BIV.OP RONTO MERA ys [ . > . COMPLETAS Y CORRESPONDENCIA CIENTÍFICA . e DE . . FLORENTINO AMEGHINO VOLUMEN X E o á ' E , 3 E - É UN y auacoy OBRAS COMPLETAS Y CORRESPONDENCIA CIENTÍFICA DE FLORENTINO AMEGHINO VOLUMEN X MAMÍFEROS FÓSILES DE PATAGONIA á OTRAS CUESTIONES EDICIÓN OFICIAL ORDENADA POR EL GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES DIRIGIDA POR ALFREDO Jj. TORCELLI QPY pS E E sé e LA PLATA TALLER DE IMPRESIONES OFICIALES 1918 LIV RELIGIÓN > TRADICIONES, COSTUMBRES FUNERARIAS, ETC. DE LOS ANTIGUOS GUARANÍS % (1) Este trabajo figura en la obra La cremación en América y particularmente en la Argentina, publicada por el doctor José Penna en 1889. (Buenos Aires, establecimiento tipo- gráfico de «El Censor»). — A. J. T. A h , - . 4 » 4 ¡ : ' - Ññ = pe y - : a ' E > A » Ñ , ; . : A . . ) Es . ] 4 ” Ñ . a ” e y po de RELIGIÓN, TRADICIONES, COSTUMBRES FUNERARIAS, ETC. DE LOS ANTIGUOS GUARANÍS Los pueblos de esta última raza (la Brasileño Guaranítica), que en dicha clasificación sólo comprende una rama: la Guaraní, poblabax, según D'Orbigny, las Guayanas, Brasil y las provincias del Río de la Plata. Los Caribes (Antillas y Venezuela), los Galibes (Guayanas), los indios de las costas del Amazonas y de las provincias del Sur de Brasil (Tapuyos, Mundurucus, Caboclos, Tupís, Botocudos, etc.), los Guayanos, Chiriguanos, Sirionos y Guarayos (Paraguay y Bolivia), etcétera, están comprendidos en esta rama que sólo se subdivide en dos grupos: el de los Guaranís propiamente dichos y el de los Botocudos o Aymorés. Los estudios sobre esta raza que en cierta época llegó a cubrir con sus descendientes «la plus grande surface de terrain, puisqu'on Pa retrouvée sur la moitié du continent sud-americain» (Moussy), son por lo general deficientes y limitados, razón por la cual nos habríamos visto en el caso de presentar aquí sólo algunos de los datos aislados que los historiadores nos ofrecen, si no hubiéramos tenido la felicidad de hallar en el señor don Florentino Ameghino, sabio modesto y dis- tinguido, la más franca cooperación. Este señor, en su notable obra sobre La antigúiedad del hombre en el Plata, de donde hemos tomado y seguiremos tomando preciosos mate- riales, terminaba el capítulo IX (titulado: «Un pueblo de los Túmulos») del tomo I, por una nota diciendo que tenía escritos dos largos capí- tulos para colocar a continuación del anterior, los cuales por no dar más extensión a su trabajo, los suprimía para hacerlos figurar en otra obra sobre el Estado social, político, etc., de los indígenas de la Amé- rica del Sur en el tiempo de la conquista. Esos capítulos trataban preci- samente de los Guaranís contemporáneos de la conquista, y entre los diversos títulos de su sumario, se indicaba la religión, tradiciones, ideas sobre la inmortalidad del alma, funerales, modo de enterrar sus muer- tos, etc., puntos, todos, interesantísimos para el estudio en que está- = $ bamos empeñados, y que lamentábamos no verlos publicados para utilizar sus importantes conocimientos. Sin embargo, nos tomamos la libertad de dirigirnos a él y con la mayor galantería nos respondió adjuntándonos los manuscritos que aún poseía. Es debido a este generoso acto del distinguido naturalista y ar- queólogo argentino, señor don Florentino Ameghino, que con sincero placer agradecemos y hacemos público, que nos es dado ilustrar estas ' cuestiones relativas a las costumbres de los Guaranís, copiando textual- mente el manuscrito aludido. + Empieza el señor Ameghino por estudiar el origen de la raza Gua- raní y después de largas consideraciones en que analiza la impor- tancia del papel que los autores han hecho representar en esta genea- logía a los Tupís y Tamoyos, concluye diciendo que estas dos tribus forman en realidad el tronco que en una época muy remota dieron origen a la raza Guaraní; los primeros como descendientes de Tupá (excelencia superior y terrificante), los segundos de Tamoi (gran padre y Dios al mismo tiempo). En seguida se pregunta si estas dos tribus no reconocían un mismo origen, y opina en ese sentido, de donde se deduce, como él mismo lo dice, que una de ellas ha debido preceder a la otra; y en este caso, ha- bría sido la tribu de los Tamoyos la primera en edad, y Tupá una divi- nidad secundaria y dependiente de Tamoi. «Muchas tribus de origen Guaraní, agrega, no tienen conocimiento de Tupá, que sólo las de origen Tupí adoran, mientras que todas, desde el Plata hasta las Antillas y desde los Andes al Atlántico, cono- cen y veneran a Tamoi, incluso los Tupís, Tupinambas, etc. Es evi- dente, pues, que si reconocen por padre a Tamoi, en un tiempo for- maron parte de la nación de los Tamoyos, que no veneran en Tupá más que un Dios secundario, la excelencia superior y terrificante de Tamoi... Parece, pues, evidente que los Tamoyos, que se dicen hijos de Tamoi, a quien toda la raza Guaraní reconoce por padre, fueron el tronco miadre de la raza». Esto sentado, analicemos la religión y tradiciones de esta raza, trans- cribiendo íntegra la parte respectiva del estudio del señor Ameghino, que empieza como sigue: « Tamoj era, pues, el dios principal de los Guaranís. Este dios fué su primer padre; vivió largo tiempo entre ellos, les enseñó la agricultura, y más tarde subió al cielo hacia el Oriente, mientras que los espíritus o dioses secundarios a los cuales podríamos llamar ángeles, golpeaban la tierra con grandes tacuaras. « Antes de abandonarlos les prometió socorrerlos sobre la tierra y transportarlos después de la muerte, desde lo alto de un árbol consa- grado, a otra vida, donde tendrían caza en abundancia y se encontra- rían todos reunidos. « Todos los Guaranís veneraban sin temerlo a su gran padre o el viejo del cielo, y aún en el día sus descendientes, los Guarayos, se reunen en un templo de forma octogonal, dentro del cual se sientan completa- mente desnudos formando un círculo, golpean la tierra con trozos de bambú, cantan himnos lúgubres y piden el cumplimiento de las pro- mesas de Tamoi. « Creían que Tamoi lo había hecho todo y que estaba por todas partes. « Muchas tribus adoraban a Tupá, que era la excelencia superior y terrificante de Tamoi, quien podía también presentarse en todas partes; de ahí que llamaran al trueno tupacanunga, órgano o emisario de Tamoi que quería ser oído, y al relámpago, tupaberaba, claridad o esplen- dor divino. « El sér opuesto al dios favorable se llamaba Anhanga o Yurupari, según las tribus. En casi todos los dialectos guaranís, yuripari equivale a alma. « Este genio del mal era invocado por los payes (hechiceros, sacer- dotes, etc.), y aun tenían fórmulas mediante las cuales podían obligarlo a presentarse. « Gurupira era uno de los genios del mal que se presentaba a los indígenas bajo todas las formas, introduciendo la discordia y contem- plando con placer los males de los hombres. « Uainara era otro espíritu del mal que se aparecía por la noche bajo la forma de un hombre pequeño, grueso, de largas orejas, v que daba grandes quejidos. « Todos estos, y otros muchos genios del mal, se llamaban Uiaupia; habían sido arrojados por Tamoi, se hallaban bajo las órdenes de Yuru- pari, habitaban los cementerios y pueblos abandonados y se oponían a que vinieran las lluvias a su debido tiempo. «Los genios del bien eran llamados Apoiyané. « Ellos eran los que hacían caer las lluvias en tiempo oportuno, da- ban abundantes cosechas y servían de mensajeros entre el cielo y la tierra. « Parece que al tiempo de la conquista habían empezado a elevar templos a sus dioses, y Hans Stade estuvo largo tiempo encerrado en uno de ellos como prisionero de los Tupinambas. « Otros testigos presenciales de la conquista, entre ellos el sacerdote Yves d'Evreux, dice de un modo positivo que tenían un gran número de ídolos de cera o de madera, representando la figura humana, y de tama- ños diferentes. Los colocaban en pequeñas chozas de palmeras en los 10 bosques y puntos solitarios, donde en ciertos y determinados días iban los adivinos y payes a ofrecerles en sacrificio carne de pescado, harina, maíz, legumbres, etc., y quemaban también resinas olorosas. « Muchas tribus veían en los pájaros los mensajeros de las almas y creían que tenían el dón de profetizar. Los payes los escuchaban du- rante días enteros. «El pájaro profético y sagrado de los Tupís era el loro. Los Guay- curús, que participaban de la misma creencia, lo llamaban macauhan. Algunas tribus le atribuían un poder más considerable y creían que las nubes tempestuosas era un gran pájaro que lanzaba el rayo. Los Mbayas decían que el pájaro caracara les había ordenado no instalarse fija- mente en ninguna parte y que robasen a las tribus vecinas. « Otras muchas tribus de Guaranís, tanto paraguayas como brasile- ñas, adoraban grandes serpientes. « El culto de Dios y de los genios del bien y del mal estaba, entre los Guaranís, confiado especialmente a una clase de hombres llamados payes o caribes, que eran sacerdotes, profetas, adivinos, magos y mé- dicos a un mismo tiempo. Antes de alcanzar el título de Paye, los pre- tendientes tenían que someterse a un gran número de pruebas y no era raro que algunos perdieran la vida en ellas. Vivían en chozas separadas y obscuras a donde nadie osaba penetrar. Por medio de algunas bebidas espirituosas o del uso del tabaco, entraban en una especie de delirio pro- fético, cuyos accesos se renovaban con frecuencia. « En la víspera de los combates preguntaban a los guerreros los sue- ños que habían tenido y los explicaban, naturalmente, de una manera favorable a la tribu. En las grandes fiestas religiosas inundaban al pue- blo con humo de tabaco, renovando de este modo su valor, según decían. <« Una tradición notable, común a los Guaranís de la Ropables Argen- tina, de Paraguay y de Brasil, es la de Pay Sumé o Zumé, que es un hombre blanco que dicen se les apareció un día y les enseñó la agricul- tura, particularmente la cultura del manioc y de la yerbamate; les ex- plicó una nueva doctrina; y después desapareció dejando impresa en las rocas las señales de sus pisadas, que aún las muestran los Guaranís actuales, y en las cuales los miembros del clero católico se han obstinado en ver las huellas de Santo Tomás, pretendiendo que Pay Sumé, es lo mismo que Padre Tomé. . « Hállase en este pete una gran analogía con el Bochica de Bogotá, el Votán de Centro América y el Quetzalcoatl de Méjico. « Todos los pueblos de la raza Guaraní conservan también el roaPRdS de un gran cataclismo en que perecieron todos sus antepasados, menos un hombre y una mujer que muchos pretenden eran hermanos y que 11 repoblaron la tierra. Sin embargo, no todos lo cuentan de la misma manera. « Unos dicen que un viejo blanco llamado Tamanduré, Temendaré o Tupán, fué por el Sér Supremo el único advertido del diluvio que debía efectuarse y le recomendó se subiera a una palmera, lo que hizo, lo mismo que su familia, y después repobló la tierra. « Thevet, que es un contemporáneo de la conquista, lo cuenta de un modo distinto. « El recuerdo más antiguo que conservan estos salvajes, dice Thevet, es el de Monan (probablemente Tamoi), a quien atribuyen los mismos : atributos que nosotros a Dios. La tierra entonces era llana y sin mar, los hombres eran felices, pero poco a poco fueron adquiriendo hábitos desordenados y empezaron a menospreciar a Monan (¿Tamoi?) que entonces vivía entre ellos. Este, viendo la ingratitud de los hombres, se retiró e hizo descender a tata, que es el fuego del cielo que quemó toda la superficie de la tierra, de tal modo que excavó los walles y los ríos y produjo las montañas. De todos los hombres no se habría salvado más que uno: frin-Mongé, que Monán había transportado a otra parte para que no fuera consumido por el fuego. frin-Mongé intervino cerca de Monán rogándole hiciera cesar tal destrucción, y éste entonces hizo llo- ver en tanta abundancia que las aguas, no pudiendo volver al cielo, se reunieron en los puntos más bajos, formando el Paranan, que en Gua- raní significa la mar. En seguida dió a Irin-Mongé una mujer para que pudiera repoblar la tierra». Aquí termina el señor Ameghino todo lo relativo a religión y tradi- ciones de los Guaranís, y no hemos hallado mucho más en los artículos que a esto se refiere en la «Revista de la Exposición Antropológica del Brasil», ni en los libros de historia. El señor Couto de Magalháes estudiando la teogonía de los indios, dice en la página 2 de la « Revista > citada: « A theogonia dos indios assenta-se sobre ista ideia capital: todas as cousas creadas tén sua mál», y el sistema general de dicha teogonía entre los Tupís sería la siguiente: Existen tres dioses superiores: el Sol, que es el creador de todos los vi- _ vientes; la Luna, que es la creadora de todos los vegetales; y Perudá o Rudá, que es el dios del amor, encargado de la reproducción de los seres. Cada uno de estos dioses eran servidos por otros, que variaban en número, según los genios que admitían; éstos a su vez tenían otras divinidades inferiores, etc., y en este orden llegaban hasta individua- lizar el dios o la madre de los ríos, lagos, animales y vegetales deter- minados. Estas creencias son aún vulgares entre los pueblos indígenas de la provincia de Matto Grosso, Goyaz, y sobre todo de Pará y pro- 12 bablemente también del Amazonas. Carecían de términos abstractos para determinar a estas divinidades y las designaban así: madre de los vivientes, madre de los vegetales, etc. Nada diremos de las supersticiones de los Guaranís, que eran nume- rosas y en las cuales creían con ciega fe. En cuanto a sus nociones sobre el alma, debemos decir con el señor Ameghino, que no sólo creían en su inmortalidad, sino que también te- nían ideas muy claras a este respecto. Mientras que el alma se encon- traba en el cuerpo y lo dirigía, la llamaban an; y tan luego como lo abandonaba. esto es, cuando sobrevenía la muerte, la designaban con el nombre de angiieré. Vasconcellos dice que había genios del pensa- miento que llamaban curupira, y que las almas que podían venir del otro mundo a anunciar la muerte, eran conocidas con el nombre de maraguigana. «Los fuertes, los valerosos y virtuosos, después de su: muerte resu- citaban en el Oriente, que es la morada de Tamoi, en donde debían go- zar de todas las felicidades imaginables; mientras que los cobardes, los débiles y traidores, eran la presa de Anhanga, el espíritu del mal. En el canto melancólico de los pájaros veían a los mensajeros de las almas de sus antepasados que les recordaban continuar en el sendero de la virtud y del valor.» El padre Guevara (1) hablando de la religión de estos indios, dice que algunos pueblos, más ignorantes sin duda, desconocían el paso que debían franquear las almas de los difuntos para dirigirse a las eternas moradas, y que los Mocobís, por el contrario, admitían la existencia de un árbol (nalliagdigua) de altura tan elevada, que desde la tierra llegaba al cielo. Que por este árbol subían, de rama en rama, las almas para pescar en un gran río peces regaladísimos; pero que una vez el alma de una vieja no pudiendo conseguir pesca alguna y negándole la tribu alimento para su sustento, se irritó tanto con la nación Mocobí, que transformándose en capiguara, resolvió roer el tronco del árbol hasta que consiguió derribarlo, con gran perjuicio de toda la nación! + Vamos ahora a ocuparnos de las ceremonias funerarias y de los sis- temas usados para tratar a los muertos entre los pueblos de raza Guaraní, considerando primero esta interesante cuestión de un modo general, a favor del manuscrito del señor Ameghino, y luego particu- larizándola a algunos pueblos cuyas costumbres nos son conocidas y donde aún veremos figurar la cremación. (1) Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, colección de P. DÉ AnNGcEÉLIS, t. Jl, edición de 1836, páginas 32 133% 0 13 Pero antes debemos considerar un punto esencial sobre el cual muchos autores han insistido, y que, resuelto favorablemente, nos obligaría a incluirlo entre las costumbres funerarias de estos pueblos; nos referimos a la antropofagia. Esta bárbara costumbre, que imperó en cierta época entre las tribus del valle del Amazonas (Jumas, Maiurunas, Miranhas, Pariquís), entre los Carios de Paraguay, los Chiriguanos de Bolivia, los Charrúas de la Banda Oriental, los Timbúes de Santa Fe, los Tapuyos, Tupinambas, Tupís, Tamayos y Botocudos de Brasil, los Galibis de las Guayanas y los" Caribes de las Antillas y Venezuela, era sólo empleada como ven- ganza y odio hacia la tribu enemiga, cuyos prisioneros eran devorados después de un tiempo más o menos largo de sus frecuentes combates, requerido a veces para el engorde de las víctimas! « Quando a flecha de guerra de uma tribu, acorda os guerreiros da taba inimiga, e o grito de alarma os encontra empenhados na luta, os mortos e os prisioneiros per- tenecem ao vencedor. Daquelles ó craneo é transformado em trompa de peleja; os ossos longos, em membys barbaros; as cabecas mumifi- cadas, em tropheos; os dentes, em fachas e collares. Os prisioneiros sáo conduzidos a aldéa, onde lhes proporcionam uma companheira, os engor- dam, até que chegue o dia da grande festa em que sáo inmolados». (Mello Moráes Filho (2). Esta misma opinión de que la antropofagía era un acto de venganza empleada sólo contra los prisioneros y que tantos autores como Schmi- del, Vasconcellos, Vespucio, Magalháes, Lozano, Ameghino, Hans Stade, etc., sostienen, no viene sin embargo a excluir que determinadas tribus que no temían ni el contagio, ni sentían horror por la carne hu- mana enferma, la siguieran usando con sus mismos parientes. Así, Mello Moraes en el artículo indicado, dice: « Nuestros indios jamás devoran a los de la misma tribu, senáo com o fim de dar-lhes dentro de si um tu- mulo condigno de seus affectos. Si alguno de sus parientes o amigos más caros padece por la ancianidad o por molestias, sufrimientos dolo- rosos o torturantes, ellos lo matan, lo curan al humo y se lo comen respetuosamente! » No obstante, la antropofagia considerada como sistema funerario ex- clusivo, ha sido rara entre los Guaranís. Por el contrario, su costumbre más general era la de enterrar los muertos en medio de ceremonias y preparativos diversos de que dan cuenta las siguientes líneas que extraemos del manuscrito indicado: « Pero tan luego como morían, adornaban sus cabezas con una espe- cie de diadema de plumas de loro, los untaban con miel, arreglaban su (2) «Revista de la Exposición Antropológica Brasileña», artículo: 4 anthropophagía entre as tribus indigenas, página 41. 14 pelo, los sentaban, los adornaban con las más ricas joyas y vestidos que tenían costumbre de llevar en las grandes fiestas y los colocaban en su hamaca. Rodeaban en seguida el cuerpo su mujer, sus hijos y parien- tes, que con grandes demostraciones de sentimiento, daban fuertes y lúgubres alaridos, abrazaban el cadáver, tirábanse de los cabellos y hasta se inferían grandes heridas en la cabeza, repitiendo en alta voz las acciones más insignes de su vida, mientras que otros en medio de llantos y gemidos le preguntaban las razones que tenía para haberlos abandonado. Si el muerto era un cacique o personaje de consideración, sus mujeres dando fuertes alaridos se arrojaban desde grandes alturas con tal furia, que generalmente perdían la vida o quedaban heridas de muerte. Estas lamentaciones terminaban por una especie de cántico religioso en el cual los payes decían que el muerto había partido para ir a otra tierra que existía hacia el Oriente, en la que sería más feliz. « El modo de enterrar a los muertos no era siempre el mismo. Unas veces lo colocaban en grandes urnas funerarias y otras lo depositaban en la tierra. En este último caso eran los parientes más cercanos quie- nes cavaban la fosa desde donde debía emprender su largo viaje. Muv a menudo lo enterraban en el mismo lugar donde acababa de morir o en su propia habitación; otras veces en medio de un bosque; y las tribus cercanas al mar, generalmente en la playa. Doblaban el cuerpo de ma- nera que las rodillas tocaran la barba y cruzaban los brazos sobre sus piernas. Lo envolvían luego cuidadosamente en su hamaca y lo suspen- dían en el centro de la fosa por medio de estacas verticales, al lado de sus armas de guerra. Hacían un gran fuego al lado del hoyo que debía servirle de tumba, manteniéndolo encendido durante algunos días con objeto de ahuyentar a los manes y a Anhanga, el genio del mal. Du- rante este tiempo ofrecían al guerrero carne y fruta en una calabaza y agua en un vaso, provisiones que debían servirle en el viaje, y colo- caban en su mano una pipa de hojas de palmera o de caña; cuando consideraban que el alma del difunto había emprendido su vuelo hacia la región en que debía resucitar, hacían en el fondo de la fosa un piso formado de esteras colocadas verticalmente, cubríanlo con una gran cantidad de ramas, sobre las cuales colocaban el cadáver, que la tierra cubría para siempre. La mujer del difunto debía ir a llorar sobre su tumba durante varios días. Cuando quien moría era una mujer, su mismo marido era el que debía cavar la fosa y enterrarla. Si era una doncella, era enterrada por un hermano o por uno de sus más próxi- mos parientes. « Cuando los enterraban en vasijas de barro, eran colocados en la urna funeraria doblados del mismo modo, con sus armas de guerra y además con sus instrumentos de agricultura, para que en la otra vida pudieran hacer sus sementeras y no murieran de hambre' (!). Las urnas 15 eran de arcilla muy fina, secadas al sol y después cocidas al fuego. Estaban adornadas con figuras y dibujos diferentes, hechos con colores variados y con cierto gusto artístico. Tapaban su boca con una especie de plato también de bairo y las enterraban hasta el cuello. Este modo de enterrar era más común en el Paraguay, Corrientes y Sur de Brasil; pero los jefes eran enterrados de la misma manera por todas partes. A sus hijos los colocaban también en vasijas de barro que enterraban en la misma habitación en que vivían los padres. Urnas parecidas se han encontrado también en la Banda Oriental, en la provincia Santa Fe y en las islas del Paraná. Parece que algunas tribus, por ejemplo: la de los Corvados, conocieron un sistema de embalsamamiento, pues en las ur- nas funerarias que de ellos se descubren ahora, se encuentran los cuerpos completamente momificados. Los Goyanazes colocaban estas urnas, que la mayor parte de las tribus Guaranís llamaban camusis, en huecos excavados en las rocas, donde actualmente se descubren de cuando en cuando. ; « Algunas parcialidades señalaban de cierto modo al exterior la tumba de sus muertos. «Los Cahetes de Brasil los enterraban al pie de un árbol solitario que llaman ambuzetro; y los Timbúes de Santa Fe y de Buenos Aires, plantaban sobre las tumbas un ombú, a cuya sombra llegaban de tiempo en tiempo a llorar sus deudos. «Los Guaranís de San Paulo elevaban sobre las tumbas de sus caci- ques una pequeña colina de tierra; y los Guananas tenían verdaderos cementerios, cuyas sepulturas estaban marcadas al exterior por mon- tones de tierra de forma piramidal, en cuya base mantenían encendido un fuego muy lento». % Guevara en su historia y el brigadier don Diego de Alvear (3), no añaden mucho a la exposición que hemos presentado del señor Ame- ghino sobre las costumbres y ceremonias fúnebres de los Guaranís. (3) Relación geográfica e histórica de la Provincia Misiones. — Colección de P. DE ANGE- 1,15, 1836, tomo IV. E - VISIÓN Y REALIDAD (ALEGORÍA A PROPÓSITO DE . / - 4 . t . 2 me . . - 5 . E : a ' y 4 7 2 y . po VISIÓN Y REALIDAD (ALEGORÍA A PROPÓSITO DE «FILOGENIA») Era un caluroso día del mes de Diciembre del año 1882; tras larga marcha, completamente rendido de cansancio y acosado por los terribles rayos de un esplendoroso sol de verano, apeéme en un bosquecillo aislado y solitario situado en la cumbre de una elevada loma, a descan- sar a la sombra de un par de docenas de corpulentos y bien alineados paraísos, últimos vestigios de una destruída tapera, antigua habitación quizá de uno de los primeros colonos. Tendido debajo del frondoso follaje de uno de esos árboles e incitado al descanso por el ambiente relativamente fresco que allí se respiraba, empecé en mi soledad a me- ditar sobre la insuficiencia de las clasificaciones zoológicas. Nacidas en la lejana obscuridad de los tiempos protohistóricos, sus primeros prin- cipios fuéronnos transmitidos por Aristóteles, quien los fijó allá en el esplendor de la antigua Grecia, algunos siglos antes de nuestra era; y modificadas luego por cien generaciones sucesivas, fuéronse lentamente perfeccionando, debido más a los esfuerzos de un obstinado empirismo que no a las tranquilas deducciones filosóficas de la mente. De ahí que a medida que se descubrían nuevos seres viéranse los naturalistas obli- gados a modificar los cuadros de clasificación, porque en ellos no en- contraban cabida el sinnúmero de formas que iban sucesivamente aumentando el vastísimo catálogo de los seres que pasaron a ser polvo de la tierra que pisamos. Figurábanse los naturalistas que todos los seres debían agruparse en un cierto número de colectividades, creadas con límites bien defi- nidos y dispuestas según cierto orden, cada una de las cuales debía distinguirse por ciertos caracteres que les fueran propios y exclusivos; designaban a esta serie de agrupaciones o colectividades y al orden recí- proco en que debían colocarse con el nombre de sistema natural, al cual suponían preexistente y de origen divino, y a descubrir ese sis- tema, esa supuesta clasificación natural, dirigían todos sus esfuerzos. Formaban nuevos grupos, subdividían unos, refundían otros, dábanles 20 distintas disposiciones, buscaban diferentes caracteres, encontraban nuevas afinidades y a medida que aumentaban sus conocimientos, esas colectividades, en vez de destacarse aisladas e inconfundibles, presen- tábanse cada vez más entremezcladas, con transiciones infinitas, que amenazaban convertir la clasificación en un caos, cada vez más alejado de la presentida clasificación natural. En semejante estado, se presenta en el escenario una de esas figuras que aparecen de siglo en siglo: Carlos Roberto Darwin. Con vastos conocimientos adquiridos gracias a una rara tenacidad en el trabajo y dotado de un espíritu de observación profundamente filosófico, pudo dar nuevas formas a ideas ya emitidas por predecesores ilustres, asen- tando sobre inconmovible base la teoría de la evolución, que nos en- seña que las distintas colectividades de seres llamadas especies que viven sobre nuestro globo, no deben su aparición a creaciones sucesivas e independientes, sino que son modificaciones lentas y progresivas de otras colectividades que las precedieron y que a su vez tuvieron un origen parecido. Y “así sucesivamente hasta la primera aparición de la vida sobre la tierra. De ahí que dijera Darwin que toda clasificación que aspire al derecho de titularse natural, debe ser genealógica, esto es: que las colectividades deberán constituir grupos dispuestos en series que representen el mismo orden en que los organismos fuéronse gra- dualmente transformando unos en otros produciendo las distintas for- mas transitorias en el tiempo que constituyen una misma rama. A partir de ese momento, los naturalistas que adoptaron la nueva teoría, sólo se preocuparon de buscar formas de transición entre los grandes grupos y aun entre las especies y las razas, concluyendo por no reconocer ni órdenes, ni familias, ni géneros, perdiendo hasta la noción de la especie; no veían ya sino series de individuos más o menos pare- cidos entre sí, resultándoles imposible toda clasificación, pues tanto los individuos como las colectividades de individuos designadas con los nombres de especies, razas y variedades, presentan afinidades múl- tiples expresadas por caracteres que, si a menudo se subordinan, tam- bién se superponen, mezclan y entrecruzan en todas direcciones, esterl- lizando todo trabajo que tienda a aislar grupos naturales con barreras definidas e infranqueables. Para llegar a formarse una idea, así fuera superficial, del tan rebuscado sistema natural, necesario era escoger otro camino; y se com- prendió que sólo reconstruyendo la genealogía de los seres existentes era dado esperar satisfactorios resultados. Lanzáronse en esa vía distinguidos naturalistas, buscando la solución del problema, unos en la exhumación de las formas extinguidas, que suponíase debían ser forzosamente las antecesoras directas de las ac- tuales; otros en el estudio de las diferentes fases del desenvolvimiento 21 embrionario de los seres existentes, que se creía reproducían exacta- mente las distintas etapas genealógicas por ellos recorridas; mientras algunos intentaban la restauración de los antecesores por deducciones basadas en observaciones de todo género, sin bases ciertas fundadas en leyes naturales de carácter universal, no por insuficiencia de conoci- mientos, sino por no darse cuenta con anticipación de los principios generales a que obedece la evolución, de manera que no les era dado distinguir con precisión las causas de los efectos, los resultados de los factores que necesariamente los habían producido. Sólo consiguieron fi- jar unos que otros jalones que señalaban la dirección de algunas de las principales líneas, pero desde el momento en que quisieron descender a los detalles, se internaron en un laberinto sin salida. Desde años atrás, a pesar mío, preocupábanme estas cuestiones con tal obstinación que a veces convertíanse en pesadilla. Dominábame so- bre todo la idea de encontrar el medio de plantear el problema con datos que permitieran una apreciación numérica, que librara su solución a fórmulas exactas y, por consiguiente, incontrovertibles; y ese día, pre- dispuesto sin duda por el medio que me rodeaba, el silencio y el aisla- miento, persiguióme con mucha mayor intensidad, raciocinando en esta forma: —Todo resultado reconoce una causa, tiene sus factores. Si conoce- mos el resultado y uno o más factores ¿cómo no poder descubrir los demás? En matemática, conociendo el resultado, se determinan los fac- tores. En zoología, conocemos el resultado, que es el admirable conjunto de los seres actuales y conocemos un sin fin de factores, que son los extinguidos. Con ayuda de unos y otros ¿cómo no hemos de poder al- canzar un resultado satisfactorio? El estudio comparado de la organi- zación de los seres actuales, debe darnos por sí solo, el conocimiento de los factores que los precedieron; y el descubrimiento de éstos, en el seno de la tierra, sólo debe servir de contraprueba a la prueba. Dado un cierto número de formas derivadas de un tronco común, de- bemos encontrar el medio de restaurar dicho tronco por el estudio de sus descendientes; y tomados dos seres diferentes que formen parte de una misma línea genealógica, ellos deben permitirnos la restauración de todos los intermedios. Cual confuso torbellino presentáronse en conjunto en mi memoria todos los conocimientos que con tanta lentitud había adquirido; la suce- sión interminable de las épocas geológicas; los miles de miles de orga- nismos que habíanse substituído unos a otros en la superficie de la tierra; la forma primitiva y simple de los primeros seres; los compli- cados organismos que les sucedieran; la equivalencia de las fuerzas y la unidad orgánica; las leyes de la ontogenia y de la filogenia; las ana- logías y las homologías de los órganos; los principios de la adaptación 22 y de la modificación; la desaparición de los órganos innecesarios, ya por reincorporación, ya por eliminación; la sucesión, dispersión y cantona- miento de las especies; la ley de diversificación contrabalanceada por la fatalidad de la herencia y el atavismo; las anomalías teratológicas ligadas a la conformación de antiguos predecesores; la enseñanza que «suministran la atrofia y la hipertrofia de los órganos; el proceso de osificación; las consecuencias inevitables y fatales del crecimiento y el desarrollo; el progreso y perfeccionamiento ascensional e ilimitado; la multitud variadísima e infinita de seres que constituyen el imperio orgá- nico; el plan de organización fundamental a que todos obedecen en su conformación y el cúmulo de leyes que, de su sucesión, subordinación, correlación, reemplazamiento, extinción, etc., era permitido deducir. Dibujóse, por fin, ante mis ojos, en su inmensa, abismadora y sublime magnitud, todo el sistema natural, como muchas veces, cual lejana pero reducible nebulosa, habíalo presentido. Mil manos no hubieran podido entonces fijar en el papel la innumerable y fugaz sucesión de imágenes que, cual vertiginoso alud, en breves instantes, como los rapidísimos movimientos de un mágico calidoscopio, se agolparon tan tumultuosa- mente y con tan sin igual velocidad en mi cabeza, que parecía quisieran hacerla estallar. Mi físico no pudo resistir a tan impetuosa embestida del pensamiento. Flaqueáronme las fuerzas, me invadió todo el sér un sudor frío, seguido de una laxitud general, a la cual sucedió una especie de vértigo durante el cual, por acción refleja, involuntaria, mi cerebro trazó una fantástica síntesis de aquella onda de ideas en formidable vaivén como las embravecidas olas de un océano, síntesis que quedó impresa en mi memoria para no borrarse jamás, y con tal intensidad que la sola evocación de su recuerdo me hace estremecer! ¡Oh! Paréceme que aún estoy viendo funcionar aquella feroz y colosal guadaña! Habíame transportado a otros mundos. En mi vértigo, figuréme ser un habitante de los espacios interplanetarios, de distinta naturaleza que los de la tierra, dotado de una vida equivalente a la de una interminable serie de Matusalenes, con una vista que abarcando nuestro planeta desde un polo hasta el otro, penetraba en su interior a través de los cuerpos más opacos, reflejando en las retinas de mis ojos el pasado y el porvenir en toda su majestuosa amplitud. En esa larguísima existencia dirigí en mi niñez, por primera vez, la vista hacia este pequeño mundo. Envolvíalo una atmósfera cargada de ácido carbónico y vapores acuo- sos que elevábase a descomunal altura, sumamente densa y de una presión aplastadora. Reinaba en ella una tempestad perpetua. El cielo, constantemente encapotado por negros nubarrones en los cuales reper- cutía el eco sordo, continuo y simultáneo de innumerables descargas eléctricas, era surcado en todas direcciones por infinitas centellas ser- 23 penteantes, cuyo continuo y refulgente relampagueo inundaba el espa- cio con una luz vívida y blanca, que contrastaba con la rojiza y apagada del sol, que con dificultad abríase paso hasta la tierra. Esas intermina- bles conmociones, desgarrando de continuo el negro velo, descargaban diluvios de agua que, semejando espantosas cataratas, hacían temblar el suelo, mientras que dentro del interior de la tierra, profundas y anchas hendeduras arrojaban a la superficie impetuosos torrentes de materias inflamadas, y una infinidad de elevadas y colosales chimeneas despe- dían de sus entrañas, con sus descomunales bocas y en medio de estre- pitosos ruidos, caudalosos ríos de fuego, moles de piedra, masas enor- mes de materia incandescente, acompañadas de formidables chorros de agua vulcanizada que convertida en abrasador vapor ascendía a las altu- ras de esa atmósfera caliginosa, imitando una lucha gigantesca, titánica, colosal, entre el cielo y la tierra, cuyos no interrumpidos retumbantes y atronadores ecos simulaban un espantoso cañoneo sostenido por infi- nitas piezas fundidas en las fraguas de Vulcano en el profundo averno, produciendo un espectáculo maravilloso, sublime, -de imponentísimo aspecto! La corteza terrestre, cálida como plomo derretido, hallábase en con- tinuo movimiento, como si fuera el agua en ebullición de una colosai caldera. Constituía su superficie en los puntos más bajos y tranquilos, algo que no era ni tierra ni agua, ni sólido ni líquido, una substancia semiacuosa, mucilaginosa, espesa y grumosa, dotada de rápidos y pro- longados movimientos hacia un centro común, y que gradualmente iba tomando mayor consistencia, hasta formar aglomeraciones amorfas en instabilidad continua. Esta masa de materia animada, de aspecto coloidal, en continuo mo- vimiento, como las olas de un mar furioso agitado por la tempestad, obedeciendo a la poderosa fuerza centrípeta que la impulsaba sin cesar hacia el centro, fuése poco a poco levantando hasta*constituir una co- lumna de base extraordinariamente ancha y de gran elevación, cuya cúspide subdividióse en cierto número de ramas que continuaron ele- vándose en direcciones divergentes y alejándose gradualmente unas de otras. Conmovióse de repente la columna en su base y se aplastó, con- virtiéndose en una vasta capa gelatinosa, quedando las ramas superio- res clavadas en su masa, separadas entre sí, pero intactas y con vida, siguiendo independientes su crecimiento hasta convertirse en otras tan- tas columnas, o troncos gigantescos, que a su vez subdividiéronse en un considerable número de ramas provistas de ramecillas secundarias. Apareció entonces, allá a lo lejos, abarcando el horizonte, una especie de media luna; era una guadaña gigantesca, manejada por invisible pero poderosa mano, que avanzó resuelta y de un formidable golpe cortó las puntas de las ramas. No: los troncos que caían al suelo tendidos y eran 24 luego destrozados por el tiempo, mientras que las ramas siempre verdes y ya autónomas seguían creciendo y multiplicándose por ramificaciones sucesivas, pero sin que el poderoso brazo que esgrimía la guadaña dejase un solo instante de seguir imperturbable segando con espantosos cortes continuados las bases de los troncos, que caían a un tiempo en. secciones colosales progresivas, acumulándose sus despojos descom- puestos por los siglos en capas de polvo superpuestas, sirviendo de sostén y proporcionando alimento a las cúspides aisladas que iban creciendo siempre y reproduciéndose hasta ocupar todo el espacio, for- mando un inmenso y tupido bosque. El alimento, la luz, el calor, la humedad, el aire, el espacio, en una palabra, se hicieron insuficientes para tanto sér, iniciándose la terrible lucha por la vida. Unos adqui- rieron proporciones colosales y otros se volvieron raquíticos; los había que con una robustez que parecía predestinarlos al desempeño de bri- llantísimas funciones, morían de consunción sin concluir su evolución, por la envidia que les roía, el despecho o la impotencia, o eran destro- zados por terribles vendavales, o reducidos a cenizas por el fuego; ata- caban unos a los que les hacían sombra hasta derribarlos, cuando los había que, por el contrario, prosperaban a esa misma sombra de los poderosos; un cierto número sucumbía bajo el peso de un excesivo desarrollo, mientras secábanse algunos por falta de savia, o los enor- vaba la vetustez desapareciendo sin descendientes; mas no importa, pues el conjunto del bosque, visto por la superficie de su follaje, seguía creciendo siempre, más lozano, más fuerte, más robusto y vigoroso, más espléndido y más hermoso, formándose incesantemente nuevas ramifi- caciones, con innumerables ramecillas, gajos, brotes y hojas, que modi- ficándose y perfeccionándose en progresión constante, ascendían sin ce- sar en su camino hacia arriba, indefinidamente. .., mientras la terrible y feroz guadaña, seguía cortando sin cesar los troncos por la base, des- ligándonos para toda la eternidad de los vínculos que nos unen a nues- tros antepasados! Aterrado, volví la vista en otra dirección, hasta que fatigado de vagar de mundo en mundo, dirigí nuevamente la mirada hacia la tierra. El es- cenario había cambiado. La atmósfera en apacible sosiego relativo era clara y transparente, mientras la corteza terrestre en reposo aparente había tomado contornos definidos. En vastos templos elevados al estudio de la naturaleza, generaciones sucesivas ocupábanse en catalogar todos los seres existentes y extinguidos describiéndolos hasta en sus más mí- nimos detalles. Constituían un cúmulo tan inmenso de nombres, de cali- dades y de caracteres, que ya no había más voces con qué designarlos y que las vidas de muchos Matusalenes no habrían podido retener en la memoria. Inútilmente buscaban la clave que permitiera agruparlos de una manera natural y abarcarlos en conjunto con facilidad. Habíanse 25 estudiado todos los caracteres, hasta los más insignificantes, sin poder entresacar de ellos la palabra mágica que descorriera el impenetrable velo que ocultaba a sus miradas el grandioso plan del encadenamiento de los seres. Más tarde vi otra serie de generaciones que aprovechando los inmensos materiales de observación reunidos por las que habíanlas precedido, ocupábanse en reducir a fórmulas fijas los caracteres distin- tivos de los seres, asignaban un valor numérico a cada uno de los facto- res anatómicos de los organismos, comparaban esos números entre sí y por medio de una sucesión de substracciones y adiciones, reuníanlos en series naturales cuyas ramas prolongadas divergían en el porvenir y convergían en el pasado. Después, allá en los últimos tiempos de mi vida, vi esa multitud de ramas formando un árbol inmenso cuya copa escalaba el cielo y el gigantesco tronco tenía por asiento la superficie toda de la tierra y cuya infinita sucesión de gajos, nudos y brotes eran otras tantas series de organismos existentes y extinguidos. La incon- mensurable copa, constituída por las extremidades de las ramas, for- maba una curva cerrada, en la que cada sér ocupaba su lugar jerár- quico determinado por la altura de la parte del tronco de donde se había desprendido. En esta curva, las hojas ocupaban todos los espacios; no había lugar para otras formas intermedias. Pero dirigiendo la vista hacia abajo, de cada punta terminal aparecían largas series de espacios numerados, ocupados unos por ramecillas, gajos y nudos, vacíos otros, pero que iban a reunirse todos al tronco; y allá encima, dominando la copa del árbol, una falange de naturalistas que con voluminosos regis- tros en las manos llamaban a las formas extinguidas, y éstas, saliendo de las profundidades de la tierra, de las entrañas de las montañas, del seno de las aguas en los mares, en los lagos y en los ríos, de las capas atmos- féricas, come del interior de los hielos seculares de los polos, o debajo de los mantos de lava incandescente que en otras épocas las aniquilara, tanto las excesivamente grandes como las infinitamente pequeñas, con- testando todas al llamamiento, acudían presurosas como soldados de batallones de línea a ocupar en los espacios vacíos el puesto que según sus números les estaba reservado, el mismo que ocuparan antes de su- cumbir a los golpes de la atroz guadaña! Pasó la visión y volví a bajar a esta tierra para ocupar entre vosotros mi humilde puesto de combate. Empuñé la pluma para trazar en una obra las leyes que rigen la evolución, sus principios fundamentales y los procedimientos exactos a seguir para llegar a restaurar ese inmenso, pero, en la actualidad, desgajado árbol de la vida. Avanzaba mi trabajo, cuando recordé que me faltaban unos cuan- tos cobres para entregarlo a la estampa. El tema era sin duda intere- sante (a lo menos para mí), muy hermoso y atrayente, pero el primer impresor a quien hubiera contado mi visión, si el relato no iba acompa- 26 ñado de la consabida panacea que en los pueblos civilizados sirve para satisfacer las necesidades de la máquina elaboradora del apetito, de seguro que me daba con la puerta en las narices. Decidí entonces personarme a un buen amigo a quien ya había ocu- pado en otras circunstancias, exponiéndole mi situación. ——Concluya su obra, yo le buscaré editor, — fué su respuesta. Algunos meses después aparecía mi obra Filogenia. Pocos años han pasado desde entonces y ya una numerosa legión de distinguidos naturalistas, jóvenes estudiosos formados en la escuela evo- lucionista; sabios de edad ya madura, de reputación universal, avezados a arrancarle sus secretos a la naturaleza, que se rinden ante la evidencia de los hechos; octogenarios ilustres, encanecidos por los años y el tra- bajo, que no tienen más norte que la verdad, venga de donde viniere; celebridades que han llenado el mundo con su nombre, como Burmeis- ter, quien en el final de su última y recientísima obra (1), a los 84 años de su edad, después de haber luchado más de medio siglo en el campo contrario defendiendo la inmutabilidad de la especie, pásase hoy a nues- tras compactas filas con armas y bagajes, ensayando a su vez la recons- trucción de la genealogía de las especies; todos ellos guiados por el sagrado fuego del entusiasmo, trabajan de consuno hacia un objetivo único: rehacer las grandes líneas de descendencia de los seres, convir- tiendo así, aceleradamente, en realidad, la última parte de la visión que se me apareciera allá en mi viaje a las inconmensurables regiones del tiempo sin medida y del espacio sin límites, que constituyen el infinito. Cuando algún día se trace la historia del desenvolvimiento de las ciencias naturales en nuestra querida patria, los que tal hagan, averi- guarán muchas cosas que hoy conviene callar; pero también se acorda- rán de esto: ese amigo a quien se debe la publicación de Filogenia, era el hoy Ministro de Relaciones Exteriores, doctor Estanislao S. Zeballos, a quien en los tres últimos lustros transcurridos, el progreso intelectual de la República le es deudor de señaladísimos servicios. . (1) Los Caballos fósiles de la Pampa Argentina; suplemento, páginas 62 y 63, año 1889, LO $ y LVI LOS PLAGIAULACIDIOS ARGENTINOS Y SUS RELACIONES ZOOLÓGICAS, GEOLÓGICAS Y GEOGRÁFICAS W (1) Este trabajo fué publicado en el «Boletín del Instituto Geográfico Argentino», tomo XI, páginas 143 a 201, del año 1890. LOS PLAGIAULACIDIOS ARGENTINOS Y SUS RELACIONES ZOOLÓGICAS, GEOLÓGICAS Y GEOGRÁFICAS Desígnase con el nombre de Plagiaulacidios a un grupo de mamíte- ros extinguidos cuyos representantes conocidos son casi todos de tamaño excesivamente pequeño, pero de caracteres tan particulares, que hasta ahora no han podido encontrar colocación de una manera definitiva en el cuadro de nuestras clasificaciones. A pesar de su pequeñez y del estado fragmentario e incompleto en que se encuentran sus vestigios, estos seres desaparecidos despertaron desde un principio la atención de los naturalistas, provocando notables discusiones, como las que se trabaron entre Owen, Flower y Falconer al querer explicar por la conformación del sistema dentario el régimen de alimento de los géneros Plagiaulax y Thylacoleo. El número de representantes de este grupo, al principio muy limitado, ha ido aumentando progresivamente, sin que por eso disminuya el inte- rés que desde un principio despertaron; por el contrario, él ha aumen- tado considerablemente y en la actualidad su estudio preocupa prefe- rentemente a los sabios de Inglaterra, Francia y Norte América, casi todos los cuales se encuentran en desacuerdo con respecto a las afi- nidades de tan extraños animales. La remota antigiedad de sus representantes (como que se trata ds los más antiguos mamíferos que hasta ahora se conocen), justifica la importancia que a su estudio se atribuye, puesto que su conocimiento se liga a cuestiones filogénicas sobre las afinidades y origen de los mamíferos en general, su primera aparición sobre la superficie de la tierra y las diferentes evoluciones que experimentaron, mientras que, en apariencia, su caprichosa distribución geográfica plantea el pro- blema de la forma y la extensión que debieron tener los continentes en las épocas pasadas. Con el descubrimiento que se ha hecho en estos últimos años, de las antiquísimas faunas mastológicas que se han sucedido unas a otras en la República Argentina, se ha hecho también el inesperado hallazgo 30 en nuestra tierra, de varios representantes de ese antiquísimo y enig- mático grupo, y ellos vienen a proporcionar una luz poderosa e indis- pensable para el conocimiento de sus verdaderas afinidades; pero, an- tes de entrar en más pormenores al respecto, me es necesario trazar una breve reseña histórica del descubrimiento de los representantes conocidos de las otras regiones, acompañada de un resumen sinóptico de sus principales caracteres distintivos. RESEÑA HISTÓRICA Los primeros vestigios de Plagiaulacidios fueron encontrados en 1847 por el profesor Plieninger, en los alrededores de Stuttgart (Alemania). Al principio no recogió más que una muela sumamente pequeña con la corona rodeada por una serie periférica de conos poco pronunciados, dispuestos en dos filas longitudinales y provista de dos raíces distintas, por lo cual supuso provenía de un insectívoro al cual designó con el nombre de Microlestes; más tarde, recogió otros ejemplares parecidos y todos procedentes de la formación triásica superior. Puede Juzgarse de la acogida incrédula que tuvo la noticia del hallazgo de un mamífero en esa formación, si se recuerda que los restos fósiles más antiguos de esta clase entonces conocidos, procedían de la base del terciario, excepción hecha de algunos fragmentos incompletos encontrados en el primer cuarto de este siglo, en el célebre yacimiento de Stonesfield, pero cuya verdadera naturaleza quedó siendo por muchos años un pro- blema, puesto que naturalistas de la autoridad de de Blainville negaban que provinieran de mamíferos. En 1854, Charleswort describió algunos dientes procedentes de la formación eolítica de Inglaterra, parecidos a los de Stuttgart, pero con tres filas de conos en vez de dos, atribuyéndolos igualmente a un mamí- fero al cual le aplicó el nombre de Stereognathus. Recién en 1857, pudo .interpretarse la verdadera significación de aquellos restos incompletos y aislados. En ese año el profesor Falconer, describió bajo el nombre de Plagiaulax algunas ramas de mandíbulas inferiores de pequeños mamíferos de tamaño de ratoncitos, procedentes de la formación jurásica superior de Inglaterra. Puede decirse que el aparato dentario de esas mandíbulas era de un tipo desconocido hasta entonces; estaban armadas adelante con un solo diente muy grande, por sus dimensiones comparables a las de un incisivo de roedor, pero puntiagudo como el canino de un carnívoro; a este diente, siguen hacia atrás tres o cuatro premolares, según las especies, cuyo tamaño aumenta progresivamente desde el primero, que es muy pequeño, hasta el úl- timo, que es muy grande, presentando la particularidad de tener la corona cruzada oblicuamente en toda su extensión por aristas y Surcos 31 profundos paralelos. Detrás del último premolar vienen dos muelas pequeñas, con la corona armada de dos filas longitudinales de conos o tubérculos separados por un surco o depresión longitudinal, como en el género Microlestes, de donde dedujo Falconer que ambos animales eran muy parecidos, y que probablemente eran marsupiales más o menos cercanos de los canguros actuales, especialmente del género Hyp- siprymnus. En 1868, el profesor Fraas describió una muela superior procedente del triásico dg los alrededores de Strasburgo, en Alemania, prove- niente de un animal cercano del Plagiaulax, al que dió el nombre de Triglyphus. La corona de esta muela se distinguía por presentar en vez de dos, tres filas longitudinales de tubérculos separados por dos surcos. En 1871, Owen, en una Memoria magistral sobre los mamíferos meso- zoicos, pasó en revista todos esos géneros, agregando uno nuevo, pro- cedente del horizonte jurásico de Inglaterra, al que le aplicó el nombre de Bolodon, cuyas muelas superiores se distinguen por presentar en la corona dos filas longitudinales de tubérculos separadas por un gran surco y por ostentar un acentuado reborde basal en su costado externo. Hasta entonces, todos los descubrimientos de restos animales de este grupo habíanse efectuado en Europa. Grande fué, pues, la sor- presa de los paleontólogos, cuando en 1879, el profesor Marsh dió a conocer bajo el nombre de Ctenacodon, una forma aliada del Plagiaulax, pero procedente del jurásico de los Estados Unidos. El Ctenacodon tiene la misma fórmula dentaria que el Plagiaulax minor (Plioprion Cope), pero los premolares carecen de surcos y aristas oblicuas trans- versales en la corona, o apenas están indicadas en el borde cortante. Igual sorpresa produjo la descripción del género Neoplagiaulax he- cha por el profesor Lemoine en 1881-1883, sobre restos encontrados en el Norte de Francia. en las cercanías de Reims, pero en terrenos mucho más modernos; pertenecientes al eoceno inferior, mientras que todos los restos precedentemente recogidos procedían de los terrenos secun- darios. El Neoplagiaulax se distingue del Plagiaulax porque no tiene más que un solo premolar, el cuarto, pero de tamaño enorme y profunda- mente rayado en dirección oblicua perpendicular sobre los costados laterales de la corona, que termina en un borde comprimido y cortante. En aquel mismo año de 1881, el profesor Cope describió con el nombre de Ptilodus un nuevo género de Norte América, procedente igualmente de la base del eoceno y muy parecido al Neoplagiaulax, del cual se distingue por la presencia de un pequeñísimo premolar ade- lante del premolar cuarto; y el profesor Marsh dió a conocer el nuevo género Allodon, del jurásico superior del mismo continente, como el Ctenacodon. 32 Al año siguiente (1882) Cope agregó el nuevo género Polymastodon, de la base del eoceno de Norte América; luego (1883) el género Chirox de la misma formación; descubrió en los mismos yacimientos el género Neoplagiaulax, hasta entonces europeo; y, por último, en 1884, un género nuevo en terrenos algo más antiguos, referibles al cretáceo. superior, al cual designó con el nombre de Meniscoessus. Finalmente, en el mismo año, el profesor Owen, decano de los paleon- tólogos, describió el género Tritylodon, procedente del triásico superior de Africa austral, con muelas superiores provistas de tres filas de tu- bérculos; este género ha sido últimamente identificado con el Triglyphus, pero como este último nombre ya había sido aplicado anteriormente a un género de dípteros, se ha adoptado el nombre que le aplicó Owen. Desde entonces no se han descubierto nuevos géneros, pero sí mu- chos materiales que complementan el conocimiento de los ya descriptos y aumentan el número de las especies. Según el catálogo de los mamíferos fósiles del Museo Británico, redactado por Lydekker y los resultados de la reciente monografía de los mamíferos mesozoicos, publicada por Osborn, los mencionados gé- neros y los que se han formado por segregación de algunas de sus especies, se agrupan en cuatro familias diferentes, definidas por Osborn en estos términos: 1, Plagiaulacidas Unsolo incisivo inferior. Premolares superiores e inferio- res desarrollados en forma de hoja cor- tante. Muelas supe- riores con tres filas longitudinales para- lelas de tubérculos. Muelas inferiores con tubérculos irregula. res. Coloca en esta fa- milia a los géneros Plagiaulax, Plio- prion, Ctenacodon, Neoplagiaulax , Pti- ) lodus y Liotomus. Osborn incluye tam- bién el género Micro- lestes; Lydekker, por el contrario, lo coloca en los Bolodontidae. 2, Bolodontidae Dos o tres incisi- vos superiores. Pre- molares superiores tuberculares. Mola- res superiores con dos filas longitudi- nales de tubérculos cónicos. Coloca en esta fa- milia a los géneros Bolodon, Allodon y, con dudas, el género Chirox. 3, Tritylodontidae Dos incisivos su- periores. Premolares superiores tubercula- res. Molares supe- riores con tres filas paralelas de tubércu- los cónicos. Comprende el gé- nero Tritylodon; y Lydekker coloca en la misma el género Stereognathus. 4, Polymastodontidae Unsolo incisivo inferior. Sin premo- lares superiores y un solo premolar simple en la mandíbula in- ferior. Dos muelas en cada mandíbula. Tres filas de tubércu- los aplastados en las - muelas superiores y dos filas en las infe- riores. Comprende un so- lo género: el Poly- mastodon. La determinación de estas cuatro familias y aun la validez de algún género sería susceptible de una larga crítica, que esta no es ocasión oportuna de emprender, aunque ello no impide que condense en algunas líneas las principales objeciones que me merece. La forma de muelas superiores atribuídas al Plagiaulax es una supo- sición basada en la analogía con Neoplagiaulax, y como resultado de 33 esta suposición se ha separado al Bolodon como tipo de una familia distinta. Para mí la familia de los Bolodontidae es puramente nominal. No me convence de lo contrario ninguna de las razones que aduce Osborn. Y hasta creo más; creo que Bolodon y Plagiaulax (incluso Plioprion), son un mismo género, tomado éste en una lata acepción. Del mismo modo, el maxilar del Allodon provendría de un animal pa- recido a Ctenacodon. En cambio el Neoplagiaulax sería para mí el tipo de una familia distinta en la que también tendrían su colocación Lioto- mus y Ptilodus. Sólo me convenceré de lo contrario cuando se encuen- tre el maxilar superior de Plagiaulax con las muelas provistas de una triple fila de tubérculos o la mandíbula inferior de Bolodon con una forma muy distinta de la que muestra en Plagiaulax y Plioprion. LOS PLAGIAULACIDIOS ARGENTINOS Los Plagiaulacidios fueron descubiertos en la República Argentina por mi hermano Carlos Ameghino en las barrancas del río Santa Cruz en el interior de Patagonia austral, durante los meses de Febrero a Abril de 1887, y fueron dados a conocer por mí, primero en forma de breves diagnosis en el mes de Diciembre del mismo año (1) y luego con más detalles y figuras en mi obraLos mamíferos fósiles de la Repú- blica Argentina. En el tercer viaje que acaba de realizar él durante los meses de Noviembre de 1889 a Mayo del presente año, desde el Chubut hasta Santa Cruz al través del interior de Patagonia (2), ha descu- bierto nuevos restos que complementan el conocimiento de los géneros ya conocidos, conjuntamente con algunos representantes del todo nue- vos, cuyos materiales serán más tarde descriptos detalladamente en una monografía especial. Precedentemente se habían encontrado algu- nos vestigios de animales de este grupo, pero o no fué conocida su naturaleza o fueron mal interpretados. Los restos que hasta ahora llevo determinados se distribuyen en siete géneros. todos completamente distintos de los de Europa, Africa y Norte América, que he designado con los nombres de Abderites, Acdes- tis, Epanorthus, Dipilus, Pichipilus, Tidaeus y Macropristis, de los cuales voy a dar una descripción que, aunque rápida, me permita luego compararlos a los que se han descubierto en los otros continentes. (1) Enmumeración sistemática de las especies de mamíferos fósiles coleccionadas por Carlos Ameghino en los terrenos eocenos de la Patagonia austral, páginas 5 y 6, núme- ros 1 a 8, año 1887. (2) Véase la relación de los dos primeros viajes en-este mismo «Boletín» («Boletín del Instituto Geográfico Argentino»), tomo XI, página 3 y siguientes. Carlos realiza actual- “mente una cuarta exploración por dichas mismas regiones. AMEGHINO — V. X 34 ABDERITES (3) El más notable de todos esos géneros es el Abderites, representado hasta ahora por una sola especie: el Abderites meridionalis, cuyo ta- maño no era mayor que el de una rata. La mandíbula inferior es alargada y en su conformación general parecida a la del género Hypsiprymnus, actual de Australia. Posee una rama externa del canal alveolar que se abre en la base de la rama ascendente detrás de la última muela y otra pequeña perforación muy profunda en el fondo de la fosa masetérica. Pero lo más singular es el aparato dentario, pues difiere profunda- mente de todo lo que se conoce en los otros Plagiaulacidios. Presenta adelante un incisivo rodentiforme muy grande y más o menos parecido al de los demás géneros argentinos del mismo grupo. Detrás de este incisivo, en todos los ejemplares que hasta ahora me son conocidos, se ven cuatro alvéolos generalmente vacíos, muy pequeños, comprimidos transversalmente y bien separados uno de otro. Juzgando por analogía con los géneros antes conocidos: Plioprion y Ctenacodon, interpreté es- tas pequeñísimas cavidades como si fuesen alvéolos de dos premolares birradiculados, con tanta mayor razón cuanto que sólo obtenía de este modo cuatro premolares, que es el mayor número de dientes hasta enton- ces observado en este grupo, entre el incisivo y la primera muela. Sin embargo, ahora tengo la completa seguridad de que no es así, sino que en cada alvéolo se implantaba un diente muy pequeño y de una sola raíz, pues los nuevos materiales recogidos por mi hermano, muestran que así sucede en los géneros cercanos Dipilus y Epanorthus; además, algunos fragmentos muestran vestigios de los mencionados dientes. Detrás de estos cuatro alvéolos hay un pequeñísimo diente estiliforme, muy bien conservado en la mayor parte de los ejemplares, que repre- senta homológicamente el premolar tercero de los géneros europeos y norteamericanos; este diente atrofiado, tan pequeño que apenas so- bresale fuera de la mandíbula, está colocado inmediatamente delante del premolar cuarto y muy apretado a la raíz anterior de éste sobre el lado interno. El premolar cuarto es un diente muy grande, de corona semioval, comprimido en sus tres cuartos anteriores, donde forma hacia arriba un borde cortante y dentellado, con la mitad anterior cruzada perpen- dicularmente tanto en su lado interno como en el externo por cinco a siete aristas elevadas separadas por otros tantos surcos anchos, profun- dos y de fondo cóncavo; la parte media de la muela sobre los dos cos- (3) Enumeración sistemática de las especies de mamíferos, etc., página 5, núm. 1, 1887. — Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Argentina, pági- na 269, lám. 1, fig. 6 a 8, 1889; y pág. 456 y siguientes del volumen VI de esta edición. 35 tados interno y externo es lisa o casi lisa, pero la parte posterior se ensancha formando como un callo basal con dos tubérculos, uno in- terno y otro externo. Al premolar cuarto, siguen sin discontinuidad tres molares verda- deros, cuyo tamaño disminuye sucesivamente del primero al último. Los dos primeros de estos molares son de corona rectangular con su " mayor diámetro de adelante hacia atrás, bilobados de una manera muy perceptible, particularmente sobre el lado externo, formando cada ló- bulo a medio gastar una colina transversal y baja en la corona. La última muela, de tamaño mucho más pequeño, es de contorno elíptico, sólo bilobada en su lado externo y eso de una manera poco perceptible. Fic. 1. Abderites meridionalis. — Rama derecha de la mandíbula inferior, vista por su lado externo, aumentada aproximadamente 2 */, diámetros. /. 1, incisivo interno hipertrofiado.— ¿. 2, incisivo externo atrofiado.—c. canino.—p.1, primer premolar.—p.2, segundo premolar. —p.3, tercer premolar.—p. 4, cuarto premo- lar.—m. 1, m.2 y m.3, los tres molares verdaderos.- o. perforación de la fosa masetérica. La rama mandíbular entera, cuyo largo era de un poco más de tres centímetros (incluso el incisivo), presenta así diez dientes en vez de siete, que era el mayor número observado (Plioprion y Ctenacodon). De estos dientes, los tres posteriores son evidentemente molares y los dos que siguen hacia adelante es igualmente indudable que correspon- den a los premolares tercero y cuarto. En cuanto a los cuatro dientes muy pequeños y unirradiculados que siguen hacia adelante, los dos pos- teriores corresponden a los premolares primero y segundo, pero los cos anteriores tanto pueden representar incisivos atrofiados como pre- molares, o uno de ellos corresponder al canino, en cuyo caso la fór- mula dentaria inferior de Abderites sería: 35 1_C€GYP3mn. Conozco también muchos dientes superiores de este género, pero “sueltos, por lo que no puedo formarme una idea completa de la dis- posición que presentaba la dentadura superior. Sin embargo, sobre 36 pequeños fragmentos de maxilares se encuentran series de tres o Cua- tro muelas, que por su posición se conoce son las posteriores. Según es- tos fragmentos, el Abderites tuvo cuatro verdaderos molares superiores cuyo tamaño disminuye del primero al cuarto. Estas muelas son de figura cuadrangular y bilobadas tanto en su lado interno como el ex- terno, cada lóbulo con dos cúspides elevadas, presentando así cada FiG. 2. Abderites meridionalis.—Trozo de ma- xilar superior izquierdo con los tres primeros verdaderos molares, visto por su lado externo, aumentado 3 diámetros del natural. 72.1, m.2 y m. 3, los tres molares implantados en el frag- mento. 722. 4, lugar que ocupaba el cuarto y últi- mo molar, conservado en otros ejemplares. muela cuatro cúspides, dos internas y dos externas. Al ser gastadas por la masticación las últimas muelas superiores resultan más simples sobre el lado interno hasta que se pierde la división en dos lóbulos. El aspecto general de todos estos dientes es parecido al que ofrecen las muelas de los paquidermos. FIG. 3. La misma pieza vista por su lado interno, en la misma escala. Mismas letras que en la figura precedente. Conozco también varios incisivos superiores aislados, todos muy pe- queños, arqueados, comprimidos y con esmalte tan sólo en su extre- midad coronal, que está cortada en bisel como en los roedores; el tamaño diminuto de estos dientes parecería indicar que eran múltiples en cada lado del intermaxilar. 37 ACDESTIS (4) Este género es cercano del anterior, del cual se distingue por la sín- fisis más corta, por los premolares anteriores más apretados unos a otros, por el premolar tercero algo más grande y birradiculado y por el premolar cuarto, bastante más pequeño, aunque también de tamaño un poco mayor que el molar que sigue. La mitad anterior del premolar cuarto es comprimida y cortante o sectorial, pero no presenta vestigios de los surcos y aristas oblicuoperpendiculares del mismo diente del Abderites; la mitad posterior es ancha y tuberculosa, correspondiendo evidentemente por su forma al lóbulo posterior del verdadero molar que sigue. FIG. 4. Acdestis Oweni.— Parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior, vista por su lado externo, aumentada aproximadamente dos diámetros y dos tercios del natural. /. 1, in- cisivo interno hipertrofiado. í. 2, incisivo exter- no atrofiado. c. canino. p.1,2,3 y 4, los cuatro premolares. m. 1, primer verdadero molar. Los cuatro alvéolos anteriores que, como en el caso del Abderites, 2 los cuales confundí con los alvéolos de dos premolares birradiculados, corresponden igualmente a cuatro dientes simples, pequeños y uni- rradiculados, de manera que la fórmula dentaria es idéntica a la del género precedente. El Acdestis Oweni, cuya talla es apenas algo menor que la del Abde- rites, es la única especie conocida de este género. DIPILUS, Jen. n. Este nuevo género ha sido descubierto por Carlos Ameghino en su último viaje a Patagonia austral; es más parecido a Acdestis que a Abderites, distinguiéndose de ambos por su fórmula dentaria, pues tiene un diente menos en la mandíbula inferior, por faltar uno de los pe- (4) Amecuino: Enumeración sistemática de las especies de mamíferos, etc., 1887. — Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 270, lámina IL, figura 9, 1889; y página 458 del voluinen VI de esta edición. 38 queños dientes unirradiculados de adelante. La fórmula dentaria de la mandíbula inferior es así: CP AE nueve dientes, en vez de diez que tienen los géneros anteriores. Todos los dientes están colocados en serie no interrumpida y muy apretados unos a otros. Los tres dientecillos detrás del incisivo son de raíz suma- FiG. 5. Dipilus Spegazzinii.— Rama izquierda de la mandíbula inferior vista por su lado externo, aumentada tres diámetros del natural: í. 1, incisivo; £. canino; p. 1, p.2, p. 3 y p. 4, los cua- tro premolares; m.1, m.2 y m. 3, los tres verdaderos molares. mente pequeña y de corona más grande, pero muy baja y como aplas- tada de adelante hacia atrás. El que sigue inmediatamente al incisivo está colocado encima de éste y muy fuertemente inclinado hacia ade- lante; el que viene detrás es de la misma forma, pero más pequeño y - menos inclinado; y el que sigue a éste, es todavía más pequeño e im- plantado. verticalmente. El premolar tercero es rudimentario, casi tan FiG. 6. La misma pieza, vista por arriba, en la misma escala. Mismas letras que en la figura precedente. pequeño como en Abderites. El premolar cuarto es bastante más grande que el molar que sigue y de forma casi igual al de Acdestis, sin las rayas perpendiculares del de Abderites. El primer molar es bilobado y rectangular, con los dos lóbulos sensiblemente iguales. El segundo mo- lar es igualmente bilobado, pero con el lóbulo anterior considerable- mente mayor que el posterior y elevado hacia atrás sobre el lado interno . en forma de cúspide elevada y aguda; el lóbulo posterior de la misma muela es mucho más pequeño, más bajo y casi circular. El molar pos- terior o tercero es un diente circular, pequeño y muy atrofiado, en vía de desaparición. Vienen restos de dos especies de este género. Una, a la cual desig- naré con el nombre de DipPILUS SPEGAZZINII, sp. n. (5) - Es de tamaño apenas un poco menor que el Acdestis Oweni. La pieza típica es una rama izquierda de la mandíbula inferior, con toda la den- tadura, representada en la figura 5. La serie de los ocho dientes, sin incluir el incisivo, ocupa un espacio longitudinal de 17 milímetros. Otra, la segunda especie, que tendrá por nombre el de DiriLus BeErGrI, sp. n. (6) Se distingue de la precedente por su tamaño, que es un tercio menor, y por el premolar tercero, que es proporcionalmente de tamaño casi doble y con las dos raíces bien separadas. FiG. 7. Epanorthus Lemoinei.—Parte posterior de la rama derecha de la mandíbula inferior, vista por arriba, de un individuo muy viejo, en el que ha desaparecido la forma semilunar de los lóbulos de las muelas, aumentada aproximada- mente dos diámetros: p. 4, cuarto premolar; 172.1, 2 y 3, los tres verdaderos molares; ap. apertura de la rama externa del canal alveolar. PICHIPILUS, Jen. $. El incisivo inferior es de la misma forma que en los otros géneros. - Me es desconocido el carácter de los premolares. Las muelas inferiores son rectangulares, de corona larga y estrecha, bilobadas sobre los cos- tados perpendiculares, de una manera poco acentuada sobre el lado ex- terno y por un profundo pliegue sobre el interno, presentando la super- ficie masticatoria de cada muela a medio gastar una figura semilunar, cuyas extremidades de la media luna o arco forman dos cúspides agudas (5) En honor de mi amigo el distinguido naturalista doctor don Carlos Spegazzini. (6) En honor del naturalista doctor don Carlos Berg, catedrático de Zoología en la Uni- versidad de Buenos Aires. 40 y elevadas sobre el lado interno, colocadas una adelante y otra atrás. La superficie del esmalte es rugosa y cada muela presenta sobre el lado externo un reborde o cíngulo basal de un enorme desarrollo que as- ciende hacia arriba de atrás hacia adelante. La especie llevará el nombre de PICHIPILUS OSBORNI, sf. N. (7) Ha sido un animal muy pequeño, cuya talla no era superior a la del Dipilus Bergi. Las muelas inferiores sólo tienen en la corona dos milí- metros de largo por uno de ancho. EPANORTHUS (8) Este género posee en la mandíbula inferior la fórmula dentaria típica del Abderites y del Acdestis, esto es: PARE NU z A Los ejemplares de este género que antes tuve a mi disposición presen- taban también los alvéolos de los cuatro dientes anteriores unirradicu- lados, vacíos o con los cuatro dientes rotos en la base, tomándolos por dos dientes en vez de cuatro. Estos dientes son pequeños y más o menos de la misma forma que en el Dipilus; el anterior es igualmente inclinado hacia adelante, encima del gran incisivo. El premolar tercero es mucho más grande que en el Dipilus, comple- tamente desarrollado y del mismo alto del que sigue. El premolar cuarto es apenas un poco mayor que el primer molar verdadero y de forma triangular, muy angosto adelante y ancho atrás. El tamaño de los tres verdaderos molares disminuye del primero al tercero, siendo todos bilobados, tanto en el lado externo como en el interno, incluso el tercero, que no es atrofiado como en el Dipilus, sino bien desarrollado y, en proporción, de mayor tamaño que en el Abderites. Los representantes de este género son numerosos, siendo los Plagiau- lacidios que han dejado aquí mayores restos. Hasta ahora me eran conocidas seis especies, que llevan los nombres de Epanorthus Aratae, Epanorthus Lemoinei, Epanorthus pachygnathus, Epanorthus interme- dius, Epanorthus minutus y Epanorthus pressiforatus (9), cuyo tamaño (7) En honor del naturalista norteamericano H. F. Osborn. (8) Amecmivo: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 271, 1889; y página 460 del volumen VI de esta edición. (9) Descriptas todas en mo obra: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, páginas 271 a 275, 1889; y página 465 del volumen VI de esta edición. 41 varía entre el de un gato regular y el de un pequeño ratoncito. A ellos hay que agregar hoy una nueva, el EPANORTHUS HOLMBERCI, sf. 1. (10) De tamaño muy pequeño, comparable al de un ratón. El primer agu- jero mentoniano se encuentra debajo de la parte anterior del premolar segundo y el segundo agujero mentoniano debajo de la raíz anterior Gel cuarto premolar. El incisivo se dirige hacia adelante casi horizon- A ll E FiG. S. Epanorthus Holmbergí.—Parte de la rama de- recha de la mandíbula inferior, vista por su lado inter- no, aumentada tres diámetros del natural. /. 1, incisivo interno hipertrofiado; /. 2, incisivo externo atrofiado; c. canino, p.1, p.2, p.3 y p. 4, los cuatro premolares; m. 1, el primer verdadero molar. talmente. Los premolares, estaban muy apretados unos a otros. La dis- tancia ocupada por los cuatro pequeños dientes unirradiculados, los dos premolares birradiculados y el primer molar es de 11 milímetros. TIDEUS TRISULCATUS, Jen. í. y Sh. n. Este sólo me es conocido por un incisivo inferior, cortado en bisel como en Abderites y del mismo tamaño, pero con tres surcos longitudi- nales que, empezando en la cúspide de una manera poco acentuada, se vuelven luego profundos, recorriendo el diente en todo su largo. Estos surcos están colocados: uno, que es el más grande, sobre la cara supe- rior o interna, cortada en bisel; otro sobre la cara inferior o externa; y el tercero, que es el más pequeño, sobre una de las caras laterales. MAcRopPrRIstIS (11) Este género procede de una formación más antigua que los prece- dentes, probablemente de la parte más superior del cretáceo, o de un (10) En honor de mi amigo el distinguido naturalista doctor don Eduardo L. Holmberg. (11) Amecuino: Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Argentina, páginas 267 y 911, 1889; y página 453 dél volumen VI de esta edición. 42 horizonte referible al larámico de Norte América. Está fundado sobre un cráneo incompleto de un animal de talla relativamente considerable, pues no debía ser inferior a la del tapir americano; es el más gigantesco de los Plagiaulacidios que hasta ahora se conocen. Se caracteriza por una o dos muelas superiores (no es posible determinar si se trata de una o de dos) que forman sobre cada lado una serie de siete centímetros de largo por tres de ancho, formada aparentemente por una serie de 12 a 14 láminas separadas en la corona por aristas transversales altas y delgadas. La especie tiene por nombre: Macropristis Marshi. CARACTERES PROPIOS DE LOS PLAGIAULACIDIOS ARGENTINOS Los restos de esta serie de géneros, examinados en conjunto, excep-* ción hecha de los del Macropristis, que por ahora aparece completa- mente aislado, presentan un cierto número de caracteres comunes que no han sido observados en ninguno de los géneros de Europa, Africa y Norte América, y que precisamente constituyen la importancia de los géneros argentinos, pues esos caracteres, no observados en los otros géneros, son los que permiten determinar de una manera definitiva las afinidades zoológicas de todos los Plagiaulacidios. Entre estos caracteres, que aparecen como exclusivos de los Plagiau- lacidios argentinos, los más notables son los que se refieren al número de dientes. El número máximo de dientes inferiores colocados adelante de los verdaderos molares observado en los géneros de Europa y Norte Amé- rica, es de cinco: un incisivo y cuatro premolares; mientras que en la mayor parte de los géneros argentinos su número se eleva a siete; de éstos, cuatro representan a los premolares y uno al gran incisivo único de los géneros europeos y norteamericanos, quedando de consiguiente dos dientecitos pequeños, unirradiculados que no tienen homólogos en los géneros boreales conocidos y corresponden probablemente al caninc y a un incisivo externo. No menos notable es la diferencia en el número de los verdaderos molares inferiores. Todos los géneros europeos y norteamericanos, sin excepción, sólo tienen dos muelas inferiores, mientras que en todos los géneros argentinos, sin excepción, las mencionadas muelas se elevan al número de tres. En la forma que presentan los distintos dientes existen diferencias igualmente considerables. Los dos primeros premolares en los géneros europeos y norteamericanos, en que se hallan presentes, son bien des- arrollados, más o menos cortantes y con dos raíces distintas; en los gé- neros argentinos los mismos dientes son sumamente pequeños, atrofia- dos, de corona simple y de una sola raíz. A 43 En los géneros europeos y norteamericanos, los verdaderos molares inferiores tienen la corona constantemente armada de dos filas longi- tudinales de tubérculos más o menos puntiagudos y en número variable, separados por un surco longitudinal medio, a veces muy profundo; y en los molares superiores, la corona presenta dos y tres filas longitudi- nales de tubérculos, según los grupos, separados por uno o dos surcos. En los géneros argentinos tanto los molares inferiores como los su- periores, son simplemente bilobados con dos crestas ya transversales, ya arqueadas, según los géneros, y más o menos perceptibles según la edad; cuando no muy gastadas, cada muela presenta cuatro cúspides que corresponden una a cada lóbulo sobre cada costado, lo cual cons- tituye una disposición completamente distinta de la que se observa en los géneros del hemisferio boreal. Á lo sumo, las muelas de los géneros argentinos pueden considerarse como cuatrituberculares. En la mayor parte de los géneros europeos y norteamericanos la fosa masetérica de la rama mandibular es poco excavada, a veces apenas indicada y sin perforación en comunicación con el canal dentario. En los géneros argentinos la fosa masetérica es siempre profundamente exca- vada y con una muy pequeña perforación en el fondo de su parte anteroinferior, que corresponde con el canal alveolar. Por último, todos los géneros argentinos presentan una segunda rama externa del canal alveolar que se abre sobre el lado interno de la base de la rama ascendente de la mandíbula (figura 7, ap.) detrás de la última muela, de cuya perforación, a juzgar por las descripciones y dibujos publicados, carecen completamente los géneros boreales. RELACIONES ENTRE LOS PLAGIAULACIDIOS ARGENTINOS YAEOS" DE LOS OTROS. CONTINENTES Las diferencias señaladas entre los géneros argentinos y los de Eu- ropa y Norte América son tan considerables, que pueden ofrecerse du- das de si unos y otros forman realmente parte de un mismo grupo natu- ral. Es de mi deber disipar de antemano esas dudas, a fin de no inva- lidar los caracteres decisivos que para la clasificación de todo el grupo ofrecen los representantes propios de nuestro suelo. Y en verdad que, poniendo en paralelo las muelas superiores pro- vistas de tres filas longitudinales de tubérculos del género Tritylodon con las muelas superiores simplemente bilobadas del Epanorthus, las - diferencias son tan considerables que a primera vista podría parecer que no existe ninguna relación entre ambos. Aun comparando los mo- lares inferiores del Plagiaulax, provistos de dos filas longitudinales de tubérculos, con los mismos dientes del Abderites y del Acdestis sim- plemente bilobados, muéstrase aparentemente una notable diferencia, 44 no menos importante que la que existe entre la forma alargada y rela- tivamente esbelta de la mandíbula inferior del Epanorthus y la forma corta, alta, gruesa y maciza que muestra la del Plagiaulax. Afortuna- damente conócense formas de transición que ligan entre sí a estos di- ferentes géneros, con caracteres comunes tan singulares y de tal im- portancia que no permiten poner en duda la afinidad zoológica de todes éllos. Para demostrar dicha afinidad, me basta poner en serie los géneros Plioprion, Plagiaulax, Neoplagiaulax, Ptilodus, Abderites, Acdestis y Epanorthus. Todos ellos presentan en común como caracteres distinti- vos culminantes: primero, el gran desarrollo de un solo incisivo en cada lado de la mandíbula inferior que se ha hipertrofiado completamente a expensas de la atrofia de los restantes; segundo, el predominio en ta- maño del premolar cuarto sobre el primer verdadero molar y la mayor o menor hipertrofia del mismo premolar compensada por una atrofia correspondiente más o menos acentuada de los demás premolares o de los últimos molares. Los dos géneros extremos de esta serie son los que se encuentran al principio y al fin: el Plioprion y el Epanorthus. El Plioprion se distingue por cuatro premolares inferiores, todos más o menos rayados, cuyo tamaño aumenta del primero al cuarto. El Plagiaulax sólo se distingue del precedente por haber perdido el pri- mer premolar, de modo que sólo tiene tres en vez de cuatro. La diferencia entre el Plagiaulax de Inglaterra y el Neoplagiaulax de Francia ya es bastante mayor; sin embargo, como lo indican los mismos nombres, ambos géneros son cercanos, sin que nadie haya negado hasta ahora la próxima afinidad que entre ellos existe. El Neoplagiaulax se distingue del Plagiaulax por haber perdido no sólo el primer premolar sino también el segundo y el tercero, no conservando más que el cuarto, que es de tamaño enorme, de corona semioval, formando arriba un borde cortante y dentellado y con los costados laterales .interno y ex- terno surcados por profundas rayas oblicuoperpendiculares., La rama mandibular es más esbelta en su parte anterior, con el incisivo dirigido hacia adelante en sentido más horizontal y con la fosa masetérica más profunda que en Plagiaulax, por cuyos caracteres se acerca algo más al género argentino Abderites. La diferencia entre el Neoplagiaulax y el Ptilodus de Nueva Méjico en Norte América, consiste principalmente en la presencia en este último de un premolar tercero completamente atrofiado, de aspecto estiliforme, colocado adelante del premolar cuarto; este último diente es de gran tamaño, como en el Neoplagiaulax, con el borde coronal igualmente cortante y dentellado y con los costados laterales rayados en dirección oblicuoperpendicular, pero no hasta su extremidad posterior, que permanece lisa. 45 Llegados a este punto se trata de establecer la relación entre el Pti- lodus de Norte América y el Abderites de la República Argentina. Desde este punto de vista, el Ptilodus constituye en realidad la forma más importante de toda la serie, pues puede decirse que constituye el único punto de convergencia conocido hasta hoy, que permite ligar con se- guridad a los Plagiaulacidios sudamericanos con los de Europa. El estu- dio de los caracteres de este género es, pues, en este caso de la más alta importancia, y para que ellos puedan ser apreciados debidamente y comparados a los del Abderites, acompaño a continuación el dibujo del fragmento de rama mandibular más completo que ha publicado el profesor Cope. Tres diferencias notables o principales distinguen al género Abderites del Ptilodus, que son: primera, el mayor número de dientes entre el gran incisivo rodentiforme y el premolar cuarto; segunda, la presencia de una muela más en la parte posterior de la mandíbula; tercera, la menor complicación de las muelas, que son simplemente bilobadas. - FiG. 10. Ptilodus medioevus Cope.— Rama dere- cha de la mandíbula vista por su lado externo, en tamaño natural, según Cope. /. incisivo. p. 3, tercer premolar, atrofiado. p. 4, cuarto premo- lar; 12. 1 y 2, los dos verdaderos molares. La primera diferencia concerniente al mayor número de dientes ade- lante pierde notablemente su importancia, recordando que el Plioprion tiene dos dientes más que el Ptilodus; y si el Abderites posee detrás del incisivo dos pequeños dientes más que el Plioprion, es decir: cuatro más que el Ptilodus, debe recordarse que ellos son completamente rudimen- tarios y ya estaban en vía de desaparición; el espacio que esos dientes ocupaban está representado en Ptilodus por una larga barra entre el incisivo y el premolar tercero. El hecho de que en ambos géneros exista este mismo premolar tercero en estado rudimentario al lado del gran premolar cuarto, confirma mi deducción. Por lo que se refiere a la segunda diferencia relativa al número dis- tinto de verdaderos molares, me bastará recordar que el número de dos que presentan tanto el Ptilodus como los demás géneros europeos y norteamericanos del mismo grupo, es un número completamente anor- mal, tanto entre los mamíferos placentarios, que, por regla general, po- 46 seen tres molares verdaderos, como entre los marsupiales, en los cuales, con muy contadas excepciones, se elevan al número de cuatro. De con- siguiente, es lógico suponer que el tipo o los tipos antecesores inme- diatos de los Plagiaulacidios norteamericanos y europeos tuvieron tres verdaderos molares inferiores como los géneros argentinos, habiendo - desaparecido en sus sucesores el tercer molar; y esto es tanto más admi- sible cuanto que en el Abderites y el Epanorthus dicha muela es cons- tantemente más pequeña y en el Dipilus es rudimentaria y estaba en rápida vía de desaparición. | Podría abstenerme de ocuparme de la mayor complicación de los molares del Ptilodus, pues es sabido con cuánta facilidad varía en los distintos géneros la mayor ¿o menor complicación de la corona de las muelas; sin embargo, no es difícil demostrar que las muelas del Ptilodus no son más que una modificación del tipo de las muelas simplemente bilobadas del Abderites y demás géneros parecidos. Los dos tubérculos principales del lado externo de las muelas del Ptilodus corresponden a las cúspides de los lóbulos externos de las muelas “del Abderites y los cuatro tubérculos internos de las mismas muelas dispuestos por dos pares, es igualmente evidente que el par anterior corresponde a la cúspide del lóbulo anterior del Abderites que se ha subdividido y el par posterior a la cúspide del lóbulo posterior del mismo género. La evidencia de esta explicación se desprende no tan sólo de la homología innegable de esas partes, sino también de la tendencia que ya se manli- fiesta en algunos géneros argentinos hacia esa forma tubercular por la modificación indicada; así, en el género Dipilus la segunda muela inferior presenta su lóbulo anterior dividido en el lado interno en dos cúspides bien distintas, la posterior mucho más elevada que la anterior. Si las diferencias enunciadas no son de tal naturaleza que permitan cudar de la afinidad natural de ambos géneros, las concordancias son en cambio tan demostrativas que no pueden dejar la menor duda sobre el estrecho parentesco de ambos animales. Para demostrarlo, haciendo abstracción de los demás caracteres generales, me basta examinar los que suministran los dos últimos premolares del Abderites comparados con los del Ptilodus. Es imposible desconocer la homología del gran diente rayado (p. y ) del Ptilodus con ei del Abderites. El premolar del Ptilodus es el mismo premolar cuarto del Abderites, el cual ha aumentado un poco más en tamaño y cuya parte rayada se ha extendido algo más hacia atrás, pero conservando en su borde superior la misma forma comprimida, filosa y dentellada, mientras que en su parte posterior muestra todavía un pequeño vestigio del callo basal no modificado, que en el Abderites tiene un tamaño mucho mayor. La conformación idéntica de este diente en ambos géneros, su gran desarrollo y la relación que en los dos con- > ANA ES O AA AA A A DS 47 serva con el verdadero molar que sigue, demuestra evidentemente el parentesco de los dos animales. Pero lo que quita toda duda al respecto es la presencia en uno y otro del premolar tercero con la misma colo- cación hacia adelante inmediatamente al lado del gran premolar cuarto y en el mismo estado rudimentario y estiliforme, de manera que tam- bién es indudable su homología en ambos animales. Esta identidad de conformación del cuarto premolar p.y y la doble relación de éste con el m.7 y el p.7 también en uno y otro caso idéntica, no permitirá a ningún naturalista abrigar la menor duda de que ambos géneros, a pesar de proceder de regiones tan distantes son, zoológicamente hablando, muy estrechos aliados. - En cuanto a la afinidad que existe entre el Abderites y el Acdestis no necesita demostrarse, puesto que la fórmula dentaria es la misma, no existiendo otra diferencia de importancia que la forma rayada del premolar cuarto en el primero y lisa en el segundo. Del Acdestis al Epanorthus la distancia es todavía menor, consistiendo la diferencia genérica en el premolar tercero bien desarrollado en este último gé- nero, mientras en el primero tiene el aspecto estiliforme del mismo diente del Abderites y el Ptilodus. De consiguiente, puede considerarse como un hecho definitivamente adquirido que los géneros argentinos y los de Europa, Africa y Norte América tienen entre sí la más estrecha relación, con lo que ya nos encontramos en estado de abordar la cuestión de las afinidades zooló- gicas del grupo entero y su colocación. RELACIONES ZOOLÓGICAS DE LOS PLAGIAULACIDIOS Cuatro principales opiniones distintas se han emitido sobre las' rela- ciones zoológicas de los Plagiaulacidios. La primera, sostenida por los paleontólogos ingleses y franceses (Falconer, Flower, Owen, Lydekker y Lemoine) a quienes al principio se unía el profesor Cope, considera a los Plagiaulacidios como marsupiales más o menos aliados de los can- guros actuales de Australia; Falconer reconocía en el Plagiaulax afini- dades con el género actual Hypsiprvmnus; Lemoine compara el Neopla- giaulax al género existente Bettongia; Owen considera al género ex- tinguido Thylacoleo de las cavernas de Australia como el último repre- sentante de los Plagiaulacidios secundarios; y Lydekker juzga que los Plagiaulacidios son formas poco especializadas del grupo de los marsu- piales diprotodontes. E La segunda opinión, emitida por el paleontólogo norteamericano Marsh, considera a las Plagiaulacidios como un orden distinto de los marsupiales y completamente extinguido, al cual designa con el nombre de Allotheria. 48 La tercera manera de pensar al respecto, sostenida al principio por el profesor Cope y luego abandonada por él, pero a la cual parece incli- narse Osborn, considera a las Plagiaulacidios como marsupiales, pero con caracteres suficientes para formar un suborden distinto de todos los actuales; este grupo, aceptado por Osborn, fué designado por Cope con el nombre de Multituberculata. Á esta conclusión parece llegar también en definitiva el profesor Marsh, pues si bien persiste en con- servar su grupo de los Allotheria, ya no le atribuye el valor de un orden distinto, sino de un suborden. : Por fin, la tercera opinión, la última novedad y la que sin duda ha producido mayor sorpresa, es la que acaba de manifestar el profesor Cope, de que los Plagiaulacidios, más bien que a los marsupiales, deben referirse a la subclase de los monotremos. Voy a examinar estas distintas maneras de apreciar los caracteres de los Plagiaulacidios, empezando por la que los considera como mo- notremos, que, a mi manera de ver, es la más insostenible. He aquí el fundamento principal en que se basa el eminente profe- sor. Los trabajos recientes de Poulston han dado por resultado el des- cubrimiento de la existencia de verdaderos dientes en los ornitorrincos muy jóvenes. Estos dientes, en número de tres en la mandíbula supe- rior y de dos en la inferior.(a lo menos, los observados), presentan la particularidad de ser, los anteriores comprimidos y los posteriores an- chos y con una serie de tubérculos poco numerosos sobre sus dos lados, interno y externo. Las muelas superiores tienen dos cúspides princi- pales sobre el lado interno de la corona y tres o cuatro más pequeñas sobre el costado externo; en las muelas inferiores la disposición es inversa. Esta conformación es parecida a la que presentan los Plagiau- lacidios, especialmente el género Ptilodus, de donde deduce Cope la probabilidad de que éstos sean más bien monotremos que marsupiales. La observación, si bien de importancia, no me parece de mucho peso en este caso, pues en muchos otros mamíferos se han encontrado asi- mismo dientes con series de mamelones longitudinales en la corona, sin que ellos pertenezcan a un mismo grupo, como, por ejemplo, algu- nos artiodáctilos, muchos ratones y algunos elefantes extinguidos. No es dudoso que los antecesores de los monotremos actuales estu- vieran provistos de dientes; y si bien es posible que algunos géneros muy evolucionados de esta clase hayan alcanzado a poseer muelas más o menos complicadas, los primeros monotremos, los espondilocelios, tal como los he definido, debían estar provistos de dientes simplemente cónicos, como en los reptiles (12). (12) AmecHino: Una rápida ojeada a la evolución filogenética de los mamiferos, en el «Boletín del Instituto Geográfico», tomo X, página 167, año 1889. Además, la analogía en la disposición de los tubérculos de los dientes transitorios del ornitorrinco sólo se presenta perceptible comparándola con el Ptilodus, disminuyendo o desapareciendo por completo en los otros géneros. El estudio de los distintos representantes de este grupo, demuestra con evidencia que la complicación de las muelas es un ca- rácter adquirido, a partir de la forma simplemente bilobada y más o menos cuatritubercular, forma que, a pesar de su simplicidad relativa, se encuentra ya sumamente distante de la forma cónica y reptiloide que tuvieron en los primeros mamíferos. Agréguese a lo expuesto que la pretendida afinidad con los mono- tremos se funda únicamente en la interpretación de analogía de un solo carácter transitorio en la especie observada, mientras que la opi- nión de que son marsupiales reposa en un conjunto de caracteres cuya importancia no ha sido desconocida por nadie, y que hoy, por el con- trario, es reforzada con los aún más decisivos que proporcionan los géneros argentinos, por lo cual no extrañará que niegue toda proba- bilidad de parentesco con la subclase de los ornitodelfos. La opinión de Marsh de que los Plagiaulacidios constituyen un orden independiente de los marsupiales, no ha tenido aceptación favorable, por cuanto no ha podido definir dicho orden por medio de caracteres que permitan distinguirlo de los marsupiales, por lo cual puede decirse que de por sí queda fuera de toda discusión. Mejor acogida ha merecido la manera cómo Cope planteó al principio la cuestión, considerándolos como un suborden de marsupiales distinto de los actuales, al cual designó con el nombre de multituberculata, que desgraciadamente tampoco podrá conservarse, pues si era muy apro- piado para designar a los géneros europeos y norteamericanos, con muelas multituberculares, no es de ningún modo aplicable a los gé- neros argentinos, que constituyen un número nada despreciable. Quienes admiten la naturaleza marsupial de los Plagiaulacidios, pero como grupo independiente de todos los marsupiales actuales, son, sobre todo, los paleontólogos norteamericanos, pues con diferencia de detalles, puede decirse que están acordes al respecto tanto Cope como Osborn y Marsh. Entre los argumentos que aducen para separarlos de los marsupiales existentes, sólo encuentro uno de verdadera importancia, que por sí solo no me parece suficientemente decisivo, pero que sin embargo ne- cesita una aclaración. Observa Osborn que el más notable parecido entre los Plagiaulacidios y los marsupiales diprotodontes existentes y extinguidos de Australia, consiste en el gran desarrollo o hipertrofia de un par de incisivos arriba y otro abajo; pero, agrega, esos dientes no son homólogos, pues el in- cisivo hipertrofiado de los marsupiales australianos es constantemente AMEGHINO — V. X 4 50 el del medio, mientras que en los Plagiaulacidios, a juzgar por el gé- nero Allodon, parece ser el segundo; y según esto, no existiría entonces relación de parentesco entre ambos grupos. Esta observación no me parece tan concluyente como lo supone el mencionado autor. Observaré primeramente que en los marsupiales di- protodontes de Australia, la hipertrofia de un par de incisivos superio- res no es un carácter constante e invariable, pues muchos macrópodos los tienen relativamente pequeños; y en varias especies, los incisivos superiores primero y tercero presentan un desarrollo casi igual, mien- tras que el intermedio o segundo es de tamaño bastante menor; y en el Tarsipes, reconocido por todos como un diprotodonte, los incisivos superiores son en número variable de dos o tres en cada lado y comple- tamente rudimentarios. Por otra parte, aunque las observaciones sobre los incisivos superiores de los Plagiaulacidios son todavía muy incom- pletas, bastan ya, sin embargo, para demostrar que en el mayor número de casos la hipertrofia no es tampoco comparable a la que han experi- mentado los incisivos inferiores. Además de lo expuesto, hay poderosas razones para juzgar que el tipo antecesor de los Plagiaulacidios y los diprotodontes australianos no tuvo tres incisivos superiores en cada lado, sino cinco, como el género Perameles actual, que, aunque por la dentadura es colocado por los naturalistas entre los poliprotodontes, por la conformación de los miembros se presenta como siendo igualmente muy próximo de los di- protodontes. Luego es claro que el incisivo segundo superior hipertro- fiado de Allodon puede ser muy bien el homólogo del diente interno de los diprotodontes existentes, mientras que el diente interno atrofiado del mismo género puede ser el homólogo de uno de los dos dientes inter-. nos de Perameles, que han desaparecido en los diprotodontes austra- ltanos. Pero de cualquier manera, bastan también los diprotodontes actuales de Australia para demostrar que al constituirse el grupo ya se había hipertrofiado completamente el par de incisivos inferiores, cuando to- dos los incisivos superiores conservaban todavía, más o menos, el mismo tamaño. Dedúcese de esto que la hipertrofia de los incisivos superiores se manifestó en distintos géneros por separado, como una exigencia fisiológica impuesta por el desarrollo de los dientes inferiores para servirles de compensación y nada habría de extraño que en esas con- diciones hubiera afectado a distintos dientes. El verdadero carácter distintivo más visible y absolutamente cons- tante, común a los Plagiaulacidios y a los diprotodontes existentes, es la hipertrofia del incisivo inferior interno de cada lado; y lo que sería preciso demostrar para invalidar los argumentos que prueban el pa- rentesco de unos y otros, es la no homología de ese diente de los Pla- rs 51 giaulacidios con el correspondiente de los diprotodontes; pero me pa- rece que eso no ha de suceder. El segundo argumento que se ha aducido para negar el parentesco de los Plagiaulacidios con los marsupiales australianos diprotodontes. es la forma distinta de las muelas, cuadrangular o cuatritubercular en estos últimos y con filas longitudinales de tubérculos en aquéllos; el descubrimiento de los géneros argentinos anula esta diferencia en lo que tenía de general, destruyendo de consiguiente el argumento. Se ha querido también sacar gran partido de la diferencia en el nú- mero de muelas verdaderas de la mandíbula inferior, que es de cuatro en los diprotodontes actuales y de sólo dos en los Plagiaulacidios de Europa y Norte América; pero los géneros argentinos con tres muelas inferiores también disminuyen esta diferencia, además que, entre los mismos diprotodontes de la familia de los falangístidos no es raro el púmero de tres muelas inferiores (Pseudochirus, Acrobates) y aun a veces de sólo dos, como en los Plagiaulacidios típicos (Thylacoleo). Sí ninguno de los argumentos mencionados basta para separar a los Plagiaulacidios como un grupo superior completamente aislado, puede mencionarse, en cambio, una cantidad de caracteres que prueban de una manera evidente que se trata, en efecto, de marsupiales diproto- dontes estrechamente aliados a los de Australia. Los más notables de esos caracteres, dejando de lado los de menor importancia y sin tomar en consideración sino los que proporciona el aparato dentario y la mandíbula inferior, son los que siguen: 1% La forma general de la mandíbula, que es de aspecto rodentiforme en su parte anterior en todos los Plagiaulacidios y en todos los dipro- todontes. 2” La hipertrofia del incisivo inferior interno en todos los Plagiaula- cidios y todos los diprotodontes. 3 La inflexión del ángulo mandibular de la mandíbula inferior de los Plagiaulacidios con el mismo carácter que se presenta en todos los marsupiales. 40 La fosa masetérica poco profunda y sin perforación del Plagiaulax, como en los falangístidos australianos, o la fosa masetérica profunda- mente excavada y con una perforación, aunque pequeña, de los Plagiau- lacidios argentinos, como en los canguros de Australia. 5 El cóndilo mandibular del Plagiaulax colocado más abajo del nivel de la serie dentaria, que es un carácter que sólo se observa en algunos falangístidos australianos. 6” El gran desarrollo del cuarto premolar inferior, que en la casi totalidad de los Plagiaulacidios, sobrepasa en tamaño al verdadero mo- lar que sigue, que es lo mismo que sucede en la mayor parte de los diprotodontes australianos. 52 7% La forma elevada, cortante y cubierta de surcos y aristas oblicuo- perpendiculares que presenta dicho diente en la mayor parte de los Plagiaulacidios, que es una conformación que entre los mamíferos sólo se observa con frecuencia entre los marsupiales diprotodontes (Hypsi- prymnus, Thylacoleo, etc.) 8 La forma simple, unirradiculada, de corona pequeña, baja y roma de los dos primeros premolares inferiores de los Plagiaulacidios argen- tinos, igual a la de los mismos dientes de algunos falangístidos austra- lianos (Dromicia, Pseudochirus, Acrobates, etc.) ; 9 La forma y disposición de las muelas inferiores de los Plagiaula- cidios argentinos construídas sobre el mismo tipo general que las de varios géneros de falangístidos y canguros australianos (Phalangista, Petaurus, Hypsiprymnus, etc.) 10. La disposición en serie continua, sin barra, de la dentadura infe- rior de los géneros argentinos, como en varios falangístidos y de un modo especial en los dos primeros géneros mencionados. 11. La forma cuatricuspidada de las muelas superiores de los Plagiau- lacidios argentinos, casi idéntica a la de los falangístidos de Australia. 12. La relación de tamaño de los verdaderos molares superiores e inferiores de los Plagiaulacidios argentinos, que disminuyen gradual- mente de tamaño del primero al último, como sucede con los del Hypsi- prymnus, sus aliados y la mayor parte de los falangístidos. 13. La presencia en varios géneros argentinos de un diente pequeño de la misma forma que el primer premolar, considerado como un ca- nino, que sólo tiene su homólogo en varios falangístidos. 14. Mencionaré, por último, el carácter de poseer sólo dos o tres mue- las inferiores, propio de todos los Plagiaulacidios conocidos, número que entre los marsupiales australianos sólo se encuentra en algunos gé- neros de falangístidos, lo que demuestra que de los diprotodontes exis- tentes, éstos son los más próximos de los Plagiaulacidios. Debo recordar también que Lemoine ha encontrado huesos del tarso, . que demostrarían que el Neoplagiaulax era sindáctilo como el Hypsi- prymnus. La relación de los Plagiaulacidios argentinos con los falangístidos de Australia, es de todos modos tan próxima, que si las mandíbulas de los géneros Acdestis, Dipilus y Epanorthus, en vez de proceder de la República Argentina hubieran sido descubiertas en Australia, no habría habido a buen seguro ningún naturalista que hubiese titubeado un solo instante para atribuirlos a marsupiales diprotodontes extinguidos de la familia de los Phalangistidae. Los Plagiaulacidios son, pues, realmente marsupiales, estrechamente aliados a los diprotodontes actuales, con los cuales no deben formar más que un solo gran grupo, aunque de un valor superior al de un 53 simple orden, cuyo grupo debe conservar su nombre bien expresivo de Diprotodonta por la hipertrofia del par de incisivos inferiores, ca- rácter constante e invariable de todos sus representantes, tanto actuales como extinguidos. DISPOSICIÓN SISTEMÁTICA Los distintos grupos secundarios de la tribu de los Diprotodonta y los géneros que constituyen los grupos extinguidos, pueden provisoria- mente ser dispuestos en el siguiente orden sistemático, que sin duda podrá ser mejorado una vez que se tenga un mayor conocimiento de los caracteres de sus distintos representantes y particularmente de los que se encuentran en estado fósil, con el descubrimiento probable de nuevas formas extinguidas. DIPROTODONTA - Representantes de la tribu de los Alloidea, caracterizados por la pre- sencia de huesos marsupiales, los dedos segundo y tercero del pie siempre más o menos sindáctilos, un par de incisivos inferiores muy desarrollados, generalmente también un par de incisivos superiores muy grandes acompañados de dos pares más pequeños y caninos por lo general ausentes o muy pequeños. I.—Un solo par de incisivos superiores, de base abierta y escalpri- formes. A.-—— Un par de premolares pequeños y cuatro pares de molares bilo- bados, todos de base abierta. Caninos ausentes. Fosa masetérica pro- funda y perforada. Cóndilo mandibular convexo y separado de la apófi- sis coronoides por una escotadura. Húmero con agujero epitrocleano. Los cuatro miembros casi iguales. Cinco dedos en cada pie. Dedos se- gundo, tercero y cuarto del pie posterior bien desarrollados y en parte sindáctilos: Phascolomyide (13). II. —Dos o más pares de incisivos superiores. Molares y premolares siempre radiculados. 2) A. — Muelas =. incisivos = No más de > p. a) Caninos E: premolares - . muelas bilofodontes. Cóndilo mandi- bular convexo y separado de la apófisis coronoides por una escotadura. Fosa masetérica poco pronunciada y sin perforación. Los cuatro miem- bros casi iguales: Diprotodontide (14). (13) Comprende los géneros Phascolomys y Phascolomies. (14) Con los géneros Diprotodon y Nototherium. 2 b) Caninos ESO A , premolares 2? segundo premolar caedizo. Cón- 0 dilo mandibular plano y no separado por escotadura de la apófisis co- ronoides. Fosa masetérica profunda y perforada. Los cuatro miembros desiguales, los anteriores pequeños y los posteriores muy grandes. aa) Las cuatro muelas superiores son de tamaño casi igual pero la última es más grande y todas son bilofodontes. Los incisivos tienen la corona sobre un mismo plano: Macropodide (15). bb) El tamaño de las muelas superiores disminuye de la primera a la última. Todas las muelas son cuatricuspidadas. Incisivo interno supe- rior más largo que los externos. Premolar cuarto más grande que el molar siguiente, comprimido y cortante: Hypsiprymnide (16). B. — Muelas de - a : . Incisivos =: Canino superior siempre pre- sente. Los cuatro miembros casi iguales. Dedos segundo y tercero del pie muy delgados y reunidos. a) Incisivo superior interno muy desarrollado. Cóndilo mandibular convexo y no separado por escotadura de la apófisis coronoides. Fosa masetérica de la mandíbula poco acentuada y sin perforación. 2. aa) Premolares Sd Cuarto premolar más pequeño que el molar si- guiente. Orbitas abiertas: Phalangistide (17). bb) Premolares- . Cuarto premolar mucho más grande que el mo- lar siguiente. Orbitas cerradas: Thylacoleontide (18). AE 4 ; ñ ] 3 b) Todos los incisivos superiores rudimentarios. Muelas es ) rudimentarias, pequeñas y simples. Ramas mandibulares estiliformes, sin rama ascendente: Tarsipide (19). C. — Tres muelas inferiores y cuatro premolares. Muelas superiores e inferiores cuatricuspidadas. Mandíbula con la fosa masetérica pro- funda y con una pequeña perforación. Una rama externa del canal al- veolar que se abre en la base de la rama ascendente detrás de la última muela. Canino inferior rudimentario. a) Premolar cuarto inferior mucho más grande que el primer ver- dadero molar, rayado y cortante: Abderitide. ; 1. Un incisivo inferior externo rudimentario. Los tres primeros pre- molares muy pequeños: Abderites Ameghino. hb) Premolar cuarto inferior liso y un poco más grande que el verda- dero molar siguiente: Epanorthide. (15) Con los géneros Macropus, Halmaturus, Onychogale, Lagorchestes, Heteropus, Den- drolagus, Phascolagus, Protemnodon, Sthenurus, Procoptodon, Palorchestes. (16) Comprende los géneros Hypsiprymnus, Aepyprymnus, Bettongia y Potorous. (17) Comprende los géneros Phascolarctus, Phalangista, Ceonyx, Pseudochirus, Dromicia, Petaurus, Petaurista, Acrobata. (18) Comprende sólo el género Tlhvlacoleo. (19) Sólo comprende el género Tarsipes. AS SN SAA [91] 1913 1. Tercer premolar inferior estiliforme. Incisivo externo inferior, pre- sente y rudimentario: Acdestis Ameghino. 2. Tercer premolar inferior estiliforme. Incisivo externo inferior, au- sente: Dipilus Ameghino. 3. Tercer premolar inferior bien desarrollado y birradiculado. Incisivo inferior externo rudimentario, presente: Epanorthus Ameghino. 4. Verdaderos molares inferiores con un gran reborde basal de es- malte sobre el lado externo: Pichipilus Ameghino. 5. El gran incisivo principal inferior trisulcado longitudinalmente: Tidaeus Ameghino. D.— Con no más de dos muelas inferiores. Molares de corona multi- tubercular. Premolares en número variable. Caninos inferiores siempre ausentes. Un solo incisivo inferior de cada lado. a) Muelas superiores e inferiores con la corona provista de dos filas longitudinales de tubérculos separadas por un surco. Premolares más o menos comprimidos y cortantes: Plagiaulacide. 1. Cuatro premolares inferiores con profundos surcos oblicuos trans- versales en la corona: Plioprion Cope. 2. Cuatro premolares inferiores sin surcos oblicuos transversales en la corona: Ctenacodon Marsh. 3. Tres premolares inferiores con la corona surcada por rayas trans- versales oblicuas. Dos incisivos superiores en cada lado: Plagiaulax Falconer. 4. Tres incisivos superiores; tres premolares y cuatro molares supe- riores: Allodon Marsh. 5. Cúspides de las muelas poco numerosas y no muy acentuadas: Microlestes Plieninger. b) Premolares superiores tuberculares. Muelas superiores cuadran- gulares y con tres filas longitudinales de tubérculos: Tritylodontide. 1. Dos incisivos superiores, el interno muy grande y el externo muy pequeño. Dos premolares superiores y cuatro verdaderos molares. Las muelas superiores con 2 a 4 tubérculos cónicos en cada fila: Tritylodon Owen. 2. Muelas con tres filas de tubérculos de dos tubérculos cada fila, los tubérculos afectando una forma semilunar: Stereognathus Char- lesworth. 3. Muelas con tres filas de tubérculos, cada fila con cuatro tubérculos; los tubérculos tienden a tomar una forma semilunar: Meniscoessus Cope (20). (20) La colocación de los géneros Stereognaihus y Meniscoessus no puede ser sino pro- visoria, pues son muy imperfectamente conocidos. 56 c) Muelas superiores muy alargadas y con tres filas longitudinales más o menos completas de numerosos tubérculos cónicos y pequeños. . Premolares inferiores en número variable. Premolar cuarto inferior muy grande y de corona cortante. Verdaderos molares inferiores con dos filas longitudinales de tubérculos cónicos pequeños: Neoplagiaulacide. 1. Un solo premolar inferior muy grande y rayado en dirección oblicuo- perpendicular: Neoplagiaulax Lemoine. 2. Un solo? premolar inferior muy grande pero liso, sin rayas per- pendiculares: Liotomus Cope. 3. Dos premolares inferiores, el tercero rudimentario y el cuarto muy grande y rayado en dirección oblicuoperpendicular: Ptilodus Cope. 4. Tres premolares superiores y dos verdaderos molares? Los verda- deros molares con dos filas longitudinales de tubérculos, bien desarrolla- das y una fila incompleta o rudimentaria, colocada sobre el lado externo en el primer molar y sobre el interno en el segundo: Chirox Cope. d) Molares superiores con tres filas longitudinales de tubérculos y molares inferiores con sólo dos, sin estar separadas las filas por surcos profundos. Los tubérculos son anchos y planos, como aplastados perpen- dicularmente. Incisivos muy grandes, rodentiforme y de crecimiento continuo. Premolares superiores ausentes: Polymastodontide. 1. Un solo premolar inferior, más pequeño y más simple que el mo- lar que sigue: Polymastodon Cope. E. —Con no más de dos muelas superiores, de forma multilaminar y de superficie masticatoria ancha: Macropristide. a) Superficie masticatoria de la corona de las muelas cruzada por aristas transversales, elevadas y cortantes. Talla considerable, no infe- rior a la de un tapir: Macropristis Ameghino. En este cuadro no figuran los Microbiotheride, pues si bien es indu- dable que son muy próximos aliados de los Plagiaulacidios argentinos, todavía me son muy poco conocidos; creo que el gran diente inferior que precede a los premolares es un verdadero canino precedido a su vez por incisivos, de modo que serían verdaderos poliprotodontes, quizá el verdadero tronco antecesor de los diprotodontes y poliprotodontes existentes. RELACIONES FILOGÉNICAS Los actuales conocimientos sobre los diprotodontes aún no son sufi- cientes para restaurar sus líneas de descendencia de una manera com- pleta v detallada: los géneros fósiles de América, Europa y Africa, sólo son conocidos de una manera muy imperfecta y la mayor parte de los pocos géneros determinados hasta ahora, representan formas aisla- das muy diferentes unas de otras; en cuanto a los de Australia, las 57 formas fósiles procedentes de allí que son conocidas, no parecen re- montar más allá de la época cuaternaria. Valiéndome, sin embargo de los procedimientos que he explicado en mi Filogenia, aplicados en parte a diversos grupos en mi reciente obra intitulada: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, puedo disponer las formas conocidas en series filogénicas, cuya relación de unas con respecto a las otras, abstracción hecha de los numerosos tipos intermedios que aún faltan, no puede alejarse mucho de la verdadera. Ya se ha visto anteriormente que el carácter distintivo más culmi- nante de todo el grupo es el diprotodontismo de la mandíbula inferior y como él es debido a la hipertrofia del par de incisivos inferiores in- ternos, es claro que es un carácter adquirido que empezó a desarrollarse acentuándose cada vez más a partir del primer antecesor de todo el grupo. La hipertrofia de un par de incisivos superiores correspondientes a los inferiores ha sido un carácter de aparición posterior, que se mani- festó por separado en distintos géneros, sin que haya alcanzado el des- arrollo que presenta en la mandíbula inferior y hasta puede decirse que no ha llegado todavía a manifestarse en ciertos géneros o ha quedado en estado incipiente, como lo prueban respectivamente los géneros Tarsipes y Macropus. La hipertrofia de los dientes inferiores fué pro- ducida por el uso, mientras que la de los superiores parece ser el sim- ple resultado de una tendencia a tomar la misma forma que existe en los órganos análogos u homólogos, siempre que el desempeño de de- terminadas funciones incompatibles con la forma o disposición del ór- gano opuesto no se lo impidan. El otro carácter culminante que es común a todos los diprotodontes existentes, es el sindactilismo de los miembros posteriores, que consiste en la reducción del tamaño de los dedos tercero y cuarto y en su unión por un solo tegumento, presentando el aspecto externo de un solo dedo provisto de dos uñas. Según las analogías, se estaría autorizados para atribuir este carácte” a los Plagiaulacidios o diprotodontes extinguidos; pero Lemoine ha publicado piezas que (si no ha errado en su interpretación, lo que no es dado suponer) probarían que el sindactilismo de los Plagiaulacidios no sería ya una simple suposición, puesto que el Neoplagiaulax lo ha- bría poseído en el mismo grado que el Hypsiprymnus actual, con el cual el autor lo pone en paralelo. Pero hay otras razones fundamentales para atribuir el sindactilismo a todos los diprotodontes extinguidos, sin excepción. El actual género Perameles, que es un marsupial poliprotodonte, es sindáctilo de la misma manera que los canguros. Este carácter es tan especial y se desvía de tal manera de la conformación típica del pie de 58 todos los mamíferos, que no hay razón alguna para suponer (ni tam- poco es admisible) que se haya manifestado por separado en grupos distintos; es más que probable, por no decir seguro, que todos los que lo presentan lo han heredado de una manera más o menos acentuada de un antecesor común, pues basta que se transmita la tendencia a la variación de un carácter en determinada dirección, para que éste pueda evolucionar después por separado hasta los últimos límites de la es- pecialización. De esto se deduce con la mayor claridad que, siendo el Perameles sindáctilo pero no diprotodonte, el sindactilismo ha precedido en su aparición al diprotodontismo. Un tercer carácter muy general en los diprotodontes, aunque no de una constancia absoluta, como los dos precedentemente examinados, es la forma comprimida, cortante y rayada en dirección oblicuoperpendicu- lar que presenta el cuarto premolar. Esta conformación particular está siempre acompañada por una hipertrofia más o menos grande de dicho diente seguida de una atrofia correspondiente de los demás premolares y a veces de las muelas; dedúcese de esto que tal conformación. es también un carácter adquirido, que no existió en los primeros represen- tantes de este grupo, como lo prueban los géneros Acdestis, Epanorthus y Dipilus. Pero como en los mencionados géneros, si bien el premolar cuarto no es rayado, presenta un tamaño mayor que el molar que sigue, existiendo entre ambos dientes en ciertos géneros (Acdestis) una con- siderable diferencia de tamaño, se deduce que la hipertrofia del pre- molar empezó antes que su acanalamiento. La comparación de los géneros Epanorthus, Acdestis, Abderites, Pti- lodus y Neoplagiaulax, pone de manifiesto cómo se ha producido esa conformación tan singular. En el Epanorthus conócese que el premolar cuarto fué un diente bilobado de la misma forma que el molar siguien- te, en el cual se comprimió hacia adelante el lóbulo anterior, alargándose hasta concluir en punta y comprimiéndose un poco hacia arriba; en el Acdestis, el lóbulo anterior adquiere un mayor volumen, aumenta su compresión lateral y se hace cortante hacia arriba sin que se modifi- que todavía en nada la forma del lóbulo posterior; en el Abderites el tamaño del lóbulo anterior vuelve a aumentar de una manera conside- rable, extendiéndose la hipertrofia a la parte anterior del lóbulo poste- rior, que se une al anterior para no formar ya más que una especie de lámina semiovalada y comprimida hacia arriba, sobre cuyas paredes laterales aparecen las rayas oblicuoperpendiculares ya tantas veces mencionadas, que sólo se extienden ahí sobre la parte más anterior de la región hipertrofiada del diente, mientras que hacia atrás de la parte hipertrofiada se ve la mitad posterior del lóbulo segundo que todavía no se ha modificado y constituye ahora una especie de talón o callo basal; en el Ptilodus, el tamaño ha vuelto a aumentar, no quedando ya . 59 casi vestigio apreciable del lóbulo posterior, al mismo tiempo que las rayas han invadido la mayor parte de las paredes laterales del diente, no quedando lisa sino la región más posterior; en el Neoplagiaulax, por fin, la evolución en esa dirección alcanza su último límite, las ra- yas se extienden desde uno a otro extremo del diente y desaparece todo vestigio del callo basal posterior. La disposición de las rayas, sin embargo, no siempre es igual a la que presentan en los géneros mencionados; las rayas de los premolares del Plioprion y el Plagiaulax están dispuestas de muy distinta manera que en el Abderites y el Ptilodus; el Cienacodon apenas muestra vesti- gios de dentelladura sobre el borde cortante, cuyo carácter se acentúa más en el Liotomus. Las rayas del premolar del Hypsiprymnus están dispuestas también de una manera muy distinta; y en el Thylacoleo no alcanzan hasta el borde superior de la corona, que permanece liso, for- mando contraste con el mismo diente del Liotomus y el Ctenacodon. Estas diferencias en la disposición de las rayas prueban que ellas no siempre son homólogas, de donde se deduce que se han presentado por separado en distintos grupos de diprotodontes, siendo sin duda el re- sultado de un modo de movimiento en el sistema de masticación, ori- ginado por el diprotodontismo y la hipertrofia del premolar cuarto. El profesor Cope, que con tanta sagacidad ha expuesto las causas mecá- nicas que han producido las formas de muelas que son propias de los roedores y los carnívoros, nos explicará sin duda con igual facilidad y sencillez las que han dado origen en los diprotodontes a la forma cor- tante y rayada del premolar cuarto. En cuanto a la forma de las muelas es opinión general, no discutida por los paleontólogos, que en los primeros mamíferos todos los dientes tenían la forma de simples columnas puntiagudas o cónicas. Todos los distintos tipos de dientes que presentan los mamíferos resultan de una complicación de esos mismos dientes primitivos simplemente cónicos, ora por la unión de dos o más dientes simples primitivos en uno solo, ora por la subdivisión y complicación sucesiva de la corona de esos mismos dientes. Aplicando estos principios a los diprotodontes es fácil reconocer que los Plagiaulacidios argentinos con muelas simplemente cuatrituberculares, representan un tipo más primitivo que los Plagiaula- cidios europeos y norteamericanos con muelas armadas de filas longi- tudinales de tubérculos, y entre éstos, los que tienen muelas con tres filas de mamelones son formas más evolucionadas que aquellas que sólo muestran dos filas. : Cuando se considera a los dientes desde el punto de vista de su mayor o menor número, es un hecho ya suficientemente demostrado que él no ha aumentado en ninguna serie de mamíferos, sino que, por el contrario, ha ido en diminución constante de una manera más o menos acelerada 60 siguiendo la evolución de los distintos tipos. Los diprotodontes aus- tralianos con sus cuatro muelas verdaderas representan, pues, un tipo más primitivo que los argentinos, que sólo tienen tres; pero éstos son de un aspecto más primitivo y arcaico que aquéllos por presentar un mayor número de premolares y por la presencia de caninos e incisivos inferiores externos, mientras que los géneros de Europa y Norte Amé- rica, con sus dos únicas muelas inferiores y la mayor complicación de . sus coronas, representan tipos de una evolución mucho más avanzada. Aplicando estos principios a la determinación de las líneas de des- cendencia de los distintos grupos, se tiene que los Macropodide con sus premolares caedizos y la ausencia de caninos superiores descienden probablemente de los Hypsiprymnide que presentan esos órganos de una manera constante y permanente. Los Phalangistidae, por su mayor número de premolares, su sindactilismo menos pronunciado y la menor diferencia de tamaño entre los miembros anteriores y posteriores, son evidentemente antecesores de los Hvpsiprymnide y probablemente tam- bién el tronco de origen de la familia extinguida de los Diprotodontide, asimismo australiana. En cuanto al Thylacoleo basta compararlo con el Phascolarctos para que no se pueda dudar un instante que representa una forma sumamente especializada, derivada de los Phalangistide. Los Phascolomyide, que constituyen otro grupo de una especialización extrema, poseen un sindactilismo mucho menos pronunciado y de otro tipo que el de los citados grupos, de los cuales no pueden pretender a ninguno por antecesor; su separación del tronco común debe remon- tar mucho más lejos, hasta .antecesores en los cuales el sindactilismo empezaba apenas a manifestarse. Con excepción del Macropristis, todos los géneros argentinos son muy aliados entre sí y forman una cadena ininterrumpida que se continúa por algunos géneros europeos y norteamericanos. El más primitivo de estos géneros es el Epanorthus; de él desciende el Acdestis, en el cual empieza a desarrollarse la hipertrofia del premolar cuarto y la atrofia del tercero. El Dipilus es un Acdestis en el cual ha desapare- cido el pequeño incisivo externo inferior. El Abderites es un descen- diente del Acdestis, en el cual se ha hipertrofiado y rayado el premolar cuarto y completado la atrofia del tercero. La serie se continúa por el Ptilodus de Norte América, en el cual han desaparecido el incisivo infe- rior externo, el canino, los dos primeros premolares y el último ver- dadero molar, complicándose los restantes. Sin duda, entre el Abderites y el Ptilodus deben haber existido algunos tipos intermedios que todavía no conocemos. El Neoplagiaulax es un Ptilodus en el cual ha desapare- cido por completo el pequeño premolar tercero rudimentario. El Plagiaulax, el Plioprion y el Ctenacodon forman parte de otra se- rie distinta más o menos paralela, pues no es posible comparar los pre- 61 molares birradiculados de esos géneros, bien desarrollados y ya en parte invadidos por las mismas rayas transversales que el premolar cuarto, con los premolares unirradiculados, pequeños, casi atrofiados, del Abde- rites y del Acdestis, que disminuyeron de tamaño y se simplificaron an- tes que se manifestara en ellos la tendencia a las rayaduras transversa- les; además, en ambas series la complicación se ha efectuado sobre un plan bien distinto. Esta línea empieza probablemente con el antiquí- simo género Microlestes, del cual quizá desciende el Allodon, que pa- rece ser un antecesor del Ctenacodon, que probablemente también tuvo tres incisivos superiores; complicándose sus premolares se convirtió en el género Plioprion, que perdiendo luego el primer premolar se trans- formó en Plagiaulax (Bolodon2), que por un lado y aparantemente pa- rece poner fin a la serie, pero que sin duda se prolongó hasta una época más moderna, pues el género Macropristis del cretáceo superior de la República Argentina, por la forma de sus muelas de aspecto multilaminar y con elevadas crestas transversales, parece representar el último lí- mite de la evolución en la mencicnada serie. Otra rama lateral de. la misma serie es constituída por los Tritylodontide, con sus muelas arma- das de tres filas de tubérculos, que deben ser por fuerza descend:entes de formas con muelas provistas únicamente de dos filas de tubérculos. Esta rama secundaria se desprendió del Allodon o de algún género de caracteres parecidos. Los Polymastodontide, con su triple línea de tubérculos muy bajos y planos, el gran desarrollo de sus muelas, la atro- fia casi completa de los premolares y el enorme tamaño adquirido por sus incisivos, representan la prolongación de la línea de especialización de los Tritylodontide, por más que la diferencia entre el Tritylodon y el Polymastodon es tan grande, que supone entre ambos un no desprecia- ble número de formas extinguidas. El Liotomus, el Chirox, el Meniscoessus y el Stereognathus, son cono- cidos de un modo muy imperfecto para que sea posible asignarles un puesto definido en estas líneas. Es natural que todos esos géneros que parecen distinguirse por no tener más que dos verdaderos molares inferiores descienden de una forma anterior con tres verdaderos molares, como en los Epanorthide. Es imposible que se encontrara en este caso el antiguo género Micro- lestes, pero de todos modos sería un descendiente de los Epanorthide, puesto que sus muelas, en vez de cuatricuspidadas ya eran multicuspi- dadas, aunque de una manera mucho menos acentuada que en los géneros jurásicos. Pero los Epanorthide con sólo tres muelas inferiores, tuvieron sin duda por ascendientes a diprotodontes con cuatro verdaderos molares inferiores, de los cuales descendieron igualmente los diprotodontes aus- tralianos con excepción de los Phascolomyide y cuyo cuarto premolar no 62 debía haber experimentado todavía cambio de forma y presentaba, de consiguiente, un aspecto parecido al del verdadero molar siguiente; este antiquísimo antecesor, que también poseía caninos e incisivos late- rales en la mandíbula inferior, para el que acepto el nombre de Trito- modon (21) propuesto por Cope, ya debía ser decididamente sindáctilo, puesto que ha transmitido esa conformación a todos sus descendientes. por lo que no es posible incluir entre éstos al Phascolomys, en el cual la diminución de tamaño de los dedos segundo y tercero y el aumento del cuarto está apenas en su primer esbozo. El Tritomodon y el Phascolomys sólo pueden descender de un ante- cesor común en el cual el sindactilismo era muy poco pronunciado y en el que por primera vez se manifestó el diprotodontismo de la man- cíbula inferior; a este antecesor teórico lo designaré provisoriamente con el nombre de Eodiprotodon. El Phascolomys sólo puede ligarse a él por una larga serie de formas extinguidas. El Eodiprotodon recibió la tendencia al sindactilismo de otro antecesor aún más lejano, en el cual el mencionado carácter se manifestó por primera vez y que lo transmitió por otra línea colateral al Perameles, en el cual alcanzó luego por separado el mismo desarrollo que en los canguros. En este antecesor, al cual designo provisoriamente con el nombre de Eosyndactylus, aún no se había manifestado ninguna tendencia al di- protodontismo; tenía por lo menos tres incisivos inferiores, en cada lado, más o menos del mismo tamaño todos, seguidos de un canino, cuatro premolares y cuatro verdaderos molares más o menos cuatri- cuspidados. El Eosyndactylus tuvo a su vez por antecesores a marsupiales nc sindáctilos y poliprotodontes, con cinco incisivos superiores y cuatro (21) Este nombre fué propuesto por Cope cuando todavía no creía en la posibilidad de que los Plagiaulacidios fueran monotremos, pero atribuyéndole caracteres y conexiones dis- tintas de las que pongo de relieve. Por una parte, Cope sólo pone en paralelo con los Pla- giaulacidios a los Macropodidae (incluso el Hypsiprymnus) y el Thylacoleo, a los cuales supone un antecesor común con aquéllos, que es el que designó con el nombre de Tritomodo», dejando de lado a todos los demás diprotodontes australianos, cuyo origen único no me parece pueda ser puesto en duda. Por otra parte, los caracteres que atribuye al Tritomodon: tres verdaderos molares y el cuarto premolar de la misma forma que el primer verdadero molar, no son los mismos que le asigno arriba, de cuatro muelas inferiores. Esto depende de que Cope no considera al diente único que en los Diprotodontes actuales es precedido por otro de leche como el último premolar, sino como el penúltimo, de donde resultaría que e' gran diente rayado de los Plagiaulacidios no sería el homólogo del premolar rayado de los Macropodidae, porque en éstos dicho diente correspondería al tercer premolar y en aquéllos al cuarto. Tal suposición no me parece admisible; pero no siendo este lugar a propósito para entrar en una discusión detallada, tanto más cuanto que Cope, al examinar recientemente los notables trabajos publicados al respecto por Oldfield Thomas, insiste en su opinión, debo manifestar que si él tuviera razón, su tipo teórico: el Tritomodon, se encontraría realizado en el género Epanortims, y particularmente en algunas de las especies en las cuales casi no se observa diferencia notable entre el cuarto premolar y el verdadero molar que sigue. 63 inferiores en cada lado, como en los didélfidos actuales. Estos anti- quísimos antecesores eran, más o menos, cercanos o aliados de los extinguidos géneros mesozoicos Triconodon y Phascolotherium. Esta restauración filogénica puede expresarse gráficamente en la forma que indica el siguiente diagrama: Marsupiales poliprotodontes CAMADA 2d => => 7 Peramelida | Bodiprotodon lritomodon Phas olomy ida Phalangistidi Macropodide Mypsiprymnida] Phalangistide -= == E ¿y z Z = = mn E = "e = = = = Alodon? Acdestis inla AT Phalangistida Microlestes Diprotodontide Tritylodon Plagiaulax Neoplagiaulax (tenacodon ilodus Abderites CATA AAA il Dipilus Macropristis / Polymastodon CERA | CRA MEE TA METIA Plioprion Ptilodus 64 RELACIONES GEOLÓGICAS Y GEOGRÁFICAS La distribución de los diprotodontes en el tiempo y en el espacio se abarcará con facilidad de una mirada en el cuadro adjunto. No hay objeto en incluir los nombres de los numerosos géneros australianos actuales y cuaternarios, de modo que sólo se encuentran indicadas las familias a que ellos pertenecen. | R. ARGENTINA AUSTRALIA EUROPA AFRICA | NORTE AMÉRICA | | ¡ Macropodide | | | Aypsiprymnide | | Actual. 200 ' Phascolomyide | | | | Phalangistidee | | | Tarsipidae | | A A a E e AN Macropodide | Hypsiprymnide | Cuat ; Phascolomyide | Da Diprotodontide | Phalangistide Thylacoleontide | Plioceno | A _—— = y — 7 Mioceno | Oligoceno Eoceno | | superior | | >. TEA Ll l | '¡Neoplagiaulax Neoplagiaulax Abderites Liotomus Ptilodus Acdestiís Eoceno | Chirox Dipilus inferior | 'Polymastodon | Epanorthus Pichipilus Tídeus Cretáceo Meniscoessus | Macropristis Juesal 'Plioprion Ctenacodon PASES E ¡Plagiaulax = Allodon SAPenior | ¡Bolodon? Jurásico | A HOE ¡Stereognathus | | | ' Triásico | Microlestes | superior | Tritylodon Tritylodon A 65 Los diprotodontes sólo habitan en la actualidad el continente austra- liano e islas adyacentes, donde también existieron durante los tiempos cuaternarios; pero no se conocen de la misma región procedentes de terrenos de época anterior, lo que sin duda es debido a la insuficiencia de nuestros conocimientos. De todas las demás regiones de la tierra han desaparecido por com- pleto y en ninguna parte se han recogido restos que puedan atribuirse a este grupo en terrenos de época más reciente que el eoceno inferior. En Europa, los restos más antiguos se remontan al triásico superior y desaparecen en el eoceno inferior. En Norte América no se han en- contrado más allá del jurásico superior y cesan también en la base del eoceno. En la República Argentina un solo género procede de la parte máS reciente del cretáceo y luego se encuentran en abundancia en el eoceno inferior de Patagonia; pero no se ha encontrado ningún vestigio en los terrenos más modernos, ni es probable que se encuentren. Sin embargo, el día que se exploren con detención las formaciones meso- zoicas de nuestro suelo, desde ese punto de vista, es más que probable que se descubrirán en ellas las formas antecesoras de los primeros tiempos de la época cenozoica. No es posible echar una ojeada al cuadro precedente sin notar desde luego que él no concuerda con el lugar asignado a los géneros cono- cidos en el diagrama filogenético trazado más arriba y es deber mío ponerlo en evidencia: nunca, bajo ningún pretexto, deben ocultarse los hechos contradictorios, sino que, por el contrario, deben ponerse de relieve, porque ellos provocan nuevas investigaciones, que permiten darles su verdadera interpretación, sirviendo así de contraprueba a las teorías, si son exactas, o derrumbándolas, si sólo descansan sobre sim- ples ilusiones. Los puntos contradictorios más notables entre la teoría y los hechos tal como hasta ahora se presentan en este caso, son los siguientes: Según las deducciones filogénicas, los diprotodontes, con cuatro ver- daderos molares deberían ser los más antiguos, mientras que, al contra- rio, son los más modernos; los más antiguos diprotodontes conocidos cuya dentadura inferior completa se posee, procedentes del jurásico superior, sólo tienen dos muelas; los de la República Argentina, que son de época bastante más moderna, presentan tres; y los actuales de Australia, cuatro. Si se juzgara así tan sólo por los restos que se encuentran y su distribución geológica, se diría que el número de muelas ha ido sucesivamente en aumento de dos a cuatro, mientras que las deducciones filogénicas basadas en los numerosos materiales que proporciona la anatomía comparada, enseñan que tiene que haber sucedido precisamente lo contrario, esto es: que el número ha ido dism:- nuyendo sucesivamente de cuatro a dos. De consiguiente, puede pre- AMEGHINO — V. X s 66 decirse que en terrenos más antiguos que aquellos que han proporcio- nado restos con sólo dos o tres muelas, se encontrarán diprotodontes con cuatro muelas. Otra contradicción de importancia es la que se refiere a la complica- ción de las muelas. Los géneros modernos son los que tienen las muelas más sencillas, simplemente cuatricuspidadas, mientras que los géneros ' más antiguos, jurásicos y triásicos, poseen muelas sumamente compli- cadas, multituberculares. Pero con el descubrimiento de los géneros argentinos, el hecho ha perdido mucho en su universalidad e importan- cia; y puede preverse asimismo que se han de encontrar, ya en una región, ya en otra, diprotodontes con muelas cuatrituberculares o cuatri- cuspidadas como en los géneros argentinos, en terrenos más antiguos que aquellos que han proporcionado restos con muelas multituberculares. Podría examinar muchos otros detalles de menor importancia, pero ellos me llevarían demasiado lejos. Sólo añadiré que no dudo de le exis- tencia de los tipos teóricos Tritomodon, Eodiprotodon y Eosyndactylus, porque sin ellos no hay explicación posible para el indudable parentesco que liga a todos los diprotodontes. Si se tiene presente además, la gran cantidad de diprotodontes austra- lianos existentes y cuaternarios y el pequeño número relativo de los géneros extinguidos que se han encontrado en las demás regiones, así como el hecho de que estos últimos presentan entre sí diferencias mucho más considerables que las que se observan en los diprotodontes austra- lianos, debe necesariamente llegarse a la conclusión de que existió un crecidísimo número de géneros, por hoy completamente desconocidos para nosotros. De modo que es posible que pasen años antes que se llenen los claros y se produzcan los hallazgos que prevé el cuadro filo- genético que he restaurado, así como también es posible que pueden haber habido grupos cuyos vestigios no se hayan conservado en las capas geológicas. Pero su ausencia no puede ser invocada tampoco en ningún caso como una prueba en contra de los procedimientos filo- genéticos, por cuanto ella sería siempre una prueba negativa de poca importancia. Sólo un hecho positivo podría derrumbar en parte el cuadro trazado: el hallazgo de un diprotodonte en cuyo pie posterior no se observara el más mínimo vestigio del sindactilismo propio de este grupo, porque entonces demostraría que el diprotodontismo precedió al sindac- tilismo y que, por consiguiente, éste podría haber aparecido por sepa- rado en distintos géneros, que es precisamente lo inverso de lo que demuestran todos los representantes conocidos de este grupo. La distribución geológica de estos animales genera otra cuestión de la mayor importancia, puesto que se refiere a la antigiedad y origen del tipo de los mamíferos. Los diprotodontes son los mamíferos más antiguos que se conocen, puesto que los Plagiaulacidios han sido en- und pa 67 contrados hasta en las capas del trías en horizontes donde hasta ahora no se han recogido restos de otros mamíferos, si se exceptúa a los géne- ros Dromatherium y Microconodon de Norte América, que son, sin em- bargo, de edad algo más reciente que el Microlestes y el Tritylodon. ¿Son realmente los Plagiaulacidios los primeros mamíferos que hayan aparecido sobre la superficie de la tierra? Si sólo se juzga por el hecho de su presencia en capas en las cuales faltan otros represen- tantes de la clase, la respuesta es afirmativa; pero si se examina la cuestión a la luz de los procedimientos filogénicos, se llega a una conclusión completamente contraria, pero que abre nuevos rumbos a las investigaciones de los paleontólogos. Los Plagiaulacidios no tienen, en efecto, nada de la forma ni nin- guno de los caracteres que debieron presentar los primeros mamíferos, los de tipo más arcaico, a los cuales he designado con el nombre de Espondilocelios (Spondilocoelia), cuya restauración he dado en otra ocasión en las mismas páginas de este «Boletín» (22). Los Espondilocelios eran monotremos y los diprotodontes son y eran todos marsupiales: los Espondilocelios tenían una columna vertebral compuesta. de vértebras bicóncavas, mientras que las de los diprotodon- tes, sin excluir a los Plagiaulacidios, eran de cuerpo más o menos plano; los Espondilocelios debían tener el cuerpo cubierto con escamas peque- ñas de naturaleza córnea o semiósea e imbricadas, que es un carácter que no presenta ningún diprotodonte; los Espondilocelios poseían una cabeza muy larga, angosta, puntiaguda adelante, con mandíbulas estili- formes armadas con una fila de numerosísimos y muy pequeños dientes, todos más o menos iguales, cónicopuntiagudos y de base abierta, mien- tras que los diprotodontes tienen, en general, un cráneo corto, con mandíbulas provistas de rama ascendente (con excepción del Tarsipes) con dientes que no pasan del número normal entre los mamíferos, de formas diferentes, provistos de raíces y con la corona muy complicada. La oposición de conformación es completa. Después, haciendo abstracción de los caracteres que debían presentar los mamíferos primitivos y examinando los que distinguen a los dipro- todontes, es fácil demostrar que el tamaño desmesurado de los incisivos inferiores, es el resultado de una hipertrofia lenta; que la reducción en el número de los dientes es el resultado de la atrofia y desaparición sucesiva de los incisivos externos, los caninos, los primeros premolares (22) Una rápida ojeada a la evolución filogenética de los mamíferos, en el «Boletín del Instituto Geográfico Argentino», tomo X, página 163, 1889. Después de esta nota bibliográfica, el autor añade la siguiente observación: «A propósito de este trabajo, señalaré una errata notable, que debe corregirse en la - línea 26 de la página 167; allí donde dice: «ovovivíparo», léase: «ovíparo». Por supuesto, dicho error fué salvado en el lugar correspondiente de esta edición.—A. J. T. 68 y los últimos molares; que la complicación de las muelas multitubercu- lares es el resultado de una modificación gradual de las cuatricusp:- dadas; que la forma sectorial y rayada de los últimos premolares es una modificación de dientes de la misma forma que los verdaderos mo- lares; que el sindactilismo de los miembros posteriores es una modifi- cación del pie primitivo plantígrado provisto de cinco dedos, todos libres y bien desarrollados de los marsupiales poliprotodontes, etc. Se tiene así, pues: primeramente, por un lado, todos los procedi- mientos de restauración que proporciona la filogenia, que dan para los Espondilocelios o sea los primeros mamíferos aparecidos, una forma completamente distinta de la de los diprotodontes; y luego, el examen de los caracteres distintivos de éstos, que no deja la menor duda de que ellos son adquiridos, derivados y no primitivos: y por otro lado, el hecho innegable y aplastador de que, hoy por hoy, a los diprotodontes pertene- cen los más antiguos restos de mamíferos que hasta ahora se hayan gescubierto. Entre las deducciones obtenidas por la comparación y el estudio de toda la masa de conocimientos que se ha podido adquirir y un solo hecho que si bien está en plena contradicción con ellas, no es decisivo, puesto que es de carácter negativo y de consiguiente no prue- ba que no puedan haber existido mamíferos en épocas más antiguas, no vacilo un solo instante: me inclino al primer lado. Los Plagiaulacidios representan realmente un tipo muy evolucionado de mamíferos y que ya desde los tiempos triásicos se encontraba suma- mente lejos de su punto de partida. Si se recuerda que los Tritylodontide, que por la complicación de sus muelas representan uno de los últimos extremos de la evolución alcanzada por los Plagiaulacidios en esa direc- ción, se presentan en el horizonte del trías con una vastísima distribu- ción geográfica, puesto que sus restos se han descubierto en Alemania (en el centro de Europa) y en Africa austral, es forzoso admitir que el origen del tipo diprotodonte tiene que haber empezado a manifestarse por lo menos desde la base del trías o en el horizonte superior del pér- mico. Y, sin embargo, esos primeros diprotodontes tienen que haber sido precedidos por marsupiales poliprotodontes, éstos por monotremos aga- thodontes (23) y estos a su vez por los Espondilocelios, de donde se deduce que la época de aparición de los primeros mamíferos se remonta necesariamente mucho más allá de aquella durante la cual empezó a constituirse el grupo de los diprotodontes, quizá hasta la misma época carbonífera. ¡Cuánto más lejos va esto que la idea predominante hasta hace poco, que consideraba a la aparición de los mamíferos como de una época geológica relativamente reciente! (23) AMEGHINO: Los mamíferos fósiles de la República Argentina, página Sor, 1889. 69 Otros problemas no menos interesantes surgen cuando se examina con algún detenimiento la distribución y el agrupamiento geográfico de los diprotodontes. Confinados en el día en el continente australiano, allí no se les en- cuentra representantes más allá de la época cuaternaria. ¿De dónd» llegaron? Ya se ha visto que de los otros continentes desaparecieron desde el principio de la época terciaria; luego es forzoso admitir que allí se remontan a una época muy lejana como descendientes de la fauna de diprotodontes que durante los últimos tiempos de la época secundaria poblaba toda la superficie de la tierra; y las investigaciones paleonto- lógicas de los terrenos precuaternarios de Australia reservan sin duda al respecto notables sorpresas. Este antiquísimo origen de los dipro- todontes en Australia está confirmado además por la presencia en el mismo continente de todos los tipos de marsupiales poliprotodontes, con excepción de los didélfidos y por la transición entre ambos grupos que se efectúa por tipos de la misma región, como son los Peramelide. Por otra parte, lá ausencia de los diprotodontes en todas las otras regiones de la tierra, a partir de la base del terciario, y el hecho de que. los últimos representantes que se encuentran en Europa y en Norte América, son muy distintos de los de Australia, demuestra bien a las claras que esta última se encuentra aislada, sin comunicación con las otras regiones continentales, a partir por lo menos de los últimos tiem- pos de la época secundaria. Examinando ahora la cuestión desde un punto de vista más general, la presencia de restos de estos animales en los terrenos antiguos, se- cundarios o de la base del terciario, en puntos tan alejados entre sí como el Norte y el centro de Europa, Africa austral, Estados Unidos y Patagonia austral, indica que ellos se extendieron por sobre todas las tierras emergidas de entonces y que todos los continentes actuales, in- cluso Australia, se encontraban en conexión más o menos inmediata. Parecería que esas comunicaciones se interrumpieron pronto o se hicieron más difíciles, puesto que en cada región se desarrollaron luego separadamente formando grupos de caracteres especiales. Esos grupos geográficos principales se pueden elevar, según los conozi- mientos actuales, al número de cinco: 12 El grupo triásico europeoafricano, formado por el género Trity- lodon, quizá el Trielyphus si es distinto del anterior, y el Stereognathus ? Este grupo es uno de los primeros que se aisló y sus representantes alcanzaron el más elevado grado de especialización. Su distribución prueba que durante la época triásica un vasto continente se extendía de Norte a Sud, abarcando el de Africa actual y probablemente una parte considerable del de Europa. Si los géneros norteamericanos Meniscoessus y Polymastodon son descendientes de los Tritylodontide, el grupo ha- 70 bría prolongado su existencia hasta el principio de la época terciaria, pasando del continente europeoafricano al norteamericano por una tierra emergida en algún punto del Atlántico que probablemente los unía durante la época cretácea. 2» El grupo jurásico europeonorteamericano, formado por los géneros Ctenacodon, Allodon, Plioprion, Plagiaulax y Bolodon, si éste fuera real- mente distinto. Estos, a pesar de ser de época más moderna son de un carácter más primitivo que los del primer grupo y deben haber hecho su aparición en una época anterior. Si el Microlestes forma realmente parte de la misma familia ya se tendrían pruebas decisivas de que su aparición en Europa data desde la época del trías. Lo que sí es evidente es que los géneros del jurásico superior de Inglaterra y Norte América son muy próximos aliados y forman sin duda, a la par que un grupo zoológico, un grupo geográfico. Los géneros norteamericanos son de caracteres más primitivos que los de Inglaterra. El Ctenacodon es una forma antecesora del Plagiaulax; y el Allodon, con sus tres incisivos superiores, es evidentemente una forma más primitiva que el Bolodon (sea o no distinto del Plagiaulax) que sólo tiene dos. Las formas in- glesas descienden de las americanas, de donde se deduce que este erupo se desarrolló durante el jurásico superior sobre una tierra emer- gida de Este a Oeste, que unía a los Estados Unidos con Inglaterra, y por sobre ella pasaron de América a Europa. 3" El grupo eoceno europeonorteamericano, compuesto de los géne- ros Neoplagiaulax, Liotomus, Ptilodus y Chirox, todos sumamente pró- ximos entre sí. Dejando de lado el Chirox, de cuya mandíbula in- ferior no se conoce nada, resulta evidente que el Ptilodus, con un pre- molar más, es un tipo antecesor del Neoplagiaulax. Como el Ptilodus es por ahora exclusivamente americano y su descendiente el Neopla- giaulax es tanto europeo como norteamericano, es evidente que ha emigrado de América a Europa. El origen exclusivamente americano del Ptilodus está confirmado además por su gran parecido con el tipo austral Abderites. El desarrollo de este grupo se ha efectuado como el anterior sobre tierras que durante la época eocena se extendían de Este a Oeste, penetrando en el Atlántico hasta unir a Europa con Norte Amé- rica, sirviendo de puente para que los géneros de este último continente pasaran al primero. 4% El grupo eoceno de la República Argentina, que forma un grupo compacto, de caracteres homogéneos y, geográficamente hablando, com- pletamente aislado, puesto que todos sus representantes proceden de un solo punto y de una extensión relativamente limitada sobre las barrancas del río Santa Cruz, en el interior de Patagonia austral. Pero este aisla- miento sólo es aparente, debido a lo incompleto de las exploraciones paleontológicas hechas en Sud América, pues no lo es desde el punto 71 de vista zoológico, en el cual los géneros argentinos aparecen como tipos intermedios entre los de Australia y los de Europa y Norte Amé- rica. La afinidad más estrecha se manifiesta con el grupo eoceno euro- peonorteamericano, que, por los caracteres del género Ptilodus, des- ciende del grupo eocenoargentino. No hay, sin embargo, razón alguna para suponer que los terrenos eocenos de Patagonia que contienen la fauna de diprotodontes sean de época más antigua que los que en el Norte de Francia y en Nuevo Méjico encierran los restos del Neopla- giaulax. La modificación que del Abderites ha producido un Ptilodus sólo pudo verificarse con suma lentitud y en una época anterior a la base del eoceno. De esto deduzco que el grupo argentino data de una época mucho más remota que los terrenos en que por ahora se han encontrado sus restos y que de acá avanzó gradualmente hacia el Norte hasta invadir Norte América, probablemente durante la época cretácea. La unión de ambas Américas en esa época está demostrada además por los numerosísimos restos de dinosaurios que se encuentran en los te- rrenos correspondientes del Sud y del Norte. > 50 El grupo actual y cuaternario de Australia, que, como el argentino, desde el punto de vista geográfico aparece hoy por hoy del todo ais- lado, pero no desde el punto de vista zoológico que lo liga muy de cerca a este último. Sin embargo, la presencia de los primeros sólo en terre- nos de época geológica relativamente muy moderna, mientras que los del grupo argentino desaparecen en la base del eoceno y como resulta evidente de la conformación de unos y otros que descienden de un grupo único de caracteres más homogéneos, resultan las siguientes de- ducciones: Que los diprotodontes australianos con los caracteres gene- rales que actualmente tienen deben datar en ese continente por lo me- nos desde la base del eoceno, pero que los diprotodontes antecesores a la vez de los de Australia y la República Argentina, datan de una época mucho más remota todavía, en la que se desarrollaron sobre un vasto continente que unía de una manera más o menos continua a Australia con Sud América. Ya hemos visto que por el carácter de sus muelas simplemente cuatri- cuspidadas los diprotodontes argentinos y australianos son más primi- tivos que los de Europa y Norte América con muelas multituberculadas, y de consiguiente más antiguos. Débese ahora tener presente que no s2 conoce el más mínimo vestigio de un diprotodonte con muelas cuatri- cuspidadas al Norte del ecuador, en donde todos los descubiertos hasta ahora provienen de multituberculados, ni se conoce un solo vestigio de multituberculado típico al Sud del ecuador, exceptuado el continente africano. Esto lleva a la conclusión de que el tipo diprotodonte es de origen austral, puesto que la distribución geográfica de las formas cuatri- =] b» cuspidadas desde Australia a Sud América es vastísima; y que sólo pasaron al hemisferio boreal donde continuaron su especialización for- mas ya muy evolucionadas. Siendo los tipos multituberculados ya com- pletamente constituídos durante el triásico superior, los tipos de muelas cuatricuspidadas deben necesariamente remontarse mucho más allá . todavía y de esto se deduce que ese vasto continente que unía a Austra- lia con Sud América y en el que tuvo su primer origen el tipo diproto- donte, data por lo menos de la base del trías o más allá (24). Los caracteres recíprocos de los grupos geológicogeográficos definidos más atrás confirman plenamente todas estas deducciones. Los tipos di- protodontes más primitivos son los de Australia; los que luego se les parecen más son los de Patagonia, que parecen ser una forma modificada de los primeros, que pasó a Sud América por el continente triásico antes supuesto. Los de la República Argentina son de caracteres inter- medios entre los de Australia y Norte América. Los tipos norteame- ricanos del eoceno parecen descendientes de los de Sud América y son de caracteres intermedios entre los de Europa y Sud América. Los tipos eocenos europeos descienden de los norteamericanos, tal como ocurre también con los del jurásico, mientras que el grupo europeo- africano aparece sin ninguna relación inmediata con los de Sud América y Australia, pero con caracteres que lo unen de algún modo a las for- mas norteamericanas. Según esto, el camino que siguieron los diprotodontes en su disper- sión geográfica a partir de la base del trías hasta el eoceno y en todas sus emigraciones sucesivas, parece ser el siguiente: de Australia por el continente triásico austral a Sud América, o desde el continente triá- sico austral a Australia, y a Sud América a la vez (25), de Sud América a Norte América (que en esa época quizá estaban unidas por tierras más considerables que en el día), de Norte América a Europa por sobre tierras que se extendían en lo que es hoy el Atlántico, de Europa a Africa, que no formaban más que una sola masa continental. La antigua unión más o menos continua de las tierras del hemisferio austral entre sí y con las demás masas continentales está plenamente confirmada por la distribución geográfica de otros grupos distintos de vertebrados comunes a Sud América, Australia y Africa. El hecho de la (24) Es preciso no confundir este continente triásico que unía a Australia con Sud Amé- rica, con el pretendido continente austral de época mucho más reciente, cuya existencia puramente imaginaria se ha sostenido con la mayor ligereza, llegando hasta a darse como cosa poco menos que demostrada, que Patagonia constituía su último vestigio. (25) Si Cope tuviera razón, lo que no creo, al sostener que el diente rayado de los Pla- giaulacidios no es homólogo del premolar rayado de los canguros, los géneros argentinos serían entonces los más primitivos de todos y el grupo de los Diprotodontes sería de ori- gen sudamericano. 73 distribución de las rátidas y de las grandes tortugas terrestres es sufi- cientemente conocido; y en cuanto al de los desdentados comunes a Africa meridional, Asia meridional y Sud América, si bien muy cono- cido, ha aumentado extraordinariamente en importancia desde que he demostrado la remota antigúiedad de este tipo, que sólo invadió el hemis- ferio septentrional a mediados de los tiempos terciarios, mientras que en la base del eoceno de la República Argentina aparecen ya con los mismos caracteres generales que los distingue en la actualidad, tanto que algunos géneros de esa época (Dasypus, Zedyus) han prolongado su existencia hasta nuestros días. Esto coincide con los caracteres de in- ferioridad que atribuyo a dicho grupo, a los cuales, como es sabido, considero, conjuntamente con los cetáceos, como los más inferiores de los mamíferos, exceptuados los ornitodelfos, que son aún mucho más inferiores que los marsupiales. Agregaré a lo precedente que todos los tipos de mamíferos más pri- mitivos son, como los diprotodontes, de evidente origen austral. Los orni- todelfos no se conocen más que del continente australiano. Los delfines, que son los más primitivos de los cetáceos, tal como lo demuestra el nú- mero considerable de sus dientes y la forma simple y cónica de ellos, no se conocen en el hemisferio Norte de más allá del mioceno, mientras que en la República Argentina se encuentran ya en el eoceno (Pontistes! con los mismos caracteres que los más primitivos de la actualidad (Inia, Pontoporia) que también son tipos sudamericanos. En cuanto al origen sudamericano de los desdentados no puede ni por un solo instante ser puesto en duda. - En vista de lo expuesto no se extrañará que considere al hemisferio austral como el que ha dado origen a los primeros mamíferos, que sin duda eran terrestres y no acuáticos, en una época sumamente remota, anterior a la época mesozoica. En esa época, el hemisferio Sud estaba en gran parte ocupado por masas continentales, mientras que el hemis- ferio Norte se encontraba probablemente en estado insular. Poco a poso esa disposición se fué invirtiendo; y a medida que se extendían las aguas por sobre las regiones antárticas y aumentaban las tierras en las árticas, los mamíferos primitivos emigraban del hemisferio austral al boreal, pasando de América del Sud a la del Norte, y de ésta al conti- nente oriental, donde luego la mayor parte de los grupos completaron su evolución, desapareciendo algunos y subdividiéndose otros en nuevos grupos que a través de un sin fin de modificaciones se han prolongado hasta nuestra época. Las relaciones que muchos tipos de mamíferos placentarios demues- tran existieron entre Australia, Asia y Africa, datan de una época mucho más reciente, probablemente del último tercio de los tiempos mesozoi- cos, y se efectuaron por medio de tierras que se extendían al Sudeste 74 del continente asiático, pero parece que la conexión no fué nunca com- pieta ni duradera por ese lado. 1 Pero de cualquier manera que se juzgue la distribución y el agrupa- miento geográfico de las antiguas faunas, lo que en el caso de los dipro- todontes constituye un hecho innegable es: que la casi completa uni- . formidad de conformación de los géneros argentinos con los de Australia prueba que hubo una comunicación entre ambas regiones y que esa unión no se efectuó por medio de tierras que se extendieran hasta en el hemisferio Norte, porque de ser así el parecido de esa fauna primi- tiva se mostraría más o menos en igual grado en las otras regiones, lo que no sucede. La conexión entre Australia y Sud América fué, pues, directa por medio de tierras que se extendían de Este a Oeste al Sud del Ecuador. Pero ¿fué la conexión por el lado del Este o del Oeste, por el lado del Atlántico o por el lado del Pacífico? Si la conexión hubiera sido por el lado del Atlántico, abarcando Africa, la analogía entre los géneros argentinos y australianos se extendería a los que habitaron aquel continente, y sucede precisamente lo contrario. El único diprotodonte africano conocido, encontrado en la parte austral de aquel continente, es el Tritylodon, que es uno de los tipos más espe- cializados y se extendió por el Norte hasta el centro de Europa. Africa recibió, pues, su fauna del Norte y ha quedado siempre aislada por el Sud, constituyendo en el caso de los diprotodontes algo como una cuña que se interpone entre Australia y Sud América. La unión entre estas dos grandes masas continentales hoy separadas, no fué, pues, por ei lado del Atlántico, sino por el del Pacífico. El examen de unos cuantos fragmentos de mandíbulas, tan pequeños que es preciso estudiarlos con lente, recogidos en las solitarias que- bradas del interior de Patagonia austral, me ha sugerido todas las con- sideraciones que anteceden; y mucho más tendría que añadir si la inevi- table aridez del tema y el consiguiente temor de fastidiar demasiado a los amables lectores de esta Revista no me obligaran a poner punto final. LVII LES MAMMIFERES FOSSILES DE LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE LVII LOS MAMÍFEROS FÓSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (1) Se trata de una nota bibliográfica escrita por el doctor E. Trouessart en el número 1 del segundo semestre del año 1890, tomo XIVI de la «Revue Scientifique» de París, en la cual se hace una prolija reseña de la obra monumental del sabio intitulada Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina. Reproducirla importa- ría incluir entre los escritos de Ameghino producciones que no le pertenecen y que no sé por qué él incluía en su índice bibliográfico. Además, importaría también una inútil repe- tición de partes de dicha obra. — A. J. T. los | j ' Das Ñ 1 | , A | | Ñ , | ” | ; p ki : | i | ' AT 0 Í : | | o | o a 37 a e ] ] ' Ñ LVIII NOUVELLES EXPLORATIONS DES GÍITES FOSSILIFERES DE LA PATAGONIE AUSTRALE LVIII NUEVAS EXPLORACIONES HECHAS EN LOS YACIMIENTOS FOSILÍFEROS DE PATAGONIA AUSTRAL NOUVELLES EXPLORATIONS DES GÍTES FOSSILIFERES DE LA PATAGONIE AUSTRALE Dans une lettre de La Plata, datée du 12 Aoút 1890, M. Florentino Ameghino nous donne des détails sur les résultats scientifiques du troi- sieme voyage que son frere Carlos Ameghino vient d'accomplir dans le sud de la Patagonie, en vue de recueillir de nouveaux ossements de vertébrés fossiles dans les gisements tertiaires, si riches en débris de mammiféres, dont nous avons déja entretenu les lecteurs de la «Re- vue» (1). D'Octobre 1889 a Mai 1890, M. Carlos Ameghino a exploré la région qui s'étend du rio Chubut au rio Santa Cruz. Les matériaux rapportés de ce troisieme voyage sont considérables, et il faudra plusieurs années pour les déterminer et les classer. Comme on pouvait s'y attendre, il y aura des modifications importantes a faire, d'apres des piéces plus com- plétes, aux résultats qui se trouvent consignés dans le grand ouvrage de M. Florentino Ameghino: Contribución al conocimiento de los Mamí- feros fósiles de la República Argentina (1889). Voici les principaux faits que M. Ameghino croit utile de signaler aux paléontologistes. Nous lui laissons d'ailleurs la parole: «Les toxodontes n'avaient probablement que trois a (et non quatre) aux membres antérieurs. En effet, outre las tétes entiéres de plusieurs espéces du groupe des Protoxodontidow, nous possédons des cs des membres des genres Protoxodon, Adinotherium, Acrotherium, etc., en assez grand nombre pour démontrer que tous ces types étaient tri- dactyles en avant comme en arriére. Le pied postérieur est absolument conformé comme celui du Toxodon platensis, sauf que dans les genres les plus anciens, il est plus étroit et plus allongé, ce qui: est en rapport avec la forme moins lourde de tout le reste du squelette. Le pied de devant tridactyle a les deux rangées du carpe en disposition alterne, (1) Les Mammiféres fossiles de la République Argentine, Vapres Mr. Ameghino. («Re- vue Scientifique» du 5 Juillet 1890, vol. XI,VI, page 11). NUEVAS EXPLORACIONES HECHAS EN LOS YACIMIENTOS FOSILÍFEROS DE PATAGONIA AUSTRAL Por carta escrita en La Plata, con fecha de 12 de Agosto de 1890, el señor Florentino Ameghino, nos proporciona algunos detalles acerca de los resultados científicos del tercer viaje que su hermano don Carlos Ameghino acaba de realizar por el Sud de Patagonia con el propósito de recoger nuevas osamentas de vertebrados fósiles en los yacimientos terciarios, tan ricos en restos de mamíferos, de los cuales ya hemos dado noticias a los lectores de la «Revue» (1). Don Carlos Ameghino exploró desde Octubre de 1889 hasta Mayo de 1890 la región que se extiende desde el río Chubut hasta el río Santa Cruz. Los materiales reunidos en este tercer viaje son considerables y serán necesarios varios años para determinarlos y clasificarlos. Como era de esperarse, en presencia de piezas más completas, habrá impor- tantes modificaciones que hacer a los resultados que se hallan consig- nados en la gran obra del señor Florentino Ameghino: Contribución a! conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina (1889), He aquí los principales hechos que el señor Ameghino cree útil señalar a los paleontólogos. Desde luego, le dejamos la palabra: «Los Toxodontes no tenían probablemente más que tres dedos (y no cuatro) en los miembros anteriores. En efecto: además de cabezas ente- ras de varias especies del grupo de los Protoxodontide, poseemos huesos de los miembros de los géneros Protoxodon, Adinotherium, Acrotherium, etcétera, en bastante gran número para demostrar que todos esos tipos eran tridáctilos tanto atrás como adelante. El pie posterior es absoluta- mente conformado como el del Toxodon platensis, con la diferencia de que en los géneros más antiguos es más estrecho y más alargado, lo que está en relación con la forma menos gruesa de todo el resto del esque- leto. El pie de adelante tridáctilo tiene las dos hileras del carpo en dispo- (1) Les Mammuferes fossiles de la République Argentine, según el señor Ameghino. («Revue Scientifique» del 5 de Julio de 1890, tomo XLVI, página 11). SO comme chez les périssodactyles, avec trois doigts presque également développés. Le premier et le cinquiéme doigt ne sont représentés que par des métacarpiens complétement atrophiés et rudimentaires. Or, comme il y a tout lieu de supposer que le Protoxodon est le précurseur ou Vancétre du Toxodon, on doit supposer que celui-ci, type plus mo- derne, était également tridactyle en avant comme en arriére. « Les Proterotheride n'avaient pas l'orbite ouvert en arriére, comme je Vai dit par suite du mauvais état de l'exemplaire que j'avais entre les mains. Les cránes presque entiers que je posséde maintenant mon- trent P'orbite fermé en arriére comme chez les ruminants et les équidés. Du reste, cette famille est des plus curieuses: avec des membres tri- dactyles en avant et en arriére, comme ceux des Hipparion, ses repré- sentants avaient un tarse qui se rapproche de celui des paridigités (ou artiodactyles). Les incisives inférieures sont au nombre de quatre, deux de chaque cóté, les internes petites, les externes beaucoup plus grandes. A la máchoire supérieure il n'y a qu'une seule paire d'incisives développées en forme de canines pyramidales et tronquées obliquement comme les canines des cochons. Les vrales canines manquent, ce que j'ai décrit sous ce nom étant la paire d'incisives caniniformes dont il vient d'étre question, et qui se montrent nettement implantées dans l'intermaxillaire sur les nouveaux exemplaires recueillis. La forme géné- rale du cráne se rapproche de celle du Cainotherium avec les mémes sillons en forme de larmiers qui sont méme ici plus profonds: par contre, il n'existe aucun rapport dans la dentition. « Les nouveaux matériaux confirment ce que j'ai avancé de la for- mule dentaire d'Acrotherium. J'ai décrit l'Acrotherium rusticam comme ayant huit molaires supérieures (cinq prémolaires et trois vraies mo- laires), bien que n'ayant entre les mains que des máchoires incomplétes de cette espece, qui avait la taille d'un beuf. Je posséde maintenant des restes nombreux de deux autres espéces (Acrotherium stygium, n. sp., d'un tiers plus petite, et Acrotherium karaikense, n. sp., encore plus petite, de la taille d'n cochon domestique). De cette derniére, j'ai le cráne et la máchoire inférieure presque intacte avec toutes ses dents. Or le cráne porte bien trois incisives, une canine et huit molaires de chaque cóté. Si je ne me trompe, c'est la premiére fois que l'on constate chez un ongulé un si grand nombre de dents. Le fait a une importance considérable au point de vue de la phylogénie de ce groupe... « Parmi les nombreux spécimens tout a fait nouveaux ou qui n'etaient pas encore connus dans notre pays, je signalerai en passant la présence dans l'eocéne de Patagonie, de représentants des Tillodonta et Tenio- donta, considérés jusqu'ici comme propres a l'Amérique du Nord; la présence du genre Proviverra ou d'un type trés voisin de ce genre euro-. péen; enfin celle d'un ongulé de la taille d'un lama (Notohippus toxo- 81 sición alterna, como en los perisodáctilos, con tres dedos casi igualmente desarrollados. Los dedos primero y quinto no están representados más que por metacarpianos completamente atrofiados y rudimentarios. Ahora, como cabe perfectamente la suposición de que el Protoxodon sea el precursor o el antecesor del Toxodon, debe también suponerse que éste, que es un tipo más moderno, era también tridáctilo tanto adelante como atrás. «Los Proterotheride no tenían la órbita abierta atrás, como lo dije a causa del mal estado del ejemplar que tenía en mi poder. Los cráneos casi enteros que poseo ahora muestran la órbita cerrada hacia atrás como en los rumiantes y los équidos. Por lo demás, esta familia es de lo más curiosa: con miembros tridáctilos atrás y adelante, como los del Hipparion, sus representantes tenían un tarso que se aproxima al de los paridigitados (o artiodáctilos). Los incisivos inferiores son en nú- mero de cuatro, dos por cada lado, los internos pequeños y los externos mucho más grandes. En el maxilar superior no hay más que un par de incisivos desarrollados en forma de caninos piramidales y truncados oblicuamente como los caninos de los cerdos. Faltan los verdaderos caninos; lo que describí bajo ese nombre era el par de incisivos canini- formes de que acabo de hacer cuestión y que en los nuevos ejemplares recogidos se muestran netamente implantados en el intermaxilar. La forma general del cráneo se acerca a la del Cainotherium con los mis- mos surcos en forma de lacrimales que aquí también son más profun- dos; y, por el contrario, no existe ninguna relación en la dentición. « Los nuevos materiales confirman lo que tengo avanzado acerca de la fórmula dentaria del 4crotherium. Describí el Acrotherium rusticum como teniendo ocho molares superiores (cinco premolares y tres ver- daderos molares), aun cuando no tenía entre manos más que maxilares incompletos de esta especie, que era de la talla de un buey. Poseo ahora numerosos restos de otras dos especies (Acrotherium stygium, n. Sp., un tercio más pequeña, y Acrotherium karaikense, n. sp.), más pequeña aún (de talla como la de un cerdo doméstico). De esta última poseo el cráneo y la mandíbula inferior casi intacta con todos sus dientes. El crá- neo muestra tres incisivos, un canino y ocho molares en cada lado. Si no me equivoco, esta es la primera vez que se comprueba en un ungulado un número tan grande de dientes. El hecho tiene una impor- tancia considerable desde el punto de vista de la filogenia de este grupo. <« Entre los numerosos ejemplares absolutamente nuevos o que aún no eran conocidos en nuestro país, señalo al pasar la presencia en el eoceno de Patagonia de representantes de los Tillodonta y los Taenio- donta, hasta el presente considerados como propios de América del Norte; la presencia del género Proviverra'o de un tipo muy cercano de AMEGHINO — V. X 6 82 dontoides, n. g., n. sp.), dont les caractéres sont tellement intermédiaires entre ceux des toxodontes et ceux des équidés, que je ne sais pas encore s'il doit étre placé dans l'un ou dans l'autre de ces deux groupes, qui paraissaient jusqu'ici si éloignés. « Enfin les Plagianlacide n'avaient pas, comme je l'ai supposé d'apres lexamen d'alvéoles vides, deux premitres prémolaires á deux racines, mais bien quatre petites prémolaires simples, comme le montrent les nouvelles piéces que j'ai entre les mains... D'aprés ces nouveaux docu- ments, il n'est plus permis de mettre en doute la grande parenté des Plagianlacide avec les marsupiaux diprotodontes d'Australie. Seule- ment, au lieu de les rapprocher des kangourous, on devra plutót les considérer comme proches alliées des phalangers.» Nous somme d'autant plus heureux du nouveau rapprochement qu' adopte ici M. Florentino Ameghino, que la lecture de son ouvrage et la vue de ses planches nous avaient conduit au méme résultat avant sa derniere communication. Dans l'article que nous avons consacré a ce groupe si intéressant des Plagiaulacidoe sud-américains (« Le Natura- liste », 1890, Nos. 80, 84 et 85, p. 151, 203 et 213), nous avons com- paré les genres Abderites et Acdestis (de l'eocene de Patagonie) aux phalangers actuels et au Thylacoleo quaternaire, et nous avons figuré, comme terme de comparaison, la máchoire d'un phalanger (Cuscus) de la Nouvelle-Guinée (2). E. TROUESSART. (2) A peine reposé par un séjour de deux semaines a La Plata, M. Carlos Ameghino est reparti pour un quatrieme voyage. 83 este género europeo; y, en fin, el de un ungulado de la talla de un gua- naco (Notohippus toxodontoides, n. esp.), cuyos caracteres son total- mente intermedios entre los de los toxodontes y los équidos, que no sé todavía si debe ser clasificado en uno u otro de esos dos grupos, que hasta la fecha parecen tan alejados. «Los Plagiaulacide no tenían, en fin, tal como yo lo suponía des- pués del examen de alvéolos vacíos, dos primeros premolares de dos raíces, sino cuatro pequeños premolares simples, como lo evidencian las nuevas piezas que tengo entre manos... De acuerdo con estos nue- vos documentos, ya no .es posible poner en duda el gran parentesco de los Plagiaulacide con los marsupiales diprotodontes de Australia. Sólo que en vez de acercarlos a los canguros, deberá más bien considerár- seles como parientes próximos de los falangístidos». Nos sentimos tanto más satisfechos de la nueva manifestación de ideas que hace el señor Ameghino, cuanto que la lectura de su obra y la vista de sus láminas nos habían llevado al mismo resultado antes de su última comunicación. En el artículo que le consagramos a ese grupo tan interesante de los Plagianlacide sudamericanos (« Le Naturaliste », 1890, números S0, 84 y 85, páginas 151, 203 y 213), tenemos compa- rados los géneros Abderites y Acdestis (del eoceno de Patagonia) con los falangístidos actuales y el Thylacoleo cuaternario, haciendo figurar como término de comparación una mandíbula de un falangístido (Cus- cus) de Nueva Guinea (2). E. TROUESSART. (2) Después de un breve reposo de apenas dos semanas de estadía en La Plata, don Carlos Ameghino volvió a partir para un cuarto viaje. LIX OBSERVACIONES CRÍTICAS SOBRE LOS CABALLOS FÓSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA OBSERVACIONES CRÍTICAS SOBRE LOS CABALLOS FÓSILES * DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Las primeras noticias sobre las especies extinguidas de caballos que en otras épocas habitaron América del Sud, fueron publicadas por Lund, Owen y Gervais. Las especies de la República Argentina fueron estudiadas por Bur- meister, primeramente en los « Anales del Museo Público de Buenos Aires» y luego en una obra especial publicada en 1875 con el título de «Los caballos fósiles de la Pampa Argentina », con doble texto, español y alemán, e ilustrada con bellísimas láminas. A partir de 1880, he publicado sucesivamente algunas breves noticias sobre distintas especies de caballos fósiles, hasta que en 1889 en mi obra: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la Repú- blica Argentina, pasé en revista todas las especies fósiles de nuestro país hasta entonces conocidas, aumentando considerablemente el cono- cimiento de algunas de ellas. Simultáneamente con mi obra aparecía otra del doctor Burmeister, “titulada: «Los caballos fósiles de la Pampa Argentina, suplemento >». Es, como lo indica el título, una continuación de la que publicó en 1875, con el misme formato, igualmente redactada en alemán y en español y acompañada de cuatro hermosas láminas litografiadas. En ella examina a la ligera los tipos por mí descriptos como nue- vos, concluyendo por identificarlos con otros precedentemente cono- cidos. Estas identificaciones no sólo me parecen erradas, sino que además encuentro que algunas de las especies descriptas por Bur- meister están igualmente mal identificadas, llevando nombres que no les corresponden. En las siguientes líneas sólo me propongo hacer un examen crítico de la obra de Burmeister en lo que se refiere de una manera más O menos directa con los tipos por mí descriptos, y por él rechazados, a mi modo de ver, sin fundamento, pasando al mismo tiempo en revista los materiales por él publicados que confirman algunas de mis deter- minaciones. 88 HiPPIDIUM ANGULATUM Ameghino Hippidium angulatum Ameghino. Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 520, lámina 28, figuras 2 y 3, 1889. Hippidium principale Lund parte. BURMEISTER: Los caballos fósiles de la Pampa Argen- tina; Suplemento, páginas 8 y 9, lámina 11, figura 5, año 1889. Varias muelas superiores aisladas en las cuales observé la presencia de” algunos caracteres que faltan en las muelas de las otras especies, cuando menos todos reunidos, me llevaron a la conclusión de que per- tenecían a una especie diferente, entonces inédita todavía, que designé con el nombre de Hippidium angulatum. Todas esas muelas procedían de la provincia Buenos Aires y de la parte media e inferior de la formación pampeana. Burmeister, en la obra mencionada, cita algunas muelas particulares procedentes de Tarija, acompañando la descripción y el dibujo de una de ellas. Encuen- Fig. 1. Muela cuarta superior derecha del Hippidium angulatum Ameghino. Pampeano de Tarija. Según dibujo pu- blicado por Burmeister. tro que la muela dibujada es tan idéntica a las descriptas y figuradas por mí que me conduce a considerarlas todas como provenientes de la misma especie, que se habría extendido así, en su distribución geográfica, desde la llanura bonaerense hasta la montuosa región de Tarija. Algunas de las particularidades que distinguen a esa muela no se ls pasaron inadvertidas al doctor Burmeister, pero sólo las considera como variaciones del Hippidium principale. Al lado de los caracteres men- cionados por él, hay otros, sin embargo, que se le pasaron inadvertidos y que concuerdan de una manera tan perfecta con los ejemplares recogidos en Buenos Aires, que para mí no dejan duda de que tanto la una como las otras pertenecen a una misma especie, distinta del Hippidium prin- cipale. La muela dibujada por Burmeister (figura 1), y por él considerada 89 como la cuarta superior, tiene absolutamente el mismo tamaño y la misma construcción fundamental que la que dibujé en la figura 3 de la lámina 27 de mi obra (figura 2), determinándola como último pre- molar, es decir: precisamente también la muela cuarta. Entre los caracteres que cita Burmeister como notables en esta muela, se encuentra la figura irregular de las dos islas de esmalte internas, generalmente semilunares, mientras que acá son casi angu- losas en el lado interno; y luego la forma igualmente irregular del gran pliegue de esmalte interno que se dirige hacia adentro y hacia adelante separando los dos lóbulos internos de la muela. Estos caracteres no tienen para mí gran importancia, sin embargo, pues se trata de simples modificaciones en los repliegues de las lá- Fig. 2. Muela cuarta superior izquierda del Hippidium angulatum Ameghino. Pam- peano de Buenos Aires. minas de esmalte, los cuales no sólo sufren grandes variaciones indi- viduales, sino que se modifican de una manera notable a medida que la edad avanza. Mucha mayor importancia tienen los caracteres que el doctor Bur- meister pasa por alto, pero que se distinguen muy bien en el excelente dibujo que de dicha muela acompaña. Entre esos caracteres aparece a primera vista visible el modo de terminación en dos puntas casi agudas de la capa de esmalte externo que se extiende entre las tres aristas perpendiculares, como también el mismo modo de terminación de la parte externa de la hoja de esmalte que constituye el lado externo de las figuras semilunares, que se levantan sobre la corona formando puntas agudas sobresalientes; de este carácter deriva el nombre de Hippidium angulatum, con que distinguí a la especie. La arista perpendicular media del lado externo se presenta en el dibujo como más alta, o por lo menos tan alta como la del borde 90 anterior, particularidad que también cité como característica de esta especie y que no se presenta en el mismo grado en los dibujos de las muelas de los Hippidium principale e Hippidium neogeeum antes pu- blicados por Burmeister. Las dos aristas perpendiculares anteriores de la muela mencionada, forman, según el dibujo, ángulos que se dirigen hacia afuera, sin in- clinarse hacia adelante, carácter que he mencionado como distintivo de esta especie, mientras que en las dos especies antes citadas, las dos aristas forman ángulos más anchos y fuertemente inclinados ha- cia adelante. Reconócese, por fin, en el mismo dibujo, que la esquina formada por la arista perpendicular externa posterior es muy comprimida, casi angulosa, como la describí en mi obra, en vez de presentarse baja, ancha y redondeada como en las dos especies ya repetidas veces mencionadas. No da Burmeister más figura que la de la superficie masticatoria, ni dice nada sobre la forma del prisma y terminación de la base, pero menciona en cambio otro carácter particular de la corona, la ausencia de un gran repliegue de esmalte situado sobre el borde posterior de la superficie masticatoria detrás del último lóbulo, que penetra en ella dirigiéndose hacia adelante. Este repliegue falta igualmente en las dos muelas que dibujé en mi obra, aunque en el texto no men- cioné tal particularidad, precisamente por la razón expuesta más arri- ba de que no tienen gran importancia estas variaciones en la forma de los repliegues del esmalte. En efecto: si en ambas muelas no existe el mencionado repliegue, se encuentra, en cambio, en la superficie masticatoria del lóbulo posterior un pequeño manchón aislado de esmalte que evidentemente representa su punta interna, que quedó aislada por el desgaste de la muela. En la figura publicada por Burmeister falta hasta este manchón; pero a pesar de eso no puede abrigarse duda de que también existió el repliegue en edad menos avanzada. La circunstancia de que todas estas muelas han perdido ese re- pliegue particular del esmalte que se encuentra en las demás especies de Hippidium y en todas las especies del género Equus, me induce, sin embargo, a pensar que en realidad se trata de un carácter especí- fico. El Hippidium angulatum poseía evidentemente dicho repliegue, pero sin duda desaparecía por el desgaste en edad más temprana que en las demás especies del mismo género y del género Equus. En las muelas por mí publicadas se ven todavía sus vestigios en forma de manchones aislados de esmalte, mientras que en la publicada por Burmeister, proveniente sin duda de un individuo bastante más viejo, desapareció asimismo aquel vestigio. HIPPHAPLUS Ameghino AMEGHINO: «Boletin de la Academia Nacional de Ciencias», tomo VIIL, página 98, año 1885. — Idem: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 321, lámina 23, figuras 18 y 19, año 1889. Fundé.este género sobre una muela aislada procedente de la for- mación terciaria antigua del Paraná, incluyendo en él dos fragmentos de mandíbulas inferiores procedentes de dos distintos horizontes de la formación pampeana, cuyas piezas representan probablemente tres es- pecies diversas. >= La muela aislada que procede del oligoceno del Paraná y es tipo del . Hipphaplus entrerianus, fué por mí descripta en el tomo VIII del «Bo- letín de la Academia Nacional de Ciencias»; y en mi obra Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, repetí mi descripción, dando de ella dos dibujos: uno, vista por la co- rona; y otro, por su lado externo. Esta pieza forma parte de las colec- ciones del Museo provincial de Entre Ríos, en Paraná. No pude describir en detalle ni dibujar los otros dos trozos de man- díbulas procedentes de la formación pampeana, porque forman parte j de las colecciones del Museo de La Plata, que, como es sabido, no me son accesibles por razones injustificables de parte de su Dirección. De modo, pues, que según la única muela que he podido dibujar, estu- diar y describir en detalle, el Hipphaplus fué un animal cercano del Equus y más todavía del Hippidium, distinguiéndose de ellos por algunos caracteres que denotan una evolución poco avanzada, tales como la menor complicación de los repliegues del esmalte de las muelas y el escaso depósito de cemento que las envuelve. Ei doctor Burmeister, sin embargo, fundándose en el examen de * fragmentos que le fueron proporcionados por el Museo de La Plata y que se dice son los originales de mis descripciones, niega la existen- cia de este género, considerando las piezas mencionadas como prove- nientes de individuos muy viejos del Hippidium principale. He aquí lo que-al respecto dice en la página 8 del texto español de su obra: « Al fin debo hablar de algunos pedazos del maxilar inferior con las cuatro muelas posteriores, gastadas casi hasta la base del tronco de la muela, faltando en la cara masticatoria las dos revoluciones del esmalte, que ocupan el centro de cada lóbulo, saliendo de la capa de esmalte al lado interno de la muela, en lugar de la cual se ve solamente una pe- queña mancha central de esmalte en la dentina, mientras que la capa del esmalte está perfecta con un pequeño pliegue en medio de cada lóbulo. Se prueba por este objeto que me ha sido prestado del Museo Provincial de La Plata, que dichas revoluciones descienden más an- 92 gostas y pequeñas hacia abajo, terminando en punta cónica en el me- dio de la dentina poco antes que el tronco del diente se divida en las raíces (1). He examinado bien una muela inferior hendiéndola de arriba abajo en dirección longitudinal, y he visto la punta del pliegue terminado como he dicho». Debo hacer notar que la parte correspondiente del texto alemán es bastante más extensa y no concuerda con la parte castellana, discre- pando en puntos de importancia, sobre los cuales tendré ocasión: de volver. Mi posición es realmente difícil, pues me encuentro en presencia de una verdadera coalición de los Directores de los dos principales museos del país, dirigida evidentemente en mi contra, rebuscando los puntos en que yo pueda haber errado para ponerlos de relieve, facilitándose mutuamente los materiales necesarios, mientras que a mí ni siquiera me es permitido examinar los objetos que fueron míos y sobre los cuales hice mis primeras determinaciones. Mas no me arredro por eso, porque procedo con la mayor buena fe; y así como no tendré incon- veniente en rectificar los errores en que pueda haber incurrido cada vez que me dé cuenta de ellos o me sean demostrados con pruebas irre- futables y no con palabras ambiguas y razones infundadas, así también sostendré con firmeza mis opiniones cada vez que las encuentre con- firmadas por los hechos. En el presente caso, no encuentro en el párrafo transcripto la prueba evidente de que el Hipphaplus sea idéntico al Hippidium; y me duele que Burmeister, para refutar mis trabajos, haya recurrido a pedirle materiales al Museo de La Plata, que es un establecimiento que resulta un verdadero mare magnum o un caos, por lo que, en lugar de las piezas originales de mis determinaciones, bien pueden haberle sido mandados objetos que no tengan con ellas la menor relación; y razones me sobran para creer que en efecto ha sucedido -así. En la llamada del párrafo transcripto, Burmeister se limita a decir que sobre esos maxilares de individuos muy viejos he fundado el gé- nero Hipphaplus, mientras que en la correspondiente nota del texto alemán dice claramente que esos ejemplares le han sido remitidos como los originales de mi género Hipphaplus. En la misma nota del texto alemán habla de cuatro pedazos, mientras que yo nunca he po- seído más que dos, un fragmento de mandíbula inferior izquierda con las seis últimas muelas y otro fragmento también del lado izquierdo con sólo las tres últimas muelas. Hay más: en el párrafo transcripto habla Burmeister de « algunos pedazos del maxilar inferior con las (1) Nota del texto de Burmeister: «Por estos maxilares de individuos muy viejos el se- for Ameghino ha fundado un género aparte llamándolo Hipphaplus.» 93 cuatro muelas posteriores » y como de los dos ejemplares por mí de- terminados, uno tiene la fila completa de las seis muelas inferiores y el otro sólo las tres últimas muelas posteriores, es claro que él no ha dispuesto de los originales de mis descripciones, sino de otros objetos que se le han remitido como tales. Para bien de todos, sería de desear que no se repitieran tales con- fusiones; pero, como no está en mis manos evitarlo, declaro ahora una vez por todas, que, por cuanto se refiere a las colecciones del Museo ae La Plata, sólo acepto la responsabilidad de las determinaciones de aquellos objetos de los cuales he publicado dibujos o descripciones, porque permiten reconocerlos; y por cuanto se refiere a los demás no me hago responsable de las determinaciones que los acompañen, ni aunque lleven marbetes míos, pues éstos bien pueden haberse mezclado aplicándoselos luego a objetos completamente distintos de los indica- dos en ellos. La pretendida identificación del Hipphaplus con el Hippidium basada sobre piezas comunicadas a Burmeister a título de originales que me sirvieron de tipo para la fundación del género y que resulta no son tales, es evidentemente prematura; y sólo eso me dispensaría de examinarla más en detalle. Pero también conviene tener presente, para que a lo menos sirva de precedente, que el autor no debió guiarse por esas piezas sino por mis descripciones impresas (« Boletín de la Academia », etc., tomo VIII, página 98), porque entonces habría visto que a los objetos por él exa- minados le faltaban los principales caracteres genéricos distintivos del Hipphaplus y probablemente no lo habría reunido a Hippidium, o cuando menos para hacerlo hubiera esperado tener materiales compro- batorios de mayor importancia. Tampoco está demás poner de manifiesto que, aun admitiendo el caso de que los ejemplares por él examinados sean realmente los que determiné como del Hipphaplus, no aduce ningún hecho que pruebe su identidad con el Hippidium. Salta inmediatamente a la vista, que para dar una base sólida que permita al lector juzgar con criterio propio, habría debido acompañar el dibujo de uno de esos fragmentos de mandíbulas considerados como de Hipphaplus, lo que no ha hecho, contentándose con exponer en unas pocas líneas que la simplicidad de los repliegues del esmalte en las muelas del Hipphaplus es porque provienen de individuos muy viejos, en los que desaparecieron las complicaciones de los pliegues, y que las muelas son en realidad del Hippidium principale en su estado de vejez más avanzado. Debo también hacer resaltar que, según se desprende del mismo trabajo de Burmeister, él no conoce otra dentadura inferior de Hippi- 94 dium de una edad sumamente avanzada, que la mencionada como de Hipphaplus, de manera que le falta un término de comparación; de lo cual se desprende como consecuencia lógica que los tales fragmentos son atribuídos al Hippidium principale por una simple suposición, que quizá puede ser exacta, pero cuyos fundamentos no da el autor. ¿Por . qué en vez de provenir del Hippidium principale no provendrían más bien del Hippidium neogaeum o quizá también de una especie de verda- dero Equus? Es evidente que las muelas de individuos muy viejos de Hippidium principale deben haber perdido una parte considerable de las complica- ciones del esmaite, tomando así una forma parecida a las determinadas como de Hipphaplus, pero este desgaste senil no sólo es propio del Hippidium principale sino también de las demás especies de Hippi- dium, de las especies del género Equus y de todos los demás animales parecidos. Incluso el Hipphaplus, de Coni Dice Burmeister que las ondulaciones del esmalte en el centro de cada lóbulo, formadas por los dos pliegues entrantes del lado interno, faltan en las muelas determinadas como de Hipphaplus, en razón de la edad avanzada «del animal de que provienen, pero que ellas existieron en la juventud. Pero es bueno tener presente que yo no he negado que las muelas del Hipphaplus que obran en mi poder provengan de individuos viejos, puesto que las he reconocido como tales, ni tengo afirmado tampoco que no pudieran haber existido en la Juventud com- plicaciones internas del esmalte, sino que, por el contrario, en mi tra- bajo publicado en el « Boletín ide la Academia Nacional de Ciencias », (tomo VIII, página 98), reconozco que pueden haber existido tales complicaciones, cuya opinión repetí en mi última obra. El autor agrega en seguida que los objetos por él examinados des muestran que las complicaciones de los pliegues de esmalte entrantes del lado interno van estrechándose gradualmente hacia abajo hasta terminar en punta aguda, un poco antes de que el tronco (quiere decir el prisma) del diente se divida en las raíces, y que para convencerse bien de ello (texto alemán) ha partido una muela inferior de arriba hacia abajo encontrando la punta del pliegue terminada en la forma indicada. En realidad el autor pudo evitarse tal trabajo, pues es evidente que los pliegues de esmalte que desde la periferia penetran en la corona, por complicados que sean, siempre que se trate de muelas radiculadas tienen forzosamente que terminar en la base en la forma indicada, esto es: en un pliegue entrante corto y agudo. Este modo de terminación es, pues, propio no sólo del Hippidium principale, sino también de las de- más especies del mismo género, así como también del Hipphaplus, del Equus, del Protohippus, del Mesohippus, del Anchiterium, del Háip- parion y de todos los demás animales del mismo grupo; tal carácter 2 95 no puede, pues, indicar ni identidad, ni separación genérica o espe- cífica. Debido a esta misma modificación de los pliegues del esmalte según la edad, las muelas de los distintos miembros de una misma familia natural toman en la vejez un aspecto parecido, no proporcio- nando ya la mayor o menor complicación de los pliegues del esmalte ningún carácter distintivo. De lo expuesto se deduce que el autor no ha probado que el Hip- phaplus es idéntico al Hippidium, ni mucho menos que los ejemplares por él examinados pertenecen al Hippidium principale. A mi vez voy a repetir ahora los caracteres genéricos distintivos del Hipphaplus que publiqué en el « Boletín de la Academia Nacional de Ciencias >», ampliándolos como justificativo de mi insistencia en st separación genérica. Pero permítaseme antes una breve digresión con respecto a la distri- bución geológica de los distintos representantes de la familia de los caballos en nuestro país. El género Equus no se encuentra en la mitad inferior de la forma- ción pampeana (pisos ensenadense y belgranense) y aparece recién en su mitad superior (piso bonaerense); se hace muy abundante en la parte más moderna de la formación pampeana (piso lujanense); y prolonga por último considerablemente su existencia después de los tiempos postpampeanos, en la época cuaternaria (pisos querandino y platense). El género Hippidium es de época más antigua: aparece en la base de la formación pampeana (pisos ensenadense y belgranense) donde no hay restos de Equus; y se prolonga hasta la parte superior de la formación pampeana, en los pisos bonaerense y lujanense, donde es contemporáneo del caballo; pero no alcanza la época cuaternaria, ni se ha encontrado hasta ahora en ninguna formación anterior a la base del pampeano. El género Hipphaplus, según los pocos restos que conozco hasta ahora, aparece en época aún mucho más antigua, en el oligoceno del Paraná, extendiéndose hasta la parte basal y media de la formación pampeana, donde es contemporáneo del Hippidium; pero se extingue entes que éste, pues parece que en la parte superior de la formación no se encuentran sus vestigios. Esta distinta distribución geológica es un dato de no escasa impor- tancia, distintivo de los tres géneros. Veamos ahora los caracteres distintivos del Hipphaplus ya enunciados entes en parte, que puedan ser comprobados por el examen del dibujo de la última muela inferior que publiqué en mi obra Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, (lámina XXIII, figuras 18 y 19), que reproduzco en la figura 3. 96 El primer carácter distintivo que he mencionado es la menor com- plicación de los repliegues del esmalte; y aun admitiendo que los individuos viejos por mí examinados hayan tenido una mayor compli- cación de él en la juventud, nunca pudo ser tan considerable como en el Equus y el Hippidium, pues la complicación recién desaparece en és-. tos a unos 2 o 3 milímetros encima de la bifurcación de la raíz, mien- tras que la muela del Hipphaplus, cuyo prisma se extiende antes de la bifurcación de las raíces aproximadamente unos dos centímetros, carece ya de las mencionadas complicaciones, lo que según mi manera de ver demuestra que éstas desaparecían antes que en el Equus y el Hippidium por haber sido más superficiales y, de consiguiente, mucho menos complicadas, como lo indica muy bien la figura adjunta de la última Fig. 3. Ultima muela inferior izquierda del Hipphaplus entrerianus Ameghino. Oligoceno del Paraná. muela inferior. En el Hippidium y el Equus, esta muela presenta en el ángulo anterointerno un pliegue en a, que penetra en el lóbulo an- terior formando dos o más repliegues; este pliegue persiste hasta la edad más avanzada descendiendo hasta el nivel mismo de las raíces, pero aunque en la muela del Hipphaplus figurada, falta todavía mucho para que su desgaste llegue hasta el punto de bifurcación de las raíces, ya no presenta vestigios de dicho pliegue en la periferia de la muela, mientras que en los otros dos géneros su presencia se mani- fiesta inmediatamente por un surco perpendicular que desciende so- bre la misma raíz, hasta más abajo de la bifurcación, aunque a veces no es perceptible a causa de la espesa capa de cemento que envuelve a las muelas. Aunque las raíces no se conservan enteras, se conoce que eran muy largas y de base completamente cerrada, presentando este carácter probablemente en grado más elevado todavía que el Hippidium. De este largo de las raíces y de la menor complicación de los pliegues del 97 esmalte, deduzco que las muelas eran más cortas que en el Equus y el Hippidium, de corona más baja y de raíces más largas. En la superficie masticatoria de la muela sólo se ven penetrar dos grandes pliegues de esmalte, uno sobre el lado interno b y el otro so- bre el externo c, que corresponden a los dos pliegues opuestos que, Fig. 4. Ultima muela inferior izquierda del Hippidium neogaeum Lund. Pam- peano de Buenos Aires. - en el Equus y el Hippidium delimitan el lóbulo anterior, pero con forma, dirección y aspecto bastante diferentes. El examen de estos dos pliegues en los tres géneros, demuestra con la mayor evidencia que no podían unirse uno a otro. El pliegue in- terno b, es poco profundo en el Equus, pero muy ancho, formando Fig. 5. Ultima muela inferior izquierda del Equus rectidens H. Gervais y Ame- ghino. Pampeano de Buenos Aires. una curva regular. En el Hippidium, el mismo pliegue es muy pequeño, angosto, casi puntiagudo y poco profundo, o sea sumamente corto. En el Hipphaplus, este pliegue es un poco más ancho que en Hippidium y notablemente más angosto que en Equus, pero se distingue de am- bos por ser mucho más largo y profundo, sin terminar en punta aguda. Es evidente que ello no es el resultado del desgaste, porque, en- AMEGHINO — V. X - 1 98 tonces, conjuntamente con el ancho, habría disminuído el largo, mien- tras que éste es mayor que en individuos jóvenes del género Equus. El pliegue externo correspondiente c, es relativamente angosto en el Equus, pero profundo y largo, terminando en punta casi aguda, con un pequeño repliegue secundario en su parte posterior. El mismo plie- - gue es igualmente profundo, largo y puntiagudo en el Hippidium, pero un poco más ancho que en el Equus y sin el pequeño repliegue que presenta este último en su parte posterior. En el Hipphaplus este plie- gue se parece al del Hippidium, por carecer igualmente del pequeño repliegue secundario posterior, pero es todavía bastante más ancho que en este último género, no tan largo, y de extremidad redondeada, lo que tampoco puede ser atribuido a la edad, puesto que avanzando el desgaste del diente, el pliegue debería angostarse y no volverse más ancho; se trata, pues, de diferencias profundas, de valor positivamente genérico. La situación respectiva de los dos pliegues mencionados tampoco es igual en los tres géneros, y desde este punto de vista, concuerda mu- cho más el Hippidium con el Equus, que el Hipphaplus con cualquiera de los dos precedentes. En el Equus, y en el Hippidium los dos pliegues se encuentran más o menos a la misma distancia del borde anterior de la muela y se dirigen al interior de la corona en dirección completa- mente transversal, de donde resulta que ambos pliegues se encuentran perfectamente opuestos entre sí. No sucede lo mismo en el Hippha- plus: aquí los dos pliegues se presentan alternados, estando el del lado interno b, colocado bastante más adelante que el externo c, de manera que el lóbulo anterior es notablemente más ancho sobre el lado externo que sobre el interno; el gran pliegue externo c, ancho, corto y de extremidad redondeada, penetra en la corona en dirección transversal como en los otros dos géneros, pero el pliegue opuesto b, “ colocado más adelante, penetra, por el contrario, en la corona en di- rección oblicua, dirigiéndose acentuadamente hacia adentro y ha- cia atrás. i Inmediatamente detrás de este gran pliegue interno, hay una espe- cie de península d, que en el Hippidium es muy redondeada, poco sa- liente, pequeña y un poco inclinada hacia atrás. La misma península es en el Equus, mucho más desarrollada, angosta y larga, dirigiéndose oblicuamente hacia atrás. En el Hipphaplus, esta península es tan pro- nunciada o quizá más que en el Equus, pero en vez de dirigirse oblicua- mente hacia atrás, avanza oblicuamente hacia adelante en dirección perfectamente opuesta al pliegue entrante b, de donde resulta que la separación del género Hipphaplus aparece como aún más justificada que la del género Hippidium. La capa de esmalte que rodea la muela del Hipphaplus es muy grue- TA ] 99 sa y forma en la cara anterior de la muela una columna perpendicular bien acentuada, que falta en la misma muela de los otros dos géneros. Pero el carácter más particular de la capa de esmalte se encuentra en su superficie externa, la que en vez de ser lisa como en el Equus y el Hippidium es fuertemente arrugada, con las arrugas dirigidas invaria- blemente de arriba hacia abajo, formando estrías, surcos y pequeñas aristas perpendiculares, que le dan a la superficie del esmalte un as- pecto perfectamente característico. Unese a esta particularidad del esmalte, otra no menos notable de la cubierta de cemento que la cubre, que es sumamente delgada y probablemente falta por completo en las muelas de individuos algo jóvenes. En las especies del género Equus, el espesor de la capa de cemento que envuelve a las muelas aumenta gradualmente con la edad y lo mismo sucede con las del Hippidium de una manera todavía más acentuada. En la muela del Hipphaplus figurada, la capa de cemento falta en gran parte; y allí donde se conserva, se conoce que formaba una capa muy delgada, lo que es un distintivo notable para separar a este género de los dos precedentes. Esta diferencia es tanto más nota- ble, cuanto que el ancho de las muelas del Hipphaplus, relativamente considerable, en proporción del largo, es producido, aun en los mis- mos individuos viejos, por la masa de dentina y su envoltura de es- malte, mientras que sucede lo contrario en el Equus y sobre todo en el Hippidium. En este último género, las muelas de individuos muy vie- Jos, ya gastadas casi hasta cerca de la bifurcación de las raíces, son igualmente muy anchas, pero este mayor espesor es debido al grosor enorme del depósito de cemento que las rodea, diferencia notable con el Hipphaplus, que demuestra asimismo su separación genérica. Para concluir esta exposición de los caracteres que separan al Hip- phaplus del Equus y del Hippidium, según los escasos restos que del primer género conozco, quédame por mencionar una diferencia nota- ble en el tamaño relativo de algunas de las muelas inferiores, cuya importancia es igualmente considerable, porque también en este caso el Hipphaplus se desvía más de los otros dos géneros, que estos últimos entre sí. En el Equus y el Hippidium, la primera muela de la mandí- bula inferior (p., ), tiene aproximadamente el mismo largo que la última (m.3), 0 es a menudo más larga y a veces de una manera considerable, como sucede, por ejemplo, con el Equus Stenonis, pero nunca es más corta. En el Hipphaplus sucede precisamente lo contrario: la última muela inferior (m. 3) es considerablemente más larga que la primera (p. 2), cuya diferencia no permite unirlo a ninguno de los otros dos géneros y que al mismo tiempo demuestra que se trata de un tipo de evolución poco avanzada, como que también data de época geológica bastante más antigua. A 100 EOUUS RECTIDENS H. Gervais y Ameghino Equus rectidens. H. Gervais y AMEGHINO: Los mamiferos fósiles de la América del Sud, página 92, 1880. Moreno: Museo La Plata. Informe preliminar, etc., página 18, 1888. AMEGCHINO: Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Argen- tina, página 505, lámina 27, figura 8, y lámina 28, figura 5, 1889. Equus neogaeus Lund (parte). P. Gervais: Recherches sur les mammiferes fossiles de T'Amérique Méridionale, página 35. Atlas, lámina 7, figuras 2 y 3, 1855- Equus macrognathus Weddell (parte). P. GErvals: Obra citada. Atlas, lámina 7, figs. 2 y 3- Equus Devillei Gervais. BURMEISTER: «Anales del Museo Público de Buenos Aires», tomo I, página 248, lámina 13, figura 12. Equus neogaeus (Lund). BURMEISTER: Obra citada, mismo tomo, página 299. Equus argentinus (parte). BURMEISTER: Los caballos fósiles de la Pampa Argentina, páginas 55 y 356, lámina 4, figura 6, 1875. — Idem: Description physique de la République Argentine, tomo III, página 477, 1879. Equus curvidens (Owen). BURMEISTER: Los caballos fósiles de la Pampa Argentina; Suplemento, página 15, lámina 9, figuras 2 a 8, 1889. Equus andium (Wagner) ? BURMEISTER: Obra citada, página 25. Equus Lundi. Boas: Om em fossil Zebra-form fra Brasiliens Campos, en «Vidensk. Selsk. Skr. 6 Rákke. Naturvidensk. og math.», Afd. 1. Kjobenhavn. A pesar de que los restos de esta especie son los que se encuentran en la provincia Buenos Aires con mayor frecuencia, y que sus pri- meros vestigios fueron descubiertos hace cerca de medio siglo, recién ahora empieza a ser conocida de una manera algo satisfactoria. Los más antiguos restos de esta especie conocidos por mí, fueron descubiertos por Weddell en el depósito fosilífero de Tarija y llevados a París conjuntamente con numerosos huesos de Hippidium que ha- bían sido clasificados por Weddell como de un verdadero caballo, al que dió el nombre de Equus macrognathus. Allí esos restos fueron estudiados más detenidamente por Gervais, quien no reconoció - que pertenecían a dos animales muy distintos, identificándolos a todos con el Equus macrognathus de Weddell, especie a la cual a su vez identificó con el Equus neogaeus de Lund, pero erróneamente, pues en realidad corresponde al Equus principalis del mismo autor, especie que más tarde debía servir de tipo al nuevo género Hippidium. Entre esos restos, erróneamente atribuídos al Equus neogaeus, hay dos muelas de un verdadero Equus, cuyos dibujos da en la lámina 7, figuras 2 y 3 vistas únicamente por la corona, sin dar mayores detalles acerca de ellas. Esas muelas, identificadas por Leidy, Owen y Bur- meister con las del Equus curvidens, a causa de la conformación de los, pliegues de esmalte en la superficie de masticación, y por no conocer la forma del prisma de las muelas, que es completamente recto, y so- bre el cual Gervais no dice nada, pertenecen en realidad a una especie diferente: el Equus rectidens, fundada más tarde por mí en colabo- ración con el doctor H. Gervais. En la República Argentina, los primeros restos de esta especie fue- ron recogidos por el finado don Manuel Eguía, quien comunicó a 101 Burmeister la serie dentaria completa de las muelas inferiores del lado izquierdo. Esta dentadura fué descripta y dibujada por el venera- ble paleontólogo en el tomo primero de los « Ánales del Museo Público », (página 248), identificándola erróneamente con el Equus Devillei de Gervais, que es un Hippidium, y corresponde al verdadero Equus neo- gaeus de Lund. Pero el autor reconoce al final del mismo tomo la iden- tidad del Equus Devillei con el Equus neogaeus de Lund, denominación más antigua, inscribiendo de consiguiente la dentadura de la especie de Buenos Aires, que le había facilitado el señor Eguía, bajo el nombre de Equus neogaeus Lund. En 1875, en su notable monografía sobre los caballos fósiles de la Pampa, reconoce Burmeister la separación de los géneros Equus e Hippidium, comprendiendo entonces que la dentadura inferior por él identificada antes con el Equus Devillei de Gervais y el Equus neogaeus de Lund, provenía de un animal distinto, de un verdadero Equus, al cual identificó con tan poca suerte como en el caso anterior al Equus argentinus, que es una especie bien diferente y de conformación parti- cular que el autor fundó en el mismo trabajo sobre una muela supe- rior aislada procedente de la provincia San Luis. En 1880, fundé en colaboración con el doctor H. Gervais la nueva especie de caballo fósil que designamos con el nombre de Equus recti- dens a causa de sus muelas superiores aparentemente sin curva apre- ciable del prisma, y en contraposición al Equus curvidens de Owen, caracterizado por los prismas de sus muelas que son siempre muy arqueados. Al fundar esta especie teníamos a la vista cinco muelas superiores distintas pertenecientes a tres individuos diferentes; y, entre ellas, las dos muelas superiores figuradas por Pablo Gervais en su obra « Recherches », etc., (lámina VII, figuras 2 y 3), determinadas erróneamente como de Equus neogaeus. Los caracteres distintivos más notables de esta especie por mí mencionados, fueron la dirección recta o casi recta del prisma de las muelas y la formación, en edad relativa- mente temprana, de raíces bien separadas y cerradas. Desde esa fecha conseguí reunir una cantidad considerable de restos de la misma especie, desgraciadamente depositados en el Museo de La Plata, por lo cual no he podido dar de ellos ilustraciones, ni tampoco una descripción completa del esqueleto. Sin embargo, en mi obra Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, aparecida a mediados de 1889, di una descripción detallada del cráneo, incluso la mandíbula inferior, y de la dentadura completa, demostrando que la dentadura inferior atribuída por Burmeister prime- ramente al Equus neogaeus y después al Equus argentinus, tampoco provenía de esta especie, sino que correspondía a la dentadura inferior del Equus rectidens. | 102 Más o menos al mismo tiempo apareció la segunda parte de la mono- grafía de Burmeister (« Los caballos fósiles de la Pampa argentina »), como suplemento de la primera, en la que él también reconoce que la dentadura en cuestión no pertenece al Equus argentinus según antes lo había creído; pero si me asombró la sorprendente conclusión de que ella proviene del Equus curvidens de Owen; más aumentó mi sorpresa la descripción, con ilustraciones, de cráneos y dentaduras completas de individuos adultos y jóvenes, determinados por Burmeis- ter, como de Equus curvidens, piezas que lejos de pertenecer a esta especie, presentan todos los caracteres distintivos de mi Equus rectidens. El autor pasa sucesivamente en revista, describiéndolos más o me- nos detalladamente, el cráneo y la dentadura de un individuo viejo, un cráneo y la dentadura de un individuo joven y la mandíbula y dentadura inferior de individuos jóvenes y adultos, pero sin-que en todo el curso de su disertación se encuentre una sola palabra que explique las razones que lo han conducido a atribuir esos diferentes restos al Equus curvidens más bien que a cualquiera otra especie. En cambio, al pie de la página 19 se encuentra la llamada que paso a transcribir: « He visto un cráneo bastante deteriorado de un animal muy viejo, que me ha sido mandado para mi inspección, del Museo provincial de La Plata, como original del Equus rectidens de Ameghino (Les mam- miféres fossiles de l'Amérique du Sud, página 92, número 135, Pa- rís, 1880). No se diferencia en nada más del cráneo conservado en el Museo Nacional del Equus curvidens, que por el desgastamiento más fuerte del prisma dental, teniendo en el estado de su cualidad actual apenas una pulgada de alto la figura recta, porque le falta la porción superior antes encorvada». De manera que si Burmeister en todas partes se abstiene de mani- festar cuáles son las razones por las cuales atribuye esos restos al Equus curvidens no por eso deja escapar la oportunidad de dar a comprender que he fundado el Equus rectidens sobre restos del Equus curvidens; y que el carácter por mí atribuído a aquella especie, de presentar las muelas superiores casi rectas, es debido a que he examinado individuos muy viejos, en los cuales ya habían perdido las muelas la parte ar- queada, no quedando de ellas más que la parte basal recta o casi recta, circunstancia, esta, que me habría inducido en error. Es ocasión de volver a poner de relieve cómo se prescinde de los materiales que comprueban mis determinaciones, para no escoger más que aquellos que en apariencia las contradicen, como si ex profeso se intentara aumentar la obscuridad en vez de intentar hacer la luz. Puesto que el autor no se ocupa en ninguna otra parte del Equus rectidens, ¿con qué objeto cita ese cráneo que dice ser de un individuo muy viejo, por cuya razón muestra las muelas rectas? 103 Es demasiado sabido que en todos los representantes de la familia de los équidos, cuando las muelas superiores han perdido por efecto de su desgaste la mayor parte del prisma, la parte basal que queda se presenta perfectamente recta. No podía, pues, suponer, sin te- ner las pruebas de ello, que yo hubiera fundado la especie sobre muelas de individuos completamente deformados por la edad. El autor que cita ese cráneo de individuo viejo como el original de mi Equus rectidens y que a continuación menciona la obra en que la especie fué fundada, habría debido ver que en ella no menciono ese cráneo IA AR més oe / * ..4P y el . ] e 5 4 a A AT e . PR Ni Pi A > Ego : a ES 1 ¿ 4 Z a NUESALES E A + ES Ea DIOS IA y e: A Fig. 6. Penúltima muela su- perior derecha (m2) del Equus rectidens H. Gervais y Ameghi- no, vista por la corona, en ta- maño natural. A pilar interno anterior; P pilar interno poste- rior; B repliegue secundario an- terior del pilar interno posterior; C repliegue opuesto posterior its cad dio del pilar interno posterior. Piso Fig. 7. La misma muela, vista lujanense de la formación pam- de lado, por su cara perpen- peana, en Luján. dicular anterior; tamaño natural. viejo, sino cinco muelas superiores aisladas, una de las cuales puede verla figurada en la lámina 27, de mi última obra ya mencionada, y convencerse de que ella, en vez de tener apenas una pulgada de largo arriba de la bifurcación de las raíces, tiene un prisma de unos cinco centímetros de largo, lo que no impide que sea casi completamente recto, como lo demuestran las figuras adjuntas, que representan una muela superior de esta especie. Por otra parte, los materiales que de ella llevé al Museo de La Plata, todos rigurosamente determinados, eran numerosos; hay allí cráneos más o menos enteros, y otros casi intactos, tanto de individuos muy viejos, como de jóvenes, habiéndolos con parte de la dentición de leche. ¿Por qué, entonces, en vez del cráneo incompleto y suma- mente viejo, en el cual las muelas están ya gastadas casi hasta la boca, 104 no pidió Burmeister los otros materiales; o por qué no le fueron remi- tidos para impedir que cayera en el error de creer que ése era el original que sirvió de tipo a la fundación de la especie ? El cráneo que menciona es probablemente uno de los más viejos que del Equus rectidens yo había reunido; y que Burmeister lo encuen- tre en un todo igual al que describe como de Equus curvidens, con ex- cepción de las muelas, por estar muy gastadas, sólo prueba que el cráneo que él describe y dibuja como de Equus curvidens es en reali- dad de Equus rectidens. El Equus curvidens ha sido fundado por Owen, sobre una muela superior de una conformación parecida a la del caballo doméstico, pero que se distingue fácilmente por su prisma, que es bastante más arqueado que en las muelas del caballo actual. Luego se encontraron en distintos puntos de Sud América otras muelas parecidas, conjunta- mente con otras de la mandíbula inferior, que presentan una identidad casi perfecta con las mismas del caballo doméstico. En 1875, Burmeister, en su monografía sobre los caballos fósiles argentinos, menciona detenidamente el Equus curvidens, del cual re- produce la figura de la corona de la muela superior descripta por Owen, estampando repetidas veces y en distintos puntos, que se distingue so- bre todo por la fuerte encorvadura de sus prismas, Ahora, ¡cosa singular! describe numerosas piezas como de Equus curvidens, sin recordar en ninguna parte lo que antes ha escrito al respecto, ni mencionar para nada los trabajos de sus predecesores, cuando lo natural era que empezara por exponer los caracteres funda- mentales que le obligaban a designar a esos restos con tal nombre específico. El distintivo más notable y fundamental del Equus curvidens, según los restos hasta ahora conocidos, consiste, como lo demostró Owen y lo confirmaron luego otros autores, en el fuerte encorvamiento de las muelas superiores, de cuyo carácter se deriva el nombre específico. ¿Cómo se concibe entonces una descripción del cráneo del Equus curvidens, desconocido hasta ahora, sin asegurarse antes por medio del examen de la curva de las muelas, que se trata realmente de la mencionada especie? Y sin embargo, esto es lo que ha hecho Bur- meister; ha descripto el cráneo y la dentadura del Equus rectidens bajo el nombre de Equus curvidens, sin exponer las razones en que funda tal identificación y sin decir ni una sola palabra acerca del grado de encorvadura que presentan las muelas superiores, que es el únizo medio de comprobar su identificación. Las muelas por él descriptas, hasta cierto punto con minuciosidad, a pesar del olvido del grado de encorvadura de sus prismas, son mucho más rectas que las del Equus curvidens, y hasta algo más rectas que 7 di > pri? AA 1 > 3 105 las del caballo doméstico, especie que, entre los representantes de la familia, pasaba por ser la de prismas dentarios más rectos. No es mi objeto ahora hacer una comparación detallada entre el Equus curvidens y el Equus rectidens, que tampoco sería posible, por- que aún no se conoce un cráneo ni siquiera imperfecto de la primera especie, sino tan sólo muelas aisladas superiores y la serie completa de las inferiores. Voy, pues, sólo a demostrar de una manera abreviada las diferencias más notables que existen entre ambas especies, para que se vea la falta de fundamento con que Burmeister las ha reunido en una sola, aunque haya tenido que pasar por alto sus trabajos anteriores. O Fig. 8. Muela inferior derecha, poco gastada todavía, de Equus curvidens Owen, tamaño natural. Formación pampeana de Luján (provincia Buenos Aires). A, peque- ño repliegue secundario externo. El resultado de esta comparación demostrará que, por los caracteres generales de la dentadura el Equus rectidens se acerca más al Hip- pidium que al caballo doméstico, exceptuado, naturalmente, la curva de las muelas, por la cual, por el contrario, presenta un mayor pare- cido con el caballo actual. El Equus curvidens, al contrario, con excep- ción de la gran curva de los prismas dentarios superiores que lo acer- can al Hippidium, se separa más de este género que el Equus rectidens, y más aún que el caballo doméstico, algunos de cuyos caracteres re- produce de una manera aún más acentuada. Las muelas del Equus rectidens, muestran en la mandíbula inferior una conformación muy parecida a la del caballo doméstico, con excep- ción del gran pliegue de esmalte externo que separa a los dos lóbulos que componen cada muela. En el Equus caballus este pliegue es largo, muy angosto y con un pequeño repliegue secundario en su rama pos- terior, muy acentuado y siempre presente hasta que las muelas no queden completamente gastadas. En el Equus rectidens este pliegue externo es más corto, más ancho y generalmente sin el pequeño re- pliegue de la rama posterior, con excepción de las muelas completa- mente nuevas; pero asimiemo, cuando este repliegue existe, está ape- nas indicado, siendo a veces verdaderamente difícil reconocerlo, mien- tras que en el Equus caballus y demás especies del mismo género 106 descriptas hasta ahora, es siempre muy visible. En el Hippidium el gran pliegue externo es siempre corto, ancho y sin el menor vestigio del pequeño repliegue de la rama posterior. El Equus rectidens, sin reproducir la misma forma, se acerca, pues, más al Hippidium que a los verdaderos caballos. Las muelas inferiores del Equus curvidens, presentan, por el contrario, el pliegue externo largo, angosto y con el pequeño repliegue de la rama posterior siempre presente y bien acen- tuado, tal como lo indica la antecedente figura número 8. Este carácter está muy bien comprobado, presentándose idéntico en la muela de Chile, figurada por Gervais en la obra de Gay; recono- cida como de Equus curvidens, en las figuradas por Lund procedentes de las cavernas de Brasil; y en los numerosos ejemplares recogidos en la provincia Buenos Aires. Fig. 9. Muela inferior derecha de Equus rectidens H. Gervais y Ameghino. Tamaño natural. For- mación pampeana de Luján. Además de estas diferencias, las muelas inferiores del Equus cur- videns se distinguen de las del Equus rectidens por ser proporcional- mente a su largo bastante más angostas y con los dos lóbulos más aplas- tados sobre el lado interno. Diferencias no menos importantes se observan en la forma de los repliegues internos del esmalte. Los dos pliegues que sobre el lado interno de las muelas penetran en la corona, uno en cada lóbulo, se extienden en el interior de adelante hacia atrás, formando una figura muy larga y angosta, como aplastada sobre el lado externo y que ter- mina adelante y atrás en ángulos estrechos más o menos agudos; en el Equus rectidens (figura 9) estos pliegues son mucho más cortos y menos aplastados, terminando adelante y atrás en ángulos más cortos y más redondeados. En la mandíbula superior, la diferencia entre las muelas de ambas especies es más considerable todavía, a pesar de que en la forma de los repliegues del esmalte, tanto el Equus rectidens como el Equus curvidens se parecen tanto al Equus caballus, que sólo por medio de un examen muy minucioso se han podido comprobar diferencias cons- tantes y, por consiguiente, de valor específico. 107 La superficie de masticación de las muelas superiores del Equus curvidens, concuerda en su conformación general con las del Equus caballus, excepción sea hecha de algunos detalles secundarios. Una de las primeras diferencias que saltan a la vista es la menor complicación de los pliegues del esmalte del Equus curvidens compa- rado al del Equus caballus; pero desde este punto de vista, no se dis- tingue del Equus rectidens, que presenta igual simplicidad. Mayor importancia tiene la figura del repliegue de esmalte, que en la corona forma la columna interna posterior P. Este repliegue, en el Equus caballus, cuando las muelas están todavía poco gastadas, se Fig. 10. Muela superior izquierda de Equus curvidens Owen, todavía no completamente atacada por la masticación, en su tamaño natural. A, pilar interno anterior; P, pilar inter- no posterior, B, repliegue secunda- rio anterior del pilar interno poste- rior; C, repliegue opuesto posterior del mismo pilar. Piso bonaerense de la formación pampeana de La Plata. Fig. 11, Muela superior derecha de Equus curvidens Owen, de un individuo viejo; mismas letras que la figura anterior. Piso bonaerense de la formación pampeana de La Plata. dirige oblicuamente hacia atrás y hacia adentro formando una es- quina corta, ancha y redondeada, limitada adelante por una línea de esmalte casi recta, que se dirige hacia adelante y hacia afuera, y atrás por el pequeño repliegue de esmalte C. En el Equus curvidens, esta misma figura de esmalte P, es más angosta y puntiaguda, formando una especie de península bien delimitada, que se une al resto de la corona por un istmo angosto, limitado atrás por el repliegue de es- malte C, y adelante por el pequeño repliegue secundario opuesto B. Este repliegue B falta en el Equus caballus; y ¡aunque siempre está presente en el Equus curvidens, resulta menos perceptible a medida que avanza el desgaste de las muelas, por lo cual es poco visible en la figura de la muela de esta especie dada por Owen. Las figuras 10 y 11, de las coronas de dos muelas del Equus curvidens, la primera de un individuo en el cual la corona no estaba todavía completamente 108 atacada por la masticación, y la segunda de un individuo más viejo en el que ya el desgaste de las muelas estaba bastante avanzado, mues- tran perfectamente bien marcado el mencionado pequeño repliegue secundario B. Este pequeño repliegue secundario B se encuentra tam- bién en las muelas del género Hippidium, y muy acentuado en algunas especies, según puede verse por la muela representada en la figura 12. En el Equus rectidens se tiene una conformación bastante distinta: la figura del pliegue P es más corta, más ancha y más redondeada que en el Equus curvidens, sin terminar en punta sobre el lado postero- interno; estos caracteres son más acentuados todavía que en el caballo A EME) Fig. 12 Muela superior izquierda de Hippi- dium compressidens Ameghino. Mismas letras que las figuras precedentes. Piso ensenadense de la formación pampeana de La Plata. doméstico, de manera que éste se coloca entre el Equus rectidens y el Equus curvidens. En razón de su ensanchamiento, tampoco presenta la figura de esmalte P del Equus rectidens, el istmo que hacia adelante muestra en las muelas del Equus curvidens, faltándoles: también, de consiguiente, el pequeño repliegue secundario B que delimita hacia adelante el mencionado istmo. Por estos caracteres el Equus curvidens se parece al Hippidium y el Equus rectidens al Equus caballus, cuyos mencionados rasgos presenta más acentuados todavía. Un tercer carácter de importancia para el presente estudio, aparece en las dimensiones relativas de los contornos de las coronas de las muelas. En todas estas especies, la corona representa un cuadrado más o menos perfecto. En el Equus caballus adulto, el diámetro antero- posterior de la corona es sensiblemente igual al diámetro transverso, aunque éste es a menudo un poco menor que el diámetro longitudinal. En el Equus curvidens, la superficie masticatoria de las muelas repre- senta un cuadrado más perfecto, en el cual el diámetro anteroposterior € _ "A A 109 es igual o poco menos al diámetro transverso. En el Equus rectidens, al contrario, el diámetro transverso es constantemente un poco mayor que el diámetro anteroposterior, o lo que es lo mismo: las coronas son más anchas que largas, cuyo carácter está muy bien indicado en la figura que da Burmeister de las muelas superiores (figura 13). Una región importante en las muelas de los caballos, que general- mente proporciona caracteres distintivos de importancia, es la gran columna internoanterior de las muelas superiores que forma en la corona la figura de esmalte A en forma de península. Esta columna y la figura de esmalte correspondiente es relativamente menos an- gosta y más aplastada en el Equus curvidens (2) que en la especie actual. Es demasiado conocida la importancia de los caracteres que proporciona esta columna para la distinción no sólo de las especies, sino también de los géneros. En el Paleotherium y el Anchitherium esta columna interna anterior no se destaca, presentándose sus muelas simplemente bilobadas en el lado interno. Cuando las muelas no están muy gastadas, el pilar anterior se presenta independiente en el Paleo- plotherium, sin que la figura del esmalte se una al resto de la corona, formando como una isla. En el Hipparion este mismo pilar interno- anterior se presenta aislado como en el Paleoplotherium durante la ju- ventud, pero más tarde se reune al lóbulo anterior, formando entonces como una península relativamente pequeña y convexa en el lado interno. En el Protohippus y el Hippidium las dos columnas internas ante- rior y posterior son más o menos iguales, ambas redondeadas y con- vexas en el lado interno. Sólo en el Equus, que es el más moderno de todos los géneros men- cionados, el pilar o columna anterior es considerablemente más grande que la posterior y más aplastada en el lado interno. Pero también las diferentes especies de este género presentan en la conformación de di- cha columna diferencias, que sin duda pasan desapercibidas para el ojo inexperimentado, pero son fácilmente perceptibles para el paleontólogo, por cuanto tienen una importancia capital para la distinción de las dis- tintas etapas de evolución por las cuales han pasado sucesivamente las especies. Obsérvase así, por regla general, con muy pocas excepciones, que las especies de caballos más antiguas presentan la mencionada co- lumna interna anterior más pequeña, de menor diámetro anteroposterior, de extremidades más redondeadas y más convexas en el lado interno, mostrando así una transición evidente a los géneros Hipparion, Proto- (2) En mi obra Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República drgentina, página 504, he dicho por error, que esta columna es en el Equus curvidens «más angosta y menos aplastada» en vez de «¿menos angosta y más cplastada». — F. A. Este error ha desaparecido en el lugar correspondiente (página 258 del volumen VIT) de esta edición. — A. J. T. 110 P Fig. 13.3 La serie de las seis muelas superiores del lado izquierdo del Equus rectidens H.“ Gervais y Ameghino, según Burmeister, que las ha publi- cado como del Equus curvidens Owen. Tamaño natural. Formación pampeana de Tarija (Plioceno). A, pilar interno anterior; 2”, pilar interno posterior. hippus e Hippidium, mientras que en las especies más recientes la mis- ma columna adquiere mayores pro- porciones, se ensancha aumentando su diámetro anteroposterior, se ha- - ce acuminada en sus dos extremos y aplastada en el lado interno, se- parándose así de los géneros prece- dentemente nombrados más que las especies de época anterior. Así los llamados Equus sivalensis Falconer y Cautley, del plioceno de India; y el Equus Stenonis Cochi, del plio- ceno de Italia; y el Equus crenidens Cope, del plioceno de Tejas, en Es- tados Unidos, son las especies que presentan el pilar interno anterior más angosto; mientras que el caba- llo actual, Equus caballus, es el que lo tiene más ancho o sea de mayor diámetro anteroposterior. Pero para poder comparar con fruto, sin incurrir en errores, los ejemplares de diversos individuos o de distintas especies, es preciso ser- virse de muelas que hayan pertene- cido a individuos más o menos de una misma edad, pues la anchura de la columna mencionada varía según el grado de desgaste que presentan las muelas. La columna interna an- terior, antes de que la muela esté atacada por la masticación se pre- senta angosta y redondeada en la cúspide, y su anchura aumenta a medida que se desgasta, presentando el ancho máximo en la muela to- davía joven, en la que ya se encuen- tra gastada por la masticación toda la superficie del prisma. A partir de este momento, a medida que avanza el gesgaste, disminuye el ancho de la columna interna, hasta reducirse en época avanzada a una mitad del tamaño que presenta en la juventud. _——A Á.—=— -==_———— RRA nn To es 111 En el ancho relativo de la columna interna anterior, sólo una es- pecie aventaja al caballo doméstico: el Equus curvidens, que por este carácter sobrepasa en su evolución a todas las demás especies. En el caballo doméstico actual, el ancho del pilar interno anterior equivale siempre a un poco más de la mitad del diámetro antero- posterior de la muela. En el Equus rectidens, la columna interna tam- bién es bastante ancha, aunque no tanto como en el caballo doméstico, a no ser en muy raras excepciones; el ancho de la columna interna anterior es, en esta especie, equivalente a un poco más del tercio del diámetro anteroposterior de la muela, y raramente a un poco me- nos de la mitad, o a la mitad, como en el caballo doméstico; en la serie de muelas figurada por Burmeister las hay que muestran la men- cionada columna algo más ancha, pero si no es debido a un error de proporción en el dibujo, representan casos realmente excepcionales. En el Equus curvidens, el ancho de la columna no sólo es mayor que en el Equus rectidens, sino que, como ya lo he dicho antes, sobrepasa en esto al mismo Equus caballus. De las muelas del Equus curvidens que me son conocidas, la descripta y figurada por Owen es aquella en que encuentro la columna más angosta, y su ancho equivale, sin em- bargo, por lo menos a una mitad del diámetro anteroposterior de la muela, lo cual constituye un carácter de importancia, si se tiene pre- sente que el mencionado ejemplar, sin ser viejo, es ya bastante gastado por la masticación. * En las muelas del Equus curvidens poco gastadas todavía, que tengo a mi disposición, encuentro el ancho de la columna interna anterior constantemente algo mayor que el diámetro anteroposterior de la muela, de donde resulta que lejos de poder unirse el Equus rectidens al Equus curvidens, el Equus caballus se coloca entre ambas especies por los caracteres de la columna interna anterior. Sí en vez del ancho de la columna se considera su grado de aplas- tamiento, se llega a idéntica conclusión. La especie que presenta la columna más aplastada es el Equus caballus, siendo sobrepasado en este carácter, come en el caso precedente, sólo por el Equus curvidens, mientras que, al contrario, el Equus rectidens tiene dicha columna de mayor diámetro transverso que en el caballo doméstico. Como se trata de caracteres cuyas diferencias se miden a menudo por menos de un milímetro, y las individuales, o de diente a diente, de un mismo individuo son a veces notables, no queriendo confiar en la vista, que a menudo engaña, para evitar toda causa de error he recurrido a las medidas de un cierto número de ejemplares para luego tomar el término medio. He reunido seis muelas superiores de Equus curvidens de individuos diferentes, puesto que no dispongo de una se- rie completa de un mismo individuo, y dos series completas de Equus 112 caballus y Equus rectidens, midiendo luego en cada diente el diámetro anteroposterior máximo del pilar interno anterior y su diámetro trans- verso tomado al nivel del ángulo anteroinferior interno del gran plie- gue que divide a los dos lóbulos de la muela, el grueso de la hoja de esmalte inclusive, y el término medio me ha dado el siguiente resultado: Diámetro del pilar interno anterior anteroposterior transverso Equus CUrvidenS....omoonooccnononnnncnnannannocan ers 0”0135 4 Equus COADQlUS ..ocoococoncccnnconananaronanrnn anno 0 0130 5 Equus rectiddenS ...oooormoooommmnncnonorcariananccano» 0 0120 6 De esto se deduce que, aunque la diferencia entre el Equus curvidens y el Equus caballus no sea muy grande, el primero tiene, sin embargo, la columna interna un poco más aplastada que el segundo; pero en el Equus rectidens la diferencia es mucho más notable, presentando la columna bastante menos aplastada que en el Equus caballus, de manera que este último se interpone también entre las otras dos especies. Al examinar las muelas, estas diferencias saltan inmediatamente a la vista, sin recurrir a medidas. En las muelas del Equus rectidens se ve que el borde interno de la columna mencionada, forma de ade- lante hacia atrás una columna casi recta, raras veces deprimida en el medio y en todo caso siempre de una manera muy poco acentuada, mientras que en otros casos forma una pequeña convexidad. En el Equus caballus este borde interno no es recto sino onduloso, con la ondulación más acentuada y formando una curva cóncava en el interior del pilar, que además produce una pequeña depresión perpendicular sobre toda su superficie interna. En el Equus curvidens, este borde no. es ni recto ni ondulado, sino que forma una curva prolongada y bas- tante acentuada cuya concavidad penetra a veces en el interior del pilar, produciendo en toda la longitud de éste una fuerte depresión perpendicular ancha y profunda. Podría encontrar también algunas diferencias en llos repliegues semilunares del esmalte del interior de la corona y en la forma de los listones perpendiculares externos, pero ello me exigiría demasiado es- pacio y me parece hasta cierto punto superfluo; de modo, pues, que voy a examinar todavía sólo los dos principales caracteres que al fun- dar la especie le atribuí al Equus rectidens: el dde que las raíces de las muelas se obliteran en él en edad más temprana que en el Equus caballus y la dirección recta o casi recta de sus prismas dentarios su- periores. En el caballo doméstico, las muelas superiores permanentes no mues- tran raíces distintas o aparentes sino cuando ya han entrado en fun- 113 ción, presentando su completo desarrollo con una longitud del prisma dentario de unos 8 centímetros; entonces empiezan a destacarse las raíces en forma de conos cortos y truncados, completamente abiertos en la base, que se van alargando progresivamente a medida que se desgasta la corona hasta que cuando el desgaste del prisma ha alcanzado un poco más de la mitad de su longitud, las raíces se cierran presen- tando entonces una forma cónica, pero siempre son cortas y poco separadas. En el género Hippidium se cierran a una edad mucho más temprana y son considerablemente más largas y divergentes que en el Equus caballus. En el Equus rectidens también las muelas han tenido raíces más largas y divergentes que en el caballo doméstico, y que, como en el Hippidium, se cerraban en época más temprana. En individuos ya bastante viejos, cuyos prismas encima de la división de las raíces ya no tisnen más que 6 centímetros de elevación, las raíces completa- mente cerradas alcanzan una longitud de más de tres centímetros, lo que nunca sucede con el caballo doméstico. Vista, sin embargo, la aseveración de Burmeister de que el Equus rectidens está fundado en individuos muy viejos de Equus curvidens, he llevado mi examen mucho más lejos para demostrar la ligereza con que este juicio ha sido emitido. Me he procurado la tercera muela su- perior (p.* ) del Equus rectidens, del Equus curvidens y del Equus caballus doméstico, cuyos tres ejemplares provienen con poca diferencia, de individuos de la misma edad, para poder así compararlos con pro- vecho y colocar sus resultados fuera de toda discusión. La muela del Equus caballus, que proviene de un individuo cuyos dos incisivos superiores externos de cada lado conservan todavía vestigios sin rellenar de los pozos de esmalte de la corona, tiene en línea recta una longitud máxima de 82 milímetros; de éstos corresponden a las raíces 15 milímetros. Estas raíces de base ancha, se conservan todavía completamente abiertas, terminando en un borde delgado, no más grueso que una hoja de papel. La muela del Equus curvidens, cuya corona muestra la figura 10, proviene de un individuo un poco más joven y tiene 9 centímetros de largo, de los que sólo 5 o 6 milímetros corresponden a las raíces, que están un poco destruídas en su parte inferior, donde quizá les falta uno o dos milímetros a lo sumo. Aquí hay que tener en cuenta que si las raíces son mucho más cortas, el prisma es un poco más largo que el de la otra muela, conociéndose además por el espesor poco consi- derable de la base abierta de las raíces que éstas no podían prolon- garse mucho más, pero que probablemente se conservaban abiertas hasta una edad avanzada. Esto confirma la deducción que hizo Owen de que el Equus curvidens AMEGHINO —V., X 8 114 tenía muelas de prismas más largos que el caballo actual, a lo que puedo agregar que las raíces, cuando habían alcanzado su completo desarrollo, debían ser notablemente más cortas. Esto está también confirmado por la muela de Equus curvidens re- presentada en las figuras 16 y 17, vista por la corona y de lado; esta muela, que proviene de un individuo ya bastante viejo, presenta las raíces rotas, pero por las roturas se conoce que éstas estaban ya for- madas, que eran muy cortas y de base todavía abierta. La muela del Equus rectidens tiene 87 milímetros de largo, pero desgraciadamente también con las raíces rotas, conociéndose que aún se prolongaban por una extensión considerable. Por lo sobresaliente de las aristas de la superficie masticatoria se conoce que esta muela era de un individuo más joven que la del Equus cavallus examinada más arriba, como lo demuestra, además, la mayor longitud de su pris- ma dentario. De estos 87 milímetros de largo, las partes existentes de las raíces sólo ocupan 6 milímetros, pero las bases de las raíces se presentan ya bien separadas, perfectamente formadas y con paredes muy gruesas, cuyas roturas dejan ver una cavidad muy pequeña. Estas raíces, cuya parte perdida alcanza quizá a un centímetro de largo, ya estaban casi cerradas, mientras que en una muela del mismo largo, proveniente del caballo doméstico, las raíces empiezan apenas a dise- ñarse. Con razón he dicho, pues, que el Equus rectidens se distingue por las raíces de sus muelas, que se obliteraban a edad más temprana que en el Equus caballus; y agrego ahora que también más que en el Equus curvidens. Queda por examinar el carácter del arqueamiento de los prismas dentarios de las muelas superiores, que es carácter de fundamental importancia para la distinción del Equus curvidens y del Equus recti- dens, puesto que de su mayor o menor grado de desarrollo se derivan sus respectivos nombres específicos. Debe recordarse que en los mamíferos, el grado de arqueamiento de las muelas y su dirección no sufren variaciones individuales en los representantes de una misma especie, o ellas son insignificantes, carac- terizando también a menudo un género, y a veces hasta los represen- tantes de toda una familia. Es, pues, un carácter de importancia, que una vez determinado en tal o cual grado de desarrollo como distintivo de una especie, no es dado prescindir de él. Mucho menos era posible hacerlo en este caso puesto que Owen distinguió su Equus curvidens por la fuerte encorvadura del prisma dentario, y puesto que por mi parte distinguí el Equus rectidens por la dirección casi recta de los mismos prismas. Para esta comparación voy a servirme de los mismos ejemplares de la tercera muela superior (p. +) que me sirvieron para la comparación 115 del desarrollo relativo de las raíces, pues se prestan a ello por el poco desgaste de sus prismas dentarios. Es sabido que, entre las especies del género Equus, el caballo do- méstico es el que presenta los prismas dentarios superiores menos arqueados, a tal punto que cuando las muelas se presentan gastadas hasta la mitad de su largo, los prismas aparecen como completamente rectos. He trazado la curva externa de la muela superior del Equus ER > 5 A O rr te tdi Fig. 14. Muela superior dere- cha de Equus rectidens H. Ger- vais y Ameghino, que recien em- pezaba a ser atacada por la masticación. Piso lujanense de la formación pampeana de Luján. Fig. 15. La misma muela vis- ta de lado, por su cara perpen- dicular anterior. caballus y me ha dado un arco de círculo cuyo radio mide 132 milí- metros de largo. La ya mencionada curva externa de la misma muela del Equus rec- tidens, cuyo prisma sin las raíces tiene más de 8 centímetros de largo, me ha dado un arco de círculo cuyo radio mide 15 centímetros de largo; y esta muela es, pues, considerablemente más recta que la del caballo doméstico considerado hasta ahora como el que tiene muelas más rectas. Esta dirección más recta del prisma tampoco es debida a un desgaste de la parte superior encorvada, según ha sido supuesto; si el desgaste del prisma en casi la mitad de su longitud hacz que la muel= representada en la figura 7 aparezca a la vista como completamente 116 recta, en cambio la que representa la figura 15, proveniente de un indi- viduo joven y cuya corona (figura 14) recién empezaba a ser atacada por la masticación, mostrando así el prisma todavía intacto y con su - arqueamiento máximo, su curva externa forma un arco de círculo cuyo radio sólo tiene 148 milímetros de largo. De modo, pues, que es evi- dente que el Equus rectidens es de prismas dentarios mucho más rectos: que el Equus caballus. Fig. 16. Muela superior derecha de Equus curvidens Owen, bas- tante vieja. Las mismas letras que en las figuras 10 a 12. Piso bonae- rense de la formación pampeana de La Plata (plioceno medio). El tamaño aparentemente pequeño de esta muela es debido a la des- Fig. 17. La misma muela vista aparición de la capa externa de de lado por su cara perpendicu- cemento por haber sido rodada. lar anterior. » ¿Cómo es posible, entonces, identificar el Equus rectidens con el Equus curvidens, cuyas muelas, según lo ha demostrado Owen, son más arqueadas que las del caballo doméstico? La muela del Equus curvidens mencionada más arriba (figura 10), me ha dado una curva externa cuyo arco de círculo tiene un radio de un poco más de 9 centímetros de largo, el mismo grado de arqueamiento que con poca diferencia presenta la muela figurada por Owen y que le sirvió de tipo para fundar la especie. El desgaste de las muelas, no puede producir en la curva una modi- ficación tal que puedan confundirse con las del Equus rectidens; no poseo muelas del Equus curvidens, de individuos muy viejos, pero sí de individuos de edad ya avanzada, en los cuales los prismas de las 117 muelas han perdido por desgaste un tercio de su longitud. Las figu- ras 16 y 17 muestran una de estas muelas, casi tan vieja como la del Equus rectidens, representada en la figura 7, sin que por eso se presente recta como esta última, sino que forma una curva pro- nunciada, cuyo arco presenta un radio de 10 centímetros de largo. No es, pues, de ninguna manera posible reunir a estas dos especies tan distintas, entre las cuales, por cierto número de caracteres, se colo- ca como intermedia la del Equus caballus. Desde el punto de vista del arqueamiento de las muelas el Equus curvidens se acerca mucho más al Equus argentinus, cuyos prismas tienen, según Burmeister, una curva cuyo arco presenta un radio de un poco más de 8 centímetros Fig. 18. Muela superior izquierda de Equus argentinus, según dibujo publicado por Burmeis- ter. A, pilar interno anterior; P, pilar interno posterior. Formación pampeana de la provincia San Luis. de largo (figura 18), como también del Hippidium, cuyas dos especies descriptas por Burmeister (Hippidium principale Lund, Hippidium neogaeum Lund) tienen los radios de la curva externa de 76 milí- metros de largo; pero otra especie del mismo género, el Hippidium compressidens Ameghino (figura 12), tiene muelas menos curvas, comparables a las de los Equus curvidens y argentinus, pues el radio de su curva externa no tiene más de 9 centímetros de largo. No hhy así ninguna relación posible con el Equus rectidens, que a este res- pecto se aleja del Hippidium y de los Equus curvidens y Equus argen- tinus, tanto cuanto es posible. La importancia de la mayor o menor encorvadura de las muelas es tan grande que ella da una forma muy distinta a la parte anterior del cráneo; al arqueamiento más considerable de las muelas se debe que, en el Equus caballus los maxilares superiores asciendan dirigiéndose oblicuamente hacia adentro aproximándose a la línea longitudinal me- 118 «dia, mientras que en el Equus rectidens, a causa de la dirección más recta de las mismas muelas, los maxilares son más comprimidos lateralmente ascendiendo de una manera casi vertical. Insisto, pues, en que el Equus rectidens es muy diferente del verda- dero Equus curvidens descripto primero por Owen, pero no de los res- tos descriptos ahora por Burmeister con el mismo nombre de Equus curvidens, pues lejos de pertenecer a esta especie provienen en realidad del Equus rectidens. La especie que más se acerca al Equus rectidens es el Equus andium de Wágner, fósil en el Ecuador y descripto por Branco; el parecido en- tre estas dos especies es, sobre todo, notable en la dentadura. En la superficie de masticación de las muelas de ambas especies aparece inmediatamente a la vista, como diferencia de importancia, el tamaño de la columna interna anterior de las muelas superiores, que es más angosta y más redondeada en el Equus andium que en el Equus rectidens. Bastante notable es también la conformación de la parte anterior de la primera muela superior (p.?) cuyo prolongamiento angosto anterior, que se dirige hacia adelante, está separado en el lado interno por un surco más ancho y menos profundo en el Equus andium cue en el Equus rectidens, y la parte anterior de la última muela in- ferior correspondiente (p. y) cuyo lóbulo anterior presenta en el Equus andium hacia adelante sobre el lado externo un repliegue más o menos profundo que falta en el Equus rectidens o sólo se muestra de una manera accidental y siempre poco aparente. En el Equus andium, el repliegue secundario de la rama posterior del gran pliegue externo de las muelas inferiores es más frecuente y visible que en el Equus rectidens. Otra diferencia de importancia se presenta en el carácter del Equus andium, al conservar las bases de las muelas superiores abiertas hasta edad muy avanzada, mientras en el Equus rectidens se cierran las raíces en edad temprana. Más importante todavía es la dirección de los pris- mas dentarios superiores, mucho más arqueados en aquella especie que en esta última. Dice Branco en su descripción que las muelas del Equus andium no son más curvas que las del Equus caballus; y sin em- bargo, la muela superior de aquella especie, que dibuja de lado en la lámina Il, figura 4, es bastante más arqueada que todas las muelas del caballo doméstico que he podido observar hasta ahora; la curva externa de esta muela tiene, según el dibujo, un radio de 95 milímetros, es decir: el mismo grado de arqueamiento que el Equus curvidens y casi el mismo que el Equus argentinus. Por último, las muelas superiores del Equus andium son más pe- queñas que las correspondientes del Equus rectidens y con la corona siempre más larga que ancha. 119 También existe un notable parecido entre las dos especies en la configuración general del cráneo, al lado de diferencias importantes que no permiten identificarlas de ninguna manera. Entre esas diferen- cias mencionaré la convergencia mayor de las series dentarias supe- riores en el Equus rectidens, la colocación más hacia atrás de la aber- tura nasal posterior en la misma especie y sobre todo la dirección de la parte superior del cráneo formada por los frontales y nasales casi recta y horizontal en el Equus andium, muy distinta de la acentuada curva en S que describe en' el Equus rectidens. De más importancia todavía es la relación de los frontales con los nasales en ambas especies; en el Equus andium la parte anterior de los frontales sobre la línea media longitudinal se extiende hacia ade- lante interponiéndose entre la parte posterior de ambos nasales por un trecho considerable, siguiendo en esto la conformación general de Jos representantes de esta familia, mientras que en el Equus rectidens existe, al contrario, una desviación por demás curiosa, pues el frontal ro presenta ese prolongamiento anterior internasal, uniéndose los na- sales y frontales por una sutura transversal casi recta. No conozco hasta ahora restos fósiles del Equus andium procedentes de la República Argentina. Al final de su disertación sobre los caballos fósiles, el doctor Bur- meister habla de un cierto número de muelas sueltas que atribuye, aunque de una manera dubitativa, al Equus andium. La circunstancia de que no acompañe dibujos de dicha especie no permite afirmar nada rositivo, por lo que, visto las dudas que sobre dicha determinación avanza el mismo autor, me parece más prudente considerar a las men- cionadas muelas como provenientes igualmente del Equus rectidens. Lo dicho basta para demostrar la distinción de las dos especies y la imposibilidad de confundirlas, pues no es mi objeto hacer ahora una comparación detenida entre ambas, ni tampoco dar una descripción del Equus rectidens, pues al trazar estas líneas sólo tuve en vista demostrar ía sinrazón cen que Burmeister describe como de Equus curvidens, piezas que evidentemente provienen del Equus rectídens, siendo de consiguiente inmecesario que me extienda en más detalles, tanto más cuanto que he descripto detenidamente el cráneo, la mandíbula y la dentadura de esta especie, en mi obra Contribución al conocimiento de los mamíferos de la República Argentina (página 505 y siguientes) (3), que podrán consultar quienes se interesen especialmente en el estudio de esta especie, pudiendo considerarse los dibujos y descripciones pu- blicadas por Burmeister bajo el nombre de Equus curvidens como un (3) Página 258 y siguientes del volumen VII de esta edición. 120 con:plemento necesario de mi descripción, a la cual, por circunstancias que no tengo para qué repetir, no pude acompañar de las ilustraciones correspondientes. Séame sólo permitido, como complemento de este artículo, enume- rar a continuación en forma sinóptica los principales caracteres dis- tintivos que presentan las muelas de las tres especies fósiles del gé- nero Equus que se conocen de la República Argentina: I. Equus argentinus Burmeister. Muelas superiores muy arqueadas, con la curva externa formando un arco de círculo que tiene un radio de 8 a 9 centímetros de largo. — Columna interna anterior pequeña, sin prolongamiento o esquina anterior, angosta y redondeada en sus dos extremidades, y cuyo ancho no alcanza a tener un tercio del diá- metro anteroposterior de la corona de las muelas. — Figura de esmalte de la columna interna posterior, ancha, corta y redondeada, sin estre- chamiento en forma de istmo, por carecer del pequeño repliegue se- cundario anterior B.— Superficie masticatoria de la corona de las muelas superiores de diámetro transverso igual al diámetro longitu- dinal. — Raíces cortas que probablemente se obliteraban en edad avan- zada. II. Equus curvidens Owen. Muelas superiores muy arqueadas, con la curva externa formando un arco de círculo que tiene un radio de 9 a 10 centímetros de largo. — Columna interna anterior grande, muy ancha, aplastada y angulosa en sus dos extremidades anterior y poste- rior, y cuyo ancho equivale a un poco más de la mitad del diámetro anteroposterior de la corona de las muelas. — Figura de esmalte de la columna interna posterior angosta, larga y puntiaguda en el ángulo posterointerno, reuniéndose al resto de la corona por un istmo for- mado por dos repliegues secundarios opuestos, uno anterior B y el otro posterior C.-—Superficie masticatoria de la corona de las muelas su- periores de diámetro transverso igual al diámetro longitudinal. — Raí- ces cortas que se obliteraban en edad muy avanzada. — Muelas infe- riores angostas, con los dos pliegues de esmalte internos principales muy anchos y complicados, y con el pliegue entrante externo, largo, angosto, puntiagudo, y con un pequeño repliegue secundario en su parte posterior. III. Equus rectidens H. Gervais y Ameghino. Muelas superiores poco arqueadas, casi rectas, cuya curva externa forma un arco de círculo cuyo radio es aproximadamente de 15 centímetros de largo. — Columna interna anterior más pequeña que en el Equus curvidens, menos aplastada y cuyo ancho equivale aproximadamente a la mitad 121 del diámetro anteroposterior de la corona de las muelas. — Figura de esmalte de la columna interna posterior, ancha, corta y redondeada, sin unirse al resto de la corona por un estrechamiento en forma de istmo por faltar el repliegue de esmalte secundario B. Superficie mas- ticatoria de las muelas superiores de diámetro transverso constante- mente mayor que el diámetro longitudinal. — Raíces largas y que se obliteraban en edad relativamente temprana. — Muelas inferiores an- chas, con los dos repliegues internos principales angostos y poco com- plicados, y con el gran pliegué entrante externo, relativamente ancho, poco agudo y sin el pequeño repliegue secundario posterior. - o AER LA CUENCA DEL RÍO PRIMERO EN CÓRDOBA | A . A ” dl e ] E 5 » ” 1 Ñ - ' y - , ' ) . se 4 LES . % ' h E 1 1 . 1d , " md g I ñ a la a - LA CUENCA DEL RÍO PRIMERO EN CÓRDOBA Tesis para revalidar su título de doctor en filosofía de la Universidad de Góttingen ante la Facultad de Ciencias Físico matemáticas, por Guillermo Bodenbender, Córdoba, 1890. Un volumen in 80 de 60 páginas, acompañado de 5 grandes láminas litografiadas. (REVISTA.CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA) La ciudad Córdoba ocupa el fondo de un considerable ensancha- miento del valle del río Primero, valle cuyo suelo se encuentra, tér- mino medio, entre unos 25 y 30 metros más bajo que el nivel de la líanura circunvecina. Las barrancas que limitan esta cuenca, presentan a la vista una sucesión de estratos de arenas y arcillas generalmente poco compactos y que muestran en su aspecto y disposición una gran variedad. El autor ha estudiado detenidamente esa formación y el valle, desde la salida del río Primero de entre la sierra hasta la laguna Mar Chi- quita, donde desaparece. Todo el valle de Córdoba y cauce del río Primero está cavado en la vasta serie de capas que constituyen la llamada formación Pampeana, sin que en ninguna parte la atraviese por completo, con excepción de en unos pocos puntos inmediatos a la sierra, en el Molino de Villada, por ejemplo, donde aparece descansando sobre una formación de areniscas rojas, de época indeterminada, pero a buen seguro preterciaria. Esto demuestra que los estratos de la formación Patagónica no llega- ron hasta allí y que ella fué, como ya hemos tenido ocasión de mani- festarlo (1), una formación costanera que se extiende de Norte a Sud en forma de faja angosta y larga. La misma particularidad presentan todas las formaciones marinas de Chile, desde el jurásico hasta nues- tra época. La formación Pampeana aparece, pues, en los alrededores de la sierra de Córdoba descansando encima de areniscas rojas, cuya edad no puede referirse a un horizonte más moderno que el cretáceo. En los cortes de la parte del valle que forma la cuenca de Cór- doba, las capas que constituyen las barrancas tienen un aspecto par- (1) F. AmecuinNo: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 20, 1889; y página 48 del volumen VI de esta edición. 126 ticular, mucho más variado que la formación Pampeana típica, estando constituídas por bancos de arcilla más o menos compacta, con tosca y estratos de guijarros y arenas, todo ello cubierto por un espeso manto de loess pulverulento que se encuentra inmediatamente debajo de la tierra vegetal. El terreno pampeano de Córdoba constituye, por consiguiente, una formación local, depositada a lo largo del valle, en una depresión pre- existente al cauce actual del río Primero, cuyo fondo era formado por la base o parte inferior de la formación Pampeana. Esta formación local consta, en Córdoba, de tres horizontes o subformaciones distintas. El autor designa la tierra vegetal, los aluviones, los rodados y las formaciones modernas con el número 1. Sigue inmediatamente en anti- giedad, en las barrancas del valle de Córdoba, una capa pulverulenta, de 2 a 5 metros de espesor, sin estratificación bien perceptible; es una especie de loess, en cuya formación parece que los vientos han des- empeñado un papel importante. Esta capa es designada por el autor con el número 2. Sigue a este loess una serie de capas de gravas y are- nas con arcilla arenosa entre las arenas, cuyo espesor alcanza en ciertos puntos más de 12 metros. Esta subformación, como la capa precedente, alcanzan su mayor desarrollo y el punto más bajo, en la misma ciu- dad Córdoba. En la parte superior de la subformación número 3, hay en ciertos puntos de Córdoba una capa de ceniza volcánica, compuesta exclusivamente de astillas de cuarzo. Capas parecidas han sido obseér- vadas en diversos otros puntos de la República. Antes creíamos qus todas ellas podían remontar a una misma época, y que, por consiguiente, podían servir de buen punto de partida para reconocer un determi- nado horizonte de la formación Pampeana; pero las numerosas obser- vaciones que hemos podido practicar durante estos últimos años, nos demuestran que debemos renunciar a ello, pues no existe sincronismo alguno entre esos distintos depósitos. Las capas de ceniza. volcánica cuarzosa aparecen ya en la formación Araucana; y en la formación Pampeana de Buenos Aires se encuentran en todos los niveles de la formación; en algunos puntos el mismo terreno pampeano contiene en su mezcla una notable proporción de esta ceniza, siendo ella muy abundante hasta en el mismo subsuelo de la ciudad Buenos Aires. La última subformación local del valle del río Primero, que sigue a la precedente, designada por el autor con el número 4, que es la más antigua y la que con excepción de la misma ciudad Córdoba, presenta un mayor desarrollo, consta de una sucesión de capas de arcilla bastante compacta, a veces bastante arenosa, pero casi siempre con poca tosca y estratificación bien visible. En ciertos puntos de la ciudad presenta en su parte superior capas de guijarros y arenas que alcanzan y pasan 2 veces los 10 metros de espesor. 127 Una particularidad digna de llamar la atención en estas capas es la presencia de guijarros, de grandes trozos irregulares de arcilla igual a la que constituye la parte inferior normal de la subformación nú- mero 4. Estos grandes trozos dde arcilla no son rodados, ni habrían podido resistir un arrastre de las aguas conjuntamente con los guija- rros, por corto que él fuera; han caído en el mismo punto donde se encuentran. : En distintos puntos donde el río Primero tiene barrancos cortados a pique a cuyo pie corren las aguas, hemos visto caer trozos de ba- rranca compuestos de arcilla colorada, que son luego destrozados por las aguas, pero algunos quedan enterrados en las capas guijarrosas que forman el lecho del río. Otro tanto ha sucedido en las épocas pa- sadas; y los trozos de arcilla pampeana engastados en las antiguas capas de guijarros, demuestran de una manera evidente que éstos fueron arrastrados por un río que corría en esos mismos puntos y con barrancos cortados verticalmente, que eran atacados por las aguas y caían al lecho del río, en donde eran sepultados por las arenas y gui- Jarros que sus aguas arrastraban. p « Los más notables minerales que contiene la arcilla, son: yeso, caliza, vivianita (tierra de hierro azul) y sales en eflorescencias, como sulfato de soda, cloruro de sodio.» Las capas de caliza de la parte in- ferior del piso arcilioso, aparecen como depositadas in situ. Los estratos y capas que constituyen el número 4, descansan encima de otra subformación, a la cual distingue el autor con el número 5, for- mada por una sucesión de capas de arcilla rojiza ¡muy compacta co1 grandes masas de tosca y fragmentos de otras piedras, que descansan a su vez encima de las areniscas rojas ya mencionadas. El pasaje de la parte basal de las capas de arcilla número 5 a las areniscas rojas, se efectúa por una verdadera formación de tran- sición constituída «por una arcilla en parte semejante a arenisca descompuesta, de color pardo rojizo, compacta, porosa, con tierra de hierro azul (vivianita) en parte con caliza cementada en tosca y sobre- puesta de capas de caliza gredosa o de rodados, también cementados por caliza... « El carácter de estas capas casi hace creer que.se han formado como la laterita de otros países (Brasil, etc.), por una descomposición muy profunda de las areniscas, producida por agua muy baja, la atmós- fera y la vegetación. Sea como fuere, la transición de las areniscas en la arcilla pampeana prueba un proceso continuo al cual deben su origen los conglomerados, areniscas y la formación Pampeana, salvo caso que la acción de las fuerzas no se haya dejado sentir de un modo uni- forme, disminuyendo las unas cuando las otras predominaban. De ahí no resulta, sin embargo, que, después de haberse formado las are- 128 niscas, no sucedió una catástrofe cuya consecuencia fuese, entre otras, una dislocación de ellas, sobre la que pudieron depositarse las ca- pas arcillosas.» El autor comprueba, en efecto, que las capas inferiores de arcilla se han depositado en el fondo de una depresión de las areniscas rojas que corría en la misma dirección que el valle actual del río, formada por la fuerte presión lateral que ha dado por resultado el levantamiento de la sierra de Córdoba. Pero en la época de la formación de las capas pampeanas inferiores esa sierra era más baja que en la actualidad y desde entonces ha venido levantándose gradualmente sobre el nivel de la lianura. Es digna de notarse la coincidencia de que nosotros hemos llegado a idénticas conclusiones por lo que se refiere al nivel de las montañas aisladas de la Pampa bonaerense, esto es: de las sierras de Tandil (2) y de la sierra de la Ventana, que se han levantado sobre el nivel de la llanura después que la formación Pampeana, las primeras por lo menos unos 150 metros y la última unos 250 metros (3). El le- vantamiento del suelo en época geológica relativamente reciente, pa- rece haber sido un fenómeno general en todo el territorio de la República. Del estudio prolijo practicado por el autor del trabajo que estamos analizando, resulta que la depresión de las areniscas rojas en la que se depositaron las capas de arcilla número 5, subsistió todavía después ae la formación de éstas, ocupada entonces por una gran napa de agua, formando una especie de sistema de lagunas o cañadones que con escaso declive desaguaban unos en otros; esta depresión, donde ha sido edificada Córdoba, presentaba un considerable ensanchamiento, mucho más extendido que ei actual valle del río Primero. En el fondo de esta depresión, las aguas fueron acumulando poco a poco los estratos de la formación local correspondientes al número 4 y más tarde los de las series número 3 y número 2, cegándose en parte las lagunas, disminuyendo a la vez el caudal y la profundidad de sus aguas. Con un levantamiento posterior del territorio, que se hizo sentir con mayor intensidad en las cercanías de la sierra, aumentó el declive del suelo, en razón de cuya mayor pendiente las aguas, antes poco menos que estancadas, empezaron a correr con fuerza, llevándose en parte los estratos por ellas mismas acumulados, cavándose al través de ellos y poco a poco el cauce actual del río Primero. Este cauce ha ido variando de sitio, corriendo, ya más a la derecha, ya más a la izquierda, según el mayor o menor obstáculo que le oponían las masas de arcilla (2) F. AmecHINO0: La formación Pampeana, página 252, año 1881. (3) F. Amecuixo: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 34, año 1889; página 72 del volumen VI de esta edición. 129 más dura de la capa número 5 que limitan la primitiva depresión. Pero como esta depresión era en el punto donde ahora está situada la ciudad, mucho más extendida y más profunda, se depositó ahí una cantidad de materiales de acarreo mucho mayor y sobre una exten- sión mucho más vasta, materiales que no han podido oponer a la fuerza erosiva de las aguas del río Primero la misma resistencia que las ca- pas más antiguas. De esto resulta el mayor ensanchamiento que pre- senta en Córdoba el valle del río Primero, cuyas aguas tienden cons- tantemente a desembarazar la primitiva depresión de los materiales que en ella depositaron durante la época acumulativa de la forma- ción Pampeana. Sobre las distintas épocas que representan los terrenos sedimenta- rios de Córdoba, el autor designa el conjunto de estratos de los nú- meros 2 y 3 con el nombre de formación pampeana lacustre; designa la capa número 4 con el nombre de pampeano superior; y la capa número 5 con el de pampeano inferior. Es, sin embargo, dudoso que las capas designadas con esos nombres correspondan o sean sincrónicas de aquellas que fueron designadas con idénticos nombres en la provincia Buenos Aires. Los datos que proporciona la paleontología conducen, por lo menos, a resultados algo distintos. Durante nuestra permanencia en Córdoba hemos recorrido con frecuencia las barrancas de los alrededores coleccionando fósiles; hemos encontrado numerosísimos restos de vertebrados en las series de estratos que constituyen los números 2 y 3, muy pocos en los es- tratos que forman la serie número 4, y ninguno en la serie número 5, que no hemos tenido la fortuna de observar, pues no hemos ascendido el río hasta el punto en donde ella empieza a presentarse a descubierto. Comparando esos fósiles con los que hemos recogido en abundancia en la cuenca bonaerense, hemos llegado a las siguientes conclusiones. La capa número 2 de Córdoba, formada por loess de aspecto pulve- rulento, correspondería al pampeano lacustre de Buenos Aires, lla- mado también piso lujanense (4). Las series de capas número 3, corresponderían al pampeano sups- rior de Buenos Aires, o piso bonaerense (5). Las series de estratos número 4, corresponderían al pampeano in- ferior, o sea a los pisos ensenadense y belgranense (6). En cuanto a la serie de estratos designada con el número 5, por mí no conocidos personalmente, carezco de datos. directos para determi- (4) FE. AmecHINO: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 34, 1889; y página 72 del volumen VI de esta edición. (5) F. AMEGHINO: Obra citada, páginas 33 y 68, respectivamente. (6) F. AMEGHINO: Obra citada, páginas 30 y 32, y 64 y 67, respectivamente. AMEGHINO —V. X 7 130 nar su sincronismo con alguna de las de la serie de la cuenca bonae- rense, pero hay datos indirectos que conducen a considerarla como un equivalente del piso puelche. Esos datos son: Primero: la posición estratigráfica debajo de la serie de capas nú- mero 4, que paleontológicamente corresponden al pampeano inferior de Buenos Aires, lo cual concuerda con lo que se observa en la llanura bonaerense, donde, debajo del pampeano inferior (piso ensenadense), siguen inmediatamente los estratos arenosos del llamado piso puelche, cuya fauna es bastante distinta puesto que presenta una transición entre las de los pisos hermósico y ensenadense. Segundo: la presencia de depósitos con fósiles de una época ante- rior al pampeano inferior en el mismo valle del río Primero, en el in- terior de la sierra, no lejos de San Roque. Hemos recibido de esa loca- lidad restos de una especie particular de Hoplophorus (Hoplophorus cordubensis), del Panochtus bullifer y del Nopachtus coagmentatus, especies que indican una cierta relación con la fauna de Monte Her- moso y con la de los estratos del piso puelche. Ninguna de estas especies ha dejado el más pequeño vestigio en ninguno de los estratos. de las series números 2, 3 y 4 de los alrededores de Córdoba. Proceden, pues, de un horizonte de época anterior, que me parece probable debe: ser la misma capa número 5, que no es visible en Córdoba, pero que sin duda se presenta a descubierto en el interior de la sierra. Si fuera así, sería realmente el equivalente del piso puelche de la cuenca bo- naerense. El autor debería complementar ahora su trabajo con colecciones de fósiles de todas las formaciones que tan magistralmente ha descripto, particularmente de la serie número 5, pues ellos nos permitirían deter- minar definitivamente la correspondencia de esta serie con las de Buenos Aires. : Por lo demás, todo el trabajo está lleno de datos y escrito con las palabras estrictamente necesarias. Acompañan a este estudio, sirviéndole de comprobantes, cinco gran- des láminas litografiadas. La primera lámina representa el perfil longitudinal geológico al lado. derecho del valle del río Primero, desde el Molino de Torres hasta la chacra de la Merced, en el cual figuran representados quince cor- tes distintos de las barrancas, ejecutados con la mayor escrupulosidad, a tal punto que en ellos se encuentran determinadas hasta las peque- ñas variaciones de composición de las capas. En la lámina segunda se encuentran representados en grande escala. nueve cortes geológicos transversales del valle del río Primero. La lá: mina está impresa, como la precedente, a varias tintas. 131 La lámina tercera es un muestrario de las distintas tintas y variacio- nes de dibujos que representan las diversas capas y sus variaciones en los cortes de las dos láminas precedentes. En la lámina cuarta, el autor, por medio de una serie de diagramas ideales, ha tratado de poner de manifiesto de una manera clara, la his- toria del desarrollo geológico del valle del río Primero, desde la época en que era una vasta depresión ocupada por aguas semiestancadas hasta nuestra época, mostrándonos las etapas sucesivas del rellenamiento y acumulación y luego las de erosión, excavamiento del valle actual y encauzamiento progresivo de las aguas. La lámina quinta representa en grande escala y en seis tintas distin- tas el plano geológico del valle del río Primero, desde el pie de la sierra hasta la chacra de la Merced, hallándose en él escrupulosamente indi- cada la dirección de los nueve cortes transversales representados en la lámina segunda. El estudio del doctor Bodenbender es el mejor trabajo monográfico de terrenos de sedimento de una localidad que hasta ahora se haya hecho en nuestro país; y a todos los que deseen practicar estudios parecidos les aconsejamos que consulten esta monografía, inspirándose en el mé- todo con que ha sido confeccionada, porque es realmente un modelo a seguir para trabajos de tal naturaleza. EXI “SOBRE ALGUNOS RESTOS DE MAMÍFEROS FÓ- SILES RECOGIDOS POR EL SEÑOR MANUEL B. ZAVALETA EN LA FORMACIÓN MIOCENA DE TUCUMÁN Y CATAMARCA. e] 4 . SOBRE ALGUNOS RESTOS DE MAMÍFEROS FÓSILES RECOGIDOS POR EL SEÑOR MANUEL.B. ZAVALETA EN LA FORMACIÓN MIOCENA DE TUCUMÁN Y CATAMARCA. Durante el mes de Diciembre de 1876, el señor Inocencio Liberani, profesor de Historia Natural en el Colegio Nacional de Tucumán, aprovechando las vacaciones de fin del año escelar, hizo una corta exploración al valle Santa María, en la limítrofe provincia catamar- queña, con el propósito de recoger objetos para enriquecer el pequeño gabinete que en el mencionado establecimiento tenía a su cargo. Al penetrar en dicho valle, encontró en distintos puntos de él depó- sitos de moluscos; y en otras partes, entre capas de areniscas, gran- des esqueletos de vertebrados, de los cuales llevó muestras al gabinete de Historia Natural del Colegio, pero en cuya determinación estuvo muy equivocado, así como también por cuanto se refiere a la época ae la formación, considerada por él como liásica. Lleno de regocijo con los resultados obtenidos comunicó su entu- siasmo al rector del Colegio, señor doctor José Posse, quien se dirigió al Ministro de Instrucción Pública pidiendo recursos y licencia para efectuar una segunda excursión con mayores elementos. Atendido satisfactoriamente dicho pedido, en los primeros meses del año siguiente (1877), hizo el señor Liberani otra exploración en la mis- ma región, acompañado de su colega el profesor Rafael Hernández, recogiendo durante ella una considerable cantidad de objetos arqueo- lógicos, y además dos Gliptodontes; esta vez la determinación de los esqueletos de vertebrados que encierra la formación de esos valles fué más exacta, pero también hubo que referir esos terrenos a época geológica más reciente que la del lías. Ya precedentemente el profesor Stelzner (« Neues Jahrbuch fiir Mineralogie », 1872, página 635) había mencionado estas areniscas fosilíferas, en las que había coleccionado numerosos moluscos, com- probando que eran de época posterior a las erupciones traquíticas de la misma región, lo que indicaba claramente que pertenecían a la 136 época terciaria, aunque no fuera fácil determinar a qué horizonte de esta época correspondían. El doctor Adolfo Doering pudo comprobar que todos los bivalvos recogidos por Stelzner eran de agua dulce y que la mayor parte se re- ferían a un género todavía existente: la Azara, pero que representaban una especie extinguida, a la cual denominó Azara occidentalis. La pre- sencia de este género actual confirmaba la edad terciaria atribuída a la formación. Algunos años más tarde, el doctor Brackebusch encontraba una are- nisca parecida en el valle de la Frontera, al Nordeste del valle Calcha- quí, en la provincia salteña; parece que en esta localidad se encuentran muchos huesos de vertebrados que hasta ahora no han sido estudiados. En 1882, en una conferencia que el doctor Francisco P. Moreno dió en los salones de la Sociedad Científica Argentina, presentó unos frag- mentos de coraza de un Gliptodonte, procedente, según él, de una for- mación prepampeana del valle de Santa María en Catamarca. Consideró esos fragmentos como pertenecientes a una nueva especie del género Hoplophorus, a la que denominó Hoplophorus Ameghino: Moreno, («Patagonia, resto de un antiguo continente hoy sumergido», página 26), sin que nunca publicase la prometida descripción de la especie. En 1883 un amigo me facilitó algunos trozos de las corazas de Glip- todontes recogidos por Liberani en el valle Santa María, y pude en- tonces comprobar que pertenecían al mismo animal llamado por Moreno Hoplophorus Ameghinoi, encontrándose además, tanto los fragmentos de Moreno como los recogidos por Liberani, envueltos en la mis- ma ganga. En 1884, examinando las colecciones del Museo Mineralógico de la Universidad de Córdoba, encontré en ellas un trozo de tubo caudal de un Gliptodonte, también procedente del yalle Santa María, compro- bando que pertenecía igualmente al Hoplophorus Ameghinoi, y que se encontraba envuelto en la misma arenisca que los trozos preceden- temente examinados. En Enero de 1885, el señor don Manuel B. Zavaleta transportó a Buenos Aires una notable colección de antigiedades calchaquís reco- gidas en la provincia Tucumán y una coraza completa de un Glipto- donte desenterrado en el valle de Tafí. Invitado a examinarla, pude comprobar que en este caso también se trataba del Hoplophorus Ame- ghinoi y que el presente ejemplar se encontraba envuelto en las mismas areniscas que los que se habían exhumado en el valle Santa María en Catamarca. En contestación a una carta del señor Zavaleta, publicada en los periódicos de aquella fecha, hice la historia del descubrimiento de esta especie, atribuyendo a ese ejemplar una considerable importancia, 137 tanto por tratarse de una especie que entonces aún no estaba descripta, cuanto por proceder con toda seguridad de una formación prepampeana, probablemente de la formación Araucana, que en nuestro suelo corres- ponde a la época miocena, a cuya conclusión ya había llegado el doctor Adolfo Doering por lo que concierne a las areniscas fosilíferas pare- cidas del valle Santa María en Catamarca (« Informe oficial, etc., de la Expedición al Río Negro », entrega III, « Geología », página 499, año 1882). La colección recogida por el señor Zavaleta fué luego adquirida por el Museo Nacional de Buenos Aires, conjuntamente con el mencionado fósil, sin que éste haya sido descripto hasta el día. En 1888, mi amigo el señor Angel Fiorini me remitió distintos tro- zos provenientes de diferentes partes de corazas de Gliptodontes reco- gidos en la provincia Tucumán, asimismo pertenecientes al Hoplo- phorus Ameghinoi, y envueltos en la misma ganga que todos los demás ejemplares de la misma región precedentemente examinados. Esos nuevos materiales me permitieron hacer "un estudio detenido de esta especie, del cual resultó que no era un verdadero Hoplophorus, sino que pertenecía a un género cercano, ya precedentemente descripto por mí bajo el nombre de Plohophorus, del que no se encuentran re- presentantes en la formación Pampeana. Este género parece carac- terístico de la formación Araucana; y como la arenisca en que estaban envueltos los Plohophorus de Catamarca y Tucumán es más compacta y parece denotar haber sufrido una mayor presión que la de Monte Hermoso, consideré a los yacimientos de Catamarca como pertenecien- tes a la parte inferior de la formación Araucana. (Contribución al cono- cimiento de los mamiferos fósiles de la República Argentina, página 25). Con todos dichos datos era dado presumir que en los valles que for- man las últimas prolongaciones del macizo central del Aconquija, existe una formación de areniscas que se extiende por sobre una parte considerable de las provincias Tucumán, Catamarca y Salta, conte- niendo restos fósiles de moluscos y vertebrados, de cuyas especies, la más abundante y por consiguiente característica de ese horizonte era el Plohophorus Ameghinoi. Esta formación representaba el piso araucano y correspondía más o menos al mioceno inferior. Como se ve por lo expuesto, hasta esa fecha todos los restos de vertebrados fósiles procedentes de esa región y por mí examinados se referían a una sola especie, el Plohophorus antes mencionado. Fué, pues, para mí una agradable sorpresa la que me causó hace algún tiempo el señor Zavaleta remitiéndome una pequeña colección de huesos fósiles por él recogidos en la misma formación, entre los que figuran restos de diferentes especies de mamíferos pertenecientes a distintos grupos. 138 Tales objetos están muy fragmentados, por lo que hasta ahora no me ha sido posible ponerlos a todos en estado de poder clasificarlos; pero por los pocos que hasta ahora he podido determinar, en su ma- yor parte referibles a especies nuevas, se confirma la edad que se ha- bía atribuído a esos yacimientos. Fig. 1. Typotherium inter- Fig. 2. El mismo fragmento num Ameghino. Fragmento visto desde adelante, mos- de rama mandibular derecha trando la cara perpendicu- con las dos últimas muelas, lar anterior de la penúltima vistas desde arriba. Forma- muela. ción Araucana (mioceno) de Catamarca. He aquí ahora la enumeración de las especies que he podido de- terminar: Toxodontia . TYPOTHERIDAE 'DyPOTHERIUM ? INTERNUM, £M. sf. Esta especie está representada por un fragmento de la rama dere- cha de la mandíbula inferior con las dos últimas muelas algo destruí- das, que indican un animal de un tamaño próximo al del Typotherium cristatum. En su conformación general las muelas son muy parecidas a las de las especies del género Typotherium, pero con la diferencia de que 139 en vez de ser fuertemente arqueadas con la concavidad hacia afuera, según es de regla en los representantes de este grupo, son, por el contrario, rectas o casi rectas, como lo indica la figura 2. Esta particularidad en la dirección del prisma de las muelas es de importancia suficiente para que al colocar la especie en el género Typotherium lo haga con dudas y sólo de una manera provisoria, pues es más que probable que esa diferencia esté acompañada de otras no menos importantes en las otras partes del esqueleto, del cráneo y quizá también de la dentadura, que permanecen desconocidas. En cuanto al distintivo de la especie, basta el carácter enunciado para que ella no pueda confundirse con ninguna otra de las conocidas hasta ahora como formando parte del género Typotherium. La capa de esmalte que rodea al prisma de cada muela sólo está - interrumpida en el ángulo anterointerno, donde se presenta a la vista una faja perpendicular no esmaltada de varios milímetros de ancho. La capa de cemento que cubre el esmalte es muy delgada, de sólo un tercio de milímetro de grueso. > Las relaciones de tamaño entre las dos últimas muelas, son las mis- mas que en las otras especies y con los mismos caracteres generales. La penúltima muela tiene 21 milímetros de diámetro anteroposterior y la última 29 milímetros. Las dos muelas juntas ocupan un espacio longitudinal de 49 milímetros. La rama mandibular, debajo de la parte anterior de la última muela, tiene 5 centímetros de alto. Rodentia ERIOMYIDAE MEcAMYS FORMOSUS Ameghino AMEGHINO: Apuntes preliminares sobre mamiferos extinguidos de Monte Hermoso, pá- gina 3, 1887. — Idem: Lista de las especies de mamiferos fósiles del mioceno superior de Monte Hermoso, página 10, número 20, 1888. — Idem: Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Argentina, páginas 207 y 906. Atlas, lámina 10, fi- gura 1, 1889. Esta especie está representada por un incisivo superior que no di- fiere en nada de los de la misma especie procedentes de Monte Hermoso. 'TETRASTYLUS MONTANUS 2. Sf.- Esta nueva especie está representada por la parte sinfisaria de la rama izquierda de la mandíbula inferior en la que se conserva im- plantado un trozo considerable del incisivo correspondiente. 140 Los incisivos del género Tetrastylus se distinguen de los del gé- nero Megamys por la capa de esmalte lisa no surcada longitudinal- Fig. 3. Tetrastylus montanus Ameghino. Trozo de la parte sinfisaria de la mandibula inferior con parte del incisivo, visto por el lado interno. Mioceno de Catamarca. mente por rayas o estrías profundas, y por el grueso del diente, que es siempre algo mayor que el ancho. Fig. 5. El mismo trozo visto por su parte posterior mostrando la sección de la sínfisis y del incisivo al ni- vel de la rotura. Fig. 4. El mismo trozo visto desde abajo mostrando el ancho del incisivo. El incisivo implantado en este fragmento tiene todos los caracteres del género Tetrastylus, pero indica una especie que por su tamaño sobrepasaba en más del doble al Tetrastylus diffissus, que es la mayor de las dos especies del Paraná. ' ' 141 El incisivo, de cara anterior completamente plana y lisa tiene 12 milí- metros de ancho sobre la cara anterior y 15 milímetros de grueso. El esmalte da vuelta sobre la cara longitudinal externa formando un borde redondeado y presentando sobre el lado externo una banda lon- gitudinal de esmalte de 7 milímetros de ancho. Sobre el lado interno da vuelta casi en ángulo recto formando una banda longitudinal de- primida de sólo 5 milímetros de ancho. La superficie sinfisaria tiene en su parte más ancha, próximamente 3 centímetros de alto. Estas dimensiones indican un animal de tamaño notablemente ma- yor que el del carpincho actual. Gravigrada LESTODONTIDAE SPHENOTHERUS ZAVALETIANUS, Jen. et sp. 1. - De este nuevo género de gravígrados del grupo de los Lestodontes, ha encontrado el señor Zavaleta la mandíbula inferior, desgraciada- mente sin dentadura, pero con los contornos de los alvéolos casi in- tactos, lo que permite, hasta cierto punto, conocer la forma y la dispo- sición general de los dientes que en ellos se implantaban. En su conjunto, la mandíbula presenta una mezcla de los caracteres que distinguen a los tres grupos de Lestodontide, Scelidotheride y Mylodontide, predominando, sin embargo, los que distinguen al pri- mer grupo. No forma parte de los Mylodontide porque los dientes segundo y tercero no afectan la forma prismática ni están colocados en dirección transversal, sino oblicua, como en los Scelidotheride, pero la última muela no presenta la forma tan característica de los representantes de este último grupo, ni ningún Scelidotheride presenta la primera muela inferior de tamaño mucho mayor que la segunda y fuertemente echada hacia afuera como sucede en el Sphenotherus; este modo de implanta- ción es propio de los Lestodontide=; pero en éstos, dicho diente está separado de los demás por una larga barra, lo que no sucede en el Sphenotherus. Sin embargo, el gran desarrollo de este primer diente, la forma elíptica de los dos siguientes y el contorno de la muela bilo- bada posterior corresponden bastante bien con los caracteres de los Lestodontide, en cuyo grupo lo coloco. Los cuatro dientes de la mandíbula inferior están colocados en se- rie continua, con poca diferencia a la misma distancia unos de otros; pero en vez de estar colocados en línea, según el eje longitudinal de la mandíbula, forman con el eje de ésta una línea muy oblicua que se 142 dirige de atrás y adentro, hacia adelante y afuera, como se ve muy bien en la figura de la mandíbula que doy a continuación (figura 6). La primera muela era de tamaño mucho mayor que las dos siguien- , tes y de una forma muy distinta; estaba colocada hacia afuera en un Fig. 6. Sphenotherus Zavaletianus Ameghino. Mandíbula inferior vista desde arriba, mostrando los alvéolos de las muelas; reducida a una mitad de su tamaño natural. Mioceno de Catamarca, fuerte reborde saliente de la mandíbula, y un poco inclinada hacia adelante y hacia afuera, y es probable que afectara un aspecto más o menos caniniforme. Su contorno general es triangular, de ángulos redondeados, ancha y deprimida perpendicularmente sobre el lado in- 143 terno, más angosta y redondeada sobre el externo. Tiene 34 milímetros de diámetro anteroposterior y 27 milímetros de diámetro transverso. Las muelas segunda y tercera son mucho más pequeñas y de con- torno elíptico muy prolongado, colocadas con su eje mayor en direc- ción oblicua al eje longitudinal de la mandíbula, dirigiéndose de atrás y adentro hacia adelante y afuera. El alvéolo de la primera de estas muelas, o sea la segunda de la*serie, tiene 30 milímetros de diámetro longitudinal o mayor y 13 milímetros de diámetro transverso máximo. El alvéolo de la tercera muela tiene 31 milímetros de diámetro longitu- dinal y 16 milímetros de diámetro transverso máximo. La última muela bilobada era, como en el Lestodon, de tamaño ver- daderamente enorme. El alvéolo mide 54 milímetros de largo y 20 milí- metros de diámetro transverso máximo, presentando el lóbulo anterior considerablemente mayor que el posterior. La depresión perpendicular del lado externo es ancha y poco profunda; la del lado interno es mucho más angosta y profunda. Las cuatro muelas juntas ocupan un espacio “longitudinal de 145 milímetros. Los tabiques alveolares que separan a las muelas unas de otras tienen de 3 a 4 milímetros de espesor. La forma general de la mandíbula es corta y gruesa, indicando un animal de formas excesivamente robustas. La rama horizontal, en todo el espacio comprendido debajo de la dentadura tiene la misma altura de unos 9 centímetros, aproximada- mente, medida sobre la cara externa. La tabla interna de la rama horizontal es plana; la tabla externa es un poco convexa, particularmente al lado de la penúltima muela y parte anterior de la última; la rama horizontal tiene en ese punto 55 milímetros de espesor. La abertura de la rama externa del canal alveolar se abre sobre el lado externo de la rama ascendente, como en el Lestodon, presen- tando la misma forma que en este género; pero en el Sphenotherus existe además una segunda perforación más pequeña, colocada sobre el lado interno de la rama ascendente, inmediatamente detrás de la última muela. Una de las partes más singulares del Sphenotherus es la sinfisis mandibular, cuyas dos ramas mandibulares sólo se ponen en contacto y se sueldan en su mitad posteroinferior; en la mitad anterosuperior, las dos ramas mandibulares permanecían durante toda la vida comple- tamente separadas por una hendedura de forma particular, de 3 a [1 milímetros de ancho. La sínfisis es relativamente corta y levantada hacia arriba. La parte sinfisaria de la mandíbula se estrecha inmediatamente delante de la primera muela, para después volver a ensancharse hacia adelant>, 144 donde se levanta acentuadamente hacia arriba; en su parte más angosta, adelante de la primera muela, tiene, medida en su borde superior, 94 milímetros de diámetro transverso, que alcanzan a 102 milímetros, un poco más adelante, en su parte más ancha. La longitud de la parte sinfisaria que se extiende delante de la pri- mera muela es de unos 10 centímetros; pero la longitud de la sínfisis de atrás hacia adelante y de abajo hacia arriba, medida sobre el lado interno, es de un poco más de 12 centímetros. La parte interna de la sínfisis es fuertemente cóncava, terminando en la parte media de su extremidad posteroinferior en una fuerte pro- Fig. 7. Sphenotherus Zavaletianus Ameghino. Mandíbula inferior vista desde adelante mostrando el aspecto de la parte sinfisaria, reducida a una mitad del tamaño natural. El caniniforme que se ve sobresalir está constituído por una masa de arenisca que ha rellenado el alvéolo. tuberancia o tubérculo, equivalente al tubérculo o apófisis geni de la sínfisis de la mandíbula humana. Recomiendo este dato a aquellos que quieren ver una relación entre la presencia de esta apófisis y la facultad del lenguaje articulado... Sobre el lado externo, la sínfisis o barba presenta en la parte media de su mitad anterior la misma hendedura que ya he mencionado, la cual se extiende luego hacia atrás y hacia abajo en forma de canaleta profunda, que se pierde poco a poco en su tercio posteroinferior. Las ramas mandibulares en la parte externa de la hendedura sinfisaria ter- minan en un borde grueso, elevado y redondeado, que se pierde hacia atrás y hacia abajo conjuntamente don la ya mencionada canaleta a que dan origen. 145 La sínfisis presenta dos agujeros mentonianos en cada lado. Uno pe- queño, de 6 milímetros de diámetro, colocado delante de la primera muela a 24 milímetros debajo d=1 borde superior de la sínfisis, y el otro mucho más grande, de 15 milímetros de diámetro, colocado más adelante, a unos 15 milímetros de distancia del precedente. Del mismo animal hay, además, un trozo de la tercera muela inferior; por este fragmento se ve que la dentina está cubierta por una capa de cemento de más de un milímetro de espesor, poco más o menos como sucede con la mavor parte de los dientes de las especies del género Lestodon, con excepción de los dientes caniniformes. Dedico la especie a su descubridor el señor Manuel B. Zavaleta. Glyptodontia HOPLOPHORIDAE PLOHOPHORUS AMEGHINOI (Moreno) Hoplophorus Ameghinor Moreno: Patagonia, resto de un antiguo continente sumergido, pá- gina 26, 1882 (nomen nudum). AMEGHINO: Informe sobre el Museo paleontológico de la Universidad de Córdoba, pá- gina 4, 1885. Plohophorus Ameghino, AMEGHINO: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 825, 1889. Hay varios fragmentos de la coraza de esta especie, pero nada nuevo me permiten agregar a los detalles que de ella he dado. En vez de una, ahora se conocen cinco especies de mamíferos de esta formación, lo que sin duda es muy poco; pero es de interés com- probar que del examen de las relaciones que presentan con las faunas fósiles ya conocidas de nuestro suelo, se confirma la edad geológica que desde un principio se atribuyó a los terrenos de donde proceden. Ya he dicho que el género Plohophorus es característico y exclusivo (por lo menos hasta ahora) de la formación Araucana o sea miocena. Y como la especie de Tucumán y Catamarca es muy distinta de la de Monte Hermoso, es dado deducir que debe ser de una época más anti- gua, porque si fuera más moderna lo más probable es que se hubiera encontrado en la base de la formación Pampeana. El Typotherium internum también es distinto de los de Monte Her- moso y de la base de la formación Pampeana, y da a los yacimientos de Tucumán y Catamarca un aspecto de edad relativa más reciente que el de la fauna oligocena del Paraná, de la cual aún no formaba parte el Typotherium. El Megamys formosus, que es el último representante del género, acerca los yacimientos miccenos del Norte a los de Monte Hermoso. El Tetrastylus, que es un género abundante en los yacimientos oligo- terno. 1n Ameghino, sino que también se destaca al lado z ito al respecto y verán que en dos señores lo que hemos escr menciona óbulo tercero esté indi- se rudimento del 1 imos que € . te dec ninguna par có 155 cado únicamente por la depresión externa. Pedimos una vez más a los mencionados señores que no nos hagan decir lo que nunca hemos dicho. Amphinasua brevirostris Moreno y Mercerat. — Este es el único gé- nero pretendidamente nuevo, la sola especie que dibujan, y la que des- criben con mayores detalles. Está fundada sobre un cráneo con toda la dentadura, del cual acompañan una hermosa vista lateral. La descripción está plagada de errores. Dicen que este cráneo pa- rece indicar un tipo de hocico menos prolongado que Cyonasua argen- tina Ameghino. ¿En qué se funda tal aseveración ? Es imposible saberlo. Dicen igualmente que el hocico es «más corto que en Nasua narica Burmeister», lo que en este caso es cierto; pero Nasua narica no es de Burmeister sino de Linneo! Agregan luego que Amphinasua presenta en la conformación del cráneo un notable parecido con Cynodictis Greyi Filhol, que es un perro, mientras que Amphinasua es un o0so. Los vacíos más o menos extendidos que separan a los dientes unos de otros, no se llaman «espacio libre », pues tienen en anatomía com- parada nombres especiales según los dientes entre los que se inter- ponen y los grupos de que se trata. La fórmula dentaria que asignan a este cráneo, de i.3, c.!, p. * y m. 3 es también completamente equivocada. El que llaman m. 2 es el p. 2, el m. 2 es en realidad el m. + y m. 3 es el m. ?. La fór- mula dentaria real, como carnicero es 1. 2, c.1, m.3+1w+w 2, o prescindiendo de la fórmula de carnicero sería entonces i. 2,c. 1. p. £, m. 2. Esta es la fórmula que corresponde a la que he estable- cido para la mandíbula inferior de Cyonasua; es también la misma de los géneros actuales Procyon y Nasua, que se encuentra indicada en cualquier tratado elemental de Zoología, y con la cual debieron com- pararla, puesto que se trata de animales del mismo grupo. Además, la pretendida Amphinasua brevirostris es absolutamente idéntica, tanto genérica como específicamente, al Cyonasua argentina Ameghino, obtenido primeramente en los depósitos fosilíferos de las barrancas del Paraná. Reproducimos la vista del cráneo mencionado, a la que le hemos agregado la mandíbula inferior de un individuo de Cyonasua argen- tina procedente del Paraná, con la fórmula dentaria falsa publicada por los señores Moreno y Mercerat enmendada. La única diferencia que se observa entre estas piezas es la mayor elevación de las raíces de los premolares de la mandíbula encima del borde alveolar; éste es simplemente un carácter senil, pues proviene de un individuo mucho más viejo que aquel a que perteneció el cráneo. El examen de este dibujo demuestra que no hay absolutamente nada que pueda indicar que Cyonasua pertenezca a un tipo de hocico más 156 prolongado que la pretendida Amphinasua. Los molares y premolares superiores e inferiores, tanto en sus dimensiones relativas como en sus detalles de conformación se corresponden exactamente; y la ausencia del paracono y del metacono en los dos primeros premolares de arriba y de abajo, no dejan la menor duda de que se trata de una misma especie. Amphinasua brevirostris es, pues, un simple sinónimo de Cyonasua argentina. Tantos errores reunidos en tan corto espacio en la única descripción acompañada de dibujos, son como para hacer desconfiar del valor real de las otras descripciones, que la falta de ilustraciones no permite sean apreciadas con exactitud. LXIM CARACTERES DIAGNÓSTICOS DE CINCUENTA ESPECIES NUEVAS DE MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS CARACTERES DIAGNÓSTICOS DE CINCUENTA ESPECIES NUEVAS DE MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS UNGULATA Toxodontia PROTOXODONTIDAE 5, EBTSOTHERIUM HAPLODONTOIDES, M. Sp. E Tamaño un poco menor que el de 4Adinotrerium splendidum y Adino- therium magister. — Unión de los pozos de esmalte interno de la su- perficie masticatoria de las muelas superiores, que desaparece en edad temprana. —Surco perpendicular interno poco acentuado. — Ló- bulo anterior interno de las muelas superiores muy avanzado hacia adentro, formando una columna muy desarrollada, particularmente bien visible en la superficie masticatoria. —p.3 con columna externa anterior muy desarrollada. —m.? con columna perpendicular antero- externa bien acentuada. —m.3 de cara perpendicular externa poco excavada y ondulada. A A A 07008 A A 0 016 postor del is AS es | A O 0 028 | A O 031 Longitud del espacio ocupado por Jas seis últimas muelas superiores... ... 0 095 Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia austral. . 2. AÁDINOTHERIUM ? PARANENSE, 3. SP. Tamaño algo mayor que Adinotherium splendidum. —p.z ? de raí- ces separadas, con capa de esmalte que sobre el lado externo des- ciende sobre las mismas raíces, pero que es mucho más baja sobre el interno. — Capa de esmalte interrumpida adelante y atrás como en las 160 especies eocenas. — Cara perpendicular interna casi plana. — Cara ex- terna excavada perpendicularmente por una depresión ancha y de fondo cóncavo que divide la muela en dos lóbulos desiguales, el anterior Fig. 1. Adinotherium haplodontoides Ameghino. Maxilar superior izquierdo con las últimas muelas, vistas por la superficie masticatoria. p.?, p.* y p.*, los tres últimos premolares; m. ',m. 2 y m. 2, los tres verdaderos molares. Tamaño -. angosto y el posterior mucho más ancho. — Diámetro de la corona: anteroposterior: 19 milímetros; transverso: de 5 a 6 milímetros. Descubierta por el profesor Pedro Scalabrini en el oligoceno inferior (piso mesopotámico) de los alrededores de la ciudad Paraná. Fig. 2. Adinotherium? paranense Ameghino. Tercer? premolar inferior izquierdo, visto por la cara perpendicular externa. Tamaño 3. ACROTHERIUM KARAIKENSE, 8M. SfP. Tamaño un poco mayor que el de Adinotherium splendidum. —i. 2 fuertemente apretado a ¡.1 y apenas un poco más largo que éste. — 1.3 muy pequeño, casi rudimentario y colocado detrás del i.2, del cual está separado por un diastema .regularmente extendido. —c. 1 — 11 300/73 Y oa VE TD A) E a Qu 0 5 o So o, LD + LAOS > 32 E- Dao3 . OE o5g8 BE, E A a OE | UE En O - OU m YN Ñ O 2 | O LE 233 : IE < v Suv ns 33.23% CE S > Eo a q 0% 3 XA 30 Si. EVO A S DER | EAN 3% sa a y" NX q La 25 ho] 5 ESTE 2 EDAYZ CE NS E ie A E z E a A an 0 | 230] : PI AO Z 0 QAAD = [(u) bd ¿ e e AAA 162 del mismo tamaño que 1.3 y separado de éste por un diastema. — .12 no representado en los otros ungulados conocidos, de la misma forma que el c.* pero algo más pequeño y separado de él por un corto diastema. — p.1 colocado a continuación del precedente, elíptico- cilíndrico y muy pequeño. —p.? a m.3 aumentando sucesivamente de tamaño como en los géneros Adinotherium y Protoxodon, con los que presentan un gran parecido. — Los seis incisivos inferiores con la misma disposición que en los dos citados géneros. Ancho del espacio ocupado por los cuatro incisivos superiores internos (i.* ei.2). 07053 p p p Ancho del diastemarentre 1. e eos 0 009 Diámetro anteroposterior delineante cla ais 0 007 Ancho del diastemarentre lala alesana RI 0 006 Diámetro anteroposterion dali aaa leas cs 0 007 Ancho del diastema entre CIN do IA 0 005 | DE e 0 007 DÉ A 0 006 odio dad oo obs 0 010 3 Diámetro anteroposterior del.............. dE css oa A od MA NS 0 027 MES or TNT 0 030 Mn edo ST 0 036 Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos inferiores sobre el borde alveolar doce dee no e aer Ao TN A dbobe 500 0 053 Ancho del :diastema entre 1. YE o 0 005 Diámetro anteroposterior del C.-= dois. eesaons ases O 009 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas inferiores ..........ooooo... 0 109 Longitud del espacio ocupado por las ocho muelas superiores ...... ........ a O RIZO Longitud del cráneo desde la parte anterior de los incisivos hasta la parte posterior de.los cóndilos occipitales cunas AN 0 200 Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia Austral. 4. ACROTHERIUM STYGIUM, 2. SÍ. Tamaño intermedio entre los de Acrotherium rusticum y Acrotherium karaikense.-— Premolares inferiores de tamaño un 'poco mayor que en Acrotherium karaikense, de diámetro anteroposterior mucho mayor en la cúspide de la corona que en el borde alveolar y de corona relativamente muy elevada y raíces cortas. E o 0”011 AE 0 013 Diámetro anteroposterior del................ Do eraooa coo opor 0 015 | COCO A OOOO OOOERS arobboa acidos 0 018 [MF] sar d AN 0 021 Longitud del espacio ocupado por los dientes Pp. Aa M.—Fp...... .oooococonocons 0 278 E j . e t 163 Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia Austral. Fig. 4. Acrotherium stygium Ameghino. Rama mandibular izquierda vista por su cara externa, reducida a una mitad del tamaño natural. i. 2 incisivo inferior externo; c, canino; p.!, p. 2, p.* y p.*, los cuatro premolares; m.1, m.? y m.3, los tres verdaderos molares. TYPOTHERIDAE 3. HEGCETOTHERIUM CONVEXUM, M8. sb, Talla comparable a la del Hegetotherium mirabile o apenas un poco menor. — Ultima muela superior considerablemente más pequeña que la penúltima, con el ángulo posterior externo poco pronunciado y la cara perpendicular interna fuertemente convexa. Fig. 5. Hegetotherium convexum Ameghino. Parte posterior del maxilar superior izquierdo con las dos últimas muelas, vistas por la corona. Tamaño natural. A 07007 Diámetro anteroposterior del............... Se ; z 4 e ÑBbunopoor sector co OO 0 005 A AA A 0 020 Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia Austral. 164 Litopterna ADIANTIDAE 6. ADIANTUS BUCCATUS, Jen. y Sf. N. Tamaño muy pequeño, no mayor que el del Hyrax. — Muelas supe- riores de corona muy baja, casi cuadrada, pero de diámetro transverso mayor que el longitudinal y con cuatro raíces bien separadas y diver- gentes. — Capa de esmalte periférica no interrumpida. — Caras per- pendiculares anterior, posterior y externa, planas o casi planas. — Cara interna bilobada por un surco perpendicular profundo que pene- Fig. 6. Adiantus buc- catus Ameghino. Muela superior derecha, vista por la superficie de mas- ticación. Tamaño natural. tra en la corona, donde forma un pliegue de esmalte entrante, largo y angosto, sin repliegues secundarios, que se extiende hasta más de la mitad de la anchura de la superficie masticatoria, dividiéndola en dos partes iguales, una anterior y otra posterior. — Superficie masticatoria de la corona con dos pozos profundos aislados de esmalte, uno en la parte anterior adelante de la punta del pliegue de esmalte y otro en la parte posterior, detrás del mismo pliegue. — Un fuerte reborde de esmalte en la base de la cara perpendicular anterior, que adquiere mayor desarrollo hacia el lado interno, formando en el ángulo antero- interno una especie de tubérculo o callo basal. — Diámetro de la su- perficie masticatoria de una muela superior: anteroposterior 5 milí- metros, transverso 51 milímetros, alto de la corona 6.— Base de la corona envuelta en un espeso depósito de cemento. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia Austral. PROTEQUIDAE 7. NOTOMNIPPUS TOXODONTOIDES, Yen. y sf. $. Muelas inferiores de corona angosta y larga, de prismas dentarios muy largos, con capa de esmalte ininterrumpida en la periferia y cu- bierta por un grueso depósito de cemento, terminando abajo en raíces bien separadas y distintas. M.7 yz birradiculados, con la raíz anterior más pequeña que la posterior; bilobados en el lado externo por un surco perpendicular, con : f A j Aa 165 el lóbulo anterior, una mitad más angosto que el posterior. Un solo pliegue de esmalte entrante en la corona sobre el lado externo, an- gosto y puntiagudo. Cara interna con cuatro columnas perpendiculares y tres pliegues de esmalte que penetran en la corona, el del medio más complicado y opuesto al externo, el anterior y posterior más sim- ples. Diámetro de la corona: anteroposterior 14 milímetros, transverso 6 milímetros; largo del prisma desde la corona hasta la raíz, aproxima- damente 4 centímetros. y =l == = = Fig. 7. Notohippus toxodontoides Ame- ghino. Las dos últimas muelas inferiores del lado derecho vistas por la coroma. Tamaño = M.3 notablemente más grande que m.>, birradiculado, con la raíz anterior muy pequeña y la posterior muy grande; bilcbado al lado externo por un surco perpendicular, con el lóbulo anterior de sólo un tercio del ancho del posterior. Lóbulo posterior externo regular- mente convexo. Un solo pliegue externo de esmalte, en la corona, angosto y puntiagudo. Cinco columnas perpendiculares sobre la cara interna. Cuatro pliegues internos de esmalte en la corona, el anterior penetrando en el-lóbulo externo anterior; el segundo más grande y más largo, opuesto al pliegue externo; el tercero ancho; y el último muy peco perceptible. Diámetro de la superficie masticatoria de la corona: anteroposterior 19 milímetros, transverso máximo 6 milímetros. Largo de la muela, 4 centímetros. Talla comparable a la de la alpaca. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia austral. MACRAUCHENIDAE 3. SCALABRINITHERIUM DENTICULATUM, H. SP, Tamaño comparable al del Scalabrinitheriam Bravardi, del cual di- fiere por los verdaderos molares inferiores provistos de un fuerte cíngulo interno que pasa por encima del pilar interno central, donde se presenta fuertemente dentellado, ascendiendo adelante y atrás hasta confun- dirse con las esquinas de los pilares internos anterior y posterior. Cíngulo basal externo de los verdaderos molares inferiores también 166 muy desarrollado, dentellado y que adelante y atrás asciende oblicua- mente hacia arriba, pasando a las caras anterior y posterior hasta la superficie masticatoria de la corona. — Raíces muy largas. — Diámetro Fig. 8. Scalabrinitherium denticulatum Ameghino. Parte posterior de la rama mandibular izquierda con la última muela, vista por el lado externo, reducida a una mitad del tamaño natural. del m.3 : anteroposterior 32 milímetros; transverso máximo 16,5 milí- metros. Alto de la rama horizontal debajo del m.z, 44 milímetros; espesor 22 milímetros. Descubierta por el profesor Pedro Scalabrini en el oligoceno infe- rior (piso mesopotámico) de los alrededores de la ciudad Paraná. Fig. 9. Coelosoma eversa Ameghino. Muela superior izquierda, vista por la coro- na. Tamaño natural. MESORHINIDAE 9. COELOSOMA EVERSA, Jen. y S$. N. Muelas superiores cuadrangulares, con cuatro raíces bien separadas, de corona muy baja y raíces muy largas, bilobadas en el lado interno por un surco perpendicular profundo que forma en la corona un pliegue de esmalte entrante agudo y largo, y con el lóbulo anterior doble más largo que el posterior. — Un fuerte reborde basal sobre el lado interno, 167 muy desarrollado, formando un contrafuerte elevado en el ángulo antero- interno. — Superficie masticatoria con dos pozos aislados de esmaite, uno mucho más grande adelante, en el lóbulo anterior, y el otro más pequeño, atrás, en el lóbulo posterior. Diámetro anteroposterior de la corona de una muela superior, 17 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong, en el oligoceno inferior (piso mesopotámico) de los alrededores de la ciudad Paraná. PROTEROTHERIDAE 10. PROTEROTHERIUM GRADATUM, $. SP. Taila comparable a la del Proterotherium americanum. del cual di- fiere principalmente por las muelas superiores, que carecen de cíngulo basal externo o es apenas perceptible. — Los dos primeros premolares de corona triangular, angosta adelante y ancha atrás, con una sola Fig. 10. Proterotherium gradatum Ameghino. Trozo de maxilar superior izquierdo con los tres primeros premolares, visto por la superficie de masticación; tamaño —, arista media perpendicular exterña y una sola cúspide sobre la co- rona, y cara interna bilobada con el lóbulo anterior más pequeño que el posterior. — Tercer premolar superior (p.3) de la misma forma que los verdaderos molares, de contorno cuadrangular, de diámetro transverso mayor que el longitudinal, con el lóbulo anterior interno mayor que el posterior y con cinco aristas perpendiculares externas y dos cúspides sobre la corona. — Diámetro del p.? : anteroposterior, 13 milímetros; transverso máximo, 7. — Diámetro del p.% : antero- posterior, 13 milímetros; transverso, 15 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong, en el oligoceno inferior de los alrededores de Paraná. Artiodactyla CAMELIDAE 11. HEMIAUCHENIA PRISTINA, 8. Sf. 2 Talla una mitad menor que la de Hemiauchenia paradoxa. —ml y sin columnita suplementaria interna en el fondo del pliegue entrante. — 168 Premolares superiores todos muy pequeños, p.? estiliforme, p.3 y 4 un poco más grandes. — Extremidad anterior de la sutura máxilo- palatina enfrente del lóbulo anterior del m.”. Fig. 11. Hemiauchenia pristina Ameghino. Paladar con la dentadura, en tamaño natural, p.2, p.* y p.*, los tres premolares; m.!', m.? y m.*, los tres verdaderos molares. Longitud del espacio ocupado por los tres premolares Superiores ..oooc.oooo.... 0”020 Longitud del espacio ocupado por las tres muelas Superiores ....omerercmom.. .. 0 054 Aucholdelipaladarientre os Picas poo asas 0 020 Ancho del paladar entre la parte posterior de los M.L ouvccan ceo nes vssmsiieje ale 0 036 Apertura nasal posterior entre los palatinos, corta y muy ancha. Formación pampeana de la provincia Buenos Aires, probablemente sel piso bonaerense, plioceno medio. UNGUICULATA Teniodonta ECTOGANIDAE 12. ÉENTOCASMUS HETEROCENIDENS, Jem. y SD. A. Dientes con esmalte limitado a la parte próxima a la corona, in- terrumpido en la periferia tan pronto como los dientes están un poco gastados y que desaparece pronto por completo con un mayor des- gaste. Esmalte siempre cubierto por una capa de cemento muy espesa. 169 — Incisivos superiores internos muy pequeños, comprimidos lateral- mente, sin esmalte o con esmalte limitado a una pequeña capa en el borde anterior y que desaparece pronto; diámetro anteroposterior de la corona: 11 milímetros; transverso 4 milímetros. — Incisivos ex- ternos mucho más grandes, de sección transversoelíptica y el esmalte escondido en el interior, cubierto por una gruesa capa de cemento. — Fig. 12. Entocasmus heterogenidens Ameghino. a, premolar visto por la superficie de masticación de la corona; b, el mismo visto de lado; c, inci- sivo, visto por la corona; d, el mismo visto de lado. Tamaño natural. Muelas superiores cortas, comprimidas de atrás hacia adelante, birra- diculadas, con capa de cemento; corona de 8 milímetros de diámetro anteroposterior y 15 milímetros de diámetro transverso. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia austral. Rodentia SCIÚRIDAE 13. HAPLOSTROPHA SCALABRINIANA (1) gen. y 2f. n, Talla muy pequeña, comparable a la de un ratón. — Las cuatro mue- las inferiores aumentan gradualmente de tamaño desde la primera, que es la más pequeña, hasta la última, que es la más grande. — Todas las muelas inferiores son de corona muy baja, radiculadas, con las raíces delgadas divergentes, muy largas y de base completamente obli- ierada. P., con tres raíces; y los verdaderos molares, al parecer con cuatro. — Cada muela tiene en la corona un pequeño pliegue de es- malte entrante sobre el lado externo, angosto y bastante largo, que (1) En honor de su descubridor el profesor Pedro Scalabrini. 170 se dirige oblicuamente hacia adentro y hacia atrás y dos pliegues más pequeños sobre el interno, que tal vez eran tres en la juventud, que desaparecen con el desgaste avanzado de las muelas. — Incisivo an- gosto, comprimido lateralmente, de cara anterior casi plana y cuya base llega hasta detrás de la última muela. Fig. 13. Haplostropha scalabriniana Ame- ghino. Rama mandibular derecha, con toda la dentadura, vista desde arriba, en tamaño natural. Ancho del incisivo as SEO ad: 2 AOROO15 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelaS.... ....... o.ooooorodens.. 0 014 Alto de la rama horizontal debajo del/D.= 3rcenes cues: poeta ooo es een . 0.009 Descubierta por el profesor Scalabrini en el oligoceno inferior del arroyo Espinillo, a cinco leguas de la ciudad Paraná. Fig. 14.¿Potamarchus sienodon Ameghino. Rama mandibular derecha con la última muela vista desde arriba; tamaño - p.* alvéolo del. premolar;m.' y m.?, alvéolos de las dos pri- meras muelas; m. 2 la última muela inferior. ECHINOMYIDAE 14. POTAMARCHUS (2) SIGMODON, M. SP. Talla comparable a la del Potamarchus murinus Burmeister, del cual se distingue por la hoja de esmalte anterior de cada una de las lá- (2) Nuevos restos procedentes de la formación oligocena del Paraná, me han demostrado que el Potamarchus.es un género bien fundado y distinto del Megamys Holmbergi. Del Potamarchus murinus Burmeister, poseo, además de la mandíbula inferior, la dentadura su- perior con el paladar, que describiré en otra oportunidad. pdas 171 minas transversales de las muelas inferiores, que no presentan los numerosos repliegues en ziszás que muestran en aquélla; dicha hoja es muy delgada y formando una curva en S prolongada; hoja de es- malte posterior de cada lámina con excepción de la última, formando igualmente una S prolongada. Diámetro anteroposterior de la última muela inferior, 7 milímetros; diámetro transverso oblicuo máximo, 10 milímetros. Longitud del es- pacio ocupado por las cuatro mueías inferiores, 4 centímetros. Base del incisivo inferior que llega hasta al lado de la parte posterior del lado interno cel m.z. Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno inferior (piso mesopotámico) de los alrededores de la ciudad Paraná. 6 Fig. 15. Colpostemma sinuata Ameghino. Pri- mera muela superior vis- ta por la corona, en ta- maño natural. 15. COLPOSTEMMA SINUATA, JOM. Y SÍ. M. Muelas de base semiabierta o radiculadas de un modo muy imper- fecto. Muelas superiores de corona compuesta por dos prismas trian- gulares invertidos, el anterior con el vértice hacia adentro y la base hacia afuera; el posterior con el vértice hacia afuera y la base hacia edentro; cada prisma con una fuerte escotadura en la base, que pene- tra profundamente en la corona, en forma de pliegue de esmalte an- gosto y largo; los dos prismas están separados por dos surcos perpen- diculares opuestos, uno externo corto y bajo y el otro interno muy largo y profundo. Diámetro de la corona de la primera muela superior: anteroposterior 7 milímetros; transverso 6 milímetros. He recogido los restos de esta especie en el oligoceno inferior de la misma ciudad Paraná. 16. NEOREOMYS LIMATUS, 1. sf. Tamaño bastante menor que el de Neoreomys australis. Molares inferiores con un pliegue externo entrante, que penetra en la corona dirigiéndose oblicuamente hacia atrás, y dos pliegues internos que se pierden con el desgaste en edad temprana. —P.7 y m.35 de contorno elíptico, más grande y de tamaño igual. m.7 y 7 más pequeños y de 172 contorno más circular. Rama mandibular muy fuerte, corta y gruesa. Incisivo de cara anterior ligeramente convexa. — Ancho del 1.7, 4 mi- Fig. 16. Neoreomys limatus Ameghino. Rama mandibular derecha con la dentadura, vista desde arriba; tamaño - límetros. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas inferiores, 19 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del p.., , 12 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior (piso santa- cruceño) de Patagonia austral. 17. STROPMHOSTEPHANOS JHERINGI (3) gen. y sf. No Talía muy pequeña, comparable a la de un ratoncito, con muelas semirradiculadas y de corona con repliegues de esmalte sumamente complicados. El tamaño de las muelas superiores aumenta gradual- mente desde la primera a la última, pero de una manera poco notable; TU TTD ES TRA Fig. 17. Strophostephanos Jheringí Ameghino. a, maxilar superior derecho con las tres prime- ras muelas, en tamaño natural. b, las tres muelas de la misma pieza, aumentadas. p. * premolar; m. * y m.? las dos primeras muelas. cada muela superior tiene, con escasa diferencia, el mismo diámetro transverso que longitudinal, pero es notablemente más angosta en el lado interno que el externo. Sobre el lado interno cada muela presenta un surco perpendicular profundo y corto, que se pierde mucho antes de llegar a la base, dividiéndola en dos lóbulos angostos en forma de columna. Sobre el lado externo, opuesto al pliegue de esmalte entrante (3) En honor del distinguido naturalista alemán H. von Jhering. 173 interno, hay una figura aislada de esmalte de contorno irregularmente triangular, con la base del triángulo vuelta hacia el lado externo, pre- sentando en ella una fuerte escotadura. Hacia atrás viene una segunda figura de esmalte que en forma de lámina angosta recorre transversal- ente todo el ancho de la muela, sin confundirse con el esmalte peri- Fig. 18. Sphiggomys pueraster Ameghino. Parte anterior de la rama mandibular izquier- da, con el incisivo roto, y la primera muela (p. +). Tamaño natural. férico. Detrás de esta especie de lámina viene otra parecida, pero todavía más pequeña, que ocupa la extremidad posterior de cada muela. Las tres primeras muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 8 milímetros. Esta pieza me ha sido facilitada por el señor Juan B. Ambrosetti como procedente del oligoceno inferior de los alrededores de la ciu- dad Paraná. ERIOMYIDAE 18. SPHIGGOMYS PUERASTER, 2. Sf. Tamaño pequeño, una mitad menor que Sphyggomys zonatus. P. 2 colocado con su mayor diámetro en sentido longitudinal y con la aber- tura de la U dirigida hacia adelante; i.7 angosto y de cara anterior Fig. 19. Sphigeomys puellus Ame- ghino. Parte anterior de la rama mandibular derecha, con el incisivo roto, y la primera muela. Tamaño natural. plana. Rama mandibular muy baja. Base del incisivo al lado de ia parte posterior de m.;7. Ancho del ¡.7, 3 milímetros. Diámetro del p. 7: anteroposterior, 6 milímetros; transverso, 3 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del p. , 10 milímetros. Longitud de la parte sinfisaria adelante del p., , 18 milímetros. Descubierta por Carios Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. 19. SPHICGOMYS PUELLUS, M. SP. Tamaño un tercio menor que la especie precedente. Rama mandi- bular relativamente más elevada y más delgada. Base del incisivo al lado del p.7 . Ancho del i.7, 2 milímetros. Diámetro anteroposterior del pa. + milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del p. y 9 milímetros. Longitud de la parte sinfisaria adelante del p.. , 11 milí- metros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia austral. 20. PERIMYS PERPINGUIS, 2M. S[. Talla bastante menor que la del Perimys onustus. M.1 y 2 de con- torno cuadrangular con el diámetro longitudinal casi igual al diá- metro transverso. P. triangular y comprimido al lado interno. Ver- Fig. 20. Perimys perpinguis Ameghino. Rama mandibular izquierda con las cuatro muelas, vista desde arriba, en su tamaño natural. daderos molares inferiores con corona de diámetro longitudinal igual al diámetro transverso. Lámina posterior de cada muela inferior sobre- saliendo al lado interno sobre la anterior, de la cual está separada por un surco perpendicular más o menos acentuado. Base del incisivo infe- rior que llega hasta al lado de la parte posterior del m.;. Longitud de las cuatro muelas superiores, 20 milímetros. Idem de las cuatro in- feriores, 20 milímetros. Í Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. 21. PERIMYS PLANARIS, M. SPo Tamaño intermedio entre el Perimys perpinguis y el Perimys pro- cerus. P. 7 mucho menos comprimido en el lado interno que en el Perimys perpinguis. Lámina posterior del m., y 7 que no sobresale, en el lado interno, sobre la anterior. Base del ¡., que sólo llega hasta al lado de la parte posterior del p.., . Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas inferiores, 18 milímetros. escubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. a a] ul 22. LAGOSTOMUS EGENUS, 23. SP. Talla comparable a la del Lagostomus cavifrons. Muelas inferiores colocadas en la mandíbula muy oblicuamente, con las láminas muy comprimidas de adelante hacia atrás y de gran diámetro transverso Fig. 21. Perimys planarís Ameghino. Rama mandibular derecha con las cuatro muelas, vista desde arriba, en su tamaño natural. oblicuo. Incisivos superiores normales. Incisivos inferiores con la cara anterior esmaltada bilobada por un surco longitudinal profundo que la divide en dos partes que casi tienen la apariencia de dos dientes distintos. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas infe- Fig. 22. Lagostomus egenus Ameghino. Rama mandibular derecha con toda la dentadura, vista desde abajo, mostrando el incisivo bipartido. Tamaño natural. riores, 29 milímetros. Diámetro oblicuo máximo de las muelas infe- riores, 12 milímetros. Diámetro transverso de los incisivos, 5 milí- metros. | He descubierto esta especie en el pampeano medio (piso belgra- nense) de la ciudad La Plata. EOCARDIDAE, fam. n. (4) : 23. EOCARDIA ELLIPTICA, 2H. S[. Tamaño de Eocardia perforata. P.- no biprismático, sino elíptico- ovoidal, con su diámetro mayor dirigido desde adelante hacia atrás y (4) Forman parte de esta familia los géneros eocenos Eocardia, Schistomys, Phanomys y Hedimys. 176 con una pequeña depresión perpendicular sobre el lado externo. Sín- fisis mandibular corta, con el incisivo dirígido bruscamente hacia arriba. Longitud de las cuatro muelas inferiores, 18 milímetros. Longitud de la barra, 8 milímetros. Ancho cel incisivo, 2 milímetros. ; Fig. 23. Eocardia elliptica Ameghino. Rama mandibular derecha con toda la dentadura, vista desde arriba en su tamaño natural. Descubierta por Carles Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. ho 4. FOCARDIA FISSA, X. SH. Tamaño bastante menor que el de la especie precedente. P.- pe- queño, bipartido por un profundo surco longitudinal externo, con el lóbulo anterior muy pequeño v elípticoprismático y el posterior más grande y triangular. Rama horizontal de la mandíbula, muy baja. Fig. 24. Eocardía fissa Ameghino. Ra- ma mandibular derecha con las cuatro muelas, vista desde arriba, en su tamaño natural. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas inferiores, 14 milí- metros. Alto de la rama horizontal debajo del m.,, 8 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- ma austral. 25. PHANOMYS VETULUS, 1. Sh, Tamaño bastante menor que Phanomys mixtus. P.*% de contorno triangular, con el vértice del triángulo dirigido hacia afuera y hacia atrás, y la corona con tres pozos aislados de esmalte. Verdaderos mola- res superiores, cortos yv muy arqueados. Diámetro anteroposterior de . xTT la corona de cada una de las tres primeras muelas superiores, 07002,5. Longitud de las muelas superiores, en línea recta, sin seguir la curva, 9 milímetros. Fig. 25. Phanomys vetulus Ame- ghino. a, segunda muela superior, vista por la corona; b, la misma, vista por el lado anterointerno; d, primera muela superior (p.*) vista por la corona; c, la misma vista por el lado interno. Tama- ño natural. Descubierta por Carios Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia austral. CAVIIDAE 26. ORTHOMYCTERA IMPROLA, 2. Sf[. Talla un poco mayor que Orthomyctera lacunosa. 1.7 más angosto y de cara anterior finamente estriada. Lóbulo anterior del p. prismá- tico triangular, un poco más pequeño que el posterior y con la cara externa fuertemente acanalada en sentido perpendicular, pero sin que la parte anterior de este prisma alcance a formar columna separada Fig. 26. Orthomyctera improóla Ameghino. Rama mandibular derecha con toda la dentadura, vista desde arriba; tamaño —— . como en el Dolichotis. Ancho del i.7, 0"003,3; longitud de la barra, 27 milímetros; longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas inferiores, 25 milímetros. A He descubierto esta especie en la parte media de la formación Tfampeana (piso bonaerense) de La Plata. “AMEGHINO — V. X 12 178 Creodonta HYAENODONTIDAE (5) 27. AcmLysictIS LELONGI (6) gen. y sf. A. Talla comparable a la de un Aguará (Canis jubatus). Molares supe- riores sectoriotuberculares, con protocono regularmente elevado, para y metacono bajos, un gran hipocono y un cíngulo basal externo poco úesarrollado. Diámetro anteroposterior de la penúltima muela supe- rior, 11 milímetros; diámetro transverso máximo 10 milímetros. Ver- daderos molares inferiores sectoriales, con corona muy baja, birra- diculados, con raíces muy largas y gruesas. Penúltimo molar inferior Fig. 27. Achlysictis Lelongi Ameghino. Fragmento de rama mandibular izquierda, con las dos últimas muelas, vistas por su lado externo; en su tamaño natural. con proto, para y metacono; protocono grande, poco elevado, compri- mido, convexo en el lado interno y deprimido en el externo; paracono más pequeño y apenas más bajo que el protocono; metacono pequeño, cortante y deprimido en el lado interno. Ultima muela inferior con proto y paracono y sin metacono o con metacono gastado por el uso; paracono un poco más pequeño que el protocono y tan ancho como éste. Diámetro anteroposterior de la penúltima muela inferior, 07011,5; ídem de la última, 07012,5. Descubierto por el señor León Lelong en el oligoceno inferior de los alrededores de la ciudad Paraná. (5) Entran en esta misma familia los géneros argentinos eocenos Borhyaena, Ácrocyon, Hathlyacynus, Agustylus y Anatherium y el género oligoceno Apera. Los géneros eocenos Acyon y Sipalocyon, constituyen la familia de los Acyónidae, con 8 muelas inferiores, 4 pre- molares y 4 verdaderos molares. (6) En honor de su descubridor el señor León Leleng. 179 28. DYWNAMICTIS FERA, Jen. y Sh. $. Talla de un gran bulldog; fórmula dentaria de la mandíbula infe- Hors 7. L 3 €. 3 P.» 7 M., colocados en serie continua sin disconti- muidad. Canino inferior de corona pequeña, baja y delgada y raíz muy larga y muy gruesa. p., de corona baja, pequeña, cónicocompri- mida, sin para ni metacono, birradiculado, con las raíces muy grandes y divergentes. p.7 de la misma forma, pero un poco más grande y con un muy pequeño callo basal posterior. p.y de tamaño todavía Fig. 28. Dynamictis fera Ameghino. Rama mandibular derecha con la dentadura, vista por el lado externo, tamaño . c, canino; p.z, p.3 y p.4, los tres premolares; m./, m7, m3 6 , 35 , , ) , ) ) ) y m.;, los cuatro molares. mayor y con el callo basal posterior eolocado sobre el lado interno. m. de tamaño un poco mayor y más bajo que el p.- con el proto- cono gastado en la cúspide horizontalmente y un fuerte paracono un poco más pequeño colocado sobre la misma línea, el cual lleva un pequeño callo basal sobre el ángulo anterointerno, que se prolonga sobre el lado interno en forma de cíngulo basai; probablemente lle- vaba también un pequeño metacono. m. un poco mayor, con proto y paracono confundidos en una figura prolongada formada por el des- gaste, con un metacono que desciende formando un pequeño cíngulo basal en el lado externo. m.z de tamaño bastante mayor y de corona más elevada que el precedente; el paracono es más bajo que el protocóno, del que está separado por una hendedura transversal, des- viándose un poco en su lado interno, llevando en la parte anterior del lado externo un pequeño callo basal; un metacono pequeño sobre 180 el lado interno, bajo y cónico, que se prolonga en forma de reborde descendente hasta el lado externo. m., de tamaño bastante mayor, con corona muy elevada y colocado un poco oblicuamente; el protocono es muy elevado, puntiagudo, un poco comprimido y cortante en los bordes ascendentes anterior y posterior; el paracono, es de gran ta- maño y de cúspide igualmente cónica, pero desviado al lado interno; metacono completamente rudimentario, formando como una pequeña cresta basal posterior; un reborde o cíngulo basal interno completa- mente independiente del metacono rudimentario. Longitud desde la parte anterior del canino hasta la parte posterior del m., , 108 milí- metros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. PROVIVERRIDAE (7) 29. PROVIVERRA TROUESSARTI, 52M. SP. (S) Talla relativamente considerable, mayor que la de todas las demás especies conocidas del mismo género; m.%* pequeño, muy compri- mido de adelante hacia atrás, con un solo cono central (protocono) e implantado con su eje mayor dirigido hacia adelante y un poco obli- cuamente hacia atrás. m.1 a 2 con el tubérculo o prolongamiento interno largo, comprimido y dirigido oblicuamente hacia atrás y hacia adelante. p.3 con paracono y metacono rudimentarios en forma de callos basales, el posterior más desarrollado que el anterior. p.? birra- diculado, bastante grande y colocado inmediatamente a continuación del canino. Un diastema regular entre p.2 y pros Los seis últimos dientes superiores apretados unos a otros. Longitud del espacio ocu- pado por las siete muelas superiores, 49 milímetros. Longitud de. la cresta sagital, 83 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m.2, 19 milímetros. j Descubierta por Carios Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. BRUTA Gravigrada ORTHOTHERIDAE 30. ORTHOTHERIUM ROBUSTUM, 2. sf. Tamaño bastante mayor, casi doble que el de Orthotherium laticur- vatum. Ultima muela inferior de tamaño bastante mayor que la penúl- (7) Forman, además, parte de esta familia los géneros argentinos Cladosictis Ameghino del eoceno inferior y Notictis Ameghino del oligoceno inferior. (8) En honor del distinguido naturalista francés Eduardo Trouessart. 181 tima. Base anterior de la rama ascendente que empieza a levantarse al lado de la parte media del diámetro anteroposterior de la última muela. Fig. 29. Proviverra Trouessarti Ameghino. Cráneo, visto desde arriba. Tamaño É. Abertura de la rama externa del canal alveolar al lado de la mitad de ia longitud de la corona de la última muela. Diámetro anteroposterior del alvéolo de la penúltima muela, 16 milímetros; ídem de la última, 182 20 milímetros; longitud del espacio ocupado por las dos últimas mue- las, 34 milímetros. Los restos de esta especie forman parte del Museo Provincial del Paraná y me han sido facilitados por el señor Juan B. Ambrosetti, como procedentes del oligoceno inferior de la misma localidad. Fig. 30. Orthotherium robustum Ameghino. Trozo de la rama man- dibular derecha vista por el lado externo; reducida a una mitad del tamaño natural. 31. ORTHOTHERIUM SCHLOSSER1, 2. sp. (9) Tamaño apenas un poco menor que el de Orthotherium robustum. Parte anterior de la base de la rama ascendente, que empieza a levan- A $ Fig. 31. Orthotherium Schlosserí Ameghino. Rama mandibular derecha vista desde arriba, reducida a =. a, abertura externa de la rama lateral del canal alveolar. tarse al lado de la penúltima muela. Abertura externa de la rama late- ral del canal alveolar, al lado del diastema que separa la penúltima muela de la última, y colocada un poco más hacia afuera de la base de la rama ascendente que en Orthotherium laticurvatum y Orthotherium (9) En honor del distinguido paleontólogo alemán Max Schlosser. e 183 robustum. Muelas subelípticas rectangulares, con el eje mayor en di- rección transversal al eje longitudinal de la mandíbula. Primera muela que sigue al caniniforme inferior implantada un poco oblicuamente y algo más ancha sobre el lado interno que sobre el externo. Segunda muela inferior un poco más ancha sobre el lado externo que sobre el interno. Ultima muela apenas un poco mayor que la penúltima. Serie dentaria en dirección un poco oblicua al eje longitudinal de la mandíbula. Rama mandibular corta, gruesa, arqueada lateralmente, Fig. 32. Orthotherium seneum Ameghino. Rama mandibular izquierda vista desde arriba, reducida a = de su tamaño natural. muy convexa sobre la cara externa y con la curva posterior de la parte sinfisaria que empieza a dirigirse hacia adentro, a partir del lado de la primera muela que sigue al caniniforme. Longitud del espacio ocupado por las 3 muelas inferiores, 5 centímetros. Descubierta por el señor León Lelong, en el oligoceno inferior de los alrededores de Paraná. 32. ORTHOTHERIUM SENEUM, £. sf. Talla comparable a la del Orthotherium Schlosseri. Caniniforme in- ferior pequeño, elíptico, inclinado hacia adelante, con su eje mayor dirigido de adelante hacia atrás. Muelas inferiores subelípticorrectan- gulares. Primera muela inferior más ancha sobre el lado interno que sobre el externo. Segunda muela con el lado externo más ancho que el interno. Barra regularmente extendida. Serie dentaria siguiendo la dirección del eje longitudinal de la mandíbula. Rama mandibular alta, más prolongada que en el Orthotherium Schlosseri, no arqueada en sentido lateral, con la sínfisis que empezaba bastante adelante de la primera muela y con ia cara externa no muy convexa. Diámetro anteroposterior del caniniforme, 10 milímetros. Longitud de la barra, 20 milímetros; longitud del espacio ocupado por las dos primeras muelas que siguen, 32 milímetros. Descubierta por el profesor Pedro Scalabrini en el oligoceno infe- rior de los alrededores de Paraná. 184 E 33. HAPALOPSs RUTIMEYERI, 2. sp. (10) Tamaño apenas un poco más pequeño que el Hapalops rectangularis. Paladar poco ensanchado adelante. Ultima muela superior más pequeña cue la penúltima y no truncada oblicuamente, como en aquella espe- so 2% + Y> Fig. 33. Hapalops Rutimeyerí Ameghino. Cráneo visto desde abajo, reducido a - de su tamaño natural. cie. Caniniforme superior muy pequeño, elíptico y truncado oblicua- mente. Muelas superiores más o menos rectangulares. Parte supero- posterior del cráneo, constituída por los parietales, formando una con- (10) En honor del distinguido paleontólogo suizo, profesor Rutimeyer. vexidad mucho menos pronunciada y más baja que en los Hapalops rectangularis e indifferens. Diámetro anteroposterior del caniniforme superior, 5 milímetros. Longitud de la barra, 10 milímetros. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas superiores, 29 milímetros. Longitud del cráneo desde la punta anterior de los maxilares hasta la parte posterior de los cóndilos occipitales, 124 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. MEGALONYCHIDAE 34. MENILAUS AFFINIS, Yen. y S[. 1. Este género parece formar la transición de los Megalonychidae « los Orthotheridae. Talla comparable a la del Orthotherium robustum. Man- Fig. 34. Menilaus affíinis Ameghino. Rama mandibular izquierda, vista desde . - 7 => arriba, reducida a — de su tamaño natural. díbula inferior corta y gruesa, con rama horizontal muy convexa en el lado externo al nivel de las muelas intermedias. Diente anterior de la mandíbula inferior de tamaño muy pequeño, separado de los demás por una larga barra de contorno subelíptico, con su diámetro mayor de adelante hacia atrás y un poco inclinado hacia afuera. Primera muela inferior muy grande, de contorno subcircular y con una pequeña escotadura en el lado externo, producida por una depresión perpendi- cular. Segunda muela inferior de contorno subelíptico, con su mayor diámetro en sentido transversal. Diámetro anteroposterior del alvéolo Gel caniniforme, 11 milímetros. Longitud de la barra, 43 milímetros. Diámetro anteroposterior del alvéolo de la primera muela, 17 milí- metros; transverso máximo, 15 milímetros. Diámetro del alvéolo de la segunda muela: anteroposterior, 15 milímetros; transverso máximo, 18 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno inferior de jos alrededores de la ciudad Paraná. un wet ld Na der ir ghino. Cráneo completo visto desde va ER <= s = n E S] = O an E 33 SE S 3 N + Í sz Q o v E o Y a) E Fig. 35. Hyperle abajo, reducido a 187 35. HYPERLEPTUS GARZONIANUS, gen y sf. n. (11) Cráneo excesivamente largo, angosto y con su parte superior le- vantada sobre la línea media longitudinal en forma de cresta que se prolonga sobre casi toda la extensión de su largo. Intermaxilares trian- gulares, largos y puntiagudos adelante. Primer diente superior e infe- rior pequeños, de aspecto caniniforme, de contorno elíptico, de corona truncada oblicuamente y separados de la muela que sigue por una larga barra. Los tres dientes intermedios superiores y los dos inter- medios inferiores de sección elípticocomprimida. Ultima muela supe- Fig. 36. Hyperleptus sectus Ameghino. Parte anterior del cráneo con toda la dentadura, vista desde abajo, reducida a — de su tamaño natural. rior y última inferior, más pequeñas y de contorno subcilíndrico. Diá- metro anteroposterior del caniniforme inferior, 8 milímetros. Longi- tud de la barra superior, 19 milímetros. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas superiores, 37 milímetros. Longitud del cráneo desde la punta del intermaxilar hasta la parte posterior de los cóndilos occipitales, 20 centímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. (11) En honor del distinguido ingeniero señor Eleazar Garzón, gobernador de la pro- vincia Córdoba, que generosamente contribuye con sus elementos particulares al buen éxito de la exploración geológica de Patagonia encomendada a mi hermano Carlos. 188 36. HYPERLEPTUS SECTUS, 2. SP. Igual talla que la especie precedente. El paladar no es triangular entre las muelas, sino casi paralelo. Ultima muela superior de contorno no subcilíndrico, sino elípticocomprimido y fuertemente deprimida en su cara posterior por un fuerte surco o depresión perpendicular, ancha y de fondo cóncavo. Longitud desde la parte anterior del caniniforme hasta la parte posterior de la última muela superior, 68 milímetros. Descubierta por Carios Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. 37. TOLMODUS INFLATUS, Jen. y Sp. N. Primera muela superior caniniforme, eiípticociliíndrica, mucho más gruesa en la corona (diámetro del alvéolo sobre el borde alveolar, Fig. 37. Tolmodus inflatus Ameghino. Parte anterior del maxilar superior derecho con el al- véolo del canimiforme, vista desde abajo en su tamaño natural. 9 milímetros) que en la base y separada de la segunda por una barra extendida. Punta anterior del paladar ensanchada, teniendo cada ma- xilar, adelante del caniniforme, un gran seno, irregularmente elíptico- cilíndrico, dirigido perpendicularmente de arriba hacia abajo, de unos 5 centímetros de largo y de cerca de 2 centímetros de diámetro trans- verso máximo, terminando en extremidad cóncava arriba y abajo, com- pletamente cerrado cuando el cráneo estaba entero; este seno está separado del alvéolo del primer diente o caniniforme por un tabique de sólo unos 2 milímetros de grueso, y colocado adelante de éste como si fuera el alvéolo vacío de una muela. Paladar con un profundo surco muy prolongado en el lado interno de la serie dentaria. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. ALDO 189 38. PREPOTHERIUM FILHOLI (12), gen. y sp. n. Tamaño relativamente considerable. Paladar triangular, ancho ade- lante y angosto atrás. Las cuatro muelas posteriores de la mandíbula superior de contorno elípticorrectangular muy comprimidas de adelante hacia atrás y de gran diámetro transverso, implantadas a igual distancia Fig. 38. Prepotherium Filholi Ameghino. Región interna media del paladar con las muelas, vista desde abajo, en su tamaño natural. una de otra y disminuyendo gradualmente de tamaño desde la anterior a la posterior. Segunda y tercera muelas inferiores elípticorrectangu- lares, y la cuarta casi cilíndrica. Diámetro anteroposterior de la segunda muela superior, 8 milímetros; diámetro transverso, 15 milímetros. Diá- metro anteroposterior de la última muela superior, 6 milímetros; diá- metro transverso, 10 milímetros. Longitud del espacio ocupado por los cuatro últimos dientes superiores, 46 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en «el eoceno inferior de Pata- gonia austral. LESTODONTIDAE 39. LEstoDON ORTIZIANUS, 21. sf. (13) Tamaño muy pequeño, no mayor que el de un cerdo regular. Cani- niforme inferior muy pequeño e implantado dirigiéndose fuertemente hacia adelante y hacia afuera. Barra sumamente larga, casi del mismo largo que el espacio ocupado por las muelas. Las tres muelas que si- (12) En honor del distinguido paleontólogo francés H. Filhol. (13) En honor de su descubridor el señor Toribio E. Ortiz, quien ya en su Paleontología de Entre Ríos, página 33, 1888, señaló los restos de este gravigrado como probablemente pertenecientes a una nueva especie. 190 guen son separadas unas de otras por diastemas extendidos. Primera y segunda muelas inferiores, de sección elíptica, con su diámetro mayor en dirección longitudinal. Ultima muela inferior de tamaño mayor, elíp- tica, bilobada de un modo imperfecto, con el lóbulo anterior mucho ma- Fig. 39. Lestodon Ortizianus Ameghino. Rama mandibular izquierda vista desde arriba, reducida a una mitad de su tamaño natural. yor que el posterior. Diámetro del caniniforme, 6 milímetros. Diámetro onteroposterior de la primera muela, 12 milímetros. Idem de la segunda, 11 milímetros. Idem de la última, 14 milímetros. Longitud de la barra, 4 centímetros. Longitud del espacio ocupado por las tres muelas, 45 milí- metros. Alto de la rama horizontal debajo de la penúltima muela, 52 milímetros. Los restos de esta especie, propiedad del Museo del Paraná, fueron cescubiertos por el señor Toribio E. Ortiz en la formación pampeana del departamento Diamante y me fueron facilitados para su estudio, ror el señor Juan B. Ambrosetti. 40. SPHENOTHERUS PARANENSIS, 2. Sf. Tamaño un poco menor que Sphenotherus Zavaletianus. Ultima muela inferior de lóbulo anterior más corto y proporcionalmente más pequeño Fig. 40. Sphenotherus paranensís Ameghino. Ultima muela inferior derecha vista desde arriba, reducida a = de su tamaño natural. y lóbulo posterior relativamente mayor. Diámetro de la corena de la última muela inferior: anteroposterior, 49 milímetros; transverso má- ximo, 19 milímetros. Longitud desde la corona hasta la raíz, 86 milí- metros. Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno inferior de los alrededores de Paraná. O ¿dd AA 191 MYLODONTIDAE 41. RANCULCUS SCALABRINIANUS, Jen. y sp. n. (14) Talla comparable a la de un Mylodon de regular tamaño. Los cuatro dientes inferiores de distinta forma y tamaño. Primer diente inferior caniniforme, irregularmente subcilíndricotriangular, deprimido perpen- dicularmente por un pequeño surco en la cara anterior, más ancho en el lado interno que en el externo e implantado dirigiéndose fuertemente Fig. 41. Ranculcus Scalabrinianus Ameghino. Rama mandibular derecha vista desde arriba, reducida a — de su tamaño natural. hacia afuera de la serie dentaria. Segundo diente inferior prismático- triangular, de ángulos redondeados y deprimido perpendicularmente sobre el centro de sus tres caras. Tercer diente inferior elípticorrectan- gular, deprimido perpendicularmente en sus caras anterior y posterior e implantado con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la serie dentaria. Ultima muela inferior muy grande y bilobada. Diámetro antero- posterior del alvéolo del caniniforme, 15 milímetros. Longitud de la barra, 23 milímetros. Diámetro del segundo diente: anteroposterior, 16 milímetros; transverso máximo, 15 milímetros. Diámetro del alvéolo del tercer diente: anteroposterior, 16 milímetros; transversoblicuo, 22 milímetros. Descubierta por el profesor Scalabrini en el oligoceno inferior de los alrededores de la ciudad Paraná. 42. STRABOSODON ACUTICAVUS, Jen. y sp. n. Caniniforme inferior delgado, largo, torcido en espiral, de sección prismáticotriangular, con cavidad basal muy pequeña y de fondo cón- cavo puntiagudo y corona truncada oblicuamente. Diámetro del canini- (14) En honor de su descubridor el profesor Pedro Scalabrini. 192 forme inferior: anteroposterior, 10 milímetros; transverso máximo, 13 milímetros. Longitud desde la cúspide hasta la base, en línea recta, 96 milímetros. Fig. 42. Strabosodon acuticavus Ameghino. Caniniforme inferior y su .. . a pa sección transversa, reducida a — de su tamaño natural, Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno inferior de los alrededores de la ciudad de Paraná. 43- STRABOSODON OBTUSICAVUS, M. Sf. Caniniforme inferior igualmente torcido en espiral, pero más grueso, más corto, de sección prismáticotriangular, con la base de la cavidad más ancha y baja, apenas acentuada, y corona truncada casi horizontal- Fig. 43. Strabosodon obtusicavus Ameghino. Caniniforme inferior y .. . B - su sección transversal, reducida a — de su tamaño natural. mente, con declive apenas sensible. Diámetro anteroposterior, 13 milí- metros. Transverso, 16 milímetros. Largo en línea recta, 81 milímetros. Descubierta por el profesor Scalabrini en el oligoceno inferior del arroyo Espinillo, a cinco leguas de Paraná. Dasypoda PRAOPIDAE 44. TATUSIA NEOGAÉA, M. Sp. Tamaño intermedio entre Tatusia hybrida y Tatusia novemcincta. Surcos longitudinales que en las placas de los anillos movibles deli- mitan los triángulos de la escultura externa con una fila de agujeros en el fondo. Triángulo central de las mencionadas placas de tamaño 193 considerable y con dos filas de agujeros muy pequeños, dispuestos en dirección longitudinal y paralelas. Borde posterior de las placas libres, con varias perforaciones pilíferas pequeñas y circulares (en número Fig. 44. Tatusia neogaea Ameghino. Una placa de los anillos movibles reducida a 5 de su tamaño natural. de 8 en el ejemplar figurado). Diámetro longitudinal de una placa de los anillos movibles, 23 milímetros. Idem transverso, 5 milímetros. Descubierta por el profesor Pedro Scalabrini en el oligoceno inferior del arroyo Espinillo. Dasypodidze 45. VETELIA PUNCTA, Jen. y sp. ñ. Placas de las secciones fijas muy gruesas, de 2 centímetros de largo por 1 1% de ancho, con una figura convexa y pequeña en el centro, limi- Fig. 45. Vetelia puncta Ameghino. Dos placas de una de las bandas movibles y dos de las secciones - fijas, reducidas a + de su tamaño natural. tada adelante y a los costados por un surco semicircular y profundo; borde posterior sin agujeros pilíferos o sólo en número de dos o tres y muy pequeños. Placas de los anillos movibles del mismo ancho, pero doble más largas; la parte libre muestra dos surcos longitudinales y AMEGHINO — V. X 13 194 paralelos que se pierden mucho antes de su borde posterior y pre- sentan algunos pequeños agujeros en el fondo; estos surcos limitan una figura central, casi rectangular, que ocupa la mitad del ancho de las placas; borde posterior delgado y con tres o cuatro perforaciones circulares muy pequeñas. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. CETACEA Odontoceta SAUROCETIDAE 46. SAUROCETES OBLIQUUS, 2. Sp. (15) Es de formas y aspecto más robusto que el Saurocetes argentinus Burmeister. Dientes implantados en alvéolos distintos hasta en la misma extremidad anterior del rostro. Raíces de los dientes menos compri- midas lateralmente que en Saurocetes argentinus, terminando en base obliterada con dos puntas, una anterior, más grande y otra posterior, más pequeña. Coronas de los dientes más gruesas, menos comprimidas. y de esmalte más liso, terminando cada diente en cúspide truncada oblicuamente, de superficie lisa, dirigida en los dientes inferiores desde adentro hacia afuera y desde arriba hacia abajo, disposición aparente para triturar pero no para prehender y rasgar como los dientes siempre puntiagudos del Saurocetes argentinus. Longitud del espacio ocupado: por los cinco primeros dientes inferiores, 9 centímetros. Diámetro de la raíz del quinto diente, medida sobre el borde alveolar: anteroposte- rior, 2 centímetros; transverso, 11 milímetros. Diámetro de la corona del mismo diente en la base; anteroposterior, 16 milímetros; transverso, 13 milímetros. Ancho del espacio que separa a las dos filas de dientes inferiores entre el quinto par, 5 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong, en el oligoceno inten de los alrededores de Paraná. 47. IscHYRORHYNCHUS VAN BENEDEN1I, gen. y sp. n. (16) Ramas mandibulares inferiores soldadas en toda la longitud de la serie dentaria, como en Saurocetes. Rostro menos comprimido, formando entre ambas series dentarias un espacio plano y rugoso de uno a dos centímetros de ancho en su parte posterior. Diámetro perpendicular del rostro apenas un poco mayor que el diámetro transverso máximo. (15) Por primera vez puedo estudiar restos del género Saurocetes de Burmeister, que el autor coloca entre los Zeuglodonta; y de su primer examen deduzco que no se trata de Zeuglodonta, sino de cetáceos odontocetos, probablemente de una familia distinta de las: conocidas hasta ahora. (16) En honor del distinguido naturalista belga Van Beneden. 0 "[eanzen ouvure] ns ap ; e tpionpal “es.toAsur SO] Oput.]sot ofeqe apsap vysta o.13s0x 19P PIpatulojur uoLS9y “ou doy 2U9pauo 1) U9ID93S Á OJpan) 19 us sojo. S3Ju91p T UDA SVUIUSYACAGYIS] “Ly *S1J 82 [210380 oueue] ns 9p 5 e repo dUIY SANDIQO SIJ2)04NDS *9p "514 “1p3- “JUSIIASULA] UQIDIOS Á YquIe 9PSIP VISIA JOLISJUL e]¡nqipuem e] op JoL1oyue PJ “OMS 196 Parte superior terminada en quilla longitudinal redondeada. Dientes de raíz menos comprimida que en Saurocetes, de base a menudo obliterada de un modo imperfecto y con las dos puntas anterior y posterior menos distintas. Corona de los dientes cónica, baja, de cúspide vuelta un poco hacia atrás y de esmalte fuertemente arrugado. Dientes implantados en posición alternada, cada uno del lado derecho enfrente del espacio que separa uno de otro a los dos izquierdos opuestos, y, viceversa, con cada uno de los del lado izquierdo con relación a los del lado derecho. Diámetro medio de la raíz de cada una de las muelas posteriores al nivel del bordo alveolar: anteroposterior, 13 milímetros; transverso, 8. Diámetro anteroposterior de la corona de un diente suelto, 9 milímetros; transverso, 9 milímetros; alto de la corona, 11 milímetros. Diámetro transverso del rostro en la parte anterior del trozo figurado, 31 milí- metros; diámetro vertical, 38 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno inferior de Paraná. Platanistidee 48. PonTIVAGA FISCHERI, gen, y Sp. n. (17) Ramas mandibulares inferiores soldadas en casi toda la longitud de las series dentarias, formando un hueso o sínfisis muy ancha y suma- mente aplastada (18), cuyo diámetro perpendicular es adelante menos de la mitad del diámetro transverso y hacia atrás sólo un tercio, cons- tituyendo un rostro sumamente largo y aplastado. Parte superior o in- terna de la sínfisis mandibular un poco excavada longitudinalmente en el centro, en el fondo de cuya depresión se levanta una cresta longitu- ciinal bastante ancha y poco elevada. Series dentarias bastante diver- gentes en su extremidad posterior y casi paralelas en el resto del rostro. Dientes numerosos, pequeños, de raíz corta y comprimida lateralmente, extendidas desde adelante hacia atrás. Todos los dientes, a Juzgar por los alvéolos, eran más o menos del mismo tamaño. Diámetro medio de los alvéolos: anteroposterior, 8 milímetros; transverso, 4 milímetros; profundidad, de 6 a 7 milímetros. Longitud de la parte existente de la serie dentaria, conteniendo 30 alvéolos, 285 milímetros. Ancho del es- pacio sinfisario que separa ambas series dentarias, adelante del trozo figurado, 19 milímetros; ídem atrás, en la parte posterior de la sínfisis, 47 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno superior (piso patagónico) de los alrededores de Paraná. (17) En honor del distinguido naturalista francés Paul Fischer. (18) En esto Pontivaga se aleja de Platanista tanto cuanto es posible, pero la relación de parentesco subsiste por la soldadura de las ramas mandibulares en todo el largo de la serie dentaria o poco menos y en la forma de las raíces de los dientes comprimidos lateralmente. -295 Á v.INPeyuop e] DP SOJODA]Y / *pe.mpeu OUeuIe] ns 3p pep eun e epronpas e Ss 19ASUP-1J UOIO SO] Opuv3sou1 “equiie IPSIP PISIA 1OLISJUL P]NQIPULIN 'OUIYSIWY 1491/9871 VIÍVAYUOJ *8y “314 198 Mystacoceta BALAENIDAE 49. BALAENA PAMPAEA, MN. SP. Tímpano bastante hinchado, de aspecto inferior ovoidal, con la parte posterior bastante más ancha que la anterior. Borde libre superior de la cara interna casi recto y muy arrugado. Involucrum no muy grueso, Fig. 49. Balaena pampaea Ameghino. Tímpano izquierdo visto por su lado interno, reducido a una mitad de su tamaño natural. sin aspecto piriforme y convexo en el lado externo. Escotadura para el canal de Eustaquio, profunda y bien delimitada. Cara inferior en quilla poco pronunciada y convexa con relación a la dirección del borde libre interno superior. Cara interna poco convexa; cara anterior casi plana. Angulo anteroinferior interno regularmente pronunciado. Diámetro longitudinal, 11 centímetros; ídem transverso máximo, 79 milímetros. Debo los restos de esta especie a la amabilidad del capitán Antonio Romero, quien me los ha dado como procedentes de la formación pam- peana de Bahía Blanca. 50. NoTIOCETUS ROMERIANUS, gen. y sp. n. (19) Tímpano muy hinchado, de aspecto inferior ovoidal, con la parte posterior mucho más ancha que la anterior. Borde libre superior de la cara interna que desciende notablemente hacia adelante y con muy po- cas arrugas. Borde interno muy grueso atrás. Involucrum muy grueso, de aspecto piriforme muy pronunciado, de cara externa lisa y convexa hacia adentro, y lisa y plana hacia atrás. Escotadura para el canal de (19) En honor del capitán señor Antonio Romero, quien me ha obsequiado con estos restos que estudio. 199 Eustaquio poco profunda y mal delimitada. Cara inferior ancha, plana y poco convexa con relación al borde superior de la cara interna. Cara interna plana o deprimida adelante y convexa atrás. Cara anterior plana, Fig. 50. Notiocetus Romerianus Ameghino. Tímpano dere- cho visto por su lado interno; reducido a 5 mitad de su ta- maño natural. - terminando hacia abajo en el ángulo y arista transversal un poco saliente y bien pronunciada. Diámetro longitudinal, 112 milímetros; ídem trans- verso máximo, 9 centímetros. Este género reune caracteres de los géneros actuales, Balena, Balenoptera y Megaptera. Los restos de esta especie, que me han sido facilitados por el capitán Antonio Romero, proceden de la formación pampeana de Bahía Blanca. LXIV E - SOBRE JE DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Mi DE LOS 'CREODONTES | Y Te 20 - SOBRE LA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS CREODONTES (ADICIÓN A LA MEMORIA DEL DOCTOR H. VON JHERING) El notable trabajo de nuestro distinguido colega, doctor H. von Jhe- ring, nos sugiere varias observaciones para las cuales creemos que éste es un lugar adecuado, consignándolas en la forma más concisa posible, pues la mayor parte de los puntos tocados, por cuanto se refiere a la clasificación de los ungulados, podrían ser objeto de largos trabajos. No falta material para ello. 1. El doctor Jhering ha interpretado sin duda mal algún párrafo de nuestra correspondencia, o nosotros nos habremos explicado mal, cuando nos atribuye la idea de que los Creodontes eran propios de ambas Américas, pero faltaban en Europa. Al contrario: en nuestra obra que, desgraciadamente, a pesar de haberle sido enviada hace tiempo, todavía no ha llegado a manos del doctor Jhering, ponemos en paralelo los Creodontes encontrados en Sud y Norte América con los de las forma- ciones terciarias de Europa y Asia. 2. En completa discordancia con el profesor Rutimeyer, creemos que la estructura de los huesos del carpo y del tarso, particularmente el carácter de presentarse dispuestos en filas lineales o al contrario más o menos alternadas, que son los caracteres escogidos por Cope para la clasificación de los ungulados, son de la mayor importancia, puesto que se trata de caracteres primitivos por los cuales tienen que haber pa- sado todos los mamíferos. Sea que la clasificación se base sobre las distintas líneas que ha seguido la evolución, como lo quiere Rutimeyer, sea que se funde en determinados caracteres morfológicos, en cual- quier caso y de cualquier manera los caracteres que proporciona la es- tructura del carpo y del tarso serán siempre de la mayor importancia y siempre superiores a los que proporciona la dentadura, por lo menos para la determinación de los grupos de orden elevado. 3. El grupo de los Condylarthra es, a nuestro modo de ver, perfecta- mente justificado y bien caracterizado. Es imposible colocar a esos ani- males en ninguno de los grupos actuales. Que en ciertos representantes haya dificultades para separarlos de los perisodáctilos, no es razón para 204 no admitir la existencia del grupo dentro de ciertos límites previamente ceterminados. Á eso vamos para todos los grupos, pues con el continuo descubrimiento de nuevas formas llenaremos poco a poco todos los vacíos; y los límites entre los distintos órdenes tendrán forzosamente que ser convencionales. 4. En lo que tampoco estamos de acuerdo es en considerar a los Condylarthra como antecesores de todos los demás ungulados y de los primatos, pues si bien por la estructura del carpo y del tarso en serie lineal son de un carácter primitivo, en otros caracteres muestran una etapa de evolución demasiado avanzada para que puedan considerarse como antecesores de ninguno de los grupos posteriores. Creemos que nuestras opiniones al respecto son distintas de las de todos los naturalistas. Para nosotros el tipo ungulado primitivo, ade- más de presentar el carpo y el tarso en serie lineal, se encontraba en el estadio litopterno, es decir: la tibia y el peroné asentaban ambos sobre el calcáneo, los dientes debían ser en número mayor de 44, los molares y premolares eran más o menos de la misma forma, de corona cuatri- tubercular, y cada muela tenía cuatro raíces separadas. La transición Ge las últimas muelas al primer incisivo se efectuaba de una manera progresiva y poco acentuada. A los Condylarthra no sólo les falta al- guno de estos caracteres, sino que su aparato dentario se nos presenta como más especializado que el de la mayor parte de los demás ungula- dos. Representan, a no dudarlo, una rama lateral sin descendencia. 5. Por lo que concierne a la genealogía de los caballos, los Phenaco- dontide y cualquier otro tipo de Condylarthra quedan complementa- mente excluídos de ella por las razones que dejo apuntadas. El género Equus desciende del Hipparion y no del Hippidium; opónese a la des- cendencia del Hippidium la presencia del pequeño repliegue secundario o columnita interlobular externa de las muelas inferiores que siempre está presente en el Equus y el Hipparion, pero que falta en «el Hippi- dium como en su antecesor el Protohippus (1). El Hippidium, en su morfología general, es más distinto del Equus, que el Equus del Hippa- rion. Tampoco es posible una descendencia difilética del Hipparion y el Hippidium a la vez, por la misma razón expuesta, y además porque la evolución en la producción de nuevas formas es siempre divergente y nunca convergente. Los casos que se citan de convergencia son sim- plemente aparentes; son evoluciones paralelas en los mismos órganos, que no bastan para destruir las diferencias morfológicas profundas. Es imposible que dos tipos completamente agenésicos, como forzosamente tenían que serlo el Hipparion y el Protohippus evolucionando por sepa- (1) Este repliegue falta en los individuos adultos o viejos de Equus rectidens, pero existe siempre en los jóvenes. 205 rado pero paralelamente, hayan podido producir descendientes en mayor o menor grado eugenésicos entre sí. Si llegara a probarse que esto es posible serían inútiles todas nuestras investigaciones para la restau- ración de las líneas de evolución de los organismos. Afortunadamente no es así. El Equus desciende del Hipparion y el Hippidium del Proto- hippus, y ambos tipos tridáctilos tienen por antecesor al Anchitherium. Por ahora no es posible seguir más allá la filiación de los caballos. Los Paleoterios e Hiracoterios no forman parte de esa genealogía; son lineas laterales salidas del mismo tronco, todavía desconocido, de donde _ se desprendieron los équidos. 6. El tipo primitivo de ungulados imparidigitados es el que hemos designado con el nombre de Litopterna, en cuyos representantes la tibia y el peroné descansan sobre el calcáneo. Los Stereopterna comprenden todos los demás imparidigitados en los cuales el peroné ya no reposa sobre el calcáneo; y todos son tipos de una evolución más avanzada. Los Estereopternos aún tienen representantes; los Litopternos se han extinguido todos. Todos los grupos de Estereopternos descienden de grupos de Litopternos. Los caballos tienen su origen en un grupo de Litopternos que aún es desconocido, del que se desprendieron conjun- tamente con los Paleoterios e Hiracoterios. Los Proterotéridos son próximos aliados de ese grupo; y el Notohippus es quizá uno de sus representantes, si bien tampoco forma parte de la serie antecesora en línea recta. 7. Todos los ungulados imparidigitados de Europa y Norte América son Estereopternos, pero otros ungulados de los mismos continentes, ta- les como los Proboscidios, los Artiodáctilos, algunos Amblipodos, etc., se encuentran o se han encontrado en el estadio Litopterno. Todos los ungulados imparidigitados originarios de Sud América son Litopternos y todos los demás ungulados antiguos de este mismo continente, Toxo- dontes, Astrapotéridos, etc., no han pasado del estadio Litopterno. Los Estereopternos recién penetraron en Sud América, y como emigrados de otras tierras, al fin de la época miocena. La consecuencia inevitable es que el primer origen de los ungulados se encuentra en Sud América, pero que el pasaje del estadio Litopterno al Estereopterno se ha efectuado en Norte América o en el continente euroasiático, o en am- bos a la vez. - 8. Los Lemúridos o Pseudolemúridos también tienen representantes en el eoceno de la República Argentina (Homunculus patagonicus n. gen. mn. sp.) y por los restos hasta ahora conocidos se presentan con carac- teres más elevados que los del eoceno de Europa y de Norte América antes mencionados. 9. Con respecto a los Creodontes, hemos avanzado la opinión (1889) de que los géneros argentinos se presentan como intermedios entre 206 los Creodontes europeos y norteamericanos por un lado y los Dasiúridos. de Australia por el otro. Los numerosos materiales últimamente des- cubiertos en el eoceno de Patagonia nos permiten ratificarnos en esa cpinión. Los Creodontes se presentan como seres de origen austral que habrían pasado de Sud América a Norte América, y de allí al conti- nente euroasiático. 10. A un resultado absolutamente idéntico al de los Creodontes he- mos llegado por lo que concierne a los Plagiaulacidios (1889-1890). Los nuevos materiales descubiertos nos confirman en la opinión de que son de origen austral y que de Sud América emigraron a Norte América v de allí a Europa. 11. Hemos demostrado que el grupo de Plagiaulacidios del hemisferio boreal, designado con el nombre de Multituberculata (véase nuestro es- tudio sobre los Plagiaulacidios Argentinos), eran verdaderos marsupia- les diprotodontes y no monotremos, que se ligan fácilmente a los marsu- piales australianos y casi sin interrupción por medio de los géneros ar- gentinos. Los nuevos tipos del eoceno de Patagonia descubiertos desde entonces confirman tales deducciones y concluyen de llenar el intervalo que separaba a los Diprotodontes multituberculados del hemisferio boreal de los Diprotodontes cuatricuspidados argentinos. 12. La fauna eocena de Reims tiene, en efecto, estrecha relación con la del larámico de Norte América descripta por Marsh. Según Lemoine « existen grandes analogías entre los incisivos de Tripriodon de América y los de su género Neoplagiaulax, entre los verdaderos molares de Cimolodon y Tripriodon de América y los de Neoplagiaulax, entre los premolares de Halodon de América y los de Neoplagiaulax, entre los verdaderos molares de Cimolomys de América y la muela con tres filas de tubérculos que provisoriamente atribuyó a su Neoplagiaulax eocaenus, entre las muelas de Cimolestes de América y las de su Tricuspiodon, entre los premolares de Didelphodon de América y los de su Adapisorex, entre los incisivos de Halodon de América y los de su Plesiadapis». íGaudry, «Enchainements du monde animal. — Fossiles secondaires», página 288, 1890). Examinando las descripciones y figuras de Marsh se ve que, en efecto, todos los géneros y todas las especies están fun- dadas en dientes aislados, muchos de los cuales deben provenir de un mismo animal; y lo primero que a uno se le ocurre es de que varios de los géneros allí enumerados resultarán puramente nominales. 13. Rutimeyer y los demás sabios europeos que pretenden que la fauna pampeana es cuaternaria (pleistocena) lo hacen siguiendo la au- toridad de Burmeister, quien con un criterio geológico completamente errado ha tratado de rejuvenecer todas las formaciones cenozoicas de nuestro suelo y ha declarado que la formación pampeana corresponde 2 cuaternario o diluvium de Europa, sin ofrecer de ello la más mínima 207 prueba, si se exceptúa el aspecto parecido, que hoy sabemos que po; sí solo no tiene la menor importancia para la determinación de la época geológica de las formaciones. Por otra parte, Burmeister nunca ha inten- tado rebatir los argumentos de los que pretenden para la formación una antigiedad geológica mayor que la cuaternaria. Pertenecemos a este número, pues hace más de quince años que pretendemos que la for- mación pampeana es terciaria; y hace unos diez años, en nuestra obra La formación pampeana hemos probado con argumentos que no han sido levantados, que correspondía y representaba a la serie completa de los terrenos pliocenos. Desde entonces, hemos tenido la satisfacción de ver que todos los geólogos que han estudiado la formación se han enrolado en- nuestras filas y que la opinión de que la fauna pampeana es terciaria ha sido aceptada por la mayor parte de los paleontólogos, especialmente aquellos que de una manera más o menos directa han tenido ocasión de ocuparse de ella. El testimonio del señor Dall es una autoridad más que hay que agregar a las que se han pronunciado por la edad terciaria de la formación pampeana y de la fauna que ella contiene. La fauna pampeana en Norte América, además del valle de Méjico y de la Flo- rida, se ha encontrado en el Oregón, Tejas, Ydaho, Nevada occidental, Nicaragua, California, Nebraska occidental, y en los estados del Este de la gran república norteamericana (Virginia, Carolina, etc), estando todos esos yacimientos determinados como pliocenos. La primera apa- rición de la fauna sudamericana en Norte América, se efectúa en el mioceno superior de Loup Fork (Cope). de a . > ; y ES -; ES z ml ' - £ o 1 a - = 5 , Ss » A á = A sm . = = >. +. En y 2 — q e a * > A i Y - - F - 5 E " + E - a ' 3 -. e - Os he. 5 - Ll + > de » pe E . : 0 * E ( z Ne eq . Ñ > LXV MAMÍFEROS Y AVES FÓSILES ARGENTINOS 43 ESPECIES NUEVAS | ADICIONES Y CORRECCIONES ” $ " MAMÍFEROS Y AVES FÓSILES ARGENTINOS ESPECIES NUEVAS ADICIONES Y CORRECCIONES Las ilustraciones de las nuevas piezas que voy a enumerar serán da- Cas en otra oportunidad conjuntamente con las descripciones detalladas, porque falta el tiempo material para la ejecución inmediata de los dibujos. - 1. Dilobodon lujanensis Ameghino, 1886. — Nuevos restos de esta especie me demuestran que el género Dilobodon, tenía, cuando adulto, los últimos premolares con raíces separadas, aunque la base de cada raíz se conservaba abierta. Los p.3 y * tienen dos raíces divergentes y el esmalte de la cara externa desciende hasta la mitad del largo de las raíces. Los verdaderos molares son de base abierta y sin raíces separadas. 2. Dilobodon lutarius Ameghino, 1886. — El premolar que he des- cripto y figurado (Contribución al estudio de los mamíferos fósiles de la República Argentina, lámina LXXXV, figura 8, 1889), es el de la primera dentición. Nuevos restos con la dentición permanente demues- tran que esta especie era de mayor tamaño que la precedente; p. y permanente con diámetro anteroposterior que disminuye gradualmente desde la corona hasta la base, terminando en tres raíces separadas y divergentes, dos externas más grandes y una interna más pequeña; m.7 sin raíces distintas y de base abierta. Diámetro anteroposterior de la corona del p.-, , 22 milímetros; ídem del m.+;, 28 milímetros. 3. Eutrigonodon, nombre nuevo en substitución de Trigodon Ame- ghino, 1882 (composición viciosa, escríbase Trigonodon), por estar empleado con anterioridad (Trigonodon Conrad, 1852), género de mo- luscos. (Trigonodus Newberry, 1866, género de peces). La especie típica es el Eutrigonodon Gaudryi = Trigodon Gaudryi Ameghino. 4. Palaeolithops, nombre nuevo en substitución de Lithops Ameghino 1887, por estar éste empleado con anterioridad (Lithopsis Scudder, 1878, género de hemípteros). La especie típica es Palaeolithops praevius = Lithops praevius Ameghino, 1887. 212 5. Xotoprodon solidus, gen. y sp. n. — Tamaño intermedio entre Pro- toxodon y Adinotherium. Muelas superiores con un surco perpendicu- lar angosto y profundo en el ángulo anteroexterno, limitado por dos aristas perpendiculares angostas y muy levantadas. Mandíbula inferior corta, gruesa, alta y con la dentición en serie continua. i. 7 y ¿4 pequeños y parecidos a los de Adinotherium, ¡1.7 grande y de contorno semicilín- drico, p.z y 3 de diámetro anteroposterior, que disminuye desde arriba hacia abajo. Verdaderos molares inferiores de diámetro anteroposterior que aumenta de arriba hacia abajo, terminando en dos raíces largas, divergentes y fuertemente arqueadas hacia atrás; prismas de las men- cionadas muelas fuertemente arqueados hacia afuera. Diámetro de la corona de los m. 7 y 3: anteroposterior 23 milímetros, transverso 10 mi- límetros. Pies anteriores y posteriores tridáctilos. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. 6. Nannodus eocaenus, gen. y sp. n. — Cercano del Nesodon y de ta- maño del Nesodon ovinus. Los seis incisivos inferiores con poca diferen- cia de la misma forma y tamaño, parecidos en su disposición y forma a los del género Dicotyles. c. y aparentemente ausente. Un diastema de 6 milímetros, entre ¡1.7 y p.. Todos los demás dientes en serie con- tinua, p. muy pequeño, p. con tres raíces, p.z y p. con cuatro raíces. Verdaderos molares de base abierta. Longitud del espacio ocupado por los premolares, 32 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del p., , 3 centímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno itER de Pata- gonia austral. Trachytherus conturbatus, n. sp. — Tamaño bastante menor que Trachytherus Spegazzinianus. 1.1 de cara anterior mucho más convexa y completamente lisa y lado interno mucho más delgado y redondeado; la corona está truncada oblicuamente del lado interno al externo si- guiendo el mayor diámetro del diente. Diámetro transverso máximo, 16 milímetros; ídem anteroposterior sobre el lado interno, 8 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de la cuenca superior del Chubut. 8. Tremacyllus, n. gen. — Todos los premolares, tanto superiores como inferiores, de construcción y forma distinta de los verdaderos molares. Tipo del género: el Pachyrucos impressus Ameghino (Contri- bución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argen- tina, lámina XIII, figuras 19 a 22), formando parte del mismo género el Pachyrucos diminutus Ameghino (1. c., lámina XIII, figuras 23 y 24). 9. Hegetotherium anceps, n. A del Hegetotherium conve- xum, m.3 mitad más chico que m.?2, pero de cara perpendicular in- terna deprimida y más o menos excavada perpendicularmente. Diá- 213 metro anteroposterior del m.2 , 7 milímetros; ídem del m.3, 4 milí- metros. Longitud del espacio ocupado por las dos muelas, 12 milímetros. - Descubierto por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pata- gonia austral. 10. Hippidium argentinum Burmeister. — Nuevo examen de la fi- gura del Equus argentinus Burmeister, publicada por Burmeister, me prueba que el tamaño igual de los dos lóbulos internos es incompatible con la construcción de las muelas del género Equus, y que, por consi- guiente, la mencionada especie debe ser referida al género Hippidium. 11. Proterotherium cavum Ameghino, 1889. — Fórmula dentaria: ql 0 4 3 Lo O 2 Poo Mo Incisivos superiores en forma de caninos, triangulares y de corona pira- midal, truncada oblicuamente. Una fuerte apófisis postglenoides. Orbi- tas cerradas. Parte superior del cráneo muy parecida en su conforma- ción a la de Caenotherium. Pies tridáctilos adelante y atrás con !a misma desproporción que en Hipparion entre el dedo medio y los late- rales. Longitud del espacio ocupado por las 7 muelas superiores, 72 milí- metros. Largo de la barra entre i.3 y p.!, 18 milímetros. 12. Neoauchenia, nombre nuevo, en substitución de Auchenia Mliger, 1811, por estar este nombre empleado con anterioridad para designar un género de coleópteros (Thunberg, 1789). — La especie típica es el Neoauchenia lama = Auchenia lama llliger = Camelus lama Linneo. 13. Neoauchenia gracilis = Auchenia gracilis H. Gervais y Ameghi- no, 1880. —El paladar se ensancha proporcionalmente poco hacia atrás y las series dentarias son poco convergentes hacia adelante. Cada serie dentaria forma en el lado interno una línea completamente recta. La abertura nasal posterior alcanza en el paladar hasta enfrente de la parte posterior del m.* , siendo así muy larga pero también muy an- gosta y de sólo 12 milímetros de ancho máximo en la base y con los bordes laterales dirigiéndose hacia adelante en línea recta. Ancho del paladar entre los p.3, 19 milímetros; ídem entre la parte posterior de los m. 3, 32 milímetros. 14. Ozotoceros, nombre nuevo, en substitución de Blastoceros Gray, 1872, porque ese nombre ha sido empleado con anterioridad para desig- nar con él un género de dípteros (Blastocera Gerstaecker, 1856). — Ultimamente se ha propuesto reunir, a mi-manera de ver sin razón, el Blastoceros de Gray al Cariacus de Norte América. La especie típica es el Ozotoceros campestris Gray = Cervus campestris Cuvier. 15. Planodus ursinus Ameghino, 1887. — De este animal cercano del Coryphodon y al parecer sumamente raro, sólo dispongo como nuevas 214 piezas un incisivo inferior casi entero. Es de raíz larga y cilíndrica, y corona corta y gruesa. A la raíz le falta la base. La corona o parte es- maltada sólo tiene 12 milímetros de largo, 10 de diámetro transverso y 11 de diámetro vertical. El esmalte está limitado sólo a la parte inferior, angostándose hacia adelante en punta o cúspide cónica, con dos rebordes transversales y dentellados de esmalte, uno cerca de la cúspide y el otro cerca de la base. 16. Astrapotherium ephebicum Ameghino, 1889. — Canino superior poco arqueado y de sólo 215 milímetros de largo en línea recta. Super- ficie tritoria en bisel desde la punta, de 35 milímetros de largo y 12 de ancho. Diámetro vertical en la base, 4 centímetros; diámetro transverso máximo en su parte superior, 25 milímetros. Incisivos inferiores muy pequeños, de corona de 6 milímetros de largo, 12 de ancho y. 7 de grueso o vertical. m., de lóbulos más iguales y de 34 a 38 milímetros de diámetro anteroposterior según el mayor o menor desgaste de la muela; m.! con el borde externo de la corona muy anguloso y el reborde basal externo muy elevado, formando una curva convexa arriba, en vez de cóncava; la corona de individuos no muy viejos sólo tiene 24 milímetros de alto sobre la cara externa. Poseo restos procedentes del río Neuquen, cuenca superior del Chubut y nacientes del río De- seado; en todas partes los restos de esta especie están acompañados por los del Pyrotherium Romeroi. Astrapotherium Vogti Mercerat, 1891, es sinónimo de esta especie. 17. Mastodon Maderianus, n. sp. — Talla gigantesca, comparable a la del Mastodon Humboldti, pero de defensas casi rectas, parecidas a las del Mastodon platensis Ameghino, aunque de curva aún menos acen- tuada. Además, se distinguen fácilmente de las de esta especie por su tamaño mayor y por poseer una ancha faja de esmalte lateral que la recorre en todo su largo, limitada sólo en su parte anterior en los indi- viduos muy viejos. Longitud de las defensas de individuos completa- mente adultos, en línea recta, 1"90 a 25, Circunferencia en su parte más gruesa 54 centímetros. Ancho de la faja de esmalte, de 4 a 6 centí- metros. Se han descubierto en abundancia los restos de esta especie en las excavaciones del puerto Madero, en Buenos Aires. Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). 18. Hesperomys tener Winge. — He mencionado y descripto restos de esta especie procedentes del cuaternario superior de Luján (Contri- bución al estudio de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 118, lámina IV, figuras 14 y 15) en donde son abundantes. La especie vive todavía en esta misma región. El doctor Spegazzini me comunica que entre los numerosos roedores que ha remitido al Museo Civico di Genova, el profesor O. Thomas ha reconocido esta 215 especie, y parece ser relativamente abundante en los mismos alrede- dores de la ciudad La Plata. Probablemente había sido confundida hasta ahora con el Hesperomys bimaculatus Waterhouse. 19. Steiromys duplicatus Ameghino, 1887. — Ultima muela superior más pequeña y las dos intermedias mucho más grandes. Diámetro trans- verso de los incisivos superiores, 7 milímetros. Longitud de la barra, 3 centímetros. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas supe- riores, 27 milímetros. Longitud del cráneo, 12 centímetros. Las dos series dentarias superiores casi paralelas. Cráneo no convexo, sino más bien aplastado y con fuertes crestas parietales. 20. Myopotamus paranensis Ameghino, 1885.— Los restos de esta especie no proceden de la formación oligocena, como se había creído al principio, sino de yacimientos más modernos, de época todavía inde- terminada, probablemente miocena. 21. Myopotamus obesus Ameghino, 1889. — Los restos de esta espe- cie, no proceden tampoco de la formación oligocena, sino de los mismos yacimientos que la especie precedente. ; 22. Potamarchus murinus Burmeister, 1885. — Los numerosos obje- tos de este género, de que ahora dispongo, me permiten comprobar que el Potamarchus murinus Burmeister es igual al Theridomys americanus Bravard y Burmeister = Discolomys cuneus Ameghino. La muela que he figurado (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, lámina LXXX, figura 12) es la segunda supe- rior. El paladar es triangular como en el Myopotamus, con toda la región interdentaria formando bóveda continua. De las cuatro muelas superiores, la segunda es la más pequeña y la última la más grand= y formada por cinco láminas transversales. Las cuatro muelas supe- riores ocupan un espacio longitudinal de 37 milímetros. 23. Neoreomys insulatus Ameghino, 1889. — El tamaño de las mue- las superiores disminuye desde la primera a la última; las inferiores son casi iguales. Todas las muelas son de contorno irregularmente circu- lar. Longitud del espacio ocupado por las tres últimas muelas superiores, 9 milímetros; ídem de las tres últimas inferiores, 10 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m.7, 7 milímetros. 24. Aconaemys, nombre nuevo, en substitución de Schizodon Wa- terhouse, 1841, por estar este nombre empleado con anterioridad para designar un género de peces (Schizodon Agassiz, 1829). — La especia típica es Aconaemys fuscus = Schizodon fuscus Waterhouse. 25. Aconaemys fuscus Waterhouse. — Se han encontrado dientes ais- lados y fragmentos de mandíbulas, que por ahora no es posible distin- guir de la especie actual, en el pampeano inferior de los alrededores de Córdoba, en las mismas capas que contienen los restos del Pithano- tomys cordubensis. 216 26. Sphyggomys zonatus Ameghino, 1887. — Talla considerable; ma- yor que la de Lagostomus trichodactylus. Muelas superiores sobre el mismo tipo que las de Perimys, pero implantadas en el maxilar en direc- ción mucho más oblicua al eje de la serie dentaria y más comprimidas de adelante hacia atrás. p.7 con la abertura de la U dirigida hacia ade- lante; m. y 3 con las dos láminas bien separadas en el lado interno por una escotadura y fuerte depresión perpendicular, con la lámina pos- terior de cada muela sobresaliendo en el lado interno formando una columna o arista pronunciada. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas superiores, 32 milímetros. 27. Lagostomus striatus, n. sp. — Talla comparable a la de la vizcacha actual. Muelas muy comprimidas de adelante hacia atrás y de gran diámetro transverso. Incisivos de cara anterior esmaltada, profunda- mente estriada en sentido longitudinal. Ancho de los incisivos, 00055. He descubierto esta especie en la parte superior del piso bonaerense de La Plata. 28. Lagostomus laminosus, n. sp. — Representada por muelas inferio- res: se distinguen por su tamaño muy diminuto y por las laminillas de las muelas, que son excesivamente comprimidas en sentido antero- posterior, pero de diámetro transverso relativamente considerable. Las dos láminas de cada muela están separadas por un surco perpendicular tanto en el lado interno como en el externo; la lámina posterior sobre- sale sobre la anterior en el lado interno, pero no la cubre completa- mente sobre el externo. Diámetro de la corona: anteroposterior, 2 milí- metros; transverso, 00065. Descubierta por el profesor Scalabrini en el oligoceno del Espinillo, y por el señor Lelong en el oligoceno de Paraná. 29. Euphilus Burmeisteri Ameghino. — Los nuevos materiales de que dispongo me demuestran que el roedor que designé con el nombre de Megamys Burmeisterí Ameghino, 1886, debe ser trasladado al género Euphilus. El tamaño de esta especie es verdaderamente colosal. La muela que he descripto y figurado (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, lámina XXVI, figu- ra 2) no da una idea exacta de ese tamaño porque es muy incompleta a los lados. Próximamente publicaré dibujos más completos. 30. Neoepiblema horridula Ameghino, 1886. — La muela aislada que he figurado (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, lámina XXVI, figura 8 y lámina LXXII, figura 4) sobre la cual fundé el género, es la última superior. Las demás muelas sólo están formadas por tres láminas separadas por gruesos depósitos de cemento, como en el género Euphilus, que en la mandíbula inferior se presentan separadas en el lado externo, for- mando tres columnas, pero son reunidas en el interno por una hoja de 217 esmalte común, y viceversa en las superiores. Diámetro de la corona de las muelas inferiores: anteroposterior, 10 milímetros; transverso máxi- mo, 7 milímetros; longitud desde la raíz hasta la corona, 43 milímetros. 31. Neoepiblema contorta Ameghino, 1889. — Igual construcción de muelas que en la especie precedente, pero de un tamaño muchísimo mayor y con los depósitos intermedios de cemento, angostándose en la extremidad abierta de la U. Hasta ahora no conocía sino muelas infe- riores. Ahora dispongo de una superior con fuerte encorvadura lateral. Las tres láminas de que se compone están reunidas en el lado externo por una hoja de esmalte común y separadas en el interno. Diámetro de la corona: anteroposterior, 21 milímetros; transverso máximo, 22 mi- límetros; longitud en línea recta desde la raíz hasta la corona, 6 cen- tímetros. 32. Gyriabrus glutinatus, gen. y sp. n. — Cercano de Megamys, Eu- philus y Neoepiblema. — Muelas inferiores muy largas en proporción de su grosor, formadas por cuatro láminas transyersales. Sobre el lado interno las dos láminas anteriores están separadas en todo su largo y las dos posteriores separadas en su mitad superior y soldadas en la inferior. Sobre el lado externo, las dos primeras láminas están reunidas en todo su largo, la tercera está separada de las precedentes sólo en su mitad superior y la cuarta está separada en todo su largo. Base completamente abierta. Diámetro de la corona de una muela inferior: anteroposterior, 8 milímetros; transverso, 7 milímetros; longitud en línea recta desde la raíz hasta la corona, 27 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno de la ciu- dad Paraná. 33. Hedimys integrus Ameghino, 1887. — Todas las muelas formadas por dos prismas triangulares, separados por un surco perpendicular en el lado interno y viceversa en las inferiores, cada muela con tres pozos superficiales de esmalte en la corona. Primera muela superior con tres raíces separadas y cerradas; las demás muelas superiores sin raíces separadas y de base abierta. Series dentarias poco convergentes adelante. Longitud de las cuatro muelas superiores, 16 milímetros; .ancho del paladar entre los p.*, 5 milímetros; ídem entre los m.?, 7,5 milímetros. 34. Eucardiodon. — Nombre nuevo, en substitución de Cardiodon Ameghino, 1885, pues existe empleado con anterioridad el de Cardiodus Bravard, 1854, que es el mismo con distinta desinencia, aplicado por aquel naturalista a un cávido pampeano que hasta ahora no se ha podido reconocer por falta de descripción. La especie típica del gé- nero es Eucardiodon Marshi = Cardiodon Marshi Ameghino, 1885. 35. Eucardiodon affinis, n. sp. — Tamaño un poco mayor que el de Eucardiodon Marshi. m.7 y 7 con la segunda columna interna algo más 218 ancha, aplastada y con una pequeña depresión perpendicular; el surco interno anterior es muy profundo y el posterior mucho más ancho. Prisma intermedio regularmente bien separado sobre el lado externo en el m.! , pero casi confundido con el posterior en el m.., . Base del incisivo al lado de la mitad del m., . Longitud del espacio ocupado por m.,ym.— , 11 milímetros. Descubierta por el señor León Lelong en el oligoceno del Paraná. 36. Neoprocavia cavina Ameghino. — Nuevos materiales me permi- ten comprobar que Neoprocavia y Cardiomys son un mismo género. El nombre de Cardiomys, debe, por consiguiente, desaparecer, y la especie única que comprendía, Cardiomys cavinus, debe referirse a Neoprocavia. Neoprocavia cavina es de tamaño notablemente mayor que Neoprocavia mesopotamica. Ancho de los incisivos inferiores, 5 milímetros; longitud de la barra, 3 centímetros; longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas inferiores, 32 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del p.7, 18 milímetros. 37. Procardiotherium denticulatum Ameghino. — El examen de un material más completo que el de que antes disponía, me demuestra que el prisma intermedio rudimentario del llamado Cardiotherium denticu- latum Ameghino, 1885, es incompatible en la construcción de las muelas de este género, mientras que concuerda con la que presenta Procardio- therium. El Cardiotherium denticulatum debe, pues, ser trasladado al mencionado género. 38. Hydrochoerus irroratus Ameghino, 1889. — Las muelas que me han servido para fundar esta especie (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 911, lámi- na LXXIX, figuras 7 y 8) no proceden de la formación oligocena, como por error está indicado en la lista de las especies de esta época, pág. 920. En la descripción de la especie dije con duda, que probablemente son de la formación araucana. Proceden de los mismos yacimientos que las dos especies de Myopotamus que he dejado mencionadas más arriba. 39. Mesitotherium Trouessart. — El género Mesotherium Moreno, año 1882, publicado por el autor como un intermedio entre los probosci- dios ¡y los roedores! lo he referido a un marsupial diprotodonte (1889), cambiando su nombre en Macropristis, por tener Mesotherium doble empleo (Serres, 1857). No me di cuenta de que ya el doctor Troues- sart, por la misma causa, había cambiado dicho nombre por el de Mesitotherium, 1884. Substitúyase, por consiguiente, Macropristis Ame- ghino por Mesitotherium Trouessart, cuya especie típica es el Mesito- therium Marshi (Moreno) Trouessart = Macropristis Marshi (Moreno) Ameghino = Mesotherium Marshi Moreno. 40. Abderites crasignathus, n. sp. — Talla un poco mayor que la de Abderites meridionalis, pero de rama horizontal más gruesa y fuerte- 219 mente convexa en la cara externa, al lado de la raíz anterior del PE Este diente está implantado en dirección muy oblicua al eje longitudinal de la mandíbula, con la parte anterior dirigida hacia afuera, en donde la raíz correspondiente se implanta en la convexidad mencionada de la mandíbula. Longitud de la serie dentaria inferior sin el incisivo, 23 mili- metros; alto de la rama horizontal debajo del p.,, 8 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia Austral. 41. Abderites serratus, n. sp. — Tamaño del Abderites meridionalis, del cual se distingue por el p.- que presenta un número mayor de rayas oblicuas perpendiculares, mostrándose la superficie externa rayada desde el borde anterior hasta la parte anterior del tubérculo o talón posterior de la muela, pero hacia atrás las aristas están poco pronun- ciadas. De acuerdo con esta conformación, el borde superior está den- tellado hacia atrás en toda su extensión hasta la cúspide más elevada de la muela. s Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia Austral. 42. Achlysictis paranensis. — Comparando el canino de Canis? para- nensis Ameghino, 1886, que no es de Apera ni de Cyonasua, con los res- tos del Achlysictis, he visto que concuerda perfectamente con éstos en tamaño, forma, estructura del esmalte, etc. La especie que había in- cluído sólo provisoriamente en el género Canis (Contribución al cono- cimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, páginas 305 y 912, lámina XXV, figura 12 y lámina LXXIX, figura 18), debe, pues, tomar el nombre de Achlysictis paranensis, del cual son sinónimos Achly- sictis Lelongi Ameghino y Felis propampina Burmeister. 43. Promegatherium parvulum, n. sp. — Talla mucho menor que la de Promegatherium smaltatum. Tipo de la especie: la muela descripta en Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la Repú- blica Argentina, página 685, línea 10 y siguientes, lámina LXXII, fi- gura 12. El conocimiento de la dentadura inferior completa de Ortho- therium, demuestra que dicha muela no es de este género, sino la pri- mera inferior de una pequeña especie de Promegatherium. 44. Zamicrus admirabilis Ameghino, 1887. — Cráneo de superficie su- perior lisa y muy abovedada, particularmente en la parte posterior de los frontales y sin cresta sagital ni occipital. Las cinco muelas superiores en serie continua; la primera pequeña y elíptica, las cuatro siguientes elípticorrectangulares. Longitud del espacio ocupado por las cinco mue- las superiores, 3 centímetros. 45. Hapalops rectangularis Ameghino, 1887. — Tamaño un poco mayor que Hapalops Rutimeyeri. Ultima muela superior muy comprimida des- de adelante hacia atrás y truncada oblicuamente con la superficie con 220 declive que mira hacia adelante en sentido inverso de la del caniniforme. Cráneo sumamente abovedado en la región parietal, más aplastado y con una pequeña cresta sagital en la región frontal. Paladar cóncavo en la parte anterior y convexo en la posterior. Longitud del espacio ocupado por los cuatro dientes molares superiores, 49 milímetros; lon- gitud de la barra que sigue al caniniforme, 10 milímetros; ancho del paladar entre los caniniformes, 21 milímetros; ídem entre la última muela de cada lado, 13 milímetros; longitud desde la punta anterior de los maxilares hasta la parte posterior de los cóndilos occipitales, 133 mi- límetros. 46. Hapalops indifferens Ameghino, 1887. — Tamaño notablemente mayor que Hapalops rectangularis, del cual difiere inmediatamente a primera vista por la bóveda del cráneo en la región parietal, que no pre- senta la gran bóveda o convexidad que muestra aquélla, siendo apenas acentuada. Una cresta sagital bastante alta y larga, que empieza muy adelante hacia la mitad del largo de los parietales, terminando a los dos tercios de la longitud de los frontales. Paladar muy convexo en toda la región interdentaria de las muelas y plano entre los caniniformes. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas superiores, 59 milí- metros; ancho del paladar entre los caniniformes, 28 milímetros; ídem entre la parte posterior de la última muela, 13 milímetros; longitud del cráneo desde el borde superoposterior del occipital hasta la punta ante- rior de los maxilares, 19 centímetros. 47. Hypocoelus. — Nombre nuevo en substitución de Coelodon Lund, 1839, empleado con anterioridad para designar otros géneros (Coelodon Latreille, género de coleópteros descripto por Serville, 1832; Coelo- donta Bronn, 1831, género de ungulados). — Las principales especies son: Hypocoelus escrivanensis = Coelodon escrivanensis Reinhardt. Hypocoelus tarijensis = Coelodon tarijensis Burmeister, etc. 48. Catonyx. — Nombre nuevo, en substitución de Platyonyx Lund, 1842, por estar empleado con anterioridad (Platyonyx Schónherr, 1826, género de coleópteros. Platyonichus (ortografía incorrecta, escríbase Pla- tyonychus) Latreille, 1824, género de crustáceos). — Eliminado Coe- lodon, queda su sinónimo Rabdiodon Ameghino, 1882 (ortografía in- correcta, escríbase Rhabdodon) igualmente empleado con anterioridad por Fleichsmann, para un género de reptiles. Substitúyase de consi- guiente el nombre de Lund por Catonyx, cuya especie típica es Catonyx Brongniarti = Platyonyx Brongniarti Lund; forma parte del mismo género: Catonyx Olivere = Platyonyx Olivere Ameghino, 1889 = Rab- diodon (Rhabdodon) Olivere Ameghino, 1882. 49. Pseudolestodon annectens = Mylodon annectens Cope, 1869. — Esta especie parece ser la más grande del género. El caniforme inferior, de gran tamaño (diámetro anteroposterior 25 milímetros, transverso 221 máximo 20 milímetros) es ancho sobre el lado interno y muy ligera- mente convexo, más angosto y mucho más convexo sobre el externo, con una depresión perpendicular poco acentuada sobre la cara anterior y otra mucho más pronunciada sobre el lado posteroexterno y de diá- metro transverso considerablemente mayor adelante que atrás. La barra que separa el caniniforme de la primera muela es de 11 milímetros. Procedencia: — República Oriental, por lo cual debe existir también en la República Argentina. Esta especie me era desconocida, por cuyo motivo no se encuentra citada en mi obra sobre mamíferos fósiles argen- tinos. El profesor Cope me la ha recordado en carta particular; su descripción se encuentra en «Proc. Am. Phil. Soc. Philad.» 1869, pág. 15. 50. Propalaehoplophoridae, fam. nov. — Nueva familia del grupo de los Glyptodontia, de la cual forman parte los géneros eocenos Propalae- hoplophorus, Asterostemma y Cochlops. Sus caracteres culminantes son: columna vertebral (dorsolumbar) formada por vértebras sepa- radas durante toda la vida; cola sin tubo terminal, formada en toda su extensión por placas no anquilosadas, dispuestas en anillos o im- bricadas. 51. Cochlops Ameghino, 1889. — Las placas con figura central levan- tada en el medio en forma de pezón, que he descripto y figurado (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 792, lámina L, figura 14 y lámina LIII, figuras 1 y 2), como ya lo adelanté entonces, no se extienden por sobre toda la co- raza; forman dos series de filas longitudinales colocadas una a cada lado de la pelvis, a cierta distancia de la línea media longitudinal de la región superior del dorso, donde existe una ancha zona que consti- tuye precisamente la línea media longitudinai, en la cual las placas presentan las figuras externas normales; los bordes están formados por placas parecidas a las de Sclerocalyptus. 52. Sclerocalyptus. — Nombre nuevo, en substitución de Hoplophorus Lund, 1839, por encontrarse éste empleado con anterioridad y repe- tidas veces. Oplophores (debe escribirse Hoplophores) Dumeril, 1806, género de peces; Hoplophora Perty, 1830, género de ortópteros; Ho- plophora Germar, 1833, género de hemípteros; Hoplophora Koch, 1835, género de acáridos; Oplophorus (escríbase Hoplophorus) Milne Ed- wards, 1837, género de crustáceos. Cambio, por consiguiente, Hoplo- phorus Lund, 1839, en Sclerocalyptus, cuya especie típica es Scleroca- lyptus ornatus = Hoplophorus ornatus (Owen) Burmeister — Glyptodon ornatus Owen, formando parte del mismo género un considerable nú- mero de especies ya mencionadas y descriptas en mi citada obra. 53. Plohophorus paranensis, n. sp. — Es cercana y de talla próxima a la de Plohophorus figuratus. Las placas rectangulares de la coraza, de unos 4 centímetros de largo por 3 de ancho, presentan alrededor de 222 la figura central de gran tamaño, dos filas de figuras periféricas, la interna compuesta de tubérculos muy pequeños y la externa de figuras de tamafío mucho mayor. La superficie externa es rugosa. Procedencia: — Oligoceno inferior del Paraná. 54. Protoglyptodon? solidus, nm. sp. — Tamaño por lo menos doble que el de Protoglyptodon primiformis. El tubo caudal se ensanchaba hacia atrás como en Doedicurus y era más o menos del tamaño del Pa- nochtus. Escultura externa muy rugosa, formada por grandes figuras elípticas de 25 a 38 milímetros de largo por 17 a 22 de ancho, rodeadas por una fila de figuras periféricas de 4 a 10 milímetros de diámetro y ' contorno irregular. Los surcos son mal delimitados, poco profundos y con numerosas perforaciones. Sobre los costados laterales las figuras se hacen más grandes y casi circulares, de dos o tres centímetros de diámetro. Descubierta por el señor Toribio E. Ortiz en el oligoceno del arroyo Espinillo, a 5 leguas de Paraná. 55. Doedicurus Eguiae, n. sp. — Tamaño un poco menor que Doedi- curus clavicaudatus. Parte terminal ensanchada del tubo caudal, muy aplastada, de figura irregularmente rectangular, de 35 centímetros ce largo por 21 de ancho mínimo en la parte más angosta, compren- dida entre el par de rosetas o verrugas laterales principales. Se distin- gue inmediatamente de las demás especies por la extremidad posterior del tubo terminada en punta triangular formada por la reunión de las áos verrugas terminales que convergen hacia adelante para formar la cúspide del triángulo. Procedencia: — Formación pampeana de la provincia Buenos Aires. 56. Pampatherium Ameghino, 1875. — Nombre que debe substituir al de Chlamydotherium Lund, 1839, pues éste se encuentra empleado con anterioridad por Bronn, 1838, para designar al género Glyptodon. No me encuentro por ahora en situación de precisar cuál de los dos nombres tiene la prioridad, si Glyptodon Owen o Chlamydotherium Bronn, pues se trata de diferencia de semanas, con la particularidad de que ignoro la fecha precisa del día o mes del año en que apareció la obra de Woodbine Parish en la cual se encuentra la primera men- ción del género Glyptodon. Pero de cualquier modo, siguiendo estricta- mente las reglas de la nomenclatura, el Chlamydotherium Bronmn, tenga o no prioridad sobre Glyptodon Owen, no puede ser empleado para distinguir ningún otro género. Por consiguiente, Chlamydotherium Lund debe ser reemplazado por Pampatherium Ameghino cuya especie típica es Pampatherium Humboldt: = Chlamydotherium Humboldti Lund. 57. Pampatherium? pygmaeum, n. sp. — Talla muy pequeña, no ma- yor que la de un Eutatus. Muelas intermedias de la mandíbula infe- rior un poco más anchas atrás que adelante, con un surco perpendicular 223 profundo sobre el lado externo y una depresión perpendicular opuesta, pero menos acentuada, sobre el interno. Diámetro anteroposterior de las muelas intermedias de la mandíbula inferior, 5 milímetros; trans- verso máximo 3,5 milímetros. Longitud del espacio ocupado por tres muelas implantadas en un trozo de mandíbula, 17 milímetros. Alto de la rama horizontal, 16 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nía austral. 58. Cheloniscus Wagler, 1830. — Este nombre debe reemplazar a los de Priodon, Prionodon, Prionodus, Priodontes Cuvier F., 1825 (la ver- dadera construcción es Prionodon) por estar éste empleado con anterio- ridad para designar un género de carnívoros vivérridos (Prionodon Horsfield, 1823). La especie típica es el Cheloniscus gigas (Wagler) Cuvier =Prio(no)don gigas Cuvier. E 59. Stenotatus karaikensis, gen. y sp. n.— Muelas cuyo tamaño aumenta de las anteriores a las posteriores, de sección elípticoprolon- gada, comprimidas adelante y atrás, más anchas en el medio, deprimi- das sobre el lado interno, convexas sobre el externo, e implantadas con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la serie dentaria. Rama ho- rizontal gruesa, deprimida en la cara interna y convexa en la externa. Diámetro anteroposterior de una muela intermedia de la mandíbula inferior, 5 milímetros; transverso máximo, 3 milímetros. Alto de la rama horizontal, 16 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nía austral. 60. Proeuphractus nanus, n. sp. — Talla muy pequeña, inferior a la de Dasypus villosus. Placas movibles de 18 a 22 milímetros de largo por 5 a 6 de ancho. Placas fijas del mismo ancho y de 10 a 12 milí- metros de largo. Todas las placas muy delgadas. Figura central longitu- dinal de cada placa un poco inclinada a uno de los ángulos posteriores y no muy levantada, perdiéndose gradualmente hacia atrás. Agujeros pilíferos del costado lateral de la placa, limitados a su parte más posterior. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia austral. 61. Proeuphractus limus, n. sp. — Tamaño dei Proeuphractus recens. Placas movibles con la figura central longitudinal angosta, que se pierde gradualmente hacia abajo y es poco oblicua en su colocación; borde posterior delgado y sin agujeros pilíferos, o reducidos al número de uno o dos y muy pequeños; agujeros pilíferos presentes en la parte media de ambos costados, pero rudimentarios. Placas fijas con las fi- guras anteriores apenas visibles y agujeros pilíferos rudimentarios en los bordes laterales y posterior. 224 Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia austral. 62. Eutatus deleo, n. sp. — Tamaño de Eutatus oenophorus, del cual se distingue por la ausencia de la escultura externa, de la cual apenas apa- recen vestigios en la parte anterior de las placas, estando reemplazada por una granulación y puntuación regulares sobre toda la superficie. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia austral. 63. Eutatus carinatus, n. sp. — Tamaño de Eutatus oenophorus, dei cual se distingue inmediatamente por la forma de la figura central longitudinal de la superficie externa de las placas movibles, que es muy angosta, como comprimida lateralmente, elevándose en forma de cresta longitudinal. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patago- nia austral. 64. Lysiurus. — Nombre nuevo, destinado a reemplazar al de Xenu- rus Wagler, 1830, por encontrarse este último nombre empleado con anterioridad para designar un género de aves (Xenurus Boie, 1826). La especie típica es el Lysiurus unicinctus = Xenurus unicinctus (Lin- neo) Wagler = Dasypus unicinctus Linneo. 65. Palaeopontoporia A. Doering («Informe oficial de la Comisión científica agregada al Estado Mayor General de la Expedición al Río Negro (Patagonia)», entrega III, Geología, páginas 437 y 455, 1882). — Nombre empleado por Doering para designar precisamente la misma especie de delfín que más tarde llamó Burmeister Pontistes, 1885. De consiguiente substitúyase Pontistes Burmeister, por Palaeopontoporia Doering, cuya especie típica es Palaeopontoporia rectifrons (Bravard) Doering = Pontistes rectifrons (Bravard) Burmeister — Delphinus rec- tifrons Bravard. : 66. Stenodelphis Gervais, 1847. — Este nombre debe reemplazar al de Pontoporia Gray, 1846, pues este último se encuentra empleado con anterioridad (Kroyer, 1842) para designar un género de crustáceos. La especie típica es Stenodelphis Blainvillei Gervais = Pontoporia Blainvillei (Gervais) Gray. 67. Pontoplanodes, nombre destinado a reemplazar al de Saurocetes Burmeister. En carta reciente comunícame el eminente paleontólogo E. D. Cope que Saurocetus Agassiz es un verdadero zeuglodonte; por otra parte he demostrado que Saurocetes Burmeister no es un zeuglo- donte sino un cetáceo delfinoide, y como el nombre del género clasi- ficado por Agassiz tiene prioridad sobre el de Burmeister, substitúyase Saurocetes Burmeister por Pontoplanodes, cuya especie típica es Ponto- planodes argentinus = Saurocetes argentinus Burmeister, formando parte del mismo género el de Saurocetes obliquus Ameghino. » 225 68. Notiocetus platensis, n. sp. — Tamaño muchísimo menor que el de Notiocetus Romerianus. Tímpano muy deprimido, muy ancho atrás, con el involucrum de aspecto piriforme muy pronunciado. Borde interno excesivamente grueso. Diámetro longitudinal (aproximado), 75 milíme- tros; diámetro transverso, 6 centímetros. He recogido los restos de esta especie en el pampeano inferior (piso belgranense) de la formación pampeana de La Plata. AVES Hasta ahora habíame ocupado únicamente del estudio de los mamí- feros sin que pensara abordar otro grupo, cuando una circunstancia im- prevista me lleva a extender mis investigaciones a la clase de las aves. Tal circunstancia consiste en haber descripto por dos veces los restos de un ave fósil, como provenientes de mamíferos. Sobre los restos de la mandíbula inferior fundé primeramente el género Phororhacos (1887) considerándolo, aunque de una manera provisoria, como de un des- dentado; y sobre un trozo de cráneo establecí últimamente el género Tolmodus, colocándolo también en el mismo orden. Los numerosos res- tos que del eoceno de Patagonia austral acaba de traer mi hermano Carlos Ameghino, demuestran que se trata de un género de Aves com- pletamente anormal y que comprende a los representantes más gigan- tescos que de esta clase conócense hasta ahora. En comparación, los Dinornis de Nueva Zelandia son enanos. Deseando enmendar lo más pronto posible el error que cometí, anticipo provisoriamente los siguien- tes datos, que ampliaré en otra oportunidad. 69. Phororhacos Ameghino (Enumeración sistemática, etc.. página 24, año 1887). — Ramas mandibulares completamente soldadas en su parte anterior, formando una sínfisis gruesa, fuerte y prolongada, convexa abajo, cóncava arriba, plana y redondeada adelante: ramas horizontales detrás de la sínfisis, muy divergentes, altas y delgadas, presentando una gran perforación elíptica en la parte posterior correspondiente a la fosa masetérica. Borde inferior de la mandíbula cóncavo debajo de la rama horizontal, convexo en la parte posterior de la sínfisis, levantándose adelante hacia arriba formando una especie de S prolongada, confor- mación parecida a la de Agami (Psophia) y de Chuña (Dicholophus). El intermaxilar forma adelante un pico triangular elevado, comprimido lateralmente, arqueado y muy puntiagudo, que debía sobresalir nota- blemente sobre la punta de la mandíbula inferior. Los maxilares son muy voluminosos, cada uno con una cavidad neumática aglobada ade- lante, formando una protuberancia sobre el paladar, de donde parte una profunda hendedura que se dirige hacia atrás; entre la hendedura y el borde externo del paladar hay dos alvéolos profundos, el anterior AMEGHINO — V. X 15 226 mucho más grande y el posterior, bastante separado del primero, mucho más pequeño, en los que debían implantarse grandes dientes de una forma particular. El paladar posee grandes cavidades; y la parte con- servada de la región frontal presenta grandes rugosidades que demues- tran estaba armada de un fuerte casco o cuerno córneo. Las vértebras cervicales son cortas y muy gruesas. La escápula, el húmero, etc., muy bien desarrollados. Miembros posteriores largos y delgados, completa- mente distintos de las formas cortas y macizas de los Dinornítidos. Femur sin vestigio de la perforación neumática que generalmente se pre- senta en las aves debajo del cuello. Tibiotarso con la extremidad distal con una hendedura intercondilar ancha y profunda y tubérculo inter- condilar muy elevado. Tarsometatarso con la parte proximal excavada longitudinalmente, terminando debajo de las cavidades articulares de los cóndilos en una gran depresión en cuyo fondo hay dos perforaciones profundas, una a cada lado; extremidad distal extendida lateralmente y aplastada, con tres poleas, la del medio mucho más grande, larga y ex- cavada, las laterales más pequeñas y convexas, la segunda un poco más corta que la cuarta; una perforación arriba de la escotadura entre la tercera y la cuarta poleas, prolongándose arriba en forma de canal que pronto desaparece. No hay vestigios de dedo primero. Falanges ungueales, puntiagudas, arqueadas y comprimidas. Este género constituye el tipo de una familia: la de los Phororhacide, cuya verdadera colocación me es, por ahora, imposible señalar. 70. Phororhacos longissimus Ameghino. (Enumeración sistemática, etcétera, página 24, número 109, año 1887. — idem: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, pá- gina 659, año 1889). — Es la especie más gigantesca. Aunque no llegó la sutileza de mi perspicacia hasta maliciar que estaba en presencia de restos de un ave fósil, reconocí, no obstante, que el trozo de mandíbula incompleta que describí como de un desdentado, debía estar envuelto en un estuche córneo como el pico de los pájaros, pero no pude supo- ner que existiera un ave con una mandíbula inferior de mayor tamaño y más fuerte que la del Scelidotherium leptocephalum! El ejemplar más completo de que ahora dispongo, tiene en su parte conservada, 35 centímetros de largo, pero la mandíbula completa debía tener por lo menos unos 55 o 60 centímetros. La sínfisis tiene 16 centímetros de largo. La rama horizontal tiene, detrás de la sínfisis, 6 centímetros de alto. El" diámetro transverso en el borde posterior de la sínfisis, es de 7 centímetros. El diámetro transverso entre los bordes poste- riores de la mandíbula completa debía ser aproximadamente de unos 30 a 35 centímetros. La extremidad distal del tarsometatarso tiene 8 centímetros de diámetro transverso y el ancho de la polea central es de 36 milímetros. ru ES : B !] 4 dues di [era 16 E SUN A Me dE JA ANN Ñ ANA A ul fandíbula inferior, incompleta atrás; reducida a una mitad lang N Ameghino. ] vis C, vista de lado. ngissimus Phororhacos lo de su tama transversal tomada a 8 centimetros del B, sección ) ta desde abajo tural. A, rior del pico ño na E borde ante 228 Un cráneo encontrado por Carlos Ameghino, del cual desgraciada- mente sólo pudieron conservarse algunos fragmentos, medía en el te- rreno, sin contar el intermaxilar, que faltaba, 65 centímetros de largo, presentándose a la vista tan voluminoso ¡como el cráneo de un caballo! 71. Phororhacos sehuensis, n. sp. — Tamaño una mitad menor que el de la especie precedente. La sínfisis mandibular tiene, en su parte pos- terior, sólo 4 centímetros de diámetro transverso; y la rama mandibular 45 milímetros de alto. La extremidad proximal del fémur tiene un diámetro transverso máximo de 8 centímetros. La pclea central del tarso- metatarso tiene 28 milímetros de diámetro transverso. 72. Phororhacos inflatus. Sinón. Tolmodus inflatus Ameghino (Re- vista Argentina de Historia Natural, página 157, número 37, figura 62). —El fragmento figurado como de un desdentado, es la parte anterior del maxilar superior derecho. La especie es de tamaño todavía mucho menor que la precedente, pues la sínfisis mandibular sólo tiene en su parte posterior 29 milímetros de diámetro transverso y la rama hori- zontal 26 milímetros de alto. La extremidad proximal del fémur tiene 53 milímetros de diámetro transverso máximo, la extremidad distal del tibiotarso tiene 38 milímetros y la polea central del tarsometatarso 17 milímetros de ancho. 73. Phororhacos delicatus, n. sp. — Tamaño mucho menor todavía. La extremidad distal del tibiotarso es de 19 milímetros de diámetro transverso. Extremidad distal del tarsometatarso de 24 milímetros de diámetro transverso. Polea central más excavada que een las especies precedentes y de 9 milímetros de ancho. LXVI SINOPSIS DE LA FAMILIA DE LOS ASTRAPOTHERIDAE POR ALCIDES MERCERAT SINOPSIS DE LA FAMILIA DE LOS ASTRAPOTHERIDAE POR ALCIDES MERCERAT (') (REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA) Folleto in 8%, de unas 20 páginas, distribuído en los últimos días del mes de Mayo y que, no podemos callarlo, nos produce una grata im- presión, pues ya no vemos el nombre del señor Mercerat asociado a otro como el de un simple colaborador. El autor pasa en revista todo el grupo de los Astrapotheridae, según los materiales existentes en el Museo de La Plata, admitiendo en él tres géneros, que son: Xylotherium mirabile, n. gen. n. sp. — Fundado en una mandíbula inferior incompleta, cuya parte sinfisaria es corta y no se ensancha. Las muelas se parecen a las del Astrapotherium, pero los caninos as- cienden hacia arriba casi verticalmente. Tamaño bastante menor que el del Astrapotherium. Listriotherium patagonicum, n. gen. n. sp. — Parecido al Astrapothe- rium, pero de menor tamaño y fórmula dentaria distinta, pues no tendría sino un solo premolar superior. Otra especie del mismo género ha recibido el nombre de Listriotherium Floweri, n. sp.; y está repre- sentada por fragmentos de caninos. El autor enumera ocho especies en el género Astrapotherium, todas ellas de talla gigantesca, denominándolas Astrapotherium patagonicum Burmeister; Astrapotheriam magnum Owen; Astrapotherium angus- tidens, n. sp.; Astrapotherium Burmeisteri, n. sp.; Astrapotherium Mar- shi, n. sp.; Astrapotherium Vogti, n. sp.; Astrapotherium Gaudryi, n. sp. y Astrapotherium robustum, n. sp. Todas ellas proceden de una misma formación y de una misma localidad, es decir: del eoceno de Santa Cruz, con excepción de una, que procede del territorio del Chubut. Es, pues, difícil admitir la posibilidad de que hayan coexistido en un mismo punto siete especies gigantescas de un mismo género! Las ciferencias de tamaño que el autor indica no tienen gran importancia en animales de esas proporciones, en los cuales las diferencias indivi- duales y de edad tenían que ser necesariamente considerables. Las pro- porciones relativas de las muelas, también están sujetas a grandes variaciones según la edad y el grado de desgaste; y esas diferencias son (1) «Revista del Museo de La Plata», tomo 1, páginas 237 y siguientes, 1891. 232 tanto más notables cuanto que en el género Astrapotherium las muelas persistentes no entraban en función a un mismo tiempo. De las ocho especies enumeradas, el Astrapotherium Vogti es sinónimo de Astra- potherium ephebicum Ameghino, 1889. Tenemos la especie procedente del territorio del Neuquen, de la cuenca superior del Chubut y de las fuentes del río Deseado, habiéndose encontrado en dichos tres puntos er compañía del Pyrotherium. Debemos igualmente recordar que una especie, el Astrapotherium Burmeisteri, está fundada sólo en la man- díbula inferior; y que otras dos especies, el Astrapotherium Marshi y el Astrapotherium Gaudryi, en mandíbulas superiores, sin que tampoco exista ningún cráneo lo suficientemente completo como para que pueda ser comparado con el que hemos descripto como de Astrapotherium magnum Owen = Astrapotherium patagonicum Burmeister, y afirmar que sea distinto. No queremos entrar en un examen de los carac- teres, las medidas, etc., de la dentadura de las seis especies que el autor menciona como nuevas, pues como no ha publicado dibujos es difícil juzgar su verdadero valor; por otra parte, como pronto vamos a tra- tar de ese grupo con nuevos materiales originales a la vista, esa será la ocasión de entrar en un estudio más detenido. Ahora sólo deseamos contestar la parte que se refiere a nosotros, lamentando que el autor tome la defensa de cierto personaje e intervenga en asuntos que le son ajenos y que son igualmente ajenos al trabajo de que se ocupa, y acerca de los cuales, nuevo como es en el país, carece de antecedentes, no siendo la atmósfera que respira en el Museo la más propicia para que lleguen a su conocimiento. Hemos redactado nueve décimas partes de nuestra obra con mate riales que eran nuestros o habían sido nuestros, o nos teníamos procu- rados mediante nuestras relaciones personales y con lo que hemos aprovechado de las publicaciones de nuestros distinguidos antecesores, con lo cual basta, recordándole al señor Mercerat que sólo hemos podido describir y figurar una mínima parte de los materiales que habían sido nuestros y son hoy propiedad del Museo de La Plata. Más de lamentar es la extralimitación de lenguaje que se permite el señor Mercerat, para lo cual no le hemos dado el más mínimo mo- tivo. Dice el autor textualmente: « por el momento nos concretamos a corregir algunos errores bastante groseros que encontramos en el ci- tado estudio del señor Ameghino ». En realidad sólo es grosero el cali- ficativo que el señor Mercerat emplea para supuestos errores que sólo existen en su imaginación y que sólo se ha forjado él mismo a fuerza de buscarlos. Examinemos un poco esos pretendidos errores. En las páginas 6 y 7 dice que hemos identificado el Astrapotherium patagonicum Burmeister con el Nesodon magnus Owen, llamando al animal Astrapotherium 233 magnum Owen, aunque ya antes que nosotros Burmeister había seña- lado la posibilidad de que el Nesodon magnus Owen perteneciera al Astrapotherium patagonicum Burmeister. Nosotros no hemos negado que Burmeister ya hubiera hecho notar la posibilidad mencionada; lo que hicimos fué afirmar que ambos ani- males eran genéricamente idénticos. Si Burmeister hubiese reconocido esa identidad, habría debido designar al animal con el nombre de Astrapotherium magnum. Por otra parte, si esta identificación de Bur- meister es exacta, ¿por qué pretende el señor Mercerat conservar Astra- potherium magnum como distinto de Astrapotherium patagonicum? Véase todas las inconsecuencias en que incurre por el simple prurito de querer corregir. Nosotros, al hacer esa identificación, no hemos hecho sino seguir el ejemplo de todos los naturalistas que se respetan y no quieren multi- plicar al infinito las especies nominales; y mal que le pese al señor Mercerat, que queda libre para creer lo que le agrade, esa identificación subsistirá para nosotros hasta que no se pruebe lo contrario. ¿A dónde iríamos a parar si sobre cada pieza aislada cuyo género reconocemos, pero acerca del cual no tenemos la completa seguridad de que proviene de una de las especies conocidas, le diéramos un nuevo nombre, que tal es el camino que parece emprender el autor de que nos ocupamos? Más abajo considera él como muy atrevida nuestra suposición, fun- dada sobre una muela de pequeñas dimensiones, de que Astrapotherium ephebicum fuera de bastante menor tamaño que Astrapotherium magnum Owen, siendo hasta ahora esos animales tan poco conocidos! Nosotros en este caso, nos hemos guiado por las analogías, sin que el paleontó- logo pueda hacerlo de otro modo; y cuando sus deducciones fundadas en hechos conocidos no resultan confirmadas, suya no es la culpa, sino de la variedad ilimitada de formas que presenta la naturaleza. E insis- timos, pues, en que Astrapotherium ephebicum es de bastante menor tamaño que Astrapotherium magnum. Examinando el cráneo por nosotros descripto, agrega el señor Mer- cerat que los parietales concurren a la formación de la caja encefálica y que el hundimiento del cráneo en la región parietal por' nosotros des- cripto, es accidental. Que el cráneo está completamente deformado y todo lo que sobre él se diga está sujeto a revisión, lo hemos reconocido en nuestro estudio. En cuanto a que los parietaies concurran siquiera sea en una parte mínima a la formación de la caja encefálica, es evidente, pues cualquiera que lea lo que al respecto hemos escrito, no va a interpretar, a buen seguro, que los parietales quedaban excluídos en absoluto. Claro es que sólo nos referimos a las partes laterales, que hemos dicho están limitadas por los temporales, y abajo y atrás por los exooccipitales, el basioccipital y el basiesfenoides; y aunque no deci- 234 mos qué huesos la limitaban arriba, nadie va a suponer que esa bestia tenía los sesos expuestos al aire; y es evidente, y no había porqué decirlo, que los parietales limitaban la región superior. Véase hasta dónde llega el deseo de querer enmendar sin causa Jus- tificada: « Los caninos de la mandíbula superior no constituyen defen- sas tan formidables como lo deja entrever el señor Ameghino ». Hemos dicho que la defensa del ejemplar descripto por nosotros sobresalía en línea recta 27 centímetros fuera del aivéclo; y esas dimen- siones no serán formidables si se comparan con las que presentan las aefensas del Mastodonte, pero lo son si se ponen en paralelo con el canino de los Toxodontes, los caballos, los ciervos y muchos otros ungu- lados, y formidables debían encontrarlas aquellas pobres bestias que por una circunstancia cualquiera fuesen acariciadas con ellas. Otro tanto puede decirse del siguiente párrafo. « Agregaremos que las defensas de la mandíbula inferior, que el señor Ameghino parece referir a incisivos, corresponden a los caninos ». Precisamente en todas partes hemos descripto las defensas como caninos, pero sin afirmar de una manera absoluta que lo sean, porque los materiales de que enton- ces disponíamos no nos permitían hacer otra cosa; obramos con la prudencia que exigen estas cuestiones; y vemos cen placer que la de- terminación que hicimos de esas defensas, al considerarlas como canl- nos, resulta ser ahora exacta. Pero, hubieran podido resultar ser inci- sivos, sin que por eso hubiéramos cometido un craso error. El último de los errores bastante groseros por nosotros cometido, se- gún el señor Mercerat, se refiere al número de raíces de las muelas superiores. Al tiempo de redactar nuestro trabajo no conocíamos una sola muela suelta, y la descripción de la dentadura superior la hicimos sirviéndonos de un maxilar en el cual las cinco muelas estaban implan- tadas en sus respectivos alvéolos, sin que pudiéramos juzgar de una manera precisa el número y la forma de las raíces sin destruir la pieza o sin seccionarla, por lo menos. Cada uno de los dos premolares pre- sentaba a la vista una raíz sobre el lado interno y otra más grande sobre el externo, con una depresión perpendicular que parecía indicar que ésta también se bifurcaba en la base, por lo que supusimos que cada premolar tuviera tres raíces. En cuanto a los verdaderos molares, dijimos que dejaban ver dos raíces externas y que sobre el lado in- terno, aparentemente, se presentaba como si el m.! tuviera cuatro raíces, lo que podía ser probable, pero no hemos asegurado que en efecto fuera así. La probabilidad de que ese diente pudiera tener cuatro raíces (como de que pudiera tener tres) le pareció al autor más que dudosa, de modo que «con el objeto de tener un argumento irrefutable a la mano», hizo practicar la sección para asegurarse del hecho de que los premolares sólo tienen dos raíces y los molares tres. ¿Tendría 235 a bien el señor Mercerat indicarnos sobre qué datos de morfología com- parada se basaba para considerar como más que dudosa la posibilidad de que m.! tuviera cuatro raíces? ¿A que no puede indicarnos por qué caracteres de la corona puede distinguirse una muela de cuatro raíces, de otra que sólo tenga tres? Rompiendo la mandíbula ¡vaya una gracia! cualquiera puede determinar el número de las raíces de los dientes; pero conste que nosotros no dijimos que fueran tres, ni que fueran cuatro; sino que era posible que fueran cuatro, como que era posible que fueran tres. Estos son los que Mercerat, con el mayor énfasis, califica de errores bastante groseros. A equivocar la fórmula dentaria de un tipo cono- cido, como le ha sucedido a él con Cyonasua (Amphinasua); atribuir una especie de Linneo a un autor contemporáneo, como lo ha hecho con Nasua narica; y a otros errores por el estilo, en los que interviene la falta de conocimientos y no la falta de materiales, habría derecho para aplicarles el calificativo que él aplica a errores imaginarios; y sin em- bargo, y a pesar de que en esa ocasión el nombre del señor Mercerat estaba acompañado de otro que no nos merece el más mínimo respeto, no hemos empleado ni esos términos ni otros parecidos. ¿Y por qué ese empeño del autor en particularizarse con nosotros, cuando otros nos han precedido en el estudio de las mismas piezas, sin acertar ni siquiera la colocación probable de ese género? ¿Por qué no recuerda a Burmeister, que lo comparó al Brontotherium y hasta le vió cuernos; o a Moreno, para quien era un marsupial, una foca y no recor- damos qué más? No tenemos el placer de conocer al señor Mercerat, pero nos basta que venga a ocuparse de Paleontología, y especialmente de Paleonto- Icgía argentina, para que reconozcamos en él un colega a quien siempre trataremos con el mayor miramiento y según sus obras. Le reconocemos aptitudes y conocimientos científicos muy superiores a los que posee el Director del Museo en que él labora, y no dudamos que disponiendo del vasto material allí reunido pueda contribuir poderosamente al cono- cimiento de las faunas extinguidas de la República y dar al mismo tiem- po un poco de tono científico a un establecimientu que por ahora no tiene ninguno. Más todavía: nos proponemos facilitarle la tarea ponién- donos a su disposición cada vez que necesite consultar nuestros origi- nales u otros datos, para que no incurra en ciertos errores fáciles de evitar. Probablemente no siempre nos encontraremos en las mismas corrientes de ideas. Discutiremos y algo aprenderemos. Pero ha de ser 2 condición de que nos trate con las atenciones que se merecen perso- nas cultas, deseo que, queremos creerlo, se realizará, pero que de cualquier manera no volveremos a manifestarlo, por ser costumbre nuestra no repetir dos veces la misma cosa. Pa eS / t . Ñ - a 1 o ma | . : E e ; TASA j dN ] b E y *. . LXVII NUEVOS RESTOS DE MAMÍFEROS FÓSILES DES. CUBIERTOS POR CARLOS AMEGHINO EN EL EOCENO INFERIOR DE PATAGONIA AUSTRAL. ESPECIES NUEVAS: ADICIONES Y CORREC- CIONES. A NUEVOS RESTOS DE MAMÍFEROS FÓSILES DESCUBIERTOS POR CARLOS AMEGHINO EN EL EOCENO INFERIOR DE PATAGONIA AUSTRAL. ESPECIES NUEVAS: ADICIONES Y CORRECCIONES (*). La fauna mastológica de Patagonia austral es, indiscutiblemente, la más rica de todas las conocidas hasta el día y una de las más singu- lares e interesantes; puesto que contiene las formas antecesoras de la mayor parte de los grupos de mamíferos que aparecieron en épocas más recientes. Con la nueva lista que voy a dar ahora, el número total de especies de la mencionada formación se eleva a más de trescientas. Las ilustraciones correspondientes irán apareciendo sucesivamente a medida que el tiempo lo permita. La casi totalidad de este considerable número de especies ha sido descubierta por mi hermano Carlos en los distintos viajes efectuados a esa región con ese exclusivo objeto. Gran- de debe ser, sin duda, la sorpresa de los naturalistas al ver desfilar listas interminables de especies de grupos tan diferentes, mas no deben olvidar que son el resultado de largos años de trabajo. Las exploracio- nes de exclusivo carácter paleontológico practicadas a mis expensas en Patagonia austral durante los últimos cinco años, conjuntamente con la que ha mandado practicar el señor Moreno, por cuenta del Museo de La Plata, son las más vastas que de igual carácter se hayan efec- tuado en ninguna otra parte, las que han exigido mayor personal y mayores gastos, pero son también, sin discusión, las que han produ- cido mayores resultados. Las exploraciones hechas por mi hermano Carlos se han efectuado durante cuatro viajes distintos. En el primero, desde Enero de 1887 hasta Agosto del mismo año, exploró ambas márgenes del río Santa Cruz hasta el lago Argentino y la costa Atlántica hasta San Julián. En el segundo, desde Agosto de 1888 hasta mediados de Enero de 1885, recorrió toda la cuenca del Chubut. En el tercero, a partir del 11 de Noviembre de 1889 al 15 de Mayo de 1890, atravesó Patagonia desds la boca del Chubut hasta Santa Cruz, pasando por las fuentes del río (%) Este trabajo fué publicado y distribuido en folleto separado en el mes de Agosto de 1891. 240 Deseado, costeando el río Chico y siguiendo después la exploración del Santa Cruz. En el cuarto viaje, desde el 1? de Junio de 1890 hasta el 30 de Junio de 1891, ha explorado la región que se extiende desde el río Deseado por el Norte hasta el río Gallegos por el Sur y desde el Atlántico hasta los Andes. Y en el presente mes (Agosto de 1891) va a emprender el quinto viaje con el objeto de explorar la región que se extiende desde Gallegos hasta el estrecho de Magallanes. Estos viajes a través de regiones completamente inhabitadas, a me- nudo accidentadas de una manera espantosa, en muchas de las cuales jamás había penetrado el hombre civilizado, son sumamente difíciles, siendo necesario transportar las colecciones a lomo de mula o de ca- ballo a veces hasta cien o doscientas leguas. Sólo una gran voluntad y un gran deseo de ser útiles a la ciencia pueden dar fuerzas sufi- cientes para prolongar tan penoso género de vida durante tantos años. Las nuevas especies que enumero y los breves datos de que provi- soriamente las acompaño, son el fruto del cuarto viaje, que ha durado trece meses. SIMIOIDEA Uno de los descubrimientos de mayor importancia es el hallazgo de verdaderos monos en medio de la fauna eocena, conjuntamente con los plagiaulacidios. 1. Homunculus patagonicus, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: E SALES 2 E m. 2 1 2 5 Tamaño comparable al de una de las más pequeñas especies del géne- ro Cebus. La dentición es en serie continua y los molares y los premo- lares muy apretados entre sí. Incisivos muy pequeños. Canino igual- mente pequeño y con un tuberculito basal atrás. p., (el primero exis- tente) parecido al canino, pero con dos tubérculos basales, uno ante- rior y el otro posterior como en Hapale. p. de tamaño algo mayor y el tubérculo posterior más desarrollado. Molares de corona compli- cada, con los tubérculos reunidos formando crestas oblicuotransversa- les. Las dos últimas muelas son, aparentemente, del mismo tamaño, la primera más pequeña. Ramas mandibulares completamente soldadas antes del cambio de la dentadura de leche. Sínfisis corta, gruesa, an- cha y elevada, redondeada adelante, con un fuerte tubérculo muy ele- vado en su parte posteroinferior (apófisis geni), seguido hacia abajo de dos fuertes impresiones musculares, profundas e irregularmente circulares. Agujero mentoniano debajo del p. - Longitud del espacio ocupado por la serie dentaria, 25 milímetros. Alto de la rama horizon- tal debajo del p.z , 10 milímetros. 241 Es digna de notarse y de tenerse en cuenta la circunstancia de que la República Argentina sea ahora el país de donde se conozcan los más antiguos restos del hombre fósil y los restos más antiguos de verda- deros monos. El Homunculus patagonicus es un mono de caracteres muy eleva. dos; y lo considero como formando parte de la línea que conduce al hombre y a los antropomorfos. Sus restos serán descriptos detallada- mente y figurados en el próximo número de esta Revista. TOXODONTIA, Owen. TYPOTHERIDAE Ameghino, 1885. 2. Hegetotherium cuneatum, n. sp. — De talla un poco mayor que Hegetotherium mirabile Ameghino, del cual se distingue por los fron- tales que envían adelante un prolongamiento largo y triangular que se intercala entre los nasales, y por los p.. de mayor tamaño y planos en el lado interno. Longitud del espacio ocupado por los p.? a m.3, 37 milímetros. j 3. Hegetotherium costatum, n. sp.— De tamaño casi igual al pre- cedente, del cual se distingue por las muelas inferiores que presentan hacia afuera el ángulo anteroexterno en forma de arista perpendicu- lar elevada y comprimida, y por las muelas inferiores con las aristas perpendiculares antero y posteroexternas igualmente comprimidas y elevadas en forma de aristas perpendiculares, la posterior más elevada que la anterior; -el resto de la superficie interna de cada muela es fuertemente deprimida, pero un poco convexa perpendicularmente en el centro. INTERATHERIDAE Ameghino, 1887 (1). 4. Protypotherium globosum, n. sp. — Tamaño bastante más peque- ño que el Protypotherium australe (Moreno) Ameghino. Se distingue por los parietales, que se levantan bastante más arriba que los fron- tales, de superficie globosa, cortos y que atrás descienden hacia abajo de una manera casi repentina. Frente muy ancha y plana; na- sales cortos. Longitud del cráneo, 8 centímetros. Diámetro transverso máximo, 53 milímetros. Diámetro interorbitario de los frontales, 3 cen- tímetros. Longitud de la serie dentaria superior, 45 milímetros. 5. Protypotherium convexidens, n. sp. — De tamaño un poco menor que Protypotherium australe (Moreno) Ameghino, del cual se distin- gue fácilmente por sus molares superiores de cara externa apenas de uno a otro extremo del diente como en las demás especies. Lon- gitud del espacio ocupado por los p.3 a m.?2, 24 milímetros. (1) Observaciones generales, etc., página 63. AMEGHINO — V. X 16 242 6. Protypotherium diversidens, n. sp.—De tamaño relativamente pe- queño. Se distingue fácilmente por los premolares superiores que pre- sentan el surco perpendicular externo, profundo, ancho en la corona, que se angosta y desaparece pronto hacia la base en vez de seguir de un extremo al otro del diente como en las demás especies. Longi- tud del espacio ocupado por los p.2 am. 2, 24 milímetros. 7. Protypotherium compressidens, n. sp. — Tamaño casi igual a Protypotherium australe, pero con las muelas comprimidas lateral- mente y mucho más angostas. Verdaderos molares superiores de cara externa suavemente ondulada. Longitud del p.3 al m.3, 28 milíme- tros. Ancho máximo de los verdaderos molares superiores, 3 milí- metros. 8. Patriarchus Ameghino, 1889.-— Cercano a Protypotherium Ame- ghino, del cual se distingue fácilmente por los cuatro incisivos inter- medios de la mandíbula inferior pequeños y completamente bífidos en la corona. No conozco ningún otro animal que presente en el mismo grado esta singular conformación. Protypotherium presenta una con- formación parecida sólo en la juventud, mientras que en Patriarchus persiste hasta en los individuos de edad sumamente avanzada. Vistos los cuatro incisivos intermedios inferiores por la corona parecen ocho dientes distintos: i.z C.y y Pp. anchos y palmeados. p., ay lige- ramente trilobados al lado interno de una manera más o menos per- ceptible, con el lóbulo intermedio angosto y en forma de columna per- pendicular. Las especies de este género se distribuyen en dos grupos. Grupo A. — Especies de frente ancha, como en Protypotherium. 9. Patriarchus furculosus, n. sp. — Es la especie de mayor tamaño. El p. es mucho más prolongado en el lado interno; los frontales se prolongan adelante entre los nasales por un trecho considerable en forma de cuña sobre la línea media. Las ondulaciones externas de los verdaderos molares inferiores son apenas acentuadas. Longitud del es- pacio ocupado por la dentadura inferior, 57 milímetros. Diámetro inter- orbitario de los frontales, 33 milímetros. Longitud de los nasales sobre la línea media, 28 milímetros. 10. Patriarchus distortus, n. sp. — De tamaño casi igual a la prece- dente, de la cual se distingue por los frontales que no envían prolon- gamiento internasal hacia adelante. Longitud del cráneo, 102 milíme- tros. Longitud de la serie dentaria superior, 57 milímetros. Ancho inter- orbital de los frontales, 32 milímetros. Longitud de los nasales sobre la línea media, 29 milímetros. 11. Patriarchus rectus, mn. sp. — De tamaño una mitad menor que las especies precedentes y de series dentarias superiores casi rectas. p. y a 7 mucho más prolongados en el lado interno. Incisivos intermedios inferiores más aplastados de arriba abajo. Longitud de la serie den- 243 taria inferior, 43 milímetros. Ancho interorbitario de los frontales, 24 milímetros. 12. Patriarchus diastematus, n. Sp. -— Del mismo tamaño que la es- pecie precedente, o apenas algo mayor, de la cual se distingue por el p. 2 pequeño, cilíndrico y separado del que sigue por un pequeño dias- tema. Series dentarias superiores un poco más arqueadas. Longitud del p. 2 alm. 3, 29 milímetros. Ancho del paladar entre los m. Es 18 milímetros; ancho entre los m2-205 milímetros; ancho entre los p. 2, 13 milímetros. Grupo B.— Especies de frente muy angosta y hocico prolongado. 13. Patriarchus leptocephalus, n. sp. — Tamaño pequeño, pero un poco mayor que el de la especie precedente. Frontales muy angostos; hocico angosto y prolongado; paladar muy angosto adelante. Toda la forma del cráneo angosta y prolongada. Longitud del cráneo, 82 milí- metros; ancho interorbital de los frontales, 21 milímetros; longitud de los frontales sobre la línea media, 21 milímetros. Adelante, los fron- tales penetran un poco entre los nasales. d 14. Patriarchus altus, n. sp. — Igual conformación general que la especie precedente, pero de tamaño mucho mayor; rostro más elevado . y paladar un poco más ancho adelante. Longitud del cráneo, 102 milí- metros; longitud de la serie dentaria superior, 59 milímetros; ancho in- terorbital de los frontales, 28 milímetros; longitud de los frontales, 30 milímetros. Los frontales no penetran adelante entre los nasales. LITOPTERNA Ameghino, 1889. MEsoRHINIDAE Se distinguen por la abertura nasal anterior prolongada adelante, las órbitas un poco abiertas atrás y los verdaderos molares inferiores con cuatro columnas perpendiculares internas. Comprende los géneros Mesorhinus Ameghino, 1885; Oxyodontherium Ameghino, 1884; Coe- losoma Ameghino, 1891; y Theosodon Ameghino. Los Mesorhinidae son los antecesores de los Macranchenidae Gervais, 1855. 15. Pseudocoelosoma patagonica, n. gen. n. sp. — Se parece a Coe- losoma, de la cual se distingue principalmente por los verdaderos mo- lares superiores que sólo presentan tres raíces, dos externas y una interna muy grande. Las muelas superiores a medio gastar son de co- rona cuadrangular, con tres aristas perpendiculares externas, un gran reborde basal anterointerno y dos pozos de esmalte en la corona, uno mayor en el centro y el otro más pequeño atrás. Diámetro del m. 1 anteroposterior, 16 milímetros; transverso, 20 milímetros; diámetro anteroposterior del m.?, 20 milímetros. 244 16. Theosodon Lydekkeri Ameghino, 1887. — Fórmula dentaria: =A.—cC. -—m. 3 1 ¿Pe Abertura nasal más anterior que en Scalabrinitherium Ameghino y pro- longada hasta entre la parte posterior de los intermaxilares, con nasa- les muy pequeños y de parte libre muy corta, casi como en Tapirus Brisson. Orbitas un poco abiertas atrás. Una grande perforación super- orbitaria. Dentición en serie continua y paladar casi del mismo ancho en todo su largo. Los verdaderos molares inferiores presentan en la segunda cavidad interna una gran columna o contrafuerte, como en Oxyodontherium. Longitud del cráneo desde la parte anterior del in- termaxilar hasta la parte posterior de los cóndilos occipitales, 32 cen- tímetros; longitud de la serie dentaria desde la parte anterior del 1. 3 hasta la parte posterior del m.z, 19 milímetros. Alto de la rama hori- zontal debajo del m.z, 40 milímetros, debajo del p.7, 31 milímetros. 17. Theosodon Fontanae (2), n. sp. — Del mismo tamaño que la pre- cedente, pero de conformación más robusta; parte anterior del rostro proporcionalmente más corta y más ancha, muelas más gruesas e inci- sivos y premolares más apretados entre sí y que no se gastan tan bilateralmente y en declive piramidal como en la otra especie, sino en sentido más horizontal. Longitud de la serie dentaria inferior, 19 milí- metros; diámetro transverso del borde externo de uno a otro canino inferior, 62 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. 3, 48 milímetros. 18. Theosodon gracilis, n. sp. — Tamaño un poco menor que Theoso- don Lydekkeri y de forma mucho más delgada; incisivos gastados casi horizontalmente. Longitud de la serie dentaria inferior, 18 centíme- tros; alto de la rama horizontal debajo del m.z, 39 milímetros, debajo del p.7, 22 milímetros. El borde inferior de la rama horizontal forma una línea casi recta. HoMALODONTOTHERIDAE Ameghino, 1889 Todos los dientes en serie ininterrumpida, cuya forma se modifica gradualmente desde el primer incisivo hasta la última muela. Paladar corto, redondeado adelante, cóncavo y con la parte posterior formada por los palatinos, que son de igual conformación que en Toxodon Owen. Orbitas abiertas atrás; abertura nasal anterior muy grande, casi cuadrada. Calcáneo sobre el tipo litopterno, con la faceta para el peroné muy desarrollada. Astrágalo de cabeza articular anterior muy prolongada y convexa; y parte superior de la troclea casi plana, (2) En honor del distinguido explorador y naturalista doctor Luis J. Fontana, Gober- nador del territorio del Chubut. 245 sin excavación. Falanjes ungueales hendidas perpendicularmente en la extremidad; y dedos de conformación igual a los que dieron origen a la formación de los géneros Macrotherium Lartet y Ancylotherium Gaudry, etc. Los Homalodontotheridae son los antecesores de los Cha- licotheridae. 19. Homalodontotherium Segoviae (3), n. sp. — Difiere del Homa- lodontotherium Cunninghami Flower por los verdaderos molares supe- riores que carecen de cíngulo externo, pero que lo tienen interno; por el p.! muy pequeño, casi rudimentario; y por el canino superior fuer- temente desarrollado. Los incisivos son pequeños, las series dentarias completamente rectas, formando una U prolongada de ramas un poco divergentes atrás y cerrada adelante por una curva formada por los in- cisivos. Arcos cigomáticos fuertes; órbitas abiertas atrás; cresta occi- pital y sagital elevadas; apertura nasal grande, muy ancha y de forma casi cuadrada; frente triangular, con fuertes apófisis postorbitarias y la parte anterior de los frontales más baja formando una línea semi- circular con la concavidad adelante, en la que existen fuertes impresio.- nes musculares; nasales cortos, anchos y gruesos; cráneo corto, muy ancho y muy deprimido de arriba abajo. Longitud del cráneo, desde la parte anterior de los incisivos hasta la parte posterior de los cóndilos occipitales, 40 centímetros; diámetro transverso máximo, 25 centíme- tros; longitud de la serie dentaria, 21 centímetros; ancho del paladar entre los m. 3, 61 milímetros. 20. Diorotheriam egregium, n. gen. n. sp. — Parecido a Homalo- dontotherium, del cual se distingue por la ausencia del p.*. Un dias- tema regular entre p. 1 y c.1; c. 1 de gran tamaño y de corona fuer- temente estriada perpendicularmente. Los verdaderos molares tienen un fuerte cíngulo tanto en el lado interno como en el externo; crestas occipitales y parietales más elevadas. Cráneo de forma más grácil, bastante más angosto y más alto que en Homalodontotherium. Frente y abertura nasal mucho más angostas. Longitud del cráneo desde la parte anterior del c. * hasta la parte posterior de los cóndilos occipi- tales, 42 centímetros; alto del cráneo desde la superficie masticatoria del m.3 hasta la parte superior de los nasales, 17 centímetros; en Homalodontotherium Segoviae es de sólo 12 centímetros. PROTEROTHERIDAE Ameghino, 1887 Se dividen en dos subfamilias: Proterotherini y Brachytherini. Proterotherini. m. 7 con lóbulo tercero más o menos desarrollado. (3) Dedico la especie al señor don Augusto Segovia, vecino de Santa Cruz, como prueba d= agradecimiento por la cooperación que ha prestado a mi hermano en sus exploraciones. 246 21. Proterotherium Ameghino, 1883.-—Se distingue fácilmente por los incisivos intermedios inferiores muy pequeños, los externos más gruesos y comprimidos de arriba abajo; p.., pequeño, corto, con las dos raíces casi soldadas, y el lóbulo tercero del m. muy corto. 22. Proterotherium curtidens, n. sp. — Se distingue fácilmente por su tamaño un poco menor que Proterotherium australe (Burmeister) Ameghino, pero algo mayor que el Proterotherium cavum Ameghino, y por el m. 7 muy corto y con el lóbulo tercero completamente rudi- mentario. Las muelas carecen de cíngulo interno y externo; mm. del mismo largo que m.-,. Longitud del espacio ocupado por las siete mue- las inferiores, 73 milímetros; alto de la rama mandibular, debajo del m. 7, 26 milímetros. 23. Proterotherium cingulatum, n. sp. — Tamaño del Proterotherium australe, del cual se distingue fácilmente por los verdaderos molares inferiores que llevan un cíngulo basal regularmente desarrollado, tanto en el lado interno como en el externo. Longitud del espacio ocupado por los verdaderos molares inferiores, 41 milímetros. 24. Licaphrium Ameghino, 1837. — Este género se distingue fácil- mente por las cavidades de las muelas tanto inferiores como superio- res, poco desarrolladas, por el p. 7 algo comprimido y con dos raíces largas y divergentes y por el m. >, largo y con el lóbulo tercero bien desarrollado. 25. Licaphrium Floweri Ameghino, 1887. — Las siete muelas supe- riores de un individuo muy viejo ocupan 85 milímetros de largo. La región intermaxilar es corta y muy ancha. Ancho del paladar inmedia- tamente adelante del p.,, 28 milímetros. Longitud de las muelas infe- riores de un individuo joven, 90 milímetros. Las muelas inferiores carecen de cíngulo basal tanto interno como externo. Capa de esmalte muy gruesa. : 26. Licaphriun parvulum Ameghino, 1887. —Se distingue por su ta- maño mucho menor, por el gran tamaño del lóbulo tercero del m. 3, porque las muelas inferiores tienen un pequeño cíngulo basal interno y externo y por la superficie del esmalte con grandes arrugas verti- cales. Las muelas inferiores llevan a menudo un pequeño tubérculo interlobular externo. Longitud del espacio ocupado por los p.7 am.z, 66 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.,, 25 milí- metros. 27. Licaphrium intermissum, n. sp. — Del mismo tamaño que la pre. cedente, de la cual se distingue por el cíngulo menos desarrollado y por el esmalte de superficie lisa. Longitud de los tres verdaderos mo- lares inferiores, 44 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 2 centímetros. Brachytherini. —Se distinguen por el m.>3 sin lóbulo tercero. 247 28. Thoatherium Ameghino, 1887. —Se distingue por los cuatro in- cisivos inferiores de tamaño casi igual; el p. 7 es muy pequeño y de raíces casi soldadas. 29. Thoatherium minusculum Ameghino, 1887. — Longitud de la se- rie dentaria inferior desde el borde anterior del incisivo externo (1.7) hasta la parte posterior del m.z, 89 milímetros. Los p., a m.z tienen un pequeño cíngulo interlobular externo y carecen de cíngulo interno. 30. Thoatherium crepidatum, n. sp. — Del mismo tamaño que la pre- cedente, de la cual se distingue por los p.; a m.z que tienen en toda la longitud un fuerte reborde basal externo almenado. 31. Diadiaphorus Ameghino, 1887. —Se distingue por los i. ; muy pequeños y los i. ; mucho más grandes y deprimidos de arriba abajo. El p.7 es de una sola raíz; las muelas inferiores tienen un fuerte cín- gulo basal externo; el cráneo es, en su mitad anterior, muy compri- mido lateralmente y muy elevado. Los surcos de la región frontal apenas son acentuados en vez de ser profundos, como en Protero- therium Ameghino y los huesos de los miembros proporcionalmente mucho más cortos y más gruesos que en el mencionado género. 32. Diadiaphorus majusculus Ameghino, 1887.— Es la especie de mayor tamaño conocida hasta ahora. Los molares y premolares, tanto superiores como inferiores, tienen un fuerte reborde basal en los lados interno y externo, pero que en las dos últimas muelas superio- res no pasa por encima del lóbulo posterior interno. Los verdaderos molares superiores presentan un pliegue entrante interno que se di- vide en dos ramas: una mayor, que se dirige hacia adelante; y la otra menor, hacia atrás. 33. Diadiaphorus diplinthius, n. sp.-— De tamaño casi igual a la es- pecie precedente, de la cual se distingue por el reborde basal interno de las muelas superiores, que es mucho más desarrollado y pasa por encima de los lóbulos internos de los verdaderos molares superiores; los incisivos intermedios inferiores son proporcionalmente más peque- ños y los externos i.. más grandes y más deprimidos que en la es- pecie precedente. TALIGRADA Cope ASTRAPOTHERIDAE Ameghino, 1887. 34. Astrapotherium columnatum, n. sp.— De tamaño considerable- mente menor que Astrapotherium magnum (Owen) Ameghino. Se dis- tingue muy bien por la forma particular de los caninos superiores, que son delgados, de uniforme grosor en todo su largo, menos triangula- res, con las caras laterales convexas y una fuerte columna convexa lon- 248 gitudinal en su cara anterior o superior, limitada a uno y otro lado por dos surcos longitudinales cóncavos. Diámetro anteroposterior del men- cionado canino, 31 milímetros; diámetro transversomáximo en su parte superior, 28 milímetros. La parte observada tiene 24 centímetros de largo. 35. Astrapotherium delimitatum, n. sp. — Parece haber tenido la talla del Astrapotherium magnum, del cual se distingue por los premolares superiores de corona muy baja, cada uno con tres raíces bien separa- das, largas, divergentes y que se separan unas de otras inmediatamente debajo de la corona. Tamaño del p. 3, anteroposterior, 23 milímetros; transversomáximo, 20 milímetros. 36. Astrapotherium nanum, n. sp. — De tamaño muchísimo menor que las especies precedentes. El tamaño del m. 7; de un individuo no muy viejo y todavía poco gastado, es: 22 milímetros de diámetro antero- posterior y 16 milímetros de alto la corona. No tiene cíngulo basal ex- terno, sino uno pequeño en el lado interno. 37. Astrapotherium giganteum, n. sp. —Por las partes que hasta ahora se conocen, esta especie presenta la misma conformación gene- ral que Astrapotherium magnum Owen, pero se distingue fácilmente por su tamaño mucho más considerable y sus formas más robustas. El espacio ocupado por las muelas, relativamente al tamaño del animal, es pequeño. El cráneo es mucho más voluminoso, los caninos muy gruesos, la sínfisis mandibular más ancha, gruesa y sólida, y las ramas mandibulares elevadas y sumamente gruesas. Longitud de la mandí- bula inferior, de 68 a 75 centímetros, según la edad y los individuos. Longitud de las cuatro muelas inferiores, 21 a 22 centímetros; alto de la rama mandibular debajo del m.;z, de 11 a 12 centímetros. Diá- metro anteroposterior máximo que alcanza el m., en su mayor des- arrollo, 8 centímetros. Diámetro anteroposterior máximo que alcanza el m.3 en su mayor desarrollo, 90 a 95 milímetros. 38. Astrapodon carinatus, n. gen. n. sp. — Representado sólo por dos muelas inferiores, que parecen ser el m.7 de cada lado. Es bilo- bado en el lado externo, con el lóbulo posterior mucho más grande y convexo, el anterior mucho más pequeño y deprimido perpendicular- mente en el medio. La columna intermedia del lado interno también es deprimida perpendicularmente en el centro; tiene dos raíces, la anterior pequeña y comprimida, la posterior grande y cilíndrica; un reborde basal de esmalte externo bien desarrollado; la corona, en su conjunto, es larga y triangular, angosta y prolongada adelante, ancha y redondeada atrás. Diámetro anteroposterior de la corona 18 milí- metros. Diámetro transverso, adelante, 2 milímetros; atrás, 8,5 milí- metros. 240 » RODENTIA CERCOLABIDAE Sólo hay una especie nueva de este grupo. 39. Acaremys karaikensis, n. sp. —Se distingue por su tamaño mu- cho más considerable que el de Acaremys murinus, aunque las muelas no son más grandes y la serie dentaria no ocupa mayor espacio; el cráneo es muy ancho y grueso; y particularmente la parte colocada adelante de las muelas muy ancha y larga. Longitud desde la parte ante- rior del i.1 hasta la parte posterior del m.3 , 24 milímetros; dis- tancia desde la parte anterior del p. * hasta la parte anterior del inci- sivo, 13 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del p.,, 8,5 mi- límetros. ECHINOMYIDAE Representados por numerosas especies nuevas. 40. Stichomys planus, n. sp. — Tamaño del Stickomys regularis Ame.. ghino, del cual se distingue por el incisivo plano en la cara anterior como en Adelphomys candidus, pero muy angosto y comprimido late- ralmente; las muelas son de corona más circular; ancho del i.7, 1,10 milímetros; alto de la rama horizontal, debajo del p. 0 ilncras 41. Stichomys gracilis, n. sp. —Se distingue por su tamaño bastante menor que el de Stichomys constans; las tres primeras muelas infe- riores ocupan un espacio longitudinal de 5,8 milímetros; y la rama n0> rizontal, debajo del p.-, tiene 5,5 milímetros de alto. 42. Stichomys diminutus, n. sp. — Tamaño considerablemente menor aún que el de la especie precedente; las dos primeras muelas infe- riores ocupan un espacio longitudinal de sólo 3 milímetros de largo. 43. Gyrignophus complicatus, n. gen., n. sp. — De caracteres inter- medios entre Spaniomys y Stichomys. Los dos primeros molares in- feriores tienen tres pliegues en el lado interno y los dos posteriores sólo dos; tamaño como el de Stichomys constans. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas inferiores, 10 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del p., , 6 milímetros. 44. Graphimys provectus, n. gen., n. sp. —Se distingue de Spanio- mys en que la cuarta muela inferior presenta igualmente tres escota- duras internas. Tamaño del Spaniomys modestus. Longitud del espacio ocupado por las tres últimas muelas inferiores, 7 milímetros. 45. Pseudoneoreomys, n. subgen. —Se distingue fácilmente por la primera muela superior, que cuando no está muy gastada sólo pre- senta tres pozos de esmalte formados por tres pliegues entrantes ex- ternos, cuyo tamaño disminuye desde el primero al tercero; le falta el pozo cuarto del Neoreomys formado por el pliegue interno. 250 46. Pseudoneoreomys pachyrhynchus, n. sp. — De gran tamaño y formas muy robustas. La parte anterior del cráneo adelante de la pri- mera muela es muy corta y muy ancha; la parte sinfisaria de la man- díbula inferior es muy corta, gruesa, muy descendente hacia abajo y asciende muy rápidamente hacia arriba. Longitud desde el borde an- terior de la primera muela hasta el borde posterior del alvéolo del incisivo, 21 milímetros; ancho del paladar al nivel de la sutura maxilo- intermaxilar, 17 milímetros; distancia desde el borde superior del alvéolo del p., sobre el lado interno hasta la parte descendente pos- terior de la sínfisis, 19 milímetros. 47. Pseudoneoreomys leptorhynchus, n. sp. —Se distingue de la pre- cedente por su tamaño algo menor y su forma general más gracil y prolongada; el paladar, adelante de las muelas, es muy angosto y los surcos incisivos inferiores están bilobados pcr un surco longitudinal poco acentuado. Series dentarias poco convergentes adelante. Longitud máxima del cráneo, 9 centímetros; longitud del borde del alvéolo desde el p. * al borde posterior del alvéolo del incisivo, 22 milímetros; ancho del paladar entre los p.*, 8 milímetros; ancho al nivel de la sutura maxilointermaxilar, 14 milímetros. 48. Pseudoneoreomys mesorhynchus, n. sp. —Del mismo tamaño que la especie precedente, pero de formas más robustas; el cráneo tiene el mismo largo, pero es considerablemente más ancho; series dentarias un poco más convergentes adelante; distancia desde el borde anterior del alvéolo del p.* hasta el borde posterior del alvéolo del incisivo, 19 milímetros. Ancho del paladar al nivel de la sutura maxilointer- maxilar, 14 milímetros; ancho del paladar entre los p.*4 , 4 milímetros; longitud del cráneo, 9 centímetros; ancho máximo, 59 milímetros. 49. Scleromys angustus Ameghino, 1887. — Muelas con un pliegue interno y otro externo; las cuatro muelas son casi de igual tamaño; series dentarias casi paralelas; incisivos de cara anterior plana; longi.- tud de las cuatro muelas superiores, 16,5 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. ,, 12 milímetros. 50. Lomomys evexus, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: 1 RO 1 ¡CE 1 0 1 N|w = p. Cercano de Scleromys y con muelas construídas sobre el mismo tipo, pero de una fórmula dentaria distinta. Las tres muelas disminuyen un poco de tamaño desde la primera a la última; series dentarias casi pa- ralelas; longitud del espacio ocupado por las tres muelas superiores, 13,5 milímetros. Tamaño general un poco menor que Scleromys an- gustus. 251 ERIOMYIDAE Aunque dispongo de numerosos nuevos materiales de este género, pocos se refieren a especies nuevas. 51. Perimys scalaris, n. sp. — Tamaño bastante menor que Perimys erutus, del cual además se distingue fácilmente por los m.! y m.? que presenta la lámina anterior, que sobresale notablemente hacia afuera sobre la posterior, formando como una columna angosta y sa- liente. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas superiores, 22 milímetros; ancho del paladar entre la parte posterior de los m.3, 10 milímetros. 52. Perimys angulatus, n. sp. — Del tamaño de Perimys erutus, del cual se distingue por el p.*, que no es redondeado en su cara anterior interna sino más bien comprimido con un declive perpendicular en su cara posterointerna, terminando hacia adentro en ángulo comprimido, La lámina anterior del m.1! y m.? también sobrepasa un poco hacia afuera sobre la posterior. EOCARDIDAE Ameghino, 1891 La cresta lateral externa de la rama horizontal de la mandíbula infe- rior, no se dirige longitudinalmente hacia atrás, sino oblicuamente hacia abajo como en los Dasyproctidae; m.-- y mM. biprismáticos. 53. Eocardia Ameghino, 1887. — p. 7 bilobado con el lóbulo anterior elípticoprismático y más pequeño y el posterior más grande y trian- gular. Comprende Eocardia montana Ameghino y Eocardia perforata Ameghino. 54. Procardia, n. subgen. — p. 7 de sección elípticoalargada sin di- visión en prismas distintos. Tipo del subgénero Eocardia eliptica Ame- ghino. 55. Dicardia, n. subgen. — p. formado por dos prismas triangu- lares, el anterior más pequeño y a menudo con una ligera depresión vertical sobre la cara anteroexterna. 56. Dicardia maxima, n. sp. — Tamaño relativaminte considerable; prisma anterior del p. de la misma forma que el posterior, pero más pequeño y sin surco perpendicular sobre la cara anterior. Longitud del espacio ocupado por las dos primeras muelas inferiores, 19 milímetros. 57. Dicardia modica, n. sp. — Talla bastante menor que la especie precedente; prisma anterior del p.. mucho más pequeño que el pos- terior y deprimido perpendicularmente sobre la cara anterior. Longitud del espacio ocupado por las dos primeras muelas inferiores, 6,5 milí- metros. 252 58. Dicardia excavata, n. sp. — De talla intermedia entre las dos precedentes; el prisma anterior del p.- mucho más pequeño que el posterior y con un surco perpendicular bien marcado sobre la cara an- teroexterna. Longitud del espacio ocupado por las tres primeras mue- las inferiores, 11,5 milímetros. 59. Tricardia, n. subgen. — p. formado por tres prismas triangula- res cuyo tamaño aumenta desde el primero al tercero, el anterior muy pequeño. Tipo del subgénero Eocardia divisa Ameghino. 60. Tricardia gracilis, n. sp. — Talla poco menor que la de la especie precedente y rama mandibular muy baja. p.., con dos surcos y tres aristas perpendiculares externas bien marcadas y lado interno ligera- mente convexo. Longitud del espacio ocupado por las dos primeras muelas inferiores, 7,5 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del p.,, 9,5 milímetros. 61. Tricardia crassidens, n. sp. — Igual tamaño que el de la especie precedente o un poco menor y muelas más grandes; prisma anterior del p., muy pequeño, casi cilíndrico, formando en el lado externo una columna perpendicular. Diámetro anteroposterior del p., , 6 milí- metros. 62. Schistomys crassus, n. sp. — De doble tamaño que Schistomys erro Ameghino, series dentarias muy convergentes adelante; ancho del paladar entre los p.4, 1,6 milímetros; entre los m. 3, 12 milímetros; longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas superiores, 19 mi- límetros. INSECTIVORA No se conocían hasta ahora insectívoros sudamericanos (excluídas las Antillas); el hallazgo de restos que son indudablemente de este orden, en el eoceno de Patagonia, es un descubrimiento de importan- cia. No es posible por ahora referir esos restos a ninguna de las fami- lias conocidas. Sus más grandes analogías son con el Chrysochloris de Africa. 63. Necrolestes patagonensis, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: 7 13 C. 7 P. 3 m.*Aparentemente carece de incisivos; c separado de p. por un pequeño diastema, los demás dientes en serie continua; c. de gran tamaño, de corona prismática triangular y cúspide muy aguda, encorvado y con dos raíces bien separadas, la anterior más pe- queña que la posterior; p. pequeño, birradiculado y corona tricuspidada con las tres cúspides sobre la misma línea longitudinal, el paracono y el metacono son mucho más bajos que el protocono. Muelas más o menos del mismo tamaño, prismáticotriangulares, anchas sobre el lado interno, angostas sobre el externo, de la misma forma en todo su largo, pero 253 de base cerrada. Rama mandibular encorvada de abajo arriba, más baja adelante y atrás, y más elevada en el medio. Cóndilo transversal y colocado más arriba de la serie dentaria. Angulo mandibular estili- forme y un poco invertido hacia adentro. Longitud de la mandíbula, 22 milímetros; longitud de la serie dentaria, 12 milímetros; alto de la rama horizontal en su parte más elevada, 4 milímetros. DIPROTODONTA PLACIAULACOIDEA Ameghino, 1889. Los numerosos restos de que ahora dispongo y los nuevos tipos en- contrados me permiten llevar a cabo una notable corrección en la fór- mula dentaria y en la homología de los dientes de los Plagiaulacidios. El gran diente rayado de la mandíbula inferior de Abderites, consi- derado hasta ahora como p., , y homólogo del diente igualmente grande de los Epanorthidae, numerados de atrás hacia adelante, corresponde a la cuarta muela de los Microbiotheridae, lo que se demuestra fácil- mente por los Garzonidae, que son Plagiaulacidios, con muelas del tipo de los Microbiotheridae y de los Didelphyidae. Esta cuarta muela infe- rior de los Microbiotheridae, numeradas de atrás hacia adelante, co- rresponde a la misma muela de los Didelphyidae y es homóloga de ella. De consiguiente el gran diente rayado inferior de Plagiaulax, Neopla- giaulax, Ptilodus, Abderites, etc., no es el homólogo del mismo diente rayado de los marsupiales diprotodontes actuales, sino del que sigue hacia atrás; es decir: no es el p., sino el m.+. Este descubrimiento es de la mayor importancia para la clasificación y filogenia de estos animales. En los casos de dentición incompleta, no pudiendo saber por ahora si el orden de evolución y homología de los premolares es el mismo que en los marsupiales actuales, los numeraremos desde atrás hacia adelante, considerando como p.. el que precede a m., p.3 el anterior y así todos los demás, aunque sea más que probable que los premolares desaparecidos son los posteriores y no los anteriores. ABDERITIDAE Ameghino, 1889 Fórmula dentaria: 7 1.7C. 7 Pp. y m. El m. 7 es el gran diente rayado considerado hasta ahora como p.- . 64. Abderites tenuissimus, n. sp. — Tamaño muchísimo más pequeño que el de Abderites meridionalis. m.7 con el talón posterior muy pe- queño y el borde cortante superior dentellado en toda su extensión; cara externa rayada en toda su extensión, con excepción de la parte posterior, que forma el talón; p.- excesivamente pequeño, como la punta de una aguja y colocado contra el lado interno de la parte ante- 254 rior del m.7, de manera que es completamente invisible en el lado externo. Diámetro anteroposterior de la corona del m.-, 2,2 milíme- tros; alto, 1,6 milímetros. EPANORTHIDAE Ameghino, 1889 Se distinguen por el m.7 no rayado sino simplemente cortante adelante. 65. Acdestis elatus, n. sp. — Tamaño un poco menor que Acdestis Oweni Ameghino; p.- menos estiliforme, comprimido lateralmente, un poco más desarrollado y con las dos raíces bien visibles en la base extraalveolar. Agujero mentoniano posterior debajo de la parte ante- rior del m. 7; m.- muy pequeño y de contorno casi circular. Longitud del borde anterior del alvéolo desde el incisivo hasta la parte posterior del m. 7, 15 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m. y, 6 milímetros. 66. Acdestis parvus, n. sp. —Se distingue de Acdestis Oweni por su tamaño considerablemente menor y por el p., proporcionalmente más desarrollado, de corona comprimida lateralmente y con las dos raíces bien visibles arriba del borde alveolar. Serie dentaria proporcional- mente muy larga. Ultima muela inferior muy pequeña y de contorno circular. Agujero mentoniano posterior debajo de la parte media del m. + Longitud del borde anterior, desde el alvéolo del incisivo hasta la parte posterior del m.-, 14 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m. ,, 4,5 milímetros. 67. Decastis columnaris, n. gen., n. sp.—Se distingue genéricamente de Acdestis Ameghino, por el p. de una sola raíz, formando una co- lumna cilíndrica elevada, terminando arriba en corona estiliforme. Ta- maño bastante mayor que Acdestis Oweni y de formas más robustas. Parte anterior de la mandíbula más corta. Ultima muela inferior muy pequeña y de contorno elíptico. Segunda perforación mentoniana de gran tamaño y colocada debajo de la parte anterior del m.+. Longi- tud desde la parte anterior del p.., hasta la parte posterior del m.z, 12 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m.;,, 6 milí- metros. 68. Decastis rurigerus, n. sp. —Se distingue de la especie prece- dente por su tamaño notablemente menor y por la rama horizontal más baja y delgada. El segundo agujero mentoniano es muy pequeño y co- locado debajo de la parte media del m.,. Longitud desde la parte anterior del m.+ hasta la parte posterior del m.-,, 11 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del p.-,, 4 milímetros. 69. Epanorthus ambiguus, n. sp. — Tamaño intermedio entre Epa- northus Aratae y Epanorthus Lemoinei. Rama mandibular alta y ele- vada; m.- corto y elíptico; rama externa del canal alveolar de gran 255 tamaño, larga y muy angosta. Longitud de m.- a m.,, 8 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 8 milímetros. 70. Epanorthus lepidus, n. sp. — Talla de Epanorthus intermedius, del cual se distingue por su forma más grácil, la parte anterior de la mandíbula más alargada, el borde inferior de la rama horizontal recto o casi recto y la presencia de tres perforaciones mentonianas, la pri- mera debajo de p.> y 3, la segunda debajo de la parte media del p.-, Longitud desde el borde anterior del alvéolo del incisivo hasta la parte posterior del m. 7, 15 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 45 milímetros. 71. Epanorthus inaequalis, n. sp. — Tamaño casi igual al de Epa- northus minutus, del cual se distingue por la rama horizontal de la mandíbula, que, sin ser más elevada, es doble más gruesa y convexa sobre la cara externa, y por los dientes de tamaño mucho más consi- derable. La segunda perforación mentoniana se encuentra debajo de la parte media del m.+,. Diámetro anteroposterior del m.;, 4,5 milíme- tros; alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 3 milímetros. 72. Callomenus intervalatus, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: 71 7C 7P-7 Mm. Talla parecida a la de Acdestis Oweni y con el m. > de la misma conformación. Se distingue genéricamente por presentar detrás del gran incisivo sólo tres dientes unirradiculados; p.y birradicu- lado; pero más pequeño que en Epanorthus y separado por un pequeño diastema del p.z ; parte anterior sumamente corta y con el p., colo- cado hacia adentro fuera de la línea longitudinal. Largo desde la parte anterior del borde del alvéolo del incisivo hasta la parte posterior del m.+, 8 milímetros; altura de la rama horizontal debajo del m.7, 5 mi- límetros. 73. Halmadromus vagus, n. gen., n. species. — Fórmula dentaria: 715 3P-7 Mm. Parte anterior de la rama horizontal sumamente corta; m. de gran tamaño como en Epanorthus; p..; muy pequeño, estiliforme y de una sola raíz; p.7 y p.3 unirradiculados y excesiva- mente pequeños. Longitud desde el borde anterior del alvéolo del inci- sivo hasta la parte posterior del m.7, 5 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.7, 4 milímetros. 74. Halmaselus valens, n. gen., n. species. — Fórmula dentaria: ¡5 37P.7 M. m.; y p.7 como en Epanorthus; p. 3 birradiculado como p.. y pero más pequeño; p.7 unirradiculado y muy pequeño; p. 7 más pequeño todavía; distancia desde la parte anterior del alvéolo dei incisivo hasta el borde posterior del m.7, 6 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.7, 3 milímetros. 715. Essoprion cofuscus, n. gen., n. species. — Fórmula dentaria: 3133 p-.7 m. Talla del Epanorthus minutus; p.7 y p.3 muy pe- queños y unirradiculados; p.7 y m. como en Epanorthus. Toda la den- 256 tadura en serie continua; largo desde el borde anterior del alvéolo del incisivo hasta la parte posterior del m.7, 6 milímetros; altura de la rama horizontal debajo del m.+, 3 milímetros. 76. Essoprion consumptus, n. sp. — Tamaño de la especie prece- dente, de la cual se distingue por la existencia de una barra o pequeño diastema entre el incisivo y Pp. ; P. 7 con paracono y metacono bien desarrollados y colocados sobre la línea sectorial; distancia desde el borde anterior del alvéolo del incisivo hasta el borde posterior del m.7, 7 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.7 , 3 mi- límetros. 77. Pichipilus exilis, n. sp. — Tamaño muchísimo menor que el de Pichipilus Osborni Ameghino. Es quizá el mamífero más pequeño que se conoce hasta ahora; m., rudimentario; m.z bilobado, con el ló- bulo posterior más grande y el anterior más pequeño y angosto ade- lante; reborde basal externo no muy desarrollado; longitud del espacio ocupado por los m.7 a m.7, 3 milímetros; alto de la rama horizon- tal 070012. GARZONIDAE, fam. n. Fórmula dentaria: 7 i. 5 C.3 Pp. Mm. Incisivo grande y de la misma forma que en los Abderitidae y Epanorthidae. Premolares birradiculados y de corona sectorial, cónicocomprimida. Verdaderos molares multicus- pidados, con las cúspides dispuestas en dos filas longitudinales sepa- radas por un surco longitudinal profundo sobre la línea media; estas muelas se parecen a las de los Didelphyidae y más todavía a las de los Microbiotheridae; demuestran lo que ya hemos avanzado: que los Dipro- todornta descienden de los Microbiotheria. 78. Garzonia (4), n. gen. — Toda la dentadura en serie continua. El tamaño de los premolares aumenta desde el primero (p.,) al último; el tamaño de los verdaderos molares disminuye desde el m.;, que es el más grande, al m., , que es el más pequeño; m.7 a m.z de corona alargada, con dos tubérculos elevados sobre el lado externo y tres sobre el interno, y cíngulo basal bien desarrollado sobre el ex- terno; m., pequeño, rudimentario y de una sola raíz. 72. Garzonia typica, n. sp. — Ultima muela inferior con el tubérculo medio poco elevado y el anterior y posterior muy pequeños; reborde basal externo poco acentuado; los dos tubérculos externos del m.+ a 3 de igual alto; longitud del espacio vcupado por los m. 7 az, 5,2 mi- límetros; altura de la rama horizontal, debajo del m. 7, 3 milímetros. (4) En honor del distinguido ingeniero señor don Eleazar Garzón, actualmente gober- nador de la provincia Córdoba, quien con la mayor generosidad contribuye con sus ele- mentos particulares al buen éxito de la exploración paleontológica de Patagonia encomen- dada a Carlos Ameghino. 1 257 80. Garzonia annectens, n. sp. — Rama horizontal de la mandíbula prolongada adelante y delgada; m.- formado por una columna ele- vada que termina en una corona formada por tres cúspides, la central més elevada y más grande, la anterior pequeña y más baja, la poste- rior igualmente pequeña y colocada un poco más abajo que la anterior y lado externo de la corona con un fuerte reborde basal; m.; az con: el tubérculo interno anterior mucho más elevado que el posterior; longitud del espacio ocupado por los m.7 az, 6 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. ,, 3 milímetros. 81. Garzonía captiva, n. sp. — Tamaño considerableniente menor que las precedentes; tubérculo anterior externo de los m. +, az un poco más elevado que el posterior; m.-. de forma columnar, con el tubérculo o cono central (protocono) bastante elevado, un tubérculo basal ante- rior bien desarrollado y un fuerte reborde basal sobre el lado externo que da vuelta atrás y desaparece sobre el lado interno; longitud del espacio ocupado por los m.7 a m.,, 4 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 2 milímetros. ; 82. Garzonia mínima, n. sp. — Tamaño todavía menor; rama mandi- bular baja, muy gruesa y fuertemente convexa al lado externo; rebor- de basal externo de las muelas muy desarrollado, particularmente en el lóbulo anterior; m. ; de forma columnar, con un solo tubérculo cen- tral en la corona (protocono) y un fuerte reborde basal en todo su alre- dedor, muy desarrollado adelante y sobre el lado externo; longitud del espacio ocupado por los m.z a m.z, 3,5 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 4 milímetros. 83. Halmarhiphus didelphoides, n. gen., n. sp. — Conformación pa- recida a la del género anterior. Se distingue por el tubérculo externo anterior de los m.- a 7 siempre mucho más elevado que el posterior, y por el reborde basal externo poco acentuado; el m. 7 es bien desarro- llado y con dos raíces bien separadas y tres cúspides en la corona bien acentuadas, la del medio muy elevada, la anterior más pequeña y un poco más baja y la posterior más gruesa, pero colocada más abajo todavía que la anterior. Longitud del espacio ocupado por m.z a m. 6 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.>, 2,8. 84. Halmarhiphus nanus, n. sp. —Se distingue por su tamaño mu- cho menor, el m., birradiculado pero casi rudimentario; y sus grandes perforaciones mentonianas; longitud del m., a 7, 5 milímetros; alto de la rama debajo del m. 7, 1,8. , MICROBIOTHERIA Ameghino, 1887. MICROBIOTHERIDAE Ameghino, 1887 Incisivos en número variable, un canino, tres premolares y cuatro molares, todos en serie continua, sin discontinuidad; incisivos peque- AMEGHINO — V. X 17 258 ños; canino de tamaño variable y a menudo premolariforme; el tamaño de los tres premolares, pequeños y parecidos. a los de Didelphys, aumenta del primero al último. Verdaderos molares inferiores pare- cidos a los de Didelphys, con dos conos externos y tres internos, pero cuyo tamaño disminuye constantemente del primero al último. m. y con el talón posterior simple, no bipartido arriba como en Didelphys. Ramas mandibulares de borde inferior casi recto aumentando gradual- mente el alto de adelante hacia atrás. Este grupo se confunde por un lado con los Diprotodonta (Garzonidae) y por el otro con los Pedimana (Didelphyidae), tanto que no se puede determinar a cuai de los mencionados grupos pertenecen las muelas sueltas. Esto con- firma lo que ya avancé hace tiempo, o sea que los Microbiotheria son el tronco antecesor de los marsupiales diprotodontes y poliprotodontes, así como también de los insectívoros y quirópteros. 85. Stylognathus diprotodontoides, n. gen., n. sp. — En este género la rama horizontal de la mandíbula inferior, por su forma alargada y un poco convexa en su borde inferior, como por su sínfisis delgada y prolongada, se acerca a los Diprotodonta, particularmente a Garzonia. Sólo tiene dos incisivos inferiores muy pequeños; el canino es regu- larmente desarrollado; disposición del resto de la dentadura como en Halmarhiphus; longitud desde la parte posterior del m.3 hasta la parte anterior de la sínfisis, 11 milímetros; alto de la rama horizontal en su parte media, 2,8 milímetros. 86. Microbiotheriam tehuelchum Ameghino, 1887. — La rama man- dibular de esta especie con las muelas no gastadas, muestra que el m. 7 presenta el tubérculo anterointerno completamente atrofiado; el p., es del mismo alto que el m.7 y con un fuerte tubérculo basal posterior; los premolares primero y segundo son de la misma forma, pero mucho más pequeños; la parte anterior de la rama se angosta terminando en una sínfisis corta y baja, en la cual se encuentran los "alvéolos de cuatro incisivos muy pequeños en cada lado; longitud desde la parte posterior del m. hasta la parte anterior de la sínfisis, 6 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del p., , 2 milímetros. 87. Microbiotherium forticulam, n. sp. — Talla doble que la prece- dente; tubérculo anterior interno de m.> atrofiado; p.- del mismo alto que m. < con el tubérculo basal posterior pequeño y colocado so- bre el ángulo posterointerno y un fuerte reborde basal interno; canino grueso e implantado verticalmente; longitud del espacio ocupado por los tres premolares y el primer verdadero molar inferior, 7 milíme- tros; alto de la rama debajo del último premolar, 3,6. 88. Eodidelphys fortis, n. gen., n. sp.-— Este género tiene cuatro in- cisivos inferiores a cada lado, como Microbiotherium, pequeños y espa- tulados; canino poco desarrollado, premolariforme, de tamaño un poco 259 mayor que los premolares, recto e implantado verticalmente; m. 7 con el tubérculo interno anterior bien desarrollado; mandíbula gruesa y alta atrás, un poco más angosta adelante; p.-y del mismo alto que m., y con un fuerte tubérculo agudo basal posterior; los otros dos premolares apenas un poco más bajos; longitud desde la parte anterior del borde del alvéolo del canino hasta la parte posterior del m.7, 10,5 milímetros, alto de la rama debajo del m.,, 5,4 milímetros, debajo del p., , 4 milímetros. 89. Eodidelphys famula, n. sp. —Se distingue de la precedente por su tamaño menor y por la rama horizontalmente más recta, baja, gruesa y de un alto más uniforme; presenta una gran perforación men- toniana debajo del m.z ; longitud desde el borde anterior del alvéolo del canino hasta la parte posterior del m.>z, 8,5 milímetros; alto de la rama debajo del m.>3, 3,20 milímetros; debajo del p.¿, 3 milí- metros. 90. Prodidelphys acicula, n. gen., n. sp. — Tamaño diminuto; rama mandibular delgada y con sínfisis prolongada provista de cuatro inci- sivos; canino recto, vertical, muy pequeño, apenas un poco más ele- vado que los premolares, cuya misma forma tiene, con un callo basal en el ángulo posterointerno de la corona; los tres premolares muy pequeños, casi del mismo tamaño, un poco más bajos que m.>7 y C.7, presentando cada uno un tubérculo posterointerno bien des- arrollado; premolares y caninos separados por pequeños diastemas; longitud desde la parte posterior del m.> hasta la parte anterior de la sínfisis, 13,5 milímetros; alto de la rama debajo del p.;z , 1,5 milí- metros. 91. Prodidelphys pavita, n. sp. — Tamaño apenas un poco mayor; sínfisis un poco más corta; premolares, canino y primera muela infe- rior muy apretados; último premolar inferior proporcionalmente más grande y con el tubérculo basal posterior bien desarrollado; primer premolar inferior sin tubérculo basal e implantado con las dos raíces en sentido oblicuotransverso; los tres premolares bastante más grue- sos que en la especie precedente; longitud desde la parte posterior del m.7 hasta la parte anterior de la sínfisis, 11,5 milímetros; alto de la rama debajo del p.,, 1,8 milímetros. 92. Prodidelphys obtusa, n. sp. — Tamaño del Prodidelphys acicula pero más robusta; sínfisis muy corta, como truncada perpendicular- mente adelante del canino y con los incisivos colocados uno encima ds otro; canino arqueado, puntiagudo y sin callo basal posterior; premo- lares pequeños; todos los dientes muy apretados unos a otros; longi- tud desde la parte posterior del p.- hasta el borde anterior de la sínfisis, 5 milímetros; alto de la rama debajo del p., , 1,6 milí- metros. 260 93. Hadrorhynchus tortor, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria igual que la de los géneros precedentes; tamaño comparable al de Eodidel- phys fortis, pero de formas más robustas; sínfisis muy prolongada ade- lante, muy gruesa y descendente, formando una barba (mentum) sóli- da y angulosa abajo, con los cuatro incisivos bien desarrollados y que aumentan de tamaño del interno al externo; canino de gran tamaño e implantado dirigiéndose hacia adelante y hacia afuera; p.- muy pe- queño, con las dos raíces colocadas contra el canino en sentido trans- versal; p. 7 de mayor tamaño y las dos raíces en dirección de la serie dentaria; p 7 de gran tamaño, de corona elevada y delgada, con el callo basal posterior poco desarrollado, el borde anterior perpendicular y la raíz anterior que se separa fuertemente de la posterior dirigién- dose oblicuamente hacia adelante; toda la dentición es en serie con- tinua; longitud desde el borde posterior del m. hasta el borde ante- rior de la sínfisis, 16 milímetros; alto de la rama debajo del p.;, , 3,8 milímetros. Las ramas mandibulares aumentan considerablemente su altura detrás del p. . 94. Hadrorhynchus torvus, n. sp. — Del mismo tamaño y de rama mandibular, sínfisis y canino igualmente desarrollados; p. muy pe- queño, pero implantado con las dos raíces en sentido longitudinal; p.z, igualmente muy pequeño, con un fuerte tubérculo basal posterior y re- borde basal interno; p. ; mucho más elevado, de gran tamaño, con la cara anterior perpendicular y la posterior con un gran tubérculo basal ancho y delgado; alto de la rama debajo del p.-, , 3,5 milímetros. 95. Hadrorhynchus conspicuus, n. sp. —Se distingue por su tamaño menor y el p.7 mucho más chico y más bajo que el m., y provisto de un fuerte tubérculo basal posterior, así como también el p.z ; el p.7 está implantado en dirección oblicua al eje de la serie dentaria; distancia desde la parte posterior del m., hasta la parte anterior de la sínfisis, 9 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del p.;,, 2,7 milímetros. DASYURA Uno de los resultados paleontológicos más imprevistos es el descu- brimiento en la fauna eocena argentina de carnívoros marsupiales del mismo tipo de los que en nuestra época habitan el continente austra- liano. No insistiré sobre la importancia de este descubrimiento, limi- tándome a recordar que en los carnívoros primitivos de la República Argentina es por ahora casi imposible trazar un límite seguro entre los Dasyura y los Creodonta, así como en Europa es difícil trazar un lí- mite entre los Creodonta y los Carnivora. Esto viene en apoyo de lo que sostengo desde hace años: que los carnívoros placentarios y mar- 261 supiales son estrechamente aliados, formando un solo grupo superior natural; la colocación que ahora tienen, ocupando casi los dos extre- mos de la clase, no es natural. Debido a este parecido, es posible que algunos de los géneros que he dado a conocer como del grupo de los Creodonta sean verdaderos Dasyura. Para mayor comodidad, desig- naré a los premolares de atrás para adelante con los números 4, 3 y 2. THYLACYNIDAE Entre los géneros por mí precedentemente descriptos, entra eviden- temente en esta familia el que he designado bajo el nombre de Hathlyacynus, 1887. 96. Prothylacynus patagonicus, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: a pS m. a A 4 Talla y conformación general como las del Thylacynus cynocephalus de Tasmania, del cual difiere principalmente por presentar los pre- molares inferiores muy apretados entre sí. Ambas ramas mandibulares completamente soldadas. El lóbulo anterior de las dos últimas muelas inferiores es un poco más desarrollado y vuelto al lado interno y el talón posterior de la última muela inferior rudimentario. Las demás diferencias son insignificantes. Las cuatro muelas superiores son casi absolutamente iguales a las del género actual. El ángulo mandibular es también fuertemente invertido. Longitud de los cuatro verdaderos molares superiores, 41 milímetros; longitud de la serie dentaria infe- rior desde la parte anterior del canino hasta la parte posterior de la última muela, 87 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.3, 28 milímetros. 97. Amphiproviverra Manzaniana (5), n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: Incisivos muy pequeños; caninos comprimidos lateralmente. Los tres premolares superiores e inferiores comprimidos y con un pequeño callo basal posterior; p. - separado por un pequeño diastema del canino y del premolar que sigue; m. - Más pequeños que p. - ; p. 4 mucho más grande que p.3; p. 7 y y de tamaño casi igual; muelas inferiores con un lóbulo anterior sectorial, un lóbulo posterior en forma de cono agudo y elevado, seguido atrás por un gran talón basal bipartido, como (5) En honor del señor don José Manzano, vecino de Santa Cruz, como prueba de agra- decimiento por el apoyo que no ha cesado de prestar a la expedición. 262 en Didelphys. Las cuatro muelas inferiores aumentan de tamaño desde la primera a la cuarta. Una profunda perforación del paladar adelante del canino superior, entre éste y el incisivo externo; ángulo mandibu- lar invertido. Longitud de la serie dentaria superior, 58 milímetros; de la inferior, 56 milímetros; altura de la rama horizontal debajo del m. 3, 15,5 milímetros. 98. Amphiproviverra ensidens, n. sp. —Se distingue por su tamaño notablemente mayor y por el último premolar inferior que también es de gran tamaño, mucho más grande que el penúltimo, presentando un pequeñísimo callo basal anterior. Los diastemas que separan al primer premolar inferior del que sigue y del canino, son muy cortos, pero un poco más largos en la mandíbula superior. Longitud desde la parte posterior del c.7 hasta la parte posterior del m.-,, 6 centímetros; lon- gitud del espacio ocupado por los tres premolares inferiores, 24 milí- metros. 99. Amphiproviverra obusta, n. sp. (*) — De tamaño bastante me- nor que la precedente. Longitud desde el p., hasta el m.,, 30 milí- metros; ancho de la rama horizontal debajo del m.-.,, 8,5 milímetros. 100. Perathereutes pungens, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: > 1.7 C.z p.m. Toda la dentición en serie ininterrumpida; canino muy comprimido; premolares muy pequeños; m.7 y > trituberculares, con el tubérculo central más grande y el anterior más pequeño y colo- cados los tres en la misma línea sectorial; m.z y 7 con el tubérculo o lóbulo anterior elevado, delgado, fuertemente inclinado hacia adentro, con el tubérculo central muy elevado y muy grácil y el posterior muy bajo pero ancho. El tamaño de las cuatro muelas aumenta desde la pri- mera a la última. Rama mandibular prolongada, grácil y muy baja en su parte anterior. Longitud desde la parte anterior del canino hasta la parte posterior del m.-, , 4 centímetros; alto de la rama debajo del pen- último molar, 9 milímetros. 101. Perathereutes obtusus, n. sp. — De talla apenas un poco mayor, con el último premolar inferior de tamaño notablemente mayor y con el primer premolar separado del canino por un pequeño diastema. Longitud desde la parte anterior del canino hasta la parte posterior del m.-,, 35 milímetros. 102. Perathereutes amputans, n. sp. —-Se distingue por su tamaño mayor y sus formas mucho más robustas, con todos los dientes en serie ininterrumpida y muy apretados unos a otros. La rama horizontal se (4) El sabio había denominado a este género Protoproviverra; pero percatándose de que tal nombre había sido usado no hacía mucho tiempo antes que él por Lemoine para distin- guir un género de Creodontes del eoceno inferior de Reims, lo cambió por el de 4mplhi- proviverra considerando razonablemente que nao podía conservar aquél para designar el género patagónico que había dado a conocer con ese nombre. — A, J. T. 263 angosta tanto debajo de los premolares que su borde inferior forma una línea cóncava. Longitud desde el borde anterior del alvéolo del canino hasta la parte posterior del m.z , 38 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del segundo premolar, 9,5 milímetros, debajo del m.>7, 13 milímetros. CREODONTA Cope. En razón de la semejanza de los animales de este grupo con los Dasyura Ameghino, que ya he mencionado, es posible que algunos de los animales que considero o he considerado ser creodontes, resulten ser verdaderos marsupiales. 103. Dynamictis fera Ameghino, Junio 1891. — Nuevos restos de este animal me permiten comprobar que la restauración del segundo premolar inferior que he publicado no es exacta, pues carece del para- cono indicado en la figura. Sólo tiene dos incisivos en cada lado de la mandíbula inferior, colocados uno encima de otro. Una mandíbula de un individuo joven muestra que sólo una muela=es precedida por otra de leche, que es la tercera o último premolar, como en los marsupiales dasiúridos y didelfos. La muela de leche que precede a este premolar, es tritubercular y de la misma forma que la primera muela. La ana- logía de conformación me hace creer que todos los géneros argentinos del mismo grupo presentan idéntica conformación. 104. Conodonictis saevus, n. gen., n. sp. — Cercano de Dynamictis, del cual se distingue por carecer completamente de incisivos inferio- res. Los caninos inferiores, de gran tamaño, son sumamente compri- midos en sentido lateral y estaban ambos en contacto como los inci- sivos de un roedor. Los premolares están sumamente apretados y en la misma disposición que en Dynamictis, pero son más comprimidos. Diámetro del c.z al nivel del borde alveolar: anteroposterior, 15 mi- límetros; transverso máximo, 10 milímetros. Longitud del espacio ocu- pado por los tres premolares, 28 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del último premolar, 28 milímetros. Ancho máximo de la im- presión sinfisaria, 18 milímetros. 105. Conodonictis exterminator, n. sp. —Se distingue por su tamaño considerablemente mayor, por sus formas más robustas y sus premo- lares más gruesos y más anchos. Perforación mentoniana colocada de- bajo de la parte anterior del último premolar y de tamaño enorme. Diámetro del incisivo al nivel del borde alveolar: anteroposterior, 16 milímetros; transverso máximo, 12 milímetros. Alto de la rama ho- rizontal, debajo del segundo premolar, 30 milímetros. Ancho máximo de la impresión sinfisaria, 22 milímetros. 106. Anatherium defossum Ameghino, 1887.— En este animal los incisivos inferiores son en número de tres en cada lado de la mandí- 264 bula inferior, pero muy pequeños, casi rudimentarios, colocados uno encima de otro al lado del canino. 107. Sipalocyon gracilis Ameghino, 1887. — Tenía tres incisivos in- feriores a cada lado, colocados del mismo modo que en Anatherium, pero aún más pequeños. 108. Sipalocyon pusillus, n. sp.-—Se distingue por su tamaño muy pequeño y el canino sumamente comprimido. Longitud desde la parte anterior de la sínfisis hasta la parte posterior del m., , 21 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 8 milímetros. 109. Agustylus cynoides Ameghino, 1887. — Parece ser muy cercano de Protopsalis tigrina Cope, de Norte América. La última muela infe- rior es absolutamente de la misma forma, pero la del Agustylus cynoi- des es mucho más pequeña, pues sólo tiene 9 milímetros de diámetro anteroposterior en la base de la corona. 110. Ictioborus fenestratus, n. gen., n. sp. — Fórmula dentaria: 3 1.7C.3 P. 7 M. Incisivos completamente rudimentarios; primer pre- molar muy pequeño y de una sola raíz. Segundo premolar birradiculado y muy grande. Tercer premolar algo más pequeño. El tamaño de las cuatro muelas aumenta desde la primera a la última, son parecidas a las de Sipalocyon, pero con un pequeño callo basal estiliforme sobre la cara anteroexterna del lóbulo anterior de cada muela. Todos los dientes son en serie ininterrumpida. Ramas horizontales con una gran depresión longitudinal sobre su cara interna. Longitud del espacio ocupado por las seis primeras muelas, 42 milímetros; altura de la rama horizontal debajo de la penúltima muela, 14 milímetros. GRAVIGRADA Para mayor facilidad y brevedad, las muelas de este grupo serán enumeradas así: de una a cinco las superiores y de una a cuatro las inferiores, sean o no caniniformes. ORTHOTHERIDAE Ameghino, 1889 Abertura de la rama externa del canal alveolar, en la parte ante- rior de la base de la rama ascendente. Ultima muela inferior simple. : 111. Hapalops Ameghino, 1887. — Se distingue por los caninifor- mes cortados oblicuamente y la parte maxilar del paladar, que no se prolonga adelante de dicho diente, y arriba muy poco. 112. Hapalops elongatus, n. sp. —De la talla de Hapalops rectan- gularis, del cual se distingue por ser notablemente más delgado, por los parietales no tan convexos, por las series dentarias más convergentes Y 265 hacia atrás y el paladar convexo en su mitad posterior. Longitud del cráneo, 136 milímetros; longitud de la serie dentaria superior, 46 mi- límetros; de la inferior, 36 milímetros; ancho del paladar entre los m.?2, 13 milímetros, entre los m. 2, 10 milímetros. 113. Hapalops crassidens, n. sp. — De tamaño un-poco mayor que Hapalops rectangularis, del cual se distingue por tener los dientes más grandes, especialmente el m.! . Longitud de la serie dentaria supe- rior, 51 milímetros. Diámetro del m.! : anteroposterior, 7 milímetros, transverso, 5 milímetros; ancho del paladar entre los m.* , 11 milíme- tros; entre los m.1 , 23 milímetros. 114. Hapalops angustipalatus, n. sp. — Un poco más pequeño que Hapalops rectangularis. Se distingue por sus dientes, que son de gran tamaño, el paladar corto, angosto entre las muelas, ancho entre los caniniformes. Longitud de la serie dentaria superior, 43 milímetros; longitud del paladar sobre la línea media (intermaxilar excluído), 41 milímetros; ancho del paladar entre los m.*, 10 milímetros; entre los m.1, 21 milímetros; diámetro transverso del m.?, 9 milímetros. 115. Hapalops robustus, n. sp. — De tamaño un poco mayor que Hapalops indifferens, pero más robusto. Se distingue por el paladar muy ancho, un poco más angosto en el medio que atrás y adelante. m. pequeño y cilíndrico y m., subelíptico, de cara posterior interna muy ancha y anterior externa muy angosta. Longitud de la serie den- taria superior, 53 milímetros; de la inferior, 38 milímetros; ancho del paladar, entre los m.% , 16 milímetros; entre los m. *, 22 milímetros. 116. Hapalops brevipalatus, n. sp. — Un poco más pequeño que Ha- - palops Rutimeyeri, del cual se distingue por los m.3 y 4 más rectan- gulares, la barra entre los m. 1 y 2 más corta, y el paladar más corto y plano. Longitud de la serie dentaria superior, 42 milímetros; longi- tud del paladar sobre la línea media (intermaxilar excluído), 38 milí- metros; ancho del paladar, entre los m.*, 11,5 milímetros; entre los m.?, 12 milímetros; entre los m. !, 18 milímetros. 117. Hapalops diversidens, n. sp. ——m. 3 pequeño; m. 7 elíptico con su eje mayor longitudinal, angosto adelante y ancho atrás; m.>3 rec- tangular con su eje mayor transversal; m. 7 elíptico con su eje mayor longitudinal, ancho adelante y angosto atrás. Longitud de los cuatro dientes inferiores, 34 milímetros; altura de la rama horizontal debajo del m.7, 23 milímetros. 118. Hapalops longipalatus, n. sp. — Del tamaño de Hapalops bre- vipalatus. Se distingue por el paladar más largo y la barra entre m. 1 y 2 igualmente más larga; m.+ subelíptico, de cara posterior interna ancha y anteroexterna angosta; paladar completamente plano en su región anterior. Largo de la barra entre m.! y 2, que sobrepasaba, 12 milímetros; largo del m. 2 a m. 2, 28 milímetros; longitud del m. + 266 a m. 7, 37 milímetros, alto de la rama horizontal debajo de m. 3, 26 mi- límetros. 119. Hapalops gracilidens, n. sp. -— Apenas un poco más pequeña que la precedente. Se distingue por el m. 1 de gran tamaño, los m. 2 a 4 más pequeños y muy comprimidos de adelante hacia atrás y el m. 2 muy pequeño, casi rudimentario; el paladar es convexo en su mitad posterior. Largo de la barra entre m. 1 y 2, 10 milímetros; longitud del m.2 a 3, 23 milímetros; diámetro transverso del m.3, 4 milímetros. 120. Hapalops sub-quadratus, n. sp. — Del tamaño de Hapalops lon- gipalatus. Se distingue por la barra entre m. 1 y 2 corta, el m. 2 de gran diámetro anteroposterior, de contorno casi cuadrado y el m. % muy comprimido de adelante hacia atrás y de gran diámetro transver- so. El paladar es un poco convexo atrás. Largo de la barra entre m. L y 2, 6 milímetros; diámetro del m.?: anteroposterior, 6 milímetros; transverso, 7. Diámetro del m.3: anteroposterior, 3,4 milímetros, transverso, 6,5 milímetros; longitud del m.? a 2, 26 milímetros. 121. Hapalops adteger = Eucholoeops adteger Ameghino, 1887. — Del tamaño de Hapalops sub-quadratus. Se distingue muy bien por sus muelas de aspecto más rectangular y deprimidas perpendicularmente sobre los costados laterales; m. 2 a 4 deprimidos sobre el lado externo, m.>3 y 3 Sobre el interno, y m. sobre el externo. Longitud desde el m.> hasta el 7, 26 milímetros; largo de la barra entre m.- y. 7, 6,5; longitud del m.7 a y, 22 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.z , 20 milímetros. 122. Hapalops depressipalatus, n. sp. — Un poco más pequeño que Hapalops longipalatus. Se distingue por los m. 2 a + de contorno elíp- tico irregular, con la parte externa notablemente más angosta que la interna y muy convexa; el m. *% es de gran diámetro anteroposterior y de pequeño diámetro transverso, un poco deprimido atrás y más an- gosto en el lado externo que en el interno; paladar plano; longitud desde el m.? hasta el 3, 26 milímetros. 123. Hapalops testudinatus, n. sp. — Tamaño casi igual que el de la especie precedente; se distingue por los m.? a 4, de tamaño casi igual, redondeados en sus lados interno y externo, y el paladar rela- tivamente liso y muy convexo. Longitud del m.? a 5, 25 milímetros; ancho del paladar entre los m.%, 6,5 milímetros; ancho del paladar entre los m. 2, 8,5. 124. Hapalops pachygnathus, n. sp. — De tamaño pequeño. Se dis- tingue por la rama mandibular baja y gruesa, y el m. , de gran diá- metro transverso, angosto y redondeado en sus dos extremidades, in- terna y externa. Longitud del m. , a 7, 22 milímetros; altura de la rama horizontal debajo del m. 3» 20 milímetros; grosor máximo de la rama horizontal, 13 milímetros. 267 125. Hapalops cilindricus, n. sp. —De tamaño un poco mayor que el precedente. Se distingue por el m.- de gran tamaño y completamente cilíndrico, de corona absolutamente circular; la abertura de la rama externa del canal alveolar se encuentra un poco más hacia el lado externo que al interno del borde de la rama ascendente; diámetro transverso del m.z , 8 milímetros; diámetro transverso del m.7, 8 mi- límetros; alto de la rama horizontal debajo del m.z, 22 milímetros. 126. Hapalops minutus, n. sp. — De tamaño muy pequeño; los m. 7 y 3 son un poco excavados perpendicularmente en el lado externo, y el m. 7 es de gran tamaño y casi cilíndrico; longitud del m.> a m. y, 20 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.z, 17 imilí- . metros. 127. Parhapalops rectangulidens, n. gen., n. Sp. —m.-- caninifor- mes; m.> y 3 rectangulares como en Hapalops y cada uno con un surco perpendicular en el lado externo; m., no elíptico como en Hapa- lops sino igualmente rectangular y con su mayor. diámetro en direc- ción igualmente transversal; las muelas disminuyen gradualmente de tamaño del m.-, a 7 ; longitud del m. 7 a 7, 33 milímetros. MECALONYCHIDAE Ameghino, 1899 Abertura de la rama externa del canal alveolar colocada en el lado externo de la base de la rama ascendente. Ultima muela inferior elíp- tica o subcircular. 128. Trematherium nanum, n. sp. — Tamaño mucho menor que Tre- matherium intermixtum; ambas perforaciones de la rama externa del canal alveolar muy pequeñas, casi rudimentarias; alto de la rama ho- rizontal debajo del m. 3» 19 milímetros. 129. Pseudhapalops, n. gen. — Dentadura de igual conformación que Hapalops, pero con la perforación de la rama externa del canal alveo- lar colocada sobre el lado externo de la base de la rama ascendente. 130. Pseudhapalops observationis, n. Sp. — mM. Y 7 muy comprimi- dos de adelante hacia atrás y de lados externo e interno redondeados; m.- de mayor tamaño, elíptico, con el eje mayor oblicuo; longitud de m.7 2 7, 23 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m. >, 21 milímetros. 131. Pseudhapalops forticulus, m. sp. — Un poco más robusta que la precedente; se distingue por el m.- de contorno subelíptico y de tamaño considerablemente mayor que el m. 7; diámetro del m. 3 : an- teroposterior, 6 milímetros; transverso máximo, 9 milímetros; diá- metro del m.-,: anteroposterior, 8 milímetros; transverso, 10 milí- metros. 268 132. Pseudhapalops longitudinalis, n. sp.—Se distingue por el m. 7 elípticocomprimido y con su eje mayor dirigido de adelante hacia atrás; longitud del m. a m., 24 milímetros. Alto de la rama hori- zontal debajo del m. 7, 24 milímetros. 133. Amphihapalops, n. gen. — Dentadura de la misma conforma- ción general que en Hapalops; se distingue por la abertura externa del canal alveolar colocada sobre el lado externo de la rama ascen- dente, bastante más arriba de la base de la rama, al nivel del borde al- veolar o más arriba. 134. Amphihapalops congermanus, n. sp. —De tamaño mediano; el borde superior de la abertura de la rama externa del canal alveolar se encuentra a la misma altura del borde alveolar; longitud del m. 3 a, 21 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.3, 21 mi- límetros. 135. Amphihapalops gallaicus, n. sp. — De tamaño un poco mayor; se distingue por la abertura externa de la rama externa del canal al- veolar colocada considerablemente más arriba; su borde inferior se encuentra al nivel del borde alveolar; m. ; y de cara interna exca- vada perpendicularmente en el medio; longitud del m.-, ay, 21 milí- metros; alto de la rama horizontal debajo del m. 7, 24 milímetros. 136. Amphihapalops cadens, n. sp. — De tamaño mucho menor que las dos precedentes; se distingue por la rama horizontal de altura más uniforme y por la abertura externa del canal alveolar colocada más hacia el lado externo, un poco más arriba que en Amphihapalops con- germanus y algo más abajo que en Amphihapalops gallaicus. Su parte media se encuentra al nivel del borde alveolar; rama ascendente mucho más inclinada hacia atrás; longitud del m., a y, 19,5 milí- metros; alto de la rama horizontal debajo del o E milímetros. 137. Eugeranops circularis (*), n. gen. n. sp. — m. 7 y 3 subrrec- iangulares, redondeados en sus lados interno y externo; «m.-, elíptico y no menor que m.-; todos los dientes presentan la superficie del prisma cubierta desde la corona hasta la base por un crecido número de surcos muy angostos y profundos que dan vuelta circularmente en todo el contorno de las muelas. La apertura externa de la rama externa del canal alveolar se encuentra sobre el lado externo de la rama ascen- dente muy abajo de la base de ésta; longitud de los m.., a y, 27 milí- metros. y 138. Analcimorphus inversus, n. gen., n. Sp. —m.- muy pequeño, cilíndrico, arqueado hacia atrás, truncado horizontalmente y separado (4) El sabio había denominado a este género «Geranops» pero percatándose de que Lydek- ker había empleado ese mismo nombre (Geranopsis) para distinguir un género de aves fósiles en un catálogo que publicó por aquellos días sobre los restos de aves fósiles conser- vados en el Museo Británico, lo cambió por el de «Eugeranops». — A. J. T. 269 del m. por una barra regular; m., N 3 Y m. £ elípticos; m.- cilín- drico; dos aberturas para la perforación externa del canal alveolar, colocadas ambas en el lado externo de la base de la rama ascendente; longitud de la serie dentaria inferior, 31 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.3, 19 milímetros. 139. Xyophorus Ameghino, 1887. —-Se distingue por los m. - peque- ños y truncados más o menos horizontalmente. La abertura de la rama externa del canal alveolar está colocada sobre el lado externo de la rama ascendente cerca del borde; la sínfisis es corta y puntiaguda; los maxilares se prolongan muy poco adelante del m. |. 140. Xyophorus sulcatus, n. sp. — Tamaño doble que el de Xyopho- rus simus; m. ? a 3 rectangulares, los dos primeros con un surco per- pendicular sobre el lado externo, los dos últimos redondeados en sus lados interno y externo; m. 3 de mayor tamaño; m. , muy pequeño y elíptico; m.-7 y 3 rectangulares, con un fuerte surco perpendicular en el lado interno; m. , cilíndrico; longitud de la serie dentaria supe- rior, 5 centímetros; longitud de la serie dentaria inferior, 32 milí- metros; alto de la rama debajo del m.z , 23 milímetros. 141. Xyophorus atlanticus, n. sp. — De tamaño mayor y mucho más robusta que la especie precedente; el m.+, es igualmente pequeño y separado por una larga barra; el m. 5 es de gran tamaño, muy compri- mido de adelante hacia atrás y de gran diámetro transverso; diáme- tro anteroposterior del m.+, 5 milímetros; largo de la barra, 8 milí- metros; longitud de la serie dentaria inferior, 38 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.3, 30 milímetros. 142. Xyophorus andinus, n. sp. — Del mismo tamaño que la prece- dente, pero un poco más robusta; se distingue por-el m. de mayor tamaño y más largo de adelante hacia atrás y por el m., mucho más pequeño; diámetro anteroposterior del m.,, 8 milímetros; diámetro del m.-, 7 milímetros; longitud de la serie dentaria inferior, 40 milí- metros; alto de la rama horizontal debajo del m.>, 32 milímetros. 143. Planops longirostratus Ameghino, 1837.-——Se distingue del gé- nero precedente por la región palatina de los maxilares muy exten- dida adelante del m. *, que es elíptico y pequeño, separado del m. 2 por una barra regular; m.? a 3 elípticorrectangulares; el m.3 de ta- maño mucho mayor que los demás y el m.3 más pequeño; longitud de la parte del maxilar que se extiende adelante del m. !, 29 milíme- tros; longitud de la serie dentaria superior, 51 milímetros. 144. Planops obesus, n. sp. — Tamaño mayor y formas más robus- tas; el m. es pequeño, cilíndrico, de 6 milímetros de diámetro; los m.> y z tienen 8 milímetros de diámetro anteroposterior y 12 milí- metros de diámetro transverso. Alto de la rama debajo del m.3, 35 mi- 270 límetros. Pertenece a esta especie el fragmento de mandíbula figurado en mi obra Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Argentina, lámina XXXIX, figura 8, atribuído por error al Eucholoeops infernalis. 145. Paraplanops oblongus, n. gen., n. sp. —m.+ elíptico y trun- cado oblicuamente; m.?2 a 5 elípticoalargados, con su eje mayor trans- versal y redondeados en las caras internas y externas; series denta- rias de los m. 2 a 3 completamente paralelas; paladar del mismo ancho en toda la región interdentaria de las muelas, muy prolongado y con cinco crestas longitudinales y toda su superficie muy áspera y rugosa; longitud de los m.2 a 3, 27 milímetros; ancho del paladar entre las muelas, 9 milímetros. 146. EUCHOLOEOPS Ameghino, 1887. — Se distingue muy bien por sus caniniformes inferiores gruesos, triangulares y cortados en bisel piramidal; por el paladar igualmente triangular, angosto atrás y ancho adelante; por los intermaxilares completamente rudimentarios, como en Mylodon; y por sus maxilares, que, ni en la superficie palatina ni en los costados laterales del cráneo, se extienden más adelante de los caniniformes (m. 1). 147. Eucholoeops latirostris, n. sp. — Del tamaño de Eucholoeops ingens. Se distingue por la parte anterior del cráneo muy fuerte y ancha, por los dientes de gran tamaño, y por lo angosto del paladar en la región interdentaria de m.? a3; el paladar lleva una fuerte cresta longitudinal sobre la línea media. Diámetro anteroposterior del m.1, 11 milímetros; longitud de la barra superior, 23 milímetros; diá- metro transverso de los m.?,3y2*, 10 a 11 milímetros; longitud de los m.2a3, 53 milímetros; longitud de la serie dentaria superior, 68 milímetros; ancho del paladar entre los m. 1, 27 milímetros, entre los m. 2, 17 milímetros. 148. Eucholoeops externus, n. sp. —Se distingue por su tamaño no- tablemente menor, sus caniniformes superiores más angostos y las muelas más pequeñas; el caniniforme inferior (m., ) de gran tamaño y corona piramidal truncada oblicuamente con la cara en bisel o de- clive, dada vuelta hacia afuera; el m.? es más pequeño que m. 3; longitud de la serie dentaria superior, 60 milímetros, de la inferior 48 milímetros; longitud de la barra superior, 19 milímetros; longitud del cráneo desde la parte anterior de los maxilares hasta la parte pos- terior de los cóndilos occipitales, 148 milímetros. 149. Eucholoeops fronto, n. sp.-— De tamaño bastante menor que la precedente; se distingue fácilmente por los m. muy pequeños, el paladar plano, la región sinfisaria adelante de los m. ; mucho más corta y por el m.7 inclinado adelante y no afuera, y con la cara oblicua vuelta igualmente hacia adelante y no hacia afuera como sucede en 271 la especie anterior; la rama ascendente es más inclinada hacia atrás; longitud de la serie dentaria superior, 57 milímetros; de la inferior 42 milímetros; largo de la parte sinfisaria adelante del m.7, 19 mi- límetros. 150. Eucholoeops littoralis, n. sp. — Tamaño igual que el de la especie precedente, pero de formas mucho más robustas; se distingue por la rama mandibular muy baja y sumamente gruesa, el caniniforme (m.7) relativamente pequeño e inclinado adelante; parte sinfisaria adelante del m.7 sin la gran escotadura de las otras especies o apenas indicada, mucho más ancha, más deprimida y no tan puntiaguda; lon- gitud de la serie dentaria inferior, 46 milímetros; diámetro transverso de la parte sinfisaria, inmediatamente adelante del m.7, 34 milíme- tros; largo de la parte sinfisaria adelante del m.,, 28 milímetros; alto de la rama debajo del m.z , 27 milímetros; grueso máximo de la rama horizontal, 20 milímetros. 151. Eucholoeops schizognathus, n. sp. — Misma talla que la pre- cedente pero no tan robusta y con las ramas horizontales elevadas como en las otras especies; se distingue por el m.>+ pequeño y elíp- tico, en vez de triangular, y por la sínfisis de la misma forma general que en la especie anterior, pero menos acentuada y hendida en su parte anterior sobre la línea media; diámetro anteroposterior del m. 7, 5,5 milímetros; longitud de la parte sinfisaria adelante del m. 7, 22 mi- límetros; alto de la rama mandibular debajo del m.>, 29 milímetros. 152. Pelecyodon cristatus, n. gen., n. sp. —m. * muy comprimido lateralmente, plano en su lado interno, convexo en el externo y gas- tado un poco oblicuamente, separado del m. ? por un corto diastema; m.? subcircular, un poco comprimido adelante, elípticorrectangular o subelíptico; paladar convexo y que se ensancha gradualmente ade- lante; las cuatro muelas inferiores en serie continua, m. + elíptico prolongado e implantado oblicuamente, m.> y 3 elípticotransversales, y m. cilíndrico; sínfisis muy corta y elevada hacia arriba; una fuerte y larga cresta sagital que se extiende hasta en el centro de los fron- tales; diámetro del m. 1: anteroposterior, 8,5 milímetros; transverso, 4 milímetros; longitud de la serie dentaria superior, 38 milímetros; de la inferior, 29; longitud del cráneo, 11 centímetros; altura de la rama horizontal debajo del m.3, 22 milímetros. 153. Pelecyodon robustus, n. sp. — Del mismo tamaño que la espe- cie precedente, pero mucho más fuerte y con las ramas mandibulares también más gruesas; longitud de los cuatro dientes inferiores, 29,5 milímetros; grueso de la rama mandibular debajo del m.>, 20 mi- límetros. 154. Pelecyodon arcuatus, n. sp. —Se distingue por el m.7 un poco más pequeño, con su 'eje mayor longitudinal y un poco separado del 272 m.>; la rama mandibular es más arqueada abajo; longitud de las cuatro muelas inferiores, 32 milímetros; alto de la rama horizontal debajo del m.3, 23 milímetros. 155. Pelecyodon petraeus, n. sp. —Se distingue por el diastema que separa m.! y 2 un poco mayor, por el m. ?* un poco inclinado hacia atrás y comprimido en su parte anterior y por el m. 3 mucho mayor que el m. +, más comprimido de adelante hacia atrás y de gran diá- metro transverso; longitud de la serie dentaria superior, 37 milíme- tros; diámetro del m.3 anteroposterior, 5 milímetros; transverso, 10 mi- límetros. 156. Pelecyodon maximus, n. sp. — De tamaño mucho más consi- derable que las especies precedentes; diámetro del m. 3 anteroposte- rior, 7,5 milímetros; transverso, 11,5. 157. Metopotherium splendens, n. gen., n. sp. —Se distingue del género precedente por el m. | elíptico, más pequeño y truncado obli- cuamente y el m. ? de gran tamaño y casi cilíndrico; el paladar es angosto atrás y ancho adelante; cresta sagital más corta y frente plana y ancha; longitud de la serie dentaria superior 39 milímetros; ancho del paladar entre los m.*?, 7,5 milímetros; entre los m.1, 17 milí- metros; longitud del cráneo, 119 milímetros. SCELIDOTHERIDAE Ameghino, 1889 Abertura de la rama externa del canal alveolar sobre el lado ex- terno de la rama ascendente; parte palatina de los maxilares muy pro- longada adelante de m.! ; muelas intermedias implantadas oblicua- mente; última muela inferior grande y bilobada. 158. Nematherium longirostro, n. sp. — Más pequeño que Nema- theriam angulatum; cráneo muy largo y angosto, de forma semicilín- drica; paladar que se ensancha gradualmente de atrás hacia adelante y muy prolongado adelante del m.1 ; los cinco dientes superiores en serie continua; el m. | elíptico y un poco gastado en declive; los cua- tro siguientes subprismáticos triangulares, parecidos a los de Scelido- therium; paladar muy convexo en su mitad posterior; longitud de la serie dentaria superior, 42 milímetros; ancho del paladar entre los m.* , 6 milímetros; entre m.1, 16 milímetros; longitud del cráneo desde la parte anterior del m.!1 hasta la posterior de los cóndilos occi- pitales, 143 milímetros. 159. Lymodon auca, n. gen., n. sp. — Presenta una mezcla de carac- teres de los géneros Mylodon y Scelidotherium; m.- subprismático- triangular, casi elíptico, más ancho adelante y angosto atrás; m. 3 subelíptico con su eje mayor oblicuotransversal; m.z elípticorrectan- gular, de mayor tamaño, comprimido de adelante hacia atrás y de gran diámetro transversoblicuo; m.-, bilobado como en Scelidotherium y 213 Mylodon; los cuatro dientes separados por diastemas regulares; lon- gitud de la serie dentaria inferior, 55 milímetros. 160. Lymodon perfectus, n. sp. — Del tamaño de la precedente. Se distingue por la columna y surco perpendicular externo del m. mucho más pronunciado y por el surco interno más profundo; el m. 3 es mucho menos comprimido, menos rectangular y anguloso y con sus cuatro caras profundamente excavadas en sentido perpendicular, pa- recido a la misma muela de Mylodon, presentando así cuatro surcos y cuatro aristas perpendiculares bien marcadas. 161. Analcitherium antarcticum, n. gen., n. sp. — Cráneo de con- formación parecida a Nematherium, pero mucho más ancho atrás; en cada lado todos los dientes en serie continua; m.! y 2 elípticocompri- midos y con su eje mayor longitudinal; m.? a 5 subprismáticos, trian- gulares, de ángulos redondeados y que disminuyen de tamaño del ante- rior al posterior; parte palatina del maxilar muy prolongada adelante del m. 1; longitud de la serie dentaria superior, 39 milímetros; ancho del paladar entre m.3 , 9,5 milímetros; entre los.m.* , 13,5 milíme- tros; longitud del cráneo desde el borde superior del occipital hasta la punta de los nasales, 15 centímetros. 162. Ammotherium profundatum, n. gen., n. sp. —m., y ¿de sec- ción oval, más anchos adelante, más angostos atrás y un peco oblicuos, con la mitad anterior de la corona gastada horizontalmente y la poste- rior en declive profundo hacia atrás y hacia abajo, declive que forma una cavidad o escotadura que penetra hacia adelante en forma de U; m. €líptico alargado, implantado oblicuamente y con la corona ga2- tada del mismo modo que los precedentes; m. de gran tamaño y bito- bado con la corona gastada horizontalmente. Los cuatro dientes en seris continua; parte anterior de la mandíbula adelante de las muelas muy prolongada y hendida en la punta. Longitud de las cuatro muelas infe- riores, 44 milímetros; largo de la parte anterior que se extiende ade- lante de las muelas, 52 milímetros; alto de la rama horizontal debajo de m. ,, 30 milímetros. 163. Prepotheriam Ameghino, Junio 1891. — La colocación de este género es completamente incierta; las muelas están construídas sobre el mismo tipo de las de los Orthotheridae y Megalonychidae, mientras que el astrágalo es completamente distinto y parecido al del Scelido- therium. 164. Prepotherium potens, n. sp. — Es de tamaño notablemente ma- yor que el Prepotherium Filholi y comparable al del Scelidotherium leptocephalum; el m.5 es de cara posterior profundamente excavada perpendicularmente; diámetro del*m.? : anteroposterior, 9 milímetros; transverso 16,5 milímetros; diámetro del m.5 : anteroposterior, 6,5 mi- límetros; transverso, 12 milímetros. AMEGHINO — V. X 18 274 GLYPTODONTIA Ameghino, 1889. PROPALAEHOPLOPHORIDAE Ameghino, Junio 1891. 165. Propalaehoplophorus minus, n. sp. — Tamaño notablemente me- nor que el Propalaehoplophorus incisivus; parte sinfisaria más angosta y prolongada; muelas más comprimidas y de conformación más grácil; longitud de las ocho muelas inferiores, 89 milímetros; alto de la rama horizontal debajo de la cuarta muela, 30 milímetros; debajo de la parte posterior de la sexta, 33 milímetros. E 166. Cochlops muricatus Ameghino, 1889.-— La rama horizontal de la mandíbula inferior, delante de la rama ascendente, sobre su lado externo, es deprimida en su mitad superior, pero sin presentar fosa correspondiente a la punta de la apófisis descendente del maxilar; la primera muela inferior es muy comprimida lateralmente. Longitud del cráneo, 164 milímetros; longitud de la serie dentaria inferior, 10 cen- tímetros; alto de la rama debajo de la sexta muela, 41 milímetros. 167. Cochlops debilis, n. sp. —Se distingue por su tamaño menor y su forma más grácil; la parte anterior de la sínfisis muestra pequeños alvéolos de incisivos rudimentarios; longitud de la serie dentaria in- ferior, 91 milímetros. 168. Eucinepeltus petesatus, n. gen., n. sp. — Tamaño considerable; el tamaño de las muelas inferiores aumenta desde la primera a la quinta; primera y segunda inferiores, un poco elípticas, convexas en su lado interno y con una gran escotadura y surco perpendicular corres- pondiente sobre el externo; tercera muela inferior bilobada en sus lados interno y externo, con el lóbulo interno anterior mucho más pequeño que el posterior; cuarta muela inferior bilobada en su lado interno con el lóbulo anterior mucho más pequeño que el posterior y trilobado de un modo imperfecto en el externo; las demas muelas tri- lobadas en sus dos lados. Escudo cefálico formado por nueve piezas de gran tamaño, dispuestas en tres filas; la anterior de dos placas, la segunda de tres y la tercera de cuatro. Longitud del cráneo desde los cóndilos occipitales hasta la punta del intermaxilar, 18 centímetros; longitud de la serie dentaria inferior, 115 milímetros; altura de la rama horizental debajo de la sexta muela, 41 milímetros. PELTATELOIDEA Ameghino, 1889. STEGCOTHERIDAE Ameghino, 1889 169. Peltephilus Ameghino, 1887. — La coraza estaba formada por placas imbricadas o simplemente yuxtapuestas en toda su extensión; ” el cráneo es muy fuerte y robusto, corto y ancho, con grandes crestas occipital y sagital; frente deprimida; el paladar es ancho, redondeado adelante, más ancho en el medio y un poco más angosto atrás; los pa- 275 latinos y pterigoides prolongan la bóveda del paladar hacia atrás de una manera notable, mucho más allá de las muelas, dándole un as- pecto reptílido particular. Las muelas son en número de siete en cada lado, estando todas en serie continua, hasta la misma parte anterior, donde el primer par implantado en el intermaxilar se toca sobre la línea media: representan verdaderos incisivos cortados en bisel. Todas las muelas están gastadas en declive oblicuo hacia atrás y su tamaño disminuye gradualmente hasta la última, que es muy pequeña, casi rudimentaria; estos dientes son de contorno subprismático triangular y un poco comprimidos lateralmente. 170. Peltephilus ferox, n. sp. — De tamaño menor que Peltephilus strepens, pero considerablemente más grande que Peltephilus pumi- lus; los dientes anteriores del cráneo son muy desarrollados y la últi- ma muela es pequeña y cilíndrica. Longitud del cráneo, desde la cresta occipital hasta la punta de los nasales, 11 centímetros; longitud de la serie dentaria superior, en línea recta, 39 milímetros; longitud del . paladar sobre la línea media, 5 centímetros. DASYPODA Ameghino, 1887. DAsYPODIDAE 171. Proeutatus, n. gen. — Muelas _., las anteriores muy comprimi- das lateralmente; rama mandibular mucho más recta que en Eutatus. Tipo del género: Eutatus oenophorus. 172. Prozaedyus, n. gen. — Conformación de la coraza parecida al Zaedyus actual, pero con 10 dientes inferiores en cada lado, como en Dasypus; el cráneo presenta grandes diferencias, tanto comparado con Dasypus como con Zaedyus. Forman parte de este género las especies eocenas que había incluído en Zaedyus: Zaedyus proximus, Zaedyus exilis y Zaedyus minimus. ÍNCERTAE SEDIS Me es por el momento imposible determinar la posición del si- guiente género: 173. Anantiosodon rarus, n. gen., n. sp. — Representado por un trozo de rama mandibular izquierda con parte de la sínfisis. La rama horizontal es delgada y con su borde inferior invertido hacia adentro en toda su longitud; la sínfisis es ancha y redondeada. Sobre la rama horizontal no hay más que cuatro dientes comprimidos y con un diá- metro mayor un poco oblicuo, de estructura aparentemente igual a la de los Dasypoda. Todo el trozo, en su conjunto, es fuertemente ar- queado. Longitud del espacio ocupado por los cuatro dientes, 18 milí- metros; alto de la rama debajo de los dientes, 10 milímetros. PD ”* LXMVIII LAS ANTIGUAS CONEXIONES DEL CONTINENTE SUDAMERICANO Y LA FAUNA EOCENA ARGENTINA LAS ANTIGUAS CONEXIONES DEL CONTINENTE SUDAMERICANO Y LA FAUNA EOCENA ARGENTINA En una carta del señor Ameghino, fecha 15 de Febrero, en contes- tación al doctor Jhering, leemos los párrafos que siguen, referentes a las antiguas conexiones del Continente Sudamericano y a la fauna eocena argentina: 3 «Nuestra opinión no dista tanto como podría creerse. Veo que la única discrepancia aparece sobre la probable unión de ambas Améri- cas durante la época cretácea, mas no dudo que una vez que se dé us- ted cuenta de las razones que me han conducido a admitirla, concluirá comó yo por reconocer que la unión entre ambas Américas en una época anterior a la base del terciario, es una necesidad sin la cual no es posible explicar la relación que existe entre las faunas terrestres de la base dei terciario en una y otra América. «Esas relaciones se establecen por la presencia de enteros grupos comunes a ambas regiones, tales como los Plagiaulacidios en los mar- supiales, los Amblípodos entre los ungulados y los Creodontes entre los carnívoros, así como también la gran abundancia de restos de Dino- saurios en el terreno cretáceo de la República Argentina. «La comunicación que existió entre ambas Américas en época ante- rior a la terciaria, se interrumpió probablemente antes del principio del eoceno y las faunas evolucionaron luego por separado hasta la época de la fauna oligocena del Paraná; entonces volvió a surgir el puente que antes las uniera, volviéndose a poner en comunicaciór, mezclándose cada vez más las faunas de ambas regiones. «Siento que usted no haya recibido todavía mi obra sobre los ma- míferos fósiles de la República Argentina, en la cual, aunque de una manera rápida, hago un paralelo entre las faunas terciarias sudameri- canas y las de los otros continentes. . .. == ” Ñ hos e . LXIX DETERMINACIÓN DE ALGUNOS JALONES PARA LA RESTAURACIÓN DE LAS ANTIGUAS CONEXIONES DEL CONTINENTE SUDAMERICANO DETERMINACIÓN DE ALGUNOS JALONES PARA LA RESTAURACIÓN DE LAS ANTIGUAS CONEXIONES “DEL CONTINENTE SUDAMERICANO La Plata, Junio de 1891. Señor doctor H. V. Jhering. Mi muy distinguido colega: He recibido los folletos de Marsh, sobre mamíferos cretáceos, que usted ha tenido la amabilidad de enviarme. Esos descubrimientos no alteran en nada mis deducciones anteriores, pues los géneros por él descriptos que no poseen muelas multituberculares, tampoco o parte de los marsupiales diprotodontes. He leído también con profundo interés su estudio sobre la distri- bución de los moluscos de agua dulce. Hay un cúmulo de hechos que coinciden y se explican perfectamente con su teoría, y sin embargo no puedo convencerme de que no haya habido comunicación terrestre en- tre ambas Américas, sea en el principio mismo de la época terciaria, sea al fin de la época secundaria. Debo, con todo, confesarle'inge- nuamente que esta es una cuestión profunda, para cuyo estudio no es- taba preparado, sobre todo, desde el punto de vista general y de las múltiples fases en que usted la trata, pues sólo me ocupé de ella in- cidentalmente al examinar la curiosa distribución geográfica de los Plagiaulacidios, sin el menor propósito de extender tales inyestiga- ciones. Pero me felicito de que algunas de mis observaciones se hayan encontrado en contradicción con los resultados que proporciona el es- tudio de la fauna de agua dulce por usted puestos en evidencia con tanta habilidad y saber, porque así habrá que buscar la causa de esa discrepancia sin alterar los hechos, en uno y otro caso irrefutables. La cuestión es, en realidad, sumamente compleja y sólo me pro- pongo por ahora sentar algunos puntos de partida y poner de relieve hechos que puedan luego ligarse entre sí y conducirnos paulatinamente a la verdadera explicación, que para mí ya la ha dado usted, con ex- cepción de lo que se refiere a las comunicaciones entre ambas Amé- ricas. 286 Por lo pronto, diré a usted que no creo imposible la existencia du- rante un cierto tiempo de la época terciaria, de un puente que por al- gún lado uniera Sud América a Europa o Africa. Precisamente me he ocupado de la cuestión hace una decena de años, cuando mis conoci- mientos eran sin duda bastante limitados, llegando a la conclusión de que la zoología, la botánica, la paleontogía y la geología autorizan la creencia de la existencia de tierras durante la época terciaria que unían América a Europa y Africa (AMEGHINO, La antigiiedad del hombre en el Plata, tomo l, páginas 165 a 203, año 1880). Parece que la existencia de este puente podría fijarse a mediados de la época cligocena, pues entonces es cuando aparecen en Europa, conjuntamente con los Didel- phyidae, los géneros Theridomys y Archaeomys, seguidos luego hasta el principio del mioceno por los géneros Omegodus, Issiodoromys, Pro- techimys, Trechomys, Nesokerodon, Hyxtrix, etc., tipos todos ellos cuyo primer origen es exclusivamente sudamericano. Nesokerodon e Issiodo- romys son muy próximos aliados del género eoceno argentino Eocardia y forman parte del mismo grupo (Eocardidae). Los demás géneros mencionados se distribuyen en las familias sudamericanas de los Hys- tricidae (Cercolabidae), Eriomyidae y Echinomyidae. El tronco común de todos los roedores histricomorfos del viejo mundo se encuentra en los Echinomyidae y los Hystricidae eocenos de la República Argentina. Todos estos grupos no tienen representantes en Norte América hasta el mioceno superior o el plioceno. Al mismo tiempo que llegaban a Eu- ropa estos representantes de la fauna sudamericana, penetraban en Sud América los carnívoros úrsidos (Arctotherium) y subúrsidos (Cyo- nasua), grupos que ya tenían representantes en Europa, mas no en Norte América. Por último, si la última novedad que acaba de anun- ciar el señor Boule: la probable existencia de Toxodontes en el ter- ciario de Francia, se confirma, tratándose de un grupo tan especial para Sud América, como lo es el mencionado, la existencia de una conexión directa con el viejo mundo quedará puesta fuera de toda duda. Pero es preciso reconocer que esta comunicación fué de corta dura- ción o dificultosa e incompleta; que no alcanzó a tener la importancia de la que se estableció entre ambas Américas durante el plioceno y de la que debe haber existido en la base misma del eoceno o al fin del cretáceo. En efecto: según nuestros conocimientos actuales, las fau- nas terrestres de Sud América, a partir de la época cretácea hasta nues- tros días, siempre y en cualquier momento que se consideren, pre- sentan un mayor parecido con las: faunas sincrónicas de Norte Amé- rica que con las de ninguna otra región de la tierra. Á su vez, las fau- nas que se han sucedido en Europa durante el mismo espacio de tiem- po, presentan siempre mayor parecido con las de Norte América que 287 con las de Sud América. Las faunas que en las mismas épocas se su- cedieron en Norte América, presentan siempre una doble rejación, con Europa y con Sud América, pero la analogía predominante es con las faunas euroasiáticas, como si las relaciones de Norte América con el que denominamos «viejo mundo» hubieran sido más frecuentes y más duraderas que las que tuvo con Sud América. Los numerosos dinosaurios que se encuentran en el cretáceo superior de la República Argentina, son todos animales terrestres, algunos ver- daderamente gigantescos, como los que en la misma época vivían en América del Norte, de los cuales son probablemente próximos parien- tes y que sólo pudieron pasar de una a otra región por medio de un puente muy seguro. En mi anterior decíale que, según nuestros conocimientos, los des- dentados penetraron en Norte América durante el oligoceno; debo rec- tificar esta afirmación que estaba basada sobre el género Moropus Marsh, que ahora resulta ser también un Chalicotheridae; de manera que en vez de indicar una relación con Sud América, la indica, por el contrario, con Europa. La primera aparición de los desdentados en Norte América se efectúa recién durante el mioceno superior, en que aparecen allí los Giyptodontidae (Caryoderma) Cope, seguidos luego en el principio del plioceno por los Megalonychidae, los Megatheri- dae, etc. Es cierto que los roedores sudamericanos del suborden de los Hys- tricomorpha, que dan un carácter tan especial a la fauna de este con- tinente, no son muy viejos en Norte América, mientras que en Europa algunos aparecen ya en el oligoceno; pero en Sud América se en- cuentran con sus caracteres actuales desde la base misma del eoceno, como sucede con los desdentados. Si durante la época oligocena hubo una comunicación directa con el viejo mundo, todas las pro- babilidades están en favor de que ese grupo emigró de Sud América a Europa. Respecto a la configuración que ambas Américas tenían a fines de la época secundaria y principio de la terciaria, hasta ahora no podemos hacer más que suposiciones más o menos fundadas, pero no incontro- vertibles, pues los datos que poseemos son todavía muy escasos. Así, en el día, todo lo que puede avanzarse sobre la configuración de Norte América durante la época de la formación larámica es que estaba ella dividida en dos partes de caracteres muy distintos, una oriental y otra occidental. La región oriental se exendía al Este de lo que hay son los Montes Rocallosos; era una región que contenía inmensos lagos de agua dulce o salobre, algunos en comunicación más o menos directa con el océano, y en el fondo de los cuales se depositó la formación lará- 288 mica. La región occidental, que se extendía al Oeste de la precedente, era un vasto continente cuyos límites occidentales no están determina- dos, y mucho menos puede precisarse por ahora hasta donde se ex- tendía por el Sur. Lo que hay de importante, ello es que la formación larámica de Nor- te América, caracterizada sobre todo por el inmenso desarrollo que du- rante ella alcanzaron los Dinosaurios (terrestres), tiene su equiva- lente en Sud América en las areniscas rojas de la parte superior de la formación guaranítica de D'Orbigny, conteniendo los mismos grandes Dinosaurios; y en todas partes, allí donde he podido examinarla o de donde he podido obtener fósiles (Patagonia central, río Negro, río Neu- quén, Corrientes, Paraguay), se trata de formaciones terrestres o sub- aéreas que sin duda formaban parte de un vasto continente. Las formaciones más antiguas, cretáceas y jurásicas, son efectiva- mente marinas, y ya de un horizonte, ya de otro, se extienden desde un extremo a otro de Sud América; pero hay que tener en cuenta que esas grandes formaciones marinas indican la proximidad de la tierra firme, pues es sabido que en las profundidades del océano y a grandes dis- tancias de las costas, no se forman depósitos de sedimento, o, si se forman, son insignificantes. Otra idea, sin duda errónea, y que removida también puede cambiar algo los términos del problema, es la que se refiere a la edad de los Andes, cuyo surgimiento se considera generalmente como muy re- ciente, siendo la verdad que esa barrera existe desde la época secun- daria, si bien no hay duda de que haya adquirido su mayor elevación durante la terciaria. La remota existencia de esta barrera da una ex- plicación de la rara distribución de algunos grupos de mamíferos suda- mericanos; y precisamente hay en ello un hecho que puede ponerse en paralelo con el que usted menciona en la distribución de los motus- cos: la ausencia del género Anodonta en Chile. Este hecho equivale a la completa ausencia, en el territorio chileno, de representantes de des- dentados acorazados (Dasypus, Tatusia, Clamydophorus, etc.,) que es precisamente el grupo de mamíferos más característico de Sud Amé- rica. Tampoco se encuentran allí en estado fósil, ni este grupo, ni el de sus próximos parientes los Gliptodontes, mientras que, tanto al oriente como al occidente de los Andes se encuentran numerosos restos fósiles de Mastodonte; sin duda a este pesado proboscidio “le era tan difícil atravesar las cordilleras como a los Gliptodontes y Dasipódidos, pero invadió Sud América en época relativamente moderna, cuando ya exis- tía esa barrera, bajando de Norte a Sur, y sus representantes se divi- dieron al entrar en este continente, descendiendo unos por las faldas orientales, y otros por las faldas occidentales de los Andes. 289 No sucede lo mismo con los Dasipódidos y los Gliptodontes; unos y otros son ciertamente de origen sudamericano, pero de las comarcas situadas al oriente de las cordilleras; los encontramos más allá del eoceno en el horizonte pehuenche, equivalente al larámico, y no rasa- ron a Chile, porque desde entonces había una barrera que les cerraba el paso. El Atlántico y-el Pacífico están separados por la interposición de tierras desde épocas geológicas remotísimas; una tierra larga y angosta en dirección de Norte a Sur existía en la región andina chilenoargentina a partir de la época cretácea. Conocemos los depósitos cretáceos al Este y al Oeste de los Andes, pero bastante alejados del eje de la cor- dillera. Todas las formaciones marinas que se suceden a partir del cre- táceo hasta la época actual, tanto al Este como al Oeste, están dis- puestas en forma de fajas largas y angostas dirigidas constantemente de Norte a Sur y tanto más distantes del eje de los Andes cuanto sor de época más moderna. Es evidente que todas son formaciones costa- neras. Esta tierra que durante la época cretácea separaba ambos océa- nos, no sabemos hasta dónde se extendía por el Sur, aunque sí sabe- mos que comprendía ya el territorio de Magallanes, y nada, por ahora, nos permite asegurar que por el Norte no se extendiera hasta el macizo central de Colombia o más allá. Ahora vuelvo a la distribución de los mamíferos. En mi anterior de- cíale que ambas Américas se pusieron en comunicación durante el oli- goceno, fundado en la existencia de desdentados que probablemente son de esa época en Norte América (Moropus Marsh). Resulta ahora que son Chalicotheridae y que, de consiguiente, falla el fundamento de la suposición. En el oligoceno del Paraná también existen dos un- gulados, que creí, a uno (Hipphaplus) próximo de los caballos y al otro (Ribodon) cercano de los tapires; pero ahora con el conocimiento más completo que poseo de los caracteres que distinguen a los ungulados originarios de Sud América, me parece que esas vistas ya no pueden sostenerse sin un material más completo. El Hipphaplus puede ser un pariente de los caballos, pero muy lejano, y quizá Litopterno, lo que lo separaría por completo de los ungulados europeos y norteame- ricanos, para encontrar colocación entre los originarios de Sud Amé- rica; el Ribodon, conocido tan sólo por muelas sueltas, puede tener afinidades completamente distintas de las que le supuse. Eliminados estos tipos conocidos imperfectamente todavía, llego entonces a resul- tados que por un lado ya se aproximan a sus ideas, pues resulta que recién a partir de la última parte de la época miocena comprobamos un entrecruzamiento de faunas que ponen fuera de toda duda la comu- nicación entre ambas Américas. Durante el resto de la época miocena, durante toda la época oligocena y durante la eocena, la fauna sud- AMEGHINO — V. X 19 290 mericana permanece completamente aislada, evolucionando por sepa- rado y sin cambiar ninguna forma con Norte América, demostrando que en la larga duración de esas épocas no existieron comunicaciones entre el Sur y el Norte, y aquí también me encuentro en su misma corriente de ideas. En la base del eoceno de la República Argentina existe una fauna de mamíferos asombrosamente rica en géneros y especies; en ella en- contramos ya los antecesores de todos los grupos que creíamos tan singulares y característicos de Sud América, y se nos presentan desde entonces con el mismo aspecto y caracteres distintivos con que los co- nocemos en épocas más modernas. Al lado de estos grupos tan singu- lares, encontramos otros que en la misma época tenían representantes en Europa y Norte América; pero, en su conjunto, la fauna eocena ar- gentina presenta un parecido más notable con la fauna eocena norte- americana que no con la europea. Es indudable que durante la base misma del eoceno o en una época anterior existió un intercambio de mamíferos entre el Sur y el Norte, y que en vista de las notables dife- rencias que existen entre las faunas mastológicas eocenas de Europa y Sud América, el intercambio parece haberse efectuado directamente entre Sud y Norte América. Como le manifesté al empezar esta, me limito a determinar hechos que sirvan de jalones. Mis numerosas ocupaciones no me permiten relacionarlos con otros hechos de carácter más general, y no me es dado juzgar de su valor sino dentro del restringido límite de mis inves- tigaciones. A usted, que se ha ocupado de la cuestión desde un punto de vista general, abarcando varios grupos y las relaciones de las dis- tintas masas continentales, le será fácil asignar a estos hechos su valor y lugar. Quedo, por lo demás, siempre a su disposición ¡para aclarar las dudas que pudieran ocurrírsele al leer estas líneas, trazadas apresura- damente y quizá con no mucha claridad, dispuesto a ampliarlas en lo que sea necesario. LXX BURMEISTER: «ADICIONES AL EXAMEN CRÍTICO DE LOS MAMÍFEROS FÓSILES TRATADOS EN EL «EXAMEN CRÍTICO DE LOS MAMÍFEROS Y REPTILES FÓSILES, ETC.», POR A. BRAVARD. e im) - » S - 1 . > . e , . , eS 1 4 4 y Ñ - S 7 . , . BURMEISTER: « ADICIONES AL EXAMEN CRÍTICO DE LOS MAMÍ- FEROS FÓSILES TRATADOS EN EL «EXAMEN CRÍTICO DE LOS MAMÍFEROS Y REPTILES FÓSILES, ETC.», POR A. BRAVARD. La entrega XVII, quinta del tomo III de los «Anales del Museo Na- cional de Buenos Aires», contiene dos estudios del doctor Burmeister, Director del Museo Público. Titúlase el primero «El Océano» (páginas 329 a 374), traducción de un trabajo del mismo autor publicado en alemán en 1853, aumentado con algunas nuevas observaciones. Es una descripción de cómo apa- rece el océano a los ojos del viajero, acompañada de un gran mapa en el que están trazados los itinerarios de los vapores y buques de vela en que Burmeister ha realizado los tres o cuatro viajes de América a Europa y viceversa, durante su larga vida. Es de muy mediocre im- portancia y no entra en el programa de nuestra revista, lo cual nos dispensa de examinarlo más detalladamente. El segundo, que ocupa las páginas 375 a 400, tiene por título «Adi- ciones al examen de los mamíferos fósiles tratados en el artículo IV, anterior». La lectura de este trabajo nos ha causado penosa impresión; pare- cería que su autor se afanara en obscurecer su gloriosa tradición cien- tífica, y, duélenos decirlo, pero es la verdad: desde hace varios años, cada nuevo estudio que publica desmerece del que lo ha precedido. Encastillado en sus obras en verdad monumentales, no quiere parar la atención en los trabajos ajenos, creyendo imponerse con su autoridad. Grave error: no hay más autoridad que la de los hechos, y vamos a de- mostrárselo, probándole que casi todo lo que contiene ese artículo como nuevo, o ya es conocido o es completamente erróneo. Verdad es que a continuación del título hay una llamada que dice que ese estudio había sido preparado para su publicación en el año 1888, y que luego su autor lo suspendió para ocuparse de otros tra- bajos, hasta Abril de 1891. Pero cuando se publica un trabajo de esta índole tres años después de estar escrito, el autor debe antes ponerse 294 al corriente de los nuevos. descubrimientos, y si eso no es posible más vale no publicarlo, porque los errores no se justifican con decir que habían sido preparados tres años antes. La bibliografía no toma en cuenta otra fecha que la de la aparición. A continuación del título también se lee entre paréntesis, «con la lámina adjunta, plancha Vil», cuya explicación da al final, mas no la lámina, que según reza una advertencia impresa en el dorso de la tapa, aún no está concluída y aparecerá conjuntamente con la próxima entrega, circunstancia que dificulta un poco la fácil comprensión del texto. En este examen vamos a seguir en el mismo orden los distintos tí- tulos del trabajo, empezando por el Eutemnodus americanus. — Declara el doctor Burmeister que el eminente paleontólogo R. Lydekker le ha comunicado en carta particu- lar que ha podido comprobar que el género Eutemnodus de Bravard es sinónimo de Hyaenodon, persuadiéndose ahora, por tal comunicación, que realmente no se trata de un felino como antes lo había creído, sino de un Hyaenodon, cuyo nombre específico cambia ahora en sudameri- canus, porque dice existen ya otras especies bien distintas de Norte América! Debemos hacer presente que, fundándonos en la descripción y dibu- jos de Burmeister, ya desde el año 1886 tenemos declarado que nos pa- recía imposible que esos objetos provinieran realmente del género Eutemnodus de Pomel y Bravard. Fundándonos en esas considera- ciones dimos a los restos figurados por Burmeister el nombre de Apera sanguinaria. En 1889, en el principio de nuestra obra sobre los fósiles argentinos (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 340), decíamos que Lydekker había podido comprobar que el Eutemnodus de Bravard era sinónimo de Hyaenodon, noticia que da ahora Burmeister como una novedad. Agre- : gábamos, fundándonos en el examen de las figuras publicadas, que nos parecía dudoso que se tratara de un felino. Antes de concluir la redacción de esa obra, recibíamos del Paraná piezas originales que describimos en el apéndice, página 916, asegurando entonces de una manera positiva que no se trataba de un felino, según lo pretendía Burmeister, sino de un carnívoro del grupo de los Creodonta, pero genéricamente distinto de Hyaenodon. Ahora el doctor Burmeister no hace más que embrollar la sinonimia, ocupándose de este animal bajo el título de Eutemnodus, identificán- dolo luego con el Hyaenodon y cambiando su nombre específico sin tomar para nada en cuenta lo que al respecto se ha publicado; por lo demás, tan equivocado está el autor ahora, cuando cree que esos restos 295 son de un Hyaenodon, como antes al pretender que eran de un felino. Los nuevos materiales que tenemos a la vista y describiremos en opor- tunidad nos confirman en nuestra opinión de que se trata de un género completamente distinto. En la llamada adjunta damos la sinonimia según estas nuevas publicaciones, para que los paleontólogos no se pierdan en el dédalo de denominaciones introducidas en la ciencia sii ninguna necesidad que las justifique (1). Felis propampina. — Designa así al animal al cual perteneció una mitad posterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior de un carnívoro, pieza sin dientes pero con los cinco últimos alvéolos de tamaño igual entre sí, que el autor cree que es un representante del género Felis, aunque en una llamada dice que es posible haya perte- necido al género Nimravus. El tamaño igual de los alvéolos no con- cuerda con la parte correspondiente de los felinos, sino más bien con la de los carnívoros creodontes. Por otra parte, las proporciones que le asigna, son las mismas que las que presenta el fragmento de man- díbula inferior que describimos en la entrega anterior bajo el nombre de Achlysictis, con el cual lo identificamos hasta prueba en contrario. Oligobunis argentina. — Con este nombre describe la parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior de un carnívoro, que contiene el incisivo externo, el canino y tres premolares. En la explica- ción de la lámina, la misma pieza está indicada bajo el nombre de Oligodens argentinus. El autor compara este objeto con el género Oli- gobunis de Cope, aunque ambos animales no tienen otro parecido que el de ser carnívoros. El Oligobunis es un Canidae, mientras que la especie que describe Burmeister proviene evidentemente de un animal cercano de Procyon y Nasua. Los caracteres concuerdan exactamente con los del género Cyonasua; y aunque todavía no ha publicado la fi- gura, nos basta su descripción para no titubear un instante en reconocer que son sinónimos. Compárese la figura de la mandíbula de Cyonasua argentina Ameghino (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, lámina XXXIX, figura 18) con la del Oligobunis en la obra de Cope: «The vertebrata of the Tertiary Formations of the West», lámina LXIX, figura 1, y se verá inmedia- (1) Apera sanguinaria Ameghino: «Boletín de la Academia Nacional de Ciencias», tomo IX, página 11, año 1886. — Idem: Contribución al conocimiento de las mamíferos fósiles de la República Argentina, páginas 340 y 913, lámina I, figuras 27 y 28, lámi- na LXXVII, «figuras 1, 2 y 3, año 1889. ; ? Eutemnodus americanus Bravard: Monografía de los terrenos, etc., página 16, 1858. — H. GErvAIs y AMECHINO: Los mamíferos fósiles de la América Meridional, página 97, año 1880. — BURMEISTER: «Anales del Museo Nacional de Buenos Aires», entrega XIV, página 97, 1885. — Idem: entrega XVII, tomo III, página 375, 1891. Hyaenodon sudamericanus BURMEISTER: «Anales del Museo Nacional», tomo III, en- trega XVII, página 375, 1891. 296 tamente que se trata de dos animales completamente distintos. Oligo- bunis argentina Burmeister es sinónimo de Cyonasua argentina Ame- ghino (2). Didelphys curvidens. — Funda Burmeister esta especie sobre una rama izquierda de mandíbula inferior con las últimas cuatro muelas algo imperfectas. Al final de la descripción hay una llamada en la que el autor dice que se trata del mismo animal llamado por nosotros (con anterioridad) Notictis Ortizi, y que el dibujo de la mandíbula que he- mos publicado (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, lámina LXXII, figura 14) es bastante in- correcto. Puesto que reconoce que se trata del mismo animal, aunque lo coloque en un género distinto, no se justifica el cambio de nombre específico; el autor hubiera debido designarlo con el nombre de Di- delphys Ortizi. El dibujo que hemos publicado, está trazado, en efecto, sobre materiales muy incompletos, y es de desear que el autor, que dispone de la pieza original, dé uno más exacto. Aparte esto, la forma de la rama horizontal y ascendente, la disposición y el número da los agujeros mentonianos, así como también la forma de las muelas existentes, no concuerdan con lo que vemos en el género Didelphys, por lo cual insistimos en que se trata de un género de carnívoros del grupo de los Creodonta. Didelphys curvidens es sinónimo de Notictis Ortizi, y como justificativo de la colocación que damos a este animal, mientras no aparezca el dibujo más perfecto de Burmeister, remitimos a los lectores al único que hemos podido trazar en la obra y lámina antes mencionadas. La figura 1 de la lámina LXXXI de la misma obra, representa la parte posterior de la rama horizontal y base de la rama ascendente, dibujada directamente del original, según otro ejemplar más incompleto. Megamys patagoniensis. — El autor cita como pertenecientes a esta especie numerosos restos, particularmente huesos de los miembros, una rama mandibular y numerosas muelas sueltas; pero sin dibujos, por lo que no es dable juzgar del valor de esas referencias. Creemos más probable que en realidad pertenezcan a varias especies distintas. (2) La sinonimia y bibliografía de este animal son ahora estas: Cyonasua argentina Ameghino. «Boletín de la Academia Nacional de Ciencias», volu- men VIII, página 17, 1885. — Idem: tomo 1X, página 5, 1886. — Idem: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, páginas 313 y 912, lá- mina XXI, figuras 2 y 3; lámina XXIX, figura 18, año 1889. +— Idem: en «Revista Argen- tina de Flistoria Natural», tomo 1, entrega III, página 206, figura 76. Junio de 1891. Amphinasua brevirostris Moreno y Mercerat: Exploración arqueológica en la Provin- cia de Catamarca, Paleontología, página 33, lámina IX, Abril de 1891. Oligodens argentinus Burmeister: «Anales del Museo Nacional», tomo III, entrega 17, página 400, Mayo de 1891. Oligobumis argentina Burmeister: «Anales del Museo Nacional», tomo III, entrega 17, página 378, lámina VII, figura 2, Mayo de 1891. 297 Las cuatro muelas de la rama de mandíbula inferior que el autor atri- buye a esta especie son de tamaño casi igual y formadas por cuatro láminas transversales cada una; las dimensiones del incisivo y de las distintas partes de la rama, así como también varios de los caracteres que le atribuye, son completamente distintos de los que presenta la rama mandibular que hemos figurado y descripto repetidas veces como tipo de la especie. Dice que el gran número de muelas sueltas de que ahora dispone le permite un examen exacto de su configuración. Sin embargo, hace tiempo que la configuración de las muelas de este género ha sido poz nosotros descripta extensamente y con exactitud en varias ocasiones; y últimamente hemos dado de ellas numerosas figuras. Burmeister no agrega nada nuevo a esos datos, a no ser algunos errores, contradi- ciéndose a sí mismo en distintos puntos. Así, por ejemplo, dice que el número de láminas de cada muela varía de 3 a 6, que la primera a veces sólo tiene tres láminas, la segunda y la tercera generalmente cuatro y más de cuatro sólo la última; y un poco antes ha dicha que las cuatro muelas de la rama horizontal tienen cuatro láminas cada una! Nosotros poseemos fragmentos de maxilares con muelas intermedias que tienen más de cuatro láminas; y los numerosos materiales de que ahora disponemos nos demuestran que el número de láminas varía según las especies, pero es fijo e igual para los representantes le cada especie, como lo demostraremos en una monografía que sobre el género Megamys y sus aliados tenemos en preparación. A pesar de la seguridad con que Burmeister determina el número de láminas de cada muela según su posición, dice después que no puede determinar con exactitud entre las muelas aisladas que posee, cuáles son las que corresponden a la mandíbula superior! y en una jerigonza rauy difícil de descifrar agrega «que las muelas superiores de Megamys presume han sido un poco más gruesas que las inferiores, pero no más angostas en la extremidad posterior de cada fila, sino un poco más an- chas, porque las del maxilar (sin duda quiere decir de la mandíbula inferior) indican una relación de esta figura. Me parece admisible que la última muela superior haya tenido una lámina más que la inferior», de donde es dado adivinar, porque en realidad no se entiende, que las muelas superiores del Megamys, según él, son, como las inferiores, más angostas adelante que atrás; y tal debe ser realmente el pensamiento del autor, porque esa es la forma o disposición que les atribuye a las muelas superiores de un género muy parecido (Loxomylus) que des- cribe a continuación. Está el autor en completo error, tanto menos dis- culpable, cuanto que ya hace tiempo hemos determinado con la mayor escrupulosidad la conformación de las muelas superiores de Megamys. 298 En 1885 («Boletín de la Academia Nacional de Ciencias», tomo VIII, páginas 27 y 31); en 1886 («Boletín», etc., tomo IX, páginas 13 y 14) y en 1889 (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, páginas 192, 193, 200 a 203, 900 y 906) he- mos dicho, por repetidísimas veces, que las muelas superiores del género Megamys se distinguen de las inferiores por una fuerte curva lateral y por estar implantadas en dirección inversa de las inferiores, es decir: con la parte más ancha adelante y la más angosta atrás; y que la última muela superior se distinguía probablemente por una lámina de más o por un grupo posterior de láminas atrofiadas. En el Atlas de la última obra mencionada (lámina XXI, figuras 7 y 12; lámina XXVI, figuras 2 y 5; lámina LXXX, figuras 3, 6 y 7) hemos dibujado diversas muelas superiores de varias especies. Es lástima que Burmeister no haya tomado en cuenta esos materiales, que le hubieran evitado incurrir en los errores que ahora comete. Quizá esos datos no le hayan inspirado suficiente confianza. Si así fuera, declaramos que poseemos varios ejemplares de la última muela su- perior de Megamys, de distintos tamaños, todas con la parte posterior terminada por un grupo de láminas rudimentarias, y que disponemos igualmente de trozos de cráneo de Megamys de especies muy chicas y de especies muy grandes, con muelas implantadas en sus alvéolos, que presentan la curva lateral mencionada y tienen la parte más an- cha de la corona adelante y la más angosta atrás. Esos materiales serán figurados en su oportunidad. Loxomylus angustidens. — Bajo este nombre describe en algo como un lenguaje que parece ser español, pero que no lo es porque resulta casi ininteligible, la rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas y el incisivo de un animal parecido a Megamys. En la explicación de la lámina la misma pieza figura bajo el nombre de Lo- xopygus angustidens. Según la descripción, cada una de las cuatro muelas está formada por cuatro láminas, de las cuales sólo las dos anteriores están reunidas al lado externo. Compara Burmeister esta pieza con las partes descriptas por Cope bajo el nombre de Amblyrhiza, a pesar de que según este naturalista las muelas inferiores de aquel género están formadas por sólo tres láminas; lo cual no arredra al autor, porque cree que la pieza que él posee demuestra que Cope ha reunido bajo un mismo nombre “restos de especies y géneros distintos! Va más lejos todavía; y basado siem- pre sobre esa misma pieza, que es de la mandíbula inferior, quiere deducir que Cope también se ha equivocado en la determinación de la colocación de las muelas superiores, que, según el ilustrado paleontó- logo norteamericano, están formadas por cuatro láminas, de las cuales 299 la posterior es la más pequeña. Como las muelas de la mandíbula infe- rior que describe Burmeister tienen la lámina más pequeña, colocada adelante, deduce que igual conformación y dirección debían tener las muelas superiores, y que, por consiguiente, la laminilla más pequeña de las muelas superiores descriptas por Cope, debía estar colocada adelante y no atrás. Es la misma repetición del enorme error en que incurre a propósito de las muelas superiores del Megamys; y causa maravilla que un paleontólogo de tan larga experiencia incurra en tan graves errores. La vizcacha actual, en la conformación de la última muela superior; los géneros actuales Lagidium y Eriomys; y los nume- rosos géneros extinguidos de la República Argentina que hemos publi- cado en nuestros distintos trabajos deberían haberle demostrado que en las muelas superiores la lámina más pequeña es la posterior, mien- tras que en las inferiores resulta lo contrario. Los caracteres que asigna a la mandíbula inferior dei pretendido Loxomylus, son absolutamente los mismos que distinguen a nuestro gé- nero Tetrastylus, del que hemos descripto y figurado mandíbulas en- teras procedentes del oligoceno del Paraná. La especie que describe también nos era conocida y también la habíamos descripto con anterio- - 1idad (véase esta misma revista, entrega Il, página 91, figuras 21, 22 y 23) bajo el nombre de Tetrastylus montanus del cual es un simple sinónimo el Loxomylus argentinus. El doctor Burmeister está desgraciado hasta en la indicación de la procedencia de la pieza. Ese objeto le fué dado por el señor Zavaleta como recogido suelto en las cercanías del río Santa María, en el valle del mismo nombre, provincia Catamarca. Lo más natural era pensar que la pieza había sido arrancada de algún yacimiento de los alrede- dores; mas no para el autor que supone debe haber llegado a ese punto desde la meseta boliviana! Sin embargo, procede realmente de allí, y delos mismos yacimientos de donde el señor Zavaleta extrajo más tarde las piezas que hemos descripto en la segunda entrega de esta re- vista, lo mismo que los nuevos fósiles recogidos por Metfessel por cuenta del Museo de La Plata, que han sido descriptos por los señores Moreno y Mercerat. Otros roedores. — Bajo este título (página 387) parecería lógico que siguieran nuevos datos sobre otros diversos roedores, ¿no es cierto? Pues ¡no es así! Lo que sigue, son estos dos párrafos que no podemos privarnos de la satisfacción de transcribir íntegros: «Hasta aquí había continuado mi nueva obra en el año 1888, cuando recibí del Superior Gobierno la aprobación de mi proposición para escribir una disertación particular, con el objeto de representar con ella el Museo Nacional en la Exposición de París del año 1889. Ocu- 300 pado en su composición desde Octubre de 1888 hasta Mayo de 1889, no pude proseguir mis anteriores estudios científicos; y después la dis- tribución de la obra concluída a los establecimientos públicos con los cuales nuestro Museo mantiene relación, ha absorbido los meses de Junio, Julio hasta Agosto, cuando recibí el 22 del mismo mes, la obra extensa del señor Florentino Ameghino: «Los mamíferos fósiles de la República Argentina», que trata casi de todos los objetos conteni- dos en nuestra colección nueva, por su modo verboso bien conocido con' vistas del todo diferentes de la mía, obligándome entonces a en- trar en discusión con el autor, que me parece inútil según la larga ex- periencia hecha durante nuestra contemporaneidad en Buenos Aires desde hace más de quince años. «Para justificar mi opinión pronunciada, invito al lector a comparar las figuras que el autor dice haber copiado de las mías en obras an- teriores publicadas, y lo que él pretende de las especies en el texto de su obra. «Véase, ¡por ejemplo, la figura 27, lámina l, con el título de Apera sanguinaria, comparándola con la mía: («Anales», etc., tomo III, fi- gura A, B, C) y estímese si tiene más semejanza que el contorno ge- neral. El señor Ameghino afirma, que he llamado al diente de su fi- gura 28 incisivo, mientras que yo digo claramente que lo tenía por premolar o como he dicho (página 98): «primer molar falso superior». Igualmente deformada es la copia lámina 6, figura 23, de mi figura 6, lámina 11 de la obra citada, bastante más ancha que la mía y muy dura su ejecución. La figura 33, lámina 12, pretende ser copia de mi figura 4, lámina 11, 1. 1., aunque el diente primero no tiene ninguna seme- janza con el de mi figura, llamando al animal Megamys Holmbergi, de un género con el cual no tiene ningún otro carácter que el de ser del mismo grupo superior general sistemático. Quédanos todavía por agregar que el diente que hemos hecho di- bujar en la lámina l, figura 27, hemos dicho que es reproducido según Theridomys americanus Bravard: Monografía, etc., página 94, 1858. JURMEISTER: «Anales», etc., tomo III, entrega XIV, página 109, lámina 11, 1885. Megamys Holmbergi. AmecHINO (parte): «Boletín de la Academia Nacional de Ciencias», tomo TX, página 23, 1886. — Idem: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 203, lámina XII, figura 33, 1889. _Discolomys cuneus. AmMeEcHINO: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de e la República Argentina, páginas 148 y 902, lámina VI, figuras 17 y 23; lámina XXV, fi- gura 8; lámina LXXX, figura 12, año 1889. (4) Debemos confesar que hay en nuestra obra una lámina en la que varias de las figu- ras que contiene no nos satisfacen; es la cuarta, que contiene los restos de ratones. Fué la primera lámina ejecutada y el dibujador no estaba acostumbrado a trabajar con lente; esa es la causa de que varias de las figuras aumentadas dejen algo que desear, y no se rehizo la lámina por falta absoluta de tiempo. Pero la exactitud del texto compensa esos pequeños defectos, además de que, en oportunidad hemos de reproducir esas figuras corregidas. y | ] ] ] 203 dibujo de Burmeister, pero no hemos afirmado que él haya dicho que es un incisivo. Lo hemos determinado como incisivo bajo nuestra ex- clusiva responsabilidad, y véase cómo el autor se contradice. Ese dien- te que antes clasificó como de felino, ahora pretende que es de Hyae- nodon, género en que todos los premolares tanto superiores como infe- riores son birradiculados; pero como el diente «en cuestión es de una sola raíz, es ciarc entonces que o no puede ser de Hyaenodon o es un incisivo. Colpodon propinquus. — De este género describe ahora el autor coa extensión casi toda la dentadura superior e inferior. Como en su larga disertación hace referencias a numerosas figuras no publicadas, espe- raremos, para su examen, que se distribuya la lámina que las con- tiene. Termina el artículo que nos ocupa, dando algunos datos y medidas sobre un maxilar superior con las cinco muelas, del género Astrapo- therium, propiedad del Museo de La Plata. Este objeto, recogido por nuestro hermano Carlos en el eoceno de Patagonia, fué descripto por nosotros detalladamente (obra citada, páginas 627 a 638, lámina XXX, figura 1), acompañando una figura de la dentadura en su tamaño natural. : LXXI OBSERVACIONES CRÍTICAS SOBRE LOS MAMÍFEROS EOCENOS DE PATAGONIA AUSTRAL AMEGHINO — V. X O 3 pa U z * > al Í * o - 3 - * % - . . . y : a e - - ad - - ” . ' tá - t 5 y E 'A se » . a Ñ OBSERVACIONES CRÍTICAS SOBRE LOS MAMÍFEROS EOCENOS DE PATAGONIA AUSTRAL En el número anterior de esta revista (1) hice un ligero examen d>= una publicación del señor Alcides Mercerat (encargado de Sección en el Museo de La Plata) sobre la familia de los Astrapotheridae, con- tentándome con rectificar los pretendidos errores que con suma li- gereza me ¿tribuía dicho señor, sin entrar al fondo de la cuestión por lo que se refiere a las especies por él enumeradas, aun cuando la im- presión que me hizo el examen de ese folleto fué la de que en él se aumentaba el número de especies, de una manera injustificada. A pe- sar de todo, fuí benévolo en la crítica, llegando hasta ofrecerle al autor mis colecciones particulares para que pudiese consultarlas, faci- litándole así el trabajo, y poniéndome a su disposición para proporcio- narle cuantos datos necesitase, a fin de impedir así que incurriese en ciertos errores a veces muy fáciles de evitar, agregando que siempre le trataría con el mayor miramiento y según sus obras. Desde entonces han aparecido tres nuevos folletos del mismo autor en los cuales los géneros y las especies de tipos conocidos se multi- plican de una manera tan exagerada, revelando tan poca práctica y tanta inexperiencia, que si continuara así con los demás grupos de la fauna mastológica argentina, bien pronto las especies (¡nominales, se entiende!) se elevarían a muchos millares y sobrepasarían en nú- mero a las de las demás regiones de la tierra todas juntas. Así, por ejemplo, del grupo de los Nesodontidae del eoceno de Santa Cruz, disponiendo, como dispongo, de materiales únicos en las colec- ciones existentes y recogidos en un territorio de considerable exten- sión, reconozco como máximum sólo una quincena de especies; mien- (1) Revista Argentina de Hisioria Natural, página 275 y siguientes, en la entrega 42, correspondiente a Agosto de 1891.— A. J. T. 308 tras que el señor Mercerat, disponiendo tan sólo de las colecciones del Museo de La Plata, que proceden del mismo territorio, pero reu- nidas en una área menos extendida y más incompletas y en peor estado que las mías, distingue más de 50 especies. C'est trop fort. Los trabajos del señor Mercerat forman parte de las publicaciones del Museo de La Plata y están precedidos por una introducción de su Director, en la que dice: «Estas publicaciones serán como el pródromo del catálogo de la galería paleontológica del Museo de La Plata. Las recomendamos particularmente a la atención de los paleontólogos y recibiremos con reconocimiento las observaciones y comunicaciones que quieran dirigirnos; y nos ponemos desde ya a disposición de los establecimientos científicos y de los hombres de estudio para todos los datos que puedan serles útiles y para los canjes de publicaciones y moldes de las piezas paleontológicas que quieran iniciar con este Museo. — FRANCISCO P. MORENO.» En mi vida he dado demasiadas pruebas de que en todos mis actos no me mueve otro interés que el de la ciencia a que he consagrado casi por completo mi existencia. He querido dar de ello una nueva prueba; a pesar de mis relaciones tan poco cordiales con el Director del Museo de La Plata, le dirigí la siguiente carta: La Plata, Agosto 21 de 1891. Señor Director del Museo de La Plata, Dr. D. Francisco P. Moreno. Muy señor mío: Veo que las últimas publicaciones paleontológicas aparecidas en la «Revista del Museo de La Plata» están precedidas por una introducción de usted, en la que se pone a disposición de los paleontólogos para todos aquellos datos que pudieran serles útiles. Tengo las pruebas más completas de que la casi totalidad del ejército de géneros y espe- cies publicadas por el señor Mercerat son pura y simplemente nomi- nales. Mas quiero anticiparme al hecho probable de que más tarde se pueda tratar de atenuar mi crítica con el pretexto de que no Conozca los originales de esas descripciones, que en realidad son perjudiciales a la ciencia y acarrearán a su autor el más completo descrédito. Sobre- poniendo, pues, los altos y elevados intereses de la ciencia a nuestras pequeñas miserias personales, me dirijo a usted para pedirle me per- mita examinar las piezas originales que sirvieron para esas descrip- ciones, indicándome el día y la hora en que pueda hacerlo. Saluda a usted atentamente. FLORENTINO AMEGHINO. 309 La contestación fué la que sigue: La Plata, Agosto 24 de 1891. Señor doctor don Florentino Ameghino. Muy señor mío: Por encargo del señor Director del Museo de La Plata, manifiesto a usted que, habiendo sido exonerado del puesto de Secretario Subdi- rector del Museo de La Plata, por decreto del 25 de Febrero de 1888, no se hace lugar a lo que solicita en su carta del 21 del corriente. Sa- luda a usted atentamente. El Secretario: ALCIDES MERCERAT. Me es doloroso tener que recordar cosas pasadas; pero a ello ine obliga el proceder del Director del Museo. Cierto es que fuí exonerado del puesto de Subdirector, mas fué por no querer modificar los términos en que estaba concebida la renun- cia que con anterioridad había elevado de dicho. cargo, términos no muy agradables para el señor Director del Museo. He publicado ess documento en el prólogo de mi obra Contribución al conocimiento de los mamiferos fósiles de la República Argentina, donde puede verse. En cuanto al decreto de exoneración, es pertinente reproducirlo una vez más como comentario de la contestación a mi pedido. Dice así: La Plata, Febrero 25 de 1888. Habiendo presentado renuncia del puesto de Secretario Subdirector del Museo de esta ciudad, don Florentino Ameghino, y estando dicha renuncia concebida en términos cuya inconveniencia, respecto del Di- rector de esa repartición, no puede dejarse sin correctivo, el Poder Ejecutivo — DECRETA: Art. 1” Devuélvase la renuncia interpuesta y exonérese del puesto de Secretario Subdirector del Museo a don Florentino Ameghino. Art. 2* Sin perjuicio de lo anterior, el señor Ameghino podrá en los días y horas en que el Museo está abierto para el público, estudiar las colecciones de paleontología que allí existen, de acuerdo a los regla- mentos del establecimiento. M. Paz. Manuel B. Gonnet. 310 De modo que en lo que el Poder Ejecutivo ha dicho que sí el Direc- tor del Museo por su cuenta dice que no. Se trata de un establecimien- to público que no es de propiedad del señor Moreno sino de la Pro- vincia; su proceder es, pues, una arbitrariedad escandalosa que podrá repefirse impunemente por la tolerancia injustificada que a su res- pecto observa el Gobierno de la Provincia, pero que he de poner de manifiesto todas y cuantas veces sea necesario. Al dirigirme al Director del Museo pidiéndole que me permitiera examinar los originales de las pretendidas nuevas especies publicadas, mi objeto era uno sólo: desligarlo a él y desligar al establecimiento de toda responsabilidad en esas descripciones y de la crítica consiguiente, por razones de interés general muy fáciles de comprender, pero que el Director ni siquiera las ha vislumbrado, al negarme el acceso a las co- lecciones. ¡ Y quien firma la negativa es el señor Mercerat, precisamente el autor de los trabajos que motivan el pedido, el propio autor de ese ejército de especies, que así consiente en substraerlas a toda compro- bación! ¿Qué se diría en Europa o en Norte América del Director de un mu- seo público que se negara a poner a disposición de un especialista una pieza descripta, o qué se diría simplemente del autor de un trabajo que rehusara mostrar los materiales justificativos en que lo funda? Conste, mientras tanto, que el Director del Museo de La Plata dispone de las colecciones de ese establecimiento como si fueran propias; y conste asimismo que esas colecciones, que ni siquiera están expuestas al público, tampoco están a disposición de quienes están en aptitud de consultarlas con provecho de la ciencia. La introducción del señor Mo- reno arriba transcripta, es, una vez más, de la blague pour Pexpor- tation. Todavía tengo que agregar algo más, para que cada uno cargue más tarde con su lote de responsabilidades. A cada instante el señor Mer- cerat habla de piezas del eoceno de Patagonia, propiedad del Museo de La Plata, que dice he descripto mal o he dibujado mal; es claro que esto sólo podría ser comprobado dándome acceso a las colecciones. Po- sible es que en ciertos casos ello sea así, pero debe tenerse presente que examiné rápidamente esas colecciones, en el corto espacio de tres meses, hasta que un día al ir al Museo a continuar mi trabajo, habían desaparecido de los estantes; el Director las había hecho retirar du- rante la noche para que yo no pudiera proseguir mi examen. Luego, lo que me ha servido para mi obra, son apuntes y croquis tomados a la ligera, que no pude reexaminar con los objetos a la vista. Pero si realmente existen algunos errores, ¿quién es el responsable? En 31 de Enero de 1888, al dirigirme al entonces Ministro de Obras Públicas 311 de la Provincia, negándome a modificar el texto de mi renuncia, pre- firiendo la destitución, documento publicado en el prólogo de mi obra Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, decía: «Si mi destitución en estas condiciones llega a consi- derarse motivo suficiente para que no se me permita el acceso a las colecciones para proseguir mis estudios, ¡paciencia!... ¡Se me negará lo que espontáneamente me ofrecen los Museos del extranjero! Trataré entonces de pasármelo sin esos materiales. Así a lo menos, cuando no pueda completar a mi satisfacción algún trabajo, siempre me quedará la excusa de que ello es debido a la prohibición de consultar las coleccio- nes del Museo, y que los que disponen de ellas como de propiedad par- ticular lo hagan luego mejor». Claro, pues, que el responsable de esos errores, si los hay, no soy yo, sino el señor Moreno, Director del Museo de La Plata. ¿Lo han hecho luego mejor los que disponen de esas colecciones desde hace cuatro años, triplicadas en número? Pronto va a verse. Pero mientras tanto me veo en la imprescindible obligación de recor- dar una vez más lo que he dicho en la página 10 de este volumen, y declarar que no reconozco y rechazo como tipos de mis descripciones todo objeto del Museo de La Plata que no concuerde con las descrip- ciones y dibujos que he publicado en mis distintas obras. ¡Triste fatalidad la del Museo de La Plata, que tantos caudales ha devorado y tantas riquezas científicas inutilizado! Si se trata de co- lecciones, siempre fué un caos. Si se trata de las publicaciones sedi- ciosamente científicas de su personal... ¡basta! Juzgarán los hombres de ciencia del mundo entero para quienes escribo y a quienes pongo de jueces. ASTRAPOTHERIDAE (2) El señor Mercerat distingue siete especies del género Astrapothe- rium Burmeister procedentes del eoceno de Patagonia austral, a las cua- les denomina: Astrapotherium patagonicum, Astrapotherium magnum, Astrapotherium angustidens, Astrapotherium Burmeisteri, Astrapothe- rium Marshi, Astrapotherium Gaudryi y Astrapotherium robustum. Del estudio de los numerosos restos que de este género poseo, resulta que todas esas pretendidas especies están basadas sobre simples variacio- nes de edad, como voy a demostrarlo de la manera más evidente. El señor Mercerat deduce las diferencias específicas del estudio de la dentadura, particularmente de la inferior. La dentadura inferior del género Astrapotherium consta de tres in- cisivos, un canino, un premolar y tres molares en cada lado; en la man- (2) Sinopsis de la familia de los Astrapotheridae, por ArciDes Mercerar, La Plata, 1891. 312 díbula superior hay dos premolares y tres molares en cada lado. Como la evolución de la dentadura es una misma arriba y abajo, me limitaré al examen de la inferior. La figura 1 representa las muelas inferiores del lado derecho del Astrapotherium' magnum (Owen) Ameghino, vistas por la corona, por el lado interno y por el externo. Cada uno de los tres verdaderos mola- res inferiores presenta un surco perpendicular sobre el lado externo que lo divide en dos lóbulos desiguales, el anterior B mucho más angosto y el posterior C mucho más ancho. Sobre el lado interno presenta tres lóbulos, uno anterior D, uno medio P y otro posterior E; y entre estos tres lóbulos se interponen dos escotaduras profundas, una ante- rior H más pequeña y otra posterior F más grande. Las pretendidas es- pecies del señor Mercerat están basadas sobre el tamaño relativo de cada uno de los tres verdaderos molares, sobre «el mayor o menor des- arrollo del lóbulo externo anterior B, del intermedio interno P y de las escotaduras internas F y H, que son precisamente todos los carac- teres que presentan mayor variabilidad, según la edad de los individuos. El tamaño de los tres verdaderos molares aumenta desde el primero, que es el más pequeño, hasta el tercero, que es el más grande. Cuando ya están un poco gastadas, de manera que la superficie masticatoria forma una línea sensiblemente horizontal, estas muelas son más lar- gas (diámetro anteroposterior) en la corona que en el cuello, de donde resulta que el diámetro anteroposterior de la muela disminuye a me- dida que avanza el desgaste. La columna anterior externa B es ancha arriba y angosta abajo, de donde resulta que con el desgaste de la muela se pone gradualmente más angosta. El lóbulo intermedio in- terno P, es notablemente más angosto en la superficie de la corona que en la base; y de consiguiente, el diámetro anteroposterior de este lóbulo aumenta a medida que avanza el desgaste. Las escotaduras F y H son anchas arriba y angostas abajo; de consiguiente disminuyen de tamaño a medida que avanza el desgaste; y como la mitad anterior de la muela se gasta más rápidamente que la posterior, la escotadura anterior es más pequeña y desaparece antes que la última. Los tres verdaderos molares no entran en función a un mismo tiempa sino sucesivamente y a intervalos bastante largos. Cuando entra en función el m. 7 todavía no ha hecho erupción el m. 7 ; cuando la co- rona del m.-, alcanza la elevación de la del m.+,, éste ya está bas- tante gastado, pero apenas empieza a salir el m.,; cuando la corona del m. está ya gastada hasta un tercio de su altura, entonces recién empieza a ser atacada por la masticación la corona del m.> pero todavía no ha alcanzado su mayor diámetro longitudinal; de esto resulta que el tamaño relativo de las tres muelas varía considerable- mente según la edad del animal. 313 A medida que las muelas se gastan ascienden hacia arriba hasta que aparece visible sobre el borde alveolar la parte superior de las raíces. El diámetro anteroposterior mínimo se encuentra en el cuello. En el individuo de la dentadura representada 'en la figura 1 tiene ya casi toda la corona fuera del alvéolo, pero en los m. 7 y 3 Se encuentra en gran parte todavía dentro del hueso mandibular. El diámetro antero- Fig, 1. Astrapotherium magnum (Owen) Ameghino. Las muelas inferiores del lado derecho reducidas a una mitad del tamaño natural. p.7 el último y único premolar; m. ,, m.2 y m.3, los tres molares verdaderos. A, vistas por el lado interno; B, vistas por la superficie masticatoria; C, vistas por el lado externo. posterior de las muelas disminuye según el grado de desgaste, desde 49 hasta 35 milímetros en el m.,, desde 62 hasta 44 milímetros en el m.-7, y desde 68 hasta 55 milímetros en el m. 3. Estas medidas sufren, naturalmente, notables variaciones, según los individuos y el sexo. En los individuos ya adultos (considero como tales a los que han reemplazado toda la dentadura de leche) pueden distinguirse cuatro - estadios distintos en el desgaste y tamaño relativo de las muelas: 1% Cuando el m.z empieza a entrar en función. El m,7 todavía está poco gastado; el m.-, ha alcanzado su mayor diámetro antero- posterior; el m. 3 no ha alcanzado todavía su completo desarrollo. En este estadio la longitud del espacio ocupado por la serie dentaria de 314 las muelas ha llegado a su máximo; y si bien aumentan un poco desde la primera a la tercera, las diferencias de una a otra son poco conside- rables. El lóbulo anterior externo es ancho y convexo, la columna in- termedia interna es angosta y las escotaduras internas de gran tamaño. 2 Cuando el m. 3 ya está gastado hasta un tercio de su altura. En- tonces el m.7 ya ha disminuido notablemente en su diámetro anteropos- terior y es bastante más pequeño que m.> y m.>3, que son bastantes más grandes y más iguales entre sí; el lóbulo anterior externo se ha angostado, el lóbulo intermedio interno se ha hecho más ancho y las escotaduras internas más pequeñas. 3 Cuando la corona del m. 3 ya está gastada hasta la mitad de su altura, o algo más. Entonces la corona de las tres muelas es de un alto uniforme; el tamaño de m.-, también ha disminuído notablemente, de manera que los m.+, y, son relativamente pequeños y poco des- iguales entre sí, mientras que el m. es mucho más grande. El ló- bulo anterior externo es todavía más pequeño, el lóbulo intermedio in- terno es más ancho y las escotaduras más chicas. 40 Cuando todas las muelas ya están muy gastadas y se ve la parte superior de todas las raíces fuera de la mandíbula. El diámetro antero- posterior de las muelas ha disminuído considerablemente y ellas son, de consiguiente, más pequeñas y de tamaño más igual. La serie den- taria es entonces notablemente más corta, la columna anterior externa es más pequeña, la columna intermedia interna es muy grande y las escotaduras internas muy chicas. En edad todavía más avanzada des- aparecen por completo las escotaduras, la columna intermedia interna se confunde con la anterior y la posterior, presentando entonces el lado interno de las muelas una superficie lisa. ¿No se necesita ahora ningún esfuerzo para reconocer que todas las pretendidas especies del señor Mercerat están basadas en simples di- ferencias de edad. Según dicho señor, las especies del género Astra- potherium se distribuyen en cuatro grupos naturales, por él caracterl- zados de este modo: «a) Especies en las que los tres verdaderos molares inferiores son de fuertes dimensiones, y no presentan, entre ellas, grandes diferencias en su diámetro anteroposterior. El diámetro anteroposterior de m. y es superior a 40 milímetros; «b) Especies en las que los tres verdaderos molares inferiores son de dimensiones menores, y no presentan entre unas y otras grandes di- ferencias en el diámetro anteroposterior. El diámetro anteroposterior. de m. 7 es inferior a 40 milímetros; «c) Especies en las cuales m. , es sensiblemente más débil que m.7 y M.z, que son de fuertes dimensiones; 315 «d) Especies en las que m. y m.7 son sensiblemente más dé- biles que m. 3, que es de fuertes dimensiones». Ahora bien: estos cuatro pretendidos grupos de especies correspon- den admirablemente a los cuatro estadios de evolución de la dentadura persistente de una sola especie, el Astrapotherium magnum (Owen) Ameghino. ¡El pretendido grupo de especies a representa el estadio de evolu- ción número 1!. ¡El pretendido grupo de especies b representa el estadio de evolu- ción número 4! ¡El pretendido grupo de especies c corresponde al estadio de evo- lución número 2! ¡El pretendido grupo de especies d corresponde al estadio de evo- lución número 3! ¿Quiérese de ésto una prueba más evidente? Véase cómo caracteriza al pretendido Astrapotherium angustidens (página 11): «Se reconoce fácilmente por el primer premolar que corresponde homológicamente a pm.-7, que es débil, por el lóbulo anterior de los verdaderos molares de diámetro anteroposterior también débil, por las escotaduras internas de los mismos molares bastante débilmente acentuadas, la anterior sobre todo, y por la columna que se interpone entre estas escotaduras, que es relativamente fuerte». Esta especie, según el autor, es del gru- po b. ¡Es claro: como que está fundada en la mandíbula inferior de un individuo muy viejo de Astrapotherium magnum, correspondiente al estadio de desarrollo número 4! Fuera de estos caracteres y de las dimensiones, cuyos unos y otros varían según la edad, el autor no señala ningún otro distintivo que per- mita reconocer sus pretendidas especies. Así es como consigue desig- nar con cinco nombres distintos al Astrapotherium magnum. Es posible que entre tantos nombres, alguno corresponda a alguna especie real- mente distinta, pero en ese caso no estaría definida, y es evidente que no se puede tomar en consideración una sola línea de un trabajo en que se fundan grupos de especies en los diferentes estadios de evo- lución de una misma especie. Es, pues, un trabajo completamente inútil, que debe ser relegado al más completo olvido, pues hasta los mismos géneros que se pretenden nuevos, el Listriotherium y el Xylo- therium, es evidente que reposan sobre restos de individuos muy jó- venes del género Astrapotherium. Las especies de este género procedentes del eoceno de Patagonia austral que me son conocidas hasta ahora, son en número de cinco, que se distinguen por los caracteres culminantes siguientes: I. Premolares superiores con sólo dos raíces distintas y bien sepa- radas. 316 a. Caninos superiores con una fuerte depresión cóncava longitudinal sobre su cara anterosuperior. 1. Talla considerable; diámetro anteroposterior máximo del m. y en su mayor desarrollo de 45 a 49 milímetros; íd. del m.z de 65 a 69 milímetros; íd. del m. 3 de 70 a 78 milímetros: Astrapotherium ma- enum (Owen) Ameghino. 2. Talla mucho mayor y formas mucho más robustas; serie dentaria formada por las muelas, relativamente corta; diámetro anteroposterior del m., en su mayor desarrollo, 50 a 55 milímetros; íd. del m.z, 8 centímetros; íd. del m.3, 90 a 95 milímetros: Astrapotherium gigan- teum Ameghino. 3. Talla mucho menor que Astrapotherium magnum; diámetro ante- roposterior del m. en su mayor desarrollo 22 a 26 milímetros; Astra- potherium nanum Ameghino. b. Caninos superiores con una columna longitudinal convexa sobre su cara anteroposterior, limitada a uno y otro lado por dos surcos cón- cavos longitudinales. 1. Diámetro del c. | anteroposterior 31 milímetros; transverso má- ximo 28 milímetros: Astrapotherium columnatum Ameghino. II. Premolares superiores con tres raíces largas, bien separadas y di- vergentes. 1. Diámetro anteroposterior del p. 3 23 milímetros: Astrapotherium delimitatum Ameghino. Los materiales que me han servido para la revisión y crítica que precede, más numerosos y en mejor estado que los del Museo de La Plata, se encuentran a disposición de los estudiosos que quieran o ne- cesiten consultarlos, y también a la de los señores Moreno y Mercerat. PROTEROTHERIDAE Ameghino, 1887. Otro de los folletos publicados por el señor Mercerat en la «Revista del Museo de La Plata», titúlase: «Sinopsis de la familia de los Buno- dontheridae conservados en el Museo de La Plata», 1891, 26 páginas in octavo, incluso la explicación de una lámina que no se acompaña. Parece que esto se ha convertido en sistema. ¿Qué son estos Bunodontheridae?, se preguntarán los paleontólogos. Es el mismo grupo de animales que hace tiempo designé con el nom- bre de Proterotheridae, y que ahora el señor Mercerat llama Bunodon- theridae, considerándolos como una nueva familia distinta de los Pro- terotheridae, con los que dice que erróneamente los he confundido, pero tiene buen cuidado de no decir una palabra de los caracteres que distinguen de los Proterotheridae a los pretendidos Bunodontheridae, como era de su deber hacerlo. 317 Bunodontheridae quiere decir animales con dientes provistos de co- nos o tubérculos cónicos como los suidios. Hay un grupo: los Buno- theria Cope cuyo nombre bastante parecido expresa el mismo carácter; pero el caso es que el nombre innecesariamente inventado por el señor Mercerat expresa un carácter que se encuentra en completa oposición con el tipo de muelas que presentan los animales a que lo ha aplicado, puesto que muestran en la constitución de ellas, una tendencia mucho más acentuada hacia el tipo selenodonte, que hacia el bunodonte. Sin embargo, aparte tal contradicción, esa división, vuelvo a repetirlo, es puramente imaginaria, pues no existen caracteres que ¡permitan dis- tribuir los géneros de las formaciones miocena y oligocena (Epithe- rium, Proterotherium, Brachytherium) de los de la formación eocena; y por más que diga el señor Mercerat, el género Proterotherium del Pa- raná se encuentra igualmente en el eoceno de Patagonia, donde es el más común de la familia; es absolutamente imposible distinguir las muelas aisladas del pretendido Anisolophus (Proterotherium) del eoce- no de Patagonia de las del Proterotherium del Paraná. Esta identidad de conformación se extiende a toda la dentadura, a la conformación gene- ral del cráneo y a todas las demás partes del esqueleto, ya bastante numerosas, que me son conocidas. Entre los caracteres que he dado como distintivos de los Protero- theridae figura el de que los últimos premolares y los primeros verda- deros molares inferiores presentan cuatro raíces separadas y bien dis- tintas; el señor Mercerat afirma que no es así, que sólo tienen dos raí- ces; tal afirmación no sólo demuestra ligereza e inexperiencia, sino que es algo verdaderamente incomprensible, puesto que se trata de un carácter tan perceptible y particular que sólo a un ciego puede pasársels inadvertido. Los Proterotheridae, que comprenden todos los animales que de una manera tan informal e incorrecta pretende él designar con el nuevo nombre de Bunodontheridae, presentan siempre este carácter de una manera más o menos acentuada. No se trata de casos aislados o anómalos; tengo centenares de piezas procedentes del eoceno de Pa- tagonia y de las formaciones miocenas y oligocenas, todas con los men- cionados dientes divididos en cuatro raíces, y no conozco una sola pieza referible a algunos de los dientes desde el p.z hasta el m.> que no presente las cuatro raíces bien visibles. En lo que concierne a los demás caracteres generales del grupo, el autor no agrega uno solo a los que ya he publicado como propios de los Proterotheridae; todo lo que ha hecho es duplicar el número de gé- neros sin el menor criterio científico, haciendo las más lamentables confusiones. En mis distintos trabajos sobre este grupo he reconocido cuatro géneros del eoceno de Patagonia, que son: Proterotherium, Li- 318 caphrium, Thoatherium y Diadiaphorus, en los que he distribuído doce especies distintas. El señor Mercerat encuentra la manera de distin- guir nueve géneros en los cuales incluye diez y nueve especies. Esos pretendidos géneros son: Bunodontherium Mercerat, Thoatherium Ame- ghino, Diadiaphorus Ameghino, Anomalodontherium Mercerat, Lica- phrium Ameghino, Oreomeryx Mercerat, Anisolophus Burmeister, Rha- godon Mercerat y Merycodon Mercerat. Los numerosos materiales a mi disposición sólo me permiten reconocer los cuatro primeros géne- ros mencionados, en los que se distribuirán muy bien todas las pre- tendidas especies del señor Mercerat. Fig. 2. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Maxilar superior derecho visto por la superficie de masticación de las muelas, reducido a */, del tamaño natural: it, intermaxilar; i, incisivo único; p.., p.2, p.* y p.*, los cuatro premolares; m.', m.? y m.* los tres verdaderos molares; t, tubérculo o lóbulo medio posterior de las muelas. Para establecer las divisiones genéricas, el autor toma por base ca- racteres que en el mayor número de casos no sirven ni para distinguir las especies, y que varían, aparecen o desaparecen según el grado de desgaste de las muelas, de donde resultan divisiones artificiales que distribuyen los restos de una misma especie en especies y géneros dis- tintos que nunca han existido. Empieza por formar dos grupos fundamentales de géneros según las muelas superiores presenten o no un pequeño tubérculo (t, figura 2) que se encuentra un poco más atrás del centro de la corona en el fondo de la hendedura longitudinal que separa a los dos lóbulos pos- teriores, interno y externo; la ausencia de este tubérculo es a menudo puramente aparente según la edad de los individuos, o falta realmente a veces en los dientes anteriores o en los caedizos, presentando un sin . fin de pequeñas diferencias puramente individuales o de edad. Con los dientes que supone carecen de ese tubérculo establece dos géneros, según tengan o no las dos pequeñas aristas perpendiculares interme- dias externas, llamando al que tiene las aristas Merycodon (nombre 319 ya empleado por Owen en 1852 y por Leidy en 1858) con dos es- pecies: Merycodon Damesi y Merycodon rusticus, fundado este último tan sólo sobre el primer verdadero molar superior! El que carece de aristas intermedias externas forma el género y la especie que llama Rhagodon gracilis, como el precedente representado también sólo por el primer verdadero molar superior... Las muelas de los pretendidos Merycodon y Rhagodon son en su construcción fundamental absoluta- mente idénticas a las de Proterotherium Ameghino. Es casi imposible distinguir las muelas aisladas de las distintas especies de este género; en cuanto a las aristas perpendiculares intermedias externas, se pre- sentan en unas especies y faltan en otras, pudiendo también existir en la juventud y faltar en la vejez y viceversa; de consiguiente los dos pretendidos nuevos géneros no existen y sus pretendidas especies son ebsolutamente irreconocibles. Con las demás muelas que dice tienen dos tubérculos o lóbulos me- dios, también forma el autor distintos grupos de géneros, según el tubérculo medio posterior t, esté reunido al lóbulo posteroexterno o al posterointerno, o que se presente como tubérculo bien separado, o como apéndice o colina unida ya a un lóbulo ya al otro, ya según una dirección, ya según otras. Sobre esas insignificancias no sería difícil establecer un par de docenas de géneros sobre los restos de una misma especie. El autor no se fija en que esos tubérculos o lóbulos, como él los llama, presentan una variabilidad casi ilimitada que es absoluta- mente imposible corresponda a divisiones genéricas, habiendo también muelas que en vez de seis muestran siete tubérculos bien perceptibles; este número se observa cuando recién empiezan a ser atacadas por la masticación; y sobre este dato, puede el autor fundar otra media do- cena de géneros. A cada uno de estos pretendidos géneros los divide después el autor, de una manera sistemática y sin excepción, en dos géneros distintos, según las muelas superiores tengan o no tengan aristas perpendicu- lares intermedias sobre el lado externo. Todos los paleontólogos cono- cen la escasa importancia que tienen estas aristas en los ungulados imparidigitados y saben muy bien que a menudo no pueden servir ni para distinguir las especies. Y con estos fútiles caracteres el señor Mercerat consigue distinguir en esta división siete géneros: Bunodon- therium, con dos especies: Bunodontherium patagonicum y Bunodonthe- rium majusculum; Thoatherium, con dos especies: Thoatherium minus- culum y Thoatherium periculorum; Licaphrium, con tres especies: Lyca- phrium Floweri, Licaphrium arenarium y Licaphrium parvulum; Ano- modontherium, con una sola especie: Anomodontherium montanum; Anisolophus, con tres especies: Anisolophus australis, Anisolophus Bur- meisteri y Anisolophus Fischeri; Oreomeryx (ya empleado por Marsh 320 en 1877), con tres especies: Oreomeryx propius, Oreomeryx superbus y Oreomeryx Rutimeyeri. Debe también tenerse presente que, como en el caso de los Astrapotheridae, no caracteriza sus pretendidas especies, distinguiéndolas tan sólo por las medidas de las muelas y de las man- díbulas, cuando existen. El género Bunodontherium Mercerat, 1891, es sinónimo de Diadia- phorus Ameghino, 1887; Anomodontherium Mercerat, 1891, es igual a Toatherium Ameghino, 1887; Anisolophus Burmeister, 1885, Oreo- meryx Mercerat, 1891, Merycodon Mercerat, 1891 y Rhagodon Mer- cerat, 1891, son iguales a Proterotherium Ameghino, 1883. Dice el autor que los incisivos inferiores de su pretendido Bunodontherium tienen la forma de los de Theosodon, mientras que en ningún Protero- térido se ve una conformación parecida. A propósito del mismo género añade que los premolares y molares inferiores tienen sólo dos raíces cada uno, lo que tampoco se observa en ningún Proterotheridae; y todas las mandíbulas inferiores de Diadiaphorus que poseo tienen los últimos premolares y los dos primeros molares con cuatro raíces distintas. Dics que en Bunodontherium patagonicum no hay diastemas en la mandíbula inferior, lo que tampoco he observado hasta ahora en ningún Protero- theridae del eoceno; y todo me induce a creer que ha atribuído a este animal mandíbulas inferiores de Theosodon, lo que también se confir- ma por las medidas que da de la mandíbula inferior, en evidente des- proporción con las del cráneo. El autor no ha podido reconocer el gé- nero Diadiaphorus y ha dado a una de las especies por mí descriptas el nuevo nombre de Bunodontherium, mientras que la otra es por él con- fundida con Licaphrium y Proterotherium. Afirma que Thoatherium no tiene premolares y molares inferiores con cuatro raíces separadas (pá- gina 13), mientras que dicho género, como todos los demás de la misma familia (véase figura 3), presentan los p. a m.> con cuatro raíces separadas. Afirma que Diadiaphorus (página 14) se distingue por las muelas superiores que presentan dos aristas intermedias perpendicu- lares externas, mientras que yo he dicho (Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, página 566) lo contrario, esto es: que carece de dichas aristas, como lo demuestra muy bien la figura 2; el autor confunde Diadiaphorus con Proterothe- rium y Licaphrium. Distingue el género Licaphrium por el m.z, que dice tiene un lóbulo tercero rudimentario, sin tener en cuenta o igno- rando que este carácter también se encuentra en Proterotherium 0 Anisolophus como él lo llama erróneamente. En fin: todos los géneros están confundidos de la manera más lamentable, fundando otros nuevos sobre caracteres de ningún valor, con una cantidad de especies sín ca- racterizar, puesto que las medidas por sí solas no constituyen un dis- 321 tintivo, sobre todo cuando no es posible saber de qué géneros se trata, de donde se deduce de una manera inapelable que todos los nuevos gé- neros propuestos por el señor Mercerat no tienen razón de existir y las nuevas especies que propone no pueden ser reconocidas. En resumen: ha producido un trabajo no sólo completamente inútil, sino, lo que es peor, perjudicial. Fig. 3. Thoatherium minusculum Ameghino. Mandíbula in- ferior con la dentadura del lado izquierdo vista desde arriba y por el lado externo; sobre la rama derecha se han sacado los dos últimos premolares y molares para mostrar los cuatro alvéolos de las cuatro raíces de cada diente; 1., e 1.2, los dos incisi- VOS: C, Canino; P.:, P.2, P-2 Y P-<, los cuatro premolares; m.,, m.z, m.z, los tres verdaderos molares. Reducida a ?,, del tamaño natural. Dispongo de casi todas las partes del esqueleto de los Proterotheridae, que describiré detalladamente tan pronto como me sea posible. Ahora sólo acompaño un resumen de los caracteres distintivos de los cuatro únicos géneros qug me son conocidos hasta ahora del eoceno de Pata- gonia y de las especies que comprenden, para que así le sea más fácil £l señor Mercerat reconocer los géneros y determinar las especies a que se refieren los restos que tan mal ha estudiado. I. m.3 con lóbulo tercero más o menos desarrollado. Proterotherini. a. i. 7 muy pequeño, i. 5 más grande y comprimido de arriba abajo, Pp. pequeño, corto y con las dos raíces soldadas o casi soldadas: Pro- terotherium Ameghino. AMEGHINO — V. X Ñ 21 322 1. Tamaño considerable; m. 7 con lóbulo tercero bien desarrollado; muelas inferiores sin cíngulo basal; longitud de los p.7 4 m3, 18.282 milímetros: Proterotherium australe (Burmeister) Ameghino. 2. Tamaño un ¡poco menor; m. 3 muy corto y con el lóbulo tercero apenas indicado; muelas inferiores sin cíngulo basal o completamente rudimentario. Longitud de los p. a m.z, 73 a 75 milímetros: Prote- rotherium curtidens Ameghino. Fig. 4. Proterotherium cavum Ameghino. Mandíbula inferior vista desde arriba, reducida a */, del tamaño natural. i./ e iz, los dos incisivos; c, canino; p. 1, D.- 2, P.a y Pp. +, los premo- lares; Mm. , M.2 y m.s, los verdaderos molares. 3. Tamaño todavía menor; muelas inferiores sin cíngulo basal; m. con lóbulo tercero bien distinto y de gran tamaño. Longitud de los p. a m.z, 70 a 72 milímetros: Proterotherium cavum Ameghino. 4. Tamaño del Protherotherium australe, pero las muelas inferiores con un fuerte cíngulo basal interno y externo: Proterotherium cingu- latum Ameghino. b. Cavidades de la corona de las muelas poco psonunciadas; m. y con lóbulo tercero constantemente de gran tamaño; p. con dos raíces largas y muy divergentes: Licaphrium Ameghino. 1. Tamaño considerable; muelas inferiores sin cíngulo basal ni in- terno ni externo. Longitud del p., a m.z,85 a 90 milímetros: Lica- phrium Flowerí Ameghino. 2. Tamaño mucho menor; muelas inferiores con cíngulo interno y externo bien desarrollado; m. ¿ con lóbulo tercero de gran tamaño. || cs] 323 Longitud de los p.z a m.z, 66 milímetros: Proterotherium parvulum Ameghino. 3. Tamaño de la especie precedente; m. 3 con lóbulo tercero más corto; cíngulo basal muy poco acentuado. Longitud del m., a m.>3 44 milímetros: Licaphrium intermissum Ameghino (3). II. m. 3 sin lóbulo tercero: Brachytherini. a. 1. muy pequeños; il. 7 grandes y deprimidos de arriba abajo; p. +3 de una sola raíz o apenas un poco bifurcado en la extremidad. Muelas superiores sin aristas intermedias externas: Diadiaphorus Ameghino. 1. Molares y premolares superiorés e inferiores con reborde basal interno y externo; el reborde interno no pasa encima del lóbulo pos- terior de los m.? y 3. Longitud del p.7 a m.z, 113 milímetros: Diadiaphorus majusculus Ameghino. 2. Molares superiores e inferiores con cíngulo basal interno y exter- no; el cíngulo basal interno de las muelas superiores pasa encima de los lóbulos internos de los verdaderos molares: igúal talla que la es- pecie precedente: Diadiaphorus diplinthius Ameghino. 3. Molares superiores con cíngulo basal externo pequeño y sin cín- gulo basal interno; muelas inferiores sin cíngulo interno y con cíngu- lo rudimentario externo; tamaño un poco menor: Diadiaphorus velox Ameghino. b. 1. 7 y 7 pequeños y de tamaño casi igual; p. 7 pequeño y de raíces casi soldadas: Thoatherium Ameghino. 1. Muelas inferiores sin cíngulo interno; p.. a m.z con un pequeño cíngulo interlobular externo. Longitud del p., a m.z, 68 milímetros: Thoatherium minusculum Ameghino. 2. Misma talla que la especie precedente; p.7 a m.z con un fuerte cíngulo basal interno en toda su longitud, de borde dentellado: Thoa- therium crepidatum Ameghino. Los materiales sobre los cuales se funda la revisión y crítica que precede, más numerosos y en mejor estado que los que del mismo grupo posee el Museo de La Plata, están a disposición de todos los estudiosos que necesiten consultarlos, sin exceptuar, por supuesto, a los señores Moreno y Mercerat. 3 GRAVIGRADA (4) En otro folleto aparte, de unas 64 páginas, distribuído durante la segunda quincena del mes de Agosto, se encuentran reunidas noticias (3) Sólo por error figura como Licaphrium intermedium, en la página 297 de la Revista Argentina de Historia Natural, lo mismo que en la página 11 del tiraje aparte del mismo artículo. (4) «Revista del Museo de La Plata», tomo 1I, páginas 1 a 16, La Plata, 1891. 324 y críticas sobre los Gravigrada, los Glyptodontía, los Dasypoda, los Creodonta y el género Theosodon; voy a examinarlas sucesivamente empezando ¡por los Gravigrada y tratando de ser lo más breve posible. Bajo el nombre de Schismotherium (página 5) el autor confunde 4 géneros distintos: Schismotherium, Hapalops, Trematherium y Planops. El género Schismotherium que describe el señor Mercerat no es igual al que yo he dado a conocer con el mismo nombre y he dicho se dis- tingue por sus cuatro muelas inferiores en serie continua. El señor Mercerat se toma la libertad de observar «que en el género Schismo- therium, como en todos los otros que conocemos de la familia le los Orthotheridae, el primer diente, tanto el de la mandíbula inferior como el de la mandíbula superior, es de sección transversal elípticocilíndrica y separado de los demás dientes por un diastema no muy extendido». El señor Mercerat no tiene nada que observar: he dicho que las cuatro muelas inferiores están en serie continua y, por consiguiente, debió buscar una pieza que presentara esos caracteres; si no la ha encontrado ello sólo prueba la manera lastimosa de cómo han sido tratadas las co- lecciones del Museo de La Plata, pero no lo autoriza a designar con el mismo nombre genérico piezas que ofrecen caracteres completamente distintos. Todos los restos que enumera como de Schismotherium son de Hapalops. La pieza a que hace alusión (página 7) como tipo de mi Schismotherium fractum no es la que yo he descripto. El cráneo y la mandíbula inferior que describe como de esta especie son de Hapalops indifferens Ameghino. Bajo el nombre de Schismotherium intermix- tum confunde restos de dos géneros completamente distintos: el Trema- therium y el Planops; el trozo del cráneo que atribuye a la especie es de Hapalops elongatus Ameghino; Trematherium es perfectamente dis- tinto y de caracteres constantes, tal como lo he descripto; y ex mis colecciones podrá examinar, si quiere, restos de varias especies. En cuanto a Planops es un animal tan distinto que hasta resulta que es de una familia diferente: la de los Scelidotheridae. El cráneo que menciona (página 9) como de Schismotherium rectangularis no es de Hapalops rectangularis Ameghino, sino de Hapalops brevipalatus Ameghino. El trozo de cráneo que menciona con el nombre de Schismotherium pa- tagonicum es de un Hapalops que debe referirse a alguna de las espe- cies que de este género he determinado. En la página 10 funda el pretendido nuevo género Stenocephalus (nombre ya empleado con anterioridad por Latr. en 1825, Tschudi en 1838, Schónh en 1847 y varios otros autores!), y todos los caracteres que le asigna son absolutamente los mismos que distinguen a Hapa- lops Ameghino. A las tres especies que de este pretendido nuevo gé- nero enumera: Stenocephalus australis, Stenocephalus cognatus y Ste- 325 nocephalus hybridus, sólo las distingue por las medidas, lo que equi- vale a decir que no están fundadas; es fácil ver, sin embargo, que todas se refieren al género Hapalops y a las especies ya establecidas por mí. En la página 11 compara una de esas especies con un Schismotherium australis Ameghino, que ignoro absolutamente lo que es, no habiendo empleado nunca tal nombre específico en ninguna especie de gravígrado. En la página 12 dice acerca del género Hapalops Ameghino: «Este género está hasta ahora representado sólo por maxilares inferiores o fragmentos de este hueso». ¡Es natural que así sea, puesto que todos los cráneos y fragmentos de cráneos de este género los ha atribuído él a Schismotherium y a su pretendido Stenocephalus! Enumera una es- pecie que pretende nueva, a la que llama Hapalops grandaevus, fundada sobre una rama mandibular que dice «indica un animal de talla mucho más fuerte que Hapalops ellipticus y más fuerte aún que Hapalops in- differens», y las medidas que da corresponden exactamente a las de esta última especie. En la página 14, a propósito del cráneo que he descripto y figurado bajo el nombre de Hapalops Rutimeyeri, dice: «La figura que de este cráneo publica el señor Ameghino no concuerda con la descripción que de él da este autor. Además compara el señor Ame- ghino este cráneo con el de Hapalops rectangularis, del cual no se co- noce aún el cráneo y que es un Schismotherium, como lo hemos visto. Lo compara también con el cráneo de Hapalops indifferens, del cua! no se conoce tampoco aún el cráneo, y que por la pieza que ha servido de tipo al señor Ameghino para establecer la especie, y que pertenece a este Museo, no nos parece corresponder al género Hapalops». Ya se ha visto que la referencia de Hapalops rectangularis a Schismotherium es un disparate del señor Mercerat. Si yo he comparado el cráneo de Hapalops Rutimeyeri con el de Hapalops rectangularis y el de Hapalops indifferens, es porque los conocía, y el autor ha hecho muy mal, malí- simamente, diciendo lo contrario; es un desmentido que, como en el caso de los caracteres del Schismotherium, importa una falta de edu- cación. Que él no conozca esos cráneos no quiere decir que yo no los conozca, sino simplemente qué las colecciones del Museo de La Plata son mucho más incompletas que las mías. Puede venir a mi casa, donde encontrará a su disposición los cráneos intactos de las mencio- nadas especies. En las páginas 12 a 17 enumera dos pretendidas nuevas especies del género Eucholoeops, a las que llama Eucholoeops latifrons y Eucho- loeops Lafonei. De ninguna da descripciones sino simplemente una serie de medidas que por sí solas no tienen valor alguno. A juzgar por esas medidas, Eucholoeops latifrons parece ser sinónimo de Eucholoeops fronto Ameghino y Eucholoeops Lafonei de Eucholoeops externus Ame- ghino. En la página 17 dice que el pretendido Eucholoeops Lafonei es 326 más pequeño que Eucholoeops latifrons y por las medidas resulta lo contrario. Viene en seguida la descripción de un pretendido nuevo género y es- pecie (página 17) que denomina Tapinotherium Aguirrei; y por los ca- racteres que de él da y las medidas que los acompañan resulta que se trata del mismo animal que he descripto y figurado bajo el nombre de Hyperleptus sectus (Revista Argentina, etc., página 155). En la página 18 da la descripción de otro pretendido nuevo género que llama Eurysodon (nombre ya empleado con anterioridad por va- rios autores) y por los restos que le atribuye y caracteres que le asigna resulta que está constituído por restos de los géneros Xyophorus, Hapa- lops y Eucholoeops. El pequeño prolongamiento de los frontales entre los nasales, o de éstos entre los frontales, carece absolutamente de im1- portancia para toda división genérica; en Hapalops preséntase en unas especies y falta en otras; y sucede otro tanto en Eucholoeops y varios otros géneros. El que llama Eurysodon nasutus sin dar de él ningún ca- rácter distintivo, con excepción de las medidas, corresponde a Xyopho- rus rostratus Ameghino. El que llama Eurysodon Boulei se encuentra en el mismo caso y parece ser sinónimo de Xyophorus sulcatus Ame- ghino. El que designa con el nombre de Eurysodon rostratus, por las medidas, parece ser sinónimo de Xyophorus atlanticus Ameghino. El que llama Eurysodon adteger es un Hapalops igual a Hapalops adte- ger Ameghino. Por último, el que cita como Eurysodon infernalis es - un Eucholoeops, que he descripto bajo el nombre de Eucholoeops in- fernalis Ameghino. En la página 24 funda el nuevo género y especie Eleutherodo: (nombre ya empleado con anterioridad para designar un género de or- tópteros) heteroclitus, basado sobre una rama mandibular incompleta en la que sólo se conservan las raíces de los dientes, y dice se distin- gue por los dientes intermedios que son elípticos. ¡Es deseo de fundar géneros y especies! Renuncio por mi parte a saber lo que puede ser di- cho fragmento, porque en tales condiciones puede representar todo lo que se quiera. Al género Nematherium lo considera como el tipo de una nueva fa- milia cuyos caracteres no especifica; y en realidad los pretendidos Ne- matheridae no se pueden separar de los Scelidotheridae. La única espe- cie que pretende nueva y trae de este género, el Nematherium Lava- gnanum es sinónimo de Nematherium longirostris Ameghino. = GLYPTODONTIA Pretende el señor Mercerat (página 27) que Asterostemma 28 sinónimo de Propalaehoplophorus Ameghino. Es un error: la forma 327 y la disposición de la coraza son muy distintas, así como también la forma de las distintas partes del esqueleto que me son conocidas. La cola, especialmente, es completamente distinta, pues no está formada por anillos más o menos perfectos como en aquel género, sino por pla- cas imbricadas en toda su extensión, como en los géneros Tatusia y Propraopus. En la página 29, a propósito de la probable existencia de incisivos en el género Propalaehoplophorus dice: «La otra ¡pieza pertenece a Propalaehoplophorus australis Moreno. En la página 796 de la obra ci- tada, refiriéndose a esta pieza, dice el señor Ameghino: El intermaxi- lar es relativamente un poco más desarrollado que en Glyptodon, y lleva a cada lado, delante de la primera muela, un pequeño agujerito de menos de un milímetro de diámetro, que supongo es el alvéolo de un incisivo atrofiado y caedizo. «Hemos examinado las piezas a las cuales se refiere el señor Ame- ghino, y tenemos que declarar que el señor Ameghino no ha podido ob- servar las perforaciones de que habla, a cada lado, delante de la pri- mera muela, como dice, por estar destrozadas en esa región cada una de las piezas». Eso de tener el atrevimiento de decir que no puedo haber obser- vado lo que he dicho que he visto, es excesiva osadía; y como en el caso de los caracteres de la mandíbula inferior del género Schismothe- rium y de los cráneos de Hapalops, importa una falta de educación so- cial imperdonable. Tenga presente el señor Mercerat que puede abusar de mi paciencia. Si las piezas del Museo de La Plata que dice son los tipos de mis descripciones están destrozadas en las partes en que yo digo que existen las mencionadas perforaciones, eso sólo prueba: o bien que no son los tipos de mis descripciones, o bien que ellas han sido destrozadas; y en uno y otro caso prueban de una manera evidente, aunque ya es cosa demasiado sabida, que las colecciones del Museo de La Plata han sido destrozadas y confundidas de una manera lastimosa y hoy resultan inútiles para todo trabajo científico serio. Venga el se- ñor Mercerat a mi casa y encontrará cráneos de Propalaehoplophoridaz con perforaciones iguales, y además mandíbulas inferiores que tienen adelante perforaciones correspondientes, lo que quita toda duda, no 2 mis observaciones, porque sólo un mal educado puede decir que yo no puedo haber visto lo que afirmo que he visto, sino la interpretación que de ellas he dado. Asterostemma depressa, al cual el autor cree sinónimo de Propa- laehoplophorus australis, es un animal completamente distinto. En cuan- to a los restos que refiere a Asterostemma laevata y Asterostemma gra- nata, colocándolos en el género Propalaehoplophorus, no puedo decir 328 si la referencia es o no es correcta. El que llama Propalaehoplophorus patagonicus es sinónimo de Eucinepeltus petesatus Ameghino. DAsYPODA El nuevo género Thoracotherium fundado en las distintas especies que yo había incluído en el género Eutatus, es sinónimo de Proeutatus Ameghino. Llevo ya publicadas cinco especies de ese género proceden- tes del eoceno de Patagonia: Proeutatus oenophorus, Proeutatus la- gena, Proeutatus distans, Proeutatus deleo y Proeutatus carinatus, fundadas todas en los caracteres de la coraza. ¿Cómo puede, pues, ser permitido fundar otra serie de especies sobre los restos del esqueleto, cuando es seguro que en su casi totalidad tienen que referirse a las especies ya determinadas? Y sin embargo es lo que hace el señor Mercerat, que agrega tres pretendidas nuevas especies, a las que llama Thoracotherium vetum, Thoracotherium priscum y Thoracothe- rium cruentum! (Al más inofensivo de los animales llamarlo cruen- tum!) El Proeutatus priscum está fundado sobre varios fragmentos de ramas mandibulares. ¿Cómo sabe el señor Mercerat que esos restos no se refieren a alguna de las especies fundadas sobre trozos de coraza? Poseo varias docenas de mandíbulas y fragmentos de mandíbulas de Proeutatus, Dasypus y Prozaedyus que no puedo saber a qué especies se refieren de las ya fundadas sobre las corazas, y las pongo a dispo- sición del señor Mercerat para que sobre ellas haga nuevas especies. Sin embargo, en el caso del que llama Thoracotherium priscum puedo asegurarle que es sinónimo de Proeutatus oenophorus Ameghino, que es la especie más común del eoceno de Patagonia. El que llama Thora- cotherium vetum es sinónimo de Proeutatus lagena Ameghino. Los ca- racteres que asigna a Thoracotherium cruentum (!) no lo distinguen de Proeutatus distans Ameghino. A propósito de esta especie (página 45) dice el autor: «La pieza figurada por el señor Ameghino (véase locu- ción citada, lámina LXVITI, figura 35) no corresponde a la descripción que da este autor y no pertenece a la especie que nos ocupa ni tampoco al género Thoracotherium. Si está exacta la figura citada, pertenece esa pieza al género Zaedyus Ameghino». El autor confunde por com- pleto los géneros Proeutatus, Dasypus y Zaedyus. La figura es exacta y el original es de Proeutatus distans. Zaedyus y Prozaedyus se distin- guen inmediatamente por las perforaciones pilíferas de su borde poste- rior completamente rudimentarias. Es de sentirse que la precipitación con que ha escrito y la ofuscación producida en él por el deseo de buscar errores en todas partes, no le haya permitido darse cuenta ni de las cosas más elementales, incurriendo en errores que no tienen absolutamente la menor disculpa. 329 En el mismo grupo de los Dasypoda los señores Moreno y Mercerat dan algunas noticias sobre varias especies de un género que dicen abe- rrante y al cual identifican de una manera dudosa con el género Pelte- philus Ameghino. Pueden los autores quitar el interrogante, pues la identificación es exacta; pero el género no tiene nada de aberrante porque no es un Dasypoda sino un representante de un grupo distinto completamente extinguido (5). En la página 57 afirman que el género Cochlops es puramente imaginario y fundado sobre restos de Propa- laehoploporus y Peltephilus. Las figuras que mencionan los autores no son el tipo del género, sino las de la coraza dorsal, que es lo único que he descripto. Los autores se equivocan por completo. Cochlops es un género bien distinto. La coraza de Propalaehoplophorus no posee placas con la figura central levantada en forma de pezón como las que he dibujado. En la página 251 (*) de este volumen he dado los caracteres culminantes del género, presentándose otros no menos importantes en todas las demás partes del esqueleto. El que llaman Peltephilus Clara- zlanus es sinónimo de Peltephilus ferox Ameghino; y los que desig- nan con los nombres de Peltephilus Heusseri y Peltephilus grandis son simples sinónimos del Peltephilus strepens Ameghino. MESORHINIDAE Uno de los géneros más característicos de esta familia: el Theoso- don Ameghino, del eoceno de Patagonia, está representado en mis co- lecciones por materiales incomparables, que comprenden cráneos y mandíbulas enteras de numerosos individuos jóvenes y adultos y mu- chos huesos de las principales partes del esqueleto. En este material sólo he podido reconocer tres especies bien distintas, que son: Theo- sodon Lydekkeri, que es la especie típica y la más abundante; Theo- sodon Fontanae, de formas más robustas, pero cuyos restos son muy escasos; y Theosodon gracilis, de tamaño notablemente menor. El señor Mercerat, que dispone de un material mucho más reducido y procedente de la misma región, ¡pretende reconocer seis especies, dos de ellas fundadas sobre ramas mandibulares incompletas de individuos jóvenes! Y lo más singular es que ninguna de esas pretendidas especies está caracterizada. El autor sólo las distingue por una serie de medidas de las muelas y de las ramas mandibulares, medidas que, como es muy sabido, varían en todos los ungulados según la edad y el sexo. Es un (5) El descubrimiento de partes considerables del esqueleto de los géneros Stegotherium y Peltephilus hace necesario enmendar en algunos detalles los caracteres puramente teóricos que le asigné al grupo de los Peltateloidea, en el cual tíenen su colocación los mencionados géneros. (5 De la Revista Argentina de Historia Natural, y página 221 de este volumen. 330 procedimiento especial de diagnosticar especies, y a quienes lo siguen podría con justicia aplicárseles el título de «naturalistas 'carpinteros». Esas pretendidas especies no están fundadas y es absolutamente im- posible tomarlas en consideración. Sin embargo, valiéndome de esas medidas he querido darme cuenta de lo que son, y resulta que Theoso- don Lallemanti y Theosodon Frenzeli son sinónimos de Theosodon Ly- dekkeri Ameghino; y que las pretendidas especies diferentes a las que llama Theosodon patagoniensis, Theosodon gracilis y Theosodon debilis, son sinónimos de Theosodon gracilis Ameghino. CREODONTA A pesar de los materiales relativamente abundantes de que ha dis- puesto el señor Mercerat, no ha advertido de que muchos carnívo- ros primitivos del eoceno de Patagonia considerados como creodontes, son verdaderos marsupiales. Cladosictis Ameghino es sinónimo de Proviverra Rutimeyer. Sobre el pequeñísimo fragmento que tuve primeramente a la vista, no me era posible determinar con seguridad sus afinidades ni la homología de los dos únicos dientes en él implantados. Cladosictis dissimilis de Mercerat (página 51), es sinónimo de Proviverra Trouessarti Ame- ghino, descripta y figurada en el número de Junio de esta Revista. El género Arctodictis de Mercerat (página 51), es sinónimo de Dyna- mictis Ameghino. La especie que llama Arctodictis Muñizi es sinó- nimo de Dynamictis fera Ameghino, descripta y figurada en el número de Junio de esta Revista (*), que el autor conoce, puesto que la cita re- petidas veces. La especie a que llama Arctodictis australis, fundada tan sólo sobre un canino aislado, es puramente nominal; esa forma de canino se encuentra en la mayor parte de los géneros del mismo grupo; poseo varias docenas de caninos aislados de Creodonta y. Dasyura de distintas formas y tamaño, lo mismo que un considerable número de muelas aisladas que pongo a disposición del autor para que funde especies nuevas. En la página 52 identifica los géneros Anatherium y Acyon con Ha- thlyacynus. La identificación de Acyon con el último género parece re- posar en el parecido de la parte posterior de la mandíbula, pero para eso tiene que atribuir la parte anterior por mí descripta como de Acyon, a otro género, que no dice cuál es. Pero, señor Mercerat: ¿cómo quiere usted que provengan de distintos géneros, si los dos fragmentos por mí descriptos provenían de un mismo individuo y de la misma rama mandibular? Anatherium defossum es muy distinto de Hathlyacynus y (*) Véase página 179 de este volumen. III AER 331 se distingue muy bien por sus incisivos inferiores rudimentarios. Ha- thlyacynus no es un Creodonta sino un marsupial. Thylacodictis exilis de Mercerat es sinónimo de Sipalocyon gracilis Ameghino. Theriodictis de Mercerat es sinónimo de Macrocyon Ameghino. A las demás especies, pretendidas nuevas, allí enumeradas me declaro incapaz de reconocerlas, pero no dudo que cuando el autor las defina mejor, en su mayor parte resultarán ser idénticas a las especies de Creodonta y Dasyura por mí ya determinadas. NESODONTIDAE Este grupo ha sido excesivamente desgraciado a partir desde el pr:- mer momento en que de él se han ocupado. Todos los naturalistas que han tenido ocasión de ocuparse de alguna de sus especies han cometido errores más o menos notables, pero el señor Mercerat en su «Sinopsis de la familia de los Protoxodontide» (de 68 páginas in 8”, incluso las explicaciones de diez láminas que no se acompañan, La Plata, 1891), los ha cometido en mayor número que todos los demás juntos; y de tal calibre que sobrepasan toda ponderación. No es posible dar una idea de este trabajo sin trazar antes un pequeño bosquejo histórico del grupo. El primer género conocido, tipo del grupo, es el Nesodon, descripto por primera vez en 1846 por Owen, aunque de una manera ligera, in- cluyendo en él dos especies, el Nesodon imbricatus Owen, represen- tada por una mandíbula inferior incompleta; y el Nesodon Sullivani, que sólo cenoció por algunas muelas inferiores aisladas. En 1853 el autor figuró y describió esos restos de una manera más completa, fun- dando dos nuevas especies: el Nesodon ovinus, representada por un cráneo y mandíbula inferior de un individuo joven; y el Nesodon ma- gnus, del cual sólo conoció un fragmento de muela superior. En 1882, el señor Moreno sobre una muela superior del eoceno de Patagonia fundó el Toxodon patagoniensis, de la que nunca dió descripción. En 1885, el doctor Burmeister, sobre una muela superior aislada proce- dente del territorio del Chubut, estableció el Colpodon propinquus, al que consideró como intermedio entre Nesodon y Homalodontotherium. "En Mayo de 1887, la muela sobre la cual Moreno había establecido el Toxodon patagonensis fué referida por mí a un nuevo género que llamé Protoxodon; y separé los Nesodontidae como familia distinta, en la cual coloqué los géneros Nesodon, Protoxodon y Colpodon. En Di- ciembre del mismo año, estudiando la primera colección de mamíferos eocenos traída de Patagonia austral por Carlos Ameghino, reconocí tres nuevas especies del género Protoxodon, a las que llamé Protoxo- don conspurcatus, Protoxodon marmoratus y Protoxodon obliteratus. 332 Establecí, además, ocho nuevos géneros que incluí en el mismo grupo: Adelphotherium ligatum, Acrotherium rusticum, Gronotherium decre- pitum; Adinotherium, con cinco especies: Adinotherium magister; Adi- notherium splendidam, Adinotherium proximum, Adinotherium ferum y Adinotherium nitidum; Phobereotheriuam sylvaticum, Athyptherium bifurcatum y Scopotherium cyclops. En 1889 separé estos dos últimos géneros y Nesodon en una familia aparte, los Atryptheridae, aunque de una manera provisoria, formando con todos los demás géneros la familia de los Protoxodontidae. Reconocí que el Toxodon patagonensis de Moreno, tipo de mi género Protoxodon, era idéntico a Nesodon Su- llivani Owen, llamándolo, por consiguiente, Protoxodon Sullivani. Por fin reconocí que el Nesodon magnus de Owen era idéntico a Astra- potherium patagonicum de Burmeister, restituyéndole su nombre de Astrapotherium magnum, separándolo definitivamente de los Toxo- dontes. En lo que va corrido de este año he agregado un nuevo género (Xotoprodon solidus), y he descripto dos nuevas especies de Acrothe- rium (Acrotherium karaikense, Acrotherium stygium) y dos de Adino- therium (Adinotherium haplodontoides) y Adinotherium paranense, esta última del oligoceno. En casi todos estos trabajos y publicaciones se han cometido errores de consideración, debidos no a la falta de competencia en los autores sino al escaso material de que disponían. Pude reconocer y descubrir esos errores recién después de recibir los numerosos restos que de este grupo ha coleccionado Carlos Ameghino en sus dos últimos viajes a Pa- tagonia austral. Pensaba describir detalladamente esos restos en una monografía especial, con láminas, cuya preparación exige tiempo y dinero; en ella iba a enmendar los errores en que incurrieron mis pre- decesores y los cometidos por mí mismo. En este trabajo estaba ocupado cuando recibí la «Sinopsis de los Protoxodontidae» del señor Mercerat. La recorrí con ansiedad creyendo que se me había anticipado y que encontraría en ella corregidos los errores a que he aludido. ¡Qué de- cepción! El autor había dispuesto para ese trabajo de materiales veinte veces más importantes y numerosos que los que pudieron examinar los naturalistas que le habían precedido en el estudio de ese grupo: fácil le habría sido, pues, advertirse de esos errores y enmendarlos sin necesidad de criticar a nadie, puesto que, como ya dije, tuvieron origen en la escasez de materiales. En vez de eso, el autor casi no se ocupa de otra cosa que de criticar mis trabajos, y esto sin haber sido capaz de reconocer los errores reales que en ellos hay, ni los que co- metieron los que me precedieron; muy al contrario: esos errores s8 encuentran aceptados y aumentados de una manera tan extraordinaria, que demuestra una absoluta carencia de toda preparación para empren- der ese trabajo. a 333 Son tan considerables los errores en que incurre; ha introducido tal confusión en los géneros y las especies y ha aumentado su número de una manera tan descabellada, que me obliga a anticipar una breve re- visión de todo el grupo para poder así después trabajar en la mencio- nada monografía con más calma y tranquilidad. Voy a trazar una rápida enumeración de los errores que se han co- metido en el estudio de este grupo, a partir de las primeras ncticias dadas por Owen hasta el momento de la aparición de la atroz Memoria “del señor Mercerat, cuya revisión crítica dejaré para lo último. Del examen minucioso del rico material de que dispongo; resulta: 1% La dentición de leche del género Nesodon es en su forma y dispo- sición completamente distinta de la dentición persistente, siendo esta verdaderamente enorme diferencia la causa de los errores en que se ha incurrido desde Owen hasta la fecha de la aparición de mi obra Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, en 1889. s 2% La mandíbula inferior sobre la cual fundó Owen en 1846 el Neso- don imbricatus y que luego figuró y describió detalladamente en 1853, no es de un individuo adulto, como lo creyó el ilustre paleontólogo, sino de un individuo joven. Los dientes, implantados en esa mandíbula no son de la dentadura persistente, como hasta ahora se ha creído, sino de la dentadura de leche; sólo pertenece a la dentadura persistente el diente incompleto posterior que corresponde a la parte anterior del pri- mer verdadero molar. Este primer error no debe perderse de vista, por- que él es el verdadero causante de los que yo cometí más tarde al ocu- parme del estudio de los restos de esos animales. 3 Las muelas inferiores aisladas descriptas y figuradas por Owen como provenientes de una especie de mayor tamaño que designó con el nombre de Nesodon Sullivani, no provienen de una especie distinta, sino que son dientes de la dentadura persistente de individuos completamen- te adultos del Nesodon-imbricatus. Respecto a este error debe tenerse presente la misma observación que he hecho a propósito del que an- tecede. 4 El cráneo y mandíbula de individuo joven descripto y figurado por Owen en 1853 con el nombre de Nesodon ovinus, no representa el es- tado juvenil del género Nesodon; es el joven con la dentadura de le- che de un género muy cercano: el Adinotherium Ameghino. 5% La muela sobre la cual Moreno fundó el Toxodon patagonensis es una muela persistente del mismo Nesodon imbricatus de Owen. 6” La muela superior sobre la cual Burmeister fundó el género y es- pecie que llamó Colpodon propinquus, es la última muela superior de la dentadura de leche del género Nesodon en el grado de evolución próximo al reemplazamiento. 334 7% El género Protoxodon que establecí por las enormes diferencias que la dentadura presentaba con la del Nesodon imbricatus Owen, hoy que sé que Owen confundió la dentadura de leche con la persis- tente, reconozco que es sinónimo de Nesodon y representa el estadio completamente adulto. 8" El género Adelphotherium que establecí sobre algunos restos in- completos de dentadura que parecían de caracteres intermedios entre Nesodon y Protoxodon, es el mismo género Nesodon, todavía algo joven, en el que recién empezaba a entrar en función la dentición de reem- plazamiento. 90 Establecí el género Atryptherium sobre una mandíbula inferior cuya dentadura era aparentemente igual a la de Nesodon imbricatus, publicada por Owen; pero como este autor decía que los molares y pre- molares inferiores sólo tenían dos raíces cada uno, mientras que en el ejemplar por mí examinado se veían algunos de esos dientes con cua- tro raíces, lo consideré como genéricamente distinto, pues dada la iden- tidad de conformación de las coronas de los dientes con la pieza figu- rada por Owen como de un adulto, no se me ocurrió que la mía ¡pudiera provenir de un individuo joven. Hoy sé que la afirmación de Owen res- pecto al número de raíces de las muelas inferiores es un error y que Atryptherium es uno de los estadios juveniles del género Nesodon. 10. Establecí el género Scopotherium sobre una mandíbula inferior con dentadura de corona igualmente parecida a la de Nesodon imbri- catus publicada por Owen, pero, como en el caso precedente, con algu- nos dientes provistos de cuatro raíces; además, la serie dentaria pre- sentaba un diente menos. Confiado igualmente en la determinación de Owen, tampoco se me ocurrió que pudiera ser de un individuo muv jo- ven. Hoy sé que es el mismo Nesodon imbricatus en el cual no ha apa- recido todavía la última muela persistente de cada lado. De consiguiente deben desaparecer los nombres de Protoxodon, Adel- photherium, Atryptherium y Scopotherium, que sólo representan dife- rentes estadios de evolución del género Nesodon; y el grupo entero debe volver a tomar su nombre de Nesodontidae con que lo designé en 1887. Como comprobante de esta revisión y fundamento de mi crítica, voy a trazar un rapidísimo bosquejo de la evolución dentaria del género Nesodon. Este examen se funda en un material incomparable por su calidad y cantidad, en el cual se encuentran representados todos los estadios, desde la dentición de leche que todavía no ha perforado la mandíbula, hasta la dentadura persistente, completamente gastada hasta las raíces. Estadio 1". —La dentadura de leche del género Nesodon consta de 1 E m' —-Los primeros dientes que aparecen son los molares, A do a! A 335 los últimos son los incisivos externos y los caninos. Antes de que entre en función ninguno de esos dientes, las ramas mandibulares están com- pletamente separadas, sin que sus bordes se encuentren en contacto. Todos los dientes en el interior de la mandíbula antes de perforar el hueso y ser atacados por el desgaste, son de borde coronal muy cor- tante. Los incisivos inferiores están colocados unos encima de otros; el if; es un poco mayor que el il ; todos los dientes están en serie continua. Los caninos de leche aparecen recién cuando todos los de- más dientes están en función. El cráneo es corto y aglobado, con todas las suturas visibles y sin vestigios de cresta sagital. Estadio 2*..— Toda la dentadura de leche en función, sin que todavía haya aparecido ninguna de las muelas persistentes; toda la dentición en o los incisivos superiores disminuyen de tamaño del ¡1 al il3, los cuatro internos con una gran cavidad en la corona; el c/* es e qucño; el mí comprimido lateralmente y pequeño; m7, m3 y m;%* con una fuerte arista perpendicular en la parte anterior de la cara externa. Las dos últimas muelas superiores tienen la corona muy alargada de adelante hacia atrás. En la mandíbula inferior los cuatro incisivos internos son de tamaño casi igual y los dos externos notable- mente más grandes; c. y mí, comprimidos; los mí, a mí, muy an- gostos. Ramas A udibilares al contacto, pero sin es laa haya em- pezado la soldadura. Todos los dientes, incluso los incisivos, son de raí- ces todavía abiertas. Las raíces de los dos i/* están separadas por un ancho diastema, pero sus coronas, todavía poco gastadas, se encuentran en contacto. Todavía no hay cresta sagital aparente. A simple vista no se distinguen los CU de los dientes de reemplazamiento. EStadio.3%.— Los mi están en función; sobre el borde alveolar, todavía no se ven vestigios de los m/ > La parte anterior del cráneo se ha prolongado formando diastemas entre los ¡¿3,c/1 y p/1; los 1.1, ya bastante gastados en la corona, han disminuído de diámetro transverso y están separados por un ancho diastema. En la mandíbula inferior todos los dientes permanecen en serie continua; las raíces de los i am/, están ya cerradas; empiezan a formarse raíces anchas y comprimidas de adelante hacia atrás en los m/7 y m'-7; los gérmenes de la mayor parte de los dientes de reemplazamiento están ya per- fectamente visibles; los os en el principio de su desgaste, tienen casi la misma forma que los mo las ramas mandibulares ya están soldadas y empieza a formarse una pequeña cresta sagital. En este es- tadio se encuentra la mandíbula inferior de Nesodon imbricatus Owen representada en la figura 5. 336 Estadio 4*.— Los m. ya están bastante gastados por la masticación y empiezan a entrar en función los m5 la cresta sagital es un poco más desarrollada; la dentadura de leche está bastante gastada, y los mí y me muestran cuatro raíces distintas cada uno; los m3 y m4 muestran una fuerte arista perpendicular en la parte anterior de la cara externa; los embriones de los incisivos definitivos son ya de tamaño notable y están colocados: los de la mandíbula inferior, sobre el costado interno de la mandíbula, al lado de los que deben reemplazar; los em- Fig. 5. Nesodon imbricatus Owen. Rama izquierda de la mandibula inferior de un individuo joven, vista desde arriba, reducida a */, del tamaño natural. 1. , 1.2, Y.s, los tres incisivos de leche; cy, canino de leche; mM. ,, mM.2, mM.s y m.,, las cuatro muelas de leche; m.;, primer verdadero molar que todavía no ha salido completamente del alvéolo. briones igualmente desarrollados de los primeros premolares se encuen- tran debajo (en la mandíbula inferior) y arriba (en la superior) de los dientes caedizos correspondientes que deben reemplazar; el diastema entre los ¡"1 es todavía más ancho; los m/3, m/*%, m.1 y m.2 presentan una superficie masticatoria alargada de adelante hacia atrás, de forma irregularmente rectangular y trilobados en el lado interno. Vista la superficie masticatoria de todos los dientes en función, pre- senta aparentemente el aspecto de la de un individuo adulto. En este estadio del desarrollo se encuentra la mandíbula inferior descripta y figurada por Owen bajo el nombre de Nesodon imbricatus, que es el tipo del género y de la especie, tomándola erróneamente por la de un individuo adulto. Estadio 5”. — Los m.> ya están completamente en función y bas- tante gastados; aún no ha sido reemplazado ningún diente de la den- tadura de leche, ni se ve todavía sobre el borde alveolar vestigios de los m. - : el embrión de m. + , todavía muy chico, está colocado en la parte superior del maxilar contra la base del m. ? ; el embrión del m. 3 > 3 a 3 h 337 igualmente muy pequeño, está colocado en la base de la rama ascen- dente de la mandíbula todavía muy adentro en el hueso; el embrión del Pp es todavía muy pequeño y apenas visible; cresta sagital toda- vía relativamente baja. Este estadio de desarrollo corresponde al gé- nero Nesodon, como lo caracteriza el señor Mercerat. Estadio 6”. — Los embriones de los m. son bastante grandes, pero todavía no perforan el borde alveolar de la mandíbula; los incisivos empiezan a ser reemplazados; el m4 presenta las cuatro raíces cortas y la corona relativamente baja; el embrión de los po es todavía muy pequeño. El género Colpodon de Burmeister está fundado sobre el m.4 de Nesodon en este estadio del desarrollo. _r HPA ZA Fig. 6. Nesodon imbricatus Owen. Rama derecha de la mandíbula inferior de un individuo completamente adulto, vista desde arriba, reducida a una mitad del tamaño natural; i.,,1.2,1.2, los incisivos; c, canino; p.¡,P.2,P.3,P-.+, premolares; m.¡, m. 2, m. 2, verdaderos molares. Estadio 7”. — Los m.= han perforado el borde alveolar de la mandí- bula, pero todavía no han sido atacados por la masticación; el embrión 4 - : , 1 de los p., es de tamaño mayor; se reemplazan los caninos y los Mm. 13 am. 3 Estadio 8”. — Los m.- entran en función; y cuando ya han sido en z A 14 4 parte atacados por la masticación se reemplazan los m.,, por los PA > Estadio 9”. — Todos los dientes persistentes están en función; todos los premolares y molares definitivos son de base abierta; los i. ! son de mucho mayor tamaño que los ¡.?, que son relativamente chicos, delgados, muy puntiagudos y no muy elevados, no más altos o apenas un poco más altos que los ¡.* ; el tamaño de los premolares y molares aumenta gradualmente del primero al último; el m.3 es apenas un poco más grande que m.?; el m.3 es de diámetro anteroposterior relativamente pequeño en la superficie masticatoria de la corona, pero aumenta gradualmente hacia la base, que es muy ancha y abierta. Las muelas superiores son de sección transversal en forma de paraleló- gramo y las inferiores de lóbulos externos convexos. Este estadio co- rresponde al género Adelphotherium, como lo distingue Mercerat. AMEGHINO — V. X 22 338 Estadio 10.— El individuo ha alcanzado todo su desarrollo; los ¡.1 más gastados han disminuído de diámetro transverso y de tamaño, mientras que los i. 2 de base abierta permanente han aumentado su tamaño y se presentan más elevados y notablemente más fuertes que los i. 1; el m. 2 es un poco más grande que m.*, siendo la diferencia de tamaño entre ambos dientes notablemente mayor que en el estadio precedente; el m. 3 es de base, relativamente a la corona, menos ancha, de manera que el diámetro transverso en la raíz y en la corona es más igual que en el estadio anterior. Los molares han disminuido de diá- metro anteroposterior con el desgaste, presentando así una forma más cuadrada; empiezan a cerrarse las raíces de los premolares y a for- marse las de los molares. La cresta sagital ya bien desarrollada es angosta y elevada. Este estadio de desarrollo corresponde al género Nesotherium de Mercerat. Estadio 11. — Este estadio se distingue muy bien por el gran tamaño del m. 3 con relación a los demás dientes; con el desgaste los demás molares y los premolares han disminuído de diámetro anteroposterior, mientras que el m.3, que he dicho era de base más ancha, a medida que se gastaba su corona ascendía su base aumentando gradualmente de diámetro anteroposterior. Las muelas superiores son de sección transversal, en forma de trapecio. Todas las muelas, menos el m.3» tienen raíces bien formadas; el m.3 tiene una raíz bastante larga, no dividida y abierta en la base, donde disminuye de tamaño y de donde resulta que el diámetro anteroposterior disminuye gradualmente de la corona a la base. La cresta sagital es muy elevada y comprimida. Este estadio de desarrollo corresponde al género Protoxodon, tal como. lo define el señor Mercerat. Estadio 12.— El m.? es relativamente de gran tamaño y los demás dientes mucho más pequeños; la diferencia de tamaño entre m. 2 y m.2 es todavía mayor. El tamaño de m.3 disminuye rápidamente de la corona a la base, que es muy pequeña: al aumentar más la edad, la base se divide en raíces distintas. Este estadio de desarrollo corresponde a los individuos sumamente viejos. La evolución de la dentadura del género Adinotherium es, en sus eta: pas generales, la misma que en el Nesodon, pero los dientes de ambos géneros muestran siempre, en cada estadio, notables diferencias de conformación. «le ES Ahora puedo ser rápido en el examen del trabajo del señor Mercerat, que desde el principio hasta el fin es una continua serie de errores. Seis géneros admite en este grupo, que son: Adinotherium, Acrotherium, Protoxodon, Nesodon, Adelphotherium y Nesotherium. LH ismo individuo que Fig. 7. Nesodon imbricatus Owen. Paladar con toda la dentadura del m la figura 6, reducido a una mitad del tamaño natural. canino; C, ) ¡Incisivos los los verdaderos molares. E AE il. y e o El los premolares «ly P-2) PL) PAL, Pp 340 ADINOTHERIUM. — En este género, además de las especies por mí fundadas, admite el autor tres nuevas, a las que llama: Adinotherium pulchrum, Adinotherium antiquum y Adinotherium Kobyi. A estas tres especies las distingue por el mayor o menor tamaño relativo de m. 3 comparado con los otros dientes y por el mayor o menor desarrollo de la cresta anterior externa de los premolares, que son precisamente los caracteres que más varían, según la edad; esas especies no están, pues, fundadas y no se diferencian en nada de las ya descriptas. Adinotherium antiquum y Adinotherium Kobyi son sinónimos de Adinotherium splen- didum Ameghino; y Adinotherium pulchrum corresponde a la misma especie en su mayor desarrollo. : En la página 32 pretende referir a Adinotherium, el animal que he dado a conocer con el nombre de Phobereotherium, expresándose en los altamente inconvenientes términos que siguen: «Si este autor se hubiera dado la pena (no sé lo que quiere decir) de abrir la parte correspondiente de un Adinotherium y se hubiera fi- jado sobre el modo de implantación deli.1 , sobre la dirección que toma la raíz de este diente, sin duda hubiera dicho autor llegado a la con- clusión que el i.* ha existido sobre el ejemplar que le ha servido de tipo, y no se hubiera atrevido a fundar un género nuevo que designa bajo el nombre de Phobereotherium, establecido sobre el único carác- ter en que este animal se acerca a Adinotherium; que se distingue de él por la ausencia del par de incisivos intermedios superiores (i.1). Verdad es que no hay vestigios de i. * en el ejemplar a que se refiere el señor Ameghino, por el motivo que le falta a este ejemplar la parte donde estaba implantado este diente. Esta parte se ha destacado según un plano situado un poco más arriba del borde alveolar del i. 1. Pro- ponemos, pues, la radiación del género Phobereotherium Ameghino, y la incorporación de la especie por la cual había sido creado en el gé- nero Adinotherium». Si el señor Mercerat hubiera tenido cuando menos la prudencia de pensar que yo mismo podía haber destrozado la parte que falta, como en efecto ha sucedido, para asegurarme de ese modo que no existían ni los vestigios del i. 1 , no hubiera escrito esa sarta de disparates y no hubiera tenido nada que proponer, porque el género Phobereotherium existe y puede, cuando guste, examinarlo en mis colecciones, en las que está representado por piezas que tienen ambos incisivos externos (ES) implantados en el intermaxilar y sin vestigios de los incisivos internos, ni espacio suficiente para que hubieran podido desarrollarse. Después de esto me parece que es inútil que yo pierda el tiempo en averiguar qué pueden ser los trozos de cráneos, mandíbulas, etc., que el autor describe bajo el nombre de Adinotherium sylvaticum, al que identifica con mi especie de Phobereotherium! 341 ACROTHERIUM. — Antes de examinar lo que dice el autor sobre este género, debo llamar la atención sobre una nota que se encuentra al final del folleto, en la cual, entre otras afirmaciones disparatadas dice: «La impresión de nuestro trabajo estaba casi terminada, cuando hemos re- cibido la entrega 3*, tomo I, del 1? de Junio de 1891, de la Revista Ar- gentina de Historia Natural, en la que el señor Ameghino da a cono- cer cuatro nuevas especies de la familia de los Protoxodontidae, 'etc.> En ese número, al dar la descripción del género Acrotherium para desig- nar el premolar supernumerario superior empleo una notación especial y ¡rara coincidencia! es la misma que emplea el señor Mercerat desde las primeras páginas de su folleto: quedan enterados los lectores de la candidez con que dice que tuvo conocimiento de ese número de la Revista después de haber casi terminado su trabajo, y sobre todo si tienen presente que fué distribuído dos meses después del citado nú- mero de la Revista. En otra parte de la misma nota dice: «Por fin de- claramos que no podemos considerar como fundada la especie Acrothe- rium stygium, por el motivo que el maxilar inferior de Acrotherium no era conocido en el momento de la publicación arriba mencionada». El señor Mercerat no ve, o no sabe, o no quiere ver. Pero, si en la corta diagnosis del Acrotherium karaikense doy las medidas de la dentadura inferior, ¿cómo quiere entonces pretender que no la conocía? El crá- neo de Acrotherium karaikense que he figurado tiene ambas ramas de la mandíbula inferior igualmente intactas, que son las que me sirvieron de tipo de comparación para determinar el Acrotherium stygium, del cual también poseo partes del cráneo. Es triste que la ofuscación con- duzca a una persona hasta a leer lo contrario de lo que está escrito; pero es más triste todavía ver la desenvoltura con que se pretende hablar de lo que no se sabe, para llevar a todas partes la confusión más espan- tosa, como si se hubiera querido hacer una farsa, o como si exprofeso se buscase la confusión. En la página 9 dice que Acrotherium tiene A m.; y es un error; sólo tiene s El autor funda cinco especies que pretende nuevas, a las cue llama: Acrotherium patagonicum, Acrotherium australe, Acrotherium in- termedium, Acrotherium variegatum y Acrotherium mutabile. Es bueno tener presente que el autor no les asigna a las muelas del Acrotherium ningún carácter que permita distinguirlas de las del Nesodon y por mi parte puedo asegurar que es imposible distinguir si las muelas aisladas provienen de uno u otro de esos dos géneros. El señor Mercerat en- cuentra, sin embargo, el modo de fundar el Acrotherium australe sobre un solo m.? ! y el Acrotherium intermedium sobre dos ejemplares del m.? ! Los Acrotherium variegatum y Acrotherium mutabile sólo repo- san sobre fragmentos incompletos de maxilares, que, sin duda, como las muelas que le han servido para fundar las dos especies precedentes, 342 deben ser de Nesodon o de Adinotherium, pues el autor no conoce absolutamente nada de los caracteres del género Acrotherium, como se lo voy a demostrar. La pieza más completa que atribuye a este gé- nero es un cráneo que dice está en perfecto estado de conservación y es el tipo de su pretendido Acrotherium patagonicum. Entre los carac- teres que le asigna a este cráneo (página 14) encuentro los que siguen: «A juzgar por los vestigios de p.! que presenta nuestra muestra, este diente está birradiculado. p.!* no tiene nada de particular. Los caninos superiores no existen más sobre nuestra muestra. No existen más que los alvéolos de estos dientes que son colocados al límite mismo del borde anterior del maxilar». En la página 15 dice: «Largo del diastema entre p.!* y p.1, 6 milímetros». Ahora bien: en Acrotherium el dias- tema entre p.!* y p.1 es mucho más pequeño, el p.? no es birradicu- lado y el alvéolo del canino nunca se encuentra en el límite anterior del maxilar en ningún Nesodontidae, sino bastante más atrás. Lo que se encuentra en el límite anterior del maxilar en los Nesodontidae jó- venes, es una cavidad, que es el último vestigio del alvéolo que ocupaba el canino de leche, que luego se oblitera más o menos pronto, según las especies y los individuos, pero cuyos vestigios persisten siempre, más o menos visibles hasta la edad más avanzada. Esta cavidad es la que el señor Mercerat ha tomado por el alvéolo del canino, de modo que el que dice ser p.!* es en realidad el canino; de donde resulta que no se distingue en nada de Adinotherium o Nesodon, que el autor no cono- ce absolutamente nada de los caracteres del género Acrotherium y que ha hecho sus pretendidas especies nuevas nada más que por el placer de hacerlas, como lo demuestra de una manera evidente la ausencia ' completa de caracteres distintivos y el material fragmentado sobre que las establece, que se reduce a una o dos muelas para algunas especies! PROTOXODON. — Ya se ha visto que el género Protoxodon fundado por mí, del que'he descripto cuatro especies, es el estado completamente adulto del Nesodon imbricatus de Owen, de modo que tiene que des- aparecer como género distinto, cosa de que no se ha percatado el se- ñor Mercerat, a pesar del rico material de que dispone. Lejos de eso, aumenta todavía las especies existentes en más del doble. El autor (página 50) se equivoca al pretender que p.,, es birradiculado, pues es de una sola raíz. En el texto de mi obra repito claramente que Grono- therium tiene las muelas inferiores arqueadas hacia adentro; es, por consiguiente, una impertinencia la insistencia del señor Mercerat «ds que si me hubiera tomado la molestia de hacer esto o de hacer aquello», porque esa molestia me la he tomado antes qúe él y esos pretendidos caracteres que pretende descubrir los dejé establecidos claramente antes que él se ocupara de fósiles. 343 El autor pretende referir mi género Gronotherium a Protoxodon (pá- ginas 51 y 57). He distinguido el género Gronotherium por sus muelas inferiores arqueadas (fuertemente) hacia adentro y de raíz única, no bi- furcada y constantemente abierta. No sé, ni quiero averiguar qué serán esas mandíbulas que el señor Mercerat refiere a Protoxodon decrepi- tum como sinónimo de Gronotherium. Si el género Gronotherium no existe en el Museo de La Plata existe en mis colecciones, en las cuales podrá examinarlo y convencerse de que las muelas de individuos tan viejos que han ya perdido casi por completo la corona, presentan una raíz muy larga, arqueada hacia adentro, no bifurcada y de base abierta. Pretende (páginas 7 y 51), que he establecido caracteres que no existen para poder incluir entre los Nesodontidae al género Colpodon, que dice se parece a Homalodontotherium, en lo que se equivoca por partida doble, porque Colpodon no tiene nada de parecido con el citado género, ni he necesitado inventar caracteres para incluirlo en este grupo, por la sencilla razón de que se parece tanto a Nesodon ¡que es absoluta- mente el mismo género! — Protoxodon evidens Mercerat (página 52) dice que le parece homólogo de Nesotherium carinatum, lo que es muy natural puesto que ambos no son sino un mismo género; la especie no está caracterizada y sólo existe en su fantasía. — Protoxodon clemens, dice, es homólogo (en sus caracteres) a Nesotherium Studeri (página 53); y es claro, puesto que Nesotherium sólo ha existido en su imagina- ción, como también la especie que cita, que no está caracterizada y que no existe. — Dice que Protoxodon Trouessarti (página 54), le pa- rece homóloga por sus caracteres de Nesotherium Jheringi; y siendo estos pretendidos géneros simples sinónimos de Nesodon, la especie, en cuanto a su valor, se encuentra en el mismo caso que las prece- dentes; el número y la colocación de los orificios dentarios no tiene en este caso ninguna importancia, pues es sabido que su número no es constante en los animales de gran talla; y en cuanto a su colocación con relación a la dentadura varía durante toda la vida! La especie es puramente nominal. — Protoxodon americanus (página 55) está basado sobre fragmentos incompletos de ramas mandibulares, sin que men- cione ningún carácter distintivo (vuelvo a repetir que las medidas no constituyen caracteres distintivos sino que son un complemento da éstos) ; y es, pues, también simplemente nominal. A propósito de Proto- xodon obliteratus Ameghino, pretende (página 57) desautorizar el carác- ter distintivo que he dado de la especie, que consiste en la ¡ausencia del canino en los adultos, por ser este diente caedizo; y es inútil, como todo lo demás que escribe; poseo varios ejemplares de la especie, con mandí- bulas intactas, que él puede examinar por sí mismo cuando lo desee. A propósito de Protoxodon Sullivani (página 58) dice: «Owen esta- blece las relaciones de homología de esos dientes comparándolos con el 344 género Nesodon, y el venerable sabio admitía que al ¡.7 de Nesodon le seguían ocho dientes; pero descubrimientos ulteriores de piezas más completas de las que disponía el ilustre paleontólogo, han venido a pro- bar que en el género Nesodon, los dientes que siguen al i., son sola- mente en número de siete». La interpretación de Owen es perfecta- mente exacta: al i.7 de Nesodon le siguen ocho dientes y no siete; y el señor Mercerat no sabe lo que dice; ha confundido los individuos jóve- nes con los adultos y no ha sido capaz de distinguir la dentadura caediza de la dentadura persistente. Por lo demás, Protoxodon Sullivani es si- nónimo de Nesodon imbricatus, especie que tiene más de treinta sinó- nimos del señor Mercerat. Protoxodon Henseli (página 59) y Protoxo- don speciosus (página 60) fundados sobre fragmentos incompletos de ramas mandibulares, tampoco están caracterizados y sólo han existido en la fantasía del autor. Es bueno tener presente que el autor admite en este género once especies, sin caracterizar todas ellas, incluso las cuatro admitidas antes por mí. Pues bien: reconocida por mí la identidad de Nesodon, Adelphotherium, Nesotherium y Protoxodon, sólo encuen- tro en los cuatro géneros reunidos unas cuatro o cinco especies, lo que quiere decir que en el solo estadio Protoxodon, las once especies del señor Mercerat deben reducirse a cuatro o cinco, que son las que ya eran conocidas; y que a esas especies les ha dado once nombres en el estadio Protoxodon, seis en el estadio Adelphotherium, probablemente otros tantos en el estadio de Nesodon y diez en el estadio de Nesothe- rium! Con esto ya basta y sobra para juzgar de la completa nulidad del autor y del poco o ningún valor del trabajo mencionado. ¡No vale nada! ADELPHOTHERIUM, —- En este pretendido género enumera seis espe- cies que llama Adelphotherium lutarium, Adelphotherium trivium, Adel- photherium repandum, Adelphotherium ligatum, Adelphotherium Rothi y Adelphotherium pumilum. En la página 61 se lee: «Las i.* y 3 son siempre de raíz cerrada. Algunas especies tienen los tres incisivos su- periores de raíz cerrada». Es un completo error del autor, que ha con- fundido dientes de la primera dentición con los de la dentición per- sistente; el 1.2 es siempre de raíz abierta en todos los Nesodontidae. En la página 62 dice: «Del otro lado del mismo cráneo se ye un peque- ño diente que corresponde al i.?. Nos hemos asegurado de que este diente era el de la dentición permanente, practicando la abertura nece- saría en el intermaxilar. Este diente es muy arqueado y de raíz cerrada». Eso es un disparate. El autor no ha sabido observar ni ha sabido partir la pieza como es necesario. Abrala, señor Mercerat, por segunda vez, examínela mejor y verá que encima de ese diente se encuentra el de la dentición persistente. En la página 64, hablando del pretendido Adelphotherium Rothi, dice: «Se encuentran implantados en este fragmento, los p.3 y p.£ de la y 345 primera dentición, y m.* y m.?. Pero ¡señor Mercerat! si esos dien- tes son de la primera dentición no pueden ser p. 2 y p.*. Es necesario que todavía estudie un poco más la nomenclatura y notación de la den- tadura. Aquí también encuentra el autor homologías entre las especies que coloca en el género Adelphotherium y ciertas especies que coloca ez Nesotherium, lo que se explica, puesto que en uno y otro caso sólo sa trata de representantes del género Nesodon. Todos los caracteres que asigna al pretendido género Adelphotherium son exactamente los mis- mos que presenta Nesodon en el estadio de desarrollo número 9, pero las especies que en él coloca se distribuyen en los estadios 6 a 9. No hay para qué insistir en que esas especies no tienen razón de existir y son puramente imaginarias, puesto que sólo representan diferentes estadios de desarrollo del género Nesodon. NEsoDON. — Este género, según lo define el señor Mercerat, sólo está constituído por individuos muy jóvenes, en los que todavía no se ha efectuado el reemplazamiento de los dientes. La única excepción es el que llama Nesodon limitatus, que no es un Nesodon sino un género distinto: Rhadinotherium Ameghino, y tan diferente, que cuando se conozca mejor quizá sea necesario sacarlo de entre los Nesodontidae. Nada puedo decir sobre lo que el autor afirma de los caracteres de la dentadura de las piezas que designé con los nombres de Atrypthe- rium bifurcatum y Scopotherium cyclops, por lo que se refiere a cada uno de los dientes en ellas implantados, puesto que no puedo exami- narlos. Basta, sin embargo, una simple ojeada a lo que de ellas dice, para conocer que es una serie continua de errores. Es claro que el que llama p.7 de la dentición de leche de Atryptherium no puede ser el p. y - Agrega el señor Mercerat (página 21): «Si el señor Ameghino se hubiese dado la pena de abrir la pieza como nosotros lo hemos hecho, hubiera encontrado debajo del p., que describe (¡qué disparate!) el p. 7 de la dentición definitiva en estado de desarrollo ya algo avan- zado. Además hubiera visto que m., ya tiene dos raíces bien diver- gentes, la anterior ya con raíz cerrada en su extremidad, y no se habría encontrado este señor en la enojosa necesidad (¡qué fastidioso es este señor Mercerat!), al referirse a este género, de escribir la frase que leemos en la página 483 de su obra, etc...; luego la muela conserva la misma forma hasta su parte inferior, donde concluye en base abierta». Al ver: el aplomo con que el señor Mercerat se expresa, cualquiera creería que es un maestro consumado en la materia. Pues bien: no es así; todo eso no pasa de fatuidad y pedantería. Yo no podía romper esas piezas porque no eran mías; y las observaciones que sobre ellas hice. fué por el aspecto aparente de la dentadura, comparada con la figurada por Owen y sobre simples moldes en yeso mal ejecutados (porque nu - 346 tuve tiempo de hacerlos mejor) sin que luego pudiera volver a consul- tar las piezas debido al proceder incalificable del Director del Museo a mi respecto, que de otro modo desde entonces habría resuelto este pro- blema que el señor Mercerat sólo ha complicado de una manera espan- tosa. El señor Mercerat, que a cada instante dice que ha roto las piezas para ver esto y para ver aquello, no ha hecho sino destrozar material inútilmente, pues carece de los conocimientos más elementales y para adquirirlos tiene que destrozar todavía muchos cientos de piezas más. Que Atryptherium y Scopotherium eran muy cercanos de Nesodon, ya lo dije en mis descripciones, agregando que sólo los separaba de una manera provisoria, pero que probablemente habría que reunirlos más tarde en un solo género. No lo hice desde un principio porque había una contradicción entre el número de raíces que Owen atribuía a los dientes inferiores de Nesodon y el que presentaban los dientes de las piezas examinadas por mí. ¿Ha resuelto la cuestión el señor Mercerat, que ha partido tantas mandíbulas con el objeto de tener «un argumento irrefutable a la mano» (sic) con que criticarme? ¡Qué iba a resolver, si no entiende nada de lo que trata! No ha conocido (página 21) que el diente que yo describí como p.-, con cuatro raíces, no puede ser el p.7 ; no ha conocido que el que dice es un m. de la misma pieza (página 22) no puede ser un diente persistente sino un diente caedizo; no ha conocido que la pieza que sirvió de tipo a mi Atryptherium era de un individuo muy joven en el que todavía no se había efectuado el cambio de dentadura, ni habían hecho todavía su erupción los últimos verdaderos molares; no ha conocido (página 24) que el tipo de mi Scopotherium se encuentra en idénticas condiciones que el precedente; no ha conocido que el segundo ejemplar (página 24) del que dice: «no hemos descubierto más rastros de la primera dentición», también es un individuo joven en el cual precisamente no se ha efectuado todavía el cambio de dentición; no ha conocido (página 27) que el Nesodon ovinus de Owen representa un Adinotherium joven; no ha conocido (página 26) que el Nesodon imbricatus de Owen representa una de las primeras etapas de los pretendidos géneros Adelphotherium, Neso- therium y Protoxodon; no ha conocido que lo que dice de la pieza sobre la cual funda su Nesodon Oweni (página 23) es imposible, que en esa pieza tampoco (a pesar de lo que dice en contrario) se ha efec- tuado el cambio de dentadura y que el verdadero m.z tiene que en- contrarse todavía adentro de la mandíbula; no ha conocido que la den- tadura figurada por Owen como de Nesotlon imbricatus era la dentadura de leche y que, de consiguiente, los dos últimos molares de la primera dentición también deben tener las raíces bifurcadas; no ha conocido (página 18) que es imposible que Nesodon carezca de caninos; no ha conocido la homología (página 18) de ninguna de las muelas 347 inferiores de Nesodon, ni de la primera ni de la segunda dentición, . 4 .z r aa puesto que atribuye PAY na en función a individuos en los cuales todavía se encuentran en el interior de las mandíbulas los m.- em- brionarios; no ha conocido que (página 18) los incisivos (todos) de raíz cerrada es un carácter propio de la primera dentición; no ha cono- cido (página 19) que el gran diastema entre los dos incisivos externos superiores es sólo propio de la primera dentición; no ha conocido que la convexidad anteroposterior (página 19) de los lóbulos de las muelas inferiores es un carácter juvenil; no ha conocido (página 10) que las raíces anchas y bifurcadas de las muelas inferiores es un carácter ex- clusivo de la primera dentición; no ha conocido que la encurvadura de las muelas en todos los Nesodontidae varía de grado y de dirección según la edad de los individuos; no ha sabido que las aristas 'perpen- diculares (páginas 10 y 19) de la parte anterior de la cara externa de las muelas superiores son características para las dos últimas muelas de la primera dentición y para la primera etapa de desgaste de los dos primeros verdaderos molares; no ha sabido, a pesar de que dice que el cambio «de dentición se efectuaba en época muy tardía» (página 20), que se efectuaba en época aún mucho más tardía; no ha sabido que la posición posterior de los molares (páginas 10 y 20) es un carácter de la época juvenil, que desaparece gradualmente con la edad; no ha sa- bido que la cresta sagital (páginas 10 y 20) poco desarrollada y baja era igualmente un carácter juvenil, porque en todos los animales de cresta sagital alta y elevada, ésta empieza por ser baja y se eleva gra- dualmente con la edad; y, por último no ha sido capaz de distinguir los caracteres que eran propios de la juventud de los que son caracte- rísticos de la edad adulta (esta confusión de edades se encuentra en todos los trabajos publicados por el mismo autor). ¡Cosa singular! en la casi totalidad de los restos atribuídos a las distintas especies de Nesodon el autor declara que provienen de individuos jóvenes con ex- cepción de la pieza que sirve de tipo a Nesodon limitatus, que preci- samente es la única que proviene de otro género. Pero, ¡señor!, ¿cómo no se le ha ocurrido al autor que es cosa por demás singular que todos los pretendidos restos de Nesodon provinieran de individuos jóvenes? ¿O creyó que los Nesodontes nunca llegaban a viejos? Todas las es- pecies incluídas en el género Nesodon provienen de individuos en sus primeras etapas de desarrollo, en los cuales todavía no se había efec- tuado el cambio de dentadura. Después de esto me parece que es inútil pierda tiempo en saber qué son los restos que el señor Mercerat atri- buye a las pretendidas especies que designa con los nombres de Neso- don bifurcatus, Nesodon Oweni, Nesodon cyclops, Nesodon Rutimeyeri, Nesodon imbricatus, Nesodon typicus! y Nesodon ovinus. 348 NESOTHERIUM. — No había podido el autor incluir un suficiente nú- mero de especies en los géneros Nesodon, Adelphotherium y Protoxo- don; y era necesario hacer muchas especies para así llamar la atención sobre las grandes riquezas paleontológicas del Museo de La Plata. Bastó un esfuerzo de voluntad para que quedara segregado de Pro- toxodon el nuevo género Nesotherium, en el que era fácil incluir otra docena de especies. No me extenderé sobre los caracteres de este pre- tendido género, puesto que a pesar de sus mayores esfuerzos el mismo autor no ha podido definirlos. Bástame recordar que la pequeña dife- rencia en la sección transversal de las muelas, única que ha podido descubrir, depende únicamente del menor desgaste de esos dientes com- parados con los de individuos más adultos, que coloca en el género Protoxodon. En definitiva: el género Nesotherium está constituído por individuos ya adultos del género Nesodon con la dentición persistente en sus primeras etapas de desgaste. No tengo, pues, por qué extenderme sobre las diez especies que coloca en este género y a las cuales designa con los nombres de Nesotherium carinatum, Nesotherium Studeri, Neso- therium relegans, Nesotherium rufum, Nesotherium argentinum, Ne- sotherium Nehringi y Nesotherium Burmeisteri, pues en su casi tota- lidad, si no todas, corresponden a Nesodon imbricatus Owen, especie a la que el señor Mercerat parece ha aplicado más de treinta nombres. ¡Los distinguidos naturalistas a quienes el autor ha dedicado la mayor parte de sus especies deben estarle muy agradecidos por la alta distin- ción que les ha acordado! ' Olvidábaseme algo de gusto muy delicado. El señor Mercerat ni si- quiera ha querido dejar de dar un cuadro filogenético de los distintos géneros de Nesodontidae (página 11), pero sin decir absolutamente una palabra de los datos en que lo funda. Es un hecho que por dema- siado sabido no habría ni por qué recordarlo, que la ontogenia, o sea el desarrollo del individuo, representa en sus distintas etapas la evolución filogenética por las cuales ha pasado la especie. Si bien se ha visto que los géneros llamados Nesodon, Adelphotherium, Nesotherium y Pro- toxodon son un mismo animal, en diferentes estadios de desarrolle, siempre que el cuadro filogenético concordara con este desarrollo, no tendría nada de criticable. Pero es el caso que se encuentra completa- mente invertido, apareciendo Acrotherium como dando origen a Neso- therium, éste a Adelphotherium y éste a Nesodon, lo que es absoluta- mente lo mismo que si se dijera, que el hijo generó al padre, el padre al abuelo y el abuelo al bisabuelo! Para hacerlo al revés era imposible hacerlo mejor. ¡Se ha lucido el señor Mercerat! Puede publicar otros cuadros parecidos que indudablemente han de llamar la atención por su extravagante originalidad... 349 Para que le sea al autor tarea más fácil volver a clasificar los res- tos de Nesodontidae, he aquí un cuadro de los caracteres distintivos de los géneros a que ahora queda reducido este grupo: E Muelas —, incisivos a Acrotherium Ameghino. II. Muelas = incisivos a A. Premolares y molares superiores de la dentición persistente sin surco perpendicular sobre la parte anterior de la cara externa; 1. 3 de sección triangular. a. Premolares y molares (cuando adultos) de base bifurcada en raí- ces distintas, separadas y de extremidad cerrada. 1. Tamaño considerable; p.7 y 3 unirradiculados; molares inferio- res de corona casi derecha o muy ligeramente arqueada hacia afuera: Nesodon Owen. 2. Tamaño notablemente menor; p.7 unirradiculado; y p.z birra- diculado; molares inferiores fuertemente arqueados hacia afuera: Adi- notherium Ameghino. E b. Premolares y molares de una sola raíz no bifurcada y de base constantemente abierta; muelas inferiores arqueadas hacia adentro: Gronotherium Ameghino. B. Muelas superiores con un surco perpendicular angosto y profundo sobre la parte anterior de la cara externa; i.7 de sección semicilín- drica; los premolares y caninos inferiores se dirigen hacia afuera for- mando un fuerte arco de círculo: Xotoprodon Ameghino. TI. Muelas ES incisivos - , faltan los superiores internos: Phobereo- therium Ameghino. No conozco otras especies de los géneros Acrotherium, Gronothe- rium y Phobereotherium que las que ya he determinado en mis anterio- res trabajos. En el cuadro precedente, no he incluído el género Rha- dinotherium, pues si bien no tengo duda de que es un género muy dis- tinto, no estando representado en mis colecciones y no pudiendo reexa- minar el original que debe encontrarse en el Museo de La Plata, no me es posible precisar mejor sus caracteres. Xotoprodon está representado por dos especies. 1. Talla relativamente reducida, p. y Cc. muy pequeños, alto de la rama horizontal al nivel del borde posterior de la sínfisis, 53 milí- metros: Xotoprodon solidus Ameghino. 2. Talla mucho mayor, Cc. y p.7 bien desarrollados; alto de la ra- ma horizontal al nivel del borde posterior de la sínfisis, 84 milíme- tros: Xotoprodon máximus n. Sp. Las especies del género Adinotherium del eoceno de Patagonia son siete, que con materiales completos puedo distinguir de este modo: 350 1. Frente relativamente plana; sutura de los nasales y frontales formando un arco de círculo regular; c. y vertical y sin diastema en- tre p.7 ; diastema entre C.y y il. muy pequeño; diastema entre p.1, c.l y 1.3 muy cortos. Longitud de la dentadura superior, 14 centímetros; ancho máximo del intermaxilar, 50 a 54 milímetros: Adi- notherium magister Ameghino. 2. Frontales con una fuerte cresta transversal en su parte anterior en forma de escalón que desciende hacia adelante; cráneo corto y an- cho; c.* colocado contra p.*; longitud de la dentadura superior, 10 centímetros; ancho máximo del intermaxilar, 6 centímetros: Adinothe- rium robustum, n. Sp. 3. Frontales separados por una profunda canaleta longitudinal y con una protuberancia convexa en la parte anterior de cada uno; longitud de las siete muelas superiores, 108 milímetros: Adinotherium splendi- dum Ameghino. 4. Frontales con un pequeño prolongamiento entre los nasales; diastema entre c.* y p.* corto; c.y inclinado adelante y separado de p.7 por un diastema; longitud de la dentadura superior, 154 a 158 milímetros; ancho máximo del intermaxilar, 5 centímetros: Adinothe- rium ovinum Owen (7). 5. Sutura de los nasales con los frontales formando un arco regular; frente relativamente plana; paladar muy angosto adelante; diastema en- tre c.! ei. 3 muy largo; c.7 separado de p. por un diastema regu- lar; longitud de la dentadura superior, 140 a 145 milímetros; ancho má- ximo del intermaxilar, 45 a 48 mm.: Adinotherium ferum Ameghino. 6. Tamauo notablemente menor; longitud de la dentadura superior, 128 a 132 milímetros; ancho máximo del intermaxilar, 4 centímetros: Adinotherium nitidum Ameghino. 7. Premolares y molares superiores con una fuerte columna convexa anterointerna; longitud de las siete muelas superiores, 102 a 108 milí- metros: Adinotherium haplodontoides Ameghino. Del género Nesodon sólo conozco cinco especies, que se distinguen por los siguientes caracteres: 1. Toda la dentadura bien desarrollada; frontales con un fuerte pro- longamiento triangular entre los nasales. Talla considerable. Longitud desde la parte anterior media del i.1 hasta la parte posterior del m. 3, 26 a 29 centímetros: Nesodon imbricatus Owen (8). (7) Con el descubrimiento de que Nesodon ovinus es un Adinotherium, Adinotherium próximum Ameghino ha resultado ser sinónimo de esta especie. (8) Es la especie más común, a la que pertenecen las nueve décimas partes de los restos que se encuentran. Son sinónimos de esta especie, Nesodon Sullivan: Owen; Toxodon paiagonense Moreno; Protoxrodon Sullivani Ameghino, y aproximadamente unos treinta nom- bres más del señor Mercerat distribuidos en los géneros Nesodon, Adelphotherium, Neso- therium y Protoxrodon. 351 2. Igual talla que la especie precedente y dentadura bien desarrollada toda, pero sin prolongamiento triangular de los frontales entre los na- sales: Nesodon marmoratus Ameghino. 3. Talla mucho menor; toda la dentadura bien desarrollada; fronta- les sin prolongamiento anterior internasal; paladar muy angosto; c. L pequeño y separado de p.* por un diastema muyy largo; longitud desde la parte anterior media del i. 1 hasta la parte posterior del m. 3, 22 cen- tímetros: Nesodon andium, n. sp. 4. Talla de Nesodon imbricatus; caninos rudimentarios y caedizos (no existen en los individuos adultos); longitud de las siete muelas inferiores, 205 a 210 milímetros: Nesodon obliteratus Ameghino. 5. Caninos bien desarrollados; primer premolar superior e inferior completamente rudimentarios, estiliformes; longitud desde la parte ante- rior del i.7 hasta la parte posterior del m.>3, 22 centímetros: Nesodon conspurcatus Ameghino. Los materiales de este grupo que me han servido para la crítica y revisión que precede, mucho más importantes que los del Museo de La Plata, quedan a disposición de todos los estudiosos que deseen o nece- siten consultarlos, y también, por supuesto, de los señores Alcides Mer- cerat y F. P. Moreno. Prometí juzgar al señor Mercerat según sus obras. ¿Qué queda de lo que ha escrito? Un montón de papel impreso, y nada más. Si tales publicaciones versaran sobre objetos comunes en las colecciones, hu- biérame callado, porque todos los naturalistas habrían podido apreciar- las desde el primer momento, e inmediatamente las habrían conde- nado al más completo olvido. Pero versan sobre objetos que sólo en mi poder se encuentran iguales fuera del Museo de La Plata. Clasi- fiqué esas colecciones del Museo durante los dos últimos meses del año 1887 y publiqué su enumeración sistemática en el mes de Diciem- bre de ese mismo año. Después de esa publicación fué cuando el Di- rector del Museo, procediendo de la manera más arbitraria, me cerró las puertas del establecimiento para que así no pudiera continuar los trabajos que había empezado. Algún tiempo después publiqué todos los datos que sobre esas colecciones había podido obtener en el corto espacio de tiempo que las había examinado. Pero comprendí que esas colecciones habían quedado en malas manos y que tarde o temprano se trataría de anular mi trabajo introduciendo en ellas la confusión y el desorden. Entonces fué cuando decidí rehacer las colecciones, costara lo que costara. Mi hermano Carlos Ameghino, que había reu- nido la primera colección, se encargó de continuar la exploración de 352 los territorios patagónicos con ese exclusivo objeto; y hoy, gracias a su inapreciable e inteligente concurso y a la decidida cooperación que nos han prestado distinguidas personas cuyos nombres recordaré en oportunidad, mis colecciones del eoceno de Patagonia son infinitamen- te superiores a las del Museo de La Plata, y no diré que me dan el de- recho sino que me imponen el deber de hablar, sobre todo después del carácter decididamente personal y de contrapunto que el señor Mercerat ha impreso a sus publicaciones. Si me hubiera callado, en primer término se menoscaba mi reputación; en segundo lugar, dejaba que se introduzca en la paleontología argentina la confusión más de- plorable; y por último, como algún día irán al extranjero objetos pa- recidos, es claro que si se dejase subsistente tal fárrago de disparates publicados bajo los auspicios de un establecimiento oficial sin que nadie los refute aquí, no sólo sufriría mi reputación científica sino también que se formarían una muy triste idea del adelanto intelectual de un país en el que se hubieran podido estampar tantas atrocidades pretendidas científicas sin que se levantara una voz para rectificarlas. Estas cuestiones son demasiado serias y no se juega con ellas; el que cae es raro que vuelva a levantarse; y todo autor que tiene una acabada idea de las responsabilidades en que incurre, antes de criticar a otro lo piensa cien veces, para estar seguro de que a su vez no incurre en error; pero eso lo hacen los que saben algo y no los que no saben nada, porque éstos, precisamente por eso, ni miden esas res- ponsabilidades, ni se les ocurre que pueden equivocarse. Todos los naturalistas han cometido y cometen errores; pero hay errores de muchas clases. Que Owen, tomando la dentadura de leche de Nesodon imbricatus por la dentadura definitiva, cometiese un error, se explica, por los pocos materiales que tuvo a la vista y por no co- nocer la parte posterior de la mandíbula que inmediatamente le ha- bría demostrado que se trataba de un individuo joven; y ese error en nada menoscaba su reputación; que Burmeister, fundase sobre una muela de leche de Nesodon el género Colpodon se explica perfecta- mente, por la forma particular del único objeto que tenía a la vista; que a mi vez haya considerado como animales distintos mandíbulas de ese mismo Nesodon, nada tiene tampoco de extraño si se tiene en cuenta los materiales incompletos de que disponía y los trabajos erra- dos de Owen, que forzosamente tenían que servirme de guía. ¡Pero que el señor Mercerat, disponiendo de un material riquísimo que com- prende casi todos los estadios de desarrollo del mismo animal, sólo consiga embrollar más su conocimiento; que coloca en géneros que no existen regimientos de especies que tampoco existen, que distingue las numerosas diferencias producidas por la edad y las toma ¡como dife- rencias genéricas! son errores imperdonables, sin circunstancias ate- S API dG lb 353 nuantes de ninguna clase, en los que tan sólo puede incurrir un prin- cipiante; pero un principiante no los publica porque a su lado debe tener un mentor que le aconseje. No tendría razón en volver a repetir que esas publicaciones acarrea- rán descrédito sobre su autor, porque él es un ilustre desconocido =n la ciencia y a ese respecto nada puede perder; pero desde el punto de vista puramente científico concluirán de hundir en el más profundo Jesprestigio al Museo de La Plata y a su Director fundador (9). (9) También han aparecido en la primera y segunda quincena de Agosto las dos primeras entregas de los «Anales del Museo de La Plata» conteniendo la enumeración de las aves fósiles de la República Argentina, descriptas por los señores Francisco P. Moreno y Alcides Mercerat. La absoluta falta de espacio me obliga a dejar su análisis para el próximo número; mas puedo, sin embargo, anticipar la afirmación de que constituyen un soberbio comple- mento de las publicaciones más arriba examinadas, pues desde el famoso Homo diluvii testis de Scheuchzer no se han comtetido errores que denoten una ignorancia más completa acerca de las nociones más elementales de anatomía comparada, que los errores en que Incurren los mencionados autores. P. S. Al terminar la corrección de este pliego, hoy 26 de Septiembre de 1891, recibo por correo un panfleto del señor Alcides Mercerat, titulado: «Observations relatives a deux arti- cles critiques de Mr. Florentino Ameghino», Buenos Aires, 1891 (pero que lleva al pie fecha 25 de Agosto), exclusivamente destinado a denigrarme! Sin duda si yo no tuviera el alto honor de ser argentino, me honraría en ser compatriota de los distinguidos paleontó- logos italianos a que hace alusión el autor de ese libelo. En ese libelo, en el que a cada instante falta a la verdad con el mayor descaro, no levanta una sola de las críticas científicas que en términos correctos hice a sus dos primeros artículos, y a falta de razones me insulta de la manera más grosera desde la primera hasta la última página, descendiendo hasta mi vida privada y a mis antecedentes personales sobre los que trata de arrojar sombras, bajo formas veladas, que no son propias de caballeros. El señor Mercerat, que es suizo y llegó al país apenas ha un par de años, que no me conoce personalmente, ni siquiera de vista, es claro que sólo puede haber adquirido tales «informes» en el Museo de La Plata; y sabiendo los antecedentes que me distancian del Director de ese establecimiento, lo primero que a uno se le ocurre (y coincide con la forma de ese libelo escrito en mal francés con sintaxis española como si fuera en gran parte traducción literal de un original redactado en español), es que esos insultos bajos y groseros son desahogos de mala ley inspirados por el Director del Museo, señor F. P. Moreno. ¡Cómo-será ese libelo que hasta el impresor se ha avergon- zado de su contenido y no ha puesto al pie su nombre mi el de. la imprenta! Fácil es, sin embargo, darse cuenta del establecimiento que puede haberlo impreso; pero siendo el señor Mercerat empleado del Museo de La Plata, donde existe una imprenta, es natural que el público sospeche que es allí donde se ha impreso y que sospeche que sólo en esa imprenta, que tan cara le cuesta a la Provincia que la sostiene, pueden imprimirse impunemente li- belos destinados a infamar reputaciones. Todo eso refleja mucho honor sobre el Museo de La Plata y su Director y Subdirector secretario, señores F. P. Moreno y A. Mercerat, que resultan ser no sólo más o menos iguales en saber sino también de una misma talla moral. Afortunadamente mi vida es intachable y conocida por todo un pueblo; siempre he vivido con el fruto de mi trabajo y me he formado con mis esfuerzos; y si esos caballeros se res- petan deben precisar cuáles son mis actos que puedan empañar en lo más mínimo mi honor, para poder arrastrarlos a los Tribunales de Justicia y pedirles severa cuenta de sus palabras. Por mis antecedéntes me encuentro colocado demasiado arriba para descender al terreno bajo y lleno de lodo en el que el Subdirector del Museo de La: Plata ha colocado una cuestión puramente científica; y sin duda mis distinguidos colegas del mundo entero pensarán con- migo que ese señor y sus trabajos no son dignos de la crítica exclusivamente científica que precede. Sin embargo, cuando el autor dé a sus contracríticas formas decentes, las contestaré. De los insultos e injurias dará cuenta ante el Juez del Crimen. Yo me ocupo de ciencia y no de porquerías. AMEGHINO — V. X > 23 ñ E po = 7 a e Y m SIP ] pal a e Ñ - Yi E A nd LXXII OBSERVACIONES SOBRE ALGUNAS ESPECIES DE LOS GÉNEROS TYPOTHERIUM Y ENTELOMORPHUS UN OBSERVACIONES SOBRE ALGUNAS ESPECIES DE LOS GÉNEROS TYPOTHERIUM Y ENTELOMORPHUS En mi obra Contribución al Conocimiento de los Mamiferos fósiles de la República Argentina he descripto y caracterizado cinco especies distintas del género Typotherium, que son: Typotherium insigne, Typo- therium cristatum, Typotherium maendrum, Typotherium pachygnathum y Thypotherium exiguum, dando figuras de algunas; de otras no he dado dibujos, o no los he dado tan exactos como hubiera sido mi deseo, por razones que, por ser ya demasiado sabidas no tengo para qué repetirlas. (Véase páginas 331 y 332 de esta Revista (*). En la «Revista del Museo de La Plata», tomo Il, página 74 y siguientes, correspondiente a Octubre de 1891, el señor Mercerat publica unos «Apuntes sobre el gé- nero Typotherium», en los cuales continúa sus lamentables e inexplica- bles confusiones de géneros y especies. Como de costumbre, sin aportar nuevos datos sobre la organización de esos animales, se ocupa en cri- ticar los dibujos por mí publicados, que serán tan malos cuanto se quiera, pero que valen infinitamente más que los que continuamente se anuncian y nunca aparecen. El autor, en vez de criticar los publi- cados, debería publicar otros mejores; que ése y ningún otro sería el verdadero modo de servir los intereses de la ciencia. La especie más grande del género Typotherium es la que he dado a conocer con el nombre de Typotherium insigne, fundada sobre una mandíbula inferior encontrada por mí mismo en Monte Hermoso y que regalé al Museo de La Plata, circunstancia que el autor calla, si bien también es cierto que ni ella misma ha sido suficiente para que se me permitiera sacar su dibujo, que ahora siquiera ya estaría publicado y valdría más que las inútiles digresiones del autor de esos apuntes. Las cuatro muelas inferiores del Typotherium insigne ocupan un espacio longitudinal de 105 milímetros, diferencia verdaderamente considerabls de tamaño, si se la compara con Typotherium cristatum, cuyas cuatro (%) Revista Argentina de Historia Natural, y páginas 310 y 311 de este volumen. — A. J. T. 358 muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de sólo 80 milímetros y las cinco superiores de la misma especie 94, lo que da una diferencia de 14 milímetros a favor de la serie dentaria superior sobre la inferior. La proporción de esta diferencia entre las dentaduras superior e inferior es igual en todos los individuos de las diferentes especies del género Typotherium que me son hasta ahora conocidas. Según esta proporción, las cinco muelas superiores del Typotherium insigne, deberían ocupar un espacio longitudinal de 122 a 123 milímetros de largo. Pues bien: el señor Mercerat le atribuye al Typotherium insigne un cráneo de un individuo adulto en el que las cinco muelas superiores sólo tienen 110 milímetros de largo, lo que daría entre las dentaduras superior e infe- rior una diferencia de sólo 5 milímetros, que es no sólo menor de la que existe entre la dentadura superior e inferior de Typotherium cristatum, sino también menor que la existente entre las dentaduras superior e infe- rior de Typotherium exiguum, en el cual la diferencia, aun asimismo, es de 9 a 10 milímetros. Esto es sencillamente imposible y para reconocer que se trata de un absurdo no se precisa mayor demostración. Lo que prueba que el autor no ha sabido posesionarse de los caracteres del gé- nero. Ese cráneo pertenece a una especie distinta, todavía no clasificada, intermedia por la talla entre Typotherium cristatum y Typotherium in- signe, a la cual designaré con el nombre de Typotherium robustum. He aquí las dimensiones del cráneo de Typotherium robustum Ameghino que da el señor Mercerat: «Longitud del cráneo entre el vértice de los cóndilos occipitales y el borde incisivo, 312 milímetros. Longitud entre el borde posterior del m.3 y el borde anterior del i. 1 177 milímetros. Longitud del espacio ocupado por la serie de los cinco molares supe- riores, 110 milímetros. Longitud de la barra entre p.2 y i.1 43 milí- metros. Distancia transversal tomada sobre los bordes anteroexternos ael m.?, 100 milímetros. Distancia transversal tomada sobre las apófisis cigomáticas al nivel del m.?, 185 milímetros. Distancia transversal en- tre los agujeros suborbitarios, 76 milímetros. Distancia transversal to- mada sobre la cara lateral externa de los i¡.1 , 60 milímetros». Más adelante, el señor Mercerat atribuye a Typotherium insigne la parte anterior de una mandíbula inferior que dice presenta 3 incisivos en cada lado, como la pieza que he descripto y figurado bajo el nombre de Entelomorphus rotundatus. Esta pieza le sirve al autor de pretexto para identificar Entelomorphus rotundatus con Typotherium insigne, porque según él la presencia del tercer incisivo ¡es de poca importancia! puesto que los vestigios de él se encuentran en los Tipoterios jóvenes. Debo declarar que nunca he logrado ver el i. 3 en ningún Typotherium, por joven que fuera. Si hay algo de característico en el género Typo- therium, comparado con los demás representantes del mismo orden, ello es precisamente su fórmula dentaria. El autor debió tener presente y 359 que hay una cantidad de géneros perfectamente distintos y caracterís- ticos, cuya distinción reposa sobre la ausencia de ciertos dientes, cuyos vestigios, sin embargo, se encuentran en el interior de las mandíbulas de los individuos jóvenes; y no dude el señor Mercerat que en el estudio de los mamíferos un diente más o un diente menos como carácter gené- rico, tiene muchísima mayor importancia que las insignificantes dife- rencias de tamaño sobre las que ha pretendido fundar regimientos de especies nuevas de Nesodontes, Astrapotéridos y Proterotéridos. Pero al hacer esa identificación se conoce que ni siquiera ha leído las descrip- ciones que he dado de Typotherium insigne y Entelomorphus rotundatus, pues si así lo hubiera hecho, habría visto que este último no es de mayor tamaño que Typotherium cristatum, mientras que aquél es de tamaño notablemente mayor. El p.7 de Typotherium cristatum tiene 16 milímetros de diámetro anteroposterior (Ameghino, Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles, etc., página 418) (*) y el de Entelomorphus rotundatus (1. c., página 421) (**) sólo tiene 14 milí- metros, mientras que en Typotherium insigne el mismo diente tiene un diámetro anteroposterior de 22 milímetros (1. c., página 418). Esta enor- me diferencia, seguida, a pesar de eso, de una identificación genérica y específica, tan ligera, dan una idea de la manera lastimosa con que el autor está confundiendo y embrollando el conocimiento de los mamífe- ros fósiles de nuestro suelo. No tengo porqué insistir en que Typothe- rium insigne y Entelomorphus rotundatus son dos animales específica y genéricamente distintos; primero, porque ello resulta por demás evi- dente; y después, porque uno y otro proceden de yacimientos muy dis- tantes entre sí y de horizontes geológicos muy distintos. En dichos apuntes, el señor Mercerat no se limita a esto, sino que también pretende substituir el nombre de Typotherium maendrum Ame- ghino, 1887, por el de Typotherium Bravardi Burmeister, 1888, adu- ciendo por pretexto que las piezas que me sirvieron de tipo para fundar el Typotherium maendrum son de un individuo joven de Typotherium cristatum, identificación que niego de la manera más categórica. El Typotherium Bravardi Burmeister, 1888, no está descripto, ni el autor afirma que sea realmente de una especie distinta, ni el cráneo que ha servido de tipo proviene de un individuo adulto. Typotherium maendrum lo fundé (Ameghino, Apuntes preliminares sobre mamíferos fósiles de Monte Hermoso, etc., página 10, Abril 1887) sobre restos que encontré personalmente en Monte Hermoso, donde es la especie predominante, a la que pertenecen las tres cuartas partes de los restos de Typotherium que allí se descubren y donde no se han encontrado hasta ahora vesti- (*) Página 112 del volumen VII de esta edición. (**) Página 118 del volumen VII de esta edición. 360 gios del Typotherium cristatum. ¿Cómo es, pues, posible que esos res- tos pertenecieran a esta especie? No sería extraño que se me contestara que en el Museo de La Plata existen restos de Typotherium cristatum procedentes de Monte Hermoso; pero que se me permita examinarlos y sabré lo que debo pensar acerca de ellos; por ahora niego en absoluto que el Typotherium cristatum se encuentre en Monte Hermoso. Para terminar, me limito a recordar que al fundar el Typotherium maendrum (1. c., página 10), dije que es un tercio menor que el Typo- A AA 7d O . 12) - A Ak Typotherium maendrum Ameghino. Rama mandibular derecha, vista desde arriba y por el lado externo, reducida a */, del tamaño natural. therium cristatum, que cada uno de los incisivos intermedios de la mandíbula inferior tiene 20 milímetros de ancho, que la sínfisis es muy corta, que la barra que separa el incisivo externo del p.-y tiene 23 milí- metros de largo y que procede de Monte Hermoso, yacimiento cuyos fósiles son muy fáciles de reconocer. Acompaño aquí, reducido a tres cuartos del tamaño natural, el dibujo de la rama horizontal del lalo derecho con la dentadura de un individuo adulto de Typotherium maen- drum, procedente de Monte Hermoso, para que pueda reconocerse que no es el Typotherium cristatum y que la especie está bien fundada. Las especies del género Typotherium conocidas hasta el día son ocho: una, que es la especie que puede considerarse clásica, el Typotherium cristatum Serres, que es exclusiva del pampeano medio y del pampeano inferior; tres especies, Typotherium pachygnathum Gervais y Ameghino, 361 Typotherium maendrum Ameghino y Typotherium exiguum Ameghino, que se encuentran en el pampeano inferior (plioceno inferior) y en Monte Hermoso (mioceno superior) ; el Typotherium insigne Ameghino, que hasta ahora sólo ha sido encontrado en Monte Hermoso; el Typothe- rium robustum Ameghino, que probablemente procede de la misma loca- lidad; y dos especies: el Typotherium internum Ameghino y el Typo- therium Studeri Moreno y Mercerat, procedentes del mioceno inferior úe Catamarca. LXXIII SOBRE LA SUPUESTA PRESENCIA DE CREODONTES EN EL MIOCENO SUPERIOR DE MONTE HERMOSO ” -— 0) e dl SOBRE LA SUPUESTA PRESENCIA DE CREODONTES EN EL MIOCENO SUPERIOR DE MONTE HERMOSO En la «Revista del Museo de La Plata», tomo Il, página 80, corres- pondiente al mes de Octubre de 1891, figura registrada una breve Nota del señor Mercerat intitulada: «Sobre un maxilar inferior de Creo- donte de Monte Hermoso», que empieza con el párrafo siguiente: «Se ha anunciado la desaparición de los Creodonta en la República Argentina en las primeras edades del período oligoceno (Ameghino: Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina, página 931)». Y en esa página yo no digo tal cosa, sino lo que sigue: «Los Marsupiales del grupo de los Plagiaulacidios han desapare- cido, lo mismo que la mayor parte de los carniceros del grupo de los Creodontes, que, en parte, son substituídos por verdaderos carnice- ros, etc.» Lo que es muy diferente. Pero es claro que cuando se habla de la presencia o de la ausencia de ciertos tipos en tal o cual formación, ello se hace según el estado de los descubrimientos. Hasta el momento en que yo escribí esas líneas, todos los restos considerados como de Creodontes procedían del eoceno y del oligoceno. Y es natural que ello no implica que no pueden haber existido en épocas más modernas. Si, en efecto, el género Macrocyon Ameghino, es un Creodonte, se- gún lo creo posible ahora, estos animales habrían existido, pues, durante toda la época de la formación pampeana. El señor Mercerat anuncia en dicha Nota como un hecho nuevo la existencia de Creodontes en Monte Hermoso, basándose en una rama mandibular incompleta, de la cual da una descripción que parece bas- tante exacta. Mas no acompaña el correspondiente dibujo. Es una ver- dadera lástima que el autor, que tanto se preocupa de criticar los dibu- jos ajenos, no publique ilustraciones, cuando menos de las pretendidas nuevas especies que describe, para poder así apreciarlas en su justo 366 valor. Así, por ejemplo, si hubiese publicado un dibujo de esa rama mandibular sobre la cual funda el nuevo género y la nueva especie denominada por él Notocynus hermosicus, cualquiera habría podido re- conocer inmediatamente que no se trata de un Creodonte, sino de un representante del género Didelphys, perteneciente a una especie ya conocida, como que la he descripto y figurado en mi obra Contribución al Conocimiento de los Mamiferos fósiles de la República Argentina, página 280 (*), lámina XII, figuras 37 y 38, año 1889, bajo el nombre de Didelphys triforata, procediendo con materiales a la vista mucho más completos que los materiales de que dispone el Museo de La Plata. Hasta el género Didelphys, que desde Linneo hasta nuestros días no ha sido confundido nunca, viene así a recibir sinónimos de parte del se- nor Mercerat! Lo cual, por supuesto, no quiere decir que no puedan existir Creo- dontes en el yacimiento de Monte Hermoso, sino pura y simplemente gue aún están por ser descubiertos. (+) Página 475 del volumen VI de esta edición. LXXIV LOS MONOS FÓSILES DEL EOCENO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA vq E) 0 Y ! 5 | : ps 0% LOS MONOS FOSILES DEL EOCENO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Entre los progresos de la Paleontología argentina, uno de los descu- brimientos de mayor importancia es, sin duda, el hallazgo verificado por mi hermano Carlos Ameghino, de restos de monos en los terrenos eocenos de Patagonia austral. Este descubrimiento lo comuniqué a Eu- ropa en el mes de Mayo último en carta particular que le escribí al distinguido naturalista E. Trouessart y lo publiqué en el número del 1? de Agosto de esta Revista (véase página 217) (*), llamando a uno de esos animales Homunculus patagonicus, considerándolo provisoria- mente como un lemúrido de caracteres más elevados que los conocidos hasta entonces. En la descripción abreviada que di de los nuevos mamí- feros fósiles descubiertos en el eoceno de Patagonia (Nuevos restos de mamiferos fósiles descubiertos por Carlos Ameghino en el eoceno de la Patagonia austral), distribuída en folleto separado en el mes de Agosto pasado y reimpresa en el número del 1” de Octubre de esta Revista (véase página 290 (**) di de él una breve descripción, afirmando que se trataba de un verdadero mono y de caracteres elevados. Grande fué, pues, mi sorpresa cuando al ojear un folleto («Revista del Museo de La Plata», tomo Il, página 65 y siguientes), distribuído en los primeros días del mes de Octubre, me encontré con que el señor Mercerat anunciaba la presencia de restos de monos en el eoceno de Patagonia, como un hecho completamente nuevo, del que todavía no se hubiera hecho mención; verdad es que el trabajo lleva al pie la fe- cha 20 de Julio de 1891, como hubiera podido llevar cualquier otra; bien saben los naturalistas el caso que se hace de esas fechas, puestas al final de los trabajos. El material sobre el que se basa, se reduce a un pequeño fragmento muy destrozado de mandíbula inferior con un solo diente incompleto, pieza encontrada por el señor Mercerat entre los res- tos fósiles del Museo de La Plata, que le sirve de base para proponer el nuevo género y la nueva especie Ecphantodon cetoides. Es útil re- (%) Revista Argentina de Historia Natural, y página 205 de este volumen. (**) Página 240 de este volumen. AMEGHINO — V. X 24 370 cordar que yo había comparado el Homunculus patagonicus, por la talla, a una pequeña especie del género Cebus; y por la dentadura, al gé- nero Hapale. Los restos de monos del eoceno de Patagonia, hasta ahora descu- biertos por mi hermano Carlos, son referibles a cuatro géneros bien distintos, lo que indica que esos animales eran en la mencionada época, relativamente abundantes. Homunculus patagonicus Ameghino. En Revista Argentina de Historia Natural, to- mo 1, entrega IV, página 217, 1% Agosto 1891. — Idem: entrega V, página 290, 1% Octu- bre 1891. — Idem: Nuevos restos de mamíferos fósiles decubiertos por Carlos Amegluno, etc., página 4, número 1, Agosto 1891. Sinónimo: Ecphantodon ceboides Mercerat, en «Revista del Museo de La Plata», tomo II, página 74, Octubre 1891. Esta especie, tipo del género, está representada por una rama man- dibular derecha con parte de la dentadura, la parte sinfisaria completa del mismo lado y parte de la del lado opuesto, proveniente de un indi- viduo completamente adulto con toda Ja dentadura persistente en fun- ción. Ambas ramas mandibulares están completamente soldadas, sin vestigios de sutura. Sobre esta pieza existe el alvéolo incompleto del canino izquierdo, tres alvéolos muy pequeños correspondientes a los dos incisivos del lado izquierdo y al primero del lado derecho, el segundo incisivo del lado derecho un poco gastado en su cara anterior, al que sigue el canino, y tres dientes intactos, y más atrás dos muelas a las cuales les falta la corona, no quedando de ellas más que la base debajo del cuello; es posible que detrás siguiera otra muela, pero no es dado afirmarlo con seguridad. De consiguiente, la mandíbula inferior lleva en cada rama dos incisivos, un canino y cinco ce quizá seis muelas. En mis primeras noticias dije que estas muelas se distribuían en dos premolares y tres molares, pero examinando ahora la pieza con tiempo suficiente, veo que, por la forma, las tres primeras muelas representan premolares, y las dos últimas molares verdaderos; si falta efectiva- mente un diente atrás, la fórmula dentaria sería , 1. C.z P.3 mM. Los dientes están dispuestos en serie continua. Los cuatro incisivos son muy pequeños, de raíces comprimidas lateralmente, con la corona de la misma forma y gastada del mismo modo que en los monos supe- ríores, pero con la inclinación hacia adelante menos acentuada, pre- sentándose así en dirección más vertical. Los tabiques separadores de los alvéolos de los incisivos son sumamente delgados, de manera que los cuatro dientes ocupan un espacio muy reducido. El canino es de tamaño notablemente mayor, pero de corona apenas un poco más elevada y de cúspide un poco roma; su lado perpendicular interno es un poco deprimido y con un reborde basal bastante pronun- ciado, que asciende hacia arriba en el borde anterior, pero que hacia 371 atrás se desarrolla hasta formar un contrafuerte o tubérculo basal posterointerno bien pronunciado. La cara perpendicular externa es convexa. El primer premolar que sigue (p. 7) es casi dela misma forma que el canino, pero de corona un poco más baja y más roma, más convexa al lado externo; presenta al lado interno un cíngulo basal bien desarro- llado que asciende sobre el borde anterior para formar un callo pro- nunciado adelante, colocado bastante arriba, y un callo basal postero- interno también fuertemente desarrollado, que se une a la cúspide del ciente por una cresta que asciende gradualmente hasta confundirse con éste. Fig. 1. Homunculus patagonicus Fig. 2. Homunculus patagonicus Ameghino. Rama mandibular dere- Ameghino. Rama mandibular dere- cha, vista por el lado externo, en cha, vista por el lado interno, en tamaño natural: i. incisivos; C. Ca- tamaño natural: i. incisivos; Cc. ca- nino; p.?, p.* y p.*,los tres pre- nino;.p.?, p.?., p.*.,: los tres pre- molares. molares; m. ' y m. 2, verdaderos molares. El premolar que sigue difiere del que le precede, por la forma de la corona, que, en vez de presentarse más o menos deprimida o espatulada en el lado interno, es más bien tuberculosa y extendida oblicuamente desde adelante hacia atrás y desde afuera hacia adentro. La cara ex- terna, igualmente muy convexa, se eleva formando una especie de cono con un pequeño tuberculito accesorio anterointerno, cerca de la cúspide. El callo basal posterointerno toma un gran desarrollo formando como un segundo lóbulo tuberculoso muy convexo en su lado interno, donde se levanta para formar un tubérculo o cúspide menos elevada que la externa y con un pequeño tubérculo basal posterior. El diente que sigue (p.7), bastante más gastado por la masticación, es de tamaño un poco mayor y deja ver la misma forma del que pre- cede más acentuada todavía, de manera que se cistinguen muy bien cos tubérculos internos más pequeños y dos externos mayores, reunidos, cada par interno y cada par externo, por una cresta longitudinal, y los internos a los externos por crestas o aristas oblicuotransversales; este diente puede considerarse como dividido en dos lóbulos, de los cuales el posterior, más pequeño, no se encuentra sobre la línea longitudinal, sino sobre el lado posterointerno, de manera que el eje mayor de la 372 corona se encuentra en dirección oblicuotransversal, aunque no de una manera tan acentuada como en los premolares que preceden y en el canino. Los tres premolares aumentan de tamaño del primero al ter- cero pero de una manera muy poco acentuada. Los dos verdaderos molares que siguen, con la corona rota, son de tamaño apenas un poco mayor y al parecer iguales entre sí, pero con los dos lóbulos en serie longitudinal, de manera que a juzgar por las raíces y la base de la corona, ésta estaba dividida por dos surcos per- Fig. 3. Homunculus patagonicus Fig. 4. Homunculus pa- Ameghino, Mandíbula inferior, vista tagonicus Ameghino. por arriba, en tamaño natural. La Mandíbula inferior, vista parte que falta de la rama izquierda desde adelante, en tama- se ha completado sobre la derecha: ño natural. 1. incisivos; C. Caninos; p.?,p.* y p.*, los premolares; m.!, m.?, verdaderos molares. pendiculares opuestos, uno al lado interno y el otro al externo, y sin duda con los cuatro tubérculos mejor acentuados. Estas muelas eran apenas un poco más largas que anchas y con dos raíces transversales, una anterior y otra posterior; el contorno de la parte conservada de la base de la corona es más o menos cuadrangular. En su cara anterior externa, la barba es regularmente inclinada hacia atrás y un poco comprimida lateralmente sobre su parte media, parti- cularmente arriba, debajo de los incisivos intermedios, donde forma como una carena limitada a derecha e izquierda por una pequeña de- presión que se encuentra debajo de cada uno de los incisivos externos e inmediatamente delante del canino. La perforación mentoniana, de tamaño regular, se encuentra colo- cada debajo del primer premolar (p.7) inmediatamente delante de la raíz de éste. Sobre el lado interno, la parte sinfisaria se inclina hacia adelante en su parte superoanterior; un poco más abajo es como excavada, presen- tando hacia el primer tercio de su altura una fuerte protuberancia so- 373 bre su parte media, a la que siguen hacia abajo, inmediatamente arriba del borde inferior, dos pocitos profundos separados por una arista per- pendicular que se levanta sobre la línea de contacto de ambas ramas. Sobre el lado externo la rama horizontal es casi completamente plana, aumentando gradualmente en altura desde adelante hacia atrás aunque de una manera poco acentuada; el borde inferior es regularmente con- vexo. Ambas ramas mandibulares formaban una especie de U angosta de ramas prolongadas y poco divergentes atrás y que se cerraba en su parte anterior por una curva regular. Ancho del espacio ocupado por los alvéolos de los cuatro incisivos inferiores medidos sobre el lado interno, 5 milímetros. Ancho de la corona del incisivo externo, 1,5 milímetros; alto de la corona del mismo diente sobre el lado externo, 2,3 milímetros. Diámetro anteroposterior de la corona del c.7, 3 milímetros; alto de la corona del mismo diente, 4,5 milímetros. Longitud del espacio ocupado por los tres premolares, 10 milímetros. Longitud del espacio ocupado por las raíces del m., y m.;, 8 milímetros. Longitud desde la parte anterior del 1. hasta la parte posterior de la raíz del m.-,, 24,5 milímetros. Longitud de la sínfisis sobre la línea media anteroexterna en línea recta, 12 milímetros. Dis- tancia desde la perforación mentoniana hasta el borde alveolar, 4,2 mi- límetros. Altura de la rama horizontal debajo del p.7 , 9,5 milímetros; debajo del p.z , 10 milímetros; debajo de la parte posterior del m.;, 12 milímetros. Anthropops perfectus, n. gen. n. sp. — Está representado por la parte anterior de una mandíbula inferior con la sínfisis casi entera, los cuatro incisivos inferiores, desgraciadamente rotos al nivel del borde alveolar, los alvéolos de ambos caninos, los dos primeros premolares del lado derecho rotos sobre el borde alveolar, el premolar tercero intacto del mismo lado, la parte anterior del alvéolo del primer premolar del lado izquierdo, y la parte anterior del alvéolo del primer verdadero molar del lado derecho: A juzgar por la parte existente, parece que la fórmula dentaria ha sido la misma que en Homunculus; distínguese, sin embargo, por diferencias de conformación general tan profundas que obligan a separarlo como género distinto. Así, las series dentarias en vez de formar una U prolongada y de ramas poco divergentes, diver- gen notablemente hacia atrás formando el conjunto una curva algo parecida a una herradura en su disposición muy aproximada a la del hombre, con la parte anterior proporcionalmente mucho más ancha y más redondeada que en Homunculus. Las ramas mandibulares también están soldadas y sin vestigios de sutura, como en el género precedente, pero la barba (mentum) es mucho menos inclinada hacia atrás, mucho más ancha y más convexa en todas direcciones; sobre ella no se ven vestigios de la compresión lateral que he señalado en Homunculus, 374 careciendo también de las dos depresiones que muestra la mandíbula úe aquel género debajo de los incisivos externos, de donde resulta que la parte superior debajo de los incisivos medios es más plana, más ver- tical y todo el conjunto del borde superior de la sínfisis más ancho y más redondeado. Sobre el lado interno, la sínfisis presenta en su mitad superior una gran excavación cóncava que no existe en el género pre- cedente, a la que sigue hacia abajo, más o menos sobre la mitad de su 2ítura, una fuerte protuberancia transversal; la parte inferior, inmedia- temente encima del borde, muestra los dos pozos o impresiones mus- culares que he señalado en Homunculus. Fig. 5. Anthropops per- fectus Ameghino. Parte anterior de la rama de- recha de la mandíbula in- ferior, vista por el lado externo, en tamaño na- tural: i. incisivos; C. Ca- nino; p.2, p.2y pod, Fig. 6. Anthropops per- fectus Ameghino. Parte anterior de la mandíbula inferior, vista desde arri- ba, en tamaño natural: i. incisivos; Cc. canino; p.?, p.* y p.*, los premo- lares. los premolares. Los cuatro incisivos inferiores, a juzgar por las raíces, estaban im- plantados casi verticalmente, formando un arco de círculo perfecto; eran pequeños y de raíces muy comprimidas lateralmente. Los caninos, a juzgar por los alvéolos, eran de tamaño notablemente mayor y con su eje mayor en dirección más oblicua al eje de la se- rie dentaria. ' Cada uno de los tres premolares presenta una sola raíz de contorno elíptico con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la serie den- taria. De los dos primeros premolares, como lo he indicado más arriba, sólo quedan las raíces, que son más pequeñas que las raíces que de- notan los alvéolos de los caninos. El premolar tercero presenta la corona intacta, pero está demasiado gastada por la masticación para que puedan ser determinados sus carac- teres; es muy baja sobre el lado interno, más elevada sobre el externo, de contorno elíptico con su eje mayor oblicuo, convexa sobre los lados interno y externo y un poco más ancha sobre éste que sobre aquél. Parece que los detalles de la superficie de la corona, por los vestigios gue quedan, se acercaban a los del mismo diente de Homunculus. Toda la dentadura está dispuesta en serie continua con los dientes todavía más apretados entre sí que en el género precedente. La perfo- 375 ración mentoniana se encuentra en la misma posición, pero existe ade- más otro par de agujeritos pequeños en la parte anterior de la sínfisis, debajo de los incisivos internos. El tamaño no era mayor que el de Homunculus patagonicus, pero sí de formas más robustas. Ancho del espacio ocupado por los cuatro incisivos sobre el lado interno del borde alveolar, 4,20 milímetros; sobre el lado externo, 5,20 milímetros. Mayor diámetro del alvéolo del canino, 3,10 milíme- tros. Mayor diámetro de las raíces de los premolares, 2,80 milímetros. Diámetro longitudinal oblicuo máximo de la corona del p. 1» 3,30 milí- metros; transverso, 2,8 milímetros. Distancia del borde externo de uno Fig. 7. Anthropops per- fectus Ameghino. Parte sinfisaria de la mandibu- la inferior, en tamaño na- tural: C vista desde atrás; D vista desde adelante. La dentadura ha sido res- taurada de acuerdo con la disposición de los al- Fig. 8. Homocentrus ar- gentinus Ameghino. Frag- mento de la rama derecha de la mandíbula inferior con la última muela, en ta- maño natural: A vista por el lado externo; B vista por el lado interno; € vis- ta por arriba. véolos. a otro canino, 9,5 milímetros. Longitud del espacio ocupado por los tres premolares, 9,5 milímetros. Longitud desde la parte anterior del incisivo interno hasta la parte posterior del p.-7, 15,5 milímetros. Longitud de la sínfisis en línea recta sobre su línea media, 11,6 milímetros. Altura de la rama horizontal debajo del p. 10 milímetros. El Anthropops perfectus era un mono de caracteres todavía más ele- vados que el Homunculus patagonicus. Homocentrus argentinus, n. gen. n. sp. — Este mono particular des- graciadamente sólo me es conocido hasta ahora por un fragmento de la parte posterior de la rama derecha de la mandíbula inferior con la última muela intacta y parte de la penúltima. A juzgar por este frag- mento, parecería haber sido de talla bastante mayor que los dos prece- dentes. En cuanto a sus caracteres son completamente distintos; y sin duda también es de una familia diferente, completamente extinguida, úe la que espero que pronto han de descubrirse nuevos restos. 376 El fragmento de mandíbula es completamente igual a la parte corres- pondiente de la mandíbula del Homunculus patagonicus, pero los ca- racteres dentarios son absolutamente distintos. La muela implantada en este fragmento, que es la última del lado derecho, muestra tres raíces distintas, una más grande sobre el lado externo y dos un poco más pequeñas sobre el interno; de estas dos, la última o posterior es un poco arqueada y dirigida hacia adentro y hacia atras. La corona, bastante baja, no es menos singular. Su contorno gene- ral es irregularmente subcircular, bastante más elevada en el lado ex- terno que en el interno, con la cara perpendicular externa más angosta y fuertemente convexa y la interna más ancha y bilobada por una fuerte escotadura. La cara perpendicular anterior presenta una faceta plana y muy lisa que demuestra que el diente anterior se encontraba fuerte- mente apretado al otro. La superficie masticatoria es todavía más característica por su com- plicación particular, completamente diferente de la de todos los demás monos que hasta ahora me son conocidos. La parte anterior y externa está formada por una gran figura o colina de esmalte en forma de arco de círculo, que es angosta adelante y se ensancha gradualmente hacia atrás. Más adentro hay otra colina de esmalte, angosta y elevada, en forma de S, que atraviesa oblicuamente toda la corona desde el ángulo anterointerno al posteroexterno. Por último, preséntanse al lado interno dos tubérculos, uno anterior más pequeño y el otro posterior más grande, colocado hacia atrás, que se prolonga hacia afuera en forma de cresta corta. Las dos grandes crestas mencionadas y el tubérculo posterointerno con su prolongamiento externo están separados por dos hendeduras pro- fundas dirigidas oblicuamente desde adelante hacia atrás y desde aden- tro hacia afuera. La corona de la muela tiene 4,3 milímetros de diá- metro anteroposterior, 5 milímetros de diámetro transverso, 2,5 a 3 milí- metros de altura sobre el lado externo y 1,5 a 2 milímetros sobre el interno. De la muela que precedía a ésta existe el agujero completo del alvéolo de la raíz posterointerna y parte de los de la raíz externa y de la anterointerna, que es lo suficiente para demostrar que la penúltima muela estaba formada sobre el mismo tipo que la última, cuando menos por lo que se refiere al número y la disposición de las raíces. Eudiastatus lingulatus, n. gen. n. sp. — Otro mono singular, que tam- poco encuentra colocación en las familias conocidas; al revés de los precedentes, éste es de caracteres poco elevados y hasta cierto punto comparable a un lemúrido; pero de caracteres distintos de todos los conocidos. Hasta ahora sólo está representado por la parte anterior de la mandíbula inferior con la sínfisis completa y una pequeña parte de la rama mandibular izquierda. Esta pieza proviene de un individuo muy joven en el que recién empezaban a perforar el borde alveolar los 317 dientes de reemplazamiento. A pesar de eso, ambas ramas mandibulares aparecen ya completamente soldadas, sin el menor vestigio de sutura. La sínfisis se distingue inmediatamente de la de los géneros Homun- culus y Anthropops, por ser un poco más angosta y menos redondeada adelante, pero sobre todo por la barba (mentum) que no se eleva hacia Fig. 9. Endiastatus lingulatus Ameghino. Parte ante- rior de la mandíbula inferior, en tamaño natural: a, vista desde arriba; b, vista desde abajo; c, vista de lado. arriba, sino que se dirige hacia adelante, de modo que su superficie anteroinferior mira hacia abajo y es fuertemente inclinada hacia atrás. Sobre el lado interno también es fuertemente inclinada hacia adelante, Ge fondo cóncavo y como excavada en su parte anterior, terminando en una fuerte apófisis saliente que se dirige hacia utrás con un pocito a Fig. 10. Typotherium cristatum Serres. Mano derecha, reducida a ?/, del tamaño natural. cada lado, encima del mismo borde inferior de la sínfisis. Desgraciada- mente el estado juvenil del individuo no permite formarse una idea clara de la dentadura, pero se conoce que estaba implantada en serie ininterrumpida. Adelante se ven los vestigios de cuatro incisivos relati- vamente pequeños, seguidos a cada lado de un diente más grande y tricuspidado en la corona, por lo menos al salir recién del alvéolo; luego siguen dos o tres dientes cuyas cúspides de las coronas empiezan 378 a salir apenas, pero que se distinguen fácilmente de los de Homuncu- lus, Anthropops y Homocentrus, por presentar todos ellos cúspides o más bien crestas cortantes longitudinales, de las cuales parecen distin- guirse en cada diente dos principales en el lado externo y una en e! interno. La perforación mentoniana no se encuentra adelante como en Homunculus y Anthropops, sino más atrás de la sínfisis, más o menos debajo del tercer premolar. Medida sobre la línea longitudinal antero- externa, la sínfisis tiene en línea recta 9 milímetros de largo; y la rama horizontal, en el borde posterior de la parte existente, que parece corresponder al nivel del tercer premolar, tiene 8 milímetros de alto. Fig. 11. Icochilus robustus (1) Ameghino. Pie derecho, en tamaño natural. Por la forma de los alvéolos que deja visible la rotura, parece que los dientes descendían muy abajo y que eran de raíces muy abiertas o que por lo menos sólo se cerraban en edad muy avanzada. Por los caracteres enumerados, este animal viene a presentar algunas afinidades con uno de los grupos del orden de los Toxodontes (Toxodontia) de caracteres mixtos sumamente notables; y esto me lleva a decir algunas palabras sobre el grupo de los Protypotheridae, que es la familia a que ms refiero. Protypotheridae. — He designado hasta ahora a esta familia con el nombre de Interatheridae, mas como el género Interatherium Moreno ha permanecido hasta ahora muy incompletamente conocido, mientras que ctros géneros del mismo grupo (Protypotherium, Patriarchus, Icochilus) (1) Icochilus robustus, n. sp. Del tamaño de Icochilus extensus, del cual se distingue por el cráneo más ancho y por los frontales que se prolongan adelante entre los nasales. Tengo todo el esqueleto del mismo individuo. | | | | 379 me son ahora conocidos por casi todas las partes del esqueleto, me pa- rece más conveniente tomar como tipo de la familia al género Protypo- therium Ameghino, que es el que, en efecto, reune los caracteres más culminantes del grupo. Hago ésto con tanta mayor razón cuanto que no se encuentra de por medio la prioridad de ningún otro nombre, pues Interatherium probablemente habrá que cambiarlo en razón de su com- posición híbrida, grecolatina. Además, siguiendo estrictamente las le- yes de la nomenclatura, el nombre de Protypotheridae le corresponde ae derecho, puesto que es el género más antiguo del grupo y el primero gue fué descripto. Fig. 12. Icochilus robustus Ameghino. Mano derecha, en tamaño natural, del mismo individuo que la figura 11: s, escafoides; /, lunar; c, cu- neiforme; p, pisciforme; ce, central; £, trapecio; fs, tra- pezoides; m, magnum; z, un- ciforme. Los Protypotheridae son animales sumamente singulares. Por los caracteres del cráneo se acercan más a los Toxodontes y Nesodontes que a cualquier otro orden conocido; pero por los caracteres de la man- díbula inferior y de casi todo el resto del esqueleto se parecen mucho más a los unguiculados que a los ungulados; y entre los unguiculados su mayor parecido es con los monos inferiores, especialmente con los lemúridos; mientras que los Typotheridae los ligan indiscutiblemente a los Nesodontidae y Toxodontidae, el género Eudiastatus forma una cadena casi continua que conduce desde los monos inferiores hasta los Protypotheridae. Los Protypotheridae comprenden cuatro géneros que son: Protypo- theriam, Patriarchus, Icochilus e Interatherium. Ya he dado a conocer los caracteres generales del cráneo y de la dentición en mi obra Contri- bución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argen- tina, 1889. Ahora sólo voy a mencionar algunos de los caracteres por los cuales se acercan a los monos o cuadrumanos. Por lo que se refiere a la dentición, recordaré el hecho de la dentadura en serie continua y €l » 380 poco desarrollo de los caninos. Las ramas mandibulares están comple- tamente soldadas como en los verdaderos monos; y esta soldadura se efectúa muy temprano, antes del cambio de dentadura, como en ei género Endiastatus. La sínfisis de la barba se parece a la de los monos inferiores. La forma de la rama horizontal, de la apófisis coronoides y del cóndilo articular es igualmente parecida a la que es propia de los monos inferiores. Todos los géneros estaban provistos de una cola muy larga y gruesa. El húmero es bastante parecido al de los lemúridos, pre- sentando una perforación intercondiliana y otra muy grande sobre el cóndilo interno (falta esta segunda perforación en el género Icochilus), Fig. 13. Icochilus robustus Ameghino. Cráneo visto desde arriba, reducido a ?/, del tamaño natural. Mismo individuo que las figuras 11 y 12. cuyos caracteres son absolutamente incompatibles con el tipo ungulado y comunes en los unguiculados, encontrándose también en muchos monos y en los lemúridos. La extremidad proximal del radio es casi circular; y ambos huesos, cúbito y radio, no sólo eran completamente separados en toda su longitud, sino que estaban dotados de la facultad de rotación y de consiguiente podían efectuar movimientos de supinación y pro- nación. El fémur es delgado, largo, sin trocánter lateral o apenas indi- cado, colocado muy hacia arriba y con la cabeza femoral separada por un cuello bien indicado. La tibia y el peroné son constantemente sepa- rados. Los dedos son constantemente cinco, tanto atrás como adelante. El carpo está formado por los ocho huesos comunes en la generalidad de los mamíferos y además el hueso intermedio, cuya presencia es generalmente constante en los monos; estos nueve huesos y los del metacarpo forman en parte series lineales casi perfectas. Las falanges ungueales constituyen una de las más grandes particularidades de este grupo, pues no son apropiadas para recibir uña ni pezuña, siendo su mayor parecido con las falanges ungueales de los monos. El dedo pri- 381 mero de la mano gozaba de cierto movimiento lateral; y más todavía ei dedo quinto, de modo que ambos eran hasta cierto punto oponibles; por lo demás el pie anterior es una verdadera mano en toda su confor- mación. El pie posterior no es menos singular y característico; es plan- tígrado, con el peroné que descansaba encima del calcáneo y con los cinco dedos dispuestos en forma de mano de mayor tamaño que la ante- rior, con las falanges ungueales de la misma forma y con el pulgar (dedo primero) perfectamente oponible, como en los cuadrumanos. Es imposible desconocer la importancia de todos estos caracteres, que reunidos distinguen a los Protypotheridae y prueban que ellos son alia- Jos de los monos inferiores y los lemúridos y que unos y otros Jes- cienden de un mismo tronco antecesor común. OBSERVACIONES GENERALES. — Estos descubrimientos, que probable- mente no son más que el principio de una serie de otros no menos importantes, vienen a cambiar todas las ideas que hasta ahora tenía- mos sobre la posible mayor antigiiedad geológica del hombre y de los monos, como también sobre su punto de origen primitivo. Voy a condensar, pues, en unas cuantas palabras las consecuencias inmediatas que es dado deducir de tales descubrimientos: 1? La remota antigúiedad de los monos fósiles de Patagonia. La fauna que los acompaña: es una de las más singulares. Faltan absolutamente en ella los verdaderos carnívoros placentarios y todos los tipos de ungu- lados modernos, Perisodáctilos, Estereopternos, Artiodáctilos y Probos- cidios. En cambio se encuentran numerosos ungulados primitivos de grupos absolutamente extinguidos (Litopternos, Toxodontes, Amblípo- dos), una extraordinaria cantidad de desdentados que comprenden los tipos antecesores de todas las formas más modernas, toda una serie de carnívoros primitivos aliados unos de los creodontes y otros de los carnívoros marsupiales de Australia y, por fin, restos de tipos más sin- gulares aún, entre los cuales una gran cantidad de marsupiales diproto- dontes del tipo de los Plagiaulacidios, tipo mesozoico indiscutible cuyos últimos representantes se extinguen en la base del terciario. Por la fauna y las condiciones del yacimiento es indudable que proceden de lz base del período eoceno; son, por consiguiente, los vestigios de ver- daderos monos más antiguos que se conocen. Como lo dije en mis pri- meras noticias, es digna de tenerse presente la circunstancia de que la República Argentina, que es el país de donde proceden los restos óseos del hombre fósil geológicamente más antiguos que hasta ahora se conozcan, sea también ahora la región de donde proceden los restos más antiguos de verdaderos monos. 2% El punto de origen de los verdaderos monos y del precursor del hombre que hasta ahora se creía debía encontrarse en algunas regiones 382 del viejo mundo, se encuentra así trasladado a Sud América. Los pri- meros vestigios de monos en Europa recién aparecen en el oligoceno superior (Dryopithecus) y ellos presentan ya todos los caracteres que los distinguen en los tiempos más modernos, sin que se les encuentre predecesores ni allí, ni en Asia, ni en Norte América. La consecuencia natural es que son de origen sudamericano y que pasaron al continente euroasiático durante la época oligocena conjuntamente con otros tipos de mamíferos sudamericanos (Didelphyidae), roedores histricomorfos, Chalicotheridae, Toxodontia, etc. (2), que en esa época invadieron el viejo mundo. 3" Por lo que concierne a las relaciones filogenéticas de los monos, según los restos ahora conocidos de sus más antiguos representantes, resulta que los géneros Homunculus y Anthropops, por el número de sus dientes, por la transición gradual en la forma de los incisivos a los verdaderos molares, el poco desarrollo del canino, su talla general muy pequeña, etc., se encuentran en las condiciones necesarias para ser los antecesores de todos los demás monos, sin que las partes conocidas hasta ahora manifiesten ningún carácter de alta especialización que per- mita suponer que son ramas laterales extinguidas sin descendientes modificados. Por otra parte, los monos eocenos de Patagonia considera- cos en conjunto, por sus relaciones con los Protypotheridae, la forma particular de la mandíbula, las raíces múltiples de las muelas inferiores ce Homocentrus, los caracteres protipoteroides de Eudiastatus, etc., prueban que todos ellos son íntimamente aliados y que los caracteres primitivos del grupo antecesor de los Simioidea, lcs Protypotheridae y los Lemuroidea deben realmente ser como los restauré al fundar el orden teórico de los Atava (Contribución al Conocimiento de los Mamí- feros fósiles de la República Argentina, página 347), cuando menos por lo que concierne a sus rasgos generales, tales como: el astrágalo plano, el calcáneo con faceta fibular, las muelas inferiores cuatrirradiculadas, etcétera. 4% La existencia de verdaderos monos en el eoceno inferior de la República Argentina al lado de los Protypotheridae y la existencia de lemúridos o animales parecidos en el eoceno inferior de Europa y Norte América, demuestran que la separación y constitución del grupo de los monos tiene que remontar en las épocas geológicas pasadas hasta los últimos tiempos de la época secundaria. (2) El género Cadurcotherium Gervais, del oligoceno de Francia, me parece un verda- dero Toxodóntido, muy cercano del género eoceno argentino Nesodon Owen. 3 NN HA ee o = AN , ] E LXXV = | RACIÓN DE LAS AVES FÓSILES j DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Ñ E: a o | E Y ao ENUMERACIÓN DE LAS AVES FÓSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Los huesos fósiles de aves no son raros en las formaciones cenozoicas de la República Argentina, pero todavía no han sido objeto de: dete- pidas investigaciones. Ultimamente ha aparecido una Memoria de los señores Francisco P. Moreno y A. Mercerat titulada «Catálogo de los pájaros fósiles de la República Argentina: — Descripción sumaria de las especies», in folio, con 21 láminas del mismo formato, trabajo que forma parte de los «Anales del Museo de La Plata» y ha sido distribuído durante el mes de Agosto pasado. Mi primera intención fué hacer un detenido examen crítico de ese trabajo, más hube de desistir, pues vi que no lo merecía. Esa obra, por su formato, impresión, papel y lámi- nas es un verdadero derroche de lujo, pero carece de valor científico; sólo prueba, conjuntamente con el prefacioprograma de los «Anales», que tienen razón los que creen que el Director del Museo de La Plata padece de megalomania. Todo comentario al respecto es superfluo. Las pocas láminas litografiadas son buenas, pero todas las demás fototipia- das con fotografías tomadas directamente de los originales, en su mayor parte no valen nada, pues, sólo dan los contornos, sin que se distingan los detalles de verdadera importancia. La mayor parte de las figuras son contornos de piezas informes, en los cuales con un poco de buena vo- luntad se puede ver todo lo que se desea. El peor de los dibujos vale más que esas figuras. El texto (en francés y español) no vale absoluta- mente nada, pues en su totalidad importa una interminable serie de errores. Las procedencias de un considerable número de objetos están equivocadas y las piezas mismas mezcladas; huesos de una misma es- pecie están distribuídos en una cantidad de géneros y familias diferen- tes; huesos de un mismo género están distribuídos en una docena de géneros distintos y atribuídos a una media docena de familias diferentes; restos de reptiles se confunden con los de mamíferos y sobre huesos de mamíferos se fundan nuevas especies de aves; las mandíbulas inferio- res están descriptas como superiores (premaxilares); y si continuara enumerando los disparates allí impresos sería el cuento de nunca acabar. AMEGHINO — V. X 25 386 Como tengo originales de la mayor parte de las piezas allí figuradas y de muchísimas otras que los autores no conocen, me ha parecido que lo mejor que podía hacer era emprender el estudio de las aves fósiles de la República, aprovechando, además, las pocas indicaciones que se pueden obtener de las láminas publicadas por los señores Moreno y Mercerat; si todas esas láminas hubieran sido litografiadas o fueran copias fototípicas de dibujos originales y si los autores no las hubieran acompañado de descripciones ni de nombres inútiles, sino simplemente de las procedencias, serían sin duda de mucha mayor utilidad y no habría necesidad de estampar tantos nombres de sinónimos que constituyen la mayor desgracia de la clasificación sistemática. Este artículo no es, pues, más que una simple enumeración de las distintas especies de aves fósiles de la República Argentina que hasta ahora me son conocidas o han sido señaladas por otros autores. En ar- tículos sucesivos irán apareciendo las descripciones detalladas, acom- pañadas de los dibujos de las partes más características. Carinatae IcTeERIDAE. No conozco representantes fósiles de esta familia, pero Bravard cita la presencia de tres especies del género Icterus en la for- mación pampeana de Buenos Aires. Desgraciadamente no han sido aescriptas. CorvIDAE. Lydekker («Catal. of Foss. Birds.», página 6, 1891), men- ciona como formando parte de las colecciones del Museo Británico, parte de un húmero y un tibiotarso incompleto, de un género de esta familia, procedente de la formación pampeana de Buenos Aires. Esos restos, descubiertos por Bravard, indican un animal del tamaño de un grajo. No se ha determinado ni la especie ni el género. PSITTACIDAE. Bravard menciona restos de un Psittacus procedente de la formación pampeana de Buenos Aires, cuya determinación de especie no ha hecho. Lydekker (1. c., p. 11) menciona la parte anterior del cráneo de un representante del género Conurus del tamaño de Conurus erythrogenys de Guayana, procedente de la formación pampeana de Buenos Aires, donde fué encontrado por Bravard; es probable que so- bre la misma pieza anunció este autor la existencia de un Psittacus fósil pampeano. Lydekker no da la determinación específica, aunque cree probable que pertenezca a alguna de las especies existentes. Como esta pieza procede de las primeras colecciones de Bravard que fueron recogidas en el pampeano inferior de la ciudad Buenos Aires (plioceno inferior), creo más bien que represente una especie extinguida. 387 STRIGIDAE. Sólo conozco un representante fósil de esta familia. Noctua cunicularia D'Orbigny. He encontrado sus restos en el piso platense de la formación postpampeana (cuaternario) de Luján. (Ame- ghino: La formación pampeana, página 81, año 1881). FALCONIDAE. De esta familia se conocen varios representantes fósiles: Milvago chimango Vieill., Sin. Milvago pezoporus Burmeister. Fósil en los depósitos postpampeanos lacustres (piso platense) de Luján (Ameghino, 1. c.). Asthenopterus minutus (Moreno et Mercerat) Ameghino. Sin. Lagop- terus minutus Moreno et Mercerat (1. c., páginas 22 y 66, lámina XVIII, figura 7). Moreno y Mercerat designan con el nombre de Lagopterus minutus, como nuevo género y especie nueva, un húmero que presenta caracteres mixtos de los géneros Buteo y Polyborus. La pieza sobre que está fundada, procedente de mi antigua colección, fué encontrada en el pampeano superior de Luján. Como el nombre genérico de Lagopterus ha sido ya empleado con anterioridad, lo substituyo por el nuevo nombre de Asthenopterus. Foetopterus > ambiguus Moreno et Mercerat (1. c., página 26 y 66, lámina XVIII, figura 6). La pieza sobre que fundan el género y la es- pecie es un húmero de mi antigua colección. La procedencia que le asignan es equivocada; la recogí en el postpampeano de Cañada Rocha (Luján) en un depósito perteneciente a la parte superior del piso pla- tense (cuaternario superior). Todos los restos de aves procedentes de este yacimiento que pude determinar, pertenecen a especies existentes y no dudo que debe encontrarse en el mismo caso la pieza sobre la que fundan el pretendido nuevo género y nueva especie. CATHARTIDAE. El género Psilopterus Moreno et Mercerat que los au- tores colocan en esta familia, no es siquiera un carenado, sino un rátido. Cathartes aura Linneo. Sin. Cathartes fossilis Moreno et Mercerat (1. c., páginas 26 y 67, lámina XIX, figura 15; lámina XX, figura 19). La pieza que figuran los autores, procedente de mi antigua colección, fué recogida por mí en el postpampeano de Cañada Rocha (Luján) y no se diferencia en nada de la pieza correspondiente de la especie actual. Sarcorhamphus gryphus Linneo. Sin. Sarcorhamphus fossilis Moreno et Mercerat (1. c., páginas 27 y 69, lámina XVIII, figura 9). Recogí el cúbito descripto y figurado por los autores mencionados, procedente de mi antigua colección, en el postpampeano superior de Cañada Ro- cha (Luján) y concuerda absolutamente con el de la especie actual. PHALACROCORACIDAE. Sólo se conoce un representante fósil de esta familia. 388 Phalacrocorax pampeanus Moreno et Mercerat (1. c., páginas 19 y 35, lámina XVIII, figura 8). Fundada sobre un húmero de mi antigua co- lección. Descubierto por mi hermano Juan Ameghino en el pampeano lacustre (piso lujanense) de la formación pampeana de Luján. Según los autores se acerca a Phalacrocorax brasilianus. ARDEIDAE. Sólo conozco como representante fósil de esta familia, la especie actual. Ardea cocoi Linneo. He encontrado sus restos en el postpampeano (piso platense) de Luján. (Ameghino: La formación pampeana, pági- na 81, 1881). CICONIDAE. El género Palaeociconia Moreno no es un cicónido, ni un Carinate, sino un Ratite. A Prociconia Lydekkeri nom. n. Sin. Palaeociconia australis, Lydekker («Catal. of. Foss. Birds», página 64, figura 15, año 1891). Lydekker, guiándose por los datos completamente errados publicados por Moreno, identificó algunos huesos de un gran cicónido extinguido de las cavernas de Brasil con Palaeociconia australis Moreno, que, por los dibujos pu- blicados ahora, resulta que no es un cicónido y que no tiene ninguna relación con el verdadero cicónido de las cavernas brasileñas dado a conocer por Lydekker, que resulta ahora no tener nombre genérico ni específico. Propongo designarlo con el nombre de Prociconia Lydekkert. Refiero provisoriamente a este género y a esta especie, los huesos de una gran ave fósil parecida a la cigiteña, mencionados por Burmeister como procedentes de la formación pampeana de Buenos Aires. PLATALEIDAE. Conozco un representante extinguido de esta familia. Pritibis cnemialis, n. gen., n. sp. —Su mayor parecido es con Ibi- dopsis Lydekker. Se distingue por el tibiotarso de extremidad distal más angosta, con la cresta cnemial anterior muy pronunciada, el puente sobre el surco destinado a recibir el músculo extensor más oblicuo y el surco intercondiliar estrecho; y por un prolongamiento del cóndilo in- terno, que avanza sobre el surco intercondiliar en forma de tubérculo; diámetro transverso máximo de la extremidad distal, 14 milímetros. Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. PHOENICOPTERIDAE. En estado fósil sólo conozco hasta ahora el Phoe- nicopterus ignipalliatus Geoffroy. Lo encontré en los depósitos post- pampeanos de Luján. (Ameghino: La formación pampeana, página 81, año 1881). 389 ANATIDAE. Conozco en estado fósil varios representantes. Chenalopex debilis, n. sp. Se distingue fácilmente por su tamaño muy pequeño, las trocleas laterales del tarsometatarso fuertemente echadas hacia atrás, y la troclea externa relativamente larga: diámetro trans- verso máximo de una a otra de las dos trocleas laterales, 8 milímetros. Recogí los restos de esta especie en el pampeano medio (piso belgra- nense) de la ciudad La Plata. Sarcidiornis regia Lath. Encontré sus restos en los depósitos post- pampeanos (piso platense) de Luján. (Ameghino, 1. c.) Cygnus coscoroba Lath. He descubierto sus restos en los mismos de- pósitos que los de la especie precedente (Ameghino, 1. c.). TETRAONIDAE. Se han encontrado representantes de esta familia, sólo en los depósitos postpampeanos. Nothura maculosa Temm. He descubierto sus restos en los depósitos fosilíferos postpampeanos (piso platense) de Luján. (Ameghino: 1. c.). Nothura cinerascens Burmeister. De los mismos depósitos que la es- pecie precedente. (Ameghino, 1. c.). GRUIDAE. Bravard menciona la existencia de un representante de este grupo en la formación pampeana de Buenos Aires, pero sin dar su determinación ni genérica ni específica. Lo más probable es que esos restos se refieran a algún cicónido y quizá a Prociconia. PALAMEDEIDAE. Conozco como representante fósil de esta familia, el Chajá. Palamedea chavarria Linneo. He encontrado sus restos en los depó- sitos postpampeanos (piso platense) de Luján. (Ameghino, 1. c.). CHARADRIDAE. El único representante fósil es el teruteru. Vanellus cayennensis Gm. He descubierto sus restos en los mismos depósitos que la especie precedente. (Ameghino, 1. c.). LARIDAE. De esta familia conozco en estado fósil, la especie actual. Larus vociferus Gray. De los mismos depósitos que las especies pre- cedentes. (Ameghino, 1. c.). Pseudolarus eocaenus, n. gen. n. sp.—Se distingue por el húmero completamente recto, con la parte proximal no encorvada y no muy ensanchada, pero muy aplastada, con una gran cresta dorsal y la cara articular proximal muy angosta y extraordinariamente extendida en sentido transversal; diámetro transverso máximo de la extremidad pro- ximal, 9 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. 390 SPHENISCIDAE. Se conocen varias especies fósiles. Palaeospheniscus patagonicus Moreno et Mercerat (1. c., páginas 16 y 30). Con este nombre, los autores confunden restos de especies dis- tintas. Deberá considerarse como tipo del género y de la especie, el tarsometatarso que representan en la figura 5 de la lámina II proce- dente de mi antigua colección. Fué descubierto por el coronel don Luis 3. Fontana en el oligoceno del territorio del Chubut. Palaeospheniscus Menzbieri Moreno et Mercerat (1. c., páginas 17 y 33). Los autores describen bajo este nombre, restos procedentes de especies distintas. Deberá considerarse como tipo de la especie el tarso- metatarso que representan en la figura 6 de la lámina Il, procedente de mi antigua colección. Ha sido descubierto por el coronel don Luis J. Fontana en el oligoceno del territorio del Chubut. Palaeospheniscus Bergi Moreno et Mercerat (1. c., páginas 18 y 34). Como en el caso precedente, los autores describen con este nombre, huesos de especies diferentes. Debe considerarse como tipo de la espe- cie, el tarsometatarso que representan en la figura 8 de la lámina Il, procedente de mi antigua colección. Fué descubierto, como los anterio- res, por el señor Fontana, en el oligoceno del Chubut. Paraptenodytes, n. gen. Se distingue fácilmente por el tarsometatarso relativamente más corto y más ancho, por su extremidad distal muy ensanchada, por la fuerte curva lateral de todo el hueso, por el gran tamaño de la troclea media y el gran ancho y la profundidad de las escotaduras intertrocleales. Paraptenodytes antarcticus (Moreno et Mercerat) Ameghino. Sin. Pa- laeospheniscus antarcticus Moreno et Mercerat (1. c., páginas 46 y 30, lámina Il, figuras 1, 2 y 4). Ha sido un animal de talla considerable; el tarsometatarso tiene 54 milímetros de largo y próximamente 4 centí- metros de diámetro transverso máximo. Los restos de que: dispongo, así como también los figurados y descriptos por los señores Moreno y Mercerat, fueron descubiertos por Carlos Ameghino en el oligoceno de Patagonia austral. Ratitae RHEIDAE. Se conocen dos representantes fósiles. El fémur sobre que Moreno y Mercerat fundan el nuevo género Protorhea Azarae (1. c., página 27 y 69, lámina XIX, figura 17), no es de un ave, sino de un mamífero y precisamente de un guanaco (Auchenia lujanensis Ame- ghino); la procedencia también está equivocada. Rhea americana Lath. Sin. Rhea fossilis Moreno et Mercerat (nec Ameghino), (1. c., páginas 28 y 71; lámina XIX, figuras 2, 11 y 16; lá- mina XX, figura 20; lámina XXI, figura 6). — Rhea subpampeana Mo- reno et Mercerat (1. c., páginas 27 y 70, lámina XX, figura 22). La pro- 391 cedencia de la pieza sobre la cual los autores pretenden fundar la nueva especie Rhea subpampeana, es equivocada. He encontrado restos de esta especie, en los depósitos fosilíferos postpampeanos (piso platense) de Luján. (Ameghino: Cat. sp., etc., página 52, año 1878. Id.: La forma- ción pampeana, página 81, año 1881), y en la parte superior de la for- mación pampeana (Informe sobre el Museo Antropológico y Paleonto- lógico, etc., página 14, año 1885). Rhea fossilis Ameghino (nec Moreno et Mercerat). (Cat. sec., etc., pá- gina 42, año 1882). Sin. Rhea pampeana Moreno et Mercerat, 1. c., pá- ginas 27 y 70, lámina XIX, figuras 1,3 a 10, 13; lámina XX, figuras 1 a 4,6 a 17; lámina XXI, figuras 1 a 4. Talla de Rhea Darwini pero de caracteres intermedios entre los de esta especie y los de Rhea americana. El tipo de la especie es el esqueleto incompleto figurado por los seño- res Moreno y Mercerat, procedente de mi antigua colección, que recogí en el pampeano superior de Olivera. PELECYORNIDAE, n. fam. —Se distinguen de los Rheidae por la pre- sencia en el tibiotarso de un fuerte surco para el músculo extensor, sobre el que existe un puente óseo como en la generalidad de las aves; y por el tarsometatarso, de extremidad poco ensanchada. La faceta para el dedo interno está muy bien marcada. Algunos representantes de esta familia han sido colocados por los señores Moreno y Mercerat ¡entre los Cathartide! Pelecyornis, nom. n. Sin. Psilopterus Moreno et Mercerat, 1. c., pá- ginas 26 y 27. La troclea interna es un poco más corta que la externa; el cuerpo del tarsometatarso es aplastado en su cara anterior, cóncavo en la parte distal inmediatamente encima de las trocleas, con las tro- cleas interna y externa fuertemente echadas hacia atrás; la ectotroclea tiene el borde externo fuertemente extendido atrás constituyendo una especie de cresta en forma de hacha. No puede conservarse el nombre de Psilopterus por estar empleado con anterioridad. Pelecyornis communis (Moreno et Mercerat) Ameghino. Sin. Psilop- terus communis Moreno et Mercerat, l. c., páginas 26 y 68, lámina XVII, figura 11; lámina XXI, figura 5. Los restos que poseo de esta especie fueron descubiertos por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Pa- tagonia austral. Pelecyornis australis (Moreno et Mercerat) Ameghino. Sin. (Psilopte- rus australis Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 26 y 68, lámina XVII, figura 10; lámina XX, figura 5). Es de tamaño un poco mayor que la precedente. Ha sido descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. Z Pelecyornis minutus, n. sp. —Se distingue por su tamaño mucho me- nor que el de Pelecyornis communis, el borde interno del tarsometa- 392 tarso más redondeado y la faceta del dedo interno poco marcada. Diámetro transverso máximo de la mesotroclea, 6,5 milímetros; de la extremidad distal, 19 milímetros; diámetro transverso del cuerpo del tarsometatarso en su parte más angosta, 7 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. Lophiornis obliquus, n. gen. n. sp. —Se distingue por el tibiotarso, cuya extremidad distal es de cara posterior deprimida y no convexa como en Pelecyornis, con cresta fibular y cnemiales fuertemente pro- nunciadas y el cóndilo externo muy angosto. Diámetro transverso mínimo del cuerpo del tibiotarso, 11 milímetros. Descubierta por Car- los Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. Anisolornis excavatus, n. gen. n. sp. —Se distingue fácilmente de los géneros precedentes, por el tarsometatarso de entotroclea más corta v más fuertemente echada hacia atrás, de manera que deja visible toda la cara interna de la mesotroclea, presentándose fuertemente excavada hacia adentro y hacia atrás; sobre la cara posterior de la extremidad distal, hay una fuerte cresta oblicuotransversa que va desde el borle interno correspondiente hasta la faceta del dedo interno, al lado externo, para concluir encima de la ectotroclea. Diámetro transverso máximo úe la extremidad distal del tarsometatarso, 17 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. PHORORHACIDAE Ameghino, en «Revista Argentina de Historia Na- tural», tomo l, entrega 4* (1? Agosto), página 258. Se distingue de los Pelecyornithidae por la diferencia entre la ento y la ectotroclea menos pronunciada, siendo ésta apenas un poco más larga, por la ausencia de la cresta posterior en forma de hacha sobre el borde externoposterior de la entotroclea, por las trocleas laterales no echadas hacia atrás y la parte distal de la cara posterior no excavada sino casi plana. El tibio- tarso presenta un fuerte tubérculo intercondilar. El dedo interno siem- pre existe, pero era poco desarrollado; y la faceta correspondiente a veces apenas visible, siendo ésta la causa por la que creí al principio que carecían de pulgar. Esta familia comprende las aves más gigan- tescas que hasta ahora se conocen y sus restos son los más abundantes en el eoceno de Patagonia. Los señores Moreno y Mercerat han colocado algunos representantes de esta familia entre los Ciconidae y otros entre los Cathartidae; los demás los distribuyen en cuatro familias distintas que llaman Brontornithidae, Stereornithidae, Dryornithidae y Darwinor- nithidae, todas ellas sin caracterizar. ¡Restos de un mismo género, y a menudo de una misma especie, se encuentran distribuídos en tres fa- milias distintas! Brontornis Moreno et Mercerat (1. c., p. 20 y 37, sin caracterizar). Sin. Rostrornis Moreno et Mercerat, 1. c., p. 20 y 40, sin caracterizar. 393 Se distingue de Phororhacos Ameghino, por sus formas mucho más ro- bustas; la mandíbula inferior es más corta, más gruesa y fuertemente encorvada; y los huesos de los miembros son más cortos y más gruesos, carácter por el cual se acercan más a los del Dinornis que los del otro género. Brontornis Burmeisteri Moreno et Mercerat (1. c., p. 20 y 37, lám. II, f. 1 a 4, lámina V, f. 2). Sin. Rostrornis Floweri Moreno et Mercerat, (1 c., páginas 20 y 40, lám. IV, fig. 1; lám. V, fig. 1, 3, 4 y 5; lám. VI, fig. 1 a 4; lám. VII, fig. 1 a 3). Esta especie alcanzaba aproximadamente la talla del Dinornis maximus. Los restos de que dispongo me permiten establecer la identidad de Brontornis Burmeisteri y Rostrornis Floweri y reconocer que la separación de las trocleas del tarsometatarso figu- radas como de Rostrornis Floweri (lám. V, f. 1), no es natural. Los au- tores describen extensamente una mandíbula que toman por superior (premaxilar) comparándola con el premaxilar de Sarcorhamphus gry- phus! y el pretendido premaxilar es la mandíbula inferior! Eoceno in- ferior de Patagonia austral. PHORORHACOS Ameghino: Enumeración sistemática, página 24, 1887. ld. «Revista Argentina de Historia Natural», tomo Il, entrega IV, pá- gina 256, 1? Agosto 1891. Sin. Tolmodus Ameghino, «Revista Argentina de Historia Natural, tomo l, entrega III, página 157, 1” Junio 1891. — Palaeociconia Moreno, «Informe», etc., página 30, año 1889. Id. Moreno et Mercerat, 1. c., página 36. — Mesembriornis Moreno, «Informe», etc., página 29, año 1891. Id. Moreno et Mercerat, !l. c., página 48. — Stereornis! Moreno et Mercerat, 1. c., página 45. — Patagornis! Moreno et Mercerat, 1. c., página 55. — Dryornis! Moreno et Mercerat, l. c., pá- gina 59. — Darwinornis! Moreno et Mercerat, 1. c., página 60. — Owe- nornis! Moreno et Mercerat, 1. c., página 64. — Psilopterus! (in parte) Moreno et Mercerat, 1. c., página 68. Se distingue de Brontornis por sus formas mucho más esbeltas. Phororhacos longissimus Ameghino: Enumeración sistemática, pá- gina 24, año- 1887. Id.: Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina, página 659, año 1889. Id. «Revista Argentina de Historia Natural», tomo I, entrega IV, página 258, fi- gura 77, 1? Agosto 1891. Sin. Stereornis Rollieri Moreno et Mercerat, 1 c., páginas 21 y 45, lámina IX, figura 3; lámina X, figuras 1 y 2; lámina XI, figura 1. — Stereornis Gaudryi Moreno et Mercerat, 1. c., pá- ginas 21 y 47, lámina IX, figura 4; lámina X, figura 3. — Darwinornis Copei Moreno et Mercerat, l. c., páginas 24 y 60, lámina XVII, figu- ras 1 y 2. —Owenornis Lydekkeri, páginas 25 y 64, lámina XVIII, fi- guras 2 a 5. Es la especie que sirve de tipo al género y a la familia, y la primera conocida. Es el ave más gigantesca que haya existido, pues 394 su talla era casi el doble de la de Brontornis Burmeisteri, pero de formas mucho más esbeltas. La mandíbula inferior, que me sirvió de tipo para la fundación del género y de la especie, es dibujada por los señores Moreno y Mercerat y la describen como premaxilar! No atribuyen a la especie ningún hueso del esqueleto, si bien es la más abundante de todas. Fué descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. Phororhacos sehuensis Ameghino, en «Revista Argentina de Historia Natural», tomo 1, entrega IV, página 285, 1? Agosto 1891. Sin. Mesem- briornis Studeri Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 21 y 48, lámina IV, figuras 2 y 3; lámina VII, figura 4; lámina X, figura 4. — Mesembriornis Quatrefagesi Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 22 y 50, lámina IV, fi- gura 4; lámina XII, figuras 7 y 9; lámina XIV, figura 1. — Darwinornis Zitteli Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 25 y 63, lámina XVII, figu- ras 3 y 4. — Darwinornis socialis Moreno et Mercerat, l. c., páginas 25 y 63, lámina XVII, figura 5. — Owenornis affinis Moreno et Mercerat, l. c., páginas 25 y 64, lámina XVII, figura 6; lámina XVIII, figura 1. Una mitad menor que la especie precedente. Talia general del Bron- tornis Burmeisteri, pero muchísimo más delgada. Fué descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. Phororhacos Milne-Edwardsi (Moreno) Ameghino. Sin. Mesembrior- nis Milne-Edwardsi Moreno, «Informe», etc., página 29, año 1889. Id. Moreno et Mercerat, 1. c., página 51, lámina XIII, fig. 1 a 6; lámina XVI, figura 3. — Palaeociconia australis Moreno, «Informe», etc., 1889, ld. Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 19 y 36, lámina II, figura 3.— Dryornis pampeanus Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 24 y 59, 1lá- mina XVI, figuras 1 y 2. De tamaño mucho menor. Mioceno superior de Monte Hermoso. Phororhacos inflatus Ameghino, en «Revista Argentina de Historia Natural», tomo I, entrega IV, página 258, Agosto 1891. Sin. Tolmodus inflatus Ameghino, 1. c., tomo I, entrega Il, página 157, figura 62, Junio 1891. — Patagornis Marshi Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 23 y 56, lámina XIV, figuras 2 a 11; lámina XV, figuras 1 a 3. — Palaeoct- conia cristata Moreno et Mercerat, páginas 19 y 36, lámina XIX, figu- ras 12 a 14; lámina XX, figura 9. La mandíbula inferior de esta especie, bajo el nombre de Patagornis Marshi, también es descripta por los se- ñores Moreno y Mercerat ¡como un premaxilar! Esta pieza no se dis- tingue absolutamente en nada de la de Phororhacos longissimus, con excepción de su tamaño muchísimo menor. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. Phororhacos delicatus Ameghino, en «Revista Argentina de Historia Natural», tomo I, entrega IV, página 259, 1” Agosto 1891. Sin. Patagor- nis Lemoinei Moreno et Mercerat, 1, c., páginas 23 y 58, lámina XV, fi- 395 guras 4 a 6. — Patagornis Bachmani Moreno et Mercerat, l. c., pág. 24 y 58, lámina XV, figuras 7 a 10. — Psilopterus intermedius Moreno et Mercerat, 1. c., páginas 26 y 68, lámina XX, figura 2. Es la especie más pequeña del género. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno Ge Patagonia austral. Phororhacos platygnathus, n. sp. — De talla casi igual a Phororhacos longissimus, pero de formas un poco más robustas. Se distingue fácil- mente por la mandíbula inferior, cuya parte sinfisaria en vez de ser fuertemente convexa abajo en toda su extensión, es deprimida en su mitad posterior y con una pequeña cresta longitudinal mediana. El tarso- metatarso se distingue por su extremidad distal relativamente más an- gosta y más gruesa, menos deprimido en sentido anteroposterior que en la especie precedente. Longitud de la sínfisis mandibular, 15 centí- metros. Diámetro transverso máximo de la extremidad distal del tarso- metatarso, 78 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. ] Opisthodactylus patagonicus, n. gen. n. sp. — Es de formas más ro- bustas que Phororhacos; todos los huesos son más cortos y más gruesos. El tarsometatarso se distingue por la extremidad distal más ensanchada y cóncava en su cara posterior inmediatamente encima de las trocleas. Las excavaciones de las caras laterales de la mesotroclea son circulares, pequeñas y muy profundas. La faceta para la articulación del pulgar se encuentra en el centro de la cara posterior inmediatamente encima de la mesotroclea. Diámetro transverso máximo de la mesotroclea, 19 milímetros. Diámetro transverso inmediatamente encima de las tro- cieas, 38 milímetros. Descubierta por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. a LXXVI SOBRE - ALGUNAS ESPECIES DE PERROS FÓSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA SOBRE ALGUNAS ESPECIES DE PERROS FÓSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA En mi obra Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina, he mencionado cinco especies extinguidas de perros fósiles cuyos caracteres distintivos he dado (Canis ensenadensis, Canis cultridens, Canis bonariensis, Canis protojubatus, Canis avus), aunque sólo me fué posible dar el dibujo de dos especies: el del Canis ensenadensis y el del Canis bonariensis. Ahora acompaño los dibujos de Fig. 1. Canis proplatensis Ameghino. Rama mandibular derecha, vista por el lado externo, reducida a ?/, del tamaño natural. dos especies más; una, Canis proplatensis, completamente nueva; y otra, Canis protojubatus H. Gervais y Ameghino, ya conocida, pero de un modo muy incompleto y hasta ahora no figurada. Canis proplatensis, n. sp. — Está representada por una rama mandi- bular derecha con los alvéolos de los incisivos, del canino, del p. y y del m.3z, y con los cinco dientes desde el p.-., hasta el m., intactos. Es de tamaño un poco menor que Canis Azarae, pero más robusto. S= distingue por los p. a 7 que no llevan tubérculo accesorio posterior imás arriba del talón, por el p.. con un gran tubérculo accesorio poste- rior muy elevado, por el gran tamaño del carnicero y primer trasmolar y por los tres primeros premolares separados entre sí, del que sigue hacia atrás y del canino por diastemas bastante anchos. El diente carni- cero muestra el tubérculo accesorio posterior interno de la cúspide cen- tral muy elevado y destacado en su parte superior, y los dos tubérculos posteriores, elevados, bien separados y seguidos atrás de un callo basal transversal pequeño. El canino, a juzgar por el alvéolo, era de gran 400 tamaño. Los incisivos tenían una implantación particular; el externo, que es el más grande, se encontraba colocado abajo; el segundo, un poco más pequeño, estaba colocado encima del externo; y el primero, o in- terno, era mucho más pequeño, casi rudimentario e implantado en el lado interno al nivel del espacio que separa los alvéolos de los dos pre- cedentes. Hay tres agujeros mentonianos colocados en fila a la misma altura, el anterior mucho más grande debajo del p.7 y el diastema que le sigue, el segundo que es el más pequeño debajo de la raíz anterior del p.z , y el posterior de tamaño algo mayor, debajo de la raíz ante- rior del p.7. Fig. 2. Canis protojubatus H. Gervais et Ameghino. Rama mandibular izquierda, vista por el lado externo, reducida a */, del tamaño natural. Largo del diastema entre c.7 y p:,, 458 milímetros; diámetro antero- posterior del alvéolo del p.7 , 3,5 milímetros; diámetro anteroposterior del p.7, 7 milímetros; del p.;, 8 milímetros; del p.,, 9,5. milímetros; del m.; , 17 milímetros; del m..,, 8,5 milímetros; diámetro transverso cel m., en su parte posterior, 6 milímetros; longitud del espacio ocu- pado por las siete muelas inferiores, 61 milímetros; largo desde la parte anterior del alvéolo del i.-,, hasta la parte posterior del alvéolo del m.z, 74 milímetros; alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior del p.z, 13 milímetros. He recibido esta pieza de mi distin- guido colega el doctor Carlos Spegazzini, como procedente de las exca- vaciones del puerto de La Plata, en la Ensenada. Canis protojubatus H. Gervais y Ameghino: Mamíferos fósiles de la América Meridional, página 38, año 1880. — Id. Ameghino: Contribu- ción al Conocimiento de los Mamiferos fósiles de la República Argentina, página 303, año 1889. Esta especie es de un tamaño poco menor que Canis jubatus. Dispongo de parte del esqueleto, el cráneo en fragmentos y la rama mandibular izquierda casi intacta, representada en la figura 401 número 2. El p., , además del callo basal posterior, presenta dos tu- bérculos accesorios posteriores, el anterior colocado más arriba, de mucho mayor tamaño que el que le sigue más abajo y más atrás. Los premolares están muy apretados unos a otros con sólo un muy pequeño diastema entre p., y 3. Diámetro anteroposterior del p.7, 5 milíme- tros; del p.;, 11,5 milímetros; del p.7 , 12,5 milímetros; del p.z, 13,5 milímetros; del m.;, 23 milímetros; del m.,, 11,5 milímetros. Longitud desde la parte anterior del canino hasta la parte posterior del alvéolo del m.3z, 95 milímetros; alto de la rama horizontal debajo de la parte media del m.7, 22 milímetros. He encontrado esta pieza y parte considerable del esqueleto del mismo individuo, en el pampeano supe- rior de la ciudad La Plata. Canis palaeoplatensis nom. n.— En la «Revista del Museo de La Plata», tomo Il, página 83, correspondiente al mes de Octubre de 1891, el señor Mercerat describe una rama mandibular de una especie de Canis fósil, procedente del pampeano de la provincia Buenos Aires. Es de un tamaño bastante menor que la precedente. La serie dentaria desde el c. hasta el m.z tiene 70 milímetros de largo; el diámetro anteroposterior desde el c. hasta el m. es sucesivamente de 7; 5; 9; 10,5; 12; 19,8, 8,8, y 4 milímetros. El diastema, entre c.7 y p.y7,€s de 4,8 milímetros. La rama mandibular, debajo del mi, tiene 17 milíme- tros de altura. Los tres premolares posteriores presentan, según el autor, dos tubérculos posteriores cada uno. No conozco ninguna otra especie argentina que ofrezca tal particularidad, que aproximaría la especie mencionada a los perros verdaderos de Europa y de Norte Amé- rica. El autor designa a esta especie, que supone ser nueva, con el nom- bre de Canis platensis; pero como este nombre ya ha sido empleado con anterioridad para designar otra especie del mismo género, substituyo el nombre de Canis platensis Mercerat por el de Canis palaeoplatensis. AMEGHINO — V. X 26 E a y ¡e 1 ) j - 1 o e 0, 5, . o DA y a AS o ' 0 » b , 1 h EXXVII Do os LN A «REVISTA ARGENTINA DE HISTORIA NATURAL >» La Revista Argentina de Historia Natural, cuyo renglón bibliográfico he mantenido sólo por el respeto que debe tenerse para con la voluntad del sabio, que fué su fundador y Direc- tor y la hacía. figurar como renglón de su propia bibliografía, fué una publicación bimestral que empezó a ver la luz el 1% de Febrero de 1891 y dejó de aparecer después de su entrega sexta, el 19 de Diciembre de aquel mismo año, cumplido el primero de subscripción. Tenía su Dirección en el domicilio del sabio, calle 60 número 795, en La Plata; no se vendía por ejemplares sueltos; y costaba ocho pesos moneda nacional por año pagaderos por adelantado. Tenía por editor nominal a don Jacobo Peuser, dueño de la conocida librería de su nombre y se imprimía en los talleres tipográficos de los señores Coni.” En la entrega primera figura a título de Programa el siguiente suelto: NUESTRO PUESTO. — Ha tiempo que se hacía sentir entre nosotros la necesidad de una publicación consagrada exclusivamente al conoci- miento de la Historia Natural en la República. La Revista Argentina de Historia Natural viene a llenar esa nece- sidad. Publicará trabajos originales y tratará al mismo tiempo de te- ner a sus lectores al corriente de todo lo que se publique dentro o fue- ra del país referente a la historia natural de los países del Plata o que tenga con ella alguna relación. Con ese objeto, y para llenar ese pro- grama, las páginas de la Revista quedan abiertas a todas las personas que cultivan las ciencias naturales o que toman una parte activa en el reconocimiento de nuestro suelo y de sus variadísimos productos. La Revista Argentina de Historia Natural aparecerá por ahora seis veces al año, los días 1” de los meses Febrero, Abril, Junio, Agosto, Octubre y Diciembre, en cuadernos in 8” de 64 páginas cuando menos y con grabados intercalados. Del mayor grado de protección que el público ilustrado de la Re- pública le preste, dependerá el que esta publicación pueda ofrecer a sus favorecedores mayor cantidad de material y numerosas ilustracio- nes; pero, de cualquier manera, y a pesar de los momentos críticos por los cuales atravesamos, venimos a ocupar nuestro puesto decidi- dos a sostenernos en él con la tenacidad que se nos conoce. El cuerpo de redacción permanente de la Revista era este: ZooLocía. — Doctor Eduardo L. Holmberg, Director del Jardín Zoo- lógico, catedrático en la Facultad de Ciencias Físicomatemáticas de 406 la Universidad de Buenos Aires. — Félix Lynch Arribálzaga, miem- bro activo de la Academia Nacional de Ciencias. BotTÁNICA. — Doctor Carlos Spegazzini, catedrático en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de La Plata. — Doctor Federico Kurtz, ca- tedrático en la Facultad de Ciencias de Córdoba. MINERALOGÍA Y (GEOLOGÍA. — Doctor Guillermo Bodenbender, catedrá- tico en la Facultad de Ciencias Físicomatemáticas en la Universidad de Córdoba. PALEONTOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA. — Doctor Florentino Ameghino, ex catedrático de zoología y anatomía comparada en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Córdoba. ARQUEOLOGÍA Y LINGUÍSTICA SUDAMERICANA. — Doctor Estanislao S. Ze- ballos, ex Ministro de Relaciones Exteriores, Director de Correos y Telégrafos. He aquí el sumario de los materiales que insertó la Revista Argentina de Historia Natural durante el año en que vió la luz pública: ENTREGA la (FEBRERO 10) Nuestro puesto tit 3 Observaciones críticas sobre los caballos fósiles de la República Argentina, por Florentino Ameghino 1.1.0 AN 4 Una rápida ojeada a la evolución filogenética de los mamíferos, por Florentino Ameghino Lio 1] Phycomyceteae Argentinae, por el doctor Carlos Spegazzini ..... 28 Los Plagiaulacidios argentinos y sus relaciones zoológicas, geo- lógicas y geográficas, por Florentino Ameghino .............. 38 Revista crítica y bibliográfica. com.o.mmocio a o 45 Correspondencia, viajes y exploraciones .............. pe 0D (En la Sección «Revista crítica y bibliográfica» fueron tratados los siguientes asuntos: «La cuenca del río 1? en Córdoba», tesis para reva- lidar su título de doctor en Filosofía de la Universidad de Góttingen, ante la Facultad de Ciencias Físicomatemáticas, por Guillermo Boden- bender, Córdoba, 1890, 1 volumen in 8”, de 60 páginas, acompañado de 5 grandes láminas litrografiadas; «Boletín de la Academia Nacional de Ciencias», entrega 4*, del tomo X, año 1890; «Boletín mensual del Museo de Productos Argentinos», número 31, de Diciembre de 1890, páginas 274 a 348; «Les mammiféres fossiles de la République Argen- tine», d'aprés M. Florentino Ameghino, par le docteur E. Trouessart, en «Lg Naturaliste», número del 1” de Julio, 1% de Septiembre, 15 de Septiembre y 1? de Diciembre de 1890; «Apuntes de mineralogía» por Manuel González y Alvarez; y «Elementos de Botánica» por el doctor Carlos Berg, Buenos Aires, 1890. En la Sección «Correspondencia, Wir añ ARA DAA Aa A AS IA ge na 407 viajes y exploraciones» fueron tratados los siguientes: «Nuevas explo- raciones de los yacimientos fosilíferos de Patagonia Austral»; «Ex- ploraciones en Patagonia Austral»; «Nuevos hallazgos en los yaci- mientos fosilíferos oligocenos del Paraná»; y «Fósiles miocenos de Tu- cumán y Catamarca»). ENTREGA 22 (ARBIL 10) Observaciones críticas sobre los. caballos fósiles de la República Argentina, por Florentino Ameghino (continuación y fin) .... 65 Sobre algunos restos de mamíferos fósiles recogidos por el señor Manuel B. Zavaleta en la formación miocena de Tucumán y Ca- marea por Florentino. Ameghino. +... coooooooonoson.. 388 Fungi guaranitici, nonnulli novi v. critici, auctore Carolus Spegaz- O AA A A 101 REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA Sobre la Carpocapsa saltitans y Grapholitha motrix, por el doctor EA AA A A A 112 Los museos de historia natural, por W. H. Flower ............. 113 Los museos argentinos, por el profesor Henry A. Ward ......... 114 Le musée de La Plata, par Francisco P. Moreno.............. 115 CORRESPONDENCIA, VIAJES Y EXPLORACIONES Carlos Ameghino. — Exploración de los depósitos fosilíferos de EE A 119 Profesor E. D. Cope. — Colocación de los grupos de mamíferos designados con los nombres de Toxodontia y Litopterna ..... 121 Doctor H. V. Jhering. — Sobre las antiguas conexiones del conti- AE A 121 F. Ameghino.— Las antiguas conexiones del continente sudame- meo ya la fauna 'eocena argentila ....oo.ooo.ooooocoo... 123 PESTE e A A ARRE 126 ENTREGA 32 (JUNIO 10) Caracteres diagnósticos de cincuenta especies nuevas de mamífe- ros fósiles argentinos, por Florentino Ameghino ............ 129 Fungi guaranitici, nonnulli novi v. critici, auctore Carolus Spegaz- AECA ACI SS aa e as e 168 Apuntes sobre rocas eruptivas de la pendiente oriental de los Andes entre río Diamante y río Negro, por el doctor G. Boden- A a a IS a ia o. 177 408 Sobre algunos peces nuevos o poco conocidos de la República Ar- gentina, por Ednardo Ladislao Holmberg .......oooooo.o.... REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA La formación carbonífera de la República aa por el doc- tor Carlos Bera (1). O o at Sobre la edad de algunas partes de los Andes, por el doctor C. Oechsenius (2) Ln E A ER aos ad. ad O Exploración arqueológica de la provincia de Catamarca. Primeros datos sobre su importancia y resultados, por F. P. Moreno. Museos escolares argentinos: El de la Escuela Normal de Mass tros de San Juan, por Víctor Mercante ...........«2.. «ue... ENTREGA 42 (AGOSTO 10) Sobre la distribución geográfica de los Creodontes, por el doctor H. von Jhering. ..... ba. densas Adición a la memoria del doctor H. von Jhering sobre la distribu- ción geográfica de los Creodontes, por Florentino Ameghino. Apuntes sobre rocas eruptivas de la pendiente oriental de los An- des entre río Diamante y río Negro, por el doctor G. Boden- bender.. (Conclusión) cie. caros e Mamiferos y aves fósiles argentinas. — Especies nuevas, adicio- nes y correcciones, por Florentino Ameghino .............. REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA «Anales del Museo Nacional de Buenos Aires» ............... La distribución geográfica de los moluscos de agua dulce, por el doctor. H. Dom 'Jhefing' cin a NA Los grandes animales fósiles de América, por M. Marcelin Boule. Sinopsis de la familia de los Astrapotherid«, por Alcides Mercerat CORRESPONDENCIA, VIAJES Y EXPLORACIONES Doctor H. V. Jhering. — Nuevos datos sobre las AS cone- xiones del continente sudamericano .........« Lo... .... 1% Florentino Ameghino. — Determinación de algunos jalones para la restauración de las antiguas conexiones del continente sud- (1) Nota escrita por el doctor Federico Kurtz. (2) Nota escrita por el doctor Guillermo Bodenbender. 180 193 196 199 207 209 214 219 240 259 270 273 275 280 409 ENTREGA 52 (OCTUBRE 10) Nuevos restos de mamíferos fósiles descubiertos por Carlos Ame- ghino en el eoceno inferior de la Patagonia austral. — Especies nuevas, adiciones y correcciones, por Florentino Ameghino.. 289 Observaciones críticas sobre los mamíferos eocenos de la Pata- sonia: austral por Florentino Amegldno .ooooooonmo...o oo». 328 Universidad de Córdoba y Academia Nacional de Ciencias, por ADT LAA A A A NE A 381 ENTREGA 62 Y ÚLTIMA (DICIEMBRE 10) Los monos fósiles del eoceno de la República Argentina, por Flo- VET A PERA AN 383 Fungi guaranitici, nonnulli novi v. critici, auctore Carolus Spegaz- EE AAA A NA 398 Observaciones sobre algunas especies de los géneros Typothe- ríum y Entelomorphus, por Florentino Ameghino .......... 433 Sobre ia supuesta presencia de Creodontes en el mioceno supe- rior de Monte Hermoso, por Florentino Ameghino .......... 437 Sobre algunas especies de perros fósiles de la República Argen- tina, por Florentino Ameghino ........... e A 438 Enumeración de las aves fósiles de la República Argentina, por ETE AA A A 441 LES PTAS A A 451 E A A TA A 455 Y ahora, he aquí los sueltos que escribió el sabio para las dos secciones de su Revista, intituladas «Revista crítica y bibliográfica» y «Correspondencias, viajes y exploraciones»: EN LA ENTREGA la REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA «Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba», entrega IV, del tomo X, 1890. La aparición del «Boletín de la Academia Nacional de Ciencias» ha sufrido en los dos últimos años un notable retardo, debido en parte a la escasez de recursos pecuniarios, a causa del considerable desembolso que ocasiona a la institución la publicación del:tomo VI de las Actas de la Academia y atlas correspondiente, que es un verdadero monu- mento levantado a la Paleontología argentina, y el gran mapa geoló- gico de la República, levantado por el doctor Brackebusch y próximo a aparecer, obras que honran tanto a la Academia como al país. Ahora, que la caja de la institución empezaba a rehacerse, el Go- bierno Nacional, prosiguiendo el plan de economías que se ha pro- 410 puesto a causa de la aguda crisis financiera por que atraviesa el país, ha resuelto disminuir el presupuesto de la Academia, lo que es real- mente de sentir, tratándose de una institución que tiene adquiridos sobrados títulos a la consideración del país; y es, pues, de esperar que las partidas suprimidas sean restablecidas tan pronto como el estado financiero del erario nacional lo permita. La última entrega aparecida del Boletín completa el tomo X y viene como de costumbre ocupada con trabajos científicos originales. He aquí las distintas Memorias que contiene la presente entrega: Enumeración de las aves de la provincia de Córdoba (República Ar- gentina), por Huco STEMPELMANN y FEDERICO SCHULZ. — Los autores enumeran doscientas cincuenta especies, distribuídas en cuarenta y cuatro familias y catorce órdenes. Las especies se distribuyen en los distintos órdenes en la siguiente proporción: Psittacini, cinco especies; Levirostres, quince; Stridores, tres; Pici, siete; Accipitres, veinticuatro; * Passerinae, ciento treinta y uno; Gyratores, cuatro; Rasores, seis; Bre- vipennes, uno; Gralladores, treinta y siete; Lamellirostres, doce; Lon- gipennes, uno; Steganopodes, uno; Urinatores, tres. El catálogo citado servirá de indice a la «Ornitofauna cordobesa» de los mismos autores, próxima a publicarse. + Observaciones sobre los reptiles fósiles oligocenos de los terrenos ter- ciarios antiguos del Paraná, por Juan B. AMBROSETTI. — El señor Am- brosetti se inicia en el estudio de los reptiles fósiles, con una Memoria en la que describe varios géneros y especies en su mayor parte nuevas, procedentes de los terrenos oligocenos del Paraná, o sea: de los mismos yacimientos que han proporcionado los maravillosos restos de la fauna mastológica de esa época. Las especies descriptas pertenecen a dos órdenes: el de los Saurios o Lagartos y el de los Cocodrilos. En el orden de los Saurios describe dos especies nuevas de la fami- lia de los Ameividae, para las que crea el nuevo género Propodinema Ambrosetti. Esas especies llevan los nombres de Propodinema paranensis Scala- brini, fundada en una rama izquierda de mandíbula inferior de la talla de la Iguana actual; y Propodinema oligocena Ambrosetti, de tamaño algo menor. Quedan por establecerse los caracteres genéricos distintivos de Propodinema; y bien pudiera ser que luego hubiera que reunir sus espercies al género Podinema. En el orden de los cocodrilos describe Ambrosetti tres géneros de la familia de los Gavialide, que es un grupo que no tiene en la actuali- 411 dad representantes en América, conociéndose sólo de India y Aus- tralia (Rhynchosuchus Huxley), circunstancia en extremo interesante, si se recuerda que diversos otros grupos de vertebrados fósiles presen- tan analogías parecidas con los que en nuestra época viven en el con- tinente australiano. Uno de los Gaviales fósiles del Paraná, el de mayor tamaño y cuyos restos se encuentran en mayor abundancia, es del mismo género que el que vive en las aguas del Ganges y ha sido designado por Burmeister con el nombre de Rhamphostoma (3) neogwa. La pieza que sirvió de base a Burmeister para fundar esta especie es un trozo del medio del rostro con parte de la dentadura, que le había mostrado el profesor Pedro Scalabrini y que ahora forma parte de las colecciones del Museo del Paraná. El señor Ambrosetti menciona esta pieza, reproduciendo la descripción de Burmeister y agregando la des- cripción de la sínfisis de la mandíbula inferior y varios dientes. Según estas piezas, el Gavial fósil del Paraná fué un animal de tamaño bas- tante mayor que el Gavial actual del Ganges, pero de una conformación muy parecida. El segundo Gavial fósil del Paraná ha recibido de Ambrosetti ei nombre de Leptorhamphus entrerrianus, gen. y sp. n. Está fundado en un trozo de la parte súperoanterior del rostro, que se conoce «ha perte- necido a una especie de Gavial pequeño, de rostro angosto, corto, ter- minado casi en punta y armado de dientes grandes a juzgar por los alvéolos cuyos restos aún se ven». El tercero, que sin duda ha sido el más pequeño, ha recibido el nom- bre de Oxyodonsauruús striatus Ambrosetti, gen. y sp. n., pero sólo se conoce hasta ahora por restos muy incompletos de dentadura, que pre- sentan, sin embargo, grandes diferencias con Rhamphostoma y Lepto- rhamphus. Concluye esta Memoria con una descripción bastante detallada dei Proalligator australis, que es el Crocodilus australis de Bravard, que tan a menudo se encuentra citado en los catálogos de fósiles argentinos. En la entrega 14 de los «Anales del Museo Nacional», Burmeister se ocupó largamente de este animal del que describió varias piezas y dien- tes bajo el mismo nombre de Crocodilus australis, que le había aplicado Bravard. La singularidad de la descripción de Burmeister consiste en que mientras que por el título describe una especie del género Croco- dilus, lejos de comparar sus restos con los de las otras especies del mismo género, los compara, al contrario, con las partes correspondien- tes de los caimanes (Alligator), encontrándoles un gran parecido y una (3) El género Rhamphostoma no es de Burmeister, sino de Wagler, que lo fundó para el gavial del Ganges en 1830. 412 similitud completa con las especies de este grupo, tanto que considera a la especie fósil como muy cercana de la que vive en las aguas del alto Paraná (Alligator latirostris). El señor Ambrosetti, en uso de mayores materiales de los que dis- ponía Burmeister, demuestra que, en efecto, no se trata ni de un ver- dadero Crocodilus ni de un género de la familia de los Crocodilid«e, sino de un representante de la familia de los Alligatoride, actualmente ex- clusiva de América, pero que, durante la época terciaria, vivió también en las aguas de los ríos del antiguo continente. El Proalligator australis sobrepasaba considerablemente en tamaño a las dos especies de este género que actualmente viven en las aguas del Paraná, de los que también se distingue por varios caracteres de su conformación general. Esta primera contribución al conocimiento de los reptiles fósiles del Paraná, basta para demostrarnos el interés que presenta el estudio de sus restos. Es de sentirse que las descripciones no estén acompañadas de ilustraciones, complemento necesario que el autor ha de apresurarse a publicar en la primera oportunidad. Mientras tanto, deseámosle siga con ahinco el estudio emprendido, en el cual se le presenta un ancho campo de investigación que puede ilustrar su nombre. Estudios sobre la composición química de sales de las salinas del in- terior de la República Argentina, por el Dr. Luis HARPERAT. — En todas las provincias y territorios de la República Argentina se encuen- tran depresiones del suelo más o menos extendidas cubiertas de depó- sitos de sal; esas depresiones se conocen con el nombre de salinas; y los geólogos modernos suponen que las sales en ellas existentes han sido disueltas por las aguas pluviales de las rocas de los territorios cir- cunvecinos y arrastradas a esas depresiones, donde las aguas las aban- donaron debido a un continuo proceso de evaporación, presentándose en forma de cristalizaciones más o menos perfectas. El doctor Harperat ha analizado diez y nueve muestras de estas sales, coleccionadas por el doctor Brackebusch y procedentes de distintas pro- vincias, a saber: dos de Córdoba, una de Santiago del Estero, una de Tucumán, una de Salta, una de Jujuy, cuatro de Catamarca, cuatro de la Rioja y cinco de San Juan. De esos análisis resulta una gran variedad en las composiciones de las sales de las salinas del interior de la República Argentina, habién- dolas de cristales de cloruro de sodio perfectamente puros, como las que se exportan en grandes cantidades de la laguna Colorada en la 16] 413 provincia Catamarca, y otras muy mezcladas e inadecuadas para el uso doméstico. Informe sobre el petróleo de la laguna de la Brea (Provincia Jujuy, República Argentina), por RODOLFO ZUBER. — Las muestras de petróleo que estudia el doctor Zuber fueron extraídas de una perforación efec- tuada a orillas de la laguna. «El petróleo sale acompañado de gas infla- mable y agua salada de las capas superficiales (sistema cretáceo in- ferior)». Las conclusiones a que llega el autor de este estudio, son: «1" Este petróleo es de buena clase, prestándose bien a la fabricación de aceites para el alumbrado y para la lubrificación. Una refinación sencilla puede dar de 40 a 50 por ciento de kerosene; esta cantidad se podrá aumentar considerable y ventajosamente aplicándoles aún a los aceites pesados otras rectificaciones a fuego libre o más bien con vapor sobrecalentado; «22 En mayor profundidad se encontrará indudablemente un petró- leo mejor que contendrá más aceites livianos y menos pesados; «32 Su composición y propiedades lo hacen bastante parecido a los petróleos de Rusia (Cáucaso) ; «4 El petróleo crudo y los residuos de su refinación se podrán usar muy bien como combustibles.» * Estudio geológico del cerro de Cacheuta y sus contornos (República Argentina, provincia Mendoza), por RoDOLFO ZUBER. — El cerro de Ca- cheuta en la provincia Mendoza, está cruzado por el paralelo 33 Sur y el grado 69 de longitud Oeste de Greenwich, formando una cadena montañosa muy áspera y elevada que se extiende 6 kilómetros en direc- ción Noroeste Sudeste y cuyo pico más culminante alcanza 2344 metros sobre el nivel del mar. Las más antiguas rocas que constituyen el cerro de Cacheuta perte- necen a la formación silúrica, que se extiende, además, por las serranías del Norte, poniéndose en comunicación más o menos directa con las formaciones silúricas que desde la provincia San Juan se extienden por el Norte de la República hasta Jujuy. Los terrenos silúricos de Cacheuta, en los que hasta ahora no se ha encontrado fósiles, «consisten princi- palmente en pizarras grises, un poco verdosas, duras, lisas y bien estra- tificadas, cuya estructura es casi siempre la de esquistos cristalinos. Otra roca que se encuentra intercalada con estas pizarras, es una espe- 414 cie de arenisca fina silícea, de un gris verdoso u obscuro, muy dura, estratificada, conocida en la petrografía con el nombre de granwacke. Más al Norte, en San Juan, disminuyen las granwackes y toman un mayor desarrollo las calizas, dolomitas y mármoles sanjuaninos. Los fósiles recogidos en estos últimos puntos permiten referir la formación al silúrico inferior». El silúrico de Cacheuta está atravesado por rocas eruptivas, la más antigua de las cuales es una roca diorítica que forma altos barrancos que alcanzan una gran elevación. La segunda roca eruptiva que atraviesa el silúrico es un granito rojo que alcanza mayor desarrollo que la diorita, pero que es más moderna que ésta, puesto que en algunos puntos está atravesada por vetas de granito eruptivo. En el costado Sur y Sudoeste de Cacheuta predomina otra roca erup- tiva distinta, que parece ser del grupo de los meláfiros. Encima de las rocas precedentes, y especialmente de los meláfiros, descansan una serie de capas de tobas y margas generalmente grises, pero a veces verdosas o coloradas, producto de la descomposición de rocas más antiguas, particularmente de los meláfiros. Estas tobas, qus encierran a menudo guijarros rodados de distintos tamaños, de rocas más antiguas, muestran hacia arriba una estratificación cada vez más perfecta, descansando encima de ellas un grueso depósito de esquistos betuminosos obscuros, casi negros, que sólo representan una variedad local de la misma formación, que contiene numerosos fósiles, particu- larmente de vegetales, cuyo estudio ha conducido a considerar a estas series de capas como formando parte del sistema triásico superior. Los fósiles recogidos en esas capas por el señor Zuber y determinados por el doctor Szajnocha son: un crustáceo muy abundante llamado Estheria Mangaliensis Jones, y las siguientes especies de vegetales: Schizoneura hoerensis > Hisinger, Sphenotheris elongata Carruthers, Pecopteris Schónleiniana Brogniard, Neuropteris remota? Presl, Thinn- feldia odontopteroides Morris, Thinnfeldia lancifolia Morris, Taeniopteris Mareyesiaca Geinitz, Cardiopteris Zuberi Szajnocha, Podozamites aff. ensis Nathorst, Podozamites Schenki Heer y Zeugophyllites elongatus Morris. Esta flora es casi idéntica con la de las capas del triásico superior del Jerusalem-Bassin en Tasmania y la de Tívoli e Ipswich, en Queens- land (Australia). No puedo resistir aquí el deseo de recordar una vez más las numerosas analogías que se han encontrado entre diversos grupos zoológicos sudamericanos con los de Australia y particularmente el parecido de ciertos grupos de vertebrados fósiles de la República Argentina con los de aquel continente. Fundado en esas analogías he demostrado la probable existencia de un continente triásico que por 415 el lado del Pacífico uniera Australia con Sud América (4). La analogía de la flora triásica de la Argentina con la flora triásica de Australia, da mayor fundamento todavía a las demostraciones en que se basa la exis- tencia de ese continente triásico austral, que probablemente desapare- ció desde el principio de la época jurásica. En esta formación que con discontinuidad se extiende por el Norte hasta Catamarca y quizá hasta más allá, se encuentran abundantes ma- nantiales de petróleo. En el cerro de Cacheuta sigue sin discordancia a la formación triásica una gran formación de areniscas rojas sin fósiles, cuya edad es dudosa, pero que el autor se inclina a considerar como jurásicas. Areniscas rojas abigarradas más o menos parecidas y también sin fósiles se encuentran en el interior de Patagonia septentrional sobre el valle del río Chubut, en donde constituyen una inmensa formación que Carlos Ameghino refiere con duda al cretáceo inferior, pues otras formaciones de areniscas evidentemente más modernas que ha encor- trado muy desarrolladas en los ríos Senguel y Chico, conteniendo una inmensa cantidad de huesos fósiles de Dinosauros, no pueden referirse a una época más reciente que el cretáceo superior, mientras que otra serie de areniscas rojas intercaladas con esquistos que se presentan so- bre los ríos Tecá y Genua, más antiguas que las areniscas abigarradas precedentes, son consideradas como subcretáceas, esto es: jurásicas (5). Estas areniscas del Tecá y del Genua son probablemente contemporá- neas y equivalentes de las areniscas Jurásicas observadas por Zuber en el Puente del Inca. De cualquier modo, de las últimas exploraciones practicadas en dis- tintos puntos de la República, resulta que las formaciones de areniscas rojas, tan abundantes en ella, pertenecen en su totalidad a la época secundaria, y especialmente al jurásico y cretáceo, sin que ninguna de ellas pueda pretender una época más reciente que el cretáceo superior. La interesante Memoria del señor Zuber concluye con algunos datos sobre algunos depósitos muy extendidos de conglomerados, rodados, arenas y areniscas sin fósiles, que cree se remontan a la época tercia- ria, mencionando, por último, lo existencia de depósitos de loes idén- ticos y de la misma época que el limo de la formación pampeana, a! pie y en los alrededores de Cacheuta. Acompañan a este trabajo algunos perfiles geológicos y un mapa geológico del cerro de Cacheuta y sus contornos, ¡iluminado a varias tntas. (4) F. AmecHIN0O: Los plagiaulacidios argentinos, en el «Boletín del Instituto Leográfico Argentino», tomo XI, página 197, 1890. > (5) Carros AMEGHINO: Exploraciones geológicas en la Patagonia, en el «Boletín del Instituto Geográfico Argentino», tomo XI, página 32 y siguientes, 1890. 416 La variabilidad interdiurna de la temperatura en algunos puntos de la República Argentina y de la América del Sud en general, por OscAR DoerinG. — Pone punto final a esta entrega y al tomo X del «Boletín de la Academia Nacional de Ciencias», una larga Memoria del doctor Oscar Doering. en la que prosigue los notables y pacientísimos trabajos que desde años viene publicando sobre la climatología de la República Argentina. La presente Memoria está basada en las observaciones pras- ticadas durante veinte años (1867 a 1886) en la estancia San Juan, situada a unos 40 kilómetros al Sudoeste de Buenos Aires, propiedad de don Leonardo Pereira, quien inició las observaciones que después fue- ron continuadas bajo su dirección. FA = «Boletín mensual del Museo de productos argentinos», número 31, de Diciembre de 1890, páginas 274 a 348. El último número de esta publicación, correspondiente al pasado mes de Diciembre, viene todo él ocupado por un trabajo botánico titulado: Resultados botánicos de exploraciones hechas en Misiones, Corrien- tes y países limítrofes desde 1883 hasta 1888, por GUSTAVO NIEDERLEIN. — El autor enumera en este trabajo más de mil quinientas especies, distribuídas en veintidós familias. Muchas de las determinaciones es- pecíficas se ceben a renombrados especialistas, cuya circunstancia au- menta notablemente la importancia de este catálogo, al que debe seguir en breve una obra completa del mismo autor sobre la flora de los terri- torios por él recorridos. Les mammiferes fossiles de la République Argentine, d'aprés M. Florentino Ameghino, par le Dr. E. Trouessarr, en 419 cantibus; alis posticis cinnamomeis aut fuscis, ciliis ante partem basi- larem fuscam linea pallida preditis. —Exp. alar, ant. 17-18; long. corp. 7-8 milímetros. — Larva in fructibus Colliguayae brasiliensis J. Mull. — Patria: Respublica uruguayensis. Es esta la primera especie del género que se describe de los países del Plata. Los Museos de Historia Natural, por W. H. FLower. (Extracto de la «Revista del Museo de La Plata, tomo 1). Folleto in 8%, de 26 páginas, impreso en la imprenta y talleres del Museo de La Plata, año 1890. Esta disertación magistral sólo se relaciona con nuestro programa por haber sido impresa en nuestra patria y en los talleres del Museo de la provincia Buenos Aires, en La Plata, apareciendo como si for- mase parte de las publicaciones oficiales de ese establecimiento. Es una traducción y reimpresión de un discurso del eminente pro- fesos Flower, pronunciado en la Asamblea de la Asociación Británica para el adelanto de las ciencias, reunida en Newcastle, el 11 de sep- tiembre de 1889. Es una pieza verdaderamente digna del renombre del sabio que la ha producido. Entre tantas cosas buenas que contiene, hay sobre todo un párrafo que recomendamos muy especialmente a la con- sideración del Director del Museo de La Plata, señor Francisco P. Mo- reno, pues si llegara a tener la buena suerte de inspirarse en su ense- ñanza, nunca habrá habido de su parte dinero mejor empleado que el que ha exigido la reimpresión de ese discurso. Dice el profesor Flower en ese párrafo: «La primera consideración que se tiene en vista al fundar un museo, grande o pequeño, en una ciudad, institución, sociedad o escuela, es darle un destino definido, o un fin a llenar; y la segunda condición es que los medios sean sufi- cientes para costear el museo de una manera conveniente, que permita alcanzar ese fin. Muchas personas son bastante ligeras para pensar que un museo es un establecimiento de tal valor por sí mismo, que basta darle un edificio y estantería y cierto número de objetos esco- gidos sin estudio previo, para llenarlos, y que el fin se ha alcanzado; la verdad es que la obra solamente ha empezado. Lo que conviene en realidad al éxito y a la utilidad de un museo, no es ni el edificio, ni los estantes, ni aun los objetos, sino su conservador (léase Director). Este y sus ayudantes son la vida y el alma de la institución; de ellos depende todo el valor, y sin embargo en muchos, digo más, en nuestros museos, es lo último que se piensa. Los cuidados, la conservación, la nomen- clatura de los ejemplares se dejan a la iniciativa privada, lo que es a menudo excelente para colecciones particulares y para un tiempo limi- tado, pero que no será jamás suficiente para una organización perma- 420 nente, o bien se confía a un empleado mal pagado y, por consecuencia, poco instruído, la tarea de poner en orden, limpiar, sacudir, arreglar, nombrar y clasificar, de modo que contribuyan al adelanto de la ciencia, colecciones que comprenden en extensión, todas las ramas del saber humano, desde el contenido de un antiguo túmulo inglés, hasta la úl- tima ave del paraíso, de Nueva Guinea. Algunos ejemplares de valor entran a veces a formar parte de museos organizados de esta manera. Los donantes, celosos del bien público, creen firmemente que sus dona- ciones serán cuidadas y prestarán servicios al público en poder de tal institución. Desgraciadamente su suerte será otra; sucios, descuidados, sin rótulo, perderán su identidad y concluirán por ser devorados por los insectos o relegados a los depósitos, para dar sitio a otra nueva donación de algún nuevo bienhechor de la institución. Sería preferible que no se hubieran formado nunca tales museos. Son trampas donde caen, para ser destruídos, objetos preciosos, con frecuencia de un valor inapreciable; y lo que es peor, el descrédito de estos establecimientos alcanza a todas las instituciones similares y hacen del nombre de museos un objeto de irrisión y de reproche que retrasa, en vez de adelantarlo, el momento en que se reconozca el valor de estas instituciones como agente del gran movimiento educacional de nuestra época.» + Los Museos Argentinos, carta del profesor HeNrY A. War. (Extracto de la «Revista del Museo de La Plata», tomo 1). Folleto in 8%, de 8 páginas, impreso en la imprenta y talleres del Museo de La Plata, 1890. Este folleto contiene una carta del muy respetable comerciante norte- americano en objetos de Historia Natural, señor H. A. Ward, dirigida al director del diario de Buenos Aires «El Censor», doctor don Luis María Gonnet, y publicada en el número del 7 de Octubre de 1889 del mencionado diario. El motivo aparente de la carta, según lo expresa el título, es comu- nicar sus impresiones sobre los museos argentinos, pero otro parece haber sido el objetivo real, pues sólo le dedica unas cuantas líneas y como pro forma al Museo Nacional de Buenos Aires y pasa por: alto los demás de la República, mientras que le consagra al Museo de La Plata todo el resto de su epístola, prodigándole elogios desmedidos, que de ninguna manera se ajustan a un verdadero criterio científico. Da una rápida descripción del edificio, de las colecciones que contiene y de su distribución, calcada sobre el propio molde que las numerosas de la misma índole ya publicadas por el Director de ese establecimiento. En el curso de su exposición encuéntranse algunos errores que no serían excusables en un hombre de ciencia, tales como el de afirmar 421 que el Glyptodon es el antecesor de los actuales armadillos; y el de calificar de tardígrados (en vez de gravígrados) a los géneros Scelido- theriam, Mylodon y Megatherium. Ni creo posible, a pesar de que lo afirme el señor Ward, que los naturalistas norteamericanos estén tan atrasados que designen con el nombre común de Gliptodontes a los gé- neros actuales Praopus y Tolypeutes y a los géneros extinguidos Glyp- todon, Panochtus, etc. Encuéntranse también repetidas algunas de las inexactitudes - publi- cadas por el Director del Museo, como, por ejemplo, aquella de la fauna que dice descubrió Darwin en Monte Hermoso, etc., lo que demuestra que la carta ha sido redactada con los datos suministrados por el señor Moreno. Tampoco tiene objeto la reimpresión en las publicaciones de un esta- blecimiento científico, de una carta publicada en las columnas de la prensa diaria un año antes y sin que contenga ningún dato científico que la justifique. A menos que el doctor Moreno haya creído que con ella puede disminuir en parte la crítica de que han sido objeto el estable- cimiento y su dirección, en lo que anda entonces muy errado, pues es evidente que por mucha que sea su respetabilidad no puede tomarse en cuenta la opinión de una persona que, como el señor H. A. Ward, se halla tan ligada al Museo de La Plata por asuntos comerciales. Le Musée de La Plata. Rapide coup d'eil sur sa fondation et son développement, par FRAN- cisco P. MORENO, fondateur-directeur du Musée. (Extrait de la «Revista del Museo de La Plata», tomo 1, 1800). Folleto in 80, de 32 páginas, impreso en los talleres del Museo. Este folleto importa una publicación que casi podría ser calificada de semiclandestina en nuestro país, pues mientras que no ha circulado en- tre nosotros, ha sido distribuído con profusión en el extranjero, de donde me he hecho enviar el ejemplar de que me sirvo para este análisis. Hay en él algo que me concierne personalmente y que contestaré al final de esta entrega. Aquí sólo debo examinar el contenido de ese folleto como obra de un titulado hombre de ciencia y como publicación emanada de un establecimiento público que tiene la pretensión de ser uno de los primeros del mundo en su género. El objeto del folleto es dar una idea acerca de la fundación del Museo de La Plata, y de su desarrollo, que es algo que su autor ha hecho ya por novena o décima vez, y amenaza hacerla otras tantas, con la rara particularidad de que todas esas exposiciones están calcadas unas en otras con diferencias de detalles insignificantes. Desde el principio mismo de su exposición y por costumbre ya inve- terada en él, empieza lamentándose de la escasez de elementos pecu- 422 niarios con que asegura ha tenido que luchar, a tal punto que dice ha- berse visto a veces obligado a barrer personalmente los salones del Museo (página 4). Esto es tan inverisímil que, si realmente ha sucedido, me inclino a creer que más bien ha sido por vocación natural hacia una carrera que es la que sin duda habría debido abrazar, y no por nece- sidad, puesto que es sabido que se han invertido en ese establecimiento sumas verdaderamente fabulosas, sin que hasta ahora haya sido de la más mínima utilidad pública, ni lo será tampoco hasta un futuro muy lejano, según declaración de su propio Director, quien se escuda en la falta de personal y otras futilezas que sólo sirven para disculparle ante los ojos de quienes no saben que siempre ha obtenido de las autoridades provinciales todo lo que les ha pedido. Recuerda Moreno con la satisfacción característica y distintiva dei megalómano que sin él el Museo de La Plata no existiría, en lo que padece un error; el doctor Holmberg y otros pueden dar fe de que hoy existiría en otra forma, sin duda no tan fastuosa y derrochadora, pero más práctica y más útil, donde todos los que se interesan por los pro- gresos de la ciencia podrían ir a consultar sus materiales; pero dado caso de que realmente no existiera sin él tal museo, también es preciso tener presente, para ser justos, que los millones de pesos que allí se han invertido (de aquellos pesos de otro tiempo que valían algo más que los actuales), habrían podido tener una aplicación mucho más útil, sin olvidar por otra parte, que no se habrían perdido para la ciencía una infinidad de objetos preciosos que han desaparecido en ese verti- ginoso movimiento acumulativo hecho sin criterio ni discernimiento científico y a manera de lo que hacen las vizcachas, en el que sólo han salvado en parte de una destrucción completa, los objetos que en razón de su gran tamaño no han podido ser rodados a puntapié. Sí: el resul- tado inmediato y desastroso, irreparable, que ha producido el Museo de La Plata, es que el 99 por ciento, cuando menos, de los antes valio- sos materiales allí reunidos, hoy no sirven para nada, por haberse des- truído unos, mezclado otros, perdidos o cambiados los rótulos en los más, etc., etc., de manera que no se puede tener la más mínima fe en los trabajos científicos que se realicen teniendo por base tales mate- riales. Esa es la obra del doctor Moreno. p Por lo demás, todo el folleto está destinado a exponer la disposición y distribución de las colecciones; y basta su lectura, en la que su autor aparece plagiándose por centésima vez a sí mismo, para reconocer que, desgraciadamente, desde el punto de vista científico no hay nada que esperar ya de ese establecimiento, en manos de un iluso, atacado de la manía de las grandezas, que carece de orden, de seriedad, que no posee conocimientos científicos de ninguna clase, sino los más super- ficiales de una lectura hecha sin método y mal aprovechada, insufi- 423 ciente para abordar con el más mediano éxito cualquier tema cientí- fico, por sencillo que él sea. La misma forma en que están apareciendo las publicaciones del Museo justifica sobradamente estas apreciaciones. Así, ese folleto, en el que no hay absolutamente el más mínimo dato de utilidad para la ciencia y en el que repite su autor lo que ha dicho tantísimas veces, está acompañado de ocho lujosas láminas en fototipía, representando distintas vistas del Museo y sus salones, de una ejecución en verdad irreprochable; pero ¿qué otra utilidad tienen ellas, si no es la de satis- facer la vanidad infantil del señor Moreno? Ninguna; y representan dinero del erario público tirado a la calle. Y como si no bastare, para aumentar el despilfarro, se anuncia que en los «Anales» del mismo establecimiento, cuya primera entrega está próxima a aparecer (según se anuncia hace seis años), se reimprimirá una vez más la ya tan estu- diada lección sobre la distribución y colocación de las colecciones, acompañada de vistas, planos, etc., del establecimiento. En todo campea el mayor desorden y el mayor derroche que se pue- da imaginar. Así, en este folleto escrito en francés, dice una nota impresa al pie de la primera página, que él es traducido de la «Revista del Museo», de manera que dada su colosal importancia, ha aparecido o aparecerá también en castellano. Dice además entre paréntesis en la carátula: «Extrait de la Revista del Museo de La Plata, tome Il, 1890». Ha pasado el año 1890, han corrido ya algunos meses del 1891, y hasta ahora no sé que haya aparecido ese tomo primero, ni siquiera en parte. Más todavía: el Museo de La Plata empezó sus publicaciones con un titulado «Boletín del Museo de La Plata», en el cual aparecieron varios trabajos sueltos, como de costumbre, sin orden, ni método, ni numeración de ninguna especie. Entre ellos ha publicado también el Director descripciones del edificio acompañadas de láminas y enume- ración, distribución y colocación de las colecciones. De los «Anales del Museo», se imprimió hace años (1887) una parte, de la que sólo se distribuyó uno que otro ejemplar, ¡anunciándose siem- pre para «en breve» la publicación de la primera entrega! ¡Ahora aparece esta otra serie de folletos que no son ni de los Anales ni del Boletín, puesto que llevan el nuevo título de «Revista del Museo de La Plata», pero cuyo formato y disposición es el mismo que el dei «Boletín del Museo de La Plata», estando impresos y distribuídos con el mismo desorden y respondiendo a la misma megalomanía. Y como si todavía todo lo hecho no fuera bastante ¡anuncia el Director que se hace necesario ensanchar el Museo con nuevas construcciones! Todo esto es, francamente, el colmo del desbarajuste; y en bien del mismo establecimiento, de su seriedad comprometida, que nos envuelve en ridículo y del tesoro público, de continuo sangrado para fines que no 424 son de ninguna utilidad, deseo que esto tenga un término y que el Director, volviendo sobre sus pasos, haga del Museo algo serio, que pueda rehabilitarle siquiera en parte, y coloque al establecimiento en otras condiciones. No me guía en esta crítica otro móvil que el interés público y el de la ciencia. Voy, pues, a darle al Director del Museo un consejo des- interesado, que ya tuve ocasión de comunicarle personalmente en otra época, cuando nuestras relaciones eran más cordiales y la megalomanía de que padece se encontraba en su período incipiente, pero del que deseo quede constancia en las páginas de esta Revista, porque todavía puede ponerse en práctica, para enmendar siquiera en algo los errores cometidos. - El edificio del Museo, ya es, de suyo, demasiado grande para nues- tras necesidades y tal como es basta y sobra para medio siglo; conve- nientemente arregladas, caben en él colecciones de mil veces mayor importancia de las que hoy dispone. Resérvese el doctor Moreno la Di- rección superior del establecimiento en sus relaciones con el Gobierno de la Provincia de que depende; divida el Museo en tres o cuatro Sec- ciones; confíe la dirección de cada Sección a un especialista experi- mentado, completamente autónomo en su Sección y ponga luego los materiales del Museo, sin pérdida de tiempo, a disposición de los estu- diosos, sin la menor excepción y sin otra restricción que la de no dañar- los; y entonces verá cómo pronto cambia su posición y la del estable- cimiento que dirige. Ese es el único camino que le queda, dadas las cir- cunstancias en que se ha colocado. PERSONNEL J/apprenais, il y a quelques mois, qu'une brochure du docteur Fran- cois P. Moreno, directeur du Musée de La Plata, circulait en dehors du pays, spécialement en Europe. Comme ce monsieur n'a jamais publié le plus insignifiant rappor: sans se faire adresser par la presse des louanges complaisantes, la nou- velle de l'existence de cette brochure, répandue a l'étranger a l'insu des journaux du pays, attira mon attention, et, connaissant le caractére de P'auteur, je soupconnais un travail dirigé contre moi a l'aide de quelque nouve!le imputation calomnieuse. Je táchai de me procurer et obtins de France un exemplaire dans lequel M. Moreno ne me ménage point, en effet, les inculpations les plus tausses qui le placent dans une position que je ne veux pas qua- lifier. 425 PERSONAL Supe hace algunos meses que fuera del país, y especialmente en Europa, circulaba un folleto del doctor Francisco P. Moreno, Director del Museo de La Plata. Como este señor no ha publicado jamás ni la más insignificante refe- rencia sin hacerse prodigar por la prensa complacientes alabanzas, la noticia de la existencia de ese folleto, difundido en el extranjero a espaldas de los diarios del país, llamó mi atención, y, como conozco el carácter del autor, sospeché un trabajo en mi contra al amparo de alguna nueva imputación calumniosa. Procuré obtener, y obtuve, en Francia un ejemplar de él, en el cual, en efecto, el señor Moreno no me economiza la más falsas inculpacio- nes que le colocan en una posición que no quiero_calificar. Es preciso descender miserablemente para formular gratuitas impu- taciones que no se tiene el valor de afrontar con rigurosa responsabi- lidad; imputaciones que para que no caigan bajo mis ojos no son lan- zadas en el país, sino publicadas profusamente fuera de él, en un idioma casi universal, a fin de que no pasen inadvertidas para nadie. Tal es la vía seguida por el señor Moreno. Con respecto a mis diferencias con este personaje, terminé diciendo así en «La Nación» de Buenos Aires, el 27 de Agosto de 1889: «Mi deseo sería que esta fuera la última palabra que apareciera en la prensa sobre este incidente; y empeño mi palabra de honor que, de aquí en adelante, no volveré a ocuparme para nada del Director del Museo de La Plata, como si ya no existiera, a menos que se me obligue a lo contrario, fustigándoseme.» He mantenido mi palabra, pero el señor Moreno no ha sido capaz de apreciar la dignidad de mi silencio a su respecto, inspirado en con- sideraciones de intereses científicos desconocidos por él. Ha querido alcanzarme, y por este hecho él me libra de mi compromiso. El folleto clandestino en nuestra República de que es autor el señor Moreno, tiene por título: «El Museo de La Plata. Rápida ojeada sobre su fundación y su desarrollo, por Francisco P. Moreno, Director-funda- dor del Museo, La Plata, 1890»; y en su página 17 se lee el parágrafo siguiente: «La instalación general de las colecciones está apenas terminada y sería difícil disponer ya de un catálogo de su contenido, sobre todo cuando escasea el personal capaz de redactarlo; constituye un trabajo demasiado largo y difícil, en gran parte a consecuencia de la penuria de tratados especiales que permitan hacer una clasificación exacta de 426 Il faut déchoir misérablement pour formuler des imputations gra- tuites dont on n'a pas le courage d'affronter la rigoureuse responsabi- lité; imputations qui pour ne pas me tomber sous les yeux ne sont pas lancées dans le pays, mais publiés profusément au dehors, dans une langue presque universelle, afin qw'elles n'echappent a personne. Telle est la voie suivie par M. Moreno. Au sujet de mes différends avec ce personnage, je concluais ainsi dans «La Nación», de Buénos-Ayres, du 27 Aoút 1889: «Mon désir serait que ce fút le dernier mot sur cet incident, et je donne ma parole d'honneur que, désormais, je ne m'occuperais plus du Directeur du Musée de La Plata, a moins d'y étre contraint.» J'ai tenu parole, mais M. Moreno n'a pas été capable d'apprécier la dignité de mon silence a son égard, silence inspiré par des considéra- tions d'intéréts scientifiques qu'il a méconnus. Il a voulu m'atteindre: par ce fait il me dégage. La brochure clandestine dans notre République, dont M. Moreno est l'auteur, porte pour titre: «Le Musée de La Plata. Rapide coup d'oeil sur sa fondation et son développement», par Francois P. Moreno, Direc- teur-fondateur du Musée, La Plata, 1890. A la page 17, on y lit le para- graphe suivant: «L'installation générale des collections étant a peine achevée, il serait difficile d'avoir déja un catalogue de son contenu surtout lorsque fait défaut le personnel pour le dresser; c'est un travail fort long et difficile, en grande partie par suite de la pénurie de traités spéciaux qui permet- tent de faire une classification exacte d'un si grand nombre d'objets. Ce travail a été commencé, toutefois, et sera continué avec persévérance chaque fois que le permettra le peu de temps que je puis y consacrer. Dans cet ordre de choses, je dois mentionner le contre-temps sérieux que nous a occasioné la négative injustifiable de la part du docteur Flo- rentino Ameghino (ex Sous-directeur de cet établissement, et qui fut séparé de son emploi par décret ministériel en-date 6 du Février 1888), de nous remettre, malgré l'avoir demandé a réitérées reprises le cata- logue de sa collection qui lui fút achetée en 1886 pour la somme de 16.500 piastres %¿, difficulté d'autant plus grande que ces objets n'ont pas d'etiquettes qui en indiquent l'origine, mais des signes convention- nels, et que la plus part ne sont que de simples moules en plátre. Ce défaut nous empéchera, afin d'éviter des erreurs, de mentionner cette collection dans nos catalogues, sauf quelques exemplaires dont nous connaissons 1l'origine, conservant dans les dépóts ces objets acquis á un pris si élevé tant que nous n'obtiendrons pas de renseignements plus circonstanciés á leur égard. Il serait donc des plus téméraire de pro- mettre la prochaine apparition d'un grand catalogue systématique géné- ral descriptif...>» 427 un número tan grande de objetos. Ese trabajo ha sido comenzado, no obstante, y será continuado con perseverancia cada vez que lo permita el poco tiempo que yo puedo consagrarle. En este orden de cosas, debo mencionar el serio contratiempo que nos ha ocasionado la negativa in- justificable opuesta por el doctor Florentino Ameghino (ex Subdirector de este establecimiento, que fué separado de su empleo por decrete ministerial de fecha 6 de Febrero de 1888), para entregarnos, a pesar de habérselo reclamado en varias ocasiones, el catálogo de su colección que le fué adquirida en 1886 por la suma de 16.500 pesos moneda nacional, dificultad tanto más grande cuanto que esos objetos carecen de marbetes indicadores de su origen y sólo tienen simples signos con- vencionales, siendo la mayor parte de ellos sólo simples moldes de yeso. Este defecto, a fin de evitar errores, será motivo para que no mencio- nemos esa colección en nuestros catálogos, a excepción de algunos ejemplares cuyo origen nos es conocido, conservando en los depósitos esos objetos adquiridos a precio tan elevado hasta tanto obtengamos datos más circunstanciados a su respecto. Sería, pues, de lo más teme- rario prometer la próxima aparición de un gran catálogo sistemático general descriptivo...» El señor Moreno pone así en conocimiento del mundo entero que fuí exonerado del empleo de Subdirector del Museo, pero omite inten- cionalmente hacer conocer motivos y circunstancias. No he sido exonerado por decreto de 6 de Febrero. El documento está datado el 25 de ese mes, casi mes y medio después de haber presen- tado mi renuncia y a consecuencia de no haber querido retirarla o mo- dificar sus términos un tanto violentos para el señor Moreno. Fácil es ilustrarse al respecto leyendo el texto de mi renuncia y el del decreto que fué su consecuencia. Ambos documentos figuran en el prólogo de mi obra Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fó- siles de la República Argentina, donde creí útil insertarlos para su reim- presión, y me felicito por haberlo hecho así. En el hecho, esa renuncia que, en vez de ser seguida de una investigación administrativa, provoca simplemente mi despido, ¿no constituye acaso una acusación permanente contra el Director del Museo, señor Moreno, de cuya acusación no podrá jamas lavarse? Es preciso que este señor haya perdido toda decencia para atreverse a afirmar que la colección que le vendí al Museo, casi contra mi volun- tad y tan sólo por acceder a las frecuentes instancias del señor Moreno, hechas durante un largo período y por la suma que me fué ofrecida, sólo estaba formada en su mayor parte por moldes de yeso, cuando en ella sólo habrían unos doscientos o trescientos de ellos, sobre cuarenta mil piezas, tratándose, esto más, de calcos de piezas que en su mayor parte no existen similares. 428 M. Moreno fait ainsi savoir au monde entier que j'ai été résigné de lPemploi de Sous-directeur du Musée, mais il omet intentionnellement d'en faire connaítre les motifs et les circonstances. . Je rai pas été résigné par décret du 6 Février. Le document porte la date du 25, presque un mois et demi aprés avoir donné ma démission et cela pour ne pas avoir voulu la retirer ou en modifier les termes un peu violents pour M. Moreno. Il est facile d'étre éclairé a cet égard par la lecture de ma lettre de démission et par le décret qui en a été la conséquence. Ces piéces fi- gurent dans le prologue de mon ouvrage: Los mamíferos fósiles de la República Argentina oú j'ai cru utile de les insérer, á sa réimpression, et je m'applaudis de les avoir publiés. Au fait, cette démission qui au lieu d'étre suivie d'une enquéte gouvernementale, provoque simplsment mon renvoi, ne constitue-t-elle pas une accusation permanente contre le Directeur du Musée, M. Moreno, accusation dont il ne pourra jamais se laver? e Il] faut que ce monsieur ait perdu toute décence pour oser affirmer que la collection que j'ai vendue au Musée, presque contre ma volonté et seulement pour accéder a ses instances fréquentes, pendant une lon- gue période et pour la somme qui m'a été offerte, n'était composée que de moules en plátre pour la plupart, quand il n'y avait a peine deux ou trois cents, sur quarante mille pieces, et encore étaient-ce des moules - de piéces, dont les similaires n'existent pas ¡pour la majeure partie. Quant au catalogue que je refusais de livrer, la vérité est d'autant plus gravement tronquée que j'ai déja adressé a ce sujet des récla- mations et des offres que devalent me garantir de la réedition, de la part de M. Moreno, d'imputations que je suis en droit d'appeler aujourd” hui calomnieuses. Voici du reste traduite en francais, aussi littéralement que possible, la communication que j'ai adressée au gouvernement de la province, 1l y a-bientót deux ans: La Plata, le 31 Mai 1889. A son excellence monsieur le Ministre des Travaux Publics de la pro- vince de Buénos-Ayres, docteur Manuel B. Gonnet: - J'ai Vhonneur de vous informer qu'il est arrivé a ma connaissance qu'une brochure contenant le rapport du -Directeur du Musée, docteur Frangois P. Moreno, a été adressé a votre excellence au mois de Janvie: dernier, et oú je sui attaqué d'une maniére injustifiable, de propos dé- libéré assurément, avec l'intention de nuire á ma réputation. C'est la deuxiéme fois que M. Moreno se permet cet excés de langage qui - m'oblige á recourir a votre excellence pour mettre un terme á des ' 420 Por cuanto se refiere al catálogo que me negué a entregar, la verdad es tanto más gravemente falseada cuanto que ya tengo hechas al res- pecto reclamaciones y ofrecimientos que debieran garantirme de la re- edición, de parte del señor Moreno, de imputaciones que estoy en mi perfecto derecho de llamar hoy calumniosas. Por lo demás, he aquí, literalmente reproducida la comunicación que hice al Gobierno de la Provincia hará pronto dos años: La Plata, Mayo 31 de 18809. Al excelentísimo señor Ministro de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires, doctor don Manuel B. Gonnet: Tengo el honor de dirigirme al excelentísimo señor Ministro, con motivo de haber llegado a mis manos un folleto impreso, conteniendo un informe del Director del Museo, doctor Francisco P. Moreno, ele- vado a V. E. en Enero del presente año, en el que se me ataca de una manera injustificada, evidentemente con el propósito poco elevado de perjudicarme, y como es la segunda vez que el Director del mencionado establecimiento se permite este exceso de libertad, oblígame ello a re- currir a V. E. para poner término a acusaciones infundadas, por no darles otro calificativo más duro. En la página 13 del mencionado informe, se lee lo que sigue: «Tam- bién es un serio tropiezo, en este caso (para formar el catálogo), la negativa injustificada por parte del doctor Ameghino, de entregar, a pesar de haberlo reclamado repetidas veces, el catálogo de su colección que le fué comprada en el año 1886 por la suma de 16.500 pesos mo- neda nacional.» En ese párrafo se me lanza por segunda vez una acusación injus- tificada y completamente infundada. El Director del Museo recibióse de la colección en el mes de Junio o Julio de 1886, conjuntamente con los catálogos correspondientes, que los vió el doctor Moreno, y se sir- vieron de ellos todos los empleados que trabajaron en el arreglo de la colección, siendo por otra parte altamente informal y poco correcto que reclame catálogo de lo que ha recibido a plena satisfacción y dispuesto de ello hace tres años. Pero agrava esta informalidad la circunstancia, hija de sentimientos que no quiero especificar, que, con el pretexto mencionado, trate de justificar con la falta de catálogo, el desarreglo, la confusión e indeterminación en que se encuentran todas las coleccio- nes del Museo, pretendiendo arrojar la responsabilidad sobre quien no tiene ingerencia alguna en el establecimiento, cuando él es el único culpable. | > No tengo yo la culpa de que se haya extraviado el catálogo de la colección que fué mía, que no representa más que una parte de las 430 accusations que je qualifierais de non fondées pour ne pas employer d'expressions plus énergiques. A la page 13 de la brochure contenant le dit rapport, on lit ce qui suit: «C'est aussi un contre-temps sérieux dans ce cas (pour dresser le catalogue des collections du Musée) le refus injustifiable de la part du docteur Ameghino, de remettre malgré des demandes incessantes, le catalogue de la collection qui lui fút achetée en 1888, pour la somme de 16.500 piastres 2.» Dans ce paragraphe, monsieur le Ministre, on jette sur moi, pour la seconde fois, une accusation injuste et sans fondement. Le Directeur du Musée a pris posséssion de cette collection et de ses catalogues au mois de Juin ou Juillet 1888; M. Moreno les a vus, ainsi que tous les employés qui s'en sont servis pour l'arrangement de la dite collection. Par conséquent, la réclamation d'un catalogue recu et utilisé il y a déja trois ans est incorrecte et peu sérieuse. Mais ce qui aggrave le cas, c'est la circonstance, née de sentiments que je ne veux pas spécifier, par laquelle, avec le prétexte mentionné, il cherche a justifier au moyen de l'absence du catalogue, le désordre, la confusion et létat indéterminé de toutes les collections du Musée, cherchant ainsi a faire retomber la responsabilité sur qui n'a aucuns intervention dans l'établissement, quand c'est lui le vrai, le seul cou- pable. Je ne peux étre responsable de la disparition du catalogue de mon ancienne collection, qui ne représente qu'une partie de celles du Mu- sé, ces derniéres n'étant pas cataloguées non plus. La faute est impu- table a la mégalomanie évidente dont M. Moreno est affecté et au désarroi inévitable qu'elle communique a tous ses actes; mais, si la dérisoire somme de 16.500 piastres avec laquelle ma collection fút achetée lui donne le droit de la profaner et de faire imprimer des hérésies scientifiques aussi inconcevables que hors de raison, il ne peut étre autorisé a masquer son insuffisance par des accusations qui, si elles se renouvelaient, m'obligeraient a m'exprimer avec une clarté plus sévere. Votre excellence peut mettre un terme á oe désagréable incident, en soumettant a l'épreuve la vocation scientifique de M. Moreno. Je n'ai pas a délivrer de catalogue. Je n'ai pas d'obligation envers un établissement qui m'a fermé ses portes et dont je n'ai pu profiter des collections pour la rédaction du grand travail que je viens de ter- miner: Los mamíferos fósiles de la República Argentina, a la veille de paraítre, mais en moi domine surtout l'amour de la science. Bien que la táche soit considérable, je suis prét a refaire, volontai- rement et gratuitement, le catalogue de la collection que le Musée m'a 431 colecciones del Museo, las que igualmente carecen de catálogo. De eso tiene la culpa la megalomanía evidente que aqueja al doctor Moreno y el desorden consiguiente que ella imprime a todos sus actos; pero si la suma irrisoria de 16.500 nacionales, en que me fué comprada la colección, le dan el derecho de profanarla y estampar las herejías cien- tíficas más inconcebibles y disparatadas, no lo autoriza a ocultar su in- competencia detrás de acusaciones que, si por desgracia se repitieran, me obligarían a expresarme con una claridad bastante más severa. El excelentísimo señor Ministro puede poner término a este des- agradable incidente, poniendo a prueba la vocación científica del doctor Moreno. No tengo catálogo que entregar, ni obligación alguna hacia un esta- blecimiento que me ha cerrado las puertas, sin que haya podido apro- vechar de sus colecciones para la redacción de la gran obra que acabo de concluir sobre Los mamíferos fósiles argentinos, próxima a aparecer en breves días; pero me domina el amor a la ciencia sobre todo. Aun- que es tarea no pequeña, estoy resuelto a rehacer voluntaria y gratuita- mente el catálogo de la colección que me fué comprada para el Museo. Puede, pues, V. E. comunicar al doctor Moreno que concurriré aí establecimiento que él dirige en los días y horas que se me indiquen hasta dejar concluído un nuevo catálogo; pero si rehusa mi espontáneo ofrecimiento y V. E. no juzga conveniente obligarle a que lo acepte, ruego a usía, lo que es justicia, ordene al Director del Museo se abs- tenga en adelante de arrojarme, en documentos oficiales, acusaciones del género de las que motiva esta nota. Saluda respetuosamente al excelentísimo señor Ministro (*). FLORENTINO AMEGHINO. (*) Véase en el Archivo del Ministerio de Obras Públicas de la provincia Buenos Aires el expediente caratulado: «Ameghino Florentino: se queja del proceder del Director del Museo», (expediente letra A, número 59, sección 3*%, año 1889, que fué registrado en el Archivo bajo el número 3999, el año 1892). La reclamación no mereció de parte del titular de la cartera de Obras Públicas ni mejor ni peor resolución que la siguiente: «La Plata, Junio 5 de 1889. — Conteniendo la nota que precede conceptos injuriosos respecto del Director de una repartición pública, que no es posible dejar sin correctivo, se resuelve: Oue por la Mesa de Entradas del Ministerio de Obras Públicas se devuelva a don Florentino Ameghino la nota mencionada; debiendo notificársele que debe abstenerse en lo sucesivo de hacer presentaciones en esa forma. — GONNET.> Don Francisco P. Moreno seguía obteniendo victorias como las de Pirro. Sólo que ésta no fué conocida por Ameghino, que debió vivir, sin duda, cargado de la más perfecta igno- rancia con respecto a la noción del principio de autoridad y de las serviflexiones que se le deben hasta cuando comete las mayores injusticias. . Y digo que esta nueva victoria de Pirro-Moreno no fué conocida por Ameghino, porque como lápida mortuoria de la reclamación, en el referido expediente figura la siguiente nota:. 432 achetée. Votre excellence peut donc communiquer a M. le Directeur du Musée que j'y travaillerais aux jours et aux heures qui me seront indi- qués jusqu'a la conclusion de ce nouveau travail. Si, cependant, M. Mo- reno refuse mon offre spontanée ou si votre excellence ne croit pas devoir l'obliger a l'accepter, je vous prie, ce qui est de toute justice, le lui signifier de s'abstenir de me lancer désormais, dans des documents officiels, des accusations du genre de oelles qui motivent cette plainte. Veuillez recevoir l'lassurance de ma parfaite considération (*). FLORENTINO AMEGHINO. Je ne pouvais étre moins exigeant dans ma demande. Néanmoins, il a paru plus court de la laisser sans réponse. Bien plus, M. Moreno ne cessant d'intriguer renouvelle ses calomnies sous une forme odieuse et y ajoutant un détail étrange. Ces collections dont le catalogue a été égaré et dont on refuse un second seront réléguées dans les caves. La profanation que je prévoyais se réaliserait donc. L'éminent professeur W. H. Flower, avait bien raison de dire qu'il eút été préférable que des musées de ce genre n'eussent été jamais fondés! Je me contente de renouveler l'offre de dresser un nouveau catalogue. J'aurais encore le droit de m'étendre davantage, car le charlatan da haute-école et de la taille de celui dont il s'agit, le mériterait assurément. FLORENTINO AMEGHINO. «La Plata, Agosto 22 de 1892. — Señor Ministro: No se ha podido dar cumplimiento a la resolución que precede por no haberse presentado el doctor Ameghino en esta Oficina, lo que pongo en conocimiento de V. S. a los efectos del decreto 24 de Agosto de 1889.» — (Hay una firma ininteligible). Y al pie de esa nota, esta sacramental resolución lacedemónica: «Agosto 22/892. Archívese. — Lacasa.» Para dar por terminada esta nota, agrego que el texto castellano de la comunicación al Ministro es el original y la traducción de la misma al francés, becha por el autor. —A. J. T. 433 No podía ser menos exigente en mi solicitud. Y con todo, pareció más corto dejarla sin contestación. Y esto más: el señor Moreno, sin cansarse de intrigar, renueva sus calumnias bajo una forma odiosa y añadiéndole un detalle extraño. Esas colecciones cuyo catálogo se ha extraviado y del cual se niega un segundo serán relegadas a los depó- sitos. La profanación que yo preveía se realizará, pues. El eminente profesor W. H. Flower bien tuvo razón para decir que habría sido preferible que museos de este género no hubieran sido nunca fundados! Por mi parte me conformo con renovar el ofrecimiento de redactar un nuevo catálogo. Tendría derecho para extenderme todavía, porque el charlatán de alta escuela y de la talla del que se trata, bien lo merecería por cierto. FLORENTINO AMEGHINO. - EN LA ENTREGA 3a REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA Museos escolares argentinos: El de la Escuela Normal de Maestros de San Juan, por Víc- TOR MERCANTE. (En «La Educación», números 117 y 118, páginas 1932 a 1935, y núme- TOS 119 y 120, páginas 1061 a 1064; Buenos Aires, año 1891.. El autor, después de una magistral introducción sobre la reforma ne- cesaria en la enseñanza para hacerla a la vez útil y agradable, aborda el examen de las ciencias naturales, considerándolas como las que me- jor se prestan a la reforma, puesto que su enseñanza bien dirigida des- arrolla desde muy temprano el gusto por el estudio, la espontaneidad y la observación, y luego el orden y la sistematización, grandes calidades que tienen una poderosa influencia durante todo el curso de la vida, sirviendo de poderosas palancas a aquellos que saben apropiárselas y utilizarlas. En seguida da cuenta de cómo ha nacido el Museo Escolar de la Escuela Normal de San Juan, formado por los mismos alumnos, com- binando las excursiones con el trabajo manual y describiendo luego los objetos por ellos mismos recogidos o fabricados. Hay composiciones verdaderamente notables en su ingenuidad, que colocan fuera de toda discusión la ventaja indisputable atribuída a las ciencias naturales para el desarrollo de la facultad de observación. El Museo Escolar de la Escuela Normal de San Juan es obra de un año, el de 1890; y causa sorpresa que en tan corto espacio de tiempo se hayan podido obtener tales resultados. AMEGHINO — V. X 28 434 Termina el señor Mercante su hermoso artículo proponiendo la for- mación de un Museo Escolar Nacional bajo el siguiente plan: «Un Museo central director con residencia en una docta ciudad, otro en cada capital de provincia con dependencia del central, otro museo en cada escuela de distrito dependiente del Museo de la Capital. Cada escuela de la República haría un museo y se establecerían canjes ds cajas con los productos respectivos por intermedio de los museos su- » periores. «De esta manera todo establecimiento de educación, con ínfimo gasto, estaría provisto de un museo de Productos Argentinos realmente nacio- nal. Se formaría una guía general con direcciones de cómo debe ser organizado cada museo, y sólo al maestro y a los alumnos se encomen- daría la obra. No tendría el Gobierno Nacional necesidad de gastar tantos miles para mandar ilustraciones extranjeras a sus estableci- mientos de educación y estarían mejor provistos.» Este bosquejo podría completarse dando intervención en el Museo : central a todos los especialistas de la República, que sin duda ofrece- rían su concurso gratuito espontáneamente. Con esto se obtendría un doble resultado: 1%, que todas las colecciones fueran bien determinadas; y 2%, que todos los objetos nuevos que en un país aún poco conocido como es el nuestro, afluirían necesariamente al Museo central, fueran inmediatamente estudiados por personas competentes. Así los alumnos y maestros recompensarían a los naturalistas que determinaran las co- lecciones destinadas a los museos escolares, proporcionándoles mate- riales para las investigaciones superiores y éstos encontrarían en el es- tudio de los objetos nuevos una compensación al engorroso trabajo de la determinación y catalogación de los objetos. Además, podrían redac- tarse instrucciones para la formación de colecciones, para cada provin- cia o para cada región de la República, a fin de que las investigaciones respondieran de ese modo a un plan de antemano trazado. Así se con- seguiría a la vez la formación de museos escolares y-el conocimiento rápido y sin desembolsos de consideración de todos los productos natu- rales de la República Argentina. La ejecución de este proyecto no demanda grandes gastos puesto que el personal existe, distribuído en toda la República. Lo cierto es que si llega a realizarse será de resultados tan grandiosos, que luego seguirían el ejemplo otras naciones. Y si se reconoce que la idea es buena y que su realización relativa- mente fácil puede conquistar gloria, honra y provecho para la Repú- blica, ¿por qué no se lleva a la práctica ? Por nuestra parte, ofrecemos desde ya, a los que se pongan a su frente, nuestro ilimitado concurso. 435 EN LA ENTREGA 42 REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA Los grandes animales fósiles de América (Les grands animaux fossiles de 'Amérique), por M. MarceLiN BouLE. (Extracto de la «Revue Scientifique». Folleto de 45 páginas, in 80 menor, con varios grabados intercalados; París, 1891. El contenido de este folleto es la reimpresión de una conferencia dada por el señor Boule en la Asociación francesa para el adelanto de las ciencias, el 24 de Enero de 1891. En su mayor parte está dedica lo al examen de los principales tipos vertebrados que se han sucedido en Norte América, páginas 5 a 36) y sólo al final (páginas 36 a 45) agrega algo referente a la fauna de mamíferos pampeanos de Sud América. Esta última parte es notablemente deficiente, por no estar el autor al corriente de los trabajos que sobre paleontología y geología argentinas se han efectuado en los últimos diez años. La fauna llamada pampeana hoy sólo constituye una pequeña parte de las distintas faunas de ma- míferos que en la República Argentina se han sucedido a partir del fin de la época cretácea hasta nuestros días. Tampoco la planicie pampeana tiene la exagerada extensión que le atribuye el autor; la Patagonia, por ejemplo, es una tierra muy accidentada, y por lo que concierne al resto de la República Argentina, es muy sabido que también se ha exagerado desde hace tiempo la extensión de la llanura. Para que sus oyentes se formen una idea del carácter de la fauna pampeana, da el autor algunos detalles sobre los géneros Megatherium y Scelidotherium, sobre el grupo de los Gliptodontes y el Machaerodus, con tres grabados: uno del esqueleto del Scelidotherium leptocepha- lum Owen; otro del Glyptodon typus Nodot (sinónimo de Glyptodon reticulatus Owen) y el tercero del esqueleto del Macherodus necator Gervais (sinónimo de Smilodon populator Lund). Termina agregando que la falta de tiempo le impide dar detalles so- bre otros representantes no menos singulares de la fauna pampeana, como la Macrauchenia que se parece al caballo, al camello y al ele- fantz, o el Toxodon, de afinidades muy difíciles de precisar y del que parece han existido en Francia algunos representantes durante la época terciaria. La presencia de representantes del grupo de los Toxodontes en el terciario de Europa, sería para el conocimiento de la distribución geo- gráfica de los mamíferos y de su evolución como también para la res-. tauración de las antiguas conexiones de los continentes, un aconteci- miento paleontológico verdaderamente trascendental, y hacemos votos para que el señor Boule publique a la brevedad que le sea posible los materiales sobre que se ha fundado para avanzar la posibilidad de un hecho, que, a no dudarlo, era de los más imprevistos. 436 Amigos de la Historia Natural. Bajo este nombre se ha instalado últimamente en la ciudad del Paraná una asociación que tiene como objetivo los siguientes principios: «Fo- mentar el desarrollo de las ciencias naturales, de suerte que mañana nuestros jóvenes sean naturalistas de carácter; ayudar la formación de museos escolares y privados en todas las regiones del país; fortificar nuestra raza por la gimnasia y la organización de clubs turistas». Feli- citamos a sus iniciadores haciendo votos para que prosigan con ahinco tan elevados propósitos sin desmayar en la tarea. Que tan noble iniciativa encuentre el terrenp preparado y se instalen asociaciones análogas en las demás ciudades de la República, son nues- tros deseos. El día que en las catorce capitales de provincia existan centros parecidos y con los mismos objetivos, nuestro país se encon- trará en condiciones de ocupar un puesto distinguido entre las naciones que marchan a la cabeza del progreso, en beneficio propio y de la ciencia universal. EN LA ENTREGA 5a Universidad de Córdoba y Academia Nacional de Ciencias. Según informes publicados, parece que por razones de economía se proyecta la supresión de la Universidad de Córdoba y de la Academia Nacional de Ciencias que le es anexa. La Universidad de Córdoba es en antigiiedad la segunda de Sud América, la más antigua de la Repú- blica, está íntimamente ligada al desarrollo históricosocial de nuestro país y de sus grandes hombres y como tal tiene adquiridos sobrados títulos al respeto y hasta podría decir que a la veneración de todos. Además, razones de alta política y concordia nacional, aconsejan su conservación con todas sus facultades actuales. Venezuela, que no nos aventaja ni en población ni en extensión territorial, tiene tres univer- sidades nacionales. ¿Para qué citar el ejemplo de los Estados Unidos y de Alemania, en donde existen en casi todos los estados? Tampoco es difícil prever que la centralización de la enseñanza universitaria en la sola Universidad de Buenos Aires produciría un inevitable retardo en el estado de adelanto y cultura de las provincias del interior, pues un considerable número de sus hijos se verían en la imposibilidad de proseguir sus estudios, de modo que ciertas profesiones podrían con- vertirse en privilegio exclusivo de la parte de la sociedad acariciada por la fortuna. Alégase que la Universidad de Córdoba tiene muy pequeño número de estudiantes, pero ésta no es tampoco una razón para acon- sejar su supresión, pues de lo que precisamente se trata no es de que 437 salgan de las aulas muchos graduados, sino que ellos sean buenos, y seguramente para obtener este último resultado no sería medida apro- piada la supresión de una de las universidades, sobrecargando así la que ya tiene demasiado número de estudiantes. Otro tanto puede decirse de la Academia Nacional de Ciencias, anexa a la Facultad de Ciencias de esa Universidad. Ese es en nuestro país el único instituto oficial exclusivamente consagrado al estudio y ade- lanto de las ciencias exactas y naturales y al conocimiento científico de nuestros vastos territorios. Su presupuesto, a fuerza de reducciones, ya no puede ser más exiguo, y no puede pretenderse que con él haga más de lo que hace. Ese instituto mantiene relaciones y sostiene canje de publicaciones con ochocientos centros científicos de todos los países de la tierra. ¿ Compensarían los siete u ocho mil pesos nacionales anua- les que se ahorrarían con la supresión de la partida del presupuesto destinada al sostenimiento de la Academia, el mal efecto que su supre- sión produciría para el país, en los centros científicos existentes en todos los países civilizados? Evidentemente, no. Países a los cuales consideramos atrasados, como el Japón, las colonias inglesas del Ca- nadá y de Australia y hasta las de Africa austral y de Nueva Zelandia, costean institutos científicos oficiales dotados de mayores recursos que el nuestro, porque saben que del adelanto de las ciencias y del conoci- miento de su suelo, depende su futura grandeza. ¿Será posible que también por causa de la crisis quedemos a retaguardia de la colonia del Cabo o de Nueva Zelandia en materia de instituciones científicas? Creo, pues, fundadamente, que tanto el ilustrado Ministro de Ins- trucción Pública, como los miembros del Congreso, no insistirán en la proyectada supresión de la Academia de Ciencias de Córdoba, ni de la Universidad, ni de ninguna de sus tres Facultades. y $1 e Ñ p Y mM y o . - Í SS o NN fe - ás Ss 113 Pe = * y A > . ” 1 p e ñ x . , 3 y », ñ 1 ' 5 1 e E a 0 . 4 . e > : - í o ña Ml 4 0) A LXXVIII MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ESPECIES NUEVAS ADICIONES Y CORRECCIONES % (1) Tal como está dicho en el reglón correspondiente de la Bibliografía completa de la obra del sabio, incluída al final del primer volumen de esta Edición Oficial, esta monografía es la misma registrada bajo el número I,XV despojada de la parte correspondiente a las aves. Completa, había sido publicada en la Revista Argentina de Historia Natural; y restada en la forma que dejo dicho, fué publicada er. la «Crónica Cientifica de Barce- lona». — A. TJ. T. Sa E DIOS, EE LXXIX LA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS MOLUSCOS DE AGUA DULCE LA DISTRIBUCION GEOGRÁFICA DE LOS MOLUSCOS DE AGUA DULCE (Die geographische Verbreitung der Flussmuscheln) por el doctor H. von JHERING, en Das Ausland, núms. 48 y 49, Diciembre de 1890, Stuttgart. (REVISTA CRÍTICA Y BIBLIOGRÁFICA ) Este es un trabajo de grande importancia y suma paciencia, que ha requerido un gran caudal de conocimientos aliado a una inmensa per- severancia. El autor propónese demostrar el grande valor que tiene el estudio y conocimiento de la distribución geográfica de los grupos zoológicos actuales y extinguidos para la restauración de la forma de los antiguos continentes y sus diferentes y sucesivas conexiones, es- pecializándose particularmente con los moluscos de agua dulce, no sin antes mencionar hechos referentes a otros grupos zoológicos y de preferencia a los mamíferos. Cree que un intercambio de mamíferos entre América del Norte y América del Sud, sólo existe desde el fin de la época terciaria, pero que las comunicaciones entre Europa y Amé- rica del Norte fueron mucho más frecuentes. Observa que las fami- lias más características de Sud América, así como las de los distintos roedores sudamericanos, se conocen [pprocedentes de Europa desde los tiempos terciarios antiguos, pero que no existían en Norte Amé- rica, de donde deduce que Sud América recibió originariamente su fauna de mamíferos del antiguo mundo y que desde entonces quedó completamente incomunicada hasta el fin de la época terciaria, sien- do debido a este largo aislamiento el carácter tan particular de la fauna mastológica sudamericana. De consiguiente, Sud América debe haber estado en un tiempo uni- da al viejo mundo por un puente que desapareció desde el principio de la época terciaria, lo que también explicaría la existencia de espe- cies idénticas de moluscos marinos costaneros que no pueden avanzar a través de las grandes profundidades del océano, por un lado en las costas orientales de América del Sud, por el otro en las occidentales de Africa, siendo natural pensar que han pasado de uno a otro lado del Atlántico, siguiendo una antigua costa. La fauna acuática de las lagunas y los ríos tiene aún más impor- tancia para el conocimiento de las antiguas conexiones de las tierras. 444 Lo primero que llama la atención es que la distribución de la fauna de agua dulce es muy distinta de la que muestra la fauna terrestre, hecho hasta ahora no suficientemente apreciado ni satisfactoriamente explicado. Esta distribución, por ejemolo, mostraría el hecho bien sor- prendente de aislar en un mismo mapa a Chile y Patagonia del resto de Sud América, para reunirlos con Nueva Zelandia! El estudio de los moluscos de agua dulce muestra igualmente que los géneros más an- tiguamente aparecidos, como Planorbis, Physa, Limnaea y Ancylus, son también los de más vasta distribución geográfica, encontrándose en todas las regiones de la tierra. Estos géneros, por ejemplo, datan de la época jurásica, algunos hasta de la carbonífera, representando así la más antigua fauna de agua dulce; y su distribución en el estado ac- tual de las tierras y las aguas es un enigma que sólo se explica ad- mitiendo separaciones y conexiones de las distintas partes de la tierra, muy diferentes de las de nuestra época. El género Unio, por ejemplo, que seguramente ya se encuentra representado en la época jurásica, es cosmopolita, mientras que los demás Uniónidos, como también otros moluscos fluviales aparecidos más tarde, presentan una distri- bución geográfica completamente distinta. Los géneros aparecidos al principio de la época terciaria o poco antes, como Anodonta y el gé- nero Ampullaria y sus próximos parientes, tienen particularmente una distribución mucho más restringida, faltando ambos en Chile y Perú occidental, así como también en Nueva Zelandia y Australia, de donde se deduce que en la época de la aparición y distribución de los men- cionados géneros, Australia y Nueva Zelandia estaban separadas de la tierra firme asiática o islas adyacentes y a ellas no pudieron pasar esos moluscos. Un hecho completamente correspondiente presenta la fauna de agua dulce de Chile y Perú, en la que sólo se encuentran repre- sentados los más antiguos géneros; pero no los que aparecieron más tarde, como Anodonta y Ampullaria, que, sin embargo, conjuntamente con muchos otros, son tan abundantes en las aguas sudameficanas al Este de los Andes, de donde es igualmente dado deducir que desde el principio de la época terciaria formaban éstos una barrera que impedía el acceso a la región occidental de los géneros que vivían en la oriental. Todos estos hechos permiten reconocer que así como los mamíferos proporcionan un medio para la restauración de las conexiones de los antiguos continentes durante la época terciaria, los moluscos de agua dulce permiten hacer otro tanto con los continentes de la época se- cundaria. ; Observa Jhering que, de los Uniónidos, sólo se encuentra represen- tado en la parte del territorio chilenoperuano al Oeste de los Andes el género Unio, que tampoco falta en ninguno de los territorios situados al Este, aunque en ellos aparecen muchos otros géneros del mismo 445 grupo. Uno de éstos es Hyria, que se encuentra limitado en las aguas dulces de Venezuela, Guayana y curso superior de los afluentes septen- trionales del Amazonas, de donde deduce que esa región al principio de la época terciaria, cuando en el valle del Amazonas penetraba el Atlán- tico hasta cerca de la base de los Andes, formaba como una isla. Hemos dicho que de los Uniónidos, el único género representado en Chile es Unio: las especies chilenas son muy parecidas y seguramente muy próximas aliadas de las especies del mismo género que viven en las aguas dulces de los países del Plata y Brasil meridional, de donde se deduce que en la época de la aparición de la más antigua fauna de agua dulce el territorio chileno estaba en comunicación con el argen- tino y de consiguiente, no existía la barrera de los Andes. En los gé- neros del mismo grupo aparecidos en época más moderna, se nota que hay un grandísimo parecido entre la fauna de agua dulce de Brasil meridional (río Grande del Sud y Santa Catalina) con la del sistema del río de la Plata, y particularmente con la del.río Uruguay, siendo la mayor parte de las especies idénticas. De esto y otras consideracio- nes geológicas, el autor saca la consecuencia de que en otro tiempo muchos de los afluentes del río de la Plata debían estar en comunica- ción con los cursos de agua del Sud del Brasil, que, con el territorio adyacente de la cuenca del Plata, formaba entonces como una gran isla. Cuando cesó ese estado insular formando el territorio del Plata y Brasil meridional una tierra continuada, ya- habían surgido los: Andes for- mando una barrera insalvable que impidió que la nueva fauna de agua dulce del lado oriental pasara al occidental. Tanto en los moluscos como en los peces y tortugas de agua dulce, encuentra el autor una gran diferencia entre las respectivas faunas de ambas Américas, por lo que supone que estuvieron separadas hasta el fin de la época terciaria y que la comunicación no fué posible entre ellas ni durante la época miocena. Que la fauna de agua dulce norte- americana tiene un mayor parecido con la de Europa que con la de América del Sud, mientras que esta última tiene, al contrario, un nota- ble parecido con la del continente africano, tanto que parece que am- bas regiones recibieron originariamente una misma fauna en una época geológica muy remota, durante la cual debían de algún modo estar unidas por tierras hoy desaparecidas. La Memoria está atestada de datos zoológicos que por falta de es- pacio no podemos enumerar. Nos contentaremos, pues, con terminar este ligero examen reproduciendo la conclusión a que llega el autor sobre la forma de los continentes durante la época secundaria. Las tierras emergidas de esta época, en conexión más o menos con- tinua, debían agruparse en tres grandes masas o archicontinentes, uno ártico, otro antártico y el tercero trópicoatlántico. 446 El archicontinente ártico se extendía desde Europa a Norte América, pero esta última estaba separada de Sud América, la que, según el autor, habría quedado aislada por el Norte hasta el fin de la época terciaria. El archicontinente trópicoatlántico, se extendía desde la región tro- pical de Sud América a Africa. El archicontinente antártico se extendía desde Chile y Patagonia hasta nueva Zelandia y Australia. Es de notarse la circunstancia de que por cuanto concierne al archi- continente austral, nosotros, independientemente de los notables es- tudios del doctor Jhering, habíamos llegado a un resultado completa- mente idéntico. LXXX RÉPLIQUES AUX CRITIQUES DU Dr. BURMEISTER SUR QUELQUES GENRES DE MAMMIFERES FOSSILES DE LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE LXXX RÉPLICAS A LAS CRÍTICAS DEL Dr. BURMEISTER SOBRE ALGUNOS GÉNEROS DE MAMÍFEROS FÓSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA RÉPLIQUES AUX CRITIQUES DU Dr. BURMEISTER SUR QUELQUES GENRES DE MAMMIFERES FOSSILES DE LA REP. ARGENTINE C'est avec un profond sentiment de douleur que j'ai pris connais- sance du dernier travail publié par le docteur Burmeister (1). Je n'au- rais cru jamais qu'un homme de science de sa taille et de ses antéce- dents pút descendre á des insultes personnelles aussi grossiéres que celles qu'il m'adresse dans presque toutes le pages de ce travail, sans réflechir que les insultes ne sont pas de raisons scientifiques. Je le plains sincéerement et je lui pardonne le mal qu'il a peut-étre cru me faire. Au point de vue purement scientifique ce travail n'est qu'une suite d'erreurs et de confusions dont il convient d'éviter la propagation. C'est seulement dans ce but que j'y réponds, d'une maniére aussi breve que possible. NESODON OVINUS. — L'auteur décrit un cráne et plusieurs autres débris qu'il attribue á cette espéce. Pourtant, ni la description, ni la figure ne permettent d'affirmer avec súreté qu'ils soient de lP'espéce appelée par Owen: Nesodon ovinus, espéce qui constitue le type de mon genre Adinotherium. Dans la description de la denture (p. 406) il fait une confusion déplorable, car il donne le nom de prémolaires, aussi bien aux quatre premiéres dents de la dentition persistante qui suivent la canine, qu'aux trois premiéres molaires de la dentition de lait. On reconnaít en cela que l'auteur ne connaít pas la notation de la denture. Tout ce qu'il dit de la succession des dents chez le genre Nesodon est écrit en si mauvais espagnol qu'on ne peut le comprendre. J'ai (1) «Anales del Museo Nacioral de Buenos Aires», entrega XVIII, última del tomo III, año 1891. Bien que la couverture porte la date de 1891, ce travail n'a été distribué que dans la deuxiéme quinzaine du mois de Janvier de 1892. RÉPLICAS A LAS CRÍTICAS DEL Dr. BURMEISTER SOBRE ALGUNOS GÉNEROS DE MAMÍFEROS FÓSILES DE LA REP. ARGENTINA Con profundo sentimiento de dolor he tenido conocimiento del últi- mo trabajo publicado por el doctor Burmeister (1). Jamás habría pen- sado que un hombre de ciencia de su talla y sus antecedentes pudiese descender a insultos personales tan groseros como los que me dirige en casi todas las páginas de este trabajo, sin reflexionar que los in- sultos no son razones científicas. Lo deploro sinceramente y le per- dono el mal que él haya podido creer que me ocasionaría. Desde el punto de vista puramente científico, ese trabajo sólo =s una sarta de errores y de confusiones, cuya propagación conviene evitar. Y persiguiendo tal propósito, voy a contestarlo de una manera tan breve como sea posible. NESODON OVINUS. — El autor describe un cráneo y algunos otros restos que atribuye a esta especie. Mientras tanto, ni la descripción ni la figura permiten afirmar con seguridad que pertenezcan a la es- pecie denominada por Owen: Nesodon ovinus y que constituye el tipo de mi género Adinotherium. En la descripción de la dentadura (pá- gina 406) incurre en una confusión deplorable, porque da el nombre de premolares tanto a los cuatro primeros dientes de la dentición per- sistente que siguen al canino como a los tres primeros molares de la Centición de leche En eso se conoce que el autor no conoce la nota- ción de la dentadura. Todo cuanto él dice de la sucesión de los dientes en el género Neso- don está escrito en un castellano tan malo que no puede comprendér- selo. Ya he descripto la evolución de la dentadura de los géneros Ne- (1) «Anales del Museo Nacional de Buenos Aires», entrega XVIII, última del tomo III, año 1891. Aun cuando en la cubierta figura la feclia de 1891, este trabajo no fué distri- buído sino durante la segunda quincena de Enero de 1892. AMEGHINO — V. X ] 29 - 450 déja décrit l'évolution de la denture des genres Nesodon et Adinothe- rium d'une facon tres claire (Revista Argentina de Historia Natural, tome I, page 357 a 364), et il me parait inutile d'y revenir. je dois pourtant appeler Vattention sur la figure 3 de la planche IX de la pu- blication de M. Burmeister, qu'il prétend représenter les deux der- niéres prémolaires supérieures de lait, et la premiére molaire persi- stante. Cela est absolument impossible. Les deux dents qu'il prend pour les deux derniéeres molaires de lait (troisigme et quatriéme) sont évidemment la deuxieme et la troisieme. L*autre dent plus grande et de fút allongé, n'est pas une vraie molaire comme il le dit: elle n'est pas méme du genre Nesodon. La derniére molaire de lait, déja usée, des genres Nesodon et Adi- notherium, montre quatre racines courtes, coniques, divergentes et obli- terées. La premiére vraie molaire supérieure, encore peu usée, des mémes animaux, est étroite a la couronne et large et creuse a l'autre bout. La méme dent, déja assez usée, est large a la couronne et étroite au bout de la racine. D'aprés cela on peut juger de la valeur de la longue dissertation, presque incompréhensible, que fait Plauteur sur l'évolution de la den- ture du genre Nesodon. A la page 411 l'auteur dit que j'ai fondé le Notohippus toxodontoi- des sur les deux derniéres vraies molaires inférieures du Nesodon ovinus. C'est une erreur de sa part. La ressemblance n'est que super- ficielle. Le lobule antérieur des molaires inférieures du Notohippus porte un plissement aigu d'émail sur le cóté interne qui est bien vi- sible sur la couronne, plissement qu'on ne trouve pas sur les molaires du Adinotherium et du Nesodon; il existe, au contraire, et bien deve- loppé, sur les molaires des équidés. Le plissement d'émail du cóté in- terne opposé a celui du cóté externe, est simple dans Nesodon et Adi- notherium; dans Notohippus, au contraire, il est large et avec des plis- sements secondaires comme chez les équidés. Les molaires du Neso- don et de l'Adinotherium ne presentent pas de cément externe; celles du Notohippus, au contraire, en sont enveloppées par une couche tres épaisse comme c'est le cas dans les équidés. Il me semble que c'est assez pour démontrer la légereté du jugement de l'auteur. Il ajoute qu'on ne sait rien du nombre de doigts du genre Nesodon mais que d'apres sa ressemblance avec Typotherium il est probable qu'il avait cinq doigts aux pieds de devant et quatre a ceux de derriére. Cependant, il n'en est pas ainsi, et s'il avait eu un peu plus de soin pour se mettre au courant des découvertes paléontologiques, il 'aurait vu que j'avais déja annoncé que le nombre de doigts est de trois aussi bien en avant qu'en arriére. («Revue Scientifique», tome XLVI, p. 506, année 1890). 451 sodon y Adinotherium en una forma muy clara (Revista Argentina de Historia Natural, tomo I, páginas 357 a 364), por lo cual me resulta inútil volver a hacerlo. Pero debo llamar la atención sobre la figura 3 de la lámina IX de la publicación del señor Burmeister, que él pre- tende representa los dos últimos premolares superiores de leche. Eso es absolutamente imposible. Los dos dientes que él cree son los dos últimos molares de leche (tercero y cuarto) son evidentemente el se- gundo y el tercero. El otro diente más grande y de fuste alargado, no es un verdadero molar como él lo afirma; y ni siquiera es del género Nesodon. El último molar de leche, ya usado, dé los géneros Nesodon y Adino- therium muestra cuatro raíces cortas, cónicas, divergentes y oblitera- das. El primer verdadero molar superior, poco usado todavía, de los mismos animales, es estrecho en la corona y ancho y excavado en la otra extremidad. El mismo diente, cuando ya está muy usado, es ancho en la corona y estrecho en la extremidad de la raíz. De lo expuesto puede juzgarse el valor de la larga disertación, casi incomprensible, que el autor hace acerca de la evolución de la denta- dura del género Nesodon. El autor dice, en la página 411, que yo he fundado el Notohippus toxodontoides sobre los dos últimos verdaderos molares inferiores del Nesodon ovinus. Es un error de su parte. La semejanza sólo es su- «perficial. El lóbulo anterior de los molares inferiores del Notohippus tiene un agudo pliegue de esmalte sobre el costado interno bien visi- ble sobre la corona y ese pliegue no existe en los molares del Adi- notherium y del Nesodon, mientras que existe, y bien desarrollado, en los molares de los equidios. El pliegue de esmalte del costado interno opuesto al del costado externo, es simple en el Nesodon y el Adi- notherium; en el Notohippus es ancho, por el contrario, y con pliegues secundarios lo mismo que en los equidios. Los molares del Nesodon y del Adinotherium no presentan cemento externo; los del Notohippus, por el contrario, están envueltos en una capa muy espesa de él, como ocurre en los equidios. Y me parece que lo dicho es lo suficiente para demostrar la ligereza del juicio del autor. Agrega que no se sabe nada acerca del número de dedos del género Nesodon, pero que dada su semejanza con el Typotherium, es proba- ble que tuviese cinco dedos en los pies delanteros y cuatro en los de atrás. Mientras tanto, lo cierto es que ello no es así; y si él hubiese tenido un poco más de celo para ponerse al corriente de los descubri- mientos ¡paleontológicos, habría visto que ya había anunciado yo que el número de dedos es de tres lo mismo adelante que atrás. («Revue Scientifique», tomo XLVI, página 506, año 1890). | 452 FA = NESODON IMBRICATUS. — On connaít déja cinq espéces du genre Nesodon tel que je Vai déterminé. L'auteur décrit des ossements de plusieurs individus qu'il rapporte tous au Nesodon imbricatus de Owen, mais il est plus que probable que sous ce nom il confond des débris d'especes différentes. Il fait mention (page 427) d'un cráne, du Musée de La Plata, déter- miné comme Protoxodon marmoratus Ameghino, en le rapportant au Nesodon imbricatus de Owen. Je rappelerai que le Nesodon marmo- ratus se distingue facilement par l'absence du prolongement trianguler internasal des frontaux, toujours présent chez Nesodon imbricatus. Il fait encore mention d'un autre cráne plus petit qu'il dit étre le type de l'Acrotherium patagonicum Mercerat, et qu'il attribue égale- ment á Nesodon imbricatus. Par la description que M. Mercerat en avait donné j'avais déja été conduit a croire que cet échantillon était le cráne d'un jeune individu du genre Nesodon (Revista Argentina de Historia Natural, tome l, page 367). L'auteur prétend que le genre Acrotherium a été fondé sur des indi- vidus du genre Nesodon, chez lesquels il a poussé une prémolaire sur- numéraire, mais il se trompe. Le cas du Scelidotherium décrit et fi- guré par lui n'a rien de semblable, car la dent surnuméraire se trouve sur un seul cóté de la machoire et le cráne ne differe en rien de celui d'autres individus de la méme espéce. Dans 1 Acrotherium la dent sur- numéraire se trouve sur les deux cótés de la máchoire et le cráne différe notablement de celui du Nesodon. Il ajoute (page 415) que la máchoire inférieure du Nesodon imbri- catus décrite par Owen appartient a un jeune individu avec denture de lait. Or Pauteur répete cela quatre mois aprés que je l'avais publié. Il ne le savait donc pas auparavant, comme on peut s'en assurer par sa «Description physique de la République Argentine», tome III, page 498, année 1879 (genre Nesodon). De méme, tout ce qu'il dit de l'évolution de la denture chez le Nesodon imbricatus est une tres mauvaise répé- tition de ce que j'avais déja dit sur le méme sujet (Revista Argentina de Fiistoria Natural, tome l, pages 357 a 364). Le dessin du cráne du Nesodon imbricatus qui accompagne la de- scription de l'auteur (planche IX, figure 2) est une figure schéma- tique, spécifiquement et méme génériquement méconnaissable. Le des- sin représente le cráne trop allongé et trop étroit. Le palais est tres étroit a sa partie antérieure et avec la région intermaxillaire allongée et étroite en avant, tandis qu'au contraire elle est large et raccourcie, comme on peut s'en assurer par la figure que j'en donnée (Revista Argentina de Historia Natural, tome l, page 363). Les trous incisifs “e 7 NESODON IMBRICATUS. — Tal como ya lo tengo determinado, se co- nocen cinco especies del género Nesodon. El autor describe restos de varios individuos que refiere en su totalidad al Nesodon imbricatus de Owen, pero es más que probable que bajo esta denominación él con- funda restos de diversas especies. Hace mención (página 427) de un cráneo, del Museo de La Plata, determinado como Protoxodon marmoratus Ameghino, refiriéndolo al Nesodon imbricatus de Owen. Quiero recordar que el Nesodon marmo- ratus se distingue fácilmente por la ausencia de la prolongación trian- gular internasal de los frontales, que siempre está presente en el Ne- sodon imbricatus. Menciona también otro cráneo más pequeño que afirma ser el tipo del Acrotherium patagonicum Mercerat y que también es atribuído por él al Nesodon imbricatus. Por la descripción que había hecho de este ejemplar el señor Mercerat ya me había sentido inclinado a pensar que se trata de un cráneo de individuo joven del género Nesodon (Re- vista Argentina de Historia Natural, tomo lI, página 367). El autor pretende que el género Acrotherium ha sido fundado sobre individuos del género Nesodon, en los cuales ha brotado un premolar supernumerario, pero se equivoca. El caso del Scelidotherium descrip:o y figurado por él no tiene ningún parecido, porque el diente supernu- merario se encuentra en un solo lado de la mandíbula y el cráneo no difiere en nada del de los otros individuos de la misma especie. En el Acrotherium, el diente supernumerario se encuentra en ambos lados de la mandíbula y el cráneo difiere notablemente del de Nesodor. Agrega (página 415) que la mandíbula inferior del Nesodon imbri- catus descripta por Owen pertenece a un individuo joven con dentadura de leche. Ahora bien: el autor repite eso cuatro meses después de ha- berlo publicado yo. De modo, pues, que antes no lo sabía, tal como puede verse en su «Description physique de la République Argentine», tomo III, página 498, año 1879 (género Nesodon). Y sucede lo mismo con todo cuanto dice acerca de la dentadura del Nesodon imbricatus, que es una mala repetición de lo que yo tenía dicho al respecto. (Re- vista Argentina de Historia Natural, tomo l, páginas 357 a 364). El dibujo del cráneo del Nesodon imbricatus que acompaña a la des- cripción del autor (lámina 1X, figura 2) es una figura esquemática, específicamente y hasta genéricamente irreconocible. El dibujo repre- senta el cráneo demasiado alargado y demasiado estrecho. El paladar es demasiado estrecho en su parte anterior y tiene la región intermaxi- lar alargada y estrecha hacia adelante, mientras que, por el contrario, ella es ancha y acortada, tal como puede verse en la figura que yo he 454 sont placés trop en arriére, et les dents incisives externes (i.?) se présentent droites, tandis qu'elles sont fortement recourbées en arriére. On voit le méme défaut sur la figure 1 de la planche X. Quant á la forme de la partie postérieure du cráne, elle n'a presque rien du genre Nesodon et je ne crains pas d'affirmer qu'elle est imaginaire. Il dit que cette espéce doit avoir eu cinq doigts en avant et quatre en arriére. C'est une erreur. Il y a longtemps que j'ai annoncé que tous les Nesodontidáe (Protoxodontidae antea) n'avaient que trois doigts en avant et trois en arriére. («Revue Scientifique», tome 46, page 506). Aprés cette description du genre Nesodon suit un Appendice cri- tique plein d'erreurs et de fausses affirmations qui ne méritent pas méme de réponse car elles n'ont rien a voir avec mes travaux scienti- fiques. D'apres lui tout ce que je fais ne vaut rien parce que je suis autodidacte! Comme exemples des niaiseries dont-il s'occupe a mon sujet, je ne ferai mention que des suivantes: ll dit (page 421) que lorsque en 1867 il alla a Mercedes, M. Silves- tre Larroque lui parla de moi comme d'un rival qui critiquait ses tra- vaux. Or, a cette époque la, j'étais éleve de l'Ecole Normale a Buenos Aires, je ne savais pas ce que c'était qu'un fossile, j'ignorais qu'il y avait un savant qui s'appelait Burmeister et je ne connaissais pas M. Larroque. ll affirme qu'en 1869 je lui ai montré un poisson tres connu (Hypo- stomus plecostomus) comme représentant une nouvelle espéce. Or cs n'est qu'en 1874 que je lui ai montré non pas un Hypostomus pleco- stomus comme il l'a cru a tort, mais un individu du genre Chaetosto- mus, genre, qui a cette époque lá, n'avait pas, á ce que je crois, en- core été signalé dans le río de la Plata. L'exemplaire a été vu par des centaines de personnes et il existent des photographies datant de l'épo- que; en plus, j'ai eu chez moi pendant plusieurs années des individus vivants. Comment-a-t-11 pu tomber dans de semblables erreurs? C'est pour moi absolument incompréhensible. Il ajoute que c'est-la la seule fois qu'il a eu affaire avec moi, — oubliant ainsi qu'il causa plusieurs fois avec moi, pour me demander solt des renseignements, soit des pieces dont-il a fait mention dans ses ouvrages; il a méme oublié qu'en 1884 il est venu chez moi avec le naturaliste voyageur du Muséum pour examiner les premiers débris de Dinosauriens que je venais de recevoir de Patagonie, et sur les- quels il éleva un rapport au Gouvernement. Cela prouve que l'auteur a perdu en partie la mémoire; il me paraít inutile de m'occuper d'avantage de ses divagations et je continuerai lexamen de la partie purement scientifique. 455 publicado de él (Revista Argentina de Historia Natural, tomo I, pá- gina 363). Los agujeros incisivos están colocados demasiado atrás y los dientes incisivos externos (i.? ) se presentan derechos, mientras que ellos son fuertemente erncorvados hacia atrás. El mismo defecto se ve en la figura 1 de la lámina X. Por cuanto se refiere a la forma de la parte posterior del cráneo, no tiene nada del género Nesodon y no tengo temor alguno para afirmar que ella es imaginaria. Dice que esta especie debió tener cinco dedos adelante y cuatro atrás. Y es un error. Hace ya largo tiempo que tengo anunciado que todos los Nesodontidae (Protoxodontidae antea) no tenían más que tres dedos adelante y tres atrás («Revue Scientifique», tomo 46, pág. 506). Después de tal descripción del género Nesodon sigue un «Apéndice crítico» lleno de errores y falsas afirmaciones que ni siquiera merecer. respuesta, porque carecen de nexo con mis trabajos científicos. Según él todo cuanto yo hago no vale nada porque soy autodidacta! Como ejemplo de las pataratas de que se ocupa a mi respecto, voy a limitarme a mencionar las siguientes: Dice (página 421) que cuando en 1867 él fué a Mercedes, el señor Silvestre Larroque le habló de mí como de un rival que criticaba sus trabajos. Lo cierto es que a la sazón yo era alumno en la Escuela Nor- mal de Buenos Aires, no sabía siquiera lo que es un fósil, ignoraba que existía un sabio que se llamaba Burmeister y no conocía al señor Larroque. Afirma que en 1869, le enseñé un pescado muy conocido (Hypo- stomus plecostomus) como representante de una nueva especie. Y la verdad es que fué recién en 1874 cuando yo le enseñé no un Hyposto- mus plecostomus, según lo creyó él equivocadamente, sino un ejemplar del género Chaetostomus, cuyo género en aquella época, por cuanto yo sepa, no había side señalado aún en el río de la Plata. El ejemplar fué visto por centenares de personas y existen de él fotografías que datan de aquella época. Además, yo tuve en mi casa durante varios años individuos vivos de esa especie. ¿Cómo pudo él caer en seme- jantes errores? Resulta para mí absolutamente incomprensible. Añade que aquella vez fué la única en que tuve algo que hacer con- migo, olvidando así que ha conversado conmigo en varias ocasiones, bien para pedirme datos, bien para pedirme piezas cuya mención é€l ha hecho en sus obras; y ha olvidado asimismo que en 1884 llegó a mi casa en compañía del naturalista viajero del Museo para examinar los ¡primeros restos de Dinosaurios que yo acababa de recibir de Pata- gonia y acerca de los cuales elevó al Gobierno un informe. Ello prueba que el autor ha perdido en parte la memoria; y como me resulta inútil ocuparme más de semejantes divagaciones, voy a con- tinuar el examen de la parte puramente científica. 456 Tout ce qu'il dit (page 421) sur le nombre de racines des dents infé- rieures du genre Nesodon est absolument incompréhensible et je m'en tiens á ce que j'ai déja dit sur ce sujet. 1l avoue qu'il n'a aucune idée du nombre de racines de chaque dent, et en effet, il confond d'une maniétre déplorable les molaires avec les prémolaires, les dents supé- rieures avec les inférieures, et la denture de lait avec la denture per- sistante. 11 est absolument impossible de le déchiffrer. A la page 432 il dit que Atryptherium, Scopotherium, Nesodon et Protoxodon sont un seul et méme genre, ce quí est vrai, mais J'avais déja dit cela quatre mois auparavant (Revista Argentina de Historia Natural, tome l, page 358). Il dit que l'Adinotherium magister représente létat adulte du Neso- don ovinus. J'ai de bonnes raisons pour croire que cette derniére espéce ne fait pas partie du genre Nesodon. Je crois le genre Adinotherium bien fondé, et représenté par plusieurs espéces dont j'ai donné les caracteres et sur lesquels l'auteur garde le silence. Adinotherium ma- gister est une espece différente de Adinotherium ovinam (Revista Ar- gentina de Historia Natural, tome I, page 376). Il affirme (page 422) que ce que j'avais appelé Protoxodon Sulli- vani est le Nesodon imbricatus adulte, ce qui est également vrai, mais” je l'avais déja dit avant lui, et demontré qu'il en est de méme du Neso- don Sullivani de Owen. Sur des molaires et prémolaires isolées du genre Nesodon, l'auteur reconnait le sexe masculin et le sexe féminin; c'est trop, et je dois avouer ma plus complete ignorance a ce sujet. Il prétend que 1'Adinotherium splendidum est probablement égal au Nesodon ovinus, mais comme il n'en donne pas les raisons je m'en tiens aux différences que j'ai déja établies. Il dit qu'il ne croit pas que les dents de la máchoire inférieure, figu- rées par Owen sous le nom de Nesodon Sullivani, soient du genre Ne- sodon, Cela prouve qu'il ne connaít ce genre que d'une maniére trés superficielle. Ces dents sont bien du Nesodon imbricatus comme je l'ai démontré dans mon dernier travail sur ce genre. Quant a l'Adinothe- rium haplodontoides, jusqu'a preuve du contraire, je continuerai a le considérer comme une espéce. Il répéte (page 422) que l'Acrotherium karaikense est un Nesodon imbricatus avec une prémolaire supplémentaire! Il suffit, pour démon- trer le peu de fondement de lP'opinion de l'auteur, de rappeler. que le cráne du vieil individu que j'ai figuré est d'un tiers plus court et quatre fois plus petit en volume que celui du Nesodon imbricatus. Il dit que l'Acrotherium stygium est fondé sur un maxillaire infé- rieur du Nesodon imbricatus avec la méme prémolaire supplémentaire! Or, comme le maxillaire inférieur d'Acrotherium ne posséde pas de An 457 Todo -cuanto él dice (página 421) acerca del número de raíces de los dientes inferiores del género Nesodon es absolutamente incom- prensible, por lo cual me atengo a lo que ya he dicho al respecto. Con- fiesa que no tiene idea alguna con respecto al número de raíces de cada diente; y en efecto: confunde de una manera deplorable los mo- lares con los premolares, los dientes superiores con los inferiores y la dentadura de leche con la dentadura persistente. Es absolutamente im- posible descifrarlo. En la página 432 dice que el Atryptherium, el Scopotherium, el Ne- sodon y el Protoxodon son un solo y mismo género, lo cual es cierto; pero no lo es menos que yo lo tenía dicho así hacía cuatro meses (Re- vista Argentina de Historia Natural, tomo Il, página 358). Dice que el Adinotherium magister representa el estado adulto del Nesodon ovinus. Yo tengo buenas razones para pensar que esa especie no forma parte del género Nesodon. Pienso que el género Adinothe- rium está bien fundado y que pertenecen a él varias especies cuyos caracteres he descripto y acerca de los cuales el autor guarda silencio. Adinotherium magister es una especie diferente de la del Adinothe- rium ovinum (Revista Argentina de Historia Natural, tomo l, pág. 376). Afirma (página 422) que lo que yo he denominado Protoxodon Sulli- vani es el Nesodon imbricatus adulto, lo que también es cierto; pero yo lo tenía dicho antes que él y demostrado que lo mismo ocurre con el Nesodon Sullivani de Owen. El autor reconoce el sexo masculino y el sexo femenino en molares y premolares sueltos del género Nesodon. Y esto ya es demasiado. Confieso mi más completa ignorancia al respecto. Pretende que el Adinotherium splendidum es probablemente igual que el Nesodon ovinus, pero como no da razón de su dicho, yo, por mi parte, me atengo a las diferencias que ya tengo establecidas. Dice que no cree que los dientes de la mandíbula inferior, figura- dos por Owen bajo el nombre de Nesodon Sullivani, sean del género Nesodon. Y esto prueba que él no conoce este género sino de una ma- nera muy superficial. Esos dientes provienen del Nesodon imbricatus tal como lo tengo demostrado en mi último trabajo sobre el género. Y por lo que se refiere al Adinotherium haplodontoides he de continuar conside- rándolo como una especie hasta tanto se produzca prueba en contrario. Repite (página 422) que el Acrotherium karaikense es un Nesodon imbricatus con un premolar suplementario! Para demostrar el poco fundamento de la opinión del autor, basta recordar que el cráneo del individuo viejo que yo figuré es un tercio más corto y cuatro veces más pequeño en volumen que el de Nesodon imbricatus. Dice que el Acrotherium stygium está fundado en un maxilar info- rior de Nesodon imbricatus con el mismo premolar suplementario! 458 prémolaire supplémentaire, il en résulte que l'auteur n'a pas méme pris connaissance des travaux qu'il critique. Il répéte que le Notohippus toxodontoides est égal au Nesodon ovt- nus. C'est une grave erreur et je me référe á ce que Jj'en ai dit plus haut. E TOxO0DON PARANENSIS. — En décrivant plusieurs dents que l'auteur attribue á cette espéce, il donne ia description et la figure des pieds du genre Toxodon, pour prouver, dit-il, la fausseté de la figure que j'ai publiée du pied postérieur du méme genre, auquel il prétend que j'ai placé des ongles de Macrauchenia. Ce qu'il y a de vrai, est que ne connaissant pas ces piéces en nature j'en ai donnée une restaura- tion, et si elle a quelque chose des phalanges onguliferes du Macrau- chenia je m'en réfere au jugement des paléontologistes. Á ces phalanges, que d'ailleurs j'ai dessinées en blanc, je n'y trouve d'autre défaut que d'étre trop grandes; mais il était bien difficile de deviner que le Toxo- don avait des phalanges onguliféres, excessivement petites. Quant aux autres différences on doit se rappeler que le dessin publié par Bur- meister est d'une espece différente (Toxodon Burmeisteri) que ceMui que j'ai publié, et que le pied est représenté dans une position dis- tincte. M. Burmeister avait toujours prétendu que le genre Toxodon devait avoir cinq doigts aussi bien en avant qu'en arriére, et j'ai donne ce dessin pour démontrer qu'il n'en avait que trois en arriere; il a bien soin de ne pas rappeler cette erreur. Par contre il publie le dessin du pied antérieur pour prouver qu'il n'avait que trois doigts complets; il paraít qu'il ignorait que, par des deductions phylogénétiques, j'avais déja démontré que le Toxodon devait avoir aussi trois doigts en avant («Revue Scientifique», tome XLVI, page 506, 1890). Je dois aussi faire remarquer que sous le titre de Toxodon paranensis il fait la descrip- tion des pieds du Toxodon Burmeisteri. Sous le méme titre de Toxodon paranensis il décrit une molaire su- périeure qu'il soutient étre égale á celle que j'ai figurée sous le nom de Toxodontherium compressum, mais que depuis j'ai reconnu comme faisant partie du genre Haplodontherium. D'apres lui (page 428) cette dent ne mérite pas d'étre placée dans un genre distinct, car elle repré- sente une simple espece du genre Toxodon qu'il avait déja désignée, dit-il, avec le nom de Toxodon crassidens. Quelques lignes plus loin (page 433) il affirme que ce qu'il avait appelé Toxodon crassidens est une espéce d'un genre différent qu'il désigne avec le nouveau nom de Pachynodon validus, tout en reconnaissant que l'espéce est identique á celle que j'avais nommée Haplodontheriam Wildet! 459 Pero como el maxilar inferior del Acrotheriunm no tiene premolar su- plementario, resulta de ello que el autor no ha tomado conocimiento ni tan siquiera del trabajo que critica. Repite que el Notohippus toxodontoides es igual al Nesodon ovinus. Es un grave error; y yo me refiero a cuanto dejo dicho más arriba. se - TOXODON PARANENSIS. — Al describir varios dientes que el autor atribuye a esta especie, da la descripción y la figura de los pies del género Toxodon, para probar, según afirma, la falsedad de la figura que tengo publicada del pie posterior del mismo género, al cual él pretende que yo le he colocado uñas de Macrauchenia. Lo que hay de cierto en ello es, que como no conozco piezas del natural, intenté una restauración y si tiene algo de las falanges ungueales de la Macrau- chenia me atengo al juicio de los paleontólogos. A esas falanges que, por otra parte, dibujé en blanco, no les encuentro: más defecto que el de que son muy grandes; pero resultaba bien difícil adivinar que el Toxodon tenía falanges ungueales excesivamente pequeñas. Por cuanto se refiere a las demás diferencias, es preciso recordar que el dibujo publicado por Burmeister es de una especie” distinta (Toxodon Bur- meisteri) de la que yo publiqué y que el pie está representado en una posición diferente. El señor Burmeister había pretendido siempre que el género Toxo- don debía tener cinco dedos, tanto adelante como atrás; y yo publiqué ese dibujo para demostrar que atrás sólo tenía tres. Tiene él buen cuidado de no recordar tal error. Por ei contrario, él ha publicado el dibujo del pie anterior para probar que éste sólo tenía tres dedos completos. Parece que ignoraba que, sirviéndome de deducciones filo- genéticas, yo había demostrado que el Toxodon también debía tener tres dedos adelante («Revue Scientifique», tomo XLVI, página 506, año 1890). Debo asimismo hacer notar que bajo el título de Toxodon paranensis él hace la descripción de los pies del Toxodon Burmeisteri. Bajo el mismo título de Toxodon paranensis él describe un molar superior que sostiene es igual al que yo figuré bajo el nombre de To- xodontherium compressum, pero que después reconocí como formando parte del género Haplodontherium. Según él (página 428) este diente no merece ser colocado en un género distinto, porque representa una simple especie del género Toxodon al cual él ya había designado, dice, con el nombre de Toxodon crassidens. Algunas líneas más lejos (pá- gina 433), afirma que lo que había denominado Toxodon crassidens es una especie de un género diferente que designa con el nuevo nor- bre de Pachynodon validus, reconociendo, al mismo tiempo, que la espe- cie es idéntica a la que yo tenía denominada Haplodontherium Wildei! 460 Il veut aussi réfuter (page 431) mon assertion, d'apres laquelle les représentants du genre Toxodon se distinguent par leurs molaires in- férieures toujours courbées en dedans. 11 prétend que celles du Toxo- don paranensis sont droites sans vestiges de courbure, et que celles de lespece qu'il appelle Toxodon parvulus sont courbées en dehors. Je maintiens mon assertion. Tous les représentants du genre Toxodon ont les molaires inférieures un peu courbées en dedans. Celles du Toxo- don paranensis ont la méme courbure mais beaucoup moins accentuée que chez les especes pampéennes. Il est vrai que dans le soit-disant Toxodon parvulus elles sont courbées en dehors, caractére que J'ai décrit avant M. Burmeister, mais dans ce cas il s'agit d'un animal d'un genre différent auquel j'ai donné le nom de Xotodon foricurvatus. M. Burmeister appelle cette espece Toxodon parvulus, car d'aprées lui foricurvatus est un nom ridicule et insensé, parce que le mot foris veut dire en dehors de la porte, et aussi parce qu'il n'a pas encore été employé dans la formation de mots composés. Si l'on ne lP'a pas encore employé ce n'est pas une raison pour ne pas l'employer aujourd'hui. Quant a sa signification je ferai remarquer que, s'il veut dire «en dehors de la porte», il exprime aussi l'idée d'ótre en dehors, ou le dehors. Ainsi malgré sa critique je conserve le nom que j'ai donné a cette espéce, quí est le type du genre Xotodon. 1l est vrai que lP'auteur naccepte pas cette séparation générique, mais c'est parce qu'il ne donne pas d'importance a la courbure des molaires. Pourtant il est dans l'erreur, car le genre Toxodon a les molaires inférieures toujours courbées en dedans, tandis qu'au contraire le genre Typotherium les a toujours courbées en dehors. Il s'en suit que par ce caractére le genre Xotodon est beaucoup plus rapproché du Typotheriam que du Toxodon. Mais il y a encore d'autres caracteres importants qui me donnent raison et sur lesquels lauteur garde le silence. Ainsi les molaires du Xotodon ont une forme tres différente de celles du Toxodon. Le Xoto- don a toutes les prémolaires différentes des molaires, tandis que dans le Toxodon la derniére prémolaire est toujours égale a la premiére vraie molaire. En outre le Xotodon a toyte la dentition en série con- tinue, et une formule dentaire différente de celle du Toxodon. D'apres cela il est absolument impossible de réunir le Xotodon et le Toxodon dans un seul genre. * HAPLODONTHERIUM, EUTRIGONODON et TRACHYTHERUS. — M. Burmeis- ter (page 433) réunit ces trois genres si différents dans un seul et lui donne le nom de Pachynodon. On reste stupéfait de voir donner un nouveau nom générique á un animal qui d'apres l'auteur en a déja trois 4 A a 461 Intenta refutar también (página 431) mi aserto según el cual los representantes del género Toxodon se distinguen por sus molares in- feriores siempre encorvados hacia adentro. Pretende que los del To- xodon paranensis son rectos y sin vestigios de encorvadura y que los de la especie a la cual él denomina Toxodon parvulus son encorvados hacia afuera. Mantengo mi aserto. Todos los representantes del gé- nero Toxodon tienen los molares inferiores un poco encorvados hacia adentro. Los del Toxodon paranensis tienen la misma encorvadura, pero mucho menos acentuada que en las especies pampeanas. Es ver- dad que en el denominado Toxodon parvulus ellos son encorvados ha- cia afuera, pero es que tal carácter, descripto por mí antes que por el señor Burmeister, corresponde a un animal de distinto género al cual impuse el nombre de Xotodon foricurvatus. El señor Burmeister denomina a esta especie Toxodon parvulus, porque en su opinión el de foricurvatus es un nombre ridículo e in- sensato, en razón de que el vocablo foris quiere decir fuera de la puerta y también porque él aún no ha sido empleado en la formación de pa- labras compuestas. Eso de que aún no haya sido empleado, no es una razón para que no se lo pueda emplear ahora; y por lo que atañe a su significación haré notar que si quiere decir «fuera de la puerta», él expresa asimismo la idea de estar fuera o afuera mismo. Por manera, pues, que a pesar de su crítica, conservo el nombre que tengo dado a esta especie, que es el tipo del género Xotodon. Es cierto que el autor no acepta esta separación genérica, pero ello es porque él no le da im- portancia a la encorvadura de los molares. Y mientras tanto, la verdad es que vive en error, porque el género Toxodon tiene los molares infe- riores siempre encorvados hacia adentro, mientras que, por el contrario, el género Typotherium los tiene siempre encorvados hacia afuera. De donde se sigue que, por este carácter, el género Xotodon es mucho más próximo de Typotherium que de Toxodon. Pero aún hay otros caracteres importantes que me dan razón y so- bre los cuales guarda silencio el autor. Así, por ejemplo, los molares del Xotodon tienen una forma muy diferente de los del Toxodon. El Xotodon tiene todos los premolares distintos de los molares, mientras que en el Toxodon el último premolar es siempre igual al primer ver- dadero molar. Además, el Xotodon tiene toda la dentición en serie continua y una fórmula dentaria diferente de la del Toxodon. De ahí, pues, que resulte absolutamente imposible reunir el Xotodon y el To- xodon en un solo género. + HAPLODONTHERIUM, EUTRIGONODON y TRACHYTHERUS.— El señor Bur- meister (página 433) reune estos tres géneros tan distintos en uno solo 462 différents, et pour comble de malheur, il y a pres de quatre vingts ans que ce nom de Pachynodon a déja été employé pour désigner un genre de mammiferes. Non seulement cette réunion de genres n'est pas justifiée, mais les especes qu'il décrit avec de nouveaux noms, ont eté déja nommées, décrites et figurées par moi depuis longtemps. Les deux especes du genre qu'il nomme Pachynodon validus et Pachynodon modicus sont les mémes animaux que j'ai décrit sous les noms de Haplodontherium Wildei et Haplodontherium limum. Lui-méme le reconnaít aínsi, ce qui donne a son procédé un cachet de mépris tout spécial pour les lois de la nomenclature établies par les naturalistes. Il prétend que les débris qu'il réfere á Pachynodon validus ont été longtemps conservés au Musée de Buenos Aires avec l'étiquette de Toxodon crassidens (page 433), nom qu'il leur avait donné. On se rappelera que plus haut (page 429) il avait dit que les débris qu'il avait au Musée sous le nom de Toxodon crassidens étaient d'un vraí Toxodon et non d'un genre différent comme je le prétendais en décri- vant des pigces semblables sous le nom de Haplodontherium Wildet (!). Des contradictions de ce genre dans un travail fait dans un but exclu- sivement critique, lui enlévent toute valeur. Les dents qu'il décrit sous le nom de Pachynodon validus sont absolument égales a celles que j'ai décrites avec le nom d'Haplodontherium Wildei; et celles qu'il décrit sous le nom de Pachynodon modicus appartiennent a l'espéce que depuis longtemps j'ai décrite et nommée Haplodontherium limum. Il référe aussi a cette derniére espéce la dent que j'ai fait figurer dans mon Atlas, planche LXXVI, figure 5; mais c'est une erreur trés facile de reconnaítre, méme en ne tenant compte que de la grandeur; cette dent est de l'espece plus grande (Haplodontherium Wildei). M. Burmeister réfere également a son prétendu nouveau genre Pa- chynodon Vanimal que j'ai nommé Trigodon (Eutrigonodon) Gaudryl. ll me reproche d'avoir pris comme normal le nombre de cinq incisives que j'ai donné a la máchoire inférieure. M. Mercerat au contraire me critique d'une maniére tres acerbe parce que, dit-1l, j"avais été presque porté á croire que ce nombre est une anomalie! je me contente de répéter encore une fois que les deux uniques exemplaires que je con- nais présentent le méme nombre de cinq incisives inférieures. Quant a la prétendue identification du Eutrigonodon avec Haplo- dontherium (Pachynodon Burmeister) elle est tout-a-fait impossible. La formule dentaire n'est pas la méme. Eutrigonodon n'a que six mo- laires en haut et en bas, et 1'Haplodontherium en a sept. Les incisives internes supérieures d'Eutrigonodon sont a racine conique et obliterée comme dans Nesodon, tandis que les mémes dents d'Haplodontherium sont de la méme forme dans tout leur longueur et á racine largement 463 y les da el nombre de Pachynodon. Causa estupefacción ver que se da un nuevo nombre genérico a un animal que según el autor ya tiene tres nombres diferentes; y para colmo de desdicha, hace ya cerca de veinte años que ese nombre de Pachynodon fué empleado para designar con él un género de mamíferos. Y no sólo no está justificada tal fusión de géneros, sino que las especies que el autor describe con nuevos nombres, han sido ya deno- minadas, descriptas y figuradas por mí desde hace largo tiempo. Las dos especies del género que él llama Pachynodon validus y Pachynodon modicus son los mismos animales que yo ne descripto bajo los nombres de Haplodontherinm Wildei y Haplodontherium limum. El mismo ¡o reconoce así, lo que le da a su proceder un cierto aire de menosprecio muy original para con las leyes de la nomenclatura establecidas por los naturalistas. Pretende que los restos que él refiere a Pachynodon validus han sido por largo tiempo conservados en el Museo de Buenos Aires con el mar- bete de Toxodon crassidens (página 433), que es el nombre que él les había dado. Ha de recordarse que más arriba (página 429) había dicho que los restos que él tenía en el Museo bajo el nombre de Toxodon crassidens eran de un verdadero Toxodon y no de un género diferente, como yo lo pretendía al describir piezas semejantes con el nombre de Haplodontherium Wildei (!). Contradicciones de tal linaje en un tra- bajo hecho con un propósito exclusivamente crítico, le quitan todo va- lor. Los dientes que él describe bajo el nombre de Pachynodon validus son absolutamente iguales a los que yo tengo descriptos bajo el nombre de Haplodontheriunm Wildei; y los que describe bajo el nombre de Pachynodon modicus pertenecen a la especie que desde hace largo tiempo tengo descripta y denominada como Haplodontherium limum. Refiere asimismo a esta última especie el diente que yo he hecho fi- gurar en mi Atlas, lámina LXXVI, figura 5; pero es un error muy fácil de reconocer, aun no teniendo en cuenta más que el tamaño; ese diente es de la especie más grande (Haplodontherium Wildet). El señor Burmeister refiere igualmente a su pretendido nuevo género Pachynodon el animal que yo he demonimado Trigodon (Eutrigonodon) Gaudryi. Me reprocha el haber tomado como normal el número de cinco incisivos que he asignado a la mandíbula inferior. El señor Mercerat, por el contrario, me critica de una manera acerba porque, según lo afirma, yo había llegado casi a pensar que tal número importa una anomalía! Me conformo repitiendo una vez más que los dos únicos ejemplares que conozco presentan el mismo número de cinco incisivos inferiores. Por lo que atañe a la pretendida identificación del Eutrigonodo2 con el Haplodontherium (Pachynodon Burmeister), ella es absoluta- mente imposible. La fórmula dentaria no es igual. El Eutrigonodon sólo 464 ouverte comme dans le Toxodon. Les incisives externes, les molaires, et coetera, sont aussi d'une forme trés différente. A la page 438 il dit que le dessin que j'ai donné de la denture supé- rieure de 1 Haplodontherium Wildei est fantastique, parce que selon lui j'ai figuré une série dentaire avec six prémolaires et une seule vraie molaire! M. Burmeister insiste encore a distinguer les prémo- laires des vraies molaires par la forme, ce qui prouve qu'il ne sait pas ce que c'est qu'une prémolaire ou une vraie molaire. L” Haplodonthe- rium Wildei avait quatre prémolaires et trois vraies molaires, et il me semble inutile de perdre du temps a répéter ce que j'ai déja dit sur les caracteres qui distinguent Eutrigonodon du genre Haplodon- therium. L'auteur fait suivre la description de son prétendu nouveau genre | Pachynodon d'une révision critique de mes travaux sur ces animaux, revisión qui est remplie d'erreurs de toutes sortes. Il avoue que les trois dents que sous le nom de Haplodontherium limum j'ai fait figu- rer dans la planche XVI, avec les numéros 3, 3a sont du méme animal et, en oubliant les lois de la nomenclature il le désigne a présent sous le nouveau nom de Pachynodon modicus. 1 ajoute que celle que sous le nom de Toxodontherium compressum j'ai figurée dans la planche XVII, avec les numéros 2, 2a est une molaire supérieure du méme animal; cependant, au supplément (page 915) je Vai référé au genre Haplo- dontherium, mais non á lespéce plus petite, sinon a la plus grande nommée Haplodontherium Wildel. ll répéte encore une fois que sur la planche XCVI, figure 2, J'ai fait figurer la denture supérieure du méme animal avec six prémolaires et une seule molaire, tandis que dans le texte (page 996) j'ai dit que ces dents se distribuent en quatre prémolaires et trois vraies molaires. La forme ne veut rien dire, et un paléontologiste de si longue expé- rience aurait dú savoir que tres souvent les derniéres prémolaires pren- nent la forme de vraies molaires, et que les premiéres vraies molaires peuvent aussi prendre la forme de prémolaires. Aprés avoir donné cette preuve éclatante d'ignorer l'ordre d'évolu- tion de la denture et sa notation, il dit qu'il ne peut pas comprendre comment sous le nom de Trachytherus Spegazzinianus j'ai pu dessiner sous le numéro 3 de la planche XCVII un objet absolument semblable aux précédents (Pachynodon), et tout cela accompagné d'épithetes et comppliments impolis a mon égard. Cependant c'est moi qui reste stupé- fait de voir commettre de semblables erreurs et de si grandes confusions. Confondre 1'Haplodontherium limum (Pachynodon modicus de Bur- meister) avec le Trachytherus Spegazzinianus c'est á peu pres comme confondre le Toxodon platensis avec le Typotherium cristatum. 11 s'agit de deux animaux d'époques tres différentes et d'une conformation 405 tiene seis molares arriba y abajo; y el Haplodontherium tiene siete. Los incisivos internos superiores del Eutrigonodon son de raíz cónica y Obliterada como en el Nesodon, mientras que los mismos dientes del Haplodontherium son de la misma forma en toda su largura y de raíz anchamente abierta como en el Toxodon. Los incisivos externos, los molares, etc., son también de una forma muy diferente. En la página 438 dice que el dibujo que he dado de la dentadura superior del Haplodontherium Wildei es fantástico, porque según e€l he figurado una serie dentaria con seis premolares y un solo verdadero molar! El señor Burmeister aún se empeña en distinguir por la forma los premolares de los verdaderos molares, lo que prueba que no sabe lo que es un premolar o un verdadero molar. El Haplodontheriam Wi!- dei tenía cuatro premolares y tres verdaderos molares; y me resulta inútil perder el tiempo repitiendo lo que ya tengo dicho acerca de los caracteres que distinguen al Eutrigonodon del género Haplodontherium. El autor hace seguir la descripción de su pretendido nuevo género Pachynodon de una revisión crítica de mis trabajos acerca de estos an!- males; y esa revisión está preñada de todo linaje de errores. Confiesa que los tres dientes que bajo el nombre de Haplodontherium limum hice figurar en la lámina XVI, con los números 3 y 3a son del mismo animal y olvidándose de las leyes de la nomenclatura lo designa ahora con el nuevo nombre de Pachynodon modicus. Agrega que el que hice figurar en la lámina XVII bajo los números 2 y 2a, con el nombre de Toxodontherium compressum, es un verdadero molar superior del mis- mo animal; y mientras tanto, en el suplemento (página 915) lo referí al género Haplodontherium, pero no a la especie más pequeña, sino a la más grande denominada Haplodontherium Wildei. Repite una vez más que en la lámina XCVI, figura 2, he hecho figurar la dentadura superior del mismo animal con seis premolares y un solo molar, mientras que en el texto (página 996) tengo dicho que esos dientes se distribuyen en cuatro premolares y tres verdaderos molares. Nada quiere decir la forma; y un paleontólogo de tan larga experiencia habría debido saber que los últimos premolares toman muy a menudo la forma de verdaderos molares y que los primeros verdaderos molares pueden también tomar la forma de premolares. Después de haber dado esta brillante prueba de que ignora el orden de evolución de la dentadura y su notación, dice que no puede com- prender cómo bajo el nombre de Trachytherus Spegazzinianus he po- dido dibujar con el número 3 de la lámina XCVII un objeto absoluta- mente semejante a los precedentes (Pachynodon) todo ello acompañado de epítetos y cumplidos groseros a mi respecto. Y bien: ahora soy yo quien se queda estupefacto de ver cometer semejantes errores y tan grandes confusiones. Confundir el Haplodontherium limum (Pachyno- AMEGHINO — V. X 30 466 absolument distincte. Ainsi je ne ferai que rectifier l'explication que donne M. Burmeister de la figure 3 de la planche XCVII de mon Atlas. Ce qu'il prend pour la deuxiéme incisive supérieure (1.2) n'est en réalité que la premiere (1.1), ce qu'il prend pour Valvéole de la troi- siéme incisive n'est que l'alvéole de la deuxiéme, ce qu'il prend pour Valvéole de la canine n'est au contraire que l'alvéole de la troisiéme incisive, et ainsi de suite pour les autres dents. Cette erreur n'est pas excusable et ressemble plutót a un caprice qu'a autre chose, car la figure mentionnée est accompagnée d'une explication tres claire. Du reste il suffit de rappeler que cette piéce est la méme, vue de cóté et qui se trouve représentée sous la figure 1 de la planche LXXIX, poui comprendre l'impossibilité d'établir le moindre rapport entre 1'Haplo- dontherium et le Trachytherus (2). 11 dit qu'a la page 375 de mon ouvrage j'al terminé par accepter la distribution supérieure que, de l'ordre des Toxodontia, il a donné a la page 168 du troisiéme volume des «Anales». Or il n'y a rien, car la création de cet ordre est dúe a Owen. Ce qu'appartient a M. Burmeister ce sont les noms innécessaires de Multidigitata et Polidactyla donnés par lui au méme ordre, ainsi que l'affirmation que le Toxodon a cinq doigts au pied postérieur tandis que comme je l'ai démontré pour la premitre fois il n'en a que trois. Il a placé dans le méme ordre des Toxodontes le genre Homalodontotherium qui n'a presque aucun rap- port avec eux. Apres 25 ans de recherches M. Burmeister ne connais- sait que quatre genres de cette ordre, Nesodon, Colpodon, Toxodon et Typotherium. De ceux-ci il n'y en a qu'un seul qui soit de lui, le Col- podon qui se trouve étre fondé sur une molaire supérieure de lait du genre Nesodon de Owen. Il ne reconnait dans cette ordre qu'une seule famille, les Toxodontidae, tandis que j'en distingue cing. Quel rapport peut-il y avoir entre mes travaux et ceux de M. Burmeister? L'auteur me repproche d'avoir trop multiplié le nombre des espéces, et il ajoute qu'il est impossible que pendant l'époque tertiaire tant d'animaux de grande taille aient vécu en méme temps sur le territoire de la République Argentine. Il croit contemporaines toutes les faunes mammalogiques qui se sont succédées dans notre pays depuis la fin du cretacé jusqu'au commencement de l'époque quaternaire. Un des grands arguments de l'auteur pour ne pas admettre la possi- bilité de P'existence d'un si considerable nombre d'espéces, c'est la pauvreté de la faune actuelle du pays, et en conséquence il conclut par n'admettre que les quelques espéces qui lui sont connues. Pauvre (2) Sur le dessin de la figure 3 de la planche XCVII ni la troisiéme vraie molaire ni la partie postérieure de la deuxiéme, ne se trouvent pas représentées faute d'espace. 467 don modicus de Burmeister) con el Trachytherus Spegazzinianus, im- porta poco más o menos confundir el Toxodon platensis con el Typothe- rium cristatum. Se trata de dos animales de épocas muy diferentes y de una conformación absolutamente distinta. De modo que me limitaré a rectificar la explicación que da el señor Burmeister acerca de la fi- gura 3 de la lámina XCVII de mi Atlas. Lo que él confunde con el segundo incisivo superior (i.2) no es en realidad sino el primero (1.1); lo que confunde con el alvéolo del tercer incisivo, no es más que el alvéolo del segundo; lo que él confunde con el alvéolo del canino no es, por el contrario, más que el alvéolo del tercer incisivo; y así por el estilo con referencia a los demás dientes. Este error no es discul- pable; y se parece más a un capricho que a otra cosa, porque la men- cionada figura está acompañada por una explicación muy clara. Por lo demás, basta recordar que esa pieza es la misma que se encuentra, vista: de lado, representada en la figura 1 de la lámina LXXIX, para comprender la imposibilidad de establecer la menor referencia entre el Haplodontherium y el Trachytherus (2). Afirma que en la página 375 de mi obra he acabado por aceptar la distribución superior que, del orden de los Toxodontia ha dado él en la página 168 del tercer volumen de los «Anales». No hay nada de eso, porque la creación de este orden es debida a Owen. Lo que le perte- nece a Burmeister son los nombres innecesarios de Multidigitata y Po- lidactyla que él dió a un mismo orden, tal como la afirmación de que el Toxodon tuvo cinco dedos en el pie posterior, mientras que, según lo he demostrado yo, antes que nadie, sólo tuvo tres. Colocó en el mis- mo orden de los Toxodontes al género Homalodontotherium que casi no tiene ninguna relación con ellos. Después de veinticinco años de investigaciones, el señor Burmeister sólo conocía cuatro géneros de este orden: el Nesodon, el Colpodon, el Toxodon y el Typotherium; y de éstos sólo hay uno que le pertenezca: el Colpodon, que ha sido fundado por él sobre un molar superior de leche del género Nesodo” de Owen. Y en este orden no reconoce más que una sola familia: la de los Toxodontidae, mientras que yo distingo cinco. ¿Qué relación puede haber entre mis trabajos y los del señor Burmeister? El autor me reprocha haber multiplicado demasiado el número de las especies y agrega que es impcsible que durante la época terciaria hayan vivido a un mismo tiempo tantos animales de gran talla en el territorio de la República Argentina. Cree contemporáneas a todas las faunas mastológicas que se han sucedido en nuestro país desde el final del cretáceo hasta. el principio de la época cuaternaria. (2) Por falta de espacio no se encuentran representados en el dibujo de la figura 3 de la lámina XCVII, ni el tercer verdadero molar, ni la parte posterior del segundo. 468 science s'il eút fallu attendre les recherches de M. Burmeister pour élargir les limites de nos connaissances sur les faunes mammalogiques éteintes de la République Argentine! MEGATHERIUM NANUM. — ll désigne avec ce nom un animal qu'y a déja longtemps j'ai fait connaítre sous celui de Promegatherium smaltatum. Yl prétend que cette espéce fait partie du genre Megathe- rium et qu'on peut pas lui conserver le nom spécifique de smaltatum (page 444) parce que je me suis trompé en affirmant que les dents de cet animal possédaient des vestiges d'émail. Le genre Promegatherium dV'apres la máchoire inférieure, qui est la seule partie du squelette qui me soit connue, difféere du Megathe- rium: 1% Par la courbe descendante de la branche horizontale qui est beaucoup moins accentuée; 2% Par Pouverture de la branche externe du canal alvéolaire qui se trouve placée sur le cóté externe de la branche ascendante et non sur le cóté interne comme chez le Megatherium; 3% Par la forme assez différente des molaires; 4” Par la composition des molaires qui présentent une couche d'émail plus ou moins atro- phiée. M. Burmeister ne prend pas en considération la forme de la courbe inférieure de la máchoire, et bien qu'il reconnaisse la forme bien dif- férente de la derniére molaire inférieure il ne lui attribue aucune im- portance. Au contraire, il insiste sur la position de l'ouverture de la branche externe du canal alvéolaire laquelle, dit-il, ne se trouve pas sur le cóté externe de la branche montante comme elle est dessinée sur la figure que j'ai publiée, mais qui est placée sur la partie anté- rieure de la méme branche comme il prétend que c'est le cas dans le genre Megatherium. Or, dans son dernier travail sur les Gravigrades («Osteología de los Gravígrados», page 94) il dit précisément le con- traire, puisqu'il affirme que le genre Megatherium se distingue pour avoir Plouverture de la branche externe du canal alvéolaire placée sur le cóté interne de la branche ascendante. ll attribue a ce caractére une si grande importance qu'il le prend comme distinctif pour distribuer les Gravigrades en deux grands groupes, les Oxyodonta et les Culoto- donta. D'apres cette division, les Oxyodonta (Megatherium, Neoracan- thus) ont Pouverture de la branche externe du canal alvéolaire placée sur le cóté interne de la branche ascendante, tandis que les Culotodonta (Mylodon, Scelidotherium, Megalonyx, etc.) ont cette ouverture placée sur le cóté externe de la méme branche. Maintenant le méme auteur prétend que chez le Megatherium cette ouverture n'est pas placée su: y Y 469 Uno de los más grandes argumentos del autor para no admitir la po- sibilidad de la existencia de un número tan considerable de especies, es la ¡pobreza de la actual fauna del país, de donde concluye por con- secuencia no admitiendo más que las pocas especies que le son cono- cidas. ¡Pobre ciencia, si hubiera sido necesario esperar las investigacio- nes del señor Burmeister para extender los límites de nuestros conoci- mientos acerca de las faunas mastológicas extinguidas de la Repú- blica Argentina! + MEGATHERIUM NANUM.— Designa con este nombre un animal que desde hace mucho tiempo tengo hecho conocer con el nombre de Pro- megatherium smaltatum. Pretende que esta especie forma parte del género Megatherium y que no puede conservársele el nombre especí- fico de smaltatum (página 444) porque yo me equivoqué al afirmar que los dientes de este animal poseían vestigios de esmalte. El género Promegatherium, a juzgar por la mandíbula inferior, que es la única parte del esqueleto que me sea conocida, difiere del Mega- therium: 1% por la curva descendente de la rama horizontal, que es mucho menos acentuada; 2” por la abertura de la rama externa del canal alveolar que se halla colocada en el costado externo de la rama as- cendente y no en el costado interno, como sucede en los Megatherium; 3% por la forma bastante diferente de los molares; 4” por la composi- ción de los molares, que presentan una capa de esmalte más o menos atrofiada. El señor Burmeister no toma en consideración la forma de la curva inferior de la mandíbula; y aun cuando reconozca la forma bien dife- rente del último molar inferior, no le atribuye ninguna importancia. Al contrario: insiste en la posición de la abertura de la rama externa del canal alveolar, que, según dice, no se encuentra en el costado externo de la rama ascendente tal como está dibujada é€n la figura que tengo publicada, sino que está colocada en la parte anterior de la misma rama, según pretende que ocurre en el caso del género Megatherium. Ahora bien: en su último trabajo sobre los Gravígrados («Osteología de los Gravígrados», página 94), dice precisamente lo contrario, puesto que afirma que el género Megatherium se distingue por tener la aber- tura de la rama externa del canal alveolar colocada en el costado inter- no de la rama ascendente. Le atribuye a este carácter una importancia *tan grande, que lo considera como distintivo para distribuir a los Gra- vígrados en dos grandes grupos: los Oxyodonta y los Culotodonta. A tenor de esta división, los Oxyodonta (Megatherium, Neoracanthus) tienen la abertura de la rama externa del canal alveolar colocada en el costado interno de la rama ascendente, mientras que los Culotodonta, 470 le cóté interne, sinon en avant de la branche ascendante. De telles contradictions, sur des caracteres d'une observation si facile, sont á pro- pos pour fair oublier les derniers ouvrages de M. Burmeister, car ils ne servent qu'a embrouiller les idées. Le genre Megatherium a Vouverture de la branche externe du canal alvéolaire placée sur le cóté interne de la branche ascendante; dans le genre Promegatherium au contraire la méme ouverture est placée sur le cóté externe comme chez le Megalonyx. M. Burmeister affirme que la figure de la máchoire inférieure (planche LXXVI, figure 2) que j'ai publiée est fausse, car elle ne doit pas avoir l'ouverture en question placée sur le cóté externe comme l'indique la figure; je réponds a cela que je Pai fait dessiner sur des originaux qui ont l'ouverture comme elle figure sur le dessin. Si la branche de máchoire quí est au Musée de Buenos Aires et dont parle l'auteur n'a pas l'ouverture pla- cée au méme endroit, cela veut dire qu'elle n'appartient pas au genre Promegatherium. Maintenant il reste a examiner la question de savoir si les dents du Promegatherium ont ou n'ont pas des vestiges d'émail. D'apres lui, ne pas savoir que les édentés n'ont pas d'émail sur leurs dents, c'est de ma part la preuve de ma plus complete ignorance, etc., etc. Cepen- dant, s'il s'était donné la peine de consulter mes travaux il aurait vu que la découverte d'édentés avec des dents possédant de l'émail avait été prédit par moi avec beaucoup d'anticipation, en me basant sur des lois de développement dont Burmeister n'a jamais soupconné l'éxis- tence (3). D'ailleurs il est évident que si j'avais ignoré que les dents des édentés ne possédaient pas d'émail, je n'aurais pas tant insisté sur la découverte des vestiges d'émail sur les dents de quelques genres fossiles de ce groupe. Celui qui fait preuve d'une complete ignorance des découvertes modernes de la science c'est M. Burmeister, car il devrait savoir que méme chez les édentés actuels il existe de l'émail dans la période embrionnaire des dents, et que lPorgane adamantin, générateur de l'émail, persiste en un état rudimentaire, formant, jus- qu'a un áge assez avancé, comme un anneau a la base des dents. Chez quelques édentés fossiles l'organe adamantin conservait sa puissance formatrice jusqu'a l'áge adulte. C'est le cas du Promegatherium, chez lequel les dents présentent une mince couche d'émail intercalée entre la dentine et le cément; cette couche est toujours plus developpée et caractéristique a la base qu'a la couronne; chez quelques sujets on n'observe des vestiges qu'a la base. Pe. (3) Amecuino: Filogenia, page 269, 1884; et page 422, vol. IV de cette édition. 471 (Mylodon, Scelidotherium, Megalonyx, etc.) tienen esa abertura colo- cada en el costado externo de la misma rama. Y no obstante, el mismo autor pretende que en los Megatherium esa abertura no está colocada en el costado interno, sino delante de la rama ascendente. Contradic- ciones semejantes sobre el carácter de una observación tan fácil, son a propósito para hacer olvidar las últimas obras del señor Burmeister, porque no sirven para otra cosa que para embrollar las ideas. El género Megatherium tiene la abertura de la rama externa del ca- nal alveolar colocada en el lado interno de la rama ascendente; en €l género Promegatherium, por el contrario, la misma abertura está co- locada en el costalo externo, lo mismo que en el Megalonyx. El señor Burmeister afirma que la figura de la mandíbula inferior (lám. LXXVI, figura 2), que tengo publicada, es falsa, porque no debe tener la aber- tura en cuestión colocada en el costado externo, según lo indica la figura; y yo contesto que la hice dibujar sobre originales que tienen la abertura tal y como resulta del dibujo. Si la rama de mandíbula que está en el Museo de Buenos Aires y a la cual se refiere el autor no tiene esa abertura en el mismo sitio, ello quiere decir que no pertenece al género Promegatherium. Quédame por examinar la cuestión de saber si los dientes de Pro- megatherium tienen o no vestigios de esmalte. Según él, no saber que los desdentados carecen de esmalte en sus dientes, es de mi parte la prueba de mi más completa ignorancia, etc., etc. Y mientras tanto, si él se hubiese tomado el trabajo de consultar mis obras, habría visto que el descubrimiento de desdentados con dientes que tienen esmalte estaba predicho por mí con bastante anticipación, basándome en las leyes de desenvolvimiento cuya existencia no ha sospechado jamás Burmeister (3). Por lo demás, es evidente que si yo hubiese ignorado que los dientes de los desdentados carecían de esmalte, no habría in- sistido tanto acerca del descubrimiento de vestigios de esmalte en dientes de algunos géneros fósiles de ese grupo. Quien prueba una completa ignorancia de los descubrimientos modernos de la ciencia, es el señor Burmeister, porque debería saber que hasta en los mismos desdentados actuales existe el esmalte en el período embrionario de los dientes; y que el órgano adamantino generador del esmalte persiste en un estado rudimentario, formando, hasta una edad muy avanzada, una especie de anillo en la base de los dientes. En algunos desdenta- dos fósiles, el órgano adamantino conservaba su potencia generatriz hasta la edad adulta. Tal es el caso del Promegatherium, en el cual los dientes presentan una delgada capa de esmalte intercalada entre la (3) Amecuino: Filogenia, página 269, año 1884: y 422 del volumen IV de esta edición, 472 PLIOMORPHUS. — Burmeister décrit, pages 448 a 450, quelques osse- ments et deux dents qu'il attribue au Megalonyx meridionalis de Bra- vard. On sait parfaitement que toutes les prétendues découvertes de débris de Megalonyx dans 1'Amérique du Sud, sont incertaines et ba- sées sur des débris d'autres genres d'édentés. Le Megalonyx meridio- nalis de Bravard a été fondé sur des débris du genre Scelidotherium (voir Ameghino: Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fó- siles de la República Argentina, page 601, année 1889) provenant de la formation pampéenne. Les débris que décrit maintenant M. Bur- meister sous le méme nom proviennent de la formation oligocene du Paraná! Sans doute ces débris ont plus de rapport avec ceux du Me- galonyx que ceux sur lesquels Bravard avait annoncé la présence de ce genre dans la formation pampéenne. Du reste, le prétendu Mega- lonyx meridionalis de Burmeister n'est pas un Megalonyx, mais une forme voisine qu'il y a longtemps j'avais fait connaítre sous le nom de Pliomorphus mutilatus (Ameghino, 1885). PONTOPLANODES. — En 1871 M. Burmeister fit connaítre une espéce éteinte de mammifére aquatique qu'il nomma Saurocetes argentinus et qu'il considéra comme un nouveau représentant de la famille des Zeuglodontidae. Ce nom avait déja été employé par Agassiz pour dé- signer un autre genre également voisin des Zeuglodontes. En vue de cela je changeai le nom de Saurocetes que Burmeister avait donné au genre argentin, par le nouveau nom de Pontoplanodes (Revista Ar- gentina de Historia Natural, tome l, page 225, ler. Aoút 1891). Ce n'est qu'apres vingt ans, qu'il s'apercoit que le nom de Sauroce- tes a un double emploi et il le substitue par le nouveau nom de Sauro- delphis (page 451), mais en ayant bien soin de ne pas dire que j'avais déja fait cela avant lui. Il n'a fait que perdre du temps et créer un synonyme de plus. Mais il y a quelque chose de plus grave de la part d'un savant. Au mois de Janvier de l'année derniétre je recevais de M. le Professeur Scalabrini et de MM. Leon Lelong et Jean Ambrosetti, du Paraná, les premiers débris du genre Saurocetes que j'ai eu l'occasion d'examiner, et quelle ne fut pas ma surprise en voyant qu'il s'agissait tout simple- 473 dentina y el cemento; esta capa es siempre más desarrollada y carac- terística en la base que en la corona; y en algunos individuos no se observan vestigios de ella, más que en la base. e PLIOMORPHUS. — Burmeister describe en las páginas 448 a 450, al- gunas osamentas y dos dientes que atribuye al Megalonyx meridionalis de Bravard. Se sabe perfectamente que todos los pretendidos descubri- mientos de restos de Megalonyx en América del Sud, son inciertos y basados en restos de otros géneros de desdentados. El Megalonyx me- ridionalis de Bravard ha sido fundado sobre restos del género Scelido- therium (Véase Ameghino: Contribución al Conocimiento de los Mamí- feros fósiles de la República Argentina, página 601, año 1889), proce- dentes de la formación pampeana. Los restos que ahora describe el señor Burmeister bajo el mismo nombre proceden de la formación oligocena del Paraná! Y esos restos tienen, sin duda, más relación con los de Megalonyx que aquéllos, en los cuales Bravard fundó su anuncio de la presencia de este género en la formación pampeana. Por lo de- más el pretendido Megalonyx meridionalis de Burmeister no es preci- samente un Megalonyx sino una forma cercana, que hace ya bastante tiempo hice conocer bajo la denominación de Pliomorphus mutilatus Ameghino, 1885. PONTOPLANODEs. — El señor Burmeister hizo conocer en 1871 una especie extinguida de mamífero acuático a la cual denominó Sauroce- tes argentinus, considerándola como un nuevo representante de la fa- milia de los Zeuglodontidae. Ese nombre ya había sido empleado por Agassiz para designar otro género igualmente cercano a los Zeuglo- dontes. En vista de eso, cambié el nombre de Saurocetes que Burme:s- ter había dado al.género argentino por el nuevo nombre de Pontopla- nodes. (Revista Argentina de Historia Natural, tomo l, página 255, 1” de Agosto de 1891). Recién después de veinte años se ha dado cuenta de que el nombre de Saurocetes tiene un doble empleo y lo ha substituído por el nuevo nombre de Saurodelphis (página 451); pero teniendo buen cuidado de no decir que ya tenía hecho yo lo mismo antes que él. Lo único que ha hecho es perder tiempo y crear un sinónimo más. Pero aún hay algo más grave de parte de un sabio. Durante el mes de Enero del año próximo pasado recibí del señor profesor Scalabrini y de los señores León Lelong y Juan Ambrosetti, de Paraná, los prime- ros restos del género Saurocetes que he tenido ocasión de examinar; y 474 ment d'un genre de cétacés voisin des dauphins, et non d'un repré- sentant de la famille des Zeuglodontes, comme l'avait annoncé M. Bur- meister. J'ai publié cette correction au mois de Juin de l'année der- nitre (Revista Argentina de Historia Natural, tome l, page 163). Or, aprés un silence prolongé de plus de vingt ans, Burmeister affirme aujourd'hui que le Saurocetes ou le Saurodelphis est un dauphin voi- sin du Pontoporia et du Platanista, mais sans faire mention, que c'est moi qui le premier ait fait ce rapprochement. Et ce n'est pas par igno- rance, car a la méme page oú j'annonce que le genre Saurocetes n'est pas un Zeuglodonte sinon un dauphin, je donne aussi la description d'une nouvelle espéce que j'ai nommée Pontoplanodes (Saurocetes) obliguus. Or, M. Burmeister dit de cette espéce qu'elle n'est pas recon- naissable parce qu'a l'exemplaire que j'ai dessiné il manque les cou- ronnes de dix dents. Cependant la figure du morceau que j'ai publié montre dix dents, dont cinq avec leurs couronnes parfaites ou enta- mées seulement par l'usage. Ces dents, de couronne conique, tronquée par P'usage, sont d'une conformation tellement différente de celles du Pontoplanodes argentinus qwil faut y mettre du caprice et de l'entéte- ment pour prétendre qu'elles sont d'une méme espéce. ll attribue (page 400) au méme genre Pontoplanodes (Saurodel- phis) la piétce que j'ai décrite sous le nom de Ischyrorhynchus van Benedeni. Je ne peux pas comprendre comment il peut confondre les dents á racine simple, de couronne basse, conique et avec les bords non comprimés du genre Ischyrorhynchus, avec celles du genre Ponto- planodes qui sont de couronne haute et pointue, avec les bords anté- rieur et postérieur fortement comprimés et crénelés, et de racine tres comprimée et divisée en deux coins fort aigus. ll dit que cette piéce appartient probablement au mandibulaire et non au maxillaire du genre Saurodelphis, tandis que l'autre piéce que j'ai décrite sous le nom de Pontoplanodes (Saurocetes) obliquus est un morceau du maxil- laire. Mais il est absolument impossible de savoir ce qu'il veut dire, car tantót il appelle maxillaire la máchoire inférieure a laquelle apar- tient le vraie mandibulaire, tandis qu'ailleurs il donne le nom de man- dibulaire (page 470, p. ex. et autres) a la máchoire supérieure qui est le maxillaire! Il prétend aussi que Pontivaga Fischeri est fondée sur le maxillaire (méme difficulté, on ne sait pas ce qu'il veut dire) du genre Pontistes = Palaeopontoporia). La piecce sur laquelle j'ai fondé le genre Pon- tivaga est la máchoire inférieure, et sa forme générale est tellement caractéristique qu'on ne peut pas la confondre avec aucune autre de celles connues jusqu'ici. D'ailleurs, les dents du Pontivaga sont plus nombreuses et beaucoup plus petites que celles de Palaeoponto- poria. 475 ¡cuál no sería mi sorpresa al ver que se trataba pura y simplemente de un género de cetáceos cercano a los delfines y no de un representante de la familia de los Zeuglodontes, según lo había anunciado Burmeis- ter! Publiqué esa corrección durante el mes de Junio de aquel mismo -año (Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, página 163). Ahora, después de un silencio prolongado por más de veinte años, Burmeister afirma que el Saurocetes o el Saurodelphis es un delfín cercano al Pontoporia y al Platanista, pero sin hacer mención de que soy yo quien primero estableció esa proximidad. Y ello no es por ignorancia, porque en la misma página en la cual yo anuncio que el género Saurocetes no es un Zeuglodonte sino un delfín, doy también la descripción de una nueva especie a la cual denominé Pontoplanodes (Saurocetes) obliquus. El señor Burmeister dice con respecto a esta especie que no se la reco- noce porque en el ejemplar que yo representé faltan las coronas de diez dientes. Lo cierto es que la figura del pedazo publicado por mí muestra diez dientes, de los cuales cinco con sus coronas perfectas o sólo empe- zadas a gastar por el uso. Esos dientes de corona cónica, truncada por el uso, son de una conformación talmente distinta de los de Pontopla- nodes argentinus que es necesario poner en juego el capricho y la tes- tarudez para pretender que son una misma especie. Atribuve (página 400) al mismo género Pontoplanodes (Saurodel- phis) la pieza que vo he descripto bajo el nombre de Ischyrorhynchus van Benedeni. No puedo comprender cómo puede confundir los dien- tes de raíces simples, de corona baja, cónica y con los bordes no com- primidos del género /schyrorhynchus, con ios del género Pontoplano- des, que son de corona alta y puntiaguda, con los bordes anterior y posterior fuertemente comprimidos y dentellados y de raíz muy com- primida y dividida en dos ángulos muy agudos. Dice que esta pieza pertenece probablemente al mandibular y no al maxilar del género Saurodelphis, mientras que la otra pieza descripta por mí bajo el nom- bre de Pontoplanodes (Saurocetes) obliguus es un pedazo de maxilar. Pero es absolutamente imposible saber lo que él quiere decir, porque tan pronto llama maxilar a la mandíbula inferior, a la cual pertenece el verdadero mandibular, como tan pronto le da el nombre de mandibular (pág. 470, por ejemplo, y otras) al maxilar superior, que es el maxilar! Pretende también que Pontivaga Fischeri está fundada en el maxj- lar (y estamos en la misma dificultad, perque no se sabe lo que quiers decir) del género Pontistes (= Palaepontoporia). La pieza sobre la cual he fundado el género Pontivaga es la mandíbula inferior; y su forma general es talmente característica que no se le puede confundir con ninguna de las otras conocidas hasta el día. Por lo demás, los dientes de Pontivaga son más numerosos y mucho más pequeños que los de Palaeopontoporia. 476 * LA CUIRASSE DU GENRE DOEDICURUS. — On sait que M. Burmeister a attribué aux Glyptodontes deux cuirasses, dont une dorsale et ornés de dessins á sa surface externe, et l'autre ventrale, a la maniére du plastron des tortues, celle-ci sans dessins externes, mais percée par un nombre considérable de grands trous. Avec les débris du genre Doedicurus on n'avait jamais trouvé que des morceaux de cuirasses lisses et trouées, et il en avait conclus que le genre Doedicurus avait bien un plastron ventral comme les autres Glyptodontes, mais qu'il ne possédait pas de carapace dorsale!! (Burmeister: «Description phy- sique de la République Argentine», tome Il, page 419, année 1879). C'est en se basant sur la prétendue présence d'un plastron ventral chez les Glyptodontes, qu'il les separa sous le nom de Biloricata. Aujourd'hui (pages 465-66) il reconnaít qu'il s'est tout-a-fait trompé, que les Glyptodontes n'ont pas de plastron ventral et que le dessin du plastron complet qu'il avait donné est purement imaginaire. Il avoue que les plaques lisses qu'il avait attribuées au plastron ventral des Glyptodontes apartiennent en réalité a la cuirasse dorsale du genre Doedicurus. Cependant, des 1878, partant de considérations purement anato- miques, j'avais démontré l'impossibilité de l'existence de ce prétendu plastron ventral chez les Glyptodontes, et les morceaux de cuirasse qu'on lui avait attribués je les avais réferés a la carapace dorsale du genre Doedicurus. J'ai demontré depuis a maintes reprises et avec de nombreux matériaux, la vérité de mes premiéres assertions. Le fait est aujourd'hui universellement connu, et M. Burmeister revient de ses erreurs parce qu'il ne peut plus les cacher, mais en ayant le plus grand soin de ne pas rappeler que c'est moi qui les a devoilées. + LA QUEUE DU GENRE GLYPTODON. — Sous ce titre, aux pages 466-468, M. Burmeister rectifie la figure du Glyptodon clavipes qu'il a publiée dans les «Annales», tome II, planche XXXVI, dans laquelle il avait des- siné cette espéce avec une queue du genre Hoplophorus (= Sclero- calyptus). . Il cherche a masquer son erreur avec la restauration également fausse qu'en avait publié Owen, et les renseignements que, dit-il, on lui avait communiqué. Ce qui est vrai c'est qu'il avait assez de maté- riaux pour pouvoir corriger l'erreur de Owen, au lieu de la faire bien plus grande comme cela est arrivé en y ajoutant des anneaux mobi- LA CORAZA DEL GÉNERO DOEDICURUS. — Es sabido que el señor Bur- meister atribuyó a los Gliptodontes dos corazas, de las cuales una dor- sal y ornada de dibujos en su superficie externa; y otra ventral, a la manera del plastrón de las tortugas, sin dibujos externos, pero hora- dada por un considerable número de grandes agujeros. Junto con los restos del género Doedicurus nunca se habían encontrado más que pe- dazos de coraza lisos y agujereados; y él dedujo de ello la certidumbre de que el género Doedicurus tenía, como los demás Gliptodontes, un plastrón ventral, pero que carecía de carapaza dorsal! (Burmeister: «Description physique de la République Argentine», tomo Ill, página 419, año 1879). Y así fué como basándose en la pretendida presencia de un plastrón ventral en los Gliptodontes, los separó bajo el nombre de Biloricata. ; En la actualidad (páginas 465 y 466) reconoce que se había equivo- cado por completo, que los Gliptodontes carecen de plastrón ventral y que el dibujo del entero plastrón que él había dado es puramente imaginario. Confiesa que las placas lisas que había atribuído al plas- trón ventral de los Gliptodontes, pertenecen en realidad a la coraza dor- sal del género Doedicurus. Mientras tanto, desde 1878, partiendo de consideraciones puramente anatómicas, yo había demostrado la imposibilidad de la existencia de ese pretendido plastrón ventral de los Gliptodontes y los pedazos de coraza que le habían sido atribuídos yo los había referido a la carapaza dorsal del género Doedicurus. He demostrado después en reiteradas ocasiones y valiéndome de numerosos materiales, la verdad de mis pri- meros asertos. El hecho es hoy universalmente conocido; y el señor Burmeister se da cuenta de sus errores, porque ya no puede silenciarlos, pero poniendo el mayor cuidado en no recordar que yo soy quien los ha desvelado. LA COLA DEL GÉNERO GLYPTODON. — Con este título y en las páginas 466 a 468, el señor Burmeister rectifica la figura de Glyptodon clavipes que publicó en los «Anales», tomo Il, lámina XXXVI, en la cual había dibujado esta especie con una cola del género Hoplophorus (= Scle- rocalyptus). Procura disimular su error con la restauración igualmente falsa que tenía publicada Owen y los datos que, según dice, le habían sido zo- municados. Lo cierto es que él disponía de demasiados materiales para poder corregir el error de Owen, en vez de hacerlo. más grande, como 478 - les. D'ailleurs, ici, comme dans tout son travail il cherche a obscur- cir la vérité, car il donne cette correction comme étant le résultat de nouvelles recherches personnelles, sans faire aucune mention de mes travaux sur le méme sujet, tout en sachant parfaitement qu'il y a déja douze ans que j'ai fait la méme correction. D'aprés mes trayaux tous les paléontologistes savent que les queues que MM. Burmeister et Owen avaient attribuées au genre Glyptodon sont du genre Hoplo- phorus antea (= Sclerocalyptus). M. Burmeister rectifie ce qui avait déja été rectifié malgré lui, et en corrigeant cette erreur il tombe dans une autre bien plus grave, car il place dans le méme genre Glyp- todon pourvu de queue conique et tuberculeuse, le Glyptodon clavi- caudatus de Owen avec la queue en massue, que tout palcomoleaióS sait étre le type du genre Doedicurus de Burmeister! HIPPIDIUM ANGULATUM. —1l dit (page 468) qu'une dent figurée par lui comme une variété d'Hippidium principale a été elevée par moi a la catégorie d'espece sous le nom de Hippidium angulatum; pourtant il aurait été plus dans le vrai s'il eút écrit que j'ai référée cette dent a une espéce que j'avais déja décrite et figurée sur des ma- tériaux provenants des environs de Buenos Aires et La Plata. L'exem- plaire qu'il a figuré, provenant du gissement de Tarija, n'a fait que confirmer lPexistence de cette espéce et sa vaste distribution géogra- phique. * EQUuus RECTIDENS. — On sait que Owen a fondé l'Equus curvidens sur des molaires supérieures fossiles plus courbées que celles du che- val domestique, et que j'ai donné le nom d'Equus rectidens á une es- pece différente, avec les molaires supérieures presque droites. M. Bur- meister dans son dernier travail sur les chevaux fossiles des Pampas («Los caballos fósiles de la Pampa Argentina», Suplemento, page 15, année 1889) a décrit les débris de cette dernitre espéce sous le nom de Equus curvidens, erreur que je me suis empressé de corriger (Re- vista Argentina de Historia Natural, tome l, page 66). L'auteur cherche a réfuter ma critique d'une maniére bien singu- liére. Puisque, dit-il, il y a eu en Europe deux types différents du cheval domestique que Sanson appelle, lun Equus arianus et Vautre Equus mongolicus, et que d'apres Nehring ils ont déja existé pendant lépoque quaternaire, il doit en étre de méme dans 1'Amérique du Sud. 479 ha ocurrido, añadiéndole anillos movibles. Por lo demás, aquí, como en todo su trabajo, procura obscurecer la verdad, puesto que hace tal co- rrección cual si fuese el resultado de nuevas investigaciones personales, sin hacer mención alguna de mis trabajos al respecto, sabiendo, como sabe, perfectamente, que ha doce años tengo hecha la misma corrección. A tenor de mis trabajos todos los paleontólogos saben que las colas que los señores Burmeister y Owen habían atribuído al género Glyp- todon, pertenecen al género Hoplophorus antea (= Sclerocalyptus). El señor Burmeister rectifica lo que ya estaba rectificado a pesar de él; y al corregir ese error, cae en otro mucho más grave, porque coloca cn .el mismo género Glyptodon provisto de cola cónica y tuberculosa al Glyptodon clavicaudatus de Owen con la cola en forma de maza, que todos los paleontólogos saben que es el tipo del género Doedicurus da Burmeister! HIPPIDIUM ANGULATUM. — Dice en la página 468, que un diente fi- gurado por él como de una variedad del Hippidium principale ha sido elevado por mí a categoría de especie bajo el nombre de Hippidium an- gulatum; y lo cierto es que habría estado más en la verdad si hubiese escrito que yo referí ese diente a una especie que jamás había sido descripta y figurada sobre materiales procedentes de los alrededores de Buenos Aires y La Plata. El ejemplar que él figuró, procedente del yacimiento de Tarija, sólo ha servido para confirmar la existencia de esta especie y su vasta distribución geográfica. % EQUUS RECTIDENS. — Sabido es que Owen fundó el Equus curvidens sobre molares superiores fósiles más curvados que los del caballo do- méstico y que yo he dado el nombre de Equus rectidens a una especie diferente, con molares superiores casi rectos. El señor Burmeister, en su último trabajo sobre los caballos fósiles de las pampas («Los ca- ballos fósiles de la Pampa Argentina», Suplemento, página 15, año 1889), ha descripto los restos de esta última especie bajo el nombre de Equus curvidens, cuyo error me apresuré a enmendar. (Revista Argen- tina de Historia Natural, tomo I, página 66). El autor intenta refutar mi crítica de una manera bien singula:. Puesto que, dice, ha habido en Europa dos diferentes tipos de caballo doméstico a los cuales Sanson denomina Equus arianus y Equus mon- 'golicus; y puesto que según Nehring ya existieron durante la época cua- ternaría, lo mismo debe ocurrir en América del Sud. Afirma que, en 480 ll affirme quw'en effet il y a eu ici deux types de chevaux, un plus grand, Equus rectidens qui représente la race plus forte du cheval quaternaire d'Europe, et Pautre l'Equus curvidens qui correspond a la race plus faible du quaternaire européen! Ces types d'aprés lui n= sont pas des espéces mais des races, et il ajoute qu'il doit persister dans cette opinion car ce ne serait pas honorable pour lui de concor- der avec moi en idées! Aprés cette confession les savants sauront déja a quoi s'en tenir. Malgré tout il n'a pu faire autrement que de reconnaítre qu'il s'agit de deux animaux différents, mais il les appelle des races et nos des espéces. Soit, je distingue ces deux formes qui pour lui sont des races et pour moi des espéces, avec les noms d'Equus curvidens et d'Equus rectidens. HIPPHAPLUS. — D'apres M. Burmeister, vouloir maintenir ce genre,' démontre de ma part une grande ténacité dans mes erreurs, car il est absolument impossible qu'un représentant du groupe des chevaux n'ait pas eu des plissements internes d'émail sur ses molaires. Pourtant la ténacité dans les erreurs est bien de son cóté, car il ne réfute pas les arguments que j'ai donnés. Quant aux plissements de l'émail, je répete encore une fois, que je n'ai pas dit que les molaires d'Hipphaplus n'eussent pas des plissements internes, mais seulement qu'ils devaient étre plus simples que dans Equus (Revista Argentina de Historia Natural, tomo l, page 12). TETRASTYLUS MONTANUS. -— On sait que cet animal avait été nommé par Pauteur Loxomylus angustidens, mais que j'ai démontré qu'il s'a- gissait d'un autre genre et que l'espéce était déja connue (Revista Argentina de Historia Natural, tomo l, page 265). M. Burmeister sou- tient a présent que le Loxomylus est un genre différent du Tetrastylus parce que celui-ci a les incisives avec l'émail coloré en noir, et celui- la avec l'émail coloré en blanc! M. Burmeister, qui jamais ne trouve assez de différences pour distinguer les espéces non fondées par lui, se voit obligé d'accepter la couleur de l'émail des incisives d'animaux fossiles comme le caractére distinctif d'un de ses genres, c'est vrai- ment le comble des combles! Je pourrai lui présenter des incisives de Myopotamus coypus qui ont séjournées quelque temps dans la vase de nos riviéres, et dont les unes 481 efecte, hubo aquí dos tipos de caballos, uno de los cuales grande: el Equus rectidens, que representa la raza más fuerte del caballo cua- ternario de Europa; y otro, el Equus curvidens, que corresponde a la raza más débil del cuaternario europeo! Tales tipos no son, según él, especies sino razas; y añade que debe persistir en tal opinión porque no sería honorable para él concordar conmigo en ideas! Y después de semejante confesión, ya sabrán a qué atenerse los sabios. A pesar de todo, él no ha podido pasárselo sin reconocer que se trata de dos animales diferentes, aunque llamándolos razas y no especies. Y sea: yo distingo esas dos formas que para él son razas y para mí son especies, bajo los nombres de Equus curvidens y Equus rectidens. HIPPHAPLUS. — Estándonos al señor Burmeister, querer mantener este género, demuestra de mi parte una gran tenaeidad en mis errores, porque es absolutamente imposible que un representante del grupo de los caballos no haya tenido pliegues de esmalte internos en los molares. Y no obstante, la tenacidad en los errores está enteramente de su parte, puesto que no refuta los argumentos que tengo hechos. Que por lo que se refiere a los pliegues de esmalte, repito una vez más, que no he dicho que los molares de Hipphaplus no han tenido pliegues in- ternos, sino tan sólo que ellos debían ser más sencillos que en el Equus. (Revista Argentina de Historia Natural, tomo l, página 12). TETRASTYLUS MONTANUS. — Sabido es que este animal había sido denominado por el autor Loxomylus angustidens, pero que yo demos- tré que se trata de otro género y que la especie ya era conocida. (Re- vista Argentina de Historia Natural, tomo Il, página 265). El señor Burmeister sostiene ahora que el Loxomylus es un género diferente del Tetrastylus porque éste tiene los incisivos con esmalte coloreado de negro y aquél los tiene coloreado de blanco! El señor Burmeister, que no encuentra jamás suficientes diferencias para distinguir las especies no fundadas por él, se ve obligado a aceptar el color del esmalte de los incisivos de los animales fósiles como carácter distintivo de uno de estos géneros, lo que positivamente importa el colmo de los colmos! Podría presentarle incisivos de Myopotamus coypus que han perma- necido durante algún tiempo en la cuenca de nuestros ríos, algunos de los cuales han conservado su color rojizo; otros, por el contrario, han adquirido un color negruzco, mientras que hay algunos entre ellos que han perdido su color y el esmalte se ha puesto blanco; por manera que AMEGHINO — V. X 31 482 ont conservée leur couleur rougeátre, d'autres au contraire ont pris une couleur noirátre, tandis qu'il y en a qui se sont décolorées et le émail est devenu blanc; d'apres létrange jugement de l'lauteur ces dents pourraient bien étre classées dans trois genres distincts. Ne pas savoir que l'émail se décolore ou prend des couleurs différentes selon la nature du milieu qui l'entoure, c'est vraiment surprenant. Ensuite il se fáche parce que je lui ai reproché, dit-il, de ne pas connaítre la denture de la viscache. Pourtant je n'ai pas dit cela, sinon que c'était une grande erreur de sa part de croire que les molaires supérieures du Megamys et du Tetrastylus sont plus étroites en avant qu'en arriére, aussi bien que de croire que la lamelle plus petite de chacune de ces molaires supérieures est placée en avant comme il le dit dans son avant-dernier travail («Anales del Museo Nacional de Buenos Aires», tome III, page 382 et 386). J'ajoutais que j'avais déja prouvé le contraire pour les genres Megamys et Tetrastylus, et que l'lanalogie de la derniére molaire supérieure du Lagostomus, de méme que la conformation des genres Lagidium, Eriomys, etc., auraient dú lui prouver que tous les rongeurs hystrichomorphes á molaires com- posées d'un certain nombre de lamelles, ont la lamelle plus petite des molaires supérieures placée en arriére de chaque dent («Revista Ar- gentina de Historia Natural», tome I, page 265). A cela M. Burmeister me répond que j'ai lui ait dit qu'il ne connaít pas la denture de la viscache...! Il dit apres (page 472) qu'a la page 358 de mon ouvrage (Contrt- bución al Conocimiento de los Mamiferos fósiles, etc.) je me moque de lui pour avoir émis l'opinion que dans l'Amérique du Nord il a existé un animal qui vivait autrefois dans la République Argentine, et que j'ai mentionné ce fait comme une grave erreur dans la distribu- tion géographique des animaux; il m'adresse aussi á ce propos des mots assez grossiers. Or, a la page mentionnée, j'ai tout simplement dit qu'il avait affirmé que le Typotherium avait vécu dans 1'Amerique du Nord et que M. Cope l'avait nommé Synoplotherium lanium, mais que cela était une erreur car le Synoplotherium est un onguiculé car- nivore (Creodonta) tandis que le Typotherium est un ongulé herbi- vere (Toxodontia). Sa ténacité dans l'eurreur est sans égale, car il persiste encore A croire que les cránes qu'on a attribué aux animaux avec des pieds sur le type de celui décrit avec le nom de Synoplotherium (Mesonyx), proviennet d'animaux d'autres types. Je l'invite á examiner le beau Mémoire de M. Scott («On some new and little known Creodonts») dans lequel il trouvera la description et la figure d'un squelette pres- que entier du Mesonyx (Synoplotherium) avec les pieds et le cráne du méme type que ceux décrits par Cope avec les mémes noms. 483 de acuerdo con el extraño juicio del autor tales dientes bien podrían ser clasificados en tres géneros distintos. No saber que el esmalte pierde su color o adquiere colores diferentes según la naturaleza del medio que lo envuelve, es, en verdad, sorprendente. En seguida se enfada porque le he reprochado, dice, que no conoce la dentadura de la vizcacha. Y sin embargo no he dicho tal cosa, sino que importa un gran error de su parte el creer que los molares supe- riores del Megamys y del Tetrastylus son más estrechos adelante qus atrás, así como también el creer que la laminilla más pequeña de cada uno de esos molares superiores está colocada hacia adelante, según lo dice él en su penúltimo trabajo («Anales del Museo Nacional de Bue- nos Aires», tomo III, páginas 382 y 386). Yo añadía que tenía ya pro- bado lo contrario por lo que respecta a los géneros Megamys y Tetra- stylus y que la analogía del último molar superior del Lagostomus, así como la conformación de los géneros Lagidium, Eriomys, etc., habrían debido probarle que todos los roedores histricomorfos con molares com- puestos de cierto número de laminillas, tienen la laminilla más pequeña de los molares superiores colocada detrás de cada diente (Revista Ar- gentina de Historia Natural, tomo l, página 265). Y el señor Burmeister contéstame a eso que yo he dicho que él no conoce la dentadura de la vizcacha! Dice después (página 472) que en la página 358 de mi obra (Contri- bución al Conocimiento de los Mamiferos fósiles de la República Ar- gentina) me burlo de él porque emitió la opinión de que en América del Norte ha existido un animal que en otro tiempo ha vivido en la República Argentina; y que hice mención de tal hecho como de un grave error en la distribución geográfica de los animales; y con tal mo- tivo me adereza con palabras bastante groseras. Pues bien: en la pá- gina mencionada, he dicho pura y sencillamente que él había afirmado que el Typotherium había vivido en América del Norte y que el señor Cope lo había denominado Synoplotherium lanium, pero que ello era un error porque el Synoplotherium era un unguiculado carnívoro (Creo- donta) mientras que el Typotherium era un ungulado herbívoro (To- xodontia). Su tenacidad en el error es sin igual, puesto que persiste todavía en la creencia de que los cráneos que han sido atribuídos a los animales con pies por el estilo de los del tipo descripto bajo el nombre de Syno- plotherium (Mesonyx) provienen de animales de otros tipos. Le invito a que examine la hermosa Memoria del señor Scott («On some new and little known Creodonts») en la cual encontrará la descripción y la figura de un esqueleto casi completo del Mesonyx (Synoplotherium) con los pies y el cráneo del mismo tipo que los descriptos por Cope bajo los mismos nombres. 484 NESODONTIDAE. — Avant de terminer, l'auteur revient encore une fois sur le genre Nesodon et ses alliés. Il prétend que mon article critique * sur les Nesodontidae (Revista Argentina de Historia Natural, tome l, page 304) a été fait d'apres les données que doit m'avoir fourni un préparateur du Musée qui avait pris connaissance de ses opinions; c'est une niaiserie et je ne m'y arréteral pas. D'aprés lui c'est une erreur de ma part de croire que la máchoire inférieure qui a servi de type au Nesodon imbricatus a été décrite par Owen comme celle d'un individu a denture persistante. Je m'en rap- porte au témoignage des paléontologistes, qui savent trés bien que le type du Nesodon imbricatus a toujours été considéré comme apparte- nant á un individu adulte. Quant a M. Burmeister je lui rappellerai tout simplement que la notation de la denture employée par Owen est celle de la dentition persistante et non pas celle de la dentition de tait. Prétendre que les dents figurées par Owen avec le nom de Nesodon imbricatus ne sont pas de ce genre, sinon d'Astrapotherium, c'est dé- montrer qu'il ne connaít pas assez de matériaux pour se faire une idée de la conformation de ces deux genres. Les molaires et prémolaires inférieures décrites et figurées par Owen avec ce nom lá, sont bien du genre Nesodon, et de la méme espéce décrite par le méme auteur sous le nom de Nesodon imbricatus; elles représentent les dents per- sistants tres usées de l'animal. Sur le genre Adinotherium que l'auteur ne trouve pas assez diffé- rent pour le séparer de Nesodon je m'en rapporte á ce que j'en ai dit auparavant. Pourtant, je rappellerai que le Adinotherium ovinum de Owen n'est pas la méme espéce que j'ai appelée Adinotherium ma- gister, et que la forme de l'astragale de l'Adinotherium est assez diffé- rente de celle de l'astragale du Nesodon. 1 en est de méme de plu- sieurs autres os du squelette. Il me critique avec beaucoup d'acerbité parce que j'ai dit que la dent molaire qui lui avait servi de type pour fonder le genre Colpodon était une dent de lait du genre Nesodon. Pourtant il ne fait qu'insister dans une erreur, car la dent qu'il a prise pour une premiére vraie molaire supérieure persistante et qu'il a figurée (planche III, fi- gure 16) comme le type de son Colpodon propinquus n'est que la qua- trigme molaire supérieure de lait du Nesodon imbricatus. La denture qu'il représente maintenant sur la planche VII, sous le méme nom de Colpodon propinquus n'est pas du méme animal que la dent précédem- ment figurée, mais d'un genre un peu éloigné du Nesodon et qui sem- ble avoir quelque rapport avec VAstrapotherium. Cet animal résulte Y NESODONTIDAE. —- Antes de terminar, el autor vuelve una vez más al género Nesodon y sus aliados. Pretende que mi artículo crítico acerca de los Nesodontidae (Revista Argentina de Historia Natural), tomo 1, página 304), ha sido escrito a tenor de los datos que debe haberme pro- porcionado un preparador del Museo que tenía conocimiento de sus opi- niones; y como esto importa una verdadera majadería no me detendré a contradecirla. . Según él es un error de mi parte el creer que la mandíbula inferior que ha servido de tipo al Nesodon imbricatus fué descripta por Owen como la de un individuo de dentadura persistente. Apelo al testimonio de los paleontólogos, que bien saben que el tipo del Nesodon imbrica- tus ha sido siempre considerado como perteneciente a un individuo adulto. Por lo que se refiere al señor Burmeister quiero sencillamente recordarle que la notación de la dentadura empleada por Owen es la de la dentición persistente y no la de la dentición de leche. Pretender que los dientes figurados por Owen bajo el nombre de Nesodon imbricatus no son de este género sino del Astrapotherium, es demostrar que no conoce bastantes materiales para hacerse una idea con respecto a la conformación de estos dos géneros. Los molares y los premolares descriptos y figurados por Owen con aquel nombre son perfectamente del género Nesodon y de la misma especie descripta por el mismo autor con el nombre de Nesodon imbricatus; representan los dientes persistentes, muy usados por el animal. Referentemente al género Adinotherium, que el autor no encuentra lo bastante distinto para separarlo del Nesodon, me atengo a cuanto he dicho antes. Por lo tanto, recordaré que el Adinotherium ovinum de Owen no es la misma especie que tengo denominada Adinotherium ma- gister y que la forma del astrágalo del Adinotherium es bastante dife- rente de la del astrágalo del Nesodon. Ocurre otro tanto con varios otros huesos del esqueleto. Me critica muy acerbamente porque he dicho que el diente molar que le sirvió de tipo para fundar el género Colpodon es un diente de leche del género Nesodon. Y por lo mismo no hace más que persistir en un error, puesto que el diente que ha creído un verdadero primer molar superior persistente y que ha figurado (lámina Ill, figura 16) por tipo de su Colpodon propinquus, no es otra cosa que el cuarto mo- lar superior de leche del Nesodon imbricatus. La dentadura que repre- senta ahora en la lámina VII, bajo el mismo nombre de Colpodon pro- pinquus no es del mismo animal que el diente precedentemente figu- rado, sino de un género un poco alejado del Nesodon y que parece tener alguna relación con el Astrapotherium. Resulta así que ese anima! 486 ainsi ne pas avoir de nom, et je propose de le désigner avec celui de Baenodon chubutensis. CAMELIDAE. — M. Burmeister (page 476) fait une critique du Pro- tauchenia Reissi de M. Branco, dans laquelle il prétend que c'est la méme espéce appelée par Lund Lama fossilis et par Gervais Auche- nia Weddelli. 11 ajoute que J'ai distribué la méme espéce en trois genres: Eulamaops, Stilauchenia et Palaeolama. Je dirai tout simple- ment que le Lama fossilis de Lund n'a jamais été décrit et que par conséquent il ne peut étre reconnu et que l'4uchenia Weddelli de Paul Gervais est une véritable Auchenia de grande taille. Le Palaeolama se distingue pour avoir deux prémolaires inférieures a l'áge adulte et les vraies molaires supérieures pourvues, au moins en partie, de colonnettes interlobulaires internes comme chez les boeufs. Le Protau- chenia se distingue pour avoir des colonnettes semblables aussi bien sur les molaires que sur les prémolaires supérieures, et aussi en partie sur la denture de la máchoire inférieure. Enfin le Stilauchenia se dis- tingue par la derniére molaire supérieure (m.3 ) qui est pourvue d'un troisieme lobe postérieur homologue du troisieme lobe postérieur de la troisieme vraie molaire inférieure. L'Eulamaops se distingue par louverture nasale postérieure qui au lieu de pénétrer dans le palais, comme dans l'Auchenia, se trouve rejetée en arriére, et par les pala- tins qui, a leur partie moyenne postérieure, au lieu de présenter une échancrure, forment une apophyse palatine dirigée en arriére. Et dire qu'il prétend que ces animaux sont une seule et méme espéce! * M. Burmeister termine son travail par un «Dernier appendice critique» dans lequel il m'insulte d'une maniére tout a fait inouie. D'apres lui mes travaux sont absolument nuls, les dessins que j'ai publiés ne ser- vent a rien, toutes les espéces que j'ai fondées n'existent pas, et toutes mes recherches sur 1'homme fossile de la République Argentine sont des inventions; je suis un incapable, une nullité et un effronté pour avoir écrit tout cela, etc., etc. Il me paraít inutile de répondre a cette malveillance sans égale, car je le répéte, ce n'est pas sans un profond sentiment de peine que l'on voit un vieillard et savant respectable de- scendre du haut domaine de la science a des personnalités vulgaires! Jai toujours eu beaucoup de respect pour le docteur Burmeister, mais la fagon injuste et insolite avec laquelle il me traite, m'oblige á ajouter pour ma défense quelques lignes sur sa personnalité scien- tifique, du moins comme paléontologiste. 11 y a trente ans, dit-il, qu'il 487 no tiene nombre, por lo cual propongo que sea denominado Baenodon chubutensis. CAMELIDAE. — El señor Burmeister (página 476) hace una crítica de la Protauchenia Reissi del señor Branco, pretendiendo que se trata ds la misma especie denominada por Lund Lama fossilis y por Gervais Auchenia Weddelli. Añade que yo he distribuído la misma especie en tres géneros: Eulamaops, Stilauchenia y Palaeolama. Diré sencilla- mente que el Lama fossilis de Lund no ha sido descripto nunca y que, por consecuencia, no puede ser reconocido; y que la Auchenia Weddelli de Paul Gervais es una verdadera Auchenia de gran talla. El Palaeo- lama se distingue por tener dos premolares inferiores en la edad adul- ta y verdaderos molares superiores, provistos, cuando menos en parte, de columnitas interlobulares internas lo mismo que en los bovinos. La Protauchenia se distingue por tener columnitas semejantes tanto en los molares como en los premolares superiores y también en parte en la dentadura de la mandíbula inferior. La Stilauchenia, en fin, se dis- tingue por el último molar superior (m.3 ), que está provisto de un tercer lóbulo posterior homólogo del tercer lóbulo posterior del tercer verdadero molar inferior. El Eulamaops se distingue por la abertura nasal posterior que, en lugar de penetrar en el paladar, como ocurre en la Auchenia, es echada hacia atrás, y por los palatinos que, en vez de presentar en su parte media posterior una escotadura, forman una apófisis palatina dirigida hacia atrás. ¡Y decir que el señor Burmeister pretende que tales animales constituyen una sola y misma especie! El señor Burmeister termina su trabajo con un «Ultimo apéndice crítico», en el cual me insulta de una manera enteramente inaudita. Según él mis trabajos no valen absolutamente nada; los dibujos que he publicado no sirven para nada; todas las especies fundadas por mí no existen y todas mis investigaciones referentes al hombre fósil de la República Argentina son invenciones; yo soy un incapaz, una nu- lidad y un desvergonzado porque he escrito todo eso, etc., etc. Me pa- rece inútil contestar a esa malquerencia sin igual, porque, lo repito, no es sino con un profundo sentimiento de pena que veo a un anciano y sabio respetable descender desde el alto dominio de la ciencia hasta los personalismos vulgares! Siempre he tenido mucho respeto por el doctor Burmeister; pero la manera injusta e insólita con que me trata, me obliga a agregar en mi defensa algunas líneas acerca de su personalidad científica, por lo 488 s'occupe de l'étude des mammiféres fossiles de la République Argen- tine et il ne peut pas permettre que Von maltraite sa science comme je le fais. Pauve Paléontologie, a quel niveau se trouverait-elle s'il n'y avait que lui pour s'en occuper! ll n'a pas traité d'un seul genre, peut-étre méme d'une seule espéce, sans tomber dans de graves erreurs, et la presque totalité des espéces et des genres qu'il a fondés étaient déja connus et décrits avant lui. Il a considéré le genre Toxodon comme un proboscidien («Histoire de la Création», page 603) et il lui a attribué cinq doigts a chaque pied («Anales», tome I, page 284) tandis qu'il n'en a que trois et qu'il n'est pas un proboscidien. L'ordre des Toxodontia de Owen a été sucessive- ment désigné par lui sous les nouveaux noms de Multidigitata («Anales», tome I, page 284) et de Polidactyla (Ibidem, tome III, page 168). L'espéce typique de ce genre, le Toxodon platensis Owen (1838) a été décrite par lui sous le nouveau nom de Toxodon Oweni (Ibidem, tome I, page 272). Le genre Haplodontherium Ameghino (1885) a été renommé Pachynodon (1892), nom déja employé et qu'il a confondu avec Eutrigonodon et Trachytherus (Ibidem, tome III, page 433). L'Haplodontherium Wildei Ameghino (1885) il l'a renommé Pachy- nodon validus (Ibidem, tome II, page 433, année 1892) et a l'Ha- plodontherium limum Ameghino (1886), il lui a donné le nouveau nom de Pachynodon modicus (Ibidem, tome III, page 434, année 1892). Le Xotodon foricurvatus Ameghino (1886) il l'a renommé Toxodon parvulus (Ibidem, tome III, page 172, année 1887) quand il n'a aves Toxodon d'autre analogie que d'étre du méme ordre. Le genre Neso- don Owen (1846) il la décrit avec le nouveau nom de Colpodon (Ibi- dem, tome Ill, page 165, année 1885); il la de plus successivement confondu avec Typotherium (Ibidem, tome Il, pages 285 et 300, an- née 1864), avec Megamys («Description physique», tome III, page 501, année 1879) et dernierement avec le genre Astrapotherium («Anales», tome lll, page 474, année 1892). Le genre Typotherium si particulier et si caractéristique, il lla confondu non seulement avec Nesodon, mais ce qui est plus grave avec le Synoplotherium (= Mesonys) de l'Amé- rique du Nord («Los caballos fósiles», etc., page 86, année 1875) qui est un carnassier du groupe appelé Creodonta. Le Pachyrucos Ame- ghino (1885), il l'a rebaptisé avec le nouveau nom de Pedotherium («Anales», etc., tome III, page 179, année 1888) et l'espece que j'avais appelée Pachyrucos typicus il Ya désignée sous le nouveau nom de Pedotherium insigne (Ibidem, tome III, page 179, année 1888). Le Ribodon que provisoirement j'avais placé parmi les Tapiridae, il Va identifié («Anales», tome III, page 160) avec Hyrachyus Leidy, genre avec lequel il n'a aucun rapport. D'apres les nouveaux matériaux que J'ai pu examiner, le Ribodon est un Sirénién voisin du genre Halithe- 489 menos como paleontólogo. Según su decir hace treinta años que él se ocupa del estudio de los mamíferos fósiles de la República Argentina y no puede permitir que se maltrate a su ciencia tal como yo lo hago. ¡Pobre Paleontología! ¡A qué nivel se encontraría si sólo él se ocupara de ella! No ha tratado un solo género y tal vez ni una sola especie sin incurrir en graves errores; y la casi totalidad de las especies y de los géneros que él ha fundado ya eran conocidos y estaban descriptos an- tes que por él. Ha considerado al género Toxodon como a un proboscidio («Historia de la Creación», página 603), atribuyéndole cinco dedos en cada pie («Anales», tomo l, página 284), mientras que sólo tiene tres dedos y no es un proboscidio. El orden de los Toxodontia de Owen ha sido su- cesivamente designado por él bajo los nuevos nombres de Multidigitata («Anales», tomo I, página 284) y de Polidactyla («lbid.», tomo III, pá- gina 168). La especie típica de este género, que es el Toxodon plate:- sis Owen, 1838, ha sido descripta por él bajo el nuevo nombre de To- xodon Oweni («lbid.», tomo 1, página 272). El género Haplodonthe- rium Ameghino, 1885, ha sido rebautizado con el nombre de Pachync- don (1892), que ya estaba empleado y que fué confundido por él con el Eutrigonodon y el Trachytherus («lbid.», tomo Ill, página 433). El Haplodontherium Wildei Ameghino, 1885, ha sido rebautizado por él con el nombre de Pachynodon validus («lbid.», tomo III, página 433, año 1892); y al Haplodontherium limum Ameghino, 1886, le ha dado el nuevo nombre de Pachynodon modicus («lbid.», tomo III, pági- na 434, 1892). Al Xotodon foricurvatus Ameghino, 1886, lo ha rebauti- zado Toxodon parvulus («lbid.», tomo III, página 172, año 1887), cuando no tiene con el Toxodon más analogía que la de pertenecer al mismo orden. Ha descripto el género Nesodon Owen, 1846, con el nue- vo nombre de Colpodon («lbid.». tomo III, página 165, año 1885); y además, lo ha confundido sucesivamente con el Typotherium («lbid.», tomo lI, páginas 285 y 300, año 1864), con el Megamys («Description physique de la République Argentine», tomo III, página 501, año 1879) - y últimamente, con el género Astrapotherium («Anales», tomo Ill, pá- gina 474, año 1892). El género Typotherium, tan particular y tan carac- terístico, no sólo ha sido confundido por él con el Nesodon, sino tam- bién, y esto es más grave, con el Synoplotherium (= Mesonyx) de América del Norte («Los caballos fósiles, etc.», página 86, 1875), que es un carnívoro del grupo denominado Creodonta. El Pachyrucos Ame- ghino, 1885, ha sido rebautizado por él con el nuevo nombre de Pedo- therium («Anales», etc., tomo III, página 179, 1888); y la especie a la cual yo tenía denominado Pachyrucos typicus ha sido por él designada con el nuevo nombre de Pedotherium insigne («lbid.», tomo III, pági- na 179, 1888). El Ribodon, que fué provisoriamente colocado por mí 490 rium. L'Equus rectidens il a successivement confondu (Ibidem, tome l, page 248) avec Equus Devillei Gervais qui est un Hippidium (Hip- pidium neogaeum), avec 1'Hippidium neogaeum (Ibidem, page 249), avec 1'Equus andium («Los caballos fósiles», etc., Suplemento, page 25), avec PEquus curvidens de Owen (Ibidem, page 15) et avec 1'Equus Argentinus («Los caballos fósiles», etc., pages 55 et 56, année 1875). L'espéce qu'il a décrite sous le nom de Equus Argentinus, n'est pas un Equus, mais un Hippidium. L'Hippidium principale Lund, il l'a con- fondu avec 1'Equus curvidens de Owen («Anales», tome l, page 245, planche XIII, figure 9) deux animaux absolument différents. Ml a dé- crit le Macrauchenia comme un représentant de la famille des Palaeo- theridae («Description physique», etc., tome III, page 480) tandis qu'il n'y a pas un seul naturaliste qui ne reconnaisse qu'il s'agit d'une fa- mille différente; quelques-uns en font méme le type d'un sous-ordre, Il a donné au Macrauchenia patachonica huit molaires supérieures de chaque cóté («Anales», tome 1, page 42) qu'il a distribuées en quatre prémolaires et quatre vraies molaires, tandis qu'il n'en a que sept; il a distribué les sept dents inférieures du méme animal en trois pré- molaires et quatre vraies molaires (Ibidem, page 45) au lieu de quatre prémolaires et trois vraies molaires qui est la vraie formule. 11 a réuni le Macrauchenia avec le Scalabrinitherium, et pour démontrer leur identité générique il a comparé la denture inférieure persistante' du Scalabrinitherium Bravardi avec la denture de lait du Macrauchenia qu'il a prise á tort pour la denture persistante (Ibidem, tome III, page 125). Le genre Oxyodontherium il Ya également réuni au genre Macrauchenia (Ibidem, tome III, page 134), tandis qu'il en est telle- ment différent qu'il a fallu le placer dans une autre famille: les Me- sorhinidae. ll a classé 1 Homalodontotherium dans les Toxodontia (Ibi- dem, tome III, page 169) dont il s'éloignent autant que possible pour se rapprocher au contraire des Chalichotheridae. 1 a attribué au genre Nesodon cinq doigts en avant et quatre en arriére tandis qu'il en a trois aussi bien en avant qu'en arriére. Le genre Proterotherium si caractéristique, il l'a considéré d'abord comme un Anoplotherium («Des- cription physique», tome lí, page 243, et tome Ill, page 470), plus tard il V'a identifié a tort avec le genre Anchitherium (Ibidem, tome III, page 479), et postérigurement quand il avait déja regu le nom de Pro- terotherium Ameghino (1883), il la décrit sous le nouveau nom d'Ani- solophus («Anales», tome III, page 172, année 1886). Le genre Astra- potherium qui est un amblypode, il l'a décrit comme se rapprochant du Brontotherium qui est un perissodactyle («Description physique», etc., tome III, page 517); il a méme cru voir sur le cráne des protubérances semblables a celles que porte le cráne du genre nord-américain. Aprés avoir nommé l'espéce de rat fossile Hesperomys Bravardi (Ibidem, 491 entre los Tapiridae, ha sido identificado por él («Anales», tomo lil, pá- gina 160) con el Hyrachyus Leydi, con cuyo género no tiene relación al- guna. De acuerdo con los nuevos materiales que yo he podido exa- minar, el Ribodon es un Sirenio cercano al género Halitherium. El Equus rectidens ha sido confundido sucesivamente por él («Ibid.», tomo I, página 248) con el Equus Devilleí Gervais, que es un Hippi- dium (Hippidium neogaeum), con el Hippidium neogaeum («lbid.», página 249), con el Equus andium («Los caballos fósiles, etc.», Suple- mento, página 25), con el Equus curvidens Owen («lIbid.», página 15) y con el Equus argentinus («Los caballos fósiles, etc.», páginas 55 y 56, año 1875). La especie que él ha descripto bajo el nombre de Equus argentinus, no es un Equus, sino un Hippidium. El Hippidium principale Lund, ha sido confundido por él con el Equus curvidens Owen («Anales», tomo I, página 245, lámina XIII, figura 9), que cons- tituyen dos animales absolutamente distintos. Ha descripto la Macrau- chenia como un representante de la familia de los Paulaeotheridae («Des- cription Physique, etc.», tomo III, página 480), mientras que no hay un solo naturalista que no reconozca que se trata de una familia dife- rente y algunos de entre ellos llegan hasta constituirlo tipo de un sub- orden. Le ha asignado a la Macrauchenia patachonica ocho molares, superiores en cada lado («Anales», tomo I, página 42), a los cuales ha distribuído en cuatro premolares y cuatro verdaderos molares, mien- tras que sólo tiene siete; ha distribuído los siete dientes inferiores del mismo animal en tres premolares y cuatro verdaderos molares («lbid», página 45), en lugar de cuatro premolares y tres verdaderos molares, tal como es la verdadera fórmula. Ha reunido la Macrauchenia al Sca- labrinitheriuin y para demostrar su identidad genérica ha comparado la dentadura inferior persistente del Scalabrinitherium Bravardií con la dentadura de leche de la Macrauchenia, a la cual, equivocadamente ha creído la dentadura persistente («lbid.», tomo III, página 125). El género Oxyodontherium ha sido igualmente reunido por él al género Macrauchenia («lIbid.», tomo III, página 134), mientras que es tal- mente distinto que ha sido necesario colocarlo en otra familia: la de los Mesorhinidae. Ha clasificado al Homalodontotherium entre los To- xodontía («lbid.», tomo III, página 169) de los cuales se aleja tanto como es posible para acercarse, por el contrario, a los Chalichotheridae. Ha atribuído al género Nesodon cinco dedos adelante y cuatro atrás mientras que tanto adelante como atrás sólo tiene tres. Ha conside- rado al género Proterotherium, tan característico, primero como un Anoplotherium («Description physique de la République Argentine», tomo II, página 243 y tomo III, página 470); más tarde identificándolo erróneamente con el género Anchitherium («Ibid.», tomo III, pág. 479) y posteriormente, cuando ya había recibido el nombre de Proterothe- 492 - page 228) il ajoute de suite qu'elle est identique a Vespece actuelle appelée Hesperomys griseo-flavus. 11 fonda une esptce de viscache fossile qu'il appela Lagostomus angustidens en disant qu'elle se di- stinguait de l'actuelle par sa taille plus petite («Anales», tome I, p. 147), ets quelque temps aprés il a affirmé qu'elle était de méme taille ou peut-étre plus grande que l'actuelle! («Description physique», tome III, page 251). Le genre Megamys, qui est un rongeur, il l'a successive- ment confondu avec 1'Anoplotherium (Ibidem, tome Il, page 243) et avec le Nesodon (Ibidem, tome III, page 501) qui sont des ongulés. ll n'a pas reconnu le genre Tetrastylus et il la confondu avec Loxo- mylus de Cope en ajoutant la grave erreur que les molaires supé- rieures avaient la lamelle plus petite placée en avant, tandis que c'est le contraire («Anales», tome III, page 384). Il a fondé une espéce de Cavia fossile qu'il appelle Cavia breviplicata en disant qu'elle res- semble au Cavia Azarae (= Cavia porcellus) actuel (Ibidem, tome lI, page 148); plus tard il a dit de la méme espéce qu'elle se rapproche de Cavia leucoblephara et ne présente pas de différence avec l'es- pece actuelle («Description physique», tome III, page 274). Au genre Cardiotherium Ameghino (1882), il a donné le nouveau nom de Con- tracavia («Anales», tome III, page 158, année 1886). Il a décrit le Notictis Ortizi Ameghino (1889), sous le nouveau nom de Didelphys curvidens (Ibidem, page 379, année 1891) bien que génériquement il n'ait absolument rien a voir avec le Didelphys. L'Apera sanguinaria Ameghino (1885), animal qui se rapporte au groupe des Creodonta, a été décrit par lui sous le nom de Eutemnodus comme faisant partie de la famille des chats; postérieurement il l'a identifié, bien a tort, avec le genre Hyaenodon, en lui donnant le nouveau nom spécifique de Hyaenodon Sud-Americanus (Ibidem, tome III, page 375, an. 1891). Le genre des Creodonta appelé Achlysictis Ameghino, il l'a décrit com- me appartenant au genre chat sous le nouveau nom de Felis propam- pina (Ibidem, tome III, page 377), et il dit a la méme page qu'il est génériquement égal a Nimravus. Le genre Cyonasua Ameghino, qui est un Procyonidae des mieux caractérisés, il l'a décrit comme faisant partie du genre Oligobunis de Cope qui est un Canidé (Ibidem, to- me Ill, page 378). Il a confondu le Neoracanthus (Oracanthus antea) avec le genre Coelodon de Lund qui est un animal tout-a-fait diffé- rent («Sitz. d. k. Preus. Akad.», 1886, page 463). Le genre Nothropus, quí est un Gravigrade des plus caractéristiques, a été décrit par lui comme un Tardigrade (Ibidem, année 1882, page 613). Il a confondu le genre Lestodon avec Mylodon, et l'espéce typique connue depuis longtemps sous le nom de Lestodon armatus, il la décrite sous le nouveau nom de Mylodon giganteus en y réunissant des débris de plu- sieurs autres especes («Anales», tome I, page 162 et «Description phy- 403 rium Ameghino, 1883) describiéndolo bajo el nombre nuevo de Aniso- lophus («Anales», tomo III, pág. 172, 1886). Ha descripto el género Astrapotherium, que es un amblípodo, como acercándose al Brontothe- rium, que es un perisodáctilo («Description physique», etc., tomo III, página 517); y ha llegado hasta a creer que veía en el cráneo protub>- rancias semejantes a las que ostenta el cráneo del género norteame- ricano. Después de haber llamado a la especie de ratón fósil Hespe- romys Bravardi («Ibid.», página 228), añade en seguida que es idéntica a la especie actual Hesperomys griseo-flavus. Fundó una especie de vizcacha fósil a la cual denominó Lagostomus angustidens, afirmando que ella se distinguía de la actual por su talla más pequeña («Anales», tomo l, página 147) y algún tiempo después afirmó que era de la mis- ma talla o tal vez más grande que la actual! («Description physique, etc.», tomo III, página 251). Al género Megamys, que es un roedor, lo ha confundido sucesivamente con el Anoplotherium («lbid.», tomo II, página 243) y con el Nesodon («lbid.», tomo III, página 501), que son ungulados. No ha reconocido el género Tetrastylus y lo ha confundido con el Loxomylus de Cope, añadiendo el grave error de que los mola- res superiores tenían la laminilla más pequeña colocada hacia adelante, mientras que sucede lo contrario («Anales», tomo III, página 384). Ha fundado una especie de Cavia fósil denominada por él Cavia brevipli- cata, afirmando que se parece a la Cavia Azarae (= Cavia porcellus) actual («Ibid.», tomo I, pág. 148); más tarde ha dicho acerca de la misma especie que es cercana de Cavia leucoblephara y que no presenta diferencia con la especie actual («Description physique, etc.», tomo III, página 274). Al género Cardiotherium Ameghino, 1883, le ha dado el nuevo nombre de Coniracavia («Anales», tomo Ill, pág. 158, 1886). Ha descripto al Notictis Ortizi Ameghino, 1889, bajo el nuevo nombre de Didelphys curvidens («lIbid.», pág. 379, 1891) aun cuando genéricamente no tiene nada de común con el Didelphys. El Apera sanguinaria Ame- ghino, 1885, que es un animal que pertenece ai grupo de los Creodonta, ha sido descripto por él bajo el nombre de Eutemnodus, como formando parte de la familia de los gatos; posteriormente, lo ha identificado, bien erróneamente, con el género Hyaenodon, asignándole el nuevo nombre específico de Hyaenodon Sud Americanus («Ibid.», tomo III, página 375, 1891). Al género de los Creodonta denominado Achlysictis Ameghino, lo ha descripto como perteneciendo al género gato bajo el nuevo nombre de Felis propampina («Ibid.>, tomo III, página 377) y en la misma página dice que genéricamente es igual que Nimravus. Al género Cyonasua Ameghino, que es un Procyonidae de los mejor carac- terizados, lo ha descripto como formando parte del género Oligobuníis de Cope, que es un cánido («Ibid.», tomo III, página 378). Ha confun-' dido el Neoracanthus (Oracanthus antea) con el género Coelodon de 404 sique», tome III, page 371). Ml a confondu le genre Glossotherium (= Grypotherium) avec le Mylodon («Description physique», tome III, page 359). L'animal qwil a décrit sous le nom de Mylodon gracilis («Anales», tome l, page 166) était déja connu dix ans auparavant avec celui de Lestodon myloides. Dans les Glyptodontes les erreurs peu- vent se compter par le nombre de pages qu'il a écrites. Le Glyptodon reticulatus de Owen (1845) porte une demi-douzaine de noms diffé- rents de M. Burmeister. Quant au genre Glyptodon il l'a confondu avec Hoplophorus, Panochtus et Doedicurus et cette confusion se ren- contre méme dans son dernier travail. Il n'a pas reconnu les espéces de Glyptodon fondées par Owen il y a un demi-siécle et a donné a chacune d'elles sept ou huit noms différents. Les queues du genre Ho- plophorus il les a placées aux carapaces du Glyptodon, et- adopta le nom de Schistopleurum pour les carapaces de Glyptodon qui n'avaient pas de queues d'Hoplophorus! Le casque céphalique du genre Panoch- tus a été décrit et dessiné avec un triple nombre de plaques que celles qu'il possede. Il a refusé une cuirasse dorsale au genre Doedicurus qui était cependant bien cuirassé, et il lui a doté d'une cuirasse ou pla- stron ventral qu'il n'a jamais eu. Il a doté a tous les Glyptodontes d'un plastron ventral dont il disait avoir les morceaux, et il a donné une description imaginaire, puisque ces animaux n'avaient pas ce prétendu plastron. Il a décrit le Saurocetes comme un représentant des Zeuglo- dontes et il résulte que c'est un dauphin. Voila a peu de chose prés tous les genres dont il s'est occupé. Voila ses travaux paléontologiques, et cela sans entrer dans les détails des descriptions qu'il en a données, descriptions quí fourmillent d'erreurs. M. Burmeister dit que les dessins que j'ai publiés ne sont pas beaux, et il a raison, mais il sont exacts. Il ne peut pas en dire autant des siens. J'en mentionnerai quelques-uns. Ainsi la figure de .la denture de l'Anisolophus australis («Anales», tome II, planche Il, figure 7) Je méme que celle de la máchoire inférieure de Megamys patagoniensis (Ibidem, planche II, figure 5) sont fausses et complétement mécon- naissables. La figure 3 de la planche IX de son dernier travail, qu'il dit représenter la denture de lait et persistante du genre Nesodon, est complétement imaginaire; lPoriginal n'a jamais existé. Le dessin du casque céphalique du Panochtus tuberculatus («Anales», tome Il, plan- che XIII) est faux, car il est figuré formé par plus de 70 grandes plaques, tandis qu'il n'en a qu'une vigtaine. Dans la planche XV, fi- gure 2 du méme volume, il donne le dessin du plastron ventral com- plet du méme animal; or ce dessin est bien una fantaisie de M. Bur- meister puisque les Glyptodontes n'avaient pas de plastron. Sur la planche XXXVI du deuxiéme volume des «Anales» on trouve le dessin d'un Glyptodon clavipes complet d'apres les matériaux soit-disant exis- Lund, que es un animal absolutamente distinto («Sitz. d. k. Preus. Akad.», 1886, página 463). El género Nothropus, que es un gravígrado de los más característicos, ha sido descripto por él como un tardígrado («Ibid», año 1882, página 613). Ha confundido el género Lestodon con el Mylodon y la especie típica conocida desde largo tiempo bajo el nombre de Lestodon armatus ha sido descripta por él bajo el nuevo nombre de Mylodon giganteus, reuniendo en ella restos de varias otras especies («Anales», tomo I, página 162; y «Description Physique, etc.», tomo III, página 371). Ha confundido el género Glossotherium (= Gry- potherium) con el Mylodon («Description Physique, etc.», tomo III, pá- gina 359). El animal que él ha descripto bajo el nombre de Mylodon gracilis («Anales», tomo I, página 166), ya era conocido diez años an- tes bajo el de Lestodon myloides. En los Gliptodontes, los errores pue- den contarse por el número de las páginas por él escritas. El Glypto- don reticulatus Owen, 1845, tiene una media docena de nombres apli- cádoles por el señor Burmeister. El género Glyptodon ha sido confun- dido por él con el Hoplophorus, el Panochtus y el Doedicurus; y esta confusión se encuentra hasta en su último trabajo. No ha reconocido las especies de Glyptodon fundadas por Owen hace medio siglo y a cada una de ellas les ha adjudicado una media docena de nombres distintos. Las colas del género Hoplophorus las ha colocado en carapazas de Glyp- todon; y adoptó el nombre de Schistopleurum para las carapazas de Glyptodon que no tenían colas de Hoplophorus! El casco cefálico del género Panochtus ha sido descripto y figurado por él con un número de placas triple que el que posee. Le ha negado una coraza dorsal al género Doedicurus que, sin embargo, estaba bien acorazado; y le ha dotado de una coraza o plastrón ventral que no tuvo jamás. Ha dotado a todos los Gliptodontes de un plastrón ventral cuyos pedazos afirmaba tener en su poder y ha dado de ellos una descripción imaginaria puesto que esos animales no tenían el pretendido plastrón. Ha descripto el Saurocetes como un representante de los Zeuglodontes y resulta que es un delfín. He ahí, poco más o menos, todos los géneros de los cuales él se ha ocupado. He ahí sus trabajos paleontológicos. Y eso, sin entrar en los detalles de las descripciones hechas por él y que son hormigue-os de errores. El señor Burmeister afirma que los dibujos que tengo publicados no son bellos; y tiene razón; pero son exactos. No puede decir otro tanto de los suyos. Y voy a mencionar algunos. Por ejemplo: tanto la figura de la dentadura del Anisolophus australis («Anales», tomo III, lámina II, figura 7) como la de la mandíbula inferior del Megamys patagoniensis («Ibid.», lámina III, figura 5) son falsas y no se las reconoce de ningún modo. La figura 3 de la lámina IX de su último trabajo, que según él representa la dentadura de leche y persistente del género Nesodon es 406 tants au Musée de Buenos Aires. Or le cráne de cette figure est du Glyptodon reticulatus et non du Glyptodon clavipes; la cuirasse n'existe pas au Musée de Buenos Aires et elle a été dessinée d'apres celle du Glyptodon reticulatus; les anneaux mobiles de la queue ont été des- sinés d'aprés les morceaux provenants du genre Hoplophorus, et l'étui osseux de la queue est aussi du méme genre et non du Glyptodon. 1 s'agit donc bien d'une figure inventée et fantastique. Voiláa la con- fiance qu'on peut avoir dans les dessins de M. Burmeister. On ne doit pas cependant s'étonner de tout cela, car aprés tout Mon- sieur Burmeister n'est pas un paléontologiste, sinon un naturaliste en- cyclopédique, et tous ces travaux sur la paléontologie des mammiféres doivent étre recus sous caution et aprés examen, car il n'a pas, et n'a jamais eu les connaissances nécessaires pour s'en occuper avec succés, et je veux en fournir de suite une preuve. Je n'insisterai pas sur les noms erronés qu'il donne A certains os; (il appelle mandibulaire la máchoire supérieure, et maxillaire la má- choire inférieure, quand celle-ci est le vrai mandibulaire), car tous ses travaux sont pleins de semblables erreurs de nomenclature anato- mique, et en définitive, le nom ne signifie rien quand on sait de ce que Von traite. Mais ce qui est plus sérieux, c'est qu'il ne connaít pas la notation de la denture puisque il appelle indifféremment prémolaires aussi bien les molaires de lait que les dents de remplacement qui sont les vraies prémolaires (tome IIl, pages 406, 408, 410, 417, etc.) Il ne sait pas distinguer les vraies molaires des prémolaires, puisque il donne le nom de prémolaires aux molaires antérieures de la denti- tion de lait (Ibidem, page 406), et “sur la dentition persistante il di- stingue les molaires des prémolaires seulement par leur forme! C'est pour cela qu'il dit que sur la planche XCVII, figure 2, j'ai figuré une denture supérieure d'un Toxodontidé avec six prémolaires et une seule molaire, parce que les deux premiéres vraies molaires ont pris la forme de prémolaires; il ne s'est méme pas apergu que dans le texte j'ai dit que ces dents se distribuaient en quatre prémolaires et trois vrais mo- laires. Il ne faudrait pas croire qu'il eút été plus avancé sur ce sujet, car dans le troisieme volume de sa «Description physique» (1879) il donne une description de l'évolution de la denture du genre Nasua (page 179) dans lequelle il affirme que les molaires de ce genre se distribuent en trois prémolaires et trois vraies molaires, tandis qu'il y a un demi-siécle que l'on sait que les quatres premiéres dents de ce genre sont des prémolaires et seulement les deux derniéres des vraies molaires. Ce qu'il y a encore de bien remarquable c'est que le mode de reemplacement de la denture de ce genre, donné par l'auteur, est exact et il fournit la preuve que la formule vraie est — po m. La conclusion en est évidente: comme la derniére prémolaire de Nasua 407 completamente imaginaria; el original no ha existido jamás. El dibujo del casco cefálico del Panochtus tuberculatus («Anales», tomo II, lá- mina XIII) es falso, porque está figurado formado por más de 70 gran- des placas, mientras que no tiene más de una veintena. En la lámina XV, . figura 2, del mismo volumen, da el dibujo del plastrón ventral completo del mismo animal; y tal dibujo sólo es una perfecta fantasía del señor Burmeister, porque los Gliptodontes carecían de tal plastrón. En la la- mina XXXVI del segundo volumen de los «Anales» se encuentra el di- bujo de un Glyptoaon clavipes completo según los materiales sedicien- temente existentes en el Museo de Buenos Aires. Lo cierto es que el cráneo de esa figura es de un Glyptodon reticulatus y no de un Glyp- todon clavipes; la coraza no existe en el Museo de Buenos Aires y ña sido dibujada modelándola en la del Glyptodon reticulatus; los anillos movibles de la cola han sido dibujados parecidos a los pedazos prove- nientes del género Hoplophorus; y el estuche óseo de la cola es tam- bién del mismo género y no del G/yptodon. Se trata; pues, de una figura inventada y fantástica. Véase, pues, la confianza que puede tenerse en los dibujos del señor Burmeister. Mas no hay para qué asombrarse de todo eso, porque, después de todo, el señor Burmeister no es un paleontólogo, sino un naturalista en- ciclopédico, por lo cual todos sus trabajos sobre paleontología deben ser recibidos bajo beneficio de inventario y previo examen, puesto que no ha tenido jamás los conocimientos necesarios para ocuparse de ello con buen éxito. Y voy a producir en seguida una prueba de mi aserto. No he de insistir acerca de los nombres erróneos que él da a ciertos huesos: (llama, por ejemplo, mandibular al maxilar superior y maxilar a la mandíbula inferior, cuando ésta es la verdadera mandibular), por- que todos sus trabajos están repletos de errores semejantes con res- pecto a la nomenclatura anatómica, y, en definitiva, el nombre no sig- fica nada cuando se sabe de qué se trata. Pero lo que es más serio, ello es que no conoce la notación de la dentadura, como que llama indife- _rentemente premolares tanto a los molares de leche, como a los dientes de reemplazamiento que son los verdaderos premolares (tomo Il, pá- ginas 406, 408, 410, 417, etc.). No sabe distinguir los verdaderos mola- res de los premolares, como que da el nombre de premolares a los molares anteriores de la dentición de leche (Ibidem, pág. 406); y en la dentición persistente distingue los molares de los premolares tan sólo por su forma! Por eso es que él dice que en la lámina XCVII, figura 2, yo he figurado una dentadura superior de un toxodóntido con seis premolares y un solo molar, porque los dos primeros verda- deros molares han tomado la forma de premolares; ni siquiera se ha dado cuenta de que tengo dicho en el texto que esos dientes se dis- tribuían en cuatro premolares y tres verdaderos molares. No sería ne- AMEGHINO — V. X 32 493 a une forme qui la rapproche d'une vraie molaire, l'auteur, qui igno- rait en quoi se distinguent les prémolaires des vraies molaires, a pris la derniére prémolaire pour la premiére vraie molaire (!). C'est cette ignorance que dés son premier travail sur les mammiféres fossiles de la République Argentine («Anales», etc., tome l, page 65, année 1864) lui a fait dire que Macrauchenia avait a la machoire inférieure trois prémolaires et quatre vraies molaires, parce que la derniére premo- laire de ce genre a la forme d'une vraie molaire! Son ignorance sur ce sujet va encore beaucoup plus loin, car sur la máchoire d'un mammifere fossile il ne sait pas distinguer la den- ture de lait de la denture persistante. Cela paraítra impossible! Eh bien, en voila également la preuve: dans son récent travail «Los caba- llos fósiles de la Pampa Argentina, Suplemento», page 50 planche XII, figure 13, année 1889, il donne une nouvelle description ainsi que le dessin de la denture inférigure du Macrauchenia patachonica. La fi- gure montre trois incisives, la canine et quatre molaires que M. Bur- meister décrit et dessine comme étant les quatre prémolaires de la dentition persistante. Or la máchoire a qui appartient cette denture, n'est pas du Macrauchenia patachonica mais du Macrauchenia ensenña- densis; elle n'est pas non plus d'un individu adulte, mais d'un indivi- du tout jeune, avec toute la denture de lait. J'ai eu l'échantillon dans mes mains et j'ai pu m'assurer que les trois vraies molaires sont en- core dans l'intérieur des alvéoles; c'est pour cela qu'on ne les voit pas sur la figure. Voilá le savoir de M. Burmeister comme paléornto- giste et la confiance qui doivent inspirer ses travaux! Faut-il examiner les services qu'il peut avoir rendu au développe- ment scientifique du pays pendant les trente ans qu'il a eu la direc- tion du Musée de Buenos Aires? 11 vaux mieux ne pas en parler. 11 suffit de rappeler qu'il ne laissera aucun disciple derricre. lui. La Plata, le 20 Mars 18092, 409 cesario creer que hubiese estado más adelantado al respecto, porque en el tercer volumen de su «Description physique, etc.», 1879, da una descripción de la evolución de la dentadura del género Nasua (pág. 179) en la cual afirma que los molares de este género se distribuyen en tres premolares y tres verdaderos molares, mientras ya hace medio siglo que se sabe que los cuatro primeros dientes de este género son premo- lares y sólo los dos últimos son verdaderos molares. Lo más notable del caso es que el modo de reemplazamiento de la dentadura de este género, dado por el autor, es exacto y provee la prueba de que la verdadera fórmula es z p-= m. La conclusión surge evidente: como el último premolar de Nasua tiene una forma que lo aproxima a un ver- dadero molar, el autor, que ignoraba en qué se distinguen los premola- res de los verdaderos molares, ha creído que el último premolar era el primer verdadero molar (!). Esa misma ignorancia es la que le ha hecho decir desde su primer trabajo sobre los mamíferos fósiles de la República Argentina («AÁnales», tomo !, página 65, año 1864), que ¡a Macrauchenia tenía en la mandíbula inferior tres premolares y cuatro verdaderos molares, porque el último premolar de este género tiene la forma de un verdadero molar! Su ignorancia al respecto va más lejos todavía, puesto que no sabe distinguir en la mandíbula de un mamífero fósil la dentadura de leche de la dentadura persistente. Parecerá imposible, ¿no es verdad? Pues bien: he aquí la prueba de ello: en su reciente trabajo: «Los ca- ballos fósiles de la Pampa Argentina», Suplemento, página 50, lámi- na XII, figura 13, año 1889, da una nueva descripción y el dibujo de la dentadura inferior de la Macrauchenia patachonica. La figura mues- tra tres incisivos, el canino y cuatro molares, que el señor Burmeister describe y dibuja como si fuesen los cuatro premolares de la dentición persistente. Ahora bien: la mandíbula a que pertenece esta denta- dura, no es de Maerauchenia patachonica sino de Macrauchenia ense- nadensis; y no es tampoco de un individuo adulto sino de un individuo joven con toda la dentadura de leche. He tenido en mis manos el ejemplar y he podido cerciorarme de que los tres verdaderos molares aún están en el interior de los alvéolos: de ahí que no se les vea en la figura. ¡He ahí la sabiduría del señor Burmeister como paleontólogo y la confianza que deben merecer sus trabajos! ¿Será menester examinar los servicios que puede haber prestado al desenvolvimiento científico del país durante los treinta años que hace está a cargo de la Dirección del Museo de Buenos Aires? Vale más no hablar de ello. Basta recordar que después que él haya pasado no dejará ni un solo discípulo. La Plata, 20 de Marzo de 1892. LXXXI LES MAMMIFERES FOSSILES DE LA PATAGONIE AUSTRALE LXXXI LOS MAMÍFEROS FÓSILES DE PATAGONIA AUSTRAL LES MAMMIFERES FOSSILES DE LA PATAGONIE AUSTRALE (') En ce moment, le fait le plus saillant de la Paiéontologie Sud-améri- caine est la présence de vrais singes dans l'éocéne de Patagonie. Un certain nombre de paléontologistes ont émis des doutes sur l'anti- quité de ces débris. Je crois que ces doutes ne sont pas fondés, quel que soit le point de vue auquel on veuille envisager la question. Au point de vue géologique, et d'apres les derniéres recherches faites sur les lieux par mon fréere Carlos Ameghino, l'étage marin que J'ai nommé sous-patagonien, et l'étage d'origine sous-aérienne ou terrestre, que j'ai désigné sous le nom de santa-cruzien (c'est l'étage qui con- tient les débris de mammiféres en question), se sont succédé immé- diatement lun a autre. Le fossile caractéristique de l'étage sous- patagonien est l'Ostrea Bourgeoisi (R. de C.). A 1P'Est, vers 1'Atlantique, la partie inférieure de l'étage santa-cruzien se trouve entrecoupée par des couches ¡a Ostrea Bourgeoisi, représentant la partie supérieure de létage sous-patagonien avec toutes les couches des deux étages en stratification concordante. A l'Ouest, vers les Andes, dans la partie inférieure du río Sehuen et aux alentours des lacs Viedma et San Martin, les couches marines de l'étage sous-patagonien reposent sur les couches d'origine terrestre a Dinosauriens, contemporaines du Laramie nord-américain (c'est létage Pehuenche); la transition d'une forma- tion ¡A P'autre est presque insensible. Dans le pays, il n'y a pas d'autre formation contenant des débris de mammiféres qui soit plus moderne que le santa-cruzien: il est donc certain que les débris de singe pro- viennent bien réellement de cet étage. Les débris de 1'Homunculus ont toujours été trouvés en place et dans la partie inférieure de l'étage (1) Cet article est extrait une longue lettre que M. Florentino Ameghino nous adresse de La Plata, a la date du 26 Aoút dernier. Pour adapter cette lettre a la «Revue», nous avon's dí faire quelques légers changements au texte, mais nous nous sommes attaché a reproduire serupuleusement la pensée de Pauteur. — E. TROUESSART. LOS MAMÍFEROS FÓSILES DE PATAGONIA AUSTRAL (') El hecho más resaltante de la Paleontología sudamericana, en este momento, es la presencia de verdaderos monos en el eoceno de Pata- gonia. Un cierto número de paleontólogos han manifestado dudas acer- ca de la antigiedad de estos restos. Pienso que tales dudas no son fundadas, cualquiera que sea el punto de vista desde el cual se quiera encarar la cuestión. Desde el punto de vista geológico y según las últimas investigacio- nes hechas sobre el terreno por mi herinano Carlos Ameghino, el es- trato marino que yo he denominado subpatagónico y el piso de origen subaéreo o terrestre al cual he designado bajo el nombre de santa- cruceño (que es el que contiene los restos de mamíferos en cuestión) se han sucedido inmediatamente uno a otro. El fósil característico del piso subpatagónico es la Ostrea Bourgeoisi (R. de C.) Al Este, hacia el Atlántico, la parte inferior del piso santacruceño es entrecortado .por capas de Ostrea Bourgeoisi, que representan la parte superior del estrato subpatagónico con todas las capas de los dos pisos en estratifi- cación concordante. Al Oeste, hacia los Andes, en la parte inferior del río Sehuen y alrededores de los lagos Viedma y San Martín, las capas marinas del estrato subpatagónico reposan sobre capas de origen te- rrestre caracterizadas por los Dinosaurios, contemporáneos del Laríá- mico norteamericano (es el piso Pehuenche); la transición de una a otra formación es casi insensible. No hay en el país otra formación que contenga restos de mamíferos y sea más moderna que la santa- cruceña: por manera, pues, que es cierto que los restos de monos pro- ceden realmente de este piso. Los restos de Homunculus han sido siem- (1) Este artículo es el extracto de una larga carta que el señor Florentino Ameghino nos ha escrito desde La Plata, con fecha 26 de Agosto último. Para adaptar esta carta a la «Revue», hemos tenido que introducir en su texto algunos ligeros cambios, aunque ciñén- E. 'TROUESSART. donos a reproducir escrupulosamente el pensamiento de su autor. 504 santa-cruzien. Il est hors de doute que ces débris de singes appartien- nent a la faune santa-cruzienne. ll s'agit maintenant de savoir si la faune santa-cruzienne est bien réellement éocene, ou si elle appartient a une époque plus récente. Les rapports de la partie inférieure de cette formation avec les couches a Dinosauriens, la présence de Créodontes et de Plagiaulacidés, l'ab- sence des groupes modernes d'ongulés, etc., me semblent démontrer d'une maniere évidente que nous avons affaire a une faune qui date au moins du commencement de l'époque tertiaire, et qui représente le développement sur place d'une faune autochtone datant d'une époque géologique antérieure. Ce qui prouve cette haute antiquité, c'est qu'une bonne partie des mammiféres du Laramie des Etats-Unis décrits par Marsh ont leurs plus proches parents dans l'éocéne de Patagonie. D'un autre cóté, quelques-unes des formes caractéristiques de la faune du Puerco de 1'Amérique du Nord se retrouvent dans les couches beaucoup plus récentes (oligocéne inférieur ou éocene supérisur) ds la République Argentine, aux environs de Paraná (Periptychus Cope). ll est aussi a remarquer que tous les auteurs qui ont étudié la faune malacologique des berges du Paraná (d'Orbigny, Darwin, Bravard, Dee- ring, Philippi, etc.) ont rapporté cette faune a l'éocóne supérieur ou a Poligocene inférieur. Or, entre la faune santa-cruzienne et la faune fossile du Paraná, il y a, au point de vue du développement des formes, un hiatus considérable, presque un abime, que l'on ne pourra remplir qu'a l'aide d'une demi-douzaine de faunes intermédiaires, encore a dé- couvrir. De plus, la plupart des types de la faune santa-cruzienne, con- sidérés au point de vue évolutif, représentent des formes moins avancées que l'ensemble des formes similaires trouvées sur les autres continents. Toutes les données géologiques, paléontologiques et évolutives, con- cordent donc pour nous faire attribuer a la faune santa-cruzienne une tres haute antiquité: je considere cette faune comme appartenant a la base du tertiaire, et comme étant á peu pres contemporaine de la faune de Puerco de 1'Amérique du Nord. Je crois que plus on cherchera a rajeunir l'áge de la faune santa-cruzienne, plus on rendra inexplicables les affinités qu'elle présente avec les faunes des autres continents. Revenant maintenant aux singes fossiles de cette formation, je puis annoncer que mon frére, dans son dernier voyage, a trouvé de nouveaux débris de ces animaux. entre autres un squelette presque entier de l'Homunculus patagonicus, provenant tout a fait de la base de l'étage santa-cruzien. Ce squelette est encastré dans un gros bloc de roche: on n'en a encore retiré que quelques os et la máchoire inféricure pre- sque intacte avec toute sa denture. Ce nouvel exemplaire, dont la con- servation ne laisse rien a désirer, montre que la máchoire n'est pas si étroite, ni si comprimée que je l'ai figurée dans le dessin précédemment 505. pre hallados en su lugar y en la parte inferior del piso santacruceño. Está puesto fuera de duda que esos restos de monos pertenecen a la fauna santacruceña. Trátase ahora de saber si la fauna santacruceña es realmente eccena, o si pertenece a una época más reciente. Las relaciones de la parte in- ferior de esta formación con las capas caracterizadas por los Dinosau- rios, la presencia de creodontes y de Plagiaulacidios, la ausencia de grupos modernos de ungulados, etc., paréceme que demuestran de una manera evidente que tenemos que habérnoslas con una fauna que cuando menos se remonta al principio de la época terciaria y que representa el' desenvolvimiento in situ de una fauna autóctona que data de una época geológica anterior. Lo que prueba esta remota an- tigiledad, es que una buena parte de los mamíferos del Larámico de Estados Unidos descriptos por Marsh tienen sus más próximos pa- rientes en el eoceno de Patagonia. Por otra parte, algunas de las forinmas características de la fauna de Puerco, de América del Norte, se hallan en las capas mucho más recientes (oligoceno inferior o eoceno superior) de la República Ar- gentina, en los alrededores del Paraná (Periptychus Cope). Debe asi- - mismo hacerse notar que todos los autores que han estudiado la fauna malacológica de las márgenes del Paraná (d'Orbigny, Darwin, Doe- ring, Bravard, Philippi, etc.) han referido esta fauna al eoceno superior o al oligoceno inferior. Ahora bien: entre la fauna santacruceña y la fauna fósil del Paraná, hay, desde el punto de vista del desenvolvi- miento de las formas, un hiatus considerable, casi un abismo, que no podrá llenarse sino con ayuda de una media docena de faunas inter- medias que aún están por ser descubiertas. Además, la mayor parte de los tipos de la fauna santacruceña, considerados desde el punto de vista evolutivo, representan formas menos avanzadas que el conjunto de las formas similares halladas en los otros continentes. Todos los datos geológicos, paleontológicos y evolutivos concuerdan, pues, para hacerme atribuirle a la fauna santacruceña una muy remota antigúedad; considero a esta fauna como perteneciente.a la base del terciario y como más o menos contempcránea de la fauna de Puerco, de América del Norte. Pienso que cuanto más se procure rejuvenecer la edad de la fauna santacruceña tanto más inexplicables se harán las afinidades que ella presenta con las faunas de los otros continentes. Volviendo ahora a los monos fósiles de esta formación, puedo anun- ciar que mi hermano, en su más reciente viaje, encontró nuevos restos de estos animales, entre otros un esqueleto casi entero de Homunculus patagonicus, que procede absolutamente de la base del piso santacru- ceño. Este esqueleto está embutido en un gran bloque de roca: aún no se han retirado de allí más que algunos huesos y la mandíbula in- 506 donné (2), d'apres un exemplaire dont la symphyse était évidemment déformée par pressicn. Dans le nouvel exemplaire que j'ai sous les yeux, la distance entre le bord postérieur interne et la deuxiéme vraie molaire de chaque cóté est de 10mms. Il en résulte que les deux séries dentaires sont beaucoup plus écartées en arriére, et que la mandibule, dans son ensemble, présente un aspect beaucoup plus élevé. A . S S al 3 3 La formule dentaire est bien: 1.7 Cy Pm. m.-. Les deux pre- miétres vraies molaires inférieures sont á peu pres de méme grandeur, mais la troisióme est plus petite. Les incisives internes sont plus faibles que les externes. La canine est un peu plus développée que dans l'exem- plaire précédent, et séparée de la prémolaire par un diastéme trés petit. Vraisemblablement, il s'agit d'un individu mále, tandis que l'autre man- dibule serait celle d'une femelle. Malheureusement, l'individu était tres vieux, de sorte qu'on ne voit plus les détails de la surface de masticat'on sur la couronne des molaires. La série dentaire occupe, en ligne droite, une longueur de 31 millimétres. Le fémur a 11 centimétres et le radius 95 millimétres de long. L'humérus a une forte perforation épitrochléenne, mais il est dépourvu de perforation intercondylienne. Tous ces os, par leur forme, sont des os d'homme en miniature. Parmi les autres formes appartenant a la faune santa-cruzienne et qui vont étre mieux connues, je signalerai seulement les plus importan- tes, en commencant par les ongulés, qui présentent un haut intérét. II J'ai pu reconstituer le pied des Mesorhinidae (genres Mesorhinus, Theosodon, Pseudocoelosoma, qui sont les prédécesseurs des Macrau- chenidae. Le genre Theosodon avait cinq doigts aussi bien en avant qu'en arriére: les trois du milieu étaient bien développés, a peu pres comme czux du Macrauchenia, mais l'interne et l'externe, a chaque pied, étaient tres petits. , Les Homalodontotheridae avaient également cinq doigts á tous les membres, mais chez eux tous les doigts sont bien développés. Les pieds sont tres forts et trés robustes, et il est a noter que les phalanges ongu- liféres sont fendues et de méme forme que celles du Chalicotherium d'Europe. Les os du carpe et du tarse sont en rangées alternes. Les membres sont également tres robustes, et l'humérus porte une perfora- tion épitrochléenne. Les os des pieds et des membres ont une singuliére ressemblance avec ceux des édentés, mais ce sont la des caractéres de (2) Voir Revista Argentina de Historia Natural, tome 1 (1891), page 386, figure S7, ct «T'Anthropologie», tome 1IT (18092), page 265, figure 3, oú la figure de cette máchoire est reproduite. 507 ferior casi intacta con toda su dentadura. Este nuevo ejemplar, cuya conservación no deja nada que desear, muestra que la mandíbula no es tan estrecha ni tan comprimida como ía tengo figurada en el dibujo que he dado precedentemente (2), de acuerdo con un ejemplar cuya sínfisis estaba evidentemente deformada por la presión. En el nuevo ejemplar que tengo a la vista, la distancia entre el borde posterior in- terno y el segundo verdadero molar de cada lado, es de 10775. Resulta de ello que las dos series dentarias son mucho más abiertas hacia atrás y que la mandíbula en su conjunto, presenta un aspecto mucho más elevado. E : ¿Dd el 3 3 , La fórmula dentaria es esta: 1. 07 PM. m.. Los dos primeros verdaderos molares inferiores son más o menos del mismo tamaño, pero el tercero es más pequeño. Los incisivos internos son más débiles que los externos. El canino es un poco más desarrollado que en el ejemplar precedente y separado del premolar por un diastema muy pe- queño. Verosímilmente se trata de un individuo macho, mientras que la otra mandíbula correspondería a una hembra. Infortunadamente, e individuo era demasiado viejo, de manera que ya no se ven los detalles de la superficie de masticación en la corona de los molares. La serie dentaria ocupa, en línea recta, un largo de 31 milímetros. El fémur tiene 11 centímetros y el radio 95 milímetros de largo. El húmero tiene una fuerte perforación epitrocleana, pero está desprovisto de perfora- ción intercondiliana. Todos estos huesos son, por su forma, huesos de un hombre en miniatura. De entre las demás formas pertenecientes a la fauna santacruceña y que van a ser mejor conocidas, señalaré tan sólo las más importantes, principiando por los ungulados, los cuales presentan un alto interés. ¡ql He podido reconstituir el pie de los Mesorhinidae (géneros Meso- rhinus, Theosodon y Pseudocoelosoma), que son los precedesores de los Macrauchenidae. El género Theosodon tenía, tanto adelante como atrás, cinco dedos:+los tres del medio eran bien desarrollados y poco más o menos como los de Macrauchenia; pero el interno y el externo eran muy pequeños en cada pie. Los Homalodontotheridae tenían igualmente cinco dedos en todos los miembros, pero todos los dedos son bien desarrollados en ellos. Los pies son muy fuertes y muy robustos; y es de notar que las falanges ungueales son hendidas y de la misma forma que las de Chalicothe- » A - (2) Véase Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, (1891), página 386, figura 37; y la «I'Anthropologie», tomo III (1892), página 265, figura 3, donde la figura de dicha mandíbula ha sido reproducida. 508 spécialisation tout particuliers, sans qwil y ait de véritables relations de parenté avec les édentés. Les Homalodontotheridae sont les ancétres des Chalicotheridae plus modernes de l'hémisphére boréal. C'est a tort que Yon a cherché la souche des Chalicotheridae dans les Meniscotheridae. Ceux-ci représentent un type allié aux Proterotheridae avec lesquels ¡ls doivent avoir une souche commune encore inconnue. Les Proterotheridae vont nous présenter des particularités plus sur- prenantes encore. La découverte des 0s des membres du Thoatherium prouve qu'il était monodactyle comme le cheval. Bien plus, chez le Thoatherium minusculum, la réduction des membres était encore plus avancée que chez les Équidés; les pattes postérieures sont trés gréles, munies d'un seul doigt, le troisieme, tandis que le deuxiéeme et le qua- triéme ne sont représentés que par des vestiges de métatarsiens tout a fait insignifiants et beaucoup plus atrophiées que les mémes os chez le cheval. On doit voir dans ce fait un cas d'évolution paralléle fort re- marquable. La réduction la plus compléte des os du pied, chez les ongu- lés, a donc pu se produire dans deux familles différentes et a des épo- ques différentes, fait peut-étre sans précédent dans la série des ver- tébrés (3). Il est cependant certain qu'il existe une certaine relation de parenté entre les Proterotheridae et les Equidae, car ces derniers doivent descen- dre d'une forme assez rapprochée du Proterotherium, mais a dentition complete. J'ai déja formulé ailleurs lopinion qu'en Europe et dans Amérique du Nord, on ne pouvait remonter au dela de 1 Anchitherinra (Mesohippus inclus), quand on veut suivre la généalogie du cheval, et qu'on devait écarter définitivement, de la ligne ancestrale des chevaux, les genres Palaeotherium, Hyracotherium, aussi bien que les différents types du sous-ordre des Condylarthra (4). Pour mo1, les chevaux tirent leur origine d'un groupe de Litopterna dont se sont séparés en méme temps les Paléotheres et les Hyracothéres, et ce type ancestral devait étre proche parent des Proterotheridae. Il semble que je suis dans le vrai, car la belle monographie du genre Mesohippus, que vient de publier M. Scott, montre que le calcanéum de ce genre possédait encore une trés petite facette articulaire pour le pé- roné, dernier vestige de organisation litopterne; cependant la forme de Vastragale, dans son ensemble, est déja celle d'un imparidigité. On peut des maintenant affirmer que les Equidae descendent d'une forme alliée (3) On a signalé, depuis longtemps, Virtérét qui s'attache, á ce point de vue, á un petit Didelphe: australien encore vivant, le Choeropus castanotis, qui peut étre considéré comme bisulque (a la maniére des ruminants) aux pattes antérieures et solipede (comme les che- veux) aux pattes postérieures (voir la «Grande Encyclopédie», art. Chérope, avec figures). La maniére dont la réduction des doigts s'opére est bien visible chez ce Marsupial. — (Note de M. 'T'ROUESSART). (4) Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, page 210. S — AS 509 rium de Europa. Los huesos del carpo y del tarso son en hileras alter- nadas. Los miembros son igualmente robustos y el húmero tiene una perforación epitrocleana. Los huesos de los pies y de los miembros tienen una singular semejanza con los de los desdentados, pero ellos son caracteres de especialización absolutamente particulares, sin que haya verdaderas relaciones de parentesco con los desdentados. Los Homalodontotheridae son los antecesores de los Chalicotheridae mas modernos del hemisferio boreal. Sólo por error puede haberse buscado el tronco de los Chalicotheridae en los Meniscotheridae. Estos repre- sentan un tipo aliado con los Proterotheridae, con los cuales deben tener un tronco común desconocido todavía. Los Proterotheridae van a presentarnos particularidades más sor- prendentes aún. El descubrimiento de los huesos de los miembros del Thoatherium prueba que era monodáctilo lo mismo que el caballo. Mu- cho más en el Thoatherium, minusculum, en el cual la reducción de los miembros estaba aún más avanzada que en los equidios; las patas pos- teriores son muy delgadas, munidas de un solo dedo, el tercero, mientras que el segundo y el cuarto sólo están representados por vestigios de me- tatarsianos enteramente insignificantes y mucho más utrofiados que los mismos huesos en el caballo. Debe verse en este hecho un caso de evolución paralela muy notable. La más completa reducción de los hue- sos del pie, en los ungulados, ha podido, pues, producirse en dos fa- milias distintas y en épocas diferentes, lo que tal vez constituye un he- cho sin precedente en la serie de los vertebrados (3). Mientras tanto es cierto que existe una cierta relación de parentesco entre los Proterotheridae y los Equidae, porque estos últimos deben descender de una forma bastante cercana del Proterotherium, pero de dentición completa. En otra parte ya he formulado la opinión de que en Europa y en Norte América no se puede remontar más allá del Anchi- therium (incluso el Mesohippus), cuando se quiere seguir la genesalo- gía del caballo y que se debe separar definitivamente de la línea an- central de los caballos los géneros Palaeotherium e Hyracotherium, así como también los diferentes tipos del suborden de los Condylarthra (4). Para mí, los caballos van a tener su origen en un grupo de Litopterna, del cual se separaron a un mismo tiempo los Paleoterios y los Hiraco- terios; y ese tipo ancestral debía ser próximo pariente de los Prote- rotheridae. (3) Se ha señalado, desde hace largo tiempo, el interés que ofrece, desde ese punto de vista, un pequeño didelfo australiano que aún vive, el Choeropus castanotis, que puede ser considerado como bisulco (a la manera de los rumiantes) por sus patas anteriores y solípedo (como los caballos) por sus patas posteriores (véase la «Grande Encyclopedie», art. Ché- rope, con figuras). En este marsupial es bien visible la manera cómo se opera la reducción de los dedos. — (Nota del señor 'TROUESSART). (4) Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, página 216. 510 aux Proterotheridae et qui devait en différer surtout par ses orbites ou- vertes en arriére et sa dentition compléte, en série continue. Cette forme ancestrale est peut-étre le Notohippus ou un genre voisin, mais, quoi qu'il en soit, c'est incontestablement dans 1'hémisphére boréal que le groupe des équidés a acquis les caractéres qui le distinguent a l'époque actuelle. Le genre Astrapotherium est maintenant connu, non seulement par un cráne presque complet, mais par beaucoup d'os du squelette. Le cráne, dans sa partie antérieure, a de nombreux rapports avec celui des probo- scidiens, et devait étre pourvu d'une trompe aussi développée que cells des éléphants. Les os des membres ont également de grands rapports avec ceux des éléphants, et il ne peut y avoir de doute que ce type nous représente le plus proche parent des proboscidiens découvert jusqu'a ce jour dans les formations anciennes. Le genre Astrapotherium n'est certainement pas un prédécesseur direct des proboscidiens, mais seule- ment une branche collatérale du tronc d'gú sont sortis ces derniers. Cependant d'autres genres de la famille des Astrapotheridae, par exem- ple l'Astrapodon, peuvent bien étre la souche des proboscidiens vivants. Dans tous les cas, ceux-ci n'ont acquis leurs caractéres actuels que sur un autre continent, car il est bien certain que pendant l'époque de la formation des gisements fossiliféeres du Paraná les proboscidtens n'avaient pas de représentants dans notre pays. Ces animaux n'ont péné- tré dans la République Argentine qu'a la fin du miocéne. Les nouveaux échantillons de rongeurs fossiles retirés de la formation santa-cruzienne permettent des rapprochements tout a fait inattendus. Les Cercolabidae fossiles de Patagonie sont la souche de tous les ron- geurs hystrichomorphes. Les Steiromys avaient, dans leur jeune áge, cinq molaires supérieures de chaque cóté; mais l'avant-derniére pré- molaire tombait de bonne heure. Des Cercolabidae primitifs sont issus les Eocardidae, les Eriomyidae et les Echinomyidae. Les Eocardidae, a leur tour, ont donné naissance aux Caviidae et aux Dasyproctidae. Les Octodontidae, qui semblaient jusqu'a ce jour isolés, descendent de cer- taines formes d'Echinomyidae primitifs. La découverte de cránes entiers du genre Scleromys m'a permis de reconnaítre en ce genre la véritabls " souche des Octodontidae. 1l nous manque encore les formes intermé- diaires, mais je ne doute pas qu'on ne les trouve bientót dans la for- mation fossilifere du Paraná. Non seulement les Cercolabidae de l'éocéne de Patagonie sont la souche primitive de tous les Hystrichomorpha, mais 1ls sont aussi les ancétres d'un autre groupe de rongeurs, les Myomorpha, qui semblait aussi, jusqu'a présent du moins tout a fait isolé dans cet ordre. La souche des rats (Muridae) se trouve dans les genres Acaremys et Sciamys de l'éocene inférieur de Patagonie. Les Myomorphes ne sont que des Aca- remyidae ayant perdu leurs prémolaires et subi quelques modifications 511 Parece que estoy en lo cierto, porque la hermosa monografía del gé- nero Mesohippus que acaba de publicar el señor Scott, muestra que el calcáneo de este género aún poseía una muy pequeña faceta articular para el peroné, último vestigio de la organización litopterna; entretan- to, la forma del astrágalo, en su conjunto, ya es la de un imparidigitado. Puede desde ya afirmarse que los equidios descienden de una forma aliada a los Proterotheridae, de los cuales debía diferir sobre todo por sus órbitas abiertas hacia atrás y su dentición completa en serie conti- nua. Esta forma ancestral es quizá el Notohippus o un género cercano; pero sea de ello lo que fuere, donde el grupo de los equidios ha adqui- rido los caracteres que le distinguen en la época actual es en el hemis- ferio boreal. El género Astrapotherium es ahora conocido no sólo por un cráneo casi completo, sino por muchos huesos del esqueleto. El cráneo, en su parte anterior, tiene numerosas relaciones con el de los proboscidios y debía estar provisto de una trompa tan desarrollada como la de los elefantes. Los huesos de los miembros también tienen grandes relacio- nes con los de los elefantes; y no puede caber duda de que este tipo nos representa el más próximo pariente de los proboscidios descubier- tos hasta el día en las formaciones antiguas. El género Astrapotherium no es, por cierto, un sucesor directo de los proboscidios, sino tan sólo una rama colateral del tronco del cual salieron estos últimos. Mien- tras tanto, otros géneros de la familia de los Astrapotheridae, por ejemplo, el Astrapodon, puede ser muy bien que sean el tronco de los proboscidios vivientes. En cualquier caso, éstos no han adquirido sus caracteres actuales sino en otro continente, porque es bien cierto que durante la época de la formación de los yacimientos fosilíferos del Paraná los probosci- dios no tenían representantes en nuestro país. Estos animales no pene- traron en la República Argentina sino hacia el final del mioceno. Los nuevos ejemplares de roedores fósiles retirados de la forma- ción santacruceña, permiten acercamientos enteramente inesperados. Los Cercolabidae fósiles de Patagonia son el tronco de todos los roe- dores histricomorfos. Los Steiromys tenían, en su edad temprana, cinco molares superiores en cada lado; pero el penúltimo premolar caía tem- prano. De los Cercolabidae primitivos nacieron los Eocardidae, los Eriomyidae y los Echinomyidae. Los Eocardidae, a su vez, dieron origa a los Caviidae y a los Dasyproctidae. Los Octodontidae, que hasta el día parecían aislados, descienden de ciertas formas de Echinomyidae primitivos. El descubrimiento de cráneos enteros del género Scleromys me ha permitido reconocer en este género el tronco verdadero de los Octodontidae. Aún ncs faltan las formas intermedias, pero no dudo que han de ser bien pronto encontradas en la formación fosilífera del Paraná 512 dans la conformation du cráne. Si dans les couches du Paraná on n'a pas encore trouvé de débris de rats, cela est dú, sans doute, a la fragilité de ces débris, et sárement on en trouvera quelque jour. Je connais maintenant une partie de la dentition de 'animal que J'avais nommé Tidaeus; ce nom étant préoccupé (par Tydaeus), je lui substitue celui de Mannodon. Le Mannodon trisulcatus est le premier genre de Plagiaulacidae de Patagonie qui ait les molaires inférigures construites sur le méme type que celles des multituberculés typiques: c'est un genre tres voisin de Neoplagiaulaux et de Ptilodus. Plusieurs des types de Plagiaulacidés de Patagonie présentent une singularité bien étrange pour des mammiféres. Les Epanorthidae, par exemple, ont les incisives inférieures taillées en biseau sur leur bord interne et non sur leur face supérieure, comme c'est le cas chez les rongeurs et tous les autres mammiféres á incisives en biseau actuelle- ment connus. Les branches mandibulaires des mémes animaux n'ont pas d'impression symphysaire, la surface de l'os étant, en ce point, pre- sque aussi lisse que le reste de la máchoire; il en résulte que les deux branches mandibulaires des Epanorthidae étaient susceptibles de mouve- ments latéraux, et ces singuliéres incisives pouvaient remplir, jusqu'a un certain point, le róle de pince horizontale. D'ailleurs, bien que je sois toujours tres convaincu que les Plagiaula- cidés et les formes fossiles alliécs étaient des Didelphes diprotodontes, la parenté avec les diprotodontes actuels n'est pas aussi étroite que je Vai d'abord admis. La découverte que J'ai faite en montrant que la grande dent sillonnée de la mandibule des Plagiaulacidés n'est pas la derniére prémolaire, comme on le croyait, mais la premiére vraie molaire, éloigne ces derniers des diprotodontes actuels. Ce caractére permet d'en faire un sous-ordre éteint des diprotodontes que l'on peut désigner sous le nom de Plagiaulacoidea que je leur ai donné, ce nom convenant aussi bien aux formes septentrionales désignées sous le nom général de Multitu- berculata qu'a celles de l'éocéne de Patagonie. Les nouvelles recherches que j'ai fait sur les Microbiotheridae, m'ont confirmé dans l'opinion qu'ils représentent les prédécesseurs directs des Didelphyidae actuels; ceux-ci sont aussi certainement d'origine sud-amé- ricaine, et bien qu'on n'en ait pas encore trouvé de débris dans les for- mations du Paraná, on en trouvera sans doute quelque jour. Un des groupes fossiles de Patagonie qui présentent le plus d'intérét est celui des carnassiers primitifs alliés a la fois aux dasyures et aux créodontes: il m'est absolument impossible de. trouver une ligne de démarcation entre les uns et les autres. En étudiant les matériaux dont je dispose, j'arrive aux conclusions suivantes: les Dasyuridae descendent des Microbiotheridae et se sont ensuite modifiés en créodontes, et ceux- ci, a leur tour, se sont transformés en carnivores plus modernes. Les for- 513 Los Cercolabidae del eoceno de Patagonia no sólo son el primitivo tronco de todos los Hystrichomorpha, sino que son también los antece- sores de otro grupo de roedores, los Myomorpha, que cuando menos hasta el día también parecía aislado en este orden. El tronco de los ratones (Muridae) se encuentra en los géneros Acaremys y Sciamys del eoceno inferior de Patagonia. Los miomorfos no son más que Acaremyidae que han perdido los premolares y sufrido algunas modifi- caciones en la conformación del cráneo. Si aún no se han encontrado en las capas del Paraná restos de ratones, ello es debido, sin duda, a la fra- gilidad de esos restos y lo seguro es que algún día se los encontrará. Conozco actualmente una parte de la dentición del animal que tengo denominado Tidaeus; como este nombre ya estaba ocupado por Ty- daeus, lo cambio por el de Mannodon. El Mannodon trisulcatus es el primer género de Plagiaulacidae de Patagonia que tenga los molares inferiores construídos sobre el mismo tipo que los de los multituber- culados típicos; es un género muy cercano al Neoplagiaulax y al Pti- lodus. Varios de los tipos de Plagiaulacidios de Patagonia presentan una singularidad bien extraña tratándose de mamíferos. Los Epanorthidae, por ejemplo, tienen los incisivos inferiores tallados en bisel sobre su borde interno y no sobre su cara superior, tal como sucede en los roe- dores y en todos los demás mamíferos de incisivos en bisel actualmente conocidos. Las ramas mandibulares de los mismos animales carecen de impresión sinfisaria, siendo la superficie del hueso, en ese punto, casi tan lisa como el resto de la mandíbula; de donde resulta que las dos ra- mas mandibulares de los Epanorthidae eran susceptibles de movimien- tos laterales y que estos singulares incisivos podían desempeñar, hasta cierto punto, oficio de tenaza horizontal. Por lo demás, aun cuando estoy siempre convencido de que los Pla- giaulacidios y las formas fósiles aliadas eran didelfos diprotodontes, el parentesco con los diprotodontes actuales no es tan estrecho como lo admití al principio. El descubrimiento que hice mostrando que el gran diente surcado de la mandíbula de los Plagiaulacidios no es el ú!- timo premolar, según se lo creía, sino el primer verdadero molar, ale¡a a estos últimos de los actuales diprotodontes. Este carácter permite hacer de él un suborden extinguido de los diprotodontes, que puede ser de- signado con el nombre de Plagiaulacoidea que le tengo dado y que con- viene tanto a las formas septentrionales designadas con el nombre general de Multituberculata, como a las del eoceno de Patagonia. Las nuevas investigaciones que he hecho en los Microbiotheridae me han confirmado en la opinión de que. ellos representan los prede- cesores directos de los. Didelphyidae actuales; éstos también son segu- ramente de origen sudamericano; y por más que aún no se hayan en- AMEGHINO — V. X 33 514 mules dentaries de ces carnassiers primitifs sont des plus variées; ainsi, par exemple, en ce qui concerne les incisives supérieures, les microbio- théridés ont cinq paires comme les didelphydés; les dasyuridés n'en ont que quatre paires, et le méme nombre se retrouve sur d'autres formes alliées a la fois aux dasyures et aux créodontes. La plupart des créo- dontes n'en ont que trois paires, et dans quelques genres ce nombre descend á deux et méme á une seule paire. ll y a des spécimens sur lesquels on saisit la voie suivie par l'évolution pour arriver á la trans- formation de la formule primitive. Ainsi dans le genre Amphiproviverra, la paire d'incisives supérieures internes est tout á fait atrophiée et sans usage, tandis que les trois autres paires sont bien développées. Ceci prouve que la paire d'incisives supérieures qui s'est perdue dans-le passage de la forme dasyure aux formes créodonte et carnivore est la paire interne. La piéce, peut-étre la plus notable, découverte au cours du dernier voyage, est un cráne presque complet de Borhyaena tuberata, animal qui n'était encore connu que par des fragments insignifiants. C'est certai- nement un des carnassiers les plus singuliers que 1'on connaisse, et sa taille était relativement considérable, puisque son cráne a 205 milli- métres de long, et pres de 15 centimétres de diamétre transverse au niveau des arcades zygomatiques. La voúte supérieure du cráne est dans un plan presque horizontal avec la cavité cérébrale excessivement ré- duite, mais la créte sagittale est tres longue et tres développée; les frontaux n'ont pas d'apophyses post-orbitaires et les nasaux sont élargis, en arriére, d'une maniétre extraordinaire; l'ouverture nasale antérieure a la forme caractéristique des carnassiers placentaires. Les canaux la- crymaux sont tout á fait a lVintérieur des orbites. Les os zygomatiques se prolongent en arriére jusqu'a la cavité glénoide qu'ils concourent a former comme chez les marsupiaux. Le palais n'a pas de trous palatins. Les incisives supérieures sont réduites a deux paires dont l'interne est atrophiée. Entre la canine et l'incisive externe, de chaque cóté, il existe une large échancrure destinée á recevoir la canine inférieure: cette échancrure remplace la fosse profonde que présentent a la méme place le Dasyurus et 1 Amphiproviverra. Ces échancrures et le rétré- cissement de la partie antérieure de l'intermaxillaire, suite de la réduc- tion dans le nombre des incisives, donnent a la partie antérieure du cráne un aspect de rongeur (5). Les canines, prémolaires et molaires de chaque cóté, forment une série continue: il y a sept molaires dont tiois prémolaires et quatre arrigre-molaires. Les premitres n'ont qu'une (5) On sait qu'une particularité du méme genre, dans la conformation des incisives et de la partie antérieure des máchoires, s'observe chez le Thylacoleo carnifex Owen du qua- ternaire australien, considéré lui aussi, non sans quelques doutes, comme un puissant car- nassier. (Note de M. 'TROUESSART). contrado sus restos en las formaciones del Paraná, no hay la menor duda de que algún día serán hallados. Uno de los grupos fósiles de Patagonia que ofrecen el mayor inte- rés es el de los carnívoros primitivos, aliados a la vez a los dasiuros y a los creodontes: me resulta absolutamente imposible encontrar una línea de demarcación entre unos y otros. Estudiando los materiales le que dispongo, llego a las siguientes conclusiones: los Dasyuridae des- cienden de los Microbiotheridae y se modificaron en seguida en cren- dontes; y éstos, a su vez, se transformaron en carnívoros más moder- nos. Las fórmulas dentarias de estos carnívoros primitivos son de lo más variadas: así, por ejemplo, por lo que concierne a los incisivos superiores, los microbiotéridos tienen cinco pares como los didélfidos; los dasiuros sólo tienen cuatro pares; y se encuentra un número igual en otras formas que a un mismo tiempo son aliadas de los da- siúridos y de los creodontes. La mayor parte de los creodontes sólo tie- nen tres pares de ellos; y en algunos géneros este número desciende a dos y hasta a un solo par. Hay ejemplares en los cuales se puede se- guir la vía seguida por la evolución para llegar a la transformación de la fórmula primitiva. Así, en el género Amphiproviverra el par de incisivos superiores internos está enteramente atrofiado y sin uso, mien- tras que los otros tres pares están bien desarrollados. Lo que prueba que el par de incisivos superiores que se ha perdido en el pase de la forma dasiura a las formas creodonte y carnívora, es el par interno. La pieza, tal vez más notable, descubierta en el curso del más re- ciente viaje, es un cráneo casi completo de Borhyaena tuberata, animal que hasta la fecha sólo es conocido por fragmentos insignificantes. Es, indudablemente, uno de los carnívoros más singulares que se conoz- can; y su talla era relativamente considerable, porque su cráneo tiene 205 milímetros de largura y cerca de 15 centímetros de diámetro trans- verso en el nivel de los arcos cigomáticos. La bóveda superior del crá- neo está en un plano casi horizontal con la cavidad cerebral excesi- vamente reducida, pero la cresta sagital es muy larga y muy desarroa- lada; los frontales no tienen apófisis postorbitarias y los nasales son ensanchados hacia atrás, de una manera extraordinaria; la abertura nasal anterior tiene la forma característica de los carnívoros placenta- rios. Los canales lacrimales están enteramente en el interior de las órbitas. Los huesos cigomáticos se prolongan hacia atrás hasta la ca- vidad glenoides, que concurren a formar como en los marsupiales. El paladar no tiene agujeros palatinos. Los incisivos superiores están re- ducidos a dos pares, de los cuales el interior es atrofiado. Entre el ca- nino y el incisivo externo, en cada lado, existe una ancha escotadura destinada a recibir el canino inferior: esta escotadura reemplaza a 'a fosa profunda que presentan en ese mismo lugar el Dasyurus y la Am- 516 seule pointe, mais portent en arriére un talon basilaire tres développé dans la derniére. Les trois premiéres vraies molaires augmentent de taille progressivement de la premiére a la troisieme et ont leur talon antérieur interne atrophié, ce qui leur donne une forme tranchante, surtout marquée a la troisieme. La quatrieme est tres réduite et placée comme dans les genres Thylacynus, Prothylacynus et Amphiproviverra. Peut-étre le Dynamictis, dont on ne connaít que la máchoire inférieure, est-il synonyme de Borhyaena. Dans tous les cas, ce dernier animal était un carnassier redoutable, aussi dangereux que nos tigres, mais qu'il est impossible de classer, soit parmi les carnivores placentaires, soit parmi les carnassiers marsupiaux (Dasyures), soit parmi les formes ambigués désignés sous le nom de créodontes. La place me manque pour parler des nombreux édentés fossiles du santa-cruzien et des nombreuses particularités qu'ils présentent. Cepen- dant, je ne puis passer sous silence une des grandes singularités de la nouvelle famille des Metopotheridae qui comprend les genres Meto- potherium, Pelecyodon et Zamicrus. Dans ce groupe, chacune des bran- ches horizontales de la mandibule est formée de deux pitces osseuses distinctes, une en avant, l'autre en arriére. Ces deux piéces sont unies par une suture qui commence sur le bord alvéolaire, á peu prés vers la moitié de la longueur de la série dentaire, et se dirige obliquement en arriére et en bas pour se terminer sur le bord inférieur, a peu pres au-dessous de la derniére dent. Evidemment, on «est en présence d'un caractere hérité des reptiles. On observe la méme suture, mais géné- ralement beaucoup moins visible, sur la mandibule de quelques Ortho- theridae. Jai dit, au commencement de cet article, que l'on avait trouvé des formes caractéristiques du Puerco de 1'Amérique du Nord dans des couches beaucoup plus récentes que celles de l'étage santa-cruzien. En effet, j'ai regu du Paraná un fragment de maxillaire supérieur avec plusieurs alvéoles et une dent encore en place qui paraít correspondre a la troisiéme prémolaire. Il est impossible de séparer génériquement cette piece du Periptychus Cope. La dent est absolument semblable a la troisieme prémolaire supérieure du Periptychus (6) rhabdodon et présente les mémes rainures du rides de l'émail qui distinguent l'es- pece nord-américaine. Cependant l'espéce sud-américaine (Periptychus argentinus Ameghino) se distingue facilement á sa taille d'un tiers a peu pres plus petite et par l'implantation de ses molaires qui sont plus, serrées, formant une série continue. Cette piéce provient de l'oligocéne inférieur ou de l'éocéne supérieur des environs de Paraná. (6) On sait que ce genre appartient aux Condylarthra Cope ou ongulés primitifs. (Note de M. 'TROUESSART). 517 phiproviverra. Esas escotaduras y el estrechamiento de la parte ante- rior del intermaxilar, consecuencia de la reducción del número de lus incisivos, le dan a la parte anterior del cráneo un aspecto de roedor (5). Los caninos, premolares y molares de cada lado, forman una serie con- tinua: hay siete molares, de los cuales tres son premolares y cuaíro trasmolares. Los primeros sólo tienen una punta, pero tienen hac:a atrás un talón basal muy desarrollado en el último. El tamaño de los tres primeros verdaderos molares aumenta progresivamente desde el primero al tercero y tienen su talón anterior interno atrofiado, lo que les da una forma cortante, sobre todo pronunciada en el tercero. El cuarto es muy reducido y está colocado como en los géneros Thylacy- nus, Prothylacynus y Amphiproviverra. Puede resultar que el Dynamic- tis, cuya mandíbula inferior es la única conocida hasta ahora, sea si- nónimo de Borhyaena. En todo caso, este último animal era indudable- mente un carnívoro temible, tan peligroso como nuestros tigres, pero cuya clasificación es imposible, ya sea entre los carnívoros placenta- rios, ya sea entre los carnívoros marsupiales (Dasiuros), ya sea entre las formas ambiguas designadas con el nombre de creodontes. Me falta espacio para discurrir acerca de los numerosos desdentados fósiles del santacruceño y de las numerosas particularidades que ofre- cen. Pero no puedo dejar pasar en silencio una de las grandes singulari- dades de la nueva familia de los Metopotheridae, que comprende los géneros Metopotherium, Pelecyodon y Zamicrus. Cada una de las ramas horizontales de la mandíbula es formada en este grupo por dos piezas óseas distintas, una delante, otra detrás. Esas dos piezas están unidas por una sutura que comienza en el borde alveolar, más o menos hacia la mitad del largo de la serie dentaria y se dirige oblicuamente hacia atrás y hacia abajo para terminar sobre el borde inferior casi debajo del último diente. Estamos, evidentemente, en presencia de un carácter heredado de los reptiles. Se observa la misma sutura, pero por lo general mucho menos visible, en la mandíbula de algunos Ortho- theridae. He dicho al principio de este artículo que se han encontrado formas características de la fauna de Puerco, de América del Norte, en capas mucho más recientes que las del piso santacruceño. En efecto: he rec!- bido del Paraná un fragmento de maxilar superior con varios alvéolos y un diente aún en su sitio, que parece corresponder al premolar tercero. Es imposible separar genéricamente esta pieza del Periptychus Cope. El diente es absolutamente semejante al tercer premolar superior del (5) Sabido es que una particularidad del mismo género, en la conformaciór: de los inci- sivos y de la parte anterior de las mandíbulas, se observa en el Thwvlacoleo carnifex Owen del cuaternario australiano, considerado también, aunque no sin algunas dudas, como un poderoso carnívoro. (Nota del señor 'TROUESSART). 518 Et puisque je parle des fossiles de cette derniére localité, je dois dire que les doutes qui s'étaient déja élevés dans mon esprit sur la véritable nature du Ribodon (7) se sont confirmés: d'apres de nou- veaux matériaux qui sont entre mes mains, le Ribodon limbatus est un sirénien de la famille des Halitheridae. ¡001 Je voudrais, en terminant, répondre aux objections que l'on a fa'tes a ma classification des couches tertiaires de la République Argentine et particulisrement aux assertions de M. Steinmann, qui soutient que les couches désignées par moi comme miocéne et pliocéne ne sont que du pleistocene (ou quaternaire). E Je ne connais pas encore le travail complet de M. Steinmann; je n'en parlerai donc que d'apres les analyses qui en ont été publiées (8). Je suis toujours de plus en plus convaincu que la formation Pam- péenne est tertiaire et non quaternaire. La formation Araucanienne, quoi qu'en dise M. Steinmann, est tout a fait distincte de la formation Pampéenne. La grande différence qui existe entre la faune du Paraná et celle de Monte Hermoso s'explique facilement si on tient compte de ce fait que la premiére est de 1'oligocéne inférieur ou de l'eocéne supé- rieur des anciens géologues, tandis que Monte Hermoso est du mio- céne supérieur. Du jour oú l'on aura exploré le miocéne inférieur de Catamarca (étage Araucanien) et oú 1'on connaítra la faune mamma- logique de cette formation d'une manicre satisfaisante, on verra dispa- raítre en grande partie l'hiatus que l'on constate actuellement entre la faune du Paraná et celle de Monte Hermoso. Ce qui m'étomne, c'est qu'on veuille encore parler d'époque glaciaire et de traces d'actions glaciaires a propos du Pampéen et a plus forte raison encore á propos des formations pré-pampéennes. L'étage Arau- canien est formé par des accumulations de détritus volcaniques. L'étage Puelche est d'origine fluviatile. Faudra-t-i1 répéter, pour la centiéme fois, qu'il n'y a pas le moindre vestige d'action glaciaire dans la for- mation Pampéenne? On ne peut non plus citer, dans la formation Pampéenne, une seule espéce fossile qui soit caractéristique d'un climat plus froid que le climat actuel du méme pays. Au contraire, non seulement la faune mammalogique pampéenne indique un climat plus chaud que celui de (7) Revista Argentina de Historia Natural, tome I, page 287. (8) G. STEINMANN: Á Sketch of the Geology of South-America («The American Natura- list», 1891, page 855). — Un apergu des vues de M. Steinmann a été donné par E. Troues- sart, «Les primates tertiaires» («I'Anthropologie», tome III, 1892, page 273). 519 Periptychus rhabdodon (6) y presenta las mismas ranuras o pliegues de esmalte que distinguen a la especie norteamericana. Entretanto, la especie sudamericana (Periptychus argentinus Ameghino) se distingue fácilmente por su talla, que es más o menos un tercio más pequeña y por la implantación de sus molares, que son más apretados, formando una serie continua. Esta pieza procede del oligoceno inferior o del eoceno superior de los alrededores de Paraná. Y puesto que estoy discurriendo acerca de los fósiles de esta última localidad, debo decir que las dudas que ya se habían manifestado en mi espíritu acerca de la verdadera naturaleza del Ribodon (7) se han confirmado: de acuerdo con los nuevos materiales que obran en mi poder, el Ribodon limbatus es un sirenio de la familia de los Hali- theridae. M1 - Al terminar, quisiera contestar las objeciones que se le tienen he- chas a mi clasificación de las capas terciarias de la República Argen- tina y particularmente a los asertos del señor Steinmann, quien sos- tiene que las capas designadas por mí como Mioceno y Plioceno sólo son Pleistoceno (o Cuaternario). Aún no conozco por entero el trabajo del señor Steinmann, por ma- nera que me ocuparé de él ateniéndome a los análisis que de él se han publicado (8). Yo estoy cada vez más convencido de que la formación Pampeana es terciaria y no cuaternaria. La formación Araucana, diga lo que diga el señor Steinmann, es absolutamente distinta de la formación Pam- peana. La gran diferencia que existe entre la fauna de Paraná y la de Monte Hermoso, se explica fácilmente si se tiene en cuenta este he- cho: que la primera es del oligoceno inferior o del eoceno superior de los antiguos geólogos, mientras que Monte Hermoso es del mioceno superior. El día en que se haya explorado el mioceno inferior de Cata- marca «(piso Araucano) y se conozca de una manera satisfactoria la fauna mastológica de esta formación, se habrá visto desaparacer en gran parte el hiatus que actualmente se comprueba entre la fauna de Paraná y la de Monte Hermoso. Lo que me llama la atención es que aún se quiera hablar de época glacial y de vestigios de acciones glaciales a propósito del pampeano y (6) Sabido es que este género pertenece a los Condylarthra Cope o ungulados primi- tivos. (Nota del señor TROUESSART). - (7) Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, página 287. (8) G. STEINMANN: A Sketch of the Geology of South-America. («The American Natura- list», 1891, página 855. — El señor Trouessart ha dado una noticia acerca de las vistas del señor Steinmann: en «Les primates tertiaires» («L'Anthropologie», tomo III, 1892, pág. 273). 520 lépoque actuelle, mais il en est de méme de la faune malacologique d'eau douce. Les nombreux végétaux fossiles de la méme formation sont les mémes que l'on rencontre aujoud'hui dans la province de Buénos-Ayres ou dans la partie septentrionale de la République Ar- gentine: aucune forme n'appartient a un climat froid. J'ai la presque certitude que l'examen des coquilles marines de la méme formation conduirait a un résultat identique. Je viens d'en former une collection que j'envoie á M. von Jhering en le priant de vouloir bien l'étudier a ce point de vue. 521 con mayor razón aún a propósito de las formaciones prepampeanas. El piso Araucano es formado por acumulaciones de detritus volcánicos. El piso Puelche es de origen fluviátil. ¿Será menester repetir por cen- tésima vez, que en la formación Pampeana no hay el menor vestigio de acción glacial? Tampoco puede citarse siquiera, en la formación Pampeana, una sola especie fósil que sea característica de un clima más frío que el clima actual del país. Antes por el contrario: la fauna mastológica pam- peana no sólo indica un clima más cálido que el de la época actual, sino que también ocurre lo propio con la fauna malacológica de agua dulce. Los numerosos vegetales fósiles de la misma formación son los mismos que se encuentran en la actualidad en la provincia Bue- nos Aires o en la parte septentrional de la República Argentina: nin- guna forma pertenece a un clima frío. Tengo la casi certidumbre de que el examen de las conchas marinas de la misma formación condu- ciría a un resultado idéntico. Acabo de formar una colección de ellas para enviársela al señor von Jhering, rogándole quiera tener a bien estudiarla desde ese punto de vista. . mm E d É : E a Deo UN O AO re ar TE . á . eS j dl e gi cy AA mor EMO TO ; ¡ 5 ALE! E ILENTIAl AL 19 MIE ds e. dd y P | a E 1d MA a EST : 104 "de es ml ó 3 . o 5 á % “Má » Ha. E y AN nue LIA | MN V pe A E ó ETA LD UY A! “lá hi PA 1H a já a E WI pp AS «A E Ñ 4 o ” - ” e ATA ld Yi o Ñ p va ia anE 4 _ E ES A JA úl 5 e MM Ñ o k $2 E = E E e BA en £ e E z ñ 4 Í 1 - 4 , A » 3 by Ñ ll lo LXXXII LÉVOLUTION DES MOLAIRES ET DES PRÉMOLAIRES CHEZ LES PRIMATES (1) Lettre qu'on publia dans «L'Anthroplogie», numéro 3 du tome IV, correspondant aux mois de Mai et Juin de 1893. ' LXXXII LA EVOLUCIÓN DE LOS MOLARES Y DE LOS PREMOLARES EN LOS PRIMATOS (1) Carta que vió la luz pública en el número 3 del tomo IV de «L'Anthropologie», correspondiente a los meses de Mayo y Junio de 1893. L'ÉVOLUTION DES MOLAIRES ET DES PRÉMOLAIRES CHEZ LES PRIMATES La Plata, le 28 Mars 1893. A M. le Dr. Topinard. Trés honoré Monsieur et confrére: J'ai regu il y a quelques jours votre Mémoire sur l'«Evolution des molaires et prémolaires, etc.», que voux avez bien voulu m'envoyer. Je Vai lu avec la plus grande attention, car vous y traitez un sujet qui m'interesse au plus haut degré. Votre travail révéle une grande pa- tiente et beaucoup d'observation. Sur bien des points je suis de votre avis; sur d'autres, j'ai des opi- nions assex différentes et bien arrétées. Ainsi je crois comme vous que la descendance de 1'homme directement des Lemuroides sans l'intermé- diaire des Pithéciens et des Anthropoides est compleétement improbable. Je crois aussi comme vous, que, chez 1'homme, les molaires supérieures triangulaires sont une modification du type quadrangulaire (a quatre tubercules au lieu de trois); mais je ne crois pas qu'il s'agisse d'une évolution régressive (1). Je me suis maintes fois occupé de l'évolution des dents des mammi- feres, spécialement dans Filogenia (1884) et dans presque tous mes ouvrages postérieurs. Malheuresement, ayant écrit en espagnol, mes observations ne sont pas assez connues et on n'a pas saisi l'importance. J'ai avancé P'opinion que les molaires et prémolaires des primates primitifs ou de leurs ancétres, avaient la méme forme ou type fonda- mental, et que ce type était le méme a la máchoire supérieure qu'a P'inférieure. Ce type primitif est le type quadrangulaire a quatre tuber- cules principaux. Dans les molaires et prémolaires, le type triangulaire est toujours le résultat d'une modification ou d'une atrophie du type quadrangulaire. (1) 1 y a ici, croyons-nous, un malentendu. Pour M. Cope le type triangulaire de la máchoire supérieure de l'homme est un caractére régressif. Pour moi il n'est régressif que dens son mécanisme, mais progressif comme résultat pour homme. — P. ToPINARD. LA EVOLUCIÓN DE LOS MOLARES Y DE LOS PREMOLARES EN LOS PRIMATOS La Plata, Marzo 28 de 1893. Señor Doctor Topinard. Muy distinguido señor y colega: Recibí hace algunos días su Memoria de usted sobre « La evolución de los molares y los premolares », etc., que usted tuvo la cortesía de enviarme. La he leído con la mayor atención, porque en ella trata usted un asunto que me interesa en el más alto grado. Su trabajo revela una gran paciencia y un buen caudal de observación. Comparto sus opiniones en muchos casos; pero en otros, las tengo muy distintas y muy arraigadas. Así, por ejemplo: pienso como usted que la descendencia del hombre directamente de los Lemúridos, sin la mediación de los Pitecos y los Antropoides, es completamente impro- bable. Y pienso también como usted, que los molares superiores trian- gulares son, en el hombre, una modificación del tipo cuadrangular (de cuatro tubérculos en vez de tres); pero mo creo que se trate de una evolución regresiva (1). Me he ocupado muchas veces de la evolución de los dientes de los mamíferos, y especialmente en mi Filogenia (1884), así como en casi todas mis obras posteriores. Pero como infortunadamente escribí en castellano, mis observaciones no son bastantemente conocidas y su importancia no ha sido bien apreciada. He avanzado la opinión de que los molares y los premolares de los primatos primitivos o de sus antecesores, tenían la misma forma o tipo fundamental, y que este tipo era igual en el maxilar superior que en el inferior. Y ese tipo primitivo es el tipo cuadrangular, de cuatro tubérculos principales. El tipo triangular es siempre, en los mo- lares y los premolares, el resultado de una modificación o de una atrofia del tipo cuadrangular. (1) Me parece que hay aquí un malentendido. Para el señor Cope, el tipo triangular de la mandíbula superior del hombre es un caracter regresivo. Para mí sólo es regresivo en su mecanismo, pero progresivo como resultado para el hombre. — P. TopINArRD. 526 Mais la question n'est pas limitée aux Primates; elle est plus géné- rale et embrasse tous les mammiféres. ll s'agit de savoir si les dents compliquées des mammiferes hétérodontes, isont le résultat 'd'une évolution progressive partant de la dent conique, simple, primitive. C'est opinion qui a fait son chemin et est la plus générale. De la dent conique simple serait dérivé le type triconodonte antéro-postérieur et de celui-ci le type triangulaire, qui en se complicant aurait donné origine au type quadrangulaire. Je ne suis pas du tout de cet avis. Comme paléontologiste j'affirme que c'est a tort que lP'on croit que la Paléontologie fournit des preuves irréfutables que le type quadrangulaire est une modification du type triangulaire, et qu'au contraire elle fournit des preuves plus nombreuses et plus sérieuses en faveur de l'opinion que le type triangulaire est une modification du type quadrangulaire. Dans Filogenia J'ai exposé la théorie que les dents compliquées sont le résultat de la fusion de plusieurs dents simples, et j'en ai fait Vaplication dans mes ouvrages paléontologiques et spécialement dans Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina, imprimé en 1889 et dont vous devez avoir recu un exem- plaire. Je persiste á croire que les dents compliquées des mammiféres hété- rodontes sont le résultat de la fusion de plusieurs dents simples, fusion qui se serait effectuée pendant la période embryonnaire chez les pre- miers hétérodontes. Chez les ancétres des primates et de tous les ongulés, chaque mo- laire et chaque prémolaire, aussi bien en haut qu'en bas, résulterait de la fusion des embryons de quatre dents simples, primitives, et je trouve que la plus grande partie des détails contenus dans NoE travail s'accorde et cadre parfaitement avec ma théorie. Du reste, je compte bientót résumer en langue francaise tout ce que J'ai écrit sur l'évolution des dents des mammiféres et je m'empresserai de vous envoyer ce travail aussitót paru. Veuillez toujours me croire, cher Monsieur, votre tres dévoué col- legue. 527 Pero la cuestión no queda limitada a los Primatos; ella es más gene- ral y comprende a todos los mamíferos. Se trata de saber si los dientes complicados de los mamíferos heterodontes son el resultado de una evolución progresiva que parte del diente cónico, simple, primitivo. Tal es la opinión que más camino ha hecho y es la más generalizada. Del diente cónico simple se habría derivado el tipo triconodonte antero- posterior y de éste el tipo triangular, que, complicándose, habría dado origen al tipo cuadrangular. No soy absolutamente nada de esta opinión. En mi carácter de paleon- tólogo afirmo que sólo por error puede creerse que la Paleontología proporciona pruebas irrefutables de que el tipo cuadrangular es una modificación del tipo triangular, y que, por el contrario, ella propor- ciona pruebas más mumerosas y más serias en favor de la opin'ón que quiere que el tipo triangular es una modificación del tipo cua- drangular. ps En Filogenia he expuesto la teoría de que los dientes complicados son el resultado de la fusión de varios dientes simples; y he hecho su aplicación en mis obras paleontológicas posteriores y de un modo espe- cial en mi Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina, impresa en 1889 y de la cual debe usted haber recibido un ejemplar. Persisto en mi convicción de que los dientes complicados de los mamíferos heterodontes son el resultado de la fusión de varios dientes simples y que esa fusión se habría efectuado en los primeros hetero- dontes durante el período embrionario. En los antecesores de los primatos y de todos los ungulados, cada molar y cada premolar, tanto arriba como abajo, resultaría de la fusión de los embriones de cuatro dientes simples, primitivos; y encuentro que el mayor número de los detalles contenidos en su trabajo de usted se acuerda y cuadra perfectamente con mi teoría. Por lo demás, tengo el propósito de resumir bien pronto en lengua francesa todo cuanto he escrito acerca de la evolución de los dientes de los mamíferos y tan pronto como tal trabajo mío aparezca me apre- suraré a enviárselo a usted. Sírvase usted, mi estimado señor, creerme siempre su muy obse- cuente colega. j =h e D > : - > Ñ "Ed . . Ñ a y - - = > 3 b q h e ñ f , 2 10N 0 (A . ] MA j ip 16%. AWE * É o . S : A E , = + : a ; ñ * El i ; . ; y a / ; A p J ' Ñ lo! - ES E . o E LXXXI NOUVELLES DÉCOUVERTES PALÉONTOLOGIQUES DANS LA PATAGONIE AUSTRALE LXXXIII NUEVOS DESCUBRIMIENTOS PALEONTOLÓGICOS EN PATAGONIA AUSTRAL AMEGHINO Wo es 34 NOUVELLES DÉCOUVERTES PALÉONTOLOGIQUES DANS LA PATAGONIE AUSTRALE Par une lettre en date du 25-Mars 1893, M. Florentino Ameghino. nous fait connaitre le résultat des recherches les plus récentes faites ' par son frere, M. Carlos Ameghino, dans les couches éocénes de Pa- tagonie: : «Il y a la, dit M. Ameghino, une mine presque inépuisable. — Parmi les spécimens les plus récemment découverts se trouvent les débris d'une nouvelle espéce de singe du genre Homunculus (Homunculus imago, n. sp.), de taille a peu pres moitié moindre que celle de 1'Homun- culus patagonicus. « Ce qui présente un tres haut intérét, ce sont des débris osseux que je crois pouvoir rapporter á des monotrémes d'une évolution moins avancée que ceux qui existent actuellement. Parmi beaucoup d'autres, je signalerai deux piéces particuligcrement intéressantes: «La premiére est un humérus court, épais, tres élargi comme chez les monotrémes actuels, mais présentant aussi quelques rapports avec celui du genre Myrmecophaga. ll est pourvu d'une perforation épitro- chléenne énorme. La surface articulaire de 1'extrémité distale est tres réduite. Cet os ne présente ni fossette coronoidienne ni fosse olécra- nienne: par conséquent, le cubitus ne devait pas avoir d'apophyse olé- cranienne, ou, dans tous les cas, cette apophyse était rudimentaire. La surface articulaire inférieure ne passe pas a la face postérieure. Je considere ce mammifére (Adiastaltus habilis, n. g., fi. sp.), dont la taille était un peu supérieure a celle de l'échidné actuel, comme un monotréme présentant quelques caractéres d'édenté. «Le second spécimen est également un humérus, mais présente une conformation beaucoup plus singuliére. 11 est tres court, excessi- vement élargi et présente une tres grande perforation épitrochléenne: il n'y a ni fossette coronoidienne ni fosse olécranienne, et dans ce cas aussi, le cubitus devait étre dépourvu d'olécrane. Les surfaces articu- laires de Pextrémité distale sont completement séparées l'une de l'autre par une fente large et profonde dirigée d'avant en arriére. La surface articulaire correspondant au cubitus est circulaire, plane et dirigée NUEVOS DESCUBRIMIENTOS PALEONTOLÓGICOS EN PATAGONIA AUSTRAL En carta fechada el día 25 de Marzo de 1893, el señor Florentino Ameghino me hace conocer el resultado de las investigaciones más recientes, hechas por su hermano el señor Carlos Ameghino, en las capas eocenas de Patagonia. «Hay allí — dice el señor Ameghino — una mina casi inagotables. Entre los ejemplares más recientemente descubiertos figuran los res- tos de una nueva especie de mono del género Homunculus (Homun- culus imago, n. sp.) de talla más o menos una mitad menor que la del Homunculus patagonicus. «Lo que ofrece un altísimo interés son los restos óseos que pienso poder referir a los monotremos de una evolución menos avanzada que los existentes en la actualidad. Entre muchísimos otros, señalaré dos A piezas particularmente interesantes: j «La primera es un húmero corto, espeso, muy ensanchado, como en los actuales monotremos, pero que también presenta algunas relaciones con el del género Myrmecophaga. Está provisto de una perforación epitro- cleana enorme. La superficie articular de la extremidad distal es muy re- ducida. Este hueso no presenta ni. fosita coronoides ni fosa olecraneana: y por consecuencia, el cúbito no debía tener apófisis olecraneana, o, en todo caso, esta apófisis era rudimentaria. La superficie articular inferior no pasa a la cara posterior. Considero a este mamífero (Adiastaltus ha- bilis, n. g., n. sp.), cuya talla era un poco superior a la del equidna actual, como un monotremo que presenta algunos caracteres de desdentado. « El segundo ejemplar es igualmente un húmero, pero presenta una conformación mucho más singular. Es muy corto, excesivamente ensan- chado, y presenta una gran perforación epitrocleana: no tiene ni fosita coronoides ni fosa olecraneana; y en este caso también el cúbito de- bía estar desprovisto de olecráneo. Las superficies articulares de la extremidad distal están completamente separadas una de otra por una hendedura ancha y profunda, dirigida de adelante hacia atrás. La super- ficie articular correspondiente al cúbito es circular, plana y dirigida hacia abajo; la destinada al radio es mucho más grande, dirigida hacia abajo y hacia adelante, un poco convexa abajo y dirigida hacia arriba; » 532 vers le bas; celles destinée au radius est beaucoup plus grande, dirigée en bas et en avant, un peu convexe en bas et concave en haut. Cet os indique un animal (Anathitus revelator, m. g. n. sp.) ayant des rapports d'une parte avec les reptiles thériodontes ou Pélycosauriens et de l'autre avec les monotrémes et les édentés. Je suppose qu'il s'agit d'un représentant d'un groupe de mammiféres encore inconnu con- stituant la transition si longtemps cherchée entre les reptiles thério- dontes et les mammiferes monotremes. L'Anathitus revelator était a peu pres de la taille d'un gros fourmilier. « ... Parmi les reptiles, j'ai reconnu un genre de lézards acrodontes (Diasemosaurus occidentalis, n. g., n. Sp.) ayant surtout des affinités avec les Chlamydosaurus actuels d'Australie. Un autre type posséde des dents a implantation thécodonte et parait se rapprocher de la famille des Proterosauridae. Un genre de l'éocéne de l'Amérique du Nord (Glyptosaurus Marsh) est représenté, en Patagonie, par deux espéces, et le genre Saniva Leidy, du méme pays, y est également représenté. < Dans l'étage marin inférieur (Sous-Patagonien), les vertébres peu nombreux que J'ai pu recueillir semblent se rapporter presque tous a des genres crétacés d'Europe et de 1'Amérique du Nord. J'y ai reconnu deux formes particulicrement intéressantes: un Mosasauridae de gran- de taille du genre Leiodon (Leiodon argentinus, n. sp.), a dents com- j primées comme dans l'espéce de France récemment décrite par M. Gaudry sous le nom de Leiodon compressidens. L'autre est un Plesio- sauridae du genre Polyptychodon (Polyptychodon patagonicus, n. sp.) voisin du Polyptychodon interruptus Owen, d'Europe». En terminant, M. Ameghino nous fait remarquer une erreur de tra- duction qui s'est glissée dans l'article que nous avons consacré a son grand ouvrage sur les Mammiferes fossiles de la République Argentine («Revue scientifique», 1890, tome XLVI, page 11). Dans le tableau des couches géologiques admises par l'auteur, nous avons traduit a tort Ariano, —nom donné a l'étage le plus récent — par « Aérien », ce qui ne rend pas du tout l'idée de l'auteur. C'est Aryen qu'il aurait fallu dire. « En effet, dit M. Ameghino, par cette dénomination, j'ai voulu surtout établir un contraste entre l'étage Aymará ou Aymarien (du nom de l'ancien peuple qui habitait cette région de 1'Amérique), et.l'étage Aryen (ou des Aryas), qui est caractérisé essentiellement par lV'arrivée de l'homme blanc dans le méme pays. Cette distinction n'a de valeur qu'au point de vue historique, car l'étage Aryen n'a aucune importance . au point de vue purement géologique, bien qu'il soit caractérisé par la présence constante de l'Equus caballus, bien différent du cheval indi- gene dont les débris se rencontrent exclusivement dans des couches plus anciennes que l'étage Aymarien». — E. T. 533 la destinada al radio es mucho más grande, dirigida hacia abajo y ha- cia adelante, un poco convexa abajo y cóncava arriba. Este hueso in- dica un animal (Anathitus revelator, n. g., n. sp.) que por un lado tien relaciones con los reptiles teriodontes o pelicosáuridos y por otro con los monotremos y los desdentados. Supongo que se trata de un repre- sentante de un grupo de mamíferos aún desconocido y que constituye la transición tan buscada desde hace tanto tiempo entre los reptiles teriodontes y los mamíferos monotremos. El Anathitus revelator era poco más o menos de la talla de un gran hormiguero. « ... Entre los reptiles, he reconocido un género de lagartos acro- dontes (Diasemosaurus occidentalis, n. g., n. sp.) que sobre todo tienen afinidades con los Chlamydosaurus actuales de Australia. Otro tipo po- see dientes de implantación tecodonte y parece acercarse a la familia de los Proterosauridae. Un género del eoceno de América del Norte (Glyptosaurus Marsh) está representado en Patagonia por dos especies; y está asimismo representado el género Saniva Leidy, del mismo país. «En la capa marina inferior (Subpatagónica), los poco numerosos vertebrados que he podido recoger, parecen referirse casi todos a géne- ros cretáceos de Europa y de América del Norte. He reconocido entre ellos dos formas particularmente interesantes: un Mosasauridae de “ gran talla, del género Leiodon (Leiodon argentinus, n. sp.) de dientes comprimidos como en la especie de Francia recientemente descripta por Gaudry bajo el nombre de Leiodon compressidens. La otra es un Plesiosauridae del género Polyptychodon (Polyptychodon patagonicus, n. sp.) cercano del Polyptychodon interruptus Owen, de Europa ». Al terminar, el señor Ameghino me hace notar un error de traducción que se ha deslizado en el artículo que le consagré a su gran obra so- bre los mamíferos fósiles de la República Argentina (« Revue Scienti- fique », 1890, tomo XLVI, página 11). En el cuadro de las capas geo- lógicas admitidas por el autor, yo traduje Ariano, —que es el nombre dado al estrato más reciente, — por « Aérien », que mo vierte absoluta- mente la idea del autor. Habría sido necesario decir: «Aryen». — En efecto, — dice el señor Ameghino, — con esta denominación, yo he querido, sobre todo, establecer un contraste entre el piso Aimará o Aymarien (del nombre del antiguo pueblo que habitaba esta región de América) y el piso Aryen (q de los Arias) que está esencialmente caracterizado por la llegada del hombre blanco al mismo país. Esta distinción no tiene más valor que desde el punto de vista histórico, porque «el piso Ariano no tiene importancia alguna desde el punto de vista absolutamente geológico, aun cuando esté caracterizado por la constante presencia del Equus caballus, bien diferente del caballo indí- gena, cuyos restos se encuentran exclusivamente en las capas más antiguas del piso Aimarano >». — E. T. SS " o o > ASOC ñ A A E s - 7 q E - s ie . Ñ d. o 5 ; - e (>. > , y ? ME E r > , - a y ñ e y me a . eS DS E» a] dl E E a e . o 5 LXXXIV - DISCOVERIES OF FOSSIL MAMMALIA OF SOUTHERN PATAGONIA ” 1N) q? p ' y > e trata de una versión hecha a lengua inglesa del renglón bibliográfico N“ L XXXI. - ! a NEW DISCOVERIES OF FOSSIL MAMMALIA OF SOUTHERN PATAGONIA l At this time, the most important discovery in South American paleon- tology is the presence of true monkeys in the Eocene of Patagonia. Certain paleontologists have expressed doubts as to the age of the remains. 1 believe that these doubts have no foundation from whatever point of view one approaches the subject. From the geological standpoint, the latest researches of my brother Carlos Ameghino, show that the marine formation, which 1 have nomed Subpatagonian, and the formation of sub-aerial or terrestrial or'gin that I have designatet Santacruzian (the formation which contains the mammals in question) are conformable without a break. The characte- ristic fossil of Subpatagonian formation is Ostrea Bourgeoisi (R.de C.) In the east, toward the Atlantic, the lower part of the Santacruzian formation, is found to be intersected with beds of Ostrea Bourgeoisi, representing the upper parte of the Subpatagonian with all the beds of the two formations resting upon each other conformably. In the west, toward the Andes, in the lower reaches of the rio Sehuen, and the vicinity of the lakes Viedma and San Martín, the marine beds of the Subpatagonian formation rest on the Dinosaurían beds of terrestrial origin, contemporary with the North American Laramie (Pehuencha formation); the transition from one formation to the other is almost imperceptible. Throughout this region no mammalian remains have been found in any formation more recent than the Santacruzian. It ¡s then certain that the fossil monkeys belong to this formation. The Ho- munculus specimens have always been found in place, and in the lower Santacruzian beds. It is beyond a doubt that the fossil monkeys belong to the Santacruzian fauna. It remains now to ascertain if the Santacruzian fauna is really Eoce- ne, or if it belongs to a more recent epoch. The affinities of the lower part of this formation with the Dinosaurus beds, the presence of Creo- donts and Plagiaulacidae, the absence of the modern groups of Ungu- 538 lates, seem to me to demonstrate plainly that we have to do here with a fauna which dates at least from the commencement of the Tertiary epoch, and which represents the development upon the spot of an autochthonic fauna dating that from an anterior geological epoch. Ano- ther proof of its antiquity is that a large number of Laramie mammals from the United States described by Marsh, have their nearest allies in the Eocene of Patagonia. On the other hand, some of the forms characteristic of the Puerco fauna of the North America are found in beds much more recent (Lower Oligocene and Upper Eocene) of the Argentine Republic in the neigh- borhood of Paraná (Periptychus Cope). ls must also he said that “all the authors who have studied the conchological fauna of the rocks of Paraná (d'Orbigny, Darwin, Bravard, Doering, Philippi, etc.), have refered this fauna to the Upper Eocene or to the Lower Oligocene. But, between the Santacruzian fauna and the fossil fauna of the Parana, there is, when we consider the development of forms, a considerable hiatus, almost an abyss, that can only be filled by the aid of a half- dozen intermediate faunas yet to be discovered. Moreover, the greater part of the types of the Santacruzian fauna, considered from the point of view of an evolutionist, represent forms less advanced than do the totality of similar forms found in other continents. Thus all the evidences — geological, paleontological and evolutiona!l — are in favor of the great age af the Santacruzian fauna. l place this fauna at the beginning of the Tertiary, and consider it to be contempo- rary with the fauna of the Puerco of North America. I believe that the more we seek to place this fauna at a later date, the harder it will be to explain the affinities it presents with the faunas of other continents. Returning now to the fossil monkeys of this formation, 1 can say that my brother, in his last exploration, found some new specimens, among them, a skeleton, almost complete, of Homunculus patagonicus, in the lowest bed of the Santacruzian formation. This skeleton is imbedded in a large block of stone, and, as yet, only a few bones have been »exposed. The lower jaw has been taken out almost intact, with its entirs dentition. This new specimen, the preservation of which leaves nothing to be desired, shows that the jaw is mot so narrow nor so compressed as I have figured recently in drawing from a specimen whose symphysis was evidently distorted by pressure. In the mew specimen now at hand, the distance between the internal posterior border and the second true molar on each side is 10 mm., 5. It thus results that the two dental series are more widely separated at the back, and that the whole jaw is much more elevyated. The exact dental formula is 1.2 ce. pm.?2 m.2. The first two 2 A 3 true inferior molars are very nearly of the same size, but the third is 539 smaller. The internal incisors are weaker than the external ones. The canine is a little more developed than in the first specimen, and is separated from the premolar by a small diastema. lt is probable that the two specimens are respectively male and female. Unfortunately, the individual represented by the new specimen, was very old, so that one can no longer detect the details of the surface of the crown of the molars. The dental series measure, in a straight line, 31 milimeters. The femur is 11 centim., and the radius 95 milim. long. The humerus has a large epitrochlear perforation, but it lacks the intercondylar fora- men. Each of these bones, in form, are those of a man in miniautre. Among the other forms belonging to the Santacruzian formation, and which ought to be better known, I will select only the most impor- tant, beginning with the Ungulates which are exceedingly interesting. 0 E I have been able to reconstruct the foot of the Mesorhinidae (the genera Mesorhinus, Theosodon, Pseudocoelosoma), which are the pre- decessors of the Macrauchenidae. The genus Theosodon had five toes in front as well as behind; the three in the middle were well-developel, very similar to those of Macrauchenia, but the internal and external on each foot were very small. The Homalodontotheridae also had five toes on each foot, but with them all the toes are well-developed. The feet are strong and robust, and it is worthy of note that the hoof-bearíng phalanges are split up, and have the same shape as those of the Chalicotherium of Europe. The carpal and tarsal bones have the alternate arrangement. The legs are equally robust, and the humerus has an epitrochlear foramen. The bones of the feet and of the legs bear a singular resemblance to those of the Edentates, but there are also more characters of specialization altogether peculiar, witthout which they might be taken for the direct ancestors of the Edentates. The Homalodontotheridae are the ancestors of the more modern Chalicotheridae of the Northern Hemisphere. It 1s a mistake to loog for the stock of a type allizd to the Proterotheridae, with which they ought to have a common ancestor as yet unknown. The Proterotheridae present us with peculiarities still more surpris- - ing. The discovery of the leg bones of the Thoatkherium prove that it was a monodactyl like the horse. Moreover, in the Thoatherium minus- culum, the reduction of the parts was still more advanced than in the horses; the posterior feet hare very slender, provided with a single toe, the third, while the second and the fourth are represented only by ves- tiges of the metatarsals, much more atrophied than are the same bones 540 in the horse: Ome sees, in this case, an example of parallel evolution very remarkable. A complete reduction of the bones of the foot-among the ungulates han taken place in two different families, at two different epochs, a fact perhaps without precedent in the Vertebrate series. It is, however, certain that there exists a certain ancestral relation between the Proterotheridae and the Equidae, for the latter have descended from a form approaching the Proterotherium, but with com- plete dentition. I have elsewhere stated that in Europe as in North America, one may be able to trace the genealogy of the horse beyond Anchitherium (Mesohippus included), and that one ought to separats definitely from the ancestral line of the horses, the genera Palaeothe- rium and Hyracotherium, as well as the different types of the sub-order of Condylarthra. ln my opinion, the horses originate from a group of Litopterna, from which sprang, at the same time, the Palaeotheridae and the Hyracotheridae, and this ancestral type would be closely rela- ted to the Proterotheridae. It would seem that 1 am right, for the splendid monograph of the genus Mesohippus, recently published M. Scott, shows trat the calca- neum of the genus still possessed a very small articular face for the fibula, the last vestige of the litoptern organization, however, the shape of the astragalus, as a whole, is already like that of a Perissodactyl. We now have evidence to warrant the statement that the horses are descended from a form allied to the Proterotheridae, and which ought to differ from it above all by its orbits open behind, and its complete dentition, in a continuous series. This ancestral is, perhaps, the Noto- hippus or a kindred genus, but, be that as it may, it is undoubtedly in the Northern Hemisphere that the group of horses has adquired the characters which distinguisch it at the present times. The genus Astrapotherium is now known, not only by a skull almost entire, but by many of the bones of the skeleton. The skull, in its ante- rior part, agrees in a number of points with those of the Proboscidians, and could have carried a proboscis as fully developed as that of the elephants. The bones of the limbs also greatly resemble those of the elephants, and there is no doubt that this type represents the nearest relative of the Proboscidians discovered up to this time in the older formation. The genus Astrapotherium is certainly not the direct an- cestor of the Proboscidians, but only a collateral branch of the trunk from which the latter have sprung. However, some of the other genera of the family of the Astrapotheridae, Astrapodon for example, may well be considered the ancestor of the living Proboscidians. In any case, the latter have acquired their characters upon some other continent, as it is certain that during the epoch of the formation of the fossiliferous beds of the Paraná, the Proboscidians had no repre- A 541 sentatives in our country. These animals did not make their appearance in Argentine Republic until the end of the Miocene. The new specimens of fossil rodents taken from the Santacruzian formation afford unexpected opportunities for comparison. The fossil Cercolabidae of Patagonia are the ancestors of all the hystricomorphous rodents. The Steiromys have, while young, five superior molars on each side, but the next to the last premolar is soon lost. From the primi- tive Cercolabidae are derived the Eocardidae, the Eriomyidae, and the Echinomyidae. The Eocardidae, in their turn, have given rise to the Caviidae and to the Dasyproctidae. The Octodontidae, which now seem to be isolated, have come from certain forms of primitive Echinomyidae. The discovery of complete skulls of the genus Scleromys, enables me to recognize in this genus the true origin of the Octodontidae. There are still some intermediate forms wanting, but, no doubt, they will be found soon in the fossiliferous formation of the Paraná. Not only are the Cercolabidae of the Eocene of Patagonia the pri- mitive source of all the Hystrichomorpha, but they are also the ances- tors of another group of rodents, the Myomorpha, which seem also, for the present at least, entirely isolated in that order. The origin of the rats is found in the genera Acaremys and Sciamys, from the lower Eocene of Patagonia. The Myomorphs are not derived from the Acare- myidae, they having lost their premolars and undergone various modi- fications in the conformation of the skull. If fossil rats have not yet been found in the Paraná beds, it is on account of their fragile bones, but, in all probability, they will be found there some day. I now know a part of the dentition of the animal that I have name Tidaeus this name being preoccupied, l substitute for it, Mannodon. The Mannodon trisulcatus is the first genus of Plagiaulacidae of Pata- gonia which has the inferior molars constructed on the same type as those of the Multituberculata. lt is a genus closely related to Neopla- gtaulax and Ptilodus. Many of the types of the Plagiaulacidae present-a feature that is stran- ge to be found among mammals. The Epanorthidae, for example, have the inferior incisors beveled on their internal border, and not on their upper face as is the case among rodents and all other known mammals wich have chisel-like incisors. The mandibular branches of the same animals have no symphyseal suture, the surface of the bone, at this point, being nearly as smorth as the rest of the jaw. It thus results that the two mandibular rami of the Epanorthidae were susceptible of lateral movements, and the singular incisors could perform, up to a certain point, the function of horizontal pincers. : Also, although 1 am quite convinced that the Plagiaulacidae and the allied fossil forms have been derived from the Didelphian diprotodontia, 542 the relation with the living Diprotodontia is not so close as I had thought, The discovery 1 made showing that the large furrowed, tooth of the mandible of the Plagiaulacidae is not the last premolar, as had been believed but is the first true molar, separates the latter from the living Diprotodontidae. This character pustifies a sub-order in the Diproto- dontia, to which can be given the name Plagiaulacoidea, a name which is as appropriate for the northern forms known as Multituberculata as it is for those of the Eocene of Patagonia. The recent studies that I have made of the Microbiotheriidae have confirmed me in my opinion that they represent the direct ancestors of - the living Didelphyidae. The latter have certainly originated in South America, and althought their remains have not yet been found in the Paraná formations, they will be found there some day. One of the fossil groups of Patagonia which presents the greatest interest is that of the primitive Carnivora, allied both to the Dasyuridae and the Creodonts. It seems to me impossible to find a line of dem- arcation between them. In studying the material in my possession, l arrive at the following conclusions: The Dasyuridae are descendec from the Microbiotheridae and are then modified into Creodonts; these, in their turn, are transformed into the more modern Carnivores. The dental formule of these primitive carnivora are varied-take, for exam- ple, the superior incisors, of which the Microbiotheridae have five pairs like the Didelphyidae, the Dasyuridae have only four pairs, and the same number is found among other forms allied at once to the Dasyu- ridae and to the Creodonts. The larger number of the Creodonts have only three pairs, and, in somie genera, but two, and even «a single pair. There are some specimens in which one can trace the evolution from the primitive formula. Thus, in the genus Amphiproviverra, the internal pair of superior incisors are entirely atrophied and useless, while the other three pairs are well-developed. This proves that it is the internal pair of upper incisors that is lost in the passage from the Dasyurian form to the creodont and carnivorous forms. : Perhaps the most remarkable specimen discovered during the last exploration is a skull almost entire of Borhyaena tuberata, an animal which has hitherto been known only by some insignificant fragments. It is certainly one of the must singular carnivores that is known. It must have been rather large since its skull is 205 millimeters long, and nearly 15 centimeters in transverse diameter at the level of the zigomatic arches. The upper arch of the skull is in an almost horizontal plane with the cerebral cavity excessively reduced, but the sagittal crest is very long and well-developed; the frontals have no postorbital apophy- ses, and the nasals are widened behind in an extraordinary manner; the anterior nasal opening has the characteristic form of placental Car- 543 nivora. The lachrymal canals open entirely inside of the orbits. The mal- ar bone is prolonged behind to the glenoid cavity, of whose border it forms a part of the boundary as in the Marsupials. The palate have not palatine foramina. The upper incisors are reduced to two pairs, of which the internal one is atrophied. Between the canine and the external in- cisor on each side, ís a large groove intended to accommodate the lower canine; this groove replaces the deep fossa which is found in the same place in Dasyurus and Amphiproviverra. These grooves and the contraction of the anterior part of the intermaxillary bone, followed by the reduction in the number of the incisors, gives the anterior part of the skull the appearance of a rodent. The canines, premolars, and molars, of each side, form a continuous series. There «are seven mo- lars, of which three are premolars and four are back molars. The first have but they have a posterior heel, well-developed in the last. The first three true molars increase regularily in size from the first to the third, and have the anterior internal cusp atrophied, which gives them a cutting form, especially noticeable in the third. The fourth is much reduced, and occupies the same position as in the genera Thylacynus. Prothylacynus and Amphiproviverra. Perhaps Dynamictis, of which only the lower jaw is known, is a synonym for Borhyaena. In any case, the latter animal was a formidable Carnivore, as dangerous as our tigers, and which it is hard to classify. lt may belong with the placental Carnivores, or among the marsupial flesheaters (Dasyures), or with the ambiguous forms known as Creodonts. It would take too long to speak of the numerous fossil Edentates of the Santacruzian formation and of the many peculiarities they present. However. 1 cannot resist mentionning one of the greatest novelties of the new family of the Metopotheridae, which comprises the genera Metopotherium, Pelecyodon, and Zamicrus. In this group, each of the horizontal branches of the mandibula is formed of two distinct bony parts, one in front, the other behind. These two pieces are united by a suture which commences at the alveolar border, very nearly in the middle of the dental series, and is directed obliquely back and down, terminating in the lower border, almost just below the las tooth. This is evidently a character inherited from the reptiles. The same suture can be seen, but not quite so plainly, in the mandible of some of the Ortho- theridae. I remarked, in the beginning of this article, that 1 had found some forms characteristic of the Puerco of North America in the beds much more recent than those of the Santacruzian epoch. In fact, l have re- ceived from the Paraná, a fragment of a upper maxillary, which shows several tooth sockets and one tooth in place. The latter corres- ponds to a third premolar. It is impossible to separate this specimen 544 generically from Periptychus Cope. The tooth resemibles perfectly the third upper premolar of Periptychus rhabdodon and shows the same grooves or wrinkles in the enamel which distinguishes the North Amer- ican species. However, the South American species (Periptychus ar- gentinus Ameghino) is easily distinguished by its size — almost a third smaller — and by the insertion of the molar teeth which are closer tog- ether, forming a continuous series. This specimen was found in the Lower Oligocene or the Upper Eocene in the neighborhood of Paraná. While Il am speaking of the fossils of that region, 1 must add that the doubts which I had concerning the real nature of Ribodon are now set at rest. The new material at hand shows that Ribodon limbatus belongs to the Sirenia, and is one of the family of Halitheridae. ¡00 I would like, in closing, to reply to the objections that have been made to my classification of the Tertiary beds of the Argentine Republic, and particularly to the assertion of Professor Steinmann, who maintains that the beds I have designated Miocene and Pliocene are only Pleis- tocene (or Quaternary). I have not the complete work of Professor Steinmann, and therefore will refer only to the extracts that he has published (1). l am more and more convinced that the Pampean formation is ter- tiary, and not quaternary. The Araucanian, of which Professor Stein- mann speacks, is entirely distinct from the Pampean formation. The vast difference which exist between the Paraná fauna and that of Monte-Hermoso is easily explained by taking into account the fact that the first is Lower Oligocene or upper Eocene of the old geologists, while Monte-Hermoso is upper Miocene. Some day, when the Lower Miocene of Catamarca (an Araucanian bed) is explored, and the mammalian fauna of that formation is satisfactorily known, the great break that is now held to exist between the fauna of the Paraná and that of Monte-Hermoso will largely disappear. I am astonished that any one can still speak of a glacial epoch and of traces of glacial action in connection with the Pampean, and still more so in regard to the Pre-Pampean formations. The Araucanian bed is formed by the accumulations of volcanic detritus. The Puelche is of fluviatile origin. Is it necessary to repeart for the hundredth time, that there is not the least vestige of glacial action in the Pampean for- mation ? (1) «American Naturalist», 1891, p. 855. 545 It is impossible to name single fossil species from the Pampean formation, which is characteristic of a colder climate than now prevails in the same country. On the contrary, not only does the mammalian fauna indicate a warmer climate than at present, but the fresh water conchological fauna also furnishes similar evidence. The many fossil plants of the Pampean formation are the same that are seen to-day in the province of Buenos Aires, or in the northern part of the Argen- tine Republic — not a single form belonging to a cold climate. I am almost certain that an examination of the marine shells of the same formation would lead to the same result. l am about to make a collec- tion of them to send to H. von Jhering, whom I will request to study them from this point of view. E ; 0) UL AMEGHINO - V. X A Ñ ay Ñ - ñ a E M NN o - z El fa ll - al o E e o 0 Ñ gl A Ñ YY 1 E Ñ - = E Y 5 . í v- ” J ma al 2 A . Ml . = ' Ñ , Ñ a A s > a E - me . e. y 5d Ea a . - A = UY o (e - Ñ e a 1 - ES LXXXV LES PRÉMIERS MAMMIFERES RELATIONS ENTRE LES MAMMIFERES DIPROTODONTES ÉOCÉNES DE L'AMÉRIQUE DU NORD ET CEUX DE LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE LXXXV LOS PRIMEROS MAMÍFEROS RELACIONES ENTRE LOS MAMÍFEROS DIPROTODONTES EOCENOS DE AMÉRICA DEL NORTE" V LOS: DE “LA REPÚBLICA ARGENTINA LES PRÉMIERS MAMMIFERES RELATIONS ENTRE LES MAMMIFERES DIPROTODONTES ÉOCENES DE L'AMÉRIQUE DU NORD ET CEUX DE LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE On a trouvé dans l'éocene de la République Argentine un certain nombre de formes de mammiféres appartenant a lPordre des Diproto- donta (1). Bien que ces formes soient tout a fait caractéristiques, elles s éloignent cependant beaucoup des espéces du méme ordre précédem- ment connues sur d'autres continents. (1) Note du docteur E. Trouessart, chargé de transmettre á la «Revue» ce Mémoire: «Les premiers mammiféres connus sont de l'époque Triasique. Si l'on en juge nar les débris incomplets qui sont parvenus jusqu'a nous, les débuts de cette classe, la plus élevée du régne animal, on été fort modestes. Tandis que les puissants reptiles désignés sous le nom de Dinosauriens, et dont quelques-uns étaient d'une taille gigantesque, régnaient sans rivaux sur les continents de la période secondaire, les petits mammiferes, leurs contempo- rains des époques Jurassique et Crétacée, se cachaient dans le feuillage des arbres. La plu- part ne dépassaient pas la taille de nos rats et de nos souris et tout indique qu'ils étaient marsupiaux comme les sarigues (Didelphys) d'Amérique, les phalangers (Cuscus), les an- téchines, les pérameles et les kangourous-rats (Hypsiprymnus) de la région australienne. «Ces petits animaux devaient avoir des habitudes nocturnes et se nourrir principalement dV'insectes; d'autres étaient omnivores comme les rongeurs actuels; trés peu d'entre eux (Stereognathus) peuvent étre considérés comme représentant la premiére ébauche des on- gulés herbivores. «Deux types surtout appellent P'attention par Pabondance et la variété de leurs formes. Le premier, dont le Plagiaulax de Purbeck (Jurassique supérieur d'Angleterre), est le repré- sentant le mieux connu, n'a qu'une seule paire d'incisives á chaque máchoire, comme chez les rongeurs, ce qui a valu á ce groupe le nom de Diprotodonta Ameghino. Le second, dont PAmphitheriuwm et le Phascolotherium de Stonesfield (Jurassique inférieur d'Angleterre) sont des représentants, avait des incisives plus nombreuses (deux á quatre paires a chaque máchoire), et constitue le groupe des Polyprotodonta Ameghino, qui semble avoir une ori- gine plus ancienne que les diprotodontes. Ces deux types, d'ailleurs, ont eu une durée remarquablement longue, puisqui'ils traversent toute la période secondaire et se retrouvent, presque sans changement, dans les couches tertiaires les plus anciennes (Eocéne d'Europe, de P'Amérique du Nord et de 1'Amérique du Sud). Bien plus, on retrouve des traces de leur organisation chez les marsupiaux encore vivants á l'époque actuelle: les sarigues (Didelphy- idae) d'Amérique se rattachent manifestement aux polyprotodontes secondaires, tandis que les phalangers (Cuscus) et les kangourous-rats (Hypsiprymnus) peuvent étre considérés comme les derniers représentants du groupe des diprotodontes. «Les débris osseux de ces deux groupes de mammiféres sont exceptionnellement abon- dants et bien conservés dans les couches éocénes de la Patagonie australe, récemment explo- rées par les paléontologistes argentins. T,ya comparaison de ces fossiles avec ceux précédem- ment connus d'Europe et de 1'Amérique du Nord présente un haut intérét. C'est de cette comparaison que nous entretient M. Ameghino dans le Mémoire inédit dont il nous donne ici la primeur, et dont nous avons cru utile d'indiquer lPorigine et la tres grande impor- tance. Nous laissons maintenant la parole á Pauteur.» LOS PRIMEROS MAMÍFEROS RELACIONES ENTRE LOS MAMÍFEROS DIPROTODONTES EOCENOS DE AMÉRICA DEL NORTE Y LOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA En el eoceno de la República Argentina se ha encontrado cierto nú- mero de formas de mamíferos pertenecientes al orden de los Dipro- todonta (1). Aun cuando esas formas son perfectamente característi- cas, ellas se alejan mucho, sin embargo, de las especies del mismo orden precedentemente conocidas como procedentes de otros continentes. (1) Nota dei doctor E. Trouessart, encargado de transmitir esta Memoria a la «Revue»: «Los primeros mamíferos conocidos son de la época Triásica. Si se juzga por los restos in- completos que han llegado hasta nosotros, los principios de esta clase, que es la más elevada del reino animal, fueron bien modestos. Mientras los poderosos reptiles designados con el nombre de Dinosaurios, algunos de los cuales eran de una talla gigantesca, reinaban sin riva- les en los continentes del período secundario, los pequeños mamíferos, sus contemporáneos de las épocas Jurásica y Cretácea, se escondían entre el ramaje de los árboles. La mayor parte de ellos no sobrepasaba el tamaño de nuestras ratas y de nuestros ratones y todo indica que eran marsupiales como las sarigas (Didelphys) de América, los falangístidos (Cuscus), los antequinos, los peramelos y los canguros-ratas (Hypsiphymnus) de la región australiana. «Estos pequeños animales debían tener hábitos nocturnos y alimentarse principalmente de insectos; algunos eran omnívoros como los roedores actuales; y muy pocos de entre ellos (Stereognathus) pueden ser considerados como representantes del primer bosquejo de los ungulados herbívoros. «Dos tipos, sobre todo, llaman la atención por la abundancia y la variedad de sus formas. El primero de ellos es el Plagiaulax de Purbeck (Jurásico superior de Inglaterra), que es el representante mejor conocido y que sólo tiene un par de incisivos en cada mandíbula, como sucede en los roedores, y que le ha valido a este grupo el nombre de Diprotodonta Ameghino. El segundo, cuyos representantes son el Amphitherium y el Phascolotherium de Stonesfield (Jurásico inferior de Inglaterra), tenía los incisivos en mayor número (de dos a cuatro pares en cada mandíbula) y constituye el grupo de los Polyprotodonta Ameghino, que parece tener un origen más antiguo que los diprotodontes. Estos dos tipos, por otra parte, son de una duración notablemente larga, porque atraviesan todo el período secun- dario y son hallados, casi sin cambios, en las capas terciarias más antiguas (Eoceno de Europa, de América del Norte y de América del Sud). Más aún: se encuentran vestigios de su organización en los marsupiales que existen hasta en nuestros días: las sarigas (D1- delphyidae) de América están manifiestamente ligadas a los poliprotodontes secundarios, mientras que los falangístidos (Cuscus) y los canguros-ratas (Hypsiprymnus) pueden ser considerados como los últimos representantes del grupo de los diprotodontes. «Los restos óseos de estos dos grupos de mamíferos son excepcionalmente abundantes y se hallan bien conservados en las capas eccenas de Patagonia austral, recientemente ex- ploradas por los paleontólogos argentinos. La comparación de esos fósiles con los preceden- temente conocidos de Europa y de América del Norte, presenta un alto interés. Y el señor Ameghino se encarga de hacer esa comparación en la Memoria inédita cuya primicia nos ofrece y cuyo origen y grande importancia hemos creído útil indicar. Y ahora dejamos al autor en el uso de la palabra.» 550 Que Pon se place au point du vue purement paléontologique ou bien aux points de vue de la géologie et de la géographie géologique, ía découverte de types semblables hors de 1'Amérique du Sud serait un fait d'une tres grande importance. » Or, les publications de M. Marsh (2) sur les débris de mammiféres des couches du Laramie, aux Etats-Unis, me fournissent les moyens de démontrer que, dans le Crétacé supérieur de l'Amérique du Nord, on trouve des débris de mammiferes fossiles de l'ordre des Diprotodonta appartenant a des genres qui présentent une grande ressemblance avec ceux de l'Éocéne inférieur de la République Argentine. Mais, avant d'examiner a ce point de vue les travaux de M. Marsh, il me semble nécessaire de donner un court résumé des principaux résul- tats auxquels je suis arrivé dans l'étude des diprotodontes fossiles (3). Jai décrit, en 1887, les premiers débris de diprotodontes provenant des couches fossiliféres du territoire argentin. Ces débris appartenaient á deux genres bien différents, Abderites et Acdestis, que J'ai considérés comme proches parents du genre européen Neoplagiaulax. J'ai attribué d'abord a ces deux genres la formule dentaire inférieure suivante: Ls 7) Pm. mals Je e connaissais les prémolaires suppo- sées que par leurs alvéoles au nombre de quatre, ce qui m'avait paru devoir indiquer la présence de deux prémolaires biradiculées. En 1889, j'ai divisé les espéces fossiles de la République Argentine en deux nouvelles familles, celle des Abderitidae avec le seul genre Abderites, et celles des Epanorthidae avec les genres Epanorthus et Ac- destis. J'ai donné plusieurs dessins de ces types et la description de toutes les piéces qui m'étaient connues (4). En 1890, ayant recu de nouveaux matérieux, je publiai une étude plus détaillée en y ajoutant la description des nouveaux genres Dipilus, Pichipilus et Tidaeus (5). (2) O. Marsm: Discovery of Cretaceous Mammals, 1889. («American Journal of Science», tome XXXVIII, pages 81 et 177). (3) Voyez aussi: TrouEssart: Les Mammiféres fossiles de la République Argentine, d'aprées M. Ameghino. («Le Naturaliste», 1890, XII année, pages 151, 203, 213, 271). (4) AMEGHINO: Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina (1889, in-folio), pages 268/275, planche 1, figures 10/16. (5) Los Plagiaulacidios argentinos y sus relaciones zoológicas, geológicas y geográficas, et cctera, in 8%, 66 pages, 1890, («Boletín del Instituto Geográfico Argentino», tomo XI, page 143). Le nom de Tidaeus (préoccupé par Tydacus) a été changé ultérieurement en Mannodon Ameghino. 551 Ya se encare el asunto desde el punto de vista puramente paleonto- lógico, ya se lo encare desde el punto de vista de la geología y de la geografía geológica, el descubrimiento de tipos semejantes fuera de América del Sud sería un hecho de grandísima importancia. Ahora bien: las publicaciones del señor Marsh (2) acerca de los restos de mamíferos de las capas de Laramie, en los Estados Unidos, me proporcionan los medios para demostrar que, en el Cretáceo supe- rior de América del Norte se encuentran restos de mamíferos fósiles del orden de los Diprotodonta pertenecientes a géneros que presentan una gran semejanza con los del eoceno inferior de la República Ar- gentina. Pero antes de examinar desde este punto de vista los trabajos del señor Marsh, me parece necesario ofrecer un breve resumen de los principales resultados a que he llegado en el estudio de los diproto- dontes fósiles (3). - I En 1887 describí los primeros restos de diprotodontes procedentes de las capas fosilíferas del territorio argentino. Esos restos pertene- cían a dos géneros bien distintos: Abderites y Acdestis, a los cuales consideré como parientes próximos del género europeo Neoplagiaulax. Desde luego, atribuí a esos dos géneros la fórmula dentaria inferior siguiente: i. 7, C. , PM. , M.; pero no conocía los supuestos pre- molares sino por sus alvéolos en número de cuatro, lo que me había parecido deber indicar la presencia de dos premolares birradiculados. En 1889 dividí las especies fósiles de la República Argentina en dos nuevas familias: la de los Abderitidae con el solo género Abderites y la de los Epanorthidae con los géneros Epanorthus y Acdestis. Ya tengo publicados varios dibujos de tales tipos y la descripción de todas las piezas que me eran conocidas (4). Como en 1890 recibí nuevos materiales, publiqué un estudio más circunstanciado, añadiendo la descripción de los nuevos géneros Dipilus, Pichipilus y Tidaeus (5). (2) O. MarsmH: Discovery of Cretaceous Mammals, 1889, «American Journal of Science» tomo XXXVIITI, páginas 81 y 177. (3) Véase también: TrouressarrT: Les Mammiféeres fossiles de la République Argentine, según el señor Ameghino. (En «Le Naturaliste», 1890, año XII, páginas 151, 203, 213 y 271. (4) AMEGHINO: Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina (1889, in folio), páginas 268 a 275, lámina 1, figuras 10 a 16. (5) Los Plagiaulacidios argentinos y sus relaciones zoológicas, geológicas y geográficas, etcétera., in 8%, 66 páginas, 1890 («Boletín del Instituto Geográfico Argentino», tomo XI, página 143). El nombre de Tidaeus (preocupado por Tydaeus) fué ulteriormente cambiado pcr el de Mannodon Ameghino. 552 Les matériaux plus complets dont je disposais me prouvérent que dans les quatre petits alvéoles qui, dans la máchoire inférieure, font suite á la grande incisive, il s'implantaientsen réalité quatre petites dents á une seule racine qui se trouvaient encore en place dans la máchoire du nouveau genre Dipilus. Sur la figure de la mandibule d'Abderites meridionalis qui accompagne mon travail, les petites dents ont été restaurées d'apres la position des alvéoles, ainsi que J'ai eu soin de le dire dans le texte. 1l en est de méme de la figure de la méme piéce publiée dans «Le Naturaliste» (numéro du 1% Decembre 1890, p. 271). D'aprés ces nouveaux matériaux J'attribuais a 1'Abderites la formule dentaire sulvantes 1. € +5 PIS me Pour ce qui a rapport aux diprotodontes fossiles en général, j'ai indiqué, dans ce travail, quelques faits qui modifient sensiblement les connaissances que nous possédions auparavant sur ce groupe. 1l me semble utile d'en donner ici un résumé: a) Les diprotodontes descendent de marsupiaux polyprotodontes; b) Le nom de Multituberculata donné par Cope aux diprotodontes fossiles d'Europe et de 1'Amérique du Nord, ne convient pas a ceux de la République Argentine, car les molaires de ces derniers ne sont pas plus tuberculeuses que celles des marsupiaux actuels d'Australie; c) Les Multituberculata et les formes alliées de la République Ar- gentine n'étaient pas des monotrémes, comme on l'a supposé, mais de véritables marsupiaux diprotodontes; d) La famille des Bolodontidae est purement nominale, n'étant fon- dée que sur des maxillaires supérieurs du genre Plagiaulax; e) Les Plagiaulacidae se distinguent par leurs vraies molaires qui portent, sur leur couronne, deux rangées de tubercules ou mamelons, aussi bien á la máchoire supérieure qu'a l'inférieure; f) Le genre Neoplagiaulax doit constituer le type d'une nouvelle famille, celle des Neoplagiaulacidae (comprenant les genres Neopla- giaulax, Ptilodus, Liotomus, etc.), qui se distingue par ses molaires supérieures tres allongées et a trois rangées plus ou moins complétes de petits tubercules; les molaires inférieures n'en ont que deux rangées comme chez les Plagiaulacide. Dans un travail plus récent, j'ai considérablement augmenté le nom- bre des espéces fossiles argentines, et j'ai caractérisé les nouveaux genres Decastis, Callomenus, Halmadromus et Essoprion de la famille des Epanorthidae; —les genres Garzonia et Halmarhiphus de la nou- velle famille des Garzonidae (6). (6) Nuevos restos de mamíferos fósiles descubiertos por Carlos Ameghino en el eoceno inferior, etc., (Revista Argentina de Historia Natural, page 303/308,, Octobre 1891. Tirage á part, publié en Aoút 1891, pages 17/22). 553 Los materiales más completos de que disponía me probaron que en los cuatro pequeños alvéolos que, en la mandíbula inferior, suceden al gran incisivo, se implantaban en realidad cuatro pequeños dientes de una sola raíz que aún estaban en su lugar en la mandíbula del nuevo género Dipilus. En la figura de la mandíbula de Abderites mert- _dionalis que acompaña a mi trabajo, los dientecitos han sido restaurados de acuerdo con la posición de los alvéolos, tal como puse cuidado de decirlo en el texto. Lo mismo ocurre con la figura de la misma pieza publicada en « Le Naturaliste » (número correspondiente al 1? de Di- ciembre de 1890, página 271). De acuerdo con esos nuevos materiales, atribuí al Abderites la siguiente fórmula dentaria: i.,, C., pM.y, ES» Por cuanto se refiere a los diprotodontes fósiles en general, indi- qué, en ese trabajo, algunos hechos que modifican sensiblemente. los conocimientos que antes poseíamos acerca de este grupo. Me resulta útil resumirlos así: ] a) Los diprotodontes descienden de marsupiales poliprotodontes; b) El nombre de Multituberculata dado por Cope a los diprotodontes fósiles de Europa y de América del Norte, no conviene a los de la República Argentina, porque los molares de estos últimos no son más tuberculosos que los de los marsupiales actuales de Australia; c) Los Multituberculata y las formas aliadas de la República Ar- gentina no eran monotremos, según se les ha supuesto, sino verdade- ros marsupiales diprotodontes; d) La familia de los Bolodontidae es puramente nominal, como que fué fundada en maxilares superiores del género Plagiaulax; e) Los Plagiaulacidae se distinguen por sus verdaderos molares, que tienen en su corona dos hileras de tubérculos o mamelones, tanto en el maxilar superior como en la mandíbula inferior; f) El género Neoplagiaulax debe constituir el tipo de una nueva familia: la de los Neoplagiaulacidae (comprendiendo los géneros Pla- giaulax, Ptilodus, Liotomus, etc.) que se distingue por sus molares superiores muy alargados y tres hileras más o menos completas de pe- queños tubérculos; los molares inferiores sólo tienen dos hileras como en los Plagiaulacidae. En un trabajo más reciente, aumenté considerablemente el número de las especies fósiles y caractericé los nuevos géneros Decastis, Callo- menus, Halmadromus y Essoprion, de la familia de los Epanorthidae,; los géneros Garzonia y Halmarhiphus de la nueva familia de los Garzo- nidae (6). (6) Nuevos restos de mamíferos fósiles descubiertos por Carlos Ameghino en el eoceno inferior, etc. (Revista Argentina de Historia Natural, páginas 303 a 308, Octubre de 1891). Tirada aparte, publicada en Agosto de 1891, páginas 17 a 22. 554 Au sujet des diprotodontes fossiles en général, j'ai donné dans le méme travail les renseignements nouveaux suivants: A. Les Epanorthidae (7) constituent la transition des Abderitidae et des Decastidae aux Garzonidae, et les Garzonidae forment la transition des Epanorthidae, qui sont des marsupiaux diprotodontes, aux Microbio- theridae, qui sont des marsupiaux polyprotodontes, trés voisins des Didelphyidae et sans doute leur ancétres. B. Les diprotodontes descendent des Microbiotheridae (8) par l'inter- médiaire des Garzonidae qui seraient ainsi les prédécesseurs de tous les marsupiaux diprotodontes. C. Par la forme des dents, la transition entre ces différents groupes est si complete, qu'il est bien difficile de distinguer súrement les mo- laires et prémolaires des Didelphyidae et des Microbiotheridae, quí sont des marsupiaux polyprotodontes, de celles des Garzonidae, qui sont des marsupiaux diprotodontes. D. La grande dent rayée (ou sillonnée) de la máchoire inférieure des Plagiaulax, Ptilodus, Neoplagiaulax, Abderites, etc., n'est pas l'homolo- gue de la grande dent rayée des marsupiaux diprotodontes actuels, mais bien de celle qui la suit immédiatement. Il en résulte que cette dent hypertrophiée si caractéristique d'un grand nombre de formes fossiles, est la premitre vraie molaire et non la derniére prémolaire comme on l'avait cru jusqu'icl. : E. La formule dentaire d'Abderites, a la máchoire inférieure, est donc laistuy ante 100: ps op de Je vais maintenant tácher le résumer en peu de mots les points de la morphologie générale des diprotodontes et de leurs alliés, dont la connaissance est indispensable au sujet qui nous occupe: a) La forme particuliére et, pour ainsi dire, piesque anormale des prémolaires inférieures caractérise les Epanorthidae, les Decastidae (9) et les Abderitidae. Dans la presque totalité des genres qui composent les familles des Epanorthidae et Decastidae, les trois petites dents qui suivent l'incisive possedent une seule racine et ont une couronne basse, plate et lisse. Chez les Abderitidae, cette forme est encore plus accentée. Maeintenant que je posséde des máchoires inférieures avec les petites prémolaires dans leurs alvéoles, je vois que les premiéres dents qui suivent l'incisive sont d'une forme absolument unique chez les mammi- (7) La famille des Epanorthidae comprend les genres Epanorthus, Tidaeus, Callomenus, Halmadromus, Halmaselus, Essoprion et Pichipilus. h (8) La famille des Microbiotheridae comprend les genres Microbiotherium, Stylognathus, Eodidelphys, Prodidelphys et Hadrorhynchus. (9) Decastidae, famille nouvelle dont le type est le genre Decastis. Les représentants de cette famille se distinguent par la derniére prémolaire inférieure atrophiée et styliforme, et par la premiére vraie molaire présentant un commencement d'hypertrophie, mais sans rayures. Font partie de cette, famille les genres Decastis, Acdestis et Dipilus. 7 h. 4 - 555 Referentemente a los diprotodontes fósiles en general, di en ese mismo trabajo los nuevos datos siguientes: A. Los Epanorthidae (7) constituyen la transición de los Abderitidae y de los Decastidae a los Garzonidae; y los Garzonidae forman la tran- sición de los Epanorthidae, que son marsupiales diprotodontes, a los Microbiotheridae, que son marsupiales poliprotodontes, muy cercanos a los Didelphyidae y fuera de toda duda sus antecesores. ' B. Los diprotodontes descienden de los Microbiotheridae (8) por intermedio de los Garzonidae, que serían así los predecesores de todos los marsupiales diprotodontes. C. Por la forma de los dientes, la transición entre estos diferentes grupos es tan completa, que resulta bien difícil distinguir con certi- dumbre los molares y premolares de los Didelphyidae y de los Micro- biotheridae, que son marsupiales poliprotodontes, de los de los Garzo- nidae, que son marsupiales diprotodontes. A D. El gran diente rayado (o con surcos) de la mandíbula inferior de los Plagiaulax, Ptilodus, Neoplagiaulax, Abderites, etc., no es homó- logo del gran diente rayado de los marsupiales diprotodontes actuales, sino del que le sigue inmediatamente: De lo cual resulta que este diente hipertrofiado, tan característico de un gran número de formas fósiles, es el primer verdadero molar y no el último premolar según se ha venido creyéndolo hasta ahora. E. La fórmula dentaria del Abderites, en la mandíbula inferior, es pues, la siguiente: 1.7, C.7, PM. ,mM.7. Voy ahora a procurar resumir en pocas palabras los puntos de la morfología general de los diprotodontes y de sus aliados, cuyo conoci- miento es indispensable para el asunto que nos ocupa: a) La forma particular y, por decirlo así, casi anormal de los pre- molares inferiores, caracteriza a los Epanorthidae, los Decastidae (9) y los Abderitidae. En la casi totalidad de los géneros que constituyen las familias de los Epanorthidae y Decastidae, los tres dientecitos que siguen al incisivo poseen una sola raíz y tienen una corona baja, chata y lisa. En los Abderitidae, esta forma es más acentuada todavía. Ahora que poseo mandíbulas inferiores con los pequeños premolares en sus alvéolos, veo que los primeros dientes que siguen al incisivo son de una forma absolutamente única en los mamíferos, tal como puede (7) La familia de los Epanorthidae comprende los géneros Epanorthus, Tidaeus, Callo- menus, Halmadromus, Halmaselus, Essoprion y Pichipilus. (S) La familia de los Microbiotheridae comprende los géneros: Microbiotherium, Stylo- gnathus, Eodidelphys, Prodidelphys y Hadrorhynchus. (9) Decastidae, nueva familia cuyo tipo es el género Decastis. Los representantes de esta “familia se distinguen por el último premolar inferior atrofiado y estiliforme y por el primer verdadero molar, que presenta un principio de hipertrofia, pero sin ranuras. Forman parte de esta familia los géneros Decastis, Acdestis y Dipilus. 556 féres, comme l'on peut facilement s'en convaincre par le dessin que je donne ici de la máchoire inférieure d'une espéce du genre Abde- rites (10). Ces dents uniradiculées sont trés petites; la couronne est assez grosse proportionnellement a la racine, mais tres basse, lisse et aplatie. L'apparence de ces dents a quelque chose de reptiloide, et méme d'ic- tyoide, et si ellées avaient été trouvées isolées, on aurait pu les icon- fondre avec celles de quelque poisson cyprinoide. Comme je Vai dit plus haut, cette conformation est absolutement unique chez les mam- miféres et tout á fait caractéristique. b) Des relations phylogénétiques existent entre les diprotodontes de l'hémisphere septentrional et ceux de la Patagonie australe. En effet, par la forme de leurs molaires et prémolaires, les Garzonidae (11) montrent un stade intermédiaire entre les diprotodontes d'Europe et d'Amérique septentrionale appelés Multituberculata et les Abderitidae, Decastidae et Epanorthidae de Patagonie. On ne peut douter de la proche parenté de toutes ces formes. c) ll existe une relation entre toutes ces formes fossiles et les di- protodontes actuels d'Australie. Je connais maintenant les principales parties du squelette des types argentins: vertébres des diverses ré- gions de la colonne vertébrale, humérus, cubitus, radius de plusieurs espéces, fragments de bassin, sacrum, fémur, tibia, astragale, calca- néum, nombreux os du pied, y compris des phalanges terminales. Tous ces os, a quelques rares exceptions pres, présentent une tres grande analogie avec les os correspondants des diprotodontes actuels d'Australie: ¡ls n'ont aucun rapport avec ceux des monotrémes. Il est donc évident que nous avons affaire a de yrais marsupiaux diproto- dontes et non a des monotrémes, comme on l'a supposé. d) L'homologie de la denture, enfin, mérite de nous arréter. La grande dent rayée de la máchoire inférieure est súrement la premiére vraie molaire et non la derniére prémolaire comme on le supposait. J'avais déja été conduit a cette conclusion en établissant l'homologie des dents des Epanorthidae avec celles des Garzonidae, des Microbio- theridae et des Didelphyidae (12). Je puis maintenant ajouter que cetta dent n'est pas une dent de remplacement, tandis que celle qui la pré- céde en avant est dans ce dernier cas et se trouve précédée par une autre dent de lait: j'ai pu m'en assurer sur les genres Epanorthus et Garzonía oú cette dent n'est pas atrophiée. Dans les genres a dentition complete, les dents se divisent toujours en prémolaires au nombre de (10) Abderites est jusqu'ici unique genre connu de cette famille. (11) Font partie de cette famille les genres Garzoma, Halmarhiphus et Stilotherium; ce dernier a la méme formule dentaire qu'Epanorthus. (12) Revista Argentina de Historia Natural, 1, entrega 5%, page 304, Octobre 1891. 557 llegar cualquiera a convencerse observando el dibujo que acompaño de la mandíbula inferior de una especie del género Abderites (10). Esos dientes unirradiculados son muy pequeños; la corona es dema- siado gruesa proporcionalmente a la raíz, pero muy baja, lisa y achatada. La apariencia de esos dientes tiene algo de reptiloide y hasta de ictioids, y, si hubieran sido hallados aisladamente, se habría podido confundirlos con los de algún pescado ciprínido. Tal como lo tengo ya dicho, esta conformación es absolutamente única en los mamíferos y enteramente característica. ; b) Existen relaciones fitogenéticas entre los diprotodontes del hemis- ferio septentrional y los de Patagonia austral. En efecto: por la forma de sus molares y premolares, los Garzonidae (11) muestran un estadio intermedio entre los diprotodontes de Europa y de América septentrio- nal denominados Multituberculata y los Abderitidae, Decastidae y Epa- northidae de Patagonia. No se puede dudar del próximo parentesco de todas esas formas. c) Existe una relación entre todas esas formas fósiles y los dipro- todontes actuales de Australia. Conozco ahora las principales partes dei esqueleto de los tipos argentinos; vértebras de las diversas regiones de la columna vertebral, húmeros, cúbitos, radios de varias especies, fragmen- tos de bacinete, sacros, fémures, tibias, astrágalos, calcáneos, numerosos huesos del pie, inclusive falanges terminales. Todos esos huesos, con muy contadas excepciones, presentan una analogía muy grande con los correspondientes huesos de los diprotodontes actuales de Australia: no tienen relación alguna con los de los monotremos. De modo, pues, que resulta evidente que tenemos que habérnoslas con verdaderos marsu- piales diprotodontes y no con monotremos, según se había supuesto. d) La homología de la dentadura, en fin, merece que nos detenga- mos. El gran diente rayado de la mandíbula inferior es con toda segu- ridad el primer verdadero molar y no el último premolar, como se suponía. Al establecer la homología de los dientes de los Epanorthidae con los de los Garzonidae y la de los Microbiotheridae con los de los Didelphyidae, ya me había sentido inducido a esa conclusión (12). Ahora puedo agregar que ese diente no es un diente de reemplaza- miento, mientras que el que le precede adelante está en este último caso y se encuentra precedido por otro diente de leche: he podido te- ner la seguridad de ello en los géneros Epanorthus y Garzonia, en los cuales ese diente no está atrofiado. En los géneros de dentición com- pleta, los dientes se dividen siempre en premolares en número de (10) El Abderites es el único género de esta familia conocido hasta el día. (11) Forman parte de esta familia los géneros: Garzonia, Halmarhiphus y Stilotherium: este último tiene la misma fórmula dentaria que el Epanorthus. (1>) Revista Argentina de Historia Natural, 1, entrega 5%, página 304, Octubre de 18091. . 558 quatre et vraies molaires en méme nombre, a la máchoire inférieure comme á la supérieure. Mais á la máchoire supérieure la dent qui prend un grand développement et une forme tranchante n'est pas la pre- miére vraie molaire mais bien la derniére prémolaire. C'est ce qui a lieu, comme on sait, chez les carnivores. Pourtant quelques genres de diprotodontes présentent au contraire une derniére prémolaire plus petite que les dents qui suivent en arriére et celles qui préceédent en avant. II Dans un travail publié aux mois de Juillet et Aoút 1889, le savant paléontologiste M. O. C. Marsh a fait connaítre un nombre considé- rable de débris de mammiféres fossiles de la formation Laramie aux États- Unis. Ce Mémoire intitulé « Discovery of Cretaceous Mammals» (13) est accompagné de plusieurs planches d'une belle exécution. Je n'ai pu en prendre connaissance qu'au mois de Juin de l'année derniére (1891), gráce á la bienveillance de mon honoré collegue, le Dr. H. von Jhering, qui a bien voulu m'envoyer lexemplaire qu'il possédait. La presque totalité des espéces et des genres décrits par M. Marsh sont établis sur des dents ¡isolées, et, du premier examen que je fis de ce travail, il résulta pour moi que leur nombre était exagéré, comma> je Pai déja dit dant la Revista Argentina (14). Je sais maintenant que la majorité des naturalistes qui sont au courant de ces études sont du méme avis. D'une revision de ce travail publiée par le savant paléontologiste M. Henry J. Osborn (15), il résulte que les 4 ordres, les 8 familles, les 16 genres nouveaux et les 27 espéces nouvelles décrites par M: Marsh, se réduisent á cinq ou six genres et espéces appartenant á deux ou trois familles distinctes. D'apres M. Osborn les débris de la denture supérieure et inférieure d'un méme animal voisin de Ptilodus et de Neoplagiaulax (Cimolomys?), sont rapportés par M. Marsh a 5 espéces, 5 genres et 3 familles dif- férentes. Cependant la détermination de quelques spécimens reste trés douteuse, et ce sont précisément ces derniers qui présentent des analogies avec les types Argentins. Il est donc intéressant de signaler ici les rapports qui existent entre un certain nombre de piéces décrites par M. Marsh (13) A review of the Cretaceous Mammalia. («Proc. Acad. Nat. Sc. of Philadelphie», 1891, pages 124/135). (14) Revista Argentina de Historia Natural, 1, entrega 4%, page 218, Aoút 1891. (15) American Journal of Science, tome 38, pages 81 et 177. 559 cuatro y verdaderos molares en igual número, tanto en la mandíbula inferior como en el maxilar superior. Pero en ésta no es el primer verdadero molar sino el último premolar el diente que alcanza un gran desarrollo y una forma cortante. Sabido es que ello es lo que sucede en los carnívoros. Y no obstante, algunos géneros de diprotodontes presentan, por el contrario, un último premolar más pequeño que los dientes que siguen hacia atrás y los que preceden hacia adelante. II En un trabajo que publicó durante los meses de Julio y Agosto de 1889, el sabio paleontólogo señor O. C. Marsh, ha hecho conocer un considerable número de restos de mamíferos fósiles de la forma- ción Larámica de los Estados Unidos. Esa Memoria, intitulada «Disco- very of Cretaceous Mammals» (13), está acompañada por varias lá- minas de una bella ejecución. Recién me fué dado conocerla durante el mes de Junio del año próximo pasado (1891), gracias a la bondad de mi distinguido colega el doctor H. von Jhering, quien usó conmigo la cortesía de proporcionarme el ejemplar de su propiedad. La casi totalidad de las especies y los géneros descriptos por el se- ñor Marsh están fundados en dientes aislados, y, desde el primer exa- ¡men que hice de ese trabajo, resultó para mí que su número es exagerado, según lo tengo ya dicho en la Revista Argentina de Historia Natural (14). Sé a la fecha, que la mayoría de los naturalistas que están al corriente de estos estudios son de mi misma opinión. De una revisión de este trabajo que ha publicado el sabio paleontó- logo señor Henry J. Osborn (15), resulta que los cuatro órdenes, las ocho familias, los diez y seis géneros nuevos y las veintisiete especies nuevas descriptas por el señor Marsh, se reducen a cinco o.seis géneros y especies pertenecientes a dos o tres familias distintas. Según el señor Osborn, los restos de la dentadura superior e infe- rior de un mismo animal cercano al Ptilodus y al Neoplagiaulax (C:- molomys?) son llevados por el señor Marsh a cinco especies, cinco géneros y tres familias distintas. Mientras tanto, la determinación de algunos ejemplares queda siendo dudosa; y precisamente son estos últimos los que presentan analogías con los tipos argentinos. Es, pues, interesante señalar aquí las rela- ciones que existen entre cierto número de piezas descriptas por el (13) A review of the Cretaceous Mammalia. («Proc. Acad. Nat. Sc. of Philadelphie», año 1891, páginas 124/135. . (14) Revista Argentina de Historia Natural, 1, entrega 4%, página 218, Agosto de 1891. (15) «American Journal of Science», tomo XXXVIII, páginas 81 y. 177. 560 et provenant du crétacé supéricur de l'Amérique du Nord, et les piéces similaires que je posséde de l'Éoceéne inférieur de la Patagonie australe. Je signalerai tout d'abord l'impression qui m'a produite l'examen des débris osseux figurés sur la planche V du Mémoire de M. Marsh. Les fragments d'humérus représentés par les figures 5 a 8 et attribués au genre Dipriodon (synonyme de Meniscoessus Cope, qui a la priorité), le radius figuré sous les numéros 9 a 11 et attribué a Cimolestes, enfin le fémur incomplet des figures 16 et 17, attribué au genre Halodon, correspondent assez bien aux mémes os que je posséde du genre Epanorthus: il n'est pas douteux que ces débris proviennent de vérita- bles diprotodontes. Il n'en est pas de méme de l'astragale et du calcanéum représentés par les figures 18 a 23 comme ceux du Campíomus amplus, car ces deux os different completement par leur forme de ces mémes os dans les genres argentins, et je crois qu'ils ne proviennent pas de dipro- todontes. L'omoplate et l'interclaviculaire des figures 1 a 4 rapportés au méme Camptomus amplus sont en disproportion évidente avec l'astragale et le calcanéum attribués a cet animal; d'ailleurs je ne crois pas qu'ils soient d'un mammifére mais bien d'un reptile. Si je suis ici dans le vrai, le seul point d'appui un peu sérieux sur lequel on ait fondé opinion que ces mammiféres primitifs étaient des monotréemes et non des marsupiaux, tombe du méme coup. Maintenant, je passe a l'examen des piéces qui n'ont pu étre identi- fiées avec certitude par M. Osborn. 1. En parcourant le Mémoire de M. Marsh, je fus tout d'abord frappé e l'aspect de la dent représentée sur la pl. VII (fig. 22 a 25), sous le nom de Stagodon nitor (type de la famille des Stagodontidae Marsh). Cette dent d'apparence tout a fait reptiloide est absolument semblable aux premiéres prémolaires inférieures des Abderitidae et de quelques Epanorthidae de la République Argentine. Cette forme est si caracté- ristique et si particuliére, qu'a elle seule elle suffit a prouver, qu'á lépoque du Laramie, il existait dans 1'Amérique du Nord des mammi- feres diprotodontes tres rapprochés de ceux dont les débris se trouvent en si grande abondance dans l'éocéne inférieur de la République Ar- gentine. La dent figurée par M. Marsh est une prémolaire inférieure d'un genre tres voisin d'Abderites et appartenant súrement a la famille des Abderitidae. Evidemment, cet animal devait se trouver représenté, dans le méme gisement, par d'autres parties de la denture. En effet, continuant 1'exa- men des figures de M. Marsh, je trouve les rapprochements suivants. 2. La dent représentée (fig. 11 a 13 de la pl. III) comme quatriéme prémolaire inférigure d'Halodon sculptus ressemble assez á la dent >. ur Fig. 1. Epanorthus minutus Ameghino, type de la famille des Epanorthidae. Branche gauche de la máchoire inférieure (grossie de */, de grand. nat.): i., incisive unique hypertrophiée; c., ca- nine; P.1,P-z, P-3, P- 3, les quatre prémo- laires; m., m.7,m.3, m.z, les quatre vraies molaires (individu encore jeune a dents peu usées). Éocene inférieur du río Gallegos, Pata- gonie australe. Fig. 1. Epanorthus minutus Ameghino, tipo de la familia de los Epanorthidae. Rama izquierda de la mandíbula inferior (aumentada *;¡, de su ta- maño natural): i., incisivo único hipertrofiado; C., canino; Pp. 7, P-3, P-3, Pp-%,lo0s cuatro pre- molares; m.;, m.z, Mm.z, m.z, los cuatro ver- daderos molares (individuo joven todavía y de dientes poco usados). Eoceno inferior del río Gallegos, Patagonia austral. Fig. 2. Microbiotherium tehuelchum Ameghino, type de la famille des Microbiotheridae. Branche gauche de la máchoire inférieure, vue du cóté externe (grossie */, de grand. nat.): i.,, i. la, 1.7, les quatre incisives; c., canine; p. Ps, P-s, les tros prémolaires; m.,, m.z, m.=, m.s, les quatre vraies molaires. Éocene inférieur du río Gallegos, Patagonie australe. 25 23 Fig. 3. Decastis columnaris Ameghino, type de la famille des Decastidae. Branche droite de la máchoire inférieure vue du cóté externe (gros- sie */, de grand. nat.); i., incisive; c., canine; P-1, P-2, P-3, P-+, les quatre prémolaires; m.,, mM. 2, Mm. 3, m.x, les quatre vrales mo- laires. Éocene inférieur du río Gallegos, Pata- gonie australe. AMEGHINO — V. X Fig. 2. Microbiotheritim tehuelchum Ameghino, tipo de la familia de los Microbiotheridae. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por su lado externo (agrandada */, de su tamaño na- tural): 1.7, 1.2, 1.3, i.%, los cuatro incisivos; c., canino; p.2,P.3, p. +, los tres premolares; m.¡/, M.z, M.3, m.4, los cuatro verdaderos molares. Eoceno inferior del río Gallegos, Pa- taconia austral. Fig. 3. Decastís columnaris Ameghino, tipo de la familia de los Decastidae. Rama derecha de la mandibula inferior vista por el lado externo (agrandada */, de su tamaño natural): i., inci- sivO; C., canino; p. 1, P-z, P-=, P.+, los cua- tro premólares; m. 7, m.z,m.3, m.,, los cua- tro molares verdaderos. Eoceno inferior del río Gallegos, Patagonia austral. 36 Fig. 4. Abderites crassiramis (16) Ameghino, type de la famille des Abderiftidae. Branche gauche de la máchoire-inf. vue du cóté externe (gros- sie?/, de grand. nat.): i., incisive; c., canine; p. 1, P.3, P.3, P.+, les quatre prémolaires; m., m.z, m.3, m.z, les quatre vraies molaires. Éocene inférieur du río Gallegos, Patagonie australe. Fig. 4. Abderites crassiramis (16) Ameghino, tipo de la familia de los Abderitidae. Rama iz- quierda de la mandíbula inferior, vista por su lado externo (aumentada a */, de su tamaño na- tural): i., incisivo; c., canino; p.17, P.z, P. 3» p.+, los cuatro premolares; m. 7, M.z, m.z, m. +, los cuatro verdaderos molares. Eoceno in- ferior del río Gallegos, Patagonia austral. Fig. 5. Garzonía typica Ameghino, type de la famille des Garzonidae. Branche droite de la máchoire inférieure vue du cóté externe (gros- sie */, de grand. nat.): i., incisive; c., canine; P.7, P.3, P-%, les trois prémolaires; m.7, m.2, m.3, m.z, les quatre vraies molaires. Éocéne inférieur du río Gallegos, Patagonie australe. Fig. 5. Garzonia typica Ameghino, tipo de la familia de los Garzonidae. Rama derecha de la mandíbula inferior vista por su lado externo (agrandada */, de su tamaño natural): i., incisivo; C., canino; P. 3, P.3, P. +, los tres premolares; m.,, M.2, m.s, m.z, los cuatro verdaderos molares. Eoceno inferior del río Gallegos, Pa- tagonia austral. (16) J'avais nommé cette espece Abderites crassignathus (Revista Argentina de Historia Natural, 1, entrega 4*, page 248, Aoút 1891); -mais, m'étant apercu que ce nom était de composition hybride, je le change ici en celui d'Abderites crassiramis. (16) Había denominado a esta especie Abderites crassignathus (Revista Argentina de His- toria Natural, tomo 1, entrega 4*, página 248, Agosto de 1891); pero habiéndome dado cuenta de que ese nombre era de composición híbrida, lo cambio ahora por el de Abderites. crassiramis. | | | | 563 señor Marsh, procedentes del cretáceo superior de América del Norte, y las piezas similares que yo poseo procedentes del eoceno inferior de Patagonia austral. Señalaré desde luego la impresión que me ha producido el examen de los restos óseos figurados en la lámina V de la Memoria del señor Marsh. Los fragmentos de húmero representados por las figuras 5 a 8 y atribuídoles al género Dipriodon (sinónimo de Meniscoessus Cope, que tiene la prioridad), el radio figurado bajo los números 9 a 11 y atribuídole al Cimolestes, y, en fin, el fémur incompleto de las figu- ras 16 y 17, atribuídole al género Halodon, corresponden bastante bien a los mismos huesos que poseo del género Epanorthus: no es nada du- doso que esos restos provengan de verdaderos diprotodontes. No sucede otro tanto con el astrágalo y el calcáneo representados por las figuras 18 a 23 como si fuesen de Camptomus amplus, porque esos dos huesos difieren por completo por su ferma de los mismos pertenecientes a los géneros argentinos y en mi opinión ellos no pro- vienen de diprotodontes. El omoplato y el interclavicular de las figuras 1 a 4 referidos al mismo Camptomus amplus están en evidente desproporción con el as- trágalo y el calcáneo atribuídoles al mismo animal; por lo demás, no creo que sean de un mamífero sino de un reptil. Si estoy en lo cierto, el único punto de apoyo serio sobre el cual ha sido fundada la opinión de que esos mamíferos primitivos eran monotremos y no marsupiales, también cae. Ahora, paso al examen de las piezas que no han podido ser identifi- cadas con certidumbre por el señor Osborn. 1. Mientras recorría la Memoria del señor Marsh, me sorprendió desde luego el aspecto del diente representado en la lámina VII (figu- ras 22 a 25), bajo el nombre de Stagodon nitor (tipo de la familia de los Stagodontidae Marsh. Este diente de apariencia enteramente repti- loide es de un modo absoluto semejante a los primeros premolares inferiores de los Abderitidae y de algunos Epanorthidae de la Repú- blica Argentina. Esta forma es tan característica y tan particular, que por sí misma basta para probar que en la época del Larámico existían en América del Norte mamíferos diprotodontes muy cercanos de aque- llos cuyos restos se encuentran en tan grande abundancia en el eoceno inferior de la República Argentina. El diente figurado por el señor Marsh es un premolar inferior de un género muy cercano del Abderites y seguramente perteneciente a la familia de los Abderitidae. Evidentemente, este animal debía hallarse representado, en el mis- mo yacimiento, por otras partes de la dentadura: Y en efecto: conti- nuando el examen de las figuras publicadas por el señor Marsh, en- cuentro las semejanzas siguientes: : 564 correspondante (m.+7) d'Abderites et représente probablement la pre- miére vraie molaire inférieure du méme animal dont les prémolaires sont figurées sous le nom de Stagodon nitor. 3. La dent représentée par les fig. 17 a 21 (pl. VII) comme pré- molaire supérieure de Stagodon tumidus est effectivement une prémo- laire supériure tres semblable a la troisiéme prémolaire supérieure d'Epanorthus. 11 est probable qu'elle représente la troisiéme prémolaire supérieure du méme animal nommé Stagodon nitor. 4. Les dents représentées (fig. 4 a 12, pl. VIII) sous le nom Je Platacodon nanus sont assez semblables aux premiéres prémolaires supérieures rudimentaires du genre Epanorthus et représentent proba- blement les dents correspondantes du méme Stagodon nitor ou Yun ani- mal qui s'en rapproche beaucoup. 5. La dent représentée (fig. 14 3 de la pl. IV) comme vraie molaire supérieure de Didelphops vorax, présente une grande ressemblance avec les vraies molaires supérieures des genres Garzonia et Halmarhiphus; c'est probablement une vraie molaire supérieure d'un véritable dipro- todonte voisin de Garzonia. 6. La molaire représentée (fig. 5 a 7, pl. IV) comme molaire infé- rieure de Didelphops comptus, présente une grande ressemblance avec la premiére vraie molaire inférieure de Garzonia: c'est sans doute la dent correspondante d'un animal qui était voisin de ce dernier genre. 7. La molaire représentée (fig. 8 a 11, pl. IV) comme molaire infé- rieure de Cimolestes curtus et celle des fig. 12 a 15 de la méme planche nommée Cimolestes incisus, présentent une grande ressemblance avec les deuxiéme et troisiéme vraies molaires inférieures, encore peu usées, des genres Garzonia et Halmarhiphus, et proviennent sans doute d'ani- maux quí leur ressemblent. ; 8. La dent représentée (fig. 16 a 19, pl. IV) comme prémolaire supérieure de Cimolestes incisus et celle des figures 20 a 22 de la méme planche, donnée comme prémolaire supérieure de Didelphops comptus, présentent une grande analogie avec la derniére prémolaire supérieure des Epanorthidae: tres probablement ces dents sont des quatriémes prémolaires supérieures de diprotodontes du genre Stagodon, ou d'un genre voisin. 9. La dent représentée (fig. 23 a 25, pl. IV) comme molaire supé- rieure de Pediomys elegans, ressemble a la derniére vraie molaire supérieure, toujours tres petite, des Epanorthidae et des Garzonidae, et sans doute représente la quatriéme vraie molaire supérieure du genre Stagodon ou d'un autre genre allié a Garzonia. En résumé, apres avoir comparé ces figures avec les matériaux qui sont a ma disposition, je trouve que les piéces désiznées par M. Marsh sous les noms de Stagodon nitor, Halodon sculptus, Stagodon tumidus, 2. El diente representado (figuras 11 a 13 de la lámina IU) como cuarto premolar inferior de Halodon sculptus se asemeja bastante al diente correspondiente (m.j ) de Abderites y representa probablemente el primer verdadero molar inferior del mismo animal cuyos premolares están figurados bajo el nombre de Stagodon nitor. 3. El diente representado por las figuras 17 a 21 (lámina VII) como premolar superior de Stagodon tumidus, es efectivamente un premolar superior muy semejante al tercer premolar superior de Epanorthus. Es probable que él represente el tercer premolar superior del mismo animal denominado Stagodon nitor. 4. Los dientes representados (figuras 4 a 12, lámina VIII) bajo el . nombre de Platacodon nanus son muy semejantes a los primeros pre- molares superiores rudimentarios del género Epanorthus y probable- mente representan los correspondientes dientes del mismo Stagodon nitor o de un animal muy próximo a él. k 5. El diente representado (figuras 1 a 3 de la lámina IV) como verdadero molar superior del Didelphops vorax, presenta una gran semejanza con los verdaderos molares superiores de los géneros Gar- zonia y Halmarhiphus; es probablemente un verdadero molar supe- rior de un verdadero diprotodonte cercano de Garzonia. 6. El molar representado (figuras 5 a 7, lámina IV) como molar inferior del Didelphops comptus, presenta una gran semejanza con el primer verdadero molar inferior de Garzonia; es sin duda el diente correspondiente de un animal que se aproximaba a este género. 7. El molar representado (figuras 8 a 11, lámina IV) como molar inferior de Cimolestes curtus y el de las figuras 12 a 15 de la misma lámina, denominado Cimolestes incisus, presentan una gran semejanza con los verdaderos molares inferiores segundo y tercero, poco usados todavía, de los géneros Garzonia y Halmarhiphus, y provienen, sin duda, de animales que se les parecen. 8. El diente representado (figuras 16 a 19, lám. IV) como premolar superior de Cimolestes incisus y el de las figuras 20 a 22 de la misma lámina, dado como premolar superior de Didelphops comptus, presentan una gran analogía con el último premolar superior de los Epanorthidae; esos dientes son muy probablemente cuartos molares superiores de di- protodontes del género Stagodon, o de un género que se le aproxima. 9. El diente representado (figuras 23 a 25, lámina IV) como molar superior de Pediomys elegans, se parece al tercer verdadero molar superior, siempre muy pequeño, de los Epanorthidae y de los Garzo- nidae, y representa sin duda el cuarto verdadero molar superior del género Stagodon o de algún otro aliado del Garzonia. En resumen: después de haber comparado esas figuras con los ma- teriales que tengo a mi disposición, encuentro que las piezas dibujadas 566 Platacodon nanus, Didelphops vorax, Didelphops comptus, Cimolestes curtus, Cimolestes incisus et Pediomys elegans, appartiennent a de vrais marsupiaux diprotodontes, d'une conformation assez différente de ceux que l'on avait trouvés jusqu'alors en Europe (17) et dans l'Amérique du Nord, et qui sont connus sous le nom de Multituberculata; ils présentent, par contre, une grande ressemblance avec les types de diprotodontes de l'Éocéne inférieur de la République Argentine qui constituent les familles des Abderitidae, des Decastidae, des Epanor- thidae et des Garzonidae. y ll est certain que ce nombre considérable de genres et d'espéces fondés par M. Marsh doit disparaítre, car tous ces débris se rapportent a deux ou trois genres seulement: mais les matériaux dont on dispose sont tout-a-fait insuffisants pour permettre de les caractériser méme d'une maniétre -imparfaite. Malgré cela et malgré létat fragmentaire de ces débris, il est permis d'affirmer, d'une manitre incontestable, Pexistence dans le Laramie d'une faune mammalogique qui présente de grandes analogies avec celle de la Patagonie australe que j'ai rap- portée a l'Éoceéne inférieur. L'age de la formation Laramie des États-Unis est bien déterminé: cette formation représente les couches les plus récentes du Crétacé. Il sS'ensuit que je ne dois pas m'étre éloigné beaucoup de la vérité en déterminant l'áge de la faune Santa-Cruzienne de la Patagonie australe comme correspondant a la base de l'Eocéne. Mais il me semble impossible que la faune mammalogique du Lara- mie soit composée exclusivement de marsupiaux diprotodontes, et je crois que de nouvelles recherches bien conduites permettront d'y dé- couvrir d'autres formes patagoniennes, particuligrement des Microbio- theridae, des Dasyuridae, des rongeurs hystrichomorphes et peut-étre méme des ongulés litopternes (18). x (17) A Texception de ceux de T'éocéne inférieur de Reims (faune Cernaysienne) dé- crits par M. Lemoine. — (Note de la Rédaction.) (18) M. Marsh vient de publier une Mémoire oú il décrit comme nouveaux les genres et especes suivants: TI. ALnLortnerra, — Cimolodon paruns, Cimolodon agilis, Allacodon fortis, Allacodon rarus, Oracodon conulus y Stagodon validus. TI. CiMOLESTIDAE. — Telacodon laevis, Batodon tenuis. Ces nouveaux types son figurés, comparativement avec les nouveaux types du Laramie pré- cédemment décrits par l'auteur, sur les sept planches qui accompagnent ce nouveau Mémoire. Disons, en terminant, que des débris de mammiféres viennent d'étre signalés pour la pre- miére fois dans le Crétace d'Europe. C'est dans le Wealdien d'Hastings (Angleterre), que cette importante découverte a été faite. Elle est fondée sur la présence dans ce gisement d'une seule dent molaire que M. Smith Woodward a présentée á la Société Zoologique de Londres, le 17 Novembre 1891, et qu'il a décrite sous le nom de Plagiaulax Dazwsoni. (Note de M. 'TROUESSART). y » Ñ "Y E eS A a A 567 por el señor Marsh bajo los nombres de Stagodon nitor, Halodon scul- ptus, Stagodon tumidus, Platacodon nanus, Didelphops vorax, Didelphops comptus, Cimolestes curtus, Cimolestes incisus y Pediomys elegans, pertenecen a verdaderos marsupiales diprotodontes, de una conforma- ción bastante diferente de la de los que habíanse encontrado hasta entonces en Europa (17) y en América del Norte y que son conocidos bajo el nombre de Multituberculata; y, por el contrario, presentan una gran semejanza con los tipos de diprotodontes del eoceno inferior de la República Argentina que constituyen las familias de los Abderitidae, de los Decastidae, de los Epanorthidae y de los Garzonidae. Lo cierto es que ese número considerable de géneros y especies que ha fundado el señor Marsh debe desaparecer, porque todos esos restos se refieren a sólo dos o tres géneros; pero los materiales de que se dispone son enteramente insuficientes para permitir caracterizarlos ni aun de una manera imperfecta. A pesar de eso y a pesar también del estado fragmentario de esos restos, es permitido afirmar, de una ma- nera incontestable, la existencia en el Larámico de una fauna masto- lógica que presenta grandes analogías con la de Patagonia austral que he referido al eoceno inferior. La edad de la formación Larámica de Estados Unidos está bien determinada: esa formación representa las capas más recientes del cretáceo. De ello se sigue que no debo haberme alejado mucho de la verdad al determinar la edad de la fauna santacruceña de Patagonia austral como correspondiente a la base del eoceno. Pero me parece imposible que la fauna mastológica del Larámico esté compuesta exclusivamente de marsupiales diprotodontes; y pienso que nuevas investigaciones bien dirigidas permitirán descubrir en ella otras formas patagónicas, particularmente de los Microbiotheridae, de los Dasyuridae, de los roedores histricomorfos y tal vez hasta de los mismos ungulados litopternos (18). (17) Con excepción de los del eoceno inferior de Reims (fauna Cernaysiana) descriptos por el señor Lemoine. — Nota de la Redacción. (18) El señor Marsh acaba de publicar una Memoria en la cual describe como nuevos los géneros y especies que siguen: I. ArnzoTtHERIA. — Cimolodon parvus, Cimolodon agilis, Allacodon fortis, Allacodon rarus, Oracodon conulus y Stagodon validus. II. CiMOLESTIDAE. — Telacodon laevis y Batodon tenuis. | Estos nuevos tipos están figurados, comparativamente con los nuevos tipos del Larámico precedentemente descriptos por el autor, en las 7 láminas que acompañan esta nueva Memoria. Al terminar, decimos que acaban de ser señalados por primera vez restos de mamíferos en el cretáceo de Europa. Donde ha sido hecho tan importante descubrimiento, es en el Wealdiano de Hastings (Inglaterra). Está fundado en la presencia de un solo diente molar hallado en ese yacimiento, que el señor Smith Woodward ha presentado a la Sociedad Zoo- lógica de Londres, el 17 de Noviembre de 1891 y há descripto con la denominación d2 Plagiaulax Dazwsoni. (Nota del señor 'TROUESSART). ql LXXXVI NTES PRELIMINARES SOBRE EL GÉNERO THEOSODON a ñ h Ñ v APUNTES PRELIMINARES SOBRE EL GÉNERO THEOSODON El género Theosodon Ameghino, 1887, es el representante eoceno del género Macrauchenia Owen, al que se liga por el género Scala- brinitherium Ameghino, de la formación oligocena del Paraná. Con todo, las diferencias que distinguen el Theosodon de la Macrauchenia son tan notables, que no permiten reunirlos en una misma familia. El Theosodon forma parte de la familia de los Mesorhinidae Ameghino, 1891, que, como los Macrauchenidae, son mamíferos del suborden de los Litopterna Ameghino, 1891. Los Mesorhinidae se distinguen por la abertura nasal anterior que empieza adelante en los intermaxilares, por los nasales colocados bas- tante atrás y muy cortos, por las órbitas un poco abiertas atrás, por los verdaderos molares inferiores con cuatro columnas perpendiculares in- ternas, y por tener cinco dedos en cada pie, tanto adelante como atrás; de estos cinco dedos, los tres internos son de gran tamaño y confor- mados como en Macrauchenia, pero los dos laterales, interno y externo, son muy pequeños. Conozco ya varios géneros de esta familia; el Theosodon, cuyas prin- cipales partes del esqueleto poseo, es uno de los más interesantes; y sobre él voy a anticipar algunas noticias, que ampliaré en otra opor- tunidad. DENTADURA. — La fórmula dentaria del Theosodon es como en el género Macrauchenia: E E p. m. 3 1 4 3 Los incisivos, los caninos y el primer premolar, tanto arriba como abajo, están separados entre sí y del premolar que sigue, por peque- ños diastemas, cortos y regulares. Los seis últimos dientes forman, tanto arriba como abajo, una serie continua y están fuertemente apre- tados unos contra otros. La transición de forma de los molares verda- deros a los incisivos se efectúa de una manera gradual, apenas sen- sible. Los incisivos superiores e inferiores son bastante parecidos a 572 E los de Macrauchenia, pero de raíces más largas y corona relativamente pequeña. Los caninos, tanto superiores como inferiores, se parecen a los incisivos externos, y son, como éstos, de una sola raíz. Las muelas superiores aumentan gradualmente de tamaño del p.! al m.?; el m.? es de tamaño un poco menor que m.?. Los p.? y 3 tienen dos raíces cada uno, una adelante y la otra atrás. Cuando los tres primeros premolares superiores no están todavía gas- tados, presentan la superficie masticatoria de la corona dividida en dos partes, una interna y la otra externa, separadas por un surco lon- gitudinal profundo; la cara lateral externa de estos dientes es plana, sin arista perpendicular media, terminando abajo en una sola cúspide triangular, es decir: presentando un solo lóbulo externo. El p.* tiene la cara externa dividida en dos lóbulos, pero de un modo imperfecto, con la arista perpendicular media muy poco acentuada y tres pozos de esmalte en la corona; este diente presenta sobre el lado interno una cúspide elevada y puntiaguda opuesta a la arista perpendicular externa. Los tres verdaderos molares superiores presentan la cara externa bilobada por una ranura perpendicular media, mostrando así la forma característica en W propia de un considerable número de perisodác- tilos. El último molar (m.3) tiene el lóbulo externo posterior bastante más pequeño que el anterior. Los tres verdaderos molares superiores presentan en el lado interno dos cúspides cada uno, elevadas y pun- tiagudas, separadas entre sí por un pliegue entrante de esmalte, opuesto a la arista perpendicular media del lado externo. Cada una de las mencionadas muelas tiene en la corona cuatro pozos aislados de esmalte, pero poco profundos, de manera que con el des- gaste pronto desaparecen todos los detalles. Las siete muelas superiores tienen sobre el lado externo un reborde basal de esmalte regularmente acentuado. ; El tamaño de los cuatro premolares aumenta gradualmente en la mandíbula inferior desde el primero al último: los tres molares verda- deros son de tamaño casi igual. El surco perpendicular externo que divide las muelas inferiores en dos lóbulos, empieza a mostrarse en el p.7 y se encuentra perfectamente desarrollado en el p.-; este último diente es de lóbulo externo anterior notablemente mayor que el pos- terior. Los tres molares verdaderos son, por el contrario, de lóbulo anterior externo un poco más pequeño que el posterior. Cada uno de los tres verdaderos molares inferiores del Theosodon muestra cuatro cúspides internas, todas bien desarrolladas; y es sabido que los mismos dientes de Macrauchenia sólo tienen tres cúspides in- ternas. La cúspide accesoria, muy desarrollada, se destaca del fondo de la cavidad interna posterior, dirigiéndose hacia adentro y hacia atrás. ¡tanjeu outue) ns ap */, “Opt] Ap OJSIA O9UPID “OUNÍDMY 149//9PA7 UO0posoay] 574 El reborde basal de esmalte es, generalmente, poco acentuado, tanto en el lado interno como en el externo. La disposición de la serie den- taria es bastante parecida a la del género Scalabrinitherium. Los seis incisivos no están colocados en la parte anterior del cráneo formando un arco de círculo como en el género Macrauchenia, sino más a los lados, más en dirección del eje de la serie dentaria, acercán- dose al Scalabrinitherium, si bien existen a este respecto diferencias según las especies; sin embargo, por lo que concierne a la mandíbula superior, sólo el par de incisivos internos (1.1) se encuentra colocado completamente adelante, con su eje mayor en dirección transversal. Las series dentarias divergen hacia atrás, a partir desde el p.4 hasta la última muela; y hacia adelante a partir del p.* hasta el p.1, con- vergiendo luego hacia adelante desde el c.! hasta el 1.1. El paladar se ensancha adelante y atrás, encontrándose su parte más angosta al nivel del último premolar. CRÁNEO. — El cráneo se distingue inmediatamente por su forma an- gosta y prolongada; el Theosodon es quizá el ungulado de cráneo más angosto y relativamente más prolongado que hasta ahora se conoce. Los parietales son sumamente hundidos, y la cavidad cerebral, de con- siguiente, excesivamente pequeña. Los arcos cigomáticos son poco con- vexos hacia afuera. El cráneo es casi recto y no abovedado en su parte superior. El llano occipital concuerda con la conformación gene- ral del cráneo, siendo muy angosto transversalmente, muy elevado y fuertemente inclinado hacia atrás; se angosta a medida que se le- vanta hacia arriba, imitando una forma piramidal cuya cúspide es el principio de una cresta sagital regularmente elevada, pero corta, que pronto se bifurca hacia adelante en dos ramas que limitan arriba las fosas temporales, de las que forman el borde superior. La frente es ancha y plana adelante y triangular atrás, en donde la parte posterior de los frontales se intercala en forma de cuña entre los parietales. Hacia el centro de cada frontal hay tres o cuatro perforaciones. Sobre los costados laterales, los frontales se arquean fuertemente hacia abajo, formando a cada lado una apófisis postorbitaria de gran tamaño, trian- gular, de base muy ancha y extremidad larga y puntiaguda que des- ciende hacia abajo hasta tocar casi el arco cigomático, del que está se- parada por un trecho muy corto. En la base de cada apófisis postorbi- taria hay una gran perforación superorbitaria de contorno elíptico, cuyo eje mayor se dirige transversalmente de adentro hacia afuera y de arriba hacia abajo, dividida por un tabique oblicuo en dos cavidades distintas. Los frontales, en su parte superior, se extienden bastante más adelante que en el género Macrauchenia y también que en el Scala- brinitherium, encontrándose su límite anterior delante de las órbitas. A A RM 575 Los nasales son mucho más desarrollados que en el Scalabrinitherium, pero, con todo, muy pequeños, cortos y anchos, completamente sepa- rados uno de otro, formando, vistos de arriba, como dos protuberancias convexas, longitudinales, separadas por una hendedura longitudinal pro- funda; estos huesos se articulan atrás con el frontal correspondiente y a los lados con los maxilares, sobresaliendo muy poco en la abertura nasal anterior. La parte superior de los nasales, frontales y parietales, se encuentra más o menos sobre un mismo plano horizontal. La abertura nasal anterior es una de las particularidades del Theo- sodon; la parte posterior de esta abertura empieza más atrás que en la generalidad de los ungulados, pero mucho más adelante que en la Macrauchenia y el Scalabrinitherium, prolongándose hacia adelante por un trecho considerable y apareciendo todavía como mucho más grande de lo que es a causa de la pequeñez de los nasales. Esta fosa está limitada lateralmente por los maxilares que van gradualmente ha- cia arriba hasta ponerse en contacto con los nasales. Hacia adelante, la fosa nasal se prolonga hasta el mismo borde alveolar de los incisivos, en forma de hendedura muy angosta, producida por una pequeña sepa- ración de los premaxilares, que permanecían separados en todo su largo durante toda la vida. Por la conformación de la abertura nasal, el mayor parecido lo encuentro con el Tapirus; y no abrigo la menor duda de que el Theosodon estaba provisto de una trompa parecida a la de este último género. Las órbitas son parecidas a las de la Macrauchenia y el Scalabrinithe- rium, pero un poco abiertas atrás, limitadas en su parte posterior por una gran apófisis postorbitaria descendente de los frontales, sin que la parte superior correspondiente del arco cigomático, formada por la parte cigomática del temporal, presente vestigios de apófisis ascen- dente opuesta a la anterior. El verdadero hueso cigomático (yugal) es relativamente poco desarrollado, pero el prolongamiento cigomático del temporal es, al contrario, de gran tamaño. El lacrimal es igualmente muy extendido. Los intermaxilares son muy cortos, sin el prolonga- miento posterior que tienen en el Equus, separados de los nasales por una gran distancia en la que se interponen los maxilares, siendo, ade- más, muy deprimidos de arriba abajo. La cavidad glenoides es casi circular, muy profunda y limitada atrás por un proceso descendente postglenoides bien acentuado. La fosa nasal posterior ocupa casi todo el ancho de la región interdentaria del paladar, pero es poco extendido hacia adelante. La perforación palatina del intermaxilar es muy grande. La mandíbula inferior es de la misma forma general que en los géneros Macrauchenia y Scalabrinitherium, pero el borde inferior de la rama horizontal nunca es convexo, sino más o menos cóncavo, o casi recto, según las especies. 576 ESQUELETO. — Los huesos del esqueleto presentan una gran analogía con los de la Macrauchenia. Las vértebras cervicales están construídas sobre el mismo tipo, con el canal vértebroarterial en la misma posición. Los huesos largos de los miembros también se parecen a los correspon- dientes de la Macrauchenia, con la diferencia de que el Theosodon pre- senta cúbito y radio, tibia y peroné, completamente separados en todo su largo y durante toda la vida. La construcción fundamental del carpo y del tarso es también la misma, pero el número de dedos es distinto. El Theosodon tenía cinco dedos en cada pie, tanto adelante como atrás: de éstos, los tres internos eran grandes y casi completamente iguales en su disposición y tamaño relativo a los correspondientes de la Macrau- chenia; los externos (primero y quinto) eran pequeños, pero los mate- riales de que por ahora dispongo, no me permiten determinar si esos dedos eran completos o sólo reducidos a los metacarpianos y metatar- sianos correspondientes; conócese, sin embargo, que el dedo interno (primero) era más desarrollado que el externo (1). Conozco tres especies de este género, que son: Theosodon Lydekkeri, Theosodon Fontanae y Theosodon gracilis. THEosoDOoN LYDEKKERI Ameghino, 1887. — Es la especie típica y la más abundante, sobre la cual he trazado la descripción del género. Su tamaño era comparable al de un asno pequeño, pero de cabeza relati- vamente más chica y mucho más prolongada. El p.! tiene dos raíces bien distintas y es fuertemente inclinado hacia atrás. Los incisivos infe- riores son muy comprimidos de adelante hacia atrás y se gastan en los costados en declive lateral, formando cúspides agudas, sin cíngulo basal (1) El señor Mercerat, en la página que ha dedicado al examen de los .caracteres diag- nósticos del género Theosodon («Revista del Museo de La Plata», tomo II, página 47, Agosto de 1891), sólo ha reunido una serie ininterrumpida de errores. La casi totalidad de los datos que consigna son equivocados. Me contentaré con rectificar sólo algunos de los más importantes. No es cierto que el género Theosodon se distinga de Macrauchenia pur su intermaxilar más corto, pues, por el contrario, lo tiene más largo. La abertura nasal no se encuentra más adelante que en el Equus, como allí se dice; el autor confunde la abertura nasal con la hendedura intermaxilar que divide ambos maxilares en todo su largo; la abertura nasal empieza más atrás que en el Equus. La corona de los incisivos no es comprimida en sentido transversal, como allí se dice, sino de adelante hacia atrás. Existe el cíngulo basal también en p ' . Que «

..L....ooooo.ooo. 000.0... 0 020 anteroposterior (longitudinal) del DP. ....oooocccccccccco 0 021 anteroposterior (longitudinal) del PD... ccoo. 0 0225 anteroposterior (longitudinal) del MM. o ccoo 0 0215 anteroposterior (longitudinal) del MP coc coco. 0 0225 anteroposterior (longitudinal) del MM... 0 0215 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas superiores 00... 0 131 Longitud de la serie dentaria desde el borde anterior del i.- hasta la parte LE A A A A O 0 19 Longitud del co desde la parte posterior de los cóndilos occipitales hasta A A AA AE 0 32 Longitud máxima 285 la parte posterior desde la cresta occipital hasta la parte COTE e A TS A 0 34 A AAA 0 ON 0 049 Diámetro transverso máximo del cráneo al nivel de las órbitas... ............ 0 106 anverso al mivel dell o occccconnócicn icono ne nencctneiro nos 0 041 Diámetro vertical del cráneo al nivel de las Órbitas 00000000 O 087 Longitud máxima de la mandíbula inferior desde su borde posterior hasta la A o .. 0.30 Alto de la rama horizontal debajo del A PES O RO 0 040 Alto de la rama horizontal debajo del TA EE 0 031 AMEGHINO — V. X 37 578 THE0soDON FONTANAE Ameghino, Agosto 1891. — Es de la misma talla que la especie precedente, o quizá un poco más grande, pero con- , siderablemente más robusta. La parte anterior del rostro es más corta, más fuerte y más ancha. La rama mandibular es muy gruesa, robusta y de alto casi uniforme. La parte sinfisaria de la mandíbula inferior es corta, ancha y gruesa, formando adelante un arco de círculo regu- lar. Los incisivos, caninos y primeros premolares superiores son de mayor tamaño que en la especie precedente y más apretados unos con- tra otros, formando una serie continua. Los incisivos inferiores son de corona más gruesa y más cónica, y se gastan en sentido más horizontal que en la especie precedente. Los seis incisivos inferiores están colo- cados en la parte anterior de la mandíbula formando un semicírculo completo. DIMENSIONES Longitud de la serie dentaria inferior....... coo ao 0”19 Diámetro transverso del borde externo de uno a otro canino inferior ....... 0 062 Alto de la rama horizontal debajo del m.-.............. IS EN A 0 048 Alto de la rama horizontal debajo del pi A 0 010 THEOSODON GRACILIS Ameghino, Agosto 1891. — Es de tamaño bas- tante menor que Theosodon Lydekkeri y de formas mucho más delga- das. Los incisivos, caninos y primeros premolares de la mandíbula iín- ferior están muy apretados unos contra otros. La rama mandibular es delgada y de un alto muy desigual; atrás es bastante elevada, pero su altura disminuye rápidamente hacia adelante hasta el nivel del primer premolar, donde es muy baja. La parte anterior del cráneo se distingue fácilmente de la del Theosodon Lydekkeri por ser notablemente más angosta y más prolongada. Los tres incisivos superiores de cada lado están colocados siguiendo el eje de la serie dentaria; y el ensancha- miento del paladar en la región intermaxilar es muy poco pronunciado. DIMENSIONES Longitud de la serie dentaria superior desde la parte anterior del ¡.' hasta la parte posteo dl or rocas por 0”17 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas Superiores................ O AUZO Ancho de la región interdentaria del paladar entre el borde interno posterior O lodo aca Do NO A los 0 020 Ancho de la región interdentaria del paladar entre el borde interno posterior de LOS eco iio no narra qe mena es 0 014 Ancho de la región interdentaria del paladar entre el borde interno posterior A O is 0 023 Longitud de la'señe dentaria inferior o ononiore ce dono caos 0 18 Alto de la rama horizontal debajo del M.>?............ ooocooonsoononncncnanono 0 039 Alto de la rama horizontal debajo del Py ooo cocercoocons: NM 0 022 dci Ay a 579 RELACIONES FILOGÉNICAS. — En 1883, al describir los primeros restos del género Scalabrinitherium, dije que éste era el antecesor directo de la Macrauchenia. En 1889, al describir los restos incompletos que del género Theosodon me eran conocidos entonces, dije que éste era el antecesor directo del género Scalabrinitherium. Los numerosos restos que de uno y otro género me son conocidos ahora confirman comple- tamente mi primera opinión. Esos restos me permiten ahora determi- nar, con certeza, cómo se ha producido la evolución que dotó a la Ma- crauchenia de los caracteres tan singulares que la distinguen. Las ór- bitas de la Macrauchenia se cerraron atrás por el desarrollo progresivo de una fuerte apófisis postorbitaria descendente que se prolongó hacia abajo hasta ponerse en contacto y luego soldarse con la parte cigomá- tica del temporal. La colocación hacia atrás de la fosa nasal anterior, se ha producido en la Macrauchenia por una atrofia gradual de los na- sales; a medida que se efectuaba esta atrofia avanzaba hacia atrás el borde posterior de la abertura nasal. Ya se ha visto que en el Theoso- don los intermaxilares estaban completamente separados uno de otro por una hendedura longitudinal que se prolongaba desde el borde an- terior de la abertura nasal hasta el borde alveolar de los incisivos; una vez atrofiados los nasales, la parte anterior de esa abertura nasal larga y angosta ya no tenía objeto ni uso especial, y entonces empezó a angostarse poco a poco hasta que los premaxilares y maxilares se pusieron en contacto y concluyeron por soldarse entre sí y con el vó- mer, que, en forma de lámina, se había elevado hacia arriba hasta in- tercalarse entre ambos premaxilares y maxilares. Así es como se formó ese rostro tan singular de Macrauchenia, que, en forma de techo convexo continuo, se extiende desde la parte ante- rior del borde incisivo del intermaxilar hasta el borde anterior de la abertura nasal anterior, con una extensión equivalente a casi la mitad de la longitud total del cráneo. a - “ da ” z = 1 4 5 E A ' > pS 2 Ñ , . ] - . 4 Ñ . , * : ” . . . - ” / 1 0% . > - LXXXVII SOBRE LA PRESENCIA DE VERTEBRADOS DE ASPECTO MESOZOICO EN LA FORMACIÓN SANTACRUCEÑA DE PATAGONIA AUSTRAL . e Í 4 Pa a f AS A re “ . - “ 4 e !, ' . . - i » , An . l SOBRE LA PRESENCIA DE VERTEBRADOS DE ASPECTO MESOZOICO EN LA FORMACIÓN SANTACRUCEÑA DE PATAGONIA AUSTRAL La formación que he designado con el nombre de santacruceña, ocupa la mayor parte de la región de Patagonia Austral, que cruzan los ríos Santa Cruz, Sehuen y Gallegos. Esta formación, que he referido al eoceno inferior (paleoceno), consta de dos partes: una superior, de origen terrestre o subaéreo, con numerosos restos de aves y mamíferos; y otra inferior, de origen ma- rino y con abundantes fósiles de agua salada. Ambos horizontes son de una misma época geológica, pues se suceden directamente uno a otro, de tal modo que, estratos de la formación marina, se encuentran interpuestos en «las capas inferiores de la formación terrestre; y estas últimas capas contienen los mismos fósiles que las de la parte superior. La fauna de la formación santacruceña es numerosa y particular-- mente rica en mamíferos de tipos extinguidos. Esta fauna ha desper- tado un grandísimo interés, tanto por los muchos tipos raros y nuevos que contiene, cuanto por la asociación de tipos que presenta. Al lado de grupos generalmente considerados como relativamente modernos, por ejemplo: el de los monos, se encuentran otros de un aspecto meso- zoico decidido: tales son las numerosas formas aliadas de los plagiau- lacidios. De ahí que, para algunos, la presencia de monos sea una prueba de que se trata de una formación neozoica; mientras que otros, dando mayor importancia al hecho de la existencia de una considerable can- tidad de representantes del grupo de los plagiaulacidios, están más predispuestos a considerar la formación como cretácea. La verdad es que, entre los mamíferos, los tipos mesozoicos predo- minan de una manera absoluta sobre los neozoicos. Los Abderitidae, los Epanorthidae, los Garzonidae, los Decastidae y los Microbiotheridae son tipos mesozoicos bien caracterizados, y cuyas mayores afinidades son con los tipos procedentes de la formación cretácea (Larámica) de los Estados Unidos, descriptos por el profesor Marsh con los nombres 584 de Didelphops, Cimolestes, Pediomys, Stagodon, Dipriodon, Telacodon y Batodon. Me he preguntado si este aspecto arcaico no se encontraría también en representantes de las otras clases de los vertebrados. Con ese ob- ' jeto he examinado algunos de los restos de que dispongo, y puedo desde ya anticipar que se encuentran en el mismo caso muchos repre- sentantes de la clase de los reptiles y de la de los peces, habiendo, además, algunos restos que sólo pueden atribuirse a la subclase de los monotremos. Aquí, por ahora, me limitaré a dar unas breves noticias sobre algu- nos de esos restos, todos ellos descubiertos por mi hermano Carlos Ameghino en sus distintos viajes a Patagonia Austral. MAMMALIA Monotremata ADIASTALTUS HABILIS, 21. Jen. y N. SP. Está representado por la parte distal del húmero izquierdo. Este trozo indica un húmero corto, grueso y fuertemente ensanchado en sus extremidades, como el de los monotremos existentes. Los caracteres más notables que distinguen a esta pieza, son: 1 El tamaño relativamente diminuto de la superficie articular, en comparación de la gran expansión lateral de la extremidad distal. El diámetro transverso de uno a otro cóndilo, es de 42 milímetros; un poco más arriba de los cóndilos era todavía mayor, pero no es posible apreciarlo exactamente, por estar destruídos sus dos bordes, interno y externo. La extensión que ocupa la superficie articular mide sólo 18 mi- límetros de diámetro transverso. La troclea articular presenta, como en la generalidad de los mamíferos, dos eminencias articulares, la externa mucho mayor que la interna, ambas dispuestas casi del mismo modo que en Myrmecophaga. Ambas eminencias y la región intermedia no forman más que una sola superficie articular, cuya parte inferoposte- rior apenas alcanza a invadir la cara posterior del hueso. 2% El gran desarrollo del cóndilo interno, que constituye una emi- nencia casi circular de un centímetro de diámetro, separada de la emi- nencia interna de la troclea articular por una escotadura de otro cen- tímetro de ancho; de consiguiente, la expansión interna de la epitro- clea es de unos 2 centímetros, es decir: mayor que el ancho de la superficie articular. El ectocóndilo es, al contrario, muy pequeño. 3" La presencia de un conducto para el pasaje de la arteria braquial, situado sobre el lado interno en la región de la epitroclea y de un ta- maño enorme, no conocido en ningún mamífero; en la cara anterior, esta perforación desciende hasta el mismo borde de la troclea articular, ys | ) . 585 estando limitada en su borde inferior por la eminencia articular in- terna de la troclea y el borde de la escotadura que se extiende entre ésta y la eminencia entocondiliana. Esta perforación, adelante, es de forma irregularmente triangular, ancha abajo y angosta arriba; el diá- metro de la perforación en su parte inferior y en sentido transversal, es de 14 milímetros y de arriba hacia abajo de 18 milímetros. 4% La ausencia de todo vestigio de fosa coronoides en la cara ante- rior, encima de la troclea articular y la ausencia completa de fosa ole- craneana en la cara posterior, que es así casi plana, advirtiéndose apenas hacia abajo el principio de la superficie articular. Esta confor- mación tan particular indica que el cúbito también carecía de olecrá- neo, o que, por lo menos, era completamente rudimentario. AFINIDADES. — La forma general de esta parte del húmero es la de un animal cavador. Por la disposición de la superficie articular, la forma y el tamaño relativo de sus eminencias articulares, se parece a los desdentados, y, de entre éstos, sobre todo, a Myrmecophaga y Mantis. Por el gran ancho de la parte distal del húmero, el enorme desarrollo y expansión del entocóndilo, la cara posterior del hueso, plana, y el enorme desarrollo de la perforación entocondiliana, se parece a los monotremos. La colocación de la superficie articular, adelante y abajo, sin que se extienda a la parte posterior, presenta también analogía con los monotremos. Por la ausencia de fosa coronoides en la cara anterior y de fosa olecraneana en la posterior, muestra tendencias a la clase de los reptiles, sin dejar de acercarse también a la de los monotremos. Las afinidades con los monotremos predominan. Pienso, pues, que se trata de un monotremo de talla una mitad mayor que el Equidna actual, de caracteres intermedios entre los monotremos existentes y los desdentados más inferiores pero que con- serva algunos vestigios de caracteres reptiloides. ANATHITUS REVELATOR, 81. Jen., n. sp. Está representado por la parte distal de un húmero derecho. Por la parte existente, que es un trozo de unos 6 centímetros de largo y otro tanto de ancho, se puede deducir que el húmero era muy corto y muy ancho; pero de caracteres completamente distintos de los que presenta la misma pieza de Adiastaltus. El húmero entero seguramente no tenía más de 15 centímetros de largo. La cara posterior es plana, mientras que la anterior es como encorvada de arriba abajo, presentando en el centro una concavidad transversal muy acentuada. La superficie articular no está constituída por una troclea única como es de regla en los mamíferos, sino que presenta dos superficies - 586 articulares completamente distintas, una para el cúbito y la otra para el radio; estas dos superficies articulares ocupan la mayor parte de la extensión transversal de la extremidad distal del húmero, y están se- paradas una de otra por una escotadura angosta y profunda dirigida de atrás hacia adelante. La superficie articular interna o cubital es la más pequeña, de con- torno irregularmente circular y casi plana, apenas un poco ligeramente convexa en el centro; esta cara articular mira hacia abajo, sin que se extienda ni a la cara anterior, ni a la posterior del hueso. Tiene un diá- metro transverso de 19 milímetros y 22 milímetros de diámetro antero- posterior. La superficie articular externa o radial es mucho más grande y de una forma completamente distinta. Tampoco se extiende a la cara pos- terior; constituye la parte inferior del hueso y formando una fuerte convexidad, pasa a la cara anterior, en la que asciende por un trecho considerable, aumentando gradualmente de ancho. La parte superior de esta cara articular forma una fuerte impresión cóncava limitada arriba y a los lados por una fuerte cresta semicircular. Esta cara articu- lar mira, pues, abajo y adelante; en su parte inferior tiene de 15 a 18 milímetros de diámetro transverso, y en la parte superior alcanza hasta 22 milímetros; de arriba hacia abajo, ocupa una extensión de 28 milímetros. Las dos superficies articulares de la extremidad distal ocupan un espacio transversal de 46 milímetros, estando constituídas por tejido óseo compacto y de superficie lisa, como es de regla en los mamíferos. La hendedura profunda que separa ambas caras articulares tiene de 5 a 6 milímetros de ancho y próximamente un centímetro de profundidad. Hacia arriba, en donde el hueso está roto, empieza a levantarse, en la cara anterior, una fuerte elevación: es la parte inferior de una cresta deltoides, que se conoce era fuertemente desarrollada. En la región del entocóndilo hay una fuerte perforación entocondi- liana, cuyo puente óseo se ha destruído, pero se conoce que era de tamaño considerable, casi tan grande como en Adiastaltus; la prolon- gación inferior de la concavidad de esta perforación viene a terminar al pie del borde de la cara articular, precisamente como en el género mencionado. El húmero carece también de fosa coronoides y de fosa olecraneana. El ectocóndilo es completamente rudimentario, no exis- tiendo tampoco vestigios de expansión ectocondilar; el entocóndilo, aunque se encuentra destrozado, se conoce que era muy desarrollado y probablemente tenía una fuerte expansión en su lado interno. AFINIDADES. — Este hueso, por su forma corta y ancha y su aspecto macizo se parece al mismo hueso de los monotremos. La presencia del ; z 587 agujero entocondiliano y su colocación, así como también el estado avanzado de las superficies articulares, parecen demostrar de una ma- nera bastante evidente que se trata de un mamífero. Sin embargo, las caras articulares para el cúbito y el radio completamente separadas, la hendedura que separa esas caras, la dirección de esas mismas super- ficies articulares una hacia abajo y hacia adelante y otra completa- mente hacia abajo, la forma casi completamente plana de la cara articu- lar cubital y la ausencia completa de las fosas coronoides y olecraneana, son Caracteres que en su conjunto podrían hacer creer que se trata de un reptil. En esta última suposición, la presencia de la perforación en- tocondiliana aproximaría este hueso de una manera notable al húmero de los curiosos reptiles triásicos del Africa Austral conocidos con el nombre de Theriodonta o a los no menos antiguos de Norte América reunidos por Cope bajo el nombre de Theromora, a los que también se acerca por su forma corta, ancha y maciza. Pero la disposición de esa perforación por su colocación y dirección es mucho más parecida a la del húmero de los mamíferos, siendo casi idéntica a la forma del Adiastaltus y muy parecida a la de los géneros Manis y Myrmecophaga. En definitiva: si bien es evidente que este húmero presenta algunos caracteres de reptil, los de mamífero predominan y son de mayor im- portancia. Opino que el Anathitus pertenece a un grupo de mamíferos mono- tremos, hasta ahora desconocido, que probablemente constituye una transición de los mamíferos a los reptiles del grupo de los Theriodonta. Según esta pieza, el Anathitus tenía la talla de un gran Eutatus, lo que quiere decir que sobrepasaba por lo menos tres veces el tamaño del Equidna actual de Australia. REPTILIA Pythonomorpha MOSASAURIDAE Liodon argentínus, n. sp. Esta especie está representada por dientes sueltos. Los dientes son muy comprimidos y puntiagudos y con los bordes anterior y posterior terminando en carena cortante. El borde anterior es muy ligeramente convexo; y, examinado con un lente, presenta pequeñas dentelladuras. El borde posterior es completamente recto, excepto en la cúspide, cuyo ápice está ligeramente inclinado hacia atrás. Las dos caras laterales opuestas, interna y externa, son ligeramente convexas y absolutamente iguales. La capa de esmalte es delgada y su superficie está cubierta por estrías longitudinales muy finas, que desaparecen gradualmente cerca de la cúspide. El ejemplar de mayor tamaño, del cual sólo existe la parte 588 esmaltada, o sea la corona, tiene 3 centímetros de alto; y la base de la corona, 11 milímetros de diámetro antero-posterior y 5 milímetros de diámetro transverso máximo. El tamaño de esta especie era comparable al del Liodon anceps Owen, pero se distingue fácilmente por sus dientes mucho más comprimidos. Todos los representantes de este grupo, cono- cidos hasta ahora, son característicos del cretáceo. TACERTILIA DIASEMOSAURUS OCCIDENTALIS, QM. Jen., N. SP. Representado por dientes sueltos y pequeños fragmentos de maxila- res, en los que se encuentran implantados algunos dientes. La dentadura es acrodonte, tipo característico de los lagartos del antiguo mundo. Todos los dientes, aunque fuertemente soldados a los huesos maxilares, son de tipo ceelodonte. Estos dientes son de dos tipos. Unos más pequeños y probablemente anteriores: son cilíndricos, apenas comprimidos en la base, pero cuya compresión lateral aumenta hacia la cúspide, que termina en forma de una arista casi cortante dirigida de atrás hacia adelante y es dividida por dos pequeños surcos transversales en tres secciones apenas visibles; de estas secciones, la del medio es mucho mayor que las laterales. La su- perficie del esmalte se vuelve rugosa hacia la cúspide y las arrugas adquieren una disposición vertical. Estos dientes tienen un poco más de 2 milímetros de diámetro en la base y 3 milímetros de alto. Los otros dientes son del mismo alto, pero más gruesos, pues tienen 3 milímetros de diámetro; son cilíndricos, no comprimidos y de cúspide roma, en cuyo centro se levanta un pequeño tubérculo agudo del cual parten dos aristas que se dirigen, una hacia adelante y la otra hacia atrás. La cúspide de la corona es fuertemente estriada y rugosa; las es- trías y arrugas convergen al tubérculo central y a las aristas que de él parten. Estos restos, por la forma de los dientes y su implantación acrodonte, pertenecen a un lagarto de un tipo completamente extraño a Sud Amé- rica; pero sus verdaderas afinidades no podrán ser establecidas con cer- teza mientras no se posean restos más completos. Por las partes cono- cidas ahora, parece ser cercano del Chlamydosaurus de Australia. DIBOLOSODON TYPICUS, NM. Jen., n. sp. Lagarto muy pequeño, representado por un fragmento de maxilar con dos dientes y los alvéolos de otros cuatro; difiere de todos los existentes por la implantación tecodonte de sus dientes. Estos son cilíndricos, de sólo unos dos milímetros de largo, de cúspide cónicopuntiaguda y un poco vuelta hacia atrás. En el borde posterior, que es recto, tienen una 589 cresta perpendicular muy pequeña. Sobre el borde anterior, que es un poco convexo, tienen, al contrario, una columna pequeña que termina en una cúspide accesoria mucho más baja y mucho más pequeña que la principal, pero colocada sobre la misma línea longitudinal de la serie dentaria. La base de los dientes, implantada en los alvéolos, es elíptica, con su diámetro mayor en sentido transversal; esto es: sus bases son comprimidas de adelante hacia atrás y extendidas lateralmente. En un espacio longitudinal de 00085 hay seis dientes o sus alvéolos. Esta pieza, por la implantación tecodonte de sus dientes, indica un animal, si no del mismo grupo, por lo menos aliado de los Proterosauridw, cuyos representantes sólo se conocen hasta ahora procedentes de los terrenos paleozoicos y mesozoicos. Sauropterygía PLESIOSAURIDAE Polyptychodon patagonicus, n. sp. Representado por dientes sueltos, que no ofrecen ninguna analogía con los figurados por Philippi como siendo probablemente los del Ple- siosaurus chilensis (Philippi: «Fósiles terciarios y cuartarios de Chile», lámina 55, figura 8); verdad es también que aquellos dientes no deben pertenecer ni a un representante de la familia de los Plesiosauride, ni a ningún género del orden de los Sauropterygia. Los dientes del Polyptychodon patagonicus son de base abierta, cónicocilíndricos, de cúspide aguda y fuertemente encorvados. La periferia está cubierta por fuertes aristas longitudinales del esmalte, separadas por surcos profun- dos; todas estas aristas del lado de la base parten de una misma altura y terminan bruscamente a diferentes distancias de la cúspide, casi del mismo modo que en Polyptychodon interruptus Owen. No conozco nin- gún diente completo. El más grande, en el cual falta casi toda la base ocupada por la cavidad pulpal, tiene cerca de 3 centímetros de alto, y en la parte rota de la base próximamente un centímetro de diámetro, Todos los representantes conocidos de este género son secundarios, especialmente cretáccos. PISCES Chondropterygii MoOLOBROSICHTHYS PATAGONICUS, 2M. JCN., MN. SP. Dientes de raíz o base muy extendida, aplastada y de superficie basal completamente plana; el lado externo de la base de la raíz forma una línea completamente recta, pero de borde basal pectinado. Esta base soporta tres cúspides colocadas longitudinalmente sobre el borde ex- terno, la del centro bastante elevada y las laterales mucho más bajas, 590 las tres fuertemente encorvadas hacia el lado interno; las cúspides la- terales tienen la cara externa fuertemente estriada en sentido longitu- , dinal, pero la del medio sólo en su parte inferior. Dimensiones de un diente de esta especie: alto de la cúspide central, encima de la base, 5 milímetros; alto de la cúspide central, incluso la base, 9 milímetros; ancho de la base, 11 milímetros; espesor de la base, 5 milímetros. El mayor parecido de este género es con el grupo de los Hybodon- tidae, cuyos representantes conocidos hasta ahora, son todos meso- zoicos, particularmente cretáceos. Oxyrhina Mantelli Agassiz Está representada por numerosos dientes que no se distinguen abso- lutamente en nada de los que se encuentran en el cretáceo europeo. Lamna (Otodus) argentina, n. sp. Dientes de gran tamaño, casi completamente rectos o muy ligera- mente encorvados hacia adentro y que disminuyen gradualmente de ancho hasta la cúspide, que no es aguda, sino redondeada. La cara ex- terna es convexa, la interna plana, con algunas fuertes arrugas perpen- diculares en la parte inferior y con los bordes anterior y posterior cor- tantes. La base o raíz es muy ancha, con una escotadura muy grande, una gran concavidad sobre el lado externo y una muy fuerte protube- rancia convexa sobre el interno. Las dos cúspides accesorias son muy pequeñas y están colocadas en el lado externo. La parte esmaltada des- ciende más sobre el lado externo que sobre el interno. Tamaño de un diente grande de esta especie: longitud 45 milímetros; ancho máximo de la raíz desde una hasta otra punta de las ramas basales 27 milíme- tros; grueso máximo de la raíz 13 milímetros. El mayor parecido de esta especie es con el Lamna (Otodus) divaricata Leidy, del cretáceo de Norte América. Lamna subulata Agassiz Representada por numerosos dientes que no se diferencian en nada de los que se encuentran en el cretáceo de Europa. De las especies enumeradas, las de hábito terrestre proceden de la mitad superior de la formación santacruceña, y las marinas de la mitad inferior. La casi totalidad de los tipos citados son de un carácter mesozoico decidido, y, cuando las diferencias con tipos conocidos son pequeñas | | A 591 o hay identidad genérica o específica, la identidad resulta con géne- ros o especies del cretáceo europeo y norteamericano. Son particularmente instructivos al respecto los restos de peces con- dropterigios. Debe recordarse que los representantes de este mismo grúpo que se han encontrado en las formaciones marinas mucho más recientes del Paraná, se aproximan y algunas se identifican (Lamna elegans Agassiz) a las de las formaciones del eoceno superior de Francia y de Inglaterra. Este hecho es sumamente significativo y suficiente para inclinar de- cididamente la balanza en favor de los que creen que la formación santacruceña es todavía más antigua que la época del eoceno inferior a la cual la referí desde un principio. Es posible que llegue a ser ne- cesario referir la parte más inferior al larámico o cretáceo superior. P. S. — Listas estas páginas para ir a la imprenta, recibo una Me- moria reciente del profesor Gaudry sobre varias especies del género Liodon. Entre ellas hay una especie nueva del cretáceo de Francia, descripta por el autor con el nombre de Liodon compressidens, que por la compresión de los dientes aparece como idéntica al Liodon pata- gonicus. No soy de opinión, sin embargo, de que se trata de una misma especie; y restos más completos de la especie patagónica permitirán sin duda encontrar caracteres distintivos en una y otra. Para ello me fundo en que no proceden de un mismo horizonte; y además en la enorme distancia que separa ambas regiones. Ñ e EN + > a $ . pl - A Mm 1d - 6 . o 1 Er a ys U . = 7 Ñ y - y E F . » : . - E NN LXXXVIII ENUMÉRATION SYNOPTIQUE DES ESPÉCES DE MAMMIFÉRES FOSSILES DES FORMATIONS ÉOCENES DE PATAGONIE LXXXVIII ENUMERACIÓN SINÓPTICA DE LAS ESPECIES DE MAMÍFEROS FÓSILES DE LAS FORMACIONES EOCENAS DE PATAGONIA AMEGHINO — V, X ¿[ENUMÉRATION SYNOPTIQUE DES ESPÉCES DE MAMMIFERES FOSSILES DES FORMATIONS ÉOCENES DE PATAGONIE Depuis le commencement de l'année 1887, mon frére M. Carlos Ameghino parcourt la Patagonie australe et centrale a la recherche de données géologiques, et de matériaux paléontologiques. Maintenant, il vient d'arriver de son sixiéme voyage (Aoút 1892 a Aoút 1893), rapportant avec lui un matériel aussi considérable que dans les voyages précédents. En plus, il a pratiqué des observations géologiques excessi- vement importantes, qui permettront d'établir d'une maniére définitive, Page relatif réciproque des formations patagonienne et santa-cruzienne. La formation santa-cruzienne occupe une partie considérable de la Patagonie australe. Vers le Nord, elle se montre pres de río Deseado, et s'étend au Sud jusqu'au dela de río Gallegos; vers l'Ouest, on peut la suivre jusqu'aux environs des lacs Viedma et San Martín. Cette formation est constituée par deux étages d'aspect et d'origine différentes, mais qui se sont succedés immédiatement l'un a P'autre, et font partie d'une méme époque géologique. L'étage supérieur ou santa- cruzien proprement dit, est d'origine sous-aerienne ou d'eau douce, et contient de trés nombreux débris de mammiferes fossiles. L'étage inférieur (sus-patagonien) est d'origine marine, et paléontologiquement se caractérise par la présence de P' Ostrea Bourgeoisi R. de Corbineau. J'ai dit que ces deux étages se sont succédés inmédiatement P'un a Vautre et font partie d'une méme époque géologique; ce qui le prouve, c'est que la partie inférieure de l'étage santa-cruzien, se trouve trés souvent entrecoupée par des couches a Ostrea Bourgeoisi, représentant la partie supérieure de l'étage sus-patagonien; pourtant, ces couches inférieures de l'étage santa-cruzien, contiennent les mémes débris de mammiféres que les couches supérieures. La faune mammalogique de la formation santa-cruzienne, est certaine- ment une des plus riches et des plus singuliéres. En effet, a cóté de types considérés comme d'origine assez récente (les singes, par exem- ple), il y en a d'autres, comme les nombreux diprotodontes voisins des ENUMERACIÓN SINÓPTICA DE LAS ESPECIES DE MAMÍFEROS FÓSILES DE LAS FORMACIONES EOCENAS DE PATAGONIA Mi hermano Carlos Ameghino está recorriendo desde principios del año 1887, las partes austral y central de Patagonia, en busca de ante- cedentes geológicos y de materiales paleontológicos. A la fecha, acaba de regresar de su sexto viaje (Agosto de 1892 a Agosto de 1893), con- duciendo consigo un material tan considerable como a raíz de sus precedentes viajes. Además, ha practicado observaciones geológicas excesivamente importantes, que permitirán estabiecer de una manera definitiva la edad relativa recíproca de las formaciones patagónica y santacruceña. La formación santacruceña ocupa una parte considerable de Patagonia austral. Hacia el Norte, ella se muestra cerca del río Deseado; y se extiende hacia el Sur hasta más allá del río Gallegos. Hacia el Oeste, puede seguírsela hasta los alrededores de los lagos Viedma y San Martín. Esta formación está constituída por dos capas de aspecto y origen Giferentes, pero que se han sucedido inmediatamente una a otra y for- man parte de una misma época geológica. La capa superior o santa- cruceña propiamente dicha, es de origen subaéreo o de agua dulce, y contiene muy numerosos restos de mamíferos fósiles. La capa inferior (superpatagónica), es de origen marino; y paleontológicamente se caracteriza por la presencia de la Ostrea Bourgeoisi R. de Corbineau. He dicho que esas dos capas se han sucedido inmediatamente una a ctra y forman parte de una misma época geológica; y lo prueba la parte inferior de la capa santacruceña que demasiado a menudo se en- cuentra entrecortada por capas de Ostrea Bourgeo1si, representando la parte superior del piso superpatagónico; sin embargo, esas capas infe- riores del piso santacruceño contienen los mismos restos de mamíferos que las capas superiores. La fauna mastológica de la formación santacruceña es ciertamente una de las más ricas y más particulares. En efecto: al lado de tipos con- siderados como de origen bastante reciente (los monos, por ejemplo), hay otros, tales como los numerosos diprotodontes cercanos de los pla- 596 plagiaulacidés, que généralement sont considérés comme caractéri- stiques de l'époque sécondaire. A cela il faut ajouter encore un certain nombre d'oiseaux géants d'un type tout a fait inconnu ailleurs, et quel- ques ossements qu'on ne peut rapporter qu'a des monotremes. D'apres les caracteres de cette faune, j'ai rapporté la formation santa- cruzienne A l'eocéne inférieur; d'un autre cóté, comme cette formation n'apparaissait que vers l'intérieur ou cessait la formation patagonienne, j'ai cru que cette derniére était d'époque plus moderne et déposée au long d'une cóte du continent formée par le terrain santa-cruzien (1). Pourtant, il est résulté tout le contraire. Mon frere, dans son dernier voyage, a pu observer, pres de Monte Observación, au Nord du río Coyle, les rapports stratigraphiques exacts de ces terrains et déterminer que la formation santa-cruzienne se trouve superposée á la formation patagonienne classique. Malgré cette découverte, je considere toujours la formation santa- cruzienne comme devant étre rapportée a l'éocéne, mais non a la partis la plus inférieure. La formation patagonienne classique (2) représen- terait le terrain eocéne le plus ancien, et en partie, méme le crétacé. Tous les malacologistes (D'Orbigny, Sowerby, Philippi, Darwin, Hupé, Remond de Corbineau), qui ont étudié les coquilles fossiles de cette formation, l'ont rapportée a l'éocéne, et quelques uns au crétacé supérieur. Prés de la cóte de l'Atlantique, aux environs de San Julián, la for- mation patagonienne répose directement sur les couches de sables rougeátres de la formation guaranienne (crétacé), contenant de nom- breux débris de Dinosauriens et une énorme quantité de bois silicifié, (1) Je m'étais décidé en faveur de cette opinion avec d'autant plus de raison qu'on 2vait afíirmé que les couches de la formation patagonienne avec Ostrea patagonica, couvraient les gisements á Megamys et Scalabrinitherium des environs de Paraná. Cela maintenant me parait absolument impossible. (2) J'entend par cela, la formation marine patagonienne de la cóte de Patagonie. les formations marines de Paraná, doivent étre, du moins en grande partie, d'une épcque plus récente. 1l est méme probable que les couches marines qui couvrent les gisements a Megamys patagoniensis et Scalabrinitherium soient miocenes. Malheureusement, il n'y a pas dans le pays, des spécialistes pour l'étude des coquilles marines, et tous les voyageurs et explorateurs quí ont trouvé des gisements d'huitres fossiles de dimensions considérables, les ont rapportées invariablement a Ostrea patagonica. (Le professeur Philippi qui derniérement a étudié les coquilles qu'avait recueilli Bravard aux environs de Paraná, ne fait pas mention de cette espéece). Quand je rapportai la partie supérieure des formations marines de Paraná á la formation patagonienne avec Ostrea patagonica, je n'ai fait que me conformer aux opinions de savants, qui en conchyliologie en savaient bien davantage que moi; peut-étre ¡ls avaient été induits dans l'erreur par ceux qui leurs avaient fournis les matérieux d'étude. Il est vrai que j'ai fait plusieurs visites aux gisements fossiliféres de Paraná et j'ai pu constater que les débris fossiles de mammiféres se trouvent souvent au-dessous de couches d'huitres fossiles; mais je ne connais pas lP'espéce, et, bien que j'avoue mon ignorance en conchyliologie, les découvertes faites en Patagonie, me font croire que ce mest pas Ostrea patagonica. T'étude stratigraphique des couches tertiaires des environs de Paraná et des espéces de coquilles fossiles que renferme chaque couche est donc á refaire completement. A Watt 597 giaulacidios, que generalmente son considerados como característicos de la época secundaria. Además, hay que añadir a lo dicho, cierto número cie aves gigantescas de un tipo enteramente desconocido en otras partes y algunas osamentas que no pueden ser referidas sino a los monotremos. De acuerdo con los caracteres de esta fauna, referí la formación santa- cruceña al eoceno inferior; y por otra parte, como esta formación apa- recía recién hacia el interior donde cesaba la formación patagónica, he creído que esta última es de época más moderna y depositada a lo largo de una cuesta del continente formada por el terreno santa- cruceño (1). Mientras tanto, ha resultado todo. lo contrario. Durante su más re- ciente viaje, pudo observar mi hermano, cerca de Monte Observación, al Norte del río Coyle, las relaciones estratigráficas exactas de esos terrenos y determinar que la formación santacruceña se encuentra super- puesta a la formación patagónica clásica. a Á pesar de tal descubrimiento, siempre sigo considerando que la formación santacruceña debe ser referida al eoceno, aunque no a la parte más inferior de él. La formación patagónica clásica (2), repre- sentaría el terreno eoceno más antiguo y en parte también el cretáceo. Todos los malacólogos (D'Orbigny, Sowerby, Philippi, Darwin, Hupé, Remond de Corbineau), que han estudiado las conchas fósiles de esta formación, la han referido al eoceno y algunos al cretáceo superior. Cerca de la costa del Atlántico, en los alrededores de San Julián, la formación patagónica reposa directamente sobre las capas de arenas rojizas de la formación guaranítica (cretáceo), conteniendo numerosos > (1) Me había decidido en favor de esta opinión con tanta más razón cuanto que se había afirmado que las capas de la formación patagónica con Ostrea patagonica cubren los yaci- mientos de Megamys y de Scalabrinitherium de los alrededores del Paraná. Eso me parece ahora absolutamente imposible. (2) Entiendo por tal la formación marina patagónica de la cuesta de Patagonia. Las for- maciones marinas del Paraná deben ser, cuando menos en gran parte, de una época más reciente. También es probable que las capas marinas que cubren los yacimientos caracteri- zados por el Megamys patagoniensis y el Scalabrinitherium sean miocenas. Infortunadamente, no hay en el país especialistas para el estudio de las conchas marinas y todos los viajeros y exploradores que han hallado yacimientos de ostras fósiles de dimensiones considerables las han referido invariablemente a la Ostrea patagonica. (El profesor Philippi que úáltima- mente ha estudiado las conchas que Bravard había recogido en los alrededores del Paraná, no hace mención alguna de esta especie). Cuando referí la parte superior de las formaciones marinas del Paraná a la formación patagónica con Ostrea patagonica, sólo me limité a con- formarme a las opiniones de sabios que en conquiliología tienen mayores conocimientos que yo; y es posible que ellos hayan sido inducidos en error por quienes les habían proporcio- nado los materiales de estudio. Lo cierto es que tengo hechas varias visitas a los yacimientos fosilíferos del Paraná y he tenido ocasión de comprobar que los restos fósiles de mamíferos se encuentran a menudo debajo de capas de ostras fósiles; pero no conozco la especie; y, aun cuando confieso mi ignoracia en conquiliología, los descubrimientos hechos en Patagonia me inducen a pensar que no se trata de la Ostrea patagonica. El estudio estratigráfico de las capas terciarias de los alrededores del Paraná y de las especies de conchas fósiles are encierra cada capa deben, pues, ser rehechos por completo. 598 comme en est également le cas dans la formation crétacé de lle de Quiriquina. Vers 1'Ouest, la formation patagonienne disparaíit sous les puissantes assises de la formation santa-cruzienne; plus a l'Ouest encore, prés du lac Argentino et dans le cours supérieur du río Sehuen, reparaissent les couches crétacées de la formation guaranienne avec Dinosauriens et bois silicifié, recouvertes, tantót par les couches inférieures de la formation santa-cruzienne, tantót par des couches d'une formation plus ancienne, d'origine terrestre ou sous-aérienne, contenant des débris de mammiféres des genres Pyrotherium, Trachytherus, etc., sans que jusqu'a maintenant il soit possible d'établir des limites bien tranchées entre ces deux formations. D'apres ces nouveaux renseignements, je crois possible que les couches terrestres a Pyrother:um et Trachytherus correspondent a la formation patagonienne avec Ostrea patagonica, de méme que les couches terrestres de la formation santa-cruzienne avec débris de mammiféres correspondent aux couches marines de l'étage sus-patagonien avec Ostrea Bourgeoisi. S'il est bien difficile d'établir une limite entre les formations terre- stres ou sous-aeriennes de l'époque éocene et celles de l'époque crétacé, on trouve la méme difficulté pour séparer les couches marines de Véocene inférieur de celles du crétacé supérieur. Par le fait, on peut dire que la formation patagonienne commence avec le crétacé supé- rieur, car les couches de Quiriquina n'ont été attribuées au crétacé qu'apres qu'on y a trouvé des débris de Plesiosauridés (Plesiosaurus (Cimoliosaurus) chilensis), des Ammonites et quelques autres genres secondaires. La faune crétacé de Quiriquina ne différe pas de celle de la formation patagonienne que par.la présence de huit genres (Ammo- nites, Hamites, Baculites, Pugnellus, Cinulia, Pholadomya, Monopleura, Trigonia) qui manquent dans cette derniére. A peu pres le 85 pour cent des genres de la formation crétacée se trouvent également dans la for- mation patagonienne éocéne. Nous ajouterons encore, que, d'aprés Philippi, a peu pres le 20 pour cent des espéces de coquilles fossiles de la formation crétacée de 1'Algarrobo sont des espéces de la forma- tion patagonienne éocéne. Du reste, pres des lacs Viedma et San Martín, les couches marines qui se trouvent au-dessous des couches terrestres de la formation santa- ervzienne, contiennent des formes de reptiles secondaires, parmi les- quels il y a également un représentant de la famille des Plesiosauridés (Polyptychodon patagonicus Ameghino). Bref; dans la Patagonie australe, au Sud du río Deseado, sur la cóte de l'Atlantique, la formation patagonienne se présente bien développée jusqu'a lembouchure du río Santa Cruz; vers l'intérieur, elle disparaít sous la formation santa-cruzienne; au Sud du río Santa Cruz elle di- 599 restos de dinosaurios y una enorme cantidad de madera silicificada, tal como ocurre en la formación cretácea de la isla Quiriquina. Hacia el Oeste, la formación patagónica desaparece bajo los pode- rosos estratos de la formación santacruceña; más al Oeste aún, cerca del lago Argentino y en el curso superior del río Sehuen, reaparecen las capas cretáceas de la formación guaranítica con dinosaurios y madera silicificada, a veces recubiertas por las capas inferiores de la formación santacruceña y a veces por capas de una formación más antigua, de crigen terrestre o subaéreo, que contienen restos de mamíferos de los géneros Pyrotherium, Trachytherus, etc., sin que sea posible establecer hasta ahora los límites bien definidos que existen entre ambas forma- ciones. De acuerdo con estos nuevos datos, creo posible que las capas terrestres caracterizadas por el Pyrotherium y el Trachytherus corres- pondan a la formación patagónica, caracterizada por la Ostrea patagonica, así como que las capas terrestres de la formación santacruceña con res- tos de mamíferos correspondan a las capas marinas del estrato super- patagónico con Ostrea Bourgeoisi. Si resulta bien difícil establecer un límite entre las formaciones terrestres o subaéreas de la época eocena y las de la época cretácea, la misma dificultad se encuentra para separar las capas marinas del eoceno inferior de las del cretáceo superior. En el hecho, puede decirse que la formación patagónica comienza con el cretáceo superior, puesto que las capas de Quiriquina le fueron atribuídas al cretáceo recién cuando se hallaron en ellas restos de Plesiosáuridos (Plesiosaurus [Cimoliosaurus] chilensis), de Ammonites y algunos otros géneros se- cundarios. La fauna cretácea de Quiriquina no difiere de la de la for- mación patagónica sino por la presencia de ocho géneros (Ammonites, Hamites, Baculites, Pugnellus, Cinulia, Pholadomya, Monopleura y Tri- gonia), que faltan en esta última. Más o menos el ochenta y cinco por ciento de los géneros de la formación cretácea se encuentran igualmente en la formación patagónica eocena. Y agregaré todavía que, estándonos a Philippi, más o menos el veinte por ciento de las especies de conchas fósiles de la formación cretácea de Algarrobo son de especies de la fermación patagónica eocena. Por lo demás, cerca de los lagos Viedma y San Martín, las capas ma- rínas que se encuentran debajo de las capas terrestres de la formación santacruceña, contienen formas de reptiles secundarios, entre los cuales hay asimismo un representante de la familia de los Plesiosáuridos (Polyptychodon patagonicus Ameghino). En pocas palabras: en Patagonia austral, al Sud del río Deseado, en la costa del Atlántico, la formación patagónica se presenta bien des- arrollada hasta la desembocadura del río Santa Cruz; hacia el interior, ella desaparece bajo la formación santacruceña; su espesor disminuye 600 minue graduellement d'épaisseur et disparaít sous le niveau maritime avant d'arriver au río Coyle, étant remplacée dans les berges par la formation santa-cruzienne. Le point oú la formation patagonienne atteint son plus grand développement, sont les environs de San Julián; ici la partie visible qui s'éleve sur le niveau de l'Atlantique a pres de 300 metres d'épaisseur. Pres de la cóte, la formation santa-cruzienne atteint son plus grand développement au Sud du río Santa-Cruz jusqu'au río Gallegos. Son épaisseur est á peu pres de 260 métres; de ceux-ci, plus de 230 métres, constituent l'étage santa-cruzien, d'origine terrestre; c'est celui qui con- tient les débris de mammiféres fossiles. L'étage inférieur (étage sus- patagonien) (3) d'origine marine, n'a qw'une trentaine de métres d'épaisseur; il répose directement sur la formation patagonienne et se trouve caractérisé par Ostrea Bourgeoisi qu'on ne la trouve jamais dans la formation patagonienne. Pourtant, quelques fois on voit des couches peu importantes de cette espéce d'huítre dans l'épaisseur de Vétage santa-cruzien. D'aprés ce que je viens d'exposer, la formation éocéne de la Pata- gonie australe, sans tenir compte, ni de la partie qui se trouve au- dessous du niveau de 1'Atlantique, ni des couches a Pyrotherium, etc., de l'intérieur, encore peu connues, présente une épaisseur de 600 meétres, et cela loin des cordilléres et sur une étendue de plusieurs centaines de lieues. L'étage sus-patagonien, présente maintenant une tres grande impor- tance en raison de la grande quantité d'espéces fossiles qu'on y a re- cueilli dans les points explorés pendant le dernier voyage. D'aprés les renseignements que mon frére vient de me fournir sur ces collections, outre Ostrea Bourgeoisi, il y a une espéce du genre Crenatula, dont les représentants connus ne vivent que dans les régions tropicales des Indes et de la mer Rouge. Le genre éteint Amatusia est représenté par une espéce deux fois plus grosse que celle de l'éocéne du Chili décrite par Philippi. On y trouve des espéces du genre Hyanira, dont les re- présentants sont caractéristiques du crétacé, et plus d'une centaine d'autres espéces de coquilles différentes, parmis lesquelles il y en a un certain nombre d'eau douce et terrestres. ll y a aussi une quantité de crustacés fossiles, parmi lesquels prédomine le grand Cancer patagonicus Philippi, qui constitue a lui seul des bancs d'une étendue énorme. Tous ces matériaux, de méme que ceux qu'on a recueilli dans la for- mation patagonienne, seront placés dans les mains de spécialistes. (3) Le nom de sous-patagonien résulte maintenant étre un non-sens et je le substitue par celui de sus-patagonien. ) A Yes 601 gradualmente al Sud del río Santa Cruz, y desaparece bajo el nivel marítimo antes de llegar al río Coyle, siendo reemplazada en las orillas por la formación santacruceña. El punto en donde la formación patagónica alcanza su mayor desarrollo son los alrededores de San Julián; allí, la parte visible que se eleva sobre el nivel del Atlántico, tiene cerca de trescientos metros de espesor. La formación santacruceña alcanza su mayor desarrollo cerca de la costa al Sud del río Santa Cruz hasta el río Gallegos. Su espesor es poco más o menos de 260 metros; de los cuales, más de 230, constituyen el piso santacruceño de origen terrestre; y es el que contiene los restos de mamíferos fósiles. El piso inferior (piso superpatagónico) (3), de erigen marino, no tiene más que una treintena de metros de espesor; reposa directamente sobre la formación patagónica y se caracteriza por :2 Ostrea Bourgeoisi, que no es hallada jamás en la formación patagó- nica. Entretanto, algunas veces se ven capas poco importantes de esta especie de ostra en el espesor del piso santacruceño. De acuerdo con cuanto dejo expuesto, la formación eocena de Pata- gonia austral, sin tener en cuenta ni la parte que se encuentra debajo del nivel del Atlántico ni las capas caracterizadas por los restos de Pyrotherium, etc., del interior, aún poco conocidas, presenta un espesor de 600 metros; y eso, lejos de las cordilleras y en una extensión de varios centenares de leguas. El piso superpatagónico presenta ahora una importancia muy grande en razón de la gran cantidad de especies fósiles que en él se han reco- gido en aquellos de sus puntos explorados, durante el más reciente viaje. Según los datos que acaba de proporcionarme mi hermano acerca de estas colecciones, además de la Ostrea Bourgeoisi, hay una especie del género Crenatula, cuyos representantes conocidos sólo viven en las re- giones tropicales de India y del mar Rojo. El género extinguido Ama- tusia está representado por una especie dos veces más grande que la Gel eoceno de Chile, descripta por Philippi. Se encuentran especies del género Hyanira, cuyos representantes son característicos del cretáceo; y más de un centenar de otras especies de conchas diferentes, entre las cuales hay un cierto número de agua dulce y terrestres. Hay asimismo una cantidad de crustáceos fósiles, entre los cuales predomina el gran Cancer patagonicus Philippi, que por sí solo forma bancos de una ex- tensión enorme. Todos estos materiales, lo mismo que los que fueron recogidos en la formación patagónica, serán confiados a manos de especialistas. (3) El nombre de subpatagónico resulta ahora carente de sentido y los sustituyo por el de superpatagónico. 602 Je n'étudierai que les vertébrés. C'est un travail qui va m'occuper pendant longtemps. En attendant, comme introduction générale a cette étude, je vais donner une liste des espéces de mammiféres fossiles de ces formations, avec leur synonymie, et la bibliographie compléte des travaux publiés sur ce sujet jusqu'aujourd'hui. Les espéces et genres nouveaux seront caractérisés bridtvement; j'ajouterai aussi quelques renseignements nouveaux, sur les formes déja connues qui méritent le plus d'intérét. MAMMALIA DITREMATA Planungulata Primates SIMIOIDEA HoMUNCULIDAE Formule dentaire: E al os E dd A Toutes les dents en série continue. Les incisives sont trés petites. Les canines sont peu développées et prémolariformes. Les molaires et pré- molaires supérieures sont a peu pres égales, rectangulaires, un peu plus étroites vers le cóté interne que sur l'externe, et avec leur dia- métre transverse presque deux fois aussi considérable que leur dia- meétre longitudinal. Les prémolaires inférieures sont quinquetubercu- laires, avec la tubercule impair placé en avant, et implantées oblique- ment a la direction de la série dentaire. La face est tres courte et les lignes courbes temporales son trés fortes. Le frontal forme derriére les orbites et entre les lignes courbes temporales una surface plate. Les deux branches mandibulaires sont complétement soudées, sans ve- stige de suture. Le condyle articulaire de la mandibule est tres étendu dans le sens transversal, mais tres étroit d'avant en arriére. L'humérus porte une forte perforation épithrochléenne, mais n'a pas de perfora- tion intercondylienne. Je considere les Homunculidae comme les an- cétres de tous les singes, aussi bien du nouveau que de l'ancien con- tinent, les lemuriens exceptés. HOMUNCULUS Ameghino. Premiétre quinzaine d'Aoút 1891.—- Syn. Ecphantodon Mercerat, Octobre 1891. Les vraies molaires inférieures sont quadrangulaires et avec quatre tubercules, une paire en avant et l'autre en arriére. Les deux tubercules antérieurs sont reliés par une créte transversale aigué; en avant de cette créte, il y en a une autre en demi-cercle et renfermant un creux. Les deux tubercules postérieurs PB 603 Yo estudiaré tan sólo los vertebrados. Es un trabajo que va a ocu- parme durante mucho tiempo. Mientras, y a título de introducción ge- neral a ese estudio, voy a dar una lista de las especies de mamíferos fósiles de esas formaciones, con su sinonimia, y la bibliografía com- pleta de los trabajos publicados hasta el día acerca de este asunto. Las especies y los géneros nuevos serán caracterizados brevemente; y añadiré también nuevos datos acerca de las formas ya conocidas que merecen mayor interés. MAMMALIA DITREMATA Planungulata Primates SIMIOFDEA E HoMUNCULIDAE Fórmula dentaria: 3 E =p m. A Todos los dientes en serie continua. Los incisivos son muy pequeños. Los caninos son poco desarrollados y premolariformes. Los molares y los premolares superiores son, poco más o menos, iguales, rectangu- lares, un poco más estrechos hacia el lado interno que hacia el externo y con un diámetro transverso casi dos veces tan considerable como su diámetro longitudinal. Los premolares inferiores son quinquetubercu- lares, con el tubérculo impar colocado adelante e implantados oblicua- mente a la dirección de la serie dentaria. La cara es muy corta y las líneas curvas temporales son muy fuertes. El frontal forma una super- ficie plana detrás de las órbitas y entre las líneas curvas temporales. Ambas ramas mandibulares están completamente soldadas y sin vesti- gios de sutura. El cóndilo articular de la mandíbula es muy extendido en sentido transversal, pero muy estrecho de adelante para atrás. El húmero tiene una fuerte perforación epitrocleana, pero carece de perfo- ración intercondiliana. Considero a los Homunculidae como antecesores de todos los monos, tanto del nuevo como del viejo continente, con ex- cepción de los Lemúridos. HOMUNCULUS Ameghino. Primera quincena de Agosto de 1891. Sinó- nimo: Ecphantodon Mercerat, Octubre de 1891. — Los verdaderos mola- res inferiores son cuadrangulares y con cuatro tubérculos, de los cuales un par adelante y otro atrás. Los dos tubérculos anteriores están ligados por una cresta transversal aguda; delante de esa cresta hay otra en semi- círculo y cerrando una cavidad. Los dos tubérculos posteriores son 604 sont plus bas que les antérieurs. Chaque molaire porte sur le cóté externe un sillon vertical assez profond qui la divise en deux lobules presque égáux. Homunculus patagonicus Ameghino. Aoút, 1891. — Synon.: Ecphan- todon ceboides Mercerat, Octobre 1891 (4). Homunculus imago, n. sp. —De taille une moitié plus petite que : ¡'espece précédente. Dans cette espéce 1'extrémité distale du fémur n'a que 13 millimétres de diamétre transverse, tandis qu'elle en a 20 milli- métres dans 1'Homunculus patagonicus. Le plus grand diamétre tran- sverse de l'extrémité proximale du radius est de 7 mm.” dans 1'Homun- culus imago et de 9 mm.5 dans l'autre espéce. L'extrémité distale du radius est proportionnellement beaucoup plus ronde dans 1'Homunculus patagonicus que dans 1'Homunculus imago. L'extrémité distale du radius de cette derniére espéce est proportionnellement encore plus petite. ANTHROPOPS Ameghino, 1891. Anthropops perfectus Ameghino, 1891. PITHECULUS AUSTRALIS, n. gen., n. sp. — Dans ce genre, les vraies molaires inférieures sont formées par deux lobules, renfermant cha- cun un creux assez profond, de sorte que la surface de la couronne présente trois crétes aigués et transversales, á peu pres d'égale hauteur; la créte antérieure correspond a la créte antérieure en demi-cercle des mémes dents de l'Homunculus, la deuxiéme créte relie les deux tubercu- les antérieurs, et la troisieme les deux postérieurs. Sur le cóté externe. ces dents sont bilobées par un sillon vertical comme dans le genre Homunculus, mais dans le fond de ce sillon s'éléve un fort tubercule d'émail qui n'existe pas sur les molaires de l'autre genre. L'espéce a eu la méme taille que 1'Homunculus patagonicus. La premiere vraie molaire inférieure a 3 millimetres de diamétre longitudinal et 3 milli- métres de diamétre transverse. ÍNCERTAE SEDIS HOMOCENTRUS Ameghino, 1891. Homocentrus argentinus Ameghino, 1891. EuDIASTATUS Ameghino, 1891. Eudiastatus lingulatus Ameghino, 1891. Ungulata Je crois que lP'on a trop multiplié les divisions primaires du groupe des ongulés, et qu'il faudra en revenir a la classification de Owen appli- 7 (4) Toutes les especes dont la provenance n'est pas indiquée, son de lP'étage santa-cruzien. 605 más bajos que los anteriores. Cada molar tiene en su lado externo un surco vertical bastante profundo que lo divide en dos lóbulos casi iguales. Homunculus patagonicus Ameghino, Agosto de 1891. Sinónimo: Ecphantodon ceboides Mercerat, Octubre de 1891 (4). Homunculus imago, n. sp. — De talla una mitad más pequeña que la especie precedente. En esta especie, la extremidad distal del fémur no tiene más que 13 milímetros de diámetro transverso, mientras que ella es de 20 milímetros en el Homunculus patagonicus. El mayor diámetro transverso de la extremidad proximal del radio es de 7mm.7 en el Homunculus imago y de 9 mm. 5 en la otra especie; además, la cabeza del radio es proporcionalmente mucho más redonda en el Homunculus patagonicus que en el Homunculus imago. La extremidad distal del radio de esta última especie es proporcionalmente más pequeña todavía. ANTHROPOPS Ameghino, 1891. Anthropops perfectus Ameghino, 1891. PITHECULUS AUSTRALIS, n. gen., n. sp. — En este género, los verda- deros molares inferiores son formados por dos lóbulos y cada uno de ellos encierra una cavidad bastante profunda, de suerte que la superficie de la corona presenta tres crestas agudas y transversales más o menos de igual altura; la cresta anterior corresponde a la cresta anterior en semicírculo de los mismos dientes del Homunculus; la segunda cresta liga los dos tubérculos anteriores; y la tercera, los dos posteriores. En el lado externo, esos dientes son bilobados por un surco vertical como en el género Homunculus, pero en el fondo de ese surco se eleva un fuerte tubérculo de esmalte que no existe en los molares del otro género. La especie tuvo una talla igual a la del Homunculus patago- nicus. El primer verdadero molar inferior tiene 3 milímetros de diámetro longitudinal y 3 milímetros de diámetro transverso. INCERTAE SEDIS HOMOCENTRUS Ameghino, 1891. Homocentrus argentinus Ameghino, 1891. EUDIASTATUS Ameghino, 1891. Eudiastatus lingulatus Ameghino, 1891. Ungulata Pienso que se han multiplicado demasiado las divisiones primarias del grupo de los ungulados y que será menester voiver a la clasificación (4) Todas las especies cuya procedencia no está indicada son del pisó santacruceño. 606 quée d'une maniére encore plus radicale. Aprés tant de tátonnements, je crois que la division en Perissodactyla et Artiodactyla partage encore aujourd'hui la presque totalité des ongulés, les proboscidiens inclus, et avec la seule exception des Homalodontotheridae et des Chalicotheridae qui constitueraient une troisiéme branche d'égale valeur. La plupart des autres groupes qu'on a créé ne resteraient que comme des sous-ordres. On aurait ainsi les trois groupes primaires suivants:' - I. Perissodactyla. Le doigt du milieu (troisiéme) de chaque pied est plus développé que tous les autres et supporte le poids principal du corps. Font partie de cet ordre, les sous-ordres des Condylarthra, Ambly- poda, Proboscidea, Toxodontia, Typotheria, Astrapotheroidea, Hyracoi- dea, Litopterna et Stereopterna (perissodactyles typiques). Le diplar- thrisme des perissodactyles typiques (stereopterna) est un caractére acquis indépendamment du diplarthrisme des Artiodactyla. II. Artiodactyla. Les deux doigts du milieu (troisiéme et quatriéme) sont égaux, plus grands que tous les autres, et supportent ainsi le poids principal du corps. Font partie de cet ordre, les sous-ordres des Rumi- nantia, des Suina, et plusieurs sous-ordres éteints a déterminer; parmi ces derniers se trouve le sous-ordre des Artionychia de M. Osborn. II. Ancylopoda (ou Ancylodactyla, nom que peut-étre serait plus appropié). Le doigt externe de ceux existant a chaque pied est plus développé que tous les autres; le poids du corps est supporté princi- palement par les doigts externes. Font partie de cet ordre, les familles áes Chalicotheridae et des Homalodontotheridae. Mais ces deux fami- lies sont trop séparées l'une de l'autre pour que l'on puisse les placer dans un méme sous-ordre; la différence dans le type de la denture, dans le nombre de doigts, et spécialement dans la construction du tarse, oblige a en faire les types de deux sous-ordres: les Perissonychia avec le tarse sur le méme type des perissodactyles stéreopternes, et le nou- veau sous-ordre des Entelonychia qui se distingue par le tarse construit sur le type de celui des perissodactyles litopternes et taxeopodes. Les Perissodactyla seraient la branche centrale et la plus ancienne, Voú seraient divergés les Artiodactyla et les Ancylopoda. ll me paraít que cette disposition simplifie beaucoup la classification systématique des ongulés. Perissodactyla TYPOTHERIA ProTYPOHERIDAE Les représentants de cette famille sont plantigrades, avec cinq doigts a chaque pied, un os central au carpe, les doigts pourvus d'ongles un peu aplaties et intermédiaires entre les griffes et les vrais sabots. Le 607 de Owen aplicada de una manera aún más radical. Después de tantos tanteos, mi opinión es que la división en Perissodactyla y Artiodactyla divide hoy mismo a la casi totalidad de los ungulados, incluso los pro- boscidios, con la sola excepción de los Homalodontotheridae y los Cha- licotheridae, que constituirían una tercera rama de igual valor. La mayor parte de los demás grupos que han sido creados sólo quedarían como subórdenes. Tendríamos así los tres grupos primarios siguientes: I. Perissodactyla. El dedo del medio (tercero) de cada pie es más desarrollado que todos los demás y soporta el peso principal del cuerpo. Forman parte de este orden los subórdenes de los Condylarthra, Ambly- poda, Proboscidea, Toxodontia, Typotheria, Astrapotheroidea, Hyracoi- dea, Litopterna y Stereopterna (perisodáctilos típicos). El diplartrismo de los perisodáctilos típicos (Stereopterna) es un carácter adquirido independientemente del diplartrismo de los Artiodactyla. II. Artiodactyla. Los dos dedos del medio (tercero y cuarto) son iguales más grandes que todos los demás, de modo que soportan el peso princ:- pal del cuerpo. Forman parte de este orden los subórdenes de los Rumi- nantía, los Suina y varios subórdenes extinguidos a determinarse; entre estos últimos se encuentra el suborden de los Artionychia de M. Osborn. III. Ancylopoda (o Ancylodactyla, que es un nombre que tal vez resulte más apropiado). El dedo externo de los que existen en cada pie es más desarrollado que los demás; el peso del cuerpo es soportado principalmente por los dedos externos. Forman parte de este orden las familias de los Chalicotheridae y de los Homalodontotheridae. Pero es- tas dos familias están demasiado separadas entre sí para que se pueda colocarlas en un mismo suborden; la diferencia en el tipo de la denta- dura, en el número de dedos y especialmente en la construcción de! tarso obliga a hacerlos los tipos de dos subórdenes: los Perissonychia, con el tarso sobre el mismo tipo del de los perisodáctilos estereopternos; y el nuevo suborden de los Entelonychia, que se distingue por el tarso ccnstruído sobre el tipo del de los perisodáctilos litopternos y taxeópodos. Los Perissodactyla serían la rama central y más antigua, de donde habrían divergido los Artiodactyla y los Ancylopoda. Me parece que esta disposición simplifica mucho la clasificación sistemática de los ungulados.. Perissodactyla TYPOTHERIA ProTYPOTHERIDAE Los representantes de esta familia son plantígrados, con cinco dedos en cada pie, un hueso central en el carpo, los deáos provistos de uñas un poco achatadas e intermedias entre las garras y los verdaderos 608 doigt interne de chaque pied est opposable aux autres doigts. L'humérus 2 généralement une perforation épitrochléenne, et quelquefois une vacuité intercondylienne. Le fémur a un troisiéme trochanter rudimen- taire. Le tibia et le peroné sont séparés, sauf une ou deux exceptions. Le peroné repose sur le calcaneum. PROTYPOTHERIUM Ameghino, Mars 1882. — Synonyme: Toxodonto- phanus Moreno, Juillet 1882. Protypotherium australe (Moreno) Ameghino. —Synonyme: Toxo- dontophanus australis Moreno, 1882. Protypotherium altum. — Syn.: Patriarchus altus Ameghino, 1891. Protypotherium praerutilum Ameghino, 1887. Protypotherium attenuatum Ameghino, 1887. Protypotherium claudum Ameghino, 1889. Protypotherium globosum Ameghino, 1891. Protypotherium convexidens Ameghino, 1891. Protypotherium diversidens Ameghino, 1891. Protypotherium compressidens Ameghino, 1891. Protypotherium distortum Ameghino. — Synonyme: Patriarchus di- stortus Ameghino, 1891. Protypotherium lineare, n. sp. — Cette espéce, par la taille se rappro- che du Protypotherium australe, mais s'en distingue facilement par les deux derniéres prémolaires inférieures qui, au lieu d'étre implan- tées obliquement comme dans les autres espéces, sont placées avec leur grand axe dans la méme direction de la sériz dentaire. A consé- quence de cette disposition, le sillon vertical, au lieu d'étre placé en arriére il est en dehors; ce sillon est tres profond, et le lobule posté- rjeur externe de chaque prémolaire est bien développé, formant une colonne étroite mais élevée. Longueur des sept molaires inférieures 38 millimetres. Hauteur de la mandibule: en dessous de la 7 P-, 13 mil- limétres; en dessous de la partie antérieure de la 3 m., 20 millimétres. PATRIARCHUS Ameghino, 1889. Patriarchus palmidens Ameghino, 1889. Patriarchus furculosus Ameghino, 1891. Patriarchus rectus Ameghino, 1891. Patriarchus diastematus Ameghino, 1891. Patriarchus leptocephalus Ameghino, 1891. Patriarchus icochiloides, n. sp. — Cette espéce forme le passage au genre Icochilus. Les molaires et prémolaires sont égales á celles du genre Protypotherium, mais la mandibule est robuste, avec la branche horizontale massive, courte, basse en avant et trés haute en arriére comme dans le genre Icochilus. Les séries dentaires supérieures sont att directa PA Fig. 1. Icochilus robustus, Ameghino. Cráne, vu d'en haut, aux */, de grandeur naturelle. Fig. 1. Icochilus robustus, Ameghino. Cráneo, visto desde arriba, en */, de su tamaño natural. Fig. 2. Nesodon imbricatus Owen. Branche droite de la mandibule, vue d'en haut, aux ? , de grandeur naturelle. 7.1, 2, et 3, les incisives; Cc. canine; p.1, 2,3 et 4, les prémolaires; m.1, 2 et 3, les vraies molaires, AMEGHINO — V. X Fig. 2. Nesodon imbricatus Owen. Rama dere- cha de la mandíbula, vista desde arriba, en ”/, de su tamaño natural. ¿.1, 2 y 3, los incisivos; C. canino; p.1, 2, 3 y 4, los premolares; m.1, 2 y 3, los verdaderos molares. 39 DE: dy a EA A A Y CEE Fig. 3. Nesodon imbricatus Oven. Paladar con toda la dentadura, en */, de su tamaño natural. malo 2 y 3, los incisivos; £. canino; p.1, 2, 3 y 4, los premolares; m.1, 2 y 3, los verdaderos molares. Fig. 3. Nesodon imbricatus Owen. Palais avec toute la denture, a */, de grandeur naturelle. ly 2 et 3, les incisives; c. canine; p.1, 2, 3.et4, les prémolaires; m.1, 2 et 3, les vraies molaires. 611 cascos. El dedo interno de cada pie es oponible a los demás dedos. El húmero tiene, generalmente, una perforación epitrocleana y algunas veces una cavidad intercondiliana. El fémur tiene un tercer trocánter rudimentario. La tibia y el peroné son separados, salvo una o dos ex- cepciones. El peroné reposa sobre el calcáneo. PROTYPOTHERIUM Ameghino, Marzo de 1882. — Sinónimo: Toxodon- tophanus Moreno, Julio de 1882. Protypotherium australe (Moreno) Ameghino. — Sinónimo: Toxodor- tophanus australis Moreno, 1882. $ Protypotherium altum.—Sinónimo: Patriarchus altus Ameghino. 1891. Protypotherium praerutilum Ameghino, 1887. Protypotherium attenuatum Ameghino, 1887. Prothypotherium claudum Ameghino, 1889. Protypotherium globosum Ameghino, 1891. S Protypotherium convexidens Ameghino, 1891. Protypotherium diversidens Ameghino, 1891. Protypotherium compressidens Ameghino, 1891. Protypotherium distortum Ameghino. — Sinónimo: Patriarchus di- stortus Ameghino, 1891. Protypotherium lineare, n. sp. Esta especie.se acerca por su talla al Protypotherium australe, pero se distingue fácilmente de ella por los dos últimos premolares inferiores que, en lugar de estar implantados obli- cuamente como en las demás especies, están colocados con su eje ma- yor en la misma dirección de la serie dentaria. A consecuencia de esta disposición, el surco vertical, en lugar de estar colocado hacia atrás lc está hacia afuera; este surco es muy profundo; y el lóbulo posterior externo de cada premolar está bien desarrollado, formando una co- lumna estrecha y elevada. Largura de los siete molares inferiores: 38 milímetros. Altura de la mandíbula: abajo del 5 p., 13 milímetros; debajo de la parte anterior del 3 m., 20 milímetros. PATRIARCHUS Ameghino, 1889. Patriarchus palmidens Ameghino, 1889. Patriarchus furculosus Ameghino, 1891. Patriarchus rectus Ameghino, 1891. Patriarchus diastematus Ameghino, 1891. Patriarchus leptocephalus Ameghino, 1891. Patriarchus icochiloides, n. sp. — Esta especie constituye el pase al género Icochilus. Los molares y los premolares son iguales a los del género Protypotherium, pero la mandíbula es robusta, con la rama hori- zontal maciza, corta, baja hacia adelante y muy alta hacia atrás, como en el género Icochilus. Las series dentarias superiores son fuertemente 612 - fortement arquées. Longueur des sept molaires inférieures, 33 milli- métres. Hauteur de la mandibule: en dessous de la , p., 11 millimétres; en dessous de la partie antérieure de la 3 m., 21 millimétres. IcocHiLus Ameghino, 1889. Icochilus extensus Ameghino, 1889. Icochilus excavatus Ameghino, 1889. Icochilus undulatus Ameghino, 1889. Icochilus rotundatus Ameghino, 1889. — Cette espéce se sépare des autres pas des caracteres tres accentués. Le cráne est plus prolongé en avant. Les i.1 sont tres grandes, les i.2 beaucoup plus petites et les i. 3 encore plus petites. Les incisives supérieures sont trés pressées les unes aux autres. La p.1 est placée contre la partie antérieure de la p.2. M ny a pas de canines supérieures, et il y a une longue barre entre lincisive supérieure externe et la premiére prémolaire. Longueur de la partie antérieure de la 1. 1 a la partie postérisure de la a. eL, 46 millimétres. Longueur de la barre entre la 1.3 et la p.1, 8 milli- metres. Icochilus robustus Ameghino, 1891. Icochilus senilis, n. sp. — Cette espéce est de la taille de l/cochilus extensus, mais un peu plus robuste; elle se distingue facilement par la deuxiéme prémolaire inférieure qui n'est pas bilobée, mais de contour elliptique et par conséquent sans sillon vertical, ni sur la face interno ni sur lexterne. Les prémolaires inférisures troisiéme et quatrieme, ainst que les vraies molaires, sont plus larges que dans les autres especes. La deuxiéme prémolaire supérieure est aussi de contour elliptique et sans sillon. ll y a un diasteme assez long entre la canine inférieure et la premiére prémolaire. Longueur des sept molaires inférieures, 32 millimétres. Icochilus lamellosus, n. sp. — Esptce de petite taille. La canine su- périeure est bien développée, de la méme grandeur et a peu pres de la méme forme que lincisive externe, étant séparées Pune de lautre par un petit diasteme; ces deux dents sont comprimées latéralement e* ont la forme de lames tranchantes. L'incisive externe ou troisieme, est séparée de la deuxieme par un diasteme assez long; un autre diastéeme un peu plus long sépare la premiére prémolaire de la canine. La p.' est placée contre la p.2 et porte un sillon vertical a son angle antérieur externe. Longueur du bord antérieur de Vi. 1 anu bord posté- rieur de la m.3, 37 milliméttres. Icochilus trilineatus, n. sp. — Cette espéce est de la méme taille que Plcochilus extensus, dont elle se distingue facilement aussi bien que des autres espéces, par la forme de ses molaires et prémolaires supé- rieures. Chacune de ces dents porte sur sa face externe un sillon large 613 arqueadas. Largura de los siete molares inferiores: 33 milímetros. Altura de la mandíbula: abajo del 5p., 11 milímetros; debajo de la parte anterior del 7 m., 21 milímetros. IcocHiLus Ameghino, 1889. Icochilus extensus Ameghino, 1889. Icochilus excavatus Ameghino, 1889. ó Icochilus undulatus Ameghino, 1889. Icochilus rotundatus Ameghino, 1889. — Esta especie se separa de las otras por caracteres muy acentuados. El cráneo es más prolongado adelante. Los i. 1 son muy grandes, los i. ? son mucho más pequeños; y los i.3 son más pequeños todavía. Los incisivos superiores están muy apretados entre sí. El p.! está situado contra la parte anterior del p.2? . No hay caninos superiores; y entre el incisivo superior externo y el pri- mer premolar hay una larga barra. Largura desde la parte anterior del 1.1 hasta la parte posterior del m.3 : 46 milímetros. Largura de la barra entre el 1.3 y el p. 1: 8 milímetros. Icochilus robustus Ameghino, 1891. Icochilus senilis, n. sp. — Esta especie es de igual talla que el [cochilus extensus, pero un poco más robusta; se distingue fácilmente por el segundo premolar inferior que no es bilobado sino de contorno elíptico y por consecuencia sin surco vertical ni sobre la cara interna ni sobre le externa. El tercero y cuarto premolares inferiores, así como los ver- daderos molares, son más anchos que en las otras especies. El segundo premolar superior es también de contorno elíptico v sin surco. Tiene un diastema bastante largo entre el canino inferior y el primer premolar. Largura de los siete molares inferiores: 32 milímetros. Icochilus lamellosus, n. sp. — Especie de pequeña talla. El canino superior es bien desarrollado, del mismo tamaño y poco más o menos de igual forma que el incisivo externo, estando separados uno de otro por un pequeño diastema; estos dos dientes son comprimidos lateral- mente y tienen la forma de láminas cortantes. El incisivo externo o tercero está separado del segundo por un diastema bastante largo; otro diastema un poco más largo separa el primer premolar del canino. El p.1 está colocado contra el p.? y tiene un surco vertical en su ángulo anterior externo. Largura desde el borde anterior de! ¡. * hasta el borde posterior del m.3 : 37 milímetros. Icochilus trilineatus, n. sp. — Esta especie es de igual talla que el Icochilus extensus, de la cual se distingue fácilmente, lo mismo que de las demás especies, por la forma de sus molares y premolares superiores. Cada uno de sus dientes tiene sobre su cara externa un surco_ancho y profundo que la divide en dos lóbulos; y en cada lóbulo hay un surco estrecho y profundo que lo divide en dos columnitas verticales; sobre 614 et profond qui la divise en deux lobules, et sur chaque lobule il y a un sillon étroit et profond qui le divise en deux colonnettes verticales; on voit ainsi sur la face externe de chaque dent, quatre colonnettes séparées par trois sillons, dont celwi du milieu beaucoup plus large et les autres deux trés étroits. Icochilus anomalus, n. sp. — De la méme taille que l'Icochilus ex- tensus. Cette espéce se distingue facilement par l'atrophie et la di- sparition de plusieurs dents. L'incisive inférieure externe est trés petite. La canine inférieure est extrémement petite, et isolés en avant et en arriére par des diastemes assez longs, tandis que dans presque toutes les autres espéces du méme genre cette dent est au contraire bien développée et couchée en avant sur les incisives, dont elle en a la forme. La prémitre prémolaire inférieure a complétement disparu. La deuxiéme prémolaire inférieure est bien développée et avec deux sil- lons perpendiculaires opposés, l'un interne et P'autre externe. Icochilus truncus, n. sp. —AÁ peu pres de la méme taille que l'/cochi- lus extensus. Elle se distingue par la présence de la premiére prémo- laire inférieure tres petite, et par l'absence de la canine inférieure. A la place de la canine il y a un diastóéme assez étendu qui sépare lincisive externe de la premiére prémolaire. Icochilus crassiramis, n. sp. — De la méme taille que l'/cochilus ex- tensus. Cette espéce se distingue tres bien par la premiére prémolaire inférieure qui a la forma d'une canine bien développée, étant isolée en avant et en arriére par des diastémes assez longs. La canine infé- rieure a la forme d'une incisive, étant couchée en avant sur l'incisive externe. La deuxiéme prémolaire inférieure est elliptique, sans sillon perpendiculaire interne; de celui du cóté externe on en voit á peine des traces. Icochilus multidentatus, n. sp. — De taille assez petite; elle se di- stingue pour avoir huit molaires en haut et en bas, de chaque cóté, dont les cinq antérieures sont des prémolaires. A la máchoire supérieure, la canine et les deux premiéres prémolaires sont trés petites et en serie continue avec les autres dents. A la máchoire inférieure, les deux premiéres prémolaires ont la forme de petites canines et la deuxiéme est séparée de la troisieme par un petit diasteme. Les deux premiéres vrémolaires inférieures et la canine se suivent sans diastéme. Les huit molaires supérieures occupent une longueur de 28 millimétres. Icochilus curtus, n. sp. — De la méme taille que l'Icochilus extensus. Cette espéce se distingue facilement par le grand raccourcissement de la derniétre molaire inférieure qui est á peine un peu plus longue que Vavant-derniére, et par son lobe postérieur qui est convexe sur le cóté externe, sans vestige du sillon perpendiculaire qu'on voit sur la méme dent des autres espéces. La derniére molaire inférieure a prés de 615 la cara externa de cada diente se ven también cuatro columnitas sepa- radas por tres surcos, de los cuales el del medio es mucho más ancho y los otros dos muy estrechos. Icochilus anomalus, n. sp. — De igual talla que el Icochilus extensus. Esta especie se distingue fácilmente por la atrofia y la desaparición de varios dientes. El incisivo inferior externo es muy pequeño. El canino inferior es extremadamente pequeño, aislado adelante y atrás por dos diastemas bastante largos, mientras que por el contrario, en casi todas las demás especies del mismo género, este diente es bien desarrollado y echado hacia adelante sobre los incisivos, cuya forma tiene. El primer premolar inferior ha desaparecido por completo. El segundo premolar inferior es bien desarrollado y tiene dos surcos perpendiculares opues- tos, uno interno y el otro externo. Icochilus truncus, n. sp. — Poco más o menos de igual talla que el Icochilus extensus. Se distingue por la presencia del primer premolar inferior muy pequeño y la ausencia del canino inferior. En el lugar del canino hay un diastema bastante extenso que separa al incisivo ex- terno del primer premolar. Icochilus crassiramis, n. sp.—De talla igual a la del Icochilus extensus. -Esta especie se distingue muy bien por el primer premolar inferior que tiene la forma de un canino bien desarrollado y que está aislado ade- lante y atrás por dos diastemas bastante largos. El canino inferior tiene la forma de un incisivo y está echado hacia adelante sobre el incisivo externo. El segundo premolar inferior es elíptico, sin surco perpendicu- lar interno; y del correspondiente al lado externo apenas se ven ves- tigios. Icochilus multidentatus, n. sp. — De muy pequeña talla. Se distingue por tener ocho molares arriba y abajo a cada lado, de los cuales los cinco anteriores son premolares. En el maxilar superior el canino y los dos primeros premolares son muy pequeños y en serie continua con los de- más dientes. En la mandíbula inferior, los dos primeros premolares tienen forma de pequeños caninos y el segundo está separado del ter- cero por un pequeño diastema. Los dos primeros premolares inferiores y el canino se siguen sin diastema. Los ocho molares superiores ocupan una largura de 28 milímetros. Icochilus curtus, n. sp. — De la misma talla que el [cochilus extensus. Esta especie se distingue fácilmente por el gran acortamiento del último molar inferior que es apenas un poco más largo que el penúltimo y por su lóbulo posterior que es convexo en su lado externo, sin vestigio del surco perpendicular que se ve en el mismo diente de las demás espe- cies. El último molar inferior tiene cerca,de 5 milímetros de largo; y los dos últimos molares ocupan un espacio de 9 mifimetros de largura. 616 5 millimétres de longueur, et les deux derniéres molaires occupent un espace de 9 millimétres de long. Icochilus hegetotheroides, n. sp. — Cette espéce se distingue par le. grand développement de la paire d'incisives internes supérieures (i.*), comparables sous ce rapport a celles du genre Hegetotherium. Ces in- cisives sont convexes en avant, concaves en arriére, et avec la surface de la couronne en arc de cercle. La deuxiéme incísive est petite, et la troisieme incisive ainsi que la canine sont atrophiées. La partie anté- rieure du cráne est tres raccourcie et proportionnellement trés large. La couronne de chacune des incisives internes a 5mm.5 de diamétre transverse en ligne droite. Le palais au niveau des canines a 13 milli- métres de largeur, et la distance du bord antérieur de la p.2 au coin interne de l'i.1 est de seulement 16 millimétres. INTERATHERIUM Moreno, 1882. — Synonyme: Tembotherium More- no, 1882. Interatherium rodens Moreno, 1882. —¡Synonyme: Tembotherium Holmbergi Moreno, 1882, Interatherium supernum Ameghino, 1882. Interatherium brevifrons, n. sp. — Espéce de taille beaucoup plus petite que l'Interatherium rodenms et avec toute la denture en série continue, sans diastemes. La partie antérieure du cráne est trés raccour- cie. L'¡. 1 est tres grande et les i.? et 3 trés petites. La canine est bien développée. Longueur de la partie antérieure de ''¡.1 a la partie po- stérieure de la m.3 , 27 millimétres. Interatheriam anguliferum, n. sp. — De taille intermédiaire entre celle de V/nteratherium rodens et celle de l'Interatherium supernum dont elle se distingue par l'absence de la premiére prémolaire supé- rieure. La canine supérieure est bien développée et isolée par des dia- stéemes en avant et en arriére. Les p.2 a 4 ont les deux arétes perpen- diculaires de l'angle antérieur externe tres fortes. Longueur du bord antérieur de la canine au bord postérieur de la premiére vraie molaire supérieure, 17 millimétres. Interatherium interruptum, n. sp. — De la taille de 1'Interatherium su- pernum. Cette espéce se distingue facilement par la présence de la premitre prémolaire supérieure qui est placée contre la partie anté- rieure de la deuxiéme, et par la disparition compléte de la canine. Il y a une longue barre qui sépare la premiére prémolaire de l'incisive externe; le bord de cette barre porte un sillon longitudinal profond qui suit la méme direction de la série dentaire. Longueur des sept mo- laires supérieures, 25 millimétres. Interatherium dentatum, n. sp. — Par la taille se rapproche de l'Inte- ratherium supernum; il s'en distingue pour posséder une prémolaire de Fig. 4. Acrotherium karaikense Ameghino. Cráne, vu d'en bas, 4 une moitié de grandeur na- turelle. 7.1, 2 et 3, les trois incisives; c. canine; p.1a prémolaire supplémentaire; p.1, 2, 3 et 4, les quatres prémolaires; m.1, 2 et 3, les trois vraies molaires. Fig. 4. Acrotherium karaikense Ameghino, Crá- neo, visto desde abajo, a la mitad de su tamaño natural: 7.1, 2 y 3, los tres incisivos; Cc. canino; p. la premolar suplementario; p.1, 2, 3 y 4, los cuatro premolares; m.1, 2 y 3, los tres ver- daderos molares. “[e.m]u OUeure] ns ap pep eun *equae apsap *9]19N32u In9pue1á ap apio aun e Y4ney e OJSIA “ODUPID “OUIYÍIMY 249//9P4 7 UOPOSO9YL *9 “SII Up NA “DUBID *OMIYÍDMY 2./9/Y9PÁ7 UOPOSO9YL “9 *B1A ? > *oprpnpa. odod un feuo.o) ej od "sapinpa nad un “9unono) SO3SIA “O193.19P OPY] [9P S3AO1I9JUL SIB] e] ed sana “jq10.Ip 9309 MP SIANILIDJUL -OU1L SOJDPRYpIIA SOUIM|N SOP SOT *OU1nYS SI.1IY[OUL SOIB.IA SIIQMUIDP XNIP SIT *OULYS -IMY SIPI0JUOPOXO7 SUAAROJON *S *S1Y -IWY SIPI03UOPOXO] SHAANJOJON *S *S1A 619 Icochilus hegetotheroides, n. sp. — Esta especie se distingue por el gran desarrollo del par de incisivos internos superiores (i.1 ), compara- bles al respecto con los del género Hegetotherium. Estos incisivos son convexos adelante, cóncavos atrás y con la superficie de la corona en arco de círculo. El segundo incisivo es pequeño; y el tercero, así como el canino, están atrofiados. La parte anterior del cráneo es muy acor- tada y proporcionalmente muy ancha. La corona de cada uno de los inci- sivos internos tiene 5,5 milímetros de diámetro transverso en línea recta. El paladar, al nivel de los caninos, tiene 13 milímetros de anchura; y la distancia desde el borde “anterior del p.* hasta el ángulo interno cel i. 1 es de 16 milímetros solamente. INTERATHERIUM Moreno, 1882. —Sin.: Tembotherium Moreno, 1882. Interatherium rodens Moreno, 1882. — Sinónimo: Tembotherium Holmbergi Moreno, 1882. z Interatherium supernum Ameghino, 1882. Interatheriúm brevifrons, n. sp. — Especie de talla mucho más pe- queña que el Interatherium rodens y con toda la dentadura en serie con- tinua, sin diastemas. La parte anterior del cráneo es muy acortada. El i. 1 es muy grande y los i.? y 2 muy pequeños. El canino es bien desarrollado. Largura desde la parte anterior-desde el ¡. 1 hasta la parte posterior del m.3 : 27 milímetros. Interatherium anguliferum, n. sp. — De talla intermedia entre la del Interatherium rodens y la del Interatherium supernum, de los cuales se distingue por la ausencia del primer premolar superior. El canino supe- rior es bien desarrollado y adelante y atrás aislado por barras. Los p. 2 a * tienen las dos espinas perpendiculares del ángulo anterior externo muy fuertes. Largura desde el borde anterior del canino hasta el bord= posterior del primer verdadero molar superior: 17 milímetros. Interatherium interruptum, n. sp. — De la talla del Interatherium su- fernum. Esta especie se distingue fácilmente por la presencia del pri- mer premolar superior, que está colocado contra la parte anterior del segundo y por la desaparición completa del canino. Hay una larga barra que separa el primer premolar del incisivo externo; el borde de esta barra tiene un surco longitudinal profundo que sigue la misma di- rección de la serie dentaria. Largura de los siete molares superiores: 25 milímetros. Interatherium dentatum, n. sp. — Por la talla se acerca al Interathe- rium supernum. Se distingue de él por poseer un premolar más en el maxilar superior; esto es: en que tiene cinco en vez de cuatro. Los dos primeros premolares son cónicos, estando el primero separado del se- gundo. La serie dentaria superior completa, ocupa un espacio de 41 milímetros. Ñ 620 plus A la máchoire supérieure, c'est-a-dire cinq au lieu de quatre. Les deux premiéres prémolaires sont coniques, la premiére ou anté- rieure étant séparée de la deuxiéme. La série dentaire supérieure com- pléte occupe un espace de 41 millimétres. HECczTOTHERIDAE, 1. fam. Les représentants de cette famille se distinguent par l'hypertrophie de la paire d'incisives internes supérieures et inférieures, et par la forme plus ou moins elliptique ou triangulaire des vraies molaires su- périeures qui ne portent ni des replis d'émail ni des sillons perpendi- culaires. Le tibia et le peroné sont soudés en haut et en bas, et séparés au centre formant comme une fenétre. Le calcanéum ne porte pas de facette articulaire pour le peroné. PACHYRUCOS Ameghino, 1885.— Syn.: Pedotherium Burmeister, 1888. Pachvrucos Moyanoi Ameghino, 1885. Pachyrucos teres Ameghino, 1889. Pachyrucos trivius Ameghino, 1889. Pachyrucos absis Ameghino, 1889. Pachyrucos naevius Ameghino, 1889. HEGETOTHERIUM Ameghino, 1887. Hegetotherium mirabile Ameghino, 1887. Hegetotherium strigatum Ameghino, 1887. Hegetotherium convexum Ameghino, 1891. Hegetotherium anceps Ameghino, 1891. Hegetotherium cuneatum Ameghino, 1891. Hegetotherium costatum Ameghino, 1891. Hegetotheriam minum, n. sp. — Cette espéce se distingue par sa taille un peu plus petite que celle de Hegetotherium strigatum et par sa branche mandibulaire tres basse et raccourcie en avant. Longueur du bord antérieur de l'incisive interne inférieure au bord postérieur de la deuxiéme vraie molaire, 41 millimetres. Hauteur de la mandibule en dessous de la premiere vraie molaire, 14 millimétres. SELATHERIUM, n. gen.—Se distingue de Hegetotherium par l'ab- sence des canines inférieures. La deuxiéme incisive inférieure est trés grande, la troisieme est petite et couchée en avant sur la deuxiéme. Selatherium pachvmorphum, n. sp. —A peu pres de la taille de Hegetotherium mirabile. La deuxieme prémolaire inférieure est trian- gulaire mais bilobée sur la face externe par un sillon perpendiculaire. Longueur du bord antérieur de lincisive inférieure interne au bord postérieur de la troisieme vraie molaire, 58 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de la quatrieme molaire, 17 millimétres. 621 HEGETOTHERIDAE, 1. fam. Los representantes de esta familia se distinguen por la hipertrofia del par de incisivos internos superiores e inferiores y por la forma más o menos elíptica o triangular de los verdaderus molares superiores que no tienen ni repliegues de esmalte ni surcos perpendiculares. La tibia y el peroné están soldados arriba y abajo y separados en su centro formando como una ventana. El calcáneo no tiene faceta articu- lar para el peroné. PACHYRUCOS Ameghino, 1885. —Sinónimo: Pedotherium Burmeis- ter, 1888. Pachyrucos Moyanoi Ameghino, 1885. Pachyrucos teres Ameghino, 1889. Pachyrucos trivius Ameghino, 1889. Pachyrucos absis Ameghino, 1889. Pachvrucos naevius Ameghino, 1889. HEGETOTHERIUM Ameghino, 1887. Hegetotherium mirabile Ameghino, 1887. Hegetotherium strigatum Ameghino, 1887. Hegetotherium convexum Ameghino, 1891. Hegetotherium anceps Ameghino, 1891. Hegetotherium cuneatum Ameghino, 1891. Hegetotherium costatum Ameghino, 1891. Hegetotherium minum, n. sp. — Esta especie se distingue por su talla un poco más pequeña que la del Hegetotherium strigatum, y por su rama mandibular muy baja y acortada adelante. Largura desde el borde anterior del incisivo interno inferior hasta el borde posterior del segundo verdadero molar: 41 milímetros. Altura de la mandíbula aebajo del primer verdadero molar: 14 milímetros. SELATHERIUM, n. gén. —Se distingue del Hegetotherium por la au- sencia de caninos inferiores. El segundo incisivo inferior es muy gran- de y el tercero es pequeño y echado hacia adelante sobre el segundo. Selatherium pachymorphum, n. sp. — De talla poco más o menos de la del Hegetotherium mirabile. El segundo premolar inferior es trian- gular pero bilobado sobre la cara externa por ún surco perpendicular. Largura desde el borde anterior del incisivo inferior interno hasta el borde posterior del tercer verdadero molar: 58 milímetros. Altura de la mandíbula abajo del cuarto molar: 17 milímetros. Selatherium remissum, n. sp. — Mucho más pequeña que la especie precedente. El segundo premolar inferior es casi chato en su cara 622 Selatherium remissum, n. sp. —Beaucoup plus petite que lP'espéce précédente. La deuxiéme prémolaire inférieure est presque plate a sa face interne et arrondie sur l'externe, sans sillon perpendiculaire; la couronne de cette dent n'a que 3 millimétres de longueur et 2 milli-. metres de largeur. TRACHYTHERIDAE Les incisives internes supérieures (i.1) sont tres grandes et les ex- ternes (1.2 et 3) tres petites. Canines petites ou absentes. Les pré- molaires supérieures sont de contour simplement elliptique et augmen- tent de grandeur de la premiére a la derniére. Les vraies molaires su- périeures sont trilobées sur le cóté interne avec le lobe du milieu de chaque dent beaucoup plus petit que les lobes latéraux. Toutes les dents a base ouverte et avec un fort encroútement de cément. Trachytherus Ameghino, 1889. Trachytherus Spegazzinianus Ameghino, 1889. — Les débris de cette espéce procedent des couches a Pyrotherium de l'intérieur de la Pata- gone. Trachytherus conturbatus Ameghino, 1891. — Des couches a Pyro- therium de l'intérieur de la Patagonie. z TOXODONTIA NESODONTIDAE Les Nesodontidae different des Toxodontidae pour posséder des dents avec des racines plus ou moins parfaites, et par le fémur qui est pour- vu d'un troisieme trochanter. Le nombre de doigts est de trois A chaque pied. Nesopon Owen, 1846. — Synonymes: Toxodon Moreno, 1882; Colpo- don (partim) Burmeister, 1885; Protoxodon Ameghino, 1887. — Atryp- therium Ameghino, 1887; Scopotherium Ameghino, 1887; Adelphothe- rium Ameghino, 1887; Nesotherium Mercerat,, 1891; Rhadinotherium Mercerat, 1891; Typotherium Burmeister, 1864; Astrapotheriam (par- tim) Burmeister, 1892. — Le troisiéme trochanter du fémur est petit. - La tuberosité externe de l'humérus est tres forte et plus haute que la téte articulaire. Le calcanéum est tres court et tres large, avec la fa- cette articulaire sustentaculaire allongée d'avant en arriére. L'astragale a la téte articulaire tres courte; la facette articulaire interne pour le calcanéum, s'unit sans interruption a la surface articulaire pour le na- viculaire; la poulie articulaire pour le tibia, est large, peu excavée, et souvent porte en arriére une perforation astragalienne. Nesodon imbricatus Owen, 1846 (individu jeune). — Synonymes: Nesodon Sullivani Owen, 1846 (individu vieux); Colpodon propinquus — ds gr , j 623 interna y redondeado en la externa, sin surco perpendicular; la corona de este diente no tiene más que 3 milímetros de largura y 2 milímetros de anchura. TRACHYTHERIDAE Los incisivos internos superiores (i.1 ) son muy grandes; y los ex- ternos (1.2 y 3) muy pequeños. Caninos pequeños o ausentes. Los premolares superiores son de contorno simplemente elíptico y aumentan Ge tamaño desde el primero al último. Los verdaderos molares supe- riores son trilobados en el lado interno con el lóbulo del medio de cada diente mucho más pequeño que los lóbulos laterales. Todos los dientes son de base abierta y con una fuerte incrustación de cemento. TRACHYTHERUS Ameghino, 1889. Trachytherus Spegazzinianus Ameghino, 1889. — Los restos de esta especie proceden de las capas del interior de Patagonia, caracterizadas por el Pyrotherium. Trachytherus conturbatus Ameghino, 1891.— De las capas del in- terior de Patagonia caracterizadas por el Pyrotherium. TOXODONTIA NESODONTIDAE » Los Nesodontidae difieren de los Toxodontidae porque poseen dien- tes con raíces más o menos perfectas y por el fémur, que está pro- visto de un tercer trocánter. El número de dedos es de tres en cada pie. NEsoDON Owen, 1846. —Sinónimos: Toxodon Moreno, 1882; Colpo- con (partim) Burmeister, 1885; Protoxodon Ameghino, 1887. — Atryp- therium Ameghino, 1887; Scopotherium Ameghino, 1887; Adelphothe- r1ium Ameghino, 1887; Nesotherium Mercerat, 1891; Rhadinotherium Mercerat, 1891; Typotherium Burmeister, 1864; Astrapotherium (par- tim) Burmeister, 1892. —El tercer trocánter del fémur es pequeño. La tuberosidad externa del húmero es muy fuerte y más alta que la cabeza articular. El calcáneo es muy corto y muy ancho, con la faceta articular sustentacular alargada de adelante hacia atrás. El astrágalo tiene la cabeza articular muy corta; la faceta articular interna para el calcáneo se une sin interrupción a la superficie articular para el na- vicular; la polea articular para la tibia es ancha, poco excavada y a menudo tiene atrás una perforación astragahliana. Nesodon imbricatus Owen, 1846 (individuo joven). Sinónimos: Ne- sodon Sullivani Owen, 1846 (individuo viejo); Colpodon propinquus 624 Burmeister (partim), 1885, denture de lait; Toxodon patagonensis Moreno, 1882; Protoxodon patagonensis Ameghino, 1887; Protoxodon Sullivani Ameghino, 1889; Atryptherium bifurcatum Ameghino, 1887; Scopotherium cyclops Ameghino, 1887; Adelphotherium ligatum Ame-. ghino, 1887; Acrotherium australe Mercerat, 1891; Acrotherium inter- medium Mercerat, 1891; Nesodon bifurcatus Mercerat, 1891; Nesodon Oweni Mercerat, 1891; Nesodon cyclops Mercerat, 1891; Nesodon Rutimeyeri Mercerat, 1891; Nesotherium carinaíum Mercerat, 1891; Nesotherium Studeri Mercerat, 1891; Nesotherium elegans Merce- rat, 1891; Nesotherium rufum Mercerat, 1891; Nesotherium patago- nicum Mercerat, 1891; Nesotherium turgidum Mercerat, 1891; Neso- therium rutilam Mercerat, 1891; Nesotherium argentinum Merce- rat, 1891; Nesotherium Nehringi Mercerat, 1891; Nesotherium Bur- meisteri Mercerat, 1891; Protoxodon evidens Mercerat, 1891; Protoxo- don clemens Mercerat, 1891; Protoxodon Trouessarti Mercerat, 1891; Protoxodon americanus Mercerat, 1891; Protoxodon Henseli Merce- rat, 1891; Protoxodon speciosus Mercerat, 1891; Adelphotherium tri- vium Mercerat, 1891; Adelphotherium repandum Mercerat, 1891; Adel- photherium Rothi Mercerat, 1891; Adelphotherium pumilum Merce- rat, 1891; Acrotherium patagonicum Mercerat, 1891. Nesodon conspurcatus Ameghino, 1891. —Svnonyme: Protoxodon conspurcatus Ameghino, 1887. Nesodon marmoratus Ameghino, 1891. — Synonyme: Protoxodon marmoratus Ameghino, 1887. Nesodon obliteratus Ameghino, 1891. — Synonyme: Protoxodon obli- teratus Ameghino, 1887. Nesodon andium Ameghino, 1891. Nesodon cavifrons, n. sp. — Cette espéce est de la taille du Nesodon imbricatus; elle s'en distingue facilement par les frontaux qui sont profondément excavés. Il en résulte que la région frontale du cráne présente une espéce de fosse large et profonde, de contour élliptique et avec son grand axe dirigé d'avant en arritre. Nesodon brachycephalus, n. sp. — A peu pres de la méme taille que l'espece précédente; elle se distingue facilement par son cráne qui est tres raccourci, surtout en arriére. Le front est plat. La créte sagitale n'a que six á sept centimémetres de longueur. Le cráne a 43 centimétres de longueur. La distance de la créte occipitale au bord antérieur des frontaux n'est que de 17 centimétres. GRONOTHERIUM Ameghino, 1887. — Syn.: Protoxodon Mercerat, 1891. Gronotherium decrepitum Ameghino, 1887. — Synonyme: Protoxodon decrepitus Mercerat, 1891. *[1,NPY OYRUIY] NS IP prep eun “opujso) *9P/MyY4 anapurad 9p 9 our aun e DP OJSIA “OBUMPAD *OUMMYÍDUY 249//9PA 7 JOPOSO9YL *L 31.1 999 3pP NA uYID *oun do my HIYYOPN] UOPOSOUL *L 314 A a a ul id AMEGHINO — V. X Fig. 8. Theosodon Lidekkeri Ameghino. Man- Fig. 8. Theosodon Lydekkeri Ameghino. Man. dibule, vue d'en haut réduite aux ?/, de grandeur díbula, vista desde arriba, reducida a ?/, de su naturelle. tamaño natural. 627 Burmeister (partim), 1885, dentadura de leche; Toxodon patagonen- sis Moreno, 1882; Protoxodon patagonensis Ameghino, 1887; Proto- xodon Sullivani Ameghino, 1889; Atryptherium bifurcatum Ameghino, año 1887; Scopotherium cyclops Ameghino, 1887; Acrotherium aus- trale Mercerat, 1891; Acrotherium intermedium Mercerat, 1891; Neso- don bifurcatus Mercerat, 1891; Nesodon Oweni Mercerat, 1891; Ne- sodon cyclops Mercerat, 1891; Nesodon Rutimeyeri Mercerat, 1891; Nesotherim carinatum Mercerat, 1891; Nesotherium Studeri Merce- rat, 1891; Nesotherium elegans Mercerat, 1891; Nesotherium rufum Mercerat, 1891; Nesotherium patagonicum Mercerat, 1891; Nesotherium turgidum Mercerat, 1891; Nesotherium rutilum Mercerat, 1891; Neso- therium argentinum Mercerat, 1891; Nesotherium Nehringi Mercerat, año 1891; Nesotherium Burmeisteri Mercerat, 1891: Protoxodon evidens Mercerat, 1891; Protoxodon clemens Mercerat, 1891; Protoxodon Troues- sarti Mercerat, 1891; Protoxodon americanus Mercerat, 1891; Proto- xodon Henseli Mercerat, 1891; Protoxodon speciosus Mercerat, 1891; ádelphotherium trivium Mercerat, 1891; Adelphotherium repandum Mercerat, 1891; Adelphotherium Rothi Mercerat, 1891; Adelphotherium " pumilum Mercerat, 1891; Acrotherium patagonicum Mercerat, 1891. Nesodon conspurcatus Ameghino, 1891.— Sinónimo: Protoxodon conspurcatus Ameghino, 1887. Nesodon marmoratus Ameghino, 1891. — Sinónimo: Protoxodon mar- moratus Ameghino, 1887. Nesodon obliteratus Ameghino, 1891. —Sinónimo: Protoxodon obli- teratus Ameghino, 1887. Nesodon andium Ameghino, 1891. Nesodon cavifrons, n. sp. — Esta especie es de la talla del Nesodon imbricatus, de la cual se distingue fácilmente por los frontales que son profundamente excavados. De ello resulta que la región frontal del crá- neo presenta una especie de fosa ancha y profunda, de contorno elíptico y con su eje mayor dirigido de adelante hacia atrás. Nesodon brachycephalus, n. sp. — Poco más o menos de la misma talla que la especie precedente. Se distingue con facilidad por su cráneo, que es acortado, sobre todo hacia atrás. La frente es chata. La cresta sagital sólo tiene de seis a siete centímetros de largo. La distancta desde la cresta occipital hasta el borde anterior de los frontales sólo es de 17 centímetros. GRONOTHERIUM Ameghino, 1887. — Sinónimo: Protoxodon Mercerat, año 1891. Gronotherium decrepitum Ameghino, 1887. — Sinónimo: Protoxodon decrepitus Mercerat, 1891. 628 XOTOPRODON Ameghino, 1891. Xotoprodon solidus Ameghino, 1891. Xotoprodon maximus Ameghino, 1891. ADINOTHERIUM Ameghino, 1887. — Synonyme: Nesodon Owen (par-. tim), 1854. — Tuberosité externe de l'humérus, plus basse que la téte articulaire. Troisieme trochanter du fémur trés développé. Le calcanéum est long, étroit, avec la facette sustentaculaire petite et presque circu- laire. L'astragale a la téte articulaire beaucoup plus prolongée que dans Nesodon; la facette articulaire interne pour le calcanéum, est toujours bien séparée de la surface articulaire pour le naviculaire; le bord ex- terne de la face supérieure est tres oblique et dirigé en dehors; la poulie articulaire est fortement excavée et ne présente jamais de perfo- ration astragalienne en arriére. Adimotherium ovinum (Owen) Ameghino. — Synonyme: Nesodon ovi- nus Owen, 1846. Adinotherium proximum Ameghino, 1887. Adinotherium splendidum Ameghino, 1887. — Synonymes: Adinothe- rium pulchrum Mercerat, 1891; Adinotherium silvaticum Mercerat (par- tim), 1891; Adinotheriam antiquum Mercerat, 1891; Adinotherium Ko- byi Mercerat, 1891. Adinotherium robustum Ameghino, 1891. Adinotherium magister Ameghino, 1887. — Synonymes: Acrotherium mutabile Mercerat, 1891; Nesodon typicus Mercerat, 1891; Nesodon ovinus Burmeister, 1891. Adinotherium ferum Ameghino, 1887. Adinotherium nitidum Ameghino, 1887. Adinotherium haplodontoides Ameghino, 1891. — IS Nesodon ovinus Burmeister, 1892. ACROTHERIUM Ameghino, 1887. —Syn.: Nesodon Burmeister, 1892. Acrotherium rusticum Ameghino, 1887. Acrotherium karaikense Ameghino, 1890. — Synonymes: Acrotherium variegatum Mercerat, 1891; Nesodon imbricatus Burmeister, 1892. Acrotherium stygium Ameghino, 1887. — Synonyme: NES imbri- catus Burmeister, 1892. RHADINOTHERIUM Ameghino, 1887. — Synonyme: Nesodon Merce- rat, 1891. Rhadinotherium limitatum Ameghino, 1887. — Synonyme: Nesodon limitatum Mercerat, 1891. — La deuxiéme incisive supérieure (1.2) a la méme forme générale que dans Nesodon et Adinotherium, avec la seule différence qu'elle est excavée perpendiculairement sur les cótés interne et externe. 4 h ' , 1 Í 629 XOTOPRODON Ameghino, 1891. Xotoprodon solidus Ameghino, 1891. Xotoprodon maximus Ameghino, 1891. ADINOTHERIUM Ameghino, 1887. — Sinónimo: Nesodon Owen (par- tim), 1854. — Tuberosidad externa del húmero, más baja que la cabeza . articular. Tercer trocánter del fémur muy desarrollado. El calcáneo es largo, estrecho, con la faceta sustentacular pequeña y casi circular. El astrágalo tiene la cabeza articular mucho más prolongada que en el Nesodon; la faceta articular interna para el calcáneo es siempre bien separada de la superficie articular para el navicular; el borde externo de la cara superior es muy oblicuo y dirigido hacia afuera; la polea articular es fuertemente excavada y detrás no presenta nunca perfora- ción astragaliana. Adinotherium ovinam (Owen) Ameghino. — Sinónimo: Nesodon ovi- nus Owen, 1846. Adinotherium proximum Ameghino, 1887. Adinotherium splendidum Ameghino, 1887. — Sinónimos: Adinothe- rium pulchrum Mercerat, 1891; Adinotherium silvaticam Mercerat (par- tim), 1891; Adinotherium Kobyi Mercerat, 1891. Adinotherium robustum Ameghino, 1891. Adinotherium magister Ameghino, 1887. — Sinónimos: Acrotherium mutabile Mercerat, 1891; Nesodon typicus Mercerat, 1891; Nesodon ovinus Burmeister, 1891. Adinotherium ferum Ameghino, 1887. Adinotherium nitidum Ameghino, 1887. Adinotherium haplodontoides Ameghino, 1891. — Sinónimo: Nesodon cvinus Burmeister, 1892. ACROTHERIUM Ameghino, 1887. —Sin.: Nesodom Burmeister, 1892. Acrotherium rusticum Ameghino, 1887. Acrotherium karaikense Ameghino, 1890. — Sinónimos: Acrotherium variegatum Mercerat, 1891; Nesodon imbricatus Burmeister, 1892. Acrotherium stygium Ameghino, 1887. — Sinónimo: Nesodon imbri- catus Burmeister, 1892. RHADINOTHERIUM Ameghino, 1887. —Sin.: Nesodon Mercerat, 1891. Rhadinotherium limitatum Ameghino, 1887. — Sinónimo: Nesodon limitatum Mercerat, 1891. — El segúndo incisivo superior (i.?) tiene la misma forma general que en el Nesodon y el Adinotherium, con la sola diferencia de que está excavado perpendicularmente en los costados interno y externo. 630 PHOBEREOTHERIUM Ameghino, 1887.—Synonyme: Adinotherium Mer- cerat, 1891. Phobereotherium silvaticum Ameghino, 1887.-— Synonyme: Adino- therium silvaticum Mercerat, 1891. XOTODONTIDAE STENOTEPHANOS Ameghino, 1886. Stenotephanos speciosus Ameghino, 1887 (5). PALAEOLITHOPs Ameghino, 1891. — Synonyme: Lithops Ameghino, année 1887 (préoccupé). Palaeolithops praevius Ameghino.—Synonyme: Lithops praevius Ame- ghino, 1887 (6). LITOPTERNA NoTOHIPPIDAE NoTOHIPPUS Ameghino, 1890. — Syn.: Nesodon Burmeister, 1892. Notohippus toxodontoides Ameghino, 1890. — Synonyme: Nesodon ovinus Burmeister, 1892. ADIANTIDAE ADIANTUS Ameghino, 1891. La formule dentaire a la máchoire infé- rieure est de 7 1. C. y P. 3 m. Les dents sont en série continue et leur plus grande ressemblance est avec celles de Macrauchenia. Les vrajes molaires, different de celles de Theosodon pour ne présenter aucun vestige du cuspide accessoire qu'on trouve dans la cavité posté- rieure interne des molaires de ce dernier genre. Les incisives sont petites, la canine a la méme forme des incisives, les premiéres prémolaires res- semblent a la canine, et les derniéres prémolaires ressemblent aux pre- miéres prémolaires et aux vraies molaires. La modification de forme de l'incisive interne a la derniére vraie molaire est graduelle et presque insensible, de telle sorte que deux dents contigués de n'importe quelle région de la mandibule sont absolument égales. Toutes les dents ont leurs couronnes sur une méme ligne horizontale et augmentent gra- duellement de grandeur de l'incisive interne á la derniére vraie molaire. Les vraies molaires inférieures ont leur cóté externe divisé en deux lobules; sur la derniere molaire, le lobule postérieur est plus large que (5) Les pieces qui m'avaient servi á établir cette espéce se trouvent au Musée de La Plata; nen connaissant pas d'autres et le Directeur de cet établissement m'ayant défendu Paccés aux collections du Musée pour consulter les types, je ne peux rien ajouter sur leur valeur. (6) Méme remarque que sur l'espéce précédente. 631 PHOBEREOTHERIUM Ameghino, 1887.—Sinónimo: Adinotherium Mer- cerat, 1891. Phobereotherium silvaticum Ameghino, 1887. — Sinónimo: Adino- therium silvaticum Mercerat, 1891. XOTODONTIDAE STENOTEPHANOS Ameghino, 1886. Stenotephanos speciosus Ameghino, 1887 (5). PALAEOLITHOPs Ameghino, 1891. —Sinónimo: Lithops Ameghino, 1887 (preocupado). Palaeolithops praevius Ameghino.—Sinónimo: Lithops praevius Ame- ghino, 1887 (6). IITOPTERNA > NotTOHIPPIDAE NoTOHIPPUS Ameghino, 1890.—Sinónimo: Nesodon Burmeister, 1892. Notohippus toxodontoides Ameghino, 1890. —Sinónimo: Nesodon ovinus Burmeister, 1892. ADIANTIDAE Adiantus Ameghino, 1891. La fórmula dentaria en la mandíbula in- ferior es dez i. 7 C. y p. 3 M. Los dientes son en serie continua; y su mayor parecido es con los de Macrauchenia. Los verdaderos mola- res difieren de los de Theosodon porque no presentan vestigio alguno de la cúspide accesoria que se encuentra en la cavidad posterior interna de los molares de este último género. Los incisivos son pequeños, el canino tiene la misma forma que los incisivos, los primeros premolares se parecen al canino y los últimos premolares se parecen a los primeros premolares y a los verdaderos molares. La modificación de forma desde el incisivo interno hasta el último verdadero molar es gradual y casi insensible, de tal suerte que dos dientes contiguos de cualquier región de la mandíbula son absolutamente iguales. Todos los dientes tienen sus coronas sobre una misma línea horizontal y aumentan gradualmente de tamaño desde el incisivo interno al último verdadero molar. Los verda- deros molares inferiores tienen su lado externo dividido en dos lóbulos; en el último molar, el lóbulo posterior es más ancho que el anterior; a (5) Las piezas que me sirvieron para establecer esta especie se encuentran en el Museo de Za Plata; como no conozco ningún otro ejemplar y el Director de dicho establecimiento > me ha prohibido el acceso a las colecciones del Museo para consultar los tipos, no puerro añadir nada con respecto a su valor. (6) Procede la misma nota que puse para la especie precedente. 632 l'antérieur; á partir de cette dent, la modification de forme s'effectuz par une diminution graduelle du lobe postérieur dont les vestiges ter- minent pour disparaitre complétement dans l'incisive interne. Les inci- sives sont placées en suivant la méme ligne longitudinale de la série dentaire. La branche est de bord inférieur droit, et d'hauteur égale en avant et en arriére. Les deux branches mandibulaires sont complétement soudées, sans vestige de suture. Adiantus buccatus Ameghino, 1891. C'était un animal de trés petite taille. La série dentaire de la mandibule n'a que 62 millimétres de lon- gueur. La premiére vraie molaire n'a que 7 millimétres de longueur et la deuxiéme 9 millimétres. La branche mandibulaire en dessous de la premiére vraie molaire a 14 millimétres de hauteur. La symphyse se prolonge en arriére jusqu'en dessous de la partie antérieure de la troi- siéme prémolaire. MESORHINIDAE THEOSODON Ameghino, 1887. Theosodon Lydekkeri Ameghino, 1887.— OS. Theosodon Lal- lemanti Mercerat, 1891; Theosodon Frenzeli Mercerat, 1891. Theosodon Fontanae Ameghino, 1891. Theosodon gracilis Ameghino. Premiére quinzaine d'Aoút 1891. — Synonymes: Theosodon patagonensis Mercerat, deuxiéme quinzains - d'Aoút 1891; Theosodon debilis Mercerat, fin Aoút 1891. PSEUDOCOELOSOMA Ameghino, 1891. Pseudoccelosoma patagonica Ameghino, 1891. PROTEROTHERIDAE Ameghino, 1887 Synonyme: Bunodontheridae Mercerat, 1891. — Le fémur a. un troi- sieme trochanter tres développé et l'humérus porte une large perfo- ration intercondylienne. PROTEROTHERIUM Ameghino, 1883.—Synonymes: Anoplotherium Bra- vard, 1858; Anchitherium Burmeister, 1879; Anisolophus Burmeister, année 1885; Diadiaphorus Mercerat, 1891 (partim) non Diadiaphorus Ameghino; Oreomeryx Mercerat, 1891 (partim); Anomodontherium Mercerat, 1891; Diaphragzmodon Mercerat, 1893; Thoatherium Merce- rat, 1891 (non Thoatherium Ameghino). — Dans ce genre, les deux pre- miéres vraies molaires supérieures ont les deux tubercules internes toujours bien séparés par un sillon perpendiculaire; le tubercule anté- rieur interne est toujours relié au tubercule antérieur intermédiaire par une créte oblique; les deux tubercules internes et les deux intermé- » indi PAS 633 partir de este diente, la modificación de forma se efectúa por una dimi- nución gradual del lóbulo posterior cuyos vestigios acaban por desapa- recer completamente en el incisivo interno. Los incisivos están colocados siguiendo la misma línea longitudinal de la serie dentaria. La rama es de borde inferior derecho y de una altura igual tanto adelante como atrás. Las dos ramas mandibulares son completamente soldadas, sin vestigios de sutura. Adiantus buccatus Ameghino, 1891. Era un animal de muy pequeña talla. La serie dentaria de la mandíbula sólo tiene 62 milímetros de largo. El primer verdadero molar sólo tiene 7 milímetros de largo y el segundo 9 milímetros. La rama mandibular, debajo del primer ver- dadero molar, tiene 14 milímetros de altura. La sínfisis se prolonga detrás hasta debajo de la parte anterior del tercer premolar. MESORJNINIDAE THEOSODON Ameghino, 1887. Theosodon Lydekkeri Ameghino, 1887. — Sinónimos: Theosodon Lal- lemanti Mercerat, 1891. Theosodon Frenzeli Mercerat, 1891. Theosodon Fontanae Ameghino, 1891. Theosodon gracilis Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891.— Sinónimos: Theosodon patagonensis Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891; Theosodon debilis Mercerat, fines de Agosto de 1891. PSEUDOCOELOSOMA Ameghino, 1891. Pseudocoelosoma patagonica Ameghino, 1891. PROTEROTHERIDAE Ameghino, 1887. 1 Sinónimo: Bunodontheridae Mercerat, 1891.—- El fémur tiene un tercer trocánter muy desarrollado y el húmero tiene una ancha perfo- ración intercondiliana. 'PROTEROTHERIUM Ameghino, 1883. — Sinónimos: Anoplotherium Bra- vard, 1858; Anchitherium Burmeister, 1879; Anisolophus Burmeister, año 1885; Diadiaphorus Mercerat, 1891 (partim), non Diadiaphorus Ameghino; Oreomeryx Mercerat, 1891 (partim): Anomodontheriuúm Mercerat, 1891; Diavhragmodon Mercerat, 1893; Thoatherium Merce- rat, 1891 (non Thoatherium Ameghino). En este género, los dos pri- meros verdaderos molares superiores tienen los dos tubérculos internos siempre bien separados por un surco perpendicular; el tubérculo ante- rior interno está siempre ligado al tubérculo anterior intermedio por una cresta oblicua; los dos tubérculos internos y los dos intermedios 634 diaires sont séparés des tubercules externes par une vallée longitudinale large et profonde. La derniére molaire inférieure porte un troisiéme lobe formé par deux tubercules, un externe et l'autre interne plus petit; ce dernier tubercule se trouve également sur l'avant derniére molaire, mais dans un état complétement rudimentaire. Les incisives internes inférieures sont beaucoup plus petites que les externes. La p.j est a une racine ou á deux racines fondues. Les pieds sont tridactyles, avec le doigt central long et gréle, et les doigts latéraux trés petits. Proterotherium australe (Burmeister) Ameghino. — Synonymes: An- chitherium australe Burmeister, 1879; Anisolophus australis Burmeis- ter, 1885; Proterotherium australe Ameghino, 1887; Diadiaphorus aus- tralis Mercerat, 1891; Anisolophus Burmeisteri Mercerat, 1891. — Dans cette espéce, le tubercule intermédiaire postérieur des vraies molaires supérieures se fond avec le tubercule postérieur interne, tandis que dans toutes les autres espéces, ce tubercule se réunit au tubercule interne antérieur. Le tubercule postérieur interne de la derniére molaire supé- rieure est atrophié. J'ai determiné ces caractéres, par l'examen de la piéce originale au Musée National, car la figure qu'en a publié Bur- meister est méconnaissable. Proterotherium curtidens Ameghino, 1891. La derniére molaire infé- riure est á peine un peu plus longue que l'avant derniére et avec le troisiéme lobe trés peu accentué. Toutes les dents sont assez grosses mais pas trop longues. Les incisives externes inférieures sont trés gran- úes. La derniére molaire supérieure n'a pas de denticule postérisur in- terne séparé, le coin postérieur interne étant relié au denticule antérieur par une créte, sans qu'il y ait de sillon perpendiculaire interne. Les sept molaires supérieures ont de 72 á 75 millimétres de long, et les sept molaires inférieures de 74 a 79 millimétres. De la partie antérieure de Pincisive externe inférieure a la partie postérieure de la derniére mo- laire, il y a 98 millimétres. Proterotherium cavum Ameghino, 1887. — Synonymes: Anisolophus australis Mercerat, 1891 (non Anisolophus australis Burmeister) ; Oreo- meryx propius Mercerat, 1891; Oreomeryx superbus Mercerat, 1891; Thoatherium periculorum Mercerat, 1891; Thoatherium minusculum Mercerat, 1891 (non Thoatherium minusculum Ameghino); Anomadon- therium montanum Mercerat, 1891. Proterotherium cingulatum Ameghino, 1891. — Dans cette espeéce, les deux derniéres prémolaires supérieures ont un fort rebord d'émail sur la base du cóté interne de la couronne. Le rebord d'émail de la base du cóté externe de la couronne est bien développé sur les deux der- niéres prémolaires et sur les quatre vraies molaires. Distance de la partie antérieure de lPincisive supérieure á la partie postérieure de la derniére molaire, 97 millimétres. A EN Fig. 9. Theosodon gracilis Ameghino. Le palais Fig. 9. Thkeosodon gracílis Ameghino. El pala- d'un individu tres vieux, aux ”/, de grandeur dar de un individuo muy viejo, en */, de su ta- naturelle. maño natural. Fig. 10. Pseudoccelosoma patagonica Ameghino. Fig. 10. Pseudocelosoma patagonica Ameghino. Le palais avec la denture, vu d'en bas aux ?/, de El paladar con la dentadura, visto desde abajo grandeur naturelle. en ?/, de su tamaño natural. 637 están separados de los tubérculos externos por un valle longitudinal ancho y profundo. El último molar inferior tiene un tercer lóbulo for- mado por dos tubérculos, ino externo y otro inierno más pequeño; este último tubérculo se encuentra asimismo en el penúltimo molar, pero en un estado completamente rudimentario. Los incisivos internos inferiores son mucho más pequeños que los externos. El p.7 es de una raíz o de dos raíces fusionadas. Los pies son tridáctilos, con el dedo central largo y delgado y los dedos laterales más pequenos. Proterotherium australe (Burmeister) Ameghino. — Sinónimos: An- chitherium australe Burmeister, 1879; Anisolophus australis Burmeis- ter, 1885; Proterotherium australe Ameghino, 1887; Diadiaphorus aus- tralis Mercerat, 1891; Anisolophus Burmeisteri Mercerat, 1891. — El tu- bérculo intermedio posterior de los verdaderos molares superiores se funde en esta especie con el tubérculo posterior interno, mientras que en todas las demás especies este tubérculo se reune al tubérculo interno anterior. El tubérculo posterior interno del último molar superior está atrofiado. He determinado sus caracteres por el examen de la pieza original existente en el Museo Nacional, porque no se reconoce la figura que de él publicó Burmeister. Proterotherium curtidens Ameghino, 1891. El último molar inferior es apenas un poco más largo que el penúltimo y con el tercer lóbulo muy poco acentuado. Todos los dientes son bastante gruesos pero no demasiado largos. Los incisivos externos inferiores son muy grandes. El último molar superior no tiene dentículo posterior interno separado, porque el ángulo posterior interno está ligado al dentículo anterior por una cresta, sin que haya allí surco perpendicular interno. Los siete molares superiores tienen de 72 a 75 milímetros de largura y los siete molares inferiores de 74 a 79 milímetros. Desde la parte anterior del incisivo externo inferior hasta la parte posterior del último molar, hay 98 milímetros. Proterotherium cavum Ameghino, 1887. —Sinónimos: Anisolophus australis Mercerat, 1891 (non Anisolophus australis Burmeister) ; Oreo- meryx propius Mercerat, 1891; Oreomeryx superbus Mercerat, 1891; Thoatherium periculorum Mercerat, 1891; Thoatherium minusculum Mercerat, 1891 (non Thoatherium minusculum Ameghino); Anomodon- therium montanum Mercerat, 1891. Proterotherium cingulatum Ameghino, 1891.—-En esta especie, los dos últimos premolares superiores tienen un fuerte reborde de esmalte sobre la base del costado interno de la corona. El reborde de esmalte de la base del lado externo de la corona está bien desarrollado en los dos últimos premolares y en los cuatro verdaderos molares. Distancia desde la parte anterior del incisivo superior hasta la parte posterior del último molar: 97 milímetros. 638 Proterotherium perpolitum, n. sp. — Dans cette espéce, la derniére molaire supérieure a le lobe postérieur de grandeur presque égale a lantérieur; le cuspide intermédiaire postérieur est atrophié et forme un simple prolongement accessoire du cuspide postérieur interne qui est tres développé. Le cuspide interne postérigur de la méme dent, a la forme d'une créte transversale séparée du cuspide antérieur par un sillon profond. Cette dent est longue de 10 millimétres, et large de 17 millimétres. Proterotherium pyramidatum, n. sp. — Cette espece est de taille assez considérable et se distingue facilement par la forme de la derniére mo- laire supérieure. Cette dent n'a pas de cuspide interne postérieur, ou il est fondu avec le cuspide interne antérieur qui est trés grand et dont la base prend tout le cóté interne de la dent; le bord postérieur et le coin postérieur interne sont unis au cuspide antérieur interne par une créte aigué, d'oú il en resulte que cette dent ne présente pas la division en deux lobules internes qu'on remarque sur la méme dent des autres espéces. La troisieme prémolaire supérieure porte un fort rebord d'émail a la base du cóte interne. Toutes les molaires et prémolaires supérieures présentent sur le cóté externe, a la base de la couronne, un fort bourre- let d'émail. Les sept molaires supérieures occupent un espace de 80 millimétres. Proterotherium nitens, n. sp. — Dans cette espéce les deux derniéres prémolaires supérieures ont un fort rebord d'émail sur la, base du cóté interne, tandis que la créte perpendiculaire mediane (mesostyle) de la face externe des mémes dents est effacée. Dans les vraies molaires supérieures, cette méme créte est rudimentaire. Les sept molaires supé- rieures occupent un espace de 69 millimétres. Proterotherium principale, n. sp. —Se distingue par sa taille consi- dérabie, deux fois plus grande que celle du Proterotherium cavum. La denture, parait présenter dans sa forme une transition au genre Licaphrium. Le cráne est étroit et aplati, avec la surface supérieure dans une méme ligne horizontale et loccipital fortement rejeté en arriére. La derniére molaire supérieure a le denticule (ou tubercule) interne antérieur tres grand, occupant a lui seul tout le cóté interne de la dent. Le tubercule postérieur interne des deux derniéres prémolaires supé- rieures est petit et uni au tubercule antérieur interne par une créte longitudinale. Les incisives supérieures sont relativement petites. Les molaires et prémolaires inférieures n'ont pas de bourrelet d'émail a la base de la couronne. Le cráne, de la partie antérieure des intermaxilaires a la partie postérieure des condyles articulaires occipitaux a 19 centi- métres de long. Les sept molaires supérieures occupent un espace de 75 millimétres, et les sept inférieures de 90 millimétres. Le diastéme qui sépare la canine de la premitre prémolaire n'a que $ millimétres. 539 Proterotherium perpolitum, n. sp. — En esta especie el último molar superior tiene el lóbulo posterior de tamaño casi igual que el anterior; la cúspide intermedia posterior está atrofiada y forma una simple pro- longación accesoria de la cúspide posterior interna, que es muy desarro- llada. La cúspide interna posterior del mismo diente, tiene la forma de una cresta transversal separada de la cúspide anterior por un surco profundo. Este diente tiene una largura de 10 milímetros y una an- chura de 17. Proteroiherium pyramidatum, n. sp. — Esta especie es de talla bas- tante considerable y se distingue fácilmente por la forma del último molar superior. Este diente no tiene cúspide interna posterior, o ella está fusionada con la cúspide interna anterior, que es muy grande, y cuya base toma todo el costado interno del diente; el borde posterior y el ángulo posterior interno están unidos a la cúspide anterior interna por una cresta aguda, de donde resulta que este diente no presenta la división en dos lóbulos internos que se nota en el mismo diente de las otras especies. El tercer premolar superior tiene un fuerte reborde de esmalte en la base del lado interno. Todos los molares y premolares superiores presentan en el costado externo, en la base de la corona, un fuerte rodete de esmalte. Los siete molares superiores ocupan un espacio de 80 milímetros. Proterotherium nitens, n. sp. — En esta especie los dos últimos pre- molares superiores tienen un fuerte reborde de esmalte en la base del costado interno, mientras que la cresta perpendicular media (mesos- tilo) de la cara externa de los mismos dientes ha desaparecido. En los verdaderos molares superiores, esta misma cresta es rudimentaria. Los siete molares superiores ocupan un espacio de 69 milímetros. Proterotherium principale, n. sp. —Se distingue por su talla consi- derable, dos veces más grande que la del Proterotherium cavum. La den- tadura parece presentar en su forma una transición al género Lica- phrium. El cráneo es estrecho y achatado, con la superficie superior en una misma línea horizontal y el occipital fuertemente echado hacia atrás. El último molar superior tiene el dentículo (o tubérculo) interno ante- rior muy grande, ocupando por sí solo todo el lado interno del diente. E! tubérculo posterior interno de los dos últimos premolares superiores es pequeño y unido al tubérculo anterior interno por una cresta longi- tudinal. Los incisivos superiores son relativamente pequeños. Los mola- res y premolares inferiores no tienen rodete de esmalte en la base de la corona. El cráneo, desde la parte anterior de los intermaxilares hasta la parte posterior de los cóndilos articulares occipitales tiene 19 centí- metros de largo. Los siete molares superiores ocupan un espacio de 15 milímetros y los siete inferiores de 90 milímetros. El diastema que separa el canino del primer premolar sólo tiene 6 milímetros. 640 Proterotherium divortium, n. sp. — Par la taille, cette espéce se rap- proche de celle qui la précede, mais elle s'en distingue par sa mandibule inférieure de branche horizontale excessivement basse. Les deux inci- sives inférieures internes sont petites, cylindriques et divergeantes, sépa- rées sur le bord alvéolaire par un diastéme de 4 a 5 millimétres; les. deux incisives externes sont tres grandes, larges =t déprimées. Les ca- nines inférieures sont petites et ont la forme d'incisives. Le diastéme qui sépare la canine de la premiére prémolaire n'a que 4 millimétres. Les trois premiéres prémolaires inférisures occupent un espace de 25 millimétres. Hauteur de la mandibule au-dessous de la troisiéme prémolaire, 20 millimétres. Proterotherium brachygnathum, n. sp. — Cette espéce se distingue inmédiatement par la denture de la mandibule qui est en série continue, sans diastémes, toutes les dents tres pressées les unes aux autres, et par conséquent avec la partie antérieure de la mandibule tres courte. Les molaires et prémolaires ont un bourrelet d'émail a la base de la couronne, sur le cóté externe. La p.7 a 12 millimétres de long. Les in- cisives, la canine et les quatre prémolaires n'occupent que 48 milli- métres de long. Hauteur de la mandibule au-dessous de la p.7 19 milli- métres. Proterotherium intermedium, n. sp. — Cette espéce se rapproche de ia précédente, mais les dents ne sont pas si pressées, et il y a un petit diasteme entre la premiére prémolaire et la canine. L'incisive externs est peu développée; la premiére prémolaire est trés petite et a une seuls racine cylindrique. La dernitre prémolaire et les vraies molaires infé- rieures portent un bourrelet d'émail sur la base du cóté externe; ce bourrelet n'est bien développé qu'au lobe antérieur de chaque dent. La série dentaire inférieure du bord alvéolaire de l'incisive externe au bord postérieur de la derniére molaire a 83 millimétres de long. Hauteur de la mandibule au-dessous de la m.+, 21 millimétres. Proterotherium mixtum, n. sp. — C'est une espéce que par la forme des p.3 et 4 présente une transition au genre Licaphrium. Sur ces deux prémolaires, la division en deux lobes internes est peu accentuée, et les deux tubercules internes sont en partie réunis par une créte longitu- dinale incompléte. Les crétes perpendiculaires du cóte externe des molaires supérieures sont tres accentuées. Toutes les molaires et pré- molaires supérieures portent sur le cóté externe, a la base de la cou- ronne, un fort rebord d'émail, mais il n'y a pas de vestiges sur le cóté interne des mémes dents. Les molaires et prémolaires inférieures ont leurs cavités internes tres peu accentuées et portent un bourrelet d'émail incomplet á la base du cóté externe. La premitre prémolaire inférieure a deux racines bien séparées. L'incisive inférieure externe est proportionnellement tres petite. La premiére prémolaire, la canine 641 Proterotherium divortium, n. sp. —Por la talla, esta especie se acerca a la de la que la precede, pero se distingue de ella por su man- díbula inferior de rama horizontal excesivamente baja. Los dos incisivos inferiores internos son pequeños, cilíndricos y divergentes, separados en el borde alveolar por un diastema de 4 a 5 milímetros; los dos incisivos externos son muy grandes, anchos y deprimidos. Los caninos inferiores son pequeños y tienen la forma de incisivos. El diastema que separa el canino del primer premolar sólo tiene 4 milímetros. Los tres primeros premolares inferiores ocupan un espacio de 35 milí- metros. Altura de la mandíbula debajo del tercer premolar: 20 mi- límetros. Proterotherium brachygnathum, n. sp. — Esta especie se distingue in- mediatamente por la dentadura de la mandíbula, que es en serie con- tinua, sin diastemas, con todos los dientes muy apretados entre sí y por consecuencia con la parte anterior de la mandíbula muy corta. Los mo- lares y premolares tienen un rodete de esmalte en el lado externo de la base de la corona. El p.z tiene 12 milímetros de largo. Los incisivos, el canino y los cuatro premolares no ocupan más que 48 milímetros de largo. Altura de la mandíbula debajo del p.., : 19 milímetros. Proterotherium intermedium, n. sp. — Esta especie se acerca a la precedente pero los dientes no están tan apretados y hay un pequeño Jiastema entre el primer premolar y el canino. El incisivo externo es poco desarrollado; el primer premolar es muy pequeño y de una sola raíz cilíndrica. El último premolar y los verdaderos molares inferiores tienen un rodete de esmalte en la base del costado externo; este rodete no está bien desarrollado sino en el lóbulo anterior de cada diente. La serie dentaria inferior, desde el borde alveolar del incisivo externo hasta el borde posterior del último molar, tiene 83 milímetros de largo. Altura de la mandíbula debajo del m.7: 21 milímetros. Proterotheriam mixtum, n. sp. — Es una especie que por la forma de los premolares 3 y 4 presenta una transición al género Licaphrium. En esos dos premolares, la división en dos lóbulos internos es poco acentuada; y los dos tubérculos internos están en parte reunidos por una cresta longitudinal incompleta. Las crestas perpendiculares del lado externo de los molares superiores son muy acentuadas. Todos los mola- res y premolares superiores tienen en su lado externo, en la base de la corona, un fuerte reborde de esmalte, pero no hay vestigios de él en ei lado interno de los mismos dientes. Los molares y premolares infe- riores tienen sus cavidades internas muy poco acentuadas y tienen tam- bién un rodete de esmalte incompleto en la base del lado externo. El primer premolar inferior tiene dos raíces bien separadas. El incisivo inferior externo es proporcionalmente muy pequeño. El primer pre- molar, el canino y los incisivos inferiores son separados por diastemas AMEGHINO — V. X 41 642 + et les incisives inférieures sont séparées par des diastemes réguliers. Les pieds sont assez forts et se rapprochent de ceux du genre Lica- phrium. Les sept molaires supérieures occupent un espace de 80 mil- limétres, et les inférieures de 85 millimétres. TETRAMERORHINUS, n. gen. — La denture est comme dans le genre Proterotherium. Les os du nez sont formés par quatre piéces distinctes, ies deux nasaux et deux autres os qu'ont peut appeler des internasaux. A peu prés vers le tiers en avant de leur jonction avec les frontaux, les nasaux se séparent formant comme les deux branches d'une fourche, entre lesquelles s'intercalent les os internasaux; ces os se prolongent tres peu en avant des nasaux et terminent en pointe. Par la position que ces os occupent on ne peut pas les regarder comme les homologues des prénasaux de plusieurs mammiféres. Tetramerorhinus fortis, n. sp. —Le cráne de cette espéce a 20 centi- métres de long. Les nasaux et internasaux ont 58 millimétres de long. L'écartement des deux branches des nasaux en avant est de 2 centi- métres. Les internasaux sont larges au milieu et pointus en avant et en arriére. Les incisives supérieures sont petites. Les sept molaires supé- rieures occupent 82 millimétres de longueur. Tetramerorhinus lucarius, n. sp. —Se distingue facilement par sa taille beaucoup plus petite. Les nasaux et internasaux n'ont que 40 milli- métres de long. Les internasaux sont moins distincts que dans 1'autre espéce. Les sept molaires supérieures ont 57 millimétres de long. LicAPHRIUM Ameghino, 1887. — Synonyme: Anisolophus Mercerat (partim), 1891. — Les molaires supérieures se distinguent facilement de celles du genre Proterotherium, par leur cóté interne qui n'est pas divisé ez, deux lobes, et par conséquent ne présentent pas de sillon perpendi- culaire ou il est a peine accentué. Cela dépend des deux tubercules in- ternes qui sont réunis d'une maniére plus ou moins compléte par une créte longitudinale, cette créte constituant ainsi le bord interne de la couronne. Le nombre de tubercules de la couronne des molaires supé- rieures est le méme que dans le genre Proterotherium, mais les creux qui les séparent sont trés peu accentués. La derniére molaire supérieure n'a pas de tubercule postérieur interne. Dans les molaires et prémolaires inférieures les deux creux en V du cóté interne de chaque dent sont également peu profonds; en outre, le creux postérieur de chaque dent porte en arritre un fort tubercule accessoire; ce tubercule dans le genre Proterotherium ne se trouve qu'a la derniére molaire, et aussi sur l'avant derniére mais ici dans un état complétement rudimentaire; le méme tubercule fait completement défaut sur les molaires des genres Thoathe- rinm et Diadiaphorus. La m.z porte toujours un troisiéme lobe assez —A ' 643 de regular tamaño. Los pies son bastante fuertes y se acercan a los del género Licaphrium. Los siete molares superiores ocupan un espacio de 80 milímetros; y los inferiores uno de 85 milímetros. TETRAMERORHINUS. n. gen. — La dentadura es como en el género Proterotherium. Los huesos de la nariz son formados por cuatro piezas distintas, los dos nasales y otros dos huesos a los cuales puede denomi- narse internasales. Poco más o menos un tercio delante de su junción con los frontales, los nasales se separan formando como las dos ramas de una horquilla, entre las cuales se intercalan los huesos internasales; estos huesos se prolongan muy poco delante de los nasales y terml- nan en punta. Por la posición que tales huesos ocupan no se les puede considerar como los homólogos de los prenasales de muchos mamíferos. Tetramerorhinus fortis, n. sp.—El cráneo de esta especie tiene 20 centímetros de largura. Los nasales e internasales tienen 58 milí- metros de largo. La abertura de las dos ramas de los nasales adelante es de 2 centímetros. Los internasales son anchos en el centro y pun- tiagudos adelante y atrás. Los incisivos superiores son pequeños. Los siete molares superiores ocupan 82 milímetros de largo. Tetramerorhinus lucarius, n. sp. —Se distingue fácilmente por su talla mucho más pequeña. Los nasales e internasales sólo tienen 40 milí- metros de largo. Los internasales se distinguen menos que en la otra especie. Los siete molares superiores tienen 57 milímetros de largo. LicAPHRIUM Ameghino, 1887. — Sinónimo: Anisolophus Mercerat (partim), 1891. — Los molares superiores se distinguen fácilmente de los del género Proterotherium, por su lado interno, que no está dividido en dos lóbulos, y, por consecuencia, no presentan surco perpendicular o está apenas acentuado. Eso depende de los dos tubérculos internos que están reunidos de una manera más o menos completa por una cresta longitudinal, que constituye así el borde interno de la corona. El número de tubérculos de la corona de.los molares superiores es igual que en el género Proterotherium, pero los huecos que los separan son muy poco acentuados. El último molar superior no tiene tubérculo posterior in- terno. En los molares y premolares inferiores los dos huecos en V dei costado interno de cada diente son igualmente poco profundos; además, el hueco posterior de cada diente tiene atrás un fuerte tubérculo acce- sorio; este tubérculo, sólo se encuentra en el último molar en el género Proterotherium y también en el penúltimo, pero aquí en un estado com- pletamente rudimentario; el mismo tubérculo falta absolutamente en los molares de los géneros Thoatherium y Diadiaphorus. El m.3 tiene siempre un tercer lóbulo bastante desarrollado. El p.7 es-de dos raíces; 644 léveloppé. La p. y est á deux racines et les incisives externes inférieures sont toujours beaucoup plus fortes que les internes. Les os des pieds, et spécialement ceux du doigt du milieu sont courts et gros comme dans ie genre Diadiaphorus. Licaphrium Floweri Ameghino, 1887. — Synonyime: Anisolophus Fis- cheri Mercerat, 1891. Licaphrium granatum, n. sp. — La taille est la méme que celle de Licaphriam Floweri mais s'en distingue par les molaires et les prémo- iaires inférieures qui portent á la base de la couronne, sur le cóté ex- terne, un fort bourrelet d'émail avec la surface fortement granulée et le bord dentelé. Les mémes dents sont complétement lisses sur le cóté externe. Les sept molaires inférieures ont 97 millimétres de long. Licaphrium intermissum Ameghino, 1891. — Dans un individu trés vieux, les sept molaires supérieures ont 81 millimétres de long et les sept inférieures 92 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de la m.>, 27 millimétres. Licaphrium parvulum Ameghino, 1887. — Synonyme: Licaphrium are- narium Mercerat, 1891. Licaphrium proclivum, n. sp. — Cette eespéce est plus petite que le Licaphrium parvulum. L'émail des dents n'est pas ridé. Les vraies mo- laires inférieures ont a la base de la couronne, sur le cóté externe, un rebord d'émail peu développé. La p.z porte un tubercule interlobulaire externe. Les deux incisives inférieures internes son petites, cylin- driques, divergeantes et séparées par un petit diasteme. Il y a un autre petit diasteme entre la canine et la premiére prémolaire. La canine infé- rieure est placée contre l'incisive externe, sans diastéme qui les sépare. Les deux incisives de chaque cóté sont aussi placées l'une contre l'autre. Les sept molaires inférieures ont 77 millimétres de long. La mandibule en dessous de la derniétre prémolaire a 19 millimétres d'hauteur. Licaphrium debile, n. sp. — Cette espéce se distingue par sa taille en- core beaucoup plus petite que celle de l'espéce précédente, mais ses molaires étaient presque aussi grosses. La canine inférieure est isolég par un petit diasteme en avant et un autre en arritre. La premiére pré- molaire est implantée sur la symphyse mandibulaire. La deuxiéme pré- molaire a pres d'un centimétre de long et se trouve implantée inmédia- tement en arritre de la symphyse. Les deux premiéres prémolaires occu- pent un espace de 16 millimétres de long. La distance du bord alvéolaire de l'incisive interne au bord alvéolaire postérieur de la deuxiéme pré- molaire, est de 27 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de la p.7, 12 millimétres. Licaphrium tenue, n. sp. — Cette espéce était encore beaucoup plus petite que la précédente; sa taille dépassait a peine celle d'un liévre. La symphyse mandibulaire était courte, et la p. y était implantée au 2 an y Fig. 11. Proterotherium cavum Ameghino. Le cráne, vu en dessous, aux *, de grandeur natu- relle. í. íncisives; p.1, 2, 3 et 4, les quatre pré- molaires; m.1, 2 et 3, les trois vraies molaires. Fig. 11. Proterotherium cavum Ameghino. El cráneo, visto desde abajo, en ?/, de su tamaño natural. ¿. incisivos; p.1, 2, 3 y 4, los cuatro pre- molares; 1.1, 2 y 3, los tres verdaderos molares. Fig. 12. Proterotherium cavum Ameghino. Man- dibule, vue d'en haut, aux */, de grandeur natu- relle. 2.1, et ¿.2, les deux incisives; c. canine; p.1, 2, 3 et 4, les prémolaires; rm.1, 2 et 3, les vraies molaires. Fig. 12. Proterotherium cavum Ameghino. Man- díbula, vista desde arriba, en */, de su tamaño natural. 7.1 e ¿.2, los dos incisivos; c. canino; P.12,3 y 4, los premolares; m.1 2 y 3, los verdaderos molares. F Fig. 13. Licaphrium Flowerí Ameghino. Le pa- lais avec la denture, d'un individu tres vieux, vu en dessous, aux */, de grandeur naturelle. ¿. in- cisive; p.1, 2, 3 et 4, les quatre prémolaires; m.1, 2 et 3, les trois vraies molaires. Fig. 13. Licaphrium Floweri Ameghino. El pa- ladar con la dentadura, de un individuo muy viejo, visto desde abajo, en */, de su tamaño natural. í. incisivo; p.1, 2, 3 y 4, los cuatro pre- molares; m.1, 2 y 3, los tres verdaderos molares. 647 y los incisivos externos inferiores son siempre mucho más fuertes que los internos. Los huesos de los pies y especialmente los del dedo del medio son cortos y gruesos como en el género Diadiaphorus. Licaphrium Floweri Ameghino, 1887. — Sinónimo: Anisolophus Fis- cheri Mercerat, 1891. Licaphrium granatum, n. sp. — La talla es igual a la del Licaphrium Floweri, pero se distingue de él por los molares y los premolares infe- riores que tienen en la base de la corona, al lado externo, un fuerte rodete de esmalte con la superficie fuertemente granulada y el borde dentellado. Los mismos dientes son completamente lisos en su lado externo. Los siete molares inferiores tienen 97 milímetros de largo. Licaphrium intermissum Ameghino, 1891.— En un individuo muy viejo, los siete molares superiores tienen 81 milímetros de largo; y los siete inferiores 92 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del m.> : 27 milímetros. r Licaphrium parvulum Ameghino, 1887. — Sinónimo: Licaphrium are- narium Mercerat, 1891. Licaphrium proclivum, n. sp. — Esta especie es más pequeña que el Licaphrium parvulum. El esmalte de los dientes no está arrugado. Los verdaderos molares inferiores tienen en la base de la corona, al lado externo, un reborde de esmalte poco desarrollado. El p.; tiene un tubérculo interlobular externo. Los dos incisivos inferiores internos son pequeños, cilíndricos, divergentes y separados por un pequeño diastema. Hay otro pequeño diastema entre el canino y el primer premolar. El canino inferior está colocado junto al incisivo externo, sin diastema que los separe. Los dos incisivos de cada lado también están colocados uno junto a otro. Los siete molares inferiores tienen 77 milímetros de largo. La mandíbula, debajo del último premolar, tiene 19 milímetros de altura. Licaphrium debile, n. sp. — Esta especie se distingue por su talla mu- cho más pequeña todavía que la de la especie precedente, pero sus molares eran casi tan gruesos como los de ella. El canino inferior está aislado por un pequeño diastema adelante y otro atrás. El primer pre- molar está implantado en la sínfisis mandibular. El segundo premolar tiene cerca de un centímetro de largo y está implantado inmediatamente detrás de la sínfisis. Los dos primeros premolares ocupan un espacio úe 16 milímetros de largo. La distancia desde el borde alveolar del incisivo interno hasta el borde alveolar posteriór del segundo premolar, es de 27 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del p.7 : 12 mi- límetros. Licaphrium tenue, n. sp. — Esta especie era mucho más pequeña todavía que la precedente; su talla apenas sobrepasaba la de una liebre. La sínfisis mandibular era corta; y el p. estaba implantado encima 648 dessus de la partie symphysaire. La symphyse n'a que 18 millimétres de long. Les deux premiéres prémolaires inférieures ont 13 millimétres de long. La distance du bord alvéolaire antérieur de l'incisive externe au bord postérieur de la p.7 nest que de 20 millimétres. Hauteur de la . mandibule en dessous de la p.;7, 12 millimétres. L'extrémité distale du métacarpien moyen (troisiéme) n'a que 8 millimétres de large. TICHODON, n. gen. — Ce genre singulier ne m'est connu que par un morceau de mandibule avec la derniére molaire et une partie de l'avant derniére. La derniere molaire porte un troisieme lobe assez fort, mais qui se trouve placé plutót en dedans qu'en arriére; le sillon perpendi- culaire qui sépare les deux derniers lobes, est placé sur la face posté- rieure de la dent; sur la face antérieure externe du lobe antérieur il y a un sillon ou dépression perpendiculaire qui le divise également en deux parties, l'antérieure étant 1'équivalent du talon postérieur ou troi- sieme lobe de la méme dent. Cette dent présente ainsi sur le cóté ex- terne: les deux lobes normaux, un talon postérieur et un autre antérieur. Sur la base du cóté externe de la dent il y a un fort bourrelet d'émail, tres haut et á surface lisse. L'avant derniére molaire avait un bourre- Jet semblable. Tichodon quadrilobus, n. sp. —C'était un animal de petite taille. La dernitre molaire inférieure n'a que 13 millimétres de long. HEPTACONUS, n. gen. — Les vraies molaires supérieures de ce genre se distinguent pour présenter a leur couronne, sept cuspides ou tuber- cules, deux externes, deux intermediaires, deux internes, et le septigme qui est tres développé, se trouve placé sur le cóté interne dans le sillon perpendiculaire qui sépare les deux cuspides internes. Ce cuspide menque aux dents de tous les autres Proterotheridae qui me sont connus. Heptaconus acer, n. sp. —La premitre vraie molaire supérieure de cette esptce a 15 millimétres de long et 19 de large. THOATHERIUM Ameghino, 1887. — Synonymes: Merycodon Mercerat, 1891; Rhagodon Mercerat, 1891. — Les représentants de ce genre on! les membres gréles comme dans le Proterotherium, mais au lieu d'étre tridactyles a la maniére de celui-ci et de 1'Hipparion, ils sont mono- dactyles comme les chevaux. Sous ce rapport, le Thoatherium est encore plus avancé que le genre Equus, car les métatarsiens latéraux sont encore plus rudimentaires que dans les Equidés. Les molaires su- périeures se distinguent de celles de tous les autres Proterothéridés par Vabsence du tubercule intermédiaire postérieur ou pour n'en présenter que des vestiges a la base du tubercule antérieur interne. Les quatre incisives inférieures sont petites et a peu pres de méme grandeur. 649 de la parte sinfisaria. La sínfisis sólo tiene 18 milímetros de largo. Los dos primeros premolares inferiores tienen 13 milímetros de largo. La distancia desde el borde alveolar anterior del incisivo externo hasta el borde posterior del p.-, sólo es de 20 milímetros. Altura de la man- díbula debajo del p. 4 : 12 milímetros. La extremidad distal del meta- carpiano medio (tercero) sólo tiene 8 milímetros de ancho. TICHODON, n. gen. — Este género singular sólo me es conocido por un pedazo de mandíbula con el último molar y una parte del penúltimo. El último molar tiene un tercer lóbulo bastante fuerte, pero que está colocado más bien hacia adentro que hacia atrás; el surco perpendicu- lar que separa a los dos últimos lóbulos, está situado en la superficie posterior del diente; sobre la cara anterior externa del lóbulo anterior hay un surco o depresión perpendicular que igualmente lo divide en dos partes, siendo la anterior la equivalente del talón posterior o tercer lóbulo del mismo diente. Este diente presenta así en el lado externo: los dos lóbulos normales, un talón posterior y otro anterior. En la base del lado externo del diente hay un fuerte rodete de esmalte, muy alto y de superficie lisa. El penúltimo molar tenía un rodete semejante. Tichodon quadrilobus, n. sp. —Era un animal de pequeña talla. El último molar inferior sólo tiene 13 milímetros de largo. HEPTACONUS, n. gen. — Los verdaderos molares superiores de este género se distinguen porque presentan en su corona siete cúspides o tubérculos, dos externos, dos intermedios, dos internos y el séptimo, que es muy desarrollado, colocado en el costado interno en el surco perpen- dicular que separa las dos cúspides internas. Esta cúspide falta en los dientes de todos los demás Proterotheridae que conozco. Heptaconus acer, n. sp. — El primer verdadero molar superior de esta especie tiene 15 milímetros de largo y 19 de ancho. THOATHERIUM Ameghino, 1887. Sinónimos: Merycodon Mercerat, 1891; Rhagodon Mercerat, 1891. — Los representantes de este género tienen los miembros delgados como en los Proterotherium; pero en lu- gar de ser tridáctilos a la manera de éste y del Hipparion, son monodác- tilos como los caballos. Desde este punto de vista, el Thoatherium es aún más avanzado que el género Equus, porque los metatarsianos late- rales son más rudimentarios todavía que en los Equidios. Los molares superiores se distinguen de los de todos los demás Proterotéridos por la ausencia del tubérculo intermedio posterior o por no presentar más que vestigios de él en la base del tubérculo anterior interno. Los cuatro incisivos inferiores son pequeños y poco más o menos del mismo ta- maño. El último molar inferior no tiene tercer lóbulo. Los verdaderos 650 La derniére molaire inférieure n'a pas de troisiéme lobe. Les vraies molaires inférieures n'ont pas de cuspide accessoire dans le creux po- stérieur interne en forme de V. Thoatherium minusculum Ameghino, 1887. — Synonyme: Merycodon: rusticus Mercerat, 1891. Thoatheriam crepidatum Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891. —Synonymes: Merycodon Damesi Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút année 1891; Rhagodon gracilis Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút de Pannée 1891. Thoatherium rhabdodon, n. sp. — De la méme taille que le Thoathe- riam minusculum. Les prémolaires supérieures de cette espéce se di- stinguent facilement par la couche d'émail du cóté interne de la cou- ronne dont la surface porte des fortes rides perpendiculaires. Les vraies molaires supérieures présentent sur le cóté interne, a la base de la couronne, des granulations ou petits tubercules d'émail. DIADIAPHORUS Ameghino, 1887. — Synonymes: Bunodontherium Mer- cerat, 1891; Oreomeryx Mercerat (partim), 1891.— Le genre Oreomeryx a Été basé sur la denture de lait des genres Proterotherium, Diadiaphorus et Licaphrium. Dans le genre Diadiaphorus, les deux derniéres pré- molaires supérieures n'ont pas de tubercule intermédiaire postérieur et les deux tubercules internes sont unis par une créte oblique longitu- dinale qui se prolonge en avant jusqu'a se fondre dans le tubercule intermédiaire antérieur. Dans les deux premiéres vrales molaires supé- rieures, les deux tubercules internes sont séparés par un sillon profond qui pénétre dans la couronne et la divise en deux lobules internes bien séparés, dont l'antérieur est deux fois plus grand que le postérieur. Le tubercule intermédiaire postérieur se fond de bonne heure, soit avec le tubercule postérieur externe, soit avec l'antérieur interne. Dans la derniére molaire supérieure le tubercule postérieur interne est atrophié. Les incisives internes inférieures sont trés petites et les externes beau- coup plus grandes et aplaties. La premiére prémolaire inférieure a deux racines, mais pas si bien séparées que dans le genre Licaphrium. Les creux en V du cóté interne des molaires et prémolaires inférieures sont peu profonds, et il n'y a pas de cuspide accessoire dans le creux posté- rieur interne d'aucune des molaires. La derniére molaire inférieure n'a pas de troisiéme lobe. Les membres sont robustes, et le doigt du milieu de chaque pied est court et gros comme dans le genre Licaphrium, et non gréle et long comme dans le genre Proterotherium. Diadiaphorus majusculus Ameghino, 1887. — Synonymes: Bunodon- therium majusculum Mercerat, 1891; Bunodontherium patagonicum Mer- cerat, 1891; Oreomeryx Rutimeyeri Mercerat, 1891. — Le cráne entier de la partie antérieure de l'incisive á la partie postérieure des condyles 651 molares inferiores no tienen cúspide accesoria en la cavidad posterior interna en forma de V. Thoatherium minusculum Ameghino, 1887. —Sinónimo: Merycodon rusticus Mercerat, 1891. Thoatherium crepidatum Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891. —Sinónimos: Merycodon Damesi Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891; Rhagodon gracilis Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891. Thoatherium rhabdodon, n. sp. de igual talla que el Thoatherium mi- nusculum. — Los premolares superiores de esta especie se distinguen fácilmente por la capa de esmalte del lado interno de la corona cuya superficie tiene fuertes pliegues perpendiculares. Los verdaderos mo- lares superiores presentan en el lado interno, en la base de la corona, granulaciones o pequeños tubérculos de esmalte. DIADIAPHORUS Ameghino, 1887. — Sinónimos: Bunodonitherium Mer- cerat, 1891; Oreomeryx Mercerat (partim), 1891. — El género Oreo- meryx ha sido fundado en dentadura de leche de los géneros Proterothe- rium, Diadiaphorus y Licaphrium. En el género Diadiaphorus, los dos últimos premolares superiores carecen de tubérculo intermedio pos- terior y los dos tubérculos internos son unidos por una cresta oblicua longitudinal que se prolonga hacia adelante hasta fundirse en el tu- bérculo intermedio anterior. En los dos primeros verdaderos molares superiores los dos tubérculos internos están separados por un surco profundo que penetra en la corona y la divide en dos lóbulos internos bien separados, el anterior de los cuales es dos veces más grande que el posterior. El tubérculo intermedio posterior se fusiona muy temprano o bien con el tubérculo posterior externo, o bien con el anterior interno. En el último molar superior el tubérculo posterior interno está atrofiado. Los incisivos internos inferiores son muy pequeños y los externos mu- cho más grandes y achatados. El primer premolar inferior tiene dos raíces, pero no tan bien separadas como en el género Licaphrium. Las cavidades en forma de V del lado interno de los molares y premo- lares inferiores son poco profundas; y no hay cúspide accesoria en a cavidad posterior interna de ninguno de los molares. El último molar inferior no tiene tercer lóbulo. Los miembros son robustos; y el dedo del medio de cada pie es corto y grueso como en el género Licaphrium y no delgado y largo como en el género Protero- therium. Diadiaphorus majusculus Ameghino, 1887. — Sinónimos: Bunodon- therium majusculum Mercerat, 1891; Bunodoniherium patagonicum Mercerat, 1891; Oreomeryx Rutimeyeri Mercerat, 1891. —El cráneo entero, desde la parte anterior del incisivo hasta la parte posterior de 652 eccipitaux, mesure 23 centimétres de long, et son diamétre transverse maximum est de 12 centimétres. Diadiaphorus velox Ameghino, 1887. Diadiaphorus diplinthius Ameghino, 1891. Diadiaphorus robustus, n. sp. — Cette espéce se distingue par sa taille un peu plus considérable que celle du Diadiaphorus majusculus, par ses formes beaucoup plus robustes, et par la paire d'incisives internes infé- rieures qui divergent beaucoup et sont séparées P'une de l'autre par un diasteme de 6 millimétres de large. Le cráne a 24 centimétres de long. Les sept molaires supérieures ont 117 millimétres et les sept inférieures 120 millimetres. Hauteur de la mandibule en dessous de l'avant derniére molaire, 35 millimétres. ASTRAPOTHEROIDEA Cráne tres gros en proportion du corps. Les os nasaux trés petits. Partie antérieure du cráne tres élargie, avec une ouverture nasale trés large et qui probablement était pourvue d'une trompe. Canines supé- rieures et inférieures en forme de grandes défenses. Les membres an- térieures plus hauts que les postérieurs. Fémur sans trochanter latéral, avec la téte articulaire et le col dirigés en haut et en dedans, et avec le grand trochanter placé tres bas et excessivement réduit. Astragale car- ré, presque plat, tronqué en avant et sans téte articulaire distincte. Calcanéum large en avant, avec une tres forte protuberance ou expan- sion latérale externe, et la facette articulaire pour le cuboide trés ré- duite, placée en haut et regardant en haut et en dedans. ASTRAPOTHERIDAE Sans incisives supérieures. Canines supérieures trés grandes, triangu- laires, la partie antéro-supérieur plus large et sans émail constituant la base du triangle. Molaires supérieures constituées par deux lobes trans- versaux réunis sur le cóté externe et présentant ainsi le méme type que celles du rhinocéros. Le peroné repose tout entier sur le cóté externe cblique de lP'astragale. Trois doigts en avant et probablement trois aussi en arritre, l'interne plus grand et l'externe plus petit. Digitigrades. ASTRAPOTHERIUM Burmeister, 1879. — Synonymes: Nesodon Owen (partim), 1853; Mesembriotherium Moreno, 1882; Listriotherium Mer- cerat, 1891. Xwylotherium Mercerat, 1891. — Formule dentaire dans JA 0: 1 2 . . Page adulte: e =P: > m. Denture de lait: = Í: e: - m. Les premiéres molaires supérieures de la denture de lait étaient a trois racines; les deux premiéres molaires supérieures de la denture de lait tombaient sans étre remplacées. Les incisives inférieures internes de 4 a 1 E 653 los cóndilos occipitales, mide 23 centímetros de largo y su diámetro transverso máximo es de 12 centímetros. Diadiaphorus velox Ameghino, 1887. Diadiaphorus diplinthius Ameghino, 1891. Diadiaphorus robustus, mn. sp. — Esta especie se distingue por su talla un poco más considerable que la del Diadiaphorus majusculus, por sus formas mucho más robustas y por el par de incisivos internos inferio- res que divergen mucho y son separados uno de ctro por un diastema de 6 milímetros de largo. El cráneo tiene 24 centímetros de largo. Los siete molares superiores tienen 117 milímetros y los siete inferiores 120 milímetros. Altura de la mandíbula, debajo del penúltimo molar: 35 milímetros. ASTRAPOTHEROIDEA Cráneo muy grande en proporción al cuerpo: Los huesos nasales muy pequeños. Parte anterior del cráneo muy ensanchada, con una abertura nasal muy ancha y que probablemente estaba provista de una trompa. Caninos superiores e inferiores en forma de grandes defensas. Los miem- bros anteriores más altos que los posteriores. Fémur sin trocánter late- ral, con la cabeza articular y el cuello dirigidos hacia arriba y hacia adentro y con el gran trocánter colocado muy abajo y excesivamente reducido. Astrágalo cuadrado, casi chato, truncado adelante y sin ca- beza articular que se distinga. Calcáneo ancho adelante, con una pro- tuberancia muy fuerte o expansión lateral externa, y la faceta articular para el cuboides muy reducida, colocada arriba y mirando hacia arriba y hacia adentro. ASTRAPOTHERIDAE Sin incisivos superiores. Caninos superiores muy grandes, triangula- res, la parte anterosuperior más ancha y sin esmalte, constituyendo la base del triángulo. Molares superiores constituídos por dos lóbulos trans- versales reunidos en el lado externo y presentando así el mismo tipo que los del rinoceronte. Todo el peroné reposa sobre el costado externo oblicuo del astrágalo. Tres dedos adelante y probablemente tres también atrás, el interno más grande y el externo más pequeño. Digitígrados. ASTRAPOTHERIUM Burmeister, 1879. — Sinónimos: Nesodon Owen (partim), 1853; Mesembriotheriam Moreno, 1882; Listriotherium Mer- cerat, 1891; Xylotherium Mercerat, 1891. — Fórmula dentaria en la edad adulta: = 1. - E =p. =m. Dentadura de leche: E E - e. = m. Los primeros molares superiores de la dentadura de leche eran de tres raíces; los dos primeros molares superiores de la dentadura de leche caían sin ser reemplazados. Los incisivos inferiores intérnos de leche 654 lait, étaient beaucoup plus petites que les externes. Les canines de lait, supérieures et inférieures, sont des dents cylindriques, trés petites, qui n'ont que 5 a 7 millimétres de diamétre et 3 a 5 centimétres de long, avec une couronne trés courte. Les trois molaires inférieures de lait augmentent de grandeur de la premiére a la troisiéme et sont divisées sur le cóté externe en deux lobes inégaux, l'antérizur petit et le posté- rieur grand, comme en est également le cas pour les vraies molaires. La premiére dent de lait inférieure non encore usée est de contour triangulaire, étroite en avant et large en arriére. Les incisives et les canines de lait étaient remplacées de trés bonne heure; les molaires au contraire, ne tombaient qu'assez tard, et les deux premiétres infé- rieures n'étaient pas remplacées. La premiére molaire de lait tombait quand entrait en usage la deuxiéme vraie molairc, et la deuxiéme de lait quand rentrait en fonction la derniére vraie molaire; presque aus- sjtót était remplacée aussi la derniére de lait par la prémolaire inférieure unique. Les genres Listriotherium et Xylotherium de Mercerat, ont été fondés sur des jeunes individus du genre Astrapotherium qui possédaient encore une partie de la denture de lait. Malheureusement, je ne connais encore du squelette que l'humérus incomplet, le fémur complet et quelques os des pieds. D'aprés ces dé- bris, il parait que la téte était trés grosse et les membres au contraire un peu élancés. L'humérus est un os long et avec une large rerforation intercon- áylienne. Le fémur est un os long, mince, pas trop large et aplati. Le petit trochanter est rudimentaire; le troisieme tróchanter n'est représenté que par une rugosité; le grand trochanter est tres bas, sans constituer de proeminence; a la place du grand trochanter, le bord externe du fémur forme une courbe qui se dirige en dedans jusqu'a terminer dans la téte articulaire; le col qui sépare la téte du corps de l'os est «assez long et se dirige obliquement en haut et un peu en dedans. La fosse digitale est tres réduite. Le pied de dévant n'avait que trois doigts, l'interne beaucoup plus fort, le deuxieme plus petit, et l'externe plus petit encore; pourtant, ne connaissant pas le carpe, je ne puis pas determiner si le doigt interne correspond au premier ou au deuxiéme de la série compléte. Le calcanéum est court et large en avant, ressemblant un peu dans sa forme générale á celui des proboscidiens et des amblypodes, mais il en différe par une forte expansión latérale externe de la partie anté- rieure, destinée A l'insertion de tendons, et aussi par une disposition particuliére des facettes articulaires. La facette articulaire externe pour Vastragale est de forme ovoidale, presque plate et avec le grand axe di- rigé d'avant en arriére. La facette articulaire astragalienne interne est MN MES Fig. 14. Licavhrium Floweri Ameghino. Branche Fig. 14. Licaphrium Floweri Ameghino. Rama droite de la mandibule, vue du cóté externe et derecha de la mandíbula, vista por su lado exter- no desde arriba ?, de su tamaño natural. - 2 d'en haut, aux ?/, de grandeur naturelle. Fig. 15. Thoatherium minusculum Ameghino. Fig. 15. Thoatherium minusculum Ameghino. Mandibule vue d'en haut et de cóté, aux */, de Mandíbula, vista desde arriba y de costado, en grandeur naturelle. 7. 1 et 2, les incisives; c.ca- */, de su tamaño natural. /.1 y 2, los incisivos; nine; p.1, 2, 3 et 4, les prémolaires; m.1, 2 et 3, c. canino; p.1, 2, 3 y 4, los premolares; m.1, 2 les vraies molaires. y 3, los verdaderos molares. Fig. 16. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Partie antérieure du cráne, vue de cóté, ?/, de grandeur naturelle. Z. intermaxillaire; 72. maxil- laire; n. nasal; f. frontal. Fig. 17. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Maxillaire supérieur droit avec la denture, vu d'en bas aux */, de grandeur naturelle. ¿f. intermaxil- laire; í. incisive unique; p.1, 2, 3 et 4, les pre- molaires; m.1, 2 et 3, les vraies molaires; £. tu- bercule intermédiaire postérieur des molaires. Fig. 16. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Parte anterior del cráneo, visto de costado, en ”/, de su tamaño natural. /. intermaxilar; m.ma- xilar, 2. nasal; f. frontal. NA PL Fig. 17. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Maxilar superior derecho con la dentadura, visto desde abajo, en */, de su tamaño natural. ¿f. in- termaxilar; í. incisivo único; p.1, 2, 3 y 4, los premolares; /m.1, 2 y 3, los verdaderos molares; f. tubérculo medio posterior de los molares. "31 657 eran mucho más pequeños que los externos. Los caninos de leche, supe- riores e inferiores, son dientes cilíndricos, muy pequeños, que sólo tie- nen de 5 a 7 milímetros de diámetro y de 3 a 5 milímetros de largo, con una corona muy corta. El tamaño de los tres molares inferiores de leche aumenta desde el primero al tercero y están divididos en el lado externo en dos lóbulos desiguales: el anterior pequeño y el pos- terior grande, como sucede con los verdaderos molares. El primer diente de leche inferior no usado todavía es de contorno triangular, estrecho adelante y ancho atrás. Los incisivos y los caninos de leche eran reem- plazados muy temprano. Los molares, por el contrario, sólo caían muy tarde; y los dos primeros inferiores no eran reemplazados. El primer molar de leche caía cuando entraba en uso el segundo verdadero molar; y el segundo de leche cuando entraba en función el último verdadero molar. Casi al mismo tiempo era reemplazado también el último de leche por el premolar inferior único. Los géneros Listriotherium y Xylo- therium de Mercerat han sido fundados en individuos jóvenes del género Astrapotherium que aún poseían una parte de la dentadura de leche. Infortunadamente, aún no conozco del esqueleto más que el húmero incompleto, el fémur completo y algunos huesos de los pies. De acuerdo con estos restos parece que la cabeza era muy gruesa y los miembros, por el contrario, un poco delgados. - El húmero es un hueso largo y con una ancha perforación inter- condiliana. : El fémur es un hueso largo, delgado, no muy demasiado ancho y achatado. El pequeño trocánter es rudimentario; el tercer trocánter sólo está representado por una rugosidad; el gran trocánter es muy bajo, sin constituir prominencia; en el lugar del gran trocánter, el borde externo del fémur forma una curva que se dirige hacia adentro hasta terminar en la cabeza articular; el cuello que separa la cabeza del cuerpo del hueso es bastante largo y se dirige oblicuamente hacia arriba y un poco hacia adentro. La fosa digital es muy reducida. El pie delantero sólo tenía tres dedos: el interno mucho más fuerte, el segundo más pequeño y el externo más pequeño todavía. Mientras tanto, como no conozco el carpo, no puedo determinar si el dedo interno corresponde al primero o al segundo de la serie completa. El calcáneo es corto y ancho adelante, pareciéndose un poco en su forma general al de los proboscidios y los amblípodos, pero difiere del de ellos por una fuerte expansión lateral externa de la parte anterior, destinada a la inserción de tendones y también por una disposición par- ticular de las facetas articulares. La faceta articular externa para el astrágalo, es de forma ovoidal, casi chata y con el gran eje dirigido de adelante hacia atrás. La faceta articular astragaliana interna está divi- AMEGHINO — V. X 42 658 divisée en deux facettes, une antérieure un peu concave et régardant en haut, et autre postérieure, beaucoup plus petite et regardant en arriére. Ces deux facettes articulaires astragaliennes (ectale et susten- taculaire) sont separées par un sillon profond. La facette articulaire pour le cuboide se trouve placée á la partie supérieure de l'os; cette facette et tres petite, allongée d'avant en arriére, et regardant en haut et en dedans. L'astragale est un os court et trés large, presque carré, mince en arritre, trés épais en avant et avec la face articulalre supérieure pour le tibia presque plate. Cet os est tronqué en avant, sans téte articulaire distincte. La face articulaire pour les cuboides est trés large, presque plate, et regarde en bas, en avant et en dedans. La face externe de lastragale au lieu d'étre plus ou moins verticale, constitue une expan- sion oblique qui se porte en dehors et se trouve occupée par une a articulaire sur laquelle s'appuyait le péroné. Le naviculaire ressemble beaucoup a celui des Amblypodes, mais par les quelques metatarsiens incomplets dont je dispose il parait que le pied n'avait que trois doigts, l'interne étant le plus grand et l'externe le plus petit. D'un autre cóté, la conformation particuliére de l'astragale et du calcanéum démontre que les pieds étaient au stade digitigrade. D'aprés les matériaux connus, il parait que le poids principal du corp était supporté par le doigt interne de chaque pied, qui était le doigt le plus gros. Si des piéces plus complétes confirmassent cette construction particuliére, alors les Astrapotheroidea représenteraient une division primaire des ongulés, d'égale valeur a celles des Perissodactyla, des Artiodactyla et des Ancylopoda. Astrapotherium magnum (Owen) Ameghino. — Synonymes: Nesodon magnus Owen, 1853; Astrapotherium patagonicum Burmeister, 1876; Mesembriotherium Brocae Moreno, 1882; Astrapotherium magnum Ame- chino, 1887; Astrapotherium angustidens Mercerat, 1891; Astrapothe- rium Marshi Mercerat, 1891; Astrapotherium Gaudryi Mercerat, 1891; Listriotheriam patagonicum Mercerat, 1891; Listriotherium Filholi Mer- cerat, 1891; Xylotherium mirabile Mercerat, 1891. Astrapotherium columnatum Ameghino, 1891. Astrapotheríium nanum Ameghino, 1891. Astrapotherium giganteum Ameghino, 1891. — Synonymes? Astrapo- therium Burmeisteri Mercerat, 1891; Astrapotherium2 robustum Mer- cerat, année 1891. — Les espéces de M. Mercerat ne sont pas caracté- risées, les caracteres dont il fait mention n'indiquant que des differen- ces d'Age. Astrapotherium delimitatum Ameghino, 1891. — Cette espéce est de taille au moins aussi considérable que 1'Astrapotherium giganteum. Elle se distingue facilement par les vraies molaires supérieures qui | | 659 dida en dos facetas, una anterior un poco cóncava y mirando hacia arriba y la otra posterior, mucho más pequeña y mirando hacia atrás. Estas dos facetas articulares astragalianas (ectal y sustentacular) son sepa- radas por un surco profundo. La faceta articular para el cuboides se encuentra colocada en la parte superior del hueso; esta faceta es muy pequeña, alargada de adelante hacia atrás y mirando hacia arriba y hacia adentro. El astrágalo es un hueso corto y muy ancho, casi cuadrado, delgado hacia atrás, muy recio hacia adelante y con la cara articular superior para la tibia casi chata. Este hueso está truncado hacia adelante, sin cabeza articular visible. La cara articular para el cuboides es muy ancha, casi chata, y mira hacia abajo, hacia adelante y hacia atrás. La cara externa del astrágalo, en lugar de ser más o menos vertical, constituye una expansión oblicua que se dirige hacia afuera y se halla ocupada por una superficie articular sobre la cual se apoyaba el peroné. El navicular se asemeja mucho al de los amblípodos, pero por los pocos metatarsianos incompletos de que dispongo parece que el pie sólo tenía tres dedos: el interno era el más grande y el externo el más pe- queño. Por otra parte, la conformación particular del astrágalo y del calcáneo demuestra que los pies estaban en el estadio de digitígrados. De ¡acuerdo con los materiales conocidos, parece que el peso principai del cuerpo era soportado por el dedo interno de cada pie, que era el dedo más grueso. Si piezas más completas confirmasen esta construc- ción particular, los Astrapotheroidea representarían entonces una divi- sión primaria de los ungulados, de igual valor que las de los Perisso- dactyla, los Artiodactyla y los Ancylopoda. : Astrapotherium magnum (Owen) Ameghino. — Sinónimos: Nesodon magnus Owen, 1853; Astrapotherium patagonicum Burmeister, 1876; Mesembriotherium Brocae Moreno, 1882; Astrapotherium magnum Ameghino, 1887; Astrapotherium angustidens Mercerat, 1891; Astrapo- therium Marshi Mercerat, 1891; Astrapotherium Gaudryi Mercerat, 1891; Listriotheríum patagonicum Mercerat, 1891; Listriotherium Filholi Mer- cerat, 1891;.Xylotherium mirabile Mercerat, 1891. Astrapotherium columnatum Ameghino, 1891. Astrapotherium nanum Ameghino, 1891. Astrapotherium giganteum Ameghino, 1891. — Sinónimos? Astrapo- therium Burmeisteri Mercerat, 1891; Astrapotherium>2 robustum Mer- cerat, 1891. — Las especies del señor Mercerat no están caracterizadas; los caracteres que menciona sólo indican diferencias de edad. Astrapotherium delimitatum Ameghino, 1891.— Esta especie es de talla por lo menos tan considerable como la dei Astrapotherium gl- ganteum. Se distingue fácilmente por los verdaderos molares superiores 660 n'ont pas de rébord d'émail a la base de la face externe de la couronne. Les prémolaires supérieures ont a la base de leur face interne, deux bourrelets d'émail tres développés et disposés en forme de demi-cer- cles concentriques. La couronne de la deuxiéme prémolaire supérieure (p.2) a davant en arriere 23 millimétres de longueur. Le carac- tere que j'avais assigné a cette dent, d'avoir trois racines séparées, n'est qu'exceptionnel. Astrapotherium ephebicum Ameghino, 1889. — Synonyme: Astrapo- therium Vogti Mercerat, 1891. — Cette espéce est bien plus ancienne que les autres. Ses débris procedent des couches a Pyrotherium du Neu- quen, de l'intérieur du territoire du Chubut et de la partie supérieure du cours du río Deseado. ASTRAPODON Ameghino, 1891. — La formule dentaire de ce genre n'est pas encore connue. Le cráne est court, robuste, tres étroit en arriére dans la région occipitale, et large en avant. L'occipital s'étend en arriére sur la partie supérieure du cráne, et forme une protuberance massive excessivement forte. La créte sagitale est basse et large en arriére, se bifurquant en avant en deux branches qui s'effacent graduel- lement. Les frontaux sont tres larges, et s'articulent en arriére avec les pariétaux d'une maniére mobile, sans former des sutures; les bords des pariétaux s'amincissent en forme d'écaille et recouvrent les borás áes frontaux. Les nasaux sont tres larges, courts, ef séparés 'un ds Vautre par une large vacuité. Les deux frontaux restent également sépa- rés par un sillon en ligne droite qui suit en arrióre et partage égalemeni jes deux pariétaux dans leurs moitié antérieure. Astrapodon carinatus Ameghino, 1891. — C'était un animal de taillo assez petite. Le cráne, de la partie postérieure de Voccipital a la parties antérieure des nasaux avait 16 centimétres de long et son plus grand diamétre transverse était d'un peu plus de 10 centimétres. PYROTHERIDAE Les canines sont moins développées que dans les Astrapotheridae et les vraies molaires supérieures sont constituées par deux crétes trans- versales qui restent séparées dans toute leur étendue comme dans Ta- pirus et Dinotherium. PYROTHERIUM Ameghino, 1888. Pyrotherium Romeroi Ameghino. 1888. — Les débris de cet animal procédent de couches trés anciennes qui passent insensiblement aux couches crétacées avec dinosauriens; ces gisements se trouvent dans le Neuquen, dans le cours supérieur du Deseado et dans P'intérieur du ter- ritoire du Chubut. 2 A A A A A ss nz AAA Eee AAA PA 661 que no tienen reborde de esmalte en la base de la cara externa de la corona. Los premolares superiores tienen en la base de su cara interna dos rodetes de esmalte muy desarrollados y dispuestos en forma de semicírculos concéntricos. La corona del segundo premolar supe- rior (p.7 ) tiene de adelante para atrás 23 milímetros de largo. El carácter que yo le había asignado a este diente, de tener tres raíces separadas, sólo es excepcional. Astrapotherium ephebicum Ameghino, 1889. Sinónimo: Astrapothe- rium Vogti Mercerat, 1891. — Esta especie es mucho más antigua que las otras. Sus restos proceden de las capas del Neuquen, caracteri- zadas por el Pyrotherium, del interior del territorio del Chubut y de la parte superior del curso del río Deseado. ASTRAPODON Ameghino, 1891. — La fórmula dentaria de este género no es conocida todavía. El cráneo es corto, robusta, muy estrecho ha- cia atrás, en la región occipital y ancho hacia adelante. El occipital se extiende hacia atrás sobre la parte superior del cráneo y forma una protuberancia maciza excesivamente fuerte. La cresta sagital es baja y ancha hacia atrás, bifurcándose hacia adelante en dos ramas que se borran gradualmente. Los frontales son muy anchos y se articulan hacia atrás, de una manera movible, con los parietales, sin formar suturas; los bordes de los parietales se adelgazan en forma de escamas y recu- bren los bordes de los frontales. Los nasales son muy anchos, cortos y separados entre sí por una ancha cavidad. Los dos frontales quedan igualmente separados por un surco en línea recta que sigue hacia atrás y divide igualmente los dos parietales en su mitad anterior. Astrapodon carinatus Ameghino, 1891. —Era un animal de talla bas- tante pequeña. El cráneo, desde la parte posterior del occipital hasta la parte anterior de los nasales tenía 16 centímetros de largo; y su más gran diámetro transverso era de un poco más de 10 centímetros. PyROTHERIDAE Los caninos son menos desarrollados que en los Astrapotheridae y los verdaderos molares superiores están constituídos por dos crestas transversales que quedan separadas en toda su extensión como en los Tapirus y los Dinotherium. PYROTHERIUM Ameghino, 1888. Pyrotherium Romeroi Ameghino, 1888. — Los restos de este animal proceden de capas muy antiguas que pasan insensiblemente a las capas cretáceas caracterizadas por los dinosaurios; esos yacimientos se en- cuentran en el Neuquen, en el curso superior del Deseado y en el inte- rior del territorio del Chubut. 662 E PLANODUS Ameghino, 1887, Planodus ursinus Ameghino, 1887. INCERTAE SEDIS ADELOTHERIUM Ameghino, 1887. : ] Adelotherium scabrosum Ameghino, 1887 (7). ADRASTOTHERIUM Ameghino, 1887. Adrastotherium dimotum Ameghino, 1887 (7). ENTOCASMUS Ameghino, 1891. Entocasmus heterogenidens Ameghino, 1891. ANCYLOPODA Cope, 1889 Les représentants de l'ordre des Ancylopoda se distinguent par leurs pieds qui réposent sur le sol principalement par ¡eur cóté externe, par le développement du doigt externe de chaque pied qui devient le doigt le plus grand, par les doigts crochrus, et par les falanges onguéales fen- dues perpendiculairement á leurs extrémités. ENTELONICHIA Ameghino Pieds tres forts et avec cing doigts qui augmentent de grandeur de linterne a l'externe aussi bien aux pieds de devant qu'a ceux de der- riére. Calcanéum avec une large facette articulaire plate pour le peroné. Astragale perforé, de trochlée non excavée, et de téte ovale, convexe, articulée avec le scaphoide seulement, sans toucher le cuboide. HoMALODONTOTHERIDAE Ameghino, 1889 Les Homalodontotheridae sont un groupe d'ongulés des plus inté- ressants; j'ai émis l'opinion qu'ils étaient les ancétres des Chalicothe- ridae d'Europe et de l'Amérique du Nord. MM. Osborn et Wortmann (8) déclarent que cela est impossible parce que le Chalicotherium a une denture buno-selenodonte, tandis que celle de 1'Homalodontotherium est completement lophodonte. Mais je dois faire remarquer que cetto' apparence lophodonte des molaires et prémolaires de 1Homalodonto- therium est due a l'age tres avancé des individus figurés. Cette denture (7) A ces especes s'applique la méme remarque qui se trouve au pied de la page 704. (8) Artionyx, a New Genus of Ancylopoda by Henry. FAIRFIELD OsBoRN and Jacob L. WorTMANN, in «Bull. Amer. Mus. of Nat. Hist.», vol. V, pag. 3, New-York, February 1893. h, A E , 663 PLANODUS Ameghino, 1887. Planodus ursinus Ameghino, 1887. INCERTAE SEDIS ADELOTHERIUM Ameghino, 1887. Adelotherium scabrosum Ameghino, 1887 (7). ADRASTOTHERIUM Ameghino, 1887. Adrastotherium dimotum Ameghino, 1887 (7). ENTOCASMUS Ameghino, 1891. Entocasmus heterogenidens Ameghino, 1891. ANCYLOPODA Cope, 1889 > Los representantes del orden de los Ancylopoda se distinguen por sus pies que reposan en el suelo principalmente por su lado externo; por el desarrollo del dedo externo de cada pie, que viene a ser el más grande; por los dedos encorvados; y por las falanges ungueales hen- didas perpendicularmente en sus extremidades. ENTELONICHIA Ameghino Pies muy fuertes y con cinco dedos que aumentan de tamaño del interno al externo tanto en los pies delanteros como en los traseros. Calcáneo con una ancha faceta articular chata para el peroné. Astrá- galo perforado, de troclea no excavada y de cabeza oval, convexa, ar- ticulada sólo con el escafoides, sin tocar el cuboides. HoMALODONTOTHERIDAE Ameghino, 1889 Los Homalodontotheridae son un grupo de ungulados de los más interesantes. Tengo manifestada la opinión de que eran los antecesores de los Chalicotheridae de Europa y de América del Norte. Los señores Wortmann y Osborn (8), declaran que eso es imposible porque el Chalicotherium tiene una dentadura bunosenelodonte, mientras que la del Homalodontotherium es completamente lofodonte. Pero es de mi deber hacer notar que esta apariencia lofodonte de los molares y pre- molares del Homalodontotherium es debida a la edad muy avanzada (7) A estas especies les cuadra la misma observación que se encuentra al pie de la pá- gina 707. 3 (8) Artionyx, a New Genus of Ancylopoda by HeNrY FarirFIELD OsBorx and Jaco -L. WOoRrTMANN, in «Bull. Amer. Mus. of Nat. Hist.», volumen V, página 3, New York, Febre- ro de 1893 664 est en réalité buno-lophodonte, les deux lobules internes des molaires supérieures (protocone et hypocone) restent longtemps séparés en forme de tubercules pointus. Chez le Chalicotherium les lobules exter- nes des molaires supérieures non seulement se sont modifiés pour. prendre une forme selenodonte, mais la modification a été poussée beaucoup plus loin, puisqu'il s'y est développé des fortes crétes per- pendiculaires externes (para, meso et metastyle) qui manquent com- pletement aux molaires de 1Homalodontotherium; par conséquent, je considere la denture de ce dernier genre comme étant plus primitive. D'ailleurs, la denture du Chalicotherium est déja assez avancée dans la voie de la reduction, tandis que celle de 1Homalodontotherium est en nombre complet. En outre, tous les autres caractéres du squelette prouvent également que le genre de Patagonie est d'une conformation beaucoup plus primitive. Dans les Homalodontotheridae, les os des pieds sont peut-étre les parties les pius singulisres et les plus caractéristiques de tout le sque- lette. Je vais rappeler ici les traits les plus saillants de cette confor- mation, car c'est d'apres la construction des pieds que je trouve étre justifiée la création du groupe des Ancylopoda, bien que comme une branche des ongulés. ] Les pieds sont pentadactyles en avant et en arriére, avec tous les doigts bien développés et une certaine apparence d'édenté qui n'est cependant que superficielle. Au pied antérieur, les os du procarpe et du mesocarpe sont en ran- gées alternes á peu pres sur le méme type que dans les perissodactyles; le métacarpe et les doigts sont au contraire d'un type complétement différent. Le doigt interne est le plus petit; les trois doigts du milieu sont á peu pres de grandeur égale, tandis que le doigt externe est beaucoup plus grand et plus fort que tous les autres et supportait a lui seul presque tout le poids du corps. Au pied postérieur, la ressemblance du tarse avec celui des perisso- dactyles est beaucoup moins accentuée que celle du carpe. On peut méme dire qu'il n'y a d'autre relation que celle qui résulte d'une alter- nance presque égale entre les os du mésotarse et les métatarsiens. Le calcanéum dans sa partie antérieure est trés large; la facette pour le cuboide est un peu concave, regarde en avant et est un peu plus large en haut qu'en bas. Sur le cóté externe, a cóté de la facette articulaire externe pour l'astragale, il y a une autre facette articulaire tres étendue, sur laquelle repose la fibule; cette facette articulaire, 2u lieu d'étre convexe comme est la regle générale chez les ongulés, litopternes et paridigités, elle est plate et regarde en haut; en outre, au lieu de se trouver sur le corps de los comme en est le cas chez la presque totalité des ongulés, elle est portée par une expansion latérale | Fig. 18. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Partie antérieure du cráné, vue d'en haut aux ?/2 de grandeur naturelle. /. intermaxilaires; 1. na_ sal; f. frontal. Fig. 18. Parte anterior del cráneo, visto desde arriba, en Diadiaphorus majusculus Ameghino. 2, de su tamaño natural. í. intermaxilar; 2. na- sal; f. frontal. Fig. 19. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Mandibule vue par en haut et de cóté, aux ?, de grandeur naturelle. ¿.1 et 2, les deux incisives; C. la canine; p.1, 2, 3 et 4, les quatre prémo- laires; m.1, 2 et 3, les trois vraies molaires. Fig. 19. Diadiaphorus majusculus Ameghino. Mandíbula vista desde arriba y de costado, en 2, de su tamaño natural. ¿.1 y 2, los dos incisi- vos; c. el canino; p.1, 2, 3 y 4, los cuatro pre- molares; m.1,2 y 3, los tres verdaderos molares. Fig. 20. Astrapotherium magnum (Owen) Ame- ghino. Les molaires inférieures du cóté droit réduites a *., de grandeur naturelle. p.4, pré- molaire unique et derniére; m.1, 2 et 3, les mo- laires. A, vues du cóté interne; B, vues par la surface de mastication; C, vues du cóte externe. 1 : : : Y Fig. 20. Astrapotherium magnum (Owen) Ame- ghino. Los molares inferiores del lado derecho, reducidos a */, de su tamaño natural. p.4, premo- lar único y último; 72.1, 2 y 3, los molares; A, vis- tos por su lado interno; B, visto por la superficie de masticación; C, vistos por su lado externo. 667 de los individuos figurados. Esta dentadura es, en realidad, bunolofo- donte: los dos lóbulos internos de los molares superiores (protocono e hipocono) permanecen largo tiempo separados en forma de tubérculos puntiagudos. En el Chalicotherium los lóbulos externos de los molares superiores no sólo se han modificado para adquirir una forma seleno- donte, sino que la modificación ha sido llevada mucho más lejos, puesto que se han desarrollado en ellos fuertes crestas perpendiculares exter- nas (para, meso y metastilo) de que carecen por completo los molares del Homalodontotherium; por consecuencia, considero que la dentadura de este último género es más primitiva. Por otra parte, la dentadura del Chalicotherium ha avanzado ya demasiado en la vía de la reducción, mientras que la del Homalodontotherium está en número completo. Además, todos los demás caracteres del esqueleto prueban igualmente que el género de Patagonia es de una conformación mucho más primitiva. En los Homalodontotheridae, los huesos de los pies son quizá las partes más singulares y más características de todu el esqueleto. Y voy a recordar aquí los rasgos más salientes de esta conformación, porque teniendo en cuenta la construcción de los pies es como encuentro justi- ficada la creación del grupo de los Ancylopoda, aunque como una rama de los ungulados. Los pies, tanto adelante como atrás, son pentacáctilos, con todos los úedos bien desarrollados y una cierta apariencia de desdentado que, sin embargo, no es más que superficial. En el pie anterior, los huesos del procarpo y del mesocarpo son en hileras alternas poco más o menos por el mismo estilo que en los peri- sodáctilos; el metacarpo y los dedos son, por el contrario, de un tipo completamente distinto. El dedo interno es el más pequeño; los tres dedos del medio son poco más o menos de un tamaño igual, mientras que el dedo externo es mucho más grande y más fuerte que los restantes y soportaba por sí solo casi todo el peso del cuerpo. En el pie posterior, la semejanza del tarso con el de los perisodác- tilos es mucho menos acentuada que la del carpo. Puede hasta decirse que no hay más relación que la resultante de una alternación casi igual entre los huesos del mesotarso y los metatarsianos. El calcáneo es muy ancho en su parte anterior; la faceta para el _ cuboides es un poco cóncava, mira adelante y es un poco más ancha arriba que abajo. En el costado externo, al lado de la faceta articular externa para el astrágalo, hay otra faceta articular muy extendida, so- bre la cual reposa la fíbula; esta faceta articular, en lugar de ser con- vexa, según es regla general en los ungulados, litopternos y paridi- gitados, es chata y mira hacia arriba; además, en vez de estar sobre el cuerpo del hueso como sucede en la casi totalidad de los ungulados. es llevada por una expansión lateral del calcáneo que se parece casi 668 óu calcanéum qui ressemble presque completement a celle que sur 2 cóté interne du méme os porte la facette sustentaculaire. L'astragale, ne tenant pas compte de sa téte articulaire pour le navi- culaire, est un os carré et plat qui repose sur le calcanéum par deux facettes articulaires allongées d'avant en arriére, paralléles, plates et séparées une de l'autre par un sillon large et trés profond. En haut, la surface articulaire pour le tibia est tres larga, mais non excavée sinon convexe d'avant en arriére et avec une perforation profonde pres du coin postérieur externe. La téte de l'astragale est ovale, con- vexe, tournée en avant et séparée du corps de l'os par un étranglement assez accentué; elle ne s'articule qu'avec le naviculaire, sans toucher le cuboide, caractére par lequel -l'astragale des Homalodontotheridae differe profondément de celui des Perissodactyles stéréopternes. Le naviculaire s'articule latéralement avec la partie postérisure du cuboide. Les cing doigts du pied sont tous bien développés, mais celui du cóté interne est beaucoup plus petit que les autres, les trois du milieu sont presque de méme grandeur, tandis que l'externe est beau- coup plus fort et surportait presque tout le poids du corps, absolument de méme que le doigt externe du pied antérieur. Le métatarsien du doigt externe est le double plus gros que ceux des autres doigts, et ressemble un peu a celui des édentés, spécialement a celui des gravi- grades, avec la différence qu'il présente dans sa moitié proximale uns expansion latérale dirigée en dehors et en arriére; cette expansion est encore beaucoup plus forte et plus longue que celle que l'on voit sur le méme os du genre Manis. Les metatarsiens sont presque la moitié plus courts que les méta- carpiens mais aussi gros. Ces os ont leur surface articulaire distale qui s'étend sur la face dorsale; les facettes articulaires sont convexes en bas et en avant, et concaves en haut. Les premiéres phalanges ont leurs facettes articulaires proximales qui regardent en haut, formant sur la face dorsale une surface articulaire convexe qui s'emboite dans le creux articulaire correspondant des métacarpiens et métatarsiens, sur lesquels ces phalanges pouvaient se dresser perpendiculairement; il en résulte, que les doigts étaient beaucoup plus crochus que ceux du Macrotherium. Les phalanges intermédiaires (premiere et deuxiéme) sont tres courtes et robustes. La surface articulaire distale de la pre- mitre phalange regarde en bas. Les phalanges terminales ou onguéa- les sont fendues perpendiculairement en avant, tandis que leur face articulaire proximale est réguligrement concave et regarde en arriére. Pour ce qui concerne aux autres parties du squelette, je n'en diral que quelques mots. Les corps des vertébres sont plats en avant et en arriére ou avec une petite fossette au centre de chaque face. | : 669 completamente a la que en el costado interno del mismo hueso tiene la faceta sustentacular. El astrágalo, sin tener en cuenta su cabeza articular para el navicular, es un hueso cuadrado y chato que reposa sobra el calcáneo por dos facetas articulares alargadas de adelante hacia atrás, paralelas, chatas y separadas una de otra por un surco ancho y muy profundo. Arriba, la superficie articular para la tibia es muy ancha, pero no excavada sino convexa de adelante hacia atrás y con una perforación profunda cerca del ángulo posterior externo. La cabeza del astrágalo es ovalada, con- vexa, vuelta hacia adelante y separada del cuerpo del hueso por una compresión bastante acentuada; no se articula sino con el navicular, sin tocar el cuboides, carácter por el cual el astrágalo de los Homalo- dontotheridae difiere profundamente del de los perisodáctilos este- reopternos. : El navicular se articula lateralmente con la part= posterior del cuboi- des. Los cinco dedos del pie están bien desarrollados, pero el del lado interno es mucho más pequeño que los otros, los tres del medio son casi de un mismo tamaño, mientras que el externo es mucho más fuerte y soportaba casi todo el peso del cuerpo, absolutamente lo mismo que el dedo externo del pie anterior. El metatarsiano del dedo externo es el coble más grueso que los de los demás dedos y se parece un poco al de los desdentados, especialmente al de los gravígrados, con la dife- rencia de que presenta en su mitad proximal una expansión lateral dirigida hacia afuera y hacia atrás; esta expansión es aún mucho más fuerte y más larga que la que se ve en el mismo hueso del género Manis. Los metatarsianos son casi la mitad más cortos que los metacarpianos, pero tan-gruesos como ellos. Estos huesos tienen su superficie articular distal extendiéndose sobre la superficie dorsal; las facetas articulares son convexas abajo y adelante y cóncavas arriba. Las primeras falanges tienen sus facetas articulares proximales mirando hacia arriba, for- mando sobre la cara dorsal una superficie articular convexa que se encaja en la cavidad articular correspondiente de los metacarpianos y metatarsianos, sobre los cuales esas falanges podían enderezarse per- pendicularmente; de ello resulta que los dedos eran mucho más encor- vados que los de Macrotherium. Las falanges. intermedias (primera y segunda) son muy cortas y robustas. La superficie articular distal de la primera falange mira hacia abajo. Las falanges terminales o ungueales son hendidas perpendicularmente hacia adelante, mientras que su cara articular proximal es regularmente cóncava y mira hacia atrás. Por cuanto se refiere a las demás partes del esqueleto, sólo diré al- gunas palabras. | Los cuerpos de las vértebras son chatos delante y detrás o con una pequeña cavidad en el centro de cada cara. 670 Le cubitus et le radius, le tibia et le péroné sont complétement séparés. L'humérus présente une forme unique chez les mammiféres. C'est un os court, large et excessivement fort. La tuberosité interne est atro-. phiée tandis que celle du cóté externe est au contraire tres développée. La créte deltoide a un développement extraordinaire; cette créte forme une lame A angle droit au corps de l'os et occupe les deux tiers de la longueur de celui-ci, s'unissant en haut avec la tuberosité externe, tandis qu'a son extrémité inférieure termine dans une apophyse en crochet, élargie au bout et dirigée vers le bas; la hauteur de cette créte dépasse le diamétre du corps de l'os. Le condyle externe est peu développé le condyle interne est grand et dans quelques espéces pourvu d'une perforation. La fosse olécranienne est profonde. La sur- face articulaire distale est plus proéminente sur le cóté interne que sur Vexterne et ne porte pas de créte intertrochléenne. Le fémur est un os court, tres large, plat et presque rectangulaire, ressemblent a celui des édentés gravigrades. Les condyles articulaires de Pextrémité distale sont séparés, en bas et en arriére, par un sillon large et tres profond dans lequel pénétre une forte protuberance du tibia placée entre ses deux surfaces articulaires. Le tibia ressemble également a celui des gravigrades, l'extrémité proximale du peroné étant couverte par l'expansion latérale externe du tibia comme dans ces der- niers. L'extrémité distale du peroné est élargie, presque en forme d'une “massue, avec trois facettes articulaires: une plate qui regarde en bas et s'articule avec le calcanéum; une autre sur le cóté interne, concave, quí s'articule avec l'astragale; la troisieme, également sur le cóté interne, en dessus de la premiére, est plus petite et s'articule avec le tibia. Ces animaux étaient plantigrades parfaits, dans ce sens, que le tarse et le carpe reposaient sur le sol, mais le poids du corps était porté par la partie externe des pieds d'une maniére aussi accentuée que chez les édentés gravigrades ou chez les fourmilliers actuels. Les relations de parenté entre les Homalodontotheridae et les Chali- cotheridae se manifestent d'une maniére tres evidente par la forme crochue des doigts, par la disposition des surfaces articulaires distales des métacarpiens et des métatarsiens, par la forme des articulations proximales des premiétres phalanges, par les phalanges onguéales qui ont une forme semblable et sont fendues perpendiculairement a leurs extrémités, par le caractére tout particulier d'avoir le doigt externe de chaque pied plus développé, et enfin par le caractére encore plus singulier d'étre les doigts externes des pieds ceux qui supportaient le poids principal du corps. y Tous les caracteres par lesquels les Homalodontotheridae s'éloignent des Chalicotheridae, comme la pentadactylie, la facette péronienne du añ AMÓ 671 El cúbito y el radio, la tibia y el peroné son completamente separados. El húmero presenta una forma única en los mamíferos. Es un hueso corto, ancho y excesivamente fuerte. La tuberosidad interna está atro- fiada mientras que la del lado externo es, por el contrario, muy des- arrollada. La cresta deltoides tiene un desarrollo extraordinario; esta cresta forma una lámina en ángulo recto en el cuerpo del hueso y ecupa los dos tercios del largo de éste, uniéndose arriba con la tubero- sidad externa, mientras que en su extremidad inferior termina en una apófisis en gancho, alargada al final y dirigida hacia abajo; la altura de esta cresta sobrepasa el diámetro del cuerpo del hueso. El cóndilo externo es poco desarrollado; el cóndilo interno es grande y en algunas especies provisto de una perforación. La fosa olecraneana es profunda. La superficie articular distal es más prominente en el costado interno que en el externo y no tiene cresta intertrocleana. El fémur es un hueso corto, muy ancho, chato y casi rectangular, semejándose al de los desdentados gravígrados. Los cóndilos articula- res de la extremidad distal son separados hacia abajo y hacia atrás, por un surco ancho y muy profundo, en el cual penetra una fuerte protuberancia de la tibia situada entre sus dos superficies articulares. La tibia también se parece a la de los gravígrados; y la extremidad pro- ximal del peroné está cubierta por la expansión ¡ateral externa de la tibia, como en estos últimos. La extremidad distal del peroné es ensan- chada, casi en forma de maza, con tres facetas articulares: una chata, que mira hacia abajo y se articula con el calcáneo; otra sobre el costado interno, cóncava, que se articula con el astrágalo; la tercera, igualmente sobre el lado interno, arriba de la primera, es más pequeña y se articula con la tibia. Estos animales eran perfectamente plantígrados en sentido de que el tarso y el carpo reposaban en el suelo, pero el peso del cuerpo era soportado por la parte externa de los pies de una manera tan acentuala como en los desdentados gravígrados o en los hormigueros actuales. Las relaciones de parentesco entre los Homa!odontotheridae y los Chalicotheridae se manifiestan de una manera muy evidente por la forma encorvada de los dedos, per la disposición de las superficies ar- ticulares distales de los metacarpianos y los metatarsianos, por la forma de las articulaciones proximales de las primeras falanges, por las fa- langes ungueales que tienen una forma semejante y son hendidas per- pendicularmente en sus extremidades, por el carácter absolutamente particular de tener el dedo externo de cada pie más desarrollado, y, en fin, por el carácter más singular aún de que eran los dedos externos de los pies los gue soportaban el peso principal del cuerpo. Todos los caracteres por los cuales los Homalodontotheridae se ale- - jan de los Chalicotheridae, tales como la pentadactilia; la faceta pero- 672 calcanéum, lastragale perforé, carré, plat et de trochlée non excavée, la téte articulaire de lastragale convexe et qui ne s'articule en avant qu'avec le scaphoide, la denture en nombre complet et les molaires 3t prémolaires supérieures sans crétes perpendiculaires externes, etc., indiquent un degré d'évolution peu avancée (9); or, comme ces ani- maux se rencontrent dans des couches géologiquement plus anciennes, je crois étre dans le vrai en le considérant comme les ancétres des Chalicotheridae. Mais, je suis bien loin de prétendre que le Chalico- therium descend directement de 1'Homalodontotherium, car entre eux il doit y avoir eu un nombre considérable de formes intermédiaires (10) et en outre, la souche peut se trouver dans un autre genre. du méme groupe. : En 1889, j'ai placé les Homalodontotheridae parmi les Litopterna, mais en 1891, aussitót que j'eus connu la forme des phalanges onguéa- les j'annoncai qu'ils étaient des parents des Chalicotheridae et proba- blement aussi leurs ancétres. D'un autre cóté, en 1889, le savant pa- léontologiste M. Cope, créait pour les Chalicotheridae un ordre nou- veau, les Ancylopoda, en les placant parmi les onguiculés. Je ne crois pas que la forme des phalanges onguéales prouve d'une maniére certaine que les Ancylopoda fussent des onguiculés. Pour les phalanges onguéales des Homalodontotheridae je ferai remarquer: la grande largeur de la fente terminale et ses branches peu pointues; la forme plate et élargie de la moitié antérieure de la face palmaire; le contour arrondi de la surface dorsale; les nombreuses perforations et petits canaux vasculaires de la partie palmaire antérieure et de l'in- térieur de la fente; et pour terminer, la présence de ces mémes perfo- rations et petits canaux, sur les parties inférieures des cótés latéraux, tandis qu'on en observe A peine des vestiges a la surface dorsale. Tous ces caracteres me paraissent démontrer d'un maniére assez évi- dente, que ces phalanges onguéales portaient des sabots trés minces a la partie dorsale mais excessivement épais sur la face palmaire et en avant; ces sabots, étaient sans doute un peu plus allongés que ceux e la généralité des ongulés, mais de bout arrondi et tres épais. La fente terminale n'avait d'autre but que de donner plus de force á l'insertion (9) Les caractéres qui distinguent les Chalicotlieridae indiquent, au contraire, un degré dWévolution tres avancée. Parmi ces caracteres, celui du diplarthrisme du pied est peut-étre le plus notable; il consiste dans l'articulation de lP'astragale avec le' scaphoide et le cuboide a la fois comme chez les perissodactyles stéréopternes. Mais, il s'agit certainement d'un diplar- tlirisme acquis indépendemment de celui des perissodactyles, par une modification graduelle de Vastragale taxeopode des Homalodontotheridae. Je crois qu'il en est de méme du diplar- thrisme. des perissodactyles et des arctiodactyles, c'est-á-dire qu'il a été acquis indépen- demment dans les deux groupes; c'est pour cela que je n'admets pas l'ordre des Diplarthra, car. pour moi, les perissodaptyles typiques (Stereopterna) sont beaucoup plus pres des Con- dylarthra que des Artiodactyla. «107 Le Schizotherium:était peut-étre une de ces formes intermédiaires. SNA 673 neal del calcáneo; el astrágalo perforado, cuadrado, chato y de troclea no excavada; la cabeza articular del astrágalo convexa y que sólo se articula adelante con el escafoides; la dentadura en número completo y los molares y premolares superiores sin crestas perpendiculares ex- ternas, etc., indican un grado de evolución poco avanzado (9); pero como esos animales se encuentran en capas geológicamente más anti- guas, pienso que estoy en lo cierto considerándolos como antecesores de los Chalicotheridae. Pero estoy muy lejos de pretender que el Cha- licotherium descienda directamente del Homalodontotherium, porque entre ellos debe haber habido un número considerable de formas intermedias (10); y además el tronco puede estar en otro género del mismo grupo. En 1889 coloqué los Homalodontotheridae entre los Litopterna; pero en 1891, tan pronto como hube conocido la forma de las falanges un- gueales, anuncié que eran parientes de los Chalicotheridae y probable- mente también sus antecesores. Por otra parte, en 1889, el sabio paleon- tólogo señor Cope, creó para los Chalicotheridae un nuevo orden, los Ancylopoda, colocándolos entre los unguiculados. No opino que la forma de las falanges unguecales pruebe de una manera cierta que los Ancylopoda fuesen unguiculados. Con respecto a las falanges ungueales de los Homalodontotheridae haré notar: la gran anchura de la hendedura terminal y sus ramas poco puntiagudas; la forma chata y ensanchada de la mitad anterior de la cara palmar; el con- torno redondeado de la superficie dorsal; las numerosas perforaciones y pequeños canales vasculares de la parte palmar anterior y del interior de la hendedura; y, para terminar, la presencia de esas mismas perfo- raciones y pequeños canales en las partes inferiores de los costados laterales, mientras que en la faz dorsal apenas si se observan vestigios de ellas. Todos esos caracteres paréceme que demuestran de una ma- nera asaz evidente que esas falanges ungueales cargaban pezuñas muy delgadas en la parte dorsal pero excesivamente gruesas en la faz palmar y hacia adelante; esas pezuñas eran sin duda un poco más alargadas que las de la generalidad de los ungulados, pero de punta redondeada y muy gruesa. La hendedura terminal no tenía más fin que dar más (9) Los caracteres que distinguen a los Chalicotheridae indican, por el contrario, un grado de evolución más avanzado. Entre esos caracteres, el del diplartrismo del pie es tal vez el más notable; consiste en la articulación del astrágalo con el escafoides y el cuboides a la vez como en los perisodáctilos estereopternos. Pero se trata seguramente de un diplar- trismo adquirido independientemente del de los perisodáctilos, por una modificación gradual de: astrágalo taxeópodo de los Homalodontotheridae. Pienso aque lo mismo ocurre con el diplartrismo de los perisodáctilos y de los artiodáctilos; es decir: que fué adquirido inde- pendientemente en los dos grupos; y por eso es que no admito el orden de los Diplarthra, porque, para mí, los perisodáctilos típicos (Stereopterna) están mucho más cerca de los Condylarthra que de los Artiodactyla. (10) El Señizotherium fué tal vez una de esas formas intermedias. AMEGHINO — V. X 43 674 du sabot, qui en haut était incomplet. Je crois qu'il doit en étre de méme du genre Chalicotherium. Cette conformation est bien d'accord avec la construction des pieds, car je ne puis pas comprendre comment des animaux á doigts crochus ' comme 1 Homalodontotherium et le Chalicotherium auraient pu mar- cher si les phalanges auraient été armées d'ongles pointues et arquées comme dans le fourmilier. Du reste, toute la construction du squelette est bien d'ongulé. Pourtant, en étudiant maintenant les caractéres des membres des Homalodontotheridae, je dois reconnaítre que ces ani- maux ne peuvent pas étre conservés dans le sous-ordre des Litopterna, car en réalité ¡ls sont bien éloignés des Macrauchenidae et des Protero- theridae. Je n'y trouve de rapports qu'avec les Chalicotheridae, et je ne peux placer ces deux familles dans aucun des sous-ordres d'ongulés connus jusqu'a ce jour. Excepté ces deux familles, tous les autres onguiés se laissent distri- buer en deux groupes primaires bien caractérisés: Chez les uns, le nombre de doigts est impair (1, 3 ou 5) et le doigt du milieu de chaque pied (le troisieme) est plus Jéveloppé et supporte le poids principal du corps. Chez les autres, le nombre de doigts est pair (2 ou 4, trés rarement impair, 3 ou 5) et les deux doigts du milieu (troisieme et quatriéme), sont toujours plus développés, d'égale grandeur et supportent a eux seuls tout le poids du corps. Les Homalodontotheridae et les Chalicotheridae ne peuvent étre placés dans aucun de ces deux groupes, car chez eux les doigts les plus développés et qui supportent le poids principal du corps, sont les ex- ternes de chaque pied. Ce caractére singulier, suffit a lui seul pour démontrer que ces animaux doivent constituer un troisiéme groupe, pour lequel on devra adopter le nom d'Ancylopoda quí lui a donné le professeur Cope; mais ce groupe devra étre considéré comme un ordre d'ongulés et non d'onguiculés (11). Ces Ancylopoda (ou Ancylodactyla), se distingueraient par le doigt externe de chaque pied qui est plus développé que tous les autres, par les pieds qui reposent sur le sol par leur cóté externe avec la plante regardant en dedans, par les doigts crochus et les phalanges onguéales fendues perpendiculairement a leurs extrémités distales. On s'apercevra que d'apres cette définition, on ne peut pas placer PArtionyx parmi les Ancylopoda. En effet, je crois que le pied décrit par MM. Osborn et Wortmann sous le nom d'Artionyx Gaudryi, procede d'un vrai artyodactyle, probablement d'un animal qui, par la dentur2, (11) D'apres ce que j'ai dit plus haut il est possible que les Astrapotheroidea représen- tent un quatriéme groupe primaire d'ongulés. 4 p A de E A 4 La Un - 21. Astrapodon carinatus Ameghino. Crá- ig F neo áne, Era no Fig.21. Astrapodon carinatus Amegh un peu incomplet en avant, vu d'en haut 21, de grandeur naturelle. 2. nasal un poco incompleto hacia adelante, visto aux , n. na- desde arriba, en? , de su tamaño natural. parietal. f. frontal; sal , Pp. f. frontal; , .> pariétal. d. ET - A A IA e MS Fig. 22 Homalodontotherium Segoviae Ame- Fig. 22. Homalodontotherium Segoviae Ame- ghino. Cráne, vu d'en bas, a un tiers de grandeur ghino. Cráneo, visto desde abajo, en un tercio naturelle. de su tamaño natural. - 677 fuerza a la inserción de la pezuña, que hacia arriba era incompleta. Y mi opinión es que debe ocurrir otro tanto con el género Chalicotherium. Esta conformación está bien de acuerdo con la construcción de los pies, porque no puedo comprender cómo animales de dedos encorvados como el Homalodontotherium y el Chalicotherium habrían podido ca- minar si las falanges hubiesen estado armadas de uñas puntiagudas y arqueadas como las del hormiguero. Y por lo demás, toda la construc- ción del esqueleto es perfectamente de un ungulado. De ahí que estu- diando ahora los caracteres de los miembros de los Homalodontotheridae, debo reconocer que estos animales no pueden ser conservados en el suborden de los Litopterna, porque, en realidad, están bien lejos de los Macrauchenidae y de los Proterotheridae. No encuentro más relaciones para ellos que con los Chalicotheridae; y no puedo colocar estas dos familias en ninguno de los subórdenes de ungulados conocidos hasta la fecha. > Con excepción de estas dos familias, todos los demás ungulados per- miten ser distribuídos en dos grupos primarios bien caracterizados: En unos, el número de dedos es impar (1,3 0 5) y el dedo del medio de cada pie (el tercero) es más desarrollado y soporta el peso principal del cuerpo. En los otros, el número de dedos es par (2 o 4, muy rara vez impar, 30 5) y los dos dedos del medio (tercero y cuarto), son siempre más desarrollados, de igual tamaño y soportan por sí solos todo el peso áel cuerpo. Los Homalodontotheridae y los Chalicotheridae no pueden ser colo- cados en ninguno de esos dos grupos, porque en ellos los dedos más desarrollados y que soportan el peso principal del cuerpo, son los exter- nos de cada pie. Este carácter singular basta por sí solo para demostrar que esos animales deben constituir un tercer grupo, para el cual se de- berá adoptar el nombre de Ancylopoda, que le ha dado el profesor Cope; pero este grupo deberá ser considerado como un orden de ungulados y no de unguiculados (11). Estos Ancylopoda (o Ancylodactyla) se distinguirían por el dedo ex- terno de cada pie, que está más desarrollado que todos los demás, por los pies que reposan en el suelo por su lado externo con la planta mi- rando para adentro, por los dedos encorvados y las falanges ungueales hendidas perpendicularmente en sus extremidades distales. Se echará de ver que según esta definición no se puede colocar a los Artionyx entre los Ancylopoda. En efecto: mi opinión es que el pie descripto por los señores Osborn y Wortmann bajo el nombre de Artionyx Gaudryi, proviene de un verdadero artiodáctilo, y probablemente de un (11) De acuerdo con lo que tengo dicho más arriba, es posible que los Astrapotheroidea representen un cuarto grupo primario de ungulados. 678 doit se rapprocher de l'Entelodon et dont il faudra chercher la souche dans le genre Achaenodon, ou dans un autre genre éocéne du méme groupe. La conformation crochue des doigts et la compression des phalanges onguéales, ne seraient que le résultat d'une adaptation secondaire. HOMALODONTOTHERIUM Huxley, 1870. Homalodontotheriam Cunninghami Flower, 1874. Homalodontotherium Segoviae Ameghino, 1891. Homalodontotherium excursum, n. sp. —Se distingue par sa taille beaucoup plus petite que celle des deux espéces précédentes. L'astragale n'a que 74 millimétres de long et 54 millimétres de large; le méme os de l'Homalodontotherium Segoviae a 84 millimétres de long et 62 millimetres de large; en plus lPastragale de 1'Homalodontotherium excursum differe par l'excavation qui se trouve dans la partie postérieure externe de sa face articulaire supérieure qui est trés peu accentuée. La plus grande largeur du calcanéum, en avant, est de 92 millimétres dans 1'Homalodontotherium Segoviae et de seulement 80 millimétres dan 1'Homalodontotherium excursum. Dans cette derniétre espéce, la facette articulaire sustentaculaire du calcanéum est suivie par une expansion latérale interne qui n'existe pas sur le méme os de l'autre espéce. La surface articulaire ectale pour l'astragale, de méme que la facette articulaire pour le péroné, sont plus relevées et regardent d'avan- tage en avant. La facette articulaire pour le cuboide est tres réduite. Dans la conformation du tibia il y a des différences également consi- dérables. Dans les deux espéces précédentes, la partie supérieure de cet os présente en arriére une cannelure verticale large et trés pro- fonde, de laquelle il en existe á peine des vestiges dans cette espéce. Le diamétre transverse maximum de l'extrémité proximale du tibia est de 100 millimetres dans l'Homalodontotherium excursum et de 135 dans 1'Homalodontotherium Segoviae. Homalodontotherium crassum, n. sp. — Espéce de taille gigantesque; malheureusement je n'en connais que quelques os isolés des pieds. L'extrémité distale du troisiéme métacarpien a 42 millimétres de dia- métre transverse et 50 millimétres de diameéetre vertical; dans 1'Homa- lodontotherium Segoviae, la méme partie ne mesure que 36 millimétres- de diamétre transverse et 42 millimétres de diamétre vertical. L'unci- forme a 66 millimétres de long, 72 de largeur maximum et 50 d'épais- seur; dans 1'Homalodontotherium Segoviae le méme os a 49 mm. de long, 57 de large et 34 d'épaisseur. Le calcanéum, le lunaire et plusieurs autres os qui me sont connus conservent les mémes proportions, ce qui indique une taille deux fois plus considérable que celle de 1'Homalo- dontotherium Segoviae ou de '''Homalodontotherium Cunninghami. a E RE | y AARAAEAS 679 animal que, por la dentadura, debe aproximarse al Entelodon y cuyo tronco será menester buscar en el género Achaenodon, o en otro género eoceno del mismo grupo. La conformación encorvada de los dedos y la compresión de las falanges ungueales sólo serían el resultado de una adaptación secundaria. HOMALODONTOTHERIUM, Huxley, 1870. Homalodontotherium Cunninghami Flower, 1874. Homalodontotherium Segoviae Ameghino, 1891. Homalodontotherium excursum, n. sp. —Se distingue por su talla mucho más pequeña que la de las dos especies precedentes. El astrá- galo sólo tiene 74 milímetros de largo y 54 milímetros de ancho; el mismo hueso de la especie Homalodontotherium Segoviae tiene 84 milí- metros de largo y 62 de ancho; además, el astrágalo del Homalodonto- therium excursum difiere por la excavación que se: halla en la parte posterior externa de su cara articular superior, que es muy poco acen- tuada. La mayor anchura del calcáneo, adelante, es de 92 milímetros en el Homalodontotherium Segoviae y sólo de 80 milímetros en el Homalo- dontotherium excursum. En esta última especie, la faceta articular sus- tentacular del calcáneo es seguida por una expansión lateral interna que no existe en el mismo hueso de la otra especie. La superficie articular ectal para el astrágalo, lo mismo que la faceta articular para el peroné, son más pronunciadas y miran más hacia delante. La faceta articular para el cuboides es muy reducida. En la conformación de la tibia hay diferencias igualmente conside- rables. En las dos especies precedentes, la parte superior de este hueso presenta atrás una acanaladura vertical ancha y muy profunda, de la cual apenas existen vestigios en esta especie. El diámetro transverso má- ximo de la extremidad proximal de la tibia es de 100 milímetros en el Homalodontotherium excursum y de 135 en el Homalodontotherium Segoviae. Homalodontotherium crassum, n. sp. — Especie de talla gigantesca, de la cual sólo conozco, infortunadamente, algunos huesos aislados de los pies. La extremidad distal del tercer metacarpiano tiene 42 milíme- tros de diámetro transverso y 50 milímetros de diámetro vertical; en la especie Homalodontotherium Segoviae, la misma parte sólo mide 36 milí- metros de diámetro transverso y 42 de diámetro vertical. El unciforme tiene 66 milímetros de largo, 72 de anchura máxima y 50 de grosor; en el Homalodontotherium Segoviae el mismo hueso tiene 49 milímetros de largo, 57 de ancho y 34 de grosor. El calcáneo, el lunar y varios otros huesos que conozco conservan las mismas proporciones, lo cual indica una talla dos veces más considerable que la del Homalodontotherium Segoviae o del Homalodontotherium Cunninghami. 680 DIOROTHERIUM Ameghino, 1891.— Les humérus avec perforation sur le condyle interne que j'avais attribué a 1Homalodontotherium appartiennent a ce genre. Diorotherium aegregium Ameghino, 1891. CoLPODON Burmeister, 1885. Colpodon propinquus Burmeister, 1885. — Les débris de cette espéce ont été trouvés dans le cours inférieur du río Chubut, prés de 1'Atlan- tique. Age inconnue. Unguiculata Rodentia HYSTRICHOMORPHA CERCOLABIDAE STEIROMYS Ameghino, 1887. — Les incisives supérieures sont de face antérieure un peu convexe. Les incisives inférieures ont la face antérieure plate, avec un rebord d'émail sur le cóté externe qui va d'un bout a P'autre de la dent. Les incisives inférieures se prolongent jusque derriére de la derniére molaire. La mandibule est massive, courte, tres haute et tres épaisse. Les espéces de ce genre avaient deux molaires de lait de chaque cóté; la premiére n'était pas remplacée, et la derniére restait longtemps en fonction. Steiromys detentus Ameghino, 1887. Steiromys duplicatus Ameghino, 1887. ACAREMYS Ameghino, 1887. Acaremys murinus Ameghino, 1887. Acaremys messor Ameghino, 1889. Acaremys minutus Ameghino, 1887. Acaremys minutissimus Ameghino, 1887. Acaremys karaikensis Ameghino, 1891. Acaremys tricarinatus, n. sp. — Cette espéce est á peu pres de la taille de Acaremys messor; elle se distingue par sa premitre molaire inférieure (p. 7) qui porte deux sillons perpendiculaires profonds sur le cóté externe. La méme dent des autres espéces n'a qu'un seul sillon. Sciamys Ameghino, 1887. Sciamys varians Ameghino, 1887. Sciamys principalis Ameghino, 1887. Sciamys robustus, nm. sp. —La taille de cette espéce est un peu plus forte que celle de Sciamys principalis. Elle se distingue facile- 30 y 681 DIOROTHERIUM Ameghino, 1891. Los húmeros con perforación sobre el cóndilo interno que yo había atribuído al Homalodontotherium per- tenecen a este género. Diorotherium aegregium Ameghino, 1891. COLPODON Burmeister, 1885. Colpodon propinquus Burmeister, 1885. Los restos de esta especie han sido hallados en el curso inferior del río Chubut, cerca del Atlántico. Epoca desconocida. Unguiculata Rodentia HYSTRICHOMORPHA S CERCOLABIDAE STEIROMYS Ameghino, 1887. — Los incisivos superiores son de cara anterior un poco convexa. Los incisivos inferiores tienen la cara ante- rior chata, con un reborde de esmalte en el lado externo que va desde una a otra extremidad del diente. Los incisivos inferiores se prolongan hasta detrás del último molar. La mandíbula es maciza, corta, muy alta y muy gruesa. Las especies de este género tenían dos molares de leche a cada lado; el primero no era reemplazado; y el segundo permanecía largo tiempo en función. Steiromvs detentus Ameghino, 1887. Steiromys duplicatus Ameghino, 1887. ACAREMYS Ameghino, 1887. Acaremys murinus Ameghino, 1887. Acaremys messor Ameghino, 1889. Acaremys minutus Ameghino, 1887. Acaremys minutissimus Ameghino, 1887. Acaremys karaikensis Ameghino, 1891. Acaremys tricarinatus n. sp. — Esta especie es poco más o menos de igual talla que el Acaremys messor; del cual se distingue por su pri- mer molar inferior (p.y ) que tiene dos surcos perpendiculares pro- . fundos en el lado externo. El mismo diente de las otras especies sólo tiene un surco. Sciamys Ameghino, 1887. Sciamys varians Ameghino, 1887. Sciamys principalis Ameghino, 1887. 682 ment par lincisive inférieure de chaque branche mandibulaire, dont la face antérieure émaillée est déprimée et porte une forte aréte longitudinale sur le bord externe. Sciamys tenuissimus, n. sp. — Cette espéce se distingue par sa taille. tres petite; les molaires n'ont que 0001 a 070012 de long. ECHINOMYIDAE NEOREOMYSs Ameghino, 1887. — Dans ce genre, la derniére vraie molaire ne sortait que quand l'animal avait déja atteint son développe- ment complet; le remplacement de la molaire de lait par la prémolaire unique, s'accomplissait quand la derniére vraie molaire était déja en fonction. Neoreomys australis Ameghino, 1887. Neoreomys indivisus Ameghino, 1887. Neoreomys decisus Ameghino, 1887. Neoreomys limatus Ameghino, 1891. Neoreomys variegatus, n. sp. —La taille de cette espéce est á peu pres égale á celle de Neoreomys australis; elle sen distingue par la premiére molaire inférieure (p..7 ) qui porte en avant et sur le cóté externe un sillon vertical assez profond; ce sillon on ne le trouve pas sur la méme dent des autres espéces. Les quatre molaires inférieures occupent 3 centimétres de longueur. PSEUDONEOREOMYS Ameghino, 1891. Pseudoneoreomys leptorhynchus Ameghino, 1891. Pseudoneoreomys pachyrhynchus Ameghino, 1891. Pseudoneoreomys mesorhynchus Ameghino, 1891. SCLEROMYs Ameghino, 1887. — Les dents n'ont aw'un pli d'émail in- terne et un autre externe. La forme générale du cráne ressemble beau- coup á celle des octodontidés (Ctenomys) dont le genre Scleromys paraít en constituer la souche. Scleromys angustus Ameghino, 1887. Scleromys Osbornianus, n. sp. — Cette espéce se distingue par sa taille beaucoup plus considérable que celle de l'espéce précédente, et par ses incisives dont la face antérieure n'est pas plate mais un peu convexe. L'espace occupé par la série dentaire n'est pas beaucoup plus long que dans l'autre espéce mais les dents sont plus larges et le cráne est beaucoup plus fort. Les quatre molaires supérieures ont 18 milli- métres de long et les quatre inférieures 22 millimétres. Hauteur de la mandibule au-dessous de la m.7, 12 millimétres. Largeur des incisives, 4 millimétres. : 683 Sciamys robustus, n. sp. — La talla de esta especie es un poco mayor que la de Sciamys principalis. Se distingue fácilmente por el incisivo inferior de cada rama mandibular, cuya cara anterior esmaltada es de- primida y tiene una fuerte arista longitudinal en su borde externo. Sciamys tenuissimus, n. sp. — Esta especie se distingue por su talla muy pequeña; los molares sólo tienen de 0001 a 070012 de largo. ECHINOMYIDAE NEOREOMYS Ameghino, 1887. En este género, el último verdadero molar salía recién cuando el animal ya había alcanzado su completo desarrollo; el reemplazamiento del molar de leche por el premolar único se realizaba cuando el último verdadero molar ya estaba en función. Neoreomys australis Ameghino, 1887. > Neoreomys indivisus Ameghino, 1887. Neoreomys decisus Ameghino, 1887. Neoreomys limatus Ameghino, 1891. Neoreomys variegatus, n. sp. — La talla de esta especie es poco más o menos igual a la de Neoreomys australis; se distingue de ella por el primer molar inferior (p.7 ) que tiene adelante v al lado externo un surco vertical bastante profundo; ese surco no figura en el mismo diente de las demás especies. Los cuatro molares inferiores ocupan 3 centí- metros de largo. PSEUDONEOREOMYS Ameghino, 1891. Pseudoneoreomys leptorhynchus Ameghino, 1891. Pseudoneoreomys pachyrhynchus Ameghino, 1891. Pseudoneoreomys mesorhynchus Ameghino, 1891. SCLEROMYS Ameghino, 1887. Los dientes sólo tienen un pliegue de esmalte interno y otro externo. La forma general del cráneo se asemeja mucho a la de los octodóntidos (Ctenomys) cuyo tronco parecería cons- tituir el Scleromys. Scleromys angustus Ameghino, 1887. Scleromys Osbornianus, n. sp. — Esta especie se distingue por su talla mucho más considerable que la de la especie precedente y por sus inci- sivos cuya cara anterior no es chata sino un poco convexa. El espacio ocupado por la serie dentaria no es mucho más largo que en la otra especie, pero los dientes son más anchos y el cráneo es mucho más fuerte. Los cuatro molares superiores tienen 18 milímetros de largo y los cuatro inferiores 22 milímetros. Altura de la mandíbula hacia abajo del m.7 : 12 milímetros, ancho de los incisivos: 4 milímetros. 684 Lomomys Ameghino, 1891. — Synonyme: Neoreomys Ameghino, 1889 , (partim). Lomomys insulatus Ameghino. — Synonymes: Neoreomys insulatus Ameghino, 1889; Lomomys evexus Ameghino, 1891. ADELPHOMYs Ameghino, 1887. Adelphomys candidus Ameghino, 1887. Adelphomys eximius, n. sp. — Cette espéce se distingue par sa taille plus considérable que celle de Adelphomys candidus, par sa forme plus robuste et ses incisives plus larges. Les trois premiéres molaires infé- rieures ont 11 millimétres de long et les incisives inférieures ont 0.0025 millimétres de large. SrTicHoMYS Ameghino, 1887. Stichomys regularis Ameghino, 1887. Stichomys constans Ameghino, 1887. Stichomys planus Ameghino, 1891. Stichomys gracilis Ameghino, 1891. Stichomys diminutus Ameghino, 1891. Stichomys arenarius, n. sp. — Dans cette espéce la série dentaire a la méme longueur que dans le Stichomys regularis, mais la branche hori- zontale de la máchoire inférieure est beaucoup plus basse. Hauteur de la mandibule au-dessous de la premiére vraie molaire, 16 millimétres. Stichomys regius, n. sp. — Dans cette espéce la mandibule est de la méme grandeur que dans le Stichomys regularis mais les molaires sont plus fortes et la série dentaire, plus longue. Longueur des quatre mo- laires inférieures, 16 millimetres. SPANIOMYS Ameghino, 1887. Spaniomys riparius Ameghino, 1887. Spaniomys modestus Ameghino, 1887. Spaniomys biplicatus, n. sp. — Dans cette espece, chacune des molai- res inférieures porte un deuxiéme sillon vertical externe, placé a la partie postérieure du lobule postérieur externe. Les quatre molaires inférieures ont 0011 de long. GYRIGNOPHUS Ameghino, 1891. Gyrignophus complicatus Ameghino, 1891. GRAPHIMYsS Ameghino, 1891. Graphimys provectus Ameghino, 1891. OLENOPSIS Ameghino, 1889. Olenopsis uncinus Ameghino, 1889. E a o AS A o Fig. 23. Homalodontotherium Segoviae Ame- ghino. Cráne, vu d'en haut, a un tiers de gran- deur naturelle. Fig. 23. Homalodontotherium Segoviae Ame- ghino. Cráneo, visto desde arriba, un tercio de su tamaño natural, Fig. 21. Neoreomys límatus Ameghino Branche droite de la mandibule, avec les molaires, vue d'en haut, un peu reduite. Fig. 24. Neoreomys limatus Ameghino. Rama derecha de la mandíbula, con los molares, vista desde arriba, un poco reducida. Fig. 25. Perimys perpinguis Ameghino. Branche droite de la mandibule avec les molaires, vue d'en haut, de grandeur naturelle. Fig. 25. Perimys perpinguis Ameghino. Rama derecha de la mandíbula, con los molares, vista desde arriba, en tamaño natural. Fig. 26. Perimys planarís Ameghino. Branche gauche de la mandibule, avec les molaires, vue d'en haut, de grandeur naturelle. Fig. 26. Perimys planaris Ameghino. Rama 1z- quierda de la mandíbula, con los molares, vista desde arriba, en tamaño natural. Fig. 27. Perimys puellus Ameghino. Partie an- térieure de la branche droite de la mandibule, montrant le mode d'implantation de la premitre molaire (p. ; ), de grandeur naturelle. Fig. 27. Perimys puellus Ameghino. Parte an- terior de la rama derecha de la mandibula, mos- trando el modo de implantación del primer molar (p. 7), en tamaño natural. 5 687 LomomYs Ameghino, 1891. —Sinónimo: Neoreomys Ameghino, 1889 (partim). Lomomys insulatus Ameghino. — Sinónimos: Neoreomys insulatus Ameghino, 1889; Lomomys evexus Ameghino, 1891. ADELPHOMYsS Ameghino, 1887. Adelphomys candidus Ameghino, 1887. Adelphomys eximius, n. sp. — Esta especie se distingue por su talla más considerable que la de Adelphomys candidus, por su forma más ro- busta y sus incisivos más anchos. Los tres primeros molares inferiores tienen 11 milímetros de largo; y los incisivos inferiores tienen 0.0025 milímetros de ancho. STICHOMYS Ameghino, 1887. Stichomys regularís Ameghino, 1887. Stichomys constans Ameghino, 1887. Stichomys planus Ameghino, 1891. Stichomys gracilis Ameghino, 1891. Stichomys diminutus Ameghino, 1891. Stichomys arenarius, n. sp. — La serie dentaria tiene en esta especie ia misma largura que en Stichomys regularis; pero la rama horizontal de la mandíbula inferior es mucho más baja. Altura de la mandíbula, debajo del primer verdadero molar: 16 milímetros. Stichomys regius, n. sp. — En esta especie, la mandíbula es del mismo tamaño que en Stichomys regularís, pero los molares son más fuertes y la serie dentaria más larga. Largura de los cuatro molares infe- riores: 16 milímetros. SPANIOMYS Ameghino, 1887. Spaniomys riparius Ameghino, 1887. Spaniomys modestus Ameghino, 1887. Spaniomys biplicatus, n. sp. — En esta especie, cada uno de los molares inferiores tiene un segundo surco vertical externo, colocado en la parte posterior del lóbulo posterior externo. Los cuatro molares inferiores tienen 07011 de largura. GYRIGNOPHUS Ameghino, 1891. Gyrignophus complicatus Ameghino, 1891. GRAPHIMYS Ameghino, 1891. Graphimys provectus Ameghino, 1891. OLENOPsSIS Ameghino, 1889. Olenopsis uncinus Ameghino, 1889, 688 ERIOMYIDAE Dans tous les genres éocénes, la molaire de lait unique restait long- temps en fonction; cette ddent a trois racines a la máchoire supérieure et deux a l'inférieure; la prémolaire qui la remplacait est toujours sans racines séparées et de base complétement ouverte; le genre Scotaeumys constitue la seule exception connue. SPHODROMYsS Ameghino, 1887. Sphodromys scalaris Ameghino, 1887. SPHAEROMYS Ameghino, 1887. Sphaeromys irruptus Ameghino, 1887. PEriIMYS Ameghino, 1887.—Synonyme: Sphiggomys Ameghino, 1887. La transition entre les espéces du genre Perimys et celles que j'avais placées dans le genre Sphiggomys est compléte; c'est á cause de cela que je me crois obligé 4 supprimer ce dernier genre. Perimys erutus Ameghino, 1887. Perimvs onustus Ameghino, 1887. Perimys procerus Ameghino, 1889. Perimys perpinguis Ameghino, 1891. Perimys planaris Ameghino, 1891. Perimys scalaris Ameghino, 1891. Perimys angulatus Ameghino, 1891. Perimys zonatus Ameghino. — Synonyme: Sphiggomys zonatus Ame- ghino, 1887. Perimys pueraster Ameghino. —Synonyme: Sphiggomys pueraster Ameghino, 1891. Ñ Perimys puellus Ameghino. — Synonyme: Sphiggomys puellus Ame- ghino, 1891. Perimys impactus, n. sp. —De la méme grandeur que le Perimys onustus et le Perimys zonatus. Elle se distingue par la premiére, troís siéme et quatrieme molaires inférieures qui portent une colonne per- pendiculaire interne en arriére. Dans le Perimys onustus cette colonne ne se trouve que sur les molaires premiére et quatrieme; dans le Peri- mys zonatus, au contraire, la méme colonne se trouve sur toutes les molaires. Les quatre molaires inférieures ont 28 millimétres de longueur. Perimys aemulus, n. sp. —Par la taille se rapproche de Perimys zo- natus. L'ouverture du plissement de la premiére molaire inférieure est dirigée en avant. La deuxieme molaire inférieure n'a pas de colonne perpendiculaire interne. L'incisive inférieure a la face antérieure depri- mée et fortement striée. Les trois premiéres molaires inférieures ont 20 millimétres de longueur. 689 ERIOMYIDAE En todos los géneros eocenos, el molar de leche único permanecía largo tiempo en función; este diente tiene tres raíces en el maxilar superior y dos en la mandíbula inferior; el premolar que lo reempla- zaba es siempre sin raíces separadas y de base completamente abierta; el género Scotaeumys constituye la única excepción conocida. SPHODROMYS Ameghino, 1887. Sphodromys scalaris Ameghino, 1887. SPHAEROMYS Ameghino, 1887. Sphaeromys irruptus Ameghino, 1887. PeErimMYS Ameghino, 1887.—Sinónimo: Sphiggomys Ameghino, 1887. La transición entre las especies del género Perimys y las que yo había colocado en el género Sphiggomys, es completa; de ahí que me sienta obligado a suprimir este último género. Perimys erutus Ameghino, 1887. Perimys onustus Ameghino, 1887. Perimys procerus Ameghino, 1889. Perimys perpinguis Ameghino, 1891. Perimys planaris Ameghino, 1891. Perimys scalaris Ameghino, 1891. Perimys angulatus Ameghino, 1891. Perimys zonatus Ameghino. — Sinónimo: Sphiggomys zonatus Ame- ghino, 1887. ; Perimys pueraster Ameghino. —Sinónimo: Sphiggomys pueraster Ameghino, 1891. Perimys puellus Ameghino. — Sinónimo: Sphizgomys puellus Ame- ghino, 1891. Perimys impactus, n. sp. — Del mismo tamaño que Perimys onustus y Perimys zonatus. Se distingue por el primero, tercero y cuarto mola- res inferiores, que tienen detrás una columna perpendicular interna. En Perimys onustus esta columna no se encuentra sino en el primero y cuarto molares; en el Perimys zonatus, por el contrario, la misma columna se encuentra en todos los molares. Los cuatro molares infe- riores tienen 28 milímetros de largo. Perimys aemulus, n. sp. — Por la talla se acerca al Perimys zonatus. La abertura del plegamiento del primer molar inferior se dirige hacia adelante. El segundo molar inferior no tiene columna perpendicular interna. El incisivo inferior tiene la cara anterior deprimida y fuerte- mente estriada. Los tres primeros molares inferiores tienen 20 milí- metros de largo. : AMEGHINO — V. X 44 690 Perimys pacificus, n. sp. — Dans cette espéce les molaires ont leur couronne avec le diamétre transverse égal au diamétre longitudinal. Les molaires inférieures sont toutes de méme grandeur. Les trois pre- miéres molaires inférieures ont 9 millimétres de longueur. Perimys reflexus, mn. sp. — Espéce de petite taille; elle se distingue facilement par sa premiére molaire supérieure (p.*) dont la face perpendiculaire antérieure est plate et non convexe comme dans les autres espéces. Les trois premiéres molaires supérieures ont prés de 8 millimétres de longueur. Perimys diminutus, n. sp. — Cette espece se distingue facilement par sa taille excessivement petite. Les molaires n'ont a la couronne que 2 millimétres de longueur a peine. PLIOLAGOSTOMUS Ameghino, 1887. Pliolagostomus notatus Ameghino, 1887. PROLAGOSTOMUS Ameghino, 1887. Prolagostomus pusillus Ameghino, 1887. Prolagostomus divisus Ameghino, 1887. Prolagostomus profluens Ameghino, 1887. Prolagostomus imperialis Ameghino, 1887. Prolagostomus amplus, n. sp. — Dans cette espéce, la premiére (p.7) et la derniére molaires inférieures sont de méme grandeur que les deux molaires intermédiaires. Les quatre molaires inférieures ont 0,0125 milli- métres de longueur. Prolagostomus lateralis Ameghino. — Synonyme: Lagostomus latera- lis Ameghino, 1889. Prolagostomus primigenius Ameghino. — Synonyme: Lagostomus pri- migenius Ameghino, 1889. SCoTAEUMYS Ameghino, 1887. Scotaeumys inminutus Ameghino, 1887. FOCARDIDAE Ameghino, 1891 Dans tous les genres de cette famille, la molaire de lait a deux ou trois racines séparées et restait longtemps en fonction. EocarDIA Ameghino, 1887. Eocardia montana Ameghino, 1887. Eocardia perforata Ameghino, 1887. PROCARDIA Ameghino, 1891. — Synonyme: Eocardia Ameghino, 1891 (partim). 691 Perimys pacificus, n. sp. — En esta especie los molares tienen su corona con el diámetro transverso igual al diámetro longitudinal. Los molares inferiores son todos de un mismo tamaño. Los tres primeros molares inferiores tienen 9 milímetros de largo. Perimys reflexus, n. sp. — Especie de pequeña talla. Se distingue fácilmente por su primer molar superior (p.% ), cuya cara perpendicu- lar anterior es chata y no convexa como en las demás especies. Los tres primeros molares superiores tienen cerca de 8 milímetros de largo. Perimys diminutus, n. sp. — Esta especie se distingue fácilmente por su talla excesivamente pequeña. Los molares no tienen en la co- rona más que 2 milímetros de largo apenas. PLIOLAGOSTOMUS Ameghino, 1887. Pliolagostomus notatus Ameghino, 1887. PROLAGOSTOMUS Ameghino, 1887. Prolagostomus pusillus Ameghino, 1887. Prolagostomus divisus Ameghino, 1887. Prolagostomus profluens Ameghino, 1887. Prolagostomus imperialis Ameghino, 1887. Prolagostomus amplus, n. sp. — En esta especie el primer (p.y) y el último molar inferior, son del mismo tamaño que los dos molares intermedios. Los cuatro molares inferiores tienen 0,0125 de largo. Prolagostomus lateralis Ameghino. — Sinónimo: Lagostomus lateralis Ameghino, 1889. Prolagostomus primigenius Ameghino. — Sinónimo: Lagostomus pri- migenius Ameghino, 1889. SCOTAEUMYS Ameghino, 1887. Scotaeumys inminutus Ameghino, 1887. EOCARDIDAE Ameghino, 1891 En todos los géneros de esta familia, el molar de leche tiene dos o tres raíces separadas y permanecía largo tiempo en funciones. EOCARDIA Ameghino, 1887. Eocardia montana Ameghino, 1887. Eocardia perforata Ameghino, 1887. PROCARDIA Ameghino, 1891. — Sinónimo: Eocardia Ameghino, 1891 (partim). 692 Procardia elliptica Ameghino. — Synonyme: Eocardia elliptica Ame- ghino, 1891. DicArDIA Ameghino, 1891. Dicardia fissa Ameghino.—Synonyme: Eocardia fissa Ameghino, 1891. Dicardia maxima Ameghino, 1891. Dicardia modica Ameghino, 1891. Dicardia excavata Ameghino, 1891. Dicardia proxima, n, sp. — De la méme taille que le Dicardia maxima dont elle se distingue par la premitre molaire inféricure (p.7.) qui porte an sillon vertical sur la partie antérieure externe du lobule antérieur. TricarRDIA Ameghino, 1891. — Synonyme: Eocardia Ameghino, 1887 (partim). Tricardia divisa Ameghino, 1891. — Synonyme: Eocardia divisa Ame- ghino, 1887. Tricardia gracilis Ameghino, 1891. Tricardia crassidens Ameghino, 1891. ScHistromYs Ameghino, 1887. Schistomys crassus Ameghino, 1891. PHANoMYs Ameghino, 1887. Phanomys mixtus Ameghino, 1887. Phanomys vetulus Ameghino, 1891. Hebimys Ameghino, 1887. Hedimys integrus Ameghino, 1887. CALLODONTOMYS Ameghino, 1889. Callodontomys vastatus Ameghino, 1889. Diprotodonta Animaux pourvus d'os marsupiaux, avec la paire d'incisives internes inférieures et parfois aussi les deux internes supérieures hypertrophiées. Les autres incisives, les canines et les premitres prémolaires sont tou- jours petites et souvent absentes. L'angle mandibulaire est presque tou- jours inverti. Les représentants de cette tribu se divisent en deux or- dres, qui se distinguent par les caractéres suivants: A. Premitre vraie molaire inférieure A peu pres de méme grandeur que la deuxiéme, et souvent plus petite que la derniére prémolaire; celle-ci a généralement une forme tranchante. Les vraies molaires sont 693 Procardia elliptica Ameghino. — Sinónimo: Eocardia elliptica Ame- ghino, 1891. DicARDIA Ameghino, 1891. Dicardia fissa Ameghino.—Sinónimo: Eocardia fissa Ameghino, 1891. Dicardia maxima Ameghino, 1891. Dicardia modica Ameghino, 1891. Dicardia excavata Ameghino, 1891. Dicardia proxima, n. sp. —De igual talla que Dicardia maxima, de la cual se distingue por el primer molar inferior (p., ) que tiene un surco vertical en la parte anterior externa del lóbulo anterior. TRICARDIA Ameghino, 1891. — Sinónimo: Eocardia Ameghino, 1887 (partim). Tricardia divisa Ameghino, 1891. —Sinónimo: Eocardia divisa Ame- ghino, 1887. Tricardia gracilis Ameghino, 1891. Tricardia crassidens Ameghino, 1891. ScHISsTOMYS Ameghino, 1887. Schistomys crassus Ameghino, 1891. PHANOMYS Ameghino, 1887. Phanomys mixtus Ameghino, 1887. Phanomys vetulus Ameghino, 1891. HeDIMYs Ameghino, 1887. Hedimys integrus Ameghino, 1887. CALLODONTOMYS Ameghino, 1889. Callodontomys vastatus Ameghino, 1889. Diprotodonta Animales provistos de huesos marsupiales, con el par de incisivos internos inferiores y a veces también los dos internos superiores, hiper- trofiados. Los demás incisivos, los caninos y los primeros premola- resson siempre pequeños y a menudo faltan. El ángulo mandibular está casi siempre invertido. Los representantes de esta tribu se dividen en dos órdenes, que se distinguen por los caracteres siguientes: A. Primer verdadero molar inferior poco más o menos del mismo tamaño que el segundo y a menudo más pequeño que el último pre- molar; éste tiene generalmente una forma cortante. Los verdaderos 694 quadrangulaires et quadrituberculées. Les membres postérieurs sont généralement plus forts et plus longs que les antérieures et presque toujours syndactyles: HYPSIPRYMNOIDEA., B. La premiere vraie molaire inférieure est toujours la dent la plus grande, souvent tranchante et hypertrophiée. Les quatre membres sont égaux, ou presque égaux, et les pieds postérieurs ne sont jamais syn- dactiles: PLAGIAULACOIDEA. Les Hysiprymnoidea comprennent tous les diprotodontes actuels et fessiles d'Australie; on ne leur connaít pas de représentants certains en dehors de ce continent. Les diprotodontes fossiles trouvés en Europe, en Afrique et dans les deux Amériques, appartiennent tous a l'ordre des Plagiaulacoidea, dont les représentants connus se partagent tres bien en deux sous-ordres: : A. Trois molaires inférieures, l'antérieure plus grande et tranchante; les deux suivantes á couronne multituberculée: MULTITUBERCULATA.. B. Quatre molaires inférieures, l'antérieure plus grande et souvent tranchante; les trois suivantes quadrangulaires et avec quatre ou cinq cuspides principaux á la couronne: PAUCITUBERCULATA. Aux multituberculés appartiennent tous les diprotodontes fossiles qu'on a trouvé en Europe et en Afrique, et le plus grand nombre de ceux recontrés dans 1'Amérique du Nord. Aux Paucituberculés appartiennent tous les diprotodontes fossiles trouvés dans la République Argentine et probablement aussi une partie des formes du Laramie de 1'Amérique du Nord, décrites par Marsh. PT,AGIAULACOIDEA PAUCITUBERCULATA Chez quelques formes (Abderitidae), le cráne est tronqué en avant, mais dans le plus grand nombre de genres, il est pointu en avant et large en arriere, ressemblant dans sa forme générale a celui de Hypsi- prymnus. Les nasaux sont minces et prolongés en avant. Il n'y a pas de sutures qui séparent les pariétaux et les frontaux, mais loccipital ou ses distinctes parties restaient toujours séparécs; ces parties man- quent a tous les échantillons que l'on connaít. Le palais se rétrécit gra- duellement d'arriére en avant et porte des larges vacultés aussi bien dans la partie antérieure que dans la postérieure. Les intermaxilaires sont forts et forment avec les nasaux la partie antérieure du cráne, qui s'élargit graduellement d'avant en arriére jusqu'au niveau des orbites. Le trou sous-orbitaire généralement est tres petit. Le zygomatique n' arrive pas a la cavité glenoide. La surface supérieure du cráne est dans une ligne presque horizontale, et l'étranglement que 1'on remarque presque toujours derriére les orbites est peu marqué. La région posté- rieure du cráne formée par les pariétaux et les temporaux est assez Fig. 28. Procardia elliptica Ameghino. Branche droite de la mandibule, avec la denture, vue d'en haut, en grandeur naturelle. Fig. 29. Dicardia fissa Ameghino. Branche droite de la mandibule avec les molaires, vue d'en haut, en grandeur naturelle. Fig. 28. Procardia elliptica Ameghino. Rama derecha de la mandíbula, con la dentadura, vista desde arriba, en tamaño natural. Fig. 29. Dicardia físsa Ameghino. Rama dere- cha de la mandíbula con los molares, vista desde arriba, en tamaño natural. Fig. 30. Abderites crassiramis Ameghino. Branche gauche de la mandibule, vue du cóté externe, grossie */, de la grandeur naturelle. ¿. incisive hypertrophiée; c. canine; p. 1, 2, 3 et 4, les quatre prémolaires; m.1, 2, 3 et 4, les quatre vraies molaires. (Individu tres vieux). Fig. 30. Abderites crassiramis Ameghino. Rama izquierda de la mandíbula, vista por su lado ex- terno, aumentada ?”/, de su tamaño natural. /. in- cisivo hipertrofiado; c. canino; p.1, 2, 3 y 4, los cuatro premolares; m.1, 2, 3 y 4, los cuatro verdaderos molares. (Individuo muy viejo). Fig. 31. Abderites Fmeridionalis Ameghino. Branche droite de la mandibule vue du cóté ex- terne, grossie ”/, de la grandeur naturelle. ¿. 1, in- cisive hypertrophiée: /.2, canine?; c. p.1, p.2 et p.3, les quatre prémolaires; p.4,7m.1, m.2 et 11.3, les quatre vraies molaires; o. perforation de la fosse massétérique. (La restauration des petites dents marquées /.2, c. p.1 et p.2, n'est pas exacte; ces dents avaient á peu pres la méme forme que les dents correspondantes, marquées c. p.1,p.2 et p.3, sur la figure 30, de 1 Abderites crassiramis). R Fig. 31. Abderites meridionalis Ameghino. Ra- ma derecha de la mandíbula, vista del lado ex- terno, agrandada ?/, de su tamaño natural. /.1, incisivo hipertrofiado; /.2, canino?; c. p.1,p.2 y p.3, los cuatro premolares; p.4, m.1, m.2 y m.3, los cuatro verdaderos molares; o. perfora- ción de la fosa masetérica. (La restauración de los dientecitos marcados /.2, Cc. p.1 y p.2, no es exacta; esos dientes tenían más o menos la misma forma que los dientes correspondientes, marca- dos c. p.1, p.2 y p.3, en la figura 30 del Abde- rites crassiramis). Fig.32. Decastis columnarís Ameghino. Branche droite de la mandibule vue du,cóté externe, gros- sie */, de la grandeur naturelle. /. incisive hy- pertrophiée; c. canine?; p.1, p.2, p.3 et p.4, les quatre prémolaires; /m.1, m.2, m.3 et m.4, les quatre vraies molaires. Fig. 32. Decastis columnaris Ameghino. Rama derecha de la mandíbula, vista por su lado ex- terno, agrandada */, de su tamaño natural. /. in- cisivo hipertrofiado; ec. canino?; p.1, p.2, p.3 y p.4, los cuatro premolares; m.1, m.2, m3 y m.4, los cuatro verdaderos molares. HL 697 molares son cuadrangulares y cuadrituberculados. Los miembros poste- riores son generalmente más fuertes y más largos que los anteriores y casi siempre sindáctilos: HYPSIPRYMNOIDEA. B. El primer verdadero molar inferior es siempre el diente más grande, a menudo cortante e hipertrofiado. Los cuatro miembros son iguales o casi iguales, y los pies posteriores nunca son sindáctilos: PLAGIAULACOIDEA. Los Hypsiprymnoidea comprenden a todos los diprotodontes actua- les y fósiles de Australia; no se les conoce representantes ciertos fuera de ese continente. Todos los diprotodontes fósiles hallados en Europa, Africa y ambas Américas, pertenecen al orden de los Plagiaulacoidea, cuyos representantes conocidos se dividen muy bien en dos subórdenes: A. Tres molares inferiores, el anterior más grande y cortante; los dos siguientes son de corona multituberculada: MULTITUBERCULATA. B. Cuatro molares inferiores, el anterior más grande y a menudo cortante; los tres siguientes cuadrangulares y con cuatro o cinco cús-' pides principales en la corona: PAUCITUBERCULATA. Todos los diprotodontes fósiles que han sido hallados en Europa y Africa y el mayor número de los que han sido hallados en América del Norte, pertenecen a los Multituberculados. Todos los diprotodont=s fósiles que han sido hallados en la República Argentina y también pro- bablemente una parte de las formas del Larámico de América del Norte, descriptos por Marsh, pertenecen a los Paucituberculados. PLAGIAULACOIDEA PAUCITUBERCULATA En algunas formas (Abderitidae), el cráneo es truncado hacia de- lante, pero en el mayor número de los géneros es puntiagudo delante y ancho atrás, semejando en su forma general al de Hypsiprymnus. Los nasales son delgados y prolongados hacia adelante. No existen suturas que separen los parietales y los frontales, pero el occipital o sus diferentes partes permanecían siempre separadas; esas partes fal- tan en todos los ejemplares conocidos. El paladar se angosta gradual- mente de adelante hacia atrás y tiene anchas cavidades tanto en la parte anterior como en la posterior. Los intermaxilares son fuertes y fcrman con los nasales la parte anterior del cráneo, que se ensancha gradualmente de adelante hacia atrás hasta el nivel de las órbitas. Ei agujero suborbitario es generalmente muy pequeño. El cigomático no alcanza a la cavidad glenoides. La superficie superior del cráneo está en una línea casi horizontal y la compresión que se nota casi siempre detrás de las órbitas es poco pronunciada. La región posterior del cráneo, formada por los parietales y los temporales, es bastante 698 grande, large en haut, avec la surface supérieure presque plate, et sans le moindre vestige de créte sagitale (12). Le conduit lacrymal s'ouvre a Vintérieur des orbites. La cavité glenoide pour le condyle de la mandi- bule est plate et allongée transversalement. Les branches mandibulaires ' sont completement séparées, avec la symphyse de surface lisse ou presque lisse; elles n'étaient unies que par un tissu élastique et étalent susceptibles de mouvements latéraux; a cette conformation singuliére correspondait une paire d'incisives inférieures qui pouvaient remplir, jusqu'a un certain point, le róle de pince horizontale; c'est pour cela que dans quelques espéces ces dents sont usées sur leur cóté interne, et non sur la face supérieure comme en est le cas dans la généralité des mammiféres qui possedent des fortes incisives développées sur le type de celles des rongeurs. Chaque branche mandibulaire est trés miínce en avant, plus épaisse en arriére, et avec l'angle mandibulaire presque tou- jours plus ou moins inverti. La fosse massétérique est profonde et sou- vent avec une petite perforation. La branche ascendante est trés élevée, mais parfois aussi tres couchée en arriére; dans ce dernier cas le con- dyle articulaire est placé tres bas «et regarde en haut et en arriére. 50 ES 1-2 1-0 2-4 supérieures internes (i.1 ) sont toujours plus grandes que les deux latérales de chaque cóté et séparée l'une de l'autre par un diastéme tres long; ces dents ont la forme de canines minces, longues et pointues, arquées en arriére et implantées en suivant la méme ligne longitudinale des autres incisives et des prémolaires. Les deux incisives latérales su- périeures de chaque cóté sont beaucoup plus petites, plus basses, et piacées a cóté de la premiere ou interne, sans interruption. Dans toutes ces dents, l'émail est limité exclusivement a la couronne; les racines sont coniques et fermées au bout. La canine supérieure se trouve placée sur la limite du maxilaire avec l'intermaxilaire; c'est une dent petite, arquée, pointue et isolée par deux longs diastemes. Les prémolaires supérieures sont petites et en forme de lames tranchantes, sauf la der- nitre, qui souvent est assez grande. Les molaires supérieures sont qua- drangulaires, quadrituberculées, et quelques fois, mais rarement, quin- quetuberculées. Sur le cóté externe, la division en Jeux lobules est bien marquée sur les quatre molaires; sur le cóté interne, cette division est tres accentuée a la premitre molaire, diminue a la deuxiéeme, s'affaiblit encore d'avantage á la troisieme et disparait complétement sur la qua- trieme. Ces dents ont trois racines, deux externes et une interne. La formule dentaire est de 4 > ES 0. > m. Les deux incisives (12) Le morceau de cráne avec une créte sagitale haute et longue, que j'avais altribué a VEpanorthus Lemoinei, n'est pas d'un diprotodonte, si non d'un Ampluproviverridae. 699 grande, ancha hacia arriba, con la superficie superior casi chata, y sin el menor vestigio de cresta sagital (12). El conducto lacrimal se abre en el interior de las órbitas. La cavidad glenoides para el cóndilo de la mandíbula es chata y alargada transversalmente. Las ramas mandi- bulares están completamente separadas, con la sínfisis de superficie lisa o casi lisa: no eran unidas más que por un tejido elástico y eran susceptibles de movimientos laterales; a esta singular conformación correspondía un par de incisivos inferiores que podían desempeñar, hasta cierto punto, funciones de tenaza horizontaí; por eso es que en algunas especies esos dientes están usados sobre su lado interno y no sobre la cara superior, tal como ocurre en la generalidad de los mamí- feros que poseen fuertes incisivos desarrollados por el estilo de los de los roedores. Cada rama mandibular es muy delgada, hacia delante, más gruesa hacia atrás y con el ángulo mandibular casi siempre más o menos invertido. La fosa masetérica es profunda. y a menudo con una pequeña perforación. La rama ascendente es muy elevada, pero a veces también muy echada hacia atrás; en este último caso, el cóndilo articular está colocado muy bajo y mira hacia arriba y hacia atrás. La fórmula dentaria es de = l a pra m. Los dos incisivos superiores internos (1.1 ) son siempre más grandes que los dos late- rales de cada lado y separados entre sí por un diastema muy ancho; estos dientes tienen la forma de delgados caninos, largos y puntiagudos, arqueados hacia atrás e implantados siguiendo la misma línea longitu- dinal de los demás incisivos y de los premolares. Los dos incisivos late- rales superiores de cada lado son mucho más pequeños, más bajos e implantados al lado del primero o interno, sin interrupción. En todos esos dientes, el esmalte está exclusivamente limitado a la corona; las raíces son cónicas y cerradas en la extremidad. El canino superior está colocado en el límite del maxilar con el intermaxilar; es un diente pe- queño, arqueado, puntiagudo y aislado por dos anchos diastemas. Los premolares superiores son pequeños y en forma de láminas cortantes, con excepción del último, que a menudo es bastante grande. Los molares superiores son cuadrangulares, cuadrituberculados, y algunas veces, aun- que pocas, quinquetuberculados. En el lado externo, la división en dos lóbulos está bien marcada en los cuatro molares; en el lado interno, esa Civisión es muy pronunciada en el primer molar, disminuye en el se- gundo, se hace menos visible aún en el tercero y desaparece por com- pleto en el cuarto. Estos dientes tienen tres raíces, dos externas y una interna. (12) El pedazo de cráneo con una cresta sagital alta y larga que le atribuí al Epanorthus Lemoinet, no es de un diprotodonte sino de un Ampluproviverridae. 700 A la máchoire inférieure la denture est en série continue. L'incisive inférieure interne de chaque cóté, est trés grande et trés longue, dirigée en avant, avec la couronne aplatie et émaillée seulement sur la face inférieure; la racine est tres longue, sans émail et a bout pointu et abliteré. Les incisives externes, les canines et les premiéres prémolaires sont des dents trés petites, á une seule racine et avec la couronne forte- ment aplatie; ces dents ressemblent a celles de quelques reptiles et de certains poissons, et surtout a celles des couches crétacées de l'Amérique du Nord décrites par Marsh sous le nom générique de Stagodon. Les der- nitres prémolaires inférieures généralement ont deux racines et la couronne plus ou moins tranchante, mais souvent aussi, elles n'ont qu'une seule racine, avec la couronne petite, conique et fortement pointue. La premiére vraje molaire inférieure est toujours plus grande que la prémolaire qui la précede et la molaire qui la suit; tres souvent elle est tranchante et de dimension énorme; cette dent n'est pas précédée par une de lait, mais celle qui se trouve immédiatement en avant, est une dent de remplacement. Les trois vraies molaires qui suivent en arriére sont á contour rectangulaire et ont quatre cuspides principaux, parfois cinq, et souvent aussi des cuspides accessoires. Les vertébres ont des corps plats sur les deux faces avec des épyphyses tres minces qui ne se soudajent aux corps que trés tard. Les corps verté- braux portent sur leur face supérieure, dans l'intérieur du canal rachi- dien, une large vacuité qui s'ouvre par deux pertorations allongées et * séparées par une lame osseuse placée en forme de pont au-dessus de la vacuité. L'apophyse épineuse est tres courte dans toutes les vertébres. ll n'y a qu'une seule vertébre sacrée, dont les apophyses transverses en contacte avec les iliaques, sont tres larges. La queue était excessivement grosse et longue. Le bassin porte des os marsupiaux triangulaires, courts, tres larges en arriére et pointus á leur extrémité antérieure. Les différentes parties au bassin restaient longtemps séparées. L'humérus présente une double courbe en forme de S qui s'étend sur toute sa longueur; la téte articulaire est tres grande et rejetée en arriére; l'extremité articulaire distale est étroite mais tres étendue vers le haut aussi bien sur le devant que sur le derriére; le bord inférieur interne est en forme de créte rejetée en avant et perforée par le trou entocon- dylien; le bord inférieur externe présente une forte créte de supination qui d'en bas se dirige en haut et en arriére; parfois, mais assez rarement, il y a aussi une perforation intercondylienne. Le cubitus et le radius sont completement séparés, et ce dernier jJouit un certain mouvement de rotation. Le cubitus a son tiers supérieur fortement courbé et dirigé en avant; la cavité sigmoide est tres profonde et Volécrane assez court. 701 En la mandíbula inferior, la dentadura es en serie continua. El inci- sivo inferior interno de cada lado es grande y muy largo, dirigido hacia adelante, con la corona aplanada y esmaltada sólo en la cara inferior; la raíz es muy larga, sin esmalte y de extremidad puntiaguda y obliterada. Los incisivos externos, los caninos y los primeros premolares son dien- tes muy pequeños, de una sola raíz y con la corona fuertemente aplas- tada; estos dientes se asemejan a los de algunos reptiles y de ciertos pescados, y, sobre todo, a los de las capas cretáceas de América del Norte, descriptos por Marsh, bajo el nombre genérico de Stagodon. Los últimos premolares inferiores tienen generalmente dos raíces y la ccrona más o menos cortante, pero suele suceder también-que no tienen más que una sola raíz, y la corona pequeña, cónica y fuertemente pun- tiaguda. El primer verdadero molar inferior es siempre más grande que el premolar que le precede y el molar que le sigue; con mucha frecuen- cia es cortante y de dimensión enorme; este diente ne es precedido por otro diente de leche, pero el que se encuentra inmediatamente delante de él es un diente de reemplazamiento. Los tres verdaderos molares que siguen hacia atrás son de contorno rectangular y tienen cuatro cús- pides principales, a veces cinco, y a menudo también cúspides acce- sorias. Las vértebras tienen sus cuerpos aplanados en las dos caras, con epí- fisis muy delgadas que se soldaban al cuerpo solamente muy tarde. Los cuerpos vertebrales tienen en su cara superior, en el interior del canal raquídeo, una ancha cavidad que se abre por dos perforaciones alargadas y separadas por una lámina ósea colocada en forma de puente por encima de la cavidad. La apófisis espinosa es muy corta en todas las vértebras. Sólo hay una vértebra sacra, cuyas apófisis transversas en contacto con los ilíacos, son muy anchas. La cola era excesivamente gruesa y larga. El bacinete tiene huesos marsupiales triangulares, cortos, muy an- chos atrás y puntiagudos en su extremidad anterior. Las diferentes par- tes del bacinete permanecían largo tiempo separadas. El húmero presenta una doble curva en forma de S, que se extiende por sobre toda su largura; la cabeza articular es muy grande y echada hacia atrás; la extremidad articular distal es estrecha, pero muy exten- cida hacia lo alto tanto hacia adelante como hacia atrás; el borde infe- rior interno es en forma de cresta echada hacia adelante y perforada por el agujero entocondiliano; el borde inferior externo presenta una fuerte cresta de supinación que se dirige de abajo hacia arriba y hacia atrás; a veces, aunque pocas, hay también una perforación inter- condiliana. El cúbito y el radio son completamente separados; y este último goza de cierto movimiento de rotación. El cúbito tiene su tercio superior 702 Le fémur est de corps mince et cylindrique, avec la téte dirigée en dedans et séparée par un col assez long. Le grand trochanter est un peu aplati sur le cóté externe et pas trop haut; inméd:atement au-dessous du grand trochanter il y a un rudiment de trochanter latéral. Le tibia est presque d'un quart plus long que le fémur et décrit dans toute sa longueur une courbe en forme de S. Le péroné est trés mince, mais complet; en haut, immédiatement au-dessous de l'extrémité arti- culaire, il se sépare du tibia, les deux os étant séparés par une large fenétre; plus en bas ils se rapprochent et se mettent une autre fois en contacte dans leur tiers inférieur. Le calcanéum a les facettes articulaires pour Vastragale, unies en avant; expansion de la facette sustentaculaire est tres grande; la fa- cette ectale peu convexe et regardant surtout en avant, est étendue dans le sens transversal; il y a également une forte expansion latérale sur le cóté externe, en avant de la facette ectale. La facette articulaire pour le cuboíde est perpendiculaire, presque plate et oblique en dedans, mais quelques fois aussi elle se trouve divisée en deux parties par une espéce de forte entaille perpendiculaire. L'astragale est presque quadrangulaire, avec la téte courte, large et non séparée par un col; la trochlée articulaire est étroite et plate en avant, un peu excavée en arriére, et porte une expansion triangulaire sur le cóté externe. A la face inférieure il n'y a qu'une seule surface articulaire pour le calcanéum. Les métacarpiens sont une moitié plus courts que les métatarsiens. Les quatre membres étaient a peu pres d'égale longueur, mais les pieds postérieurs étaient plus longs que les antérieurs. Ils étaient plantigrades, avec cing doigts aux pieds postérieurs et probablement aussi aux anté- rieurs, avec tous les doigts bien développés, et sans le moindre vestige de syndactylie. Les phalanges onguéales sont un peu arquées, pointues, comprimées latéralement, sans gaine osseuse dans leur partie postérieure, et avec le bout fendu par un sillon perpendiculaire; la partiz inférieure est plate et la face articulaire proximale est circulaire et concave. Les épyphyses des os longs restaient longtemps séparées. ABDERITIDAE La derniére prémolaire supérieure et la premitre vraie molaire infé- rieure sont hypertrophiées, tranchantes et sillonnées obliquement d'en haut en bas sur la partie antérieure, et sur les deux cótés, interne et externe. La derniére prémolaire inférieure est tres petite, a une seule racine et avec la couronne pointue. L'incisive inférieure interne est tres grande et l'angle mandibulaire est fortement inverti en dedans. La fosse 703 fuertemente curvado y dirigido hacia adelante; la cavidad sigmoides es muy profunda y el olecráneo bastante corto. El fémur es de cuerpo delgado y cilíndrico, con la cabeza dirigida hacia adelante y separada por un cuello bastante largo. El gran trocánter es un poco aplanado sobre el costado externo y no muy alto; inmediata- mente debajo del gran trocánter hay un rudimento de trocánter latera!. La tibia es casi una cuarta parte más larga que el fémur y describ= en todo su largo una curva en forma de S. El peroné es muy delgado, pero completo; hacia arriba, inmediatamente debajo de la extremidad articular, se separa de la tibia estando los dos huesos separados por una ancha ventana; más abajo se acercan y se ponen en contacto otra vez en su tercio inferior. El calcáneo tiene las facetas articulares para el astrágalo, unidas hacia adelante; la expansión de la faceta sustentacular es muy grande; la faceta ectal, poco convexa y mirando sobre todo hacia adelante, se extiende en sentido transversal; hay también una fuerte expansión la- teral en el lado externo, delante de la faceta ectai. La faceta articular para el cuboides es perpendicular, casi plana y oblicua hacia adentro, aunque algunas veces se encuentra dividida en dos partes por una espe- cie de fuerte muesca perpendicular. El astrágalo es casi cuadrangular, con la cabeza corta, ancha y no separada por un cuello; la troclea articular es estrecha y plana hacia adelante, un poco excavada hacia atrás, y tiene una expansión triangular en el lado externo. En la cara inferior sólo hay una sola superficie ar- ticular para el calcáneo. Los metacarpianos son una mitad más cortos que los metatarsianos. Los cuatro miembros eran poco más o menos de igual tamaño, pero los pies posteriores eran más largos que los anteriores. Eran plantígrados, con cinco dedos en los pies posteriores y probablemente lo mismo en los anteriores, con todos los dedos bien desarrollados y sin el menor ves- tigio de sindactilia. Las falanges ungueales son un poco arqueadas, puntiagudas, compri- midas lateralmente, sin vaina ósea en su parte posterior y con la extre- midad hendida por un surco perpendicular; la parte inferior es plana y la cara articular proximal es circular y cóncava. Las epífisis de los huesos largos permanecían largo tiempo separadas. ABDERITIDAE El último premolar superior y el primer verdadero molar inferior son hipertrofiados, cortantes y surcados oblicuamente de arriba hacia abajo en la parte anterior y en los dos costados interno y externo. El último premolar inferior es muy pequeño, de una sola raíz y con corona punti- aguda. El incisivo inferior interno es muy grande y el ángulo mandi- 704 massétérique est profonde et porte une petite perforation dans l'angle antérieur. Il y a une branche externe du canal alvéolaire qui s'ouvre par une petite perforation en arriére de la derniére molaire (13). 0 : a Oe 1 4 ABDERITES Ameghino, 1887. — Formule dentaire: Lie Di m. Le cráne est encore incompletement connu, mais il était certainement d'une forme bien différente de celle qui présente dans les autres genres . du méme groupe. La partie antérieure est comme tronquée immédiate- ment en avant de la prémolaire unique; les maxillaires sont tres hauts et limitent une fosse nasale antérieure tres large, qui pendant la vie de l'animal se prolongeait sans aucune doute, en forme de groin outrompe; il n'y avait pas des intermaxilaires ou ¡ls étaient rudimentaires et mobi- les. Les orbites sont d'une grandeur énorme; le trou sous-orbitalre est tres grand, placé en avant de l'orbite a sa partie inférieure, presque sur le bord alvéolaire, et n'est séparé de la cavité orbitaire que par une lame osseuse tres mince. La prémolaire supérieure unique et les quatre vraies molaires sont placées en série continue. La prémolaire est trés grande, plus haute que les molaires, fortement comprimée, coupante en avant et sur le cuspide, et un peu plus épaisse en arriére; par la maniére dont elle est placée sur la partie antérieure du maxillaire, on la prendrait pour une canine. Cette dent a deux fortes racines, la postérieure beaucoup plus grande que l'antérieure. La couronne est comprimée en forme de lame de poignard tronquée au bout, fortement inclinée en arriére, portant sur la partie antérieure deux ou trois sillons sur les deux cótés, interne et externe; ces sillons se dirigent vers le cuspide parallélement au bord antérieur de la dent. Les vraies molaires supérieures sont quadrangu- laires, a quatre cuspides principaux, deux en avaní et deux en arriére, réunis ceux de chaque paire par une créte transversale. Quand les mo- laires ne sont pas trop usées, on apercoit un petit cuspide accessoire sur le coin antéro-externe; ces dents ont alors trois cuspides externes et deux internes. L'incisive inférieure est excessivement grande et dirigée obliquement en avant et en dehors. En arritre de l'incisive il y a quatre petites dents 4 une seule racine et á couronne tres aplatie. La derniére prémolaire est trés petite, en forme de pointe, et placée contre la partie antérieure (13) T/accés aux collections publiques du Musée de La Plata m'étant défendu par son directeur M. Moreno, je ne puis pas éclaircir la doute qui s'est élevé dans mon esprit sur la véritable nature du soi-disant morceau de cráne nommé par Moreno Mesotherium et sur lequel cet auteur voyait des dents semblables á celles de Véléphant et du capybara! Vu la grande ancienneté des couches d'oú provient ce morceau, je l'avais considéré comme étant probablement d'un Diprotodonte, mais je n'en ai pu examiner la piéce originale que d'une maniére superficielle et á la háte. En attendant le jour que je pourrai l'examiner de nouveau je crois sage de la supprimer complétement de la liste des mamwmiféres. Fig. 33. Acdestís Oweni Ameghino. Partie anté- rieure de la branche droite de la mandibule, vue du cóté externe, grossie */, de grandeur naturelle. ¿. incisive hypertrophiée; /.2, canine (?); c., p.1, p.2 et p.3, les quatre premolaires; p.4 et m. 1, les deus premiéeres vraies molaires. Fig. 33. Acdestís Owení Ameghino. Parte ante- rior de la rama derecha de la mandíbula, vista por su lado externo, agrandada * , de su tamaño natural. í. incisivo hipertrofiado, /.2, canino (?); C., P.1, p.2 y p.3, los cuatro premolares; p.4 y m.1, los dos primeros verdaderos molares. Fig. 34. Dipilus Spegazzinii Ameghino. Branche gauche de la mandibule, vue par le cóté externe, grossie *,, de grandeur naturelle. í. incisive hy- pertrophiée; £., p.1, p.2 et p.3, les quatre pre- molaires; p.4, m.1, m.2 et m.3, les quatre vraies molaires. Fig. 34. Dipilus Spegazzinii Ameghino. Rama izquierda de la mandíbula, vista por su lado ex- terior, agrandada */, de su tamaño natural. /. in- cisivo hipertrofiado; c., p.1, p.2 y p.3, los cuatro premolares; p.4, m.1, m.2 y m.3, los cuatro verdaderos molares. Fig.35. Dípilus Spegazzini Ameghino. La méme piece de la figure précédente vue d'en haut, a la méme échelle et avec les mémes lettres. AMEGHINO — V. X Fig. 35. Dipilus Spegazzini Ameghino. La mis- ma pieza de la figura precedente, vista desde arriba, en la misma escala y con las mismas letras. Fig. 36. Epanorthus Lemoinei Ameghino. Mor- ceau de maxillaire supérieur gauche vue par le coté externe, grossie *,, de grandeur naturelle. m.1, m.2 et m.3, les trois premieres vrales mo- laires conservées sur ce fragment: m.4, place qw'occupait la derniéere vraie molaire conservée sur d'autres exemplaires. (Quand je ne connais- sais encore que des tres rares débris de la denture supérieure des Diprotodontes fossiles de Pata- gonie, j'avais attribué cette piece a 1'Abderites meridionalis; elle provient en realité de 1'Epa- northus Lemoinet). Fig. 37. Epanorthus Lemoineí Ameghino. La méme piece de la figure précédente, vue par le cóté interne a la méme échelle et avec les mémes lettres. Fig. 36. Epanorthus Lemoinei Ameghino. Pe- dazo de maxilar superior izquierdo, visto por su lado externo, aumentado */, de su tamaño natural. m.1, m.2 y m.3, los tres primeros verdaderos molares, conservados en este fragmento: 7.4, lugar que ocupaba el último verdadero molar, conservado en otros ejemplares. (Cuando yo no conocía aún sino escasos restos de la denta- dura superior de los Diprotodontes fósiles de Patagonia, atribuí esta pieza al Abderites meridio- nalis, mientras que en realidad proviene del Epa- northus Lemoinet). Fig. 37. Epanorthus Lemoinei Ameghino. La misma pieza de la figura precedente, vista por su lado interno, en la misma escala y con las mismas letras A Fig. 38. Epanorthus Lemoinei Ameghino. Partie postérieure de la branche gauche de la mandibule vue d'en haut, grossie ?, de grandeur naturelle. p.4, m.J, m.2, m.3, les quatre vraies molaires; ap. ouverture de la branche laterale externe du canal alvéolaire. Fig. 38. Epanorthus Lemoinei Ameghino. Parte posterior de la rama izquierda de la mandíbula, vista desde arriba, agrandada ?/, de su tamaño natural. p.4, m.1, m.2, m.3, los cuatro verdade- ros molares; ap. abertura de la rama lateral del canal alveolar. 707 bular es fuertemente invertido hacia adentro. La fosa masetérica es profunda y tiene una pequeña perforación en su ángulo anterior. Hay una rama externa del canal alveolar que se abre por una pequeña perforación hacia atrás del último molar (13). ABDERITES Ameghino, 1887. — Fórmula dentaria: % i. % e, * p. Em. 1 El cráneo es incompletamente conocido todavía, pero certamedte era de una forma bien distinta de la que presenta en los demás géneros Jel mismo grupo. La parte anterior es como truncada inmediatamente celante del premolar único; los maxilares son muy altos y limitan una fosa nasal anterior muy ancha, que durante la vida del animal se pro- longaba sin duda alguna en forma de hocico o trompa; no existían intermaxilares o eran rudimentarios y movibles. Las órbitas son de un tamaño enorme; el agujero suborbitario es muy grande, colocado de- lante de la órbita, en su parte inferior, casi sobre .el borde alveolar y está separado de la cavidad orbitaria sólo por una lámina ósea muy delgada. El premolar superior único y los cuatro verdaderos molares es- tán colocados en serie continua. El premolar es muy grande, más alto que los molares, fuertemente comprimido, cortante hacia adelante y en la cúspide y un poco más grueso hacia atrás; por la manera como está colocado en la parte anterior del maxilar, podría confundírsele con un canino. Este diente tiene dos fuertes raíces, la posterior de las cua- les es mucho más grande que la anterior. La corona es comprimida en forma de lámina de puñal truncada en su extremidad, fuertemente in- clinada hacia atrás, teniendo en su parte anterior dos o tres surcos en sus dos lados, interno y externo; estos surcos se dirigen hacia la cúspide paralelamente al borde anterior del diente. Los verdaderos molares su- periores son cuadrangulares, a cuatro cúspides principales, dos hacia adelante y dos hacia atrás, reunidas, las de cada par, por una cresta transversal. Cuando los molares no están demasiado usados, se percibe una pequeña cúspide accesoria en el ángulo antercexterno; estos dien- tes tienen entonces tres cúspides externas y dos internas. El incisivo inferior es excesivamente grande y dirigido oblicuamente hacia adelante y hacia afuera. Detrás del incisivo hay cuatro pequeños cientes de una sola raíz y de corona muy aplanada. El último premolar > (13) Como me está prohibido el acceso a las colecciones públicas del Museo de La Plata, por resolución de su Director el señor Moreno, no puedo poner en claro la duda que se ha suscitado en mi espíritu acerca de la verdadera naturaleza del pretendido nedazo de cráneo denominado por Moreno Mesotherium y en el cual este autor vió dientes semejan- tes ¡a los del elefante y del capibara! Visto la gran antigúedad de las capas de donde pro- cede ese pedazo, yo lo había considerado como probablemente de un Diprotodonte, pero n« he podido examinar la pieza original más que de una manera superficial y de prisa. Mientras espero que ha de llegar el día en que pueda examinarla de nuevo, pienso que es cuerdo suprimirla completamente de la lista de los mamíferos. 708 de la premiére molaire. La premiére vraie molaire inférieure est une dent tres grande, avec la couronne en forme de lame ovale tranchante, fortement sillonnée sur la partie antérieure et aussi bien sur le cóté externe que sur l'interne; elle porte en arriére, un grand talon basal a ' deux cuspides, un interne et l'autre externe, séparés par un sillon ou fente longitudinale sur la ligne médiane. Les trois molaires suivantes diminuent de grandeur de la premitre a la derniére. Les deux molaires intermédiaires (m.z et 7) sont de contour quadrangulaire et a quatre cuspides principaux, deux en avant et deux en arriére, ceux de chaque paire unis par une créte transversale; en outre, il y a un petit tubercule sur le coin antérieur externe de chacune de ces dents, mais il disparait vite par l'usage; quand les molaires sont encore peu usées, elles présen- tent donc trois cuspides sur le cóté externe et deux sur l'interne. La der- niéere molaire inférieure est de contour elliptique, avec la couronng occupée par un creux en forme de bassin allongé, ouvert en avant, et limité sur le cóté externe par une créte avec trois découpures; cette dent présente ainsi quatre tubercules aplatis sur le cóté externe, et seu- lement un ou deux sur l'interne. Abderites meridionalis Ameghino, 1887. Abderites crassiramis Ameghino, 1893.-— Synonyme: Abderites cras- sigenathus Ameghino, 1891. — Ce nom spécifique étant de composition hybride, je l'ai changé par celui de crassiramis. Abderites serratus Ameghino, 1891. Abderites tenuissimus Ameghino, 1891. Abderites altiramis, n. sp. — Presque deux fois aussi grand que 1'Abde- rites crassiramis. La derniére molaire inférieure a 4 mm. 5 diamétre longitudinal, et l'avant derniére molaire quí est incomplétement conser- vée, avait approximativement 6 millimetres. La branche .mandibulaire en-dessous de la partie postérieure de l'avant dernitre molaire, est haute de 8 millimétres. MANNODON Ameghino, 1893. —Synonyme: Tidaeus Ameghino, 1890 (préoccupé). — Ce genre, par la conformation de ses molaires se rap- vroche beaucoup des multituberculés typiques de l'Europe et de 1'Amé- rique du Nord. Les vraies molaires inférigures ont deux rangées longi- tudinales de tubercules séparées par un sillon profond. Le nombre de tubercules est toujours plus grand sur le cóté externe que sur ''interne. Mannodon trisulcatus Ameghino. — Synonyme: Tidaeus trisulcatus Ameghino, 1890.-— La deuxiéme vraie molaire inférieure est de contour rectangulaire, et porte six tubercules sur le cóté externe et quatre sur l'interne; l'augmentation des tubercules s'est produite par une es- pece de dédoublement des quatre tubercules principaux. La plus grande ressemblance de cette dent est avec celle du Microlestes; le tubercule 709 es muy pequeño, en forma de punta y colocado contra la parte anterior del primer molar. El primer verdadero molar inferior es un diente muy grande, con la corona en forma de lámina oval cortante, fuertemente surcada en su parte anterior y tanto del lado externo como del interno; tiene detrás un gran talón basal a dos cúspides, una interna y Otra ex- terna, separadas por un surco o hendedura longitudinal en la línea media. El tamaño de los tres molares siguientes disminuye desde ei primero al tercero. Los dos molares intermedios (m.., y ¿,) son de con- torno cuadrangular y con cuatro cúspides principales, dos hacia ade- lante y dos hacia atrás, unidas, las de cada par, por una cresta trans- versal; además, hay un pequeño tubérculo en el ángulo anterior externo de cada uno de esos dientes, pero él desaparece pronto por el uso; cuando los molares están poco usados aún, presentan, pues, tres cús- pides en el lado externo y dos en el interno. El último molar inferior es de contorno elíptico, con la corona ocupada por una cavidad en forma de hoyo alargado, abierto hacia adelante y limitado en el costado exterior por una cresta con tres recortes; este diente presenta así cua- tro tubérculos aplanados en el costado exterior y sólo uno o dos en el interior. Abderites meridionalis Ameghino, 1887. Abderites crassiramis Ameghino, 1893. — Sinónimo: Abderites cras- sigrathus Ameghino, 1891. — Como este nombre específico es de com- posición híbrida, lo he cambiado por el de crassiramis. Abderites serratus Ameghino, 1891. Abderites tenuissimus Ameghino, 1891. Abderites altiramis, n. sp. — Casi dos veces tan grande como el Abde- rites crassiramis. El último molar inferior tiene 4 mm. 5 de diámetro longitudinal; y el penúltimo molar, que está incompletamente con- servado, tenía aproximadamente 6 milímetros. La rama mandibular debajo de la parte posterior del penúltimo molar, tiene una altura de 8 milímetros. MANNODON Ameghino, 1893. — Sinónimo: Tidaeus Ameghino, 1890 (preocupado). — Este género, por la conformación de sus molares se acerca mucho a los multituberculados típicos de Europa y América del Norte. Los verdaderos molares inferiores tienen dos hileras longitudi- rales de tubérculos separados por un surco profundo. El número de tubérculos es siempre más grande en el lado externo que en el interno. Mannodon trisulcatus Ameghino. — Sinónimo: Tidaeus trisulcatus Ameghino, 1890. — El segundo verdadero' molar inferior es de contorno rectangular y tiene seis tubérculos en el lado externo y cuatro en el interno; el aumento de los tubérculos se ha producido por una especie ce desdoblamiento de los cuatro tubérculos principales. La más grande 710 antérieur interne est plus élevé et prédomine sur tous les autres comme dans ce dernier genre. Le sillon longitudinal est assez profond. Cettea dent mesure 2 mm. 9 de diameétre longitudinal et 1 mm.5 de diamétre transverse. DECASTIDAE La premiere vraie molaire inférieure est plus grande que la deuxiéme, mais beaucoup plus petite que dans les Abderitidae et non rayée; cette dent est divisée en deux parties, l'antérieure coupante en haut et en avant, la postérieure large et á trois tubercules, un externe et deux internes; la couronne de cette dent vue dans son ensemble, est triangu- laire, étroite en avant et large en arriére. La derniére prémolaire est tres petite, atrophiée, souvent á une seule racine, avec la couronne poin- tue, stiliforme et toujours beaucoup plus basse que la vraie molaire qui la suit immédiatement en arriere. Les autres prémolaires sont trés pe- tites, généralement á une seule racine et avec la couronne trés aplatie. La deuxiéme et troisiéme molaires inférieures sont formées par deux lo- bules elliptiques, chacun de ces lobules portant un creux au milieu, et deux cuspides, l'un interne et l'autre externe. La derniére molaire infé- rieure est de contour circulaire ou elliptique et trés petite. La branche mandibulaire a l'angle peu développé mais fortement inverti, et la fosse massétérique sans perforation. Le canal alvéolaire n'envoie pas de branche latérale sur le cóté externe de la mandibule. L'humérus n'a pas la forme sigmoide qu'il présente dans les Epanorthidae; il est droit, long, avec la créte deltoide longue, haute et mince; la partie inférieure externe n'a pas de créte de supination et l'entocondyle n'est pas perforé, mais il y a une vacuité intercondylienne. DeEcaAsTIS Ameghino, 1891. Decastis columnaris Ameghino, 1891. Decastis rurigerus Ameghino, 1891. ACcDEsTIS Ameghino, 1887. Acdestis Oweni Ameghino, 1887. Acdestis parvus Ameghino, 1891. Acdestis elatus Ameghino, 1891. DiriLUS Ameghino, 1890. Dipilus Spegazzini Ameghino, 1890. Dipilus Bergi Ameghino, 1890. METRIODROMUS, n. gen. — Formule dentaire: 7 1.7 Cy Py mM. La deuxiéme et troisieme molaires inférieures ont la couronne compo- 711 - semejanza de este diente es con el de Microlestes; el tubérculo anterior interno es más elevado y predomina sobre todos los otros, como en este último género. El surco longitudinal es bastante profundo. Este Jiente mide 2 milímetros, 9 de diámetro longitudinal y 1mm.5 de diámetro transverso. DECASTIDAE El primer verdadero molar inferior es más grande que el segundo, pero mucho más pequeño que en los Abderitidae, y no rayado; este dien- te está dividido en dos partes, la anterior cortante hacia arriba y hacia adelante, la posterior ancha y de tres tubérculos, uno externo y dos internos; la corona de este diente, vista en conjunto, es triangular, estrecha hacia adelante y ancha hacia atrás. El último premolar es muy pequeño, atrofiado, a menudo con una sola raíz, con corona puntiaguda, estiliforme y siempre mucho más bajo que el verdadero molar que ls sigue inmediatamente hacia atrás. Los otros premolares son muy pe- queños, generalmente de una sola raíz y con la corona muy aplanada. El segundo y tercer molares inferiores son formados por dos lóbulos elípticos, en cada uno de cuyos centros hay una cavidad y dos cúspides, una interna y otra externa. El último molar inferior es de contorno circular o elíptico y muy pequeño. La rama mandibular tiene el ángulo poco desarrollado pero fuertemente invertido y la fosa masetérica sin perforación. El canal alveolar no envía rama lateral sobre el lado ex- terno de la mandíbula. El húmero no tiene la forma sigmoides que presenta en los Epanorthidae; es derecho, largo, con la cresta deltoides larga, alta y delgada; la parte inferior externa no tiene cresta de supi- nación y el entocóndilo no está perforado, pero hay en él una cavi- cad intercondiliana. Decastis Ameghino, 1891. Decastis columnaris Ameghino, 1891. Decastis rurigerus Ameghino, 1891. AcbeEsTIS Ameghino, 1887. Acdestis Oweni Ameghino, 1887. Acdestis parvus Ameghino, 1891. Acdestis elatus Ameghino, 1891. DirILuUSs Ameghino, 1890. Dipilus Spegazzinii Ameghino, 1890. Dipilus Bergi Ameghino, 1890. METRIODROMUS, n. gén. — Fórmula dentaria: 3 1, y C., 3 Pz M. E! segundo y tercer molares inferiores tienen la corona compuesta por 712 sée par deux crétes. L'incisive inférieure est relativement petite. La derniére prémolaire inférieure est petite, a une seule racine et de cou- ronne un peu aplatie. La premiére vraie molaire est tres grande, la troisiéme est petite et de contour elliptique, et la quatriéme est presque rudimentaire. Metriodromus arenarius, n. sp. — Les vraies molaires inférieures de cette espéce portent un fort rebord d'émail a la base de la couronne sur le cóté externe. La derniére molaire inférieure se trouve toute entiére derriére la branche ascendente. Les trois derniéres molaires inférieures ont 6 millimetres de longueur. Hauteur de la mandibule en-dessous de la deuxiéeme vraie molaire, 4 millimetres. Metriodromus spectans, n. sp. — De la méme taille que l'espéce pré- cédente; elle s'en distingue par ses molaires inférieures qui ne portent pas de rebord d'émail sur la base du cóté externe des couronnes. La branche ascendente de la mandibule ne cache pas la derniére molaire. La série dentaire inférieure, de la partie antérieure du bord alvéolaire de l'incisive au bord postérieur de la derniére molaire, mesure 13 milli- metres. Hauteur de la mandibule au-dessous de la -; m., 3 mm. 8. HALMADROMUS Ameghino, 1891. Halmadromus vagus Ameghino, 1891. CALLOMENUS Ameghino, 1891. Callomenus intervalatus Ameghino, 1891. Callomenus ligatus, n. sp. — De la méme taille que l'espéce précé- dente. Se distingue par la derniére prémolaire qui est plus petite et avec un fort talon postérieur, par l'absence de diastéme entre la 3 et y p., et par les trois prémolaires uniradiculées qui sont toutes placées sur la méme ligne longitudinale. Les quatre prémolaires inférieures occu- pent 4 mm. 5 de long. La premiére vraie molaire a 5 millimétres de long. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de l'incisive au bord postérieur de la troisieme vraie molaire, 14 millimetres. Hauteur de la mandibule au-dessous de la deuxieme molaire, 4 millimetres. Callomenus robustus, n. sp. —Se distingue par sa taille plus consi- dérable, par la branche horizontale de la mandibule qui est beaucoup plus haute, et par les trois premiéres prémolaires qui sont plus petites et plus rapprochées. La derniére prémolaire inférieure a les deux ra- cines plus séparées, avec la couronne comprimée latéralement et plus étendue d'avant en arriére. Les quatre prémolaires inférieures occu- pent 4 millimétres de long. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de l'incisive au bord postérieur de la derniére molaire infé- rieure, 15 millimetres. Hauteur de la mandibule au-dessous de la deu- xiéme molaire, 6 mm. 5. 713 dos crestas transversales con una gran cavidad entre las dos crestas. El incisivo inferior es relativamente pequeño. El último premolar infe- rior es pequeño, de una sola raíz y corona un poco aplanada. El primer verdadero molar es muy grande, el tercero es pequeño y de contorno elíptico y el cuarto es casi rudimentario. Metriodromus arenarius, n. sp. — Los verdaderos molares inferiores de esta especie tienen en el lado externo de la base de la corona, un fuerte reborde de esmalte. El último molar inferior está todo entero colocado detrás de la rama ascendente. Los tres últimos molares inferio- res tienen 6 milímetros de largo. Altura de la mandíbula debajo del segundo verdadero molar: 4 milímetros. Metriodromus spectans, n. sp. — De igual talla que la especie prece- dente; y se distingue de ella por sus molares inferiores que no tienen reborde de esmalte en la base del costado externo de las coronas. La rama ascendente de la mandíbula no esconde el último molar. La serie dentaria inferior, desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo hasta el borde posterior del último molar, mide 13 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del m.., : 3mm.8. HALMADROMUS Ameghino, 1891. Halmadromus vagus Ameghino, 1891. CALLOMENUS Ameghino, 1891. Callomenus intervalatus Ameghino, 1891. Callomenus ligatus, n. sp. — De la misma talla que la especie prece- dente. Se distingue por el último premolar, que es más pequeño y con un fuerte talón posterior, por ausencia del diastema entre el ¿ y y Pp. y por los tres premolares unirradiculados, todos los cuales están coloca- dos sobre la misma línea longitudinal. Los cuatro premolares inferiores ocupan 4 milímetros 5 de largo. El primer verdadero molar tiene 5 milímetros de largo. Distancia desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo hasta el borde posterior del tercer verdadero mo- lar: 14 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo molar: 4 milímetros. Callomenus robustus, n. sp. —Se distingue por su talla más conside- rable, por la rama horizontal de la mandíbula, qu= es mucho más alta, v por los tres primeros premolares que son más pequeños y más apro- ximados. El último premolar inferior tiene las dos raíces más separadas, con la corona comprimida lateralmente y más extendida de adelante hacia atrás. Los cuatro premolares inferiores ocupan 4 milímetros de largo. Distancia desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo hasta el borde posterior del último molar inferior: 15 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo molar: 6 mm. 5. 714 ETANORTHIDAE En haut, le nombre de dents parait toujours étre complet, soit 3 inci- sives, 1 canine, 3 prémolaires et 4 vraies molaires; en bas, les incisives externes, les canines et les premiéres prémolaires font souvent défaut. La derniére prémolaire supérieure est toujours tranchante et pressée contre la molaire qui la suit. Les quatre molaires supérieures forment un arc de cercle tres prononcé, surtout sur le cóté externe, et diminuent considérablement de la premitre a la derniére qui est tres petite; le lobe postérieur interne de chacune de ces molaires est beaucoup plus petit que lantérieur interne et disparait complétement sur la derniére molaire. En avant, le palais porte une paire de grandes vacuités qui s'étendent dans la partie antérieure des maxillaires et sur une partie des inter- maxillaires; en arriére il y a une autre paire de yacuités plus étroites et plus longues, qui s'étendent sur les maxillaires et sur les palatins. A la mandibule inférieure la dentition est toujours en série continue. La premiére vraie molaire est plus grande que celles qui suivent en arriére, et de la méme forme que dans les Decastidae. La dernitre pré- molaire est beaucoup plus petite que la premiére vraie molaire; cette dent qui porte toujours deux racines séparées, a la couronne d'hauteur égale a celle de la molaire. Toutes les autres prémolaires sont trés peti- tes et a une seule racine; il n'y a qu'un seul genre connu de ce groupe dont avant derniére prémolaire porte deux racines distinctes. L'angle mandibulaire est fortement inverti. Généralement il n'y a pas de perfo- ration dans la fosse massétérique. EPANORTHUS Ameghino, 1889. — Synonyme? Palaeothentes Moreno, 1882 (non caractérisé ni décrit). — La canine supérieure est forte- ment arquée, assez grande et isolée par un large diastéme en avant et un autre en arríére. La prémolaire quí suit est petite, a couronne co- nique, un peu comprimée et séparée en arriére et en avant par des larges diastemes. Les deux autres prémolaires et les quatre vraies molaires sont en série continue. L'avant derniére prémolaire est constituée par trois cuspides placés sur la méme ligne longitudinale, le cuspide du milieu étant plus gros mais á peine plus haut que les deux autres. La derniére prémolaire supérieure est fortement inclinée en arriére, et a deux raci- nes, dont l'antérieure plus forte que la postérisure; la couronne est une lame tranchante, plus large a la base et qui se rétrécit vers le cuspide. Les molaires supérieures ont un petit rebord d'émail a la base de la couronne, sur le cóté externe. ; A la máchoire inférieure, la deuxieme et troisiéme vraies molaires ont les deux lobules transverses en forme de crétes cbliques et en demi- cercles, chacune de ces crétes renfermant un creux qui s'ouvre sur le cóté interne. La dernitre prémolaire inférieure a la couronne formée par pea Fig. 39. Metaepanorthus Holmbergí Ameghino. Branche gauche de la mandibule vue du cóté interne, grossie */, de grandeur naturelle. 7.1, incisive hypertrophiée; £.2, canine (?); c., p.1, p.2 et p.3, les quatre prémolaires; p.4 et 11.1, les deus premitres vraies molaires. Fig. 39. Metaepanorthus Holmbergíi Ameghino. Rama izquierda de la mandíbula, vista por su lado interno, agrandada ?/, de su tamaño natural. ¿.1, incisivo hipertrofiado; ¿.2, canino (2); c., p.1, p.2 y p.3, los cuatro premolares; p.4 y m.1, los dos primeros verdaderos molares. Fig. 40. Paraepanortlus "minufus Ameghino. Branche gauche de la mandibule, vue du cóté externe, grossie */, de grandeur naturelle. /. in- cisive hypertrophiée; c. canine (?); p.1, 2, 3 et 4, les quatre prémolaires; m.1, 2, 3 et 4, les quatre vraies molaires. (Individu encore jeune a dents peu usées). Fig. 40. Paraepanorthus minutus Ameghino. Rama izquierda de la mandíbula, vista por su lado externo, agrandada */, de su tamaño natural. ¿. incisivo hipertrofiado; ce. canino (?); p.1, 2, 3 y 4, los cuatro premolares; m.1, 2, 3 y 4, los cuatro verdaderos molares. (Individuo joven to- davía y de dientes poco usados). Fig. 41. Garzonia” typica Ameghino. Branche droite de la mandibule, vue du cóté externe, grossie */, de grandeur naturelle. /. incisive hy- pertrophiée; p.2, 3 et 4, les prémolaires; m.1, 2, 3 et 4, les vraies molaires. Fig. 41. Garzonia typica Ameghino. Rama de- recha de la mandíbula, vista por su lado externo, agrandada ”/, de su tamaño natural. /. incisivo hipertrofiado; p. 2, 3 y 4, los premolares; 7. 1, 2, 3 y 4, los verdaderos molares. Fig. 42. Microbiotherium tehuelchum Ameghino. Branche gauche de la mandibule, vue du cóté externe, grossie ”;, de grandeur naturelle. ¿.1, 2, 3 et 4, les quatre incisives; C. canine; p.2, 3 et 4. les trois prémolaires; m.1, 2, 3 et 4, les qua- tre vraies molaires. (Le contour de la partie postérieure en blanc, est tracé d'apres un autre échantillon). Fig. 42. Microbiotherium tehuelchum Ameghino. Rama izquierda de la mandíbula, vista por su lado externo, agrandada */, de su tamaño natural. í.1, 2, 3 y 4, los cuatro incisivos; Cc. canino; p.2, 3 y 4, los tres premolares; 2.1, 2 3 1y A los cuatro verdaderos molares. (El contorno de la parte posterior en blanco, está trazado según otro ejemplar). Fig. 43. Necrolestes patagonensis Ameghino. 3ranche gauche de la mandibule, vue du cóté externe, grossie */, de grandeur naturelle. c. ca- nine; p. prémolaire unique; 1.1, 2, 3, 4 et 5, les cing vraies molaires. (Le contour en blanc des vraies molaires est tracé d'apres un autre exem- plaire qui porte ces dents en place). Fig. 43. Necrolestes patagonensis Ameghino. Rama izquierda de la mandíbula, vista por su lado externo, agrandada */, de su tamaño natural. c. canino; p. premolar único; m.1, 2, 3, 4 y 5, los cinco verdaderos molares. (Ei contorno en blanco de los verdaderos molares está trazado según otro ejemplar que tiene esos dientes en su lugar). ; Fig. 44. Borhyaena tuberata Ameghino. Partie de branche mandiíbulaire gauche avec la denture, vue du cóté externe, aux */, de grandeur natu- relle, p.3 et 4, les deux derniétres prémolaires; m.1, 2,3 et 4, les quatre vraies molaires. Fig. 44. Borhyaena tuberata Ameghino. Parte de rama mandibular izquierda con la dentadura, vista por su lado externo, en ”/, de su tamaño natural. p.3 y 4, los dos últimos premolares; m.1, 2, 3 y 4, los cuatro verdaderos molares. 717 EPANORTHIDAE Arriba, el número de dientes parece estar siempre completo; sea: 3 incisivos, 1 canino, 3 premolares y 4 verdaderos molares; abajo, los incisivos externos, los caninos y los primeros premolares faltan con fre- cuencia. El último premolar superior es siempre cortante y apretado contra el molar que le sigue. Los cuatro molares superiores forman un arco de círculo muy pronunciado, sobre todo en el lado externo, y dis- _minuyen considerablemente del primero al último, que es muy pequeño; el lóbulo posterior interno de cada uno de estos molares es mucho más pequeño que el anterior interno y desaparece completamente sobre el último molar. Hacia adelante, el paladar tiene un par de grandes cavi- dades que se extienden en la parte anterior de los maxilares y sobre una parte de los intermaxilares; detrás hay otro par de cavidades más estrechas y más largas, que se extienden por sobre los maxilares y los palatinos. En la mandíbula inferior la dentición es siempre en serie continua. El primer verdadero molar es más grande que los que le suceden de- trás y de igual forma que en los Decastidae. El último premolar es mu- cho más pequeño que el primer verdadero molar; este diente que siem- pre es de dos raíces separadas, tiene corona de igual altura que la del molar. Todos los demás premolares son muy peaueños y de una sola raíz; sólo hay un género conocido de este grupo cuyo penúltimo pre- molar tenga dos raíces distintas. El ángulo mandibular es fuertemente invertido. Por lo general no hay perforación en la fosa masetérica. EPANORTHUS Ameghino, 1889. — Sinónimo?: Palaeothentes Moreno, 1882 (no caracterizado ni descripto). — El canino superior es fuerte- mente arqueado, bastante grande y aislado por un ancho diastema ade- lante y otro atrás. El premolar que sigue es pequeño, de corona cónica, “un poco comprimido y separado hacia atrás y hacia adelante por anchos diastemas. Los otros dos premolares y los cuatro verdaderos molares son en serie continua. El penúltimo premolar es constituído por tres cúspides colocadas sobre la misma línea longitudinal y la cúspide del medio es más gruesa pero apenas más alta que las otras dos. El último premolar superior es fuertemente inclinado hacia atrás y tiene dos raí- ces, la anterior de las cuales más fuerte que la posterior; la corona es una lámina cortante, más ancha en la base y que se estrecha hacia la cúspide. Los molares superiores tienen un pequeño reborde de es- malte en la base de la corona, sobre el lado externo. El segundo y tercer verdaderos molares de la mandíbula inferior tie- nen los dos lóbulos transversos en forma de crestas oblicuas y en semi- círculo, cada una de las cuales encierran una cavidad que se abre sobre 7118 un cóne comprimé, sans tubercules accessoires ni en avant ni en arriére, ou ¡ls sont représentés par des vestiges insignifiants. Le palais est larga et plat. Epanorthus Aratae (Moreno) Ameghino.— Synonymes: Palaeothentes Aratae Moreno, 1882 (non caractérisé ni décrit); Epanorthus Aratae Ameghino, 1889. — C'est l'espéce la plus grande. Les trois prémolaires supérieures occupent un espace de 12 millimétres. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de la canine au bord postérieur de la der- niére molaire supérieure, 24 millimétres. Largeur du palais entre les prémolaires, 14 millimétres. Distance de la partic antérieure du bord alvéolaire de lincisive inférieure, au bord postérieur de la derniére molajre, 28 millimétres. Hauteur de la mandibule en-dessous de la deu- xieme vraie molaire, 8 millimétres. Epanorthus ambiguus Ameghino, 1891. Epanorthus Lemoinei Ameghino, 1889. — Synonyme: Palaeothentes Lemoinei Ameghino, 1887. Epanorthus pachygnathus Ameghino, 1889. — Synonyme: Palaeothen- tes pachygnathus Ameghino, 1887. Epanorthus pressiforatus Ameghino, 1889. — Synonyme: Palaeothen- tes pressiforatus Ameghino, 1887. Epanorthus simplex, n. sp. — De tres petite taille, comparable” sous ce rapport au Paraepanorthus (Epanorthus) minutus; elle se distingue facilement par la derniére prémolaire inférieure, qui n'a pas de cuspide accessoire ni en avant (paraconide) ni en arritre (métaconide). La pre- mitre prémolaire supérieure porte en arriére un talon basal assez large. La derniétre prémolaire supérieure porte en avant, sur le cóté externe, un petit cuspide accessoire. Des trois incisives supérieures, l'interne est plus haute et pointue; celle qui la suit, est plus large, basse et usée sur la couronne horizontalement; la troisieme est trés petite, cylindrique et pas plus haute que la deuxiéme. Distance du bord antérieur de l'i. 1 au bord postérieur de la m.*, 18 millimétres. Largeur du palais entre les derniéres prémolaires, 9 millimétres. Distance de la partie antérieure áu bord alvéolaire de l'incisive inférieure au bord postérieur de la der- niétre molaire, 13 millimetres. Hauteur de la mandibule, en-dessous dz la m.z, 3 millimétres. Epanorthus lepidus Ameghino, 1891. » Epanorthus inaequalis Ameghino, 1891. METAEPANORTHUS, n. gen. — Dans ce genre, les trois prémolaires su- rérieures sont tres pressées les unes aux autres, et en série continue avec les molaires. La série dentaire supérieure est tres fortement arquée. La premiére prémolaire supérieure a la couronne trés petite, conique, un peu comprimée, et porte deux grandes racines tres divergentes. 719 el lado interno. El último premolar inferior tiene la corona formada por un cono comprimido, sin tubérculos accesorios ni hacia adelante ni hacia atrás, o ellos están representados por vestigios insignificantes. El paladar es ancho y plano. Epanorthus Aratae (Moreno) Ameghino. — Sinónimos: Palaeothentes Aratae Moreno, 1882 (no caracterizado ni descripto); Epanorthus Aratae Ameghino, 1889. — Es la especie más grande. Los tres premolares sup2- riores ocupan un espacio de 12 milímetros. Distancia, desde la parte anterior de! borde alveolar del canino hasta el borde posterior del último molar superior: 24 milímetros. Anchura del paladar entre los pre- molares: 14 milímetros. Distancia, desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo inferior hasta el borde posterior del último molar: 28 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo verdadero molar: 8 milímetros. Epanorthus ambiguus Ameghino, 1891. SS Epanorthus Lemoinei Ameghino, 1889. — Sinónimo: Palaeothentes Lemoinei Ameghino, 1887. Epanorthus pachygnathus Ameghino, 1889. — Sinónimo: Palaeothen- tes pachygnathus Ameghino, 1887. Epanorthus pressiforatus Ameghino, 1889. — Sinónimo: Palaeothentes rressiforatus Ameghino, 1887. Epanorthus simplex, n. sp. — De muy pequeña ta!la, comparable, bajo este aspecto, al Paraepanorthus (Epanorthus) minutus; se distingue fá- cilmente por el último premolar inferior, que carece de cúspide accesoria tanto hacia adelante (paracónido) como hacia atrás (metacónido). El primer premolar superior tiene hacia atrás un talón basal bastante encho. El último premolar superior tiene hacia adelante, sobre el lado externo, una pequeña cúspide accesoria. De los tres incisivos superiores, el interno es más alto y puntiagudo; el que le sigue, es más ancho, bajo y usado horizontalmente en la corona; el tercero es muy pequeño, cilín- grico y no más alto que el segundo. Distancia, desde el borde anterior del 1.1 hasta el borde posterior del m.* : 18 milímetros. Anchura del paladar entre los últimos premolares: 9 milímetros. Distancia, desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo inferior hasta el borde posterio del último molar: 13 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del m.3 : 3 milímetros. Epanorthus lepidus Ameghino, 1891. Epanorthus inaequalis Ameghino, 1891. METAEPANORTHUS, n. gen. — En este género, los tres premolares su- periores son muy apretados entre sí y en serie continua con los molares. La serie dentaria superior es muy fuertemente arqueada. El primer premolar superior es de corona muy pequeña, cónica, un poco com- as 720 La deuxiéme prémolaire, également a deux racines, a la couronne for- mée par un grand cóne central qui porte un talon basal en avant et un autre en arriére. La derniére prémolaire supérieure est comprimée comme dans Epanorthus. A la mandibule inférieure, la derniére pre-- molaire est formée par un grand cóne central, tres haut, un peu com- primé, et qui porte 'un talon basal en avant et un autre en arriére, tous les deux assez bien développés. Metaepanorthus intermedius Ameghino. —- Synonymes: Palaeothentes intermedius Ameghino, 1887; Epanorthus intermedius Ameghino, 1889. -—— Les sept molaires supérieures forment une série tres arquée et occu- pent en ligne droite un espace longitudinal de 14 mm. 5. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de l'incisive inférieure au bord pos- térieur de la derniére molaire, 15 millimetres. Hauteur de la mandibule en dessous de la deuxieme vraie molaire, 4 mm. 5. Metaepanorthus complicatus, n. sp. — Espéce tres petite, comparabls par la taille au Paraepanorthus (Epanorthus) minutus; elle s'en distingue par la derniére prémolaire inférieure qui porte un cuspide accessoire postérieur (métaconide) bien développé, mais un peu plus petit que Vantérieur (paraconide). La partie antérieure de la mandibule est mince et tres prolongée. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de lincisive inférieure au bord postérieur de la derniére molaire, 14 milli- métres. Hauteur de la mandibule en-dessous de la deuxiéme vraie mo- laire, 3 mm. 2. Metaepanorthus Holmbergi- Ameghino. — Syncnyme: Epanorthus Holmbergi Ameghino, 1890. — Cette espece est en réalité un peu plus grande et considérablement plus forte que le Metaepanorthus inter- medius. Les sept molaires supérieures occupent en ligne droite un es- pace de 16 milliméetres de long. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de l'incisive inférieure au bord postérieur de la derniére mo- Izire, 20 millimetres. Hauteur de la mandibule en-dessous de la deuxiéme vraie molaire, 5 millimétres. En suivant le bord alvéolaire, on trouve derriére la dernitre molaire, une perforation assez grande qui repré- sente une branche externe du canal alvéolaire. PARAEPANORTHUS, n. gen. — La formule dentaire est la méme que celle d'Epanorthus. La premitre prémolaire supérieure est séparée de la deuxiéme par un large diastéeme, et porte deux racines trés diver- gentes; la couronne est conique, un peu comprimée, avec un talon. ba- sal postérieur et le rudiment d'un talon basal antérieur. Les deux autres prémolaires supérieures et les quatre vraies moiaires sont en série continue. La derniére prémolaire supérieure est conique, pointue, un peu comprimée, et avec un tubercule accessoire placé sur la base de l'angle antérieur externe. ATAN 721 primida y tiene dos grandes raíces muy divergentes. El segundo pre- molar, que es igualmente de dos raíces, tiene la corona formada por un gran cono central que tiene un talón basal hacia adelante y otro hacia atrás. El último premolar superior es comprimido como en el Epanorthus. En la mandíbula inferior, el último premolar es formado por un gran cono central, muy alto, un poco comprimido, que tiene un talón basal hacia adelante y otro hacia atrás, ambos bien desarrollados. Metaepanorthus intermedius Ameghino. — Sinónimos: Palaeothentes intermedius Ameghino, 1887; Epanorthus intermedius Ameghino, 1889. — Los siete molares superiores forman una serie muy arqueada y ocupan en línea recta un espacio longitudinal de 14mm. 5. Distancia desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo inferior hasta el borde posterior del último molar: 15 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo verdadero molar: 4 mm. 5. Metaepanorthus complicatus, n. sp. — Especie muy pequeña, compa- rable por su talla al Paraepanorthus (Epanorthus) minutus; de la cual se distingue por el último premolar inferior que tiene una cúspide acce- soria posterior (metacónido) bien desarrollada, pero un poco más-pe- queña que la anterior (paracónido). La parte anterior de la mandíbula es delgada y muy prolongada. Distancia, desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo inferior hasta el borde posterior del último molar, 14 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo ver- dadero molar: 3mm. 2. Metaepanorthus Holmbergií Ameghino. —Sinón.: Epanorthus Holm- bergi Ameghino, 1890. — Esta especie es, en realidad, un poco más grande y considerablemente más fuerte que el Metaepanorthus inter- medius. Los siete molares superiores ocupan en línea recta un espacio ae 16 milímetros de largo. Distancia, desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo inferior hasta el borde posterior del último molar: 20 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo verdadero molar: 5 milímetros. Siguiendo el borde alveolar, detrás del último mo- lar se encuentra una perforación bastante grande que representa una rama externa del canal alveolar. PARAEPANORTHUS, n. gen. — La fómula dentaria es igual que la dei Epanorthus. El primer premolar superior está separado del segundo por un ancho diastema y tiene dos raíces muy divergentes; la corona es cónica, un poco comprimida, con un talón basal posterior y el ru- dimento de un talón basal anterior. Los otros dos premolares supe- riores y los cuatro verdaderos molares son en serie continua. El úl- timo premolar superior es cónico, puntiagudo, un poco comprimido y con un tubérculo accesorio emplazado en la base del ángulo anterior externo. AMEGHINO — V. X 46 —] 159) ty Dans la mandibule inférieure, la derniére prémolaire porte un tuber- cule accessoire antérieur (paraconide) placé a la base de la couronne, sur la méme ligne longitudinale du cóne central comprimé, mais il n'y a pas de tubercule correspondant (métaconide) sur la partie postérieure. La deuxiéme, troisiéme et quatriéme vraies molaires inférieures, sont constituées par deux crétes transversales séparées par un sillon trans- versal plus profond sur le cóté interne que sur l'externe; chacune de ces collines transversales porte un creux et deux cuspides, un externe et Vautre interne, celui-ci plus élevé. : Paraepanorthus minutus Ameghino. — Synonymes: Palaeothentes mi- rutus Ameghino, 1887; Epanorthus minutus Ameghino, 1889. — Taille tres petite. Le cráne entier a 27 millimétres de long et 14 millimétres de diamétre transverse maximum. La mandibule inférieure, du bord anté- rieur de l'incisive au bord postérisur du condyls articulaire, mesure 25 millimétres de long. Distance de la partie antérieure du bord alvéo laire de la grande incisive inférieure au bord posiérieur de la derniére molaire, 12 milliméetres. Hauteur de la mandibule en-dessous de la deu- xiéme vraie molaire, 2 mm. 8. PREPANORTHUS, n. gen. — Méme formule dentaire que Epanorthus. La canine supérieure est tres petite et excessivement comprimée. La premiétre prémolaire supérieure est conique, un peu comprimée, avec un talon a la base antérieure de la couromne, et un autre plus fort sur la partie postérieure. La deuxiéme prémolaire supérieure est isolée par un large diasteme en avant et un autre en arriére; cette dent est longue, étroite, avec trois forts tubercules sur la méme ligne longitudinales, celui du milieu un peu plus gros que les deux autres. La derniére prémolaire supérieure est beaucoup plus forte et plus haute, en forme de lame tranchante, formée par un cóne central comprimé, avec un tubercule accessoire en avant et un autre en arrigre, celui-ci placé un peu plus haut que l'antérieur. La premiére vraie molaire supérieure est étroite, surtout en avant, avec le lobe antérieur tres élevé et mince, presque en forme de lame tranchante. La deuxiéme vraie molaire présente le méme caractére, mais beaucoup moins accentué. Prepanorthus lanius, n. sp. — C'est unique espéce du genre, qui me soit connue. Sa taille était tres réduite. La distance du bord antérieur de la premiére incisive supérieure au bord postérieur de la derniére mo- laire est de 21 millimétres; une partie considérable de cet espace est occupé par les diastémes assez larges qui séparent la troisieme incisive, la canine et les deux premiéres prémolaires. HALMASELUS Ameghino, 1891. Halmaselus valens Ameghino, 1891. A 723 En la mandíbula inferior, el último premolar tiene un tubérculo acce- sorio anterior (paracónido), emplazado en la base de la corona, sobre la misma línea longitudinal del cono central comprimido, pero falta el tubérculo correspondiente (metacónido) en la parte posterior. El se- gundo, tercero y cuarto verdaderos molares inferiores, son constituídos por dos crestas transversales separadas por un surco transversal más profundo en el lado interno que en el externo; cada una de estas colinas transversales tiene una cavidad y dos cúspides, una externa y otra in- terna, siendo ésta más elevada que la otra. Paraepanorthus minutus Ameghino.—Sinónimos: Palaeothentes minu- tus Ameghino, 1887; Epanorthus minutus Ameghino, 1889. — Talla muy pequeña. El cráneo entero tiene 27 milímetros de largo y 14 milímetros Cde diámetro transverso máximo. La mandíbula inferior, desde el borde anterior del incisivo hasta el borde posterior del cóndilo articular, mide 25 milímetros de largo. Distancia, desde la parte anterior del borde alveolar del gran incisivo inferior hasta el borde posterior del último molar: 12 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo ver- dadero molar: 2 mm. 8. PREPANORTHUS, n. gen. — Igual fórmula dentaria que Epanorthus. El canino superior es muy pequeño y excesivamente comprimido. El pri- mer premolar superior es cónico, un poco comprimido, con un talón en la base anterior de la corona y otro más fuerte en la parte posterior. E¡ segundo premolar superior está aislado por un ancho diastema hacia adelante y otro hacia atrás; este diente es largo, estrecho, con tres fuer- tes tubérculos sobre la misma línea longitudinal, siendo el del medio un poco más grueso que los otros dos. El último premolar superior es mucho más fuerte y más alto, en forma de lámina cortante, formada por un cono central comprimido, con un tubérculo accesorio hacia adelante y otro hacia atrás; éste está colocado un poco más alto que el anterior. El primer verdadero molar superior es estrecho, sobre todo hacia ade- lante, con el lóbulo anterior muy elevado y delgado, casi en forma de lámina cortante. El segundo verdadero molar presenta el mismo carácter, pero mucho menos acentuado. Prepanorthus lanius, n. sp.— Es la única especie del género que conozco. Su talla era muy reducida. La distancia, desde el borde anterior ael primer incisivo superior hasta el borde posterior del último molar es de 21 milímetros; una parte considerable de este espacio es ocupado por los diastemas bastante anchos que separan el tercer incisivo, el canino y los dos primeros premolares. HALMASELUS Ameghino, 1891. Halmaselus valens Ameghino, 1891. 724 EssoPRION Ameghino, 1891. Essoprion coruscus Ameghino, 1891. Essoprion consumptus Ameghino, 1891. PicHiPILUS Ameghino, 1890. Pichipilus Osborni Ameghino, 1890. Pichipilus exilis Ameghino, 1890. GARZONIDAE La denture est en série continue aussi bien dans la mandibule supé- rieure, comme dans linférieure. Les deux incisives antérieures (1.1) sont séparées l'une de autre par un diastéme encore plus large que dans les Epanorthidae; ces dents sont cylindriques, minces, tres lon- gues, pointues et fortement arquées en arriére comme des canines. A chaque cóté, suivent deux petites dents (incisives?) a une seule racine et de couronne aplatie. 11 vient aprés une dent a deux racines bien séparées, avec la couronne formée par un cóne comprimé, tres pointu et trés haut; á la base de ce cóne, il y a un talon aplati en avant, et un autre en arriére plus long et plus large que l'antérieur. A la suite de cette prémolaire (?) il en vient une autre plus grande, plus forte et plus haute; c'est une espéce de cóne trés comprimé, représentant presque une lame tranchante, sans tubercules accessoires, ni talon. l Les vraies molaires supérieures sont quadrangulaires, a quatre tu- bercules principaux, deux sur le cóté externe et deux sur l'interne; les deux tubercules internes sont plus hauts et bien séparés par une échancrure transversale; les deux tubercules externes sont plus bas et reliés par une créte longitudinale; un sillon longitudinal assez profond divise la couronne de chaque dent en deux parties, une interne et autre externe. Le tubercule postérigur externe de chaque molaire porte une fente longitudinale qui le divise en deux cuspides, le cuspide accessojire se trouvant en dedans, entre la paire de tubercules posté- ríeurs. Sur les molaires de quelques genres, on voit également un vestige de cette division dans le lobule antérieur externe de chaque dent. Ce caractére est un acheminement vers l'état multituberculé a trois rangées longitudinales de tubercules qui distinguent les Neopla- glaulacidae, et prouve que chez ces derniers la rangée de tubercules intermédiaires c'est formée par un dédoublement des tubercules de la rangée externe. La derniére molaire supérieure est toujours beaucoup plus petite que les autres. L'incisive inférieure hypertrophiée est excessivement forte et com- vrimée transversalement. Les trois ou quatre petites dents qui suivent l'incisive, quand elles existent, sont toujours A une seule racine, trés 4 k Fig. 45. Borhyaena fera Ameghino. Branche droite de la mandibule, vue du cóté externe aux 3/, de grandeur naturelle. c. canine; p.2, 3 et 4, les trois prémolaires; 1.1, 2, 3 et 4, les quatre vrales molaires. Fig. 45. Borhyaena fera Ameghino. Rama de- recha de la mandíbula, vista por su lado externo, en */, de su tamaño natural. c. canino; p.2, 3 y 4, los tres premolares; 71.1, 2, 3 y 4, los cuatro verdaderos molares. Fig. 46. Borhyaena fera Ameghino. Branche mandibulaire gauche d'un individu tres jeune, vue par le cóté externe aux */, de grandeur na- turelle. c. canine de remplacement non encore usée. p.2 et 3, les deux premiétres prémolaires (dents monophisaires); 7m. molaire de lait uni- que; m.1 et 2, les deux premiéres vraies mo- laires; 1.3 et 4, les places qui devaient occuper les deux dernitres vraies molaires. Fig. 47. Prothylacynus patagonicus Ameghino. Branche gauche de la mandibule vue par le cóté externe aux */, de grandeur naturelle. p.2, 3 et 4, les trois prémolaires; m.!, 2, 3 et 4, les quatre vraies molaires. Fig. 46. Borhyaena fera Ameghino. Rama man- dibular izquierda de un individuo muy joven, vista por su lado externo, en ”/, de su tamaño natural. c. canino de reemplazamiento, no usado todavía; p.2 y 3, los dos primeros premolares (dientes monofisarios ); mm. molar de leche único; m.1 y 2, los dos primeros verdaderos molares; m.3 y 4, los lugares que debían ocupar los dos últimos verdaderos molares. Fig. 47. Prothylacynus patagonicus Ameghino. Rama izquierda de la mandíbula, vista por su lado externo en */, de su tamaño natural. p.2, 3 y 4, los tres premolares; m.1, 2, 3 y 4, los cuatro verdaderos molares. 127 EssoPRION Ameghino, 1891. Essoprion coruscus Ameghino, 1891. Essoprion consumptus Ameghino, 1891. PicHIPILUS Ameghino, 1890. Pichipilus Osborni Ameghino, 1890. Pichipilus exilis Ameghino, 1890. GCARZONIDAE La dentadura es en serie continua, tanto en la mandíbula superior como en la inferior. Los dos incisivos anteriores (¡,1.) están separados entre sí per un diastema aún más ancho que en los Epanorthidae; estos dientes son cilíndricos, delgados, muy largos, puntiagudos y fuertemente arqueados hacia atrás, como si fueran caninos. En cada lado siguen dos dientecitos (incisivos?) de una sola raíz y corona plana. Les sucede un diente de dos raíces bien separadas, con corona formada por un cono comprimido, y muy puntiagudo y muy alto; en la base de este cono, hay un talón chato hacia adelante y otro hacia atrás más largo y más ancho que el anterior. En seguida de ese premolar (?) hay otro más grande, más fuerte y más alto; es una especie de cono muy compri- mido, que casi representa una lámina cortante, sin tubérculos acceso- rios ni talón. Los verdaderos molares superiores son cuadrangulares, con cuatro tubérculos principales, dos en el costado externo y dos en el interno; los dos tubérculos internos son más altos y bien separados por una muesca transversal; los dos tubérculos externos son más bajos y ligados por una cresta longitudinal; un surco longitudina! bastante profundo divide la corona de cada diente en dos partes, una interna y otra externa. E¡ tubérculo posterior externo de cada molar tiene una hendedura longi- tudinal aus lo divide en dos cúspides; la cúspide accesoria se encuentra hacia adentro, entre el par de tubérculos posteriores. En los molares ds algunos géneros, se ve igualmente un vestigio de esta división en el lóbulo anterior externo de cada diente. Este carácter es un principio de evolución hacia el estado multituberculado de tres hileras longitudinales ce tubérculos que distinguen a los Neoplagiaulacidae y prueba que en estos últimos la hilera de tubérculos intermedios se ha formado por un cesdoblamiento de los tubérculos de la hilera externa. El último molar superior es siempre mucho más pequeño que los demás. El incisivo inferior hipertrofiado es excesivamente fuerte y compri- mido transversalmente. Los tres o cuatro pequeños dientes que siguen al incisivo, cuando ellos existen, son siempre de una sola raíz, muy pequeños, con corona muy plana, y recostados hacia adelante cubrién- 728 retites, avec la couronne tres aplatie, et couchées vers l'lavant se recouvrant une á llautre. Les deux ou trois derniéres prémolaires sont á deux racines divergentes, avec la couronne conique, parfois trés comprimée et portent en arriére un talon transversal, souvent aplati et tres développé. Des quatre vraies molaires inférieures, la premiére est toujours la plus grande et la derniére la plus petite. Ces molaires sont divisées en deux lobes externes, chaque lobe avec un cuspide assez haut; sur le cóté interne, il y a trois ou quatre cuspides a chaque dent; les deux rangées de tubercules (l'interne et l'externe) sont sé- parées par un sillon longitudinal bien accentué. La derniére molaire inférieure est plus simple que les autres. Les quatre vraies molaires inférieures portent sur le cóté externe, a la base de la couronne, un rebord d'émail, tres développé dans quelques genres. La branche man- dibulaire est tres basse, presque droite, avec l'angle mandibulaire petit et d'inversion presque nulle. Par la denture, et la forme de la mandi- bule, les plus grands rapports des Garzonidae sont avec les genres Cimolestes, Telacodon et Batodon du crétacé supérieur de 1'Amérique du Nord. Les corps vertébraux sont assez longs, fortement aplatis, donnant une section tres basse verticalement et tres large transversalement (ellip- tique); les deux faces, antérieure et postérieure, sont déprimées. L'humérus a la créte de supination peu saillante, l'entocondyle est petit et non perforé, la poulie articulaire, peu excavée et avec une perforation intercondylienne. Le fémur a la téte trés petite, son tro- chanter latéral qui commence vers la moitié de la longueur de l'os est peu saillant et se prolonge en forme de lame jusqu'au grand trochanter; celui-ci est bas et bifide. Il n'y a pas de petit trochanter, du moins á la place habituelle, mais il est représenté par une forte apophyse ronde, placée au bout inférieur de la fosse digitale. GARZONIA Ameghino, 1891. — Les deux ou trois derniéres prémo- laires inférieures sont á deux racines. Entre la grande incisive et la premiére prémolaire biradiculée il y avait plusieurs dents excessive- ment petites et a une seule racine, dont le nombre est difficile á pré- ciser, car on ne peut les observer que sur des exemplaires absolument parfaits. Les trois premitres vraies molaires inférieures portent deux cuspides externes et trois internes; en outre, il y a en arriére, sur le bord de la dent et un peu plus pres du cóté interne que de l'externe, un autre cuspide tres petit; les deux cuspides externes sont a peu pres d'égale hauteur. La dernitre vraie molaire a une seule racine et vorte un cóne central principal avec un fort rebord d'émail a la base, et deux cuspides accessoires plus ou moins rudimentaires. La branche mandibulaire porte deux trous dentaires, un en-dessous de la derniére 729 dose sucesivamente unos a otros. Los dos o tres últimos premolares son de dos raíces divergentes, con corona cónica, a veces muy comprimida y teniendo hacia atrás un talón transversal, a menudo aplanado y muy desarrollado. De los cuatro verdaderos molares inferiores, el primero es siempre el más grande y el último el más pequeño. Estos molares están divididos en dos lóbulos externos y cada lóbulo tiene una cúspide Dastante alta; en el lado interno hay tres o cuatro cúspides en cada diente; las dos hileras de tubérculos (la interna y la externa) son sepa- radas por un surco longitudinal bien acentuado. El último molar inferior es más sencillo que los otros. Los cuatro verdaderos molares inferiores tienen en su lado externo, en la base de la corona, un reborde de esmalte, muy desarrollado en algunos géneros. La rama mandibular es muy baja, casi recta, con el ángulo mandibular pequeño y de inversión casi nula. Por la dentadura y la forma de la mandíbula, las mayores afinidades de los Garzonidae son con los géneros Cimolestes, Telacodon y Batodon del cretáceo superior de América del Norte. Los cuerpos vertebrales son bastante largos, fuertemente aplanados, presentando una sección muy baja verticalmente y muy ancha transver- salmente (elíptica); sus dos caras, anterior y posterior, son deprimidas. El húmero tiene la cresta de supinación poco saliente, el entocóndilo es pequeño y no perforado, la polea articular poco excavada y con una perforación intercondiliana. El fémur tiene la cabeza muy pequeña: su trocánter lateral, que empieza hacia la mitad dei largo del hueso, es poco saliente y se prolonga en forma de lámina hasta el gran trocán- ter; éste es bajo y bífido. El pequeño trocánter no existe, por lo menos en el lugar habitual, pero está representado por una fuerte apófisis redonda, emplazada en la extremidad inferior de la fosa digital. GARZONIA Ameghino, 1891. — Los dos o tres primeros premolares in- feriores son de dos raíces. Entre el gran incisivo y el primer premolar birradiculado había varios dientes excesivamente pequeños y de una sola raíz, cuyo número es difícil de precisar, puesto que no se puede obser- varlos sino en ejemplares absolutamente perfectos. Los tres primeros verdaderos molares inferiores tienen dos cúspides externas y tres in- ternas; además, detrás y al borde del diente y un poco más cerca del lado interno que del externo, hay otra cúspide más pequeña; las dos cúspides externas son poco más o menos de igual altura. El último ver- dadero molar tiene una sola raíz y ostenta un cono central principal con un fuerte reborde de esmalte en la base y dos cúspides accesorias más c menos rudimentarias. La rama mandibular tiene dos agujeros denta- rios, uno debajo del último premolar y otro debajo del primer verdadero molar. En la fosa masetérica hay una pequeña perforación. El cóndilo articular está emplazado más arriba que la serie dentaria; es plano y 730 une petite perforation dans la fosse massétérique. Le condyle articu- ” laire est placé plus haut que la série dentaire; il est plat, et regarde en partie en arriere. La branche ascendente est fortement couchée en arritre. Garzonia typica Ameghino, 1891. —- L'avant derniére prémolaire inférieure est basse, formant en avant un cóne de bord antérieur per- pendiculaire, et suivi en arriére par un grand talon aplati, placé a la base de la couronne. La derniére prémolaire inférieure est formée h par un cóne comprimé tres grand, beaucoup plus élevé que la pré- molaire antérieure et que la premiére vraile molaira qui suit en arriére. Garzonia captiva Ameghino, 1891.-— Dans cette espéce, la derniére vprémolaire inférieure est petite, pas plus élevée que la premiére vraie molaire, pointue, et avec un petit talon basal postérieur. L'avant der- niére prémolaire a deux racines, est également petite, mais avec un talon postérieur plus grand. Entre cette prémolaire et la grande inci- sive il y a quatre petites alvéoles, dans lesquelles s'implantaient peut- | Ctre quatre petites dents á une racine comme dans le genre Stilotherium. 3 Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de la grande inci- sive au bord postérieur de la derniére vraie molaire, 9 mm. 5. Garzonía minima Ameghino, 1891.—Les deux derniéres prémolaires inférieures sont á deux racines, avec la couronne conique, un peu com- | primée, arquée en arriére, sans talon basal postérieur ou á peine in- diqué, mais avec un rebord d'émail á la base de la“couronne. La man- y dibule est trés basse, trés longue, tout a fait droite, presque stiliforme et avec une incisive vraiement énorme, car son diamétre vertical est presque égal a la hauteur de la branche mandibulaire; cette incisive forme 4 sa partie supérisure une lame longitudinale tranchante avec des fortes dentelures, surtout en arriére. Longueur de la mandibule de Pextrémité antérieure de l'incisive au bord postérieur du condyle articulaire, 16 millimétres. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de l'incisive au bord postérieur de la derniére molaire, 9 millimétres. Hauteur de la branche horizontale de la mandibule, 1 mm. 5. prémolaire et Pautre en dessous de la premiere vraie molaire. Il y a a ! 4 q , | PHONOCDROMUS, n. gen. — La formule dentaire parait étre la méme ce Garzonia. La derniere prémolaire inférieúre a deux racines, avec la couronne conique, pointue et comprimée, mais n'est pas plus haute que la premiére vraie molaire; elle est fortement inclinée en arriére et porte un grand tubercule sur la base de la partie postérieure de la couronne. Les trois premitres vraies molaires ont les deux cuspides externes d'égale hauteur; sur le cóté interne, chacune de ces molaires porte quatre cuspides formant une rangée longiiudinale séparée des 731 en parte mira hacia atrás. La rama ascendente es fuertemente recostada hacia atrás. Garzonia typica Ameghino, 1891. — El penúltimo premolar inferior es bajo, formando hacia adelante un cono de borde anterior perpendicular y seguido hacia atrás por un gran talón aplanado, colocado en la base de la corona. El último premolar inferior es formado por un cono com- primido muy grande, mucho más elevado que el premolar anterior y que el primer verdadero molar que sigue hacia atrás. Garzonia captiva Ameghino, 1891. — En esta especie, el último pre- molar inferior es pequeño, no más elevado que el primer verdadero molar, puntiagudo y con un pequeño talón basal posterior. El penúltimo premolar tiene dos raíces, es igualmente pequeño, pero con un talón posterior más grande. Entre este premolar y el gran incisivo hay cuatru pequeños alvéclos, en los cuales quizá se implantaban cuatro pequeños dientes de una sola raíz, como en el género Stilotherium. Distancia, des- Ge la parte anterior del borde alveolar del gran incisivo hasta el borde posterior del último verdadero molar: 9 mm. 5. Garzoniía minima Ameghino, 1891. — Los dos últimos premolares in- feriores son de des raíces, con la corona cónica, un poco comprimida, arqueada hacia atrás, sin talón basal posterior o apenas visible, pero con un reborde de esmalte en la base de la corona. La mandíbula es muy baja, muy larga, enteramente recta, casi estiliforme y con un inci- sivo verdaderamente enorme, como que su diámetro vertical es casi igual a la altura de la rama mandibular; este incisivo forma en su parte superior una lámina longitudinal cortante con fuertes dentelladuras, so- re todo hacia atrás. Largo de la mandíbula, desde la extremidad ante- rior del incisivo hasta el borde posterior-del cóndilo articular: 16 milí- metros. Distancia, desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo hasta el borde posterior del último molar: 9 milímetros. Altura de la rama horizontal de la mandíbula: 1 mm. 5. PHONOCDROMUS, n. gen. — La fórmula dentaria parece ser la misma Ge Garzonia. El último premolar inferior tiene dos raíces, con la corona cónica, puntiaguda y comprimida, pero no es más alto que el primer verdadero molar; es fuertemente inclinado hacia atrás y tiens un gran tubérculo sobre la base de la parte posterior de la corona. Los tres pri- meros verdaderos molares tienen las dos cúspides externas de igual altura; en el lado interno, cada uno de estos molares tiene cuatro cús- pides formando una hilera longitudinal separada de las dos cúspides externas por un valle profundo. Las cuatro cúspides internas son el re- sultado de un desdoblamiento de las dos cúspides primitivas. El último molar inferior es muy pequeño, de una sola raíz o de dos raíces solda- 732 deux cuspides externes par une vallée profonde. Les quatre cuspides internes sont le résultat du dédoublement des deux cuspides primitifs. La derniére molaire inférieure est trés petite, d'une seule racine ou a deux racines soudées, et avec la couronne conique. La mandibule porte une perforation assez grande dans la fosse massétérique. Phonocdromus patagonicus, n. sp. —bLes tubercules internes des vraies molaires inférieures sont petits, hauts et coniques. La derniére molaire inférieure, tres petite, a le cóne central avec le cuspide bifide, présentant une pointe sur le cóté interne et une autre sur l'externe; la base du cóne est entourée par un rebord d'émail tres fort. Distance de la partie antérieure de l'avant-derniére prémolaire a la partie pos- térieure de la derniére vraie molaire, 8 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de la deuxiéme vraie molaire, 3 millimétres. Phonocdromus gracilis, n. sp.—La taille est un peu plus petite que celle de l'espeéce précédente. Les deux tubercules internes anté- rieurs sont tres rapprochés l'un a lP'autre, unis par ¡eur base, et séparés des deux tubercules postérieurs du méme cóté, par une échancrure tres large. Les deux tubercules internes postérieurs sont aussi rapprochés 'un de l'autre. Distance du bord antérieur de la derniére prémolaire au bord postérieur de la derniére vraie molaire, 5 mil!limétres. Hauteur de la mandibule en-dessous de la deuxieme vraie molaire, 2 millimétres. PARHALMARHIPHUS, n. gen. — Dans ce genre, les trois premiéres vrajes molaires inférieures portent quatre cuspides principaux, disposés deux a deux, transversalement; la paire de cuspides antérieurs sont plus hauts que les deux cuspides postérieurs, et les deux du cóté externe sont plus hauts que les deux du cóté interne; le tubercule antérieur interne de Garzonia n'est représenté que par un rebord d'émail a la base de la partie antérieure de la couronne de chaque dent. En outre de cela, chacune des molaires se distingue facilement par le tubercule externe antérieur quí est beaucoup plus gros et plus haut que les autres. La derniétre molaire inférieure est tres petite et a deux racines presque fóondues l'une dans l'autre: la couronne de cette dent est formée par un cóne central plus grand, avec un tubercule antérieur et un autre postérieur, tres petits. Le cuspide du cóne central est bifide, avec une pointe sur le cóté interne et une autre sur l'externe. Parhalmarhiphus annectens Ameghino. — Synonyme: Garzonia annec- tens Ameghino, 1891. HALMARHIPHUS Ameghino, 1891.— Dans ce genre, les trois premiéres vraies molaires inférieures portent cinq cuspides coniques, trois sur le cóté interne et deux sur l'externe, le cuspide antérieur interne étant placé en avant du cuspide antérieur externe, comme dans le genre Gar- 733 das y con corona cónica. La mandíbula tiene una perforación bastante grande en la fosa masetérica. Phonocdromus patagonicus, n. sp. — Los tubérculos internos de los verdaderos molares inferiores son pequeños, altos y cónicos. El últimu molar inferior, muy pequeño, tiene el cono central con la cúspide bífida, presentando una punta en el lado interno y otra en el externo; la base del cono está rodeada por un reborde muy fuerte de esmalte. Distancia, Jesde la parte anterior del penúltimo premolar hasta la parte posterior del último molar verdadero: 8 milímetros. Altura de la mandíbula de- bajo del segundo verdadero molar: 3 milímetros. Phonocdromus gracilis, n. sp. — Su talla es un peco más pequeña que la de la especie precedente. Los dos tubérculos internos anteriores están muy cerca entre sí, unidos por su base y separados de los dos tubérculos posteriores del mismo lado por una muesca muy ancha. Los dos tubércu- los internos posteriores también están cerca uno de otro. Distancia, des- de el borde anterior del último premolar hasta el borde posterior del último verdadero molar: 5 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del segundo verdadero molar: 2 milímetros. PARHALMARHIPHUS, n. gen. — En este género, los tres primeros ver- daderos molares inferiores tienen cuatro cúspides principales, dispues- tas de dos en dos, transversalmente; el par de cúspides anteriores son más altas que las dos cúspides posteriores y las dos del lado externo son más altas que las dos del lado interno; el tubérculo anterior interno de Garzonia sólo está representado por un reborde de esmalte en la base de la parte anterior de la corona de cada diente. Además de eso, cada uno de los molares se distingue fácilmente por el tubérculo externo anterior, que es múcho más grueso y más alto que los otros. El último molar inferior es muy pequeño y de dos raíces casi fundidas una en otra; la corona de este diente es formada por un cono central más grande, con un tubérculo anterior y otro posterior, muy pequeños. La cúspide del cono central es bífida, con una punta en el lado interno y atra en el externo. : Parhalmarhiphus annectens Ameghino. — Sinónimo: Garzonia annec- tens Ameghino, 1891. HALMARHIPHUS Ameghino, 1891. — En este género, los tres verdade- ros molares inferiores tienen cinco cúspides cónicas, tres en el lado in- terno y dos en el externo, estando la cúspide anterior interna colocada delante de la cúspide anterior externa, como-en el género Garzonia. Lo que distingue a este género, además del último molar bastante compli- cado, es el tubérculo anterior externo de cada molar, que es mucho más grueso y más alto que todos los demás. 734 zonia. Ce qui distingue ce genre, outre la derniéere molaire assez com- pliquée, c'est le tubercule antérieur externe de chaque molaire, qui est beaucoup plus gros et plus haut que tous les autres. Halmarhiphus nanus Ameghino, 1891. Halmarhiphus didelphoides Ameghino, 1891. STILOTHERIUM Ameghino, 1887. — Maintenant je connais la formule dentaire inférieure complete de cet animal. La mandibule porte de chaque cóté une grande incisive suivie de 4 petites dents a une seule racine, deux prémolaires a deux racines et quatre vraies molaires, ce qui fait 11 dents de chaque cóté. L'avant-derniére prémolaire porte en avant un cóne élevé de bord antérieur presque vertical, suivi en arriére d'un talon basal postérieur tres long et tres large. La derniére prémolaire est placée un peu transversalement et avec le talon postérieur rudimen- taire. Les trois premiétres vraies molaires portent deux cuspides sur le cóté externe et trois sur l'interne; ces cuspides sont coniques, poíntus. trés hauts, et se trouvent placés, deux en arriére, deux vers le milieu, et le dernier impaire, en avant, sur le cóté interne. Le cusvide antérisur interne de chaque molaire est relié au cuspide antérieur externe par une créte en demi-cercle, excavée sur le cóté interne. La premiére vrale molaire est beaucoup plus grande que la deuxiéme; elle a le cuspide antérieur externe haut et un peu comprimé, et le cuspide interne atro- phié; oela donne au lobe antérisur de la dent une forme tranchante, qui constitue une transition á la forme caractéristique des Epanorthidae. La derniére molaire inférieure trés petite, a un cóne central plus grand, de sommet bifide, et deux tubercules accessoires plus petits, un avant et l'autre en arriére. La branche horizontale de la mandibule est longue, basse, et d'égale hauteur dans toute sa longueur. Le condyle articulaire est placé assez haut, transversal, un peu convexe, et regarde en haut et en arriére. Stilotherium dissimile Ameghino, 1887. — Longueur de la mandibule de la partie antérieure de l'incisive au bord postérieur du condyle arti- culaire, 19 millimétres. Distance de la partie antérieure du bord alvéolaire de l'incisive a la partie postérieure de la derniére vraie molaire, 9 milli- metres. Hauteur de la branche horizontale de la mandibule, 1 mm. 8. Stilotherium grande, n. sp.—Se distingue facilement par sa taille au moins quatre fois plus considérable que celle de l'espéce précédente. Dans la premiére vrale molaire inférieure, le deuxiéme tubercule du cóté interne est relié par une créte oblique aigué au tubercule antérieur externe; les deux tubercules postérieurs de la méme dent, sont séparés en arriére par une forte échancrure. Cette dent, quí est étroite en avant et tres large en arritre, a 3mm.7 de diamétre longitudinal, et 2 mm.5 de diamétre transverse, en arritre. . EA AAA SAN Fig. 48. Prothylacynus patagonicus Ameghino. Mandibule vue d'en haut et d'en bas aux */, de grandeur naturelle. c. canine; p.2, 3 et 4, les trois prémolaires;- 712.1, 2, 3 et 4, les quatre vraies molaires. Fig. 48. Prothylacynus patagonicus Ameghino. Mandíbu:a vista desde arriba y desde abajo, en 3/, de su tamaño natural. c. canino; p.2, 3 y 4, los tres premolares; 72.1, 2, 3 y 4, los cuatro verdaderos molares. Fig. 49. Prothylacynus patagonicus Ameghino. Morceau de maxillaire avec la denture, vue d'en bas aux */, de grandeur naturelle. 112.1, 2, 3 et 4, les quatre vraies molaires. Fig. 49. Prothylacynus patagonicus Ameghino. Pedazo de maxilar con la dentadura, visto desde abajo en */, de su tamaño natural. 12.1, 2, 3 y 4, los cuatro verdaderos molares. Fig. 50. Cladosictis Trouessartí Ameghino. Cráne, vu d'en haut, un peu réduit. (La restau- ration en blanc, des incisives, n'est pas exacte; des échantillons plus parfaits ont démontré que le nombre des incisives supéricures était de huit, quatre de chaque cóté). Fig. 50. Cladosictis Irouessartí Ameghino. Cráneo, visto desde arriba, un poco reducido. (La restauración en blanco de los incisivos no es exacta; ejemplares más perfectos han demos- trado que el número de los incisivos superiores era de ocho, cuatro en cada lado). — 1d Halmarhiphus nanus Ameghino, 1891. Halmarhiphus didelphoides Ameghino, 1891. STILOTHERIUM Ameghino, 1887. — Actualmente conozco la fórmula dentaria inferior completa de este animal. La mandíbula tiene en cada lado un gran incisivo seguido de cuatro dientecitos de una sola raíz, des premolares de dos raíces y cuatro verdaderos molares, lo que equi- vale a once dientes por cada lado. El penúltimo premolar tiene hacia adelante un cono elevado de borde anterior casi vertical, seguido hacia atrás por un talón basal posterior muy largo y muy ancho. El último premolar es emplazado un poco transversalmente y con talón posterior rudimentario. Los tres primeros verdaderos molares tienen dos cúspides en el lado externo y tres en el interno; esas cúspides son cónicas, puntiagudas, muy altas, y se encuentran colocadas: dos detrás, dos hacia el medio, y la última, impar, hacia adelante, en el lado interno. La cús- pide anterior interna de cada molar está ligada a la cúspide anterior externa por una cresta en semicírculo, excavada en su lado interno. Ei primer verdadero molar es mucho más grande que el segundo; tiene le cúspide anterior externa alta y un poco comprimida y la cúspide interna atrofiada, lo que le da al lóbulo anterior Jel diente una forma cortante, que constituye una transición a la forma característica de los Epanorthidae. El último molar inferior, muy pequeño, tiene un cono central más grande, de cima bífida, y dos tubérculos accesorios más pequeños, uno hacia adelante y otro hacia atrás. La rama horizontal de la mandíbula es larga, baja y de altura igual en toda su extensión. El cóndilo articular está emplazado bastante alto, en línea transversal, es un poco convexo y mira hacia arriba y hacia atrás. Stilotherium dissimile Ameghino, 1887. — Largo de la mandíbula úuesde la parte anterior del incisivo hasta el borde posterior del cóndilo articular: 19 milímetros. Distancia, desde la parte anterior del borde alveolar del incisivo hasta la parte posterior del último verdadero molar: 9 milímetros. Altura de la rama horizontal de la mandíbula: 1 mm. 8. Stilotherium grande, n. sp. —Se distingue fácilmente por su talla por lo menos cuatro veces más considerable que la de la especie precedente. En el primer verdadero molar inferior, el segundo tubérculo del lado interno está ligado, por una cresta oblicua aguda, al tubérculo anterior externo; los dos tubérculos posteriores del mismo diente son separados hacia atrás por una fuerte muesca. Este diente, que es estrecho hacia adelante y muy ancho hacia atrás, tiene 3 milímetros 7 de diámetro lon- gitudinal y 2 milímetros 5 de diámetro transverso hacia atrás. CLADOCLINUS, n. gén. — Representado por la parte posterior de una mandíbula con varios huesos del esqueleto. El último molar es cuadran- AMEGHINO — V. X 47 738 CLapocLiNus, n. gen. — Représenté par la partie postérieure d'une mandibule avec plusieurs os du squelette. La derniére molaire est qua- drangulaire, avec quatre tubercules, deux externes plats, et deux internes hauts et pointus. Le caractére principal de ce genre consiste dans la branche ascendente de la mandibule qui est couchée en arriére, formant une simple prolongation, presque horizontale, du bord alvéolaire. Le con- ¿yle articulaire est placé au méme niveau du bord alvéolaire; il est large, plat, et regarde en haut. L'angle mandibulaire est petit, pointu et dirigé en bas, sans inversion, ou presque nulle. Cladoclinus Copei (14), n. sp. —La derniétre molaire inférieure a | mm. 4 de long et 1 millimétre de diamétre transverse. Distance de la partie postérieure de cette dent a la partie postérieure du condyle arti- culaire, 10 millimétres. Hauteur de la mandibule en-dessous de la der- nitre vraie molaire, 4 millimétres. Distance de la pointe de l'angle man- dibulaire au bout de l'apophyse coronoide, 10 miliimétres. Sarcobora Ameghino, 1889 Jai créé le groupe des Sarcobora, pour y réunir ensemble les Car- nassiers placentaires et les Carnassiers marsupiaux, animaux que d'habi- tude on classe dans deux sous-classes différentes. 1 aprés moi, les mar- supiaux ne peuvent pas constituer une sous-classe distincte de mammi- féres, car il n'est pas possible de tracer une limite bien tranchée entre les marsupiaux et les placentaires. Les mammiféres carnassiers (Sarco- bora) en fournissent une preuve éclatante. J'ai placé dans les Sarcobora, les sous-ordres des Carnivora, Pinnipedia, Creodonta, Dasyura et Pedi- mana. Maintenant je considere comme devant rentrer aussi dans le méme groupe, le sous-ordre des Insectivora et le nouveau sous-ordre des Sparassodonta. PEDIMANA MICROBIOT HERIDAE Le cráne est étroit en avant, large et rond ou giobuleux en arriétre, a surface lisse, sans crétes saillantes et sans le moindre vestige de créte sagittale. L'occipital, les pariétaux, les temporaux et les frontaux, sont soudés les uns aux autres sans vestiges de sutures. La denture supé- rieure présente le méme nombre de dents que les Didelphydés. Les trois premiéres vraies molaires supérieures sont d'égale grandeur, mais la quatrieme est tres petite. Les trois premietres vraies molaires sont de contour triangulaire, avec deux tubercules sur le cóté externe et un fort talon interne qui n'est pas si porté en avant que dans les Didelphydés, (14) En honneur du savant paléontologiste M. E. D. Cope. ” 739 gular, con cuatro tubérculos, dos externos chatos y dos internos altos y puntiagudos. El carácter principal de este género consiste en la rama ascendente de la mandíbula que es recostada hacia atrás, formando una simple prolongación, casi horizontal, del borde aiveolar. El cóndilo ar- ticular está colocado al mismo nivel del borde alveolar; es ancho, chato y mira hacia arriba. El ángulo mandibular es pequeño, puntiagudo y dirigido hacia abajo, sin inversión, o con inversión casi nula. Cladoclinus Copei (14), n. sp. — El último molar inferior tiene 1mm.4 de largo y 1 milímetro de diámetro transverso. Distancia, desde la parte posterior de este diente hasta la parte posterior del cóndilo articular: 19 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del último verdadero mo- lar: 4 milímetros. Distancia, desde la punta del ángulo mandibular hasta ia extremidad de la apófisis coronoides: 10 milímetros. Sarcobora Ameghino, 1889 Creé el grupo de los Sarcobora para reunir en él conjuntamente a los Carniceros placentarios y a los Carniceros marsupiales, animales que hay la costumbre de clasificar en dos subclases diferentes. En mi con- cepto, los marsupiales no pueden constituir una subclase distinta de mamíferos, porque no es posible trazar un límite bien definido entra los marsupiales y los placentarios. Los mamíferos carniceros (Sarcobora) nos proporcionan una clara prueba de ello. Coloqué entre los Sarcobora, a los subórdenes de los Carnivora, Pinnipedia, Creodonta, Dasyura y Pedimana. Ahora, considero que deben entrar asimismo en el mismo grupo, el suborden de los Insectivora y el muevo suborden de los Sparassodonta. PEDIMANA MICROBIOTHERIDAE El cráneo es estrecho hacia adelante, ancho y redondo o globuloso hacia atrás, sin crestas salientes y sin el menor vestigio de cresta sagital. El occipital, los parietales, los temporales y los frontales están soldados unos a otros sín vestigios de sutura. La dentadura superior presenta el mismo número de dientes que los Didélfidos. Los tres primeros verdaderos molares superiores son de tamaño igual, pero el cuarto es muy pequeño. Los tres primeros verdaderos molares son de contorno triangular, con dos tubérculos en el lado externo y un fuerte talón in- terno que no llega tan adelante como en los Didélfidos, y cuyo contorno (14) En honor del sabio paleontólcgo señor Eduardo D. Cope. 740 et dont le contour forme une créte élevée renfermant dans le centre du talon un creux profond. Ces dents portent un fort rebord d'émail sur la base du cóté externe de la couronne. La derniére molaire supérieure est aussi triangulaire, mais le talon basal interne est porté tantót en avant, tantót en arriére: cette dent montre sur le cóté externe et dans une néme ligne longitudinale, un grand cóne central, un pet:t tubercule en avant et un autre en arriére. La voúte du palais n'est pas prolongée en arriére comme dans les didelphydés, sinon qu'elle termine entre la derniére paire de molaires comme dans les carnassiers placentaires. Ml y a des vacuités palatines, mais tres petites. Dans les vraies molaires infé- rieures, le cuspide antérieur externe prédomine a la fois en hauteur et en grosseur sur tous les autres. Le condyle articulaire est plat, assez bas, placé obliquement ou presque longitudinalement. L'angle mandi- bulaire est inverti et la fosse massétérique n'est jamais perforée. Les centres des vertébres du tronc portent sur leur face supérisure une vacuité divisée en deux parties, par une créte osseuse en forme de pont comme dans les Diprotodonta et les Sparassodonta, avec la seule différence que la créte est beaucoup plus large. Les centres vertébraux sont plats aux deux faces et avec des épyphyses bien développées; les apophyses épineuses sont tres petites. Les vertébres lombaires ont une hypapophyse en forme de créte longitudinale. Les vertébres cau- dales sont nombreuses et tres fortes, ce qui prouve que ces animaux étalent pourvus d'une queue longue et grosse; ces vertébres portent des diapophyses et des néuroapophyses en forme de crétes longitudi- nales; sur la partie inférieure de chacune des vertébres caudales, il y a deux crétes paralléles qui représentent l'hypapophyse. Les os longs, ressemblent assez a ceux des Plagiaulacoidea. Le calcanéum a la surface astragalienne externe convexe et oblique de dedans en dehors, avec la partie qui se prolonge en avant et porte la surface articulaire pour le cuboide, tres longue. Les métatarsiens et métacarpiens ont leur extré- mité articulaire distale avec une créte intertrochléenne á la partie inférieure. Les pieds étaient plantigrades et probabiement a cinq doigts. MICROBIOTHERIUM Ameghino, 1887. Microbiotherium tehuelchum Ameghino, 1887. Microbiotherium patagonicum Ameghino, 1887. Microbiotherium forticalum Ameghino, 1891. STYLOGNATHUS Ameghino, 1891. Stylognathus diprotodontoides Ameghino, 1891. EoDIDELPHYs Ameghino, 1891. Eodidelphys fortis Ameghino, 1891. Eodidelphys famula Ameghino, 1891. PA 741 forma una cresta elevada que encierra en el centro del talón una cavi- cad profunda. Estos dientes tienen un fuerte reborde de esmalte en la base del lado externo de la corona. El último molar superior también es triangular, pero el talón basal interno tan pronto va hacia adelante como hacia atrás: este diente muestra en el lado externo y sobre una misma línea longitudinal, un gran cono central, un pequeño tubérculo hacia adelante y otro hacia atrás. La bóveda del paladar no es prolongada ha- cia atrás como en los Didélfidos, sino que termina entre el último par de molares como en los carnívoros placentarios. Existen cavidades palatinas, pero muy pequeñas. En los verdaderos molares inferiores, la cúspide anterior externa predomina a la vez en altura y en grosor so- bre todas las demás. El cóndilo articular es plano, bastante bajo, colo- cado oblicuamente o casi longitudinalmente. El ángulo mandibular es invertido y la fosa masetérica nunca está perforada. Los centros de las vértebras del tronco tienen sobre su cara superior una cavidad dividida en dos partes por una cresta ósea en forma de puente como en los Diprotodonta y los Sparassodonta, con la sola dife- rencia de que la cresta es mucho más ancha. Los centros vertebrales sen planos en ambas caras y con dos epífisis bien desarrolladas; las apófisis espinosas son muy pequeñas. Las vértebras lumbares tienen una hipapófisis en forma de cresta longitudinal. Las vértebras caudales son numerosas y muy fuertes, lo cual prueba que estos animales estaban provistos de una cola larga y gruesa; estas vértebras tienen diapófisis y neuroapófisis en forma de crestas longitudinales; sobre la parte inferior de cada una de las vértebras caudales hay dos crestas paralelas que re- presentan la hipapófisis. Los huesos largos se asemejan bastante a los de los Plagiaulacoidea. El calcáneo es de superficie astragaliana ex- terna convexa y oblicua de adentro para afuera, con la parte que se prolonga hacia adelante y tiene la superficie articular para el cuboides, muy larga. Los metatarsianos y los metacarpianos tienen su extremidad articular distal con una cresta intertroclear en la parte inferior. Los pies eran plantígrados y probablemente con cinco dedos. MICROBIOTHERIUM Ameghino, 1887. Microbiotherium tehuelcham Ameghino, 1887. Microbiotherium patagonicum Ameghino, 1887. Microbiotherium forticulum Ameghino, 1891. STYLOGNATHUS Ameghino, 1891. Stylognathus diprotodontoides Ameghino, 1891. EODIDELPHYs Ameghino, 1891. Eodidelphys fortis Ameghino, 1891. Eodidelphys famula Ameghino, 1891. 742 PRODIDELPHYS Ameghino, 1891. Prodidelphys acicula Ameghino, 1891. Prodidelphys pavita Ameghino, 1891. Prodidelphys obtusa Ameghino, 1891. HADRORHYNCHUS Ameghino, 1891. Hadrorhynchus tortor Ameghino, 1891. Hadrorhynchus torvus Ameghino, 1891. Hadrorhynchus conspicuus Ameghino, 1891. INSECTIVORA NECROLESTIDAE Toute la denture en série continue. Les incisives inférieures sont trés petites, á couronne courte, cylindrique, coupées perpendiculaire- ment et avec une échancrure profonde sur le bord supérieur. La canine inférieure a la couronne prismatique, triangulaire, comprimée latéra- lement, pointue et arquée en arriére; cette dent porte deux fortes ra- cines. Ill n'y a qu'une seule prémolaire, de couronne trituberculaire, avec les trois tubercules sur la méme ligne longitudinale, le tubercule du milieu étant le plus haut, tandis que les deux autres sont plus bas et d'égale hauteur; cette dent est aussi a deux racines. ¡Les molaires sont triangulaires, prismatiques, de méme forme dans toute leur lon- gueur, et portant trois petits cuspides á la couronne, un externe et deux internes; ces cuspides disparaissent bientót par l'usage. Le condyle arti- culaire est transversal, et regarde en haut et en arriére. L'angle mandi- bulaire est long, stiliforme et non inverti. Les quelques os du squelette qui me sont connus sont des plus sin- guliers. Le cubitus a une apophyse olécranienne excessivement grosse, longue et avec un fort élargissement sur le cóté externe; l'extrémité articulaire distale est bifide et tournée en arriére. Le radius est gros et court. Le tibia est mince, long, fortement arqué en arriére et avec une créte trés saillante en avant. Los le plus singulier de tous est le fémur, qui certainement présente une conformation Jusqu'aujourd'hui unique chez les mammifécres. Cet os a deux courbes sigmoides, une latérale, et l'autre d'avant en arriére; la moitié supérieure est dirigée en avant et en dehors, et la partie inférieure en arriére et en dedans. A l'extrémité distale, sur la face antérieure, la poulie articulaire est tres large et complétement plate, sans crétes latérales et limitée en haut par un petit enfoncement. En arriére, les deux condyles sont tres larges, et 12 sillon intercondylien est profond, mais il reste sur la face postérieure, sans qu'il arrive a partager la face inférieure de la poulie. La partie supérieure du méme 743 PRODIDELPHYs Ameghino, 1891. Prodidelphys acicula Ameghino, 1891. Prodidelphys pavita Ameghino, 1891. Prodidelphys obtusa Ameghino, 1891. HADRORHYNCHUS Ameghino, 1891. Hadrorhynchus tortor Ameghino, 1891. Hadrorhynchus torvus Ameghino, 1891. Hadrorhynchus conspicuus Ameghino, 1891. INSECTIVORA NECROLESTIDAE Toda la dentadura en serie continua. Los incisivos inferiores son muv pequeños, de corona corta, cilíndrica, cortados perpendicularmente y con una muesca profunda en el borde superior. El canino inferior tiene la corona prismática, triangular, comprimida lateralmente, puntiaguda y arqueada hacia atrás; este diente tiene dos fuertes raíces. Sólo existe un -premolar, de corona tritubercular, con los tres tubérculos sobre la misma línea longitudinal y el tubérculo del medio es más alto, mientras que los otros dos son más bajos y de igual altura; este diente también es de dos raíces. Los molares son triangulares, prismáticos, de forma igual en toda su largura y tienen tres pequeñas cúspides en la corona, una externa y dos internas; el uso hacía desaparecer esas cúspides bien pronto. El cóndilo articular es transversal y mira hacia arriba y hacia atrás. El ángulo mandibular es largo, estiliforme y no invertido. Algunos huesos del esqueleto que conozco son de lo más singulares. El cúbito tiene una apófisis olecraneana excesivamente gruesa, larga y con un fuerte ensanchamiento hacia el lado externo; la extremidad articular distal es bífida y vuelta hacia atrás. El radio es grueso y fuerte. La tibia es delgada, larga, fuertemente arqueada hacia atrás y con una cresta muy saliente hacia adelante. El hueso más singular de todos es el fémur, que, por cierto, hasta ) está situado transversalmente. El húmero tiene el cóndilo interno me- nos desarrollado que en Borhyaena tuberata y la expansión lateral ex- terna (cresta de supinación) poco marcada. El cenino inferior tiene, sobre el borde alveolar, 17 milímetros de diámetro anteroposterior y 11 milímetros de diámetro transverso. Los siete molares inferiores ocupan 95 milímetros de largo. La mandíbula, debajo del último pre- molar, tiene 4 centímetros de altura. La mayor anchura de la impre- sión sinfisaria es de 28 milímetros. La extremidad distal del húmero tiene 44 milímetros de diámetro transverso. Borhyaena excavata, n. sp. —La talla de esta especie es mucho más pequeña que la de la Borhyaena tuberata; además, se distingue fácilmente por los dos primeros premolares superiores y el canino, que. en lugar de seguir sobre la misma línea longitudinal de los demás dientes, están situados formando una fuerte curva que se dirige hacia afuera; el canino queda así completamente fuera de la línea longi- tudinal de la serie dentaria. Debido a esta conformación, el paladar es mucho más ancho entre los caninos que entre los últimos premolares. El primer premolar superior está situado transversalmente. El canino superior, al nivel del borde alveolar, tiene 13 milímetros de diámetro longitudinal y 10 milímetros de diámetro transverso. Los siete meo- lares superiores ocupan 67 milímetros de largo. El último molar in- ferior tiene el lóbulo anterior pequeño y .el talón posterior atrofiado. Los cuatro verdaderos molares inferiores ocupan 42 milímetros de largo. La mandíbula tiene 26 milímetros de altura dedajo del penúl- timo molar. 768 ACcrRocYyoN Ameghino, 1887.— Ce genre se distingue par les trois premiéres vraies molaires inférieures qui portent en arriére un talon basal transversal; ce talon tourne sur le cóté externe formant un re- bord d'émail sur la base de la couronne de chacune de ces dents. Les vraies molaires supérieures sont trés tranchantes. Acrocyon sectorius Ameghino, 1887. — Synonymes: Acrocyon Eguia- nus Mercerat, 1891; Acrocyon patagonensis Mercerat, 1891. CONODONICTIS Ameghino, 1891. Conodonictis saevus Ameghino, 1891. Conodonictis exterminator Ameghino, 1891. PrOoTHYLACY SIDAE Le nombre des incisives est de 4 en haut et 3 en bas de chaque cóté. Les vraies molaires supérieures au lieu d'étre tranchantes, sont trés larges en avant et avec leur tubercule interne antérieur tres développé; dans ces dents, le diamétre transverse de la partie antérieure est á peu pres égal au diamétre longitudinal. La derniére vraie molaire supé- rieure, est beaucoup plus petite que les autres et se trouve placée transversalement avec une racine interne et l'autre externe. La pre- mitre prémolaire inférieure est placée obliquement ou transversa- lement, selon les espéces. Les trois premiéres vraies molaires infé- rieures ont le talon basal postérieur tres large mais ne formant qu'un seul tubercule. Dans la derniére molaire inférieure, le talon basal postérieur est atrophié, tandis que les deux lobules antérieurs sont trés grands et tranchants. Les deux branches mandibulaires sont compléte- ment soudées, sans vestiges de suture. L'humérus différe de celui des Borhyaenidae pour porter une large perforation sur le condyle interne, et une forte expansion externe en forme de lame (créte de supination) quí termine en haut en un crochet ou coin aigu; sa surface articulaire distale n'a pas de créte intertrochléenne. L'astragale et le tibia ressem- blent aux mémes os des Borhyaenidae. PROTHYLACYNUS Ameghino, 1891. — Synonyme: Agustylus Mercerat (partim), non Agustylus Ameghino. Prothylacynus patagonicus Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891. — Syn.: Augustylus carnifex Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút 1891. Prothylacynus brachyrhynchus, n. sp. — La taille est un peu plus petite que celle de l'espece précédente, mais elle présente une con- formation beaucoup plus massive. Les canines inférieures sont petites et presque en contact, sans laisser de place pour les incisives quí 769 ACROCYON Ameghino, 1887. — Este género distinguese por los tres primeros verdaderos molares inferiores, que tienen detrás un talón basal transversal; este talón da vuelta sobre el lado externo formando un reborde de esmalte sobre la base de la, corona de cada uno de estos dientes. Los verdaderos molares superiores son muy cortantes. Acrocyon sectorius Ameghino, 1887. — Sinónimos: Acrocyon Eguia- nus Mercerat, 1891; Acrocyon patagonensis Mercerat, 1891. CONODONICTIS Ameghino, 1891. Conodonictis saevus Ameghino, 1891. Conodonictis exterminator Ameghino, 1891. PROTHYLACYNIDAE El número de los incisivos es de 4 arriba y 3 abajo, en cada lado. Los verdaderos molares superiores, en lugar de: ser cortantes, son muy anchos hacia adelante y con su tubérculo interno anterior muy desarrollado; en estos dientes, el diámetro transverso de la parte an- terior es poco más o menos igual al diámetro Jongitudinal. El último verdadero molar superior es mucho más pequeño que los otros y está situado transversalmente con una raíz interna y la otra externa. El pri- mer molar inferior está situado oblicuamente o transversalmente, se- gún las especies. Los tres primeros verdaderos molares inferiores tie- nen el talón basal posterior muy ancho, pero formando sólo un tu- bérculo. En el último molar inferior, el talón basal posterior está atro- fiado, mientras que los dos lóbulos anteriores son muy grandes y cortantes. Las dos ramas mandibulares están completamente soldadas y sin vestigios de sutura. El húmero difiere del de los Borhyaenidae por tener una ancha perforación en el cóndilo interno y una fuerte expansión externa en forma de lámina (cresta de supinación) que ter- mina hacia arriba en un gancho o ángulo agudo; su superficie articular distal no tiene cresta intertrocleana. El astrágalo y la tibia se aseme- jan a los mismos huesos de los Borhyaenidae. PROTHYLACYNUS Ameghino, 1891. —Sinónimo: Agustylus Mercerat (partim), non Agustylus Ameghino. Prothylacynus patagonicus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891. —Sinónimo: Agustylus carnifex Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891. Prothylacynus brachyrhynchus, n. sp. —La taliía es un poco más pequeña que la de la especie precedente, pero presenta una confor- ración mucho más maciza. Los caninos inferiores son pequeños y es- tán casi en contacto, sin dejar lugar para los incisivos, que debían AMEGHINO — V, X 409 770 devaient manquer ou étre completement rudimentaires. La premiére prémolaire inférieure est placée transversalement. Les molaires sont proportionnellement tres grandes. La branche horizontale de la man- dibule a la méme hauteur dans toute sa longueur. La Posse massété- rique de la branche mandibulaire est tres profonde. La canine infé- rieure- a sur le bord alvéolaire 11 millimétres de diamétre longitudinal e+ 9 millimétres de diamétre transverse; sur le méme bord alvéolaire, l'espace qui sépare les deux canines n'a que 5 millimétres. Les 7 mo- laires inférieures occupent un espace longitudinal de 72 millimétres, dont pres de 5 centimétres correspondent aux vraies molaires. La dis- tance du bord antérieur de la canine au bord postérieur de la derniére molaire est de 86 millimetres. La branche horizontale de la mandibule a 24 millimetres de hauteur. NAPODONICTIS, n. gen. — Le nombre des incisives est de 4 en haut et 3 en bas, de chaque cóté. Dans les incisives supérieures l'incisive externe de chaque cóté est beaucoup plus grande que les autres, tandis que celle du cóté interne est au contraire la plus petite. La derniére prémolaire d'en haut et d'en bas ne remplacait la dent de lait que quand Panimal était déja vieux; la derniére vraie molaire inférieure poussait tres tard; la derniére supérieure restait beaucoup plus basse que les autres, et n'avait pas de fonction a remplir. Les dents canines sont peu comprimées. La premiere et la derniére prémolaires inférieures sont placées obliquement. L'espace entre les deux canines inférieures est réduit. La deuxiéme et troisieme prémolaires supérieures portent un fort talon basal postérieur. La troisiéme vraie molaire supérieure a le talon interne antérieur beaucoup plus réduit que dans Prothylacy- nus. La denture de la mandibule est en série continue. Le palais est large, court et de voúte plate, sans vacuités. La créte sagittale est haute et tres longue. La partie supérieure du cráne dans la région des pa- riétaux, de chaque cóté de la créte sagittale, est aplatie et comme en- foncée; plus en avant, dans la partie postérieure des frontaux, elle se reléeye de nouveau. La région frontale comprise entre la séparation des crétes temporales est plate et triangulaire. La région des nasaux est convexe, mais il y a sur chaque cóté une grande expansion du maxil- laire correspondant qui porte une forte dépression sur sa face supé- rieure. La surface articulaire distale de l'humérus ne porte pas de créte intertrochléenne. Napodonictis thylacynoides, n. sp. — C'est la seule espéce de ce genre qui me soit connue. Le cráne mesure 175 millimétres de long et 12 centimétres de diamétre transverse maximum. La distance du bord antérieur de l'incisive externe supérieure au bord postérieur de la: derniére vraie molaire est de 83 millimétres. L'espace entre l'incisive 771 faltar o ser completamente rudimentarios. El primer premolar inferior está situado transversalmente. Los molares son proporcionalmente muy grandes. La rama horizontal de la mandíbula tiene una misma altura en toda su extensión. La fosa masetérica de la rama mandibular es muy profunda. El canino inferior tiene sobre el borde alveolar 11 milí- metros de diámetro longitudinal y 9 milímetros de diámetro trans- erso; sobre el mismo borde alveolar, el espacio que separa a los dos caninos sólo tiene 5 milímetros. Los siete molares inferiores ocupan un espacio longitudinal de 72 milímetros, de los cuales cerca de 5 centímetros corresponden a los verdaderos molares. La distancia, desde el borde anterior del canino hasta el borde posterior del último molar, es de 86 milímetros. La rama horizontal de la mandíbula tiene 24 milímetros de altura. NAPODONICTUS, n. gen. — El número de los incisivos es de cuatro arriba y de tres abajo, en cada lado. En los incisivos superiores, el inci- sivo externo de cada lado es mucho más grande que los otros, mientras que el del costado interno es, por el contrario, el más pequeño. El úl- timo premolar de arriba y de abajo no reemplazaba al diente de leche sino cuando el animal ya era viejo; el último verdadero molar inferior salía muy tarde; el último superior se quedaba mucho más bajo que los otros y no tenía función que desempeñar. Los dientes caninos son poco comprimidos. El primero y el último premolares inferiores están situados oblicuamente. El espacio entre los dos caninos inferiores es reducido. El segundo y tercer premolares superiores tienen un fuerte talón basal posterior. El tercer verdadero molar superior tiene el talón interno anterior mucho más reducido que en el Prothylacynus. La den- tadura de la mandíbula es en serie continua. Ei paladar es ancho, corto y de bóveda plana, sin cavidades. La cresta sagital es alta y muy larga. La parte superior del cráneo en la región de los parietales, en cada lado de la cresta sagital, es aplanada y como hundida; más adelante, en la parte posterior de los frontales, vuelve a levantarse. La región frontal comprendida entre la separación de las crestas tem- porales es plana y triangular. La región de los nasales es convexa, pero a cada lado hay una gran expansión del maxilar correspondiente que produce una fuerte depresión en su cara superior. La superficie ar- ticular distal del húmero no tiene cresta intertrocleana. Napodonictis thylacynoides, n. sp. —Es la única especie de este género que conozco. El cráneo mide 175 milímetros de largo y 12 centí- metros de diámetro transverso máximo. La distancia, desde el borde anterior del incisivo externo superior hasta el borde posterior del úl- timo verdadero molar es de 83 milímetros. El espacio entre el incisivo externo superior y el canino es muy pequeño. El paladar, entre el pri- externe supérieure et la canine est trés petit. Le palais, entre la pre- miére prémolaire (p.2 ) a de chaque cóté 17 millimétres de largeur, et en arriére, entre la derniére molaire de chaque cóté, il a 54 milli- métres. L'espace entre les deux canines inférieures est de 7 millimétres. U'extremité distale de l'humérus mesure 49 millimétres de diamétre transverse. HATHLYACYNIDAE Les représentants de cette famille ont le cráne beaucoup plus long et moins large que les Borhyaenidae; son plus grand diamétre trans- verse ne dépasse pas la moitié de sa longueur. Les incisives sont au nombre de 4 en haut et 3 en bas de chaque cóté; quelquefois, mails rarement, il y a 4 incisives inférieures de chaque cóté. Les vraies molaires supérieures ne sont pas tranchantes comme dans les Bor- hyaenidae, et par conséquent, leur tubercule antérieur interne est miesux développé; pourtant, le diamétre transverse de la partie antérieure de la derniére molaire n'atteint pas la longueur du diamétre longitudinal de la méme dent. Les vraies molaires inférieures ont leur talon posté- rieur, simple, non divisé en deux tubercules. La mandibule a les branches horizontales généralement tres arquées, comme dans les Didel- phydés. L'humérus a sur le condyle et le bord externe un grand élar- gissement en forme de créte (créte de supination) latérale, qui ter- mine en haut en un crochet; le condyle interne porte toujours une large perforation. L'astragale est de corps presque carré, avec la poulie artículaire plate transversalement, et convexe d'avant en arriére; la tóte articulaire est petite, longue, ronde, dirigée obliquement en dedans et séparée par un col bien défini. HATHLYACYNUS Ameghino, 1887. — Les huit incisives supérieures sont trés petites, presque rudimentaires, d'égale grandeur et tres pres- sées les unes aux autres. Sur chaque cóté, entre l'incisive externe et la canine, il y a une forte échancrure pour loger la canine inférieure. La premitre prémolaire supérieure (p.?) suit immédiatement a la canine. La deuxiéme prémolaire (p.2) est séparée de l'antérieure et de celle qui suit en arriére par des diastemes assez larges. Les vraies molaires supérieures ont le talon interne antérieur peu développe. Le palais porte en arriére, deux vacuités palatines assez réduites. La mandibule a les branches horizontales arquées, hautes en arritre et basses en avant, mais avec la partie symphysaire qui se reléve en ligne courbe vers le haut. Les incisives inférieures sont petites. Les molaires et prémolaires sont toutes placées avec leur grand axe sur la méme ligne longitudinale. Les canines et les prémolaires sont toutes isolées par des diastémes assez larges. 773 mer premolar (p.? ) de cada lado, tiene 17 milímetros de anchura, y atrás, entre el último molar de cada lado, hay 54 milímetros. El es- pacio entre los dos caninos inferiores es de 7 milímetros. La extremi- dad distal del húmero mide 49 milímetros de diámetro transverso. HATHLYACYNIDAE Los representantes de esta familia tienen el cráneo mucho más largo y menos ancho que los Borhyaenidae; su mayor diámetro trans- verso no sobrepasa la mitad de su largo. Los incisivos son en número _de 4 arriba y de 3 abajo, en cada lado. Algunas veces, aunque pocas, hay 4 incisivos inferiores a cada lado. Los verdaderos molares supe- ricres no son cortantes como en los Borhyaenidae, y, por consecuencia, su tubérculo anterior interno está mejor desarrollado; de ahí que el Jiámetro transverso de la parte anterior del último molar no alcanza al largo del diámetro longitudinal del mismo diente. Los verdaderos molares inferiores tienen su talón posterior simpie y no dividido en des tubérculos. La mandíbula tiene las ramas horizontales general- mente muy arqueadas, como en los Didélfidos. El húmero tiene en el condilo y el borde externo un gran ensanchamiento en forma de cresta (cresta de supinación) lateral, que termina hacia arriba en un gancho; el cóndilo interno tiene siempre una larga perforación. El astrágalo es de cuerpo casi cuadrado, con la polea articular plana transversalmente y convexa de adelante para atrás; la cabeza articular es pequeña, larga, redonda, dirigida oblicuamente hacia adentro y separada por un cuello bien definido. ¡ HATHLYACYNUS Ameghino, 1887. — Los ocho incisivos superiores son muy pequeños,.casi rudimentarios, de igual tamaño y muy apretados entre sí. A cada lado, entre el incisivo externo y el canino hay una fuerte muesca para alojar el canino inferior. El primer premolar supe- rior (p.2) sigue inmediatamente al canino. El segundo premolar (p.3 está separado del anterior y del que sigue para atrás por diastemas bastante anchos. Los verdaderos molares superiores tienen el talón interno anterior poco desarrollado. El paladar tiene detrás dos cavida- des palatinas bastante reducidas. La mandíbula tiene las ramas hori- zontales arqueadas, altas hacia atrás y bajas hacia adelante, pero con ja parte sinfisaria levantándose en línea curva hacia arriba. Los inci- sivos inferiores son pequeños. Todos los molares y premolares están situados con su gran eje sobre la misma línea longitudinal. Todos los caninos y los premolares están aislados por diastemas bastante anchos. Hathlyacynus lustratus Ameghino, 1887. — Sinónimo: Hathlyacynus Fischeri Mercerat, 1891. — El cráneo es muy estrecho y prolongado 174 Hathlvacvnus lustratus Ameghino, 1887. — Synonyme: Hathlyacynus Fischeri Mercerat, 1891. — Le cráne est tres étroit et prolongé en avant. Le palais est de voúte presque plate, avec les deux séries dentaires qui convergent régulicrement en avant et lui donnent une forme trian- ' gulaire. Le cráne a 17 centimétres de long et un peu plus de 8 centi- métres de diamétre transverse. La créte sagittale est haute, droite et occupe plus de la moitié de la longueur du cráne. La distance de l'inci- sive externe supérieure a la partie postérieure de la derniére molaire est de 76 millimétres. Les sept molaires supérieures occupent 55 milli- métres de longueur. La premiére prémolaire supérieure est couchée en avant. Entre les canines, la largeur du palais est de 13 millimétres; cette largeur se conserve la méme jusqu'au niveau de l'avant-der- niére prémolaire, mais a partir de cette dent, 11 s'élargit en arriére jusqu'a atteindre- une largeur de 36 millimétres. Les sept molaires inférieures ont 58 millimétres de long. La distance de l'incisive externe inférieure au bord postérieur de la derniére molaire est de 72 milli- métres. La branche horizontale de la mandibule a 17 millimétres de hauteur en dessous de la premiére (p.>7) prémolaire, 23 millimétres en dessous de la derniére prémolaire, et 26 millimétres en dessous d2 la derniére vraie molaire. La symphyse mandibulaire a 4 centimétres de long et l'impression symphysaire a 15 millimétres de largeur maximum. ANATHERIUM Ameghino, 1887. — La mandibule est tres prolongée en avant, avec une symphyse trés longue et dont le bord inférieur se reléve vers le haut. Le bord inférieur de la mandibule se prolonge en arriére jusqu'a terminer dans le condyle articulaire, sans que cette ligne soit interrompue ni par une apophyse angulaire, ni par une échancrure. Le condyle est transversal et placé naturellement beaucoup plus bas que la série dentaire, avec sa surface articulaire qui regarde e , Ñ : E 4 . en arriére (verticale). Les incisives, ¡au nombre de ¿> Sont trés petites. Il y a des diastémes assez larges entre les prémolaires, entre la ca- nine et la premitre prémolaire, et parfois aussi entre la derniére pré- molaire et la premiére vraie molaire. Le talon basal postérieur des vraies molaires inférieures renferme un creux qui disparait bientót. La derniére molaire inférieure a le tubercule ou talon basal postérieur completement atrophié. Dans les vraies molaires supérieures, le talon antérieur interne est mieux développé que dans le genre Hathlyacynus. La surface articulaire distale de l'humérus porte une forte créte inter- trochléenne. Anatherium defossum Ameghino, 1887. — Synonyme: Hathlyacynus defossus Mercerat, 1891. — Les deux derniéres prémolaires inférieures sont de grandeur presque égale, et avec le talon postérieur atrophié. Fig. 61. Pelecyodon cristatus Ameghino. Mandi- Fig, 61. Pelecyodon cristatus Ameghino. - Man- bule, vue d'en bas et de cóté, aux */, de grandeur díbula vista desde abajo y de lado, en ?/, de su naturelle; la suture qui unit le deux pieces de tamaño natural; la sutura que une a las dos pie- chaque branche mandibulaire est bien accentuée. zas de cada rama mandibular está bien acentuada, nj y yn y A O ii ' : =Ñ OA Ny Fig. 62. Prepotherium Filholi Ameghino. Fig. 62. Prepotherium Filholi Ameghino. Palais, incomplet en avant, vu de grandeur na- Paladar, incompleto adelante, visto de tamaño turelle, natural. ——_ E Ge TIAS + Fig. 63. Planops longirostratus Ameghino. Fig. 63. Planops longirostratus Ameghino. Palais avec la denture, vu aux ?/, de grandeur Paladar con la dentadura, visto en */, de su ta- nalurelle. maño natural. 117 hacia adelante. El paladar es de bóveda casi plana, con las dos series dentarias convergiendo regularmente hacia adelante, lo que le da una forma triangular. El cráneo tiene 17 centímetros de largo y un poco más de 8 centímetros de diámetro transversal. La cresta sagital es alta, derecha y ocupa más de la mitad del largo del cráneo. La distancia desde el incisivo externo superior hasta la parte posterior del último molar es de 76 milímetros. Los siete molares superiores ocupan 55 milí- metros de largo. El primer premolar superior es inclinado hacia ade- lante. Entre los caninos, la anchura del paladar es de 13 milímetros; esta anchura se conserva igual hasta el nivel del penúltimo premolar, pero a partir de este diente, se ensancha hacia atrás hasta alcanzar un ancho de 36 milímetros. Los siete molares inferiores tienen 58 milí- metros de largo. La distancia desde el incisivo externo inferior hasta ei borde posterior del último molar es de 72 milímetros. La rama hori- zontal de la mandíbula tiene 17 milímetros de altura debajo del pri- mer premolar (p.>7), 23 milímetros debajo del último premolar y 26 milímetros debajo del último verdadero molar. La sínfisis mandi- bular tiene 4 centímetros de largo y la impresión sinfisaria tiene 15 milímetros de anchura máxima. ANATHERIUM Ameghino, 1887.--— La mandíbula es muy prolongada hacia adelante, con una sínfisis muy larga y cuyo borde inferior se eleva hacia arriba. El borde inferior de la mandíbula se prolonga hacia atrás hasta terminar en el cóndilo articular, sin que esta línea sea interrumpida ni por una apófisis angular ni por una muesca. El cón- dilo es transversal y situado naturalmente mucho más bajo que la serie dentaria, con su superficie articular mirando hacia atrás (vertical). . . . Z 4 E . Los incisivos, en número de ¿ Son muy pequeños. Hay diastemas bas- tante anchos entre los premolares, entre el canino y el primer pre- molar y a veces también entre el último premolar y el primer verda- dero molar. El talón basal posterior de los verdaderos molares infe- riores encierra una cavidad que desaparece bien pronto. El último mo- lar inferior tiene el tubérculo o talón basal posterior completamente atrofiado. En los verdaderos molares superiores, el talón anterior in- terno está mejor desarrollado que en el género Hathlyacynus. La su- perficie articular distal del húmero tiene una fuerte cresta intertrocleana. Anatherium defossum Ameghino, 1887. — Sinónimo: Hathlyacynus defossus Mercerat, 1891.— Los dos últimos premolares inferiores son de tamaño casi igual y con el talón posterior atrofiado. Los cuatro ver- daderos molares superiores ocupan un espacio de 29 milímetros. La mandíbula inferior tiene 13 centímetros de largo. Los siete molares inferiores ocupan un espacio de 6 centímetros. La distancia, desde el =] 5] 10,9) Les quatre vraies molaires supérieures occupent un espace de 29 milli- métres. La mandibule inférieure a 13 centimétres de long. Les sept molaires inférieures occupent un espace de 6 centimétres. La distance ¿u bord antérieur de la canine inférieure au bord postérieur de la der- niére molaire est de 75 millimétres. Hauteur de la mandibule: en dessous de la prémitre prémolaire (p. ) 15, millimétres; en dessous de la derniére prémolaire 21 millimétres; en dessous de la derniére vraie molaire 22 millimetres. L'extrémité distale de l'humérus a 28 milli- métres de diaméetre transverse. Anatheriam (7?) oxyrhynchus, n. sp. —Se distingue par sa taille beaucoup plus considérable, la canine inférieuro plus comprimée, et les prémolaires plus pressées les unes aux autres. L'espace entre la paire de canines inférieures est tres réduit et les incisives étaient en partie atrophiées. La canine est fortement couchée en avant, la sym- physe et trés longue et termine presque en pointe. La premiére pré- molaire est placée obliquement ou presque transversalement; la deu- xieme (p.z ) et ia troisieme (p., ) ont le tubercule postérieur atrophié. Le talon postérieur de la derniére molaire inférieure est bien développé. La distance de la partie antérieure de la mandibuls au bord postérieur de la derniére molaire est de 97 millimétres. Les sept molaires infé- rieures occupent 76 milliméetres de long. La derniére molaire inférieure a 13 millimétres de long. L'impression symphysaire a 48 millimétres de long et 15 millimétres de largeur maximum. La mandibule a 19 milli- metres de hauteur en dessous de l'avant-derniétre prémolaire, et cett2 hauteur se conserve á peu pres égale jusqu'a la derniére molaire. ll est possible que plus tard on soit obligé de placer cette espéce dans un genre distinct. CLADosicTIS Ameghino, 1887. —Synonyme: Proviverra Ameghino (partim), 1891; Hathlyacynus Mercerat (partim), 1891. — Le nombre des incisives est de quatre de chaque cóté, aussi bien en haut qu'en bas; une de celles d'en bas, placée en dessous des autres, était tres petite et tombait de bonne heure. Les incisives supérienres sont toutes trés petites. La premitre prémolaire supérieure est placée immédiatement apres la canine, sans diastéme entre les deux; il y a un diastéme entre la premitre et la deuxiéme prémolaires, et quelquefois un autre plus petit entre la troisieme prémolaire et la premitre vraie molaire. Dans la mandibule toute la dentition est en série continue; il n'y a qu'un petit diasteme entre la canine et la premitre prémolaire. Le ta- lon interne des vraies molaires supérieures est tres étroit d'avant en arricre, mais tres étendu transversalement et avec un fort cuspide au bout. La derniére prémolaire supérieure est beaucoup plus forte et plus haute que la vraie molaire qui suit; elle est formée par un cuspide 779 borde anterior del canino inferior hasta el borde posterior del úl- timo molar es de 75 milímetros. Altura de la mandíbula: debajo del primer premolar: (p..) 15 milímetros; debajo del último premolar: 21 milímetros; debajo del último verdadero molar: 22 milímetros. La extremidad distal del húmero tiene 28 milímetros de diámetro trans- versal. Anatheriam (2) oxyrhynchus, n. sp.—Se distingue por su talla mucho más considerable, el canino inferior más comprimido y los premolares más apretados entre sí. El espacio entre el par de caninos inferiores es muy reducido y los incisivos estaban en parte atrofiados. l canino está fuertemente recostado hacia adelante, la sínfisis es muy larga y termina casi en punta. El primer premolar está situado obli- cuamente o casi transversalmente; el segundo (p.z ) y el tercero (p.y) tienen el tubérculo posterior atrofiado. El talón posterior del último molar inferior está bien desarrollado. La distancia desde la parte an- terior de la mandíbula hasta el borde posterior del último molar es de 97 milímetros. Los siete molares inferiores ocupan 76 milímetros de largo. El último molar inferior tiene 13 milímetros de largo. La impresión sinfisaria tiene 48 milímetros de largo y 15 milímetros de anchura máxima. La mandíbula tiene 19 milimetros de altura de- bajo del penúltimo premolar; y esta altura se conserva poco más o menos igual hasta el último molar. Es posible que más tarde haya necesidad de colocar a esta especie en un género distinto. CLADOsSICTIS Ameghino, 1887. — Sinónimos: Proviverra Ameghino (partim), 1891; Hathlyacynus Mercerat (partim), 1891.— El número de los incisivos es de cuatro en cada lado tanto arriba como abajo; unc de los de abajo, situado debajo de los otros, era muy pequeño y caía temprano. Todos los incisivos superiores son muy pequeños. El primer premolar superior está situado inmediatamente después del canino, sin diastema entre ambos; hay un diastema entre el primero y el se- gundo premolares y alguna vez otro más pequeño entre el tercer pre- molar y el primer verdadero molar. En la mandíbula toda la dentición es en serie continua: sólo hay un pequeño diastema entre el canino y el primer premolar. El talón interno de los verdaderos molares supe- riores es muy estrecho de adelante hacia atrás, pero muy extendido transversalmente y con una fuerte cúspide en su extremidad. El último premolar superior es mucho más fuerte y más alto que el verdadero molar que sigue; está formado por una cúspide cónica que tiene un pequeño talón basal hacia atrás; este diente es fuertemente inclinado hacia atrás sobre el molar, y, lo que es más notable, ello es que los verdaderos molares tienen también la misma inclinación hacia atrás. Todos los premolares, superiores e inferiores, tienen un pequeño talón 780 cenique qui porte un petit talon basal en arriére; cette dent est forte- men inclinée en arriére sur la molaire, et ce qui est plus remarquable, c'est que les vraies molaires ont aussi la méme inclinaison en arritre. Toutes les prémolaires, supérieures et inférieures, portent un petit talon basal postérieur. Dans les vraies molaires inférieures le talon basal postérieur renferme un petit creux. Le taion postéricur de la derniére molaire inférieure est aussi bien développé que dans les autres molaires. Les branches horizontales de la mandibule sont forte- ment arquées. Dans la moitié inférieure de l'humérus, expansion ex- terne en forme de lame (créte de supination) esí tres développée et termine en haut en un fort crochet; la surface articulaire distale n'a pas de créte intertrochléenne. Cladosictis patagonica Ameghino, 1887. — Synonyme: Hathlyacynus Lynchi Mercerat, 1891. — Dans cette espéce, la derniére molaire supé- rieure placée transversalement, est tres comprimée d'avant en arriére, mais aussi tres étendue dans la direction transversale. Les quatre vraies molaires supérieures ont 20 millimétres de long. La derniére molaire supérieure a 2mm.5 de diamétre antéro-postérigur et 5 a 6 millimétres de diamétre transverse. La deuxisme et troisiéme pré- molaires inférieures sont d'égale hauteur. La premiére prémolaire infé- rieure est petite, un peu inclinée en avant et porte un petit tubercule basal en arriére. La distance du bord antérieur de la canine inférieure au bord postérieur de la dernitre molaire est de 46 millimétres. Les sept molaires inférieures ont 39 millimétres de long. La canine infé- rieure, sur le bord alvéolaire, a 4mm.5 de diameétre antéro-postérieur et 3mm.5 de diamétre transverse. La hauteur de la branche mandibu- laire augmente graduellement d'avant en arriére: cette hauteur est ie 7 millimetres en dessous du diasteme qui sépare la canine de la premitre prémolaire, de 9 millimétres en dessous de la deuxiéme pré- molaire, de 10 millimétres en dessous de la premiére vraie molaire et 12 millimétres en dessous de la derniére vraie molaire. Cladosictis Trouessarti Ameghino. — Synonymes: Proviverra Troues- sarti Ameghino, Juin 1891; Cladosictis dissimilis Mercerat, Aoút 1891. Hathlyacynus cultridens Mercerat, Aoút 1891. — Cette espéce est da taille beaucoup plus forte que la précédente; la mandibule en dessous de la troisieme molaire a 20 millimétres de hauteur, tandis qu'a la méme place, celle de l'lautre espéce n'a que 11 millimétres. J'ai déja donné ailleurs les mesures principales du cráne. J'ajouterai seulement qu'il y a un petit diasteme entre les deux derniéres prémolaires supérieures, et que la derniére de ces dents est trés haute et pointue. La derniére vraie molaire supérieure est proportionnellement plus petite que dans Pautre espéce. La distance du bord antérieur de la canine supérieure au bord postérigur de la derniére vraie molaire est de 55 millimétres. 781 basal posterior. En los verdaderos molares inferiores el talón basal posterior encierra una pequeña cavidad. El talón posterior del último molar inferior es tan bien desarrollado como en los demás molares. Las ramas horizontales de la mandíbula son fuertemente arqueadas. En la mitad inferior del húmero, la expansión externa en forma de lámina (cresta de supinación) es muy bien desarrollada y termina arriba en un fuerte gancho; la superficie articular distal carece de cresta intertrocleana. Cladosictis patagonica Ameghino, 1887. — Sinónimo: Hathlyacynus Lynchi Mercerat, 1891. — En esta especie, el último molar superior, si- tuado transversalmente, es muy comprimido de delante hacia atrás, pero también muy extendido en la dirección transversal. Los cuatro verdaderos molares superiores tienen 20 milímetros de largo. El úl- timo molar superior tiene 2mm.5 de diámetro anteroposterior y de 5 a 6 milímetros de diámetro transverso. El segundo y tercero pre- molares inferiores son de igual altura. El primer premolar inferior es pequeño, un poco inclinado hacia adelante y tiene hacia atrás un pe- queño tubérculo basal. La distancia desde el borde anterior del canino inferior hasta el borde posterior del último molar es de 46 milímetros. Los siete molares inferiores tienen 39 milímetros de largo. El canino inferior, sobre el borde alveolar, tiene 4mm.5 de diámetro antero- posterior y 3mm.5 de diámetro transverso. La altura de la rama man- dibular aumenta gradualmente de adelante hacia atrás: esta altura es de 7 milímetros debajo del diastema que separa el canino del primer premolar, de 9 milímetros debajo del segundo premolar, de 10 milí- metros debajo del primer verdadero molar y de 12 milímetros debajo Gel último verdadero molar. Cladosictis Trouessarti Ameghino. — Sinónimos: Proviverra Troues- sarti Ameghino, Junio de 1891; Cladosictis dissimilis Mercerat, Agosto de 1891; Hathlyacynus cultridens Mercerat, Agosto de 1891. — Esta es- pecie es de talla mucho más fuerte que la precedente; la mandíbula, debajo del tercer molar, tiene 20 milímetros de altura, mientras que en el mismo lugar, la de la otra especie sólo tiene 11 milímetros. Ya tengo dadas en otra parte las principales medidas del cráneo. Agregaré tan sólo que hay un pequeño diastema entre los dos últimos premolares superiores; y que el último de esos dientes es muy alto y puntiagudo. El último verdadero molar superior es proporcionalmente más pequeño que en la otra especie. La distancia desde el borde anterior del canino superior hasta el borde posterior del último verdadero molar es de 55 milímetros. Los cuatro verdaderos molares superiores ocupan 25 milímetros de largo. El último verdadero molar superior tiene 3 milí- metros de diámetro anteroposterior y 7 milímetros de diámetro trans- verso. 782 Les quatre vraies molaires supérieures occupent 25 millimétres de , long. La derniére vraie molaire supérieure a 3 miliimétres de diamétre antéropostérieur et 7 millimétres de diamétre transverse. Cladosictis lateralis, n. sp. — La taille est a peine un peu plus petite que celle de l'espéce précédente. Elle se distingue surtout par la der- niétre vraie molaire supérieure qui est petite, peu développée trans- versalement et proportionnellement plus longue d'avant en arriére; cette dent a un peu plus de 3 millimétres de diamétre antéro-postérieur et á peine 5 millimétres de diamétre transverse; la couronne ne porte awun seul cóne central, sans vestiges du tubercule interne que l'on voit sur la méme dent des autres deux espéces du méme genre. Los sept molaires supérieures occupent un espace de 47 millimétres de long. La distance, du bord des incisives au bord postérieur de la dernitre vraie molaire supérieure, est de 65 millimétres. Le palais a 11 milli- métres de largeur entre les canines, et 3 centimétres entre les. der- nicres molaires. AMPHIPROVIVERRIDAE Le cráne est deux fois plus long que large. Le nombre des incisives est toujours de. Entre P'incisive supérieure externe et la canine il y a une fossette profonde pour loger la canine inférieure; dans les repré- sentants des familles précédentes, au lieu de cette fossette il y a une grande échancrure. Les vraies molaires supérieures ont le talon antéro- interne tres développé; le diamétre transverse de la partie antérieure de la troisieme molaire supérieure est égal au diamétre longitudinal de la méme dent. Les vraies molaires inférieures ont le talon postérieur divisé en deux tubercules, l'un interne et l'autre externse, comme c'est aussi le cas chez les Didelphydés. L'astragale a la poulie articulaire pour le tibia profondément excavée et la téte articulaire pour le sca- phoide ronde et portée par un col assez long; avec ce type d'astragale s'articule un tibia dont la partie inférieure est presque carrée. L'humé- rus a la créte de supination tres développée et porte toujours une grande perforation sur le condyle interne. AMPHIPROVIVERRA Ameghino, 1891. —Synonyme: Protoproviverra Ameghino, 1891 (préoccupé). Amphiproviverra Manzaniana Ameghino, 1891. — Synonyme: Proto- proviverra Manzaniana Ameghino, 1891. Amphiproviverra ensidens Ameghino. — Synonyme: Protoproviverra ensidens Ameghino, 1891. Amphiproviverra obusta Ameghino. — Syn.: Protoproviverra obusta Ameghino, 1891. — Cette espéce est beaucoup plus petite que le Amphi- proviverra Manzaniana. Le cráne mesure 114 millimétres de longueur, li AA 783 Cladosictis lateralís, n. sp. — La talla es apenas un poco más pequeña que la de la especie precedente. Distínguese, sobre todo, por el último verdadero molar superior, que es pequeño, poco desarrollado transver- salmente y proporcionalmente más largo de adelante hacia atrás; este diente tiene un poco más de 3 milímetros de diámetro anteroposterior y apenas 5 milímetros de diámetro transverso; la corona sólo tiene un cono central, sin vestigios del tubérculo interno que se ve en el mismo diente de las otras dos especies del mismo género. Los siete molares superiores ocupan un espacio de 47 milímetros de largo. La distancia, desde el borde de los incisivos hasta el borde posterior del último ver- dadero molar superior, es de 65 milímetros. El paladar tiene 11 milí- metros de anchura entre los caninos y 3 centímetros entre los últi- mos molares. AMPHIPROVIVERRIDAE El cráneo es dos veces más largo que ancho. El número de los inci- sivos es siempre de En Entre el incisivo superior externo y el canino hay un hoyuelo profundo para alojar el canino inferior; en los represen- tantes de las familias precedentes hay una gran muesca en lugar de ese hoyuelo. Los verdaderos molares superiores tienen el talón antero- interno muy desarrollado; el diámetro transverso de la parte anterior del tercer molar superior es igual al diámetro longitudinal del mismo diente. Los verdaderos molares inferiores tienen el talón posterior divi- dido en dos tubérculos, uno interno y otro externo, tal como ocurre en los Didélfidos. El astrágalo tiene la polea articular para la tibia pro- fundamente excavada y la cabeza articular para el escafoides redonda y sostenida por un cuello bastante largo; con tal tipo de astrágalo se articula una tibia cuya parte inferior es casi cuadrada. El húmero tiene la cresta de supinación muy desarrollada y hay en él siempre una gran perforación sobre el cóndilo interno. AMPHIPROVIVERRA Ameghino, 1891.—Sinónimo: Protoproviverra Ame- ghino, 1891 (preocupado). Amphiproviverra Manzaniana Ameghino, 1891. — Sinónimo: Proto- proviverra Manzaniana Ameghino, 1891. Amphiproviverra ensidens Ameghino. — Sinónimo: Protoproviverra ensidens Ameghino, 1891. Amphiproviverra obusta Ameghino.—Sinónimo: Protoproviverra obusta Ameghino, 1891. — Esta especie es mucho más pequeña que la Amph*- proviverra Manzaniana. El cráneo mide 114 milimetros de largo y 5 cen- tímetros de diámetro transverso máximo. La distancia, desde el borde 784 et 5 centiméetres de diamétre transverse maximum. La distance du bord antérieur des incisives internes supérieures au bord postérieur de la aerniére vraie molaire est de 53 millimétres. Les sept molaires supé- rieures occupent un espace de 38 millimétres de longueur. Le palais a 7 millimétres de largeur entre les canines, et 22 millimétres entre les derniéres molaires. La mandibule, au-dessous de la derniére molaire a 12 millimétres de hauteur. Amphiproviverra minuta, n. sp. — Beaucoup plus petite que l'espéce précédente. La troisiéme vraie molaire supérieure n'a que 4 milli- métres de diamétre transverse en avant et 4 millimétres de diamétre longitudinal. La mandibule a 66 millimétres de long. La distance de la partie antérieure de la canine inférieure au bord postérigur de la der- niére vraie molaire est de 43 millimétres. Les sept molaires inférieures occupent un espace de 37 millimétres. La mandibule, en dessous de la troisieme vraie molaire, a 9 millimétres de hauteur. Amphiproviverra crassa, n. sp. — La taille de cette espéce est égale á celle de l'Amphiproviverra Manzaniana, mais elle est considérable- ment plus massive et a les dents beaucoup plus grosses. La canine supérieure, au niveau du bord alvéolaire, a 9 millimétres de diamétre antéro-postérieur et 7 millimétres de diamétre transverse. Les sept mo- laires supérieures occupent un espace de 44 millimétres. Les diastémes entre les prémolaires sont plus courts que dans les autres espéces. La deuxieme prémolaire supérieure est tres petite. La troisieme vraie mo- laire supérieure a 7 millimétres de diamétre antéro-postérieur et 7 mil- limétres de diameétre transverse en avant. La derniére vraie molaire supérieure a 2mm.5 de diamétre antéro-postérieur et 7 millimétres de diamétre transverse. Le maxillaire au-dessus des prémolaires a 23 milli- métres de hauteur. La derniére prémolaire inférieure est tres longue d'avant en arriére, a peine un peu plus haute que la molaire qui suit, et porte un fort tubercule basal postérieur. Les diastémes entre les pré- molaires sont réduits. La distance du bord antérieur de la canine au bord postérieur de la derniére vraie molaire inférieure est de 57 millimétres. Les sept molaires inférieures occupent un espace de 48 millimétres. La mandibule a 13 millimétres de hauteur en dessous de la deuxiéme pré- molaire et 16 millimétres au-dessous de la derniére vraie molaire. AcustYLUSs Ameghino, 1887. — Synonyme: Hathlyacynus Mercerat, 1891 (partim). — Differe d'Amphiproviverra surtout par la derniére vraie molaire inférieure dont le lobe antérieur est plus long et plus tranchant, et le tubercule basal postérieur completement rudimentaire. Les canines sont trés minces et longues. Les deux derniéres prémo- laires inférieures sont tres grandes, d'égale hauteur, et portent un fort tubercule postérieur. 2 Fig. 64. Analcitherium antarcticum Ameghino. Cráneo con toda la dentadura, visto desde arriba “y desde abajo, en */, de su tamaño natural. Fig 64. Analcitherium antarcticum Ameghino. Cráne avec toute la denture, vu d'en haut et d'en bas, aux */, de grandeur natureile. Fig. 65. Vefelia puncta Ameghino. Dos placas de una de las bandas movibles y dos del escudo posterior, vista por su.lado externo, un poco reducidas. Fig. 65. Vetelía puncta Ameghino. Deux plaques d'une des bandes mobiles et deux du bouclier postérieur vues par le cóté externe, un peu réduites. AMEGHINO — V. X *(ODHPJOD OdSPI Ja Á SOIHBULOS IO SO9IY SO] “SOJIPUI SIYESPU SO] OI soj93931ad a3yuSmuenjosqe salepdurfa 1q1091 enSiy ejso Iepnoafa 3914 9nb sandsap USIO91 OJOS *ean3y e] eorpur 0] anb o] anb 9JUPJ9pe erovy SOPIpudÍxa seu ood un uos sajeseu so) *pempeu ou “UlIe] ns 3p '/,¿ us “ope ap £ ofeqe a3psap “equuiie IPSIP OJSIA OBUPID “OUIYSIMY x0s9f say doz]af 99 “St (anbreyd39 anbsea a] 39 sanbyeuroSAz sapeo.e sa] “S9J98JUI XNPSEL SI] DIAL syrejred HJUSuImposqe sarepduoxa sop nx le [ anb “m3 939 19/M93X2 JE] 1OAR Sarde nb 3s9u 39 "340.31 e], anbipur au 3Nb juear ua snpuajo said nad un jquos xneseu s397) “9]/91M38U4 AnSput.S ap */, xne “9309 9P 33 seq ua p Yney US Pp NA 3UYID “ouIydamy xotof sm]14 9770] :99 *314 787 anterior de los incisivos internos superiores hasta el borde posterior del último verdadero molar es de 53 milímetros. Los siete molares supe- riores ocupan un espacio de 38 milímetros de largo. El paladar tiene 7 milímetros de ancho entre los caninos y 22 milímetros entre los últi- mos molares. La mandíbula, debajo del último molar, tiene 12 milí- metros de altura. Amphiproviverra minuta, n. sp. — Mucho más pequeña que la espe- cie precedente. El tercer verdadero molar superior sólo tiene 4 milí- metros de diámetro transverso adelante y 4 milímetros de diámetro longitudinal. La mandíbula tiene 66 milímetros de largo. La distancia, desde la parte anterior del canino inferior hasta el borde posterior del último verdadero molar es de 43 milímetros. Los siete molares inferiores ocupan un espacio de 37 milímetros. La mandíbula, debajo del tercer verdadero molar, tiene 9 milímetros de altura. Amphiproviverra crassa, n. sp. — La talla de esta“especie es igual a ta de la Amphiproviverra Manzaniana, pero es considerablemente más maciza y tiene los dientes mucho más gruesos. El canino superior, al nivel del borde alveolar, tiene 9 milímetros de diámetro anteroposterior y 7 milímetros de diámetro transverso. Los siete molares superiores ccupan un espacio de 44 milímetros. Los diastemas entre los premolares son más cortos que en las demás especies. El segundo premolar superior es muy pequeño. El tercer verdadero molar superior tiene 7 milímetros de diámetro anteroposterior y 7 milímetros de diámetro transverso ha- cia adelante. El último verdadero molar superior tiene 2mm.5 de diá- metro anteroposterior y 7 milímetros de diámetro transversal. El maxi- lar, debajo de los premolares, tiene 23 milímetros de altura. El último premolar inferior es muy largo de atrás para adelante, apenas un poco miás alto que el molar que sigue y tienen un fuerte tubérculo basal pos- terior. Los diastemas entre los premolares son reducidos. La distancia, desde el borde anterior del canino hasta el borde posterior del último verdadero molar inferior es de 57 milímetros. Los siete molares infe- riores ocupan un espacio de 48 milímetros. La mandíbula tiene 13 milí- metros de alto debajo del segundo premolar y 16 milímetros debajo del último verdadero molar. AGusTYLUS Ameghino, 1887. — Sinónimo: Hathlyacynus Mercerat, 1891 (partim). — Difiere de Amphiproviverra sobre todo por el último verdadero molar inferior cuyo lóbulo anterior es más largo y más cor- tente y el tubérculo basal posterior completamente rudimentario. Los caninos son muy delgados y largos. Los dos últimos premolares inferio- res son muy grandes, de altura igual y tienen un fuerte tubérculo pos- terior. 788 Agustylus cynoides Ameghino, 1887. — Synonyme: Hathlyacynus Rol- lieri Mercerat, 1891. — La distance du bord antérieur de la canine inférieure au bord postérieur de la derniére molaire est de 63 milli- metres. Agustylus bardus Ameghino. — Synonymes: Acyon bardus Ameghi- no, 1889; Agustylus primaevus Mercerat, 1891. PERATHEREUTHES Ameghino, 1891. — Les deux derniéres vrales mo- laires inférieures ont le deuxieme lobe petit, pointu, non tranchant et fortement tourné en dedans. Le tubercule postérieur de la derniére molaire inférieure est assez bien développé, mais non biparti. La man- dibule est basse et gréle en avant, et beaucoup plus haute en arriére. Les quatre incisives supérieures sont toutes bien développées. La der- niére prémolaire supérieure n'est pas aussi grande que dans Amphipro- viverra et a le talon postérieur peu développé. Le palais porte deux vecuités palatines allongées d'avant en arriére et placées dans la par- tie antérieure des palatins. Perathereuthes pungens Ameghino, 1891. Perathereuthes obtusus Ameghino, 1891. — La distance du bord anté- rieur de la canine inférieure "au bord postérieur de la derniére mo- laire est de 49 millimétres. La mandibule, en dessous de la premiére vraie molaire, a.9 millimétres de hauteur. La distance du bord anté- rieur de lincisive interne (i.7 ) inférieure au bord postérisur de la der- niére molaire, est de 45 millimétres. Les 7 molaires supérieures occu- pent 38 millimétres. ll y a un petit diasteme entre les deux premiéres prémolaires supérieures, et un autre encore plus petit entre les deux derniéres. Le palais est large de 10 millimétres entre les canines, et de 23 millimétres entre les derniéres molaires. Perathereuthes amputans Ameghino, 1891. SIPALOCYON Ameghino, 1887. —Synonyme: Thylacodictis Mercerat, - 1891 (partim). — Dans ce genre, la denture est en série continue; pourtant, parfois il y a un tout petit diasteme entre les deux pre- miéres prémolaires inférieures. Les vraies molaires inférisures ont le lobule antérieur petit. Dans la derniére molaire inférieure, le lobule antérieur est rudimentaire; le lobule postérieur est bien développé et partagé en deux cuspides; le lobule intermédiaire est tres grand, trés haut et pointu. Les molaires et prémolaires inférieures forment une série en ligne droite, sans aucune déviation dans l'implantation des dents. Les branches horizontales de la mandibule ne sont pas arquées; leur bord inférieur est droit ou presque droit. Les vraies molaires supé- rieures ont le tubercule interne antérieur peu développé et leur dia- métre transverse est un peu plus petit que le diamétre longitudinal. : E 789 Agustylus cynoides Ameghino, 1887. — Sinónimo: Hathlyacynus Rol- lieri Mercerat, 1891. — La distancia, desde el borde anterior del canino inferior hasta el borde posterior del último molar, es de 63 milímetros. Agustylus bardus Ameghino, — Sinónimos: Acyon bardus Ameghino, 1889; Agustylus primaevus Mercerat, 1891. PERATHEREUTHES Ameghino, 1891. — Los dos últimos verdaderos mo- lares inferiores tienen el segundo lóbulo pequeño, puntiagudo, no co:- tante y fuertemente vuelto hacia adentro. El tubérculo posterior del último molar inferior es bastante bien desarrollado, pero no bipartido. La mandíbula es baja y débil hacia adelante y mucho más alta hacia atrás. Los cuatro incisivos superiores están bien desarrollados. El úl- timo premolar superior no es tan grande como en Amphiproviverra y tiene el talón posterior poco desarrollado. El paladar tiene dos cavi- dades palatinas alargadas de adelante hacia atrás "y colocadas en la parte anterior de los palatinos. Perathereuthes pungens Ameghino, 1891. Perathereuthes obtusus Ameghino, 1891.—- La distancia, desde ei “borde anterior del canino inferior hasta el borde posterior del último molar, es de 49 milímetros. La mandíbula, debajo del primer verdadero molar, tiene 9 milímetros de altura. La distancia, desde el borde ante- rior del incisivo interno (1.7) inferior hasta el borde posterior del últi- ro molar, es de 45 milímetros. Los siete molares superiores ocupan 38 milímetros. Hay un pequeño diastema entre los dos primeros pre- molares superiores y otro aún más pequeño entre los dos último.. El paladar tiene una anchura de 10 milímetros entre los caninos y ue 23 milímetros entre los últimos molares. Perathereuthes amputans Ameghino, 1891. SIPALOCYON Ameghino, 1887. — Sinónimo: Thylacodictis Mercerat, 1891 (partim). — En este género, la dentadura es en serie continua; aunque a veces hay un pequeño diastema entre los dos primeros pre- molares inferiores. Los verdaderos molares inferiores tienen el lóbulo anterior pequeño. En el último molar inferior el lóbulo anterior es rudimentario; el lóbulo posterior es bien desarrollado y está dividido en dos cúspides; el lóbulo intermedio es muy grande, muy alto y pun- tiagudo. Los molares y premolares inferiores forman una serie en línea recta, sin desviación alguna en la implantación de los dientes. Las ra- mas horizontales de la mandíbula no son arqueadas; su borde inferior es recto o casi recto. Los verdaderos molares superiores tienen el tu- bérculo interno anterior poco desarrollado y con su diámetro transverso un poco más pequeño que el diámetro longitudinal. 790 Sipalocyon gracilis Ameghino, 1887.—Synonyme: Thylacodictis exilis Mercerat, 1891. Sipalocyon pusillus Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891. — Syn.: Hathlyacynus Kobyi Mercerat, deuxieme quinzaine d'Aoút 1891. “Sipalocyon curtus, n. sp. — De taille beaucoup plus considérable que Sipalocyon gracilis et de formes trés massives. Les incisives inférieures étaient complétement rudimentaires. La canine inférieure, sur le bord alvéolaire, a 5mm.6 de diamétre antéro-postérigur et 4 millimétres de diamétre transverse. Entre la premitre prémolaire et la canine il y a un diasteme de 2 milliméetres. La premitre prémolaire inférieure a 4mm.8 de diamétre antéro-postérieur. La deuxieme prémolaire a 6 millimétres de diamétre longitudinal; cette dent porte un petit talon basal en avant et un autre un peu plus grand en arriére. Les deux premiéres prémolaires inférieures sont séparées par un diastéme de pres de 3 millimétres. 11 y a un grand orifice dentaire en dessous du diasteme qui sépare les deux premiéres prémolaires et un autre plus petit en arriére de la deuxiéme racine de la deuxiéme prémolaire. La mandibule est haute de 9 millimétres en arriére de la canine, et de 12 millimétres en dessous de la dernitre prémolaire. L'épaisseur de la branche mandibulaire en dessous de la premiére prémolaire, est de 7 millimétres. Sipalocyon mixtus, n. sp. — Cette esptce est de la méme taille que la précédente, mais elle s'en distingue par la branche mandibulaire beaucoup plus mince, et qui diminue considérablement de hauteur vers le devant, dans la région des prémolaires. ll n'y a que deux orifices dentaires, l'antérieur, placé au-dessous du diasteme qui sépare les deux premiéres prémolaires, et le postérieur au-dessous de la deuxiéme racine de la premitre vraie molaire. Les six premiéres molaires occu- pent 36 millimetres de longueur. L'épaisseur de la branche mandibulaire au-dessous de la deuxiéme prémolaire, n'est que de 5 millimétres. Les incisives étaient rudimentaires. La mandibule a 9 millimétres de hau- teur en arriére de la canine, 12 millimétres au-dessous de la derniére prémolaire, et 14 millimétres au-dessous de la troisieme vraie molaire. Sipalocyon altiramis, n. sp. — A peu pres de la méme taille que les deux especes précédentes. Cette espéce se distingue par la branche mandibulaire complétement droite et tres haute en avant, et par le nombre considérable (quatre ou plus) d'orifices dentaires. Les sept molaires inférieures ont 43 millimétres de longueur. Le bord inférieur de la mandibule constitue une ligne presque droite. Hauteur de la mandibule: en arriére de la canine, 11 millimétres; en dessous de la derniére prémolaire 12mm.5; en dessous de la deuxiéme vraie mo- laire 13 millimétres; en dessous de la derniére vraie molaire 15 milli- métres. — O A 791 Sipalocyon gracilis Ameghino, 1887. — Sinónimo: Thylacodictis exilis Mercerat, 1891. Sipalocyon pusillus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891.— Sinónimo: Hathlyacynus Kobyi Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891. Sipalocyon curtus, n. sp. —De talla mucho más considerable que Sipalocyon gracilis y de formas muy macizas. Los incisivos inferiores eran completamente rudimentarios. El canino inferior tiene, sobre el borde alveolar, 5mm.6 de diámetro anteroposterior y 4 milímetros de diámetro transverso. Entre el primer premolar y el canino hay un dias- tema de 2 milímetros. El primer premolar inferior tiene 4 mm. 8 de diá- metro anteroposterior. El segundo premolar tiene 6 milímetros de diá- metro longitudinal; este diente tiene un pequeño talón basal hacia adelante y otro un poco más grande hacia atrás. Los dos primeros premolares inferiores están separados por un diastema de cerca de 3 mi- límetros. Hay un gran orificio dentario debajo del diastema que separa los dos primeros premolares y otro más pequeño detrás de la segunda raíz del segundo premolar. La mandíbula tiene una altura de 9 milí- metros detrás del canino y de 12 milímetros debajo del último pre- molar. El grosor de la rama mandibular debajo del primer premolar es de 7 milímetros. Sipalocyon mixtus, n. sp. — Esta especie es de igual talla que la pre- cedente, pero distínguese de ella por la rama mandibular un poco más delgada y que disminuye considerablemente de altura hacia adelante, en la región de los premolares. No hay más que dos orificios dentarios, el anterior, situado debajo del diastema que separa los dos primeros premolares y el posterior debajo de la segunda raíz del primer verda- dero molar. Los seis primeros molares ocupan 36 milímetros de largo. El grosor de la rama mandibular debajo del segundo premolar sólo es de 5 milímetros. Los incisivos eran rudimentarios. La mandíbula tiene 2 milímetros de altura detrás del canino, 12 milímetros debajo del últi- mo premolar y 14 milímetros debajo del tercer verdadero molar. Sipalocyon altiramis, n. sp. — Poco más o menos de igual talla que las dos especies precedentes. Esta especie se distingue por la rama mandi- bular completamente recta y muy alta adelante y por el número consi- derable (cuatro, o más) de orificios dentarios. Los siete molares infe- riores tienen 43 milímetros de largo. El borde inferior de la mandíbula constituye una línea casi recta. Altura de la mandíbula: detrás del ca- nino: 11 milímetros; debajo del último premolar: 12 mm. 5; debajo del segundo verdadero molar: 13 milímetros; y debajo del último verdadero molar: 15 milímetros. . Sipalocyon longus, n. sp. — De la misma talla general que la especie precedente. Se distingue de ella por la rama mandibular, que es muy 792 Sipalocyon longus, n. sp. — De la méme taille générale que l'espéce précédente. Elle se distingue par la branche mandibulaire, qui est trés basse dans la région des prémolaires, et tres haute en :arriére, tavec le bord inférieur un peu convexe dans la région des molaires. Le nom- bre des trous dentaires est de quatre ou méme davantage, et sont tous placés sur une méme ligne horizontale. Les sept molaires inférieures eccupent 42 millimétres de longueur. La mandibule a 9 millimétres de hauteur derriére de la canine, 10 millimétres en dessous de la deuxiéme prémolaire, 11mm.5 au-dessous de la deuxieme vraie molaire, et 13 millimétres au-dessous de la derniére. ACYONIDAE Les représentants de ce groupe se distinguent par le nombre de leurs prémolaires inférieures, qui est de quatre sur chaque cóté de la mandibule. Pour le moment on ne peut pas donner d'autres caractéres distinctifs car les débris de ces animaux sont tres rares. IcrioBoRUus Ameghino, 1891. — La petite dent antérieure á une seule racine que J'avais pris pour la deuxiéme prémolaire, est en réalité la premitre, et celle que j'avais pris pour la troisieme, est la deuxiéme. La dent que je croyais étre la premiére vraie molaire, est la derniére prémolaire. La mandibule avait donc quatre prémolaires et quatre vraies molaires. La deuxiéme prémolaire est trés grande et séparée de la troisieme par un diasteme. Ictioborus fenestratus Ameghino, 1891. Ictioborus destructor, n. sp. — La taille est au moins le double de celle de l'espece précédente. La premiére prémolaire a une seule racine, et elle est tres petite. La deuxiéme prémolaire a deux racines et se trouve implantée transversalement; aprés cette dent il y a un petit dias- teme de 2 millimétres. Les deux autres prémolaires et les vrajes mo- laires, sont en série continue. La derniére prémolaire est beaucoup plus forte que la premiére vraie molaire. La mandibule porte un grand trou dentaire en dessous de la partie antérieure de la troisiéme prémolaire, et trois autres trous plus petits, placés en arriére sur une méme ligne horizontale avec le premier. La distance de la partie antérieure de la premiere prémolaire a la partie postérieure de la deuxiéme vraie mo- laire est de 45 millimétres. Les deux derniéres prémolaires et les deux premiéres vraies molaires occupent un espace de 36 millimétres. La mandibule a 16 millimetres de hauteur en dessous du diastéme qui sépare la deuxiéme de la troisiéme prémolaire, et 20 millimétres en dessous de la deuxiéme vraie molaire. ACYoN Ameghino, 1887. Acyon tricuspidatus Ameghino, 1887. fa? a 793 baja en la región de los premolares y muy alta Cetrás, con el borde inferior un poco convexo en la región de los molares. El número de agujeros dentarios es de cuatro y aun más, estando colocados todos sobre una misma línea horizontal. Los siete molares inferiores ocupan 42 milímetros de largo. La mandíbula tiene 9 milímetros de altura detrás del canino, 10 milímetros debajo del segundo premolar, 11 mi- límetros 5 debajo del segundo verdadero molar y 13 milímetros debajo del último. ACYONIDAE Los representantes de este grupo se distinguen por el número de sus premolares inferiores, que es de cuatro en cada lado de la mandíbula. Por el momento no puedo ofrecer otros caracteres distintivos, porque los restos de estos animales son muy escasos. > IcriobBorRus Ameghino, 1891. — El pequeño diente anterior con una sola raíz, que creí segundo premolar, es, en realidad, el primero; y el que creí tercero, es el segundo. El diente que me pareció ser el primer verdadero molar, es el último premolar. De modo, pues, que la mandí- bula tiene cuatro premolares y cuatro verdaderos molares. El segundo premolar es más grande y está separado del tercero por un diastema. Ictioborus fenestratus Ameghino, 1891. Ictioborus destructor, n. sp. —Su talla es cuando menos el dobles de la de la especie precedente. El primer molar tiene una sola raíz y es muy pequeño. El segundo premolar tiene dos raíces y está implantado transversalmente; después de este diente hay un pequeño diastema de 2 milímetros. Los otros dos premolares y los verdaáeros molares son en serie continua. El último premolar es mucho más fuerte que el primer verdadero molar. La mandíbula tiene un gran agujero dentario debajo de la parte anterior del tercer premolar y otros tres agujeros más pe- queños situados detrás sobre una misma línea horizontal con el primero. La distancia desde la parte anterior del primer premolar hasta la parte posterior del segundo verdadero molar, es de 45 milímetros. Los dos últimos premolares y los dos primeros verdaderos molares ocupan un espacio de 36 milímetros. La mandíbula tiene 16 milímetros de altura debajo del diastema que separa al segundo del tercer premolar y 20 mi- -límetros debajo del segundo verdadero molar. AcYoN Ameghino, 1887. Acyon tricuspidatus Ameghino, 1887. Edentata Anicanodonta GRAVIGRADA Les gravigrades éocénes sont presque tous de trés petite taille, et se distinguent de ceux qu'on trouve dans les formations plus modernes, par un ensemble de caractéres tres remarquables. Le cráne est de forme cylindrique plus ou moins allongée, comme dans les gravigrades plus modernes. L'angle mandibulaire est trés accentué et toujours plus ou moins inverti en dedans comme dans les marsupiaux. En outre, dans certains genres (Pelecyodon, Metopotherium, etc.), les branches mandibulaires sont formées par deux piéces distinctes, une antérieure et P'autre postérieure; ces deux piéces sont unies par une suture qui part du bord alvéolaire, a peu prés vers la moitié de la longueur de la série dentaire, et se dirige obliquement en arriére et en bas pour se terminer dans le bord inférieur a peu pres au-dessous de la derniére dent. Cette suture, qui sans doute est un caractére hérité des reptiles, disparait de bonne heure; pourtant, dans quelques espéces, elle est persistante. Le nombre de vertébres dorso-lombaires n'est jamais plus bas de 25. Les corps de ces vertébres portent en haut, dans l'intérieur du canal rachidien, une vacuité carrée ou rectangulaire, assez grande, mais sans la créte ou pont osseux que l'on observe dans les vertébres des Sparassodonta et des Plagiaulacoidea. Souvent cette vacuité, s'ouvr= sur la face ventrale des vertébres par deux petites perforations, pla- cées une sur chaque cóté de la ligne mediane (17). Les apophyses épineuses des vertébres dorsales et lombaires sont basses. Le sacrum est constitué par cinq vertébres et il est soudé aux os du bassin comme dans les gravigrades plus modernes. La queue aussi était du méme type de celle de ces derniers, mais il parait qu'elle était formée par un plus grand nombre de vertébres. Les verté- bres lombaires avaient a un degré plus ou moins accentué, les apophyses articulaires supplementaires qui distinguent les édentés americans. Dans V'omoplate, l'acromion se prolonge jusqu'a toucher le coracoide; ce dernier est relativement grand, et d'apres les exemplaires qui me sont connus, il restait séparé de l'omoplate par une suture persistante comme dans les monotrémes. L'humérus est long, mince, cylindrique, et avec un forte créte deltoide; l'extrémité distale est large, avec le condyle interne tres développé et toujours perforé. Le cubitus et le radius sont toujours séparés; la partie olécranienne du cubitus est peu développé. Le fémur est presque toujours plus allongé et plus gréle que dans les gravigrades plus modernes; en outre, il porte toujours un (17) Dans les grands gravigrades de la formation Pampéenne il existe une vacuité sem- blable dans les vertébres de trés jeunes individus. Ñ y 4 —] ño] ut Edentata Anicanodonta GRAVIGRADA 4 Casi todos los gravígrados eocenos son de muy pequeña talla y se distinguen de los que se encuentran en las formaciones más modernas por un conjunto de caracteres muy notables. El cráneo es de forma cilíndrica más o menos alargada, como en los gravígrados más moder- nos. El ángulo mandibular es muy acentuado y siempre más o menos invertido hacia adentro como en los marsupiales. Además, en ciertos géneros (Pelecyodon, Metopotherium, etc.), las ramas mandibulares son formadas por dos piezas distintas, una anterior v otra posterior; estas dos piezas están unidas por una sutura que sale del borde alveolar, más o menos hacia la mitad del largo de la serie dentaria, y se dirige oblicuamente hacia atrás y abajo para terminar en el borde inferior poco más o menos debajo del último diente. Esta sutura, que, sin duda, es un carácter heredado de los reptiles, desaparece temprano; a pesar de lo cual, en algunas especies es persistente. El número de vértebras dorsolumbares nunca es menor de 25. Los cuerpos de esas vértebras tienen arriba, en el interior del canal raquídeo, una cavidad cuadrada o rectangular, bastante grande, pero sin la cresta o puente óseo que se observa en las vértebras de los Sparassodonta y los Plagiaulacoidea. Esa cavidad se abre a menudo sobre la cara ventral de las vértebras por dos pequeñas perforaciones situadas una a cada lado de la línea me- arar (11): Las apófisis espinosas de las vértebras dorsales y lumbares son bajas. El sacro está constituído por cinco vértebras y está soldado a los huesos «del bacinete como en los gravígrados más modernos. La cola era tam- bién del mismo tipo de la de estos últimos, pero parece que era for- mada por un número más grande de vértebras. Las vértebras lumbares tenían en un grado más o menos acentuado las apófisis articulares suplementarias que distinguen a los desdentados americanos. En el omo- plato, el acromión se prolonga hasta tocar el coracoides; este último es relativamente grande y según los ejemplares que conozco permanecía separado del omoplato por una sutura persistente como en los mono- tremos. El húmero es largo, delgado, cilíndrico y con una fuerte cresta deltoides; la extremidad distal es ancha, con el cóndilo interno muv desarrollado y siempre perforado. El cúbito y el radio están siempre separados; la parte olecraneana del cúbito es poco desarrollada. El fé- mur es casi siempre más alargado y más delgado que en los gravígrados más modernos; además, tiene siempre un tercer trocánter muy bien (17) En los grandes gravígrados de la formación Pampeana hay una cavidad parecida en las vértebras de individuos muy jóvenes. 796 troisieme trochanter tres bien développé. Le tibia et le peroné sont toujours séparés á ses deux extrémités. Dans les pieds, il n'y a jama's d'ossements soudés, ni dans le carpe, ni dans le tarse, ni dans les métacarpiens et métatarsiens, ni dans les phalanges. Le nombre de doigts est de cinq á chaque pied, tous bien développés et pourvus d'ongles. Dans le pied antérieur, les deux rangées du carpe sont formées chacune par quatre os (le pisiforme compris), sans que ceux d'une rangée alternent avec ceux de l'autre; c'est-a-dire qu'ils sont disposés en séries longitudinales, máis avec une disposition assez differente de celle des Condyiarthra. Le scaphoide couvre le trapéze et le trapezgide; 13 cuboide couvre l'onciforme, et le lunaire couvre le grand os, sans s'arti- culer ni avec le trapéze, ni avec l'onciforme. Le grand os est trés petit et ne s'articule en bas qu'avec la moitié interne de l'extrémité proxi- male du troisiéme métacarpien. L'onciforme, porte le quatriéme et cinquiéme métacarpiens et la moitié externe du troisiéme. Le trapezoide ne s'articule distalement qu'avec le deuxieme métacarpien, et le tra- péze qu'avec le premier et la partie interne du deuxiéme. Tous les doigts sont bien développés, mais les trois du miligu son plus forts que les autres; le troisiéme doigt est le plus grand et le plus fort de tous. Dans le pied postérieur le calcanéum est tres élargi en arriére, en forme de hache, sur le méme type de celui du Megalonyx. L'astragale, tantót il est pourvu d'une grande apophyse articulaire pour le tibia, de forme odontoide ou en demi-cóne comme dans les gravigrades typi- ques plus modernes (Mylodon, Megatherium, Lestodon, etc.), tantót, au contraire, il a la surface articulaire supérieure presque plate, com- pletement plate, ou méme réguligrement convexe. Les phalanges on- guéales peuvent étre cylindriques et subulées, ou aplaties; pourtant, le plus souvent, elles sont arquées, fortement comprimées, pointues et avec une rainure sur leur face supérieure; la base des phalanges porte toujours une gane osseuse bien développée. Sous l'apparence d'une grande uniformité, les gravigrades éocénes présentent une variation de formes vraiment inouie. Leur étude est extrémement difficile, et ce n'est qu'en ayant des milliers de piéces, des centaines de cránes et de mandibules, et des séries recueillies avec le plus grand soin a fin d'éviter les mélanges, comme celles dont nous disposons, que l'ont peut arriver a distinguer les espéces et les genres, et les grouper en sections naturelles. Le plus souvent, une modifica- tión A peine sensible dans la forme d'une dent, est suivie de modifi- cations profondes dans la forme du cráne et du squelette. ORTHOTHERIDAE Aux caracteres donnés précédemment comme: servant á distinguer ce groupe, J'ajouterai, pour le moment, ceux que fournit l'astragale. Ñ En PA A 797 desarrollado. La tibia y el peroné están siempre separados en sus dos extremidades. En los pies no hay nunca huesos soldados, ni en el carpo, ni en el tarso, ni en los metacarpianos y metatarsianos, ni en las falan- ges. El número de dedos es de cinco en cada pie, bien desarrollados todos y provistos de uñas. En el pie anterior, las dos hileras del carpo están formadas cada una por cuatro huesos (comprendido el pisiforme; sin que los de una hilera alternen con los de la otra; es decir: están dis- puestas en series longitudinales, pero con una disposición bastante dife- rente de la de los Condylarthra. El escafoides cubre al trapecio y al trapezoides; el cuboides cubre al unciforme; y el lunar cubre al gran hueso sin articularse ni con el trapecio ni con el unciforme. El gran hueso es muy pequeño y no se articula abajo sino con la mitad interna de la extremidad proximal del tercer metacarpiano. El unciforme lleva el cuarto y quinto metacarpianos y la mitad externa del tercero. El trape- zoiles no se articula distalmente sino con el segundo metacarpiano; y el trapecio sólo con el primero y la parte interna del segundo. Todos los dedos son bien desarrollados, pero los tres del medio son más fuertes que los otros; el tercero es el más grande y más fuerte de todos. En el pie posterior el calcáneo es muy ensanchado hacia atrás, en forma de hacha, sobre el mismo tipo del de Megalonyx. El astrágalo está pro- visto a veces de una gran apófisis articular para la tibia, de forma odon- toides o en semicono como en los gravígrados típicos más modernos (Mylodon, Megatherium, Lestodon, etc.) ; a veces, por el contrario, tiene ia superficie articular superior casi plana, completamente plana o hasta regularmente convexa. Las falanges ungueales pueden ser cilíndricas y terminadas en punta como una lezna, o achatadas; a pesar de lo cual, le que sucede más frecuentemente es que son arqueadas, fuertemente comprimidas, puntiagudas y con una ranura sobre su cara superior; la base de las falanges tiene siempre una vaina ósez bien desarrollada. Bajo la apariencia de una gran uniformidad, los gravígrados eocenos presentan una variedad de formas verdaderamente inaudita. Su estudio es en extremo difícil; y sólo disponiendo de millares de piezas, de cen- tenares de cráneos y mandíbulas y de series recogidas con el mayor cuidado, a fin de evitar que se mezcle nada, en colecciones tal como la ae que yo dispongo, es como puede llegarse a distinguir las especies y los géneros y los grupos en secciones naturales. Lo más a menudo, una modificación apenas sensible en la forma de un diente, es seguida de modificaciones profundas en la forma del cráneo y del esqueleto. ORTHOTHERIDAE: Por el momento, voy a añadir a los caracteres que acabo de señalar como necesarios para distinguir este grupo, los que proporciona el as- 798 Dans cet os, la surface articulaire supérieure pour le tibia est un peu excavée, surtout en avant; sur le cóté interne, l'apophyse articulaire en demi-cóne des gravigrades typiques, est remplacée par une simple élevation allongée et tres basse; le bord externe de la surface articu- laire externe est aussi un peu relevé et aigu; entre le bord externe, linterne et la facette naviculaire il y a une dépression profonde; la facette articulaire pour le naviculaire est grande, circulaire, un peu concave et regarde en avant. HAPALOPS Ameghino, 1887. —Synonymes: Schismotherium Merce- rat, 1891; Stenocephalus Mercerat, 1891; Eurysodon Mercerat, 1891 (partim). — Les intermaxillaires sont petits et soudés, ne formant qu'un seul os trés pointu en avant, et divisé en arriére en trois branches, une mediane et deux latérales; la branche médiane penétre entre les maxil- laires, et les branches latérales s'unissent au moyen d'une suture, au maxillaire correspondant, juste en avant de la dent caniniforme. Les có- tés verticaux des maxillaires, forment en avant de la caniniforme, une petite prolongation qui termine dans une lame perpendiculaire dentée, destinée a recevoir la branche externe de l'intermaxillaire. Hapalops rectangularis Ameghino, 1887.— Syn.: Schismotherium rec- tangularis Mercerat, 1891; Stenocephalus cognatus Mercerat, 1891. Hapalops indifferens Ameghino, 1887. — Synonymes: Schismothe- rium fractum Mercerat, 1891; Stenocephalus australis Mercerat, 1891; Hapalops grandaevus Mercerat, 1891. Hapalops elongatus Ameghino, 1887. — Synonyme: Schismotherium intermixtum Mercerat, 1891. Hapalops ellipticus Ameghino, 1887. Hapalops robustus Ameghino, 1891. — La taille est un peu plus pe- tite que celle d'Hapalops indifferens (c'est par erreur que dans la des- cription que j'en ai donné, figure comme étant au contraire un peu plus grande). La symphyse mandibulaire de cette espéce est mince et tres prolongée; la partie qui s'étend en avant de la premitre dent est longue de 35 millimétres. Le cráne, du bord antérieur des maxillaires au bord postérieur des condyles occipitaux, mesure 17 centimétres. Les maxillaires s'étendent en avant de la premitre dent, d'avantage que dans les autres espéces (12 millimétres sur le palais). Hapalops brevipalatus Ameghino, premiére quinzaine d'Aoít, 1891. — Synonyme: Stenocephalus hybridus Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút, 1891. Hapalops angustipalatus Ameghino, 1891. Hapalops diversidens Ameghino, 1891. : Hapalops macrognathus (nomen novum), en substitution d'Hapalops crassignathus Ameghino, 1891, qui est de composition hybride. 799 trágalo. En este hueso, la superficie articular superior para la tibia es un poco excavada, sobre todo hacia adelante; en el lado interno, la apófisis articular en semicono de los gravígrados típicos es reempla- zada por una simple elevación alargada y muy baja; el borde externo de la superficie articular externa es también un poco levantado y agudo; entre el borde externo, el interno y la faceta navicular hay una depresión profunda; la faceta articular para el navicular es grande, circular, un poco cóncava y mira hacia adelante. - HAPALOPS Ameghino, 1887. —Sinónimos: Schismotherium Merce- rat, 1891; Stenocephalus Mercerat, 1891; Eurysodon Mercerat, 1891 (partim). — Los intermaxilares son pequeños y están soldados, no for- mando más que un solo hueso muy puntiagudo hacia adelante y dividido atrás en tres ramas, una de ellas media y las otras dos laterales; la rama media penetra entre los maxilares y las ramas laterales se unen, por medio de una sutura, al maxilar correspondiente, precisamente de- lante del diente caniniforme. Los lados verticales de los maxilares for- man adelante del caniniforme una pequeña prolongación que termina en una lámina perpendicular dentellada, destinada a recibir la rama externa del intermaxilar. Hapalops rectangularis Ameghino, 1887. —Sin.: Schismotherium rec- tangularis Mercerat, 1891; Stenocephalus cognatus Mercerat, 1891. Hapalops indifferens Ameghino, 1887. — Sinónimos: Schismotherium jractum Mercerat, 1891; Stenocephalus australis Mercerat, 1891; Hapa- lops grandaevus Mercerat, 1891. Hapalops elongatus Ameghino, 1887. — Sinónimo: Sechismotherium intermixtum Mercerat, 1891. Hapalops ellipticus Ameghino, 1887. Hapalops robustus Ameghino, 1891.—-Su talla es un poco más pe- queña que la de Hapalops indifferens (en la descripción que tengo dada figura por error como siendo, por el contrario, un poco más grande). La sínfisis mandibular de esta especie es delgada y muy prolongada; la parte que se extiende hacia adelante del primer diente tiene un largo de 35 milímetros. El cráneo, desde el borde anterior de los maxilares “hasta el borde posterior de los cóndilos occipitales, mide 17 centímetros. _Los maxilares se extienden adelante del primer diente más que en las otras especies (12 milímetros sobre el paladar). Hapalops brevipalatus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891. — Sinónimo: Stenocephalus hybridus Mercerat, segunda quin- cena de Agosto de 1891. Hapalops angustipalatus Ameghino, 1891. Hapalops diversidens Ameghino, 1891. S00 Hapalops gracilidens Ameghino, 1891, Hapalops adteger Ameghino, 1891. — Synonymes: Eucholeops adte- ger Ameghino, 1887; Eurysodon adteger Mercerat, 1891. Hapalops longipalatus Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891. — Synonyme: Stenocephalus hybridus Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút 1891. Hapalops sub-quadratus Ameghino, 1891.— Le cráne entier, de la pointe antérieure des intermaxillaires au bord postérisur des condyles occipitaux, mesure 13 centimétres de longueur. La derniére molaire supérieure et trés comprimée d'avant en arriére, mais presque aussi large que l'avant-derniére; la couronne a 4 millimétres de diamétre antéro-postérieur et 6 millimétres de: diamétre -transverse. Hapalops testudinatus Ameghino, 1891. Hapalops depressipalatus Ameghino, 1891. —Synonyme; Schismo- therium patagonicum Mercerat, 1891. Hapalops minutus Ameghino, 1891. Hapalops brachycephalus, n. sp. — De la taille du Hapalops rectan- gularis mais de formes beaucoup plus robustes. Le cráne est propor- tionnellement tres court et tres large. Ce qui distingue nettement cette espéce de toutes les autres du méme genre, c'est la premiére dent supé- rieure qui est tres allongée, d'avant en arriére, trés comprimée laté- ralement, avec la surface de mastication un peu usés sur le cóté laté- ral interne et non en arriére, comme c'est le cas dans les autres espée- ces. La partie interdentaire du palais, est plate ou presque plate. La par- tie supérieure du cráne a la region parietale moins convexe que dans le Hapalops rectangularis et porte une créte sagittale bien développées. Diamétre de la premitre molaire supérieure: antéro-postérieur, 7 milli- métres; transverse, 4 millimétres. La barre qui sépare cette dent de la deuxiéme a 17 millimétres de longueur. Distance du bord antérieur de la premitre dent au bord postérieur de la derniére, 52 millimétres. Largeur de la région interdentaire du palais: entre la premiére dent de chaque cóté, 28 millimétres; entre la deuxiéme dent de chaque coté, 15 millimétres; entre la derniere' dent de chaque cóté, 14 millimétres. Longueur du cráne, du bord antérieur des maxillaires au bord posté- rieur des condyles occipitaux, 132 millimétres. Hapalops crassidens Ameghino, 1891. PARHAPALOPS Ameghino, 1891. Parhapalops rectangularis Ameghino, 1891. Parhapalops pygmaeus, n. sp. — La taille est au moins d'une moitié plus petite que celle de l'espece précédente. La derniére molaire infé-- rieure a le cóté interne arrondi, tandis que l'externe est large, aplati et avec une dépression perpendiculaire au milieu. L'avant-derniére 801 Hapalops macrognathus (nomen novum), en substitución de Hapalops crassignathus Ameghino, 1891, que es de composición híbrida. Hapalops eracilidens Ameghino, 1891. Hapalops adteger Ameghino, 1891. — Sinónimos: Eucholoeops adteger Ameghino, 1887; Eurysodon adteger Mercerat, 1891. Hapalops longipalatus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891. Sinónimo: Stenocephalus hybridus Mercerat, segunda quincena de Agos- to de 1891. Hapalops subquadratus Ameghino, 1891. — El entero cráneo, desde la punta anterior de los intermaxilares hasta el berde posterior de los cóndilos occipitales, mide 13 centímetros de largo. El último molar su- perior es muy comprimido de adelante para atrás, pero casi tan ancho como el penúltimo; la corona tiene 4 milímetros de diámetro antero- posterior y 6 milímetros de diámetro transverso. Hapalops testudinatus Ameghino, 1891. Hapalops depressipalatus Ameghino, 1891. — Sinónimo: Schismothe- rium patagonicum Mercerat, 1891. Hapalops minutus Ameghino, 1891. Hapalops brachycephalus, n. sp. — De igual talla que Hapalops rectan- gularis, pero de formas mucho más robustas. El cráneo es proporcional- mente muy corto y muy ancho. Lo que distingue netamente a esta espe- cie de todas las otras del mismo género es el primer diente superior, muy alargado de adelante para atrás, muy comprimido lateralmente, con la superficie de masticación un poco usada en el lado lateral interno y no hacia atrás como sucede en las demás especies. La parte inter- dentaria del paladar es plana o casi plana. La parte superior del cráneo tiene la región parietal menos convexa que en Hapalops rectangularis y tiene una cresta sagital bien desarrollada. Diámetro del primer molar superior: anteroposterior: 7 milímetros; transverso: 4 milímetros. La barra que separa a este diente del segundo tiene 17 milímetros de largo. Distancia, desde el borde anterior del primer diente hasta el borde posterior del último: 52 milímetros. Anchura de la región inter- dentaria del paladar: entre el primer diente de cada lado: 28 milíme- tros; entre el segundo diente de cada lado: 15 milímetros; entre el último diente de cada lado: 14 milímetros. Largo del cráneo, desde el borde anterior de los maxilares hasta el borde posterior de los cón- dilos occipitales: 132 milímetros. Hapalops crassidens Ameghino, 1891. PARHAPALOPS Ameghino, 1891. Parhapalops rectangularis Ameghino, 1891. Parhapalops pygmaeus, n. sp. — La talla es cuando menos una mitad más pequeña que la de la especie precedente. El último molar inferior AMEGHINO — V. X 51 802 molaire a 4 millimétres de diametre antéro-postérieur et 6 millimétres de diamétre transverse; la derniére molaire est a peu pres d'égale gran- deur. Les deux derniéres molaires inférieures occupent un espace de 9 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de l'avant derniére dent, 14 millimétres. AMARORHYNCHUS, n. gen. — Mandibule courte, haute et large, avec la symphyse profondément excavée et qui termine dans une espéce de bec large, plat et arrondi. La premiére dent inférieure est petite, cylin- drique, presque verticale et usée horizontalement; entre cette dent et la molaire qui la suit, il y a une barre assez longue. La deuxiéme et troisieme dents sont tres comprimées d'avant en arriére, elargies trans- versalement, et avec leurs faces perpendiculaires interne et externe, étroites et arrondies. La derniére molaire inférieure est fortement ellip- tique et placée avec son grand axe obliquement ou presque longitudi- nalement. Sur le cóté externe de chaque branche mandibulaire, il y a un creux tres grand et profond, immédiatement en dessous du bord al- véolaire et placé en avant de la deuxiéme dent. Amarorhynchus latus, n. sp. — C'est la seule espéce qui me soit con- nue de ce genre. Le bord supérieur de la partie symphysaire reste au méme niveau du bord alvéolaire. La symphyse, sur sa ligne médiane inférieure a 52 millimétres de longueur. La premiére dent inférieure a 6 millimétres de diamétre, la deuxiéme a 7 millimétres de diamétre antéro-postérieur et 13 millimétres de diamétre transverse. La troisiéme dent et seulement un tout petit peu moins large. La quatriéme dent a 12 millimétres de diamétre antéro-postérieur et 8 millimétres de dia- métre transverse. La barre entre les deux premitres dents est longue de 10 millimétres. La partie de la symphyse qui s'étend en avant de la premiére dent, mesure 36 millimétres de longueur. Distance du bord antérieur de la symphyse au bord postérieur de la derniére molaire, 86 millimétres. Largeur de la symphyse au niveau de la premiére paire de dents, 37 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de la premitre dent, 35 millimétres. MECALONYCHIDAE Dans les représentants de ce groupe, l'astragale présente le corps large en avant, étroit en arriére, et tres aplati; la surface articulaire supérieure pour le tibia, tantót est un peu excavée au centre, tantót completement plate ou méme un peu convexe; les deux bords, interne et externe sont a peu pres égaux mais -le dernier est un peu plus haut. Sur le cóté interne non seulement il n'y a pas la grande apophyse articulaire odontoide des gravigrades plus modernes, mais il n'y a méme 803 tiene el lado izquierdo redondeado, mientras que el externo es ancho, aplanado y con una depresión perpendicular en el medio. El penúltimo molar tiene 4 milímetros de diámetro anteroposterior y 6 milímetros de diámetro transverso; el último molar es poco más o menos de igual tamaño. Los dos últimos molares inferiores ocupan un espacio de 9 milí- metros. Altura de la mandíbula, debajo del penúltimo diente: 14 milí- metros. AMARORHYNCHUS, n. gen. — Mandíbula corta, ancha y alta, con la sínfisis profundamente excavada y terminando en una especie de pico ancho, plano y redondeado. El primer diente inferior es pequeño, cilín- drico, casi vertical y usado horizontalmente; y entre este diente y el molar que le sigue hay una barra bastante larga. El segundo y tercer dientes son muy comprimidos de adelante para atrás, ensanchados trans- versalmente y con sus caras perpendiculares interna y externa estre- chas y redondeadas. El último molar inferior es fuertemente elíptico y está situado con su eje mayor oblicuamente o casi longitudinalmente. En el costado externo de cada rama mandibular hay un hoyo muy grande y profundo, inmediatamente debajo del borde alveolar y situado delante del segundo diente. Amarorhynchus latus, n. sp. —Es la única especie que conozco de este género. El borde superior de la parte sinfisaria queda al mismo ni- vel del borde alveolar. La sínfisis, sobre su línea media inferior tiene 52 milímetros de largo. El primer diente inferior tiene 6 milímetros de diámetro; el segundo 7 milímetros de diámetro anteroposterior y 13 milí- metros de diámetro transverso. El tercer diente es sólo muy poquito menos ancho. El cuarto diente tiene 12 milímetros de diámetro antero- posterior y 8 milímetros de diámetro transverso. La barra, entre los dos primeros dientes, tiene un largo de 10 milímetros. La parte de la sínfisis que se extiende delante del primer diente, mide 36 milímetros de largo. Distancia, desde el borde anterior de la sínfisis hasta el borde posterior del último molar: 86 milímetros. Anchura de la sínfisis al nivel del pri- mer par de dientes: 37 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del primer diente: 35 milímetros. MEGALONYCHIDAE En los representantes de este grupo, el astrágaio presenta el cuerpo ancho hacia adelante, estrecho hacia atrás y muy aplanado; la superficie articular superior para la tibia suele ser a veces un poco excavada en e! centro y a veces completamente plana y también un poco convexa; los dos bordes, interno y externo, son poco más o menos iguales, pero ei último es un poco más alto. En el lado interno no sólo no existe la gran apófisis articular odontoides de los gravígrados más modernos, sino s04 pas de vestiges de la petite protubérance allongée qui distingue les Orthotheridae. La facette articulaire pour le naviculaire est concave et allongée transversalement. PSEUDHAPALOPs Ameghino, 1891. — La découverte du cráne de ces animaux, qu 'auparavant ne m'étaient connus que par des débris de mandibule, prouve que quelques espéces que j'avais placées dans Hapa- lops, sont des Pseudhapalops. Les maxillaires sont un peu plus prolon- gés en avant que dans Hapalops, tandis que la symphyse mandibulaire est au contraire un peu plus courte. La premiére dent supérieure de chaque cóté est tres petite et placée sur la méme ligne longitudinale de la série dentaire. L'élargissement du palais en avant, est trés peu accentué. Les os nasaux sont petits et étroits. e Pseudhapalops observationis Ameghino, 1891. — La premiére dent inférieure est petite, elliptique et coupée en biseau qui regarde en avant, avec la couronne pyramidale. La dent correspondante de la ma- choire supérieure, est également tres petite, a la méme forme que l'infé- rieure, mais elle est invertie. La derniére molaire supérisure est trés petite, presque atrophiée. Le cráne est bombé dans la région des parié- taux et déprimé en avant. La barre qui sépare les deux premiéres dents inférieures a 6 millimétres de longueur. La partie de la symphyse qui s'étend en avant de la premitre dent est longue de 21 millimétres. Les quatre molaires inférieures occupent un espace de 34 millimétres, et les 5 supérieures de 45 millimétres. La derniére molaire supérieure n'a que 3mm.5 de diamétre antéro-postérieur et 5mm.5 de diamétre transverse. La barre qui sépare les deux premiéres dents supérieures mesure 11 millimétres de longueur. Largeur de la région interdentaire du palais: entre la premiére paire de dents, 21 millimétres; entre la deuxieme, 14 millimétres; entre la dernitre, 14 millimétres. Longueur du cráne, du bord antérisur des maxillaires au bord postérieur des con- dyles occipitaux, 13 centimétres. Pseudhapalops forticulus Ameghino, 1891. — La premiere dent infé- rieure est plus inclinée en avant et en dehors que dans l'autre espéce, d'un aspect plus caniniforme, et avec la partie coupée en biseau qui regarde en avant et 'en dehors. La barre est longue de 8 millimétres et a le bord large et plat. Les quatre dents inférieures occupent un es- pace de 4 centimétres. Pseudhapalops longitudinalis Ameghino, 1891. Pseudhapalops Rutimeyeri Ameghino. — Synonyme: Hapalops Ruti- meyerí Ameghino, 1891. — Dans cette espéce, la mandibule porte la branche externe du canal alvéolaire sur le cóté lexterne de la branche ascendante, ce qui m'oblige a la placer dans le genre Pseudhapadops. D'ailleurs, les caracteres du cráne correspondent assez bien á ceux da que tampoco existen vestigios de la pequeña protuberancia alargada que distingue a los Orthotheridae. La faceta articular para el navicular es cóncava y alargada transversalmente. PSEUDHAPALOPS Ameghino, 1891. — El descubrimiento del cráneo de estos animales, que sólo me eran conocidos antes por restos de mandí- bulas, prueba que algunas especies que yo había colocado entre los Hapalops son Pseudhapalops. Los maxilares son adelante un poco más prolongados que en Hapalops, mientras que la sínfisis mandibular es, por el contrario, un poco más corta. El primer diente superior de cada lado es muy pequeño y está situado sobre la misma línea longitudinal de la serie dentaria. El ensanchamiento del paladar hacia adelante es muy poco acentuado. Los huesos nasales son pequeños y estrechos. Pseudhapalops observationis Ameghino, 1891. — El primer diente inferior es pequeño, elíptico y cortado en bisel que mira hacia adelante, con la corona piramidal. El diente correspondiente del maxilar superior, también muy pequeño, tiene la misma forma que el inferior, pero inver- tida. El último molar superior es muy pequeño, casi atrofiado. El cráneo es combado en la región de los parietales y deprimido hacia adelante. La barra que separa a los dos primeros dierítes inferiores tiene 6 milí- metros de largo. La parte de la sínfisis que se extiende delante del pri- mer diente tiene un largo de 21 milímetros. Los cuatro molares inferio- res ocupan un espacio de 34 milímetros; y los cinco superiores uno de 45 milímetros. El último molar superior sólo tiene 3mm.5 de diámetro anteroposterior y 5mm.5 de diámetro transverso. La barra que separa a los dos primeros dientes superiores mide 11 milímetros de largo. Anchura de la región interdentaria del paladar: entre el primer par de dientes: 21 milímetros; entre el segundo: 14 milímetros; entre el úl- timo: 14 milímetros. Largura del cráneo, desde el borde anterior de los maxilares hasta el borde posterior de los cóndilos occipitales: 13 centí- metros. Pseudhapalops forticulus Ameghino, 1891. — El primer diente infe- rior es más inclinado hacia adelante y hacia afuera que en la otra espe- cie, de un aspecto más caniniforme y con la parte cortada en bisel mi- rando hacia adelante y hacia afuera. La barra tiene un largo de 8 milí- metros y el borde es ancho y plano. Los cuatro dientes inferiores ocupan un espacio de 4 centímetros. Pseudhapalops longitudinalis Ameghino, 1891. Pseudhapalops Rutimeyeri Ameghino. — Sinónimo: Hapalops Ruti- meyeri Ameghino, 1891. En esta especie, la mancíbula tiene la rama exterior del canal alveolar sobre el lado externo de la rama ascendente de la mandíbula, lo que me obliga a colocarla en el género Pseudha- palops. Por lo demás, los caracteres del cráneo corresponden perfecta- s06 ce dernier genre. Les trois derniéres molaires inférieures ont 20 milli- métres de longueur. Hauteur de la mandibule au-dessous de l'avant derniére molaire 18 millimétres. Pseudhapalops altiramis n. sp. — De plus forte taille que les espéces précédentes; elle se distingue facilement par la forme de la mandibule et de la premiere dent inférieure. La branche mandibulaire est courte, tres épaisse, haute, avec le bord inférieur fortement descendant et arqué dans la région dentaire; la table interne de la branche mandibu- laire est plate et l'externe trés convexe. La premiére dent inférieure est allongée d'avant en arriére, plate sur le cóté interne, convexe sur lexterne et inclinée en avant et en dehors; cette dent a 8 millimétres de diamétre antéro-postérieur et 5mm.5 de. diamétre transverse. La barre est tres courte et de bord tres large; elle n'a que 6 millimétres de longueur, tandis que le bord est large de 6 millimétres. Distance du bord antérieur de la premitre dent au bord postériur de la derniégre, 37 milli- metres. Hauteur de la mandibule en dessous de 1l'avant-derniére mo- laire, 27 mm. Epaisseur maximum de la branche mandibulaire, 19 mm. Pseudhapalops grandis, n. sp. —Se distingue facilement par sa taille, qui est a peu pres d'une moitié plus considérable que celle de T'es- pece précédente. La branche horizontale de la mandibule est proportion- nellement plus basse, pas aussi épaisse, de bord inférieur moins arqué, et avec la table externe moins convexe dans la région dentaire. La pre- miére dent inférieure est lelliptique, petite, et inclinée en “avant; cette dent a 6 millimétres de diamétre antéro-postérieur et pres de 5 milli- métres de diamétre transverse. Lia barre est longue de 10 millimétres. Distance du bord antérieur de la premiére dent au bord postérieur de la dernicre, 45 millimétres. Longueur de la partie de la symphyse en avant de la premiere dent, 32 millimétres. Longueur de la mandibule, du bord antériecur de la symphyse au bord postérieur du condyle articulaire, 12 centimétres. Hauteur de la mandibule 'en desisous de la deuxiéme dent, 33 millimétres. AMPHIHAPALOPS Ameghino, 1891. Amphihapalops congermanus Ameghino, 1891. Amphihapalops gallaicus Ameghino, 1891. Amphihapalops cadens Ameghino, 1891. EUGERONOPS Ameghino, 1891.—Synonyme: Geronops Ameghino, 1891 (préoccupé). Eugeronops circularis Ameghino. — Synonyme: Geronops circularis, Ameghino, 1891. HYPERLEPTUS Ameghino, Juin 1891.-— Synonyme: Tapinotherium Mercerat, Aoút 1891. — Un caractére de ce genre qui le sépare nette- 807 mente a los de este último género. Los tres últimos molares inferiores tienen 20 milímetros de largo. Altura de la mandíbula debajo del penúl- timo molar: 18 milímetros. Pseudhapalops altiramis, n. sp. — De talla más fuerte que las prece- dentes especies. Distínguese fácilmente por la forma de la mandíbula - y del primer diente inferior. La rama-mandibular es corta, muy gruesa, alta, con el borde inferior fuertemente descendente y arqueado en la región dentaria; la tabla interna de la rama mandibular es plana y la externa muy convexa. El primer diente inferior es alargado de adelante para atrás, plano en su lado interno, convexo en el externo e inclinado hacia adelante y hacia afuera; este diente tiene 8 milímetros de diámetro anteroposterior y 5mm.5 de diámetro transverso. La barra es muy corta y de borde muy ancho; sólo tiene 6 milímetros de largo, mientras que el borde tiene un ancho de 6 milímetros. Distancia, desde el borde anterior del primer diente hasta el borde posterior del último: 37 milí- metros. Altura de la mandíbula debajo del penúltimo molar: 27 milí- metros. Espesor máximo de la rama mandibular: 19 milímetros. Pseudhapalops grandis, n. sp. —Se distingue fácilmente por su talla, que es poco más o menos una mitad más considerable que la de la especie precedente. La rama horizontal de la mandíbula es proporcio- rnalmente más baja, no tan gruesa, de borde inferior menos arqueado y con la tabla externa menos convexa en la región dentaria. El primer diente inferior es elíptico, pequeño, e inclinado hacia adelante; este diente tiene 6 milímetros de diámetro anteroposterior y cerca de 5 milí- metros de diámetro transverso. La barra tiene un largo de 10 milí- metros. Distancia, desde el borde anterior del primer diente hasta el borde posterior del último: 45 milímetros. Largo de la parte de la sínfi- sis delante del primer diente: 32 milímetros. Largo de la mandíbula desde el borde anterior de la sínfisis hasta el borde posterior del cón- dilo articular: 12 centímetros. Altura de la mandíbula debajo del segun- Go diente: 33 milímetros. AMPHIHAPALOPS Ameghino, 1891. Amphihapalops congermanus Ameghino, 1891. Amphihapalops gallaicus Ameghino, 1891. Amphihapalops cadens Ameghino, 1891. EUGERONOPS Ameghino, 1891.—Sinónimo: Geronops Ameghino, 1891 (preocupado). - Eugeronops circularis Ameghino. — Sinónimo: Geronops circularis Ameghino, 1891. : HYPERLEPTUS Ameghino, Junio de 1891. — Sinónimo: Tapinotherium Mercerat, Agosto de 1891. — Un carácter de este género, que lo separa S08 ment d'Eucholoeops et d'Hapalops, c'est la forme de la symphyse man- dibulaire avec la pointe bifurquée par une entaille perpendiculaire sur la ligne médiane, étant en outre trés large, déprimée, et relativement peu excavée sur le cóté interne; dans la partie antérieure de la symphyse, sur la ligne médiane de la face inférieure, il y a une gouttiére étroite et profonde, qui souvent se prolonge en avant Jusqu'a terminer dans l'entaille verticale de la partie antérieure. La suture qui unit les nasaux avec les frontaux est toujours droite et transversale. Les dents canini- formes inférieures sont toujours elliptiques. Hyperleptus Garzonianus Ameghino, 1891. Hyperleptus sectus Ameghino, Juin 1891. — Synonyme: Tapinothe- rium Aguirrei Mercerat, Aoút 1891. Hyperleptus schissognathus Ameghino. — Synonyme: Eucholeops fissognathus Ameghino, 1891. —Le nom spécifique de fissognathus étant hybride, je le substitue par celui de schissognathus. Hyperleptus littoralis Ameghino. — Synonyme: Eucholeops littoralis Ameghino, 1891. EucHOLOEOPS Ameghino, 1887. —Synonyme: Eurysodon Mercerat, 1891 (partim). — Aux caracteres distinctifs que j'al donné pour ce genre, j'ajouterai encore comme étant importants, les suivants. Sur les cótés latéraux du cráne, les maxillaires terminent immédiatement en avant de la premiére dent (la caniniforme) formant comme une espéce de colonne large et ronde (convexe) jet non une lame mince comme c'est le cas dans le genre Hapalops. Le cráne est proportionnellement plus court que dans tous les autres genres du méme groupe. La créte occipitale est bien développée et dirigée surtout en arriére. La région symphysaire en avant de la premiére dent, est courte, étroite 'et pointue. L'angle mandibulaire est tres grand, il descend beaucoup vers le bas, se prolonge en arriére et termine en une pointe recourbée vers le haut, formant comme un crochet. Zucholoeops ingens Ameghino, 1887. Eucholoeops infernalis Ameghino, 1887. —Synonyme: Eurysodon in- fernalis Mercerat, 1891. — Dans cette espéce, les nasaux pénétrent en arriére entre les frontaux et forméent entre ceux-ci tantót une pointe triangulaire, tantót un prolongement arrondi. Eucholoeops latirostris Ameghino, 1891. — Les nasaux s'unissent avec les frontaux par une suture transversale en ligne presque droite. Eucholoeops externus Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891. -Synonyme: Eucholoeops Lafonei Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút 1891. Eucholoeops fronto Ameghino, premiere quinzaine d'Aoút 1891. — Syn.: Eucholoeops latifrons Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút 1891. s00 netamente de Eucholoeops y de Hapalops, es la forma de la sínfisis mandibular con la punta bifurcada por una muesca perpendicular sobre la línea media, siendo además muy ancha, deprimida y relativamente roco excavada en el lado externo; en la parte anterior de la sínfisis, sobre la línea media de la cara inferior hay una estrecha ranura pro- funda, que a menudo se prolonga hacia adelante hasta terminar en la muesca vertical de la parte anterior. La sutura que une los nasales con los frontales es siempre recta y transversal. Los dientes caniniformes inferiores son siempre elípticos. Hyperleptus Garzonianus Ameghino, 1891. Hyperleptus sectus Ameghino, Junio de 1891. — Sinónimo: Tapino- tieriam Aguirrei Mercerat, Agosto de 1891. Hyperleptus schissognathus Ameghino. — Sinónimo: Eucholoeops fis- sognathus Ameghino, 1891. — El nombre específico de fissognathus es híbrido; y por eso lo substituyo por el de schissognathus. Hvyperleptus littoralis Ameghino, 1891. — Sinónimo: Eucholoeops littoralis Ameghino, 1891. EucHOoLozoPSs Ameghino, 1887. — Sinónimo: Eurysodon Mercerat, 1891 (partim). —A los caracteres distintivos que ya tengo dados con respecto a este género, voy a añadir ahora, por la importancia que tie- nen, los siguientes. En ambos lados laterales del cráneo, los maxilare terminan inmediatamente delante del primer diente (caniniforme), formando como una especie de columna ancha v redonda (convexa) y no una lámina delgada como ocurre en el género Hapalops. El cráneo es proporcionalmente más corto que en todos los demás géneros del mismo grupo. La cresta occipital está bien desarroilada y dirigida sobre todo hacia atrás. La región sinfisaria, delante del primer diente, es corta, estrecha y puntiaguda. El ángulo mandibular es muy grande, desciende mucho hacia abajo, se prolonga hacia atrás y termina en una punta curvada hacia arriba formando como un gancho. Eucholoeops ingens Ameghino, 1887. Eucholoeops infernalis Ameghino, 1887. —Sinónimo: Eurysodon in- fernalis Mercerat, 1891. — En esta especie, los nasales penetran hacia atrás entre los frontales y forman entre éstos a veces una punta trian- gular y a veces una prolongación redondeada. Eucholoeops latirostris Ameghino, 1891. — Los nasales se unen con los frontales por una sutura transversal en línea casi recta. Eucholoeops externus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891. Sinónimo: Eucholoeops Lafonei Mercerat, 2? quincena de Agosto 1891. Eucholoeops fronto Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891.— Sinónimo: Eucholoeops latifrons Mercerat, segunda quincena de Agos- to de 1891. s10 Eucholoeops curtus, n. sp. — Cette espéce, la plus petite du genre, 2st vraiment remarquable par l'énorme raccourcissement du cráne et ses formes excessivement robustes. Le cráne entier, de la partie anté- rieure des maxillaires a la partie postérieure des condyles occipitaux, mesure 117 millimetres de long, et a un diamétre transverse maximum de plus de 9 centimétres. Les nasaux sont larges, déprimés et pénétrent dans les frontaux en décrivant un demi-cercle. La créte sagittale est mince, haute, et s'étend sur presque la moitié de la longueur du cráne. La créte occipitale est également tres développée. La dent caniniforme supérieure a 9 millimétres de diameétre longitudinal et 8 millimétres de diamétre transverse. La barre a 16 millimétres de longueur. Les quatre dents molariformes supérieures mesurent 27 millimétres de lon- gueur. Largeur de la région interdentaire du palais: entre les canini- formes, 24 millimetres; entre les premiéres molariformes, 13 millime- tres; entre les dernieres molariformes 12 millimetres. Distance du bord antérieur de la caniniforme au bord postérieur de la derniére molaire, 52 millimetres. Les nasaux, sur la ligne médiane, ont 42 millimeétres de longueur. La fosse latérale qui se trouve de chaque cóté du cráne, immédiatement en avant du lacrymal, est d'une profondeur énorme. XYOPHORUS Ameghino, 1887. — Synonyme: Eurysodon Mercerat 1891 (partim).—Aux caractéres qui permettent de distinguer ce genre, j'ajou- terai que la partie palatine des maxillaires se prolonge un peu en avant de la caniniforme; la partie des mémes os qui constitue les cótés laté- raux du cráne se prolonge en avant des caniniformes encore davantage, et s'unit avec les branches externes des intermaxillaires. Sur les cótés du cráne, entre le bord antérieur des maxillaires et le bourrelet formé par l'alvéole de la dent caniniforme, il y a une dépression bien accentuée. Xyophorus sulcatus Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891.— Synonyme: Eurysodon Boulei Mercerat, deuxieme quinzaine d'Aoút 1891. Xyophorus rostratus Ameghino, 1887. — Synonyme: Eurysodon na- sutus Mercerat, 1891. — Dans cette espece, les molaires supérieures sont petites et séparées par des diastemes plus larges que d'habitude. La premiére dent supérieure ou caniniforme a 4 millimétres de dia- meétre antéro-postérieur. La barre entre cette dent et la molaire qui Ía suit, mesure 9 millimétres de long. Les diastemes qui séparent les mo- laires supérieures sont larges de 2 millimétres. La premiére molariforme supérieure a 4 millimetres de diamétre antéro-postérieur et 5 mm.5 de diamétre transverse. Distance du bord antérieur de la caniniforme au bord postérieur de la derniére molaire, 4 centimétres. Xyophorus simus Ameghino, 1887. Xyophorus atlanticus Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891. — Syn.: Eurysodon rostratus Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút 1891. Ñ , 811 Eucholoeops curtus, n. sp. — Esta especie, la más pequeña del género, 25 verdaderamente notable por el enorme acortamiento del cráneo y sus formas excesivamente robustas. El cráneo entero, desde la parte ante- rior de los maxilares hasta la parte posterior de los cóndilos occipitales, mide 117 milímetros de largo y tiene un diámetro transverso máximo de más de 9 centímetros. Los nasales son anchos, deprimidos y penetran en los frontales describiendo un semicírculo. La cresta sagital es delgada, alta y se extiende por casi la mitad del largo del cráneo. La cresta occi- pital es también muy desarrollada. El diente caniniforme superior tiene 9 milímetros de diámetro longitudinal y 8 de diámetro transverso. La ba- 1ra tiene 16 milímetros de largo. Los cuatro dientes molariformes supe- riores miden 27 milímetros de largo. Anchura de la región interdentaria del paladar, entre los caniniformes: 24 milímetros; entre los primeros molariformes: 13 milímetros; entre los últimos molariformes: 12 milí- metros. Distancia desde el borde anterior del caniniforme hasta el borde posterior del último molar: 52 milímetros. Los nasales, en la línea me- dia, tienen 42 milímetros de largo. La fosa lateral que se encuentra a cada lado del cráneo, inmediatamente delante del lacrimal, es de una profundidad enorme. XYOPHORUS Ameghino, 1887. — Sinónimo: Eurysodon Mercerat, 1891 (partim). — AA los caracteres que permiten distinguir este género, voy a agregar que la parte palatina de los maxilares se prolonga un poco ha- cia adelante del caniniforme; la parte de los mismos huesos que consti- tuye los costados laterales del cráneo se prolonga todavía más hacia adelante de los caniniformes y se une con las ramas externas de los intermaxilares. En los lados del cráneo, entre el borde anterior de los maxilares y el rodete formado por el alvéolo dei diente caniniforme, hay una depresión bien acentuada. Xvyophorus sulcatus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891.— Sinónimo: Eurysodon Boulei Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891. Xyophorus rostratus Ameghino, 1887. — Sinónimo: Eurysodon nasutus Mercerat, 1891. — En esta especie, los molares superiores son pequeños y separados por diastemas más anchos que los habituales. El primer diente superior o caniniforme tiene 4 milímetros de diámetro antero- posterior. La barra, entre este diente y el molar que le sigue, mide 9 milímetros de largo. Los diastemas que separan a los molares supe- riores tienen una anchura de 2 milímetros. El primer molariforme supe- rior tiene 4 milímetros de diámetro anteroposterior y 5mm.5 de diá- metro transverso. Distancia, desde el borde anterior del caniniforme, hasta el borde posterior del último molar: 4 centímetros. E Xyophorus simus Ameghino, 1887. 812 Xyophorus andinus Ameghino, 1891. Xyophorus crassissimus, n. sp. — La taille est d'une moitié plus con- sidérable que celle du Xyophorus andinus; en outre, elle se distingue facilement par la mandibule qui est trés courte, haute, épaisse et d'une largeur extraordinaire. La partie symphysaire, en avant de la premiére dent, est tres courte, étroite et pointue. La dent caniniforme est ellip- tique, petite et coupée un peu obliquement. La barre qui sépare la cani- niforme de la premiére molariforme présente un bord alvéolaire exces- sivement large. La caniniforme a 8 millimétres de diamétre antéro- postérieur et 6 millimétres de diamétre transverse. La premiére mola- riforme a 7 millimétres de diameétre antéro-postérieur et 12 millimétres de diamétre transverse. La troisiéme molaire est un peu plus elliptique et dirigée obliquement en arriére. Les trois dents molariformes occupent un espace de 31 millimétres. La barre a 9 millimétres de longueur, et son bord alvéolaire a 9 millimétres de largeur. Distance du bord antérieur de la caniniforme au bord postérieur de la derniére molaire, 48 milli- métres. Hauteur de la mandibule en dessous de la derniére molaire, 36 millimétres. Largeur de la mandibule mesurée sur les cótés externes des branches mandibulaires, á cóté de la derniére molaire, 63 mill:- metres. MECORHINUS, n. gen. — Ce genre est un bel exemple de la difficulté qu'il y a pour distinguer les genres des gravigrades par la denture seulement ou avec l'aide de piéces incompléetes. La disposition de la denture et la forme générale du cráne est la méme que dans le genre Hapalops, tandis que les rapports des os sont absolument différents. Dans tous les genres que nous avons déja mentionnés, les deux na- saux sont séparés sur la ligne médiane par une suture persistante; ces os sont courts et terminent au niveau des lacrymaux par une suture transversale qui les unit aux frontaux; parfois il envoient un petit prolongement triangulaire ou en courbe entre les frontaux, mais ce prolongement est toujours petit. Dans le genre Mecorhinus il y 'a une disposition complétement différente. Les nasaux sont deux fois plus longs que d'habitude; ils se prolongent jusqu'au dela des orbites en s'interposant entre les frontaux qui sont ainsi refoulés sur les cótés du cráne, dans presque toute leur longueur. Les deux nasaux sont com- pletement soudés, sans vestiges de suture, me formant par conséquent qu'un seul os qui porte une gouttiére large et profonde sur la ligne médiane supérieure; cet os nasal unique est supporté par une fortsa cloison osseuse des narines, qui s'étend jusque dans la partie anté- rieure du cráne. Mecorhinus primus, n. sp. —La taille est comparable A celle d'une grande espece du genre Hapalops. La caniniforme supérieure est sépa- 813 Xyophorus atlanticus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891. — Sinónimo: Eurysodon rostratus Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891. Xyophorus andinus Ameghino, 1891. Xyophorus crassissimus, n. sp. —La talla es una mitad más conside- rable que la de Xyophorus andinus; además se distingue fácilmente por la mandíbula que es muy corta, alta, espesa y de un ancho extraordinario. La parte sinfisaria, delante del primer diente, es muy corta, estrecha y puntiaguda. El diente caniniforme es elíptico, pequeño y cortado un poco oblicuamente. La barra que separa el caniniforme del primer mo- lariforme presenta un borde alveolar excesivamente ancho. El canini- forme tiene 8 milímetros de diámetro anteroposterior y 6 milímetros de diámetro transverso. El primer molariforme tiene 7 milímetros de diámetro anteroposterior y 12 milímetros de diámetro transverso. El ter- cer molar es un poco más elíptico y se dirige oblicuamente hacia atrás. Los tres dientes molariformes ocupan un espacio de 31 milímetros. La barra tiene 9 milímetros de largo y su borde uúlveolar 9 milímetros de ancho. Distancia, desde el borde anterior del caniniforme hasta el borde posterior del último molar: 48 milímetros. Altura de la mandí- bula debajo del último molar: 36 milímetros. Ancho de la mandíbula, medida en los lados externos de las ramas mandibulares junto al último molar: 63 milímetros. MECORHINUS, n. gen. — Este género es un buen ejemplo de la difi- cultad que hay para distinguir los géneros de gravígrados por sólo la dentadura o con el auxilio de piezas incompletas. La disposición de la Ccentadura y la forma general del cráneo es igual que en el género Hapalops, mientras que las relaciones de los huesos son absolutamente distintas. En todos los géneros que tengo mencionados los dos nasales están separados sobre la línea media por una sutura persistente: estos huesos son cortos y terminan al nivel de los lacrimales por una sutura transversal que los une a los frontales: a veces envían una pequeña prolongación triangular o en curva entre los frontales, pero esa prolon- gación es siempre pequeña. En el género Mecorhinus hay una disposi- ción completamente distinta. Los nasales son dos veces más largos que de costumbre; se prolongan hasta más allá de las órbitas interponién- “lose entre los frontales, que así son rechazados para atrás sobre los lados del cráneo, en casi todo su largo. Los dos nasales están comple- tamente soldados, sin vestigios de sutura, no formando por consecuen- cia más que un solo hueso que tiene una ranura ancha y profunda sobre la línea media superior; este hueso nasal único es soportado por un fuerte tabique óseo de las narices, que se extiendo hasta la parte ante- rior del cráneo. s14 rée de la premiétre molariforme par une barre longue de 14 millimétres. Les quatre molariformes supérieures ont 33 millimétres de longueur. La distance du bord antérieur de la caniniforme au bord postérieur de la derniére molaire est de 6 centimétres. Largeur de la région inter, dentaire du palais: entre les caniniformes, 26 millimétres; entre les premiéres molariformes, 16 millimétres; entre les derniéres molarifor- mes, 15 millimétres. L'os nasal entier, devait avoir pres de 8 centi- metres de long; en avant il est large de 24 millimétres, mais il se ré- trécit graduellement vers l'arricre. METOPOTHERINI. — J'avais proposé de séparer les animaux de ce groupe dans une famille distincte, en raison surtout de leurs branches mandibulaires, formées par deux piéces osseuses distinctes; mais aprés, cette particularité a été observée aussi a un degré plus ou moins accen- tué, dans quelques espéces d'Orthotheridae et de Megalonychidae. Je les considere donc, comme une sous-famille de Megalonychidae; ce groupe se distingue par les quatre dents inférieures qui sont toujours en série continue dans chacune des branches mandibulaires. Les os nasaux sont généralement petits, courts, et parfois soudés aux frontaux. METOPOTHERIUM Ameghino, 1891. Metopotherium splendens Ameghino, 1891. PELECYODON Ameghino, 1891. Pelecyodon cristatus Ameghino, 1891. Pelecyodon robustus Ameghino, 1891. Pelecyodon arcuatus Ameghino, 1891. Pelecyodon petraeus Ameghino, 1891. Pelecyodon maximus Ameghino, 1891. ZAMICRUS Ameghino, 18809. Zamicrus admirabilis Ameghino, 1889. SCHISMOTHERIUM Ameghino, 1887. — Synonymes: Hapalops Merce- rat 1891 (partim); Trematherium Mercerat, 1891; Planops Mercerat, 1891. —La premiére dent supérieure est elliptique, fortement com- primée latéralement, avec la face interne plate, l'externe un peu con- vexe, et la couronne usés en biseau qui regarde en arriére; entre cette dent et la deuxiéme il y a un petit diasteme; toutes les autres dents sont en série continue. La deuxiéme dent supérieure est sous-cylin- drique, et un peu plus étroite en avant qu'en arriére. A la mandibule mférieure, la premiere dent est presque aussi grosse que la deuxiéme mais de contour triangulaire, avec les trois cótés presque de méme Je A ES ds dc 815 Mecorhinus primus, n. sp. — La talla es comparable a la de una gran especie del género Hapalops. El caniniforme superior está separado del primer molariforme por una barra de 14 milímetros de largo. Los cuatro molariformes superiores tienen 33 milímetros de largo. La distancia, desde el borde anterior del caniniforme hasta el borde posterior del último molar, es de 6 centímetros. Ancho de la región interdentaria del paladar: entre los caniniformes 26 milímetros; entre los primeros mo- iariformes, 16 milímetros; entre los últimos molariformes, 15 milíme- tros. 'El hueso nasal entero debía tener cerca de 8 centímetros de largo; delante tiene una anchura de 24 milímetros, pero se angosta gradual- mente hacia su parte posterior. METOPOTHERIN!. — Había propuesto separar a los animales de este grupo en una familia distinta, sobre todo en razón de sus ramas mand:- bulares formadas por dos piezas óseas distintas; pero esta particularidad ha sido observada después en un grado más o menos acentuado en algu- nas especies de Orthotheridae y de Megalonychidae. De modo, pues, que los considero como una subfamilia de Megalonychidae; y este grupo se distingue por los cuatro dientes inferiores que siempre son en serie continua en cada una de las ramas mandibulares. Los huesos nasales son generalmente cortos, pequeños y a veces soldados a los frontales. METOPOTHERIUM Ameghino, 1891. Metopotherium splendens Ameghino, 1891. PELECYODON Ameghino, 1891. Pelecyodon cristatus Ameghino, 1891. Pelecyodon robustus Ameghino, 1891. Pelecyodon arcuatus Ameghino, 1891. Pelecyodon petraeus Ameghino, 1891. Pelecyodon maximus Ameghino, 1891. ZAMICRUS Ameghino, 1889. Zamicrus admirabilis Ameghino, 1889. SCHISMOTHERIUM Ameghino, 1887. — Sinónimos: Hapalops Merce- rat, 1891 (partim); Trematherium Mercerat, 1891; Planops Mercerat, 1891. — El primer diente superior es elíptico, fuertemente comprimido lateralmente, con la cara interna plana, la externa un poco convexa y la corona usada en bisel que mira hacia atrás; entre este diente y el se- gundo hay un pequeño diastema; todos los demás dientes son en serie 816 largeur et les coins perpendiculaires arrondis; les deux dents intermé- diaires sont rectangulaires et la derniére cylindrique. La partie symphy- saire en avant de la premiere dent, est courte et ronde. La partie pa- latine des maxillaires ne se prolonge pas en avant de la premiére dent. Les os nasaux sont tres courts mais larges. La région nasale supé- rieure est déprimée. Le palais entre les quatre derniéres molaires de chaque cóté, est fortement convexe. Schismotherium fractum Ameghino, 1887. — La premiére dent infé- rieure porte une dépression perpendiculaire sur la face externe et une autre sur l'interne; cette dent mesure 8 millimétres de diamétre antéro- postérieur et 7 millimétres de diamétre transverse maximum. La deu- xiéme dent a un peu plus de 6 millimétres de diamétre antéro-posté- rieur et 10 millimétres de diamétre transverse. Les quatre molaires inférieures occupent un espace de 36 millimétres. La mandibule, en dessous de la troisiéme dent, a 27 millimétres de hauteur. La parti symphysaire en avant de la premiére dent, est longue de 17 millimétres. Les cing molaires supérieures occupent un espace de 44 millimétres. Largeur de la partie interdentaire du palais: entre la premiére paire de dents, 20 millimétres; entre la deuxiéme paire de dents, 14 millí, métres; entre la derniére paire de dents, 10 millimétres. Le cráne ¡en- tier, du bord antérieur des maxillaires ¡au bord postérieur des condyies ocoipitaux, a 12 centimétres de longueur. URANOKYRTUS, n. gen. — Toutes les dents 'en série continue et trés pressées les unes aux autres, la premiére non exceptuée. La premiere dent supérieure est elliptique, la deuxiéme cylindrique et les trois suivantes oblongues, avec leurs coins arrondis et leur grand axe en direction transversale de la série dentaire. La troisieme dent supérieure est presque deux fois aussi grosse que les autres. La région nasale est convexe. Les masaux sont petits, bombés, presque soudés en- tre eux et completement soudés aux frontaux, sans vestiges de sutures. La créte sagittale est peu accentuée. Le palais est triangulaire, tres étroit en arriére, large :en avant EUCINEPELTUS Ameghino, 1891. —Sinónimo: Propalaehoplophorus Mercerat, 1891. Eucinepeltus petesatus Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891. —Sinónímo: Propalaehoplophorus patagonicus Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1891. DASYPODA La coraza de estos tatús eocenos, difiere invariablemente de la de todos los tatús modernos, por estar constituída por bandas transversales movibles desde el borde anterior, o sea desde el cuello hasta la grupa; estos animales no tenían, pues, un escudo anterior, pero lo tenían pos- terior como el del Clamidóforo actual. En algunos géneros faltaba asi- mismo el escudo posterior, porque la coraza no era entonces constituída desde una hasta otra extremidad más que por bandas transversales movi- bles. Es un carácter que indica un grado de evolución bien inferior. Y de ello resulta que ninguna de las especies eocenas puede ser refe- rida a géneros actuales. 'TATUSIDAE ? VETELIA Ameghino, 1891. —Sin.: Chlamydotherium Ameghino, 1887. Vetelia australis Ameghino. — Sinónimo: Chlamydotherium australe Ameghino, 1887. Vetelia pygmaea Ameghino. — Sinónimo: Pampatherium pygmaeum Ameghino, 1891. Vetelia puncta Ameghino, 1891. DASYPODIDAE PropAsYPus, n. gen. — Ce genre se distingue facilement par sa cui- rasse formée par des bandes transversales mobiles dans toute la partie antérieure et médiane. Les dents antérieures sont tres comprimées, presque en forme de lames, avec leur grand axe longitudinal, et sépa- . - rées par des diastemes tres larges. Les branches mandibulaires son trés comprimées en avant, en forme de lames verticales. Prodasypus patagonicus Ameghino. — Synonymes: Euphractus pata- gonicus Ameghino, 1887; Dasypus patagonicus Ameghino, 1889. Prodasypus hesternus Ameghino. — Synonyme: Dasypus hesternus Ameghino, 1889. EopasyPus, n. gen. — La forme des plaques osseuses est la méme que dans le genre Proeuphractus, mais la cuirasse est composée de ban- des transversales mobiles d'un bout a l'autre. Eodasypus nanus Ameghino.—Synonyme: Proeuphractus nanus Áme- ghino, 1891. Eodasypus limus Ameghino. — Synonyme: Proeuphractus limus Ame- ghino, 1891. PRoZzAEDIUS Ameghino, 1891. — Synonymes: Euphractus Ameghino, 1887; Dasypus Ameghino, 1889; Zaedius Ameghino, 1889. — La cui- rasse est composée de bandes transversales mobiles en avant et au milieu, avec un petit bouclier sur la partie postérieure. Le cráne est large et un peu globuleux en arriére, avec le rostre en demi-cylindre tres long et étroit, mais un peu aplati dans sa partie supérieure. Les branches mandibulaires sont droites, tres basses et presque stiliformes. Le nombre de dents est de huit en haut et dix en bas, de chaque cóté; il n'y a pas de dents dans l'intermaxillaire. Prozaedius proximus Ameghino. — Synonymes: Euphractus proximus Ameghino, 1887; Dasypus proximus Ameghino, 1889; Zaedius proxi- mus Ameghino, 1889; Prozaedius proximus Ameghino, 1891. — Le cráne de cette espéce est long de 8 centimétres. Prozaedius exilis Ameghino. — Synonymes: Euphractus exilis Ame- ghino, 1887; Dasypus exilis Ameghino, 1889; Zaedius exilis Ameghi- no, 1889. — Le cráne de cette espéce est long de 6 centimétres. STENOTATUS Ameghino, 1891. Stenotatus karaikensis Ameghino, 1891. PROEUTATUS Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1889. — Syno- nyme: Thoracotherium Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút 1889. — Le nombre de dents a la máchoire supérieure varie de huit á dix. Les 833 DASYPODIDAE PRODASYPUS, n. gen. — Este género se distingue fácilmente por su coraza formada por bandas transversales movibles en toda su parte anterior y media. Los dientes anteriores son muy comprimidos, casi en forma de láminas, con su eje mayor longitudinal y separadas por dias- temas muy anchos. Las ramas mandibulares son muy comprimidas ha- cia adelante, en forma de láminas verticales. Prodasypus patagonicus Ameghino. — Sinónimo: Euphractus patago- nicus Ameghino, 1887; Dasypus patagonicus Ameghino, 1889. Prodasypus hesternus Ameghino. — Sinónimo: Dasypus hesternus Ameghino, 1889, EoDAsYPUs, n. gen. — La forma de las placas óseas es igual que en el género Proeuphractus, pero la coraza es compuesta por bandas trans- versales movibles desde una a otra extremidad. s Eodasypus nanus Ameghino. — Sinónimo: Proeuphractus nanus Ame- ghino, 1891. Eodasypus limus Ameghino. — Sinónimo: Proeuphractus limus Ame- ghino, 1891. PROZAEDIUS Ameghino, 1891. — Sinónimos: Euphractus Ameghino, 1887; Dasypus Ameghino, 1889; Zaedius Ameghino, 1889. — La coraza se compone de bandas transversales movibles hacia adelante y al medio, con un pequeño escudo en la parte posterior. El cráneo es ancho y un poco globoso hacia atrás, con el rostro en semicilindro muy largo y es- trecho, pero un poco aplanado en su parte superior. Las ramas mandi- bulares son rectas, muy bajas y casi estiliformes. Ei número de dientes es de 8 arriba y 10 abajo, en cada lado; en el intermaxilar no hay dientes. Prozaedius proximus Ameghino. — Sinónimos: Euphractus proximus Ameghino, 1887; Dasypus proximus Ameghino, 1889; Zaedius proximus Ameghino, 1889; Prozaedius proximus Ameghino, 1891. — El cráneo de esta especie tiene 8 centímetros de largo. Prozaedius exilis Ameghino. — Sinónimos: Euphractus exilis Ame- ghino, 1887; Dasypus exilis Ameghino, 1889; Zaedius exilis Ameghino, año 1889. — El cráneo de esta especie tiene un largo de 6 centímetros. STENOTATUS Ameghino, 1891. s e Stenotatus karaikensis Ameghino, 1889. PROEUTATUS Ameghino, primera quincena de Agosto de 1889. — Sinó- .nimo: Thoracotherium Mercerat, segunda quincena de Agosto de 1889. — El número de dientes varía en el maxilar superior de 8 a 10. Los » AMEGHINO — V. X 53 331 doigts de la main ont trois phalanges, et non deux comme dans l'Eutatus d'aprés Gervais. Proeutatus oenophorus Ameghino. — Synonymes: Eutatus oenophorus Ameghino, 1887; Eutatus bipunctatus Ameghino, 1887; Thoracotherium priscum Mercerat, 1891; Thoracotherium oenophorum Mercerat, 1891; Proeutatus oenophorus Ameghino, 1891.— La série dentaire inférieura est plus longue que la supérieure. Toutes les dents de chaque cóté sont en série continue, sans diastémes. Les neuf molaires supérieures occupent un espace de 47 millimétres et les dix inférieures de 53 milli- métres. La partie antérieure du museau est élargie et déprimée pres- que en forme de spatule. Proeutatus lagena Ameghino. — Synonymes: Eutatus lagena Ameghi- no, 1887; Thoracotherium vetum Mercerat, 1891. — La partie antérieure du museau n'est pas élargie ni spatulée. La premiére dent supérieure est séparée de la deuxiéme par un diastéme assez large. Les neuf dents supérieures occupent un espace de 47 millimétres et les dix inférieures ont absolutement la méme longueur. Le cráne entier est long de 12 centimétres. Proeutatus distans Ameghino. — Synonymes: Eutatus distans Amegh1- no, 1887; Thoracotherium distans Mercerat, 1891; Thoracotherium cruentum Mercerat, 1891. — C'est l'espéce la plus petite. La premiére dent supérieure est séparée de la deuxiéme par un large diastéme. Il n'y a que huit molaires supérieures, toutes implantées avec leur grand axe en direction longitudinale; dans les autres espéces les quatre ou cinq dents postérieures de chaque cóté sont implantées obliquement. Les huit molaires supérieures occupent un espace de 34 millimétres. Proeutatus deleo Ameghino. — Sinonyme: Eutatus deleo Ameghino, 1891. — De la taille du Proeutatus oenophorus mais plus robuste. Elle se distingue facilement par les branches mandibulaires dont la partie antérieure est beaucoup plus haute que dans les autres espéces. Les dix molaires inférieures ont 54 millimétres de longueur. La branche man- dibulaire est haute de 13 millimétres en dessous de la deuxiéme molaire, et de 7 millimétres en dessous de la huitiéme. Proeutatus carinatus Ameghino. — Synonyme:. Eutatus carinatus Ame- ghino, 1891. PELTATELOIDEA La cuirasse dorsale est constituée dans toute son étendue, soit par des plaques osseuses juxtaposées les unes á cóté des autres, soit par des plaques osseuses imbriquées comme les tuiles d'un toit. 11 en est de méme de la cuirasse de la queue et du casque céphalique. Le cráne est large en arriére et élevé en forme de toit á deux eaux dont le faítage est constitué par la créte sagittale; en avant il est étroit 835 dedos de la mano tienen tres falanges y no dos como ocurre en el Euta- tus, según Gervais. Proeutatus oenophorus Ameghino. — Sinónimos: Eutatus oenophorus Ameghino, 1887; Eutatus bipunctatus Ameghino, 1887; Thoracotherium priscum Mercerat, 1891; Thoracotherium eonophorum Mercerat, 1891; Proeutatus oenophorus Ameghino, 1891. — La serie dentaria inferior es más larga que la superior. Todos los dientes de cada lado son en serie continua, sin diastemas. Los 9 molares superiores ocupan un espacio de 47 milímetros y los 10 inferiores de 53 milímetros. La parte anterior del hocico es ensanchada y deprimida casi en forma de espátula. Proeutatus lagena Ameghino. — Sinónimos: Eutatus lagena Ameghi- no, 1887; Thoracotherium vetum Mercerat, 1891.— La parte anterior del hocico no es ni ensanchada ni espatulada. El primer diente superior está separado del segundo por un diastema bastante ancho. Los 9 dientes superiores ocupan un espacio de 47 milímetros y los 10 inferiores tienen absolutamente el mismo largo. El cráneo entero es de 12 centímetros de largo. Proeutatus distans Ameghino. — Sinónimos: Eutatus distans Ame- ghino, 1887; Thoracotherium distans Mercerat, 1891; Thoracotherium cruentum Mercerat, 1891.— Es la especie más pequeña. El primer diente superior está separado del segundo por un ancho diastema. Sólo existen 8 molares superiores, todos ellos implantados con su eje mayor en di- rección longitudinal; en las demás especies, los cuatro o cinco dientes posteriores de cada lado están implantados oblicuamente. Los 8 mola- res superiores ocupan un espacio de 34 milímetros. Proeutatus deleo Ameghino. — Sinónimo: Eutatus deleo Ameghino, -1891.— De la talla del Proeutatus oenophorus, pero más robusto. Distínguese fácilmente por las ramas mandibulares cuya parte anterior es mucho más alta que en las otras especies. Los 10 molares inferiores tienen 54 milímetros de largo. La rama mandibular tiene 13 milímetros de altura debajo del segundo molar y de 7 milímetros debajo del octavo. Proeutatus carinatus Ameghino. — Sinónimo: Eutatus carinatus Ame- ghino, 1891. PELTATELOIDEA La coraza dorsal es constituída en toda su extensión, sea por placas éseas yuxtapuestas unas al lado de otras, sea por placas óseas imbricadas como las tejas de un techo. Lo propio ocurre con la coraza de la cola y del casco cefálico. El cráneo es ancho y levantado en forma de techo a dos aguas cuya cumbrera es constituída por la cresta sagital; hacia adelante es estrecho y fuertemente deprimido en su parte superior. Todo el cráneo tiene 836 et fortement déprimé dans sa partie supérieure. Tout le cráne porte des fortes impressions musculaires et a les crétes trés développées. * La partie antérieure en avant des orbites, est courte; les nasaux sont courts; les intermaxillaires sont petits et complétement soudés aux maxillaires, mais portent des incisives. Les dents de chaque máchoire ne constituent qu'une seule série dentaire qui tourne sur le devant en : décrivant un arc de cercle. Les deux branches mandibulaires sont ar- quées et complétement soudées, sans vestiges de suture, ne constituant ainsi qu'un seul os arqué en avant en forme de fer a cheval. Les arca- des zygomatiques sont complétes mais assez minces. Les lacrymaux sont tres étendus dans la région faciale, mais le canal lacrymal s'ouvre a Pintérieur des orbites. Le zygomatique est assez court, et termine im- médiatement en arriére des orbites par une suture verticale qui l'unit a Papophyse zygomatique du squamosal. Les orbites sont grandes et limitées en arriére par une petite apophyse post-frontale des frontaux et une petite protubérance de l'arc zygomatique. L'apophyse zygoma- tique du squamosal est longue, haute, rectangulaire et divisée par une suture horizontale, en deux parties, une supérieure et l'autre inférieure; la partie supérieure, qui est tres mince, n'est qu'une prolongation du squamosal; la partie inférieure, beaucoup plus grande et rectangulaire, est séparée aussi par une suture verticale á la base, et représente l'os carré des oiseaux et des reptiles; cette piéce porte á sa partie inférieure une surface articulaire plate qui représente la cavité glenoide, et re- pose sur le condyle articulaire de la mandibule (19). Le meatus audi- torius externus s'ouvre latéralement dans la base de l'apophyse zygo- matique, et sa partie antérieure est limitée par le bord postérieur de Pos carré. La voúte palatine se prolonge beaucoup en arriére des dents par la grande étendue des palatins et probablement aussi par le déve- loppement des pterigoides qui se dirigent en dedans pour prendre part a la formation du palais. L'angle mandibulaire est petit et arrondi. Les branches ascendantes de la mandibule sont couchées en arriére; les condyles articulaires sont elliptiques, de surface supérieure plate et placés a la hauteur de la série dentaire, ou méme plus bas. L'humérus porte toujours une grande perforation epitrochléenne; la surface arti- culaire distale est étroite sur le cóté interne, beaucoup plus large sur Pexterne et ne porte pas de créte intertrochléenne. Le cubitus a la partie olécranienne plus longue et plus forte que dans les Dasypoda. Les phalanges onguéales manquent complétement de gaine osseuse pour l'insertion des ongles. L'axis et les deux ou trois vertébres sui- vantes, ont les corps tres aplatis et soudés les uns aux autres, ne for- (19) Dans mon ouvrage Contribución al Conocimiento de los Mamúferos fósiles, etc., je dis que Vapophyse zygomatique du squamosal des mammiféres doit représenter l'os carré des oiseaux et des reptiles. Les Peltephilidae démontrent que j'étais dans le vrai. 837 fuertes impresiones musculares y las crestas muy desarrolladas. La par- te anterior hacia adelante de las órbitas es corta; los nasales son cortos; los intermaxilares son pequeños y completamente soldados a los maxi- lares, pero tienen incisivos. Los dientes de cada mandíbula no constitu- yen más que una sola serie dentaria que da vuelta hacia adelante des- cribiendo un arco de círculo. Las dos ramas mandibulares son arqueadas y completamente soldadas, sin vestigios de sutura, no constituyendo así más que un solo hueso arqueado hacia adelante en forma de herradura. Los arcos cigomáticos son completos, pero bastante delgados. Los lacri- males están muy extendidos sobre la región facial, pero el canal lacrimal se abre en el interior de las órbitas. El cigomático es bastante corto y termina inmediatamente hacia atrás de las órbitas por una sutura verti- cal que lo une a la apófisis cigomática del escamosal. Las órbitas son grandes y limitadas hacia atrás por una pequeña apófisis postfrontal de los frontales y una pequeña protuberancia del arco cigomático. La apó- fisis cigomática del escamosal es larga, alta, rectangular y dividida por una sutura horizontal, en dos partes, una superior y otra inferior; la parte superior, que es muy delgada, no es más que una prolongación del escamosal; la parte inferior, mucho más grande y rectangular, está separada también por una sutura vertical en la base y representa el hueso cuadrado de las aves y los reptiles; esta pieza tiene en su parte inferior una superficie articular plana que representa la cavidad gle- noides y reposa sobre el cóndilo articular de la mandíbula (19). El mea- tus auditorius externus se abre lateralmente en la base de la apófisis cigomática y su parte anterior es limitada por el borde posterior del hueso cuadrado. La bóveda palatina se prolonga muy hacia atrás de los dientes por la gran extensión de los palatinos y probablemente tam- bién por el desarrollo de los pterigoides que se dirigen hacia adentro para participar en la formación del paladar. El ángulo mandibular es pequeño y redondeado. Las ramas ascendentes de la mandíbula son inclinadas hacia atrás; los cóndilos articulares son elípticos, de super- ficie superior plana y colocados a la altura de la serie dentaria, y aun más bajo. El húmero tiene siempre una gran perforación epitrocleana; la superficie articular distal es estrecha sobre el lado interno, mucho más ancha en el externo y carece de cresta intertrocleana. El cúbito tiene la parte olecraneana más larga y más fuerte que en los Dasypoda. Las falanges ungueales carecen por completo de vaina ósea para la inserción de las uñas. El axis y las dos o tres vértebras siguientes tienen los cuerpos muy aplanados y soldados entre sí y no forman más que (19) En mi obra Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Argentina he dicho que la apófisis cigomática del escamosal de los mamíferos debe repre- sentar el hueso cuadrado de las aves y los reptiles. Los Peltepjilidae demuestran que yo estaba en lo cierto. 838 mant quw'un seul os. Les epyphyses des os longs restaient séparées jusqw'á un áge tres avancé. L'omoplate a un coracoide bien développé,* - long, et séparé par une suture persistante; en outre, ce coracoide porte au bout, une forte partie epyphysaire. Le sternum paraít encore plus singulier. Le presternum est une piéce trés forte, trés élargie latéra- lement pour recevoir la premiére paire de cótes; la partie interne de cet os est fortement concave, tandis que l'externe ou inférieure porte dans toute sa longueur une forte créte médiane tranchante et d'un développement énorme comparable seulement au bréchet des oiseaux; la partie antérieure termine en une échancrure en demi-cercle occu- pée par une surface articulaire, destinée sans doute a recevoir un épisternum. PELTEPHILIDAE PELTEPHILUS Ameghino, 1887.— Aux caracteres que j'ai donné comme servant a distinguer ce genre, j'ajouterai encore, comme étant tres importants, les suivants. La denture inférieure comprend quatorze dents, sept pour chaque branche mandibulaire, lesquelles sont disposées en arc de cercle comme a la máchoire supérieure. Les nasaux se pro- longent en haut bien en avant des intermaxillaires, en forme d'une lame large, plate et ronde en avant. Le casque céphalique termine en avant par quatre plaques osseuses, deux antérieures placées sur le bord antérieur des nasaux, et deux postérieures placées immédiatement en arriére des premiéres. Ces quatre plaques, s'eléevent vers le centre en forme de pointe tres haute et conique, constituant deux paires de cornes osseuses longues, pointues et un peu arquées en arriére et en dedans. Les deux cornes postérieures sont beaucoup plus longues que les antéricures; ces deux cornes de chaque cóté, placées l'une derriére l'autre, sont séparées sur la ligne médiane par un espace assez large. Le Peltephilus est le premier édenté a cornes que l'on connaisse. Peltephilus ferox Ameghino, premiére quinzaine d'Aoút 1891. — Synonyme: Peltephilus Clarazianus Moreno «et Mercerat, deuxiéme quinzaine d'Aoút 1891. — Les 7 molaires inférieures occupent un es- pace de 35 a 38 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de la cinquiéme dent, 16 a 18 millimétres. Peltephilus strepens Ameghino, 1887. — Synonymes: Cochlops muri- catus Ameghino, 1889 (partim); Peltephilus Heusseri Moreno et Mer- cerat, 1891. — Les sept molaires inférieures occupent un espace de 40 a 45 millimétres. Hauteur de la mandibule en dessous de la cinquiéme dent, 22 millimétres. Peltephilus pumilus Ameghino, 1887. — Les sept dents inférieures occupent un espace de 25 a 27 millimetres. La mandibule, en dessous de la cinquieme dent, a 10 a 12 millimétres de hauteur. 839 un solo hueso. Las epífisis de los huesos largos permanecían separadas hasta una edad muy avanzada. El omoplato tiene un coracoides bien desarrollado, largo y separado por una sutura persistente; además, este coracoides tiene en su extremidad una fuerte parte epifisaria. El ester- nón parece aún más singular. El presternán es una pieza muy fuerte, muy ensanchada lateralmente para recibir el primer par de costillas; la parte interna de este hueso es fuertemente cóncava, mientras que la externa o inferior tiene en todo su largo una fuerte cresta media cor- tante y de un desarrollo enorme sólo comparable a las paletillas de las aves; la parte anterior termina en una escotadura en semicírculo ocu- pada por una superficie articular, sin duda destinada a recibir un epiesternón. PELTEPHILIDAE PELTEPHILUS Ameghino, 1887.— A los caracteres que tengo dados como útiles para distinguir este género, voy a agregar, como muy im- portantes, los siguientes: la dentadura inferior comprende 14 dientes, 7 por cada rama mandibular, y están dispuestos en arco de círculo como en el maxilar superior. Los nasales se prolongan hacia arriba bien hacia adelante de los intermaxilares, en forma de una lámina ancha, plana y redonda hacia adelante. El casco cefálico termina hacia adelante en cuatro placas óseas, dos anteriores situadas en el borde anterior de los nasales, y dos posteriores situadas inmediatamente detrás de las pri- meras. Estas cuatro placas se elevan hacia el centro en forma de punta muy alta y cónica, constituyendo dos pares de cuernos óseos largos, puntiagudos y un poco arqueados hacia atrás y hacia adentro. Los dos cuernos posteriores son mucho más largos que los anteriores; estos dos cuernos de cada lado, situados uno detrás del otro, están separados so- bre la línea media por un espacio bastante ancho. El Peltephilus es el primer desdentado con cuernos que se conozca. = Peltephilus ferox Ameghino, primera quincena de Agosto de 1891.— Sinónimo: Peltephilus Clarazianus Moreno et Mercerat, segunda quin- cena de Agosto de 1891.— Los siete molares inferiores ocupan un espa- cio de 35 a 38 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del quinto diente: 16 a 18 milímetros. Peltephilus strepens Ameghino, 1887. —Sinónimo: -Cochlops murl- catus Ameghino, 1889 (partim); Peltephilus Heusseri Moreno et Mer- cerat, 1891. — Los siete molares inferiores ocupan un espacio de 40 a 45 milímetros. Altura de la mandíbula debajo del quinto diente: 22 mi- límetros. Peltephilus pumilus Ameghino, 1887. — Los 7 dientes inferiores ocu- pan un espacio de 25 a 27 milímetros. La mandíbula, debajo del quinto diente, tiene de 10 a 12 milímetros de altura. 840 Peltephilus giganteus, n. sp. (20). — Cette espéce dépassait de plus du double la taille du Peltephilus strepens; sous ce rapport elle se rap- prochait aux espéces du genre Propalaehoplophorus. Malheureusement, elle ne m'est connue que par des piéces isolées et une grande partie du casque céphalique. La premitre dent supérieure (Pincisive) a 7 milli- metres de diamétre antéro-postérieur, et 11 millimétres de diamétre transyerse; la méme dent du Peltephilus ferox n'a que 3mm. 5 de dia- métre antéro-postérieur et 5 millimétres de diamétre transverse. La piece médiane postérieure du casque céphalique a 43 millimétres de dia- métre antéro-postérieur, 47 millimétres de diamétre transverse en arridre et 25 millimétres en avant; la méme piéce du Peltephilus strepens a 35 millimétres de diamétre antéro-postérieur, 35 millimétres de dia- meétre transverse en arriére, et 19 millimétres en avant; dans le Pelte- philus ferox la méme piéce mesure 26 millimétres de diamétre antéro- postérieur, 26 millimétres de diamétre transverse en arriére et 16 mil- limétres en avant. Les autres piéces du casque céphalique, les dents isolées, etc., conservent les mémes proportions. ANANTIOSODON Ameghino, 1891. Anantiosodon rarus Ameghino, 1891. STEGOTHERIDAE STEGOTHERIUM Ameghino, 1887. Stegotherium tessellatum Ameghino, 1887. Cetacea Les cétacés, qui généralement sont considérés comme étant une époque relativement moderne, dans la Patagonie aparaissent des l'Eo- cene; ils y sont représentés non seulement par les odontocetes, mais ce qui est plus surprenant encore, par de vraies mystacocetes. Mal- heureusement, on ne posséde encore que des débris trés incomplets. MYSTACOCETA BALAENIDAE BALAENA Linneo. Balaena Simpsoni Philippi, 1887. — Les débris procédent de pres de l'embouchure du río Santa Cruz, et probablement de la formation Pata- gonienne. (20) Le petit fragment de mandibule avec une dent, sur lequel MM. Moreno et Mercerat ont fondé le Peltephilus grandis, d'apres la description que les auteurs en donnent, ne pro- vient pas du genre Peltephilus. 841 Peltephilus giganteus, n. sp. (20). — Esta especie sobrepasaba en más del doble la talla del Peltephilus strepens; y desde este punto de vista se acercaba a las especies del género Propalaehoplophorus. Infor- tunadamente, sólo me es conocida por piezas aisladas y una gran parte del casco cefálico. El primer diente superior (el incisivo) tiene 7 milí- metros de diámetro anteroposterior y 11 milímetros de diámetro trans- verso; el mismo diente del Peltephilus ferox sólo tiene 3 mm. 5 de diá- metro anteroposterior y 5 milímetros de diámetro transverso; la pieza media superior del casco cefálico tiene 43 milímetros de diámetro anteroposterior, 47 milímetros de diámetro transverso hacia atrás y 25 milímetros hacia adelante; la misma pieza dei Peltephilus strepens tiene 35 milímetros de diámetro anteroposterior, 35 milímetros de diá- metro transverso hacia atrás y 19 milímetros hacia adelante; en el Peltephilus ferox, la misma pieza mide 26 milímetros de diámetro anteroposterior, 26 milímetros de diámetro transverso hacia atrás y 16 milímetros hacia adelante. Las otras piezas del tasco cefálico, los dientes sueltos, etc., conservan las mismas proporciones. ANANTIOSODON Ameghino, 1891. Anantiosodon rarus Ameghino, 1891. STECOTHERIDAE STEGOTHERIUM Ameghino, 1887. Stegotherium tessellatum Ameghino, 1887. Cetacea Los cetáceos, que generalmente son considerados como de una época relativamente moderna en Patagonia, aparecen en el Eoceno; están ahí representados no sólo por los Odontocetos, sino también, lo que es más sorprendente, por verdaderos Mistacocetos. Desgraciadamente, sólo se poseen hasta el día restos muy incompletos. MYSTACOCETA BALAENIDAE BALAENA Linneo. Balaena Simpsoni Philippi, 1887. — Los restos proceden de la em- bocadura del río Santa Cruz y probablemente de la formación Patagónica. PPALAEOBALAENA Moreno, 1882 (nomen nudum). (20) El pequeño fragmento de mandíbula con un diente, sobre el cual los señores Moreno y Mercerat han fundado el Peltephilus grandis, no proviene del género Peltephilus a juzgar por la descripción que los autores han hecho de él. 842 ? PALAEOBALAENA Moreno, 1882 (nomen nudum). ? Palaeobalaena Bergi Moreno, 1882 (nomen nudum).— Elle a été fondée sur des débris trouvés dans l'embouchure du río Santa Cruz et qui proviennent de la formation Patagonienne. ODONTOCETA SQUALODONTIDAE D'apres M. Moreno, il existe des débris indiquant l'existence d'ani- maux de ce groupe, dans la formation Patagonienne du Chubut. ll serait a souhaiter que l'auteur n'oublie pas que c'est lui le premier qui en a fait mention (21). PoNTOPLANODIDAE I] parait que le genre Pontoplanodes (Saurocetes antea) n'a pas en- core été trouvé dans le Tertiaire de Patagonie. Dans une brochure publiée dernidrement par M. Moreno (« Noticias sobre algunos cetáceos fósiles y actuales de la República Argentina », page 14, année 1892) on lit ce qui suit: « Ameghino dit que les débris de ce genre (Saurocetes) ne sont pas rares sur les cótes de la Pata- gonie, mais il n'en fait mention d'aucun et je men connais pas non plus, pour ma part ». M. Moreno a une bien faible mémoire; a la page 27 de son discours, «Patagonia, resto de un continente hoy sumergido», année 1882, il dit: «No os hablaremos de otros restos de mamíferos fósiles, como ser el Saurocetes argentinus » (!), de delfines, de lobos marinos « que hemos recogido en el Chubut », junto con restos de pájaros, porque sería ha- cer interminable esta conferencia»; je n'ai donc eu d'autre tort que de croire á sa parole. DIAPHOROCETUS (nomen novum), destiné á remplacer celui de Meso- cetus Moreno, 1892, qui est préoccupé pour un genre de cétacés mys- tacocetes du Tertiaire de Belgique (Mesocetus van Beneden). Le genre de Patagonie (Diaphorocetus) me parait appartenir á la famille des Pontoplanodidae. | Diaphorocetus Poucheti (Moreno) Ameghino. — Synonyme: Meso- cetus Poucheti Moreno, 1892. — L'espéce est fondée sur un cráne pas mal endommagé provenant de la formation Patagonienne du Chubut. (21) Il s'agit probablement des mémes débris que MM. Moreno et Mercerat (voir Cata- logue des oiseaux fossiles de la République Argentine, année 1891), avaient attribué A des Zeuglodontidés. 843 PPalaeobalaena Bergi Moreno, 1882 (nomen nudum).— Ha sido fundada en restos encontrados en la embocadura del río Santa Cruz y proceden de la formación Patagónica. ODONTOCETA SQUALODONTIDAE Según el señor Moreno, existen restos que indican la existencia de animales de este grupo en la formación Patagónica del Chubut. Sería de desear que el autor no olvide que él ha sido quien primero ha hecho mención de ello (21). PoNTOPLANODIDAE Parece que el género Pontoplanodes no ha sido_aún hallado en el Terciario de Patagonia. En una obra publicada últimamente por el señor Moreno (« Noticias sobre algunos cetáceos fósiles y actuales de la República Argentina», página 14, año 1892) se lee lo siguiente: « Ameghino dice que los res- tos de este género (Saurocetes) no son raros en las costas de Patagonia, pero no hace mención de ninguno y por mi parte yo tampoco los conozco». El señor Moreno tiene una memoria muy débil; en la página 27 de su discurso « Patagonia, resto de un continente hoy sumergido», año 1882, dice: «No os hablaremos de otros restos de mamíferos fósiles como ser el Saurocetes argentinus (!), de delfines, de lobos marinos, que hemos recogido en el Chubut, juntos con restos de pájaros, porque sería hacer interminable esta conferencia »; de lo cual se deduce que yo no tengo más culpa que haber prestado fe a su palabra. DIAPHOROCETUS (nomen novum), destinado a reemplazar el de Meso- cetus Moreno, 1892, que estaba preocupado por un género de cetáceos mistacocetos del Terciario de Bélgica (Mesocetus van Beneden). El gé- nero de Patagonia (Diaphorocetus) me parece que pertenece a la fa- milia de los Pontoplanodidae. Diaphorocetus Poucheti (Moreno) Ameghino. — Sinónimo: Meso- cetus Poucheti Moreno, 1892. — La especie está fundada en un cráneo bastante deteriorado, procedente de la formación Patagónica del Chubut. (21) Probablemente se trata de los mismos restos que los señores Moreno y Mercerat (véase: Catálogo de las aves fósiles de la República Argentina, año 1891) tienen atribuídos a los Zeuglodóntidos. 844 PLATANISTIDAE DiochoticHUs (nomen novum), destiné a remplacer celui de Noto- cetus Moreno, 1892, qui est préoccupé pour un genre de cétacés mysta- cocetes de la formation Pampéenne, Notiocetus Ameghino, 1891. Diochotichus van Benedeni (Moreno) Ameghino. — Synonyme: Noto- cetus van Benedeni Moreno, 1892. — L'espéce est fondée sur un crán= presque entier avec la máchoire inférieure et une partie de la denture, provenant de la formation patagonienne du Chubut. MONOTREMATA Dans la formation Santa-cruzienne il existe encore d'autres débris de mammiféres, qui, tout en se rapprochant de ceux des Edentés, en different tellement sous d'autres rapports, que je crois étre plus dans le vrai en les considérant comme appartenant a des monotrémes pri- mitifs. Du reste, il y a longtemps que je considere les édentés comme se rapprochant d'avantage des monotrémes que les marsupiaux. Un cer- tain nombre des caracteres que j'ai mentionné plus haut comme étant caractéristiques de certains édentés fossiles (pages 794 et 796), con- cordent parfaitement avec le degré d'infériorité des organes sexuels des Myrmecophaga et des Tardigrada de notre époque, et nous conduisent 2 placer ces animaux a cóté des monotrémes (22). DIDEILOTHERIDAE Dents nombreuses, en série continue, toutes égales, cylindriques, a base ouverte, avec la couronne conique, un peu comprimée, et couverte par une mince couche d'émail. Les intermaxillaires pourvus de dents. DIDEILOTHERIUM Ameghino, 1889. — Synonyme: Deilotherium, (préoccupé), Ameghino, 1889. Dideilotherium venerandum Ameghino, 1889. — Synonyme: Deilothe- rium venerandum Ameghino, 1889, SCOoTAEOPSIDAE Branches mandibulaires basses, longues, sans branche ¡ascendante, sans angle mandibulaire et avec denture rudimentaire. SCOTAEOPS Ameghino, 1887. Scotaeops simplex Ameghino, 1887. (22) M. le professeur Lydekker, dans une note parue derniérement («Note on the cora. coidal element in Adult Sloths, with Remark on its Homology») vient de démontrer que la partie coracoidienne de l'omoplate des tardigrades actuels, peut rester indépendante jusqu'á Váge adulte. 845 PLATANISTIDAE DiocHoTICHUS (nomen novum), destinado a reemplazar el de Noto- cetus Moreno, 1892, que estaba preocupado por un género de cetáceos mistacocetos de la formación Pampeana: Notiocetus Ameghino, 1891. Diochotichus van Benedeni (Moreno) Ameghino. — Sinónimo: Noto- cetus van Benedeni Moreno, 1892. — La especie está fundada en un crá- neo casi entero con la mandíbula inferior y una parte de la dentadura, .procedente de la formación Patagónica del Chubut. MONOTREMATA En la formación Santacruceña existen otros restos de mamíferos, que, aun teniendo afinidades con los Desdentados, difieren, sin embargo, tal- mente de ellos, que pienso estar en lo cierto considerándolos como pertenecientes a Monotremos primitivos. Por lo demás, hace mucho tiempo que considero a los Desdentados como más próximos de los monotremos que los marsupiales. Cierto número de los caracteres que antes he mencionado como característicos de ciertos desdentados fósiles (páginas 795 y 797), concuerdan perfectamente con el grado de infe- rioridad de los órganos sexuales de los Myrmecophaga y los Tardigrada de nuestra época y me llevan a colocar a tales animales entre los mono- tremos (22). DIDEILOTHERIDAE Numerosos dientes, en serie continua, todos iguales, cilíndricos, de base abierta, con corona cónica, un poco comprimida y cubierta con una delgada capa de esmalte. Intermaxilares provistos de dientes. DIDEILOTHERIUM Ameghino, 1889. — Sinónimo: Deilotheriumn (preo- cupado), Ameghino, 1889. Dideilotherium venerandum Ameghino, 1889. — Sinónimo: Deilothe- rium venerandum Ameghino, 1889. SCOTAEOPSIDAE Ramas mandibulares bajas, largas, sin rama ascendente, sin ángulo mandibular y con dentadura rudimentaria. SCOTAEOPS Ameghino, 1887. ¿ Scotaeops simplex Ameghino, 1887. (22) El señor profesor Iydekker, en una Nota aparecida recientemente, («Note on the coracoidal element in Adult Sloths, with Remark on its Homology») acaba de demostrar que la parte coracoides del omoplato de los tardígrados actuales, puede permanecer inde- pendiente hasta la edad adulta. 846 ADIASTALTIDAE L'humérus est court, trés large, ¡aplati, et avec une grande expansion latérale externe vers la moitié de sa longueur; louverture proximale de la perforation épitrochléenne est placée sur la face postérieure de Vos; il n'y a pas de fosse olécranienne ni de fossette coronoide. Le cubi- tus est droit, sans échancrure sigmoide, sans créte olécranienne ni apo- physe coronoide. Les vertébres du tronc ont les centres vertébraux per- cés á jour par deux grandes fenétres qui d'en bas se dirigent en haut et convergent dans une seule grande vacuité qui s'ouvre á lintérieur du canal rachidien. ADIASTALTUS Ameghino, 1893. Adiastaltus habilis Ameghino, 1893. — L'humérus est court et trés élargi, particulidrement dans sa partie inférieure. La surface aarticulaire est tres réduite en proportion de la grande expansion latérale de 1'extré- mité distale; le diamétre transverse est de 49 millimétres, et la surface articulaire n'occupe que 18 millimétres. La poulie présente deux émi- nences articulaires comme dans la généralité des mammiféres, l'ex- terne étant beaucoup plus grande que l'interne et d'une conformation assez semblable a celle qui distingue le genre Myrmecophaga; ces deux éminences ne constituent qu'une seule poulie articulaire, dont la partie la plus inférieure ne s'étend pas á la partie postérieure de l'os. Le con- dyle interne est trés grand et termine en dedans en une tuberosité circulaire de 12 millimétres de diamétre, séparée de l'éminence interne de la poulie articulaire par une échancrure profonde, large de 12 milli- métres; l'expansion interne de l'entocondyle est donc large de 24 milli- métres; Pectocondyle est au contraire assez réduit et termine dans un bord de supination mince qui rentre en dedans en décrivant une courbe peu accentuée. La perforation épitrochléenne est d'une grandeur énor- me, comme il n'y en a pas d'égale dans les mammiféres connus; sur la face antérieure de l'os, cette perforation descend jusqu'au bord de la trochlée articulaire, étant limitée en bas par l'éminence articulaire interne de la poulie et le bord de l'échancrure qui s'étend entre celle-ci et la tuberosité de lPentocondyle; louverture antérieure ou distale de cette perforation a un diamétre vertical de 19 millimétres et 18 milli- métres de diamétre transverse maximum; l'ouverture proximale de la méme perforation est placée sur la face postérieure de los, assez loin du bord interne. Sur la face antérieure, au-dessus de la poulie il n'y a pas de traces de fossette coronoidienne; sur la face postérieure ¡il n'y a pas de fosse olécranienne, la surface de los étant complétement plate. Le corps de 1l'os, dans sa partie moyenne m'est pas cylindrique, sinon aplati d'avant en arritre; le bord interne termine en une lame mince 847 ADIASTALTIDAE El húmero es corto, muy ancho, aplanado y con una gran expansión lateral externa hacia la mitad de su largo; la abertura proximal de la perforación epitrocleana está situada en la cara posterior del hueso; no hay fosa olecraneana ni foseta coronoides. El cúbito es recto, sin escotadura sigmoides, sin cresta olecraneana ni apófisis coronoides. Las vértebras del tronco tienen sus centros vertebrales en forma que reciben luz por dos grandes ventanas que desde abajo se dirigen hacia arriba y convergen en una sola gran cavidad que se abre en el interior del eanal raquídeo. ADIASTALTUS Ameghino, 1893. Adiastaltus habilis Ameghino, 1893. — El húmero es corto y muy ensanchado, particularmente en su parte inferior. La. superficie articu- lar es muy reducida en proporción a la gran expansión lateral de la extremidad distal; el diámetro transverso es de 49 milímetros y la su- perficie articular sólo ocupa 18 milímetros. La poiea presenta dos emi- nencias articulares como en la generalidad de los mamíferos, siendo la externa mucho más grande que la interna y de una conformación bastante parecida a la que distingue al género Myrmecophaga; estas dos eminencias no constituyen más que una sola polea articular cuya parte más inferior no se extiende hasta la parte posterior del hueso. El cóndilo interno es muy grande y termina hacia adentro en una tube- rosidad circular de 12 milímetros de diámetro, separada de la eminen- cia interna de la polea articular por una escotadura profunda, de 12 milí- metros de ancho; la expansión interna del entocóndilo es, pues, de 24 milímetros de anchura; el ectocóndilo es, al contrario, bastante redu- cido y termina en un borde delgado de supinación que va hacia adentro describiendo una curva poco acentuada. La perforación epitrocleana es de un tamaño enorme, tal como no hay otra igual en los mamíferos conocidos; en la cara anterior del hueso, esta perforación desciende hasta el borde de la troclea articular y está limitada abajo por la emi- nencía articular interna de la polea y el borde de la escotadura que se extiende entre ésta y la tuberosidad del entocóndilo; la abertura ante- rior o distal de esta perforación tiene un diámetro vertical de 19 milí- metros y 18 milímetros de diámetro transverso máximo; la abertura proximal de la misma perforación está situada en la cara posterior del hueso, bastante lejos del borde interno. En la cara anterior, encima de la polea, no existen vestigios de foseta coronoides; en la cara posterior no hay fosa olecraneana, siendo completamente plana la superficie del hueso. El cuerpo del hueso no es cilíndrico en su parte media, sino apla- nado de adelante hacia atrás; el borde interno termina. en una lámina 848 en courbe convexe, tandis que le cóté externe présente une grande expansion latérale triangulaire, comparable par la forme et la position, * au troisiéme trochanter du fémur de certains mammiféres. La créte deltoide n'est pas trop longue ni bien forte, mais jelle est assez large et termine en bas dans une forte tuberosité. La téte articulaire est for- Í tement elliptique, avec son plus grand diamétre en direction transver- sale a la largeur de los, c'est-a-dire, d'avant en arriére; elle a 19 milli- métres de diamétre antéro-postérieur et 14 millimétres de diamétre transverse; le trochiter est tres fort et avec une grande tubérosité dirigée en dedans et en arriére; le trochin est rudimentaire. Le tiers supérieur de P'humérus est arqué en arriére. L'os entier est long de 9 centi- metres; son extrémité proximale est large de 25 millimétres de l'extré- mité distale de 49 millimétres; vers la moitié de sa longueur il est large de 37 millimétres et il n'a que 10 millimétres d'épaisseur. Ñ Le cubitus est un os complétement droit et comprimé latéralement; Polécrane est assez développé et porte á son extrémité supérieure une apophyse dirigée en arriére et en dedans comme dans celui du four- milier; il n'y a pas une véritable échancrure ou cavité sigmoide, sinon une simple impression un peu concave, sans vestiges d'apophyse coro- noide en bas ni de créte correspondante, en haut. Quant a la disposition méme des impressions sigmoides, son plus grand rapprochement est avec celles du cubitus du fourmilier; l'articulation du méme os est tres petite et a demi-sphérique. Le cubitus entier est long de 104 milliy métres et le radius de 73 millimétres. Les corps des vertébres dorsales et lombaires ressemblent un peu á ceux des vertébres des Edentés gravigrades; ils ont une grande vacuité qui s'ouvre en haut dans lVintérieur du canal rachidien, par une per- foration irrégulicrement circulaire, placée vers le milieu du corps, plus grande que celle que présentent les corps des vertébres des gravi- grades de la méme époque. Cette vacuité s'ouvre a la partie inférieure par deux grandes perforations ou fenétres elliptiques placées une sur chaque cóté de la ligne médiane. Les vertébres lombaires ne présentent pas les surfaces articulaires supplémentaires qui distinguent les gravi- grades et tous les édentés américains. Voici les dimensions d'une ver- tebre lombaire: longueur du corps, 23 millimétres; diamétre vertical 16 millimétres; diameétre transverse 27 millimétres. Diamétre du canal rachidien : vertical 14 millimétres; transverse 19 millimétres. L'ouverture supérieure de la vacuité vertébrale a 6 millimétres de diamétre longi- tudinal et 5 millimétres de diamétre transverse; chacune des ouvertu- res inférieures a 5 millimétres de long sur 4 de large. Adiastaltus procerus, n. sp. — La taille est la méme que celle de Y'es- pece précédente, mais elle s'en distingue par plusieurs caractéres. La tubérosité du condyle interne est beaucoup plus forte et plus grande, 849 S delgada en curva convexa, mientras que el lado externo presenta una gran expansión lateral triangular, comparable, por su forma y posición, al tercer trocánter del fémur de ciertos mamíferos. La cresta deltoide3 no es demasiado larga ni muy fuerte, pero es bastante ancha y termina hacia abajo en una fuerte tuberosidad. La cabeza articular es fuerte- mente elíptica, con su diámetro mayor en dirección transversal a la anchura del hueso, es decir: de adelante hacia atrás; tiene 19 milíme- tros de diámetro anteroposterior y 14 milímetros de diámetro transverso; el trochiter es muy fuerte y con una gran tuberosidad dirigida hacia adentro y hacia atrás; el trochin es rudimentario. El tercio superior del húmero es arqueado hacia atrás. El hueso entero es de un largo de 9 cen- tímetros; su extremidad proximal es de 25 milímetros de ancho y la extremidad distal de 49 milímetros; hacia la mitad de su largo tierre 37 milímetros de ancho y sólo 10 milímetros de espesor. El cúbito es un hueso completamente recto y comprimido lateral- mente; el olecráneo es bastante desarrollado y en'su extremidad su- perior tiene una apófisis dirigida hacia atrás y hacia adentro como en el del hormiguero; no existe una verdadera escotadura o cavidad sigmoides sino una simple impresión un poco cóncava, sin vestigios de apófisis coronoides hacia abajo ni de cresta correspondiente hacia arriba. Por lo que respecta a la disposición misma de las impresiones sigmoides, su mayor afinidad es con las del cúbito del hormiguero; la articulación del mismo hueso es muy pequeña y semiesférica. El cú- bito entero es de 104 milímetros de largo y el radio de 73 milímetros. Los cuerpos de las vértebras dorsales y lumbares se asemejan un poco a los de las vértebras de los desdentados gravígrados; tienen una gran cavidad que se abre hacia arriba en el interior del canal raquídeo, por una perforación irregularmente circular, situada hacia el medio del cuerpo, más grande que las que presentan los cuerpos de las vérte- bras de los gravígrados de la misma época. Esta cavidad se abre en la parte inferior por dos grandes perforaciones o ventanas elípticas si- tuadas una a cada lado de la línea media. Las vértebras lumbares no presentan las superficies articulares suplementarias que distinguen a los gravígrados y a todos los desdentados americanos. He aquí las di- mensiones de una vértebra lumbar: largo del cuerpo, 23 milímetros; diámetro vertical, 16 milímetros; diámetro transverso, 27 milímetros. Diámetro del canal raquídeo vertical, 14 milímetros; transversal, 19 milí- metros. La abertura superior de la cavidad vertebral tiene 6 milímetros de diámetro longitudinal y 5 milímetros de diámetro transverso; cada una de las aberturas inferiores tiene 5 milímetros de largo por 4 de ancho. Adiastaltus procerus, n. sp. —La talla es igual a la de la especie precedente, pero distínguese de ella por varios caracteres. La tubero- AMEGHINO — V. X 54 850 Ñ allongée transversalement, et sa surface terminale regarde surtout en avant; cette tubérosité mesure 14 millimétres de diamétre transverse et seulement 7 millimétres d'avant en arriére. L'échancrure entre cette tuberosité et le bord interne de l'éminence articulaire pour le cubitus est beaucoup moins profonde que dans l'espéce précédente. La per- foration épitrochléenne traverse 1'os moins obliquement, de maniére que l'ouverture de la face postérieure se trouve plus au milieu de Pos; en outre, cette perforation est beaucoup plus petite et sur la face antérieure de l'os'est rejetée plus en dehors, de maniére que sa partie interne n'arrive pas á la base de la poulie articulaire. L'ouverture antérieure de cette perforation a 10 millimétres de diamétre vertical et 6 millimétres de diamétre transverse maximum. PLAGIOCOELUS, n. gen. — Se distingue par 1'humérus qui est beaucoup plus aplati que dans le genre précédent, et par sa perforation épitro- chléenne tres petite, elliptique ou déprimée et placée obliquement; l'ou- verture proximale de cette perforation est placée aussi sur la face posté- rieure de l'os, assez loin du bord interne; l'ouverture distale ou de la face antérieure est placée sur l'échancrure qui sépare la tuberosité de lentocondyle du bord interne de la poulie articulaire. L'entocondyle est tres grand, mais sa tubérosité est fortement déprimée et passe insen- siblement á une expansion latérale interne 'en forme de lame. L'expan- sion du condyle externe a cóté de la poulie articulaire est rudimentaire et ¡arrondie. La poulie articulaire est de forme égale á celle de l'Adias- taltus mais il y a en arriére un rudiment de fosse olécranienne. Plagiocoelus obliquus, n. sp. — La taille est un peu plus petite que celle d'Adiastaltus habilis. La partie distale de l'humérus a 4 centi- métres de diamétre transverse et sa plus grande épaisseur ne dépasse pas 8 millimétres. L'ouverture antérieure de la perforation épitrochléenne a un diamétre perpendiculaire de 8 millimétres et seulement 3 milli- meétres de diamétre transverse. La poulie articulaire ¡a 15 millimétres de diamétre transverse. Le bord interne de l'os forme une lame mince, tandis que le bord externe est gros, aplati et décrit une courbe concave. ANATHITIDAE Humérus court, large, avec une grande perforation épitrochléenne, et sans fosse olécranienne ni fossette coronoide; les deux facettes arti- culaires pour le cubitus et le radius sont séparées par une entaille large et profonde qui donne á cet os une apparence bifide. Les centres des vertébres du tronc présentent une grande vacuité qui s'ouvre en bas par deux fenétres ovales tres grandes, et en haut par une grande va- cuité surmontée par une lame osseuse longitudinale en forme de pont. 851 sidad del cóndilo interno es mucho más fuerte y más grande, alargada transversalmente y con su superficie terminal mirando sobre todo ha- cia adelante; esta tuberosidad mide 14 milímetros de diámetro trans- verso y sólo 7 milímetros de adelante hacia atrás. La escotadura entre esta tuberosidad y el borde interno de la eminencia articular para el cúbito es mucho menos profunda que en la especia precedente. La per- foración epitrocleana atraviesa el hueso menos oblicuamente, de manera que la abertura de la cara posterior se encuentra más al medio del hueso; además, esta perforación es mucho más pequeña v en la cara anterior del hueso está rechazada más hacia afuera, de manera que su parte interna no llega hasta la base de la polea articular. La abertura anterior de esta perforación tiene 10 milímetros de diámetro vertical y 6 mi'í- metros de diámetro transverso máximo. PLAGIOCOELUS, n. gen. —Se distingue por el húmero, que es mucho más aplanado que en el género precedente, y por-su perforación epi- trocleana muy pequeña, elíptica o deprimida y situada oblicuamente; la abertura proximal de esta perforación también está situada en la cara posterior del hueso, bastante lejos del borde interno; la abertura distal o de la cara anterior está situada en la escotadura que separa la tube- rosidad del entocóndilo del borde interno de la polea articular. El ento- cóndilo es muy grande, pero su tuberosidad es fuertemente deprimida y pasa insensiblemente a una expansión lateral interna en forma de lámina. La expansión del cóndilo externo al lado de la polea articular es rudimentaria y redondeada. La polea articular es de forma igual a la del Adiastaltus, pero hay hacia atrás un rudimento de fosa olecraneana. Plagiocoelus obliquus, n. sp. —La talla es un poco más pequeña que la del Adiastaltus habilis. La parte distal del húmero tiene 4 centí- metros de diámetro transverso y su mayor grosor no pasa de 8 milí- metros. La abertura anterior de la perforación epitrocleana tiene un diámetro perpendicular de 8 milímetros y sólo 3 milímetros de diámetro transverso. La polea articular tiene 15 milímetros de diámetro trans- verso. El borde interno del hueso forma una delgada lámina, mientras que su borde externo es grueso, aplanado y describe una curva cóncava. ANATHITIDAE Húmero corto, ancho, con una gran perforación epitrocleana y sin fosa olecraneana ni hoyuelo-coronoides; las dós facetas articulares para el cúbito y el radio están separadas por una muesca ancha y profunda que da a este hueso una apariencia bífida. Los centros de las vértebras ¿el tronco presentan una gran cavidad que se abre hacia abajo por dos ventanas ovaladas muy grandes y hacia arriba por una gran cavidad sobrepujada por una lámina ósea longitudinal en forma de puente. 852 ANATHITUS Ameghino, 1892. Anathitus revelator Ameghino, 1892. — L*espéce est fondée sur la moi- tié inférieure d'un humérus droit, et une vertébre lombaire intacte, pieces qui présentent des caractéres reptiloides tres apparents. La partie conservée de l'humérus mesure 6 centimétres de longueur et 6 de largeur; l'humérus entier ne devait pas avoir plus de 10 a 12 centimétres de long; sa forme générale était a peu pres rectangulaire, et ses caracteres bien différents de ceux de 1'Adiastaltus. Sa face posté- rieure est complétement plate, tandis que l'antérieure est comme cour- bée de haut en bas, et, présente vers le centre une concavité transver- sale tres accentuée. La surface articulaire distale, au lieu de former une poulie unique comme chez tous les mammiféres, présente deux fa- cettes articulaires distinctes, ll une pour le cubitus et l'autre pour le radius; ces deux facettes occupent une partie considérable de l'extré- mité distale, et sont séparées l'une de l'autre par une échancrure trés profonde, dirigée d'avant en arriére, qui donne une apparence bifide a Vextrémité inférieure de l'os. La surface articulaire interne ou cubitale est plus petite que l'externe ou radiale, de contour á peu prés circu- laire, avec un diamétre de 19 a 22 millimetres; cette facette est a peine un peu convexe, avec le contour formé par un bord trés aigu, et regarde en bas sans s'étendre ni sur la face antérieure, ni sur la face postérieure de l'os. La surface articulaire externe est beaucoup plus grande et d'une forme completement différente; elle ne passe pas sur la face postérieure de l'os, sinon qu'elle occupe toute la parties infé- rieure correspondante et passe sur la face antérieure oú elle s'étend considérablement. Cette surface articulaire regarde donc en bas et en avant; elle est étroite et convexe en bas, large et concave en haut, avec sa partie concave supérieure limitée par une forte créte en demi- cercle; cette surface articulaire mesure 28 millimétres de haut en bas et 15 a 22 millimetres de diamétre transverse. Les deux surfaces arti- culaires distales occupent un espace transversal de 46 millimétres; ces facettes articulaires sont constituées par du tissu osseux compact et de surface lisse comme dans tous les mammifeéres terrestres, mais il parait qu'il n'y avait pas de parties epiphysaires distinctes; l'échan- crure qui sépare les deux facettes articulaires a de 5 a 7 millimétres de largeur et un centfimetre de profondeur. Vers le bout supérieur, cassé, de cette pitce, on voit le commencement de la créte deltoide qui était excessivement développée. Bien que la région de l'entocon- dyle est en partie détruite, on y voit encore les vestiges d'une perfo- ration épitrochléenne énorme, proportionnellement aussi grande que celle de l'humérus de l'Adiastaltus, et occupant la méme position que dans celui-ci. Cette piéce, ne présente ni fosse olécranienne ni fossette coronoide. Il n'y a pas d'expansion latérale ectocondylienne, mais l'en- 853 ANATHITUS Ameghino, 1892. Anathitus revelator Ameghino, 1892. — La especie está fundada so- bre la mitad inferior de un húmero derecho y una vértebra lumbar in- tacta, piezas que presentan caracteres reptiloides muy aparentes. La parte conservada del húmero mide 6 centímetros de largo y 6 de ancho; el húmero entero no debía tener más de 10 a 12 centímetros de largo; su forma general era poco más o menos rectangular y sus carac- teres bien diferentes de los del Adiastaltus. Su cara posterior es com- pletamente plana, mientras que la anterior es como encorvada de arriba hacia abajo, presentando hacia el centro una concavidad transversal muy acentuada. La superficie articular distal, en lugar de formar una rolea única como ocurre en todos los mamíferos, presenta dos facetas articulares distintas, una para el cúbito y otra para el radio; esas dos facetas ocupan una parte considerable de la extremidad distal y están separadas una de otra por una escotadura muy profunda, dirigida de adelante hacia atrás, que da una apariencia bífida que no existían partes epifisarias distintas; la escotadura que separa a las dos facetas articulares tiene de 5 a 7 milímetros de ancho y un centímetro de profundidad. Hacia la extremidad superior, quebrada, de esta pieza, se ve el principio de la cresta deltoides, que era exce- sivamente desarrollada. Aun cuando la región del entocóndilo está en parte destruída, aún se ven en ella los vestigios de una perforación epi- trocleana enorme, proporcionalmente tan grande como la del húmero del Adiastaltus y ocupando la misma posición que en éste. Esta pieza no presenta mi fosa olecraneana ni hoyuelo coronoides. Carece de ex- 854 tocondyle, á en juger par la partie conservée, devait étre aussi grand que celui de l'Adiastaltus. La vertébre lombaire, dont le corps a perdu les epiphyses, ressemble a celles de 1'4Adiastaltus, mais la vacuité vertébrale et ses ouvertures sont beaucoup plus grandes; on peut l'appeler une vertébre percée a jour; en regardant par les deux fenétres de la face inférieure on dis- tingue parfaitement tout l'intérigur du canal rachidien. L'ouverture supérieure porte un pont osseux comme dans les vertébres des Sparas- sodonta et d'autres mammiféres primitifs, mais beaucoup plus mince. Le corps de la vertébre, sans épiphyses, mesure 26 millimétres de lon- gueur, 25 millimétres de diamétre vertical et 37 millimétres de dia- métre transversal. Le trou rachidien a 24 millimétres de diamétre ver- tical et 28 millimétres de diamétre transverse. La vertébre entiére, de la pointe de l'apophyse épineuse au bord inférieur du corps, est haute de 92 millimétres. L'ouverture supérieure de la vacuité vertébrale a 9 millimétres de diamétre longitudinal et 11 millimétres de diamétre transverse; chacune des deux ouvertures inférieures a 11 millimétres de longueur et 7 millimétres de largeur. 855 pansión lateral ectocondiliana, pero el entocóndilo, a juzgar por la parte de él conservada, debía ser tan grande como el dei Adiastaltus. La vértebra lumbar, cuyo cuerpo ha perdido las epífisis, se asemeja a las de Adiastaltus, pero la cavidad vertebral y sus aberturas son mu- cho más grandes; se puede clasificarla de vértebra agujereada a plena luz; mirando por las dos ventanas de la cara inferior, se distingue per- fectamente todo el interior del canal raquídeo. La abertura superior tiene un puente óseo como en las vértebras de los Sparassodonta y otros mamíferos primitivos, pero mucho más delgado. El cuerpo de la vér- tebra, sin epífisis, mide 26 milímetros de largo, 25 milímetros de diá- metro vertical y 37 milímetros de diámetro transverso. El agujero ra- quídeo tiene 24 milímetros de diámetro vertical y 28 milímetros ds diámetro transversal. La vértebra entera, desde la punta de la apófisis espinosa hasta el borde inferior del cuerpo, tiene 92 milímetros de al- tura. La abertura superior de la cavidad vertebral, tiene 9 milímetros de diámetro longitudinal y 11 milímetros de diámetro transversal; cada una de las dos aberturas inferiores tiene 11 milímetros de largo y 7 milímetros de ancho. BIBLIOGRAPHIE 1846 ¿ OwEN: Reports of the British association, année 1846, page 67. (Contient la premiére men- tion du genre Nesodon). 1853 OwexN: Descript. of some species of the extinct Genus Nesodon, etc., in «Philosophical Transaction», année 1853, page 304. (Avec des planches représentant les débris de plusieurs Y especes). 1 1870 HUXLEY: in «Quart. Journ. Geol. Soc.», volume XXVI, page 57. (Premiére mention du genre Homalodontotherium). 1874 FLOWER: On a newly discovered Extinct Ungulate Mammal (Homalodontotherium Cunnin- ghami) from Patagonia, in «Philosoph. 'Transact.» volume XLIV, page 173, année 1874. (Avec une planche). 1879 BURMEISTER: Description physique de la République Argentine, tome 111. (Contient la description du genre Nesodon d'apres Owen, page 498, et la premiere mention des genres Proterotherium (Anchitherium Burmeister, page 479) et Astrapotherium, page 517). . 1880 H. Gervals et F. AmecHINO: Les mammiféres fossiles de 'Amérique Méridionale, un -7o- lume in 8% de 225 pages. (Mention des genres Nesodon et Homalondontotherium avec des nouveaux rapprochements sur ses affinités). 1882 F. P. Moreno: Patagonia, resto de un continente hoy sumergido, in 8% de 38 pages. (Con- tient la premiére mention de quelques fossiles, mais sans description). 1883 TROUESSART: La Faune éocene de la Patagonie australe et le grand continent antarctique, in «Revue Scientifique», 10 Novembre 1883, 3e. série, tome XXXII, page 558. (Contient un compte-rendu du Mémoire précédent de M. Moreno). 1885 F. AmecHINO: Nuevos restos de mamiferos fósiles oligocenos, recogidos por el profesor Pedro Scalabrini y pertenecientes al Museo provincial del Paraná, in «Boletín de la Aca- demia Nacional de Ciencias», tomo VIII, page 5, et tirage á part in 8% de 205 pages. (Con- tient á la page 158, la premiére mention du genre Pachyrucos, procédant de la Patagonie australe). BURMEISTER: Examen de especies nuevas de la formación terciaria del país, in «Anales del Museo Nacional de Buenos Aires», tomo ITI, entrega XIV. (Contient une nouvelle des- cription et la figure du Proterotherium (Anisolophus. Durmeister) australe). BIBLIOGRAFÍA 1846 OwEN: Reports of the British association, año 1846, página 67. (Contiene la primera men- ción del género Nesodon). 1853 OweN: Descript. of some species of the extinct Genus Nesodon, etc., in «Philosophical Transactions», año 1853, página 304. (Con láminas que representan los restos de diversas especies). - 1870 HuxzteY: in Quart. Journ. Geol. Soc., volumen XXVI, página 57. (Primera mención del género Homalodontotherium). 1874 FLoWwErR: On a newly discovered Extinct Ungulate Mammal (Homalodontotherium Cunnin- ghami) from Patagonia, in «Philosoph. Transact.», volumen XLIV, página 173, año 1874. (Con una lámina). 1879 BURMEISTER: Description physique de la République Argentine, tomo 111. (Contiene la descripción del género Nesodon según Owen, página 498; y la primera mención de los gé- neros Proterotherium (Anchitherium Burm., página 479) y Astrapotherium, página 517). 1880 H. Gervais y F. AMEGHINO: Los mamiferos fósiles de América Meridional, un volumen in 89%, de 225 páginas. (Mención de los géneros Nesodon y Homalodontotherium, con nuevas referencias acerca de sus afinidades). 1882 F. P. Moreno: Patagonia, resto de un continente hoy sumergido, in 8%, de 38 páginas. (Contiene la primera mención de algunos fósiles, pero sin su descripción). 1883 'TROUESSART: La faune éocéne de la Patagonie australe et le grand contineni antarctique, in «Revue Scientifique», Noviembre 10 de 1883, 3% serie, tomo XXXII, página 558. (Con- tiene una reseña de la precedente Memoria del señor Moreno). 1885 F, AMEGHINO: Nuevos restos de mamíferos fósiles oligocenos, recogidos por el profesor Pedro Scalabrini y pertenecientes al Museo provincial del Paraná, in «Boletín de la Aca- demia Nacional de Ciencias», tomo VIII, página 5; y tirada aparte in 8%, de 205 páginas. (Contiene en la página 158 la primera mención del género Pachyrucos, procedente de Pa- tagonia austral). j BURMEISTER: Examen de especies nuevas de la formación terciaria del país, in «Anales .del Museo Nacional de Buenos Aires», tomo III, entrega XIV. (Contiene una nueva des- cripción y la figura del Proterotherium (Anisolophus (Burmeister) australe). 858 1886 LyDekrER: Catalogue of the Fossil Mammalia in the British Museum, part III, in 8% de * 183 pages avec gravures. (Contient quelques notices sur les genres Homalodontotherium, page 160, et Nesodon, page 167). 1887 R. A. Puiippr: Los fósiles terciarios y cuartarios de Chile, in 4%, avec planches. (Con- tient quelques indications sur la Balaena Simpsoni). : F. AmeGcHINO: Observaciones generales sobre el orden de mamíferos extinguidos a . ricanos llamados Toxodontes (Toxodontia) y sinopsis de los géneros y especies hasta ahora conocidos, in 4% de 66 pages et une gravure. (On y trouve des notices sur plusieurs especes de l'éocene de Patagonie). F. AMEGHINO: Enumeración sistemática de las especies de mamiferos fósiles colecciona- dos por Carlos Ameghino en los terrenos eocenos de Patagonia austral, in So de 26 pages. (C'est une liste descriptive contenant l'énumération de plus de 100 espéces nouvelles). 1888 F. AmecuHiNo: Rápidas diagnosis de algumos mamíferos fósiles nuevos de la República Argentina, in 8% de 18 pages. (Contient la premiére indication du genre Pyrotherium). 1889 F. AMEGHINO: Trachytherus Spegazzimanus: Nuevo mamifero fósil del orden de los To- xodontes, in 120 de 8 pages. F. AMEGHINO: Contribución al Conocimiento de los Mamíferos fósiles de la República Ar- gentina, in 4% de XXXIT et 1027 pages, avec gravures et un Atlas de 98 planches. (Cet ouvrage constitue le tome VI des «Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba». Il contient des descriptions et des figures de toutes les espéces précédemment nommées, et de plusieurs espéces nouvelles). 1890 . TROUESSART: Les mammiferes fossiles de la République Argentine d'apres M. Florentino Ameghino, in «Revue Scientifique», tome XIVI, page 11. TROUESSART: Nouvelles explorations des gites fossiliferes de la Patagonie Australe, in «Revue Scientifique», tome XL VI, page 506. — Le méme traduit a l'espagnol in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, pages 60-63. TROUESSART: Les mammiferes fossiles de la République Argentine d'apres M. Florentino Ameghino. — Les Didelphes, in «Le Naturaliste», No 80, pages 131-53, avec gravures; suite N0 84, pages 203-205, avec nombreuses gravures; suite et fin No 85, pages 213 et 14; appen- dice, avec figures, N0% 90, pages 271-72. F. Amecuino: Los Plagiaulacideos argentinos y sus relaciones ES geológicas y geográficas in «Boletín del Instituto Geográfico Argentino», tome XI, pages 143 A 201, avec gravures, et tirage á part in 8% de 61 pages. CarLos AMEGHINO: Exploraciones geológicas en Patagonia, in «Boletín del Instituto Geo- gráfico Argentino», tome XI, pages 2 á 46, avec plusieurs gravures. 1891 CarLos AMEGHINO: Exploración de los depósitos fosiliferos de Patagonia austral, in Re- vista Argentina de Historia Natural, tome 1, pages 119-20. (L'auteur annonce que 1'Astra- potherium n'avait pas d'incisives supérieures). F. AMEGHINO: Las antiguas conexiones del continente sudamericano y la fauna eocena argentina, in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, pages 123-25. — Idem: «Cró- nica Científica» de Barcelona, tomo XIV, page 352, Septembre 1891. F. AMEGHINO: Caracteres diagnósticos de cincuenta especies nuevas de mamíferos fósiles argentinos, in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, pages 129 á 167. (Avec de nombreuses gravures. A peu pres la moitié de ces espéces sont de la formation santa- cruzienne). F. AMEGHINO: Adición a la Memoria del doctor H. von Jhering sobre la distribución geo- gráfica de los Creodontes, in Revista Argentina de Historia Natural, tome I, fascicule 1V, page 214, ídem, in «Crónica Científica» de Barcelone, tome XIV, page 377 et suivants. Octobre 1891. 859 18835 LYDEKKER: Catalogue of the Fossil Mammalia in the British Museum, parte III, in 80 de 183 páginas, con grabados. (Contiene algunas noticias sobre los géneros Homalodonto- therím, página 160, y Nesodon, página 167). 1887 PurirprI R. A.: Los fósiles terciarios y cuartarios de Chile, in 4%, con grabados en lá- minas. (Contiene algunas indicaciones sobre la Balaena Simpsoni). F. AMEGHINO: Observaciones generales sobre el orden de mamíferos extinguidos sudame- ricanos llamados Toxodontes (Toxrodontia) y sipnosis de los géneros y especies hasta ahora conocidos, in 4% de 66 páginas y una lámina. (Contiene noticias sobre diversas especies del Eoceno de Patagonia. F. AmecHIÑO: Enumeración sistemática de las especies de mamíferos fósiles colecciona- das por Carlos Ameghino en los terrenos eocenos de Patagonia austral, in 89 de 26 páginas (Es una lista descriptiva que contiene la enumeración de más de cien especies nuevas). 1888 F, AMEGHINO: Rápidas diagnosis de algunos mamíferos fósiles nuevos de la República Argentina, in 80 de 18 páginas. (Contiene la primera indicación del género Pyrotherium). 1889 E F, AMEGHINO: Trachyiherus Spegazzinianus: Nuevo mamífero fósil del orden de los To- xodontes, in 12, de 8 páginas. F. AMEGHINO: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Ar- gentína, in 4 de XXXII y 1027 páginas, con grabados, y un Atlas de 98 láminas. (Esta - Obra constituye el tomo VI de las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Contiene descripciones y figuras de todas las especies precedentemente nombradas y de va- rias especies nuevas). 1890 TROUESSART: Les mammiferes fossiles de la République Argentine d'apres M. Florentino Ameghino, in «Revue Scientifique», tomo XL VI, página 11. '"TROUESSART: Nouvelles explorations des gites fossiliferes de la Patagonie Australe, in «Revue Scientifique», tomo XI VI, página 506. Ibidem traducida al castellano, in Revista Ar- gentina de Historia Natural, tomo lI, páginas 60 a 63. TROUESSART: Les mammijeres fossiles de la République Argentine d'apres M. Florentino Ameghino. — Les Didelphes, in «Le Naturaliste», número 80, páginas 131 a 133, con gra- bados; continuación en el número 84, páginas 203 a 205, con numerosos grabados; continua- ción en el número 85, páginas 213 y 214; apéndice, con figuras, número 9o, páginas 271 y 272. F. Amecuino: Los Plagiaulacideos argentinos y sus relaciones zoológicas, geológicas yA geográficas, in «Boletín del Instituto Geográfico Argentino», tomo XI, páginas 143 2 201, con grabados; y tirada aparte, in 8% de 61 páginas. Carros AmecHINO: Exploraciones geológicas en Patagonia, in «Boletín del Instituto Geo- gráfico Argentino», tomo XI, páginas 2 a 46, con varios grabados. 1891 Carnos AMEGHINO: Exploración de los depósitos fosilíferos de Patagonia austral, in Re- vista Argentina de Historia Natural, tomo 1, páginas 119 y 120. (El autor anuncia que el Astrapotherium no tenía incisivos superiores). F. AMEGHINO: Las antiguas conexiones del continente sudamericano y la fauna eocena argentina, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, páginas 123 a 125. — Idem: «Crónica Científica» de Barcelona, tomo XIV, página 352, Septiembre de 1891. F, AMEGHINO: Caracteres diagnósticos de cincuenta especies muevas de mamíferos fósiles argentinos, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, páginas 129 a 167. (Con nu- merosos grabados. Más o menos la mitad de estas especies son de la formación Santacruceña). FE. AmecHINO: Adición a la Memoria del doctor H. uon Jhering sobre la distribución geo- gráfica de los Creodontes, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo I, entrega 42, página 214. — Idem: in «Crónica Científica» de Barcelona, tomo" XIV, páginas 377 y si- guientes, Octubre de 1891. 860 T. AmecHIiN0: Mamiferos y aves fósiles argentinas. — Especies nuevas: adiciones y co- rrecciones, in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, fascicule IV, pages 240 a 259, avec gravures. F, AMEGHINO: Sinopsis de la familia de los Astrapotheridae por Alcides Mercerat, Compte- rendu in Revista Argentina de Historia Natural, tome l, pages 275 á 280. , F. AMEGHINO: Determinación de algunos jalones para la restauración de las antiguas co- nexiones del continente sudamericano, in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, fascicule IV, du premier Aoút, pages 282 á 288, et in «Crónica Científica» de Barcelone, tome XIV, page 352, Septembre 1891. F. AMEGHINO: Nuevos restos de mamiferos fósiles descubiertos por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. — Especies muevas, adiciones y correcciones, in 80 de 44 pages. Premiers jours d'Aoút; idem, in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, fascicule V, pages 289 á 328, Octobre 1891, et in «Crónica Científica» de Barcelone. F. AMEGHINO: Observaciones críticas sobre los mamíferos eocenos de Patagonia austral, (avec gravures), in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, pages 328 á 379. F. AmkecHINO: Los monos fósiles del eoceno de la República Argentina, avec plusieurs gravures, in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, pages 384 á 397. F. AMEGHINO: Enumeración de las aves fósiles de la República Argentina, in Revista Argentina de Historia Natural, tome 1, pages 441 A 453. ALCIDES MERCERAT: Sinopsis de la familia de los Astrapotheridae in «Revista del Museo. de La Plata», tome I, page 237; et tirage á part, in 8% de 19 pages. ALCIDESs MERCERAT: Sinopsis de la familia de los Protoxodontidae, in «Revista del Museo de La Plata», tome I, page 379; et tirage á part, in 8% de 66 pages. ALCIDES MERCERAT: Sinopsis de la familia de los Bunodontheridae, in «Revista del Museo de La Plata», tome I, page 445; et tirage á part, in 8% de 26 pages. ALCIDESs MERCERAT: Datos sobre restos de mamíferos fósiles pertenecientes a ¡os Bruta, in «Revista del Museo de La Plata», tome Il, pages 5 á 46, fin Aoút 1891. ALCIDES MERCERAT: Caracteres diagnósticos de algunas especies del género Theosodon, in «Revista del Museo de La Plata», tomo II, pages 47-49, fin Aoút 1891. ALcIDESs MERCERAT: Caracteres diagnósticos de algunas especies de Creodonta, in «Re- vista del Museo de La Plata», tome 11, pages 47-49, fin Aoút 1891. Francisco P. MoreNO et Ar,cipes MERCERAT: Nota sobre algunas especies de un género de los Dasypoda (eoceno de Patagonia), in «Revista del Museo de La Plata», tome 11, pages 57 a 63, fin Aoút 1891. ALCIDES MERCERAT: Fórmula dentaria del cénero Listriotherium, in «Revista del Museo de La Plata», tome II, page 72, Octobre 1891. i ALCIDES MERCERAT: Sobre la presencia de restos de monos en el eoceno de Patagonia, in «Revista del Museo de La Plata», tome TI, pages 73-74, Octobre 1891. Francisco P. MoreENO et Arcipes MERCERAT: Catalogue des oiseaux fossiles de la Répu- blique Argentine, in «Anales del Museo de La Plata», in folio de 28 pages, avec 21 planches, fin d'Aoút 1891. — Deuxiéme partie. Description sommaire des espéces, pages 29 a 74, Sep- tembre 1891. 1892 TROUESSART: Les singes éocenes de la Patagonie australe, d'apres M. Florentino Ameghino, in «Revue Scientifique», tome II, pages 148-49. 'TROUESSART: «Revue de Paléontologie» por année 1889. Mammiféres, pages 623 á 645, de «L'Annuaire Géologique Universel de année 1889». TrourEssarT: Les Primates tertiaires et l'homme fossile sud-américain, avec figures, in «I'Anthropologie», Mai-Juin 1892, pages 254-66. BURMEISTER: Continuación a las adiciones al examen crítico de los mamíferos fósiles ter- ciarios (con las láminas VIII-X), in «Anales del Museo Nacional», tome III, fasc. XVIII, page 401 et suivantes. F. AmecHINO: Répliques aux critiques du docteur Burmeister sur quelaues genres de mam- miféres fossiles de la République Argentine, in «Boletín de la Academia de Ciencias de Córdoba», tome XII, page 437 et suivantes; et tirage á part, in 80 de 35 pages. Cork: The Litopterna, in «American Naturalist», avec 8 pages et une planche. F. P. Morkxo: Noticias sobre algunos cetáceos fósiles y actuales de la República Argen- tina, in 8% de 20 pages, avec planches. Dr. E. Koxen: Die Geschichte des Sáugethierstammes nach den Entdeckungen und Ar- beiten der leteten Jahre, in «Naturwissenschaftliche Rundschau», N0 14, 15 et 19, pages 170, 185 et 234. á ! AAA O A 861 F. AmMeEcHINO: Mamiferos y aves fósiles argentinas. — Especies nuevas: adiciones y co- rrecciones, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, entrega 4%, páginas 240 a 259, con grabados. F. AMEGHINO: Sinópsis de la familia de los Astrapotheridae por Alcides Mercerat, re- _ seña in [Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, páginas 275 a 280. F. AMEGHINO: Determinación de algunos jalones para la restauración de las antiguas co- nexiones del Continente Sudamericano, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo l, entrega 1V, del primero de Agosto, páginas 282 a 288; y in «Crónica Científica» de Bar- celona, tomo XIV, página 352, Septiembre de 1891. F. AMEGHINO: Nuevos restos de mamíferos fósiles descubiertos por Carlos Ameghino en el eoceno inferior de Patagonia austral. — Especies muevas, adiciones y correcciones, in 80 de 44 páginas. Primeros días de Agosto. 1dem, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo I, entrega V, páginas 289 a 328, Octubre de 1891. — Idem: in «Crónica Científica» de Barcelona. F. AMEGHINO: Observaciones críticas sobre los mamiferos eocenos de Patagonia austral, (con grabados), in Revista Argentina de Historia Natural, tomo I, páginas 328 a 379. F, AMEGHINO: Los monos fósiles del eoceno de la República Argentina, con varios gra- bados, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo 1, páginas 384 a 397. F, AMEGHINO: Enumeración de las aves fósiles de la República Argentina, in Revista Argentina de Historia Natural, tomo TI, páginas 441 a 453. ALCIDESs MERCERAT: Sinopsis de la familia de los Astrapotheridae in «Revista del Museo de La Plata», tomo I, páginas 237; y tirada aparte, in 8% de 19 páginas. ALCIDES MERCERAT: Sinopsis de la familia de los Protorodontidae, in «Revista del Museo de La Plata», tomo I, página 379; y tirada aparte, in 8% de 66 páginas. ALCIDESs MERCERAT: Sinopsis de la familia de los Bunodontheridae, in «Revista del Museo de La Plata», tomo I, página 445; y tirada aparte, in 8% de 26 páginas. ALCIDES MERCERAT: Datos sobre restos de mamíferos fósiles pertenecientes a los Bruta, in «Revista del Museo de La Plata», tomo II, páginas 5 a 46, fin de Agosto de 1891. ALCIDEs MERCERAT: Caracteres diagnosticos de algunas especies del género Theosodon, in «Revista del Museo de La Plata», tomo II, páginas 47 a 49, fin de Agosto de I8ar. ALCIDES MERCERAT: Caracteres diagnósiicos de algunas especies de Creodonta, in «Re- vista del Museo de La Plata», tomo II, página 47 a 49, fin de Agosto de 1891. Francisco P. MORENO y ALCIDES MERCERAT: Nota sobre algunas especies de un género de los Dasypoda (eoceno de Patagonia), im «Revista del Museo de La Plata», tomo Il, pági- nas 57 a 63, fin de Agosto de 1891. ALCIDES MERCERAT: Fórmulg dentaria del género Listriotherium, in «Revista del Museo de La Plata», tomo 1I, página 72, Octubre de 18091. ALCIDES MERCERAT: Sobre la presencia de restos de monos en el eoceno de Patagonia, in «Revista del Museo de La Plata», tomo II, páginas 73 y 74, Octubre de 1891. Francisco P. MORENO et ALCIDES MERCERAT: Catalogue des oiseaux fossiles de la Répu- blique Argentine, in «Anales del Museo de La Plata», in folio de 28 páginas con 28 lámi- nas, fin de Agosto de 1891. — Deuxiéme partie: Description sommaire des espéces, páginas 29 a 74, Septiembre de 1891. 1892 TROUESSART: Les singes éocenes de la Patagonie australe, d'apres M. Florentino Ameghino, in «Revue Scientifique», tomo II, páginas 148 y 149. + TROUESSART: Revue de Paléontologie pour l'année 1889: Mammiferes, páginas 623 a 6435 de 397 LXXVII. —«Revista Argentina de Historia Natural» ....... 2 A 403 LXXVIHL—Mamíferos fósiles argentinos. Especies nuevas. Adiciones E correcciones ..... A A O oO a ice 22 439 LXXIX.—La distribución geográfica de los. moluscos de agua dulce... 441 LXXX.—Repliques aux critiques du docteur Burmeister sur quelques genres de Mammiferes fossiles de la République Argentine....... 447 LXXXI.—Les Mammiferes fossiles de la Patagonie australe........... 501 LXXXIU.—L'évolution des molaires et des premolaires chez les Primates. 523 LXXXIL—Nouvelles découvertes dans la Patagonie australe.......... 520 LXXXIV.—New descoveries of fossil mammalia of Southern Patagonia. 535 LXXXV.—Les prémiers Mammiféres. Relations entre les Mammiferes Diprotodontes Eocénes de l'Amérique du Nord et ceux de la Répu- blique Argentine....... Mt 547 LXXXVI.—Apuntes preliminares E el género Theossodon.......... 569 LXXXVIL—Sobre la presencia de vertebrados de aspecto mesozoico en la formación Santacruceña de Patagonia austral.................. 581 LXXXVIIL. —Enumération synoptique des espéces de Mammiferes fos- siles des formations Eocenes de Patagonie ........ NE 593 FE DE ERRATAS Página Línea Donde dice: Debe decir: E A yo TARA COMER o int acasdaa oolítica O As. ISO e at RTS incisivos superiores d8 >. e ia e A AA Lámina 27 (155 AA amo. la boca ...:... a la base, E. - Scelidotherium laevidens .... Chlamydotherium minutum IL << A E RLOMOPrOTIES Ecco ciao Proeuphractus 10 OS dls que los distinguen... ....... que lo distinguen 164..... O as DIPTEMIMetOS” adan ina 5,1 milímetros OT... ar a A IA p+ 100: ¡A birradiculados, con capa de birradiculadas, con capa de es- cemento; malte periférica interrumpida y cubierta por una gruesa capa de cemento; 180...... pa E AA AiO Dee mo 184..... Oo A AR 7 18)... ¡A == sl A A z A > SETAS : BZ +. MS ao acia + OZ... E AN = MS. +. as A A NA m> De SRA A A AAA my m;, y ¡A To de uno a otro extremo del ligeramente ondulada y con- diente como en las demás vexa en su conjunto. Lon- especies. Lon- 0: Y E A 24 milímetros ........ a 19 milímetros A PS A 19 centímetros MA NS: TO NEIRELLOS 20 dd 19 centímetros MA a del borde anterior del al- desde el borde anterior del al- véolo desde el incisivo véolo del incisivo DA dos m, hasta el m->.......... - m, hasta el m*, Mii is e 1889 AS O IR di m- MA cmo SN O A 913 a yl AAA E A a mm, IS Eo e A O ISS m2, 870 Página Línea Donde dice: Debe decir: e o AA LO: Nesotherium rufum,......... Nesotherium, rufum, Nesothe- rium patagonense, Nesothe- rium turgidum, Nesotherium rutilum, SO to E 50 a 54 milímetros ......... 60 a 64 milímetros 488..... LO PPFUILIDES oc. dipatnan jea Protibis 300...... 200 E A A oO 16 y 30 0 AA ZA DON o 26 y 67 400..... e O SS dono p+ 430..... 1 ión MIA Pano Pesa s9goo Ros 1886 o rales de leches... cos de leche y el primer molar persistente. ASS e dela dentadura. cases de la evolución de la denta- dura Y A A especie quejamás habíasido especie que yo había ya des- cripto y figurado SL pt o la. ¿CUENCA ed el légamo AB. ZO e. 1 premolarese aora E premolares inferiores 407 ..... ON tomodllal zas tomo lll e Ey EA Das CONSECUEncias cacaos dos seguidos E YAA less vertebres.m..ioocom ostias vertébrés ES E A del piso Aimarano........... que el piso Aimarano e SD PLAGIO RÍaX ee colores aa Neoplagíaulax e O JOSIES.. canas PA fósiles argentinos Ve Aike A os 2 DT A A 3 a 5 centímetros 0 cts ¡A ALAS 20 adentro DOLL eos A (p+) Olla e alarada tó aos ensanchada EA A A LA A deux crétes transversales avec un grand creux entre les deux crétes. . E Verdaderos: toparse primeros verdaderos 13D 3 SAA atras. ¿SIM Cestas. caucntesias atrás, de superficie lisa, sin crestas TENA ASAS y ¡COMdOS +epISIS e. perso y con epífisis AS os Nas A A y corto Its 1h EXILa0rdIMAana ota extraorbitaria $43 0 OS Pontoplanades cocotero» Pontoplanodes (Saurocetes an- tea) S6l ....: Aide 281 A MINAS: 0. ets 21 láminas N. B.—En la fórmula dentaria que figura en la página 698, donde dice «p» léase «Cc»; y viceversa. LXXXIX.... EL VOLUMEN XI CONTENDRÁ: Sur les ongulés fossiles de l'Argentine. (Examen critique de VPouvrage de Mr. Lydekker: «A study of the stinct Ungulates of Argentine». Los terremotos. Sur les Oiseaux fossiles de la Patagonie. Premiére contribution a la connaisance de la faune mammalo- gique des couches a Pyrotheríum. Sur les Édentés fossiles de Argentine. (Examen critique, révi- sión et corrections de l'ouvrage de Mr. Lydekker: «The Extinct Edentates of Argentine»). - j h db : A lA EN io Ah - ' "TU AE AE E aye A 5 : many A EAT de) A = mm , 4 .- 3 E t » y OA * . ; ; 5 des z, el le VS 4 E o Y ULV 3 Da A a QÉ Ameghino, Florentino 3 Obras completas A5k v.10 PéASci. PLEASE DO NOT REMOVE CARDS OR SLIPS FROM THIS POCKET AA _ A UNIVERSITY OF TORONTO LIBRARY aaa