observar que nubes cirrus-ventosus corrían rápidas del SW, al mis- 412 PROF. ELPIDIO LÓPEZ rao tiempo que densos nubarrones de los tipos inferiores avanzaban por el Oeste, trasponiendo la cresta del ventis- quero. Minutos más tarde el viento arreciaba aún más; de fuerte pasó a violento, y una tempestad de nieve se nos echó encima. Confirmamos entonces nuestra previsión-: La depresión del Pacífico adquiría su máxima intensidad, con- tribuyendo a la formación de una fuerte pendiente baro- métrica, que dos días después daba origen a la primera on- da fría de este Invierno. El viento, casi huracanado en algunas de sus rachas más fuertes, producía ruidos poco tranquilizadores entre el follaje de los pinos que nos rodeaban, confundiéndose con es- tos ruidos los que nos llegaban del cráter del volcán. Por momentos semejaban unos y otros el paso de un pesado tren de carga sobre un puente metálico, el ronco retum- bar del trueno, el estrepitoso rodar de cien carretas sobre un mal empedrado ; y cuando pasaban ráfagas de gran ve- locidad, claro se distinguía su rápido alejamiento hacia el abismo, llegando hasta nosotros el estrépito cada vez más lejano que éstas originaban en el espeso bosque que se ex- tendía a nuestros pies. El viento duró toda la noche, arreciando la nevada en la madrugada del día 26. Al amanecer todavía podían re- gistrarse algunas rachas de viento fuerte, que nos impidie- ron continuar la marcha hacia el cráter del volcán. La tem- peratura se mantenía abajo de 0°, los nublados invadían tanto el Valle de México como el de Puebla, y los cirrus seguían moviéndose de prisa. Todas las probabilidades eran de ([ue el mal tiempo no hacía sino empezar, y (jue lo pru- dente era dejar el cami)o libre a la boirasca. A las 9h 30m de la mañana se emprendió el viaje de regreso, el cual se hizo sin novedad alguna digna de men- ción ; y cuando de vuelta en la Capital pudimos orientar- nos sobre la situación dinámica reinante en las capas bajas NOTA 80BRE UNA EXCURSIÓN AL POPOCATEPETL 413 de la atmósfera, comprendimos lo aceitado de nuestro re- greso, pues la pendiente barométrica era de 1.8, presentánr dose el tipo característico de las nevadas en la Mesa Cen- tral. Entonces se tenían ya todos los datos para prever que ía onda fría que se avecinaba era la más intensa del año, así como que era probable que dada su intensidad bajaría hasta el Valle, con su acompañamiento de nevadas en las montañas y fuertes heladas a continuación. Y en efecto, así sucedió. México, 31 de diciembre de 1920. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE".— MÉMOIRES, T. 39 415 MUSEOLOGIA LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA (1) POR JESÚS GALINDO Y VILLA. M. S. A. Profesor decano del Museo Nacional de Arqueologi'a, Historia y Etnología : ex- Di rector de este Instituto y de la Academia Nacional de Bellas Artes I LOS MUSEOS La extrema importancia que viene asignándose al mu- seo moderno, ya sea desde el punto de vista científico o artístico, y del industrial y comercial, pero más que nada como centro educativo e instructivo de primer orden, me mueve a ocuparme en determinadas generalidades sobre este linaje de instituciones, que ya han merecido la aten- ción de nuestros hombres de estudio ; y recientemente las juiciosas indicaciones y apreciaciones de un espíritu cul tivado, lleno de entusiasmo y de fe por el avance de los acontecimientos humanos, en nuestro medio intelectual tan pobre y tan lleno de anemia. (2) (1) Trabajo inédito, leído por su autor en las sesiones que celebró la Sociedad Científica "Antonio Álzate", el 6 d^e di- ciembre de 1915 y el 3 de enero de 1916. (2) Dr. Alfonso Pruneda. — Algunas consideracionos sóbrelos Museos. Estudio de introducción presentado a !a Sociedad Me- xicana de Geografía y Estadística. — México, 1913. 416 PROF. JESÚS GALINDO Y VILLA Es verdad que aim en brega absoluta contra la falta de estímtilo y frente a la eterna lucha de las pasiones y do las pequeneces terrenas, hay en México grupos de hom bres especialistas que lejos de todo fin de lucro y por amor verdadero a lo que es casi exclusivo objeto de sus afanes, han venido manteniendo el fuego sagrado del arte o de la ciencia en el seno de nuestros museos. El sumo cuidado con que los gobiernos extranjeros atienden generalmente a los museos, las sumas fabulosas que en algunos se invierten, como por ejemplo, en el gran Instituto de South-Kensington, en Londres, que posee una asignación anual por parte del Gobierno Británico de . . . £600,000 o sean 15.000,000 de francos ; la preeminencia que tienen dentro de las mismas ciudades, ocupando grandio- sos palacios, ya sea adaptados como el del Louvre o espe- cialmente construidos como la rica Pinacoteca de Munich, o los Museos de los Estados Unidos ; la escrupulosa selec- ción de su competentísimo personal docente a cuya cabe- za figuran los hombres de ciencia de reputación univer- sal, como lo han sido los egiptólogos Mariette y Maspero, o artistas distinguidísimos y eruditos como los Madrazos, encargados que fueron del soberbio Museo pictórico del Prado de la Capital de España ; el deseo fervoroso de to- dos los viajeros cultos, de todo hombre ilustrado, de re- correr las galerías de esos planteles, para instruirse con sus enseñanzas, o deleitarse ante las obras de arte o remon- tarse a tiempos pretéritos y vivir la vida de centenares de años atrás, todo ello nos hace pensar en el inmenso va- lor técnico de los Museos y en los fines prácticos y utili- tarios— en el sano sentido de este término — para los que han sido instituidos. * * # ¿Qué es, ante todo, un Museo? En parte alguna del mundo — aun cuando parezca exagerada la expresión — creo LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 417 que hay tanta ignorancia sobre el carácter genuino de los Museos y de su alta y noble finalidad, como en México. No ha sido para nosotros, ese soñado "templo de las Musas," "el gabinete de estudio del hombre de ciencia o de letras y el foco del trabajo del artista," sino el alma- cén de curiosidades inservibles ; la bodega de lo inútil ; el rincón para depositar todos los desperdicios de cosas viejas. ¿Qué podré agregar a la calurosa defensa que, por ejemplo, hizo de nuestro antiguo Museo Nacional la be- nemérita Sociedad Mexicana de Historia Natural, ante la Cámara de Diputados, (1) cuando se pretendió, en 1881, suprimir nada menos que el personal y los gastos del plan- tel ; es decir, todas sus fuentes de prosperidad, de fomen- to, de conservación y de recursos? Entonces, la Sociedad sintetizó en un estudio dirigido a aquel alto Cuerpo, lo que era y lo que debía ser un Museo. Concretándose al nues- tro, citado, recordaba que se fundó para la investigación científica : para el estudio de la flora y de la fauna mexi- canas, de los minerales, de la estructura de la costra te- rrestre y de nuestras antigüedades, como fuentes de infor- mación y documentos para esas investigaciones. Colecta-', clasificar metódicamente para servir a la vez de enseñan- za popular y de estudio al sabio, al erudito, son los fines principales — decía la Sociedad — de todos los Museos del mundo. Los trabajos de selección y de clasificación requie- ren gran suma de conocimientos y dilatada práctica, y aquéllos — los conocimientos— se obtienen a fuerza de es- tudio y de prolongadas vigilias. Por eso todos los gobier- nos de los pueblos civilizados protegen, a porfía, los Mu- seos, dotándolos con verdadera esplendidez, sin considerar jamás superfino, por cuantioso que sea, ningún gasto im- (1) El Museo Nacional. — La Sociedad Mexicana de His- toria Natural a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. — México 1881. 418 PHOP. JESÚS GALINDO V VILLA pendido en la conservación y en el prog-reso de los esta- blecimientos en donde el viajero encuentra reunidos, cla- sificados y estudiados, los varios productos del suelo, y en donde palpa y examina de bulto los progresos de la civi- lización, el origen, las costumbres, las mutaciones, las ten- dencias y los progresos realizados por los aborígenes y poí* todas las razas que a ellos sucedieron ; es el museo, la his- toria viviente y la voz de las generaciones que fueron ; retrata la civilización y el carácter de las presentes, y re- coge cuidadoso las reliquias de las venideras. No sólo el sabio encuentra en los museos motivo de estudio y asun- tos de investigación ; el pueblo, por indocto que sea, ha- lla también la más completa instrucción objetiva, la que, hablando a los sentidos, despierta su inteligencia y pone en ejercicio su razón, sin necesidad de fatigosos estu- dios en los libros, no siempre al alcance de muchos de los concurrentes a los museos. Ninguna enseñanza es de más fructuosos resultados que la que pone a la vista los hechos y los objetos en que se ocupa. Las más arduas explicacio- nes, la disertación más luminosa, no dejan tan profunda huella como la demostración práctica que pone al oyente en aptitud de examinar la bondad de las teorías, y por ?í mismo analiza y estudia las relaciones que entre sí guar- dan los hechos que se le refieren. La observación propia es siempre origen de útiles deducciones y contribuye al escla- recimiento de la verdad. A fines tan provechosos satisfa- cen cumplidamente los Museos; son, por decirlo así, libros prácticos en donde el pueblo ve la ciencia de bulto. (1) Las anteriores consideraciones ; el concepto moderna de Museo, o más bien dicho, la idea nueva que de esta institución se tiene; los trabajos que se han emprendido en los nuestros y la importancia (jue van adquiriendo loí ya establecidos en la Ciudad de México, no sólo permiten (1) Pruneda. — Algunas consideraciones sobre los Museos. LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 419 sino que aún obligan a rectificar el falso concepto que de ellos se tiene, a fijar su carácter técnico y a señalarlos co- mo centros indiscutibles de educación y de instrucción. * * * Por lo que brevemente acabo de exponer, puede acep tarse la definición de Museo, en general, tal como bajo esa- idea nueva se considera en la actualidad. Museo es, pues, una institución destinada a guardar cuidadosamente todas las obras humanas, tanto científicas como artísticas y muchas de la naturaleza, que interesan al hombre; y pa- ra preservarlas de la destrucción y contribuir por medio de ellas a la cultura social. (1) Por tanto, el Museo ideal — rcouxo se ha hecho not'^r— abarcará todos los dominios de los conocimientos huma- nos; lo que hace arbitraria en cierto modo la separación que, por diversas circunstancias, existe comunmente en- tre los Museos de ciencia y los de arte. En efecto, en un Museo, deberíamos encontrar sistemáticamente exhibidos, desde el ejemplar anorgánico, la roca, el mineral, el metal, hasta el más perfecto etnográfico, es decir, la historia de la Tierra, y desde la Prehistoria con su cortejo de teorías y de fósiles, (2) hasta lo que el hombre fabrica o elabora en nuestros días. Pero si esto es imposible prácticamente, en cambio la coordinación, la unidad, el encadenamiento científico o artísticos, debería alcanzarse haciendo depen- der todos los Museos de un centro directivo común. (1) Loe. cit. (2). — Viene desde hace tiempo tildándose de errónea, eti- mológicamente, la denominación de Prehistoria (antes de la Historia) y, por tanto, la de tiempos prehistóricos, denomina- ción que, como dice Altamira en su Historia de España, se presta a falsas interpretaciones; pero no se ha querido dar, 420 i'Koi'. JESÚS (íalixdo y villa Prescindiendo de hacer la historia del Museo, en ge- neral, pues sabemos bien que esta clase de instituciones es relativamente reciente en la forma y organización que hoy tienen ; y sin hacer mérito de las obras de arte o de los restos materiales históricos que desde los mejores tiem- pos atenienses y de la época de Pausanias, ya se colocaban en plazas y en calles a la pública expectación, el término Museo se aplica actualmente : 1.° A la institución que contiene una gran colección de objetos de arte o de ciencia ; 2.° A instituciones destinadas a dar a conocer los pro- ductos de los países para la industria y el comercio, y que forman a manera de exposiciones permanentes. En consecuencia, se impone la siguiente división na- tural : 1. Museos Científicos; 2. Museos de Arte ; 3. Museos Comerciales e Indvistriales. Dentro de esta división, cabe la de Museos generales y Museos especiales. Atendiendo, en consecuencia, a la complexidad de los conocimientos humanos y, por tanto, a la naturaleza in- trínseca de los objetos de exhibición, y a los fines del Mu- seo, intentaré presentar como ejemplo de clasificación el cuadro siguiente y que expongo tan sólo para ilustrar el punto, y siti presunción alguna: sin embarg:o, a ese término tal sentido, según advierte el pro- pio estudioso autor, sino el de referirse a tiempos en que no existían aún testimonios literarios escritos (narración histó- rica de la vida de los pueblos), pudiendo utilizarse tan sólo los restos materiales que son documentos inapreciables para la Arqueología prehistórica. Desde este punto de vista, es per- fectamente admisible, en mi concepto, un museo ya sea de Prehistoria general, o de Prehistoria especial o particular. LOS MUSEOS Y SCJ DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 421 íBiología Historia natui'al Antropología General Generales -j Etnografía General Prehistoria General Historia General [ Arqueología General Museos Científicos í Mineralogía Geología Paleontología ^ Pal I Pal Paleontología eozoología Botánica -Jardines Zoología-- Jardines Antropología física 5 Gran ^Anti Botánicos Zoológicos aneología roponietrla Etnografía regional (Mexicana) Prehistoria r^-gional (Casas Grandes) I Epigrafía ! Nixmisniática Historia pariicular I Heráldica I Iconografía l^Etc. Especiales i (Mexicana Arqueología particular (Azteca I Maya Mixteco-Zapoteca { Tarasca I Totonaca Paleucana Etc. Anatomía humana ■ Egipcia I Asirla (Cristiana & ^ Normal '^ Patológica Anatomía comparada Museos escolares Museos pedagógicos Artillería y Marina (Desde el punto de vista neta- mente científico) Etc. Museos Artísticos Artes Plásticas Arte Industrial (Arquitectura 1 Pintura I Escultura [ Grabado í Indumentaria ! Mueble { Panoplia j Eborarii ( Orfebrería 422 PROF. JEsrS GALIXDO Y VILLA Museos Comerciales o Industriales Museos diversos í Tecnológicos ! Forestales I Electrotécnicos I De Minas f Historia de Ciudades i Postales ; Sociales (como el del Conde de Chambrun en París) I De imágenes (Figuras de cera) [Etc. Un Museo Ideal sería, de consiguiente, un Museo ab- solutamente completo, de Astronomía y de Historia Na- tural propiamente dicha; y comprendería la más variada suerte de ejemplares de toda especie, distribuidos según todos los conocimientos humanos (originales, copias, foto- grafías, dibujos, esquemas, cuadros, etc., etc.) Así, verbi gratia, tendríamos : I.^ astronomía.— El Universo en su conjunto. II.— HISTORIA NATUKAL Biología. (La Ciencia de la vida). 1 Historia de la !■ Tierra ( í Geología A)- ; Mineralogía I Paleontología I B)-Botánica. — El mundo vegetal. — Floras . C)-Zoología. — El mundo animal. — Faunas ÍEl Hombre con todas las infinitas mani- festaciones de su actividad, desde su aparición solare la superficie de la Tie- ira hasta el momen- to actual. — Artes, Ciencias, Industrias cuadro completo de las Civilizaciones. D)- Antropología (Tomada en su más am- ]ilia acepción, como la cien- (•ia del hom- bre). * * * Por otra parte, los Museos escolares, cuyas coleccio- nes de objetos los más variados están formados — como es LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA^ E INSTRUCTIVA 423 bien sabido — en las escuelas primarias, "frecuentemente por los profesores, con ayuda de los alumnos, y general- mente con productos de la región donde está la Escuela, son accesorios indispensables de la lección de cosas de crea- ción moderna, su papel es importante en los actuales sis- temas de enseñanza: los sostienen para su prosperidad, el Estado o el Municipio." El tipo de Museo Pedag-ógico, es el de París, creado (1879) para ayudar en sus investigaciones a cuantas per- sonas se consagran a la enseñanza primaria. Encuentran en él todos los libros y documentos que pueden interesar- les; los objetos de mobiliario y material escolar, instru- mentos eientíñcos, etc. : provisto, además, de su biblioteca circulante que se compone de libros destinados a ser pres- tados en todo el país. Los Museos Comerciales están destinados a dar a co- nocer los productos de los países para el consumo de la industria y el comercio (Tecnológicos), y constituyen una exposición permanente. En varios países han adquirido un importante desarrollo. También a ciertos Museos se les ha dado el nombre, bastante correcto, de Conservatorios; a nuestro Museo Na- cional se le llamó en sus orígenes, Conservatorio de Anti- güedades; porque también están aquellas instituciones destinadas al progreso de las Artes, a propagar su ense- . ñanza y a fomentarla por todos los medios posibles ; si bien actualmente se restringe el término, aplicado a las artes industriales o al arte divino de Euterpe. Los Gabinetes son pequeños museos o colecciones de útiles, aparatos, instrumentos o ejemplares pertenecientes a algunas ciencias y que existen en determinados centros docentes, tales como los Gabinetes de Física o de Historia Natural. Mem. Sor. Álzate. — lC-Julio-W21.—t. 3U— 28 424 PROK. JESÚS OALINDO Y VILLA A cada Museo importante va siempre anexa una bi- blioteca especialista, que es el complemlento obligado e in- dispensable de toda institución docente. Hay también ciudades enteras, que son verdaderos Museos: nadie negará este carácter a las ciudades de Ro- ma o Florencia, a la de Toledo en España o a la Ciudad muerta de Pompeya en la propia Italia. II LOS FINES — LOS MEDIOS Hemos dicho que un Museo recoge, clasifica y conser- va los objetos que exhibe al público ; por tanto, hay dos cuestiones que desde luego surgen, cada una con su impor- tancia esencial : los Fines que se propone la institución .il organizarse, y los Medios de que dispone para llegar al re- sultado práctico de esos fines. Veamos cada una separadamente : FINES Claramente se ha asentado que el objeto de los Mu- seos es el de la cultura general ; es decir, enseñar. Pero la función pedagógica comprende otras dos que, si bien son distintas, casi siempre caminan paralelas : la educación y la instrucción, que con frecuencia se las confunde. La educación es tanto o más importante que la ins- trucción : la primera, es de detalle fundamental para lle- gar a establecer los principios de perfeccionamiento del hombre ; mientras (pie la segunda se consagra a formular ios preceptos que deban practicarse para realizar el fin de la enseñanza. (1) (1) L. E. Ruiz. — Pedagogía. LOS MUSE08 Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E TNSTRUCTIVA 425 Así se educan, como todos lo sabemos, las facultades físicas, morales e intelectuales del individuo, por una se- rie sucesiva de ejercicios constantes ; se educan las facul- tades sensorias, las locomotrices, la actividad; la vista, el oído, el gusto ; la percepción, la atención, la memoria, la imaginación, el raciocinio, la abstracción ; se educan los sentimientos, la voluntad, el carácter; hay educación reli- giosa, como la hay cívica (no confundirla con la instruc- ción) o la estética. Se educan asimismo, el lenguaje, los modales, el mo- do de conducirse en sociedad, hasta la manera de andar en las calles, y cuántas veces, más que una instrucción sin educación, ésta última es la médula de la felicidad del in- dividuo. En efecto, está demostrado que la instrucción ais- lada, si no se la integra con una educación sabia y pro- funda, perjudica a ese individuo y puede llevarlo hasta el más punible delito, . como lo comprueban las estadísti- cas de la criminalogía. Por eso los moralistas, los psicólo- gos, los pedagogos, exclaman sin cesar : educar, educar, educar. La música de los buenos maestros, bien escuchada de continuo, llega a refinar el oído, el gusto, el sentimiento estético ; y esta refinación, es educación ; la vista frecuen- te de pinturas, de esculturas celebradas, de edificios ma- jestuosos, y de indisputables bellezas, como una catedral o un palacio educarán a ese precioso sentido, el gusto mis- mo y el sentimiento estético también, al par de la percep- ción, de la atención, de la imaginación, y aun la abstrac- ción hacia el objeto de nuestro examen, que puede llegar a absorbernos aislándonos momentáneamente de cuanto nos rodea. Nada hay comparable con la observación y la con- templación de la Naturaleza como medio educativo ; el mo- vimiento grandioso y mudo de los astros ; la distribución de las especies vegetales y animales sobre la superficie de nuestro mísero globo ; el encadenamiento admirable de los 426 PROF. JESÚS G ALINDO Y VILLA seres organizados desde la insignificante celdilla hasta el hombre, superior a todos por el brillo de su inteligencia y por su facultad de comunicación por medio de la pala- bra hablada, todo ello despierta en nosotros la noción edu- cativa del orden, de la armonía, en medio de tanta com- plexidad, de la existencia de leyes incomparables que go- biernan el Universo entero ; concepciones (pie nos discipli- nan y acostumbran a la vez, a sujetarnos a nosotros mis- mos, a métodos y orden de vida y de trabajos. Todos sentimos la emoción del patriotismo o de la ad- miración ante el retrato de un héroe o por la representa- ción de un hecho de armas glorioso, o ante un monumen- to conmemorativo, y si a la vista de esas imágenes recor- damos de viva voz o en forma perdurable, con una leyenda o una simple etiqueta, la vida de aquel héroe o los episodios de esa batalla, abriremos de par en par las puertas a la curiosidad histórica, al evocar nombres, fe- chas, lugares, anécdotas ; templaremos las cuerdas del ci- vismo, y si multiplicamos los objetos y el ejemplo y nos ejercitamos frecuentemente en su contemplación y en sa análisis, iremos educando, sin darnos casi cuenta, la volun- tad y el carácter, con lo cual llegaremos a ser buenos ciu- dadanos y a poseer la noción de la Patria, que es tan vaga en ciertos espíritus, pero que en ellos está latente y pue- de exteriorizarse en eual(]uier momento. Y ¿qué mejor enseñanza (|U0 la ])roporcionada por un Museo, i^uesto que es esencialmente objetiva? Con ésta se obtiene el desiderátum de la pedagogía : la educación múl- tiple y simultánea de la atención, de la abstracción, de la vista, de la percepción, del sentimiento estético, del racio- cinio ; en suma, de las facultades en general, de consuno con el desarrollo paralelo de la instrucción. Sería ocioso (pie confirmáramos con mayores ejemplos tales aseveraciones, después de lo (pie hemos pretendido fijar,- sobre las altas funciones pedagógicas de los museos. LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 427 Supongamos, empero, una visita a las salas de escul- tura de nuestra Academia de Bellas Artes, y otra a las de Pintura : si se hace por abstraer al individuo hacia una escultura, se irá acostumbrando a fijar la atención y al par la vista, sobre la actitud, el modelado, la anatomía de las formas, la delicadeza y mobilidad o rigidez de las líneas (percepción) ; la belleza del ejemplar, la del mismo material (mármol o bronce) de los modelos; se exaltará el sentimiento estético y el gusto se irá conformando. Un cuadro de cualquiera naturaleza que sea, despierta la aten- ción: sobre si están fielmente representados los objetos so- bre el lienzo ; si los colores, las luces y el conjunto son ver- daderos, y así la vista, la atención, la percepción nos educarán la apreciación y el juicio estéticos, etc. Ahora bien ; si la escultura se llama Moisés de Miguel Ángel, gloria del Reuacimento italiano, o el paisaje Valle de México, por José María Velasco, discípulo distinguido del paisajista milanés Eugenio Landesio ; y un cuadro que examinemos el Padre Las Casas, de Félix Parra, todo ello nos hará entrar en una serie de análisis y consi- deraciones, para poner en actividad lan función instruc- tiva, del Museo, porque nos recuerdan o nos darán a co- nocer, épocas históricas, escuelas artísticas, personajes, maestros, artistas, etc. A muchas personas ilustradas he oído decir ante nues- tros monolitos arqueológicos: "'eso es pavoroso; no hemos visto esculturas más deformes y horribles." En este caso ha faltado educación e instrucción en la materia ; pues cuando a esas mismas personas se les han ido mostrando sucesivamente las bellezas de las formas, las grecas, y cur- vas, el movimiento de las líneas y de las superficies escul- pidas, etc., han quedado asombradas de lo que antes su no educada percepción no alcanzaba; de lo que el ojo no veía; del heriatismo solemne, inmutable, como el majestuoso 428 PKOF. JEsrs galindo y villa egipcio, que rige a las innumerables figuras de nuestras ci- vilizaciones prehispánicas. ¿Quién negará la belleza y el primor, después de ese análisis, a los bajos relieves del Palenque, al Calendario Azteca y al Océlotl de la calle del Reloj ? Y si también an- te esos ejemplares nos ponemos a disertar sobre los impe- rios desaparecidos, cuj'os restos palpitantes contemplamos, se agolpan en nuestra mente toda su organización sorpren- dida por la falange de Cortés; su religión, su calendario, su escritura jeroglífica, su historia, en último análisis; y así la enseñanza, es decir, la función pedagógica quedará consumada. La contemplación de la Naturaleza, llama fuertemen- te la atención de todos los espíritus por más incultos (jue sean, y contribuye, como antes decía yo, a disciplinar has- ta las mismas acciones humanas con el método y el orden. ¡Cuan eminentemente educativo y profundamente instruc- tivo es un Museo de Historia Natural! Sus cuadros gene- rales son las síntesis de la vida del Universo : sus detalles, innumerables ejemplos que imitar, j A (|ué serie de estu- dios, de exámenes, de consideraciones, de investigaciones, se presta la infinita variedad de rocas, de plantas y ani- males! Basta una simple visita, bajo una hábil dirección, para que la inteligencia menos pulimentada pueda enten- der desde luego la gran división entre el mundo anorgá- nico y el orgánico, entre los vertebrados y los invertebra- dos ; y al despertarse la curiosidad y repitiendo visitas y explicaciones con cierto método y constancia se obten- drá satisfactoria instrucción objetiva acerca de clases, ór- denes, familias, géneros, especies, etc. ; sobre usos, costum- bres, caracteres y aplicaciones respectivas ; Morfología, Anatomía, Fisiología, etc. Debe decirse con verdadero beneplácito, ({ue el actual Director de Estudios Biológicos, (pie lo es también del Mu- LOS musp:os y si' doble punción educativa e instructiva 429 seo Nacional de Historia Natural, (1) ha sabido dar a éste un carácter práctico, a la vez que educativo e instructivo, por medio de letreros, de etiquetas, de referencias de to- das clases y al alcance de todos los intelectos ; al grado de que el arreglo de las colecciones de ese Museo y sus indicaciones, pueden tomarse como un modelo digno de to- do encomio y de imitación en los demás planteles simi- lares. "El Museo, — dice el Dr. OsbOrn, (2) — no debe ser un santuario ni una caja fuerte para guardar objetos raros, curiosos o de valor; no es una fuerza conservadora, es una fuerza siempre en movimiento hacia el progreso;" y esta fuerza educativa progresista, se realiza en dos direcciones : a) En la de la investigación, b) En la de la enseñanza. Como centro de investigación, hace valer activamente los materiales (pie tienen guardados, poniéndolos a dispo- sición de los sabios y de los hombres de estudio, (pie en- cuentran en ellos fuentes de fecundas inducciones. Como centro de enseñanza, vemos que realizan una labor calificada ya de primer orden. El mismo Osborn, agre- ga: El Museo no es un lujo de civilización, sino una fuer- za esencial y vital en la ilustración del pueblo." "Tiene (esa institución) — dice el Dr. Pruneda — una cualidad par- ticular: enseña como la naturaleza, hablando directameji- te al espíritu ; el Museo tendrá éxito, si enseña ; fracasará prácticamente, si sólo divierte o interesa al pueblo, y fra- casará en lo absoluto si solamente mistifica. El museo, pues, debe ante todo ser un centro de educación pública y para ello no debe desperdiciar ninguna de las oportuni- dades que se le presentan, ni dejar de aprovechar todos los valiosos recursos de que se disj^one. Debe abrir sas (1) El Profesor D. Alfonso L. Herrera. (2) Pruneda, Loe. cit. 430 PKOF. JESÚS GALINDO Y VILLA puertas a todo el mundo. En ninguna parte la educacioa encontrará mejor terreno que en un museo, por su objeti- vidad." Los museos, como moralizadores del pueblo, apartan a éste de los lugares perniciosos, de las tabernas y de los garitos; y como observa el mismo Dr. Pruneda, estrechan los lazos de la familia que acompaña al padre ; elevan el espíritu por la contemplación de las maravillas de la na- turaleza o de los prodigios del arte. El distinguido etnólogo Dr. Franz Boas, que varias veces nos ha visitado y que recientemente fue Director de la Escuela Internacional de Arqueología, dice refiriéndo- se a la doble labor educativa e instructiva de las institu- ciones que nos ocupan: "No hay que desperdiciar el valor de un museo como medio de distracción popular, especial- mente en una ciudad populosa, en donde debe aprovechar- se toda oportunidad para dar empleóla los ratos de ocio del pueblo, en un ambiente sano y estimulante; en donde cuabjuier atractivo que se le presente puede contrarrestar la influencia de la taberna y del atavismo, lo cual es de grande importancia." (1) MEDIOS Acabamos de exponer las siguientes verdades: (pie el museo tendrá éxito si enseña; (jue .fracasará prácticamen- te si sólo divierte c interesa al pueblo; que fracasará en lo absoluto si solamente mistifica. En consecuencia, para alcanzar lo primero, todos los esfuerzos deben concurrir a poner en juego cuantos niedios estén al alcance de esas instituciones. Dos son los resortes poderosos o medios esenciales de que disponen para esta altísima labor educativa, como di- (1) Uok'tín de Instrucción Pública.— México, IX, p. 382.— "Algunos principios soijre la administración de los Mu.seos." LOS MUSEOS Y STT DOBLE BT'Nt'IÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 431 ce con acierto el Dr. Priineda : sus profesores y sus ejem- plares. Es tan importante cada una de estas cuestiones, que merecen capítulo aparte, respectivamente. III LOS PROFESORES Tal vez sea oportuno volver a insistir aquí en el error de apreciación técnica entre las verdaderas funciones de los profesores en los museos en general, sobre todo en los museos científicos y aun en los artísticos, y los profesores que transmiten en las aulas sus conocimientos; porque la falta de distinción de las primeras, ha venido perjudi- cando, o al menos retardando la eficacia de su cometido en lo que toca al actual Museo Nacional de Arqueología, His- toria y Etnología. Ya la Sociedad Mexicana de Historia Natural hacía ver ese error y esa confusión: (1) hay dos categorías o clases de profesores: una, la de los investig-a- dores; otra, la de los de la cátedra propiamente dicha, ra- zón por la que antiguamente se les llamaba catedráticos. El papel en los museos científicos del profesor investiga- dor se halla perfectamente definido : agrupa los objetos en- tregados a su estudio, bajo un método rigurosamente cien- tífico ; acumula el material describiendo cada una de sus partes, para que el catedrático o sea el profesor de aulas, formule la teoría y la transmita a sus discípulos ; el pro- fesor de un museo da vida, por decirlo así, a los objetos, da luz, inspira al catedrático ; éste tiene por teatro el au- hi ; aquél tiene un escenario mucho más vasto ; a él toca la observación directa, la observación experimental, la ad- quisición de elementos para enriquecer la ciencia ; el ca- (1) Loe. cit. 432 PROP. JESÚS GALINDO Y VILLA tedrático es el órgano de transmisión de los trabajos del profesor del museo. Es necesario establecer la distinción, "porque es creencia muy generalizada que no hay profe- sorado donde no hay cátedra ; que no puede existir el pri- mero sin la segunda, y que nada enseña el profesor del museo, porque no enseña la ciencia o el ^rte, en su caso, desde sus rudimentos, ni inculca los conocimientos desde sus principios fundamentales ; siendo así <(ue ambos pro- fesores enseñan, y desempeñan la misma tarea valiéndose de diferentes medios. "Pudiera seguir sus tareas con el mayor éxito el pro- fesor de un museo sin recurrir al catedrático, en tanto que éste no puede desempeñar satisfactoriamente los trabajos sin los elementos del primero." Pero desde que, por ejemplo, en nuestro antiguo Mu- seo Nacional se establecieron investigaciones de alumnos, mal llamadas clases, bajo la dirección de los profesores del plantel, el eri'or ha sido- más intenso y más generali- zado, y, hasta la fecha, todavía se les iguala a \o:\ profeso- res de aulas sin considerar que los repetidos profesores del museo tienen, además, sobre sus hombros una labor abrumadora y de efectiva responsabilidad : son conserva- dores de sus departamentos. El papel de Conservador de un Museo, es la clave del éxito de éste, más que los mis-' mos ejemplares aun cuando éstos formen copiosas colec- ciones. El profesor de aula no va, generalmente, más allá de la enseñanza del grupo de sus discípulos, y tiene limitada por decirlo así, su labor. El Conservador necesita ante to- do ser especialista, y consagrarse en cuerpo y alma a esa especialidad, en la (pie casi consume su vida ; él selecciona los ejemi)lares destinados a la exiiibieión, para emprender después el arduo, el difícil, el comprometedor trabajo de clasificación; él tiene ((ue dar noticia, con las explicacio- nes consiguientes, del origen, del uso o aplicaciones, obje- LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 433 ta por objeto, sin faltar ninguno, y consignar todo género de datos en inventarios, listas, catálogos y guías ; el dar conferencias, escribir monoglrafías y mantener constante el interés y la integridad de las colecciones, que son el alma, la vida, la materia prima de los museos. Buena parte de la labor científica de los museos, consideradas como los mejores instrumentos para realizar los fines educativos de aquéllos, son las etiquetas explicativas que redactan los profesores-conservadores, al cabo de un trabajo ímprobo, apenas comprendido. (1) Por eso la idoneidad, la competencia, la actividad, la cultura y la instrucción del personal de los museos, co- menzando por los Directores, (Profesores, Conservadores, Ayudantes, Jefes de Departamento, etc.), debe ser absolu- ta ; y ese mismo personal requiere la elección cuidadosa por parte de quienes dependen de esas instituciones. Así, por ejemplo, en el gran Museo de South-Kensington, de Landres, que antes cité, y (¡ue comprende seis grandes di- visiones (Museo de Artes decorativas compuesto de 50.000 ejemplares ; Biblioteca Artística, de 80,000 volúmenes y 240,000 dibujos, grabados y fotografías ; Biblioteca cientí- fica y técnica de 60,000 volúmenes; Escuela de artes: di- bujo, pintura y modelado ; el Museo científico y Real Co- legio de Ciencias), los profesores, los directores, los exa- minadores, son hombres especialistas de los más notables del mundo, magníficamente expensados y estimulados, y cuya labor se refleja en el incesante desarrollo de aquella admirable institución, en su importancia siempre crecien- te y en los benéficos resultados científicos y artísticos pa- (1) Teniendo a mi cargo la Dirección del Museo Nacional de Arqueología, formulé en 29 de abril de 1915, ante la Se- cretaría de Instrucción Pública, la iniciativa para que las cla- ses del Museo pasaran a ocupar su sitio natural en la Escuela Nacional de Altos Estudios; la que fue desde luego acordada con fecha 27 de mayo siguiente. 434 PROF. JESÚS GALINDO V VILLA ra la enseñanza general, rimera calle del r'ho])o para constituir el Museo Nacional de Historia Natural, inaugurado solemnemente hasta el 1.° de Diciembre de 1913. Cuando se encontraba en el Museo de la ^Moneda, ocu- pando todo el piso superior (excepto la parte reservada a Historia de México), y en varios salones del entresuelo, LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 449 el Departamento estaba perfectamente arreglado y clasifi- cado por los profesores, y entonces pudieron darse a la estampa los Catálogos, como se hizo en Historia de Mé- xico y en Arqueología para visitar sus distintas Secciones; lo cual demuestra que todo el Museo, antes de las reformas materiales de 1910, y de la nueva disposición de las co- lecciones estaba perfectamente organizado hasta donde lo permitían los recursos y los medios exiguos con que se con- taba. Expulsadas, como dije, esas colecciones, y resuelta la reinstalación en un local amplio, para formar el nuevo Museo, se eligió el edificio del Chopo ; el peor que pudo haberse señalado para la conservación de los ejemplares, de suyo muy delicados, como los de mamíferos, de aves, de reptiles disecados, de insectos ; porque tal edificio cons- truido todo de hierro y cristales, es un verdadero inver- náculo propio para la más rápida destrucción de tales ejem- plares. De todos modos, quedó inaugurado en la fecha indi- cada, bajo la direccción del Dr. D. Jesús Díaz de León; y su Director siguiente, el Profesor D. Alfonso L. Herre- ra, que conocía las colecciones como a sus propias manos, por haberlas manejado y aún arreglado como Ayudante Naturalista en el antiguo Museo Nacional, ha tratado con singular éxito de que la institución cumpla con los altos fines del Museo Moderno, y que se dejan apuntados : al par de la investigación científica, la educación y la in.strucción populares, por medio de tarjetas y cuadros explicativos, esquemas, dibujos, fotografías, monografías, conferencias, etcétera. Este Museo, como institución genuinamente universi- taria, debiera tener como centro coordinador (como el de Arqueología, Historia y Etnología), a la Escuela de Altos Estudios. Así llegó a considerarse en fecha más o menos reciente (ley de 15 de Abril de 1914), y es seguro que, con el tiempo dichos Museos girarán hacia su centro de atrae- 450 PROF. JES'JS GALINDO Y VILLA ción, para colocarse en la órbita científica que a cada uno corresponde. Por acuerdo dictado en Veracruz, en Noviembre de 1915, por el Gobierno Constitucionalista, con motivo de la organización de la Secretaría de Instrucción Pública y Be- llas Artes, seg-ún un plan nuevo, se dispuso que el Museo de Historia Natural y el Instituto Médico Nacional, pasa- ran a ser dependencias de la Secretaría de Fomento, Colo- nización e Industria. El Museo de Tacubaya. — Dirección de Estudios Bioló- gicos.— Consagrado el Profesor Herrera desde hace largos años a la Biología, consiguió realizar su sueño, fundando la Dirección de Estudios Biológicos, aprovechando los ele- mentos que aportaba el Instituto Médico, más las copiosas colecciones del Museo que en la ciudad de Tacubaya fue formando la antigua Comisión Geográfica-Exploradora, y que figuraba en el Presupuesto de 1913-1914 con el nombre de Exploración Biológica del Territorio Nacional. El día 2 de Octubre de 1915, quedó en acto solemne inaugurada esa nueva Dirección, compuesta del Museo del Chopo, en- riquecido con el de Tacubaya y del Instituto Médico, que, a su vez tomó el nombre de Instituto de Biología General Médica. — De esta suerte, a la flamante Dirección de Estu- dios Biológicos se le deben y deberán : Primero. — La unificación de los Museos de Historia Natural ; Segundo. — La creación segura del Jardín Botánico, del que por hecho inexplicable, carece México ; Tercero. — Trabajos de investigación biológica y de las ciencias conexaf; ; Cuarto. — Trabajos de vulgarización y exhibición; Quinto. — Trabajos de aplicación. Es decir, que se han entendido los ideales y los fines de un Museo de tan alta importancia educativa e instruc- tiva, como lo es el de Historia Natural, (Véase el Discur- LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 451 SO del Profesor Herrera, al inaugurarse la dirección de Es- tudios Biológicos. — Boletín de esta Dirección, Tomo I, Nú- mero 1, octubre 1915). Tanto el Museo de Historia Natural, como él ex-Ins- tituto Médico, poseen sus respectivas Bibliotecas especia- listas. Museo Nacional de Artillería. — Instalado en el edificio de la Cindadela (o Fábrica de Armas). — Regularmente do- tado, con buena estantería y salas más o menos bien acon- dicionadas, pero amplias, es ya muy interesante desde el punto de vista de la ciencia de la guerra. — Contiene piezas de carácter histórico que pudieran enriquecer las coleccio- nes del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etno- logía, en donde encontrarían su verdadero lugar. El Mu- seo ha publicado un Catálogo (1910) con ilustraciones, apai- sado, en 16, 86 páginas, bajo la siguiente distribución, más bien que clasificación : Salón * ' Hidalgo. ' ' — Reliquias Históricas. — (Iconogra- fía, Heráldica, Armas históricas. Indumentaria militar. Si- gilografía, Banderas, Autógrafos y documentos). Armas en general. — (Armas blancas. Armas de fuego y sus accesorios. — Proyectiles, Espoletas. — Gran colección de fusiles y carabinas). Salón "Morelos." — Reliquias históricas. — (Armas, Ico- nografía, Banderas y Estandartes), Además, planos, cro- quis, fotografías. Armas modernas de todas clases; Salón ' ' Guerrero. ' ' — Reliquias históricas. — (Pabello- nes americanos de la guerra del 46-47, Banderas, Gallarde- tes, Retratos). Aparte, armas, bocas de fuego. Coleccífe de armas extranjeras y de piezas de indumentaria militar (espadas antiguas, espadines, espuelas, guanteletes, estri- bos cincelados, fusiles de chispa). En la parte exterior del edificio (lado Norte), se ex- hibe una colección de cañones de bronce y hierro, de fac- tura antigua. 432 i'ROF. Ji:sL's (¡alindo y villa El Museo tiene una biblioteca interesante. Quií:á falte a este plantel una dirección inteligente y erudita para la relación escrita de las cédulas ruselas, La Haya, con su Museo Real de Pintura, el Koninklojk Kabinet van Schil- derijen, de los más célebres de Europa. Las Salas de Expo- sición de la Universidaíd de Upsala, en Suecia ; el Museo Nacional de Estokolmo que comprende un museo histórico, un gabinete de medallas, el museo industrial y las escultu- ras; las pinturas, los dibujos y las estampas; el Museo de Helias Artes, Kunstmusset, de Cristianía ; el P]tnográfico y de Artes Industriales de la misma capital noruega, etc., etc. Hay manifiestas muestras de que el Museo es la institución por excelencia para la guarda de lo pasado y para preservar lo presente, y un testimonio elocuente de cultura y de ci- vilización. LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 467 G.— EL MUSEO EGIPCIO DE GIZE Ejemplo de Museo arqueológico regional de primer or- den, que debemos apuntar antes de concluir con el esquema relativo al Viejo Mundo. Egipto ha llenado con sus despojos milenarios, salas enteras del Museo Británico, del Louvre, del Vaticano v de numerosas instituciones similares, v ha tenido y tiene para colmar aún las de su Museo especial cercano al Cairo (antiguamente en Boulak). Sus colecciones son las más importantes en su género, y han sido arregladas bajo la inteligente dirección de insignes egiptólogos (Ma- riette, Maspero, Grebant, Morgan, Loret). Tiene un depar- tamento consagrado a estudios especiales; un Catálogo eru- dito y explicaciones en cada ejemplar. El inmenso edificio del Museo, dispone de cerca de noventa salas distribuidas en dos pisos. En el piso inferior están los monumentso más pesados y los más antiguos taml)ién, que se remontan a cer- ca de 3,000 años A. J. C, clasificados por dinastías. En re- sumen, el Museo contiene : Monumentos del Antiguo Impe- rio : estatuas, relieves, fragmentos de tumbas, ataúdes, mo- mias de reyes como la notable de Ramsés II el Grande, va- sos de bronce y alabastro, ofrendas sepulcrales, canopas o vasos que contienen las entrañas del cadáver, joyas de oro, piedras finas, amuletos, vasos de plata, incensarios, objetos de transición. Monumentos del Imperio Medio y del período de los H^'ksos (estelas, estatuas, esfinges, ataúdes^ : — Mo- numentos del Nuevo Imperio (hasta la Conquista de Egip- to por Alejandro el Grande : estelas de reyes etiopes, ba- jos relieves, estatuas, estelas triunfales de fai'aones, ataú- des, etc.) : — ^Monumentos de épocas posteriores (ptolemai- ca, romana, copta) : mitología, estelas, el célebre decreto trilingüe de Canope encontrado en Tanis, mármoles, ins- cripciones romanas, monumentos del arte copto o cristiano; terracotas alejandrinas y vasos greco-romanos. Además, en las salas superiores, espléndidas colecciones de utensilios 468 PROF. JESÚS (¡ALINDO Y VILLA egipcios de todo género, manuscritos, papiros, ostraca o tiestos de barro, lechos, objetos para el culto a los muer- tos y objetos de interés histórico, amuletos, escarabajos, y otros. Arcos y flechas, indumentaria, piezas de las más an- tiguas, retratos, máscaras, imágenes de dioses y objetos del eidto en general, bronces, estelas funerarias. Aparte, las co- lecciones de botánica y miiu»ralogía de la región. El Museo se completa con la interesante exhibición pro- ducto (le los grandes descubrimientos de Deir-el-bahri : es una rica colección de ataúdes y momias de los sacerdotes de Amón encontrados en 1891 en una gran tumba de los alrededores del templo de Deir-el-bahri, pertenecientes a las dinastías XVII a XX: cada momia .tenía dos ataúdes de madera, uno interior y otro exterior; — colección de mo- mias reales y objetos accesorios, algunas admirablemente bien conservadas. Finalmente, uiui colección de Antropología organizada por el Dr. Fouquet con momias de sacerdotes de Amón, es pecialmente. Por este resumen, se comprenderá toda la importan- cia de semejante institución, y del alcance eminentemente educativo e instructivo que su conocimiento envuelve. H. — Museos de los Estados Unidos del Norte Si carecen, en general, de la suntuosidad artística do muchos de Europa, a lo cual contribuyen los viejos palacios y el as{)ecto y aun el ambiente de las centenarias ciuda- des del Viejo Mundo, en cambio los Museos de los Estados Unidos tienen el mérito de estar sostenidos en su mayor parte, por instituciones privadas o por donativos de millo- narios que con ])rofunda satisfacción invierten en ello cuan- tiosos capitales. Difícil sería siquiera hacer una Hsta (b> todos los museos norteamericanos, y como lo liicimos an- tes, sólo se mencionarán, a(inellos (|ue, en nuestro concepto, son los (|ue culminan. LOS MUSEOS Y SU DOBLE FUNCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 4G9 NUEVA YORK.— El American Museum of Natural History (Museo Americano de Historia Natural), fundado en 1869 por el Estaido de Nueva York, con magníficas con- diciones de distribución, de amplitud, de luz y excelente organización. — El Metropolitan Museum of Art (JMuseo Metropolitano de Arte), de recieiite creación (1871); contiene numerosas rarezas artísticas como la exocDcional colección de antigüedades Chipriotas, la mayor y más pre- ciosa de objetos fenicios y de la Grecia arcaica ; la colección histórica de cristalería y la de cilindros epi gráficos asirios, en nada le excede a su rival del Mu seo Británico; posee inapreciables ejemplares de pintu- ras modernas de varias escuelas europeas; de la fran- cesa tiene telas de los más afamados maestros contem- poráneos (Meissonier, Detaille, Rosa Bonheur, etc.), lo mis- mo que de los ilustres y celebrados pinceles de Rem- brandt, Van Dyck, Veláz(|uez, etc., lo cual indica (|ue el gusto artístico ha ido penetrando abiertamente en el suelo de los Estados Unidos, y como lo comprueban ya numerosos y elocuentes hechos. Además, este importan- te Museo atesora colecciones de esculturas antiguas y antigiiedades egipcias : inscripciones y bronces antiguos también, cerámica; antigüedades americanas, aguas fuer- tes, gemas, miniaturas, obras de oro y plata ; colección de telas modernas pictóricas donadas por Miss Catherine Lorillard-Wolfe, etc. Washington. — El National Museum, nxagnífico e im- portante por , sus colecciones de Historia Natural, de Et- nografía, de Arqueología, objetos de Arte Industriales, admirablemente organizados y dispuestos. Ocupan un edificio cuadrado, bajo la sabia dirección del Instituto (Smithscnian Institution) tiene también su museo par- ticular, con ejemplares de Historia Natural y precio- sos de Aríjueología americana sobre todo (de México y América Central — Nuevo México, Arizona).— El .A.rmy 470 PKOF. JESÚS GALINDO Y VILLA Medical Museum (Museo Médico del Ejército), con iVn.i colección patológica y de aparatos e instrumentos para el servicio médico militar. — La Goncoran Gallery of Art (Particular), iiiterosaiite ; ])ronces, ceráinica, galería de pinturas. Cambridge, Massachussets. — De su venerable y rit.-a Universidad de Harvard, la más eéiebre de la Unión Americana, depende el interesante Museo Peabody apar- te de otros varios; éste es de Etnografía y Arqueolo- gía Americana, con una gran colección de objetos pre- históricos ; una de sus ri(|uezas consiste en ejemplares de objetos relativos a los constructores de tumbas y .i los antiguos habitantes de la región oriental de los Es- tados Unidos. — La Universidad de Harvard, fundada el año 1636 i)or el Reverendo John Harvard, no lia ce- sado de evolucionar; es de los pocos establecimientos del país vecino, de este género, que imparte a los es- tudiantes enseñanzas sobre la Arqueología de América, como lo ha venido liaciendo la Universidad «le Colum- bia, a la cual ha impartido ayuda el distinguido ameri- canista Du(|ue de Loubat. Otros Museos. — Casi en cada ciudad importante hay uno establecido. Mencionaremos al vuelo, el Boston Mu- seum of Fine Art; — el Archaeologiseum de Chicago, > el Chicago Art Institution. — The Commercial Museum of Philadelphia, es único en su género. Las Universidades, las Galerías de Arte, las liiblio tecas, los Jardines líotánicos y Zoológicos, . están prodi- giosamente multiplicados por todo el territorio de estu gran Nación. 1.— MUSEOS CENTRO Y SUDAMERICANOS En Costa Rica. — El Museo Nacional de San José. — Colección Ar v villa OBISERVAC'IONEÍS SOHKE EL TRABAJO AXTERIOU El trabajo (¡iie precede fue escrito en 1915, y, al ])ubliearse en las Memorias de la "Sociedad Álzate", no se ha tocado su texto; pero a causa del tiempo trans- currido hasta la fecha (seis años largos), deben hacer- se las observaciones siguientes, como principales: la. — Xo existe ya la Secretaría de Instrucción Pú- blica y Bellas Artes, suprimida por la Constitución de 1917. ni tampoco la Dirección General de las Bellas Ar- tes, que dependía de aquélla ; en estos momentos está casi aprobada la creación de la Secretaría de Educación Pública, í[ue .substituirá a la primera. 2a. — El Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, enumera sus Departamentos en el orden si- guiente : Antropología Física o Somatológica. Etnografía aborigen. Etnografía colonial y contemporánea. Arqueología. Historia. En dicho orden deben describirse sus colecciones. 'Sil. — Por disposición expresa del señor don Venus- tiano Carranza, dejó de existir el bien arreglado Museo Nacional de Artillería, refundiéndose sus colecciones en el de Arqueología. 4a. — líl Museo Tecnológico desalojó la nave de la ex-iglesia de Betlemitas, en la calle de Tacuba, y se transladó al ligero y provisional edificio llamado "Pa- bellón Españor* en la Avenida Juárez. El templo está ocupado actualmente por la Biblioteca Pública de la Secretaría de Agricultura y Fomento. 5a. — Cuanto se dice del Museo Nacional de Historia Natural, en el cuerpo del estudio anterior, debe enten- derse únicamente en el sentido de su buen arreglo v LOS Ml'SEOS Y SU DOBLE .KUXCIÓN EDUCATIVA E INSTRUCTIVA 473 de que su Director ha entendido la función social de esa institución, hija del antiguo Museo Nacional; pero bajo ningún concepto en cuanto a aceptar las doctrinas biológicas que en el plantel de la calle del Chopo (y en la Dirección de Estudios Biológicos) vienen profe- sándose y desarrollándose ; doctrinas que se hallan en abierta pugna con las del subscrito por lo (jue toca «1 origen de la vida, biológica y filosóficamente conside- rado. 6a. — Tengo noticia de que a últimas fechas ha que- dado vacía la Sala de la Escuela Moderna Mexicana de Pintura, en la Academia Nacional de Bellas Artes, y embodegados sus cuadros. A ser cierta la especie, de- be censurarse. Parece ser la tendencia actual, borrar de la presente generación de artistas, el pasado ; sembrar la semilla de la ingratitud ; despreciar la Historia ; y arrojar injustamente en el olvido las obras de los maes-*- tros. ¡ Ojahl ({ue se detenga esa labor iconoclasta que siempre he reprobado ! J. G. V. México, Julio 1921. SOCIÉTÉ SCIENTIPIQUE "ANTONIO ÁLZATE".— MÉMOIRES. T. 39 475 LAS NUBES DE POLVO SOBRE LA CIUDAD D13 MÉXICO POR E, ORDOÑEZ, M. S. A. Y H. LARIOS (Sesión del 3 de Julio de 1916) Sucede con alguna frecuencia ([ue a la salida del invierno, durante los meses de Febrero y Marzo, o a l-i entrada de las lluvias, en los meses de Mayo y Junio, la atmósfera de la Ciudad de México se vé por las tar- des, repentinamente invadida por una deiisa nube de polvo de color amarillo sucio que camina con velocidad a veces grande ; esta nube viene siempre del Oriente o del Noreste. Es muy notable el contraste entre la atmósfera limpia a veces con fondo de cielo muy azul y la nube amarillenta que avanzando poco a poco empaña de tal modo el aire, que esconde los objetos distantes y obs- curece la luz del sol. En las casas comerciales y en al- gunas habitaciones de la Ciudad la obscuridad hace in- dispensable el uso de la luz artificial. Otras veces la nube de polvo cubre un cielo con nimbus y precede a la lluvia. Eslas nubes de polvo las levantan los grandes re- molinos de vientos impetuosos que se forman en la su- perficie plana, árida y seca del antiguo lecho del Lago de Texcoco. Como es bien sabido desde que se terminaron las obras del desagüe de la Cuenca de México, el gran Ca- 476 K. ORDÓÑEZ Y H. LAKIOS nal de dronaje de la Ciudad de México, que atraviesa la. parte occidental del lago, ha drenado la mayor par- te de las aguas (jue a él afluían, dejando solamente en él centro un pequeño espacio con aguas casi permanen- tes. Durante la estación de las lluvias una delgada ca- pa de agua cubre una gran parte de la área del anti- guo lago. El Lago de Texcoco ha sido y es el término de un gran número de pequeñas corrientes de aguas tempora- les que reunidas en pcípieños ríos bajan de las montañas do la Sierra Nevada, al Oriente de la Capital. Los materia- les que aportan estos pefpieños ríos son: primero, en las pendientes, aluviones arrastrados por las avenidas; hacia el pié de las montañas son arenas, y ya en el plau regularizado de la cuenca son materiales muy finos en suspensión en las aguas, los que al fin se depositan en la superficie entera del lago. Lo te y forzosa ({ue hay de (pie por algún medio se sumi- nistre agua menos mala y en mucha mayor cantidad hasta conseguir ministrar los 3.000,000 de metros cú- bicos que son necesarios para cubrir las necesidades de alimentación, aseo, drenaje, que tendrá que venir, y el riego de las calles y jardines que necesita la po- blación de Pachuca. Con respecto a los recursos de aguas existen en re- sumen las siguientes condiciones : Por su situación topográfica, su altura sobre el ni- vel del mar, su climatología, la profundidad de sus mi- 482 IN«. TRIN'IDAD I'AREDRS ñas, la formación geológica, y la manera de circular el agua en esta formación ; vemos (^ue el aprovisiona- miento de agua para esta ciudad, üs un caso algo com- plicado y que no se resuelve por un solo tipo de apro- visionamiento de los más comunes. Por su altura sobre el nivel del mar, de 2,425 me- tros, y su situación topográfica, en la falda sur-occiden- tal de la Sierra de Pachuca, no se cuenta con un río de donde tomar fácilmente sus aguas y preocuparse sólo de su purificación, sino (lue, al contrario, sus co- rrientes superficiales son torrentes ciue sólo en las llu- vias tienen agua, y eso por unas cuantas horas ; por la misma causa, es decir, por la configuración del terreno, en estos contornos no hay lugares para almacenar agua que satisfagan los reíjuisitos que estos almacenes deben tener. Por su climatología, entre otros las lluvias, todo el que haya vivido en Pachuca un año siciuiera, sabrá íjue llueve poco (242 mm. media anual). Por el nvimero de sus minas, la extensión de sus labores, hi i)rot'undidad de^ ellas, y por las conuiocio- nes originadas por el activo atacjue de sus ricjuezas, cada uno de estos profundos trabajos, son otros tantos drenes eficientes, para extraer el agua subterránea que esta porción de la Sierra i)uede contener. Por su forinación geológica, compuesta en lo gene- • ral de andesitas, o sean rocas ígneas, compactas, im- permeables por sí solas: ])or() muy jíormeables por las iniuierosísiiiias fraduras (|ut' conticuen, ])ues las hay de todos tamaños, desde grietas imperceptibles y micros- cópicas, hasta grietas amplias (pie se mezclan, se entre- cruzan y que grandes o petjueñas son caminos para la circulación de las aguas subterráneas, más y más fáci- les mientras más conmovido está el terreno }){)r la ex- plotación de las vetas; todo lo cual nos iiace aceptar con reservas los socavones a un nivel provechoso pa- LOS KECURSOS DE AGUAS DE LA CIUDAD DE PACHUCA 483 ra la ciudad. En resumen, estamos en una localidad po- bre en recursos de aguas, y por lo mismo, hay que trfi- bajar más, mucho más, para proveerla de agua y es- to a un costo que en otras partes sería exagerado ; hay la circunstancia de que tiene recursos pecviniarios, tie- ne 35,000 habitantes, cuya salud y comodidad justifican hasta algún sacrificio ; además, las entrañas de estas tierras han dado a millares los miles de pesos que es- tas obras pueden costar, y es justo que los hombres dejen algo en provecho de la comimidad y de esta ex- poleada tierra. El actual Gobierno tiene el loabje empeño de dotar de agua a la ciudad; si lo realiza, merecerá la alaban- za más sincera y justa (jue pueda existir. A nosotros sólo nos toca proponer los medios. Geografía La ciudad de Pachuca, según datos consignados en la Carta General de la República formada en la Se- cretaría de Fomento en 1910, tiene las coordenadas geográficas siguientes: Long. 0° 24' 10". 7 E., Lat. 29' 07' 49". 1 N. Se encuentra dicha ciudad situada a los 2,425 me- tros sobre el nivel del mar, en la falda sur-occidental de la Sierra de Pachuca ; tiene alrededor de 35,000 habi- tantes, su principal elemento de vida es la Minería. Su importancia comercial nos la ponen de manifiesto sus seis vías de ferrocarriles; es de las capitales de Es- tado, una de las que cuenta con más vías de comunica- ción debido a su comercio propio, pues no ocupa nin- guna importancia estratégica en las vías ferrocarrile- ras del país. Su historia está íntimamente ligada a la de sus minas. 484 ING. TKIXIDAD I'AIIEUES Fisiogragía La Sierra de Pachuca se levanta en el extremo NE. del Valle de México ; tiene una orientación gene- ral de XW. a 8E. Es una sierra de poca extensión y que se une a otras serranías diferentes, menos caracte- rizadas, como relieves principales de la comarca. En su tramo central, o sea la parte (pie propiamente se llama Sierra de Pachuca, tendrá unos 40 kilómetros de largo por 20 de anchura, poco más o menos. Puede decirse que esta Sierra forma parte del sistema montañoso de nuestro país, llamado Sierra Madre Oriental. No os una unidad orogénica bien determinada, sino que al Norte V Sur se une a otras montañas, v serranías de caracteres fisiográficos y geológicos muy diferentes. En su cumbrera se destacan agrupamienlos de agujas, picu- chos y acantilados, de una gran altura, de muy difícil acceso y de gran belleza, que hacen por muchos con- ceptos notable a esta Sierra. Entre estos picachos se encuentran: "Los Órganos de Actopan," con 2,977 me- tros; "Las Ventanas del Chico," 3,080 metros; "El Zuñíate," 3,057 metros; "El Jacal," 3,200 metros; "El Cerro de las Navajas," 3,212; "La Peña del Águila" y otras iiiudiüs eminencias. Podemos decir ([ue la sie- rra tiene una altura media de 3,000 metros sobre el ni- vel del mar, con flancos abruptos y escarpados has- ta las planicies (pie se extienden a uno y otro lado de la Sierra. Del lado sur-occidental, a los 2,450 metros, comienzan los valles estrechos, y alargados de la Con- cepción, Pachuca. Azoyatla y otros, (|ue es de donde principia la parte plana del Valle de México, (|ii(' co- se sabe, es una de las llanuras donde culmina la altipla- nicie conocida por Me.sa Central, o Mesa de Anáhuae; altiplanicie (pie tiene un descenso general hacia el No- LOS KECURSOS DE Alil'AS DE LA CIUDAD DE PACHl'CA 485 roeste hasta el talweg llamado Río Bravo del Xorto; del mismo lado Ponient'e, se encuentra el Valle de Ac- topan, más bajo que el de México. Del lado oriental de la Sierra, sus flancos también son abruptos, hasta la llanura prolongación del Valle de Tulancingo. valle (|ue después ha sido cortado y erosionado por la barranca de Metztitlán y sus afluen- tes ; por cuyo motivo, este flanco hoy nos presenta una fisiografía mncho más complicada que la opuesta; pe- ro (jue haciendo abstracción del tajo producido por la mencionada barranca, tenemos la llanura más oriental de esta mesa de Anáhuac. La .situación especial de Pachuca en la barranca formada por el cerro de la Rejona y el de San Cris- tóbal por el NW. ; el de Magdalena por el NE. ; el de las Coronas por el E., hacen que el viento dominante del Norte se encajone y sople con inusitada frecuen- cia a la vez que con violencia. Hidrografía La parte SW. de esta Sierra es tributaria del si.s- tema hidrográfico interior formado por la cuenca del Valle de México, hoy tributaria artificialmente del río de Tula ; la parte XW. forma lo que se llama río de Ac- topan, que se une al río de Tula, un poco abajo de Ixmiquilpan ; la parte oriental pertenece a los ríos de Amajac y Río Grande de Metztitlán, después se unen el de Amajac y el de Metztitlán con el río Panuco,' que desem- boca en el Golfo de México por Tampico. En esta Sierra nacen, como es natural, multitud de arroyuelos (pie se unen formando algunos arroyos que pomposamente se les da el nombre de ríos, como ol río de Actopan, el de la Concepción, el de las Aveni- das o de Pachuca, y otros semejantes por el lado Po- niente. Por el Oriente, son un poco más formales, como 486 ING. TRINIDAD PARKDES el río de la Virgen, el del Keal y el de Huasca. Los arroyos del lado Poniente sólo én las lluvias tiene agua, y esto por unas cuantas horas, aun(iue es cierto ([ue algunas veces estas avenidas son de fatales consecuencias, como ha sucedido en diferentes épocas con el de Pachuey,, pues este río surca a la ciudad en toda su longitud, pero a pesar de ([ue en ella ha estado establecido ti G-obierno del Estado y residen muchas compañías mi- neras muy importantes, nadie,, que nosotros sepamoo, se ha puesto a calcular el gasto de este arroyo ; ni en años normales, ni en las avenidas anormales. Xo tenemos datos de extensión de la cuenca que desagua por el río de Pachuea, ni menos de las lluvias anormales, para ver si éstas caben o no por el cauce de este río, aunque es bien conocido (|ue este cauce se ha azolvado mucho ; y si en otras épocas, cuando era , más bajo y ancho, hubo inundaciones que causaron grandes daños, hoy que los ojos de los puentes están casi cegados, una cantidad de agua como la de esas inundaciones, sería de muy fatales consecuencias. Xo so necesitan -grandes consideraciones para hacer resaltar la necesidad de poner un remedio; bastaría describir aiiuc- llas inundaciones y recordar ([ue lioy se multiplicarían sus efectos. Las causas del grande azolve del río son varias: la. — Por la que pudiéramos llamar natural, por el cambio de pendiente del arroyo, el cual baja con fuer- te pendiente de la falda de la montaña y al llegar al comienzo del plan, esta pendiente disminuye; en las lluvias, cuando baja agua por este arroyo, esta agua tiene un poder de arrastre «pie se multiplica con la pen- diente, por lo ({ue al llegar al principio del plan de- posita una gran porción de los guijarros, gravas y se- dimentos (|ue ha podido arrastrar en su camino supe- rior, formando lo que se llama el "cono de deyección" del arroyo. ^ LOS RECURSOS DE AGUAS DE LA CIUDAD DE PACHUCA 487 2a. — Por los jales y residuos de las haciendas de beneficio, que son abundantísimos y casi constantes, a los que se les ha quitado una gran porción del líquido con el fin de recuperar el cianuro que esa agua puede contener, de tal manera, que la cantidad de agua que le dejan no tiene el poder de arrastre suficiente para llevar a gran distancia estos residuos por finos que puedan ser; sino que por la cantidad de agua que se evapora, estos residuos se van depositando subiendo a gran prisa el lecho del río; pues las avenidas, por 1) menos las normales, no son suficientes para limpiar ;'l río de estos depósitos. 3a. — Por los terreros de las minas, que cada año son arrastrados parcialmente por las lluvias, pues todos carecen de muros de sostenimiento, y 4a. — Por unas presas de poca altura que se cons- truj'^eron por Coscotitlán y que han levantado el lecho del río. Todos estos factores son de resultados seguros para azolvar el río y poner en peligro a la ciudad. El primero es evitable, pero a un gran costo ; respecto al segundo, diré que en otros países está reglamentada, impidiendo que estos jales vayan a esterilizar las tierras inferiores, y aun cuando aquí no es el mismo perjuicio el que hacen, se podría hacer que los causantes del da- ño contribuyeran de alguna manera al desazolve del río ; el tercero también se podría evitar de igual mane- ra en gran parte ; y el cuarto, no habría más que ir con una cuadrilla de peones y destruir esas presas por causa de salud pública. El río de Pachuca, nace en el llano de la Sabani- lla, a 3,000 metros sobre el nivel del mar, sigue su cur- so general de Norte a Sur; abajo de este llano su cau- ce está relativamente inclinado hasta el Salto de Pablo, sigue otra parte de su curso menos inclinadu en lo Mcni. Sor. Alziite.— 22-Julio-192l.— t. 39— :í2 488 ING. TRINIDAD PAREDES (¡ne se llama el Jaramillo hasta irnos 2,850 metros y do ídlí se despeña con fuerte pendiente hasta la ciudad de Paehuca, con un desnivel de 400 metros, en una dis- tancia de unos cuatro kilómetros poco más o menos, es decir, con una pendiente general de un 10%. Al cau- ce que hemos detallado, en el Jaramillo se le une la ba- rranca de Texinca y la del Rosario, todas de menor ex- tensión de la <|ue baja de la Sabanilla. Geología o' .En la Sierra de' Paehuca, hay las siguientes rocas : andesitas, rhyolitas, tobas y basaltos. Las * andesitas son las rocas niás abundantes ; las dominantes en la parte que consideramos, son andesi- tas de piroxena, porfiroides y compactas ((ue varían algo. T^as rhyolitas son más escasas, se encuentran en las cercanías de Cerezo, o al Xorte del Bordo y en man- chones en las cercanías del Real del Monte, son com- pactas y cuarcíferas. Las tobas son andesitícas y riiyolíticas, se encuei"- tran en varios lugares por Cerezo, la mina de San Pe- dro y en otras partes de la cumbre de la Sierra. Los basaltos son escasos; sólo' en el cerro de San Cristó])al se encuentran. El orden sucesivo de estas rocas casi es el orden en (|ue las .hemos enumerado: por virtud de los plega- gainientos (|ue sufrió esla parte del continente, al fin del Cretácico, se abrieron grietas (h orientación seme- jante a las de la Sierra actual. ])()r esas grietas vinie- ron otras diferentes emisiones de andesitas; pero hav dos que se se])araron bastante, como lo manifiesta el crucero del Xorte en la mina de San Rafael. Allí exis- te la andesita inferior con una .superficie ondulada tiuc se cubrió de tierra probablemente con vegetación, y LOS RECL'RSOS DE AGUAS DE LA CIUDAD DE PACHUCA 489 sobre esa tierra se derramó una corriente, superior, ge- neralmente más compacta y morada que la inferior; esta capa de tierra que separa las dos corrientes se ve hoy compacta en virtud del metamorfismo producido por la corriente superior; después vinieron tobas an- desíticas ; en seguida diíjues de rhyolitas que se derra- maron en extensiones relativamente cortas, uno de es- tas diques lo tenemos aflorando muy poco al Norte de Cerezo y lo encontramos más i)otente al Norte de San Rafael, como a 250 o 300 metros abajo de la superficie. Después vinieron tobas rhyolíticas más abundantes por el Real del Monte y menos en Cei'ezo, y por último, los basaltos. Algunos opinan (¡ue el fracturamiento ea que arman las vetas, fue después de las rhyolitas coma una manifestación última de los efectos dinámicos inte- riores; pero esto nos lo padría aclarar el socavón 'ú Norte de San Rafael, o algunos otros trabajos de las minas ; bien pudiera ser (jue fueran anteriores a la;? rhyolitas, en el espacio bastante largo (jue medió en- tre las diferentes emisiones de andesitas distintas. El objeto de este informe no amerita una discusión de es- ta naturaleza ; pero lo cierto es que estas rocas com- pactas por naturaleza, están muy fracturadas ; casi to- das esas fracturas se rellenaron con cuarzo y otras substancias entre las (jue se encuentran los minerales explotables. Uji plano en (|ue están situadas todas las vetas conocidas, nos enseña el grandísimo número de estas fracturas, mostrándonos una verdadera red de grietas ({ue se unen, se mezclan y una es continuación, de otra. La zona abarcada por estas fracturas es muy extensa, existiendo probablemente diferentes centros de fracturamiento, pero siempre semejantes, pues tenemos centros bien conocidos, comjo los de las cercanías de Pachuca, Santa Rosa, Tepenené, el Chico, Real del Mon- te y otros. 490 ING. TRINIDAD PAREDES Para comprobar la importancia de estas fracturas, bastará decir ([ue la veta Vizcaína tiene nna longitud como de 16 kilómetros, 20 metros de potencia, aun cuan- do sea menor la parte explotable, y de más de 650 me- tros de profundidad, la que podrá llegar hasta 5,000 me- tros, según algunas autoridades le calculan. Hidrolasría o' El agua de las lluvias se distribuye de la siguien- te manera : una parte escurre por la superficie, otra se evapora, otra se convierte en subterránea y otra au- menta las plantas. Mientras más desnudo, pendiente y compacto es el terreno, mayor cantidad de agua se es- curre por la superficie; mientras más corriente de aire haya, siendo ese aire seco y más alta sea la temperatu- ra, mayor cantidad de agua de lluvia se evapora ; mien- tras más permeable sea un terreno y permanezca más tiempo el agua de lluvia sobre él, mayor cantidad de agua se convierte en subterránea ; estos son los prin- cipios generales (jue rigen al agua de lluvia, y son tají conocidos y tan claroá que no necesitan explicaciones detalladas. En la comarca que nos ocupa, hemos, dicho ((ue no existen datos sobre las lluvias; en realidad existen, pe- ro muy probablemente equivocados que más vale suponer que no existejí y sólo podemos conocerlos por compara- ción y sujetos a la apreciación muy personal. J3sta;\ llu- vias para el arte ¡«niperior de esas fracturas, y aun de algunas que no iban a dar allí, sino que se comunicaban con las fracturas nuevamente abiertas por las explosiones, vi- braciones o intemperismo como consecuencia directa de! trabajo en esos lugares. Después, al profundizar una mina, se extendía el radio de acción del dren o encon- traba una fractura en comunicación con otras (|ue re- cibían sus aguas de una zona hasta entonces indepen- diente; de la parte ya drcnadn, se venía el agua, sien- do algunas veces una verdadera avalancha de agua ([uo producía efectos desastrosos, como los de 1895, y con cada metro f|ue se avanzaba en la mina, tanto en lon- gitud como en profundidad, se ampliaba más y más ia zona drenada, haciéndose también más y más expeditos los caminos recorridos por el agua (|ue con cada lluviü, granizada, rocío, etc., se ccuovaba en su superficie, po:* lo que fue desceiuliendo muchísimo el nivel hidrostá- tieo, hasta hacer imposibles los ])ozos y la vegetación, LOS RECURSOS DE A(;UAS DE LA CIUDAD DK PACHUCA 497 a menos de aislarla localmente y alimentarla con fre- cuencia. Por esto vemos que los socavones dados sobre la Sierra desde los 400 metros arriba de la ciudad y mas abajo, tienen agua en una parte de su curso, donde atra- viesan la zona de acción de los drenes profundos cerca- nos; fuera de allí tiene muy poca, prácticamente son se- cos, como el del Norte de la mina de San Rafael, no obstante que alcanza una longitud de 900 metros desde donde encuentra el socavón Girault y una profundidad de 200 metros en la parte más baja de la superficie. Con más longitud «piizá tendrá que encontrar agua cuando pase la zona drenada por los trabajos profun- dos de San Rafael y CaiiMjlia; y decimos (juizá, porque cuando i)ase esa zona estará a unos 400 a 700 metros abajo de la superficie, y como es una zona poco fracturada y casi nada conmovida por los trabajos mineros, puede su- ceder, y será lo más probable, que el enorme peso de las ro- cas impida ({ue las aguas penetren las fracturas comprimi- das, tal como ha sucedido en algunas partes ; como en Gua- najuato por ejemplo, donde los trabajos del tiro de Xueva Luz, el más profundo de allí, cortaron a la veta madre a 200 metros abajo de los planes inundados de la Mina La Valen- ciana, el corte se encontró seco, habiéndose mantenido de la misma manera después de más de un año. En Real del Monte al NW. de la mina Dificultad, hay obras emprendidas a dos niveles muy diferentes; las unas desde la superficie y las otras al nivel de 400 metros abajo del tiro Dificultad ; las primeras tienen agua, porijue del agua superficial, una parte se convierte en subterrujiea pe- netrajido por las fracturas que van a drenarse por las obras de 150 metros de profundidad, pues el terreno, aun cuando fuera muy compacto, se ha ido conmoviendo por las explo- raciones del trabajo minero que se ha llevado desde la su- perficie. Las segundas, las obras del nivel 400 del tiro Difi- 498 IXG. TRINIDAD PAREDES cuitad, qne llegan abajo de las anteriores, y separadas un kilómetro del dren más profundo de 650 metros y donde la acción de ese dren profundo ya no se deja sentir, allí no hay agua ; las vetas están secas a consecuencia de que el peso de las rocas ha cerrado las fracturas anteriores para no dejar penetrar una cantidad de agua apreciable y las exploraciones producidas por el trabajo de ese nivel, no son suficientes para conmover el terreno superior. Esas obras interiores tendrán agua, cuando los trabajos de comunica- ción con las superiores se acerquen y las exploraciones sean suficientes para conmover el terreno superior. Hemos bosquejado las condiciones del terreno ([ue go- biernan las cantidades de agua de lluvia : la que escurre, la que se evapora, la que se convierte en subterránea y la que consumen las plantas para su alimentación; en el flanco occidental donde el terreno es muy pendiente y desnudo, un tanto por ciento bien grande del agua que cae, se escurre por la superficie en forma de avenidas ; las otras cantidades, la que se evapora y la que se convierte en subterránea, y la que toman las plantas, son mucho menores en proporción a la ([ue escurre, sobre todo la última, pues casi no hay plan- tas. En la parte alta de 2,700 metros para arriba y en el flanco oriental, el tanto por ciento de la cantidad de agua es mucho menor en relación con la que se convierte en sub- terránea, la que ocupan las plantas para su alimentación y la íjue se evapora. Carecemos de datos precisos para mar- car estas cantidades con exactitud, pero vemos (lue se tiene una zona eficiente para aprovisionamiento de agua y esta zona es la parte alta de la Sierra, o sea la comprendida en- tre la cumbrera y los 2,700 por el lado occidental y de la cumbrera para el lado oriental. Nosotros necesitamos 3.000,000 de metros cúbicos de agua cada año y debemos tratar de obtenerlos, de la que es- curre por la superficie y de la que se convierte en subterrá- nea fuera de las zonas drenadas ])()i- los trabajos profundos LOS RECURSOS DE AGUAS DE LA CIUDAD DE PACHUCA 499 de las minas. Contamos con medio millón en las presas de la Estanzuela, el Romerillo y la Garnica, por supuesto repa- rando y acondicionando estas presas, pues en informe ante- rior, dijimos que en la de la Estanzuela, o del Rincón, sólo se aprovechan los 7,80 metros inferiores,- es decir, una ter- cera parte de su verdadera capacidad. Xos faltan dos millo- nes y medio y vamos a ver de dónde podemos obtenerlos ; naturalmente de la zona alta, de la que es más eficiente en lluvias, de aquellas que hemos supuesto lluevan alrededor de 68 centímetros, que tiene manantiales, que retiene más agua, porque hay vegetación, humedad, mejores lluvias y hasta partes que si no son precisamente planas, son menos incli- nadas que el resto de los flancos, principalmente el occiden- tal. Ya hemos visto en qué condiciones se encuentra esa zo- na; por lo que podemos siquiera por vía de apreciación, su- poner, con algunos autores, que del agua de lluvia, se escu- rre un 3%, que un 20% se convierte en subterránea, pue:; tiene un ''colchón'' bastante grueso en toda la zona y el resto se evapora y lo consumen las plantas. Debemos tratar de recuperar la mayor cantidad de agua posible, o sea. la que escurre y la que se convierte en subte- rránea; para la primera se necesitan presas que capten una superficie aproximada de 1,000 hectáreas. Con las aguas de las minas profundas no debemos con- tar, no sólo por el informe tan malo que dio el Consejo Su- perior de Salubridad de México, sino que con anterioridad habíamos dicho al Consejo de Salubridad de esta ciadad, que si de algim análisis bactereológico de esta agua resultaba buena, no se debería concluir que serviría para la alimenta- ción, sino que, dadas las condiciones de su modo de circu- lación, está muy expuesta a una contaminación, por lo que nunca se debía aceptar para el aprovechamiento de la ciu- dad, sino en casos muy especiales, eomo en el que hemos estado muy expuestos, de quedarnos sin una gota de agua de otra procedencia. 500 ING. TRINIDAD PAREDKS La Presa del Jaramillo, ({ue hace tiempo se ha proyecta- do, tiene una cuenca de abastecimiento como de 500 hectá- reas (1) o sea una capacidad de un millón de metros cúbicos, en números redondos como máximo. Hay otra presa <|ue se puede levantar y (pie tiene una cuenca de abastecimiento aproximada a la del Jaramillo, es decir, como unas 500 hectáreas; esta presa está situada en la extremidad SE. del llano de Barrera, sobre el arroyo de Pueblo Xuevo, de la cuenca hidrográfica del Río Amajac, o sea en el lado oriental de la Sierra. De la cortina de esta presa, se construirá un canal bien acondicionado, (jue fal- deando la Sierra en dirección al Suroeste, llegue a la ciudad de Pachuca. Tenemos otra obra (jue tendrá por objeto recuperar al- go del agua que se convierte en subterránea, y es un socavón que partiendo de la parte baja del Salto de Pablo, sigue por que partiendo de la parte baja del Salto de Pablo, siga por el curso del arroyo hasta el llano de la Sabanilla. Hemos dicho que ])ara (|ue la obra dé buenos resultados debe ser un dren (\ne atraviese un material permeable, ya sea de una permeabilidad propia o de una permeabilidad adíjuiri- da como la de las arenas o la de las rocas fracturadas, y co- mo este último es nuestro caso, el socavón debe atravesar el mayor número de fracturas acuíferas. En el caso de esta obra, tenemos que atravesar una corriente de andesitas, en donde por la espesa capa de la tierra vegetal y exuberante vegetación, no se puede distinguir si está nuicho, poco o nada fracturada ; yo pude anotar, cerca del Salto de Pablo, dos fallas con rumbo de 70° XE. y otra de 80° XE. y echa- dos entre 70 al XW. y verticales. Esta roca, entre la (|ue irá el túnel, soporta una brecha (pie ak-.inza una altura muy (1) Decimos "como 500 hectáreas", porciue esfe dato no Sí; ctMioce; hasta hoy se está hacientio un levantamiento parí eorocerlo con exactitud y determinru- la altura que esta pri- sa deberá tener. LOS RECURSOS DE AGUAS DE LA CU'DAD DE PACHUCA 501 desigual hasta de más de 100 metros, como en las "Ventanas del Chico " ; la brecha tiene numerosas diaclasas o fracturas sin saltos, por los que fácilmente penetra el agua, pero en la roca que sirve de pedestal, o asiento a esta brecha, no es fácil ver si estas fracturas se continúan, por lo qne es in- dispensable hacer un túnel de 50 metros, .y si el terreno está fracturado deberá continuarse ; si no lo está, deberá aban- donarse. Tratemos de analizar el por (¡ué y el posible resultado de cada una de estas obras; la presa del Rincón o de la Es- tanzuela, que tiene una capacidad calculada de 235,000 me- tros cúbicos, no se llena por dos razones: porque se filtra. y porque tiene una cuenca de abastecimiento muy pe((ueña: para evitarlo, primero necesita de iina compostura formal ; para lo segundo el señor Ingeniero Castillo propone hacer unos drenajes de la parte Norte, tributaria de la presa del Romerillo, para que lleven sus aguas a la de la Estanzuela, pues hay (lue empeñarse en utilizarla, piiesto que ya está construida y hecho un gasto importante, esos canales pasa- rán arriba del pueblo de la Estanzuela, para evitar ([ue los desperdicios e inundaciones lleguen a la presa. La presa de la Garnica, no puede aumentar, lo mismo que la del Romerillo, pues sus cuencas de abastecimiento son grendes y, además, en la del Romerillo se ve que la cortina construida es solamente una parte de la (lue realmente se proyectó y se empezó; de estos trabajos parece que en la Dirección de Aguas no hay datos porque el agua estaba re- genteada por una compañía particular que no dejó archivo. Se necesitará antes de comenzar el aumento de las dos cor- tinas, hacer unos planos para' saber lo que se aumenta de agua y lo que cuestan, pero la reparación desde luego se debía empezar, lo mismo que los canales que desemboquen en el Rincón. 502 INO. TRINIDAD PAREDES La presa del Jaramillo, ([iie ya se ha estudiado, tiene muchos defectos: ya se dijo que la falda de la Sierra, desde arriba hasta Pachuca, está fuertemente inclinada, y por lo mismo, no existen lugares que satisfagan a las reglas que deben llenar los vasos para almacenar aguas; sólo existen lugares menos incliuados, y esto es lo que sucede precisa- mente en el Jaramillo, es una parte menos inclinada que la generalidad del cauce del arroyo. Además, la presa está so- bre el arroyo mismo que pasa por Pachuca y si desgracia- damente alguna vez se rompe esta presa estando llena, el peligro es inminente. Además, su cuenca de abastecimiento parece ser muy reducida. Como consecuencia del primer defecto, esta presa a la altura de 19 metros, altura enorme en relación con otras mu- chas presas, no almacena más de 155,000 metros cúbicos: su capacidad empieza de los 25 metros para arriba, cuando la superficie cubierta por cada metro de agua es de relativa consideración. En otros términos, la cantidad de agua almacenada al- canzará un costo demasiado alto ; si estas aguas fueran para la irrigación, esta industria lu» lo soportaría; pero como se trata de alimentar a una ciudad (jue debe aun a gran costo arbitrarse el agua, no importan esos defectos, puesto que el del peligro inminente también se subsana, dándole un poco más de seguridad, o sea con un poco más de costo. Esta presa deberá construirse, se están estudiando los últimos detalles, y si <•! entusiasmo no decrece, pronto se habrán iniciado los trabajos. Se ha tratado de ver también cuál será lo más económico, dadas las condiciones precisas de nuestro medio, si una i)r<'sa de iiiaiiq)ostería, en que hay (pie llevar la cal y hi arena 'Ixicna que en las cercanías no hay, o una presa «le piedra suelta revestida con muros bien hechos, además de una cnbiei-ta de cemento de l)uena cali- dad. LOS RECURSOS DE AGUAS DE LA CIUDAD DE PACHUCA 503 La otra presa que propongo tiene los mismos defectos un poco menos mareados, la inclinación del terreno es me- nos fuerte y los lados se abren un poco más ; es decir, se obtiene una cantidad de agua igual o mayor que en el Ja- ramillo con un gasto menor; pero es necesario hacer antes el estudio para precisar sus defectos y ventajas. El canal sí alcanzaría un desarrollo bastante largo, lo ([ue es un de- fecto, pero esto es conveniente, para (|ue la cantidad de agia que recoja de las aguas ([ue escurren por cada arroyo sea mayor. También se puede hacer un túnel, pues hay lugares convenientes para unir la torre de toma con la cañería exis- tente, que viene de Llano Largo o de los Leones ; este tiinel alcanzaría poco más de 500 metros. Habrá que proyectar las dos maneras y ver la que resuelve mejor la cuestión. Del túnel de Jaramillo que ya hablamos se dijo que se deben hacer luego unos 50 metros para decidir, en vista de • los resultados, si se continúa en todo su desarrollo. Como complemento de todas estas obras, es preciso e indispensable que el Gobierno se haga de todo el terrreno cuyas aguas escurren hacia estas diferentes obras; que evi- te el paso de las gentes y principalmente la tala de los mon- tes. Dadas las costumbres adcpiiridas por la gente, será pre- ciso tener varios guardas armados para que puedan hacer- se respetar y evitar de una manera efectiva la tala de los montes. La realización de estas obras creo (pie costará alrede- dor de un millón de pesos plata, es decir, tres metros cúbi- cos de agua por cada peso; quizá cuesten menos; de esta manera se hará un solo gasto y después vendrá la conserva- ción, que lo dan con creces la venta del agua en la ciudad; estos gastos se reportarían poco más o menos de la siguien- te manera : Presa del Jaramillo .. .. $300.000.00 Presa en el Llano de Barreras y Canal 200,000.00 Mem. Soc. Álzate.— 24-Julio-1921.—t. 30-?.?. 504 INfí. TRINIDAD PAREDES Aumento y reparatáóu de las presas de laEstanzuela 50,000.00 Compra de los terrenos y todos los montes 100,000.00 Túnel del Jaramillo 50,000.00 Cañerías de la Ciudad, instalaciones y filtros 200.000.00 Imprevistos 100,000.00 Y sólo me refiero al aprovechamiento de agua de la ciu- dad, puesto (jue después vendrá el drenaje, jardines, pavi- mentación, etc. De donde se obtendrían las sisruientes cantidades de 't?' agua Presas dé La Estanzuela, El Rincón, El Romerillo y Garniea 500.000 m. Presa del Jaramillo 1.000,000,. Presa del Llano de la Barrera 1.000,000 „ Canal (pie partiendo de la Presa de la Barrera faldea la Sierra . 500,000 „ Estas aguas se pueden clasificar en dos rangos: las de la Estanzuela. muy turbias y (piizá insalubres por la gran cantidad de limos (pie contiene, así como pf)r las inimuuli- cias y desperdicios (pie le suministra el pueblo de la Es- tanzuela, y las refutantes buenas con muy pocos limos y si se logra vedar i>or completo los montes cuyas aguas escurren a estas obras, se obtendrá agua bastante elara y pura. Con las obras (pie a16. SOCIKTK SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIRES, T. 39 509 NOTAS ENTOMOLÓGICAS POR EL INGENIERO CARLOS PATONI. M. S. A. (Sesión del 3 de Julio de 1916) UNA OBSERVACIÓN RELATIVA AL VUELO NUPCIAL DE LAS HORMIGAS Desde hace tiempo me ha Hamado la atención, ({ue en lo que se ha escrito sobre las hormigas de los Estados Uni- dos, o por lo menos, en la literatura no escasa (lue sobre la materia ha llegado a mis manos, no se haga referencia a la circunstancia de que el vuelo nupcial tiene lugar, siempre, al día siguiente de uno de lluvia. A(iuí en nuestro país, aun los niños saben que las hor- migas con alas sólo aparecen después de las primeras preci- pitaciones de nuestra estación lluviosa. Esto sucede siempre : aun cuando la temperatura se eleve lo suficiente, no apare- cen los individuos alados, machos y hembras ; sino hasta que viene la primera lluvia. Acaece esto de mayo en adelante, en la mitad Septentrional del país, es decir : de Aguascalien- tes para el Norte, que es donde yo he observado y estudiado las hormigas ; pero en las regiones áridas, del Norte de Za- catecas, Noreste de Durango, la mayor parte de Coahuila y de Chihuahua, etc., donde las lluvias son tan escasas e irre- gulares ; en muchos lugares aparecen las primeras lluvias sólo en julio o agosto y a veces hasta en septiembre : enton- ces el vuelo nupcial no tiene lugar, sino hasta esa época tan retardada. 510 ING. CARLOS PATÜNI Como es natural, en las grandes especies de hormigas, es donde resulta más fácil observar la relación íntima y pro- bablemente necesaria (pie existe entre la lluvia y el vuelo nupcial. De las grandes especies, las más comunes en la parte Norte de nuestra altiplanicie son: la "hormiga arriera", Atta Mexicana mayor (jue la A. fervens que habita la mitad meridional de México, así como las regiones cálidas de am- bas vertientes y la "hormiga brava" Pogomomyrmex bar- batus junto con el P. molefaciens; considerado el último, i)or muchos Mirmecólogos. solo como una subespecie. Es esta toda de color rojo claro y en el Norte se la llama ''hormiga güera" para distinguirla del P. barbatus que tiene la cabe- za y el tórax de color casi negro, con sólo el gaster rojo. La subespecie molefaciens, o especie, si se le admite este rango, parece ser una hormiga comiin en el Valle de Méxi- co; pues sus nidos u "hormigueros" se encuentran aun en algunas calles de la capital. Fácil también de observarse en el Norte, es una liornii- ga de tamaño solo poco menor ((ue la molefaciens: es un Ischnom5rrmex ; i)robablemente idéntica con el I. Cocke- relli" común en toda la frontera de los Estados Unidos. He observado en algunos años, el vuelo nupcial de una especie indeterminada y de tamaño mediano, (jue en gran l)arte de los Estados de Durango y Zacatecas, anida bajo la corteza de una especie de Quercus o Encina ; el vuelo de esa especie ha tenido- lugar invariablemente después de un día de lluvia, como en las hormigas (pie tienen sus habitaciones debajo del suelo. La aparición de los individuos alados, siempre al día si- guiente de una lluvia, se observa también en las especies peíjueñas de los géneros Solenopsis, Pheidole, Monomorium, etc., (jue viven en las habitaciones humanas y anidan no sólo en el suelo, sino más comunmente en las paredes o en la ma- dera de pisos, techos y aun muebles, no siendo algunas de esas especies indígenas de nuestro país, sino advenías. NOTAS ENTOMOLÓGICAS 511 El hecho de que el fenómeno que nos ocupa, se presente en especies no terrestres, que anidan en las habitaciones, en las cortezas o huecos de los árboles, etc., excluye la idea de que la lluvia tenga por efecto reblandecer el suelo, favore- ciendo así la salida de los alados, a semejanza de lo que pasa entre un gran número de dípteros y de otros hiraeiiópteros distintos de las hormigas. La lluvia no debe pues de influir, en la aparición de los jnachos y hembras de las hormigas fuera de sus madrigue- ras ; sino porque su efecto es aumentar la humedad de la atmósfera. Quizá a las alas delicadas y frágiles de las hor- migas aladas, sea necesario para su funcionamiento un buen grado de humedad en el aire, o también muy i)robablemente, es útil esa humedad para evitar que se evaporen y desequen los humores que intervienen en la cópula y fecundación, ac- tos que son el objeto del vuelo nupcial. Fundándonos en lo que antecede, podemos ahora expli- carnos por ([ué en los autores americanos, no aparecen obser- vaciones sobre el fenómeno que nos ocupa, aunque el hecho entre nosotros, por lo menos en la mitad Norte de México, sea conocido de la gente del pueblo y como al principio di- jimos, aun de los niños. En nuestro Continente de los 38° o 40" de latitud para el Norte, la cantidad de vapor de agua en el aire es siempre relativamente elevada, de modo que si la humedad del ambiente es indispensable para que se verifique el vuelo nupcial, éste ya no tendrá lugar precisa- mente después de un día de lluvia. Pero aun suponiendo que en el Norte fuera también necesaria tal lluvia, sería difícil observar su enlace con la aparición de las hormigas aladas, en un clima donde son tantos los 'días lluviosos; pues que aun en mayo y junio, época en que tiene lugar la aparición de los alados en los países septentrionales, son frecuentes esos días de lluvia. En verdad, para observar y estudiar el fenómeno en tales condiciones, sería necesario haber tenido antes, alguna idea de él. 512 ING. CARLOS PATOXI Es cierto (jiie en los Estados Unidos existe una vasta re- gión, en ([ue el clima es tan seco, como el de nuestros Esta- dos septentrionales y de seguro (lue en esa zona árida de la República del Norte, la aparición de las lionnigas aladas, exige la previa lluvia ; pero los entomólogos que han visitado tales territorios desprovistos de humedad en la atmósfera, han sido todos habitantes del húmedo Xort(> ; ]\IcCook, Wheeler, etc., y la observación del fenómeno de (lue nos ocu- pamos, para poderlo admitir y comprobar, tendría ([ue ha- cerse, no en uno o dos años, sino en una larga serie de ellos, como ha acontecido de seguro con nuestra gente del pueblo. No conozco nada de literatura norteamericana en los úl- timos tres años, respecto a hormigas y es posible (¡ue en ese transcurso de tiempo se haya publicado algo sobre la rela- ción íntima que existe entre la lluvia y la aparición de los iiulividuos alados: para el caso de que no fuera así, me he decidido a publicar mis observaciones sobre este punto, las cuales indudablemente son todavía deficientes; pero precisa- mente las doy a luz, para ([ue puedan ser completadas o co- rregidas por personas competentes, como lo son los entomó- logos que se hayan dedicado al estudio especial de las hor- migas. México, Septiembre de 1915. MANIOBRAS DE LA "HORMIGA LEÓN" PARA COGER SU PRESA Desde (jue en la primera mitad del siglo XVITI publicó Reaunuir sus notables observaciones sobre estos insectos, se han venido repitiendo midtitnd de inexactitudes respecto a sus costumbres, especialmente sobre ol modo de coger su presa. NOTAS ENTOMOLÓGICAS 513 Se ha estampado muchas veces, aun en obras de cierta importancia, (pe la hormiga león o larva de Mirmeleón, arroja arena o tierra sobre los pequeños insectos que se acer- can al borde de su trampa, para cegarlos y que con esto cai- gan al fondo del embudo donde está emboscada. Es esta una burda conseja que supone en los insectos (pie son la presa ordinaria de la hormiga león, ojos como los humanos. ¿De qué pe(iueñísimas dimensiones necesitarían ser los granos de arena o de tierra capaces de velar los ojos de las víctimas del Mirmeleonido? De seguro que no podrían ser las partícu- las de tierra, que a la simple vista se miran elevarse del fon- do del embudo donde está oculta la larva. Se ha dicho después, (pie la larva arroja hacia arriba la menuda arena, para con ella precipitar a los insectos que trata de hacer sus víctimas al fondo de su trampa. Tampoco esta explicación tiene fundamento y es tan inverosímil ese bombardeo €on proyectiles de granos de arena, como lo de cegar a las futuras víctimas. Paso en seguida a explicar cuál es el medio sencillo que ernplea la larva hormiga león, para hacer que su presa caiga al fondo de la trampa ; pero antes debo decir algo sobre cuá- les son los insectos observados. En el Norte de Zacatecas, en Durango, con las partes adyacentes de Coahuila y Chihuahua, he tenido ocasión de observar diversas especies de Mirmeleonidos. Como en nues- tro país casi no existen colecciones entomológicas clasifica- das y además, entre los diversos ramos de la Biología no ha sido mi especialidad el estudio de los insectos, no he podido clasificar esas especies y a veces ni los géneros han sido de- terminados con seguridad. No dirigiéndose mis estudios sino incidentalmente hacia entomología, no he tenido muchas veces tiempo de identificar los insectos perfectos a que per- tenecen las larvas que he observado. La larva de Mirmeleón más común en las regiones arri- ba indicadas, tiene aproximadamente las dimensiones de la chinche común o Acanthia lectularia. Construye sus trampas 514 ING. CARLOS PATONI en forma de cono invertido o embudo, como es común a las larvas del género. Dicho cono o embudo tiene en su base un ■diámetro de 2V^ a 3V2 centímetros y como 2 a 2V^ de pro- fundidad, resultando con esto que sus paredes presentan tal inclinación o talud que es mayor que la pendiente natural de las tierras o arenas, la que pueden tomar, solo debido a las pequeñas dimensiones del embudo y a su sección trans- versa circular. La larva, según se ha descrito para las especies euro- peas, se mantiene en el fondo del embudo, sepultada en la tierra o arena fina, entre la cual puede percibirse ai)enas el extremo de sus mandíbulas o tenazas. Tan luego como algún peíjueño insecto, comunmente una hormiga, traspasa el boi-de superior del cono que constituye la trampa, la larva agita violentamente sus tenazas, rompiendo i)or medio de esta maniobra, que efectúa en la base de las paredes, el equili- brio inestable de éstas, principalmente de la que corresponde al lado por donde aparece la futura presa y se produce el derrumbe o deslizamiento de esa pared, con lo que el insecto es precipitado al fondo del embudo, donde es cogido pronta- mente por las robustas mandíbulas de la larva. El fuerte movimiento de las tenazas de la hormiga león, lanza hacia arriba los menudos granos de arena, pero sin (jue éstos vayan a cubrir los ojos de la futura víctima, ni tampoco para ((ue hagan sobre ella el efecto de otros tantos proyectiles; sino que toda hi maniobra tiene por único ob- jeto, provocar el deslizamiento hacia el fondo de las paredes del cono, lo cual necesariamente habrá de producir la caída de la presa. Como los movimientos de la larva, para los insectos de Europa, se describen según yo los he visto y los describo arriba, creo (pie mi explicación sobre el efecto de tales mo- vimientos, es aplicable tainl)i«'ii n las larvas de Mirmeleo.n de aípiel Continente. ]\Iéxico. Noviembre de líH.^i. NOTAS ENTOMOLÓGICAS 515 LA APRECIACIÓN DE LOS COLORES POR ALGUNOS INSECTOS Mucho se ha discutido por los naturalistas, en los últi- mos años, sobre si los insectos son o no susceptibles' de apre- ciar los colores ; originada tal discusicjn, principalmente, por las relaciones que ese punto tiene con la fecundación de las plantas, habiendo quienes hayan negado del todo a los ojos de esos seres, la facultad de ser impresionados por los colo- res ; mientras que otros, aunque reconociendo tal facultad sólo admiten que la percepción de ellos es muy vaga. Para sostener esta opinión se fundan en lo imperfecto de los ór- ganos de la visión en todas las especies de los hexapidos. En oposición a los naturalistas de que acabamos de ha- blar, ha habido muchos que continúan sosteniendo que los insectos realmente son capaces de distinguir los colores ; tan- to (pie no tienen otra razón de ser, los que afectan las flores de un gran número de plantas. Aquí voy a hacer constar una observación, (]ue parece comprobar lo que mantienen estos últimos. Mi observación se refiere a los dípteros, de la familia de los Culicideos o mosquitos picadores. Muchas personas habrán podido observar (jue los individuos de un gran nú- mero de especies de tan molestos- alados se mantienen posa- dos durante el día, de preferencia sobre los objetos de color obscuro, por lo común en piezas de ropa negras o de tintes muy subidos. La repugnancia de estos Nematoceros por los colores claros, se considera por muchos entomólogos, como una manifestación del instinto protectivo ; aunque hay mos- quitos de algunas especies que descansan en las paredes y objetos no obscuros durante el día; pero aun en este caso se alejan de los lugares de mucha iluminación. Los hechos expuestos indican ya que en los Culicideos debe de existir la apreciación de los colores ; pero la obser- vación que es el objeto principal de este artículo, presenta a ese respecto un caso concreto y más bien determinado. 516 INCi. CARLOS PATO>'I En el Estado de Coahuila hay una extensión de territo- rio, llamada "El Barreal", la ([ue se extiende del borde dd- la Laguna de Mayrán para el Oriente a lo largo de las lí- neas de los Ferrocarriles Central e Internacional, hasta la estación Sauceda y al Norte y Sur, hasta el pie de las se- rranías, límite del valle (pie constituye la región. En ésta vive un Culicideo o mosfiuito, bien diferente de los (jue he observado hacia el Poniente en Torreón o al Oriente en Sal- tillo : es no sólo específicamente distinto de los (pie habitan en esas dos ciudades y sus inmediaciones, sino también ge- néricamente y aun es probable (pie pertenezca a otra subfa- milia. No obstante la aridez y carácter desértico de la re- gión, ese díptero se desarrolla y multiplica en ella de un modo notable durante la estación lluviosa. Los huevecillos del insecto deben de quedar sobre el suelo seco después (pie se evapora el agua donde fueron de- po.sitados por las hembras, hasta (pie al año siguiente vuel- ven a ser llenadas por las lluvias las charcas formadas en las pequeñas depresiones (lue presenta la superficie plana de El Barreal : no es sino entonces cuando tiene lugar la eclo- sión y salida de las larvas. Debe de ser muy grande la vita- lidad de esos huevecillos y perfectamente impermeable su envoltura o tegumentos ; pues (pie permanecen expuestos a los fuertes rayos del sol y a la acción de un aire muy seco, durante tanto tiempo. Muy ])0(()s (lías después de his primeras precipitacio- nes, siempre muy escasas en El líarreal, aparecen los mos- (piitos. Yo tuve la ocasión de observarlos en los veranos de lí)07 a 1910. durante mis trabajos de campo en esa región, habiendo sido con frecuencia víctima de sus ata(pies; pero auuípie son de tamaño menor (pie los C'ulicideos más comunes en nuestro país, pican fuertemente de día y de noche; pero sobre todo j)or la tarde. En las zanjas (|ue existen a los lados del terraplén de la vÍM férrea, como puede permanecer el agua relativamente XOTAS ENTOMOLÓGICAS 517 por más tiempo sin desaparecer por la evaporación, se desa- rrollan en abundancia los mosquitos. En junio de 1914, crucé en ferrocarril de San Pedro a Saltillo y en las estaciones al Oriente de la Laguna de May- rán, volví a encontrarme con mis antiguos conocidos los mos- quitos de El Barreal, que en todos los lugares donde nos de- teníamos, penetraban a nuestro tren pasando por las puer- tas y ventanillas abiertas. El carro de ferrocarril en que viajaba, tenía asientos de dos colores diferentes; unos con cubierta de un verde obs- curo y los otros con la de color rojo subido común en esos asientos. Los mos(juitos (jue penetraban a nuestro carro, se posaban de preferencia en los asientos de color rojo; muy pocos lo hacían en los de color verde y a menudo, los (lue al introducirse se habían asentado en estos últimos, pasado un rato volaban a pararse en los rojos. Ya en esa época el movimiento de los ferrocarriles era bien defíciente y en nuestro viaje hacíamos largas paradas en muchas estaciones, así es (|ue, en el trayecto de El Ba rreal empleamos gran parte del día, por lo que, en todos los lugares donde nos deteníamos y había agua próxima en las cunetas de la vía, tuve ocasión de observar con espacio, cuá- les eran los puntos que los mosquitos elegían para posarse, pudiendo comprobar que la gran mayoría de ellos se posaba siempre en los asientos de color rojo. Xo pretendo (]ue este caso sólo baste a decidir que los mosquitos, sí son capaces de apreciar los colores : se nece- sitaría de observaciones más numerosas y continuadas por mucho tiempo, para inferir con fundamento, algo de carác- ter siquiera probable, en tan difícil cuestión. Me he decidido a dar cuenta de lo que presencié en los Culicideos de El Ba- rreal, por(iue corrobora en forma un poco más precisa, las observaciones llevadas a cabo hace tiempo respecto a esos insectos y de que se ha hecho mención al principio de este artículo. 518 ING. CARLOS PATONI No sería difícil efectuar experiencias con los mosquitos de El Barreal y con los de otros lugares, en las que se em- plearan telas de materiales diversos y de distintos colores, obtenidos éstos por medios de compuestos también dife- rentes evitando así que la preferencia de esos dípteros por determinados matices, pudiera atribuirse a la na- turaleza de los tejidos o de las materias tintóreas. Méxi(Mi, Octubre de 1915. Tomo 39. Núms. 9-12. (Fin del Tomo) MEMORIAS Y REVISTA DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ''Antonio Álzate" publicadas bajo la dirección de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN SECRETAKIO GENERAL PERPETUO SOMIVI AIRE (Mémoir s et Revue, feuilles 34 u 44. pl. XII-XVII). La ligadura de los Tunes. Nota acerca de las pinturas murales de Santa Rita. Hüiid. Brit-, por Hermann Beyer, j>. 519-5125, lám. XII. (La l¡. 680. Bibliografía: Tassy et Léri«, Órnelas, Burckliardt, Eddingtou. Sociedad Es pañola de Historia Natural. — Anales del Congreso Minenero, Lima p 681-687.— Mapoteca Mexicana, p. 688-689 índice del tomo 39 de Memorias. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQÜE "ANTONIO ÁLZATE".— MÉMOIRES, T. 39 519 LA LIGADURA DE LOS TUNES NOTA ACERCA DE LAS PINTURAS MURALES DE SANTA RITA, HOND. BRIT. POR HERMANN BEYER. M. S. A. (Sesión del 6 de Junio de 1921) Al señor doctor Thomas W. Gaun, de Corozal, Hon- duras Británica, debemos ya una serie de valiosas contribu- ciones a la Arqueología y Etnografía de esa poco conocida colonia inglesa. También por la copia y descripción de algu- nas pinturas murales de un templo antiguo descubierto en los terrenos de la Hacienda de Santa Rita, ubicada cerca de Corozal, merece ese señor el agradecimiento de los estudio- sos. Pero la interpretación de las deidades y otros detalles de esos frescos que dio a luz en una de las publicaciones de la Oficina de Etnología Americana, en Washington (1) de- ja que desear bastante. He dado una especie de clasificación en bruto de esos dioses (2) y algunos pormenores han sido tratados por otros autores. (3) También el doctor Gann ha rectificado des- pués algunas de sus explicaciones anteriores. (4) Las representaciones de seres mitológicos de Santa Rita, tienen la gran ventaja de haber conservado perfectamente su rico colorido cuando fueron copiadas. Generalmente las estatuas y relieves de origen maya sólo poseen algunos ves- tigios de color y las figuras de los códices están iluminadas en parte y muy sumariamente. Por esas razones los frescos son de gran valor científico y servirán para elucidar ciertas Meni. Soc. Álzate.— 20 Juliol921.—t. 39-31 520 HERMANN BEYER cuestiones de detalle. Pero una detenida indagación de todos esos dioses y símbolos requiere muchos estudios prelimina- res y colaterales y, ante todo, numerosos dibujos compara- tivos, cosas para las cuales no dispongo actualmente del tiem- po necesario. Sin embargo, me permito presentar algunas reflexiones sobre ciertos jeroglíñcos que están junto a las deidades y que nos revelan la idea fundamental del asunto que tratan las representaciones pictóricas. Si fijamos nuestra atención en la pintura que cubre la parte oriental de la fachada del templo de Santa Rita (lá- mina XXIX de Gann), vemos a casi todos los personajes míticos acompañados de una fecha que tiene por signo de día "ahau". En la figura Ib. he juntado todos esos jeroglíficos en la secuela que tienen en el original, dejando un hueco en los casos donde existe una deidad, pero donde falta la fecha. Si ahora consultamos la lista de los veinte tunes que contiene el primer katun del décimo ciclo, publicada por el profesor Seler (5), vemos que aparecen en esta serie las fe- chas del fresco (indicadas por subrayado) en el mismo orden, sólo que debe leerse de abajo para arriba, o más correcto : los geroglífieos cronológicos en la mitad orien- tal de la fachada se siguen de derecha a izquierda del observador. Como en las escrituras maya y mexicana es- tán empleadas las dos direcciones, este modo de contar no tiene nada de especial. Desde luego se ofrece la idea de que todas las diez figu- ras de la pared pintada deben tener su fecha, o que, por lo menos, la representan. Efectivamente, después de la fecha "9 ahau'' viene el dios K, cuyo rico tocado llena todo el es- pacio hasta la faja superior. Tal vez más abajo venía su fe- cha. Pero como esta parte de la pintura está destruida, iio lo sabemos de seguro. De todas maneras, dejando un hueco para la fecha que le corresponde, tendríamos como siguiente según la lista, "1 ahau" y fso es lo que precisamente mues- tra la pintura. En la figura Ib. he juiosto abajo en cuadra»- w N 3 ^^ cS t-^ es 3 IM cS 3 CO ;2 c4 O sS cS tf .—1 OS OS s m ce 08 3 os * ^ eo cí oí r-( ■<* CS OS 00 03 CS Ci 00 m o •=) 'S o cu -o CS 3 ;. 1 fO he M © © © ©Lo OÍ 00 lO e^i 3 cS t^ J o; co 5 « C1 cS * s -i CS "és s ^ aS . íS ^ ^ ca 13 - ^ «3 • pi cS " ^ cS 3 O o3 •^ rfi 03 n a C •n 3 •«-i CS M H S P '■o 1) -c Xí CS •^ •1^ Pi «5 1^ oi 13 C W &1 a> 5C LA LIGADUBA DE LOS TUNES 521 8 ahan 4 V 13 5> 9 >> 5 M 1 )J 10 » 6 >J 2 >> 11 >J 7 J> 3 5> 12 n 8 JJ 4 n 13 77 9 )) 5 5> 1 >> 10 „ LISTA DE LA SERIE DE TUNES DEL PRIMER KATUN DE UN CICLO tes, todas las fechas que originalmente debe haber tenido esta parte de la decoración mural. Su conjunto sería exac- tamente la mitad de un katun, un lahuntun, y, según la lista, la s©o-unda mitad del primer katun del ciclo. Conforme a es- ta suposición, he puesto debajo de los cuadretes cifras que indican su colocación en la serie de tunes. 522 HERMANN BEYER Ahora, la segunda mitad de la pintura de la fachada, o sea la parte que va desde la puerta central hasta la es- esquina occidental, debía tener una hilera de otros diez re- presentantes de tunes. Gann cuenta sólo nueve figuras, pero esa falta aparente de un ente mitológico se explica con el hecho de que en el edificio de la figura 2, lámina XXX, del "Report" originalmente había dos animales (6), probable- mente tigres. Más difícil es la explicación de que sólo tres fechas con ahau aparecen en este lado. Uno u otra puede haber sido destruida, pero no se ven suficientes huecos para todas las «que faltan. Lo más probable, entonces, es que la en todo caso bien caracterizada deidad bastaba al iniciada para indicarle el tun que representaba. La primera figura de este segundo fresco, es, según Gann, igual a la figura 10 del otro lado y por eso no la co- pió. Si en el lado oriental la serie comenzaba con este sím- bolo, también lo hará en el del Oeste y entonces la sucesión corre en sentido opuesto. Si llenamos los cuadretes según esa presuposición (figura la., abajo), ocupan, efectivamente. las fechas "2 ahau" y "11 ahau" las últimas posiciones co- mo lo hacen en la pintura mural. La tercera fecha, entre las figuras 5 y 6 de Gann, sólo está trazada, quiere decir no muy bien conservada. Así me ha parecido mejor dejarla fuera de consideración. Aunque esta mitad del katun no está re- producida en el fresco con la claridad como .la otra, por lo menos, las dos últimas cifras de la secuela corroboran mi hipótesis. Tendríamos, entonces, representados los veinte tunes que componen un katun que comienza con el tun "8 ahau" y termina con el 1 un "10 ahau". Los patrones de los tunos, con dos o tres excepciones, están pintados como amarrados con una soga, formando así ima hilera de prisioneros, que, en mi concepto, es una expresión pictórica de la idea de que el katun forma una ligadura de los tunes. LA LIGADURA DE LOS TUNES 523 Como esta representación ocupa la parte más importan- te del exterior del templo, la fachada, creo que está signi- ficante para el destino que tuvo éste. Probablemente fue erigido en conmemoración del katun que forma su decora- ción principal, de una manera parecida como en las gran- des ciudades de Copan, Quiriguá, Yaxcliilán, etc., fueron erigidas las estelas para katunes y hotunes. En los frescos de los otros muros hay representaciones algo distintas. Ante todo, no hay más dioses amarrados a una soga. Por consiguiente, no se puede tratar de otras ale- gorías de nuevos y distintos katunes, sino sólo de asuntos relacionados con el tema fundamental, la serie de tunes que aparece en la fachada. En la pared oriental estaban pintados tres números, dos de ellos en actitud de combate, atacándose con hachas. En cambio, en el fresco del muro que mira al Occiden- te, se ve a un dios que toca tambor y empuña sonaja. Pero enfrente de él vemos otra deidad que lleva en cada mano una cabeza y otra cabeza cortada, la de un tigre, se nota al lado. Estos detalles macabros y la calavera que adorna el tambor están más bien en consonancia con las ideas gene- ralmente asociadas con el Poniente, con el punto cardinal donde se hunden los astros y se entra a las regiones subte- rráneas. Me parece que las pinturas murales de los cuatro lados del templo reúnen la simbolización de ciertas ideas que aquel pueblo tuvo sobre la influencia o la índole de los puntos cardinales con el concepto de la suerte de la casta guerrera, sugerido por la manera de representar los tunes como hom- bres atados o sea prisioneros. Entonces tendríamos como divisa del Este, "guerra"; para el Norte, "cautiveTio", y para el Occidente, "triun- fo", expresado por la celebración de la victoria ostentando las cabezas de las víctimas. El lado meridional también tu- vo originalmente su decoración policroma, pero sólo algu- nos vestigios fueron visibles según Gann. Sin embargo, ba- 524 HERMANX BEYER sándonos en ciertas representaciones de los códices mayas, podemos afirmar que el concepto de la "muerte" o algo pa- recido se encontró pintado en este lugar. Esa indicación simbólica de las cuatro direcciones del mundo no está en pugna con el asunto principal o sea la re- presentación de los veinte tunes de un katun, sino que queda subordenada ; es una especie de idea secundaria y acciden- tal, causada por la razón técnica de tener que adornar cua- tro paredes. La serie de los tunes fue lo ({ue en primer lugar ocupó el pensamiento del pintor. En este sentido vemos a las dos figuras conservadas del fresco del muro occidental acompa- ñadas por la fecha "7 ahau" y "8 ahau", respectivamente. Estos jeroglíficos son los del primer y undécimo tun, eso es de los tunes iniciales de las dos mitades del katun. Una com- probación para la tesis de que los constructores del templo hicieron una división del katun en dos series de tunes (la- huntun), una adscrita al Levante y otra al Poniente, la te- nemos en el hecho de que el muro del Este y la mitad orien- tal de la fachada tienen su fondo del mismo color azul, mientras que la pared del Oeste y la parte occidental de la fachada lo tienen de color de rosa. Que la primera mitad del katun ocupe la parte occiden- tal de la fachada, y no la oriental como uno espera, natural- mente también es intencionado e indica alguna relación con el Poniente donde se baja el sol y existe la entrada al In- fierno. La misma conexión con conceptos lúgubres revela la circunstancia de estar dirigida la fachada del templo al Norte ; eso es, al rumbo donde queda el Mictlan mexicano y el Mitnal maya. Tal vez el katun representado en los fres- cos fue dedicado a una deidad de la muerte o hace alusión a algún hecho histórico de carácter funesto que aconteció durante el katun. LA LIGADURA DE LOS TUNES 525 NOTAS (1) Thomas Gann, Mounás in Northern Honduras. Nine- tenth Annual Report of the Burean of American Ethnology, 1897-98. Washington, 1900. pág. 655-692 (2) Beyer, Apuntes Críticos sobre el "Manual de Arqueo- logía Americana", de Beuchat. Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 5a. época, t. IX. (1919), p. 118. (3) Dr. Herbert J. Spinden. A. Etudy of Maya Art, its sub- ject matter and historical development. Memoirs of the Peabody Museum, vol. VI. (1913), págs. 132, 150, 209, 213 y 226. Thomas A. Joyce, Mexican Archaeology. London, 1914. Píi- gina 320 ff. Adela Bretón, Some notes on Xochicalco. Ti'íinsactions Dep. Ahchaeol. Univcrsity oí Pennsylvania. philadelphia, 1906. Pág. 57. (4) Thomau W. Gann, The Maya Indians of Southern Yucatán and Northern British Honduras. Bulletin 6 4 of the Bureau of American Ethnology, Washington, 1918. Págs. 56-57. (5) Eduard Seler, Gesammelte Abhandlungen. T. I., Bei'- lín, 1902. Pags. 788-789 y 830-831. (6) Gann, Mounds in Northern Honduras. Pág. 668. Mem. 8oc. Álzate. T. 39. Lám. Xilí. Barón Alejandro de Humboldt 14 Septiembre ITdÜ— r. Mayo 1859 SOCIÉTÉ SCIEXTIPIQUE "ANTONIO ALZuVTE". — MÉMOIRES, T. 39 527 FEDERICO ALEJANDRO, BARÓN DE HUMBOLDT Discurso leído por el Prof. Alberto M. Carreño. M. S. A., en la solemne velada con que la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y la Sociedad Científica 'Antonio Álzate" conmemora ror\ en el solórj de actos de la antigua Escuela de Minería el 150° aniversario del nacimiento de Humboldt, la noche del 13 de Septiembre de 1919 Humboldt supo inmortalizarse con- sagrando su larga vida al servicio de la humanidad. Gabino Barreda. — Discurso en el centenario de Humboldt. 1869. Inmenso como el océano y como él profundo fue su saber, nobles y puros los sentimientos de su corazón, como la sangre de sus venas; jamás supera- das la independencia de su carácter y la rectitud de sus actos; exúbera su Imaginación como las selvas del Nue- vo Mundo por él exploradas; elevados sus propósitos como las cimas de las montañas que en Europa, en Asia y en América holló su planta antes que ninguna otra. Francisco Sosa. — Boletín de la Bi- blioteca Nacional de México. 1910. En toda época han querido los hombres perpetuar ki memoria de los acontecimientos notables, ora en la vida de un pueblo, ora en el desarrollo de una ciencia, y esta es la 528 PROF. ALBERTO M. CARKEÑO razón que nos permite contemplar aquí o allá los monumen- tos levantados para recordar una fecha, para rememorar un descubrimiento, para glorificar a un gran hombre. Mas todos los monumentos caen al certero golpe de la piqueta del tiempo : de unos quedan vestigios, de otros na- da perdura, y si tales vestigios constituyen lo único que resta del recuerdo de aquel hombre, de aquel descubrimien- to o de aquella fecha, bien se ve (jue poco, nada se conser- va de lo que se quiso hacer imperecedero. Muy otro es lo que acontece cuando el monumento lo constituye el amor tradicional (jue los padres transmiten a los hijos y los hijos a los nietos; porque éste va de ge- neración en generación, renovándose para alcanzar vida perenne y sin término. ¡Dichosos los hombres (^ue logran merecer tan maravi- lloso monumento ! Nosotros hoy nos reunimos para agregar un florón nuevo al (jue hemos levantado en nuestros corazones al sa- bio insigne cuyo nombre encierra una página gloriosa del libro de la ciencia; al viajero infatigable (pie, enamorado de la obra grandiosísima de Dios, la escudriñó paciente y la analizó sagaz, dejándonos como legado de incomparable valor el resultado de sus meditaciones y de sus vigilias : a Federico Alejandro, Barón de Humboldt. Mañana se cumple siglo y medio desde el día en que vino a la luz (1) (juien había de constituirse en luz vivísi- nia que iluminara los vastos campos del humano saber; y México, (pie una y otra vez ha comprobado su devoción por aquel hombre ilustre, ha querido, por conducto de dos de sus más respetables instituciones científicas, tomar li parte que le corresponde en el homenaje con que se re- cuerda aquel acontecimiento. Y otra vez me ha cabido en suerte patentizar de modo público mi personal admiración por aquel sacerdote del FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 529 ^aber, (*) al recibir el encargo de poner de manifiesto la de los organizadores de esta festividad ; pero ¿ qué puedo decir yo, que no sepa el distinguidísimo auditorio que me rodea ? Todos los hombres de letras aquí reunidos han exami- nado seguramente página a página las magistrales y varia- das obras de Humboldt, ora consagren sus esfuerzos al es- tudio de la Botánica o de la Zoología, ora se interesen por los problemas de la Geología o de la Astronomía, ora, en fin, gusten como etnólogos de la Geografía o de la Historia. Y quienes se conserven apartados del estudio por con- sagrarse a otras diversas actividades, están, sin embargo, acostumbrados desde su niñez a escuchar el elogio de a(iuel infatigable escudriñador de los misterios de la Naturaleza. Tal vez, no obstante, convenga recordar detalles quizá olvidados de su paso por la Nueva España ; tal vez conven- ga dar a luz juicios en parte desconocidos hasta hoy, de la alta estima en que los españoles europeos y los españoles americanos — como en aquel tiempo se designaba a los na- cidos en Europa y a los nacidos de españoles en este Con- tinente— tuvieron al hombre de ciencia cuyo natalicio con- memoramos; tal vez, en fin, convenga analizar un aspecto del sabio, que tengo para mí no ha sido ampliamente estu- diado: su psicología, tal como podemos descubrirla a tra- vés de sus obras, a través de sus cartas íntimas. Voy a recorrer, siquiera sea de una manera brevísima, estas tres sendas, que ellas nos conducirán, estoy seguro de ello, a la alta cima de gloria alcanzada por Alejandro Huin- boldt. ' (*) La vez anterior fue en la hermosa fiesta celebrada e' 12 de septiembre de 1910 en la Biblioteca Nacional de Mt'- xico, al descubrirse la estatua de Humboldt donada por el Emperador Guillermo II a nuestro país, con motivo del cen- tenario de nuestra independencia. 530 PROF. ALBERTO M. CARREÑO * * * Era el día 22 de marzo de 1803 (2) cuando de la fra- gata "Atlante" desembarcaban en el puerto de Acapulco dos hombres jóvenes, alemán el -uno, francés el otro, que si acababan de experimentar el peligro de una recia tormenta en el mar, al que con razón el primero de aquéllos no en- cuentra justificado que se le llame Pacífico, (3) han pasa- do por peligros mucho mayores, incomparablemente ma- yores, al recorrer dos tercios quizá de los extensos domi- nios de España en América, explorando aquí y allá regio- nes jamás holladas por humana planta. La Nueva España, hija predilecta de la gran España, dará desde luego acogida entusiasta a los viajeros; y el jefe de la expedición, más noble por sus actos que por sus títulos, habrá de compensar esta acogida convirtiéndose en el pregonero universal de los tesoros que México encierra, y que lo pueden hacer, si es prudente y es hábil, uno de los países más poderosos de la tierra. Humboldt, a pesar de sus pocos años, es ya una figura de renombre, y cuando solicita el apoyo moral del monar- ca hispano a fin de que se le permita explorar sus dominios en este Continente, lo recibe amplísimo. (4) Entonces los ríos más caudalosos, las selvas más in- trincadas, las montañas más enhiestas, atraen a Humboldt y a Bonpland, quienes sorprenden en sus guaridas a las fieras, que no habían conocido al ser humano ; quienes des- cubren ejemplares que hasta allí la Naturaleza había con- servado ocultos, pero que sumisa les entrega al -fin, rendi- da por tan desinteresada intrepidez. Y todas estas hazañas y todas estas proezas, en gran parte conocidas j^a, sin duda constituyen mejor recomenda- ción aún que la del propio monarca, y por ello los hombres de ciencia de la Nueva España se apresuraron a testificar, FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 531 en su cordial acogida a los viajeros, la admiración que sus trabajos habían logrado despertar. Huniboldt, por su parte, al recorrer con ojos asombra- dos los tesoros que encierra esta tierra nuestra, tan privile- giada como infeliz, puesto que los bienes que Natura lo otorga los destruyen sus hijos, comprende que ha llegado ?, la meta de sus aspiraciones; pero un deseo del Virrey Itu- rrigara}'', expuesto al joven sabio, le presta nuevos bríos y excita más aún, si esto es posible, su anhelo de escudri- ñar de un extremo a otro nuestro país. El Virrey pretende que Humboldt le comunique "al- gunos materiales interesantes para el Gobierno de estos vastos dominios", (5) y el explorador, que ingenuamente declara: "Esta insinuación ha sido para mí una orden con la cual he cumplido, tanto más gustosamente que mis via- jes no llevan otro fin que el de contribuir con mis cortas luces al bien público...," (6) se apresta inmediatamente al estudio solicitado. Consulta desde luego el valioso y hoy célebre informe del gran Re villa gigedo, honra y prez de los gobernantes de la Colonia ; mas como no basta a sus propósitos, pone a contribución, de una parte, sus personales y perspicaces observaciones; de la otra, el esfuerzo de todo el personal administrativo, que en cada intendencia, en cada ámbito de la Nueva España, se mira obligado a sacudir su acostum- brada pereza para recoger los datos estadísticos y de toda suerte, que puedan producir un nuevo conocimiento. Resultado de este esfuerzo colectivo serán las "Tablas geográñco-políticas del Reino de la Nueva España en el año de 1803", (7) que constituj^en el germen que se conver- tirá más tarde en el "Ensayo Político sobre la Nueva Es- paña", y que revelan una extraordinaria laboriosidad de parte del mancebo. Humboldt, efectivamente — en medio del ajetreo de la vida social y de las exploraciones nue- vas— , de los numerosos datos que le llegan de uno a otro 532 PROF. ALBERTO M. CIARREÑO extremo del país, de los numerosos datos que por sí mismo ha recogido, entresaca, ordena, compila, como el relojero (lue engrana las numerosas piezas de maquinaria compli- cadísima, para lograr la obra de arte y de ciencia que ha de regular el tiempo. ¡Y con qué modestia presenta el resultado de su es- fuerzo ! "He reunido en el papel adjunto — escribe al Virrey — todo quanto he calculado sobre la superficie o área, la po- blación, la agricultura, las minas, el comercio... (8) de estos vastos dominios. Me lisongeo que este penoso trabajo que me atrevo á dedicar a V, E. como una débil prueva de mi eterna Gratitud, no disagradará (sic) a un Virey que desde los primeros dias de su feliz Gobierno ha dado tan bellas y repetidas pruevas de su amor por la humanidad. La superficie del Keyno de Nueva España, cinco veces ma- yor (jue la de la Península, por falta de buenas observa- ciones astronómicas nunca ha sido calculada antes (9). En el dibuxo y en mis tablas encontrará V. E. el tamaño y la fuerza política de todas las Yntendencias. Ño se puede juzgar del bien o mal poblado de un pays sin conocer la, área sobre la qual su población está repartida. Noticias que he sacado del Arzobispado me han facilitado los medios de corregir los errores de la Numeración del Conde de Re- villagigedo y de reducirla al año de 1803, época del Go- bierno de V. E. Mis cálculos, fundados sobre los datos de la Arithmetica política, darán á V. E. la consolante Noticia ({uc la Población de estos Dominios, tan rebaxada por va- rios escritores enemigos de la Nación y del Gobiei-no Es- pañol, llega ya a mas de cinco millones y nu'-dio. La mayor parte de los Materiales que he usado no existen en la Se- cretaría de este Vireynato, (lOj y esta reñexiou sola me dexa creer (pie mi trabajo tendrá algún ínteres para V. E. En el caso (pie lo tenga se copiarán ambos papeles en ])o- cos dias para ahorrar a V. E. el fastidio de mi letra Pru- siana.. ." (11) FEDERICO ALEJANDRO BARi')N DE HUMBOLDT 533 No puede pedirse mayor sencillez de quien hacía al Virreinato un tan señalado servicio, toda vez que si indu- dablemente la Secretaría virreinal había solicitado el con- curso de las autoridades, según queda dicho y puede verse en los numerosos informes que el Archivo General de la Nación guarda en el volumen mismo en que se conservan el trabajo y el autógrafo del explorador, (12) no es menos cierto que la amistad personal de éste con el Arzobispo, don Francisco Javier de Lizana y Beaumont, y con el Pro- visor del Arzobispado y sucesor de Lizana, el doctor don Pedro José de Fonte, le proporcionó datos valiosísimos pa- ra el gobierno civil y militar de la Colonia, los cuales, sin el esfuerzo de Humboldt, no se hubieran podido . aprove- char tal vez. Mas esto no era todo : sus impídsos juveniles que lo hacían buscar la vida escolar — momento el más hermoso de los que hemos pasado por las aulas — sus profundos co- nocimientos en los minerales y su interés por el funciona- miento del Eeal Tribunal de Minería, lleváronlo también a ponerse en íntimo contacto con los creadores de este her- mosísimo palacio, dedicado a la ciencia, que hoy nos acoge bajo su techo ; y lleváronlo a ponerse en íntimo contacto con los alumnos del "Seminario Metálico'', según se llama- ba entonces a la Escuela de Minas. Ya veremos la estima en que tuvo a los pro-hombres de la ciencia en México por aquellos días ; pero permitidme recordaros desde luego que al terminar el año escolar de 1803 se quiso aprovechar la estancia de Humboldt en nues- tro país a fin de patentizar ante él los adelantos, que habían alcanzado aquí los estudios mineralógicos. No he podido encontrar en los archivos del viejo -Semi- nario Metálico las constancias de que año por año, antes de 1803, se diera tanta solemnidad a los exámenes ; pero en aquella ocasión el director del Seminario, el inolvidable don Fausto de Elhuyar, envió al Tribunal de Minería el pro- 534 PROF. ALBERTO M. CARREÑO yecto de un folleto que debería imprimirse (13) y distri- buirse previamente, indicando de manera menuda los nom- bres de los sustentantes del acto público y las materias en que deberían ser examinados. Y los exámenes lleváronse a término en el recinto del antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo, según los re- gistros del Seminario. Por desgracia, no me fue dable ha- llar el acta levantada sin duda con aquella ocasión, por es- tar ya incompletos los archivos; mas la "Gaceta de Méxi- co" recogió el recuerdo de aquel suceso, y a ella debemos el realizar esta recordación y comenzar a ver de manera palmaria la estima y el respeto que el joven sabio se había granjeado entre españoles y mexicanos. Tras de encomiar las aptitudes de que los alumnos die- ron muestras durante los exámenes verificados en los días 17, 18, 20 y 21 de octubre, asienta "La Gaceta": "Contribuyó en gran parte a este extraordinario lu- cimiento el esmero y empeño de los sabios Examinadores, habiendo sido claramente manifiesto, el del señor don Ale- jandro Barón de Humboldt, que como apasionado a estas ciencias y muy afecto a los Seminaristas, no se dispensó molestia alguna : asitió con particular gusto, examinó a to- dos los jóvenes y se vio en dos tardes levantarse de su asiento para auxiliar al más ligero manejo de las máquinas; concurriendo en los días anteriores familiarmente con los alumnos en los Gabinetes y Laboratorios, significándoles con la expresión más sincera la complacencia y satisfacción que tenía en tratar con jóvenes aplicados e instruidos". (14) Y quien así obraba era un Consejero del Rey de Pru- sia, era un miembro tan conspicuo del cuerpo científico del mundo, que^ para no citar sino a los sabios conterráneos del compañero de a({uél en la expedición, tenía por "amigos y camaradas, ({ue para él guardaban mu.v alta estima, a Berthellot, a Gay-Lussac, a Cuvier, a Arago y a Laplace, entre otros muchos, como puede comprobarse en la copiosa FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 535 correspondencia de Humboldt, que otro gran sabio francés ha dado a luz : el eminente arqueólogo Hamy. Con razón al cerrarse aquella serie de exámenes, el cé- lebre biógrafo y bibliógrafo nuestro, el canónigo de la Ca- tedral, don José Mariano Beristáin, una vez que en elocuen- tísima arenga puso de relieve los méritos del Tribunal de Minería, para estimular a maestros y alumnos, "... les presentó un modelo en el señor Barón de Humboldt, de cu- ya ilustre persona hizo un corto diseño, ponderando la ins- trucción, virtudes y prendas tan recomendables que consti- tuyen el distinguido mérito de un héroe literario, digno de elogios superiores y de ponerse a la vista de unos jóvenes que, dirigidos por los sentimientos del honor, deben alen- tarse para no desmayar en sus tareas". (15) Así recogía el sabio, públicamente, los homenajes a que sus talentos, y con sus talentos su carácter, hacíanlo acreedor. Después, ya lo sabéis: el Tribunal, movido por estas cualidadfe."- del hombre de ciencias y del hombre en sí mis- mo, quiso patentizarle su devoción, "pidiéndole licencia pa- ra hacer un retrato de su persona y colocarlo en una de las salas o gabinetes del colegio" (16) y le obsequió con un juego de medallas de la erección del Tribunal, un ejemplar de sus Reales Ordenanzas y otro de las obras del Semina- rio, impresas en esta ciudad. (17) Del interés de Humboldt por nuestras instituciones, de la estima en que aquí se le tenía, pueden presentarse aún nuevas muestras, algunas de las cuales nos las proporcionan ciertos documentos inéditos y hasta hoy generalmente des- conocidos. El ilustre director del Seminario Metálico, don Fausto de Elhuyar, deseoso de mejorar más y más las condiciones de aquel célebre instituto, insinuó al naturalista la con- veniencia que a dicho instituto resultaría de adquirir los Mem. Soc. Álzate.— 2G-Agosto-1921 — t. 39-35 536 PliOK. ALBERTO M. CARREÑO instrumentos de (pe el sabio servíase para sus investiga- ciones científicas : y éste se apresuró a cederlos en condi- ciones muy favorables: (18) pero Elhuyar no se conformó con esto, sino que (juiso (pe el explorador, a su regreso a Europa, se encargara de ad(}uirir nuevos instrumentos cien- tíficos para el Seminario, y este deseo nos permite poner de manifiesto, de una parte, la elevada opinión en que de El- huyar tenía a Humboldt ; de otra parte, la simpatía de éste por el Seminario, y uno de los rasgos distintivos de su ca- rácter : un noble desprendimiento de los intereses mate- riales. "El v4vo interés que durante su mansión en esta Capi- tal ha manifestado el S. Barón de Humboldt por los progre- sos de este Seminario — escribía de Elhuyar en 23 de enero de 1804 al Tribunal de Minería — y los repetidos ofreci- mientos q.e ha hecho de contribuir a ellos con cuanto pueda de su parte, me han movido a preguntarle si tendría em- barazo de encargarse, á su regreso a Europa, del acopio de varios instrumentos q.e faltan en las colecciones q.e hasta ahora se han formado para la enseñanza de los jóvenes, de- seos de que escogidas por un sujeto de tan vastos y pro- fundos conocimientos en los diversos ramos de las ciencias naturales, fuesen de los más modernos y perfectos. Su fran- queza y generosidad no le i)ermitieron vacilar en manifes- tar su pronta disposición en complacer a este Rl. Tribunal, en este y (luahiuier otro encargo en que pudiese servirle. "En este concepto, — agregaba el director del Semi- nario— , enterado ya por menor del estado actual de nues- tras colecciones, procedimos a formar la adjunta nota de los artículos q.e por ahora convendría se le encomendasen, la q.e paso á manos de V. S, i)ara q.e si le pareciere bien la idea se sirva hacerle directamente el encargo, acompañán- dole copia de ella. Sería oportuno añadiese V. S., si lo tu- viese a bien, íjue además de los referidos artículos, serán bien recibidos, cuales(iuiera otros instrumentos que los des- FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 537 cubrimientos modernos hayan iproporcionado y considere útiles para los fines de este establecimiento", (19) Pero si lo transcrito hasta aquí sólo pudiera indicar un temperamento accesible y presto a servir a los demás, en lo que sigue de aquella nota, queda comprobado el des- prendimiento a que me he referido. "Según hemos podido regular — continuaba, en efecto, de Elhuyar — el importe de estos instrumentos será de tres á cuatro mil pesos. Para su satisfacción, considerando q.e en el día no tiene este Tral. fondos en España y q.e los ru- mores de la guerra no le permitirán proporcionarlos tan breve, he propuesto al S. Barón como medio de facilitarlo, el q.e llevasp consigo en dinero parte de lo q.e se necesita, pero no ha venido en ello por no acomodarle el llevar cui- dado. En lugar de esto se frauíjuea generosamente á suplir- lo de su .pecu^Mo, mientras este Tral. tiene ocasión de hacer alguna» remisión, sin exigir premio alguno, excepto el caso en que por declararse la guerra se dilate demasiado su re- integro, pues entonces cargará- en cuenta el rédito corres- pondiente al tiempo que se retardare su reembolso. . . " (20) Por de contado que el Tribunal de Minería aceptó agrá- decido aquel ofrecimiento y dirigió al servicial y despren- dido mancebo una afectuosa nota (21) en que le hacía el en- cargo de los instrumentos, al tiempo mismo que le expre- saba sus cordiales agradecimientos. Con razón, por su parte, el Gobernador de la Nueva España, cuando Humboldt ya presto para regresar a Euro- pa le envió las "Tablas Geográfi^o-políticas", no sólo agra- decíale aquel "documento, q.e al paso que acreditaba los profundos conocimientos (del explorador), le proporciona- ba (al Virrey) adquirir algunos muy útiles para el gobier- no de estos dominios. . .," (22) sino que al desearle un fe- liz viaje, le aseguraba: "... desde todas partes oiré con gusto su nombre, y celebraré ocasiones de complacerle. . ." (23) 538 PROF. ALBERTO M. CARKEXO En febrero de 1804, (24) Ilumboldt abandonó el país en unión de su bien querido Bonpland, después de haber visitado las minas más preciadas y ricas, de haber medido las montañas más escarpadas y enhiestas, de haber escala- do cimas inaccesibles y bajado a profundidades pavorosas en busca de un elemento geológico nuevo, de una especie desconocida, de la satisfacción de un anhelo inextiuguible : ampliar y siempre ampliar sus ya vastísimos conocimien- tos, que le permitían más tarde abarcar en su potente ce- rebro todo el Cosmos. Pero sus ligas con México habrían de perdurar lo que las nieves perpetuas en las cimas de nuestros volcanes, lo que las ondas agitadas en nuestros mares, lo que la luz ra- diante y esplendorosa en nuestro incomparable cielo azul. Y habrían de ser así sus ligas, no sólo porque iba a encargarse de presentarnos ante el mundo, sino por el afec- to de que siempre dio muestra a los mexicanos, poc el in- terés con que vio siempse la vida de nuestro país. Díganlo si no sus opiniones acerca de los sabios a quie- nes conoció aquí personalmente o por las referencias que de ellos tuvo ; díganlo si no, las atenciones <]ue gustó dis- pensar a nuestros compatriotas cuando los halló en Europa. El elogio, por ejemplo, (|ue tributa a don Joaquín Ve- lázíjuez Cárdenas y León, a don Antonio de León y Gama y al Br. don Antonio Álzate, con cuyo nombre se engala- na una de las corporaciones científicas ({ue hoy honran la meroria de Humboldt, no puede ser más afectuoso ni más expresivo, sobre todo respecto del primero. Y liecho el elogio, todavía añade jior comentario: "Permítaseme el haberme detenido en tantas particulari- dades acerca del mérito literario de estos tres sabios me- jicanos, para probar con su ejemplo que esa ignorancia que el orgullo europeo se complace en echar en cara a los criollos, no es efecto del clima o falta de energía moral, si- no que en la parte donde todavía se advierte e.sa ignoran- FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 539 cia debe atribuirse al alejamiento y falta de buenas insti- tuciones sociales en que tienen a las colonias". (25) Ya antes había asegurado que "Ninguna ciudad del nuevo continente, sin exceptuar las de los Estados Unidos, presenta establecimientos científicos tan grandes y sólidos como la capital de México"; (26) ya antes liabía enalte- cido "la escuela de Minas dirigida por el sabio Elhuyar" y la Academia de las nobles artes y el jardín botánico y la Real y Pontificia Universidad; ya antes había tributado caluroso elogio a Tolsa, y a Constanzó, a del Río y a Cer- vantes, a Sesé y a Moziño. (27) Y su interés por los mexicanos y por México lo pode- mos hallar en la acogida cordialísima otorgada a los ofi- ciales técnicos de nuestro ejército, los señores don Vicente Ortigoza (28) y don Bruno Aguilar (29), a quienes se em- peña en ayudar al logro de su comisión y ponerlos en con- tacto con la familia imperial y con los hombres de ciencia alemanes; (30) lo podemos ver en la anécdota relacionada con el general López Uraga. Se dice, en efecto, que estando este general en Alema- nia, en el desempeño de una misión diplomática, hablaba en una fonda de cosas relacionadas con México, sin parar mientes siquiera en un anciano que comía cerca de aquél. De pronto, el anciano, sin poder contener su emoción, se acerca a López Uraga, entusiasmado, le pregunta por- personas y cosas de nuestro país; y cuando el general, ex- trañado de que aquel caballero conozca México mejor que su propio representante, interroga a su vez al anciano cuán- do y en qué circunstancias adquirió tantas noticias, éste con sencillez le contesta : —Desde 1803 en que allí estuve, sin haber dejado de mantenerme en contacto con aquel país, por el que tengo singular predilección. — ¿Su nombre, caballero? insiste el Ministro. — Alejandro Humboldt, le responde el anciano. 540 PROF. ALBERTO M. CARREÑO Inútil es decir cuál fue entonces la emoción de López Uraga. (31) Mas si todos estos rasgos pudieran darnos ya elemen- tos de sobra para asomarnos en esa alma buena, generosa y noble, veamos a la ligera — porque vuela nuestro tiem- po— algunos otros de sus actos; analicemos algunos otros de sus juicios, en sus obras, en su correspondencia ínti- ma, para persuadirnos de la ecuanimidad de sus opinio- nes, del altruismo de su espíritu, de la sencillez de su carácter. Es severa su crítica — sea un ejemplo — cuando trata de algunas manifestaciones que fueron resultado de la con- quista española ; es severa su crítica cuando encuentra que "la religión, que por sus principios debía favorecer la li- bertad, se vio envilecida desde que se la hizo interesada en la esclavitud del pueblo", cuando también los religiosos recibieron encomiendas de indios. (32) Es, sin embargo, amplio su elogio cuando se refiere a los gobernantes de la Colonia que se esforzaron en benefi- ciar a sus gobernados; es muy amplio su elogio cuando se refiere a la misión augusta desempeñada por los religio- sos, y recuerda sus esfuerzos nobles y levantados en pro de la raza indígena. Ilumboldt admira los progresos de los aborígenes; Huraboldt fustiga los resultados de la administración polí- tica preeortesiana ; Humboldt patentiza la "estupidez y la indolencia" de los indios, "que se dejan dar de palos — di- ce— a las puertas de las iglesias ; Humboldt pone de ma- nifiesto su astucia, su activdad, su arrebato y su crueldad . . . siempre que obran unidos en un motín popular". Y si el etnólogo endereza sus reproches a los españoles encargados del gobierno de los indios, vitupera con acritud a los indios, que son los peores enemigos de su raza cuando escalan el poder. FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 541 El viajero llevó su entusiasmo por México hasta deno- minarlo ''Ciudad de los Palacios"; el explorador declara sin ambages que "la fama esparcida en Europa de la grandeza de estas riquezas mexicanas ha hecho concebir ideas muy exa- geradas sobre la abundancia de oro y plata que se emplean en la Xueva España en vajillas, muebles, utensilios de co- cina y jaeces". (33) Al leer el testamento inédito de Cortés y encontrar que el conquistador vacila acerca de si obró mal aprovechándose de los indios, a quienes había esclavizado, escribe : "Este gran capitán, (pie en el curso de sus victorias y en su pérfida conducta para con el desgraciado rey Mocte- zuma II no había mostrado una conciencia demasiado deli- cada, cayó en escrúpulos al fin de sus días sobre la legitimi- dad de los títulos con que poseía sus inmensos bienes en Mé- xico ; y ordena a su hijo que haga las más exquisitas indaga- ciones sobre los tributos que habían percibido los grandes señores mexicanos que habían sido propietarios de su ma- yorazgo antes de la llegada de los españoles a Veracruz, siendo su voluntad (pie se restituya a los indígenas el valor de los tributos que se habían exigido en su nombre, en cuanto excedían a los impuestos usados antiguamente..." (34) ■ Pero si el recordar este hecho pudiera parecer un repro- che al capitán con(iuistador, tras de asentar al pie de la le- tra las palabras de Cortés, agrega este comentario: " . .Con- fesemos que tres siglos después, a pesar de las luces que de- rrama nuestra adelantada civilización, los ricos propietarios de América tienen menos estrecha la conciencia, aun a la hora de la muerte." (35) Humboldt censura abiertamente el martirio primero y la muerte después del emperador Cuauhtémoe, ordenados por Cortés ; pero muy alta le parece la figura del extre- meño, al comentar aquí y allá su labor inteligente y osada. 542 PROF. ALBERTO M. CARREÑO "Cortés, asienta el sabio al referirse a la Alta California, después de haber asombrado al mundo con sus hazañas en la tierra firme, desplegó su energía de carácter no menos admirable en sus empresas marítimas. Inquieto, ambicioso, atormentado por la idea de ver el país ({ue su valor había conquistado, administrado ya por un corregidor de Toledo, ya por un regente de la Audiencia o por un obispo de Santo Domingo, se entregó enteramente a las expediciones de des- cubiertas en el mar del Sur. Parecía olvidarse de que lo grande y lo rápido de sus victorias le habían suscitado los poderosos enemigos que en la Corte tenía, y se lisonjeaba que los reduciría al silencio con el lustre de la nueva carrera que se abría a su actividad. De otra parte — iprosigue Hum- boldt — , el gobierno, que desconfiaba de un hombre tan ex- traordinario, lo alentaba en su propósito de recorrer el Océa- no. Creyendo el emperador desde la toma de México no ne- cesitar más del talento de Cortés, se complacía en verle lanzado en empresas peligrosas ; y, sobre todo, deseaba ale- jar al héroe del teatro en donde había desplegado con tanto lustre su denuedo y su audacia." (36) Y no conforme con este sereno juicio acerca del "gran Cortés", como llama a don Hernando, en alguna otra parte de su obra exclama : "Es bien reparable que en toda la América, desde Bue- nos Aires a Monterrey, desde la Trinidad y Puerto Rico a Panamá y Veraguas, en ninguna parte se halla un monu- mento nacñonal levantado por la gratitud ni a Cristóbal Co- lón ni Hernán Cortés!" (37) Mas si tan ponderados aparecen sus juicios, su altruis- mo resulta claro y patente en diversos pasajes de sus pape- les íntimos, ora se trate de su desprendimiento de los bienes materiales, ora se trate de su anhelo por servir a los demás. Veamos, si no, este desinterés en el documento que Hamy ha considerado como apuntaciones autobiográficas del sabio : FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 543 "Deseando con ardor, escribe, contemplar otra parte del mundo v verla con relación a la física general ; estudiar no solamente las especies y sus caracteres (estudios a los cuales se consagra uno aquí tan sólo), sino la influencia de la atmósfera y de su composición química sobre los cuerpos organizados, la constitución del globo, la indentidad de las capas en los países más alejados los unos de ios otros ; en fin, las grandes armonías de la Naturaleza, concebí el deseo de apartarme por algunos años del servicio del Rey y de sa- crificar una parte de mi pequeña fortuna al progreso de las ciencias. Pedí para ello el permiso necesario ; pero S. M., en lugar de concedérmelo, me nombró su consejero superior de minas, aumentando mi pensión y permitiéndome hacer un viaje relacionado con la Historia Natural. Como no podía ser útil a mi patria en un alejamiento tan grande, no acepté la pensión y di las gracias a S. M. por un favor que se con- cedía, más que a mi escaso mérito, al de mi padre, que gozó hasta su muerte de la más alta confianza de su soberano" (38) No, no era la retribución pecuniaria la que buscaba .el sabio ; era la necesidad de examinar cada vez más de cerca, en bien de los demás, los secretos admirables y portentosos de la Naturaleza la que movía sus actos, sin importarle pa- ra ello las dificultades y las privaciones que a su paso pu- diera encontrar. Así se desprende claramente de la nota que desde la ca- pital de México dirigía en 21 de junio de 1803 al Instituto de Francia, en su propio nombre y en el de Bonpland, al enviarle una parte de los materiales coleccionados y una no- ticia de sus descubrimientos, puesto que en esa nota dice con una sencillez admirable : "Acostumbrados a las privaciones y a los reveses más grandes, continuamos sin desmayo los trabajos que creemos útiles a los hombres. . . " (39) 5i4 PROF. ALBERTO M CARREÑO Pero dejemos todavía que los sabios profesores del Mu- seo de Historia Natural en París, Jussieu, Lamarck y Des- fontaines, nos hablen de estos rasgos característicos de aquel a (luien hoy celebramos. Son ellos los encargados de dictaminar, y así lo hacen en 1." de enero de 1805, acerca del ofrecimiento de Humboldt y de Bonpland de poner en manos del Museo las muestras . de las plantas recogidas por ellos en América, y claro está que desde luego su opinión es favorable ; pero su dictamen nos permite no sólo ver de modo claro el alto concepto que de Plumboldt tienen, sino el empeñe^ fraternal de éste, (jue jamás buscaba recompensa material para sí, a fin de que se otorgara a su compañero Bonpland una pensión que lo ayu- dara a pasar el resto de su existencia y un i^uesto en el cual pudiera desarrollar más aún sus actividades científicas. "Este s^bio viajero y gentil hombre prusiano — dicen los dictaminadores — , que goza en su país de una fortuna considerable y que ha hecjio este viaje a sus expensas, nada pide para sí en cambio de su colección. El se contenta con asegurar que si su expedición tuvo éxito en esta parte — ía botánica — , se debe principalmente al señor Bonpland, (jue I)artió de Francia con él y que, ocupado de modo especial en las investigaciones botánicas, ha reunido un gran número de plantas del herbario y ha hecho las cuatro quintas partes de las descripciones. "El señor Humboldt — continúan — invita a la adminis- tración del Museo para que recomiende a su amigo ante la generosidad del gobierno, (lue recompensa los trabajos y los ^viajes emprendidos para el progreso de las ciencias. "Como "los frutos de esta expedición, dice él, aparecerán bajo el "nombre de los dos viajeros, puede ser (|ue el gobierno fran- "cés no desdeñe el interesarse en un viaje ejecutado por pef- "sonas que pertenecen a dos naciones ligadas por tantos "conceptos. Puede ser también, añade él mismo, que sea "factible agregar al señor Bonpland al .lardín de Plantan "como naturalista viajero." Y termina su solicitud aseguran- FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HÜMBOLDT 545 do que si alguna cosa podría agregar al reconocimiento que debe a este país, en donde se le ha acogido con un interés tan general, sería la benevolencia con la cual los profesores del Museo quisieran recomendar al señor Bonpland cerca del ministro del Interior." (40) No fue posible dar al distinguido botánico francés el puesto que para él pedía Humboldt, debido a la organización del Museo ; pero sí se le acordó una pensión, y el artículo 2o. del decreto expedido en las Tullerías por el Emperador Na- poleón, en 13 de marzo de 1804, claramente reconoce la in- tervención del sabio, cuya memoria conmemoramos, toda vez que allí se lee : "En reconocimiento de este donativo — la colección de plantas — y conforme al deseo expuesto por el señor Hum- boldt, se concede al señor Bonpland, que ha compartido los trabajos de su viaje, una pensión anual de tres mil francos, que será pagada con fondos de las pensiones." (41) El altruismo eu este caso en favor de Bonpland es evi- dente ; pero no es menos elevado aquel de que da muestra su intervención en beneficio del Teniente Coronel Carlos Bc- neski, el compañero del Emperador Iturbide hasta el patí- bulo. "Cmi la más respetuosa confianza — escribía al Presi- dente Guadalupe Victoria, desde París, en 10 de diciembre de 1824 — • me dirijo al. Primer Magistrado de la República Mexicana, a aquel a quien el libre sufragio de la Nación acaba de llamar a un punto tanto más eminente, cuanto (pie por él goza de la facultad de usar de clemencia y de aliviar los padecimientos de los desgraciados. "¡ Qué- satisfactorio me es considerar que la primera vez que me presento ante el Supremo Gobierno de un país cuyas riquezas y recursos nacionales he hecho conocer a la Europa, pueden mis síiplicas consolar a una familia angustiada ! Aca- bo de saber hoy mismo que el Coronel don Carlos Beneski, a quien no conozco, no obstante ser de la colonia prusiana y 546 PROF. ALBfíRTO M. CARREÑO un compatriota, pero que ha hecho señalados servicios en las últimas guerras de mi Patria, ha seguido la misma suer- te de don Agustín Iturbide. "Un padre muy anciano y dos hermanas, relacionadas con familias respetables, temen ([ue aquél pierda' la vida. Se han dirigido a mí esperanzados en que mi voz será escucha- da con agrado, y que mis ruegos alcanzarán la libertad de un hijo y de un hermano cuya residencia en América aún se ignoraba en las orillas del Rhin. El antiguo mundo ha admirado los sentimientos gene- rosos que la Nación Mexicana ha manifestado asegurando la suerte de la familia del ex-Emperador. Dígnese, pues, V. E., por un favor hacia mí, hacer extensiva esa clemencia na- cional, al Coronel Beneski, y para consuelo de su desgracia- do padre, se conmute la pena de muerte en sólo la expulsión del territorio de la República. Envanecido con mi adhesión a un país por quien V. E. ha hecho tan grandes y tan nobles sacrificios, me atrevo a hacerle esta súplica con una ente- ra esperanza." (42) ¡ Qué noble, qué alto aparece el altruismo de Humboldt, no ya en bien de un amigo, de un compañero de penalida- des y de glorias, sino de un desconocido, de un ignorado ; pero de un ignorado y de un desconocido que está a punto de perder la vida, que tiene una familia que llora y que su- plica se otorgue compasión a un miembro suyo ! Mas tiempo es ya de que veamos la sencillez de carác- ter del ilustre sabio, y para ello permitidme que por un mo- mento deje ahora a Boussingault que nos diga sus impresio- nes acerca de a prendemos mejor el valer de vuestros trabajos. Los amigos de las ciencias fijan con interés sus miradas en vos ; y ¿ qué no deben aguardar de un hombre que ha realizado tan grandes obras en una edad en que de ordinario no s» dan sino esperanzas? Otro hubiera podido intentar la misma empresa, pero para llegar a los mismos resulta- dos eran indispensables extensos conocimientos, talen- tos extraordinarios y esa energía, ese ardor por los des- cubrimientos que os han hecho vencer todos los obstácu- los. "Si entre los duplicados de vuestra colección se en- cuentran objetos con los que a bien tuvierais enriquecer nuestro Museo, añadiríais un motivo más de reconoci- miento. Allí servirán para la instrucción y allí s^ráu conservados preciosamente para servir como pruebas a los nuevos descubrimientos debidos a vuestras investiga- ciones. "Hemos sabido, señor, que vinisteis a nuestra últi- ma asamblea en el momento en que ella había termina do, y la hubiéramos prolongado si hubiéramos sabido 550 PROF. ALBERTO M. CARREÑO que podríamos veros. Esperamos que en otra ocasión os tendremos entre nosotros y nos causará gran placer con- versar con vos y presentaros cada uno en lo particular los sentimientos que nos inspiráis." (49) Pues bien, este joven sabio que recibía tales home- najes, siendo miembro ya de la Academia de Berlín, del Instituto de Francia, de la Sociedad de Filadelfia y de los Cuarenta de la Academia de Italia, (50) lejos de en- vanecerse con tantos y tan grandes elogios, pedía a Cu- vier, al enviarle algún tiempo después sus manuscritos sobre los crocodrilos de América, para que los leyera an- tes de darlos a las prensas, (jue dondequiera que halla- ra cualquier error lo corrigiera "sin escribirle una pa- labra." (51) A nadie, por lo mismo, extrañará ya un último ras- go de 'Su carácter que (juiero citar, y que revela de ma- nera bien clara lo que fue aíiuel hombre extraordinario. En un documento privado que dirigió a Pictet en 3 de febrero de 1806, pidiéndole se lo devolviera, le de- cía: "Al hablar de mí, desearía que dijerais simplemen- te el señor Humboldt, o, a lo más, el señor Alejandro Humboldt. Es más inglés, porque el de frecuentemen- te repetido suena mal. Para conservar los títulos de nues- tra familia (porque, como veis, trato a vuestro padre diplomáticamente) poned una sola vez (52) Federico Alejandro, Barón de Humboldt; pero una sola vez, por- que esto obedece a principios ^- Carta del Barón de Humboldt a los señores Ortigosa y Aguilar. (Inéditíi. — Vóasp la nota L'íi). Carta del Barón de Humboldt al Sr. José Burkart. (Inédita. — Véase la nota 29). /. ¿C^/s y^ ^y^^' '^^< - -^ ¿^ í^' y -^ i / > 4— *-<_ir > O, ^ /^ ^ Una invitación de Humboldt a los Sres. Ortigosa y Aguilar. (Inédita.^Véase la nota 29). y jSo. r^/'^y. eir y.ur iJcMHilzim" dei- Kiinicliclien Bihlioilieli iníí JJeobaclilung der vorgescliriehcnen Fójjnliírli- Td Berlín, am,^ len .^^^tT /ííjf. keileii genieldel.- KoniglicheBibliblliek. Tarjeta expedida por la Real Biblioteca de Berlín en favor del entonces Teniente Bruno Aguilar, con la me- diación de Humboldt. (Inédita. — Véase la nota 29). FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 559 "He sabido con mucho sentimiento que la muy amable recomendación del Ministro del Gabinete, el Barón de Wer- ther, no ha tenido el éxito deseado. En consecuencia de esto fui a ver esta mañana al Ministro de Guerra, Sr. de Rauca, pero no he podido allanar las dificultades. La entrada a todos los talleres de artillería estará abierta para Uds. en Berlín, y si Uds. quieren, también está permitido visitar la Escuela de Guerra; pero asistir a las clases de la Escuela de Artille- ría o a sus ejercicios no se permite ni a los Oficiales con- federados. Si Uds. quieren conferenciar conmigo sobre esto, me agradará mucho su visita entre 1 y 2 de cualquier día. El ayudante único que tiene relación con el Rey en asuntos (ie Guerra me ha ratificado la declaración del Ministro de Guerra. E'l Monarca no puede permitir que asistan a la Bs cuela o Ejercicios de artillería. "Con la más distinguida estimación, "Su obediente Humboidt. "Quiero fijar con Uds. un día en que los pueda lllevar a casa del ipríncipe Adalberto, sobrino de nuestro rey, quien d-.;- sea conocer a Uds." La carta a Burkart dice: "'Las atenciones que Ud. ha tenido para mí, mandándome su interesantísima obra sobre México, me hacen esperar, que Ud. se servirá atender mi súplica, recibiendo con su acostum- brada benevolencia al portador de és^a. Señor Ortigosa, jo- ven oficial mexicano muy distinguido y de fina educación. El Señor Ortigosa y su amigo el Señor Aguiiar, de Gua- dalajara, dos caballeros muy estudiosos e ilustrados en gene- ral, han sido muy bien recibidos hasta en la Familia Real. Su- plico a V. Sa. se sirva atender a mis jóvenes amigos y favo- recerlos con nuevas recomendaciones. Reciban Ud. y su apreciable amigo, el Señor Consejero de Minas, Noeggerath, la. expresión de mi alta consideración y aiprecio. A. V. Humboidt, Sansouci, 8 Oct. 1839." (31) Todas las cartas de Humboidt revelan su afición '¿)0\' México, pero por ser casi desconocida, publico nuevamente la re- producida no ha mucho en "El Universal," diario de México, (Junio 8 de 1918), por mi ilustrado amigo el señor Dr. D. Manuel , Mestre Ghiliazza (Leopoldo Archivero) en sus "Migajas His- tóricas " La carta de nuestro Ministro de Relaciones, D. Lu- cas Alamán, que motivó aquélla, y la respuesta de Humholdt, son las que siguen: "México, julio 21 de 1824. "Los luminosos escritos de V. S. relativos a América, fru- to de sus talentos y de sus viajes a esta parte del globo, han sido recibidos generalmente con aquella estimación que recli-. man sus interesantes materias y las noticias de que abundan Ellas hacen formar un cabal cocepto de lo que podrá ser Mé- 5G0 PROF. ALBERTO M. CARREÑO xico bajo una buena y liberal Constitución, por tener en su seno los elementos todos de prosperidad, y su lectura no na contribuido poco a avivar el espíritu de independencia qua germinaba en muchos de sus halbitantes, y a despertar a otros del letargo en que los tenía una dominación extraña. "La Nación toda está penetrada de gratitud ipor los tra- bajos de V. S., ipues ellos les proporcionaron que el mundo conociera su aptitud y disiposición para hacerse feliz por sí mismo, y el Supremo Gobierno encargado de su administra- ción pública está de acuerdo en esta parte con el voto gene- ral. En consecuencia, se ha servido disponer que, como su Ministro de Estado y Relaciones, lo diga a V. S., así como que leniendo entendido que V. S. se propone volver a es.íe país, sería esto de la mayor satisfacción para S. A. S., pues desea vivamente que lleve V. S. adelante esta Idea, compla- ciéndose en la de poder contar entre los habitantes de esta Reipíiblica un hombre tan ilustre y dignamente estimado en el mundo civilizado. "Al comunicar a V. iS estas ideas y sentimientos de mi Gobierno, tengo la mayor saitisfacción, pues me proporciona la de repetirle mis consideraciones y respetos. — LUCAS ALA- MAN. — Señor Barón don Alejandro Humlboldt. Contestación a la carta anterior: "En carta oficial de 21 de julio, se ha servido V. E. trans- mitirme 'los sentimientos de afecto y estimación con que ia Nación Mexicana y iS. A. S. el Supremo Gobierno, se 'dignan honrar mis cortos trabajos literarios En una carrera dedicada enteramente al cultivo de las ciencias y al respeto de los principios eternos de que dependen los pregones de la razón y la mejora de las instituciones públicas, nada podía lisonjear tanto mi amor propio, como este testimonio solemne, expresa- do de una manera tan noble y tan ^interesante. Suplico, pues, a V. E. que presente a S. A. S. este homenaje de mi ipro fun- do respeto y ide mi eterna gratitud. "Si las obras que he publicado han producido algún ibien, sólo debe atribuirse a mi amor a la verdad, a la pureza de mis isentimientos y a la admiración que me inspira un país a quien la Naturaleza ha destinado a una suerte tan elevada. No ipierdo la es-peranza de volver a ver (prevdo el permiso de mi soberano) esas majestuosas cordilleras del Anáhuac, de estudiar otra vez sus productos naturales y gozar del aspecto de una felicidad progresiva que deben producir necesariamen- te en el seno de la República Mexicana, las instituciones li- bres y las artes de la paz. "Al suplicar a V. E. que sea el órgano de mi gratitud pi- ra con S. A. S. el Suipremo Gobierno, me apresuro a reiterar- le los sentimientos de la más alta y más afectuosa considera- ción con que tengo el honor de ser de V. E. su muy humil- de y obediente servidor.— ALEJANDRO DE HUMBOLDT. — París, 6 do noviembre de 1824. — Al Excmo. Sr. Ministro Se- FEDERICO ALEJANDRO BARÓN DE HUMBOLDT 561 cretario de Estado de la República Mexicana, Don Lucas Ala- mán." (32) Ensayo Político, Vol. I, pp. 197 y siguientes. (33) Loe. cit. Vol. I, p. 250. (34) Loe cit., p. 256. (35) Loe. cit. (36) Loe. cit. ip. 108. (37) Oí), cit., p. 337. (38) Lettres américaines, cit., pp. 221 y 239. (39) Loe. cit, p. 158. (40) 0,p. eit., p, 232. (41) Op. cit, p. 233. (42) Véase el interesante artículo escrito sobre el parti cular por el distinguido hombre de letras Dr. D. Manuel Mes- tre Ghiliazza en "Bl Universal," iperiódieo diario correspondien- te al 10 de Junio de 1918. (43) Cincuenta y tres en realidad. Nota del Dr. Hamy. (44) Llamáronse así a las botas que en la parte superior dejaban ver el revés dé la piel eon que estaban hechas. (45) Lettres américaines, pp. 203 y sig. (46) Vieja forma empleada por los reyes en sus cartas. Lachatre, Nouveau Dictionnaire Universal. (47) La carta está íechada en Potsdam el 25 de septiem- bre de 1804. (48) Op. cit., p 235-6. (49j Lettres américaines, pp. 229-30. (50) Véanse "mis confesiones." Lettres, p. 242. (51) Op. cit, p. 202. (52) Lo subrayado aparece así en el original. (53) Olp. cit., p. 244. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE".— MKMOIRES, T. 39 563 INTENSIDAD BIA-XIMA DE LA LLUVIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO POR EL PROF. ELPIDIO LÓPEZ, M. S. A. (Sesión del 6 de Febrero de 1917) De una manera general puede decirse ([ue es rara la lluvia (jue durando cuando menos una hora, dé más de 60 mm. en este espacio de tiempo ; pues de estos casos solo podrán citarse bien pocos ; pero si la precipitación intensa solo dura algunos minutos puede llegar a dar o o 4 mm. por minuto. Sin embargo, en nuestros climas la lluvia superior a un milímetr.o por minuto puede ya ser considerada como excepcionaL Desde el año de 1877 en que se fundó el Observü- torio Meteorológico Central, la máxima precipitaeióii en 24 horas había sido inferior a 60mm ; pero en las últimas horas de la tarde del día 30 de septiembre de 1915 se abatió sobre el Valle de México una lluvia to- rrencial de intensidad tal, (|ue llegó a causar una verda- dera, aunque efímera inundación, hasta en las más cén- tricas avenidas de la Capital. Para tener una idea más completa de esta gran lluvia diré que habiéndose inicia- do a las cinco de la tarde del día indicado, terminó has- ta las siete y media de la mañana del día siguiente, arro- jando un total de 89 mm 7. He creído interesante para la teoría, así como pa ra cierta clase de aplicaciones de drenage y escurrimien- 564 PROP. ELPIDIO LÓPEZ to, poder darse una idea ciara y precisa de la mayor intensidad de estas precipitaciones en un momento dado, y con este objeto he empleado el procedimiento siguiente : La forma general que afecta la curva de lluvia cu un registrador puede ser representada analíticamente por la fórmula cuya derivada y = a -|- bx -|- cx^ dy T- = b + 2cx dx nos dará la intensidad que se busca; pero esta deriva- da puede encontrarse fácilmente por un procedimiento gráfico que consiste en trazar sobre el mismo diagrama y en el punto de la curva en que la intensidad de la lluvia es máxima, la tangente a esta que formará con el eje de las abcisas el ángulo cuya tangente a su vez será la derivada que se busca. Haciendo uso en seguida de la fórmula de trigonometría e = b tg. C se obtiene en milímetros de lluvia la ordenada para ese punto, o sea la intensidad de la lluvia en ese momen- to. Esta investigación nos da el resultado siguiente para las 5h.41m. de la tarde del día 30 de septiembre, mo- mento del máximo de intensidad : ÍZ = tg. '/ = tg. 89° = 57.29 dx h = tg. « t = llmm. de donde INTENSIDAD MÁXIMA DE LA LLUVIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO 565 h = llmni X 57.29 = 630muil9 resultado que corresponde a un valor de t. igual a una hora; y como en el diagrama cada milímetro de lluvia corresponde a 7 de la altura h. tendremos finalmente que la intensidad será 630.19 1 = = linmo 7 X 60 lo que nos dice que en ese momento considerando la in- tensidad de la lluvia era de Imm. 5 por minuto. Esta excepcional precipitación, por su carácter g^;- neral, parece haber tenido origen ciclónico ; debido pro- bablemente a la expansión y enfriamiento de grandes masas de aire cargado de vapor de agua que ascendieron por la vertiente del Golfo de México a impulsos de vien- tos, ciclónicos que soplaban por esas fechas en esa re- gión. Ha sido la máxima precipitación registrada en el Valle de México desde hace 39 años. El profesor Kotaro Honda ha ideado para medir ¡a intensidad de la lluvia un aparato registrador compues to de un largo resorte de metal suspendido por medio de un gancho y en cuya parte ijiferior queda unido a un rectángulo de alambre que sujeta un vaso y al mis- mo tiempo una ligera palanea de aluminio en cuya ex- tremidad va colocada -la pluma que registra en un ci- lindro. El agua de lluvia cae en el vaso por medio de un tubo de cristal ligeramente encurvado y en el cual, para evitar el efecto impulsivo del líquido, se coloca en su extremidad una bolsita de lino que tiene un atado de fibras. Para que este aparato pueda registrar la intensidad de la lluvia se hace necesario que ei vaso tenga una sa- lida de forma perfectamente calculada. Imaginémonos este depósito de la forma de un paralepípedo rectangu- 566 PROF. ELPIDIO LÓPEZ lar; en uno de cuyos lados tiene nna abertura de la for- ma expresada por la ecuación : x^ y = c-, en la cual (y) representa la altura y (x) el ancho de la abertura. Además supongamos que la altura del agua en el vaso sea : y", según el teorema de Torricelli el flujo por uni- dad de tiempo Q será : =--ff''^ 2g(Yo-y) 2xdv O Pero como x-y = c-, tendremos: Q= f^" V 2g(y.-y) --^ = .c J~2^ v„ De aquí que, la velocidad del agua saliendo del va- so será proporcional a la altura del agua en él. El profesor T. Hayashi dio otra forma a este mismo vaso. En este modelo cada una de las paredes opues- tas está terminada por una parábola vertical cuyo eje lo fotma el fondo del mismo vaso y cuyas paredes late rales están encurvadas a ini ancho constante. En una de las caras planas hay una abertura larga y estecha a lo largo del eje de la parábola y que llega hasta el fondo. Si suponemos que los ejes de la parábola y su cor- te superior y perpendicular sean la (y) y la (x) respec- tivamente; y llamamos (a) el ancho de la abertura, te- nemos la ecuación de la parál)ola re))resentada por: y = b x" La salida del agua por unidad de tiempo será : Q = /7° ^ 2K (y„-y) a cly = | ^/ 2^ y. '■ INTENSIDAD MÁXIMA DE LA LLUVIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO 567 Y la cantidad de agua contenida en el vaso cuya an- chura llamaremos (e), será: Q'= f^"2xedy = 4^/y"y^dy = 4 e 3 Jo- De aquí que la velocidad de salida será proporcio- nal al peso del agua contenida en el vaso ; que es la coti- dición indispensable para que el aparato pueda regis- trar la intensidad de la lluvia. Mem. Soc. Alzate.-lo.-Sepbn; -1921.— t 30—37 SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE".— MÉMOIRES, T. 39 569 EVOLUCIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO POR EL PROFESOR ISAAC OCHOTERENA, M. S. A. ;Sesión del i de Julio de 1921) Aun cuando los movimientos del embrión del pollo principian muy temprano, desde que llega a los cuatro o cinco milímetros, su carácter es tan peculiar que con razón dice Stewart Patón, apenas son más complejos que los movimientos comunes de los Protozoarios; pero si se observa el embrión de esta ave, a las ochenta horas de incubación es sorprendente notar que -existen ya movi- mientos rítmicos que indublemente son debidos a la ac- ción de las células nerviosas motrices de las astas ante- riores pues como His, Cajal, Tello y otros han demostra- do, al comienzo del tercer día están ya bien marcados los rudimentos de las raíces medulares, mas no hemos po- dido provocar estos movimientos por la acción del con- tacto de una aguja de disección, por lo que colegimos que otros estímulos distintos del tipo conocido del refle- jo nervioso son los que los provocan; a las cien horas la respuesta al contacto es ya discernible especialmente aplicando la aguja en los miotomos del polo cefálico y como las células y cilindros ejes de los ganglios raquí- deos existen también antes de las cien horas, creemos qne 570 PROK. ISAAC OCHOTKRENA hasta esa época es cuando se establecen las relaciones entre los elementos sensitivos y los motores, es decir, hasta entonces los movimientos reconocen como causa la sensibi- lidad, en el sentido con que comunmente se admite es- te término. En el embrión humano las vías sensitivas desarró- llanse tempranamente y como Flechsig demostró, desde el quinto mes se encuentran ya tractos espino-cerebrales y cerebro-espinales que ligan la médula a diversas regio- nes del cerebro y que descienden de este órgano a la mé- dula, hallándose también, acaso, integrada una vía larga que llega hasta el cerebro, pero los grandes tractos cortico-espina- les y rubro-espinales, son aún rudimentarios y no se ha- llan en aptitud de funcionar, por esto es que de ninguna manera pueden considerarse como voluntarios los movi- mientos del feto, pues falta el camino de regreso del in- flujo nervioso y cuanto movimiento se efectúe es estric- tamente de un tipo reflejo análogo al que se observa en la rana descerebrada o mejor aún al que se vio en los perros a quienes F. Goltz extirpó el manto cerebral ; po- drán moverse, mas no dirigir por sí mismos estos mo- vimientos ; responder a ciertas excitaciones luminosas, distinguir las substancias comestibles, reaccionar a las irritaciones cutáneas, manifestar cólera, etc. La exac- titud de tales apreciaciones se manifiesta especialmente en los niños no nacidos a término o mejor aún en cier- tos casos como los que describen Edinger y Fischer, de un niño que nació sin hemisferios cerebrales y a pe- sar de esto pudo vivir cuatro años, en la más perfecta animalidad, casi siempre dormido, ciego, sordo, sin po- der reconocer a la madre, sin mímica, como los mon-s que Karplus y Kreidl descerebraron. Acusa por otro la- do esa vida exclusivamente palencefálica, la falta de atem- peración de los reflejos por falta de vías corticales, común a todos los niños pero exagerados en casos patológicos EVOLUCIÓN DKL SISTEMA NERVIOSO 571 como en el simdroma de Little atribuido a una deten- ción en el desarrollo, no rara en los niños nacidos a los siete meses y probablemente según Feer, Fierre Ma- rie, Brissaud y van Gehuchten debido a una agenesia del tracto córtico-espinal. Guando el niño nace, su sistema nervioso no es al- go terminado, definitivo; en ciertos casos apenas si es un boceto que ni aún permite concebir la obra poste- rior, ni siquiera existe el número completo de los ele- mentos nerviosos que son patrimonio de la especie. Ezra Alien que ha estudiado el sistema nervioso central de la rata desde este punto de vista, ha encontrado mito- sis en el cerebro hasta los veinte o veinticinco días y aplicando a este dato las relaciones tan hábil y prolija- mente establecidas por Donaldson, resulta que aproxi- madamente aún hay células neoformadas hasta el final del segundo año en la especie humana ; Marinesco nos enseña que las células radiculares a pesar de ser de tem- prana diferenciación son en esa edad de escaso tamaño, tanto en lo que respecta al soma como a las prolonga- ciones celulares, con escasa substancia cromática y con peque- ños grumos de Nissl, periféricos ; las células del cerebelo aún no se diferencian convenientemente persistiendo una capa externa de elementos de naturaleza enigmática que no son reconocibles en el adulto, bien por haber desa- parecido o bien porque experimenten transformaciones jue en la actualidad nos son desconocidas; las células de Purkinje estudiadas en sus etapas sucesivas, espe- cialmente por Don Carlos Calleja y Borja-Tarrius, pre- sentan un aspecto tan diverso de la primorosa estructu- ra que poseen cuando son adultas, que más bien seme- jan precipitados irregulares de cromato de plata a no ser por la clara presencia de un cilindro-eje, que se in- corpora al fascículo central de la substancia blanca de la laminilla cerebelosa, aparece el esbozo de la rama 572 PROF. ISAAC OCUOTEREXA protoplásmica principal que por sucesivas dicotomídíS producirá la más admirable de las dendritas, desapare- cen las expansiones inferiores que acompañan al ci- lindro-eje y se reabsorben las espinas que antes orla- ban el contorno del cuerpo celular necesitándose en el gato tres y en el perro dos semanas para (pie lo« ele- mentos de que nos ocupamos adquieran su completo de- sarrollo. Aún cuando los tractos ascendentes están en la épo- ca del nacimiento medulados en su mayor parte, los des- cendentes y la corteza cerebral sólo se haya con mielina en las especies que poseyendo ya en esa época corteza exi- table, como el cerdo y el cuy según Tarchanoff y Beeh- terew, pueden ya andar y dar muestras de una activi- dad nerviosa distinta de la refleja; Fuchs lia demos- trado que el niño recién nacido no posee fibras mieli- nizadas en la corteza y (jue la adquisición de esta subs- tancia principia hasta los cinco meses en la lámina zo- nalis y en los estratos piramidales solamente hasta el final del primer año, teniendo a los quince meses apro- ximadamente la corteza su espesor normal; las primeras fibras asociativas inician su aparición desde los siete me- ses y continúan desarrollándose y formando relaciones complicadísimas hasta la edad de veinticinco o treirrta años según Cajal y Yulpius para adquirir su máximura de complexidad de los cuarenta a cincuenta años sin que el desarrollo se suspenda totalmente con posteriori- dad pues según los trabajos de Donaldson son el aumento en peso del cerebro está representado por una curva primero rái)ida y después lenta ])ero eonstantemente ascendente hasta una época (pie podría corresponder a un hombre de noventa años; con razón se ha dicho ([iie el cerebro puede considerarse como órgano cuya evolu- ción no termina nunca, sino que interrumpida con la EVOLUCIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO 573 muerte del individuo continuará, con sus inherentes vicisitudes, en la especie. Considerado en su conjunto y desde el punto de vis- ta especialmente funcional nos parece cada vez más jus- tificada la división Edingeriana del sistema nervioso en dos partes ; el Palencéfalo que sepresenta, de acuerdo con las actividades de cada tipo, la estiiictura fijada al través de un número de generaciones tan antiguas y remotas como el mundo orgánico, asiento ya de los reflejos simples que nos aproximan a los peldaños in- feriores de la animalidad, ya de los reflejos múltiple, complexa y estructuralmente definidos que constituyen el instinto o bien las nuevas adquisiciones que impre- sionando primero la corteza, llegan a afectar el palenc«''- falo dando los instintos ad([uiridos. las aptitudes que más o menos ocultas no son sino la exteriorización de arreglos de textura fijados después de un proceso de desesperante laboriosidad y lentitud ; esta parte es la que primero adquiere su perfeccionamiento y madure/ y cuya evolución casi termina en las primeras etapas de la vida. El Xeencéfalo es la porción más plástica y de reciente adquisición, integrado no sólo por las áreas sensitivas o motrices sino por centros de asociación nun- ca acabados, con inmensos espacios cuyas funciones nos son desconocidas y que tal vez constituyen campos pro- picios para nuevas adquisiciones, para futuros retoques en los que fincamos las esperanzas de perfeccionamien- to, el anhelo de una humanidad que deje de ser forma tan imperfecta y transitoria para acercarse, conforme a las leyes genialmente expresadas por Darwin a ese ideal lleno de belleza y de maravillas que a partir de un sim- ple ' e imperfecto origen seguirá desenvolviéndose er la sucesión de los siglos. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE".— MÉMOIKES T. 39 575 LA INDUSTRIA DEL AZUFRE Y LOCALIZACION DE SUS CRIADEROS EN LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS POR EL INGENIERO ENRIQUE A. CERVANTES. M. S. A. (Sesión del 2 de Agosto de 1920) APLICACIONES INDUSTRIALES.— Son bien extea- soa los usos que en la actualidad se hacen del azufre siendo muchos de ellos de gran importancia. Es uno de los principales componentes para la fa bricación de diversos productos químicos ; del ácido sul- furoso, del sulfuro de carbono, de los sulfuros de cobre, mercurio, potasio, sodio, etc. ; siéndolo también para l;v goma elástica vulcanizada y para la fabricación del pa- pel. Se fabrican con * azufre las mechas azufradas que se hacen arder en los toneles donde se envasa vino con el fin de disminuir la causa de su alteración. Su fluidez y la propiedad de solidificarse por en- friamiento hacen que se emplee con eficacia en el mol- deado de medallas y producciones de relieve. Se utiliza también para soldar el fierro con la pie- día, y para ello se practica un agujero en la piedra, el cual se llena con flor de azufre introduciéndose en él la barra de hierro previamente calentada al rojo. 57G * ING. ENRIQUE A. CERVANTES LOCALIZACION DE LOS CRIADEROS EN LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS AGUASCALTENTLS Partido de Ocampo. En la Municipalidad de Tepezalá. BAJA CALIFORNIA Distrito Norte. En la sierra de Ciicupás, mina del Promontorio, Mu- nicipalidad de Ensenada. Distrito Sur. En la Mnieipalidad de Mulugé, Volcán de "Las Vírgenes. ' ' COAHUILA Distrito de Monclova. En el Mineral de Sierra Mojada, jMunicipalidad del mismo nombre. Distrito de Parras. En la sierra de Mayran, mina San Rafael y en ol cerro de la Mala Noche, pertenecientes al rancho de las Norias, de la Municipalidad de Parras, Distrito de Río Grande. En terrenos de la hacienda de Guadalupe, de la Mu- nicipalidad de Guerrero. Distrito de Viesca. Cerca de la estación de Hornos. En la sierra de Baicuen y Burras pertenecientes a la hacienda de Arenal, IMunicipalidad de Viesca. En la ^Municipalidad de ^latanioros Laguna. LA INDUSTRIA DEL AZUFRE EN LOS EE. ÜU. MEXICANOS 577 COLIMA Distrito del Centro. En la hacienda de la Magdalena, Municipalidad de Coquiniatlán. CHIAPAS Departamento de las Casas. En el rancho de Uchubijab, Miinicipalidad de Hiils- tán. Departamento de Mexcalapa. Al Norte del pueblo de Magdalena, Municipalidad del mismo nombre. En los terrenos de la Municipalidad de San Barto- lomé. Departamento de Plchucalco. En la hacienda de Mexcalapa. CHIHUAHUA Distrito de Camargo. En la sierra de Encinillas, Municipalidad de Ca- margo. En terrenos de los ejidos del pueblo de Julimes, Municipalidad del mismo nombre. DURANGO Partido de Mapimí. En las sierras de la Tajada, lado Este de la Cam- pana, Tlahualilo, Indio, Azufre, Banderas y en los ce- rros del Jaboncillo, Pedernales y Melones, de la Muni- cipalidad del mismo nombre. 578 IXG. ENRIQUE A. CERVANTES Partido de Nombre de Dios. En los linderos de las haciendas "El Ojo" y "La Ochoa" y en el cerro Colorado, de la Municipalidad de Poanes. Partido de Santiago Papasquiaro. Mineral de San Andrés de la Sierra, minas : Espe- ranza, Santa Juliana, Fortuna, La Bella, Santa Ejta y Huacana de la Municipalidad de Victoria. GUERRERO Distrito de Alarcón. En' el pueblo de Xoxtepec. Municipalidad de Te- tipac. Distrito de Alvarez. En el Pueblo de Tlacoyotitlán, Municipalidad da Copalillo. Distrito de Bravos. En el Pueblo de Huitzotepec, Municipalidad de Zumpango del Río. Distrito de Hidalgo. En el mineral de Huitzuco, de la Municipalidad del mismo nombre. Distrito de Morelos. En terrenos de la Municipalidad de Alcozauca. GUANAJUATO Distrito de Victoria. En el mineral de Xichú cerro de Alamos, Municipa- lidad de Xichú. LA INDUSTRIA DEL AZUFRE EN LOS EE. UU. MEXICANOS TuO HIDALGO Distrito de Atotcnilco el Grande. En la Municipalidad del mismo nombre, cerca de los baños de Amajac. Distrito de Huichapan. En terrenos de la Municipalidad de Teeozautla. Distrito de Tulancingo. En la Municipalidad de Singuilucan y en un punto conocido con el nombre de "La Peñuela", pertenecientes a la hacienda de Cuyaraaloya. Distrito de Zacualtipán. En terrenos de la Municipalidad del mismo nombre. JALISCO Primer Cantón. En el cerro de Col de la ^Municipalidad de Guada- lajara. MÉXICO Distrito de Chalco. En la Municipalidad de Ameca, volcanes de Popo- catepetl a Iztlacihuatl. Distrito de Otumba En terrenos de la hacienda de Solís, de la Municipali- dad de Temaxcalapa. MICHOACAN Distrito de Zinapécuaro. En la Municipalidad del mismo nombre, hacienda de Ucareo. 580 ING. ENRIQUE A. CERVANTES PUEBLA Distrito de Alatriste. Ea terrenos de la Municipalidad de Aquixtla, y en el rancho de San Isidro Pedernales, barranca de Alcapa- rroza y Tlacholoya de la Municipalidad de Chignaliuapaii. En el rancho de Cuautelolulco, lugar denominado "Hoyo Hediondo", de la Municipalidad de Chignahuapan. Distrito de Chalchicomula. En ol volcan de Citlaltepee o Pico de Orizaba, Mu- nicipalidad de Aljojuca. Distrito de San Juan de los Llanos. En el pueblo de Tepeyahualco, ^Municipalidad del mismo nombre. Distrito de Tezuitlán. En el pueblo de Chinantla, Municipalidad del mis- mo nombre y en un lugar denominado "Las Humeras'', de la IMunicipalidad de Tezuitlán. Distrito de Zacatlán. En el rancho de Trejo, segunda sección del rancho Viejo, en un punto llamado "Las Hornillas". QUERETARO Distrito de Cadereyta de Montes. En terrenos de la Municipalidad del mismo nombre. SAN LUIS POTOSÍ Partido de Catorce. • En San Pedro de los Arvida de la Municipalidad de Cedral. LA INDUSTRIA DEL AZUFRE EN LOS EE. UU. MEXICANOS 581 Partido de Cerritos. En la hacienda de Huacamá y en terrenos del ran- cho de Carrizal, hacienda de Agua de Enmedio, Munici- palidad de Carbonera. PaiTtido de Ciudad del Maíz. En la Municipalidad del mismo nombre, rancho de Moritas. Partido de Guadalcázar. En la Municipalidad del mismo nombre, cerro de "Los Verdes", pertenecientes al rancho de Tapona, ha- cienda de Peotillos. Partido de Río Verde. En el cerro de la Quemada, hacienda de Agua de Enmedio, Municipalidad de Pastora. Partido de Venado. En la IMunicipalidad del mismo nombre, como a 500 metros al Norte de la presa de Tepeyac anexa a la hacienda de Coronado y en terrenos del rancho del Car- men de la IMunicipalidad de Charcas. SONORA Distrito de Alamos. En la Municipalidad del mismo nombre, en terre- nos del rancho de Colorado, como a 3 kilómetros, al Este de las casas del pueblo. Distrito de Altar. En terrenos de la Municipalidad del mismo nombre. Distrito de Guaymas. En terrenos de la Municipalidad del mismo nombre. 582 ING. ENRIQUE A. CERVANTES TAMAULIPAS Distrito Norte. Eii el cerro de Coronado de la Municipalidad de Burgos. Distrito Sur. En el punto conocido con el nombre "El Chapopo- tito", do la Municipalidad de Magiscatzín, y en el rin- cón de Santa Lucía, lomerío del mismo nombre de la Municipalidad de Villa de Cruillas. ZACATECAS Partido de Mazapil. En el cañón del "Borrego", cordillera de "Tecolo- tes", de la misma Municipalidad. Partido de Nieves. En la Municipalidad del mismo nombre, terrenos de la hacienda de "La Noria", en un pimto llamado "Sierrecillas". Partido de Zacatecas. En la ]\Iunicipalidad y mineral del mismo nombre. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIRES, T 39. 583 INDUSTRIA Y EXPLOTACIÓN DE LA MICA POR EL INGENIERO ENRIQUE A. CERVANTES. M. S. A. (Sesión del 1" de Septiembre de 1919) Sumario : Opinión del Señor Ingeniero D. Trinidad Paredes, respecto a los criaderos de mica. — Generalida- des.— Composición química. — Biotita. — Flogopita. — Lepidoli- ta. — Lepidomelana. — Muscovita. — Paragonita. — Zinnwaldi- ta.— Yacimientos. — Explotación y costo. — Precios. — Aplica- ciones industriales. — Distribución. — Localización de criade- ros en la República Mexicana. — Producción Mundial. — Bibliografía. México, 28 de Mayo de 1919. Señor Ing. D. Enrique A Cervantes. Presente. Estimado amigo y compañero : Me complazco en felicitarle por su trabajo sobre ''micas", lo considero muy provechoso, y más, en los momentos en que empieza a despertarse el entusiasmo por el aprovechamiento de varias substancias natura- les en el País ; permitiéndome solamente, expresarle algu- nas observaciones : Los criaderos de "mica" susceptibles de explota- ción casi son desconocidos en nuestro país; la causa de Mem. Soc. Álzate.— 8-Sepbie. -1921.— t. :!9-38 584 ING. ENRIQUE A. CERVANTES esto no se debe a que esta substancia no exista entre nosotros, sino que es una consecuencia directa de su poco valor y de la deficiencia en nuestras vías de cornu» nicación. Para trabajarse sería necesario recargarla d(; altos fletes para llevarla a las estaciones, a más de los transportes de mar y tierra, así como las comisiones consiguientes para exportarla al extranjero, debido a que entre nosotros no tiene aplicaciones. Solamente los metales nobles y últimamente el cobre y una que otra substancia han constituido nuestra industria minera, pu- diendo decirse que la plata es la única que ha podido soportar nuestra deficiencia en transportes. Al hablar de "micas" me refiero a la mica explo- table pues como es bien sabido, la mica en láminas pe- queñas existe en numerosas rocas ígneas y metamórfi- cas ; algunas andesitas en la falda occidental del Iztac • cihuatl contienen mica, y nadie intentará decir que allí se encuentre un criadero bajo el punto de vista indus- trial. Pero en donde afloran los granitos, los gneis y ¡t-s mica-esquistos será diferente, allí es muy probable, casi seguro, que se encuentren criaderos explotables de es- ta substancia. En tal virtud, estos criaderos se encontra- rán de preferencia en la zona Sur Occidental do nues- tro País y en otras varias como al Norte de Silao, Gto. : Peñón Blanco, Zac, quizá Iztaccihuatl, Méx., y lugares donde afloren las rocas referidas. He tenido oportunidad de conocer uno de los raros criaderos de donde se ha exportado algo así como 9 129 1910 4 810.797 1.029.654 687.645 156.943 6.685 039 1911 4 042.412 1 537.677 535 239 187.787 6.303 115 1912 3.310 314 1.983.547 526.167 196.859 6.021.887 1913 5.599 140 2.075.637 1.001.531 9.979 8.686.287 1914 3.635.993 1.837.9.55 539.774 18.144 6 031.866 1915 4.842.831 1.231.049 467.200 50.802 6.591.882 191() 4.414.;í57 892.669 60.781 1917 3..501.916 ! 1918 3 114 000 1 1 bibliografía Atkison, A. S., Mica miiiing. Eng. and Min. Jour. May 8, 1909. 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World, may-19-1906. pags.-606-607. ■ Wilson, E. and W. H., The dielectric stregth of certain specimens of mica : Electrician, vol. 44. pag. 356. nJI SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE '-AXTUXIO ÁLZATE" —MÉMOIRES, T. 39 597 OBSERVACIONES GEOLÓGICAS EN LA ALTIPLANICIE DE SAN JUAN DE LOS LLANOS, PUEBLA, POR EL DR. E. WITTICH. M. S. A. (Sesión del 1" de Julio de 1918) Uno de los numerosos llanos parciales, que en con- juto componen la llamada "Mesa Central" es el bien conocido de "San Juan de los Llanos" en el estado de Puebla y al Este de la capital, con una altura media de 2450 metros sobre el nivel del mar, quedando separado de la ciudad de Puebla por el gran macizo volcánico de la Malinche. Este llano representa en cierto modo la cou- tinuación geográfica, al Norte, de la llanura de San Mar- cos y Huamantla y está cruzado por el F. C. Interoceá- nico a Puebla, Jalapa y Teziutlán, siendo la estación de Libres la correspondiente a la villa de S. Juan. Hay que definir esta región de San Juan como una depresión geológica, formada por hundimientos tectónicos, habien- do bajado a tal grado que se perdió la comunicación di- recta con el océano y por este motivo, como es la falta de un desagüe superficial, se manifiestan los fenómenos característicos de estas regiones geomorfológicas, que con- sisten principalmente en una acumulación intensa de ma- terial acarreado, en las formaciones cólicas y en una hi- drografía muy especial. 598 DOCTOR E. WITTK'H Los llanos de Sau Juau en su totalidad forman uu cuadrilátero más o menos de unos 50 kilómetros de lar- go en el sentido de NE. a SW. y de unos 20 kilómetros de ancho en el opuesto o sea de NW, a SE. ; resultando una superficie de unos 1,000 kilómetros cuadrados cir- cundados por cordilleras, que se levantan más de 100 metros sobre la llanura y solamente dejan abiertos unos portezuelos angostos por donde pasan las vías del ferro- carril. Estas sierras bajan a los llanos muchas veces en uu precipicio muy fuerte, y además, en el interior del pla- no quedan todavía unas colinas, como fragmentos de for- maciones antiguas levantadas sobre el nivel general, ori- ginando así una tectónica muy complicada. Pertenecen a estos lomeríos tectónicos el cerro de Teoloyucan, el de Pochintoc, el pequeño bloque andesítico de Cuyuaco, lla- mado el Tecolote y otros pequeños más. Las fracturas tectónicas más empinadas se presentan arriba de la ha- cienda de Xicalahuata en los llamados "Órganos" que son peñas de andesita y que forman los estribos de l.'i Sierra del Magistral. Una bajada escalonada y por eso paulatinamení-.' íor potentes rellenamientos de formaciones posteriores y en el valle del Río de Apuleo, que corre por la cordillera colindante, se manifiestan estas acumulaciones de pie- dra pómez hasta 70 metros de potencia. Las cordilleras circunvecinas. — La altiplanicie de San Juan está como he dicho, foDuada por movimientos tec- tónicos muy fuertes, profundizada antes hasta centena- res de metros y rellenada y aplanada posteriormente. Se ob- ALTIPLANICIE DE SAN JUAN DE LOS LLANOS 599 tuvo una indicación muy importante en un pozo de ^m ha- cienda de Cuicoyan, en el cual se encontraron a unos 150 metros de profundidad las pizarras arenosas del Jurásico superior, con Amonitas mal conservadas, o sea una forma- ción igual a la de la cordillera circunvecina. La poca se- guridad que reinaba en el tiempo de mi presencia en toda aquella región no me permitió estudiar co^i calma la na- tu¿"aieza de estas sierras, pero las pocas excursiones ve- rificadas en esta montaña, me proporcionaro-i. algOi! ma- terial para la estratigrafía de ellas. Las pizarras, en parte muy arenosa, de la Sierra de Cuicoyan pertenecen a la parte superior del Jurásico, se- gún los pocos restos de Amonitas sacadas de allí- y que bondadosamente revisó el Dr. Carlos Burckhardt. Enci- ma de las pizarras descansan las calizas compactas de color gris azulado de una potencia de 100 metros más o menos impregnadas con cintas silicificadas y con zonas de tobas, que llegan a alcanzar hasta 10 centímetros de espesor. Las cintas de sílice son liditas negras ; mientras, (lue las tobas están compuestas de fragmentos de feldes- patos descompuestos verificando así una especie de "ar- kosa". Lo más importante en estas tobas son las impre- siones de Aptychos en muy buen estado de conservación y de diferentes formas y tamaños. Según las observacio- nes hechas en México, las capas de Aptychos correspon- den a la transición del Jurásico superior al Cretáceo in- ferior. El lugar donde abundan más las zonas de tobas con feldespatos y con restos de "Aptychos", está en las calizas arriba del Barrio de Xonacatlán, cerca del pue blo de Cuyuaco ; y el perfil respectivo pone fuera de du- da, que las erupciones volcánicas o mejor dicho andesí- ticas, ya comenzaron al fin de la época jurásica. Hay qiio llamar la atención sobre el hecho de que las andesi- t.H-í de esta edad geológica son conocidas en la cordillera Mein. Soc. Álzate. 16-Sepbre.-I92l. — t. 39-39 GOO DOCTOR E. WITTICH de ios Andes en Sur América. Las calizas arriba mencio- nadas corresponden con mucha probabilidad a los llama- dos beds de^Knoxville (1) de la región NW. de los Esta- dos Unidos, (|ue son considerados también como una for- mación limítrofe entre el Jurásico y Cretáceo, en las cua- les ya se presentan rocas volcánicas efusivas. Además de las tobas, se verifican las erupciones vol- cánicas también por intrusiones de rocas volcánicas en las pizarras y las calizas y más todavía por efusiones de grandes corrientes de andesitas con hornblenda, que han cubierto las calizas sedimentarias. Los peñascos pintores- cos de los ya mencionados "Órganos de Xicalahuata'' jico'tenecen a estas corrientes de andesitas. En el valle del Río de Apulco y debajo del rellena- miento con piedra pómez afloran también las calizas gri- ses y compactas y en la Mina de la Paz situada en una barranca lateral, se manifiesta una zona de contacto muy intenso con mineralización cobriza (jue trae su ori- gen de una intrusión intratelúrica de una lacolita d^^ diorita (2). En el contacto toman parte principalmente los granates y la epidota y en las calizas entran varias inyecciones o ranmles de andesitas o pórfidos andcsíli- cos que con toda probabilidad nacen en el bloqvic in- íruf^ivo de diorita. Así, estas vetas o inyecciones andesíticas parecen ser las manifestaciones periféricas de la masa diorítica. y hay <¡':e siii)orier que ellas originaron en otros lugares de la sierra del Magistral — como cerca de la hacienda (1) Stanton T. W. Contributions to the cretc. palaeontoloi;. of the Pacific Coast. Bull. U. S. Geol. Surv. 133. 1895. (2J Esta región mineralizada a causa del contacto ha sido explotada antes por cobre en varias minas en la Sierra de Magistral al Poniente de Cuyuaco; hoy existe allá solamente una mina de importancia, llamada La Paz, rica en chalcopirita y pyrrotita. Acerca de esa zona minera véase: Brinsmade 11. B. The Copper Mines of the Sierra Magistral, Puebla. Mex. Min. Journ. 17 No. 2, Aug. 1913. ALTIPLANICIE DE SAN JUAN DE LOS LLANOS 601 de Xicalahuata — los fenómenos de una erupción volcá- nica, si, por circunstancias favorables, lograron ascender a la superficie, arrojando cenizas, tobas y formando has- ta corrientes de lava. Este fenómeno de suma importan- cia, las revelaciones genéticas entre la diorita, la andesi- ta y las corrientes y tobas, no es tan raro en México como lo parece, pero todavía no ha llamado debidamen- te la atención de los geólogos. Al parecer, se ofrecen fenómenos semejantes entre dioritas y andesitas como derivados de ellos, en la zona de contacto con el Mineral de Charcas, al norte de San Luis Potosí, donde también se verificó una intensa mineralización. Para completar la estratigrafía de las tierras cir- cunvecinas anotemos, que debajo de las pizarras areno- sas pertenecientes al Jurásico superior ya afloran las pizarras barrosas y hojosas del Jurásico medio princi- palmente en la falda al lado del valle del Río de Apulco. Es notable que más río abajo y al Noreste se encuentran zonas de carbón de piedra en estas capas pizarrosas del Jurásico medio. Unos hallazgos aislados de pizarras duras con mu- chos moldes e impresiones de fósiles y de lumachellas, indican tal vez hasta el Liásico. Dirigiéndose más al S. W. de los Llanos desapare- cen las formaciones sedimentarias y van quedando so- lamente las andesitas que forman el borde montañoso de la altiplanicie, y por eso las cordilleras que rodean la villa de San Juan de los Llanos, la estación de Orieii- tal y el crucero de los ferrocarriles, ya son netamente compuestas de andesitas. Muy cerca de esta estación se levanta el cerro aislado de la hacienda de Teoloyucan, formado también de andesitas de hornblenda que des- pués han sido impregnadas por aguas termominerales con sílice v hematita. 602 DOCTOR E. WITTICK Los contornos al Este de los Llanos son serranías de masas eruptivas más modernas, pertenecientes en part«; a los macizos volcánicos del Cofre de Perote y del pico de Orizaba, y de los cuales se desprenden gran- des corrientes de lava basáltica como lo veremos más adelante. En estas regiones existían hace muchos años también minas, de donde se sacan sulfuros de mangane- no, alabandita-aurífera, lo que indica la presencia de for lUciciones más antiguas en la i)rofundidad. Los rellenamientos posteriores de la depresión de les Llanos. — Las tobas de piedra pómez son el material prin cipal que ha servido para rellenar el gran hundimiento antiguo, donde hoy se presenta la altiplanicie en cues- tión. En distintos cortes se observa de vez en cuando cierta alternación en las tobas y las arenas de acarreo fluvial, compuestas de andesitas y de calizas, que han sido derrumbadas de las sierras circunvecinas. También los estratos de piedra pómez fueron tran.sportados por las grades crecientes y mezcladas con las arenas fluviales. Do esta manera ha sido acumulado un material de una po- tencia en parte de más de 200 metros y altamente per- meable para las aguas, circunstancia que ha influido mu- cho en la hidrografía de la región en un sentido muy desfavorable, por )i V >) >> >> >> »» 604 DOCTOR E. WITTICH 5> )J >> >J M )J >7 Pozo, en la hacienda de Pochin- toc 100 Pozo en el pueblo de Huitzil- tepec '. . . 70 „ „ Pozo en la hacienda de San Ig- nacio 120 Pozo en la hacienda de Xaltipa- napa 218,8,, ,, „ Este último es el pozo más hondo de esta altiplani- cie. Hay muchas dificultades para el abastecimiento dol agua necesaria y sufren muchos perjuicios los agriculto- res; y por otra parte, está más favorecido el lindero SW. cerca de las haciendas de Teoloyucan, Salinas, Carmen, Manantiales, según lo hemos mencionado antes; pero aún allí los mismos charcos de agua son un poco salados y hay eflorescencias de teques(iuite, a consecuencia de la falta de una salida superficial de las aguas. Parece que estas aguas están alimentadas por las corrientes subte- rráneas provenientes de Tepeyahualco y Perote. Las formaciones eólicas. — Pero a pesar de estas di- ficultades, la agricultura está muy desarrollada en los llanos a causa de la fertilidad del suelo, formado por los depósitos subaéreos o cólicos, conocidos con el nombre de "loess' que cubren terrenos muy extensos y que se acu- mulan con muchos metros de ])otencia. Este "loess' trae su origen del material triturado y muy fino de las to- bas de pómez, mezclado con las partículas de las calizas de los aluviones desecados de las cuales las constantes corrientes de la atmósfera levantan lo más fino subién- dolo por toda la altiplanicie hasta las faldas de las cor- dilleras circunvecinas, de tal manera (jue en las alturas de las sierras andesíticas, como las de arriba de Xoiuica- tlán, se depositaron extensos campos de "loess", permi- tiendo un cultivo intenso de cereales y patatas. En s;i ALTIPLANICIR DE SAN JUAN DE LOS LLANOS 605 carácter geológico, también corresponde este material subaéreo al "loess', pues está compuesto de un polvo ii- nísimo, de color amarillento, que presenta también en su conjunto las cintas y zonas de concreciones calcáreas ; en otras partes esta formación está constituida de un barro arenoso muy permeable para las raíces de las plantas. Las corrientes fuertes y continuas del aire dan oca- sión a unos fenómenos meteorológicos muy propios de esa región, que son los fuertes- remolinos en forma de trombas de polvo que suben a grandes alturas ; cosa pa- recida se conoce en la llanura de Chalchicomula, tam- bién al pie del Pico de Orizaba donde se formaron y si- guen formándose actualmente depósitos de "loess" igua- les a los de la región en cuestión. El material más grueso del suelo, las arenas, dema- siado pesadas para los remolinos lo arrastran los venta- rrones y barriendo la superficie desecada de los Uanosj acumulan las arenillas en forma de pequeños médanos, que en las cercanías de la Estación de Oriental llegan a una altura de 3 metros y más. Tales acumulaciones de arenas movedizas se hacen notar también en los alrededores de San Juan de los Llanos y cerca de la Estación de Libres, donde están in- vadiendo las milpas y huertas hasta en la misma pobla- ción. Para defenderse contra estos medanales y arenillas se han sembrado en muchos puntos hileras de sauces, que sirven de barreras para detener las arenas. El primer autor que reconoció bien la naturaleza de estas formaciones y su origen cólico fue el afamado geólogo francés Virlet d'Aoust. (1). En su importante monografía sobre el Estado de Puebla, el señor don Enri- (1) Virlet d'Aoust, Coup d'oeil g'énéral sur la topographie et la géologie du Mexique, et de l'Amérique céntrale. Bull. Soc géol. de France, 2 serie, 1865, XXIII, p. 14. 606 DOCTOR E. WITTICH (jiie Juan Palacios (1) llama también la atención sobre estos productos subaéreos debidos a los fenómenos tan especiales de que hemos hecho mención. Las Rhyolitas y las Corrientes de Obsidiana. — Es de mucho interés estudiar el origen de las piedras pómez, (pie en cantidades inmensas han rellenado la llanura has- ta centenares de metros, cubriendo una zona de 1000 kilómetros cuadrados más o menos. Aunque no se puede precisar todavía con exactitud el lugar de la erupción, sirven de indicios las serranías de rocas riolíticas que componen las cordilleras al Noroeste de los llanos, por donde baja la vía férrea a Teziutlán, Puebla, cerca de la estación de Huitzitzilapan, donde las rhyolitas y las obs- sidianas se levantan a una altura de más de 3000 metros en el cerro de Oyameles. j\Iuy notable es la sucesión de las distintas corrien- tes de obsidiana, cuya potencia llega a ser de más de 10 metros, pues están seperadas uíia de la otra por ca- pas de tobas de piedra póinez en algunos perfiles ; mien- tras en otros se nota una transición de la obsidiana com- pacta a piedra pómez por un aumento enorme de poros, (|ue transforman más y más el azabache negro de la ob- sidiana en una substancia esponjosa y clara; y, en fin, se llega hasta la piedra pómez muy característica, con un viso de seda e irisante. Se puede producir artificialmente esta estructura es- pumosa en la obsidiana maciza, solamente calentándola mucho. El fenómeno natural hace la impresión de (|U0 la superficie de la corriente de la obsidiana fue recocida liasta (lue salió la espuma ; es probable que el desprendi- miento rápido de gases, tal vez vapor de agua, en el mo- mento del enfriamiento, ha causado esta estructura de (1) Palacios Enr. J. Puebla, su territorio y sus habitantes. Memor. Soc. cient. A. Álzate, T. 36, México. 1917 ALTIPLANICIE DE SAN JUAX DE LOS LLANOS 607 esponja. De vez en cuando se presentan unos huecos de varios centímetros de diámetro debidos probablemente a oclusiones anteriores, cuyos gases formaron ai escapar- se unos pequeños conos, semejantes a cráteres en minia- tura. En la superficie de otras corrientes se ha manifes- tado el movimiento de la masa viscosa por formas flui- dales y por grandes poros alargados en el sentido del movimiento del magma. Otras corrientes de obsidiana son muy delgadas llegando a pocos centímetros de es- pesor nada más ; pero todas manifiestan un magma de gran fluidez y de muchos gases. La potencia total de esta formación llega a centenares de metros; codio se puede observar desde el ferrocarril, cerca de la estación de Zaragoza, lugar donde la vía pasa por una parte- de los estribos de la Sierra de Oyameles. Sumamente interesante es la base del perfil, cerca- del camino real que pasa por el cerro de Oyameles ; pues todas las corrientes de obsidiana descansan encima de una capa de tobas de piedra pómez, y ésta a su vez se ha depositado sobre arenas y cascajos fluviales de acarreo, compuestos principalmente de material andesítico. Pare- ce extraño en este corte a primera vista encontrar sedi- mentos fluviales o lacustres en esta altura y posición; pero por otra parte es muy parecido a los (jue se pre- sentan cerca de Atotonilco el Grande, Hidalgo, que des- cubrí hace pocos años. (1). Estas extensas y poderosas corrientes de obsidiana eran ya conocidas de los indígenas de las épocas preco- lombianas, pues de allí sacaron la materia prima para sus flechas, cuchillos y demás utensilios y por tal motivo se (1) Wittich E. — Contribuciones a la Geología de Atotoail- co el Grande, Hgo. Mem. Soc. c. A. Álzate. 1919. 38, pág. 351. Ueber lacustre Tertiaerablagerung. auf d. Hochplateau von Mexiko. Centralbl. f. Min. 1915, Stuttgart, No. 15. 608 DOCTOIi E. WITTICH notan todavía los terreros y otras huellas de la antigua industria de la obsidiana. Grandes cantidades de armas antiguas, de fragmentos gruesos dé obsidiana hasta de 20 centímetros de espesor y mucho material (luebrado está acumulado en terreros de varios metros de altura y extendido por toda la falda del cerro. Es bien sabido que la obsidiana sirvió mucho a los indios (juienes la conocían con el nombre de "Ixtetl"; y la barranca de Oyamel, donde se conservan los restos arriba mencionados lleva todavía el nombre de ''barran- ca del "Ixtetl." Junto con estos restos de obsidiana he- mos encontrado también fragmentos de ollas muy sen- cillas, vestigios de una cerámica muy primitiva. Este lu- gar del Cerro de Oyamel se presta, sin duda, para al- gunas investigaciones arquelógicas. Las Corrientes de Basalto. — Los llanos están termi- nados al Oriente principalmente por las corrientes basál- ticas modernas que pertenecen ya al sistema de los gran- des volcanes del Pico de Orizaba y del Cofre de Perote. En el punto más al Noreste de la llanura entró el ba- salto, que se separa en dos corrientes de lava alargadas y extendidas más de 20 kilómetros al Sur. La roca es un basalto de olivino de grano medio fino, teniendo mu- cha semejanza en el sentido petrográfico con el material del conocido Pedregal de San Ángel, 1). F. La corriente basáltica más ancha es la de Nixtatilo- ya; de las dos es la que queda más al Oriente y se distin- gue por un fenómeno muy singular, una extensa cueva natural en el basalto conocida con el nombre de Tzina- camóitoc, lo (|ue significa cosa como cueva de imirciéla- gos. Entre las pocas cuevas naturales en corrientes luavr- mátieas conocidas en México ésta es la nu'is grande, y tal vez una de las más grandes de la tierra. La cueva representa en realidad un canal muy largo, de unos dos kilómetros más o menos, de unos 15 metros ALTIPLANICIE DK SAN JUAN DE LOS LLANOS 609 de altura y de 6 a 8 metros de ancho, cuyas paredes es- tán revestidas con muchas estalactitas cortas y gruesas y muchas .veces se ven colgados fragmentos de lava en- durecidos en el momento de gotear. Del techo de la cue- va están colgadas también las estalactitas, pero por la altura de la bóveda no pueden distinguirse bien. El sue- lo está cubierto con arenas que depositó un arroyo que pasaba por la cueva y en algunos puntos se notan for- mas fluidales. Una costra de un brillo negro constituye la superficie de todas aquellas formas. La génesis de la cueva de lava es la misma que la de las demás conocidas en México y en otras partes del mundo, y acerca de esta cuestión da mucha luz otra cueva lateral y secundaria a la principal, que se formó al lado Oriente y a unos 200 metros de la entrada de es- ta última, y comunicada con ella en dos puntos. En este pequeño canal, secundario hubo una intrusión parasíti- ca de lava, que para abrirse paso perforó la pared y for- mó una cascada de unos 3 metros de altura saliendo des- pués por el canalito secundario y dirigiéndose hacia el principal. Se notan en la superficie de esta corriente las figuras fluidales características de ellas. Este canal se- cundario, como ya se dijo, comunicado en dos puntos con la cueva grande, pues la corriente parasítica no lo llenó del todo, sino que dejó un espacio que se conserva todavía hoy, a pesar de que la cueva grande está tapada por la tierra ([ue dejó el arroyo que pasaba por ella, por- que el agua no ha podido sobrepasar el nivel que la corrien- te parasítica dejó en el interior de la cueva secundaria : por cuyo motivo se hizo posible estudiar la formación de ambas cuevas, para conocer su origen. Sin duda ninguna se formó esta cueva de la mane- ra siguiente : En el interior de la corriente de basalto, en parte ya enfriada, quedó algo del magma en estado líquido ; ÜIO DOCTOR E. WITTICH y si por cualquier causa éste rompió el frente de la co- rriente, pudo salir formando una corriente secundaria y dejó al mismo tiempo un hueco en el interior de la corriente matriz. Esta explicación ya la había yo publi- cado hace algunos años (1). De la misma opinión acer- ca del origen de estas cuevas son también F. von Richt- hofen y M. Neumayr en su libro Erdgeschichte. En el año 1911 el señor Dr. E. Haarmann (2) presentó una explicación muy diferente acerca del origen de la cueva en cuestión. Este autor conjeturó que la corriente de magma hubiese pasado por el cauce de un arroyo exis- tente antes del basalto y que los vapores formados en este momento hubieran levantado el techo de la lava produciendo así una bóveda de unos 10 metros. Pero la cueva se formó en la corriente misma del basalto ro- deada por todos lados, hasta en el piso, por el basalto, y las arenas que se encuentran en el suelo de la cueva provienen de las aguas de las corrientes torrenciales de nuestros días. Estas corrientes están llenando poco a poco la cueva ahora, y no son preexistentes a ella como í-o ijabía imaginado el señor Haarmann. Acpií hay (}ue hacer constar, que el primer autor científico «pie menciona la existencia de la cueva dn. Tzinacamostoc es el ya citado geólogo Virlet d'Aoust (3). Hablando sobre el particular dice textualmente: "L'immense caverne du mal-pays de Perote, conr-uo sous le nom de caverne de Chinacamóstoc, cpie j'ai visitó en compagnie d'un chiraiste italien distingué, Mr. Ernest Cravcri, est située á Touest de Tepeyahualco". (1) Wittich E. Ueber Lavahoehlen im Pedregal von San Ángel bei Mexiko N. Jahrb. f. Miner. Stuttgart. 1916, p. 126 Wittich K. Fenómenos microvolcánicos en el ' Pedregal de San Ángel, Mem. Soc. c. A. Álzate. 1919, Tomo 35. (2) Haarmann Er. Sobre una cueva en una corriente de lava en el Estado de Puebla. Bol Soc. Geoi. Mexic. 7; 1911. (3) Virlet d'Aoust, 1. c. ALTIPLANICIE DK SAN JUAN DE LOS LLANOS 611 Para concluir este punto, añadiré que las corrientes basálticas están terminadas al sur por- otra llanura, la de Tepeyahualco, por la que pasa la vía del F. C. In- teroceánico a Jalapa ; pero esta llanura ya no pertenece a los Llanos de San Juan. Las Ruinas de la Ciudad del Cantón o Cantona. — La corriente basáltica de Nixtatiloya presenta otra particu- laridad muy notable y poco conocida, que puede abrir campo inmenso a los estudios ar(iueológicos : soi) las hue- llas de una extensa población prehistórica, llamada por la gente de esta región la Ciudad de Cantón o la C.m- toiía. La extensión de esta antiquísima colonia es de varios kilómetros cuadrados, así es que yo no he podido reco- rrerla ni observar todo lo que ofrece este lugar. Visité la Cantona por el lado suroeste, cerca de la hacienda de Xaltipanapa, por el lindero sur de la corriente de lava. Subiendo a la superficie de la lava se encuentra uno' desde luego entre los muros o las paredes de las anti- guas casas, que están contruidas con piedras grandes de basalto formando anchos diques comunicados entre si, semejantes a grandes cercas en los campos. U parecer han servido estos bordos como calles empedradas. Ade- más de restos de casas encontré también unas pirámides cuadriláteras bien conservadas todavía ; una con una al- tura de 10 metros y encima con una plataforma, muy pa- recida a las ya conocidas pirámides del país. La base de Isi mejor conservada tiene unos 25 metros de largo y el material de construcción de estos edificios era también ■»i basalto del mismo pedregal. Entre las distintas ca sas queda siempre un campo libre, como un solar, proba- blemente una huerta para el cultivo. Excavando ün poco hallé, ya desde la superfici'-, muchos fragmentos de ollas de barro ; generalmente eran pedazos gruesos simples y sin ornamentos; pero era cons- tante una pintura muy sencilla de color amarillo y rojo; 612 DOCTOR E. WITTICH el fondo de las ollas era amarillo y la orilla siempre de color rojo. El aspeeto de estos restos cerámicos apoya la opi- nión de (|ue la Colonia de la Cantona sea de la época precortesiana y tal vez existen relaciones entre esta po- blación prehistórica y los antiguos colonos del Cerro de Oyameles, los labradores de obsidiana antes mencionados pues son parecidos los pedazos de vasijas de los dos lu- gares. Es muy extraño, que este sitio tan interesante no haya sido explorado ni visitado por un hombre de cien- cia desde hace más de medio siglo. A la diligencia del señor H. Beyer, profesor de Aríiueología de la Universi- dad de México, debo unos datos bibliográficos acerca del lugar referido, y con el permiso del señor Beyer les doy aquí publicidad. Por primera vez fueron mencionadas estas ruinas en las conocidas Gacetas literarias de nues- tro sabio Padre Antonio Álzate en el Tomo I, pag. 284, 1790, en una carta de Cañete Ruiz ; muchos años después las visitó el explorador Henri de Saussure, que escribió sobre el particular bajo el título: "Découverte des ruines d'une ancienne ville située sur le platean de Anahuac", publicado probablemente en 1855 en Francia. Me supongo (jue después de H, de Saussure he sido el primero (jue hizo otra vez observaciones personales ;!.' este punto tan interesante (pie debe llamar mucho !a atención. Merece también mencionarse un fenómeno algo ra- ro conocido en la región con el nombre de "tuxtlas" y (|ue consiste cu unos i-uidos subterráneos parecidos al sumbido lejano del oleaje del mar en la playa, ruidos (pie no son ni fuertes ni alarmantes, y (pie se notan me- jor en las noches, sobre todo cuando están tranquilas. Probablemente son debidos a alguna reliición entre los "tuxtlas" V ios volcanes vecinos. ALTIPLANICIE DE SAN JCAN DE LOS LLANOS 613 ^ 2fí ^ Réstame tan solo expresar mi agradecimiento a los señores ingenieros Ignacio Rivero Sr. e Ignacio Rivero jr., propietarios de la hacienda de Teoloyucan, y a los señores Manuel Amieva Sr. y Manuel Amieva jr., due- ños de las haciendas de Xicalahuata y Cuicoyan, quienes me prestaron gran ayuda en mis viajes y estudios — que entonces eran de cierto riesgo — tanto por su atenta hos- pitalidad cuanto por el interés que en ello se tomaron. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQÜE "ANTONIO ÁLZATE".— MÉMOIRES, T. 39 615 BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO POR EL DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO. M. S. A. (Sesión del 6 de Junio de 1921) (De un libro en preparación). Después de largas y pacientes investigaciones he lo- grado llegar a reunir una serie de datos relativos a mis antecesores, que me han servido para formar el árbol genealógico de mi familia, que va adjunto, así como otras muchas noticias ({ue espero reunir en un próximo libro. Los felices resultados de mi investigación son en- teramente nuevos, pues, con excepción de lo relativo -a las tres ultimas generaciones, los demás datos que pre- sento eran totalmente desconocidos para las personas de mi familia, especialmente los que se refieren a las ge- neraciones españolas. El único recuerdo, vago y borro- so, conservado por algunas de las personas de mayor edad que aún viven, era el de que alguno de los ante- cesores, oyendo que en cierta ocasión sus hijos hacían tal o cual comentario sobre ciertos papeles nobiliarios de familia, que él guardaba, tras de reprenderlos áspera- mente por poner tanto interés en cosas tan mundanas, Mem. Soc. Al7.»te.-24Scpbre.-1921. — t. 39-40 616 DR J. JOAQUÍN IZQUIERDO había entregado los papeles al fuego. Verdadero o fal- so este hecho, lo cierto es que mi familia no poseía nin- guno de los datos que hoy ofrezco. 8i a pesar de mi espíritu liberal y propenso a mirar hacia el i)orvenir más bien (|ue a vivir queriendo alen- tar tan sólo por el impulso del pasado, hago esta inves- tigación y pongo en ella cierto cariño, es porque a mas del interés histórico ({ue creo encontrarle, pienso que bien puede aplicarse a su origen lo que César Cantú dijo de la nobleza portuguesa, derivada en gran parte, como en el caso de (jue nos vamos a ocupar, de los que habían combatido en la famosa batalla de Ourique : "que no se apoyó en la conquista ni en el feudalismo, sino en las cualidades personales, en el valor, en la lealtad, en la religión" (1). Por eso fue que, cuando después, libre ya Portugal de toda dominación extranjera en virtud de la decisión del Papa Alejandro III que concedía a Alfonso Enriques el título de Rey, ¡pie le disputaba el Rey de Castilla, y todas las tierras que pudiera quitar a los Moros, al reunirse las cortes de Lamego, en las cpie estaban repre- sentados el alto clero, la nobleza y los diputados de las diez y seis ciudades principales del reino, después d-} sancionar la elección (pie había hecho el ejército de Al- fonso Enrííjuez, por su Rey, y de coronarlo, al proce- der a formar sus leyes y contar entre ellas las relativas al modo de componer la nobleza, las aprobaron "porque les parecieron buenas y justas, doble condición sobra- damente olvidada en tiempos más cultos y refinados" (Cantú). (1) César Cantú. Historia Universal, Cap. XIX, págs. 155 y 157 del tomo XXII de la edición española de Gassó Herma- nos, Barcelona. BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 617 ORIGEN En los tiempos en que Alfonso" Enríquez, hijo de Enrique de Borgoña y de Teresa, hija del Hcy Alfonso I de Portugal a quién aquel, en unión, de otros caballe- ros franceses había ido a socorrer, dominaba con el título de Duque el país que se extiende entre el Miño, el Duero y Tras-Os-Montes, y que de Porto-Cale antigua ca- pital de los gallegos, fue llamado Portugal, refiere Fray Jaime Bleda (1) en su Crónica de los Moros de España", que "en el año de mil ciento treinta y nueve, el Moro Ismael mató al Rey de Badajoz, y se alzó con aquel Reync, y juntando vn buen exercito con ayuda de otros caudillos Mo- ros, entró en Portugal : mas el Duque Don Alonso En- rí(juez le salió al encuentro, y en el campo de Ourique, cerca de Castro Verde, le dio batalla y le venció: y ol Moro boluió desbaratado a Badajoz". Y añade "que esto cuentan con esta brevedad las historias arabescas, pero (jue las portuguesas dicen que el Duque salió de la ciudad de Coimbre y atravesando el río Tajo, comenzó a hazer guerra a los Moros, y Ismael y* otros quatro cau- dillos Moros, salieron a la defensa de sus tierras contra el Duque. Assentó el buen Principe su Real en el cam- po de Ourique, cerca de Castro Verde ; donde agora llaman cabezas de los Reyes, a vista del exercito de los infieles y aunque los suyos quisieron escusar la ba- talla, vista la multitud de los Moros, él los animó exor- tándolos con muy eficaces razones, y con maravilloso valor y esfuerzo : conque todos se aprestaron para dar la batalla, con animo de morir en la defensa de la Sancta fé. Era este día a veynticinco de Julio, fiesta del glorioso apóstol Santiago el Mayor, y assi muchos se (1) Fray Jaime Bleda. Corónica [| de los Moros ][ de Espa ña. Diuidlda en ocho Libros |j Con licencia || En Valencia, en la Impressión de Felipe Mey. 11 Año 1618. 618 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO confessarou, y comulgaron, era Martes de dicho año. Allí acordaron todos, de alzar por Rey al Duque Don Alonso Enríquez su Señor por entrar en la batalla con mayor ánimo. Dizen las historias Portuguesas, que todos a bozes aclamauan : Portugal : Portugal por el Rey don Alfonso Enríquez y desta forma fué alzado por Rey del inelyto Reyno de Portugal". Con lo cual "quedaron muy alegres los Portugueses y luego ordenaron los es- quadrones, que en número eran muy inferiores a los de los enemigos, y arremetiendo contra ellos denodada- mente, y cenándose en aquella bárbara gente, enemiga del nombre Christiano, mataron muchíssimos dellos, y tomando los cinco estandartes y pendones de los Reyes Fig. 1. Armas de la familia Izquierdo. BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA- FAMILIA IZQUIERDO 619 Moros, fué glorioso vencedor el nuevo Rey don Alon- so Enríquez". En un nobilario de Zazo, rey de armas que coleccio- nó mucho, existente en el departamento de manuscritos del Archivo Histórico de- Madrid, (tomo XVIII, pág. 838), se refiere que "Don Diego de Guipúzcoa, el año de 1139 ; llevando en la batalla de Ourique un estandar- te, peleó tanto con los Moros que fueron a quitársele, en cuya defensa perdió el brazo derecho y peleó como pudo con el izquierdo, sin soltar el estandarte, asistien- do en toda la batalla hasta que se venció por el Rey D. Alonso I de Portugal, por cuyo hecho le empezaron a llamar el Izquierdo, cuyo cognomeu le puso dicho Mo- narca, y le hizo grandes Mercedes. Y dio heredamientos con lo que se retiró -a su tierra que era en las Montañas de Burgos, y allí fundó un solar y casa en el Valle de. Sedaño que es el primitivo de esta familia; sus descen- dientes fundaron otra en el lugar de Alcolea situada en la Rivera del Río Sinca dos leguas de Segena y cua- tro de Monzón; otra en la villa de Cariñoso sita entre Daroca y Zaragoza, otra en Extremadura, otra en Cas- tilla la Vieja, tierra de los Cameros, y otras muchas que hay en España. Los más usan unas Armas que son de rojo ; con vanda de plata en vocas de dragantes ver- des, lampazados de oro con dos estrellas de oro una en- cima de la vanda y otra abajo". GENERACIONES ESPAÑOLAS Vuelto ya en su solar castellano de Burgos, el fun- dador de la familia se desvanece, manco y glorioso, en los remotos evos de su tiempo. Ninguna otra noticia es dable encontrar con relación a él o a sus inmediatos des- cendientes debido a que en aquella época aún no exis- 620 DR J. JOAQUÍN IZQUIERDO tían los archivos parroquiales, que no empezaron a lle- varse sino hasta la primera mitad del siglo XVI. Sin embargo, sábese que por los siglos XIV o XV, Don Juan Izquierdo de Rozas, Señor de las Torres de Rozas, en el Valle de Soba, — (sólo era Señor de las To- rres de Rozas y no del pueblo que, como todo el Valle de Soba, pertenecía a los condestables de Castilla, Con- des de Haro), — y Patrono de su Iglesia, era descendien te de Uon Uiego, según lo atestigua la identidad de sus armas, sólo diferentes de las de aquél, por los esmaltes de las cabezas de dragantes que en vez de sinoples se vuelven de oro, y de los rayos de las estrellas, que se precisan ser en número de diez. ■ Fue sin duda Don Juan Izquierdo de Rozas el que escribió en derredor de las armas de familia, el lema heráldico que resume su historia, relatando en virtud de que hechos se había hecho valer y a costa de que sa- crificios había logrado construir su morada : "De Rodas vine rodando Y a Rozas llegué rodando. De Rodas vine rodando Y a Rozas Yze de nada Y con sangre derramada." Aunque no he podido encontrar dato alguno que permita explicar estas palabras, creo leer Cu ellas una alusión muy clara a la famosa Isla de Rodas, de la que se apoderaron los caballeros de San Juan de Jei-usabni en 1310. Me parece muy probable que Don Juan Izquier- do de Rozas haya estado entre aquellos esforzados con- quistadores, y no me sorprendería que posteriores in- vestigaciones me llevasen a encontrale concurriendo a la consumación de la obra, en 1310. Y lo r-^pito, aunque no he podido averiguarlo. Es muy probable que si no en 'ci([\\e\ gran hecho, si haya asistido a algún otro, pues BREVE RESEÑA (ÍENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIKRDO 621 bien claro lo dicen sus palabras : De Rodas vine rodan- do, es decir de un lugar a otro, sin fijarse en sitio de- terminado, hasta que llegado al Valle de Soba, a Rozas hace de nada y con sangre derramada, con lo cual quie- re perpetuar en su linage los esfuerzos que hiciera en Rodas. El nombre mismo de Rozas parece indicarle : No es muy elocuente la analogía entre Rodas, formado del griego, rodon, rosa, y Rozas, el nombre (pie pone a .su casa, de igual significado castellano? Se ignora con quién casó Don Juan Izquierdo de Rozas, pero se sabe fué padre de Don Sancho Izquierdo de Rozas, cuyas fechas de nacimiento y muerte no es posible conocer por la falta de archivos parroquiales. De Don Sancho, se sabe que casó en Villoslada de Ca- meros, del Reino de Castilla la Vieja, en la actual pro- vincia de Logroño, con Doña Catalina Martínez de Azagra y Fernández de Velasco y (pie de esta unión arranca la ra- ma de descendientes de Don Diego de Guipúzcoa, apellida- do el Izquierdo, que vimos mencionar a Zazo en tierras de los Cameros, de Castilla la Vieja, de donde derivan, según puede verse en el árbol genealógico ([ue he for- mado, tanto la rama de los ascendientes del autor, co- mo la de los López Izquierdo Montenegro, de los (pie proceden los actuales López Montenegro, de España, y la del Barón de Maabe a que más adelante me referiré. En efecto, de sus hijos, Diego Izquierdo de Rozas, que casó en Villoslada con Francisca Sánchez Salvador, dio origen a la rama de donde más tarde había de sa- lir la familia mexicana (rama Izquierdo Ruiz), y por intermedio de su hijo Alonso, a la del Barón de Maabe ; su hermano Sancho Izquierdo de Rozas, que casó en Vi- lloslada con María Rodríguez, dio el tronco de los Ló- pez Izquierdo Montenegro. Tuvo por hijos, Diego Izquierdo, a Diego Izquierdo, casado con María García de Olalla, y a Alonso Lzípiier- 622 DR. J. JOAQríX IZQUIERDO do, nacido el 16 de abril de 1545, que es el continuador de la rama del Barón de Maabe, y que hacemos figu- rar en el árbol que he formado, porque un« cortifica- ción de armas extendida a su hijo Marcos izquierdo Montenegro, es la que nos sirvirá para relacionar a es- tos Izquierdo con los primitivos de que ya hemos ha- blado. A partir d»' esta época ya empezamos a contar con datos más precisos, porque hallándonos a principios del Siglo XVI, empiezan a llevarse los libros parroquia- les, que en Villoslada existen a partir de los mil qui- nientos cuarenta. Ya hemos dicho que Don Diego Izquierdo y Sánchez Salvador, fué hermano de Don Alonso Iz(juierdo, casado con Doña María de Montenegro, de cuyo matrimonio i"e- sultó Marcos Izquierdo Montenegro, nacido el 4 de ma- yo de 1580, primo de Diego Izquierdo García de Olalla, según lo demuestra su partida de nacimiento, que di'-et "a 4 de mayo de 1580, yo el liedo. López bapticé' a Marcos, hijo de Alonso Hizquierdo y de Mia. de Monte- negro su muger. sus abuelos Dio. Hizquierdo y Anto- nio de Montenegro, vecino de Vinuesa, su padrino el licdo. Hizquierdo". (folio 16, vuelta, del tomo V, de li- bro de bautizados, finados y casados de hi parrocjiíiíi de X. Sra. del Sagrario de la villa de Villoslada de Ca- meros, Obispado de Calahorra y La Calzada, Provincia de Logroño, España). La descendencia de Alonso Izquierdo, hasta el Barón de ^laabe, es como sigue : Don Juan Izquierdo de Rozas I Don Sancho Izquierdo de Rozas I Catalina Martínez de Azagra. Diego Izquierdo de Rozas Francisca Sánchez Salvador. BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 623 Alonso Izquierdo María de Montenegro. Marcos Izquierdo María Izquierdo de Jiménez de Enciso. Alonso Izquierdo Margarita López de Arcos Sil- lazar. (En Nájera). Alonso Izquierdo I Clara de Urturi y López de Af- 1 eos Salazar. Ignacio Izquierdo Petronila de Maturana y Ruiz de Otazu. Narcisa Izquierdo casada con Ignacio de Medrano. Barón de Maabe. Andrea Izquierdo, casada con Joaquín López Montenegro y Fernández de Velasco. Bendi- ciones 1743. En el archivo del Señor Don Federico Velaz de Medrano y López Montenegro, Barón de Maabe y Ca- ballero de Calatrava, existe el original de una certifi- cación de armas, que, según copia que debo a la gen- tileza de dicho señor, dice así : "Yo Domingo Gerónimo De Mata Criado del Rey nuestro Señor Don Philipe quarto deste nombre y su Rey de armas ". "Certifico y hago entera fee y crédito a todos losj que la presente vieren que las armas y blasón del ape- llido y linage de Izquierdo son las que van aquí con la verdadera razón como parece por los libros y copias de linages que blasonan de los solares y armas nobles de España de mi officio que en mi poder están, de don- de lo saqué en la forma que sigue : "Los de este linage de Izquierdo son naturales de las Montañas buenos hijosdalgo de donde han salido a 624 DR. J. .TOAQllN IZQUIERDO ^ V ^ $ i .^ .V V. Vi ,^-^c vm füJ /v//< ' ^^ 4 rr/c //¿^/r UíVi ; ■ 1^ j i f^i '. ^- I I V f^í'ff TtljíCC // ku/<' iV/Ayyi "■f L ^' \7/7//y y A }J^ ^' p ///,7 ^ 7 y \ >// y" , ?/ "^ Kig. 2. Primera hoja (le la certificación de armas existente en el archivo cIpI Harón de Maabe. BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 625 diferentes partes y lugares ay de ellos en Castilla la bieja y en la Rioja y en el Andalucía y en otras par- tes. Traen por armas un escudo de goles y en el una ban- da de plata con Dragantes de Oro con apartamientos de metales y en la parte de arriba sobre la banda un lu- cero de Oro de diez Rayos y en la parte de abaxo otro lucero de otros diez Rayos de Oro y estas son sus ar- mas." "Las Quales dichas armas y apellido están puestas y escritas en el libro quinto de blasones a fojas tres- cientas y noventa y siete y para que de ello conste de pedimento de Marcos Izquierdo Montenegro Vecino de la Villa de Villoslada di la presente firmada de mi nom- bre y sellada con el sello de mis armas f|ne es fecha en Ma- drid a ocho de Mayo de mili y seiscientos y veinte y ocho Años." Domm Yerónimo de Mata, rúbrica. Rey de Armas. La anterior certificación, hecha a un primo de Die- go Izquierdo García de Olalla, nos permite pues, c^oin- probar (pie descendía de Don Diego de Guipúzcoa ape- llidado el Izquierdo, 1.°, porque las armas son í«j:u''.''"s a las que describe Zazo; 2.°, porque corresponden a in- dividuos pertenecientes a la rama que según el mismo Zazo fundaron en tierras de Cameros. También demues- tra la ascendencia hasta Don Juan Izquierdo de Rozas, porque en derredor del blasón lleva escrito el lema heráldico que hace alusión al lugar de su señorío, las Torres de Rozas, en el Valle de Soba. Casó Diego Izquierdo con Elvira Ruiz, hija de Juan Ruiz, también nacida en Villoslada. Es casi seguro qu<í 626 DR. J. JOAQUÍN IZQUIKRDO este Jnan Ruiz sea el mismo Juan Kuiz de Villoslada, que tomado de la Historia de Gaspar García de Alar- cón, cita Fernández Duro en la Historia de la conquis- ta de las Azores, como uno de los que fueron a conquis- tarlas en 1583, mandando tercios con el título de Maes- tro de Campo, (jue era el que les correspondía en aque- lla época. Tuvieron por hijo, entre otros, a Pedro Izquierdo, nacido en Villoslada el primero de agosto de 1568, y casado en la propia villa el 15 de enero de 1602, con María de la Cámara, también nacida allí, el 18 de ene- ro de 1585. (De estos datos, así como de los que siguen, relativos a mi ascendencia directa, tengo los certifica- dos de las partidas de nacimiento, defunción y casa- miento, autorizados por el Obispado de Calahorra). Su hijo Francisco Izquierdo, vino al mundo en Vi- lloslada, el 6 de abril de 1621 y casó el 21 de maj^o de 1645 con Juana de Nájera, perteneciente a la misma fa milia del Venerable Sebastián de Nájera, llamado de A illoslada, que fué Prior del Convento de San JMarrín tic Madrid. En uno de sus biógrafos encontramos que "la no- l)ilísima estirpe de los Náxeras tuvo su origen en <.l Mcy de Navarra llamado Don García de Náxera, hijo del Rey Don Sancho el Mayor. Casó este valeroso pvín- cipr con la Reina Doña Estefanía y tuvieron a los dos .^-'anf'hos V y VI de este nombre, R^yes de Navarra." Entre otros muchos ilustres descendientes, cita Frav Pedro de la Asumpsión a San Luis Rey de Francia, a Santo Domingo de Guzman, al Santo Rey San Fernan- do, a San Martín de la Huerta y a Don Pedro Fernán- dez, fundador del Orden Militar del Señor Santiago, amén de otros muchos, nacidos igualmente "en A'illos- lada de los Cameros, que tiene su asiento en el Reyno de Castilla la Vieja y ol Ducado de Náxera, famosa por BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 627 SU antigüedad, insigne por su vecindad y trato ; podría hacerse copioso Nobiliario de sus muchas ilustrísimas familias" (1). Don Pedro Izquierdo y Nájera, nació en Villoslada el 9 de noviembre de 1648 y casó con Doña Catalina González Orduña, nacida en la misma villa el 30 de octubre de 1651. Es seguro que los contrayentes de- bieron tener algún parentesco, pues la partida de su bautismo dice (folio 117, vuelta, del tomo séptimo del libro de bautizos citado) que fué bautizada "Catalina yja lejítima de Jun. González de Orduña y de Juana de Nájera,=sus abuelos paternos fueron Po. González y María Izquierdo." Pedro González, de Yilloslada, abuelo de Doña Catalina, fue Caballero de Santiago en 1625 y Caballe- rizo del Infante Cardenal; había nacido en Málaga el 7 de agosto de 1594 y era hijo del Capitán Miguel Gon- zález, de Villoslada, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición y Regidor Perpetuo de Málaga, oriundo de Villoslada, donde estaba casado con Doña Gerónima d-í Alderete. Los padres de este Capitán eran Pedro Gon- zález y Margarita Sánchez, de Fuencaliente. No he podido averiguar ni el lugar ni la fecha del casamiento de Pedro Izquierdo con Catalina Gonzá- lez, pues ni en Villoslada ni en Pedroso ha podido en centrarse el acta matrimonial. De los hijos habidos en él, Don Juan Izquierdo González Orduña es el continua- dor de la rama directa y el fundador de la familia me- xicana. Nació en Villoslada el 14 de noviembre de 1676, según reza su partida de nacimiento, asentada en el fo- lio 143 del tomo VIII del Libro de Bautizados de esa (1) Vida del Venerable Sebastián de Náxera, llamado de Villoslada. Escríbela el M. II. P. Fray Pedro de la Asumpsión, Provincial de la Orden de San Francisco de Castilla la Vele- ja, etc. 628 DK. J. joaqlt'ín izquierdo Parroquia: "En la villa de Villoslada, en la Parroquial della a beinti Ulio de nobiembre deste año de mili y seisctos y setenta y seis años, Yo Blas López, presbí- tero, cura y Veneficiado de ella Bauticé y Crismé a Juan, hijo lexítimo de Pedro Hizquierdo y de Cathali- na González sus padres; Sus abuelos paternos fuerou- Franco. Hizquierdo y Juana de Nájera, y maternos Juan González y Juana de Nájera. Fué su padrino Juan de Nájera, y nazió el contenido en catorce del dho nics y año dhos — Blas López — " GENERACIONES MEXICANAS No he logrado averiguar cómo y cuando llegó a la Nueva España Don Juan Izquierdo González. Haí^ta los 55 años de edad, siendo Capitán, es cuando lo encontra- mos tomando posesión del cargo de Rejidor Propietario de la Ciudad de Puebla de los Angeles. De ello da cuen- ta el número 4 de la Gazeta de México publicada por el Bachiller Arévalo Ladrón de Guevara, eorrespondie.'i- te al mes de diciembre de 1731, entre otras noticias do Puebla: "Los días 18 y 21 tomaron possession de Re- gidores de esta Ciudad, el Capitán D. Juan Antonio Iz- quierdo y D. Manuel Hidalgo de Veguellina" (Gazetus de México. Reproducidas por el Dr. N. León en su "Bi- bliografía Mexicana del Siglo XVIII, México, 1903. Pág. 293). En el tomo número 42 de los libros de cabildos de l;i Ciudad de Puebla, años de 1729-1732, a fojas 317, vuelta, está el acta del cabildo celebrado el día 18 de diciembre de 1731, convocado expresamente por Don Pedro de Echeverría y Orcolaga, Justicia Mayor }' Te- niente de Capitán General, "para entrar en possession del empleo de Rexidor de esta Xovilíssiina Ciudad a Don Juan I/(|UÍ('rdo." BREVE RÍSEXA GENEALÓG CA DF. LA FAMILIA IZQUIERDO 629 En dicha cabildo, Don Juan Izquierdo presentó un Real Título y Superior Despacho, expedido por Don Felipe V, en el que se refiere que Don Juan Iztpiierdo había hecho una petición ante el Virrey Don Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte, en la siguiente foriucí : "Excelentíssimo Señor: Dn Juan Izquierdo, vno de los diputados del Comercio de la Ciud. de la Puebla de los Angeles, como mejor procede de derecho digo quen dicha Ciudad se hallan vacos varios oficios di Rexidores, pues aunque hay ocho existentes, son con el título de Interinarlos Esto supuesto, pongo pre- sente a V. Ex, que para qvie yo pueda obtener el car- go de tal Rexidor, concurren en mí las cualidades y circunstancias prevenidas por Reales disposiciones sin que haya impedimento (pie pueda embarazármela, a cuia * vista se ha de servir su Exa. hacerme la honra de nóm- brame ijor Rexidor del número de dicha Ciudad en ' propiedad, despachándoseme título en forma, pues por lo ({ue a mí toca estoy prompto a cumplir con lo que fuere de mi obligación en la forma acostumbrada por cuia gracia ofrezco servir a su Magd. que Dios guarde, con un mil pesos que con efecto enteraré en la real Caja de esta Corte, despachándoseme título o concediéndoseme la gracia sin la solemnidad de que dicho oficio salga a pregón, pues si llega a salir, en ese caso no ha de ser vis- to el que haya yo de exhiuir dhos un mil pesos y se ha de hauer como si no los hubiera ofrecido y por es- to en el caso de (jue halla de salir a pregón, sólo hago postrera ael tan solo en seiscientos pesos rematándose di- cho oficio por ellos con los que entonces únicamente serviré a su Magd. y no con los dhos. un mil. El Moti- vo que tengo para ía separación de estos dos casos y posturas es que no saliendo ael pregón el oficio, a eoá- ta de quatro cientos pesos más que van, a decir de los seiscientos, logro el tiempo que se havía de ocupar en 630 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO las diligencias y restituirme a dicha Ciudad con la bre- uedad que necesito, haciéndoseme cargo del justo Inte- rés que a su Magestad le reulta de esto, pues en tan- tos años como hasta oi han corrido, no ha hauido per- sona que se aliente a hacer postura alguna sin embar- go de estar assí ordenado y prevenido. A. V. Exa, su- plico assi mande, que es Justicia. Juro en la forma y en lo necesario, etc. Don Juan Izquierdo." Facsímile núm. 1. • En vista del escrito, el "Fiscal de su Magestad" comisionado por el Virrey para dictaminar acerca del particular, produjo su respuesta en los siguientes tér- minos: "Podrá V. Exa. en virtud de sus facultades, condescender en lo que esta parte pide haciéndole mer- ced de uno de los oficios de Rexidor de la expresada Ciudad con la calidad de vendible y renunciable y des- pacharle el título correspondiente enterando los un mil pesos y lo correspondiente ael Real derecho de media annata con la calidad de que ha de traer Real confir- mación dentro de los cinco años de la ley a que es obli- gado deuajo de la pena en ella impuesta declarando para quitar toda duda ael tiempo de la possessión deuer preferir ael suplicante a todos los Rexidores In- BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 631 terinos que hubiere, en asiento, voz y voto, sobre que, V, Exa. resolverá lo que tuviere por más de Justicia que pide. México y Septiembre dose de mil setesientos y treinta y uno. Licenziado Palacios." En virtud de lo anterior, y de haberse enterado en las Reales Cajas los pagos correspondientes, sigue di- ciendo Don Felipe V, en su Real Título: "En cuya conformidad y atendiendo a hauerse eje- cutado los enteros que constan de las certificaciones insertas y que en la persona de vos el expresado Don Juan Izquierdo concurren las partes de calidad y demás circuntancias necesarias para obtener el referido em- pleo, con acuerdo de dho mi Virrey he tenido a bien elegiros y nombraros como por el presente os elijo y nombro, por Rexidor Propietario, uno de los del nú- mero del Cauildo y Aj^untamiento de la mencionada Ciudad de la Puebla de los Angeles para que como tal lo uséis y exersais por todos los días de vuestra vida en todos los casos y cosas anexas y concernientes a dho empleo según y de la manera que lo han hecho, podido y deuido hazer los demás Rexidores que han sido y son del expresado Cauildo de dha Ciudad de la Puebla, go- zando como ellos, de todas las honras, gracias, prehemi- nencias y demás inmunidades que por Razón de tal Re- xidor Propietario os tocan y pertenecen bien y cumpli- damente sin que os falte cosa alguna de ello, teniendo el lugar, voz y voto que os corresponde, prefiriendo en este particular a los Rexidores que hubiere interinos en el expresado Cauildo por estar assí declarado por dho mi Virrey para obviar toda duda al tiempo de la possessión de este empleo sin poner en ello embarazo ni réplica para su uso y exersicio y en caso de que se pon- ga algún impedimento, Yo desde luego os doi por admi- Mem. Soc. Alíate.— 20rtubie-1921.—t. 39-^41 632 DR. .T. JOAQUÍN IZQUIKRDO tido y receuido para que libremente podáis seriiirlo, .... etc., etc." La preferencia que establecía el Real Título, por cierto justamente, puesto ({ue todos los demás regidores eran interinos, fue considerada por éstos como contraria a sus intereses, lo que motivó que Don Jorge Nájera Enciso dirigiera al Virrey, Marqués de Casa Fuerte, el siguiente memorial : "Exsmo. Señor: Don Juan Izquierdo Rexidor Pro- pietario del Cauildo de la Ciudad de la Puebla de ios Angeles con la mayor veneración parezco ante V. Exsa. y so las protestas de Indemnidad de todos los recursos y acciones de su parte, Digo que en atención a liauer servido a su Magestad con la cantidad de vn mili i)esos, etc y liauiéndoseme librado Real Título en for- ma, ocurriendo a aprehender possessión del referido em- pleo, se le impugna lo resuelto por dicho Ri>al Título en" aquel Cauildo en quanto a la referida preferencia a dhos Rexidores Interinarlos a (piién ha convocado fuertemen- te el Justicia Mayor de aquella Ciudad sin otro moti- vo que el de perjudicarme por sus fines particulares y porque assí dicho Justicia Mayor como los Rexidores se hallan incursos en total inouediencia de lo resuelto por su Magd. en dho Real Titulo se ha de seruir la Justificación de V. Ex., procediendo las condigna co- rrección y pena que fuere de su superior agrado, man- dar se lleue a puro y deuido efecto lo resuelto por dho Real Título agrauando las penas de dho Justicia Mayor y Rexidores para en el caso de alguna o la más levie omisión para su éxito " Los Regidores, por su parte, presentaron otro me- morial en el <{ue expresaban "hallarse conuenidos y ajustados en que al dicho Iz(|uierdo se le dé el último lu- gar después de los que oy se hallan apossessionados deuajo de las protestas do (|uedarle al (Miuiiciado Don BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 633 Juan Izquierdo sus derechos a saluo para usar de ellos donde y quando le conuenga " El Fiscal informó al Virrey diciendo que "sin embargo de que por los Instrumentos que vnos y otros han presentado se ca- noniza de justa y legal la resolución de V. Exa. y que su Magestad quiere que se guarde lo mandado en la expresada ley en quanto a la preferencia y que en su conformidad se deuía precisar a (jue diese possesión al dho Don Juan Izquierdo con preferencia a todos los interinos, imponiéndoles granes penas para su cumpli- miento por ser frivola y sin fundamento su oposición, sin admitirles por esta causa renunciación y dejación de sus oficios y que en caso de intentarla o hazerla, se les deua apremiar a que prosiguiesen exersitándolos ; no obstante, para obviar en(iuentros, disenciones y sin- perjuicio de los derechos fiscales y del (luc compete ael referido Don Juan Izquierdo, podrá V. Exa., sien- do seruido, condescender por ahora a dho conuenio y mandar librar el despacho correspondiente y que los referidos oficios de Rexidores Interinarios se pregonen para ver si ay postores y se saquen a la almoneda". A cuyo parecer ajustó el Virrey su decisión, con el ca- rácter de provisional. Fue entonces cuando Don Pedro de Echeverría y Orcolaga convocó a Cauildo para el 18 de diciembre de 1731. Reunido que fué, los Rexidores emitieron sus pa- receres y, "regulados los votos, de mandato de dho Se- ñor Justicia Mayor, se guardó lo notado por la mayor parte en cuya conformidad la dha Nouilíssima Ciudad tomó en sus manos dho Real Título, lo besó y puso so- bre su cabeza y dixo que lo obedecía y obedeció con el respeto deuido a carta y provisión de nuestro Rey y Señor natural que Dios guarde, y que no puede dexar de reclamar ni pasar en silencio lo siniestro del infor- me que se hizo por Don Juan Izquierdo en que se asien- 634 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO ta auer inducido a los Señores Capitulares interesados en este negocio el Señor Justicia Mayor Presidente de este Cauildo, siendo assí que a su solicitud se deuió la mayor quietud que pudiera desearse para que no resul- taran enconos ni malas voluntades en defensa del derecho y lustre de los individuos contra quienes resultaba la preferencia en cuya diligencia niotu propio se juntaron los comprehendidos de cuya acción resultaron los bue- nos oficios que experimentaron después de hauer librado llanamente el citatorio acostumbrado y respecto a (juc assí mismo se silenció el gozo de preferencia a propie- tario que ha gozado el Señor Don Nicolás de Castro sin contradicción alguna y no pudiendo preferir a dicho Don Juan Izquierdo a Don Miguel Cerón sin causarle despojo, se ocurra por parte de dhos regidores al Real y Supremo Consejo de las Indias a representar todo lo ([ue ocurre, a cuyo efecto se les den los testi- monios que pidieren y de lo que contiene el testimonio (lue por el Señor Don Manuel Santerbás se ha traliído délo que se practica en la Ciudad de México entre los Regidores propietarios e Interinos sobre el lugar y asien- to de que gozan y a dho Don Juan Izquierdo se entre -m possessión de su empleo de Rexidor a cuyo efecto, dádo- se Razón por Joseph de Sumaia, Portero de Cauildo de que el sussodicho esperaba en los corredores de Pala- cio, le salieron a receuir algunos de los Señores Capitu- lares. En aceptación de dho empleo se le reciuió Jura- mento por mí el Esscrivano, que hizo por Dios Nuestro Señor y la Señal de la Sancta Cruz según derecho, no cargo del (|ual prometió usar bien y fielmente de dicho oficio de Rexidor como deue y es obligado, etc., etc. . . . , a cuya obsolución el dicho Juan Tz(iuierdo dijo Sí Juro y amén. Y esto fecho, se le dio el asiento que le corres- ponde, el último después del Señor Rexidor más mo- derno". (Tomado del archivo Municipal de Puebla). BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 635 Eu el cabildo del 2 de ñero de 1732, encontramos a fojas 339 del libro de canudos citado, "que la Nobi- líssima Ciudad dixo que nombraua- y nombró por Obre- ro Mayor al referido Don Juan Izquierdo a quién eL' car- ga el cuidado de las cañerías y el aliño de las casas de sus pro píos y otras cossas necesarias, para lo qual le daua co- missión en bastante forma y el poder que de derecho se requiere y sea necesario y por el trabajo y ocupa- ción que en ello ha de tener, le asignaba y asignó cien pesos de salarios, pagados de sus propios como es cos- tumbre." Sin embargo, no pudo Don Juan Izquierdo llevar a cabo su obra, ni llegó a saber la resolución del Consejo de Indias, porque falleció el día 4 de marzo de ese año, según puede verse en su partida de defunción, que lo- gré encontrar en el archivo del Sagrario de Puebla y que en facsímile va a continuación. He recorrido minuciosamente el templo de San Cristóbal, de Puebla, en donde la partida anterior de- clara que fué enterrado Don Juan, sin encontrarse hue lia alguna de su tumba. El piso ha sido renovado, qn'r/Á no una sino varias veces en el espacio de tiempo trans- curido hasta la fecha, de cerca de doscientos años, y es seguro que por eso la lápida también ha desaparecido. En la Gazeta de México número 52, corresp ndiente al mes de marzo de 1732, entre las noticias de Puebla de los Angeles, sigue la de que "el día 4 murió «ol Capi- tán Don Juan Antonio Izquierdo, Rexidor de esta Ciu- dad y Diputado de Reales Alcabalas. (Gazeta de Mé- xico con licencia del Excmo. Señor Virrey. En México, en la Imprenta Real del Superior Gouierno, de los He- rederos de la Viuda de Miguel de Rjvera Calderón, en el Empedradillo). A fojas 387 del tomo citado del archivo municipal de Puebla, el Procurador Mayor informa de haber revi- 636 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO /> Facsímile número 2. sado las cuentas de Don Juan Izquierdo, y dice: "que las tiene reconocidas con los instrumentos que se han presentado de su comprouación y dellos consta que lia- uiendo sido electo Obrero Mayor de esta Nouilíssima Ciudad el Señor Don Juan Izquierdo su Capitular ya di- funto, exersió dicho empleo el tiempo que uiuió desde principios de este año en que fabricó y reforzó las pre- sas del río que llaman de San Francisco, por donde pa- sa la cañería del agua que uiene a esta dicha Ciudad y juntamente hizo otras obras necesarias al bien pú- blico, en (lue gastó la cantidad de quinientos quarenta pessos quatro reales y medio como parece de los reci BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 637 uos que ha presentado el Capn Dn Xpoual Martínez de Castro, Aluasea de dho Señor difunto". El Capitán y Regidor Perpetuo de la Puebla de los Angeles, Don Juan Izquierdo González, en fecha que no he podido averiguar, casó don Doña Josefa Martínez de Castro, cuya genealogía era como sigue: General Gabriel Guadalajara. María Ana Caballero. Pedro GuadaTajara. I María Ana de Sagasti. Francisco Guadalajara. Tomasa Martínez. Gertrudis Guadalajara. I Cristóbal Martínez de Castro. Josefa Martínez de Castro. Ignoro sus fechas de nacimiento y de muerte y sólo he podido averiguar que nació en Puebla y que después de la muerte de su esposo casó en segundas nupcias con el Capitán Don Nicolás Gómez de Rucoba, también Regidor de la Ciudad de los Angeles, que fa- lleció el 2 de enero de 1755, dejándola viuda, y que está enterrado en el templo de Santo Domingo, de Puebla. Del matrimonio de Don Juan Izquierdo y Doña Jo- sefa, nació Don Joseph Joachin Izquierdo, el 28 de di- ciembre de 1730, siendo bautizado el 3 de enero del año siguiente, en el Sagrario de la Catedral Angelopoli- tana, según consta en su acta de bautismo, puesta a con- tinuación (Archivo Parroquial del Sagrario de Puebla; libro de bautismos número 31 ; años de 1729-1730, a fo- jas 245). En ella se encuentra consignado el lugar de origen de Don Juan Izquierdo, svi padre, dato que me sirvió de punto de partida para investigar lo relativo a las generaciones españolas. C38 DR. J. JOAt¿riN IZQUIERDO ,A^yÁy (y^>2Áj:L^^c^^^^^ 9^ y á'jz e/^'^ J^^^é.'^>r^ JKJ?.^ Facsímile No. 3. — Partida de bautismo de Don Joseph Joachiu Izquierdo Martínez de Castro. BREVE RESENA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 639 Don Joseph Joachin también fué Capitán y Reji- dor Perpetuo de la Ciudad de Puebla. Rebuscando en el archivo municipal de la Ciudad, encontré que ingresíó como Rejidor el 26 de junio de 1755. En el cabildo de ese día se vio su Real Título, expedido por Fernando VI, en el cual se refiere cómo, Don Nicolás Gómez de Rucoba que según vimos, había casado en segundas nup- ciascon Doña Josefa Martínez de Castro, madre de Don Joseph Joachin, había ''renunciado el oficio de Rejidor de la Nobilíssima Ciudad, en primer lugar en Don Jo- seph Joachin ; en segundo, en Don Joseph Izquierdo, \ e- cino y Labrador de la Provincia de Atlixco, y en ter- cero en Don J\¿_an Enciso de Thexacla." Consta después la si- guiente certificación: "Manuel del Castillo, Escriuano del Rey Nuestro Señor que Dios guarde, Público, Pro- pietario y uno de los del número de esta muy noble y muy leal Ciudad de los Angeles, Notario Receptor de los Juzgados eclesiásticos de este Obispado y del Sancto Oficio de la Inquisición de este Reino. Certifico y doy fee en testimonio de verdad que oy día de la fecha, co- sa que serán las quatro y media de la tarde, estando en las casas que fueron de la morada del Capn, D. Ni- colás Gómez de Rucoba Rejidor deesta Nma. Ciudad, veo en la Sala principal de ella el cuerpo del citado Dn. Nicolás amortajado con áuito de nuestro Seraphico Padre Señor San Franco., que se halla al parecer muer- to y sin espíritu de vida, al qual conocí, traté y comuni- qué uiuiendo y para que conste donde convenga, de pedimento de Dn. Joseph Joachin Izquierdo González doy la presente en la referida ciudad de los Angeles a treinta y un días del mes de Diciembre de mil setecien- tos sinquenta y quatro años, hago mi signo en tes- timonio de verdad, Manuel del Castillo Escriuano Real y Público." 640 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO Llenos los demás requisitos y formalidades necesa- rias, que aquí es imposible enumerar; evaluado debida- mente el oficio renunciado, por varios peritos ; enterados en la Real Caja los pagos relativos y comprobado todo ello debidamente, sigue diciendo Don Fernando VI en su Real Título: "En cuya conformidad y atendiendo a que en la persona de Vos Dn Joseph Joachin Izquierdo González Martínez de Castro concurren las partes de calidad, idoneidad, suficiencia y demás circunstancias, con acuerdo del repetido mi Virrey, Conde de Reuilla- gigedo, he tenido a bien elegiros y nombraros como por el presente os elijo, proueo y nombro, por Rejidor, uno de los del número del Cauildo de la Ciudad de la Pue- bla de los Angeles para que como tal R.ejidor propieta- rio uséis y exersais este empleo en todos los casos y cosas a él anexas, etc., etc." El Capitán y Rejidor Don Joseph Enciso de The- xada, dijo: "que obedeciendo como obedece con el res- peto y veneración deuida al Superior mandato de que se ponga en posesión del Rejimiento que se haya des- pachado Don Joachin Izquierdo, pero en quanto a su cumplimiento haze presente a esta Nma. Ciudad berzar- se en dha posesión el interés Real a cuio augmento to- dos estamos obligados por estar hecha la renuncia de dho. Rejimiento en virtud de la qual se le libraron des- pachos en sujeto menor de edad y no se le hubieran li- brado con noticia de serlo, pues para que fuesse válida necesitaua la gracia y expresa concesión de S. Magd., que Dios guarde, en la que a Don Nicolás Gómez de Rucoba le concediesse facultad de poder executar las renunciaciones del oficio de Rejidor que obtenía en su- jetos menores de edad por lo que procurando el mejor y más seguro acierto en el asumpto y su concien- cia, es su voto se llame a este cauildo el abogado de es- ta Novma. Ciudad para que en inteligencia y con pros- BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 641 pecto a los despachos presentados por el pretendiente y las leyes que tratan del asumpto y el interés Real, diga lo que deua ejecutar porque las leyes lo tendrán determinado a beneficio de su Magestad sin perjuicio de sus vasallos. Y en su vista dha Nouilíssima Ciudad mandó llamar al Licdo. Don Joaehin María Infante de Zetina Abogado de la Real Audiencia de México y de esta Xma. y auiendo uenido y entrado en la Sala Capitular se le hizo sauer el uoto antecedente y lo decisiuo de dho Real Título. Expuso su dictamen en papel separado cuio thenor es como sigue: "El Ase- sor expuso lo siguiente, que por la Ley Real décima del título veinte de la Recapitulación de Indias está preuenido que no se hagan renunciaciones de oficios en personas que sean menores de edad pena de per- dimiento de los oficios y de no ser admitidas.' Y que los exmos Señores Virreyes no puedan dispensar en tales cassos, aun á título de compassión. Pero que ael mismo tiempo se hace cargo de que la notoria Literatura del Señor Fiscal tuvo muy presente como siempre esta ley Real ; y que su Señoría no opuso a es- te defecto, o porque no le constaría ser punto de hecho ; ó por que según se informa y se asienta en este canu- do, el prouisto pasa de ueinticuatro ' años y seis meses, lo que junto con la hauilidad y partes del prouisto pres- tarían motiuo bastante para disimular en el corto tiem- po que le falta para completar la edad; y que a esto se añade que en el mismo título se expresa la cláusula de que no se le ponga ningún defecto ; y que si de hecho se le opusiere, por el mismo caso, se manda apossesionar ; con cuios fundamentos concurre también la exequibili- dad que piden estos Reales escritos particularmente en el caso presente ; en que media la Pública expectación, pues la Ciudad y República convidada para la posse- sióu y aún la pleue, a quién se ha transcendido la no- 642 DR. J. JOAQUÍN IZQUIERDO ticia. están en la expectación, de que resultaría desaira- do el Real Rescripto, los poderosos respetos que en él se ueneran y las circunstancias que uan prenotadas, es- to mediante es de dictamen que sin perjuicio de lo que por la Soueraníá de su Exa. se determinare y de io que por la notoria justificación del Señor Fiscal se pi- diere con noticia del impedimento por falta de edad, se le dé al citado Don Joseph la posesión con arreglamien- to al Real Título y que sobre el impedimento opuesto por defecto de la edad se consulte a la Soueraníá de su Exa. para (pie determine como siempre lo mejor, .. .etc." "Y por la Nova. Ciudad oydo el parecer antecedente dijo que conformándose como dha Nouilíssima se con- forma con él, acordaua y acordó se liaga en todo co- mo por dho Asesor se consultó y en su inteligencia man- daua y dha Noua. mandó a Dn Franco. Valentín Ordó- ñez sustituto del Portero de Cauildo pasase a las ca- sas de hauitación y morada del dho Don Joseph Joachin Izquierdo y le diesse razón como esta Nova, le estau.T, aguardando, lo que executó dho sustituto de Portero de Cauildo y hauiendo vuelto dio noticia a dha Nova. qiiQ el referido Don Joseph Joachin se hallaua en los corre- dores de este Palacio y le salieron a receñir algunos do los Señores Capitulares y hauiendo entrado en dha Sa- la Capitular por ante mí el Escriuano juró por Dios nuestro Señor y la Señal de la Sancta (Jruz en forma de derecho, de vsar bien y fielmente el empleo de Re- jidor, etc., ete " (Archivo Mnicipal, loe. cit.). El día siete de agosto del mismo año, presento ante el cabildo un Superior Despacho de Don Juan Fran- cisco de Güemez y Horcasitas, Conde de Revillagigedú, Gentil hombre de \i\ Cámara de Su Magestad, con en- trada, Teniente General de sus Reales exérsitos, Virrey Gouenmdor y Capitán General de esta Nueva España y Presidente íle la Real Audiencia de elhx, etc., etc., BEEVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO (i 13 por el cual, atendiendo a que Don José Joaquín había comprobado con la partida de bautismo, tener veinti- cuatro años y cerca de siete meses, fundándose en que :a ley 17, título tercero, del libro séptimo de la Recapi- + 'ilaeión de Castilla sólo exigía la edad de veinte años para obtener el oficio de Rejidor, declaraba "por uáli- da la renuncia hecha por Don Nicolás Gómez de Ru- coba en el referido Don José Joaquín y en su conse- cuencia, por subsistente la posesión que se le había da- do del oficio de tal Rejidor del número de la ciudad de la Puebla por su Cauildo y Ayuntamiento a los uein- liscis de junio próximo pasado de este año." Facsímile núm. 4. Anticipándose a la llegada del nuevo Virrey, en el cabildo del 23 de julio de ese mismo año d^ 1755, "la NovsL. Ciudad dijo que nombraua y nombró a los Ca- pitanes y Rexidores Don Juan Joachiu Micieses Alta- mirano y Don Joseplí Joaeljin Izquierdo para que fue- ran al Pueblo de Thepellahualco, a receñir al Exmo. Se- ñor Virrey, próximo a conducirse a esta Nueva Espa- 644 . DR. .T. JOAQUÍN IZQUIERDO ña." En la descripción del viaje de la Martinesa de las Amarillas, hecha en verso por Don Antonio Joaquín de Rivadeneyra Barrientos, (reimpresa con notas de Don Manuel Romero de Terreros y Vinent, Marqués de San Francisco, en los Anales del Museo Nacional, tomo V, núm. 4, 1914, pág 235), se refiere que el encuentro tuvo lugjr el 21 de octubre, según rezan, los siguientes versos, •'amplones y de mal gusto como todos los de la obra: A Perote venimos, distante quatro leguas, donde hicimos mansión la noche, siendo la jornada a Población nombrada Thepeyahualco la del día veinte y uno. Allí nos alcanzó uno de los dos Secretarios de Gouierno, y con las muestras de un amor paterno, Augustín recibió los Diputados, (jue llegaron embiados. de la Villa y la Puebla. La ciudad se aprestaba a recibir a sus huéspedes y los comisionados para su recibimiento, con el fin de dis- poner los alojamientos, presentaron la siguiente curiosa relación de la familia (jue traía el Marqués de la Ama- rillas, (pie reproduzco por lo interesante y pintoresea (|ue la encuentro: (fojas 149, vuelta, del tomo citado): "Razón de la familia (pie trae el Señor Virrey. — La Señora maríjuesa Dña. Luisa de Ahumada uiene en siii- ta — Dn Augustín de Ahumada y Villalón su hijo do ueinte y och.o meses con grado de Coronel y Capn. de 1¿j Compañía de Cauallos de Palacio — Don Manuel Kaamont, etc., etc. — Damas y criados, ocho — Pajes y Marmitones, más de sesenta — confesor, el padre Fray Pedro Moreno, dominico. — Trae su excelencia un ajuar muy exorui- tante." BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 645 Las comisiones principales que desempeñó Don Jo- seph Joaehin Izquierdo, fueron : comisario de tierras en el año de 1756 ; diputado, veedor de carnicerías, patrón de fiestas y procurador de pobres, en los siguientes. En el cabildo del 15 de junio de 1757, presentó un segundo real título de confirmación de su Regimiento, expedido por Don Fernando VI, y después, estando pa- ra llegar el Nuevo Virrey Dn. Francisco Cajigal de la Vega, fué nombrado para darle la bienvenida, en Te- peyahualco, pero no llegó a desempeñar la comisión por haberse excusado por motivos de enfermedad. En 1766, presentó a Don Joaquín de Monserrat, Maríjués de Cruillas, la "renuncia de su cargo de Re- xidor, por motivo de hallarse hauitualmente enfermo de hauer experimentado nosiuo el temperamento de aquella Ciudad se hauía retirado a su hazienda de labor asis- tiendo en ella la mayor parte del año por recuperar assí su salud con el natural deseo de conservarla ; que este impedimento físico de asistir en dha Ciudad le era consequentemente de seruir el empleo de Rexidor dexáu- dole en el desconsuelo a que tal vez por su falta experi- mentase el pueblo algún perjuicio y para evitarlo hauía de- liberado separarse enteramente de él, y por lograrlo con utili- dad de la Real Hazienda, en seruicio y obsequio de su Magestad, desde luego lo renunciaba a su fabor en mis manos para que se vendiesse a su beneficio con la ca- lidad de gozar de los honores que de ninguna mane- ra renunciaba. ' ' El Virrey, en su vista y teniendo en cuenta la res- puesta del Fiscal, de fecha 12 de noviembre de ese año, decía: "teniendo presente que la renuncia que a favor de su Magestad hace Don Joseph Joaehin Izquier- do es sin duda a beneficio de su Real Auer, etc no ai inconveniente en que yo le conceda la renuncia aten- to el particular seruicio referido, entendiéndose de los 646 DR. J. JOAQXÍN IZQUlf:RDO priiiilegios y excempciones que no estén adictos al ac- tual exersicio y de aquellas (jue sin agrauio o perjuizio de tercero sólo siruan para mantener el decoro, esplen- dor y estimación deuida a un sujeto que ha sido miem- bro de Aquel Ayuntamiento y se aparta de él por su voluntaria renuncia" El Capitán y Rexidor Don Joseph Joaehin Iz(|uier- do, casó con Doña María Gertrudis Yáñez de Vera, hija de Don Ignacio Yáñez de Vera y de Doña Josefa Ca- mino Frías. No he llegado a saber las fechas de naci- miento y defunción de ella, ni la del matrimonio. Murió Don José Joaquín en su hacienda de San Blas (Estado de Tlaxcala), el 20 de septiembre de 1779, dejando viuda a su esposa. ^Su cuerpo fué llevado al Santuario de Ocotlán a extramuros de Tlaxcala, donde fué inhumado. En un libro de entierros existente en el convento de San Francisco de la ciudad de Tlaxcala, está la partida siguiente : í'ft mt ¿Se. i £.<->■ i-n t<»j v5 «. í t^-i ? o. , u rrc^t^á t ol-^ u-j "V Cí.»^ cJU.-~^\/<^. /í^■JoC*^^'t)< ,^^'^<^6ta ¿en S S o^a^ o<>>^c^í^ Ai». /> »c./r«'»iov í« ?v «^ T-» o >- íc' vJ *-i Cot 0^004/ e^ íii uniforme: casaca y calzón azul, chupa y vuelta encarnada, botón blanco, y los oficiales galón de plata al canto de casa- ca y chupa." De los siete hijos de Don Joseph Joachín y de Doña María Gertrudis, que pueden verse en el árbol, Don José Ignacio Mariano Izquierdo, es el continuador do mi rama directa. Nació en la hacienda de San Blas el 4 de julio de 1769 y casó, en fecha que ignoro, con Doña Mariana de Hogal. Hasta el presente no me ha sido dado averiguar la fecha y el lugar de su muerte, así como los de su esposa. Don Joaquín María de Jesús Izquierdo, su hijo, na- ció en San P.ias, el 16 de mayo de 1802 y fue hermano de otros nueve que aparecen en el árbol. Casó en pri- meras nupcias con Doña Rosalía Bernal, madre de mi abuelo, y en segundas con Doña Cayetana Hogal, de la cual resultó una pequeña rama que aparece en el ár- bol, ya extinguida. Su esposa murió el 7 de junio de 1844, y él, cinco años más tarde, el 3 de abril, jueves santo de 1849. BREVE RESEÑA GENEALÓGICA DE LA FAMILIA IZQUIERDO 649 De su unión, nació el señor mi abuelo, Don Manuel Izquierdo y Bernal, en 1839, y sus hermanas Dolores (1835), Soledad (1837), y Mariana (1838) priora, la pri- mera de ellas, de las monjas inesas de Puebla. Don Manuel Izquierdo murió en su hacienda de San Blas, el 11 de' julio de 1889, y su esposa, Doña Trinidad del Pozo, en Puebla, el 11 de julio de 1898. En su unión, tuvieron por hijos, a Don Carlos María Izquierdo, actual propietario de la hacienda de San Blas, la centenaria propiedad de la familia, nacida eu ]859; a Doña Isabel, nacida en 1860; a Don Joaquín Pelayo, mi padre, nacido en 1865 ; y a Doña María y Don Antonio, nacidos en 1867 y 1873, respectivamente. Don Joaquiíí Pelayo Izquierdo, mi padre, nació ea Puebla, el 26 de junio de 1865, y casó en la misma ciu- dad, el 27 de abril de 1892, con Doña María Raudón y Asúnsolo, nacida en Aguascalientes el 4 de diciembre de 1866, hija de Don Ignacio Raudón, coronel que fue del Ejército Mexicano, condecorado con la Cruz de la Angostura por haber combatido en esa acción contra el invasor yankee, y caballero de la Imperial Orden de Guadalupe, y de Doña Emilia Asúnsolo. Don Joaquín Izquierdo fue Rejidor de la Ciudad de Puebla, casi a los doscientos años de c^ue lo habían sid-j sus antecesores. Pero cómo los tiempos eran completa- mente diferentes, lo fue por elección que por mucho tiempo será entre nosotros la única que verdademaren- te fue democrática, el 11 de diciembre de 1911. Ingr.v só como regidor propietario el 30 de marzo del año siguiente, de 1912, encargándose de la sección de poli- cía, y por varios días desempeñó interinamente la presi- dencia municipal, en octubre y noviembre del propio año. El 12 de noviembre se hizo cargo de la segunda sección de hacienda, y el 31 de marzo de 1913, le era 650 DR. ,1. JOAQUÍN IZQUIERDO concedida una licencia ilimitada para separarse de la corporación municipal. Murió el 12 de agosto de 1913. José Joaquín Izquierdo, nacido en Puebla el 8 do mayo> de 189.S, hizo sus estudios de médico-cirujano en el Colegio del Estado de Puebla y sustentó su examen 0 profesional los días 4, 5 y 8 de enero de 1917. Al reci- bir su título, vino a ser el primer profesionista habido en la familia mexicana. México, a 15 de mayo de 1921. SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE "ANTONIO ÁLZATE". — MÉMOIRES, T. 39 651 CONTRIBUCIONES A LA MINERALOGÍA MEXICANA POR EL DR. E. WITTICH. M. S. A. (méxico) Y EL DR. 1. KRATZERT, (HEIDELBERG, ALEMANIA) (Sesión del 1° de Agosto de 1921) LA DUMORTIERITA EN LAS PEGMATITAS DE LA SIERRA DE GUADALCAZAR, S. L. P. La Duniortierita mencionada aquí por primera v(^z entre los minerales encontrados en el territorio de lá República Mexicana, la descubrí en unos grandes can- tos rodados de una roca cuarzosa, granítica, que hallé al Oriente y cerca de la población de Guadalcázar, Esta- do de San Luis Potosí, entre los ranchos de San Nicolás y El Ábrego. Estos blocs rodados que contienen dicho mineral nuevo pertenecen al material de depósitos flu- vio-lacustres acumulado en grandes conos de deyección en la cuenca del mismo pueblo. (1) Fueron arrastrados estos cuarzos del gran macizo granítico conocido bajo el nombre de Realejo, que en forma de lacolita hizo una intrusión potente en las calizas circundantes del Ceno- mániano. (1) Wittich Ernesto. Observaciones acerca de placeres de cinabrio y oro encontrados en el Distrito de Guadalcázar, S. L. P.— Boletín Minero, X, Nos. 3 y 4, Sept. y Oct. 1920, ¡p. 253-256. 652 DRES. E. WITTICH E I. KRATZERT La Diiinortierita se presenta en la roca con un co- lor azul muy intenso y extra ordniario como ultramari- no, parecido al color de la azurita y de la sodalita, for- mando cintas delgadas o líneas finas o puntos o man- chas irregularmente diseminadas en la roca matriz cuar- zosa. Observando este mineral al microscopio se nota que las masas azules se disuelven en agregados cristali-' nos en forma de copetes, de vez en cuando también ,'n fibras más o menos paralelas, siendo el espesor de una fibrita de unos 25 ¡i. entre los individuos más grandes, pero generalmente es mucho menos, llegando hasta la finura de triquitas. Con los nicols cruzados se manifies- ta un pleocroismo muy fuerte así como caracteriza la variación azul de este mineral con los colores muy es- peciales ; siendo .en los 3 ejes de la elasticidad óptica como sigue: eje H azul oscuro; eje b lila claro rojizo y el eje i incoloro. Debido a la finura de las menciona- das fibras no es preciso determinar con exactitud ei grado de la refracción óptica (r-«) y solamente se pue- de valuarla en 0.010 más o menos; el ángulo de los ejes ópticos lo calculamos «en unos 50.° Químicamente no hay dificultad en comprobar el contenido de boro, siendo la dumortieritn un silicato de boro y aluminio, parecido a la turmalina. Es muy interesante el aspecto microscópico de la roca matriz, ,s capas más altas del terreno jurásico (jue jiertenecen al Portlandiano y a las capas limítrofes entre el Jurásico y el (,'retáeeo. . En dichas capas se hallaron nuiíierosf s fósiles, muy bien conservados. Se ])ueden distinguir cua- tro pisos y faunas priiieijndes. Estos son de abajo haci.i arriba: 1. — Las capas con Mazapilites, con Oppelia, Peris- phinctes, Aspidoceras y numerosos ejemplares del nuevo género Mazapilites; 2. — Las calizas grises con Aulacosphinctes, con mu- chos Perisphinctes del sid)género Aulacosi)hinctes, Vir- gatites, Haploceras, P>elemnites y Hilvalvos (('ucullaea) ; 3. — Las calizas negi-as con Projiiceras (pie contien'-n Perisphinctes, Iloplites y Aulacosphinctes, siendo carac- BIBLIOGRAFÍA 083 terizados por iin notable desarrollo del grupo del Hol- coslephanus pronus para el cual se propone el nuevo nombre genérico Proníceras; 4. — Las capas limítrofes con Berriasella y Steuero- ceras. Un cuadro estratigráfieo resume nuestros conoci- mientos acerca de la sucesión de las capas del Jurásico superior en la parte central de México, (Zacatecas y Durango). La segunda parte trata del Cretáceo superior de Zumpango del Río, Gro. En dicha región se encontró por primera vez en México al piso Emseiieriauo, caracte- rizado por sus Amonitas características. El autor da des- cripciones sumarias de los fósiles, que son bastante mal conservados y resume sus' resultados en la parte estri- tigráfica. Según ésta la serie del Cretáceo superior em- pieza con : 1- — Las capas con Scapliites. Son pizarras y margas con Scaphites, Baculites, Heteroceras y Barroisiceraá. Probablemente , deben ser paralelizadas con el Turonia- no superior. """Hacia arriba sigue el Emscheriano con: 2. — Las capas con Barroisiceras conteniendo formas de Crioceras, Barroisiceras y Peroniceras. 3. — Las capas con Peroniceras (Barroisiceras v na- merósos Peroniceras) y finalmente: 4. — Las capas con Actaeonellas (Gasterópodos de los géneros Xerinea, Xatica, Keilostoma, Voluta y Aetaeo- Jiella). ■ C. B. 684 BIBLIOGRAFÍA EDDINGTON (A-S).— Espace temps et gravitation, ave? un exposé théoriqíie de l'ouevre crEiiisleiu et de üi géiiéralisation ({ui en a été faite par M. Weyl, traduil de Tangíais par J. Rossignol, éléve á TEcole nór- male supérieure, avec une Introduction de P. Lau- gevin, Professeur au Collége de France. Un vol. in-8 de 430 pages. — Paris. — Libraire Scientificiue J. Her- niann : 28 fr. Cet ouvrage s'adresse aiix physiciens, aux mathéma- tieiens, aux philosophes et á tous ceux que le développe- ment de la pensée seientifique ne laisse pas indifférents. Comnie le dit M. Langevin dans sa Préface, ce livre est un exposé elair et original "oú se trouve représentée, sous son triple aspect, théoriquej experimental et littérai- re, la remarquable et féconde activité que M. Eddington, justement enthousiaste, a mise au service de la Tliéon.L' d'Einstein, depuis qu'au travers et au-dessus des fumécs de la guerre, la nouvelle nous est parvenue des efforts soutenus ees derniéres annés pour péneétrer le mystére de la gravitation, de eelui dont le nom représeritera le moment le plus important depuis Copernic et Newton dans le développement de notre compréhension du monde." Au physicien l'auteur montre ce (pie, á Theure ae- tuelle, il est en droit d'attendre de la théorie de la re- lativité; elle n'est applicable qu'aux phénoménes "'ma- eroscopiques", á la Physique du continu; sa liaison ave? la théorie des (juanta n'est pas encoré faite et le "dis- continu" luí échappé. 11 semble que les lois pliysiques dont la théorie d'Einstein donne une forme si coiulonsée, ne sont Federal. Formado con datos originales, levantamientos particulares de Ingenieros reputados, de Comisiones Ofi- ciales y los propios por el Prof. D. Luis G. Becerril. Escala 1:300,000. 1911. Ant. 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HERMANN. — Oti'o vaso antiguo en forma de cabeza 5 ñgs. ( Vase mexicaiii antique en /orine de tete) 1 95-202 BEYER, HERMANN. — El Tambor d« piedra dwl Mviseo Nacional. 8 ñgs. . (Le tambour en pierrc du Musée Xational) 335-342 BEYER, HERMANN. — La ligadura de los Tune.s. Nota acerca de las pinturas murales de San a Rit;i. Ilond. Brit., Lára. XII. (La Jl;/'t- ture des Tunes) 519-525 BONANSEA, siLVio .^. — Riquezas naturales de México aprovechables por la Silvicultura. (liirlieses nafnvdles dn Mexique utiUsables par la Si/Incdture) 395-404 CABRERA, LUIS g. — Acción que el pulque ejerce en los cuyes. (Sur l'action dii "pidque'^ sur les robayes) 3S7-394 CARREÑO. ALBERTO MARÍA. — Federico Alejandro Barón de Huni- boldt. Liim. XIII-XV 527-561 CERVANTES, exrique a. — La industria del azufre y sus criaderos en México. (L ' huhistrie du soufre) 575-582 CERVANTES, exrique a. — Industria y exidotación de la mica 58;!-595 CUESTA TERRÓN, careos. — Patos para una monografía de la Fau- na erpetológica de la Baja California. (Notes pour une movograp/tie de la faune herpétoJoijique de ¡a liasse C(d¡fornie) . 161-171 CUESTA TERRÓN garlos.— Los Crotalianos mexicanos. (Les Cro- tcdidccs du Mexique) 173-194 GALINDO Y VILLA jesús.— Elogio di Sr. Ing. U. Manuel F. Al- varez. Lám. I. (Eloge de M. J/. /''. AJrarez) 1-13 GALINDO Y VIL I -A. jesús. —Los Yugos. Qué empleo pudieron te- ner entre los antiguos pobladores de México. 3 1 gs. (Les Jougs. ¿Que! emplol peuvent-ils avoir eu diez lesjKuples anciens du Mexique?) 219-226 GALINDO Y" VILLA, jesús. — Mus ología. Los Museos y su doble ñiución educativa e instructiva ( Muséolo{/ie Les mvsées et Icur doidile foiirtioii edurafire et iiistrurtire) 415-473 692 iNDjCE. — soc. "álzate"' t. 39 Páginas. GÁNDARA, Guillermo. — La obra de Fray Francisco Ximénez com- parada con la del l)r. Francisco Hernández. (Voeuvi'e de Fray Frnncigro Ximénez romparée cn-ec cclle da Dr Hernández) 99-lí!0 GÓMEZ DE OROZCO, Federico. — Ijos caballos de los Conquistado- res. (Les chevaux des Compiérants) 51-C9 HERRERA, Alfonso l. — Notas críticas y bibliográficas acerca de laobradeD. W Thompson: On Growth and Form (Notes mtiques ct biljli(>¡/raphi(/ues sur I' ourrnye de D. IV. Tompsov) 15-22 HERRERA, Alfonso l. — Experimentos de difusión en vasos poro- rosos. ( Expérierices de diffiísion dans ¡es vases poreiix) 343-347 HERRKRA, Alfonso L. — Biología general de los microbios que vi- ven en el papel; su resistencia al calor y al tiempo. Nota de M. Galipe comentada. (Biologie des microbes qui vivent dans le papicr.) 349-356 HERRERA, moisés. — Los escorpiones de México. 33 figs. 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(Quelques données sur le ciimat de l'Etat de Sinaloa) 251-259 WITTICH, ERNESTO. — Observaciones geológicas en la altiplanicie de San Juan de los Llanos, Puebla. (Observations géolor/iques dans le platean de San Juan dé los Llanos, Pue.) 597-613 WITTICH, ERNESTO Y KRATZER, I —Contribuciones a la Minera- logía mexicana. (Contributions á la Minéraloyie mexicaine) . 651-661 REVISTA. — Sesiones de la Sociedad Noviembre 1913 a Diciembre 1914 663 679 Bibliografía: Tassy et LérÍ8, Órnelas, Buickhardt, Eddington, So- ciedad Española de Historia Natural. Anales del Congreso Mine- nero, Lima 681-687 Mapoteca Mexicana 688-689 1 áIas y revista DE LA tHTlFICll "ANTONIO ÁLZATE' MÉXICO jC volume 36 (Puebla, su territorio y sus habitantes) a été publié en deux pavties (1917;"4S pages). Volume o6th (Puebla, su territorio y sus habitantes) was published com- pleted in two parts (1917;74S pages). Les volumes 35, 37, 38 et o9 et numero 1 du 40 sout parus. Volumes 35, 37, 38 and 39 and 1 of 40 have already appeared. Les auteurs sont seuls responsables de leurs écrits. On est prié d'envoyer les échanges á l'adresse ci-dessous: We beg to remit your exchange to the following address: SOCIEDAD científica "ANTONIO ÁLZATE" MÉXICO, D. F. MÉXICO. Date Due 3 2044 093 252 849 m * \ 4 ^ k 1 1 1 í 1 1 1 b