A e HD ma e rd es A IA LADA, A == . 3 » , E a E TR . , . 0 A . FAA TR q. poa she VAR SO A eS a RE Ss Edd 14 +75: z » a A AAA A pu A Lt e A e ERA A BA PA Ai e > Pole " ql > [a AAA y Z . > Verd a < p A A VEIA , ¿ > ., : . : Es a A A Ss a LILA AO rr Ane RA pl 0 pa .. mt a y a AN . a » A Rem de . nn: y or. : o y - 4 , " y O 0,0. p d SR A AA AA e. AGAR A A AA | O yA: A 1 23 AS E EL A PAST pe A » ; ,! > wi o > E ES Mo DA | $ — BY 6 » Ed y > SS Es « "m7 = ” 5 = a SN > (4 > , => AL NG SS cpremb 1392 y) RiWeGibson a) e. AÁ—==== pS Pr —_— : “e _— a h y z e. ja Ragga e dpi e. eo A q ES E ay eafados ático mis Zoología oa oriaraiá y ceca del Instituto Agronómico de Chile, Paras log cgumar en la jano Nacional E Medicina Veterinaria y de Histología normal, Ana- E ur do de la Academia de Ciencias (Paris) y de varias otras +40 ile sabias de Europa ; y conla Medalla de Honor de Instrucción Pública por el Gobierno de Venezuela xy Oficial de Instrucción Pública de Francia; “Chevaller"" del Mérito Agrícola e RAS : z ' AÑO XXV (1921) O GU YY dde (3 países americanos y declarada oficialmente texto de la Escuela. Naval Militac de Chile. - condiciones ciéntíficas, pedagógicas y materiales por eminentes fisiólogos y revistas científicas y por profesores de Institutos nacionales y extranjeros. EE A SN e O MS e ¿"¿Cñártos E. PORTER, C.M-.Z. So PUES Profesor de Zoología general y aplicada en el Instituto Agronómico. de Chile, ete. La 1.* ed. de esta obra ha sido honrada von aprobaciones universitarias «1 vario Se han emitido sobre ella más de 12 juicios muy favorables con respecto a sus La 2* edición, aumentada e ilustrada con más de 130. figoras y láminas (varias a más de dos tintas), próxima a salir a luz, lleva un prólogo del eminente profesor D. Emmio RIBrRA GÓMEZ, doctor por premio extraordinario en Ciencias Naturales, jefe Internacional de Educación de Chicago (1893). NN AVEO EN y Ea, “Entre las publicaciones que a este han. : dado justificado renombre es quizás la más recisión en la exposición; doctrina a la al- ura de lo más moderno en Anatomía y Fi-. siología; claro criterio para sintetizar en- ciencias integran; tales son las cualidades - des le avaloran. Destinado a la enseñanza e los aspirantes a ingenieros de la Armada Nacional puede servir a maravilla no sólo para ellos, sino para todos los alumnos en preparación para las escuelas profesionales pain en ciertos respectos (Citología, Histo- ogía) para iniciar a los aspirantes a alum- nos de medicina en conocimientos que re- quieren base sólida sobre que fundamentar ampliaciones ulteriores. “Entrando ya en análisis del libro, nos . es muy grato consignar que en su primera ES parte, Nociones de" Anatomía general (págs. Gotilla de sangre, con gran aumento 18-68) se trata con tal acierto la Estequiolo- 4 ía, la Elementología y la Histología que resulta sin duda lo mejor de la obra, lo que el profesor Porter ha hecho con cariño ma- yor. Nada de lo moderno está aquí olvidado; la Citología es particularmente rimorosa en sus nociones externas sobre morfología y vida celulares, y todo tratado dentro del carácter elementalísimo del libro.” “La 22 parje del libro (págs. 69 y siguientes) viene dedicada a lo que en él se deno- mina Nociones de Anatomía y Fisiologia. f . ““El examen de las funciones del hígado, tan complejas, importantes y recientemente bien precisadas puede servir como comprobante de nuestro aserto, porlo bien expuestas que en el libro van; lo mismo puede verse por lo que a enalqnier otro órgano o función atañe; por ejemplo al sentido del equilibrio en el oído localizado; a las funciones del aparato nervioso donde hasta la teoría histológica del sueño se trata, etc. “Resumiendo: nos consideramos honrados consignando en estas líneas, presenta- ción al público de la 2 * edición del libro de Porter, que es esta una obra que enaltece por igual a quien la escribió y al Gobierno de Chile que ha sabido ntilizar ebidamente a hombres de sus aptitudes, llevándolo donde éstas han podido ser mejor aprovechadas para el aventajamiento de la enseñanza nacional”. (Del Prólogo del Dr. RIBERA GóMEZ.) El Dr. Lautante, Profesor de Fisiología en la Escuela Nacional Veterinaria de To- losa (Marzo 8 de 1905): He recibido con el interés de siempre un nuevo paquete de publi- caciones suyas. “No necesito decirle cuanto le agradezco el hermoso tomo 8.2 de sm progresista “Revista” y su obra de Fisiología que tanto deseaba conocer. Es éste un libro metó- dico, claro, bien al día de los últimos adelantos, que obtendrá éxito seguro y no dudo verlo pronto traducido a otros idiomas; de mi parte voy a recomendar a uno de nues- tros editores su traducción al francés. Permitame felicitarlo ardientemente por esta nueva obra didáctica suya y créame su colega y amigo.—(Firmado) Dr. LAULANIB.” IMPORTE DE LA OBRA COMPLETA: Empastada en tela $ 10.00 Los compromisos de suscripción (y dirección precisa del suscriptor) deben remitirse a la breyedad posible a su autor, pues está comprometida ya casi toda esta nueva edición. Dirigirse al autor, Casilla 2974, SANTIAGO (Chile) pocas páginas cuanto de más esencial estas administrativo y catedrático del Museo de Madrid, Vice-presidente asistente al Congreso ¿6 característica el libro que estamos encabe- zando. Sobriedad en el lenguaje; claridad y t o el gusto de remitirle esa reciente publicación le ruego aceptar, esperando se de su agrado y a la bondad d usarme recibo a. mi dirección Jasilla 2974, lago (Chale). » Salúdalo atentamente S. S. S. Prof. Dr. Porter y e : REVISTA CHILENA DE | HISTORIA NATURAL AÑO XXV (1921) LIBRA y MEW wn A y E A A ADVERTENCIAS 1.2 Los estudios se publicarán invariablemente en orden es- tricto de su arribo. Mientras dure la escasez de buen papel nos permitimos recomendar a nuestros colaboradores condensar en el menor número posible de páginas sus valiosos trabajos. Todos deberán traer al pie la fecha de su envío. La Redacción archiva los originales después de publicar los estudios respectivos. Los que, por cualquier motivo, no puedan ser publicados en la “Revista”, serán devueltos certificados a sus autores. 2.2 La Dirección de la “Revista* no autoriza la reproducción de los estudios originales publicados en ellos y sólo admite traba- jos inéditos. 3.2 La Redacción no anunciará absolutamente (aunque las reciba) ninguna Revista que no anuncie la nuestra ni las obras de su Director que se le hayan remitido por conducto seguro. 4.2 La Dirección deja a los autores la sola responsabilidad de las ideas emitidas y de la nomenclatura usada por ellos. 5.2 La “Revista” no acepta ningún artículo en que se haga alusión injuriosa a otros naturalistas y mucho menos a sus pro- pios colabores: ella es obra de paz, concordia y unión entre los cultivadores de las ciencias naturales, cualquiera que sea su na- cionalidad y su credo político o religioso. 6.2 Como la intención del director es dar el mayor número de trabajos y sobre los más variados temas en cada número, y no disponiéndose, por el subido precio de las impresiones de muchas páginas, el ideal sería que, hasta nuevo aviso, los señores colabo- radores dedicaran a ella sus artículos que no pasen de 4 a 8 pá- ginas con las figuras más indispensables. 7.2 Todos los canjes, las obras enviadas para anuncios o para ser analizadas, los pedidos y las colaboraciones deben ser dirigl- dos, certificados, al: Prot. Drs Garlos E PORTER Director de la Revista CHILENA DE HISTORIA NATURAL Casilla 2974 SANTIAGO (Chile) PRINCIPALES OBRAS CIENTÍFICAS DEL PIO RD CARELOS+ES PORMER: CE: MisZiiS, Es E S: Director de la “Revista Chilena de Historia Natural” 1. Revista Chilena de Historia Natural.—Publicación bimestral ilustra- da, dedicada al fomento y cultivo de las Ciencias Naturales en Chile.—Direec- tor y Redactor (fundador, en 1897): Prof. Dr. Carlos E. Porter. Con la colabo- ración de 118 especialistas. Se anuncian las obras recibidas.-——Suscripción al año, peo anticipado........ 20.00 . Atlas Elemental de. Anatomía y Fisiología del Hombre. -—Agotada la primera edición, saldrá en breve a luz la segunda edición que comprenderá 15 láminas a varias tintas y varios cuadros sinópticos ERAS del autor.— Su precio en rústica será sólo de.. ; MOLL 3. Introducción al estudio de los Miriópodos. --Un folleto de 68 ps en 85.9, ilustrado con21 figuras y 2láminas en colores (2.* edición, 1912) 3 3,00 4. Indice alfabético y sinonímico de la Anatomía humana de Sappey.— Un volumen en 8.% de 270 páginas, con más de 9 mil referencias. Gillet Hnos.. Valparaíso, 1900. Obra muy bien recibida por gran número de profe- sores y revistas médicas. Quedan escasos ejemplares -——Precio.. $ 10.00 9. Memorandum de Zo ología.—U n vol. gr. en 8. con numerosas láminas y figuras negras y en colores. Exito colosal en todos los países cultos. Más de S00 juicios se han emitido sobre esta obra destinada especialmente a la ense- ñanza en la América española. Próxima a salir a luz, 2.* edición, con Prólogo del Profesor Dk. ODÓN DE BuEN, de la Universidad Central (Madrid). Su precio será sólo de..... ... asomar BH 19,00 6. Lecciones elementales de Morfología y Fisiología “humanas.-—Obra que ha sido recibida con universal aceptación por eminentes fisiólogos, pro- fesores y revistas. Cuenta, como el MEMORANDUM DE ZOOLOGIA, con 9 aprobaciones universitarias en América. La 2.* edición, próxima a salir a luz, lleva un Prólogo del catedrático del Museo de Madrid Dr. EmiLIO RIBERA Gómez.—Precio, pasta, tela, será de sólo dl. cocoicccccos $ 10.00 de Instrucciones para la recolección y conservación de ejemplares de Historia Natural.——Esta obra indispensable a los estudiantes que hacen excur- siones y a los aficionados a formar colecciones de Historia Natural, ha sido aplaudida por más de 200 profesores y revistas de ciencias, y honrada con suscripciones oficiales en Chile, Perú, Bolivia, El Salvador, Costa Rica, Para- guay, Uruguay y Guatemala. Agotada la 3.* edición, saldrá próximamente a luz una 4.* edición aumentada e ilustrada con 12 láminas y 70 figuras. Con un prólogo del Prof. Dr. G. Renandef. Director de la Estación Biológica de Vi- braye (Francia).-—Precio a la rústica.. ue ... $ 3,00 S. Materiales para la Fauna carcinológica de Chile,--Se ha estado publi- cando por partes desde 1903 en la «Revista Chilena de Historia Natural». 9. Galería de Naturalistas de Chile (Retratos, biografías breves, listas de sus trabajos).—Se han publicado en la «Revista Chilena de Historia Natural» hasta el presente 26 biobibliografías. 10. Programa de Morfología y Fisiología del Hombre. 1 Folleto en 8.” de 16 paginas. —Imprenta Gillet, V alparaíso, 1902. 11. Bibliografía chilena de Antropología y Etnología.—1 folleto de 24 páginas en 8.” (Reimpresión de los «Anales del Museo Nacional de Buenos Aires). Buenos Aires 1910. 12. Bosquejo histórico, desarrollo y estado actual de los estudios sobre Antropología, Fauna y Flora chilenas.--1 folleto'en 8.2 de 45 páginas. Con re- tratos y figuras. Es una conferencia dada en la Sociedad Cientifica Argenti- na, el 1.> de Agosto de 1910. Imprenta Coni Hnos. Buenos Aires, 1910. 13. Anales de Zoología Aplicada (Agrícola, Médica, Veterinaria). Fun- dados en 1914.——Colaboradores inscritos: 130 especialistas. Se anuncian los tratados, revistas y tesis recibidos. Suscripción al año, pago anticipado, para "0 los suscriptores a la Revista Chilena de Historia Natural... Y 10.00 En preparación y en prensa Se encuentran las siguientes obras del Director de esta Revista: 1. Museos y Naturalistas americanos (3 tomos). 2. Sinopsis y Atlas de Zoología Económica de Chile (1 tomo). 3. La organización y arreglo de Museos y Gabinetes de Histo- ria Natural.—Formará un tomo grande en 8. de más de 300 páginas, con planos y figuras. 4. Recolección, preparación y conservación de los Invertebra- dos. Con la colaboración de varios especialistas.—Formará un tomo en 8.2 de más de 200 páginas, profusamente ilustrado. 5. Vulgarización Zoológica.- Se publicará por series. Cada cua- derno o serie (con ilustraciones) $ 2.00 para los suscriptores de la «Rev. Ch. de Hist. Nat.»— Para los demás: $ 3,00. 6. Mi viaje de estudio en Europa (1910-1911). 1 tomo gr. en 8.2 7. Catálogo y bibliografía de los Cóccidos de Chile.—Con lámi- nas y figuras intercaladas, la mayoría originales. 8. Catálogo razonado de los Crustáceos podoftalmos de Chile.— Con láminas numerosas, originales del autor. 9. Nociones de Zoología descriptiva, conforme «a los últimos ade- lantos de la ciencia y con aplicación especial a los estudios agronómicos. 1 vol. gr. en 8.”, en excelente papel, de más de 300 páginas, ilustrada con más de 120 láminas y figuras intercaladas. Cuatro de las láminas en colores. Representa la obra un resumen de las lecciones dadas por el autor en el Instituto Agronómico de Chile. El importe será de $ 10 para los 200 primeros suscriptores. Después y en Librerías $ 18, 10. Los Pentatómidos de Chile. Con figuras, todas originales. 11. Memorandum de Microscopía general y de Técnica histoló- gica aplicada al estudio de los tejidos animales. 1 tomo en 8.” de cerca de 120 páginas. Guía de trabajos prácticos, con figuras. Este libro representa un resumen de las lecciones explicadas por el autor a los alumnos del Instituto Agronómico de Chile. 12. Catálogo sinonímico y distribución geográfica de los Longi- cornios de Chile, con numerosas figuras intercaladas, una bibliogra- fía completa y notas biológicas s/. esta interesante familia de insectos. 13. Nociones de Anatomía comparada de los Invertebrados. Con la descripción del instrumental y métodos técnicos empleados en los grandes laboratorios de Europa. Con numerosas figuras. 14. Compendio de Zoología Médica para uso de los estudiantes de la América latina. Estado actual de la ciencia. Ilustrada con numero- sas láminas y figuras intercaladas, muchas originales. 15. Fauna de Chile. Inventario razonado y profusamente ilustrado de todos los animales que habitan la República. Con la colaboración de más de 150 especialistas. Comprenderá 14 vols. en 8. 16. Catálogo sinonímico, distribución geográfica, bibliografía y Atlas de los Invertebrados chilenos, con la colaboración de más de 100 especialistas. Se publicará por entregas. Cada una tendrá pre- cio diferente según su extensión e ilustraciones. 17. Los Protozoos. Resumen de las lecciones dadas en la Escuela de Altos Estudios del Museo Nacional. Con muchas figuras. 15. Vocabulario de Histología normal y de Técnica histológica. Formará un gr. vol. en $.”, con muchas figuras intercalas y láminas. 13. Sinopsis de los Sírfidos de Chile. Con láminas y fignras, to- das originales del autor. 20. Los Coreidos de Chile. Con figuras originales. Por rmás datos, suscripciones, ete., dirigirse al: Prof. Dr. C. E. PORTER, Casilla 2974, SANTIAGO (Chile) REVISTA CHILENA DE Historia Natural PUBLICACION BIMESTRAL ILUSTRADA Dedicada al fomento y cultivo de las Ciencias Naturales en Chile PREMIADA POR EL INSTITUTO DE FRANCIA (Académie des Sciences) DIRECTOR Y REDACTOR (FUNDADOR: Prof. Dr. Carlos E. PORTER, C. M, Z.S., F. E, S. DIRECTOR DEL MUSEO Y LABORATORIO DE ZOOLOGÍA APLICADA Catedrático de Zoología general, Entomología y Microscopía del Instituto Agronómico de Chile, de Parasitología animal en la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria y de Histología normal, Ana. lomía comparada y Zoografía de Invertebrados en la Escuela de Altos Estudios del Museo Nacional Catedrático Honorario de Zoología Agrícola de la Universidad de Manáos (Brasil) Director de la obra ''Fauna de Chile” y de los ''Anales de Zoología Aplicada?” Laureado de la Academia de Ciencias (Paris) y de varias otras Corporaciones sabias de Europa y con la Medalla de Honor de Instrucción Pública por el Gobierno de Venezuela Oficial de Instrucción Pública de Francia; '“'Chevalier'' del Mérito Agrícola 1921 Santiago de Chile. — IMP. y LIT. LA ILUSTRACION — Moneda 873 dado de A, 4 S A pi ES : ES » ISA ; y S Y ; ; hs ¿IA . E Y , ms A a TES LS 4 y x ñ o ed LIA Ñ 5 ss j o On E A ' RS 33 3 ES a 00 Pe ) E O : z Q DURA D 32 _ SS | : E e lr mal Sy k = « A SO : A ¡SA s k SN VS AS 3 ae ñ a IS US E A . : . P / , AO RO = e : a A Ñ a 2 s a -H LA MEMORIA DE LOS SABIOS Juan Ign. Molina, Claudio Gay, Rrodulto A. Philippi, Fed. Philippi, Ignacio Domeyko, Edwin C. Ireed y Filiberto Germain, ALEOS IEUSTNRES PROFESORES Drs:: Fernand Lataste Vicente Izquierdo S. Ex-Catedrático de Zoología Médica Ex-Decano de la Facultad en la Escuela de Medicina. de Medicina. Gregorio Amunátegui Eduardo Moore B. Decano de la Facultad de Medicina Fundador y Director de la Escuela de Altos Estudios del Museo Nacional. A MI PATRIA dedico este volumen especial de la “REVISTA CONEENTDERIStTONEA NATURAL” CARLOS E. PORTER. SANTIAGO: DE CHILE, 18 DE SEPTBRE. DE 1921. Es DESIRE DOS PALABIRAS En Octubre de 1897 salía a luz el primer núme- ro de nuestra querida “Revista”, cuyas páginas ofre- cimos a todos los que en nuestro país escribían sobre Ciencias Naturales o las enseñaban por aquel enton- ces. Es cierto que, a pesar de reiteradas invitaciones a colaborar, algunos ya por falta de tiempo, y otros por dejadez o rmdrjerencia no han respondido hasta la fecha. Lo lamentamos. Sin embargo, muchos nos ayudaron desde el pri- mer imstante en la campaña que, en pro del adelanto y vulgarización de las ciencias naturales, empren- díamos llenos de fe yentusiasmo. Y esa fe y ese entu- siasmo no han decaído en nuestros colaboradores ni en nosotros: por eso la “Revista”? vive y seguirá vi- viendo. En medio de la ardua labor que demandan el mantenimiento de la correspondencia y la corrección de pruebas; de los sinsabores, etc., que representa la publicación —durante años—deuna Revista científica, no escasean también satisfacciones: la salida de cada, número que lleva el nombre de nuestra patria quer:- da a todas las comarcas del mundo; el recuerdo de que en nuestra revista se iniciaron como escritores en ciencias naturales varios de sus mismos colabora- dores; los estímulos que a diario recibimos de numero- o sos Gobiernos y corporaciones sabias del extranjero; XxX REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL la ayuda patriótica que, por unanimidad de votos, nos han concedido desde hace varios años los honorables miembros de ambas Cámaras Legislativas, mante- mendo una subvención en el Presupuesto nacional; el ver citados, en las más notables monoyrafías edi- tadas en Fracia, Bélgica, etc., los estudios dados a luz en nuestra “Revista”; ver a la misma elegida por personalidades de fama para la publicación de nota- bles estudios; verla premiada en concursos y exposi- ciones nacionales y extranjeras y estimulada por to- da la prensa diaria de la. República... Un hombre superior, cuya modestia excesiva no nos perdonaría lo nombráramos, pagó su primer tomo, la ayudó con tres suscripciones año tras año y canceló varias veces sus láminas en colores. El querido e ilustrado amigo y compañero don Bernabé F. Anguita nos ha pedido escribir pará este tomo especial un proemio que juzgamos dema- siado generoso e indulgente. Por fin los señores Poblete Cruzat Hnos., propie- tarios de la acreditada Impta. “La Ilustración” nos han dado toda clase de facilidades para esta publica- ción y han puesto su inteligencia y patriotismo al servicio de esta obra nuestra. Para todos, nuestros más sinceros agradeci- mientos. CARLOS E. PORTER. Santrago de Chile, 18 de Septiembre de 1921. LA REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL SUSBOBDAS DEPARA EL. PROFESOR: DR. CARLOS E. PORTER Hoy cumple veinte y cinco años de vida la Revista Chilena de Historia Natural, fundada en V alparaíso el año de 1897 por el profesor Dr. Carlos E. Porter. En los anales de las Ciencias Naturales representa un acontecimiento digno de ser notado la subsistencia, eu pleno florecimiento, durante cinco lustros, de una revista consagrada al estudio y vulgarización de conocimientos en general poco amenos al vulgo. XII REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Innumerables son las revistas de carácter literario, histórico y científico que se han publicado en nuestro país desde la época de nuestra emancipación, que se han sos- tenido un cierto tiempo y luego han muerto por falta de ambiente, de inanición. Meteoros, como tan propiamente los llamara nuestro sabio don Carlos Newman, irradiaron la chispa en el fir- mamento de las letras, deslumbrando por el brillo y lumi- nosidad, pero sin legar un rastro eficiente en el progreso colectivo, que demanda la continuidad del esfuerzo, la per- sistencia en la lucha por los ideales. «¡La Revista Chilena de Historia Natural» ha enterado veinte y cinco años de existencia! He aquí un hecho realmente insólito en Chile. Y conste que esta publicación no pertenece a empresa editorial capitalista ni a un sindicato de científicos adine- rados. Ella ha vivido, se ha mantenido en tan largo lapso de tiempo gracias a una ayuda fiscal no muy pródiga, y al tesón y a la perseverancia infatigable de un pioneer, del Prof. Dr. Porter. Por flaqueza de voluntad, por decadencia en el carác- ter, languidecen y fracasan en nuestro país el noventa por ciento de nuestros compatriotas, careciendo del temple, del empuje, del nervio que en, Norte América, imprimen al ciudadano la conciencia del valer propio, la constancia en el trabajo y la seguridad de que, tras labor porfiada, lu- cirá el éxito final. Consecuente con su apellido sajón, el profesor Porter, en los veinte y dos años que me honro con su amistad, ha dado pruebas de ser un self made-man, pues, batallando día a día con la pobreza, peleando rudamente la lucha del vivir, desafiando los espantables prejuicios que en nues- tra tierra casi incontrastablemente dominan, ha llegado a la meta del prestigio científico, que nadie puede discutir ya, consagrado, como se lralla, por el veredicto de los sa- bios y de las Universidades de Europa y América. El 6 de Mayo de 1911 fné honrado el profesor Porter con la presidencia honoraria del banquete de la Asociación de Naturalistas de Levallois-Perret, celebrada para con- memorar sus 27 años de existencia, aprovechándose esa B. F. Anguita. —PRÓLOGO XII fiesta para hacerle entrega del premio («Medalla Buffon») que dicha corporación científica le acoraara a fines de 1909 por el conjunto de su labor científica y especialmente por la publicación de su «Rev. Ch. de Hist. Natural». Presidente de dicha Asociación lo era, en aquel enton- ces, M. Rollet, notable geólogo y autor de numerosos e interesantes trabajos sobre la constitución del suelo de Francia. Creo de estricta justicia copiar aquí las frases del sabio M. Rollet en honor de nuestro compatriota, al pro- nunciar su discurso de ofrecimiento: «Permitidme, entretanto, dar la bienvenida a nuestro sabio Presidente, el profesor Carlos E. Porter, que, apro- vechando una comisión de estudio de su gobierno, ha ve- vido a entrar en relaciones con nosotros o, para expresat- me con más exactitud, a estrechar aún más los lazos de amistad que, desde hace años, lo ligan a nuestra corpora- ción. Así hemos pensado que, mejor que ningún otro, es- taba él designado, por su autoridad e infatigable dedica- ción al progreso de las ciencias naturales, a presidir nues- tra fiesta de esta noche. Tales son las consideraciones que nos han impulsado a pedir al profesor Porter que presida nuestro banquete anual. El ha querido darnos el gusto de aceptar; se lo agradecemos sinceramente. Al terminar, os pido levantar nuestras copas por nuestro sabio Presidente el Profesor Porter y por su patria, Chile, esa tierra siempre cariñosa y hospitalaria con nues- tros exploradores, como el Dr. Charcot y otros». XIV REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL A las lisonjeras palabras de M. Rollet respondió el profesor Porter con un discurso tan sobrio como entusiasta, impregnado de sinceridad y de reconocimiento a la patria de la ciencia universal, a la Francia inmortal de la histo- ria, del derecho humano, del arte, siendo acogido con es- truendosas ov: aciones y mereciendo, al final, que M. Ro- llet arrancara gallardamente la más hermosa bandera chile- na, de seda y flecos de oro, que adornaba la sala, y se la obsequiara al señor Porter como recuerdo de la velada y en testimonio de estimación, de compañerismo científico. En correspondencia que, desde París, remitiera el que estas líneas escribe a El Diario Ilustrado, de esta ca- pital, con fecha 17 de Mayo de 1911, formulaba sobre la personalidad del señor Porter el siguiente juicio rápido, confirmado hoy y acrisolado suficientemente con la labor científica, interesante y nutrida, del fundador y Director de la Revista Chilena de Historia Natural: «En el banquete celebrado en Levallois-Perret se « aclamó a Chile, se nos agradeció el concurso prestado al « Dr. Charcot para su expedición del «Pour-quois-Pas»; el « nombre de nuestra tierra se meció a impulsos de la cor- « dialidad única, del entusiasmo sin igual del corazón « francés. «El Profesor Porter justifica, pues, una vez más, la « verdad inmutable del gran dicho filosófico: Nadie es pro- « feta en su tierra. «Pueda que, cuando llegue ungido al terruño, se le « reconozcan sus servicios, su actividad de hormiga, su « clara inteligencia, la bondad de su alma». De intelecto perspicaz y agudo, memoria prodigiosa, formidable espíritu de trabajo, entusiasmo por su ciencia rayano al delirio; constancia y paciencia de benedictino para la inv estigación y la labor biológica; una fe absoluta, certera, en el éxito, a despecho de la “maledicencia 1mpú- dica, de la envidia, rastrera como serpiente y soberbia cuando es todopoderosa; desdén olímpico por la materia- lidad de la vida y sus sibaritismos insolentes y un culto idolátrico por el altruismo vientífico, que dá, enseña, pre- viene, inmuniza y derrama la semilla fecunda a los cuatro vientos, sin otro extipendio que el goce y satisfacción su- EL PROFESOR Dr, CARLOS E. PORTER FUNDADOR Y REDACTOR DE LA «REV. CH. DE HIST. NAT.» EN SU BIBLIOTECA PARTICULAR De la Revista «Zig-Zag» XVI REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL prema del deber y de la conciencia embriagada por el amor a lo bello, lo bueno y lo verdadero. Tales son las características fundamentales del Pro- fesor Porter, tan popular en Santiago y en Valparaíso- como en el resto de la República. Heredero de la tradición que nos legaron MOLINA, Gay, PuiLippr, Porter, como Ernesto Riquelme al dispa- rar el último cañoneazo del último cañón, trincó la enseña naturalista en el barco de su Revista, la cual, en los cinco lustros de su peregrinación a través de sirtes y bajíos, no ha naufragado. En Chile es casi el único en devoción científica, y por la amplitud de su labor ya enorme, como lo testimoniaré a continuación, no tiene rival el Doctor Porter. Es un cruzado de la Historia Natural, porta-estan- darte de la Zoología chilena, genio protector, descriptor y clasificador de los invertebrados chilenos. Eterno distraído de lo que a su ciencia no sea atañe- dero, lo tengo bautizado, desde hace muchos años, con el apodo cariñoso de «Dr. Mirabel». Pero no un Mirabel de- sorientado y fuera del tráfago, que remata en Los Andes en vez del Himalaya. Porter se distrae de lo supérfluo, odia el oropel, rum- bea los derroteros de la ciencia. La despreocupación sen- cilla, desnuda de pose, típica en los hombres de valer no prestado, constituye el ornamento psíquico que más resal- ta en la idiosincrasia del profesor Porter. Su sans-facon a este respecto es singular. Cuando, veintidos años ha, se presentara Porter candi- dato a profesor de Historia Natural de la Escuela Naval, su preparación, sus méritos para el desempeño de la cáte- dra, no fueron objetados y sí ampliamente reconocidos. Con todo, se le puso un reparo serio. Fué un distin- gnido marino, hoy prestigioso almirante, quien pretendie- ra invalidarlo, esgrimiendo el estilete. «¿Cómo es posible admitir de profesor de Ciencias Naturales, en la Escuela Naval, al chico Porter, que tan mal se trajea?» Y este criterio sastreril, imperante en Valparaíso, en Santiago y en Jaén, en aquella cireunstancia sufrió repul- sa: triunfó Porter. B. F. Anguita. —PRÓLOGO XVII Y ha seguido triunfando en la capital de la Repú- blica. De acuerdo con las nuevas orientaciones y conse- cuencialmente a la caída estrepitosa de la política impe- rialista de la fuerza que prima sobre el derecho legítimo y resplandesciente, de hoy en adelante el mundo pertenece a los buenos, a los honrados, a los talentosos, a las almas puras y saneadas. He aquí la razón matriz del éxito definitivo y triun- fal logrado en Chile por el naturalista Carlos E. Porter. Profícua y altamente honrosa para nuestra Patria ha sido la tarea que ha llevado a cabo la Revista Chilena de Historia Natural bajo la dirección acuciosa del Profesor Porter. Ha mostrado al mundo científico que, en este aparta- do rincón del Globo, se cultivan con solicitud las materias relacionadas con su programa de trabajo y divulgación. Por ella, y gracias a su diligente redactor y “director, nuestra Patria ha permanecido en contacto firme con los más eminentes naturalistas del orbe, quienes han colabo- rado con páginas magistrales y a la vez han recibido las vibraciones del alma nacional en lo que concierne a ramo tan importante de los conocimientos humanos. Quincenal o mensualmente, por su intermedio, Chile ha hecho acto de presencia en la Liga Científica de las Na- ciones, tomando parte en sus debates, con modestia, pero llevando a ella el entusiasmo «urdoroso de los pueblos jó- venes que aspiran a contribuír, con su grano de arena, al auge infinito del progreso universal en las investigaciones CÓSMICAS. Es la única publicación de la América latina que re- presenta a este continente en gran número de Bibliotecas de Europa, Japón, Argelia, América y Australia. En el terruño ha contribuído a poner al día las obras de Molina, Gay, Philippi, ete., publicando monografías y descripciones de especies nuevas debidas a su pluma > y a sus colaboradores. Los artículos originales en ella insertos en 24 años, alcanzan a 700; resúmenes tomados de otras Revistas y artículos de crónica, más de S00, y más de 4,500 obras y revistas han sido anunciadas y prolijamente analizadas. XVIII REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Ll sabio español Dr. Santiago Ramón y Cajal, en un hermoso estudio sobre los ojos compuestos de los insectos con que se inicia el volumen de las Bodas de Plata de la «Revista Chilena de Historia Natural», formuló cumplido elogio al fundador señor Porter. Catedrático, realza Porter el magisterio nacional en su ramo por la erudición, claridad de su verba expositiva el método y perfecto dominio del tema bajo el cetro de su talento y la soberanía de su palabra ágil, rectilínea, me- dulosa. Es todo un profesor al estilo de los que, en las Uni- versidades europeas, atraen la multitud estudiosa y se imponen al respeto general. No terminaré “estas líneas justicieras y reparadoras sin antes enumerar, en síntesis brevísima, la obra y servi- elos prestados al país por nuestro eminente profesor Porter. En Valparaíso fué Director del Museo de Historia Natural, donde desarrolló una labor considerable. De ella ha quedado constancia en las Memorias presentadas por el Profesor Porter al Ministerio de Instrucción—las que se reprodujeron siempre en la «Revista Chilena de Historia Natural» y en su «Boletín» anexo—y también en una interesante Memoria del señor Joaquín Fernández Blan- co, Intendente de Valparaíso. El «Boletín Estadístico y de Canjes del Museo de Valparaíso», que lleva algunas lámi- nas; reune en más de 706 páginas la historia de ese Museo durante la administración Porter (1897-1910). Fué además profesor de Historia Natural, Fisiología e Higiene en la Escuela Naval y Escuela de Ingenieros “de la Armada, y de Microscopía del Instituto Técnico Co- mercial. Varias Universidades, en atención a sus valiosas 11- vestigaciones y obras de aliento, lo han honrado con el título de Doctor honoris causa, miembro honorario corres- pondiente y catedrático honorario de Zoología. De 7 Aca- demias de Ciencias de Europa y América forma par- te como académico de mérito, honorario y correspondiente. 69 Sociedades de Historia Natural, de Europa espe- cialmente, lo haú nombrado, por unanimidad, miembro ho- norario, correspotidiente o titular. (1161 9P_ «9/30/0]ISPJE Y] SP SOAIYDJ Y» SO] SP OpIdNpoJday|) 'J9 HOJ “¿OY ¿uoJa3ue7 '1G JopesedaJld ns ,. 'PpIeyoue]g “Yg |? , UY “1161-O16)| Je¡o9se oye ¡ap souuIn|y '(SIJB Y 9P) PUIDIP2IN Sp ejenos3 ej ap oljed ja ua jeyolg ep enjejsa e] ep end je operjerdojoj odnp) 'AY3VHONVI189 IIVHAVY “A FJOSIJOYA 3YLSMII 130 VIDOTOLISVIVA 30 OSINO E NA XX REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL A la muerte del sabio Dr. don Rodulfo A. Philippi, la Sociedad Cientifica Argentina llenó con el Dr. Porter la vacante de Socio correspondiente en Chile. Forma parte como miembro honorario y correspondiente de 6 Socieda- des de Geografía. Desde 1904 pertenece a la Société Scientifique du Chili, habiendo sido en uno de los períodos su Vice-Presi- dente. Entre los libros que ha dado a la estampa, 7 í de ellos han llamado la atención universal. El Memorandum de Zoología y las Lecciones elementales de Morfología y Fisio- logía humanas fueron «probadas por 9 Universidades de la América latina. Estas dos obras y las Instrucciones para la recolección y conservación de ejemplares de Historia Na- tural han sido recomendados por notables profesores a edi- tores de sus países respectivos para su traducción al fran- cós, al inglés y al portugués. Las segundas ediciones de ellas, que pronto saldrán a luz, han sido honrosamente pro- logadas por eminentes profesores europeos. En la Revista y en otras extranjeras ha publicado artículos originales en número de 183. De 1896 a 1920 ha descubierto más de 230 especies zoológicas fuera de las que hay en estudio, dominando entre esas especies los in- sectos y los arácnidos; ha descubierto, también, 2 hongos, y 2 moluscos fósiles, descritos por especialistas distinguidos. Ha descrito él mismo 1 pez, 3 crustáceos y 14 insectos nuevos para la ciencia. Como conferencista o vulgarizador de las ciencias, ha dado en Valparaíso, (de 1900 a 1906) 90 conferencias y en Santiago, Talca, Chillán, San Fernando y Temuco (1908 a 1920), 60. En 1916-1911 fué a Europa en comisión del Gobierno para estudiar la organización de los Museos y Laborato- rios de Zoología y Anatomía comparada. En París profun- dizó sus conocimientos, siguiendo los cursos magistrales de Zoología y Anatomia comparada en la Sorbona, de /Tis- tología Normal en la Facultad de Medicina, de Entomología en el Museo Nacional y en el Instituto Nacional Ágro- nÓMICO. En la célebre cátedra y laboratorio anexo de Parasito- logía del eminente profesor Rafael Blanchard siguió el "Je¡nonyed eoajo!|qiq esoljea ns ep eo¡wuouosa "1 ¡9 Ojsend ey ejes ejsa uy (Z9JeAJy 103) ido9s9.1911y “8130/0)/SeJe Y 9p seuqo Se] OPe]s3 |9p O!DIAJOS | 19110 Y ei3ojowoju3 Á e "314 EP O9/WOUOIJ3Y OJNJIJSU| ja US J9JJO HF JOSOJ0JH |8P OlJOJeJOqe7 Ni 448) =q > > - > > > XXII REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL curso de Parasitología, rindiendo examen de la especiali- dad y obteniendo diploma y certificado de estudios teóri- cos y de trabajos prácticos de laboratorio. No obstante residir en París, Londres, Ginebra, con- tinuó publicando su entrañable Revista Chilena de Historia Natural, distribuyéndola a sus canjes, como lo hiciera cuando permanecía en la Patria. Como delegado del Gobierno de Chile al Congreso Científico Internacional Americano de Buenos Aires (Julio de 1910), presentó 4 trabajos a la Sección de Ciencias Biológicas, siendo todos aplaudidos y uno de ellos mereció en las Conclusiones ye- nerales: «an aplauso al Gobierno de Chile». Dió, ade- más, dos conferencias: una en el Círculo Médico Argentino y la otra en la Sociedad Científica Argentina. En el men- cionado Congreso Científico Internacional Americano se le confirió la Presidencia honoraria en la sesión pública del 15 de Julio, de la Sección de Ciencias Biológicas. De la conferencia en el Círculo Médico dijo La Nación del 30 de Julio: «El conferenciante trató los caracteres físicos de la célula animal con una convicción admirable y conocimientos profundísimos. lstaban presentes nume- rosos médicos y un considerable contingente de estudian- tes de medicina. El Dr. Porter fué escuchado con todo in- terés y muy felicitado al terminar su notable conferencia». El diario La Argentina, del mismo día, abundaba en parecidos conceptos sobre esa conferencia. En su visita a los Museos de Londres, París, Turín y Ginebra, así como en el de Dijon, consiguió numerosos ejemplares de animales, plantas y fósiles que, a su regreso a Chile, trajo para incrementar las secciones del Museo Na- cional. En París y en Le Mans dió conferencias para hacer cono- cer los establecimientos y los hombres de ciencia de Chile. Actualmente desempeña las cátedras de Zoología ge- neral, Entomología aplicada y Microscopía en el Instituto Agronómico y la de Parásitos de los animales domésticos en la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria. Es Director del Museo y Laboratorio de Zoología apl- cada, cuyas bases echó él mismo en el Instituto Agronómi- co. Además, en el Museo Nacional tiene a su cargo los cur- sos de Histología normal y Zoografía de Invertebrados. "(zoJta y 103) "¡21104 JOS3JOJY |8P PAP9ILD “SNYD SP ODIWOUOJAY 0IM]1ySU| [EP eldojowoju3 Á eldojooz ep ejne f ejaulqer) XXIV REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL En 1914 fundó los «Anales de Zoología Aplicada» que presentó al público el gran zoólogo argentino Dr. Angel Gallardo, Director del Museo Nacional. de Buenos Aires. En el extranjero, en concursos y por premios extra- ordinarios, ha obtenido 6 medallas. En Chile, el Congreso Pedagógico y la Exposición Agrícola de Talca premiaron respectivamente sus cuadros murales de Histología y la Revista Chilena de Historia Natural, con medallas. El gobierno francés discernióle en 1906, por sus tra- bajos científicos, las Palmas Académicas de Oficial de Ins- trucción Pública y en 1910, la Cruz del Mérito Agrícola. En concurso de 1909 la Academia de Ciencias (París) le acordó el «Premio Gay». Y más recientemente, el Presidente de Venezuela, a insinuación de la Universidad de Caracas y del Ministro de Instrucción, ha premiado sus trabajos con la Medalla de iS de Instr ucción Pública. Jolabora en 21 Revistas nacionales y extranjeras. Ha haa parte de 4 Congresos Científicos de Chile y “arios extranjeros de Zoología. Sobre la Revista Chilena de Historia Natural y arias de sus obras se han emitido más de 1,800 juicios, a partir de 1900, por los más ilustres zoólogos, profesores y directores de Revistas. Hasta aquí la interminable lista de los trabajos del Profesor Porter. Resumida en ella queda la vasta labor de nuestro insigne naturalista. Con un broche de oro cerraré este artículo de verdad y sinceridad, citando el verso de Horacio, que viene a pelo en justificación de la empresa magna del ilustre profesor Porter: Exegi monumentum oere perenmius. 3ernabé E. ANGUITA SANTIAGO DE CHILE, Octubre de 1921. Revista Chilena de Historia Natural Publicación Bimestral ¡ilustrada (Fundada el año 1897) Dedicada al fomento y cultivo de las Ciencias Naturales en Chile Premiada por el Instituto de Francia (Académie des Sciences) 0 Director y Redactor (Fundador): Prof. Dr. CARLOS E. PORTER, C.M.Z.S., F.E.S. AÑO XXV (1921) Sobre la estructura de los centros ópticos de los Insectos POR S. R. Cajal y Domingo Sánchez Profesor de Histología en Ayudante del Instituto Cajal y Profesor la Universidad de Madrid. Auxiliar de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. ln nuestro deseo de corresponder a la honra que nos dispensa el ilustre Director de la Revista Chilena de His- toria Natural, invitándonos a sumar nuestros modestos nombres a los de los sabios colaboradores de la obra, que sin duda alguna habrá de resultar monumental, destinada a conmemorar las bodas de plata de esa prestigiosa Revis- ta, y convencidos del especial interés que, para los natu- ralistas, debe tener el conocimiento de los trabajos recien- tes relativos a la estructura de los órganos visuales de los insectos, nos permitiremos exponer, siquiera sea en breví- simo resumen, los más importantes datos suministrados por nuestras investigaciones sobre ese interesante asunto. Preciso es reconocer que los autores que trabajaron con los métodos histológicos antiguos, no desdeñaron el estudio de los centros nerviosos de los artrópodos y parti- cularmente el delos insectos. J. Miiller, Grenacher, xner, Viallanes, Hickson, Ciaccio, Parker, Crevatin, Bellonci, Cucati, Hesse, Berger, etc., han realizado valiosos traba- jos encaminados a reconocer y describir los ganglios y vías nerviosas principales, emitiendo al propio tiempo hipótesis más o menos verosímiles sobre su fisiologismo. REV. CH. HIST. NAT. (1921) 1) Kn REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Mas, a pesar de su extraordinario interés, sorprende la escasa atención que, durante los dos o tres últimos de- cenios, tan copiosos en bibliografía neurológica, se ha con- cedido al sistema nervioso de ese interesante grupo de in- vertebrados. Modernamente, y valiéndose de los métodos selecti- vos del sistema nervioso, han aportado Kenyon, Vigier, Cajal, Jonescu y Zawarzin, copiosos e importantes porme- nores relativos al plan estructural de la retina y cerebro de los insectos. Estimulados nosotros por los resultados obtenidos en la mosca azul (1) ensayamos en numerosas especies de insec- tos de muy diversos órdenes (Odonatos, Ortópteros, He- mípteros, Dípteros, Himenópteros y Lepidópteros), empleo de los métodos de Golgi y del nitrato de plata re- ducido, ideado por uno de nosotros (2) y hemos logrado espléndidas preparaciones que nos permitieron aportar muchos y muy importantes hechos relativos a la estructu- ra de los centros nerviosos de ese grupo zoológico, espe- cialmente de la retina y ganglios ópticos. Pónese claramente de manifiesto con esos métodos la extraordinaria complicación y delicada estructura de di- chos órganos. Mas, dada la índole de este modesto trabajo, cuya extensión no puede exceder de un reducido número de páginas, los limitaremos a señalar los rasgos generales de los eslabones fundamentales de la cadena. nerviosa vi- sual, sus relaciones recíprocas y algunas indicaciones so- bre sus posibles homologías con los de los ojos de los ver- tebrados. Empero antes de emprender esta labor, estimamos de todo punto indispensable, para facilitar la exposición, ha- cer algunas consideraciones, aun cuando sean brevísimas, sobre la conformación de los órganos visuales de los insec- tos y de los artrópodos en general. Siguiendo el plan a adoptado en nuestros trabajos rela- tivos a la estructura de la retina y centros ópticos de los (1) S. R. Cajal: Nota sobre la estructura de la retina de la mosca (Musca vomitoria, L.) —Trab. del Lab. de Invest. biol., tomo VII, 1909. (2) S. RP. Cajal: Un sencillo método de coloración selectiva del re- tículo protoplásmico y sus efectos en los diversos órganos nerviosos.— Trab. del Lab. de Invest. biol., tomo II, 1903. Cajal y Sánchez.—CENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS 3 insectos (3) consideraremos el aparato visual constituído por tres porciones bien diferenciadas por su organización y caracteres; a saber: la retina propiamente dicha, el nervio óptico o kiasma interno y el lóbulo óptico. La retina propiamente dicha, está integrada por tres formaciones ganglionares diferentes; una externa, otra in- termediaria y la otra interna. La retina externa o periférica, comprende tres zonas diferentes: una superficial, formada por las corneolas y co- nos cristalinos (no representada en nuestras láminas); otra media, que es la de los bastoncitos retinianos (primera neurona visual) (1, láms. 1 y IL), y la otra interna, que es la membrana limitante o basal de la retina periférica (2, láms I y IL). La retina intermediaria, denominada también perióp- tico, ofrece igualmente tres zonas o capas bien distintas: una externa, la zona fenestrada o de las fibras subretinia- nas, llamada por Cajal y nosotros de los hiasmas múltiples (3, láms. I y II); otra media, la de los yranos externos o cé- lulas monopolares (segunda neurona visual), y la otra pro- funda, llamada plexiforme externa o de los cartuchos ópticos (4, láms. I y 11). Por último, la retina interna o profunda, que también suele denominarse epióptico, comprende, a su vez, otras tres capas o estratos: uno externo, formado por fibras en- trecruzadas, que es el llamado kiasma intermediario (externo de la generalidad de los autores) (5, láms. I y 11); otro me- dio, el de los granos internos, donde residen los cuerpos de las células gangliónicas (tercera neurona visual) y las amacrinas, y otro profundo, que es la capa plexiforme interna (6, láms. I y 1). Esta capa aparece dividida en subzonas o pisos diversos, que hemos denominado plexos difusos, separados entre sí por bandas de fibras llamadas serpenteantes. El lóbulo óptico, como las otras masas ganglionares, ofrece una corteza granular formada por los cuerpos celu- lares, y un núcleo fibrilar de estructura análoga a las for- (3) S. R. Cajal y Domingo Sánchez: Contribución al conocimiento de los centros nerviosos de los insectos.—Parte I: Retina y centros ópticos.—-Trab. del Lab. de Invest. biol., tomo XIII, 1915. 5 4 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL maciones plexiformes de las retinas intermediaria y pro- funda. Esta masa plexiforme está toda ella situada en mu- chos insectos (Himenópteros, Ortópteros, Odonatos, etc.) delante del kiasma interno (8, lam. 1); pero en otros (Díp- teros, Lepidópteros) rodea a éste y aparece, en los cortes horizontales, dividida en dos porciones: una anterior, de- nominada foco ovoideo (8, lám. II) y otra posterior llama- da foco laminar (Sa, lám. 1D. Las masas plexiformes del lóbulo óptico, sea cualquie- ra su forma, presentan también, como en los otros gan- glios, varios estratos o zonas separados por láminas de fibras, más o menos paralelos a sus superficies externas. La división de la retina de los insectos en las tres formaciones principales, que acabamos de mencionar, há- llase justificada, aparte de otras razones derivadas de su distinta morfología, estructura y relaciones, por residir en cada una de ellas el soma de una de las neuronas cons- titutivas de los tres eslabones fundamentales de la cadena nerviosa visual. Veamos los rasgos más importantes de cada una de ellas. 1.2 Bastoncitos retimanos o corpúsculos fotosensibles.— Estos corpúsculos, homólogos de los conos y bastones de los ojos de los vertebrados, moran en la retina perifé- rica; constituyen el primer anillo de la cadena visual y son los encargados de recibir el estímulo de la acción luminosa y transmitirlo a otros tramos más profundos, donde será recibido por los que han de continuar la fun- ción visual. Los bastoncitos forman en la retina externa una ancha empalizada (incompletamente representada en nues- tras figuras) que ocupa la mayor parte de su espesor, limi- tada exteriormente por la zona de los cuerpos cristalinos, e interiormente por la basal o limitante externa. Como han observado los autores que de este asunto se ocuparon, las células visuales se reúnen en grupos, ge- neralmente de siete, dispuestas en largo prisma, constitu- yendo las omatidias u ojos elementales, en cuyo eje se ha- Cajal y Sánchez.—CENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS 5 llan los rabdomas, especie de listones o crestas formados por diferenciación de aquella parte del cuerpo celular. sos rabdomas se ponen en relación con el polo profundo de los cuerpos cristalinos y son considerados como los verdade- ros Órganos receptores de la vibración luminosa. Pero la zona de los bastoncitos de los ojos compuestos de los insectos no corresponde exactamente a la de los vertebrados, sino que comprende además la llamada en es- tos delos granos externos. Los núcleos de los corpúsculos fotosensibles hállanse, en efecto, por fuera de la membra- na basal o limitante, dispuestos unas veces en una sola zona concéntrica poco espesa, diseminados otras a diferen- tes alturas, según las especies de que se trate. Aun cuando, a juzgar por los caracteres de la expan- sión periférica de las neuronas fotosensibles no pueden establecerse en los insectos dos tipos morfológicos diferen- tes, comparables a los conos y bastones delos vertebrados, existen también entre ellos dos distintas categorías per- fectamente reconocibles por las propiedades de sus expan- siones profundas o cilindraxiles, comunmente designadas con el nombre de fbras visuales. En unas esta expansión centrípeta alcanza longitud considerable (A, A”, A”, láms. I y ID). Nacidas en la ca- pa de los bastoncitos, atraviesan la membrana basal, reco- rren todas las zonas de la retina intermediaria y la del kiasma subyacente (7, láms. I y I) formando parte de es- te, entrecruzándose con sus semejantes y con los demás elementos de esa enigmática formación y llegan, por fin, a la retina interna, en cuya masa plexiforme terminan por arborizaciones complicadas. Estos son los bastones largos o fibras visuales largas perfectamente coloreables por el nitrato de plata reducido y por el cromato argéntico. Descubiertas por uno de nosotros (4), han sido pues- tas en dudas por Zawarzin (5) que no pudo hallarlas en la retina de las larvas de 4Aeschna: mas su existencia es ya (4) S. R. Cajal: Nota sobre la estructura de la retina de la mosca, ya citada. (5) 4. Zawarzin: Histologische Studien iiber Insekten.—IV; Die optischen Ganglien der Aeschna-Larven.—Zeitschr. f. Wiss. Zool., Bd. 108 1914. 6 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL un hecho fuera de duda, pues nosotros hemos comprobado su presencia en multitud de especies de insectos pertene- cientes a casi todos los órdenes (6), por cuya razón nos in- clinamos a creer que existan en los ojos compuestos de todos los exápodos y aún de los de los artrópodos en ge- neral. Y no vaya a creerse que estas fibras visuales largas sean escasas en número y, por esa circunstancia, difíciles de reconocer. No; son acaso tan numerosas como las de la otra categoría y, como hemos demostrado en un reciente trabajo (1), existen ellas solas, al menos en ciertas espe- cies de metamorfosis complicadas, en los primeros perío- dos del desarrollo. Entonces es sumamente fácil seguirlas hasta épocas bastante avanzadas del proceso evolutivo, desde su origen en la retina externa, hasta la interna. ln algunos insectos las fibras visuales largas mues- tran, a su paso por la zona plexiforme externa, algunos cortos apéndices, a modo de brevísimas ramas de arbor:- zación; pero en otras muchas, tal vez en la mayoría, ape- nas existen o no se notan tales indicios de arborización; las fibras se presentan desprovistas de apéndices o ramas er todo su largo trayecto, desde que atraviesan la mem- brana basal, hasta su entrada en la capa plexiforme in- terna. Mas al penetrar en ésta originan su arborización ter- minal, destinada a establecer conexiones con otros ele- mentos de los varios contenidos en esa formación. Dicha arborización presenta formas y caracteres bastante varia- dos eri las distintas especies y aún en una misma y alcan- za varios estratos de los que muestra constantemente esa complicadísima formación. Las fibras visuales de la segunda categoría, que por oposición a las primeras hemos denominado fibras visuales cortas o bastones cortos, no pasan de la capa plexiforme externa, en cuyos estratos profundos se halla su termina- ción, que por lo general es poco complicada. Ordinaria- mente (Dípteros, Lepidópteros), terminan por un ligero (6) S. R. Cajal y Domingo Sánchez: Loc. cit. (7) Domingo Sánchez: Sobre el desarrollo de los elementos ner- viosos en la retina del Pieris brassica, L.—Trab. del Lab. de Invest. bíol., tomos XVI (1918) y XVII (1919). Cajal y Sánchez.— CENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS vi abultamiento redondeado, a modo de pico de sonda (B, lám. II). Otras veces (Himenópteros, Odonatos, Ortópte- ros) suelen mostrar una pequeña arborización de ramas cortas, relativamente robustas (B, B”, lám. 1). 2.2 Células monopolares o neuronas ópticas intermedia- rias. —El segundo eslabón de la cadena visual está re- presentado por los corpúsculos monopolares o neuronas ópticas intermediarias. Estas células corresponden, en el orden homológico, a bipolares de la retina de los vertebra- dos. Mas entre unas y otras existen diferencias morfológi- cas y estructurales tan considerables que, en un examen superficial, sería difícil reconocer esa homología. Son éstas, en efecto, neuronas monopolares cuyo so- ma, en vez de residir entre las zonas plexiformes externa e interna, ocupa, como notaron Kenyon, en las abejas, Vigier y Cajal en la mosca azul, Zawarzin en las larvas de Aeschna y hemos comprobado nosotros en multitud de es- pecies, un estrato más superficial, situado por fuera de la primera de esas zonas; mas no en contacto con la limitan- te o basal de la retina periférica, sino separado de ella por una zona de espesor variable según las especies, la zo- na fenestrada que carece de representación en los verte- brados. Aún cuando en los distintos grupos de insectos presen- tan diferencias notables y modalidades diversas, pue- den todas referirse, casi siempre con relativa facilidad, a dos categorías diferentes; a saber: corpúsculos monopolares gigantes y corpúsculos monopolares pequeños o diminutos. La neurona monopolar gigante, esquemáticamente re- presentada por Kenyon, fué luego cuidadosamente estu- diada por Vigier, Cajal y Zawarzin y últimamente por no- sotros en muchas especies de insectos de diversos órdenes. En todas ellas presentan diferentes tipos y ofrecen casi siempre particularidades específicas; pero de ellas no po- demos ocuparnos en este brevísimo resumen, en el cual habremos de limitarnos a indicar solamente los rasgos esenciales comunes. S REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ll soma, ordinariamente piriforme, a veces globoso o poliédrico, es a menudo muy voluminoso y origina un ta- llo descendente, que ofrece caracteres diversos en las dis- tintas especies y aun, con frecuencia, en una misma. La porción inicial de dicho tallo es, por lo comun, corta y gruesa en los Dípteros (mosca, tábano) (C, D, E, lám. II) y varios Odonatos (libélula, agrion, etc.), larga, delgada y flexuosa en varios Himenópteros (abejas, varias avispas, calicodomas, etc.) (0, E, F, lám. 1); pero hay tam- bién especies en que las de unas células son cortas y ro- bustas como en los primeros, y las de otras largas y delga- das como en los segundos, según puede observarse en al- gunos Ortópteros, Lepidópteros, ete. Esa primera porción, libre casi siempre de apéndices o ramas, está situada en la zona de los granos externos o alcanza sólo la región superficial de la capa subyacente (la plexiforme externa). Desde que penetra en ésta, el referido tallo continúa su marcha en sentido centrípeto y exhibe, en su trayecto a través de esa formación, multitud de apéndices o ramas que originan las arborizaciones típicas y características de esa Capa. La distribución de esas ramas de arborización es muy variada según las clases de células y los insectos a que pertenecen. Unas veces se distribuyen en dos grupos; uno superficial, generalmente muy extenso, destinado a los plexos periféricos, y otro profundo, mucho más redu- cido, situado en el estrato más interno de la capa plexifor- me, cerca de la zona del kiasma intermediario (O, Le, lám. 1). En otras forman una sola arborización, semejante, en cierto modo, a la externa de las anteriores, extendida por casi todo el espesor de la capa plexiforme (1, lám. 11). Los caracteres de los apéndices formadores de esas arborizaciones son también variados. Cortos y verrugosos en los Dípteros y Odonatos, son muy largos y tortuosos en los Himenópteros, Lepidópteros * y Ortóptero s; se entre- lazan a veces los unos con los otros y terminan frecuente- mente por pequeños abultamientos. La segunda categoría de neuronas monopolares, las monopolares pequeñas, fueron observadas primero por Ca- jal en la mosca azul y luego por Zawarzin en las larvas Cajal Y Sánchez.—0 ENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS y) de Aeschna: mas no habiendo logrado dichos autores perse- guir sus tallos en toda su longitud, les fué imposible de- cidir si tales pequeños elementos constituyen una variedad de legítimas neuronas monopolares, o representan una ca- tegoría de corpúsculos locales, verdaderas células amacri- nas, es decir, provistas de arborizaciones cortas distribuí- das en la misma zona plexiforme externa. - Nuestras recientes investigaciones, que se extienden a muchas especies de insectos, disipan por completo aque- llas dudas y demuestran la existencia de interesantes va- riedades de monopolares pequeñas o medianas, que no po- demos describir aquí su detalle, limitándonos simplemente a indicar sus rasgos característicos generales. lisos cor púsculos, ordinariamente colocados en las regiones más profundas de la capa de los granos externos, sl bien hay excepciones, se caracterizan, en general, por la tenuidad de su tallo (1%, lám. II), aún cuando no es raro encontrar algunos, sobre todo en las de tipo mediano, que ofrecen un abultamiento fusiforme situado hacia la mitad profunda de la capa plexiforme (D, Gr, lám. ID). Es también rasgo característico de estas neuronas, especialmente en los Himenópteros (abeja), la carencia de apéndices o ramas en la porción del tallo comprendida en esa capa (D, lám. I) o la presencia de una sola arborl- zación de ramas más o menos largas, a veces algo recu- rrentes, situada en el estrato limitante profundo de dicha zona (G, lám. 1). Mas en otros insectos (Dípteros, Lepidóp- teros, Ortópteros) el tallo de esas células emite apéndices de muy variada longitud y variables en número, casi siem- pre limitados a los estratos superficiales y a veces emana- dos de los mismos cuerpos celulares (1, lám. 11), los cua- les toman en este caso aspecto algo semejantes al de ciertos corpúsculos bi o multipolares de los vertebrados. Las arborizaciones emitidas por los tallos de las neu- ronas monopolares en la capa plexiforme del perióptico, contribuyen a constituir una complicada formación, lugar de conexiones recíprocas, designada con el nombre de cartuchos ópticos, en la cual toman parte los bastoncitos retinianos, las ramas de arborización de las monopolares, erandes y pequeñas, y las de ciertas fibras centrífugas pro- cedentes de territorios ganglionares profundos. 10 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Pasada la capa plexiforme del perióptico, los tallos de las neuronas monopolares, sea cualquiera la categoría a que correspondan, caminan, libres enteramente de apén- dices, por la región del kiasma intermediario (5, Lame Al y II), en cuya formación toman parte, y penetran, por úl- timo, en la maza plexiforme interna (6, láms. 1 y II), don- de unas y otras generan sus arborizaciones terminales. Estas arborizaciores ofrecen distribucion y caracteres bastante diferentes, cuya descripción nos llevaría dema- siado lejos. Hablando en términos generales, puede decir- se que las expansiones de las monopolares grandes ter- minan en el primer piso de conexión de la retina profunda por una especie de maza erizada de ramillas cortas y ve- rrugosas. lím cambio las de las monopolares pequeñas o medianas emiten con frecuencia larguísimas y delgadas ra- mas que engendran una arborización difusa, a veces com- parable a la fronda de un sauce llorón (C, lám. I; H, lám. II) extendida por todos los pisos del epióptico. 0 3.2 Células gangliónicas. —El tercer anillo de la ca- dena visual (tercera neurona óptica) lo forman las llama- das células gangliónicas o ganglionares. Estas células, descubiertas por Kenyon en las abejas, aunque las representó muy esquemáticamente, fueron ha- lladas luego por Cajal en la mosca azul y más completa- mente descritas después por Zawarzin en las larvas de Aeschna. Los nuevos estudios realizados por nosotros nos han permitido comprobar en muchos insectos los datos consignados por esos autores y aportar numerosos hechos y pormenores interesantes sobre el asunto. Estas células presentan tipos morfológicos y relacio- nes muy variadas, y aún cada tipo ofrece multitud de va- riedades por lo general bien determinadas. Esa misma multiplicidad de formas nos impide reseñarlas en un re- - sumen tan breve como éste, por cuya razón nos vemos en la imprescindible necesidad de limitarnos a consignar sus rasgos generales, aludiendo tan sólo. a algunas particula- ridades cuando las circunstancias así lo exijan. Cajal y Sánchez.—CENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS 11 ——_— ————— —- - Sus somas, diseminados en la capa granulosa interna, entre los de las células amacrinas de este territorio, son, por lo común, piriformes o globosos, a veces poliédricos o irregulares y ofrecen tamaños muy variados. Casi siempre francamente monopolares, engendran una expansión generalmente delgada, que se encamina hacia la capa plexiforme interna. Pero rara vez aborda a esta formación directamente. l)e ordinario describe in- flexiones más o meños complicadas o largas, en muchos casos en sentido horizontal o concéntrico, que la obligan a recorrer, en la zona de los granos, distancias a veces considerables, hasta que acaba por penetrar en aquella a IN OSO E lam. E N, N'¿0,,0”; P Pelám. 10). Llegadas esas expansiones a la capa plexiforme del eplóptico, caminan en sentido centrípeto, siguiendo direc- ción radial, de manera que se disponen casi enteramente paralelas las unas a las otras, hasta desembocar por la parte opuesta. En su curso a través de esá capa, los tallos de las células gangliónicas emiten proyecciones o ramas que for- man las arborizaciones de conexión con otros elementos nerviosos de muy diverso origen. Esas arborizaciones presentan formas y caracteres muy variados, no sólo en las distintas especies, sino en una misma. Unas veces las ramas de arborización son largas y flexuosas, aproximadamente horizontales o concéntricas, provistas de ramillas más o menos numerosas, frecuente: mente termiriadas por varicosidades de grosor muy dife- rente (láms. I y 1D. Por regla general, las ramas de arborización no es- tán distribuídas con regularidad en todo ese trayecto, for- mando una sola arborización amplia y difusa, sino que se reunen en grupos independientes más o menos distantes entre sí, constituyendo verdaderas arborizaciones locales situadas en estratos diferentes de la referida capa, en los que contribuyen a la formación de ciertos plexos que muestra esta capa. Algunas de esas neuronas ofrecen una sola arboriza- ción que, particularmente en los múscidos, suele estar formada de ramas largas, destinada por lo común a los 12 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL plexos superficiales primero o segundo (N”, lám. E O, lám. ID. Otras muestran dos o tres arborizaciones locales dis- tribuídas en estratos diferentes (N, O; P, ete., lámsaidE y ID. Cuando tienen dos arborizaciones, lo ordinario es que una de ellas esté destinada a alguno de los plexos super- ficiales primero o segundo, o se extienda parcial o total- mente a los dos, mientras la otra, situada más profunda- mente, ocupa, por lo general, el cuarto. Mas no es raro hallar tallos provistos de una arborización para el segundo plexo difuso y otra para el tercero, en cuyo caso pueden ofrecer ambas caracteres semejantes o ser muy diferentes en amplitud y estructura (O, O”, P, lám. 1; N, N”, O, P”, lám. 1D. Hay, por último, células gangliónicas, cuya expan- sión ofrece, a su paso por la capa plexiforme interna, tres arborizaciones locales: una superficial, generalmente muy extensa, que ocupa más o menos completamente los plexos difusos primero y segundo; otra intermedia para el terce- ro y, finalmente, la tercera para el cuarto (N, lám. l; P. lám. 1). Muy a menudo algunas de esas arborizaciones no están por completo situadas en los plexos difusos, sino en los estratos intermedios, mezclando sus fibras a las que forman las que hemos denominado láminas de fibras ser- penteantes. Pasada la capa plexiforme del epióptico, las expansio- nes de las células gangliónicas, continuando su marcha en sentido centrípeto, penetran en la zona subyacente donde forman, en unión de otros muchos elementos de muy diversa procedencia, un robusto manojo de fibras (7, láms. I y 1D), al cual se ha designado, a causa del entre- cruzamiento de una gran porción de sus elementos, con el nombre de /iasma inter no, así como también con el de nervio óptico atendiendo a las analogías que ofrece con el órgano así llamado en los vertebrados. : Por este amplio cauce siguen caminando hacia dentro los axones de las células gangliónicas para dirigirse al lóbulo óptico, que es la formación donde residen sus terml- naciones. Cajal y Sánchez. -CENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS 13 En todos los insectos estudiados por nosotros (Hime- nópteros, Odonatos, Lepidópteros, Dípteros, Ortópteros, Hemípteros), los conductores ópticos procedentes de neu- ronas ganglionares llegados de las regiones anteriores del epióptico, se terminan invariablemente: en los territorios externos del lóbulo óptico; los llegados de las regiones posteriores, se distribuyen en los internos; y, por último, los que provienen de las intermedias de aquél, se sitúan en los territorios medios de este. Las terminaciones de las células gangliónicas en el lóbulo óptico ofrecen caracteres distintos en una misma especie y mucho más distintos aún cuando se los estudia en formas pertenecientes a diferentes órdenes, particular- mente en consonancia con la conformación de esta parte del aparato visual. En los Dípteros y Lepidópteros, en que el lóbulo óp- tico está constituido, como queda indicado, por dos por- ciones diferentes, se ha impuesto a las fibras visuales afe- rentes, para adaptarse a esa disposición anatómica, una modificación de carácter específico, puesto que falta en los otros grupos en que aquella división no existe. Para proveer convenientemente de conexión visual, tanto el foco laminar como el ovoideo del lóbulo óptico, los axones de las células gangliónicas se bifurcan en plena región del kiasma, en la vecindad de esas masas plexifor- mes, originando una rama fina y otra gruesa destinadas, aquella al foco laminar o accesorio y esta al ovoideo o prin- cipal. Mas conviene advertir que, aún en los insectos de lóbulo óptico bipartido, no todos los conductores visuales ofrecen semejante bifurcación. Algunos, ordinariamente más delgados que sus congéneres, carecen de ella, siendo destinados, naturalmente, sólo a una de las porciones de aquél. Sea cualquiera la especie de insectos considerada, las fibras visuales pueden clasificarse, por su manera de ter- minar en el lóbulo óptico, en dos categorías diferentes; a saber: poliestratificadas y monoestratificadas. Enlas prime- ras, las ramillas de arborización se presentan más o menos claramente separadas en grupos que constituyen a modo de arborizaciones locales, destinadas cada una a un plexo 14 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL de los varios en que las masas plexiformes de este ganglio aparecen divididas. Las ramas finas de la bifurcación antes mencionada en los Dípteros y Lepidópteros, destinada al foco accesorio o laminar, suele mostrar su arborización terminal dividida en dos porciones destinadas a los dos pisos de articulación, superficial y profundo de dicho foco. Las ramas gruesas o principales de la mencionada bifurcación, como las de los insectos de lóbulo óptico indi- viso, ofrecen caracteres muy variados. Á veces muestran dos o tres arborizaciones locales semejantes; pero por lo común presentan dimensiones distintas, siendo, por lo general, mayor la más próxima al kiasma, y a veces ésta y la última aventajan a la intermedia. En cuanto a las monoestratificadas, unas veces tienen su arborización en el estrato superficial, otras en los me- dios o en los profundos y sus caracteres son también va- riados. Sus ramas ofrecen longitudes y distribución dife- rentes; y la importancia aparente, deducida de sus propor- ciones, es también relativa Los tres grupos neuronales de que acabamos de hacer sucinta indicación, constituyen los tres eslabones funda- mentales de la cadena visual de los insectos. Pero este aparato ofrece además otros elementos nerviosos que com- plican de modo extraordinario su delicadísima estructura, sin contar con la neuroglia, el complicado sistema traqueal, elementos pigmentarios y de sostén, que contribuyen a aumentar la gran complicación que la parte estrictamente nerviosa ofrece. Aún limitándonos a los elementos de naturaleza ner- viosa, es preciso mencionar, si se quiere dar idea, aunque sólo sea aproximada, de los factores que toman o parecen tomar parte activa en el fenómeno complejo de la visión, las células locales o espongioblastos y las fibras centrífugas que, procedentes de orígenes diversos, llegan a las distin- tas formaciones retinianas. A la retina intermediaria llegan constantemente ele- Cajal y Sánchez.—CENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS 15 mentos centrífugos que, en unión de las fibras visuales (cilindros ejes de los bastoncitos) y los tallos y arboriza- ciones de las neuronas monopolares, contribuyen a formar las agrupaciones fibrilares complejas que hemos llamado cartuchos ópticos. Aquellos elementos proceden de células residentes en los ganglios vecinos, o vienen de territorios lejanos situados más allá de las formaciones visuales. En muchos insectos (múscidos, ápidos, etc.) algunas de esas fibras proceden de corpúsculos locales situados por dentro de la capa plexiforme externa, en plena zona del kiasma intermediario, ya en la vecindad de aquella capa (mesca azul) (G, lám. II), ya en la corteza del epióptico (abeja) (H, H', lám. 1). Esas células, de tipo nonopolar, emiten una expansión que se dirige afuera, penetra en la plexiforme externa, y allí engendra su arborización termi- nal, de forma y distribución variable. Los otros elementos centrífugos del perióptico pro- vienen de células situadas más lejos, en la corteza del epióptico o más distantes todavía, en cuyo caso tienen que atravesar esta última formación retiniana. Llegados a la plexiforme externa, emiten sus arborizaciones ter- minales, a veces muy complicadas, por las cuales se esta- blecen conexiones con los demás factores que por allí cireulan. En nuestras láminas 1 y II, hemos representado algunas de esas arborizaciones. En la retina profunda o epióptico se suman a las ter- minaciones de las fibras visuales largas, a las de las mo- nopolares y los tallos y arborizaciones de las células gan- gliónicas, de que ya queda hecha mención, otros muchos elementos que provienen principalmente de dos orígenes diferentes. Unos corresponden a células situadas en los territorios vecinos y pertenecen al tipo designado por Cajal con el nombre de espongioblastos o células amacrinas. Los otros proceden de corpúsculos residentes en ganglios lejanos, ya de los que rodean al lóbulo óptico, ya de los situados en las masas nerviosas centrales o cerebroides. Las amacrinas de esta región, situadas en la corteza granular que rodea al epióptico, presentan tipos distintos, tanto por los caracteres de sus arborizaciones, como por los territorios a que están destinadas. Unas son monoestratificadas y originan, por consiguien- 16 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL fe, una sola arborización destinada a uno de los plexos de esa capa. Las hay para todos los pisos y en algunas de ellas la arborización se extiende en sentido horizontal, concéntrico con los estratos de esta masa, o se hace recu- rrente, como si tuviese necesidad de invertir los elemen- toside conexión (K, lám. ¡ K, L, M, lám. AD; Otras son poliestratificadas, presentando dos o tres atr- borizaciones locales, situadas cada una en un plexo difuso o en una de las láminas de fibras serpenteantes (J. L. M., lám 1). Hablando en términos generales, puede decirse que las arborizaciones de los espongioblastos presentan carac teres semejantes a las de las células gangliónicas, de las cuales es algunas veces difícil distinguirlas, a no ser que e descubra su terminación. Los demás elementos centrífugos de la retina pro- funda provienen, a su vez, de dos fuentes diferentes. Unos tienen su origen en corpúsculos residentes en ciertos ganglios de la vecindad, situados entre el epióptico y el lóbulo óptico, principalmente en los grupos denomi- nados ganglios angulares anterior y posterior. La inmensa mayoría de los tallos procedentes de esas neuronas se di- viden en TP, ya en el interior de la masa plexiforme inter- na, ya fuera” de ella. Las ramas de la primera de esas variedades están destinadas: una, la centrípeta, al mismo eplóptico, y la otra, que es centrífuga, al perióptico; y E las dos de la segunda, una al epióptico (centrífuga) y la otra al lóbulo óptico (centrípeta), (R, R', lám. 1; R, lám. ID. Las otras centrífugas de la retina profunda provie- nen de los ganglios cerebroides, llegan por ei nervio óptico (V, láms. I y ID) o por otra vía situada por delante del lóbulo óptico (X, láms. I y ID) y se ramifican de muy diversos modos en el interior de la capa plexiforme inter- na, dando ramas a los distintos estratos de esa formación. También al lóbulo óptico llegan, además de las ter- minaciones de las células gangliónicas, numerosos ele- mentos procedentes de orígenes diversos. La mayor parte de las células residentes en la corteza del lóbulo óptico, sobre todo en las regiones internas, en- vían su expansión a las formaciones plexiformes de esa a do AS EE > => a A y q “EDI ESQUEMA DE LA RETI o * NN , .. , >" » e e tes Qs > SR, ES H. Tánizr. Ate. 2 RCENTROS ÓPTICOS DE LA ABEJA psa, REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) JIM, Y. KR. Cajal y dD. Sinchcr, db, ESQUEMA DE LA RETINA Y CENTROS ÓPTICOS DE LA MOSCA AZUL. Cajal y Sánchez.—CENTROS ÓPTICOS DE LOS INSECTOS 17 masa ganglionar y muchas de ellas terminan allí, compor- tándose como verdaderos espongioblastos, estableciendo conexiones entre elementos situados en las zonas o estra- tos de esa masa. En los insectos en que el lóbulo óptico está formado de dos porciones, particularmente en los múscidos, algunas de esas células situadas en la corteza posterior, envían sus expansiones transversalmente, hacia el kiasma interno y el foco anterior, atravesando antes el foco laminar. Mas al penetrar en aquel foco, o aun en pleno kiasma, se dividen en T, una de cuyas ramas ter- mina, mediante arborización algodonosa, en el estrato perikiasmático de la masa plexiforme del foco oval; y la otra, de curso recurrente, vuelve al foco laminar y termi- na en su estrato superficial por una arborización relativa- mente pequeña, formada de ramillas cortas no muy abun- dantes (S, S”, S”, S'”, lám. UU). Muchas células residentes en la corteza anterior del lóbulo óptico mandan también sus expansiones a la masa plexiforme de este ganglio, donde no pocas parecen ter- minar, comportándose como amacrinas. Pero algunas de ellas irán acaso a establecer conexiones con territorios más o menos lejanos (U, láms. 1 y 11). Por último llegan al lóbulo óptico, como a la retina profunda, numerosas fibras centrífugas procedentes de los sanglios cerebroides. Unas son homolaterales; es decir, emanadas de corpúsculos situados en la misma mitad del cuerpo, y otras cruzadas, originarias de células situadas en la mitad opuesta. Conocidos los precedentes datos, nos parece posible interpretar con probabilidades de acierto, la marcha y propagación del estímulo nervioso a través de los diversos factores del aparato visual. El impulso luminoso, recogido y concentrado por las corneolas y conos cristalinos, es recibido por las células fotosensibles o bastoncitos y conducido por la expansión profunda de éste, a la zona plexiforme del perióptico. Aquí es recogido por la arborización colateral de los tallos de las monopolares, que, obrando como verdaderas expan- REV. CH. HIST. NAT. (1921) (2) 18 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL siones dendríticas, transmiten la onda nerviosa en sentido axípeto, propagándole por el tallo de dichas neuronas hasta los estratos superficiales de la capa plexiforme in- terna. Finalmente dicho impulso es recibido entonces, de los penachos terminales de esos axones, por las arboriza- ciones que los tallos de las células gangliónicas emiten en la capa plexiforme interna, continuando luego la corrien- te nerviosa por las prolongaciones cilindraxiles de estas neuronas, hasta los estratos del lóbulo óptico, donde es recogida por las arborizaciones centrífugas venidas de los centros cerebrales. Esa que dejamos bosquejada tan suscintamente, es la marcha de la corriente nerviosa por la vía pr incipal o di- recta, aun cuando al indicarla no hayamos hecho mención del papel de los bastones largos, que parecen comunicar el efecto de la vibración luminosa directamente, desde la periferia hasta los estratos plexiformes del epióptico. Pero hay, además, vías indirectas o colaterales integradas por las células amacrinas y otros conducteres, tan numerosos en algunos tramos del aparato visual, especialmente los de marcha centrífuga. Mas de la propagación del influjo nervioso a través dE estas vías, así como de la misión de los kiasmas interpuestos entre las principales formaciones visuales, no podemos ocuparnos ahora. MabDrxib, 2 de Marzo de 1921. Martin.—sUR LES ODONATES DU CHILI 19 SUR LES ODONATES DU CHILI PAR René MARTIN Les Odonates sont des insectes 4d métamorphoses incompletes, c'est a dire que, de l'cenf pondu dans un étang ou une riviere nait une larve qui vit et grossit sans changer de forme, puis sort de l'eau quand elle a atteint toute sa taille. A peine est elle hors de l'eau, la peau qui lenveloppait se fend et l'insecte parfait se degage pour, aussitot qu'il est séché, prendre son vol a travers l'espace; cet insecte parfait ou imago meéne alors une vie aérienne, se nourrit d'autres insectes, s'accouple et meurt, mais, aussitot apres l'accouplement, la femelle a pondu ses ceufs dans l'eau ou les futures larvés vivront a leur tour. 20 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Linné a placé tous les Odonates dans son genre Li- bellula, del'ordre des Névropteres. Plus tard, Fabricius designa sous le nom «Odonata» la 5.* classe de sa division des insectes. Les auteurs plus récents ont fait de ce groupe tantot une famille, tantot un sous-ordre et ont placé les Odonates parmi les Névropteres ou ont voulu les rattacher 4 l'orde des Orthoptéres. Aujourd'hui, les meilleurs esprits sont d'accord pour les classer dans le sous ordre des Pseudonévroptéres, ou, ce qui me me semble préférable, pour en faire un Ordre séparé. Les Odonates se divisent en trois grandes familles, subdivisée en 9 sous familles: Sous famille des Libellulinae. Famille des Labellulide.+ Sons famille des Cordulinae Sous famille des Gomphinae Sous famille des Petalurinae Sousfamille desCordulegastrinee Sous famille des Aschninae Sous famille des Calopteryginw Sous famille des Lestinae Sous famille des Agrioninae Famille des 4schnide. Famille des Agrionide. A A > A AS La faune néotropicale, avec pres de 600 espéces est la plus riche du globe, mais la fauue du Chili est tres restreinte et ne compte actuellement que 35 especes décrites: 7 Libellulinae, 3 Cordulinae, 3 Gomphinae, une de la sous famille des Petalurinae, 6 Cordulegastrinae, 7 Aschninae, 7 Agrioninae, une de la sous famille des Lestinae. Les Calopteryginae ne sont pas représentées au Chili. Un des meilleurs éléments pour la classification des Odonates se trouve dans la réticulation des ailes. Dans la famille des Libellulide, les alles supérieures et inférieures sont dissemblables de forme et par leurs _triangles, ceux des ailes supérieures ayant leur grand axe perpendiculaire aux ailes et ceux des infériéures ayant leur grand axe dans les sens de la longueur des ailes. Les yeux sont plus ou móins contigus. Martfin.—sUR LES ODONATES DU CHILI 91 Chez les Libelluline, le bord anal des ailes inférieures est arrondi, non anguleux, semblable dans les deux sexes, les yeux simples sans prolongement «uubord posterieur. Chez les Corduline le bord anal des ailes inférieures est arrondi chez la femelle seule, il est excavé et anguleux chez le mále; les yeux contigus ont a leur bord postérieur, vers les tempes, une sorte de prolongement ou second cvil. Le 2.* segment del ábdomen des máles porte 2 oreillettes. Dans la famille des 4Aschinide, les alles supérieures sont dissemblables de forme, mais la forme des triangles est variable dans chaque sous famille. Le bord anal des alles inférieures du mále est anguleux, celui de la femelle est arrondl. Chez les Fomphine, quí se rapprochent des Cordulinw par la forme de leurs triangles, les yeux, au lieu d'étre contigus, sont tres éloignés l'un del'autre. Les Petalurina et les Cordulegastrine, qui tiennent le milieu entre les Gomphine et les Aschnine n'ont les yeux ni tres éloignés ni tres contigus, majs se touchant seulement sur un petit espace on méme par un seul point: Chez les Aschnine, les triangles des 4 ailes sont a peupres semblables, ayant tous leur grand axe dans le sens de la longueur del'aile. Les yeux sont tres gros et tres contigus. Dans la famille des Agrionide, les 4 ailes sont sem- blables. Les triangles qui existent dans les autres familles deviennent ici des quadrilateres. Les yeux sont toujours éloignés l'un del'autre. Chez les Calopterygine, il y a aumoins 5 et ordinaire- ment un grand nombre de nervules antenodales. Chez les Agrionine, et les Lestino, il y a seulement 2 nervules anténodales, mais, chez les Agrioninx, la ré- ticulation est différente de celle des Lestin:we, le secteur sousnodal de ces derniéeres naissant plus pres de l'arculus que du nodus, tandis que, chez les autres, il prend nalssance plus pres du nodus que del'arculus. On a décrit jusqu'a cejour 35 especes d'Odonates qui habitent le Chili: 22 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Libelluline: Erythrodiplax connata Burmeister (Com- munis Rambur) Habite une partie del'Amérique méridionale. Erythrodiplax plebeia Rambur (Argen- tine, Chili). Erythrodiplax illota Hagen (Californie, Nevada, Mexique, presque toutel'Amé- rique méridionale). Erythrodiplax chloropleura Brauer (Bré- sil, Argentine). Erythrodiplax fusca Rambur (Amérique du Sud). Ephidatia longipes Hagen (Partie del'- Amérique du Sud). Pantala flavescens Fabricius: (Toutes les régions tropicales). Cordulinw: Paracordulia tomentosa Fabr. (Propre au Chili). an paradoxa Brauer (Chi- li, Patagonie). Rialla membranata Navas (Chili, Argen- tine). Gomphinae: Neogomphus bidens Selys: (Chili). Neogomphus molestus Selys (Chili). Gomphóides fuliginosa Selys (Chili, Deme- rara. 1 sp. des Petalurinae. Phenes raptor (Rambur). 6 Cordulegastrinae, que certains auteursratta- chent a la famille des Aschninae cl apres. Petalia Punctata Selys. tous spé- Phyllopetalia stictica Selys. claux au Phyllopetalia apicalis Selys. Chili. Phyllopetalia apollo Selys. Phyllopetalia decorata Selys. Hypopetalia pestilens Mac Lachlan. - 7 Auschninae: Aschna diffinis Rambur, (Chili, Terre de Feu, Péru, Bolivie). ¿Eschna confusa Rambur (Chili, Argentine, Brésil). Martin.—SUR LES ODONATES DU CHILI 23 “Eschna bonariensis Rambur(Partie del'amé- rique du Sud). “¿Eschna brevifrons Selys(Mexique, Améri- que du Sud). “Eschna intricata R. Martin (Mexique Amé- rique du Sud). ¿Eschna variegata Fabricius (indiquée de la Terredefeu et de 1'Argentine). Allopetalia reticulosa Selys (Chili). 1 sp. des Lestinac: Lestes undulatus Say (Brésil, Uru- guay, Argentine, Chile). 1 Agrioninae: Antiagrion Gayi Selys: (spécial au Chili). Antiagrion Blanchardi Selys: (spécial au Chili). Oxyagrionrubidum Selys: (Argentine, Chili). Oxyagrion rufulum Hagen: (Argentine, Chi- li, C alifornie). Erythragrion erythrinum: (Brésil, Chili, Pé- rou). Acanthagrion interruptum Selys: (Argen tine, Chili). Ischnura fuviatilis Selys: (Amérique du Sud) Au total environ, 35 ou 36 especes. Mais nous devons ajouter que | existence d'une espece n' ést pas bien cer- taine: «Aischna variegata.» Depuis que nous habitons le Chili central, nous avons capturé un Odonate, du genre Gomphomacromia, quí n'apas encore été décrit et dont la description est don- née cl aprés. La genre Gomphomacromia est remarqua- ble parceque tous les triangles sont libres, c'est adire ne sont traversés par aucune nervule, l'arculus aux ailes in- férieures est placé avant le cóté interne du triangle; les triangles aux 4 ailes ne sont suivis que d'un seul rang de cellules, et l'écaille vulvaire de la femelle est prolongée en 2 lamelles dépassant l'abdomen. Gomphomacromia chilensis NOV. SPEC. ¿ Long du corps 38 mm: abdomen 28-29 mm. aile infériere 24 mm. 24 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Face brune glacée de noiratre, levre supérieure no- ire, l'inférieure roussátre, vertex bleu foncé métallique, front de méme couleur (en grande partie jaune chez les jeunes). Prothorax noir. Thorax villeux, brun avec une fine ligne dorsale jaune et,a petite distance de cette ligne 2 bandes autehumérales vert métallique, les cotés d'un noir vert métallique avec une large bande jaune centrale et, tout en bas, une seconde bande jaune. Espace interalaire brun noirátre avec un point jaune central, l'attache de chaque aile portant un tout petit point jaune. Pieds assez minces, roux d'un coté, noirs del'autre, tarses noirs, les tibias avec de longues épines espacées. Abdomen trés mince, a peine gonflé au 2.2 segment, devenant trés épais aux 7 et 8.%, noir. Le 1.” segment noir, tacheté de jaune; le 2.2 avec 2 petites taches jaunes séparées par Varéte dorsale; le 3.2 avec une tache jaune centrale dorsale; les 4-7 noirs; le 8.2 avec 2 petites ta- ches dorsales centrales séparées par l'aréte, le 9 jaune avec cótés noirs, le 10 jaune en dessus. Appendices noirs, les supérieurs plus longs que le 9* segment, courbés er bas, tronqués au bout; l'inferieur lar- ge avec 2 petites pointes recourbées enhaut, ne rejoignant pas tout afalt le bout des supérieurs. Le dessous del'abdo- men noir, sauf le dessous des 9-10 segments qui est jaune. Ailes assez étroites, hyalines, avec un vestige de sa- frané a la base, couvrant a peine 1' da ala 1 ténodale, stiema noir, excessivement court (1 mm.) pres- que carré: Triangle anal allongé avec une nervule. Mem- branule blanche. Aux ailes supérieures 9-10 anténodales et 9 postno- dales; aux inférieures 6 anténodales et 9-10 postnodales. 2 Long. corps 40 mm.. lille differe du male parce- quil n'y a pas apparence (sur la femelle unique que je possede) d'antehumérales vertes sur le thorax. L'abdomen est tres mince, noir, sans aucun gonflement aux 7.8 segments de l'abdomen, qui, en dessous, est tout noir d'un- bout a l'autre. Appendices noirs tres courts. Stigma brun foncé. Ailes faiblement teintées de sa- frané clair de la base jusqu'apres le triangle, cette nuence Marfin.—SUR LES ODONATES DU CHILI 25 subsistant, mais tres faible aux ailes supérieures jusqu au nodus. Cette espece differe beaucoup de (+. paradoxa; elle ressemble davantage ú (Gr. fallax Mac Lachlan, indiquée de l'Ecuador, du Brésil et du Pérou, quí a la méme taille, mais, chez cette derniére la face est entiérement marron en haut et orangée en bas, le front est marron, l'labdomen moins elargi aux 1-8 segments, les 4-7 segments ont des taches jaunes centrales et au contraire les 8-10 segments sont noirs, le dessous del'abdomen est tout noir, enfin le stigma marron est notablement plus mince et plus allongé. Pour moi, Gr. chilensis est évidemment une espe- ce distincte de «fallax». S'1l etait possible de la considérer comme une simple race de G. fallax, elle constituerait alors une forme quil y aurait lieu de nommer G. fallax chilensis. 26 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL UN NUEVO BRACÓNIDO CHILENO POR EL Prof. Dr. Carlos E. PORTER Catedrático de Zoología general y Entomología Aplicada del Instituto Agronómico de Chile A principios de Diciembre del año pasado el Agró- nomo Regional Jefe, señor Roberto Opazo G., me remitió para su determinación unas larvas (en cantidad) de Lepi- dóptero. Estas resultaron ser de Laora variabilis. El 12 del mismo mes nacieron moscas parásitas que resultaron pertenecer a una especie nueva que confié al distinguido entomólogo Dr. Brethes de Buenos Aires quien la des- eribió con el nombre de Parasetigena Porteri en los «An. Zool. Aplic.» del presente año (p. 12). En algunas de las larvas aparecieron después capu- llos blancos de donde comenzaron a salir ei 20 de Enero del presente año (1920) unos Bracónidos que creo corres- ponden a una especie nueva para la ciencia, que describiré enseguida: Apanteles (Pseudapanteles) laorae, PORTEX n. Sp.— Politus, niger, palpis, pedibus a trochanteribus testaceis, sed femoribus posticis vix totis, tibúis posticis apice et tarsis posti- cis fuscioribus, alis hyalinis, stigmate venisque plus minus Jfuscis. Long.: 2 mm. Álae: 2 mm. La cabeza es lisa con puntos bastante esparcidos, el clípeo separado de la cara por una línea impresa en semi- círculo y está truncado adelante. La cabeza y el cuerpo con pelos blanquizcos esparcidos. Antenas de 18 artejos. (19) -] Porter.—UN NUEVO BRACÓNIDO CHILENO Mesonoto con puntuación más fuerte que la de la cabeza, las líneas parapsidales apenas marcadas pór impresiones poco aparentes, separado del escudete por una serie de unas S foveolas. El escudete casi liso en su parte comba- da, con estriación en sus bordes laterales. El postescudete con una foveola relativamente grande en el medio segui- da hacia los lados de otras más pequeñas. Segmento me- diario no areolado ni carenado en el medio, pero con fo- veolas, existiendo una mayor de cada lado en la parte declive posterior. Primer segmento del abdomen subcua- drado, con pequeñas foveolas y un espacio mediano liso cerca de la extremidad. Segundo segmento como tres veces más ancho que largo, un tanto más angosto hacia adelan- te, finamente areolodo y con una ligera elevación media- na longitudinal, las gastrocelas triangulares. Los otros segmentos del abdomen lisos con pocos pelos esparcidos. Las alas hialinas con la areola teniendo sólo la primera transverso-cubital y la porción de la cubital enfrente dis- tintas. Parásito de Laora variabilis= En los últimos días de Enero han nacido, en el tubo donde guardé vivos ejemplares de la especie del 4panteles que acabo de describir, unos pequeñísimos himenópteros que lo parasitan a su vez y que he enviado al Dr. Brethes para su estudio. Ya veremos el resultado. Laboratorio de Zoología Aplicada, Santiago, 30 de Junio 1920. (*) Los trabajos del director de esta Revista, se postergan, y con placer, para dar cabida preferentemente, dentro del número de pági- nas contratadas con la Imprenta, a los estudios de los señores colabo- radores. El presente artículo quedó sobrante del año pasado ¡junta- mente con otros nuestros que en el presente tomo tendrán cabida. NR 28 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL CONTRIBUCION AL ESTUDIO DE LOS CICINDELIDAE Los Cicindelidae de Chile POR Eduardo VARAS ARANGUA Miembro de la ''Soc. Ent. de France'' I Después de la muerte del sabio Jefe de la Sección Entomológica del Museo Nacional, M. Philibert Germain, nadie en Chile se ha acordado de los ('oleópteros, a excep- ción de nuestro distinguido compatriota el Profesor Dr. Carlos E. Porter, que se encarga del estudio de algunas familias (Cerambycidae, Bruchidae, Silphidae) y el resultado de sus concienzudas observaciones no tarda en publicarse, pero a pesar de todo, es mucho lo que falta por dar- se a conocer en este orden; una idea puede dar el «Ca- tálogo de los Coleópteros Chilenos del Museo Nacio- nal» (*) publicado por M. Ph. Germain, poco antes de su muerte, el que sólo comprende 26 familias, enume- rando 884 especies, de las cuales 217 son inéditas. Entre las tantas familias desatendidas por los ento- mólogos chilenos figura la de los Cicindelidae, ignoro cuál sería la causa, pero tal es que hasta este momento, a pe- sar de ser la primera familia de los Coleópteros, nadie ha hecho un estudio de ella y en los Catálogos publicados en Chiie se notan algunos errores que se estaban haciendo permanentes. Como nuestra especie de Cicindelidae más antigua- mente conocida, puede considerarse la Cicindela trifascia- ta peruviana, que fué dada a conocer por Dejean como C%- (*) Boletín del Museo Nacional, 1911, p. 47. Varas A.-—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CICINDELIDE 29 cindela tortuosa, procedente del Perú, en 1831, y cuatro años más tarde Castelnau la describía como especie distin- ta bajo el nombre de C. peruviana. La última especie que se describió fué la Cicindela Gormazi, encontrada en el seno de Reloncaví por el Cap. F. Vidal Gormaz y el Dr. Juliet, en el verano de 1871. En el presente estudio propongo el restablecimiento del nombre Vidali para la forma C. Gormaz dolorosa (Chaud) W. Horn, la cual está en sinonimia, y creo la nueva var C. Gormaz Lzquierdo:. 104 La familia de los Cicindelidae es perfectamente carac- terizada, mas, por sus múltiples relaciones con los Cara- bidae, muchos autores la consideran como Sección de és- tos, y, en dicha forma ha sido tratada por el Dr. Walther Horn en el Genera Insectorum, de Wytsman, proposición que aún no ha sido generalmente aceptada. Habitan en casi todas partes del Globo, pero con pre- ferencia en los países cálidos, donde vivén en las orillas del mar o de los ríos y en los ciaros arenosos de los bos- ques, aunque muchas viven en medio de las selvas, ha- biendo especies arbóreas, tales como los Collyrini, las Ci- cindelas del grupo Megalomma, de las islas Mascareñas, etc., la mayoría de ellas siendo raras en las colecciones debido a la dificultad para allí cogerlas. La mayor parte son diurnas, pero las hay también crepusculares y nocturnas, las que acuden a las luces. (*). Según el Dr. Horn, en el Genera Insectorum, esta familia, sección de los Carabidae para él, queda dividida como sigue: (*) Muchas especies del Cicindelidae, aunque diurnas, acuden a las luces, siendo éste un caso frecuente en las regiones tropicales don- de el uso de la linterna pasa a ser una gran ayuda al coleccionista. 30 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Ctenostomini Collyrini Mantichorini Alokosternaliae : CICINDILINAE. Platychilina Megacephalini.. | Omina Platysternaliae. Mera praia Dromicina Terathina Cicindelini....... « Prothymina Odontochilina Ciciudelina De todas estas divisiones sólo tres tenemos represen- tadas en Chile y son: Magacephalini, Omini, Cicindelina. las dos primeras con una especie respectivamente, la úiti- ma con cuatro y éstas son las siguientes: Picnochile falla- ciosa (Chevr.), Megacephala (Tetracha) carolina (L): Cicin- dela trifasciata F.; Cicindela melaleuca Dejean, C. GForma- zi E. C. Reed y C. chiliensis Aud. et Brullé, pero ninguna de ellas habita exclusivamente en Chile, la Megacephala (T) carolina habita en la región austral de los Estados Unidos y la tenemos representada, no por el tipo, sino que por dos sub-especies, ambas comunes al Perú, la C. trifasciata representada por su forma peruviana, que como indica su nombre es originaria del Perú y todas las res- tantes se encuentran en la República Argentina; la exis- tencia de la Cicindela melaleuca en Magallanes me parece muy dudosa. (*). HI Cicindelidae Antenas insertas en la frente sobre la base de las (*) M. Ph. Germain, cita en su «Cat. de los Col. de Chile del Mus. Nac.» (Bol. Mus. Nac. p. 49. 1911) la Magacephala Germaint Chaud., esta especie se encuentra en la Rep. Argentina, no en Chile, y él dice (1. c.) «base orient. de los Andes, Ch. Argent. Río Diamante». Nunca se la ha encontrado en Chile y los cuatro ejemplares que posee el Museo Na- cional están etiquetados «Mendoza»; tal vez pueda encontrársela al Occidente, pero aún no se la ha hallado. M. Ed. Fleutiaux, en su «Cat. Syst. de Cic.» Liége, 1892, cita como encontrándose en Chile la Zetracha cyanea Chaud. (M. fulgida ssp. eyanea W. H.) (p. 23) y la Tetracha Germaini Chaud. (p. 22), ambas sien- do oriundas de la República Argentina. Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDE 31 mandíbulas, largas y apenas dentelladas; mandíbulas mul- tidentadas interiormente y de extremo muy agudo, algu- nas veces el número de dientes no es igual en una y en otra mandíbula; maxilas con el lóbulo externo biarticula- do, el interno generalmente terminado por un gancho movible; labro fuertemente recortado en el margen; len- viieta muy pequeña y oculta; base de los palpos labiales libre, éstos de cuatro artejos; ojos frecuentemente muy erandes y sobresalientes, cubiertos en su parte superior por el borde de la órbita; cabeza casi siempre más ancha que el protorax; protorax dividido transversalmente por dos surcos bastante profundos, la parte media compuesta por dos lóbulos convexos separados por un surco longitu- linal bien marcado; con los epímeros y episternones dis- tintos; metasternón terminado prolongado hacia atrás; abdomen compuesto de seis segmentos en la hembra y con frecuencia de siete en el macho, con los tres primeros uni- dos entre sí; patas delgadas propias para la carrera; coxas posteriores dilatadas, movibles, simples, no alcanzando a los lados del cuerpo; tarsos siempre de cinco artejos, los anteriores frecuentemente dilatados en los machos. Las larvas construyen madrigueras verticales, poseen dos gan- chos en el dorso del quinto segmento abdominal. De estos caracteres los más importantes son la reduc- ción de la lengiieta, el gancho articulado de las maxilas, la cabeza vertical, la inserción de las antenas en la frente y las larvas. El Dr. Walther Horn se basa para reunir esta fa- milia a la de los Carabidae eu una serie de comparaciones que hace (*) entre diversos géneros de una y otra familia llegando al resultado de que hay Carábidos con caracte- res de Cicindélidos y Cicindélidos con caracteres de aque- llos. Yo creo que será muy difícil comprobar si se trata de dos familias distintas o de unasola; pero soy de opinión que debieran ser separados como familia distinta. Desde que ambos son Adéfagos tienen siempre carac- teres comunes pero entonces deberíamos reunir también en la misma familia a los Dytiscidae, Haliplidae, Omo- phronidae, etc. Adephaga es una sección y no una familia. (*) Wytsman's Genera Insectorum, fsc. S2a, 1908, pp. 66-72. 32 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL No deja de ser curiosa la reducción de la lengiieta y pa- raglosas en ciertos Anmthiana, la falta de Gancho articulado en las maxilas de los Ctenostomini y la presencia de él en la tribu Trigonodactylimi, pero caracteres aislados solo atestiguan un origen comun o hábitos semejantes y el pa- rentezco innegable que poseen, mas, nosignifica que perte- nezcan a una misma familia. Los Cicindelidae son Coleópteros de mediana talla, raras veces alcanzan a más de una pulgada, ni tampoco hay especies muy pequeñas; por lo general son de colores vivos, con brillo metálico o color negro, bronceado u otro obscuro, con dibujos blanquizcos o manchas capricho- sas (*). De preferencia se les encuentra en parajes areno- sos, en los días de calor; hay especies que se esconden ba- jo la corteza de los árboles o bajo piedras. Las costumbres de estos insectos, tanto de las larvas como de los imagos, han sido detalladamente estudiadas para muchas especies, pero de las chilenas, nada se ha hecho en este respec- to. Las especies chilenas de Cicindelidae se encuentran distribuídas en nuestro territorio en la forma siguiente: Picnochile fallaciosa (Chevr) Magallanes, Tierra del Fuego. Megacephala (Tetracha) carolina ssp. chilensis Cast. Chile Boreal, desde ssp. Latreillei Cast. Tacna hasta Ataca- ma. Cicindela trifasciata ssp. peruviana Cast. Atacama - Coquim- bo, Santiago? (*) Según Comstock, estos dibujos, a más de su extremada vora- cidad, les han valido el nombre de 7:ger-Beetles que les dan en Inglés, traducción de «Tigrides veloces» como los denominó Linné. Estos dibu- jos en realidad no son caprichosos y se rigen por leyes como lo prueba el Prof. V. E. Shelford en su interesante monografía «Color and Color- pattern Mechanism of Tiger-Beetles», Illinois Biological Monographs, 1917, Urbana. (**) M. C. Houlbert, en «Insecta», 1912, p. 230, da una larga y completa bibliografía sobre larvas y costumbres de Cicindelidae. REV, CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lam UE 1. Picnochile fallaciosa. 4. Megac. ssp. Latreillei. 7. Cic. ssp. peruviana, 2. Megac. carolina. 5. Cic. trifasciata tortuosa. 8. id. chiliensis. ada: ssp. chilensis. 6. id. ssp. sigmoidea 9. id. Gormazi. Varas, del Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 33 Cicindela chiliensis A. « B. Coquimbo-Llanqui- hue. Cicindela Gormazi E. C. Reed. Llanquihue. El profesor Edwin CU. Reed, en el Entom. Month. Magaz. 1871, p. 76, hace una observación relativa al ha- bitat de nuestras especies que no deja de tener importan- cia. Llama la atención a que la Cicindela peruviana habite en Atacama solamente, una región donde nunca llueve, la Cic. chiliensis desde Santiago a Chillán, zona en la cual el período de lluvias es casi igual al de días secos y por úl- timo la Cic. Gormazi en Llanquihue, donde llueve casi to- do el año; si aunque la Cic. trisfasciata peruviana habitaría también en Santiago, la Cic. chiliensis habite de preferen- cia los cursos superiores de los ríos, es decir, enlos Andes, donde llueve casi tanto como en las provincias australes, a más de encontrarse en Llanquihue y en las mismas re- giones que la Cic. (rormaz, esto no vendría a destruir la importancia zoogeográfica que esta observación tiene. Para facilitar la determinación de nuestras especies me parece que el cuadro adjunto es práctico: Ojos relativamente pequeños, apenas o na- da cubiertos por el borde de la órbita. A A ASA AR Megacephalinae 1 Ojos muy erandes y salientes, cubiertos en su parte superior por el borde de la PE O AR EA IA Cicindelinae 3 1. Elitros con pseudo-epipleuros, sin ángulos humerales. Sin húmeros. Áncas poste- riores no tocándose. Color negro uni- forme o ligeramente parduzco; élitros con una fuerte costa longitudinal......... ue de qa Picnochile fallaciosa (Chev.) Elitros sin pseudo-epipleuros, con ángulos humerales. Con húmeros. Áncas posterio- res tocándose. Colores metálicos. Elitros REV. CH. HIST. NAT. (1921) 3) 34 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL lisos, con puntuación más o menos fuer- te.6n la.mitad basal co Puntuación pequeña, profunda y esparcida, color dominante el cobrizo...... .......... e EA .Megacephala (Tetracha) carolina ssp. Chilensis Uaet. Puntuación más gruesa y apretada, color dominante el verde métálico............... E AA A Megacephala (Tetracha) carolina ssp. Latreillei Cast. 3. Trocánteres medios con sedas. Clipeo y frente desnudos. Elitros sin vellosidad. Apices A A Rd RS -.elitrales aserrados o Cicindela trisfaciata ssp. peruviana Cast. Trocánteres medios sin sedas. Clipeo y fren- tecon numerosas cerdas. Elitros cubiertos de una pubescencia muy corta, fina y erecta que les da apariencia aterciopela- da picas so ca A 4. Protorax rugoso. Disco del protorax con unos pocos pelos esparcidos. Lados de los éli- tros redondeados dades cocci. Protorax con rugosidad casl enteramente desvanecida. Disco del protorax con dos líneas de pelos tendidos. Lados de los éli- tros paralelos...Cicindela chiliensis Aud. « Br. 5. Marcas de los élitros muy dilatadas, invadien- do a éstos casi totalmente de blanco... a Cicindela Gormazi var Izquierdoi n. var. Marcas normales, completas... po 3icosonneos A AR Cicindela Gormazi E. C. Reed Marcas de los élitros muy finas, lúnula hu- meralanterrumpida e Na Cicindela Gormazi var Vidali Ph. Q J. Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 35 MEGACEPHALINAE 1907. Megacephalini W. Horn, Deut. Ent. Zeitsch. p. 466. 1910. Megacephalini W. Horn, Wyts. Gen. Insect., fsc. 82b, p. 116. Esta Sub-familia comprende tres tribus: Platychilini W. Horn, Omini W. Horn y Megacephalini Lacord.; las dos primeras incluidas por muchos autores en los Mant:- chorinae. Son insectos por regla general de hábitos noc- turnos. La mayoría de los Megacephalinae habitan en el hemis- ferio Austral, encontrándose en Norte-América y con menos abundancia en Norte Africa; en Europa y Asia sólo se conoce una especie. Escasean en las Islas pudiendo ser consideradas como exclusivamente continentales. La tribu Platychilini contiene sólo una rara especie del Sud-Africa; la tribu Omini comprende tres géneros, dos: Amblycheila y Omus, de la América del Norte y uno, Picnochile, de Magallanes y la tribu Megacephalini com- prende cinco géneros, uno, Megacephala, cosmopolita, los cuatro restantes exclusivos a la América del Sur. Omini 1835. Megacephalidee Lap. de Cast. Et. Ent. p. 33. 1845. Mantichorides Lacord. Monogr. Cic. 1854. Mantichorides Lacord. Gen. de Col. Vol. 1. 1857. Manticorites J. Thoms. Monogr. Cic., p. 64. 1862. Mantichorinee Motsch. Et. Ent. II, p. 23. 1868. Mantichorini Gem. € Har., Cat. Col. Vol. I, p. 1 1898. Neomantichoridee W. Horn, Deut. Ent. Zeitsch, p. 51. 1899. Neomantichoridse W. Horn, Deut. Ent. Zeitsch, p. YE 1900. Amblychilini Csicki, Mathem u. Natur. Ber. Un- garn, Vol. 18, p. 124. 36 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 1905. Neomantichoridee W. Horn, Syst. Index Cic. p. 54. 1907. Omites W. Horn. Deut. Ent. Zeitsch. p. 466. 1910. Omina W. Horn, Wyst. Genera Insect., fsc. 82b, pio: Pronoto angostado hacia atrás, nunca abrazando la base de los élitros con los ángulos posteriores. Salida pros- ternal no alargada hacia el surco medio ni formando su- perficie horizontal con el meso y metasternon. Angulos humerales o «Pseudo-húmeros» existen. Escama palpigera de los palpos labiales dificilmente alcanzando la escotadura del mentón. Islitros sin ángulos humerales, con «Pseudo- húmeros» y «Pseudo- epipleuros» de los cuales el borde presenta una costa, la que es rudimentaria, a menudo afi- lada pero raramente aserrada. Áncas posteriores no tocán- dose. Primer segmento de los palpos labiales nunca se ex- tiende mucho mas allá de la escotadura del mentón, el segundo de estos artículos es relativamente grande; ter- cero de los palpos mandibulares nunca más largo que el cuarto. Protorax y élitros desnudos (W. Horn, Genera Insectorum, fsc. 82b, p. 117 « Deut. Iónt. Zeitsch). Pienochile, Morsch. 1854. Agrius Chevrolat, Ann. Soc. Ent. Fr. T. IL 3e. Sér., p. 665. 1856. Picnochile Motschulzky, Et. líntom. V. p. 32. 1857. Agrius J. Thomson, Monog. Cic. p. 10. 1862. Polyagrus R. A. Philippi, An. Univ. Chile, T. Il, p. 407. 1862. Agrius Motsch. Et. Entom. IL, p. 23. 1865. Pycnochile Chaud Cat. Coll. Cic., p. 46. 1898. Agrius W. Horn, Deutsch Ent. Zeitsch, p. 4. 1892. Agrius Ph. Germain, Act. Soc. Se. Chili, T. KH, p. 253. 1905. Pyenochila W Horn, Deut. Ent. Zeit; Syst. Index : der Cic. p. 4. 1907. Agrius Kolbe, Hamb. Magell. Samm., Col. p. 14. 1910. Pyenochila W. Horn, Gen. Inseet, fse. 82b, p. 120. 1915. Pienochile W. Horn, Gen. Iusect, fse. 82c, p. 430. Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 37 Prolongaciones de las ancas posteriores medianas no conectadas por quitinas (cavidades abiertas); élitros con una larga y ancha costa lateral; surco basal del prosterno no completa el surco proepisterno-epimeral con el «surco anular basal» por el surco transversal de la parte posterior de los epipleuros protorácicos; epipleuros de los élitros visibles desde la parte superior (en los machos aún más que en las hembras) no puntuados; tarsos anteriores de los machos dilatados. (W. Horn, Genera Insectorum, fsc. 82b, p. 120). El nombre Agrius, con el cual Chevrolat denominó el género ha pasado a la sinonimia por haber sido usado con anterioridad, según Motschulzky, para especies de Odonnata y Lepidoptera (Et. Entom. II, p. 23, 1862); esto no lo he podido comprobar, no conozco género Agrius en ninguno de los dos Ordenes, pero por ahora aceptaré la denominación de Motschulzky dando crédito a los trabajos del Dr. W. Horn, Fleutiaux y otras autoridades cientí- ficas. Ll facies de la única especie que constituye el género se asemeja a ciertos Heteromera, Psammetichus princi- palmente. Chevrolat dice (1854, Ann. Soc. Ent. Fr., p. 665): «Sont port rapelle assez les Omus; par les mandibules, les elytres et l'abdomen il ressemble aux Tetracha; Je crois que sa veritable place doit etre entre les genres Nebria et Metrius.» (11!) Picnochile Fallaciosa (CHEv.) 1354. Agrius fallaciosus Chevrolat. Ann. Soc. Ent. Fr. T. It, 3e Sér., p. 666; Lam. 19, fig. 1.(1-8). 1856. Picnochile magellanica Motsch. Et. Ent. V; p. 23. Lam. I; fig. 11. in litt. Psammeticha magellanica Bigelow, Motsch. 185 - (. Agrius fallaciosus J. Thomson. Monogr. Cicind. p 12 Lam. 3; fig. 1, a, b. 15858. Pienochile fallaciosa Motsch. Et. Ent. III, p. 153. 1859. Omus californiensis R. A. Philippi An. Univ. Chile T-XVT, p. 636. 38 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 1862. Polyagrus Schythei R. A. Philippi. An. Univ. Chi- le T. 1L, p. 408. 1868. Agrius fallaciosus Gemm. € Harold. Cat. Col. T. 1, p: 2: 1874. Agrius fallaciosus Y. C. Reed. Proc. Zool. Soc. p. 91. 1874. Agrius fallaciosus l C. Reed. An. Univ. Chile, T. XLV, p. 338. 1882. Agrius fallaciosus Dokthurow. Spec. Cic. TP. IL, pp. 18-19. 1887. Agrius fallaciosus F. Philippi. An. Univ. Chile. T. LXXI, p. 629.-ibid-Cat. Col. Ch. p. 13. 1892. Pycnochile fallaciosa Fleutiaux. Cat. Syst. Cic. Pp 3: 1892. Agrius fallaciosus Ph. Germain. Act. Soc. Se. Ch. Tp 209. 1905. Pyenochila fallaciosa W. Horn. Syst. Index. der Cic. Deut. Ent. Zeitsch. p. 54. 1906. Pyenochile fallaciosa Rousseau. Res. du Voy. «Bel- gica», Col. p. 19. 1910. Pyenochila fallaciosa W. Horn. Gen. Insect. fse. 82b, p. 121; fsc. 82a (1908) Lam. 19, fig. 5. 1911. Pyenochila fallaciosa C. Bruch. Rev. Mus. La Plata (T. IV, 2a Ser.) Cat. Sist. Col. Rep. Argent. p. 145. 1911. Agrius fallaciosus Ph. Germain. Bol. Mus. Nac., Cat. Col. Ch. Mus. Nac., p. 49. 1915. Picnochile fallaciosa W. Horn., Genera Insectorum fsc. 82 c., p. 430. Cabeza más ancha que larga, con dos profundas hen- diduras que nacen frente a la base de las antenas y con- vergen hacia el occiput, dejando en el centro un triángulo algo convexo; cuello ancho; toda muy rugosa con arrugas irregulares transversales; el borde de la órbita alcanza a cubrir levemente la parte superior de los ojos; en el borde _de la órbita hay varios puntos setigeros (más o menos 7). Labro con dos grandes lóbulos laterales y una prolonga- ción concavamente truncada en el centro con numerosos hoyuelos setigeros. Mandíbulas arqueadas, terminadas en punta muy aguda con tres dientes truncados. Clipeo sin Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 39 puntuación, con numerosas arrugas irregulares, con tres hoyuelos setigeros a cada lado. Cuatro primeros artejos antenales con unas pocas cerdas erectas, artejos 5-11 cu- biertos de una fina pubescencia blanquizca. Segmentos abdominales con dos puntos setigeros sugitales posterior- mente. Patas con cerdas erectas (no tan numerosas como en Omus). Tarsos anteriores de los machos fuerte pero angostamente dilatados. Es entero de un negro mate, salvo los muslos, tibias y los cuatro primeros artejos antenales que son de color rojizo, teniendo todos esos órganos el ápice obscuro. Algu- nos ejemplares presentan color rojizo en los élitros, pro- bablemente a causa de inmadurez. En esta especie no son raras las anormalidades en el desarrollo de los élitros, con frecuencia no siendo ambos de igual longitud. Sólo se conoce el imago, tal vez su lar- 'a y ninfa presenten caracteres de importancia. La especie fué descrita bastante vagamente por Che- vrolat en una larga diagnosis, en el año de 1854, acompa- ñando la descripción de algunas figuras, denominando falla- ciosus a la especie por considerarla de facies muy extraño, a lo cual dice Thomson, que él conserva dicho nombre no por lo falacioso del insecto sino que por lo de la descrip- ción. Motschulzky, desconociendo la descripción de Che- vrolat, la describió según un ejemplar que dice que obtuvo por compra en Baviera, etiquetado Psammeticha magellanica. La descripción dada por don Rodulfo A. Phi- lippi en 1862 es suficiente para reconocer la especie. Habita en la Tierra del Fuego, Magallanes, y, según Bruch, se encontraría en las Costas Sur del Chubut. Igno- ro cual sea su límite Norte por Chile, sólo he visto ejem- plares procedentes de Punta Arenas y Tierra del Fuego, los Catálogos y publicaciones lo citan de iguales localida- des; la Expedición Antárctica del «Bélgica» recogió un ejemplar de cada sexo en el Seno de Ultima Esperanza, el Dr. Horn agrega Ins. Elizabeth. Representada por numerosos ejemplares en la Colec- ción del Museo Nacional; S ejemplares procedentes de Punta Arenas en la Colección Izquierdo; 6 ejemplares proceden- tes del Río Santa Cruz (entre Salinas y Punta Arenas) en la Colección Paulsen; en la Colección E. D. Harris del 30 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Museum of Comparative Zovlogy, Cambridge, Mass. hay «dos ejemplares. En mi Colección tengo los ejemplares procedentes de la Coll. Vicuña, otros de Punta Arenas. - Megacephalini 1854. Mégacéphalides Lacordaire, Gen. des Col., T. IL, e 1899. Megacephalidae W. Horn, Deutsch Ent. Zeit. p. 51. 1905. Megacephalidae W. Horn, Syst. Index der Cic. p. 49. 1907. Megacephalites W. Horn, Deutsch Ent. Zeit. p. 466. 1910. Megacephalina W. Horn, Gen. Insect. fsc. 82b, parao Pronoto angostado hacia atrás, nunca abrazando la base de los élitros con los ángulos posteriores; salida pros- ternal no alargada hacia el surco medio ni formando su- perficie horizontal con el meso y metasternón; con ángulos humerales o «pseudo-húmeros»; escama palpigera de los palpos labiales alcanzando claramente más allá de la exca- vadura del mentón (prácticamente sin excepción muy lar- ga); élitros sin pseudo-epipleuros, con húmeros de desarro- llo variable, los cuales algunas veces se retraen bajo los pseudo-húmeros; no señas de costas; ancas posteriores to- cándose; dibujos casi siempre existen. (De las Sinopsis de las tribus de Megacephalini, W. Horn, Gen. Insect.. Poe: La tribu Megacephalini comprende cinco géneros: Aniara, Megacephala, Oxycheila, Pseudorycheila y Chi- loria, con un total de 95 especies (*), siendo el Megaee- phala el más numeroso, con 67 especies, después el O.ry- cheila con 25 especies y los otros tres monotípicos. La tribu encierra algunas especies de gran tamaño y - dle bellísimos colores, son insectos, en su mayoría, noctur- nos o crepusculares. (*) W. Horn. Genera Insectorum, fsc. 82 a, (1908) p. 50. Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 4! Megacephala, LATR. 1802. Megacephala Latreille, Hist. Nat. des Ins. T. III, p. 140. —Disco del extremo de los élitros nunca densamente punteado o rugoso; escama palpigera de los palpos labia- les extendiéndose bastante más allá de la excavadura del mentón; frente entre los ojos no cóncava; coxas, en las más, con un largo pelo sensitivo; tibia media en los ma- chos bastante más densamente peluda; élitros sin manchas en el medio del margen; (último artejo de los palpos ma- xilares casi siempre decididamente más corto que el penúltimo, labro a menudo sin diente medio y frecuente- mente con pelos marginales); clipeo algunas veces con muchas, otras sin cerdas; crista temporalis siempre desa- rrollada; abdomen algunas veces con una mancha pálida; tercero a quinto segmento en las hembras algunas veces típico; los tres primeros artejos tarsales en las hembras algunas veces con la misma clase de cerdas en cada lado. —Borde lateral de los élitros y lado interno de los fémures sin órganos que puedan producir sonidos; labro a menudo corto, a menudo con pelos submarginales; origen del abdomen algunas veces presente; último artejo tarsal nunca engrosado y esparcidamente velludo por debajo; en el macho los tres primeros artejos de los tarsos anteriores fuertemente dilatados (clipeus a menudo con pelos sensi- tivos; cuello siempre ancho; del tercero al sexto segmento abdominal de las hembras de longitud normal, especial- mente el quinto). —Labro nunca con diente sagital, generalmente cor- to, transversal (nunca muy largo), casi siempre con sedas subi: arginales; palpos seneralmente de un amarillo claro; clipens con el pelo. sensitivo lateral; escutelo es- condido; en los machos los tres primeros artejos de los tarsos anteriores desigualmente velludos a cada lado, y del tercero al quinto segmento abdominal de longitud normal. Superficie lateral de las mandíbulas, primer artejo antenal en el medio y élitros algunas veces con pelos cer- 492 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL dosos, cuerpo algunas veces amarillo, cuello algunas veces profundamente enterrado en el pronoto; húmeros nunca retraídos bajo los pseudo-húmeros. —Abdomen nunca con marcas agudas frente al ex- tremo, labro casi siempre con pelos submarginales, élitros uunca con rugosidades aserradas; todos los apéndices del cuerpo generalmente, palpos siempre amarillo claros; cer- das del cuerpo pálidas. (Elitros a menudo con una man- cha apical, raramente con mancha post-humeral, nunca con manchas marginales o una mancha sola central). (W. Horn, Gen. Insect. fsc. 82b. p. 127-9). Tetracha HobptE, s. str. 1838. Tetracha Hope, Coleopterist's Manual T. IL p. 7 1855. Tetrarcha Motsch, Et. Ent. p. 33, (per errorem?). 1907. Megacephala s. gen. Tetracha W. Horn, Deutsch Ent. Zeit. p. 263. 1910. gr. XIV W. Horn, Gen Insect. fsc. 82b, p. 140. Insectos medianos o grandes, metálicos o negruzcos, casi siempre de forma elorgada; orla de pelos del pronoto detrás de los ojos larga; coxas anteriores desnudas, sin pelo sensitivo, coxas medias y cuatro trocánteres anterio- res con pelos largos (excepto Tetracha oxychiliformis, sin pelo en los trocánteres medios), ojos nunca fuertemente protuberantes; cabeza y torax nunca amarillos; cuello an- cho; élitros desnudos, sin tubérculos hacia la base y no soldados y débilmente convexos, a menudo dentados; ti- bias más bien redondeadas, algunas veces con un débil surco longitudinal; por norma nunca con mancha humeral; el surco transversal anterior del pronoto en los bordes laterales no continúa oblicuamente hacia los ángulos (ex- cepto en algunos ejemplares de Tetracha insignis). (Me- gacephala XIV Neotropische Tetrache W. Horn, Gen. Insect. fse. 82b, p. 140). Este grupo se divide en dos Secciones, la primera monotípica, (Zetracha suturalis), la segunda caracterizada por tener el ápice de los élitros anchamente amarillo. Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 43 Megacephala carolina chilensis «Casr. . Megacephala chilensis Lap. de Cast. Rev. Ent. Silb EE=p>29, . Megacephala chilensis Lap, de Cast. Hist. Nat. Ins. Saray EL . Megacephala laevigata Chaud. Bull. Soc. Nat. Mos- cow, p. 675. . Megacephala chilensis Solier, in Gay's Hist. Fis. y Pol. de Chile, Zool. T. IV, p. 112. Atlas IL Col. Lam. I, fig. 1, a, b. . Tetracha chilensis Thomson, Monog. Cicind. p. 34; Lam. 5, fig. 10. . Tetracha carolina var. chilensis Gemm. « Harold. CatoGolT Ep. . Tetracha carolina var. laevigata Gemm. «€ Harold. CatsCol. T. Ep. 4. . Tetracha chilensis E. CU. Reed, Proc. Zool. Soc., p. 52. . Tetracha carolina F. Philippi, An. Univ. Chile, T. LXXI, p. 629. Cat. Col. Chile, p. 13. . Tetracha chiliensis Fleutiaux, Cat. Sist. Cic, p. 21. . Tetracha carolina var. chiliensis W. Horn, Stt. Ent. Zeit., p. 167. . Megacephala carolina ssp. chiliensis W. Horn, Syst. Index der Cic. p. 52.* . Megacephala carolina chilensis W. Horn, Genera Insectorum. fsc. 82b, p. 141. . Tetracha carolina Ph. Germain, Bol. Mus. Nac. p. 49. La Megacephala carolina chilensis difiere considera- blemente de la forma típica o M. carolina (Linné) Leng « Mutchler (*) de los Estados Unidos, sin contar por su ha- bitat (**), por la puntuación de los élitros que es más (4) —Descriptive Cat. of West Ind. Cic., Bull. Am. Mus. Nat. Hist, 1916: p. 686. (4+).—. ...<>=<=<=>=>=>=>x——áKXkAá<á—á<ÉK KK 1915. Cicindela Gormazi W. Horn., Gen. Insect. fse. 82c. p. 409. 1917. Cicindela Gormazi V. E. Shelford. Illinois Biolg. Mong. T.III, N.2 4, Lam. XVIII, fig. 424. La Cicindela (formazi es la especie chilena más rara de la Familia; se distingue principalmente por los carac- teres siguientes: Palpos labiales negros, el último artejo lustroso; estrías supraorbitales relativamente profundas, cortas, semicirculares, dirigiéndose a la parte posterior de los ojos. Abdomen densa y anchamente velludo lateral- mente, disco glabro. Rugosidades del protorax bastante visibles; disco del protorax con muy pocos pelos esparci- dos. Elitros con unos pocos hoyuelos esparcidos, de color verde o cobrizo metálico, más numerosos hacia la base. Espina sutural de los élitros en la hembra muy retraída. Elitros angostados hacia adelante, presentando su mayor anchura en el tercio apical. El Dr. W. Horn, comparando su C. Reedi con la cha- liensis y la Gormazi, en el Deut. Ent. Zeitsch., dice: «C. « Gormazi es la única especie en que la curva (codo) supe- « rior interna de la banda media queda relativamente dis- « tante de la extremidad inferior de la lúnula humeral» ... « En C. chiliensis la parte inferior de la mancha humeral « está las más veces encorvada hacia adentro y arriba, en « Gormazi nada. .» En la Cicindela GFormazi típica las patas son verdo- sas, las marcas de los élitros normales, anchas, completas; la lúnula humeral completa; la banda media ensanchada en la base, frecuentemente conectada con la mancha su- plementaria marginal, raras veces conectada con la lúnula bumeral. La porción descendente presenta unas pocas irregularidades en la acodadura y en el medio. La lúnula apical ancha, el lóbulo superior redondeado, no vuelto hacia afuera. Representada en la Colección del Museo Nacional por 3 ejemplares, en la mía por dos. Se encuentra en la provincia de Llanquihue. Bruch dice: Chubut, Patagonia; Germain dice: orillas de las la- gunas araucanas. 54 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Cicindela Gormazi Vidali, PH. « JULIET. 865. Cicindela dolorosa Chandoir, Cat. Coll. p. 26 (sine descriptio). 871. Cicindela Vidali Ph. y Juliet An. Univ. p. 141. di Cicindela Gormazi F. Philippi. An. Univ. Chile, T. LXXI, p. 629.—Cat. Col. p. 13. 1892. Cicindela dolorosa Fleut. Cat. Syst. Cic., p. 54. 1896. Cicindela Gormazi var. dolorosa W. Horn. Stt. Ent. Zeit. p. 170. 1905. Cicindela Gormazi ssp. dolorosa W. Horn. Syst. Index. Cic. p. 19. 1911. Cicindela Gormazi Ph. Germain. Bol. Mus. Nac. p. 49. 1915. Cicindela Gormazi (nn-dle-F) dolorosa W. Horn. Genera Insect., fsc. 82c. p. 409. Esta forma fué descrita por los señores Philippi y Juliet, el último colector del insecto, en 1871, casi simul- táneamente con la descripción de la forma típica (7). La descripción de Ph. y Juliet es la siguiente: «Cicindela Vidali.—O. elytris nigris haud laevigatis, obliterato punctatis, lunula humeralis arcuata non con- tinuata usque in humerum; línea mediana arcuata in- flexa, prope suturam descendente, inclinata ad suturam retrorsum arcuata, simplicissima, in parte prima poste- riore incrassata; lunula apicali regulari; lunulis et linea albidis; pedibus corpore concoloribus.—Long 11 millim, lat. 5 millim.>» PH. Er JULIET». «...Su tamaño es poco más o menos el de la chilensis, el color de sus élitros y pies es negro y sin lustre, las manchas que adornan sus élitros son de un amarillo pálido, casi blanco y mucho más finas que las de la peruviana, notándose además otras diferencias que in- dico en la descripción». Esta misma forma, que desde años antes figuraba en la Colección de Chaudoir quien la había denominado C%- cindela dolorosa, sin describirla, fué descrita como una va- Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 9) riedad de GFormazi, bajo aquel nombre, por el Dr. Walther Horn, y su descripción es la que sigue: «Differt a typo albys elitrorum signaturis tenuissi- «mus: lunula humerali curvata, stria tortuosa media, « macula inter hane et lunulam apicalem collocata». « 91 m/m. Chile (Coll. Dohrn et mea)». De la comparación de las dos descripciones creo que se puede precisar sin peligro de equivocarse que se trata de la misma forma, y al comparar estas descripciones con la de la forma típica se verá inmediatamente de que no pueden confundirse nna con otra; es posible que se trate simplemente de variedades individuales de muy poca importancia, pero debido a la falta de material no se puede precisar nada en la actualidad. En esta forma las marcas de los élitros son muy an- vostas; frecuentemente falta la mancha humeral, o si pre- sente, no conectada con el resto de la lúnula humeral; la banda media muy simple, casi sin irregularidad alguna, apenas extendida en la base por el margen lateral, no co- nectada con la mancha marginal suplementaria, la que frecuentemente es muy reducida y en algunos ejemplares falta; la lúnula apical angosta pero completa, en algunos ejemplares el lóbulo superior presenta una tendencia a doblarse hacia el margen externo. El señor Juliet, al describir este insecto dice: «El « primer ejemplar fué encontrado en la playa arenosa de « Ralún y me permitió reconocer su importancia. Algunos « días después habiendo tenido que practicar el señor Vi- « dal un reconocimiento del río Petrohué, tuvo también la « felicidad de encontrarla en abundancia lo que me ha « suministrado algunos ejemplares más». En el Museo Nacional hay cuatro ejemplares, que si aunque no llevan indicación alguna creo que son los que sirvieron de tipos a los señores Philippi y Juliet. En la Colección del Dr. Izquierdo hay dos ejemplares que fue- ron obtenidos de la colecta original del Dr. Juliet. 2 Sl 56 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Cicindela Gormazi Izquierdoi, N. VAR. Cicindela dolorosa m. in litt. Differt a typo maculis elytrorum latissimis confluen- tibus. Difiere del tipo en que las manchas de los élitros han alcanzado tal extensión que la banda media, mancha suple- mentaria marginal y lúnula humeral están anchamente conectadas por el margen lateral y la lúnula apical está enteramente confundida con la mancha suplementaria. La extensión blanca lateral deja libre el extremo de la ban- da media solamente, pero permite notar la forma de la lú- nula humeral, la que se ve conectada por el margen y no por la acodadura de la banda media, la que permanece tan separada como en el tipo. 101 millim. Sin localidad indi- cada. Un ejemplar en la Colección del Dr. Izquierdo (Tipo) y otro, en mal estado, en la Colección del Museo Na- cional. En la Colección Paulsen, en el Museo Nacional, hay un ejemplar intermediario entre esta forma y la forma tí pica, en el cual la mancha suplementaria marginal no está unida con la lúnula apical y el borde exterior “de la banda media no alcanza a confundirse con el margen lateral muy dilatado. Probablemente Mr. E. €. Reed tuvo a su vista un ejemplar como aquel cuando escribió una nota inédita hoy día en mi poder, que lee como sigue: «A variety of C. Gormazi occurs in which all the « white marks of the elytra are much broader the lunule « evalescing on the sides with the base of the middle « sinuous band». El Dr. Izquierdo tenía su ejemplar junto con otros de C. chiliensis, procedentes de Chillán, por lo cual creía pudiese proceder de dicha localidad. Me es honroso dedicar esta nueva variedad al Dr. Izquierdo, poseedor del único ejemplar en buen estado que he podido ver, y quien a contribuído grandemente a la formación de mi Colección privada a la vez de haber él Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 57 reunido una colección que sirve de base para el estudio de cualquier grupo de insectos de Chile. Es posible que cada una de las formas de kFormazi, es decir: Grormazi Reed, Vidali Ph. y Juliet, e lzquierdo: m. sean variedades individuales que se encuentren en el mismo terreno y vivan juntas como sucede con muchas es- pecies extranjeras de este género, pero debido a la cons- tancia de los ejemplares que he visto como pertenecientes a la colecta original del Dr. Juliet me permito creer que pueda tratarse de formas correspondientes a diversos la- gos de la Región Austral. Antes de terminar con la Cicindela Gormazi debo in- dicar que el nombre específico soy de opinión deba cam- biarse a Vidali, pues la publicación del señor E. C. Reed, fechada por él el 30 de Abril de 1871, fué publicada en el número de Septiembre del Ent. Month. Magz. mientras que la descripción de los señores Philippi y Juliet, aunque por ellos fechada 1.? de Junio de 1871, fué publicada en los Anales de la Universidad de Chile, en el número co- rrespondiente a Julio. El hecho de que el señor Reed pone a Vidali como sinónimo de su especie y el señor F. Phi- lippi acepta esa determinación, en sus respectivos Catálo- gos de los Coleópteros de Chile, me induce a creer que la publicación chilena debe haber sido entregada al público después de la fecha impresa, pero bien pueda ser que am- bos hayan procedido en tal forma guiados por la fecha de los manuscritos en lugar de la fecha de aparición de las publicaciones. Todos mis esfuerzos por saber cuándo se entregó el número correspondiente de los Anales de la Uni- versidad no han alcanzado éxito. (*) (*) Después que los originales de este trabajo fueron dados a la Imprenta, he recibido del Dr. Walther Horn copia de una carta que a él le escribió F. Philippi, el 18 de Enero de 1909, que dice: «Carlos Juliet hizo una expedición como colector con una comisión de la Marina para explorar el sur, y sus resultados fueron publicados en los An. Un. Chile 1871, II. Mi padre describió las especies re- cogidas e hizo la descripción de la nueva Cicindela. Mr. Reed, quien había obtenido un ejemplar, se apresuró a describir la es- pecie, tan pronto como fuese posible, en Inglaterra, como (C. (Gor- mazí (Ent. Month. 1871, p. 77) y su descripción salió, a lo menos. seis meses antes que la otra; consecuentemente él ganó la prori- dad. Ambos nombres se refiereu, accidentalmente, al mismo meri- RR AA AR A RRA 58 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Cicindela melaleuca DEJEAN. 1831. Cicindela melaleuca Dejean, Spc. Gen. Col., T. Y: p. 238. 1911. Cicindela melaleuca Bruch, Rev. Mus. La Plata, p. 149. 1915. Cicindela melaleuca W. Horn, Gen. Insect, S2e, p. 409. El Dr. Walther Horn, en el Genera Insectorum de Wystman, cita como localidad habitada por esta especie Port Famine (Patagonia Chilena, Estrecho de Magalla- nes). Esta localidad tiene importancia porque incluiría una especie más a nuestra fauna y porque demarcaría el Límite Austral del Género Cicindela, antes poseído por la C. ramosa Brullé que habitaría en San Julián, Patagonia Argentina, en Lat. 497 $. En todo caso esta localidad parece muy dudosa. Cicindela chiliensis AUD. ET BRULLÉ. 1838. Cicindela chiliensis Aud « Brullé. Arch. Mus. Pa- ris, p. 33; Lám. 9; fig. 1. 1549. Cicindela chilensis Solier, in Gay Hist. Fis. Pol. de Chile; Zool. T. IV; p. 117. 1568 Cicindela chiliensis Gemm « Harol. Cat . Coleópt T-Lpsi2 1871. Cicindela chilensis E. C, Reed, Ent. Month. Magz. p. 76. 1574. Cicindela chiliensis E. C. Reed, Pro. Zool. Soc. TE 1874. Cicindela chiliensis E. C. Reed, An. Univ. Ch. p. 338. « torio oficial de la Marina, Francisco Vidal Gormáz (el último nom- <-bre es el de su madre)». Gracias a este documento, tan amablemente proporcionado por el Dr. Horn, puedo dejar definitivamente establecido que el nombre específico de este insecto es el dado por Mr. Reed en el Ent. Month. Magz. 1871, p. 77. Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 59 1887. Cicindela chilensis F. Philippi, An. Univ. Chile, T. LXXI, p. 629.—Cat. Col. Chile p. 13. 1892. Cicindela chiliensis Fleut. Cat. Syst. Cic. p. 54. 1905. Cicindela chiliensis W. Horn. Syst. Index, p. 19. 1911. Cicindela chilensis €. Bruch. Rev. Mus. La Plata, p. 149. 1911. Cicindela chilensis Ph. Germain, Bol. Mus. Nac. p. 49. 1915. Cicindela chiliensis W. Horn, Genera Insectorum, fsc. S2c., p. 409. Esta especie que es el Cicindelidae más común de Chi- le, se reconoce por los siguientes caracteres: Palpos labia- les amarillentos, último artejo verde lustroso;, estrías supraorbitales muy débiles, casi desvanecidas, casi rectas, paralelas. Abdomen ligeramente velludo lateralmente, dis- eo glabro. Disco del protorax casi liso, con dos líneas ¡ongitudinales de pelos tendidos, y densamente revestido de pelos lateralmente. Protorax cordiforme, la mayor an- chura un poco antes de la mitad. Elitros cubiertos de unos hoyuelos de color verdoso metálico. Espina sutural en la hembra no muy retraída. Elitros paralelos. Marcas de los clitros muy variables pero ni reducidas ni dilatadas, en algunos ejemplares la acodadura de la banda media toca la lúnula humeral. En la Colección del Museo Nacional hay un ejemplar etiquetado por M. Ph. Germain «0. araucana Dohrn». Se encontraría desde Coquimbo (Gay) hasta Llanqui- hue. ln la Colección Izquierdo está representada por ejem- plares procedentes de Santiago, Chillán y Valdivia. (Los ejemplares de Valdivia presentan marcas muy angostas). Don Fernando Paulsen dice: (1. C.): «Sobre la arena hú- meda o en el limo, en la vega del río. Santiago, Santa Rosa, Chillán». En mi colección tengo ejemplares de San José de Maipo (Santiago); Aculeo (Santiago); fundo Los Cipre- ces (Colchagua, límite con la República Argentina); Val- divia; Carelmapu (Llanquihue), etc. El Dr. Br uch, en su Catálogo de los (“oleópteros de la República Argentina, dice que se encuentra en Chubut, Patagonia, y don Carlos 60 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL S. Reed la habría encontrado en Mendoza. El Dr. Walther Horn, en el Genera Insectorum, dice que se encuentra en Chubut. IV Esta breve contribución podría considerarse como simplemente un Catálogo de los Cicindelidae de Chile, au- mentado con algunas notas y observaciones personales y de diversos autores e ideas generales de la Familia y su sistemática, habiendo para ello extractado párrafos prin- cipalmente de las publicaciones del Dr. Walther Horn, en el Genera Insectorum, Deutsche Entomologische Zeits- chrift, etc., con el objeto de hacer conocer la Familia en Chile, para facilidades de los estudiantes e interesados en los Coleópteros. Me es grato agregar que esto ha sido con el conoci- miento y cordial consentimiento del Dr. W. Horn. No dudo adolecerá de múltiples imperfecciones, pero en todo caso creo haber hecho algo en pro del conocimien- to de nuestros Cicindelidae y espero, en otra ocasión, sa- tisfacer de una manera más completa los deseos de nues- tros entomólogos. Honroso me es decir que gracias a la amabilidad del Profesor Mr. Nathan Banks, del Museum of Comparative Zoólogy (Harvard University, Cambridge, Mass) he podido consultar casi la totalidad de las obras mencionadas en las listas bibliográficas, y en aquellos casos en que me fué im- posible ver las obras mencionadas he tomado las citas principalmente del magnífico trabajo del Dr. Horn en el Genera Insectorum. No puedo dar término a este trabajo sin hacer pre- sente mis agradecimientos al Dr. don Vicente Izquierdo S. que había puesto a mi disposición su magnífica Colec- ción privada, a don Carlos Silva Figueroa, que no había hecho menos con las Colecciones y biblioteca a su cargo en el Museo Nacional y al Dr. Walther Horn, de Berlin, y Messrs. Charles W. Leng, Wm. M. Wheeler y Nathan Banks, distinguidos entomólogos americanos, quienes han cooperado con el más absoluto desinterés y buena vo- Varas A.—CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CINCIDELIDAE 61 luntad, y especialmente al Prof. Dr. Carlos E. Porter, a quien debo numerosos obsequios sobre entomología, ha- biéndose, en más de una ocasión, desprendido de valiosas obras de su gran biblioteca privada, dejándome absoluta libertad para consultar sus trabajos inéditos, proporcio- nándome material de estudio, etc., y creo que sin su cooperación y estímulo no me hubiese jamás aventurado en el campo de la Entomología. Cambridge, Mass. USAS: TA de Julio de 1919. =D 62 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL EL VOLCAN SAN JOSÉ DE MAIPO Historia 0e su exploración y su actividad volcánica POR EL Dr. J. BRÚGGEN Dirección de Minas y Geología El volcán de San José es, junto con el Tupungatito, el volcán activo más cercano a Santiago. ll Tupungatito fué descubierto sólo en el año 1897 por el señor Vynes, geó- logo de la expedición de Fitzgerald, mientras que el San José se conoce desde hace ya mucho tiempo. Las expedi- ciones hechas para explorar este volcán que en el año 1822 tuvo una erupción bastante fuerte, datan también de una época relativamete temprana. La primera ascensión de la cual se tiene noticias la realizó en 1831 el naturalista alemán Meyen, quien según sus cálculos llegó hasta cerca de 500 pies de la cumbre del cerro. Meyen acompañó a un buque mercante alemán en un viaje al rededor del mundo y publicó sus observaciones en un libro en dos tomos, titulado: « Reise um die Welt». En el primer tomo aparece un dibujo, un poco esquemático, del San José hecho por él mismo; al volcán lo llama el «cerro ardiente» (Feuerberg) de Maipo, nombre que originó un error posterior. Hizo creer que había subido al volcán Maipo situado más al sur, en el nacimiento del río Maipo y que éste había tenido una erupción. Pero por la descrip- ción del viaje que va a continuación se deduce que se trata del volcán San José. ll día 14 de Febrero de 1831 salió Meyen de Santia- go provisto de cartas de recomendación para el comandan- te de la guarnición de San José de Maipo; esta guanición se encontraba en el pueblo en previsión denuevos ata- ques de los Pincheiras, que pocos meses antes habían des- Brúggen.—EL VOLCAN SAN JOSÉ DE MAIPO 65 truído el pueblo. De aquí pasó a Toyo, situado al otro lado del río, frente a San José de Maipo, donde fué recibido amablemente por los hermanos Bunster. Después de un día de descanso continuó el viaje con ocho soldados, cinco aldeanos de la milicia y dos mozos. La noche entre el 15 y 16 de Febrero la pasaron a una legua de la desemboca- dura del río Yeso. El camino seguía por la orilla derecha del río en el valle del Volcán, atray esando dos veces el río. Cerca de su desembocadura en el río Maipo existía un for- tín de la época de los españoles donde se dejó una guar- nición de cuatro soldados, para evitar ataques sorpreslvos desde el valle superior del río Maipo. En su descripción menciona Meyen las capas calizas ricas en fósiles que en la región del Campamento Valdés formán las dos faldas del valle. Desde ese punto el camino empezó a subir; el río tie- ne aquí tres saltos de agua de 2 a 15m. de altura. Más tar- de acampaban en una llanura que se extiende hasta el pie mismo del volcán. Durante la noche el cerro se mantuvo cubierto de nubes, y sólo, cuando estas desaparecieron, en la mañana se pudo ver una columna de humo y llamas que salían del cráter grande. Con la salida del sol desapa- reció la llama, pero la. columna de humo pudo observarse todo el día y además una nueva que provenía de una aber- tura lateral del cono. Meyen siguió camino valle arriba hasta llegar a un pequeño valle que desembocaba por el sur desde el pie del volcán. Por esta descripción no cabe duda de que se trata del valle de «La Engorda». También menciona las grandes acumulaciones de bloques enormes que existen en esa región. Al fin del valle se llega al límite de las nieves eter- nas y Meyen intentó subir por el lado sureste que desde lejos aparecía formado por rocas negras, y resultaron ser nieve, o con más probabilidad, hielo del ventisquero cu- bierto de cenizas recién caídas. Como no le fué posible subir por este lado, Meyen dió una gran vuelta e inició la ascensión por el noreste. Luego llegó a los campos de nie- ve, dura como hielo, que se encuentran encima de capas de yeso. Después de atravesar esta nieve, que en realidad debe haber sido uno de los ventisqueros que descienden del volcán, tuvo que pasar un campo derodados que llegaba hasta la falda misma del cono volcánico. Este campo de roda- 64 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL dos cubierto de cenizas sueltas en la que se hundía el pie, ofrecía al que le atravesaba grandes dificultades que se evita- ban en lo posible saltando de una piedra a otra. Pero a con- tinuación el ascenso se hizo más cómodo porquese podía tre- par por grandes escalones de lava de estructura columnar. Ya pesaba Meyen que con sólo unos doscientos pasos más llegaría al cráter pequeño, cuando de repente el camino apareció cortado por una quebrada profunda que impedía continuar la ascensión. Del cráter pequeño salían en for- ma continua grandes nubarrones de humo. Á poca distan- cia encima de éste se hallaba el cráter principal del vol- cán, y Meyen calculaba en sólo 500 pies la distancia que los separaba de la cumbre. La ascensión de Meyen, hecha en una época que no existía el deporte del alpinismo ni aun en Europa y que, por consiguiente, no había experiencia de ninguna clase, debe considerarse como empresa muy audaz que el éxito casi coronó. Se la puede comparar a la ascensión al volcán Antuco realizada algunos años antes por Poeppig, otro naturalista alemán. El año 1909, el señor Gustavo Brant, de Valparaíso, acompañado de varios amigos, efectuó la segunda ascen- sión al volcán de que se tiene noticias y cuya descripción se encuentra en la Revista de la Sociedad Científica Ale- mana, de Santiago. También esta ascensión se hizo por el valle de «La Engorda», y se empezó bajo condiciones re- lativamente favorables. A las 113 de la mañana ya se ha- bía alcanzado una altura de 5,400 pies pasando por la parte más difícil del camino. Les faltaba sólo unos 500 m. de altura, pero de marcha muy pesada a causa de que en la nieve se hundían los pies a cada paso. A medio día se de- sencadenó un fuerte temporal de nieve que obligó a re- egresar a la expedición. El señor Brant habla en su publicación de una ten- tativa hecha por un ingeniero español y de la que no se tienen mayores detalles. El volcán San José fué por fin vencido en el año 1920 por el señor H. Gewinner, de Valparaíso; ascensión cuya descripción se encuentra en el Folleto N.* 6 de la Mitte- lungen des Deutschen Ausflugvereins zu Valparaíso, 1920. También esta ascensión se efectuó por el cajón de «La Brúggen.—EL vOLCAN SAN JOSÉ DE MAIPO 65 Engorda», y las grandes dificultades que ofrecen el aire enradecido y los temporales de viento y frío, el señor Ge- winner las venció sin mayor contratiempo, acostumbrado a esta clase de expediciones en los cerros gigantes de la Cordillera Real de Bolivia. Según el señor Gewinner el cráter principal tiene un diámetro de unos 100 metros y una profundidad de 20 a 3U m. Parece enteramente apagado y carece de nieve tan- to en el interior como en sus faldas exteriores, porque los vientos fuertes que soplan continuamente a esta altura no permiten ninguna acumulación de nieve. En la falda de un cerro iiado al sur del cráter más alto el señor, Ge- winner descubrió una abertura con borde amarillo que tal vez pueda corresponder al cráter pequeño observado por Meyen. Pero por desgracia el cerro principió a nu- blarse—el peligro más grande de estas alturas—y el audaz alpinista tuvo que desistir en su propósito de visitar tam- bién este punto. Por fin incluiremos algunos datos sobre el San José y su actividad volcánica. En una excursión hecha con los estudiantes del Cur- so de Minas he tenido oportunidad de ver el volcán, tanto desde el sur como desde el oeste, del valle del «Engorda» El macizo del San José es volcánico no sólo en su parte superior, por encima de una altura de 4,500 m. aproxima- damente. El zócalo consiste en rocas extraficadas de la formación jurásica, a la cual pertenecen las capas de yeso mencionadas por Meyen. Por lo que se puede ver desde abajo el macizo se compone de tres volcanes distintos. ll cerro situado más al norte es un volcán muy antiguo, el borde occidental de su cráter está ya enteramente des- truído; según el mapa de la Comisión de Límites tiene una altura de 5,740 m. Más al sur sigue la cumbre más alta 5,880 m. ascendida por el señor Grewinner; correspon- de esta cumbre a un volcán relativamente pequeño que según los datos proporcionados por dicho señor Grewinner se levanta unos 200 m. encima del material acumulado por los otros dos volcanes. Se trata de un volcán entera- mente apagado y además las grandes aberturas que se han observado en el borde de su cráter hablan también en fa- REV. CH. DE HIST. NAT. (1921 5) 66 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL vor de su mayor edad. ll tercer volcán se halla más al sur, tiene una altura de 5,330 m. sólo menor en unos 50 m. a la del cono más alto, y su forma es la de un cerro muy ancho. Sin duda es el más interesante, porque el dibujo un tanto esquemático del señor Meyen parece indicar que la actividad volcánica se limita a la cumbre más austral de la serranía, y probablemente corresponde a este volcán la actividad volcánica observada por él. Muy escasas son las noticias que tenemos de las erupciones del San José. El Dr. Martin escribe en su Lan- deskunde von Chile, p. 86: «Probablemente del San José provenían las cenizas que cayeron el 19 de Noviembre de 1522 en el pueblo de San José, al mismo tiempo que en Santiago y Valparaíso se sentían fuertes terremotos. Se- eún Pissis este período de actividad terminó en 1838. Pero aun después del año 1895 podía observarse una pe- queña columna de humo». El primer período de actividad está comprobado por la expedición de Meyen y las circunstancias de que las cenizas hayan llegado hasta San José indica que se trata. ba de erupciones bastante fuertes. Parece muy poco pro- bable que las cenizas hayan tenido su origen en el otro volcán activo de esta región, el Tupungatito, en vista de la mayor distancia de este cerro. Acerca de otra erupción habida en 1843 tenemos no- ticias muy poco claras, y de la cual escribe Barros Arana en su Geografía Fisica: «La erupción de 1843 produjo un sacudimiento que trastornó el valle inmediato en una ex- tensión de mas de tres leguas y derrumbó grandes trozos de las montañas vecinas; pero parece que no fué una ver- dadera erupción». En el Ensayo de una Bibliografía His- tórica y Geográfica los señores Anrique y Silva agregan que estos trastornos se produjeron en el Valle de los Piu- quenes y que se formaron varios conos de escorias. El valle mencionado puede ser o la parte superior del cajón del Yeso, desde donde el portezuelo de los Piuquenes con- duce a la Argentina, o al valle del Arroyo de los Piuque- nes, situado en la Argentina cerca del portezuelo. Según el mapa, los dos valles se encuentran fuera de las hoyas hidrográficas que nacen en el cerro de San José, de modo que esta erupción no puede atribuirse a este volcán. Brúggen.—EL VOLCÁN SAN JOSÉ DE MAIPO 67 En el año 1875, según el señor L. Zegers (Anal. Uni- vers. 1875, L. p. 366), el volcán ha estado tranquilo. En su obra: Chile, Land und Leute, el señor Ochsenius men- ciona una erupción habida en 1881, pero no da ningún detalle. La actividad volcánica de fines del siglo pasado men- cionada por el señor Martín se halla comprobada por la publicación del señor Brant, a quien comunicó el arriero que el volcán tenía períodos de actividad; le indicó la para te del cráter del cual provenía el humo de día y las llamas en la noche; y también que algunos años antes mientras acompañaba a un ingeniero español y encontrándose en el campamento de la «Engorda», había presenciado una erup- ción. El cerro entero habría temblado y una lluvia de ce- nizas finas habría cubierto todos los objetos de una del- gada capa obscura. También el señor Risopatrón en sus viajes hechos en la Comisión de Límites ha observado esta actividad del volcán. En su obra: La Cordillera de los Andes entre las latitudes 30" 40? y 357 S. escribe en la página 41: «Pissis, en su Descripción Geológica de la República de Chile dice que este volcán no daba señales de actividad después del año 1838. Parece entonces que ha vuelto a ella, pues el que escribe, ha visto en su cima la delgada nube de humo de que se ha hablado, en el mes de Abril de 1896, desde los orígenes del río Colina y más tarde, en el mes de Marzo de 1897, desde los orígenes del río argentino Salinillas. 68 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Apuntes sobre la GEOLOGÍA Y TOPOGRAFÍA DE CALDERA POR Enrique Ernesto GIGOUX Terrenos.—Un campo de arena es esta región, con rocas diseminadas caprichosamente. Superficie con grandes ondulaciones y dos inelina- ciones principales. Una SE. y NO. hacia el mar; la otra de más longitud SO. NE., en el sentido del eje mayor de la población. De aquí la denominación de para arriba que se da al extremo SO. y para abajo al NE. Detrás de la población, dos llanos levantados como dos escalones situados a bastante distancia uno del otro. El primero cortado casi al medio por las aguas aluviales, forma la hondanada, ya arreglada por el hombre y por donde pasa la línea del F. €. a Copiapó. Al fondo, por el Norte y Oeste cordones de cerros distantes; hacia el Sur, prolongación de los llanos; al Oeste, colinas rocosas que van a terminar en la puntilla del Faro. Al Norte-Oeste el mar. Y al Sur, detrás de la bahía de Puerto Inglés, el coloso de la costa: El Morro. Cerca de las playas o en los cortes naturales o artifi- ciales donde la arena no puede encubrir el terreno, éste aparece evidenciándose por sus caracterizaciones. La observación atenta de la localidad durante mu- chos años, nos ha permitido reconocer como terreno pre- dominante al terciario, el que se extiende por todos los contornos hasta los cerros y se prolonga al Sur. En esta dirección hemos recorrido más de 60 kilómetros, notando que él continúa manifestándose claramente y creemos avanza por la costa hasta muy al Sur del país. Gig0UX.—GEOLOGÍA Y TOPOGRAFÍA DE CALDERA 69 Los barrancos de arenisca al Este y Oeste de la bahía son terciarios. En los derrumbes de la costa Oeste, con Encope chilensis y Ostrea copiapina; en el Puente y Cueva de Calderilla, formados casi totalmente de Ostrea copiapi- na y O. media; en la Cantera, en los cortes artificiales y en todas partes donde el terreno está cortado, aparece el ter- ciario, ya con sus arcillas color leonado o sus fósiles. En toda excavación que se ha hecho, esta arcilla aparece en partes superficial y en otras a regular pro- fundidad. El terreno cuartario se encuentra a veces en descu- bierto; pero, por lo general, está debajo de la arena, sobre el terciario. En muchos sitios están tan confundidos los fósiles de uno y otro, tan mezclados, que suponemos esos terrenos son formados por el acarreo de materiales de ambos. Así, en el flanco de una pequeña colina hemos en- contrado dientes de Carcharia megalodon, Ostrea maxima, Pecten purpuratus, Mactra Vidali, Pectunculus intermedius y trozos de huesos. En algunos lugares todo desaparece bajo el terreno de acarreo, mientras en otros sólo hay agrupamientos de rocas graníticas y arena. Al Oeste del Morro se extiende un llano que es pro- longación del segundo de que hablamos. Las aguas alu- viales lo han zanjeado en dirección Oeste Este, formando un laberinto de calles torcidas, plazoletas y callejones. Hay encrucijadas, cerrillos cónicos aislados y todas las terminaciones del terreno son redondeadas. Toda esta área extensa es de arcilla leonada, que en partes es descolorida. En ella no se encuentran fósiles por lo general. Cerros.—El Morro, este cerro abrupto que se interna en el mar, tiene 307 metros de altura según (San Román). Hemos dicho de él que de lejos parece un monstruo antediluviano agazapado; pero, de cerca es un macizo cua- drangular que descansa sobre una plataforma. Sus flancos son muy inclinados. El del lado Norte tiene quebradas que son precipicios, y en el del Sur hay partes que son cas1 verticales. eJepjeo “eliiepjeg ep ajueng (4nODIO *3 3) “Al “wez (1361) AXX 0Uv “LVN 'LSIH "HI 'A33 Gigo0UX.—GEOLOGÍA Y TOPOGRAFÍA DE CALDERA 71 En épocas de lluvia se cubre de vegetación como los llanos arenosos; pero, durante los largos períodos de se- quedad sólo se ven los cactus de que está cubierto. Igual aspecto tienen los cerros de la interesante Quebrada del León, al Norte del puerto que, en primavera, se revisten de una vegetación lozana. El Cerro Montevideo, al Oeste, 292 metros de altura, (San Román) es un centinela aislado en el llano, que está indicando al viajero que el puerto está cerca. Más allá de Ramadas se ve el Cerro Medanoso que señala la entrada de la Quebrada del León. Es una mon- taña de arena que por las tardes ofrece el magnífico es- pectáculo de reflejar los colores del arrabal con más inten- sidad que los otros. Estos son los tres cerros principales más cercanos a la población y más independientes de los cordones del fondo. Rocas.—La gran mayoría son de granito andesítico, encontrándose cuarzo, gneils, feldespato y trozos de rocas metamorfoseadas. Entre las de los alredores se hallan las notables piedras campanas, de las que nos hemos ocupado en nues- tro artículo «Fonolitas» publicado en Diciembre de 1915. Las llamamos así, no porque tengan o no tengan los ca- racteres de las fonolitas, sino por ser piedras sonoras. Hemos contado 51 piedras campana, sin haber termi- nado su reconocimiento. En un grupo de rocas una o dos son sonoras, o cuatro y cinco, constituyendo un campanario. Casi todas descansan sobre otras apoyándose por los extremos o lados; pero, hay algunas que no están en estas condiciones y recordamos de una que tenía la arena por base. En una de las playas del Norte se encuentra el inte- resante grupo de Piedras Panteras, que hemos llamado así por el aspecto de su superficie, pues, que miradas de cerca o de lejos parecen envueltas en pieles de panteras. Dos son de grandes dimensiones, siendo las otras veintidós de menor tamaño. No se encuentran iguales en ninguna parte de esta región, ni más allá. 712 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Esta roca es una serpentina de la especie llamada gabbro. Es curiosa la imitación de séres y cosas que pre- sentan las rocas debido en gran parte al desgaste que sufren. Cuando no afectan formas animales u objetos de- terminados, se ven en ellas caprichos y fantasías. Hacia el Norte, en las vecindades de Cabeza de Vaca, hay en un llano pequeño una agrupación de rocas desgas- tadas, que como un rebaño en descanso están aisladas y distante de otras. Aquí se ven altares, grutas, centinelas, ventanillas, casuchas de baño, garitas, púlpitos, asientos y perfora- ciones de proyectiles. Restos petrificados de las ruinas de una aldea, estas rocas carcomidas presumen de motivos arqueológicos y su conjunto interesante llama la atención del que las mira y sabe ver. Más al Norte otras rocas enfiladas, son murallas con nichos verticales o remedan bajo relieves de asuntos que no se entienden. Son numerosas las rocas que tienen formas bien de- terminadas. De entre las muchas citaremos la muy cono- cida del «Alto del Fraile», que es un monje sentado; «El Rinoceronte», frente a la Carpa N.” 2; «El Cañón, al Oeste del Morro; «La Piedra del Coche» y «El Toro» al Norte de Ramadas. En nuestro artículo «Las Rocas», publicado en Di- ciembre de 1916 hemos tratado de ellas con más detalles. Llanos.—La superficie de los llanos en las cercanías del mar es de arena movediza, excepción de algunas partes en que hay extensiones de tosca nivelada. En los llanos altos es de arena gruesa apretada y Cu- bierta de piedrecillas redondeadas y fragmentos pulidos de una variedad incontable de rocas que no se encuentran en los alrededores, tal vez efecto de la acción de antiguos mares o de remotos aluviones que los trajeron de muy lejos. Con estos cantos rodados se puede formar una inte- resante colección de rocas; pues, la colección está tirada sobre esos llanos. Estas piedras en gran número están cubiertas de lí- quenes, y cuando se hallan muy juntas ocupando una ex- Gigoux.—GEOLOGÍA Y TOPOGRAFÍA DE CALDERA 73 tensión apreciable, hace el efecto de ver tendido un tapiz oriental de colores apagados. Estos son, el gris que pre- domina, terracota, negro desteñido, blanco sucio, café claro y amarillo verdoso. El llano de la costa tiene superficie ondulada irre- gularmente. Hay montículos, rocas separadas o en grupos, zanjas, hondanadas. La nivelación es más pronunciada mientras es mayor la distancia del mar. Así, el gran llano interior es plano, aun con su disimulada inclinación NS. Y donde se forma el segundo escalón, sobre todo al NO. del Morro, donde las aguas han sido más impetuosas cortando el terreno levantado, se ven mesetas perfectamente niveladas y se- paradas que parecen mesas enormes: Aguadas.—Al Sur del Morro y donde al llegar al mar se corta bruscamente el terreno del llano, formando un barranco alto de capas estratificadas, ya discordantes, paralelas o inclinadas, y dispuesto en semicírculo, brota el agua que cae abundante favoreciendo una vegetación local que cuelga del barranco y crece en los charcos de la playa. A otro lado y en la parte baja el agua sale a chorro como de un pilón, por varios agujeros. Este lugar se llama «Chorrillos» y queda frente de Isla Grande. El agua es muy poco salobre y la beben el hombre y los animales. Frente a la terminación de la playa «Copiapina» que concluye al pie del Morro y es la segunda de Puerto Inglés, hay una pequeña quebrada que le llaman de «El Algarrobo», porque hay dos de estos árboles. Se en- cuentran acá dos ojos de agua, rodeados de especial vege- tación, y aunque están muy cerca, uno es menos salobre que el otro. En la Quebrada del León, hay una vertiente de agua muy salobre que filtra de la parte alta, corre serpenteando por entre las piedras y va a perderse mar abajo. El agua obtenida de pozos es siempre más o menos salobre, siendo los de la parte alta más cargada de sales que los de la baja. El Pozo de Ramadas es el que da mejor agua, y Con otros que se han aterrado daban vida a una reducida po- blación de los últimos changos de esta costa. 74 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Está en un arenal a un kilómetro de la playa y sigue prestando utilidad a pescadores y gentes de campo. Salinas.-—Al SO. del Morro, a 14 kilómetros están «Las Salinas». Las aguas de la vertiente más cargada de sal están captadas en un canal largo y ancho de donde se la hace subir hasta las eras, donde se evapora. Vive en abundancia la Artemia de las Salinas. A 80 metros más atrás, otra vertiente mucho menos salada, rodeada de la vegetación característica del lugar y en la que viven larvas de libelulas. Y a 300 metros hacia el Sur, dos pozos con agua que sólo sirven para los animales. Estas salinas ocupan la parte central de una depre- sión del terreno que recuerda a un lago seco. Desde muchos años se explota esta industria, pero, aun con medios primitivos. Ya no se usan los molinos que se han abandonado y cuyos esqueletos con los otros detalles del lugar imitan un paisaje de La Mancha. Más allá y frente a la Carpa N.* 2 hay otras salinas más reducidas y menos importantes. Conchales.—Cerca de la costa y en los contornos de su extensión, se encuentran los conchales y los cemen- terios indígenas, únicos restos de las antiguas clviliza- ciones locales. Los primeros están formados de conchas de los bi- valvos más comunes, Pecten, Mytilus, Tapes, Concholepas, etc., generalmente rotas, entre cuyos fragmentos se hallan trozos de vasijas de greda y a veces una punta de flecha. Los segundos no están todos reconocidos y los que han sido excavados no han dado un verdadero provecho científico, por falta de buena dirección en los trabajos y no ser siquiera un aficionado quien hubiese dirigido las excavaciones. Con los utensilios encontrados y sobre todo con las puntas de flecha tan variadas en colores, tamaños y for- mas, se arreglaron hermosas colecciones para la vista, y nada más. Tinajas.—Este nombre dan a las grandes tazas 0 huecos que hay en las piedras, siempre que estén en la Gig0UX.—GEOLOGÍA Y TOPOGRAFÍA DE CALDERA 75 cara superior. Con las lluvias se llenan de agua, la que dura mucho tiempo, ofreciendo oportuno recurso a la gente de campo. La mayor de ellas está:al Sur del «Cabeza de Vaca», en una enorme roca granítica; tiene forma de medio ovoide y es perfectamente simétrica y pulida. Mide 1.20 metros de profundidad; 5.90 metros de circunferencia en la boca; 2.00 metros de diámetro su perior y 0.65 metro de diámetro a 0.25 del fondo. Es conocida con el nombre de «Tinaja Grande». Vegetación.—Cuando las lluvias riegan estos are- nales caldeados por el sol y batidos por los vientos, se cubren de una alfombra de verdura, que en los buenos años son un prado de yerbas. Cuando viene la floración, los matices de tanta corola son un mapa de colores y la brisa cargada de perfumes silvestres, debilita y prevalece sobre el característico olor de mar. Esta flora que ha aparecido como por encanto, tiene vida corta. Dura tres o cuatro meses y va poco a poco desapareciendo para no quedar nada de ella. Otra vez se ven los arenales y, como una protesta a la esterilidad de esta región, la Frankenia erecta sigue viviendo con calor y viento, con sequedad o frío. Una aquí, otra allá, esta planta se burla de la aridez y del rigor de los elementos. Esta flora es herbácea y anual. Las plantas perennes son pocas: la Euphorbia lactiflua, los Cactus, la Encelia tomentosa y las Alonas. La primera y la tercera pierden muy tarde sus hojas si el tiempo es seco y las conservan si es húmedo. Esta localidad tiene lugares interesantes para el tu- rista y el observador: El Morro con sus rocas, grutas, quebradas y acanti- lados y abundante vegetación en Primavera. Las her- mosas playas de Puerto Inglés, Tres Quebradas; la bahía de Calderilla que es un verdadero golfo, con su isla al extremo Sur y al Oeste del pintoresco Puente, del que damos una fotografía, y la Cueva, sitios preferidos de los 76 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL paseantes. (1) Punta de Combate, con su canal soberbio, que cuando el mar está embravecido se presencia un espec- táculo imponente de cascadas de espuma y olas rugiendo. Los Anfiteatros. — Formados los tres por el de- rrumbe de la tosca, son circulares, cerrados por detrás y abiertos hacia el mar. El Faro.—La torre, las casas, las peñas, los pájaros marinos y el mar siempre agitado, todo concurre para hacer de esta puntilla un paisaje inalterable que ha dado motivos para cuadros y fotografías. Al norte del puerto, el Túnel, la isla y playas de Ramadas, y en «Cabeza de Vaca», «Barranquillas», masa blanquecina de conglomerados, tosca y arenisca, que el mar en sus ataques ha labrado arcadas en su base, ha- ciendo de este barranco de corte vertical, el frontis rui- noso de una antigua construcción. CALDERA, Septiembre 21 de 1920. (1) La mancha oscura que se ve a la izquierda, debajo del puente (en la lámina), es una pirca de piedra que han hecho para resguardarse del viento. =] =J Spegazzini.—GASTEROMYCETEA AMERICANA GASTEROMYCETEA AMERICANA digna de constituir un nuevo género (*) POR EL Dr. Carlos SPEGAZZINI (Sonclusión) Podríamos entonces considerarla como una Bovis- ta Dill. coincidiendo con este género por la falta de base estéril y por su aspecto general, como parece lo hubiera ya sospechado Peck in 1. c. Sin embargo, tampoco esta solución no me satisface pues nos hallamos en presencia de un útero que carece de un exoperidio bien determinado y revestido de un peridio bien determinado de espesor y consistencia peculiar, como también la estructura de su gleba; no hay duda que nos hallamos en presencia de una Lycoperdacea más bien que de una Sclerodermacea; me parece entonces que no nos queda otro recurso que tomar esta interesante especie co- mo tipo de un nuevo género al cual propongo se de el nombre de PLA (significado latino =«Pelota de jugar») y cuyos caracteres taxonómicos serían los siguientes: Pila SpPEG. (N. gen.) Char. Gasteromycetea, lycoperdacea, epigea, globosa, sessilis, basi sterili plane destituta; exoperidio tenuissimo mox evanescente cum endoperidio crasso, ad maturitatem (*) Véase esta Revista, año XXIV (1920) pp. 161-164. 78 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL coriaceo-subchartaceo laevissimo, per aetatem fuscescente, irregulariter frustulatim dehiscente, arcte confluente; gle- ba peridio vix subadnata, primo alba carnosa compacta non alveolata, serius grumoso-subpulverulenta olivacea, capillitio parietibus peridil laxe adnato tenui laevi non spinuloso elongato ramoso, ramis saepe laxe anastomosan- tibus; sporis subglobosis, episporio tenui laevissimo vesti- tis, olivascentibus, vix 1-papillulato-appendiculatis, grosse 1-guttulatis, chiorinulis. Specie typica adhuc unica, neogea, sub nominibus plurimis edita. PILA FRAGILIS (Lév.) Speg (n. comb.) Muycenastrum fragile Lév.—Scleroderma fragile Sacc. Lycoperdon pachyderma Peck. —Calvatia pachyderma Lloyd. == Giacomelli.—EL GÉNERO DRYOCAMPA 79 SOBRE EL GÉNERO DRYOCAMPA HARRIS =AáÁnisota, Huebn. POR EL Dr. Eugenio GIACOMELLI (La Rioja, R. A.) El género Dryocampa Harris, incluído por Burmeis- ter en la fam. Cer atocampidae (0 eratocampidae et Adelo- cephalidae Boisd.), y que figuraría mejor en Adelocephali- dae a mi modo de ver, parece aún ser poco estudiado. Por eso resumiendo brevemente lo que se conoce sobre las es- pecies argentinas en él incluídas, damos a continuación los apuntes que son objeto de este estudio. 1.2 La especie que ha servido de base para el estudio de las demás especies argentinas es el Dryocampa bilinea- ta Burm. (Descr. Physique de la R. Argentine, T. V. Le- pidopt. y Atlas, y siendo dicha figura según datos segu- ros fiel, relativamente al « tipo», la especie bilimeata debe ser uniforme de coloración, sin manchas de ninguna clase. Así me lo comunicó mi estimado amigo el Ing.o Sr. Carlos Lizer, que g gentilmente se encargó en B. Aires, de la com- paración y estudio de dicho tipo y figura y ejemplares de aquí enviados (La Rioja, R. A.) 2.0 Sucesivamente han sido descubiertas varias espe- cies más del mismo género. La más parecida a bilineata, sino es una forma o variedad de la misma es Dryocampa formosa DOGNIN, que se diferencia de la D. bilineata principalmente por tener el abdómen rosado superiormen- te y per tener las alas más o menos salpicadas de átomos negruzcos. En las 2 2 muchos más raras que los 4 ¿ pre- domina el blanco, los átomos parecen escasear, el abdó- 80 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL men es blanco superiormente, pero vestigialmente teñido de rosado en los dos o tres primeros anillos; su tamaño es bastante más grande. Los 3 4 parecen ser sumamente variables de coloracion; las alas del 1.* par son a veces inmaculadas, excepto en la raza característica que las atraviesa oblicuamente, otras veces son cubiertas de áto- mos en mayor o menor cantidad hasta ponerse casi ne- gruzcas en algunos ejemplares fuertemente salpicados, y a estos se refiere la que yo describí en «Anales de la Soc. Científ. Argent., T. LXXII, pág. 19 como Dryocampa bi- lineata BURM. 4 forma atomosa Gac. En D. formosa las alas del 2.2 par son más variables aún y su coloración pasa desde el blanco casi puro al blanco rosado y hasta al gris, además están o nó cubiertas de mayor o menor can- tidad de átomos negruzcos, según los individuos. La colo- ración del abdómen es también muy variable y aunque en general es rosado, este color es más o menos intenso, y en dos ejemplares muy singulares de mi colección, que opino sean meras aberraciones individuales y no especie distinta, la coloración del abdómen es rojo vinoso negruz- co, casi negro en uno, amarillo ocráceo claro en otro; difí- cilmente se encontrará, creo, una especie más variable que la que acabamos de citar, sobre todo en la superficie su- perior de las alas; los ejemplares anómalos citados quizá sean objeto de una descripción especial. Otra especie es Dryocampa inversa GHLAC. Esta especie, descrita en el trabajo citado, y de la cual sólo se conocen los 3 3, es a mi modo de ver com- pletamente distinta de formosa y de las demás: una ver- dadera «bona species» a mi juicio. Se distingue fácilmente de todas por el fondo obscuro con una raya blanca en las alas del 1.*% par (pág. sup.), lo cual dió lugar al nombre que le apliqué de inversa por ser su coloración la de bila- neata y de formosa, pero invertida. Es especie rara relati- vamente a la formosa, pues de esta última se hallan buena cantidad de ejemplares. A esta especie he referido una forma especial que denominé: inverso atomosa Gruac. que le es análoga pero que pudiera resultar o ser considerada como especie dis- tinta. Difiere de inversa en tener además de todos los ca- Giacomelli.—EL GÉNERO DRYOCAMPA 81 racteres de coloración de ésta, las nervaduras del 1.* par de alas marcadamente rosadas y por tener todas las alas a la superficie superior e inferior salpicadas de átomos negruzcos, anúlogamente a formosa; parece un conjunto de formosa e inversa, casi diríamos un híbrido de ambos. De esta rarísima forma solo se ha encontrado un ejem- plar 2, descrito en el trabajo citado y perteneciente a la colección del Sr. A. Carreras, cuyo «tipo» creemos conser- ve todavía. La última especie que conocemos de las Dryccampa argentinas es Dryocampa Floresi GrLaAc., que encontró el Sr. Flores, en listación Mollecito (Provincia de Catamar- ca) en tres ejemplares, 2 de los cuales conservo y uno fué enviado a Francia a Mr. Doguin, que lo conserva en su colección y posee además otro de Santiago del Estero. Esta rara especie es inconfundible con las otras y la más característica de todas, pues su color es grisáceo rosado, casi isabelino claro en la superficie superior de las alas, cubierto de finos átomos negruzcos. No se conoce la 2. Esta especie la describí en «Algunas novedades de lepidopterología argentina» (Anales del Museo Nacional de B. Aires. T. XXVII, pág. 359). —>3= REV. CH. HIST: NAT. ('921) (5) 82 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL GALERIA DE NATURALISTAS DE CHILE POR EL Prot DR anios ERROR TER Catedrático de Zoología general y Entomología Aplicada del Instituto Agronómico de Chile XXVI.—El Dr. Vicente IZQUIERDO $. ls para nosotros muy placentero, al continuar la pu- blicación de la «Galería de Naturalistas de Chile», honrar el volumen de las Bodas de Plata de nuestra querida Re- vista, insertando el retrato y algunos datos bibliográfi- cos del eminente Dr. don Vicente Izquierdo Sanfuentes, ex-profesor de Histología Normal y ex-Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Es el doctor Izquierdo uno de los sabios más distin- Porter.—GALERÍA DE NATURALISTAS DU CHILE 83 guidos de este país, siendo desde hace años acreedor al cariño y respeto de todos los cultivadores de la ciencia. El Dr. Izquierdo, nacido en Santiago, en Dic. de 1850, se distinguió desde muy joven por su amor al estudio, que Jamás ha abandonado. Cursó las Humanidades en el Instituto Nacional. Trasladose enseguida a luropa y estudió Medicina en Estranburgo donde se recibió de Médico práctico. Se dedicó allá muy especialmente a la Histología, y fué en este ramo aventajado discípulo de RANVIER en Fran- cla y de His y WaALbEYEr en Alemania. La ciencia le debe algunos descubrimientos como ser los de algunas terminaciones nerviosas sensitivas de la córnea de los mamíferos y en la lengua de las aves acuá- ticas. Precisamente sobre este tema versa su Memoria para graduarse en Alemania. Siguió también el curso de Zoología del famoso pro- fesor LEUCKART.—AÁ su arribo a Chile, continuó sus es- tudios médicos y se tituló en nuestro país. Posee una magnífica colección de inseetos chilenos, compuesta principalmente de Lepidópteros, casi todos ca- zados por él mismo o desarrollados en su Laboratorio. Fué el fundador de la enseñanza, en nuestra Escuela de Medicina, de la Histología Normal y de la Técnica his- tológica. Después de enseñar con brillo durante 25 años dichos ramos y desempeñando el elevado cargo de Decano de la Facultad de Medicina, presentó su renuncia a consecuen- cia de una grave afección a la vista, la que le fué aceptada enviándosele, con tal motivo, una honrosa comunicación por el señor Ministro de Instrucción Pública, la que trans- cribimos en esta misma Revista, año XVII (1913), págs. 296-297. Hizo igual cosa el H. Consejo de Instrucción Pública. El mismo año el Gobierno Italiano le concedía una valiosa condecoración: la Orden de la Corona de Italia. Los trabajos que conocemos del Dr. Izquierdo relati- vos a las ciencias naturales, son los que anotamos « con- tinuación, según las fichas correspondientes a diversos capítulos de nuestra obra «Ensayo de una Bibliografía Chilena de Historia Natural s4 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL PROTOZOOS. Sobre estos seres ha publicado el li- bro siguiente: Ensayo sobre los Protozoos de las aguas dulces de Chile 1 tomo en 8.”, de 228 págs. ilustrado con 14 láminas. Santiago de Chile. Imprenta Cervantes. Bandera 50.—1906. Es este el primer trabajo sistemático sobre Protozoos publicado en el país y—honroso para Chile—escrito por un sabio chileno. Se editó como volumen anexo a los Anales de la Universidad el 1.2 de Febrero de 1906. Después de la Advertencia y de una interesante /ntroducción, cl au- tor entra a la parte sistemática de su trabajo, en la que describe los nu- merosos Protozoos observados por él. Las especies, minuciosamente descritas, llevan dentro de cada gé- nero sólo números de orden, v. gr.: Petalomonas núm. 1, Petalomonas núm. 2, ete.; sin embargo, en algunos casos están las mismas especies numeradas, identificadas a especies bien conocidas como p. ej.: Liono- tus núm. 1 (=L. ancer), Colpoda núm. 1(=C. cuenllus), ete. El trabajo del Dr. Izquierdo es del tipo de los llamados a desper- tar interés por el estudio de un grupo tan importante del reino animal. Sobre HISTOLOGÍA existen ya dos ediciones del: Curso de Histología Normal, editado por nuestro amigo el Dr, CÉ- SAR E. ZILLERUELO. La primera ed., de...págs., Santiago de Chile, 1904. La segunda ed., de 480 págs., con 25 láms., Santiago de Chile, 1912. Los Leucocitos normales, en la sangre, linfa y en los tejidos. En «Rev. Médica de Chile», año XL, N.” 9, Sept. 1912. En las págs. 323-399. Es una conferencia dada en la Sociedad Médica de Chile, en la que el autor se ocupa del estado actual de la cuestión. Sobre INSECTOS, tenemos anotado, en el volumen pertinente de nuestro mencionado «Ensayo», lo que co- plamos enseguida: Notas sobre Lepidópteros de Chile. Con 4 láminas. «Anales de la Universidad» de Chile. Tomo XC (1895), págs. 785- 835. Después de importantes notas sobre la literatura lepidopteroló- gica de Chile y de poner de manifiesto la necesidad que hay, para el cabal conocimiento de los géneros y especies, de conocer la vida de la mariposa en sus diferentes fases (metamórfosis) viene una mo- nografía del género Hyperchiria, de Hiibner. En seguida trata de las siguientes especies, en las págs. que se expresan: Heliochroma leucotea-Mol ooo... 809 Pyrgus americanus-Blanch................... 806 Epinephele coctei-Guér..oooomicicnccoo., OSLO Plusizviretla-Blaneh... 10 pios ROS Porter.—GALERÍA DE NATURALISTAS DE CHILE 85 O o A 1 E! Untas-proma Da nidad tons sitedaió OLD Apicia valdiviana=Buél..............ooo moccoomos. 916 Phibalapterix ednasbButl. noicass accio? SAS Edmondsia sypnoides-Butl....................... 82 Euptoicta hortensia-BL.. AR 7 Hypochroma Edmondsii-Butl.. EN or 829 Plusia nu, Guenée.. E as) 30 Carcerocephalus flovomaculatus-BL............ 830 IENTATICIS ¡CAD y ED. roto c boa ones DO De la ntayor parte de estas especies sólo se ocupa de describir los huevos, larvas y crisálidas, que hasta entonces no habían sido estudiados. Son interesantes las particularidades que el autor ha dado a co- nocer respecto a la estructura de la membrana externa del huevo de las Hyperchirias. En este trabajo el Dr. Izquierdo crea el nuevo género Veocerco- phana (pág. 818) para una especie encontrada por dicho lepidoptero- logista en Chillán y Araucanía. En Enero de 1891 trajo doce capu- llos de los cuales salieron, hacia fines de Abril y fines de Mayo del mismo año sólo dos ejemplares, un macho y una hembra y sobre los que ha hecho la descripción minuciosa de la especie nueva que de- dica al Dr. Philippi. Sobre los líquidos arrojados por los insectos para defenderse de sus enemigos. Actes de la Société Scientifique du Chili. Tomo V (1895), págs. 257-261. En esta interesante comunicación el distinguido ex-catedrático de Histología Normal de nuestra Universidad se ocupa especialmente de los líquidos arrojados por los coleópteros como medio de defensa, a propósito de nma comunicación hecha a la Sociedad” Cientifica de Chile, hacia fines de 1894, por C. E. Porter (*). Recordamos haber visto alguna vez un estudio sobre la verruga peruana, pero aquí sólo nos corresponde men- cionar los trabajos relativos a la Historia Natural. El Dr. Izquierdo ha tenido a bien honrar el presen- te tomo de nuestra Revista, cediéndonos las primicias de dos estudios sobre Entomología, cuyos originales pronto nos remitirá: el primero versará sobre la puesta del Erio- campoides limacina y el otro sobre Biología de la Polytmy- sana Edmondsi, según nos lo hizo saber al recibir nuestra invitación. SANTIAGO. DE CHILE, 4 de Abril de 1921. (*) CarLos E. PorTER. Sobre el líquido que, como medio de defensa, emiten algunos insectos: Observaciones en algunos coleópteros chilenos. «Actes de la Soc. Se. du Chili», tome TV (4me. année) 1894, pp. 217 y sigtes. 86 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ANTEBRAZO DEL CABALLO* POR EL Dr. Victor M. ARROYO Profesor de la Escuela de Medicina Veterinaria. «Santiago de Chile, Abril 16 de 1921. «Señor Doctor Carlos E. Porter Presente. «Mi distinguido amigo: « Disponiendo, entre los huesos que estoy coleccio- nd para el Museo de Anatomía (en formación) de la Escuela de Medicina Veterinaria, de dos antebrazos de caballo, ejemplares poco comunes, remítole las fotogra - fías respectivas por si las cree de utilidad, más la de otro que se observa generalmente a los efectos compa- rativos. En los animales domésticos, como el caballo, en los cuales los miembros anteriores son empleados ex- clusivamente como órganos de sustentación y locomo- ción, el cúbito se suelda al radio (por sinostosis) y su parte mediana perdiendo todo rol funcional, se va atro- fiando, abortando la parte inferior de su diáfisis como se puede observar en la Fot. IIL-4. La epífisis inferior del cúbito se encuentra for- mando la tuberosidad externa de la epifisis inferior del radio (Fot. 1-2), demostrándolo el hecho que, en el de- sarrollo de éste, dicha tuberosidad se desarrolla por un (*) Considerando el interés que, para los que se ocupan de estos asuntos, puede tener la carta y fotografías que hemos recibido del Dr. Arroyo, las reproducimos en este volumen de nuestra Revista.— La REDACCIÓN, Arroyo. —ANTEBRAZO DEL CABALLO sí « núcleo de osificación particular y que se observa en el « primer mes de la vida. < lín las fotografías 1 y II, se vé la parte inferior de « la diáfisis del cúbito (abortada en la Fot. 111-4) for- Fig. 3.—Antebrazo del caballo. mando una segunda arcada radio-cubital en 1 y libre en 3. Estos ejemplares me sugieren la hipótesis que, los antepasados del caballo que habitaron escalonados des- de el eoceno inferior al plioceno (Eohippe, Orohippe, Mesohippe, Miohippe, Protohipe y el Pliohipe) los cuales disponían de cinco dedos (con rudimento de Ss REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL pulgar), cuatro, tres, dos, etc., hasta llegar al género Equus, hayan tenido el cúbito separado del radio y. de un largo igual; conformación que le habría permitido al radio efectuar un movimiento de rotación (más o me- nos limitado) sobre el cúbito y por consiguiente la su- pinación, empleando el miembro anterior como órgano de prehensión, requerido por las necesidades de la lu- cha por la vida. « En la filojenia de la especie, tal conformación os- teológica del cúbito y radio, se habría modificado por la adaptación llegando a la atrofia que hoy observamos. « Sin otro motivo me es grato saludarlo muy atte. como su affmo. amigo y S.S. V. M. ArroYo». Oliver. —PALEONTOLOGÍA CHILENA 89 Contribución a la Paleontología Chilena. Apuntes sobre el Cimoliasaurus Andiun, Deecke POR Carlos OLIVER SCHNEIDER Conservador del Museo de Historia Natural de Concepción Los estudios de Deecke han revelado la existencia de dos saurios en la formación cretácea, (Senoniano supe- rior), de la isla Quiriquina, uno de ellos, el Pliosaurus chilensis, Grervais (1), y el otro, el Cimoliasaurus Andium, fundado por Deecke. He tenido oportunidad de estudiar unos restos fósiles de la misma isla y que corresponden a la última especie nombrada, un sauroterigio muy poco co- nocido y cuya descripción original, basada en algunas vértebras y huesos, creo yo poder ampliar, confirmando la citada especie y dando a conocer una nueva pieza, un diente, al propio tiempo que algunas observaciones y comentarios que me han sugerido el estudio del material conocido. A modo de antecedentes aprovecho esta ocasión para anotar algunos datos relativos a la historia de esta es- pecie. Los primeros huesos que sirvieron de base al estudio del €. Andium, fueron colectados en la Quiriquina por al- gunos viajeros alemanes que los llevaron al Museo del Gran Ducado de Oldemburgo. Otro colector, el Dr. Gart- ner, cirujano de la corbeta de guerra Moltke, durante la estadía de su buque en la Bahía de Concepción, estrajo nuevos restos en la isla, los que en 1880 fueron deposita- dos en el Museo Mineralógico de Kiel. Posteriormente, en 1883, el geólogo Dr. Gustavo Steinmann, en una exploración que realizó en la isla, ob-, (1) Sinonim: Plessiosaurus chilensis, Gerv. 90 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL tuvo junto con un copioso material de invertebrados fósi- les, unos restos de saurlos que se guardan en el Instituto Paleontológico de Estrasburgo. Todo este material fué estudiado por el especialista Prof. W. Deecke, de Greifswald, en un trabajo publicado en 1895 (2), que determinó en él las dos especies ante- riormente citadas y que corresponden a la familia de los plesiosaurios. La primera es la descripta por Paul Gervais, en la Zoología de Gay (3), como correspondienta al pro- pio género Plesiosaurus, de Conybeare; y la segunda crea- da entonces, es a la que me refiero El género Cimoliasaurus fué creado por Leidy y re- visado por Lydekker, quien agrupó en él, una serie de especies antes conocidas por Orophasaurus, de Cope; Mauisaurus, de Héctor; Brimosaurus, de Leidy, etc., to- dos correspondientes al cretáceo y jurásico superior de América, Europa, Australia y Nueva Zelandia. Las características priricipales consisten en tener el cráneo relativamente chico, el cuello muy largo, los dien- tes cortos y romos. La cintura escapular compuesta de un hueso coracoide y una escápula, las vértebras cervicales, pequeñas las primeras y de forma elíptica las del medio, todas escavadas ligeramente en su centro. El húmero es más largo y más fuerte que el fémur. Los restos descriptos por Deecke son trece vérte- bras cervicales, de las cuales ocho corresponden a las de- lanteras, tres a las centrales y una a las posteriores; una vértebra dorsal y una caudal, el húmero, costillas y hue- sos del pie. En las láminas que acompañan a su estudio da a co- nocer gráficamente el atlas, el axis, una vértebra cervical vista desde el costado, el húmero, una vértebra cervical vista desde arriba, tres vértebras cervicales centrales, dos vértebras cervicales posteriores, una vértebra caudal, apó- fisis de una vértebra caudal y un fragmento de una cos- tilla dudosa. (2) Ueber Saurierreste aus den Quiriquina Schichten. Prof. W. Deecke, in Beitrage zur Geologie and Paleontologie von Sudamerika von G. Steinmann. Neue Jahrb fiir Miner 1895. Beil Band. 10. p. 32-63. Tab. t.3. (3) Claudio Gay. Historia Física y Política de Chile. Tomo Il, pág. 130-136. Año 1858, I con. Atlas, tomo [I. Lám. Herp. I-II. Oliver. —PALEONTOLOGÍA CHILENA 91 Las características del material más importantes son la siguientes: Vértebras cervicales. —El Prof. Deecke divide, para su estudio, las vértebras cervicales en tres grupos: delan- teras, centrales y posteriores. Las delanteras en el material que estudió consisten en ocho vértebras, incrustadas en una colpa, que mide 340 mm. «más o menos», pues el axis que es una de ellas, está quebrado en la mitad. El atlas es semejante, «en sen- tido relativo», al del Polyptichodon, dibujado en la obra de Owen. (4), formando en este caso los prezigaposis (5), del canal neural, una proominencia obtusa, el axis co- rresponde igualmente a la citada especie de Owen. La tercera vértebra es de forma cilíndrica y su plano de ar- ticulación tiene un perfil casi circular; sus dimensiones son: 30 mm. de largo y 35 mm. de ancho y la vértebra siguiente, o sea la cuarta, aumenta únicamente su di- mensión en la parte trasera, aumento progresivo que con- tinúa en la quinta y sexta, siendo en esta el canal neural más hondo y al mismo tiempo, más angosto; su tamaño es mayor, el largo alcanza a 35 mm. y el ancho a 40 mm., tomando una forma general cónica «bastante pronuncia- da». En la séptima y octava vértebra se deja notar, en los arcos superiores, que mientras los prezigapofisis están apenas marcados, los poszigapofisis, tiene un desarrollo notable sobre el borde delantero de las vértebras sl- guientes. Sus largos aumentan proporcionalmente, la séptima a 40 mm. y la octava a 43 mm., el ancho de ambas es 45 mm. Las vértebras cervicales del centro se diferencian de las delanteras, en que los planos de articulación son más afilados. De las tres que estudió y considerando sus di- mensiones, cuyos largos alcanzan a 59 mm. en la primera, y 53 mm. en la última, deduce Deecke, que la prime- (4) R. Owen. Monograph of the Brit. Reptil. of the Mesozoic For- mat. 1874. (5) Para los lectores poco fomiliarizados con la anatomía compa- rada indico el significado del término zigapofísis (Ziga-yugs, apofisis- eminencia). Corresponde a lo qne en Anatomía humana llamamos apofisis articulares. Las ascendentes equivalen a los prezigapofisis y los descendentes a los postzigapofisis. 92 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ra debe corresponder a la décima tercia vértebra cer- vical. Las vértebras cervicales posteriores, de las cuales ha examinado dos y que por el tamaño, largo 62 min., an- cho 102 mm. y alto de 85 mm. «más o menos», supone que correspondan a las primeras de esta serie, tienen sus pla- nos de articulación poco escavados y de contornos elípti- cos, carácter genérico de los Cimoliasaurus. Vértebras dorsales.—En esta categoría de vértebras sólo estudió una, cuyo largo ulcanzaba a 70 mm., y ancho a 78 mm. con un alto de 89 mm. La apofisis espinosa fuer- temente comprimido lateralmente, y sus bordes, el poste- rior casi recto y arqueado el anterior. Costillas. —Wstudió escasos fragmentos, de los cuales deduce que debieron tener sus cabezas de articulación en forma redonda, que las correspondientes al pecho y región abdominal eran largas y de sección circular, siendo ro- bustas y provistas de un surco largo, que recuerda al Ple- siosaurus crassicostatus, Hec. y al Pp. australis, Ow. (Aus- tralia y Nueva Zelandia). Sus dimensiones, «más o me- nos», alcanzan a 20 mm. Fuera de este material, describe Deecke, una vérte- bra cervical, suelta, que no coincide con las anteriores, a que se refiere y, sin embargo, es de Cimoliasaurus, por características y por tener semejanza con restos norte- americanos, descriptos por Leidy y con las formas de Waipara Beds, en Nueva Zelandia. Por sus dimensiones y formas propias, es desconcertante en el conjunto estu- diado por el profesor alemán. Las medidas dadas por Deecke son: largo 43 mm. altura mayor 51 mm., altura menor 48 mm. y ancho 68 mm. Correspondería a una especie diferente, a un ejem- plar de otro sexo o de diferente desarrollo? En el material que he tenido a mi disposición existe una igual, de mayor tamaño, a la que me referiré más - abajo. Hecho este resumen de las descripciones del .mate- rial estudiado por Deecke y que le sirvió para fundar Oliver.—PALEONTOLOGÍA CHILENA 93 esta especie, resumen que he creído necesario para mayor comprensión, entro a la descripción de dos piezas que forman parte de la colección Paleontológica del Museo de Concepción. El diente a que me refiero (N.* 18.723,1. Col. Mus. Con.) y que estimo debe corresponder a la mandíbula su- perior, es de forma conica, de color negro brillante, de superficie accidentada, con estrias levemente profundas, dirigidas longitudinalmente, sinuosas y sin guardar igual- dad de distancias. ls largo, grueso y un tanto encorvado, terminando en una punta redondeada, roma. Sus medidas son: O AOS ero Dimetro basales podes 15 mm. Diámetro antero posterior..... 21 mm. Diámetro transversal........... 16 mm. Su sección es triangular, pero con los ángulos redon- deados y los lados un tanto convexos. El borde anterior presenta señales de desgaste, que por su forma las atribu- Fig. 4. 4. Vertebra cervical posterior, vista de costado, mos- trando el plano de articulación, de contorno elíptico y un > L poco escavado. b. Diente mostrando su cara anterior, las estrias lonjitudi- nales y la punta roma. (Fot. Dr. A. Santa Cruz). yo al desgaste natural de su uso. La cara posterior pre- senta una superficie rugosa, igualmente la lateral izquier- da que muestra cerca de su cúspide, una depresión notable. 91 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Este diente coincide con los caracteres propios del género, que señala Zittel en su conocido manual. (6) El sabio Dr. Philippi, en su obra sobre los Fosiles Terciarios y Cuartarios de Chile, al referirse al Pliosaurus chilensis, de Ger. describe, expresando sus dudas, dos dien- tes que por sus caracteres, y esto ya lo ha dicho el geólo- go Dr. Briiggen, no corresporden al citado animal. El diente que he descrito y figurado cn el presente trabajo, es, que yo sepa, el único que se ha encontrado en la ¡sli Quiriquina y el primero que se da a conocer. Ratifica por su característica, la especie fundada por Deecke. Vértebra cervical.—Igual a la vértebra cervical dudo- sa del estudio de das poseé el M. (. (N.2 18.723,2) una vértebra mucho mayor, como lo revelan sus medidas: A A e E ns OS 70 mm. ATEO MANE A 105 mm. o A 96 mm. ACOSO S S 151 mm. ls de color negro brillante, sus blanos de articulación un tanto escavados. Estos son simétricos, la cara superior presenta una sinuosidad central, profunda, en la que se encuentran situados dos agujeros, separados por una cres- ta angosta. Quedan en ella también indicios de la existen- cla de las apofisis espinosa. Miden de largo 27 mm. Las caras laterales son convexas y redondeadas. La cara ven- tral presenta también dos agujeros, siendo igualmente de superficie sinuosa, en sus extremos están también los ind1- cios de las apofisis transversas quebradas. Los planos de articulación, de forma elíptica, son escavados y en su cen- tro presentan una pequeña eminencia, las aristas son sa- lientes y robustas. ln sintesis tenemos comprobaba la existencia en el terreno Senoniano de la formación cretácea de la isla Qui- riquina, la existencia del Cimoliasaurus Ándium, Deek. Por el análisis de las medidas y descripciones dadas por este autor y a pesar de afirmar este, basado en su ob- - servación «de en todas las vértebras los arcos neurales están muy unidos con su centro, que «el animal no es jo- (6) Karl. Zittel. Handbuch der Paleozoologie. Munchen 1883. Oliver.—PALEONTOLOGÍA CHILENA 95 ven», estimo en comparación con las piezas que he dis- puesto, que los restos estudiados por el profesor Deecke, corresponden a un animal no del todo desarrollado, como | A E E E Fig. 5. a. Vértebra cervical posterior, vista desde abajo, mos- trando la cara ventral, sus dos agujeros y los vestigios de las apófisis transversas, quebradas. b. Diente mostrando su cara posterior, de superficie rugosa y dejando ver la depresion de la cara izquierda. (Pot. Dr. A. Santa Cruz). se puede ver por el estudio comparativo de las dimensio- nes anotadas. En la posibilidad de poder hacer un estudio más de- tenido y basado en mayor material, dejo para otra ocasión, algunas observaciones más, acerca de esta curiosa especie de reptil, que hace miles de años constituía en los mares del cretáceo de esta zona uno de los animales más voraces y feroces, de gran tamaño y ágil nadador, debió con su largo cuello dar alcance a los peces y tal vez sostener lu- chas encarnizadas con otras especies de su categoría. De- bo, finalmente, dejar constancia de la cooperación prestada para la realización de este trabajo, por el señor Dr. Alci- bíades Santa Cruz, que obtuvo las fotografías que ilustran estas páginas y del Prof. Dr. Johanes Bruggen, que gen- tilmente me prestó la bibliografía necesaria, sin la cual, tanto las piezas descriptas, como muchas otras que guar- dan la colección paleontológica del Museo de Concepción, no hubieran podido ser estudiadas. Laboratorio de Paleontología del Museo de Concepción, Dicbre. 1920. 96 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL LAS CACTACEAS DE MENDOZA POR Renato SANZIN Profesor del Colegio Nacional y Escuela Nacional de Agricultura de Mendoza. Biólogo del Gobierno Provin:ial. Este estudio tiene por objeto completar y corregir otro muy breve trabajo anterior sobre el mismo asunto, que presenté en 1917 en la 1.2 Reunión Nacional de Cien- cias Naturales, celebrada en Tucumán. (+) Además del gran desarrollo que ahora doy a la parte de texto, aprovecho, a solicitud del Prof. Porter, director de la «Revista Ch de Hist. Nat.», de ilustrarlo con 18 figuras, todas originales. Las Cactáceas, en la flora Mendocina, constituyen una de las agrupaciones botánicas de mayor importancia. llas, en efecto, no sólo presentan una admirable adaptación al medio ambiente, es decir a un clima muy cálido y seco, sinó que imprimen, desde el llano hasta la alta Cordillera, un aspecto muy característico a la flora regional. ln los alrededores mismos de la Capital se pueden observar ciertas especies en gran abundancia, como ser: Yl Cereus candicans de hermosas y grandes flores blancas (fig. 6); el €. coerulescens de color azulado, muy ramoso y elegante (fig. 2); la Opuntia aoracantha, la O. diademata y la Ol sulphurea. Menos frecuentes: El Echinocactus cata- marcensis y la Echinopsis intricatissima. En la cordillera abundan los Pilocereus erythrocepha- lus, de forma columnar y flores rojas; la Opuntia ovata y 0. aurantiaca. (*) Véase «Primera Reunión Nacional de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales» B. Aires, 1918-1919, págs. 275-278. Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 07 Otras especies son más raras o abundan solamente en ciertas regiones, como sucede con las Maihuenia, de dis- tribución geográfica muy limitada. Fig. 6. Cereus candicans Una hermosa especie de cactácea, que no pude deter- minar, y que quizás sea una nueva especie, es muy común en toda la Precordillera y se parece mucho, por su tama- ño y forma columnar al Pilocereus er ythrocephalus. Se dife- rencia, sin embargo, de esta última por sus flores amarillas y parece ser, por sus espinas y areolas, más bien un Oereus. (Lám. V, B. ) REV. CH. HIST. NAT. (1921) 98 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Las cactáceas mendocinas están representadas por los siguientes géneros: Cereus, con seis especies; Echinopsis, con cuatro, Echinocactus, con dos; Maihuenia, con dos; Opuntia, con siete; Pilocereus y Pterocactus, con una espe- cie cada uno. Total de especies: veltitres. Clave de los géneros I. Tallo no articulado, con o sin ramificaciones. Hojas nulas o escamosas. Faltan los agui- jones gloquideos. A. Tronco alargado, anguloso o con crestas longitudinales. Aréolas cortamente borrosas. Borra no persistente. Involuero floral casi siem- pre largamente imbutiforme, raramen- to tubular ad a E 1. Cereus b. Aréolas largamente borrosas, espe- cialmente en la época de la floración (1 cm. de alto) y revestidas de pelos. Involucro floral acampanado o imbu- A A 2. Pilocereus B. Tronco corto, globuloso o claviforme, a veces apenas columnar. . Involucro floral que se desarrolla po- co a poco hasta alcanzar una longi- tud consmerable.. meiosis 3. Echinopsis b. Involucro floral corto, en forma de taza O eMDUJO eos 4 Echinocactus IT. Tallo ramoso, en forma de césped bajo. Hojas aleznadas, bastante desarrolladas y siempre visibles. Areolas con espinas pe- ro sin aguijones gloquideos ......... .. 9. Maihuenia TI. Tallo articulado. Hojas aleznadas, desarro- lladas sólo en la juventud, más tarde ca- ducas. Aréolas borrosas, con o sin espinas y con manojos de aguijones gloquideos delgados. A. Fruto carnoso; semilla con cáscara grue- say dual A 6. Opuntia REV. CH. HIST, NAT., Año XXV (1921) ; Lám. V B.—Cereus sp. 100 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL B. Fruto seco; capsular dehiscente; semilla ampliamente alada y de cáscara delgada ETE o O RN AN 7. Pterocactus Il. GeN. CEREUS, MILL. Las especies mendocinas de este género se conocen fácilmente por sus grandes flores, generalmente blancas, y por su forma alargada, sin ramificaciones, con excepción del Cereus coerulescens. CLAVE DE LAS ESPECIES I. Especies verticales o más o menos verticales, como columnas. A. Brotes verdes, no papilosos. a. Sobre las aréolas se observa una 1m- presión en forma de V. o una línea horizontal: AE 1. lamprochlorus h. Sobre las aréolas no existen impre- si0ues. 0. Cuerpo delgado de un diámetro no superior a 6 cm. 1. Crestas en número de 10-13. Tspinas periféricas 8-10 y una solarcental A a: 2. Spachianus ii. Crestas en número de 15-18. Espinas periféricas 13-16 y centrales Ada: 3. Strigosus 00. Cuerpo grueso, de más de 6 em. de diámetro. Urestas en núme- ro de 10 como máximo...... 4. candicans B. Brotes papilosos de color azul o gris.... A A OA 5. coerulescens TI. Especies con el tronco erguido al principio y luego decumbentes. Flores de color ro- Jo, ligeramente zigomorfas...... ..... 6. Baumannt Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 101 1. €. lamprochlorus Lem. (Fig. 7). Schumann, Gesamtbeschreib, de Kakteen, p. 60. Syn.: C. nitens $. D. Fig. 7. Cereus lamprochlorus Echinopsis lamprochlora Web. Especie en forma de columna, simple o apenas rami- ficada en la base. Crestas en número de 10-15, ob- tusas o suberenadas; 11-14 espinas radiales, acicu- lares o subuladas; 4 espinas centrales; flores infun- dibuliformes con ovario escamoso lanuginoso. Distribución geoyráfica: C., BA., RÁ., . €. Spachianus Len. Schumann, l. c., p. 67. Especie en forma de columna a veces ramosa en la base, llegando a tener hasta 1 m. de alto por 5-6 cm. de diámetro. Crestas redondeadas, en número de 10-13; espinas radiales 8-10, aciculares; las cen- trales solitarias. Flores infundibuliformes de ovario escamoso, lanuginoso. Distribución geográfica: SJ., R, S£., 102 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 3. €. strigosus $. 1). (Fig. 8). Schumann, 1. e., p. 68. Syn.: €. myriophyllus Gill. C. intricatus $. D. Echinocereus strigosus Rimpl. En forma de columna, muy ramoso en la base. Cres- tas en número de 15-18, poco desarrolladas, ob- Fig. $. tusas y apenas crenadas. Espinas radiales, acicula- res en número de 13-16; las centrales más desarro- lladas y en número de 4. Flores infundibuliformes, grandes con overio escamoso, lanuginoso. Distribución geográfica: Chile, SJ. En Mendoza es muy común en todos los terrenos pedregosos. Florece XI. 4. €. candicans GILL. (Fig. 9). Schumann, 1. c., p. 69. Syn.: C. gladiatus Lem. C. Montezumae Hort. _Echinopsis aurata $. 1). Echinocactus auratus Pfeiff. Especie en forma de columna, ramosa en la base. Crestas en número de 10, redondeadas, crenadas; 11-14 espinas radiales, aciculares o subuladas y Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 103 1-4 centrales. Flor infundibuliforme, escamosa, la- nuginosa. Distribución geográfica: Chile, C., SJ., Ct., R. Muy común en todos los terrenos áridos de los alrede- dores de Mendoza. Florece XII. Fig. 9, 5. €. coerulescens $. D. (Fig. 10). Schumann, l. e., p. 121. Syn.: €. Landbeckii Phil. C. Mendory Hort. C. nigrispinus y C. melanacanthus Hort. Especie por lo general muy ramificada con 8 crestas obtusas, subsinuadas; 9-12 espinas radiales subu- lado- agudas, centrales 2-4 más larg gas. Flor infun- dibuliforme con ovario escamoso, elabro. Distribución geográfica: Toda la República. Florece XII 104 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL, 6. C. Baumannii Lem. Schumann, 1. c., p. 133. Syn.: €. colubrinus Otto Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 105 C. Twediei Hook. C. subtortuosus Hort. En forma de columna, ramoso en la base, al princi- plo erguido y más tarde decumbente alcanzando 1 m. de longitud por 1,5-2,2 em., de diámetro. 14-16 crestas obtusas y poco marcadas con 15-20 espinas subuladas de 1,5 a 2,5 em. de largo. La flor es un hermoso color rojo algo cigomorfa, tu- bulosa con el ovario escamoso, lanuginoso. Distribución geográfica: Urug., Parag., J., S., T., R., No A OA Il. GEN. PILOCEREUS Lem. En Mendoza una sola especie: P. erythrocephalus K. Sch. (Fig. 11). Schumann, 1. e., p. 195. Syn.: Echinopsis rhodacantha $. D. Echinocactus rhodacauthus 5. 1). Especie brevemente columnar, sin ramificaciones y con 27 a 30 crestas obtusas; más de 30 espinas, rí- gidas en el centro y algo encorvadas, débiles y fle- 106 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL xuosas en la periferia. Floresi nfundibuliformes con el ovario y el tubo escamoso lanuginoso. Distribución geográfica: SJ. MI. Gen. ECHINOPSIS Zucc. Las especies de este género sé caracterizan especial- mente por su forma globulosa u ovoidal muy rara- mente cilíndrica, y sin ramificaciones. Las flores son muy largas y angostas hasta su parte superior en donde se ensanchan bruscamente. CLAVE DE LAS ESPECIES: I. Una sola espina central o ninguna. A. Espinas periféricas encorvadas, tronco corto, esférico o ligeramente elipsoi- Al A S. leucantha. B. Espinas periféricas rectas, tronco colum- A A A 9. campylacantha. II. Varias espinas centrales. A. Espinas centrales en número de 5-8, par- das en la base y de un hermoso co- lor rojo oscuro en la parte superior. Flores amarillas. 10. formosa. B. Espinas centrales en número de 4-6 de las cuales 1-2 mayores. Flores blan- CA do EA 0 11. imtricatissima 8. E. leucantha War. (fig. 12). Schumann, l. e., p. 240. Syn.: E. campylacantha Pfe1ff. E. salpingophora Lem. E. polyacantha et stylosa Monv. E. Yacutulana Web. Echinocactus leucanthus Gill. Cereus leucanthus Pfeiff. Sanzin.— CACTÁCEAS DE MENDOZA 107 Echinonyctanthus leucanthus Lem. Cereus incurvispinus Hort. Melocactus ambiguus Hort. Fig. 12 Especie globosa o elipsoide, a veces apenas cilín- drica, de 14 crestas altas apenas sinuadas. Tiene 9-10 espinas radicales más o menos curvas de color cas- taño pálido y las centrales solitarias y encorvadas hácia el ápice. Flores grandes, blancas, ligeramente rosadas. Distribución geográfica: SL., C., R.—No muy común en Mendoza. 9. E. campylacantha R. Mey Schumann, l. e., p. 241. Syn.: E. salpingophora, Preinr. hon Lem. Especie simple, cilíndrica de color verde obscuro, con 12-14 crestas no muy altas y apenas crenadas; espinas radiales 7-5, rectas, subuladas y de color pardo claro, las centrales encorvadas en el medio con 108 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL la parte superior recta o apenas encorvada. Flores grandes blancas. Distribución geográfica: T., Sgo., S, C., SL. En Mendoza es muy rara esta especie. 10. E. formosa Jac. Schumann, l. e:, p. 244. Syn.: Echinocactus formosus Pfeiff. Melocactus Gilliesii Hort. Cereus Gilliesi1 Web. Elipsoide o brevemente cilíndrica con 15-30 crestas altas y apenas sinuadas; espinas radiales 11-13, encorvadas, blancas en la base y de color rojo en su parte superior; las centrales en número de 6-8 dis- puestas en varias series y con los ápices de color castaña. Flores pequeñas amarillas. Distribución geográfica: Mendoza. 11. E. intricatissima SprG. (fig. 13). Spegazzin1, Cactac. Plat. Tentamen, p. 491. ¡MAA Mus. B. Aires. Especie subovada con 16 crestas casi semicilín- dricas, apenas sinuadas y dispuestas en forma casi espiral. Espinas radiales en número de 8-13, centra- les 4-6 de las cuales 1-2 más largas y bastante ar- queadas. llores grandes, blancas. Distribución geográfica. En Mendoza. Bastante común en la llanura. IV. GEN. ECHINOCACTUS Lx. Se distingue a primera vista de los géneros afl- nes (Cereus, Echinopsis) por sus flores pequeñas y de involucro corto en forma de taza o embudo. Dos especies viven e Mendoza. Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 109 Fig. 13, Echinopsis intricatissima CLAVE DE LAS ESPECIES: I. Cuerpo globoso. Crestas interrumpidas, for- mando tubérculos confluentes. Espi- nas radiales pectinadas, las centrales faltan. Flores blancas..... 12. Sehickendantzn II. Cuerpo, al principio elíptico, luego cilín- drico no muy alargado. Crestas no interrumpidas. Espinas radiales y centrales numerosas. Flores ama- Ai 13. catamarcensis 110 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 12. E. Schickendantzii Wes. (fig. 14). Schumann, 1. e., p. 415. et Nachtr. p. 122. Syn.: E. hy ptiacanthum (SANzIN, Apuntes sobre Uact. Mendoza, non Lehm). Fig. 14 Especie comprimido-globosa con 7 crestas am- pliamente sinuadas y formando unas especies de tubérculos confluentes de color verde obscuro. Espi- nas radiales en número de 6-7 dispuestas como dien- tes de peine; las centrales faltan. Flores blancas con el ovario escamoso y glabro. Distribución geográfica: Sgo., SL., C., R., Ct. En Mendoza es poco frecuente y se halla de vez en cuando en los terrenos áridos arenosos de la llanura (Alto Verde) y de la Precordillera. Florece XII. 13. E. catamarcensis SpEG. (fig. 15). Spegazzini, l. c., p. 500. Syn.: E. Straussianus K. Sehm. Brevemente cilíndrico con 13 crestas subobli- cuas, crenadas; espinas en número de 20 entre radia- les y centrales que se confunden, son gruesas, rectas Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 101 y subuladas y de color rojizo. Flores no muy grandes, amarillas con el ovario escamoso y piloso. Distribución geográjica: SJ., Ut., en Mendoza es muy común en las colinas pedregosas de los alrede- dores. Florece XI. V. Gen. MAIHUENIA Phi. Las especies de este género se distinguen fácil- mente por su ramificación en forma de césped bajo y extendido, y por carecer en absoluto de aguijones gloquideos. CLAVE DE LAS ESPECIES: I. Flores amarillas. Articulaciones con espl- mas hastacla Dase cinto sos 14. Poeppigii IT. Flores rojas. Articulaciones con espinas solamente hacia los ápices... 15. brachydelphys 14. M. Poeppigii PniL. Schumann, l. c., p. 755. Syn.: Peireskia Poeppigii Web. Opuntia Poeppigii Otto. O. Majhuen Remy. Especie muy ramosa cespitosa, que ocupa exten- siones considerables; espinas en número de tres, la 112 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL central muy larga y subulada. Flores amarillas. El fruto una baya subelavada. Distribución geográfica: Chile., Chubut; en Men- doza ocupa grandes extensiones en la Cordillera Tutungato a unos 2,000 m. de altitud y se le conoce con el nombre de «Yerba del huanaco». 15. M. brachydelphys K. Scn. Schumanan, 1. e., p. 756. Syn.: Opuntia brachydelphys K. Sel. Especie muy ramosa cespitosa con articulaciones cilín- dricas o subelípticas de base inerme. Espinas en número de tres; una larga central y dos cortas la- terales. Flores de color rojo. Distribución geográfica: Paso Cruz en la Cordillera de Mendoza (Otto Kuntze). VI. Gen. OPUNTIA MiLL Se reconocen fácilmente las especies de este género por su cuerpo articulado y por la presencia de los aguljones gloquideos que llevan en las aréolas. De las numerosas especies conocidas (alrededor de 140) 8 pertenecen a la flora de Mendoza. ULAVE DE LAS ESPECIES: I. Articulaciones de sección transversal cir- cular. A. Articulaciones de un color gris caracte- rístico. 1. Espiñas rígidas, rectas............ 16. aoracantha » Espinas blancas, papiráceas O sib a a oo .. 17. diademata Bb. Articulaciones verdes o rojizas, nunca ds color gris. Espinas papiráceas o por lo menos muy flexibles y algo achatadas en la base. Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 113 o. Espinas muy difusas, parduzcas, en número de 2-4. Articulaciones ver- Mo en O NNF 18. platyacantha vo. Espinas muy claras en la base y roji- zas en los extremos, en número de 2-5. Articulaciones purpurinas en los extremos. Forma céspedes tupi- dos y hemisféricos. ln la alta Cor- A 19. andicola b. Espinas aleznadas, rígidas. 0. Varias espinas cor tas y una mucho más larga, delgada y cilíndrica.... .20. longispina 00. Espinas en número 7-8, desiguales, a AR 21. ovata II. Articulaciones achatadas y sección trans- versal elíptica. A. Articulaciones poco achatadas, pequeñas y alargadas. Flores anaranjadas 22. aurantiaca - Articulaciones muy achatadas, grandes y ovaladas o circulares. Flores de color amarillo azufre............ 23. sulphurea 16. O. aoracantha Lux. (lg. 16). Schumann, l. c., p. 691. Syn.: O. ovata Pfe1ff. O. Grlliesii Otto. Cereus ovatus Pfe1ff. Tephrocactus aoracanthus Lem. Especie fruticosa, muy ramosa, pequeña, de un color verde-gris muy curacterístico. Tiene articulaciones globosas o elipsoidales que llevan en cada aréola de 3 a 7 espinas subuladas, largas y duras. Flores blancas. Distribución geográfica: SJ., R., Ot., J. En Mendoza es muy común en los cerros áridos de los alrede- dores de la capital. REV. CH. HIST. NAT. (1921) (8) REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL A / ed e to ha a 9 => FS Fig. 16 17. 0. diademata Lem. (Fig. 17). Schumann, l. e., p. 692 Syn.: O. Turpinii Lem. O. papyracantha Phil. O. calva Lem. O. articulata Lk.? Sanzin.—CcACTÁCEAS DE MENDOZA 115 O. polymorpha Hort.? Tephrocactus diadematus Lem. Cereus articulatus Pfeiff.? Pequeña especie fructicosa, cespitosa y muy ramifi- cada de un verde gris característico. Las articula- ciones globosas, a veces sube ilíndricas. En Mendoza existen dos variedades: a) inermis Speg. enteramente de al E espinas. b) oliyacantha Speg. con 1-2 espinas largas, paptrá ceas. Distribución geográfica: SJ., R., Ct, S., J., Sg 116 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 18. O. platyacantha s. b. (Fig. 18). Schumann, 1. e., p. 693. Syn.: O. alpina Gill. O. pelagensis S-1). O. tuberosa Hort. Fig. 18. Opuntia platyacantha. Tephrocactus platyacanthus Lem. Pequeña especie cespitosa-ramosa con articulaciones elipsoidales o subclavadas. Lleva en cada aréola de 2 a 4 espinas anchas papiraceas, rígidas. Distribución geográfica: Umle, Pat 19. O. andicola PExIFF. Schumann, l. e., p. 693. Syn.: O. glomerata Haw.? O. horizontalis Gall. O. papyracantha Hort. Tephrocactus andicola Lem. Pequeña planta cespitosa con las articulaciones ver- des en la base y rojiza en los extremos, de forma Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA ¡e cilíndrico clavada o elipsoidal. Tiene en cada aréo- la 1 6 2 espinas largas papiráceas y a veces otras 306) más. Distribución geográfica: Chile. En Mendoza se en- cuentra no con mucha frecuencia a grandes altu- ras en la Cordillera, formando unos céspedes tupl- dos y hemisféricos característicos. Florece XI-XII. 20. O. longispina Haw. Gay, «Flora Chilena», T. III, p. 28. Especie con articulaciones cilíndricas, algo comprimi- das, con espinas rojizas, cortas, de las cuales una más larga, cilíndrica y delgada. No la he visto. 21. 0. ovata PrErrr. (Fig. 19). Schumann, l.c., p. 696. Syn.: O. ovoides Lem. Cactus ovoldes Lem. Fig. 19. Opuntia Ovata. Fig. 20. O. aurantiaca. REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Pequeña, ramoso-cespitosa, y de un verde amarillen- to con las articulaciones elipsoidales o subcilín- dricas; 5-9 espinas breves; el fruto, una baya su- bovada, umbilicada. Distribucion geográfica: Chile. O. aurantiaca GILL. (Fig. 20). Schumann, l.c., p. 744. Syn.: O. extensa $. D. Cactus aurantiacus Lem. Pequeña especie, muy ramosa, decumbente y de co- lor verde oscuro; articulaciones alargadas, lineares y algo achatadas; 4-6 espinas pardas; flores ana- ranjadas. Distribución geográfica: Uruguay, Chile. . O. sulphurea GriLL. (Fig. 21). Schumann, l. c., p. 745. Na Fig. 21. Opuntia sulphurea. Syn.: O. Twediei Hort. Especie poco ramosa, decumbente, de un verde páli- do; articulaciones grandes de forma orbicular u ovoidal, muy achatadas ¡espinas en número de 1-6; flores de color amarillo azufre. Distribución geográfica: Chile, Cbt., RN., JS., Ct., SL. Muy común en Mendoza tanto en la Cordillera como en la llanura. Sanzin.—CACTÁCEAS DE MENDOZA 119 VII. GeN. PrEROCACTUS K. Scn. Se conoce una sola especie: 24. P. Kuntzei LK. Scn Sehumann, l. c., p. 793. Es una pequeña especie, muy ramosa en la base; ra- mitas débiles, cilíndricas o subclavadas; en cada aréola 9-12 espinas pequeñas, rígidas y acostadas a las ramas. Las flores son moradas v las raíces por lo general tuberosas. Muy común en los terrenos áridos y arenosos de la Precordillera, siendo accidentai su presencia en la llanura. Bibliografía Doy a continuación una lista de las obras consulta- das, en las cuales se describen o citan especias de cactá- ceas mendocinas. : De Candolle, Prod. Syst. Nat. TIT. Gay, C.; Hist. Fis. y Pol. de Chile, Botánica, IL Hauman, L., La Végétation des Hautes Cordilleres de Mendoza, in An. Soc. Cient. Argent. LXAXXVI, LOTE. Kuntze, O., Rev. Gen. Plant., Leipzig, 1898. Schumann, K., Gesamtbesch. d. Kakteen Neudamm, 1903. Spegazzini, C., Cact. Plat. Tentamen; Anales Mus. Nac. C. Natur.; Bs. Aires, T. IX. Walpers, G., Rep Bot. Syst, IL. Abreviaciones usadas BA.-—Buenos Aires. T.-—Tucumán. C.—Córdoba. S.—Salta. Ct.—Catamarca. Sgo.—Santiago del Estero. SL.—San Luis. RN.—Río Negro. SJ.—San Juan... Cbt.—Chubat. J.—Jujuy. N.—Neuquén. R.—Rioja. Pat.—Patagonia en general. MENDOZA, Novbre. de 1920. 120 REVISTA CHÍLENA DE HISTORIA NATURAL Nota sobre el huevo 0de ERIOCAMPOIDES LIMACINA («CHATE») POR EL Dr. Vicente IZQUIERDO S. Seguramente no habrá ningún horticultor que no da convencido de los terribles estragos que causa la lar- a (chape) de este insecto en los árboles frutales y de par- dee como cerezos, perales, guindos, obepinos, y a veces membrillos y que en raras ocasiones ataca también al du- razno rojo de flor doble. Los daños son de tal naturaleza que deshoja a veces por completo árboles de gran tamaño, los que privados durante varios años seguidos de su follaje acaban por pe- recer. La biología de este insecto ha sido bien estudiada por numerosos entomólogos y horticultores. Nosotros no pretendemos ocuparnos de ello en este pequeño trabajo y nos concretamos únicamente a estudiar el huevo y la manera como es depositado por la hembra en las hojas; pues a este respecto los autores difieren mucho unos de otros; no encontrándose de acuerdo sobre el delicado me- canismo y la perfección con que la hembra trabaja en este caso. Antes de exponer nuestras ideas sobre el particular, creemos de necesidad reproducir aquí, aunque muy sucin- tamente, lo que dicen los autores consultados sobre el particular, traducido literalmente. THEOBALD, «Insects Pests of Fruit», 1909, pág. 336, se expresa asl.: «Cada huevo es depositado en una ranura semicircular por el < oviscapto de la hembra en la cara /nferior de la hoja, pero de cuan- « do en cuando parece ser puesto en la cara superior. Una pequeña « mancha pálida señala el lugar de inserción del huevo». ) Izquierdo. — EL HUEVO DE ERIOCAMPOIDES LIMACINA 121 X. SANDERSON, <«Insects Pest of Farm, Garden and Orchard», dice: «Da hembra con el oviscapto corta una pequeña célula como am- < polla en la cara saperior y dentro de ella pone el huevo». lín el «Manual of Fruit insects», por SLINGERLAND and UROSBY, se lee: «La hembra provista de oviscapto dentado y afilado deposita con « él sus huevos bajo la epidermis de la hoja. El oviscapto se inserta « en la cara inferior y trabaja en forma de cortar una porción de la <« epidermis superior, dejándola en forma de ampolla para colocar el « huevo, que es oval». Hasta aquí las descripciones de los autores que se ocupan del huevo de este insecto. El lector notará fácilmente la confusión, la incer- tidumbre y las verdaderas contradicciones en que caen. Es posible que ninguno de ellos se haya dado cuenta exacta de como tiene lugar el hecho. Otros escritores no dan ningún dato al respecto. Pasamos ahora a dar a conocer nuestras propias ob- servaciones. Empiezan a verse huevos del Eriocampoides en los primeros días de Octubre; a la simple vista aparecen en forma de una manchita de color amarillo verdoso, de forma más o menos circular, apenas prominente sobre la superficie de la hoja, y de menos de 2 milíms. de diáme- tro; el observador inesperto no se imaginaría que ahí está el huevo del insecto, que tan grandes daños causa. Tomemos ahora una lente y observemos con ella esta manchita, y veremos con toda precisión, que es una ver- dadera vesícula formada por la epidermis de la hoja y de- bajo de la cual se encuentra el verdadero huevo, el cual es de forma elíptica, de tinte verdoso y cuando más de un milím. de diámetro; rara vez está colocado en el cen- tro de la vesícula; en general, está periférico; se presenta rodeado de una zona angosta de color hoja seca, la que 122 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL contiene aire; es sin duda el espacio vacío que se produce cuando es introducido el huevo con alguna presión por debajo de le epidermis. Esta zona contiene una sustancia dispuesta en radia- ciones que van del huevo a la periferia y de color hoja seca, formada probablemente por la sustancia glutinosa Fig. 22. Corte vertical de una hoja al nivel del huevo (es- quemático): ep., epidermis superior; ep. 7., epidermis inferior; 4, huevo; cat. 4., cavidad con aire o celdilla; par., parénquima de la hoja; /n., incisión por donde penetra el oviscapto. en que se ve envuelto el huevo al salir del oviducto, y quizá también por células epidermoidales (1). El óvulo es colocado siempre en la cara superior de las hojas, jamás en la inferior, a lo menos esto es lo que pasa aquí en Chile, sea cualquiera el árbol de que el in- secto se sirve. Ahora bien, la epidermis que pasa por encima del huevo, no presenta en toda la hoja ninguna solución de continuidad; luego el acerto de algunos autores de que la hembra deposita los huevos directamente en la cara supe- rior, rompiendo la epidermis, tiene que ser falso, desde que la epidermis no tiene ninguna cicatriz o solución de continuidad. Colocado el huevo de esta manera queda contenido (1) El huevo es de una fragilidad extraordinaria: aplastado sua- vemente con el dedo, se deshace; está envuelto en finísima mem- brana. : Izquierdo.—EL HUEVO DE ERIOCAMPOIDES LIMACINA 123 en una pequeña cavidad, cuyas paredes son: la epidermis superior de la hoja por encima y el parénquima de la mis- ma por debajo, quedando así protegido de tal modo que ningún cuerpo que frote la hoja puede desprenderlo 0) destruírlo, lo que contribuye a explicar el inmenso núme- ro de larvas que se desarrollan. Por otra parte, esta colo- cación facilita mucho su destrucción por los líquidos in- secticidas empleados en horticultura. Cuando la hoja es delgada, como la del cerezo, el huevo forma una ligera prominencia o abolladura en la cara inferior de la hoja. Tratemos uhora de averiguar cómo el insecto ha po- dido llegar a colocar su huevo debajo de la epidermis su- perior sin romper ésta: no existe sino un solo camino, y este es tratar de introducirlo por debajo a través de todo el espesor del parénquima de la hoja. Aquí nos encontra- mos en presencia de uno de los instintos más maravillosos del mundo de los insectos. Si se observa con cuidado y con una buen lente la superficie inferior de la hoja, frente al lugar que ocupa el huevo, se encontrará siempre una pequeña cicatriz co- respondiendo a una incisión del mismo tamaño, la cual atraviesa de parte a parte el parénquima y da entrada a la celdilla en que está el huevo; se comprende que sólo por esta vía puede ser introducido éste, y realmente lo es así. Tiene, pues, la hembra que perforar todo el espesor de la hoja de abajo arriba, lo que exige un esfuerzo de cierta importancia y un instrumento bastante perfecto, como es el oviscapto, el cual está provisto en su extremi- dad de pequeños dientes afilados. De esta ingeniosa manera, la hembra, con un instin- to maravilloso, coloca su huevo en las condiciones más favorables posible, debajo de la epidermis de la cara supe- rior de la hoja (sin romper ésta), donde queda expuesto directamente al calor fecundante de los rayos del sol. 124 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Una nueva carta 0e Geografía botánica chilena POR Alberto EDWARDS (Director General de Estadística) Con motivo de la próxima publicación del Censo de 1920, la Oficina Central de Estadística ha hecho ejecutar en los Talleres del Estado Mayor una serie de cartas fislo- gráficas del territorio chileno, las cuales, en su conjunto, dan una idea bastante exacta de las aptitudes agrícolas naturales de las diversas zonas del país. De estas cartas, se encuentran impresas las que mues- tran la distribución de las lluvias y la geografía botánica; está ya dibujada la que contiene las isotermas, y en pre- paración la carta de la evaporación media. La carta de geografía botánica que es la que princi- palmente motiva esta nota, no ha sido construída con un criterio científico (filogénico o sistemático) sino conside- rando el problema de la distribución de los vegetales bajo su aspecto económico y práctico. No cabe duda, en efecto, que el carácter de las formaciones vegetales de un terrl- torio es uno de los indicios más preciosos para conjeturar sus aptitudes agrícolas, y por tanto, cuando del censo se trata, su capacidad para contener y alimentar mayor o menor número de habitantes. Las diversas zonas vegetales que se encuentran dibu- jadas en la carta de que me ocupo, están principalmente caracterizadas por sus fascies, su aspecto exterior, la den- sidad, exuberancia y carácter de su flora, y no por las familias o géneros botánicos que en ellas predominan, aunque, sin duda alguna, un estudio científico del proble- ma permitiría acaso definir técnicamente las características sistemáticas de cada una de esas zonas que llamaremos visuales. Edwards.—CARTA DE GEOGRAFÍA BOTÁNICA 125 Daremos una idea breve de dichas zonas, junto con los accidentes meteorológicos que las determinan. 1.2 Zona del Altiplano. —Ucupa parte de la región an- dina de Jas provincias de Tacna, Tarapacá y Antofagasta hasta donde alcanzan las lluvias regulares de verano, pro- pias del altiplano de Bolivia. lól carácter de su vegetación es estepario, debido a la escasez y corto período de las lluvias por una parte y a la elevación del suelo y consi- guiente falta de calor. > Zona del Desierto.—Ocupa la mayor parte del te- rritorio al norte del paralelo 27%. El suelo aparece en ge- neral desnudo de toda vegetación, salvo donde alcanza el riego artificial o a orilla de las aguadas y corrientes de agua que bajan de las cordilleras. La excesiva escasez o la casi absoluta falta de lluvias es lo que determina el De- sierto, propiamente tal. Su límite con las estepas que lo errcundan varía de año en año, según que las lluvias se extiendan más o menos. 3.2 Zona Paposana.—Más que una zona contínua, la Paposana (que así la bautizó Philippi) está constituída por una serie de islotes de vegetación más densa y apa- rente que la del desierto. Dichos islotes o sub-oasis : apare- cen en los flancos occidentales de la cordillera de la costa y en las vecindades del mar (aunque siempre a cierta altu- ra). La configuración y elevación de los cerros, provocando la condensación en nieblas y garúas de las humedades ma- rítimas, determinan esta zona cuyo centro más vasto y mejor estudiado, se encuentra por el paralelo 25 en los alrededores de Paposo. 4.0 Zona Coquimbana.—Sirve de transición entre el Desierto y la Zona Central y se extiende (en líneas gene- rales) desde el paralelo 270 hasta el 317. Se caracteriza por estepas temporales herbosas en invierno, y su vegetación leñosa está representada principalmente por cactáceas y ar- bustos espinosos de hojas minúsculas, que indican la seque- dad del clima. Determinan esta zona lluvias periódicas y bastante escasas e irregulares en la estación de invierno. 5.2 Zona Central.—Se extiende entre el paralelo 31* y el 36%. La caracterizan praderas temporales de invierno más y más duraderas a medida que se avanza hacia el Sur, La vegetación leñosa es rica y variada: la componen nu- 126 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL merosos úárbóles y arbustos de aspecto mediterráneo o sub- tropical que forman verdaderos bosques, pero el monte es generalmente bajo salvo en las quebradas. Las hayas faltan o sólo aparecen en forma esporádica sin caracterizar el paisaje. 6.2 Zona de los Bosques Australes.—Se extiende desde el paralelo 36” hasta la península de Taitao (47”). Región de bosques elevados y exuberantes compuestos de árbo- les de muy diversas familias y mezclados entre sí. La pre- sencia de o enredaderas, plantas epífitas y bam- búes hacen recordar la selva tr opical. Las hayas predominan sin dominar en absoluto. Aparecen las coníferas. Zona de los Bosques Magallánicos.—Se extiende por la parte occidental del continente, al sur de la anterior y hasta el Cabo de Hornos. Es una región exclusivamente de selvas pero no tan elevadas y variadas como las de la zona anterior. Es el bosque austral empobrecido, no por falta de humedad sino de calor y de luz. Predominan las hayas y los pinos; la mayor parte de los árboles del centro y sur han desaparecido, como también casi todas las enre- daderas, plantas epífitas y bambúes. De acuerdo con Ste- ffen se ha puesto como límite entre esta zona y la anterior la península de Taitao. llo, hasta cierto punto, es pura- mente convencional: el empobrecimiento de las selvas de Valdivia y Llanquihue es gradual y constante de norte a sur. 8. Zona Andina.—Comprende las altas cordilleras. Científicamente hablando debía ser dividida esta zona en varias que se suceden con la latitud. Por desgracia, no existen para ello bastantes observaciones, y la importancia económica de dicha subdivisión sería muy escasa. 9.0 Zona Patagónica.—Comprende las estepas, pra- deras y matorrales ralos que continúan hacia el sur las pampas argentinas al oriente de las cordilleras hasta la Tierra del Fuego. Todas estas zonas están determinadas por numerosos caracteres, por lo menos externos y prácticos, como podría probarlo si se me hubiera concedido espacio para ello. Ya sea porque la forma alargada del territorio induce a ello o por falta de un estudio detenido de la geografía vegetal ha sido costumbre dividir al país (en trabajos de Edwards.—CARTA DE GEOGRAFÍA BOTÁNICA 127 la índole del que nos ocupa) en zonas que se suceden re- gularmente de norte a sur y separadas entre sí por para- lelos de latitud. Ello no respondea la realidad. Así comolas lluvias no varían regularmente con la latitud (como lo prueba la carta respectiva) tampoco sucede tal cosa con la vegetación. Por ejemplo, la flora característica de las zonas más lluvio- sas se prolonga hacia el norte en las vertientes marítimas de la cordillera de la costa y en los flancos de la cordi- llera, mientras que la flora característica de las regiones secas se prolonga hacia el sur en el valle central y “sobre todo en los flancos orientales de la cordillera de la costa. La zona coquimbana de las estepas y matorrales es- pinosos alcanza así en ciertos sitios hasta las vecindades del paralelo 330, en tanto que los montes del centro suben hacia el norte en la zona marítima hasta Fray Jorge, ya muy cerca de los 30”. De igual manera, los bosques altos con hayas característicos de la zona austral, suben en la costa hasta la hoya del Maule y talvez más al norte; y en la cordillera hasta las vecindades de la hoya del Cachapoal (cerca de los 34”); en cambio la zona central se prolonga por el valle longitudinal hasta el 1 río Malleco, muy cerca del paralelo 38% Puede que apesar de su escaso valor científico, la carta botánica de que hablamos, pueda prestar algún ser- vicio. =y == 1285 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL HYMÉNOPTERES NOUVEAUX DU CHILI PAR LE Dr. Jean BRETHES Entomologiste au Musée National de B.-Aires (R. A,) Tetrastichus apantelicida BxETHES, N. Sp.—Cyaneo- vel viridi-nitens, trochanteribus, femorum apice, tibiis et tar- sis art. 1 et 2 albis, alis hyalinis. Long.: 13 mn. La tóte est lisse avec striation microscopique, les an- tennes courtes, le scape aussi long que les deux premiers articles du funicule, le peilicelle obconique, a peine plus long que large a lextrémité; il y a deux annelets peu perceptibles, Te funicnle avec les trois articles aussi longs que larges, et une file de sencilla chacun, la massue ellip- tique, le second article un peu plus long que les autres deux, avec chacun une seule file de sencilla, la troisieme termine en pointe aigué. Le pronotum est transverse, le mésonotum avec striation longitudinale, une ligne impri- mée médiane sur la moitié postérieure. L'écusson avec quatre lignes imprimées longitudinales et striation égale a celle du mésonotam. Abdomen ovale, á peu pres de la longueur du thorax et aussi de la méme largeur. Parasite d' 4panteles laore PorTER. Sympotomus BrierHes, n. gen.—Capite thorace latio- re, antenne prope medium facies sita, 10—articulate, cla- va haud latiora, oculis magnis, interne anticem versus mo- dice convergentibus, genis vix nullis thorace ovoideo, lineis parapsidalibus postice solum notatis, axillis in medio sat late disjunctis, scutello modice convexo, segmento mediario sine carina longitudinala, abdomine petiolato, petiolo coxis posti- cis longiore, clava abdominis thorace breviore et angustiove, ovoidea, alis vena marginali longa, ad < alae attingente, vena stigmali postmarginali tamtum breviore, tarsis 4-ar- ticulatis. Brethes.—HYMÉNOPTERES NOUVEAX DU CHILI 199 Ce genre se place parmi les Sphegigasterini par ses éperons postéricurs uniques, llabdomen pétiolé, le méso- notum relativement court, les antennes de 10 articles et insérées assez loin du clypéus, la téte lenticulaire, les tempes étroites; 1l se place pres de Syntomopus WIk., dont il differe spécialement par ses antennes et les lignes pa- rapsidales. Sympotomus Porteri BrETHEs, n. sp.—Niger, viri- di - vel cupreo - nitens, pedibus et linea scapi flavis, alis hyalinis, in medio macula indecisa tantulum fusca. Long.: 11 mm. La téte est chagrinée, la face un peu imprimée vers la base des antennes avec une légere créte entre elles; celles-ci de 10 articles: le scape eylindrique, le pédicelle obconique, les deux annelets courts, le premier comme la moitié du second, les trois articles du funicule subcarrés, la massue avec le premier article presque aussi long que les autres deux, le dernier petit, pointu. Long. des arti- cles: 240, 70, 9, 18, 70, 70, 60, 60, 40, 35, microns. Le vertex est lisse avec le chagriné microscopique, les oce- lles ¿loignées des yeux d'un peu plus de leur diametre, Pocciput marginé. Le thorax a un chagriné bien plus fort que le vertex avec quelques poils noirs épars, les lignes parapsidales marquées pres de l'écusson, celui-c1 convexe le postécusson sigualé par une file de petites fovéoles. Le pétiole de 1' abdomen opaque granulé, le reste de l'abdo- me lisse, le 2.2 segment un peu plus long que le pétiole. Les autres segments ensemble un peu plus courts que le 2.” segment. Los ailes hyalines avec une tache a peine enfumée assez erande au milieu des ailes antóriures. Recueilli par le Dr. Carlos E. Porter (Santiago). AR REV. CH. DE HIST, NAT. (1921) (9) 130 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Momenclatura de los principales MUSGOS DE LA HOYA DE MARGA-MARGA (QUILPUÉ —PROVINCIA DE VALPARAÍSO) POR Nataniel COSTES Miembro de la Academia Internacicnal de Botánica. El profesor Dr. Carlos Li. Porter tuvo la benevolencia de obsequiarme, seis años hace, un notable artículo publi- cado en su Revista Chilena de Historia Natural: era un estudio de los Musgos, recogidos en una excursión al sur, por el ilustre briólogo Mr. 1. Thériot, tan ventajosamente conocido en el mundo científico por su competencia en el profundo estudio de los Musgos del globo. La lectura de ese artículo determinó en mí la resolu- ción de contribuír, en la modesta esfera de mis esfuerzos, al conocimiento de la briología chilena. El campo de mis observaciones ha sido la Hoya de Marga-Marga, cuyo es- tero es tributario del de Viña del Mar. He recogido los diversos ejemplares ya sea en la corteza de los árboles, o en los taludes y rocas, y en diferentes alturas para cono- cer las condiciones de vida de estos Musgos y su distribu- ción geográfica en comparación con las comarcas vecinas. Las tareas de la enseñanza no me han permitido ve- rificar estas exploraciones en compañía de otros entuslas- tas aficionados, sino en los meses de línero, Febrero, Mar- zo y Septiembre. Gracias al generoso y sabio concurso de Mr. 1. Thé- riot, he logrado orientarme en esta clase de investigacio- nes; sus luces me han ayudado en la clasificación y diag- nóstico de los Musgos de Marga-Marga. ' Que esta insignificante colaboración a la Revista Cha- lena de Historia Natural sirva de homenaje de admiración al celo esforzado y perseverante de su distinguido funda- dor y director, que ha tenido que lidiar con tantas dificul- tades y odiosas ingratitudes: Labor omnia vincit improbus. Costes.—MUSGOS DE MARGA-MARGA 131 Lista de Musgos de Marga-Marga Angstroemia Gayana (Mont) C. M. Amphidium eyaticarpum (Mont) Ambphidium sp. Anectangium sp. Anomobryum sp. Anthoceras sp. Barbula flagellaris Schp. Barbula pachyneura Dus. Barbula subgramini color Thér. Barbula poepiginae shr. Barbula Costesi1 Thér. Barbula depressa Sull. Barbula fusca CU. M Bartramia ambigua Mont. Brachymenium ellipticum ( (Mitt.) Thér. Bryum gracilitorquescens U. M. — Aspillage Thér. — Crassinervium — griseum Dus. — valparaisense Thér. — amblyolepsis Card. — tenuicaule Mont. — - longidens Th. — cCconcarifolium Th. Catagoniopsis Berteroana Mtg. Campylopus inerassatus (Kuz) Mitt. Costesia spongiosa Thér. Cryptomitrum tenerum (Hook) Destychofillum molle Besch. Didimadon crassinervis Thér. Fimbriaria chilensis Mont. Fissidens Jaffueli Thér. > Costesii Thér. == subaloma Dus. > Brotheri var. longisetus Thér. — Brotheri Dus. Fossombronia crassifolia Spr. Frullania quillotensis Mont. Funaria Berteroana Stp. — hygrometrica (L) REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL — Costesii Thér. Gongylantius Dusenii St. o oniscoldes Spr. Gimmia consobrina Kunze Hyaphila Sp. Laphocolea divergenti-ciliata Steph. Leioscyphus chamissonis (Leh) Mitt. Lunularia cruciata (L) Dus. Madotheca chilensis Lehm (Corbiere) Marchantia cefaloscypha Stph. Neckera chilensis Schimp. — scabridens C/M. var. Porterii Thér. Orthotricum rupestre Sehp. Oligotricum canaliculatum (Hook) Mitt. Pleuridium Costesil Thér. Pogonatum oligodus Kuz. Philonotis sp. Plagiochasma validum Bent. Porotrichum chilense Thér. Pseudoleskea fuegiana (Besch.) Card. Porotrichum callicostelloides Broth. Rebouillia hemispherica Reddi. Riccia squamata Nees. Rigodium arborescens (C. M.) Rhaphidostegium callidum (Mont.) Jaeg. Rhynchostegiella acanthophylla (Mont.) Broth. Stereophillum seminerve (Kuz.) Mitt. Sciaromium pachyloma (Mus.) Forma. brevifolta TH. Symphyogyna Hochstteri. Mont. det Corbiere Targonia y pophylla L. Triquetrella patagonica €. M. Targonia hypophylla L. Tortula glacialis Kunz. — squarripila Thér. — perflaccida Broth. — muralis (L.) — Kunzeana Cur. — scrabrinervis Cur. flagellaris (Vehp.) Thér. NV DEE Costesii Card. et Thér. Zygodon Jaffueli Ther. Oyarzun.—TOROMIROS DE LA ISLA DE PASCUA 133 TOROMIROS DE LA ISLA DE PASCUA POR EL Dr, Aureliano OYARZUN Director del Museo de Etnología y Antropologia de Santiago de Chi'e De los numerosos objetos etnológicos de esta isla que conoce la ciencia con los nombres de wa, poa, ao, arilii y toda la serie de toromiros que se trabajan en ese lugar, vamos a estudiar hoy tres, cuya forma y uso son poco co- nocidos. Diremos, desde luego, que la palabra toromiro, made- ra pesada y dura (1), corresponde a uno de los escasos arbustos naturales de la isla, que Phillippi (2) ha denomi- nado Edwardsia toromiro. Este arbusto es pariente cercano de nuestro pelú del Sur y del mayu del centro de Chile, de modo que no tiene para los compatriotas que visitan la isla el aspecto de una planta exótica. Todos los objetos de madera que confeccionan los na- turales de Pascua, particularmente los pequeños mohais, los llaman toromiros, palabra que no tiene, como se ve, significación particular alguna. 1.—Rei-miro De estos toromiros nos ocuparemos, en primer lugar, del llamado rei-miro, instrumento que se conoce desde ha- ce mucho tiempo, pero"cuyo verdadero significado quere- mos dejar establecido en estas líneas. La palabra rei-miro se compone de dos vocablos: rey, castellano, y miro, pascuense, madera, o sea, rey de ma dera. (1) W. Churchil.—Easter Island, Washington 1912. Pág. 262. (2) R. A. Philippi.—La Isla de Pascua y sus habitantes. Anales de la Universidad de Chile. 1873. Pág. 379. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. VI, En la parte superior: Kei-Miro En la parte inferior: Figura humana de baile Oyarzun.—TOROMIROS DE LA ISLA DE PASCUA 135 PR = = El rei-miro completo tiene la forma de una media lu- na con dos cabezas antropomorfas en sus extremidades, que se miran la una a la otra. En la parte inferior del me- dio lleva uno o dos agujeros que sirven para colgar. Al gunas veces presentan grabados en la parte anterior con vexa. De los rei-miros conocidos, recordaremos el recogido en el año 1888 por los oficiales del buque de guerra inglés «Topaze», que se conserva en el Museo Briténico y que reproduce la señora Routledge en la obra que acaba de pu- blicar (3). Dice esta autora que es «a breast ornement» y tiene la particularidad de presentar grabados de signos geroglí- ficos iguales a los de las tablillas reproducidas por Pinart (4), Thompson (5) y Philippi (6) en sus respectivas publi- caciones. Philippi (7) describe detalladamente un rei-miro que se conserva en el Museo de Historia Natural de Santiago. Lo considera un instrumento destinado al baile y que, en tal caso, lo llevaba su dueño colgado del cuello. Tiene la forma de media luna, mide setenta y siete centímetros de largo y cinco de espesor. Uarece de cabezas y adornos. Pinart (8) habla en la descripción de su viaje a Pas- cua de un rei-miro sencillo, sin cabezas ni adornos, igual al de Santiago, que llama «adorno en forma de media luna». El capitán Geiseler (9), de la marina de guerra ale- mana, recogió también en Pascua un hermoso res-miro con geroglíficos y cabezas. Se conserva en el Museo de Vol- (3) Mrs. Seoresby Rontledge.—The Mystery of Easter Island. Lon- don. Pág. 268, fig. 115. (4) 4. Pinart.—Voyage a Visle de Paques. Le Tour du Monde: 1878. París. Pág. 238. (5) W. J. Thompson.—Te Pito Te Henua, or Easter Island. Was- hington. 1891. Láminas XLIII, XLTIT, XL1V, XLV, XLVI, XL VII y XLIX. (6) R. A. Philippi.—1Iconografía Geroglíflica de los indígenas de la Isla de Pascua. Anales de la Universidad de Chile. 1875. Pág. 670. Lá- minas C1, B2, A, P. A. (7) Philippi.—L. c. 1873. Lámina II, figura VI. Pág. 365. (8) Pinart.—DL. e. Pág. 340. (9) Cap. Geiseler.—Die Oster Insel, eine Statte prahistorischer Kul- tur in der Siidsee. Berlín. 1873. Lámina 21. Pág. 35. 136 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAJ, kerkunde, de Berlín. El dibujo corresponde a la lámina 21 de su Memoria, y su descripción, contenida en la página 35 de ésta, dice: «Por lo demás, se encuentran también adornos del cuello que se mudan según las fiestas y los bailes. En el primer caso, las mujeres principalmente, cuel- gan del cuello un cordón hecho con sus propios cabellos, dos conchas blancas de un molusco raro de Rapanui, o tro- zos de madera tullados en forma de peras o de escudos. Estos ultimos llevan a veces geroglíficos, iguales a los de las tablillas, cuyo significado tiene relación con la catego- ría de sus dueños. Presentan estos escudos en sus extre- mos cabezas de dioses tallados en bajo relieve. Un escudo de esta clase, que perteneció al señor Salmón (empresario de la isla), lo dibujamos en la lámina 21. Proviene de las islas Chinchas del Perú, a donde fué llevado por la fami- lza real, que lo conser vaba en su poder desde muchos años atrás». Hablando Philippi (10) del mismo rei-miro que estu dia, agrega: «Es una media luna de palo que los habitan- tes de la isla de Pascua usan en ciertos bailes». «Con esta ocasión surge la cuestión de si las tales ta- blillas han debido recordar bailes de esta clase o de si los bailes con el rei-miro eran una función religiosa». En efecto, las tablillas dibujadas por Philippi (11), re- presentan la figura del rei-miro distribuída entre los dibu- jos de los geroglíficos. Así, la tablilla B2 contiene once figuras de rei-maros, la C2, nueve, y, además, dos juntas, formando un solo cuerpo. En las rocas de Orongo hay dibujado un rei-miro (12). La señora Routledge (13) dice que el rei-miro es un adorno del pecho, de forma semicircular con una cara en cada una de sus extremidades. Según ella, lo usan las mu- jeres, pero Ngaara, el último arikii o rey de Pascua, que murió en el destierro de las islas Chinchas, usó varios 7e?- miros de pequeño formato. Consta, sin embargo, que no fué este el último rey pascuense. (10) Philippi.--1U. c. Anales. 1875. Pág. 678. (11) Philippi.—l. c. Anales. 1875. Lámina B2 y Cl. (12) Rontledge.—L. c., pág. 268. (13) Pontledge.—L. c., pág. 268. Oyarzun.-—TOROMIROS DE LA ISLA DE PASCUA 137 Se ve, pues, que, según los autores citados, el rei-mi- ro sirvió de adorno para las mujeres en el baile y de insig- nia de los arikiis o reyes. El rei-miro adquirido por el Museo de Etnología y Antropología de Santiago (Lámina VI, parte superior), perteneció al último rey de Pascua. ll nombre de este rey fué Riroroko y murió envenenado en Valparaíso entre los años de 1895. 1900 (14). El padre capuchino Bienvenido de Estella, que lo de- dicó a. este Museo, lo obtuvo hace dos años, en sus misio- nes en la isla, de una princesa, descendiente legítima de su padre-rey y que lo guardaba como una reliquia de fa- milia. Según las declaraciones de la misma princesa canaca, nuestro rei-mivo sirvió de insignia real y de mando a su ilustre antepasado. Podemos afirmar, entonces, que si antes fueron esca- sos estos adornos reales, hoy han desaparecido completa- mente y, que si las mujeres los han podido usar en sus bailes, sirvieron ante todo de insignia de sus arikiis u reyes. 2.—Figura humana de baile Conocida es la afición de los pascuenses por el baile y el canto. Debemos el conocimiento de su habilidad musical al R. P. capuchino Bienvenido de Estella (15), quien nos ha dado a conocer trozos escogidos de sus cantos. Es natu- ral que, contando con tan buenas disposiciones artísticas € impulsados por las mismas pasiones e ideas que afectan a todos los pueblos primitivos, se haya desarrollado tempra- no en ellos el arte del baile y la confección de los instru- mentos que le adornan. Entre estos se han descrito los bas- tones llamados ao y rapa, especie de remos de dos palos (16, 17). Seguramente han servido también para el mismo (14) R. P. Bienvenido de Estella.— Los Misterios de la Isla de Pas- cur, Santiago. 1927. Pág. 144. (15) R. P. Bienvenido de Estella.—Publicaciones del Museo de Et- nología y Antropología. Santiago. 1920. Pág. 115. Láminas: 1, 2, 3, 4 y 5.—Mis viajes a Pascua. Santiago. Pá. 31. (16) Thompson.—L c., lámina L III, figuras 1 y 2. (17) Rontledge.—L. c., figuras 116 y 118. 138 REVISTA CHILENA DE HISTORÍA NATURAL pq ÁA —_ — objeto los bastones con dos caras wa y poa, insignia de sus mandatarios (18). No es extraño, entonces, que el instrumento que re- producimos aquí (Lámina VI, parte inferior), haya servido también para bailar. Este modelo esel único conocido hasta ahora en la his- toria de la isla de Pascua. Lo obtuvo personalmente allí el Dr. W. Knoche, quien ha tenido la gentileza de permi- tirme sacar una reproducción en madera del original para el Museo de Etnología y Antropología de Santiago, Eo lo cual le expreso aquí mis agradecimientos. Es también un toromiro. Su cabeza, que E unos dos tercios del tamaño natural, lleva orejas cortas y dos brazos desproporcionados que nacen de ambos lados del cuello. Un objeto tan extraño como éste y que se puede to- mar fácilmente de los brazos para combinar figuras, dan- do al que lo maneja un carácter especial, no pudo haber servido sino para el baile, y así se lo expresaron los natu- rales de Pascua a su actual dueño. 3.—Toromiro de forma fálica El tercer instrumento, aunque no del todo conocido, es bastante extraño. ¿Es una caricatura humana que repre- senta un Phallus? Se sabe que los pascuenses eu sus toromiros han inger- tado cuerpos de lagartijas en cabezas humanas y vicever- sa, haciendo, de esta manera, las esculturas más extrañas. La señora Routledge (19) nos presenta en su obra el fotograma de un moko-miro, (lagartija de madera), de for- ma humana con cabeza de saurio. litaremos también las figuras de la página 47 de la obra de Ratzel (20) que, con el título de «ídolos de cabeza de pescado de laisla de Pascua», reproduce los grabados de dos hermosos toromiros que se conservan en la Christy Collection de Londres. (18) Ronutledge.—1. c., figura 116. (19) —Routledge.—L. c., figura 117. (20) F. Ratzel.—WVólkerkunde. Leipzig und Wien. 1894. Tomo 16 pág. 47. Oyarzún.—TOROMIROS DE LA ISLA DE PASCUA 139 Dicho autor emite la idea de que estas figuras pueden haber servido para expresar la idea de la creencia en los animales (Tierglaube) o, a nuestro parecer, el totemismo, que también se conoce en Pascua, a donde todavía se prac- tica el tabu como en otras islas de la Polinesia. a b Fig. 23.—Toromiro de forma fálica La fig. 23, a y b nos muestra un toromiro visto de frente y por su parte dorsal, que fué traído de Pascua hace muchos años por un oficial de la marina chi- 140 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL lena para el señor Mateo Fabres, cuya familia tuvo la bondad de obsequiarlo al que esto escribe. Mide sesenta y tres centímetros de largo y doce de ancho en la cabeza y en el vientre y tiene siete centímetros de espesor. Tiene alguna semejanza con el mayor de los dibuja- dos por Ratzel; su estilo revela que pertenece a la misma categoría de toromiros. La terminación caudal y los miem- bros inferiores, humanos, adheridos, son iguales. El cuer- po, en la parte correspondiente, descubre en la figura a los brazos, que nacen de las mamas, se doblan hacia atrás y vana perderse en la figura b a la nuca. La cabeza y la cara se confunden en un solo cuerpo. Presenta dos arcos superciliares macisos que, partiendo de los lados de la ba- se de la cabeza y el cuello, se continúan sobre la glabella, donde los atraviesa un órgano de aspecto extraño que re- presenta la nariz. Á los lados y por debajo de las cejas se encuentran los ojos de hueso y obsidiana, protegidos por un grueso marco de madera en relieve. Esta figura es de estilo humano. Podría creerse que la cabeza corresponde a la de un quelonio o saurio, no de pez, pero esto no impide que descubramos en ella, en la nariz principalmente y en la disposición misma del arco superciliar con su acompañamiento de los ojos, motivos fálicos bien acentuados. A nadie debe tomar de nuevo esta suposición, si pen- samos solamente en el culto a Make-Make y al órgano pa- sivo de la generación que cultivaron los pascuenses. Se ve, pues, que los enigmas de la vida ocuparon también la ima- nación de estos isleños, los que representaron en sus es- culturas y les rindieron culto de la misma manera que los otros pueblos de la antigiedad. == Claude Joseph E. C.—MBURS DES ARAIGNÉES 141 MEURS DES ARALGNÉES CHILIENNES PAR Cilraluidie MOS TERIAAENG: TIIl —T'aérostation Les jeunes araignées demeurent dans le nid un cer- tain temps apres l'éclosion. lílles y font la premiére mue et s'y fortifie. En l'abandonnant elles grimpent par les tiges des graminées, par les branches des arbustes, etc... júsqu'a en atteindre la cime. La, elles commencent a filer et se préparent a partir chacune de son coté. J'avals oublié un nid d'araignée labyrinthe dans la poche de mon vétement. Au bout de quelques jours, je me vis, un matin, vers dix heures, couvert de petites aralgnées qui me prenaient d'assaut la téte. Je parvios a me débarrasser d'une partie des assaillantes, mais le reste me montait par le cou, m'arrivait aux cheveux, aux orel- lles, me courait sur le visage. J'allal m'exposer au soleil et j'eus la curiosité d'attendre pour voir ce qui allait se passer. Quelques unes avaleut atteint le bord de mon chapeau et sy suspendaient par un fil vertical. De la,elles lancaient un autre fil, long et léger, qui s'élevait dans lPatmosphere emportant avec lui la petite araignée qui Pavait produit. Ainsi s'éleverent successivement, sous mes yeux, huit petites aralgnées. J'al observé depuis, l'lascensión de beaucoup d'aralg- nées. Chaque matin d'automne elle se renouvelle pour les jeunes. Elle a lien de sept a neuf heures, quand le soleil est déja un peu haut. Á ce moment une légere vapeur s'éleve du sol dans Vatmosphéere. Les araignées y sont sensibles, la chaleur les rend actives: elles vont et vien nent par leurs fils, en lancent de nombreux qui s'accro- chent aux feuilles et aux branches voisines. Par un fil vertical elles descendent lentement, ballotées par le vent. Elles s'arrctent et produisent des fils latéraux que le vent 142 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL leur extrait des fílieres. Ces fils ondulent et flottent mollement dans l'air avec une tendance á s'élever. Quand un d'eux est chauffé par le soleil 11 se dilate et acquiert une force ascensionnelle capable de soulever l'araignée et de l'entrainer dans l'atmosphere a une grande hauteur. Portées sur leurs fils, et poussées par le vent, les petites araignées voyagent pendant tout le jour. Vers le soir, quand l'atmosphére se refroidit, elles atterrissent, aprés avoir franchi des distances considé- rables. Je remarque quelques différences, dans la maniére de lancer le fil transporteur. Elles tienneut sans doute a des différences d'especes, de genres ou de familles. Une méme espece adopte quelquefois telle ou de te- lle position sensiblement différente l'une de Vautre. Il y a en cela adaptation au lieu, a la température, a la direc- tion et a l'intensité du vent. Voici quelques cas que j'ai plus fréquemment obser- vés. A sa sortie du nid une petite araignée trottine sur le sol, grimpe par la tige d'une graminée, en atteint la cime oú elle se repose quelques secondes. lle pose ses filiéres sur la plante, y fixe un premier fil qu'elle allonge en se laissant choir doucement, puis elle s'arréte. D'une des pattes d'arriére elle touche son fil. Ainsi suspendue, elle lance un nouveau fil qui s'éleve et la souleve elle méme au dessus de la plante. Le fil qui entraine l'araig- née a trois ou quatre metres de long. Sa force ascension- nelle est suffisante pour rompre le premier fil et s'éparer Varaignée de la plante. 1l monte obliquement, avec une vitesse croissante á mesure qu'il s'allonge. Pendant las- cension, le petite araignée a lancé un deuxiéme fil, puis un troisiéme, qui sont venus augmenter la force ascen- sionnelle su premier el m'empécher de continuer plus longtemps mon observation. En une demi-minute Varaig- née a fait tous les préparatif du départ, s'est elevée a une hauteur d'une dizaine de metres. Elle a continué a s'élever, poussée un peu de coté par le vent. J'observe une araignée, quí court sur mon journal. Elle se dirige au point le plus élevé, se tourne la téte contre le vent, fixe un fil sur le papier, éleve abdomen, se dresse sur ses pattes, expulse son fil d'une facon rapide CH. HIST. NAT., Añ> XXV (1921) SL ; WN UN EN E NJ | A A, 144 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL et continue; le vent en favorise la sortie, 1l le transporte et ajoute sa force a la force ascensionnelle du fil. L'araignée est emportée rapidement par son fil qui l'éleve et par le vent quí l'entraine de coté. Une jeune saltique ses hausse sur les pattes, éleve labdomen en le comprimant vers lavant, l'arriére se gonfle; les glandes asoie semblent pressées. Un fil jaillit des filieres directement. Dans cette position, le vent ne n'aide pointá las ortie du fil, sinon e quand celui-c1 est déja long. La pression intérieure le fait d'abord jaillir comme un trait jusquía la longueur d'un meétre environ. L'am- poule rectale située pres des glandes ne contribuerait elle pas á cette expulsion si vigoureuse et si rapise du fil? N'en régulariserait-elle pas la sortie continue d'abord et ralentie ensuite? En quelques secondes le fil a soulevé l'araignée et Va entrainée dans son ascension. ” Vers dix heures du matin, par un temps calme, en un lien bien ensolejllé, j' expose de ¡jeunes arajgnées. Elles grimpent par quelques branches, s'y suspendent par un fil, se redressent ets 'accrochent au fil avec les pattes. Ainsi renversée elles lancent un fil qui monte droit vers le ciel. : En un clin d'ceil elles sont soulevées par leur fil. J'ai pu les distinguer jusquía une hauteur de quinze a vingt métres; cela a duré deux ou trois secondes. L'ascension est d'aubant plus rapide qu'il fait plus chaud. Placée a lombre, dans un appartement les aralg- nées ne sélevent jusqu'au plafond qu' avec peine. Elles retombent bientót. Exposées au soleil dans une salle, elles s'¿leyent lestement par un fil qui monte per- pendiculairement au plafond. L'ascension se ralenti des que le fil est soustrait a l'action solaire, puis elle s'arréte fil et aralgnée et redescendent. En plein air, lombre á la méme action sur le fil. Aussi, est-1l fréquent de voir les araignées monter _jusquía la cime des grands arbres pour de la s'élever sans obstacles. Pendant Vascension, l'aralgnée produit de nouveaux fils transporteurs. Plus ils sont longs et nombreux plus aussi est rapide Vascension et plus haute est P'altidude Claude Joseph E. C.—--MEURS DES ARAIGNÉES 145 atteinte. Il est difficile de vérifier jusqu'a quelle hauteur elles parviennent j'en al vu s'élever sur le sommet d'une montagne quí a 2,500 metres d'altitude. Elles atteignent peut étre jusqía trois milles metres. Celles qui s'élevent les plus vite et les plus haut sont les plus petites; elles pesent moins. En augmentant de poids elles n'atteignent plus ces hauteurs. 11 arrive méme un temps ou laérosta- tion ne leur est plus possible, au moins pour certaines es- peces trop pesantes. Les Thomisus, les Atticus, les Salticus conservent toute leur vie la faculté de s'élever ne fut-ce qu'a quelques métres du sol Elles vont de fleurs en fleurs, d'un arbre a l'autre. Leur taille est moyenne et méme petite. Les autres s'élevent plus difficilement á mesure qu elles croissent. Klles voyageut encore á quelques mé- tres de hauteur, suspendue a un long fil mouvant, pourvu d'une force ascensionnelle un peu supérieure au poids de laraignée. Enfin elles ne peuvent plus s'élever. Elles conservent bien la propriété de lancer des fils par lesquels elles voyagent d'une plante á llautre, mais c'est tout. Ce sont des fils d'automne. Une vie plus séden- talre commence. : En s'élevant entourées de fils, l'araignée est entrainée de cóté por le vent. On peut la suivre des yeux et savoir la distance aproximative qu'elle parcourt en une heure, en un jour, etc. Elle se déplace avec la vitesse du vent, tout comme un nuage. Le soir est lemeilleur moment pour observer la rapi- dité du voyage. L'atmosphere se refroidit; les fils s'im- prégnent d'humidité, les araignées se rapprochent du sol. La descente s'opére lentement. Chez quelques unes les fils de transport se sont collés; 1ls forment un long fila- ment blane bien visible, a méme une centaine de métre du sol; ils se déplacent en ondulant et en serpentant dans la mer aérienne. Pour les suivre il faut courir. Chez d'autres araignées les fils transporteurs sont pelotonnés pour la descente. Ils forment un petit flocon blanc, gros comme une noisette. Ainsi, le fil offre une moindre résistance. Il arrive que plusieurs aralgnées se recontrent en Vair; leurs fils se collent. Elles voyagent en commun; j'en REV. CH. HIST. NAT. (1921). (10) 146 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL al compté sept, huit, dix, courant sur leurs fils enchevé- trés. Elles vont aussi vite associées que séparément. Les filaments sont seulement plus longs el plus gros. En arrivant a un obstácle, les fils s'y accollent s'il s'agit d'un arbre ou d'un buisson, 11s font un bond et le franchissent si c'est une murallle, une toiture. Cela vient de ce que le vent pénetre au travers du feuillage et y entraine les fils, tandis que la muraille empéche le cou- rrant d'air de suivre son cours; une partie de l'aor refoule Pautre et l'oblige a s'élever au dessus de l'obstacle. Les fils transporteurs se plient aux moindre remous aériens et permettent d'étudier la marche d'un courant d'air pour faible qu'il sort. Les araignées atterrissent vers cinq ou six heures du solr, aprées dix á douze heures d'aérostation, á 150 ou 200 kilométres du point de départ, en supposant un dépla- cement moyen de 4 a 5 metres par seconde. Le voyage est parfois interrompu par un brouillard qui se forme, par une averse de pluie, etc.... par Route cause qui diminue notablement ou supprime la force ascen- sionnelle des fils. Sil pleut les araignées sont precipitées sur le sol et y restent jusqu'au retour de beau temps. Des que le soleil reparait elles recommencent les préparatifs de l'ascension. Partout elles multiplient les fils: elles en couvrent le sol, les herbes, les arbustes, etc... puis elles s'élevent et disparaissent de nouveau jusqu'a une pro- chaine averse ou jusqu'au solr. Pendant la nuit, les araignées marchent sur le sol, parmi les plantes, a la recherche de nourriture. Elles font provision pour le jour qui vient. Et au matin, elles atten- dent, au bout des branches, sur les tiges des graminées, P'heure de s'élever encore, pour un nouveau voyage. Cette periode d'aerostation dure 8 a 10 semaines. De- puis son premier départ une araignée arrive á parcouritr en moyenue la distance enorme de 10,000 kilometres. Peu Vanimaux ont un moyen dedispersion aussi puissant. Il ya bien á remarquer que toutes les araignées ne sont pas . portées a de telles distances de leur lieu d'origine. Le vent qui les pousse aujourd'hui dans une direction peut les ra- mener demain pres oú elles étaient parties. C'est un va et vient pour quelques unes. Seulement dans des con- Claude Joseph E. C.—MEURS DES ARAIGNÉES 147 ditions favorables elles peuvent étre transportées á des milliers de kilometres et lá établir leur toile ou y vivre vagabonde. Les Mers, les Océans ne peuvent étre franchi á cause de l'atterrisage forcé de la nuit. Les montagnes de 2 a 3,000 metres d'altitude peuvent l'étre dans bien des cas. Explication de la planche (VII) P. Point de départ. PA. Fil vertical. A. P'araignée lance son fil transporteur. B. Le fil transporteur la souléve et le vent l'entraine un peu. C. Le fil transporteur s'allongeant augmente en force ascensionnelle. D. La force ascensionelle du fil transporteur rompt le fil vertical et Paraigneé est emportée dans l'atmosphere. E. En montant Paraigneé émet de nouveaux fils transporteurs. A. B. C. D. Positions successives occupées par l'araignée qui s'eleve dans Patmosphere. A”. fil simple et direct lancé par une araignée. B”. Ce fil l'emporte. 148 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL NUEVOS POMPILIDOS CHILENOS (Pompilidae. Hymenoptera) Paul HERBST (Valparaíso, casilla 3528) Pompilus Fazii, n. sp. Preciosa especie que tanto por su robusta talla y lin- da pubescencia de un verde azulado, como por sus carac- teres morfológicos, que la aproximan al género Salius Fabr. resalta a primera vista entre los pompilidos chilenos. Coloco esta especie bajo el género Pompilus Fabr. prinei- palmente por el tamaño de la tercera célula cubital, la cual no supera el de la segunda, por sus tarsos fuertemente pectinados, por la falta de una impresión transversal en el segundo segmento ventral. 2 Longitud: 13—20 mm. Negro, lustroso, cuerpo en todas las partes cubierto de un finísimo vello sedoso de color verde oscuro algo azu- lado semejante al del carbonato de cobre, vello que es más escaso sobre los segmentos ventrales. Cabeza, prosterno, caderas, patas dotados con escasos largos pelos negros. Cabeza algo aplanada, clipeo abovedado, su margen ante- rior levemente escotado, quedando visible el labio. Tercer artejo de las antenas del mismo largo que el del cuarto o quinto. Los ojos compuestos alcanzan la base de las man- díbulas, el margen interior de su órbita rectilíneo, entre sí paralelos. Pronoto de una longitud moderada, su margen posterior arqueado. Segmento mediario abovedado y divi- dido por un surco longitudinal, que ensancha hacia atras, su superficie en ambos lados levemente arrugado trans- Herbst.—NUEvVOS POMPÍLIDOS CHILENOS 149 versalmente. Alas superiores e inferiores bien ahumadas, con reflejos violáceos. La célula radial de alas las superio- res es romboidal, relativamente muy larga, tal como es propio al género Salius Fabr. Segunda y tercera célula cubital en la vena cubital de una misma longitud, la ter- cera de forma trapezoidal y apenas mayor que la segunda, la segunda de forma romboidal. La primera vena recu- rrente desemboca a la segunda célula cubital más allá de su medio, la segunda a la tercera delante de su medio. La vena cubital es prolongada, pero no alcanza el margen de la ala. La vena basal de las alas superiores arranca bas- tante delante del fin de la célula submedial. La vena cu- bital de las alas inferiores es casi intersticial. Patas I muy cortas, muy robustas, su femur moderadamente engrosado, metatarso y especialmente el segundo, tercer y cuarto arte- jo de sus tarsos muy recortados y anchos como los del género Planiceps Latr., armados de un robusto peine tar- sal: el metatarso posee en su cara exterior cinco cortos dientes de peine, cuyo último tiene la longitud de los dientes con los cuales están dotados los artejos 2 al 4. Pa- tas II y TIT poseen tarsos más largos, normales. El peine de cerdas finas entre las uñas es bien desarrollado. ¿ Longitud 9—12 mm. Caracteres plásticos y el color conformes a los de la hembra, pero de talla mucho menor y más delgada. Segun- do artejo de las antenas dos veces más largo que ancho. Segmento mediario sin arrugas transversales. Segmento anal revestido de pestañas largas. Artejos tarsales de las patas 1 y II recortados, de las patas IL muy largos, dos veces mayores que los de las patas II. Tengo a la vista numerosos ejemplares colectados en la provincia de Valparaíso, en las cercanías de esteros o canales de riego sobre flores de umbelíferas durante los meses de Diciembre hasta Abril: Limache, Olmué, Mar- ga-Marga, etc. Denomino esta linda especie en honor del señor Al- fredo Faz, Santiago, quien me presentó el primer ejemplar. 150 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Fig. 24.—Venación de las alas superiores de: a) Pompilus Fazii, P. Herbst b) Pompilas Jaffueli, P. Herbst Pompilus Jaffueli, n. sp. Especie de tamaño mediano, cabeza y tórax negros, abdomen rojizo, decorados de abundante vello plateado. 2 Longitud: $ mm. Cabeza, antenas, tórax y patas de un color negro mate, en iluminación lateral con brillo aterciopelado, ab domen rojizo, en iluminación lateral con reflejos violáceos. Decorados de un resaltante sedoso vello plateado están los bordes interiores de la órbita de los ojos compuestos, una impresión longitudinal entre la base de las antenas y del ocelo anterior, el occipucio, el prosterno, el borde pos- terior del pronoto y del mesotórax, la superficie del post- scutelum y del segmento mediario, las coxas 1, II y IM. La cabeza y el prosterno dotados de aislados pelos largos de color gris; el abdomen revestido de un fino vello gris. Las alas anteriores, especialmente en su margen exterior negruzcas, con reflejos violáceos, con venas negras. Las células cubitales están formadas por una venación análoga de las del Pompilus nitidulus (Guér.) Kohl, con la diferen- cia que la tercera es de menor tamaño que la segunda, pero hacia la vena radial angostada como en la especie comparada; la segunda vena cubital transversal es arquea- da, de manera que la forma de la segunda célula cubital resulta ovalada. La vena basal de las alas anteriores no es completamente intersticial sobre la vena subme- dial transversal, arranca más bien muy cerca de ella. La vena basal de las alas posteriores es intersticial. La la frente es ancha, el margen interior de los ojos facetados es rectilíneo, entre sí paralelos. Los ocelos posteriores guardan entre sí una igual distancia que de los ojos. Cli- peo es abovedado, negro, glabro, dejando visible el borde Herbst.—NUEVOS POMPÍLIDOS CHILENOS 151 anterior arqueado del labro. Antenas robustas, segun do artejo del flagellum tan largo que el primero más el tercer artejo en conjunto, el quinto al undecimo artejo del fla- gellum poseen en su cara exterior una escotadura, de ma- nera que las junturas de ellos parecen estar sobresalientes; cada uno de estos artejos está dotado de un hoyello longi- tudinal. El borde posterior del pronoto es obtusangulo. Segmento mediario abovedado con un surco longitudinal. Patas I dotadas de un robusto peine tarsal, su metatarso en su cara exterior armado de 4 dientes de peine, de los cuales el basal es mucho más corto que los demás, cuales miden m. o m. tres cuartas partes del largo del metatarso. El lado interior de las uñas armado de un diente; las uñas carecen de un peine de cortas cerdas. -3 Longitud 5 mm. Conforme a su hembra, pero de mucho menor talla. Las alas anteriores están casi hialinas, excepto su apice que es negruzco. Antenas cortas, filiformas, la cara exterior de los artejos sin escotadura y sin hoyellos, se- egundo artejo del flagellum más corto que el tercero, el tercero tan largo que el primero más el segundo en con- junto. Uñas no bifidas. Segmento mediario dividido en su mitad por una quilla longitudinal, delante ambos estig- mos existe un pequeño tubérculo en forma de perla. Tengo a la vista 1 2 y 1 3 cogidos en el valle del estero de “Marga-Marga, provincia de V alparaíso durante el mes de Enero por el R. P. señor Felix Jaffuel, SS. CC., Santiago, en cuyo honor denomino esta linda especie. 152 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL LAS CACTACEA de los alrededores de Zapallar POR EL Prof. Dr. Federico JOHOW Catedrático de Botánica en la Escuela de Medicina y de Ciencias Biológicas en el Instituto Pedagógico de Chile Las observaciones que van expuestas a continuación forman un capítulo de una obra en cuya composición esta- mos ocupados desde varios años atrás y que versará sobre la sistemática, geografía y ecología de la flora de una re- gión del país que hemos podido estudiar con especial dete- nimiento y que nos ha ofrecido no pocas novedades. Nos referimos a aquella parte de la costa de Aconcagua donde está situado el floreciente balneario de Zapallar, lugar do- tado, como se sabe, de un clima delicioso y rodeado de una vegetación indígena por demás rica e interesante. De las familias de plantas que constituyen la flora zapallarina y que figuran, por consiguiente, en la mencio- nada obra, algunas "habían sido hasta ahora tan imperfec- tamente estudiadas en Chile, que el autor creyó convenien- te, para llenar los vacios existentes en la literarura florís- tica del país, dedicar a su descripción más espacio que a las otras mejor conocidas y que estimó poder tratar más sucintamente. Á las primeras pertenecen las Cactaceae, a las cuales sezrefiere el presente artículo, familia omitida por completo en los Estudios Críticos sobre la Flora de Chile por Carlos Reiche y cuya descripción en la antigua Flora Chilena de Claudio Gay es del todo deficiente. La única obra que contiene descripciones de todas las espe- cies chilenas conocidas es la Gesammtbeschreibung der Johow.—CACTÁCEAS DE ZAPALLAR 153 Kakteen por K. Schumann (1), que se funda, en lo que a Chile respecta, principalmente en las comunicaciones y muestras enviadas por el ex-director del Jardín Botánico de Santiago don Juan Sóhrens. Muchas de las características dadas en esta obra no satisfacen tampoco, a causa de que el autor no ha podido observar las plantas en sus sitios naturales y ha tomado a menudo por caracteres específicos propiedades que no son sino modificaciones variables. Daremos en el presente artículo no sólo la descrip- ción morfológica de las Cactaceae representadas en Zapa- llar, entre las cuales se halla una especie a nuestro juicio nueva, sino que trataremos también de su biología floral, tema que hasta ahora no ha sido abordado respecto de ninguna especie de la familia. A fin de llenar el indicado vacío, que se nota también en los libros de enseñanza usados en Chile, servirá la si- guiente breve exposición de los caracteres generales de la familia. CACTACEAE (Quiscos) Son plantas de tallos suculentos, provistos de aguijo- nes (llamados quiscas), cuya naturaleza morfológica está todavía incierta (2). Dichos aguijones se hallan agrupados (1) Neudamm 2899; Nachtrigse 1898-1902, ibid. Véase también Cactaceae por K. Schumann en Engler y Prantl, Natiirl, Pflanzefam. III, 6 a p. 156. El mismo autor publicó en los « 9p SOPt3al so191J0d 0] U9PUIIXD 9S SIJAN SP] IP SPIJOP “Anales de la Universidad». Tomó CIV, pag. 274. San- tiago de Chile. 1899, 186 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Febrero inicia su emigración y los últimos desaparecen del 10 al 12 de Abril. Familia PHYTOTOMIDE (Raras) 66.—Rara, Phytotoma rara Molina.—Relativamente común, en Los Andes, durante la primavera y verano. Su- be a la cordillera y se establece en los puntos favorables, cerca de las vegas y suelos frescos, desde los 1,600 m. (Guardia Vieja) hasta a más de 2.000 m. (Vega Redonda, en el valle de los Piuquenes). Desde Febrero emigra a la región de la costa, llegando hasta la orilla del mar. Las últimas raras abandonan la cordillera en la primera quin- cena de Abril; en esta época también desaparecen de la precordillera. A Los Andes empieza a regresar, desde la costa, a principios de Agosto; a fines de este mes o en los primeros días del siguiente, se le encuentra ya en la cotr- dillera, en las mayores alturas señaladas. Las investiga- clones posteriores a mi trabajo sobre la rara (4) me han permitido descubrir sus migraciones. Familia HIRUNDINID£E (Golondrinas) 67.—Golondrina común, golondrina de lomo blanco Iridoprocne Meyeni (Bonaparte). —Residente; muy común en la precordillera durante todo el año. En la cordillera la he observado hasta cerca de Juncal; pero es escasa. lin Río Blanco hay una colonia cerca de la estación del Ferroca- rril Transandino, donde también es residente. En Los Andes disminuye su número durante el invierno, sobre todo en los inviernos más fríos, como el de este año. 68.—(Grolondrina de lomo negro, Pygochelidon cyano- leuca patagonica (Lafresnaye y D' "Orbigny).- Principia a llegar del norte, a Los Andes, en los primeros días de Agosto; a Río Blanco vuelve casi en la misma fecha o muy pocos días después. migra en Marzo; los últimos ejem- plares abandonan la región a principios de Abril. lista es- (4). —RAFAEL Barros V,—La Rara (Phytotoma rara, Mol.) en los «Anales de Zoología Aplicada» Año VI (1919). Santiago de Chile, Barros V.—AvES DE ACONCAGUA 187 pecie sube, en la cordillera hasta más de 3.000 m. En Los Andes anida, como la anterior, en las grietas de los teja- dos de las casas, y buscan las de las laderas y farellones, en las montañas. Familia TROGLOTYTIADE (Chercanes) 69.—Chercán común, chircán, Cistothorus platensis (Latham).—Residente y bastante común; se interna en la cordillera por los valles y laderas de las montañas, hasta una altura de más de 2.200 m. Familia TURDIDAE (Zorzales) 70.—Zorzal común, Planesticus magellanicus (King). —Residente; muy común en la precordillera, y en la re- gión montañosa hasta unos 1.700 metros. A fines de in- vierno suben algunos hasta unos 2.200 m., los que se esta- blecen en las vegas, y descienden, probablemente en Mayo. Familia MIMIDAE (Tencas) 71.—Tenca, trenca, Mimus thenca (Molina)—Resi- dente; común en todo tiempo hasta unos 1.650 a 1.700 m., es más escasa en altura mayores; se le halla hasta a más de 2.000 m. (Los Leones, Los Piuquenes). Familia MOTACILLIDAE (Alondras americanas) 72.—Caminante. Anthus correndera (Vieillot). —Lohe observado en los planes de la precordillera (Los Andes), donde llega en la segunda quincena de Agosto (1921); parte ¿hacia el norte? en Abril? Familia FRINGILLIDAE (Fringílidos) 73.—Jilguero cordillerano de pico grande, Spius ictericus magnirostris Dabbene.—Esta subespecie es nueva 188 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL para Chile. La he observado en grupos y bandadas duran- te la primavera, en la hoya superior del río Aconcagua (El Peñón, Ojos de Agua) y en el valle de los Leones. Ls migratoria y en verano ya ha desaparecido. Su determina- ción la debo al Dr. Roberto Dabbene, del «Museo Nacio- nal de Historia Natural de Buenos Aires», a quien doy aquí mis agradecimientos, como también a mi distinguido amigo Sr. Prof. Carlos S. Reed, quien se dignó hacer lle- gar un ejemplar a su poder. 714. —Jilguero cordillerano, Spinus wropygialis (Sela- ter).—La mayor parte del año vive en la región; sólo du- rante los meses más crudos, desde Mayo a Septiembre emigra ¿al norte? Muy escaso en la precordillera, donde sólo se ve de a pares, o ejemplares aislados, en los cerros altos, es preciso subir hasta unos 1.700 m. para principiar a hallarlo en bandadas durante la primavera, y en verano y otoño a unos 2.000 m. 715.—y o común, Spinus barbatus (Molina).— Residente en la precordillera, aunque una parte parece emigrar al centro y a la costa en invierno y primavera. En Los Andes se reproduce desde Agosto o Septiembre, según los años. A Río Blanco llega, en escaso número, a fines de Diciembre, y permanece hasta Abril; a fines de éste vuelve a la precordillera, después de haberse repro- ducido de nuevo allá. No lo he visto a mas de 1 600 m. de altura. 76.—Chirihue común, chirihua, Sicalis arvensis ar- vensis (Kittlitz)—Residente en la precordillera y muy común; perc más escaso desde mediados de Mayo a fines de Julio, época en que una gran parte emigra hacia el centro; a fines de Julio regrasan algunas bandadas y el resto en Agosto. Sube en bandadas a los valles cordille- ranos, hasta poco más de 1.650 m. (Guardia Vieja) duran- te la primavera; su subida es irregular: no todos los años se En en la montaña. —CUhirihue cordillerano, Pseudochloris aureiwen- -tris (Philipp y Landbeck). —Principia a llegar en Octu- bre; a principio de este mes lo he colectado en Guardia Vieja, (1.600 m.); después sube a 2.800 y más metros. Los últimos ejemplares vuelven ¿al norte? a fines de Abril o Barros V.—AVES DE ACONCAGUA 189 en los primeros días de Mayo. Su reproducción la efectúa a más 2.000 m. de altura. 78.—Gorrión, Passer domesticus domesticus (Linneo). —Residente y sedentario. Se le halla en la ciudad de Los Andes y caseríos cercanos. En Río Blanco he visto ejem- plares en distintas épocas; pero no se ha radicado allí. Es- ta ave europea fué traída a Los Andes, desde Mendoza, hace algunos años, por un francés, que no quiso pagar el impuesto de internación y abrió la jaula en la aduana, se- gún se me ha informado; pero, indudablemente, debe ha- ber llegado también de Santiago, donde fué introducido por don Alberto Cousiño, el año 1904. Su incremento se nota cada año más y se le encuentra ya en muchos puntos del país (5 5), que son otros tantos focos de dispersión. 79.-——Chincol, chincolito, Brachyspiza capensis capen- SISuP. E. 5: Muller) —Residente. Abunda hasta unos 2.200 m.; a mayor altura disminuye su número. Lo he hallado hasta a más de 3,300 m. (Lagunas de Castro). S0.—Cometocino de Aldunate, chanchito, Phrygilus Gayi Aldunatei (Gay).—Residente; muy común en la cor- dillera. Durante el invierno baja y llega en cierto núme- ro a los valles precordilleranos, y avanza hacia el centro; probablemente emigra hacia el norte; pero un gran núme- ro queda entre 1.000 y 1.700 m. Desde principios de pri- mavera sube y se disemina desde unos 1.500 hasta más de 3.000 m., para reproducirse; anida en las grietas de las rocas, en las laderas de las montañas. Desciende a media- dos de otoño. Con respecto a la denominación de esta ave, he con- sultado al Dr. Dabbene sobre la opinión que emití en «Aves del Valle de Nilahue», en que la consideré como una subespecie de Phrygilus GFayi (Eydoux y Gervais) (6). El ha tenido la amabilidad de contestarme que, tam bién piensa como yo, que las diferencias entre ambas for- mas «no son tan grandes como para ser separadas especí- (5) CARLOS OLIVER SCHNEIDER.—La Propagación del gorrión en Chile, en los «Anales de Zoología Aplicada». Año VII (1920), pág. 5. Santiago de Chile. (6) RAFAEL Barros V.—Aves del Valle de Nilahue. Tercera y úl- tima parte, en la «Revista Chilena de Historia Natural». Año XXIV (1920), pág. 149. Santiago de Chile. 190 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ficamente»; pero que, «si estas aves se encuentran juntas en una misma región del territorio chileno, no pueden considerarse como formas o razas geográficas distintas», sino «como especies». Ahora bien, esto, precisamente es lo que no sucede con las aves en cuestión, las cuales habitan áreas bien distintas, y, por lo tanto, no son más que for- mas geográficas. La forma específica Ph Gayi Gayi habita el sur del país y la zona de la costa de las provincias cen- trales, donde ya es muy escasa (Curicó); en tanto que la subespecie Ph Gayi Aldunatei vive en la precordillera y en la zona cordillerana; desde Valparaíso al norte, avanza hasta la costa durante el invierno. - 81.—Cometocino de la Patagonia, Phrygilus xantho- grammus (Gray).—In una excursión al Cajón de Castro, del 12 al 14 de Abril de este año, lo encontré en peque- ños grupos, desde poco más arriba del Salto de los Piuque- nes (2.600 m.) hasta en las vegas de Castro (3.350 m). Obtuve siete ejemplares. Con frecuencia se mezclaba con Ph. unicolor. Esta especie no había sido señalada al N. de Santiago. 82.—Yal, dial, golosa, rara negra, Phrygilus fruticeti (Kittliz)—Principia a llegar a la montaña desde la pre- cordillera baja, parte central y zona de la costa, donde pa- sa el inviernc, en Agosto; se establece, dispersándose por los faldeos con arbustos y los valles altos, entre 1.700 y unos 2.200 m. que es la zona donde se reproduce. En Febrero empieza a bajar, y en Marzo a abandonar la cor- dillera; los últimos ejemplares desaparecen a mediados de Abril. 83.—Diuca de la cordillera, pájaro plomo, Phrygilus anicolor (D'Orbigny y Lafresnaye). ] la cordillera, desde unos 1.570 m. para arriba. A fines de Agosto comienza a llegar desde el norte; en Septiembre ya es común entre 1. 600 y 1.800 m.; después remonta a mayores alturas Y llega a más de 3 300 m. Desde Marzo inicia su emigración; y a fines de Abril o primeros días de Mayo se ha ido la mayor parte. No todos emigran, pues el - 4 de Junio del corriente año, encontré un grupo de Ta 8 ejemplares, en uno de los cerros inmediatos a la Estación de Piscicultura, a unos 1.800 m. sobre el mar. 84.—Yal, platero, chililíu, pico amarillo, Phrygilus Barros VU —AVES DE ACONCAGUA 191 alaudinus (Kittlitz)—Se le halla en la precordillera y en la cordillera, donde no sube a más de 1.700 m. (casi nunca pasa de 1.650 m.), durante la primavera y verano. En otoño desciende y emigra hacia los cerros del centro y zo- na de la costa. He visto los últimos ejemplares cerca de Salto del Soldado (1.280 m.) en Mayo. Parece que en los cerros de la precordillera quedan algunos durante el in- vierno. Cuando los pastos se presentan escasos en la cordi- llera, sube en pequeño número. Llega a Río Blanco a fines de Octubre o en los primeros días de Noviembre; mientras tanto en Los Andes se muestra desde Julio y es común en Septiembre. 85.—Diuca, Diuca diuca (Molina).—Residente hasta una altura de poco más de 1.600 m. Por la hoya del Acon- cagua se encuentra comunmente hasta Guardia Vieja por la del río Blanco hasta los potreros de «El Saladillo». Abundante en la precordillera, no es escasa tampoco en la región más alta. En primavera suelen subir raras parejas hasta más de 2.000 m. (Los Piuquenes y Los Leones), las que regresan antes del invierno. Familia ICTERIDAE (Ictéridos) 86.—Mirlo, tordo argentino, Molothrus bonariensis bonariensis (Gmelin).—Escaso; residente en la precordille- ra; pero errante o nómade en un radio de varios kilóme- tros. Este pájaro de la República Argentina, benéfico para la agricultura, está definitivamente aclimatado en Chile, y se e halla en diversos puntos del país: el finado natu- ralista don Carlos Rahmer lo señaló en Machalí y Baños de Cauquenes (1), el Prof. don Carlos S. Reed, en Lima- che (8); el Prof. don Uldaricio Prado me comunicó, en 1916, haberlo visto, en gran número, en Talagante; por fin, yo lo he hallado en Los Andes en inv lerno, primavera y verano, en Rauco y en la costa de Curicó, (Cutemo y Ni- (7) CarLos F. Rammer.—Ornitología Chilena.—Contribuciones. —I. Observaciones sobre el Molothrus bonariensis, Gm., en el «Bo- letin del Museo Nacional de Chile». Tomo IV, págs. 207-209. Santiago de Chile 1912. (8) CarLos S. Rreb.--Datos para la biología del Molothrus bona- riensis, en la «Revista Chilena de Historia Natural». Año XVII, (1913), págs. 172-179. Santiago de Chile. 192 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL lahue). De este último punto tengo un macho joven que empieza a mudar, colectado en Marzo del corriente año. Se me ha preguntado si esta ave atraviesa la cordillera: no creo que lo haga, y en la zona que estudio, nunca lo he vis- to a más de 1.000 m. de altura. C reo, como mi distinguido amigo el Prof. Reed, que se ha propagado en el país por ejemplares escapados de jaulas, o quizá puestos expresa- mente en libertad por algún amante de las aves. lísta se vendía mucho en Santiago, como ave de jaula, entre los años 1906 y 1914, según mis recuerdos, y se ls importa- ba de la Argentina. 87.—Tile, trile, Agelaius thiliuns thilius (Molina). —Re- sidente; errante en un radio de algunos kilómetros en la región; no sube a más de 900 m. 88.—Loica, lloica, Trupialis militaris (Linneo). —Re- sidente. Se le halla hasta a más de 2.300 m. (Vega Redon- da). He visto grandes bandadas en «El Saladillo», cerca de la Estación de Piscicultura, a más de 1,600 m. De toda la familia, ésta es la especie más común, sobre todo en primavera y verano. En Río Blanco se muestra con fre- cuencia todo el año. 89.-—Tordo, Cureus cureus (Molina). —Residente; pero nómade en un radio algo extenso. En la cordillera suele hallársele hasta a más de 1.700 m., en grupos o pequeñas bandadas. Se le ve con frecuencia hasta unos 1.600 m. == Dabbene.—PRIOCELLA ANTARCTICA (STEPHENS) 193 NOTAS SOBBE EL PETREL PLATEADO Priocella antarctica (Stephens) POR EL Dr. Roberto DABBENE Jefe de la Sección de Z-ología del Museo Nacional de Historia Natural Ce Buenos Aires Este lindo petrel representa una de las formas más características del orden tan vastamente distribuído de los Tubinares, así llamados por la disposición particular de las aberturas nasales, las cuales están situadas en las ex- tremidades de tubos. Es la única especie que se conoce del género Priocella incluído por los ornitólogos en la familia de los Puffimdae, la cual recientemente Mathews (1) ha denominado Proce- llariidae, mientras que a la familia de este último nombre ha llamado Hydrobatídae. El género Priocella generalmente colocado cerca de Thalassoica, parece muy relacionado a Fulmar us, según el citado autor, especialmente por la coloración del plumaje, pero difiere de aquel por ciertos caracteres y sobre todo por el pico mucho más delgado. Salvin (2) y Godman (3) distinguen el género Prio- cella por el conjunto de los caracteres siguientes: Tarsos distintamente comprimidos y con el margen anterior afila- do, pico delgado, tubos nasales altos y comparativamente largos, aberturas nasales unidas externamente formando una simple abertura situada sobre la parte superior del caballete y dirigida hacia adelante, cola compuesta de 14 rectrices. La coloración general es de un gris azulado cla- (1) Birds Australia, vol. Y, pt. 1.*, p. 45, 1912. (2) Cat. Birds Brit. Mus., vol. XXV, p. 368, 1896. (3) Monograph of the Petr els, p. ENDE 1907-1910. REV. CH. HIST. NAT. (1921) (13) 194 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ro en el dorso, costados y cola, algo más obscuro sobre las tectricas del ala; la cabeza, cuello, pecho y vientre son blancos, las remiges primarias negruzcas. Su área de distribución es muy vasta y comprende todos los mares del hemisferio austral, generalmente al sur del 30” paralelo; pero en el Océano Pacífico remonta a lo largo de la costa del continente americano hasta muy al norte de la línea del ecuador. Godman la señala de Mazatlan en México y Ridgway cita como el punto más boreal alcanzado por esta especie el Río Columbia en el listado de Oregón. En el Atlántico no ha sido señalada más al norte de Santa Helena (Selater). Sin embargo en donde suele encontrarse con más fre- cuencia es en los mares de la parte más austral del hemis- ferio sur y especialmente en la zona inmediatamente más al norte del círculo polar antártico. Según las memorias publicadas por Reichenow (4) los puntos más australes en los cuales ha sido encontrada esta especie son los siguientes: Isla Joinville (en Diciembre); Tierra de Luis Felipe (en Diciembre. —Anderson); margen del Pack-Ice al sur de los 64014" lat. S. y 55” long. X., en la Cierra del Emperador Guillermo 1I Vanhaffen), mar de Ross (Wilson); Pack Ice al sur de los 63%3' lat. S. y 161742 long. E (en Diciembre y Febrero.—Hanson); 660 lat. S (en Febrero.— Voy. Challenger); 109,40' lat. S y STO long. W (en Marzo. —E:xped. antarct. belga); archipiélago de Palmerston (en Febrero.—Exped. antarct. francesa); mar de Weddell alos 719,22 lat. S (en Marzo. —Exped. antarct. escocesa). Los naturalistas del «Southern Cross» la encontraron también en la Tierra de Victoria y en fin Wilson de la expedición antarctica inglesa observó el petrel plateado en Adelie Land, en South Victoria Land en el mar de Ross más allá de los 710 lat. S (5). Este último punto señala el record hasta hoy AE del area de dispersión hacia el sur por esta especte. A pesar de haberse encontrado con cierta frecuencia esta ave al sur del círculo polar, no parece sin embargo (4) Dentsche Siidpol. Exp., YX, Zool., 1, p. 593. (5) Scott, Voy. Discovery, t. 1L, pp. 481. X| “Up ] (suordo39) v91791e]uve Y]99011 4 (12610) AXX 0UV “LVN “1LSIH "HO “A33Y 196 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL frecuentar habitualmente los hielos del Continente An- tárctico. Como se puede ver por los datos arriba indicados, esta especie ha sido señalada en las latitudes más austra- les, solamente desde Diciembre a Marzo es decir en los meses de verano por el Hemisferio austral. En invierno se retira más al norte buscando el mar libre y los puntos más boreales señalados por el petrel plateado han sido siempre durante los meses de esta estación para el hemis- ferio austral. Por esta razón Wilson es de opinión que es una ave migratoria. Como verdadero habitat de la Priocella artarctica se debe entonces indicar las regiones subantárcticas. El pe- trel plateade debe también ser considerado como una es- pecie de la avifanna chilena y argentina, pues durante una parte del año esta ave suele frecuentar las costas de Chile, los parajes del Cabo de Hornos y la costa pata- gónica. Darwin (6) la consiguió en la bahía de San Mathias; Giglíoli la observó durante el viaje de la «Magenta» en el Callao en el mes de Agosto y la vió siguiendo el buque a lo largo de la costa de Chile hasta el cabo Tres Montes en Patagonia. Wilson también la señaló eñ el mes de Julio en los parajes del cabo de Hornos; y los miembros de la Misión francesa en el viaje de «La Romanche» recogieron varios ejemplares en Ushuaia, canal de la Beagle, Bahía Orange y Bahía Buen Suceso. Dice el señor Carlos Reed (7) que en el año 1905 ha sido encontrada esta ave en Uhile a grandes distancias de las costas en diferentes puntos del país y por diversas per sonas en una misma época. Don Federico Videla la encon- tró en los alrededores de la Estación de los Lirios, don Melitón Echeverría recogió varios ejemplares en su fundo en el departamento de Lautaro; un señor de San Felipe la recogió en dicha ciudad y el mismo señor Reed la encon- tró en el cerro del Caracol de Concepción. Todos esos ejemplares fueron recogidos en el suelo unos agonizantes y otros muertos. Se explica esos hallazgos por la circuns- tancia de haber habido en aquellos días un fuerte tempo- (6) Voy. Beagle, Zool., Birds, p. 140; 1841. (7) Las aves chilenas, Concepción, p. 166; 1907. Dabbene.-—-PRIOCELLA ANTARCTICA (STEPHENS) 197 ral en las,costas de Chile. Muchos de esos petreles se in- ternaron en tierra y volaron hasta que extenuados por la falta de alimente se han caido al suelo para no levantar- se más. La explicación parece ser la más aceptable si tenemos en cuenta que el vuelo de este petrel es más elevado que los de otras aves marinas y por consiguiente con más faci- lidad se han podido internar en el continente. Los ejemplares a que se refiere el señor Reed han in- egresado en las colecciones del Museo de Valparaíso. Si la distribución de Priocella antártica es hoy bastante conocida, muy poco en cambio se sabe sobre sus costumbres y nada respecto al modo de nidificación, los huevos, la cría y el plumaje del joven. Muy inciertos son asimismo los datos sobre los lugares de reproducción. Darwin (8) dice le habían referido que estas aves llegaban en Septiembre a la Georgía del sur para la reproducción. Reichenow cita a Kerguelen y Anderson (9) indica el cabo Roquemaurel sobre la costa oeste de la tie- rra de Luis Felipe como uno de los lugares de nidificación, pues en el mes de Diciembre ha sido visto el petrel pla- teado en gran número por aquellos parajes. Fagle Clark (10) de la Expedición antártica escocesa dice también sin afirmarlo definitivamente que Prioce- lla antartica hace sus nidos en las altas y abruptas barran- cas que existen sobre el lado norte de la costa de la isla Laurie en las Orcadas del sur. En fin Wilson(11) recuerda que en el mes de Febrero vió a muchas de estas aves en la isla Balleny cerca de los 7% lat. S. y cree también que ese es uno de los lugares de reproducción. Respecto al cambio del nombre específico, Mathews (12) dice que a pesar de haber los ornitólogos reconocido que la descripción dada por Stephens se refiere al petrel plateado, el nombre de Fulmarus autarcticus había sido re- chazado con motivo de la prioridad de Procellaria antar- (5) Soc. cit. p, 140. (9) Wiss. Ergen. Sehued. Súdpol. Exp., V, Sief. 2, p. 43; 1905. (10) /bís, 1907, p. 335. (11) Vaz. antarct, Exped., Vol. IL. Zool. aves, p. 85; 1907. (12) Birds Australia, vol: TI, pt. 2, p: 127; 1912. 1983 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL tica de Gmelin. Pero como estas dos especies ng son con- genéricas sepueden usar los dos nombres específicos, tanto más que Stephens cuando propuso su Fulmarus antarcti- cus conocia perfectamente la especie de Grmelin la cual él colocó en su nuevo género Daption. A continuación doy la sinonimia y las citaciones las más completas que he podido reunir sobre Priocella anta- retica. GENUS PRIOCELLA Priocella Hombron et Jacquinot, Comptes Rendus Sel. París, vol. XVIII, 1844, p. 357. Tipo: P. antarctica (Stephens). Priocella antarctica (sTEPHENS) (Petrel gris plateado.) Fulmarus antarticus STEPHENS in Shaw's Gen. Zool., vol. XIII, p. 236 (1826: CAPE SEAS). Fulmarus antarcticus (mec Procellaria antarctica Guaelín) STEPHENS in Shaw's Gen. Zool., vol. XIII, p. 236 (1826). Procellaria tenuirostris (nec Temminck) AupuBoN, Orn. Bioz., vol. V, p. 333 (1839) —Id., Birds Am. 8 va ed., VIT, p. 210(1844)—CassiN, U. S. Expl. Exp., VHL p. 409 (1858) —LAWRENCE, Birds N. Am., p. 826 (1860) —C. Burmeíster, An. Mus. Público Buenos Aires, TI, pt. X, p. 248 (1888: Costa Patagonia). Procellaría glacialoides A. Smur, 41. Zool. South Africa, Aves, pl. 51 (1540: Cape Seas) —GouLn, Vov.« Bea- gle», Birds, p. 140(1841: Bahía de San Mathías.—C. Darwin) —GRAY, List. B. Brit. Mus., Part. 1 4p: 162 (1844: Estrecho de Magallanes)—Id., Gen. B., TI, p. 648 (1844) —TscHunr, Fauna Peruan., Aves, pp, 54, 308 (1844-46) —GouLD, Birds Austr., vol. 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Porter, de colaborar en el vo- lúmen de las «Bodas de Plata» de su importantísima Re- vista Chilena de Historia Natural, he querido dedicar a ese fin las notas que he reunido, durante 12 años, refe- rente a las ayes de caza de la provincia de Mendoza. Estimo, que, aún cuando las noticias que consigno en el presente artículo son de caracter aplicado más que sis- temático, han de tener algún interes como una simple contribución al mejor conocimiento de las riquezas natura- les de la provincia de Mendoza. La avifauna mendocina es relativamente rica en aves de caza, y la mayoría de ellas pertenecen también a la fauna de Chile; estas especies aparecen en esta enumera- ción marcadas con un asterisco. No obstante que para los verdaderos cazadores, para aqueilos que toman la caza como un ejercicio saludable y entretenido, varias de las aves que incluyo en estas notas, no son verdaderamente aves de caza, he creido un deber incluirlas aquí porque son cazadas muy frecuentemente por la mayoría de las personas que salen de caza los días festivos, y, de un modo preferente, por los que se buscan medios de vida en la venta de los productos de la caza. La nomenclatura que empleo en la lista es la que del Dr. Roberto Dabbene en su catálogo de aves urgentinas 2041 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL (1), pero reconozco que, según el estado actual de los co- nocimientos ornitológicos, debería de emplear, para varias especies, otros nombres. Las ilustraciones son tomadas de ejemplares existen- tes en la colección del Museo Educacional de la provincia de Mendoza. RHEIFORMES * 1) Rhea americana L. Cat. Birds Brit. Mus., XXVII, p. 578 N. V.: ÑNandú, choique. Común en los campos incultos de la llanura. Se le ca- za preferentemente con armas de fuego aún cuando tam bién se hace con boleadoras. Su carne es muy estimada por algunas personas y sus plumas > y huesos son artículos de comercio. * 9) Reha Darwini Gould Cat. Birds Brit. Mus., XXVII, p. 582 N. V.; Nandú petizo. No es raro entre los 2000 y 3200 metros de altitud en la cordillera. Estimada comercialmente como KR. ame- ricana. TINAMIFORMES 3) Nothoprocta cinerascens Burn. Cat. B. B. Mus., XXVII, p. 552 N. V. Perdiz huertera. Perdiz montaraz. Esta perdiz se encuentra principalmente en los de- partamentos del este, habita de preferencia en los terrenos secos con arbustos espinosos. Empieza la postura de hue- vos en Setiembre. 4) Nothoprocta Pentlandi Gray Cat. B, B. Mus., XXVII p. 555. N. V. Perdiz gritona de las quebradas. Se encuentra sólo en las quebradas de la precordille- (1) Dabbene, Roberto.: Cocca Sistemático y descriptivo de las aves argentinas, tomo I, in An. Mus. Nac. Buenos Aires; Tomo XXVIII (ser. 3.2, T. XD), p. 1 a 515 REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lam. X Notoprocta cinerascens 206 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ra; su caza es sumamente difícil. He encontrado un nido con huevos en el mes de Febrero (2). 5) Nothura maculosa Temm. Cat. B..B. Mus. XX VIL., p+:599. N. V.: Perdiz chica Muy común en toda la llanura. Se encuentra princi- palmente en los potreros alfalfados. Anida desde Agosto hasta Febrero. 6) Calopezus elegans. Orb. ot. Geoftr. Cat. B. B. Mus. XXVIL p. 566. N. V.: Martineta, perdiz copetona. Esta martineta es la de mayor tamaño entre las per- dices de Mendoza. Muy común en las llanuras incultas y también en los primeros cerros de la precordillera (Canota, etc.). Nidifica desde Septiembre hasta Febrero. La carne de las cuatro especies de perdices mencionadas más arriba, es de color blanca y de muy buena calidad, aunque al- go seca. El régimen de alimentación es muy semejante en las cuatro especies y consiste en insectos, otros invertebrados, semillas y verduras. De los exámenes que he hecho ha re- sultado un mayor porcentaje para las semillas de plantas invasoras en los cultivos y plantas silvestres sin aplicación agrícola. GALLIFORMES ES 7) Lophortyx californicus. Cat. B. B. Mus., XXII p. N. V.: Codorniz. En Abril de 1920 llevé a Mendoza, desde Valparaíso, 25 pares vivos de esta codorniz y fueron soltados poco des- pués en los alrededores de Mendoza. Algunos pares fue- ron dejados en libertad en La Cienaguita, en la propiedad del señor Ricardo Baez, que entonces era Gobernador de la Provincia. En Enero de 1921 me informó don Gerónimo * Da Forno, que unos cazadores habían dado muerte a un (2) Reed, Carlos Samuel.: Breves noticias acerca de algunos nidos y huevos de aves de la precordillera de Mendoza, en «El Hornero», To- mo Í páginas 267-273. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám., XI o E ER RO E y E APA AR Columba maculosa 208 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ejemplar en las cercanías de La Higuerita. No pude ave- riguar si se trataba de un adulto o ejemplar joven. La incluyo en esta lista provisoriamente. COLUMBIFORMES 8) Columba maculosa Temm. Cat. B. B. Mus. XXI, p. 243. N. V. Torcaza. Muy común, durante el invierno, en los campos cul. tivados de la provincia. No he podido constatar si nidifica en Mendoza, * 9) Zenaida auriculata. Des Murs Cat B. B. Mus. XXI, p. 384 N. V.: Palomita puntana. Muy común en toda la llanura de la provincia. Nidi- fica desde Septiembre hasta Marzo. * 10) Columbula picui Temm. Cat. B: B. Mus., XXI p. 468. N. V.: Palomita. Llega hasta los jardines de las plazas de Mendoza. * 11) Metriopelia melanoptera Mol. Cat. B. B. Mus., XXI. p. 427. N. V.: Palomita de la sierra. Habita desde 1200 a 3400 m. de elevación en la cor- dillera. Durante los días de grandes nevazones en la cordille- ra, llega hasta la llanura. Nidifica sólo en la cordillera. Noviembre a Febrero. RALLIFORMES * 12) Limnopardalus rytirhynchus Vieill. Cat BB. B=Lus: XI N. V.: Gallareta de pico largo. * 15) Fulica armillata Vieill. : Cat. B. B. Mus XXIUIT p. 218. * 14) Fulica leucoptera Vieill. Cat. B. B. Mus. XXIII, p. 224. * 15) Pulica rufifrons Phil. et Landb. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XI! o 1 ii Rostratula semicollaris, Vieill. 210 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Cat. B, B. Mus. XXIIL p. 220. Las tres especies de Fulica son denominadas vulgar- mente (rallaretas y son frecuentes en las lagunas y pajo- nales de la llanura. La carne de estas aves es de mala calidad como alimento, debido a su sabor. Nidifican desde Agosto hasta Febrero. PoDICIPEDIFORMES * 16) Podiceps americanus Garn. Cat. B. B. Mus., XXVI, p. 524 NW. Maca Frecuente en los pajonales y lagunas de la llanura. Carne de calidad muy ordinaria. Nidifica desde Septiem- bre hasta Febrero. CHARADRIIFORMES * 17) Attagis Gayi Less. Cat. B. B. Mus., XXIV, p. 716 N. V.: Perdiz de la sierra. Muy común en la cordillera desde los 2500 m. a has- ta más allá de los 4000 m. Su carne es dura y de mal sabor. * 18) Thinocorys rumicivorus Esch. Cat: B.:b- Mus” xXEV. p. 119 N. V.: Corralito. Las dos especies de Thinocorys habitan en las llanuras de la precordillera mendocina. Durante el invierno llegan muy abajo. Tienen carne de sabor agradable. Se alimentan preferentemente con verduras. * 20) Oreophilus ruficollis Wagl Cat. DB: B: Mas. XXTWV>p 123 G. V.: Pachurrón Muy común en las pampas entre Tunuyan y San Ra- fael. La carne es de calidad fina. 21) Belenopterus cayennensis Gm. Cat. B. B. Mus., XXIV, p. 163 N. V.: Tero-Tero Reed.—AVES DE CAZA DE MENDOZA 211 Común en los potreros de la llanura. Anida desde fi- nes de Agosto hasta Marzo. Carne dura y de mal sabor. * 22) Zonibyx modestus Licht. Cat. B. B. Mus., XXVI, p. 238 * 23 Aegialitis collaris Vieill. Cát. V. B: Mus., XXIV, p. 288 N. V.: Chorlito. Estas dos aves tienen la misma deno- minación vulgar. Habitan en las riberas y en los potreros pantanosos. Carne de buena calidad. * 24) Himantopus melanurus Vieill. Cat. B. B. Mus., XXIV, p. 316 N. V.: Tero real. Frecuente en las represas de aguas en los potreros. Ave de carne muy estimada. * 25) Totanus melanoleucus Gn. Cat. B. B. Mus., XXIV, p. 426 * 26) Totanus flavipes Gm. Cat. B. B. Mus., XXIV, p. 431 N. V.: Chorlitos; Batitú chico. Se encuentra junto con el toro red. 27) Bartramia longicauda Bechst. Cat. B. B. Mus. XXIV. p, 509 N. V.: Batitú. Ave de paso en Mendoza, en otoño va al norte y en primavera al sur. Su carne es muy estimada. Se encuentra de tránsito en los pajonales. * 28) Gallinago paraguaio Vieill. Cat. B. B. Mus., XXIV, p. 650 N. V.: Becacina Frecuente en los pajonales de la provincia. Es una de las aves de caza más estimada por la buena calidad de su carne. * 29) Rostratula semicollaris Vieill. Cat. B. B. Mus,, XXIV, p. 690. N. V.: Porotera, becacina chica, pintada. Habita con Gallinago paraguaie. ARDEIFORMES 30) Nycticoraz taxzuguira Vieill (AE Bib Mus. AVE pi 105 212 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL N. V.: Garza bruja. Se encuentra en las riberas y pajonales. Carne de muy mala calidad. * 31) Euxenura maguari Gm. Cat. BB Mus. AXVlps297 N. V.: Cigieña. Ocasionalmente atraviesa la provincia alguna banda- da de esta cigieña y entonces son muy perseguidas por los cazadores. Carne de mala calidad. * 32) Plegadis guarauna Lim. Cat. B. B. Mus., XXVI, p. 34 N. V.: Cuervo de cañada. Común en la laguna de Guanacache. Carne de mala calidad. Las alas se emplean para adornos de sombreros. * 33) Theristicus caudatus Bodd. Cat. B. B. Mus., XXVI, p. 23 N. V.: Bandurria de cañada. Se encuentra en los campos de San Rafael. ANSERIFORMES * 34) Cygnus melanocoryphus Mol. Cat B::B, Mus:,. ALQVLE piuoo N. V.: Cisne de cuello negro Común en las lagunas de Guanacache y en las de San Rafael. Carne de mala calidad. Se aprovecha la piel con las plúmulas. * 35) Coscoroba coscoroba Mol. Cat. B.¡BriMus:. AX MEE p42 N. V.: Satatal, cisne blanco. No tan frecuente como C. melanoryphus, habita los mismos parajes y tiene iguales aplicaciones. * 36) Chloéphaga melanoptera Eyton Cat. B. B. Mus., XXVII, p. 129 N. V.: Gancillo En los potreros regados del departamento de Tunu- yan y en la cordillera. Carne de muy mala calidad, aceitosa. * 31) Dendrocygna fulva Gm. Cat. B. B. Mus., XXVII, p. 149 REV. CH. HIST. NAT,, Año XXV (1921) Lám. XII! Fullica leucoptera (Vieill.) 914 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL N. V.: Pato de ciénaga Raro. En el Museo de Mendoza hay dos ejemplares cazados en la laguna de Guanacache. * 38) Anas cristatas Gm. Cat. B. B. Mús., XXVII, p. 216 Solo he visto un ejemplar, cazado en Puente del Inca. * 39) Mareca sibilatrix Poeppig Cat. B.-B. Mus. AY VIL 237 N.-V.: Pato real * 40) Nettium slovirostre Vieill. Cati BD: B:Mus., XX IL p.:261 *41) Dafila spinicauda Vieill. Cat. BAB+Muús XXVII Pi 19 G. V.: Pato veliche * 492) Poecilonetta bahamensis Linn. Cat. B. B. Mus., XXVII, 282 * 43) Querquedula versicolor Vieill Cat. B.. B. Mus; XX VIH p. 291 N. V.: Patito de ciénaga. * 44) Querquedula cyanoptera Vieill. Cat. B. B. Mus, XXVI p. 291 N. V.: Pato colorado * 45) Spatula platalea Vieill. Cat: B. B. Mus., XXVII, p. 316 N. V.: Pato pico de cuchara. * 46) Heteroneta atricapilla Merren Cat. B. B. Mus., XXVITL p. 355 N. V.: Patito de ciénaga * 47) Metopiana peposaca Vieill Cat. B. B. Mus., XXVII, p. 332 Los patos silvestres enumerados desde el N.* 39 al 46 son muy comunes en las lagunas de Guanacache y tam- bién suelen encontrarse en los pajonales y riberas de las llanuras. La especie Dafila spinicauda es, sin duda alguna, la más frecuente en toda la provincia. En invierno todos estos patos tienen carne de muy agradable sabor. Anidan desde fines de Agosto hasta Febrero. * 48) Erismatura vittata Phil. Cat. B. B. Mus., XXVII, p. 450 N. V.: Pato bola Raro. Ha sido cazado en Guanacache. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XIV Speotito cunicularia EE 216 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL * 49) Merganetta armata Gondld Cat. D:B. Mus., XA VIL p. 458 NC Vo: Patito de tío En el Río Mendoza, entre Potrerillos y Puente del Inca. PHOENICOPTERIFORMES * 50) Phoenicopterus chilensis Mol. Cat. BB: Mus AV ps 21 N. V.: Chofla, Famenco, Penitente Común en Guanacache. Carne de mala calidad; es ca- zado para aprovechar las plumas. PALAMEDEIFORMES 51) Chauna cristata Swa1ns. Cat. B. B.Mus;, ANOVESp.6 N. V.: Chajá. Frecuente en los potreros en los departamentos del este. Carne de mala calidad. PELECANIFORMES 51) Phalacrocorar vigua Vieill Cat. BB. Mus: AX VIp:318 N. V.: Pato pescador, viguá. Frecuente en las lagunas y ríos de Mendoza. Carne dura y de sabor desagradable. STRIGIFORMES 53) Speotyto cumicularia grallaria Temm. Cat B..P.. Mus. Mp 142 N. V.: Lechucito de las viscacheras En diversas oportunidades he podido constatar la presencia de este lechuzo entre las aves traídas a la ciudad por algunos cazadores. Su caza debería de ser estrictamen- REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XV 977 Pa Vd gt 1 Laprlo> PANA Colaptes agricola 218 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL te prohibida en atención de ser verdaderamente útil a la agricultura. Carne de pésima calidad. Habita en la llanura de toda la provincia PsITTACIFORMES 54) Cyanoliseus patagonus Vieill Cat. BB, Mus: AX 7p.0200 N. V.: Loro barranquero Común en los maizales del este. *2 55) Bolbohynchus Orbignyi Bp. Cat. 0.B/ Mus XXEp 200 N. V.: Catita de la sierra. Muy común en los cerros de la precordillera. Anida en colonias dentro de cuevas. Carne de regular calidad. PICIFORMES 56) Colaptes agricola Mahl. Cot. -B-B.sMuas. AQOVUL pp: 25 N. V.: Carpintero Ave muy útil a la arboricultura. Se le caza frecuen- temente. Común en las alamedas y matorrales de la llanu- ra. Carne dura y de sabor desagradable. PASERIFORMES 57) Pitangus sulphuratus subesp-bolivianus Lfr. Cat. BD. Ba Mus XIV Api NV: Pito Juan Común en la llanura 58) Phitotoya rutila Vie1ll. Cat. B. B. Mus., XVI, p. 407 N. V.: Quejón. Ave dañina en los almácigos. Común en la llanura. 59) Planesticus fuscater subesp. amoena Hellmayr. Cat D.:BMusi, Y. p:.243 N. V.: Mirlo Jomún en la precordillera y raro en la llanura. Carne muy fina. REV. CH. HIST. NAT,, Año XXV (1921) Lám. XVI oe mm to a Mimus patagonicus, Lafr. et Orb. LAA A 220 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 60) Mimus patagonicus Lafr. et Orb. Cat. B. B. Mus., VI, p. 342 N. V.: Calandria. Común en la llanura y en la precordillera; carne or- dinaria. 61) Saltator aurantiirostis Vie1ll. Cat. B. B. Mus, XI p. 292 N. V. Juan chiviro. Común en la llanura y precordillera; carne parecida a la de calandria. 62) Spinus ictericus ictericus Licht. Catob. db. Mas: AUS 2 * 65) Sicalis arvensis arveusis Kittl. Cat::B:2B7 Mus: Mp. 992 M. V.: Chirigue * 64) Paser domesticus Linn. Cat. B. B. Mus. XII, p. 307 N. V.: Gorrión Ave europea introducida a la República Argentina y extensamente propagada. * 65) Brachispisa capensis capensis P. L. S. Múll. Cat "Bb.Mus: AU pb 10 N. V.: Chingolo 66) Phygilus Aldunatei caniceps Burm. Cat. B. B. Mus., XII, p. 784 N. V.- Chíngolo de la sierra. Las especies N.9 62 al 66 de la presente lista las he identificado entre las avecitas, cazadas en Mendoza, que se venden para el consumo en la plaza de abastos de la ciudad. * 67) Molothrus bonariensis bonariensis Gm. Cat. BB: Mus. 330 G. V.: Renegrido Común en toda la llanura. Carne de calidad ordinaria. * 68) Trupialis militaris Linn. Cat. B.. B. Mus., XI, p. 356 N. V.: Pecho colorado Común en toda la llanura. Carne dura y de mal sabor. Museo pre MenDoza, 15 de Abril de 1921 Lahille. - CORELLA EUMYOTA EN ARICA 291 PRESENCIA DE CORELLA EUMYOTA TRAUST., EN ARICA POR EL Dr. Fernando LAHIGLE En Junio de 1912 el Dr. Carlos L£. Porter recogió en la bahía de Arica un pequeño tunicado de 7 mm. de largo por 4 mm. de ancho y me lo confió recién para su exa- men. Es un representante joven del género Corella Han- cock 1870, cuya colocación sistemática es la siguiente: Clase: Uruchordia. Orden: Eutremata; sub-orden: Phlebo- branchiata. Serie: Ascidiadas. Familia: Corellidae. Los caracteres exteriores del ejemplar de Arica son los siguientes: El contorno general de cuerpo es oval alargado, la región anterior es más angosta que la posterior. El cuerpo es comprimido lateralmente, y su base está adherida a unos fragmentos de algas calcáreas, briozoos y tubos de serpulas. Los orificios branquial y cloacal son sésiles y se observan con dificultad. El primero es termi- nal, el segundo está situado más cerca de la base del cuer- po que de la extremidad anterior, y no se encuentra pre- cisamente sobre el borde dorsal del tunicado pero más bien del lado izquierdo. La superficie presenta pequeñas elevaciones irregulares, y su color en la región anterior es de herrumbre. La túnica es semi-cartilaginosa poco espesa y Casi transparente. No se observan vasos sanguíneos en su interior. Su estructura microscópica es homogénea. Hay nu- merosas células vesiculares inclusas en la sustancia carti- laginosa fundamental. La superficie de la túnica ofrece unas papilas muy cortas, simples o a veces bi o trifurca- das. Representan sin duda el origen de las prolongacio- 222 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL nes que sirven para producir la adherencia de la túnica a los cuerpos extraños. La pared del cuerpo (Manto) es muy delgada, sobre todo del lado derecho. En el lado izquierdo sus fibras musculares son más numerosas y más desarrolladas. No se nota sin embargo ninguna faja muscular semejante a la que se vé en otros Ascidiados, en Corella japonica por ejemplo. La musculatura del sifón branquial (Esfínter) es mu- cho más fuerte que la del sifón cloacal. En este las fibras circulares y las longitudinales son muy espaciadas. Los lóbulos del sifón branquial no son visibles, los del sifón cloacal son en número de 6. La corona tentacular consta de unos 45 tentáculos filiformes y bastante largos. Son de varios tamaños. El pabellón vibrátil—visto de frente—ofrece el as- pecto de una herradura. La branquia presenta senos longitudinales pero éstos carecen de papilas. Los tremas de la branquia son muy irregulares y en la lámina que acompaña esta breve nota he representado uno de ellos. El rafe dorsal de la branquia está constituído por pa- pilas triangulares no muy largas. Las visceras están situadas como en todas las especies de Corella. sobre ei lado derecho de la branquia. El estó- mago es globuloso y presenta de siete a ocho surcos glan- dulares. Es a la altura del píloro que corresponde el sifón cloacal. En Corella japonica el sifón es más anterior y se encuentra al nivel de la curva del intestino. El ejemplar de Arica era tan joven que las gonadas masculinas y femeninas se notan apenas, sobre la pared de la primera región del instestino. El género Corella se encuentra representado actual. mente por unas nueve especies. Estas son de tamaño más bien pequeño, si se hace abstracción de la especie descrita por Sluiter con el nom- bre de Corella antarctica Slt. 1905. Esta aicanza a tener - 13 emts. de largo por 7 cmts. de ancho y fué recogida por la expedición antártica del doctor Charcot en la isla Booth-Wandel, en fondos de 40 metros. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XVII 1. Corella enmyota TrausT.—Aspecto exterior.—Aumento: 4 veces. 2. Fragmento de la base de la túnica, mostrando las células vacuolares y las papilas periféricas.— Aumento: 266 veces. 3. Fragmento de la pared del cuerpo. Disposición de la musculatura. Aumento: 86,5 veces. 4. Animal extraído de la túnica y visto por el lado izquierdo.— Aumento: 8,5 veces. 5. Trema espiralado. St. seno transverso. Sl. seno longitudinal. Las células cilíndricas no han sido representadas.—Aumento: 260 veces. 224. REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Refiero el tunicado objeto de la presente nota a Core- lla eumyota, encontrado en el mar de las Antillas y deseri- ta en 1881 por Traustedt (Vestindiske Ascidiae simplices. Vidensk. Meddel. Naturh. Foren. Kjóbenhavn.). Herdman al describir €. japonica (Kobé, Yokohama, Hong-Kong.) hace notar que es una especie parecida a C. eumyota. Difiere de ésta por la situación más anterior del orificio cloacal, situado en el tercio anterior en O. 7a- ponica y en la mitad del largo en C. eumyota. La muscula- tura es muy fuertemente desarrollada en la región dorsal del lado izquierdo en €. japonica entretanto en C. eumyo- ta no hay una desproporción tan grande entre los múscu- los de ambos lados del cuerpo. En fin, en C. eumyota la disposición de los tremas es irregular, y los tentáculos son de dos dimensiones en vez de ser todos casi iguales. C. eumyota es posiblemente una forma de las regio- nes tropicales del Atlántico y no estoy lejos de pensar que transportada desde las Antillas, fijada sobre el casco de un buque, ha desovado en varias partes y que las larvas puestas o nacidas en Arica han encontrado allí condicio- nes favorables para su desarrollo. Este modo de dispersión de los animales marinos se- dentarios es mucho más común de lo que se cree en ge- neral. C. eumyota tiene caracteres comunes con la especie de las regiones árticas; C. borealis Traust. y con la de las regiones antárticas: C. antarctica Slt. del Atlántico. En estas tres especies el orificio cloacal se encuentra pues alejado del orificio branquial. La extremidad ante- rior del cuerpo es angosta y la corona tentacular presenta sólo unos 50 tentáculos de tamaño distinto. 19 1 Ot Scala. —ESTUDIOS HISTOLÓGICOS EN LA FLORA CHILENA Contribución al estudio histológico de laflora chilena Augusto C. SCALA Profesor de Botánica de las Universidades de Buenos Aires y La Plata V.—Crypfocarya Peumus Nees. NOMBRE VULGAR: Peumo. Al describir, en mi contribución N.* III (*) los carac- teres histológicos del «Boldo», cuyo nombre técnico es « Peumus Boldo », dije que se había confundido al « Peumo» con el «Boldo», pero que en realidad no se trataba de la misma planta, sino de una Lauracea conocida botánica- mente con el nombre de «Cryptocarya Peumus». Me propuse pues hacer su estudio histológico para de- Jar establecido sus caracteres y he aprovechado para ello la circunstancia de celebrarse las bodas de plata de esta tradicional «REVISTA», adhiriéndome al feliz aconteci- miento, con esta modesta contribución, ofreciéndola a su fundador, Dr. Pórter, como un homenaje merecido a su constante labor y sacrificios en beneficio del pregreso de las ciencias naturales. La planta que me ocupa fué descripta por Nees von Esenbeck en Syst Laur, p 222 y figura también en la obra de Gay, tomo V, p. 300-301, donde también figuran sus sinónimas Laurus Peumo Domb.—Lam., Encyelop.— Bertero. Merc. chil., p. 686.—L. Peumus Hook., Bot. of Beechey voy.—Peumus rubra, alba y mammosa Molina. (*) Ver «Revista Chilena de Historia Natural». Año XXIIIL, Núm. 3 Junio 30 de 1919, pág. 33-39, REV. CB. HIST. NAT. (1921) (15) 226 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL (q_ qQO_ > > A Figura también en la obra « Plantes medicinales du Chili, de Murillo p. 191-192 donde se transcribe la opinión de Rosales respecto a sus aplicaciones, propiedades y usos: «La corteza y las hojas de este árbol, aplicadas en lavajes sirven como medicamento para las enfermedades del hígado y este remedio es tan eficaz que, no bien absorbido, los en- termos sienten disminuir sus dolores. Los que sufren de dolores reumáticos toman baños con la decocción de la cor- teza y sienten venir la curación poco a poco». Agrega Mu- rillo que el fruto es comestible, la corteza es tanante y se la usa en ausencia de «Lingue» (Persea Lan- gue) que es otra Lauracea de la flora chilena. Las hojas son aro- máticas y el leño, que es muy du- ro, se le usa mucho en la industria por ser incorruptible en el agua. A pesar de todas estas propiedades no se halla incripto en ninguna Fig. 27, — Limbo foliar farmacopea, ni aún en la chilena. visto por transparenelt Sé halla en la flora argentina cul- O tivada en parques y jardines. Descripción histológica de la hoja Frotando ligeramente las hojas del «Peuwmo» entre los dedos, se nota un perfume agradable algo amentado, poco persistente. Se debe a la presencia en el mesófilo de una gran cantidad de glándulas secretoras de esencia que pueden observarse por transparencia, como puntos pelúci- dos claros, tal podrá notarse en el esquema 1 (fig. 27). Epidermis superior vista en superficie (Esquema N.* 2 fig. 28 del pte. volumen de la Revista). Las hojas del « Peumo», como por otra parte las de la inmensa mayoría de las Lauráceas, no tienen vestiduras es decir son completamente lisas y glabras (desprovista de pelos u otros apéndices). Separadas ambas epidermis por destrucción de los tejidos mesofilares gracias a la me- ceración de Schultze, lavadas y conv enientemente diafa- nizadas, pueden observarse los caracteres.de las células. epidérmicas en superficie. Scala.—ESTUDIOS HISTOLÓGICOS EN LA FLORA CHILENA 227 La epidermis superior (fig. 28) está formada por có- lulas epidérmicas comunes, de contornos poligonales irre- gulares, con ángulos ligeramente redondeados, a veces obtusos y agudos. La superficie de la membrana limitante externa de cada célula se halla recorrida por numerosas estrías cuticulares delgadas orientadas paralelamente en- ZN Y, Y Y O De AO SA o es Fig. 28.—Epidermis superior tre sí y perpendiculares u oblicuas con las de las células próximas. No existen estomas, protuberancias, papilas ni apéndices de ningún género, así como tampoco revestl- miento ceroso, que en cambio abunda en la epidermis inferior, dando el color elauco que caracteriza a esta úl- tima. Epidermis inferior vista en superficie (Esquema N.0 3, fig. 29). “Células epidérmicas de contorno general poligonal irregular, sin estrías cuticulares. Istomas poco abundantes, elípticos, ustiolo estrecho elíptico. Cada célula estomática va acompañada por una célula anexa, A, paralela a la línea usteolar, disposición característica en todas las Lauráceas. En general, existen también dos células pola- res epidérmicas perpendiculares a la línea usteolar. No existen apéndices epidérmicos de ninguna naturaleza. 228 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Fig. 20.— Epidermis inferior Limbo foliar (Esquema N.” 4, fig. 30). Presenta éste una estructura típica, caracterizada principalmente por la presencia de las glándulas secreto- ras internas (G1.) y de las columnas esclerosas (0). Observado el limbo en corte transversal muestra una epidermis superior formada por células de contorno gene- ral rectangular con membrana externa cutinizada E. s.) Inmediatamente por debajo se nota una segunda capa de células Hp. que forman un hipoderma cuyas células algo mayores que las epidérmicas alternan con ellas y se hallan en contacto inmediato con las células del tejido clorofílico de empalizada (Cl). Esta es de tipo normal, en dos hileras limitadas por debajo con una tercera hilera de células clo- rofílicas algo más anchas pero más cortas que aquelias. En el tejido de empalizada se notan numerosas glándulas secretoras de contorno circular en el corte (esféricas con- sideradas en volumen) así como también se nota su pre- sencia en el tejido lagunoso (La). Debo agregar, rectificando la afirmación de Paz he- cha en Pflanzenfamilien, Tomo HI, parte 1, página 107, que las glándulas se hallan implantadas también en el tejido de empalizada, como puede verse en el dibujo, y no solamente en el lagunoso. La epidermis inferior (E. 1.) es Scala.—EsTUDIOS HISTOLÓGICOS EN LA FLORA CHILENA 229 simple, formada por células cuadradas y rectangulares, de membrana externa cutinizada, en ella se implantan los estomas. Por encima de ellas se nota una segunda capa de células esclerosadas (E. x.) en la zona de contacto con las células epidérmicas, espesamiento que se propaga a las membranas laterales, dando el aspecto de herraduras a tales células. Las columnas esclerosas ((.) son muy características, su base superior sirve de apoyo a la epidermis correspon- diente y así también la inferior; se propagan sus elemen- PO a: 4 RAS de O Y Fig. 30.—Limbo foliar, corte transversal tos a través de todo el mesófilo limbar. En la porción más o menos central de estas columnas se hallan implan- tados los elementos libero-leñosos de nervaduras de ter- cero o cuarto orden y en realidad estas columnas son orl- ginadas por la propagación del tejido de sostén a ambos lados de todas las nervaduras, constituyendo así tabiques esclerosos, que subdividen a todo el limbo foliar en una serie de compartimentos, en los cuales se alojan los ele- mentos celulares que forman el mesófilo. Nervadura centr al Msquemas 5,fig.31 y lámina XVIII). La inspección del esquema 5 5 (fig. 31) permite formar idea aproximada de la constitución de la nervadura central. En negro se representan las epidermis superior e inferior, la hipodermis, el anillo de fibras que rodea al haz libero- leñoso y las columnas esclerosas que atraviesan el limbo. El rayado perpendicular en contacto con la epidermis 230 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL superior representa el tejido de empalizada que como se ve se interrumpe a ambos lados de la nervadura central; las zonas blancas laterales son de tejido lagunoso, la zona blanca inferior es la región cortical inferior de la nerva- dura central, cuyas células son colenquimatizadas. Fig. 31.—Nervadura central, esquema El arco en media luna punteado es el liber y la zona de líneas radiantes que abraza el liber corresponde a la porción leñosa del haz libero-leñoso. Por último los círculos indican glándulas secretoras internas, que como se ve en el esquema se hallan alojadas en el mesófilo limbar y puedo agregar que son muy esca- sas y nulas en la zona cortical inferior de la nervadura central. La lámina XVIII permite observar en detalle todos. los elementos y agrupaciones que se constituyen en la hoja de Peumo. Sus caracteres son netamente correspondientes a las Lauráceas, de manera que el «Peuwmo» confundido con el «Peumus Boldo» sólo tiene una relación de parentesco pues pertenecen a dos familias aliadas, Lauráceas la pri- mera, Monimiáceas la segunda. Contenidos celulares. Además del aceite esencial con- tenido en las glándulas secretoras, el agua de iodo revela la presencia de numerosos granos de almidón muy nume- rosos y alojados en todos los elementos de la nervadura central, tanto en las fibras leñosas del haz leñoso (no en “los vasos) como en el haz fibroso que rodea la nervadura. Lo mismo ocurre en el hipoderma y en las células de las columnas esclerosas. Lám. XVIII sE REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) WN 77 ESA == > 232 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL El ioduro de potasio lodurado determina la forma- ción de un precipitado amarillo-anaranjado en las células del liber que se hallan directamente en contacto con la periferia exterior del haz leñoso, y así también se nota el mismo precipitado en las células del tejido celorofílico de empalizada. Estimo que se trata de un principio activo, eristaliza- ble, que formándose en las células clorofílicas emigre a través de las membranas de las células mesofilares a las células liberianas de donde pasaría a las fibras leñosas para acumularse allí definitivamente. Habiendo recordado al comienzo de este estudio, la aplicación popular que al Peumo atribuye Rosales, como remedio para las enfermedades del hígado y que este me- dicamento «es tan eficaz que no bien absorbido los enfermos sienten disminuir sus dolores», no es arriesgado anticipar que al principio activo revelado por los reactivos, micro- químicamente, debe atribuirse esta acción benéfica, y sería de desear que tal principio del Peumo fuera estudiado con todo interés y cuidado por los químicos, tratando de ais- larlo en cantidad suficiente, como para emprender estu- dios detenidos sobre su acción fisiológica y terapéutica, ya conocida popularmente. Burnos ArreEs, Julio Y de 1921. Fuenfes.—LOS NOTOSCORDIOS CHILENOS 20: po NOTA SOBRE LOS NOTOSCORDIOS CHILENOS POR Francisco FUENTES M. Botánico del Museo Nacional (Chile' Género NOTHOSCORDUM ( Este género de las Liliáceas fué establecido por Car- los S. Kunth en 1843 en su obra Enumeratio Plantarum, tomo IV, pág. 457. Comprende yerbas bulbosas que en Chile se llaman vulgarmente cebolletas y huilles. Sus hojas son lineares y envuelven la base del escapo o tallo floral, que termina de ordinario en una umbela con una espata de dos brác- teas. Las hojuelas del perigonio subiguales y soldadas por su base hasta cierta altura que no alcanza a la mitad de su longitud. Los 6 estambres más cortos que los tépalos, con fla- mento ensanchado en la base y anteras dorsifijas. Estilo erecto persistente, más o menos prolongado, con estigma papiloso, entero, redondeado o conoídeo; ovario triloc ular con 5 a 12 óvulos en cada celdilla. Se han descrito unas 25 especies con diferentes varie- dades, distribuídas principalmente por el continente ame- ricano, islas del Atlántico y contornos del Mediterráneo. La clasificación de estas plantas ofrece algunas difi- cultades; aun la distinción de los géneros Nothoscordum y Allium no ha sido seguida por varios autores, como Re- gel * Grisebach, O. KCuntze, etc. Para Engler ? los Nothos- Nombre que ex griego significa ajo degenerado. J. E. Regel, Alliorumadhue cognitorum Monographia: in Acta Hort. Petrop., ILL (2875). 2. Engler-Prantl, Natiirliche Planzenfamilien, IL, 5, 57. 2931 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL cordum no deben tener olor aliáceo, carácter poco constan- te como los demás en diversas especies. Con razón Beau- verd * reserva para sus nuevas especies del Uruguay la dualidad de ambos géneros. Sin desconocer las relacionés múltiples que existen entre estos grupos, conviene aprovechar la homogeneidad morfológica y fitogeográfica que se nota en los notoscor- dios para considerarlos en un género separado. Por lo de- más, se hace difícil el control de las especies de Allium a causa de su número ya tan crecido: 270, según Dalla To- es U. Gay ” indica para Chile las siguientes especies de Nothoscordum: N. striatellium Knuth., N. strictum Gray y N. Alavescens Knuth. ln 1896 el Dr. Philippi describió entre sus «Plantas Nuevas Chilenas» en los anales de la Universidad de Chi- le, Tomo XCUIL, pág. 267-68, tres especies nuevas: N. ver- num, N. brevispatum, y N. nidulans; estas especies, sobre todo la primera y la tercera merecen algunas observacio- nes críticas. A fin de contribuír al estudio de las monocotiledó- neas chilenas y para facilitar la determinación de nuestros Notoscordios, vamos a practicar una revisión de las mues- tras que se conservan en el herbario del Museo Nacional de Santiago (Uhile), y que fueron etiquetadas por Berte- ro, Gay, Philippi y Reiche. En esta labor indicaremos pri- mero el nombre apuntado en la etiqueta y luego la deter- minación que obtenemos, según el estudio delos originales y de las monografías más modernas. Especies de Nothoscordum del herbario nacional chile- leno (incl. herb. Phil. p. et f.) 1 Nothoscordum striatellium Knth l. c. pág, 458. Es la especie más extendida en el país y más polimor- fa. Un abundante material colectado en diferentes zonas entre Coquimbo y Calbuco y desde la costa hasta la cor- 3. (7. Beauverd, Nouvelles espéces uruguayennes du Genra Nothos- cordum Kunt; in Bull de l'Herb. Boissier, 2me sér, Tom. VIII (1908) N.* 19, Geneve. 4. Dalla Torre et Arms. Genera Siphonogamarum. Leipzig (1909) 5. €. Gay, Hist. fís. y Pol. de Chile, Bot.Fomo VI, pág. 112-55 (1853) Fuentes.—LOS NOTOSCORDIOS CHILENOS 235 dillera andina, nos ha permitido controlar esta especie con sus variedades y formas. La planta fresca nos presenta el aspecto estriado, tan visible en el escapo disecado. La altura varía de 10 a 60 em. aque alcanzan los ejemplares de la zona austral, en terrenos pantanosos. lin general el color úe las flores es blanco o amarillo flavo, con el nervio medio de los tépalos rojizo, verdoso o pardusco. Su bulbo blanco, globoso o lige- ramente aovado, muestra a veces pequeñas proliferaciones en torno del disco, según muestras frescas cogidas en San Antonio y Cartagena por el señor M. KR. Espinos: Observamos que la umbela presenta a veces 2, 3... 1.0 aún más flores, con los pedúnculos subiguales, flexibles y aplastados por la disecación. En las muestras con umbela fauciflora y que prevalecen en la costa austral, los tépalos aparecen unidos en la base hasta | de su longitud, forman- do un tubo campanulado como el N. andicola Kuth., que se cita también con patria chilena; pero difieren de esta última especie, de la cual no tenemos comprobantes, por el ancho y largo de la lámina, coincidiendo en los caracteres florales más bien con el N. bivalve (L) Britt. * que tampo- co hemos visto. La proporción entre el largo de las hojas y el escapo, así como el ancho de la lámina y su consistencia, varían también en alto grado; lo que indujo a Kunth a crear la especie que sigue y a Philippi su N. vernum. Unas muestras que colecté en Tinguiririca (11 de 1897) y Angol (XI de 1899) presentan respectivamente hojas angostas (11 mm.) con la longitud del escapo, y los pedicelos de las flores desiguales y filiformes en la an- tesis. Los caracteres más constantes de esta especie son: vaina estrecha y prolongada varios centímetros sobre el bulbo y truncada en el arranque de la lámina; bulbo+ globoso, color blanco; los estambres alcanzan a la mitad o ; de la longitud de los tépalos; ovario oblongo; y las hojas con los escapos marcadamente estriados, hasta surcados por la disecación. 6. Tres muestras dudosas de Aculeo y San Vicente quedan en es- tudio para resolver si son de N. bivalve (1) Britton que se extiende de norte a Sud América, o son de otra especie. 236 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Según lo ha indicado Beauverd, 1. c., esta especie de- be unirse a la siguiente bajo N. gramineum (Sims) Beauy. por haber sido descrita primero en 1823 con el nombre de Ornithogalum gramineum Sims, Bot. Mag. t. 2419. Al efecto hemos visto en una obra de Linneo” que tal especie figura como chilena en 1825. Hoy aparece extendida por cast todo Sud-A mérica hasta Méjico. 2. N. Alavescens Knuth. 1. c. pág. 459. Las muestras que examinamos fueron tomadas en la mina Lilen (Catemu) en 1860. Por sus hojas angostolineares; más largas que el esca- po; el perigonio flavo, menor y más campanulado que en el N. striatellum Knuth, y la vaina con su punta atenuada, se puede conservar esta denominación como subespecie o al menos como una buena variedad del anterior. 3. N. strictum Gay, 1. e. pág. 114. Disponemos de dos ejemplares con la umbela muy deteriorada; tienen etiqueta escrita por Gay bajo Allium y fueron colectadas en la prov. de Coquimbo, Los Patos, 1 de 1837, a 3380 m. Regel, 1. e. pág. 216-17 menciona esta especie junto con el N. Philippianum Koch et Bouché, como sinónimos de su Allium striatum Jacq. * Según la descripción que dió Gay su especie quedaría entre el N. striatum Itnth. y N. favescens Knth., por la umbela 8-12 flores, espata con valvas ovales acumina- das y el ovario oblongo elíptico. Y en el Index Kewensis figuran estas tres especies con el nombre común de N. striatum Knth. Pero por otra parte la descripción de Gay y las muestras deterioradas que tenemos se encuadran mucho mejor con el N. Sellowianum Knth., sobre todo por el escapo y pedunculillos tiesos, cilíndricos y rollizos; los últimos 3 veces mayores que las valvas de la espata; um- bela de 5 a 6 flores, y el ovario subacorazonado globoso. Por este motivo no aceptaremos la especie creada por C. Linmei. System. Vejet. ed. 16, cur. C. Spreng., Vol. II (1825) pág. 30. 8. Regel ineloge en una larga sinominia el /. : triatellnm a H. flavescens Knth., - subbifloram Walp. o A. subbiflorum Colla, otros que figuran 2 NV. bivalve (1) Britton. Fuentes.—LOS NOTOSCORDIOS CHILENOS 237 Gay mientras no observemos mejores comprobantes, es decir un material adecuado de la misma región. 4 Nothoscordum nidulans Phil, |. e. pág. 268. Es la maleza que en Chile se llama vulgarmente «lá- grima» y que se ha naturalizado ya en muchos países del globo. - Pero esta especie de Philippi se ajusta perfectamente a la descripción del Allium fragrans Vent. o N. fragrans Knth., 1. c. pág. 461 y que en los últimos años ha figurado bajo N. inodorum (Ait.) Aschers et Graeb., en razón de haberla descrito primero Aiton (Hort. Kew) por el año 1789 con el nombre de Allium inodorum. ln los ejemplares frescos de esta planta polimorfa y casí cosmopolita hemos notado la forma típica, con el ova rio maduro obovado, cortamente estipitado y las anteras derechas a manera de capuchón. Phillippi da importancia al ancho de 10 mm. de la lámina para fundar su especie; pero éste y otros caracteres vegetativos varían mucho, mien- tras que los caracteres florales aparecen más constantes. La planta es frecuente en las viñas, huertos y jardines, a veces junto con un Allium de hojas cilindroídeas que tam- bién > ha naturalizado en nuestro país. DN. Poeppigu Knuth. lin Pl. pág. 456. os muestras que analizamos fueron colectadas en la cordilleras altas de Santiago en 1861 (y 1899-Reiche) y observamos que ellas coinciden con la descripción de Poep- pig, reproducida por Knth. y Regel como una especie du- dosa y talvez con razón por cuanto dicha descripción es incompleta y ambigua. Los ejemplares que tenemos a la vista carecen del bulbo; y por su escapo delgado, cilíndrico, erecto; hojas angostolineares; umbela fastigiada, con pedúnculos nota- blemente desiguales, deben referirse a una especie próxi- ma al N. Sellowianum; pero no al N. andicola Knth. que se cita como del Perú, Argentina y Chile y del cual no te- nemos ningún ejemplar determinado en'el herbario del Museo chileno. Este último notoscordio que no hemos vis- to, según la descripción de Knth. a ELN pag: 463. tiene las hojas doble o triple más largas que el es- capo; umbela 4 flora con los pedúnculos de cuatro líneas de largo, más cortos que las valvas de la espata, ovario oblongo y los tépalos formando tubo campanulado por su unión basilar hasta la tercera parte de su altura. Nuestros ejemplares tienen el ovario obcordado globoso, los tépalos poco unidos en la base como en el género Allium y la um- bela pluriflora con + 12 flores. La proporción entre el largo de los tépalos y estam- bres no aparece aquí muy clara porque con la madurez avanzada de la flor, se reduce ei extremo superior del pe- rigonio. Tomando en cuenta la prioridad del nombre debe ci- tarse esta especie Nothoscordum andinum (Poepp) Knth, 1523; y a pesar de prestarse este nombre para una confu- sión con el N. andicola Knth., aceptaremos siempre esta especie mientras se acumula un material más completo que permita hacer otras modificaciones. 6 Nothoscordum vernum Phil. 1. c. pág. 267. Disponemos de 6 ejemplares coleccionados por don Federico Philippi en Concón el 12 de Octubre de 1884. Según su descripción difiere esta especie del N. stria- tellum por el escaso número de flores (2-4) en la umbela y el tamaño mayor de las flores; pero la envainadura prolon- gada del escapo, con el extremo de la vaina más atenuado que truticado; el color blanco amarillento del perigonio y su bulbo blanco escarioso, ligeramente alargado, permiten considerar tal especie a lo sumo como una forma del N. gramineum. De este último tenemos muestras cogidas en Valparaíso, San Vicente y Aculeo que presentan umbelas con tres flores, más grandes aún que las del N. vernum Phil. 1. Nothoscordum brevispathum Phil. 1. e. pág. 268. Examinamos tres ejemplares con el escapo de 15 cm. de alto; umbela provista de 3-4 flores rosuladas con los pedúnculos desiguales; el ovario inmaduro en las muestras originales cogidas por Z. Vergara, en Enero de 1888, en Las Moilacas (cord. de Hllapel). Philippi distingue su espe- cie por las valvas de la espata muy cortas, la umbela pau- ciflora y el bulbo con membranas de color gris. Si la coloración del bulbo es constante basta esta para distinguirlo de los demás notoscordios chilenos. Y en verdad estos bulbos no son grises sino con las túnicas de un color rojo sanguíneo muy notable. Unos ejemplares que Fuentes.—LOS NOTOSCORDIOS CHILENOS 239 colectó el Dr. Reiche en Enero de 1906 en la misma cor- dillera y que fueron determinados bajo este nombre no pre- sentan bulbo; pero la base de los escapos y restos de hojas tienen el color rojo obscuro o pardo violáceo de las mues- tras originales. Además estos originales del Dr. Reiche tienen escapos y pedúnculos rígidos, hojas de 1 mm. de ancho, ovario oblongo con los tres surcos apicales que pre- ceden a la dehiscencia de la cápsula subcordada globosa; las umbelas son aquí multifloras (6 a 12). Por todos estos caracteres y las fibras capilares que se desprenden del bulbo de los originales, me inclino a creer que esta especie de Philippi debe acercarse mucho al N. Sellowmianum Knth., en cuya diagnosis aparecen las valvas el triple más cortas que los pedúnculos umbelares, pero el bulbo con las túnicas blancas. Las muestras que hemos pedido al Perú y Argentina nos permitirán cerciorarnos si en verdad el N. strichum Gay y el N. brevispathum Ph. no son sino variedades o formas del N. Sellowianum Knth., del cual el herbario chi- leno no conserva ningún ejemplar así determinado. Esto mismo sucede con el N. andicola Knuth. y N. subbiflorum Walp., (9) o Allium subbiflorum Colla que se citan en obras botánicas como especies de Uhile En resumen el herbario nacional chileno conserva como buenas especies y variedades de Notoscordios las que vamos a señalar en seguida con su correspondiente CLAVE NOoTHOSCORDUM. SECCIÓN UMBELLIFLORA-VAGINATA BEAUVERD. Especies con flores umbeladas y los escapos envaina- dos en la base, formando sobre el bulbo un cuello más o menos prolongado. Bulbo subgloboso como de 1 cm.; escapos flexibles de 6-40 cm., larga y estrecha- mente envainados, estriado surcados por la disecación; lámina de 1-5 mm. de an- (9) G. Walpers, Annal. Bot. Syst. Tom. ILL pág. 636. 240 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL cho; umbela con 2-12 flores blanquecinas o amarillo flavas...... N. Gramineum (Sims) Beauv. a. Escapos de 10 cm. de largo, con um- belas paucifloras (2-5); hojas del largo del escapo y de 13 mm. deancho; flores blan- co-amarillentas de 12 mm. de lar- SUDAN AAA RAID var. vernum Phil. D. Escapos de 15-25 em.; ; hojas angostísi- mo-lineares (1 mm.) y + el largo del es- capo; umbelas de unas 6 flores “de color flavo y de 5-10 mm. de largo... var. flavescens Knuth. 2. Bulbo con fibras capilares; los escapos muy rígidos, no largamente envainados, de 19, -20 cm. de largo; pias de 2-4 mm. de aa umbela con 2-12 flores sobre pe- dúnculos desiguales, rollizus y tiesos, té- palos -- libres en la base; ovario oblon- CUNA TA A: e TA N. Sellowianum Knth. Bulbo In escapos de 10-15 cm.; lá- mina de 1] mm. de ancho; umbela pauci- tlora (2-5), con la espata corta, de + 1 em. denlarao bs. Sua. do, META var. brevispathum Phil. Hscapos de 20-30 em., cilíndricos o aplas- tados por la disecación; las hojas gruesas de 1-2 mm. deancho; bulbo subgloboso de +1 cm.; umbela fastigiada, de 4-10 flores con pedúnculos filiformes erectos nota- blemente desiguales en la antesis; tépalos con el ápice enroscado; cápsula globosa o ligeramente achatada de 3 cm. de A 1 N. andinum (Poepp.) Knth. 4. Bulbo con frecuencia prolífero; escapos flexibles, de 20-60 em.; hojas hasta de 12 mm. de ancho; perigonio aromático, con los tépalos blancos de un rosado purpurl- no en el dorso, soldados en el 1 inferior de la base; ovario obcordado verdoso, ruredal muy variable—N. imodorum (Aito ) Aschers. [et Graebn. (10). (10) L. Hauman escribe en su Catal. des Phanér, de VArgent. b- Aires (1917), N. ¿nodorum (Ait.) Nichols, según la obra de Thellung- Montpellier, que no hemos visto. Santa Cruz.—PLANTAS MEDICINALES 241 Plantas medicinales 0e la región de Concepción POR EL Dr. Alcibíades SANTA CRUZ Director del Museo y Profesor de Botánica en la Escuela de Farmacia de la Universidad de Concepción Cada día se hace más sensible la falta de estudios so- bre nuestras plantas nacionales que puedan precisar sus cualidades medicamentosas y, en lo posible, su exacta com- posición. Vegetales cuyo valor terapéutico es imposible negar siguen siendo usados tan empíricamente como en tiempo de Colocolo; otros cuyas propiedades venenosas es- tán fuera de duda andan por ahí de jardín en jardín, ma- nejadas como la más inocente florecilla. Nada diremos me- jor de las cantidades de plantas secas que van a Europa y Estados Unidos para volver convertidas en extractos, ja- rabes o píldoras que nuestros médicos recetan tal vez co- mo novedad. Cierto es tambien que si hubieran indicado al enfermo el uso del vegetal al natural, habrían perdido seguramente un cliente.......... El conocimiento de nuestros vegetales ha quedado casl absolutamente en manos de los curanderos, los meicos y alguno que otro observador instruído. Los misioneros entre los indios han aportado gran número de datos por desgracia más útiles al folklore que ala ciencia médica. Evidentemente son los indios los herboristas hasta la fecha: los remedios que suelen vender los meicos yerbateros siguen siendo los mismos que usaron los indígenas, atraí- dos las más veces por el aspecto extraño de alguna planta, por su olor o su coloración no común. Bueno será recordar que el ruibarbo entró a la medicina porque los antiguos colegas europeos de nuestras meicas encontraron una ex- traña semejanza entre el color de la raíz de ruibarbo y el hígado. Nihil novum sub sole. REV. CH, HIST. NAT. (1921). (16) 242 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Vamos a hacer una ligera reseña de las plantas más comunmente usadas. Algunas, cuyas propiedades han sido comprobadas por la experimentación del profesional, van marcadas con un asterisco. No haremos mención especial de los liquenes: todos ellos son usados en la medicina popular con el nombre ge- neral de calchacura (pelo o barba de piedra en araucano)' Filicineas. La doradilla-Notchlacna hypoleuca usada como diurética y depurativa Adiantum exisum y ylanduligerum, cuyas frondas y rizoma tienen igual destino, llamados culantrillo de pozo o helecho de pozo. Cabe aquí consignar que el vocablo hecho es ya vul- var y se aplica a muchas plantas de hoja finamente divi- dida como pasa con los Asparragus plumosus, Sprengeri etc., llamados helecho espárrago. Polypodium trilobum.— Yerba del lagarto, peña vilcun, muy común en los árboles viejos y usada contra reumatis- mos y sífilis como depurativa. Alsophila pruinata.—(uilquil. Usada en infusión co- mo hemostático y recomendado como tal por el Dr. Murillo. Equisetaceas.— Equisetum bo yotense-— Y erba del pla- tero. Cola de caballo. Limpia plata. —Común a todo lo lar- go del país, forma con la sanguinaria (Poligonum) la base pseudoterapéntica interna del Sistema Kneip. Si fueran efectivas la mitad de las cualidades que esos distinguidos varones atribuyen a estas dos yerbas, no se necesitaría de ningún otro medicamento. Tal vez habrá que estudiar en la limpia: plata la proporción de sílice, cuya acción sobre la arterio-esclorosis preocupa vivi mente a los clínicos. Gnetaecas.—Ephedra andina. Pingo-pingo. Usada con algun éxito en las cistitis como balsámico. Gramineas. —Bromus stamineus y B. lanco=Lanco. Han pasado a la medicina popular por ser la medicina de losfpertos e. Es, parece, diurética y tal vez purgante. *Paspalum vaginatum.—La chépica tan conocida y usada como diurética. -—— Amarilidáceas.—* Alstroemeria ligtu.—Iól liuto, cuya fécula de las raíces carnosas es el chuño de liuto tan em- pleado en la alimentación de niños y enfermos. Ividáceas —* Libertia caerulescens.—Trique, llamado Santa Cruz.—PLANTAS MEDICINALES 9243 en Valdivia Calle-calle. Purgante hasta casi drástico, y buen diurético, constituye un buen hidragogo justamente empleado en los estados pletóricos y manifestaciones con- gestivas de los cardíacos. Urticáceas.—Urtica dioica.—Ortiga caballuna y U. urens. Ortiga negra o de pavo (Este último nombre porque se alimenta a los pavipollos durante el primer mes con una pasta de ortiga, malva y trigo machacado llamado frango- llo). Las propiedades rubefacientes enérgicas de los pelos urticantes de estas plantas son usadas en las parálisis fa- ciales, reumatismo etc. Antes eran usadas en la clientela médica y hospitales. Proteáceas-—*Lomatia obliqua. Radal.—Buen ex- pectorante, que alivia la dispnea y sensación de ahogo, es justamente empleado en las afecciones pulmonares y el asma. Merece un lugar en terapéutica. Guevina avellana.— Avellano.---A más de sus frutos comestibles muy apetecidos por la gente del sur tostados simplemente, o hechos harina o mezclados con miel de uva formando una pasta llamada mildo, la corteza del arbol y del fruto es usada contra las diarreas por el mucho tanino que contiene. Santaláceas. —(Juinchamaliun majus o chilense y (.. gracile—Quinchamali.—Usado contra las equímosis y ma- gulladuras, tal vez sin más razón que el color sanguíneo de sus inflorescencias. Myoschilos oblonga. Orocoipu o Corocoipo.—Las hojas son consideradas laxantes y su raíz emenagoga. Poligonáceas.— Rumex crispus.—Romaza.—Sus hojas que, cómense crudas en ensalada, son también usadas para cubrir heridas, contusiones, etc. Poligonum aviculare.—Sanguinaria.—Astringente co- mo todas las plantas que contienen ácido oxálico en fuerte cantidad. Es muy alabada por el vulgo como depurativo «para componer la sangre»y con tal objeto la recetan las meicas y por analogía de conocimientos, los kneippistas. Quenopodiáceas.—Ohenopodium quinoa.—La quinoa o quingua, aún usada como alimento a pesar del feo aspecto que presenta la sopa de sus semillas, por que los embrio- nes enroscados parecen gusanillos. Es el mismo frutito con 244 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL que se prepara la aloja, bebida agridulce muy agradable y que las fábricas de malas bebidas gaseosas han desterrado. *Ambrina multifida. Paico.—Yl aceite esencial de sus hojas y semillas es un buen carminativo y tiene justa apli- cación en las dispepsias con desarrollo de gases. Aizoáceas.—Messembryanthemum chilense.—Doca - Con frutitos comestibles; pero laxantes y aún purgantes. Magnoliáceas. *Drimys Winteri.—El Canelo. (Voighe de los ATAUCANOS) arbol sagrado de nuestros machis (médi- cos-sacerdotes indios) —Ha sido bien estudiado y es usado con razón contra los reumatismos y al interior como esti- mulante y principalmente en las enfermedades de la boca: estomatitis etc. Su acción depende del salicilato de metilo que contiene. Ranunculáceas.— Anemone decapetala.—Centella.— Usada exteriormente como rubefaciente y cáustica. Es venenosa. Psicrophylla andicola. Mellico.—Muy apreciada por los araucanos que la consideran afrodisíaco. Posiblemente es un estimulante digestivo Berberidáceas.— Berberis Darwim..—Michay.—A pli- cada como febrífuga, tónica y diurética en las cistitis. La raíz es astringente B. buxifolia=Calafate en Chiloé y Punta Arenas. — Tiene las mismas propiedades. Sus frutos son comestibles. Todos los berberis de Chile quedan acusados de ser los hospedadores de las basidiosporas del Puccinia grama- nis que infesta nuestros trigos, y para todos ellos se pide aquí la pena de muerte. Monimiáceas.— Boldoa fragrans.— Boldo.—Enér gl- co específico de las enfermedades del hígado, sobre todo esos infartos crónicos que el clima irregular produce tan frecuentemente en Chile. Es intolerable que nuestros labo- ratorios locos y farmacéuticos permitan todavía que el boldo salga en forma de materia prima y vuelva del ex- tranjero ao en elixires y jarabes medicinales. Laurelia aromática.—Laurel de Chile o treigue.—No sólo se aprovecha su buena madera sino sus hojas y flores machacadas en forma de compresas contra la cefalalgia y la infusión de sus hojas en baños contra el reumatismo. Santa Cruz.—PLANTAS MEDICINALES 945 Papaverácees. —Fumaria media.—La fumaria consi- derada como un gran depurativo. Cruciferas.—Capsella bursa pastoris.—La universal bolsita de pastor, usada para curar heridas. Lepidium bipinnatifidum.-—Mastuerzo.—Diurética, tal- vez por la cantidad de agua que se introduce en el orga- nismo. Cardamine nasturtivides.—Berro de Chile. —Conside- rado por la gente como muy medicinal para congestiones y entorpeciwientos del hígado. Entra en la composición del jarabe de rábano yodado. Saxifragaceas.—Escallonia pulverulenta.—Mardoño y E. rubra, son,como todas las de su género, ligeros balsá- mIcos. Hydrangea scandens.—Pehueldun.—Su corteza astrin- gente es usada en hemorragias y diarreas. Cunoniáceas.— Weinmannia trichosperma. —Timeo o teniu.—Usado para curar heridas. Rosáceas. —Quillaza saponaria.-—El quillay, que sigue siendo para los europeos el leño de Panamá.—Yspléndido expectorante bien conocido. Fragaria chilensis. —La frutilla indígena. —Atempe- rante, diurética. La infusión de los cálices secos se usa contra las indigestiones y gastralgias. Acaena argentea y A. pinnatifida.— Amor seco —Son usados como diuréticas, armas y como tisana para los sifilíticos. Potentilla anserina.—Plateada.—Astringente usado en diarreas y afecciones semejantes. Geum chilense.— Yerba del clavo.—Muy apreciada por los campesinos como aperitiva, emenagoga y al exterior en aplicaciones para los dolores de muelas. Margyricarpus setosus.—Sabinilla.—Considerada co- mo muy diurética. Kaygeneckia oblonga.—Bollen (En algunas partes lo llaman guayo). Apreciado como febrífugo. Leguminosas.— Papilionaceas —Psoralea glandulosa. —Culén.—Estomático, estimulante de las funciones diges- tivas, diurético, refrescante. Sustituyó al té durante algún tiempoen la colonia, y aún fué materia de exportación. Es base para algunas bebidas refrescantes (aloja, etc.) y vale 246 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL la pena citar entre ellas la leche de culén, que se obtiene agitando dentro de un jarro con agua un manojo de ramos de culén: la esencia contenida en las hojas se emulsiona y produce una bebida de inestimable valor. Sophora tetraptera (Edwardsia macnabiana).—Pelú o Edwardsia pilo.—El extracto obtenido por cocimiento prolongado de los ramos se usa como la resina de gua- yaco contra la sífilis. Geraniáceas.— Geranium corecore.—Corecore 0 coricó. —$Se usa por el tanino que contiene la raíz. Muy recomen- dado en las neuralgias dentarias y periodontitis. Uxalidáceas.— Oxalis rosea.—Cuye colorado.—O.xalis articulata.—Cuye blanco.—Se venden en el Mercado en forma de tortas hechas con la planta seca y aprensada, para preparar bebidas refrescantes, para depurar la sangre y contra la fiebre. Como todas las plantas que contienen ácido oxálico, son muy astringentes y de ahí su aplicación contra diarreas y hemorragias. Lináceas.—Linum aquilinum.—Nanco (en araucano Aguila). —Muy usado y con buen resultado en las dispep- sias dolorosas, enteralgias, etc. Es de uso corriente y se encuentra en las oficinas de farmacia. Rutáceas. —Ruta bracteosa.—Ruda.—Aunque euro- pea, se ha hecho muy silvestre en Chile, donde es usada como emenagoga y para producir la contracción de la matriz y el aborto. Rutáceas-Xantoxileas.—Pitavia punctata.—Pitao o canelillo.—Hermoso arbustito de Concepción, usado como antihelmíntico, parece que con buen resultado. Poligaláceas.— Moninna limearifolia y M. angustifolra. Quelenquelen.—Gran remedio de los herboristas para las afecciones del tractus intestinal: es considerada digestiva, astringente en las diarreas, antigastrágica y preventiva de los abcesos hepáticos. Polygala stricta P. gnivides.— Llamadas también que- lenquelen y usadas como las anteriores. Euforbiáceas.—Ohiropetalum lanceolatum.— V entost- lla,—Recibe su nombre vulgar de sus buenas propiedades carminativas. Euphorbia Peplus.—Lechugilla. —Maleza universal, con las propiedades drásticas y ligeramente cáusticas de todas Santa Cruz.—PLANTAS MEDICINALES 947 las plantas de su género. Se ha preconizado últimamente contra el asma. Euphorbia portulacoides.—Pichoa.—Drástica hasta ser venenosa, lo mismo que la £. depressa.—Pichoggilla y las especies propias de la región E. verna y E. araucana. Coriariáceas —Coriaria ruscifolia.—Ceu o deu.— Planta venenosa usada para teñir de negro y para matar ratas, necesita ser estudiada con detenimiento. Anacardiáceas. —Litrea cáustica.—Litre, de efectos mucho más enérgicos que la Thapsia de Africa. Duvana dependens.—Huingan —Cuya resina entra en primer lugar en la composición de los emplastos o vilmas con que los aliñadores fajan los miembros para componer las fracturas óseas. El resultado del tratamiento suele ser la gangrena. Celástraceas.—Maitenus boaria.—Maiten. Usado como febrífugo. En los aparatos de destilación muy primitivos que se encontraba antes en los campos, se usaba una gruesa cama de hojas de' maitén para impedir la acción directa del fuego sobre el orujo. Es lástima que no se dé más importancia a la semilla de este hermoso árbol, que contiene un bnen aceite. Ramnaceas:—Colletía spinosa.— Yaquil. En otras par- tes, Crucero. Arbusto espinudo, sin hojas. La infusión de sus tallos machacados es considerada un buen purgante. Eleocarpáceas. *4Aristotelia maqui. Maquií (en Chiloé Queldón). Por el enotanino que contienen sus frutitos es un buen astringente. Se usa mucho en las diarreas en for- ma de Café de maqui: los frutos secos y molidos se ponen en infusión como el café, y se usa la infusión caliente. Más que en medicina, el maqui es empleado en la industria para dar color al vino (por ser un colorante inofensivo) en la confitería, etc. Malváceas. Muchos vegetales de esta familia son cosmopolitas y aunque silvestres en Concepción, no pode- mos considerarlos como propios de ella. De éstos citaremos: * Malva nicaensis y M. parviflora. Llamadas como todas las especies malva. El mucílago que producen con facili- dad les da propiedades emolientes, suavizantes y pectora- les. La infusión de malva /raiz) es de uso corriente en gargarismos, tisanas, pociones; lavados, etc. 248 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL *Modiola Caroliniana—Pila-pila. Con iguales cuali- dades. Abutilon vitifolium— Huella. Arbusto muy hermoso cuya corteza y liber son muy usados contra reumatismos y vastralgias, en estas últimas con efectivo ss Violariáceas.—Jonidium parviflorum. —Arbusto de los alrededores de dona de efectos muy semejantes a la ipecacuana, con cuya raíz tiene mu- cha semejanza la de esta planta. Viola maculata.—Pillunden. Violeta amarilla, por el color de sus flores. Usada como pectoral y digestiva, tal vez lo último por la acción del agua caliente con que se toma. Mirtáceas. Eugenia apiculata.— Arrayán. Usado co- mo astringente aromático y para lavar heridas. Eugenia mirtifolia. Chequen. En infusión como ex- pectorante. Enoteráceas. Oenothera Berteri y Oe. mutica.—Don diego de la noche en las provincias centrales. San Juan en esta región, Metrun en Araucanía. Considerada como un buen vulnerario; la gente lava las heridas con el cocimien- to de la planta y cura las heridas superficiales con las ho- jas aplicadas directamente. Onothera acaulis. —Rodalán. Considerado como el anterior. *“Fuchsia macrostemua. Chilco. El cocimiento de sus ramos con hojas y flores es usado como balsámico en las cistitis y uretritis, con buen resultado. Sus frutos, que los chilotes llaman Cuchigor dos son comestibles; pero laxantes. Halorragidaceas. *Gunnera scabra. Pangue. Tan usa- do como astringente en otras partes del país, cede aquí to- das sus cualidades para quedarse como planta comestible: sus peciolos, llamados nalcas, son apetecidos con verdade- ra avidez por las gentes. Con nalcas, digúeñes (Cyttaria Berteri, hongo parásito de las ramillas del roble Nothofa- gus obliqua) y hojas de cilantro (Coriandrum satiovum) se confecciona una ensalada que los habitantes de Nuble, Concepción, Blo Bio, Malleco y Cautin consideran una de- licia, y que no hay paladar no regional que pueda soportar. Un bocado esquisito consideran al bohordo que crece en- tre la arena y llaman rahuay. Santa Cruz.—PLANTAS MEDICINALES 249 Umbeliferas. Sin preocuparnos de las especies euro- peas que se han hecho silvestres en Chile, no dejaremos «de notar entre ellas a la cicuta-Coníum maculatum y el hi- nojo —Foeniculum vulgare, cuyas conocidas propiedades medicinales son aprovechadas corrientemente. Erynchium rostratum. Pequeña umbelífera con flores azules y aspecto de compuesta, que con el nombre vulgar de caucha es considerada como un remedio contra la picada de araña, es decir la mordedura de Latrodectus formida- bilis. Los indios viajan con su paquetito de caucha reduci- da a polvo para el caso de ser picados. Apium chilense. Apio del campo. Usado como carmi- nativo y emenagogo. Ligusticum panul.—Panul común a todo el país y usado en todas partes como un específico de los corizas, resfriados, dolores de muelas, etc. Loganiáceas.—Budleia globosa.—Pañil. Común en todo el centro del país. Lo llaman en otras partes matico por su semejanza con el matico del Perú (Artanthe elon- eata-Piperácea) y la usan como vulnerario para cuyo fin es excelente, y en las enfermedades catarrales de la uretra. Gencianáceas. —Erythoraea chilense.—Cachanlagua (Cachan lahuen). Conocida en todo el país y usada como fe- brífugo. Merecería un mayor estudio hasta fijar bien su principlo activo. Apocináceas.— Echites chilensis.—(Juilmay. Uno de los muchos voquis (lianas, enredaderas, bejucos) del país. El polvo de sus semillas es un estornutatorio poderoso, como la veratina, por lo que es muy usado «para descat- gar la cabeza. Convolvuláceas.—Covolnvulus arvensis.— Corregúe- la o correvuela. Yerba universal cuya recina es tan buen drástico e hidrogogo como la escamonea. Se aprovecha esta cualidad para usarla en la gota y reumatismos. Jalystegia rosea.—Carrizillo. Muy semejante a la an- terior; pero con flores más grandes de hermoso color rosa- do suave. Verbenáceas. Verbena erinoides. Sandia-lahuen.— Esta verbena, muy conocida en todo el país, es usada co- mo emenagoga y diurética, apesar de que su nombre de 250 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL yerba del bubón parece indicar otras propiedades muy di- ferentes. Verbena littoralis. A esta yerba de las orillas de nuestros arroyos y riachuelos correspondería mejor el nombre anterior, por que es usada con éxito como tesolu- tiva en tumefacciones contusiones, en las hemorroides y en los orzuelos. Labiadas. No tiene esta familia representantes ge- nuinamente chilenos que tengan alguna propiedad medici- nal; pero gran parte de sus géneros son ahora silvestres en Chile. ll poleo (Mentha pulegium) como digestivo y pa- ra el mal de orima (cistitis y uretritis), el romero, las de- más mentas, el orégano, etc. son de considerar como autóc- tonas. Mencionaremos sin embargo el Marrubium vulgare, torongil cuyano o yerba rosilla que, después de un largo receso, ha recuperado sus fueros de planta medicinal. Usa- da en el país como vulnerario y para lavarse la cabeza, ha reconquistado su situación de un buen remedio de las afecciones bronquiales y las dispepsias dolorosas. Solanáceas. Numerosas son las especies de esta fa- milia que gozan de propiedades medicinales efectivas o atribuidas. Es verdaderamente imperdonable que no haya estudios terminados sobre algunas solanáceas que como el Natri tienen un valor terapéutico efectivo y eficaz y que seguimos usando empíricamente porque, después de una controversia que degeneró en tragicomedia entre un pro- fesor de farmacia y un ilustradísimo farmacéutico, nadie ha tratado de aislar el principio activo, alcaloide o gluco- sido, dosificarlo y darle su justo lugar en la materia médica. *Fabiana imbricata y +. biflora.——Pichi. Bien conocido y estudiado, este subarbusto que merecería un lugar en los jardines por su semejanza con los brezos (Erica) es un excelente diurético: aumenta la producción de orina y dis minuye el ardor y dolor de la uretra y cuello de la vejiga: ls materia de a grandes cantidades de la plan- ta seca van por Talcahuano a Estados Unidos de Norte America y una pequeña parte vuelve en forma de extracto o de específicos. Cápsicum annum y C. longum—.Aj. Sumamente es- parcido en el país, base de comercio por su uso cásl impres- cindible en la cocina de la gente trabajadora, no es usado Santa Cruz.—PLANTAS MEDICINALES Al en medicina, a pesar de que más de un médico receta Cap- sicina y Captol y extracto capsicium, "Solanum Gayanum. Natri. Renovamos nuestra protes- ta por permanecer hasta ahora este excelente febrífugo sin un estudio químico concienzudo. Solamun nigrun. La yerba mora de otras partes lla- mada aquí Llague y usado no sólo como febrífugo, sino y con éxito en las inflamaciones de la faringe y amígdalas. Vestia lycioide. Huévil. Usado como el natri. Uno y otro en estas provincias y las dos y otras especies en el centro y centro-vorte del país son empleados con franco éxito en las fiebres y especialmente en las tifoideas. Cestrum palqui. Palqui. Subarbusto tan conocido que es orígen del proverbio «más conocido que el palqui» Es un buen sudorífico, Escrofulariáceas. Verbascum. Thapsus. Yerba del pa- ño. Se ha hecho silvestre en el país, donde lo usan como emoliente en forma de cocimiento de la raíz y cubren he- ridas con las hojas frescas de la planta. Escallonia pulverulenta. Mardoño. Escalonia revo- luta y E. macranta. Luc, llun o siete camisas, son muy usadas para lavar heridas con su cocimiento. Tal vez valen más como plantas para un parque inglés. Rubiáceas. Nertera depressa. Comida de culebras. (Jueliguen chucaon en araucano, hermosa yerbecita de ¿ho- jitas orbiculares de un color verde brillante; forma céspe- des densos en los terrenos húmedos o a la orilla de las pequeñas corrientes de agua. Por su aspecto, realzado por los frutitos rojos que parecen salpicarla, ha merecido un lugar en los jardines y conservatorios. Con la planta ma- chacada se fabrica un ungúento vulnerario muy apreciado. Campanuláceas. Wahlenbergia linarvides. Uño per- quen. Casi no falta en las recetas de las meicas y curan- deros. Sus virtudes carminativas, bastante hipotéticas, son muy celebradas. Compuestas. No guarda relación el pequeño número de especies empleadas en la medicina popular o científica con el gran número de plantas europeas que con igual destino estudiamos. Apenas si podemos mencionar como plantas de la región, muchas de ellas lo son de todo el país, las siguientes: 119) ST] N REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Leptocarpha rivularis. Palo negro. Arbusto que no haría mal efecto en grupos en un parque, por sus flores de un hermoso amarillo. La gente la usa como sedante en las gastralgias, dispepsias y afecciones semejantes. Madia sativa. Melosa, Madi. Cultivada por los indí- genas para aprovechar sus semillas aceitosas, ha quedado reducida al papel de molesta maleza. Hemos podido com- probar la acción eficaz de la infusión de sus raices en las dispepsias dolorosas. Baccharis rosmarinifolia. Romerillo. Romero de la tie- rra. Usan en emplastos la resina que se acumula a causa de la"picadura de un insecto. Baccharis pingraea. Vautro. Sus cenizas contienen sales de potasa y soda, y son usadas con buen resultado, según dicen, en baños calientes contra el reumatismo. Sonchus oleraceus y S. asper. Nilgúe. Son la cerraja europea, porque la yerba es universal y aquí como allá considerados como antibiliosos. Podanthus (Euxeniay mitiqui.—Mitriu. Arbusto consi- derado como medicinal en alto grado por los indios y des- pués por los chilenos. El cocimiento de la planta es con- siderado como un remedio eficaz contra la gonorrea. Podanthus grata. Muy semejante, debe tener iguales propiedades, si ellas existen. Gnaphallium viravira. Viravira, yerba de la vida. Tal vez el extraño aspecto de la plantita, muy vellosa, y su olor agradable le han dado lugar en la medicina popular como expectorante y sudorífica, buena en los refriados y catarros. Hicken.—HIMENOFILÁCEAS ARGENTINO-CHILENAS 233 Las Himenofiláceas argentino - chilenas y los “continentes pacíficos” POR EL Dr. Cristóbal M. HICKEN Profesor de Botánica de la Universidad de Buenos Aires. Para comprender mejor el origen y vinculaciones de la familia de las himenofiláceas en la Argentina y en Chile me parece conveniente hacer una breve reseña de la dispersión que tiene sobre el globo. Ante todo llama la atención que esta familia de he- lechos tan delicados, y que exige condiciones muy espe- ciales para poder prosperar, tenga varias especies distri- buídas en regiones y aur en continentes que se hallan muy separados unos de otros. Su predominio en los tró- picos donde busca los bosques húmedos y sombreados, nos revela que se trata de plantas cuyo origen hay que buscarlo en la zona ecuatorial, desde donde irradiaron hacia lugares menos cálidos, llegando hasta parajes tem- plados y aun fríos, pero sin perder el carácter de plan- tas de bosques umbrosos y húmedos. La dispersión se hizo de preferencia sobre el hemis- ferio austral, pues escasean en Europa, Asia media y boreal, EE. UU., Canadá, etc., es decir en toda la región que he designado en otras partes con el nombre de Faja boreal. Las especies europeas y que son las mismas que se extienden en general por toda la mencionada Faja, tie- nen distribución vastísima y son casi cosmopolitas como el Hymenophyllum tunbridgense y H. peltatum, de modo que en rigor no son exclusivas ni características a la Eu- ropa. Podemos pues asegurar que la Faja Boreal, carece de himenofiláceas y que éstas sólo son propias de las fajas 254 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL tropical y austral. Es únicamente en estas tierras donde podemos hallar los 5 géneros de la familia: OM o con 1l especie en N. Zelandia. Loxomopsis....... » 2 » enCosta Rica y Ecuador. Serpyllopsis....... >» 1 >» enAméricaMagallánica. : e AN Trichomanes..... » 230 » en ambos hemisferios. Hymenophyllum » 250 » en ambos hemisferios también. En América podemos reconocer con facilidad tres grandes núcleos doude su densidad de población es máxi- ma; éstos son: el núcleo caribeano, el ecuatoriano y el pa- tagónico, de los que aparece este último con cierta inde- pendencia y con un número relativamente alto de ende- mismos que no presentan los otros dos. Esto quizá no me- reciera mayor atención, teniendo en cuenta el aislamiento en que se halla con respecto a los trópicos húmedos del Ecuador, Bolivia y Brasil, aislamiento debido a la inter- posición de la Cordillera, del desierto de Atacama y de las Pampas argentinas. No obstante que estas barreras apa- recen como formidables para ser franqueadas por plantas tan delicadas, hay algunas de Chile y Argentina que también se encuentran en los otros centros. Tal ocurre con 11. caudiculatum, de los bosques australes patagóni- cos y que vive también en el Perú y Brasil; HA. ciliatum ha sido indicado para el Brasil austral, Antillas y México; H. umforme en el Perú y Ecuador. Pero si tenemos en cuenta que el H. uniforme es dudoso para Chile, como también el ciltatum, pues sólo existe la cita de HooKEk (Hook., Bak. Synops. Filic. 63) que lo da para este país, nos quedaríamos con una sola especie (4. caudiculatum) como extrapatagónica, lo que viene a confirmar más el aislamiento de que se había hablado. Pero si hallamos de fácil explicación la carencia en Argentina y Chile de especies del Ecuador y Caribe, ¿có- mo interpretar la comunidad de formas con lugares más apartados aun y separados por barreras que parecían de mayor eficacia que las citadas? América magallánica tie- ne común con otros países, las siguientes especies: Hicken.—HIMENOFILÁCEAS ARGENTINO-CHILENAS 255 H. dilatatum Chile; Brasil; N. Zelandia, Polinesia, Java. E hrsutum (1) > » Antillas; Mascarenas. H. peltatum » » » N. Zel.; Tasman; Europa. H. polyanthes > » Ecuador; Archipiélago ma- layo; Indias. A. rarum o » N.Zel.; Tasm.; Africa aus- tral; Europa. H. tunbridgense > » Fueg'a; Ecuador; Venezue- la; N. Zel.; Tasman; Afri- ca, Europa. Trichom. pyxidiferum Chile; Ecuador; Perú; México; In- dia, Australia; Africa. Trich. sibthorpioides BorY, citado como de las Malvi- nas y Tierra del Fuego, ha sido confundido con el Trich, Jalklandicum, de modo que no se debe considerar como austro-americano. S1 notamos que las especies de Madagascar, 1slas Borbón, Mauritius, y Seichelles son muy afines con las Antillanas, aumentaría la dificultad para buscar explica- ción lógica y sencilla, dado que no se ve cómo podían las semillas y esporos franquear el Atlántico y daso de hacerlo, surgiría otra dificultad mayor, cual es la de ex- plicar la falta de semejanza entre la flora (y fauna!) del Africa occidental y de las costas del Brasil. No podemos admitir una migración desde el Madagascar e islas inme- diatas, cruzando oblícuamente desde el S. E. hacia el NW., sin hacer escalas en el Africa continental, ni en el Brasil atlántico, para llegar a poblar recién los bosques de Venezuela, Antillas, América Central y México. En mis estudios estadísticos, que me han servido de base para demostrar la existencia mesozoica de css gran- des continentes pacíficos, tengo anotados sólo 1,2% de ge- neros vasculares comunes entre ambas costas a contra 10,5 2% que hay sobre las del Pacífico, con lo que se demuestra que el Atlántico, a pesar de su menor anchu- REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 19) [9] | [ar] ra, fué un obstáculo mucho más eficaz que el Pacífico (1). Las analogías entre la flora (y fauna) de Madagascar, etc., y la región caribeana, es sorprendente y tanto más nota- ble y evidente cuanto más hacia el W nos dirijamos. 1; Analizando los porcentajes se tiene: Criptógamas vasculares 1,2% sobre el Atlántico contra 10,5% sobre el Pacífico. : Gímnospermas 0,5% sobre el Atlántico contra 11% sobre el Pacífico. Monocotiledóneas 13,4% sobre el Atlántico contra 36,5% sobre el Pacífico. Apétalas 1.2% sobre el Atlántico contra 18% sobre el Pacífico. Monoclamídeas 2,3% sobre el Atlántico contra 7% sobre el Pacífico. Dialipétalas 1,5% sobre el Atlintico contra 10.6% sobre el Pacífico. Simpétalas 1,2% sobre el Atlántico contra 7,8% sobre el Pacífico. lo que da un promedio de 8,5 géneros transpacíficos por cada géne- ro transatlántico. Esto no quiere decir que la facilidad a través del Pacífico haya sido 8,5 veces mayor, pues esa conclusión sólo la po- dríamos sacar si el ancho fuera igual. Admitiendo que el Gran Océano sea 3 veces más ancho (en algunos puntos llega a ser 5 ve- ces), la dificultad para cruzarlo no sería 3-ple, pues no crece ésta proporcionalmente a la distancia sino en progresión exponencial que podía representarse por la fórmula D=—n.*e en que D indica el gra- do de dificultad, » el número de semillas que debe suministrar una planta para tener la probabilidad de asegurar la germinación y vida de 1 sóle; a la distancia relacionada a la unidad de comparación y e el coeficiente de frecuencia. Así p. ej. en nuestro caso tendríamos: 1.3 (3 veces el ancho del Atlántico) e=8,5 D—=n.*8,5 El valor» se debe deter- minar experimentalmente o por obser- vación. Suponiendo que de cada 2 semillas germinara 1 sola ya ten- dríamos que D=2*x8.5=64, lo que nos diría que el Pacífico ofrecería 64 veces mayor dificultad que el Atlántico para ser atravesada por una planta cuyo coeficiente fuera 2. Pero es que ocurre lo contrario, es el Atlántico el que a pesar de su menor ancho ofrece mayor difi- cultad. Este resultado paradógico sólo puede ser evitado admitiendo la persistencia del Atlántico como barrera. eficaz desde el Triásico por lo menos, hasta la fecha y la formación del Pacífico a principios del Terciario. En resumen, el Atlántico existió desde épocas paleozoicas, mientras el Pacífico es muy joven y se originó por la sepultura de masas continentales que según mi modo de ver fueron tres. La Calijápia (1) que unió la CALIFORNIA con el Japon (clima templado); la Caribindia (2) entre las tierras actuales del mar CaAR1- BE e INDIAS y la Magezelia (3) entre la región MAGALLÁNICA y NUE- (1) Contracción de California y Japonia. (2) Contracción de Caribe e Indias. (3) Contracción de Magallanes y Nueva Zelandia. Hicken.— HIMENOFILÁCEAS ARGENTINO-CHILENAS 257 va ZELANDIa. Estos continentes existían en general durante todo el mesozoico y se prolongaron algunas hasta mitad del Terciario, comen- zando a hundirse por el sur. De este modo aparece como de más re- ciente inmersión la Calijápia, del que quedan aún fragmentos oceáni- cos (islas Hawai, cordón de las islas Kuriles, Aleutianas, península de Alaska y Kamtschatka). Dela Caribindía queda todo el archipié- lago Indo-Malayo, Filipinas, Samoa, etc., Centro América. Costas de Colombia, Venezuela, Antillas, mientras la MVagezelía senos exterio- riza con las islas de Juan Fernández, Pascua sin excluir por supues- to a las islas neozelandesas y la Patagonia Andina desde Valdivia hasta Cabo de Hornos. Geofísicamente queda la actividad volcánica en todo el contorno del Pacífico con una intensidad mayor en el hemiferio boreal, lo que está en relación con el más reciente hundimiento de toda esa parte. Aceptando esta distribución continental, la geografía botánica actual no ofrece dificultad alguna para explicar los interesantes y curiosos agregamientos florísticos. Votofagus, Arancaria, Griselinia, Eucryphia, Embothriam, Lomatia, Gunnera, Colobanthus, Luzuriaga, Fitzroga Libocedrus. Dacrydium, Nertera, Drymis, Artstotelia, etc., ete., en Patagonia y Nueva Zelandia; Magnolia, Lanrus, Morus, Humalas, Nelumbo, Nuphar, Liriodendron, Trolluis. Jeffersonta, ete. etc., entre Norte América y el Japón. Las tribus de las palmeras, aráceas y musáceas de las Indias tienen más afinidad con las tribus americanas que con las africanas. Abies, Pins, Tsuga, Betula, Quercus, Fagus, Castanea, etc. en Norte América y Asia; Zorreya (California y Japón); Gnetam (Amér. Trop. y Archipiélago Malayo); Zacca, Dioscorea, Datisca, Rhizophora, Ter- minalia, Piper, y se podía seguir citando centenares de ejemplos. Pe- ro hay más aún: esto mismo es aplicable a las formas y también a las razas humanas y así tenemos para citar unos pocos ejemplos to- mados al azar: Camélidos en América pacifica e Indias Tapirus en Bolivia e Indias Mirmecofágidos, América del Sur y Asia austral (Caribindia) Cérvidos (Alces y reno en N. América y Asia) Ursus, bisonte, suídeos (N. América y Asia) las aves ratites en América austral y Australia (Africa, Páridae, Si- tidae, Corvas, Ampelis garrula, ete., etc., marcan la Faja borcel. Mu- chos grupos y géneros viyen en toda esa Faja, otros son franspa- cíficos; pero ninguno es exclusivamente común al Africa y Sud-Amé- rica. Crocodílidos (América del Sur e Indias). Entre los Crustáceos transpacíficos está Munida gregaria, Rhyncho- cinetes typus, Pseudosquilla stylifera, Cyclograpsus punctatus, Blepha- ripoda occidentalis, Plagusia chabrus, Hyale hirtipalma, etc. (1) Las mismas razas humanas discrepan enormemente si se compa- ran las costas atlánticas entre sí; pero ocurre lo contrario si busca— mos las del Pacífico: pues es sabido que la raza americana es tan afin a la mongólica que la Etnografía actual considera a aquella co- mo mera rama derivada de ésta, no faltando quien la haya hecho inmigrar a las Américas desde el Asia por el estrecho de Bchring. La misma civilización de Tiahuanaco, que se considera sin vincula- ción inmediata con las americanas, tiene ciertos puntos de contacto (1) Debo a mi amigo el Prof. C. E. Porter (Chile) estos ejemplos. REV. CH. DE HIST. NAT. (1921) (17 258 . REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL con la curiosa de /sla de Pasena, que hasta ahora aparece comple- tamente sin analogía con las más próximas del archipiélago Poli- nésico. Pero no quiero decir con todo esto que floras, faunas y razas humanas provengan de las asiáticas o vice-versa. Tal intercambio nuestro debió existir indudablemente para muchas especies, las que han quedado constituyendo hoy en gran parte las llamadas cosmopo- litas u otras que sin serlo, tienen vastísima distribución. Todas es- tas, según mi modo de ver, no representan sino relicta de especies que pudieron en otrora recorrer todo el globo, merced a estos tres continentes pacíficos, conservando por sus cualidades inherentes a la constitución específica, a su ¿diosincrasia diría, una fuerza inter- na suficiente para resistir a toda variación ulterior. Pero al lado de estas especies, existen otras que no han podido recorrer, poblar o afianzarse en todos los lugares sin experimentar variaciones, cam-— bios, mutaciones o evoluciones que las llevaron hasta transformarlas en especies diversas y aún hasta constituir géneros distintos. Admi- to como más lógico y sencillo el origen de estas formas en los tres continentes pacíficos, desde donde irradiaron hacia oriente y occi- dente, de modo que sólo un ínfimo número de especies americanas pasaron al Asia o vice-versa. Lias especies derivan pues de un tron- co común de origen pacífico, en general ya extinguido, pero no son descendientes inmediatos las asiáticas de las americanas o recíproca- mente. La misma raza americana no la concibo como derivada o des- cendiente de la mongólica, sino que ambas proceden de otras ya extinguidas que residieron en la Caribindía, emigrando una parte ha- cia Centro América y otra hacia las Indias actuales, mientras una “ama inferior se dirigía hacia la Magezelía para después terminar en ES región magallánica por un lado y en Nueva Zelandia, Tasmania, etc.. por otro. Así se puede explicar también que en las Indias apa- rezca el género humano con una cultura muy adelantada, sin haber sido hallados restos de otras civilizaciones más antiguas y más ru- dimentarias de las que pudieran provenir. Llegaron a las Indias trayendo siglos y siglos de cultura y ex- periencia y por el Archipiélago actual se multiplicaron, pasando al- gunas ramas a la Polinesia, y otras ala Australia. Las que se esta- blecieron en las Indias, fueron las que más tarde suministraron los elementos para poblar el Africa, Europa y Mongolia, por lo menos en gran parte. Las especies y géneros más antiguos se hallan en general en los restos actuales de la Magezelía, le siguen los de la Caribindia, para presentarse como más modernos y evolucionados en la Calijapia. Esto se explica admitiendo un origen anstral de las especies o por lo menos para sus formas fundamentales, las que emigraron en direc- ción meridiana hacia el N., a medida que se hundían los continentes por el sur. Durante estas migraciones hacia el norte, evolucionaban en sentido progresivo con cierta rapidez, mientras que los desplaza- mientos que tenían lugar en sentidos de los paralelos, producían de preferencia variaciones de adaptación de acuerdo con los nuevas mo- dalidades del medio. Hicken.—HIMENOFILÁCEAS ARGENTINO-CHILENAS 259 Estas ideas que he creído conveniente esbozar aquí y que se hallan más detalladas en mi trabajo, aún inédito, presentado a la Academia de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en el año 1918, las he visto confirmadas con el estudio fito-estadístico y fitogeográfico de todas las familias vasculares y aparece por lo tanto con esta de las Himenofiláceas, sí bien es cierto que no con la evidencia y claridad con que surge en otras familias o to- mando a todas estas en conjunto. En efecto: Loxoma y Loxromopsis, son géneros de aspecto y es- tructura arcaicos, son relicta de un género ancestral pa- cifico de dispersión muy localizada. Serpyllopsis con una sola especie magallánica, también es de fisonomía arcaica y los tres exclusivamente limitados al Pacífico. Esta re- ducida dispersión actual se explica porque sólo abarcaba los dos continentes de la MaGEzZELIA (Serpyllopsis y Lo- xoma) y CARIBINDIA (Loxomopsis) durante el mesozoico, perdiéndose todas las otras especies o formas afines que poblaban la zona intermediaria al hundirse estas tierras. Más felices fueron Trichomanes e Hymenophyllum, que ya durante el mesozoico eran numerosas y ocupaban los bos- ques cálidos y húmedos que había en esos continentes. Los restos fósiles hallados en Valdivia y Neuquén nos demuestran con sus abundantes palmeras, pimientos, laureles, cicas, rubiáceas y apocináceas, toda una flora trovical o por lo menos subtropical acentuada y en íntima vinculación con la neozelandesa. Estos bosques se extendieron en arco hasta Río Grande do Sul, llevando hasta allá al género Araucaria, Gaultheria, Drymis, y aún especies como la Erythraea chilensis, que de este modo vivían sin solución de continul- dad desde Tasmania hasta el Brasil austral, mientras apa- recen hoy con una dislocación desconcertante para el que hace geografía botánica. Las o trauspacíficas son unas 16 contra sólo 2 transatlánticas (1). Si el Pacífico tuviera el mismo ancho que el Atlántico, esto ya supondría una facilidad 8 ve- ces mayor, lo que siempre sería incomprensible; pero es que las cosas ocurren al revés, el Pacífico es término me- dio 3 veces más ancho y en el hemisferio austral, que es el que más nos interesa para la familia que nos ocupa, al- 260 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL canza un promedio de 4 a 5 veces; todo esto supone pues que la facilidad para cruzar ese espacio debió ser 24 ve- ces mayor (como mínimum (!) y en el supuesto de crecer las dificultades en razón directa de la distancia) para 1r del Asia a América que no del Africa al Brasil. El Trichomanes montanuúm Hook. es del Natal y de América tropical (México Antillas, Perú) y aunque tam- bién del Brasil, no se halla sobre la costa atlántica, sino hacia la parte venezolana y cordillerana. Mucho más fre- cuente se la halla en toda la región caribeana y más aún en México. Lejos pues de ser un argumento para apoyar la unión afro-brasilera, aparece como negándola. La dispersión corresponde muy bien a la analogía tHorística indicada entre Madagascar y el Caribe y se ex- plica sin dificultad por la CARIBINDIA. Hymen. hirsutum (L) sm. es la otra especie transatlán- tica que vive en las islas Mascarenas, no en el Africa con- tinental, y además en las Antillas, Guayanas y Brasil. Se halla pues en el mismo caso anterior; pero, si es más difícil explicar su migración a través del Atlántico, más fácil re- sulta con mi hipótesis explicar su presencia antillana, ya que el camino par la CARIBINDIA resultaría mucho menor que no a través del Atlántico. Esta idea queda mejor co- rroborada aun considerando otras especies, que marcan como con jalones a dicho continente, hoy sumergido en eran parte. Tales especies son las que además de aparecer como transpacíficas, se hallan en las Indias, Ceylán, islas Seychelles, Borbón y Madagascar. Lo que ocurre con las especies que son comunes a ambos continentes, ocurre también con las afines; o mejor y más lógico: «las afinida- des entre especies de ambos continentes no tienen expli- cación sencilla sino admitiendo la existencia de los conti- nentes pacíficos». Así por ejemplo: Hym. limdsacordes BaAk., un endemismo de Madagascar, no tiene más afini- dad o parentesco que con el Hym. aspleniordes SWw., que es otro endemismo, pero de las Antillas (!). CmkisrT, en su espléndido trabajo sobre la distribu- ción de los helechos (1), se asombra de la dispersión rara, que tienen los géneros arcaicos Lorsoma y Loxomopsis, pero (1) H. Cxist, Die Farnkráuter der Erde. Lám. XIX REV. CH. HIST. NAT.,, Año XXV (1921) EE Pr daa ANOS 1 o . q E) 97 SE A € A A == Í y al. = E E AL ES a ia q =S E ¡ HIIMNaquo | mom A3va | + > O Y ST PS ONAIBNOr 7/7 Y, A l A l (4 ! d ¡Y AIN POLARES, O LIA al ; I | LU 13 4 7 : SE 'Ó a ps = 3 HDN Y UNA Y, RA EE e E 2 E sd A — PS GR GT No 6] EE le E y E ATT, ZATR / Ñ 8 | TA < y 4 1 + | . q DI | ñ Ls 2 LA IAS A 7 S 7 : A e 7D, a, » 5 >) , . : 7 _ z a yaa : [5 A : SO JO W NY NS EOS y ES A Ñ Ñ ES le 7 Lo 262 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL con el continente caribíndico, este asombro deja de tener ra- zón de ser, para transformarse en un hecho de fácil expli- cación y por ser arcaicas nos dan un argumento para ubicar el origen de las Himenofiláceas en el sector pacífico. La circunstancia de ser raras las especies en la Faja boreal, nos da otro argumento para suponer que el con- tinente Calizápico se hallaba separado muy eficazmente del caribíndico. Los tres núcleos de himenofiláceas indicados al prin- cipio de este trabajo, se explican pues como lugares meso- zoicos, vinculados a los continentes hundidos y que han sido poblados merced a esas tierras y no por intercambio mu- tuo actual o posterciario. Las especies argentino-chilenas constituyen un centro propio independiente desde el me- sozoico de los otros núcleos peruano o mejicano y desde principios del terciario no se introdujo una sola especie que pudiera haber enriquecido a esta familia. El croquis que se adjunta da una idea de las masas continentales mesozoicas, basadas en consideraciones pu- ramente de fitoestadística y fitogeográfica, que permiten explicar la distribución actual de todas las familias, géne- ros y especies, sin excepción alguna y también, como se dijo más arriba y lo repito otra vez, la dispersión de las familias, géneros y especies animales, incluso la distri- bución del género humano con sus razas, culturas, idio mas, leyendas y mitos. Buenos Aires, Mayo 25 de 1921. Spegazzini.—UREDINALES BERBERIDÍCOLAS 263 BREVE NOTA SOBRE UREDINALES BERBERIDÍCOLAS SUDAMERICANAS POR EL Dr. Carlos SPEGAZZINIÍI (La Flata, Fep. Argentina) En el año 1918 el Dr. don Carlos E. Porter tuvo la amabilidad de remitirme algunas hojas de un Berberis afec- tadas por micromicetas; estudiado ese material saqué las conclusiones siguientes: a) el huésped era una forma juvenil aberrante de Berberís Darwini Hk. (=B. polymorpha Ph., B. Moreno- nis OK.). b) el micromiceta invasor pertenecía a las Uredina- les y parecía hallarse descrito con el nombre de Puecinia ia Alberti P. Magnus. ) Este parásito a su vez estaba en gran parte des- tr E por la Darluca australis Speg. No se por que causa el cartucho que guardaba esos ejemplares se extravió por lo cual no figura en mis Hon- gos chilenos; recién, en una revisión de algunos paquetes de mi herbario, volví a encontrarlos y acordando las difi- cultades halladas y las dudas respecto de su determinación certera, me vino el deseo de ratificarla efectuando una re- visión general del abundante material de Uredinales ber- beridícolas sudamericanas que existe en mi colección mi- cológica. "Efectué pues dichos estudios y pareciéndome de al- eún interés las conclusiones a que llegaba según mi crite- rio y especialmente por ser estas antagónicas con los di- ferentes autores (Magnus, lDietel, Neger, Sydow, etc.) que se ocuparon del mismo tópico, he resuelto dar a la luz es- tas breves notas. REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Empezaré pues con una recensión cronológica de to- das las Uredinales berberidícolas sudamericanas que co- nozco según el material bibliográfico a mi disposición. 1747. 1846. 1892. 1892. 1897. Aecidium berberidis Gml.—Montagne, in Gay, Flo- ra Chilena, vol. VIII, pg. 39—Spegazzini1, Fun- gl patagónici n. 9í—1d., Fungi fuegiani n. 144 > g. 622. Uredo berberidis Lév.—Ann. Sen. Nat., Bot. vol. V, pg. 268.—Epithea berberidis Mnten., Gay, Fl. A A 41.—Uredo. ¡caeoma) berberidis Hariot, Bull. Soc. myc. d. France 1591, pg. 148.— 4ecidium Leveilleanum P. Mgn., Ber. Deut. Bot. Geschls. 1892, pg. 823. . Aecidium magellanicum Brk., Hk. f., Flor. antaretica, vl. IL, pg. 450, tb. 163, fe. 2 —Sace., SylL fne. NIT ¿pa 778.—Diet. € Ner., Engler's bot. Jahrb., vl. 22, pg. 256. sub 4ec. magelhaeni- cum (s1e!). 2. Puccinia berberidis Mntgn. in Gay, Flora Chil. vl. e pg. 44.—Spegazzini, Fungi arg. pug. IV, . 59.—Sace., Syll. fog. vl. VII, pg. 691. TE a antaretica Speg., Fungi fueg. n. 132.— Sacc., Syll. fng. vl. VIL, pg. 691. 1. Uredo ON Speg. (non Brk.), Fungi fueg. n. - 840. de Uned eins Speg., Fung. fueg. n. 144 Sace., Syll. Fng. vi. VIL, pg. “839. A E ropyxis Naumanniana P. Men., Bericht Deut. bo- tan. Geschls., yl. XI, pg. 320, tb... XIX 8-12.—Sacc., Syll. fng., vl. XI, pa. 205.—Puc- cima Naumanniana Neger, Ann. Univ. de Chile, vl. XCHUI (1896), pg. 787. Puccinia Meyeri- Alberti P. Mgn., Ber. Deut. bot. Geschls., vl. XI, pg. 322, tb. XIX, fg. 24-37.— Sace., Syll. fng. vl. XI, pS: 185. Uredo Stolpiana P. Men., Ber. Deut. bot. Geschls. vil. XI, pg. 325. Aecidium Jacobsthali-Henrici P. Mgn., Ber. deut. bot. Geschls. vl. IV, pg. 275, tb. X, fg. 1-8.— Sace., Syll. fog. vl. XIV, pg. 370.—Bommer et Spegazzini.—UREDINALES BERBERIDÍCOLAS 265 Rousseau, Voyag. de la Bélgica, Bot., Champ. (1905), pg. 8, tb. V, fa. 32-34. 1899. Puccimia Stolpiana (Mgn.) Diet. « Ner., Engler's Jahrb., vl. XXVII, pg. 274.—Sacc., Syll. fug. vl. XIV, pg. 274. 1899. Puccinia Barri Aranae Diet. « Ner, Engler's Jahrb. vil. XXVII, pg. 13.—Sacc., Syll. fng. vl. XVI. e ado: 1899. Aecidium aridum Diet. « Ngr., Engler's Jakrb. vl. XXVII, pg. 13.—Sacc., Syll. fng. vl. XVI, pg. 327. 1899. Aecidium tubiforme Diet. « Ner., Engler's Jahrb. vi. XXVI, pg. 13.—Sace., Syll. fng., vil. XVI, pg. 327. 1902. Aecidium berberidis-ruscifoliae P. Hung, Hdv. 1902, pg. 62.—Sacc., Syll. fng. vl. XVIL pg. 432. Como primera crítica al cuadro que antecede diré que: TL. Jecidium berberidis Gmml. no existe, oa lo menos no se ha probado experimentalmente su existencia en Sudamérica; las citas de los varios autores las considero todas equivocadas, habiéndolo confun- dido con otra especie. IL. Aecidium magellanicum Brk. (no Aec. magelhaenicum como escriben algunos autores que o no han vis- to la Flora antaretica o quisieron por ignorancia corregir la plana a Berkeley) es especie exclusl- vamente sudamericana y no debe confundirse ni asimilarse a esa forma gerontogea del Berberis vulgaris que constituye el estado ecidiospórico de la Puecinia arrhenather:. II. Dada la imposibilidad, por el momento, de verificar experimentalmente las relaciones metagenéticas entre todas las formas citadas, deberemos en la interpretación sinonímica guiarnosexclusivamen- te por los caracteres morfológicos. Iniciaremos esta exposición con el género Puecinia que haremos preceder por un cuadro descriptivo compara- tivo de las correspondientes especies. NATURAL REVISTA CHILENA DE HISTORIA srJup S1.10Q 194] PIJOJEXDQ 110Q 10] YODO 119010] ero JIxnq 1100.19 veu —TULOJO pul “ls s11o0quoc] e14q do.10394 SI1OQ OF] eso ¡nurds 190194] YI OJIx0q S119Q 10] SAASOH 19) (0, 0 OBRA INQUL ISVQ OJRSSB.IDULOP]LA o01de oÓ0uunIq orourau oxtodns onoo] “oeyuados -| ovyertostin d SASAHAVYAVA suure Ay “soy mie]09 oorde SuJe pur 03-46 10d 24441 0038-06 SOJe]Jur op[ea 08 10d uu 06 SOú7e]pur tunso -O0P SU9ISOISNJY oorde umw (CT SUQWISSIDUO] "shut e Ay "SUO| 2UUU 0 nonpeo ' ULULUL ES -() 1] SQWISSTÓUO] SUI +24Ay “saduo]ead SATIHOI10dHd A9.1Q | "WOVIBUULO 938.1 -nyes “oso]pided 9JNUTUL 930JUOA -DÉUL*A 00015 UL raoe] ortodsido OSO9M.I -19A 00boyn uu osuop ortodsido "9L0URISLO o1nosqo “0so0 -natoA ortodsido ODUUNAG-O A -B]J OJPSSLAQUI oorde XxIA 0500 “nro A oriodsido raore] ortodsido OBDIPAYIO TAOB] IG'GT - £0T UUuL ()E-C1 JOA Mu GC-GG UM pp -E tod uuu EOS 08-96 YUU OP TE tod Wu 2ECl JOA MMM 8E-SE ULA rod 66189 MIMI Un GE) orrodsido od 244410 G8-()L9PTUO|GO YAOASOLNITA 94J911JSUO0D 001 Rd orpow orjeorun) muay oroprosd1]]0 ovBduo]qo, *98J0L1JSUOD XTA OTpouL “oyes -seJour uou v01de “oeyepungo. oub ura “ovordr]"o 08J01L1ISUOD uned “oeyepuny -01 omMburiyn “ovo -10/q0*A9v91d1]]0 "9eyonmpoad-oyeu -runor o01de 0) -JSUOD XIA “A UOU '9RJLgUOJO OP]LA "SO.101]SNIUB Pos FAS. DPIYLA WUNIRO0RA eu 'd Sun “erjoray -U0) XIA 08S0)G0 Ae *"19U 1910-01) Y “rnosnijord -ULOD “SOIDOIP isaieds somo] round 1178 ro9e.19A nd “rpnu *soJooIp o 1 Aydod 4y *190UB]se0 “1quo] -ntoA nd “gnu uu “1 ¡4ydod Ay “TU O1||TU VINILO O VA] e "Y SHIE “Ouro OJPIOO0B “A TLIB) > ¿ » ya | oysn3ue -110s 1 4ydod Ay IYOS 21 1 Aydod Ag de DIMIADJUD Y “13N (US) DUDIUUDUNDN “Jl “LON y 91 (ua ya) PUBIS “dl 19 “LO 2 “HT IDUDA Y -ALADE “dl "US IN 27:94 1 Y MIIXIM | "UI N SIPILIPiIQ “A Sar94Ads L - 2 a SENQIIYIWRINDS SIODTINIVIISATS SRINIDINA ST 30 OALLEYRBAWOD OYURDNO Spegazzini.—UREDINALES BERBERIDÍCOLAS 267 En mi herbario no hallo representadas más que dos es- pecies, de cada una de las cuales daré una nueva y amplia descripción, que puedan servir de base a las deducciones SUCesIvas. Puccinia antarctica spPeEG.—(Lám. XX, Fig. 1). Folia infecta fere normalia, non bullosa, vix ad epi- phyllam, sed non semper, maculis pallidis indeterminatis notata; sori hypopkylli quandoque fere solitarii, quando- que numerosi relaxat1 v. confert1, innato- -erumpentes pul- vinulati sublenticulares, primo compactiusculi (0,2-05 mm. diam.) dein subpulverulenti, atro-fuliginel; teleuto- sporae dense fasciculatae ellipsoideae (35-55 1><15 30 y) rarius leniter subclavulatae v. obovatae, utrinque rotun- datae v. deorsum vix subcuneatae, episporio ubique aequaliter tenuiusculo (1-2 p erss.), in sicco obsole- te papilluloso, in vivo v. fervefacto laevissimo vestitae, (tunica externa achroa omnino destitutae), saturate fulvo- castaneae, medio l-septatae non v. vix subconstrictae, pedicello elongato (50-125 u >< 14-20 u) hyalino rectiu- sculo, apice abrupte collariato-constricto (6-7 y erss.), cete- rum inflato ubique laevi suffultae; pori germinales solitari in quaque cellula parum a septo remoti. Esta especie es pura y exclusivamente habitadora del Berberis microphylla Frst., y nada tiene que ver con la Puccinia berberidis Mntgn. siendo del todo equivocadas las dudas que manifesté en otros tiempos (cnft Fng. fueg. n. 152). Comparando mis ejemplares con la descripción de la Uropyxis Maumanniana P. Mgn. no me es posible hallar diferencias suficientes y me he quedado convencido que se trata de un simple sinónimo; no me explico tampoco porqué Magnus haya incluído su especie en el género Uropyxis, desde que las teleutosporas carecen siempre y en absoluto de toda envoltura externa mucosa e incolora; esto nos da la razón porque Neger la ha conservado en el gé- nero Puccinia. Habiendo tenido la fortuna de examinar una infini- dad de ejemplares de la Puccinia antarctica, he podido 268 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL notar una cierta elasticidad en los curacteres según la ubicación de las hojas sobre las ramas, según su edad ete., así que tengo fundadas sospechas que la Puccinia Stolpia- na (Mgn.) Diet. € Ngr. sea también un sinónimo. Así es- tas tres, a lo menos, especies que crian todas sobre Ber- beris microphylla Frst. (B. buxifolia Lam., B. dulcis Sweet.) no representan que una sola, y es razonable, pues cuesta admitir que una sola planta y en una area geográfica tan reducida pueda sustentar tres diferentes especies de pará- sitos muy afines. Puccinia berberidis MNTGN Folia infecta fere immutata, maculis nullis v. vix pal- lescentibus indeterminatis; sori saapius hypophylli, soli- taril v. hinc inde gregaril, innato- -erumpentes pulvinatuli, sublenticulares, compactiusculi, cinereo-ochracel v. ave- llanei (0.2.1 mm diám.); teleutosporae dense fascicu- latae e eylindraceo subfusoideae (60-85 y < 12-18 y) utrimque leniter attenuatae , Aplce obtusae acutatae v. apl- culatae, episporio tenui (1- 1,5 u Crss.) apice tantum plus minusve incrassato, ubique et semper laev:ssimo vestitae, pallide ochraceae, medio uniseptatae, non y. vix constrictae, pedicello plus minusve elongato (100-400 u Ing.) a basi 5-7 y crss.) sursum sensim subclavulato-incrassato (10-14 u Crss. ), sub spora saeplus abruptiuscule cuneato-constricto v. subcollariato (6 9 u crss.) hyalino rectiusculo laevi suf- fultae; pori germinales solitarii in quaque cellula, uno subapicali, in cellula supera altero in cellula infera ad septum. Sori saepe in eodem folio Aecidio concomitatl. La descripción que nos da Montagne de esta especie, tanto en la Flora chilena como en su Sylloge gen. spec. plant. crypt. (pg. 514 n. 1158) deja mucho que desear en cuanto a claridad pues se limita a decir que tiene mucha semejanza con la Puecinia malvacearum, de la cual se apar- taría por las teleutosporas más angostas; no tengo cons- tancia que algún autor haya revisado posteriormente los ejemplares típicos, así que la determinación se funda sobre simples suposiciones más o menos probables. El diagnós- tico latino que he dado más arriba es por lo tanto el mismo Spegazzini.—UREDINALES BERBERIDÍCOLAS 269 que he dado hace muchos años en el IV pugilo de mis Fungi argentini pero algo perfeccionado y responde a la forma que yo considero como típica. Esta especie se halla distribuída sobre una área geo- gráfica mucho mayor; pues desde el Cabo de Hornos llega al Norte hasta el paralelo 30, y afecta más de una media docena de especies de Berberis. Habiendo revistado una larga serie de ejemplares creo que entre las diferentes for- mas de variación, se pueden fijar a lo menos tres varieda- des, cuyos caracteres distintivos serían los siguientes: a) Typica: Teleutosporae omnes fertiles 1somorphae, diametro longitudinis quirntum non superante, apice obtu- sae acutatae v. nasutae, uredosporis et paraphysibus om- nino destitutae; adsunt forma macropoda pedicello 200-400 u. mentiente, et forma brachypoda pedicello 200 u nun- quam superans.—Fg He hallado la variedad typica-macropoda sobre Ber- beris microphylla de Usuvaia (T. del Fuego), de Nahuel- huapi y Carrenleofú (Patag.), sobre B. cuneata [de Sta. Cruz (Patag.) y sobre B. spinulosa de los alrededores de Córdoba (Rep. Arg.). Ocurre por el contrario la variedad typica- -brachypoda sobre Berberis ruscifolia de la Sierra de Córdoba (Rep. Arg.) y sobre un tipo enano de Berberis cuneata de Rio Chico. (Patag.) b) Paraphysigera: Teleutosporae biformes, centrales fertiles normales, marginales steriles v. paraphyses, capl- tulo angustiore vacuo pedicelloque tenuiore valide incur- vo; uredosporae plane et semper deficiunt. An Puccinia Meyeri-Alberti P. Mgn. ? —Fg. 3 Encontré esta variedad sólo dos veces; una vez sobre las hojas que me envió el Dr. Porter de Chile, como ma- nifesté en los primeros renglones de esta noticia; la segun- da vez sobre hojas de Berberis heterophylla de los alre- dedores del Lago Nahuelhuapi (Patag.) c) Heterosperma: Pulvinulorum centrum mesospori- cum, pars intermedia teleutosporica fertilis, pars marginalis autem sterilis paraphysigera; mesosporae parum numero- sae obovatae majusculae (40-50 y >< 20 y) episporio mo- dice incrassato (2-3 u erss.) dense grosseque verrucoso indutae, pedicello breviore (30-40 u < 5-1 1) laevi ful- tae; teleu tosporae, fere normales sed saepius parum cras- 270 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL siores (50-60 u >< 18-22 1); paraphyses ut in varietate praecedente. —Fg. 4 Variedad que sólo he podido descubrir sobre hojas de Berberis Darwini. Hay que tener cuidado de no con- fundir esta variedad con las dos anteriores cuando van acompañadas por el ecidio, el cual se reconocerá por sus células peridiales cuspidadas de túnica sumamente gruesa y por las ecidiosporas que siempre carecen de pedicelo. Las Uredinales berberidícolas publicadas como per- tenecientes al género Uredo son: Uredo berberidis Lkv. Uredo ? aecidiiformis SPEG. Uredo antarctica SprG. (non Brk.) Uredo Stolpiana P. Mex. De las cuatro especies nombradas, las dos primeras no pertenecen u este género y las trataré entre los Ecidios. La Uredo antarctica Speg. es una verdadera Uredo y se halla bien descrita in l. c.; fácilmente no es sino el estado uredospórico de la Puecinia berberidis Mntgn., con la cual la he hallado asociada, aunque formando soros dis- tintos, siempre sobre las hojitas de plantitas muy jóvenes, que aún conservaban los cotiledones, de Berberis micro- phylla de los airededores de Usuvaia ( T. del Fuego). La Uredo Stolpiana Mgn. no la conozco y careciendo de ejemplares de comparación, no quiero abrir j juicio sobre ella; parece diferenciarse de la anterior por su episporio algo más espeso. Pasamos ahora a tratar las uredinales clasificadas co- mo Aecidium, y que son las que siguen: Aecidium Léveilleianum P. Mex Aecidium magellanicam Brkk. Aecidium Jakobsthali-Henrici P. Mex. Aecidium ariduam DierT. € Nr. Aecidium tubiforme Dret. « NGr. Aecidium berberidis-ruscifoliae P. Hxx Lam, XX ño XXV (1921) l EV. CH. HIST. NAT., A S E PT EA ¿€ _ »P E_mo—O—RQRS __ _ —————— A — == 7 2972 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Deberíamos agregar además la forma aecidiospórica de la Puccinia berberidis Mntgn. dada como Aecidium ber- beridis Gml. por Montagne, y la que se describe como acompañando a la Pueccinia Meyeri-Alberti por Magnus. De las 6 especies que acabo de catalogar, todas han sido tan mal e insuficientemente descritas, que su iden- tificación resulta poco menos que imposible, menos para las dos primeras. Vamos ahora a tratar del Aecidium Leveilleianum Mgn. y exponer nuestro criterio al respecto. La primera descripción de este honguillo es la de Leveillé en 1846 bajo el nombre de Uredo berberidis; en 1852 Montagne en la Flora Chilensis del Gay transcribe, modificándol: algo, la descripción de Léveiller y pasa, seguramente sin haber revisado el tipo, el micromiceta a otro género, lla- mándolo Epithea berberidis; en 1891 Hariot, vuelve « estudiar el tipo Léveilleano, así a lo menos lo supongo, y edita una nueva descripción más amplia y mejor conser- vándole el nombre primitivo de Uredo (caeoma) berberidis Lév. y admitiendo que la Uredo ? aecidiiformis Speg. sea un sinónimo de la misma: al mismo tiempo cree que vaya acompañada de su estado microspórico, que me parece po- co probable, y que sospecho sea tan sólo una Tuberculina que con frecuencia he visto atacar esta uredinea; por fin en 1892 P. Magnus (no sé si habrá reestudiado el tipo Lé- veilleio-Hariotiano) afirma categóricamente que se trata de un Aecidium y para evitar homonimia lo denomina Aec. Léveilleanum. Como sinónimos deben acompañarse el Aecidium berberidis ruscifolice Hnng., el Aecidium Berbe- ridis Mntgn., y la forma ecidiospórica de la Puccinia me- yeri-Alberti Men. En toda esta enredada madeja ningún autor expone el carácter específico de la dichosa especie; yo considero como carácter fundamental la frase de Léveillé «sporan- etis clavatis», que corresponde en Hariota «sporis aliis et periphaericis fusiformibus utrinque acutatis» y por fin lo que dice Magnus «pseudoperidiis cellulis elongato-obcla- vatis sursum _longe cuspidatis: aecidiosporis minute verru- culosis» etc.; según mi opinión se trata de una sola especie caracterizada por las células peridiales más o menos cla- vadas o cuspidadas y aecidiosporas papillosas. Peg GeaIni: —UREDINALES BERBERIDÍCOLAS 273 Tengo la firme convicción de que ésta es la forma ecidiospórica de la Puccinia berberidis Mnten. Vamos pues a tratar de la segunda especie el 4Aeci- dium magellanicum Brk. Algunos autores quisieron modificar la plana a Ber- keley y cambiaron el nombre específico de magellanicum en magelhaenicum, pero incurrieron en un error, pues el apellido del célebre navegante portugués es Magalhaes y no Magelhaes. Esta preciosa especie tan fácil de reconocer ha tenido dos desgracias desde su nacimiento, desgracias que fueron causa de su polynomia hasta ciertó punto excusable. La primer desgracia se refiere a la descripción incompleta y sobre todo a las pésimas figuras publicadas. La segunda fué la determinación equivocada del huésped del ejem- plar del Capitán King, indicado (Cnft Flora oe tica, Lc.) con. el nombre de Berberis ilicifolia, mientre cria sólo y exclusivamente sobre Berberis a este error es debido a las deformaciones teratológicas que sufren las ramas y hojas infectadas volviéndolas casi irre- conocibles (Unft Engler's Jahrb. vl. XXII.(1896) pg. 356). P. Magnus volvió a describir esta especie con el nom- bre de Aecidium Jakobsthali-Henrici y más tarde bajo este sinónimo fué figurado por Bommer et Rousseau, en el Voyage de la Bélgica, de un modo no del todo satisfac- torio aunque mucho | mejor que por Berkeley. No tengo constancia probatoria experimental pero estoy casi seguro que es el estado ecidiospórico de la Pueccinia antarctica Del Aecidium aridum Diet. € Ngr. no puedo hablar, como tampoco del Aecidium tubiforme Diet. € Ngr. pues las descripciones son insuficientes y en mi herbario no hallo ninguna forma que coincida con mayor o menor cer- titud con ellos. Pasaré entonces a mencionar las formas ecidiales que figuran en mi herbario y que alcanzan al número de Y, y de las cuales daré una corta descripción; las dividiró ante todo en dos grupos bien definidos: a) Cólulas peridiales, todas o en parte, ovaladas, lan- ceoladas o clavadas, superiormente terminadas en pezón oO en cuerno más o menos agudo, todas de envoltura muy espesa, a veces de capas concéntricas, lisas o levemente pa- REY. CH. HIST. NAT. (1920). 118) 274 REVISTA CHILENA DI£ HISTORIA NATURAL pilosas; ecidiosporas fuerte y densamente papilosas. Se- gún mi parecer son todas formas respondientes a la Pucci- nia berberidis Mnten. y sus variedades. by Células peridiales todas siempre y solamente poli- gonales, faltando siempre de todo rastro de protuberancia o pezón, por entero recubiertas de muy marcadas y tupidas papilas, con envoltura moderadamente espesa; ecidiosporas constantemente lisas con perisporio más bien delgado. Al- gunas de estas formas son con seguridad referibles a la Puccinia antarctica Speg., pero de otras no tengo opinión asentada al respecto. Aquí pues van las descripciones de todas las 9 for- mas de las cuales las cinco primeras pertenecen al primer grupo y las cuatro últimas al segundo. Formas del primer grupo 1. Hojas inalteradas; manchas anfígenas redondas de- terminadas pequeñas (1-2 mm diám.) pon no tumefac- tas, llevando «al hipofillo grupos de ba 25 peridios densa- mente apretados en pulvínulo semilenticular; peridios muy regulares poco o nada salientes; células peridiales inferio- res ovaladas (40 u >< 32 uu) mucronadas, superiores lan- ceoladas (40-60 y < 28-30 1) con cúspide poco diferen- ciada, túnica espesa (1-10 y esp.) salpicada de papilas muy finas y poco densas en la parte basal, ofreciendo una es- tructura concéntrica más o menos bien visible; ecidiosporas eloboso-poligonales (20-26 n >< 20-24 pu) con episporio moderadamente engrosado (2-3 u esp.), casi lisas o fina- mente papilosas. Tal vez sea el Aecidium berberidis-ru- scifoliae P. Hnng. Sobre hojas “de Berberis a en la Sierra Ven- tana, Prov. de Buenos Atres.——Fg. Hojas imalteradas o casi; manchas anfígenas algo irregulares pequeñas (1-4 im diám.) determinadas rojizas, ligeramente tumefactas, llevando al hipofillo, rara vez al epifillo, numerosos peridios densamente apretados en for- _ma de costra; peridios muy irregulares entresoldados y refundidos, muy poco o nada salientes; células peridiales elípticas u ovaladas (30-45 y >< 28-35 u) con cúspide corta poco desarrollada pero aguda, de túnica muy espesa Spegazzini.—UREDINALES BERBERIDÍCOLAS 275 (6-8 y esp.) lisa y formada por capas concéntricas como granos de almidón; ecidiosporas subglobosas u ovaladas (28-35 y >< 20-29 u) con episporio bastante grueso (3-4 y esp.) revestido de numerosas y bien marcadas papilas. Creo que sea típicamente la Uredo berberidis Lév. y por lo tanto el Aecidium Léveilleiamnum Mgn. Sobre hojas de Berberis heterophylla y B. Grevilleana en los alrededores deCacheuta (Mendoza) y del Lago Nahuel-huapi (Patag). Generalmente se halla invadido por una Zuberculina de conidios globosos (4-10 udiám.) lisos ligeramente ocraceos. —Fg. 5. 3. Hojas inalteradas; manchas anfígenas regulares pequeñas (1-3 mm diám.) determinadas rojizas o pardas, no tumefactas, con el hipofillo cubierto por grupos de 3 a 10 peridios muy apretados formando pulvínulo casi semi- esférico; peridios bastante regulares muy poco salientes; células peridiales inferiores ovaladas o elípticas, las supe- riores lanceoladas (85-50 n >< 20-25 1) más o menos abrupta y agudamente cuspidadas, de túnica muy espesa (7-10 1), ásperas en la base, superiormente lisas; ecidios- poras más o menos globosas (25-35 u diám.) con episporio moderadamente engrosado (2-3 n esp.) revestidas de abun- dantes papilas bien desarrolladas. Sobre hojas de Berberis microphylla, en las cerca- nías del Lago Blanco (Patag.) y de Berberis Darwini a lo largo del Carren-leofú (Patag.)—l'ig. 8. (Lám. XXI). 4) Hojas poco o nada alteradas; manchas anfígenas, bastante regulares pequeñas (1-2 mm diám.) determi- nadas rojizas, no tumefactas, soportando al hipofillo (de 3 a 10 peridios fuertemente apretados, formando pulvínulo saliente semiesférico; peridios muy regulares no sobresa- liendo del conjunto; cólulas peridiales ovaladas (25-30 <20-22 u) en la base a veces redondeadas, a veces agudas, en la parte superior siempre prolongadas de una manera brusca en cúspide o verdadero cuerno, recto o en- corvado agudo liso tan largo como ella (23-30 mmm 7-10 mmm), con túnica bastante espesa (5-1 mmm esp.) que ofrece tan sólo unas pocas arrugas radiales en la parte basilar; ecidiosporas globosas u ovaladas (24-28 mmm >< 22-24 mmm) con episporio algo espeso (3-5 mmm esp.) cu- bierto de numerosas papilas bien marcadas. 276 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Sobre hojas anormales juveniles de Berberis Dar- wini (B. polymorpha Ph. o B. Morenonis OK.) en Chile. —Fig. 9. 5) Hojas sin alteraciones; manchas anfígenas, bastan- te regulares mediocres (2-5 mm diám.) al principio ro- jizas algo tumefactas, después secas y pardas, por último caducas dejando el limbo agujercado, recubiertas al hipo- fillo en sa mayor parte por numerosos peridios muy apre- tados y nada salientes; peridios periféricos a menudo refun- didos e irregulares, los centrales regulares; células peri- diales lanceoladas o claviformes (50-80mmm><15-25mmm), inferiormente redondeadas o casi truncadas, superiormente cuneiformes prolongadas en cúspide (sporangiis clavatis, pediculés de Léveiller) larga pero no muy aguda lisa, con túnica más o menos espesa (2-5 mmm esp.) particular- mente en la base donde suele ofrecer algunas papilas y arrugas radiales; ecidiosporas subglobosas e 28 mmm < 18.20 mmm) con episporio poco espeso (1,5-2,5 mnim esp.) densa y finamente papiloso (A ecidium Léveilleianum Mgn., Aecidium magellanicum Speg. (non Brk ) pro parte). Se desarrolla sobre las hojas adultas del Berberis 1licifolia en Staaten Island y en Port Famine.—Fig. 6. Formas del segundo grupo 6) Hojas sin alteraciones; manchas anfígenas redon- deadas pequeñas (2-3 mm diám.) determinadas pardo- rojizas, poco o nada tumefactas, llevando al hipofillo gru- pos de 10 a 25 peridios muy apretados cortos o apenas salientes; peridios regulares semiglobosos; células peridia- les 5-6-gonas (25 35 mmm =< 22-28 mmm) con túnica algo espesa 6. 5 mmm esp.) particularmente en la base y todas densa y fuertemente ásperas; ecidiosporas globoso poligo- nales (20-25 mmm diám.) con episporio muy moderada- mente grueso (1-2 mmm esp.) del todo liso. Hállase sobre las hojas adultas de Berberis spinulosa en los alrededores de Córdoba, Rep. Agentina.—Fig. 11. 7) Hojas ligeramente alteradas, torcidas o abolladas; manchas poco aparentes parduzcas pequeñas (0,5-1,5 mm diám.) irregulares o casi indeterminadas, no tumefactas, Lám. XXI REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) 159) =] [01] REVISTA CHILENA DIE HISTORIA NATURAL llevando en el hipofillo algunos peridios distribuídos cir- cularmente al margen; peridios separados o más o menos acercados y regulares, apenas salientes del substrato; célu- las peridiales elíptico-poligonales (25-40mmm <25-30mmm) con túnica no muy espesa (1-1,5 mmm) era densa y fuerte- mente áspero-papilosas; ecidiosporas globoso-poligonales (20-55mmm diám.)con episporio delgado absolutamente liso. (Aecidium berberidis Auct. plur. non Giml.) Coleccionado sobre hojas adultas de Berberis cuneata en la boca del Río Santa Cruz, Patagonia.—Fig. 13. 5) Hojas, manchasTy agrupaciones peridiales como en la forma anterior; peridios pocos pero muy salientes derechos cilíndricos tubiformes (350-700 mmm ><120-150 mmm) de boquita circular denticulada o casi entera; cé- lulas peridiales poligonales (35-45 mmm >< 20-25 mum) groseramente papilosas, con túnica moderadamente en- erosada | 3-3,5 mmm. esp.); ecidiosporas globoso-poligonales (99. 25 a diám.) con episporio liso y dele ado(1-1,5 mmm esp.). Sería acaso el Aecidium tubiforme. Diet. « Ngr? Yo lo considero como una simple forma macroperidial del anterior. Descubierto sobre las hojas adultas de Berberis cu- neata, en la Isla Pavón del Río Santa Cruz.—Fig. 12. 9) Hojas muy modificadas, arramilletadas en escoba de bruja, con peciolos anormalmente muy alargados, con limbos hipertrofiados más o menos ensanchados o alarga- dos a veces irregularmente hendidos y hasta espinosos, más o menos acartuchados tumefactos, de color morado o purpurino; peridios muy numerosos y acercados cubriendo todo el hipofillo (a veces hasta parte del epifillo) y de los peciolos, o muy salientes cilíndricos y tubifor- mes (400-1000 mmm >< 150-200 mmm) de boquita redonda entera o dentellada; células peridiales 5-6-gonales (25-35 mmm >< 20-25 mmm), grosera y densamente papilosas, con túnica moderadamente eruesa (3-5 mmm esp.) ecidios- poras globoso-poligonales (20-2 22 mmm >< 18-20 mmm) con episporio asaz delgado (1-2 mmm esp.). Este es el «verdadero Aecidium magellanicum Brk. (HA ec. Jakobst- hali-Henrici P. Mgn.). Especie peculiar y exclusiva del Berberis microphylla, apareciendo el Ecidio en las partes jóvenes inferiores du- Spegazzini.—uUkEDINALISS BERBERIDICOLAS 279 rante la primavera, mientras en las partes superiores adultas y casi sin modificación suele aparecer durante el verano y otoño la Puecinia antarctica. Es común en la Isla de los Estados, en toda la Tierra del Fuego y parte cordillerana de la Patagonia austral; mis ejemplares son originarios de Staaten Island, de Usuvaia, de Gregory range, del Lago Argentino y del Lago Viedma.—Fig. 10. De todo lo que acabo de exponer, me he convencido que las 16 formas enunciadas en el cuadro cronológico inicial de esta nota, deben ser reducidas a dos solas espe- cies según la sinonimia siguiente: A. Puccinia magellanica (Brk.) Speg.—Estado teleu- tospórico. Sin. Puccinia antarctica Speg. Uropyxis Naumanniana Mgn. Puecinia Naumanniana Neger. Puccinia Stolpiana (Mgn.) Diet. « Ngr. ¿Uredo Stolpiana Mgn.—Estado uredospórico? Aecidium magellanicum Brk.—Estado ecidios- pórico. Aecidium Jakobsthali-Henrici P. Mgn. B. Puccinia berberidis Mntgn.—Estado teleutospórico. Sin. Puccinia Meyeri-Alberti Mgn. (Forma paraphy- sígera). ¿Uredo antarctica Speg.—Estado uredospórico? Aecidium Léveilleianam Mgn.—Estado ecidios- pórico. Uredo berberidis Lév. Uredo berberidis Hariot. Epithea berberidis Mntgn. Uredo? aecidiiformis Speg. et nure tantum satis. > == 280 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAT LA RADIOACTIVIDAD DE LAS ROCAS Edmundo LARENAS Profesor.de la Universidad de Concepción Cuando se hace el estudio microscópico de las rocas por medio de preparaciones en láminas finas y transpa- rentes, llama luego la atención la presencia más o menos frecuente de los halos pleocroicos. Consisten éstos en unos anillos más o menos oscuros que aparecen alrededor de inclusiones minerales, o sea de algunas de esas partículas de ciertos cuerpos que se presentan como inerustadas en el campo de otros. El halo es a veces doble, con un segundo círculo concéntrico lo primero. Dan tonos diversos a la luz polarizada, cuanda se la hace girar: de ahí la denominación de halos pleo- CYOICOS. Los más comunes son los formados en láminas de biotita, alrededor de inclusiones de zirconio. Vense también bordeando inclusiones de allanita y de apatita. Estas últimas son frecuentes en granitos y dioritas de Chile. | Más raros son los halos producidos en inclusiones de casiterita, rutilo, topacio, etc. El cuerpo que suministra el campo donde aparecen, y que se tiñe con el halo, es generalmente la biotita, pero suelen encontrarse también en la andalucita, la augita, la turmalina, etc. Acerca del origen de estos fenómenos, diversas Opi- niones han sido emitidas por los mineralogistas. Por haberse ubservado que desaparecían con un ca- - lentamiento fuerte del mineral, algunos profesores, entre ellos Rosenbusch y Michel Levy, Tos habían considerado producidos por la presencia de una materia orgánica. Otros los creyeron obra de ciertos óxidos de hierro. Larenas.—LA RADIOACTIVIDAD DE LAS ROCAS 281 Hoy parece fuera de duda, que son fenómenos de ra- dioactividad. Son la impresión efectuada en la naturaleza sobre láminas de ciertos minerales, de la misma manera que los cuerpos radioactivos en general impresionan las placas fotográficas. Desde luego la presencia de los halos está asociada invariablemente a la de cuerpos como el zirconio, la apa- tita y la allanita que según Strutt y Joly son fuertemente radioactivos, y se presentan más raramente en los otros minerales que lo son menos. Por otra parte, la forma perfectamente circular, que es la más común en la coloración del halo, cuando la in- clusión no es muy alargada en un sentido, y tanto en la dirección del clivaje de la lámina de biotita como en el opueste, excluye la idea de una sustancia mineral adheri- da, que se presentaría más extendida en el sentido del clivaje. Agréguese a esto que el profesor Joly ha produ- cido artificialmente la coloración de los halos en la biotita y la casiterita, por medio de la influencia de puntos de Radium. Por último, el ancho de los círculos de los halos en micrones, o milésimas de milímetro, corresponde con exactitud a las cifras que da la observación experimental para el «recorrido» de los rayos «alfa» de las emanaciones radioactivas, ya en el aire, ya en otro medio de más den- sidad. Se sabe que este recorrido marca el límite hasta el cual se manifiestan las propiedades de ciertos rayos, ya como ionización, ya provocando la fluorescencia, etc. Los halos producidos en la biotita miden 33 micro- nes si se deben al Radium €, y 40 si vienen de la acción del Thorium C. Estas cifras corresponden a los recorridos en el aire, en proporción a la densidad de la biotita, pues son 6,14 centímetros y 8,60 respectivamente. (1) (1) Ampliando este punto, damos las siguientes cifras, tomadas de varios autores. Serie del Uranio: Serie del Thorio: Radium C.. to WD ARO AE EA 0 Rad. Emanación. ape 0D 0.0197 Tho-Emanación............ 7.023 MA a 001 Radio Thorium............. 0.019 A OL01% AL A A e A A JE: REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám, XXI! Halo arlifeccal cal in un Labor de orar que comheene eomanaccon de radica (gun Soty ) A nalurabe Linz AENA Se od uUido feo sen cuerpo raduoacleo (de solecccor del acdlos) Larenas.—LA RADIOACTIVIDAD DE LAS ROCAS 283 Podemos pues, convenir en que los halos pleocroi- cos son fenómenos de radioactividad y el detalle de los recorridos demuestra que se deben a la acción de los rayos «alfa». Las investigaciones experimentales del mismo profe- sor Joly nos van a permitir presentar uno de aquellos fenómenos en que la teoría científica aparece comprobada de una manera sorprendente. En un artículo publicado por aquel físico el año 1913 (2) con posterioridad a su célebre obra Radicactivity and Geology, y en el que expiaya más sus estudios anteriores, da al lector, entre otras ilustraciones, una que representa un halo idéntico a los que aparecen en ciertas vetas in- erustadas en la biotita, halo formado por él artificialmente por medio de la Emanación del Radium en un tubo capi- lar de vidro. Es el que reproducimos en la parte superior de la lámina adjunta. La parte obscura terminada en punta es la abertura capilar; el halo, la sombra que la rodea. Pues bien, disponemos de un ejemplar de halo natu- ral. Es el que reproducimos en la parte inferior de la misma lámina con las proporciones del artificial, obtenien- do así que ambos presenten un aspecto enteramente aná- logo. La parte blanca de esta segunda figura es el campo de la lámina de biotita en que está la inclusión. Esta es un cristal de color blanco en su parte superior y negro en la inferior, que por su forma de cristalización y su aspecto segmentado, creemos es zirconio. El halo sombrío que lo rodea es el característico de estos fenómenos. Ope- rando al microscopio con la preparación en que se en- cuentra, da tonos pleocroicos con el giro de la platina. Presenta este halo la misma apariencia del artificial, y en cuanto a sus dimensiones, las hemos medido cuidadosa- mente y corresponden con exactitud a la del recorrido del rayo «alfa» de la Emanación de Radium. La medida nos ha dado la cifra 19 a 20 micrones, y el cuadro respectivo consulta la de 19.7 micrones. (Las dimensiones del grabado están aumentadas 650 veces). Podemos pues, establecer que la figura del halo na: AA (2) Scientific American Supplement. 284 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL tural es producida por los rayos «alfa» de la Emanación de Radium, la misma con que está teñido el tubo capilar en que se formó el halo artificial. Y repitiendo la frase del sabio profesor, diremos que el halo artificial de hoy había ya sido formado por la naturaleza en el seno rocoso de una cordillera primiti- va, hace millones de años. Aparte de la enseñanza que suministra el fenómeno de los halos, la ciencia ha comprobado experimentalmente la existencia del Radium o de los derivados de las series radioactivas, en todas las rocas y aun en todos los mate- riales de la corteza terrestre, incluso las aguas de los oceános y de los ríos y en la misma atmósfera. La radioactividad especial de las rocas, descubierta desde el año 1903 por Elster y Geitel y sobre la cual en- traremos a dar algunas cifras, ha sido estudiada después extensamente, por los profesores Rutherdorff, Strutt, Soddy, Joly, Eve, Werner, etc. Ha llegado a medirse y darse en fracciones de gramo la cantidad de Radium que existe en una roca determinada. Los siguientes cuadros son tomados del libro de Joly, citado antes. La cifra entera, seguida de fracciones, co- rresponde a billonésimos de gramo de Radium por gramo de mineral o roca común. Rocas igneas antiguas: Radioactividad (Gramito: de Islandia ON DL » de ESCOCIA RENAL ee E Stenttas de? Alemana AOS 6.8 Micasquita der sBocIat cla sde dee 5.3 Gneis de Escocia 3.8 Hornoblenda Sesquita a S Focas igneas modernas: Lava del. Kahn A 6.3 Traquita, Campos Flégreos........:0....:.. 10.6 Larenas.—LA RADIOACUTIVIDAD DE LAS ROCAS 235 Obsidiana de Asunción”. a eS aya del Vesuvmio (LSO. matas vetar 19.2 Boriba + IMArtiica 1 ns 2 ome ao A os dd 6.9 Rocas sedimentarias (Escocia): Esquita carbonífera: 6.71: Arenisca id. 2.9: Esquita arcillosa: 3.6: Arkosa: 4.]. ] Rocas de los túneles, asociadas a altas temperaturas. Rocas del Simplon: Esquitas y Gmneis: 7.6 a 9.1. Sedi- mentarias del Trias y Jura: 6.9. Rocas del San Gotardo: Esquitas y Gmneis: 5.1. Sedi- mentarias mesozoicas: 4.2. Los cuadros precedentes no arrojan cifras uniformes. Las observaciones de Strutt las dan algo más bajas para las mismas espccies de rocas. Joly establece como conclu- sión las medidas medias siguientes: Rocas graníticas. 5.5. Rocas sedimentarias: 4.3. Mencionaremos, por fin, los depósitos abisales que han sido examinados por Joly sobre muestras recogidas en las memorables expediciones del «Challenger» y el «Albatros», algunas de las cuales dan muy altas cantidades de Radium. Barro Azul: 3. Aglomerados de Globigerina: 7.8. Barro calcáreo. 23. Arcilla Roja: 13 a 15. Aglomerados de Radiolarios: 22 a 50. Nódulos de Manganeso: 21 a 24. Rocas chilenas No tenemos noticia de investigaciones sobre la radio- actividad de las rocas de Chile, por lo cual a los datos an- teriores sólo agregaremos los resultados de experiencias nuestras sobre esta materia. Hemos investigado la proporcionalidad de los valores radioactivos en un buen número de rocas escogidas entre las más características de grupos o entre otras a que he- mos atribuído alguna importancia especial. Usamos el pro- cedimiento ordinario de medir en segundos de tiempo la duración de la descarga de un electroscopio electrizado bajo la influencia de la materia radioactiva. Damos el re- sultado sobre 15 rocas chilenas y 2 de Alemania. Aunque este procedimiento, del electroscopio, sólo acusa la actividad relativa de una roca respecto de las de- más, puede hacerse una escala de relatividades que man1- 286 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL fieste a la vez los valores en peso, si se toma como base una magnitud conocida. Hemos construído esa escala, y elegido como base o cifra conocida la de 5.5, que, como ya lo hemos visto, es el término medio de la radicactividad del granito dada por Joly en billonésimas de gramo de Radium por gramo de roca. Á esta cifra la hacemos representar la magnitud en tiempo de descarga del electrocospio correspondiente al granito de Turingia; y formamos las demás cifras de ra- dioactividad de las otras rocas en razón inversa, esto es, colocando más arriba las más bajas que 5.5 en la lista de los tiempos, y más abajo las más altas, proporcionalmente. De esta manera, cada cifra que indica la radioactividad da a la vez que una cantidad relativa, una cantidad de mate- ria radioactiva en billonésimas de gramo. Hay, si, que tener presente que la base tomada 5.5 puede ser la radioactividad exacta del ejemplar granito de Turingia y puede no serlo. ln este último caso, la 1n- dicación de cada cifra, fija en cuanto es relativa, es apro- ximada en cuanto da medida absoluta; pero esto basta por ahora tratándose de nociones generales y bases de es- tudio (3). Rocas Radioactividad Roca de Freirina con mucha a LA e 10 Id. porfírica.del'caliche de Taltal iia a O Gmneis biotítico de Valparaíso. A NO Pórfido metamórfico de los Baños de ' olina. e 6.5 Esquita antigua del Agua del Obíspo (Concepción)... 6.5 Granito de Palco. (Concepción)... e ca Gneis ácido de Valparaíso... it O Pórfido claro del San Cristobal (Santiago). LESA 95) Granito de Turingia (Alemania)... 2 cocoa a a Gneis de Turingia (Alemania)... E Granitita de Chiguay ante (Concepción)... O Riolita de Atacama.. ....... A Esquita carbonifera do Gomero (0 one epe ión). o AS Toba volcánica, Cordillera de Chillán.. EE 4 Lava Cordillera de Tolhuaca an aia A 4 Andesita de Quilacoya, Concepeión......oo.oomonmnnncannnn.. Y Arkosa de Gomero, Concepción .....o.ooooiccno. oiccooconoss 2 (3) Advertimos también que, en general, los datos de este cuadro «no han podico resultar completamente exactos, por la poca presición de los aparatos usados en las experiencias; pero se ha obtenido la mayor aproximación haciendo repetidas comprobaciones y tomando los térmi- nos medios. Se han despreciado, además, las fracciones pequeñas para mayor sencillez. Larenas.—LA RADIOACTIVIDAD DE LAS ROCAS 287 ll examen de estos valores manifiesta que concuer- dan en general con los principios ya establecidos sobre la influencia de la edad geológica de las rocas, composición química y metamorfismo en sus valores radioactivos. Nó- tanse además ciertas cifras que incitan a investigaciones interesantes. Sin embargo, nosotros no hemos podido lr más lejos. Pero ojalá que la presente publicación logre llamar la atención de los profesores y estudiantes a cuyas manos llegue, en el sentido de que alguien prosiga las investi- gaciones en el capítulo de la radioactividad. de las rOCas, sin perjuicio del estudio general de esta nueva sección de las ciencias físicas que encierra, sin salir de sus relacio- nes con el medio en que vivimos, problemas de trascen- dental importancia; desde los puntos teóricos relacionados con la geología, como el calor local terrestre, el dinamo metaforfismo, etc., hasta los sorprendentes soluciones que hoy se formulan del antiguo problemas de la edad de la tierra y duracion de sus eras y de sus períodos, por medio de la determinación de Jos cuerpos radioactivos contenidos en una roca, y la proporción, ya fácil de establecer, en que, en tiempos determinados, se producen las desagrega- ciones atómicas y aparecen los nuevos cuerpos de las series, (4); y pasaudo al terreno práctico, —desde la investigacion de la radioactividad de parajes y fuentes termales, y busca de minerales con uranio o thorio, y de oquedades produc- toras de helio de emanación, hasta el estudio de las ener- gías radioactivas, ya caloríficas, ya eléctricas, ya mecáni- cas, que obran sobre la biología vegetal, desarrollo de las plantas y germinación de los. frutos. (4) En la página 205 del libro de Joly, Padioativity and (Geology, puede verse el procedimiento numérico que da la edad de la /ergusontta (niobaio de ytrio, cerio, lantano y uranio). Según Ramsay y Travers contiene este mineral 1.81 centímetros cúbico de helio por gramo y como 7 por ciento de uranio. De aquíse obtiene la cantidad de Radium. Se toma enseguida la evolución anual de helio calculada sobre la can- tidad de Radium existente y sobre la base de una proporcionalidad ya obtenida. Resulta que es 0.000.000.75 en centímetros cúbicos. Dividie ndo 1.81 por este número, se obtiene el de 241 millones y fracción, edad en años del mineral. 288 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Por último, creemos del caso hacer recuerdo al lector de dos folletos y un libro que han visto la luz pública y en que se trata de puntos relacionados con las materias de este artículo y relativos a Chile. 1. Radiocactividad de las Fuentes Salutiferas de Chile, por el doctor don EstraxisLao FraGa, 1913: Estudio científico muy interesante de las influencias medicinales de las aguas minerales y determinación cuantitativa de su Radioactividad. 2. Existencia del Radium en las Termas de Panimá- vida, por el doctor don ALEJANDRO AYaLa, 1919. Tra- bajo en que se hace ver la existencia de energía radio- activa por las impresiones dejadas por objetos “colocados sobre placas fotográficas bajo la influencia del barro ter- mal, y conclusión de que se trata del cuerpo Radium. Trae al final un cuadro de radioactividades de fuentes termales europeas. La Patagonia. Obra científica muv notable de Via- jes y Estudios, por esta región, editada por la Sociedad Científica Alemana de Buenos Aires, 1917. Contiene 1n- dicaciones sobre Radioactividad en sitios y vertientes ter- males de los macisos volcánicos del «Calbuco», del «Osor- no» y de la región del lago «Todos Los Santos». Establece en general la preseneia de radiaciones activas en rocas antiguas y su ausencia en las modernas. ConckEeción, 16 de Julio de 1921. Theériot.—FLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI 289 CONTRIBUTION A LA FLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI PAR LSTRERIOT (4.2 article) (*) Mes dévoués correspondants chiliens, MM. N. Costes etJ. A. Campo, ayant continuéa m'adresser leurs récoltes, j'al le plaisir de publier ci-dessous une suite a mes pre- miéres études sur la flore du Chili. M. N. Costes m'a trouvé de nouveaux coilaborateurs, MM. F. Jaffuel et GC. Deltor , dont les recherches ont été fructueuses. J'adresse a tous, etaussi a M. le Docteur €. E. Porter quí ouvre si largement et si généreusement les pages de son impor- tante Revue a nos études, l'expression de ma gratitude. Pleuridium Macrothecium Dus. in Arkiv fór botanik. Bart n* 1 p.-2,t1, fig. 167 (1904). Angol, sur la terre, c. fr. (Campo n* 10). Hab. Chili austral. Pleuridium Robinsonti (Mont). Mitt. M. austr.am., p. 26 (1869); Dusen, loc. cit. p. 1,t. I, fig. 8-11; Phascum Ro- binsonii Montt. in Ann. sc. nat. 1V, 2? sér ., p. 96. Los Perales de Marga-Marga, sur la terre, c. fr. (Cos- tes, sept. 1918). Hab. Chili, I. Juan Fernandez, Brésil. Pleuridium (Eupleuridium) Costesii THEr, sp. nov. (Pl. XXITI, fig. 1 ak). Autoicum. Flores masculi axillares, antheridia mag: na, pauca, paraphysis pauca, folia perigonialia enervia. Fo- lia erecta, apice patula, intergerrima. Capsula et sporae ut 1n P. subulato, Differe de P. alternifolium (Dicks). Brid., dont il a l'inflorescence, par ses feuilles deux fois plus larges, a acu- (*) Voir: Rev. Ch. Hist. Nat. 1915, 1917, 1918. REV. CH. HIST. NAT. (1921). (19) 290 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL men moins long et moins fin, tres entieres et par sa nervu- re plus mince. Los Perales de Marga-Marga, sur la terre (Costes no 112 pp). OBS. Les especes chiliennes, P. macrothecium Dus. P. Robinsonúi (Montt)., ne peuvent étre confondues avec autre espéce: elles appartiennent, en effet, a une autre section, Selerastomum, quí se caractérise par les feuilles appliquées sur la tige,. J'en donne d'ailleurs ci-dessous la clef analytique: 1. Feuilles étroitement appliquées sur la tige, génc- ralement ovales (sous-genre Sclerastomum)............ 2 Toutes les feuilles a pointe plus ou mois étalée (8.2 Euplend) e si P. Costesú 2. Feuilles inf. et moyennes obtuses, vivement den- tées, les supérieures a acumen coutrt...... P. macrothecium Fll. inf. et moy. aigués, falblement dentées, les sup. assez longuement acumiNéeS...... oo... P. Robinsonú Ditrichum flexifoliun (Hook.) Hpe; Leptotrichum affine. C. M. I. Chiloe environs d Acud, sur la terre argileuse c.fr. (Campo N.%s 2, 3, 9; €. Deltor, nm.” E). Obs. D'aprés M. H. N. Dixon «Studies in the bryo- logy of New Zeland, part. II, p. 45 (1914)», Leptotrichum affine €. M. doit etre considéré comme synonyme de Di- cranum flexifolium Hook. Musei exot. 114 (1820). Ceratodon crassinervis Lor. Angol, c. fr. (Campo n.? 8 pp). Blindia magellanica Schp. e. €. M.in Bot. Zeit., 1862, p. 328; H. N. Dixon, Nw Zeland Institute, Bull. no, 1914 p:60,t. WE osa: Rio Quino, sur la terre humide, e. fr. (Campo 1” 10). Hab. Terres magallaniques, Patagonie, Tasmanic, Nouvelle Zélande. Obs. C'est, je crols, la premitre fois que cette espece est trouvée au Chili. Elle n'est pas identique toutefois _aux formes que je possede de la régión magellanique; ce- lles-e1 ont les feuilles plus étroites, fortement convolutécs, et termieées par une subule plus fine, tandis que la plante du Rio Quino a des feuilles plus larges, a bords plans Theriot.—FLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI 291 (sauf dans la subule), tout a fait conformes, sous ce rap- port, a la figure donnée par Dixon (loc. cit.) pou le B. Magellanica de Nouvelle-Zélande. Aongstroemia Gayana (Mont), C. M. Syn. l, p. 427; Mitt. M. austr. am. P. 27; Dicranum Gayanum Mont. in. Ann. se. nat. 1845, IV, 3? sér. p. 112, et in Gay, Hist. Chili, Crypt. t. 2., fig. 3 (1850), Syll. p. 45 (1856). Angol, sur la terre, terrains marécageux, e. fr. (Cam- po n% 14 pp); Los Perales, lac Moeris, stérile (Costes, janv. 1318). Hab. Chili austral. Obs. Le Chili possede deux autres especes de ce genre: A. vulcanica (Hook.) et 4. elegans (Dub.) Dicranoloma imponens (Mont.); Dicranum imponens Mont. in Ann. sc. nat. 1841, p. 241 et Syll. p. 44; Mitt. M. austr. am. p. 65. I. Chiloe (R. Espinosa, aun. 1913). stérile, en mélan- ge avec Rhacomitrium lanuginosum. Hab. Chili, Patagonie, Terre-de-Feu, Terres magella- niques. Fissidens subaloma Dus. Arkiv. fór bot., Bd 6, no $, p. 2, t,L, fig. 9-11 (1906). Los Perales, Quebrada «Los Loros», c. fr. (Costes ann. 1916). Hab. Chili. Fissidens chilensis Dus. loc. cit. p. I, t. L, fig. 1-8. Grotte de Tanumé (Prov. Colchagua), sur les parois calcaires, stériles, (Ch. et mm. Aspillaga). Hab. Chili (lac Todos los Santos). Fissidens Brotherianus Par. nom. mut. Ind. bryol. ed. PTS Po Brother Dus:; Toc. cit, p. 3,4: 3, ig. 1-7 (nec Paris). Los Perales (Costes n” 80 pp., 113, 150; collines de de Playa Ancha, pres Valparaíso (P. Jaffuel n* 76 pp.) c Ar. Var. longisetus Thér. Var nov. Pedicellis clongatis, inaequalis, usque ad 16 mm, longis. Los Perales (Costes n? 141). 2992 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Fissidens (Bryoidium) Costesii THÉr. sp: nov. (Pl. XXUI fig. 2 a-e) Diocus? Gracilis; caulis brevis, 2-3 mm. altus, erectus. Folia subaequalia, 6-8 juga, late oblonga, apiculata, lim- bata, limbo e cellula 2-seriatis composito, e basi et apice evanescente, lamina vera 2/3 folii producta, lamina dorsa- lis basi attenuata, 0, 80,9 mm. longa, 0,35 0,40 lata, cos- ta ante apicem evanido, e basi 30 y, cellulis hexagonis, chlorophyllosis, laedibus, parietibus, tenuibus, diam. 8, Flores feminei terminales. Caetera desunt. Los Perales, sur la terre, en société avec Tortula Kunzeana (C. M.), stérile (Costes n” 86 pp,). Obs. Notre espéce se distingue des especes citées ci- dessus par la forme des feuilles. Je ne saurais cependant affimer qu'elle est absolument nouvelle, car il existe beau- coup d'espéeces du méme groupe dans les régions voisines. notamment en Argentine; mais je ne connais aucune de celles-ci et je n'al pu me les procurer. La section Bryoidium,une des plus importantes du genre Fissidens, n'est représentée au Chili que par les es- peces ci dessus énumérées; c'est peu si l'on considere que le nombre des especes signalées en Amérique dépasse au- jourd 'hui 70. Fissidens rigidulus Hook. f. et Wils. Fl. of N. Zeal. p. 61,t. 83, £. 3 (1855), Mitt. M. austr. Am. p. 602. Cordillére de «Ll Abanico», pres de Santiago, a plus de 1600 m., au milieu des glaces, stérile (Costes, ann; 1916); Río Quino, sur la terce humide, st. (Campo n? eb) Hab. Cete espéce a une tres grande aire de dispersion dans l'hémisphére austral; Australie, Nouvelle-Zélande, Tasmanie, Andes de Nouvelle-Granade, de l'Ecuateur, du Chili, Patagonie. Fissidens scalaris Mitt. loc. cit. p. 596. Angol, parois des fossés, c. fr. (Campo n% 6, unn 1917); Río Quino, e. fr. (Campo n* 8, ann, 1918). Hab. Equateur, Chili. Obs. Cete jolie mousse de la section Heterocaulon, a eté identifiée par mou ami H, N, Dixon, avec un specl- men du musée de Kiew, nommé par W, Mitten, Thériot.—FLÓRE BRYOLOGIQUE DU CHILI 293 La plante d'Angol differe toutefois du type par ses tiges stériles deux fois plus courtes et ne portant par sui- te que 8-10 paires de feuilles (au lieu de 8-20 paires), Ici la capsule est généralement droite et non penchée comme le dit la description, mais M, Dixon a constaté que, sout ce rapport, les échantillons du musée de Kew ne différens pas de ceux. d'Angol. Fissidens maschalanthus Mont. Río Quino, sur la terre humide, ce. fr. (Campo n* 1, ann. 1917) Astomim chilense Will. iu Bull. of the Torrey bot. Ghb 1915, p: 099, €. 214. 1-15, Los Perales, sur la terre, c. fr. (Costes, ann, 1915). Obs. Gráce a l'obligeance de Mrs. E. G. Britton, j'al pu comparer ma plante au type de M. R. S. Williams, ré- colté a La Serena (Chili), en 1914, par le Dr. J. N. Rose. A. chilense est le seul représentant connu au Chili du genre Aston. GFymmnostomum calcareum Bryol. germ. Grotte de Tanumé disséminé parmi d'austres mousses et des hépatiques quí tapissent les parois calcaires de l erotte; stérile (Ch. et . Aspillaga, ann 1916). Hab. Le G. calcareum est une des mousses les plus répandues. Assez commun en Europe, il existe aussi dans le Nord de l'Afrique, dans 1'Almérique du Nord, un peu partout en Asie; on le retrouve en Australie, Nouvelle-Zé- lande, Tasmanie, dans l'Equateur et au Chili. Barbula fusca C. M. forma. Los Perales de Marg-Marga, e. fr. (Costes 1” 77 pp. et 162). Obs. Ces plantes different de celles de Patogonie oc- cidentale distribuées par Dusen en ce que le tissu basilai- re de la feuille est formé, du cóté de la nervure, par un plus grand nombre de cellules rectangulaires allongées. Barbula fusco-viridis Broth. mss. Amgol, c. fr. (Campo n% 8 pp.); Río Quino (Campo no 28). Obs. Cette espéce restée inédite a ¿té trouvée par F. Dusen dans le Chili austral, a Peumo, et distribuée sous le n* 257. Elle me semble fort voisine de la précedénte. J'ai noté les diférences que voici: «Touffes d'un vert plus 291 “REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL foncé, feuilles a acumen pius court et plus large, tissu basi- laire plus serré; feuillis périchétiales plus brievement acu- minées». Est-ce suffisant pour legitimer l'espéce? Barbula depressa Sull. (c. fr. Thériot, note sur une mousse du Chili, Barbula flagellaris, in Bull. Soc. Hayrai- se d'études diverses, 1917). Crótes des monts de Los Piedras (Marga-Marga), c. fr. (F. Jaffuel, ann. 1917 Obs. J'ai établi dans la note ci-dessus rappelée que tout ce que les auteurs ont appelé Barbula Aagellaris doit étre rapporté au B. depressa Sull. Barbula (Helicodon) Costesii THEk sp. nov. (Pl. XXIV fig. 1 a-1). Dioca. Caespites sat densi, viride-lutescentes. Caulis erectus, simplex, brevis, 5-10 mm. altus, Folia sicea cris- pata, madida erecto-patula, oblonga, integra, immarginata, revoluta, inferiora parva, acuta, caetera sensim majora, obtusa, breviter mucronata, costa brevyiter excurrente, e basi 120 y, cellulis inferioribus laxi, teneris, hyalivis, lae- vibus, elorgate rectangulis, margines versus minoribus, quadratis, chorophyllosis, caeteris quadratis, tenuiter pa- pillosis, opacis. Folia perichactialia majora, longe acumi- nata, minus revoluta vel marginibus planis (intima). Cap- sula in pedicello rubello, gracili, 12-20 mm. longo, erecta, anguste cylindrica, interdum arcuata, 2,2-2,4 mm. longa, operculo longirostro. Peristomium 2 mm. altum crunibus 2-3-tortis, membrana brevis, 60 y, annulus latus e triplici serie cellularum compositus, columella longe exserta. Spo- rae laeves, 6-8 u crassae. Calyptra dimidiam partem cap- sula obtegens. Los Perales de Marga- Marga, surla terre (Costes 119 Tres proche de B: depressa Sull., notre espéece en dif fere par sa taille plus gróle, ses tiges courtes, láichement feuillées, simples ou peu rameuses, ses feuilles non pilife- res, mais brievement mucronées, tres inégales, de plus en plus grandes de la base au somet de la tige, dressées et non étalées a l'humidité, les celludes plus petites, la ner- vure tres déprimée et non arrondie. Je ne connais pas les B. mendozensis Mitt. et B. fusci- nervis Mitt. du Chili; mais la premiére a des feuilles péri- Thériot.—FLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI 995 chétiales aacumen large, obtus, et la seconde est comparée par Pauteur au b: Hornschueliana quí est fort e loigné de B. Costesii, Je me crois donc en droit de penser qne cette plante de Marg ga-Marga ne peut étre rapportér a 'une ni a l'autre des especes de Mitten. Calyptopogon mnioides (Schwaegr). Mitt. in Proced. of the Linn. Soc, 1879, p. 33; Barbula mnioides Schwaegr. Suppl. IV, p. 310 1842. Crótes des Monts de «Las Piedras» Marga-Marga, sur l'écorce des vieux arbres; stérile (F. Jaffuel). Hab. Equateur, Chili, Nouvelle-Zélande, Tasmanie. Pseudocrossidium pachineuron Dus. Thér comb. nov.; Barbula pachynera Dus., Beitrage Z.bryol, der Magellans- láinder etc., 4, p. 13, t. 5, fig. 5-8 (1906). (Pl. XXIIL fig. 3 3, a-e). Los Perales de Mar ga-Marga, sur la terre, c. fr. (Cos- tes"n. 159; sept. 1916). Obs. Cette mousse n'etait connue jusqu'ici quía létat stérile. L'etude du fruit m'a permis de metre l'espece de Dusen a sa vraie place. Deja M. J. Cardot avait fait pres- sentir (Cf. Revista Chil. de Hist. Nat., 1917, p. 9) quw'elle appartenait plutót a la tribu des Pottiéés qu'a celle des tri- chostomées, at que peut-étre elle représenrait le type d'un genre nouvean. Il avait deviné juste. Ce genre nouveau (Pseudo crossidium) aeté créé en en 1915 par M.R. pa Wa: llams (in Contrib. from the New-York bot, gard., n. 180, p. 396) pour d'autres especes, J'y rattache le Bar bla pa- chyneura. Il est voisin de Pseudocrossidium chilense Will. et s'en distingue facilement par son port plus robuste, ses feuilles deux fois plus grandes, sa capsule plus longue, les papillas des feuilles plus denses et plus élevées, etc. 11 convient de remarquer que la papillosité des cellu- les varie suivant les régions de la feuille: ces papilles sont parfols aussi élevées que le diametre des cellules. Je décris ci-dessous la fructification: Dioicum? flores masculi haud vidi. Folia perichaetia- lia caulinis valde distincta, erecta, obtusa, externa minora, caetera, sensim majora, medio 2,5 mm. longa, 1,3 lata, intima convuluta, longe vaginantia, rete pellucido vel pa- rum chlorophylloso, haud papilloso, nervo sub apicem 296 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL evanido. Seta usque 20 mm. alta, gracilis, rubella; capsu- la unguste cylindrica, annulus duplex, persistens; peris- tomum 1-2 mm, oltum; eruribus pluribus contortis, mem- brana hasilari brevi, 30u alta, sporae laeves, 9-12 crassae, calyptra haud observavi. Opérculum conicum, 1 mm. lon- gum.. Tortula atrovirens (Sw.) Lindb. de Tortul, p. 236 (1864); Barbula atrovirens Schp. Syn 11 éd, p. 194 (1876), var. brevifolia Thér. Var. nov. Folia breviora, 1-1,2 mm. longa, 0,50,6 mm, lata, Peristomii dentes pallidi. Playa Ancha (Valparaíso), sur la terre, c. fr. (Amb. Buriel; 1915, h. Costes, n. 78 et 81). Hab. Espece a aire géographique tres étendue: Eu- rope, Asie, Afrique septentrionale et australe, Equateur, Nouvelle-Zélande et Tasmania. Tortula muralis (L.) Hedw. Fund. 11, p. 92 (1782); Borbula muralis Tim.; Bryol. eur. fase. 12-15, Mon. p. 35, t.159 (1842). Los Perales, c. fr. (Costes, n 84 pp.) Hab. Toute la terre; c'est proboblement la mousse la plus répandue. Var. aestiva Brid. I. Chiloe, murs de la cathédrale d'Ancud, ce. fr. (C. Deltor). Hab. Répandue en Europe; signalée aussi au Cau- case. Obs. La plante de Chiloé se distingue du type par son inflorescence probablement dioique, par ses feuilles planes, á marge moins fortement révolutée, non enroulée, a poil contt, jaunátre, a cellules plus grandes, tres char- gées de papilles. ( Certains auteurs ont attribué a la var. aestiva Brid. le rang d'espece. Tortula Kunzeana (0. M.y Mitt. M. austro-am. p. 169 (1869); Barbula Kunzeana €. M. in Linn. 1843, p. 586 et Syn. 1, p. 630 (1849). - Los Perales, c. fr. (Costes n* 86 pp.); I. Chiloé, sur la terre argileuse, c. fr. (Campo n* 14). Hab. Chili austral. Tortula subglacialis Thér. Thériof.—FLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI 297 Cordillere de «El Abanico», alt. 1600 m., e. fr. (Cos- tes, 24 juin 1916). Tortula pseudo-robusta Dus. in Beitr. Z. bryol. der Magellansliinder, ete., 4, p 19, t. 7, fig. 7-11 (1906). Antuco (Porter, no 10). Hab. Patagonie, Chili. | i Obs. C'est la plante quej'al nommée, par erreur, 7. prostrata Mont., in Rev. Chil. Hist. nat. 1915, p. 30. Tortula papillosa Wils. mss.; Spr. in Hook. Lond. Journ. IV, p. 193 (1845); Barbula papillosa €. M. Syn. 1 p. 598 (1849). Var. chilensis Thér. nov. var. (Pl. XX V fig. 2 a-h). Cette plante a tant de points communs avec ]' espece européenne dans les parties essentielles que je Wai pas eru devoir len séparer. Elle en difféere par les caracteres sulvants: Caulis elatior, folia longiora et angustoria, minus a pilis longioribus et cellulis basilaribus laxiori- bus, 45-60 longis, 20 y latis. Crótes des monts de «Las Piedras» (Marga- Bam sur Pécorce des vieux quillayes, stérile. Jaffucl, ann. LOT). Hab. Le type, commun en Europe, existe aussi dans l'Amérique septentrionale, dans l'l£quateur, dans le Paci- fique; en Australie, Nouvelle-Zélande et Tasmanie. Tortula atrata Thér, sp. nov. (Pl. XXV, 1 a). Cett espece nouvelle est certainement voisine de 7. papillosa Wils.; comme chez celle-ci, les feuilles sont char- gées sur la nervure de bulbilles pluri-cellulaires, général- ment globuleux. Elle s'en distingue par les caracteres suivants: Dioica? (fl. mase. haud observavi). Folia oblonga, haud spatulata, panduriformia, minus concava, e basi an- guste revoluta, costa latiore, rete obscuro, cellulis minori- bus, diam. 12 y, papillosis utriuque paginis. Folia perl- chaetialia attenuata, acuta, denticulata, intima duplo bre- viora. (Mes échantillons sont fertiles, mais les capsules sont trop jeunes pour en permettre l'examen). Los Perales de Marga-Marga (en société avec Ortho- trichum rupestre), e. fr. juin (Costes, ne 102 pps): ) 298 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Tortula Costesii THÉr, sp. nov. (Pl. XXIV fig. 2%) Dioica? Corticola. Caespites sat densi, nigrescentes. Caulis brevis, erectus, ramosus, 3-5 mm. altus. Folia sicca parum contorta, oblonga, plana, marginata, marginibus planis, apice rotundato-mucronata, 2,2 mm. longa, 0,7 mm. lata, costa 1n mucronem excurrente, dorso laevi, e basi 60 u, e medio 90 u, cellulis inferioribus laxis, hyalinis, breviter rectangularibus, margines versus quadratis, chlo- rophyllosis, sequentibus quadratis, papillosis, opacis, diam. 8-9 u, marginalibus e cellulis 6-8 ser. epapillosis, dilatatis, parietibus valde incrassatis. Capsula in pedicello rubello, 5 mm. longo, 0,25 mm. crasso, erecta pel parum inclinata, anguste cylindrica, 3 mm. longa (operculata), operculo 1 mm. longo. AÁnnulus simplex. Peristomium 0,8 mm. altum; tubo c. 1/4 longitudinis peristomii sequante (0.2 -mm. alto), crucibus 1-2-tortis; spore leves, 12 y Crasste. Los Perales de Marga-Marga, trones d'arbres (Costes n” 121, ann. 1916); crótes des monts de «Las Piedras» (Marga-Marga), sur l'écorce des vieux quillayes (Jaffuel, ann. 1917). Le T' Costesii appartient au groupe du 7. levipila, Comme chez cette derniére espece, on trouve a l'aisselle des feuilles comales des corpuscules foliacés papilleux. ll est essentiellement caracterisé par la marge foliaire tres large, tres apparente, composée de 6-8 séries de cellu- les peu ou point papilleuses et dilatées dans le sens de l'épaisseur. Il ressemble étonnamment au T. levinervis Broth., méme taille, méme forme et mémes dimensions des feuilles, méme tissu; mais 7. levinervis na pas les feuilles mar- ginées. Le T. socialis Dus. du méme groupe en est bien dis- tinct par ses feuilles plus longues, nettement, quoique étroitement, révolutées des deux cótés et dépourvues de marge. Tortula Jlagellaris. (Schp.) Thér. Comb. Nov. (Cf. Thériot. Note sur une mousse du Chili, Barbula flagella- ris Schp., 1917); T. flaccida Broth. Plante assez répandue au Chili, et particulierement abondante a Los Perales..- Thériof.—rLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI 99 Je] Tortula campestris Dus. in Beitr. Z. bryol. der Ma- gellanslinder, ete., 4, p. 25, t. 10, fig. 1-6 (1906). rare des ¿El cos pres de Santiago, alt. 1600 m., vieux troncs d'arbres, c. fr. (Costes, 25 juin 1916). Espece nouvelle pour le Chili. Hab. Patagonie, Terre-de-Peu. Brachysteleum Deltori ThÉr., sp. nov. (Pl. XXV fig. 3, a-]). Autoicum, robustum. Caespites nigrescentes. Caulis erectus, ramosus, dense foliosus, inferiore denudatus. Fo- lia sieca crispata, madida erecto patula, integerrima, e basi late ovata, in cuspidem longam angustam contracta, con- cava, e basi plicata, in parte inferiore revoluta, in acumi- ne valde canaliculata, costa percurrente, rete obscuro e cellalis 2-3 stratosis, marginalibus inerassatis e cellulis 3-4 stratosis, cellulis basilaribus hyalinis rectangularibus, coeteris quadrato-rotundatis, parietibus incrassatis, laey1- bus, diam. 10 y. Capsula in pedicello flexuoso, sieca saepe arcuato, 2-3 aggregatis, 3-4 mm. longo, oblonga, opercu- lum conico-rostratum 2/3 capsulam. aequante. Peristo- mium dentis profunde fissis, calyptra laevis. Caetera desiderantur. Conception, sur les rochers (7) Eo ann. 1918). Rappelle assez bien B. UE C. M. mss. du Bré- sil; mais celui-ci a les feuilles nettement etalées-squat- reuses a l'humidité, peu plissées á la base, et plus forte- ment révolutées-enroulées aux bords. B. ferandezianum (Mitt.), de Vile Juan Fernández, que je ne connais pas, est peut-ótre voisin de B. Deltora, mais á cause de ses pédicelles qui mesurent «3 lin». (plus de 6 mm.), il ne peut étre confondu avec lul. Grimmia consobrina. Kze. Cordillere de «El Abanico», extremité de la quebra- da, sur une roche couverte de neige pendant plusieurs mois, stérile (Costes N.* 54). Obs. Difféere du type par ses touffes de couleur plus foncée, le tissu folialre plus opaque. Je pense que ces variations sont dues au milieu. 300 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Rhacomitrium lanuginosum. (Ehrh.,, Hedw.) Brid. I. Chiloé, au pied des l'itzroya patagonica; stérile (R. Espinosa, janv. 1913). Hab. Iispece commune en Europe et qu'on rencontre sur différents points en Asie, en Afrique, dansl'Amérique septentrionale, dans l'Amérique méridionale et aussi dans le Pacifique (Australie). Diplostichuúm Poeppigii (O. M.) Card. comb. nov. Angol et Rio Quino (Campo N.? 2 et 25), stérile. Hab. Chili, Patagonte. Amplidium cyathicarpum (Mont.) Jaeg. Los Perales, c. fr. (Costes N.* 100 pp.). Zygodon Jaffueli Thér. sp. nov. (Pl XXVIL fig. 1 a). Dioicus, gracilis. Caespites parum densi, intense viridi. Caulis param tomentosus, laxe foliosus, 3-6 mm. altus, in axillis foliorum propagula gerens, ramis nume- rosis, brevibus, arcuatis. Folia inaequalia, sicca erecta, parum torta, e basi contracta, concava, in acumine carina- ta, marginibus planis integerrimis, apice varlabilis, inte- gris vel dentatis, 1 mm. longa, 0,2 mm. lata, costa sub apicem evanescente, dorso papilloso, rete obscuro, cellulis quadratis vel rotundato hexagonis, dense papillosis, pa- rietibus inerassatis, diam. 10-12 uy, inferioribus linearibus vel rectangularibus, laevibus, hyalinis vel param chlophy- llosis. Flores feminei axillaris, numerosis. Pedicellus erectus, 5 mm. altus, capsula gener, peristomil dentes $ bigeminatis, ciliis angustis 8 aequilongis. Sporae tenuiter papillosae, 12-18 y erassae. Los Perales de Marga-Marga, sur trones de Bellota, c. fr. (Costes, ann. 1915 et 1916); monts de Las Piedras (Jaffuel, ann. 1917). Notre espéce appartient au groupe des Z. fasciculatus Mitt., Z. ochraceus €. M., Z. pyymaeus €. M. Z. fasciculatus de l'Equateur s'en distingue par ses 'ameaux dressés, non arqués, son pédicelle plus (long 8 mm.). Z. pygmaeus de l' Argentine par ses feuilles dressées et étalées a lhumidité. Quant au Z. ochraceus de l Argen- Theériot.—FLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI 301 tine dont la description indique l'étroite parenté avec no- tre plante, sa nervure foliaire est excurrente. Obs. Le genre Zygodon comprend plus de 100 es- peces décrites; c'est en AÁmérique qu'il est le plus large- ment représenté: on y compte en effet an moins 64 especes dont 61 endémiques. Au Chili, on ne signale jusqu'ici que 8 especes: Z. imtermedius Br. eur., Z. papillosus Mont., Z. uncinatus Mitt., Z. denticulatus Vayl., Z. Krausei Lor., Z. corralensis Lor., Z. Menziesii Schw., Z. Jaffueli Thér. Pentastichella Jaffueli Tnér, sp. nov. (Pl. XXVII fig. 2 a-h). Créte des Monts de «Las Piedras» (Marga-Marga), sur Pécorce des vieux quillayes (Jaffuel, févr. 1917), stérile. Trés proche de P. pentasticha (Mont.). S'en distingue par les caracteres sulvants: Folia longe acuminata, rete minus obscuro, cellulis majoribus (8-10u), parietibus minus incrassatis. Ces caracteres ne sont pas trés importants, mais 1l faut y ajouter que les feuilles á sec n'accusent pas comme chez l'espece voisine leur disposition pentastique, si bien quía P'ceil nu, les deux plantes ne peuvent ¿tre confon- dues. Les échantillons que j'al recus sont malheureuse- men stériles; peut-étre la fructification ajoutera-t-elle d'autres différences 4 celles que j'al reconnues. Les P. aurca Dus. de Patagonie et P. robustula Broth. du Chili, s'éloignent devantage de notre espéece, le second par son port tres espécial, le premier par ses feuilles dressées étalées a l'humidité et la couleur jaunátre de ses touffes. Orthotrichum rupestre Schleich.; Br. eur fasc. 23 (vol. 11T), Mon. p. 19, t. 219 (1837). Quebrada «Ramón», (Costes no 99 et 102 pp.) Hab. Espéece assez répandue en Europe; connue aussi en Asie, en Afrique, dans l'Amérique septentrionale et en Patagonie. Elle est nouvelle pour le Chili. Obs. Mes échantillons offrent quelques différences avec le type: la capsule est ovale ou subglobuleuse, pas- sant brusquement au pédicelle, le péristome est dépourvu de cils, la coiffe porte des poils rares. Etant donnée la 302 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL varlabilité de 1 O. rupestre. ces caracteres ne m'ont pas paru suffisants pour en séparer la plante du Chili. Orthotricham (Gymnoporus) bicolor THÉr, sp. nov. (Pl. XXVI fig. 1 a). Autoicum. Caespites parum compacti, inferne nigres- centes superne laete-virides. Caulis erectus, ramosus, 6-10 mm. altus. Folia sicca laxe appressa, madida erecto-patula, oblongo-lanceolata, longe acuminata, acuta, concava, mar- ginibus revolutis, integris vel apicem versus sinuosis, costa sub apicem evanido, marginem versus subquadratis, cellu- lis inferioribus linearibus laevibus, sublyalinis, chloro- phyllosis, caeteris quadrato-rotundatis, chlorophyllosis, minute papillosis, parietibus incrassatis. Pedicellus graci- lis, lexuosus, pallidis, 3 mm. altus. Capsula exserta, pa: llida, laevis, oblongo- cylindrica, stomutibus emersis, fasci- is indistinctis. Peristomium duplex, externum dentibus S-bigeminatis, papillosis, internum ciliis S-latis, pallide, tenuiter papillosis, aequilongis. Sporae papillosae, 18-20 y, crassae. Calyptra pilosa. Sa capsule parfaitement lisse, dont le péricarpe pré- sente un tissu uniforme sans bandes colorées, distingue notre espece des O. pariatum Mitt de Bolivis, O. pb erosum C. M. de la Terre-de-Feu, O. Lorentzi (U. M. de l'Argentine, O. elegantulum Schp. de Patagonie, prés des: quellos elle se place et qui ont toutes une capsule plus ou moins sillonnée a sec apres la sporose. Crótes des monts de «Las Piedras» (Marga-Marga), sur l'écorce des vieux quillayes (Jaffuel, févr. 1917). Orthotrichum (Calyptoporus) assimile C. M. Syn. I, p. 704 (1849), Mitt. M. austr. am. p. 185 (1869). (PL. XXVI, fig. 2 a-]). ! Crótes des monts de Las Piedras (Marga Marga), sur les écorces, c. fr. (Saffuel, févr. 1917). Je ne connais pas 1' O. assimile C. M. et la descrip- tion de cette espéce est si courte, si imcomplete, que je n'y rapporte qu'avec doute les échantillons de Las Pie- “dras. C'est pourquoi je donne les dessins de cette plante. Macromitrium paraphysatum Mitt. M. austr. am. p. 198 (1869). Theriot.—rLORE BRYOLOGIQUE DU CHILI 303 Var. chilense Thér. nov. var. Differe du type de Quito (Spruce n” 107) par les ca- ractéeres sulvants: Tiges plus densément rameuses, rameaux plus courts, feuilles á nervure plus étroite, cellules moins fortement mamilleuses, pédicelle plus court (24 4 mm.), coiffe moins densément poilue, capsule munie a Porifice d'une courte membrane blanchátre, papilleuse. Hab. Le type est indiqué dans 1'Equateur et a l'ile Chiloé. Macromitrium pertriste €. M. in Hedw, 1898, p. 149. TI. Chiloé, environs d'Ancud, sur écorces d'arbris- seaux; stérile (Campo, janv. 1918). Hab. Chili. Obs. Je ne suis pas tres súr de cette détermination. Je ne connais pas le type; mais la description convient assez bien a la plante d'Ancud. lle ne peut étre rapportée d'ailleurs aux autres es- peces de la section Goniostoma, gr. D. (Brotherus), M. te- nax €. M., M. Harioti Besch., M. Saddleanum Besch., M. bifasciculatum C. M., á cause de sa taille grele, de ses rameaux courts, láachement feuillés. M. longirostre (Hook.) en est aussi fort différent par ses feuilles plus grandes, par le tissu composé dans le haut de cellules plus petites etá la base de cellules en majorité carrées, á parois trés poreuses, peu épaissles. Funaria (Euenthostodon) Costesii THÉR., Sp. NOV. (EESOXVEL fe 3.22). Caulis gracilis, simplex, 23 mm. altus, inferiore sub- denudatus. Folia remota, comalia rosulata, oblongo-spatu- lata, acuta vel apiculata, immargirata, e medio obtuse dentata, marginibus planis, basin versus interdum subre- volutis, costa tenui ante apicem evanido, e bas1 30 y, rete laxissimo, cellulis parce chlorophyllosis, elongáte hexago- nis, 60-80 y longis, 30-35 u latis, basilaribus rectangulari- bus, omnibus parietibus tenuibus. Pedicellus flexuosus, eracilis, 5 mm. altus; capsula sicca suberecta, madida horizontalis, pyriformis, longicolla, operculo plano; peris- tomium simplex, dentibus brevibus inmaequalibus. Sporae verrucosae, 21-24 u crassae. Caetera ignota. 304 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL —_—_—— Espéce tres proche de F. curviseta Milde d'Europe; elle s'en distingue par son pédicelle plus long, sa capsule pourvue d'un péristome externe, moins pendante, presque dressée a sec. Los Perales, Quebrada «Los Canelos», sur les talus et aux bords des chemins, (Costes N.* 152); Playa Ancha, (Ambroise- Breuils). Funaria hygrometrica (L.) Sibth. f. bulbillifera. Angol, sur la terre humide, c. fr., (Campo, sept. 1917, Ne 16) Obs. Ces échantillons offrent a l'aisselle des feuilles des bulbilles. Le fait, assez fréquent chez certaines espe- ces, est plutót rare, je crois, chez 1". hygrometrica. Costesia spongiosa Thér. Je signale une nouvelle localité de cette curieuse pe- tite plante: collines de Playa Áncha (Valparaíso), leg. Jaffuel, juillet 1915. Obs. M. N. Costes m'ayant envoyé des échantillons plus abondants récoltés a Marga-Marga, j'al pu faire de la capsule un meilleur examen. J'ai noté ce quí suit: - Le sac sporifére est beaucoup plus petit que l'enve- loppe capsulaire a laquelle il est rattaché par de minces cloisons; une columelle épaisse atteint á peu pres le som- met du sac sporifere. Cette structure rappelle celle du genre Voitia; mais si par lá notre genre s'en rapproche, il sen éloigne par Vautres caracteres importants: capsule déhiscente, oper- cule plan. Il n'en est pas moins vrai qu'en raison de la structure de sa capsule, le g. Costesia oscille entre la famille des Splachnacées et celle des Funariacées. M. Brotherus, a quí j'al demandé le Pottia macrocar- pa Sehp. pour le comparer au Costesia spongiosa, w'écrit (13. 4. 1917): «Je ne posséde pas le Pottiv macrocara, mais il est trés probable qu'il appartient a votre Costesia - dont les stomates indiquent une affinité avec le genre Physcomitrium». REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XXI! REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XXIV oY A di CS yl le E + A SALON ¿ ANN A eS — ANN ' LA ea y Sa Un has 0 REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XXV REV. CH. HIST, NAT,, Año XXV (1921) uaaatl, y DORE OS? y 4 An 0902 a CO D y 00 = = a IBER 0D Pr SOY SEO 2 Lám. XXVI Lám. XXVII REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Ñ Sh Ñ y E ES o pao [E] ANAIS E Ez 310 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL EXPLICATION DES PLANCHES Planche XXIHII 1. —Plenridium Costesit Thér. a) plante entiére X< 15. b, e, d) feuilles caulinaires x 22. e) feuille comale x 22. 9) sommet d'une feuille caulinaire x 120. h) cellules moyennes x 170. 1) tissu basilaire de la feuille x 170. k) coiffe x 15. 2.—Fissidens Costesii Thér. a) plante entiére x 15. b) feuille x 40. c) sommet Pune feuille x 260. d) bord de la lame vraie x 260. e) partie inférieure de la lame dorsale x 260. 3.—Psendocrossidinm pachynenron (Dus.) Thér. a) feuille périchétiale externe x 22. ee O intime x 22. d) capsule seche x 15. e) anneau Xx 260. Planche XXIY 1.— Barbula Costesii Thér. a, a) feuilles caulinaires X 22, b) acumen d'une feuille x 120. c) cellules moyennes x 260. d) tissu basilaire x 170. e, €) coupes transversales une feuille x 40. f) coupe de la nervure x 260. Y, h? feuilles périchétiales x 22. 7) capsule seche avec coiffe x 15. 7) capsule humide x 15. k) péristome x 40. 1) fragment du péristome et anneau X 120. 2.—Tortula Costesil Thér. a) feuille caulinaire X 22. b) acumen d'une feuille x 120. c) coupe transversale d'une feuille x 40. d) bord de la méme x 260. e) cellules marginales et moyennes X 260. f) tissu basilaire x 120. y) corpuscule foliacé x 40. Thériot.—CONTRIBUTION A LA FLORE 311 /h) le meme x 120. 1) capsule Xx 15. J) péristome x 40. k) anneau x 120. Planche XXV 1.—7ortula atrata Thér. a, a) fenilles x 15. b) sommet (une feuille x 40. c) sommet une feuille vue de dos x 120. d) cellules marginales et moyennes X 266. e) tissu basilaire d'une feuille x 120. f) f, coupes transversales d'une feuille x 40 y) cellules supérieures, coupe transversale x 260 hh) cellules moyennes, do x 260 1) coupe de la nervure dans le haut de la feuille x 120. J) corpuscules foliares x 120 2.—Tortula papillosa Wils. var. chilensis Thér. a, 4) feuilles x 22. b) sommet d'une feuille vue de dos x 120. d) cellules moyennes X 260. e) tissu basilaire x 170. f) coupe transversale d'une feuille x 40. y) cellules moyennes, coupe transversale x 260. hi) corpuscules foliaires x 170. 3.— Brachystelenm Deltorí Thér. a) feuille x 15. b) cellules supérieures Xx 260. c) cellules moyennes Xx 260. d) tissu basilaire x 120. e) coupe transversale d'une feuille a la base x 40. f') coupe transversale d'une feuille dans lacumen Xx 40. y) bord de cette coupe x 260. hh) capsule x 15. 1) vaginule x 15. J) fragment du péristome x 120. Planche XXVI 1.—Orthotrichum bicolor Thér. a) feuille x 22. 0) sommet d'une feuille x 120. c) cellules supérieures x 260. d) cellules inférieures marginales Xx 260. e) cell. inf. pres de la nervure x 260. f) coupe transversale d'une feuille x 120. y) fragment de la méme x 260. h) capsule humide x 15. 1) stomate de la paroi capsulaire x 120. J) péristome, fragment x 120. 312 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 2.—Orthotrichum assímile C. M. a) a, feuilles x 22, b) sommet une feuille x 120. c) cellules supérieures x 260. d) cellules inférieures X 260. f) fragment de la méme x 260. gy) capsule humide x 15. h) tissu de la paroi capsulaire x 120. 1) stomate x 260. J) péristome, fragment x 120. Planche XXVI 1.-—Zygodon Jaffueli Thér. a, a, a) feuilles x 40. b, b) sommets de feuilles x 120. c) do x 260. d) cellules marginales et moyennes x 260. 2) cellules basilaires x 260. f) coupe transversale une feuille x 120. gy) corpuscule foliaire x 260. hh) péristome, fragment x 120. 7) tissu de la paroi capsulaire x 120. 2.—Pentastichella Jaffueli Thér. a) feuille x 22. b) sommet une feuille x 260. c) cellules marginales supérieures x 260. d) cellules moyennes x 260. e) cellules basilaires x 260. f, f) coupes d'une feuille x 40. y) fragment une coupe de la feuille x 260. hh) section transversale d'une tige x 40. 3.—Funaria Costessí Thér. a) plante entiére, grandeur naturelle, humide. b) do. do. , seche. cc Cc) temilles Philippi en Mergul (1846). oe rhabarbarinus. Berk., en Rev. Chil. Hist. Nat. 1917, p. 123, encontrada en «Los Perales» de Marga Marga por el Rev. Nathaniel Costes e identificada por el Dr. €. Spegazzini. Polyporus igniarius. (L.) Fr., en Amn. des Sc. Nat. 2. s. TV, (1835) p. 99 y en Gay Hist. Fis. y Pol, de Chile; Botánica, tomo VIT, p. 359 (1850), encontrada por Bertero en Juan Fernández y determinada por Montagne. En Gay se dice que no es escasa en Chile. Polyporus australis. Fr.,en Ann. des Sc. Nat. 2. s. ES (1835) p. 99 y en Gay Hist. Fis. y Pol. de Ch., Bot. t. - 358, encontrada por Bertero en Juan Fernández e e cada por Montagne y según Gay se halla también en las provincias las más meridionales de la República; en el Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, tomo XI, p. 19, (1887), la nombra el Dr. C. Spegazzini de “cerca de Punta Arenas, en su trabajo «Fungi Patagonici», y P. Hariot, en Mission scientifique du Cap Horn, tome Y, Botanique, p. 183 (1889), la nombra de la región ma- Espinosa B.—SOBRE EL GÉNERO FOMES 341 gallánica; Patouillard, en Bull. Soc. Myc. France, tome V, p. 11 (1889), la indica de la Tierra del Fuego como (Gra- noderna australe. En Rev. Chil. Hist. Nat. (1917) N.9 3, p. 123, la cita igualmente Spegazzini con el nombre de Ganoderma aus- trale, hallada en Marga Marga y en Rev. Chil. Hist. Nat. (1918) N.* 1, p. 38, el mismo autor la cita de Victoria y en Fungi Chilenses (1910) p. S, dice haberla encontrado en el cerro Caracol de Concepción. Con este mismo nom- bre la cita P. A. Saccardo en Flora Italica Cryptogama Pars I: Fungi. Hymeniales, p. 1012 (1916). Conviene re- cordar aquí la opinión de Mr. Lloyd respecto del Fomes australis; dice, en su Synopsis, que tal nombre es conve- niente para las formas tropicales de Fomes applanatus con contexto delgado y tubos largos. Ganoderma applanatum. (Pers.) Pat., en Bull. Soc. Myc. France, tome V, p. 67 (1889). Patouillard la indica de Juan Fernández y dice que varios espécimens conside- rados como (Granoderma australe, por los autores, deben ser referidos a ésta. Medidas contra el ataque de estos hongos.—El micelio de ellos puede desarrollarse en cualquier lesión de la planta y hasta en las grietas de la cáscara y de ahí se ramifica y estiende por los tejidos interiores desorgani- zándolos y después produce al exterior el himenóforo; las lesiones pueden ser producidas por animales (mamíferos, aves, insectos), por el roce de una planta con otra o por rupturas de las ramas por el viento. Las medidas que se aconsejan cuando hay peligro del parasitismo de estos seres en árboles frutales u ornamen- tales, consisten en alquitranar las heridas que en ellos se observen, si se percibe el nacimiento del sombrero hay que destruir toda la parte enferma y alquitranar. En los árboles forestales se debe cortar el árbol enfermo para aprovechar la madera ántes de que el mal se estienda y evitar también así la formación de sombreros; los árboles secos, en pié o caidos, que tengan desarrollado los hime- nóforos hay que quemarlos para impedir la diseminación de las esporas por el viento o por insectos, evitando asi la infección de otras escencias. 342 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAI. Bibliografía Annales de Sc. Nat. 2.* s. IV, Paris 1835: Annales de Sc. Nat. 2.* s. V, Paris 1836. Annales de Sc. Nat. 3.* s. V, Paris 1846. C. Gay. «Historia Física y Política de Chile», Botá- nica, tomo VII, Paris 1850. P. A. Saccardo. Sylloge Fungorum VI y IX Patavil. G. Winter. Die Pilze Deutsch. Oesterr. und d. Schweiz. Leipzig 1884, en Rabenhorst's Kryptogamen Flora, 1 Band, 1 Abthl. O. Spegazzini. Fungi Patagonici, en Boletin de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, tomo XI, 1887. Bulletin de la Societé Mycologique de France. V, 1889. P. Hariot. Mission scientifique du Cap Horn, tome V, Botanique. Paris 1889. M. C. Cooke. Handbook of Australian Fungi. Lon- don 1892. O. Kuntze. Revisio Generum Plantarum, Pars III, 1893: Engler und Prantl. Die Natirlichen Pflanzenfami- lien 1 Theil, 1 Abteilung, Leipzig 1900. L. Romell. Hymenomycetes austro-americani l, en Bihang Till. K. Svenska Vet.-Akad. Handlingar. Band 26. Afd. TI N.2 16. Stockholm 1901. P. Hennings. Fungi von Madagascar, denfComoren und Ostafrika. Stuttgart 1908. M. E. Hard. Mushrooms Edible and Otherwise. Columbus, Ohio 1908. W. S. Moffatt. Yhe Hymenomycetes of the Chica- go Region. Chicago 1909. Delacroix et Maublanc. Maladies parasitaires des plantes cultivées. Paris 1909. A. Engler. Syllabus der Pflanzenfamilien. Leipzig 11909. O. Spegazzini. Contribuciones a la Micología Chilena, Revista Chilena de Historia Natural. Santiago 1917 y 1915. Espinosa B.—SOBRE EL GÉNERO FOMES 343 CO. Spegazzini. Fungi Chilenses. Buenos Aires 1910. G- Massee. Diseases of Cultivated Plants and Trees. London 1910. G. F. Atkinson. Mushrooms. New York 1911. L. O. Overholtz. The Polyporaceae of Ohio, en Ann. Mo Bot. Gard: Vol. LN. "15 1914. Leandro Gaia. Prospetto della Flora micologica della Provincia di Padova, en Atti della Academia Scien- tifica Veneto-Trentino - Istriana, Terza Serie, Volume VI (1913). Padora 1914. C. G. Lloyd. Synopsis of the Genus Fomes. Cin- cinnati, Ohio. 1915. P. A. Saccardo. Hymeniales, en Flora Italica Cry p- togama, Pars. 1, Fungi, 1916. B. Lázaro e Ibiza. Los poliporáceos de la flora espa- ñola. Madrid 1917. T. F. Chipp. A List of the Fungi of the Malay Peninsula. Singapore 1921. 344 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ¿SE SEGUIRA CONSUMIENDO SALITRE? POR EL Ingeniero-Agrónomo Francisco ROJAS HUNEEUS Director General de los Servicios Agrícolas Muy discutido es el porvenir del salitre chileno en los mercados extranjeros. Se anuncia por los más pesimis- tas que la producción de sulfato de amonio y la produc- ción de abonos azoados artificiales, especialmente en Ale- mania, que durante los años de la guerra ha logrado per- feccionar los procedimientos industriales de fabricación de estos abonos, abaratando su precio en tal forma, que desplazará definitivamente el salitre de estos mercados. Sin duda alguna que mucho hay de verdad en todo esto. La producción de abonos azoados artificiales ha al- canzado un enorme desarrollo y los países como Alemania que luchan por reconstituir su independencia económica hacen prodigios por no internar nada que no puedan ellos producir y han cerrado las puertas a nuestro salitre. Estados Unidos lucha también por no dejar cousu- mir nada que no produzcan y cada país pretende hoy im- plantar igual política. Nada sería más lógico ni más sensato que los países quisieran abastecerse a sí mismos, pero, desgraciadamente, para ellos es cuestión de vida producir sus alimentos más baratos y en mayor cantidad y las tierras de Alemania sometidas a un cultivo intensivo desde hace siglos, re- quieren abonos para producir y requieren abonos en can- tidad superior a los que hasta ahora ellos producen. Las estadísticas acusan que sólo se consume en el mundo el 15% de los abonos que los terrenos requieren y que que- da por consiguiente un 85% que es necesario emplear de fertilizantes para producir más abundante y barato. Alemania no tiene hoy, sin abonos, producción sufi- ciente para satisfacer sus necesidades y será preferible Rojas H.—¿SkE SEGUIRÁ CONSUMIENDO SALITRE? 345 que compre salitre a que tenga que comprar granos que no produce por falta de nuestro abono. El consumo del salitre en el mundo, restringido hoy por tantas causales económicas, por el alza de precios du- rante dos años, recuperará su mercado, su precio bajará en forma de que pueda competir con los abonos artificia- les y ninguno de estos abonos reemplazará sus principales características de fácil manejo, de fácil envase, de fácil re- parto o distribución en el suelo, de asimilación inmediata que lo hacen utilizable en el momento oportuno como tó- nico o como abono; de obrar instantáneamente vigorizan- do la vegetación cuando las plantas han sufrido, cuando están amarillentas o cloróticas por cualesquier circunstan- cla, a causa de sequedad o exceso de humedad, por falta de ázoe en el sueio, cuando han sufrido por las enferme- dades o accidentes climatéricos, cuando han germinado mal, etc., siempre en todos estos casos el salitre es el abo- no más eficaz y activo. Los árboles frutales, las legumbres, las praderas de gramíneas, mejoran considerablemente, se vigorizan y aumentan sus rendimientos; el uso del salitre en estos cultivos es irreemplazable. Mucho tenemos que hacer para aminorar el costo de nuestro abono; nos queda aún el recurso de disminuir o proporcionar los derechos de exportación, y aunque no sea una industria de 30% o más de utilidades sino de intere- ses moderados, dadas sus cualidades y su producción na- tural, tendrá que consumirse en el mundo por muchos años. 346 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ROCAS DEL SAN CRISTOBAL() POR EL DI Eediemicon RENE RAN (Fac. de Agronomía de la Universidad de B. Airas). «Señor Prof. Dr. Carlos E. Porter Santiago. Estimado profesor y amigo: A mediados del año pasado, recibí del Dr. Cristóbal M. Hicken, 3 muestras de rocas procedentes del cerro San Cristóbal, próximo a Santiago, las que han sido analiza- das por mí en el Laboratorio Químico de Investigaciones. agropecuarias de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires. Como he juzgado que los resultados de mis investi: gaciones podrían tener cierto interés para los que se de- dican a los estudios petrográficos, me permito remitirlos a Ud. para que, si lo cree conveniente, los publique en la Revista de la que Ud. es su fundador y director. Las muestras numeradas se hallan depositadas en la colección particular del Dr. Hicken y llevan los números T, IL, HI; habiendo sido analizados sólo los números I y TIT, pues el II resultó, en mi opinión, idéntico en su aspecto y origen de formación al número III. (*) Por las transformaciones que experimenta el cerro de San Cris- tóbal de esta capital, como porque, había solicitado del Dr. Reichert, cuando pasó por Chile, dado el interés creciente que va teniendo el mencionado cerro, un estudio de las muestras de rocas tomadas por nuestro común amigo el Dr. don Cristóbal M. Hicken. El Dr. Reichert nos prometió hacerlo y la carta con los datos que acabamos de reci- bir la reproducimos, no dudando que contribuirá al interés del pre- sente tomo de la Revista.—NOTA DE LA REDACCIÓN. Reichert.—ROCAS DEL SAN CRISTOBAL 347 Partiendo del análisis global he seguido para la cla- sificación de estas rocas el sistema adoptado por la Geolo- gical Survey, que no es sino el de Cross, IpDINES, Prrs- SON y WASHINGTON y que he comentado y aplicado en mi trabajo titulado «Iny estigaciones Greoquímicas. » (Anal. Soc. Cient. Argent., tomo 81 (1916) 5 y si- guientes). MUESTRA NÚMERO III S1 O? 12 3 ys APRO? 631) Fe? 0* 0,45 » Fe O 3120 » Ca O 1131 > Na? O 2,50 » 0 2005 m0 1,22 » 99,85 % Como la muestra corresponde al tipo de rocas que contienen silicatos de hierro-alumina, es decir, que no se trata de un compuesto químico definido, no me permite un cálculo químico, me limito tan solo a consignar los da- tos numéricos anteriores. MUESTRA NÚMERO I Si” 0? 63,40 2 Ae O? 16,52 » Fe? 0* 3,80 > Fe O 2,20 » Ca O 3,90 » Na? O DGT K>0 2,50 » 20 1,30 » Ls A 0,60 » 08 0,30 » 99,73 % 318 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Esta muestra, a la simple inspeción macroscópica, cae dentro del grupo de las que permiten un cálculo quí- mico y, de acuerdo con los procedimientos indicados, he establecido el cuadro que sigue: , | | [AN | E | | lg | 3 | = E 2 | 3 | css 1513 1£á|]8|s 2155 E % 133132 181312124108 | 2 ma E E E 30 ES E : e | a | | | | Si 0? 63,401 1,056 | «| 156| 498| 106| 9 2987| 1056 Al 03... 1650162) ade | 261 88] 63l....L | 7169 Fer 03... 3,80| 0,023|...... 23|.. Sl OI 23 TO EEN 2,201 0,030| 7, 923... | 30 CAD 3,901 0,069|......|...... 7 737 A] o 69 Na O 5,16| 0,083|...... 0 A RS 83 Os 3,501 0,0296|.....l......|...... IE Mee RENO e 26 HON e YI 0 A PS IE A E 72 Ti O* VIGOED:007:. Me ali lesa] 35d o IA 7 P2 0* 0,35| 0,002|......|...... 1 EA Mt dl RL 2 99,73 | | | | | Del cuadro anterior se deduce que la muestra con- tiene probablemente los siguientes elementos minera- lógicos: DATO 29160 == LEIA Ortoña 26,556 = 14,45 » Alta oa 83,524 = 43,49 2 Anortita cz 53,218 = 14,77 » imenta:.. 00% 215230096 Magnetita........ 23,232 = 5,93 » Apatita sona dudas 2310 == 0,72 » Wollastonita .... ASES rn TEE TZLASTI= CON Reichert.—RoCAS DEL SAN CRISTOBAL 349 Esta muestra corresponde a una Andesita y se parece mucho al Núm. 11 de mi trabajo citado (pág. 36) que per- tenece a las rocas que afloran en el macizo del Nevado del Plomo, al Sud del Juncal, en la Alta Cordillera de Men- doza. La muestra III, en cambio, se acerca a la roca córnea del Valle del Tupungato; cerca de la desembocadura del Río Bueno (Rep. Arg.), correspondiendo al Núm. 29 Mas p. 57). Es digno de notarse, pues, que estas rocas argentinas aparecen otra vez en el Cerro de San Cristóbal, confir- mándose así lo que digo en mi trabajo citado (pág. 4) al señalar que estas rocas (del cerro de Plomo) «no son de presencia esporádica, sino que se encuentran en muchos lugares de las Cordilleras hasta Patagonia». Este análisis, comprueba, pues, que también aparecen al W del macizo andino. FEDERICO REICHERT». 350 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Plantas fanerógamas 0el Valle de Marga-Marga PP. Félix JAFFUEL y Anastasio PIRION, SS. CC. BREVE NOTICIA PRELIMINAR El Valle de Marga-Marga está situado al sureste de Quilpué; lleva dirección de sureste a noreste. Por ambos costados lo limita un doble cordón de cerros; poco altos al principio, se elevan a medida que se va avanzando hacia el sureste; por este lado hay puntos en que alcanzan a una altura mayor de 1,000 mts. La altura media de fondo del valle, por el que corre un estero en tuda su longitud, es de 180 a 200 mts. El valle mismo mide 25 kilómetros de largo por unos 12 en la parte más ancha. La parte cultivable re- presenta la mínima parte de esta extensión. Es asiento de una municipalidad; posee una capilla con vice-párroco dependiente de Casablanca en cuyo te- rritorio político y judicial se encuentra; hay subdelegado, oficina de registro civil, cementerio, retén de policía, dos escuelas primarias, servicio diario de Correos, camino carretero por el que trafican numerosos automóviles; ca- minos igualmente carreteros permiten las comunicaciones con el fundo Las Palmas, con Casablanca por el Orozco y con el valle de Colliguay. La propiedad está dividida actualmente en nueve fundos; el carbón, la leña de eucalypto, las siembras y la viña en particular constituyen la fuente principal de en- tradas. El suelo, aunque totalmente desprovisto de sustancias calcáreas se prestaría para toda clase de cultivos, pero es- casea el agua desde principios de Diciembre, lo que ami- nora mucho el valor agrícola de las propiedades. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 351 Las serranías, por lo general de pendiente muy pro- nunciada y cubiertas de una tupida vegetación de arbus- tos, son poco pastosas y del todo inadecuadas para sem- brados. En los días calurosos la temperatura varía entre 25 y 307; pocas veces pasa de 30”. El temperamento es seco en verano, pero no escasean los días nublados. En invierno soplan fuertes vientos tanto del norte como del sur. Una o dos veces cada invierno las serranías del sureste aparecen cubiertas de nieve durante un par de días. El término medio de la lluvia anual es de 50 ems. Las heladas son frecuentes y en primavera es indispensa- ble producir en las viñas grandes desprendimientos de humo para protegerlas en las primeras horas de la ma- ñana. El valle de Marga-Marga fué conocido de los prime- ros conquistadores españoles. ll propio Pedro de Valdi- via, que lo visitó, encontró a los indígenas dedicados á lavar las arenas de los esteros y arroyos. Sabido es que el tributo en oro que anualmente se mandaba al Inca del Perú provenía en gran parte de los lavaderos de Marga- Marga. Desde los primeros días de la conquista los espa- ñoles trataron de dar la mayor actividad a la explotación de estos lavaderos. Un instante abandonados a consecuen- cia de la sublevación de los indios de Concón, los traba- jos llegaror a hacerse en gran escala, a la par que eran de un resultado altamente remunerativo. Las crónicas co- loniales señalan en repetidas ocasiones la triste condición de los indios empleados en estas faenas y en que tanto las mujeres como los hombres tenían que trabajar con el agua husta la cintura durante los meses de invierno, es decir durante la época en que hay abundancia de aguas. Hoy día los lavaderos están totalmente abandonados, pero existen en varios puntos restos de antiguos canales, y en muchas partes hay señales de tierras removidas y gran- des montones de piedras apircadas. La palabra Marga-Marga es la reduplicación de la voz indígina malghen, mujeres. Esta reduplicación es fre- 392 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL cuente en el idioma de los aborígenes: Llai-llai, Llíu-Míu, Tiltil, Concón. En el caso actual parece indicar que en otros tiem- pos hubo en la población del valle un excedente conside- rable de mujeres; de todos modos malghen-malghen sig- nifica muchas mujeres. En su obra «Los Aborígenes de Chile» el señor J. T. Medina, siguiendo a antiguos cronistas, asegura que los indios en uno de sus tan frecuentes levantamientos contra los españoles construyeron en Marga-Marga un fortín o reducto cuyos restos quedan aún. Personalmente hemos practicado excursiones en busca del señalado for- tín, pero sin resultado alguno; hemos interrogado a los hacendados, vaqueros y ancianos muy conocedores del valle, y todos nos han confirmado en la creencia de que si existió algún reducto, éste debió consistir en una sim- ple estacada, pues no se halla en ninguna parte el menor amontonamiento de piedras que pueda indicar que allí ha habido un antiguo fortín. En repetidas ocasiones hemos indagado la existencia de alcuviñas, pero no hemos sido más afortunados. Hace algún tiempo era frecuente hallar piedras horadadas, pero ya escasean. Durante algunos años el Dr. don Francisco Fonk tuvo su residencia en Quilpué. Conociendo su afición por toda clase de antigiiedades indígenas, los campesinos del valle le llevaban todo lo que encontraban, piedras hora- dadas, flechas, hachas, etc., y en cambio él los atendía gra- tuitamente en las consultas que le hacían. Nada diremos aquí de la fauna del valle, porque nos proponemos publicar más tarde un trabajo aparte para dar a conocer no sólo los mamíferos y demás vertebrados que hemos hallado en él, sino también los invertebrados que hemos logrado recolectar. De este modo pensamos presentar una lista lo más completa posible de los anima- les y plantas de Marga-Marga. * A la lista de plantas fanerógramas creemos que bien podría agregarse una docena más de especies. XXXVI Lám. de Se de Casas del fur: del larga Vira Y S REV. CH. HIST. NAT.,, / o XXV (1921) D UN) PACA 23 NAT. (1921) DE>Hi5T. CH. REV. - 34 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL El incendio que en Enero de 1920 destruyó nuestro Colegio de Santiago hizo desaparecer todo el material de estudio recolectado durante varios años. Todavía no he- mos logrado rehacer las colecciones; de aquí la imposibili- dad de determinar ciertas especies, de cuya existencia en el valle estamos ciertos, pero cuya muestra no tenemos en nuestro herbario. Hubiéramos deseado conseguirnos nuevamente estos ejemplares antes de publicar la. presente lista, pero, ante el deseo tan bondadosamente expresado del distinguido amigo Prof. Carlos E. Pórter, hemos tenido que entregar- le desde luego los originales de este trabajo, manifestán- dole así que sabemos apreciar debidamente lo que signi- fica fundar una Revista de la índole de la presente y pu- blicarla durante un cuarto de siglo. Aparte de los servi- cios reales y muy efectivos que ha prestado a las ciencias naturales, la Revista CHILENA DE HisTORIA NATURAL ha dado a conocer el nombre de Chile a todos los centros científicos del mundo y de esta manera ha prestado al país un servicio señalado y muy digno de alabarse. Bien por la actividad y la constancia del Prof. Porter. En nuestras referencias bibliográficas sólo citaremos: «La Historia Física y Política de Chile», de Claudio Gay, y los «Estudios Críticos a la Flora de Chile», del reputado botánico Dr. Carlos Reiche. Para las Juncáceas nos referiremos a la Monografía de esta familia publicada por el señor Francisco Fuen- tes M. Jaffuel € Pirion. —FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 3 —E FPANEROGAMAS I. Angiospermas A. Dicotiledóneas Familia RANUNCULÁCEAS Anemone decapetala L.—Gay l, pág. 23; Reiche, 1 pág. 7. «Centella». Sus pétalos muy caedizos pueden te- ner varios colores, «ún en Ja misma planta: blancos, celes- tes, purpúreos, etc.; florece en Julio, Agosto, Septiembre. Crece en las colinas pastosas. Ranunculus obtusatus Poepp.—Gay 1 pág. 37; Reiche IT pág. 15. Florece desde Agosto. lís frecuente en los sitios húmedos del potrero de las Lagunas (Láunas) del fundo Las Piedras. Es muy polimorfo. EN muricatus 1,.—Gay 1 pág. 46; Reiche 1 pág. 21. «Centella». Se halla en todos los lugares algo pantanosos y florece gran parte del año. Los animales lo comen, pero no es muy de su agrado. Ranunculus sp. —Especte pequeña; rastrera, hallada en la quebrada de los Canelos (Perales). 2. Familia MAGNOLIÁCEAS Drimys Winter Forst.— Gay I pág. 63; Reiche I pág. 26. Su nombre vulgar es «Canelo»; no le hemos oído dar nunca el nombre de «voighe», que tiene en otras partes. Crece en abundancia en los sitios algo vegosos de las que- bradas. Su madera se conserva mucho tiempo, pero es muy quebradiza. 3. Familia ANONÁCEAS Anona cherimolia Mill —Gay 1. pág. 66. «Chirimo- ya». Es planta cultivada y sólo se da en sitios muy abri- gados, 506 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 4. Familia LARDIZABALACEAS Lardizabala biternata Dec.—Gay LI pág. 69; Reiche 1 pág. 28. «Coguilera», «Voqui». Es una hermosa enreda- dera de hojas lustrosas; sus frutos maduran en Febrero. Son comestibles, y de un sabor dulce y agradable. Se les da el nombre de «Cóguil». Es muy común. 5. Familia BERBERIDÁCEAS Berberis actinacantha Martius.—-Gay I pág. 87. Rel- che 1 pág. 41. «Calafate» y «Michay». Se halla en los ce- rros y es siempre un arbustito insignificante. 6. Familia PAPAVERÁCEAS Eschscholtzia californica Cham.—Reiche 1 pág. 44. «Dedal de oro». Ya es común en los terrenos sueltos y asoleados. Argemone mexicana L.—Gay I pág. 99; Reiche I pág. 44. «Cardo blanco». Se hallan todas las variedades: blan- ca, amarilla, etc. Papaver sommiferum L.—Gay I pág. 96; Reiche 1 pág. 45. «Amapola», «Adormidera». Suele encontrarse como maleza cerca de las casas de los inquilinos. Fumaria media Loisl—Gay I hág. 104; Reiche I pág. 45. «Hierba de la lagartija». Crece en abundancia a lo largo de las cercas. Sus infusiones son empleadas con ventaja en las congestiones del hígado. Florece de Agos- to a Octubre. 7. Familia CRUCÍFERAS Mennonvillea Alifólia Fischer et M- Gay I pág. 154; Reiche I pág. 53. Se halla en lo alto de la cuesta de los Arrayanes (Las Piedras). e Lepidium bipinnatifidum Desv.—Gay l pág. 165; Rei- che I pág. 65. Crece a lo largo de los caminos; florece des- Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 3591 de Agosto. Fácilmente puede confundirse con la especie siguiente: Coronopus pinnatifidus (D. C.) Gaertn.—Gay I pág. 174 (Senebiera pinnatifida 1). C.); Reiche 1 pág. 67. Ore- ce en los mismos sitios que la anterior. ls fétida. Sisymbrium officinale Scop.—Gay I pág. 121; Reiche T pág. 72. «Mostacilla». Prefiere los terrenos cultivados. Brassica rapa L. Gay I pág. 138 (B. campestris L.); Reiche 1 pág. 83. «Yuyo». ls maleza común en todas par- tes. Brassica napus L.—«Nabo» es planta cultivada que no pocás veces se encuentra en estado silvestre. Brassica oleraceus L.—«Repollo», «Col». Las. dife- rentes clases son todas cultivadas. Raphanus silvestris L., melius, sativus L.—Reiche 1 pág. S4 et IV pág. 460. «Rábano». Común como maleza en los campos cultivados. Tiene flor morada y a veces blanca. Nasturtium officinale R. Br.—Gay l pág. 117; Reiche IT pág. 87. «Berro». Es común en el valle. Florece en Oc- tubre. Cardamine nasturtivides Bert.-—Gay I pág. 113; Rei- che I pág. 99. «Berro». Es más común que la especie ante- rior, y visiblemente más pequeña; florece desde Septiem- bre. Cardamine tuberosa D. C.—Gay I pág. TI; Reiche 1 pág. 97. Se halla en los cerros en los sitios frescos y florece en Septiembre. Capsella bursa pastoris (L) Mnch.—Gay l pág. 173; Reiche I pág. 110. «Bolsita», «Mastuerzo». Plantita co- mún en todas partes. Descurainia canescens (Nult) Prtl —Gay l pág. 128 (Sisymbrium canescens Nutal); Reiche I pág. 120. Ls esca- sa en el valle; ha sido hallada en los quillayes cerca de la poza de Cirilo. Florece en Septiembre. 8. Familia FLACOURTIACEAS (Bixáceas) Azara Gilliesii Hook et Arn.—Gay 1 pág. 193; Rer- che T pág. 131. «Lilén», «Nogalillo». Esta especie se en- cuentra en la. extremidad de la quebrada del Carrizo (Las Piedras) en el límite con el Pangui. | DOS REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ” Azara integrifolia R. et Pav.— Gay I pág. 199; Rei- che I pág. 132. «Lilén». Es común en los cerros secos. . Azara dentata R. et Pav.—Gay 1 pág. 198, Reiche I pág. 132. «Corcolén». Es común en el plano y se distin- gue fácilmente de las demás especies por su color blan- quecino. Azára serrata R. et Pav.—Gay I pág. 197; Reiche I pág. 133. «Lilén». ls muy parecida a la especie siguiente, pero se distingue por sus inflorescencias alargadas; florece en Septiembre. Azara celastrina Don.— Gay I pás. 195; Reiche 1 pág. 134. «Lilén». Es el lilén más común en el valle; flo- rece en Enero. 9. Familia VIOLÁCEAS Viola Portalesia G ág. 432; Reiche I pág. 147. «Violeta de cerro». Es común en todos los ce- rros desde principios de Septiembre. Viola sp.—Fué hallada una sola vez en la parte baja del potrero del «bolsico» en las Piedras. Florece en Enero. 10. Familia POLIGALACEAS Monnina linearifolia R. et Pav.—Gay l pág. 240; Reiche I pág. 164. Se halla en los cerros áridos y florece desde Septiembre hasta Febrero. Polygala stricta.—Gay I pág. 236; Reiche I pág. 166. Es pequeña y con la corola rosada. Polygala thesioides Willd.—Gay Il pág. 237; Reiche I pág. 167. «Quelen-Quelen». Flores azulejas. Crece en los cerros altos del Fullero. 11. Familia CARIOFILÁCEAS Selene gallica L.—Gay I pág. 258; Reiche I pág. 175. Florece especialmente en Septiembre y Noviembre, pero todavía en Enero está con flores. Stellaria media Sm.—Gay l pág. 263; Reiche 1 pág. 180. Muy común en los sitios sombreados. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 359 Stellaria cuspidata Willd.—Gay I pág. 264; Reiche 1 pág. 180. «Quilloy». Su flor blanca se destaca fácilmente en medio de las demás malezas de los matorrales. Cerastium cardiopetalum Naud.—Gay 1 pág. 274; Rei- che 1 pág. 182. Maleza, no muy común. Derastium vulgatum L.—Gay I pág. 278; Reiche I pág. 183. Es mucho más frecuente que la anterior; sus pedúnculos, después de la polinización nose inclinan ha- cia abajo como en la precedente. | Cerastium arvense L.—Gay 1 pág. 275; Reiche I pág. 184. «Oreja de ratón». Sagina apetala L.-—Gay 1 pág. 282; Reiche I pág. 186. lísta plantita es muy común en Septiembre; mide menos de 10 cm. de largo. Alsine minuta (Naud) Rohrb.—Gay I pág. 267 (Are- naria minuta Naud); Reiche 1 pág. 190. Es aún más pe- queña que la especie anterior, pues no excede comunmen- tede3a 4 cm. Tissa aprica (Spergularia aprica). Phil —Reiche I pág. 201. Tissa media L.—Gay l pág. 267; Reiche I pág 201. (=Arenaria media L.) Posiblemente existan más especies de este género. Polycarpum tetraphyllum L.—Gay 1 pág. 526. Reiche I pág. 205. No es escasa. Microphyes lanuginosus Phil.—Reiche I pág. 205. Es una plantita blanquecina y lanuda de 26 3 cm. que se encuentra en abundancia en los terrenos secos y duros en Septiembre. Jorrigiola squamosa Hook et Arm.—Gay ll pág. 518; Reiche I pág. 208. En los cerros secos y asoleados, y aún en medio de los guijarros del estero. Paronychia chilensis D. C.—Gay II pág. 521; Reiche I pág. 209. «Dicha». Es frecuente en los cerros. Acanthonychia ramossisima Hook et Arn.—Gay ll pág. 523 (Pentacena ramosissima D C); Reiche I pág. 211. «Di- cha». Abunda en los terrenos secos, arenosos y endure- cidos. 360 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 12. Familia MaLvÁcCkEAs Abutilon ceratocarpum Hook.—Gay l pág. 331; Rel- che I pág. 218. Hojas cenicientas y felpudas; las flores son erandes y vistosas. Spheralcea obtusifolia Don.—Gay I pág. 291; Reiche T pág. 221.—Sin ser escasa, no es común. Se halla en los cerros asoleados, Modiola caroliniana (L.) Don.—Gay TI pág. 306; Reiche 1 pág. 223. «Pila-pila». Es maleza muy común y molesta. La var. multifida Much. es más rara que el tipo. ! Malva nicaensis AM.—Gay Í pág. 297; Reiche I púg. 227. «Malva». Planta muy común en las tierras sueltas, y en los caminos. | Anoda hastata Car.——Gay 1 pág. 314; Reiche I pág 2539. Crece como maleza en los huertos. Oristaria sp?.—Se encuentra en el Bolsico. Es muy escasa en otras partes. Familia ELEOCARPÁCEAS Crinodendrum patagua Mol.—Gay I pág. 338; Reiche [ pág. 266.—«Patagua». Es muy común a orillas de los esteros. Su madera da carbón de muy inferior cali- dad. Aristotelia maqui L'Hérit.—Gay I pág. 336; Reiche I pág. 267. «Maqui». Sus bayas son comestibles y en al- gunas partes son utilizadas para darle color al vino. En el valle no le hemos visto nunca dar esta aplicación, pues los vinos son de por sí ya muy teñidos debido a la naturale- Za seca de los terrenos. 14. Familia VITACEAS Cissus striata R. et Pav.—Gay I pág. 376; Reiche I pág. 277. «Parrilla»; «zarzaparrilla». Es muy común en las quebradas y sitios algo vegosos. Sus propiedades de- Jaffuel € Pirion.—rANEROGAMAS DE MARGA-MARGA 361 purativas la hacen emplear para purificar la sangre: se usa el tallo leñoso en infusiones. Vitis vinifera L.—La «vid» es cultivada en el valle desde los primeros tiempos de la Colonia. Son frecuentes las parras cimarronas que crecen en estado silvestre, sea en quebradas, sea cerca de vertientes. 15. Familia GERANIÁCEAS Geranium Robertianum L.-—Gay I pág. 386; Reiche I pág. 280. «Alfilerillo». Común en Septiembre. Geranium .core-core Steudel. — Reiche I pág. 284. «Core-core». Geranium berterianum Colla. — Gay I pág. 383; Reiche I pág. 285. «Alfilerillo». Es la especie más co- mún. Erodium cicutarium Lem. —Gay I pág. 388; Reiche I pág. 288. «Alfilerillo». Es de todas las gerianáceas la especie más común; muy pequeña en los terrenos secos y áridos, adquiere grandes proporciones en los terrenos sueltos y abonados. Erodium moschatum Willd.—Gay I pág. 389; Reiche T pág. 288. «Alfilerillo». Tiene fuerte olor a almizcle. Erodium sp.— Viviana rosea Hook.—Gay I pág. 175; Reiche I pág. 290. «Oreganillo». «Té de burro». Se halla sólo en los ce- rros de las Cardas a 1,500 m. en la parte que limita con el fundo «Las Piedras». Viviana crenata Hook.— Gay I p. 400; Reiche l pág. 291. Se halla en abundancia en la margen derecha del estero del fullero (Las Piedras). 16. Familia TROPEOLÁCEAS Tropeolum ciliatum R. et Pav.—Gay I pág. 418; Reiche I pág. 297. ls muy común. Tropeolum tricolor Lindl.—Gay 1 p. 411; Reiche 1 pág. 298. «Pajarito». lis una de las flores más ornamenta- les en la primavera. - 362 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Tropeolum majus L.—«Espuela de galán». Suele verse en la vecindad de las habitaciones. 17. Familia OXALÍDEAS Oxalis lara Hook et Arn.—Gay I pág. 447; Reiche I pág. 314. Es muy común. Oxalis micrantha Bert.—Gay l pág. 449. (O. alsinoi- des Walp.) Reiche pág. 316. Tam común como la ante- rior. Oxalis carnosa Mol.—Gay 1 pág. 440; Reiche I pág. 321. Se halla en los sitios muy secos y muy expuestos al sol. Oxalis rosea Jacq.—Gay 1 pág. 456; Reiche I pág. 323. «Vinagrillo». Con esta planta se hacen panes o tor- tillas. Recordamos haber encontrado una mata de esta especie con'las flores totalmente blancas. Oxalis articulata Sav.—Gay 1 pág. 452; Reiche 1 pág. 339. «Vinagrilio». Esta especie aunque menos común que la anterior, le es preferida para la confección de pa- nes y tortillas. Oxalis lobata Sims.—Gay 1 pág. 427; Reiche 1 pág. 338. «Flor de la perdiz». 18. Familia LinNÁcEaAs Limum chamissonis Schiede.—Gay I pág. 462; Reiche I pág. 342. «Retamilla». Linum usitatissimum L.—«Lino». No se cultiva en ninguna parte en el valle, pero con todo suele encontrar- se a veces ejemplares en los terrenos cultivados. 19. Familia ZIGOFILÁCEAS Porliera hygrométrica R. et Pav.—Gay lI pág. 471; Reiche 1 pág. 346. «Guayacán». Es planta relativamente escasa en el valle; la parte donde hay más se halla en Las Piedras cerca de la parte plana del estero del fullero. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 363 20. Familia RUTACKEAS Ruta bracteosa D. C.—Gay 1 pág. 489 Reiche lI pág. 350. «Ruda».—Se encuentran matas en varias partes, pe- ro es especialmente abundante entre Los Coligiies y Las Piedras. 21. Familia CELASTRÁCEAS Maytenus boaria Mol.—Gay II pág. 7; Reiche II pág. 2. «Maitén». Su madera es poco apreciada, pero da buen carbón. 22. Familia IcCACINÁCEAS Villaresia mucronata R. et Pav.—Gay Il pág. 13 (May- tenus chilensis); Reiche 11 pág. 4.-—«Naranjillo». Este ár- bol no tiene aplicación; su madera no es firme y su carbón liviano y sin fuerza. Don Ambrosio (O'Higgins pensó que sería posible sustituir el Mate (llex paraguaiensis) del Uruguay con el Naranjillo, pero los ensayos no dieron el resultado deseado por el ilustre gobernador, pues el Na- ranjillo carece del alcaloide que da su valor al mate. 23. Familia RAMNÁCEAS Retamilia ephedra Brongn.—Gay Il pág. 25; Reiche II pág. 9. —«Retamilla». Es sin aplicación; no es tampoco muy común. Trevoa trinervis Miers.—Gay Il pág. 24 (T. trinervia Hook); Reiche Il pág. 10. «Tebo». Discaria serratifolia Miers.—Reiche Il pág. 15 «Te- bo» o «Trevo». Muy parecida a la especie anterior con la que se confunde habitualmente. lísta tiene por fruto una cápsula y aquella una drupa. Colletia ferox Gill. et Hook.—Gay 1 pág. 30; Reiche IT pág. 20. «Crucero», «Junco marino». 364 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Co nena spinosa Lam.—Gay Il pág. 29; Reiche UI pág. 19. «Crucero y Junco marino» como el anterior del que se diferencia sólo por ser menos espinudo e intrincado, por lo que podrían confundirse en una sola especie. 24. Familia ANACARDIÁCEAS Schinus molle L.—Reiche II pág. 23. «Pimiento». ls- te árbol del norte de Chile crece en estado semi-silvestre en Marga-Marga. Schinus dependens Ortega. . 42 (Duvaua dependens D. C.); Reiche II pág. 23. on cd líste ar- busto es muy común y según los terrenos donde crece tie- ne las hojas más o menos “anchas. 2 Schinus montenus Engler.—Reiche Il pág. 24. Este arbusto crece en el cerro de las Cardas. Participa del molle y del litre, pero su savia no es cáustica. Schinus sae Ingler.—Gay Il p. 45 (Litrea mo- lle); Reiche Il pág. 25. «Molle». Es muy común en Marga- Marga donde ha dado su a a uno de los fundos «Los Molles». Lithrea cáustica Miers. o II pág. 44. (Litrea ve- nenosa); Reiche II pág. 26 «Litre». Abunda en el valle; da excelente carbón y su madera muy dura y resistente. pro- porciona camas de ruedas muy estimadas. Su savia causa en la cútis de ciertas personas erupciones pustulosas acom- pañadas de comezones más o menos agudas. 25. Familia LEGUMINOSAS _ Acacia cavenia Mol.—Gay Il pág.. 255; Reiche UH pág. 28. «Espino». Es muy común en el valle. Con fre- cuencia se notan en sus ramas excrecencias y proliferacio- nes muy espesas producidas por un hongo «Ravenelia Hie- ronymi» Speg.—Acompaña a éste, otro hongo en forma de tubitos blanquecinos «Aecidium Hieronymi» Speg. Sabido es que el espino da el carbón más apreciado. Cassia stipulacea Ait.—Gay Il pág. 241; Reiche II pág. 35 «Alcaparra».—Existen unas pocas matas en el lecho del estero del Fullero. Jaffuel € Pirion. -FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 365 Sophora macrocarpa Sm.—Gay Il pág. 215 (Edward- sia chilensis Miers); Reiche II pág. 52.—«Mayo». Es muy común, y sin utilidad alguna. Lupinus microcarpus Sims.—Gay Il pág. 84; Reiche II pág. 57.—«Alberjilla». Se halla en los cerros desde fines de Septiembre. Medicago lupulina L.—Gay IU pág. 59, Reiche IT pág. 61. Su legumbre tiene una sola vuelta, y las estípulas casi enteras. Medicago orbicularis AU. —Reiche 1 pág. 61. «Hual- puta»; legumbre con 5 0 6 vueltas recorridas por venas engrosadas en los bordes; estípulas pestañosas. Medicago tuberculata Wi1ld.—Reiche 1I pág. 61 ¿Hualputa»; legumbre con 3 a 5 vueltas apretadas con los bordes provistos de pequeños tubérculos; estípulas pesta- ñosas. Medicago minima Lam.—Gay Il pág. 63; Reiche II pág. 62. Planta velluda; legumbre globosa de 3 a 5 vueltas con los bordes provistos de dos filas de dientes largos; estípu- las grandes, enteras o dentadas. —Medicago maculata Willd. Gay IL pág. 61; Reiche II pág. 62. «Hualputa». Esta especie es notable por tener en el indio de las hojuelas una mancha blanquecina o more- na; legumbre con 3 a 5 vueltas y con dos filas de púas di- vergentes en los bordes; estípulas pestañosas. Medicago denticulata Wi¡lld.—Gay II pág. 62. Rei- che IT pág. 63. La legumbre de 3 a 5 vueltas con dos filas de púas largas; cada púa parte en su base de dos puntos; estípulas pestañosas lanceoladas. Medicago sativa L.—Gay II pág. 60; Reiche II pág. «Alfalfa». Esta planta que da uno de los mejores fo- srajól se cría en el valle, pero la sequía y la naturaleza misma de los terrenos no permiten cultivarla con gran éxito. Melilotus indica AUN.—Gay II pág. 65 (Melilotus par- viflora Desf.); Reiche 11 pág. 63 «Trébol».— Es - planta muy común que fácilmente se cie de los géneros vecinos por sus numerosas flores amarillas y pequeñas dis- puestas en largas espigas. Trifolium megalanthum Hook.—Gay 1 pág: 68; Rei- 366 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL che Il pág. 67. «Trébol». Se encuentra especialmente en los cerros; sus flores son rojizas. Varía mucho en tamaño. Trifolium repens L.—Reiche II pág. 70. «Trébol». Su flor es blanca y se halla en terrenos cultivados o cerca del agua. Trifolium pratense L,.—«Trébol europeo».—Sólo se encuentra por casualidad. Hosachkia subpinnata Torr.—Gay Il pág. 78 (Lotus subpinnatus Lag.); Reiche II pág. 75. Es muy común en los cerros en Septiembre y Octubre. Psoralea glandulosa L.—Gay II pág. 86; Reiche II pág. 76. «Culén». Abunda a orillas del estero. Es planta medicinal, pero no la hemos visto emplear por la gente del valle. Ll contacto de sus hojas produce en el cútis de ciertas personas erupciones pustulosas análogas a las que produce el litre. Astragalus canescens Hook et Arn.—Gay lI pág. 105; Reiche II pág. 98. Se halla en los cerros de Las Piedras, cerca de Llíu-líu. Adesmia arborea Bert—Gay II pág. 194; Reiche II pág. 120. «Espinillo», «Palhuén». Común en los cerros. Adesmia microphyllla Hook et Arn.—Gay Il pág. 196; Reiche II pág. 131. «Palhuén». No tan común como la especie anterior. Tiene las hojas muy chicas. Adesmia phylloidea Clos —Gay € pág. 186; Reiche IT pág. 1539. Prefiere los lugares áridos y asoleados. El raquis es muy grande en comparación de las hojuelas que son muy chicas. ÁAdesmia leiocarpa, var. elata Clos.—Gay Il pag. 160; Reiche II pág. 139. Las hojas están cubiertas de un vello blanco. Adesmia radicifolia Clos.—Gay 11 pág. 170; Reiche IT pág. 147. En todos cerros; hojas amontonadas en la base. Adesmia lara Clos. —Gay II pág. 162; Reiche Il pág. 161. Tiene las hojuelas largas y delgadas. Adesmia sp.——Crece en el cerro de La Plata (Llíu- llíu); los vaqueros le dan el nombre de «Mascarilla». Por no tener el ejemplar en nuestro poder, no lo podemos de- terminar. Adesmia balsámica Bert.—Gay IT pág. 180; Reiche Jaffuel « Pirion.—FANEROGAMAS DE MARGA-MARGA 367 TT pág. 167. Es escasa. Se halla en la quebrada del Car- pintero (Quillayes). Adesmia loudonia Hook et Arn.—Gay II pág. 178; Reiche Il pág. 167. Crece en Los Perales, en el cerro si- tuado frente a la lirmita (Perales) y en el alto del Belloto. Adesmia vesicaria Bert—Gay II pág. 154; Reiche IT pág. 175. Crece en medio de las hierbas de los cerros. Vicia nigricans Hook et Arn.—Gay II pág. 140; Reiche II pág. 184. Las hojas se vuelven negras con la disecación; flores rosadas. Vicia vicina Clos.—Gay U pág. 138; Reiche II pág. 189. Corola, blanco azulada. Vicia vicina, var. mucronata Ulos.-—Igualmente co- mún en los cerros en medio de los arbustos. Lathyrus debilis Clos. —Gay 1I pág. 142; Reiche II pág. 200. Crece en medio de las hierbas. Lathyrus epetiolaris Clos.—Gay. II pág. 146; Reiche IT pág. 202. Se halla en medio de los matorrales de los Cerros. 26. Familia RosAckeas (Juillaja saponaria Mol.—Gay IL pág. 274; Reiche 11 pág. 210. «Quillay». Este precioso árbol proporciona ex- celente carbón y su corteza es objeto de un activo comer- celo de exportación a causa del principio jabonoso que con- tiene. Estás cualidades mismas son causa de que se le corte en todas partes inconsideradamente. Kayeneckia crategoides Don.—Gay Il pág. 271; Rei- che Il pág. 211. «Bollen». Se encuentra en muchas pat- tes, pero no abunda en ninguna. El género Kageneckia fué creado por los señores Ruiz y Parón en honor de Fe. derico de Kageneck, embajador de Holanda en la Corte de Madrid. Rubus ulmifolius Schott fil—Reiche il pág. 213. «Larzamora». Esta pta que constituye una plaga en algunas provincias de Chile, no ha logrado multiplicarse mucho en Mar ga-Marga, donde además fructifica mal. Alchemilla arvensis Scop.—Gay II pág. 302 (Apha- nes arvensis L.);Reiche II pág. 217. Crece en medio de otras hierbas y tiene solo unos cinco centímetros de largo. Margyricarpus setosus R. et Pav.—Gay Il pág. 279; 368 REVISTA CHILENA DE JISTORIA NATURAL Reiche II pág. 218. «Sabinilla», «Yerba de la perlilla». Es planta muy medicinal para purificar la sangre; es diu- rética. Crece en los cerros secos. Su nombre genérico significa fruto en forma de perla; en efecto su fruto es una drupa pequeña, blanca y reluciente como perla. Acena pinnatifida R. et Pav.—Gay Il pág. 283; Rel- che IT pág. 226. «Amores secos», «Pimpinela», «Cadillo». Se encuentra en todos los cerros. Acona trífida R. et Pav.—Gay Il pág. 292; Reiche IT pág. 229. Lleva los mismos nombres que la especie an- terior y se halla en los mismos parajes. Pertenecen a las Rosáceas las siguientes plantas de cultivo muy comunes en Marga-Marga. Prunus amygdalus Stokes.—« Almendro». Prunus persica (L.) Lieb.—« Durazno», «Melocotón». Este último se da muy bien; si bien está sujeto como en otras partes a las deformaciones que hace sufrir a sus ho- jas el hongo «lxoascus deformans». Prunus arium L.—«Guindo». Prunus cerasus Lois.—«Cerezo Prunus domestica (L,).—«Ciruelo». Prunus armenica L.—«Albaricoque», «damasco». Pirus malus L.—«Manzano». Es apestado por el pul- gón lanígero «Schizoneura lanigera». Pirus communis L.—«Peral.. Hay muchas varie- dades. Cydonia vulgaris Pers.— es blancas es muy E en los Cerros. lord: en Diciem- bre-Enero. Creemos que se debería conservar el nombre de Escallonia Berteriana como especie. Escallonia rubra (R. et Pav.) Pers.—Gay lll pág. Reiche III pág. 20 «Nipa». —Crece a orillas del 8 especialmente en el carrizo. Escallonia illinita Presl.—Gay HI pág. 60; Reiche TIT pág. 23. «Barraco», «Nipa».—Muy frecuente a orillas del estero. La gente le atribuye la propiedad de impedir la propagación de la peste. Escallonia revoluta (R. et Pav.) Pers.—Gay HI! pág. 55; Reiche IL pág. 25. «Lún».—Hay pocos ejemplares en el valle, pero existe gran cantidad en el llano de Dlía-Dlíu. Ribes punctatum (R. et Pav.)—Gay II pág. 34; Rei- che TIT pág. 44. «Parrilla». —Común en todos los cerros. Sus frutos son comestibles. (+) Un estudio biológico de esta especie se ha publicado en esta misma REv1sTA, año XIX (1915), pp. 22-29, por el señor ALEJANDRO HorsT.—N. DE LA REDACCIÓN, Jaffuel € Pirion. - FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 373 36. Familia UMBELÍFERAS Haydrocotyle ranunculoides L. Gay II pág. 65; Rei- che Il pág. 52. «Yerba de la Plata».—Crece en todos los esteros y sitios vegosos. Tiene las hojas lobuladas. Hydrocotyle modesta Cham.—Gay UI pág. 63; Rei- che III pág. 52.—Se diferencia de la anterior por sus ho- jas más enteras. Bowlesia dichotoma D. C.—Gay MH pág. 72; Reiche HI pág. 58.—Planta velluda cenicienta, con las flores rosa- das. Tallos erguidos. Bowlesia tenera Spr.—Gay HI pág. 76; Reiche III pág. 59.—Planta tierna, apretada, arrastrada y finamente pubescente. Bowlesia tripartita Clos.—Gay MI pág. 76; Reiche III pág. 60.—Tallos prismáticos, tendidos y algo ásperos. Azorella spinosa Pers.—Gay Il pág. 92; Reiche III pág. 713. «Yerba santa».—Se halla sólo en los cerros más altos: cerro del Quillay, Llíu-Llíu, Las Cardas, etc. Mulinum spinosum Pers.—Gay UI pág. 89; Reiche III pág. 79. «Yerba negra, Dichillo».—Se halla en los mis- mos sitios que la especie anterior. Asteriscium chilense Cham. et Schldl.—Gay III pág. 100; Reiche III pág. 84. «Anisillo, Muchu». En todos los sitios asoleados. Sanicula liberta Cham. et Schldl.—Gay HI pág. 109; Reiche [il pág. 90. «Pata de león».—Tiene las hojas in- feriores quinque-dentadas y la especie siguiente las tiene bipinadas. Sanicula graveolens D. C.—Gay II pág. 110; Rei- che III pág. 91. (Sanícula macrorrhiza Colla).—Florece en Septiembre. Tiene un olor muy fuerte y desagra- dable. Eryngium paniculatum Cav. et Pomb.—Gay lll pág. 115; Reiche UI pág. 97. «Cardoncillo».—Crece en los si- tios muy asoleados. Osmorrhiza Berterii D. C.—Gay IT pág. 142; Rei- che III pág. 101. (Osmorrhiza chilensis Hook et Arn.— Prefiere los sitios sombreados. 374 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ¡€_— HAS Conium maculatum L.—Gay Il pág. 144; Reiche HI pág. 102 «Cicuta».—Muy común. Torilis nodosa Goertn.—Gay TI pág. 138; Reiche HI pág. 104.-—No es todavía muy común en el valle. Feniculum vulgare Mill —Gay Jl pág. 128; Rei- che TI pág. 105. «Hinojo». —Común cerca de las casas. Ammi visnaga Lam.—Gay HI pág. 126; Reiche III pág. 106. «Visnaga».—Maleza común en todas partes. Apium panul D. O. a TT pág. 131; Recio Ine pág. 111. «Panul». (Li Apium lacimatum Dr. EN 1H pág. 123; a TI pág. 114.—Plantita muy común en todos los potreros en primavera. Crantzia lineata Nut.—Gay UI pág. 127; Reiche II pág. 117.—Crece a veces a orillas del estero; es común en las vegas de Llíu-Dlín. Daucus pusillus Mich.—Gay TI pág. 135; Reiche 111 pág. 119.—Crece en los faldeos de todas las lomas. Daucus Carota L.—«Zanahoria».—Con frecuencia crece en estado silvestre. 37. Familia CAPRIFOLIÁCEAS Sambucus australis Cham et Schldl.—Gay UI pág. 174; Reiche 11! pág. 126. «Sauco».——Existen varlos pies cerca de habitaciones abandonadas. Sucede lo mismo con la especie siguiente. Lonicera caprifolium L.—«Madreselva». 38. Familia CORNÁCEAS Griselinia scandens (R. et Pav.) Taub.—Gay VlIl pág. 395; Reiche III pág. 124. «Yelmo». Esta planta que tre- pa a lo largo de los troncos a la manera de la Yedra se halla sólo en Los Perales en la parte superior de la que- brada de los Leones. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 375 39. Familia RUBIAÁCEAS Oldenlandia uniflora R. et Pav.—Gay III pág. 207; Reiche III pág. 128. Crece cerca de las vertientes y en muchas acequias. Galium chamissonis Hook et Arn—Gay III pág. 181; Reiche HI pág. 143. Crece en medio de arbustos a manera de enredadera tupida. Fruto globoso y provisto de pelos derechos. Galium suffruticosum Hook et Arn.—Gay III pág. 179; Reiche Ill pág. 146. «Relbún». Tiene los tallos casi cenicientos por estar cubiertos de pelos. Fruto seco pe- lado. Galium chilense Endl.—Gay Il pag. 180 (Rubia chilense Mol.); Reiche TI pág. 145. «Relbún». Es análo- ga a la especie anterior, pero sin pelos. Galium aparine Linn.—Gay TIT. pág. 190; Reicke TIT. pág. 148. «Lengua de gato». Muy común en medio de arbustos. Su tallo es tierno y muy flexible. Fruto con pelos ganchudos. Galium sp.—Especie que mide unos pocos centíme tros pero en lo demás parecido a la anterior. Relbunium hypocarpium Hemsl.—Gay TUI pág. 186; Reiche III, pág. 138. «Relbún». Su fruto es una drupa colorada. 4(). Familia VALERIANÁCEAS Plectritis samolifolia (D. €.) Hoeck.—Gay III pág. 242 (=Betckea samolifolia D. C.); Reiche IT pág. 153. Plantita primaveral con flores blancas. Valeriana papilla D. C.—Gay IM pág. 221; Reiche III pág. 162. «Papilla». Con raíz gruesa; tores rosadas. Valeriana simplex Clos: —Gay TIT pág. 224; Reiche pág. 177. Tiene las flores blanquecinas. Valeriana magna Clos. —Gay TL pág. 227; Reiche [IT pág. 174. Crece en las barrancas; muy tupida y muy ramificada y con frecuencia en medio de matorrales. [o] =] O REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Valeriana glauca Pepp.—Gay 1 pág. 234; a TIT pág. 176. Sus hojas tienen el color del ajenjo, es deci verde glauco. Crece en la cumbre del cerro de las cas das. 41. Familia DIPSÁCEAS Dipsacus fullonum L.—Gay II pág. 244; Reiche UI pág. 187. «Carda». Se hallan ejemplares diseminados en todo el valle, pero sólo en la parte baja. Scabiosa atropurpurea L. — «Viuda». Existen pies silvestres cerca de algunos jardines abandonados. 42. Familia LOAÁsEAS Loasa triloba Bomb.—Gay II 450; Reiche III ¿Ortiga». Tiene flor blanca. Muy abundante en Septiem- bre. Loasa tricolor Ker.—Gay Il pág. 448; Reiche Ill pág. 229. «Ortiga caballuna». Muy común a lo largo de ciertas cercas de los Molles. Se halla también diseminada en otros puntos. Loasa heterophylla Hook et Arn.—Gay II pág. 432; (=L. Barneoudii). Reiche II pág. 228. Nos permitimos con cierta duda clasificar así una Loasa hallada en el fon- do del Fullero y cerca del Paso Hondo. Seyphanthus elegans Don.—Gay Il pág. 465; Reiche TIT pág. 248. «Monjita». Bonita enredadera herbácea da flores amarillas. Común durante el verano. 43. Familia COMPUESTAS Eupatorium salvia Colla.- Gay UI pág. 473; Reiche TIT pág. 264. «Salvia macho». Esta es frecuente a lo lar- go de los caminos y en los cerros; su flor es aromática y medicinal. Se emplea a manera de cataplasma para desha- cer las hinchazones producidas por golpes. Eupatorium glechonophyllum Less. —Gay UI pág. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 70 474; Reiche III pág. 265. Es muy común y se distingue de la anterior por tener aquella las flores purpúreas y ésta blancas y más pequeñas las inflorescencias. Nardophyllum revolutum Hook et Arn.—Gay UI pág. 281; Reiche TIL pág. 278. Crece en los cerros altos, v. gr. cerca del cerro de la Cruz. Solidago microglossa D. C.—Gay IV pág. 39; Reiche III pág. 281. Es escasa y crece cerca del estero. Es un hermosa compuesta de flores amarillas. Haplopappus canescens Philip. —Reiche I!IT pág. 288. ln los cerros secos y áridos. Haplopappus multifolius Phil. —Reiche HI pág. 291. Crece en varias partes, pero siempre en sitios muy árl- dos. Haplopappus foliosus D. C.—Gay IV pág. 41; Reiche I[I pág. 299. «Cacho de Cabra». Como el anterior. Se halla en el Paso Hondo (Colihues). Haplopappus sp.—Los Haplopappus son muy nume- rosos y de muy difícil determinación. Bellis perennis L.—Reiche IL pág 333. «Margarl- ta». Se ha propagado poco todavía en el valle. Aster haplopappus Remy.—Gay 1V pág. 19; Reiche TIT pág. 339. Erigeron hirtellus D. 0.—Gay IV pág. 30; Reiche HI pág. 370. Erigeron spiculosus Hook et Arn.—Gay 1V pág. 29; Reiche Il pág. 371. Erigeron Berterianus D. C.—Gay IV pág. 22; Reicho III pág. 352. Erigeron glabratus Hopp et Hornsch.—Gay 1V pág. 24 (E. Alpinus Remy); Reiche III pág. 357. Erigeron canadense L.—Gay 1V pág. 76; (Conyza myriocephala Remy); Reiche III pág. 373 Conyza chilensis Spr.—Gay 1V pág. 70; Reiche III pág. 399. Conyza berteroana Phil. —Reiche III pág. 366. Conyza vulgaris Phil.—Reiche III pág. 373. Conyza sp.—Existen varias especies de Conyza como también otros Erigeron; pero ambos géneros, además de tener muchos puntos de semejanza, son de dificilísima cla- 318 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL sificación y seguramente los autores admiten un excesivo número de especies. Baccharis pingrea D. C.—Gay 1V pág. 86; Reiche 1V pág. 6. «Chilca». A orillas del estero, junto con las 2 especies siguientes. Baccharis glutinosa Pers.—Gay 1V pág. 81; Reiche IV: pág. 8. «Chilca». Baccharis marginalis D. C.—Gay 1V pág. 80; Reiche IV pág. 10. «Chilca». Baccharis confertijolia Colla.—-Gay1V pág. 85; Reiche IV pág. 9 «Chilquilla». Común en los cerros. Baccharis racemosa D. C.—Gay1V pág. 19; Reiche IV pág. 13. Las hojas de esta especie son muy variables en su forma. La var. typica Heer tiene las hojas muy aserra- das. La var. eupatorioides Heer las tiene enteras O poco aserradas. Ambas variedades son comunes. Baccharis sagitallis D. C,—Gay 1V pág. 101; Reiche IV pág 15. «Verbena de tres esquinas». Crece en los ma- torrales húmedos. Su tallo redondeado al principio se vuel- ve triangular en seguida. Baccharis rosmarinifolia Hook et Arn.— Gay 1V; pág. 85; Reiche IV pág. 22. «Romero». Es muy común, sobre sus ramas es frecuente hallar agalla blanca y es- ponjosa de Perinoptera angustipennis. Ph. Baccharis intermedia D. €. Reiche 1V pág. 23. «Ro- mero». Tiene las hojas más anchas que la anterior y es escasa. Baccharis macraei Hook et Arn.—ReichelV pág. 30. Esta especie está representada en el valle por escasos ejemplares. Estos se hallan en Los Perales. Tessaria absinthioides D. C.—-Gay 1V pág: 106; Rei- che IV pág. 34. «Brea», «Gredilla». Se haila a orillas del estero, en especial debajo del cementerio. De esta planta se sacaba brea en otros tiempos. Micropsis nana D. C.—Gay 1V pág. 108; Reiche 1V ág. 37. Se halla en los sitios áridos y duros. Filago gallica L.—Gay 1V pág. 237; Reiche 1V pág. 31. Muy común en todos los cerros. Facelis apiculata Cass.—Gay UI pág. 339; Reiche 1V pág. 45. En los mismos sitios y juntamente con la ante- rior. ES Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 379 Anaphalis chilensis R.—Reiche 1V pág. 46. Es pare- cida a las especies siguientes. Gnaphalium cheiranthifolium Lam. var. paniculatum colla.—Gay 1V pág. 221; Reiche 1V pág. 53. «Hierba de la diuca», nombre que se aplica igualmente a las especies siguientes. Gnaphalium cymotoides Knzc.—Gay 1VY pág. 225; Reiche 1V pág. 56. GEnaphalium ds Mol. Gay 1V pág. 223; Reiche IV pág. 60. «Viravi a iia Phil. —Reiche 1V pág. 60. Gnaphalium purpureum L.—Gay 1V pág. 231; Reiche IV pág. 71. Gnaphalium staciydifoltum Lam.—ReichelV pág. 72. Xanthiuwm spinosum L.—Gay IV pág. 302; Reiche iv pág. 81. «Clonqui», común en los sitios arenosos y hú- medos. Xanthium orientale L. var. macrocarpum D. C.—Gay IV pág. 303; Reiche 1V pág. 81. No es común; se halla a veces a orillas del estero. Podanthus mitiqui Lindl. —Gay IV pág. 297; Reiche 1V pág. 83. «Mitriú». Es muy común. Flourensia thurifera (Mol.) D. C.—Gay IV pág. 288; Reiche 1V pág. 92, «Maravilla». Muy común en los cerros áridos y expuestos al Norte. Bidens pilosa L.—Gay 1V pág 292; Reiche IV p. 101. En los terrenos cultivados. Bidens chilensis D. C.—-Gay 1V pág. 292; Reiche 1V pág. 103. Es una de las primeras plantas que florecen en la primavera tanto en los cerros como en el Jlano. Galinsoga parviflora Cav.—Gay 1V pág. 267; Reiche 1V pág. 104. Maleza de los terrenos cultivados. Madia sativa Mol.—Gay 1V pág. 268; Reiche 1V pág. 105. «Melosa». Planta glutinosa muy común. Madia chilensis (Nutt) R.—Gay 1V pág. 270; Reiche IV pág. 105. «Melosa». Se difereneia de la especie ante- rior por sus aquenios tuberculados, siendo los de aquella lisos. De las semillas de ambas especies puede sacarse un acelte graso estimado. Bahia ambrosioides Lag. —Gay 1V pág. 1V pág, 116, > 256; Reiche 380 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Cephalophora aromatica Schrad.—Gay 1V pág. 264; Reiche 1V pág. 120, «Póquil». Muy común en todas partes. Blenmosperma chilense Lass.—Gay 1V pág. 299; Rel- el1V pág. 124. Es planta de primavera que crece en 10s húmedos. Anthemis cotula L.—Gay 1VY pág. 239; Reiche 1V pág. 129. «Manzanilla», «Manzanillón». Muy común. Chrysanthemum parthenium Bernh.—Reiche 1V pág. 130. Es común al rededor de las casas. Cotula coronopifolia L.—Reiche 1V pág. 132: Se halla en los sitios cenagosos. Cotula australis Hook fil —Reiche 1V pág. 133. Ls plantita ya muy común. Soliva nasturtiifolia D, C.—Reiche 1V pág. 135. Es muy parecida a la siguiente. Soliva sessilis R, y Pav.—Gay 1V pág. 253; Reiche IV pág. 136, Abunda en los sitios secos y asoleados. Senecio hualtata Bert.—Gay IV pág. 194; Reiche IV pág. 163. «Hualtata». No es muy común en el valle. Con todo existe una quebrada conocida con el nombre de que- brada de la Hualtata. Senecio adenotrichius D. C.—Gay IV pág. 188; Rei- che 1Y págs. 172. Senecio sinuatilobus D. C.—Gay IV pág. 187; Rel- che IV pág. 173. Senecio rutaceus Phil.—Reiche IV pág. 196. «Ruda». Muy común. Senecio denticulatus D). C.—Gay IV pág. 168; Rei che IV pág. 213. Arbolito de hojas grandes, tallo quebra- dizo, inflorecencia grande, flores amarillas. Senecio vulgaris L.—Reiche 1V pág. 227. Muy común alrededor de las casas. Cirsium lanceolatum Scop.—Reiche IV pág. 281. «Car do negro». No es común todavía. Cynara cardunculus L.—Gay IV pág. 317; Reiche IV pág. 281. «Cardo». Abunda en todas partes. Cynara scolymus L.—«Alcachofa». Se cultiva en los huertos para comer sus receptáculos y la base de sus brácteas. Silybum marianum Gaertn.—Gay IV pág. 315; Rel- Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 381 che IV pág. 282. «Cardo santo», «Cardo blanco». Es muy común. Centaurea melitensis L.—Gay IV pág.313; Reiche IV pág. 284. «Cizaña». Es maleza muy común y que varía mucho en su forma según la fertilidad del terreno. Centaurea chilensis Hook et Arn.—Gay IV pág. 309; Reiche IV pág. 284. «Flor del minero». Es muy escasa en el valle. Se halla en el Paso Hondo. Flotowia excelsa D. C.—Reiche IV pág. 294. «Huilli- patagua». Es muy frecuente en las quebradas sombrías. Su madera no tiene utilidad, ni para carbón. Gochnatia rigida Don.—Gay UL pág. 290; Reiche IV pág. 297. «Mira». Se halla en los cerros y fácilmente se confunde con la especie o variedad siguiente. Gochnatia fascicularis Don.— Gay TIT pág. 290; Rel- che IV pág. 297. «Mira.» Proustia pyrifolta Lag. —Gay UI pág. 294; Reiche IV pág. 305. «Siete camisas». “Es una enredadera muy común. Proustia pungens Poepp.—Gay Ml pág. 296; Reiche IV pág. 306. «Huañil». Común en todos los sitios áridos. Proustia baccharoides Don.—Gay II pág. 295; Rei che IV pág. 309. Esta especie tiene las hojas muy pare- cidas a las de Baccharis racemosa, y es posiblemente una mera variedad de la especie anterior. Mutisia subulata R. et Pav.—Gay HI pág. 270; Rei- che IV pág. 315. «Flor del minero». Sus corolas purpú- reas forman un bonito adorno en medio de los matorrales. Prefiere los sitios muy asoleados. Mutisia latifolia Don.—Gay HI pág. 267; Reiche IV pág. 324. Sus corolas son amarillentas. Se halla preferen- temente a la sombra. Mutisia linearifolia Cav.—Gay IM pág. 275 (M. lini- folia Hook); Reiche VI pág. 316. Se halla en el cerro de Las Cardas. Chotanthera ciliata R. et Pav.—Gay Ul pág. 307; Reiche IV pág. 334. «Flor de la yesca». En los cerros áridos y muy asoleados. Se encuentra especialmente en Las Cardas. Chatanthera linifolia Less.—Gay III pág. 304, Rel- che IV pág. 335. 982 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Chetanthera tenella Less.—Gay II pág. 309; Rei- che IV pág. 336. Chetanthera debilis Meyen et Walp.—Gay HIT pág. 310; Reiche IV pág. 342. Las Choetanthera son muy va- riables, según las localidades: Tylloma glabratum D. C.—Gay III pág. 317; Rel- che IV pág. 346. Fácilmente se puede confundir con una Chotanthera. Triptilion spinosum R. et Pav. Gay III pág. 354; Reiche 1V pág. 393. «Siempreviva». Sus corolas conser- van mucho tiempo su color azul. lis muy común. Triptilion cordifolium Lag. —Gay HU pág. 357; Reiche IV pág. 596. Es menos común que la especie + anterior. Leuceria eriochloena Remy. — Gay III pág. 384; Reiche 1V pág. 408. Flores blanco amarillentas. Leuceria acanthoides Don.—Gay Ul pág. 377; Reiche IV pág. 412. Corolas azules. Leuceria peduncularis Remy.—Gay II pág. 385; Reiche 1V pág. 408. Flores rojas. Leuceria sp.— Moscharia pinnatifida R. et Pav.—Gay IL pág. 429; Reiche 1V pág. 459. «Flor del almizcle». Chicorium intybus L.—Gay III pág. 432; Reiche Y pág. 8. «Achicoria silvestre». ls muy común en los po- treros. Microseris pyygmea Don.—Gay II pág. 434; Reiche V pág. 10. Plantita de primavera. Hypochoeris tenmfolia Grisel —Gay Il pág. 438; Reiche V pág. 21. Hypochoeris scorzoneroe Y. Muell —Gay Ill pág. 449; Reiche V pág. 27. «lscorzonera». Hypochoeris radicata L.—Reiche pág. 32. «Flor del chancho»; Hypochoeris glabra L.—Reiche pág. 33. Taraxacum officinale Wigo.—Reiche. Y pág. 37. En las localidades húmedas. Taraxracum levigatum D. C.—Gay IL pág. 454, Reiche V pág. 38. Se halla en los cerros. Sonchus asper Hill.—Gay HI pág. 458; Reiche V pág. 39. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 383 Sonchus oleraceus L.—Gay II pág. 458; Reiche V pág. 40. Lactuca scariola L.—Reiche V pág. 41. Lactuca sativa L.—Reiche Y pág. 42. Se cultiva en muchas formas. Tragopogon porrifolius L.—Reiche V pág. 43. «El salsifí». Planta cultivada pero crece con frecuencia en sl- tios abandonados. Hieracium chilense Less.—Gay Il pág. 461; Reiche V pág. 47. 44. Familia CAMPANULÁCEAS Wahenbergia linarioides D. C.—Gay 1V pág. 340; Reiche Y pág. 53. «Uño-perquén». En los barrancos muy asoleados. Lobelia salicifolia Sweet.—Gay 1V pág. 330 (Tupa sa- licifolia Don); Reiche Y pág. 58. «Tupa»; «Tabaco del diablo». Es muy común y florece durante muchos meses. Lobelia polyphylla Hook et Arn.—Gay 1V pág. 332; Reiche V pág. 60. Tiene las flores más rojas y las hojas más cortas y apretadas que la anterior. Florece sólo en los tres últimos meses del año, y tal vez es una veriedad del tipo. 45. Familia PRIMULÁCEAS Anagallis alternifolia Cav.—Gay 1V pág. 371; Reiche V pág. 99. Común a orillas del estero. Anagallis arvensis L.—Gay IV pág. 370; Reiche Y pág. 100. La variedad con flores rosadas (A. phanica scop). es más escasa que la que tiene flores azules (A. coeru- lea Lam.). Existe además una especie con flores poco me- nos que apétalas. 46. Familia SAPOTÁCEAS Falta en el valle Lucuma Valparadisea Mol. que existe en valles vecinos. Lucuma aborata H. B. Kth. se da en buenas condiciones, pero se cultiva poco. 381 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 47. Familia OLEÁCEAS Está representada por las plantas de cultivo siguien- tes: Olea europea (olivo), Syringa (lila), Fraxinus (fresno), Ligustrum, Jasminus. 48. Familia AÁPOCÍNEAS Vinca major L.—«Pervinca» puede considerarse como planta silvestre, pues está perfectamente aclimatada. Nerium oleander L. — «Laurel-rosa», «Adelfa» es planta de cultivo. 49. Familia AscLEPIADÁCEAS Diplolepis Menziesi Schult. — Gay IV pág. 400; Reiche Y pág. 111. Es una enredadera. Cynanchum mucronaíum Dene.—Gay 1V. pág. 392; Reiche V pág. 115. Se halla en el Paso Hondo. Tweedia obliquifolia Malme —Gay IV pág. 398; Rel che V pág. 119. Arauja albens Don.—«Jazmín de Tucumán». Es casi silvestre. 50. Familia JENCIANÁCEAS Microcala quadrangularis Grisel.—Gay IV pág. 404; Reiche V pág. 121. Es plantita primaveral, de flor ama- rilla y de unos pocos centímetros de alto. Eruthroea chilensis Pers.—Gay IV pág. 402; Rei- che V pág. 122. «Canchalagua» o «Cachanlagua». Florece en los sitios secos; su flor es roja; la planta toda es amar- ga y se emplea como febrífugo o depurativo de la sangre. 51. Familia BIGNONIAÁCEAS Eccremocarpus scaber R. et Par.—Gay IV pág. 416; Reiche, V pág. 146.—«Chupa-chupa». Es una bonita en- Jaffuel £ Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 385 redadera, de flores rojas y vistosas; muy escasa en el valle. 52. Familia POLEMONIÁCEAS Collomia gracilis Dougl.—Gay IV pág. 422; Reiche V pág. 149. Tiene las flores coloradas y no es muy común. Gilia AeSie Benth.—Gay IV pág. 426; Reiche V pág. 152. Es plantita de flor blanca. Gila valdiviensis Grisel. —Reiche V pág. 153. Tiene las flores azul-moradas; es muy común en primavera. 53. Familia HIDROFILÁCEAS Phacelia circinata Jacq.—Gay IV pág. 451; Reiche V pág. 160. Común en los cerros. 54. Familia CONVOLVULÁCEAS Cuscuta chilensis Ker.—Gay 1V pág. 446; Reiche V pág. 168. «Cabello de ángel». Cuscuta micrantha Chois. —Gay 1V pág. 446; Reiche V pág. 171. «Cabello de ángel». Tiene las flores blancas o cremas, y la especie anterior las tiene rojizas y mucho mayores. Dichondra repens Forst.—Gay IV pág. 444; Reiche V pág. 112. Crece arrastrada al suelo. Convolvulus arvensis L.—Gay IV pág. 436; Reiche Y pág. 176. «Correjuela». Maleza fostidiosa. Convolvulus dissectus Cav.—Gay IV pág. 438; Rel- che V pág. 178. Crece en los cerros y tiene la corola rosada. Ipomoea learis.— «Suspiro», es planta cultivada que ya se halla silvestre en varias partes. REV. CH. DE HIST. NAT. (1921) (25) O) [o.9) O REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 55. Familia BORRAGINÁCEAS Pectocarya laterifolia D. C.—Gay 1 Vpág. 480; Rel- che V pág. 205. Plantita muy frecuente en primavera en todos los sitios asoleados. ÁAllocarya procumbens Greene.—Gay IV pág. 470; Reiche V pág. 212. Plagiobotrys tinctorius (R. et Pav.) Gray.—Gay IV pág. 469; Reiche V pág. 216. lis muy común. Al ser comprimido entre hojas de papel, éste toma un color morado. Plagiobotrys rufescens Fisch.—Gay IV pág. 465; Rei- che V pág. 216. Algo menos frecuente que la especie anterior. Cryptantha linearis (D. C.) Greene.—Gay IV pág. 469; Reiche V pág. 219. Amsinckia angustifolia Lehm.—Gay 1V pág. 473; Reiche V pág. 238. «Ortiguilla». Es muy frecuente. Tie- ne las flores amarillas. Borrago officinalis L.—«Borraja», es semi-silvestre. DG. Familia LABIADAS Teucrium bicolor Sm.—Gay IV pág. 512; Reiche V pág. 243. Es común a orillas de los barrancos. Rosmarinus officinalis L.—« Romero europeo», se cul- tiva en los jardines. Marrubium vulgare L.—Gay IV pág. 508; Reiche Y pág. 247. «Toronjil cuyano. Se halla en todas partes, tanto en el plano como en los cerros. Stachys Macraei Benth. Gay IV pág. 504; Reiche Y pág. 253. En sitios muy expuestos al sol. Stachys grandidentada Lindl—Gay IV pág. 503; Reiche V pág. 257. Es menos común que la anterior. Stachys truncata Kuze.—(Gay IV pág. 499; Reiche V pág. 251. Es plantita anual. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 387 Lamium amplexicaue L. Reiche V pág. 260. Es plantita introducida, ya muy común en todo $6 valle. Saturejia Gilliesii (Grah.) Briq.—Gay IV pág. 494; Reiche V pág. 265. «Tomillo», «Oreganillo». Abunda en todos los cerros. Melissa officinalis L.—Reiche V pág. 267. «Toronjil». Se ha vuelto silvestre en varias partes. Abunda en espe- clal en los Colihues. Origanum majorana L.— «Orégano». Es siempre plan- ta de cultivo, Mentha Pulegium L.—Gay IV pág. 486; Reiche Y pág. 270. «Poleo». Maleza que no logra desarrollarse en el valle como lo hace en otras partes por la naturaleza seca del terreno. Menta citrata Ehrh—Gay IV pág. 485; Reiche V pág. 271. «Yerba buena», «Menta». Común Ocimum basilicum L.—«Albahaca» se cultiva en los jardines y a veces suele verse semi-silvestre cerca de las habitaciones. Familia VERBENÁCEAS Verbena litoralis H. B. Kth.—Gay V pág. 21; Reiche V pág. 283. Muy común. Verbena Ihispida R. et Par.—Gay V pág. 22; Reiche V pág. 284. Se diferencia de la especie anterior por tener aquella el tallo liso y ésta áspero. Verbena erinoides Lam.—Gay V. pág. 10; Reiche Y pág. 294. «Sandía-lahuen», «Yerba del incordio». Forma hermosos manchones en los cerros. ray V pág. 34; Reiche V pág. 306. «Arrayán macho». Común en las que- bradas de Los Perales. Lippia nodiflora Mchx.— Gay V p. 31; Reiche Y p. 302. Plantita rastrera común en el valle. 388 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 58. Familia AÁCANTÁCEAS Stenandrium dulce Nees.—Gay V pág. 371; Reiche V pág. 308. Plantita de flores rosadas y de rizoma grue- so. Se halla en la quebrada de los Maquis (Perales) cerca del portezuelo que baja a Los Colihues. Acanthus mollis L.—Es planta de adorno que se ve cerca de casas abandonadas. 59. Familia SoLANÁCEAS Licium chilense Bert—Gay V pág. 92; Reiche V pág. 313. «Coralillo». Es escaso. Se halla en Las Piedras en el potrero de la Codicia cerca del estero. Solanum tomatillo Remy.—Gay Y pág. 64 (Withe- ringia tomaíillo); Reiche Y pág. 326. «Tomatillo», «Na- tri». Solanum crispum R. et Pav.—Gay V pág. 66 (bajo Witheringia); Reiche V pág. 327. «Natri». Es considera- do como muy febrífugo y por esta razón es cultivado en algunos jardmes. Solanum congestiflorum Dun.—Gay V pág. 65; Rei- che V pág. 328. «Natri». Es planta trepadora. Solanum nigrum L.—Gay V pág. 79; Reicne V pág. 344. «Hierba mora». Es anua!; crece en los terrenos cul- tivados. Solanum furcatum Dun.—Gay V pág. 67; Reiche Y pág. 348. | Solanum maglia Schlecht.—Gay V pág. 76; Reiche V pág. 351. «Papa cimarrona». Tiene flor blanca. Es muy escaso y crece desde Abril-Mayo. Datura stramonium L.—Gay V pág. 59; Reiche V pág. 371. «Chamico». Muy común en los terrenos cultiva- dos. Sus hojas son empleados por los asmáticos a ma- nera de tabaco. Datura arborea L.—«Floripondio». Se halla cerca de muchas habitaciones, pero sus frutos no maduran Casi nunca. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 389 Cestrum palqui L'Hérit—Gay V pág. 95; Reiche V pág. 372. «Palqui». Cestrum elegans Schl. o Habrothamnus elegans Sch. —Es un arbusto de flores coloradas muy vistosas y por esto se cultiva en los jardines. Es de Méjico. Fabiana imbricata R. et Pav.-—Gay V pág. 41; Rel che V pág. 374. «Pichi». «Romero pichi». Se halla sólo en los más altos cerros: Carpintero, cerro del Quillay; ce- rro de la Plata (Lliú-Iliú), Cardas, etc. Nicotiana glauca Grah.—Reiche V pág. 381. «Palqui extranjero». «Palqui cuyano». Es una planta introducida hacen pocos años, pero muy común cerca de Valparaíso. En Marga-marga es todavía muy escasa. Nicotiana acuminata Grah.—Gay V pág. 53; Reiche V pág. 387 Nicotiana tabacum L.—«El tabaco» se cultiva cerca de las casas y a veces hay plantas que se vuelven semi- silvestres. Salpiglossis sinuata R. et Pav.—Gay V pág. 128; Rel- che V pág. 397. Se halla diseminada en todo el valle, pero no es común en ninguna parte. Schizanthus pinnatus R. et Pav.—Gay V pág. 151; Reiche V pág. 401. «Pajarito». Es flor muy bonita; es común. Physalis peruviana L. (pubescens) L.—«Capulí». Se halla en varias partes silvestre. 60. Familia EscrorFULARIÁCEAS Verbascum thapsiforme Schr. — Reiche Vl pág. 4. «Yerba del paño». Sus hojas son felpudas y cenicientas. Es todavía escasa. Verbascum virgatum Stokes.—Reiche Vl pág. 4. «Don Diego»; «San Diego». Es muy común. Los segadores suelen emplearlas para atar las gavillas. Alonsoa incisifolia R. et Pav.—Gay V pág. 116; Rei- che VI pág. 5. «Flor del soldado». Su flor colorada es her- mosa y llamativa. 390 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Calceolaria nudicaulis Benth.—Gay V pág. 180; Rei- che Vl pág. 19. Muy frecuente en las colinas en primave- ra; corola amarilla pálida. Calceolaria corymbosa R. et Pav.—Gay V pág. 179; Reiche Vl pág. 19. Corola amarilla. Calceolaria glandulosa Pepp.—Gay V pág. 170; Ret- che Vl pág. 39. Corola amarilla no fétida; planta glandu- losa. Calceolaria glutinosa Meigen.—Reiche Vl pág. 40. Corola amarilla fétida; muy glandulosa. Oalceolaria sp.—Hallada en el Fullero en el lecho del estero, en Septiembre. Calceolaria thyrsiflora Grah.—Gay V pág. 162; Rei- che Vl pág. 46. Arbustito con las hojas pequeñas y apre- tadas. En todos los bordes de barrancos. Calceolaria polifolia Hook —Gay V pág. 163; Reiche Vl pág. 36. Arbustito con las ramas y las hojas blanco- tomentosas. Común en sitios áridos. . Calceolaria integrifolia Murr. —Gay V pág. 165; Reiche Vl pág. 48. Arbustito de hojas anchas y verdes. Común a orillas de los caminos. En todas las Calceolaria lleyan el nombre de «Capachito». Linaria canadensis Dum.—Gay V pág. 150; Reiche Vl pág. 57. Plantita herbácea de flores azules. Mimulus luteus L.—Gay V pág. 140; Reiche Vl pág. 60. «Placa». Es muy hermosa. Se halla a veces a orillas del estero central, pero ordinariamente sólo se ve en el Fullero, Carrizo, ete. Mimulus parviflorus Lindl.—Gay V pág. 141; Reiche Vl pág. 61. Muy común a orillas de todos los esteros. Stemodia chilensis Benth.—Gay V pág. 138; Reiche Vl pág. 67. Común en los sitios húmedos. La gente del campo la toma en infusión en las indigestiones. Veronica arvensis L.—Reiche Vl pág. 74. Introducida como maleza en los jardines hace poco tiempo. Veronica Tournifortii Gmel.—Reiche Vl pág. 75. Ya muy común entre las malezas en los terrenos cul- tivados. Veronica anayallis L.—Reiche Vl pág. 75. Suma- mente común en todos los esteros y sitios pantanosos. Jaffuel £ Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 391 Digitalis purpurea L.—Reiche Vl pág. 84. «Digital». Se ve en algunos jardines, pero no se ha hecho silves- tre todavía. 61. Familia LOGANTÁCEAS Buddleia globosa Lam.—Gay V. pág. 120; Reiche VI pág. 97. «Matico», «Pañil». Es muy escasa. Existe una mata en el barranco cerca de Los Perales. 62. Familia PLUMBAGINÁCEAS Armeria chilensis Bois.—Gay V pág. 191; Reiche Vl pág. 103. Se halla en los cerros altos. 63. Familia PLANTAGINÁCEAS Plantago major L.—Gay V pág. 200; Reiche Vl pág. 109. «Llantén». Común en los sitios húmedos. Plantago lanceolata L.—Reiche Vl pág. 112. «Llan- tén». Muy común. Plantago virginica L.—Gay V pág. 198: Reiche Y] pág. 116. Plantago coriacea Cham.—Gay V pág. 200; Reiche Vl pág. 121. Plantago tumida Lnk.— Gay V pág. 199; Reiche Vl pág. 122. Plantago deserticola? 64. Familia NICTAGINÁCEAS Mirabilis jalapa L.—Reiche Vl pág. 127. Esta plan- ta es cultivada, pero en algunas partes se ha convertido en maleza. Boerhavia discolor H. B. Kth--Gay V pág. 211; Os. Reiche Vl pág. 132. 3992 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 65. Familia AMARANTÁCEAS Amarantus hybridus L.—Gay V pág. 216; Reiche VI pág. 134. «Penacho». Amarantus tristis L—Gay V pág. 217; Reiche VI pág. 135. Muy común. Amarantus blitum L.—Gay V pág. 218; Reiche VI pág. 135. «Bledillo». Malezas como las anteriores que se halla en todas partes. Amarantus deflexus L.—Gay V pág. 220; Reiche VI pág. 136. Más común aún que las especies que prece- den. Amarantus paniculatus L.—«Cresta de gallo». Es planta de cultivo que se ha vuelto silvestre. Es común. 66. Familia FITOLACÁCEAS Ercilla spicata Moq.—Gay V pag. 262 (E. volubilis yuss); Reiche VI pág. 143. «Coralillo». Es una enredade- ra de hojas verdes corláceas; sus frutos arracimados toman un hermoso color rojo en la madurez. Familia QUENOPODIÁCEAS Chenopodium multifidum L.—Gay V pág. 236; Rel- che VI pág. 150 «Paico». Tiene las hojas muy subdivi- didas. Chenopodium ambrosioides L.—Gay V pág. 236; Rel- che VI pág. 150 «Paico». Tiene las hojas menos subdivi- didas que la anterior. Chenopodium chilense Schrad.—Gay V pág. 235; Rel- che VI pág. 152. «Paico». Toda la planta es peluda. Estas tres especies son muy polimorfas y muy poco diferencia- das por lo que bien podrían considerarse como una sola especie. De todas se extrae un alcaloide muy apreciado en medicina. Todas tienen un olor muy fuerte. Jaffuel € Pirion.—FANEROGAMAS DE MARGA-MARGA 393 Chenopodium album L.—Gay Y pág. 232; Reiche VI] pág. 152. Se halla en todas partes. Chenopodium murale L.—Gay V pág. 231; Reiche VI pág. 156. Tan común como la anterior. Beta vulgaris Moq. «Betarraga» y Spinacia oleracea L. «Espinaca» son plantas de cultivo que pertenecen a es- ta familia. 68. Familia POLIGONÁCEAS Polygonum persicaria L.—Gay V pag. 266 «Duraz- nillo». Se cría a orillas del estero, y su tallo es rojizo. Polygonum aviculare L.—Gay V pág. 268. se cría en todas partes; es sumamente común. Mulhenbeckia sagittifolia Meisner.—Gay V pág. 274 «Quilo» Es arbusto ramoso muy fastidioso en los potreros. Muhlenbeckia sp.—Esta especie crece en el interior de las quebradas y trepa como enredadera hasta la pun- ta de los árboles: lingues, pataguas. etc. Rumex crispus L.—Gay V Pág. 217. «Romasa». Rumex pulcher L.—Gay V pág. 277(R. sanguineus L.?) «Romasa». Ambas especies son muy comunes en los potreros. La primera tiene las flores apretadas y la segun- da las tiene en panoja. Chorizanthe paniculata Benth.—Gay V pág. 285. Co- mún en los cerros y sitios áridos. Lastarriaea chilensis Remy. Crece en sitios secos y muy asoleados. 69 Familia LAURÁCEAS Persea lingue Nees.—Gay V pág. 295 «Lingue». En todos los sitios húmedos. La gente dice que las ovejas se mueren si comen su fruto. Persea gratissima.—«Palto». Ha sido introducida en el valle hace unos treinta años. Su fruto madura muy bien. Los injertos que se han hecho del palto sobre lin- gue no han dado resultado hasta ahora. 394 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Bellota Miersii Nees.—Gay V pág. 298. «Bellota». Es el mayor de los árboles naturales de Marga-Marga. Sus frutos abundantes son muy apetecidos por los animales va- cunos. Sería fácil extraer de ellos buena cantidad de alco- hol, como se hace en Europa con la bellota de la encina y con la castaña. El belloto se halla únicamente en Chile en las provincias de Aconcagua, Valparaíso, Santiago y O'Hi- ggins. COryptocarya peumus Nees.—Gay V pág. 300. «Peu mo» Es muy común en el valle. Parece que existe una sola especie, aunque ateniéndose a la forma y color del fruto habría que establecer tres especies; rubra (roja), al- ba (blanca), mammosa (apezonada). Laurus nobilis L.—«Laurel». Es planta de cultivo, algo silvestre en algunas partes. 70. Familia PROTEAÁCEAS Lomatia obliqua R. Brown.—Gay V pág. 308. «Ra- dal» Fxisten unas pocas matas cn el Paso Hondo y en el Cerro de las Cardas. (1. Familia SANTALÁCEAS (Juinchamalium majus Brongn.—Gay V pág. 319 «Quinckamalí». Se halla en casi todos los cerros, pero di- seminado. La gente lo emplea para las enfermedades del hígado. Muyoschilos oblongum Ruiz et Pav.—Gay V pag. 321. «Codocoipo». Arbusto que se halla en todos los cerros, pero no en gran cantidad. 12. Familia ARISTOLOQUIÁCEAS Aristolochia chilensis Miers.—Gay V pág. 329. «Ore- ja de zorra». Planta fétida muy notable por tener la tlor en forma de cachimba. Jaffuel € Pirion. - FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 395 713. Familia EUFORBIÁCEAS Euphorbia lathyris L.—Gay V pág. 334. «Contrara- yo» Es escaso; suele encontr ársela a orillas del estero de- bajo del cementerio. Su tallo es elevado y ceniciento. Euphorbia chilensis.—Gay V pág. 335 «Pichoa» Se halla en los cerros y también en las partes arenosas cerca del estero. Su tallo y sus hojas son rojizas. Euphorbia Engelmanni—Gay V pág. 336 (E. depressa et E. hypericifolia): «Pichoa». Es muy común en todos los sitios cultivados y muy asoleados. Se usa su látex como purgante. Euphorbia peplus L.—«Pichoa>» Es muy verde y ex- tremadamente común. Adenopeltis colliguaya Bert—Gay V pág. 338. «Uo- lliguay de vega». Prefieré las quebradas. Colliguaya adorifera Mol.— Gay V pág. 340 «Coli- guay». Muy común en todos los cerros. fícinus communis L.—Gay V pág. 343. «Higue- rilla». Se ha vuelto totalmente silvestre en muchas partes. Chiropetalum lanceolatum Juss.—Gay Y pág. 344 crece en el Paso Hondo y otros puntos elevados a la sombra de las rocas, Oextoxicum punctalum R. et Pav.—Gay V pág. 348 «Olivillo» Este árbol del sur de Chile a representado en el valle por unos pocos ejemplares en la quebrada de Los Loros y al pie de la Ermita (Perales). Avellanita Bustillos Phil. —Hasta ahora esta planta ha sido hallada únicamente cerca de Aculeo y en Marga- Marga en la loma que separa la quebrada del Ingenio de la de los Leones (Perales). 714. Familia MONOMIÁCEAS Boldoa fragrans Pav.—Gay V pág. 353 «Boldo». Es- te árbol muy común en el valle es propio de Chile. De sus hojas se extrae un alcaloide empleado en las afeccio- nes al hígado. Su fruto aromático es comestible. 396 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 75. Familia URTICAÁCEAS Urtica magellanica Poir.—Gay V pág. 358. «Ortiga» Es la especie grande. Urtica urens L.—Gay V pág. 357. «Ortiga chica». Es más pequeña que la or y más común. Parietaria debilis L.—Crece a la sombra de las ro- cas (Llíu-llíu) 76. Familia CANNABINÁCEAS Cannabis sativa L.—Gay V pág. 368. «Cáñamo». Con frecuencia se encuentran ples que crecen en estado silvestre. Familia MorÁCEAS Ficus carica L.—Gay V. pág. 3714. «Higuera». Se cultivan varias especies y todas dan muy buen resultado. 78. Familia YUGLANDÁCEAS Yuglans regia L.—Gay V pág. 381. «Nogal». Se da muy bien. 19. Familia SALICÁCEAS Salix humboldtianus Willd.—Gay V pág. 384. «Sau- ce del país». Se halla a orillas del estero. Salix babylónica L.—«Sauce llorón». Es común. "Salix viminalis L.—«Sauce mimbre». En algunas partes medio vegosas este arbusto se da muy bien y se emplea para hacer los canastos usados en las vendimlas. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 397 Populus pyramidalis L.—Gay V pág 385. «Alamo» La naturaleza seca del terreno es causa de que no se ha- ya multiplicado tanto como en otras partes. 80. Familia CUPULÍFERAS Nothofagus obliqua Mirbel.—Gay V pág. 388. «Roble». Existía hace años en los cerros de los Colihues, pero los incendios volontarios u ocasionales que se repiten con demasiada frecuencia en el valle lo han hecho desapare- cer por completo. Para encontrarlo hay que salir del valle y llegar hasta el cerro de la Chapa o ala quebrada de Lo Oculto (Llíu-Dlíu) Castanea vulgaris Lam.—Gay V pág. 395. «Casta- ». Se da muy bien. (Quercus robur L.—Gay V pág. 397 (Q. racemosa). «Encina». Existen de esta especie y de otras especies pa- recidas numerosos ejemplares. Corylus avellana L.—Gay V pág. 398. «Avellano de Europa». Los pocos ejemplares que hay fructifican perfectamente. MONOCOTILEDÓNEAS 81. Familia TIFACEAS Typha angustifolia L.—Gay VI pág. 159. «Totora: No es común por no haber grandes extensiones panta- nOSAs. 28. Familia POrAMOGETONÁCEAS Potamogeton natans L.—Gay V pág. 433. Se halla dentro de las aguas del estero y arroyos. Zannichellia palustris L.—Gay V pág. 434. Hasta ahora no hemos descubierto esta planta en el valle, pero debemos confesar que tampoco no la hemos buscado ex-profeso, y sabido es que fácilmente se confunde con la especie anterior. La primera tiene las flores en espiga y la segunda las tiene axilares. 398 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 83. Familia PALMAS Jubea spectabilis H. B. et Kth.—Gay VI pág. 157. «Palma». Existen alrededor de unas doscientas palmas en todo el valle, correspondiendo más de la mitad a Los Perales. No se extrae miel. —Existen en los jardines va- rias especies de palmas exóticas. 84. Familia ARACEAS Zantedeschia aethiopica. «La Cala». Es planta afri- cana muy comúa alrededor de las casas. 85. Familia LEMNÁCEAS Lemna minor L.—Gay V pág. 431. «Lenteja de agua». Plantita sin tallo y con hojitas en forma de lente- ja que flota sobre las aguas tranquilas, pero preferente- mente no estancadas. 86. Familia CANNÁCEAS Canna indica Aiton.—Gay VI pág. 6. «Achira». Es planta de adorno bastante común. 87. Familia BROMELIAÁCEAS Puya chilensis Mol.—Gay VI pág. 11. (=Puya co- arctata R. et Pav.) «Chagual» «Cardón». Tiene las flores amarillas. Es muy común en todos los cerros. En el inte- rior de su tronco se cría la larva de Castmia eudesmia. Puya cerulea Miers.—Gay VI pág. 13. «Chagual» «Cardón». Se diferencia de la anterior por sus fiores azu- les y el color más verde de las hojas. Es algo menos común que la anterior. Puya paniculata.—Se halla en el Paso Hondo, cerro de la Plata, las Cardas. J affuel « Pirion.—FANERÓGAMAS DE MRGA-MARGA 399 Tillandsia usneoides L.—Gay VI pág. 14. «Barbón» Es muy común en los cerros, donde crece sobre los árboles. Rhodostachys littoralis—Gay VI pág. 8. (=Brome- lia). Es común en el interior de muchas quebrabas donde crece en medio de las rocas que forman el lecho del este- ro. Su flor es hermosísima. No hemos visto comer nunca su fruto, mi le hemos oído dar el nombre de chupón que tiene en otras partes. 88. Familia LILIACEAS Scilla chloroleuca Kunth.—Gay VI pág. 107. «Cebo- lleta». Muy común en todos los cerros en primavera. Allium roseum L.—- Gay VI pág. 111. «Lágrima de la Virgen». Maleza común en los jardines.——-Varias clases de Allium, se cultivan en los huertos: Allium sativum L. ajo; Allium cepa L. cebolla; A. porrum L. puerro; A. fis- tulosum L. cebolleta; A. ascalonicum L., chalota, etc. Triteleia Berteri Kunth.—Gay Vl pég. 116.-—Flore- ce en el valle desde Julio-Agosto. Tritelera Gaudichaudiana Kunth.—Gay VI pág. 116. —Floreceen Septiembre. Lilium candidum L..—«La azucena», Se cultiva en los jardines. Leucocoryne alliacea Lindl.—Gay VI pág. 123. «Hui- lli». Se halla en muchas partes, pero abunda en los potre- ros de las Láunas (Piedras). Su tor huele a vainilla; en cambio su bulbo tiene un olor fuerte a ajo. Leucocoryne ixioides Lindl.—Gay VI pág. 121. «Hui- lli». Esta especie crece en los cerros. Su bulbo no tiene olor a ajo. Conanthera bifolia R. et Pav.—Gay VI pág. 130. Co- mún en los cerros áridos. Trichopetalum stellatum Lindl.—Gay VI pág. 128.— Hermosa flor muy común en todos los cerros en “Septiem- bre. Cumingia campanulata Don.—Gay VI pág. 131. No es escasa, Pasithea cerulea Don.—Gay VI pág. 133. «Pajarito» «Azulillo» Es planta con flor azul vistosa y común. 400 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Miersia chilensis Lindl.—Gay VI pág. 100. Florece en Agosto-Septiembre. Gilliesia graminea Lindl.—Gay VI pág. 194. Es más común que la anterior. Asparragus officinalis L.—«Espárrago». Suelen ha- llarse con frecuencia plantas vueltas totalmente silvestres. Lapageria rosea R et Pav.—-Gay VI pág. 46. «Copi- hue». Esta planta tan justamente apreciada por la hermo- sura de sus flores se halla en Marga-Marga en estado com- pletamente silvestre, circunstancia muy digna de señalar- se como lo hicieron notar haceaños en la «Revista Chilena de Hist. Natural» los señores Alberto Edwards y Dr. Car- los E. Pórter.—Conocemos cuatro puntos muy distantes entre sí y situados a diferentes alturas donde se hallan vigorosos ejemplares de la hermosa enredadera. Todas las flores son coloradas. 89 Familia AMARILIDÁCEAS Hippeastrum igneum (Lindl).—Gay VI p. 17 (Phyce- lla ignea Lindl). «Amancai», «Azucena». Bonita flor que aparece en Agosto y Septiembre. Alstroemeria ligtuL.—Gay Vlpág.84. «Liuto». Parece que esta especie es muy variable según las latitudes. En Marga-Marga da una flor grande amarilla. Es posible que esta especie sea la que Gay describe con el nombre de A. aurantiaca. Alstroemeria pulchra Sims. —Gay VI pág. 85. «Azuce- na». Su corola es multicolora dominando el rosado-morado. Es tan común como la especie anterior. Alstroemeria revoluta R. et Pav.——Gay VI pág. 83. Bomaria salsilla Herb.—Gay VI pág. 96. Crece en sitios sombreados y es voluble. Habranthus phycelloides Herb.—Gay VI pág. 69. Crece en Febrero, en terrenos secos. Flor roja, casi rosada. Agave americana.— Puede considerarse como sil- vestre. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 401 90 Familia DIO0SCORÁCEAS Dioscorea sp.—La determinación de las especies es tan difícil que con la literatura actual la consideramos poco menos que imposible. Las hojas en la misma planta varían de una manera sorprendente. Creemos que pasan de media docena las especies existentes en el valle. 91 Familia IrRIDACEAS Sisyrinchium striatum Stw.—Gay VIp. 20. «Ajalillo>» Las flores son grandes y amarillas. Sisyrinchium pedunculatum Hooker.—Gay VI pág. 26. s Eespecie muy común en todos los cerros, en especial cerca de los árboles; su flor es amarilla. Sisyrinchium chilense Hooker.—Gay VI pág. 23. «Nu- ño». Es muy común en todos los cerros. Comiéndolo cuan- do princivia a brotar los caballos se anuñan, es decir su- fren transtornos nerviosos que los hacen caer al suelo, y a veces se mueren. El remedio empleado para curarlos con- siste en hacerlos correr y hacerlos sudar mucho. Sisyrinchium ¿Y aminifoltum Lindl.—Gay Vl pág. 21. Especie muy parecida a la anterior. Tiñe de morado el papel en que se le deseca. Sisyrinchium junceum Meyer. Gay VI pág.24. Pare- cida a las dos especies que preceden, pero con el tallo bien cilíndrico, siendo éste algo aplastado en aquellas. Libertia corulescens Knth. —Gay VI pág. 33 Se ha- lla en el fondo de las quebradas a orillas de los arroyue- los. Es muy abundante en esperito que baja de los Arra- nes al estero de Carrizo. Tecophilea violeflora Bert.—Gay VI pág. 37. Planti- ta con flores blancas y azules muy común en Septiembre. Iris germanica L. et Iris florentina L. —Gay VI pág. 18. «Lirio». Esta planta es ya silvestre en varias partes. RV*a CH. DE HIST. NAT. (1921) (26) 402 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 92. Familia JUNCÁCEAS Juncus vrocerus Meyer.— Gay Vl pág 140; Fuentes, Juncáceas pág. 21. Juncus dombevanus 1. Gay.-—Gay VI pá Fuentes l. c. pág. 26. Juncus cyperoides Laharpe.—Gay VI pág. 143; Fuen- tes 1. c. pág. 28. Juncus capillaceus Lam.—Gay VI pág. 147; Fuentes Li ccspac to, Juncus bufomus L.—Gay VI pág. 148; Fuentes l. c. pag: se Luzula chilensis Nees, forma vivípara.—Fuentes pág. 11. Luzula campestris, var. tristachya Buch.—Fuentes; pág. 13. o. 142: le] 93. Familia CIPERÁCEAS Scirpus setaceus R. Br. (=Isolepis setacea). Scirpus asper Presl.—Gay VI pág. 179. Uncinia phleoides Pers.—Gay VI pág. 225. «Quin- quin ». Malacochoeie riparia Nees.—Gay Vl pág. 176. Heleocharis pachycarpa Desv.—Gay VI pág. 175. Heleocharis palustris R. Br.—Gay VI pág. 111. Se halla en las vegas de Lliu-lliu. Heleocharis maculosa Br.—Gay VI pag. 172. Carexexcelsa Pepp.— Gay VI pág. 218.—Muy común. Carex acutata Desv.—Gay VI pág. 217. Cyperus vegetus Wild.—Gay VI pág. 167. «Corta- dera». 94. Familia ORQUÍDEAS Spiranthes diuretica Lindl-—Gay V pág. 475; Reiche, Orquídeas chilenas. Florece en Enero y Febrero. Urece en los cerros. Jaffuel € Pirion.—FANEROGAMAS DE MARGA-MARGA 403 Ásarca sinuata Lindl. —Gay V pág. 468. Reiche 1. c. pág. 14.—Florece en Septiembre. Los tépalos son blancos y el labelo anaranjado con papilas verde-oscuras. El géne- ro Asarca se diferencia del g. Chlorcea, por tener éste dos nectarios y uno aquel. Chlorea aurantiaca Lindl.—Gay V pág. 451; Reiche lc. «Azucena del campo». Es común en Septiembre. Sus tépalos son amarillos. Chlorea affinis Lindl.—Gay Y pág. 450; Reiche 1. c. Crece en Enero en los cerros elevados, sus tépalos son blancos; el labelo es trilobado, blanco, con puntitos negro- verdosos en la parte inferior. Tiene olor a vainilla. No es escaso. Chlorea sp.—Florece en Septiembre en el cerro del Retamo, hacia el Moscoso. Sus tépalos son amarillo-blan- quecinos. Es muy escasa. Bipinnula sp.—Posiblemente sea 1. Mystacina Linadl. —Gay V p. 462; Reiche 1. c. pág. 9. Crece por Juli-A gos- to. No la hemos hallado nunca en estado de posible deter- minación. El género Bipinnula se distingue por las dos hi- leras de apéndices cilíndricos que poseen sus sépalos late- rales 95. Familia GRAMÍNEAS Chusquea comingú N. E.—Gay VI pág. 448. «Coli- hue». Esta gramínea leñosa es muy común en el valle. La planta florece y da semilla una sola vez, pues seca ense- guida. La casi totalidad de los colihues florecieron y seca- ron en 1898. Chusquea quila Kunth.—Gay VI pág. 447. «Quila». lxisten unas pocas matas. Stipa bicolor Cav.—Gay VI pág. 288 (5. manicata Desv.) Festuca murolis Kunth.—Gay VI pág. 426. Festuca bromoides L. Melica argenta Desv.—Gay VI pág. 314. Melica laxiflora Cav.—Gay VI pág. SEE Melica violacea Cav.—Gay VI pág. 378. Distichlis prostrata Kunth?—Gay VI pág. 398. 404 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Nassella pungens Dsv.—Gay VI pág. 268 Nassella chilensis Trin.—Gay VI pág. 267: Poa sp. Bromus billosus Forsk=B. B. Trinú Desv?—Gay VI pág. 441. Briza minor L.=Chas colytrum? Briza Berteroana Stend. Rhomboelytrun sp. Avena hirsuta Roth.—Gay VI pág. 358. Muy común en los cerros «Tiatin». Avena satira L.—Gay VI pág. 359. «Avena». Poco se cultiva. Notholcus lanatus L. (Nash). Syntherisma sanguinalis (L) Dulac). Lolium temulentum L.—Gay VI pág. 455. «Vallico». Lolium multiflorum Poir?—Gay VI pág. 455. «Va- llica>. Phalaris microstachya D. C.—Gay VI pág. 255. Andropogons argenteus D. C.—Gay Vi pág. 237. «Cotrón». Común en algunos cerros, especialmente al pie del Retamo (Colihues). Polypogon crinitus Trin.—Gay VI pág. 297. Eragrostis virescens Presl. Gay VI pág. 400 Chetochloa geniculata (Lam) Milly (—Setaria genl- culata Roem. ?) —Gay VI pág. 248. Dactylis glomerata L. Dactylis coespitosa Forst—Gay pág. 402. Phragmites commums L.—Gay VI pág. 331. «Carri- ZO»: Paspalum vaginatum Sw.—Gay VI pág. 239. «Ché- pica». Maleza muy común. Paspalum sp. Arundo donar L.—<«Caña». Común. Gyneri tum argenteum Nees.—Gay VI pág. 328. «Ca- rrizo». Escaso. Triticum vulyare L.—Gay. VI pág. 452. «Trigo». Se da en buenas condiciones, aunque a veces se apolilla. Hordeum murimun L.—Gay VI pág. 457. ¿Cola de 'atón». Maleza común. Hordeum vulgare L-—Gay VI pág- 457. «Cebada». Es el cereal más cultivado. Jaffuel € Pirion.—FANERÓGAMAS DE MARGA-MARGA 405 Zea mays L.—Gay VI pág. 469. «Maíz». Se da muy bien. Il Gimnospermas 96. Familia CONÍFERAS Esta familia no tiene ningún representante que crez- ca naturalmente en el valle. Como plantas introducidas que tienen muy buen desarrollo, pueden citarse varias especies de los géneros: Pinus, Cup esus, Araucaria, Cedrus, Ca- suarina, etc. - 97. Familia GHNETÁCEAS Sphedra andina Popp.—Gay V pág. 400. «Pingo- pingo». Crece máso menos en todas partes, tanto en el va- lle como en la cumbre de los cerros. => =— 406 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ESTADO ACTUAL DE LA CUEVA DEL MYLODON (Ultima Esperanza-Patagonia austral) POR Martín GUSINDE, Jefe de sección en el Meseo de Etnología y Antropología. Puédese llamar con cierta verdad a la Paleontología, ciencia tirana de los estudiosos que le consagran su aten- ción y trabajo solícito. Es condición humana y natural aspiración, poder hacer, ayudado del discurso y de la ima- einación, síntesis brillantes, cuadros acabados, seres de lógica existencia, con el acervo de datos, observaciones y experiencias que poco a poco se ha ido formando, median- te una paciente y continuada actividad intelectual. Así el paleontólogo se consideraría generosamente pagado de todos sus trabajos y prolijas investigaciones, sl pudiera ofrecer a la admiración de sus semejantes, orde- nando el caudal de pruebas adquiridas durante mucho. tiempo, ayudándose del natural discurso y supliendo a veces con la imaginación la carencia absoluta de docu- mentos, si pudiera Pofrecor repito, la reconstrucción real y exacta, vívida y colorida, del ambiente primitivo y de las primeras actividades vitales sobre la superficie de la tierra. Pero cuídese el investigador paleontólogo de no ser- virse del raciocinio, sino con mucho tiento y cautela; guárdese de conceder la más leve intromisión en sus es- tudios a la imaginación, forjadora de quimeras: porque aquí empieza la tiranía de la ciencia paleontológica que repudia inexorable síntesis apresuradas e incompletas; que sólo admite documentos y más documentos; y conde- na al fracaso y al descrédito vergonzoso a quienes, olvi- dados de ésto, se confían prudentemente a los aciertos Gusinde.—LA CUEVA DEL MYLODON 407 del discurso, o a los relumbres de la jecunda imagina- ción. De suerte que el método del estudioso en este orden de investigación ha de consistir en acumular paciente- mente cuantos despojos y vestigios de la vida extinguida yacen derramados por nuestro planeta, estudiarlos con es- erupulosa diligencia; y no dar entrada al desaliento, si los resultados parecen menguados, confiando en que nuevos trabajos han de venir a perfeccionar los suyos, y en que quizá esté reservado al porvenir el don de alguna luz ma- ravillosa que disipe las densas sombras, que “actualmente obscurecen el horizonte de esta y de otras ciencias. Y en orden a esta acumulación de documentos para la ciencia de la prehistoria, ha sido acontecimiento de im- portancia transcendental y sin duda el más notable de los ocurridos en Sud América, durante los tres últimos dece- nios, el descubrimiento de la llamada cueva del Mylo- dón (1); pues, no obstante los excelentes resultados lo- erados por las investigaciones paleontológicas, practicadas en la Patagonia argentina, descubriéronse en dicha cueva los restos de un Edentado, hasta entonces absolutamente desconocido. Acreciéntase todavía más el valor de este ha- llazgo, st se tiene en cuenta que, hasta el día, ha sido imposible dar con restos de otros ejemplares de la misma especie, ni cerca, ni lejos de la ya célebre cueva del Mylodón. Como en muchos otros casos, por ironías de la suerte, o (1) En ocasión anterior (Comp.: «Pablicaciones del Museo de Etnolo- gía y Antropología»: Tomo II, p. 161: Santiago 1920) hemos llamado la atención sobre la conveniencia de no confundir el nombre de esta cue- va con el de otra cercana a ella; pues, a la que es objeto de nuestros apuntes corresponde propiamente el nombre de cueva del Mylodón a causa de que los restos óseos en ella encontrados se creyeron al principio pertenecientes a una especie del genero Mylodon. A pocos kilómetros de ésta encuéntrase otra caverna, la llamada creva de Eberhard, descubierta también por el mismo capitán alemán que primero dió con la cueva del Mylodón. La de Eberhard es notablemente más chica, completa- mente obscura y muy húmeda; pero llena de grandes y hermosas esta- lactitas. Como es de suponer, el suelo está formado por una masa de sales calcáreas muy compacta, y por Su gran humedad no pueden ha- berse conservado restos orgánicos si por casualidad ha fenecido all un animal cualquiera. 408 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL para llamar a los sabios a la modestia, si acaso alguna vez se sienten engreídos, la aparición de las preciosas reli- quias no fué debida a las pesquisas y diligencias de los hombres de ciencia, sino a la simple casualidad. En el mes de Enero de 1895, en ocasión de hallarse haciendo una inspección de los campos, por los alrededo- res del Canal de Ultima Esperanza, los señores Eberhard y von Heinz, estancieros, el comandante don José Mar- tín, el ingeniero don Luis A. Alvarez, etc., llegaron a la gran caverna, situada a unos sels kms. al Nordeste del punto, hoy llamado, Puerto Consuelo. Actualmente diví- sase perfectamente, desde Puerto Consuelo, y desde el ca- mino que pone en comunicación Puerto Natales con la estancia formada al pie del Cerro Payne, la entrada de la caverna, y es muy fácil el acceso a ella; más no así al tiempo de su descubrimiento, por haber estado el terreno cubierto de bosques tupidísimos que lo hacían casi impe- netrable al viajero, y, por el cual sólo se aventuraban los hombres, urgidos por las razones de gravedad. Los habi- tantes de la región han dado al cerro, en cuyo interior se extiende la caverna, el nombre de «monte de la cueva» 0 «Hohlenberg Este cerro tiene una altura aproximada de 600 m., y todavía corona su cumbre un bosque de robles (Nothofagus betuloides). La cueva se abre en la falda Sur, a unos 160 m. sobre el nivel del mar; las dimensiones de la boca, o entrada, son 50 m. de anchura por 30 de alto; y su pro- fundidad o fondo es de 190 m. El techo, a partir de la bo: ca, elévase un poco hacia el interior, pero vuelve a decli- nar gradualmente, hasta formar vértice con el suelo. En lo interior, las paredes están revestidas de una capa de compuestos calcáreos, y estalactitas cortas y delgadas pen- den de la bóveda. Entre los que con fines científicos visitaron este lugar debe mencionarse primeramente a Hauthal, que empezó sus estudios sobre el terreno en Abril de 1899, y a quien debemos los datos completos acerca de la topografía de la cueva, tal como se hallaba en aquella época (2). En el ex- (2) Véase la detallada descripción de lá cueva, presentada desde el punto de vista geológico, en /Hanthal: Reseña de los hallazgos en las cavernas de Ultima Esperanza; «Revista del Museo de La Plata», Tomo IX, págs. 409-420. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám XXXVII o 5 5 5 5 5 5 _—-__AAKÁK- Cueva de Eberhard 410 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL terior, ante la entrada, existía una lomita larga, formada por piedras y rodados de conglomerado, caídos del cerro por la acción demoledora de las lluvias frecuentes y vien- tos huracanudos. En el interior, abiertas en el muro del lado derecho, hay algunas otras cuevas, tan pequeñas que para introducirse un hombre es menester que se arrastre por el suelo. A unos 40 m., adentro de la boca, pero más hacia el lado derecho, había una lomita, de unos 15 m de altura, formada también por trozos de roca y rodados de conglomerado, desprendidas del techo; y más al inte- rior, a unos 50 m. de la lomita acabada de señalar, se le- anta otra tercera acumulación de escombros, a manera de terraplén, extendida de lado a lado de la cueva, y divi- diéndola en dos mitades. El suelo era plano en toda su extensión; estaba cubierto de una capa de polvo fino, for- mado en su mayor parte por compuestos calcáreos, y dise- minados con bastante abundancia piedras de diversos ta- manos. En el espacio comprendido entre la lomita y el terra- plén, más ladeado al muro de la derecha, descubrióse, ba- jo la delgada capa de polvo, otra de estiércol muy seco y compacto, cuyo espesor se calculó en 1,50 m., y en la cual, un poco más al interior de la cueva, observáronse cenizas que debieron de haberse quemado en épocas muy lejanas. Pues bien; el año 1895, los caballeros arriba nom- brados hallaron en esta misma capa de estiércol el pedazo de cuero del EFrypotherium domesticum Roth, y conside- rándolo objeto raro por el singular aspecto de aquella reliquia, lleváronsela consigo a la estancia Eberhard, donde, satisfecha la curiosidad y no dándole importancia, la arrinconaron. Más tarde la vió el Dr. Francisco Moreno; se la ob- sequiaron los poseedores, y fué llevado por él a Londres. De esta manera salió para el extranjero un documento de alto valor científico que debiera hoy enriquecer nuestro Museo Nacional. El Dr. Otto Nordenskjoeld practicó excavaciones en el mes de Abril de 1899, y tuvo la fortuna de hallar tam- bién otro trozo de cuero y mandíbulas, dientes, etc., restos todos pertenecientes a ejemplares de la misma especie Gusinde.—LAa CUEVA DEL MYLODON 411 animal (3). Muy poco después, y también sobre el terre- no, dió comienzo a sus Investigaciones el célebre geólogo Hanthal, con resultados muy satisfactorios; los eras recogidos por él fueron sometidos a minucioso estudio encomendado a especialistas de fama; y fruto de su labor fueron las primeras noticias científicas y fidedignas que en breve fueron dadas a la publicidad. Estas publicaciones, dando a conocer la grande 1m- portancia del hallazgo, conmovieron al mundo científico y le incitaron a llevar adelante los estudios sobre este par- ticular y a continuar las excavaciones y observaciones recién comenzadas en aquella apartada región. De año en año fué aumentando el número de personas que visitaban la cueva; y a medida que se acrecentaba el acopio de ma teriales allí recogidos, que eran transportados a diversos museos europeos, y sometidos a concienzudos estudios, fué revelándose el misterio que envolvía los restos del famoso animal, pudieron los especialistas determinar sus caracteres específicos, y, finalmente, señalar una nueva especie con el nombre de Grypotherinm domesticum Roth. Merece consignarse, como argumento del entusiasmo y credulidad de los aficionados a estos estudios, una anéc- dota cómica provocada por las relaciones erróneas acerca de nuestro Edentado, dadas por Flor. Ameghino. Funda- dos en informaciones de este naturalista, llegaron a creer algunos en Inglaterra que no sólo se descubrieron restos de un Edentado desconocido, sino que los individuos de esta especie vagaban todavía por los bosques helados de la Patagonia austral; decidieron, pues, apoderarse de algún ejemplar del admirado animal, para trasladarlo a Europa; y al efecto, organizaron una expedición bajo la dirección de H. Hesketh Prichard. Ocioso es añadir que esta aven- tura fracasó completamente (4). Mas, así como hubo personas que, en alas de un ge- (3) A la pluma de Linar Loennberg se debe el examen y la des- cripción de los restos que fueron llevados a Estocolmo. (Véase: O. Nor- denskjoeld: Svenska Expeditionen till Magellanslinderna; Bd. 1, Ss. 149-170). (4) Amplios detalles de esta expedición hállanse en la obra edi- tada por el mismo jefe de ella. Comp.: H. Hesketh Prichard: 7rough the Heart of Patagonia; London 1911. 412 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL neroso entusiasmo por el adelanto de las ciencias e impul- sadas por noble curiosidad, estaban dispuestas a embar- carse en una inconsiderada aventura que demandaba grandes gastos y no pequeños sacrificios, tampoco faltaron, desgraciadamente, sujetos que estimulados por la auri sacra fames, que dijo el poeta, quisieron convertir el recin- to de la cueva del Mylodón, ya consagrado a la ciencia, en covacha de especuladores donde satisfacieran su sórdida codicia. En efecto, alternativamente con los estudiosos que llegaban a practicar investigaciones, penetraron también, a manera de vándalos, centenares de aventureros, grose- ros e ignorantes, que por buscar, con fines de lucro, los tesoros prehistóricos allí existentes, removiéronlo y pulve- rizáronlo todo, malogrando así este rico venero que con tan fuerte atractivo llamaba a los amantes de la ciencia. ¡Una lección imás para las autoridades que deben declarar le propiedad fiscal y coto vedado para los profanos, estos lugares que la ciencia reclama de su Jurisdicción exclusiva! Cuando en el mes de Febrero de 1920 visité la cueva del Mylodón, no era la misma que yo me imaginaba por la lectura de' la descripción hecha por Hauthal: doquiera voíanse fuertes señales de la piqueta y de la dinamita des- tructoras; la lomita formada en el interior estaba deshecha en gran parte; igualmente removidas y desmoronadas las capas de estratificación del largo terraplén que compartía en dos el recinto de la caverna; y profundamente aguje- reado el suelo en toda su extensión, a fuerza de explosi- vos, excepto en el espacio correspondiente a la capa de estiércol, no porque dejaran de intentar su destrucción, sino por la gran dificultad que tuvieron para llevarla a cabo, pues, estando muy seco este material, al ser atacado, desprendíase de él gran polvareda que irritaba las muco- sas y ofendía grav emente la vista. Tal como ha quedado la cueva después de los ávidos registros de los mercaderes, ocurre preguntar si sería útil para la ciencia, y compensaría de los grandes sacrificios que habría de acarrear, la iniciación de una excavación sistemática y empleando para ello todos los medios que la ciencia moderna tiene a su alcance. Nuestra opinión, fran- camente manifestada, es que los resultados de la excava- ción no habrían de ser proporcionados, ni con mucho, a Gusinde.—LA CUEVA DEL MYLODON 413 los sacrificios por ella requeridos. No dudamos que la gruesa capa de estiércol ha de encerrar todavía numero- sos restos de importancia científica, de origen animal los unos y obra los otros de la industria de antiquísimos pobla- dores; pero en todo caso, es casl seguro que los supuestos y probables restos no ofrecerán caracteres muy diferentes y nuevos con respecto a los que ya poseemos. Cuando mucho podrían obtenerse otras porciones óseas que permi tieran la reconstrucción completa del famoso Edentado, aunque hoy día sería muy difícil, por no decir imposible, la reunión de estos despojos, por hallarse repartidos por los museos de distintos países. Á pesar de que tan men- guado resultado sería el desideratum de los paleontólogos, con todo no compensaría de los enormes gastos que impotr- taría la ejecución de tan difícil empresa y en región tan apartada. Estimamos ser preferible la iniciación de investiga- clones metódicas en las otras cuevas que abundan en la región de Ultima Esperanza: estas serían menos costosas y podrían talvez derramar mucha luz sobre el hombre prehistérico y sobre la fauna, extinguida ya, característica de las regiones más australes del continente americano. Bibliografía El año 1902, el conocido Dr. Roberto Lehmann-Nits- che ha publicado ya una bibliografía completa sobre el presente tema (Comp.: «Anales del Museo de la Plata»; tomo XI, págs. 65-67); y sólo algunas publicaciones refe- rentes a la cueva del Mylodon y alos objetos descubiertos en ella salieron en los últimos años. A pesar de que puedo agregar a la bibliografía del nombrado autor solamente unos pocos títulos, me permito reproducir aquí esta misma lista con el fin de facilitar la orientación al quien se inte- resa por este tema. Ameghino, Florentino: Premiere notice sur le Neomylodon Listal, un représentant vivant des anciens entes Gravigrades fossiles de l' Argentine, $ pp. en 8; La Plata! 2 aoút 1898. 414 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Íd, Id. Id. La. Fals Id. Íd. An existing Ground-Sloth in Patagonia. «Natu- ral Science»; Vol. XUL N.* 81, p. 324-326; London, November 1898. El Neomylodon Listai, un sobreviviente actual de los Megaterios de la antigua Pampa. «La Pirámide»; Tomo I, págs. 51-54, 82-84; La Pla- ta, 15 de Junio y 1.2 de Julio de 1899. Neomylodon Listai. «Sinopsis geológico-paleon- tológica, [en: «Segundo Censo Nacional de la República Argentina; Tomo lI, págs. 111-255, con 105 figuras; en folio; Buenos Aires 1899. Suplemento (Adiciones y correcciones)»; La Pla- ta, Julio de 1899. p. 8. El mamífero misterioso de la Patagonia (Neomy- lodon Listai). Un sobreviviente actual de los Me- gaterios de la antigua Pampa; La Plata 1899, 159 pp. 21.9. [Further notes on Neomylodon Listaij. «Pro- ceedings of the Zoological Society of London»; November 1899, Das Neomylodon Listai. «Mutter Erde»; Jabrg. HE N:27, 58:52-5. (19002) Grypotherinm, nom de genre a effacer. «Comu- nicaciones del Museo N acional de Buenos Aires»; Tomo 1, N.2 7, págs. 257-260; Buenos Aires. 9 de Octubre de 1900. Barrett-Hamilton: A Portuguese parallel to Neomylodon Listai. «Natural Science»; Vol. XV, N.2 94, p. 462; London 1899. Cordovez (Marcial). Los restos del Mylodon. «Actes de la Soe. Scient. du Chili», tomo XIT (1902), pp. 285 y siguientes. (*) Gallardo A.: [Resumen sobre el animal misterioso de la Patagonia basándose sobre la literatura que se publicó al respecto hasta Octubre 1899 inclusi- ve|. «Anales de la Sociedad Científica Argenti- na»; Tomo 48, entrega 5, págs. 340-346; Buenos Aires, Noviembre 1899. (*) Debo al Prof. Carlos E. Porter. autor de una obra inédita (Bibliografía Chilena de Ciencias Naturales), la agregación de este tra- bajo a la presente lista, que me era desconocido. Gusinde:—LA CUEVA OEL MYLODON 415 Gaudry, Albert: Sur le Neomylodon. «Comptes rendus 1d. La. Id. Gusinde, Hauthal, Íd. Id. Íd. Íd. des séances de l'Académie des pi tome 129, Nr. 13, p. 491-492; Paris, 25 Septembre 1 399. Sur le Neomylodon de Patagonie. «Bulletin de la Société Géologique de France»; p. 496; Paris 1899: Résumé d'un travail de M. Erland Nordenskjóld. «Comptes rendus des séances de l'Académie des Sciences»; tome 129; Paris, 26 Décembre 1599. Sur une nouvelle découverte de peau fossile a la cueva Eberhardt. «Bulletin de la Société Géologique de France»; p. 808; Paris 1900. Martin: Segundo viaje a la Tierra del Fuego; «Publicaciones del Museo de Etnología y An- tropología»: tomo Il, págs. 159-161; Santiago 1920. R.: El mamífero misterioso de la Patagonia «Grypotherium domesticum»: Reseña de los ha- llazgos en las cavernas de Ultima Esperanza. «Revista del Museo de La Plata»; Tomo IX, págs. 409-420; La Plata 1899. Erforschung der Grypotherium-Hóhle bei Ul. tima Esperanza. Ein Blick in die prihistorischen Zeiten Súd-Patagoniens. «Globus»; Bd. 76, N. 19, Ss. 297-303; Braunschwelg, 11. November 1899. Quelques rectificacions relatives au Grypothe- rium de la caverne Eberhardt. «Comunicaciones del Museo Nacional de Buenos Aires». Tomo lÍ, N.9 7, págs. 241-252; Buenos Aires, 9 de Octu- bre 1900. Die Haustiereigenschaft des Grypotherium do- mesticum Roth, die Glacialverhiáltnisse be1 Ul. tima Esperanza und die Berechtigung des Na- mens Grypotherium domesticum. «Globus»; Bd. 78, No 21/22, Ss. 333-388, 357-360; Braunsch- weig, Dezember 1900. Die Hohlenfunde von Ultima Esperanza 1m sidwestlichen Patagonien. «Zeitschrift der 416 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Deutschen geologischen Gesellschaft»; Jahrg. 1901, Ss. 570-581. Hauthal, R.: Die Bedeutung der Funde in der Grypothe- riumhóhle bei Ultima Esperanza (Siidwestpata- cgonien) in antropologischer Beziehung. «Lelt- sehrift f. Ethnologie»; Bd. 36, S. 119-134; Berlin 1904. Hesketh Prichard: Through the Heart of Patagonia; Lon- don, July 28, 1911. Lehmann-Nitsche, "Roberto: El mamífero misterioso de la Id. Íd. Íd. Íd. Íd. Patagonia: «Grypotherium domesticum »: Coexis- tencia del hombre con un gran desdentado y un equino en las cavernas patagónicas. «Revista del Museo de La Plata»; Tomo IX, págs. 455-472 La Plata 1899. Die Gleichzeitigkeit der siidpatagonischen Hohlenbewohner mit dem Grypotherium und andern ausgestorbenen Tieren der argenti- nischen Hohlenfauna. «Archiv fir Anthropolo- ele»; Bd. XXVII, Ss. 583-597; Braunschweilg 1902: Zur Vorgeschichte der Entdeckung von Grypo- therium bei Ultima Esperanza. «Naturwissen- schaftliche Wochenschrift»; Bd. XV, Ss. 385- 391, 409-414, 426-428; Jena 1901. Sep. en: «Naturwissenschaftliche Abhandlungen»; Heft 29. Berlin 1901. Présentation d'une collectión de restes de Gry- potherium Darwinil (var. domesticum). «Congrés international Vanthropologie et archéologie préhistoriques». Compte rendue de la douziéme session a Paris, 1900. Der Mensch und das Grypotherium in Siid- Patagonien. «Verhandlungen der Gesellschaft Deutscher Naturforscher und Aerzte»; 712. Versammlung zu Aachen; II. Teil, Ss. 129-131; Aachen, 16.—22 September 1900. Demonstration einer typischen Collection der Reste von Grypotherium Darwinii var. domesti- cum aus der Eberhardthóhle bei Ultima Espe- ranza. «Correspondenz- Blatt der Deutschen Gusinde.—LA CUEVA DEL MYLODÓN 417 Gesellschaft fiir Anthropologie, Ethnologie und Urgeschichte»; Jahrg. XXXI, S. 115; Braun- schweig, 1900. ld. La pretendida existencia actual del Grypothe- rium. Supersticiones araucanas referentes a la lutra y al tigre. «Revista del Museo de La Pla- ta»; Tomo X, págs. 269-281; La Plata 1902. Id. Nuevos objetos de industria humana, encontra- dos en la caverna Eberhardt en Ultima Espe- ranza. «Revista del Museo de La Plata»; Tomo XL págs. 55-70; La Plata 1902. Id. Hallazgos antropológicos de la caverna Markatsh Aiken (Patagonia anstrial). «Revista del Museo de La Plata»; Tomo XI, vágs. 171-175; La Pla- ta 1903. Lehmann-Nitsche: Anthropologisches aus der Eberhards- hóhle, (Ultima Esperanza). «Globus»; Bd. 83, S. 196; Braunschwelg 1903. Lónnberg, Einar: On some remains of «Neomylodon Listai» Ameghino brought home by the Swedish Expedition to Tierra del Fuego 1896. «Svenska Expeditionen till Magellanslánderna»; Bd. II, Ss. 149-169; Stockholm 1907. Mercerat, ÁA.: Sur le Neomylodon Listai Amegh. «Comu- nicaciones del Museo Nacional de Buenos Aires»; Tomo I, N.* 5, págs. 155-157; Buenos Aires, 30 de Diciembre de 1899- Moreno, Francisco: Exhivited and made remarks upon the original specimen of the recently mammal Neomylodon listai, ete, «Proceedings of the Zoological Society of London»; p. 1; London January 17, 1899. Id. On a portion of Mammalian Skin, named Neo- mylodon listai, from a Cavern near Consuelo Cove, Last Hope Inlet, Patagonia. 1 Account of the Discovery. «Proceedings of the Zoological Society of London», p. 144-148; London, Fe- bruary 21, 1899. Id. 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PORTER Catedrático de Histología Normal y de Anatomia comparada y Zoografía de Invertebrados en la Escuela de Altos Estudios del Museo Nacional XV' Familia CALAPPIDAE La sinopsis que ahora damos, con la concision acos- tumbrada en nuestros «Materiales», se refiere a una de las cuatro familias en que se dividen los braquiuros oxístomos. Los Calápidos son crustáceos de carapacho oval o sub- orbicular, superiormente combado y de bordes delgados, crenulados o dentados. Antenas cortas y anténulas en ge- neral dobladas oblicuamente. El primer par de patas tle- ne el carpo tan dilatado que cubre gran parte de la cara ventral del cuerpo. Branquias en número de 9 a cada lado. Los canales branquiales aferentes se abren en frente de la base de los quelípedos. Vergas ubicadas en la base del 5.” par de pereyópodos. Abdómen de los machos adultos con 5 segmentos y el delas hembras adultas y machos jó- venes con 7. A estos caracteres que bastan para distinguir los Calápidos de las otras tres familias de Oxystomata, seagre- gan otros que no tienen cabida en un sencillo artículo co- mo el presente. Se dividen los crutáceos de que estamos tratando en dos sub-familias (*), ambas representadas en la costa chi- lena. (4) Para algunos autores tienen el valor de familias; no participa- mos, como se ha visto de tal criterio. XXXVI! Lám. REV, CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) "9061 9P 030u19.1.199 [9p Soyue osteled]e A 09p 09SN]J [Y YPIp99 “«.19I10] UQIDIDA|O)> ep op Je¡duefo un Y *y volonS17 *s uop od epeuoy e1je.1do30] eun undos ¡RurSrio enS1 "SOYVMO3 "N ""ONVHOIONVD VIIWALVAD 499 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Las breves líneas que sobre nuestras especies vamos a dar enseguida, adicionadas de las figuras que se acom- pañan a esta sinopsis, creemos bastarán aun a las personas menos familiarizadas con estos estudios para determinar- las o reconocerlas en el acto. Sub-fam.: CALAPPINAE Con el merus de los maxilípedos externos no alarga- do y nunca ocultando el flagelo en el reposo. La súb-fam. está representada en Chile por el: GÉN. PLATYMERA MiLNe-Eows. Este género fué creado por H. Milne-Edwards en 1837 en su célebre obra sobre' la « Histoire Naturelle des Crustacés», tomo IT, pág. 107. | Son animales de carapacho ancho y elíptico cuyos bor- des ántero y póstero laterales se unen en un ángulo pro- longado en una fuerte espina, lo que muy bien se ve en nuestra lámina XXX VIII. Las patas ambulatorias 1-III comprimidas y largas; las IV cortas. En los cuatro pares los tarsos son largos y estiliformes. Tenemos representado este género, hasta hoy mono- típico, por la sigte. especie: Platymera Gaudichaudi M. Ebws., cuya literatura se indica a continuación: 1837. MiLNE EpbwarDs, Hist. Nat. Crust., vol. 2, p. 108. 1843. Ebws «€ Lucas, in D'Orbigny, Voy. Amér. Mérid., Crúst., p. 28,-lam. 13, fig. 1. 1839. NicoLErT, in Gay, Hist. Fis. y Pol. Chile, Zool. 3, 72: 1892. ORTMANY, in Zool. Jahrb. Suppl. Bd. 6,Syst., p. 563. 1902. Lenz, Crust. der Sam. Plate, in Zool. Jahrb. Suppl. Bd: 5:p. 190. Porter.—FAUNA CARCINOLÓGICA DE CHILE 493 1906. PorTER, Crust. de los Vilos, en Rev. Ch. Hist. Nat., año X, p. 132. 1910. RATHBUN, in Proc. U. S. Nat. Mus. (Wash.), vol. 38, p..593, El ejemplar que representamos de esta esta especie te- nía un ancho de 129 mm. incluyendo las espinas; perte- neció a nuestra gran colección privada de Crustáceos, ce- dida al Museo de Valparaíso. Su color en vida era anaran- jado. Muy común en las costas de Chile según Edw. « Lu- cas (en D'Orbigny), sin embargo el Museo de V alparaíso sólo tuvo dos ejemplares, de uno de los cuales proviene la fotografía que aquí se da, y el Museo Nacional no ha poseído nunca sino el ejemplar seco, descolorido (blaco-su- elo) que se ve en una de las vitrinas. Este individuo tiene 90 mm. de ancho, incluyendo las espinas. Distribución geográfica——Cuando se describió la espe- cle de que tratamos y se dedicóa Gaudichaud (quien en- vió al Museo de Paris el primer ejemplar que sirvió tam- bién para establecerla) sólo se la conocía de Chile. La lite- ratura muy rica que poseemos en nuestra biblioteca parti- cular sobre Crustáceos podoftalmos, nos permite hoy afir- mar que Platymera Gaudichaudi existe a lo largo de la costa de América en el Pacífico desde California hasta Chi- le. El ejemplar más austral que conocemos es el de Ta:ca- huano que representamos en la lámina. Sub-fam.: MATUTINAE Tienen el merus de los maxilípedos externos alarga- do y agudo y ocultando el palpo durante el reposo. Un solo género representa también en Chile esta sub- familia y es el GEN. HEPATUS Larr. (1806) Hepatus LaTREILLE, MILNE-EDWARDs, etc. El carapacho ancho y muy combado carece de las es- pinas que lleva el género anterior. He aquí la especie que conocemos del puís y que pa: rece bastante común. 494 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Hepatus chiliensis M. Ebws 1837. Hepatus chiliensis MILNE-EDwArDs, Hist. Nat. Crust. Ep 1843. Hepatus chilensis Edw. Sí Lucas in D'Orbig. Voy dans l'Amérique Méridionale, tome VI, Crust. p-28, PE XIV eL. 1849. Hepatus chilensis Nic. in Gay Hist. Fis. y Polit. Chile, Zool. HI, p. 174. 1852. Hepatus chilensis Dana, U. S. Explor. Exped., vol. Ep: 390, lame20 180. 1858. Hepatus chilensis Kinahan, Journ. Dublin Royal Soc., vol. I, pag. 345. 1865. Hepatus chilensis HeLLER, Novara Exped., Crust. p. 70. 1881. Hepatus chilensis Mtexs, Proc. Zool. Soc. London, Pad: 1892. Hepatus chilensis ORTMANN, Zool. Jahrb, vol. 6, Syst., PATO: 1902. Hepatus chilensis Lesz, Zool. Jahrb. Supl., Band. 5, 152. 1910. Hepatus chilensis RATHBUN, Proc. U.S. Nat. Mus., vol38, Pp. DOE plo none Es especie de buen tamaño en su familia. Los cinco ejemplares que he tenido en mi colección medían respecti- vamente en su carapacho un ancho de 68, 71, 78, 83 y S6 milímetros. Su cefalotorax oval tiene la frente y margen posterior angostos, los márgenes ánterolaterales crenulados; las óÓr- bitas reducidas, ocupadas totalmente por los ojos. El color del carapacho es dorsalmente amarillo sucio con dibujos rojizos o color vinoso en los dos ejemplares vivos que he tomado yo mismo en la bahía de Valparaíso, de donde procedieron también los ejemplares que sirvie- ron a Milne-Edwards para la descripción no muy exacta que da, en loc. cit. Después se ha encontrado en otras partes de Chile (hacia el sur de Valparaíso) y hacia el norte hasta el Perú y Ecuador. Porter.—FAUNA CARCINOLÓGICA DE CHILE 495 El Dr. Búrger ha visto viviendo sobre esta especie en nuestra costa yA] Antozoario Antholoba reticulata (*). Recordaré que entre los crustáceos fósiles de la zona del Canal de Panamá estudiados por la notable carcinolo- gista Miss Mary J. Rathbun, está representado también el Hepatus chilensis entre muchas otras especies (**). Fig. 36.—Hepatus chiliensis M. Ebws. (Orig.) Para terminar esta breve nota diré que nunca he vis- to la otra especie de Hepatus mencionada como de Chile y de otros puntos de la costa sud-americana en el Pacífico. SANTIAGO DE CHILE, Marzo de 1921. (*) Vease: BurGER, Pror. DR. OTTO. «Uber das Zusammenleben von Antholba reticulata und Hepatus chilensis M. E.», en Biologischen Cen- tralblatt, Band XXIII, N.* 20 (Oct. 1903) pp. 677—678. (**) «Decapod Crustacea from Panama Region», en Contrib. to the Geology «€ Paleontology of the Canal Zone, etc.. in Bnil. U.S Vat. Museum, N." 103, pag. 155, pl. 66, fig. 4. 426 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Observaciones sobre la Biología de la Polythisana Edmondsi, Butl. (*) Dn Vicente IZQUIERDONS Este lepidoptero es una de las más lindas Saturnidae de Chile. El macho se hace notar por sus hermosos colo- res rojo interso y sus bellos ocellos en ambas alas, siendo las anteriores de un color moreno verdoso oscuro. Sus antenas son fuertemente pectinadas y provistas de riquísimas terminaciones nerviosas (nervio olfactorio). En sus costambres el macho es diurno y vuela buscando su compañera únicamente por la mañana, de las 9 a las 12 del dia, nunca más tarde. La hembra es mucho más erande, de colores menos vivos y antenas muy débilmente pectinadas. En sus costumbres es la inversa del macho, no vuela nunca de día, sino de noche; llega a las lámparas donde es fácil cogerla..Es de movimientos muy lentos y en el día permanece inmóvil, esperando con gran pacien- cla ser visitada por algún macho. A este respecto nuestra especie se diferencia de la Europea (Saturnia Pyri) cuyo macho es nocturno y la hembra diurna. La oruga de esta mariposa es grande, gruesa, de co- lor ceniciento, gris, cubierta de largos pelos reunidos en forma de pinceles. Vive sobre el maitén y no es raro en- contrarla sobre las rosas en los jardines de campo. Nace en primavera y teje un gran capullo con seda blanquizca, y de paredes muy poco densas. La crisálida es de tamaño variable según el sexo y de color hoja seca. El imago aparece durante los meses de Marzo y Abril. ($) Frans. Ent. Soc. London, p. 19; 1882. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XXXIX o 5 5 5 5 Polythysana edmondsi a=a: b==Nuevos; == 2 figuras originales) a) O 428 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Los huevos son grandes, de 3 milímetros de largo y de 2 de ancho, elípticos y ligeramente aplastados; tanto la cara superior como la inferior están ocupadas por una extensa mancha de color madera, cuyos bordes son más oscuros. Entre ambas manchas queda una faja de color blanco ocupando los bordes del huevo. Además se observa en uno de los polos una muy pequeña mancha redonda del mismo color madera. Las paredes son corlaceas y muy resistentes. En esta especie, como en la mayoría de los insectos los machos son más numerosos que las hembras, cuando una de éstas está axequible afluyen a cortejarla numero- sos pretendientes, como se verá más adelante. En los insectos la conservación de la especie está ase- gurada de ordinario de una manera en extremo eficaz. Las hembras poseen a veces facultades verdaderamente mara- villosas y de naturaleza casi siempre desconocida para atraer a los machos; seguramente se trata de fenómenos quimotáxicos. Los machos por otro lado poseen en sus antenas Órganos delicadísimos donde terminan los nervios olfactorios, de tal manera que pueden percibir a grandes distancias, efluvios o emanaciones olorosas, que el hom- bre no es capaz de percibir. Los naturalistas europeos, como Fabre, Picraff, y otros han hecho a este respecto experiencias muy intere- santes, y que dan a la cuestión gran interés. Nosotros hemos podido realizar experiencias análo- gas, las que deseamos dar a conocer en estas líneas. Aquí en Chile, con seguridad, no existe un insecto más a propósito que éste para estudios de esta naturaleza. Condición indispensable es poseer una hembra virgen, recién salida de su capullo;las que se pueden coger de no- che en las lámparas, no sirven absolutamente, pues siem- pre han perdido ya el mágico poder de atraer a los ma- chos; estos las desprecian, aunque estén en perfecto es- tado. Nuestras experiencias han sido hechas en el centro de un parque, no léjos de la estación de Nos. En este local no son raras las hembras, vienen de cuando en cuan- do a las lámparas y penetran en las habitaciones; en cam- bio los machos, que vuelan sólo de día, rarísima vez se les Izquierdo.—BIOLOGIA DE LA POLYTHISANA EDMNDSI 429 puede ver, volando muy alto sobre los grandes árboles, siendo poco menos que imposible cogerlos. Años hay en que no es posible ver uno sólo. Durante el mes de Marzo de 1919 arreglando un bosquecillo de maitenes encontramos un gran capullo de nuestra mariposa con una hermosa crisálida, adherido a una rama de hinojo. Fué colocado cuidadosamente en una caja de tela de alambre. El 1.2 de Abril nació una hermosa hembra con sus alas intactas y perfectamente coloreadas. Al día siguiente, con gran cuidado, la colocamos, a las 10 A. M. bajo una campana de tela de alambre, en el centro de un prado del parque, el cual está rodeado de grandes árboles, de 10a 12 metros de altura, lugar donde no se veía ningún macho. Antes de 5 minutos se vió aparecer por encima de los árboles, mas o menos a 20 metros de distancia, un macho que econ muy rápido vuelo empezó a describir cír- culos alrededor de la campana, hasta que llegó a pararse sobre ella, fué capturado. En seguida a intervalos varia- bles, fueron llegando del mismo modo, de ocho a diez, alegres pretendientes. Seis de estos fueron capturados, y el último introducido en la campana, no desdeñó unirse a la dama. El día 3 de Abril se repitió la misma experiencia, entre las 10 y las 12 del día acudieron sólo dos preten- dientes, los que se mostraron bastantes indiferentes, uno fué capturado e introducido bajo la campana, se unió tam- bién a la hembra. El día 4 de Abril repetimos la experiencia a las 10 A. M. fué colocada 2 en el centro del mismo prado, acu- dieron 8 a 10 machos, pero al llegar a la campana se mos- traban mucho menos entusiastas, que los anteriores, se capturaron 3 ejemplares. Al día siguiente no se presentó ninguno. En el verano del año 20 nos preparábamos para re- petir la experiencia. pero se frustraron nuestros deseos, fue imposible encontrar ningún capullo, apesar de haber- los buscado con gran empeño. En cambio pudimos captu- rar de noche 3 hembras en diferentes días, todas ellas fueron colocadas en el mismo lugar y en la misma campa- 430 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL na, sin que acudiera niugún visitante, es verdad que todas estaban algo deterioradas y seguramente habrían sido ya fecundadas. En Marzo de 1921 se capturaron de noche dos hem- bras, las que fueron colocadas en las mismas condiciones que la anterior sin que acudiera ningún visitante; eran hembras que habían ya perdido su poder de atracción. Habíamos ya perdido la esperanza de repetir la sin- gular experiencia del año 1919 cuando a fines de Enero, podando un matorral de bambú dimos con un capullo de hembra adherido a una de las ramas. Guardado cuidadosamente nos dió a luz, el 20 de Abril, una hermosa hembra. El día 21 fué colocada en el mismo lugar del parque a las 10 de la mañana. A los po- cos minutos empezaron a llegar los visitantes, más o me- nos en número de $, se capturaron 4. El día 22se repitió la experiencia en diferentes luga- res del parque, con el mismo éxito, acudieron 5 o 6, se capturó uno. El día antes, en la tarde, colocamos la 2 sobre una pequeña rama de pino y la dejamos hasta el día siguiente, habiendo permanecido inmóvil sobre ella. Dejamos la ma- riposa en la casa y llevamos ul parque sólo la rama de pino bajo la tela, no tardaron en acudir dos machos a pa- rarse sobre la campana como si se hubiera encontrado en ella la hembra. Luego la rama de pino emitía algo que los ¿3 3 podían percibir. El día 23 fué colocada nuevamente la 2 en diferentes prados del parque; sólo se presentó un visitante, el cual fué tan entusiasta y vigoroso que se introdujo por debajo del borde de la campana, que estaba ligeramente levantado y se unió a la dama, la que al día siguiente puso numero- sos huevos los que serán guardados “hasta la próxima pri- mavera. Al observar estos curiosos hechos de la biología de este insecto, nos preguntamos como es posible que los machos puedan tan rápidamente, a tan grandes distancias, tener noticia de la presencia de la: hembra en un lugar determinado? Los naturalistas europeos, como Fabre y otros, no han podido dar una explicación satisfactoria. Só- Izquierdo.—BIOLOGÍA DE LA POLYTHISANA EDMONDSI 451 lo dos órganos de los sentidos pueden intervenir aquí, la vista o el olfato; el primero puede ser fácilmente elimina- do, basta cubrir la campana con cualquier tela opaca, los visitantes llegan como cuando estaba descubierta. Por otra parte, la manera como los machos vuelan, desde que aparecer por encima de los árboles, confirma esto mismo, pues nunca se dirijen directamente hacia la hembra como cuando se ve un objeto. Por el contrario desde que apare- cen a 20 omás metros de distancia, el vuelo, que es rápido, es muy irregular; ya en zigzag, ya en forma de grandes círculos, que se van estrechando poco a poco hasta llegar a la campana y pararse sobre ella; esto hace impresión como si el insecto percibiera algo que no ve pero que siente. Estamos convencidos de que se trata del órgano del olfato, que en los machos reside en las antenas, que en es- ta especie son en extremo pectinadas y provistas de innu- merables terminaciones nerviosas. Es un hecho muy co. nocido que extirpando las antenas el animal queda priva- do del olfato. Ahora bien, aceptado el hecho de que puede ser el órgano del olfato el que interviene en este fenómeno tan singular, se trata de saber que cuerpo oloroso puede ser. Aquí todas las hipótesis han fracasado. Para el olfato del hombre el insecto no emite ningún olor. Pero es el hecho que pocos minutos después que se ha colocado una hem- bra virgen, en cualquier lugar, la atmósfera tieve que inipregnarse de algun efluyio, hasta muchos metros de distancia, que es instantáneamente percibido por los ma- chos, mediante las terminaciones nerviosas de sus antenas; esto es probablemente un tropismo químico, producido por partículas olorosas, capaces de adherirse a cuerpos ex- traños. Estos efluvios olorosos, emitidos en todas direccio- nes, cuya naturaleza no conocemos, pueden atravesar a veces cuerpos sólidos, hay Tehueumones machos que pue- den percibir la presencia de una hembra «a través de la madera. Fabre ha supuesto que las hembras emiten ondas ctéreas trausmisibles en todos sentidos. De que parte del cuerpo del animal pueden partir estas emanaciones, he aquí otro problema aun insoluble. 432 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Mayer y Soule (1906) han pretendido demostrar que las escamas de las alas de Callosomia tienen poder de atrac- ción. Sería de interés tratar de averiguar, en futuras expe- riencias, que partes del cuerpo son las que atraen al otro sexo, si las alas, el tórax, el abdomen o si las escamas, co- mo pretenden algunos. Fuera de duda está que el contac- to del cuerpo de la hembra transmite a un cuerpo extraño esta singular propiedad. Brethes.—NOoUVELLE ESPECE D'IPIDE DU CHILI 433 Description 0' un nouveau genre et une nouvelle espece 0” Ipidze du Chili PAR LE Dr. Jean BRÉTHES Entomologiste au Muséum National (B. Aires) Mr. le Dr. Carlos E. Porter m'a envoyé pour son étude un Ípidae qu' il recueillit en Février 1921, sur le Roble (Nothophagus obliqua), dans la province de Cau tin et qui va faire l' objet de cette note. Des le premier examen, l' organisation de l' antenne, composée de 14 articles, m'a appelé lattention d'une ma- niéere particuliere: aucan Ipidee, a ma connaissance, v'at- teignant ce nombre d'articles. On sait d'ailleurs que les antennes sont d un grand secours pour se reconnaitre dans cette famille si intéressante, mais composée d'animaux en général d'une tallle au dessous de la moyenne, et souvent s1 monotones dans leur facies. Les tibias antérieurs sans mucron terminal, la face dorsale antérieure du pronotum lisse, celui-ci plus large que long, la téte plus ou moins exposée et l'article tarsal antérieur 3* bilobé placent cet insecte parmi les Hilesinina, dans le sens de Blandford (in Biol. Cent.-Amer.), m'obli- geant á créer un genre voisin de Hilastes, et que J'appel- leral: SINOPHLOBUS, dWVaccord avec la diagnose sulvante: Robustus, cylindricus, sparce pilosus, capite a superne viso paulum visibila, oculis subgrosse granulatis, oblongis, antenmis funiculo T-articulato, clava 6 articulata, COMpYEssa, thorace transverse, antice haud transvrerse rugoso, elytris de- clivitate simplici, coxis anticis contiguis, globosis, mediis paulum separatis, posticis a mediis remotis, segmento 1% ab- dominis antice im medio acuto. ceteris majore, tibiis anticis extus paulum spinulosis, articulo 32 tarsorum bilobato. REV. CH. HIST. DAT. (1921) 28 431 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Typus: Sinophloeus Porteri BRETHES, n. sp. Niger, elytris obscure ferrugineis, ima basi nigris. Long.: 3 mm. La téte est tres finement ponctuée, presque lisse, avec une forte impression médiane antérieure qui se rele- ve en une quille aigué longitudinale sur la moitié anté- rieure avec poils dorés assez épais, des poils épars blanchá- tres sur toute sa surface. Les yeux sont transverses, sub- algus vers le bas, les facettes presque grandes. Les an- tennes ont 14 articles; le scape aussi long que la massue, claviforme, le funicule avec sept articles, le premier sphé- rique, assez gros, les 2-7 progressivement plus larges, les derniers bien transverses, la massue comprimée, ovale, la séparation des articles peu distincte, les quatre pre- miers avec une couronne de polls, le cinquieme avec cette couronne moins apparente. Fig. 37—Sinophloens Porteri. Antenne et tarse antérieur. Le thorax est transverse, les bords latéraux presque paralleles, le bord antérieur un peu plus étroit que le postérieur, sa surface est ponctuée, a espaces lisses, le bord antérieur favee stries transverses visibles au micros- cope; des poils¿blanchátres sur sa surface et avec polls nolrs plus longs sur la déclivité antérieure. Les élytres sont paralleles, une fois et demie plus longues que larges eusemble, le tiers postérieur en déclivité, mais sans tu- bercules, ni enfoncement, etc. d'auucune classe. LElles ponctués--striés, mais ce_strié disparait sous le nombre de crótes courtes et transverses quí font paraítre les ély tres Bréthes.—NOUVELLE L'ESPECE D'IPIDAE DU CHILI 4353 rápeuses. Les stries suturale et latérale (celle-c1 bifurquée vers l'avant des le milieu) seules bien marquées. Des poils épars blanchátres sur les élytres. Le dessous du corps avec une pubescence grise et tres courte. Le mésos- ternum avee une fine ligne médiane imprimée a la moitié postérieure; les sutures abdominales droites. J'étals incliné a prendre cet animal pour 1' Hylesinus bicolor Phil. mais cet auteur ne parle pas des crétes cout- tes et transverses dont les élytres sont couvertes; de plus en disant: «Das Hallschild is nicht viel lánger als breit», 11 fait supposer que le prothorax paraitrait plutót plus long que large, tandis que dans l'animal que j'étudie la lar- geur est plas forte que la longueur (comme 5:4). Je ne vois pas la «flache Vertiefung» sur la déclivité des élytres, etc. Comparé avec le HA. humilis Bl. , celui-ci est bien plus petit; le Hil. pilula Er. est «aspero-granulato» au prothorax, ce qui n'a pas lieu dans le Sinophloeus Porter. Je me fais un plaisir de dédier l'espéce a Mr. Carlos E. Porter qui, comme je Vait dit au commencement, dé- couvrit cet insecte dans la province de Cautin, en Février 1921. 436 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL =z =: — a. Breve reseña acerca de la contribución 0e los zoólogos italianos al conocimiento de la fauna de Chile (*) PoR EL Prof. Dr. Carlos E. PORTER Catedrático de Zoología general y Entomología del Instituto Agronómico de Chile. Invitado por el Directorio de la Sociedad Científica de Chile para decir en la pte. sesión especial algunas pa- labras acerca de la contribución de los sabios italianos al progreso de la Historia Natural de nuestro país, deberé expresar desde luego que ella es muy digna de ser toma- da en cuenta en la historia científica de Chile. Se refiere ese labor italiana al estudio de la Botánica, de la Zoología económica y de la Zoología sistemática. De las dos prime- ras habré de ocuparme en otra ocasión; pues por ahora sólo la parte que se refiere a la Zoologia sistemática es la única que tengo totalmente terminada en originales de una obra histórica y bibliográfica que desde hace más de vete años vengo preparando y que se titula Reseña his- tórica y bibliográfica chilena razonada de Ciencias Natura- les que comprenderá, una vez publicada, 14 tomos en 8.2, con retratos (1). Tarea facilísima ha sido, pues, para mi el entresacar y resumir de mi citada obra inédita, los datos que vienen a continuación y que se refieren, por ahora, como ya lo he dicho, únicamente a la Zoología sistemática o descriptiva. (+) Trabajo leído en sesión general de fecha 17 de Octubre de 1921, en celebración del VI centenario de la muerte del Dante. (1) A solicitud de algunos interesados. he adelantado, en la Pe- esta Clulena de Historia Natural, a partir de 1900, la publicación de algunos capítulos como ser los relativos a los Mamiferos, Aves. Rep- tiles, Batracios. Protozoos y Vermes y. además, listas de sus obras he dado en las 25 biografías originales que ya he publicado de mi Gale- ria de Vaturalistas chilenos insertas en la mencionada Revista. Porter.—ZOÓLOGOS ITALIANOS Y FAUNA CHILENA 437 Pero veamos antes algunas breves notas históricas: « 1. La primera obra descriptiva, de conjunto sobre la Zoología chilena, escrita por el primer naturalista chi- leno, el abate don Juax Ié6 nacio MOLINA, se publicó en la ciudad italiana de Bologna en 1782 con el título de Saggio sulla storia naturale del Chili, y que mereció ser traducida a varios idiomas. 2.0 Fué un sabio italiano, el Marqués de SPINOLA quien, debido a su gran versación en Himerópteros y He- Dr. Filippo Silvestri. mípteros, mereció de Claudio Gay, el célebre autor de la «Historia Física y Política de Chile», el encargo de des- eribir los insectos de esos órdenes (1852). 3.2 Durante los años 1865-1868 hizo un viaje cientí- fico al rededor del mundo la fragata italiana «Magenta» en la que venía el distinguido naturalista y coleccionista Exrico GIGLIOLI. Las coleccianes de crustáceos de este viaje fueron confiadas al eminente carcinólogo y estomó- logo Dr. ApoLFo TarGioNI-TozzETTI, las que se hallan 438 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL publicadas en un magnífico volumen de 250 págs. en 4.2, ilustrado con 13 láms. y editado en Florencia en 1877 También exploró la corbeta italiana Vittor Pisani (en 1883) los mares australes, reuniéndose algunas colecciones que fueron estudiadas en Ítalia. 4.0 Nuestro sabio naturalissa don FEDERICO PHILIPPI fallecido en 1910, nació en Dicbre. de 1838 en la ciudad de Nápoles. 5.2 Jl año de 1898 hizo una rápida pero fructífera gira en el territorio de Chile, el notable especialista de Miriópodos doctor FILIPPO SILVESTRI, dando a conocer poco después en revistas 1talianas y en nuestra «Rey. Ch. de Hist. Nat.» gran número de géneros y especies nuevos de dichos artrópcdos, de los que nadie se había ocupado desde la publicación de la obra de Gay. Entre los años de 1894 a 1910 varios especia- listas itallanos contribuyeron por mucho principalmente al estudio de nuestros Vernes, Insectos, Arácnidos y Mi riópodos. : 3 Ea Daremos ahora una lista de los estudios publicados en Chile por especialistas italianos: (2). I.-—Vermes Sobre estos Metazoos recordaremos los siguientes tra- bajos sistemáticos: 1895. Il Dr. LorRENZO CAMERANO, profesor de la Univer- sidad de Turín, publica la descripción de una nueva «culebra de pelo», de Chile, bajo el nombre de (or- dius Latastes. Su estudio publicado en las págs. 8 y 9 del tomo V de las «Actes de la Soc. Se. du Chi se titula. Description d' une nouvelle espéce de Fordius du Chils: (2) No mencionamos aquí los numerosos trabajos s/. fauna chilena dispersos en varias obras de viaje y multitud de Revistas EN La premura del tiempo nos lo impide. | : Porter. —ZOÓLOGOS ITALIANOS Y FAUNA CHILENA 439 1896. El Dr. DanieLkE Rosa, de Roma estudia una lom- briz de tierra (enviada por el Dr. Fernando Lataste) en un artículo intitulado La Allobofora calliginosa. «Actes. de la Soc. Scient. du Chili», pág. 102 del tomo VI. TI. — Insectos $ CNN f > Los trabajos sobre Insectos publicados por especialis- tas 1talianos en este país, que tenemos catalogados son los 8 siguientes: A) in los años, tomos y págs. que se indican de las Actes de la Société Scientifique du Chili, pueden consultarse los siguientes: 1894. El Dr. CarLo EmerY, profesor de la Universidad de Bologno inicia el estudio de las hormigas en el ar- tículo: Notes sur les Fourmis du Chal, tomo IV , Pp. 213 y sigtes. Describe aquí dos especies nuevas: Brachymirmez Giardi y B. levis. 1894. El Prot. Jean GriBoDO describe 7 especies nuevas de Himenópteros en el tomo IV, págs. 199-212, bajo el título de Materiaux pour servir 4 la faune Ento- mologique du Chala. 1895. El Dr. CarLo Emery inserta una: Deuxiéme note sur les fourmis du Chili, en el tomo Y, pp. 10-18. Se da en este trabajo la descripción de 5 especies nuevas y la de una nueva variedad (3). B) En la Revista Chilena de Historia Natural han in- sertado los especialistas italianos las siguientes interesan- tes notas sobre Insectos: . ae! (3) En nuestra obra, en gran parte aun inédita s/. Bibliografía, ya citada; damos detalles s/. cada volumen, folleto y artículo, anotando la lista de las especies, lo que en este easo no ha, lugar. 440 - REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL y > , E 5 1902. Dr. FiLipPO SILVESTRI. Un género y tres especies 1910. 1916 1921. nuevas de Tisanuros chilenos. En año VI, pp. 238-240. Se trata del material colectado en Temuco, San Vicente y Talca. El Dx. Marto Brzzt, de Roma, publica en el año XIV, pp. 24 y 136-138 dos notas: Nuevo Empídido Sud-americano (Haplomera Sch- rotky1), del Paraguay. Ueber eine neue Gatuny von dice aus Chili (Dip- somyla spinifera, n. gen Á n. sp.) - El Dr. EUGENIO GIACOMELLI da una Sinopsis de los Lepidópteros chilenos del Género Tatochila Butl., en el año XX, pp. 41-57. Este estudio está ilustrado con 3 láms. en colores. El mismo Dx. GIACOMELLI contribuye al volúmen de gala que celebra las «Bodas de plata» de nues- tra ás sta (año XXV) con un trabajo titulado So- bre el Género Dryocampa Harris, que se 1userta en las pp. 19-82; con 1 lámina. 11.—Crustáceos Fuera de la obra del Dr. Targioni-Tozzetti, mencio- nada al comienzo, pero que como algunos otros estudios s/. asuntos chilenos fueron publicados en el extranjero—y que no entran por consiguiente en nuestro plan—, en los últimos años el DR. GUISEPPE NoBIBI, carcinólogo nota- ble, publicó un artículo intitulado: 1902. Decapodi racolti dal Dr. EF. Silvestri nell Chale, en en nuestra «Revista Chilena de Historia Natural», año VI (1902) pp. 232-238. Entre los crustáceos de esta lista se describe la es- pecie nueva Pinnotheres silvestria. Porter.—ZoÓLOGOS ITALIANOS Y FAUNA CHILENA 441 IV. —Arácnidos Con tres trabajos figuran los sabios italianos en la literatura chilena aracnológica. Los anotamos por orden cronológico: 1900. 1902. 1903. ALFREDO BOoRELL1. Di alcuni Scorpione del Chile. Así se titula el primer trabajo publicado en nuestro país sobre «Alacranes». Puede consultarse en nuestra «Revista Chilena de Historia Natural», año IV, pp. 61-66. (C. RIBAGA inserta en la ya citada «Revista Chilena de Historia Natural», año VÍ, pp. 241-242 la nota: Hidránenidos colectados en Chile por el Dr. F. Silvestri Se describen aquí 2 especies y una variedad nuevas. A. BERLESE y 6. LEONARDI. Descripción de nuevos Acáridos descubiertos en Chile por el Dr. EF. Silvestri. Inserta igualmente en la «Revista Chilena de His- toria Natural», año VII, pp. 108-110. Pero en ninguna clase del Reino animal han dado desde los tiempos de Gray una mayor contribución los zoó- logos italianos en material de zoología sistemática chilena (trabajos publicados en el pais de que solamente trata- mos) que en el estudio de los: V. —Miriópodos (4) En apoyo de esto bástenos recordar que dicha clase de animales (vulgarmente ciempiés, milpiés), tan interesan- te y hasta hace pocos años (1897) tan injustamente olyi- (4) Véase nuestra obrita /ntroducción al estudio de los Miriópodos de Chile.- 61 págs.: con 19 figs. y 2 láms. en colores. Santiago de Chile. 1709. 442 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ' TA A RÁ - -— dada, está representada en la obra de don CLAUDIO GAY (tomo IV, 1849) por sólo 2 géneros con 12 especies. Los trabajos de varios especialistas y principalmente del DR. SILVESTRI (italiano), publicados unos en Berlín, otros en Italia y atros (tres) en Uhile, nos. permiten hoy conocer 35 géneros con 64 especies. Los tres estudios del Dr. Silvestri publicados en Chi- le, lo: fueron en nuestra «Revista Chilena de Historia Natural», se titulan como sigue y van insertos en los años | y págs. que se expresa: 1899 Contribución al estudio de los (Yuilópodos chilenos, año TI, pp. 141-152. 1905. Nuovi Diplopodi del Chile, año IX, pp. 225-236. 1909. Nuovo genere de Henicopidae, año XIII, pp. 221-212. VI-—Vertebrados Por fin, en el tomo XXV (1921), en prensa, de mues- tra «Revista Chilena de Historia Natural», el distinguido ornitólogo del Museo Nacional de Buenos Aires (Rep. Ar- gentina) Dr. RoBerTO DABBENE figura con un acabado estudio, ilustrado con una megnífica lámina y que se titula: ; 1921. Notas sobre el petrel plateado (=Priocella antarctica Stephen), año XXV, pp. 193-202. Esta rápida ojeada al campo de la literatura zoológi- ca chilena, nos señala “a los especialistas italianos publi- cando en nuestro país 18 valiosos trabajos de Zoología sistemática. Han contribuído, pues, brillantemente al conócimien- to: de la naturaleza de nuestro país, muchos y eminentes hijos de la patria del Dante. : SANTIAGO DE CHILE, 17 de Octubre de 1921. Navás.—ALGUNOS INSECTOS DE CHILE 443 A áÁ q __MIIMMMMMMMM«Aw ALGUNOS INSECTOS DE CHILE POR Longinos NAVÁS, $. 3: Profesor del Colegio del Salvador, Zaragoza (España) Me es grato colaborar, siquiera en reducida escala, a las plausibles iniciativas del Prof. don Carlos E. Porter, dando cuenta en su REVISTA CHILENA DE HISTORIA Na- TURAL del último envío que he recibido de parte del ami- go de ambos, don Renato Martin. Son las siguientes éspe- cies, distribuídas por órdenes y familias. NEURÓPTEROS 1. Lemolemus necator Nav. (Mirmeleónidos). Val. paraíso, 25 de Diciembre de 1911—23 de Enero de 1922 2. Chrysopa jaffuelina Nay. (Crisópidos). 27 de Noviembre de 1921—29 de Enero de 1922. Numerosos ejemplares. 3. Hemerobius Hageni Nav. (Hemeróbidos). Valpa- raíso, 1.2 de Febrero de 1922. 4. Semidalis Kolbei ExDERL. (Coniopterígidos). Valparaíso, 12 de Octubre de 1921—31 de Enero de 1922. EFEMERÓPTEROS 5. Pseudocloeon albinerve, sp. nov. (Bétidos). Caput oculis in sicco fusco-rufis, vertice fusco; anten- nis articulo basali fusco, ceterls as Za / Thorax inferne fulvus, fusco varius; superne Fuscus, marginibus segmentorum, flavidis. 444 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL a = _—_——_— Abdomen superne ferrugineum, marginibus poste- rioribus segmentorum late fuscis, inferne fulvo-ferrugl- neum; urodiis albis, articulationibus leviter ferrugineo annulatis. Pedes fulvo-pallidi, tibiis pallidioribus, albidis. Ale vitrew, reticulatione albida; in regione stigma- tica 6-7 venulis, una vel altera irregulari vel connexa; venis intercalaribus marginalibus binis in toto margine externp, singulis ad angulum posteriorem. Long. corp. 4.2 mm. === al. 4.1 » Patria. Chile: Vaiparaíso, 5 de Noviembre y 6 de Diciembre de 1921, leg. Martin (Coll. m.) SOCÓPTEROS 6. Amphigerontia Martini Nav. (Sócidos). Valparaí- so, 28 de Septiembre de 1921. 7. Cecilius umbratus Nav. (Cecílidos). Valparaíso, 28 de Septiembre de 1921. A E] Fig. 39—Ala de Ccecilus altus. 8. Ceecilius altus, sp. nov. Caput fulvum, vertice punctis fuscis notato; fronte fornicata, fere 7 striis fuscis utrimque, in angulum an- trorsum confluentibus; palpis articulo primo cylindrico, pallido, sequentibus simul sumptio longitudine sub:*quali Navás.—ALGUNOS INSECTOS DE CHILE 445 secundo et tertio fuscescentibus, tertio longiore secumdo, claviformi, seu apicem versus leviter dilatato, apice obtu- so; antennis pallidis, ad articulorum apicem fuscescen- tibus. Thorax superne fuscus, nitens ad sulcos pallidus. Abdomen flavum, superne puncto medio et stria la- terali fuscis ad pleraque segmenta. Pedes pallidi; tibiis longis, pilis punctis fuscis inser- tis; tarsis articulo primo paulo longiore secunde. Ale penitus hyalinee, reticulatione fulvo—fusca, tenul. Ala anterior stigmate elongato, flavogriseo tincto; furca apioali subw*equali suo pedunculo; aveola postica alta; multo proquinquiore procubito quan margini posteriori. Ala posterior fusca apicali ramo anteriore obliquo versus apicem, posteriore subduplo longiore. Long. corp. 28 mm. — alant. 48 » — —post.37 >» Patria, Chile: Valparaíso, 23 de Noviembre de 1921, Cerro; 15 de Diciembre de 1921, Martin leg. (Col. m.) TRICÓPTEROS 9. Triplectides monotona, Nav. (Leptocéridos).— Vaiparaíso, 18 de Octubre de 1921, «a la lumiere», Martin. ZARAGOZA, 2 de Abril de 1922. 446 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL SOBRE ALGUNOS SIRFIDOS DE CHILE Prof. Dr. Carlos E. PORTER Catedrático de Zoología general y Entomología del Instituto. Agronómico de Chile. La lista que viene a continuación se refiere a los díp- teros de la familia Syrphidae colectados hace poco por no- sotros, y por los corresponsales que aquí se mencionan, en diversas localidades del país y que nos han sido enviados para su determinación (Wolffson, Campo, Stuardo, Tho- mas, Espinosa, etc.). Los nombres genéricos de algunas de las especies aparecen, de acuerdo con los estudios más re- cientes, distintos de los de la obra de Gay y del «Cat. de los Dípteros de Chile», por el señor E. C. Reed (1888). Esta lista aumenta el área de varias de las especies, como podrán verlo quienes posean la literatura de la mer- cionada familia. Las señaladas con un asterisco han sido colectadas por el señor Carlos Stuardo, en La Serena (Provincia de C ¡v4mITa o) en las flores de la Aristolochia chilensis. Mio fenestratum(MaAco.) ¡Scury. —Gay dice que se olla en las cercanías de S antiago. Quilpué (Wolff- son), La Ligua (Porter), La Serena (Stuardo leg). oo mellinum (L.) Scuix. La Serena (Stuar- do Pa Syrphus similis MaAcq. Nosotros lo hemos tomado en las provincias de Santiago y Cautín. Gay lo encontró en Santa Rosa de los Andes, Parece ser una especie muy común. Syrphus Macquarti BL.—Este díptero habita gran parte de Chile. Lo hemos tomado también en Río Blanco (cordillera de la provincia de Aconcagua). En algunos años se ha presentado muy abundante en la provincia de Valparaíso. Catabomba pyrastri (L.) O. S.—Esta especie común Porter.—ALGUNOS SÍRFIDOS DE CHILE 447 a varios países de Europa, Egipto, Estados Unidos de N. A., Canarias. y Mendoza (según F. Lynch A., Aldrich, Brethes), se encuentra en Chile (Macquart), Lampa (Por- ter), La Serena (Stuardo leg). Allograpta hortensis (PH.) F. LywcH A. Descripto de Valdivia y Santiago por el doctor Phillippi como Syr- phus hortensis en 1865. En 1912 tomamos ejemplares en la Ligua. . Llega también hasta La Serena (Provincia «de C oquimbo) según el ejemplar enviado por el señor Stuardo. Baccha melanorhina PH. Quilpué (Porter), La Se- rena (SuetO leg). Temnocera scutellata (Maca) SCHIN y dice: «Coquimbo, Santa Rosa, etc.» Nosotros lo hemos tomado desde Copiapó hasta Cono :epción. lin Valparaíso después de las lluvias, en el mes de Setiembre, lo vimos en cantidad sobra flores de Sinantóreas. Eristalis tenax (L.). Esta especie debe estar en Chile muchos años, pues desde hace tiempo lo hemos tomado en varias provincias del centro y sur, principalmente en Val- paraíso y Santiago. Ni en la obra de Gay ni en el citado ca- tálogo del señor E. €. Reed se alcanza a hacer mención de la especie. El señor Rafael Barros V., nos lo ha remitido desde Los Andes. El doctor Brethes lo notó en la Repú- blica Argentina desde 1895, según se lee en los An. Mus. Nac. (B: ros) * Eristalis distinguendus Mao bajos muy común en Coquimbo según Gay. El Salto (Porter), La Serena (Stuardo), Cartago na (Espinosa). * Eristalis quadraticornis Macq. Según el último autor se halla también en Coquimbo; pero, como varias otras especies del norte, se encuentra también en las pro- vincias centrales y australes. * Tropidia flavimana PH. Recibido de La Serena Siiasdo , Los Vilos (Thomas). | * Helophilus chilensis W1k.—La Serena (Stuardo), Cartagena (M. R. Espinosa B.)—Se encuentra también en Tierra del Fuego, etc. Stilbosoma. cyanea PH. Hemos tomado este Sírfido en los alrededores de Temuco. Ll señor J. A. Campo nos lo ha enviado desde Victoria SANTIAGO, Dicbre. de 1921. 448 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL —_—_—_—_—_—— _— _—_—__—_—_——_—— - - ___—_-«««MMM«M«MM«» o 105 CICINDELIDAE DEL ECUADOR (*) POR EL Prof. Francisco CAMPOS R. Catedrático de Ciencias Naturalas en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte (Guayaquil) La familia de los Cicindelidae preside generalmen- te en colocación sistemátida a los Coleópteros, abriendo la serie de los Adephaga. Para algunos autores constituye una subfamilia de los Carabidae por sus estrechas ana- logías orgánicas y biológicas con este grupo, si bien el sentir de la mayoría de los tratadistas se inclina o consi- derarla como familia distinta. x Son los Cicindelidae insectos de mediano tamaño por lo común, existiendo algunos generos gigantes como el _4m- blycheila y Manticora. De forma esbelta y esencialmente aptos para la carrera disponen tambien de fácil y rápido vuelo; por lo cual figuran entre los los más ágiles Coleópte- ros. Sus Colores, a veces uniformes y obcuros, son mas comunmente vivos y variados; a menudo metálicos, y adornados usualmente de dibujos blanquizcos y manchas del mas bello efecto. Ciertas especies por su espléndida colo- ración pueden rivalizar con los mas brillantes Buprestidae o Staphynidae De costumbre predáceas, los Cicindelidae habitan de preferencia las regiones cálidas, abundaudo en los terre- nos arenosos, vecindades marítimas, orillas de los ríos o claros de los parajes montuosos, existiendo también for- mas selváticas y arborícolas. Muchas especies son helió- filas, ejerciendo sus instintos carniceros a plena luz; al paso que otras llevan costumbres crepusculares o noctur- (*) Hemos retardado la publicación de este trabajo con la espe- ranza de publicar una lámina solicitada al autor, la que hasta este momento no nos ha llegado. Campos R.—CICINDELIDAE DEL ECUADOR 449 nas y en este caso permanecen durante el dia ocultas bajo las piedras, cortezas u hojas de los árboles. Algunas poseen aparato estridulante y no pocas exhalan olor a rosas (carácter de las formas arenícolas). Especies, hay, que no hacen uso de las alas o rara vez emprenden vuelo, existiendo también tipos ápteros. Varias especies tropica- les suelen acudir nocturnamente, en gran número, atraídas por la luz. Las larvas de los Cicindelidae presentan aspectos cotrapuestos a la esbeltez que distingue a las formas adul- tas: de forma nada estética, viven hipógeamente en gale- rías verticales y se muestran animadas de las mismas in- elinaciones rapáceas del adulto, confirmando así la expre- sión de Linnaeus «Cicindelidae tigrides ex imsectis» (los C4- cindelidae son los tigres de los insectos). Kn cuanto a sus relaciones con el hombre, son insectos útiles por cuanto destruyen muchas especies fitófagas. TI CARACTERES: — Aspecto esbelto en general. Cabeza nor- malmente mas ancha que el protórax; antenas largas de 11 artejos, insertas en la frente encima de la base de la mandí- bulas, ojos grandes, prominentes, mandíbulas fuertes, largas, curvas, de vértice agudo, pluridentadas en su borde inter- no, maxilas pelosas, casi siempre terminadas por un gancho articulado y móvil; labio inferior muy reducido; palpos la- biales con frecuencia mas gruesos que los maxilares, 4-arti- culados, con el artejo hasilar prolongado y libre. Abdomen de 7 segmentos en los 3 2 (los tres primeros unidos eñtre sí) y 6 en las 9 9 (excepción hecha del género Ambly- cheila); patas cursoras, de tarsos pentadáctilos; coxas meta- torácicas dilatadas y movibles. Dimorfismo sexual acusado en los 4 g por poseer los tres primeros artejos de los tarsos protorácicos ensanchados y pelosos imferiormente: Las lar- vas presentan sobre el 5.2 segmento abdominal un tubérculo provisto de dos ganchos. REV. CH. DE HIST. NAT: (1921) (29 350 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ¡Un Como contribución al estudio de los Cicindelidae ecuatorianos presento la siguiente lista que contiene 25 formas regionales ( incluídas las especies, sub-especies y variedades), algunas de las cuales figuran en mi colección, siendo otras transcritas de las publicaciones que oportu- samente se indican: GEN. CHILOXIA 1.—C. longipennis Horx. Esta especie se encuentra citada como del Ecua- dor el trabajo del señor H. Rolle Verzewchnis Erotis- cher Coleopteren des Naturhistorischen Instituts Kos moS, 1889, p. 3. Gen. OXYCHILA 2.—0. gracillima Bar. ador. Véase la publicación de H. Rolle Verzeich. E.ro- tisch. Coleopt. «* 1889, p. 3. 3.—0. nigroaena Bar. O Cat. Bala 1889, p. 4.—0. nigroaena E var. var ipes Bat.—Ecuador. Cat. Rolle, (SS pio PSEUDOXYCHEILA o Pi CHaub.—Ecuador. Cat. Rolle, 1889, p. 3. 6.—P. e Latr Mi colección encierra numerosos ejemplares pro- cedentes de Balzapambo. Whymper cita esta especie capturada en Nane- «gal, en su obra Travels amongst the Great Andes of the Equator, Supplementary Appendix 1891, p. Y. ¡—P:angustata CHaub.—Balzapamba, Macas (Colección F.C. R.)—Milligalli, Whymper (Op. cit.) p. 7. Campos R.—CICINDELIDAE DEL ECUADOR 451 N. TETRACHA —T. chiliensis Cast.—Guayaquil, Durán, Posorja, El Morro, Playas del Morro, os Chanduvy, Esme- raldas (Colección F. C.R Habita toda la región al del Ecuardor, sien- do la especie más común del género Tetracha. o da durante la estación lluviosa en los lugares areno- sos, en las grietas o excavaciones del terreno, aebajo de lAs piedras 4%. Acude con frecuencia a la luz arti- ficial y exhala un olor a rozas de persistencia fugaz. —T. suturalis Horn N.—Guayaquil, Posorja, El Morro, Playas del Morro, Chanduy (Colección F. C. R.) 10.—T. Camposi Horn a El Morro, Playas del Morro, Chanduy, Ch Uolcetión EICR:) Parajes « arenosos. Suele encontrarse esta especie en compañía de la 7. suturalis. : METRIOCHEILA 11.—M. nigricollis Rcn.—Ecuador. Cat. Rolle, 1889, p. 3. N. OXYGONIA 12.0). carissima Bar.—Ecuador. Cat. Rolle, 1889, p. 3. 13.—0. floridula Bar. — Ecuador. Cat. Rolle, 1889, p. 3. 14.-—0. gloriola Ba ¿cuador. Cat. Rolle, 1889, p. 3. 15.—0. morovensis Bar. Cat. Rolle, 1889, p. 3. ¿N. CICINDELA 16.—C. unicolor HokN Cat. Rolle, 1889, p. 5. 17.—C. argentata Fabr., subsp. umbro-gemmata Horn. —Guayaquil, Durán, San Rafael, Posorja, El Morro, Playas del Morro, 3abaloyo (Colección F. €. R.) 452 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL En el monte, haciendo uso de una luz de aceti- leno colocada delante de una sábana blanca he logra- do atraer centenares de ejemplares. 18.—£. argentata Fañr., subsp. amoenula Chaud.—Bal- zapamba. Anotada en Deutsche Entomologische Zeitschrift, 1906, Heft I. p. 88. 19.—C. argentata Fabk., subsp. nebulosa Bat.—Balza- pamba. Véase Deutsche Entomol Zeitschr., 1906, Heft L p 90. 20.—€C macrocnema CHaub.—Posorja, Playas del Morro (Colección F. C. R.) tiberas arenosas del mar, corriendo agilmente o volando a cortas distancias. 21.—C. tortuosa Des. —Guayaquil, Durán, San Rafael, Posorja, Playas del Morro (Colección F. C. R.) Citaró además aquí una especie de Cicindela de costumbres nocturnas capturada en el archipiélago de Galápagos por el señor F. X. Williams. Transcribo este dato de la Revista Entomological News, Vol. XVITE, N.? 6, June 1907, p. 260. GEN. ODONTOCHEILA 22.—0. chiriquina Bar., var. —Ecuador. Cat. Rolle, 1889, p. 5. 23.—0. Jordani Horn.—lcuudor. Cat. Rolle, 1889, p. 5. 24.9. vermiculata Batr.— Ecuador. Cat. Rolle, 1889, p. 5. Gen. CLPENOSTOMA 25.—C. ibidion Donrx?—Naranjapata. Quevedo (Colec COn O. GUAYAQUIL (Ecuador), Diciembre de 1921. Brethes.—COCCINELLIDES DU CHILI 4583 CATALOGUE SYNONYMIQUE DES COCCINELLIDES DU CHILI PAR LE Dr. Jean BRETHES Entomologiste au Musée National de B.-Aires(R. A,) Il y a déja quelques années, Mr. le Dr. Carlos E. Porter m'avait invité a participer a la réalisation de son erand travail PAUNA DE CHILE qui serait la mise au jour de la grande oeuvre de Claude Gay, apparue dans le mi- lieu du siecle dernier, avec les additions et remaniements que comportent les connalissances en histoire naturelle chaque jour plus completes. Mais ces grands travaux demandent des dépenses parfois lourdes, et les temps par lesquels nous passons n'ont pas encore permis a Mr. le Dr. Porter de mener a bonne fin le plan quíil avait concu. Espérons que des jours meilleurs lui permettront de dire enfin: «J'ai réalisé mon grand «uvre». (*) La famille des Coccinellides m'avait été confiée. Ayant eu presque tous les represéntants de cette famille du Chili sous mes yeux, il m'a été donné de remarquer que Mulsant en 1851, “décrivit bon nombre de ces intéressants animaux et qu'a son tour, Ph. Germain, en 1854, n'ayant pas connaissance du travail du naturaliste de Lyon, redé- erivit ces mémes anvimaux, d'oú il s'ensuit que les catalo- gues portent une quarantaine de Coccinelliens du Chili, tandis que leur nombre doit en ¿tre réduit a peu pres a la mo1tié. En attendant donc que la monographie que j'al pré- parée pour étre publiée dans la FAUNA DE CHILE puisse apparaitre, avec deux planches en couleurs, je vais donner le catalogue synonymique des espéces que j'ai pu étudier, (*) El director de la «Fauna de Chile», tiene ya en su poder los originales de varios grupos de animales enviados por algunos de los colaboradores de la obra.—N. DE La REDACCIÓN. 454 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL laissant pour plus tard celles sur lesquelles je ne puis ouvrir opinion, ne les ayant pas vues, ou ne les ayant pu recomnaítre. Coccinellidae Tribu 1—HYPODAMINI xa (Germar) Muls. 2. as connexa, var. Eschscholtzi Muls. 3.—Eriopis connexa, var. Porteri Brethes. 4.—Eriopis opposi ta (Guér. ) Muls. 2=Coccinella fernandeziana Ph. Germ. (1854) 5.—Megilla 4-fasciata, var. 18-pustulata Muls. (1851) Tribu IL —CoccINELLINI 6.—Adalia angulifera Muls. (1851) occinella ornata Ph. Germ. (1854) 1.—Adalia deficiens Muls. (1851) =0Coccinella varians a (1854) S.—Adalia Gemmingeri Mutis. (1851) Signalée comme 5 origine inconnue, j'al bien recon- nu cette espece qui differe] peu de la précédente, et dont elle sera peut-étre cunsidérée conme une variété. 9.—Coccinella fulvipennis Muls. (1851) =Coccinella reflexa Ph. Germ. (1854) 10.—Coccinella eryngii Muls. (1851) =COoccinella interrupta Ph. Germ. (2854) 11.—Psyllobora picta (Ph. Germ.) Brethes =Coccinella picta Ph. Germ. (1854) = Psyllobora femoralis Muls. (1860) =Halycia femoralis (err. typ.) F. Phil. (1887) Tribu [0.—HYPERASPIDINI 12—HUyperaspis sphaeridioides Muls. (1851) =Coccinella cruciata Ph. Germ. (1854) 13.—Hyperaspis Germaini Croteh (1874) 14. -——Hyperaspis funesta (Ph. Germ.) Brethes ==Coccinella funesta Ph. Germ. (1854) —Huyperaspis chilensis Crotch (1874) | Brethes.—COCCINELLIDES DU CHILI 45: Tribu IV.—CRANOFORINI Les Oryssomus que je connais du Chili m'obligent a créer pour eux un nouveau genre dont la diagnose sulvan- te, avec les dessins qui l'accompagnent, justifiera son ac: ceptation, j'espére. Cranoryssus Bréthes, n. gen.—/nter Oryssomum el Cranophorum collocatur. Ab (rasorao differt: antenmis (fig. 40, a) clava triartieulata; articulo ultimo palpis maxillaribus securiforma ( fig. 40, b) apice truncato; abdomine segmentas 5, primo majore, ceteris subaequalibus —A Cramophoro dif. Jert: epipleuris elytrorum planis, horizontalibus, haud deor- sum versus reclinatis, sine impressione; lamina abdominal: paulum ultra 2/3 segmenti attingente: unguibus (fig. 40, c) imfra denticuatis (vel bifidis). e Fig. 40.—Cranoryssus variegatus (Phil.) Brethes Typus: Cranoryssus variegatus ('hil.) Brethes 15.—-CUranoryssus variegatus (Phil.) Brethes =Ulypeaster variegatus Phil. (1864) =0r yssomus chilensis Croteh (1874) =0Oryssomus Fairmairi Croteh (1874) =Oryssomus varius Oroteh (1874) 2=0Oryssomus variegatus Ph. Germ. (1892) 16.—Cranoryssus Germaini e B Fm ethes =Oryssomus GFermaini Croteh (1874) 17.-—Cranoryssus flavomarginatus (Crotob) Bretkes =Oryssomus favomar ginatus Crotch (1874) 456 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Tribu V.—SCcYMNINIE 18.—Neorhizobius sanguinolentus (Ph. Germ.) Brethes =Coccinella sanguinolenta Ph. Germ. (1854) =Neorhizobius chilensis Crotch (1874) 19.—Seymnus (Parasidis) macula (Ph. Germ.) Brethes =Coccinella macula Ph. Germ. (1854) =Seymnus (Parasidis) macula Brethes, Rev. Chil. Hist: Nat. XIX (11D) ps ST 20.—Seymnus (Pullas) vittatus (Phil.) G. H. —Coccinella vittata Phil. (1864) =—Seymnus vittatus G. H. (1876) 21.—Seymnus (Pullus) bicolor Ph Germ.) Brethes =Coccinella bicolor Ph. Germ. (1854) Il reste encore quelques especes sur lesquelles je ne puis ouvrir opinion, comme J'ai déja dit, ne les ayant pas vues en nature; le zele des naturalistes chiliens comblera sans doute cette lacune. Ce petit apercu des modifications parfois assez importantes sur le faune du Chili laisse en- trevoir combien serait nécessalre une révision complete dans la «FAUNA DE CHILE». Breéthes.—TROIS COLÉOPTERES CIMILIENS 457 SUR TROIS COLEOPTERES CHILIENS PAR LE Dr. Jean BRETHES Entomologiste au Museum National (B. Aires) Par l'intermédiaire de Mr. le Dr. Carlos E. Porter j'ai recude Mrs. Héctor E. Pinochet €. et Marcial R. Es- pinosa B. les trois coléopteres qui vont faire l'objet de cette note: le premier est un Elateridae, le second un Anobiidae et le dernier un Cioidae. Cardiorhinus granulosus SoL. Un insecte recu de Mr. Pinochet m'oblige á revenir sur la synonymie que l'on avalt établie sur cette espece. Dans sa grande et magnifique monographie des Ela- térides, Candeze place cet insecte comme svnonyme de Ludius decorus Germ., et les auteurs postérieurs ont accepté cette maniére de voir. Or l'insecte en question est bien un Cardiorhinus par son labre sillonné longitudina- lement qui suffit «pour caractériser ce groupe a l'exclu- « sion de tous les autres, et en faire l'un des plus natu- « rels de la famille» (Candeze, Mon. Elat., IV. p. 247). De plus, cet insecte n'a pas «aufrechten schwarzen Hirchen», sinon que les polls sont tous grisitres au thorax et aux élytres. Bien que Solier ne dise rien au sujet de ces poils, le reste de la description lui convient completement, raison pour laquelle je erois que le Car- diorhinus gramulosus SoL. doit étre éloigné de la synony- mie de Ludius decorus Germ. et ¿tre considéré comme une bonne espece. Il parait voisin du Cardiorhinus bona- riensis Cand. Cette observation me parait d'autant plus intéressante que Bartlett-Calvert, dans sa «Monografía de los Elatéri- 458 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL dos de Chile» (in Anal. Univ. de Chile, tome XCVIII, 1897, p. S58) continue a le placer comme synonyme de Ludius decorus Germ., n'ayant sans doute pas eu l'espece a sa disposition. Egalement, Fleutiaux n'aura pas connu cet animal. NOTIOTHECA BkrETHES, n. gen. Corps court, ovale, comme Dorcatoma, avec une fine pubescence qui tombe assez facilement. Mandibules biden- tées a l'extrémité. Les yeux légerement entamés en avant par le canthus sus-antennaire. Languette évasée en avant et velue. Palpes labiaux de trois articles, le dernier sécu- riforme, les maxillaires de quatre, le dernier également e Fig. 41.—Antenne de Notiotheca bimaculata (PHiL.) BreTHES (Orig.) securiforme. Olypéus plat, carre, tronqué en avant, ses angles arrondis. Antennes de 11 articles: le premier gé- niculé, le second presque aussi long que le funicule, développé au coté interne, le premier article du funicule plus long que large, les suivants transverses, la massue láche, le premier article grand, triangulaire, le deuxieme long triangulaire, bien plus étroit que l'antérieur, le der nier subeylindrique. Prothorax subconique, transverse, sa base en arc de cercle, s'appliquant contre les élytres. Ecusson petit, subcarré. Elytres convexes, oblong-ovales, l'angle huméral assez prononcé, avec deux stries volsines et paralleles au bord latéral. Pattes médiocres, peu robus- tes, les tarses courts, leurs articles subégaux. Hanches antérieures transverses, non contigués au milieu, leur moitió interne se relevant des cavités cotyloides, le pros- ternum un peu bifide au bord postérieur. Le mésosternum invisible; seul son bord postérieur visible en une créte aussitót sulvie de la suture avec le métasternum. Celui-cl imprimé au milieu longitudinalement, avancé en avant Brethes.—TROIS COLÉOPTERES CHILIENS 459 entre les hanchés médianes et tronqué. Une créte qui limite postérieurement les hanches intermédiaires et pos- térieures. Le premier segment de l'abdomen avancé entre los hanches postérieures étant alnsi aussi long que le quatrieme segment, mais vers les cótés il est aussi long que les segments 2 et 3. Les caracteres ci-dessus placent l'insecte que j'étudie dans la tribu des Dorcatomini, particulierement la -tóte recue dans le prothorax et touchant le métasternum, les quatre pattes postérieures recues dans les excavations appropriées. Encore un nouveau genre curieux dont le Chili nous donne plusieurs exemples: Pachotelus Sol., Cerocosmus Gemm., Trachelus Sol., Santiagonus Pic, Ascutotheca Lesne. | L'insecte qui m'oblige a créer ce nouveau genre fut convu de Philippi qui le classifia dans les Stett. Ent. Zeit. XXV, 1864, p. 281, sous le nom de Dorcatoma bimacula- la. ll a en effet toute l'apparcuce des Dorcatoma par son corps globuleux, un peu plus long que large aux épaules; mais ce quí m'a appelé l'aftention des le premier moment est le nombre des segments de l'abdomen: dans tous les Anobúdae on compte toujours cinq segments; de méme dans la famille voisine des Ptiniidae: seul le genre Gibbium a quatre segments abdominaux. Or l'insecte, que Philippi a nommé Dorcatoma bimaculata me possede que quatre segments a l'abdomen; j'ai plusieurs exemplaires qui sont tous semblables sous ce rapport. J'al cru qu'une organisa- tion si singuliére dans toute la famille autorisait, ou plu- tót exigeait, la création d'une nouvelle coupe générique, en plus d'autres caracteres qui sont également impor- tants. De plus je crois que le Dorcatoma nigra du méme auteur est completement synonyme du bimaculata en dif- férant seulement par le manque de la tache rouge a la base des élytres. Je ne connais pas le Dorcatoma rubra Phil., au sujet duquel je ne puis rien dire. Pour le moment nous avons: 460 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Notiotheca bimaculata (PaiL.) BRETHES. =Dorcatoma bimaculata Phil. Stett. Ent. Zeit. XXV, 1864..p..281.-=G.. H., Col. «Cat. V, 1969. Pp. 1658 Phil. Anal. Univ. Chile, 1887, p. 7119.—M. Pic. Coleopt. Cat. (W_ Junk), pt. 45, 1912, p. 73. Dorcatoma nigra Phil. 1.c., p. 282.—G. «€ H., 1. e, p. 17.—E: Phil. 1. c.—M..Pic., d.e:,p. 14. Mr. le Dr. Carlos E. Porter m'avait remis, il y a quelque temps, un petit nombre d'exemplaires de cette espece qu'il avait recueillis a Santiago; á son tour, Mr. Espinosa m'envole quatre exemplaires de Taitao, sur Fomes et Polystictus, par Vintermédiaire de Mr. Porter. Cis Espinosai BrETRES, n. sp. —Nigro piceus, anten- mis pedibusque obscure ferrugineis. Long.: 11 - 13 mm. La téte est lisse avec quelques points épars et deux cornes bien visibles chez le mále, bien moins prononcées Fig. 42.—Cís Espinosal BRETHES 2. Sp.: a, Insecte entierx20; b, antenne; c. labium: d, máchoire et palpe maxillaire. chez la femelle. Les yeux sont salllants, fortement granu- lés. Les antennes ont leurs deux premiers articles globu- leux, le 2. un peu moins gros, le 3.* étroit, allongé, le 4. un peu plus court etá peine élargl vers l'extrémité, les 5-7 moniliformes, les 8-10 formant massue, le dernier plus erand et pointu. La languette est petite, membraneuse, sans paraglosses, avec 4 poils a l'extrémité. Les maxilles ont leurs lobes avec cils spiniformes, les palpes: le premier Brethes.—TROIS COLÉOPTERES CHILIENS 461 petit, cylindrique, le 2.. obconique, le 3., plus gros, le dernier ovalaire, grand. Le provotum est a peu pres aussl long que large, le bord antérieur assez avancé sur la tóte, le postérieur en arc, leslatéraux tres peu convergents vers Vavant; 1l est lisse, grossierement et uniformément ponc- tué. Les élytres font suite au thorax; 1ls sont deux fois plus longs que larges, en demi-cercle en arriére; leur sut- face est lisse, avec ponctuation á peu pres en lignes droites et avec des polls courts blanchátres ainsi que le pronotum. Les pattes sont égales entre elles: les fémurs ovalatres, aplatis, les tibias grossissant peu 4 peu vers llextrémité, sans denticulations au bord externe; quant aux tarses (]'al fait plusieurs préparations microscopiques), 1ls paralssent étre de quatre articles aux quatre antérieurs et de trols articles aux deux postérieurs; excepté le dernier article 1ls ont de longs cils sur leur face inférieure. La larve quí m'est parvenue en deux exemplaires me perait de la forme ordinaire á ce groupe d'insectes; j'espe- re que de nouveaux envois me permettront de m'étendre davantage a ce sujet. Mr. Marcial Espinosa B., a recueilli plusieurs exem- plaires (dans des Homes applanatus f. leucophaeus procédant de Tuitao et Rio Puelo chico, en Décembre 1921), me faisant un plaistr de lui dédier l'espece. DS 462 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Revisión de las especies chilenas del género Brenthis, Húbner POR Carlos SILVA FIGUEROA Jefe de la Sección Entcomológica de: Museo Nacional (Chile) Antes de empezar el presente estudio sobre los Bren- this chilenos, que escribo para el tomo de las bodas de pla- ta de la «Revista Chilena de Historia Natural», séame permitido felicitar muy calurosamente a su Director y Fundador, mi distinguido amigo y colega, el señor Prof. don Carlos E. Porter, que con su energía incomparable y su dedicación absoluta a los estudios histórico-naturales, ha conseguido mantener la publicación de su mundialmente conocida Revista por el largo espacio de 25 años. Sólo puede apreciarse el valor de la empresa reulizada por el distinguido naturalista chileno, si se toma en cuenta la apatía manifiesta que existe por esta clase de publicacio- nes en paises jovenes y, naturalmente, poco poblados co- mo el nuestro, donde no se ha difundido el gusto vor tales materias, y donde amateurs y coleccionistas son, por des- gracia, demasiado escasos. He elegido como tema de esta comunicación a las bo- das de plata de la «Revista Chilena de Historia Natural», una revisión de las mariposas chilenas del género Bren- this, porque me ha parecido conveniente publicar un tra- bajo de conjunto, que haga ver claro cual ha de ser el nombre exacto que corresponde a las distintas especies, ya que varios autores han caido en error y aumentado involuntariamente la sinonimia de este interesante grupo. No hubieramos intentado acometer este estudio sin el auxilio de los importantísimos trabajos del eminente natu- ralista D. Carlos Berg, que ya en 1882 puso en elaro la nomenclatura de dos de las especies chilenas: Brentis dex- amene Boisd. y Brenthis cytheris (Dru) Doubl. Silva F.—EL GÉNERO BRENTHIS 463 En efecto, en su Fárrago Lepidopterológica.—Contri- ciones al estudio de la Fauna Argentina y países limitro- Jes=publicado en el Tomo XIII (1882) de los Anales de la Sociedad Científica Argentina, y, posteriormete, en Comunicaciones al Museo Nacional de Buenos Atres, Tomo I, N.* 4 (1899), deja perfectamente establecido los nombres para las dos especies de Ninfálidos ya citadas. Además, el hecho de poder comparar entre sl nume- rosos ejemplares de cada especie en la valiosa colección del Museo Nacional, me ha permitido formarme un con- cepto bastante acabado en lo que concierne a las pequeñas variaciones de tamaño, eolorido, forma y disposición de las manchas, etc., que presentan los distintos individuos. Comenzaremos por: 1. Brenthis dexamene (Bo1sb.) BERG. 1852. Argynnis cytheris Blanchard en Gay, Historia de Chile, Tomo VII pe. 23 1854. Argyimis pd Blanchard en Gay, Historia de Chile, Atlas, lam. 2, fig 1-2 1856. Argynnis a podia en A Soc. Ent. Fran. Vll pg. 157. 1877. Argynmis cytheris, Reed en Anales Univ. Chile, Tomo XLIX p. 675. 1881. Brenthis lathonioides, Butler en Trans. Ent. Soc. London, Parte IV pg. 466. 1882. Argynnis dexamene, Berg en Anales Soc. Cient. Arg, Tomo XIII, pg. 166 1886. Argynnis lathonioides, W. Bartlett-Calvert,en Ana- les Univ. Chile, Tomo LXIX, pg. 315. 1899. Argynnis Darwini, Staudinger, en Hamburger Ma. galhansische Sammelreise, Lep. pg. 32. 1899. Brenthis deramene, Berg en Comunic. Mus. Nac. Buenos Aires, Tomo 1, N.* 4, pag. 113. 1905, Argynnis lathonioides, H. J. Elves en Trans. Ent. Soc. London; Part III pg; 286. Esta es, sin duda, la especie cuya sinonimia resulta más complicada, ya que el propio Blanchard comienza por describirla como la Argynms cytheris (Dru.) Doubl en el tomo VIT, pg. 23 de la obra de Gay, al mismo tiempo que la dibujaba en el Atlas (lam. 2, fig. 1-2) bajo el nombre de Argynmis laihonivides Bl Naturalmente: el error inicial 464 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL en que incurrió Blanchard llevó la confusión a los entomó- logos que vinieron más tarde. Corresponde la gloria de ha- ber desenredado tan intrincada madeja al distinguido sabio, don Carlos Berg, Director del Museo de Bueños Aires, que estudió la mariposa en las colecciones argen- tinas y chilenas y, a mayor abundancia, comparó perso- nalmente los ejemplares que llevó a Europa con el tipo mismo que sirvió « Boisduval para la descripción de su especie, tipo que poseen en Rennes los señores Oberthur, en cuyas manos está ahora la colección de Boisduval. El Dr. Berg propuso ya en 1882, para evitar nuevas confusiones, adoptar para esta especie el nombre de dera- mene, dado por Boisduval a la mariposa en 1859, en vista que no se pudo mantener el de lathonioides Blanchard, por ser una mezcla de dos especies diferentes (4. cytheris en el texto y 4. lathonioides en las figuras 1 y 2 del Atlas). Daremos ahora una descripción más o menos cuida- dosa de esta especie, ya que la descripción de Boisduval es demasiado somera. Las alas presentan, por encima, un color leonado páli- do, homogéneo. Las anteriores llevan en la base un anillo reniforme de color negro; viene en seguida una faja 1rre- gular del mismo color que, partiendo de la vena subcostal concluye en la vena submediana. Sigue después una man- cha negra sobre las venas disco- celulares, y una segunda faja irregular que atraviesa el disco, desde la costa a la vena submediana. Otra mancha negra se extiende desde la costa hasta la 12 radial. Hacia el margen se notan 6 puntos negros, más o menos circulares, de los cuales el 1 2 y el 3.” son, generalmente, más pequeños que los restan- tes. Viene después una segunda fila constituida por 7 puntos negruzcos, ligeramente aflechados los 3 primeros; y, por fin, una tercera fila de manchas negras en el mar- gen mismo del ala, sobre las venas. Las alas posteriores llevan en la base dos o tres pe- queños puntos negros a de la célula; sigue una del. gada faja irregular en zig-zag, que comienza en la costa y termina en la vena anal. Aa el margen se nota, como en las alas anteriores, las tres filas de puntos negruzcos Silva F.—EL GÉNERO BRENTHIS 465 que ya conocemos, con las mismas características en la forma, número y disposición. La página inferior | de las alas anteriores es de un leonado pálido, amarillento. Las man- chas de la cara superior se transparentan en esta cara, perono en el ápice, donde las reemplaza una corta faja blanquizca, limitada por dos bandas oscuras. Existe también un pequeño punto ama- rillento anillado de ne- gro. La página inferior de las alas posteriores es de color canela algo violado, irregularmente pintada por fajas amari- Fig. 43. Brenthis dexamene, BOISD.: d, llo blanquizcas. Cinco lado superior: b, lado inferior puntos amarlllentos, anillados de negro, dis- puestos en fila arqueada en la parte externa del disco. La $ no difiere del 4. Expansión de las alas: 32 a 34 mm. Habitat: Atacama a Magallanes. La descripción que acabamos de dar corresponde a un ejemplar normal de 5. dexamene, pero hay algunos que ofrecen pequeñas diferencias. Así, por ejemplo, los puntos negros que en las alas anteriores forman la primera línea, son a veces, bastante grandes, casi el doble de los de otros ejemplares; el tercer punto de esta misma fila suele faltar, y en la tila de cinco puntos amarillentos ani- llados de negro, que hemos indicado para la cara inferior de las alas posteriores, suelen borrarse los de los extremos y quedar sólo los 3 del medio. REV. CH. HIST. NAT. (1921) 30 466 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Nota: Tal como lo dice el señor E. €. Reed, en la colección del Museo Nacional existen dos ejemplares de esta especie que llevan escrito: Argynnis Buterpe Phil. - p. 1240-Magallanes; y el otro, Argynmis montana Ph. p. 650, Cordill. Pauls. | 2. Brenthis cytheris (Drury) ButLer . Papilio cytheris, Drury 11. Exot. Ins. HI pl. 4, pg 3-4 . Argynmis siga, Hiibner en Zutr. Ext. Sehmet. 1V g. 21, fig. 611-678. (coje . Melitoea eytheri is, Westwood en Drury, HI Ext. Entom. II, p, 9, tab. 4, fig. 3-4 (4). S. AÁArgynmas eytheris, Donbleday en don Diurn. Lep. Lp 1046 - Argynmis anna, Blanchard en Gay, Hist. de Chile, Tomo VIE-p. 2003 . Argyunis lathonioides, Blanchard en Gay, Hist. de Chile Tomo VIT pg. 22 (2). : Argynmis anna, (4) y Argynnis lathonioides (2), Reed en Anales a Chile, Tomo XLIX, pg. 673, lám. 1, fig. - ATJyumis montana, sd en Anales Univ. Úhile, lám. 1, pg. 8 (2). 1881. 1882. ig. 44. —Brenthis cytheris (Dru) Doubl. 9 : 4,cara superior; bh, cara inferior). Brenthis cytheris, Butler en Trans. Ent. Soc. Lon- don, parte IV pg. 465. Argynmis cytheris, Berg, en An. Soc. Cient. Arg. Tomo XIII pg. 164. 1886. 1886. 1889. 1S99. 1899. ESol. ESE 1903. Silva F.—EL GÉNERO BRENTHIS 467 Brenthis cytheris, Calvert en Anales Univ. de Chile. Tomo LXIX, pg. 315. Brenthis montana, Calvert en Anales Univ. de Chile, Tomo LXIX, pg. 315. Argynmis cytheris, H. J. Elwes en Trans. Ent. Soc. London, pg. 543. Argynnis cytheris, Staudinger, en Lep. Hamb. Ma- ealh. Sammel. pg 28 Brenthis cytheris Berg, en Com. Mus. Nac. Bue- nos Aires, Tomo I, n* 4 pg. 111. Argynnis anna. Mabille en Mission Scient du Cap Honr., Lep. pg. 4 Argynnis cytheris, Mabille en Mission Scient. du 'ap. Horn., Lep. pg. 5. Argynmis cytheris, A. J. Elwes, en Trans. Ent. Soc. London. Part II pg. 286. Ya se ha dicho que Blanchard tomó como nuevas tan- toal ¿ como a la 2 de esta especie, y clasificó al primero como Argynmis anna y a la segunda como Argynnes la- thomordes. El primero en de- nunciar el error de Blan- chard fué el distinguido entomólogo Mr. E. C. Reed, quien presentía la verdad de lo que ha- bia pasado al escribir en su «Monografía de las Mariposas chilenas» lo siguiente: «Blanchard en la obra de Gay, ha descrito los dos sexos como especies distintas, sin embargo, creo que tengo razón de conside- rarlas como una sola, porque todos los ejem- plares que se conforman Fig. 45.—Brenthis cytheris (Dru) cou la descripción de 4. a anna son machos y to- 468 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL dos los que se conforman con los de 4. lathomioides son hembras». M. P. Mabille, al escribir, catorce años después que Reed, en Missión Sciéntifique du Cap Horn sobre los ejemplares del género Argynnis encontrados en la expe- dición, dice textualmente, al tratar el Argynnis anna: Le mále seul est connu et se prend toujours en compag- nie de la eytheris; aussi nous croyons que, par la suite, 11 faudra réunir ces deux especes, car toutes les cytheris que j'ai vues sont des femelles». Daremos ahora una descripción del macho y de la hembra de esta especie. 3. Las alas anteriores y posteriores presentan, por encima, un color leonado vivo, uniforme. En la base de las alas anteriores se presenta un ani- llo reniforme y luego 3 líneas transversales, irregulares e interrumpidas, que cruzan el medio del ala. Hacia el margen externo se marcan dos filas de puntos, situados entre las venas. El borde mismo del ala está recorrido por una faja negra. Las alas posteriores muestran varios pun- tos irregular mente dispuestos en la base y disco del ala, y las mismas dos filas que llevan las anteriores hacia el margen. Una línea negra anteciliar, recorre el borde. La página inferior de las alas anteriores es de color leonado más pálido que el de la página superior, con la zona apical de color rosado purpúreo y una línea blanca que parte oblícuamente de la costa hasta la 12 radial. La página 1n- ferior de las alas posteriores es de color rosado-purpúreo, con una corta línea blanca y transversal en la costa y una angosta faja amarillenta longitudinal entre la 2.* y la 3.2 radial. 2. Las alas anteriores y posteriores son de color leo- nado, más pálido que en el 3, y muestran los mismos pun- tos y líneas negras ya descritos para aquel, pero la línea negra anteciliar es más marcada. La página inferior de las alas anteriores tiene el api- ce ligeramente parduzco, con la línea oblícua blanca y con los dos primeros puntos de la 1.2 fila marginal con el cen- tro amarillo. La página inferior de las alas posteriores es pardo violada, más oscura en el disco. Muestra una línea blanca u oblícua que parte de la costa y otra faja longitu- Silva F.—LEL GÉNERO BRENTIIS 469 dinal del mismo tono entre la 2.2 y la 3.2 radial. Además, existen una hilera de manchas amarillentas hacia la base y otra hacia el margen externo. Los puntos negros que forman la primera fila submarginal en la página superior, se transparentan bastante bien en este lado, y muestran el centro de color amarillento. Erpansión alar: 30 a 45 mm. Habitat. Atacama a Magallanes. 3. Brenthis modesta (BL.) BurLerk 1852. Argynnis modesta, Blanchard en Gay, Historia de Chile, Tomo VIT, pg. 24; Atlas, lam. 2, fig. 3-4. 1877. Argynnis modesta. Reed en Anales Univ. Chule, Tomo XLIX, pg. 676. 1882. Brenthis modesta, Butler en Trans. Entom. Soc. London, Part. IV, pg. 466. 1386. Brenthis modesta, Calvert en Anales Univ. Chile, Tomo LXIX, pg. 315 1903. Argynnis modesta, H. J. Llves en Trans. Ent. Soc. London, Part. III, pg. 287. Después de la des- eripcion dada por Blan- chard en la obra de Gay (loc. cit. pg. 24) existe una descripción bastan- te buena, aunque incom- pleta, dada por Reed en su trabajo arriba mencionado (loc. cit. fig. 675), a causa de que este último autor sólo tuvo a la mano los ejem- plares en regular estado de conservación que, se- gún dice, se hallaban en aquel entonces en la colección del Museo Na- cional. Al presente, exis- ten en dicha colección 10 ejemplares en perfecto estado, en los cuales Fic. 46.— Brenthis modesta Bl.: a, lado pueden apreciarse las superior: 6 lado inferior. A7TO REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL variaciones de tamaño de los distintos individuos así como las ligeras variantes que ofrecen las manchas negras de las alas. Por esta circunstancia podemos hacer una descrip- ción bastante aproximada de la especie. El tono general de las alas es, por encima, de color leonado amarillento, un poco desteñido si se le compara con el de las otras Brenthis chilenas. Las alas anteriores presentan en la cara superior las mismas manchas y líneas interrumpidas que las otras especies ya descritas. Hay que notar, sin embargo, que las manchas que forman la primera fila de puntos son mucho más pequeñas que las que constituyen la segunda fila. Además, existe, como en B. dexamene, una serie de manchas marginales sobre las venas, y una fina línea anteciliar. Las franjas son blan- quizcas, pero ahumadas frente a cada mancha marginal. Las alas posteriozes muestran una hilera de puntos en el disco y dos filas de manchas hacia el margen, siendo los puntos de la fila interna mucho más chicos que los de la fila externa. La línea anteciliar es bien marcada y, co- mo en las alas anteriores, existe una mancha marginal sobre el extremo de cada vena. Las alas anteriores tienen la página inferior de color leonado amarillento, bastante débil en la base y en el dis- co, y de color gris-verdoso en el ápice. Las manchas de la costa así como los puntos de la región marginal, se trans- parentan con toda nitidez en esta cara del ala. Las alas posteriores son, por debajo, de color gris verdoso uniforme, y muestran claramente las líneas y los puntos de la cara superior. Expansión alar: 26 a 31 mm. Habitat: Coquimbo a Llanquihue, principalmente en la alta cordillera. SANTIAGO, 27 de Noviembre de 1921. Maldonado.—APROVECHAMIENTO DE RECURSOS NATURALES 471 El aprovechamiento de los recursos naturales del Continente Sud-Americano POR Ernesto MALDONADO Ing.-Agrónomo; Jefe del Servicio de Bosques, Fesca y Caza. Motivo de especial preocupación debe ser para los hombres pensadores y estudiosos nacidos en este Conti- nente, el estudio de las diversas materias que tienen rela- ción directa o indirecta con el juicioso uso de las diversas riquezas que la mano pródiga de la naturaleza ha depos1- tado en el Continente Sud-Americano. Los antiguos países de Europa, mediante legislacio- nes que se han ido perfeccionando con el transcurso de los años, y corrigiéndose por la experiencia, han llegado a establecer a firme cuanto tiene relación con la conserva- ción y con el correcto uso de las riquezas de aquel Conti- neute; mediante esas medidas de previsión, se ha llegado a impedir casi por completo el derroche de los recursos naturales en forma tal, que en la actualidad es casi impo- sible su agotamiento. En Sud-América, los jóvenes países pletóricos de fuerzas y de riquezas nativas consideradas como inextin- guibles, han educado a sus hombres en la escuela del de- rroche y despilfarro y sus legisladores y estadistas no han recapacitado lo suficiente sobre la gravedad que encarna el problema del porvenir, si se llega al agotamiento a pla- zo más o menos corto de los recursos finitos con que en la actualidad se cuenta. El Continente de los grandes ríos, de las altas y ne- vadas cordilleras y de las impenetrables selvas, se puede llegar a transformar rápidamente en un páramo desierto si sus hijos, cualquiera que sea el pabellón que los cobija, no se preocupan de evitar el agotamiento de sus riquezas nativas que a diario destruye la inexperiencia y la desen- frenada codicia de hombres venidos de todos los ámbitos 4792 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL de la tierra en busca de riquezas que apropiarse y a quie- nes no les importa los daños que a la larga pueden aca- rrear los métodos de aprovechamiento por ellos empleados. Los gravísimos problemas que están vinculados a la conservación de los recursos naturales de este Continente, no se encauzan dentro de los límites territoriales de los distintos países, muchos de ellos influyen en la riqueza futura de dos, tres o más naciones y no son pocos los que afectan directamente a toda la vida Continental. Nos peleamos a veces una pulgada más de suelo y un litro más o menos de agua y en cambio con un despren- dimiento y una falta de previsión digna de mejor causa, botamos anualmente mediante el mecanismo nunca corre- gido de nuestros torrentes, millones de toneladas de suelos que van a parar al mar y desperdiciamos de la misma ma- nera, millones de metros cúbicos de agua que en lugar de fertilizar sedientos terrenos que la agricultura podría aprovechar, van a incrementar los océanos. Diseutimos acaloradamente la propiedad de un árbol más o menos, pero no tenemos ningún inconveniente en quemar leguas de leguas de selvas que la naturaleza ha demorado cientos de años en formar y que representan billones de pesos, a la riqueza pública. Encontramos onerosos los medios de transportes, pero desperdiciamos la fuerza potencial de la multitud de corrientes de aguas que se despeña desde las altas cumbres de la cordillera, sin dar utilidad de ningún género al hombre. Este bosquejo hecho a grandes pinceladas, hace pen- sar en que el bienestar público continental exige y con apremio, qne se aunen las fuerzas de los hombres pensa- dores de todos los países, para que discutan y fijen nor- mas generales que reglen el conveniente uso de los recur- sos Ural y ex1ge al que en cada nación se estu- dien estos mismos problemas de conformidad con las ri- quezas que cada cual tenga en su respectivo territorio. Se impone como una necesidad premiosa el abando- nar desde luego la política que se ha seguido hasta la fe- cha de disponer sin restricción alguna, “de los recursos naturales para beneficiar sólo el presente, permitiendo el monopolio de esos recursos en ciertas y determinadas ma- Maldonado.—APROVECHAMIENTO DE RECURSOS NATURALES 473 nos, sin hacer las reservas que la más elemental previsión aconsejaría de establecer. Ya es tiempo de que las Repúblicas Sud-A mericanas, muchas de las cuales tienen ya más de cien años de vida independiente, piensen de una manera seria en hacer el inventario juicioso de sus riquezas nativas y que mediten además sus estadistas en la obligación y el deber que tie- nen de conservar indefinidamente si es posible la existen- cla de esos recursos que han permitido el desenvolvimien- to y el progreso de cada una de ellas. Aguas, tierras, bosques, carbones, salitres, petróleo, minas, animales son los temas matrices que deben servir de base a estos estudios para que, mediante una política bien orientada, todas estas fuentes de riquezas puedan ser utilizadas por la irrigación, por la obtención de fuerzas hidráulicas, por los trabajos de corrección de torrentes, por las vías de comunicación, por los cultivos agrícolas, por la colonización y en fin, por todas las industrias que necesitan metodizar el aprovechamiento de las materias primas para asegurar su vida y su desenvolvimiento. La prosperidad industrial y agrícolas, depende en primer término del correcto uso que se haga de estas rl- quezas, y es necesario que se comprenda de una vez por todas que si no sabemos conservar y usar nuestros recut- sos naturales, no podremos por ningún motivo conservar una base material adecuada para nuestra clvilización ac- tual y no podrán por lo tanto perseverar en el futuro las instituciones de que con tanto y tan justo patriotismo nos enorgullecemos. El volumen especial de la «Revista Chilena de His- toria Natural» que con tanto acierto d:rige el laborioso hombre de ciencias, Carlos Porter, va a circular segura- mente en manos de los hombres más doctos de este Con- tinente, y hemos creído por esto oportuno pedirle al Prof. Porter un pequeño espacio para lanzar estas ideas con motivo de cumplir la Revista sus 25 años de floreciente existencia. SANTIAGO, Diciembre de 1921. IAN 474 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS obtenidos durante la campaña 0e la comisión sueca en los territorios australes 0e Chile y Arsentina, en los años 1903-1909 (1). POR EL Dr. Carlos SKOTTSBERG Profes: r de Botánica de la Universidad de Upsala (Suecia) Acabo de publicar, en los «Kungl. Sv. Vetenskap- sakademiens Handlingar» la quinta entrega de los «Ke- sultados botánicos» obtenidos en mis viajes por Sudaméri- ca durante los años 1907-09. La parte primera comprende la descripción de un nuevo mapa fitogeográfico de la re- gión al sur del paralelo 41” $S., la segunda el catálogo de las Hepáticas (por F. Stephani, las demás por el autor), la tercera la Botánica de las Islas Malvinas (en inglés, las otras en alemán), la cuarta un estudio sobre las /slas de «Juan Fernandez y la quinta, de la cual esta memoria es un resumen, la Geografía botánica y el catálogo de las es- pecies de plantas vasculares de la región, tratada en el mapa de la entrega N.? 1. Toda la publicación (otras par- tes que van a seguir luego; VI; Los Líquenes, por A. Zahlbruckner; VII, Los Musgos por J. Cardot) se encuen- tra en el Museo Nacional de Santiago; pero sen pocos los interesados que allí pueden consultarla y que entiendan (1) La conisión, que fuera del jefe el Dr. C.Skotsberg, consistía de los geólogos señores Halle y Zuensel, recorría la parte central de Tie— rra del Fuego, Otway y Skyri ing, los canales de la Patagonia occiden- tal, los alrededores del Golfo de Corcovado (costa de continente, Chi- loé, Huafo), regresando a caballo desde el Lago de Nahuelhuapi hasta Punta Arenas, siguiendo la falda oriental de la cordillera y visitan- do los grandes lagos de la Patagonia. Fué eficazmente asistido por el gobierno y especialmente por el Directorio General de la Armada, el cual les suministró medios de trasporte en todas las excursiones en el sur. REV. CH, HIST. NAT., Año XXV (1921) b eMasalirra Al *santa Clara ' Juan |Femindez a—= A HN Bo , ! AO EE EA | é (27 dz VenoZ Límite sur del bos- que valdiviano Lám. XL. AÑ | 5 E - : E 0 e West falkiand 6% RN : ps | 50) | COSO Bosques con EE rá siempre == hojas cadu- Estepas. verdes, Ne 476 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL bien los idiomas extranjeros. Por eso lo he juzgado con- veniente dar en esta conocida e importante «Revista Chi- lena de Historia Natural» un resumen de las partes 1 y V que son las que más interesan a los colegas de Chile. Il. Las FALDAS OCCIDENTALES DE LA CORDILLERA Y LAS ISLAS DESDE CHILOÉ HASTA CABO DE HORNOS Es la parte lluviosa con un clima insular sin estacio- nes muy marcadas, con excepción de la región alpina de las montañas. Característico para el suelo es la formación de una turba, que en las montañas y en toda la parte sur alcanza un espesor muy considerable. Esta zona se divide en dos, una boreal, la continua- ción de la zona valdiviana y otra austral, la zona magallá- nica o subantártica El nombre «antártica», antes muy en uso para Tierra del Fuego y aun para la zona de los canales, etc., se So según mi juicio, reservar para las tierras al sur del par: lelo 609 S. El límite entre la zona valdiviana y la maga- llánica lo forma el Golfo de Peñas. Entre 47% y 49% desa- parecen muchas de las especies características del monte de Valdivia y Llanquihue: Hymenophyllun caudiculatum y cruentum, Lophosoria glauca (Alsophila), Hypolepis Poeppigiana, Lycopodium paniculatum, las Chusquea, Lnargea polyphylla, Nothofagus Dombey1 > y nitida, Ber- beris Darwin, Hydrangea integerrima, Escallonia ma- crantha, Azara lanceolata, Myrtus luma, Griselinia race- mosa, Pernettya vernalis, Cynanchum lancifolium, Aste- ranthera ovata; el límite convencional se puede fijar en el paralelo 480, Hay que esperar que mis colegas chilenos seguirán haciendo observaciones detalladas sobre la extensión ha- cia el sur de elementos valdivianos. Otra cuestión que de- be estudiarse más es la distribución exacta de Jos Notho- fagus, se ignora donde N. nitida empieza a formar el grueso del monte de la región baja. Es característico para la zona magallánica que ahí el arbol más importante de los montes litorales es el Notho- fagus betuloides, el cual sigue así hasta el Cabo de Hor- nos. Además, la gran masa de las plantas en forma de co- Skottsberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 477 eines duros, dando origen a una turba espesa y firme, y otras hierbas, consideradas antes como tipos de la vege- tación «antártica», empiezan a cubrir terrenos extensos, especialmente donde falta abrigo contra el viento. Buenos ejemplos nos dan Acaena pumila, Astelia pumila, Bolax Bovei, Caltha appendiculata, Carpha schoenoides, Dona- tia fascicularis, Drosera uniflora, Graimardia australis, Gaultheria serpyllifolia, Marsippospermum grandiflorum, Myrteola nummularia, Nanodea muscosa, Oreobolus ob- tusangulus, Oxalis magellanica, Phyllacne “uliginosa, Pin- suicula antártica, Rostkovia magellanica, Tapeinia maga- dal Tetroncium magellanica, Tribeles ls verdad que no pocas de estas han sido reportadas muy al norte de 489; pero allí juegan un papel distinto, formando, por ejemplo en la Cordillera Pelada y en la «Campana» de Chiloé, las conocidas y aisladas «colonias» de plantas su- bantárticas. La zona magallánica es muy monótona. Los tipos valdivianos que van más al sur son: Podocarpus nubige- na, Lomatia ferruginea y Campsidium valdivianum (hasta 519 S), Mitraria coccinea y Weinmannia trichosperma (hasta 49” 30" S.). El Estrecho de Magallanes no forma en ninguná parte un límite fitogeográfico. Sobre la biología vegetal se citarán algunas observa- ciones para caracterizar las dos zonas, limitándonos a los árboles y arbustos. En la zona boreal, el sueño producido por el invierno es de muy corta perduración en los órga- nos vegetativos. Nuevas innovaciones a menudo brotan e en el otoño, y la primavera se hace notar ya en el mes de Agosto. En pleno invierno se observan en la misma espe- cie varios estados de desarrollo, uno al lado del otro. Casi todas las especies son siempre verdes. Excepciones nota- bles forman Fuchsia magellanica, Ribes magellanicum y Sophora tetraptera; pero cuando, en los meses de Junio y Julio, van cayendo las hojas, los botones nuevos se desa- rrollan al mismo tiempo. El periodismo más pronunciado corresponde a Notho- fagus antártica, que está completamente desnuda durante todo el invierno. Pero, en la zona lluviosa, este árbol no tiene mucha 478 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL importancia fuera de la región alpina, donde ya el clima es menos insular. Entre los siempreverdes he constatado un descanso invernal mas marcado en las coníferas, los Nothofagus, Embothrium, Lomatia, Laurelia, Caldcluvia, Weinmannia, Maytenus magellanica, Aristotelia, Crinodondron, Myrceu- genia, Rhaphithamnus y Flotowia, arbustos como Abuti- lon, Pseudopanax, valdiviensis, Desfontainea, las Per- netfya y Gaulteria, Berberis Darwinii, la mayor parte de las lianas y enredaderas. Conforme a la clemencia del invierno hay pocas que tienen buena protección para los botones. Se pueden citar Saxegothea, Podocarpus, Nothofagus, Maytenus magallánica, Flotowia, y entre los arbustos Pernettya, Gaultheria, Berberis, Prionotes y otras, todas estas muestras «escamas» secas y duras. Otras tienen es- tipulas protectoras: Eucryphia, “Weinmania, Caldcluvia, Enbothrium tiene hojas reducidas, semejantes casi a es- camas; Coriaria muestra primero hojas algo reducidas y de otra forma que las demás, que están bien protegidas por ellas. El segundo grupo lo forman las especies, que tienen botones nudos. Muchos de ellos se protegen por un vello aterciopelado, mientras las hojas, cuando han crecido, son peladas o poco peludas. Muy buenos ejemplos ofrecen Lomatia, Guevina, Sophoras, Laurelia, Aextoxcum, Cri- nodendron, Rhaphithamnus, Asteranthera, Hydrangea y y otros. Varias especies tienen hojas jóvenes de tal resisten- cia, que aún carecen del vello: Drimys, Ovidia, Tepualia, Myrteola, Griselinia, Desfontainea, Libocedrus, Fitzroya, Dacrydium, ete. Pero entonces es muy común que las pri- meras hojas de una inovación no se desarrollan bien, sino quedan reducidas de tamaño. La mayor parte tiene hojas del tipo xerófilo, a pesar de la enorme cantidad de lluvia. El suelo es siempre hú- medo. Pero—con con la baja temperatura del suelo, la humedad constante y el exceso de material, la descompo- sición €s incompleta, se forma turba ácida, conocida ya desde mucho tiempo por su influencia sobre las raíces, que muchas veces tienen que tropezar con dificultades para reemplazar el agua gastada. Además, frecuentemente nos Skottsberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 479 encontramos con una combinación climatérica desfavora- ble; cielo claro, aire relativamente seco y un viento muy fuerte. Así se puede explicar, en manera general y algo superficial, la morfología y anatomía de las hojas en esa región. Seguramente que faltan todavía los experimentos fisiológicos necesarios para comprobar la teoría, pero ¿don- de hay, en Chile, el laboratorio para hacerlos? Generalmente, el periodismo es más pronunciado en la región foral. Al mismo tiempo, no es del todo raro que la duración de la época floral es bastante larga, hasta que hay especies que desarrollan sus flores en el invierno, como p. e. Drimys, Sophora, Aetoxicum, Myrcenghia apiculata, Ugni Philippii, Berberis Darwinii, Corlarla, Pseudopanax, Pernettya vernalis, Grriselinia racemosa y Campsidium. Sigamos ahora con la zona magallánica. (Greneral- mente se puede decir que el periodismo es más marcado. A las especies que pierden sus hojas antes de que se de- sarrllen completamente las nueyas hay que agregar- la importante Escallonia serrata. Tambien aquí en el sur puede ocurrir que nuevos botones se abren en el Otoño; eso lo he constatado en varias especies. De los tipos de botones mencionados arriba parece faltar casl por com- pleto el con las hojas jóvenes densamente peludas. kl in- vierno magallánico es pobre en flores. Merecen citarse dos especies, que sirven para adorno invernal: Campsidium y Philesia; otras siguen ocasionalmente hasta Mayo y Junio, mientras Berberis ilicifolia tiene la costumbre” de hacer brotar sus primeras flores en pleno invierno. Las formaciones vegetales 1.—LA ZONA VALDIVIANA. El tipo dominante del monte virgen es caracterizado por su riqueza en diferentes clases de árboles. Entre los de altura considerable (más de 20 m) se hacen notar Euc- ryphia, los Nothofagus, Laurelia serrata, Drymis, Aexto- xicum, Nyrceugenia plauipes, Myrtus luma, Fitzuya pa- tagonica, Libocedrus tetragona (ambas pertenecen a tipos especiales de monte), Saxegothea conspicua y Podocarpus 480 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL nubigena. Generalmente forman parte de la estepa más baja: “Guevina avellana, Lomatia ferruginea y obliqua, Em- bothrium coccineum, Weinmannia, Caldcluvia, Maytenus magellanica, Sophora tetraptera, Myrceugenia apiculata, Tepualia, Flotowia, Rhaphithamnus y Escallonia macrantha. Después vienen los arboles en miniatura, de unos cuantos metros de altura, como Azara lanceolata, Aristo- telia, Crinodendron hookerianum, Abutilon vitifolium, Budleia globosa, Sclanum Gayanum, Senecio Cymosus, Pernettya vernalis, Ugni Molinae y otras. Casi una tran- sición a las lianas forma Pseudopanax, la cual con sus ra- mas abrasa a otros arboles, apretándose muy firmemente. Entre los arbustos característicos figuran Pernettya mu- cronata y Gaultheria myrtelloides, Berberis Darwini, Desfontainea, Ovidia pillopillo, Fuchsia, Ribes, Baccharis y Coriaria; de suma importancia son las C husquea. Arbus- titos enredaderas son Prionotes myrsinites. Philesia, La- zariaga y Enargea. Las lianas aparecen en grandes masas. Los principales son Griselinia racemosa y buxifolia, Asteranthera ovata, Mitraria coccinea, Hydrangea, Camp- sidium, Elytropus. El número de parásitas es, fuera de los hongos, muy pequeño, algunas especies de Myzodendron y Prygilan- thus tetrandrus, pero los epífitas cuentan con centenares de especies; sólo dos, sin embargo, son fanerógamas, Fas- cicularia y Sarmienta, no siendo ninguna de ellas epífita obligatoria. Famoso es el monte por su riqueza en criptógamas. Helechos elegantísimos del género Hymenophyllum; ar- bóreos como Blechnum magellanicum, cuyo tronco alcan- za 2 metros, o la Lophosoria con sus hojas gigantescas, los frecuentes Adiantum chilense y Asplenium magellanicum los epifíticos como Asplenium trilobum, Polypodium trilo- bum y P. Billardieri. Ninguna otra parte del mundo pare- ce más rico en especies de musgos y hepáticas. Cerca de la embocadura del Río Aysen recojimos, por ejemplo, en una hora 44 especies distintas. Muy notables son los mus- gos «arbóreos» Hypopterygium, Porothamnium y Den- droligotrichum o las especies colgantes de las ramas, Wey- monthia, Plagiochila dura, fasciata, filipendula, ete. Skottsberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 4s1 Ciertas hepáticas tienen una hermosura indisputable y dan una variación notable de colores a la alfombra de los troncos caidos: Lepidolaena, Schisma, Trichocolea, Sehistochila, Aneura, etc Los líquenes son representados por una multitud de especies de Stictáceas, y por la muy conocida Cora pa- vonia. Este tipo de monte se puede subdividir: en suelo po- roso una asociación de Eucryphia-Myrceugenia, en suelo más arenoso la asociación de Aextoxicum, en suelo menos poroso, más húmedo la asociación Nothofagus AS Myrceugenia—Laurelia, etc., etc. Hacia sl sur (en las islas Chonos, Perrins. Tres Montes, Canal Baker, ete.), encon- tramos la asociación más pura de Nothofagus nitida. El Monte pantanoso cerca de los ríos, inundados en el invierno y la primavera, es caracterizado por Liboce- dros tetragona y Tepualia; entre los musgos se nota el gé- nero Sphagnum. El Monte turbio de las costas, espuestas al viento, se desarrolla más al sur; árboles característicos son Libocedros y Podocarpus; entre las hierbas figura en primer lugar Marsippospermum grandiflorum; entre las criptógamas. Sphagnum medium y Lepicolea ocbrolenca. Las riberas de los ríos, los islotes, etc., están cubiertas por prados de gramíneas, especies de Carex (p. e. O. acu- tata), Juncus, Baccharis sagittalis, etc.; en suelo más seco, arenoso se ballan muchas veces viajeros de las pampas patagónicas, traídos por la corriente. La orilla del monte cerrado wuestra asociaciones de Gunnera chilensis («pan- gales») o chusquea («quilantos»). Hacia el mar encontramos, antes de llegar al monte cerrado, una asociación bastante variada de arbustos, que buscan la luz; entre los más comunes notamos Escallonia macrantha, Berberis Darwin, Chusquea quila, Rhaphi- thamnus, Fuchsia, Desfontainea, Ugni, Pernettya, etc. Al pié del barranco, donde es más húmedo el suelo, se en- cuentra la asociación de Greigla sphacelata, muchas veces en combinación con Juneus procerus. En las zonas exteriores, cerca del agua, la vegeta- ción varía mucho con el suelo y la exposición. Ispecies comunes en los barrancos son Eringium paniculatum, REV. CH. HIST. MATT. (1921) (31) 482 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Samolus reprens, Plantago truncata, Carex fuscula, Li- bertia elegans, Uncinia erinacea y phlevides, Gunnera chi- lensis, Colobanthus sp., Crassula moschata, Cotula corono- pifolia, Asplenium obtusatum, Adiantum chilense, Blech- num auriculatum y asperum, etc., etc. La arena seca es caracterizada por algunas gramineas, especialmente Dis- tichlis thalassica y formas enanas de Pernetfya; dentro de las mareas alcanza Salicornia peruviana, y sobre arci- lla salobre he encontrado una asociación casi pura de Lep- tocarpus chilensis. En las regiones de las montañas todavía falta mucho para completar el cuadro. En la porte norte, el monte valdiviano alcanza, sin sufrir grandes cambios, la altura de 500 600 metros sobre el nivel del mar; despues empobre- ce, y Nolhofagus Dombey1 domina sobre los demas árbo- les. Se hacen notar los bosques pantanosos (Sphagnum!) de Fitzroya (alerzales), Libocedrus, Tepualia, etc. Desapa- recen las lianas. En la altura de 1000-1200 metros apa- recen grupos mas o menos extensos de árboles con hojas caducas: Nothofagus antartica y, mas al interior, Ñ. pu- milio. Pantanos con plantas subantárticas alternan con lugares rocosos, adornados de especies típicamente andi- nas. Hacia el sur, el límite del monte cerrado siempre- verde va bajando. En la isla San Pedro (Chiloé) observa- mos ya con la altura de 150-200 un cambio de aspecto; el monte se vuelve ménos cerrado, con más arbustos como Desfontainea y Pepualia; Philesia ya es común, y entre los árboles principia á figurar Libocedrus tetragona. El suelo se hace mas pantanoso, tiene un aspecto netamente magallánico con enormes cantidades de Sphagnum, Lepi- colea ochroleuca, Lepidolacna magellanica. Dicranum ro- bustum; liquenes como Cladonia spp., Stereocaulon ra- mulosum, Sphaerophorus, etc., se mezclan con los musgos; sueltas especies subsotárticas como Orsobolus, Gaultheria serpyllifolia, Prionotes, prosperan. Así sigue la vegetación, que no es otra cosa que el monte pantanoso de la zona magellánica, desarrollada aquí, como debe de serlo, en más altura, hasta 400-500 metros; mas arriba no se ha explorado bien todavía. Skottsberg. —ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 483 2. La ZONA MAGALLÁNICA. El monte virgen, siempreverde, en forma cerrada, ocupa en la realidad un terreno bastante limitado. Su lí- mite superior lo alcanza con pocos cientos de metros. Pe- ro tampoco todo terreno debajo de esta línea es boscoso; se divisan en todas partes manchas de color moreno roji zo, los grandes pantanos de turbas. Según mi pa- recer, es el viento que decide sobre la extensión del mon- te. El daorijena un «límite marítimo» de bosque, fuera del cual dominan las formaciones vegetales desprovistas de vegetación verdaderamente arbórea. ls monte cerrado, necesita abrigo; rodea los puertos y ensenadas, llena los valles y quebradas, se aprovecha de cada meseta en los barrancos, luego cuando encuentra un lugar algo abriga- do; todo lo demás lo cubren campos pantanosos. El árbol que mas resiste al viento es Libocedrus. En los campos de turba, el género Sphagnum es de relativamente poca importancia, siendo reemplazado por ciertas Hepáticas, (en primera línea Lepicolea ochroleuca), cuya biología es de mucho interés. Más afuera, donde so- plan vientos casi constantes, los Sphagnum ceden todo el terreno a plantas fanerógamas que forman cojines durísi- mos, más o menos planos y de gran extensión. En el monte magallánico árboles altos no se encuen- tran sino raras veces. l)omina en todo sentido Nothofagus betuloides, generalmente bastante bajo (10—-12 m.). Los ejemplares más bonitos se hallan en la zona limítrofe con los montes de roble. Los demás árboles son Drimys, May- tenus magellanica, Embothrium, Tepualia y Pseudopanax laetevirens. Hay solo una conífera arbórea, el Libocedrus tetragona. Como ya dije arriba, algunas especies valdivia- nas han penetrado la parte norte de la zona magallánica, siendo la más importante Podocarpus nubígena. Los arbustos más importantes son: Berberis ilicifolia y microphylla, Chiliotrichum diffusum, Fuchsia, Pernettya mucronata, Desfontainea, Escallonia serrata, Ribes mage- llanicum, y, en costas expuestas, Verónica elliptica. Un rasgo de importancia para el aspecto del bosque es la ausencia completa de Chusqueas. Lianas existen sólo 484 REVISTA. CHILENA DE- HISTORIA NATURAL -. en la parte norte de esta zona, alcanzando Campsidium más al sur (hasta 51%). La parte sur de la Patagonia occl- dental y la Tierra del Fuego sólo posee dos enredaderas, Philesia y Prionotes. Fanerógamas epifíticas no existen; los helechos son poco variados; sobre los árboles. encontramos Asplenium magellanicum, Polypodium Billardieri, Hymenophyllum secundum y tortuosum, Serpyllopsis caespitosa. De las es- pecies más notables que habitan el suelo sólo menciona- mos Blechnum magellanicam (arsóreo) y Gleichenia qua- dripartita. Arbustos enanos son muy comunes en todos los te- rrenos abiertos, en primer lugar Empetrum rubrum, Gaul- theria serpyllifolia y Myrteola nummularia. Lo que dije arriba sobre la riqueza enorme en mus- gos y hepáticas puede aplicarse también a esta zona, que probablemente muestra tantas especies como aquella. Los líquenes característicos pertenecen, fuera al género Sticta, a Cladonia, Stereocaulon, Spharopherus, Usnea, Tham- nolia, ete. E El tipo dominante de monte cerrado se puede clasifi- car como una asociación Nothofagus betuloides-Prionotes- Philesia. ll monte con suelo de turba es abierto; puede tener varias clases de los árboles del bosque en ejemplares chi- cos y aislados; además siempre está habitado por Liboce- drus. Hay una serie de transiciones entre el bosque y la verdadera asociación de Sphanagun con árboles aislados. El suelo tiene una alfombra densa de turba, formada por musgos, hepáticas y fanerógamas cespitosas. Una jun- cacla, Marsipposparniumn, es una de las hierbas más carac- terísticas; asociado al Sphagnum crece el arbusto Dacry- diura Fonekii. La Asociación de fanerógamas en cojines duros.—Ha- bita las costas rocosas abiertas hasta más afuera, expues- tas a toda la fuerza de los temporales; en las partes bos- cosas, la misma asociación cubre las cumbres de lomas y colinas. Tiene muchas especies en común con el monte pantanoso, pero los Sphagnum no tienen importancia. Los arbustitos característicos son Empetrum rubrum, Pernet- tya pumila, Gaultheria serpyllifolia, Myrteola nummu- Skotisberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 485 laria. Pero las plantas que ponen su estampa en esta aso- ciación son tales como las Abrotanella, Astelia, Bolax Bovei, Azorella caespitosa, Caltha appendiculata y dio- naefolia, Donatia, Gaimardia, Oreobolus, Phyilacne, Ta- peinia, todas formando alfombras duras densísimas. Otras hierbas son Aster Vahli1, Schcenus antarcticus, Gunnera lobata, Perezia magellanica, Senecio trifurca- tus, etc. Las orillas de los ríos hospedan pocas especies pecu- liares fuera de criptógamas; es digno de ser mencionado Senecio cuneatus. El agua dulce es muy pobre en vegetación macros- cópica: Callitriche, Orantzia lineata, Isoétes Savatierl y Myriophyllum elatinoides. La orilla del mar. Generalmente el bosque se extien- de hasta la alta marea. En las de la playa habitan: Ve- rónica ellíptica, Festuca arenaria, Azorella caespitosa, Colobsuthus subulatus, Cotula scariosa, Crassula moscha- ta, Apium australe, Armeria elongata, Scirpus cernuns, Ranunculus biternatus y manchas de musgos y hepáticas de gran variación, siendo los tipos Blindia, Breutelia, Ma- cromitrium, Dicranum, Ditrichunm, Orthotrichum y Rha- comitrium, además Aneura, Jamesoniella, Lophocolea y Plagiochila casi siempre representados. Las playas de gui- jarros y arena están cubiertas de prados, donde dominan oramíneas y hierbas altas como Poa fuegiana y alopecu- rus, Aira Kingii, Festuca arenaria y purpurasceus, Carex Darwinii Agropyrum magellanicum, Valeriana lapathi- folia, Senecio Smithii, eto., formando una faja angosta; más afuera avanzan otras especies, p. e. Aster Vahlii, Co- tula scariosa, Colobanthus crassifolius, Plantago barbata, Ranunculus biternatus, etc. La faja más cerca de agua, en parte entre las mareas, forman asociaciones de líquenes en forma de crusta como Xanthoria y Verrucaria. Una asociación de muy distinto aspecto encontramos en los islotes externos, frecuentados por pájaros marinos. Es la Poa flabellata siempre mejor desarrollado en la pla- ya de guijarros y allí asociada con la gigantesca Carex trifida; esta vegetación sólo se conoce de las partes más australes. Las regiones de las montañas.—La región boscosa 486 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL siempre verde alcanza, en los canales de la Patagonia, la altura de 400 a 600 m., en la parte suroeste de ll Tierra del Fuego sólo 200 a 300 m. Después sigue una angosta faja de Nothofag us antárctica y luego el suelo turbio, “don- de se repiten las asociaciones de pantanos ya descritas. En una altura de 600 a 700 metros, en el sur, ya nos en- contramos con roca desnuda y casi sin vegetación, hielo y nieve persistente. Muchos de los ventisqueros bajan hasta la orilla del mar. Se hizo un estudio detallado sobre la vegetación cer- ca del hielo. Ofrece un interés especial, permitiéndonos adivinar con alguna certeza el estado durante la época glacial o, por lo menos, qué plantas que han servido como conquistadores del nuevo terreno descubierto en cuanto se retiraron las grandes masas de hielo. Para detalles tengo que referir a la obra original. Solo sean citados los nombres de los ventisqueros visita- dos: Cerro Tronador, el ventisquero donde nace el Río Puello; Seno Peel, V. Bordes; Seno Skyring, Estero de los Ventisqueros, el Fondo; Canal Gajardo, V. Inga; Ca- nal de Beagle, V. Darwin; Lago San Martín, V. Schoen- meyr. La exploración de la vegetación dió como resultado general, que ella tiene, alrededor del hielo, aunque sea en el nivel del mar, un carácter netamente subalpino. Il. Los VALLES TRANSANDINOS CON LA TRANSICIÓN ENTRE EL BOSQUE SIEMPRE VERDE Y EL BOSQUE DE ÁRBOLES CON HOJAS CADUCAS. El clima oceánico de la costa del Pacífico penetra los valles transandinos, llevando consigo la vegetación corres- pondiente. Como bien se sabe, hay en la falda oriental de la eordillera un clima continental, con una vegetación muy distinta. Los dos tipos se mezclan en los valles tran- sandinos y se producen muchas asociaciones de plantas, que, sólo bajo estas circunstancias escepcionales se en- _cuentran juntas. Fueron explorados los siguientes siste- mas de valles: Perella—Laguna Fria—Lago Nahuelhuapi (ningún valle trasandino, pero un boquete bajo): Monte siempre- Skottsberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 487 verde valdiviano—Libocedrus chilensis—Nothofagus an- táretica y pumilio. Valle 16 de Octubre: Nothofagus Dombeyi—Liboce- drus—N. antarctica. Valle del Aisen: N. Dombeyi—N. pumilio—N. An- tarctica. Lago San Martín: N. betuloides—N. pumilio. Ultima Esperanza: N. betuloides, Libocedrus tetrago- N. pumilio—NX. antarctica Skiring: N. betuloides—NX. pumilio—N. antarctica. Estrecho de Magallanes: Idem. Valle Azopardo: Idem. na TI. Las FALDAS ORIENTALES DE LA CORDILLERA, ESPE- CIALMENTE LA ZONA DE LOS GRANDES LAGOS ANDINOS Las condiciones climatéricas son muy distintas de las que caracterizan la zona occidental. Los vientos descargan su humedad antes de llegar a la Pampa de la Patagonia, las variaciones de temperatura se hacen mucho más pro- nunciadas; tenemos como naturalmente se ha de esperar, un clima continental con estaciones muy marcadas e invler- nos fríos y con nieve mientras los veranos son calurosos y secos. Podemos distinguir entre dos zonas longitudinales, que se pueden seguir a lo largo de toda la cerdillera; una interior, dotada con lluvias suficientes para mantener un bosque de robles, es la zona de los lagos; y otra, exterior, que se pierde sin límites en la pampa patagónica, donde el clima es demasiado seco para los árboles que están a disposición y donde sólo hay fajas angostas de ñire en las riberas de los arroyos; esta zona es caracterizado por es- tepas y manchas de desierto. Cuando la precipitación baja hasta 400-500 mm. anuales se disuelve el monte, y con menos de 250 se produce el semi-desierto. En la formación del suelo hay también diferencias notables entre una y otra zona. Las faldas de la cordillera y los alrededores de los lagos tienen capas extensas de morenas, testigos de la época glacial, y con la vegetación boscosa y los prados ce- rrados se ha formado una tierra bastante fértil. La pampa es cubierta por arena y guijarros, siendo las capas areno- 488 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL sas más profundas en los valles, doude también algunas veces observan arcilla y fango, depositado en lagos repre- sados durante la época slacial. Estos son los valles más fértiles, como p. e. 16 de “Octubre. El suelo de la pampa. fuera de las quebradas, es muy seco y la vegetación siem- pre bastante abierta. En la parte de la pampa de que aquí se trata, e. d. la que está situada inmediatamente al este de los grandes lagos, son escasas las lagunas sin desagúe y con agua salobre; sólo ejercen una influencia muy local sobre la flora. Como se sabe, la cordillera cambia su dirección en el sur, corriendo en la Tierra del Fuego de O. a E. Allá, en la isla grande, pierde su importancia como límite climaté- rico; el monte siempre verde cubre los dos lados hasta el valle Azopardo, donde las tres especies fueguinas de No- thofagus crecen juntas; después va desapareciendo la es: pecie siempreverde, N. betuloides, y el roble forma el grueso del monte a ambos lados hasta que, más al este, en el lado norte lo reemplaza grupos de ñire, prados y este- pas, mientras, en la falda sur, gracias a la proximidad del Océano, reaparece el clima lluvioso y los bosques siem- preverdes, los cuales tienen su estación más oriental en la Isla de los Estados. Es natural que, tanto el monte de roble o ñire como la vegetación pampina sean caracterizados por un perio- dismo muy marcado en todos sus fenómenos. Reina un descanso casi completo en el invierno. Formaciones vegetales 3 1: LA ZONA BOSCOSA Es una cinta bastante angosta, que corre en las fal- das de la Cordillera desde la latitud 38% más o menos, hasta el canal de Beagle. El tipo principal forma Nothofa- gus pumilio, y probablemente no hay en el mundo un - monte tan monótono, que sin sufrir cambios notables se extiende sobre diecisiete grados de latitud. En la parte norte crece entre 800 y 1,600 m. sobre el nivel del mar, baja poco a poco en cuanto avanza hacia el sur para al fin Skottsberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 489 en Tierra del Fuego cubrir las montañas desde el mar has- ta unos 600 metros. El árbol que domina casi en absoluto es Nothofagus pumilio, que en la latitud del Estrecho alcanza grandes dimensiones. Lo acompañan varios arbustos como Chilio- trichum diffusum, Berberis microphylla, Pernettya mu- ronata, Myoscilos oblongus, Ribes cucullatum, Escalloniá Foneki1, ete. Lianas y enredaderas son escasas y faltan por comple- to en la parte sur; más al norte hay p. e. Mutisia retusa. Fanerógamas epifíticas faltan; también son escasos los Helechos que crecen sobre árboles, las especies de Hy- menophyllum son muy pocas (más común H. secundum). De los parásitos tenemos que citar los Myzodendron; M. punctulatum muchas veces se halla en tanta abundan- cla que agrega un tono amarillo al follaje del roble. Debx- Jo de los árboles hay mucho más luz que en el bosque siempre verde, y la flora de hierba es más rica. Especies características son: Osmorhiza chilensis, Luzula chilensis, Viola maculata, Arabis magellanica, Asarca lutea, Hie- rochloa magellanica, Macrachaenium gracile, Poa fuegia- na Cardamine seraniifolia, Erigeron Philippii, Codonor- chis Lessonil, Ranunculus A Galium fuegia- num, Hyporhoeris tenerifolia, Arachnites uniflora, Sene- cio spp, Cvstopteris fragilis, Polystichum aculeatum, etc., etc. La flora criptogámica es otra que en la falda oeste, menos rica en especies, con muchos más musgos en propo- sición de las Hepáticas; citemos Dicranomeisia, Lepyro- don lagurus, Acrocladium auriculatum, Bartramia Moss manniana, Lepidozia chordulifera, Leioseyphus ehilosey- phoides; de líquenes Cladomia, Parmelia, Stereocaulon, Sticta, Usnea, etc. Arriba hemos visto, que otra especie de Nothofagus con hojas no persistentes (N. antartica) crece en la región subalpina de las faldas occidentales. El mismo árbol tam- bién se halla en el lado oriental, formando grupos más o menos extensos en suelo húmedo o siguiendo los ríos, acompañado por varios arbustos, hacia la pampa. En la Patagonia austral y la Tierra del Fuego, forma una zona Date bien definida, al este de los robles: Además, la Patagonia andina posee una tercera clase 490 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL de monte. Hasta el paralelo 44?, en la parte central de las depresiones transandinas, crece Libocedrus chilensis, for- mando bosques vírgenes puros. Es un árbol grueso, derecho y hermoso; lo acompañan varios arbustos valdivianos Mi andinos, es rico también en criptógamas, aunque no tenga comparación con el monte valdiviano. En-su carácter bio- lógico se acerca más al bosque de roble andino (N. pumi- l10). En la zona andina boscosa, el suelo pedregoso sostie- ne una vegetación de árboles más aislados, con manchas erandes de matorrales o estepas; los arbustos se hallan con bastante frecuencia. Tiene esta vegetación un aspecto pa- recido a la de Chile central, no obstante que tiene una flo ra muy distinta, pero hay unas pocas especies que habi. tan ambos lugares. En la parte más austral de nuestra zona, en Skyring y Otway, en el canal de Beagle, etc., hay costas, donde por el motivo del viento fuerte y constante, retrocede el bosque, dando lugar a la curiosa asociación de Bolax gummifera; la he citado aquí porque tiene tanta se- mejanza con la vegetación en las Islas Malvinas. La vegetacion en las orillas de las lagunas y de los ríos en la zona boscosa, se compone de arbustos y hierbas del monte, agregándose a éstas muchas plantas de la pam- pa. Algunas veces se han encontrado plantas netamente alpinas, cuyas semillas han sido trasportadas por el agua. La vegetación de las lagunas y de sus pantanos, mues- tra muy claramente fajas concéntricas. Por ejemplo, en el agua: Scirpus pauciflorus, Batrachium, Hippuris vulgaris, Myrioplyllum elatinoides, Potamogeton strictus, Ranuneu- lus hydrophilus; después una asociación de Carex, como C. Andersson, C. atropicta, C. fuscula; fuera de éstas una vegetación de gramíneas, como Agrostis magellanica, Alopecurus antareticus, Phleum alpinum, Ranunculus peduncularis, Geum magellanicum, especies de Acaena y muchas otras. Hasta la playa del mar avanzan muchos de los arbustos y hierbas del bosque, Algunas especies más estrictamente marítimas son: Ápium australis, los Atropis, Agropyrum, Hordeum comosum, Senecio leucomallus, Culciteum magellanicum, S. candicans; Troximum pumi- lum, Azorella filamentosa y trifurcata, Cotula scarlosa, Skotisberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 491 Colobanthus crassifolius, Rumex magellanicus, Armeria elongata var., Plantago maritima. La región alpina, de la Cordillera alta, separada de la pampa por una faja cerrada de bosques, ha sido poco estudiada. Lo que abajo puedo decir se refiere a la parte sur del territorio. La asociación característica es un mato- rral bajo pedregoso con Empetrum rubrum, Pernetteya pumila, Acaena antarctica, Gunnera magellanica, Agore- lla Iycopodioides, Bolax gummifera, Drapetes muscosus, Lageuophora nudicaulis, Lycopodium magellanicum, Ru- bus gevides, Viola tridentata, Saxifraga mayellanica, Len- ceria z lanata, Trisetum subspicatum, Phleum alpinum, Nas- sauvia Lagascae y pygmaea, Marsippospernum grandiflo- rum, etc., etc.; los arroyos están bordados por musgos, donde crecen Nanodea muscosa, Perezia magellanica, Ou- risia ruelloides, Senecio martinensis y trifurcatus, ete. La parte central de la Tierra del Fuego es mejor co- nocida; la región alpina es bastante rica en especies, que no se encuentran más al norte. Para detalles tengo que referirme al texto original como a mis trabajos anteriores, citados en la bibliografía de la obra mencionada. La flora criptogómica es muy rica en especies, hasta que hay algu- nos géneros endémicos. TT. La ZONA DE LA PAMPA. lsta zona está caracterizada por la falta de árboles (fuera de las orillas de arroyos), por su riqueza en arbus- tos, en plantas cespitosas, gramineas y hierbas. Greneral- mente no hay vegetación cerrada, sino el suelo nudo are- noso queda visible entre las matas. Todo su aspecto es xerófilo; hojas duras y angostas, barnizadas o densamente lanudas, arbustos espinudos, algunos con hojas primarias muy reducidas. Tampoco faltan plantas carnosas, como las Cactáceas; todas son especies chicas. El tipo con órganos subterráneos de reserva es bien representado. Natural- mente, hay muchas especies anuales. Pongamos atención especial a las plantas en forma de cojines duros con hojas muy chicas. numerosísimas y fuertemente apretadas, que por su biología son tan interesantes. Parece imposible comprender que este tipo sea igualmente característico 492 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL para la vegetación de la parte lluviosa del occidente; pero en realidad se trata de dos tipos biológicos, cuya morfolo- gía es casi igual, pero que tienen una fisiología muy dis- tinta uno de. otro. Hemos discutido este problema en el texto original, donde encontrará el lector también un ca- tálogo de todas las especies pertenecientes a nuestra re- gión. La flora eriptogámica es muy poco desarrollada. LAs FORMACIONES VEGETALES. La estepa, con gramíneas xerófilas, es la formación que domina. Según el terreno y la latitud, tiene una com- posición distinta Asociaciones de Mulinium spinosum, de Festuca graci- llima, de Poa bonarjensis, de Poa argentina, etc. Algunas especies comunes, fuera de las ya citadas, son: arbustos como Berberis empetrifolia y cuneata, Baccharis magella- nica. Discaria discolor, Adesmia boronioides, Anarthro- phillum desideratum, Senecio albicaulis, Verbena pp., yer- bas como ÁAcaena multifida y pinatifida, Luzula chilensis, Erigeron Philippi, Melandrium chilense, Anemone multi- fida, Calceolaria lanceolata, Draba magellanica, Sisyrin- chiunm j junceun y striatum, Armeria elongata var. chilensis, Geranium sessiliflorum, Leuceria multifida, Oxalis adeno- phylla, Loasa ar gentina, Oenothera mollissima, Stipa chrysophilla, Bromus setifolius, Hypochoeris lanata, Nas- sauvia abbreviata, Scubellaria nummularialfolia, Vicia sp., Viola microphyllos, Azorella monantha, Valeriana carno- sa, Collomia biflora, Grlia eservicosis, Satureia Darwinii, Arjona tuberosa, Astragalus spp., Sanicula graveolens, Thlaspi magellanicum, Chloraea spp., Ásarca spp., ete., etc. Cerca de los grandes lagos se nota la riqueza en ar- bustos altos, de 2-3 m. de altura: Berberis cuneata. Ly- clum pulverulentam, Schinus dependens, Colliguaya 1n- tegerrima, Escallonia rubra. Nardophyllum "darwinii, Berberis ligustrina y trideus. Anarthrophyllum rigidum, -Adesmia canescens y camrestris, etc. Las partes mas secas tienen carácter de semi desierto; especies notables son: Grabowskya Spegazzini, Ephedra andina, Nassauvia glomerulosa y patagónica, Mulinum Skottsberg.—ALGUNOS RESULTADOS BOTÁNICOS 493 lycopodiopsis, Acaena confertissima, Brachyclados caes- pitosus, Echinocactus Coxii, Opuntia australis, etc. Las orillas de lagunas y rios tienen el aspecto de prados, con gramíneas mesófilas y árboles sueltos. Aquí nos encontramos otra vez con plantas del monte andino. La vegetación acuática concuerda en sus rasgos prin- cipales, con la ya descrita. Hay que agregar Scirpus ripa- rlus, quo es coda en los desagúes de algunos lagos, co- mo L. Buenos Aires, L. Pueyrredon, L. San Martín, etc. como también Juncus balticus var mexicanus. La región alpina. Por falta de una región boscosa, no se puede trazar una línea fija para regiones subalpinas ó alpinas. Podemos hablar de una estepa subalpina, que espoco diferente en carácer general; solo en las alturas más gran- des se pueden distinguir asociaciones estrictamente alpi- nas, cuya flora tiene mucha afinidad con la de las Cordille- ras altas de Chile central. Se desarrolla, en la parte boreal de la Patagonia, en la altura de 1500-1600 m; más al sur, encontramos las mismas especies en una altura ménos considerable, lo que no nos debe causar sorpresa. Uitamos las siguientes especies o géneros: Ádesmia parvifolia y sa- licorniordes, Astragalus, Azorella, Discaria nana; Ceras- tium nervosum, Epilobium nivale Hexaptera cuneata, Ga- mocarpha, Moschopsis. Nassauvia, Pantago sempervivoídes, Viola sect. rosulata, Barneoudia, Brayopsis, Calandrinia, Carex incurva, Calceolaria uniflora, Hamadryas, Leuceria, Perezia, Senecio Tristagma, Symphyostemon. Marsippos- permum Philippii y Reichei, Acaena antarctica, Onuris, Valeriana macrorhiza, Benthamiella, Saccardophytum, Colobranthus lycopodivides, Pyenophy llopsis, Xerodraba. La mitad de la obra, de la cual hemos dada un resu- men corto, la forma un catálogo de las plantas vasculares, recogidas por el autor durante el viaje. Para cada especie se indica la naturaleza del lugar donde. crece, las locali- dades exactas donde la ha encontrado el autor, y su dis- tribución geográfica. La colección del autor comprende S40 especies y variedades; 52 especies fueron descritas, por varios especialistas, como nuevas. Se establecieron 494 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL dos géneros nuevos: Pycnophyllopsis (Caryophyllaceae) y Xerodraba (Cruciferae). Todas las novedades son de la Patagonia andina ó de la Tierra del Fuego. Al final, el autor ha discutido la posición fitogeográ-- fica de las floras tratadas, donde, entre otras cosas, de- muestra la íntima relación entre la flora patagónica andi- na, que se extiende hasta Fuegía central, con la de los Andes de Chile central. Después de una descripción de la historia de la flora desde la época glacial, es cuanto se puede hacer con los pocos datos accesibies ahora. Porter.—LoNGICORNIOS CHILENOS 495 NOTAS BREVES SOBRE LONGICORNIOS CHILENOS POR EL Prof. Dr. Carlos E. PORTER Catedrático de Zoología general y Entomología Aplicada del Instituto Agronómico de Chile Si se exceptúan algunas breves notas entomológicas nuestras (en que enumeramos algunos Longicornios reco- lectados por nosotros y algunos amigos) y la descripción dada por el Dr. BrETHES de una nueva especie de la tri- bu Trantini (1), sólo los reputados naturalistas PHILIPP1I y GERMAIN han publicado en nuestro país estudios referen- tes a los mencionados coleópteros después de la aparición de la obra de (7AY. Todo lo que se ha hecho en esta materia, fuera de lo ya mencionado, se encuentra disperso en numerosos tra- bajos publicados en Inglaterra, Bélgica, Francia, Suecia y Alemania. En nuestro deseo de contribuir, aunque sea modesta- mente, al conocimiento de estos interesantes insectos y a la mayor divulgación del estudio, entre profesores y colec- cionistas de este país, de uno de los grupos de Artrópodos a que desde hace más de veinte años nos dedicamos (ha- biendo reunido abundantes colecciones y literatura y he- cho algunas observaciones biológicas y anatómicas), comen- Za mos Ta publicación, en nuestra Revista, de notas que. apesar de brevísimas, no dudamos habrán de interesar a los aficionados a la Entomología. Estas notas comprenderán los más variados temas relativos a nuestros Longicornios: distribución geográfica; observaciones anatómicas, histológicas y biológicas; nomen- clatura puesta al día; revisión de algunos géneros; el re- (1) Description Vun nouveau coléoptere du Chili en «Rev. Ch. Hist. Nat,«, año XX (1916). pp. 75-78, fig. 7 a, b. 406 RE sultado del examen de algunas colecciones del país en que hay Longicornios; diagnosis preliminar de las especies descubiertas por nosotros y de las que nos confíen nues- tros amigos y corresponsales, etc., etc. Y al insertar nuestras notas no hacemos sino adelan- tar algunos hechos, mientras nos es posible publicar tres obras nuestras, de gran aliento, que requieren grandes de- sembolsos y que no deseamos dar a luz sino profusa y be- llamente ilustradas: Catálogo razonado y Atlas de los Lon- gicormios de Chale, Monografía de los Longicornios chilenos, Los insectos de los bosques del país (+). 1.—Especies cogidas en la provincia de Cautin.— En la rápida excursión que efectuamos en Febrero del pre- sente año a la provincia de Cautín, tomamos las siguien- tes especies, para varias de las cuales queda aumentada el área. También aparecen con los nombres que aceptamos de acuerdo con las autoridades en el estudio de la gran fami- lia de los Longicornios: Strongylaspis (Chiasmetes) Limae GUÉR. varias partes del pS Se encuentra tambien en el Perú y, según el Prof F. Campos KR. existe igualmente en el dos (2). Grammicosum favofasciatum BL.—De esta especie que fué dada a conocer en 1843 en el Viage de D'Orbigny, poseemos varios ejemplares de distinta talla y con las man- chas amarillas más o menos marcadas; el color general del insecto es en unos ejemplares muy obscuro, siendo bastan- te. claro en otros. Mis ejemplares son de Chillán, Osorno y Victoria, a los que se agrega un ejemplar de Temuco. En el examen que he hecho de la colección de insec- tos del Colegio San Pedro Nolasco, para tomar notas de localidades para los Longicornios, Hemípteros y Sírfidos, (*) Para completar nuestros datos y reunir otros nuevos para este estudio especial de los insectos que atacan nuestros árboles forestales, y que nadie ha emprendido hasta hoy en el país, nos ha ofrecido toda clase de facilidades el ilustrado profesor señor Ernesto Maldonado, Jefe del Servicio Bosques, Pesca y Caza. (2) Para ésta y otras especies de la presente lista se dan ya algunas noticias en uno de nuestros artículos anteriormente insertos en esta misma Revista, año XXIV (1920), pp. 155-157. Porter.—LONGICORNIOS CHILENOS 497 he visto que el Hno. Flaminio Ruíz tiene ejemplares de Santiago, Pitrufquén, Lonquimay y Calbuco. Eburia quadrinotata LATR. abundante en este país. Hemos recibido buenos ejemplares del Perú y Ecua- dor, donde parece la especie es bastante común. 1 ejemplar. No es muy Compsa flavonitida FAIRM. y GERMAIN.—Aunque no es abundante en individuos se presenta en una buena ex- tensión del país. La tenemos ya de la Provincia de Acon- cagua (Thomas) y Angol (Porter). Calydon submetallicum BL.—Es tambien especie que habita gran parte del país, como lo hemos expresado en otros artículos. Hoplonotus spimifer BL.—No es insecto abundante y son raras las colecciones que lo poseen. El Prof. Fed. Philippi lo indica de Coquimbo y Valdivia. Yo lo poseía antes de Chillán. Ahora agrego un ejem- plar de Temuco. Colobura alboplagiata B1.— Es raro en las colecciones de coleópteros que hemos visto. Poseo hoy cuatro ejempla- res (Valdivia, Osorno, Temuco). Emoplytoecia suturella BrL.—En la obra de don Claudio Gay, aparece con el nombre de Agapantia suturella. Don Fed. Philippi lo menciona como encontrado en Illapel, Valparaíso y Concepción. Lo he tomado yo mis- mo en El Salto. Don A. Honorato me lo ha enviado desde Valdivia. Abarca, pues, una buena extensión del territo- rio y casi no falta en las colecciones. Hebestola humeralis B1.—Es otra especie muy abun- dante en el país que abarca buena extensión. Los nume- rosos ejemplares de mi colección son principalmente de Corral, Quilpué y Quillota. 2. —Un insecto que ataca a la Araucaria.—Cuando don Claudio Gay y algunos otros autores han descripto insectos de este país es rarísimo ver indicadas las plantas sobre las cuales viven y no en todos los casos se señala siquiera la localidad en que se encuentran. REV. CH. HIST. NAT. (1921) (32) 498 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Es de importancia que, siempre que sea posible, no descuiden, los que colecten insectos y los autores, el consignar esos datos. En la Escuela Agrícola de Chillán se encontró pri- meramente por el Ingeniero- Agrónomo señor Abdón Be- soaín, un insecto que había secado una hermosa avenida de estos árboles. Se nos envió ejemplares que determinamos como Compsa livida. Con motivo de haber recibido poco después ramas se- cas de Araucaria desde la provincia de Cautín (enviadas por el Ingeniero Agrónomo señor don Ramón Elzo Ba- quedano) que contenían ninfas de un coleóptero que desa- | rrollé en mi Laboratorio y que resultó ser tambien Comp- sa livida, puede ya saberse que dicho Longicornio, descripto por don Filiberto Germain en 1891, es uno de los peligros de nuestro «pehuén», por lo menos en dos provincias del país. Damos, pues, nosotros la primera no- ticia de la mencionada plaga desde estas páginas para co- nocimiento de los interesados. 3.—Especie nueva para Chile. —Examinados los Lon- eicornios de la colección entomológica, ya muy valiosa, del Colegio San Pedro Nolasco, me llamó en el acto la atención un coleóptero etiquetado por el profesor de Cien- clas Naturales y director del Museo del mencionado Cole- glo, Hno. Flaminio Ruiz, como «colectado en la provincia de Bío-Bío» Mi colección de Longicornios, que es muy rica, no lo poseía ni yo lo había visto antes en ninguna otra colección, nirecordaba haber leído su descripción entre las especies descriptas del país que aún nos faltan. Del estudio que hice del interesante insecto, se des- prende que es la Coremia Bruchi, descripta por Mx. E. GOUNELLE en el Bull. Soc. Ent. Fr. en 1905, págs. 227 228 y encontrado ya en varias proviucias de la República Argentina. Queda, pues, incorporado a la fauna chilena el citado Longicornio, hasta ahora común sólo a la República Ár- gentina y Chile. Porter.—LoNGICORNIOS CHILENOS 499 4.—Las tráqueas del Ancistrotus Cumingi, Hope.— Hace varios años que, interesado el que esto escribe en buscar algunas particularidades en la anatomía e histolo- gía de algunas especies notables de artrópodos de nuestro Fig. 47.—Ancistrotus (Acanthinodera) Cumingi Hope, 9 Insecto en que, por primera vez, encontramos los pelos traqueales en los Longicornios. Tam. nat. (Orig.) país dió, al estudiar las tráqueas de muestro gigantesco longicornio, con un detalle que nos llamó bastante la aten- ción. Acabábamos de demostrar la existencia, en los Longi- cornios, de pelos quitinosos, numerosos, pequeños y ligera- mente encorvados en elinterior de los tubos respiratorios del insecto, implantados en los tenidia, y que sólo desaparecen en las más finas ramificaciones. Los vimos primeramente en la hembra y después en el macho. 500 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Las tráqueas en la larva del Ancistrotus no poseen los procesos quitinosos en referencia. No he tenido oportuni- dad de buscarlos en la ninfa. De este hecho tuvimos oportunidad de dar una noti- cla preliminar en la sesión del 3 de Enero de 1909 de la Sección de Ciencias Naturales y Antropológicas del IV Congreso Científico (1.2 Pan-Americano), reunido en San- tiago de Chile (3). También comunicamos nuestro descu- brimiento a muchos profesores de Anatomía comparada de Europa y Estados Unidos de N. América, acompañando a algunos de ellos preparaciones microscópicas. Fig. 48.—7Trocito extendido de tráquea de Ancistrotus, visto por su cara interna. Gran aumento. (Fig. semiesquemá- tica): 2) taenidia en que están implantados los pelos; b) entrada de una ramificación traqueal. Entre los primeros que nos alentaron a publicar la ob- servación, mencionaremos al Dr. O. Duboseq (de la Fac. de Ciencias de Montpellier), a los Drs. Edmond Perrier y Raphaél Blanchard (de París), Emile Yung (de Ginebra) y Malcolm Burr (de Londres). En la idea de que la presencia de esos pelos pudiera ser, no un hecho particular al Ancistrotus, sino común a muchas otras especies de la gran familia de los Longicor- _NIOS, Se 1OS ocurrió buscar dichos apéndices en otras € espe- cies, aprovechando ejemplares en mal estado. (3) Véase Rev. Ch. Hist. Nat., año XIII (1909), p. 388. Porter.—LONGICORNIOS CHILENOS 501 No tardamos en encontrarlos sucesivamete en las si- guientes especies: Ergates faber, L., de Europa. Strongylaspis(Chiasmetes) Limae GUÉR., de Chile, Perú, Ecuador; Stenaspis verticalis Serv. (ejemplar 2 de México). Trachyderes morio (una 2 procedente de Misiones, Rep. Argent.); Calocomus Desmaresti GUÉR. (ejemplar 4 de la Re- pública Argentina); Microplophorus magellanecus BL. (1 3 de Llanquihue, Chile; Holopterus chilensis BL. (1 2 de Osorno, Chile). Desmocerus palliatus ForstT (1 4 de Nueva York). Prionus laticollis DrurY (1 2 de Estados Unidos INTA El tamaño, proporciones de largc a grueso, la canti- dad de estos pelos, ete., varían de una especie a otra, como se comprende. El año entrante examinaremos el aparato traqueal de numerosos Longicornios más. No sería raro lleguemos a comprobar que la existencia de pelos quitinosos es un detalle histológico comun a toda la familia. Nos es altamente honroso dejar aquí constancia de que el eminente Dr. CH. HoUuLBERT, al ocuparse del aparato res- piratorio de los insectos, en el tomo 1 (pág. 84) de la sec- ción Coleópteros de la Bibliotheque de Zoologie (1921), que dirige, menciona nuestras observaciones al respecto. Damos al sabio catedrático de la Universidad de Rennes nuestros sinceros agradecimientos por haber querido divulgar, .en tan notable Enciclopedia, una obser- vación de un modesto naturalista chileno, estimulándonos así para perseverar en nuestras investigaciones sobre la anatomía de los artrópodos de nuestro país. Por falta de espacio, retiramos un crecido número de notas sobre nuestros Longicornios, las que se insertarán en próximos números. SANTIAGO DE CHILE, Novbre. de 1921. ==> 502 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL PESO Y VOLUMEN DEL BAZO EN NUESTRA RAZA POR EL Dr. Gustavo JIRON L. Profesor extraordinario de Anatomía Topográfica en la Facultad de Medicina Desde que comencé mis estudios de Anatomía en la Escuela de Medicina oí decir que el bazo entre nosotros tenía un menor volumen y naturalmente un menor peso. Mientras fuí ayudante del Profesor Aguirre Luco examiné muchos bazos y pude convencerme de esto; pero sin haber determinado de una manera precisa el término medio de su peso y volumen. Es lo que ahora he hecho. Para conseguirlo me he servido de datos obtenidos en el Instituto de Anatomía Patológica, en la Morgue y el Instituto de Anatomía Normal. En el primero revisé mil trescientos protocolos de autopsias y anoté las observaciones que se referían al ba- zo; estas observaciones las dividí en varios grupos, según la edad y sexo del individuo y según si el bazo presenta- ba o nó lesión, indicado esto por el diagnóstico del Profe- sor que firma el protocolo. De este modo obtuve el peso medio del bazo sano, el cual resultó de acuerdo lon aquella aseveración. De la Morgue obtuve más de sesenta bazos normales de individuos sanos muertos por causas traumáticas y el término medio que obtuve es igual al que arrojó el estu- dio de los bazos estimados normales en el Instituto de Anatomía Patológica. Comprobado su menor peso, fácilmente se desprende que su volumen es tambien menor. Jiron.—PESO Y VOLUMEN DEL BAZO 503 Los autores están de acuerdo en decir que es el bazo el órgano que más se presta a variaciones en cuanto a pe- so y volumen. Algunos citan casos de bazos que pesan 20 y 10 gra- mos y otros 500 gramos y aún 1 y 2 kilos. Pero segura- mente no se trataba en tales casos de bazos nor males. Al indicar el peso los distintos anatomistas están, puede decirse, de acuerdo. Nash SAPPEY da como peso medio 225 gramos. TesTUT indica 180 a 200 gramos HENLE da 230 gramos Fusarr 180 a 200 gramos. TILLAUX anota 200 Fort indica 195 gramos RAUBER da 150 a 200 gramos HoOLLSTEIN 260 a 250. » Otros autores indican, con pequeñas diferencias, es- tas mismas cifras. Del estudio que yo hice referente al bazo en los pro- tocolos de autopsias del Instituto de Anatomía Patológica, deduje, como término medio de su peso, los siguientes da- tos correspondientes a bazos estimados normales y perte- necientes a individuos del sexo masculino. Los dividí en grupos, según la edad de éstos. Edad de 21 a 30 años años: término medio del peso del bazo, 95 gramos. De 31 a 40 años: t. medio del peso del bazo 59 an amos De-41 a 50 » » » y $2 » De 51a60 » » » » 32 De-blia 70 > > , 7Á De 711480. » SS > ) 61 Se ve, pues, que el término medio del peso dei bazo corresponde a la mitad o menos aún, de la cifra indicada por los anatomistas europeos. j tae - : ? 'omprobé la exactitud de estos datos pesando bazos sanos obtenidos en la Morgue, de hombres muertos por 504 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL causas accidentales: Y obtuve para la edad de 21 a 30 años un peso medio de 99 gramos. Y entre 31 y 40 años un peso de 90 gramos; es decir, estas dos cifras tienen una diferencia sólo de 1 con las anteriores. Comparando el peso del bazo de uno y otro sexo, ob- servé que la diferencia es muy insignificante y si se com- para en relación con la talla del e: es nula. En cuanto a la edad, pasado los 20 años, el bazo ad- quiere su mayor peso y se mantiene así hasta los 40 años; de los 40 a 60 se nota una ligera disminución que es ma- yor después de los 60 años. La variabilidad del peso es e no es raro encon- trar bazos sanos que pesan 50 y 60 gramos y tambien de 170 y 180 gramos. Por lo que al volumen se refiere, los autores indican cifras más o menos idénticas; según ellos, el bazo, el largo varía de 11 a 13 centímetros; el ancho de 7 a8 cents., y el espesor de 3 a 4 cents. De las numerosas mediciones que he efectuado, de- duzco como ais las siguientes: largo 91 cents.: ancho 63 cents., y espesor 3 cents. "Naturalmente, las variaciones son múltiples. Me parece interesante, al referirse al volumen de un órgano, dejar consignada la talla del individuo. Entre no- sotros, el término medio de ella es de 1.65 metros. Co- rresponde este dato a 600 mediciones hechas en un reji- miento úe la capital. Temas de trabajos posteriores será el relativo a la anatomía descriptiva y topográfica del bazo y posible cau- sa de su menor volumen. He escrito estas ligeras observaciones a pedido de mi querido y sabio amigo el Profesor Carlos E. Porter, quien las horrará publicándolas en su hermosa Revista. SANTIAGO DE CHILE, Diciembre de 1921. === Porter—NUEVO HEMÍPTERO CHILENO 505 DESCRIPCIÓN DE UN NUEVO HEMIPTERO CHILENO POR EL Prof. Dr. Carlos E. PORTER Catedrático del Instituto Agronómico y de la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria A causa de haberse ya sobrepasado el número de pliegos contratados con los impresores para el presente volumen, he debido dejar sobrantes varios trabajitos míos, entre otros, uno referente al estudio de los Hemípteros recolectados en Febrero del presente año en la provincia de Cautín. (*) Sin embargo, me adelantaré a describir, desde luego la siguiente especie de la familia Reduvidae que debía incluirse en ese artículo, y que designaré: Lutevopsis chilensis PorTER, n. Sp. La cabeza, el tórax y el abdomen son pardinegros, la parte supe- rior de la cabeza y del tórax de un gris testáceo con pubescencia pla- teada; las patas, las antenas y asimismo el rostro anillados de pardo y blanco; los hemélitros de un pardo claro y con una reticulación blan- ca. Delante de los ojos una línea plateada; en las pleuras del protorax y del mesotorax hay dos líneas rectas de escamitas también plateadas. Long. 4,5 mm. Muy delgado, alargado y opaco. La cabeza más larga que ancha, un poco más angosta que la base del pronoto, del ancho de su extremi- dad anterior, con una incisión transversa superior en frente del medio de los ojos. Las antenas son algo mas largas que el cuerpo, con sus ani- llos blancos y pardos más o menos iguales, siendo el último artejo pat- do. Pronoto trapezoidal, algo alargado, con una impresión mediana lon- (+) El Director de esta Revista posterga siempre y con placer, muchos de sus artículos para dar cabida, de preferencia, a los trabajos de los señores colaboradores. 306 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL gitudinal. Hemélitros alcanzando la extremidad del abdomen; tienen unas tres series longitudinales de manchas pardas separadas por una reticulación blanca; en la membrana las manchas son mayores y sin orden. El abdomen se ensancha paulatina y progresivamente hasta cer- ca de la extremidad donde termina en punta. Las coxas anteriores son tan largas como el protorax, blancas, con dos anillos incompletos par- dos; los fémures son más largos que las coxas, algo más largos que la tibia y tarso reunidos; son pardos con unos cinco anillos blancos bas- tante angostos y sus espinas son cortas. Faltan las patas intermedias, menos la coxa que es blanca. Las patas posteriores son blancas con po- eos anillos pardos. Un ejemplar ¿,encontrado en la provincia de Cautín, Febrero 1921, por C. E. Porter (Col. m.). El género Lutevopsis que, como acaba de verse, tiene ya el primer representante en la fauna hemipterológica de Uhile con la especie que acabamos de describir, fué establecido por CHAMPION en 1898 en Biol. Centr. Amer. II, p. 165, para las especies de México y Panamá llamadas respectivamente £. longimanus CHAMP. y L. or- nata CHAMP. Mas recientemente, en 1906, el señor E. BERGROTH ha descripto una otra especie descubierta en la isla de Borneo, en los Werh. Zool.-Bot. Gesellschaft (Wien) y que lleva el nombre de £L. muscicapa. De manera que nuestra especie es la cuarta del gé- nero y la primera de la América meridional. SANTIAGO DE CHILE, Diciembre 1.2 de 1921. Campo N.—BRIOLOGÍA DE MARILUÁN 507 PEQUEÑO CATALOGO BRIOLOGICO DE MARILUAN POR José A. CAMPO N. Profesor de Ciencias Biológicas e Higiene de la Escuela Normal de Victoria Las especies que se indican, son el resultado de dife- rentes recolecciones destinadas a la comprensión más per- fecta de la briología chilena. Es indudable, que si no hubiese sido por el infatiga- ble Dr. Carlos E. Pórter, que ha infundido amor por estos estudios en numerosos de sus compatriotas esta parte de la Criptogamia no habría adquirido tan gran desarrollo (*), pues se puede decir, que lo descripto por Gay ha sido enor- memente aumentado, de tal modo, que dicha materia está ya casl agotada para algunas provincias. Este progreso se debe a briologistas de fama, como los señores THérIoT y BROTHERUs que desde largos años se han dedicado a los musgos chilenos. Los corresponsales y colaboradores de estos sabios pueden estar satisfechos de los resultados obtenidos en estos últimos años. El pequeño catálogo que hoy publicamos, se refiere únicamente al departamento de Mariluán, dejando para otra vez, especies obtenidas en otras localidades y que forman mis colecciones briológicas. Doy el presente trabajo para el mejor conocimiento fito- geográfico y para que la porción reducida de los que se dedican a estas cosas, vea cuantas sorpresas pueden depa- (*) También interesó desde hace años a muchos en la recolección de hongos poniéndolos en relación con el sabio micólogo Dr. Spegazzini. Los lectores de la Revista han podido ver también el gran número de novedades que el sabio italiano ha descrito de nuestra flora en esta misma Revista. 308 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL rarles otras localidades, que sin duda, ocultan muchas no- ve e 5) o. dades científicas de alto interés. Archidium julaceum UC.M. Nueva para Chile. En el sue- lo, en pequeñas porciones. Muy escasa. Aten eophyllum Krausei Lor. Broth. Sobre troncos muer- tos y formando cesped. Anomobryum fliforme Dictr. Muy escaso. En pequeñas porciones. En árboles. . Aongstroemia gayunum Mont. Escaso. En el suelo y a la sombra de árboles, . Barbula depressa Sull. var. denticulata (Dus.) Ther. So- bre corteza de árboles muertos y sobre Nofhofagus po- cera. . Barbula depressa Sull. Sobre corteza de árboles. . Barbula fusca C. Múll. Muy común. . Bryum candicans Vayl: Sobre corteza de árboles. . Blindia magellanica Schp. Nueva para Chile. En terre- nos húmedos y en mezcla con hepáticas. . Bartrama leptophilla Card. Sobre tieraa arcillosa. - Bryum gracilitorquescens CM. Sobre troncos quemados de árboles del género Mothofagas. . Bryum Lechleri C.M. forma luxurians. Sobre árboles caídos y en estado de descomposición. 3. Bryum pertenesum Ther. Sobre rocas. 4. Bryum Campoanus Ther. En el suelo. Escasa. 5. Bryum subclavatum her. En pequeñas porciones sobre piedras. 5. Bryumiaevigatum Hedu. Sobre troncos. En pequeñas masas. . Bryum argenteum Sr. En el suelo. En caminos y ca- lles. . Bartramia ithyla Hall. Brid. En pequeñas porciones. Muy escasa. ln concavidades de árboles quemados. . Breutelia chrysura C.M. Sobre árboles. En comunidad con otras especies. . Bartramia aristata Schimp. En el suelo. . Bartrama ambigua Mont. Sobre troncos cubiertos de tierra. . Barbula fusco-viridis Broth. Sobre rocas. 9. Ceratodon crassimervis Lor. Sobre troncos caídos y en estado de putrefacción. Campo N.—BRIOLOGÍA DE MARILUÁN 509 . Ceratodon purpureus L. Brid. var. fustigiatus. Warmst. En el suelo. Común. : Campylopus Campoanus Ther ln el suelo, en peque- ñas porciones y asociado con Cer atodon purpur ens. . Campylopus carboniculus Ther. En troncos de árboles. . Campylopus «xantophyllus Mont. Sobre árboles en putrefacción y asociado con hepáticas. . Campylopus introflerus Hedw-Mitt. Sobre cortezas en descomposición: . Catagomiopsis Berteroana (Montt.) Brotherus. En troncos en descomposición y asociado a otros musgos. - Diplostichiuu poeppegir CM. Sobre el suelo. Escaso. . Dendroligotrichum dendroides (Brid), Broth. Sobre árboles. Muy común. . Dieranoloma Billardieri Schw. En el suelo. Bajo bos- que. . Dicranoloma capillifoltum Broth. Sobre cortezas semi putrefactas. . Dicranoweisia tenella Dust. En suelo húmedo bajo árboles. . Eriodon conostomus Mont. En el suelo. . Eurhynchium confusum Ther. En el suelo, en mezcla con hepáticas. . Fissidens mascholanthus Mont. En el suelo, bajo árbo- les. . Fissidens mascholanthus var. minor Dus. Bajo árboles. . Fissidens scalaris Mitt. Sobre corteza de árboles. s- caso. . Fissidens rigidilus Hed. Sobre tierra húmeda en mez- cla con hepáticas. . Funaria higrométrica (L.) Sibsh. En el suelo formando masas. 2. Funaria higrometrica form. bulbillifera. En el suelo. . Grimmia consobrina Kunz. Muy escasa. En asociación con murgos y hepáticas. . Hipopterygium Thonini (Schwagr.) En pequeñas masas sobre corteza y troncos de árboles. . Lepyrodon tormentosus Hook.) Mill. En el suelo y bajo sombra de árboles. . Leptostomun splachnoides Hook. En el suelo. 510 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 60. 61. -Pentastichella pentasticha Mont. En trocos de árboles. Bajo bosque. . Pseudolaskea filum C. Mill. En corteza de árboles. . Ptychomnium ptychocarpon Schwgr. En árboles y en pequenas porciones. . Porothamnium Valdiviae Mill. En pequeñas porciones en los troncos de árboles. . Porothannium panduraefolium Mill. Bajo árboles de bosque. . Plewiridium macrothecium Durt. En pequeñas porcio nes en terrenos arcillosos. . Pogonatum oligodus Kunz. En el suelo. 4. Pseudolaskea fuegina CM. En mezcla con otros musgos y hepáticas. ihizogontum mnivides Hook. En árboles del gén. No- tlufagas. -Rigodium nano-fascicumlatum Múíll. En pequeñas por- Y , ciones en la corteza de Notlofagus prócera y obliqua. . Rigodium arborescens Mill. Sobre troncos quemados y cortezas de árboles. . Rhynehostegiella acanthophylla Mont. En cortezas de árboles. - Stereophyllum semónerva Kunz. Mitt. Sobre el suelo y troncos de árboles en mezcla con otros musgos. Stereodon Campoanus her. Sobre corteza y troncos en descomposición. Tortula obscwriretis Théer. Muy escasa. En el suelo. VICTORIA (Mariluán), Dicbre. 1921. => => Wolffsohn.—CRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS 511 CATALOGO DE CRÁNEOS DE MAMIFEROS DE CHILE colectados entre los años 1896 y 1913 John A. WOLFFSOHN, C. M.Z.S. Fueron obsequiados al «British Museum (Natural History) de Londres en su mayor parte, los ejemplares colectados. Los demás se distribuyeron entre el Museo de Valparaíso antes de su destrucción por el terremoto de 16 Agosto de 1906, el mismo en formación después de esa fecha, el Nacional y el de Zoología Aplicada en Santiago, el del Seminario de San Rafael en Valparaíso, el Regional de Mendoza (República Argentina), el «Museum of Com- parative Zoology» de Cambridge (Estados Unidos) y otros museos extranjeros, como los de París y Basilea; además de algunos particulares: Dr. don Angel Cabrera Latorre en Madrid, el Rev. don Javier Cuan G. H. y el Rey. P. Cornelio de Tafalla de Santiago, Mr. D. S. Bullock de Temuco, don Federico Videla de Nos y don Cárlos F. Rahmer de Rancagua, estos dos últimos fallecidos y otros. Para facilitar la consulta de los pocos ejemplares que han quedado en el país, se indican como sigue los estable- cimientos que poseen ejemplares de cráneos que figuran en esta lista: S. V.—Seminario de San Rafael —A venida de las Delicias, Valparaíso. M. V.—Museo de Valparaíso en formación. —Playa Ancha, Valparaíso. M. N.—Museo Nacional. —Quinta Normal, Santiago, Z. A.— Museo de Zoología aplicada.—Quinta Normal, Santiago. 512 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Con el objeto de evitar muchas repeticiones, las loca- lidades sólo se indican para las especies raras o nuevas. Las demás se cazaron en los alrededores de Valparaíso, Viña del Mar, Reñaca, Concón, Quilpué, Limache, Quillota, Santiago, Puente Alto, San Felipe, Los Andes, Papudo, ete., con un total de 1738 ejemplares, pertenecientes a 50 diferentes géneros. Familia: Didelphyidae Género: Marmosa (Gray. 1821). Especie: M. elegans (Waterhouse 1839). Nombre vulgar: Comadreja. Nombre araucano: Yaka. fórmula dentaria: 15 cpm. ¿ m2. ejemplares cazados: machos 115, hembras 97. Observaciones: $. V. Género: Dromiciops (Thomas 1894). Especie: D. australis (Philippi 1893). Nombre vulgar: Monito del monte. Nombre araucano: Kongo1 Kongo1, wenukiki. Nguuma, nerúfilu. fórmula dentaria: i 3cl pm ; m . ejemplares cazados: uachos 1. Observaciones: S. V.—El ejemplar procede de Val- divia. Sin D. gliroides, Thomas. Familia: Dasypodidae Género: Zaédyus (Ameghino, 1889). Especie: Z. minutus (Desmarest, 1820). Nombre vulgar: cda fórmula dentaria: 1 cIpm¿m 2. ejemplares cazados: machos, 1 hembra 1. Observaciones: de Río Colorado (Los Andes) y de San Fabián de Alico (San Carlos). Es dudoso si los ejem- plares vinieron del lado argentino de la Cordillera de Los Andes. Wolfísohn.—CcRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS 313 Familia: Camelidae (Sub-familia: Tylopoda) Género: Lama (Cuvier, 1800) Especie: L. huanacus (Molina, 1782) Nombre vulgar: guanaco Nombre araucano: luan fórmula dentaria: 1 j clpm¿má¿ ejemplares cazados: macho 1 Observaciones: de Punta Delgada, Magallanes. Familia: Cervidae Género: Hippocamelus (Molina 1782) Especie: 11. bisulcus (Molina 1782) Nombre vulgar: huemul fórmula dentaria: 1%cFpm3¿m2 ejemplares cazados: macho 1 Observaciones: S. V.—de Rio Aysen Género: Pudu (Molina 1782) Especie: P. pudo (Molina 1782) Nonmibre vulgar: venadito Nombre araucano: pudú fórmula dentaria: 1 2c 1 pm ¿m3 ejemplares cazados: machos 2, hembra 1 Observaciones; S. V. de Concepción y de Constitu- clón. Familia: Felidae Género: Felis (Linnaeus, 1758) Especie: F. concolor puma (Molina 1782) Nombre vulgar: Leon, puma REV. CH. HIST. NAT. (1921) (33) d14 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Nombre araucano: pani, trapial fórmula dentaria: 13 Cc] pm ¿m? ejemplares cazados; macho 1, hembras 2 Observaciones; S. V. de Chilicauquen, El Melón, Río Aysen. Especie: FF. colocolo (Molina 1782) Nombre vulgar: gato montés Nombre araucano: Kudmu fórmula dentaria: 13 Cc 1 pm ¿m4 ejemplares cazados: machos 5, hembras 6. Observaciones: 8. V. Especie: F. guigna (Moiima 1782). Nombre vulgar: huiña. Nombre araucano: Kodkod. ejemplares cazados: machos 2, hembra 1 Observaciones: de Rio Bueno y Temuco. Familia: Canidae Género: Pseudaloper (Burmeister, 1856) Especie: P. lycoides (Philipp1, 1896) Nombre vulgar: zorro del monte fórmula dentaria: izc pm ¿mj ejemplares cazados: macho 1, hembra 1 Observaciones: de Bahía Felipe, Tierra del Fuego. Especie: P. culpaeus (Molina, 1782) Nombre vulgar: culpeo y E Nombre araucano: Kulpeu fórmula dentaria: 13c 2 pm ¿mí ejemplares cazados: machos 50, hembras 38 Observaciones: S. V., M. N.; para el nombre genérico, véase Thomas en Ann. « Mag. Nat. Hist. 1914, Marzo. o|to Especie: P. domeycoanus (Philippi, 1900) Nombre vulgar: chilla Nombre araucano: nori, ngurd fórmula dentaria: 13 c lpm ¿m2 ejemplares cazados: machos 45, hembras 51 Wolffsohn.—CRÁNEOS DE MAMIFEROS CHILENOS 515 Observaciones: S. V; el nombre de la especie es pro- visorio; recién podrá establecerse definitivamente, si se autoriza a un especialista el examinar las especies nombra- das por R. A. Philippi en Arch. f. Nat. Gesch., 1905 pp. 155-160. Especie: P. griseus (Gray, 1837) Nombre vulgar: chilla de la Patagonia fórmula dentaria: 13 Cc] pm ¿m3 ejemplares cazados: machos 11, hembras Y Observaciones: S. V.; de Punta delgada, Magallanes Familia: Mustelidae (Sub-familia: Mustelinae) Género: Grison (Oken, 1816) Especie: GE. furax melinus (Thomas, 1912) Nombre vulgar: quique, hurón Nombre araucano: Kiki fórmula dentaria: 13,c 1, pm, ml ejemplares cazados: machos 15, hembras Y Observaciones: S. V., M. Y. Especie: G. (Grisonella) cuja (Thomas, 1912) Nombre vulgar: quique Nombre araucano: Kuya fórmula dentaria: 13, Cc], pm %, m3 ejemplares cazados: machos 2, hembra 1 Observaciones: de Temuco. Para el Sub-género véase Thomas, en Ann. € Mag. Nat. Hist. 1912, Julio Género: Lyncodon (Gervais, 1845) Especie: £L. patagonicus (Gervais, 1845) fórmula dentaria: 13, c 1, pm j, m < ejemplares cazados: machos 2 Observaciones: S. V. De Puerto Prat, Ultima Espe- ranza. Género: Conepatus (Gray, 1837) Especie: €. chinga (Molina, 1782) 516 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Nombre vulgar: chingue Nombre araucano: chiñqe, shañi fórmula dentaria: 12,c 1, pm 3, m] ejemplares cazados: machos 3 hembras 2 Observaciones: S. Y. Especie: C. aida (Gray, 1837) fórmula dentaria: 13, c1,pm3,m ejemplares cazados: o 2, hembra 1 Observaciones: de Cerro. Castillo, Ultima Esperanza y de Punta Delgada, Magallanes (Sub-familia: Lutrinae) Género: Lutra (Brisson, 1162) Especie: L. felina (Molina, 1782) Nombre vulgar: cruzo, chinchímen, gato de mar. fórmula dentaria: 13, e Dn. 0 5 ejemplares cazados: E ól 2, hembras 11. Observaciones: $. V. Especie: £. huidobria (Molina, 1782). Nombre vulgar: nutria, huillin. Nombre araucano: williñ. fórmula dentaria: 13,c pm $, m:. ejemplares cazados: macho 1, are. ja Observaciones: de Temuco. Sin. L. provocar Thomas en Ann. € Mag. Nat. Hist. 1908,Mayo Familia: Otariidae Género: Otaria (Péron, 1816). Especie: O. jubata (Forster, 1775). Nombre vulgar: Lobo de un pelo. fórmula dentaria. 13, c 1, pm£,m 2. Observaciones: S. V. Género: Arctocephalus (Cuvier, 1824) Especie: A. australis (Zimmermann, 1782). Nombre vulgar: os de dos pelos. fórmula dentaria. 1 3,c7, pm 4. mf. ejemplares cazados: ia 6, hembras 3. Wolffsohn.—CRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS 51 | =] Observaciones: S. V. De la isla Diego Ramirez, Uabo de Hornos. Familia: Phocidae Género: Macrorhinus (Cuvier, 1824). Especie: M. leoninus (Linnaeus, 1758). fórmula dentaria: 12, Cc 1, pm 4, m?. ejemplares cazados: machos 2, hembra 1. Observaciones: S. V. Familia: Muridae Género: Oryzomys (Baird, 18572. Especie: O. longicaudatus (Bennett, 1831). Nombre vulgar: lauchita de los espinos. Nombre araucano: lafcha. fórmula dentaria: 1 1. cf, pm f, m3. ejemplares cazados: machos 33, hembras 38. Observaciones: $. Y. Género: Reithrodon (Waterhouse,1837). Especie: R. cuniculoides flammarum * (Waterhouse 1337). fórmula dentaria: 1, cf, pm 2, m3. ejemplares cazados: machos 7, hembras 6. Observaciones: S. V. de tierra del Fuego. * Para la sub-especie. Thomas, 1912. Género: Phyllotis (Waterhouse, 1837). Especie: P. Darwini (Waterhouse, 1837). fórmula dentaria: 11 c fpm ¿m2 ejemplares cazados: machos 42, hembras 45. Observaciones: S. V.; M. V.; M.N. Especie: P. darwini vaccarum (Thomas 1912). fórmula dentaria: 11 cf pm ¿ m3. ejemplares cazados: machos 1. Observaciones: de Alicahue (San Felipe). REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Género: ÁAlkodon (Meyen 1833). Especie: 4 longipilis (Waterhouse 1837) fórmula dentaria: 11 cy pm fm ¿. ejemplares cazados: machos 100, hembras 72 Observaciones: S. Y. Fig. 49. Oryzomys longicaudatus Xx 2 3 */2 (ORIG.) Especie: 4. olivaceus (Waterhouse, 1838). * fórmula dentaria: 1] 7 C 7 pm ¿m-2. ejemplares cazados: machos 58, hembras 49. Observaciones: S. V.: M. Y. Wolffsohn.—cRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS 519 Especie: A. vanthorhinus (Waterhouse, 1837). fórmula dentaria: 11 cf po %om 3. ejemplares cazados: machos 2 2, hembras 3 Observaciones: S. V.—de Río MeClelland, Tierra del Fuego y de Puerto Prat, Ultima Esperanza. Especie: A. franci (Thomas 1908). fórmula dentaria: i 1 e-2 pm 2 m3. ejemplares cazados: machos A: Observaciones: de Santa María, Tierra del Fuego Especie: 4. (Chelemys) megalonyx (Waterhouse 1837 1844. fórmula dentaria: 1% cf pm O 1 ejemplares cazados: machos 3, hembras 2 Observaciones: de Valfáioo. laa Para el sub- género, véase Thomas, en Ann. € Mag. Nat. Hist. 1903, Agosto. Familia: Octodontidae Género: Otenomys (de Blainville, 1826). Especie: C. fueginus (Philippi 1860). Nombre vulgar: cururo, cuiruro fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 2. Observaciones: S. V.—de Rio McClelland, Tierra del Fuego. Género: Aconaemys (Ameghino, 1891). Especie: 4. porteri (Thomas, 1917). fórmula dentaria: 1 1/1 e 0/0 pm 1/1 m 3/3. (*) ejemplares cazados: sexo ? 1. Observaciones: de Osorno (obsequiado por el Prof. Dr. Carlos E. Porter). (+) Por haberse agotado los signos corrientes para la fórmula den- taria, van a ponerse desde aquí hasta el final en esta forma. 520 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Género: Spalacopus (Wagler, 1832). Especie: 5. cyanens (Molina, 1182). -—— Nombre vulgar: cururo. fórmula dentaria: 1 1/1 ec 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 112, hembras 103. Observaciones: $. V. Género: Octodon (Bennett 1832). Especie: O. degus (Molina, 1782). Nombre vulgar: ratón de tapias, bori. Nombre araucano: dew. fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 123, hembras 102. Observaciones: S. V., M. V. Especie: O. bridgesi (Waterhouse 1844). fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 7, hembras 9. Observaciones: $. V. Género: Abrocoma (Waterhouse, 1837). Especie: 4. bennetti (Waterhouse, 1837). fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 27, hembras 35. Observaciones: $. V. Especie: A. murrayi (Wolffsohn, 1916). Nombre vulgar: ratón chinchilla. fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 4, hembras 3. Observaciones: de Vallenar, obsequiados por Sir John Murray—Z. A. Género: Myocastor (Kerr, 1792). Especie: M. coypus (Molina 1782). Nombre vulgar: coipo. : Nombre araucano: koipu. fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 25, hembras 21. Observaciones: S. V., M Y. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XLI Cráneo de Spalacopus evaneus (Ox1G.) en N (19) REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Familia: Chinchillidae Género: Chinchilla (Bennett, 1829). Especie: €” lanigera (Molina 1782). Nombre vulgar: chinchilla. fórmula dentaria: 1 1/1 e 0/0 o 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos?12, hembras 11. Observaciones: Z. A. 8. Y. —de Vallenar. Género: Lagyidium (Meyen, 1835) Especie: L. viscaccia (Molina, 1782). Nombre vulgar: vizcacha. Nombre araucano: Truwi, mara. fórmula dentaria; 1 1/1 e 0/0 pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 10, hembras 9. Observaciones: véase Bulletin de la Soc. Zool. de France T. XXXIX, N. 6225 julio pág. 247-249. ¿specie: L. wolffsohni (Thomas 1907). fórmula dentaria: 1 1/1 c a pm 1/1 m 3/3. ejemplares cazados: machos 2, hembra 1. Observaciones: de Cerro Palique, Ultima Esperanza. Familta: Vespertiniolidae Género: Histiotus (Gervais, 1855). Especie: H. montanas (Philippi, 1861) Nombre vulgar: murciélago orejón. Nombre araucano: pinuike. fórmula dentaria: 1 2/3 c1/1 pm 1/2 m 3/3. ejemplares cazados: machos 6, hembras 7. Observaciones: S. Y. Especie: H. magellanicus (Philippi 1866) fórmula dentaria; 1 2/3 e 1/1 pm 1/2 m 3/3 ejemplares cazados: macho 1 Observaciones: de Puerto Prat, Ultima Esperanza Wolffsohn.—CRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS [5] (19) | 09 Género: Lasiurus (Gray 1831) Especie: L. borealis blossevillei (Lesson y Garnet 1826) Nombre vulgar: murciélago colorado fórmula dentaria: 1 1/3 c 1/1 pm 2/2 m 3/3 ejemplares cazados: machos 15, hembras 11 Observaciones: S. V. Por el cambio del nombre genérico de Nycteris a Lasiurus, véase Bulletin de la Soc. Zool. de France T. XXXIX N.” 6225, Julio, Pag. 247-249 Especie: L. cinereus villosissimus (Geoffroy 1806) fórmula dentaria: 1 1/3 c 1/1 pm 2/2 m 3/3 ejemplares cazados: machos 4, hembras 3 Observaciones: $. V. Género; Myotis (Kaup 1829) Especie: M. chiloensis (Waterhouse 1838) fórmula dentaria: 1 2/3 e 1/1 bm 3/3 m 3/3 ejemplares cazados: machos 6, hembras 5 Observaciones: S. V, Familia: Emballonuridae Género: Tadarida (Rafinesque 1814) Especie: T. brassiliensis (Geoffroy 1812) fórmula dentaria: 1 1/3 e 1/1 pm 2/2 m 3/3 ejemplares cazados: machos 32, hembras 25 Observaciones: $. V. Familia: Phyllostomatidae Género: Desmodus (Wied 1824) Especie: D. rotundus (Geoffroy 1810) Nombre vulgar: vampiro, piuchén fórmula dentaria: i 1/2 c 1/1 pm 2/3 m 0/0 ejemplares cazados: machos 5, hembras 17 Observaciones: de Curaumilla y Papudo 324 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Con las siguientes especies, no colectadas por él que suscribe, se completa la lista de las chilenas conocidas, omitiendo las publicadas por error de varios autores y otras, cuya clasificación resulta imposible por falta de observación correcta de sus autores y por mala conserva- ción de los ejemplares tipos, como se ha dejado constan- cia en otras publicaciones. Familia: Camelidae Género: Lama (Cuvier 1800) Especie: L. vicugna (Molina 1782) fórmula dentaria: i 1/3 c 1/1 pm 2/2 m 3/3 Familia: Balaenopteridaej las especies que visitan las Familia: Balaenidae » costas de Chile; falta lite- Familia: Delphinidae ] ratura moderna al respecto. Familia: Canidae Género: Pseudaloper (Burmeister 1854) Especie: P. culpaeus magellanicus (Gray 18317) fórmula dentaria: 1 3/3 c 1/1 pm 4/4 m 2/2 Especie: P. fulvipes (Martin 1837) fórmula dentaria: 13/3 e 1/1 pm 4/4 m 2/2 Familia: Phocidae Género: Ogmorhinus (Peters 18715) Especie: O. leptonyx (Gray 1836) fórmula dentaria: 1 2/2 e 1/1 pm 4/4 m 1/1 Género: Leptonychotes (Gill 1872) Especie: L.weddella (Lesson 1826) Wolffsohn.—CRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS 595 Familia: Muridae Género: Oryzomys (Baird 1857) Espcie: O. coppingeri (Chomas 1881) fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 0/0 m 3/3 Género: Oxymycterus (Waterhouse 1837) Especie: O. delfini (Cabrera Latorre 1905) fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 0/0 m 3/3 Especie: O. lanosus (Thomas 1897) fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 0/0 m 3/3 Género: Akodon (Meyen 1833) Especie: 4. andinus (Philippi 1858) fórmula dentaria: 1 1/1 c 0/0 pm 0/0 m 3/3 Especie: 4. (Chelemys) valdivianus (Philippi 1858) fórmula dentaria: 1 1/1 e 0/0 pm 0/0 m 3/3 Familia: Octodontidae Género: Ctenomys (de Blain ville 1826) Especie: C. fulvus (Philipp1 1860) fórmula dentária: 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3 Especie: O. atacamensis (Philippi 1860) fórmula dentaria; 1 1/1 e 0/0 pm 1/1 m 3/3 (Especie: €. pallidus (Philippi 1896) [Especie: C. pernix (Philippi 1896) fórmula dentaria; 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3 Observaciones: el colector de las tipos en Atacama, Señor Cárlos F. Rahmer opina que la primera de estas especies es la hembra, y la segunda el macho de una mis- ma especie, a pesar de haberles dado Philippi dos nombres específicos. 226 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Especie: C. robustus (Philippi 1896) Especie: C. chilensis (Phlippi 1896) fórmula dentaria; la misma. Observaciones: creemos que todas estas especies de ctenomys de Atacama necesitan mejor estudio para poder aceptar definitivamente su clasificación. Especie: C. mayellanicus (Bennett 1835) fórmula dentaria; 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3 Familia: Chinchillidae Genero: Lagidium (Meyen 1833) Especie: L. cuvieri (Bennett 1835) fórmula dentaria; 1 1/1 c 0/0 pm 1/1 m 3/3 Género: diconaemys (Ameghino 1891) Especie: 4. fuscus (Waterhouse 1837) fórmula dentaria: 1 1/1 ec 0/0 pm 1/1 m 3/5 Familia: Vespertilionidae Género: Histiotus (Gervais 1855) Especie: H. macrotus (Poepp1g) fórmula dentaria: 1 2/3 e 1/1 pm 1/2 m 3/3 Género; Myotis ([aup 1829) Especie; M. atacamensis (Philipp1 15896) fórmula dantaria; 1 2/3 c1/1 pm 3/3 m 3/3 Terminamos la lista con algunas observaciones sobre las especies omitidas, por falta de datos fidedignos: Wolffsohn.—CRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS Familia: Balaenopteridae Género: Rhachianectes Especie: R. glaucus Familia: Balaenidae Género: Balaena Especie: B. australis Género: Globicephalus Especie: Gr. globiceps Familia: Delphinidae Género: Delphinus Especies: D. peronú D. superciliosus D. coeruleo-albus D. amplantriteus Género: Phocaena Especies: P. albiventris P. philippa P. poseidonia P. Corbigny P. mata P. crucigyera P. obtusata P. fitetroy Observaciones: Estas tres familias necesitan revisión. FS] 110) (0,2) REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Familia: Canidae Género: Pseudalope.s Errores: Especie: P. amblyodon (Philippi 1903) sabemos que es sinónimo de P. culpaeus porque el que esto escribe capturó el ejemplar y ha publicado el error que sufrió Philippi al nombrarlo como especie nueva, en Actes Soc. Scient. Chilt, p. 1913. Especies: P. maullinicus trichodactylus albigula torquatus con mucha probabilidad son todas sinónimos de P. domey- coanus, capturados en las provincias centrales de Chile. Este último nombre es el primero en la lista de los que dió Philippi a nuestra «chilla» de las provincias centrales, y a pesar de haberlo dado a un ejemplar a causa del arestin quecreyó una especie nueva por la condición anormal de su pelaje que el nombre tiene que aceptarse mientras no apa- rezca alguna razon válida para cancelarlo. Familia: Muridae Sin un nuevo exámen detenido, será imposible pro- nunciarse sobre la correcta nomenclatura de las siguien- tes especies nombradas por el Dr. R. A. Philippi y es casi seguro que nunca podrán determinarse, por faltar muchos de los tipos. Como por dicha razon resulta imposible distribuir las especies en los géneros a que realmente corresponden, tenemos que contentarnos con enumerarlas, sin indicar el género, que naturalmente es imposible que sea «Mus», con el que las designó el autor: Wolffsohn.—cRÁNEOS DE MAMÍFEROS CHILENOS 929 capito tarsalis megalotis psilurus pusillus exiguus foncia porcinus chonoticus commutatus siMpsona melan1zon melanotis macronychos imfans xanthopus atratus mochae melanonotus agalis subrufus pencoanus AYAUCANUS permix leptodactylus nemoralis melampus saltuum glaphyrus longibarbus coquambenstis boedeckera peteroanus OSOFNANUS maicrotis dolychonyx emnamomea glirinus lanatus puerulus dasypus cauquenensis melaenus Las demás especies de «Murideos» de Philippi, fueron aualizados en «Boletin del Museo Nacional, de Chile, Tomo EL. N.* 1, 1910 Páj. 82-102. Parupo, 15 de Septiembre de 1918. REV. CH. HIsT. NAT. (1921) => == 34 330 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL REPOBLACIÓN FORESTAL DE ATACAMA Conservación de la mejor parte de la Flora y Oe la Fauna aborísen como fuente de riqueza privada y pública. POR Horacio. ESHEGOYEN Miembro de la Soc. Sc. du Chili Cuando Almagro, y después Valdivia, penetraron al territorio chileno por Atacama, encontraron un tupido y prolongado bosque desde «San Francisco de la Selva», hoy Copiapó, hasta donde la potencia de sus lanzas y el filo de sus espadas les permitieron penetrar. : Y en ese bosque tupido se guarecían enormes mana- das de «ovejas de la tierra» —guanacos y vicuñas—y no pocas bestias de carga porque la mantención de los ejér- citos del Inca que reemplazaban periódicamente las guar- niciones del interior en su paso al sur, estaba a cargo de los indios Atacameños a quienes exigía un tributo enorme de maíz, poroto perenne (pallar), ea y charqni de guanaco y de vicuña, con más las pieles de estos simpáti- cos mamíferos y su lana tejida. Entraba además, como regalo a los príncipes de Casta Real, los célebres «Orejo- nes», las pieles de chinchilla—pequeño roedor entonces abundantísimo en la región comprendida entre Chañaral y el Limarí, de donde no se ha apartado jamás—y su lana tejida por procedimientos cuya técnica se ha perdido. De la copiosa Flora aborígen, de sus bosques milena- rios, se conservan aleunos retoños de árboles y arbustos productores de maderas de tan excepcional valor que pre- cisa, aún a costa de los mayores sacrificios, conservarlos y multiplicarlos. Colocaría entre las especies forestales, a modo de no- Echegóyen.—REPOBLACIÓN FORESTAL DE ATACAMA 331 tas breves para ocupar poco espacio en la « Revista», las que considero necesarlo reproducir en cantidades suporiores a todas las exóticas con excepción del Eucaliptus en sus riedades glóbulus, gigantea, longifolia y otra cuyo FEprd desarrolio y sólida madera se han impuesto a la crítica más ingrata, anotadas por órden alfabético de sus nombres v ulgares. Entre los árboles el Algarrobo (Pr 0SOpiS siliquastron D. C.) (Ceratonia chi- lensis MoL. ) 2b0l de más de $ metros de altura, de amplio tallo, madera dura y hermosa, pesada, de fibra unida y tan resistente a los elementos destructores del tiempo que pueden encontrarse hoy tablones con más de 300 años de vida. Los aborígenes usaban la vaina de su semilla como alimento y como remedio contra la bronquitis. Produce tinta y de su corteza extrajo el Dr. Dominguez, de la Univer- sidad de Buenos Aires, durante la guerra, un colorante para sedas, lanas y algodones, que reemplaza felizmente a las anilinas de determinados colores. La madera casl inco- rruptible y de hermosa presencia unida a la amplitud de su talle y a los subproductos de su vaina semilleras, le ha: cen considerar uno de los árboles valiosos de la Flora abo- » agregando que, fuera de éstas no se cría ninguna otra en Chile. Con estas pocas variedades que se propagaran en abundancia jenerosa, -intercalando en las alturas y luga- res bien elegidos manchas extensas de Eucaliptus globu- lus, E. gigantea u otra de las especies ya aclimatadas en Atacama, cupresus, pinos o aromos destinados a detener o a desviar las corrientes demasiado violentas o secantes de las brisas permanentes de mar a cordillera y de cordi- llera al mar y a evitar los incendios de pasto seco, se po- dría obtener con un costo insignificante durante los pri- meros seis años —que en adelante la explotación del pro- pio bosque perritiría seguir la repoblación con sus pro- ductos—el emboscamiento del territorio en forma agronó- mica que corresponda a un propósito indusfrial-económico. S1 conjuntamente se repartiera en los meses de Ma- yo a Julio, en abundancia, semilla de Malvilla, Alfalfilla y Lentejilla en los llanos y lomajes, aumentaría el forraje silvestre en forma apreciable. Conjuntamente con esta obra de costo muy moderado, deberían las estaciones agronómicas experimentales de Las Tablas, Vallenar y Serena, cultivar intensamente los tres forrajes nombrados y los que tengan caracteres aná- logos de permanencia y resistencia a la sequía a fin de darles mayor frondosidad o macolla a la mata con raíces más profundas, lo que las iría cada año haciendo más re- sistentes a la sequía. La aclimatación fácil del Atriplex semibaccata forraje de secano cuya semilla ha tomado carta de ciudadanía con su venta en Santiago al lado de la «Alfalfa del Huasco» después de haberse probado como el alimento ideal de ca- bras y ovejas en los extensos lomajes del norte en donde - no se ha aplicado ninguno de los procedimientos asombro- sos del Dry Farming americano, es un rayo luminoso en el porvenir de la Agronomía atacameña. Echegóyen. —REPOBLACIÓN FORESTAL DE ATACAMA 57 Justo es rendir aquí homenaje respetuoso y agrade- cido al Agrónomo Regional, don Augusto Opazo a cuya tenacidad en la a experimentación * y claridad de visión para el porvenir se debe la aclimatación de tan valioso forraje. Esta lección experimental debiera animar al Gobier- no y particulares en el estudio permanente del mejora- miento de los forrajes aborígenes de secano, probablemen- te más seguro en su multiplicación y arraligamiento en las costumbres campesinas y en el paladar de nuestros ma- miferos terrestres que las importaciones del extranjero que, en su mayor parte, degeneran.—El atriplex ha en- contrado en Chile a varios de sus congéneres; el suelo, el clima, las corrientes diarias de las Pads oceánicas le han hecho sentirse en casa propia. Imagínense E extensos campos, serranías y cordi- lleras de Atacama, 79,000 Klms. cuadrados cubiertos de bosques y sus Manada y costa tan exteusas rebosante de Malvilla. Alfalfilla, Ar vejilla y Atriplex, etc., y a Co- quimbo 35,000 Kms. cuadrados, con sus extensos campos de Serena, Elqui, Coquimbo, Ovalle, Combarbalá e lila. pel azules con el ramaje de sus bosques ubicados en las partes altas y en los extensos lomajes y llanadas tapadas con el Atriplex y la Malvilla y se tendrá asegurada para siempre la multiplicación de las variedades más útiles de su fauna aborígen con un aumento fabuloso de riqueza para el país. La Chinchilla, que ya es artículo de lujo, volverá a multiplicarse en libertad hasta proporcionar las 18,265 docenas de 1905, con valor de $ 1,461,200, precio que subió en 1910, por escasez del artículo a $ 1,151,986 pa- ra sólo 4,635 docenas. Y con la Chinchilla se desarrollarían y multiplicarían en libertad las covejas de la tierra», el Guanaco y la Vi- cuña y con poquísimo trabajo de atracción, la Alpaca, el OY enado y el Huemul, para evitarnos largar parejas de cervídeos extranjeros, salvo el caso de que sus carnes y sus pieles valgan más que las de nuestros camélidos. ¿Cuánto importaría el desarrollo ordenado de esta vi- sión paradisíaca/—Dos millones si se le quiere realizar en diez años, $ 500,000 si se espera hasta veinte. (S]| (Y3) (9,2) REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Los detalles de organización de este vasto plan y de su implantación en el terreno quedan reservados para un número posterior de la «Revista Chilena de Historia Na- tural», obra que honra a Chile, porque gracias a la tena- cidad inconmovible del sabio profesor Porter, la ciencia chilena va siendo conocida y apreciada en el extranjero. Muy grato me es al terminar, rendir un testimonio de verdad ala obra de este modesto naturalista, continuador en parte de la obra de GAY, de GERMAIN, de SCHNEIDER y de Pminiper y de otrossabios chilenos como J. lan. MoLt- Na, Feo. DeLrIw, Dr. PuUGA BORNE y otros cuyos nombres exclarecidos escapan a mi memoria, homenaje de admira- ción a su propaganda incansable en honor de Chile, la bondad de su suelo sin animales venenosos y rico en las manifestaciones más espléndidas de su tierra feraz abona- da diariamente con los detritus de sus cerros minerali- zados. SANTIAGO, Marzo de 1921. —>= Guevara. —EL WECKE ARAUCANO 339 EL WECKE ARAUCANO (Etnografía zoológica) Tomás GUEVARA Rector del Liceo J. V_ Lastarria Antes que los conquistadores españoles arribasen al territorio chileno, los aborígenes ya poseían en escaso nú- mero auimales domésticos, entre los que DÓd mencio- narse en primer término el perro y el wechke (1). Por. acci- dente y no por sistema alimenticio, domesticaban también algunas aves y animales menores, como la wi%a o gato montés (Felis pajero o tigrina) (2). ¿Para qué se daban el trabajo difícil de reproducir y ese animales pequeños cuando la caza se ¡08 pro- porcionaba de sobra? El ecke fué el llama peruano que los incas introdu- jeron a Chile (Auchenia llama). Llamáronlo chiliweque o carnero de la tierra los conquistadores peninsulares y los cronistas. Los indios del sur lo dominaron simplemente wecke. No cabe duda que del centro del territorio pasó al sur del Bío-Bío y se extendió hasta el golfo de Reloncaví. Los araucanos mantenían en tiempo de paz un activo 1n- tercambio de especies con los aborígenes del norte, más cet- canos a sus tribus: aquellos aportaban fieles, armas y frutos silvestres, particularmente el piñón (Araucaria imbricata). No es aventurado tampoco suponer que muchos ejempla- res de este cuadrúpedo hubiesen sido tomados en los ma- (1) PriLiprr estudia en los 4nales de la Universidad de 1886 el te- ma del perro indígena. (2) Tradiciones recogidas por el que firma entre los araucanos. 40 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL lones o asaltos armados de los araucanos u obtenidos como rescate de guerra o contratos matrimoniales. Esta intro- ducción del wecke a las regiones araucanas debió efectuar- se principalmente por la costa, a juzgar por los informes his- tóricos y los de la tradición, los cuales atestiguan que por ahí hubo mayor comunicación antes y después de la con- quista. El hecho bien comprobado en la historia es que este animal, adquirido en estado de domesticidad, se adaptó perfectamente al medio climatérico del sur y se reprodujo en las comarcas de llanos y lomajes con relativa abundan- cia. Por eso los invasores castellanos lo hallaron esparci- do en casi todas las zonas, en las de cerrilladas más que en las boscosas. La introducción de este animal produjo un progreso notable en los hábitos araucanos. A la vestimenta de pie- les, cortezas y juncos substituyó, entre los caciques y rIcos, la de lana. Adquirió, además, valor monetario y religioso, pues las transacciones matrimoniales y de otro orden se hacían con el weche. Las ceremonias de carácter misterioso y mágico para pedir un beneficio a las fuerzas ocultas y poderosas o para mejorar a los enfermos, se verificaban con el sacrificio de este animal. Otro tanto sucedía en los parlamentos, fuesen para abrir las hostilidades o celebrar la paz. ¿sto explica el esmero con que se le cuidaba: se cons- truían corrales y galpones para guardarlos en la noche, segúa la estación o la amenaza de lluvia, asaltos y ro- bos (3). Alganos historiadores y cronistas confundieron el wechke con el huanaco de los peruanos v luan de los arauca- nos, entre ellos don Diego Barros Arana. Hasta llegaron a afirmar que servía de animal de carga y para el arado. Nunca pudo servir para faenas agrícolas; porque du- rante la conquista y con posterioridad a esta época, los indígenas se valían de las piedras agujereadas metidas en palo para sus siembras. La evolución del arado se efectuó en un largo período de más de dos siglos. (3) Noticias recogidas porel autor entre los indios viejos en 1594, Guevara.—EL WECKE ARAUCANO 541 La aclaración de que el weche no procede del huanaco sino del llama, ha llegado ya a un término definitivo. A este propósito, el lingitista alemán don Rodolfo Lenz reu- nió en su libro Diccionario Etimológico de las voces chilenas derivadas de lenguas indigenas americanas los datos que consignan los cronistas, y los comenta luminosamente para llegar a la conclusión de que el animal benefactor de los araucanos antiguos descendía del llama peruano. Sólo para afirmar este acerto, anotaremos en este artículo algunas tradiciones que hemos recogido entre los mismos indios. Vivía en el último tercio del siglo pasado en el lugar de Huequen, un poco al Este de Angol, un indio que andaba muy próximo a los cien años, llamado León (Pangi en araucano). Á pesar de tanta edad, conservaba fresca su inteligencia y su memoria, por lo que era como una espe- cie de historia viviente para los demás indígenas. Como en el nombre de la comarca entraba la palabra wecke, le preguntamos en una de nuestras frecuentes visitas, en 1898, si había oído decir algo a sus antepasados, cacl- ques de legendaria estirpe, de estos animales. Sin vacilar me contestó que su padre y su abuelo contaban que los wechkes fueron abundantes en sus reducciones. Agregó que constituían la principal riqueza de sus mayores y que don- de estaba asentado el caserío de Huequen, existió un gran corral de wechkes. Interrogado si les oyó que fuesen hijos de huanacos, afirmó que contaban haber llegado criados del norte a estos lugares. «En estos llanos y lomas crecían muy bien. No eran hijos de huanacos, pues tenían color distinto y cuerpo más grande». La mujer del cacique Lienan, residente a algunos ki- lómetros al Noroeste de Temuco, muy anciana, nos infor- maba que nunca oyó hablar a sus ascendientes de haber poseído estos animales. ¿Para qué, agregó, sl hasta por aquí bajaban los luan (huanacos) de la cordillera? La re- ducción estaba rodeada de bosques. ¿n las reducciones de Bajo Imperial, de llanos y lo- majes, quedan sobrevivencias del ¿eche en el lenguaje de las machi (curanderas), en la flora y en la toponimia (4). (4) Según nuestras averiguaciones. 942 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Presentáronme un día en la ciudad de Osorno un in- dio de edad bastante avanzada. Entre las anotaciones que hacíamos entró la del wecke. Nos relató que por referencias de su madre supo que los viejos contaban que sus mayo- res tuvieron muchos, siendo ricos y pocos los caciques pobres, pacían en las campiñas de lomas y se cuidaban como ahora el ganado lanar. Preguntado si serían proce- dentes del huanaco, nos respondió estas textuales pala- bras: ¿Quién dice esa lesera? Si hubieran sido huanacos sus padres, los rebaños habrían crecido mucho con la mez- cla». Quiso decir con el cruce continuado de +cecke con huanaco. Como fué el animal de mayor talla que conocieron los araucanos llamaron al caballo de los conquistadores wecke winka. El wecke araucano se extinguió a fines del siglo XVIII copado por el carnero de € “astilla. Así se explica que aún en el siguiente no se hubieran borrado las tradiciones acer- ca de este animal. => == Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES DAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES POR EL Br Eduardo MOORE Director del Museo Nacional Santiago, Enero 1.* de 1922. Señor Don Carlos E. Porter, Ciudad. Mi estimado amigo: Tengo el mayor agrado en colaborar en su importante Revista dándole las ideas -mismas que expreso en la nota que, con motivo de la Memoria anual, elevé al Ministerio de Instrucción Pública solici- tando del Supremo Gobierno la creación de un Instituto de Investi- vaciones. Ud. sabe que los diversos repartimientos en los que se trata de ciencias, son absorbidos exclusivamente por la enseñanza o son destinados a servir al público; por consiguiente ninguno de ellos podría dispone er de tiempo para dedicarse a la resolución de problemas de ciencia pura, Cosa necesaria en todos los países. lía América latina no tiene ninguna estación o laboratorio marítimo, y el que fundamos en San Antonio el año 1912—desaparecida por economías mal enten- didas—dejó gran cantidad de ejemplares que están expuestos en el Museo Nacional, y de los que Ud. mismo aprovechó en la Sección de Invertebrados que le he confiado ese establecimiento. En México y en el Brasil hay algunos establecimientos que se dedican puramente a la ciencia, sea en Botánica o en Microbiología, y en Argentina y Brasil Jardines Zoológicos y Botánicos, que nOSOtros ya no poseemos. Todos los repartimientos que hubo, y los que nos fal- tan, pueden condensarse en un sólo Instituto de Investigaciones. De él obtendría Ud., nosotros, los demás Profesores de la Escuela de Al- tos Estudios, y recibiríamos materiales frescos y en abundante cantidad para nuestras clases. Así mismo aprovecharía la Escuela de Medicina, los Liceos, Instituto Pedagógico. y el Instituto de Higiene. Debo recordarle que ya en 1903, Odon de Buen, Jefe de Sec- ción del Museo de Madrid, y fundador de la Estación Zoológica Ma- rítima de las Islas Baleares, le escribía a Ud. sobre la necesidad do establecer en Valparaíso un Laboratorio Marítimo que diera a cono- cer a la ciencia las riquezas del Océano Pacifico. Entonces ese sabio sólo era un Doctor en Ciencias, hoy Director del Instituto Oceanográ- fico y de la Estación Zoológica ya citada. Igual esperanza abriga el que suscribe: fundar bajo la dirección del Museo Nacional el Instituto de Investigariones, y ser Ud. y los demás jefes de Sección del Museo Nacional los Directores de las distintas secciones que allí se abrirían. Seguro del éxito de este volumen extraordinario de su Revista, me anticipo a felicitarlo por los resultados que ya conozco, y por el gran bien que hace a la República al difundir las ciencias. Lo saluda afectuosamente su S. S. y amigo, Dr. Ebuarbo MooRE. 044 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Santiago, Enero 1. de 19292 Señor Ministro de Instrucción Pública: Tengo el honor de someter a la consideración del Su- premo Gobierno la creación de un Instituto de Investiga- ciones dependiente del Museo Nacional que llenaría los fines siguientes: 1. Como Estación Zoológica Marítima destinada al estudio de los seres que habitan en el mar, con sus méto- dos de vida, su alimentación, sus enfermedades etc. etc. Estos laboratorios existen en todos los países cultos (ex- ceptuando la América Latina); por el momento puedo re- cordar que la ciudad de París posee un Laboratorio Bioló: gico para la Universidad de París, otro para el Museo de Historia Natural, otro de la Escuela de Altos Estudios uno para el Colegio de Francia y dos de la Sorbona; los tienen las Universidades de Lille, la de Caen, Lyon, Tolosa, Mar- sella, Montpellier, para no hablar sino de Francia, situados en las costas del Atlántico o del Mediterráneo, bajo la di- rección de los directores de Museos o Profesores de Fisio- logía. La Estación Zoológica serviría para suministrar ma- terlales vivos, O frescos, destinado a renovar los ejemplares del Museo Nacional e incrementar los existentes para for- mar Gabinetesa todos los Liceos de la República y al Insti- tuto Pedagógico, para proporcionar elementos a las clases de Embriología, Histología, Fisiología, Patología Experi- mental y Anatomía Patológica de la Escuela de Medicina o de otro establecimiento científico, para obtener ejempla- res de canje con los Museos de otros países, para estudiar la Piscicultura, desde las regiones del mar en que se en- cuentra la alimentación de los peces—plankton—la mejor manera de hacer y fomentar la pesca y la época en que se haga y los consejos necesarios para abaratar la producción, - hasta piscicultura artificial (acuarios), la piscicultura na- tuaral en Estuarios, Lagunas, Esteros y la piscifactura o siembra de huevos, y por fin las enfermedades de los peces comestibles. La Estación Zoológica cuidaría otros anima- Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 545 les vivos para la vivisección y para la experimentación en las citadas cátedras de Medicina y en otras similares que debe existir, en el Instituto Pedagógico, Escuelas Agrícolas, Instituto de Higiene, etc. etc., que requieren muchos ani- males para experimentar y sólo se hecha mano, hoy día, de cuyes, conejos y ranas. Abarcaría la Thalassicultura (cultura marina), que comprende la Ostricultura (ostras) nstriá que puede dar alimentación barata si extende- mos la ostra hasta Arica, sea con la ostra chilena, o con especies introducidas del Mediterráneo, o del golfo de México. Sabemos que en Francia después de haberse : ago- tado, un Profesor de la Universidad de París propagó las ostras hasta conseguir la enorme producción actual, y se ha ensayado llevarla a climas templados como Córcega y y subtropicales como Argelia. En Coquimbo hubo en épocas anteriores grandes can- tidades de ostras, enormes como las del Golfo en México, cuyos fósiles modernos lo prueban, y su extinción ha sido debido a cambio de clima, o a agotamiento por el hombre precolombino que comía hasta formar cerros de conchales. Podría traerse alguna de las especies del Mediterráneo, ( del Grolfo de México y sembrarlas hasta las costas del Perú. Comprende la myticultura (choros) gran alimento 'a casi agotado en sus grandes centros l Santa María, Quiriquina, Cahuil) y que podrían criarse en la Estación, y repartirse a toda la costa de condiciones adecuadas. 1% choro de agua dulce, tan alimenticio, apenas llega. hasta el río Tinguiririca, y está amenazado .con extinguirse. La Homaricultura (langostas) es la rama de la cultura marina que estudia este alimento, (hoy sólo para las clases acomo- dadas) que se cría en Juan Fernández, merece protección, vigilancia y propagación a regiones insulares similares como San Ambrosio y San Félix; pero la langosta de cli- mas fríos, la de Europa, la de Terranova debería sembrarse en los innumerables canales de las Guaitecas, Chonos y Magallanes. En Terranova suelen extraerse hasta 40,000 huevos de una hembra de langosta. 2. Como Estación Zoológica General (llamada tam- bien Jardín Zoológico o Museo Vivo) para estudiar los animales nacionales, incrementando la producción de los útiles que están por extinguirse, o señalando el modo de REV. CH. HIST. NAT. (1921) (35) 546 REVISTA CHILENA DE HISTORIA: NATURAL evitar la destrucción de la vizcacha, la chinchilla, las nu- trias, vicuñías, guanacos, huemules, venados, lobos mari nos y. ballenas, criando nuevas especies exóticas para el transporte en el desierto: llamas, camellos dromedarios y aclimatando para la lana, la vicuña y la alpaca, etc. Se es- tudiarían las enfermedades de los caballos, de los vacunos y de los ovejunos, sobre todo en los segundos en que hace extragos la tuberculosis, carbunculosis y una afección de la sangre que es invadida por un tripanosoma, indetermi- nado, en Chile; y por fin muchas otras enfermedades y en los caballos y ovejunos, algunas conocidas y otras descono- cidas: Pero aún aquellas enfermedades de los animales domésticos cuyo microbio se conoce, habría que estudiar la etiología en el terreno mismo, en el suelo, en las hier- bas, en las aguas y en los insectos vectores. Se dirá que estos asuntos deben ser estudiados por agrónomos o vete- rinarios. Comprendemos que existan algunos de estos profesionales capaces de hacer estas investigaciones, pero en sus ocupaciones oficiales o privadas, no pueden dedi- carse a las ciencias puras, por que sus empleos los obliga a llenar una misión determinada. Igual cosa acontece con los médicos: el Profesor de Histología no tiene tiempo, ni elementos para entregarse a la investigación pura, porque su enorme tarea de enseñar esta ciencia, que es la base fundamental de la medicina, a los numerosos alumnos de los dos primeros semestres de estudios médicos lo absorben por completo. El Instituto de Investigaciones le suministraría a los alumnos valioso material vivo y variado para permi- tir que cada uno hiciera sus preparaciones microscópicas y conservara una colección completa de tejidos humanos y de Histología comparada, y todo esto, sin perjuicio que podrían en el propio Instituto hacer sus investigaciones para sus Memorias como para entregarse al estudio puro. Lo mismo diríamos de la Fisiología, de la Patología Expe- rimental, etc., y además debemos estudiar estas ciencias en los animales: Histología, Fisiología y Patología comparadas cosas desconocidas hoy en Chile. 3.2 Como estación de Entomología destinada a es- tudiar los insectos vivos, especialmente a propagar aque- llos útiles, que sirven para destruír insectos perjudiciales, y aquellos cuyas larvas sirven para la alimentación de Moore. —INSTITUTO DE INVESTIGACIONES D47 aves y de peces; estudiar los insectos dañinos; y aún cuando el nombre es Entomología (Ciencia de los “Insec- tos) sin embargo esta Estación estudiaría todos los pará- sitos perjudiciales al hombre y a los animales, y procu- raría ejemplares a los Museos Nacionales, y por canje a los extranjeros. 4. Como una Sección Botánica con dos grandes ramas: la una sería un Jardin Botánico especialmente de pa nacionales, dándole mucha importancia al estudio la propagación de plantas medicinales, que hoy se en del extranjero, ejemplo las que producen el opio, la atropina, emetina, etc., etc. El Jardín Botánico servi- ría para adaptar plantas extranjeras útiles, hacer el análi- sis químico de las nacionales, estudiar las propiedades fisiológicas de las mismas aplicándoselas a animales, per- mitiendo así llegar a introducirlas en la Medicina. Re- cordemos un establecimiento de esta clase en la ciudad de México que clasifica las plantas del país, extrae los principios químicos y experimenta con los extractos de plantas en los animales. Como detalle ilustrativo señalemos la ventaja para la Profilaxis y para el comercio introduciendo la planta que produce los polvos de Persia, llamados piretro vul- garmente (Pyrethrum), que es la base eficaz, es el remedio más activo para concluir con los insectos, y que mezcla-. dos estos polvos, con alcohol metílico, matan hasta las ratas, cuando se enciende esa mezcla en piezas cerradas. Provienen los polvos de 3 especies cuyos nombres son: Chrysanthemum roseum, Chry. cinerariaefolium y ae marshalli. Los polvos, son las flores desecadas a la sombra de esas tres especies, y reducidas a polvos después de cose- char las cabezuelas, o flores compuestas, cosecha hecha a mano o a máquina. Esta planta crece en lugares abriga- dos, mejor calientes, en buena tierra suelta y drenada. Se siembra en el campo, o en almácigos y después se replanta en surcos espaciándola de 20 a 30 centímetros, y separando un metro entre surco y surco. Es planta pe- renne, da semillas al 2. año de inflorescencia. En Chile los polvos de Persia son falsificados y piden de 25 a 30 pesos el kilo, siendo que en los Estados Unidos costaba DÁAS REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL en el comercio 20 centavos la libra de flores abiertas y 30 de las flores cerradas. Compárese: $ 3.50 de moneda chilena cuesta el kilo de la mejor calidad en- los E.E. U.U., y entre nosotros $ 30 y no de buena calidad. Las plantas crecen bien en Dalmacia, Italia, Fran- cia, Algeria, California, y el que suseribe los ha e ensayado en Querelema (norte de V ichuquén) donde crecen admi- rablemente. La planta vieja, dividida, sirve también para la replantación, y vive muchos años si se la cultiva, riega y se le abona. Se siembran en toda la primavera y se le cosecha en Enero hasta Abril. Producen mil kilos más o menos por cuadra, y vendidos los polvos a 5 pesos el kilo produciría 5 mil pesos por cuadra. Podríamos citar mu- chísimos otros ejemplos de plantas útiles que podrían cultivarse en el país. La otra rama de la Sección Botánica sería el estudio de las plantas criptógamas (algas marinas y de agua dulce, callampas, helechos, líquenes, etc.,, tanto las útiles a la alimentación e industria, como las que sirven de alimentación a los animales marinos. El mar tiene sus verdaderos potreros con sus plantas y animales fijos en el litoral que sirven a la alimentación de mamíferos ma- rinos y de peces; pero además existen potreros flotantes llamados planktón, a media sumersión que son regiones llenas de plantas y de pequeños animales, que es menes- ter estudiar en cada país y que son el alimento principal y el primitivo que sirve a los peces y demás animales. lista sección recolectaría toda clase de plantas para surtir al-Museo Nacional, para intercambiar con los demás Mu- seos, y para suministrar la cantidad colosal de ejemplares botánicos que necesitan no solo las clases de botánica de las Escuelas de Medicina, Farmacia, Instituto Pedagó- gico, Instituto Nacional, Liceo de Aplicación y todos los Liceos de la República si nó también las: Escuelas Supe- riores Nacionales y todo establecimiento público o priva- do que lo necesite para la enseñanza. Porque no basta que reformen los Herbarios que se le exige a cada alumno en las clases de Botánica, no bastan los ejemplares que se deterioran en las demostraciones prácticas que se hacen en las clases, sino que principalmente se necesitan .ejem- plares para la formación de Herbarios jefes o modelos en Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 549 ¡€__—— > cada establecimiento. Esta Sección continuará la revisión de la Flora nacional para publicar la Historia Natural de Chile. 52 Como Sección de li microscópicascon sus subsecciones de bacteriología delas plantas para seguir el desarrollo de las enfer medades microscópicas que existen sobre las gramíneas: polvillo rojo, polvillo negro y cien otros subre los microbios de las viñas, sobre los que destruyen las arboledas, con el propósito de estudiar la biología de estos seres perjudiciales, cuya primera vida suele estar radicada en otras plantas distintas; Bacteriología animal para estudiar la serie de microbios (bacterias, piroplas- mas) que viven en las aves, zorzales, tencas, diucas, tórtolas, etc., enla sangre y que son transmitidas porzancu- dos u otros insectos y que conviene estudiar a fondo porque esos insectos vectores pueden transmitir enferme- dades terribles al hombre: ya sabemos que el piojo trans- mite el tifus exantemático, el echinche la fiebre recurrente, la mosca la tuberculosis y el tifus, la garrapata la heme- turia (meada de sangre) y el mal de caderas, y se teme que la barata que transmite el cáncer de las ratas, pueda hacer algún otro daño al hombre, y se insinúa la idea que un díptero que en Chile vive hasta en la Península de Taitao sea el vector del microbio del cáncer. No: olvide- mos que la fiebre amarilla, la Terciana (Malaria) la peste bubónica, la verruga Peruana, la enfermedad del sueño tienen microbios que son transmitidos por insectos, sin contar las que atacan a los animales domésticos. Se nos hará la objeción que estas cosas pueden estudiarse en las clases de la Facultad de Medicina: esto es imposible, los profesores no podemos dedicarnos a investigación cientí- fica pura, mientras estemos destinados a enseñar para producir profesionales eficientes y a curar enfermos de los Hospitales, no habría ni tiempo ni elementos: para investigar. La ciencia pura se avanza con personal que no tenga ninguna obligación para con el público. El Ins- tituto de Higiene tiene secciones de Bacteriología y Se- roterapia, no podría entregarse a la investigación clen- tífica porque sus secciones están destinadas a «producir las vacunas, suero y a establecer el diagnóstico de las enfer- medades infecciosas. El Instituto Pasteur no tiene sino sa 900 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL la sección de hidrofobia destinada al público; las demás secciones son para investigación pura. La Universidad de París aparte de las facultades de que se compone y de la nueva que ha fundado sobre «Educación Técnica», posee la Sorbona, el Colegio de Francia, la Escuela de Altos Estudios, y hasta la Municipalidad de París posee esta- blecimientos científicos. Y si esto no fuera suficiente el Estado mismo tiene en el Mar del Norte una Escuela Aquícola. 6.2 Como Sección Geológica, destinada a estudiar la geología del país, el subsuelo en busca: de petróleo, agua surgente artesiana, o semisurgente usando sondas poten- tes, la configuración del suelo, recolectar rocas y mine- rales para ejemplares al Museo Nacional, y a todos los establecimientos de enseñanza y a los Museos Extrajeros que devolvieran en canje. Serviría también para estudiar una carta geológica del suelo: y del subsuelo chileno. Prepararía un Museo también típico normal en el propio Instituto de Investigaciones, cosa que también harían todas las otras secciones porque el Instituto de investigaciones tiene que ser un Museo completo, con los ejemplares clasificados y destinado al estudio. 1.—Como Sección de los Fósiles (Paleontología) que llenaría las indicaciones señaladas en las otras secciones. 8.¿—Como Sección de la Prehistoria (Antropología y Etnología) que en: Chile es riquísima, y que solo ahora empieza a dársele gran desarrollo, pues anteriormente se ocupaban los sabios solamente de huacos y de momias. El Instituto de Investigaciones se ocuparía pues de todo estudio científico, con el objeto de hacer avanzar la ciencia, y prepararía la Historia Natural de Chile, olvida- da desde la gran publicación de Claudio Gay, (e iniciada en la parte Botánica por el señor Reiche en su Flora).— No puede pues llamarse Estación Zoológica Marítima, pues abarca la investigación pura en las ciencias natura- les todas. En un principio pensamos establecer el laboratorio marítimo en San Vicente, entre la desembocadura del Río Bío-Bío, y Talcahuano; después se creó la estación en San Antonio; pero hoy con mejor reflección hemos pensado Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 551 que el Instituto de Investigaciones deberá residir en una región que reuna las siguientes ventajas: Primero: Estar equidistante de los extremos de la República para recibir o remitir los AE SgRas que se co- leccionaren. Segundo: Tener río o estuario a Ta desembocadura del mar, caleta marina, regiones de cultivo, islas etc. Tercero: Estar en comunicación con el ferrocarril y ser puerto de mar, y ojalá lugar de construcción de lan- chas, veleros, etc. Todas estas condiciones las reune únicamente el puerto de Constitución. Existe en ese puerto una isla en el río a vista del mar (que podría expropiarse) con un bra- zo de río remanso, y un gran brazo estuario; Es un puer- to fluvial y se gestiona hacerlo puerto marítimo. Posee un cerro entre río y mar de propiedad del Estado, con terre- nos y bosques vecinos. Al norte del río existe la más gran- de duna del país, larga de 46 kilómetros con 5 de ancho —susceptible de ser "repoblada de bosques magníficos. Constitución está unida por ferrocarril con la red central, y tarde o temprano será servido además por la prolonga- ción del ferrocarril de Hualañé, por Lincantén, Putú, uniendo Curicó con Constitución, que tiene comunicación marítima con Valparaíso, posee 8 astilleros para construc- ciones de embarcaciones menores y medianas. Me permito recordar al señor Ministro la Historia de la creación de la Estación Zoológica Marítima de San An- tonio. El 7 de Abril de 1910, al hacerme cargo de la 1)i- rección del Museo Nacional, en reemplazo del sabio Dn. Federico Philippi, perdido tan prematuramente para las ciencias, impuse al Supremo Gobierno de la necesidad de furidar la Estación Zoológica Marítima, que el jefe de Sección de Zoología—don Bernardino Quijada—me seña- laba como de gran interés para aumentar las colecciones del Museo, para estudiar las costumbres de los seres vivos, para suministrar materiales de investigación a la Escuela de Medicina y al Instituto Pedagógico, como tam- bién para reemplazar nuestros ejemplares deteriorados por el tiempo, enviar colecciones a los establecimientos de enseñanza, y fundarles Museos y mantener el canje con los Museos extranjeros, estudiar la Piscicultura y 552 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL extendernos a las plantas marinas, a las rocas del litoral, en una palabra a recolectar todo lo que interesara al Mu- seo Nacional. En la Memoria de 1910, inserta en el Boletín de € ese año, el que suscribe decía a su Señoría: «Estación de Zoología Maritima.—Se impone la crea- ción de una estación marítima destinada a recolectar animales de mar con acuarios especiales. Esto serviría: «1.—Para aumentar las colecciones del Museo Na- cional y de los Museos de Enseñanza; 2. "Estudiar la Piscicultuza «3. —Estudiar la Biología de la Fauna Marítima, y cda Museo Oceonográfico. «El gobierno posee terrenos en el puerto de San An: tonio, y por nota he pedido a US. se sirva recabar del Ministerio de Industria, mil metros de tierra a orillas del mar para instalar esta estación. «Con este objeto he solicitado en los próximos pre- supuestos y por una sola vez, la cantidad de $ 20,000 y como gastos fijos $ 5,400 que servirían para sueldo de un Conservador y de un Pescador de la estación. El Ministerio posee un “barco, el «Alejandro Selkirk», cuyo paradero es San Antonio, y durante las épocas que está en esas costas, así como cuando viaja a Juan Fernández, puede ocuparse en pescar y mariscar para la estación zoológica. «Para completar el estudio de la Zoología creo con: venjente hacer presente a US. que de esta sección po- dría depender el Jardín Zoológico, el cual suministra los animales que se mueren. Bajo la dependencia de la Sección de Zoología podría formarse un jardín Zoológi- co de animales chilenos para el estudio de ellos y de animales extranjeros, lo que secundaría en bien de la instrucción y del entretenimiento público. Muy poco tiempo después desapareció el Jardín Zoológico. «El señor jefe de zoología, Don Bernardino Quijada me decía en su memoria: «El jefe de la Sección Zoológica del Museo Nacional de Santiago, después de los estudios que ha hecho en los Museos de Historia Natural y otros establecimien- tos científicos de Europa, quiere insistir en las Estacio- Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 5539 nes Zoológicas Marítimas con el objeto de dejar constan- cia escrita. y pública de la conveniencia, utilidad y ne- cesidad que hay de fundar, en una región de la costa pacífica de la América del Sur, un establecimiento de esta clase que, por su situación seográfica, instalación y servicios, responda a todas las exigencias de la ciencia moderna y sea un poderoso auxiliar de trabajo del Mu- seo Nacional Chileno. «Sabido es que, penetrados de los grandes servicios que las ciencias naturales prestan a la instrucción gene- ral y a la industria de la pesca, así como también a la Medicina, a la Economía Doméstica y Agrícola, la ma- yoría de los Estados Europeos y Norte Americanos, han fundado laboratorios especiales en distintos puntos de su litoral. «A este impulso científico de los países más progre- sistas no ha sido ajena la Australia que desde hace muchos años, tiene esta clase de servicios y favorece particularmente un Laboratorio de Zoología Mariua en. Sidney. Por último, el Japón ha fundado recientemente varios centros de estudios biológicos. «Toca pues, a Sud América entrar ahora én este mo- vimiento de útiles innovaciones y a Chile corresponde iniciarlo con firmeza para abrir un nuevo horizonte de cultura, creando y sosteniendo un Laboratorio biológi- co Marítimo. «Facil y rápidamente se resolvería el problema de esta nueva creación, si a ejemplo de Estados Unidos de Norte América se estableciera el Laboratorio como una dependencia del Museo Nacional; pues disponiendo, como dispone, de los principales medios directos y acce- sorios para trabajar al borde mismo del mar, esto es, aparatos de pesca y de investigación, libros reactivos, ete., el gasto se reduciría al arriendo o construcción de un edificio con todo el confort científico necesario. «La instalación podría hacerse en una región maríti- ma de nuestra prolongada costa, a donde pudiera llegar- se en corto tiempo y que, por estar a la orilla de un río y vecina a una laguna litoral, ofreciera al zoólogo y al botánico la fauna y flora más variada, pues tales me- dios biológicos salobres, por la propiedad química de 554 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL sus. aguas, son capaces de dar asilo a determinadas for- mas adultas y larvarias, bien distintas de las especies pelágicas, litorales y avisales. «Reuniendo estas condiciones, San Vicente de Talca- huano parece creado expresamente para suministrar al zoólogo todos los materiales de estudio acumulados tan- to en alta mar y las rocas, como en la arena de las playas y los fondos submarinos y en las pozas formadas en las bajas mareas. Y bastaría esta consideración para elegir la bahía de San Vicente como asiento de una estación zoológica, si no se quisiera tomar en cuenta la importancia del puerto de Talcahuano (a donde en cinco minutos se llega en carro), los recursos que en esta ciu- dad se encuentran, el interés del pueblo que quería te ner un Centro Científico nuevo, contribuyendo a su- prosperidad y, sobre todo, si no se pensara en el apoyo eficaz de la Armada Nacional para conseguir de ella una pequeña lancha a vapor con aparatos de pesca, in- dispensable, y la presencia continua en la bahía de un viejo pontón destinado a mantener viveros, cuyas expe- riencias muy bien podrían aprovechar las industrias pes- queras de nuestro país. Lo que no obstaría para que desde luego se procediera a establecer en tierra firme, en el mismo local del Laboratorio, un acuario para el público concurrente, que, interesado en el estudio de los animales marinos, pudiera conocer, de un golpe de vis- ta, su estructura, seguir sus faces de desarrollo y com- parar los diversos modos que tienen de reproducirse. «En todo caso, suponiendo que no fuera posible adop- tar y seguir desde un principio el plan de organización de las Estaciones Zoológicas europeas y norte america- nas, que abarcan las mismas secciones con sus respecti- vos elementos de trabajo (Acuario, Museo de Pesca y Oceanografía, Museo Zoológico y Biblioteca. Laborato- rio principal de manipulaciones elementales y Labora- torios particulares para investigación) el naciente Labo- ratorio Biológico del Pacífico del Sur tendría, como toda cosa destinada a durar, el comienzo más modesto que cabe pensar. «Un gran salón de trabajo con un pequeño taller para reparaciones y embalaje de ejemplares frescos y con Moore.—iNstIruto DE INVESTIGACIONES 555 E utensilios reactivos para la recolección y ensayo de pre- paraciones de animales marinos, aplicando los métodos usacos en la «Estación Zoológica de Nápoles» para con- servarlos con las dimensiones, la forma y el aspecto que presentan vivos. «Un salón con estantería ordinaria para las coleccio- nes en formación, con mesas de trabajo escolar para la di- sección de animales que el pescador llevaría en abundan- cia a solicitud del profesor que visitará la Estación con sus discípulos, para guiarlos en las prácticas y manipula- ciones de Zoología. «Dos o tres laboratorios de investigación para los jó- venes del Instituto Pedagógico y de la Escuela de Medi- cina que se inicien en el estudio de alguna especialidad y para los biólogos nacionales y extranjeros que en cual- quier tiempo necesitan material acumulado de organismos frescos y quieren trabajar aisladamente, sin que ninguna preocupación exterior los perturbe en sus libres investl- gaciones. «Una pequeña pieza, en fin, que sirviera de Biblio- teca, compuesta ésta de memorias científicas originales y obras ilustradas de Zoología y Botánica sistemáticas, para ayudarse en el trabajo de determinación de las especies marinas, fluviátiles y lacustres. «He aquí cuales serían los preliminares que presen- taría el «Laboratorio Biológico provisorio de Chile», cuya insuficiencia primaria desaparecería en un tiempo mayor o menor, con la ejecución de los mejores materiales de todo orden consultados en el plan de reformas sucesivas». «Al final va agregado un cróquis que indica la ma- nera como nos imaginamos o las habitaciones provisorias y definitivas. «Respecto al servicio del Dabertoria, se haría, mien- tras saliera de su período de formación, por dos personas solamente, a saber: 1) «Un Pescador que por haber explorado mucho tiempo la región marítima la conocieraa palmo (y el que estaría de un modo permanente en la Estación para cuidar los obje- tos, atendiendo en todo tiempo al servicio de animales vivos destinados al Museo, Escuela de Medicina, Institutos Pe- dagógico y Nacional, Internado y Liceos), 336 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 2) «Un empleado del Museo Nacional que, en la capi- tal unas veces y en la costa otras, tendría a su cargo todo lo que se relaciona con la preparación de animales maríti- mos por la vía húmeda (Anestesia, Fijación y Conserva- ción), acompañando a los profesores y alumnos que al La- boratorio se dirigieran durante el año escolar, para verl- ficar experimentalmente los hechos explicados y conocidos teóricamente en clase. «Si estas observaciones, apenas bosquejadas, fueran debidamente atendidas por las personas amantes de la cien- cia y una vez reconocidas las bondades del proyecto, se dejara sentir la fecunda acción oficial, para realizarlo en toda su amplitud, quedaría plenamente satisfecha la aspi- ración del autor. «Santiago, Abril 1910. BERNARDINO QUIJADA B.» Se solicitó el mismo año 3,000 pesos para un conser- oa de la Estación Zoológica Marítima de San Antonio, y 2,400 para un pescador, y 20,000 pesos de una sola vez para la Estación de San Antonio. El gobierno cedió 1,000 metros cuadrados de tierra a orillas del mar en la desem- bocadura del Estero de Llo-Lleo, y el señor García Huido- bro obsequió un terreno anexo a ambas orillas del estero entre el puente ferrocarrilero y la playa. En la memoria de 1911, el que suscribe indicaba a S$. «La sección de Zoología Marítima y Museo de Ocea- nografía será instalado en el presente año y será la prime- ra Estación en el Pacífico americano del Sur. Se ha elegido el puerto de San Antonio para que funcione, por estar cerca de los dos grandes centros poblados: Santiago y Val. paraíso, y sobre todo porque dispone de los elementos del Museo Nacional, de quien depende, permitiendo enrique- cer a éste con los ejemplares duplicados. Esta Estación servirá para el estudio científico e industrial de los peces y otros animales marítimos y plantas marinas, y sumistra- rá elementos de investigación para los alumnos del Insti- tuto Pedagógico y para la Escuela de Medicina. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XL Va A -. .X E M0) Eme Deu Eno 0 Sarco $ du ¿ESÍSXS85 DURA e reto e 9: 25000 054 WD mm 5 mm s San Antonio: En Llolleo se ubicó la Estación Zoológica Marítima. 558 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL «La Dirección de Obras Públicas, por pedido de ese Ministerio, ha cedido el terreno comprendido entre el es- tero de Llolleo y las obras del futuro puerto de San An- tonio para la instalación de la sección Zoológica Marítima y Museo de Oceanografía; y también ha enviado un arqui- tecto que pronto entregará los planos de la construcción de la Estación. El presupuesto actual consulta la cantidad de veinte mil pesos con este objeto: permitirá construir Acuarios, Museo y Laboratorios de Biología. «Solicito para el próximo presupuesto la cantidad de veinte mil pesos por una sola vez, para dedicarlos a la construcción de la casa para el Conservador y el Pescador. «La Estación está deslindando con el ferrocarril entre lasestaciones de Llo-Lleo y San Antonio, en un sitio muy adecuado que dispone del mar y del estero de Llo-Lleo, es decir, de aguas dulces y saladas. «En el Presupuesto para 1922: «Item 2505 Conservador de la Estación Zoológica Ma- rítima y del Museo Oceanográfico en el puerto de San Antonio $ 3,000. «Item 2506 Pescador, 2,400. «Item 2518. Para adquisiciones, guardianes, viajes, 1m- presiones, estantería, fomento de la Biblioteca, reparacio- nes del edificio, fomento de la Estación Zoológica Maríti- ma y demás gastos generales $ 30,000. (Aumenta en 5,000 pesos porque hay que atender al fomento de la Estación Zoológica). «Item 2519. Para construir la casa del Conservador y del Pescador de la Estación Zoológica Marítima en el Puerto de San Antonio. Por una sola vez 20,000 pesos. (Es indispensable que el Conservador y Pescador vivan en el mismo establecimiento a fin de que puedan atender con puntualidad la Estación Zoológica). En el Boletín del Mu- seo Nacional de 1911 se lee desde la pág. 276 hasta la 288. «La Estación Zoológica Maritima y Museo Oceanográ- fico de San Antonio.—Completamos en este punto la infor- mación sobre nuestra Estación Zoológica Marítima y Mu- seo Oceanográfico, cuyos laboratorios de prácticas y ma- nipulaciones de Zoología y Botánica, muy luego estarán a disposición tanto de los jóvenes de la Escuela de Medicina Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 559 y del Instituto Pedagógico que se inicien en el estudio de alguna especialidad, como de los biólogos nacionales y ex- tranjeros que en cualquier tiempo necesiten material de organismos frescos y quieran trabajar aisladamente al bor- de mismo del mar, sin que ninguna preocupación exterior los perturben en sus libres investigaciones. «Como los 1,089 m.* de tierra cedidos por la Dirección de Obras Públicas para instalar la Estación Zoológica en el Puerto de San Antonio, constituían una superficie de- masiado reducida para sacar las grandes redes y hacer los ensanches necesarios en el edificio futuro, la Superioridad del Museo Nacional solicitó y obtuvo del Supremo Gobier- no la cesión de la faja de tierra arenosa que separaba nues- tro terreno del estero de Llo-Lleo y del mar. «Por otra parte, el señor don Vicente García Huido- bro ha puesto generosamente a disposición del Museo Na- cional un terreno de. su propiedad, situado frente a nues- tro laboratorio y al sur del estero del Sauce, siguiéndolo hasta el mar. «Con esto, nuestra Estación Zoológica va a quedar rodeada de un conjunto ideal de condiciones físicas: fren- te a. una playa pintoresca—donde se construirá un peque- ño muelle de embarque y desembarque—cerca de campos arables y a un paso de la «Boca» del Río Maipo, cuya de- sembocadura no modifica sensiblemente la composición química del agua del mar y se presta muy bien para rea- lizar experiencias de piscicultura y estudiar la adaptación de los seres a la vida de las aguas salobres y dulces. «En una de las páginas anteriores va agregado un mapa que da a conocer el litoral comprendido entre. el puerto de San Antonio y la «Boca» del Río Maipo, y el eróquis adjunto (Fig. 2) muestra el punto elegido en Llo- Lleo para la instalación de nuestra Estación de Zoología Marítima y Museo de Pesca y Oceanografía. «La extensión de terreno donada al Museo Nacional por el señor don Vicente García Huidobro, para estable- cer dependencias de la Estación Zoológica, está indicada en el plano de una población futura, llamada población María. «En cuanto a la construcción del edificio del Labora- torio Marítimo, hay que decir que ya tiene calculado el 560 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL costo aproximado de la instalación definitiva en 60 mil pesos, y pronto se presentará el plano y el presupuesto completo que se necesita para la fundación y el sosteni- miento de este nuevo centro científico chileno. «Como puede verse en el plano de las instalaciones futuras—hecho por el señor ingeniero don Domingo bae- za—casi todo el piso inferior del Edificio de la lstación Zoológica, estará ocupado por la sección más interesante y de mayor importancia que va a tener el único centro oficial sud-americano de esta clase, o sea el Acuarium, constituído por una pileta central y ocho piscinas latera- les, de dos metros cúbicos de capacidad cada una. «Todas estas piscinas, lo mismo que la pileta, serán alimentadas directamente por una bomba qúe, movida a vapor—o a viento sl se quiere evitar el gasto de un ma- quinista—extraerá el agua del mar» «La pilet a central se destinará a OR todos los ani- males recién recogidos y en ella se conservarán con cit- culación constante de agua fresca de mar los ejemplares que es preciso hacerlos estenderse en el momento en que deben ser sorprendidos en sus formas y actitudes natura- les por los distintos reactivos fijadores para darles su vet- dadera apariencia; pues sucede a menudo que molestados por los aparatos de pesca al ser tomados, se contraen o se ocultan, muriendo en estado de contracción completa. «En las piscinas laterales se colocarán las formas principales que se quieran conservar vivas para la obser- vación y estudio de la vida y reproducción de los distin- tos tipos del reino animal, destinándose unas a los Molus- cos, a los Equinodermus y a los -Artrópodos (Crustáceos), otras a los Gusanos y a los Celenterados, y las restantes a los Protevertebrados (Tunicados) y a los Vertebrados (Peces). «El piso superior-representado al lado del dibujo de los bajos del edificio—constituirá la habitación del Con- servador de la Estación y el estanque o depósito de agua de mar que se necesita para establecer una renovación -continua del agua de la pileta y de las piscinas. «La inspección de los dibujos que aparecen en el cur- so de esta sección, nos dispensa de entrar en más detalles sobre la distribución de los servicios o trabajos que es Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 561 preciso realizar para cumplir con los fines de la naciente Estación de Biología Marina; como son: «1.2 La recolección de los animales y plantas de mar para aumentar las colecciones del Museo Nacional y de los gabinetes de Ciencias Naturales de los Institutos de la República; 2.2 La instalación de un Museo Marítimo local; 3.2 La conservación en acuario de las especies anl- males y vegetales vivos, para el estudio dela biología y embriología de nuestra fauna y flora marinas; (4. La publicación de las descripciones de los obje- tos nuevos para la ciencia en el Boletín del Museo Na- cional »; «5.2 La facilitación de los medios directos y ucceso- rios de estudio a los biólogos que se dirijan a la Estación Zoológica para hacer investigaciones científicas»; La disección de los ejemplares frescos para ini- ciar a los estudiantes en las prácticas y manipulaciones de Zoología Macroscópica; «7.2 La aplicación de los métodos usados en las Es- taciones de Biología Marina para la anestesia, la fijación y la conservación “de los organismos acuáticos; ¿8.2 Las conferencias para la instrucción del públi- co en general y de la juventud educada especialmente; «9.7 El envío de ejemplares vivos pedidos para el es- tudio de las ciencias biológicas en los centros científicos de la capital; «10. El estudio de los métodos de pesca conocidos y nuevos para tomar organismos pelágicos, litorales y abi- sales; : «11. La realización de experiencias de piscicultura y «la aplicación de los estudios dol ias al desarrollo de las industrias marítimas en general», «12. La práctica de estudios ala de Oceano- yrafía y Meteorología». Terminaremos esta información reproduciendo los documentos que se relacionan con la instalación de este anexo del Museo Nacional: «N.” 628.—Campamento de «La Placilla», San An- tonio (Puerto Viejo), 19 de Octubre de 1910. Señor Ins- REV. OH. HIST: NAT. (1921) (36) 562 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL pector General de Ferrocarriles de la Dirección de Obras Públicas. Santiago. «En conformidad a su providencia número 2106, de fecha 5 del presente mes, remito adjunto a usted un pla- no del puerto de San Antonio que indica una superficie cuadrada de 31 m 63 >< 31 m. 63 igual 1,000 m. 2. en el punto A. situado entre el estero de Llo-Lleo y el kilómetro 109,606, donde puede instalarse la Estación Zoológica Marítima. «Devuelvo adjunto a usted el expediente relativo a este asunto. «Dios guarde a usted.—F. LarvY». «Dirección General de Obras Públicas.—N.” 492 —Santiago, 25 de Noviembre de 1910.— Señor Ministro: «El Ingeniero Jefe del Ferrocarril en construcción de Melipilla a San Antonio en nota número 647 del presente, dice a esta Dirección General lo siguiente»: «Como complemento a mi nota número 645, de fecha de ayer, co- munico a usted que el terreno destinado para la Estación Zoológica Marítima ha sido estacado y se encuentra listo para la persona que indicará el Señor Director del Museo Nacional. «Lo que tengo el honor de trascribir a US, para su conocimiento y fines consiguientes.—Dios guarde a US.—ENRIQUE DóLL B. «Núm. 5,450.—Santiago, 28 de Noviembre de 1910. —Pase, para su conocimiento, al Director del Museo Na- cional. «Anótese.—Por el Ministro, Moisés Vargas». «Núm. 1487.—Santiazo, 10 de Noviembre de 1910.—El Ministe- rio de Industria y Obras Públicas por decreto número 2287, de 3 del presente ha ordenado a la Dirección de Obras Públicas poner a dis- posición de este Ministerio una extensión de terreno de mil metros cuadrados entre la Estación de Llolleo y el kilómetro 109,600 del ferrocarril a San Antonio para la instalación de una Estación de Zoología Marítima. Lo que comunico a usted a fin de que proceda a recibirse de dicho terreno. «Dios guarde a usted.—Carlos Balmaceda S. Al Director del Museo Nacional.—Anótese.—Por el Ministro, Moisés Vargas». «Santiago, 16 de Mayo de 1911. — Señor Inspector General de Arquitectura: El terreno destinado para construir el Museo Oceanográfico y Estación Zoolégica Marítima de San. Antonio, es un cuadrado que Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 563 mide 33 metros por lado, terreno insuficiente para instalar dicho edi- ficio y los servicios necesarios para que éste cumpla con las nece- sidades a que está destinado. Al Sur de dicho terreno hay un espacio, comprendido entre el estero Llolleo y el mar, que será necesario anexar para efectuar en él plantaciones, para evitar las dunas, tan abundantes en esas regio- nes, cañerías y bombas para llevar el agua del estero al Museo, y los viveros que deberán estar en el mismo estero. Por el Poniente, hay un espacio de terreno de 80 metros, más o menos, que es de necesidad también anexar, para dar salida del Museo al Mar, como ser las cañerías de agua que será necesario llevar a una gran piscina que estará en el centro del edificio, ejecu- tar los caminos de acceso para el servicio de pescadería y casa para el pescador. En vista de las razones aducidas, ruego a usted, si lo tiene a bien, recabar de quien corresponda, se concedan los terrenos antes indi- cados. Es cuanto puedo informar a usted sobre el particular. Saluda a usted.— PD. Baeza E.—Al señor Inspector General de Ar- quitectura». «Santiago, 19 de Mayo de 1911.—Señor Ministro: Tengo el honor de reiterar de S. $. solicite del Ministerio de Obras Públicas la entre- ga del terreno fiscal situado al Sur de la concesión que se ha hecho a la Estación Zoológica Marítima. De los estudios hechos por el jefe de la Sección de Zoología, por el Conservador de la Estación Marítima y por el Arquitecto enviado por la Dirección de Obras Públicas en- cargado de ejecutar en el terreno el plano de los edificios de la Esta- ción Zoológica, resulta que es urgente ceder a dicha Estación la faja de terreno que sigue al Sur hasta el estero de Llolleo y al Poniente hasta el mar y que suman 1,700 m»., más o menos, de terreno que es todo arenoso, mucho de él invadido por la alta marea y el cual ser- viría para la ubicación del futuro desarrollo de la Estación, para ex- tender redes para la colocación de bombas y cañerías destinadas a la extracción de agua de mar y agua dulce, ete. Dios guarde a US.—Doctor Eduardo Moore.—Al señor Ministro de Instrucción Pública». «Núm. 2136.—Santiago, 23 de Mayo de 1911.—Pase al Ministerio de Industria y Obras Públicas. Anótese.—Por el Ministro, Moisés Vargas. Anótese.—Por el Ministro, E. Altamirano (>. «Núm. 157/1.—Santiago, Mayo 31 de 1911.—Informe el ingeniero Jefe del Ferrocarril de Melipilla a San Antonio. Anótese.—Por el Inspector General. 4/berto Decombe». 364 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL «Núm. 2634.—Santiago, Mayo 31 de 1911.—Señor Ministro: Tengo el honor de informar a US. acerca de la providencia de ese Ministe- rio, núm. 2252, de fecha 29 de Mayo próximo pasado, recaída en una solicitud del Director del Museo en la que pide se le cedan unos te- rrenos en el puerto de San Antonio con el fin de instalar en ellos la Estación Zoológica Marítima. Por oficio núm. 2443, de fecha 27 de Mayo último, esta oficina tenía el honor de informar a usted una solicitud idéntica a la actual. En dicho informe transcribía lo informado al respecto por el ingenie- ro Jefe del ferrocarril de Melipilla a San Antonio en el sentido de no haber inconveniente en ceder los terrenos solicitados. Por tanto, esta Oficina tiene el honor de comunicar a US. que no hay inconveniente en ceder al Director del Museo los terrenos que solicita para la instalación de la Estación Zoológica Marítima, Dios guarde a US.—A. /uménez.—Señor Ministro de Industria y Obras Públicas». «Núm. 257/7.—Santiago, 17 de Junio de 1911.—Pase al Ministerio de Instrucción Pública. Anótese.—Por el Ministro, E. Altamirano (. «Núm. 3065.—Santiago, 20 de Junio de 1911.—Póngase el informe que precede en conocimiento del Director del Museo Nacional.—Por el Ministro, Vargas. Acta de entrega del sitio ubicado en los terrenos fiscales y destinados por el Ministerio de Instrucción Pública para Museo Zoológico Marítimo. «El señor don Bernardino Quijada, debidamente autorizado por el Director del Museo Nacional, como jefe de la Sección de Zoología, declara haber recibido de la Inspección Técnica del Ferrocarril de Melipilla a San Antonio, el sitio destinado a Museo de Zoología Marí. tima, ubicado en terreno fiscal entre el puente del ferrocarril sobre el estero de Lilolleo (105) y el mar. Dicho sitio tiene 33 metros por lado o sea una superficie de un mil ochenta y nueve metros cuadrados (1,089 m2). Para constancia en el archivo de la Inspección técnica arriba in- dicada firma la presente acta el señor Quijada en San Antonio, a 4 de Febrero de 1911.—B. Quijada B. Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 265 Para dar una prueba dela necesidad sentida en el extranjero, de un laboratorio en Chile que investigara la vida marina nos basta reproducir lo que el Doctor Odon de Buen, escribió al Sr. Dn. Carlos Porter en 1903: «Y he de hacerle una recomendación: que ponga sus energías en el propósito de establecer allí un Laboratorio de Zoología marina, una Estación Biológica costera dedi- cada al estudio de los seres de ese gran Océ éano». «Es el mar seno fecundo de la vida; la mayor parte de los seres y los menos conocidos, habitan sus aguas. Hay campo para obtener gloria propia y provecho científico general. Sobre todo, interesa mucho a cada región costera el estudio del plankton, punto de partida, eslabón prime- ro, de la gran cadena que enlaza por la alimentación a todos los seres marinos y gran parte de los terrestres». «Un laboratorio biológico en la costa de Valparaíso sería un centro científico de interés universal; su funda- ción merecería el aplauso de todos los biólogos del Mun- do. El Estado de Chile prestaría inmenso servicio a la ciencia y cimentaría su fama de culto, dotando espléndi- damente un Laboratorio de esta índole». «Sueño de rosa, pero sueño realizable, es el hacer contínuas investigaciones costeras bajo la dirección del Laboratorio, con el concurso de la Marina Nacional, en que tantos hombres de reconocida pericia y de gran cul. tura hay a todo lo largo de Chile, en las costas laberínticas entre Chiloé, el Continente y el Archipiélago de Chonos, y, más abajo, hasta la Tierra del Fuego». Hoy De Buen ha realizado lo que deseaba de noso- tros para la ciencia: no solo es Director del Instituto Oceanográfico de Madrid, sino que él es Director y funda- dor de la Estación Zoológica Marítima de Palma en las Islas Baleares, en el mar Mediterráneo, en el que Francia, Argelia, Italia, Austria tienen una serie de estaciones biológicas marítimas. No olvidemos que nien México, ni en Centro, ni Sud- América existe estación Zoológica Marítima. ¡Como si la América Latina no fuera para la ciencia! En Japón, en Columbia Británica y en Estados Unidos (California) exis- ten 5 Estaciones, y en Australia una. 266 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL En 1912 se fundó la Estación Zoológica Marítima de San Antonio, por nuestra insinuación, la que vivió mo- destamente con un Conservador y un Marinero, pero tra- bajó tan activamente que pudo suministrarle al Museo Nacional numerosos ejemplares de renovación y mucho material nuevo. Tenemos todavía un espléndido sitio cedi- do por el Estado en la desembocadura de Llolleo, entre el mar, y el puente del Ferrocarril, comprendiendo el es- tero en su interior; y agregado a un sitio cedido genero- samente por don Vicente García Huidobro. La Dirección de Obras Públicas confeccionó un plano y presupuesto para construir la Estación. Pero éste duró solamente un año; el espíritu de eco- mía a que se sujetó el Estado, no dió más vida que un. año a este ensayo de Estación Zoológica Marítima. El Instituto de Investigaciones de Chile, que - ten- dría su establecimiento central en Constitución, podría ocupar la isla situada en la desembocadura del río Maule, situada entre dos brazos del río, la cual aunque muy de- teriorada en la actualidad, si el Gobierno llegara a expro- piarla, puede hacer una hermosa defensa en el vértice oriental —por donde el río se divide en dos ramas—con una fila de pilotis de roble del Maule y con plantaciones de cipréses y sauces por todo el litoral de la isla. El go- bierno que es propietario del Cerro Mutrum, en la Poza cerca de la barra del mismo río, que domina la Caleta del mar, río y barra serviría para el mismo fin, y sería un anexo del Instituto. ln la isla se construiría la Estación Zoológica Marí- tima, edificio que comprendería los acuarios, gabinetes de Mieroscropía, de Disección, de Fisiología, de Bacteriología de Fisiología Botánica, de Taxidermia, de Anestesia, de Fotografía. Además salas de recolección y conservación de ejemplares de Zoología, Botánica, Entomología, Inver- tebrados, Paleontología, Jeología y Mineralogía, Antro- pología y Etnología, Museo de Caza y de Pesca. Constitución tendría un Museo vivo o Jardín Zooló- gico en el cerro Mutrum y en los planos alrededores para estudiar todos los animales salvajes y domésticos que hay en el país, desde sus funciones hasta sus enfermedades, REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám, XLIII *DACIFICO PO Bucalemo | e 2D Beyeruca E ño a E NN r Pr Y, Cahuil. en la lacuna de ese nombre, lugar adecuado para una Estación Zoológic a la ? Po) Marítima o un Instituto de Investigaciones. 365 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL su tratamiento la experimentación en ella, y la Pesci- cultura. En el resto de la República habrían sucursales para recolectar bajo las órdenes delos Gobernadores Marítimos, y sirviendo de Conservador, el profesor de Ciencias del Liceo mas próximo, y con un marinero recolector. Se establece- rían en Arica, Iquique, Antofagasta, Caldera, Coquimbo, Valparaíso, San Antonio. Cahwil, Llico, Talcahuano, Isla de Santa María, Isla de la Mocha, Puerto Saavedra, Co- rral, Ancud, Calbuco, Puerto Montt, Melinka, Puerto Na- tales, Punta Arenas y Puerto Porvenir. El gasto de estas sucursales no sería sinó de un ma- vinero, y los objetos recolectados enviados a Constitución para su estudio y distribución. Una ley de la República establecería que no puede salir de Chile ningún objeto chileno sin autorización del Instituto, así aprovecharíamos los animales, plantas, espe- cies minerales, momias, etc., que abundan en el país y que hoy son objetos dle especulación, sin que en el país quede ni el estudio de esos elementos. El canje y la per- misión serían objeto de una entrada para sostenimiento del propio establecimiento. El Instituto de Investigaciones de Chile dependería del Museo Nacional, como tantos otros Museos y Univer- sidades del mundo poseen estaciones biológicas lejos de ellos. La Dirección estaría en manos del Director del Mu- seo Nacional, y los diversos jefes de Sección actuales, serían los directores de los diversos repartimientos, te- niendo bajo sus órdenes el personal de investigaciones en sus ramos respectivos. Las nuevas Secciones que se Crea- ran como investigaciones de Medicina, de Agricultura etc., dependerían del Director. El Instituto sería la base material para la creación de la profesión de doctores en ciencias, que se adquiriría en una Escuela de Altos Estudios, oficial, enseñada por los propios empleados de la Estación y del Museo, dando así situación legal, a la Escuela de Altos stos que man- tienen privadamente en la actualidad, el Director y los Jefes de Sección del Museo Nacional, la que con todo éxito funciona. REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. XLIV _ CEANVO PACIFICO Construcción a la desembocadura del Maule elegido para ubicación del Instituto de Investigaciones. 70 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Pero como nada nacional vale sino enfocamos un re- flector de luz extranjera, vamos a señalar los diversos países en los que las autoridades, sea el Fisco, sea las Universidades o las municipalidades han hecho para estu- diar los animales, cultivarlos, domesticarlos, aumentarlos, enseñar como pescarlo, o darlos al consumo de un modo industrial, enseñar los alimentos que les sirven, analizar las enfermedades de estos animales útiles, etc. Desde luego la Universidad de Lyon, la segunda ciudad de Francia, ciudad situada más lejos del mar que cualesquier población chilena, tiene en Tamariz-sur-mer, en la Bahía de Tolón una estación de Thalasicultura (cul- tura marina) para proporcionar a la Cátedra de Fisiología general y comparada, de Lyon, los elementos de experl- mentación sin las cuales no existiría la enseñanza de la más importante de las Cátedras de los conocimientos hu- manos. Tengamos presente además que hay en Lyon (como en París y en Marsella, etc., ete.), una Facultad de Ciencias que aquí todavía se las estima como una ultra- creación, como se considera el griego, el cálculo Diferen- cial e Integral. —El Profesor Rafael Dubois de Fisiología General comparada de la Fac. de Ciencias de Lyon, es el Director y fundador de la Estación Zoológica Marítima en Tamariz-sur-mer. ln Tolón, desde el tiempo de los fe- niclos existió un criadero para cultivar los moluscos de la púrpura. Aquí no se piensa aún en una Facultad de Ciencias. En Francia se ha ido aún más allá: hay Escuela de Altos Estudios, Sorbona, Colegio de Francia, Universidad y ahora se está en camino de ira la 5.2 Facultad: la de Ciencias Técnicas. En el Museo Nacional como ya he te- nido el honor de comubicar al señor Ministro, hemos creado una Escuela de Altos Estudios para dar certifica- dos, equivalente a Doctor en Ciencias, en común con to- dos los jefes de Sección, entre quienes nos hemos distri- buído las asignaturas. La Thalassicultura, está muy desarrollada en Holan- da, Noruega, Escocia, Estados Unidos, Terranova. El frío, la salazón, la humadura, y la antisepsia por el calor que pasteurizan, sirven hoy para el transporte y la conserva de alimentos por largo tiempo; pero esto lo Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES Dí1 enseña y lo dirigen quienes dominan la ciencias Biológi- cas. Sin ella se coneluirían en los países civilizados los peces, moluscos y crustáceos que se usan en la alimenta- ción, por la exageración en tomarlos y no aumentarlos.— Allá por los años de 1830 a 1860 ya no existían ostras en Francia; fué necesario que el Profesor Coste del Colegio de Francia, emprendiese memorables y fecundas investiga- ciones sobre ostreicultura, para que «Ya no se cuenten los millones que, desde hace medio siglo, la ostreicultura, fundada por el embriologista francés ha proporcionado a nuestro país.—Como siempre, en nuestra bella Francia, los ataques malévolos, las críticas de los incapaces y de los impotentes no le faltaron, pero tuvo la buena fortuna de ser sostenido Coste por una Administración inteligen- te y previsora, y sus pacientes esfuerzos, su perseveran- cla valiente coronaron sus esfuerzos de un éxito grandioso (Dubois)». Ya los romanos cultivaban las ostras y las anguilas, y los moluscos cuya concha producen la púrpura, magní- fica coloración, de los mantos imperiales hoy casi extin- guida. La Piscicultura natural, es la que se dedica a hacer entrar, por medios apropiados, en grandes espacios cerra- dos, peces jóvenes que pueden desarrollarse y llegar a la talla de venta por la sola alimentación que les ha suminis- trado la natur En seguida la pesca las entrega pron- to al comercio y las hace conservar para venderlas des- pués.—Esto lo enseña un Instituto de Investigaciones, y no el comerciante desconocedor de las ventajas que sólo la ciencia ha escudriñado. El laberinto de lagunas de la desembocadura del Po sirven a este fin desde siglos. Igual sucede en el estanque natural Bizuglia en Córcega Ads en una sola noche se pescó 75 mil kilos de pescado, y en Terranova se ha con- seguido hasta apacentar ballenas. Estas ventajas podrían obtenerse aquí, en el Maule, en Constitución, y en el río Mataquito, en las lagunas de Vichuquén (Llico), Bolleruca, Bucalemu y € ahwil. La Piscicultura natural, captura los ejemplares jóve- nes, los guarda en piscinas, acuarios, en donde los do- mestica como a los pollos dándoles alimentación artificial. REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Qi =] 119) Sirve esto también para tratar en agua dulce ciertos seres vivos de agua salada que se adoptan al nuevo medio. Podríamos continuar con la propagación del salmón, introducir el atun europeo, el arenque europeo y los estu- riones que producen caviar; la variedad de climas maríti- mos desde el mar frío por la corriente de Humboldt, hasta el tropical del norte dejarían crecer y propagarse los peces útiles. La piscifactura marina, la de agua dulce, que ha dado orandes resultados, para el cultivo y aumento de la tru- cha, en Francia, consiste en criar huevos de pescado, de- sarrollándolos y sembrarlos en mares o en ríos. Se ha criado la Homaricultura (cultivo de las langostas) por me- dio de incubadoras Nielsen, Director del laboratorio de Dildo, aparatos que cuestan 15 francos cada uro, de un metro 25 de largo, dispuestos a que el agua de mar entre y salga con facilidad por el movimiento de las olas del mar, alrededor de los huevos fecundados recogidos de las hembras de langostas que se pescan para el consumo, y que cada una lleva en su cola de 10a40 mil huevos. Hay en las costas de Terranova cerca de 3 mil incubado- ras que dan más de un millón de larvas de langostas des- tinadas a repoblar, y que criadas en acuarios se matarían las unas con las otras. Esta especie serviría para poblar todos los canales de Magallanes, Tierra del Fuego y las islas del Sur. En Concarneau, laboratorio dependiente del Colegio de Francia, se han ocupado de l: :rlade- ro artificial de pescados planos—por medio del aparato de Brown de Plymouth. Sepamos que las luchas difíciles han existido en Fran- cla, (para evitarlas aquí); cuando se ha tratado de introdu- cir la ciencia en bien del comercio, de la medicina, de la agricultura. El citado Prof. Dubois dijo en una conferen- cla pública el 9 de Abril de 1916 tenida en París......... no hemos podido continuar nuestros trabajos, en Tama- riz-sur-mer, por falta de personal competente es decir con- venientemente retribuído «He luchado en vano —durante largos años, contra un mal espíritu y contra un vicio de organización de nuestra enseñanza llamada superior, que son de lo más perjudi- Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 273 ciales a los intereses morales, científicos y económicos del país. Es triste declararlo públicamente que el francés— en tiempo ordinario no tiene a nadie de más cruel, ni de más peligroso enemigo que el mismo—verdad que hay que gritarlo fuerte. «La autofagia, el egoísmo, el particularismo estrecho la baja celosía, la envidia, la incuria, la inferioridad técnic: y otras, la pusilanimidad, y con ella la inarea ascendente de la mediocridad colectiva amenazan a todas las cabezas que surgen: se las corta» (Profesor Dubois). Entre nosotros se podría criar una cantidad enorme de viveros de animales útiles (congrios, lenguados, corbi- nas, etc., etc., así como de tortugas y esponjas). Se ha llegado en ostreicultura a enverdecer la ostra. Pero todo esto por sabios, por fisiólogos. Y con ellos se prueba que las ostras y mariscos muertos o descompuestos, dan dos clases de enfermedades, la conchilioenteritis que es una colitis específica, no solo de moluscos muertos sino de algunos vivos; lo que hemos comprobado en gente del Museo y compañeros de ellos, en el estuario de Reloncaví y en la Península de taitao, al comer choros crudos o en cantidad; la otra, es la incubación del microbio de la fiebre tifoidea en un intestino indisgestado con productos de ostras averiadas pero no se ha comprobado que ellas mis- mas lleven gérmenes, cuando están vivas. ln estanques artificiales con aguas infectadas de alcantarillados pueden enfermarse por materias de putrefacción en el agua, o por tomainas que se derivan sea de parásitos—como as espon- jas (cliones) perforantes—de ostras, o sea del mal estado de conservación de las conchas mismas. La Hidrobiología tiene base científica únicamente, y de ella nace la Thalassicultura que sin esa base no sirve Pero ella puede preparar en la práctica a todos los pesca- dores, a todos los marineros y los que pretenden ocupar puertos marinos mercantes o de guerra. En Italia la Estación Zoológica Marítima de Nápoles fundada por los alemanes, costó Sal al Kaiser 100,000 mar- cos de su peculio para ayudar a su construcción y posee 200 mil francos de presupuesto anual. Hay estaciones en Alemania, Inglaterra, Bélgica, Rusia, Noruega, Suecia, Dinamarca, Austria. En Francia Di4 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL existen doce laboratorios marítimos y uno en Argelia. El laboratorio Marítimo de Concarneau depende del Colegio de Francia. El de Beaulieu es para la Escuela de Altos Estudios. ll de Banyuls en el Mediterráneo depende del Profesor Pruvot de la Sorbona, Universidad que dispone también del de Wimereux. El de Cette depende de la Universidad de Montpellier, fundada por Savatier. El de £ ES tation Zoologique Fig. 50. La Estación zoológica de Cette. Marsella, fundado por el sabio Marión. El de Villafranca, fué fundado por la «Escuela de Altos Estudios», está patrocinado por rusos pudientes. El Museo de Historia Natural, tiene el suyo en Saint Waast la Hougue. La Universidad de París tiene la Estación de Roscoff (Finis terre). El de Tamariz-sur-mer. que es el laboratorio maríti- mo de biología de la clase de Fisiología general comparada de la Universidad de Lyon, está bajo la dirección del pro- pio Profesor Dubois. Las Universidades de Lille tienen dos laboratorios marítimos. En Sfax (Tunes) el laboratorio ha dilucidado, bajo el control del Profesor Dubois el problema de la «luz viva» de los animales y plantas que ha producido ¿n vitro, luz debido a las proteínas, la luciferasa y la Juciferina, descu- Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES 315 brió la púrpura animal, originada por la purpurasa que extrajo, y reconoció las especies de cuyas conchas, los romanos extraían ese precioso tinte púrpura. Dubois ha descubierto el mecanismo de las sensacio- nes en general, una teoría nueva de la visión: el resultado de la luz sobre los seres, el estudio del pigmento, ha con- seguido tener perlas reproduciendo la Margarifera vulg: ris (de Ceylan) y perlitas de las ostras perleras; ina japonesas por medio de botones nacarados fijados en la concha de una Haliotide, los que han sido sobrepasados por las perlas americanas, de Jhon Salomón; Dubois ha podido propagar las esponjas en Tunes, como decir Meji- llones, Iquique; ha conseguido descubrir que las conchas de Bious y de Cabalans, suministran la púrpura de- los antiguos, reservada a teñir los vestidos de los emperado- res; es fenicios establecieron en Tolón un criadero artifi- clal de estos moluscos tinctorios. El Estado francés posee la Estación Aqiiicola de Bolonia y la Escuela Superior de Ciencias de Alger posee otra en dicha ciudád. Se pueden en Chile criar tortugas, cuya carne y cuyas conchas son-objeto de comercio activo, y peces, lobos, espon- jas, moluscos, crustáceos, choros de mar y río, lo mismo que peces, anguilas, de mar y de ríos, de especies exóticas. Hay Estación de Piscicultura y de Hidrobiología de la Universidad de Tolosa. Además existen muchas socie- dades científicas privadas que disponen de laboratorio o Estaciones Marítimas. El señor Amidie Odin tiene su laboratorio privado en Sables d'Olonne en la Vendée. Alemania poseía en Heligoland, en Kiel, en Rostock y en Rovigno Adriático. Inglaterra en Plimouth, Port Erin (isla de Man), Piel, Cullercoats, Alberdeen, Saint Andrews, Millport, Dublin, Galliway, Banyor, Islas Bermudas (en relación con la Uni- versidad de Havard; Canadá (en Gaspé) y Vancouver (Port Renfrew, de la Universidad de Minesota). Había en Nápoles y en Cagliari (Cerdeña) de la Uni- versidad de Cagliari, en Holanda, o Monaco: 4 en Noruega, la una en la Universidad de Cristianía, la otra del Museo de Bergen, otra municipal y la cuarta privada; 16 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 3 en Rusia, 2 en Suecia, de la que una es de la Academia de Ciencias. EspAaÑña.—El Museo de Historia Natural de Madrid, cuyo Director es el Profesor Odon-de-Buen, quien es a su vez el fundador y Director del Laboratorio Marino de Porto Pí, en Palma (Mayorca, islas Baleares); hay otro privado en Santander. Estados Unidos tiene en el Pacífico 4; tres en el terri- torio del Estado de California; New Montery de la Uni- versidad de California, Pacífico Grove de la Universidad de Leland Straford Junior y la tercera en San Diego de una Sociedad biológica; la cuarta está en Vancouver, y pertenece a la Universidad de Minesota. Contando la esta- ción que tiene la Universidad de Tokio en Misaki, pode- mos decir que existen cinco estaciones biológicas en el Pacífico muy al Norte, ninguna en el Pacífico "Norte, al Sur de California, y menos nien Centro ni en Sud Amé- rica. Este último continente no posee ninguna estación. Hay más en los Estados Unidos. La Universidad de Havard tiene, en la isla de Bermudas; y otra la de Washing- ton, tiene en Friday Harbour. El Estado tiene su oficina de Pesca, dos laboratorios: uno en Beaufort, el otro en Woods Hall. El Estado de Luisiana tiene la Estación Biológica del golfo, en Came- ron. El Instituto de Artes y Ciencias de Brooklin, el Cole- gio Inft., la Institución Carnegie, y una corporación priva- da, tienen cada uno su Estación biológica. Australia posee un Laboratorio Marítimo en Sidney. La Entomología agraria, serviría además para estu- diar vivos las cochinillas, pulgones, abejas; las principales estaciones entomologías son: 1o. Agraria en Florencia, que tiene Museo de Invertebrados, aracnidas, ete... y estudia también parásitos. El Instituto de Investigación prestaría eran ayuda a la Medicina y a la Veterinaria estudiando los parásitos. ; 20. Estación Entomología de la Facultad de Ciencias de Rennves (Francia). 30. Las de las Universidades A mericanas, que varias t1e- nen servicio entomológico completo: laboratorios, para estú- diarlos insectos que perjudican al hombre y a los animales. La Sección de Entomología que dirige el sabio Ho- - Moore.—INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN ward, pertenece al servicio sanitario marino, federal, de los Estados Unidos y la Universidad de Washington posee otra independiente. 40. En Italia, Portici, Milán, Turín, Florencia, Hun- ería tiene una (Buda Pest). 5o. La Universidad de Amsterdan, San Petersburgo, París, Montpellier, Rouen, tiene secciones entomologlas. Los Profesores Universitarios, o Directores de Museos son los Directores; aunque la Estación esté muy iejos. lístas estaciones pueden estudiar el Aire: meteoro- gía, composición bacteriológica del alire—variaciones químicas.—El agua: temperatura, composición. El mar corrientes.—La costa: geología, fauna y flora.—Alteraciones de nivel.—Plantas fijas —Animales— Bancos—Dunas, —defensas, prevención —Á vances e inun- daciones de ríos—Plantas flotantes—Animales fijos— Animales flotantes. Para apreciar la importancia del Instituto de Inves- tigaciones es necesario detenernos a los beneficios que reportaría, entre otras ciencias, a la Medicina. Tomemos por ejemplo los problemas que se relacionan con la sífilis. Esta terrible enfermedad, llamada la plaga roja, tiene una multitud de problemas previos que dilucidar urgen- temente; en la última Conferencia de Washington sobre enfermedades venéreas—tenida en Diciembre del año pasado—se presentaron sesenta problemas que deben contestarse en tres años más. Y nosotros podemos agre- gar un doble número de interrogaciones en el carácter de investigaciones microscópicas. Estas no pueden llevarse a cabo en el Instituto de Higiene, el cual fué fundado para servir los intereses públicos, sea produciendo sueros, vacunas, curando hidrófobos, o contestando las preguntas médicas relacionadas con las enfermedades infecciosas, y no podría distraer tan altas funciones para dedicarse a las ciencias puras. Es de admirar que algunos empleados, llevados de un alto espíritu científico, puedan robar horas de trabajo a sus múltiples obligaciones, para dedicarse a las ciencias. Lo mismo podemos decir de los profesores de la Facultad de Medicina. Quiero concretarme a la Clínica en que soy profesor de enfermedades génito- urinarias: desearía resolver pero en el carácter de impos- REV. CH. HIsT. NaT. (1921) (37) Qi | 0.2) REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL tergable lo siguiente: con cuanta cantidad de soluciones mercuriales mueren los Espiroquetos (microbio causante de la sífilis) in vitro y en el organismo, la cantidad de sal- varsan que los mata, experimentar en monos, ver si el suero del chimpancé sifilizado no sería la mejor manera de curar la sífilis, buscar medios de cultivo para mantener vivos los espíroquetes en matraces, con caldos especiales a fin de estudiar su biología, las proteinas que producen para llegar a conseguir la vacunación preventiva, como lo hacemos en la viruela; estudiar la vitalidad de estos microbios en la sangre del recien nacido que ha heredado el flajelo, en los de sífilis cerebral, en los que recién la han adquirido; estudiar comparativamente la acción de otros metales pesados; que aparte del mercurio, actúen en el microbio vivo colocado debajo del microscópio, actúen sobre el mono sifilizado, para pasar a la experimentación en el hombre; investigar si otros sueros—aparte del de sifilíticos —influyen en la curación de la enfermedad; si otras substancias bactericidas servirían al tratamiento de la plaga roja; si por pasajes sucesivos del microbio de sífilis a otros animoles; monos, conejos, se podría llegar a cultivarlo en un animal nacional a fin de proporcionarnos sueros curativos y quizás preventivos; no se ha experi- mentado sobre animales marinos; ni sobre los numerosos animales domésticos que sirven al hombre, como la llama, vicuña, guanaco, etc., etc., de los que se habla que son susceptibles de adquirir enfermedades trasmitidas por el hombre; estudiar todos los microbios, que como los piro- plasmas, tripanozoma pueden tener una biología parecida a la de los espiroquetos, a fin de acercarnos a la biología primitiva de estos. es decir cuando eran habitantes en el suelo, o en las plantas. Cien problemas más se nos pueden presentar sobre el microbio de la sífilis, de la gonorrea, de la tuberculosis y de las enfermedades eruptivas, y entre las contagiosas graves el cáncer, la plaga negra que avanza día a día, sin detenerse, que solo se pueden estu- diar en un Instituto de Investigaciones puras, y que en forma alguna se podrían hacer estudios en nuestras Clí- nicas, en las que ni el tiempo, mi los elementos pueden permitir dedicarse a fondo a avanzar la ciencia, toda vez que ellas han sido creadas para formar médicos y curar enfermos». Ruiz P.—EL SPHEX CYANIVENTRIS EN CHILU 579 OBSERVACIÓNES SOBRE LA existencia del Sphex cyaniventris Spin., en Chile POR Er. Flaminio RUIZ P. Profesor de Ciencias Naturales del Colegio ''San Pedro Nolasco””, Al ser invitado por nuestro querido amigo y maestro el Dr. Carlos E. Porter para colaborar en el volumen es- pecial de su importante Revista Chilena de Historia Natu- ral, he querido dedicar a ese fin las observaciones que he hecho sobre si existía o no en Chile el Sphex cyaventris SPIN., y para establecer su distribución geográfica en el país. Sphex cyaniventris SPIx. Pelopaeus cyaniventris GUÉR. Coq., Ins. p. 263 (1830). os pl Sy Lo 1D. Sphex cyaniventris SPIx. en Gay, Hist. Fis. y Polit. Chile, Zool., p. 400. (1851). Sphex cyanipennis SPIx.,1. c. Atlas zool., lám. 4., f. 5. Priononyx cyaniventris Sauss., Novara. Hym. p. 43. (1868). Lo que más me ha movido a escribir las presentes lí- neas sobre este interesante insecto, ha sido el ver la di- versidad de opiniones que sobre él han dado los sabios más respetables. Así vemos que M. GUEÉRIN lo describe bajo el nom- bre de Pelopaeus cyaniventris, según su diagnósis que copio a continuación: Niger, capite thoraceque villosi, abdomen glabro, nitro- cyaneo nitido, alis brunneis apice oscurioribus, cyaneo-mi- cantibus. Long. 30 mm.—Enver. 43 mm. DE SAUSSURE lo coloca en el género Priononyz. El señor Claudio Gay y el Marqués de Spinola fue- ron los primeros que colocaron en nuestra fauna entomo- 980 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL lógica este hermoso insecto en el género Sphex, con la si- guiente diagnósis: « Antennis, capite, thorace, pedibusque nigris, abdomi- ne caeruleo-metallico; alis violaceis, nervuris nigris.—Lony. 9 lin. Después el Dk. GERMÁN BURMEISTER en el «Ento- mologische Zeitung, de Stettin», 1872-pág. 241, mantiene esta especie en el género Pelopacus y dice que se halla en Mendoza (Rep. Ar gent. ). En vista de lo expuesto consulté a mi amigo el Prof. Carlos $. Reed, Director del Museo Educacional de Mendoza, si realmente existía el Sphex cyaniventris SPIN, en esa región; y me contestó afirmatl- vamente, y que existía en gran cantidad, remitiéndome al mismo tiempo muchos ejemplares. Por lo visto nuestro Sphex también pertenece a la fauna de la vecina República. Fig. 51. Sphex cyaniventris 9, tam. nat. (ORIG.) El sabio Entomólogo don Edwyn (. Reed, en su trabajo sobre Los Fossores o Avispas cavadoras de Chile en «Anales de la Universidad de Chile», (1893-94) dice: «Por mi parte nunca he encontrado este insecto enChile» Pero no podemos decir que después de publicado. su tra- bajo no lo haya conocido, pues sabemos que su señor hijo don Carlos S. Reed le colectó muchos ejemplares en la hoya del Río Cachapoal, y que aquel ilustre sabio tuvo la satisfacción de conocer este interesante insecto. Por nuestra parte, en vista de esta incertidumbre so- bre si existía o nó en Chile la especie en cuestión, nos Ruiz P.—EL SPHEX CYANIVENTRIS EN CHILE 58 1 dedicamos con todo empeño a buscarlo por todas aquellas localidades donde se decía haberse visto. Por algún tiempo nonos fué posible dar con él; cuando ya perdíamos las espe- ranzas, el Sr Alfredo Faz en una de sus excursiones en- tomológicas a la Laguna de Pudahuel, tuvo la suerte de encontrar varios ejemplares, y la gentileza de mandarnos uno; fijamos un día para ir en busca de tan codiciado 1n- secto, y nuestra excursión no fué estéril, pues pudimos en poco tiempo imponernos de su relativa abundancia, lo- orando cazar varios ejemplares. El diez de Diciembre de 1921, algunos de nuestros alumnos llegaron a nuestro sabinete de trabajo con unos insectos que ellos llamaban raros, cazados en el cerro San Cristóbal, en Santiago, y que nosotros reconocimos como Sphex cyaniventris SPIN., lo que nos motivó una nueva excursión para imponernos personalmente de si era efec- tiva su presencia como lo habían asegurado los niños. Una vez en el campo de observación, nos convencimos que efectivamente era verdad que en dicho cerro habita el Sphex cyaniventris SPIN. En el mismo mes cazamos un ejemplaa en el Río Aconcagua, frente a la ciudad de Quillota; y una gran cantidad en la hoya del Cachapoal, al lado de la ciudad de Rancagua. En resumen, nosotros podemos asegurar que el Sphex cyanivantris SPIN., no es escaso en Chile, como lo hemos probado, y que por el momento su distribución geográfica en el país es, por el norte el Río Aconcagua y, por el Sur, el río Cachapoal: esto no quiere decir que no se halle más al norte ni más al sur de lo indicado; observaciones poste- riores nos dirán claramnnte cual es su área de dispersión exacta en el país, La especie se encuentra también en el Brasil y Uru- guay. Esto es todo lo que por ahora puedo decir sobre la presencia del Sphex cyaniventris en Chile, entregando en- teramente estas observaciones al ilustrado criterio del Di- rector de la «Rev. Ch. de Hist. Nat.» para que haga de ellas el uso que crea conveniente. MUSEO DEL COLEGIO «San PEDRO NOLASCO», San- tiago, Dic. 1921. e2 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Exploración antropológica al Valle del Río Copiapó POR EL Prof. Leotardo MATUS Z. Jefe de la Sección de Antropología y Etnología del Museo Nacional Más o menos a cuatro kilómetros al oriente de la ciudad de Copiapó existe un pueblecito que se llama San Fernando y que ha dado el nombre a una serie de túmu- los de tierra que hay a orillas del río Copiapó, punto don- de hace poco se descubrieron algunas sepulturas antiguas en posición sentada y con piezas de alfarería pintada y sin pintar. Tanta importancia científica atribuía la prensa a aquellos hallazgos que el Ministerio de Instrucción Públi- ca dictó un decreto por el cual se me comisionaba, en mi carácter de Jefe de la Sección de Antropología y Etnolo- gia del Museo Nacional, para ir a Copiapó a recoger todo el material que se había logrado extraer de aquellas se- pulturas y que según se decía, consistía en momias tendi- das y en vasos pintados, en objetos de piedra y en telas valiosísimas. Llegados a Copiapó nos dirigimos a visitar aquel lu- gar en compañía de un profesor del Liceo de Serena que desde hacía varios días trabajaba allí tratando de obtener algunas piezas de importancia para el Museo que se ha fundado en aquel establecimiento; pero que, a pesar del entusiasmo y actividad desplegada para conseguirlo no había logrado sacar de aquel cementerio ningún objeto de los que se decía había en tanta abundancia. El único habitante que hay cerca de este paraje es un hombre viejo que también es el que ha explorado y explotado aquel cementerio. El día antes de nuestra vi- sita le había vendido, y a buen precio, un ponchito muy viejo y remendado que según decía había sacado con una momia de niño. Mátus.—EXPLORACIÓN ANTROPOLÓGICA 583 Un examen minucioso del terreno, un estudio de la orientación y de la composición del suelo, nos hicieron comprender que era imposible obtener de allí momias de adulto, las contradicciones del viejo unidas a su mala vo- luntad para darnos respuesta exacta sobre lo que él decía había sacado de las sepulturas, nos vinieron a confirmar nuestra primera impresión, es decir, que sólo se trataba de un asunto comercial del viejo y no de un hallazgo de la importancia científica que se le atribuía Para cerciorarnos más todavía hicimos con nuestro compañero un reconocimiento minucioso del barranco del río a uno y otro lado pudiendo comprobar que no existe allí ningún resto humano, ni objeto o resto de objetos que demostrase la existencia de un cementerio en ese lugar. Fig. 52.-——Puco de greda rojo con dibujos negros. de 20 em. de diámetro en la parte superior.—Extraído del Cementerio de San Fernando, Copiapó (ORIG.) De regreso, el viejo del rancho nos mostró un hoyo donde tenía varios fragmentos de cráneos, la mayor parte de niños y unos cuantos huesos extraídos, según nos dijo de sus excavaciones en aquel cementerio y que era lo úni- co que no había logrado vender todavía. Dei REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Los ingenieros de Copiapó, señores Urmeneta y Car- vallo nos regalaron para el Museo Nacional, una pieza completa de alfarería pintada y otra media pieza que les había vendido el hombre del rancho. Ambas piezas son pucos o fuentecitas, tan iguales en sus formas en su tamaño y en el color que parecen fueran gemelas. Acompañados de los profesores Luis Sierra y Luis Valenzuela del Liceo y de la Escuela Normal de aquella ciudad nos dedicamos después a reconocer los alrededores y tomando informaciones llegamos a saber que en el lado noroeste de Copiapó y a unas cuantas cuadras de la Plaza lograron extraer, hace algunos años, numerosas osamen- tas humanas y alfarería de un tipo bastante primitivo. En efecto, aun existían en los desmontes de uno de los cerros de la sierra de Chanchoquín fragmentos de estos huesos y pedazos de alfarería pintada. as poco de iniciar nuestros trabajos descubrimos allí una sepultura de don- de extragimos numerosos huesos de un cadáver que esta- ba dentro de un hoyo cilíndrico como de unos 10 a 75 centímetros de profundidad y en cuclillas. Los huesos eran tan antiguos que era raro aquel que lográbamos sacar completo. No encontramos en esta sepultura, ningún objeto de piedra, madera o hueso n1 alfarería de ningún género. ln la superficie, y a más o menos un metro de ella. recogimos una cucharilla de hueso quebrada en dos pedazos y que a juzgar por el color blanco demostraba haber permanecido mucho tiempo en la superficie expuesta a los rayos sola- res que, aquel día quemaban fuertemente. A fin de trabajar a la sombra nos transladamos al lado oriente del cerro cerca del lugar donde existe un ba- sural. Al segundo día de trabajo logramos descubrir allí un cementerio indígena bastante interesante, cementerio que llamamos «Cementerio del basural» De las numerosas excavaciones que practicamos en este lugar logramos extraer diez y siete esqueletos corres- "pondientes a otras tantas sepulturas y en una extensión que alcanzó a siete metros. Estas sepulturas, también cilíndricas, como la del lado poniente del cerro; estaban superpuestas, indepen- Mátus.—EXPLORACIÓN ANTROPOLÓGICA 385 dientemente en tres hileras, correspondiendo una a cada cultura. Las más antiguas estaban como a dos metros de la superficie. Todos los esqueletos estaban en cuclillas y mi- rando al oriente. Habían entre ellos varios de niño. Como tapa colocaban palos de algarrobo y de chañar, muy abundante hasta hoy en la región. En las sepulturas de la capa inferior no encontramos sino huesos y restos de camastos de fibra, posiblemente usados para calentar el agua por medio de piedras can- dentes. No había restos de tejido, de lana, algodón o cáña- mo, ni cosa alguna que mostrase cierto erado de cultura. Llamó nuestra atención, desde el primer momento el enorme grueso de los cráneos; pudiendo medir en algunos frontales hasta un centímetro de espesor. Los huesos largos son bastante grandes; algunos fé- mures medían 47 y hasta 48 centímetros lo que equivale a una talla de 1.73 a 1.75 de altura En una de estas sepulturas encontramos un esqueleto con deformaciones luéticas muy pronunciadas y parecidas a las que hemos visto en dos esqueletos del Museo de Ana- tomía y Patológica, de nuestra Escuela de Medicina, lo que es muy interesante pues comprueba la existencia de esta terrible enfermedad en América, en tiempo muy re- moto. Un collar de caracoles pequeños parecidos a la /lito- rima peruviana y que llevaba como amuleto de pezca otro caracol (Scurria-scurra) sacamos también de esta misma sepultura. Como a un metro veinte de la superficie encontramos en la misma posición los esqueletos correspondientes a la segunda cultura. Los caracteres antropológicos de los hue- sos se repiten. Aquí ya encontramos alfarería gruesa y muy mal cernida, restos de pintura, roja y negra, collares de llanca, muy rústicamente fabricada, algunos; otros ya más finos; caracoles grandes con restos de pintura (Buli- mus oblongus) que algunos aseguran ser de especie ya extinguida, y que nunca ha habido en aquella región. Una tembeta de piedra blanca muy bien pulimentada y pedazos de tela de cáñamo burdamente tejida. Encontra- mos también junto a unas llancas un pedacito de cobre na- tivo que sin duda lo usaron para perforar aquellas llancas. 286 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL A unos sesenta centímetros de la superficie se encon- traron las tumbas de la tercera cultura. Los cráneos se notan aquí un poco deformados (fronto occipital y fronto parietalmente) parece que 'acostumbraron deformar la cabeza en los dos sentidos, como ocurría con los indios de Arica, según observaciones que recogió allí el profesor Max-Uhle. No encontramos ningún cadáver en posición tendido. Los caracteres antropológicos de estos huesos son iguales a los demás abajo, aunque los cráneos son ya de paredes más delgadas y de glabela menos pronunciada. Los huesos molares están también menos desarrollados y la mandíbula inferior no es tan gruesa. La alfarería es escasa y de una masa fina con pintura generalmente negra, del mismo tipo que la que se encon- tró en el cementerio de San Fernando y consiste en ollas, pucos y jarros del tipo pseudo ápodo. Las llancas usadas en los collares es más pequeña, mejor pulimentada y muy bien perforada, siendo de notar que en uno de estos collares encontramos un amuleto de piedra, muy pequeñito y que representa un edentado de la familia de los Dasipódidos (quirquincho). Igualmente encontramos en esta cultura tubos de hueso y tabletas de ofrenda del tipo zoomorfo y antropo- morfo. Ruecas pequeñas de piedra para hilar, punzones y cucharillas de hueso y pinzas de cobre para dilapidarse. No cabe duda que los indios que habitaron el valle del río Copiapó pertenecieron al mismo grupo de los ca- chalquies que habitaron en todo el N. O. argentino. Al menos así lo demuestran los caracteres antropológicos y etnológicos y el estado de las tres culturas que pudimos estudiar. Sin embargo, debe existir otro estado de cultura su- perior que sería interesante encontrar en la Sierra de Chanchoquin pues, según lo demuestran las colecciones que existen en nuestro Museo Nacional, de Copiapó se han extraído hermosos ejemplares de alfarería pintada, como igualmente objetos de piedra, de hueso y de cobre, que continuaremos buscando en exploraciones posteriores. === Machado.—SOBRE GASES COMBUSTIBLES 387 GASES COMBUSTIBLES Sus emanaciones en el terreno petrolífero de Carelmapu (*) POR EL Prof. Miguel R. MACHADO (Jefe de la Sección de Geología del Museo Nacional Chile) Agradezco al Señor Prof. Carlos E. Porter el haber- me hecho el honor de solicitármelo, para publicarlo, este artículo en su hermosa «Revista» que hace 25 años empe- zó a editar y que, sl ha llegado a sus bodas de plata, es debido únicamente a su esfuerzo personal, en medio de toda clase de dificultades, morales y materiales. Espera- mos, los que somos sus amigos que ha de seguir en esta tarea de difundir la ciencia entre los hombres: rogando sí, que en un futuro cercano, estos han de ayudar más efectivamente a todos aquellos que tratan de leer las páginas del libro de la Naturaleza. e PA = En los informes del 12 de Noviembre de 1908 y del 25 de Agosto de 1909 que pasamos al Señor Ministro de Industria y Obras Públicas de Chile sobre estas emana- ciones gaseosas que se desprenden en el terreno de Ua- relmapu, los cuales se encuentran publicados en el Bole- tín de la Sociedad Nacional de Minería, decíamos lo que sigue: «Hemos observado que cuando el barómetro baja, « se descompone el tiempo y se cubren de agua de lluvia (+) Este estudio fué dado a conocer en 1910 en el Congreso Cien- tífico Internacional de Buenos Aires (1910) sin haberse publicado hasta la fecha. 385 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL estos terrenos arenosos; se desprenden por los tubos captadores una cantidad por lo menos de cuatro a cinco veces superior de gas que en aquellos días en que el « tiempo está bueno y el barómetro alto.» En ese viaje sólo pudimos enunciar lo ya dicho; pero no pudimos constatarlo con medida, por no disponer de aparatos apropiados para medir ni la presión barométrica ni aquella a que sale el gas del suelo. Pero en nuestra última visita de Febrero llevábamos un magnífico anerol- de y un buen termómetro de máxima y ME mínima y sólo debido a una imprevisión no explicable, no nos pro- porcionamos un instrumento capaz de medir la presión a que sale el gas. Una vez que notamos en Carelmapu la falta de este aparato, nos vimos obligados a construir un manómetro de aire libre, usando para esto todos aquellos materiales de que podíamos disponer en una región en que todo hay que llevarlo de afuera. ¿n la construcción de este manómetro entró un tubo de vidrio de unos cinco milímetros de diámetro y de unos 40) centímetros de largo, el que seguramente fué compra- do para colocarlo en la caldera que genera el vapor y que mueve el motor de la sonda y como no teníamos un que- mador apropiado para doblar este tubo, nos vimos obliga- dos a colocar una de sus extremidades dentro de un cañón de plomo al que fácilmente le dimos la forma de una U, en que una de sus ramas, (la de plomo), es más corta que la de vidrio: aquella la comunicamos por medio de una manguera de goma con la extremidad del cañón condue- tor que venía desde el tubo captador de gas. Al aparato así construído lo llenamos en su parte baja con agua teñida de rojo, líquido que nos debía indicar la altura ha que lo hacía llegar la fuerza de salida del gas, la que medíamos en una escala graduada en centímetros, y que se encontraba sujeta en su parte alta por un alfiler. esta disposición nos permitía subir o bajar este papel y así teníamos siempre el cero de la escala a la altura de la línea de separación del agua con la atmósfera. Las observaciones las repetimos en un día tres veces: a las ocho de la mañana, a las doce del día y a las siete de la tarde; pero la hacíamos a cada instante en aquellos días acia en que se ve ala simple vista subir c Machado.—sOBRE GASES COMBUSTIBLES 589 bajar el nivel del liquido en el manómetro y simultánea- mente veíamos bajar o subir la aguja del aneroide; guar- dando entre ambos movimientos una relación más o menos constante; por cada milímetro que este último variaba, aumenta o disminuye, en un centímetro más o menos, la columna de agua en el manómetro. Invariablemente ambas observaciones marchan en razón inversa: así si el peso de la atmósfera aumenta, disminuye la presión con que se escapa del suelo el gas; pudiéndose comparar a la atmósfera en este caso con un fino tejido de malla que cubriese totalmente estos terre- nos a través del cual pasa el gas con suma dificultad. No pasa lo mismo en todos aquellos días en que aquella pesa menos porque en este caso esa tela de que hemos hablado, tendría una trama menos tupida, pudiéndose por lo tanto escapar con más facilidad ese cuerpo que del interior del suelo. Para confirmar lo anterior, vamos a citar algunos hechos concretos, sacados de las muchas observaciones que hicimos durante todo el mes de Febrero de 1910 en los alrededores de Carelmapu. Estos datos numéricos los publicamos en forma de tablas En estas regiones se desencadenó un furioso tempo- ral de viento y de agua en los primeros días del mes de Febrero, el que concluyó solo el día 4 a las cuatro y media de la tarde; en los mismos días que naufragó el vapor «Lima» en la isla de Huamblin. Damos a continuación alguna de las muchas observa- ciones que tomamos en el último día .de ese gran tem- poral: Aneroide Manómetro Alas SA. M. 751 milímetros 16 centímetros con viento 319: 32 12 M. 756 ph] 16,1 ”» > 3 Md e LAS E 18,1 a y 53 2h) 4,5 ph] 147 3 18,5 3 bh] ph) ES 748 E 135 sin viento > | 00 y | E ” 152,3 s 12,1 s» >” ph) De los anteriores datos sacamos en limpio que a una misma altura barométrica pueden corresponder diversas presiones manométricas; esta diferencia se nota invariable- mente siempre que entra el factor viento, sobre todo si 590 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL este pasa con velocidad rozando la superficie del suelo por donde se escapa el gas: mientras más velocidad, más gas se desprende, en un mismo tiempo. Se nos aseguró que en este último invierno la presión del gas hizo subir la altura de la columna de agua a más de treinta centímetros. Y para quese vea mejor la influencia que tiene la atmósfera en la presión del escape de este gas, daremos a continuación otros datos numéricos y que corresponde a lo observado el 15 de Febrero; día en que nuestro anerol- de se encontraba bajo; así es que estos datos nos servirán para compararlos con los anteriores: Aneroide Manómetro Alas 8 A.M. 763,5 milímetros 3 centímetros sin viento a do VIDA Le 4 En algo de S. O. ” » YSB. 1. 763,2 »” 5,2 ” ” EL) Como se ve también influye poderosamente la fuerza del viento en la cantidad de gas que sale. En el mes de Marzo tuvimos en estas regiones unos hermosos días, como nunca lo habíamos presenciado en esos lugares, debido a lo cual no había gas ni para alum- brarse, menos aún para condimentar los alimentos, y por lo tanto lo anterior se encontraba en relación con nuestro aneroide; así el 15 de Marzo indicaba la presión de 767 milímetros y no salía nada de gas. Algunos días después 763 milímetros y el manómetro nos marcaba 0,5, centí- metros de altura. Lo común es tener una presión atmosférica de 752 a 156 milímetros lo que corresponde a una altura de 9 10 centímetros de agua en el manómetro. En aquellos en que el barómetro está bajo, se tiene que disminuír a sa mínimo la abertura de la llave de salida del gas en los quemadores de las lámparas; porque de otro modo se escapa silbando y por lo tanto el alum- brado es muy deficiente; igual cosa les pasa a las estufas y cocinas que aquí existen; pero en fin esto tiene reme- dio. Pero hay un verdadero desconcierto en los emplea- dos de esta Sociedad y que viven en la casa de la Admi- nistración, en todos aquellos en que el barómetro está alto; porque no hay en absoluto gas. Machado.—SOBRE GASES COMBUSTIBLES 591 do E Z E E S E E SE E | E E CIELO OBSERVACIONES 3 3 ¡a| els as Alo l8laf | 758,5, 9,522/16| 9 no en no |¡connubes solo calma | en la tarde 758,4| 10 |...| - | 758,2| 10,5| .. e 758 |11,321117| 10, no [calma ¡NO | nublado horiz. | resto empañado, TOS AO aos | IO OS en pl del ral op un O. lagitad. poco nublado al O.| 8 758,5 11,1121116/ 15 del » - laratosicubierto inter- NO r. | valos ABI ss 71 757 (10,8 .|..| ..-£ del O.[agitad. no semi-cubierto.. mucho frío SIMTO 16 (1314 16f£ del O. » ¡NO cubierto temporal de viento AS o eos Uy fuerte lcubierto, llue- fuerte viento fuerte ve aintervalos| hasta las 43 O SO 312 Di. suave 5 no cubierto cerca|Y ¿las 19 elnais. | ; etro es de 748 £ Ye del S: horizonte el manómetro 13.G 757 | 7,T115116 9 brisa ftrang. |. > sólo cubierto [48 delo: en horizonte 759 E O PUR io ad PAnES cubierto = 758,5 9,55. |..| --- fuerte jagitad. >» casi totalmen- | te cubierto ca TSE AAA 15 14 > » a ratos cubierto ¡temporal de viento 1 756,51 8,51... | ono ltranq.¡ no |semi nublado 758 Sn E SON >» » » » ») noche llueve a ratos EL 759,5 8,31915 16 >» » » empañado | AUS dea leal Sa LSO | ¡del S.| >» a ratos nublado en 3/4 A A a » noch.sin nubs. 1625013 19115 445 10 » no nublado MET AA o > del S.0. » » » 764 IA CAN A [E A noch.sin nubs. 763 | 6,22117| 10, algo deme » sin nubes ¡magnífico día 12, 762 DANS | | 760 o A re noche estrell 759] 1012016115 0-40 neblina al 12 | amanecer 759 Se a rao 1 ¡del S. | semi-cubierto Ea SS iaa » 7 992 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL z ale y . 7 z 2 1/7 ]|5 | 2 = Z Als lEo ls o sE E E E S El E E E] CIELO OBSERVACIONES la 8 7583 10,622'17, 17, no bueno no | nublado con amaneció con | algo de bruma 21” temperat. AMS al algo | >» » | algo nublado | 5: 0! en horizonte | CAR NARA Ll ed » » [nublado al O.| E 12 8 757 |10,6 16117, 14|- no » » [conunpocodeamaneció con | | neblina 170 temperat. 121758:18:3| lalgo S.0.| > 21 IES A ai eE | 131 8| 7557 |10,4 15116 18| no | >» » nublado y alas amaneció con | | | | IRM 18” temperat. LAN SR (a algo » a3P.M| nublado a las 3 P. M. pr. vto. 7| 7515 | 14 [E | | ...[fuerte lagitad.| sí » llueve en la | [al ¡ N.O | | noche 14 8 7525 1051915 13 no bueno no nublado pocollovió la noche O | | (0 | | | denso sin viento 12] 7553 | 10,7/¡...|... algo | »- | alas nublado llueve a veces (e | | del S.| 1! y con MERA la: algo S.0.| >» » poca fuerza M(15| 8] 7634| 3 (11813 14 no | » | no » noche estrell. [E | | | muy poco gas 5 12, 764 4 | - .lalgo S.O. » | » día muy helad. NITO o as » A 116 8 760,| 581615 10 no » |» ¡mublado cerca tarde mucho Eo | HN | del horizonte frío TES 6,5 lalgo S.O.| >» un poco nublado ES PET A OA Ne E o A » » ¡Hovió algo61/2 P.M 781 7544 10 16116, 1319 05 no semi nublado 121756149] rra eo » » a id a ee Ie SS : 11S| 8) 7597 | 6,4/15115| t1| algo | » » despejado lindo día | dek E. 112 7601 6,3 -- ¡fuerte E. > » > | [571-7593 1:6,7 A NE » » » día muy frío 19 8 7583 | 7,523114| 10 brisaB.| >» » » día caluroso 12 758. 7,8 ETE » » unaque otra | | | nube | 7| 75721 8,56 : » » » | nublado obs: | Pepa curo 20 S| 7547 | 11,5/22115' 10|fuerte E. > » nublado en >| | | horizonte 12 7552 | 10,7| E ¡fuerte N.lagitad.| » | | | | | Machado.—SOBRE GASES COMBUSTIBLES 593 e | e [=I515 | al 2 tes ie . 2 E 5 S E 578) 3 S E CIELO OBSERVACIONES | | | 711 7567) 9,11. fuerte agitad. no | | N.O. 8 7584 | 7,31914| 9| no ¡trang. nublado | horizonte 12 7591 | 6,4 | | MIS AGO |. 7,2 a las | llueve desde | ¡SM las 5 P. M. 8| 758 | 9,31713| 12! algo | un llueve desde | NI poco las 6 A.M. (21 758-9.9 regu- llueve lar O. sí 71 760] 6,9 poco | » nubes cerca | SO] horizonte | 8 7613| 4,21814| Sl algo | > nublado S: 051 12) 7624| 5,2 T62 Ss | 8 759 7,51314 12 algo | algo | poca [cubierto, llue- El viento gira [E S.O. ¡agitad. ve a ratos | al 12| 759 6,5 cubierto con | | garúa fina | EIA A E | 8| 7543 | 9,5116 13' 12| algo | » sí cubierto llovió toda la | | N.O. y llueve algo [noche y en el 12| 755 SN nubes delgads. día a ratos MESISO [Ox le e delis ¡ 8 7531|111 11512, 13 regul. lagitad... í | cubierto [llueve a ratos | N.O. | AROSA DNA les: del O.| » día frío METIO Ol. cal? deliS:O: ¡traba noche lluvia 27118 7601| 451712 9 algo bueno nubladoaratos! — día frío | ¡del S. | READER AA SS algo 'semi-nublado | SiO | dos 12351. | | | 28| 8/7641/3 5,111814 10 no ' algo nublado 1216231 531] algo | | S:0: » > 71 7593 | 8,3|. | E REV. CH. HIST. NAT. (1921) (38) Una de las figuras de la obra «Catálogo razonado y atlas de los Crustáceos Podoftalmos de Chile». Porter.—LA CARCINOLOGIA EN CHILE 595 LOS ESTUDIOS SOBRE CARCINOLOGIA CHILENA (Apuntes históricos y bibliosráficos) POR EL Prof. Dr. Carlos E. PORTER, C.M.Z.S.,F.E.S. Catedrático en el Museo Nacional y en el Instituto Agronómico de Chile Las grandes dificultades con que todavía tropezamos para publicar varias de nuestras obras inéditas de alguna extensión, entre ellas nuestra Bibliografía razonada de Historia Natural de este país, nos ha movidoa dar a la estampa, principalmente en varios números de esta misma «Revista», resúmenes de ciertos capítulos sueltos de la men- cionada Bibliografía, a indicación de algunos colegas na- cionales y extranjeros. Hoy lo hacemos con los Crustáceos, uno de los gru- pos zoológicos de nuestras más caras aficiones. Los crastáceos de Chile son numerosos en géneros y especies. Las primeras ES de Crustáceos chilenos se deben a LixNEO (17158) y FaBricrius(1793) El Abate don Juan laxacio MoLixa en su obra so- bre la Historia Natural de Chile, menciona a la ligera unas pocas especies (en menos de 4 páginas). PorEPPIG describió en los Arch. fúr Naturg., varlos crustáceos de este país, en 1836. H. MiLNE EDwArbDs, en su Histoire Naturelle des Crustacés (1834-1840), da buenas descripciones de varlas especies chilenas y MiLNk EpwarDs y Lucas en la obra de D'Orbigny und dans U Amérique Méridional (1843) describen y dibujan también varias especies. Viene enseguida la Historia Fisica y Política de Chile de don ULaubIo Gray, en cuyo tomo III., pp. 115-318 (de la parte Zoológica) publicado en 1849, se estudian por 596 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL NicoLET—reproduciendo muchas veces a la letra las des- cripciones de H. Milne Edwards y de Edwards y Lucas— 90 géneros con 152 especies agrupadas en 28 familias se- gún 1 el cuadro que insertamos a continuación: LNOXTIACOS 220 (pág. 120): 9 géneros con 11 especies 2 Ciclometopesi (a 3) OS > AO E Sia 3. Catometopes. ..(,, 148): 11 5) SIT 4 Oxistomos tasa OI OSA ES 5 APteruros. com. (o ISO): 1 a AS 6. Pferiguros. 2. (se) d 5 a LOLI 17 Palinurianos...- (0, 202) 2 > MN 8. Talasinianos 2. 200) e cas IS 9. Astacianos....... CREA (0) 24d 5) RO os 10. Salicocos ... A 2 EA e Eo y AOS IESsquillanas Mio Dab: ao o 1220 Gamarianos a 2 E li OS 13. Eliperíneas 40 ALAS) AS 30 14 Capreltamos msi 230): pl » SE Sd 15. Ciamianos.. ESSE e A 16. Idoteidas . a ( ” 257): 1 ” »” 1 ” Im NAseloteanos. 0. 2) Di > 18.- Cloportitos..-.w:. (3,2204): 45, Sd 19: Esferomianos.... (7 215) 2 as O 20.: Gimotoadianos...(-,, : 279)::.3'. “1, O 2D atmidianos SO A 22 Ciproldos. dae » Lo 23. Monoculianos ..( ,, 296): 1 y NN 24. Peltocetalos ciales 00) 5d 07 59: 2 25. Lerneocerianos: ( ,, 302): 1 da a e 26: Picnogoidos.....: (iy. 304)+2 » 0 ile atanos ti ISO): 2 a: Y 28 ¡Balaniídeas: 0. (Mb 2 E AS El cuadro anterior deja ver la crecida proporción de géneros pobres en especies y aun monotípicosque encierra la fauna carcinológica de Chile. Después de la publicación de la obra de Gay, el Dr. R. A. PhiLIPPr que, como es bien sabido, se ocupó de casi todas las clases del reino animal, prestó escasísima aten- ción a los Crustáceos y así, desde su arribo a Chile publi- có sobre estos artrópodos tan sólo 5 artículos en revistas alemanas y 2 en los Anales de la Universidad de Chile. Los viajes de la «Bonite» (1836-1837), «Nassau» (1866-1869), de la Noraén (1857-1859), de la «Magenta» (1865- 1868) de la «C Seal: (1822-1825), del «Challen: ger» (1873-1876), la U. S. Exploring Expedition (1838- REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. LXV 7 ps ye Henri Milne-Edwards, célebre autor de la «Histoire Naturelle des Crustacés» 598 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 1842), la Mission Scientifique du Cap Horn, del «Allert» (1879-1880) y los de los Drs. Plate, Silvestri, Michzelsen, Charcot, ete., han aumentado mucho nuestros conocimien tos sobre los crustáceos chilenos. Alphonse Milne-Edwards (*) Los encargos de material carcinológico hechos por nosotros durante más de 20 años, y nuestras proplas co- (*) Los retratos de carcinólogos que ilustran este artículo me los ha conseguido el Prof. Dr. Louis Joubin, a quien agradezco su ama- bilidad. No me ha sido posible hasta la fecha obtener los retratos de NICOLET y DANA. Porter.—LA CARCINOLOGÍA EN CHILE 599 lectas, agregados a las expediciones científicas anterior- mente citadas, han modificado de tal suerte lo que reza respecto a crustáceos la obra de Gay, que se hacía indis- pensable una revisión total del grupo, una obra nueva de conjunto y, mientras tanto, a lo menos, la confección de un Catálogo sinonímico y geográfico de nuestras especies. Y si se consideran el establecimiento de nuevas familias y el gran desmembramiento de los géneros desde Gay, la necesidad de una nueva obra se hace aún más palpable, ya que la parte carcinológica de la «Hist. Física y Políti- ca de Chile» resulta de esta manera una de las más anti- cuadas ante las necesidades de la ciencia contemporánea. Comprendiéndolo así y deseando despertar la aten- ción sobre estos animales (entre los cuales se encuentran varlas especies comestibles como la centolla, la langosta de Juan Fernández, las Jaivas—llamadas blanca, peluda y mora, los picos, los camarones de mar y de río, etc.), co- menzamos en 1902, la publicación de estudios carcinoló- gicos referentes a nuestra fauna. Desde 1898 hemos ve- nido preparando (y lo llevamos al día), un Catálogo sino- nimico y distribución geográfica de nuestros crustáceos así como la factura de una magnífica colección de fotografías que servirán de base a nuestro Atlas y que entre los años de 15899 y 1905 tomó, a los mejores ejemplares de nues- tra colección particular, el señor Santiago Figueroa V., la sazón Archivero-Bibliotecario del Museo de la raíso. Como lo han visto los lectores de la «Revista Chi- lena de Historia Natural» hemos adelantado, a partir de 1902, la publicación de algunos géneros y aun de fami- lias, desglosados de los originales del mencionado catálogo, agregando en algunos casos varios datos complementarios. Como ya lo expresamos, nuestras propias excursio- nes, no interrumpidas por algunos años, y principalmente los encargos numerosos y reiterados hechos a los marinos y a otros amigos, nos proporcionó, no sólo la gran colec- ción de especies chilenas que cedimos al Museo de Valpa- raíso (*) y que desapareció con el incendio del estableci- (*) Nuestra colección particular, cedida al Museo de Valparaíso y a la que hemos hecho referencia, era la más completa de esta clase de Artrópodos que ha existido en el país y será muy difícil que se reuna otra igual a la que tuvieron ocasión de admirar cuantos naturalistas nacionales y extranjeros visitaron aquel Museo. 600 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL miento a causa del terremoto del 16 de Agosto de 1906, sino que ha permitido dar representación en la fauna chi- lena, a varias familias no mencionadas ni en la obra de Gay ni en los viajes de exploración posteriores a dicha obra: así figuran hoy en la fauna carcinológica de nuestor país especies pertenecientes a las familias /Homolide, Hippolysmatide y Seyllaride, al género Cervimunida, ete. A y Fig. 54. Uno de los 5 estantes que contenía la colección privada de erustáceos de Chile, de C. E. Porter, cedida al Museo de Valparíso. Doy en seguida una simple enumeración, en orden alfabético de autores, de los estudios sobre crustáceos que se han publicado en Chile. (*) (**) La Bibliografía en forma razonada que ocuparía en este ar- tículo un espacio de que no podemos disponer, se dará en nuestra obra otras veces mencionada sobre PBrbliografía general delas Ciencias Naturales de nuestro país (volumen destinado a los A47frópodos). Porter.—LA CARCINOLOGÍA EN CHILE 601 ALBERT (FEDERICO). La Langosta de Juan Fernández y la posibilidad de su aclimatación en la costa de Chile (¿Rev. ¿Ch. Hist: Natural»,+ El. 1898, pp: 15-11 17-23 y 29-31. Con 1 mapa), BooNk (P. L.).—Calamura Porteri, a new species of Isopod from Chili («Rev. Ch.Hist. Nat., año XXIV, 1920, np. 25-32). Bouvikr (Dr. E. L.) 4Arctus Delfini, n. sp. («Rev. Ch. Hist. Nat., año XIIL, 1909, pp. 213-215.) Con 1 fig.) Ib. Sur quelques crustacées de l' Amérique et du Sand- wich du Sud (Rev. Ch. Hist. Nat., año XIV, 1910 pp:) BúrGcker (Orro).—Un caso de hermafroditismo lateral de la langosta de Juan Fernández («Anales de la Uni- versidad de Chile», 1904). CHEVREUX (E.).—Les Amplipodes du Chili (extracto de una carta). ln «Actes de la Soc. Sc. du Chili», tomo HE TS93pr XA2XIT. DoLLFUs (A.).—VNotes sur des Isopodes du Chili («Actes Soc. Sc. Chili», año V, 1895, p. 224). Nob1ILI (Dr. GIUSEPPE). —Decapodi raccolti dal Dott. TF. Silvestri nel Chili. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año VI, 1902, p. 233-238). Parniprrr (Dr. R. A.) —Zoología chilena. Sobre los Astacus. ¡(“Anales de la Universidad», 1882, pp. 624-628). Tb.—Dos palabras sobre la sinonimia de los Crustáceos decápodos braquiuros o Jaivas de Chale («Anales de la Univd.», 1894, pp. 369 y siguientes). Porter (CarLos E.).—Pequeña contribución a la fauna del litoral de la Provincia de Valparaíso («Rev. Ch. Hist. Nat.», año L, 1897) pp. 33-35. Ib.—Catálogo de los Artrópodos y Vermes del Museo de Valparaiso. (Folleto en 12., de 16 págs. —Impta. Gi- llet, Valpso. 1899). TD.— Instrucciones para la recolección de Crustáceos («Rev. Ch. Hist. Nat.», año V, 1911), pp. 260-265. Tb.— Introducción a un Catálogo de los Crustáceos Mala- costráceos de Chile. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año VI, 1902). ID.—Breves instrucciones acerca de la recolección de obje- 602 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL tos de Historia Natural. (1 folleto en $.%, 3.2 edición). Se da aquí gran desarrollo a la recolección, preparación y cun— servación de los crustáceos. PORTER. s Crustáceos colectados en Coquimbo por el Dr. E T. Del fin y descripción de una especie nueva. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año VIT. 1903,- pp; Has con 1 figura). ID.—Observaciones sobre los Lithodidae. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año VIL 1903, pp. 257-267, con 1 lám. y 1 figura). Tob.—Descripción de un nuevo Galatéido. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año V1L, 1903, pp. 274-277, con 1 lám. y 2 figuras). Ib.—Algunos datos sobre dos Parastácidos. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año VUI, 1904, pp. 254-261. Con” 1 lám. y 2 figs). Tp.—Nueva localidad de la Cervimunida Johmi, Porter. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año IX, 1905, pág. 17). Ib.—Sóbre algunos Crustáceos de Juan Fernández. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año IX, 1905, pp. 27-35. Con-3 láms. y 1 figura). Tb.—Sobre los Crustáceos colectados en los Vilos por don Y. M. Thomas. («Rev. Ch. Hist. Nat.». año X, 1906, pp. 123-138. Eon 2 láms. y 2 figuras). Io.—Especie nueva de la Familia Homolidae. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año XII, 1908, pp. 86-88. Cen 1 lám.). Ib.—La Familia Pinnotheridae («Rev. Ch. Hist. Nat.», añio XIII, 1909, pp. 245-249). Ib.—Los Crustáceos decápodos chilenos del Museo Nacio- nal. Estudios críticos. («Bol. Mus. Nac.», Tomo V, 1913, pp. 354-362 y Tomo VII, 1914, pp. 275-277). Iv.—£El género Pilumnoides, Edwards y Lucas. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año XIX, 1915, pp. 38-40). Iob.—Los Hippidea. («Rev. Ch. Hist. Nat. », año XIX, 15915, pp. 76-56). 10.—«Sobre los (Galatéidos del Museo Nacional». («Rev. Ch. Hist. Nat.», año XX, 1916, pp. 111-117). Ib.—Copépodo nuevo para la fauna de Chile («Rev. Ch. Hist. Nat.», año XXI, 1917, pág. 89). Ip. —Sinopsis de los Ocypodida. («Rev. Ch. Hist. Nat.» año XXI, 1917, pp. 152-160). Porter.—LA CARCINOLOGÍA EN CHILE 603 PorTER.—Los crustáceos de la expedición a Taitao. De ol. Mus. Nac.», año X, 1917, pp. 94-101. Con 2 figs.). In.—La Fam. Co orystide. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año X XII, 1918, pp. 51-58). Ib.—Artrópodos de Curacautin y Lonquimay. (Rev. Ch Hist. Nat.», año XXII, 1918, pp. 178-181). Ib.—L£La Fam. Calappide (en el pte. volumen, pp. 420- 425). RATHBUM (Mary J.)—South American Crustacea. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año XI, 1907, pp. 45-50. Con 2 láms. y 1 figura). Reeb (Enbwyx C.)—Catálogo de los Anfidopos y Lemodi- podos de Chile. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año L 1897, pp. 9-11). Con este artículo se inició el primer tomo de la «Revista Ch. de Hist. Nat.» RICHARD (JuLkEs).—Les Entomostracés dQ'eau douce du Chili. («Actes de la Soc. Se. du Chili», vol. II, 1892 p. 188). Warker (A. 0.) —4 new Amphipod from the Pacific coast of South America. («Rev. Ch. Hist. Nat.», año XVII, 1913, pág. 242. Con 1 fig.) WiLson (Ch. BRANCH A).—Condr “acanthus chilensis, a new species of parasitic Copepod («An. Zool. Aplic», año WOAOES pp EL-15). WoLNITZkY. (B. )—T he Fisheries in Chili. 1 folleto en 8.2, Santiago, 1901. (Se hace referencia a algunos crustáceos comestibles). Como se ve por la lista de los trabajos enumerados, la publicación nacional que más ha contribuído al conoci- miento de los crustáceos del país, después de la obra de Gay (y lo mismo puede decirse con respecto a los Arácni- dos, Miriópodos, Vermes, Hemipteros, Neurópteros, Tisanóp- teros, varias familias de Dipteros e Himenópteros, Musgos Hongos, etc.), es nuestra «Revista Chilena de Hist. Nat». Si los estudios sobre crustáceos dados a luz en el país desde Gay apenas alcanzan a 40, en cambio son mu- chísimos los dispersos en notables monografías, en obras sobre viajes y en artículos breves insertos en Revistas publicadas en el extranjero, la gran mayoría difíciles hoy día de adquirir y que con grandes sacrificios pecuniarios hemos logrado reunir en nuestra biblioteca particular, 604 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL fuera de los muy numerosos que nos han obsequiado los especialistas con los cuales estamos en relación. Ya lo hemos manifestado, nos falta espacio para bibliografías completas y no es a una simple reseña, cual la presente, el sitio para ellas (*) Fig. 55. Estante con crustáceos comestibles de Chile arreglado con una parte de la colección privada de crustáceos, de C. E. Porter, cedida al Museo de Valparaíso. Enumeraremos, así, sólo los nombres de los autores que en el extranjero se han ocupado en alguna forma de los crustáceos del país hasta este momento: AÁDENSAMER, (*) La bibliografía carcinológica completa (nacional y extranjera) es una de los capítulos de nuestro Catálogo de los ernstáceos chilenos. Los naturalistas cuyos nombres van seguidos de un asterisco son los que han contribuido con el más crecido número de trabajos suyos y de otros autores en la formación de mi biblioteca carcinológica. "9061 9P OZIB IN U9 OUI9IGOL) qe Ppeyuoso1d erI0noOTA 4191) 199104 “H SOJARO 10d Sred yo ua sopejoa]o9 sopru -0BAB_9P UOLDIA09 Y] [(JOYOd]e* Á $009S) SOU9]INO SODIRISNIO OP 1e]nory ed u91999/09 *] op oyied +un eu -934u00 9nb OLIBUMIR UN OA OS opuof 1VY 'CO6T UN OSTT. YA LA 9p 098NHY [9P UOH P[ 9P PULDYO l ¡TULL E) rre AX “ue (1361) AXX 0Y4V 'LVN “LSIH "HO 'A33 A Gia po. Lar Pra 606 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Bate, BarRNARD, BELL, Benebict*, BerG, BouvIER*, BrierkLLow*, BooNk, BraDY, BIRABÉN, BRUGUIERE, BUR- GER, COUTIERE*, CUNMINGHAM, CUVIER, DANA, DARWIN, Dye HannN, DoLLFUsS*, DoFLEIN U BaLz, DOELLO-JURADO, Eypoux, FaBricius, FaxoN*, FILHOL, GIAMBIANI, GUÉ- REN, GruUvEL*, HeLLER, HENDERSON, HOLMES, J ACQUI- NOT G% Lucas, KINAHAN, KiNSLEY, LAHILLE, LEACH LINNAEUS, LAMARK, LUTKEN, LATREILLE, MARTENS, Mieks, MiLNE-EpwarDs (H.), MiLNE Ebwarbs (H.) « Lucas, MiLNE EywaArbs (A.), NicoL*T, NOBILI, OHLIN, ORTMANN, PARISI, POEPPIG, PILSBRY, PHILIPPI (KR. A.), RANKIN, RANDALL, RATHBUN*, RICHARD, RICHARDSON, Roux, SAUSSURE, SMITH, STIMPSON, STEBBING*”, SO- LLAUD, STREETS, TArGIONI-TOZ/ETTI, TerRao, VÁVRA, VAYSIERE, WALKER, WELTNER, WHITE, .WILSON, PORTER (€. E.), etc. Hemos hecho referencia ya a la gran colección carci- nológica que llegó a poseer el Museo de Valparaíso. Para completar esta reseña no dejaremos de decir algunas pa- labras sobre la colección de crustáceos del Museo Nacio- nal (Santiago de Chile). Estas comprenden unas 200 es- pecies de todo el mundo con un total de 350 ejemplares, no estando en ellas representadas todavía ni la quinta parte de los malacostráceos del país. Estas colecciones están expuestas al público (ejemplares secos y en alcohol) en cuatro estantes verticales angostos y dos vitrinas ho- rizontales contra la muralla. En una vitrina especial a la entrada de la sala de Inverterbrados se expone la enorme jaiva del Japón Macrocheira Kaempferi DÉ Haan. Entre estos crustáceos interesantes que el público puede ver en el citado Museo están las grandes langostas, centollas, el curioso Birgus latro, hermosos ejemplares de los gran- des picos de la costa (Balanus psittacus), el Lithodes maja, etc. Tres modelos en yeso (y en colores) ilustran al visi- tante respecto a la organización de pequeños Entomostrá- ceos (Uypris, Daphnia y Cyclops) a los cuales les hemos agregado en 1913 una explicación i 1mpresa. La colección de ejemplares secos debe ser renovada, pues muchos están completamente descoloridos (y aún destruídos) y apenas ilustran con respecto a sus formas, habiendo la mayoría de ellos ingresado al establecimiento Porter.—LA CARCINOLOGÍA EN CHILE 607 en 1860-1880. Entre nuestros trabajos en el Museo Na- cional debemos mencionar la preocupación de renovar ya parte del material y la modernización de los nombres que hoy corresponden a nuestras especies. Gran bien harían al Museo Nacional los señores ofi- ciales de la marina chilena, gobernadores marítimos, profesores de ciencias naturales residentes en los puertos, E, ” ua Fig. 56. Sala de Invertebrados del Museo Nacional. En a, b, c, d, se ven algunos de los estantes en que hay crustáceos (en 1921). guardianes de faros, etc., que tuvieran la amabilidad de enviar crustáceos de la costa comprendida entre Punta Arenas y Antofagasta, ya que nos faltan muchas especies aún comunes. No perdemos la esperanza de publicar nuestros dos trabajos sobre los crustáceos Podoftalmos de Chile que hace veinte años venimos preparando: un catálogo sinoní- mico y geográfico con atlas y una obra de conjunto con descripciones breves y figuras. Entre tanto, como ya se ha visto, hemos publicado algunas familias y géneros als- lados de ambas obras inéditas. 508 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Antes de terminar este bosquejo sobre la Carcinolo- gía en Chile, no cumpliría con un deber de estricta justi- cia si nó manifestara mi gratitud hacia los muchos carel- nólogos que me han favorecido con sus obsequios de obras y folletos de la especialidad y muy particularmente a la eminente Miss MarY J. RATHBUN, de quien positivas en- señanzas recibí por correspondencia, disipando muchas de mis dudas, indicándome fuentes de consulta y poniéndome en relación con otros naturalistas, cuando me iniciaba en el estudio de los crustáceos. Interrumpidamente ha conti- nuado ella, además enviándome, en los últimos años, sus notables producciones que me sirven ¿porqué no recono- cerlo públicamente? de modelo y guía en mis escritos so- bre Crustáceos. Al cerrar, con este artículo, mis modestas contribucio- nes ala sección de trabajos originales del presente volumen, hacemos votos por que surjan entre nuestros compatriotas, aficionados al estudio de los Crustáceos, no sólo en lo que se refiere a la sistematica simo también a la biología, tan digna de atención. En nuestro curso de Zoografía de In- vertebrados, en el Museo Nacional, dedicaremos varias lecciones a esta Clase tan interesante del Reino animal y aspiramos así a despertar el interés por la carcinología en algunos de nuestros alumnos ya que hasta el presente no conocemos todavía ninguna persona que se dedique, en nuestro país, al estudio de los crustáceos. SANTIAGO DE CHILE, Octubre de 1921. HE] Baker € Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 609 THE ALEYRODIDAE 0F SOUTH AMERICA with description of four new chilean species BY ESEBLA KE R B. S, A., Ph. D., Entomologist AND MOE ITOLEs M. A,, Scientific Assistant, Ceciduous Fruit Insect Investigations, (U.S. Burean of Entomology, Washington, D. C.) INTRODUCTION The following paper presents a review of the present knowledge of the white flies, or Aleyrodidae, of South America. The study 1s based not only upon the work of otner students of the South American fauna, but also upon the extensive collections of the Bureau of Entomolgy and the U. S. National Museum. These collections have made avallable, in the past two decades a wealth of material and have formed the foundation ofan exhaustive monographic study of the family by Dr. A. L. Quaintance and the sen- lor author. Free use has been made of the published potr- tions of that monograph and the writers are indebted to Dr. Quaintance for his many suggestions (*). It has been the writer's aim to bring up to date our a of South American Aleyr odidae and to prepa- a work that might be used as a handbook by South crican students. With these points in view, a short ge- neral account of the group, and generic keys, have been presented. Many of the new forms described have been forward- ed to the Bureau by Prof. Carlos E. Porter, whose inter- (4) All bibliographical citations in synonymy are given in full «Literature cited». REV. CH. HIST. NAT. (1921) (39) - 610 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL est and untiring efforts as a collector have done much toward making the present paper possible. CENTRAL FROCESS | OUTER CUP OÓPINNERETS FARONYCHIUM VWASIFORM ORIFICE; ECLANA COMPOUND WAX FORE S, A ONYCHIUM) N ORIFICA LINGULA JEYE Fig. 51.—Diagrams of Aleyrodid structures: A, Pupa case. —B, Compound Wax pores.—C, Foot of subfamily Aleyrodin:e.—D, Foot of subfamily Aleu- rodicine.—E, Head.—F, Vasiform orifice (ORIGINAL) The Aleyrodidae or white flies have six life history stages: egg, three larval, pupal, and adult. Allsix stages may be found «ut any time up on theleaves, stems and flowers of Baker £ Moles.—THE ALEYRODIDE OF SOUTH AMERICA 611 the host plant. Rarely, however, are the early stages in the latter places. The eggs are elongate-oval, brown, yel- low, or light green in color and are placed on the leaf by means of a stalk of varying length. They are usually laid in a more or less spiral or circuiar arrangement but many species place them irregularly. The body of the adult is small and delicate in color, with white roundel wings, either unmarked or with small dusky areas. It is with the pupal stage that we are mostly concerned, as the charac- ters in this stage are the ones used mostly iu the determi- nation of the genera and species, and the destructiveness of the insect is produced in this stage. The pupae and lar- vae are oval in shape, flattened, quiescent on the leaf during the three last stages. There are four moulting per- 10ds from the hatched egg to the adult stage, and during these stages many characters are added and many lost. The pupae are generally supplied with wax elands and produce wax in varying amounts which, spread out on the leaf away from the dorsum of the pupae in many beauti- ful patterns. In some species the wax secretion seems to be lacking or very slight, while in others 1t is so copious as to cover the whole leaf and body of the insect. The white flies seem to attack nearly every type of plant, settling mostly on the under side of the leaves, and while not always seriously damaging the host, they cause many unsightly blemishes where the pupal stage of the insect has rested. When the infestation is serious the lea- ves may curland drop off, and even though the leaves do not drop the resistance of the plant is so lowered that it becomes a prey to other insect pests and fungi. The larval forms are attacked by fungous and insect parasites, and both may act as means of control. The greater part of the systematic work on this group has been done since 1895, after the publication of Maskell's paper. From that time until 1907 only two gen- era of the family were recognized, Aleyrodes and Aleu- rodicus. With the publication of the works of Quaintance and Baker a system of classification was worked out bas- ed upon the natural relationships of the various forms, the family as a whole revised, keys made, and many new genera and species described. Many smaller papers have REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) 6 CA Lim EA NS Baker € Moles.—THE ALEYRODIDA OF SOUTH AMERICA — 613 since been added to the Aleyrodid literature, some systematic, others economic and altogether too few on biology and life histories. Because of its wide- spread dis- tribution the family had been of interest to many foreign writers. Until the work of Quaintance and Baker appeared, the Aleyrodidae had been considered in an intermediate posi- tion between the Aphididae and Coccidae, but these writ- ers after a careful morphological study, decided that 1t was ratheran offshoot from the Psyllid group, being very closely allied to this group 1n many particulars (Láms. LXVIl and LXVIII) Similarities were found in wing vena- tion, genitalia, mouth parts and legs, and during the past year we have received specimens of Aleyrodids from Aus- tralia which have the habits of the Psyllids. Enderlein and Quaintance and Baker have divided the family into three large subfamilies, Udamoselinae, Aleurodicinae and Aleu- rodinae. In the latter classification the Udamoselinae are restricted to those forms in which both the media and cubitus are present in the forewing, the Aleurodicinae to those forms where the media is retained, but the cubitus is lost, and the Aleurodinae with the media lost and the cubitus retained. Each subfamily contains one or more gen- era and subgenera, and the species of the family num- ber into the hundreds. Family ALEYRODIDAE Westwood Small or minute insects; oviparous, eggs stalked; me- tamorphosis intermediate; larval stages (except first) quiescent upon leaves of plant; most species surrounded or covered with a waxy secretion. Mature sexes with four wings which are transparent white, clouded or mottled with spots or bands. Antennae in most genera of seven segments; compound eyes single or india (reniform); cel two. Tarsi of two segments, terminating in two claws, and a medium process Or paro- nychium; mouth parts suctorial, labium long, 3-segment- ed, setae four; male genitalia a pair of prominent clasp- ers; female genitalia an acute ovipositor. Ánus opening dors sally at the so-called «vasiform orifice». 614 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Sub-families of the Aleyrodidae 1. Forewing with radial sector, media and cubi- tus present, compound wax pores often de- veloped, vertex produced..............-. Udamoselinae Forewing with radial sector, cubitus or media almost entirely absent, vertex not always produced e ote 2 IT. Forewing with media almost entirely absent, cubitus present, compound wax pores not developed. cadera OR Aleyrodinae Forewing with media present, cubitus absent, wax pores often developed............ .. Aleurodicinae Sub-family Udamoselinae Enderlein The members of this sub-family have the forewing with the costa and subcosta distinct. The radius, radial sector, media, cubitus and anal veins are present. One ge- nus only, Udamoselis, is known. Udamoselis pigmentaria Enderlein (Lám. LXIX, fig. A) Udamoselis pigmentaria Enderlein, Zoologischer An- zeiger, Bd. 34, N.? 7/8, p. 231 (1909). The original description of this species 1s based on one male, and its habitat given as «in all probability South Ámerica». It is the largest member of the family Aleyrodidae recorded, having a wing length of 5.5 mm. for the forewing, and of 3.75 mm. e the hind wing, and body length of 7 mm. Sub-family Aleurodicinae Quaintance and Baker The members of this sub- -family are characterized by the presence in the forewing of the radial sector and me- dia. Radius may or may not be present and the cubitus 1s rarely a fainty indicated. The type genus 1s Aleurodicus. Baker € Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA — 615 Five genera are at present included in the sub-fami- ly. They may be distinguished as follows: J y > Genera of Aleurodicinae I. Pupa case with compound wax pores........... 2 Pupa case without compound wax pores.... IL. Pupa case with large compound wax portes, a A Ed 9) Pupa case with reduced compound wax por: es, lingula broadly rounded.......... Eudialeurodicus. IL. Forewing with radius and media well dev- eloped, antennae of seven segments.. AÁleurodicus Forewing with radius absent, antennae of o A A Paraleyrodes IV. Pupa case with agglomerate pores, radius and media weli developed, antennae of sev- O A A Leonardius Pupa case without agglomerate pores, rad- 1us and medial well developed........... Dialeurodicus Genus Dialeurodicus /Ckll.) Quaintance « Baker Forewing with radius, radial sector, and media retaln ed. Vertex produced 1uto a prominent cone-shaped process Antennae of seven segments, of which the third is the longest. Paronychium of the foot represented by a stout spine. Pupa case flat; no compound pores present, but sim- ple pores, either scattered over the surface or somewhat collected into areas; vasiform orifice small, lingula setose, short conical, included and armed with four spines. Type.—Aleurodicus cockerellia Quaintance. Species of Dialeurodicus (1) IT. Dorsum with wax tubes forming the marginal Fmsabape, large. oval Hats lost 2 Dorsum with margin entire; shape, elongate, elliptical, narrowed cephalad............ pulcherrimus (1) The following keys to the species, are complete only for South American forms. 616 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL IL Dorsum dark brown to blackish, with reticul- ALOns 00 1 SUrlace no tessellatus Dorsum light yellow, surface without reticula- tions, but with scattered simple pores...... cockerellii Diadiculeuros cockerellii (Quaintance) (Lám. LXIX, J-L) Aleurodicus cockerellii Quaintance, Tech. Series 8, Bur. Ent., U. $. Dept. Agr., p. 45 (1900). Dialeurodicus cockerellis Quaintance and Baker, Tech. Ser. 27, pt. 1, Bur. Ent., U. 8. Dept. Agr., p. 26 (1913). We have not seen this species in nature but it has been described by Mr. Adolph Hempel as «Dorsum cover- ed with a dense, thick mass of white secretion, arranged in a marginal fringe, and a submarginal oval ring. Habit- at, Campinas, State of S. Paulo, on “the underside of leav- es of a cultivated guava |( (Psidium cattleianum Sabine). The entire under surface of the leaves become coated with a fine white powder, while the upper surface 1s usually covered with a black fungus”. Specimens have been rec- elved from Dr. F. Noack. Instituto Agronomico, Campi- nas, Estado de S. Paulo, Brazil, on leaves of Myr taceae sp. March 30, 1898, and again on the same species of plant June 14, 1898. Quaintance states that the adults «are unique in the genus Aleuwrodicus» due to the circular, dusky spots on the w mgs of a adult, Type—Cat. N.* 14761, U. S. National Museum. Dialeurodicus tessellatus Quaintance and Baker. (Lám. LXIX, B-E) Dialeurodicus tessellatus Quaintance and Baker, U.S. Dept. Agr., Tech. Series, 27, BECAS pom The larvae of this species have a narrow fringe of wax from the marginal tubes, while the adult pupa cases are without wax. The pupa cases on the leaf are shiny dark brown or blackish. Specimens have been received from Ceara, Brazil, on Eugenia uniflora Linn., January 1906, from Mr. F. Bicha. Adults. Unknown. Type.—Cat. N.* 147162, U. S. National Museum. Baker £ Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 617 Dialeurodicus pulcherrimus Quaintance and Baker. (Lám. LXIX, F-1) Dialeurodicus pulcherrimas, Quaintance and Baker, U.S. Dept. Agri. Tech. series 27, Pt. 1, 1913, p. 31. This species has been fully described and figured by Quaintance and Baker. One slide has been received from G. E. Bodkin, Georgetown British Guiana, collected on an unknown plant March 2, 1914, im the Botanical Garden. Type —Cat. N?* 14778, U. S. National Museum. Genus Eudialeurodicus Quaintance € baker Forewing similar to that of Dialeurodicus with radius, radial sector and media retained. Vertex rounded; frons produced beyond the vertex; antennae of seven segments. Paronychium a stout spine. Pupa case flat, resembling Dialeurodicus, but with one or more pairs of reduced compound wax pores. Vasi- form orifice small, the lingula included and broadly rounded. Type —Eudialeurodicus bodkini QB. Eudialeurodicas bodkini Quaintance and Baker. (Lám. LXX, A-I) Eudialeurodicus bodkini Quaintance and Baker, Ann. Ent. Soc. Am. Vol. VIIL, N.* 4, p. 369, 1915. Mr. G. E. Bodkin sent this interesting white fly from British Guiana in 1915. It was collected on the leaves of Erythriva glauca Wild., at the Rose Hall plantation Ber- bice. The pupa cases are yellow in color with large dark brown areas on the thorax and abdomen. They are usual- ly found along the mid-rib and larger veins of the leaf, are nearly covered with a copious secretion of white wax, which occurs in two concentrie rings or banks. The leaves upon which the adults are found, are frequently powdered with fine white wax. A single reduced compound pore 1s found on the abdominal portion of the pupa case on either 618 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL the right or left side, but more often on the right. The adults" vary greatly from others in closely related genera in having the frons extended and armed with tubercles, and in a widely rounded forewing, marked with groups of small dots. On the caudal abdominal segment of the adult male is found a structure which has not been observed before in the family, a palred organ arising from the seg- ment cephalads of the genital segment. Itis a long curved process extending caudad well beyond the end of the anal segment. Type.—Cat N.* 19592 U. S. National Museum. Genus Leonardius Quaintance € Baker Forewing with radius, radial sector, and media form- mg the veins; cubitus present in freshly emerged wing and traces of 1t sometimes present later; form of WIDgs rounded, color generally mottied. Vertex produced, some- what coneshaped. Antennae of seven segments of which the third is the longest. Paronychium. a narrow spined process; pupa case with a series of agglomerate pores, some of which (the two anterior abdominal pairs) take on the nature of compound pores. Lingula of pupa case conl- cal, included, setose, and armed w ¡th four spines. Type.—Aleurodicus lahiller Leonardi. Leonardius lahillei (Leonardi) (Lám. LXIX, M-O). Aleurodicus lahillei Leonardi, Bollettino del Labora- torio di Zoologia generale e agraria della R. Scuola supe- riore d' Agricoltura 1 Portici, Vol. 4, p. 316 (1910). Leonar dius lahillei Quaintance and Baker, U.S. Dept. of Agriculture, Tech. Ser. 27, Pt. 1, 1913, p. 33 The original description with a oalfon 1s g1y en by Quaintance and Baker. The habitat of the species 18 given as Argentina, upon a plant not classified. Genus Aleurodicus Douglas Forms in this genus have radius, radial sector, and the media present in the forewing, with sometimes an in- Baker € Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 619 dication of the cubitus. The paronychium is represented by a large spine and the pupa case has large compound wax pores. A study of the forms indicates three sub- genera. Type.—Aleurodicus anonae Morgan. Key to the subgenera of Aleurodicus I. Lingula of pupa case long, spatula teor conie- al, exserted; lingula E adult long, narrow O NN O 2 Lingula of pupa case short, conical, usually 1n- eluded; lingula of adult broad, rounded, and A subgenus Metaleurodicus II. Sides of pupa case flat, not deflexed under the ventral surface; vertex of adult roun- o subgenus Aleurodicus Sides of pupa case deflexed under ventral surfa- ce; vertex of adult slightly bilobed......... a A E subgenus Lecanoideus We have only one example each of the subgenera Lecanoideus and Metaleurodicus iu the South American collection,and these are 4Aleurodicus(Lecanoideus) ygiganteus Quaintance and Baker, and Aleurodicus (Metaleurodicus) pigeanus Baker and Moles. It has not seemed wise to 1n- elude anonae Curtis, conspurcatus Enmderlein nor phalae- noides Blanchard in the key of the subgenus Aleurodicus. The descriptions of anonae and phalaenoides are too vague and the immature stages of comspurcatus are as yet unknown. Key to the species 0f the subgenus Aleurodicus I. Dorsal disk as well as submarginal area cover- ed with numerous simple pores............ neglectus Dorsal disk without simple pores, but the sub- marginal area all around with very many o 2 IT. Pupa case with two large, dark latero-dorsac areas extending the fuil length of the case. pulvinatus 620 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Pupa case without dark latero-dorsad areas but of a uniform yellowish color 3 TIT. Sub-margin with large boat shaped single pores. Forewing of adult with two faint dusky Markings. nao. COCOws Sub-margin without large boat shaped single pores but with circular minute glands set close together. Forewing of adult with three transverse dusky areas. ..smcoliaian e. cg HAuminens Aleurodicus (Aleurodicus) cocois (Curtis) Lám. LAMA Aleurodes cocois Curtis Gardner's Chronicle. Aleurodicus iridescens Cockerell, Psyche, Vol. 8, p. 226 (1898) Aleurodicus cocois, Quaintance and Baker, Tech Ser ZE UASD AS DL In the original description of this species, very little was given which would distinguish it from others in this same genus. Riley and Howard in Insect Life, Vol. Y, p. 314, described it very fully, and later in Psy che, June SIS ADE AO ockerell described the same species as Aleurodicus iridescens. Quaintance and Baker in the Proceedings of the U.S. National Museum, Vol. 51, pla- ced the species as Aleurodicus cocois and gave all three of the early descriptions. With Riley and “Howard's specl- mens, Cockerell's types and plenty of Bureau material, they had little doubt that the forms represented one spe- cies. We have two lots of material from South America in the Bureau collection, one taken in Venezuela on guava by Dr. A. Ernst, the other taken in British Guiana on cocoanut by G. E. Bodkin. The adult pupae vary greatly IN SIZe, depending on locality and food plants. The adults vary alsoin wing markings and in size. The wax secretion, which is very abundant, is made up of clocculent, cottony filaments, which completely covert he light yellow pupa -case. The pupa cases are placed in regular rows on either side of the ribs of the leaf, and the wax secretion reaches from rib to rib. Baker £ Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 621 Aleurodicus (Aleurodicus) fhlumineus Hempel. Aleurodicus fluminenus omo" Museu Paulista Revista v. 10, 1913-15 pub 1918 pp. 211-214. This species was collected on the leaves cf «oity» (Moquillea tomentosa Benth) by Dr. HFziquiel da Boeba Brito at Rio de Janeiro and sent to Mr. Hempel. The in- dividuals are usually found on the lower surface of the leaves along the mid rib, and are entirely covered with a wax secretion. The wax is very dense on the margin, with radiating long curled glassy filaments. Hempel states that the longest of these filaments measure 25 mm. This species 18 elosely related to Aleurodicus neglectus Quain- tance and Baker, and Aleurodicus dugesii Cockerell, the main difference between this species, 4. neglectus and A. dugesit being in the transverse bands of color on the fore- wing Aleurodicus flumineus. has three dusky transverse areas, while 4. dugesii has four and 4. neglectus has a serie of dusky spots which are so close together as to al- most form bands. The color markings upon the wings of A. neglectus are so variable that we believe the two spec- 1es, A. fluminens and A. neglectus, will prove one and the same when a larger series of adults has been studied. Aleurodicus (Aleurodicus) neglectus Quaintance and Baker (Lám. LXXI, G -1) Aleurodicus neglectus Quaintance and Baker, U. $. Dept. of Agriculture, Tech. Ser. No. 27, Pt. 1, p. 63. The first collection of this species came from Pará, Brazil, taken on guava by Mr. Albert Koebele, December 1882. In 1892 and 1893 Mr. Robert Newstead sent spec- imens taken from AÁAnnona squamosa Linn. and Ficus bengalensis Linn., at Demerara, British Guiana. On the leal the pupa case 1s completely covered by a coplous Wax secretion made up of long, glassy wax rods and overlaid with a flocculent wax mass. Type.—Cat. No. 14774, U. S. National Museum- Aleurodicus (Aleurodicus) pulvinatus (Maskell) (Lám. LXXI, B—F) Aleurodes pulvinatus, Maskell Trans. New Zealand Inst.Vol. 28, p. 439 (1895). 622 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL We have one South American collection of this spee- ies. It was taken on the stems of Montrichordia aculeata Crueg., at Georgetown, B. Guiana, by G. E. Bodkin. The pupa case, which is bright yellow in color, with two dark brown stripes on tne dorsum, is covered with a flocculent wax secretion. The insects are thickly congregated on the stems and overlaid with wax. Type.—In the Maskell Collection. Subgenus Metaleurodicus Quaimtance de Baker. Aleurodicus (Metaleurodicus) pigeanus, n. sp. This species collected on (Yuaillaza saponaria Mol. was sent to us by Prof. Carlos E. Porter from Chile in March 1913. Only a few pupa cases were on the leaf and the wax secretions on them were so broken that 1tis impossible to tell what the original shape ofthe wax fringe was. The cases have a lateral fringe of flocculent filaments which we think must have extended on the leaf to half the width of the case. The color of the case is light yellow with a darker yellow meson. Pupa case.—(Lám. LXX, fig. N) Size: length 2. 12 mm., width 1. 36 mm; color, light yellow, with the central portion ofthe dorsum dark brown. Margin (Lám. LXX, fig. P) entire, the sabmarginal area darker in color than the rest of the pupa case and marked at definite intervals with darker horizontal lines. The width of the sub-margin is O. 06 mm; the dorsum is silghtly convex, the abdominal segments distinct. On the third, fourth and fifth abdomin- al segment are groups of small circular pores, varying in number from ten to five. On the third and fourth seg- ments an irregular light area is in the center of the group of small pores. There are seven pairs uf simple, compound pores, six pairs of which extend on the dorsum at the end of the abdominal segments and around the orifice, and one pair at the cephalic portion of the case. Between the abdominal compound pores and the cephalic ones are two "light colored rounded areas resembling pores. Vasiform or'fice (Lám. LXX, fig. O; subeordate; the cephalic margin straight; operculum sub-elliptical; the caudal margin con- cave; lingnla long; extending 0. 01lmm below the cau- Baker € Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 623 dal margin of the operculum, spatulate, with two pairs of long setae near the tip. Type. Cat. 23075, U. S. National Museum. Subgenus Lecanoideus Quaintance « Baker Aleurodicus (Lecanoideus) giganteus Quaintance and Baker (Lám. LXXI, J-K). Aleurodicus (Lecanoiaeus) giganteus, Quaintance and Ba- ker, Dept. of Agriculture Tech. Ser. N.* 27, Pt. 1, p. 70. Three lots of this species have been sent to the Bur- eau from South America. They have been collected on Annona muricata Linn., at Georgetown, British Guiana by G. E. Bodkin, February 1914; on an unknown plant by A. Koeble, December 1882; and also on Annona che- rimola Mill. at Manaos, Brazil, by Dr. Alfredo A. Da- Matta in 1919. The adults are the largest of any species of this genus thus far recorded, the female having a Wing spread of 3.15 mm; and a body length of 2.75 mm. The pupa cases are light yellow in color, covered with a great mass of flocculent wax. As in the other species of Aleu- rodicus, they are placed in more or less of a row along the ribs of the leaf and especiallv along the median one. Type.—Cat. N.* 14767, U. $. National Museum. Species of the genus Aleurodicus not sufficiently known to indicate their correct subgenus: Aleurodicus anonae Morgan. Aleurodicus anonae Morgan, Ent. Mo. Mag. (2) Vol. a, p..32 (18592): The original description of this species was very meager and so far the insect has not been rediscovered. Its hosts were stated as Annona muricata Linn. and «Ri- chardia pacifica» and is was found in Demerara, British Guiana. Aleurodicus conspurcatus Enderlein, (Lám. PENA): Alewrodicus conspurcatus Enderlein Stett. Ent. Zeit. 1909, p. 282. 624 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL This species is unknown to us in nature. It was found in South Brazil at Santa Catharina. Type.—In Stettiner Zoologisches Museum. Aleurodicus phalaenoides (Blanchard). Aleurodes phalaenoides Blanchard, in Gay's Historia Física y Pol. de Chile, Zool., Vol. 8, p. 319, (1852). Aleurodicus phalaenoides Quaintance and Baker, U. S. Dept. of Agriculture, Tech. Ser. N.. 27, Vol. 1, p. 79. This sepecies has never been .rediscovered or redes- cribed since the original description in 1852. The form and venation of the wing are, however, those of Aleuro- dicus. When rediscovered, therefore, the insect may prove to fall in a genus more primative than Alewrodicus, but for the present we place it in that genus. The insect, as quoted from the original description, was found rather common in Santiago on leaves of Parqui (Cestrum parqui L"Her.) and infests this plant principally during the month of January. Genus Paraleyrodes (Quaintance Forewing with the radial sector and a small rudiment of the media retained; cubitus sometimes faintly indicated by a fold; vertex rounded, antennae of four segments, of which the third is the Longest; claspers of male short and stout; penis bilobed; paronychium of the foot repres- ented by a long stout spine. Pupa case with a number of large compound wax pores; vasiform orifice with a very long o, setose, spatulate, exerted lingula, which is ar- med IR four long spines. Size small. Type.—Aleyrodes persicae Quaintance. Paraleyrodes goyabae (Goeldi). nl goyabae Goeldi, Mittheil. schweiz ent. Ges. Vol. 7, p. 248 (1886). cool in 1886 placed this species in Aleyrodes whe- re 1t has been left by all subsequent writers. The presen- ce of copious wax secretion of «ten or twelve» wax pores, ofa four segmented antenna and of three transverse bands of color on the forewings, as described by Goeldi, Baker € Moles.—THE ALEYRODIDA OF SOUTH AMERICA 62) places 1t without a doubt in Paraleyrodes. The food plants of Paraleyrodes goyabae are given as «Groyabeiro» («Psi- dium goyaba») Myrthaceae and «abacateiro» (Laurus sp.). Habitat Rio de Janeiro. Sub-family Aleyrodinae Enderlein The members of this sub-family are characterized by the presence in the forewing of the radial sector and cu- bitus, with media almost entirely lacking. Radius may or may not be present. The type genus is Aleyrodes. Twenty-one genera are at present included in the sub-family. These may be distinguished as follows: Key to the Genera of the Aleyrodinae I. Forewing of adult with radius,, present asa A o O a OA Aleurochiton Forewing of adult with radius,, lacking....... 2 IL. Pupa case with a sub-marginal row of papil- E a 3 Pupa case without a sub-marginal row of pa- ple oe ie E 4 III. Thoracic tracheal folds visible and ending im a comb of teeth; operculum nearly filling orifice, obscuring lingula............. Aleuroparadoxus Thoracic tracheal folds not distinct, lingula visible caudad of operculum and lobed... Trialeurodes IV. Dorsal disk distinctly separated from the sub-marginal area by a suture-like line or A E Ue o O e A E a 5 Dorsal disk not separated from the sub-mar- ginal area by a suture-like line or depres- O o oo co O A A 9 V. Dorsum with large irregular shaped pores .. 6 Dorsum without large irregular shaped pores 7 VI. Dorsum with mammiform pores........ .. Aleurotithus Dorsum without mammiform pores, but with chitinized pores of varying length......... Siphoninus REV. CH. DE HIST. NAT. (1921) (40) 626 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL VIT. Sub-marginal area with elevated and papil- Ine kefolds:.2. ió talas es a Aleuromigda Sub-marginal area without elevated and pa- pillae-like tolds: ia SU Ea S VII. Vasiform orifice subcordate, surrounded by a definite lobed area with a channel ex- tendine cada ais Sd Aleurolobus Vasiform orifice rounded or cordate, elevated and not surrounded by a lobed or palmate A O ea E e OA nooo Tetraleurodes IX. Pupa case with thoracic folds present....... 10 Pupa case with thoracic folds not present... 12 X. Thoracic tracheal folds ending in a comb of oca a et a a OA 11 Thoracic tracheal folds not ending in a comb of teeth, but in a more or less circular o E rd Y. IS Dialeurodes XI. Vasiform orifice small, transversely rounded, operculum almost entirely filling 1t..... Aleuroplatus Vasiform orifice subcordate, acute caudad, rounded, operculum filling 2.3 of orifice, and leaving caudad o of lingula ex- posed ti EE Asterochiton XIL Dorsal disk deflexed to meet shortened ventral disk, marginal wax pores showing tirough ventas Tetralicia Dorsal disk flattened with margin showing as E A A o ea pes E 13 XIII. Vasiform orifice situated in a pit or de- pression which is usually transversely rib- Ded orar Wed Pealius Vasiform orifice not situated 1h a plt............ 14 XIV. Lingula long, extending caudad one-half to one:third of its length. e A 15 Lingula short and obscured by operculum..... 18 XV. Vasiform orifice triangular, very elongate. PBemesia Vasiform orlfice sub-cordate coco icci 16 XVI. Vasiform orifice with cephalic margins straight, lingula not knobbed................. 17 Vasiform orifice with cephalic margins cur- ed ingula knobbede. is ios Aleurotulus Baker £ Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 627 XVII. Adults with antennae of seven segments, of which III is the longest, IV and VII SUD: qUe ac Aleyrodes Adults with antennae of seven segments, of which IV (in male) is the longest, being as long as the remaining ones together... Aleurocybotus XVIII. Operculum rectangular, very short, lin- eula broad and short, truncate caudad... Nemoskellia Operculum subcordate or subcircular, lingula Sitapltke yen sec ios dois áneoe 19 XIX. Dorsum with several series of prominent setas, margin with very distinct teeth. Aleurocanthus Dorsum without such a series of prominent A a, o EI Ub Eo 20 XX. Dorsum with a central ridge or tracheal- like elevation margin with a double series of teeth, wax not abundant... .. .. Aleurotrachelus Dorsum without central trachea-like eleva- tion; margin with single row of teeth; dor- sum with several pairs of prominent spine- like setae; wax secretion very abundant, focculentior. woo yde Zac Aleurotlwixus Genus Aleurocanthus Quaintance « Baker Pupa case medium in size, subelliptic in outline, usually dark brown or black in color; margin of case too- thed,the wax tubes very prominent; submarginal area not separatod from dorsal disk; dorsum without papillae or pores, though bearing many heavily chitinized spines vat- siously arranged; tracheal fold usually not discernible, though evident in a few species; wax secretion usually present as a narrow fringe from marginal wax tubes. Va- siform orifice small, rounded or subcordate in outline, sit- uated on a tubercle-like projection of dorsum; operculum similar in shape and almost entirely filling it, obscuring the lingula. Adult with one flexure in radial sector of forewing and no spur of media; wings usually blotched or shaded. Males much smaller than females. Type.—Aleyrodes spinifera Quaintance. 628 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Aleurocanthus fumipennis (HEMPEL). Aleurodes fumipennis Hempel, Psyche, Vol. 8, 1899, p. 394. Aleurotrachelus fumipennis, Quaintance and Baker, Tech. Ser. 24, Bur. Ent. U. S. Dept. Agr. 1914, p. 108. There are no specimens of this species in the Bureau collection, but Hempel describes it as «black in color, with a short fringe of white wax. Around the margin are 32 sharp sword-like hairs with the wings of the adult smoky in color on the basal half and on a portion of the rest of the wings». Quaintance and Baker placed this species in Aleurotrachelus due to the statement in Hem- pel's original description, «There is a prominent median, longitudinal ridge, aud about six transverse furrows», but the. marginal spines and the dusky wing of the adult would place it without much doubt in Alewrocanthus. Ha- bitat. Under side of the leaves of grass growing on swam- py ground, Sao Paulo, Brazil. Genus Aleuroparadoxus Quaintance « Baker Pupa case medium in size, elliptic in outline, margin toothed, the wax tubes only moderately developed; sub- marginal area not separated from dorsal disk; just within margin a serles of papilla-like pores and dorsum with num- erous irregular shaped pores; tracheal folds present, term- inating on margin in a comb of teeth; wax secretion brittle glass-like rods from the submarginal papillae and usually a secretion from the dorsal pores. Vasiform orifice subcordate or triangular, the operculum similar in outline, obscuring the lingula. Adult with a single flexure in radial sector of fore- wing and no spur of media. Antennae seven- segmented, IV the longest; distal segments subequal. Sexes ne arly equal in size. Type.—Aleyrodes iridescens Bemis. Aleuroparadoxus punctatas Quaintance and Baker (Lám. LXXIT, K-M), Aleuroparadoxus punctatus Quaintance and Baker, Proc. of U.S. National Museum, Vol. 51, p. 380. Baker € Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 629 This species which has been found only in Chile, was taken on Lithraea caustica Hook and Arn., at Santiago, by Manuel J. Rivera, October 25, 1905; also taken on Quillája saponaria Mol. and Duvara sp., by Professor Car- los E. Porter, March 1913 and January 1915, at Santiago and La Ligua. On the leaf the pupae appear black with a very short, scanty lateral wax fringe made up of irrid- escent filaments. They are very numerous on the under side of the leaf and when removed leave light colored areas where they have been located, giving the leaf a very mottled appearance. Type.—Cat. N.” 20205, U. S. National Museum. Genus Aleuroplatus Quaintance € Baker Pupa case usually flat, elliptical, oval or subcircular in outline, often notched on cephalo-lateral margins; some species are elongate; color varying from a transparent yellowish or w hitish to black, but mostly dark brown; many species variously dotted with darker markings; margin toothed, wax tubes moderately developed, incisions shallow; thoracic and caudal tracheal folds present and in most cases plainly visible and ending on the margin in a distinctly differentiated comb of PoR from a arlse pencils of waxy secretion, differing from the more or less amorphous secretion of wax surrounding the case, secret- ed by the marginal wax tubes. Dorsum with the disk not separated from the submarginal area and Without prom- inent pores or papillae, though usually with a number of minnte clear pores. (In rare exceptions there are many wax pores). Vasiform orifice small, transverse, rounded or elongate, the inner margin rarely armed with teeth; operculum filling from a third to all of the orifice and obscuring the lingula. Adults with wings unmarked, clouded, or spotted; the radial sector of forewing with a single flexure; no spur of the media, but the cubitus faintly indicated. An- tennae of seven segments, segment III the longest; the other distal ones subequal, with IV, however, usually the shortest. Claspers of male considerably curved at their distal extremitles and possessing a number of promident 630 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL spines. Proximad of the distal spur of each clasper there is either a lobed structure or other sma!ler spurs, Type. —Aleyrodes quercus-aqueticae Quaintance. Key to species 0f Genus Aleuroplatus I. Maginal comb of thoracic fold distinguish- able, but the teeth little differentiated from adjacent marginal teeth ad caes 2 Marginal comb and thoracic fold scarcely distincusha ble pea DA oculireniformis IL. Dorsura arched, possessing distinct rachis. cockerella Dorsum flat, without rachis, suture be- tween thorax and abdomen not curved ceph- | alad beyond the third thoracic segment... cococolus Aleuroplatus (Aleuroplatus) cococolus Quaintance and Baker (Lám. LXXIUII, A -C). Aleuroplatus (Aleuwroplatus) cococolus Quaintance and Baker, Proc. U. S. National Museum, Vol. 51, p. 385. W 'hile this species has been collected only in the South American countries, at Ceara, Brazil in 1906, collee- tions have been taken in the outlying island of Trinidad; in Cuba, and in Panama. The pupa case is jet black, with radiating wax filaments extending from it on the leaf to half of its width. This wax pattern shows most clearly when the cases are scattered on the leaf. When they are so numerous as to thickly incrust the surface of the leaf the wax is spread from one case to another in an amot- phous mass. Type Cat. No. 19193, U. S. National Museum. Aleuroplatus (Aleuroplatus) oculireniformis Quaint- ance and Baker (Lám. LXXIT5I, G -I). Aleuroplatus (Aleuroplatus) oculireniformis Quaint- ance and Baker, Proc. U. S. National Museum, Vol 51, p..991. Two lots of this species have been received from F. Rocha, in Ccara, Brazil, one collected in January 1916 In Passiflora sp. and the other collected in September 0906 on an unknown plant. Two other species are very Baker € Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 631 closely related to 4. oculireniformis, namely, vinsonivides Cockerell and oculiminutus Quaintance and Baker. The separation of these species is made on the pupa case, as adults of vinsonivides in the collection are fragmentary females only. Type—Cat. No. 19200, U. S. National Museum. Aleuroplatus (Aleuroplatus) cockerelli (Therimg) (Lám. EXXITI, D - E). Aleurodes cockerelli Thering, Rev. Mus. Paulista, Vol. 2, 1897, p. 393 Alewroplatus (Aleuroplatus) cockerelli Quaintance and Baker, Proc. U. S. National Museum, Vol. 51, p. 384. Dialeurodicus cockerellii Quaintance was incorrectly described as this species by Hempel and so cited by Kirk- aldy in his catalogue. We have in the Bureau only one collection, taken on Baccharis sp. in Brazil. Genus Aleurothrixus Quaintance and Baker Pupa case medium to small size, elliptic; margin sometimes angled; color variable, ranging from yellow to almost black; margin of case usually with an apparent double row of teeth, the wax tubes well developed; sub- marginal area not separated from thé dorsal disk; dorsum without papillae or pores, but bearing along median line a few pairs of prominent spinelike chairs; “tracheal folds not discernible; wax secretion usually copious, flocculent, or woolly, secreted by marginal wax tubes. Vasiform orifice small, transversely elliptic; lingula obscured by the operculum, which nearly fills the orifice. Adult with one flexure in radial sector of forewing and no spur of media. Antennae of seven segments, of which TIT is longest. Sexes ncarly equal in size. Type. —Aleyrodes howardi Quaintance. Key to the species of the Genus Aleurothrixus TI. Pupa case with a row of distinct spines on Somarcinale drena Ll dos oca padiniss 2 Pupa case without such row of spines....... z 632 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL TI. Vasiform orifice with a caudal comb of elon- gate finperlike: teeth... ooo jad nboaadotts graveli Vasiform orifice without such comb but A A agpim III. Spines latero-cephalad of the vasiform orifice and on caudal margin of pupa case short A A A porteri Sipnes latero-cephalad of the vasiform orl- fice and on caudal margin of pupa case very long and prominent; color varying from yellow to: Dro wD 00 ir oRe Hoccosa Aleurothrixus (Aleurothrixus) aépim (Goeldi) (Lám. LXXIL, G--3). - Aleuwrodes aépim Goeldi, Mitth. Schweiz. Ent. Gesell., Vol. 7, 1886, p. 250. This form was described originally as from «Man- dioca doce» ut Rio de Janeiro, and we have two collections in the Bureau, one from cassava (Manihot utilissima Pohl) at Rio de Janeiro, taken by F. Noack; the other taken on citrus at Sao Joao del Rey, and in Minus, Brazil, by P. H. Dorsett, January 5, 1914. None of the other decribed species of Aleurothrizus has sub-marginal spines similar to those described by Goeldi. Aleurothrixus (Aleurothrixus) floccosa (Maskell) (Lám. LXXIV, fig. M. Alewrodes floccosa Maskell, Trans. New Zealand Inst., Vol. 28, 1896, p. 432. Aleurodes horridus Hempel, Psyche, Vol. 8, 1899, p. 394. Aleurothrixus floecosus Quaintance and Baker, Journ. Agri. Research, Vol. 6, 1916, p. 466, Fig. 3. This species which is closely related to howardi Quaintance has been collected in four of the South Amer- ican countries. It is also aburdant in the islands off the coast of South America and in Panama and Mexico. The typical color phase and that represented by the types of ñoccosa and horridus is the yellow one. All of the pupa cases are a uniform yellow. This phase is by far the most abundant in the collection, being represented by 25 lots Baker « Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 633 of material from different parts of the Americas. Two lots—one from Jamaica and one from Mexico—show a median dark brown stripe more or less developed. One collection from Brazil, of which the host is unknown, is remarkable in that the thorax of all the pupa cases is yellow, whereas the abdomen is uniform dark brown This phase is very striking aud so far has not beem met with in any of the other collections. A fourth phase, and a fairly common one, has the dorsal disk dark brown and the sub-marginal area, together with the marginal tubes yellow. Floccossa differs from howardi only in the comb- like projections caudad of the vasiform orifice. They are found side by side on citrus and the relation of these two forms will only be determined after careful life history studies of both. The species has been collected in the following places in South America: Typical howardi seems to be a more northern form. Locality Host Collector Date En Bahia, Brazil... a ? March 1883 Q. 3150 Cera, O Guava dono. E Bocha Jan. 1906 Q. 746 > A Ea RA o 6 NS » » Q. 1832 IEA e A RAE TEA ? April 1914 Q. 8863 Argentina ........ » ? May 1910 Q. 5261 Tucuman, Argentina ..... De se T. €. Barber June 1914 Q. 8883 Georgetown. Bb. Guiana......... on? O A. Bodkin. Jan. 2, :1913.* Q..8832 Villa Encarna- CLOS Iria Baccharis genis- telloides ........ Schrottky Nov. 1905 Q. 1650 Aleurothrixus (Aleurothrixus) graveli BLANCHARD. Aleurothricus graveli Blanchard, Physis, IV (1918) p. 344. This species is very closely related to Aleurothrixus aépim Goeldi. It possesses in the pupa case the same number of marginal spines situated in the same regions and the cases are otherwise the same with the exception of the vasiform orifice. There is the same difference bet- ween graveli and aépim as between howardi and floccosa. The orifice is armed with an apparent comb on its poster- 10r margin. 6341 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Aleurothrixus (Aleurothrixus) porteri Quaintan- ce and Baker, (Lám. LXXIV, fig. J- L). Aleurothrixus porteri Quaintance dí Baker Journ. Agric. Research, Vol. 6, 1916. p. 466, fig. 3. Collections of this species su far have come only from Chile and Brazil. It has been received from the following places: Locality Host Collector DA Santiago, Chile Citrus(orange). M. Lataste Feb. 1894 Q. 4062 > » » > May 1894 Q. 4063 ? > March 1895 Q. 4064 Rancagua, > Citrus (orange). E. C. Reed Feb. 1896 Q. 4065 Viña del Mar, D. G. Fairchild Apr. 1599Q. 351 Chile: 2.2202. Solanaceons sp. Santiago, Chile. Sehimus sp...... M. J. Rivera Oct. 1901 Q. 12022 San Bernardo, Chile............ Citrus (orange). > Nov. 1991 Q. 3214 Santiago, Chile Lithraea caus- tica Hook Vand Arn... > Nov. 1909Q. 6515 Schinus molle 1 boss aci. C. E. Porter June 1912 Q. 8726 Arica, Chile Sehinus molle JU stos. > May 19120. 12016 Santiago, Chile. Citrus(orange). » July 1913 Q. 12013 > > Mar. —1913Q. 8820 Rio Janeiro. Brad: «Zaboticaba»... Popenoe « Dorsett Jan 1914 Q. 12004 Santiago. >» D. G. Tower June 1916 Q. 12091 San Jose de Mai- po Chile... Lithrea molle DINA C. E. Porter Sept 1916 Q. 12:19 Santiago, Chile. Myrtus sp...... > Aug. 1915 Q. 12062 > > Cestrum parquí d A EEE AN Leopold Hofmann 1919 Q. 12475 > >» Persea ameri- cana Mill... > » » > >» Lippia citriodo- ra H. B.K... C. E. Porter ? Q. 12024 Type Cat. N.o 20171 U. de National Museum. Genus Aleurotulus Quaintence and Baker Pupa case elliptical or oval, flat, color usually yel- lowish; margin of case toothed; submarginal area not separated from dorsal disc; no prominent papillae or pores present; tracheai folds faintly discernible. Vasiform orifice subcordate or somewhat rounded; operculum simil- ra but shorter inprop ortion, usually occupying about Baker € Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 63) two thirds of orifice. Lingula long and distinctly knobbed. Adult with one flexure in fore wing, and no spur of media. Antennae of seven segments of which the third is the longest. Segment VII usually longer than 1V, Y, any L Type. Aleyrodes nephrolepidis Quaintance. Key to the species of the Genus Aleurotulus Pupa cases possessing pairs of long, stout spines or Venter o; pupa Case ova ate - Alicium Pupa case without such spines, but with more or less obasdorsal de on dee Sas led bodkini Aleurotulus filicium (Goeldi). Aleurodes filicium Goeldi, Mittheil. Schweiz. ent, Ges, Vol. 7, 1886, p. 248... Aleurotulus filicium Quaintance and Baker. Tech. Ser. 27, Pt. Bur. Ent: U.S. Dept. Agriculture, 1914, p. 102. Specimens were taken from Asplenium cuneatum Lam., at Rio de Janeiro, described and figured by Goeldi as having 5 pairs of long, slender spines on the under surface. Specimens of extranius studied by Quaintance and Baker show the two to be alike, only in extrantus the five spines are on the dorsal surface. he condition of the ventral spines is so remarkable that thesc two co-authors felt that Goeldi had made a mistake, but the same thing was described by Douglas in 1890, and bacau- se of the statements of these two describers they retained the two specific names. Aleurotulus bodkini Quaintance and Baker (Lám. LXXIT, D-E). Aleurotulos bodkini (Quaintance and Baker, Proc. U. S. Nat. Mus. (In. press). This species was collected on leaves of an ornament- al plant at Berlice, British Guiana, by Mr. G. E. Bod- kin, July 1913. We are unable to describe it as it appears on the leaf as the only material we have is mounted on seven slides. 636 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Type.—Cat. N.* 23074, U. S. National Museum. Genus Aleurotrachelus Quaintance and Baker Pupa case small to medium in size, elliptic in outli- ne, the cephalic end often somewhat pointed; margin of case usually with an apparent double row of teeth; sub- marginal area may or may not be separated from dorsal disc. Dorsum without pores or papillae; body segments usually very distinct. In typical forms there is along each side of dorsum a prominent fold. Along median line of dorsum is a tracheal like ridge terminating cephalad in typical forms, in an arrow-shaped figure, and caudad in an ovate or polygonal figure, surrounding the orifice. Pra- cheal folds not discernible; wax secretion usually present, frequently copious, as a fringe from marginal wax tubes, and as a covering of the dorsum. Vasiform orifice small to medium in size, sub-cordate; operculum usually similar in outline, obscuring the lingula. Type- Aleyrodes tracheifer Quaimtance. Aleurotrachelus parvus (Hempel). Aleurotrachelus parvus Hempel, Psyche, Vol. 8, 1899, p. 395. Aleurotrachelus parrus, Quaintance and Baker, Tech Ser. 27, Bur. Ent. U. S. Dept. of Agriculture, 1914, p. 103. - No speciments of this species are available for study. Quaintance and Baker placed it in 4A!leurotrachelus becau- se 0f Hempel's description of the double row of marginal tecth and the longitudinal ridge on the dorsum. Hempel describes it as «small, flat, black in color, and oval in shape, usually enveloped in a mass of white, felt-like hairy secretion. Marginal edge thickened, with a double row of crenulations. Wings transparent. Habitat, under side of leaves of Maytenus sp., Sao Paulo, Brazil. Genus Aleyrodes Latreille Pupa case small to medium in size, elliptic in outli- ne; color usually yellowish or brownish; margin of case Baker «€ Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 637 toothed; the wax tubes irregular in outline and rather poorly developed; submarginal area not separated from dorsal disk. There are no well developed papillae or pores as in Asterochiton, though minute pores may be present in some species. Tracheal folds not discernible; wax se- cretion usually absent. Vasiform orifice subcordate, the operculum about half filling the orifice; hingula included within the orifice, but visible caudad of the operculum; the distal extremity setose and armed with a pair of spines. Adult with lwo flexures in radial sector of forewing, and media as a very short spur; forewings usually with faint patches of dusky coloration in flexures of radial sec- tor. Antennae of seven segments, of wihch the third is the longest, the distal ones being subequal; segments imbric- ated. Sexes nearly equal in size; claspers of male with a few spines. Type.— Aleyrodes proletella Linn. Aleyrodes tinaeoides Blanchard. Aleyrodes tinaevides Blanchard, Hist. Fisica y Polit. de Chile. Zoología, Vol. 7, p. 320 (1840). The description g MON of this species is so inadequate that its position among the genera of Aleyrodidae cannot be positively stated. For this reason we have left 1t in the genus in which 1t was originally described. ]ts habitat is elven as Chile. Aleyrodes youngi (HEMPEL). Aleurodes youwngi, Hempel, Ann. Mag. Nat. Hist. (7) WVol.28,p: 389, LOU Aleyrodes youngi, Quaintance and Baker, Tech. Ser. 27, Pt. 2, Bur. Ent. Dept. of Agriculture, 1914, p. 101. We know this species only from the original des- eription. 1t was collected at Iguagse and Campinas, State of Sao Paulo, Brazil, on cabbage and collards. The describ- er states that 1£ is found on the underside of the leaves and sometimes scattered on the upper surfaces. + : E 638 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL (Genus Bemesia Quaintance and Baker Pupa case variable in size, elliptic or oval in outline, broadest across the thorax; margin toothed; submarginal area not separated from dorsal disk, dorsum without papillae though sometimes with a very coarse papilla-like eranulation. V asiform orifice triangular, long and narrow; lingula long and narrow, less than” half covered at 1ts ce- phalic end by the short operculum. Lateral margins of vasiform orifice sometimes showing a distinct ridge which extends to the caudal margin of pupa case forming a furrow. Adult with one flexure in radial sector of forewing: no spur of the media present. Antennae of seven segments of which segment III is usually the longest, although i In some makes segment VIT is the longest. y ype.—Aleyr odes inconspicua Quaintance. Bemesia berbericola (CockERELL) (Lám. LXXIII, J-M). Aleyrodes berbericola Cockerel, Journal N. Y., Ent. Soc. 1896, p. 207. Aleyrodes imconspicua Bemis, Proc. U. S. Nat. Mus. Vol. 27, 1904, p. 505. Bemesia berbericola Quaintance and Baker, Tech. Ser. 27, Pt.2, U. S. Dept. Agr. 1914, p: 100. We have only one lot of material of this species from South America. It was collected on Colliguaya sp., by Dr. C. E. Porter, at Santiago, Chile, October, 1915" It is very closely related to ¿inmconspicua, the length of the caudal setae being the only observable iS Type. pe at. N.o 23073, U. S. National Museum. Genus Dialeurodes (Ckll.) Quaintance and Baker T. D. A. Cockerell, in his Classification ofthe Aleyro- didae (1) published in 1902. established the subgenus Dialeurodes and pointed out several important characteris- tics of the group. Aleyrodes citri Riley and Howard was (1) Proc. Acad. Nat. Sic. Phila., 1902, p. 280. Baker «€ Moles.—THE ALEYRODIDE OF SOUTH AMERICA 639 indicated as type and 4. eugeniae and Á. aurantil were also referred to this subgenus. In a a paper, the white fly (Aleyrodes citri) and its allies (2), Cockerell cites as additional examples of Dialeurodes, oa croceata, A. fodiens and A. pi- peris. Some of the species referred to Dialeurodes by Cockerell do not belong to the group, as understood by us- -1, e., cotesti, piperis, and croceata. he writers believe that Dialeurodes is of generic rank and have so indica- ted (3). While the species of Dialeurodes present a general uniformity in the presence of certain prominent charac- ters, there are to be recognized several minor groups for which 1t has seemed necessary to erect subgenera. Species of this genus are largely oriental, and some of them are of especial interest by reason of their injuries to plants, as 1). citri, citrifolis, ete. Pupa case variable in size, elliptic to subcircular in outline; color usually - -yellowish, varying in outline and but little developed; submarginal arca not separated from dorsal disk; dorsum usually without papillae or pores; tracheal folds evident, in some species very Cconspicuous, terminating on margin of case in a pore, the folds often showing dot-like, linear, or polygonal markings; wax secretions absent or very scant. Vasiform orifice relatively small, transversely oval or subcircular, with or without comb of teeth on inner lateral and caudal margins; oper- culum large, mostly filling the orifice and obscuring the lingula. Adult with one flexure in radial sector of forewing and no trace of media. Antennae of seven segments: segment VII not distinctly shorter than segments. AN and V [, but usually longer than these. Sexes about equal in size, the claspers of male with a few prominent spInes. Type.—Aleyrodes citri Ashmead. (2) Bull. 67, er Agric. Exp. Sta.. 1903, p. 662. (3) Tech. Ser. 27, Pt. 2, Bur. Ent. U. S. Dept. Agr,. 1914, p. 97 640 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Key to Subgenera of Dialeurodes Vasiform orifice of pupa case armed with teeth on its inner caudal and lateral mar- A ea E Poo subgenus Dialeuwrodes Vasiform orifice of pupa case not armed with teeth on its inner caudal and lateral Mars edo subgenus (Gigaleurodes Key to the species of the Subgenus Dialeurodes I. Pupa case yellowish or whitish, without black- Sh COlOE AO. a AS Pupa case with more or less dark brown or blaclash coloration e TI. The three tracheal folds with minute circular dots, tracheal pores situated just within margin of case, marginal mesad with a few blunt teeth and distad with two claw-like lobes, the ends of which are almost in The three tracheal folds clear, tracheal pores made up of four small teeth slightly citri chitinized and brown in color...... .. ....... natichis III. Color yellowish excepting a longitudinal dark brown stripers do odo oca hirkaldyi Color of submarginal area lemon yellow, within this a dark irregular band; dorsal disk orange, margin: white... és tricolor Dialeurodes (Dialeurodes) citri (Ashmead). (Lám. EX AD): Aleyrodes citri Ashmead, Florida Dispateh, new ser. Mole UL 1SSo: Aleyrodes citri Riley and Howard, Insect Life, 5, 1893, p. 219. Vol. Aleurodes eugentae var. auranti1 Maskell, Trans. N. Zealand Inst., Vol, 27, 1896, p. 431. Aleyrodes aurantii Cockerell, Bull. 67, Fla. Agr. Sta., 1903, p. 666. Baker « Moles.—THE ALEYRODIDE OF SOUTH AMERICA 641 Dialeurodes citri (Ashmead) Quaintance and Baker, Journ. Agric. Research, Vol. 6, 1916, p. 469. While no specimens of the citrus white fly have been received from the South American countries, 1t has been stated on good authority to occur in Chile, and G. W. Kirkaldy gives Brazil as one of its localities. Dialeurodes (Dialeurodes) kirkaldyi (Kotinsky) (Lám. LXXV, E-G). Aleyrodes kirkaldyi Kotinsky, Bull. 2, Bd. Agr. and Forestry, Hawaii, 1907, p. 95. We have in the Bureau collection paratypes of this species, and also specimens collected on Jasmine, at Geor- getown, Demerara, British Guiana, February 1912, by Mr. G. E. Bodkin. The pupa cases are light yellow in color without wax secretion of any sort. Dialeurodes (Dialeurodes) natickis, n. sp. Two specimens on one small leaf is all the material of this species that has been sent to us. It was found on Eugenia luma (Mol.) Berg., by Prof. Marcial R. Espino- sa B., in Chile and sent to us by Dr. C. E. Porter. The pupa case on the leaf is light yellow, without wax secretion and almost circular in outline. Pupa case.—(Lám. LXXII, Fig. A). Size; 1.92 mm in length, 1.63 mm in width; color light yellow; margin finely crenulate, the submarginal area a darker yellow than the rest of the dorsum. Marginal and caudal tracheal comb (Lám LXXIL, B) simple, made up of three or four small teeth slightly chitinized or darker brown in color. Dorsum marked with reticulate lines. Vasiform orifice (Lám. LXXII, C)sub-cordate, cephalic margin arched, the lateral and caudal margins thickened, the inner margin of the orifice being armed with six small teeth; operculum sub-cordate, cepahlic margin straight, filliug three-fourths of the orifice. Lingula entire, seen through operculum, straplike with bulbous termination. Laterad and cephalad of the orifice are two small setae. No marginal setae were found. Abdominal segments distinet. Adults.— Unknown. Type.-—Cat. N.o ... U. S. National Museum. REV. CH. DE HIST. NAT. (1921) (41) 612 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Dialeurodes (Dialeurodes) tricolor Quaintance and Baker (Lám. LXXV, H-D). . Dialeurodes tricolor (Quaintance and Baker, Proc. U. S. Nat. Museum, Vol. 51 (?), p. 419 (?). This species which is large and beautifully marked was collected at Eubato, Brazil and was received from Dr. F. Noack in July, 1898. We have only one representative from South Amer- ica of the subgenus Gigaleurodes. It is Dialeurodes (Gi- galeurodes) str uthanthi (Hempel). Dialeurodes (Gigaleurodes) struthanthi (Hempel) Plate X, M-0). Aleurodes struthantli Hempel, Ann. Mag. Nat. Hist., Vol. 8, 1901, p. 387. The Bureau has only one collection of this species, that sent by Dr. H. von Thering, collected at Sao Paulo, Brazil, on an unknown forest tree. The pupa cases are light brown in color with various dark brown markings. In some , nearly the whole case is dark brown with a light area at the cephalic portion of the dorsum, in others the pupa case is light with small areas of dark brown. Around the margin of each case is a dark brown band. Other collections have been reported from Parnahyba and Sao Paulo, Brazil, on Struthanthis fexicaulis Mart., orange, and «Mechilia flora». Genus Trialeurodes (Ckl1.) Quintance and Baker Pupa case medium to small in size, elliptic, usually elevated from the leaf by a palisade of white wax; color variable, ranging from whitish to dark brown; margin of case toothed, “the wax tubes moderately developed; sub- marginal area not separated from dorsal disk; sub-margi- nál area with a row of, or a number of, large papillae or pores; thoracic tracheal folds rarely distinguishable; usua- lly a distinet furrow from vasiform orifice to caudal mat- gin of case; wax secretion a series. of brittle, glassy rods from dorsal papillae or pores and a palisade of white Wax elevating case from leaf; vasiform orifice subcordate, usua- lly notched on caudal end; operculum transversely elliptic, Baker «€ Moles.—THE ALEYRODID.E OF SOUTH AMERICA 643 about half filling the orifice; lingula spatulate, the distal extremity exposed caudal of operculum, lobed, and usually armed with two prominent spines. Adult usually with one flexure in radial sector of forewing and no trace of media excepting in freshly emer- ged specimens. Antennae of seven segments, Segment III the longest, IV to VI subequal; segments imbricated. Sexes nearly equal in size. Type. —Alevrodes pergande: Quaintance. Key to the species 0f the genus Trialeurodes I. Pupa case with a row of setaem esad of the margin and around the entire dorsum... shawundus Pupa case without a row of setae mesad of the margin and around the entire dorsum.... 2 TI. Pupa case with varying number of large papillae on dorsum near the meson..... vaporariorum Pupa case lacking papillae, other than those mesad of the. A RA e unadutus Trialeurodes unadutus, n. sp. It is with some hesitancy that we place this form 11. the genus Trialeurodes. The closeness of the papillae of the pupa case to each other and their nearness to the margin give them the appearance of marginal teeth but a study of the early stages resulted in placing tho species here. We have only one collection and this was taken on Drimys Winteri, by Prof. C. E. Porter, February 1913, in Prov. Malleco (Chile). Early stage. Size 0.45 mm. long, 0.56 mm. wide; co- lor, light yellow. Margin entire, sub-marginal papillae closely set together and projecting to the margin, bluntly rounded at apex. Vasiform orifice sub-cordate, cephalic margin straight, the caudal portion of the orifice crossed W ¡th many reticulate lines, operculum sub-cordate, filling one-half of the orifice; lingula not visible, two long setae at caudal margin of the case. Pupa case. Lám. LXXIV, Fig. D. Size, 1.44 mm. in length, 0.84 mm. in width; color bright yellow. Margin 644 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL (Lám. LXXIV, E) entire, in some specimens not visible, being covered by the sub- -marginal papillae. Sub- marginal papillae rounded atthe apex, slightly chitinized, so closely set together that they join each other. Dorsum unmarked, abdominal segments distiuct. Vasiform orifice (Lám. LXXIV, F)sub-cordate, elongate, cephalic margin straight, the caudal portion of the orifice crossed by many reticulate lines; operculum of the same shape as orifice, bluntly rounded at the caudal margin, filling one-half of the orifi- ce; lingula with four, indistinc lobes, setose and with two small setae arising from the caudal lobes. A pair of long setae are found on the caudal margin of the case. Adults. Unknown. Type. Cat. N.? 23,071, U. S. National Museum. Trialeurodes shawundus, n. sp. There is only one slide of this species in the Bureau collection, with many individual pupa cases on that slide. The material was collected in Chile on an unknown plant. Pupa case. (Lám. LXXIV, Fig. G.) Size; 0.72 mm. in length, 0.48 mm. in width; light yellow in color with tinges of orange. Margin (Lám. LXXIV, H.) slightly cre- mulate, with even, shallow teeth; from each tooth exten- ding mesad 0.03 mm. is a shallow groove, mesad of each marginal tooth is a small sub-marginal papilla. Dorsum marked with light reticulate lines, a row of small setae around the entire dorsum, just mesad of the sub-marginal area. Vasiform orifice (Lám. LXXIV, I) sub-cordate, elon- gate, with cephalic margin straight, lateral margins thic- kened and chitinized; operculum sub-cordate, filling one- half of the orifice. Lingula setose, twice lobed, with two long setae arising from the caudal lobes; abdominal seg- ments distinet with six small papillae in a line along the lateral exftremities of the abdominal sutures, and one on either side of the cephalic portion of the vasiform orifice. Caudad of the orifice and 2.01 mm. from the margin are two small setae. Adults. Unknown. Baker «€ Moles.—TRBE ALEYRODIDA OF SOUTH AMERICA — 645 Type Cat. N.* 23,070, U. S. National Museum. Trialeurodes vaporariorum (Westwood) (Lám. LXXIV, A-O). Aleurodes vaporariorum Westwood, the Gardener's Chronicle, 1856, p, 825. Aleurodes nicotiane Mskll., Trans. N. Zealand Inst., Vol. 28, 1896, p. 436. Ora papillefer Mskll., Trans. N. Zealand Inst., Vol. 22, 1890, p. 173. Aster ochiton lecanioides Mskll., Trans. N. Zealand Ins.. Vol 9, p. 215. Aleurodes sonchi Kot., Bull. Ent. 2, Brd. Agr. and For. Hawaii, 1907, p. 97. Aleyrodes coryli Britton, Ent. News, Vol. 18, 1907, p. 337. Aleyrodes waldeni Britton, Ent. News, Vol. 18, 1907, p. 339. Asterochiton vaporariorum Quaintance and Baker, lech Ser 24, Pt. 2, Bur: Ent. U.S. Dept. Agr. 1914, p. 105. Trialeurodes vaporariorum Quaintance and Baker, op. e. 1905, p. XL This comon «greenhouse White fly», which is to be found in nearly every greenhouse in the United ' States, has been collected frequently in the South American countries. It is to be found in the Bureau collections, from the following places: Locality Host Collector Date Bureau N:S Los Andes » Fuchsia > 19192 Q. 8727 Chile Nothofagus sp. E. R. ae sen Feb.14, 1912 Q. 8063 Bogota, Colomb. Digitalis sp. J.R. Horton July 18. 1917 Q.12178 Santiago, Chile: 4quilegía sp. es C. E Porter July 1909 Q. 5257 ) ) pe rior parquií ? . : C 947 Saco. Chile: o 7 Leopold Hoffmann 1919 Q.13473 = ersae ameri- ( cana Mill J. N. Thomas > > [=p] — O REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Literature referred to in Text Ashmead, W. H. 1885. In the Florida Dispatch. New Ser. Vol. 11. Bemis, F. E. 1904. «The Aleyrodids, or Mea Winged Flies of California»” Proc. Ú. S. N. Mus. Vol. 27, pp. 471-537. Blanchard, E. 1852. In Gay's Historia Fisica y Política de Chile. Zool. VII, pp. 319-320. Britton, W. E. 1907. «Some New or Little Known Aleyrodidae from Connecticut». TIT Ent. News, Vol 18, 1907. Curtis, J. 1845 «Aleyrodes cocois», Gardener's Chronicle, Vol. 7, p. 284. Cockerell, T. D. A. 1896. «New Insects from New Mexico», Journ. N. Y. Ent. Soc., Vol. 4, p. 207. 1898. «Three New Aleurodidae from Mexico», Psyche, Vol. 8, p- 225. 1902. «White Fly (Aleyrodes citri) and its Allies». Bull. 67, Fla. Agri. Exp. Sta., pp. 599-666. Enderlein, (G. 1909. «Udamoselis eine neue Aleurodiden». 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Explanation of plates LAM. LXVI biagrams of Aleyrodid Structures Fig. A.—Pupa case. Fig. B.—Compound wax pores. Fig. C.—Koot of subfamily Aleyrodinae. F.ig D.—Foot of subfamily Aleurodicinae. Fig. E.—Head. Fig. F.—Vasiform' orifice. (Original). LAM. LXVIIL Anatomical Details in the Aleyrodidae Fig. A.—Male reproductive organs: Ts, testis: Vd, vas deferens; Sy, seminal vesicle; GdM, glandula mucosa; Ejd, ejaculatory duct. Fig. B.—Digestive tract: Sg, salivary glands; Ph, pharynx; Oes, o0eso- phagus; GCa, gastric caeca; An, anus: Lin, lingula. Fig. C.—Labium of Aleyrodes sp. Fig. D.—Taste sensoria on lobe of apex of labium. Fig. E—Vasiform orifice, ventral view: An, anus; Op, operculum; Lin, lingula. Fig. F.—Diagram of genital segment of male Psylla: Sa, su- praanal plate; Co, copulatory organ; Cla, claspers; Sbg, subgenital plate. Fig. G.—Diagram of genital segment of male Aleurodicus: Sa, supraanal plate; Co. copulatory organ; Cla, claspers: Sbg, subgenital plate (Original). LAM. LXVII! Wing Venation in the Aleyrodidae Fig. A.—Theoretical origin of the veins of the psyllid genus 7770- za, showing tracheae. Fig. B.—Forewing of Trioza sp. Fig. C.—Theo- retical origin of the veins of Aleyrodidae, showing tracheae. Fig. D.— Forewing of Udamoselis pigmentaria. Fig. E.—Forewing of Diaienro- dicns cockerelli. Fig. F.—Forewing of Alenrodiens conspurcatus. Fig. G. 648 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL —Forewing of Aleurodicus destructor. Fig. H.—Forewing of Aleuro- dicus (Metalenrodicnas) minimus. Fig. 1.—Forewing of Paraleyrodes perseae. Fig. J.—Forewing of Alenrochiton aceris. Fig. K.—Forewing of Aleyrodes sp. Fig. L.—Forewing of Neomastellia comata. (Original). LAM. LXIX A, Udamosilis pigmentaria; B-E, Dialeurodicus tessellatus; FI, Dialenrodicus pulcherrímus; J-11, Dialenrodicus cockerellir; M-O, Leo- nardiíns lahiller. LAM. LXX A-I, Endialenrodicus bodkint; J-M, Aleurodiens cocois; N-P, Alen- rodicns pigeanns. LAM. LXXI A, Alenrodicus conspurcatus; B-F, Alenrodicns pulvinatns; GI, Aleurodiens neglectus; J-K, Alenrodicus gigantens. LAM. LXXIL A-O, Dialenrodes natickis; D-F, Aleurotalus bodkini; G-J, Alen- rothrixus aepim; K-M. Alenroparadoxus punctatus, LAM. LXXIII AO, Aleuroplatus cococolus; D-F, Alenroplatus cockerellir; GI, Aleuroplatus oculireniformis; J-M; Bemesia berbericola. LAM. LXXIV AC, Trialenrodes raporariorum; D-F, Trialeurodes unadntus; G-L, Trialenrodes shawundns; J-1,, Aleurothrixus porteri; M, Aleurothrixns foccosa. LAM. LXXV A-D. Dialenrodes citri; E-G, Dialeurodes kirkaldyi; H-1, Dialen- rodes tricolor; M-O, Dialenrodes struthanthi. REV..CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) ESE Ki Fs Mi+2 A : 14) ATI A B Mi+2 lola SA Cuz Cuy Ll $ Lám. LXVIII REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (192') , Lám. LXIX Y 3 == Es O A a REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Ne Lám. LXX REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám, LXXI Lám. LXXII REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. LXXI!! REV. CH. HIST, NAT., Año XXV (1921) o REV. CH. HIST. NAT., Año XXV (1921) Lám. LXXIV uY 90 AMARA RAS Lám. LXXV REV. CH, HIST. NAT., Año XXV (1921) Reproducciones:-—-UNA PLANTA INDUSTRIAL 657 REPRODUCCIONES Una Planta Industrial: EL GIRASOL (HELIANTHUS ÁNNUS) De los «Anales de la Sociedad Rural Argentina», N.2 17, de Sept. del pte. año reproducimos lo siguiente: Este es uno de los cultivos al que se le debería dar mayor importancia. Del girasol se utilizan las semillas, que sirven para extraer un aceite comestible y utilizable en las pinturas. Los tallos, que en la variedad rusa llegan hasta dos metros de altura, sirven como tutores para tomates, ajíes y porotos de enrame, y además como combustibles, y las cenizas para abono. Los cerdos y las aves lo comen con avidez, siendo una semilla indicada para el engorde de éstas. Por la textura especial del tallo y de las hojas, es una planta suculenta, que evapora mucha agua del suelo. Dos variedades son las cultivadas: la Rusa y la Co- mún. La variedad rusa se distingue por su altura que lle- ga a dos metros; su tronco mide de tres a cuatro centíme- tros de diámetro y por lo general, no produce más que un solo capítulo que llega a tener de ancho en algunos, hasta 0.25 y 0.30 ae con un rendimiento de semillas de 250 granos. La “variedad común, tiene un tallo menos alto y rin- de varios capítulos pero son pequeños. La semilla de la variedad rusa tiene un color obscuro y su forma es redon- deada. La cáscara es fina, y pococelulósica. La variedad común tiene semillas claras y alargadas; la almendra es pequeña y la cáscara gruesa, por lo que su valor alimenticio es menor que en la variedad rusa. Vegetación.—El girasol es nna planta anual cuyo ciclo vegetativo dura cinco meses. Su tallo es simple, las REV. CH. HIST; NAT. (1921) (42) 6538 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL hojas son alternas, dentadas, llenas de pelo. Las flores son numerosas, amarillas, colocadas en un receptáculo pe- dunculado y en un capítulo muy grandes. Las raíces son numerosas, fibrosas y superficiales. Clima.—Climas templados y templados cálidos, le convienen. Debe cuidarse de las heladas tardías y de los vientos fuertes que la castigan en su madurez. Es resis- tente a la sequía. Terreno.—Tierras sílicas, sueltas y fértiles. Las de aluvión son ideales. La preparación de la tierra, es la misma que para el maíz y el maní. Selección de la semilla.—Se eligen para semilla, las cabe- zas que tienen mayor diámetro y que maduren al mismo tiempo. Siembra.—Se hace ésta en la Primavera, en los me- ses de Septiembre, Octubre y Noviembre. Se trazan surcos de poca profundidad con un aradito de mano o con una azada y se va colocando las semillas, a unos treinta centímetros de distancia entre una y otra. Este surco se cubre con el mismo arado. Los inme- diatos, se trazan a 90 centímetros de distancia. Se emplea por hectárea 16 a 18 kilos de semilla. Cuando las plantitas tienen 0.26 a 0.40 centímetros de alto, se hace el entresaque dejándolas sólo a 0.40 una de otra. Al llegar a medio metro de altura, se hace una apor- cadura para estabilizar la planta y evitar que el viento la vuelque. Debe extirparse las malas hierbas. Cosecha. —Al fin del Verano maduran las semillas y esto se conoce porque toman un color obscuro, las cabe- zas se inclinan y la semilla tiene consistencia coraiceas desgranándose fácilmente. Como no maduran todas al mismo tiempo, se les va cortando por parte superior, dejando los tallos para quitarlos a lo último. Las cabezas se llevan a la casa y se las golpea contra una tabla; así se desprenden los granos fácilmente. Una vez cortados los receptáculos, no deben dejarse amontonados, pues fácilmente fermentan y se pudren. Los ratones son los peores enemigos que tiene la se- milla de girasol. Reproducciones.—UNA PLANTA INDUSTRIAL 659 Productos.—El girasol de Rusia en un cultivo, tuvo un promedio de rendimiento por capítulo, de 180 a 200 gramos, no faltando capítulos de 250 gramos que se guar daron para semilla. El rendimiento por hectárea fué de 1,800 kilos; cose- chas de 2,000 a 2,500 no son extraordinarias. 100 kilos de almendras producen 38 litros de aceite. 100 kilos de granos producen 35 kilos almendras. Un hectólitro de semilla, de la variedad rusa, pesa hasta 40 kilos, conteniendo cada litro 9.000 semillas. 660 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL NOVEDADES CIENTÍFICAS Resúmenes y Extractos por el Profesor C. E, PORTER 1.—Bacteriosis del bananero.—El Señor V. ZEMAN, se ocupa en la «Revista de la Fac. de Agronomía» (de la Plata) de una nueva enfermedad del bananero en el Pa- raguay, la que es originada por una bacteriacea a la que el Dr. C. SPEGAZZINI, que recibió material de la Asun- ción de parte del Sr. G.F. Bertoni, ha descrito con el nom- bre de Bacillus musarum. El esquizamiento tiene de 1—2,4 u de longitud < 0,4—0,8 u y presenta bastoncitos cortos de extremos redondeados que se tiñen bien con la violeta de genciana, azul metileno, etc.—La enfermedad que produce, denominada vulgarmente «pudrición del cogollo» y «podredumbre del bananero» era conocida en Sudamérica desde hace varios años, ignorándose hasta ahora su causa. 2.—El microorganismo del tifus exantemático.—En- tre nosotros, el Dr. Clodomiro Perez Canto acaba de pu- blicar los resultados de sus investigaciones en la Revista de Bacteriología de B. Aires. En otra sección damos una breve reseña de ese trabajo (*). 3.—Nautilidos del terciario de Chile y de la Argen- tina.—Según «Physis», donde se publica un estudio pre- liminar tomo V (1921), p. 76, el Dr. H. Von Ibering ha descrito los siguientes fósiles nuevos: ÁAturia (Sphenaturia) Bruggeni, de Tierra del Fuego. A. (Sphenaturia) Felschi, de Carelmapu. El Sub-gen. Sphenaturia es nuevo. (*) Véase sección Bibliografía en esta misma Revista, N.o 111. Porter.—NOVEDADES CIENTÍFICAS 661 4 —Captura de un gran Cefalópodo.—Según la Re- vista del American Museum of Nat. History, este Museo acaba de adquirir el rarísimo Cefalópodo llamado Steno- teu1s pteropus, cazado durante una tempestad. Tiene mas de 1 m. 590 de longitud contando los brazos.—Este sería el 3er. individuo cazado de esta curiosa especie (De «La Nature»). 5.—Nuevos géneros de Hemipteros chilenos.—Los Señores PoPPINS y BERGROTH acaban de crear los géne- ros Dolichostenia (para Phytocoris trigonalis) y Blanchar- diella al que sirve de tipo el Gobiceps fascicularis (Blanch.) Sign. 6.—Especies nuevas de Helechos.—En la obra edi- tada por el Dr. €. SKosTTSBERG sobre las Islas de Juan Fernandez y Pascua (*), se describen las siguientes por los SS. Christensen y Skottsherg: Trichomanes Ingae y Ophioglossum fernandezianum del grupo de Juan Fernández; Doodia paschalis es de la Isla de Pascua. 7.— Insectos nuevos de Juan Fernández.—En la misma obra del Dr. Skottsberg vemos las siguientes nove- dades: Dicronomyia selkirki Alexander y DÍPTEROS: : E 87 PE Tipula báckstrómi y f Isotoma masatierre Schótt COLÉMBOLOS: - Sira intermedia A Dicyrtomina catenata ,, Trogophloeus Skottsbergi Bernhauer Medan crusotanus ESTAFILÍNIDOS: : > 2 Pi Robinsoni Ocyusa Báckstrómi Ñ (*) Véase Bibliografía, N.o 198-200. 662 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Hemerobius Skottsbergi Navás EROS Hemerobius Sjóstedti NEURÓPTEROS: ¡Coysopa a h Chrysopa puerula y HS Pascua 8.—Otras novedades del viaje del Dr. Skottsberg.— En el N.? 1 del vol. (II (Zool) de la obra citada (*), encontramos aún otras novedades Zoológicas que señala- mos a los que se ocupan de los respectivos grupos y que aún no conozcan la magnífica obra: Cinclodes oustaleti baeckstroemi, Lounberg n. subsp. Pteradroma cooki masafuerae Estas dos son de Juan Fernández. ¡Procelsterna caerulea Skottsbergi, Louneberg, n. subsp. | Pr. heraldica paschae me E DN. Sp. Estas otras dos son de la Isla de Pascua , AVES: Aspidosiphon pyygmaeus Fischer Radinorhynchus selkirki Van Cleave VERMES: - Tegorhynchus brevis Arhythmorhynchus teres Smittina euparypha Marcus ,) , Juanettia cornifera Wilson CoPÉPODOS Caligus aesopus + PARÁSITOS. ( Lepeoyhtheirus interitus ,, Lotella ernandeziana Reudahl (Juan Fernández) Gymnothorax obscurirostris Reudahl) : A Isla de Labrychthys semfasciatus z j PRESA Peces: | Ostración paschae po (+) Véase Bibliografía del pte. volumen, Nos. 198-200. €: E. PORTER Redacción.—CRÓNICA CORRESPONDENCIA, VARIEDADES 663 CRÓNICA, CORRESPONDENCIA, VARIEDADES 1.—Fallecimiento de un eminente botánico espa- ñnol.—Por el «Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural» hemos tenido noticia, con verda- dera pena, del fallecimiento del insigne botánico español Dr. BLas LAZARO É IBIZA que había nacido en Madrid el . 20 de Enero de 1858. B. Lázaro En los últimos años desempeñaba la cátedra de Bo- tánica descriptiva en la Facultad de Farmacia de Madrid. Organizó ahí Laboratorios de trabajo para el profesor, para ayudantes y para alumnos.—Son muchos los estudios que publicó el mencionado naturalista. Entre ellos se des- tacan su Compendio de la Flora Española, Los Poliporá- ceos de la Flora Española, y varios otros sobre diversos grupos de criptógamas. Fué miembro ilustre de la R. Soc. 664 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Esp. de Hist. Nat.—«ln 1907 representó a España en el « Centenario de Linneo, celebrado por la Acad. de Cien- « clas de Estokolmo y la Univ. de Upsala, que en aquella « ocasión otorgó a Lázaro Ibiza el título de Dr. en Filoso- « fía, Honoris causa». Estos datos los extractamos de una extensa nota ne- crológica publicada por el señor Romualdo González Fra- yoso, en el mencionado Boletín, pp. 128-134. El retrato que aquí damos nos lo había enviado, a solicitud nuestra el mismo Dr. B. Lázaro, en 1919. 2.—El Dr. D. José Arias Encobet.—En el mismo bo- letín leemos que la ciencia española ha tenido la desgracia de perder también otro hombre de ciencia con el sensible fallecimiento del Dr. don JoskÉ Arras E., distinguido en- tomólogo dedicado especialmente al estudio de algunas fu- milias de Dípteros.—El Dr. Arias era catedrático de la Universidad de Barcelona. 3.—Escuela de Altos Estudios de Ciencias Natura- les.—Nos es muy grato dar en esta sección de nuestra Revista noticia de la fundación, en el Museo Nacional, de una Escuela especial destinada a la ampliación de los es- tudios que, en las diversas especialidades de las Ciencias Naturales podrán desde hoy adquirir los alumnos que ha- yan pasado por otros establecimientos superiores, y muy especialmente los profesores de Historia Natural, Fisiolo- gía e Higiene de nuestros Liceos y Escuelas Normales. La iniciativa, de que nos hacemos un deber en dejar constancia aquí, se debe al ilustrado y progresista Direc- tor del Museo Nacional y profesor de la Escuela de Medi- cina Dr. Eduardo Moore, entusiastamente secundado por el personal del Museo Nacional, entre cuyos jefes de sec- ción y ayudantes se encuentran repartidos, según sus es- pecialidades respectivas, las asignaturas que se cursan a partir de Junio de 1921. Mientras se obtiene el ingreso a la Universidad de esta Escuela, cuya necesidad era muy sentida por las per- sonas que no pudiendo seguir cursos en la Escuela de Me- Redacción.—CRÓNICA, CORRESPONDENCIA, VARIEDADES 665 dicina—donde algunos de esos mismos ramos se tratan a fondo—el Sr. Ministro de Instrucción autorizó su funcio- namiento en los salones del Museo Nacional, donde los alumnos podrán ver, después de las clases teóricas, el rico material de especies zoológicas, botánicas, mineralógicas, paleontológicas, ete., con que cuenta el Museo. Dr. Eduardo Moore B.. fundador de la Escuela de Altos Estudios Las clases tienen lugar todos los días (salvo los domin- gos y festivos) entre las 9 y 11 1/2 horas, en las diversas salas del Museo. Por ahora, las asignaturas que se enseñan son las si- guientes, las que son desempeñadas por los profesores que se expresan: Fisiología, Higiene y prime- ros principios médicos...... SS Dr. Edo, Moore B. FINMEVOJAMROA C cominhiciidci ds Frco. Fuentes M. CXIPLOJAMMA oct ds » Marcial R. Espinoza B. Antropología, Etnología y Ar- AO AA A » Leotardo Matus Z. Anatomía descriptiva.......... » Raúl García Geología y mineralogía........ » Miguel R. Machado Histología normal y Zoogra- fía de Invertebrados........ » Carlos E. Porter Embomologla.......0o..dovo hs » Carlos Silva Figueroa Zoografía de Vertebrados... » Rogelio Sánchez 666 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Paleontologia ii » Bernardo Gotschlich MARIACTMIA Siidd do ca de » Zacarías Vergara Pronto se establecerán cursos de Astronomía, (Juémi- ca general, Geografía fisica, Raíces latinas, Dibujo cientifi- co, Raíces griegas, etc. Mantendremos a los lectores de la Revista al corriente de los progresos de la Escuela de Altos Estudios que, a no dudarlo va a contribuír poderosamente a la cultura nacio- nal. Merece por lo tanto esta Institución el apoyo decidido de los verdaderos amantes de la ciencia en general y de la Universidad y Gobierno en particular. 4.—Don Malaquias Concha.—Tenemos el senti- miento de comunicar a nuestros lectores la muerte del Senador de la República, el ilustrado abogado don Malaquías Concha. Fué el señor Concha un gran servidor de la nación y uno de los miembros del Congreso Nacional que más hizo en beneficio de la ciencia. En lo que se refiere a nuestra «Revista», debemos dejar constancia que siempre le prestó su ilustrado y patriótico concurso, tanto en la H. Comisión Mixta de Presupuestos como en el Senado. 5.—Primer Congreso Nacional de Agronomía y Ve- terinaria.—LEl 26 de Octubre del presente año (1921) se inauguró el Primer Congreso Nacional de Agronomía y Veterinaria, organizado por los Centros de estudiantes de estos nombres. Las sesiones del congreso tuvieron el si- guiente directorio: Presidente, Señor Ernesto Maldonado; Vice Presiden- tes, señores Ramón Olave y Mariano Bustos; Secretario General, señor Angel Faivovich, y secretarios, señores Luis Bastidas y Angel Pappadia. Al día siguiente del arribo de los adherentes y dele- gados de todas partes del país, se inauguró el Congreso en el Salón de Actos del Instituto Agronómico de Chile, ante numerosa y selecta concurrencia y con asistencia, Redacción.—CRÓNICA, CORRESPONDENCIA, VARIEDADES 667 además, de los señores Congresales y de $. E. el Presiden- te de la República don Arturo Alessandri, y Ministro de Industria y Obras Públicas, señor Artemio Gutiérrez. El pequeño espacio que queda para crónica, excedido ya el número de páginas del volumen contratado con la Imbrenta, nos impide dar una relación de este importante torneo. Los trabajos sobre Ciencias Naturales presentados, fueron los siguientes: Prof. Francisco Fuentes M., «Plantas venenosas de Chile». Prof. Carlos E Porter, «Bibliografía chilena ra- zonada de Zoología y Botánica aplicadas. Muy aplaudido fué el estudio del colega Prof. Fuen- tes. Respecto a la «Biografía Uh. razonada de Zool. y Bot. aplicadas», el Congreso acordó por aclamación solicitar su publicación por cuenta del Estado. 6.—Don Carlos Schachtebeck.— Debemos también dejar, en el presente volumen, constancia del fallecimien- to del señor CARLOS SCHACHTEBECK, uno de los más eru- ditos y apreciados profesores del Instituto Agronómico de Chile donde, desde hace años, explicaba Zootec- nia. Los méritos del Prof. Schachtebeck podrán apreciarse leyendo el discurso pronunciado en la velada fúnebre, llevada a efecto el 8 de Junio del presente año, por el profesor señor Carlos Videla de la Lastra, el que repro- ducimos a continuación: » Molascos. en alCoBol.....ooooos resis 25 » > 27 » Vermes, una rica colección... EOL O Seo dido INES OS nta rt 0 > » B000 » RUSLACCOS SR rs TAO, > » 20 » También debemos mencionar una hermosa colección de caracoles extranjeros y chilenos como hay pocos en Santiago. he sección de Mineralogía está en formación; sin em- bargo existe ya un buen muestrario de minerales chilenos y extranjeros. Igual cosa podemos decir de la sección PBo- tánica El Director de este Museo es Fr. Flaminio Ruiz, a quien el ilustrado Ministro del Colegio el R. P. Armengol Díaz, ha prestado todo el apoyo posible para la realización de esta obra de cultura y lo ha acompañado en algunas de sus excursiones. : La dirección postal de este Colegio es casilla 525, Santiago. 4-—Museo de Valparaiso.—Destruído totalmente por el incendio que se produjo a causa del terremoto del 16 de Agosto de 1906, echamos las bases de nuevas co- lecciones en el «Liceo Amunátegui», de Santiago de Chi- le. Toda esa modesta labor puede verse en los boletines estadísticos y Memorias al Supremo Grobierno que se pu- 688 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL blicaron hasta el primer semestre de 1910 en la «Revista Chilena de Historia Natural». Habiendo el director de esta Revista, mientras residía en Europa, aceptado un puesto en el Museo Na- cional y cátedras ofrecidas en esta capital para su regre- so, fué nombrado (en 1911) Director del nuevo Museo de Valparaíso el señor Johum Yuger S., quien obtuvo el arriendo de una casa en el puerto para instalar proviso- riamente las colecciones ya acumuladas en Santiago. El Museo en referencia ha progresado mucho desde su traslado al puerto. Está situado en Playa Ancha, Errázuriz 70. Tiene en formación un Jardín Zoológico y Botánico; Biblioteca pública de lectura a domicilio, expo- sición permanente de comercio e industrias nacionales y extranjeras, etc., etc. Si se logra que el oO dote al Museo de un edificio propio en terrenos del Parque de Playa, cedidos por la lustre Municipalidad, las colecciones hoy acumula. das podrían exponerse mejor y ocupar una superficie eimmeo o seis veces mayor que la actual. La falta de espacio y lo reducido de esta Sección de nuestra Revista, la que ya se ha sobrepasado en págs. (*) y lo atrasado que, por miles de dificultades, va a salir a luz este volumen, nos impiden como lo hubié- ramos deseado ceuparnos con mayor latitud de esta impor- tante repartición nacional que la generosidad y cultura porteñas sabe ayudar y que no dudamos continúe recibiendo toda la atención que debe darle el Estado. En otra ocasión esperamos publicar algunos deta- lles sobre el mencionado establecimiento. Y como la presente sección va constituyendo una especie de guía al mismo tiempo que crónica de los Museos Nacionales, agregaremos que el director señor Yuger se dedica muy principalmente a la Fisiología eótal a las Gramíneas y Evolucionismo. La dirección postal dei Museo es la casilla 5099, Playa Ancha. Por esta rápida exposición pueden apreciarse los pro- gresos y estado actual de los Institutos dedicados al estu- (+) Creímos ocupar y habíamos tratado primitivamente con los señores Impresores sólo 30 pliegos (480 págs.). Redacción.—MUSEOS DEL PAÍS 689 dio de la Naturaleza y a la ilustración de los alumnos y del público por medio de colecciones. Para el próximo número esperamos poder dar noti- cias sobre las adquisiciones y estado actual de otros mu- seos y Laboratorios. Respecto al Museo NACIONAL, la Memoria presen- tada al Gobierno ha sido en su parte principal entregada por el señor Director del mencionado instituto para su publicación en el presente volumen (pp. 543-578). Los in- formes parciales de los jefes de sección, que permiten ver el incremento de cada una, pueden verlas los interesados en el Boletin del Museo Nacional (Véase pág. 697). Solicitamos de los l)irectores de Museos del país resúmenes de las Memorias presentadas a las autorida- des, 0 las Memorias mismas impresas, para ir así dejando, en cada año de la Revista, historiado el movimiento de cada uno de esos Establecimientos. Los datos, etc., deberán ser dirigidos a la «Dirección de la Revista Ch. de Hist. Nat., casilla 2974, Santiago (Chile)», en sobre certificado. La REDACCION. ==> REV. CH. HIST. NAT. (1921) 690 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL BIBLIOGRAFIA () Tous les ouvrages récus sen annoncés. (La Direction de la REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL a décidé de ne plus annoncer mi réproduzre le som- mare des Revues qui ne le feraient pas pour la nótre). 1.—Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana. Diri- gida por el Dr. JUAN SANTOS FERNANDEZ. Año XLII, N.? 8, Habana, Agosto de 1921. Con trabajos de los señores Drs. Juan S. Fernández. W. H- Hoffman, Edward Jackson, Félix Fernández y F. Martínez de la Cruz. 2.—Association Francaise pour l'avancement des Sciencies 50%annéec. Informations et Documents divers. Bani l9 216 3.—Ramiro Herrera V. «La Anquilostomiasis en las zonas carboníferas de Concepción y Arauco». Un tomo en 8.2 Santiago de Chile, 1920. 4.—Walter Fernández Ballas. «Investigaciones etio- lógicas y epidemielógicas sobre Aaquilostomiasis». Un tomo en 8.2 con 7 láms. y 14 figs. en el texto. Santiago de Chile de 1920. Son dos interesantes memorias de prueba relacionadas con la pre- sencia en Chile, ete., del nemado que produce la «Anemia de los mineros». 5.—Revue de Zoologie Agricole et Appliquée. 20* Auníe, N.2 5, Bordeaux, 1921. Con estudios muy interesantes de los SS. M. Gard, H. Hebrig, Jean Dufrénoy, etc. (+) La Dirección ruega a las personas que solicitan de autores, editores, sociedades sabias, Museos, etc., las publicaciones que en la presente bibliografía vean, quieran tener a bien mencionar nuestra /?e- vista Ch. de Historia Natural, donde han visto la noticia. Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 691 6.—Lewis H. Weld. «Notes on certain genera of Parasitie Uynipida propesed by Ashmead with descriptions of Genotypes. Nn folleto en 8.2 con figs. Washington 1921. 1.—J3 G. Sanders and D. M. De Long, «Fourpapers on Homopterous Insects». lilustrated. Harrisburg, 1920. S. La Nature. N.* 2469.—30 Guillet, 1921. Masson « Co., editeurs, París. Tapis roulant pour Vetude de ja marcye. Dr. P. Chailley-Bert. Lea evaporations sans combustible: 4. Troller. Les mammiféres ovipares: Importance de leur étude: Alexis Ba- acíalon. L'industrie des matiéres colorantes en Angleterre et aux Etaíts- Unis: 4/bert Ran et Jacques Biossean. Académie des Sciences: Pal B. Un nouveau procédé de cinématographie rapide: RR. Villers. Supplement: T. S. F. des amateurs.—Bulletin astronomique. 9.—Bird-Lore, Edited by Frank M. Chapman. Vol. XXIII, N.* 4. July-Angesst 1921.—Appleton € Co., N. York. 10.—Bulletin de la Soc. Entom. “de France, 1921, INEA 11.—Dr. Federico Villareal. «La Lengua Yunga o Mochica según El Arte, publicado en Lima en 1644, por el licenciado don Fernando de la Carrera». Ud tomo en 8.2 de 127 págs. Lima, 1921. 12.—Dr. Fortunato L. Herrera. Contribución a la flora del departamento del Cuzco. L.* parte, IL? edición. Un tomo en 8. de 241 págs. Cuzco, Julio de 1921. El joven y ya distinguido botanista da muchos y buenos datos sobre 656 especies, distribuídas según la clasificación de Van Tieghen modificada por Herail. El libro está dedicado al distinguido naturalista y explorador argentino, Dr. Cristóbal M. Michen. 13.—Memoria de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología correspondiente al año 1919. Un ) tomo en 8. de 147 págs., con láms. Buenos Aires, 1920. 14 —E. Piccione. Eí honor del Excmo. Señor Don 692 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Dionisio Ramos Montero, etc. Un folleto en 16, de 32 págs. Santiago, 1920. 15.—Archivos da Escola Superior de Agricultura e Medicina Veterinaria. Vol. 111 (1919). He aquí el contenido de esta publicación que por primera vez nos visita: Sobre a pretensa identidade entre Ornithodoros rostratus Aragáo, 1911 e Ornithodoros turicata Duges, 1876, pelo Dr. Enrique de Bean- repaire Aragáo. Contribuicáo para a sistematica dos Dicrocoelinawe Loos, pelo Dr. Lautaro Travassos. A evolucáo da materia e a cosmogonia. Densidade e peso especi- fico. Sobre a temperatura ds espago, pelo Dr. Arthur do Prado. Cerianthus brasilinnsis.Un novo Cerianthoide ameaicano, pelo Dr. Mello-Leitao. Sobre a origen da Pectinophora gossypiella (Saunders) no Brasil, pelo Dr. Angelo M. da Costa Lima. Contribuicáo do conhecimento dos microhymenopteros parasitos da lagarta 10sea da Pectinophora gossypiella (Saunders) no Brasil, pelo Dr. Angelo M. da Costa Lima. Algunas observacdes sobre a apnéa adrenalinica, pelo Dr. Miguel Osorio de Almeida. Resumo das sessdes da Sociedade de Biologia de París, pelo Dr. Miguel Osorio de Almeida. Analyses bibliographicas, pelo D. Miguel Osorío de Almeida. 16.—Bulletin de la Société Scientifique et Médicale de l'Ouest. 28* année (1919). Rennes (France). C. Honlbert: Nécrologie: M. le Professeur Fréd. GUITEL, p. 16.— E. Moxxor: P'organe du saut chez les Elatérides, p. 17.—/. Kerforne: Cpmpte rendu des Excursions du Laboratoire de Géologie de la Fa- culté des Scienées de Rennes en 1919, p. 38 Ch. Oberthur et C. Houlbert: Rhopalocéeres armoricains (Analyse et description des especes, e. Lycaena), p. 201 et suivantes. C. Honlbert: Zableanx génériques illustrés des Coléopteres de France (Supplément a la Faune entomologique armoricaine), p. 193 et suivan- tes. 17.—Boletin de la Real Sociedad Española de Histo- ria Natural. Tomo XXI, N.*% 2 y 3. Madrid, Mayo 1921. Traen las actas de las sesiones y además los siguientes estudios” enya indicación de págs. suprimimos por falta de espacio y por inne- cesaria en nuestras listas y sumarios de Revistas: Celso Arévalo.—Un nuevo Argullus español. Dr. F. Santschi.—Notes sur les Fourmis paléarctiques. Manuel M. de la Escalera.—Descripciones de especies nuevas de Asida de la Península Ibérica. (Col. Tenebr.) Ismael del Pan.—Sobre un dato biogiográfico observado en los alrededores de la capital riojana. Redacción.—BIBLIOGRAFIA 693 Jesús Carballo.—Las cuevas de Atavuerca y San García (Burgos). C. Pau.—Plantas críticas o nuevas. Sección bibliográfica. 18-21.—Bulletin de l1'Amerique Latine. N.* 5 8 (Dixieme Année). París, Fevrier-Mai, 1921. 22.—Augusto C. Scala. Ensayo micrográfico de la «Yerba Mate». Un folleto en 8.9, de 84 págs. Buenos Ai- res, 1921. Las descripciones ayudadas de las buenas figs. que las acompañan pueden prestar útiles servicios en los Laboratorios para distinguir las muestras de «yerba mate» pura y sus adulteraciones o sustituciones por la inspección microscópica. 23—Bruno Lobo. «O Museu Nacional durante o anno de 1920». Río de Janeiro, 1921. Es la memoria anual administrativa, presentada por el distingui- do Director Dr. Lobo al Excmo. Sr. Ministro de Agricultura, Industria y Comercio. Por la enumeración de las publicaciones recibidas, vemos se ha extraviado nuestra «Revista» que despachamos puntualmente. 24 —Proceedings of the Entomological Society of Washington, Vol. 23. N."4, Washington, April 1921. Trae el número los dos siguientes trabajos. Holland W J.—A New species belonging to the genus Goodia. (Lep.) Walton W. R.—Entomological Drawings and Draughtsmen: Their relation to the development of economic entomology in ¿he United States. 25.—Gaceta médica, órgano de la Academia de Me- dicina de Cartagena. N.* 25, Junio 1921. : Publicada bajo la dirección del Dr. José A. Caballero, el número recibido contiene el siguiente material: Nota Editorial, La RebaccióN.—Recepción del doctor Luis Cuer- vo Márquez como miembro honorario de la Academia de Medicina de Cartagena.—Diagnóstico diferencial entre las diversas meningitis y el meningismo palustre, a favor del «examen del ojo, por el doctor Vicror RiBON.—Sobre la supresión de la tesis, de la PRESSE MEDI- CALE.—Notas.— V arias. 26-27. — Analen des Naturhistorischen Hofimu- seums. Redigirt von Dr. FRANZ STEINDACHNER. Band XIPLXXXIITI, Wien, 1897-1920. 694 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Hermosa revista que, en el pequeño espacio que para bibliografía disponemos, no alcanzamos ni aún a dar la /ísta de los estudios con- tenidos que, por si sola abarcaría muchas págs. Bástenos decir que todas las clases de los reinos animal, vegetal y mineral están repre- sentadas por interesantes estudios de los más distinguidos especialis- tas. Correspondemos el canje, agradeciendo tan gentil envío. 48.—Spegazzini Carlos. «Sobre algunas enfermeda- des y hongos que afectan las plantas de «Agrios» en el Paraguay. Buenos Aires, 1921. 49.—Spegazzini Carlos. Algunas observaciones rela- tivas a las hojas de coca (Erythroxylon coca Lam.) Buenos Aires, 1920. 50.—Lorenzo Sundt. «Historia de los grandes lagos del Altiplano boliviano y la relación que pueden tener con la fundación y destrucción del primer Tiahuanacu y con la existencia de los grandes mamíferos extintos de Ulloma». Un folleto de 15 págs. en 8.”, Santiago de Chile, 1920. Reimpreso de la «Rev. Ch. de Hist. y Geografía», tomo XXXVI, págs. 182-195. 51.—Anales de la Sociedad Rural Argentina, año LVI, 1.* de Septiembre, 1921. 52.—Bulletin de l'Institut Oceanographique. N.? 386, 1.2 Marzo, 1921 (*) Conseil international de Recherches.— Unión International des Sciences biologiques.—Sous—Section d'Océano graphie biologique. —(Reunión du 27 Jaunier 1921, por L. JOUBIN). 53.—Erwin Ballas. «Explotación del Cerdo». Un fo- lleto en 8.2 de 55 págs., ilustrado con 25 figs. Santiago de Chile (sin fecha). 54.—Amnales du Musée D'Histoire Naturelle de Mar- seille. Directeur: Pror. VaryssikRE. Tome XVII, mar- seille, 1919. Todo el volúmen está consagrado a un trabajo malacológico del (*) VEase la Sección Crónica en esta misma Revista, N.* 13 (pág. 672.) Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 695 sabio profesor de la Fac. de Ciencias. Continúan con brillo estos «Ana- les» que fundara el ilustre Dr. A. P. Marion. 55.—Revista de la Real academia de Ciencias Exac- tas, Físicas y Naturales de Madrid. Tomo XVIII, N.* 4-12. Madrid, Oct. de 1919-Junio de 1921. He aquí el interesante contenido de los núms. recibidos: Suplemento segundo a la bibliografía crítica malacológica publi- cada en el tomo XV de las Memorias de la Real Academia de Ciencias, de Madrid, por /. G. Hidalgo.—Grupos elementales de transformacio- nes puntuales biunívocas y conformes en el plano, por Cecilio Jiménez Rueda.— Acerca de la posible existencia de eterasas, por Obdulio Fer- nández y José M. Loredo.—Neurópteros (Ins.) del Japón, porel 2. P. Longinos Navás S. J.—Estudio Histórico, crítico y experimental sobre la constitución del agua oxigenada y sus derivados, por Antonio R'inz y Miró. (Conclusión.)—La formación de la 5-metilumbeliferona como reacción del ácido acetilacético y sus ésteres, por Víctor Arreguine (hijo) y Eduardo D. García.—Latabla pitagórica n-dimencional, por Francisco Vera.—A!coholisis de los bálsamos, por Mario Crespo.—Don Francisco de Paula Arrillaga, por José Rodríguez Manrelo.—Constitución quími- ca de la micela en los electrosoles de platino, por Anfonio de (Tregorio Rocasolano.—Sobre el centrosoma de los leucositos (a propósito nna nota del profesor Golgi), por G. Pittaluga.—Influencia que en la acción anestésica de las alcaminas esterificadas tiene el radical ácido, por José Marín Cano.—Determinación astronómica de las coordenadas geográficas de un lugar por medio de la plomada, por Honorato Castro Bonel.—Estudio crítico da las Davaineas parásitas de las gallinas en la región granadina, por Carlos Rodríguez López Neyra.— Enumeración de los curculiónidos de la Península Ibérica e Islas Baleares, por Luis Iglesias Iglesias.—Programa de premios para el Concurso del año 1921.— Aparato para la determinación del azufre, en los aceites, por combus- tión en vacija cerrada, a la presión ordinaria, por Enrique Hanser.— Donde reside el poder catalítico de los electrosoles de platino, por 41 tonio de Gregorio Rocasolano.— Estudios. fundamentales de Geometría sobre las curvas algébricas, por Olegario Fernández Baños.—Nuevos teoremas que resuelven el problema de Hurwitz, por José Isaac Co- rral.—Enumeración de los curculiónidos de la Península Ibérica e Is- las Beleares, por Luís Iglesias Iglesias. (Continuación).—Concurso a un premio.—Fundación del Duque de Berwick y de Alba, Conde de Lemos, instituída en memoria de la excelentísima Sra. D.* Rosario Falcó y Ossorio, Duquesa de Berwick y de Alba, Condesa de Lemos y Siruela, para conmemorar el tercer centenario de la publicación del Quijote, premiando obras literarias, históricas y científicas. 56.—Fr. P. Armengol Valenzuela, Arzobispo de Gangra. «Glosario Etimológico de nombres de Hombres, Animales, Plantas, Ríos y Lugares, y de vocablos incor- porados en el lenguaje Vulgar, aborígenes de Chile y de algún otro país americano». 2 tomos en 8.%, de 500 y 483 págs., Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, Estado 65., 1919. 696 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Obra de gran aliento es la del erudito mercedario la que no hemos tenido aún tiempo de recorrer. Hemos oído sin embargo ya favorabilí- simas opiniones respecto a ella. 57.—Ch. B. Wilson. «The North American Semi- parasitic Copepods of the genus Clausidium». 1 folleto en $So., de 9 pags. y 2 láminas. Washinton, 1921. 58.—A. $. Pearse. «Orustacea from Lake Valencia, Venezuela» 1 folleto en 8.*, de 6 págs., con 2 figs., Was- hington, 1921. 59.—Ja Forestal, año III, N.* 16. Sept. 1921. Es una Revista independiente, agrícola mensual. Dirección: Ban- dera, 131, Oficina 1, Santiago. 60.—Davis « Philipi Lugimbill. «The Green June Beetle or Fig Eater», Raleigh, May. 1921. 61.—Revista de la Universidad Nacional de Córdoba año VIII, Nos. 2-5 Córdoba, 1921. Esta importante publicación argentina. dirigida porel activo eilus- trado médico y parasitólogo argentino Dr. F. Garzón M., trae el si- guiente sumario: Francisco Roqnue—Operaciones prácticas de Astronomía esférica. (Continuación). Andrés A. Figueroa.— Don Estevan de Urizar y Arespacochaga, Gobernador del Tucumán. 1707-1724. Félix Garzón Maceda.—Historia de la Medicina en Córdoba. P. Grenón Ss. J.—El Escudo de la Universidad de Córdoba. (Estu- dios Históricos) Raúl A. Orgaz.—La formación de la Sociología. Félix Garzón Maceda.—Historia dela Medicina en Córdoba (continua- ción) Rafael J. Bruno.—Horacio y sus traductores. Francisco Roque.—Operaciones prácticas de Astronomía esférica (Continuación) C. C.Hossens y (7. Moxham.—Catálogo de las aves del Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales de la Univer- sidad de Córdoba. Fuera de estos artículos originales contiene una copiosa bibliografía americana y Europea, y relación (actas) de las Sesiones de las Facnlta- des de la Universidad cordobesa. 62.—Memorias y Revista de la Sociedad Científica «Antonio Alzate», publicadas bajo la dirección de Rafael Aguilar y Santillán. Tomo 38, N.os 9 y 10. México, Junio de 1920, Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 697 He aquí el contenido: Estudios geológicos sobre el Mineral de El Chico, Hidalgo, por el Dr. Ernesto Wittich, p. 321-349, láms. XXXIELXXXVII (Efades geo- lógiqnes sur le district minienr de El Chico). Sur la présence V'oxalate de chaux dans le crachat tuberculeux, par MM. Albert et alelexandre Mary, p. 351-353. La Sierra de Tepoztlán, Morelos, por el Prof. Miguel Salinas, p. 355-385, láms. XXX VIILLVI. (Le massif montanenx de Tepoztlán). Una observación relativa a laecuación de tercer grado, por el Ing. Joaquín de Mendizábal Tamborrel, p. 387-388. (Tne obserration sur Péquation de troisieme degré). Las obervaciones higrométricas en México, por el Prof. Elpidio López y Sr. Jesús Hernández, p. 389-399. (Les observations hygromé- triques a Mexico). 63.—Mary J. Rathbun. «A new mame for a Dromid crab» Washintong, 1919. 64.—ld. «New Species of spider crabs from straits of Florida and caribbean Sea». En este trabajo se describen dos especies nuevas de MVithrax y dos de Microphrys con esa precisión y concisión que caracterizan los trabajos de la célebre especialista americana. 65.—Boletín del Museo Nacional. Tomo X1(1918-1919) Santiago de Chile, 1920. En este tomo, de 295 págs., pueden verse trabajos de los sigtes. miem- bros del personal del Museo: €. Silva F., sobre un nuevo Lasiocámpido chileno; de 4. RX. Machado, sobre carbones de Chile y estudio sobre unas arcillas; . £. Porter, continuación de estudios s/i Araneidos chi- lenos y Descripción de un nuevo Bracónido del sur de Chile: €. Silva Ff. revisión de los Liepidópteros de Chile; Leotardo Matas: Ejercicios y juegos de los antiguos araucanos; Feo. Fuentes M. Fams. de plantas monocotiledóneas chilenas monotípicas; además el Sr. P. Herbst publi- publica un nuevo género de avispas cavadoras. Vienen, además, la memoria anual del señor Director del Museo (Dr. E. Moore) y los Informes de los señores jefes de sección. 66.—Revista de Bacteriología e Higiene. Año VII, La Paz, Junio de 1920. He aquí el sumario del último No. recibido de la publicación men— sual fundada y dirigida por el Dr. Néstor Morales Villazón: Una obra indispensable, Dr. Néstor Morales V.—£l tratamiento de la Coqueluche por el Clorhidrato de Frenacola, Dr. Néstor Morales V., (Concluirá).— Estudios biológicos Juan Alberto Morales G.— Tratamiento del tifus recurrente por la urotropina, Emilio Salcedo.—Análisis bacte- riológico de las aguas potables de la ciudad de Potosí, Dr. Néstor Morales V., (Continuará).—/ndice de las materias contenidas enel Tomo V., Indr- ce de autores. 67.—Fifth Anual Report of the Entomological So- ciety of Ontario, Toronto 1920. 698 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 68.—Revista de Ciencias, publicación bimestral. Director: Dr. Fed. Villarreal. Año XXIV, Nos. 3-4. Lima, 1921. Este No. contiene estudios de los Drs. P. L. Herrera, Godofredo García, Fco. Villarreal, E. Solorzano y de los SS. Luis Huapaya Ro- dríguez, P. A. Mendoza y A. E. Echegaray. 69.—Dr. Fed. Villarreal, Trabajo MECÁNICO DEL HOMBRE.—Cuando marcha con carga, cuando empuje o hala y cuando lanza una maza.—Datos experimentales y resultados matemáticos en 28 párratos en que se emplea la Mecánica y Cálculos Infinitesimal y se exponen resul- tados numéricos.—Precio, soles 1.20.—Librería de San Martín y Cía. San Pedro, 338, Lima (Perú). 70.—Catálogo de las obras existentes en la Biblio- teca de la Fac. de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Univ. de Buenos Aires. Buenos Aires, 1921. 711.—Revista Cubana de Oftalmología, publicación trimestral. Director: Dr. Fco. María Fernández; secretario: Dr. Jesús M. Pinidhet. Vol. II, No. 3, Julio—Sept. 1920. Lamentamos que el pequeño espacio que podemos dar a la Biblio- grafía en el pte. tomo nos impida reproducir el sumario de esta intere- sante Revista cubana, enumeración que por sí sola ocuparía más de tres págs. 12.—Revista de la Asociación Médica Argentina. vol. XXXII. Nros. 186-188. B. Aires. 1920. Con trabajos de los SS. Galán, Houssay, Llosa, Velarde, Sacco, Escudero, Dónovan,Padilla etc. 13.—Memoria del Ministerio de Instrucción pública presentada al Congreso Nacional en 1921, 1 tomo en 8.2 de 349 págs. Santiago de Chile, Imp. Universitaria, 1921 14.—W. Dwight Pierce. «The Comparative Mor- phology of the Order Strepsiptera with records and des- criptions of Insects. 1 tomo en 8.9 de 110 págs., con 15 láms. Washington, 1918. 715.—Bulletin ofthe American Museum of Natural History. Vol. XI, 1 tomo en 8.9 de 335 págs. ilustra- Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 699 do con 23 láms. y ademas con 153 figs. intercaladas. New Norle OL9: Todo el tomo está consagrado al estudio de los moluscos terrestres del Congo Belga. Se describen muchas especies nuevas. Su autor es el distinguido malacólogo señor Henry A. Pilsbry. 76. Dr. Edmundo Escomel. «Estudio de los Pseudo- meloides del Perú y de la acción terapéutica de la Seudo- meloidina. Lima (Perú). 17. Revista Mexicana de Biología, órgano de la Sociedad Mexicana de Biología. Tomo 1, N.” 5, México, 1921. Director: Pror. Isaac OCHOTERENA. He aquí el sumario: Aragón. Importancia del estudio de la Biología.— Bonansea. Nota acerca de las carnes afectadas por el Edema maligno.— Castillo Ná- Jjera. Nuevas iuvestigaciones acerca de la prueba de Verdereau.— Gándara. Trabajo de crítica Biológica: Acción de los líquenes sobre otras plantas.—Ochoterena. Revista de algunos estudios citológicos publicados duraute los años de 1920-1921.—Ochoterena. Notas Biblio—- gráficas. 715. Edmundo Escomel. «Trabajos presentados al 5.0 Congreso Médico Latino Americano, 6.0 Pan-Americano, reunido en Lima en 1913. 1 folleto en 8.%. Lima, 1913. 79. Journal of Agricultural Research. Vol. XX, Nu Bebrerary, 1921: Con estudios de los SS. Weston, Walker y Burger. 80. Prof. D. Monfallet. «Sur la Caséose». 1 folleto en 5.2 de 10 págs. Santiago, 1897. 81. Id. «Bactéries Ovales et Caséose Calcique». 1 folleto en 8.9, de 8 págs. Santiago, 1897. 82. Revue des Sciences Zootechniques. 4-me année, 64 págs. Valparaíso, 1913. Sy. Revista de la Facultad de Agronomía (de la Universidad de La Plata). Tomo XIV, N.* 2 (1921). Con el siguiente contenido: Ing. Agr. Tomás Amadeo.—Notas de introducción. Ing. Agr. Víctor Zeman.—Bacteriosis del Bananero. (Una nueva enfermedad). 700 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Ing. Agr. Aníbal L. Guastavino.—Contribución al Estudio Ana- lítico de los Suelos. Aplicación del método de Hall. Dr. Juan Bréthes. Un Nuevo Psyllidee de la República Ar- gentina. Ing. Agr. Juan B. Marchionatte.— Acacia Visco (Lorentz).—Sin: A. Platensis (Manganaro).—(Proposición Accesoria de una Tesis para optar el grado de Ingeniero Agrónomo). 84. Memoires de l'Académie des Sciences, arts et Belles-Lettres de Dijon. 5e. Série. Tomo III, fase 8. Di- jon, 1921. 85. L'Année Biologique. Año 25, Nueva serie, tomo 1, Masson « C.2, eds. Paris 1921. Esta Revista que con tanto amor y constancia dirl- gló Ives DELAGE, su fundador, comienza una nueva serie que estará a cargo de la Federación de las Sociedades de Ciencias Naturales. ln el extranjero la suscripción im- portará 60 francos y se publicará por cuadernos de unas 100 páginas cada dos meses. La Revista del sabio Délage no muere; continuará su provechosa vida, manteniendo a los amantes de la Biología al corriente del movimiento científico mundial. 86. Prospecto del Instituto Agronómico de Chile. Folleto en 33. Santiago, 1921. 87. Cuba Pedagógica. Publicación quincenal, de- dicada al fomento de la instrucción pública. Año XVI, tercera serie, N.?2, La Habana (República de Cuba) Fe- brero 28 de 1921. He aquí el sumario: Arturo Montorí, Enseñanza de la lectura intelectual. — Felicia Guerra, Las excursiones históricas.—/'. Mañanich, La enseñanza de la Cívica en las E. N..— Amado F. Fernández, El trabajo de los ni- ños.—Jnan Palan Vera, Un ensayo de aplicación del método Mon- tessori en la Casa de Maternidad de Barcelona. $8. Revista de Ciencias Médicas de la Escuela Mé- dico Militar. Epoca II, tomo IH, N.” 4, México, Enero 1921. Dirigida por el Dr. Francisco J. Gordillo, esta publicación mensual trae trabajo de los Drs. I. Castillo M., J. Velásquez U. y José de J. González. Establecemos gustosos el canje. 89. Revista Médica de Chile. Año XLIX, N.* 1, Santiago de Chile, Enero de 1921. Redacción.— BIBLIOGRAFÍA 701 Dirigen hoy esta revista los ilustrados profesionales Drs. Carlos Charlin C. y Ernesto Prado Tagle. El número a la vista contiene colaboraciones de los Doctores: J. A. Wall, M. Cádiz, C. Charlin, A. lbáñez, B. A. Kaplan, G. E. Munich, J. Noé, Eduardo Moore y G. Valenzuela B. . Lleva además, informaciones científicas diversas, crónica, noticias de lo actuado en otras Sociedades Médicas del país y Bibliografía. 90. Revista de Filosofía. Cultura, Ciencias, Edu- cación. Publicación bimestral dirigida por José INGENIE- Ros. Año VII, N.o 2, B. Aires, Marzo de 1921. Esta notable revista argentina contiene, en su nú- mero de Marzo los siguientes estudios: ODIO US CRC Los cuatro aspectos del conocimiento. Armando Donoso .................... Sarmiento en Chile. MECIRICO | DIESTME coins es Evolución universitaria y social. Aníbal Norberto PONCl.oo..o...... La fisiología funcional. Deodoro Roca... cuco. La Universidad y el espíritu libre. Alejandro 0. DES Mraccocioncnoas La experiencia estética. IEA OS AIES: cacon asa El parasitismo en nuestra América C. Villalobos RO E Filosofía Georgiana. Carlos a oncccacac. a instintividad del genio. José Ingenteros.. a la fuerza moralide la. Revolución. Además, una muy iaa redactada sección bibliográfica. Redac- ción: calle Viamonte 776, B. Aires. 91. Insecta. Esta Revista publicada por la Estación Entonológica de la Universidad de Rennes, trae en sus números 109- 120, Estudios de los SS. Achard (J), Poui- llaude y Chopard. 92. Edmond Fleutiaux. «Collections recueillis par la Mission Greodesique de l'Ecuateur. Coleoptéres Elate- rides. (Extr. Bull. Mus. Histoire Nat. N.s 4. Paris, 1920). 93. Id. «Etudes sur les Melasides (Coleoptera serri- cornia». Bruxelles, 1920. 94. F. H. Chitenden « H. O. Marsh. «The Wes- tern Cabbage-Beetle». Washington, Oct. 1920. 95. R. P. Longinos Navas, S. J. «Perlinos (Ins. Neur.) de España. 5 págs. en 8.9, Madrid, 1920. 96. Dr. Florentino Felippone. «Contribution a la REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 5] [») KN Flore Biologique de Uruguay». ler, 2me. et 3me. fasci- cules, B. Aires, 1909 et Montevideo 1912 « 1917. Se dan noticias de muchas especies ya conocidas y se describen también varias nuevas en los tres muy bien ilustrados trabajos del Dr. Filippone. 97. Amazonas Médico, órgano oficial de la Soc. de Medicina y Cirugía de Amazonas. Año III, N.o 12. Ma- naos (Brasil). 1920. He aquí el Sumario del N.o recibido de esta intere- sante publicación brasilera: Perturbacoes mentaes produsida por nazo-buco myiase,com per- furacao do veu do paladar.—DR. ALFREDO DA“ MATTA. Um caso de dystocia peri-uterina provocada por uma concrecao estercoral.— ANTONIETTA IBIAPINA. Leischmaniose cutanea; suas formas ulcerosas graves, seu tra- tamento.—DRr. J. F. DE ARAUJO Lima. Noticiario.—Congreso Pan-Americano de Imprensa Medica. Bi- bliographia. 98. Amnales et Bulletin de la Soc. Royale des Scien- ces Médicales et Naturelles de Bruxelles. Année 1921, INE OieL: 99. Victor Delfino. «Memoria del Instituto Tutelar de Menores. Año 1920» De «La Semana Médica» N.* 6. Un folleto en 12, de 16 págs. B. Aires 1921. Es este el primer informe pasado por el laborioso Dr. Delfino respecto al movimiento habido en la repartición de la cual es direc- tor a partir de Febrero de 1920. Del examen del folleto se desprende la importancia del mencionado instituto argentino. 100. Prof. J. Chester Bradley. An Entomological Cross Section of the United States. 1 folleto en 8.9, de 54 págs., ilustrado con figs., 1919. Publicado en el «Scientific Monthly», de Abril-Junio de 1919, contiene interesante material científico. 101. Bulletin. de la Soc. Entomologique de France. Séances du 11 et 25 Mai, 1921. 102. W. N. Hess. «The Ribbed Pine-Borer, 1 fo- lleto en 8.2 de 18 págs., Ithaca, N. Y-, 1920. 103. I. M. Hawley. «Insects injurions to the Hopin Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 703 N. York wilk Special reference to the Hop Grub and the Hop Redbug». Ithaca, N. Y., 1918. 104. Robert Mathewson. «A study of the Plant Lice injuring the foliage and fruit of the apple. 1 folleto en 8.”, con láms. Ithaca, N. Y., 1919. 105. Revista del Círculo Médico Argentino y Cen- tro Estudiantes de Medicina. Año XX (1920), N.o 227. Buenos Aires. Julio, 1920. 106. EF. Lahille. «Observaciones sobre el cocobacilo». 1 folleto en 8.9, de 15 págs. Buenos Aires, 1919. 107. Revista de la Universidad de Buenos Aires. Año XVIII, Julio-Sept., de 1921. Con los siguientes trabajos: REMONTCT ISARS 2 ccoo secas Asnología (Conclusión)...........ooomo.o...... 65 Ernesto Quezada... .......... La sociología relativista spengleriana.. 125 I.—La Dirección. 1L.—Dr. Verio Rojas: Un caso de enfermedad de Wilson. TI1.—Dres. Adolfo Sacco y Fernando H. Ruiz: Hidro-apendicitosis. IV.—Dr. Pedro 1. Elizalde: Anatomía patológica y patozenia de la sífilis pulmonar. V.—Dr. Julio A. Petrocchi: Medicación sedante (Bromuros y suce— dáneos). VI.— Victorio Aratti: Oftalmología para los estudiantes (Vicios de refracción). VIL—Dr. Nicolás Capizano: Algunas sorpresas de la ciencia. VIIL.—Aníbal Romano: Dos Joyas de la literatura médica. IX.— Wifredo Solá: Por la moral y la salud. X.—Liborio A: Justo: El americanisno universitario. XI.—Federación Universitaria Argentina (Mensaje de los estu- diantes peruanos). XII.—El Hospital Manuel Rocca. XIII.—YV. A. F.: Nuestro Ateneo. XIV.—Los Premios en la Facultad.—Resoluciones de la Comisión Directiva.—Centenario de Belgrano.— Conferencia. XV.—Bibliografía. XVI.— Revista de Revistas. XVIL—Crónica de Sociedades Cientificas. 108. Boletin Minero de la Sociedad Nacional de Mi- nería de Santiago de Chile.—Serie HI, Junio y Julio de 1921, N0 266 y 261. He aquí el sumario: 704 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL El Mineral de Catemu.—Fabricación de fundición por medio de tostados de piritas en el horno eléctrico. — Ultimas modificaciones a las Leyes mineras de Bélgica.—Ultimas modificaciones a las Leyes mine- ras de Francia.—La legislación sobre las minas en Francia.— La Em- presa de Chuquicamata.—Las espectativas para la industria del sali- tre.—Mr. Ford y la provisión de nitratos.—Revista Quincenal. 109, The Canadian Entomologist. Vol. LIT, No. 6 June 1921. Contiene el nuevo No. los siguientes estudios: Hayes.—Popular and Practical Entomology, Blaisdell.—Micellaneous Studies in the Coleoptera.—N.?” 1. Alexander.—New Neartic Crane-Flies (Tipulidae, Diptera) Part XI. Bird ann Jones.—A New Papaipema from Delaware (Lepidoptera, Noctuidae). McDunnongh.—A Revision of the Canadian Species of the Affinis Group of the Genus Tabanus (Diptera). En la pág. 142 hace referencia al Zabanus lasioptalmus Macq., que se encuentra también en Chile. 110. Prof. C. S. Reed.—«Reseña histórica y des- eriptiva del Museo Educacional de Mendoza. 1 folleto en So., de 14 págs.—Mendoza 1921. La publicación N.* 11 del Museo de Mendoza que acabamos de recibir, está ilustrada con un cróquis del Museo de esa ciudad argen- tina, fundado por el señor C. S. Reed y creado oficialmente por decreto de Abril de 1911. 111. Dr. Pérez Canto.—«Notas sobre la bacteriolo- gía y tratamiento del tifus exantemático».—1 folleto en So., de 12 págs., ilustrado con 6 figuras. —Buenos Aires, Marzo de 1921. En el trabajo que tenemos a la vista, reimpreso de la «Revista del Instituto Bacteriológico» del Depto. Nacional de Higiene que di- rige en Buenos Aires el ilustre Dr. Kraus, expone el autor los resulta- dos de sus investigaciones sobre el tifus exantemático, que no hace mu- cho se presentó con caracteres alarmantes en algunas ciudades del país, y especialmente en Santiago, donde en ella sola produjo 8,400 víctimas en los dos años que duró la epidemia. El Dr. Pérez C. ha realizado sus observaciones sobre 1,000 enfermos. Describe en el trabajo aludido un diplococo que sería la causa de la enfermedad, y que tendría de :0,3 a 0,8 ue 112. El Hornero.—Vol. II, No. 3. Buenos Aires, Agosto de 1921. Redacción. — BIBLIOGRAFÍA 705 Sigue interesante esta revista, órgano de la Sociedad Ornitológica del Plata.—Muchos trabajos de los SS. Dabbene, Hellamyr. Wace, Fiebrig. Lahille, Alexander, Rathicq, Casale, Castellanos, Daguere y Sevié. Trae capítulos sobre el movimiento social, relación de las re— vistas ornitológicas y otras generales, pero que también publican algo de aves; Canjes, Informaciones, etc. 113. R. P. Jaime Pujiula. 12. Barcelona 1914 y 1915. «Citología». 2 tomos en Esta interesante obra está dividida en dos tomos: Tomo 1, Parte teórica; Yomo IL, Parte práctica. Estudia el autor las células animal y vegetal y da la técnica para los trabajos prácticos. Obra profusamente ilustrada, es de utilidad para los estudiantes de biología. 114. Annales et Bulletin de la Société Royale des Sciences Médicales et Naturelles de Bruxelles.—Anueo 1921. No. 5. Todo el No. está ocupado por el interesante estudio del señor O. DecroLY, intitulado /'inteligence et sa mesured, que habríamos desea- do analizar, pero la falta de espacio y tiempo nos lo impide. 115. Paul Herbst.—Valparaíso, «Beitráge zur Biolo- gie des Bombus dahlbomi, Guér». 1 folleto de 4 págs., Freiburg, 1921. El señor P. Herbst que con tanto tesón desde hace años se ocupa de la biología, etc., de nuestros Himenópteros, especialmente de los Apidos, ha publicado en los «Archiv fiir Bienenkunde» el estudio alu— dido, en el que además de muchos datos interesantes, da una copiosa lista de plantas visitadas por el mencionado himenóptero. 116.—Dr. B. A. Houssay «Antecedentes, Títulos, Trabajos etc. del Dr. B, A. Houssay». 1 folleto en 8.0, de 39 págs, b. Altres, 19119. Son los títulos que el infatigable Dr. Houssay hizo valer para optar a la cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de Buenos Aires, y que la docta Corporación supo patriótica y justicieramente to- mar en cuenta, confirmando el nombramiento del candidato. 117. Carlos Spegazzini.—«Mycetes Uhilenses». Un tomo en 8o., de 126 págs. Buenos Aires, 1921. Tllustrado con algunas figuras, el Dr. Spegazzini ha reunido en este volumen las descripciones de numerosas especies de este país, en REV. CH. HIST. NAT. (1921) (45) 706 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL vista del material suministrado por los SS. J. A. Campo, Nataniel Cos- tes y Félix Jaffuel. Las especies nuevas llegan a muy cerca de S0. Los vréneros nuevos creados, llevan los nombres de: Campoa, Ectosphaeria, Jaffínela, Mitopeltis y Troterula. Agradecemos la amable referencia que de nuestra modesía actua- ción hace el distinguido micólogo en el prólogo de su obra. 118. Pequeño Laurousse llustrado.—Nuevo diccio- nario enciclopédico publicado bajo la dirección de Claudio Augé. 1 tomo gr. en 12 de 1528. París, Librería Laurousse, 13-17 Rue Montparnasse. La nueva obra, magníficamente presentada, que hoy nos remite la acreditada casa Larousse, está adaptada al castellano por don Miguel de Toro y Gómez. Contiene 5,900 grabados, 200 cuadros y 102 mapas. Terminó de imprimirse el año pasado. El “Pequeño Larousse Ilustrado” no debe de faltar en ninguna casa. 119. Archivos do Museu Nacional do Río de Ja- neiro. Comunissao de redacao: Profs. Bruno Lobo, Miran- da Riveiro e Roquette Pinto.—Vol. XXIII, Río de Ja- nelro, 1921. Esta interesante publicación trae trabajos de los SS. Dr. A. Peryassú sobre los Anofelinos del Brasil, del Prot. 4. B. Paes Leme según la actividad Científica de los Profs. Grorceix y Costa, del Prof. A. O Santos Pires agradeciendo el discurso anterior, del señor 4. Childe según Geología y Arqueología, y finalmente, del Prof. Alvaro A. da Silveira sobre flora de Minas Geraes, describiendo algunas no- vedades. 120. César Pinto, D. M——“Contuibucao do Estudio dos Hircidineos do Brasil.—22 págs. y figuras. Río de Janeiro, 1920. 121. Dr. César Pinto.—“Contribuícao do Estudio das Gregarinas.» Tese inaugural, aprovada com distincao. Río de Janeiro, 1919. Interesante estudio, de 113 págs., acompañado de 6 láminas. 122.—Anales de la Universidad (Chile). Año 78 (1920), Nros. de Julio y Sept.—Santiago de Chile, 1921. He aquí el sumario: «El Sistema Monetario y la Organización Bancaria en Chile», por el señor Guillermo Subercaseaux (conclusión) —«El Ritmo en la Lengua Alemana», por el señor Darío Castro.—«La Pintura en Chile», Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 707 por el señor Armando Robles Rivera (continnación).—« Los nombres vulgares de las Plantas Silvestres de Chile y su concordancia con los nombres científicos», por el señor Víctor Manuel Baeza, Jefe de Tra- bajos Prácticos de Biología en el Instituto Pedagógico. 123. Revista del Centro de Estudiantes de Agro- nomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires. Año XIX (1921). No. 104. La sección tecnico-científica trae el siguiente suma- rio. Dr. José María Qnevedo.— Variedades de la “tristeza” de los bo- binos. Dr. F. Lahille.—Los cestodes. A. Núñez, C. Pagés y C. Rigal.—Apuntes sobre las Coniferas. Dr. M. Conti.—Las nuevas tendencias en la construcción de má- quinas para la labranza del suelo. Dr. Luis Van de Pas. —Ectopía cardiaca cervical. Dres. Giusti L. y Houssay B. A.—Modificaciones cutáneas del sapo privado de hipófesis. Dr. L. Giunste.—Dosis mortales de varios venenos en sapos su- prarrenoprivos e hipofisióprivos. L. Hauman.—Apuntes de bibliografía botánica. 124. Précis de Techmique Ortopédique por le Dr. P. Redaod. 1 vol. de 592 pag.—París. Prix 12 fr. 125. Dr. P. Lacroix. “Présis de Larengologie”. 1 vol. de VIII-628 piezas, avec. 182 pigs. Cartonné.—París. BrtD: 8 Tr: 126. J. Redier.—“Présis de Stomatologie "tome 1.er, 1 vol. de 542 págs., avec 148 fgs., cartonné. París. Prix 25 Tr. 127. N. H. Causse.—“Précis J'Hydrobcologie”. 1 tome de 318 págs., avec 46 fas. París. Prix 10 fr. 128. J. Choquet.—Précis d'Anatomie dentaire. 2.a edition. 129. Dr. A. Rémond.-—“Précis de Maladies Men- tales.” 2.a ed. 1 vol. de IV-356 fgs. Prix 10 frs. 130. Dr. L. Raumel. “Précis de Maladies de En- fants”. 1 vol. de VIIL656 págs., avec 46 fgs. Prix 8 frs. 708 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Esta última como las obras Nos. 124-129 editada por la Casa de J. Lamarre, 4 Rue Antoine Dubois, París. 131. Revista Universitaria, año VI, No. 4, Santiago (Chile) 1921. He aquí el sumario: C. Casanuera.— Juventud Católica, Las fiestas del Dante, Visión de Aguila. Inauguración de la Biblioteca General de la Universidad Católica. 32. Universidad de Concepción. - Año Escolar de 1920.—Concepción. 133. Dr. Adolfo Doering. “Yberos y Euskaros”. 1 vol. en 80. de 181 págs. Córdoba, 1921. 134. Dr. Georges Lavier. “Les Parasites des In- vertebres hématophages”. 1 vol. en 8.0, de 215 pp. París, 192 135. M. Neveu-Lemaire. “Crossophorus collaris Mempriche y Ehremberg, Ascaride parasite des Damans. l folleto de 4 págs. en 8.0. París, 1921: 136. E. Brumpt.—Reserche sur le determinisme des sexes et de l'Evolutión des Amguillules parasites (Strongyloides). 1 folleto en 8.0, de 4 págs. París, 1921. 137. Dr. Fernand Larrouse. “Etude systematique et Medicale des Phlebotomes. 1 vol. en 8.0, de 106 págs., con 20 fas.—París, 1921. = 138. G. F. Ferris. Contributions towards a Mono- graph of he Sucking Lice” Part. II. Stanford University, University, California, 1921. 139. Procedings of he Entomogical Society of Was- higton. Vol. 23, No. 71, Oct. 192. Con un estudio de J. C. Crauford y otro de Cushman «€ Gahan. 140. Victor Delfino. “Inducciones Plasmogené- ticas”. 1 folleto en So., de 14 págs., extraction de la “Se- mana Médica”, B. Aires, 1916. Redacción.— BIBLIOGRAFÍA 709 141.—Blas Lázaro Ibiza. —«Las Poliporáceas de la Flora Española», 1 tomo en So. de 319 págs. Impta. Re- nacimiento, San Marcos 42, Madrid, 1917. Hustrado con 10 magníficas láminas en colores, el sabio profesor español Dr. Lázaro, ha producido una obra monográfica de gran in- terés para los micólogos, especialmente para los de España. A la parte general (46 págs.) que incluye una copiosa bibliografía, sigue la parte descriptiva, con claves para las tribus y géneros: hay algunas figuras intercaladas y al final un índice alfabético que hacen facilísima la consulta del hermoso libro. 142. —Boletin de la Real Sociedad Española de His- toria Natural. Tomo XX, Nos. 5 y 6. Madrid, Mayo--Ju- nio de 1920. Siempre interesante esta Revista, trae estudios de los SS. Quer, Morader, Dusmet, Bataller, Ceballos, González Pegueral, González Fragoso, Arias, Hernández, Pacheco, Zariquiey, García Mercet y Caran- dell. 143 —The Agricultural Gazette of N. South Wales. Año XXVIII, Sydeney, Sept. 1921. 144.—Cuzco Histórico. Año 1, No. 2, Dicbre. 1920. 145.—Revista Universitaria. Año IX, No. 32, Junio 1920. Publicada en el Cuzco (Perú) bajo la dirección de los Drs. A. S. Giesecke, F. L. Herrera y José G. Cosio, trae variado e interesante material científico y además Crónica universitaria. 146.—Enrique Blanchard-Chesi.—« Discurso en ho- menaje a la memoria del Dr. don Pedro N. Barros Ovalle, pronunciado en la velada de 15 de Diciembre de 1919, organizada por la Sociedad de Empleados de Comercio de Santiago». 1 folleto en So., de 15 págs., ilustrado con un retra- to. Santiago, 1921. Al distinguido historiador, nuestro consocio señor Blanchard le fué encomendado este trabajo en honor del querido Dr. Barros. 147,—R. Lehmann Nitsche. —«Folklore Argentino. La Ramada». En el Boletín de la Academia Nacional Cien- clas en Córdoba (R. Arg.). Córdoba 1919. 710 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL 148.—Juan Iturbe y Eudoro González. —«Contribu- ción del Laboratorio Iturbe al tercer Congreso Venezola- no de Medicina». Caracas, 1921. Trae varios estudios de importancia y 1 lámina en colores. Des- cribe un nuevo esporozoario: Plasmodium (Gonzalezt. 149.--—Revue de Zoologie Agricole est apliquée. 20e Anmnée (1921) No. 6. Junio. Esta importante Revista trae el siguiente sumario: Dr. J. Feytand. Lía Mouche de lPAsperge. M. Gard. Dégáts dús aux Ecureuils dans les foréts de Pins de la Double, en Périgord (fin). Variétés: Sur la biologie de PAltise de la Vigne.——Contre la Coc- cidiose du Lapin. Procés verbanx des séances: Assemblée générale du 13 février 1921. -—Rapport du Secrétare général.-—Rapport du Trésorier.-——Informa- tious. 150.-——Anales del Museo Nacional de Buenos Aires. Vol XXX (1920). Contiene, además del proemio, trabajos de los Drs. Gallardo, Dabbene, Marelli, Kihn, Parodi y Boman. El tomo tiene más de 500 págs. y muchas figuras. 151.—Revista de Filosofía. Año VIT, No. 6. B. Aires 1921 152.—Physis, Tomo V, No. 19. B. Aires, Oct. 31 de 1921. Esta Revista, órgano de la Soc. Arg. de Ciencias Naturales, trae el siguiente sumario: José F. Molfino. Contribución a la flora de la región de Bahía Blanca. M. Stuart Pennington. Notas sobre tereidos argentinos. Edelmira Mórtola. Algunas rocas alcalinas básicas del territorio del Chubut. Angel Gallardo. Cómo conocí a Delage, Lucien Haunman. Deux graminées géantes de la flore argentine. También comunicaciones diversas de los SS. Schrottsky, Reed, Molfino, Pastore, Doello-Jurado, Bruch, Palavecino, Lahille. Giacome- 1li, Freos, Gallardo, Holmberg, Hauman, Von Ihering, Lischeti, etc. "Además: Crónica, Movimiento social y Bibliografía. 153-158.—Ricardo Beltrán y Rospide. «Obras Geo- gráficas». —El Prof. R Beitrán y Rospide, socio de núme- Redacción. —BIBLIOGRAFÍA 711 ro de la Real Academia de la Historia y Secretario Grene- ral de la Real Sociedad Geográfica de Madrid, ha sacado a luz recientemente las obras que anotamos a continua- ción: Compendio de Historia de España. Obra premiada en público con— eurso.--5.* edición. con notas y adiciones, entre éstas la Historia de los Reinos de las Indias españolas —Un volumen en 4, de VIL-466 págs.— 12 pesetas. Isidoro de Antillón, geógrafo, historiador y político. Un volumen en 4.0 mayor, tela, de 180 páginas.--5 pesetas. Los pueblos hispano-americanos en el siglo XX (1910-1912). Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá. Colombia, Venezuela Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay. Uruguay, República Argentina y Chile. Estudios especiales sobre Política internacional centroameri- cana, las cuestiones de límites entre las Repúblicas amazónicas, la vida política actual de los pueblos hispano-americanos, Panamerica- nismo e Hispano americanismo--Un volumen en 4. menor de 309 páginas.--5 pesetas. La Geografía y su enseñanza. Un volumen en 4o. de 44 páginas.— 2 pesetas. Geografía: guía y plan para su estudio, con especial aplicación a la Gografía económica. Primera parte: 3% edición. Preliminares.-—La Península hispánica y sus regiones geográficas.--Formación territorial de la Nación espa- ñola.-——-Un volumen en So. de 264 páginas.-—-10 pesetas. Segunda parte: 2.* edición. Europa.-—Enlace geográfico y relacio- nes económicas entre Europa y Asia.——Asia. -—Oceania.—El Océano Pacífico.——A péndices: las colonias europeas en Africa en 1920: noti- cias complementarias referentes a la situación actual de Europa.--Un volumen en 160. de 291 páginas.——7 pesetas. Tercera parte. América.——Océano Atlántico.-—Africa.—Océano In- dico.-—Tierras y mares polares.—El Mundo terrestre: Continentes y mares: districución de tierras de y hombres.-—Zonas y regiones geográ- ficas.——Un volumen eu 8.0 de 199 páginas.-——8 pesetas. Nuevas nacionalidades en Enropa: Checoeslovaquia, Yugoslavia, Fin- landia, Estonia, Latvia, Lituania. Polonia, Ucrania.—3.* edición. com- pendiada.-——Un volumen en 80. menor de 20 páginas.-—1 pesenta. Cristóbal Colón y Cristóforo Colombo. Estudio crítico documental para demostrar que el descubridor de América, Cristóbal Colón, no es el pelaire genovés Cristóforo Columbo.--2.* edición, con nuevas notas y un Apéndice.-—Un volumen en So. de 45 páúginas.--2 pesetas. Les pedidos de estas obras deben dirigirse a las librerías de Per- lado, Páez y Compañía, Arenal 11, o de Victoriano Suárez, Precia- dos, 48, ambos en Madrid. 159. Luis Lozano y Rey. «Datos para la ictiología Marina de Melilla. 1 folleto en 8.9, de 83 págs, con 2 láms. Madrid, 1921. La acreditada Casa Editorial P. Salvat, 39, calle de Mallorca, 51, Barcelona, nos remite las siguientes obras Aa REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL de la notable «Biblioteca de Terapéutica de los Drs. Grl- bert y Carnot, correctamente traducidas al español, a los precios indicados. Estos tomos son los anotados enseguida bajo los números 160-168: 160. El Arte de prescribir. 1920. Forma un tomo en octavo, de 332 páginas. Rústica, 1250 ptas. Tela, 15'50 ptas. 161. Técnica terapéutica médica. 1921. Un tomo en octavo de 288 páginas y 116 grabs. Rústica, 10 ptas. Tela, 13 ptas. 162. Téenica terapéutica quirúrgica. 1912. Un tomo en octavo, de 560 páginas y 552 grabados. ln reim- presión. 163. Fisioterapia (Electroterapia), (2.* edición). 1921. Forma un tomo en octavo, profusamente ilustrado con 290 grabados. Rústica, 14 ptas. Tela 17 ptas. 164. Fisioterapia (Radioterapia Rentgenterapia, Ra- diumterapia, Fototerapia). 1913. Esta obra forma un tomo en octavo, de 527 páginas, profusamente ilustrado con 105 vrabados. Rústica 14 ptas. Tela 17 ptas. 165. Fisioterapia (Quinesiterapia: Masaje, Movili- zación, Gimnasia). 1910. Un tomo en octavo, de 584 pá- vinas, ilustrado con 356 grabados. Rústica, 14 ptas. Tela, 17 ptas. 166. Fisioterapia (Mecanoterapia, Reeducación, De- portes). 1910. Un tomo en octavo, de 424 páginas, 1lus- trado con 114 grabados en el texto. Tela, 14:59 ptas. 167. Crenoterapia, Climatoterapia, Talasoterapia. 1911. Forma un tomo en octavo, de 736 páginas, ilustrado con 166 grabados y 8 mapas. Rústica, 1650 ptas. Tela, 19'50 ptas. 168. Cronoterapia española, alemana, austriaca, in- glesa, americana, etc, 1914. Un tomo en octavo, de 180 páginas, 189 grabados. Rústica, 16'50 ptas. Tela, 19'50 ptas. Redacción. —BIBLIOGRAFÍA 718 169. €. Houlbert. «Les coleoptéres d'Kurope, de France et regions voisines» 1 tomo en 16, de 332 páginas adornado de 200 figs. Octave Doin, Editor, París, 1921. Broc 10, rs. Es el primero de los tres tomos que comprenderá la parte de Coleópteros de esta obra confiada por los Editores al sabio profesor Heulbert, de la Universidad de Rennes. Comprende este tomo las ge- neralidades sobre el interesante orden de insectos y además la clasi- ficación general del grupo y la descripción de los coleópteros de las familias Cicindélidos, Carábidos, Higrobiidos, Halipildos y Ditíscidos. 170. C. Houlbert. «Les Insectes»: Anatomie e Phi- siologie générales. Introduction a l'etude de I'Entomo- logie Biologique». 1 tomo en 16, de 374 páginas, ilustrado con 207 figuras. 2.2 edición. Octave Doin, Editor, París 120 ri 10 es: A la definición precisa y estudio de los caracteres generales de la clase /nsecta, el autor se ocupa en capítulos sucesivos de la Histo- ria de la Entomología, la morfología externa, la Anatomía, Fisiología y desarrollo de estos artrópados. Esboza la clasificación, hasta llegar a los órdenes. Después vienen varios capítulos nuevos, como ser los relativos a la paleoventomología, la Entomología económica, la distribución geo- gráfica. Tal como está concebida esta obra, encuentra ella su sitio in- dicado en la biblioteca de todo entomólogo profesional, de los agri- cultores y por fin de todos los que se interesan por el estudio de la clasificación y maravillas de la estructura y biología de los insectos. Agradecemos al ilustre profesor Dr. Houlbert el honor que nos dispensa al mencionar en la página 84, en el capítulo del aparato res- piratorio de los coleópteros, nuestras investigaciones en las tráqueas de nuestro longicornio Ancistrofus camingi. 171. Anales de la Sociedad Científica Argentina. Tomo XCI, Enero-Junio de 1921. (B. Aires). Esta importantísima publicación argentina continúa su marcha próspera y reproducimos el sumario del volú- men que acaba de llegarnos: A los colaboradores de los Anales. J. Babíni. Construcción del cuarto anarmónico en el plano com- plejo. XK. M. Hellea. Nuevos eureulionidos de la Argentina. J. J. Kieffer. Proctotrypides hotes des fourmis en Argentine. P. A. Rossell Soler, Luas tranformaciones geométricas. Arthur Mac Donald, War's effect upon Education and Litera- ture and certain social Conditions being a Statiscal Study'of the present War, the Boer War and the Franco-Germam War. 114 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Kali y Miguel Fernández. Sobre la biología y reproducción de algunos batracios argentinos. Antonio Pauly. El oro en Bolivia. La fabricación del aluminio férrico en las Obras sanitarias de la nación. Ingeniero Eurique M. Levylier, y el 10 de Diciembre de 1920. Memoria anual del presidente de la Sociedad científica argen- tina, correspondiente al XLVIII? período administrativo (1.2 de Abril de 1920 a 31 de Marzo de 1921) leída en la asamblea de 14 de Abril de 1921. Velada de clausura del XLVITI" período de la Sociedad cien- tífica argentina. Federación argentina de gremios intelectuales. BIBLIOGRAFÍA. Indice general de las materias contenidas en el tomo nonagé- simo primero. 172. Conclusiones del primer Congreso Nacional de Enseñanza de Agronomía y Veterinaria. 1 folleto en 16, de 20 págs. Santiago de Chile, 1921. Hemos hecho referencia a este Congreso en la Sección Crónica del presente volúmen de nuestra Revista. 173. Enrique Blanchard-Chessi. «Memoria corres- pondiente a 1919, presentada a la Sociedad Científica de Chile por su secretario general en la primera sesión ordi- naria de 1920, celebrada el 19 de Abril. 1 folleto en 8.* de 12 págs. Santiago de Chile, 1920. 174. Austin H. Clark. «The Echimoderms as abe- rrant arthopods» 1 folleto en 8.2, de 20 págs. Washing- ton 1921. 175. Maximiano Flores. «Glimpses of English Lite- rature» 1 tomo en 16, de 224 pes. ilustrado con retratos. Santiago de Chile, Imp. Universitaria, Estado 63, 1922. 176. The Iris Naturalist, A Monthly Journal of Ge- neral Irish Natural History. Edited by Prof. George H. Carpenter « R. Lloyd Praeger. Vol XXX, N.* 11, Dublin, Nov. 1921. Vuelve a llegar a nuestra mesa de redacción esta conocida pu- blicación irlandesa. El número a la vista trae trabajos de los SS. R. F. Scharff y R. B. Phillips: además, extractos de lo tratado en las Sociedades Científicas del país y notas diversas. Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 715 177. B. A. Houssay. Nociones elementales sobre las serpientes venenosas de la República Argentina y el sue- ro antiofídico» 1 folleto en 8.%, de 56 págs., ilustrado con 4 láms (tres en colores) y 36 figuras. B. Aires, 1918. 178. Victor M. Valenzuela A. «Agrología».—Santia- go de Chile, 1918. Esta obra, escrita para llenar el plan a que su autor debió ajustar su enseñanza de agrología en el Instituto Agronómico de Chile, trata del suelo ara ble desprendido de un sistemático estudio de las rocas. Trata, entre otras cosas, de la clasificación de los suelos, propiedades de sus elementos y del terreno que ellos forman, etc. Presenta sobre las obras corrientes de agrología la ventaja de estar al día en sus relaciones con la química y biología y exponer con claridad, sencillez y abundancia de ejemplos experimentales bien ordenados, la concepción moderna de la extructura del suelo, considerando los agre- gados terrosos, las unturas de revestimiento y las materias coloidales desde los puntos de vista de los efectos físico-me- cánicos del suelo y de la retensión de los abonos. Proporciona útiles datos a los agricultores, alumnos de agricultura, Ingenieros Agrónomos y Civiles y espe- cialmente a los tasadores de suelos. En venta en la Librería «Artes y Letras» Pasaje Matte, Santiago de Chile, al precio de $ 10 a la rústica y $ 12 con pasta en tela, moneda corriente. 179. 1 Thériot. «Notes Bryologiques» 1 folleto en 8.2, de 6 págs. con 1 figura. París. Mars, 1919. Se ocupa de las siguientes especies de nuestro país: Barbula p 2 ] ] breviseta Mont., Bárbula lenucocalyx Mout, Desmatodon amblyophyins Monk. 180. I. Thériot. «Reliquio Delesessertianae» 1 fo- lleto en 8.?, de 10 págs. Le Havra, 1921. Reimpresión de las publicaciones de la «Société Havraise d'Etu- des diverses, se ocupa de unos musgos, colectados en Chile y en la isla de Juan Fernández entre 1828 y 1830 y que existen en el herba- rio de Delessert, hay en el conservatorio botánico de Ginebra. Son unas 24 especies. Después viene una enumeración de 22 musgos mexicanos deter- minados por el Pr. Cardot. 716 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Se describe la ». sp. Racopilum fernandezianmm por CARDOT, tomada en J. Fernández por Bertero en 1830. 181. Revista Agrómica, órgano del centro de Estu- diantes de Agronomía. Año I, N.* 1. Enero de 1922. Acaba de salir a luz esta nueva Revista Estndiantil a la que deseamos éxito. Establecemos el canje. 152. Sadi de Buen y E. Luengo. «Un caso de Hyme- nolepis nana (Nota preliminar)» 1 folleto en 16, de $ págs. Madrid, 1921. 183. Augusto C. Scala. «Contribución al conoci- miento histológico de la yerba-mate y sus falsificaciones». 1 vol. en 8:*, de 166 págs. con 142 figuras. Buenos Aires, 1921. Reimpreso de la «Rev. del Museo de la Plata» el libro del Prof. Scala es digno de todo encomio por la suma considerable de trabajo que representa. Es uua contribución muy útil e interesante a los es- tudios micrográficos de la flora americana en que hace tiempo se des- taca por sus aficiones y competencia especiales el distinguido fpro- fesor argentino. Lamentamos que el espacio de que ya disponemos no nos permita hacer un análisis del trabajo cuyo envío agradecemos. 184. Las Antillas. Año I, tomo II, N.* 2, Habana, Octubre 1920. Excelente revista dirigida por el señor Sergio Cuevas Se- queira. Vemos con placer la propaganda que se hace de las cosas de nuestro país en lo que tanto ha contribuido el sociólogo chileno don Agustín Venturino durante su permanencia en la Habana. 185. Estadistica Minera de la República. Año 1918. J] folleto en 8.2 de 94 págs. B. Aires, 1921. 186. Voyage. de Ch. Allaud et R. Jeannel en Afri- que Orientale (1911-1912). Resultats Scientifiques. Crus- taces decapodes par E. M. Bouvier. 1 fas. en 8.%, con figs. París 1921. (Prix 6.50 fr.). 187. Arthur W. Lindsey. «The Hesperoidea of America North of Mexico». 1 tomo en $.” de 114 págs., con 1 lám. y 30 figuras intercaladas. lowa, 1921. Redacción —BIBLIOGRAFÍA 717 188. W. Barnes € A. W. Lindsey. «Contributions to the Natural Hist. of the Lepidoptera of North Ameri- ca. Vol IV, N.2 4. 1 tomo en 8. de 480 págs. con mu- chas láms. y figuras. Decatur, 111., 1821. La parte que acabamos de recibir comprende el estudio de la fam. Pterophoride. Este es un trabajo digno del mayor encomio. 189. Kevista de la Universidad de Buenos Aires. 1 vol. en 8.2 (año XVII). Oct.-Nov. de 1921. Comprende entre los trabajos originales los siguientes: Ernesto Quesada. La sociología relativista spenglerian=.— José León Suárez. Delegación Universitaria al Perú. Además: Actos y do- cumentos oficiales. 190. Actas de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. Tomo VII, entregas 1 y 2. Córdoba, 1921. Con contribuciones paleontológicas y botánicas de importancia, que serán consultadas con provecho por los especialistas. 191. Boletín da Agricultura, Comercio e Industria. Redactor: Dr. Gonzalo de Athayde Pereira. N.* 10-12, Bahia, Oct-Dec. 1920.—Bahía, 1921. 192. La Información. Revista mensual. Año VI, N.* 67:—Santiago de Chile, Nov. y Dic. de 1921. Con nutrido material se presenta, como siempre, esta Revista editada por el departamento de publicaciones de las Cajas de Ahorro de Chile. 193. Dr. Serge Mikhailof. «Systeme nerveux cellu- laire périphérique des Céphalopades». 1 folleto en 8.* de págs., con figs. —Mónaco, 1921. 194. logve Sjóstdt. «Termiten «us Madagascar elngesammelt von Herrn Dr. W. Kaudern». 1 folleto en 12, de F19 págs., con 3 láms. y 6 figuras. Upsala, 1914. 195. Annales de la Soc. Royale Zoologique et Mala cologique de Belgique. Tome LI (1921), fase. 1-2. Bru- xelles, VI, 1921. 196. Memorias de la Sociedad Cubuna de Historia 718 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Natural «Felipe Poey». Vol IV (1921-1922), N.o 1. Ha bana, 1921. Contiene actas de las sesiones y excelentes trabajos de los Dres. Forun y Mestre. 197. Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana. Año XL VII (1921), N.. 11. (Novbre.) Como siempre interesante, este número contiene trabajos de los Dres. Juan S. Fernández, Edo. L. Hunt, E. C. Cary, C. M. Piñero y G. Marañon.—Además: Bibliografía, Necrología, Variedades. 198-200. The Natural History of Juan Fernández and Easter Island, edited by Dx. CARL SKOTTSBERG. Upsala, 1920-1921. En 1920 comenzó a publicarse esta obra interesantísima, de la cual ha tenido su distinguido director la gentileza de remitirnos las siguientes partes con excelentes láminas y figuras: VoL. [: Geografy, Geology. Origin of Island Life, part 1, C. Skottsberg, notes on a visit to Easter Island.—VoL. Il: Botany. La parte [ recibida comprende el estudio de las Teridófitas de Juan Fer nández y de Pascua por Christensen y Skottsberg, y los Mixomicetes de Juan Fernández por Fries.-—VoL. II: Zoology. El primer cuader- no contiene muchos estudios de varios especialistas, que la falta de espacio no nos permite enumerar siquiera. Aquí se describen muchos géneros y especies nuevos. Nuestras felicitaciones al sabio explorador sueco, a quien tuvimos el honor de conocer personalmente en 1917. Hacemos sinceros votos porque encuentre toda clase de facilidades para la publicación total de su obra que será consultada con provecho por los naturalistas. En la sección Vovedades Científicas de esta Revista hemos dado la lista de las especies nuevas de animales y plantas descritos en los 3 cuadernos recibidos. 201. Revista Universitaria, publicación bimestral de la Universidad Católica de Chile. Dirección: Casilla 114-D, Santiago (Chile). Tenemos a la vista los 3 números publicados del tomo de 1921, correspondiente al tomo VI de esta importante revista chilena; con abundante material de trabajos originales sobre Derecho, Ingeniería Civil, Literatura. etc. Además, lleva secciones de Crónica Universita- ria, Bibliografía, etc. Los editoriales son todos debidos a la pluma del señor Rector de la Universidad Católica, Pbro. don Carlos Casa- nueva. 202. Actes de la Société Scientifique du Chili. Tome Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 719 XXX (30* année) 1920. 1 tomo en 8.” de LXXXVII! + 163 págs.—Santiago de Chile, 192!. En este volumen pueden verse las actas de las sesiones, en la pri- mera parte, y después las Votas y Memorias, con trabajos de los seño- res Amaral, Oliver, Barrera de Raby, Zaneli L., Rengifo, Puga B., J. Chester Bradley, Echeverría (F. de B.), Concha y Blanchard-Chessi, sobre los más variados tópicos. 203. Boletin de la Sociedad Entomológica de Espa- ña. Tomo 1V, Nos, Y y 8. Zaragoza, Oct.-Nov. de 1921. ) y Sua, He aquí el contenido de esta interesante revista: Sección oficral.—Sesión celebrada el 13 de Octubre de 1921. Comunicaciones.—Catálogo sistemático geográfico de los Coleópte- ros observados en la Península ibérica, Pirineos propiamente dichos y Baleares (continuación), fédo. D. José María de la Fuente y Morales, Pbro.—Notas sobre enfermedades parasitarias de los cereales, en la provincia de Zaragoza (con 5 figuras), por DP. José Urnz Lapazarán.— Voticias. 204. Bulletin de la Soc. Entomologique de France. 23 Nov. 1921. Damos en seguida la lista de los trabajos originales contenidos en el cuaderno que acabamos de recibir, ya en prensa esta sección (Bi- bliografía) de nuestra Revista: C. PIERRE. Descriptions de trois 7/pula nouveaux des Pyrénées (Dier. TIPULIDAE). p. 262.—J. DE JOANNIS. Note sur Slagmatophora se- rratella Tr. (Lep. TINEIDAB), p. 265.--J. Li. LICHTENSTEIN et P. GRASSÉ. La Teigne de la pomme de terre (Phtorimea operculella Zell.) dans le département de l'Hérault (Lep. TINEIDAE), p. 267.--R. PoutT1ERs. Sfag- matophora serratella Tr. (Ler. TINEIDAE) et Mecinus Sicardí Hust. (COL. CURCUULIONIDAE) cauces de cécidies sur Antirrhinum majus Í., p. 269. -—E. FLEUTIAUX.-—Omissions bibliographiques, p. 272. 205. Revista de la Sociedad Científica del Paraguay. Tomo I, N.*- 2. Asunción, Oct. de 1921. Con gran retardo nos llega por primera vez esta revista paragua- ya, cuyo canje aceptamos y correspondemos en el acto. El número recibido trae estudios de los señores Moisés y W. Bertoni, G. Crovato, P. Jorgensen, A. Barbero, B. Guggliari. Además una sección Bibliográfica. Deseamos próspera vida al nuevo heraldo científico. 206. Enrique Blanchard-Chessi. «Nevadas caídas 720 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL en el valle Central de Chile». 1 folleto en 8.” de 31 págs., con 6 figs. Contiene datos muy interesantes sobre la materia. 207. Boletin de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba (R. Arg.) Tomo XXVI, entrega 1.2. Córdo- ba 1921. Toda la entrega está ocupada por un estudio del Dr. C. C. Hos- seus sobre la vegetación de las provincias de la Rioja y San Juan. 208. Lucien Hauman, «Orchidées Argentines». 2* sé- rie. B. Altres, 1921. 209. Id. «Deux graminées géantes de la Fore argen- tine». B. Aires, 1921. 210. ld. «Notes sur le genre Chloraea Lindley». 1 folleto en 5.”. Bruxelles, 1921. 211. J. A. Cushman. «Foraminifera of the Filipine Á adjacent seas». 1 vol. en 8.” de 608 págs., ilustrado con 100 láms. Es extenso y magnífico el trabajo. En el Boletin N.* 100 de las publicaciones del Museo Nacional de los Estados Unidos (Washin 2- ton). Varios géneros y especies nuevos se describen en el volumen. 212. L. Testut. «Tratado de Anatomía humana». Barcelona, Casa Editorial P. Salvat, 1921. Al cerrar la presente Bibliografía nos es grato anunciar a profeso- res y estudiantes de Medicina, la aparición de los tomos 1.* y 2. de la 7.2 edición vertida al español y que nos envía la acreditada Casa Salvat. El primer tomo lleva 909 grabados y el 2. 961, negros y en colores. Faltan por salir a la luz el 3.2 y 4. vols. de esta hermosa, clarísima y erudita obra de Anatomía, laureada del premio Saintour, en 1902 213. Alejandro Silva Yoacham. «Historia de Chile». l tomo en 12, de 127 págs., ilustradas con numerosos erabados. 3.2 ed. Santiago de Chile, 1921. Precio $ 1.80. 214. Prof. Alfonso L. Herrera. «La Biología en Redacción.—BIBLIOGRAFÍA 721 México durante un siglo». 1 folleto en 8.", de 16 págs., con retratos y láms. México, 1921. Es una reseña en la que el distinguido autor estudia la evolución de la biología en la República mexicana, la que divide en dos perío- dos: 1820-1907 y 1910-1921. Y con el anuncio de este estudio recibido en el momento de imprimirse el último pliego de la Revista, cerra- mos la Bibliografía. Agradecemos a los señores autores, editores y corpo- raciones científicas el envío de las obras y revistas envia- das durante 1921 y que anunciamos en la presente sec- ción de nuestra Revista. La REDACCION, SAA REV. CH. DE HIST. NAT. (1921) (46) 722 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL INDICES DEL TOMO XXV (1921) DE LA “Revista Chilena de Historia Natural” I.—Trabajos originales PAGs. Dos palabras del fundador y director.. XI-X PROEMIO, por Bernabé F. Anguita... Data KI AA 1: Brof. Dr. 5. E. Cajaly Dro Damanio E obre la es- tructura de los centros ópticos de los insectos. ............ 1 2. René Martin.—Sur les Odonates du Chili.............o.o...o.om... 19 3. Prof. Dr. Carlos E. Porter.—Un nuevo Bracónido cHilEOR (Apanteles laoree)... AS AR Ad 26 4. Eduardo Varas rango — Ooniribnción Al chato de os Cicindelidoe. Los Cicindelidoe de Chile.. sen E 28 >. Dr. J. Briiggen.—El volcán de San José de po! Historia de su exploración y de su actividad volcánica............... 62 6. Enrique E. G1igonx.—Apuntes sobre la geología y topogra- fía de Caldera .. A ES E RN ESO 68 1. Dr. Carlos Spegazzini.—Gasteromycetea americana, digna de constituir un nuevo género (Conclusión) .. A 77 8. Dr. Engenio Giacomelli.—Sobre el género e aaa bo rris (Anista Huebn) ............ NoE 719 9. Prof. Dr. Carlos E. Porter. aleta «lo ote de Chile: XXVI. El Dr. Vicente Izquierdo $... 82 10. Dr. Víctor M. Arroyo.—El antebrazo del pal E 86 11. Carlos Oliver Sehneider.—Contribución a la Polcontaleaia chilena: Apuntes sobre el Cimoliosaurus andium, Deeke. so 12, Renato Sanzin.—Luas Cactáceas de Mendoza . ALO: 96 13. Dr. Vicente lzquierdo S. —Nota sobre el oo: dle riada poides limacina.. At OA: a Le 120 14. 4A/berto Edwards. a nueva carta de Con afía Palas chilena... . E EODSOS enga 124 15. Dr. Jean Brethes. A enopte res nouveaux cal Chili o 128 16. Dr. Aureliano Oyarzún.—Toromiros de la Isla de Pascua.. 133 17. Vataniel Costes. —Nomenclatura de los principales MU: de la hoya de Marga-Marga. do ASS dan Se 130 18. Claude Joseph E. C.—Meuers des idos Snes. 141 32. 3. 34. 3). 36: 3. 38. 39. 40. 41. 42. 43. Redacción.—INDICES DEL TOMO XXvV (1921) . Panl Herbst.— Nuevos Pompilidos chilenos......... ............ . Dr. Federico Johow.—Las Cactaceae de los alrededores de los alrededores de Zapallar ............. . Rafael Barros V.—Aves de la Cor diller: a pde Ende os Dr. Roberto Dabbene.-—Notas sobre el Petrel plateado (Prio- cella antarctica).. E a IA ER Prof. Carlos Sa aca —Las aves de caza de la Provin- cia de Mendoza.. do ; E Dr. Fernand ara e PesPhela de Corella da WUrdnst, en Árica.. A : . Prof. O C. Se ala! = ue eres A cala HistoJósias de la flora chilena: V. Cryptocaria peumo, ÑNees............ Prof. Francisco Fuentes M.—Notas sobre los Notoscordios chilenos.. SDE. ibiades anta dls .—Plantas medicinales de región de Concepción... O A a E Dr. Cristóbal M. ro eS Himenofiláceas argentino- chilenas .. LE . E E : Dr. Carlos Spegacsini a ave Son e des rcinates e beredícolas .. : aaones . Edmundo Larenas. A nh aade de lees rocas. . 1. Thériot—Contribution a la flore bryologique On Chili: O A A z Dr. Federico Puga ad —El o! des ito Alstroeme: a) e EA e A A Dare Prof. Marcial R. a Poe E especies chilenas delo EnerorRomes. aiii ia addon Shin aa a Francisco Rojas Huneens.—¿Se seguirá consumiendo salitre? Prof. Dr. Federico Reichert.—Rocas del San Cristóbal......... P. P. Félix Jaffuel y Anastasio Pirion.—Plantas faneróga- mas del valle de Marga-Marga. z : : . P. Martín Gusinde.—YEstado actual de la cueva dol ¡Meladés Prof. Dr. Carlos E. Porter.—Materiales para la fauna carci- nológica de Chile (continuación): XXVI. Familia Calap- pidee... eE E : ; t Si Dr. e Eo Sa lbsarnidiones a 1 piolosta dela Bolythisana Bid HIbndsi: 2.0 estancia cenas aa qade ca ón Dr. Jean Breéthes.—Description Vun nouveau genre et d'une nouvelle espece d'Ipide du Chili.. z Prof. Dr. Carlos E. Porter.—Breve reseña acerca de e con- tribución de los zoólogos italianos al conocimiento de la fatima de Chile. ticos ad Longinos Narás S. J.— AOS insectos de Chile.. % Prof. Dr. Carlos E. Porter.—Sobre algunos Sírfidos de Chile... 794 REVISTA CHILENA D£ HISTORIA NATURAL 44. 45. 46. 47. 40. DU. 92. Prof. Francisco Campos R.—Los Cicindelido: del Ecuador... Dr. Jean Brethes.—Catalogue synonymique des Coccinelli- des du Chili .. : 7 Ue Ee Dr. Jean o pe trois Colcanicres Cies Sd, Prof. Carlos Silva Fignueroa.— Revisión de las especies Ele nas del género Brenthis.. 8. Ernesto Maldonado.—El Edo e los recursos naturales del Continente Suad-Americano......o.o..... Prof. Dr. Carlos Skottsberg.—Algunos resultados botácicó obtenidos durante la campaña de la comisión sueca en los territorios australes de Chile y Argentina, en los años 190 AO rot ist en Es aL e Prof. Dr. Carlos E. Por des Nos brores e los once cornios chilenos. erica eso aa . Dr. Gustavo Jiron L.— Algunas consideraciones sobre el peso y volumen del bazo en nuestra raza . eos Roo Prof. Dr. Carlos E. Porter. pon Sl un nuevo e míptero chileno.. So José A. Campo N. queno entaloco Pholonieo de Marilén John A. Wolffsohn.—Catálogo de cráneos de mamíferos chi- nos colectados entre los años 1896-1918 ooo. corcoocoa . Horacio Echegoyen.—Repoblación forestal de Atacama........ Tomás Guevara.—El wecke araucano (Etnografía zoólogica) Prof. Dr. Eduardo Moore.—Instituto de Investigaciones (Me- moria presentada al señor Ministro de Instrucción Pú- blica). fo. setds : e : Fr. Flaminio oda: ADO la existencia del Sphex cyaniventris Spin., en Chile.. ES : . Prof. Leotardo Matus Z.— plotadioWa ón opológiond dele va- lle del río Copiapó......o...o..... .. AO SENTES . Prof. Miguel R. Machado. es, DD SUE emana- ciones en el terreno petrolífero de Carelmapu... : Prof. Dr. Carlos E. Porter.—Los estudios sobre Cari gía chilena (Apuntes históricos y bibliográficos)........... A. C. Baker de M. L. Moles.—The Aleyrodidee of South A rica with description of four new chilian speciés............ 1l.—PBeproducciones Una planta industrial: El girasol (Helranthus annus)............... Í: 111.—Novedades cientificas Resúmenes y Extractos, por el ProF. C. E. PorTER) Bacteriosis del bananero......o.ooconnoco coco El microorganismo del tifus exantemMátiCO.. oo... cocococcocco 582 5287 295 609 660 660 Redacción.—INDICES DEL TOMO XXV (1921) 125 3. Nautílidos del terciario de Chile y de la Argentina............ 660 4. Captura de un gran Cefalópodo... : ES ds 661 5. Especies nuevas de Helechos e a Feriado" y Paba cua.. a ] 661 6. isc Ea nuevos ¿de Juan Hor andez eE 661 7. Otras novedades del viaje del Doctor Skolisbere e 662 IV. —Crónica, Correspondencia, Variedades (Por La REDACCIÓN l. Fallecimiento de un eminente botánico español... ........ 663 AID cion don Os ERA as CODE O 664 3. Escuela de Altos Estudios de Ciencias Naturales en el Mu- seo Nacional (Chile)... 664 O EA A A A 666 ». Primer Congreso Noa de A eronoría y Veterinaria.. 666 6. Don Carlos Schachtebeck.. 667 7. Congreso Dental chileno.. OE de 670 $8. El Doctor don Germán W E 670 y Conferencias de BacterioloSÍia.io ooo Es dsd feas 670 10. La Universidad de París. Creación de nuevos Institutos. Vasto plan de reorganización.. : eee. 670 11. Unión Ibero-Americana. Concurso para 1922. Co o: 671 12. Justicia en su patria para el sabio Cajal ........... 672 IOESGRtoO del planctol: as ateli . 672 PPRRIED O cuorManuel Vicente Bala A a 673 IMD AS OBESOS a 674 16. Reunión biológica.. , 674 17. El Profesor Hdnbna A E A 671 18. Centenario de la Universidad de nOs O o 675 19. Facultad de Medicina de Montpellier... .oconococcccocccnooo 675 20. Fritz Kurtz. pe 675 21. Centenario de PUSlauE. NA O 675 22. Simpática fiesta en Menor: el a ooo don Máximo Jeria.. O A 676 23. Nuevo Consejero de E bacoión Pública RS ot Ao 678 AR ORALO SARA A A dd: 678 25. Zoología Avlicada.. A 678 26. Nuestra Revista en 1999 - y 192 »3. 678 27. Retardo en la salida de esto id des 681 V.—Museos fiscales y particulares del país 1. Museo, Parque, Huerto y Jardín escolar en la Escuela Nor- mide icon Ma A A SS 682 726 REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL Lo Museo de Concepcion .......... E 683 . Museo de Historia Natural del Coleria San Pa NE asco 686 Museo de Valparaiso ooo costo pais ada e 687 + y VI. —Bibliogratfía (Por La REDACCIÓN) Obras y Revistas recibidas, se anunciaron 214 en las páginas 688-721 VI!.—Géneros, especizs y variedades nuevos, descritos en el presente tomo de la “Bevista”” INSECTOS Gomphomacromia chilenis, Martid... ......oo.ooono ooo cocancccccccaains 23 Aparteles lore, POr iz E AN 26 Cicindela Gormazi var. Izquierav Varas..... at AN 56 Tetrastichus:-apantelicida, Brebhes. 0 ti RN 128 ¡SGMPOtomas;, BECGLIES; Me OM. ca cc A 128 Sympotomus Porterí aretes ti a e 129 E O A O os 148 Pompuas Jajuela erbst it a AA anda dal 150 A A A A o 433 SMROPpRICASs: POrtera MOLOUES A A E aa NS 434 ESCuaocloconialbinerDe, Wav cs aia eN 443 Egeciiustalbas EN ave ena Darse oi pta Anos e So 444 E PA A e 455 A dd A A 458 Vx US pirnosar DICES orto it ts A 460 TATEDO SUS PCIVENSES:. OMC it li a 505 Alearodicas piyeanas, Baker 4 Moles. ooo. cocinan cia 622 Dialearodes, natickís, Baker 8 Moles..00 00 0000 ato o a 641 Trraleurodes unadutus Baker di Moles o a 643 Trialenrodes scharwnndas, Baker € Moles..........ocooomocoococcno 00... 644 PLANTAS FANERÓGAMAS CENCAS IO RAMIS NOOO A 157 HONGOS a] =] A A A A A o Redacción.—INDICEs DEL TOMO XXV (1921) 727 AAA AAA _ _ _—_ _ _—_ — => —___ SOS MUSGOS Plenridiam. Costesir MTS oooncocrcicoianocin dont ra aa 289 Fisidens Brotheriants lONgÍUSetlS ....oooomcccco connononconcnn nan canaannanos 291 Fisidens Costeslí, Thér... ES 292 Barbula Costesii, Thér.. A A Id 294 Tortula atrovirens na her. O E cil 296 Tortula papillosa chilensis, DléT.eoooonoo ommornooocrncnnconnnnnenrennenoos 297 TALA AS E STA AA RAS ARA A A E CA ES 297 Mortal COS tesi As e aa oasis: 298 Brachystelenm Deltori, DiéT......oooonoconccononnnnnnnrnnnor rrerrerrrntos 299 ugodon Jafuele POGE: 1d canastos aro aa di 300 'Pentastichella Jajfuelí, DOG... oooomcocaocioosinianiotanado econo iósnmns 201 Orihotrichion bicolor Mancia ea idio soe stas 302 Cromitriam paraphysatum Chilense . .ooooococicnnnnnnccnnnecnrrencnonanoso 305 O ALA A A IA A A 303 Mio ná EN AN e - NIE » ca q. 2 á A AY, ' Dis e NA A 34 4% "A ] A > e E + 19 A PTS Y 4 ; 7 ) E Ml TE E A “e CA E Ls A - DY 4 U - a E i 4 ? ] M e . 6 e, | ñ . ES 4 +4 NE, sl ¿YAA dy n q 3 Pi: a 3 vu... ya 0 rd $ .- - ae a FESIVI == dy e q - » á .- ' 3 a] . 2 y ñ , 2 pa ' q ! ' 1 y 4 .4 ' pl Ñ o S - e 5 pe a > A ln p « 4 E py A ' s ' * Ea a E , 1 hp O E Y E oli AAN y ñ s E 0 En prensa, En dos Ve tomos gr., ; CURSO DE ZOOLOGÍA GENERAL, AGRÍCOLA E INDUSTRIAL POR BL Prof. CARLOS E. PORTER, C. M. Z. S.,F. E. S. ¿CATEDRÁTICO DE ZOOLOGÍA GENERAL, ENTOMOLOGÍA APLICADA Y MICROSCOPÍA DEL INSTITUTO AGRONÓMICO DE CHILE; OFICIAL DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA CON UN PRÓLOGO DEL Prof. Dr. A. VAYSSIÉRE Catedrático de Zoología Agrícola en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Marsélla Esta obra formará dos tomos gr. en 8.*, dedicados el 1.* a la Histo- logía, Anatomia, Embriología y Fisiologia comparadas, y al estudio de todas las clases del Reino Animal, excepto la de los Insectos, que ocu- pará todo el tomo 2.* MUESTRA DE LOS GRABADOS «El profesor Carlos E. Porter estaba perfectamente indicado para ófrecer una obra destinada a las personas que se interesan en estas cuestiones. «Por sus anteriores investigaciones zoológicas, que han dado lugar a un gran nú- mero de publicaciones salidas a luz desde 1897 a esta parte, él ha tenido mejor oca- sión que nadie para adquirir un conocimiento familiar de las distintas clases de ani- males que viven en el territorio de Chile, así como para enterarse del papel que corres- ponde a algunos de ellos desde el punto de vista agrícola. - aia do rain nono corno ac rra ir rararrri cor orerrr ropero [da anodarrss.nm..... A ERA A A «No podemos dejar de felicitar al profesor Carlos E. Porter por haber emprendido este considerable trabajo y haberlo llevado a feliz término. Nos sentimos complacidos en resentarlo al público y formulamos los más sinceros votos porque este «Curso de Zoo- ogía Agrícola» obtenga todo el éxito de que es altamente merecedor.—(Del prólogo del Dr. A. Vayssiere). El precio de la obra, para los primeros 200 suscriptores, será: a la rústica $ 20; pasta tela 2.5 .—Después al salir a luz $ SO. Los compromisos de suscripción deberán dirigirse, a la mayor brevedad, al autor: Casilla 2974, SANTIAGO (Chile). NOTA.—Los suscriptores a la «Revista Chilena de Historia Natural», y a los poltijo? de Zoología Aplicada obtienen rebaja de 200, en el precio de todas las obras el autor. en 8.2 de 450-+300 páginas, ilustrada =——con más de 700 figuras, varias a 2 y 3 tintas, la novísi- WE ma obra titulada: AN e: N ación de ciento pe di uidos especia st: tranjeros. Obtuvo medalla de oro en la Exposición Ag (1907), Exposición de Marsella (1906), Academia Internac 1al grafía Botánica de Lie Mans (1906), Asociación de Naturalis 3 allois (1909), Instituto de Francia (1910), Supremo Gobiern : ela (1918), SUSCRIPCIÓN AL AÑO, pago. MECA sii ¡de POR. EL rat Dr. Carlos E. PORTER y El autor ha subido reunir en pocas páginas ae nocione: Indispensables que todo veterinario debe poseer con respecto : -zooparásitos (Protozo0s, Vermes y Artrópodos) que atac animales domésticos. % Lleva esta obra muchos cuadros sinópticos y láminas, l ¿ ría originales. Una bibliografía de doscientas bras importantes: y un índice alfabético terminan el libro que acaba de entrar en prensa. ENTOMOLOGIA AGRICOLA . Resumen delas lecciones dictadas a los alumnos del Instituto Agronómico S Ñ de Chile (cursos de 1914-1916) y A POR EL Prof. Dr. CARLOS E. PORTER, C.M.ZsS., F.E. S Catedrático de la asignatura A solicitud de sus alumnos del Instituto Pr el ¿ale ha eN . Puesto en prensa los resúmenes que, al final de cada clase, por no haber . texto, ha dictado en 1914-1916, agregándole, además, figuras en nú- mero indispensable, casi todas originales. . Las especies más comunes de interés económico de la fauna Cas na están brevemente descriptas, adoptándose la nomenclatura moderní- sima aceptada por las autoridades mundiales en las familias respecti- vas. Una bibliografía escogida de los trabajos sobre Entomología apli- Y cada a la agricultura, tanto extranjera como nacional, aumentará la utilidad de esta obra, que no es sino un compendio de “otra. de mayor aliento del autor sobre la materia y que prologa en estos momentos una eminencia de la Entomología. AJO y Compromisos de suscripción a la breyedad poo Protio para. los y primeros 200 suscriptores $ 10.—Después $ 15. Nota:—Lios suscritores de la «Rev. Ch. de Hist. Nat.» (1990-1991) o a los Anales de Zoología Aplicada obtendrán la obra en solo $ 6. El importe se solicitará al remitir la obra. Dirigirse al autor: PROF. DR. PORTER, Casilla 2974, SANTIAGO (Chile). Y. e) NE > ia - 2