AA mov AAA yde y E yo A A ajo $ LA Tk Y REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS UNIVERSIDAD DE LA HABANA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS VOLUMEN VI, 1908. DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES NEW YORK SOTANICAL UAKDEN, IMPRENTA AVISADOR COMERCIAL AMARGURA 30 1908 INDICE DE LAS MATERIAS DEL SEXTO VOLUMEN NÚMERO: 1, ¿ENERO: Ensebio Guiteras. Estudio biográfico (con un grabado)... Dr. Ramón Meza. Gradualidad de la conciencia.. ....oooncoccocoorooccanos coonorns . Dr. Homero Serís. Elogio del Dr. F, Horstmann (con un grabado)...... Dr. José Varela Zequeira. Graziadio I. Ascoli (econ un grabado).....ooomcconcooocrnonoos Dr. Juan M. Dihigo. Consideraciones histórico-críticas sobre la Se- gunda Enseñanza en Cuba (conclusión ). BIC aos atasa se cansas asnis emos Catas O daeeniasasa pOr. Manuel Valdés Rodríguez. 1. La question de la langue écrite néo-grecque; G.] N. Hatzidakis. Athénes. Imprimerie P. D. Sake- + Dr. Juan M. Dihigo. A A A ] 2. Bulletin of the American Museum of Natural His- ] tor y, VOL. XALIL 1907, New York di.ooceocoriaoso 3. Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, Se- | rie 3”, tomo VII, 1907, Buenos Air8S.....oommommo... j A E A E Gonterencias dela Bacultada ciao cos cotas aotearoa aca riadas asi diadot Publicación de una novela....... .... A A Blicanjede la Revistas. orsocmsnt co area c nenas copias Aedo E ARAS INQBECTAS O FICTADES o corner nooo A E GALCULTALICO AU o o casa eS Nombramiento de Conservador........ A lacio rio Concesiómidesun credito. ts saco do adsense cales ; NUMERO 2, + MARZO. ose Inacio PROQTIDUEZ coco tieeco esoo asesino Sr. Enrique Piñeyro. Importancia actual del estudio del Derecho Romano. Dr. Octavio Averhof-. Concurso de fachadas para el Centro Gallego (con un : > pos Centro Gallego; (00k e p Dr. Antonio Espinal. grabado)..... a adoos cias La fotografía de los colores...Ho.oocoooo.cooooocooooocoooos Dr. Luis de Arozarena. A AR A A Dr. Juan M. Dihigo. A A A ne 1. The Psychology and Pedagogy of Reading with ] a review of the history of reading and writing | A ] and of methods, texts and hygiene in reading, A by Edmund Burke Huey. New York, 1908. ] 2. Astronomía y Cieucia General por José Comas | Solá, Director del Observatorio Fabra (Tibidabo) + Dr. Victorino Trelles, J. Granda y C* Editores, Barcelona, 1907 ........ ] + Dr. Arístides Mestre. Páginas. 260 vi INDICE Páginas. 3. Jurisprudencia Médica de la República de Cuba, | Complemento al estudio de la Medicina Legal, + Dr. Arístides Mestre. 262 por el Dr. Adalberto R. Jordán. Habana, 1907. y AAN A 264 Paita Mentor cercos rnronopccacccocsoscosel denca nor oaiorncaao oc 264 Congreso de Naturalistas Españoles. ....cocoosoocooracoonoonocaranenocnnono conconocoonanos 264 NOTICIAS OEICIADES oo ooroeronansicscacoónco no pidsna osos cano pasase cacas: a 264 SobreBecas de Vial8 mrooocaronodoracacronecononon aro nsariosonoso sono 264 NUMERO 3, MAYO. Vidas comparadas de algunos académicos ....... Dr. Juan Santos Fernández. 265 Mecánica Racional. Lección primera.. ....o.cococom...»o Dr. Victorino Trelles. 276 Comprensión de Cicerón en el aula .....ooommomm .ooooo Prof. Eduardo L. White. 297 Nuevas orientaciones sobre el transformismo........ Dr. José Nicolás Ferrer. 312 The future of Scientific Work in Cuba......oocooooo-ooooo Profesor F. C. Baker. 353 Discurso de Clausura de las Conferencias..... Dr. Evelio Rodríguez Lendián 357 BIBLIOGRAFIA 0 ooo biendo seocooonido ocio coins cade colo sans endo 360 La vida de las abejas, por M. Meeterlink, Buenos Ai- ae ' E Ae O ROL USE PEO UETaSOoS DOPSScEGO ) Dr. Arístides Mestre 360 MISCELÁNEA ...... A? A O o Oia 361 (Quinta serie de CONferencias..ovoncdas esoscsnconraconoccnanooo oa ado de en a 361 Canje 6 IMpresos TecibIdoS....0oranenecatecaosasoroaosano oponen aan oo 361 NOTICTAS(OEICTA DE osea alos adas canes o ra poDocrocands cooler 364 Nueno Brotesor so iasdoicaios outeesr een si EL AGUOTOOS poo cosorrionicanoncconnooaccro caemos óranana aues aries roo ti eno sa 364 Beca de Viaje adjudicada: ..sposonnicic tes dac no oeoaanes o eso o daros RN 364 AJA Voz. VI. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Num. 1 REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES. JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL,JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES ENERO: DE 1908. SUMARIO: — EUSEBIO GUITERAS. Estudio biográfico (con un grabado) Dr. Ramón Meza. —GRADUALIDAD DE LA CONCIENCIA ... +... 2... o... Dr. Homero Seris. —ELOGIO DEL DR. F. HORTSMANN (con un grabado) . . . . Dr. José Varela Zequeira. —GRAZIADIO Í. ASCOLI (con un grabado). ......... Dr. Juan M. Dihigo. —CONSIDERACIONES HISTÓRICO-CRÍTICAS SOBRE LA 2% ENSE- NANZAENIGUBA" (CONCLUSIÓN) La A oe Dr. Manuel Valdés Rodríguez. -—BIBLIOGRAFÍA.—I. La question de la langue écrite néo- grecque; G. N. Hatzidakis. Athenes. Imprimerie P. D. Sakela nos; E007 4 Pob A Dr. Juan M. Dihigo. —M. Bulletin of the American Museum of Natural ist: vol. xxI11, 1907, New York. —III. Anales del Museo Na- cional de Buenos Aires, Serie 3*, tomo vil, 1907, Buenos AeS ARCHENA a ana ds O Dr. Arístides Mestre. —MISCELÁNEA.—Conferencias de la Facultad. —Publicación de una novela.—El canje de la REvIsTA. —NOTICIAS OFICIALES. —Catedrático Auxiliar. —-Nombramien- to de Conservador.—Concesión de un crédito. IMPRENTA '"AVISADOR COMERCIAL ?? 30, AMARGURA 30 1908 ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. “Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendíán. Secretario: Dr. Juan Miguel Díhigo. J, ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Leugua y Literatura Latinas (3 cursos). . . . Lengua y Literatura Griegas (3 cursos). . - - EústiCas (LUIS) e io deso RA ) Filolopía (UCSI able Historia de la Literatura Española (1 curso) . Historia de las literaturas modernas extranjeras ! 23 (ACUBOSK 362.7: ERA AA Historia de América (1 curso) Historia moderna del resto del mundo(2 cursos) ) Psicotacia (I-CUESO) Mts AT DA ha Filosofía Moral (1 curso). Sociología (1 curso) A PR DA AN AS ,, CONFERENCIAS Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) Dr. Ezequiel García Enseñat (Aux.) Dr. Sixto López Miranda (Aux.) 2. ESCUELA DE CIENCIAS. “ (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas Profesor Sr. José R. Villalón. Historia de la Filosofía . . . Literaturas Análisis imatemático (1? y 2? cursos) . . . . - Geometría descriptiva (1 curso) . .-.--. +. . Trigonometría (1 curso)... . - LS Metánica MEJCuUTSO 21 ese 3 d0 Sl ] Geometría superior y analítica (1 Curso) - -. . Física (electricidad) (1 curso) : Física (calor, luz y sonido) (1 curso) Biología (1 curso) Dibujo Lineal (1 Curso). ¿“ci is l DibtyoNaturál: (ICUSO) 2 e Cosmología (1 curso). . . .- AE Mecánica Racional (1 curso)... . -. Astrononta (TEMSO) Aia. asy7 a e de SE0dE5tas( MCUESON EEES O a A Mineralogía y Cristalografía (1:curso) . . Botánica (Organografía y Fisivlogía Vegetales) ” ” Profesor Dr. Adolfo Aragón. Dr. Juan F. de Albear. Dr. Juan Miguel Dihigo.” Dr. - Guillermo Domínguez Roldán. Dr. Evelio Rodríguez Len- dián. : Dr. Enrique José Varona Dr. Claudio Mimó. Dr. Plácido Biosca. Dr. Carlos de la Torre. Sr. Pedro Córdova. Sr. que Orús. Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Dr, Santiago de la Huerta. Dr: Manuel Gómez dela Maza. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas Profesor Sr. José R. Villalón, Análisis matemático (Algebra Superior). + Geometría Superior (sin la Analitica).. . - - Trigonometría (plana y esférica) - - . . . - +. Mecánica: (1 curso). . EISICIAZ PASOS da ar al dl ) Química Inorgánica (1 Curso)... +... .- Química Orgánica ¿(I CUrsO) 7... 2... +. | Análisis Onuinico (IEursO ci pda ps o a od DIBUJO Emeal (E curso) a Na y Dibijo Natural (a Cursor E Mi e Mineralogía y Cristalografía (1 curso) . Biología Gr TT AA ON RAS Botánica (Organografia y Fisiología Vegetales). "Cosmología (1 curso) E DI A A II ” Dr. Claudio Mimó. Dr. Plácido Biosca. Sr. Carlos Theye. Sr. Pedro Córdova. Dr. Santiago de la Huerta. Dr. Carlos de la Torre. Dr. Manuel Gómez de la Maza. Sr. Juan Orús (c) Sección de Ciencias Naturales Lo Profesor Sr. José R. Villalón. Análisis matemático (Algebra Superior) . . . Geometría Superior (sin la Analítica)... . Trigonometría (plana y esférica). Química inorgánica (J CUrSO) -.- -.0. 2... Dibujo Lineal (Curso)... 014 e o. de E ) Dibujo -Natufat (LT, CULSO) ENSICA 2 CUESDS) E de Mineralogía y Cristalografía (1 curso) . Geología (1 CUYSO) Fito di No AC Botánica (Organografía y Fisiología Vegeta- y les.—Fitografia). (2-CUrsos). ... 0. 2... Dr. Claudio Mimó. Sr. Carlos Theye. Sr. Pedro Córdova. - Dr. Plácido Biosca. Dr. Santiago de la Huerta. Dr. Manuel Gómez de la Maza. S educador eubano. e llustr 3-189 182 Úi A ' 4 v ñ ñ . - 7 A y ", . me YN AA já YN APR 15 1908 Vall VE ENEROYEES 1908 Núm. 1 REVISTA DE. EA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS EUSEBIO GUITERAS ? ESTUDIO BIOGRÁFICO POR EL DR. RAMÓN MEZA Y SUÁREZ INCLÁN Profesor de la Escuela de Pedagogía I El maestro: sus libros de lectura: utilidad que prestaron al niño cubano. El Consejo Escolar de la Habana ha querido honrar la memoria de una de las personalidades más distinguidas de nuestro magiste- rio público, colocando su retrato en el salón de sus sesiones y acor- dando la presente fiesta: el nombre de Eusebio Guiteras va unido á los recuerdos más dulces de la infancia de tres generaciones cuba- nas por lo menos, pues en sus atrayentes libros de lectura apren- dieron á leer. Guiteras es un antiguo y amable conocido del niño cubano de ayer, del hombre de edad madura y hasta del anciano de hoy. A Apoderarse de los sentimientos, de la mente, del modo de ser del niño y despertar en su ánimo emociones que durante la vida dejan profundo recuerdo y huellas veneradas, es un arte difícil, raras veces conseguido. Los libros de Guiteras nos atraían, nos llenaban de emociones puras, propias del espíritu infantil, y que perduran. Sus páginas estaban escritas en lenguaje sencillo, en estilo accesible y claro, familiar: sus cortas narraciones gustaban al 1 Dedicado á la sesión solemne que celebró el Consejo Escolar de la Habana, en honor del educador cubano Eusebio Guiteras, el día 17 de Enero de 1908, LIBRARY NEW Y BOTANI GARDEN, 2 RAMON MEZA lector niño, le interesaban y le movían á dar cima á los tomos en que estaba la serie dividida. Llegar al libro 1y de Guiteras era un triunfo escolar que con creciente estímulo y ansia se conseguía. Algo muy sugestivo y atrayente contenían, pues, aquellas lecturas que aun á los alumnos menos atentos y aplicados gustaban. Conservando de ellos una buena y duradera impresión, no es nuestro objeto discutir los méritos pedagógicos que intrínsecamente pudieran contener aquellos libros; nuestro propósito sólo es, y nos parece en este momento oportuno recordarlo, que ellos enseñaron á leer y á amar la lectura al corto número de cubanos que por enton- ces la aprendían. Se hallaba el libro al alcance de nuestras ideas y pensamientos; era un amigo, casi visible, de nuestro propio ta- maño y edad quien nos hablaba, quien nos describía y trasmitía sus impresiones, despertando nuestras emociones y dirigiendo nuestra atención. La dificultad en esta clase de obras dedicadas á la enseñanza en sus primeros grados estriba en que el autor, por su edad, por sus conocimientos y desarrollo de su juicio, tiene que reducir su altura para ponerse al alcance de la corta elevación á que llegan las ideas, pensamientos y comprensión del niño; por una parte se necesita una transformación muy delicada de sentimiento para darse cuenta exacta de lo que puede conmover é interesar á sus tiernos paisanos; por otra, exquisita observación psicológica, cuando ya, con mucho ha pasado el período en que se desarrollan y manifiestan esas in- fantiles impresiones: el carácter de esta observación es sin duda excepcional, y Guiteras la poseía en alto grado. Reflexionando un poco, todos podemos darnos cuenta del cámulo de dificultades que hay que vencer, de lo que significa é impone la tarea de lograr que el niño de pocos años incline su atención, y hasta su vista material hacia las páginas impresas, y que no las aparte de ellas atraído por el placer de la lectura. Y los libros de Guiteras encerraban ese secreto atractivo; el pri- mero hacía despertar el deseo de conocer el segundo; y toda la serie era una misma en su interés, en su peculiaridad de excitar la más viva curiosidad para ser conocida, dominada. ¿Qué método de lectura era éste? El más recomendable: el que hacía amar la lec- tura por sí misma y hacía gozar con ella al tierno alumno. El libro era su amigo. Se buscaba no sólo en la clase, á la hora de la lec- tura, ante el maestro y los alumos y condiscípulos; sino que se leía á hurtadillas del maestro, mermando la atención hacia otras clases, EUSEBIO GUITERAS 3 en el recreo, en la casa, de noche y en los domingos: las sencillas historias narradas en aquellas páginas de caracteres ni finos, ni gruesos, ni anchos, ni estrechos, de líneas breves y armónicamente separadas, nos importaba que las conociesen nuestros compañeros de juego, nuestros amigos, nuestros familiares: queríamos comuni- carles el interés y la emoción que en nosotros despertaban. Estos libros fueron reemplazados por otros. Recordamos este período de transición y presente también tenemos haber sufrido algo así como una gran contrariedad, como una profunda decepción: El Juanito y otros análogos, no eran los libros de Guiteras. Nisu corte, ni su ligereza material, ni la disposición de sus páginas, vo- lumen, caracteres, facilitaban de la misma suerte el ejercicio mate- rial de la lectura, ni atraían tanto la atención. De todos estos de- talles, al parecer insignificantes, dependen el éxito y los frutos de una obra didáctica destinada, no sólo á los primeros grados de la enseñanza elemental, sino aun á los superiores. Recuerdo, cuando estudiaba en la antigua Universidad que un autor de derecho canó- nico, reunía á lo poco atrayente de la materia, su forma incómoda y una letra pequeña de fatigante lectura. ¡Su material era tan apretado y pesaba tanto como un trozo de piedra de volumen igual. Sus efectos eran cansarnos la vista y caérsenos de las manos. Nuestro autor, maestro, y sobre todo lleno de ese amor santo haeia la niñez, supo interpretar los sentimientos del niño cubano, hablarle de los más dulces y profundos afectos, su madre, sus her- manos, sus paseos, el perro, la volanta, el caballo, las hormigas, los árboles, en lenguaje conocido, claro, transparente, correcto sin in- currir en lo vulgar ó demasiado pedestre. Quiso darse á entender del niño cubano y lo logró proporcionándole un incentivo poderoso á su natural y vivaz curiosidad. Lectura menos ligera, más sus- tanciosa Ó nutrida no hubiera producido el efecto que en aquella época produjeron en nuestras escuelas. No juzgamos, ni menos queremos comparar; simplemente rese- ñamos el efecto que estos libros nos produjeron, y que á la par que conmigo pueden también recordar muchos de los maestros presen- tes, sobre todo aquellos que son ya veteranos por el tiempo de su dedicación á las faenas del aula; muchos de los presentes, sin ser maestros recordarán también, en aquellos días inolvidables de la niñez, que las narraciones y cuentos contenidos en el Guiteras han marcado momentos placenteros. 4 RAMON MEZA II Biografía: El colegio La Empresa. Viajes del autor; su prisión. Opinión de Luz y Caballero sobre Guiteras. Obras: Las Cuevas de Bellamar: Un invierno en Nueva York: Irene Albar. Traducciones. Eusebio Guiteras* nació en Matanzas el 5 de Marzo de 1823; muy temprano, á los diez años de edad, quedó huérfano de madre, una de Jas víctimas de aquella epidemia del cólera que azotó nues- tro país en el año de 1833. Fué educado en el colegio de San Cris- tóbal, más generalmente conocido por colegio de Carraguao, nom- bre del barrio donde se hallaba situado; muy pronto se hizo allí estimar por sus condiscípulos y profesores, particularmente su di- rector D. José de la Luz y Caballero, quien le distinguió con su cariñoso afecto por su dedicación al estudio de los clásicos. Su hermano Antonio había concebido ya la idea de establecer una institución de enseñanza en su ciudad natal, Matanzas. A Eu- sebio le atraía también en alto grado este empeño, su vocación por la enseñanza hubo de manifestarse bien pronto: quiso estudiar di- rectamente, por sí mismo, los sistemas de educación practicados con más éxito en las naciones de Europa, para recomendarlos en su patria y ensayarlos personalmente. Estos deseos y propósitos le llevaron á un viaje prolongado y á la vez altamente útil y prove- choso por Francia, Italia, España, Grecia y Turquía; y también por Egipto y Siria, donde realizó una peregrinación á Jerusalem y la visita á las Pirámides. En París tuvo ocasión de asistir á un curso de literatura en la Sorbona siendo su estudio preferido el Dante que explicaba el afa- mado Ozanam y con frecuencia oyó á los elocuentes oradores Mi- chelet y Lacordaire. Su asidua dedicación al estudio de los idiomas le llevaron á visitar como dignos representantes de ellos al Carde- nal Mezzofanti, célebre polígloto italiano, al que, también atraído por su fama hubo de visitar D. José de la Luz y Caballero ?; y de la propia suerte y atraído asimismo por su fama merecida visitó á D. Vicente Salvá, el reputado autor de los léxicos latino y caste. llano. Durante su permanencia en Constantinopla el representante de España en aquella ciudad le brindó cortésmente la ocasión de visi- tar personas y lugares de muy difícil acceso. En sus impresiones 1 Brief sketch ofthe life of Eusebio Guiteras, by Laura Guiteras. 2 Vida de D. José dela Luz y Caballero, por J, I, Rodríguez, New York, 1874, pág. 34, EUSEBIO GUITERAS 5 de viaje, esta parte de su relato, tomado por directa y viva obser- vación, tiene cierto carácter indefinible, un sello de localidad deli- cadamente recogido, no brusco, ni de gran relieve, sino como nota suave y lejana de aquel exotismo de hábitos. paisajes y costumbres de la célebre ciúdad asentada en el pintoresco é histórico Bósforo. De España también trazó con marcado sabor local la descripción de la catedral de Sevilla, la otra población también histórica y pin- toresca, de costumbres propias, de sello original, asentada en el opuesto extremo del gran Mediterráneo. Muéstrase Guiteras obser- vador, que á la fidelidad, exactitud y claridad de su impresión sa- erifica toda gala y brillo de altisonante retórica: sencillo, breve, claro; en ocasiones, lacónico. Esta minuciosa fidelidad en los detalles que observa se puede estudiar aún más en su descripción de las cuevas de Bellamar ! es- crita en castellano y en inglés y que constituye una serie de impre- siones curiosa y detallada, con los nombres que á los distintos accidentes, galerías, figuras, bóvedas, precipicios, arcos y escalas quiso ponerles la imaginación popular. D. Jacobo de la Pezuela en su Diccionario sobre la Isla de Cuba insertó esta curiosa narración de una de las verdaderas maravillas de nuestra naturaleza, en el artículo Matanzas ”. También la reprodujo nuestro antiguo amigo y compañero en las letras, el distinguido bibliógrafo Domingo Figa- rola-Caneda, en la Guía Oficial de la Exposición celebrada en Matan- zas el año 1881. Retornó á Cuba Guiteras en 1845 y contrajo nupcias con la que siempre fué dulce é inseparable compañera de su vida, la Sra. Jose- fa Gener. La delicada salud de su esposa le hizo salir de Cuba y establecerse por entonces en los Estados Unidos. Visitó á Long- fellow en su casa de Cambridge, habiendo cambiado con él impre- siones que motivaron su interés por el estado de las letras en Cuba: el resultado de estas relaciones con el insigne poeta fué un artículo en The North American Review en 1849. Mantuvo correspondencia con personajes muy señalados en la cultura norte americana tales como William Cullen, Bryant, Wash- ington Irving, Ticknor, Bancrof y John Greenleaf Whitter, cuyo centenario acaba de celebrarse en los Estados Unidos, el 17 de Diciembre próximo pasado. 1 Guía de las Cuevas de Bellamar, por Eusebio Guiteras. Matanzas, Imprenta El Ferroca- "vil, 1866. 2 Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de la Isla de Cuba, por D. Jacobo de la Pezuela, Tomo Ivy, pág. 19. Madrid, 1866, 6 RAMON MEZA A su regreso fué reducido á prisión en el castillo del Morro de la Habana acusado de propagar ideas levantiscas entre sus paisanos. Soportó sin murmurar siquiera con el estoicismo del inocente y del justo este inesperado golpe. Al cabo de seis meses, más que por sus propios esfuerzos, le sacaron de aquella prisión en que permane- ció durante los más cálidos meses del año, teniendo en derredor, en la ciudad, la epidemia del cólera que diezmaba la población. En su encierro leía, é interesaba á sus compañeros con la lectu- ra de un libro que comparte en Inglaterra su popularidad con el Robinson Crusoe, El Vicario de Wakefield. Sus otros libros favoritos eran 1 promesi esposi de Manzoni y el Quijote de Cervantes. Libre ya de su injusta prisión, tomó puesto entre los profesores del colegio La Empresa, que se había hecho ya famoso en medio de las dificultades que le creaban las agitaciones políticas de la época, tan llena de suspicacias. Algún tiempo, poco, estuvo en la Dirección del colegio; los cui- dados de la salud de su hijo le obligaron á retornar muy en breve, en ese año mismo, á los Estados Unidos. De un autógrafo de Don José de la Luz y Caballero tomamos este valioso juicio sobre Gui- teras: «Siento en el alma que hayas deJado la dirección de ese co- legio porque te creo de los pocos capaces y dignos de tal ministerio. No es menester que me digas que habrás tenido graves motivos para ello.» Y en otro autógrafo de 1858 reitera su opinión sobre las aptitu- des de maestro de Eusebio Guiteras; refiriéndose á su colegio le dice el citado Luz y Caballero: «habiendo echado los ojos sobre todos los elegibles para encargarse de su dirección en mi lugar, nin- guno me ha parecido desde el principio más á propósito que tú. Mucho me alegro por tanto de tu vuelta en el próximo Noviembre para que hablemos detenidamente del asunto.» De 27 de Abril de 1859 es esta otra carta, de José Manuel Mes- tre: «Mi estimado amigo: un pequeño viaje que acabo de hacer á la Isla de Pinos me ha impedido contestar antes 4 la apreciable de usted fecha 5 del corriente. Al hacerlo, no puedo menos de mani- festarle lo mucho que he sentido la decisión de usted de no aceptar el puesto con que le brindábamos algunos amigos y yo en el colegio que se proyecta. Un hombre como usted es el que le hace falta á esta pobre Habana, y lejos de hacerle á usted favor con nuestro ofrecimiento, como usted, modestamente, cree, entendíamos que no rehusándolo, ese favor lo recibíamos de usted nosotros, este pueblo, EUSEBIO GUITERAS “l es decir, Cuba. Lo peor es, amigo Guiteras, que otras persovas del género selecto á que usted pertenece, á quienes hemos explorado en el propio sentido que á usted, se han excusado también—¿ será posible que la Habana no llegue á tener un establecimiento de ense- ñanza digno del país? Esperamos en Dios que así no sea, y dis- puestos á que tan extremada desgracia nunca dependa de nuestra inconstancia é indiferentismo, seguiremos adelante con nuestros esfuerzos, y sobre todo, buscando al hombre con la lámpara de Dio- genes. Cuánto nos alegraríamos de que usted variase de determi- nación.» Cuando se estableció, ya definitivamente, en Filadelfia, Eusebio Guiteras escribió sus celebrados libros de lectura que han hecho su nombre familiar también en los países sur-americanos. No pocos editores hicieron con ellos negocios muy lucrativos, de los cuales, en alguno no tocó la debida parte, como es frecuente ocurrencia en el campo de las letras, al autor. La casa de Appleton y Co. hizo en 1886 una edición de 18,000 ejemplares. En su ciudad natal, Matanzas, hubo de distinguirse Guiteras en los círculos y fiestas literarias. Fué uno de los fundadores de E: Liceo y obtuvo de manos de la distinguida poetisa cubana, Ger- trudis Gómez de Avellaneda, con ocasión de los juegos florales de 1861, medalla de oro por su composición Romance cubano. Cuando Don José de la Luz le invitó según lo comprueba el autógrafo, ya leído, á la dirección del Colegio El Salvador, fué su natural modestia quien le impulsó á no aceptar tan honroso puesto; además, pesaban sobre él los deberes de profesor de La Empresa, á, quien puso término en su período más brillante, la situación creada en la sociedad cubana, por el movimiento revolucionario del año 1868. Los alumnos de este plantel recibieron una educación esme- rada de tolerancia y respeto mutuo, de libertad de pensamiento, y se les preparó mediante Jos más sanos preceptos de moral para los deberes sociales. Infundió sospecha el colegio de ser núcleo de la- borantes. Poco tiempo después se prohibía la circulación y estudio en las escuelas de los libros de lectura de Guiteras. En sus últimos años publicó su novela frene Albar, que imprimió en 1885, en Barcelona, el Director de La Ilustración Cubana, Sr. Fi- garola Caneda, en dos tomos de unas 200 páginas cada uno. Y también en la propia Biblioteca publicó Un invierno en New York. Es el primero de estos libros una obra escrita con la sencillez y naturalidad de estilo propios del autor que hoy tiene interés y valer 8 RAMON MEZA i histórico por la fidelidad con que describe locales, escenas y episo- dios de la vida cubana, por los años 1838 en que da principio la ac- ción. El segundo libro consta de impresiones de la vida de la gran metrópoli comercial de América, en sus calles, parques, teatros, fiestas, observaciones curiosas y anécdotas amenas recogidas de cerca por su observación personal. Son entre ellos de oportuna cita, dada la índole de este trabajo En la escuela, que trata de las clases y enseñanzas y En la casa de pupilos, que también contiene anotaciones muy curiosas sobre la educación social de la mujer. Por encargo del Arzobispo Wood corrigió para reimprimirlo, de una antigua versión española, la Biblia, rectificando con notas nu- merosas los muchos errores de la traducción. Sus conocimientos en el latín han hecho que algunos, entre ellos Calcagno, le atribu- yan la traducción de la Eneida de Virgilio, y algunas odas de Ho- racio; estos trabajos son de su hermano Antonio, que dominaba esta lengua con la perfección que puede suponerse para la difícil tarea de adaptarla á la forma poética. Es suya la novela Gabriel Reyes publicada en Cuba y América. Y una traducción de Inni Sacri de Manuzoni; unas notas de sus via- jes, publicadas antes por los años 1860 á 1861 en El Liceo de Matan- zas bajo el título Dos cubanos en Tierra Santa, un volumen de poemas religiosos, otro de: Reminiscencias, Ensayos sobre Educación y un libro para aprender el inglés. Fué miembro de la American Catholic Historical Society. Habiendo abandonado á Cuba definitivamente por el año 1869, como dijimos, fué en Filadelfia donde más trabajó como autor; y excepto cuatro años pasados en Charleston, allí permaneció hasta su muerte, ocurrida en 24 de Diciembre de 1893, veinticuatro horas después que ocurrió la de su inseparable compañera. Enfermo y débil no pudo resistir este fuerte golpe moral que le hirió profunda- mente en sus sentimientos de constante y fiel esposo, de hombre bueno cuya conducta virtuosa y honrada no sufrió nunca el más ligero eclipse. La prensa, vocero exacto entonces de la opinión, recogió con carácter de duelo para Cuba la triste nueva. En el ex- tranjero, El Porvenir de New York de 27 de Diciembre de 1893 refi- rióse al suceso y dió un extenso artículo en su número de 3 de Enero de 1894. The Press y The Times de Filadelfia de 28 de Di- ciembre de 1893. Y del mismo día The Catholic Times, de la propia ciudad, algo más extenso que los anteriores y escrito con emoción verdadera. The Public Ledger de 29 de Diciembre de 1893. Y en eS EUSEBIO GUITERAS Key West el Advertiser de 6 de Enero de 1894. Casi todos los pe- riódicos de la isla dieron también cuenta del acontecimiento, publi- cándose buenos artículos necrológicos, en Santa Clara J. R. Tristá, su discípulo, La Aurora del Yumurí de Matanzas, Diciembre 27 de 1893, La Región, de la misma ciudad, de S de Enero de 1894, Y algunos más de los cuales podrá juzgarse en otro capítulo del pre- sente trabajo. E - Libros de lectura anteriores ú los de Guiteras: de Cirilo Villaverde, Manuel Costa- les y Luz y Caballero. Del estado en que se hallaba nuestra instrucción elemental, en lo referente á libros de enseñanza, algunos años antes de los libros publicados por E. Guiteras, pueden informarnos algunas observa- ciones contenidas en el prólogo del libro de lectura de Cirilo Villa- verde. ? «Cuando habla el autor de escasez de textos de lectura, no olvida por cierto que recientemente el Sr. Costales, y antes que él los Sres. Martínez de la Rosa en España, y Luz Caballero en esta Isla, han publicado tres obrillas recomendables por varios respectos; cree sí que todo no está hecho, y que la escasez habrá quedado re- mediada, no satisfecha. Por otra parte, puesto que de acuerdo en- teramente con el espíritu que ha guiado á esos señores en la redac- ción de sus obras, en especial con el primero y último, por lo que hace á medios y modo de redactar la suya, ha seguido rumbo muy distinto. «En los pocos años que lleva de magisterio, ha podido advertir que el demasiado empeño en educar con libros de lectura no enseña que los niños prefieren y entienden más pronto lo que se les dice en estilo pictórico ó dramático, si así es dado expresarse, que en el di- dáctico y narrativo; que devoran una leyenda cualquiera en que alguno de ellos figura como actor, al paso que leen con desgana y olvidan luego aquella en que sólo se les entretiene con reflexiones y advertencias, por provechosas y atinadas que ellas sean; que se re- gocijan y encantan cuando por sí mismos penetran la moralidad del cuento, mientras que se aburren y rebelan cuando se les quiere me- ter con cuchara, como vulgarmente se dice; en suma que si se desea 1 Habana. Imp, del «Faro Industrial», 1917. 115 páginas. 10 RAMON MEZA educarlos y enseñarlos, preciso es poner en ejercicio al mismo tieni- po que su inteligencia, su corazón: objeto y cifra de la educación intelectual y moral. «Por lo que toca á la división del librito en cuentos y conversa- ciones, el autor cree advertir únicamente que el título de la prime- ra indica bastante bien cuál ha de ser el oficio del discípulo y del maestro, esto es, leer el uno, y escuchar y aclarar el otro, al paso que en la división segunda el oficio de ambos es discurrir, reflexio- nar, en una palabra, conversar en dulce y amigable compañía. «Porque como antes se insinuó, el libro no es más que un achaque para ejercitar el método explicativo, dado que el verdadero libro es el maestro. Y en cuanto á haber preferido los versos sueltos de poetas del país á las fábulas, únicas con que hasta ahora se han amenizado los libros de lectura, bastará decir en justificación de la preferencia, que fuera de que no hace memoria de ninguna que esté de acuerdo con sus sistemas, las fábulas tienen por lo común el in- conveniente de servir más bien de distracción que de enseñanza á los niños. » Siendo ya raro y escaso este librito de lectura anotamos el título de sus materias para dar aproximada idea de sns capítulos, que son muy cortos, impresos con letra clara y limpia, y ornados por ma- yúsculas grandes donde juegan con flores amorcillos. Los cinco primeros cuentos, según advierte el autor, son traducciones del in- glés, y algunos capítulos son poesías de autores cubanos: «La Co- rrida de Patos», de R. Palma; «La Fuga de la Tórtola», de J. J. Milanés; «Mis Flores», de Miguel Teurbe Tolón; «Dios», de José Zacarías González del Valle; «La Gota de Agua», de A. Bachiller. Hé aquí el índice completo de sus materias: «La niña melindrosa. Los muchachos malos. Juanita. El Goloso. El buen niño. La niña aplicada. Efectos de la aplica- ción. El niño inconsiderado. Los prisioneros. La niña presumi- da. El niño que no sabía aritmética. El niño escarmentado. Los dos hermanos. El niño y el espejo. La niña aplicada y formal, El Charlatán. El sol. La corrida de patos. La luna. La fuga de la tórtola. La bijirita. Mis flores. El cisne. A mi madre. Truenos y relámpagos. Dios. Elcampo. La gota de agua. La pesca. Las aves. Pájaros trepadores. Aves de rapiña. Mamí- feros. Reptiles.» El libro de Manuel Costales á que alude Cirilo Villaverde segu- EUSEBIO GUITERAS 11 ramente es el intitulado: Educación de la mujer, * en su prólogo ad- vierte que: «No es un libro completo de educación; sus tendencias todas tienen por objeto las mejoras intelectuales y morales de la mujer, á quien el mundo debe civilización y el hombre consuelos infinitos »; el sumario de sus materias, expuestas con letra muy clara y legible, es: «Dedicatoria. Motivos de esta obra. El Sér Supremo. La familia. El hogar doméstico. Un día deexámenes. Ambición y conformidad. Amor á la verdad. La niña desgraciada. La cal- zada del Monte. Visitas de vecindad. Lola, Rosa y Aurora. Una academia de niñas. El libro de Matilde. Belleza física y moral. La enfermera. Amigas y compañeras de colegio. Afición á los buenos libros. Esperanza. Amor de Madre. La mujer y la So- ciedad. Caridad. La madre de familia. Una huérfana. Con- versación entre un padre y su hija sobre el anterior capítulo. Ve- neración á los ancianos. Consejos morales y sociales.» Y creemos que es el citado por Villaverde, porque antiguos pro- fesores nos han informado que servía indistintamente en escuela de niñas y varones para la clase de lectura; además otro libro de lee- tura que hemos podido encontrar, con referencia á esta cita, es tam- bién de M. Costales; pero en colaboración con J. Gúell y Renté y se denomina Album religioso para los niños. * Si por una parte la escasez de ejemplares de estos libros nos ha movido á dar de ellos breve y sucinta idea, como dijimos; y por otra parte anotarlos como datos y documentos históricos, altamente honrosos para nuestros escritores que se afanaban por la ense- ñanza de los niños y su educación, el de D. José de la Luz y Ca- ballero es más raro é interesante todavía. Hemos podido ver un ejemplar donado por el Sr. Manuel Sanguily á la Biblioteca de la Sociedad Económica con esta curiosa nota: «Este ejemplar acaso sea el único que se conserva en tan buen estado. D. J. L. Rodríguez, dice, en la Vida de D. José de la Luz, 1* edición, pá- gina 61:—«nosotros no hemos visto nunca sino un ejemplar, suma- mente deteriorado y picado de polilla». —Por eso sin duda considera el tomito como cosa muy rara, que «se ha convertido en el día en una verdadera curiosidad literaria». Por esta circunstancia, y en atención á la personalidad de su autor, le hago con él un presente á la So- ciedad Económica de la Habana, que le contó entre sus preclaros 1 Educación de la mujer. Manuel Costales, Socio de Mérito de la «Real Sociedad Econó- mica de Amigos del País». Habana, Imp. «La Cubana», 1852, 189 págs, 2 Habana, Imp, del «Faro Industrial», 1847, 12 RAÁAMON MEZÁ miembros y de que fué alguna vez inolvidable Presidente. Haba- na, Febrero de 1892. Obtuve este libro en New York en 1877. Manuel Sanguily.» Este ejemplar, cuidadosamente guardado en la Biblioteca Pública de la Sociedad, se halla realmente en excelente estado de conserva- ción, es una reliquia que se aprecia debidamente y la prueba es que también hemos tenido el gusto de poderlo ver. Se denomina Texto de lectura graduada para ejercitar el método ex- plicativo. 1 Su impresión es clara. Comienza por el abecedario, or- denado en letras mayúsculas con su correspondiente minúscula debajo, y luego combinaciones desordenadas de estas letras y las de bastardilla. Siguen palabras de dos, tres y cuatro sílabas, y muy en breve se entra en la lectura corriente. El sumario de estas mate- rias es el que sigue: «Dios. Adán y Eva. Caín y Abel. Noé. Obligación con los que cuidan de nosotros, padres, maestros, etc. Fábula: «La gallina vieja y el gallito. Malas palabras. Sobre la mentira. Abrahan. Sepáranse Abrahan y Lot. Sobre las riñas. Sobre la unión entre hermanos. Lot. Abrahan ofrece á Isaac. El catecismo. Fábu- las: «La golondrina y otras aves». «La zorra y el busto». «El la- brador, las grullas y la cigúeña». «Las moscas», «Los muchachos y las ranas». «La serpiente y la lima». «La rana y el buey». «La cierva y el león». «La abeja y la avispa». «La mona». El oso y Jas ovejas». «El pastor». «El ladrón». «El perrito.» Algunas de estas fábulas, de Samaniego, como su título lo indica, _ están con los versos de este autor, y son copiadas; otras, alternando con éstas, están explicadas en prosa. Sigue el libro con una poesía y continúa: «Ternura que debemos á las madres, imitación de un anónimo inglés». Concluyendo con lectura y diálogos en prosa: Amor y obediencia á los padres. Amor y obediencia á los precep- tores. Premios. Sobre el roce con los criados. Casas. Diálogos entre un padre y su hijo Carlos. El niño Silvestre. El perrito inocente, Ó sea el muchacho mentiroso y veraz. Sobre la pésima costumbre de delatarse unos á otros. El muchacho holgazán. El mes de Mayo. Otra advertencia sobre el trato con las criadas. Des- cripción de un buen muchacho.» El libro, salvando los respetos debidos á tan venerable autor, tiene un defecto, la rápida y difícil transición del abecedario y del estudio de las sílabas á la lectura; no hay la gradación que reco- 1] Habana, Imp. del Gobierno de S. M. 1833. 104 págs. EUSEBIO GUITERAS 13 miendan los actuales principios y métodos pedagógicos. Hay que recordar su época en 1833, es verdad; pero ya se había escrito y se utilizaban en Europa los procedimientos iniciados en el Orbis Pictus de Comenio. No parece que tal defecto debe ser atribuído al autor; ni para esto lo señalamos, sino para demostrar una vez más lo di- fíeil que es hacer un libro fácil para enseñar á leer. Contiene, por lo demás la obrita, destellos vivos de aquel talento sólido y sobre todo de sus puro sentimientos y noble corazón. Hay preceptos y consejos de moralidad, de virtud, de rectitud, que más que á ins- truir al niño en la lectura estaban encaminados á elevar sus senti- mientos, 4 dirigir su educación, trazándole pasos firmes y dignos en el camino dela vida, no sabemos si más llenos de espinas y abro- jos entonces que ahora. «Un buen muchacho, dice en su último capítulo, es respetuoso con sus padres, obediente á sus maestros, amable con sus compañe- ros y atento y bien criado con todo el mundo». «No holgará tampoco transcribir, y recordar á hombres de hoy lo que en aquel libro leyeron de niños en el capítulo «Sobre la unión entre hermanos». Todos los hombres deben amarse; pero mucho más los hermanos; porque de su amor nacen la concordia y unión que contribuyen á la fuerza, seguridad y conservación de las fami- lias; los hermanos unidos se defienden unos á otros de todo el que Jos quiera Oprimir; se ayudan en sus necesidades; se socorren en sus desgracias, y así aseguran la existencia de todos. » «Esto es lo que quiso-decir tan ingeniosamente aquel rey Escita que á la hora de morir llamó á todos sus hijos, y entregándoles un haz de flechas, les mandó romperlo: mas no habiendo podido conse- guirlo los muchachos, aunque eran forzudos, lo cogió entonces el padre y desatándolo, fué quebrando las flechas una á una con la yema de los dedos fácilmente: Aquí tenéis, les dijo, los efectos de la unión: unidos vosotros como el haz, nadie podrá venceros; mas si 0s cogen uno á uno seréis quebrados como débiles cañas. » IV Serie de libros de lectura de Guiteras: su materia: índole moral: sus poesías: la lectura como arte. La serie de libros de lectura de Guiteras va escaseando y ya es difícil de obtener, á lo menos á nosotros nos ha costado algún tra- bajo y tiempo, reunir tomos de la trigésima edición. Algunos años 14 RAMON MEZA más y serán quizá tan raros sus ejemplares como los de los libros de Costales, C. Villaverde y Luz Caballero. Documentos pertene- cientes á la historia del desarrollo de nuestra cultura, debemos contribuir á recogerlos y guardarlos, dando ahora, siquiera sea bre- ve y sintéticamente, la idea más completa de ellos. El primer tomo lleva este pequeño prólogo que da cuenta de su índole y propósito: «Este libro ha sido compuesto para los niños que han pasado ya la cartilla. «El maestro debe insistir en que los niños pronuncien clara y distintamente las sílabas de las palabras sueltas que se hallan al principio de cada lección, haciéndoles notar aquellas que vulgar- mente se pronuncian mal, como: canasta, nadie, levantar, hervir, y obras. «Los diálogos y los cuentos están arreglados de manera que pue- dan ser objeto de útil conversación entre el maestro y los niños. » Como la escogida con mucho tino y acierto por uno de los publi- cistas, cuya opinión más adelante citamos |, otras muchas poesías hay esparcidas por el texto. No será el verso muy medido ni co- rrecto; no tendrá un ajustamiento exacto y riguroso á las reglas poéticas; pero tienen pasión y sentimiento análogos á las pequeñas narraciones en prosa que constituyen la amena lectura de estos pe- queños libros, y como ellas, tienen el mismo interés y despiertan la misma emoción infantil. Soñ altamente educadoras y morales, en- salzan la belleza, la modestia, la virtud, el recato. Tiene el clásico sabor de la anacreóntica, su ligereza y frescura, la poesía que completa la lección rr del tercer tomo: FLORES Corónate de flores, niña hechicera, que ellas mejor te adornan que el oro y perlas. Los años primeros de la vida nuestra pasan como arroyo por entre la yerba. Corónate de rosas, niña hechicera, que son como tu cara suaves y frescas. 1 Raimundo Cabrera, capítulo y. EUSEBIO GUITERAS Alegre está siempre el alma serena, que lleva consigo la dulce inocencia. Con la encendida rosa, si eres discreta, pondrás en tu corona las azucenas. Como ábgel hermoso que vive en la tierra, tu pecho sencillo es todo pureza. Y note olvides nunca, niña hechicera, de que baya en tu corona suaves violetas. Las gracias del rostro, del alma las prendas, más brillan si al lado está la modestia. Corónate de flores, niña hechicera, que son mejor adorno que el oro y perlas. 15 Digna de ser colocada al lado de ésta es la contenida en la lec- ción XVI: LA BELLEZA Bellos son tus ojos, niña, cuando arrepentida lloras, y de tus padres imploras el merecido perdón. Porque todo se embellece si como en claros espejos, se descubren los reflejos de un hermoso corazón. Si al ver que tu madre clava la mirada pensativa, corres juguetona y viva y vas su frente á besar... Oh! qué rojos son tus labios! como bruñidos corales; y entre ellos blancos, iguales, los dientes se ven brillar. Tu frente tersa y sereva, y los arcos de tus cejas, y bus rizadas guedejas 16 RAMON MEZA parecen de un serafín, cuando á su lado tu padre te llama y dándote un beso, te mira con embeleso, y mirándote es feliz. Blancas son como la nieve tus manos, si diligente mueves la aguja luciente con laudable actividad; ó si entre tus dedos pasan las hojas de un libro bueno, que vierta en ta puro seno de Dios la augusta verdad. Todo es belleza, mi niña, si con su divina llama la virtud el pecho inflama en sacrosanta pasión. Ante ella toda otra cosa parece descolorida: ella es la que nos convida de Dios á la alta mansión. Y no resistimos la tentación de colocar al lado de las anteriores la de la lección xxx1rn del libro 11: A CUBA Isla hermosa, que te bañas en el mar de las Antillas, pareces una esmeralda de zafiros guarnecida; porque verde siempre está tu deliciosa campiña, y son azules las aguas que juegan en tus orillas. Si el sol sus rayos de fuego sobre ti lanza con ira, templa su crudo calor del mar la constante brisa. Los frutos que Dios ha puesto en tu tierra fértil, rica, son encanto de tus hijos, y del extranjero envidia. La caña como una reina de cintas de oro vestida, por tus campos deliciosos levanta su frente altiva; y al lado de ella el café sus rojos granos te brinda, EUSEBIO GUITERAS 17 mientras erguido el tabaco su florido tallo inclina. Para ti, Cuba preciosa, los astros más claros brillan, y para ti de las flores la aroma es más exquisita. Para ti crecen los cedros, “y crece la palma erguida, el plátano sus racimos be ofrece con mano amiga, y sus mazorcas de oro el rico maíz te brinda. Para ti los azahares su fragancia al aire envían, y en naranjas se convierten al caer la flor marchita; y para ti coronada airosa crece la piña, que anidada entre las hojas parece reina en su silla. Juegan á ta alrededor pájaros en que se pintan las piedras y los esmaltes de las joyas exquisitas. ¡Cuba! ¡Cuba! ¡tierra hermosa! ¡La mano de Dios bendiga bus tierras, tu puro cielo, que ardiente sol ilumina, y las aguas de zafiros que juegan eu tus orillas! Bien sabemos que todas estas poesías escritas sin más propósito que la leyeran los niños de las escuelas, más cuidadosas de la idea que encerrara su fondo que de su forma, fueron acremente censu- radas por una crítica cruel, sin piedad. Lo mismo que los defectos ¿adónde no se encuentran? ¿quién no los tiene? de las obras de He- redia, Luaces, Milanés, y también de las obras de Villaverde, Luz y cuanto autor preconizaron los cubanos. Mas ésta fué una cam- paña política, de muy mal género, tendente á rebajar los esfuerzos del intelecto cubano; y especialmente contra las obras de Guiteras, para hacerles perder en aquel momento las simpatías de que dis- frutaban en nuestras escuelas elementales; y sobre todo para dispu- tarles su creciente éxito editorial. El índice de sus materias es el siguiente: Libro 1. «La Lectura. La vuelta al colegio. La niña cariñosa. Los ár- 18 RAMON MEZA boles. La comida. La gramática. Los reptiles. La aritmética. Los barcos. La geografía. El ingenio. El niño aplicado. Amor de ma- dre. La merienda. El aseo. Los sentidos. El muchacho fino. Las nubes y el arco-iris. Las aves. El trato. El portamonedas. Noé. Abraham. Moisés. La Iglesia. Jesús crucificado. La aldea de Be- lén. Himno á la Virgen María. El niño perdido. Los mártires. Himno de la mañana. La oración. Himno de la noche. Los dos amigos. San Carlos Borrameo. Los indios de la Isla de Cuba. Des- cubrimiento de la Isla de Cuba. A Cuba. Todo sirve. El niño miedoso. Anselmo y Lupercio. La inocencia. Hospitalidad. El primer pesar. La madrina. Los metales. La niña descuidada. El tomeguín. Salvador. La impaciencia. El perro Leal. Libro 111. «La lectura. Las clases. El saber. El buen hijo. Las abejas. La envidia. El comercio. El desidioso. El plátano y la ca- ña. Las dos amigas. De los mamíferos. El jazmín y el llantén. La tierra, el aire, el agua. El “pordiosero. El libro de Robinson. La belleza. De los cuerpos. Ratas y ratones. La tarde de verano. El almuerzo. Urbanidad. De las carreras. El fanfarrón. De los cli- mas y las razas. Presunción. Las cartas de Teodoro. La intención. El enojo. Falsa verguenza. De las plantas. El caminante. Euro- pa. La Historia Sagrada. Samuel. Salmo. David. Nuestro Señor Jesucristo. Salmo. Jerusalem. La Iglesia. Los evangelistas. Los Santos Padres de la Iglesia. Lágrimas y Perlas. Curiosidad. In- venciones y descubrimientos. El perro. Isabel la Católica. El des- cubrimiento de América. La Isla de Cuba. La Habana. Matanzas. Guayo. Flores. La verdad. La Catarata del Niágara. La Catedral de Sevilla. Mansedumbre. Alejandro y Eulogio. Una ciudad turca. Ruth. El aguacero y la llovizna. Filadelfia. Tobías. Idiomas. Las partes de la oración. Las aventuras de Melchor Gaspar. El Desier- to. Las Obras de Dios. El jugador de pelota. El muchacho.» El libro 1v está dedicado al perfeccionamiento del arte de la lec- tura. No quiso Guiteras que se aprendiera á leer bien y correcta- mente, sino que á las claras está su propósito en este libro, el más voluminoso de todos, de lograr lectores perfectos. Se dió cuenta exacta de lo difícil que es llegar á dominar la lectura cemo arte, dando á la voz y al gesto las actitudes acomodadas al texto para inspirar al oyente interés por lo leído y no cansarle con la monoto- nía de un lector de salmodias. ¡Qué pocos son los que saben leer: qué difícil es leer bien! Sin llegar á las lindes de la declamación, que ya por sí sola constituye otro arte con su enseñanza graduada, EUSEBIO GUITERAS 19 extensa, especial, por lo común no se tiene idea de lo que debe ser el arte de la lectura. Guiteras, lo repetimos, abordó el problema de llevar á la posi- ble perfección en la escuela el arte de la lectura. Y á esto respon- de la disposición y materias de su libro rv. Es el que menos traba- jos originales tiene; sólo están firmados con las iniciales del autor, E. G., La Tierra Santa, descripción de su viaje á Palestina, El Vesu- bio, Dos Matanceros en las Pirámides de Egipto, La vía dolorosa, Vejez árida, Flores de invierno, Recuerdo de Italia y De Jafa á Jerusalen. Los demás son trozos escogidos de prosistas y-poetas castellanos, Quintana, Larra, Ochoa, J. N. Gallego, Hartzenbusch, Cienfuegos, Bretón, Fray Luis de León, de Granada, Mesonero Romanos, Cer- vantes, Quevedo, Solís, Jovellanos, Moratín, el P. Isla, Meléndez, y otros, con gran número de fábulas de Samaniego é Iriarte. Al lado de éstos figuran los americanos A. Bello y W. Irving y los cubanos: Arrate, R. Palma, C. Villaverde, Plácido, el P. Vare- la, E. Piñeyro, Milanés, Turla, Suárez y Romero, E. Blanchet, Juan C. Zenea, J. M. Heredia, J. A. Saco, J. B. Betancourt, J. A. Echeverría, Fornaris y otros más. Son trozos de lectura bien escogidos por su dicción, la alteza de sus ideas, indudablemente que constituyen modelos excelentes para ensayar las tonalidades, inflexiones de voz, pausas, acentos y demás detalles señalados con acentos graves, agudos y circunflejos que en las primeras lecciones indican el sistema que recomienda el autor para lograr este perfeccionamiento en lo que se desea trasmitir á los oyentes por el medio escrito. Están dedicados estos primeros capítulos del libro á ejercicios de énfasis, de pausa y de inflexión. Descripto así de tan gráfica ma- nera el sistema del autor, sigue ya la lectura corriente sin signos, hasta las primeras lecciones en verso, en la fábula La Lechera, de Samaniego, para aplicar á la lectura de las poesías los mismos ejer- cicios ya aplicados á la de la prosa. Este tomo tiene 321 páginas y 157 lecciones, señaladas con nu- meración romana. ? 1 Con motivo de nuestros deseos de completar la serie de Libros de Lectura de Guiteras, el Sr. Director de la Biblioteca Nacional, escribió á la casa de Appleton de New York: y con- testó que la serie estaba agotada así como un Método de francés y una Cartilla también del autor, que editaban; é indicando una casa de la Habana, dijo que en ella se podía obtener dicha obra. Efectivamente, obtuyo el Libro 1, trigésima séptima edición de 1907; el Libro 11, trigésima ter- cera edición de 1907 y el tercero, trigésíma edición de 1906: Barandiarán, Hermano y Compañía Habana. El Libro cuarto está totalmente agotado: su última edición fué en 1868. La última edición de la Cartilla, fué en 1900, , 20 RAMON MEZA V Opiniones de autores cubanos sobre los libros de E. Guiteras: de Manuel de la Cruz,. Bonifacio Byrne, Raimundo Cabrera. Artículo del periódico Camafeos. Jui-- cio de José Martí. No quisiera, señores maestros, dejar de unir á este trabajo opi- niones muy valiosas respecto de D. Eusebio Guiteras. Ellas con- tribuyen á conservar su fisonomía moral y material. Son también documentos históricos que no pueden dejar de conocerse y estu- diarse por quien con más tiempo y sosiego, logre hacer una biogra- fía completa del maestro cubano en cuyo honor celebra el Consejo- Escolar de la Habana, esta íntima fiesta. Si algún valer quisiera que se concediera al presente trabajo es el de la rebusca difícil y penosas pesquisas á través de nuestras bi- bliotecas tras de datos y documentos de muy distinta índole y épeca. Es el trabajo presente de compilación, lo más completo que ha po- dido ser; y aunque algo más se extienda, el mérito y autoridad de esos juicios y la luz que proyectan sobre la figura venerada de un compatriota digno de ser recordado, por la honra de su meritoria vida y por su fama adquirida en buena lid, hace necesario que no se aparten de las líneas que preceden: las confirman, corroboran y apoyan, enalteciendo la memoria del que fué excelente maestro de la niñez cubana. A Eusebio Guiteras, dedicó este artículo el joven y brillante es- critor, compañero inolvidable Manuel de la Cruz: «Amar la infancia con solicitud de padre y con desvelos de maestro; vivir con el tormento de conquistar la verdad y el anhelo religioso de difundirla, inmaculada como una hostia; considerar la vida como una misión austera, melancólica, cuyo ideal constante es la concordia y cuyo fin es la práctica del bien, en su expresión más pura, sin reparar en la abnegación ni en el sacrificio; ¿no es realizar el tipo del verdadero discípulo de Jesús, el carácter del hombre que como un modelo de vida se dibuja entre las vagueda- des, contradicciones é idealidades de los Evangelios? Pues tal fué el carácter del venerable cubano que hace pocos días espiró en Fi- ladelfia; tal fué la vida ejemplar, fecunda en bienes, de D. Eusebio Guiteras. «Nació en Matanzas en 1823. Era hermano de D. Pedro, el historiador, y de D. Antonio, célebre por la traducción de La Eneida y participación que tuvo en la fundación del colegio La Empresa que: EUSEBIO GUITERAS 21 con un capital de $1,400 se estableció en 1840 en Matanzas. La di- rección fué encomendada primero al Sr. José Antonio Echeverría y fueron profesores Cirilo Villaverde, Ramón de Palma, Pío Campu- zano. Sucedió en la dirección el bilbaíno José Miranda y partiendo en 1850 por enfermo á la Península, se nombró á D. Eusebio Guite- ras Director, quien á la sazón contaba 27 años y acababa de sufrir el encierro en el Castillo del Morro de la Habana. Descorazonado y enfermo por la muerte de una hija salió para los Estados Unidos. En la dirección permaneció tres años, de 1850 á 1853. Y le sucedió su hermano, Director de 1853 á 1869, en que el trastorno producido por la guerra obligóle á salir de la escuela, la que fué denunciada por como «un semillero de insurrectos». D. Eusebio regresó á Ma- tanzas en 1858 y desempeñó el cargo de profesor por diez años con- secutivos. «D. Eusebio fué el obrero más asiduo de aquella obra generosa en la que puso el amor que supo infundirle D. José de la Luz cuando éste era Director del Colegio de San Cristóbal de la Habana, más conocido por Colegio de Carraguao. Colaboró en el Furo Industrial, La Aurora, El Liceo de Matanzas, La Verdad Católica. Por los años de 1884 compuso un pequeño libro denominado Guía de las Cuevas de Bellamar insertado por Pezuela íntegro en su Diccionario histó- rico-geográfico de la Isla de Cuba; en 1869 compuso para la casa de Appleton un método elemental para aprender el francés; en 1887 hizo dar á la estampa en Barcelona el libro que contiene los si- guientes trabajos: Un invierno en Nueva York, apuntes de viaje. La Biblioteca de la NMustración Cubana publicó los dos primeros tomos de la novela frenc Albar. En La Ilustración tres composiciones poé- ticas celebradas: Dolores, La Oración, A Roma. «En su cuarto libro de lectura reprodujo algunos fragmentos de su Diario de viajero y ha dejado inéditas poesías religiosas y la no- vela Gabriel Reyes. «Desempeñando el cargo de Profesor de La Empresa compuso su célebre y popular libro de lectura serie formada por cuatro, y que ha alcanzado numerosas ediciones siendo la mayor la de 18,000 en 1884 en los Estados Unidos. Pocos libros si alguno ha llegado á alcanzar en Cuba igual éxito, pocos también lo habrán merecido como esa obra privilegiada inspirada en el más noble y puro de los AMOrTes. «Los años pasarán y el texto de lectura que compuso D. Eusebio Guiteras conservará su frescura, sn originalidad, su valor excepcio- 22 RAMON MEZA nal, su mérito intrínseco. Para que muera, para que sea deste- rrado de las aulas en que bulle la infancia cubana, sería preciso que el hogar cubano se transformara. El lenguaje de esos libros con- tinúa en la escuela el lenguaje que nos hablaron nuestras madres en el hogar. Es la letra de un santuario que fija la tradición oral del santuario en que el amor ungió nuestros corazones. Es la pri- mera sombra de melancolía de la vida; es la repetición del consejo sano y desinteresado que murmura cotidianamente la sacerdotisa de la familia. El sepulero del hombre justo que compuso esos li- bros tendrá como constante y purísima ofrenda las nostalgias de la infancia y la amorosa gratitud de las madres cubanas. » De Bonifacio Byrne son las siguientes líneas: «La muerte del sabio cubano me ha hecho recordar los felices tiempos aquellos en que, sentado yo en las aulas escolares leía en su Libro Ouarto de Lectura, las descripciones hechas por él de su vi- sita 4 los Santos Lugares; de su viaje á Egipto, cuando subió á las Pirámides y se detuvo en actitud meditabunda ante el sepulcro de los Faraones; de su excursión á Jerusalén y á los sitios aquellos en que vivió y murió Jesucristo. En esas descripciones trazadas con verdadera unción evangélica se halla de manifiesto en cada página la fe que animaba el espíritu del sabio matancero, cuyas creencias religiosas, no sufrieron nunca menoscabo, sino que antes bien se acrecentaron en el destierro á que voluntariamente hubo de some- terse en Filadelfia, ciudad en que hubo de fijar su residencia, por ser la población de los Estados Unidos la que más en consonancia estaba con sus gustos y sus aspiraciones. En ella vivió muchos años D. Eusebio, consagrado exclusivamente al amor y al cuidado de su amantísima familia. Pero siempre pensaba en este pedazo de tierra, en su cielo azul y en sus tardes melancólicas y bellas. Se acordaba de nosotros y de los numerosos discípulos que había dejado al abandonar los patrios lares...» «Nos ha dejado, sobre todas sus obras, dice Raimundo Cabrera, ' una de mérito superior: El Libro de Lectura Graduada, en el que aprendimos á leer los que ya empezamos á tener nieve en la cabe- llera y en el que aprenden á leer ahora nuestros hijos. «El texto comprende tres tomos, adaptados á tres distintas eda- des ó grados de instrucción en el alumno. Acaso no soñó nunca Guiteras que su libro, acogido como texto en las escuelas de su país. 1 El Figaro. Enero 14 de 194. EUSEBIO GUITERAS 23 y los de la América latina, donde se reproducen las ediciones á mi- llares, había de enriquecer á especuladores advenedizos. «Pero no está el mérito de la obra en el estilo, en el ingenioso artificio del maestro que deleita é instruye al educando mientras le hace practicar la lectura, sino en la sencilla moralidad derramada en todas sus páginas, reveladoras del alma generosa del autor. «Los que aprendimos á leer en el «Libro de Guiteras », como ge- neralmente se le denomina, conservamos en la memoria muchos de sus trozos selectos y versos tan fluídos y tiernos como los siguientes: «Tener en el corazón fe, esperanza y caridad, vale más que lindos ojos y que labios de coral. Cuando Luz al campo sale coronada de azahar, y todos los que la miran le dicen: ¡qué linda estás ! vuelve 4ásu madre la cara y pregunta con afán: ¿Es verdad lo que me dicen ? y ella responde: es verdad; porque eres buena, hija mía, y ser buena vale más que los ojos de azabache y los labios de coral. Toda belleza del cuerpo se pierde y no vuelye más; pero el alma es hecha á imagen de Dios que en el cielo está. Con los ojos y los labios no se hace la caridad, ni con tener trenzas de oro se puede el cielo alcanzar. “La sengillez, la modestia, la inocencia y la humildad, valen más que lindos ojos y que labios de coral.» «En mis filtimos viajes á los Estados Unidos, conocí personal- mente al sabio que me había honrado antes corrigiendo las pruebas y dirigiendo la impresión de mi libro Cuba y sus Jueces. Ausente de la patria desde 1870, deleitábase en hablar de ella, de su cielo, sus prados y su suerte.—Cuba no será feliz, me decía, sino después que se hayan sostenido muchas escuelas. ¡Eduquen! ¡ eduquen ! » 24 RAMON MEZA En 1865 dirigía Angel Mestre Tolón un periódico satírico que llevaba por título Camafeos; donde entre jocosa y seriamente trazó la fisonomía de Guiteras de modo que creemos oportuno recoger, ya que fué la de sus años juveniles, para ponerla al lado de la de sus últimos años trazada por la pluma llena de sincera emoción, hacia todo lo que se distinguía y valía en Cuba, de José Martí. Dicen los Camafeos: : «Eusebio es alto; ni grueso ni delgado, ligeramente encorvado por el hábito del estudio y la meditación; de rostro pálido y oval, ojos pardos y rasgados, cabellos de color castaño obscuro, voz clara melodiosa, sobremanera simpática. «En su trato revela el buen tono de la aristocracia inglesa, la amabilidad y la cortesanía de la española y el buen gusto y sprif de la francesa. «Es imposible dejar de apreciarle, como se hable con él siquiera; y antes de ello se siente uno atraído por su noble continente, por la dulce y melancólica serenidad de su mirada y por la bondad que se retrata en su pensativa frente. «Fué el primer cubano que escaló las pirámides de Egipto; ha bautizado á sus hijos con el agua traída del Jordán; y en sus poe- sías, en las relaciones de sus viajes así como en todos los libros que ha escrito manifiesta un alma encendida en el amor de la huma- nidad. «Es colaborador de La Verdad Católica, pero, según me han dicho ha vivido algún tiempo en el Morro de la Habana, porque se pare- ce bastante á Silvio Pellico.» Nada puede terminar más honrosamente nuestro trabajo que el artículo de José Martí, * antes citado, escrito con motivo de la muerte de Guiteras: «En su casa de patriarca humilde, al pie de la Iglesia donde iba á buscar de continuo, con la fe de la imaginación, el consuelo y reposo que escasean en la vida, ha muerto, lejos de su patria, el matancero amado, el maestro Eusebio Guiteras. En sus libros he- mos aprendido los cubanos á leer: la misma página serena de ellos y su letra esparcida, era como una muestra de su alma ordenada y límpida: sus versos sencillos, de nuestros pájaros y de nuestras flo- res, y sus cuentos sanos, de la casa y la niñez criollas, fueron para muchos hijos de Cuba, la primera literatura y fantasía. En Cuba benía él perpetuamente el pensamiento, siempre triste; y había algo 1 Patria, New York, Diciembre 28 de 1894. EUSEBIO GUITERAS 25 de amoroso en sus modales, un tanto altivos en la mansedumbre, cuando recordaba los tiempos prósperos del colegio de La Empresa donde él ayudó á criar tan buena juventud, Ó se evocaba á los Su- zartes y Peolis y Mendives, que fueron tan amigos suyos, Ú decía él de la amistad piadosa de Raimundo Cabrera y de Gabriel Millet, que con la visita y los regalos criollos pusieron en su vejez un rayo de sol, 5 con la mano apagada iba volviendo las hojas de aquel ál- bum de autógrafos que guarda escondidas, páginas de Plácido y de Milanés, y cartas y firmas de lo más honrado y fundador de Cuba. Ah! ¡qué culpa tan grande es la de no amar, y mimar á nuestros ancianos! « Patria fué á ver á Eusebio Guiteras, hace pocos meses. Y era él aún el maestro de la leyenda, con algo de eslavo en el arrogante cuerpo, las canas de la barba y el cabello realzando el rostro he:- moso, el traje austero y fino, y por corbata la cinta de seda negra. y de calzado los zapatos bajos. Un cristo en la pared desnuda era en el cuarto lo que más se veía, y la Virgen de Guido. En la me- sa, de caoba bruñida, todo estaba como para empezar á trabajar, sin papel holgante ni libro vagabundo, y á la derecha de la cartera esperaba una vieja crónica de México la mano penosa del fiel tra- «luetor; trabajaba, en silencio, hasta los últimos días de sn vida. En la severa sala, janto á su cuarto de escribir, los dos grabados, y muy buenos, de la chimenea, eran de Quintana el uno, y el otro dle Las Casas. Pero lo que como su joya enseñó él, y con las ma- nos trémulas levantó hasta la luz, para que se le viera mejor, fué una paleta en que estaba pintado un paisaje de Cuba: un paisaje que le envió de regalo Raimundo Cabrera. ¡Oh, qué bien hace el que consuela á los ancianos! «Ya ha caído, como una ánfora de plata en que se extingue el perfume. Se durmió con las dos manos al pecho. Una familia ilustre, de hombres capaces y buenos, de mujeres fieles y cultas, llora en la casa vacía. Ya no irá por las mañanas Eusebio Guite- ras, como dicen que iba, á verá la luz del sol el paisaje cubano. Ya, al alzar la cortina, blanca siempre, no verá las enredaderas de su portal, ni las hojas de otoño, ni la nieve. Su pueblo le debió luz y virtud, y lo tiene en el corazón, donde no se sientan los can- sados ni los hombres de odio, donde se sientan los padres. «¡Feliz quién, antes que se cerrasen aquellos nobles ojos, pudo ver brillar en ellos una vez más la luz de Cuba, y reanimó, con el agradecimiento de la patria, el corazón desterrado del anciano!» GRADUALIDAD DE LA CONCIENCIA 1 POR EL DR. HOMERO SERÍS DE LATORRE Nada puede nacer de golpe; ni el pen- samiento, ni el movimiento. LEIBNIZ. De la inconsciencia á la conciencia no ve- mos nosotros sino una diferencia de grado. VARONA. Una de las características que la Psicología científica descubre en los fenómenos mentales, es la de ser éstos gradualmente cons- cientes. Los fenómenos psíquicos no aparecen todos con igual claridad ante la consciencia ? del sujeto. Esto es, que el sujeto en el cual se verifican tiene mayor menor consciencia de que le afectan. Por lo tanto, no todos los fenómenos mentales adquieren la mayor lu- cidez, es decir, no todos son enteramente conscientes. En la consciencia hay que distinguir grados. La vida psíquica confinada á la región de la plena consciencia es bien restringida. El campo llamado de la inconsciencia * es- mucho más amplio y su actividad, por lo tanto, mayor. Para que no resulte, pues, incompleta una psicología científica, es preciso que estudie los fenómenos que se desarrollan fuera de la conscien- 1 Tesis para el grado de Doctor en Filosofía y Letras, leída y sostenida en la Universidad el 27 de Diciembre de 1907, El Sr. Profesor de Psicología ha autorizado debidamente su publi- cación en la REVISTA. 2 Nos atreveríamos á proponer que el vocablo conciencia, cuando se aplicase á la concien- cia psicológica, se eseribiese consciencia, en primer lugar para respetar la etimología de la pa labra: conciencia procede de la voz latina conscientia, ae (conciencia, conocimiento), compuesta de cum (con) y scientia, ae (ciencia, conocimiento), derivada ésta del verbo scire, ivi, itum (sa- ber, conocer), de modo, que vemos el elemento sibilante inicial de la raíz scire conservarse en el derivado y en el compuesto. En francés, idioma que es más respetuoso con la transcripción etimológica, se conserva la s y se dice conscience. En segundo lugar para que exista analogía con los otros vocablos castellanos del mismo origen y sus derivados y compuestos, como cons- ciente, inconsciente, inconsciencia, ete., pues no se dice conciente, inconciente, inconciencia, ete. Y en tercer lugar á fin de distinguir la conciencia psicológica de la conciencia moral. 3 Los términos inconsciencia, inconsciente, nos parecen muy vagos, y por ello los sustitui- remos con los de extraconsciencia, extraconsciente, en los casos generales, y con los de preconscien. cia, preconsciente y subconsciencia, subconsciente, en los particulares. Se trata de fenómenos que se desarrollan fuera de la consciencia (extra-consciencia) y no absolutamente sin conciencia (in-consciencit). Hófíding ha dicho: « Así como en el universo exterior no hay reposo absoluto así podría decirse que no existe inconsciencia absoluta. » GRADUALIDAD DE LA CONCIENCIA 27 cia. Por eso la psicología moderna, la psicología experimental, no se limita 4 estudiar los estados que ilumina el foco de la conscien- cia, sino que también dirige su investigación á los que se verifican fuera del radio de lo consciente, que suman, como ya hemos dicho, un contingente mayor. Muy en contrario procedía la antigua psicología, la psicología metafísica. Para ella no existía la actividad inconsciente, y no podía ser de otra manera, puesto que la hipótesis que sustentaba no explicaría de ningún modo la existencia de esa clase de fenó- menos. Leibniz, allá en el siglo xvir, fué el primero en exponer la idea de la existencia de una vasta región psíquica fuera de la conscien- cia y fué el primero en comprender la importancia de su estudio. Desde entonces se ha venido estudiando este importante problema, comprobándose plenamente, como dice Varona, que «el campo de la conciencia ocupa sólo la menor parte del inmenso campo en que se desarrollan todas las actividades subjetivas ». Esto es lo que vamos á demostrar y á tratar de explicar en la presente tesis. No trataremos, como hacen algunos psicólogos, del problema de lo inconsciente, convirtiéndolo en un enigma irresoluble. A nuestro juicio, no existe lo inconsciente absoluto. Inconsciente, para nos- otros, no es lo contrario, lo opuesto á consciente; no es la negación total de la consciencia; sino el mínimum de ésta, en grado infinite- simal, si se quiere. Bien dijo Leibniz* que existen elementos infi- nitamente pequeños en psicología, como en matemáticas y en física. Existe una gran variedad de grados en escala ascendente antes de llegar á la plena consciencia y hay otros en escala descendente, después de haber atravesado la región de lo consciente. Esta gra- dualidad va descendiendo sin llegar nunca á cero. Lo que separa y distingue, pues, lo consciente de lo inconsciente, es una cuestión de grados. Podemos agrupar toda la gradualidad de la escala ascendente y comprenderla bajo el término preconsciencia, y hacer igualmente con la de Ja escala descendente y distinguirla con la denominación de subconsciencia. En este caso tendríamos bien determinados tres gra- dos en la consciencia, ú sean preconsciencia, consciencia y subconsciencia, Los psicólogos alemanes han llamado, con mucha propiedad, «umbral de la consciencia» al momento en que los fenómenos. 1 Citado por Hóftding. 28 HOMERO SERIS que no eran conscientes llegan á serlo. Los fenómenos precons- cientes no han pasado ese umbral, se hallan por lo tanto en el ves- tíbulo de la consciencia. Los fenómenos subconscientes pasaron ese umbral para ser conscientes primero y volvieron á cruzarlo des- pués para caer:en la subconsciencia. Existen impresiones en nuestro organismo que nunca pasan el umbral de la consciencia y otras que después de haber llegado ante el foco de lo consciente, descienden á la región de la subconsciencia para nunca más reaparecer. Pero ambos grupos de impresiones continúan registrados y ejerciendo su influencia. El profesor Beaunis, ahondando harto sutilmente en este aná- lisis, descubre un mínimum de actividad psíquica compatible con la conservación de la consciencia, estado á que da el nombre de noche psíquica, y dentro del cual encuentra también varios grados. Algunos autores llaman al conjunto de los hechos inconscientes psiquismo inferior * y en él comprenden los sueños, la distracción, el llamado instinto, la pasión, la sugestión, la hipnosis, los movi- mientos voluntarios inconscientes, etc., contraponiéndolo al psi-. quismo superior en el que colocan los hechos voluntarios y conscien- tes. Y yendo aún más allá en esta distinción, conceden á ese psiquismo inferior toda una psicología especial que dicen de orden poligonal, con su sensibilidad propia, su memoria, sus ideas, su imaginación, sus juicios y su voluntad. En realidad de verdad, no existe tal distinción. Se trata de fe- nómenos que no se diferencian sino en grado. Ya lo hemos dicho y trataremos de demostrarlo en el curso de este trabajo. Todos los estados conscientes tienen su origen, su incubación en esferas inferiores, no siendo ellos sino la forma más elevada de su desarrollo. «Nada puede nacer de golpe; ni el pensamiento, ni el movimiento », dijo Leibniz, y Hoóffding escribe: «No es posible que se produzca, en cierto grado de la escala algo que no existiese antes de alguna manera en los grados inferiores ». Este problema es uno de los más importantes y difíciles de la psicología, pero se explica analizando la gradualidad de la cons- ciencia, y es lo que nos proponemos realizar aquí. Estudiaremos primero los hechos y después procuraremos explicarlos. Seguire- mos para ello el luminoso y fecundo método doble subjetivo-obje- 1 Grasset ha dedicado una obra entera con ese título (Le Psychisme inférieur) á estudiar dichos fenómenos. También han sido agrupados bajo el rubro de automatismo psicológico Pierre Janet ha publicado una obra así titulada (1' Automatisme psychologique, París 1903). p GRADUALIDAD DE LA CONCIENCIA 29 tivo, fundado en la concomitancia orgánica de los fenómenos mentales. Quizás incurramos en algunas repeticiones en nuestro análisis; pero lo que perseguimos es poner á plena luz todas las nu- merosas facetas de fenómenos de tanta importancia. Vamos á observar primero si en la estructura y en el funciona- miento del sistema nervioso, base orgánica de los fenómenos men- tales, encontramos ya esa gradualidad. Después pesquisaremos ésta á través de las tres fases en que, haciendo una abstracción, dividimos el acto psíquico: presentación, representación y ac- tuación. En la estructura del sistema nervioso observamos una continui- dad morfológica completa, y en ella hallamos una subordinación perfecta de unos centros á otros, en comunicación todos, con los más elevados, con los superiores de la escala, y encontrándose de- dicados, 4 medida que ascienden en importancia, á combinar de una manera cada vez más compleja un mismo acto. Pues bien; su funcionamiento corresponde de un modo cabal á esta su estructura. Al examinarlo, se ve que lo rige, el gran prin- cipio de subordinación, á más del de unificación. Los estímulos pueden comunicarse á los ganglios centrales á fin de que todo al organismo pueda ser afectado y puedan repercutir en los ganglios superiores, en los de los hemisferios cerebrales, que es á donde precisa que se proyecte el estímulo para que se tenga plena cons- ciencia de él, pues se ha demostrado y se demuestra en los labora- torios de fisiología, haciendo experiencias con animales, que cor- tando la comunicación entre los ganglios superiores y los inferiores, desaparecen la sensación y el movimiento voluntario. Veamos cómo funcionan los centros nerviosos que podríamos llamar extraconscientes. Sabemos que los nervios sensitivos conducen á los ganglios ú centros las impresiones; que el ganglio sufre una modificación, y que, por medio de los nervios motores, reacciona hacia la periferia. Pues bien, si la impresión recibida es muy intensa, se irradia y as- ciende hasta los centros superiores. La médula espinal es el hilo conductor que transmite al encéfalo las sensaciones y conduce á la periferia las reacciones motrices. Ahora bien, la médula puede reaccionar sin dar cuenta á los centros superiores, y esto sucede cuando la impresión no es muy intensa. Entonces se produce lo que los fisiólogos llaman un acto reflejo. La médula espinal es el centro de las acciones reflejas simples. 30 HOMERO SERIS . Estas acciones constituyen el primer grado de la vida mental, sien- do ya acciones coordinadas para un fin. Veamos algunos hechos que expone Ribot. ? Si después de haber- le separado á una rana la cabeza del tronco, se la pincha cualquier parte del cuerpo, el animal acéfalo huye, poniéndose inmediata- mente en marcha con tanta regularidad y coordinación como si no se la hubiera despojado del encéfalo. La misma experiencia se ha realizado con conejillos de Indias, á los que se le han extraído los lóbulos cerebrales. Irritándoles después la piel, han marchado y saltado. Asimismo pájaros decapitados han agitado sus alas—al ser excitados—con el movimiento rítmico necesario para el vuelo. En todas estas experiencias se ha observado que las reacciones - no eran mecánicas, sino apropiadas á la excitación que las provoca- ba. ¿Es, entonces, que la médula tiene un poder de discernimien- to? ¿tiene inteligencia y volición? No. Es que estamos en pre- sencia, como hemos dicho, del primer grado de la vida psíquica. Bien conocida es la famosa experiencia de M. Robin, con un hombre guillotinado. Pasada una corriente eléctrica á través de la médula espinal y punzado con un estilete en el lado derecho del pecho, realizó las contracciones de los músculos necesários para eje- eutar, como ejecutó, un movimiento de defensa con el brazo del mismo lado en que recibió la lesión. También es por demás cono- cida la acción refleja del golpe en la rótula. Bourdeau escribe con respecto á los reflejos: ? «A veces se su- pone equivocadamente que el acto reflejo se verifica mecánicamen- te, sólo por efecto de la excitación, como cuando se hace saltar un resorte. Pero si se reflexiona que la causa de la acción nerviosa es siempre una impresión percibida, y que se debe sentir una impre- sión, á menos que no se exista, y que, por otra parte, el resultado final es un movimiento provocado, es decir, una orden mandada, hay que reconocer que el centro en que la excitación se transforma en incitación debe tener más Ó menos conciencia de lo que pasa en él; sólo que esta conciencia no es clara más que por sí misma, y nada Ó casi nada de ella se trasmite á la conciencia total del yo. Comparadas á la viva luz de la ideación, estas percepciones parecen completamente tenebrosas; sin embargo, lo son mucho menos que el trabajo de la nutrición intersticial Ó del crecimiento que se veri- fica obscuramente en la profundidad de los tejidos. » 1 Ribot. 1'Hérédité, pág. 307. 2 Bourdeau. El Problema de la Vida, trad. de R, Rubio, pág. 57. GRADUALIDAD DE LA CONCIENCIA 31 Ahora bien, no debemos conceder una consciencia especial para > SS her - á 4 4 Es > ES ss pe 5 E a + ' » al A o = . ñ * -“. GRAZIADIO I. ASCOLI 19 gésimo aniversario de su exaltación á la cátedra, escribiera sobre él el sumo heraldo de los neogramáticos Carlos Brugmann lo si- guiente: «Io vorrei tanto meno mancare fra i gratulanti, in quanto da decenni va in me facendosi piú forte la convinzione che la vostra attivitá scientifica ha contribuito in modo essenziale a far si che la linguistica—tanto la generale che la particolare delle lingue romanze e delle celtiche—abbia raggiunto lo stato e l'altezza attuale »; ni más tarde oir, desde el Rectorado de la Universidad de Viena, por boca del eminente romanista W. Meyer-Liúbke, en su discurso inaugu- ral, proclamarle el verdadero fundador dentro y fuera de Italia de los estudios dialectológicos romanos. * Su Saggi ladini y su Archi- vio glottologico italiano justifican tan merecido concepto. No era posible que quien hallábase dotado de tan sobresalientes cualidades reveladas desde los primeros años de su vida al hacer un estudio comparado del dialecto friulano con el válaco, pudiera observar una vida tan extraña á sus naturales inclinaciones; de ahí el que abandonando decididamente el banco del comerciante se entregase de Jleno á las investigaciones lingúísticas; y sin maestro, sin guía que pudiera servirle como buen consejero en el inicio de sus estu- dios, alentado tan sólo por lo que en sus libros hallara, hízose ex- perto explorador, consagrándose durante todo un decenio á profun- dizar las lenguas antiguas y modernas de Oriente y de Occidente, para hallar entre otras cosas, como resultado de sus pesquisas, la perfecta correspondencia del leto-eslavo con el indo-iranio en lo que á las guturales respecta. Tal labor sólo fué interrumpida para dar á la estampa un trabajo sobre Pasitelegrafía, proponiendo un nuevo sistema de lenguaje universal aplicado al telégrafo eléctrico, basado en la noción científica de la lengua. Fruto de aquella in- dagación perseverante fueron los Studi orientali e linguistici, piedra angular en que habían de descansar las obras futuras que realizara, ya como indianista, ya como cultivador de los estudios semíticos, ora como aficionado á las exposiciones comparadas, ora como dia- lectólogo. Los que hayan ojeado tranquilamente esas páginas deliciosas que brindan tanto saber, podrán juzgar bien la talla intelectual de Ascoli. He tenido necesidad en más de una- ocasión de revisar cuidadosamente su hermosa traducción de Jos diez primeros cantos de Nala, sencillo y ameno episodio del Mahábhárata, que tiene para 1 Begrunder der romanischen Dialektforschung. Wéase Die Ziele der Romanischen Sprachwis- senschaft. Inaugurationsrede gehalten von Dr. Wilhelm Meyer-Lúbke. Wien. 1906. 80 JUAN M. DIHIGO los que se inician en los estudios orientales, los mismos atractivos que ofrecen á los jóvenes helenistas las páginas perfumadas del Anábasis de Jenofonte; allí, junto á una transcripción bien pensa- da, hállase una traducción que en más de un caso facilita la total comprensión de la obra, con una acabada explicación de muchos vocablos, proporcionando así inmenso bien al que analiza el canto, puesto que lo ilustra no sólo en el orden de la significación etimo- lógica, sino en el literario y en el histórico. La Cattedra alessan- drina di S. Marco brindóle ocasión para revelar sus grandes cuali- dades de crítico profundo y severo á la vez que motivos para hacer gala de sus conocimientos de la agrupación semítica. En ese tra- bajo y frente á las afirmaciones de G. B. Secchi de pertenecer las pa- labras de la inscripción al dialecto arameo de Egipto ó al dialecto hebraico alejandrino, se advierte el análisis que hace Ascoli de los caracteres de las letras, discurriendo sobre la diferencia que se no- ta en los rasgos de la escritura fenicia en desacuerdo con Secchi, haciendo atinadas observaciones sobre el concepto de las voces, así como que al interpretarse el texto según Secchi olvídase del todo el caso de la elisión habitual en el verbo hebreo. Sus Lezioni di Fonologia comparata, del sanscrito, del greco e del la- tino, obra no concluída, son páginas admirables que pusieron su per- sonalidad lingúística á la misma altura de los grandes maestros de Alemania y Francia, demostrando en ellas el poderoso auxilio que en cuanto al estudio histórico de la palabra ha brindado la investi- gación fisiológica sobre los órganos glóticos á la vez que las varias manifestaciones dialectales que recogió de boca de las mismas per- sonas que lo hablaban para destruir el dogma de Schleicher sobre la sencillez de la lengua indo-europea primitiva, como también en el campo del vocalismo el otro dogma de que el protoario tenía una vocal típica, la a, en vez de la serie a, e, o. Otro desus triunfos fué la demostración de la gran riqueza de la lengua originaria sobre todo en cuanto á las consonantes guturales. Según Schleicher la lengua madre indo-europea tenía una serie gutural, la tenue k, media y, aspirada gh, mientras las derivadas muestran gran multi- plicidad y variedad de fonemas. Ascoli comprueba que en la len- gua madre tales alteraciones existieron que después se han adver- tido en las lenguas derivadas. He aquí las tres series que á vía de ilustración copio: 1% Sánscrito catá-m, ciento; Zendo sata-m; Lituanio szímta-=s al lado del Griego é-karó-v, Latín centu-m; Galo cant; Gótico hund. GRAZIADIO I. ASCOLI 81 22 Zendo sareta—frio; Lituanio sz4l-—ti, helar, sz2úGl-ta-s, frio; al lado del Latín gel-u, gla—cies; Gótico kal-ds; Alemán moderno kalt. 32% Sánscrito ácva-, Zendo aspa—caballo; Lituanio aszvá, yegua grande; al lado del Griego trros, dialecto griego tkxos=tkPos; Irlandés ech, Galo. epo; Latín equos. De aquí dedujo Ascoli la existencia de tres clases de guturales primitivas, 1?%, gutural pura ó velar, k; 2%, gutural palatizada, k*; 3?%, gutural labializada ó labio velar, 4. Su Saggí ladini que constituye el primer volumen de su Archivio Giottologico, y en cuyo maravilloso trabajo se ocupa Ascoli, entre otras cosas, tanto de la variedad intermedia como de los caracteres de especial afinidad entre el grupo ladino y el lombardo, establece la rigurosa clasificación de un nuevo tipo independiente, el ladino, para determinar por medio de las leyes fonéticas los variados fenó- menos de una serie de hablas afines; serie que él divide en tres sec- ciones: la occidental, la central y la oriental. Este trabajo que re- vela la paciente indagación del gran lingúista, conquistó en Berlín el premio de la fundación Bopp y en Montpellier el correspondiente á la «Sociedad para el estudio de las lenguas romanas ». El Archivio Glottologico constituyó para Ascoli su obra predilecta; mirábala con singular encanto y prestábale atención tan decidida que nunca permitió se publicase artículo alguno, fuese de quien fuese, que no lo sometiera previamente á su más minucioso examen. En esos volúmenes, en los que figuran como colaboradores persona- lidades tan salientes como D'"Ovidio, Flechia, De Gregorio, Guar- nerio y Salvioni, este último su digno sucesor en la cátedra de la Real Academia Científico-Literaria de Milán desde fines de 1899 y en la dirección del propio Archivio, siempre se advierte la colabora- ción especial de Ascoli sobre distintas materias de las lenguas ro- manas, contribuyendo á los mayores prestigios de la Revista y á que fuese tenida como la cuna verdadera de la dialectología italiana, concepto que tuvo para Meyer—Lúbke según sus anteriores manifes- taciones. Especial mención también merece las Letiere glottologiche, publicadas en el tomo x del Archivio, tratando la primera dirigida á Napoleone Caix: «Di un filone italico, diverso dal romano, che si avverta nel campo neolatino; di f paleoitalico e neolatino»; y la se- gunda al profesor Pietro Merlo sobre «Dei Neogrammatici: Gli studj suJle lingue neolatine ». Ya Ascoli manifestó su criterio acerca del carácter de esas leyes fonéticas sustentadas bajo un aspecto por la escuela alemana y no menos combatido por grandes lingiistas entre los que ocupa lugar 82 JUAN M. DIHIGO muy preferente el notable indianista francés profesor Paul Regnaud, encargado de la Cátedra de sánscrito y Gramática comparada en la Universidad de Lyon; sobre esas leyes fonéticas, dijo Ascoli que «Vanomalia o l'eccezione son fantasmi del raziocinio e veramente si riducono a problemi storici, che la scienza odierna vien rapida- mente risolvendo, per poi affrontare nuove serie di piú ardui pro- blemi, che scaturiscono dalle sue resoluzioni stesse» (Arch. Glott., Xx, 23). El volumen quinto del Archivio Glottologico comprende 1 Codice Irlandese dell? Ambrosiana que estudió é ilustró con verdadero ahinco movido únicamente por el especial interés de conocer el idioma de los celtas al través de sus antiguos monumentos á fin de tener una «idea piú viva, che ancora si potesse, della favella con la quale il latino venne a lottare nelle Gallie, e che bene a lui soggiacque, ma non senza riagir sopra di lui nel modo piú gagliardo» (Arch. Glott. v, prefazione). Tal trabajo sirvió para demostrar una vez más su gran dominio en la esfera del lenguaje, para que ocupara un pri- mer puesto merced á la publicación de ese Código que es «il monu- mento piú prezioso e piú importante dell'antico linguaggio dei Celti V' Irlanda e con ció il piú copioso e importante dell'antichita idio- matica dei Celti in generale ». El arduo problema de la reducción de las familias aria y semí- tica á un origen común, sustentada la tesis con calor por Ewald, Lepsius y Gesenius, reconocido el caso dentro de lo posible por Max Miller y combatida tal tendencia por Pott, Steinthal y otros, fué motivo tambien de estudio minucioso hecho por Ascoli en defensa de tal nexo. En las Memorie del R. Instituto lombardo di sciense e lettere de, dió á luz una carta dirigida á A. Kuhn en la que consigna sus puntos de mira y si noresuelve del todo el problema, mostró como dice Inama la vía que debe seguirse para conseguirlo. El mismo Pezzi en su (Glo- ttología aria recentissima al tratar este asunto en el capítulo referente á Le radici dice: «Come a fondamento del verbo ario egli trova no giá una mere radice monosillabica, ma bensi un nome di agente bi- sillabo o trisillabo e in questo nome si possono distinguere due parti di cui la seconda e derivativa, cosi é appunto costantemente cos- tituito il preteso elemento radicale dei Semiti. La radice monosi- llaba diventa di due, di tre sillabe per aggiunta di sufisso conso- nanti che appattengono solo a questo ultimo vennero pol dai Semiti considerate come radicali, come in sanscrito furono tenute in conto di primarie alcune radici che tali certamente non sono. TL'insigne GRAZIADIO I. ASCOLI e3 glottologo ci diede eziandio un elenco di radici e di parole che á lui parvero ario-semitiche. » Federico Delitzsch sabio profesor de asi- riolología y autor del famoso libro Babel und Bibel también es par- tidario del aludido nexo y sobre el cual discurre en su Studien úber Indogermanisch-semitische Wurzelverwandschaft. La cuestión acerca de la identidad de origen de ambas familias, que ha motivado ardientes impugnaciones por ambas partes, basadas unas y Otras en el carác- ter especial de la raíz indo-europea y muy principalmente en la estructura de la semítica constituída por elementos gráficos, de ca- rácter trilitera y movido su consonantismo por la adición de mocio- nes, resulta á juicio de un distinguido lingúista español verdadera- mente ilógica y anticientífica toda conclusión que en el orden filoló- gico trate de obtenerse; pues para ello es preciso la demostración previa de la incompatibilidad del protoario con el protosemítico así como que en su origen protohistórico aparecen con diverso carácter. Pero no fué este aspecto de la personalidad de Ascoli el único que le distinguiera, que bien supo demostrar en más de una ocasión su verdadero civismo levantando enardecido su voz en cuestiones «che agitassero la conscienza publica, come ad essempio nell epica discussione col Brioschi per 1'indipendenza dell' Academia scienti- fico-letteraria, e nella difesa del Profesor Ciecotti in nome della libertá della scienza ». Tal fué el gran hombre de quien se ha dicho en memorable oca- sión que «se la Germania vanta una pleiade di sommi, dal Bopp allo Schleicher, dal Grimm al Diez, dal Brugmann al Meyer Lúbke, noi italiani possiano contrapporre loro un nome solo, ma che li pa- reggia, Graziadio Ascoli». La prensa del mundo científico se ha encargado de pregonar las excelsas cualidades que le adornaron, consignando Bréal en artículo que le consagrara en el Journal des Debats lo siguiente: « Pour parvenir á une telle maítrise, il faut des dons hors ligne. Par l'étendue de son savoir, Ascoli, parmi les linguistes du x1x* siécle, a occuppé un rang a part, que personne en Europe n'a pu dépasser ni atteindre. Il restera, pour ses co- llégues d'Italie et du dehors un rare souvenir et un modele. » Repitamos con el gran poeta Giosué Carducci: ¡ Salve, Maestro ! di scienza a molti; a me, di stile e di vita. 84 JUAN M. DIHIGO BIBLIOGRAFÍA DE LOS TRABAJOS DE GRAZIADIO ASCOLI ? 1846 1 Sull'idioma friulano e sulla sua affinitá colla lingua valaca. Sehizzo storico-filologico.—Udine, Vendrame, 1846, 169, p. 35. 1848 2 Gorizia italiana tollerante, concorde: veritá e speranze nell' Austria del 1848. Gorizia, Paternolli, 1848, 8%, p. 20, dedicato: « Ai miei concittadini che amo. » 1851 3 La Pasitelegrafia. Saggio. Trieste, tip. Lloyd Austriaco 1851, 8%, p. 31. 1854 4 Studi Orientali e Linguistici. Raccolta periodica. fasc. 1: 1. Sguardo alla storia del linguaggio, pp. 5-26; 2. Cenni storici sugli studi orientali e linguistici, pp. 26-50; 3. Trascrizioni indiane, arabe ed ebraiche, pp. 51-54; 4. Epica indiana. Cenni intorno al Mahábhárata e partic: int. all'episodio Nala. Testo e traduzione italiana dei primi 10 capitoli con illustrazioni, pp. 54-144; 5. Va- rietá, pp. 145-146. Goaizia, Paternolli, 1854, 8%, p. 146. 1855 ” 5 Studi Orientali e Linguistici, ecc., fasc. 11: 6. La cattedra alessandrina di S. Marco evangelista, ecc., pp. 147-185; 7. Conti- nuazione del no. 4, pp. 186-233; 8. Studi comparativi di lingue ario-europee, pp. 234-274. Gorizia, Paternolli, 1855, 8%, pp. 147-274. 6 Intorno all'opera «La cattedra alessandrina di S. Marco» di G. B. Secchi. Milano, Volpato edit., 1855, 8%, p. 11 c. t., estr. dagli Studi Orientali, ecc., fasC. 11. 7 Studi comparativi di lingue ario-europee. Gorizia, Pater- nolli, 1855, 8%, p. 32, estr. dagli Studi Oriental, ecc., fase. 11. 1859 8 Documenti orientali risguardanti PTtalia. Firenze, 1859, 89, p. 12, estr. dall' Archivio storico italiano, N. $., t. x, p. 1. 1 Esta bibliografía se ha publicado en la Revista de Filologia e d' Istruzione classica. GRAZIADIO TI. ASCOLI 85 1860 9 Intorno ai recenti studi diretti a dimostrare il semitismo della lingua etrusca.—Firenze, 1860, 8%, p. 34, estr. dall' Archivio storico italiano, N. $., t. x1, p. 1. 10 Ueber banú-l-assar; in Zeitschr. d. deutschen Morgenlánd. Gesellsch. xy 143. 1861 11 Studi Orientali e Linguistici, ecc., fasc. 111: 9. Documenti orientali concernenti a stati ed a personaggi italiani, pp. 275-280; 10. Studi critici: Sull'origine delle forme grammaticali, pp. 281- 298; Saggi di dialettologia italiana, pp. 299-315; Colonie straniere in Italia, pp. 315-362; Frammenti albanesi, pp. 363-380; Gerghi, pp. 380-420. Gorizia, Paternolli, 1861, 8%, pp. 275-240; oppure: Studi critici, vol. 1, estr. dagli Studi orientali e linguistici, fase. 111. Milano, 1861, pp. 281-420; o con nuova numerazione pp. 1-142. 12 Sulle condizioni etnografiche dell' Europa e dell Italia in ispecie, conferenza tenuta in Gorizia el 25 febbraio 1861. 1862 13 Prolusione ai corsi di grammatica comparata e lingue orientali, letta nell? Accademia Scientifico-letteraria di Milano el 25 novembre 1861. Milano, 1862, 8%, p. 16, estr. dal Politecnico x11 289. 1863 14 Gli Slavi nel Napoletano (da una lettera del prof. Ascoli ad un collaboratore della Rivista Italiana), estr. dall' Alleanza, 7 giugno 1863. 15 avus, ávuka; in Zeitschr. f. vergl. Sprachf. x11 157. 16 elvárepes, janitrices. jataras: ib. x11 239. 17 dara skr.; ib. xn 298. 18 1. yáos glos.; 2. énder; ib. xr1 319. 19 Lat. u, gr v im wurzelauslaute, skr am gegeniber; ib. xn 421. 20 olorpos, tábanus; ib. x11 435. 21 uxor (vaca, vacca); ib. x11 157. 22 triticum, pvxós, mukham; ib. x111 451. 1864 23 Lingue e Nazioni; in Politecnico xx1 77. 24 Frammenti linguistici. Milano, Bernardoni, 1864, 82, estr. dai Rend. Ist. Lomb., cl. 2, v. 1, p. 185, 86 JUAN M. DIHIGO 25 Sprachwissenschaftliche Fragmente: 1. Neupersiche kHÚB ecc.; 2. Zur conjugationslehre, in Beitráge z. vergleich. Sprachf. V pp. 81-96. 26 FEranica: 1 Zoroaster. 2 Armen. HARIUR hundert; ib. pp. 210-13. 27 Del nesso ario-semitico, lettera al prof. Kuhn. Milano, Daelli, 1864, 8%, estr. dal Politecnico xx1 190. 1865 28 Id. id. lettera al prof. Francesco Bopp; in Politecnico XX11 121. 29 —Briefan prof. Fleischer úber eine sardisch-punische Inschrift; in Zeitschr. d. deustch. Morgenláand. Gesellsch. xx 433. 30 Sprachliches asis italiánischen Kartenspielen; in Zeitschr. f. vergl. Sprachf, xIV 397. 31 Primárwurzel sta, laut von sich geben; ib. xvI 213. 32 Primarwurzel kra, kar, ertónen; und anderes; ib xvr 216. 33 Zigeuneriches. Halle, Heynemann, 1865. 34 Studi ario-semitici; articolo 1. Milano, Bernardoni, 1865, 89, p. 12, estr. dalle Mem. Ist. Lomb., s. 3, cl. 2, v. X, N. 7 e. v. Rend., cl. 2, v. 11, p. 86. 35 Id. id.; articolo II. Milano, Bernardoni, 1865, 8%, p. 36, estr. dalle Mem., ib., N. 10 e. v. Rend., ib., p. 213. 1866 36 I Lateinisches und romanisches. 1. libra, Mrpa; urbs idg. vardhas; opus ops; longus drañga; colere.—2. Zur romanischen behandlung von lat. módd.—3. lamberare, und anderes; in Zeitschr. f. vergl. Sprachf. xv1 119. 37 II Latein. u. rom. (Fortsetzung). 1. tenebrae, tetrus; idóneus, und anderes.—2. petra, rérpos, rérpa und sinnverwandtes. 3. spiro, prosper, spes; spissus; ib. xv1 196, e Nachtrag dazu (spiro, spes); ib. XVII 353. 38 Lettera al Direttore del Politecnico sull' Etimologico dei voca- boli italiani di origine ellenica con raffronti ad attre lingue compilato da M. A. Canini; in Politécnico, 8. 1V, vol. 1, p. 9. 39 Fonologia Irana; in Rend. Ist. Lomb. cl. 2, v. 111, p. 19. 40 Studi Irani—Milano, Bernardoni, 1866, 8*, p. 16, estr. dalle Mem. Ist. Lomb., s. 3 cl. 2, v. x, N. 12. GRAZIADIO I. ASCOLI S7 1867 41 Die entstehung der skr. tenuis palatalaspirata; in Zeitschr. f. vergl. Sprachf xv1 442. 42 pap ipépa, oiuepov Tipepov, o'iTes, TÁTES, viaurós, arúxov TOxov (rÚxa); ib. xy11 401. E 43 TII Zur lateinischen vertretung der indogermanischen as- piraten; ib. xv11 241 e 321. 44 Lefigure italiche del derivatore ariano di nomi di strumento. —Firenze, 1867, 8%, p. 30 estr. dalla Rivista Orientale, fasc.-4, giugno. 45 Di alcune voci pracrite. Firenza, 1867, 8% p. 16, estr. id fasc. 10 dicembre. 46 Saggi ed appunti (Anniversario Bopp.—Della grammatica comparata di Bopp.—Grammatologia comparata della lingua alba- nese.—Saggi poetici di Giovanni de Rubertis). Milano, Zanetti, 1867, 8%, estr. dal Politecnico, S. 1V V. 51L, p. 283. 47 Frammenti linguistici. Milano, Bernardoni, 1867, 80, estr. dai Rend Ist. Lomb., cl. 2, v. tv, p. 150. ..$ 1868 48 Di un gruppo di desinenze indoeropee. Milano, Bernardo- ni, 1868, 42, p. 23, estr. dalle Mem. Ist Lomb., s. 3, cl. 2, y. x1, N. Os va end: 8D Vd p34L. 49 IV Die Corssen'sche beurtheilung meiner ansichten úber die lateinischen fortsetzer der idg. u. grácoital. aspiraten; in Zeitsehr. f. vergl. Sprachf. xvi 417. 50 Rendiconto dei lavori della cel. di lett. e. sc. mor. e. pol.— Milano, Bernardoni, 1869, 8%, p. 14, estr. dai Rend. Ist, Lomb., s. 2 Vs TE: 1870 51 Corsi di glottologia. 1. Lezioni di fonologia comparata del sanscrito, del greco e del latino. Torino, Loescher, 1870, 8%, pp. xvi—240. 52 Intorno ai manoscritti di Carlo Cattaneo; raid Rend. Ist. Lomb., v. 111, p. 30. 53 Per gli onori alla memoria di Carlo Cattaneo; ib., p. 83. 54 Nota alla lettura del Dr. Maggi. Intorno ad alcune lipsane di lingue antiche in Italia meno esplorate; ib., p. 161, 88 JUAN M. DIHIGO 55 Osservazzioni intorno alle lettura del prof. Zoncada sulle lingue italiche; ib., pp. 314, 338. 56 Sulla frequenza e sugli effetti della parassita palatina nelle basi e negli svolgimenti romanzi; ib., p. 588. 57 Nota al Ministro degli Esteri concerneute il pericolo che corrono le collezioni”artistiche, litterarie e scientifiche di Paregi in causa del bombardamento; ib., p. 754. 1872 58 Osservazioni zul metodo naturale di classificare le razze umane proposto del prof. Mantegazza; ib., v. V, p. 571. 1873 59 Parole dette dinanzi alla Commissione d'inchiesta sulla istruzione secondaria. Milano, 1873, 8%, p. 14, estr. dalla Perse- veranza, e riprodotte in parte: Dell'insegnamento classico seconda- rio; in Rivista di filología e d'istruz class. 11 300. 60 La questione della lingua e gli studi storici; nel Rend. Íst. Lomb., v. vi, p. 6. 61 Commemorazione de P. G. Maggi. Milano, Bernardoni, 1873, 8%, p. 8, estr. dai Rend. Ist. Lomb., v. vI, p. 491. 62 Lettere critiche. Paris, 1873, 16%, p. 16, estr. dalla Revue de Linguistique et de Philol. comparte, $. vI, p. 2. 63 Saggi Ladini. Torino, Loescher, 1873, 8%, pp. LIv-556, con una carta dialettologica; é id. vol. 1 dell Archivio glottologico italiano. 1874 64 Rapporto sulle Memorie presentate al concorso ordinario dell Istituto sugli statuti dei comuni e delle corporazioni dell Ita- lia superiore; nei Rend. fst. Lomb., v. vit, p. 707 e in v. 1x, p. 678. 65 T'Accademia scientifico-letteraria di Milano. Milano, 1874, 82, p. 20, estr. dalla Perseveransa. 66 Relazione sul il tema del Congreso Pedagogico italiano. Bologna, 1874, foglio volante. 1875 67 Lettera ad alcuni amici degli studi sul coordinamento degli- Istituti d'istruzione superiore che esistono a Milano. Milano, Ber- nardoni, 1875, 8%, p. 12. GRAZIADIO 1. ASCOL] 8y 1876 ú8 La genesi dell'esponente greco-raro e il rammollimento delle tenui in ¿BSoyo-eóy80oo.— Torino, Loescher 1876, 8%, p. 22, estr. dalla Rivista di Filol. e Istr. class. 1v 565. 69 Del posto que spetta al ligure nel sistema dei dialetti ita- liani; in Arch. glott. it. 11 111. 70 P. Meyer e il franco-provenzale; ib. 385. 711 Ricordi bibliografici; ib. 395. 72 Di un saggio singolare del perfezionamento dei metodi negli studi di paleontologia linguistica. Milano, Bernardoni, 1876, 82, p. t£, estr. dai Rend. Ist. Lomb., v. 1x, p. 585. 1877 73 Studi critici. v. 11. “Torino, Loescher, 1877, 8%, pp. viri-520: Saggi ed appunti. Saggi italici. Saggi indiani. Saggi greci. Indi- ci d'entrambi i volumi (v. nr, 11). 74 La quistione dell? Accademia Scientifico Letteraria di Mila- no. Bernardoni, 1877, 8%, p. 20, estr. dai Rend. lst. Lomb. v. X, pp. 65-78 e la discussione a pp. 79-84. 1878 75 Schizzi franco-provenzali; in Arch. glott. 1 11 61. 76 Annotazioni dialettologiche alla « Cronica deli Imperadori »; ib. 244. 77 Varia: 1 Le doppie figure neolattine del tipo briaco imbriaco; —2 brillo, brio brillare;—3 ascla ascula; ¿scla Ischia; Peschio; —4 hisca spagn;—5 glóma;—6 Zara, Troyes, ecc.;—7 Ancora del tipo vime vi- mine; —8 Ancora del participio in-ésto;—9 1 testo istriano del Sal- viati; ib. 442. 78 Annotazione ai «Testi friulani »; Arch. glott. it. 1y, 342. 79 Cimeli Tergestini; ib. 356. 80 Il participio veneto in-ésto; ib. 393. 81 Altri ablativi d'imparisillabi neutri; ib. 398. 82 Rapporto sulle Memorie presentate al concorso ordinario dell Istituto sull'unitá italo-greca; nei Rend. lst. Lomb., Y. Xi, p. 720. 83 Il Codice Irlandese dell? Ambrosiana, edito ed illustrato, v. 1: Il Testo e le Chiose, con due tavole fotolitogr; in Arch. glott. it. y, xvi-610, e anche separatamente. Torino, Loescher, 1878-87. 9u JUAN M. DIHIGO 1879 84 Id. id. v. 11; Appendici e Ilustrazioni; in Arch. glott, it, v1, 188-cccciv. Torino, Loescher, 1879-190... 85 Rapporto sul concorso Brambilla (stenographia Michela). nei Rend. Íst. Lomb. v. xu1, p. 810. 1880 86 Le chiose irlandesi di San Gallo; nei Rend. lst. Lomb., y. XIII, p. 530. 87 Intorno alla lingua e allo stile secondo la dottrina e gli esem- pi del Manzoni. Lettera, estr. dalla Perseveranza del 12 aprile 1880. 88 Iscrizioni inedite o mal note, greche, latine, ebraiche, di antichi sepoleri giudaici del Napolitano, edite ed illustrate, con 8 tav. fotolit. Torino, Loescher, 1880, 8%, p. 120. 89 Tortona e Tortosa, tosto; e ancora della «Cronica deli Im- peradori »; in Arch. glott. it. vr 140. 90 Versione letterale del testo soprasilvano « Barlaam e Giosa- fat» 1b. 365. 91 Annotazioni sistematiche al « Barlaam e Giosafat» Saggio di morfologia e lessicografia soprasilvana; ib. 406. 92 T'Ttalia dialettale; nell' Enciclopedia Britannica di Edimburgo 1880, in Arch. glott. it. vir, 98. 1881 93 Dodici monete con leggende pelviche del R. Museo di Napo- li. Nota.——Firenze, Succ. Lemonnier, 1881, 8%, p. 12, estr. dagli Atti del 1v Congresso degli Orientalisti in Firenze, 1880, y. 11. 94 Una lettera glottologica in occasione del V Congresso degli Orientalisti in Berlino. Torino, Loescher, 1881, 8%, p. 71 e in Ri- vista di Filol. e Istr. class. x, 1. 1882 95 VUeber die ethnologischen Grúnde der Umgestaltung der Sprachen. Nota.—Berlino, Weidmann, 1882, 8?, p. 8, estr. dagli Atti del V Congresso degli Orientalisti in Berlino, 1881, pp. 279-286. 96 Note di epigrafia semitica: nei Rend. Ist. Lomb., v. xv, p. 602. 1883 a 97 Note Irlandesi concernenti in ispecie il Codice Ambrosiano. Milano, Rebeschini, 1883, 89, p. 60, estr. dai Rend. Ist, Lom., v. XVI, pp. 44, 111, 178, 231. GRAZIADIO I. ASCOLI gi 1885 98 Relazione sul concorso ai premi del Ministero della P. 1. per le discipline filologiche pel 1883-84, estr. dai Rend. Accad. Lincet, s. 4%, y. 1., Roma, 1885. 1886 99 retia, retiare, retiaculum; in Arch. Glott. it. 1x 102. 100 Due lettere glottologiche; in Miscellanea Caix-Canello. Fi- renze, 1886, pp. 425-471. 101 Due recenti lettere glottologiche e una Poscritta nuova; in Arch. Glott. it. x 1e anche separatamente. Torino, Loescher, 1886, 82, p. 105: 102 Ancora del franc. soif, ecc.; in Arch. Glott. it. x 106. 103 Di-tr-íssa che prenda il posto di-tr-ice; ib. 256. 104 1l tipo gallo-romano seuv=sEBO e i franc. orteil e glaive, ib. 260. 105 Noterelle. 1. Tl dialetto tergestino; 2. pania impaniare; ib. 447. 1887 106 Sprachwissenschaftliche Briefe, autorisierte Ueberzestezung von Bruno Guúterbock; Widmungsscheiben an Francesco d'Ovidio. Leipzig, Hirzel, 1887, 16%, p. xvi-228. 107 Note Irlandesi concernenti in ispecie il Codice Ambro- siano: tavole di integrazioni e correzioni. Milano, Rebeschini, 1887, 8%, p. 16, estr. dalle Mem. Ist. Lomb., v. xvi, p. 113 e v. Rend., v. Xx, p. 126. 1888 - 108 Glossarium palaeo-hibernicum (a-ath); nei Rend. Íst. Lomb., v. XXI, p. 477. 109 Di alcune relazioni generali concernenti l'istruzione cla- ssica secondaria, firmato IToxá, estr. dalla Perseveranza del 24 otto- bre 1888. 1890 110 Prefazioneeavvertenze tecniche nell' Arch. Glott.1t. X11-XIV. 111 Sagginoli diversi: 1. niente e simili; 2. CARONEUS; 3. dejar; 4. chéne; chaque; 5. accapare ed altro; 6. craindre; 7. temblar, que- mar: ib. 417. 92 JUAN M. DIHIGO 112 In morte di Giovanni Flechia; in Arch. Glott. it. x11, 111. 113 Appendice ai Saggiuoli diversi; ib. 24. 114 Indarno endar; ib. 135. 115 Año; ib. 254. 1891 116 Sul libro di Costantino Nigra: La Chioma di Berenice; nei Rend. Ist. Lomb., v. XXIV, p. 912. 117 Sulla storia generale delle funzioni del suffisso-tero, con is- peciale considerazione del riflesso irlandese; nei Suppl. Arch. Glott. 1 53. 118 Sulle vocali attratte nell'irlandese; ib. 73. 1892 119 Ein Wort úber die Verwandtschaftsverhaltnisse innerhalb der indogermanischen Familie, estr. dagli Atti del IX Congresso Internaz. degli Orientalisti in Londra 1892, pp. 554-56 (anche in inglese). 120 IM Congresso degli Orientalisti, correspondenza da Londra 11 settembre (non firmata), nella Pergeveranza del 16 sett. 1892. 121 La Pasqua degli Ebrei, a proposito della calunnia del rito del sangue degli Ebrei, nel Secolo del 14 agosto 1892. 122 Due lettere intorno ad un'epigrafe di Capua, in un Bolle- ttino dell' Italia meridionale. 123 Gli inciampi della « Dante Alighieri », brani di una lettera a proposito del 32 Congreso della Societá D. A. a Venezia; nel Se- colo del 9 agosto 1892. 1893 124 Relazione sul concorso al premio reale per la Filologia e la Linguistica per l'anno 1890, estr. dai Rend. Accad. Lincei, 4 giugno 1893. Roma, 1893. 125 Lettera a un deputato germanico, vecchia ma inedita (16.9.74) in un «numero unico » in onore di Pietro Zorutti; Gori- zia 1893. 1894 126 Figure nominativali, proposte e discusse, ed altro insieme; in Arch. Glott. it. x111 280. 127 Osservazioni intorno ai $$ 1 e 11 dell'articolo del D'Ovidio, ecc.: seoglio ib. 452. GRAZIADIO I. ASCOLI 93 128 Osservazioni fonologiche concernenti il Celtico e il Neola- tino.-Leida, E. J. Brill, 1895, 89, p. 38, estr. dagli Actes, du X Con grés Int. des Orientalistes a Genéve, 1894, section 1 bis. 1895 129 Gli Irrendeti, saggio di etnografia politica; nei Rend. st. Lomb., y XxXvutt, p. 740. 130 Celtica: in Suppl. Arch. Glott. 11 97. 131 Sulla voce per «cento» nel rumeno; ib. 131. Per la com- memorazione di G. D. Whitney; ib. 133. 132 Per la «"Toponomastica italiana »; ib. 111 97. 133 Gli Italiani che son fuori del Regno, ecc.; nel Dizionario illustrato di Pedagogía di Creadaro e Martinazzoli. Milano. Franc. Vallardi, 1895, 11 325-330. 1896 134 Discours en ouvrant les séances générales; Bulletin N. 12 du x1r"* Congrés Int. des Orientalistes á Rome. Roma, tip. Ca- mera dei Deputati, 1896. 1897 135 Intorno ai pronomi infissi dell'autico irlandese; in Suppl. Arch. glott. 1y 99. Im morte di Bianco Bianchi; ib. 51. 136 Intorno alla condizione del prof. Ciccotti nella scuola; lettera al direttore del Corriere della Sera. Milano, tip. Operai, 1897. 137 Interpellanza intorno le condizioni di due professori straor- dinari nella R. Accademia Scient. Lett. di Milano. Roma, tip. Se- nato, 1897. 138 Il professore socialista. Lettera a Arturo Graf. Milano, Aliprandi, 89, p. 14, estr. dal Pensiero Italiano, fase. LXx11, ottobre 1897. 139 Di un dialetto veneto, importante e ignorato; in Arch. Glott. 1t. x1iv 325. 140 Varia: 1 CAPOR CAPORE; 2 toccare, ecc.; 3 Truentu ed. altri: 4 sampogna e caribo; 5 COSLARIO € COCLARIO; ib. 336. 141 Un problema di sintassi comparata dialettale; ib. 453. 142 Due parole di anticritica cápor, cápore, coslario; toccare, ecc. ; ib. 469. 143 Intorno alla societá «Dante Alighieri», ultima parte dell' articolo del Dizionario ilustrato di Pedagogia, v. nr. 130; nella Perse- veranza, del 31 ottobre 1897. 94 JUAN M. DIHIGO 144 In morte di Francesco Brioschi, discorso, nella Perseve- ranza del 17 dicembre 1897. 145 Lettera su Antonio Cesari a Giuseppe Guidetti, dal Monte Generoso 29, 8, 97, nell'opera. Elogi italiani e latini di A. Cesari, con giunte di Prose e Poesie, adonore dell'autore. Reggio-Emilia, tip. Artigianelli, 1897. 146 Lettera su Niccoló Tommáseo; un volume pubblicato dal Comitato pel monumento a Tommaseo in Sebenico. 1898 147 — Talentum «propensione, attitudine dello spirito »; nei Rend. [st. Lomb., v. XXX1, p. 822, e in Suppl. Arch. Glott. v1 31. 148 Intorno al part. perf. pass. di veid-vid-nell irlandese; ib. 30. 149 Noterelle irlandesi; ib. 119. 1899 150 Italiani e Slavi nella Venezia Giulia, estr. dalla Vita Inter- nazionale, anno 11, nr. 4. Milano, 1899. 151 Discorso tenuto in occasione delle feste centenarie dell' Accademia delle Scienze di Berlino, nel volume pubblicato dal!” Accademia per Poccasione, Berlino, 1899. 1900 152 Intorno agli aggettivi pronominali dell'antico irlandese, ecc.; in Suppl. Arch. Glott. vi 77. 153 Carlo Cattaneo negli studi storici. Letteraa F. L. Pulle. Roma, tip. Nuova Antologia, 8%, p. 8, estr. dalla Nuova Antologia, 16 glugno 1900. 154 Epigrafe per Umberto I nella R. Accademia di Belle Art di Milano. 1901 155 Parole dette ai funerali del S. C. Emilio De Marchi. Mi- lano, Rebeschini, 1901, estr. dai Rend. Ist. Lomb., v. XXxIV, p. 220. 156 Intorno alla commemorazione di Carlo Giussani. Milano, Rebeschini, 1901, estr. dai Rend. Ist. Lomb., ib., p. 355. 157 Agli amici dell' Archivio; in Arch. Clott. 1., XVII. 158 Appendice all'articolo «Un problema di sintassi comparata dialettale »: ib. 221. 159 Intorno ai continuatori neolatini del lat. 1Psu: ib. 303. 160 Dell'ital. sano in quanto risponde a «intero », ecc.; ib. 317, O E O 3 a ió. — có. GRAZIADIO I. ASCOLI 95 161 Varia: Aucora del tipo sintabtico « vattelapesca », eco.; 1b. 323 e 395. 162 Osservazioni al lavoro del Piere sulla socal tonica alterata dal contatto d'una consonante labiale; ib. 476. 163 Epigrafe per Emillo De Marchi nella R. Accademia Scient. Lett. di Milano. 164 Sull'etimologia di «Magistri comacini» nella Storia dell” Arte del Venturi, vol. 11, in nota, senza nome d'autore. 1902 165 Ancora della sibilante tra vocali nel toscano; in Arch. (Glott. tt. xvI 175. 166 Lat. rid.—(ridere), idg. vrizd,-in Indogerm Forschugen X11 ANS NA 1903 167 A proposito dell Universitá italiana in Trieste. Koma, tip. Nuova Antologia, 1903, 8%, p. 8, estr. dalla Nuova Antologia, 1* febbraio 19083. 168 Di Niccolo Tommaseo sedicente slavo. Milano, Soc. Ed. Pop., 1903, 8%, p. 12, estr. dalla Vita Internazionale, anno vi, nr. 3. 165 Relazione sul concorso al premio dell Instituto: esplora- zione toponomastica di una determinata sezione delle regione lom- barda; nei Rend. Ist. Lomb., v. XXXVI, p. 30. 170 Cenno necrologico di Gaston Paris. Milano, Rebeschini, 1903, estr. dai Rend., ib. 351. 171 «Il resto del carlino », chiusa inedita de una lettera publi- catta altrove Milano 16 Luglio 1903 (stampata non si trova dore), é come un'appendice a quella sull Universitá italiana in Trieste, v. nr. 162. 1904 172 Relazione sul concorso al Premio Reale di Filologia e Lin- guistica del 1902, estr. dai Rend. Accad. Lincei, 5 giugno 1904. Roma, 1904. 1905 173 In memoria di Adolfo Mussafia. Milano, Rebeschini, 1905, estr. dai Rend. Ist. Lomb., v. XXXvH1, p. 712. 174 Intorno ai continuatori córsi del lat. 1Psu. Perugia, Unione tip. coop., 1905, 8%, p. 10, estr. dagli Studi Romanzi della Societá Filologico Romana, ed. dal Monaci, nr. 53. 96 JUAN M. DIHIGO 175 Ricordi concernenti la Toponomastica italianas Perugia, Unione tip. coop., 1905, 89, p. 12, estr. id. 176 In morte di Tullo Massarani, discorso pronunciato per l' Accademia de Lencei, nei funerali il 7 agosto 1905. 177 Parole pronunciate nel trasporto delle ceneri di Cesare Cantú a Brivio; nel Secolo dell'11 novembre 1905. CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS SOBRE LA SEGUNDA ENSEÑANZA EN CUBA POR EL DR. MANUEL VALDÉS RODRÍGUEZ Profesor de Metodología Pedagógica (Conclusión. ) Artículo 46.—No podrá abstenerse ningún juez de votar. No tomará parte en la votación el que no hubiere asistido á to- dos los ejercicios. Tampoco.se permitirá hacer votos particulares. Art. 47.—Si ningún opositor obtuviere mayoría absoluta de vo- tos, se procederá á nueva votación entre los dos Ú tres ignalmente favorecidos. Plan de 1880. Artículo 12—En cumplimiento de lo dispuesto en las leyes vi- gentes, el nico modo de ingresar en el Profesorado Público, es la oposición legal. Las traslaciones y ascensos de los catedráticos se verificarán además por medio de los concursos establecidos en la legislación vigente. Art. 42—Se proveerán asimismo alternativamente, unas por oposición y otras por concurso, las cátedras vacantes en cada Insti- tuto y en cada Escuela análoga, de las que se mencionan en el Plan de Estudios. : A estos concursos serán llamados solamente los catedráticos que hayan obtenido cátedras de igual asignatura que la vacante. Art. 10.—Las oposiciones á las cátedras de Facultad y de Es- cuela Superior y Profesional, así como las de Institutos de Segunda Enseñanza, se verificarán una en Madrid y otra en la Habana. También se anunciará en la convocatoria, para cada caso en particular, el punto en que deban efectuarse las oposiciones, cuando las cátedras vacantes correspondan á las Escuelas de Náutica. Art. 12.—Los opositores deberán presentar sus solicitudes en la Secretaría del Gobierno General dentro del plazo señalado, acompa- ñadas de los documentos que demuestren su aptitud legal, de una relación justificada de sus méritos y servicios y de un programa de 9e MANUEL VALDES RODRIGUEZ la asignatura, dividido en lecciones y precedido del razonamiento que se crea necesario para dar á conocer en forma breve y sencilla, las ventajas del Plan y del método de enseñanza que en la misma se propone. A los opositores que residan fuera de la Habana, les bastará acreditar, mediante el oportuno recibo, que han entregado en una Administración de Correos, dentro del plazo legal, el pliego certificado que contenga los documentos que en este artículo se mencionan, y al efecto se considerarán hábiles los días festivos, Art. 18.—Algunos días antes del señalado para la presentación de los opositores, y previa citación del Presidente, se reunirá el Tri- bunal para proceder á su constitución definitiva, eligiendo dentro de sus individuos el que ha de desempeñar el cargo de Secretario. Para constituirse el Tribunal se necesita la presencia de todos sus individuos. Art. 19.—Reunidos los opositores en el sitio, día y hora señala- dos, procederá el Tribunal al sorteo de las trincas, y si el número de contrincantes no fuera exactamente divisible por tres, se forma- rá con el residuo una pareja, á no ser que Jo constituya un solo opositor, en cuyo caso se unirá á los tres de la última trinca para formar con ellos dos parejas. Los programas presentados quedarán, desde este día, en la Secretaría del Tribunal para que los opositores puedan examinarlos en el orden que determine el Presidente. Art. 20.—A fin de que los opositores de la primera trinca tengan tiempo de examinar los programas presentados, se anunciará con cuatro días de anticipación el sitio, día y hora en que ha de tener lugar el primer ejercicio; pero para todos los demás el anuncio se hará sólo con veinticuatro horas de anticipación. Art. 21.—Los opositores que no asistan ni escusen con causa le- gítima su ausencia del sorteo de las brincas, se entenderá que renun- cian á la oposición. Si alegaren escusa y el Tribunal la considera- se suficiente, se suspenderá el ejercicio por el plazo que el mismo Tribunal acuerde, actuando mientras tanto las demás trincas ó pa- rejas, en el caso de que las hubiere. Art. 22.—Si algún aspirante se retirase de la oposición antes de comenzar los ejercicios, se reconstituirán las trincas, corriendo el número correspondiente á cada opositor. Si alguno de éstos se re- tirare después de comenzados los ejercicios, la trinca á que pertenez- ca quedará reducida á pareja: y si por retirarse más de un aspirante no quedase en la trinca más que un solo opositor, se unirá al pri- mero de la trinca que sigue inmediatamente á la suya y formará CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITIOAS 99 con él una pareja, de manera que el actuante no ejercitará nunca solo, á no ser en el caso en que no haya ningún otro opositor. Art. 25.—Los ejercicios serán tres. El primero consistirá en contestar el opositor á diez preguntas Ó cuestiones referentes á la asignatura de que es objeto la oposición, sacadas á la suerte de en- tre cien Ó mas que el Tribunal tendrá preparadas de antemano. Si el opositor emplease en contestar á las diez preguntas menos de una hora, sacará otras nuevas, hasta llenar este tiempo en su contesta- ción; y si hubiese invertido una hora sin haber dado respuesta á las diez preguntas, se le concederá otra media hora para que conteste á las que le falten. El segundo ejercicio consistirá en una lección acerca de uno de tres temas sacados á la suerte de entre todos los que abrace el pro- grama de la asignatura. La elección y el sorteo del tema se harán eu público, y terminado este acto quedará el opositor incomunicado por espacio de veinticuatro horas; pero facilitándole el Tribunal los libros, instrumentos y materiales que necesite y deque se pueda dis- poner. Pasado este tiempo dará su lección, que durará una hora y que pronunciará ante el Tribunal en la forma que lo haría si lo oye- sen sus discípulos. En el acta correspondiente á este ejercicio se harán constar los libros, instrumentos y materiales que haya pedi- do el opositor y los que se le hayan facilitado. Art. 29.—El tercer ejercicio consistirá en un discurso oral acer- ca dei programa presentado por el actuante, en el cual defenderá las ventajas que á su juicio tenga sobre los demás, con respecto al orden, plan de enseñanza que recomiende para el estudio de la asig- natura. Terminado este discurso, que no excederá de una hora, cada contrincante podrá disponer de media para hacer las observa- ciones que crea oportunas, y el actuante podrá emplear igual tiem- po en contestarlas. Art. 30.—Además de los tres anteriores ejercicios habrá otro exclusivamente práctico, cuando las Cátedras no sean puramente especulativas, que se verificará también en sesión pública, previa la preparación que en cada caso conceptúe necesario el Tribunal y con sujeción á las reglas siguientes: Primera. Si la vacante fuera de anatomía descriptiva, el ejer- cicio consistirá en una lección de anatomía práctica ú sea de disec- ción, que el opositor preparará por sí mismo, explicando el procedi- miento que le parezca más ventajoso y demostrando después las partes anatómicamente preparadas. 100 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Para la cátedra de anatomía quirúrgica, operaciones, apósitos y vendajes, consistirá en una operación hecha en el cadáver, manifes- tando los mejores métodos y procedimientos que pueden emplearse y explicando la anatomía de la región. Segunda. Para las cátedras de patología, ú clínica, el ejercicio versará sobre un caso elegido entre los seis de mayor interés cien- tífico que haya en la enfermería á que pertenezca la clínica. El opositor examinará al enfermo todo el tiempo que juzgue necesario, y después de haber coordinado sus ideas, hará la historia completa de la enfermedad del paciente y expondrá cuanto juzgue á propósito acerca de la dolencia. Tercera. Para la cátedra de medicina legal y toxicología, el caso práctico será la averiguación experimentada de un hecho rela- tivo á la asignatura. Cuarta. Para las de ciencias naturales y materia farmacéutica, consistirá el ejercicio en la determinación de objetos de historia natural. Quinta. En las cátedras de operaciones farmacéuticas, en la preparación de un medicamento. Sexta. En la cátedra de lengua, en un ejercicio de traducción y de análisis gramatical. En los casos en que el Tribunal lo crea con v eniente. la tradue- ción no solamente será directa, sino vice-versa. Séptima. En las de ciencias Físico-Matemáticas, en la resolu- ción de problemas. Octava. En las de ciencias Físico-Químicas, en la resolución de problemas Ó en el manejo de instrumentos, ó aparatos, ó en la obtención de productos ó en el análisis cuantitativo y cualitativo de los cuerpos. Novena. En la asignatura de práctica forense, en un trabajo propio de juez, fiscal 6 abogado, acerca de un caso de que hubieran conocido los Tribunales de justicia y esté ya terminado. Décima. En las prácticas correspondientes á Escuelas Superio- res y Profesionales, el ejercicio práctico se determinará para cada caso en particular y se anunciará en la convocatoria. La exposición oral del caso práctico sólo durará una hora. El artículo 25, es de índole preceptiva, así como la primera par- be del artículo 28, en lo que se refiere al contrincante, y en lo que respecta al actuante en este último artículo y los artículos 29 y 30, son de índole potestativa. CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 101 Artículo 31.-—Para las cátedras de música, de dibujo y enseñan- zas elementales y de aplicación, se dictarán programas especiales de ejercicios arreglados al carácter y necesidades de cada asignatura. Estos programas se insertarán en la convocatoria. Es de observarse en este Reglamento que se había aprovechado la experiencia de los años para rodear el acto de la oposición de to- das las garantías posibles para acreditar la aptitud. En el juicio de oposición hay que acreditar dos cosas: 1%, la ap- titud personal del candidato, por lo cual estaba ameritado que con anterioridad quedara aprobado ó desaprobado; 2*, la mayor capa- cidad relativa. Todo juicio de oposición trae por necesidad la lucha de los candidatos para obtener el lauro. Y en esta lucha es donde pre- cisamente se destaca ese carácter de antipatía con que pueden pre- sentarse tales actos, y precisamente las condiciones desiguales del carácter, del despejo, de la serenidad, de la acometividad, del poder emisivo de las ideas, tienen gran influencia. Había también otra consideración que hacer, independiente de la reglamentación, que era la manera con que el Tribunal llenaba su cometido. Era de observarse que á medida que aumentaba la inmoralidad administrativa, se hacía gala de refinar el acto de la oposición, cuando en realidad ésta podía no ser otra cosa que un despliegue de las posibilidades Ó recursos sociales de cada can - didato. S La despreocupación de los elementos oficiales, si no en las cá- tedras de Segunda Enseñanza que no se proveían, al menos en la de las escuelas, llegó con los últimos tiempos de la Colonia, á un punto tal, que era una señal evidente de la gangrena que corroía los ser- vicios. Todo el secreto del éxito estribaba en nombrar los jueces del Tri- bunal, quienes, al menos en número bastante para constituir la mayoría, aceptaban el compromiso de conferir la cátedra al candida- to que se le había señalado. Esta era la expresión real de los hechos, llegando á tal extremo el artificio que se había introduci- do, que muchas personas se excusaban de tomar parte en tales actos. | Así pasaban las cosas hasta que sobrevino la Orden 267 de 30 de Junio de 1900. La parte substancial de la disposición actualmente vigente, es como sigue: 102 MANUEL VALDES RODRIGUEZ DE LA PROVISIÓN DE CÁTEDRAS Para las cátedras que en lo adelante vacaren y no sean cubiertas por ascenso del auxiliar, y para la provisión de auxiliares, se obede- cerán los preceptos siguientes: El candidato ha de ser Doctor en Letras Ó Ciencias. Exhibirá relación documentada de sus obras ú trabajos. Presentará ante el Tribunal, nombrado al efecto por la Secretaría de Instrucción Pública, una composición escrita sobre un asunto de la cátedra á que aspire, elegido de una lista de temas previamente preparada por el Tribunal. Dará ante el Tribunal una lección orai, y si la asignatura lo re- quiere, experimental. La composición se escribirá en el término de seis horas, en lugar cerrado, con las obras de consulta que sean necesarias al candidato. La lección oral se hará después de venticuatro horas de prepara- ción libre. Durará lo menos tres cuartos de hora. Si hubiere un solo candidato, el Tribunal, apreciando la aptitud demostrada por sus obras Ó trabajos y por los ejercicios anteriores, aprobará ú desaprobará su solicitud. La aprobación en este caso da derecho á la cátedra. Si hubiere más de un candidato, el Tribunal formará una lista de los aprobados por el orden de mayor á menor aptitud. El primer puesto en la lista da derecho á la cátedra. Para ser catedrático de lenguas vivas no se requiere el título de Doctor en Letras ó Ciencias. Mientras haya atedráticos excedentes, se escogerán entre ellos los auxiliares. Era evidente que el legislador eliminaba de la oposición aquel carácter de lucha personal, que pudiera ser el medio más decisivo * para el resultado del certamen. Es también evidente que en la Orden se destaca la aspiración á que la provisión de cátedras, más que tema administrativo, revele la fuerza de la opinión académica, es decir, la opinión de un núcleo de personas competentes interesadas en el servicio de la enseñanza. No se oculta tampoco que la Orden había optado para proveer la cátedra por la forma implantada en la Ley francesa, de la cual tomó elementos bastantes substanciales. Y si alguna duda pudiera caber, consúltese el apéndice que co- rresponde. CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 103 Pero la Orden, como cualquiera otra legislación, resuelve el pro- blema objetivamente considerado, por decirlo así. Porque sea cualquiera la formalidad de que la ley rodea el acto de la provisión, la oposición en su efectividad final, la hace el Tri- bunal, no el Reglamento. COLEGIOS INCORPORADOS El Plan de 1842 autorizaba la enseñanza secundaria superior en los establecimientos privados, bajo las siguientes condiciones: 1% Ajustarse á lo prescripto en la combinación y orden de las asignaturas en el Reglamento de la Universidad. 2% Pasar al Rector de la Universidad al principio y fin de cada curso una nota de los alumnos que sigan estos estudios. 32 Incorporar los expresados cursos. Esta incorporación se hacía mediante un examen especial de ca- da asignatura y satisfacer la cuota de matrícula y prueba de curso que regían para los alumnos de la Universidad. En cuanto á los establecimientos de enseñanza secundaria ele- mental, únicamente estaban obligados á celebrar exámenes genera- les á fin de cada curso, á los cuales concurrían en clase de jueces, además de los Profesores del establecimiento, otras dos personas designadas por el Gobernador Superior, después de haber oído la Inspección de estudios. Al implantarse el Plan de 1863, se adoptó un Reglamento abso- lutamente casuístico para todos los conceptos de la Segunda Ense- ñanza, y basta leer el capítulo 3%: «De las penas en que incurren los empresarios de los establecimientos privados », para comprender que no sólo estaban atados por las ligaduras más rigurosas, sino que tenían constantemente sobre la cabeza de sus directores severas, y muy distintas penas pecuniarias, de mayor cuantía en no pocos casos. La expresada Ley de Instrucción Pública, sorprendió súbita- mente á los colegios privados, cuyos directores se encontraron desde aquel momento huérfanos de toda iniciativa, en la parte más subs- tancial del noble ministerio de la enseñanza, libros de texto, deter- minación y combinación de asignaturas, métodos de enseñanza, etc. Por eso pudo observarse que los antiguos colegios, que tan bri- llantemente se habían manifestado, desde el primer año del nuevo régimen, quedaron reducidos á la pobreza más absoluta en sus pro- gramas. Los hombres más notables del país y los profesores más com- 104 MANUEL VALDES RODRIGUEZ petentes hubieran fracasado en sus pruebas académicas al final del año. Un antiguo maestro, compañero querido de Luz y Caballero, le- vantó el clamor en contra del orden que se establecía, en 1863, con daño evidente del interés pedagógico de los colegios. Otro profesor muy notable, el Sr. Joaquín Andrés de Dueñas, no disimulaba su descontento, en vista de aquellos formularios del Instituto, llamados á rodear de apariencias absolutamente engaño- sas, la enseñanza, produciendo una estadística huérfana de un ver- dadero valor objetivo. Dueñas fué, por decirlo así, el último superviviente de aquella época notable de la educación privada, de anteriores días. La Orden 267 ha roto con tal situación, que privaba á los cole- gios de los desvelos más elementales del maestro, y, hoy por hoy, cada cual es dueño de implantar un colegio de Segunda Enseñanza, con el criterio pedagógico que entienda de su mejor agrado. COLEGIOS INCORPORADOS EN LOS ESTADOS UNIDOS Es bien sabido que en Norte América á la vez que el Estado concede una protección decidida á la enseñanza primaria, deja la secundaria y superior de las Universidades al abrigo de la filantro- pía y la masa inteligente del país. El tipo de colegios de Segunda Enseñanza resulta así muy espe- cial y característico, y cae de lleno dentro de la esfera de la opinión pública, hasta el extremo que se determina una acción eficaz que pudiera llamarse el poder de la cpinión académica. Si un colegio constituye un nivel de cultura elevado, un aaa de enseñanza de reputación y respetabilidad, es juicio que debe pro-. nunciar el público y la suficiencia del mismo cuerpo docente. Nada hay en el mundo pateo tan liberal como esta concep- ción de los colegios en los Estádos Unidos. En ninguna parte del mundo es tan personal como allí la acción de la enseñanza. Por otra parte, este orden de cosas ha llegado á constituir gran- des intereses que sólo pueden vivir á expensas del esfuerzo personal de directores y maestros. Basta consultar los elencos Ó catálogos de las instituciones do- centes para comprender que en parte alguna los jóvenes tienen un acceso tan fácil y cómodo, dentro del orden pedagógico, á la Uni- versidad y á los centros superiores. CONSIDERACIONES HISTORICO- CRITICAS 105 El ingreso es de forma muy variada, ó por diploma, ó por certi- ficado, Ó por examen. Las Universidades comprenden que les interesa, en alto grado, asegurar las condiciones de aptitud para ulteriores estudios de la juventud en sus aulas y están perfectamente al tanto del funciona- miento de los colegios ó escuelas preparatorias. La fama ó reputación de muchos de estos centros es tan visible é innegable, que basta la comprobación de los estudios probados en ellos para cerrar la puerta 4 toda duda, Ó 4 cualquier medio de jus- tificación. Es muy común que en el registro, ó catálogo anual, las Univer- sidades consignen los colegiosó escuelas preparatorias comprendidos en la relación de Institutos incorporados á ellas, lo cual depende poco más Ó menos de las condiciones siguientes: 1% Haber adoptado el curso de estudios que recomienda la Universidad ú otro cquivalente. 2% Tener un cuerpo de profe- sores competentes. 37 Haber alcanzado un standard (nivel) ade- cuado. Las escuelas que se encuentran en ese caso, se dicen incorpora- das (affiliated schools) y el certificado que expiden capacita al candidato para ingresar en la facultad sin necesidad del examen. Las escuelas cubanas no están en condiciones de tal ventaja, que pueda crearse este orden de cosas á su favor. Pero el régimen establecido por la Orden 267, de 30 de Junio de 1900, es tan liberal, que los colegios privados pueden romper todo lazo que los ligue á los Institutos oficiales. Y como al fin y al cabo, su matrícula en nada se diferencia de la llamada libre ó privada, la libertad del di- rector, es tan amplia como le plazca. Si los directores de empresas privadas quieren hacer uso de esta condición legal, pueden aspirar á vivir de la estimación que el pú- blico les dispense. ENSEÑANZAS ANEXAS El Plan de Estudios de 1842 en su artículo 63 determinaba que en el colegio llamado de la Universidad habían de establecerse, con objeto de suplir las escuelas especiales, dos cátedras de Náutica y Cosmografía; otra de Aritmética mercantil, Teneduría de libros y Geometría práctica; otra de Física y Química con aplicación á la Industria y Agricultura del país y otra de Mecánica Industrial, á cargo del catedrático de Dibujo lineal y Geometría descripbiva. 106 MANUEL VALDES RODRÍGUEZ Pero como este colegio no se estableció, corrieron la misma suerte las enseñanzas especiales. El general y gobernador militar, Sr. Gutiérrez de la Concha, que se mostraba adolorido de esa preterición, que calificaba de vergon- zosa, y que aparentaba favorecer la instrucción pública en aquella parte que convenía al desarrollo de los intereses materiales y con- trariaba los planes de anexión de la Isla á los Estados Unidos, pro- movió el establecimiento de las escuelas especiales, y en 27 de Julio de 1855 se dictó la Real Orden, cuyos puntos más principales fue- ron los siguientes: 19 Se crean en la Isla de Cuba, por ahora, dos escuelas genera- les preparatorias de enseñanzas especiales, abiertas en la Habana y Santiago de Cuba. 30 El gobierno y la enseñanza de las escuelas preparatorias se desempeñarán por el número de profesores y mediante las dotacio- nes siguientes: Un director con dos mil pesos. —Matemáticas ele- mentales, uno con mil pesos, obro con mil quinientos. —Mecánica elemental, uno con mil quinientos. —Física y Química elementales, uno con mil quinientos, un ayudante con quinientos. —Idiomas, uno con ochocientos. —Teneduría de libros, uno con ochocientos. — Dibujo lineal, modelado, etc., etc., uno con mil, un ayudante con quinientos. —Principios generales de Geografía é Historia, uno con ochocientos. 40 Las escuelas estarán sometidas á la administración é ins- pección de la Sociedad Económica de Amigos del País. 52 Las plazas de profesor se conferirán por concurso público y el cargo de Director por elección de ese gobierno, debiendo ser sólo retribuído con el sobresueldo de quinientos pesos cuando recayese en uno de los profesores. 6% Para ingresar de alumno en estas Escuelas se requieren las condiciones siguientes: doce años de edad cumplidos, conocimientos de gramática castellana, nociones de aritmética y de geografía de Europa y América. 72 Los exámenes de los alumnos serán públicos y se verificarán cada seis meses, distribuyéndose premios consistentes en libros y medallas de honor entre los más aventajados. 80 A la conclusión de los tres cursos de enseñanza preparatoria en las escuelas, y previo examen general, se expedirá á los aproba- dos una certificación suscripta por el Director de la Escuela, con el visto bueno de la Sociedad Económica y autorizada por ese Grobier- CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 107 no Superior, en que conste la aptitud en los estudios que han reco- rrido, con expresión de las notas que hayan obtenido en todos los ejercicios de examen semestral. 9% El Reglamento de estudios de la Escuela fijará el orden, mé- todo y textos de enseñanza, establecerá la forma en que ha de ser distribuída, determinará las condiciones constitutivas de la econo- mía de estos establecimientos y señalará el presupuesto de gastos. 10? Conforme al Reglamento, se formarán todos los años por el cuerpo de profesores, programas de todas las asignaturas que se so- meterán á la aprobación de ese Gobierno Superior, estando obliga- dos los profesores á observarlos escrupulosamente. | 112 las escuelas preparatorias se abrirán el 19 de Marzo del presente año. 122 La inspección de estudios deberá ser consultada en todos los asuntos relativos á escuelas preparatorias. 15% El Reglamento se formará por el cuerpo de profesores, so- metiéndose al examen de la Real Sociedad Económica é inspección de estudios y á la defiaitiva aprobación de Superior Gobierno. En efecto, quedaron establecidas las dos Escuelas Preparatorias, una en la Habana y otra en Santiago de Cuba, bajo la dirección ésta del inolvidable patriota Sr. Juan Bautista Secrera y la primera del Sr. Pelayo González de los Ríos. Nada más á propósito para tener idea del contenido de estas en- señanzas que la siguiente información. En la Escuela General Preparatoria se cursaban en tres años los estudios siguientes: y 12 Matemáticas elementales, suficientes para comprender el estudio de la mecánica elemental. 22 Mecánica elemental bajo el punto de vista de sus aplicacio- nes prácticas. 32 Principios de Geometría descriptiva. 49 Principios de Perspectiva lineal. 52 Principios de Topografía. 62 Dibujo lineal y de adorno aplicado á la fabricación: mode- lado. 72 Elementos generales de Geografía é Historia. 82 Elementos de Física y Química, en sus aplicaciones á los usos más comunes de la vida. 92 Aritmética Mercantil. 10. Partida doble y práctica de la Teneduría de Libros. 108 MANUEL VALDES RODRIGUEZ 11. Idiomas Francés é Inglés. Los Profesores serán: Dos de Matemáticas elementales con la asignación de $1,500 anuales el primero, y el segundo con la de $1,000. Uno de Mecánica con la dotación de $1,500 anuales. Uno de Geometría Descriptiva, Topografía y perspectiva, con la de $1,000. Uno de Física y Química con la de $1,500, Uno de Geografía é Historia con la de $800. Uno de Dibujo Lineal y de adornos, con la de $1,000. Uno de Idiomas, con la de $800. Uno de Teneduría de Libros y partida doble, con la de $500. Los ayudantes disfrutarán del sueldo de $500 anuales cada uno, y serán: Uno de Física y Química. Uno de Geometría Descriptiva, Topografía y Perspectiva. Uno de Dibujo Lineal, de adorno, etc., etc. La enseñanza de las materias estaba distribuída de la siguiente manera: Primer año Algebra. —Geometría plana y del espacio. —Geografía é Histo- ria. —Dibujo Lineal. —Física y Química. —Aritmética Mercantil y Teneduría de libros. —Idiomas. Segundo año Trigonometría rectilínea y esférica. —Principios de Geodesia. — Geometría Analítica. —Geografía é Historia. —Física y Química.—- Dibujo lineal. —Aritmética Mercantil y Teneduría de libros. —Idio- mas. Tercer año Geometría descriptiva, Topografía, y Perspectiva. —Mecánica elemental y aplicada. —Dibujo modelado, etc. —Idiomas. Además de estas asignaturas, todos los domingos durante el cur- so y á la hora que por el Director de la Escuela se les prevenga, asistirán los alumnos á una plática doctrinal de media hora, de qne se hará cargo un sacerdote. La falta á este acto se considerará co- mo de asistencia á clase. A la vez que esta enseñanza de carácter general, había anexas CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 109 en el mismo edificio, que era una parte del que ocupaba el antiguo templo de San Isidro, las Escuelas Especiales que siguen: Escuela de Maquinaria. Escuela de Telegrafía. Escuela de Agrimensores y Maestros de Obras. Escuela Mercantil. ESCUELA DE MAQUINARIA Las enseñanzas teóricas se distribuían de la siguiente manera: Primer año Algebra. — Geometría. — Física. — Química. — Dibujo lineal. — Idioma inglés ó francés. Segundo año Trigonometría. —Geometría analítica. —Física. —Química. --Di- bujo lineal. —Idioma inglés ó francés. Tercer año Geometría descriptiva y perspectiva. —Dibujo modelado, etc. Mecánica elemental y aplicada. —Idioma inglés ó francés. Estas enseñanzas se darán á los alumnos en la Escuela general preparatoria. La Escuela de Telegrafía su organización era la siguiente: Las enseñanzas para la carrera de telegrafistas durarán dos años y serán teóricas y prácticas. Las enseñanzas teóricas comprenderán las asignaturas si- guientes: 12 Física y Química. —Geografía é Historia. —Idioma francés ó inglés; que se estudiarán en la Escuela general Preparatoria en la forma ordenada en su Reglamento. 22 Estudio de los aparatos telegráficos, de sus aceesorios y de- más relativo al aprendizaje de la telegrafía, historia y legislación de los telégrafos, cuyo estudio harán con el profesor de la clase de telegrafía. La enseñanza práctica será simultánea con la teórica y estará á cargo del citado profesor, consistiendo en ejercicios repetidos en los aparatos, en trabajos é instrucciones prácticas para aprender la manera de remediar las alteraciones que pueden sobrevenir en los postes conductores, aisladores y demás, y para poder examinar el estado de estos objetos. 110 MANUEL VALDES RODRIGUEZ ESCUELA DE AGRIMENSORES Y MAESTROS DE OBRAS Sus estudios eran los siguientes: 12 Agrimensura teórico-práctica. 27 Agrimensura legal. 37 Geometría descriptiva pura, y su aplicación á sombras, cor- te de piedras y maderas. 4% Topografía y Perspectiva. 5? Mecánica como base fundamental de la construcción. 6% Dibujo aplicado á la respectiva carrera. 72 Composición de edificios rurales de segundo y tercer orden. 8% Parte legislativa y práctica de la fabricación. 92 Ejercicios de composición. La distribución se hacía en dos años en la siguiente forma: Las enseñanzas especiales para las carreras de Agrimensores y Maestros de Obras serán teóricas y prácticas, y se distribuirán en los siguientes años y asignaturas. Primer año. 12 Agrimensura teórica. 2%. Geometría descriptiva: su aplicación á sombras, cortes de maderas y piedras. 3% Topografía y Perspectiva. 4% Dibujo topográfico á pluma. Los que aspiren á Agrimensores no tendrán que estudiar la Geometría Descriptiva, ni los Maestros de Obras la Agrimensura teórica. Segundo año. 12 Práctica de Agricultura sobre el terreno. 22 Mecánica aplicada á la construcción. 32 Dibujo Topográfico con colores y delineación de arqui- tectura. 4? Agrimensura legal; parte legislativa de la profesión de maestros de Obras. 52 Composición de edificios rurales y de segundo y tercer or- den. Ejercicios de composición. Los que aspiren á Agrimensores no tendrán que estudiar la apli- cación de la Mecánica, la delineación de arquitectura, la parte legislativa de edificios, etc., ni la composición de éstos: como los maestros de obras no tendrán que estudiar la práctica de la Agri- mensura, la Agrimensura legal, ni el Dibujo topográfico con colores» CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 111 Había además una clase de Aritmética Mercantil, Partida doble y práctica de la Teneduría de libros y una Escuela nocturna de artesanos. En la Ley de Estudios de 24 de Agosto de 1842, determinaba el artículo 62 que se establecieran en el colegio que creaba con el nom- bre de Colegio de la Universidad, con el objeto de suplir las Escue- las Especiales, dos cátedras de Náutica y de Cosmografía; otra de Aritmética Mercantil, Teneduría de Libros y Geometría Práctica, otra de Física y Química con aplicación á la Industria y Agricultu- va del País y otra de Mecánica Industrial, que estaría á cargo del catedrático de Dibujo Lineal y Geometría Descriptiva. Muy al contrario de lo que dice el Sr. Pezuela en su Ensayo sobre la Ísla de Cuba, no llegó nunca á establecerse este Colegio, lo que como ve- remos bajo otro aspecto, influyó por modo extraordinario en los destinos de la Enseñanza Secundaria en la Isla de Cuba. El general Concha, bien ganoso de popularidad, bien animado de un espíritu de asimilación, promovió ante su Gobierno la crea- ción de dos escuelas preparatorias, una en la Habana y otra en Santiago de Cuba, á cuyo fin se dirigió el Decreto orgánico de 5 de Febrero de 1851, poniendo las Escuelas bajo la administración é inspección de la Sociedad Económica de Amigos del País, cuya Di- rección desempeñaba por entonces el Sr. Antonio Zambrana. Inauguróse la de la Habana, en S de Abril de 1855, en el edifi- cio de San Isidro y bajo la presidencia del Gobernador Capitán Gre- neral de la Isla. Previamente y en 15 de Marzo de 1855 la Sociedad encargada de la inspección de la Escuela y redacción del Reglamento dirigió para el ejercicio de esta prerrogativa, que espontáneamente le confirió el Gobierno, las concesiones siguientes: Para la Escuela General y Preparatoria: Los Sres. Felipe Poey y Ramón Zambrana, Director éste de la Corporación. Para la Academia de Nobles Artes de San Alejandro, los Sres. Camilo Cuyás y José Ramírez Ovando. Para la Escuela de Maquinaria, los Sres. José Luis Céneca y Juan A. Ferroty. Para la Escuela de Náutica, los Sres. Manuel R. Izquierdo y Francisco R. Almeida. Para la Escuela de Telegrafía, los Sres. Pbro. Ldo. Francisco Ruiz y Dr. Felipe Lima y Renté. 112 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Para el Instituto de Investigaciones, los Sres. Dres. Ramón Zambrana y Fernando González del Valle. En el año de 1854 la Real Junta de Fomento satisfizo por con- cepto de enseñanzas especiales, las cantidades siguientes: Escuela de Maquinaria, 10,200 pesos; Escuelas de Telégrafos, 2,413; Jardín Botánico, 1,500; Instituto de Investigaciones Quími- cas, 5,324; Universidad, 14,000; Escuela de Náutica, 2,582; forman- do un total de 33,840 pesos. En el presupuesto de gastos que para el año de 1856 formó la Dirección de Obras Públicas de la Isla, contribuyó con la cantidad de 50,000 pesos para el sostenimiento de las Escuelas Especiales que se han detallado, y que hasta entonces estaban á cargo de la Junta de Fomento. PLAN DE ESTUDIOS DE 1563 Al hacerse la Reforma General de Estudios que sometió á la aprobación de S. M. el Ministro de Ultramar, José de la Concha, se organizaron las Enseñanzas Superior y Profesionales. Justo es consignar que este último aspecto obedecía al conoci- miento de los elementos de la riqueza pública del país y al propó- sito de favorecer el desarrollo de la Industria, del Comercio y de la Agricultura. Estos factores han sido siempre parte esencial é indispensable para explicarse la historia del país; han influído en su pasado y se- guirán influyendo en el porvenir. La riqueza del suelo, la proximidad de los Estados Unidos y el prodigioso movimiento de progreso en estos últimos tiempos, han sido siempre una fuerza de empuje á que no podía resistir ni la me- trópoli ni la Colonia. Tal importancia representaba en esta circunstancia que influía de un modo positivo en la nueva legislación de estudios, inspirada al decir del Ministro que la promovía en dos objetos: 1% La ne- cesidad de facilitar á los residentes de las Provincias de Ultramar «hasta donde fuese posible » las carreras que exigían las fuentes de riqueza pública y 2? la conveniencia de fundir «en cuanto pudiera ser» en un mismo cuerpo, el Profesorado público de Cuba y el de la Península, creando así una comunicación de métodos, de ade- lantos y de intereses científicos, cuyas ventajas «no eran du- dosas ». Cuán apartado de la realidad estaba en esto el Sr. Ministro de CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 113 la Corona, bien á las claras lo había manifestado la historia entera de la Isla de Cuba. El capítulo IT del Plan de Estudios comprendía las Enseñanzas Superiores y el III las Profesionales. El capítulo 2? de las «Escuelas Superiores» muy bien podía des- aparecer del Plan de Estudios, pues las enseñanzas á que se refería no estaban establecidas en Cuba. El 32 determinaba que eran enseñanzas profesionales: La Veterinaria. Profesores Mercantiles. Náutica. Maestro de Obras, Aparejadores y Agrimensores. Maestros de 1? Enseñanza. No todas estas enseñanzas se establecieron, lo que no era raro en la aplicación de planes de estudios para la Isla de Cuba. El Decreto del Gobierno General de la Isla de 28 de Septiembre de 1863, organizó las Escuelas General Preparatoria y Especiales y las organizó del modo siguiente: 19 Creado el Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana que debe comprender los estudios generales de segunda enseñanza y de aplicación que por ahora se estima conveniente establecer en el mismo, queda suprimida la actual Escuela General Preparatoria refundiéndose en el Instituto las enseñanzas elementales de Algebra, Geometría, Trigonometría, Dibujo Lineal, Nociones de Geografía é Historia, de Física y Química, de Aritmética Mercantil, Tenedu- ría de Libros y de los idiomas inglés y francés, debiendo pasar á las Escuelas Profesionales propias de estas carreras las asignaturas de Mecánica, Geometría descriptiva, Perspectiva y Topografía y los complementos del Algebra, de la Geometría y Trigonometría rectilínea y esférica. 22 En vez de la referida Escuela General Preparatoria se crea la de enseñanzas superiores de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, de Ingenieros de Minas, de Montes, de Ingenieros Agróno- mos y de Ingenieros Industriales, cuyas carreras deben cursarse en la Península. 32 Las Escuelas especiales hoy existentes continuarán con el nombre de Profesionales, ajustando sus enseñanzas al Nuevo Plan de Estudios y creando en la de Agrimensores y Maestros de Obras, la enseñanza de Aparejadores y en la Náutica la de Constructores Navales. 114 MANUEL VALDES RODRIGUEZ 40 La Escuela de Telegrafía pasará á cargo de la Dirección de Obras Públicas con el profesor que la sirve. 52 Las Escuelas Profesionales de Maestros de Obras, Apareja- dores y Agrimensores, de Náutica, de Comercio, de Maquinaria y enseñanzas superiores preparatorias mencionadas, quedarán todas reunidas en el edificio de San Isidro, donde se hallan las mismas, hasta aquí llamadas Especiales y la General Preparatoria, que se su- prime. 6% Las Escuelas arriba mencionadas dependerán en lo sucesivo de este Gobierno Superior Civil 4 quien le corresponde su inspec- ción y Gobierno. El Gobierno inmediato del Establecimiento y su Administración estarán á cargo de un Director general que nom- brará el Gobierno Supremo á propuesta de este Superior Civil y con el haber de tres mil pesos de sueldo anual y el gobierno y ré- gimen de las enseñanzas estarán á cargo del mismo Director y Junta de Profesores que la compondrán los Catedráticos de todas las Es- cuelas reunidas. 72 La duración de cursos, el régimen de las enseñanzas, exá- menes, matrículas y demás así como del orden administrativo y gubernativo del Establecimiento, serán conformes al Reglamento de las referidas Escuelas, aprobado provisionalmente en esta fecha por este Gobierno, hasta la definitiva aprobación del de S. M. Los gabinetes, laboratorios, biblioteca y, material para la enseñanza co- rrespondientes á las actuales Escuelas Preparatorias y Especiales pasarán á serlo de las mismas Profesionales excepto la parte que, á juicio de V. S., como innecesaria para éstas, pueda utilizarse en el Instituto de Segunda Enseñanza. 82 En la Escuela Profesional de Agrimensores, Á parejadores y Maestros de Obras se enseñarán: 1. Topografía. 2. Agrimensura teórico-práctica, cálculo de Gibson. 3. Agrimensura legal. 4. Dibujo topográfico y arquitectónico. 5. Geometría descriptiva y sus aplicaciones á las sombras y á los cortes de piedra, madera y metales. 6. Mecánica aplicada á la construcción. 7. Materiales, su manipulación y empleo en las obras. 8. Construcción de todo género. 9. Montea aplicada á la cantería, carpintería y obras de hierro. CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 115 10. Construcción de edificios rurales y demás que los maestros de Obras están autorizados á dirigir. 11. Parte legal correspondiente 4 la profesión de Maestros de Obras. 92 En la Escuela de Náutica que comprenderá la Sección de Pilotos; y la de Constructores Navales se enseñará respectivamente cada una y conforme al Reglamento de las Escuelas: 1. Física experimental. 2. Geografía Física y Política. 3. Cosmografía. 4. Pilotaje y Maniobras. 5. Estudios prácticos en los buques. 6. Geometría descriptiva con aplicaciones á los buques. 7. Mecánica aplicada y resistencia de materiales. 8. Dibujo lineal topográfico, geográfico é hidrográfico. 9. Construcción y arquitectura naval. 10% En la Escuela Profesional de Comercio se enseñará: 1. Reseña histórica del Comercio. 2. Nociones de Derecho internacional Mercantil. 3. Conocimiento de efectos de Comercio Público y privado de las principales naciones. 4. Conocimientos teóricos prácticos que son más generalmente objeto de comercio. 11% En la Escuela de Maquinaria se enseñará: 1. Complementos de Algebra. Idem de Geometría, Trigonometría rectilínea y esférica. 159) 3. Geometría analítica de dos y tres dimensiones. 4, Física aplicada á la profesión. ; 5. Descriptiva y sus aplicaciones á las máquinas. 6. Mecánica Industrial aplicada á las máquinas de vapor. 7. Trabajos prácticos de fragua, lima y torno. o Manejo de máquinas de vapor. 9. Prácticas en locomotivas de ferrocarriles y en los buques de vapor. 12% Las enseñanzas superiores preparatorias para ingresar en las Escuelas superiores de la Península, serán: 1. Complemento del Algebra. 2. Geometría y Trigonometría rectilínea y esférica. Geometría analítica de dos y tres dimensiones. Cálculo diferencial é integral de diferencias y variaciones. A 116 MANUEL VALDES RODRIGUEZ 5. Mecánica racional. 6. Geometría descriptiva. 7. Geodesia. 8. Física experimental. 9. Química general. 10. Zoología, Botánica y Mineralogía con nociones de Geo- logía. 11. Dibujo lineal hasta copiar á la aguada los diversos órdenes de Arquitectura. y 13% Siendo comunes á diversas carreras, la mayor parte de las asignaturas de las enseñanzas de las Escuelas Profesionales y Supe- rior Preparatoria, se explicarán en una misma Cátedra aunque co- rrespondan 4 varias Escuelas. En este concepto las Cátedras que se establecen son: una de complemento de Algebra, Geometría y Trigonometría rectilínea y esférica (lección diaria); una de Geo- metría analítica de dos y tres dimensiones y Geodesia (lección diaria); una de Mecánica industrial aplicada á la construcción, re- sistencia de materiales y á las máquinas de vapor (lección diaria); una de dibujo lineal topográfico, geográfico é hidrográfico (lección diaria); una de Derecho Mercantil internacional, de - Agrimensura legal y parte legal para los Maestros de Obras (lección diaria); una de Zoología, Botánica y Mineralogía con nociones de Geología (lec- ción diaria); una de Geografía Física y Política (lección diaria ); una de Cosmografía y Pilotaje (lección diaria); una de Construe- ción y Arquitectura Naval (lección diaria); una de conocimientos de materiales, su manipulación, construcción, montea aplicada, composición de edificios rurales y de segundo orden (lección dia- ria); una de Topografía y Agrimensura (lección diaria); una de Historia del Comercio, conocimientos de los principales artículos del comercio público y privado de las principales naciones, conoci- miento teórico-práctico de los artículos que son más principalmente objeto de comercio (lección diaria). Por Decreto también de 24 de Septiembre de 1863 quedó nom- brado el personal docente de las Escuelas que fué el siguiente: Pelayo González de los Ríos, Director de las Escuelas Prepara- torias y Especiales. Ldo. Bernardo del Riesgo, actual Profesor de Matemáticas de la Preparatoria para el desempeño de la Cátedra de Complementos de Algebra, Geometría y Trigonometría rectilínea y esférica. D. José García de Arboleya, primer Profesor de Matemáticas de CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 117 la referida Escuela, para la Cátedra de Geometría analítica de dos y bres dimensiones y Geodesia. . D. Enrique Poey, Profesor interino de Mecánica para la Cátedra de Mecánica industrial aplicada á la construcción, resistencia de materiales y á las máquinas de vapor. Ldo. Claudio André, Profesor de Química general y aplicada para la de Química general y Física experimental. D. Ramón María Valdés, segundo Profesor de Agrimensura y Dibujo para la Cátedra de Dibujo Lineal Topográfico, Geográfico é Hidrográfico. D. Emilio Cuevas, Ingeniero acreditado para el desempeño in- terino de la Cátedra de Cálculo diferencial é integral de diferencias y variaciones, y de Mecánica racional. : D. Andrés Foxá, persona de reconocido mérito y agrimensor de Real Hacienda, para el cargo interino de la de Geometría descrip- tiva, y sus aplicaciones á corte de piedra, madera, metales y á los buques. Edo. D. José de Jesús Q. García, de acreditados conocimientos y antiguo Profesor de la Escuela Preparatoria, para Catedrático interino de Derecho Mercantil, Internacional de Agrimensura legal y parte legal para los Maestros de Obras. Dr. D. Manuel González de Jonte, Ldo. en Ciencias naturales, y Regente de Botánica de la Universidad Central, para Catedrático interino de Zoología, Botánica, Mineralogía con nociones de Geo- logía. D. Francisco Morales López, Secretario de las Escuelas Prepa- ratoria y Especiales, para Catedrático de Geografía Física y Política. D. José María García de Haro, Profesor de la Escuela Náutica, para la misma Cátedra que desempeña de Cosmografía y Pilotaje. D. Miguel López, Profesor de la Escuela de Maestros de Obras, para la Cátedra de conocimiento de materiales, su manipulación, construcción, montea aplicada, composición de edificios rurales y de segundo orden. D. Ramón Comba, Profesor de la Escuela Preparatoria, para Catedrático de Topografía y Agrimensura. D. Baltasar Velázquez, que desempeña interinamente la clase de Comercio, para Catedrático interino de la Historia del Comercio, conocimiento de los principales artículos del comercio público de las principales naciones, conocimiento teórico-práctico de los ar- tículos que son más generalmente objeto de comercio. — 118 MANUEL VALDES RODRÍGUEZ El Plan de 1863 cercenaba el de las Escuelas Profesionales, pues llevó á la Segunda Enseñanza muchas asignaturas correspondientes á las primeras. En efecto; por el artículo 12 del título 2? la Segunda Enseñanza comprendía: 12 Estudios generales. 2? Estudios de aplicación á las profesiones industriales. Por el artículo 21 quedaron determinadas las enseñanzas que habían de incluirse en la Segunda agrupación, que eran: El dibujo lineal, topográfico de adorno y de figura. Las nociones teórico-prácticas de Agricultura, de Mecánica In- dustrial y de Química aplicada á las Artes. El estudio elemental teórico-práctico de la fotografía, medición de superficie, áreas y levantamiento de planos. La Aritmética mercantil y Teneduría de libros, la práctica de contabilidad, correspondencia y operación mercantiles y las Nocio- nes de Economía política y legislación mercantil é industrial y de Geografía y Estadística comercial. Los idiomas inglés, alemán ó italiano. La taquigrafía y la lec- tura de letra antigua. Achaque muy común fué siempre en la metrópoli querer introdu- cir economías aprovechando enseñanzas comunes con otros centros. De esta suerte el pensamiento general que había precedido á la organización quedaba mutilado sin consideración, y desaparecía toda razón de finalidad en el Plan. La Ley de estudios de 1863 resultó, por esta y otra razón, funes- ta para las enseñanzas profesionales, que tan excelentes resultados ofrecían, para la Segunda Enseñanza que resultó debilitada y por último mixtificada y adulterada, para la Real Sociedad Económica, cuyas fecundas iniciativas constituyen una de las páginas más bri- llantes en la Historia social, política y literaria de la Isla de Cuba. Se comprende que así sucediera cuando se compara el Presu- puesto de ingreso y gastos de la Dirección de Obras Públicas, para el año de 1855, en que figuraba la partida de cincuenta mil pesos, para atender al sostenimiento de las Escuelas Especiales que en el año de 1862 se elevaban á cincuenta y seis mil. Así venían sucediendo los hechos, hasta que en el año de 1868 se clausuró la Escuela Profesional incorporando alguna de sus cá- tedras al Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana. En nin- guno de los tres cursos tuvo el Instituto más que un matriculado CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 119 en Estudios de aplicación y por tanto, según expresión del Sr. José G. de Arboley, Director de la Escuela Profesional, al abrirse nue- vamente los cursos en Octubre 18 de 1872, las enseñanzas especiales podían considerarse muertas. Tal era la situación cuando sobrevino el Decreto del Gobierno General de la Isla en 1871. Por virtud del Decreto del Gobierno General de 15 de Septiem- bre de 1871, y conforme con la base 9 de la mal llamada Reforma de la Enseñanza, quedaron segregadas del Instituto de la Habana, las Escuelas Profesionales que en 31 de Agosto de 1869 se les habían incorporado y se reorganizaron también por los Decretos de la mis- ma fecha antes citada, en la forma siguiente: DECRETO Con arreglo á lo acordado sobre la reforma de la Segunda Ense- ñanza, y segregación de las Escuelas Profesionales del Instituto de la Habana, el Excmo. Sr. Gobernador Superior Político, de confor- midad con lo propuesto por esta Secretaría y de acuerdo con el ilus- trado parecer de la Excma. Junta Superior de Instrucción Pública, ha tenido á bien resolver: + 12 $Se declaran por ahora suprimidas las Escuelas profesionales de Comercio y Náutica, que estaban agregadas al Instituto de la Habana. 22 Se crea una Escuela Profesional de Agrimensura, Apare- jadores y Maestros de Obras en esta Capital, separada del Instituto. 30 La Escuela de Agrimensores, Aparejadores y Maestros de Obras, comprenderá además de los estudios peculiares de esas pro- fesiones, los elementales y preparatorios para las mismas. 4% En este concepto se darán las enseñanzas para estas prote- siones en dos períodos. El primero preparatorio, que se cursará en dos años y comprenderá las materias siguientes: 19 Aritmética razonada. — 20 Elementos de Algebra, hasta las ecuaciones de segundo gra- do inclusive. 32 Elementos de Geometría y Trigonometría rectilínea. 409 Dibujo lineal, Topográfico y Arquitectónico. El segundo período abrazará los estudios especiales de las profe- siones á que atiende la Escuela y se cursarán en el orden y forma que determina el Plan de Estudios. Las materias que comprende su programa son: 120 MANUEL VALDES RODRIGUEZ 12 Topografía. 22 Agrimensura teórico-práctica y legal. 30 Descriptiva y sus aplicaciones á las sombras y á los cortes de piedras, maderas y metales. 40 Mecánica aplicada á la construcción. 50 Materiales y su manipulación y empleo en las obras. 6% Construcción de todo género. 72 Montea aplicada á la cantería y carpintería y obras de hierro. $2 Composición de edificios rurales y demás que los maestros de obras están autorizados á dirigir. 90 Parte legal correspondiente á la construcción. 40 Para ingresar en el primer período de estudios para estas profesiones se exigirá la edad de quince años tumplidos y ser apro- bado previo examen en las materias que comprenden la primera enseñanza superior. 50 Para ingresar en el segundo período ú sea en los estudios especiales de las profesiones á que atiende la Escuela, se exigirá la edad de diez y siete años cumplidos y haber sido examinado y apro- bado en las materias que comprende el primer período ó sean los es- tudios preparatorios, ó bien acreditar que se han estudiado aquellas materias en cualquier establecimiento público autorizado, debiendo sin embargo ser examinado de ellas, en la Escuela Profesional. Los alumnos para inscribirse en ese segundo período, han de acreditar por medio de certificación que han estudiado académicamente, no- ciones de Física y Química. 6 Las enseñanzas en esta Escuela deberán ser servidas por el número de profesores siguientes: Uno de Aritmética y Algebra, con 500 pesos de sueldo y 700 de sobresueldo. Uno de dibujo lineal Topográfico y Arquitectónico con 500 pe- sos de sueldo y 700 de sobresueldo. - Uno de Topografía, Agrimensura teórico-práctica y legal con 500 pesos de sueldo y 700 de sobresueldo. Uno de Descriptiva, sus aplicaciones y dibujo respectivo con 600 pesos de sueldo y 900 de sobresueldo. Uno de Mecánica, materiales, construcción de todo género y montea aplicada, con el sueldo de 600 pesos y 900 de sobresueldo. Uno de composiciones de edificios y parte legal con el haber de 600 pesos y 900 de sobresueldo. | A CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 191 72 Uno de los profesores se encargará de la Dirección de la Es- cuela, con una gratificación de 500 pesos y otro deberá ser secreta- rio con la de 300. 82 Además de este personal habrá un escribiente con 400 pesos anuales de sueldo. Un Bedel con 600. Un portero con 300 y un mozo de oficios y aseo con 250. 9% La Escuela de Agrimensores, Aparejadores y Maestros de Obras, dependerá inmediatamente de este Gobierno Superior políti- co y su Presupuesto de gastos correrá á cargo del Estado, figurando entre los presupuestos de la Isla. 10. Los derechos de matrícula serán de 25 pesos, por todo un curso, que pagarán los interesados, con el papel correspondiente, así como los de título cuyos derechos serán de 50 pesos. 11. Se prohiben los exámenes á suficiencia para las carreras profesionales permitidos hasta el presente, por disposición de este Gobierno de 30 de Agosto de 1869, y por Real Orden de 27 de Ju- nio de 1866. 12. La Dirección del Instituto hará entrega á la Escuela Pro- fesional que se establece, de todo lo relativo 4 ella y que pasó á aquel establecimiento en 31 de Agosto de 1869. 13. La Escuela se regirá por el Reglamento que se apruebe por este Gobierno. Lo que por acuerdo de S. E. se publica para general conoci- miento. Habana, 15 de Septiembre de 1871.—El Secretario, Ramón Ma- ría Araiztegur. DISTRIBUCIÓN DE CURSOS Y ASIGNATURAS La Orden 267 de 30 de Junio de 1900, confiere á los Institutos la facultad de distribuir los cursos de los distintos años de estudios. También es-potestativo de los Institutos el número de años en que han de hacerse los estudios. De lo cual se desprende que cada Instituto puede señalar el ná- mero de años que su Claustro entienda más conveniente y el núme- ro de cursos en que comprenda la totalidad de la asignatura. Y si el Instituto puede hacer uso de su libre iniciativa en las dos direcciones indicadas, no se comprende que el Colegio privado, libre, no pueda gozar de igual prerrogativa. 122 MANUEL VALDES RODRIGUEZ Los alumnos de Colegio privado, sea ó no incorporado, tiene con el Instituto el deber de pagar diez pesos de examen por cada asig- natura, y tanto en un caso como en otro, presenta sus alumnos á examen ante el Tribunal señalado sin tener en él la menor partici- pación. En cuanto al régimen interior del establecimiento y al movi- miento de su enseñanza, el colegio incorporado acepta, por virtud de esta situación, el plan de estulios acordado por el Instituto, en asignaturas, división de cursos, su disposición, incompatibilidad de asignaturas y todo cuanto pueda referirse á la enseñanza. Si el Colegio no opta por la incorporación, queda en libertad ab- soluta de hacer lo que, dentro del criterio pedagógico, cuadre mejor á las ideas de su Director; en punto á enseñanza; determinación de asignaturas: con tal que en el cuadro se comprendan todas las mar- cadas por la Ley; número de años de estudio; número de cursos; para cada asignatura; orden, sucesión y desenvolvimiento de la en- señanza; época de presentación á los exámenes: orden y sucesión y objeto del examen; hasta el punto de aprobar todos los estudios en una sola convocatoria. Hoy por hoy, los Institutos no han hecho uso de estas prerroga- tivas, y el orden implantado en todas ellas es uniforme, ajustándose lo más posible al texto de la Ley. En cuanto á los Colegios privados, no hay noticia de ninguna innovación, más ó menos, característica, más ó menos profunda, que pudiera sugerir la iniciativa mental de sus directores en obse- quio á una escuela pedagógica, ó una opinión más ó menos acertada. Este hecho ha de ser forzosamente apreciado por la crítica, y será con el tiempo, un capítulo muy interesante en la historia de la educación en Cuba. Acaso la crítica estudiará el fenómeno ante el brillante desen- volvimiento de los colegios de Segunda Enseñanza, anteriores al 63, y establecerá consecuencias que aparezcan en íntima relación con el estado mental y moral del país, en los últimos cuarenta años. Decididamente, sea cualquiera la solución y cualesquiera las enseñanzas, ó las apreciaciones del fenómeno, éste será la simple manifestación de un hecho social. Entrando más concretamente en el estudio pedagógico, objeto de estas líneas, no puede menos de hablarse del criterio que puede presidir á la composición interna de los cursos de estudios. La determinación de los estudios que constituyen el Cuadro de CONSIDERACIONES HISTORIÍCO-CRITICAS 123 la Segunda Enseñanza no ofrece la mayor dificultad; al menos, el nervio de la dificultad no está en ese aspecto del problema. El interés del asunto está en la distribución, en la subdivisión de la materia, en la duración de sesiones, es decir, en la ejecución del Plan, de donde resulta la solidez de la obra realizada con el concurso de discípulos y maestros, dentro de un orden inteligente- mente creado, sostenido y observado, y con sujeción á reglas dicta- das por la Ciencia, sancionadas por la experiencia, ajenas al espíri- tu de novedades que no se justifiquen. : Sobre todo, la obra que realiza el Instituto ó Colegio, más ó me- nos complicada, más ó menos .rica en colaboración, ha de ser una verdadera función de vida, y la vida es el movimiento, que no se satisface con fórmulas, y que no habla un lenguaje convencional. Varias son las preguntas que pueden formularse al tratar de la composición de los cursos. 1% Qué tiempo medio puede calcularse para llenar la totalidad de la obra. : 2% En cuántos cursos puede dividirse cada estudio. 37 Qué número de lecciones pueden asignarse en la unidad de tiempo que se elija, 4% Qué asuntos de estudios pueden acometerse simultánea- mente. Importa sobre todo elegir la unidad de tiempo. Con la unidad de tiempo, puede suceder lo mismo que con la unidad monetaria, y tratándose de esto, es sabido que no es proba- ble realizar una fortuna cuando se desprecia el valor de las unidades fraccionarias, en mayor proporción en cuanto sean más pequeñas. En Francia y Alemania, la unidad de tiempo es la sesión como división del año, la semana y las horas. Entre nosotros, la unidad es el año, la sesión de unidad, etc. Entre dos caminos, ó dar una asignatura en un año en más tiempo, optamos por el primer extremo, y entre el mayor número de horas en una semana á una sola asignatura Ó á variar, por aquel extremo optamos también; de donde resulta que en las escuelas ex- tranjeras el número de asignaturas en que cada sesión Ó curso es mayor, mientras que entre nosotros es más reducido el cuadro y en definitiva, que la enseñanza en esos países es simultánea y entre nosotros es sucesiva, teniendo en el primer caso carácter de múlti- ple y cíclica y aislada ó individual en el segundo. Nada más ajeno á la enseñanza que la dureza de un molde impuesto. 124 MANUEL VALDES RODRIGUEZ La característica del método en pedagogía está en que la finali- dad sea única y en multiplicar los medios convergentes. La acción de tiempo es factor que influye de modo singular en la composición mental de la obra de educación. Los conocimientos se graban más, profundamente, con mayor intensidad y más arraigo en el espíritu 4 medida que se cuente con mayor tiempo para ello. Entre los ejemplos que pudieran citarse para peuetrarse del va- lor de estas ideas, ninguna más á propósito que la relativa del estu- dio de la lengua y la literatura. Marca el Plan tres cursos para ese efecto. En infinidad de Escuelas extranjeras, la Gramática, Literatura preceptiva é histórica son tres aspectos y un solo espíritu, la lengua, y en este concepto se estudian á la vez, bajo la forma de enseñanza cíclica. En nuestros centros hemos optado por dedicar un curso entero durante tres años á cada uno de sus estudios parciales. La libertad de los centros privados, desde este punto de vista es mucho más lata que la de los Institutos, con ser ésta bastante pro- porcionada. Sin que sea el propósito presentar modelos invitando á su imi- tación, ofrecemos á la consideración del lector los dos siguientes bosquejos: CURSO PREPARATORIO Ninguno de los Planes de estudios anteriores al actual hablaba de este particular. Se comprende que así fuera. El ingreso en la Segunda Enseñan- za debía hacerse previo un examen de las materias que constituían la Primera. Por este medio se establecía, por lo menos en el orden de Jas ideas, una escala de 1? y 2% Enseñanza, sin solución de con- tinuidad en su resultado final, si bien completa cada una de ellas en su concepción parcial. Plausible hubiera sido que este precepto legal se hubiera obser- vado con la saludable y decorosa severidad que era de exigirse en la materia; pero el mal de que podrá dolerse una crítica juiciosa, en todo tiempo, es que, poco á poco, el examen de admisión fué perdien- do su valor hasta convertirse, en los últimos tiempos de la colonia, en una verdadera componenda ú otra calificación de mayor mereci- da dureza. Entendíase en un lenguaje que indicaba la despreocupación de CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 125 aquel malhadado momento, que el bachiller del Instituto era el re- cluta de la Universidad y que si aquéllos no salían con abundancia, esta última estaba amenazada de quedarse despoblada. Indicaba esta circunstancia que en la enseñanza, como en todo problema social, hay que poner de un lado el Estatuto y el Regla- mento, y de otro, las personas encargadas de su ejecución. En el transcurso de estas líneas hemos visto que de ese segundo factor dependió el éxito extraordinario de los estudios en épocas anteriores. Al dictarse la Orden 267, de 30 de Junio de 1900, no pudo menos de advertirse que en la escala de la 1? y 2% Enseñanza había des- aparecido casi por completo el eslabón de la 1% Enseñanza, cosa que necesariamente debía influir en la resolución del caso. ¿Qué hacer en tal situación? Y como en materia de enseñanza todo parece ser fácil, menos la improvisación, debió buscarse un remedio á manera de una medida de urgencia. A esta consideración surgió el Curso Preparatorio, cuyo conte- nido, según la Orden 267, es el siguiente: IX. Durante dos años, á partir de 1? de Octubre de 1900, etc. El examen de ingreso en relación con estos antecedentes, fué de- mostrar los conocimientos siguientes: 1. Aritmética práctica hasta la aplicación de las razones y pro- porciones. 2. Dibujo lineal y elementos de Geografía. 3. Geografía detallada de la Isla de Cuba. Nociones de Ctreo- grafía de América. Rudimentos de Geografia Universal. 4. Nociones de Historia de Cuba y del resto de América. 5. Nociones de Geografía Física. 6. Nociones de Higiene. í. Rudimentos de Fisiología. 8. Rudimentos de Zoología y Botánica. Puesta en relación la Segunda Enseñanza con la Primera es y era evidente que las Escuelas Públicas debían proporcionar aquella cantidad de conocimientos cuya adquisición capacita para sufrir el examen de ingreso. Es también cierto que en este momento y mucho menos en el que coincidía con la orden, las Escuelas Públicas no se encontraban en esta situación, por lo cual para subvenir á las necesidades de la Segunda Enseñanza los padres tienen que acudir á las Escuelas Privadas. Aun en el supuesto de que llegadas las escuelas elemen- 126 MANUEL VALDES RODRIGUEZ . tales á un natural desenvolvimiento, hubieran de establecerse las escuelas superiores, habría que pensar lo que pudiera influir este hecho en la organización de las primeras, con relación á la Segunda Enseñanza y recíprocamente. El problema es algo más complicado de lo que parece á primera vista y podría dar margen á consideraciones más Ó menos decisivas en la materia. No debe olvidarse que á la concepción de la Segunda Enseñanza debe preceder un cómputo equitativo del tiempo, en proporción me- dia, necesario para que concluída la Segunda Enseñanza, pueda el alumno empezar su estudio en la Universidad; por lo cual tanto la primera como la segunda enseñanza y en las relaciones de la una con la otra, son susceptibles de aumentarse ó disminuirse, de modo que á la mayor prolongación de la una corresponda la disminución de la otra. : No es absoluta tal consideración, porque siempre ocurriría el problema de si estudios determinados pertenecen á la Primera 64 la Segunda Enseñanza, por su fundamental orden de ser, en rela- ción sobre todo con la capacidad y la edad mental, del discípuio. La Comisión de los Diez, citada en este trabajo, es de opinión que el término en que se puede desenvolver la Segunda Enseñanza de- pende de la duración de la primera, pero en la inteligencia de que la una y la otra, 1% y 2*, exigen para su completo dominio, un pe- ríodo de 12 años, desde los seis á los diez y ocho. ¿Dónde debe fijarse la extensión que separa un estudio dé otro? Es cosa que parece dejarse á la discreción, al menos hasta cierto lí- mite, y con la reserva expuesta del carácter de los estudios de 2% Enseñanza. Se avecina por tanto el momento de resolver el problema el cual podrá afectar, más óÓ menos, á los Institutos actuales de Segunda Enseñfánza. MÉTODO DE ENSEÑANZA Nada digno de especial mención puede consignarse en este par- ticular por lo que se refiere á los planes de estudios anteriores al año de 1900. Fuera de algunas generalidades tocadas de positiva abstracción, los Reglamentos dispensaban escasa importancia á un punto que en nuestros días ha venido á ser fundamental. El Plan de Estudios de 1880 comprende en su artículo 107 toda la materia de este epígrafe condenada á una restricción inconcebi- CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 127 ble; en aquella misma época y á tenor de esa prescripción los Profe- sores habían de seguir en la enseñanza los programas que el Go- bierno publicara, conforme al artículo 108 del Plan y elegir el libro de texto entre los señalados por el Gobierno. No había temor de que el expresado artículo 108 permitiera la menor iniciativa al Claustro ni al Catedrático, pues al publicar los programas, el Gobierno obraba sin consulta siquiera del asunto, lle- gando así al hecho inaudito de que la función genuinamente do- cente dependiera en lo exclusivo de las decisiones del empleado pú- blico, cuya capacidad técnica nadie había demostrado. Era evidente que si este procedimiento condenaba á la an ulación al profesorado, sujeto con mengua de su personalidad 4 la más bo- chornosa condición de inferioridad, esta circunstancia se convertía en un estímulo que le invitaba á la inacción más absoluta. A una negación en la esfera del derecho, no era de extrañarse que co- rrespondiera otra en la de los deberes. Se realizaba así el fenómeno de que la eficacia de la enseñanza estuviera toda ella en el programa, condición que se agravaba con el examen á la suerte que los alumnos denominaban por «bolas». Ya en los tiempos de la colonia aquella enseñanza podría sal- varse en algún caso del desprestigio más absoluto, merced á la ac- ción individual de algunas buenas voluntades amenazadas del ais- lamiento; pero el Gobierno hacía de su parte cuanto le era posible, para que la función docente se convirtiera en un repugnante amasi- jo, en que venían á rodar por el suelo, el libro, el programa, las clases, los exámenes y los maestros. El trabajo todo que se realizaba era el de una repetición mecá- nica y rutinaria, reñida no ya con losintereses activos del entendi- miento sino con las leyes más elementales de la memoria. Todo el mérito de la buena preparación era responder incenti- nenti á las exigencias de la bola, llegando el caso de que b: stara decir el número de ésta, para que el alumno disparara las palabras que había hilvanado, produciéndose en muchos casos una jerga que daba al traste con la corrección del lenguaje. Había motivos suficientes para afirmar que tal estado de cosas producía un resultado que nunca sería calificado con demasiada dureza. La Orden 267 vino á poner término á esta condición, rehabili- tando al maestro, levantando al discípulo y abriendo el concurso de la inteligencia del uno y del otro, presidido por una acción de 128 MANUEL VALDES RODRIGUEZ libertad para el primero y de dirección subordinada para el se- gundo. A todo esto previó la Orden, determinando el examen de cada uno de los estudios y se condujo para tal objeto en términos tales, que el examen, vino á ser acto dependiente de la forma y el método de enseñanza que había de observarse en el transcurso del año. En todas las prescripciones señaladas se dan direcciones al maestro, y, se determinan prácticas y procedimientos que el estudio y la ciencia preconizan como excelentes. . Nada mejor pueden hacer los profesores que leer estas preven- ciones, considerándolas como punto y materia de reflexión en par- ticular que tanto interesa como el método. No puede dudarse que si el bien en la Segunda Enseñanza, des- cansa en la misma base científica que el de la Primera, no es exac- tamente igual, por razón de ser distinta la edad mental de los sujetos, asistentes, el uno á los bancos de la escuela y el otro á las academias, colegios, institutos. En el primer caso hay un período de tiempo destinado á recoger datos y hechos; en el segundo es presiso determinar la relación de causa y efecto. Tal vez de esta consideración se derive el carácter de los estu- dios en uno y otro período; pudiendo establecerse que en aquél cul- tiva el alumno el conocimiento vulgar y en éste el conocimiento científico. Pero sea cualquiera la exactitud de estas afirmaciones, la Orden 267 de tal modo ha planteado esta cuestión que todo él está en ma- nos de los maestros, salvo la parte que le corresponde al medio am- biente en el desenvolvimiento del problema. El asunto no es tan sencillo como pudiera aparecer; porque, si todos los esfuerzos del actual momento se dirigen á formar un cuer- po de maestros expertos para las necesidades de la Primera Ense- ñanza, de esta solicitud no están dispensados los Catedráticos de la Segunda; con otra circunstancia y es que habiendo empezado el es- fuerzo por la Escuela, el problema está todavía bastante retrasado para los intereses del colegio. La repetida Comisión de los Diez no tiene empacho en declarar- lo así por lo que respecta á los Estados Unidos, poco más ó menos con las siguientes palabras: «Todos los lectores de este informe estarán convencidos de que para levar ácabo las reformas propuestas, se necesitarán profesores CONSIDERACIONES HISTORICO-CRITICAS 129 más expertos de los que ordinariamente se encuentran, para el ser- vicio de las escuelas elementales y secundarias. » Y si esto puede decirse de los Estados Unidos, no estaría justifi- cada una excepción á favor nuestro. No debo continuar cansando de manera tan enojosa, vuestra be- névola atención. Queda por decir la parte más importante, que se refiere á la crítica y técnica de las ideas. No debo tampoco entrar en el campo difícil, erizado, áspero y espinoso de nuestra situación presente, en este aspecto del pensa- miento nacional de la educación. El pueblo cubano, 4 modo del infeliz y fatigado viajero, que ne- cesitando descanso, busca la sombra en vano, no acierta en dónde está aquella isla misteriosa del reposo, que cantaba Espronceda. Del modo igual que los tripulantes de una nave, sienten el mis- mo movimiento tormentoso del mar revuelto y agitado, la concien- cia de nuestra amable y generosa juventud, sufre los estragos de un huracán político, cuya continuación es difícil que soporte el or- ganismo. No hay que buscar el engrandecimiento de las ideas, cuando la conciencia está á punto de extinguirse, por una lucha sin tregua. Con la brillantez de nuestras escuelas de ayer contrasta la rea- lidad neblinosa del presente. Y hay que hacer un esfuerzo supremo de conciliación y de pa- triotismo, para vivir mañana, BIBLIOGRAFIA T. La questíon de la langue écrite néo-grecque; G. N. HATZIDAE1IS. Athénes. Imprimerie P. D. Sakellarios, 1907. El Profesor Hatzidakis de la Universidad de Atenas, acaba de publicar en francés la disertación que con el título Die Sprachfrage in Griechenland dió á luz en el año de 1905. Esta disertación admira- blemente impresa y enriquecida con nuevos datos, es un trabajo sustancioso en que revela el autor sus profundos conocimientos acerca de la lengua griega nacional, sus sobresalientes cualidades como lingúista y su ardiente patriotismo, contrarrestando—al expo- ner las causas verdaderas de la forma actual de la lengua escrita, la utilidad que presta á su país que bien la conoce considerán- dola como posesión verdaderamente nacional—tanto las peregrinas afirmaciones de Krumbacher como los erróneos juicios de Psycharis acerca de ella. Para realizar el móvil principal de la impugnación, divide el tra- bajo en dos partes, sustentando en la primera la tesis de que la len- gua escrita neo-griega es un producto natural y antiguo de su per- petua civilización, dado que ni es creación del siglo xvi como supuso Krumbacher, ni la obra de unos pedantes como ha afirmado Psycharis, sino por el contrario, un verdadero producto histórico de su civilización remontándose sn origen á los llamados tiempos post- clásicos y sobre todo á la época de los alejandrinos. Con el objeto de señalar su singular importancia y á fin de que no pueda ser tenida como reliquia del pasado que se guarda con especial interés, refuta con verdadero entusiasmo la apreciación de ser considerada como lengua muerta ya que sus formas gramaticales han ido á for- mar parte del léxico de la lengua hablada, y ellas poseen, como dice el autor, tal fuerza, tal vivacidad, son tan conocidas, que es impo- sible cambiarlas y conformarlas al tipo de las formas análogas de la nueva lengua popular. El aspecto simple de su sintaxis, tan simple como la que heredaron, el conservador de su ortografía ex- plicado por sus grandes obras literarias que han permitido se cris- talicen palabras, formas, frases y ortografía y la imposibilidad de que pueda ser suplantada por otra forma glótica, pues desde hace BIBLIOGRAFIA 131 2,000 años existe en Grecia una lengua escrita verdaderamente na- cional que satisface en alto grado y viene ya siendo la lengua del comercio diario, justifican la razón de la defensa que ha hecho el connotado lingúista heleno. En la segunda parte concrétase á dar un resumen histórico de dicho asunto en el pueblo griego con riquezas de datos que contri- buyen al mayor interés del trabajo; deduciéndose como natural con- secuencia de sus afirmaciones lo siguiente: 19, que Krumbacher, no obstante pretender haber hecho estudios lingúísticos, ignora los principios generales de esta ciencia, tratando de probar el mayor ó menor parentesco de las lenguas, no por las formas, sino por me- dio de tres óÓ cuatro palabras escogidas; 2%, que ignora la historia de esta cuestión; 39, que incurre en gran error queriendo asimilar su pueblo á los bárbaros del Asia y del Africa suponiendo que cultivan la lengua escrita con el fin de obtener favores de los pode- rosos de la tierra; 4%, que yerra al considerar al autor como un de- magogo dudando de su testimonio; 57, que juzga la cuestión como cosa decidida mencionando y adulando las obras y actos de los innova- dores, pasando en silencio las obras contrarias; 6?, que ignora en muchos aspectos la lengua griega (=tMnvifem, Sev la pdeáropev To popalixo k.A.); 72, que cae en contradicciones prescribiendo por un lado la lengua depurada y recomendando por el otro formas tales 9 Bacikeds, y Táoes TAS Táreos; recomendando todo lo opuesto á la en- señanza de Corais como los nombres de la primera declinación $ rarépas, y pnrépa ; y 8% que es una falta manifiesta el juzgar lo relativo á la lengua griega por la analogía con otras lenguas, desco- nociendo la fuerza de la tradición oral entre los griegos. Tal es el trabajo del profesor Hatzidakis que hemos leído de- tenidamente considerando cada uno de los argnmentos que aduce frente á las objeciones dirigidas por Krumbacher. Justo es confe- sar que su lectura no sólo nos ha agradado en extremo sino que nos ha permitido también convencernos de los poderosos motivos que ha tenido el autor para impugnar las manifestaciones contra- rias que sobre este caso se han hecho; al coincidir nuestro criterio en un todo con el de eminencias como Brugmann, Delbrick y Schmidt nos permitimos, para terminar, repetir con Gelzer «que lemploi une langue épurée est, á dire vrai, l'élement de vie de la nation hellénique. Toutes les fois que la nation apparaít avec une vie nouvelle, apparait aussi 1*emploi d'une langue epurée. Autemps d” Auguste (Denys d'Halicarnasse), d'Adrien (Arrianus et toute 132 BIBLIOGRAFIA Vécole des Atticisants), de Justinien (Procope et d'autres), de Nicéphore et Tsimiskis (León le Diacre etc. ), des Comnénes (Anne et son époux), aux temps de la Renaissance (innombrables), aux temps de la lutte sacrée (Corais et plusieurs autres). C'est un tel vébos paprípov que prétendent s'opposer ces grammatistes, dénués de tout esprit historique. ls seront brisés sur la roche de bronze de la conscience nationale de la nation hellénique. Eta vous comme mpopáxo To0 rrepurrodTOV kal pos áyarmnroó ¿0vova róv ElAqvev je dis macte virtute ». Dr. J. M. Dinuico0. 1. Bulletin of the American Museum of Natural History, vol. xXII1, 1907, New York. IM. Anales del Museo Nacional de Buenos Aíres, Serie 111, tomo vir, 1907, Buenos Aires. Há poco hemos recibido con destino á la Biblioteca que vamos organizando en el «Museo Poey » las dos obras antes enunciadas y que constituyen un admirable exponente del progreso real, efectivo, que alcanzan las ciencias naturales en esas dos grandes naciones situadas en los hemiferios norte y sur del nuevo mundo: los Esta- dos Unidos de América y la Argentina. La primera de ambas obras llegó 4 nuestras manos por conducto del Instituto Smithso- niano de Washington, y la segunda respondiendo al canje de esta REvIsTa. El volumen del Boletín del Museo de Historia Natural de New York tiene novecientas setenta y ocho páginas, con cerca de doscientas cincuenta ilustraciones; solamente las láminas fotográficas interca- ladas en el texto pasan de media centena. Los artículos científicos son treinta y seis y aparecen en el si- guiente orden: 1. The polymorfism of Ants with an Account of Some Singu- lar Abnormalities Due to Parasitism (W. M. Wheeler). 2. The Fishes of the Motagua River, Guatemala (N. Miller). 3. :Zabrasoma deami, a Fossil Surgeon—fish from the West In- dies (L. Hussakof). 4. An Enumeration of the Localities in the Florissant Basin, from wich Fossils were obtained in 1906 (T. D. A. Cockerell). 5. Fossil Dragonflies from Florissant, Colorado (T. D. A. Coc- kerell). BIBLIOGRAFIA s 133 6. Supplemental Description of Two New Genera of Aschin- ne (J. G. Needham). 7. Notes on and Description of New Forms of Catocala (W. Beutenmiller). 8. Microlepidóptera from the Black Mountain Region of North Carolina, with Description of New Species (W. D. Kearfott). 9. A Lower Miocene Fauna from South Dakota (W. D. Mat- thew). 10. On a Collection of Australian and Asiatic Bees (T. D. A. Cockerell). 11. Tertiary Mammal Horizons of North America (H. F. Osborn). 12. A Mounted Skeleton of the Columbian Mammoth (H. F. Osborn). 13. Points of the Skeleton of the Arab Horse (H. F. Osborn). 14. A Mounted Skeleton of Naosaurus a Pelicosaur from the Permian of Texas (H. F. Osborn). 15. A Collection of Ants from British Honduras (W. M. Wheeler). 16. The Types of the North American Genera of Birds (J. A. Allen). 17. New Species of Gall-producing Cecido myiúdo (W. Beu- tenmiller). 18. A Geological Reconnaissance in the Western Sierra Madre ot the State of Chihuahua, Mexico (E. O. Hovey). 19. Records and descriptions of Australian Orthoptera (J. A. G. Rhen). 20. Notice of an American Species of the Genus Hoploparia Me Coy, from the Cretaceus of Montana (R. P. Whitfield). 21. Notes on a few North American Cynipidos, with Descrip- tions of New Species (W. Beutenmiller). 22. The Beolophus bicolor-atricristatus Group (J. A. Allen). 23. A Collection of Reptiles and Amphibians from Southern New Mexico and Arizona (A. C. Ruthven). 24. Some Fossil Arthropods from Florissant, Colorado (T. D. A. Cockerell). 25. Some Coleoptera and Arachnide from Florissant, Colo- rado (T. D. A. Cockerell). 26. Remarks on and Descriptions of new Fossil Unionid.e from the Laramie Clays of Montana (R, P, Whitfield), 134 ¿ BIBLIOGRAFIA 27. The North American Species of Rhodites and their Galls (W. Beutenmúller). 28. Description of the Skull of Bolosaurus Striatus Cope (E. C. Case). 29. The character of the Wichita and Clear Fork Divisions of the Permian Red Beds of Texas (E. C. Case). 30. Additional Description of the Genus Zatrachys Cope (E. C. Case). 31. Fungus-growing Ants of North America (W. M. Wheeler). 32. New Merycoidodonts from the Miocene of Montana (E. Douglas). 33. The Hell Creek Beds of the Upper cretaceous of Montana. (B. Brown). 34. Description of Seven New Species of Turtles from the Tertiary of the United States (O. P. Hay). 35. Revision of the Miocene and Pliocene Equidos of North America (J. W. Gidley). 36. New Forms of Catocala (W. Beutenmiúller). Representan esos trabajos una serie de interesantes contribucio- nes al conocimiento de distintas ramas de la Historia Natural. El estudio del célebre caballo árabe Nimr, realizado por el Profesor Henry Fairfield Osborn desde el punto de vista osteológico, es por demás curioso bajo el aspecto comparativo. Elartículo de Wheeler (W. M.) titulado The Fungus-growing ants of North America, revela una paciente investigación de incomparable mérito. Y así, podría- mos anotar la impresión que nos ha producido la lectura de esas múltiples producciones; pero los límites de esta nota bibliográfica —por lo mismo que es doble—nos obliga sólo á indicarlos y á se- falar en la Revista la aparición de esos libros, recomendando su lectura á los amantes de la biología concreta principalmente. En cuanto al tomo vir (Serie 111) de los Anales del Museo Nacio- nal de Buenos Aires, todo él, por entero, lo constituye una luminosa, extensa monografía, de seiscientas ocho páginas, sobre Les Mollus- ques Fossiles du tertiatre et du crétacé superieur de 1 Argentine, debida á la pluma del sabio Director del Museo de Sao Paulo (Brazil), H. von Thering. A esta obra (que contiene al final diez y ocho gran- des planos litográficos), después de una «Introduction» donde el autor explica los antecedentes y propósitos de su larga labor cientí- fica, doce capítulos la forman. Entre ellos, es bien interesante el que se ocupa de las relaciones zoogeográficas y geológicas; de las BIBLIOGRAFIA 135 faunas marinas de la Argentina y el Brazil, de la Argentina y la Patagonia, de Chile, del Brazil; de las especies bipolares; de las es- pecies antiguas y modernas y de las especies cosmopolitas. Los re- sultados á que llega H. von Thering en esta última parte de su magno y erudito estudio, son de sumo interés para las nuevas ad- quisiciones en malacologia paleontológica y sobre los moluscos vi- vientes, creyendo injustificada la teoría de Pfeffer y Murray sobre una fauna cretáceo-eoceno uniforme, de la cual las especies y géne- ros bipolares son los supervivientes. Este concienzudo esfuerzo de Thering es suficiente á darle renombre y gloria, si no tuviera demostrado en más de una ocasión su genio de naturalista. Dr. A. MesTRE. MISCELANEA Tienen á su cargo las conferencias del presente curso, las cuales CONPERENCIAS constituyen lá cuarta serie, los siguientes profesores de la Fa- ve La FacuiraD Cultad de Letras y Ciencias: Dres. V. Trelles, G. Domínguez Roldán, S. de la Huerta, S. López Miranda, O. Giberga, G. Fernández Abreu, A. Mestre y J. M. Dihigo. La primera tuvo lugar el 8 del actual mes de Enero; la última se verificará el 18 de Mayo próximo. La edición castellana de la Home Review, que se publica en la PUBLICACION ciudad de Tampa, viene insertando, desde su número 4 de No- ve una noveia Viembre de 1907, la novela En un pueblo de la Florida, escrita durante el período de la emigración, por nuestro compañero el Profesor Dr. Ramón Meza, durante su permanencia, en aquellos días históricos, en la hoy floreciente y progresista ciudad. La acción de la novela se realiza en Tampa; se refiere á un episodio que por aquellos días, y con motivo de la guerra entre los Estados Unidos y España, el autor oyó contar. Tampa, la ciudad hospitalaria para tantos emigrados patriotas cubanos, sus calles, sus edificios, su vegetación, sus paisajes, están reflejados en la obra, que guarda el medio ambiente en que se inspiró el autor. Nos complace la preferencia que ha merecido el trabajo de un compafíero, en tierra extraña, pero amiga inolvidable de los cubanos. Con la puntualidad acostumbrada recibimos las publicaciones EL CANJE que de Europa y América, principalmente, nos envían en canje oe La Reviera dela nuestra. También nos llegan á la mesa de redacción múltiples impresos. Por falta de espacio no damos cuenta de- tallada de unas y de otros; pero sirvan estas líneas de acuse de recibo para todos. NOTICIAS OFICIALES CATEDRÁTICO AUXILIAR. —Previas oposiciones reglamentarias el Dr. Sixto Ló- pez Miranda ha sido nombrado Catedrático Auxiliar del grupo de estudios de len- - guas de la Escuela de Letras y Filosofía. NOMBRAMIENTO DE CONSERVADOR.—La Secretaría de Instrucción Pública ha nombrado Conservador del Museo y Laboratorio de Mineralogía al alumno de la Escuela de Ciencias Sr. Emilio Junco y André. CONCESIÓN DE UN CRÉDITO.—El Sr. Gobernador Provisional ha concedido el crédito de $10,000 solicitado por la Facultad de Letras y Ciencias para la adquisi- ción de material científico con destino al «Museo Poey» y á los Laboratorios de Biología y de Zoología (Escuela de Ciencias). TFología (1 curso) . Zoología (Invertebrados) (1er. curso) . Profesor Dr. Carlos de la Torre. Zoología (Vertebrados) (27 curso). . . - . . 3 Antropología general (1 curso) . . . . ... + ES Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS da O ai PAS ) Dr. Aristides Mestre. (Aux.). Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador «lel Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- nico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes.—El “Museo Antro- pológico Montané” y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular * «le la asignatura. 3, ESCUELA DE PEDAGOGIA. Psicología Podré (1 curso) . SNE Historia de la Pedagogía (1 curso) - . - p Profesor Dr. Ramón Meza. Higiene Escolar (1 curso) . A de Metología Pedagógica (2 cursos) . da LAR de Dr. Manuel Valdés Rodrí- guez. Dibujo Ll meal [E-CUISO) Ts pd > : Dibujo Natural (1 curso)... --. j Sr. Pedro Córdova. CONFERENCIAS Pedagogía de las escuelas secundarias y supe- e ¡ S , . o a 10 . . o SI INIA AN AS CAD ¿03 ; Dr. Alfredo M. Aguayo. (Aux.) Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas «que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico (OIBUISOS a a lr e ec so Sly arghds proleso Sr. Eugenio Rayueri. Estereotomía (t Curso) . ..... . de Geodesia y Topografía (1 curso) . + AS Timensuta LECUrSO an meia ol dao al Materiales de Construcción (1 curso) . Resistencia de Materiales. Estática Gráfica [ A RON A IS ' Construcciones civiles y Sanitarias (1 ESO: ye Eidromecánica (ECcursO)' is nee 7 Dr. Alejandro Ruiz Cadalso a dd Sr. Aurelio Sandoval. Maquinaria (1 Curso) + A 22 Sr. Eduardo Giberga. Ingemería de Caminos (3 cursos: puentes, fer z rrocarriles, calles y ¡Carreteras ae S » Dr. Luis de Arozarena. Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) ' Arquitectura é Higiene de los Edificios(1 curso) ] Historia de la: Arquitectura (1 curso). : Contratos, Presupuestos y Legislación especial batas á la. Ingeniería y Arquitectura (1 curso) ) Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; .y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá y Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); con sus correspondientes ayudan- tes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA, Química Agrícola é Industrias Rurales (1 curso S Púlifiención de azúcar (1 curso) . . A SR . ) Profesor Dr, Francisco Henares. ASEonOMia (ECUPSO) A tr ZOOtecmas (T-CUESO) A RS a ds Fi Sr. José Cadenas. Fitotecnia (r curso) . Economía Rural y Contabilidad Agrícola ( L*] E A A LE Uicante Legislación Rural y formación de. Proyectos | A O SA TASA e 7 Profesor Auxiliar interino “para los estudios de esta Escuela es el Dr. Antonio J. ose Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero Agrónomo, se exigen «estudios que se cursan en otras Escuelas. B de Sr. Ovidio Giberga. Dr. Antonio Espinal. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 á 5 «le la tarde. se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. de E La REvISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la REviIstTA, el canje co- rrespondiente; y de los Centros de instrucción ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos dia cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la REVISTA (administración, canje, e isión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. : NOTICE The Revista DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. sn We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc. to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. AVES La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, paraltra chaqgue deux mois, On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait ub as rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue tels que: administration, échanges, envol d'duvragesY etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. VoL. VI. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Num. 2 REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN, REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES MARZO “DE: 1908: SUMARIO: —JoSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ + +02... ; CAI . Enrique Piñeyro. —IMPORTANCIA ACTUAL DEL ESTUDIO DEL is o ANOS q Octavio Averhoff. —CONCURSO DE FACHADAS PARA EL CENTRO GALLEGO. . . . . Dr. Antonio Espinal. LUASOTOGRARÍA DECHOS” COLORES AI oa ra ene E Ro RR RAS RE A KO ZUERA. —LAS RAÍCES GRIEGAS + +... . : «Dr. fuan Mo. Diktgzo. —BIBLIOGRAFÍA.—I. The Psico Hd Pedo OR Rede: with a review of the history of reading and writing and of me- thods, texts and hygiene in iia by Edmund Burke Huey. New Y Ork, 1008 mes . Dr. Alfredo DM. Aguayo. —II. Astronomía y Ciencia od por José Cómas Solá, a del Observatorio Fabra (Tibidabo).—F. Granda y C?, Editores, Barcelona. 1907-56: Dr. Victorino Trelles.. —IH5l. Jurisprudencia Médica dE dE Repáhlita He Cuba. Comite mento al estudio de la Medicina Legal; por el Dr. Adalberto R. Jordán. Habana, 1907... . . + o . Dr. Aristides Mestre. —MISCELÁNEA.—La última memoria. nión dé Na elcEs Españoles. —NOTICIAS OFICIALES. —Sobre Becas de Viaje. Mo — E —— IMPRENTA "AVISADOR COMERCIAL ”” 30, AMARGURA 3U 1908 ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. “Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. J. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos). . Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 cursos). e Dr. Juan F. de Albear. Lingúística 1 Curso E LE e ee . Eo Filología A dy A Dr. Juan Miguel Dihigo. Historia de la Literatura Española (1 curso) Dr. Guill D Historia de las literaturas modernas extranjeras ” ¡llermo Domínguez Roldán. (2 cursos) . Sr Historia de América (1 áureo) 05) 4% Dr. Evelio Rodríguez Len- Historia moderna del resto del mundo( (2 cursos) dián. Psicología (TICUESO) 0. 1 Filosofía Moral (r curso). 5d Dr. Enrique José Varona Sociología (1 curso). CONFERENCIAS Histona dela sErndosoñal q tente o apta, lalo Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) ALIAS a o A el epa Ezequiel García Enseñat (Aux.) Lentuas clásicas +... eo a a. Dr Sixto López Miranda (AUX) 2, ESCUELA DE CIENCIAS, (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas Análisis matemático (1? y 2? cursos). . « . . Profesor Sr. José R. Villalón. Geometría superior y analítica (1 curso) . - - ] 4 Geometría descriptiva (1 Curso)... - . . . +. s Dr. Claudio Mimó. Trigonometría (1 curso) . Mecánica (rt curso). A A YA ) Física (electricidad) (1 curso y HE LA SA Dr. Plácido Biosca. Física (calor, luz y sonido) Ú curso) J Biología (1 Curso) . . . - es A E 50 Dr. Carlos de la Torre. Dibujo Lineal (1 curso) 1 2 z : Dibujo Natural (1 curso) J 24 Sr. Pedro Córdova. Cosmología (1 curso) . A ] Mecánica Racional (1 curso) SA an Sr. Juan Orús. Astronomia” (Y CUISO) Maio ut f Geodesia (1 curso) . - E p: Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Mineralogía y Cristalografía a cútso)a A y Dr. Santiago de la Huerta. otánica (Orzanografía y y Fisiología Vegetales) de Dr. Manuel Gómez dela Maza. (b) Sección de Ciencias Físico- Químicas Análisis matemático (Algebra Superior)... . Profesor Sr. José R. Villalón. as Superior (sin la Analítica) z Y Dr. Claudio :Mimó: rigonometría (plana y esférica) - Mecánica (1 curso). E Física (2 Cursos) . Química Inorgánica (1 curso) Química Orsánica (1 curso) . Análisis Químico (1 Sd - Dibujo Lineal (1 curso) . Dibujo Natural (1 curso). Dr. Plácido Biosca. Sr. Carlos Theye. a RA be Sr. Pedro Córdova. Mineralogía y Cristalografía (1 curso) A e Dr. Santiago de la Huerta. Biología (1 curso). de Dr. Carlos de la Torre. Botánica (Organografa y Fisiolog vía Vegetales). A Dr. Manuel Gómez de la Maza. Cosmolobía (ETUESO a 2h a o Sr. Juan Orús (c) Sección de Ciencias Naturales Análisis matemático (Aleebra Superior) . . . Profesor Sr. José R. Villalón. “Geometría Superior (sin la Analítica)... . . Trigonometría (plana y esférica) . . . - Ss aR Dr. Claudio Química inorgánica (J Curso)... . q ee Sr. Carlos Theye. Dibujo Lineal (1 curso) . . . a dio dr E | os LS : Dibujo Natural (1 curso rt a Sr. Pedro Córdova. Física (2.CUrsos) +. 1.” SRT MS Dr. Plácido Biosca: Mineralogía y Cristalografía (1 curso) 1 Geología (1 curso) . AS A Botánica (Oreanozrafía 3 y Fisiología Vegeta- 1 les.—Fitografía) (2 cursos) . E e | Dr. Santiago de la Huerta, Se Dr. Manuel Gómez dela Maza. Vol. VI. - MARZO DE 1908 Núm. 2 REVISTA DE LA BREUETAD DE EETRAS Y CIENCIAS 10 NEW YORK > BOTANICAI GARDEN JOSE IGNACIO RODRIGUEZ ! POR ENRIQUE PIÑEYRO El Sr. Juan M. Dihigo ha escrito la biografía de José Ignacio Rodríguez, del mismo modo que escribió éste la de Varela y Luz: con reverente simpatía. Ha reunido también cuantos datos eran necesarios para completar su trabajo, que he leído con tanto inte- rés como placer. Acompaña á la biografía un retrato del más exac- to parecido. J. TI. Rodríguez, que nació en la Habana en Noviembre de 1831, se educó, vivió y brilló en la ciudad natal hasta 1869. Transpor- tado contra su voluntad 4 España en ese año, pasó inmediatamente á los Estados Unidos, se fijó en Washington y en Washington mu- rió el 1? de Febrero de 1907, sin haber vuelto en todo ese tiempo á su país. Es una figura interesante de nuestra historia, y sus libros quedan y quedarán siempre ahí, para que no se desvanezca su me- moria, cuando los que personalmente le conocimos y tratamos des- aparezcamos también de la escena. Tenía Rodríguez un extraordinario talento de asimilación; bas- tábale leer por encima un libro para escribir inmediatamente un artículo, no ya sobre el libro mismo, pues en general carecía de do- tes críticas, sino sobre la materia de que el libro trataba, fuera lo que fuese, ciencias, letras Ó jurisprudencia. Con idéntica facilidad olvidaba el punto, si no había ocasión de volver á tratarlo. Pudo 1 La Redacción de la REvIsTA agradece al Sr. Manuel Sanguily la atención de haberle fa- cilitado este trabajo del Sr. Piñeyro para su publicación. 138 ENRIQUE PIÑEYRO vérsele así desempeñar muy satisfactoriamente la Cátedra de Quí- mica de la Escuela Preparatoria de Artes y Oficios para que fué nombrado por el General Concha, sin haber antes prestado 4 esa ciencia atención particular; y graduarse muy lucidamente en la Uni- versidad de Licenciado en Letras; y escribir largos y buenos artícu- los sobre cuestiones de Derecho en la Revista de Jurisprudencia, de que fué uno de los fundadores y directores. Sobre cualquier cuestión que se le indicase, Óó que se discutiese verbalmente antes con él, producía, si era necesario, de la noche á la mañana, cincuenta ó sesenta cuartillas de su letra grande, igual, clarísima, con todos los argumentos principales de su tesis. Se re- leía él mismo poco, rara veces y no siempre daba oídos á las obje- ciones; ni concedía suma importancia á la corrección del lenguaje, que manejaba sin embargo con instinto verdadero de artista; y si á menudo carecían sus frases de color ó de vigorosa construcción, nunca faltaban ráfagas de luz y de aire en la trama de su estilo para darle movimiento y vida. Otro rasgo, otro elemento había en su carácter, que pasaba á sus escritos y le inspiraba párrafos animadísimos: la pasión. Era Ro- dríguez en efecto en sus negocios, en sus escritos, en sus polémicas, hasta en sus relaciones privadas, el más apasionado de los hombres. Quería y sostenía á sus amigos con ardor, pero á veces por simple divergencia de opiniones, rompía con ellos, y ponía fin á relaciones antiguas, á amistades que venían de la juventud. Tal era el ardor con que, á ocasiones momentáneamente, abrazaba y defendía todas sus ideas ! Yo fuí alumno de varias de las clases que él profesaba en el Co- legio del Salvador; después de mi Bachillerato en Filosofía fuí muy amigo suyo, andábamos mucho juntos, pues él, soltero, vivía solo y no era muy dado tampoco á visitas de sociedad. Tuvimos además de común durante los inviernos de dos años sucesivos un lazo espe- cial de unión: la más viva admiración por el talento dramático-mu- sical de la prima donna de la Compañía de la Opera, Marietta Gaz- zaniga. Otros espectadores admiraban en cambio á la prima donna rival, que fué la Frezzolini el primer año, el segundo la Gassier; ésta era además española de nacimiento, lo que añadía un poco de . pimienta política á la rivalidad y hacía más interesante las polé- micas. Rodríguez escribía en El Regañón, periódico nocturno, tea- tral, con el seudónimo de Un Adoquín, yo con el de Gargantúa; Ó sin firma, multitud de pequeños sueltos. Fueron mis «primeras armas» JOSE IGNACIO RODRIGUEZ 139 periodísticas, por eso lo recuerdo con cierto gusto; tenía yo enton- ces diez y siete años, Rodríguez me llevaba zasi nueve de edad. El seudónimo Un Adoquín, decía él riéndose que venía de la sue- la de uno de sus zapatos, muy alta y maciza, con que igualaba la diferencia que en la forma de sus piernas produjo un tumor blanco de la articulación que padeció en la niñez, causa de la dislocación del fémur. Dihigo atribuye la claudicación á una fractura de la pierna. Sino me engaña la memoria, creo que Rodrígnez mismo contaba el caso tal como yo ahora lo recuerdo. Al llegar á Nueva York en 1869, quedóse un poco en esa ciudad, y colaboró en La Revolución, Órgano de la emigración cubana que yo dirigía. Citaré, entre otros escritos suyos en el periódico, una carta al Duque de la Torre, firmada Un Cubano, que salió en folle- tín en seis números, escrita con gracia y mucha intención. Pronto halló en Washington un puesto retribuído en la Comi- sión mixta de reclamaciones mutuas de los Estados Unidos y Mé- jico, que allí había, y comenzaron en ella sus relaciones con Caleb Cushing, gran abogado, Attorney General de los Estados Unidos que había sido ante bellum, y que dominaba en el foro de la capital, tan temido por su habilidad sin escrúpulos, como respetado por su ta- lento y su saber jurídicos. Supo éste desde luego apreciar la inte- ligencia y laboriosidad de nuestro compatriota, y consu ayuda y su trato y sus lecciones logró Rodríguez vencer las enormes dificulta- des de su situación, llegar á tener un bufete para casos de derecho internacional privado y adquirir bienestar y notoriedad. Si nunca le fué posible perder su fuerte acento criollo al hablar en inglés, llegó á escribir bien en esa lengua, y no tardó en absor- ber, en apropiarse las ideas y sentimientos del medio en que vivía, á tener sus puntas de Confederado rebelde, y, entre otros cambios, habiendo sido hasta entonces indiferente en materia de religión, se hizo católico muy estricto, muy piadoso, muy devoto, con la fuerte dosis de pasión que en todo ponía. Vino á París á fines de Septiembre de 1898 agregado á la Comi- sión americana para el Tratado de paz con España, y tenía el cargo según me dijo, de Confidential Clerk. Me temo que exagere un tan- to el Dr. Dihigo el papel de Rodríguez en esa para siempre famosa ocasión histórica, pues los Comisionados trajeron desde luego ter- minantes instrucciones de rechazar de plano la pretensión española de echar sobre Cuba el enorme peso de las deudas por España con- traídas para mantener su dominación. Pero es claro que Rodríguez, 140 ENRIQUE PIÑEYRO ante los desesperados esfuerzos del hábil Monteros Ríos por demos- trar que era deber de los Estados Unidos el aceptarlas, suministra- ría los datos y los argumentos necesarios para klesvirbuarlos y con- trarrestarlos. Cuando nos vimos me recordó que había él desaprobado la se- gunda insurrección y todo lo que tras ella había venido, persistien- do con la tenacidad de su apasionamiento genial á pesar del resul- tado de la guerra de todos modos en suma favorable para el porve- nir de Cuba, en creer que debió aceptarse la autonomía y confiar en la buena fe de España. Era, pues, y seguía siendo autonomista cuando ya no los había. Así también, el Estudio Histórico sobre la ¿idea de la Anexión de Quba á los Estados Unidos, libro de más de quinientas páginas que publicó en 1900, en el cual, dice muy bien Dihigo, «aun cuando in- dica que ni combate ni ataca la idea de la anexión, es lo cierto que no otra consecuencia se deriva de su lectura», vino precisamente á que se le tenga por anexionista cuando ni había ni podía haber ya anexionistas, puesto que ni en Cuba ni en los Estados Unidos existe mayoría en favor de semejante solución. Rasgos curiosos ambos, que afirman una vez más la constancia de sus ideas políticas. Sobrevivió á la mayor parte de los compañeros y amigos de su juventud, á José Manuel Mestre, el más íntimo de todos, á Nicolás Azcárate, 4 Antonio G. Mendoza, á muchos otros, y falleció á los setenta y seis años de edad, conservando hasta poco antes de la tarde del 1? de Febrero de 1907, en que «tranquilo y dulcemente se durmió », toda la luz de su clara y brillante inteligencia. La patria siempre debe recordarlo y contarlo entre sus hijos distin- guidos. IMPORTANCIA ACTUAL DEL ESTUDIO DEL DERECHO ROMANO ! POR EL DR. OCTAVIO AVERHOFE Profesor de la Facultad de Derecho. Señores Profesores: Señores alumnos: Cuando hace algunos días fuí advertido de que tenía yo que redactar este discurso, me pareció oportuno, dado el escaso tiempo de que me era dable disponer para hacerlo, limitarlo á unas cuan- tas consideraciones generales sobre algunas de las cuestiones jurí- dicas que preocupan en la actualidad á legisladores y publicistas. Mas á medida que iba pensando yo ligeramente en todas ellas, bus- cando algún motivo que me hiciera fijarme en alguna y darla la preferencia sobre las demás, se me entraba por el espíritu, con más intensidad que nunca, una vieja convicción mía—si me es lícito hablar de esta manera—la convicción de que la mayoría de estos problemas, en lo que al derecho civil se refiere, son, más que la consecuencia exclusiva de intereses antagónicos, el resultado de una simple cuestión de método en la enseñanza del derecho. Es, en mi sentir, en efecto evidente, que si el estudio del derecho en las Universidades de los países en donde actualmente se elabora la ciencia jurídica fuera menos formal y técnico, tal vez muchas de aquellas cuestiones no llegaran ni siquiera á plantearse. Se olvida muchas veces en esa enseñanza de que el derecho dista mucho de ser un conjunto de principios exactos como los que forman normal- mente otra ciencia cualquiera. Aun los mismos que le conciben como un producto histórico, parecen limitar ese concepto á las eta- pas anteriores del derecho; pero al explicarle en su estado actual, no recuerdan que ese estado es también otro producto histórico que debe amoldarse á la vida moderna y explicarse á través de ella; desconociendo de esa suerte que todo derecho—y la ciencia jurídica en el orden del derecho privado no es más que el mismo derecho positivo justificado y explicado—es casi siempre un producto de las generaciones de ayer que se impone á la de hoy, y que es, por con- 1 Discurso leído en la apertura de la Academia de Derecho. 142 OCTAVIO AVERHOFF siguiente, preciso para hacerlo eficaz y fecundo concebirlo, no par- tiendo de sus principios hacia la vida, sino de la vida hacia el de- recho. Si la enseñanza del derecho por el contrario, sin desdeñar las reglas en que se han condensado la experiencia de tantos siglos y la labor de tantos hombres eminentes, pagase mayor atención al modo como la sociedad actual recibe esas mismas reglas jurídicas, para tomar nota de los beneficios ó de los males que la causan ó de las ventajas Ó molestias que la proporcionan, el derecho moderno sería en muchos puntos más práctico de lo que es, porque pocos serían los que se opusieran á su reforma en aquellos extremos en que fue- ra necesaria para satisfacer una gran necesidad social Ó impedir una gran injusticia. Es el hecho, sin embargo, que aun aquellas reformas demandadas en el derecho civil por el mayor número lu- chan para su adopción con la enorme fuerza de la técnica jurídica, cuyas lógicas construcciones no consienten ciertos procedimientos, que podrán no caer perfectamente dentro del rigorismo de la cien- cia del derecho moderno; pero que parecen muy justos, en el senti- do de que defenderían grandes intereses. De esta suerte, y por un curioso fenómeno, el derecho, que es un instrumento de vida, se coloca en frente de la vida misma y aspira á reformarla. Y es cuando se piensa en estas cosas que muchos se sienten inclinados á considerar casi como un mal toda nuestra tradición jurídica, esen- cialmente romana, y á mirar con envidia aquellos otros pueblos en que ha sido menos respetada. Es innegable que el predominio ejercido por el derecho romano en la legislación de los pueblos que forman lo que ha dado en lla- marse el grupo de civilización occidental, tiene su justificación his- tórica más cumplida. El derecho romano no sólo servía con cre- ces á las necesidades de la vida social de las nacientes naciones europeas, sino que además representaba para ellas un tipo supe- rior de organización que bien podía ser tomado entonces como un ideal. La maciza armazón del derecho privado de Roma prestaba fuerza y vigor á aquellas sociedades y es lógico que de ella se am- parasen y se sirviesen de ella como de un seguro sostén. Pero des- de hace más de un siglo, no es aventurado afirmar que hay un di- vorcio cada vez más visible entre el derecho romano y la forma como se vienen organizando los pueblos de ese grupo. El derecho romano, después de haberles servido, parece que comienza á serles molesto. Empiezan á darse cuenta exacta de que la estructura so- IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DEL DERECHO ROMANO 143 cial de Roma, que en gran parte inspiró los principios de su legisla- ción, no conviene del todo con la estructura de la sociedad actual. Por otra parte, el concepto del interés singular, del interés privado, cuya regulación fué el único objeto del derecho privado romano, va cediendo su puesto en el derecho civil á una idea más amplia, cuyos contornos no son muy precisos y se dibujan, sin embargo, en todas las conciencias: la idea del interés colectivo. Aun la mis- ma noción del interés particular, se hace cada vez más extensa é indecisa. El romano podía darla un contenido exacto: todo su in- terés privado tenía por fin mediato ó inmediato un objeto visible, desde la tenencia más material hasta el más sutil y complicado de- recho de crédito. Ese carácter material del derecho romano, es evidente, y tan sustancial en él, que ha resistido victoriosamente á cuantos han pretendido modificarlo ú ocultarlo. No pudieron ha- cerlo desaparecer aquellos eminentes jurisperitos que durante cerca de tres siglos, desde Augusto hasta Alejandro Severo, se empeña- ron en hacer del derecho romano, más que un derecho positivo, la ciencia del derecho privado. En vano han proyectado sobre él, para bañarlo en un tinte que le es exótico, toda la luz de sus cerebros un Ihering ó un Cogliolo. El derecho romano, como esas construc- ciones del mundo clásico á las cuales supera en majestad y en be- lleza, conserva inmutable su estructura y su genio. Pero al hombre moderno le sería mucho más difícil fijar los límites de su interés particular y los elementos que lo forman. Todos tenemos la sensación de que existen en la vida muchos inte- reses privados que no caen dentro de la esfera patrimonial. En unos es eso una convicción; en otros una sospecha; pero sospecha ó convicción, es ese un elemento nuevo con el que no contaba el ro- mano y que reclama desde ahora mismo su consagración en los códigos para moldear tal vez en lo adelante conforme á él toda la legislación privada el día en que el derecho civil reconozca que la persona y sus derechos están por encima de todo otro bien. Sin embargo, cuando se trata de legislar sobre ese mismo dere- cho civil, no parece que se tengan en cuenta esos antagonismos entre el derecho romano y la sociedad contemporánea, ni los dolo- rosos rozamientos que ellos han de traer consigo. Porque es sabido cómo se hace el derecho en nuestros días. La idea de que éste sea el producto del propio organismo social, es un hermoso sueño de la escuela histórica que nunca ha tenido su realización. La regla jurídica la dictan unos cuantos individuos: son los parlamentos los 144 OCTAVIO AVERHOFF laboratorios en que se confecciona, y dentro de ellos son los juristas de oficio Ó de ocasión los que en definitiva hacen la ley. En pre- sencia del problema que plantea el conflicto entre el derecho civil positivo y la sociedad moderna, muchos ni siquiera se dan cuenta de él; los menos, lo ven. A estos pocos se les presentan, para re- solverlo, dos caminos: recurrir á la técnica jurídica, al derecho romano que se les ha enseñado y aplicar en todo caso sus principios inflexibles, en los cuales se han acostumbrado á ver toda la ciencia del derecho privado; ó ir hasta el fondo de la vida misma, armarse con las enseñanzas de ese estudio y llevarlas al derecho. Pero esto obligaría á hacer un derecho en gran parte nuevo, y es más fácil seguir lo que ya está dicho, y dicho de un modo tan admirable. Esto no es un cargo, es un hecho, que después de todo no es más que una nueva comprobación de la teoría del menor esfuerzo. Véase, pues, como no andaba yo tan lejos de la realidad cuando pensaba que la enseñanza excesivamente técnica y formal del dere- cho privado y de un modo especial la del derecho romano, tiene en gran parte la responsabilidad de que no se resuelvan muchos de los problemas sociales de nuestros días. “Y véase también cómo de esta suerte me he sentido yo aludido por mí mismo y me he puesto á mí propio en la obligación de decir claramente cómo entiendo yo que el derecho romano debe estudiarse para que su conocimiento no produzca en la práctica resultados nocivos. En realidad la cuestión es más restringida de lo que á primera vista parece. El estudio meramente teórico del derecho romano, ya mediante el comentario de los textos legales, ya bajo la forma más amplia de la exposición dogmática de la doctrina consignada en esos mismos textos, es cosa que pertenece por completo al pasa- do. En la misma Alemania, la opinión casi unánime de los juris- tas ha declarado que después de la promulgación del Código Civil germánico ese estudio es un absurdo. Sin embargo, hasta hace veinte años, á pesar de los esfuerzos de publicistas eminentes, aque- lla era la forma en que, con muy raras excepciones, se estudiaba el derecho romano. El alumno, atiborrado de los severos prin- cipios de aquel derecho, aprendidos precisamente en latín para dar- le aun más arcaico sabor á la enseñanza, prometía á todos los que pudieran observarlo —y hay que convenir en que cumplía honrada- mente su promesa—ser en todo caso el frío y convencido apóstol del sum cuique tribuere y del quod ad singulorum utilitatem pertiínet. Todo lo que de acción, de movimiento, de lucha fecunda tiene el derecho IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DEL DERECHO ROMANO 145 que se vive, pasaba desapercibido y perdía su eficacia en manos de juristas acostumbrados 4 concebir las leyes y á aplicarlas con el mismo rigor científico con que un matemático desenvuelve los co- rolarios de un axioma. El derecho romano así concebido era un peligro, más aún, un gravísimo mal; y la consecuencia de tomarlo en ese sentido no podía ser otra, como en efecto ha sido, que el es- tancamiento del derecho civil y, por consiguiente, su divorcio cada vez más hondo con la vida, que marcha continuamente hacia ade- lante. Ciegos á lo que tenían en frente de sus propios ojos, no vie- ron la evolución constante de ese mismo derecho romano, que sólo se inmovilizó en la época de su decadencia; y no concibieron que el mejor modo como hubiesen podido honrar la memoria y seguir el ejemplo de sus ilustres maestros los jurisconsultos de la edad de oro, hubiera sido el propender con sus doctrinas á las reformas de su derecho nacional, como habían hecho los mismos cuyas enseñan- zas practicaban. Pero en la actualidad casi nadie discute que el derecho romano debe estudiarse históricamente. Es esta una brillante idea que ha venido á convertir el llamado método histórico en un método de exposición y que nada tiene que ver con los esfuerzos de la escuela histórica para la reconstrucción del derecho romano. Es preciso, sin embargo, convenir en que los resultados no han respondido á lo que era de justicia esperar de la nueva tendencia. Muchos han creído cumplir con las exigencias de aquel método haciendo la re- lación de las fases por que ha pasado cada institución, desde su ori- gen hasta su completo desarrollo. Otros han considerado todas las instituciones en conjunto y expuesto de esa suerte todos sus cam- bios sucesivos hasta la definitiva constitución del derecho civil romano. Todos ellos abandonan la exposición en ese preciso mo- mento, y Ó terminan en ese lugar la enseñanza, Ó exponen las vici- situdes de ese derecho después de las compilaciones de Teodosio y de Justiniano, Ó, haciendo punto, pasan 4 una segunda parte en que el derecho romano es explicado eu su técnica con arre- glo á los principios del dogmatismo más puro. Es innegable que todo esto representa un progreso más aparente que real. La historia de los cambios sucesivos de una regla jurídica deja el cere- bro tan vacío de ideas propias y tan poco preparado para entender las ajenas, como el enunciado y la explicación de la misma regla. El conocimiento de la regla Catoniana, por ejemplo, es tan infe- cundo para el alumno que ha de estudiar más adelante la teoría de 146 OCTAVIO AVERHOFF la invalidación de los legados en su derecho patrio, como el es- tudio de las distintas fases por que pasó la doctrina romana en esa materia hasta que Catón formuló su sentencia. Esa exposición de las formas sucesivas del derecho romano, que aparecen unas después de otras como entran y salen en la escena los personajes de una co- media de magia, sin justificar nunca á los ojos del espectador ni la aparición ni el mutis, más bien confunde que instruye. Y aun ese mismo raquítico concepto de la historia del derecho desaparece for- zosamente cuando el expositor llega á la legislación de las compila- ciones de Justiniano. Todo el antecedente histórico se deja enton- ces á un lado, y el derecho romano se expone como podría expli- carlo el mismo Cuyas. Esta ineficacia del método histórico así en- tendido no debe sorprender á nadie. No hay que olvidar que ni el nombre ni aun el mismo procedimiento hacen las cosas, y que es más corriente de lo que parece afiliarse á una escuela científica por una simple cuestión de moda. En la ciencia, como en todo, la ma- yoría rinde tributo á la actualidad y la sigue sin entenderla mu- chas veces. Por fortuna desde hace algunos años, primero en monografías y después en trabajos de mayor empeño, el derecho romano viene siendo considerado en su verdadero sentido. No se trata ya del paciente trabajo de la escuela histórica que reconstruyó el derecho romano falseado por glosadores y humanistas. Nose limita la nue- va orientación en esos estudios á narrar las transformaciones del derecho romano ni á explicar sus tendencias y su espíritu trayendo á contribución cuanto pueda confirmar el criterio de antemano es- tablecido. Lo que se pretende ahora es explicar aquel derecho por la misma sociedad que lo creó; no con la idea apriorística de que el derecho es el producto espontáneo de la propia vida, sino dedu- ciendo honradamente de la estructura del pueblo romano los moti- vos de la evolución de su derecho. La sociedad romana es el eje de ese estudio y es su conocimiento cada vez más preciso el que sirve para explicar el origen y el desarrollo de sus instituciones jurídicas. “Vese entonces surgir el derecho romano desde sus pri- meros pasos en la antigua manus hasta su espléndida madurez bajo el imperio. Las grandes líneas qus señalan los derroteros de su marcha, se van dibujando vagamente y tomando cada vez mayor firmeza hasta fijarse de un modo definitivo. Nótase el porqué de la aparición de las instituciones á través de los grupos sociales ó de los intereses creados que las hicieron ú justificaron. Contémplase IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DEL DERECHO ROMANO 147 la lucha de esos grupos y de esos intereses en el rudo derecho de los quirites, primero; después en el derecho de los romanos, cuan- do Roma es toda la península italiana; y por último, más fuertes y poderosos que nunca, cuando por la lógica de los jurisconsultos el derecho romano llega á ser el derecho universal, es decir, el dere- cho que más eficazmente puede defender en todos los puntos de la tierra el interés económico de los particulares. De esa suerte la inflexible rigidez de sus principios casi desapa- rece por completo; y la vida bullendo por dentro de sus reglas pe- trificadas, nos hace poner en duda la hasta ahora intangible justi- cia de sus preceptos. La idea de que el derecho, aun ese mismo admirable derecho romano, ha sido siempre un instrumento en fa- vor de ciertos elementos sociales y en contra de otros, y la convie- ción de que el derecho se transforma por la lucha contra el derecho y de que sólo puede vivir á condición de modificarse incesantemen- te, porque cuando el derecho no cambia es porque ha muerto la so- ciedad á que se aplica, se arraigan ante ese espectáculo profunda- mente en el espíritu. Surge entonces la convicción de que es deber de nosotros, los que profesamos la ciencia del derecho, imitar la labor de los jurisconsultos romanos interrumpida por la inevitable decadencia de aquel pueblo y hacer nuestro derecho lo mismo que ellos construyeron el suyo. Nuevos ideales, nuevos principios, se abren paso á diario en la vida actual y el derecho civil tiene que marchar á compás de ellos. Ningún estudio puede prepararnos mejor para esa magna labor que el que nos ofrece la verdadera evo- lución del derecho romano: él nos enseñará cómo nace el derecho en la vida, y acostumbrándonos á la idea de que toda regla de de- recho es por naturaleza transitoria, nos permitirá desprendernos del enorme peso de la tradición jurídica y abordar sin prejuicio y sin recelos la reforma de la legislación civil en todos aquellos pun- tos en que resulta incompatible con las tendencias de la sociedad moderna. CONCURSO DE FACHADAS PARA EL «CENTRO GALLEGO » POR EL DR. ANTONIO ESPINAL Profesor de Arquitectura. A Sin medio hábil de negarme á excitaciones reiteradas de mis discípulos, vengo á dar en la Revisra una opinión razonada sobre las dos fachadas que, entre las cinco ofrecidas al concurso, parecen llamadas en definitiva á disputarse el codiciado lauro. Como no pretendo que se me crea bajo mi sola palabra, comen- zaré por la breve recordación de algunos principios, tenidos por inconcusos entre los maestros ó preceptistas del arte de composición arquitectónica. De modo general, una fachada no ha de ser sino la resultante de las plantas y cortes, determinando las primeras las proporciones de largo y ancho, las distancias entre ejes de macizos, los entrantes y salientes de los cuerpos de edificio; y dando los segundos las co- rrespondientes proporciones verticales, alturas de pisos y techos; datos todos que debe tener en cuenta el proyectista, si cuida de evitar en su composición la violencia ó la mentira. Cuando, como en el caso presente, las plantas y alturas son en gran parte impuestas al diseñador de una fachada, permitido ha de serle, dentro de cierta medida, que pida á ésta la sanción de aquellos datos, ya que no está en sus manos, que es lo más común, el variarlos Ó modificarlos en harmonía con la composición que acaricia. Entre los variados tipos que estudia el arte, hállase en primera línea por su sencillez y venerable antigúedad, el de fachadas uni- formes, sin cuerpos salientes, ni cuerpos entrantes. De que con proceso tan elemental es posible obtener grandes efectos en edificios de importancia, da elocuente testimonio la arquitectura clásica en sus templos de largas columnatas y en los anfiteatros de curva con- tinua en la planta y pórticos superpuestos de arcadas sobre pies derechos. También la arquitectura moderna ofrece copiosos ejem- plos de tal disposición en la mayor parte de los palacios de Floren- cia, Roma y Venecia; en muchos edificios del Renacimiento y del final de la Edad Media, en Francia y en España. Y TIA LSV D A “IV A0d NYVS k IJHHN AV “"SHUS SOT YO OUVIL NASAYUd Y AVHOVA HA OLDAXOHA xOT ros y DEMORA AA io . Js , A 4 p p h eN Vd q ¡ ] 4 4 ' de 1 e 6 Ñ m nord - po!) 4 y. s Ye $ | e ) , , E ib Y , ñ Ma E dy Ss r * > Y - 4 , * ÓN . CONCURSO DE FACHADAS PARA EL CENTRO GALLEGO 149 Escollo de tan sencilla composición pudiera ser la monotonía, sobre todo en extensas líneas de fachada, á no intervenir en ella, solicitada á conciencia por el artista, la variedad en los detalles para oponer, por ejemplo, á la robustez de los macizos la perfora- ción de esbeltos pórticos, ligeras galerías Ó loggias, y á la recta con- tinuidad de la línea de tierra, la enérgica silueta de un accidentado coronamiento. Cierto que las fachadas de cuerpos en avance y Cuerpos en re- troceso producen por efecto de perspectiva, por contraste de luz y sombra, hermosos lineamientos, aun quedándose los cuerpos avan- zados á una misma altura, y con mayor motivo cuando, apoyada en ellos la composición, álzanse pabellones que dominan las partes adyacentes del edificio y hasta las otras edificaciones de la plaza ó avenida en que aquél esté emplazado. Tras estas generalidades referentes al plano horizontal, diré algo que se relaciona con el otro sentido ó plano vertical de una fachada, recordando que el caso propuesto por el «Centro Gallego» es el de una de tres pisos de casi idéntica importancia, con alturas aproxi- madamente iguales y el mismo ó análogo número y tamaño de hue- cos en todos ellos. Difícil, en verdad, es el estudio que, en tales condiciones, se ofrece al autor de una fachada con pretensiones artísticas para triunfar de la monotonía, mediante el solo recurso de matices en la ornamentación de cada uno de los tres pisos; por más que éste sea el caso resuelto en gran número de bellas fachadas, teatros y anfiteatros antiguos, palacios de Farnesio, de Strozzi, Procuracías de Venecia, Luxemburgo, Versalles, etc., etc. Solución más fácil, aunque injustificable ante una crítica seve- ra, es la de la ordenación única que abrace los dos pisos inferiores y haga del tercero un ático ó algo que lo semeje. Ejemplo de este orden, llamado colosal, que tuvo su época de boga á partir del siglo xvi, es la Basílica de San Pedro, cuya enorme fachada, más asom- brosa que seductora, probablemente jamás se verá reproducida. Con estos precedentes, que llamaré arquitectónicos, y los cir- cunstanciales de emplazamiento, doble destinación del edificio y aprovechamiento dentro de la nueva construcción del viejo teatro, no es tan ardua tarea la de opinar cuál de los dos aludidos proyec- tos de fachada principal, el firmado por los Sres. Rayneri, Sandoval y Castellá, ó el que suscriben los Sres. Naranjo y Cartañá, mejor realiza el programa de una fachada rectilínea continua para frente 150 ANTONIO ESPINAL de un edificio, en que tendrá su asiento la empresa Ó sociedad «Centro Gallego» y al par se alojarán con cierta independencia, á un lado el viejo teatro lírico y á otro la sociedad regional de bene- ficencia, instrucción y recreo. En ambos proyectos el motivo primordial de composición lo determinan los ingresos principales, á igual distancia del eje, de las dos grandes secciones referidas, constituyendo simples resaltos sobre las partes adyacentes de la fachada, en número de tres la del diseño del Sr. Rayneri; en número de cinco la del Sr. Naranjo. En el proyecto de este conocido maestro resulta amenguada la importancia de los ingresos y desvirtuado su efecto de arcos triun- fales con la superposición, por encima de sus grandes cerramentos de medio punto, de tres arquillos rasgados en el piso principal y repetidos en el segundo, que de ningún modo puede así ser digno coronamiento del motivo principal. En el otro adviértese desde luego con qué fidelidad se ciñe el Sr. Rayneri á las exigencias de la composición de arcos de triunfo Ó ingresos monumentales, no ya abarcando en la altura hasta el en- tablamento los dos pisos inferiores para simular uno solo, sino dán- dole como ático Ó coronamiento el otro piso, con lo cual acrecienta la significación de las dos grandes entradas del edificio, sin que otra más en el eje, mezquinamente acusada por su proyección en toda la vertical hasta la crestería de la mansarda, como aparece en la fachada del Sr. Naranjo, venga á dejar indecisa la significación de los otros dos, ingresos que son en realidad los principales, por ser los que llevan directa y respectivamente á los vestíbulos del Teatro y del Centro. El Sr. Naranjo, que truncó, como queda dicho, su composición de ingresos laterales, tan se desentiende del motivo con que la ini- ció, que concluye por coronarlos de sendas torrecillas; las que nun- ca, ni aun en la arquitectura francesa de casas señoriales, chateauz, que tanto las prodigó, han podido anunciar la entrada á salas de espectáculo, ó salones de fiestas y recreaciones sociales, con la agra- vante de que en alzamiento por encima del edificio todo reduce á más completa insignificancia las porciones angulares del mismo, las que son en otros órdenes de edificios sitio apropiado á las termina- ciones agudas, cónicas Ó piramidales. El Sr. Rayneri, más consecuente con el tema inspirador de sus dos grandes ingresos, remátalos dignamente sobre la cornisa de co- ronamiento por un pretil ó sencillo pedestal, en que descansa un CONCURSO DE FACHADAS PARA EL CENTRO GALLEGO 151 grupo escultórico; bien así como las cuadrigas sobre el ático de los grandes arcos de Trajano y Septimio Severo. Todavía, para dar unidad al conjunto, acentuar el pensamiento generador de la obra y al propio tiempo atraer la atención hacia el punto céntrico de un edificio que, por su situación al frente de una plaza y en la franca alineación de una de las más anchas y más hermosas calles de la capital, hará converger á su eje de simetría la mirada instintiva del espectador, rompe el Sr Rayneri, con una elegante cúpula, la tediosa regularidad de tanta línea horizontal como le imponía el programa, para proclamar con tan noble silueta que bajo su ámbito, lo mismo puede albergarse la gran rotonda de unas termas, que la nave de un templo, ó la sala de un teatro. Muy de aplaudirse es asimismo en el proyecto de mi predilec- ción la persistencia del autor en rememorar, por toda la extensión de la fachada, la ficción artística del orden colosal, por medio de pilastras de igual tamaño y dibujo que las columnas pareadas y li- bres de los grandes arcos de entrada; partido que le autoriza á co- locar á distancias racionales, en los ejes de las unas y otras, cariá- tides ó estípites en que apoyar el ligero entablamento del piso su- perior, que así aparece tratado á la manera de los pisos áticos del Renacimiento italiano Ó francés. Me he ocupado de modo general en la composición de las dos fachadas, haciendo abstracción de detalles y del estilo ó género de arquitectura adoptado por sus autores, no tanto por acortar este trabajo, ya de suyo cansado, cuanto por entender que lo esencial en obras arquitectónicas de cierto aliento, á más de una buena construcción, está en la ponderación de masas y atinadas propor- ciones generales, y que lo demás puede mirarse como el ropaje de corte clásico ó moderno, ello no importa, que siempre le caerá bien hecho á medida, al cuerpo fornido y proporcionado. Corregir ó siquiera modificar la fórmula histórica para plegarla á los usos modernos, ó acomodarla á los nuevos materiales, sólo puede hacerlo quien, muy familiarizado con las arquitecturas anti- guas, sepa operar una selección inteligente de los recursos que ellas ofrecen. El vulgo de los arquitectos está muy expuesto á zozobrar entre estos dos escollos: la copia servil y la originalidad excéntrica; aunque hay una escasa categoría de artistas que, consecuentes con la lógica, eligen el estilo en consonancia con la especie de edificio que proyectan. Desde el punto en que lo predominante hoy en arquitectura es 152 ANTONIO ESPINAL el eclectismo, cabe racionalmente la pregunta de si los diferentes tipos de edificios no han tenido, en lo pasado y en los pueblos me- jor dotados del sentido artístico, su expresión más perfecta. Porque es lo cierto que si el estilo gótico se aplica á veces con éxito en Inglaterra y los Estados Unidos á habitaciones privadas, mucho mejor sienta su empleo á edificios religiosos, mientras que para un museo de bellas artes, por ejemplo, el greco-romano parece más adecuado, como lo sería el morisco Ó árabe andaluz para una glorieta ó circo. El público de los centros mundiales de cultura tiene á este res- pecto convicciones más Ó menos fundadas en razón, y admite gus- toso que una iglesia, una construcción funeraria, sean de estilo gótico Ó románico; que una casa consistorial sea en Francia de es- tilo del primer Renacimiento, en Inglaterra de arquitectura me- dioeval; que en las mansiones señoriales impere este Ó aquel Rena- cimiento, según el carácter que quiera imprimirse á la morada, pero en el teatro exige por regla general el clásico de los Alberti, Palladio y Lescot, cuando no el clásico de alto coturno. La fachada del Sr. Rayneri, de todas las presentadas al concur- so y dadas á conocer del público, es la que 4 mi juicio resume me- jor en sus grandes lineamientos y en la moderación y pureza de sus motivos ornamentales, marcados rasgos del cinque-cento italiano y del clásico imperial del siglo de Luis XIV, que tan fielmente se asocian al carácter de un edificio, palacio á un tiempo y teatro. LA FOTOGRAFIA DE LOS COLORES POR EL DR. LUIS DE AROZARENA Profesor de Ingeniería de Caminos. Desde los primeros tiempos de la fotografía, todos los que con- templaban en el vidrio opaco de la cámara oscura, la perfección y la delicadeza con que se dibujaban los objetos con todos sus colo- res, se preguntaban si no podría llegarse algún día á fijar sobre alguna sustancia sensible esas delicadas imágenes, tales como se presentaban á la vista del observador. Este delicado problema ha ocupado desde entonces la atención y los trabajos de multitud de personas; pero han sido tantas las dificultades que se han presentado que hasta el presente año no ha podido llegarse 4 una solución completamente satisfactoria. No entraremos á referir la historia de todos esos trabajos, desde que Becquer, hijo, consiguió en 1448, obtener la imagen de los colores del espectro solar, sobre una placa de plata bien pulida y cubierta con una ligera capa de sub-cloruro de plata, imagen que no consiguió fijar. Sólo sí diremos que en 1868, los Sres. Ch. Gros y Ducos de Hauron, partiendo del principio de que la luz blanca estaba formada de los tres colores rojo, amarillo y azul, pensaron que si la luz no podía traducir directamente los colores, sobre la placa sensible, podría, en contra, operar la selección necesaria para su análisis y que para esto bastaría descomponer los colores de la naturaleza en tres grupos, rojo, amarillo y azul, para resolver el problema, haciendo después posible la síntesis de esos colores. Partiendo pues de este principio, de que es posible reconstruir la variedad infinita de los colores naturales, mezclando entre sí los tres colores fundamentales, se trata de obtener tres imágenes del mismo objeto, en que cada una de ellas presente uno solo de los tres colores primitivos con exclusión de los otros dos; y sobreponiendo después esos tres elementos, reconstruir los colores del original. Este procedimiento indirecto, llamado tricrono es, por muchas razones, muy delicado y su única aplicación práctica consiste en la impresión en tres colores por medio de tres clisés tipográficos. Mr. Lippman, profesor de la Sorbona de París, consiguió la so- 154 LUIS DE AROZARENA lución física de la reproducción de los colores, sin la intervención de ninguna materia colorante y por medio de las interferencias de la luz, en el interior de una capa de gelatino-bromuro de plata. Este procedimiento que prometía mucho, ha quedado reducido á una experiencia simple de laboratorio. Todos estos métodos y otros más que dejamos de mencionar han sido estudiados por los hermanos Augusto y Luis Lumiére, condue- ños con el padre, Antonio, de la gran fábrica de placas, papeles y efectos fotográficos, establecida en Lyon, Francia. Como hemos visto anteriormente, Mr. Ducos de Hauron había entrevisto en 1869, los medios de utilizar las pantallas selecciona- doras de tres colores y entre otras la yuxtaposición de manchas de colores, sobre una misma superficie; pero lo que le fué imposible realizar, lo han conseguido los hermanos Lumiére con placas sen- sibles que contienen las pantallas seleccionadoras, bajo la forma de elementos microscópicos coloreados. En 30 de Marzo de 1904, en una comunicación á la Academia de Ciencias de París, describen el procedimiento que habían imagi- nado y dos años después han podido triunfar de todas las dificulta- des de la ejecución. Las placas autocromas de Lumiére, están formadas en primer lugar, y en contacto con el vidrio por una pantalla de granos mi- croscópicos de almidón de patatas, teñidos con los tres colores com- plementarios de los tres primitivos: rojo, amarillo y azul, íntima- mente mezclados y formando un mosaico continuo, sin intersticios entre los granos. Es tal la tenuidad de estos granos de fécula, que se encuentran de nueve á diez mil en cada milímetro cuadrado. La placa así preparada y vista por trasparencia no presenta ninguna coloración; los elementos microscópicos que la forman y que son los colores naranja, verde y violeta (complementarios de los colores primitivos; azul, rojo y amarillo) estando repartidos en una pro- porción conveniente, reconstituyen por su mezcla la luz blanca exac- tamente como se efectúa con los siete colores del espectro solar. Para operar la sensibilización de la placa, se cubre la capa de granos coloreados, con un barniz impermeable al agua y después con una capa de gelatino-bromuro de plata perfectamente pancro- mática, es decir, igualmente sensible á todos los colores. Veamos ahora cómo la placa autocroma así preparada, puede reproducir absolutamente todos los colores de la naturaleza. Se opera con un aparato fotográfico, cuyo objetivo se vea guarnecido LA FOTOGRAFIA DE LOS COLORES 155 con una pantalla especial amarillo-claro, que forma el elemento esencial de las placas cromáticas. Se pone en foco el objeto que va á fotografiarse, habiendo colocado la placa autocroma en posición opuesta á la que se usa para la fotografía común: es decir, que el vidrio de la placa deberá estar mirando al objetivo, de modo que los rayos luminosos para llegar á la emulsión sensible tienen que pasar antes á través de la pantalla ó capa coloreada, de fécula. Se hace la exposición y supongamos que el modelo sea nuestra bandera tricolor. He aquí lo que va á pasar: los rayos azules van á ser ab- sorbidos por los elementos anaranjados sus complementarios, mien- tras que los elementos verdes y violetas dejarán que la luz ejerza su acción sobre la capa sensible; al hacer el desenvolvimiento enne- grecerá por tanto la placa, debajo de las partículas verdes y violetas» y sólo quedará trasparente la placa debajo del color naranja. —En las partes blancas de la bandera, los rayos luminosos no sufrirán ninguna absorción, é impresionarán la capa sensible debajo de todos los elementos coloreados; al desenvolver, la superficie entera se pon- drá negra. En cuanto á los rayos rojos del triángulo serán absor- bidos por los elementos verdes, que permanecerán transparentes al efectuarse el desenvolvimiento, y por tanto sólo impresionarán al bromuro de plata debajo de los elementos violeta y naranja que que- daron cubiertos. Se comprende fácilmente que una placa semejante desenvuelta y fijada por los medios habituales, dará los colores complementarios del original, y que el objeto que nos ha servido de ejemplo, la ban- dera cubana, se presentará con los colores no esperados de naranja, negro y verde. En teoría, una segunda placa autocroma aplicada contra seme- jante negativo deberá dar, después de su exposición á la luz, y des- envuelta, una imagen positiva que presente los colores del origi- nal; pero en la práctica son pocos satisfactorios los resultados que se obtienen hasta ahora, á causa de la imposibilidad de colocar las capas sensibles en íntimo contacto. Los inventores, en vez de fijar la placa desenvuelta como se hace en la fotografía en negro, ordinaria, disuelven la plata redu- cida, por medio del procedimiento conocido del permanganato de potasa ácido, y después proceden en plena luz, á un segundo desen- volvimiento, transformando así en positiva y con los colores reales de la naturaleza, la placa que había sido expuesta en el aparato fotográfico. 156 LUIS DE AROZARENA Para comprender bien la transformación del negativo con colo- res complementarios, en positivo con los colores reales, volvamos al ejemplo de la bandera tricolor. En la primera zona, el bromuro de plata reducido que obtura los elementos violeta y verde va 4 disol- verse bajo la acción del permanganato de potasa ácido, y después, al segundo desenvolvimiento, hecho en plena luz del día, el bromuro de plata no reducido, va á ennegrecerse encima de las partículas color de naranja y entonces éstas, estando cubiertas, la luz al atravesar los elementos violeta y verde, que no lo están, darán por su mezcla la sensación azul. En las líneas blancas de la bandera, en donde toda la plata reducida va á disolverse, el blanco será reconstruído, por la justa posición de los tres elementos naranja, verde y violeta. Finalmente: en la zona verde del triángulo, habiéndosele devuelto la transparencia á los elementos violeta y naranja, y hallándose cu- biertos por efectos del segundo desenvolvimiento los elementos verdes, la sensación del rojo resultará de la combinación de las partículas ¿oleta y naranja. Todo esto que pasa con los colores francos que nos han servido de ejemplo, se produce igualmente por los tintes más diversos y más delicados, dejando pasar cada elemento colorado la luz necesaria y suficiente para la reconstrucción del color primitivo. Las manipulaciones de la placa autocroma son apenas más com- plicadas que las que se necesitan para la fotografía corriente. El primer desenvolvimiento se ejecuta en la oscuridad durante dos y medio minutos con un baño de ácido pirogálico y amoníaco; se lava ligeramente y seintroduce en un baño de permanganato ácido, para disolver la plata reducida; este baño dura de dos á tres minutos, se saca la placa, se lava durante quince ó veinte segundos y se proce- de en plena luz, á un segundo desenvolvimiento con diamidofenol; después de volver á lavar se refuerza con ácido pirogálico y plata, habiendo pasado antes la placa por un baño muy diluído de per- manganato ácido; sigue otro lavado, se pasa la placa por un nuevo baño de permanganato no ácido, vuelta á lavar y se fija durante dos minutos en hiposulfito; se lava bien, se pone á secar y se bar- niza. Todas estas operaciones, que parecen largas, no lo son y la prue- ba está en que la placa autocroma, desde el momento en que empie- zan las operaciones hasta aquel en que la prueba positiva queda ya lista y barnizada, sólo trascurren unos veinte minutos. El resultado final es una prueba positiva sobre vidrio, que se ve LA FOTOGRAFIA DE LOS COLORES 157 por trasparencia por ambos lados y en la cual aparecen todos los colores del modelo, y todas las medias tintas más delicadas repro- ducidas con absoluta exactitud; es, en realidad, la reproducción exacta de la imagen que se ve en el vidrio despulido de la cámara fotográfica. LAS RAICES GRIEGAS ? ESTUDIO CLASIFICADO DE LAS MISMAS POR EL DR. JUAN M. DIHIGO Profesor de Lingúística y de Filología Les racines et les derivés sont tout le dictionnaire. A. F. MAUNOURY. SUSTANTIVOS PRIMERA DECLINACIÓN.—FEMENINOS A/ Pa: brillar, resplandecer. $hpn: palabra, ruido, renombre, rumor.— evpnpla: buena fama. Bharónpla: blasfemia.— dovj: voz. —eipovía: bella voz. — ruugovía : acorde de muchos sonidos. Air Otpn: camino. a/ Ku: estar extendido, descansar, estar sedentario. Kotrn: lecho. —kópn: aldea (idea de resistencia). a/ Era: estar de pie. ErñAn : columna, pedruzco que permanece en pie. A/ Oe: poner, colocar. Oñxn: cofre.— BiBaro0ixn: depósito de libros, biblioteca. — rrivaxo- 6íxn : galería de cuadros. —óro0%4xn: prenda. —áro0%4xn: lugar de de- pósito. Aa/ Ti: pagar, remunerar. Ti: precio, recompensa. 1 Con objeto de facilitar el estudio de las raíces de la lengua griega á los alumnos de nues- tra Universidad, he creído conveniente su exposición en la forma que en este trabajose indica, seguro de que paulatinamente y á medida que el profesor vaya explicando la morfología y señalando lecciones le ha de ser fácil darlas 4 conocer y hasta valerse en muchos casos de los ejemplos para los ejercicios prácticos que en la clase realice. LAS RAICES GRIEGAS 159 A Aux: (Sex): mostrar. Alkn: proceso. —Suoworóvn: justicia. NV Fepy: (cipy): rechazar. Eipxrf: prisión. N/ Fpay: (bay-fny-boy): romper. 'Poyñ: hendidura, grieta. NV Mepy: (popy): extraer, limpiar, purificar. 'Apópyn: hez de la aceituna. A/ Toy: fijar (clavar, hacer inmóvil). Tláxvn: escarcha.—ráyn: lazo, trampa. NW “Pey (opey) opy: extender. "Opyula: braza. NV Ax: (ayx): apretar. "Ayxóvn: cordón, lazo. A/ Ter: estar abierto, desplegado. Harávy: plato. NV Xxes: (exe, ke): dividir, separar. ExéSn: hojita, tablilla—sxesta: embarcación. A/ Kpep: suspender. Kpepádpa: objeto suspendido, hamaca. A/ Tav; (yaF): regocijarse. Trforóvy : alegría. NV Aaj: dividir. Aaírn: parte. A Xrop: (orpw); extender. Erpárea: expedición militar.—orparnyla: dirección de un cuerpo de ejército. a/ Tep: (mpa): vender. Topvf: cortesana, 160 JUAN M. DIHIGO A Apa: hacer. Apacrrorúvn: actividad. A/ Oa, 67: chupar, ordeñar. OñAn: mama. — TñBn-Tridñva-rirén: nodriza. / Av: temer. Aeihla: timidez. A/ Ov: estar acalorado, en delirio. Ovría: sacrificio, víctima. N Av: desatar. Aúa: sedición, revuelta. y Mv: cerrarse (los ojos, la boca). Muorla.: miopía. A “Pv: aullar. "Qpvy: rugido. A/ Erv: enderezar. Eroá: pórtico. A/ Phv: correr á borbotones. Radical ¿Avy: dAúxrawa: pústula. N/ Bv: nacer, crecer. $Pvf: crecimiento.— $vAf: raza, familia. A/ "Ax (óx): ser agudo. Axox%: punta.— áxph: punta, vigor. A/ Acpx: ver. Apáxaiwva: dragona. Aa/ Tihex: (hox): doblar. Tlhoxf: trenza. a/ Feñx (Ax): arrastrar. "OAx%: SUrco. LAS RAÍCES GRIEGAS 161 Aa/ Ay: ir, llevar. "'Ayviá: calle.— áypa: presa, captura (loque se lleva). A/ Aey: reunir. EvMoy+: reunión, recopilación. —éxkoy4: elección. —povokoyla: mo- nólogo. A/ Erey: cubrir. Eréyn, tréyn: techo. / Pay: comer. Páyaiva-dayédaiva: hambre canina. NV Shkey: brillar, estar inflamado. Pheypoví: inflamación. W "Apx: ser el primero. "Apxíñ: poder, autoridad.—povapxía: monarquía. — ódyapxla: oli- garquía. — ávapxía: anarquía. y Bpex (por Fpex): mojar, rociar. Bpoxñ: lluvia. a/ Max: matar, cortar en pedazos. Máxn: combate. — vavpaxía : combate naval. —páxaipa: sable. A/ Mix: derramar. "OpíxAn: vapor húmedo, niebla. A Eex: (tx): tener. ZxoAf: reposo, detención. A/ Ter: escaparse con rapidez, volar. Horf: vuelo. NV "Ap5: mojar. "Apña: salpicadura. A/ "E5: comer. "ESv8%: alimento. 162 JUAN M. DIHIGO NY Enmevó: derramar. Erovs4: libación. a/ Fas: cantar. Aúsh: voz. —ú0:5%: canto, oda. A/ Tev: engendrar. Tevvá: nacimiento.— yvvf: mujer. A/ Mav, pnv (pvá, pvn): pensar. Moca: MUSA. — povoih: música. —pavía: locura vinación. — xempopavreía: Quiromancia, — vexpopavreía: pvipn: recuerdo.— Mynpocúvy: Mnemosina. A/ Mvv (pv): ceñir, rodear. "Apuva: defensa. A/ Tev: trabajar. Tlevía: pobreza. —reiva: hambre. A dev: matar. Povh: asesinato. A/ Zer: seguir. IlovorAa: armadura completa. - a/ Tepr: regocijarse. TeproMh: placer.— Tepyixópn: Terpsícore. a/ Tper (rpar): dar vuelta. Tporf: vuelta. A/ Ferr: desear, esperar. 'Emroph: esperanza. A/ Fer (em): hablar. "Ova: voz, renombre, ruido. A Fperr (pere): inclinarse. “Por: inclinación de una balanza, . — pavrela: adi- nigromancia. LAS RAÍCES GRIEGAS 163 Y” Sef: tener miedo. Yipogoflla: hidrofobia. A Tpag: cavar ligeramente. TpadA: escrito.— ypapp4: línea. N “Bpep: hacer ruido sordo. Bpovrf: trueno. Y Nep (vo): partir, distribuir, regular. Noy4: distribución. y "AF (por Fa): soplar. Aeéhha: tempestad.—aipa: soplo, aire. N/ Aep: desollar. Aopá: piel. N Ocp: calentar. Otpyn: calor. N Erep: privar de. Ereipa: estéril. A Fop (3p): considerar, contemplar. Ppovpá: guardia. — tipopla: venganza. — ópa: cuidado. A/ dep (bop): llevar. Paptrpa: aljaba, carcaj. y Tah (rin): sobrellevar. Tóldpo: audacia. a Fer (FF): rodar. “EMxn: hélice. A/ Fohk (BoA): querer. BovAf: consejo. A/ Teps: estar seco. Tepola: Zarzo. 164 JUAN M DIHIGO y Kv (kov, koF): observar. 'Axof: vído, audición. y/ Av (hau, MF): obtener botín. Acía: botin.— Aarpía: servicio mercenario. —el8wkoharpía: culto de los ídolos. a/ Av (kov, A5): lavar. Aún: peste. A/ Tlvv (mvev, rrveF, vow, rvoF): soplar, respirar. TIvevpovía: neumonía. —rvo4: soplo. a/ Evv (cvav, vav, vaF, avev, vev, veF): manar, fluir. Navpaxta: combate naval. A/ Epv, pv (pe, pov): manar, fluir. "Pof: corriente.— púpn: fuerza de un cuerpo en movimiento. A/ Xv (xev, xov): derramar. Xoñ: acción de derramar, libación. a/ Fix (Fe): hacer lugar, retirarse. "Emeixevo: moderación, dulzura. a/ Fix (Feux, Foux): parecer, asemejarse. Elxovoypapía: descripción por imágenes. A/ “Puy (pevy): rechazar con ruido. "Epvyh: eructo. y Evuy (devy): huir. Pvyh: huida.—oúta: huida. NV Aix (ex: lamer. Auxvela: gula. A Vox: soplar. Vvxí: alma. y Ervó (ares, orov8): estar apresurado. Erov54: cuidado. LAS RAICES GRIEGAS 165 y Fib (Fes, Foi5): ver. ElSwkAokarpía: culto de las imágenes. — ieropía: historia. a/ 10 (at0): quemar. Atópa: cielo sereno. A/ Aux (AciB, do8: derramar. AoBr: libación. A/ fav: brillar. Pavi: antorcha. — davracla: apariencia. y/ Xav y xoF: entreabrirse. Xewú: agujero, caverna. a/ Kep: cortar, cercenar. Kovpá: cortadura. a/ Mep (pop): dividir. Moipa: suerte, destino. A/ Esp (ép, ép): anudar. 2Zepá: cadena. A Erap (orrep, orop): derramar. Eropá: semilla. a/ Tap, rep, top (Tpa, Tp, Teo): frotar, gastar frotando. Tp:B%4: molienda. A/ Fep (¿p): hablar. Elpóveia: interrogación. — prnropucñ: retórica.— pyrpa: palabra, con- vención. — elprvn: paz. Aa/ P0ap (b0pós-á-óv: fundido. a/ Fix: hacer lugar, retirarse. Etkrixós--ov: que cede fácilmente. A/ Fix (Perk, Fork): parecerse. "Eoikós-via-ós: el que se parece, el que parece bueno.—elkós-vía-ós: conveniente. A Aix (Mex): lamer. Atxvos-7-ov: glotón, goloso. A/ Vox: soplar. Vuxpós-á-óv: frío. a/ Kas (xn5): tomar cuidado de. KSioros-n-ov: muy querido. a/ Erv8 (orrevó, arrovB): estar apresurado. ZrovSatos-a-ov: Cuidadoso, virtuoso. A/ FiS (Per, For8): ver. Ioropixós-h-óv: histórico. A/ "10 (at8): quemar. Atóahos-7-ov: ennegrecido por el fuego. LAS RAICES GRIEGAS a/ TIO (rre10): unir, juntar. II.0avós--óv : persuasivo. —mierós-h-óv: fiel. a/ “Pus (fev0): estar rojo. 'Epvópatos-a-ov: perteneciente al Mar Rojo. A/ Aur (Mevrr, Mov): dejar. Aourós-q-óv: lo restante. a/ Au (AeiB, hoB): derramar. AuBpós-4-óv: que corre gota á gota. A/ "Ys (ais, is): quemar, brillar. Avos-7-ov: Seco. —adernpós-á-óv: duro, austero. A/ "AF: oir. AloO8ntixós-h-óv: que tiene la facultad de sentir. a/ KaF, kau: quemar. Kavorixós-h-óv: ardiente. A a an pi (mov): alejar, mudar de lugar. "AporBatos-a-ov: MUÉbUO. A/ Bav: brillar. Pavracrixós-h-óv: imaginario. y Xav y xaF: entreabrirse. Xa6vos-9-ov: vano, tonto. aA/ Tap, Tep, TOP: frotar, gastar frotando. Tépnv-ewva-ev: tierno. —ropós-á-óv: penetrante. A/ Fep (¿p): hablar. Elpovixós-4-óv: irónico. — elpnvaios-a ov: pacífico. a” Xap: desear. Xaplews erca-ev: gracioso. NV Egak: bambolear, tambalear, vacilar. Edpadepós-á-óv: deslizante. 210 JUAN M. DIHIGO Y Emy: picar. Erurós-4-óv: picado, manchado. A Fepy (tpy): ejecutar, cumplir. 'Opyavixós-h-óv: instrumental. a/ Ex8: hender, partir. Exuoparixós-h-óv: Cismático. AV Avx: brillar. Aecuxós-4-óv: blanco, brillante. A Tihay: golpear. TIháyios-a-ov: Oblicuo. Aa/ Tlpay: hacer. TIpaxrixós-4-óv: práctico, capaz de hacer. a Kb: inclinarse. Khuwvixós-h-óv: que se hace al lado de la cama. —kMpakrnpuós-A-óv: crítico, climatérico. y Kpu: separar. Kpurixós-f-ó6v: capaz de juzgar, crítico. NV EFod (48): agradar. 'Hóvs-eio-v: agradable. —4cpevos-n-ov: OZOSO.— ¿Savós-h-óv: agradable. A/ Tex (rox): producir, crear. Totixós-h-óv: de arco. —ápxurerrovixós-h-óv: de arquitectura. A/ "Or: ver. 'Orrrixós-h-óv: visual. —óp0aApirós-1-óv: perteneciente á los ojos. y Exam: raspar, cavar. Exarrós-h-óv: cavado. A Exer: ver. Zkemrikós-A-Óv: escéptico. y Tur: golpear. Turixós-f-ó6v: que sirve de tipo. LAS RAICES GRIEGAS 911 Y Bhaf: dañar, perjudicar. Bhafepós á-óv: dañino. a/ Kpvp: ocultar. Kpurrós-4-óv: oculto. A/ Aax: hacer ruido. Aaxepós-á-óv: sonoro, ruidoso. A/ Aax: enseñar. Ardaxrixós-f-óv: propio para enseñar. A Oav: morir. Ovnrós-%-óv: mortal. A/ "Ap: ajustar, adaptar. “Appovixós-4-óv: que está de acuerdo. —ápiBunrixós-A-óv: que sirve para calcular. Y Fay: crecer, empujar. "Y yievós-ñ-óv: saludable. a/ Il: ser grueso. ITiapós-4 óv, miepós-4-óv: QrUEso. NV Ov dav, dev): contemplar. Oavyacrrós-h-óv, davuácLos-a-o0v: admirable. NV Ta (o): poder, ser dueño. Iárpios-a-ov: paternal. a/ Xu: idea de tempestad, lluvia. Xeuepiwós-1-óv: de invierno. A Max, pey: ser grande. E Máxap-anpa-ap: rico, opulento, feliz. —péyas-óAn-a: grande. A Aay: ser blando, lánguido. Aayapós-é-óv: blando, mezquino. —Aáyvos--ov: blando, desarreglado. N EFe (¿0, $0, 60): tener costumbre de. "E0uxós-h-óv: habitual. —A0uós-4-óv: moral. 212 JUAN M. DIHIGO / Aur (Maó): ungir. Aurapós-á-óv: grueso, resplandeciente, feliz. Y/ EFep, EPeA (vep, rex): brillar. Ec(pros-a-ov: ardiente. A/ Me: medir. Mérpios-a-ov: medido, conveniente. y/ Kv (xav); xi (xo): estar hinchado. Koíhkos-7-ov: hueco, cóncavo. A/ "Apr, áAx: rechazar, proteger. "Ahxipos-n-ov: fuerte, valiente. y/”A9 (áv8): florecer. "AvOnpós-á-óv: florido. A/ Avrw: romper. Aumnpós-á-óv: aflictivo. A Fep (¿u): vomitar. "Eyerixós-h-óv: que hace vomitar. Aa/ Mi (pe): disminuir. Mivvpós-á-óv: que murmura suavemente, gorgea. a/ Tux, rruk (rreuk): Ser amargo. ”" Tlixpós-4-óv: Amargo. A/ 'Apy: brillar. 'Apyós-h-óv: blanco, brillante. a/ Kapr: arrancar. Kápripos-7-ov: fertil. a/ ALF (Sw, Sjv): brillar. Añhos-7-ov: claro, visible. —évbios-a-ov: expuesto bajo el cielo, que vive á la intemperie. Aa/ Kovp (kvA): encorvar, redondear. Kuprós-f-$v: encorvado. —kuxAixós-h-óv: circular. LAS RAICES GRIEGAS 213 ADJETIVOS DE DOS TERMINACIONES. a/ ta: brillar, resplandecer (rayo de luz, de palabra). "Agovos-os-ov: mudo, —Súrpovos-os-ov: que tiene voz desagradable. — cúupovos-os-ov: que habla ó canta al unísono. A/ Ba (Bn): ir. BéBatos os-ov: fijo. Y Tlha: estar lleno (idea de plenitud, de número). TAApns-ns-es: lleno. —mhketov-wv-ov: IMÁS NUMETOSO. A/ Tay, rev: estar extendido, prolongado. 'Arevis-%s-és: atento, fijo sobre un objeto. A Aap (Sun, Suu): domar. "A5ynros-os-ov: indomable. NV Nex: llevar. “Hvexás-4s-és: extendido, contínuo. — Smvexhs-qs-és: contínuo, per- petuo. A/ Fex (éx): querer. “Exmkos-os ov: pacífico. y/ "Ay: ir, llevar. 'Ayeyós-ós-óv: que conduce. / Mov, pny (pvá, pvn: pensar. 'Evuevhs-4s és: benévolo. —Sueuevis-4s-és: malévolo. —pvhpov-ov-ov: qUe se acuerda. a/ Pperr (per): inclinarse. "Avrifporros-os-ov: que se inclina del lado opuesto. — ápolpporros-os-ov, éupipperis-4s-és: que se balancea en equilibrio. Aa/ Ereuó (orepB): apoyarse sobre. "Acrrudis-9s-és, dore Bhs-As-és: firme. A/ Fop (óp): considerar, contemplar. Tipaopós-ós-óv: el que castiga. 214 JUAN M. DIHIGO A/ "Ah: empujar, crecer. “Avalros-os-ov: insaciable, hambriento. A/ Ov (Bev, 0eF): correr. Bon 0ó0s-os-ov: el que lleva socorro, defensor. a/ Egah: vacilar. 'Acdpadós-4s-és: seguro, sólido. A/ ?08: sentir. Evusdis-4s-és: que exhala buen olor.—Svrwushs-4s-és: que exhala mal olor. | Aa/ Tirux: plegar. Ilokúrrixos-os-ov: plegado en tres, en gran número de pliegues. y Kap: trabajar. "Axpuros-os-ov: infatigable. A/ Tux: obtener. Esruxis-4s: felíz. —Svorvxs-ts-és: desgraciado. y Ary: buscar, ser activo. "Añdec [Boros-os-ov: que encuentra muchos bueyes, rico. A/ Aarr, Ser: dividir. Aamprris-hs-és: pródigo. A/ Terr: cocer. Téroy-wv-ov: cocido por el sol: maduro. A/ Oav (0vn): morir. Ovnrós-ós-óv: mortal. —ábávaros-os-ov: inmortal. y "Ap: ajustar, adaptar. "Aprios-os-ov: ajustado, bien arreglado. y Th: estar grueso. Twv-ev-ov: grueso. A Fay: crecer, empujar. "Y yuñs-hs-¿s: dispuesto, vigoroso. ov: Qt LAS RAICES GRIEGAS 21 a/ Map (pop): morir. 'Apápavros os-ov: inmarcesible. —Bporós-ós-óv: mortal. — ApBporos-os- inmortal. Y Ov (0av,dev): contemplar. Oavyácios-os-ov: admirable. —á8éaros-os-ov: invisible. A/ Ta (ro): poder, ser dueño. Ilárpios-os-ov: paternal. aA/ Aur (Meg): untar, ungir. Aurapis-4s- ds: persistente, tenaz. A 'Apy: brillar. 'Apyis-ís-és: blanco, brillante. ADJETIVOS DE UNA TERMINACIÓN. A/ “Apr por Parr: idea de rapacidad. “Aprraf, ayos: robador. A/ Ta: idea de alimentar y a privativa. “Arrars-ar8os: sin hijo. NV 1. Ea: idea de salud. Zorip-npos: saludable. y Tev: idea de pena, de fatiga. Tlévns-nros: indigente. A/ Ney: idea de distribuir. Nopás, 4505: el que pace. NV Max: idea de longitud, de grandeza. Máxap: apos: feliz, afortunado. NV Aey: idea de reunir, de hablar. Aoyás, ádos: recogido. N Puy: idea de huir. Puyás, ádos: fugitivo. 216 JUAN M. DIHIGO a/ Oav: idea de muerte y prefijo hps. 'Hy:0vís, iros: medio muerto. a/ Tvo: idea de conocer y a privativa. 'Ayvós, óros: ignorado, desconocido. y Tv: idea de cuerpo desnudo. Tupvñs, fros: desnudo. a/ Max: idea de combate y preposición eúv. Zuppaxís, (805: aliada. CONJUGACIÓN.—VERBOS EN (, ay Ku: yq Klo: ir. A/ Ti: idea de remunerar. Tíw: honrar. A/ Bpoax: idea de enfermar. Ppúroo: enfermar. A/ Tav: idea de regocijar. Tolo: glorificarse. A/ boj: idea de dividir. Auto: dividir. y Erop: idea de extender. Erparevv: hacer una campaña. 4/ Tpa: idea de vender. ITirpácko: vender. A/ Xpu: idea de frotar. Xplo: ungir. NW “Y: idea de derramar. “Ye: llueve. LAS RAICES GRIEGAS 217 a/ 80-67: nutrir. Turdeúo: lactar. V She: manar. PAqvio: charlar. N Ov: estar caliente, en delirio. Oúw: sacrificar. | A/ Za: acribillar. Záov: acribillar. A/ Phe: manar. Phéo: manar. a/ Khv: escuchar. Kv: escuchar. —khkeío (por kAeíjo): celebrar. A/ Av: desatar, desligar. Aúv: desatar. A/ Mu: cerrar. Mús: cerrar los ojos. a/ Tirv: escupir. IIrúwe: escupir. A/ Pu: aullar. 'Npúo: aullar. A/ Erv: enderezarse. Zrúw: enderezarse. y/ Ev: coser. Kacroúw: Coser. t AN Phu: correr á borbotones. Pío: correr á borbotones.— ávagdo: estar en ebullición. A/ $v: nacer. $0: producir.— guróo: plantar, 218 JUAN M. DIHIGO Y Fex: transportar. "Oxerevo: canalizar. A/ Ma», pny, pva, pvn: pensar. Mipvioko: recordar.— pvnorevo: ser prometida en matrimonio. A/ Fea: rodar. "Elío (éMooe): enrollar, rodar. a/ Boh: querer. Bovkevv: deliberar. A/ Tpés: temblar. Tpto: temer. NV Ov: correr. Oéw: Correr. Aa/ Kv: observar. "Axovo: escuchar. A/ Av (Mav haF): hacer botín. Aúv: gozar de. A/ Av (hov, Av): lavar. Aoúo: lavar. A Ev: rasar. Hio: rasar. A/ Nu (vev): hacer señal con la cabeza. Neúv: hacer señal con la cabeza. A/ Td (hev, how): Manar. Tkto: navegar. -—mióvo: lavar. A/ Hvv: soplar, respirar. Tvéo: soplar. —rowmvóo: apresúrarse. -N/¡Hv: cesar. Tavo: cesar. LAS RAICES GRIEGAS 219 A/ Evv, rvav, cvev: MAnar. Náv: manar. —vée: nadar. A Epo, pu, peu, pov: MANAF. Péo: manar. A/ Erv (crav, orev): ser sólido. Erevro (3* pers. sing. homer,): se mantuvo de pie. A/ Ev (dev. vou): CAZar. 2evo: CAZAar. a/ Xv: derramar. Xév: derramar. a/ Tus, yu, yevs yev: probar. Tevv: probar. A/ Aas-ka: querer. Aáv: querer. a/ "Ys (avs, evs): quemar, brillar. Avo: secar. —evo: quemar. Y Ex (x1): hender, desgarrar. Keívo: hender. al EP8 (Pi5, 15): sudar. TSiv: sudar. V AF: olr. 'Ato: olr. N Tv: frotar. Tpvo, rpúxo: frotar. A/ Exvk; desgarrar. Exvkevo: desgarrar. A/ Tlis (reris): machacar. Tirloorw; machacar, 220 JUAN M. DIHIGO A/ "Ay: honrar, venerar. "Ayvevo: ser puro. A/ Xe5: estar sentado. TSpúo: sentarse. A/ Tirax: asustar. liróásoo: tener miedo. A/ Aud: estar oculto. "Alndevo: decir la verdad. a/ Tex (Tox): producir, crear. Tofeúvv: tirar del arco. Aa/ Kher: robar. Khoreúo: robar. A/ Aur: lamer, comer lamiendo los alimentos. Aagpúcroo: devorar, tragar. A/ "Or: ver. "Omrrevo: acechar. A/ Tep, ymp: gritar. Pnpío: hablar. A Loy: estar languideciente. Aayvevo: ser impúdico. A/ "Ep (mp): remar. "Eptoo: remar. 4/ Hep-rop: pasar, atravesar. Hopeúo: 1r. A Mo (pe): disminuir. Mio: disminuir NW “Y8: mojar. Y5pevv: regar, beber agua. LAS RAICES GRIEGAS 221 A/ Av: hacer botín. Aarpeúv”: servir, adorar. A” Es5 (5): estar sentado. "Tío: sentarse. y Xep: agarrar. Xeipifo: manosear. Aa/ Erpay: estrechar. Zrpayyevv: exprimir gota á gota. A/ Aex: estar acostado, extendido. Aoxevv: parir.— kdoxífe: poner acechanzas. Y Ee5 (E8, 68): ir. 'Osevv: viajar. a/Kor (ko): tomar. Korevv: adornar con ramas. A/ Fea: rodar. "EMocó: rodar. VERBOS CON FORMA PASIVA A/ Mav, pnv: pensar. Maívopa.: estar furioso. A/ Pu: nacer. Púopas: Nacer. A Po: aullar. 'Opúopas: aullar, a/ Ki: estar extendido. Keipas: estar extendido. ay Ku: estar extendido. Komáopar: acostarse, y a) JUAN M. DIHIGO a/ "Hs: estar sentado. "Hpas: estar sentado. a Ku: ir. Kivvpas: ponerse en movimiento. A/ "Ax: estrechar. "Ax vvpar- Gx opaL: afligirse. A Tov: regocijar. Távvpar: regocijar. A/ Tlep: vender. Upiapar: COMPrar. A/ Ope: hacer ruido. Opéoyas: gritar, llorar. A/ Av: temer. Aedúrcopos, Sebioroopar: temer. A/ Khv: escuchar. Khkéopa.: ser celebrado. AN Aepk: ver. Aépxopa: Ver. aA/ Max: matar. Máxopa.: combatir. —Maxtopa.: combatir. A Erepx: Apresurarse. EmépxopaL: APpresurarse. A Fex: transportar. 'Oxéopas: ser transportado. A Ter: escapar rápidamente, volar. Téropas: volar. —IToráopo.: volar. A/ Tev: engendrar. Tíyvopar: nacer. LAS RAÍCES GRIEGAS 223 A/ Mav: pensar. Mavrevopas: predecir. —pváop.a.: hacer mención de.— pévnpos: ACOr- darse. A/ Mvv: ceñir, rodear. 'Aypúvopas: defender. A/ Tev: trabajar. Ilévopo.: trabajar, ser pobre. y Eer: seguir. “Eropa:: seguir, acompañar. A/ Fer: desear. "EMropas: esperar. A/ def: tener miedo. HéfBopar: tener miedo. A/ Na: dividir, distribuir. Népopo.: recibir una parte. A Oap, 0pa: mantenerse firme. Opáoua: (contraíble): sentarse. y Erep: privar de. Erépopos: privar de. A/ Foh (BoA): querer. Bovlopo.: QUErer. A Nes: ir. Néopas: ir. A/ Teps: estar seco. Tépoopar: secar, A Av: hacer botín. Anítopar: hacer botín. A/ Av(kov, Av): lavar. Avpalvopas: destruir, arruinar, maltratar. JUAN M. DIHIGO A/ Ev: cazar. Zovepa: precipitarse. a/ Kas, kns: tener cuidado. K4Sopas: inquietarse. A "Edeúcopoas: 11. A/ T0-reB: unir. TIsíbopor : ser persuadido. A/ Fus-yv, yeus-yev: gustar. Tevopas: gustar. A Aas-ha: querer. Analopar: desear vivamente. A PAF: oir. Ato0ávopas: sentir, comprender. A Mv, pu: alejar. 'ApeíBopas: cambiar. A/ fav: brillar. Palvo par: MOstrarse. A/ Mep (Mop): partir, repartir. Melpopar: recibir una parte. Ny Xap: desear. Xaplíopas: agradar. N/ Avs: odiar. 'OSícop.a.: Odiar. y 0es: rogar. Oéooopo.: TOYar. NW Jay-éy: honrar, venerar. “Afopas: honrar, venerar. LAS RAICES GRIEGAS A/ Fepy-tpy: ejecutar, cumplir, 'Epyátopos: trabajar. a/ Es (8): estar sentado. "Efopa.: sentarse. | V EFas (48): agradar. “Hóopa.: regocijarse. A/ TIv0 (rrevd): informarse de. ITuvdávopa:, revdopar: informarse. A/ Tr: golpear. "Irropas: herir. y/ "Or: ver. "Orrropas: ver, A/ Ep: ir. 'Epxopar: 11. A/ Map, pep: acordarse. Maprúpopas: llamar con testimonio. a/ Bah (Ban): balar. Binxáopas: balar. A/ Me: medir. Mipéopas: imitar. a/ Ead-ól: saltar. “AiMopas: saltar. / Hu=rrw0: estar podrido. ILv0opar: podrir. y Kpv: ser duro. Kpvóopa:: estar helado, 225 JUAN M. DIHIGO VERBOS CONTRACTOS Y Tap, Tep, TUP (TPa, TpL, Tpv): frotar, gastar frotando. Tirpáv: agujerear. y Mas: mojar. Masáv: mojar. a/ Ku: ir. Kivéo: moverse. N "Ax: estrechar. "Ayxováv: estrangular. A/ Ope: hacer ruido. Opvikéo: MUrmurar. NV Fex: transportar. "OxAéo: remover. y/ Bpep: hacer ruido sordo. Bpopéwv: extremecer. —Bpovráv: tronar. A/ Ov: estar caliente. Ovpóv: 1rritarse. A/ Mv: cerrar. Mváov: cerrar los labios. a/ Ku: estar extendido. Koipáw: adormecer. Y Tav: regocijar. Trn0tw: regocijarse. A/ Aap: domar. Aapáw: domar. Aa/ Tep: vender. Hepávw: vender. a/ Apa: hacer, Apúv: hacer, huir. LAS RAICES GRIEGAS ww vw -) A Ne: hilar. Néo: hilar. A/ Ov: estar caliente. Ováv: estar caliente. A/ Bhv: correr á borbotones. Pivapto: Charlar. A/ Ou: correr. Bondéw: socorrer. a/ Kv: observar. Koéw: Observar. a/ Kv: observar. Kovvéw: observar. Y Max: matar. Navpaxéo: combatir en el mar. a/ Fas: cantar. Yióóv: hablar. a/ Tev: engendrar. Tevváv: engendrar. Y TMev: trabajar. Tovéo: trabajar. —rewáo: tener hambre. A Tper-rpar: girar. Tparéo: pisar las uvas. A ep: tener miedo. Poféw: tener miedo. A/ Erep: hacer compacto, sólido. Zrepavów: COronar.—XYrepparóo: adornar con tirillas, V Ten: estar lleno. Topów: hacer una cargazón. 1 ¡07 JUAN M. DIHIGO ay Nep-vop: dividir, distribuir. Nopáo: participar. —Neperáo-veperilopas: irritarse. A/ Tpep: temblar. Tpopto: temblar. a/ AF: soplar. "Ao: respirar. y Erep: privar de, Erepto: privar de. A/ Pop: considerar. Tipopéo: vengar, defender. a/ Feh: rodar. 'Añév: moler. —'Añoáw: desmenuzar. A/ Nes: ir. Nocrévw: volver. a/ EFi8 (Fis, 18): sudar. TSpóvw: sudar. a/ Fepy-¿py: ejecutar, cumplir. 'Opyavoóo: Organizar, proveer de los instrumentos necesarios. A/ Tux: obtener. Eúrvxto: ser feliz. —8vorvxto: ser desgraciado. A/ Tex: producir. Texvév: engendrar. —Texvóo: instruir en un arte. y Aar-der: dividir. Aarraváv: gastar.— Aeurvéo: cenar. A/ Tla0: sufrir. Tevdéo: llorar. NW Ap: ajustar, adaptar. 'Apidpéo: contar. LAS RAICES GRIEGAS ; 229 a/ Bo (Bov): gritar. Boús: gritar. a/ Avy-Aowy: herir, afligir. Aowyáv: dañar, maltratar. a/ Aur (Med): untar, ungir. Aurapéo: unirse á, insistir. Y Yó: trenzar. Ygóv: trenzar. A/ Hep-rrop: pasar, atravesar. De:ipáv: intentar. . a EFep (vep, ed): brillar. Zepiúo: Quemar. a/Zop (6p): ir. 'Oppúo: lanzarse. A/ Me: medir. Merpéo: medir. Al Kv (xav) ki (xo0): estar hinchado. Kvéo: estar en cinta. A/ "Apx, ádx: proteger. 'Aprév: socorrer. --*Añakketv (infin. aor. 2” de ákéto): rechazar. A/ Aox: ser conveniente, justo. Aokéo: pensar, creer. A/ Fey (fpuy): tener frío. 'Piyéo-pryóo: tener mucho frío. A/ "A8 (áv0): florecer. 'Avdéo: florecer. a "09 (460): golpear. 'Qóév: empujar. JUAN M. DIHIGO A Avr: romper. Avreo: afligir. A Fep (dp): vomitar. 'Epéo: vomitar. a/ Kad (kAn): llamar. Kakéo: llamar. A/ Mu (pe): disminuir. Me:vóo: disminuir. A/ Exv (okev): cubrir, proteger. Exvróvw: cubrir de cuero. A! $a: brillar, brillo de luz ó de palabra. Evónpéo: alabar, pronunciar palabras de buen augurio. A Sa: brillar, brillo de luz ó de palabra. Bhacónuéo: injuriar. y 1: ir. Oipáv: lanzarse con impetuosidad. A/ Ba: ir. Befaróo: consolidar. A/ Tha: estar lleno. Hhovréwv-mhovciáv: estar rico. y Aa: ligar. Acopéo: ligar, encadenar. a/ Ti: pagar, recompensar. Tipáo: honrar. A Aux: mostrar. Aikarów: creer justo. a/ Tu: estar hinchado, TvAów: hacer calloso. LAS RAICES GRIEGAS A/ 'Ayk: encorvar. "AykvAów: ENCOrvar. A Nex: matar. Nexpóv: paralizar. a/ Tlik-rruk (rrevk): ser amargo. Tlikpów: ser amargo. a/ 'Apy: brillar. "Apyvpóo: platear. A Ary: disminuir. 'Okyóo: disminuir. Aa/ “Y85: mojar. 'Yóarów: convertir en agua. A "Av: soplar. 'Avenóv: exponer al viento. A/ Kapr: arrancar. Kapróv: ofrecer frutos, producir frutos. A/ Eur (a): dormir. Yrvóvw: dormir. a TF (yPu, yBr, Bu): vivir. Bióvw: vivir. y ALF (Sw-8jv): brillar. Anióv: mostrar. A! "Ap: labrar. 'Apóo: labrar. A/ Kvp (kvA): encorvar. Kvprów: encorvar. a/ Xep: agarrar. Xepóo: subyugar. a Avy: ligar. Avyóu: doblar. 232 JUAN M. DIHIGO VERBOS CUYA RADICAL TERMINA POR UNA LÍQUIDA + A/ Oa-8n: nutrir. Ondóvo: afeminar. a/ Ku: estar extendido. Kopalvo: dormir sueño profundo. A/ Ba: 1r. Baívo: marchar. Aa/ Ilha: estar lleno. IMmP0íve: hacer numeroso. a/ Ti: pagar, remunerar. Tívo: recompensar. a/ Krowv: matar. Kréwvo: matar.—Koalvo: matar. A/ "Op: lanzar. "'Opivo: empujar. -A/ Tav, rev: estar extendido. Tiralvo: extenderse. A/ Ov: estar caliente. Oúvo: estar caliente. ] A/ Ap3: mojar. "Paivo: regar. A/ Mav, pony: pensar. Mévo: permanecer. A/ Muv-pw: ceñir, rodear. "Apúvo: proteger. A/ Erev: resonar. Zréve: gemir, suspirar. A/ Bpep: hacer ruido sordo. Bpepo: extremecer. LAS RAICES GRIEGAS A/ Fem: estar lleno. Tépo: estar lleno. A Aep: edificar. Aépo: edificar. A/ Apap: correr. "ESpapov: COrrí. AV Nep (voy): dividir, distribuir. Népo: clividir. A/ Tpep: temblar. Tpépo-rerpepalvo: temblar. A/ Aep: desollar. Aépo: desollar. NV 8ep: calentar. Oépo: calentar. —Oeppalvo: calentar. AV Moppvp: MULMUTAL. Moppópo: MUTrMUTAT. Y Top: dar. "Eropov: he provisto. —Iloprúvo: procurar, NV dep: llevar. Hipo: llevar. a/ Tad-rAn: soportar. Thñiva: (infin. aor. 22 de TAñui): soportar. A/ Feh: rodar. "Do: rodar. A/ Teps: estar seco. Tipoalvo: hacer secar. ev: brillar. Pasivo: brillar. 33 234 JUAN M. DIHIGO y “Puy: rechazar con ruido. "Epuyyávo: eructar. A Aux: lamer. Aixpáv: lamer. A/ "Pvd, fevO: ser rojo. 'Epvópalvo: hacer enrojecer. vV Oev: golpear. Oelvo: golpear. A/ Kpav: hacer. Kpalvo: crear. A/ Pav: brillar. Palvo: brillar. A/ Tep (eyep): despertar. "Eyeípo: despertar. A/ Kep: cortar. Kelpo: roer, devastar. A/ Eep (¿p-¿p): anudar. Etpo: anudar. A/ Erop (orep-orrop): derramar. Erelpo: derramar. A Tap-Tep-Top: frotar. Te(po: frotar.— Topevv: cincelar. — Topvevvo: trabajar en el torno. AV Fep (¿p): hablar. Etpo: hablar. A/ P0ap (p0ep-$00p): destruir. Pdecipo: destruir. a Xap: desear. Xalpo: regocijarse. LAS RAICES GRIEGAS 235 Aa/ Fea (¿h): rodear. Elo: rodear. a/ TFoA-yBoa, Bad (Bea, Bor, Ban: lanzar. Bólto: lanzar. —SuafárVo: lanzar al través, calumniar. —rmapafákdo: aproximar. —cvpfádio: reunir.—órepfBádo: lanzar sobre. Y Exa: ahondar. 2Zxáldo: raspar, ahondar. Aa/ ExvA: desgarrar. ExúlMo: desgarrar. A Erad (ore-eroA): mantenerse firme. EréMo: enderezar, disponer, enviar. —árocréiMio: despedir. A Egpah: vacilar. Epálio: vacilar. A Kh: inclinar. Khkivo: inclinar. A/ Kpu: entresacar, separar. Kpivo: escoger, juzgar. A/ Ti-ro: beber. ITívo: beber. A Kap-kan: trabajar. Kápvo: trabajar. a/ Tap-Tep-rop-Tpn: cortar. Tépvo: cortar. y Oy: labrar, pulir. Oiyyáve: tocar. a/ fax: obtener. Aayxávo: obtener. Aa/ Tuy: obtener. Tuyxávo: obtener, 236 JUAN M. DIHIGO A/ Bhacr: empujar, germinar. Bhacráve: empujar. A! Mapr (ypor): equivocarse. 'Apaprávo: EQUIiVOCArse. a/ EPas (45): agradar. 'Avóávo: agradar. a/ Xas (xav8): tomar, asir. Xavsávo: tomar. A/ Aapó (Spa9): dormir. Aaplávo: dormir. A/ Aus: estar oculto. Aavdévo: estar oculto. / Ma6: aprender. Mav0ávo: aprender. A/ Mag: obtener. Aopfóvo: tomar. A/ "Axé: rebuscar. 'Alñdávo: encontrar. a/ Ii: estar grueso. IMlialvw: engrosar. a/ Fay (by-avy): crecer, empujar. 'Yyiaivo: tener buena salud. A/ “Yy: ser húmedo. 'Yypalve: humedecer. A/ Map (pop): morir. Mapaívo: marchitarse. A/ Tlik (row): pintar. TlowíAo: pintar. LAS RAICES GRIEGAS V/ Mag, pep: acordarse. Meppalpo: inquietarse. Y Yó: trenzar. Ygalvo: trenzar. a/ Tlep-rop: pasar, atravesar. Ilepáv: pasar. VERBOS MUDOS a/ Eer: hablar. 'Evéro: hablar. A/ Ecpr: arrastrarse. "Epro: arrastrarse. a/ Ilha: estar lleno. Irfo: estar lleno. y Tlpa: quemar. IIprdw: quemar. A/ Oe: poner. Oeplto: juzgar. - Aux: mostrar. Aixálo: JUZgar. A Zvy: unir. Zóúyo: estar uncido. A/ Mepy: extraer. 'Apépyo: extraer. AN Mw: mezclar. Miícyo: mezclar. NV Ax: estrechar. "Ayxo: estrechar, sofocar. NY Aaj: dividir. Aalto: dividir. 238 JUAN M. DIHIGO A/ Aap: domar. Aapáto: domar. A/ Apa: hacer. Apaparito: desempeñar una pieza de teatro. Aa/ Oa, 67: chupar, ordeñar. Ondáto: lactar. A/ Ope: hacer ruido. Tovdopútoe: hacer el ruido del agua. A/ Ai: temer. Aecldw: temer. A/ Ov: estar caliente. Ovátlo: estar caliente. A/ Ov: estar caliente. Ouriálo: sacrificar. a/ Khv: escuchar. Khkeito: celebrar. a/ Tru: escupir. TrveAito: escupir 4 menudo.— Horlfo: escupir 4 menudo. A/ Phu: manar á borbotones. Prito: estar en ebullición. —*Exglvvdávo: estar en efervescencia. y/ Ax: ser agudo. 'Axpáto: ser vigoroso, joven.—'Axovrifo: lanzar dardo. y/ Tex: peinar. Téxo: peinar. a/ Tidex: plegar. Tlkéxo: trenzar. a/ Fax: arrastrar. “Elxo: arrastrar. LAS RAICES GRIEGAS 139 ay Fi: venir. “Iko: venir. A/ Ay: ir. “Ayo: ir. A/ Aey: reunir. Aéyo: decir.—oviAkéyo: reunir.— SualMéyev: conversar. —éxkéyo: €s- coger, —karaléyo: enumerar. a/ Mery: limpiar, purificar. 'Apéhyo: ordeñar. A/ Erey: cubrir. Eréyo: cubrir. —creyáto: cubrir. A Equy: tener fuertemente, apretar. 2 lyyo: apretar. aA/ Tayy: mojar. Téyyo: mojar. A/ Pay: comer. Páyo: Comer. y Prey: brillar. Préyo, ¿hAeyédo: quemar, brillar. Aa/ Ppvy: quemar, asar. Ppúyo: secar, freir, asar. A/ 'Apx: ser el primero. "Apxo: ser el primero, mandar. Aa/ Bpex: mojar. Bpéxo: humedecer, mojar. a/ Mix: derramar. 'Opíxo: orinar. a ex: tener. “Ecsxov (aoristo 2? de ¿xo): tener.—- rxolkáfo: descansar. —toxu: de- tener. 240 JUAN M. DIHIGO y/ Erepx: apresurarse. Erépxo: excitar. A/ Tpex: correr. Tpéxw: Correr. Y Fex: transportar. "Exo: tener. A/ Ter: escapar rápidamente, volar. Tírro: caer. _-N/ 'Apó: mojar. "Apo: regar, mojar. A/ "ES: comer. "Edo, (tado): comer. A/ Mes: juzgar, apreciar. Méso: examinar con cuidado. A/ MeM5: disolver. MéSo: fundir. A/ Enevs: derramar. Erévóo: derramar. y Fas: cantar. “YSv: cantar. —ációo, dde: cantar. A/ Aapr: brillar. Aáprto: brillar. AN er: seguir. “Erro: OCUparse. A/ Ecpr: arrastrarse. Eprúfo: arrastrarse. Ny Tepr: regocijar. Tépro: regocijar. LAS RAICES GRIEGAS 241 A Tper, rpar: girar. Tpéro: dar vuelta. A/ Fer: desear. “Erro: hacer esperar. Y Per: hablar. Etrov (aoristo 2?); hablé. y Fper: inclinar. 'Péro: inclinarse hacia. a! Thag: cortar, tallar. Thádo: tallar. A/ Favg: cortar, tallar. Prígo: cincelar, tallar. y/ Tpagp: ahondar ligeramente. Tpádo: escribir. y Ereup: apoyarse sobre. Eréugo: apretar, maltratar. —oroféo, rroPáto: ultrajar. y Erep: hacer compacto, sólido. Eré$o: COronar. NV Tvb: quemar. Túgo: quemar. A Nep-vop: dividir. Noyulto: observar como ley, pensar. y/ "AF: soplar. 'Atodw: exhalar.—áóto: exhalar. Ay/ Tep: envejecer. Tnpácko: envejecer, A/ Oap-8po: mantenerse firme. Opovítw: colccarse sobre un sitial. a JUAN M. DIHIGO y Erep: privar de. Zreploko: privar de. A/ Nu (vev): hacer señal con la cabeza. Nevoráto: inclinar la cabeza. A/ $v: brillar. Pato: brillar. —gáe: brilla. y Ajax: perseguir. Aióxo: perseguir. a/ Tax-rnx: fundir. Tíxo: fundir. a/ Fix-Fex: hacer lugar. Etxw: ceder. N Fix, Feix-Pork: semejar. "Eoixa: semejarse. —elxkáto: representar, conjeturar. Y “Puy-pevy: rechazar con ruido. 'Epevyo: regoldar. Aa/ Tpay-Tpwy: TOer. Tpóyo: TOer. | A Buy-bevy: huir. Peúyo: huir. A Aixkex: lamer. Aelxo: lamer. e Erelxo: ir. — erowxlto: alinear. A/ Tux: soplar. Víxo: respirar. A/ Enrvd, orevó, errov8: estar apurado. Exrcúdo: apresurarse. —orovóúto: aplicarse á. LAS RAICES GRIEGAS W Tis, Pas; ver. Elóov: vi.—olSa: se, —ioropés: contar. Y "10-al0: quemar. At0vo: quemar. a/ Kv0-kev8: ocultar. Kevdo: ocultar. A/ Iib-re0: unir. IIeí9o: persuadir. a/ “Pud-pevO: ser rojo. 'Epevdo: enrojecerse. A/ Aur, Mere, Now: dejar. LAelro: dejar. A AiB-AeB-A0B: derramar. AecíBo: derramar. A/ AaF, Sav-8v: quemar. Aalo: Quemar. a/KaF, kav-xv: quemar. Kato: quemar. A/ Mv (pev, peP, peB) prpor: alejar. "ApeíBo: cambiar. A/ dav: brillar. Payráfo: hago parecer. a/ Xav, XaF: entreabrirse. Xácko: entreabrirse, A/ Kep: cortar roer. Kepalío: devastar. N Mep: partir, dividir. Mepíto: partir. JUAN M. DIHIGO a/ Kru: fundar, edificar. Krito: edificar. A Tuy: murmurar. Poyyúfo: murmurar. | Aa/ Kpay-khay (kkwy): gritar. Kpáto: gritar. —«Máto: gritar. —kkAófo: vocear como los grajos. A/ Avy: sollozar. Aúto: sollozar. NV Nu, mb: regar. Nífo: lavar. A “Pey: teñir.” 'Péyo: teñir. y Exay: cojear. Exálfo: cojear. A Em: picar. Erífo: picar. A Ebay: degollar. Epáto: degollar. A/ Fepy: ejecutar. Péto: hacer.—ipSo: hacer. a Kbs: lavar. Khúto: lavar. A/ 05: sentir. "Otou: sentir. NV Exi5: hender. Ex (to: hender. AV Aux: brillar. Leúvooo:; ver. LAS RAICES GRIEGAS 245 Y Mvx: rechazar, expulsar. 'Arropúcoo: SONATSe. y Trax: asustar. lrjooo: asustar. a/ May: amasar. Múcco: amasar. a/ hay: golpear. Doce: golpear.— rmhiáto: rechazar. a/ Tpay: hacer. Tlpáúcoo: hacer. A/ Zay: cargar. Zárro: Cargar. a Tay: poner en orden. Tácoo: poner en orden. —Siarácoo, ouvrároo: Ordenar. a/ Trvx: doblar. Trísce: doblar. Y Tn: cortar. Tyñyo: curtar. y Tux: obtener. Teúvxow: fabricar. / EFas (65): agradecer. 'Acpevito: acoger con placer. a/ Tex (rox): producir, crear. Tíkto: parir. A/ Aarr, Ser: dividir. Aúrrte: devorar. A! Kher: robar. Khérro: robar. JUAN M. DIHIGO a/ Kor: cortar. Kórro: cortar.— koráto: fatigarse. A/ Aar: lamer. Aárro: beber lamiendo. A Aur: desear. Aírro: desear. Y Mapr: agarrar. MáprrTo: agarrar. A/ Terr: cocer. Tlérro: cocer. A/ Exam (on): apoyarse. 2kfrTo: apoyarse. A Exam: Cavar, excavar. Zxkórto: CAVar. y Tur: golpear. Túrro: golpear. a/ Bhaf: molestar. Bhárro: dañar. y Bab: sumergir en. Bárro: sumergir, lavar. A/ Kpvó: ocultar. Kpúrro: ocultar. y Tag: inamovible. Oárro: enterrar. A/ Apa: correr. Aipácko: huir. y Tvw: conocer. Tiyvórko: CONOCer. —óvopáto: nombrar. LAS RAICES GRIEGAS Y Aax: hacer ruido. Aácko: gritar. a/ Aax: enseñar. Aiácko: enseñar. y/ Tlo8 (1ravO, rov0): sufrir. Tácxo: sufrir. a/ Oav (8vn): morir. Ovfcko: morir, Y "Ap: ajustar, adaptar. 'Apapioxo: adaptar. —ápuóto: adaptar. —ápécko : A/ TPop, Bop (Bpw): tragar. BiBpórko: comer. A Aex: estar acostado, extendido. Aox(ío: poner acechanzas. A/ Ou (Ga, dev): contemplar. Oavyáto: admirar. y Kav: resonar. Kaváfe: hacer ruido. Y Zapr (ápr): devastar. 'Aprálo: devastar. y Ha (o): poder, ser dueño. Iorpiáfo: imitar al padre. Y fox: desgarrar. Aakífo: desgarrar. y Xu: idea de tempestad. Xiovífo: NEVvar. a/ Max, pey: ser grande, Maxapíto: felicitar, agradar. 247 248 JUAN M. DIHIGO A/ Aay: estar languideciente. Aayapito: estar languideciente. —Afyo: hacer cesar Aa/ IIeS, o8: ir, 'EprroStto: impedir. y EFé (¿0, 70-460): tener costumbre de. 'Efíto: tener costumbre. —etoda: tuve costumbre A/ Map, pep: acordarse. Mepynpito: inquietarse. a/ Keh: correr. Keanrito: montar un caballo de silla. A/ "0-02: aullar. 'OrokMíto: aullar. a Avr (Meg): untar, ungir. 'Adelgo: UNgir. A Sep, mop: pasar, atravesar. Mopito: abrir paso, preparar. Aa/ Hu, rv8: estar podrido. Tv0o: podrir. A Exv: cubrir. Zxeváo: equipar. VERBOS EN Mu A! da: brillar. Pnut: hablar. VI: ir. Elpa: ir. Y 'H: hablar. "Hyt: hablar. LAS RAICES GRIEGAS A/ "Es: ser. Etu(: ser. A/ Tha: estar lleno. TltrAque: estar lleno. A/ Tipa: quemar. Tiprenr: quemar. A/ Era: mantenerse en pie. "Tornpo: tenerse de pie. Y Ae: ligar. Aí8nps: acción de ligar. A/ Oe: poner. Tíónpa: poner. y Ao (8): dar. Aídops: dar. a Aux: mostrar. Aeíxvupa: mostrar. NV Ppax: enfermar. Ppáyvopi: enfermar. A Fepy: rechazar. Etpyvupa: rechazar. A Fpay: romper. Pf yvvpi: romper. Y Zvy: unir. Zevyvvpa: UNIT. A/ Mepy: extraer, limpiar. 'Opópyvupa: limpiar. A/ Muy: mezclar. M(yvvpa: mezclar, 49 250 JUAN M. DIHIGO A/ Hay: fijar. Hgyvvpe: fijar. A Pey: extender. 'Opéyvvpa: extender. y Ter: estar abierto, desplegado. Ierávvvja: desplegar. — rrirvnpe: desplegar. A Exes: dividir. ExeSóvvvp: separar. —2x(Svqm: disipar. a/ Krav: matar. Krivvvpi: matar. A/ Aaj: dividir. Aalvvps: preparar un festín. A ”0p: lanzarse. "Opvvpa: empujar. A Erop: extender. Erópvvpi-oropévvupi-orpóvvvpi: extender. A Fes: vestir, "Evvvpi: vestirse. —dporévvopa : rodear. A/ Zes: borbotar. Zévvvpa: borbotar. A/ Aap: domar. Aápvnpa: domar. A/ Tep: vender. Tépvnpi: vender. A/ "AF: soplar, "Ama: soplar, LAS RAICES GRIEGAS PREPOSICIONES 251 A/ Avr: lo que está delante, enfrente, del lado opuesto. 'Avr(: enfrente de, contra. N Ar: alejamiento. 'Aró: de, lejos de, fuera de. A/ Ex: exterioridad. "Ex, ¿£: de, desde. y Tpo: adelante, delante. TIpó: delante de, antes de, por. A Ev: interior. "Ev: en, mientras, conforme á. A/ “Ap 1: reunión. Zúv: con, con la ayuda de. A/ "Av: elevación. 'Avá: sobre, á lo alto de, al través, durante. A/ Ev: interior. Ets: en, hasta, en vista de. A/ Av: dualidad. Aía: por, al través, entre, durante, á causa de. A/ Yr 2: encima. 'Yrép: sobre, por, con motivo de. V 'Apé: lo que está alrededor, lo que está aparte. 'Augt: por, alrededor de, con motivo de. N/ Tlep 2: alrededor, encima. Tlept: sobre, con motivo de, por, alrededor, hacia. y "Er: superioridad. 'Erl: sobre, en, en vista de, además, por, hacia, contra. ay Mer: con. Merá: con, en, después, durante, 19 [31] 15) JUAN M. DIHIGO a/ Tap: proximidad. lapá: de parte de, cerca, en, á lo largo, más allá, contra. y/ Tipo 2: ir hacia. Upós: de parte de, en nombre de, cerca, en, para, acerca de. y Yr: debajo. Yo: debajo, por, al pie de, bajo, hacia. ADVERBIOS a/ "AF: soplo. Aúpiov: mañana. A/ X0es: ayer. X0és: ayer. A/ Tipo: adelante, delante. Tpwt: por la aañana. a! Nvl: ahora. Núv: ahora. A/ Háha: antigitedad. Tláda: antiguamente. A ALF: perpetuidad. "Act: siempre, incesantemente. y/ "Er: todavía. “Er: aún, además, todavía. a/ 'Ap 3: adaptar, ajustar. "Apri: no há mucho, poco há. a/ Tipo: adelante, delante. Tptv (por mpórov): antes de ó que. PARTICULAS ADVERBIALES A "Ax: ser agudo ó puntiagudo. "Axpr: hasta. LAS RAICES GRIEGAS 253 ; y/ a: abundancia, plenitud. IMv: excepto, fuera de. CONJUNCIONES a/ Ka: idea de la conjunción y. Kaí: y, también. a! Te: unión, enlace. Ley a! "Ah: diferencia. “AMá: pero. A/ Ae: coordinación, Aé: pero. Nota.—Los siguientes verbos serán tomados en consideración en sus lugares respectivos al hacerse esta enseñanza: VERBOS CONTRACTOS a! KFar-ko"w: exhalar. Karvóvw: ennegrecer con el humo. NV Avy: ligar. Avyów: doblar. A Ope: hacer ruido. OopvBéo: hacer ruido. A/ Ov: estar caliente. Ovyiáfo: incengar. a/ $dv: manar á borbotones. Plvñiáv: arrugar, enflaquecer. —olvopkvyéo: llenarse de vino. NV Tvp: quemar. Tupów: llenar de humo. a Tur: golpear. Turóvw: modelar, moldear, imprimir una señal, 254 JUAN M. DIHIGO y Tay: fijar. Hayów: helar. VERBOS CON FORMA PASIVA A key: reunir. Aoyítopas: calcular. a/ Tav, rev: estar extendido. Távvpas: extenderse. A Exem: Ver. Exérropos: Mirar. VERBOS CUYA RADICAL TERMINA POR UNA LÍQUIDA a Xav, XaF: entreabrirse. Xaívo: entreabrirse. ERRATAS ADVERTIDAS E e O A UI página 158 UI RE RA A o 00D RES oa ci o ct EIN A o! Y5popoBla:.......... O TT 3 O DERNOS nece 3 END: 37 AS AAA E E AA o os CA Sn Kad laicas nseries 15 167 TA NS a 1, UT Ca AO ON 2 RO AA N al PE 7 ARA IADITAS: uan ae e "APÚVTOS] Joczan nd a0 so UE A NE A RS POS TUNOS 20... me a Távrados:......... z 5 CIMdTA >... co om... SACO. tocó A destitibuir ........ sai est toas 15 UT SS ITA: MA Lo "ArróstOMOS! ......... e 'ArrórrodoS: ......... 30 181 A/ Pep lépy): + ccoo E NCAA AAC o LAS RAICES GRIEGAS 250 "ARIOTPOV: 0. 022... léase "Aykiotpov: ..... .... página 185 AMEMOS aaa se Ai AVEO lacas A ESO decoración ........ pe decocción .......... SO INE IE Y CE 2189 SA AE NOAA E ARAS ad AS APÁKOV Y > roer SA NPÚROM IO. Danse nasa SS A ds TS A ASA O AyapépvoVi. 2... ... AA INTA TA OT DE Eso osoRenods 20 NN iaa AS O, AO E E onda de EOS Ga EE Ocio sé AAA a o E O ALETUES. Irena een ans SS A ABE SAS ASS ATi y AA ea O TAO A dae e STA A o A A A 208 er A. 100 O O EAS , 206 A e US aca 3520 (o da nsca ss En (Ma ES LS JT En OE vASI 2 do er RO E APUROS ras canos a ¡Ar bad: .. ..ocoo.o ES A ci da Ti O IL IAE o ooo At ot AAA A A AS E AS POL ls ass a E ANO aL Vicicaeass O AA OMUto aesiacnias 33 O A AO iS, LOSTATTT A 79 Opyavdai omisión es Sa O eta O AE oi ERAS e 0) O ss ca os AS Aur coa a O MENOS MO OS 7 NARA 2 Kréwo: ..... te so Krona ea 284 O AN Ss A AD IA e AA 21 Brida ae tora a NOTA,—Ruego al lector inteligente perdone alguna que otra equivocación que se haya des- lizado sin advertirse, pues la corrección de este trabajo, sin auxilio alguno, ha sido labor más que ardua, BIBLIOGRAFIA I. The Psychology and Pedagogy of Reading, with a review of the history of reading and writing and of methods, texts and hygiene in reading, by Eobmunb Burke Huey, professor of psy- chology and education in the Western University of Pennsylva- nia. xvIi—470 páginas en 8%, New York. (The Macmillan Com- pany), 1908. En asuntos de enseñanza elemental y, sobre todo, de psicología aplicada á la enseñanza elemental, las universidades de la Unión Americana han realizado, durante el último cuarto de centuria, una labor considerable. Aprovechando las facilidades que les brindan sus departamentos de pedagogía, sus laboratorios psicológicos, sus escuelas primarias experimental->s, instituciones que allí disponen de recursos abundantes y están casi siempre dirigidas por profeso- res eminentes, la ciencia americana se ha enriquecido con una suma portentosa de observaciones sagaces y de experimentos más ó me- nos concluyentes, que iluminan con luz de calcio algunos problemas de la educación. Uno de los particulares que con más empeño han estudiado los laboratorios de psicología y las escuelas experimentales de la repú- blica vécina es el del mecanismo de la lectura, es decir, el proceso psicológico mediante el cual la percepción de los símbolos de la es- eritura conduce á la apercepción de su significado. El libro que examinamos es un resumen de los trabajos hechos por el autor y y Otros muchos investigadores para resolver esa dificultad, y una exposición de las condiciones higiénicas de la lectura y de los mé- todos científicos que pueden aplicarse á su enseñanza. Antes que nada, lo que maravilla en la obra del profesor Huey, que examinamos, es el espíritu científico de que está animada, la base positiva y experimental en que descansan sus afirmaciones. No se advierte en ella ese tono dogmático, apriorístico, que domina en todas las obras de pedagogía, aun las que más alardean de un criterio psicológico. Huey no invoca la psicología para hacer con- clusiones pedagógicas. Hace experimentos, resume las conclusio- BIBLIOGRAFIA 257 nes de los mismos, y expone los trabajos, también experimentales, que se han hecho para aplicar á la enseñanza sus estudios. Es un modelo de monografía pedagógica, el primer trabajo completo de pedagogía experimental que, con referencia á una asignatura, po- seemos. El primero que se dió cuenta del verdadero mecanismo de la lec- tura fué el profesor Javal, de la Universidad de París. Observando cuidadosamente los movimientos de la córnea de un lector, descu- brió que los ojos de éste no se movían eon regularidad de un ex- tremo á otro de las líneas, sino que lo hacían con sacudidas rápidas y cortas, seguidas de pausas sumamente breves. Advirtió asimismo que la mitad superior de cada letra era lo más importante en la lec- tura, lo que es fácil demostrar cubriendo con un recorte de papel la mitad inferior de una línea de palabras impresas. A pesar de la importancia que estas investigaciones poseían, du- rante unos veinte años fueron miradas con absoluta indiferencia. En 1895, el Dr. Ahrens, de la Universidad de Rostock, Alema- nia, y los Dres. Lough y Delabarre, de las universidades de Har- vard y Brown, Estados Unidos, idearon adaptar á la córnea del lector un casquete de marfil ó de yeso, unido á una cerda fuerte, que marcaba sobre un papel ahumado los movimientos de los ojos. Este fué el comienzo de una técnica que había de conducir á nota- bilísimos descubrimientos. Perfeccionando el aparato de Delabarre, Huey descubrió que á la distancia ordinaria de la lectura, el ojo hace de dos á siete pausas en cada línea de 10 centímetros de largo, y tipo de lectura; y que, por regla general, las pausas oscilaban entre cuatro á seis, con un cinco de promedio. La duración de las pau- sas, tratándose de un lector rápido, era de unos 0.185 de segundo. Al mismo tiempo que Mr. Huey emprendía estas investigacio- nes, el profesor Dearborn, de la Universidad de Columbia, valién- dose de un procedimiento fotográfico, descubría que los lectores rápidos hacen al leer muchas menos pausas que los lentos, y que es más fácil leer líneas impresas de extensión moderada y longitud casi unjforme; y Mr. Catell, de la Universidad de Leipzig, comple- taba estas observaciones con otras no menos importantes. Una vez establecida la técnica, y estudiado el movimiento de los ojos durante la lectura, la atención de los experimentadores se di- rigió á otros particulares interesantísimos: la cantidad de mate- ria leída en cada pausa, el proceso de la percepción de los signos ó símbolos de la escritura; el lenguaje interior que acompaña la lec- 258 BIBLIOGRAFIA tura, la interpretación de ésta, etc. Erdmann, Goldscheider, Miller, Mesmer, Meumann y Zeitler en Alemania, Dearborn, James, Quantz, Scripture, Huey y otros muchos en los Estados Unidos, han llevado á cabo una serie de estudios que nos presentan el arte de la lectura bajo un aspecto enteramente nuevo. Merced á esos trabajos, sabemos hoy que en cada pausa de la lectura, á veces de una centésima de segundo, percibimos simultá- neamente cierto número de letras ó palabras (cuatro palabras por término medio según Catell; diez Ó más especios de letras, según otros); es decir, que al leer, no reconocemos letra por letra las pala. bras escritas, sino que percibimos la totalidad de la palabra y aun de la oración, cuando ésta es suficientemente corta. Voces tan largas como Bewusstseinzustand y Aufmerksamkeitsschwankung, han sido percibidas por lectores familiarizados con la lengua en que están escritas, en una centésima parte de segundo. También se ha averiguado que la imagen óptica de cada palabra es una serie incompleta de letras. Las letras más importantes, las que determinan la palabra, son generalmente la inicial y las de palos largos. Así, por ejemplo, ce ntr sugiere la palabra centro; M k do la de Mikado; ch té la de charité, etc. Esto explica bien las equivocacio- nes en que incurrimos cuando leemos distraídamente. Es fácil en- tonces confundir leopardo y lepidodendro, Epiménides y Epaminondas, analomia y anomalía, etc. Respecto á la naturaleza del lenguaje interior que acompaña la lectura, sabemos que la mayoría inmensa de los hombres, leen pro- nunciando ú oyendo pronunciar interiormente las palabras. Es de- cir que leer es en suma, traducir la escritura en lenguaje hablado. Por otra parte, la lectura en silencio es siempre mucho más rápida que la de viva voz, porque el lenguaje interior que la subraya es también más expedito y no procede por palabras como en la elocución, sino por oraciones completas, que son el todo indivisible del lenguaje. Los lectores rápidos asimiian casi siempre mejor el pensamiento es- crito que los lectores lentos. Todas estas conclusiones, absolutamente en desacuerdo con los principios que hasta ahora dominaban en la metodología de la lec- tura, han hecho surgir el problema siguiente: ¿no son viciosos todos log métodos que la escuela emplea en la enseñanza de la lectura? Huey contesta resueltamente que sí, y ciba los nombres de profeso- res tan eminentes como Stanley Hall y Burnham, de la Universi-. dad de Clark, Dewey de la Universidad de Columbia, Patrick de la BIBLIOGRAFIA 259 Universidad de lowa, el italiano Angel Mosso y otros muchos sabios que le acompañan en tal creencia. Por lo pronto, es cosa demos- trada que se empieza muy tempranamente esa enseñanza. La lectura ha sido siempre y continúa siendo, por desgracia, un verda- dero fetiche de la escuela elemental. Sostiene su lugar en los pri- meros grados de la instrucción primaria, no por un convencimiento racional, no porque lo demanden consideraciones psicológicas, sino porque la tradición, la rutina y la imbecilidad lo exigen así. Pero la fisiología y la psicología claman de consuno contra ese hábito escolar. Los niños no deben comenzar á leer hasta los ocho años, porque hasta entonces su sistema nervioso, el poder de su atención, los órganos de sus sentidos no pueden adaptarse bien á una labor tan delicada como la que la lectura y la escritura imponen. Otro defecto de los métodos reinantes consiste en la falta completa de interés en los libros de lectura que la escuela emplea. Todos son triviales, cansados, fastidiosos. Han sido escritos en el supuesto de que lo que importa en los primeros grados es formar el hábito de leer. Cierto que la lectura es un hábito de asociar signos é ideas; pero nadie lee por leer. Leemos para satisfacer una necesidad, ora científica, ora estética, ora de pura curiosidad Ó por motivos religiosos, etc. Lo que conviene, así, no es poner en manos de los niños libros primarios ó cartillas, escritas expresamente para ellos, sino despertar intensamente su interés y su curiosidad con libros de cuentos, de esos que tantos les agradan: los Cuentos de Grimm, por ejemplo, los de Perrault (traducidos al inglés con el nombre de Cuentos de la madre Gansa); Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Caroll; los Cuentos de la selva de Hawthorne, etc. La experiencia demuestra que los niños que aprenden á leer en la casa, por regla general leen mejor, con mayor rapidez y natura- lidad y asimilan mejor lo que leen, que los que adquieren en la es- cuela tal habilidad. La razón es obvia. Los que aprenden en la casa lo hacen casi solos, en libros que cautivan su interés. Se ha- bitúan á buscar el pensamiento del autor, no á descifrar los signos de la escritura, que es lo común, lo más frecuente en todas las aulas. - Sededuce de lo expuesto que la técnica empleada en la ense- ñanza de la lectura necesita una reforma radical. El método silá- bico, el del A, B, C, el fónico, el de palabras normales, etc., todos son igualmente erróneos, todos se hallan en oposición con el proce- so psicológico de la lectura, según lo cual no leemos letras, sino grupos de palabras que se nos presentan de un modo simbólico, por 260 BIBLIOGRAFIA sus signos determinantes. El profesor Huey expone los ensayos hechos en las Universidades de Columbia y de Chicago para crear una nueva técnica más conforme á los conocimientos psicológicos que hoy en día poseemos. Ambos se reducen, en substancia, á enseñar á leer con procedimientos parecidos á los que el niño em- plea para aprender á hablar, es decir, introduciéndole poco á poco en el mundo del lenguaje escrito, y excitando vivamente su interés para que anhele penetrar en esa región desconocida. La escuela Horacio Mann, de Columbia, emplea con ese fin el Cuento de Ab, de Stanley Waterloo; el Instituto de Chicago hace leer á los niños oraciones que ellos mismos han formado previamente, y que el maestro escribe en el pizarrón ó encerado. Los ejercicios fonéticos no principian hasta que el niño lee correctamente muchas páginas. Huey, no parece, empero, completamente satisfecho de estos en- sayos, aunque los cree superiores á los métodos en boga, cuya crí- tica hace en los capítulos x111 y x1v de su libro. Desearía que los niños aprendieran á leer lentamente, con un poco de auxilio por parte de sus padres y maestros. «La lectura, dice, puede apren- derse independientemente de la escuela». La obra del maestro, durante los tres primeros años de la escuela elemental, debe redu- cirse á la enseñanza del lenguaje oral, de la naturaleza, de la his- toria. La lectura, la escritura y la aritmética (las tres erres de los anglo-sajones) han de comenzar cuando el niño siente ya la ne- cesidad de conocerlas. En resumen: el libro del profesor Burke Huey es de los que ini- cian una época en la historia de una disciplina. Es tan grande su valor, tan extraordinario su mérito, que todo lo anteriormente es- crito sobre la enseñanza de la lectura, queda falto de interés, salvo el puramente histórico. Al acabarlo, el eminente educador pudo decir con el vate latino: exegó monumentum «ere perenntus. Dr. A. M. AGUAYO. IT. Astronomía y Ciencia General por José Comas SoLÁ, Director del Observatorio Fabra (Tibidabo).—F. Granda y C?, Editores, Barcelona, 1907. La publicación en castellano de una obra dedicada á cuestiones de Astronomía y Ciencia en general, es un hecho muy digno de notarse; precisamente por lo raro de obras de esa índole publicadas en lengua española. BIBLIOGRAFIA 261 El libro del Sr. Comas Solá—de 634 páginas de texto é ilustrada con buenos fotograbados—es una colección de trabajos científicos de popularización, referentes á la Astronomía, Sismología, Historias de las ciencias en el siglo XIX, etc., y aunque la mayor parte de esos trabajos, son artículos publicados por el autor en un periódico bar-' celonés, sus asuntos son tan variados, su estilo tan correcto, claro y sencillo, que su lectura resulta altamente instructiva, agradable y fácil de comprender, hasta para los menos iniciados en la Astro- nomía y en las otras ciencias á que ellos se refieren. El Sr. Comas Solá divide su obra en cinco partes. Historias de las Ciencias en el siglo XIX. Astronomía. Sismología. Ciencia gene- ral. Progreso y decadencia. En la primera parte expone detalladamente la historia de las Matemáticas, la Física, la Química, y la Astronomía. Dividida esta patr- te histórica en cinco períodos de veinte años, desde 1800 hasta 1900, señala en cada uno de ellos los descubrimientos más importantes que constituyen hoy la base del progreso científico, artístico é in- dustrial de nuestros días y termina con un artículo de síntesis y en- señanza demostrando que la cultura y la riqueza de una nación depen- den en primer lugar y dependerán en lo sucesivo de la Ciencia. La segunda parte está dedicada exclusivamente á la Astronomía, y en una serie de artículos muy interesantes expone entre otros asuntos: los últimos descubrimientos de Marte, el Planeta Júpiter, los Eclipses de Sol de 1900 y 1905, Constitución del Sol, Satélites de Júpiter, etc. etc. La tercera parte comprende diferentes cuestiones de Sismología, ciencia modernísima, para cuyo estudio posee el Observatorio Fa- bra la mejor instalación de aparatos sismográficos que hoy existe en España. El estudio del volcanismo en la Península Ibérica y espe- cialmente en Cataluña son capítulos de preferente atención. La parte cuarta trata diversos asuntos de Ciencia general y son eminentemente literarios, como los titulados: Fantasias cientificas y De otro mundo, siendo muy dignos de meditarse los que se refieren á las Crisis de la Ciencia y la Crisis de la Materia. Por último, la quinta parte está dedicada á muy serias y atina- das consideraciones sobre el Progreso y decadencia de las ciencias en España, y poniendo de relieve el atraso científico de esa nación, y haciendo ver las causas principales de esa decadencia tiende por todos los medios á exaltar el sentimiento de la cultura y el amor á la Ciencia. 262 BIBLIOGRAFIA En suma, el libro del ilustrado Director del Observatorio Fabra, es digno del mayor elogio; revela por parte de su autor, una labor científica perseverante y continuada en la ciencia que cultiva, un espíritu sereno y enérgico en sus juicios y apreciaciones, eviden- ciando, además, sus esfuerzos considerables en pro de la cultura y adelanto científico de su país. La obra que acaba de publicar se- ñala un paso hacia delante en la evolución que se está operando en España, y lo hacen, por tanto, acreedor al justo tributo de alta consideración y simpatía de todo el que sienta en sí, el amor al Progreso, á la Ciencia y á la Verdad. Dr. V. 'TRELLES. III. Jurisprudencia Médica de la República de Cuba. Comple- mento al estudio de la Medicina Legal, por el DR. ADALBERTO R. JorbAN.—Imprenta « La Prueba». Habana, 1907. Este opúsculo se compone de los siguientes diez capítulos: 12 División Judicial de la República; 22 División Administrativa de la República; 3% Servicios Municipales; 4% Servicio forense; 52 Servicios de Cárceles; 62 Delitos contra la honestidad; 72 De los nacimientos, matrimonios y defunciones; 8 Dementes; 9% De- litos contra las personas; y 10% Honorarios y Cobros. El autor lo dedica al Dr. Luis M. Cowley, Profesor de Medicina Legal de la Escuela de Medicina. Dice el Dr. Jordán que lo que ha publicado «no es una obra completa; pero sí un esfuerzo —agrega—-y buen deseo me ani- man á su publicación». Es indudable que ese esfuerzo merece nuestros plácemes, cualesquiera que fuesen las deficiencias, pocas ú muchas, que contenga el pequeño libro á que me refiero en estas líneas; porque de todas maneras resulta útil esa tarea que se impu- so el Dr. Jordán al escribirlo, recopilando en unas trescientas cin- cuenta páginas, al lado de algunos fundamentos de Jurisprudencia Médica, numerosos datos esparcidos en la prensa científica y en periódicos diversos. Esa labor es una labor eminentemente local y puede ser aprove- chada por muchos cuyas- dedicaciones profesionales tienen relacio- nes más Ó menos estrechas con los estudios comprendidos en el libro aludido. Al recorrer sus páginas he pensado con honda sa- tisfacción en el hecho de que en nuestra Universidad los alumnos de Derecho aprenden Antropología Jurídica, es decir, Antropología BIBLIOGRAFIA d 263 aplicada al Derecho Civil y también al Derecho Penal, la que com- prende, entre otras cosas de utilidad indiscutible, ciertas nociones de Medicina Legal; recibiendo así una instrucción científica que preparan mejor su espíritu para una buena inteligencia de la ley, que no siempre está á la altura de la verdadera interpretación de los fenómenos que caen bajo su dominio. Y no sólo el médico—dice á este propósito el Dr. Jordán. «¿Quién duda que muchos jueces y aun abogados ignoran la legis- lación médica? ¿Acaso no están tan obligados como aquél al cono- cimiento de cuestiones que afectan tan directamente á intereses profesionales y sociales? ¿Cuántas injusticias no se cometen, cuán- tos juicios se fallan sin pruebas suficientes y sumarios no quedan incompletos por la deficiencia Ó falta de esos conocimientos? Mu- chas veces á los mismos médicos se les obliga á un servicio por ignorar la Medicina Legal y Jurisprudencia Médica.» Es indu- dable que á los abogados y jueces, á los que funcionan en los tribu- nales de administración de justicia, no les es posible prescindir de un estudio de tanta trascendencia como ese de que se trata. La Antropología, incluyendo la Psiquiatria y la Medicina Legal—y esto lo he escrito en obra ocasión 1 —es de sumo interés para el ma- gistrado civil como para el que se dedica á los asuntos criminales, porque el Derecho en sus diversas ramas descansa y echa mano á conocimientos científicos, comunes al médico y al abogado: éste y el magistrado—inspirados en ese espíritu y en esas disciplinas —ve- rán en el médico ó en el antropólogo á su más poderoso auxiliar, á su mejor amigo. Dr. A. MEsTRE. 1 El Profesor Dr. Luis Montané (Apuntes para su biografía), Revista Médica Cubana, Ha- bana, 1907, MISCELANEA Ha visto recientemente la luz pública la Memoria-Anuario de la LA ULTIMA Universidad de la Habana correspondiente al curso académico de Memoria 190641907. Hecha bajo la misma pauta de las anteriores, con- tiene ésta grabados diversos que ilustran la información sobre los progresos de muestro primer centro docente: Entre esos grabados aparecen en lu- gar preferente los que representan los bustos en mármol de los insignes cubanos Félix Valera, José de la Luz Caballero y Ramón Zambrana. Los tres bustos fueron donados á la Universidad por el Ayuntamiento de la ciudad y tiene cada uno más de metro y medio de altura. Se ha repartido la circular del Primer Congreso de Naturalistas Es- Concreso De pañoles que se celebrará en Zaragoza á fines del año actual, y por NaTturaListas la que se invita á los amantes de las ciencias naturales en España EsPaÑñoles para que se adhieran al pensamiento de la Comisión organizadora del Congreso. Provisionalmente se divide éste en seis secciones: Sección general, Antropología, Zoología, Botánica, Mineralogía y Geología, y la de Aplicaciones. NOTICIAS OFICIALES SOBRE BECAS DE VIAJE. —Al doctor en Ciencias Sr. Domingo Ramos y Delgado le ha sido concedida la única Beca de Viaje de que hasta ahora disponía la Facultad de Letras y Ciencias; pero últimamente el Gobierno Provisional ha creado otra Beca adscrita á las Escuelas de Letras y Filosofía y de Pedagogía, la que no tardará en sacarse á Concurso. Blolosía, (MQUESO 2 pss SS E Zoología (Invertebrados) (er. curso) . . . . p Profesor Dr. Carlos de la Torre. Zoología (Vertebrados) (2? curs0) . +... . . Antropología general (I Curso)... . ... 0. ze Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS Histología y Embriología Zoológicas . . +. a Anatomía Comparada. . . + SIDE ) Dr. Anstides Mestre. (Aux.). Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- nico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantfes.- El “Museo Antro- pológico Montané” y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3, ESCUELA DE PEDAGOGIA. Psicolouía Pedagógica (1 CUrso). ........ Historia de la Pedagogía (1 curso). . . . . . p Profesor Dr. Ramón Meza. Tligielre Escolar (IiCuUrSOl 1 Metoloyía Pedagógica (2 CUTSOS) . 0.0... . d Dr. Manuel Valdés Rodrí- guez. Dibujo Lineal (1 curso) A A] > ER y e eN y Sr. Pedro Córdova. Dino: Natural ¿CE CUISO ha At pS CONFERENCIAS Pedagogía de las escuelas secundarias y JENS BA: Dr. Alfredo M. Aguayo. (Aux.). AA A O A Agrupada de: carrera de Pedagogía en trés cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico (2 CUTSOS) e a ad > Profesor Sr. Eugenio Rayneri. Estereotomía ( Curdo) EA AS AA Geudesia y Topografía (1 Curso). . . ... - + : : cubata AE curso) y ) 0 Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Materiales de Construcción (1 curso) . ] Resistencia de Materiales. Estática Gráfica A cp (1 curso) y SV | q, Sr. Aurelio Sandoval. e E E Construcciones civiles y y Sanitarias (1 curso) 2) Hidromecánica (1.Gurso) 0. 0 aa eta e ao) OS y SÓ Maquinaria (1 curso). . ... E IR Sr. Eduardo Giberga. Ingeniería de Caminos (3 cursos: : puentes, fe-1 Es rrocarriles, calles y carreteras). . j ” Dr. Luis de Arozarena. Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) E Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios(1 curso) ] Historia de la Arquitectura (1 curso). «.:.. 1 "Contratos, Presupuestos y Legislación especial | á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso) . . ) Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y a] y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá y Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); con sus correspondientes ayudan- tes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA. Química Agrícola é Industrias Rurales (1 curso) y Dr. Antonio Espinal. 50) Y Profesor Dr. Francisco Henares. Fabricación de: azúcar (1 curso). 2... INTRO ACUIS O) A ao en cl ) ZOO ECO LÍQUESO e A td AL E Sr. José Cadenas. Fitotecnia (Tr. curso) . + . j Economía Rural y Contabilidad Agrícola” 6 | CUTSD) Legislación Rural. y formación de Proyectos y Vacante G curso)... > El Profesor Auxiliar interino para los estudios de esta Escuela es el Dr. Antonio J. Rosell. Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingemero Agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los dias hábiles de 12 á 5 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. AMES La Revisrá DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral. Se solicita de lás publicaciones literarias ó científicas que reciban la Revista, el canje co- rrespondiente; y de los Centros de instrucción ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la ReEvisra (administración, canje, remisión de Obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. SEDES : The Revista DE.La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations Feceiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc. to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. A GS ' La REviSTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, paraítra chague deux mois. On demande lP'échange des publications littéraires et scientifiques: 11 en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. : Pour tout ce qui concerne la Revue tels que: administration, échanges, envoi d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y: Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. : E NO WE UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Num. 3 REVISTA DE LA FAGULTAD DE LETRAS y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES.- MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES, RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES. MAYO DE: 1908, SUMARIO: — VIDAS COMPARADAS DE ALGUNOS ACADÉMICOS +... . . Dr. Juan Santos Fernández —MECÁNICA RACIONAL, Lección primera... ie... “Dr. Victorino Trelles. -—COMPRENSIÓN DE CICERÓN EN EL AULA... +... .=. . . +. Profesor Eduardo L. White. —NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO . . . - Dr. José Nicolás Ferrer. —THE FUTURE SCIENTIFIC WORK IN CUBA... 0.0. 2... Profesor C. KE. Baker. —DISCURSO DE CLAUSURA DE LAs CONFERENCIAS + + ++ Dr. Evelio Rodríguez Lendiár:. —BIBLIOGRAFÍA.—La vida de las abejas, por M. atente Buenos. Alres/ 1907 2 ua A Sd . Dr. Arístides Mestre. —MISCELÁNEA.—Quinta serie de conferencias. —Canje é im- presos recibidos. —NOTICIAS OFICIALES.—Nuevo Profesor.—Acuerdos.—Beca de Viaje adjudicada. ae E —— IMPRENTA 'AVISADOR COMERCIAL ?”” 30, AMARGURA 30 1908 ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr, Evelio Rodríguez Lendián. A NL Secretario: Dr. Juan Miguel Diñigo. ES ze 5, ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA... Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)... ... Profesor Dr. Adolfo Araóe Lengua y Literatura Griegas.(3 cursos). . .-- os Dr. Juan F. de Albear: , Lineñística” (1 CUISO/)7. 0d A 1 PA Filología oí] $4 » Dr. Juan Miguel Dihigo. AR Historia de la Literatura Española 6 curso). ; e ) Historia de las literaturas modernas extranjeras ] ” Dr. Guillermo Domínguez. » y Roldán. A Dr. Evélio Rodríguez Len dián. (2 cursos) . Historia de América (a O Historia moderna del resto del mnundols EOL Psteoloo ta ET-CULSO) E me Filosofía Moral (1 curso). Sociolouvía (1 curso). Dr. Enrique José Varóna CONFERENCIAS Historia dela. Filosofia io e DA Sersio CibsaR Zo PA UCA a e o AER Ezequiel García Enseñat LALA MENTUAS Clica A Dr. Sixto López Miranda 2. ESCUELA / DE -CIENCIAS, CS dE Eo? (a) Sección de Ciencias Fístco-Matemáticas Análisis matemático (1* y 2% cursos)... .-., Profesor Sr. José R. V illalón: Geometría superior y analítica (1 curso) Geometría descriptiva (1 curso) - Trigonometría (1 curso) . Mecá nica. (1 curso)”. : é Física (electricidad) (1 curso) e É Física (calor, luz y oO) (1 curso) : OS iología (1 curso) DT A ES Ae Dr. Carlos ¡de la Dore: Dibujo Lineal (1 curso) 1 SE POCA o Ne Dibujo Natural (1 curso) ) S Ss Cosmología (1 curso) A A MI A Mecánica Ración A (E CUISO) cores E r. Juan Orús: e Astronomía (1 curso) - A f De Geodesia (1 curso) ... LAS xl Dr. Alejandro Ruiz dass: ES Mineralogía y Cristalosrafía ( uo) > MS A Dr. Santiago de la Huerta. Botánica (Organografía y Fisiología Vegetales). % Dr. Manuel | Gómez dela ate ”” Dr, Claudio Mimó: e e Dr. Plácido Biosca. Na SAR ql í - (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas E sl La Análisis matemático (Algebra Superior). . . .. - Profesor Sr. José R: Villalón. AO Geometría Superior (sin la Analítica) . : ) Dr Claudio Miss > Trigonometría (plana y esférica) - ye EN RRA AR Mecánica (1 curso) . E STA AE q JAI Bisica (e cursos). 0d EL A Dr. Plácido Biosca. A an 1 ) e) Ouímica Inorgánica (1 cutsoyA. Química Orgánica (1-curso). Análisis Ouímico (1 Sd A E Dibujo Lineal (1 curso) . E O Dibujo Natural (1 curso)... + ei AA Mineralogía y Cristalografía G MS SA 23 q Dr. Santiago de la Huerta. SS Biología (1 curso) . Es Dr. Carlos de la Torre... Botánica (Organografía y Fisiología Vegetales). E Dr. Manuel Gómez dela Maza. Cosmología (I-CUTSO) + e. 10 a SE Jua QS AS $ Sr, Carlos Theye.--- PA A AS Sr, Pedro CÓRTOVA O (o) ón di Ciencias Naturales > A de Análisis matemático (Aleebra apelan: ¡Fo Profesor Sr. José R. Villalón. es A Geometría Superior (sin. la AMES). y ii . o Trigonometría (plana y OS a a Dr. Claudio Mimó. MA E A Química i inorgánica (1 curso). AR o Sri Carlos They AS Dibujo Lineakti.Ccursor) o rl y : > A Dibijeo Natural (1.CUESOJA 7 E A e e ST. PEQro Córdova, AA AA] ES (2 cursos) .. A 5, Dr Plácido- Biosca. - => E o 0 curso) > ES , A Dr. Santiago de la Aa Botánica (Organografía y PEE Vegeta- ) les. a) (2 cursos). A Vol. VI MAYO DE 1908 Núm. 3 REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS VIDAS COMPARADAS DE ALGUNOS ACADÉMICOS 1 POR EL DR. JUAN SANTOS FERNÁNDEZ Presidente de la Academia de Ciencias Sr. Presidente, Sres. Académicos, Sras. y Sres.: Siempre que en análoga solemnidad á la de esta noche hemos te- nido el honor de dirigiros la palabra para llenar un deber reglamen- tario, nuestro primer pensamiento ha sido consagrado al fundador de esta corporación: al insigne varón Dr. Nicolás José Gutiérrez. Hoy no sólo tenemos la viva satisfacción de hacer lo mismo y cumplir el más rudimentario deber de justicia y reconocimiento hacia el que nos legó esta institución, sino que pretendemos—con la, brevedad que lo requiere una corta alocución—exponer las vidas comparadas de un número limitado de aquellos académicos falleci- dos, que pertenecieron los más á los primeros tiempos de la corpo- ración, siempre difíciles, y secundaron la magnánima obra del egre- gio fundador: tal parece que sus penates así nos lo exigen. ¡ Ojalá que pudiéramos tomar de Plutarco la inspiración y el sa- ber, de que carecemos, para realizar lo que hizo él al referir las vidas paralelas de los hombres ilustres de Grecia y Roma!; pero, al menos seguiremos su consejo, entendiendo, que por débiles que sean nuestras facultades, al dar á conocer, siquiera sea en pálidos rasgos, el mérito de algunos de los que más han figurado en el sostenimien- 1 Discurso leído en la sesión solemne celebrada el 19 de Mayo del actual por la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, con motivo del cuadragésimo séptimo aniversario de su fundación. LIBRA NEW YOR BOTANICA] GARDEN, 266 JUAN SANTOS FERNANDEZ to y auge de esta Academia, llevamos el propósito de engendrar en los que nos oigan el deseo de imitar las acciones y virtudes que ex- pongamos, pues aunque en las demás cosas que nos deleitan, no se siga al admirarlas el empeño de hacer otras semejantes, las obras de la virtud, con sólo que se oiga su narración—como ha dicho el mis- mo Plutarco—arrebatan nuestro ánimo y producen en él un conato práctico y moral de imitarlas. Como el tiempo de que disponemos es en extremo restringido, sólo señalaremos muy someramente lo que se refiere al primer secre- tario, Dr. Ramón Zambrana, á dos más de los que desempeñaron este cargo: el Dr. Antonio Mestre y Domínguez y el Dr. José Ilde- fonso Torralbas y Manresa; y además, á cuatro de los vicepresi- dentes, los que durante largo tiempo ocuparon un sitial á la derecha del fundador en esta mesa presidencial. Zambrana, médico y literato, cultivó la poesía y contrajo nup- cias, tan sólo al ver su retrato y leer sus producciones, con la ge- nial hija de las musas, oriunda de Santiago de Cuba, Srta. Luisa Pérez, dotada de singular belleza y ornada de atrayentes vir- tudes. Zambrana, sufrió la operación del labio leporino, á los pocos me- ses de venir al mundo, él, que había de ser notable médico y decha- do en el manejo de la palabra y de la armonía. Después de Romay, ningún médico hasta Zambrana reunió tal suma de conocimientos, ni prestó su concurso espontáneo y valioso apoyo á las letras y á las ciencias. Su instrucción era admirada así como su actividad y buen juicio comentados en su época, toda- vía ésta distante de la que le sucedió, y en la que los estudios mé- dicos tomaron mayor realce por el concurso de numerosos jóvenes preparados en Europa. Con el Dr. Nicolás José Gutierrez, Zambrana gestionó la crea- ción, una y más veces, de esta Academia y fundó con él también la primera publicacióm médica en Cuba. Desaparecida pronto esta. revista, tomó parte en las numerosas que le sucedieron con igual adversa suerte. El medio no estaba preparado todavía para ello; pero en nada amenguaron estos reveses la valía de su constante iniciativa para crear y sostener una publicación médica. antes bien la enaltecieron; pues, si llegaron á conseguir el propósito otros, VIDAS COMPARADAS DE ALGUNOS ACADEMICOS 267 muchos años más tarde, en 1875, debido fué á su ejemplo indiscuti- blemente, y así lo han dejado consignado. ? Mestre, el médico filósofo, que estimuló en sus tareas á nuestro Enrique José Varona, quien más tarde fué +uno de sus panegiris- tas, alternó con Montané y otros en la Sociedad Antropológica de la Habana, que presidió, como también la de Estudios Clínicos. Desde estudiante dió pruebas de su ardiente amor al estudio, y de sus aficiones lingúísticas como helenista. Después de ocupar durante veinte años el puesto de Secretario general de esta Academia, al abandonarlo por fallecimiento inespe- rado «en pleno zenit de su irradiación mental poderosa, * y en ple- no florecimiento de sus amables virtudes cívicas » se dijo—sin que- rer desdorar á los que le precedieron y sucedieron en el puesto, sino como expresión hiperbólica, significativa de sus merecimien- tos—que el sillón por él ocupado en el desempeño de su destino es- taría siempre vacío. A Mestre se debe, el comienzo de la publicación de los «Anales» de la Academia, que son como el espejo en que se destaca su labor poderosa y sus méritos ilimitados. Mestre fué una personalidad que, como dijo uno de sus biógrafos, el Dr. José I. Torralbas, * «reunía tales cualidades, que su nombre, sin que lo haya dispuesto nadie, y sólo por la voluntad unánime de sus conciudadanos, ha quedado para siempre grabado en los fastos de la patria ». Mestre salvó esta Academia del peligro de desaparecer, gracias á su firmeza de carácter y á su virilidad rayana en estoicismo. Por efecto de la agitación patriótica de 1868, las pasiones desbordadas no respetaron esta Institución, ajena á la política. La agresión fué dirigida «por espíritus extraviados, que quizá para herir á tal ó cual personalidad determinada, quizá por satisfacer el más injus- tificado rencor, contra una tierra que si bien no los vió nacer, los había adoptado con maternal afecto, intentaron arrancar del pecho de la patria el más precioso distintivo de su cultura, pues la Aca- demia de Ciencias era entonces la única corporación de su índole en Cuba, encargada de representarla en el mundo del saber ». Fea acción la de matar ó perjudicar una institución resp>table 1 Prefacio de la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana. T. 1. 2 Discurso pronunciado en la Sociedad Antropológica de la Habana, 10 de Julio ae 1888. 3 Antonio Mestre. Por el Dr. Sixto López Miranda. REVISTA DE LA FACULTAD DE LE- TRAS Y CIENCIAS. Vol. V. núm. 1, Pág. 94, 19U7. 4 Elogio del Dr. Antonio Mestre en la Sociedad de Estudios Clínicos el 24 de Febrero de 1888. 268 JUAN SANTOS FERNANDEZ por satisfacer nn deseo, cuando menos baladí; pero como la Acade- mia descansa en la más sana moral y persigue ideales superiores, resistirá siempre los embates de la pasión, que los hombres valen poco, por mucho que valgan, al lado de los principios y de la cien- cia en general. Torralbas, después de haber trabajado asiduamente, en la sec- ción de Medicina Legal de esta Academia y de haber tomado par- te activa y muy personal en todo género de trabajos de Medicina, Higiene y Antropología cual abeja útil y provechosa, al final de su laboriosa existencia se consagró casi por completo á las ciencias naturales, en cuyas investigaciones demostró gran competencia. Sus dibujos de plantas indígenas, pues los hacía maravillosamente, hicieron eco en Alemania y en los Estados Unidos; fueron aquéllos muy celebrados, y mereció se le dedicara algún género Ó especie, como es práctica entre los botánicos muy especialmente cuando el interés científico lo demanda. Comenzó á reorganizar el Museo de Zoología en el nuevo empla- namiento de nuestra Universidad y en el del Instituto de Segunda. Enseñanza contribuyó á su mejoramiento con su esfuerzo personal y haciendo donativos. Prestó estimable servicio á la Zoología local con la publicación de los manuscritos del sabio ornitólogo, cubano por naturalización científica, J. Gundlach; y esta tarea fué encargo que recibió de labios del maestro al exhalar el último «liento. Como Torralbas abrazó el estudio de la Historia Natural des- pués de haber cultivado con amplitud las ciencias médicas y físico- químicas, se adaptó fácilmente al espíritu moderno que informa á aquél. En efecto, la Historia Natural no enseña tan sólo á los via- jeros, sino 'que instruye á los agricultores y horticultores, y á los. que se dedican al mejoramiento de las razas animales. Los Museos no son hoy lo que han podido ser en otros tiempos, manifestacio- nes de gran erudición, lugares casi de recreo, sino la base de máúl- tiples aplicaciones en favor de un país y de su riqueza pública. Esto explica el interés que desplega esta Academia en atender el valioso que aún conserva como venerable legado de los que nos precedieron. Tiene, pues, sólido fundamento que el Dr. Torralbas hubiera concentrado en los Museos su actividad, en época en que poseía te- soros de inteligencia y de práctica científica. Pasaba en ellos ho- ras tras horas trabajando, y por fatal coincidencia un accidente en uno de ellos fué el origen probable de la enfermedad que en bre-- VIDAS COMPARADAS DE ALGUNOS ACADEMICOS 269 ves días lo arrebató, privándonos de su cariño y de su valiosa coo- peración. Zambrana concentró la erudición de su época enciclopédica y la reflejó en sus actos laboriosos; su vida respondió siempre á los impulsos de su corazón y de su fantasía y fueron invariablemente nubles y generosos. Mestre, cuyo cerebro se formó fuera de aquí en un centro de gran cultura, fué de credo positivista y tan modesto como intenso era su saber. Torralbas sin salir del país, pues su expatriación ocurrió cuando estaba ya formado, demostró en el extranjero que el intelecto suple la falta de elementos de instrucción. Zambrana, Mestre y Torralbas alcanzaron concepto cumplido de médicos entendidos en el desempeño de la profesión. Los tres sin ser jóvenes puesto que murieron después de los cincuenta años, dadas sus aptitudes físicas pudieron ser más tiem- po útiles á las ciencias. Los tres desempeñaron cátedras en nuestra Universidad y pres- taron á veces generosamente su concurso á la enseñanza. Zambrana no dejó sucesión científica; sus hijas y el hijo que bien podría ser el apoyo de la infortunada madre, desaparecieron prematuramente. Mestre y Torralbas han dejado sus nombres representados hon- rosamente en el campo de las ciencias. Zambrana, Mestre y Torralbas, pertenecieron á familias en que no faltaron hombres ilustrados: Don Antonio Zambrana, juriscon- sulto, distinguido hermano de Don Ramón, fué un rector nunca olvidado en nuestra Universidad; y el sobrino de éste, hijo de aquél, nombrado también como su padre Don Antonio, no há mucho que al venir de Costa Rica—donde ocupa elevado puesto desde larga fecha—fué aquí agasajado por sus históricos hechos y proverbial elocuencia. José Manuel Mestre y Domínguez, gloria de Cuba en la política, en la magistratura y en las letras, elevó su nombre á gran altura; Don Francisco Torralbas y Manresa, académico inteligente de la Sección de Farmacia de esta corporación, fué activo trabajador hasta pasar á la categoría de honorario, y Don Antonio Torralbas y Man- resa es un abogado ilustrado. Por último, Zambrana, Mestre y Torralbas dieron fin á la labor ímproba que se impusieron, sin capital ó fortuna. Recordamos, á 270 JUAN SANTOS FERNANDEZ este respecto, la velada dada en 1866 en el que fué Teatro de Ta- cón para socorrer la viuda y huérfanos de Zambrana, No es nuevo que las más de las veces los que convergen su es- píritu y todos sus esfuerzos á la obra de las ciencias, que es cierta- mente la de la humanidad, caigan, al rendirlos la fatiga, sin más fortuna que sus buenas acciones; pero éstas benefician sólo á los que fueron objeto de ellas, mas nunca Ó pocas veces á los que las realizaron. Cuanto á los vicepresidentes, áinicamente fueron médicos el pri- mero y el último, es decir, los Dres. Fernando González del Valle y Vicente Benito Valdés. Aunquecubano, D. Francisco de Albear y Lara fué un distinguido general de ingenieros del ejército español, y D. Adolfo Sauvalle un naturalista á la vez que un industrial. González del Valle se cuenta como el más antiguo anatómico del país, el primero que ejerció la cirugía y fungió de maestro de ella entre nosotros. Hasta hace poco contaba por cientos sus dis- cípulos, algunos sexagenarios. Modelo de hombres puros, edu- cado en la fe cristiana—en la escuela del convento, la única de que se disponía en su época, en que los frailes eran los solos que estu- diaban--se condujo en todos sus actos de acuerdo con su educación y hasta el final de su existencia. Si los modernos conocimientos no le alcanzaron dada su avan- zada edad y sus hábitos, los que adquirió en sus mocedades fueron firmes y le permitían marchar con la frente alta en señal de ex- celsitud y con la sonrisa en los labios revelando la placidez de su alma. El brigadier D. Francisco Albear y Lara nació en la fortaleza del Morro, siendo gobernador de ella el autor de sus días; á la ma- nera que vió la luz en iguales circunstancias en el castillo del Prín- cípe, hoy presidio, nuestro eminente publicista y Académico de Mé- rito D. Rafael María de Labra. Con la realización del canal que legítimamente lleva su nombre-- la primera obra de ingeniería en Cuba capaz de ser admirada por los peritos extranjeros que la han visitado, y quienes fuera de aquí por doquiera tienen ejemplares de obras magnas que contemplar— se inmortalizó este ilustre habanero. No es menos cierto que la lentitud con que le obligaron á realizarla y otras dificultades le acortaron los días de su existencia y le produjeron no escasas pe- nalidades. VIDAS COMPARADAS DE ALGUNOS ACADEMICOS 271 Si nos fuera permitido, dado el breve tiempo de que disponemos, entrar en detalles acerca de cómo surgió de su cerebro reunir un número de manantiales sacados de las entrañas de la tierra, en Vento, para conducir á esta ciudad aguas limpias y cristalinas en en cantidad de cien mil metros cúbicos diarios, iríamos muy lejos; pero os produciría seguramente la misma honda impresión que á nos- otros cada vez que hemos fijado la atención en ello. Tampoco in- tentaremos relatar, la lucha titánica que necesitó, para vencer incredulidades sistemáticas, resistencias pasivas é inconveniencias pueriles, creadas unas veces por la pobreza de espíritu, otras por instintos aviesos que no faltan cuando un hombre excepcional acomete empresas á que le impulsa el patriotismo y el amor al progreso más que su interés privado, siempre respetable también. No ha sido sólo la obra del cana!, que como hemos dicho minó su naturaleza por el paludismo que en él contrajo, lo que le enalteció: existen otras por toda la Isla, en puentes y variadas construccio- nes que descubren la huella de su inteligencia y activa labor; y fué, sin duda, una suerte para el país que tempranamente se le nom- brase ingeniero de la Real Junta de Fomento y poco después di- rector de Obras públicas, antes de encargarse de la realización del canal que se llamó entonces de Isabel Segunda, en 1855, y que le absorbió por completo. No obstante, su informe sobre el proyecto de un canal para la ciudad de la Habana presentado á esta Academia dió igualmente la medida de la amplitud de sus conocimientos en las ciencias b0- das que constituyen la profesión del ingeniero de talla. Nonos es dable hacérolos conocer ahora en sus pormenores, pero sabed que sus razonamientos dejaron establecido, por la evidencia de los nú- meros, que la construcción de dicho canal contribuiría 4 aumentar la insalubridad de la bahía, y que el arbolado, estacado y dragado, eran los medios de obtener la conservación y limpieza de ésta. Su último trabajo, sobre el proyecto de una penitenciaría mo- delo en Isla de Pinos, fueron los destellos finales de una antorcha que se extingue, como ha dicho su afortunado biógrafo * el Dr. José I. Torralbas, quien le estudió, con el tino que le era característico y en cuyo escrito nos hemos inspirado para juzgarle á pesar de ha- berle conocido personalmente. Militar pundonoroso, fiel expresión del triple lema honor, valor 1 Tributo á la memoria del brigadier D. Francisco de Albear y Lara, por el Dr. José 1. To rralbas, leído en la Academia de Ciencias el 4 de Marzo de 1895, 272 JUAN SANTOS FERNANDEZ y lealtad, blasón del ejército á que pertenecía. Ingeniero de vastas y atrevidas concepciones, académico correcto, de extensa erudición, fuerte en las ciencias como en las letras, y ciudadano cuyas virtu- des cívicas le han conquistado el respeto y la veneración de un pueblo. Enel seno de esta corporación, se le miró siempre como una joya preciada y estímulo poleroso que confortaba y daba alientos para el desempeño del cometido. El Sr. Adolfo Sauvalle, nacido en Charleston, de padres france- ses, vinoá Cuba en 1807 cuando sólo tenía veinte años, y dedicóse á la industria. En Regla poseía una gran fundición, y lo que no es frecuente observar que esta labor de cierto modo ajena á las ciencias no le impidió cultivarlas con fe, constancia y tangibles resultados; bien es verdad que su primera educación fué muy sólida y com- pleta á virtud de viajes múltiples y dilatados. No sólo esta Academia le recuerda con respeto, sino que en la Sección de Agricultura de la Sociedad Patriótica de Amigos del País demostró sus condiciones de inteligencia y actividad. Dió á luz una obra sobre Flora Cubana ( Revisio Calología griswba- chiant vel Index plantarum cubensium) que en nuestro Museo de la Aca- demia se conserva como un tesoro —y es la admiración de propios y extraños—la única colección de plantas cubanas que se posee y á su laboriosidad y conocimientos debida. Con motivo de una fiesta semejante á la de esta noche y encar- gado del discurso científico instruyó y deleitó á la par al audito- rio discurriendo sobre los amores de las plantas, y dejando ver una vez más cuán pura y ardiente era su consagración al ramo de las ciencias naturales objeto de sus constantes investigaciones. El Dr. Vicente Benito Valdés, el último de los vicepresidentes desaparecidos, hizo sus estudios en Cuba; aun cuando no visitó los centros mundiales era tal su competencia y tal su idoneidad en las ciencias, que sorprendía su penetración para resolver los más abstrusos y ditíciles problemas dentro de este recinto. En la vida social, en el ejercicio de su profesión, era tal su discreción, tan exquisito su tacto y grande su saber, que se colocó en primera línea entre los más conspicuos. Siendo solo en el mundo, pues perdida su venerada madre, careció de familia, se creó una propia en cada una de las de sus clientes. Era el consejero íntimo, el bom- bre desapasionado, nuuca dominado por prejuicios que lastimasen al prójimo, y menos al compañero profesional. Sin tener más fortu- na que el producto de su trabajo diario, que no era excesivo por VIDAS COMPARADAS DE ALGUNOS ACADEMICOS 213 su benevolencia en demandar los honorarios, enjugaba muchas lá- grimas haciendo el bien; pero siempre lo hacía invariablemente, con una reserva tan severa, que el agravio mayor que pudiera ha- bérsele hecho fuera divulgarlo. No podía reprimir cierta impresión de desagrado al escuchar un elogio dirigido á su persona: era tanta la severidad de su modestia! El Dr. Fernando González del Valle, procedía de una familia de hombres notables. Su hermano mayor D. José Zacarías se ha repu- tado como profundo filósofo, abogado elocuente, poeta delicado y publicista distinguido; y los menores D. Esteban y D. Ambrosio, co- mo médicos de concepto. Este último, aún vive más que octogena- rio; es Socio de Mérito de esta Academia y á ella dejó de concurrir cuando sus males se lo impidieron. Fuéel primero que se ocupó en sus «Tablas obituarias» de estudiar la mortalidad en el país y el primero que trató asuntos de Higiene, interviniendo en la creación de hospitales y cementerios. Aún tienen D. Fernando y D. Am- brosio nietos médicos, distinguiéndose uno de ellos, el Dr. Agustín Varova Valle, miembro numerio de esta Academia. El general D. Francisco de Albear y Lara, de prosapia aristo- crática, bacía gala de una sencillez que realzaban su integridad en los altos puestos que ocupó y de los que no obtuvo medro alguno; sino una supina pobreza al final de sus días, legando á sus hijos hombres de letras, tan sólo un nombre orlado de sabiduría y hon- radez. El Dr. Vicente Benito Valdés, fué de origen tan humilde por su cuna como elevadas eran su dignidad y su honor. En lo físico era débil junco que abate el torrente; pero en lo moral enhiesto pino que desafía al vendaval de la empinada sierra. Zambrana, como habéis visto, secundó la obra del fundador de nuestra Acudemia. Mestre permaneció al lado del anciano Presidente, cuando su decadencia senil, ya nonagenario, le anulaba el oído y le impedía hacer gala de sus brillantes facultades, las que conservó, no obstan- te, integras, hasta su muerte; pues poco antes de ocurrir ésta, hizo un legado á la institución, y dispuso siendo rico fuesea humildes su funerales, sin faustos ni ovaciones. Con una discreción y un tino inimitables, suplió Mestre las deficiencias del gran anciano y fué, de hecho, el Presidente, falleciendo por capricho del destino antes 274 JUAN SANTOS FERNANDEZ que aquél. Si hubiera gozado de una vida tan dilatada como Gutié- rrez, ocuparía en estos momentos la presidencia y hubiera sido el íinico en el puesto después del fundador. Torralbas y Vicente Benito Valdés, constituyeron sólidas colum- nas en la Sección de Medicina Legal, cuyo despacho se considera una de las atribuciones más serias de la corporación. González del Valle, representó la tradición en el seno de esta institución. Una noche como ésta, ocupaban la mesa, el Dr. Gutiérrez y á de- recha é izquierda Valle y Poey; los tres murieron después de los no- venta años, y al pensar los circunstantes, que tan digno triunvirato sumaba en edad cerca de tres centurias, pudieron exclamar: ¡Qué vidas tan bien aprovechadas; merecen todavía gozar la de al- gunos astros que cuentan por millones la existencia en la bóveda celeste! Albear fué el enlace lucido de las ciencias exactas con las mé- dicas, físicas y naturales. Sauvalle, el enamorado de la naturaleza, presto á ensalzar sus maravillas. Zambrana, Mestre, Torralbas, Valle, Albear, Sauvalle y Vicen- te Benito Valdés, dignos miembros fueron de esta Academia; la labor y prestigio de todos la ha engrandecido, engrandeciéndose ellos mismos también. Varones ilustres, que no se conformaron con servir á las ciencias y á la humanidad dentro y fuera de este recinto mientras vivían, sino que también después de desaparecidos, continúan su obra bien- hechora, porque obra bienhechora es y de inmensa estima el ejem- plo que ofrecen á la juventud con sus excelsas virtudes. Cábenos la honra de renovar el recuerdo de éstas con el doble objeto de hacerlas ostensibles, y de demostrar que la Academia no olvida sus generosos servidores. Para conquistar el puesto que ocupan en la conciencia pública: no se limitaron á velar por la familia y atender el hogar, como exi- gencia primordial de todo ciudadano digno; sino que, robando al descanso las horas que á él se deben, han levantado un monumento á la patria con sus merecimientos. ¿Qué sería de las ciencias, qué de la humanidad, si todos, sin excepción, atendiesen á sus in- tereses personales exclusivamente? La Higiene, como sabéis, divide el día en tres partes iguales: una para el trabajo, otra para el descanso ó esparcimiento, y una ter- VIDAS COMPARADAS DE ALGUNOS ACADEMICOS 275 cera para el sueño. Por desgracia son muchos los que consagran diez y seis horas al placer y aun roban algunas al sueño en detri- mento de su salud, al revés de lo que han hecho nuestros venera- bles compañeros, que si le robaron algo al reposo y no poco al sue- ño, fué para dedicarlo á la labor científica, siempre beneficiosa. Tenían el convencimiento de qne el trabajo es por fortuna el destino del hombre, que no en vano ha sido dotado por la naturaleza de facultades superiores que le permiten elevar á aquél á la categoría de un deleite y á la grandeza de un deber. E Vamos á terminar, ya que á pesar de nuestra previsión hemos traspasado los límites que nos señalamos; y para coronar mejor nuestro propósito, reproduciremos la sentencia con que encabezó el Dr. Juan M. Dihigo ! su excelente trabajo acerca del renombrado patricio Dr. José Ignacio Rodríguez. «Para mantener—decía el Dr. Dihigo—vivo el amor á la patria, y afianzar el sentimiento de la nacionalidad, nada hay más eficaz ni conducente como traer con frecuencia á la memoria las cosas y los hombres que nos perte- necieron.» HE DICHO. 1 REVISTA DELA FACULTAD DE CIENCIAS Y LETRAS. T. IV, núm. 3, Pág. 245. x MECÁNICA RACIONAL POR EL DR. VICTORINO TRELLES ESTURLA Profesor Auxiliar Jefe del Gabinete de Astronomía LECCIÓN PRIMERA Lugar que ocupa la Mecánica en las ciencias matemáticas. —Definición. —Di- visión. —Ciencias derivadas.—Historia de sn constitución y desarrollo. —Conceptos fundamentales de la Mecánica Racional: Espacio. Tiempo. Movimiento. Velocidad. Aceleración. Fuerza. Masa.—Medida de las fuerzas. —Medida de las masas. Señores: Al iniciar hoy el curso de Mecánica Racional —que tendremos el honor de explicar en el presente año académico de 1907 á 1908 1— creemos oportuno exponer en esta primera lección algunas cuestio- nes de carácter general, euya consideración es importante para el buen orden en la exposición de esta asignatura. Nos referimos á los conceptos fundamentales: espacio, tiempo, movimiento, velocidad, aceleración, fuerza y masa que sirven de base á las teorías que consti- tuyen la Mecánica Racional. El conocimiento de esas ideas funda- mentales, el verdadero sentido de esos primeros principios —expli- cados dentro de los límites que marca un estudio elemental—han de auxiliar eficazmente al alumno sirviéudole de guía constante y orientación segura en todos sus estudios posteriores. Pero antes, y como preliminares indispensables al empezar el estudio de la ciencia que nos ocupa, debemos señalar el lugar que ocupa la Mecánica en las ciencias matemáticas, su definición y di- visión, ciencias que de la misma se derivan y breve historia de su constitución y desarrollo. 1 En el campo extenso y dilatado de los conocimientos humanos ocupan las Matemáticas el rango principal, el puesto más importan- te, no sólo porque ellas constituyen la base de toda ciencia, sino también por el auxilio inmediato, imprescindible que prestan á la Industria y á las Artes, tan útiles á la vida del hombre, como ne- cesarias para su cultura intelectual. 1 Por encontrarse en uso de licencia el Sr. Profesor titular de la asignatura de Mecánica Racional. MECANICA RACIONAL 277 Las Matemáticas son ciencias muy vastas, su horizonte no tiene límites. Los conocimientos que comprenden se agrupan en dos grandes ramas: las Matemáticas puras y las Matemáticas mixtas. En las primeras se trata de las leyes de la cantidad y de la extensión; en las segundas se aplican esas leyes al estudio de las demás propieda- des de los cuerpos. La Naturaleza nos presenta los cuerpos con todas sus propieda- des; pero el hombre para hacer posible y fácil su estudio, considera aisladamente y por abstracciones de su espíritu, cada una de sus propiedades con independencia de todas las demás. Así ha formado una ciencia de la cantidad ( Aritmética, Álgebra, Cálculo infinitesimal) y una ciencia de la extensión ( Geometria sintética, Geometría analítica, Geo- metría descriptiva) constituyendo ambos grupos las Matemáticas puras. Conocidas las leyes de la cantidad y de la extensión, sigue inme- diatamente en importancia el estudio del movimiento de los cuerpos. Todas las acciones que verifican los cuerpos entre sí, todas las manifestaciones que realizan las fuerzas del Universo, se nos pre- sentan bajo la forma de movimientos; las propiedades mismas de la materia, tienen como origen, —aparente al menos—distintas formas del movimiento, ya de sus moléculas, ya de sus átomos, iones ó elec- trones; y es tan esencial este elemento que sin él no podríamos con- cebir ni la existencia de los seres ni la realidad del murdo físico. La ciencia que estudia el movimiento y las causas que lo produ- cen haciendo abstracción de todas las demás propiedades de los cuerpos es la Mecánica Racional. La ciencia que abarca el estudio de los cuerpos tales como se presentan en la naturaleza es la Física matemática, y ésta con la Me- cánica industrial, la Astronomía, la Mecánica celeste y otras ciencias de- rivadas constituyen el grupo de las Matemáticas mixtas. La Mecánica Racional por la índole de su estudio de lógica y razonamiento, y por lo que toma de la observación de algunos he- chos considerados en abstracto, constituye el lazo de unión entre las Matemáticas puras y las Matemáticas mixtas; su estudio debe seguir á las primeras y preceder á las segundas. La etimología de la palabra Mecánica indica que en su origen, sólo se refería esta ciencia á los conocimientos necesarios para la construcción y uso de las máquinas. Hoy se designa con el nombre de Mecáuica en general al conjunto de todas las ciencias que se re- fieren al equilibrio y al movimiento, á las fuerzas y á la construe- ción de máquinas. La reunión de los conocimientos teóricos forman 278 VICTORINO TRELLES ESTURLA la Mecánica Racional, y la que se refiere á las aplicaciones, Mecánica Práctica 6 Aplicada. La Mecánica Racional tiene por objeto resolver los dos problemas siguientes: 1% Dado un punto material ó un sistema de puntos maleria- les y las fuerzas que actúan sobre ellos, determinar el movimiento.—2? Co- nocido el movimiento de un punto material ó de un sistema hallar las fuer- zas que lo producen. La Mecánica Racional se divide en dos partes: Estática y Dinámica. La primera trata de las leyes del eguilibrio, la segunda estudia las leyes del movimiento. Cuando el estudio del equilibrio ó del movi- miento se refieren á los flúidos, entonces se denominan Hidrostática é Hidrodinámica, respectivamente. Como el movimiento puede estudiarse con independencia de las causas que lo producen teniendo sólo en cuenta los elementos, es- pacio y tiempo, se hace capítulo aparte de este estudio y se le da el nombre de Cinemática. l La Estática puede también considerarse como un caso particular de la Dinámica en que las fuerzas que actúan sobre los sistemas no producen movimiento, es decir que hacen equilibrio, pero dada la importancia de este caso, porsus inmediatas aplicaciones prácticas, y por la mayor facilidad de su estudio, se hace también capítulo aparte en la Mecánica Racional. Así el estudio de esta ciencia se hace en tres partes: Cinemática, Estática y Dinámica que algunos autores como Bowser—que seguire- mos en este curso—tratan en el orden siguiente: Estática Cinemática (Kinética) y Dinámica (Kinemática). De la Mecánica Racional toman origen varias ciencias derivadas. La Cinemática da origen á la Astronomía esférica que estudia el movimiento de los cuerpos celestes con relación al tiempo, y la Cinemática industrial, ó aplicación de la Cinemática á la construc- ción de ciertos mecanismos. De la Estática se deriva la teoría del equilibrio en las construe- ciones y la resistencia de materiales. La Dinámica da origen á la Mecánica celeste que estudia el mo- vimiento de los astros teniendo como causa Ó fuerza productora la gravitación universal, y la Mecánica industrial, que estudia la con$- trucción de máquinas y motores para transformar los productos . naturales y hacerlos útiles al hombre. La Hidrostática es origen de las construcciones navales y la na- vegación aérea. MECANICA RACIONAL 279 De la Hidrodinámica, por último, nace la Hidráulica, que estu- dia la conducción de las aguas para los múltiples usos y necesidades de la vida. xx A grandes rasgos haremos un breve bosquejo de la historia de esta ciencia, que dada su grandísima importancia é indiscutible utilidad, bien merece que dediquemos algunas pulabras, sobre su origen y desarrollo aunque no sea más que para rendir justo tributo de homenaje á los grandes hombres que con su genio y su labor constante han contribuído á crearla, perfeccionarla y aplicarla con tan útiles como brillantes resultados. La Mecánica Racional como ciencia constituída es muy reciente todavía. Los antiguos que construían máquinas, algunas de ellas de rara perfección, no conocieron sin embargo, los principios teóri- cos de las mismas. Aristóteles (300 años a. de J. C.), filósofo griego que resume en sus escritos los conocimientos de sus predece- sores, manifiesta en ellos las ideas erróneas y confusas que tenían de la naturaleza del equilibrio y del movimiento de los cuerpos. Arquímedes (200 años a. de J. C.) fué el primero que dió el cono- cimiento exacto del equilibrio, estableció sus leyes en su libro De aquí ponderantibus, explicó la teoría de la palanca, los centros de eravedad, el plano inclinado, el tornillo etc. Desde los tiempos de Arquímedes hasta el siglo xvi no aparece ningún nuevo principio teórico sobre la Mecánica. Transcurren veinte siglos sin salir esta ciencia de los principios establecidos por Arquímedes, hasta que aparece el principio del parolelogramo de las fuerzas formulado por Stevin, dando con él origen á la Estática. El movimiento variado fué conocido más tarde y Galileo 4 prin- cipios del siglo xv1r empieza á bosquejar los principios de la Di- námica. Lambert á mediados del siglo xvrnmr establece de un modo completo la ley fundamental de la Dinámica, cuya expresión es tan sencilla como inmensa es su importancia y fecundas sus aplicaciones. Descartes, Wallis y Huygens establecen varios principios, entre otros la comunicación del movimiento y la teoría de las fuerzas centrales. Newton, genio de primera magnitud, iluminó con la luz de sus profundos conocimientos el vasto campo de las ciencias matemáticas: él fué el fundador de la Mecánica sobre nuevas bases en su libro 280 VICTORINO TRELLES ESTURLA Philosophia naturalis principia mathematica, enriqueciendo esta ciencia con grandes descubrimientos (la cantidad de movimiento, el prinei- pio de inercia, la igualdad entre la acción y la reacción, etc. ). Desde la época de Newton los descubrimientos se suceden con rapidez, y en dos siglos la Mecánica general se constituye como ciencia, las teorías se desarrollan y los procedimientos de cálculo se amplían en virtud del poderv=o auxilio que el Algebra, la Geo- metría analítica y el Cálculo infinitesimal prestan á la Mecánica, cuyos adelantos dependen en gran parte del progreso de esas cien- cias auxiliares. Sabios de los más eminentes dedican su actividad al progreso de la Mecánica, y desde fines del siglo xvi hasta nuestra época debemos citar á d'Alembert por su Tratado del equilibrio y movi- miento de los flúidos, Lagrange creador de la Mecánica analítica fundada en su cálculo de variaciones; y sobre todo en donde brillan los genios con más intensidad es en el dilatado campo de la Mecáni- ca celeste: Laplace, Poison, Cauchy, Le Verrier, Newcomb, Delaunay, Gylden, Oppolzer, Gauss, Tisserand, Poincaré y tantos otros que sería muy largo enumerar, hacen estudios notabilísimos en esta rama tan extensa como difícil de la Mecánica, llevándola hasta el grado de perfección en que hoy se encuentra, cuyos resultados son verdaderamente maravillosos por su admirable exactitud y precisión. Por último, no debemos olvidar nombres tan distinguidos como: Poncelet, Corilis, Bellanger, que han trabajado con gran éxito para constituir la Mecánica industrial, haciendo aplicación de los cono- cimientos teóricos á la construcción de las máquinas que desempe- ñan un papel tan importante y capital en la vida moderna. Ex La Mecánica Racional tiene sus conceptos propios que son como la base en que descansa esta ciencia. Estos principios son casi axiomáticos, se han deducido por la observación de los fenómenos naturales y son Jos fundamentos en que se apoyan sus doctrinas. Los conceptos fundamentales de la Mecánica Racional que va- mos á exponer en esta lección siguiendo á Freycinet son los signien- tes: Espacio, Tiempo, Movimiento, Velocidad, Aceleración, Fuerza y Masa, dejando para más adelante la exposición de otros conceptos también importantes, como la cantidad de movimiento, fuerza viva, energía, ete., que se comprenderán mejor cuando se tengan las nociones necesa- rias para ello. MECANICA RACIONAL 281 Espacio. El espacio es una idea primera que no se puede definir, se le considera extenso en todos sentidos, infinito, continuo y divi- sible. Esta noción, que también pertenece á la Geometría es fun- damental, puesto que en el espacio se realizan todos los movimien- tos; aunque fácilmente se concibe que podría existir el espacio con independencia del movimiento de los cuerpos: sus mutuas distan- cias y su extensión nos darían idea del espacio en que están situados. Tiempo. La idea del tiempo no es tampoco exclusiva de la Me- cánica. Todo cambio, de cualquier naturaleza que sea, la variación de temperatura, el cambio de color de un cuerpo, sugiere en nos- otros la idea del tiempo, del mismo modo que el cambio de lugar de un cuerpo en el espacio. Los fenómenos del movimiento, aun cuando no sean los únicos que sugieren la idea del tiempo, contri- buyen principalmente á precisarlo, suministrando el medio de com- pararlos y medirlos. Desde la más remota antigúedad, el movi- miento aparente del Sol alrededor de la Tierra ha servido para definir el día. La observación de movimientos sencillos, como la salida constante de cierta cantidad de agua ó de arena permiten subdividir el día y apreciar duraciones menores. Hoy se mide el tiempo con gran exactitud por el movimiento de las agujas de un cronómetro, y como dice muy bien Freycineb, este medio de medir el tiempo, nos lo hace ver bajo la forma de un movimiento. Movimiento. Es el cambio sucesivo de lugar de un cuerpo en el espacio. Algunos autores queriendo explicarse la naturaleza del movimiento, se han hecho las siguientes preguntas: ¿ Qué es el mo- vimiento en sí? ¿Qué es lo que permite afirmar que un cuerpo cambia de posición en el espacio? ¿Con qué signo se distingue en el espacio absoluto que un cuerpo esté en movimiento ó en reposo? En realidad, afirman muchos, no hay más que desplazamientos de los cuerpos los unos con relación á los otros, y coneluyen por declarar que no existe el movimiento absoluto. Ciertamente, dice Freycinet, no existe en la Naturaleza ningún punto que esté en reposo absoluto al cual pudiéramos referir el movimiento de los demás, las mismas estrellas denominadas fijas tienen movimientos propios muy rápidos, y aunque no son visibles á nuestra vista por su inmensa distancia, no por eso dejan de ser reales y efectivos. No es contrario á la razón, concebir el movimiento absoluto, lo mismo que se concibe la línea y el tiempo infinito. En efecto, po- demos suponer un sistema de ejes coordenados enteramente fijos en el espacio al cual referir los desplazamientos de los cuerpos. 282 VICTORINO TRELLES ESTURLA En este supuesto, podemos hacer las dos consideraciones siguien- tes: Primera, si el sistema de ejes se mueve, el cuerpo cuyo movi- miento no se había alterado seguirá siendo absoluto, pero con rela- ción á los ejes móviles sería relativo. Segunda, si el cuerpo partici- pa del movimiento de arrastre de los ejes, el movimiento absoluto de ahora, es la combinación del movimiento de arrastre y del rela- tivo con relación á los ejes, y su movimiento absoluto de ahora, es la combinación del movimiento de arrastre y del relativo con rela- ción á los ejes móviles. Es, pues, muy razonable aceptar la exis- tencia de los movimientos absolutos, que de no admitirlos sería limi- tar demasiado el horizonte de la ciencia. Velocidad. —Este es un concepto propio de la Mecánica. Todo movimiento implica una relación entre las posiciones de un móvil en el espacio y los tiempos correspondientes en pasar de una á otra de las sucesivas posiciones, es decir, entre las variaciones de la extensión y las variaciones de duración. Esta relación toma en ciertos casos una forma muy simple: su- pongamos que el móvil recorre una línea recta en tales condiciones que las longitudes recorridas durante tiempo iguales sean iguales. Llamemos s, 25, 35... ns los espacios recorridos á partir de un origen y 1,2 t,3t...n £ los tiempos empleados en recorrerlos, ten- dremos las siguientes relaciones: s 238 33 ns A —_> SN == í gt 314 nt ., Ss . . . La relación constante v= ER entre el espacio recorrido y el tiem- po, ha recibido el nombre de velocidad. Cuando la velocidad es constante en todo el tiempo que dura el movimiento, ésta se llama uniforme. Haciendo en ella ¿ =1, resulta Y 8 es decir, que la longitud del espacio recorrido en la unidad de tiem- po es la medida de la velocidad del movimiento uniforme, y sirve para diferenciar unos de otros los movimientos uniformes. Esta noción se hace extensiva 4 los movimientos no uniformes. Si las porciones de línea recta recorrida durante tiempos iguales no son iguales el movimiento se llama variado. Tiene el móvil en cada posición una velocidad que es diferente en cada uno de los puntos de la recta, y veamos por qué serie de consideraciones podemos de- terminarla. Se comprende fácilmente que en un punto dado la MECANICA RACIONAL 283 relación de la longitud recorrida al tiempo empleado, se aproxima tanto más á esta velocidad ideal cuanto que la longitud y el tiempo son más pequeños, porque entonces la variación del movimiento in- fluye poco. Si As representa un espacio muy pequeño recorrido por un móvil en el tiempo At, tendremos por analogía con el mo- vimiento uniforme LES Al y Este valor V se llama velocidad media del móvil en el intervalo de tiempo At, si este intervalo disminuye indefinidamente, la velo- cidad ideal se obtendrá rigurosamente y la expresada relación tiene por límite y la velocidad media V se convertirá entonces en velocidad v en el ins- tante £. Cuando un punto material está en movimiento, describe en el espacio una cierta línea recta Ó curva que se llama su trayectoria. Conocida la trayectoria, el movimiento del punto queda evidente- mente determinado, cuando el espacio s está expresado por una fun- ción del tiempo. s=f(t) esta relación es la ley del movimiento ú la ecuación de los espacios. La velocidad de un móvil en el movimiento variado siendo ex- d A 0 presado por 57 que representa la derivada de la función s=f(t), también se tiene que dee es decir, que la velocidad en el movimiento variado es la derivada con relación al tiempo de la ecuación de los espacios. Del movimiento rectilíneo variado se pasa fácilmente al movi- miento curvilíneo variado. La noción de velocidad y el medio de determinarla no cambia. En efecto, en un momento dado la lon- gitud del espacio recorrido sobre la curva en un tiempo infinita- mente pequeño es también infinitamente pequeño y no se distingue de un elemento rectilíneo de la tangente; la velocidad sobre la curva se confunde, pues, con la velocidad sobre la tangente. La ve- locidad del movimiento curvilíneo Ó velocidad tangencial en cada punto se obtiene tomando la derivada con relación al tiempo de la ecuación que representa la trayectoria curva. 284 VICTORINO TRELLES ESTURLA La designación de uniforme se aplica al movimiento en línea. recta con una velocidad constante; sin embargo, también se aplica esa denominación al caso de un movimiento circular cuado los arcos recorridos en tiempos iguales tienen la misma curvatura, es decir, que pueden superponerse. Aceleración. Cuando el movimiento no es uniforme, la velocidad varía en los diferentes puntos de la trayectoria del móvil y sus va- riaciones se determinan por la aceleración que es el incremento de la velocidad en la unidad de tiempo. Si la velocidad aumenta, la ace- leración es positiva, si la velocidad disminuye, la aceleración es ne- gativa. Cuando la aceleración es constante el movimiento es unmforme- mente variado, pudiendo ser acelerado ú retardado, según que la acele- ración sea positiva Ó negativa. Cuando la velocidad recibe incrementos iguales en tiempos igua- les, la aceleración se mide por el incremento de la velocidad en la unidad de tiempo. Así, llamando a á la aceleración constante, v la velocidad y t el tiempo, tendremos 4 = 77 A la aceleración variable pueden aplicarse las mismas conside- raciones expuestas al tratar de los movimientos variados para: expresar la velocidad, puesto que la aceleración tiene la misma analogía con la velocidad que la que tiene ésta con los espacios, y entonces se considera el límite de la relación del incremento A y de: la velocidad en un tiempo muy pequeño A t es decir: NAO E que será la expresión analítica de la aceleración en el instante ?. ; d Teniendo presente que v = + = f'(t), resulta q%s O O OI dl ES ci loe esto es, que cuando la aceleración es variable, está expresada en un instante cualquiera por la derivada de la velocidad considerada como una función del tiempo Ó por la segunda derivada de la ecuación de los espacios. Las tres funciones ¿(050 == (059 =D) MECANICA RACIONAL 285 pueden representarse gráficamente por tres curvas, referidas á dos ejes coordenados, la primera representa la curva de los espacios, la segunda la curva de las velocidades y la tercera la curva de las ace- leraciones. Si entre las tres ecuaciones referidas se elimina el tiempo t re- sultan otras tres 430) to Y (8,4) 0) (vda) 0 cada una de las cuales representa una línea: la primera será la línea de las velocidades en función de los espacios, la segunda la línea de las aceleraciones en función de los espacios y la tercera la línea de las aceleraciones en función de las velocidades. Fuerza.—Este término ha dado lugar con frecuencia á vivas dis- cusiones y grandes controversias: unas veces dándole una signifi- cación solamente simbólica, analítica y por tanto limitada; otras veces, queriendo darle la extensión más vasta y general, se llegaba á incluir en él, hasta el concepto propio de la materia, considerada como un simple lugar de fuerzas, dando con esto origen á no pocas confusiones. Este concepto quedará perfectamente claro, y definido en sus justos límites, si se tiene en cuenta que la noción sobre las fuerzas tiene su origen en nuestras propias impresiones personales. Antes de haber creado el hombre una ciencia de las fuerzas, adquirió por su propia experiencia el sentimiento muy claro del esfuerzo que ne- cesitaba desplegar para separar obstáculos, mover los cuerpos, ejer- cer una presión sobre un objeto fijo, vencer los frotamientos, ó la pesantez de un cuerpo, etc.; en todos estos casos ha tenido que desenvolver una contracción muscular, es decir, hacer un esfuerzo. En tal concepto la fuerza no es una abstracción, es un hecho cierto, es una realidad. Esta noción de las fuerzas la generalizó después, suponiendo su existencia en todos los efectos análogos á la contracción muscular: en la locomotora que arrastra un tren, en la rueda hidráulica que mueve un molino se ve un efecto semejante en sus resultados á la que produce con su esfuerzo propio. Ahora bien, del mismo modo que al considerar una línea Ó una superficie, se omite el cuerpo á que pertenece, para ocuparse única- mente de sus propiedades geométricas, de la misma manera en la consideración de las fuerzas se omite deliberadamente todo lo que no sea puramente efectos de tracción ó de presión, y en esto preci- samente es en lo que se diferencia la Mecánica de la Física y de la 286 VICTORINO TRELLES ESTURLA Química, ciencias en que se estudian las fuerzas produciendo otros: efectos: calor, luz, electricidad, etc. En su trabajo de generalización, el espíritu humano, ha dado aun el nombre de fuerzas á las causas absolutamente desconocidas que son productoras de movimiento. De estas considéraciones resulta, que además de las fuerzas reales, tenemos fuerzas hipotéticas, tales que si ellas existieran de- terminarían los movimientos observados. En el fenómeno de la atracción del Sol y de la Tierra, la causa verdadera no la conocemos, pero podemos calcular el esfuerzo recíproco ó atracción que expli- caría este movimiento, y este esfuerzo ficticio así calculado, toma la existencia, en nuestros cálculos, de una verdadera fuerza real. Todas las fuerzas conocidas Ó desconocidas se hallan así, redu- cidas á un concepto único. Las unas, como nuestros esfuerzos mus- culares, son determinadas directamente por los experimentos á los cuales podemos someterlas, las obras, como la atracción universal, sólo son conocidas por sus efectos, que podemos observar pero no reproducir. Las fuerzas comparadas con otras análogas, que se toman como unidad nos dan por resultado de la comparación su valor numérico Ó intensidad de las mismas. El concepto de la fuerza comprende cuatro elementos: 19 su in- tensidad ó relación numérica con la unidad; 2? el punto de aplica- ción, es decir, el punto preciso del cuerpo donde la fuerza actúa. inmediatamente; 3 la dirección ó línea recta según la cual la fuerza se ejerce y 4? el sentido hacia uno ú otro lado de la recta, 4 partir de un punto fijo tomado como origen. Las fuerzas se clasifican en constantes y variables. Las primeras conservan su intensidad y dirección durante todo el tiempo que ejercen su acción y las segundas son aquellas que su intensidad ó dirección ó ambas cosas á la vez cambian continuamente. Cuando se trata del movimiento circular, se dice también que una fuerza es constante aunque su dirección varíe siempre que su magnitud sea la misma. Se admiten como evidentes los principios siguientes que pueden ser verificados por la experimentación: 19 Dos fuerzas iguales y de sentidos contrarios aplicadas al mismo punto se neutralizan recíprocamente, es decir, hacen equili- brio é inversamente dos fuerzas en sentidos contrarios que hacen equilibrio en un mismo punto son iguales numéricamente. MECANICA RACIONAL 287 22 Dos fuerzas iguales y contrarias á una tercera son iguales entre sí y en el mismo sentido. 32 Dos fuerzas iguales y opuestas aplicadas á dos puntos inva- riablemente unidos según su dirección hacen equilibrio. 40 Dos fuerzas iguales que actúan en la misma dirección se suman y producen una fuerza doble. Masa. El concepto de la masa dice Freycinet es correlativo al de la fuerza, surge inmediatamente á nuestro espíritu desde el mo- mento en que damos velocidad á un cuerpo. El esfuerzo que hacemos para mover un cuerpo, presenta por lo general dos períodos: durante el primero nuestro esfuerzo aumenta gradualmente sin ningún resultado aparente, el cuerpo que solici- tamos permanece inmóvil, como si desenvolviera una resistencia superior á nuestra acción; después de un tiempo variable, de pronto y con un esfuerzo un poco mayor el cuerpo cede y desde este mo- mento sin que sea necesario aumentar el esfuerzo, el movimiento se inicia y acelera hasta cierto límite. El primero de estos dos períodos puede ser muy corto y el ob- servador superficial lo confunde con el segundo; pero con alguna atención se distinguen claramente. Hay que notar que en el primer período es necesario vencer ciertos obstáculos exteriores que se oponen al movimiento del cuer- po, tales son, por ejemplo, el frotamiento y la pesantez cuando se trata de hacer que un cuerpo ascienda por un plano inclinado; ven- cidas estas resistencias el cuerpo se mueve sin exigir mayor es- fuerzo. La descomposición del fenómeno puede evidenciarse en lo que se refiere al segundo período, cuando se opera sobre un cuerpo des- embarazado de todo obstáculo exterior ó enteramente libre. Es difícil conseguir prácticamente esta condición, pero podemos colocarnos en las mejores condiciones para la experimentación su- poniendo que damos á los cuerpos la forma esférica y que éstos se muevan sobre una superficie lisa, un cristal pulido por ejemplo; también podemos suspenderlos de la extremidad de un hilo muy fino. En estos casos el frotamiento es nulo, la acción de la pesan- tez insensible, y el cuerpo reacciona por sí mismo. Observemos ahora lo que pasa cuando se aplica al cuerpo una pequeña fuerza: en primer lugar el menor esfuerzo es suficiente para determinar un desplazamiento, el cuerpo es absolutamente móvil; en segundo lugar el desplazamiento es tanto menor cuanto que el cuerpo es más con- 288 ; VICTORINO TRELLES ESTURLA siderable y varía según la naturaleza del mismo, aunque sus volú- menes sean iguales. Una esfera de plomo se moverá con más len- titud que otra de la misma sustancia, pero de menor volumen, una esfera de madera se moverá con más rapidez que una de hierro de igual volumen, es decir, que para una misma fuerza los desplaza- mientos en la unidad de tiempo serán diferentes en cada uno de estos Casos. De lo expuesto resulta, que todos los cuerpos tienen una doble propiedad: primera, su movilidad en virtud de la cual ceden al me- nor esfuerzo—en el caso de que estén enteramente libres—y la se- gunda consiste en reclamar esfuerzos diferentes según su naturale- za y dimensiones para adquirir el mismo movimiento. Esta segun- da propiedad es lo que determina la masa. Así pues, la masa de los cuerpos se conoce por la magnitud de las fuerzas que le hacen adquirir el mismo movimiento. Si tuvié- ramos el medio de determinar inmediatamente la intensidad de la fuerza que imprime á un cuerpo un movimiento convenido, tendría- mos por este procedimiento la medida de su masa. Pero tal medio en la práctica es defectuoso, por la dificultad de someter los cuerpos á fuerzas exactamente graduadas y por los errores en la observación del movimiento, sobre todo cuando los cuerpos son pequeños. La Naturaleza nos proporciona felizmente un medio simple y expedito que nos dispensa de todo aparato complicado. Los físicos han demostrado que todos los cuerpos desde la más ligera pluma hasta el más pesado trozo de plomo, abandonados en el vacío y sometidos solamente á la acción de la gravedad, ad- quieren todos el mismo movimiento, es decir emplean todos el mismo tiempo, en caer de igual altura. Las fuerzas que los solici- tan, esto es, sus pesos son pues proporcionales á sus masas. De modo que si P, P”, P”... representan los pesos de varios cuer- pos, cuyas masas respectivas son m, m!, m'”... suponiendo que la caída dure un segundo: la velocidad adquirida al final de este tiem- po será para todos igual á gy, Ó sea la aceleración debida á la grave- dad. Tendremos, pues, las relaciones siguientes P Pp Pp" y de éstas se deducen MECANICA RACIONAL 289 es decir, que para comparar las masas de los cuerpos, basta compa- rar sus pesos y en vez de mover los cuerpos, con aparatos especia- les, es suficiente pesarlos con simples balanzas. Este hecho es una experiencia deducida de la observación que ningún razonamiento teórico pudiera haber previsto. En efecto, dice Freycinet ¿qué relación necesaria existe entre el peso y la masa de un cuerpo? La masa es el mayor ó menor esfuerzo que reclama un cuerpo para adquirir un movimiento determinado, y el peso es la mayor ó menor atracción ejercida sobre él por el globo terrestre. Ninguna relación se percibe entre estos dos hechos. Todas las de- más cualidades de los cuerpos, la cohesión, la afinidad, etc., en vez de estar en razón directa de las masas, varían grandemente con la naturaleza de la sustancia de los cuerpos, no hay, pues, relación al- guna entre estos elementos. Esta relación entre las masas y los pesos de los cuerpos, es una de las leyes más admirables de la Naturaleza, y cuanto más se me- dita acerca de ella menos se comprende. Si la gravitación proce- diera de la materia misma, es decir, que fuera una emanación direc- ta de ella se explicaría hasta cierto punto su proporcionalidad á las masas; pero entonces debiera debilitarse poco 4 poco con el tiempo, como se desvanecen las radiaciones caloríficas y luminosas; sin em- bargo, los astrónomos no han podido comprobar la menor disminu- ción de la gravitación de los astros, aun en los de volumen reducido como la luna cuyas radiaciones caloríficas son ya casi nulas. Si por el contrario la gravitación resulta de alguna acción exterior á los cuerpos que los empuja los unos hacia los otros, á la manera de un flúido en el cual estuvieran sumergidos, debiera la atracción en este caso ser proporcional á la superficie de los cuerpos Ó á su volumen, si se supone que este flúido muy sutil penetrara en toda la profun- didad del cuerpo; pero aun en esta hipótesis no estaría en relación las masas. La masa y el peso tienen caracteres muy diferentes: la primera acompaña necesariamente á la materia, pues no se concibe una materia que no exija un esfuerzo para ponerla en movimiento, esto es, que esté desprovista de masa. Al contrario, podemos concebir muy bien un cuerpo desprovisto de peso; es suficiente para ello transportarse con el pensamiento á una cierta distancia entre la Tierra y la Luna, para;que la atracción de estos dos astros se neutra- lice, en cuyo caso"el peso'del'euerpo es nulo, y sin embargo se ne- cesitaría la misma 'fuerza para;comunicarle un movimiento dado, 290 VICTORINO TRELLES ESTURLA idéntico á la que hubiera necesitado en la superficie de la tierra para producir el mismo movimiento. Se puede además suponer que el observador ocupe sucesivamen- te diferentes astros del sistema solar. Notaría por ejemplo que en Júpiter el litro de agua pesa 2] veces más que en la Tierra, en la Luna 6 veces menos, en el Sol 27 veces más, etc. Así que para los habitantes de esos astros la impresión del peso sería dife- rente y no obstante todos tendrían la misma impresión de la masa Todos podrían comprobar que necesitaban emplear la misma fuerza para comunicar igual movimiento á un litro de agua. El filósofo que meditase sobre este hecho, diría que para todos los habitantes de los cuerpos celestes el sentimiento de la masa es uniforme y ab- soluto, mientras que el sentimiento del peso es variable y relativo. Algunos autores han querido prescindir de la fuerza para dar una definición directa de la masa. Se llama masa de un cuerpo dice Poison, la cantidad de' materia de que está compuesto. Pero ocurre preguntar ¿qué es lo que se entiende por cantidad de mate- ria? Tenemos clara idea de la materia contenida en cuerpos de la misma naturaleza. Se comprende fácilmente que dos litros de agua contengan doble materia que uno solo; de un modo general las can- tidades de materia en los cuerpos de la misma naturaleza son pro- porcionales á sus volúmenes; pero, ¿cómo realizar la comparación, si los cuerpos son diferentes?, ¿cómo comparar cantidades heterogé- neas ?, ¿qué relación puede haber entre la cantidad de materia cón- tenida en un decímetro cúbico de agua y un decímetro cúbico de mercurio? Sólo sabemos que el litro de agua es más fácil de move! que el de mercurio, es decir, que exige un esfuerzo menor. Para obviar estas objeciones, los mismos autores, han imaginado la existencia de un punto material semejante en todos los cuerpos, y estos cuerpos compuestos de puntos materiales. La masa de un cuerpo, dice Laplace, es la suma de sus puntos materiales, y su densidad depende del número de puntos materiales contenidos en un volumen dado. Pero esta marera de concebir la idea de masa, no hace desaparecer las objeciones expuestas; siempre queda el de- recho de preguntar: ¿qué es la masa de un punto material?, y ¿y por qué hay más puntos materiales en un litro de mercurio que en un litro de agua? Preguntas que tienen necesariamente que quedar sin respuesta. Cuestiones son estas en cuyo conocimiento íntimo no puede penetrar el entendimiento humano. No obstante, es lícito y conveniente considerar los cuerpos como MECANICA RACIONAL 291 si estuvieran compuestos de puntos materiales muy pequeños, sin afirmar nada sobre su naturaleza, y esto se hace para mayor facili- dad y comodidad en las demostraciones. En tal concepto, el cuer- po se considera como la suma de sus puntos materiales. La densi- dad, en este caso, se dice que es la cantidad de materia en la unidad de volumen, y por consiguiente la masa del cuerpo es proporcional al producto del volumen por la densidad. Sea M la masa de un cuerpo homogéneo, ¿ su densidad y V el volumen. Tendremos: Ñ MMS Vo si hacemos V=1 y p=1, resultará M= 1, es decir, que la unidad de masa será la masa de un cuerpo que tenga la unidad de volumen y la unidad de densidad. Si la densidad varía en los diferentes puntos del cuerpo, tendre- mos que la densidad p será una función de las coordenadas x, y, 2 de las posiciones de los puntos, y aplicando la fórmula del volumen de un cuerpo, en función de las coordenadas de sus puntos que da el Cálculo integral, tendremos: u=f».av=f$f» dd tomando estos integrales, entre los límites correspondientes, nos dará el valor de la masa M del cuerpo tonsiderado. K ES En Geometría se considera una sola unidad fundamental, la unidad de longitud, de la cual se deducen las unidades derivadas de superficie y de volumen. La Cinemática, se sirve de dos unidades fundamentales, la uni- dad de longitud, para medir el espacio, y la unidad de tiempo, para medir la duración del movimiento; de las cuales se deducen las uni- dades derivadas de velocidad y aceleración. En Mecánica hay que emplear tres unidades fundamentales: de longitud, de tiempo y una tercera unidad, que puede ser, según los sistemas una unidad de fuerza Ó una unidad de masa. Medida de las fuerzas.—Cuando una fuerza actúa sobre una par- tícula perfectamente libre, le imprime un movimiento que tiene por medida su velocidad en la unidad de tiempo, luego esta velocidad también representará la medida de la fuerza que le ha dado origen. 292 VICTORINO TRELLES ESTURLA Si la fuerza es constante, irá produciendo un incremento constante en la velocidad en cada una de las unidades de tiempo sucesivas, es decir, producirá una aceleración constante que medirá la intensidad de la fuerza. Si la fuerza es variable dará origen á una aceleración variable en el movimiento de una partícula y la medida de la fuerza estará expresada por la aceleración en un tiempo dado. Vamos á suponer que tenemos a partículas aisladas, unas al la- do de las otras, y que sobre cada una de ellas actúan fuerzas igua- les durante el mismo tiempo; es evidente que todas adquirirán la misma velocidad. Reunamos ahora todas esas partículas para que formen un solo cuerpo: su masa será n veces mayor que la de cada partícula, y suponiendo también que continúan actuando las n fuer- zas resultará que el cuerpo de masa n necesitará una fuerza n veces mayor para adquirir la misma velocidad. Se deduce de aquí, que las fuerzas son proporcionales á las masas y como sabemos que las fuerzas varían con las velocidades cuando la masa es constante, re- sulta que las fuerzas contantes varían como el producto de la masa por la velocidad constante en la unidad de tiempo. Si la fuerza es variable, será entonces proporcional al producto de la masa por la aceleración en un momento dado. Siendo F' la fuerza, M la masa, v la velocidad y t el tiempo, ten- dremos cuando la fuerza es constante == UZ y cuando la fuerza es variable UlAS F =¡M E Ó bien, llamando a la aceleración tendremos la expresión F=.Ma que indica la medida absoluta de la fuerza. Partiendo del concepto mecánico de la masa, también puede es- tablecerse esta relación, pues de las consideraciones ya expuestas al tratar de la masa, sabemos que este elemento es la relación constan- te que existe entre una fuerza cualquiera /' y la aceleración a que comunica á un cuerpo cuya masa es M, es decir, de donde MECANICA RACIONAL 293. La unidad de fuerza será la fuerza expresada por el número 1. Para tener F = 1, es suficiente hacer M=1ya=1. Así la uni- dad de fuerza, será la fuerza que produce la aceleración de 1 en la unidad de masa. Cuando la masa de una libra inglesa se toma como unidad de ma- sa, el pie como unidad de espacio y el segundo como unidad de tiem- po, la unidad de fuerza en este sistema, que se designa así: (F. P. $.) se llama poundal. El poundal se define diciendo que es la fuerza que actnando du- rante un segundo sobre la masa de una libra inglesa, le comunica la velocidad de un pie inglés por segundo. Cuando se emplea la masa de un gramo como unidad de masa, el centímetro como unidad de espacio y el segundo como unidad de tiem- po, la uvidad de fuerza en este sistema que se designa así: (C. G. 8.) se llama dina. La dina se define diciendo que es la fuerza que ac- tuando durante un segundo sobre la masa de un gramo le comuni- nica la velocidad de un centímetro por segundo. Veamos cómo se determina el valor de la unidad de fuerza, poun- dal ó dina. Resulta de numerosos experimentos realizados, que si un cuerpo que tenga la masa de una libra inglesa, se deja caer libremente en el vacío, adquiere en un segundo la velocidad de 32.2 pies ingleses, es decir, que la acción de la gravedad representará una fuerza que es precisamente el peso de la libra. Aplicando la fórmula E TO tendremos, por ser a = 32.2 F= M 82.2 y como M = 1, pues se toma como unidad de masa, resulta E ==82,9 y para que la aceleración sea solamente de un pie por segundo, es preciso que la fuerza F' sea 32.2 veces menor, que será precisamen- te el valor del poundal, es decir que el poundal Ó unidad de fuerza ye Pp es =— del peso de una libra inglesa. Por análogas consideraciones, se demostraría en el sistema (C. GE. 8.) que siendo la intensidad de la gravedad expresada por 981 cents., el valor de la dina sería =— de gramo. De lo expuesto se deduce que el peso absoluto de la libra inglesa equivale á 32.2 poundals y que el peso absoluto del gramo es equiva- 294 VICTORINO TRELLES ESTURLA lente 4 981 dinas. Así para reducir libras 4 poundals Ó gramos á dinas basta multiplicar las libras por 32.2 y los gramos por 981; y dividir los poundals Ó los gramos por los mismos números para la reducción inversa. Medida de las masas. Siendo la gravedad una fuerza constante en cada punto de la superficie de la tierra que comunica á un cuer- po cayendo libremente una aceleración y igual para todos los cuerpos se deduce de la fórmula general. EMO que llamando P al peso del cuerpo. P == My Ahora en otro cuerpo de peso P” y masa M” tendremos PM de donde Ed OA AO LE es decir, que los pesos son proporcionales á sus masas. Si P= P' resulta M = M' de donde se infiere que para comparar las masas de los cuerpos, basta comparar sus pesos por medio de la balanza, cuyo resultado numérico será exactamente el mismo. Como unidades de peso se toma la libra inglesa Ó el gramo, que también son unidades de masa. En efecto, coloquemos el cuerpo A en uno de los platillos de una balanza, lastrando el otro hasta producir el equilibrio, sustituya- mos después el cuerpo A por un número P de libras ó gramos hasta obtener el equilibrio. Si llamamos P” al peso de una libra ó gra- mo y M” su masa, teniendo en cuenta la relación conocida bes M PO resulta que si el peso P” se toma como unidad de peso y la masa M” como unidad de masa IS es decir que el número que mide el peso del cuerpo A en libras ó gramos, es igual al número que mide la masa del cuerpo en libras % gramos de masa, y diremos entonces que el cuerpo A tiene el mis- MECANICA RACIONAL 295 mo peso que el peso de P libras ó gramos, Ó la misma masa que la masa de P libras ó gramos. Según esto, las palabras libra y gramo tienen dos significados di- ferentes, que no hay que confundir: uno como unidad de peso y otro como unidad de masa, en este caso se designan libra-masaú gramo-masa. De la fórmula —-=M g se deduce que cuando m = 1 entonces P = g, es decir, que la uni- dad de masa es la de un cuerpo en que su peso es igual á la acele- ración de la gravedad. Si se trata de libras inglesas, el peso de la unidad de masa será 32.2 libras. Y si se refiere á gramos, el peso de la unidad de masa valdrá 981 gramos. Como el valor de la aceleración y no es el mismo en todos los lugares de la superficie de la tierra, pues varía del polo al ecua- dor | resulta que el peso de la unidad de masa (lbra-masa ó gramo- masa) aumentará Ó disminuirá según la latitud y como el peso de los cuerpos variará también en la misma proporción, la masa que- dará siempre invariable. Cuando en las fórmulas entra el valor de la masa m de un cuer- . . P » . po, se pone siempre bajo la forma 7 que es más ventajosa. En este sistema llamado de gravitación las fuerzas se miden por las presiones que producen y la unidad de fuerza es la libra inglesa ó el gramo. El peso de una libra ó de un kilogramo se usa comúnmente para medir las fuerzas, y en realidad es el método más práctico y senci- llo. La presión del vapor en una caldera se aprecia en libras por pulgada cuadrada, la tensión de una cuerda se estima en libras ó kilogramos, la fuerza de arrastre de una locomotora se aprecia igualmente en libras ó kilogramos y en multitud de ejemplos más que pudieran citarse. La fórmula general L= Mea puede referirse á los dos sistemas de medida de las fuerzas. 1 Elyalor de y en una latitud Á se halla por la fórmula 9 = G (1 +0.005133 sen? A) siendo G la grayedad de la unidad de masa en el Ecuador. 296 VICTORINO TRELLES ESTURLA Si se trata de medir las fuerzas en unidades absolutas, la unidad de masa, será la masa-libra ó la masa-gramo, y la unidad de fuerza es — de libra ó gramo. ? 9 Si se quieren medir las fuerzas en unidades de gravitación, las unidades son y veces más grandes, es decir, la unidad de masa es y libras Ó gramos y la unidad de fuerza es una libra ó un gramo. Las ventajas de este segundo sistema consisten en que las fuer- zas están expresadas en libras Ó gramos y la masa de un cuerpo tie- ne un valor numérico siempre constante que representa la misma cantidad de materia. Así, una masa representada por 20 en el ecuador, será también 20, ya esté en el polo, en la Luna ó en el Sol, lo cual está de acuerdo con el concepto mecánica de la masa. 1 El valor numérico de y será distinto según que la unidad de longitud sea el pie ó el cen- tímetro, COMPRENSION DE CICERON EN EL AULA 1 POR EDUARDO L. WHITE Profesor de Griego y Latín en el Boys' Latin Sehool, Baltimore Solicito vuestra indulgencia para esta que no viene á ser una demostración persuasiva, ni siquiera una monografía equilibrada y coherente, sino más bien una presentación discursiva y desaliñada de algunos de los recursos de menor cuantía con el empleo de los cuales me empeño en que mis alumnos lleguen á comprender el tex- to que leen. Ahora, en los prelimivares, deseo exponer, con toda la diafanidad posible que por comprensión yo entiendo aquella clase de percepción que llega no sólo á la conciencia, sino que también toca á los sentimientos y da cierta idea de la emoción inherente al mero sentido de las palabras é implícita bajo el mismo. Tal vez me esfuerzo en vano; pero confío, y no siempre estérilmente, en desper- tar algún eco en mis alumnos, por lejano y débil que sea, de la sen- sación exquisita que sin duda corrió por la médula de los disgusta- dos é incrédulos oyentes de Cicerón; aun por la de aquellos menos receptivos, más indiferentes ó más desdeñosamente hostiles. Alguien ha dicho que la dificultad que ofrece Virgilio es el tra- ducirlo después de haberlo entendido, y que la dificultad que se en- cuentra en Cicerón es el comprenderle después que se le ha tradu- cido. Por mi parte yo tropiezo, en cada uno de esos autores, ya con una dificultad, ya con la otra, é indiscutiblemente con ambas á la vez en ciertas ocasiones; pero reconozco la verdad general que encierra la observación, y me propongo tratar aquí de la dificultad de penetrar toda la significación de numerosos pasajes de la colee- ción de oraciones de Cicerón, aun después de haber hecho una tra- ducción satisfactoria de los mismos, dada la dificultad de poner al alcance de la clase ordinaria de un aula cualquier apreciación ge- nuina de la significación espiritual y conmovedora de la elocuencia de Cicerón. La pretensión de transmitir á un escolar americano, en su pue- ricia, alguna comprensión efectiva de la influencia que revestía la 1 Este trabajo fué presentado en la sesión celebrada en Nueva York por la «Asociación Clásica de los Estados intermedios y Maryland » en 27 de Abril de 1907. 298 EDUARDO L. WHITE manera estilística que caracterizaba á Cicerón es casi tan impo- sible que escasamente merece la pena de intentarlo. El niño tiene ya bastante que hacer con el sentido del asunto. Procuraré de- mostrar ahora cómo me las arreglo para guiar á los ejemplares de niños americanos de edad escolar que caen bajo mi cuidado á una comprensión, tan aproximada como ellos sean capaces de formar, de lo que hubo de expresar Cicerón. Me aventuro á empezar disintiendo, un tanto tímidamente, de lo que yo estimo que viene á ser una práctica general: la de empezar con las oraciones catilinarias. Los niños que no han leído más de tres libros de César, la mayor parte de los que sólo han leído cinco y ninguno de los que han leído algo más de aquella cantidad de prosa con la adición, tal vez, de un poco de Nepote y de Salustio, se encuentran, en mi sentir, muy pobremente preparados para com- prender cuál fué en realidad el sentido de la primera explosión de Cicerón contra Catilina. Porloque á mí toca prefiero empezar mis clases con el discurso sobre la Ley Manilia. Después de una lec- tura deliberada y cuidadosa de dicha oración un niño medianamen- te sensible debiera tener alguna idea sobre qué cosa era la que es- taba en peligro en la intriga de la cual fueron los discursos catili- narios no sólo la culminación sino los fastos más notables. Y, hasta donde me es dable juzgar por mí mismo, he encontrado mi método completamente ventajoso. ? El exordio de la ley Manilia es sin duda retórico, artificioso y enmarañado. Desde mi punto de vista esto es más bien una ven- taja. Los muchachos olvidan durante las vacaciones de verano mucho del latín aprendido. Delos alumnos de salud normal pue- de esperarse que olviden la mayor parte de los áridos detalles gra- maticales; por eso no constituye un mal comienzo de la labor que deba de realizarse durante el curso, el someterlos á un buen re- paso de la sintaxis al empezar el año escolar. Y es conveniente, tanto para el maestro como para los discípulos, el estudiar con ahin- co la gramática duraute algún tiempo, haciendo minuciosos ejerci- cios de análisis. El exordio de la ley Manilia ofrece un campo excelente para esta clase de ejercicio. Al efectuar la lectura de Cicerón durante el transcurso del año acostumbro á exigir al alumno á quien estoy preguntando que me diga el modo de cada verbo usado en la oración que se prepara á traducir y que exponga la razón del empleo de ese modo. Si lo hace con una plausible aproximación á la exactitud, le doy la oportuni- COMPRENSION DE CICERON EN EL AULA 299 dad de que traduzca la oración. Si se embrolla y chapucea en el transcurso de ese análisis, jamás le doy la ocasión de que trate de realizar la traducción. Encuentro que este sistema contribuye á presentar 4 mis alumnos como inútil el uso de notas clandestinas, claves, Ó traducciones copiadas. Elévanse ellos entonces hasta los requerimientos que les hago y esta clase de ejercitación parece be- neficiarles. Lo que después de eso procuro obtener de mis alumnos es que nunca, ni por un solo instante, hagan uso de ninguna especie de jerigonza de clase, traducciones amaneradas, ni de nada que se aproxime á tales abominaciones. Un niño me habla de la « magni- tud de las florestas» y yo le pregunto qué « magnitud » de zapatos calza. El mira atontado y dice: «el tamaño de las florestas». Yo entonces me muestro satisfecho. Si dice «la extensión de las flores- tas » le digo que ha dado en el clavo. Si me habla de la «costa ma- rítima », muéstrome interesado por saber si él, durante el verano, va á bañarse «á la costa marítima »; lo que le hace sonreir al mismo tiempo que rectifica: «la costa». Y así sucede con todos los demás mo- dismos. Trueno contra todo loque trasciende á anticuado, altisonan- te, amanerado, demasiado vulgar ó desnaturalizado de su recta acep- ción (slang), é insisto en que se emplee el vocabulario inglés que pudiera usar un muchacho sensato al escribir una carta decente- mente inteligible. Y trato de enseñar á mis alumnos á que se den cuenta de que UNA palabra es insuficiente y de acostumbrarlos á que emprendan una infatigable pesquisa por la palabra requerida. Pero un niño puede muy bien analizar correctamente, traducir con exactitud una oración á un inglés natural é idiomático y pre- guntar después lo que tal oración significa. Es esta la clase de di- ficultad respecto á la cual solicito vuestra atención. Y la dificultad existe de hecho cuando, según sucede aun más á menudo, el niño cree que comprende el pasaje, y sin embargo está muy lejos de sos- pechar la significación vital del pensamiento que en él se encuentra latente, según fué trasmitido á los oyentes de Cicerón. Al proceder contra tales obscuridades, paréceme que estoy apli- cando á la enseñanza de Cicerón el método de ilustraciones usado por Froude en su boceto de César; que no me muestro meticulosa- mente cuidadoso respecto á la probable veracidad de mis declara- ciones si ellas resultan posibles y pintorescas. La única manera de interesar á los niños es, por decirlo así, interesarlos; los detalles del método deben variar con cada instructor 300 EDUARDO L. WHITE y con sus diferentes materiales, pero hasta cierto punto cada maes- tro debe usar alguna clase de ilustraciones ajenas, pero análogas al asunto de Ja lección, adaptadas á sus alumnos y aue le parezcan naturales á él mismo. Al presentar algunos ejemplos de la clase de ilustraciones que yo uso, no quisiera ser mal interpretado. No pienso sostener, por un solo momento siquiera, que entre un millar de métodos apropiados, que habrá, probablemente, de dar enseñanza sobre Cicerón, sea mejor el mío que los otros novecientos noventa y nueve. Opino que tal vez no sea idéntico á todos los demás méto- dos conocidos y que posiblemente resulte interesante, ya en sí mis- mo, ya en comparación con el resto. Alguien podrá decir que algunos de los pasajes citados por mí como ejemplos están tratados de una manera adecuada, en las no- tas Ó en las introducciones de las ediciones comunes que existen para las escuelas. Convengo en esto desde luego; pero respondería que el intelecto de un niño de escuela es para la influencia de las notas y de las introducciones, lo que el dorso de un pato es para la lluvia. Las notas y las introducciones, aun cuando sean leídas fielmente, parece que no penetran en los estados de conciencia más internos de un niño, no parecen despertarle; y esto no es extraño que así suceda especialmente cuando se trata de los discursos de Cicerón. Los discursos vivieron y todavía viven. El niño es un sér lleno de vida. Las introducciones y las notas, si no muertas, en verdad que están inanimadas. Para establecer una conexión eléctrica en- bre el alma viva de los discursos y el alma viva del niño se necesita de un maestro con vida. Nunca realizarán esa función unas notas inanimadas. Imagínome que lo que digo á mis alumnos les repor- taría muy escaso beneficio si ellos lo leyeran impreso. Creo pro- bable que sería de igual manera efectivo el uso de expresiones ilustrativas similares variando con el maestro y naturales en cada uno de ellos. : Como un ejemplo de la clase de dificultades á que me refiero, citaré una anécdota de la emperatriz Eugenia. Dícese que cuando Napoleón III se enamoró de ella, hízola declaraciones que fueron rechazadas por dicha dama y por su familia. Cuando se encontró más y más fascinado por ella, cuando la condesa de Montijo, des- lumbrada con sus atenciones, continuó haciendo todo lo que estaba en su poder para aumentar la fascinación que le había producido, él discutió el punto del matrimonio. Durante algún tiempo se cre- COMPRENSION DE CICERON EN EL AULA 301 yó en París, y en todo el gran mundo francés, que el emperador estaba meditando casarse con Eugenia y que la cuestión objeto de la deliberación era la de si él convendría en llevarla al altar dándole por completo todos los derechos imperiales y también todos los de- rechos dinásticos á sus hijos, Ó bien si Eugenia consentiría en ca- sarse con él morganáticamente. Durante el período de hablillas y de espectación que siguió, y durante el cual Napoleón pasaba en compañía de su adorada todos los momentos que podía robar á sus deberes imperiales, y en tanto que la abrumaba con todas las de- mostraciones imaginables de su miramiento, sucedió que cierto día asistió Eugenia 4 una revista de tropas, desde un balcón de palacio donde se encontraba sentada entre un grupo numeroso de grandes damas. Destacábase ella á la vista de centenares, aun de miles de individuos, y podía ser oída por toda aquella multitud. Cuando terminó la revista, desmontó el emperador debajo de aquel balcón y se dirigió á Eugenia, preguntándola: —¿Cómo puedo llegar hasta vos ? Y en voz alta, clara y extensa, voz de tono juvenil y picaresco, respondióle ella: —Por la mano derecha, Sire, camino de la capilla. Imaginaos ahora á un muchacho de ordinarias características que exista dentro de algunos miles de años, viviendo en condiciones de religión y leyes, de costumbres y hábitos, de fórmulas de galan- terías y de prácticas matrimoniales tan distintas de las nuestras como lo son éstas de las condiciones que imperaban en la Roma de Cicerón, ó más tal vez todavía. ¿Hasta qué punto alcanzará una mera traducción á dar una idea de la significación de la breve y expresiva contestación de Eugenia? Cualquiera forma futura de lenguaje humano debe y necesita contener palabras para «mano» y «derecha », prácticamente idénticas en sentido á las nuestras; pala- bras que no difieran de «capilla» más de lo que ésta se diferencia de sacrarium Ó fanum Ó templum; palabras para «sire» que guarden la misma relación con ella que la misma conserva respecto á los títu- los romanos de respeto. Pero el problema estará no tanto en apo- derarse del sentido como de la significación; la dificultad no estará en Jo que las palabras denotaron sino en lo que ellas connotaron; no en lo que fué expresado por la declaración, sino en lo que iba implícito en la misma. En las oraciones de Cicerón abundan las obscuridades de esta clase y son ellas las que principalmente me preocupan. 302 EDUARDO L. WHITE y Las dificultades de un niño se refieren, naturalmente, al sentido de las palabras, frases, cláusulas ú oraciones; ó bien al general ha- cinamiento de párrafos y á las partes más extensas de las expre- siones. En el transcurso del tiempo que año tras año he dedicado á la enseñanza en clase, he notado dificultades de la índole de las que me preocupan en las seis fundamentales oraciones de Cicerón: la ley Manilia; las cuatro contra Catilina y la pronunciada en de- fensa de Arquias. En estos seis discursos he encontrado un total de ciento noventa y seis dificultades de la clase que he citado. Cuarenta y nueve se refieren á palabras, dos á frases, once á cláusulas, quince á oracio- nes y catorce á párrafos, en tanto que treinta y una se refieren á. generalidades; con lo que quiero decir que se trata de dificultades. diseminadas sobre mayor extensión de discurso que el comprendido en un párrafo; de aquellas que en diferente modo ocurren en diver- sos pasajes ó bien que surgen del carácter romano en general, dados sus distintos rasgos con relación al carácter moderno. Todas éstas llegan á sumar ciento cincuenta y dos dificultades. Además de es- to hay cuarenta y cuatro pasajes que yo explico como sarcásticos Ó humorísticos, y son, especialmente, siete palabras que llamo de acepción impropia ú grotesca por la costumbre (slang), cinco mofas y treinta y dos chanzas. El slang es el entonces corriente en las escuelas de gladiadores, el dialecto técnico de la esgrima romana, el cual presenta grandes 'analogías con los términos usados en nuestros modernos pugilismos. En cierto pasaje Cicerón indica que está usando una palabra en sentido de slang, poniendo después de ella un «como ellos dicen »; y el término por cierto, es idéntico á uno, usado por nuestros bo- xeadores: «con el cuerpo». Estos siete conatos de slang aparente, ocurren todos en los dos primeros discursos contra Catilina y pare- ce como que forman parte del escarnio efectivo que hace Cicerón de él, teniéndole por un mero rufián, un grosero, un servil, un asesi- no juramentado, un pugilista asalariado. Muchas de las chanzas, como todos los slang, envuelven burlas. Los escarnios que no envuelven bromas todos ocurren como slang aparentes en los dos primeros discarsos contra Catilina. Uno de ellos es la misma palabra gladiatori á la cual se ha añadido tsti para aumentar su causticidad. (Cat. 1. 12. 29.) De las treinta y dos bromas, encuentro dos en el discurso por Ar- COMPRENSIÓN DE CICERON EN EL AULA 303- quias (una respecto á Syla y el poetastro, y la otra sobre los poetas, de Córdova), seis en el discurso sobre la Ley Manilia, dos en la pri- mera Catilinaria, tres en la tercera y diez y nueve en la segunda. Indico á mis alumnos que los escarnios y los slangs fueron lan- zados á Catilina ya ante el Senado Ó ante el pueblo; que con la ex- cepción de dos dirigidos al jurado en el discurso sobre Arquias y de otras dos expresiones despreciativas contra Catilina ante el Senado, las bromas fueron todas para que las riera el populacho congregado al aire libre; que diez y nueve de las treinta y dos verdaderas bromas, veintisiete del total de cuarenta y cuatro, se en- cuentran en aquel humorístico discurso catilinario—el segundo—pro- - nunciado por un orador lleno de ansiedades y de aprensiones ante un público atemorizado; y que ellas probablemente fueron insertadas para aliviar la tensión mental y animar á los ciudadanos oyentes; toda vez que en la cuarta catilinaria, pronunciada en la solemnidad del senado, sin ningún Catilina á quien escarnecer ni ninguna chus- ma á quien dar semejante pasto, no se encuentran trazas de slang, de escarnio ni de burla. Mis alumnos parecen comprender mi in- tención y saborear el pensamiento. Todo esto que yo expongo respecto á los slangs, escarnios ó bro- mas, viene á ser, por supuesto, una cuestión de mera interpreta- ción personal. Yo no tengo la menor prueba filológica sobre la cual basarla. Podéis acogerla desdeñosamente sin que yo pueda decir que estáis equivocados. Pero lo cierto es que, verdadera ó falsa, ella me ayuda asombrosamente, á despertar el interés de mis alumnos y á elevarlos hasta la apreciación real de los discursos de Cicerón, tal y como ellos debieron resonar en los oídos de los que acudieron á escucharlos. La clase de método que yo uso ó desna- turalizo, mejor manejado sobre una base más amplia de exacto co- nocimiento, pudiera rendir algo que realmente valiera la pena. En lo que se refiere á las ciento cincuenta y dos dificultades de palabras, frases, cláusulas, oraciones, párrafos ó generalidades, es- casamente me permitiría el tiempo de que dispongo referirme á un ejemplar de cada clase. De las cuarenta y nueve palabras, tomad por ejemplo iste, como Cicerón la usa una óÓ dos veces en los discur- sos contra Catilina y repetidamente en la acusación de Verres. Yo pongo de relieve la impresión que debió causar, contando cómo John Randolph de Roanoke, acostumbraba levantarse en el Congreso, y en lugar de referirse á su antagonista como el « Caballero de Con- necticut», por ejemplo, hablaba ligeramente de él, diciendo: «ése ». 304 EDUARDO L. WHITE Y termino el ejemplo ilustrativo con el cuento de cómo un conocido manufacturero de relojes hizo en cierta ocasión un conveniente y sugestivo discurso sobre un proyecto de ley respecto al ejército; el efecto de cuyas palabras evaporó completamente Randolph, levan- tándose y diciendo al mismo tiempo que señalaba á su víctima con su índice largo y enjuto. —«Si Ése supiera de tac rrcs * lo que sabe sobre tic tics, yo le contestaría.» Entre las treinta y dos frases que he indicado, considerad ésta; tempestivo ad navegandum mari (Man. 12.34). No puede esperarse que un muchacho desenvuelto en una era de faros, cartas geográfi- cas, brájulas, cronómetros, barómetros, telescopios, telegrafía sin hilos y máquinas de vapor extraiga de ningún vocabulario, ni de ninguna nota explicativa un sentido real, ni aun remotamente aproximado, de las inusitadas circunstancias que quiere dar á en- tender Pompeyo con la declaración de que se emprendió la navega- ción no estando el mar todavía en condiciones apropiadas para un viaje, su habilidad para asegurarse de que sus barcos estaban listos hasta la última cuerda. su influencia sobre sus hombres, su osadía, su deslumbradora originalidad. Refiérome para orientarlos á una frase que era corriente hará un centenar de años, entre la población turca de las inmediaciones del Mar Negro, cuando querían dar á entender la peor forma de locura, extravagante é irresponsable, diciendo: —;¡ Se haría á la mar en invierno! La más notable entre las once cláusulas que he indicado es aque- lia, de carácter incidental y relativo, en la cual Ciceron dice despre- ciativamente, refiriéndose al águila de plata de Catilina, que éste tenía por costumbre rendirla culto antes de salir 4 cometer asesi- natos. ; Yo ilustro el punto citando las todavía existentes costumbres de la gente de cierta clase, así de Italia como de Sicilia y de Córcega, cuando se proponen cometer un asesinato, la cual consiste en arre- glar todos sus asuntos con la mayor formalidad con su abogado y su sacerdote, hecho lo cual, oran ante la imagen de su santo favorito; preliminares que consideran indispensables para lograr un éxito completo y lisonjero en el arreglo de sus dificultades personales y familiares. 1 División caprichosa—á sus fines—que hizo de la palabra inglesa tactics que equivale á la castellana táctica. (N. del T.) COMPRENSION DE CICERON £N EL AULA 305 No existe posibilidad de duda respecto á cuál oración yo elegiré entre las quince que he facilitado á mis alumnos. Por significación y por importancia pudiera decirse que aun la más corta se proyecta de una manera prominente. ¿Cómo puede uno trasmitir á un niño la significación verdade - ramente tremenda, de exire ex urbe tubet consul hostem? El niño la traduce fácilmente por: «El cónsul ordena á un enemigo que parta de la ciudad », ó si trata de hacer enfática la expresión de orden y conservar el efecto del climax, viene á parar á algo por el estilo de: «El alejamiento de la ciudad es la orden del primer magistrado á un enemigo público.» Pero¿cómo puede darse cuenta el niño de la atmósfera política en medio de la cual retumbaron esas palabras como un trueno? Por mi parte cito la frase «conflicto irreprimible » y explico de qué manera y cuándo en los Estados Unidos se encon- traba la gente más bien inclinada á dar rienda suelta á sus senti- mientos, en lo que á la agitación en pro y en contra de la escla- vitud se refería, que á usar sus facultades intelectuales en la consideración del problema; cuando aun aquellos que eran capaces de pensar se dedicaban á formar planes para contemporizar; cuan- do mucha gente decía que la esclavitud y la unión podían continuar existiendo juntas indefinidamente, aquella frase sensacional «irre- primible conflicto» estalló en el campo político como una bomba y por su detonación atrajo la atención de los indiferentes y aclaró la comprensión de la nación entera. Dígoles á mis discípulos que se imaginen á Catilina colocado en la situación de un brillante y «tre- vido joven reformador, aceptado como tal por una considerable mitad del populacho, de la clase media y de la nobleza, manifes- tando que había fracasado en su elección debido á la influencia ilegal del gobierno existente y proclamando que como no podía re- formarlo en su interior por métodos legales, proponía su abolición y la formación de un gobierno mejor, escarneciendo á las autorida- des constituídas; y, á todo esto, no faltando numerosos atolondra- dos susceptibles de imaginarse que Catilina era la esperanza de Roma y los magistrados un conjunto de viejos estúpidos. Todo esta trama fué disipada por una corta oración de Cicerón, quien logró que cada uno de sus oyentes se diera cuenta perfecta de que la si- tuación no era como aquél la pintaba; que no se trataba de un re- generador, lleno de promesas, de las constituciones gastadas, emba- razado en su labor por una turba de cabezas decorativas depaupe- radas y reaccionarias, sino que, en realidad, los representantes de 306 EDUARDO L. WHITE la ley y de la religión se alzaban, cohesivos, contra un anarquista sin conciencia, contra un incorregible antagonista de todo lo que diera valor á la comunidad contra un demente demoledor en cuya política nada había por cierto de constructivo. Los catorce párrafos que están especialmente plagados de apa- rentes insignificancias son para mí tan interesantes y la correspon- dencia de mis alumnos á mi método de exposición ha sido tan satis- factoria, que yo quisiera poderlos incluir todos. Las producciones moralizadoras de Cicerón son bastante fáciles para traducirlas al inglés; pero ¿cómo despertar á un niño al verda- dero interés de lo que á primera vista le parecen pesados sermones? La disquisición de Cicerón sobre el carácter innato frente á la ejercitación adquirida, la cual se encuentra hacia la teminación de su discurso en defensa de Arquias, parece en verdad compuesta con lúcida previsión. Entre el enjambre de casos modernos que acu- den, numerosos, á la memoria, es imposible dejar de citar á Jorge IV de Inglaterra, Rodolfo de Austria y Alejandro de Servia por un lado; la mitad de los mariscales de Napoleón, Robert Burns, Wil- kie, Walt Whitman y Abraham Lincoln por el otro, con Goethe y Víctor Hugo, Tennyson y Longfellow, Lord Leighton y Alma Ta- dema, el rey de Inglaterra y el Kaiser alemán como ejemplos de la combinación. Presenta ella una materia respecto á la que nunca resultaría excesiva, para el aprovechamiento de los adolescentes, la extensión que se le diese á cualquier explicación juiciosa que, des- pués de todo, parece agradarles. Las exageradas hipérboles que se encuentran en los capítulos 49 y 52 de la segunda catilinaria, relativas á la atracción de Catilina para todas las diversas clases de delincuentes y criminales, son bas- tante fáciles de traducción, pero suenan apagadas y frías en los oídos de los jovenes americanos. Mis alumnos parece que “sólo se dan cuenta de algo de su valor como ataque de partido, cuando cito, por vía de comparación, el efecto que hizo, en la campaña presi- dencial Cleveland-Blaine, aquella caricatura, cruelmente adecuada, de Gillam en el « Puck », que representaba á Blaine—tan á menudo llamado por sus admiradores «el hombre magnético »— con las pier- nas convertidas en un gran imán de herradura, atrayendo hacia sus polos todos los tipos más viles y villanos. Para mí el más delicioso de los párrafos es aquel pasaje, diáfa- namente absurdo é indubitablemente efectivo, del discurso en pro: de la Ley Manilia en el cual Cicerón dice á sus oyentes que ellos COMPRENSION DE CICERON EN EL AULA 307 son absolutamente tan capaces como Hortensio y Cátulo para juz- gar de las condiciones de Pompeyo; de lo atinado de su nombra- miento; del aspecto ampliamente constitucional de la cuestión en- tera; que el juicio de un sencillo ciudadano romano, un tendero que fuera, ó tal vez un artesano, era tan bueno como el del mejor experto gubernamental de Roma. Todo eso parece tan plausible, tan ingenuo, tan cándidamente corriente; reviste el carácter de una apelación tan directa para resolver sobre hechos tan arduos; un razonamiento tan llano y de tan vulgar sentido común en la su- perficie, cuando en realidad no era otra cosa que una apelación arti- ficiosa é inveteradamente artera á los prejuicios personales, á las preocupaciones de clase y á la vanidad individual. Un niño pierde todos los delicados matices que forman el yer- dadero interés de este largo pasaje. Para hacérselos comprender, cito la historia de un lacónico discurso de Webster en un caso que defendió relativo á una patente. El abogado de la parte contraria había demostrado la originalidad del aparato de su cliente y tra- tado de hacer evidente que no infringía, en manera alguna, los de- rechos de la patente del cliente de Webster. Este se levantó en- tonces y dijo, poco más óÓ menos, lo siguiente: —Señores del jurado: el erudito abogado de la parte contraria ha hablado durante dos días para probar á ustedes que estas má- quinas no son iguales. ¡ Mírenlas ustedes, señores del jurado, mí- renlas ustedes ! Cuando por primera vez oí esta anécdota, interpreté la expresión de Webster en el sentido que él se propuso, sin duda, fuera tomada por el jurado, y como éste la acogió en efecto: como una apelación franca, abierta y equitativa á los hechos fríos. Nada podía estar más lejos de su intento y de su efecto. Esa expresión halagaba el amor propio del jurado dando por hecho que sus miembros eran tan competentes para decidir la intrincada cuestión mecánica como cualquiera de los pretendidos expertos; ella lisonjeaba la presunción de esos individuos haciéndoles suponer que Webster los tenía en es- tima; ella los arrastraba sutilmente á inclinarse en favor del punto de vista sostenido por el ilustre letrado, actuando de manera enga- adora sobre su vanidad satisfecha; ella les sugestionaba, sin que dichos individuos lo sospecharan, la tendencia á aceptar el debate en el terreno que lo presentaba Webster; ella los llevaba á decidir como él quería que decidieran. Así sucedió con la expresión de Cicerón respecto á Pompeyo y tal fué el efecto que produjo sobre: 308 EDUARDO L. WHITE sus oyentes. Tal y como la empleada en el caso anterior, es la manera sistemática que emplea con el jurado en el caso de Arquias, teniéndoles por hombres cultos y críticos suficientes 4 comprender el mérito de una celebridad literaria. De todos los pasajes que se encuentran en los seis discursos es- timo que el más saboreado por mis discípulos es aquel de la narra- ción—en la tercera catilinaria—del arresto llevado á cabo en el Puente Mulvio. La mera traducción de ese pasaje no alcanza á in- teresarles mucho; pero cuando aplico al mismo los métodos usados por Froude al explanar aun las más breves alusiones de las autori- dades por él citadas en su bosquejo de César, parece como que des- piertan, instantáneamente, á la comprensión de! mismo. Invítoles á que consideren la sangre joven de los reatinos al igual de la de aquellas cuadrillas de fanfarrones descendientes «de la abolida clase feudal Samurai, las cuales han jugado tan notable y tan inadverti- da parte en la agitación política del Japón durante los últimos trein- ta años; á que los conciban como prontos para cualquier cosa, pero guardando entre ellos una estrecha coherencia á la vez que se mos- traban audaces, serenos y discretos; á imagiuarlos recibiendo la consigna de vagar por el puente Mulvio, y á una señal convenida promover una camorra, sin que ellos supieran con quiénes tendrían que habérselas y sin que se les ocurriera preguntar con qué fines, ni se les importara tampoco; á imaginárselos echados sobre el para- peto, en la obscuridad, interiormente alerta, exteriormente aburri- dos, pero completamente dichosos siempre. Invítoles, por otra parte, á que piensen en los dos magistrados (como llamo siempre á los pretores ), emprendiendo cada uno de ellos, con sus somate- nes—en su calidad de aPguaciles mayores—cierta expedición, el ob- jeto de la cual era solamente de ellos conocida; decidiendo, por pura casualidad, pasar la noche—en villas situadas en las márgenes del camino—un magistrado con su somatén, en la orilla norte del río, á la derecba del mencionado camino y el otro en la orilla opuesta á la izquierda del mismo. Entonces les digo que se imaginen á los Alobroges con sus comitivas y el resto en el puente, y á uno de los atolondrados reatinos interpelando groseramente á un postillón co- mo sigue: —¡ Oye! ¿á quién llevas ahí? El postillón replica con lindezas, lo que da lugar á que instantá- neamente se arme, en toda la línea, un magnífico y general vapuleo. El escándalo, como es natural, se oía desde las villas y hasta lle- COMPRENSION DE CICERON EN EL AULA 309 gó á despertar á los magistrados, (quienes seguramente dormían con un ojo abierto), lo que determinó que acto continuo salieran, cada uno con su somatén, á investigar la causa de aquel indecoroso disturbio, y aparecieran sincrónicamente en los extremos del puen- te, cogiendo en un callejón sin salida á la totalidad de la caravana, y procediendo á arrestar, con la mayor imparcialidad, á los mozal- betes reatinos, á los galos y á todos los demás que se encontraban en el puente. Registraron después á cada uno de los detenidos y en- tonces, cuando todas las cartas estuvieron en su poder, cayeron en la cuenta de que, inadvertidamente, habían ejercido coacción sobre unos embajadores. Después de dar repetidas excusas á los indignados celtas, descubrieron algo sospechoso en una de las cartas y pidieron á los alobroges que difirieran su viaje hacia el norte y se rirvieran volver á Roma para deponer ante el Senado; á lo que accedieron cortésmente los caballeros galos (según lo habían convenido con anterioridad). Esta especie de presentación dramática, aunque en verdad caren- te de base, impresiona de una manera efectiva el intelecto de los ni- ños y despierta en ellos interés hacia el trabajo que están reulizando. Lo que sucedecon los párrafos pasa también con las generalida- des. Yo bien quisiera disertar extensamente sobre todas y cada una de ellas, y podría hablar horas enteras respecto de cualquiera de las treinta, singulares, que tengo catalogadas. La explicación de las ideas de los romanos sobre el comercio, el crédito y la hacienda pública, requerida para la comprensión del capítulo séptimo del discurso sobre la Ley Manilia, ofrece una bue- na oportunidad para exponer ampliamente, así los puntos de vista modernos como los principios inalterables, é interesan vivamente á los niños. La actitud legal y general del espíritu de los romanos respecto á todas las reuniones nocturnas cualesquiera que fueran su índole y su propósito, y el horror que les producía el que se portaran armas dentro del recinto sagrado, como campo de votación, interesa á los niños por la marcada diferencia que presenta con nuestra vida mental. Fácilmente puede hacerse comprender y saborear á los alumnos la ingenuidad de la manera en que la mención del nombre y de las hazañas de Pompeyo se desliza una y otra vez entre lo que se anunciaba como una mera exposición de hechos arduos. Puede alcanzarse que se dan cuenta del efecto emocionante de las hipér- bole de Cicerón y de la prudente estratagema de sus absurdas pero 310 EDUARDO L. WHITE efectivas contenciones, según las cuales un hombre que voluntaria- mente se ponía bajo la vigilancia debía ser considerado culpable; que la detención implicaba la culpabilidad del detenido y que un traidor, por el hecho de su traición, no era, en manera alguna, ciu- dadano, sino un extranjero. Difícil resulta en nuestros días hacer comprender á los niños, en forma aproximada siquiera, el temor que producía á los romanos la perspectiva de nn levantamiento de esclavos. Y más difícil se hace todavía, dada la general y persistentemente equivocada interpreta- ción que se encuentra en la mayoría de los libros sobre el asunto, que los alumnos se den cuenta de la piedad profunda y sencilla de Cicerón y de la fe religiosa, realmente férvida, de aquellas masas de hombres á los cuales él dirigía la palabra. Pero exigiría mucho tiempo la demostración de cómo procedo al tratar de estas materias. Al referirme al punto de cómo Arquias pudo disfrutar en su tiempo de una reputación inmensa sin que en la actualidad le quede siquiera un átomo de la misma, pregunto á mis alumnos sobre cuántos de ellos han oído hablar de Winthrop Mackworth Praed ó de Nathaniel Parker Willis. Ninguno los ha oído mencionar. Los dos son prominentes, literatos afortunados y conferencistas, ambos, mimados y opulentos en sus días, pero muy poco después completa- mente olvidados. Especialmente hago notar que un hombre como Arquias venía á ser algo así como un corresponsal de guerra nacido de las circunstancias predominantes en Grecia y en Roma. La aclaración que resulta más difícil de hacer y la más esencial, á mi juicio, para las oraciones catilinarias, es aquella sobre la cual no sólo ofrecen muy escaso auxilio las notas y las introducciones de todas las ediciones escolares que conozco, sino que positivamente extravían á un alumno. Este, por su parte, se encuentra demasia- do inclinado á pensar en la victoria de Cicerón sobre Catilina y en la caída de éste como cosa ya determinada. Yo hago todo lo que puedo para contrarrestar ese error y para tratar de que mis alum- nos se penetren de la gran fuerza atractiva de Catilina, de la fas- cinación de su personalidad, de la plausibilidad de su programa, tal como él lo presentaba, de la escasez y tibieza de los que apoya- ban á Cicerón antes de que él pronunciara su primer discurso, la solidez y entusiasmo de la conjuración de Catilina, la indiferencia de la mayoría de la población, la tensión ansiosa de ánimo bajo la que se encontraba Cicerón, lo próximo que se hallaba Catilina á triunfar de cualquier manera y la realidad del triunfo de Cicerón. COMPRENSION DE CICERON EN EL AULA 311 No puede esperarse que los niños tomen interés en una contienda, cuyo resultado está ya con anticipación resuelto: un triunfo brillan- te obtenido apuradamente en lucha contra grandes desventajas, se colige que deba interesarles y así sucede en efecto. Más vital y efectivo para los niños americanos es el discurso so- bre la ley Manilia, si se les presenta como una de las más primitivas crónicas documentales que poseemos de los síntomas observados en una república que se encontraba en el proceso de su degeneración hacia el despotismo. En mis clases insisto con algún detenimiento sobre este punto, tratando de hacer comprender á mis alumnos que los síntomas de decaimiento observables en dicho discurso aparece- rían de seguro en cualquiera otra república que estuviere degene- rando; que si nuestra república degenerara aparecerían en ella los mismos síntomas y que los medios más seguros de perpetuar nues- tra libertad son aquellos encaminados á impedir entre nosotros la aparición de los referidos síntomas. Parece que mis alumnos com- prenden esto y especialmente se regocijan con el hecho evidente de que nos encontramos, al presente, muy lejos de exhibir ninguna de las principales características de decaimiento que se descubren en la defensa hecha por Cicerón de la candidatura de Pompeyo pa- ra el mando. Paso por alto las treinta y dos chanzas que yo alcanzo á distin- guir, sin decir nada respecto á la manera cómo hago notar á mis discípulos que son tales bromas. Sólo tengo tiempo para referirme á una (la mejor de la colección por cierto), y que se encuentra en la relación que hace Cicerón al pueblo de la agudeza de Lucio Fili- po al referirse al envío de Pompeyo para combatir á los piratas. Exhorto á mis alumnos á que se representen al primero como un anciano caballero de cabeza cana, apacible, risueño y benigno, un tipo así como el de Breckenridge de Kentucky durante sus próspe- ros días en la Cámara de Representantes; á que se lo imaginen le- vantándose y diciendo con voz suave, baja y completamente percep- tible: —Dice mi ilustrado colega que no es propio enviar en sustitu- ción de un cónsul á un joven que no desempeña ningún cargo legal. Estoy completamente de acuerdo. Voy á votar en el sentido de que se mande á Pompeyo á luchar contra los piratas; pero deseo que se entienda claramente que no voy á votar para que se le man- de en sustitución de un cónsul; al depositar mi papeleta voy á votar en el sentido de que se le mande en sustitución de ambos cónsules. 312 EDUARDO L. WHITE Instígoles á que se den cuenta de la risotada general que pro- bablemente se promovería; llamo la atención de ellos hacia el hecho de que la oposición tenía de su parte buenas leyes en que apoyarse, buen sentido y buena lógica; pero que, como sucede en las moder-' pas prácticas parlamentarias, todas esas ventajas fueron aventa- das, natural é inevitablemente. gracias á una chanza afortunada aunque completamente vacía. —Ilustro también el punto con otros cuentos diferentes, especialmente con una segunda anécdota de John Randolph de Roanoke. Y dice el cuento que en cierta Oca- sión había sido él atacado violentamente por tres distintos adversa- rios cuyos discursos contra él habían consumido dos días enteros. El próximo era el designado par:: la contestación que él habría de darles. Llenóse la Cámara de Representantes; las galerías estaban atestadas: todos los diplomáticos, todo el elemento ejecutivo y le- gislativo de Washington estaba alerta para oir su repuesta. Levantóse él, largo, enjuto y cachazudo. Alzó los ojos hacia la media cúpula del techo. Habló después parodiando al poeta, - habló al universo en extenso, blanda é impersonalmente. Y dijo: —Tray, Blanche and Towser, Little dogs three, They opened their mouths And they barked at me. («Tray, Blanche y Towser, que son tres perritos, han abierto las bocas y me han ladrado.») Sentóse. Su salida no constituía una contestación á los que sus detractores habían dicho de él. Pero con ella terminó la discusión de una manera más efectiva que con ningún otro argumento. De igual manera Lucio Filipo hizo algo mejor que desaprobar la con- tención de la parte contraria: hizo una buena chanza y ¡zás!, sus contrincantes quedaron, no sencillamente demolidos, sino aniquila- dos. Para resumir: esfuérzome—en la medida que es dable obligar á los muchachos á hacer algo—en compeler á mis alumnos á que procuren apoderarse del sentido estricto del latín de Cicerón, y de la significación de las palabras, terminaciones y colocaciones, hasta donde les sea posible obtenerlo dado el vocabulario que posean y sus conocimientos de las formas y de la sintaxis latina. Los con- fino, estrictamente, á que traduzcan, de manera minuciosa y exac- ta, á un inglés puro y corriente. Si ellos entonces no pueden en- tender el sentido de tal traducción, escudriño el universo ente- ”m COMPRENSION DE CICERON EN EL AULA 3153 ro en busca de una materia ilustrativa que les ayude á la com- prensión. Deseo, antes de terminar, pedir excusas por la frecuencia con que en este trabajo hablo en primera persona. He tratado de evi- tarlo y de adoptar un lenguaje vago; pero encontraba que al dejar á un lado esa objecionable persona primera, se evaporaba con ella todo el interés de lo que tenía que comunicar. Si se me permite la expresión, yo os he conducido á mi clase y he hecho allí exhibición de mí mismo, por decirlo así, en mangas de camisa. Mis métodos han tenido éxito, hasta donde me ha sido dable juzgarlo por las opiniones de mi jefe, de los padres de mis alumnos, de los discípu- los mismos y de su modo de conducirse en los estudios superiores. Pero no quisiera ser mal interpretado. No pretendo que mis mé- todos presenten ninguna especial excelencia comparados con los de ningún otro individuo. A mi juicio, los métodos propios de cada persona son los que mejores resultados les rinden. Lo que acabo de decir no tiene nada que ver con la erudición y se refiere solamente á la enseñanza. No faltará quien diga que los métodos divulgados son teatrales y merecen objeciones. Y sin em- bargo, así todos los fisiólogos como los pedagogos parecen estar de acuerdo en el principio de que la atención espontánea de parte del alumno es mucho más beneficiosa que la atención forzada. El pro- blema respecto á la producción de la atención espontánea se ha resuelto por sí mismo en mis clases mediante el uso de aquellos re- feridos métodos, ejemplos de los cuales he presentado ya ante vosotros. Recordando los tiempos de mi juventud, cuando yo no disponía de método y andaba á caza de uno á tientas y en el mayor desam- paro, paréceme posible que lo que acabo de exponer no carezca de valor para alguien. Por erróneo que sea un método, si se aplica con entusiasmo y confianza, es mejor que otro bueno pero mal ma- nejado y mucho más conveniente que la carencia absoluta de método, NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 1! POR EL DR. JOSÉ N. FERRER Profesor de Historia Natural del Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Cuba. Es peligroso, hacer ver demasiado clara- mente al hombre cuán semejante es á los ani- males sin mostrarle igualmente su grandeza. Es también peligroso hacerle yer demasiado su grandeza, sin mostrarle al mismo tiempo su pequeñez. Mucho más peligroso es, sin em- bargo, dejarle en la ignorancia de una y otra. Por el contrario, es de la mayor utilidad dar- le una clara idea de ambas. PASCAL. La larga serie de observaciones é investigaciones en que perse- veran los biólogos de nuestra época, sin embargo de encauzadas por la buena senda de la experimentación, no les han permitido aún de- cir la última palabra sobre las propiedades físicas y químicas de las sustancias vivas; por lo cual, la teoría de la evolución que in- daga el determinismo inicial —ó sea la razón ó razones que hay en el mundó físico para que el protoplasma y las formas vivas que éste contribuye á formar, hayan podido diferenciarse camino de la especificidad celular—nuo tienen, en consecuencia, un fundamento bastante sólido ni la debida precisión. De Le Dantec, la línea, la vida elemental, la ley aproximada aplicada á la herencia, y la su bri- llante teoría de la canalización del azar, son buenas pruebas del gran esfuerzo realizado por el eminente Profesor de la Sorbona, sin que él pueda asegurar, tampoco lo pretende, haber determinado el me- canismo ó combinación de que la vida depende, ni aclarado por tanto el concepto del determinismo inicial como base de la teoría de la evolución. Las teorías evolucionistas no son modernas, y si algunas, aun las de plan más lógico, han tenido que vencer serios obstáculos, dé- bese más que á otra causa, según Vogt, á la precipitación con que querían explicarse los fenómenos naturales de la vida sin contar con fundamentos bastantes para hacerlo; pero sobre las cuales se ha venido trabajando sin cesar desde principios del siglo xyrIr, como 1 Tesis para el grado de Doctor en Ciencias Naturales, leída y sostenida en la Universidad el 7 de Mayo de 1908; se publica en la REVISTA con la debida autorización. NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 315 lo prueban los estudios filosóficos y los ensayos de los enciclopedis- tas de aquella época. Benoist de Maillet, cónsul que fué de Fran- cia en Egipto en el año de 1692, citado por Dastre, escribió un li- bro titulado Conversaciones de un filósofo indio con un misionero francés, publicado diez años después de su muerte, que revela hasta qué punto se fantaseaba sobre el determinismo, viéndose asociados en un mismo texto los últimos ecos de las fábulas antiguas de las si- renas con las modernas ideas de la evolución. Dice De Maillet: « En cuanto se forma un planeta, sus aguas se pueblan de seres vivientes que resultan de la agregación de partículas orgánicas; luego apare- cen los animales aéreos y después los animales terrestres. Los unos derivan de los otros por verdaderas transformaciones; estas modifica- ciones son producidas por las mismas propiedades de los cuerpos vivos que evolucionan, que se van haciendo, Ó, si son bruscas, por cambios del medio que han impuesto á los seres nuevas costum- bres »; y ya se vé en este último rasgo, agrega Dastre, apuntar la idea que luego habían de desarrollar Buffon y Lamarck. También Erasmo Darwin, abuelo de Carlos Darwin, expuso las nuevas ideas apuntadas en su Zoonomia, siquiera incompletamen- te; como podía hacerse en aquella época de 1794 á 1796 en que ni la Biología, ni las ciencias auxiliares, tenían el grado de adelanto que alcanzaron después. Sin embargo de esto, Erasmo Darwin sen- tó como base del determinismo dos categorías de hechos bien pre- cisados, como son: 1% Las propiedades innatas de los seres vivos deciden de su acción sobre el mundo; 2% Las sensaciones experi- mentadas por los seres vivos, en cada etapa de su forma, funciones á la vez de su forma y de su ambiente actual que determinan sus esfuerzos, sus costumbres en una palabra, son parte principal en la realización de sus destinos futuros. Para Erasmo Darwin los seres vivos aparecieron, sin duda, en un principio, en forma de fi- lamentos sencillos, los que á su vez originaban embriones; y de és- tos, estableció tres clases: unos constituían el tronco de los verte- brados; otros, el de los articulados y otros, por último, el de los gusanos, cuyos cambios eran regulados por las dos citadas catego- rías de hechos. El aspecto dinámico de éstos lo desarrolló La- marck en la exposición de su doctrina; pero esforzóse en demostrar que por el contrario, los primeros organismos han podido consti- tuirse de la materia inerte, mostrándose en este caso, partidario de la generación espontánea. Tuvo también Buffon ideas evolucionistas que nos interesa se- 316 JOSE N. FERRER ñalar. No hay diferencia esencial, dice, entre animales y vegeta- les; la naturaleza desciende por grados y transiciones impercepti- bles de un animal que nos parece más perfecto á otro que lo es menos y de éste al vegetal. Además, añade, lo vivo y lo animado, en vez de ser un grado metafísico de los seres, es una propiedad física de la materia. Partidario del determinismo inicial, era, en cuanto á la variabilidad de las especies, sostenedor convencido de la acción permanente del medio sobre los organismos superiores y complicados. «La acción de los objetos sobre los sentidos, dice, es la que hace nacer el deseo, y el deseo es el que produce el mo- vimiento progresivo.» Ideas éstas que al decir de H:eckel fueron el germen de la teoría de la descendencia de Lamarck. El Caballero de Lamarck, undécimo hijo de Pedro de Monet, de origen bearnés, estuvo destinado al tranquilo pastoreo de los fieles de la Iglesia; pero sin vocación religiosa bastante para esa misión, dejóla á la muerte de su padre cuando libremente podía disponer de sus destinos, abandonando en el camino de la vida el austero traje sacerdotal, para ceñirse el brillante uniforme y el militar arreo, en cuya carrera ganó grados y honores, y tuvo al fin que abandonarla por enfermo. Su pensión de retiro como militar y el producto de su trabajo como Contador de una casa de Banca, le permitió llevar vida tranquila, y sus ocios los destinaba á los estudios de Botánica. En 1773 publica una flora francesa en tres volúmenes que le abrió las puertas de la Academia de Ciencias. Ya académico, siguió siendo un trabajador infatigable, y en su btra- to íntimo con Buffon, de cuyo hijo era preceptor, este elocuente zoólogo influyó poderosamente en la evolución de los pensamientos de aquel profesor. Durante quince años colaboró en la Enciclopedia de d' Alembert y Diderot, publicando entonces cuatro volúmenes de descripciones de plantas y su /lustración de los géneros, obra consultada mucho tiempo por los botánicos. Cuando en 1793 el antiguo Jardín del Rey fué reemplazado por el Museo fundado por Lakanal, se crearon dos cátedras de Zoología. La de « Historia natural de los animales superiores» para el emi- nente Etienne Geoftroy Saint-Hilaire; explicando Lamarck, la de «Historia natural de los animales inferiores », el que con su genio inmortal fué inundando de luz el grupo heterogéneo y caótico en- tonces, cuyo estudio y enseñanza tenía á su cargo. NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 317 Mientras permaneció en el Musseo publicó varios trabajos, todos interesantes; pero entre todos se destacó, brillantemente do- cumentada, su Filosofía Zoológica, obra de síntesis, producto del es- tudio de más de quince años, y que dió á su enseñanza un sello y carácter especiales. E No obstante las ideas apuntadas por los que precedieron á La- marck, bien puede asegurarse que la hipótesis transformista no podía ser enunciada, con fundamento serio, sin que previamente se hubie- ran clasificado las especies, determinado sus caracteres, estudiado sus afinidades y también su distribución en series. La Historia Na- “tural desde este punto de vista es una ciencia moderna, y no es ne- cesario esforzarse mucho para comprender que sin clasificaciones metódicas, el naturalista no hubiera podido conocer el conjunto organizado ni mucho menos hacer deducciones generales. Fué Lamarck el primero que formuló este concepto, como claramente se expresa en su Filosofía Zoológica cuando dice: «Las especies cons- tituyen una diversidad tan considerable y tan regularmente orde- nada, que en lugar de poderlas clasificar en grandes masas, en una serie única, simple y lineal, á la manera de escala graduada, estas mismas especies constituyen grandes núcleos de que forman parte ramificaciones laterales que terminan en puntos aislados». Según esto la idea de los llamados árboles genealógicos es 4 Lamarck á quien debe atribuirse, y no á otro como se ha intentado; y cabe á Brica la gloria de haber dilucidado este punto de prioridad que unos reclamaban para Darwin y otros para Blainville. En la doctrina de Lamarck hay dos conceptos bien precisados, que son: el principio general del transformismo, y la teoría de la ada p- tación que él llamó influencia del imperio de las cireunstancias. El pri- mer concepto nos llega incólume, tal cvmo fué formulado por aquél, de tal modo que Ferriere, un darwinista entusiasta, así lo reconoce; y el segundo—conocido hoy por nosotros con la denominación de «influencia modificadora del medio», tomando esta palabra medio en su acepción más lata—en el que se encuentran definidas y am- pliadas las ideas de Buffon, depende de dos categorías de sucesos señalados por el mismo Lamareck, y que son: 1% acciones inme- diatas del medio; 2% acciones mediatas en las que intervienen la necesidad, el deseo y la costumbre; y las más de las veces, sólo á esta segunda proposición reducía la acción evolutiva, que exage- rada por él mismo dió lugar á discusiones que allanaban el camino á sus adversarios, 318 JOSE N. FERRER La sola enunciación de su doctrina que transformaba el carácter de la Historia Natural, haciéndola de empírica y estática, obser- vadora, experimental y dinámica, fué causa de que se desatara contra él un torbellino de objecciones y la más viva oposición; pero lo que hizo más violenta esta oposición, fué cuando Lamarck apli- cando el transformismo al hombre, intentó demostrar hasta qué punto era lógico pensar en los cambios graduales que han debido sucederse en el pasado histórico para llegar á la transformación * de monos en hombres. Teólogos y filósofos, en nombre de sus creencias, escuelas y tra- diciones, fueron los más encarnizados enemigos de Lamarck; los fisiólogos la atacaron por su punto más débil, el de la influencia del hábito; en general, la ciencia ortodoxa le opuso el dogma de la in- movilidad absoluta y de la invariabilidad de las especies. Pero Lamarck, como «ave que canta aunque la rama cruja », hi- zo escuela que adoptó su doctrina, y tanto él como sus compañeros y discípulos, sostuvieron la no fijeza de la especie y afirmaron el con- cepto de la sola posible definición de la misma en un tiempo dado. Familiarizado con la naturaleza, sabía leer con pasmosa clarivi- dencia en el libro de la vida y su gran conocimiento de los ani- males y de los vegetales se revela en todo cuanto escribió, y, á ma- yor abundamiento, cuando dice: «Cuanto más se agrandan nues- tras colecciones, más pruebas encontramos de que todo está más ó menos variado, que las diferencias notables desaparecen, y que las más de las veces la naturaleza no pone á nuestra disposición más que particularidades minuciosas y en cierto modo pueriles para establecer distinciones »; y agrega: «No quiero decir con esto que los animales que existen formen una serie muy sencilla y unifor- memente graduada, en toda su extensión; pero sí digo que forman una serie ramificada, irregularmente graduada y que no tiene dis- continuidades en sus partes; ó que, por lo menos, no las ha tenido siempre, si bien es verdad que hoy tiene algunas á consecuencia de la desaparición de cierto número de especies.» Opinión esta de Lamarck, al cabo confirmada y muy recientemente por Le Dantec en su libro La influencia de los antepasados, el que al tratar de la continuidad de las líneas escribe: «Cuando observamos un cuerpo que vive hoy, podemos afirmar que forma parte de una línea que se puede remontar sin interrupción hasta su primer antepasado; en otros términos, que entre todas las variaciones que se han manifes- tado en la línea, ninguna ha producido la muerte.» Y como Le NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 319 Dantec, los demás naturalistas modernos, aun los darwinistas más apasionados, vienen confirmando estos y otros conceptos que son fundamentales en la doctrina de Lamarck, En suma, la doctrina de Lamarck puede condensarse, dice Hous- say, en dos ideas capitales: 1% evolución continua; 2% evolución originada físicamente. Sienta como principio la necesidad de per- seguir los fenómenos biológicos hasta reducirlos 4 fenómenos de orden físico, por lo cual el mismo Houssay cree superior el concep- to de la evolución de Lamarck al sostenido por Darwin; nos da además la explicación orgánica y conjuntamente la de otro hecho no menos interesante: «que las fases transitorias del desenvolvi- miento embrionario de un animal, reproducen á menudo estados que son permanentes en otros inferiores á él en la escala zoológica ». Venimos exponiendo, bien que á grandes rasgos la doctrina del ilus- tre profesor del Museum, y no terminaremos de referirla sin antes consignar aquí lo dicho por el inolvidable Dr. Antonio Mestre en su erudito discurso sobre el Origen natural del hombre. «Así como si hemos de dar crédito á Luciano, en uno de sus diálogos memo- rables, sólo después de intensísimos dolores y gracias al hacha afi- lada de Vulcano, pudo efectuarse el alumbramiento de Júpiter y nacer para el mundo olímpico la diosa de la sabiduría, así también —agrega el Dr. Mestre—la aparición de aquella teoría no ha sido un suceso del todo sorprendente; fué precedida de la teoría del d.«s- arrollo terrestre, especialmente en sus fases más recientes, durante el cual surgió la vida sobre nuestro planeta; y el verdadero precut- sor, tanto de la evolución geológica como de la biológica, es La- marck. Él había dicho en su filosofía zoológica: «Si se considera por una parte, que en todo lo que es obra de la naturaleza nada se hace bruscamente y siempre opera con lentitud y por grados £u- cesivos; y, por otra, que las causas particulares Ó locales de los des- órdenes y de los trastornos pueden dar razón de todo lo que se ob- serva en la superficie de nuestro globo, y están sin embargo sujetas á sus leyes y á su marcha general, se reconocerá que no es absolu- tamente necesario suponer que una catástrofe universal haya venido á voltear y á destruir una gran parte de las operaciones mismas de la naturaleza.» Lamarck había negado resueltamente la fijeza de los tipos orgánicos y proclamado el cambio continuo é indefinido como una ley natural, estableciendo la doctrina de la evolución progresiva de los seres y explicando así un gran número de hechos de la mayor importancia: la adaptación de las especies al medio 3820 JOSE N. FERREK en que viven, la complicación creciente de los organismos que se han desarrollado de época en época, la existencia de los órganos inútiles y de los rudimentos de órganos, de los animales incomple- tos, de las especies dichas anómalas Ó paradójicas; en fin, la forma- ción, la evolución y la disposición de la serie orgánica. » «Y Darwin—continúa el Dr. Mestre—apoyando el transformis- mo y la transmisión hereditaria de los cambios individuales, coloca sobre la influencia del hábito, la de las divergencias espontáneas y originales; y apoderándose del principio de Malthus, la relación de la población á las subsistencias, formula la ley que merece su nom- bre, la lucha por la vida, el combate por la existencia, la concu- rrencia vital. » Las ideas de Lamarck dominan el campo de la Biología é influ- yen poderosamente sobre el de las otras ciencias, principalmen- te en las doctrinas filosóficas, como lo prueban los trabajos de Haeckel y de Spencer; y restaurada hoy, después de medio siglo de olvido, dice Houssay, forman parte integrante del patrimonio in- telectual contemporáneo. A iniciativas del actual Director del Museum, en el Jardín de Plantas de París se va á erigir la estatua del Linneo francés; y cuando, muy pronto, según parece, se cumpla este deber de grati- tud, diremos con el Dr. La Torre que todos los naturalistas que visiten el Jardín de Plantas, tendrán motivos para rendir un mereci- do homenaje de gratitud á su memoria». Juan Bautista de Monet, el Caballero de Lamarck, fué, en sín- tesis, como dijo nuestro ilustre Poey, «el padre de la doctrina de la descendencia, ilustrada por la selección natural de Darwin ». Si tenemos en cuenta el concepto de causalidad, ó del determi- nismo inicial, dos teorías principales, la de Lamarck ya expuesta, y la de Darwin que vamos á exponer, se distinguen, en razón á di- cho concepto, según el punto de vista que se adopte respecto del mismo. Una que considera como fundamento de la evolución ulterior, un caos inicial Ó por lo menos una génesis indetermi- nada, de la que no se preocupan ni creen necesaria, como es la de Darwin; y otra, la de Lamarck, que, como hemos visto, se aplica á descubrir las causas desde el mismo origen de las cosas. De la teoría de la evolución sin determinismo inicial, es decir, de la de Darwin, es de la que ahora nos vamos á ocupar. La supremacía intelectual de la Iglesia apoyada por el Cuvie- NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 321 rismo era, en época por fortuna lejana, el más recio obstáculo que encontraron las doctrinas de la evolución. La creación bíblica bastaba para explicar las formas más comunes, y las monstruosida- des eran miradas, hasta Geoffroy Saint-Hilaire, como milagros y curiosidades incomprensibles; y así se explica que el dogmatismo de Cuvier triunfara como triunfó, aparentemente al menos, de la doc- trina de Lamarck. Fueron para Lamarck aquellos tiempos, en su paso de avance en la ciencia, paso gigantesco de más de medio siglo, como se ha comprobado después, los abrojos del camino, y para Darwin, su continuador, dígase lo que se quiera y cuenta aparte de la idea de causalidad, el amplio camino que había de conducirlo á edificar sobre los cimientos del lamarckismo. Más que diver- gencias y antagonismos, que sin duda alguna los hay si nos guia- mos por las apariencias y desdeñamos la cuestión de fondo, debié- ramos todos ver en las teorías de Darwin y de Lamarck, dos ideas afines igualmente hermosas. Fándome para decir esto en un testimonio, para todos de irre- cusable valor y más para nosotros los discípulos de esta Escuela de Ciencias, el discurso antes citado del Dr. Antonio Mestre sobre Lamarck como precursor del transformismo; y en otro trabajo que apareció cinco años después, « La Filosofía zoológica antes de Dar- win» por Edmond Perrier, cuya autoridad es indiscutible. Carlos Darwin—nacido en Schrewsbury, Inglaterra, el año de 1809, á la sazón que Lamarck enunciaba su doctrina y su abuelo Erasmo Darwin la aceptaba—consagró su vida entera, una de las más dignas, al decir de Federico Houssay, con entusiasmo creciente á la investigación científica. «La mesura en la discusión, el escrí- pulo con que amontonaba pruebas y hechos, la ansiedad en madu- rar continuamente sus pensamientos autes de exponerlos, son ras- gos que hacen honor á su carácter y que se desprenden tanto de sus obras científicas, como de su correspondencia tan interesante por todos conceptos.» A los veintidós años de edad, corriendo el 1831, seembarcó para hacer un viaje alrededor del mundo á bordo del The Beagle, comandado por el capitán Fitz-Roy, permaneciendo en ruta durante cinco años hasta su regreso á Inglaterra. —Visitó su- cesivamente las Islas de Cabo Verde, el Brasil, Tabití, la Patago- nia, la Tierra del Fuego, Chile, las Islas de los Galápagos, Nueva Zelanda, Australia, la Polinesia, Isla de San Mauricio, Santa Elena, la Asunción, y por último Bahía que fué la postrer etapa antes de llegar 4 Inglaterra. En 1837, al año de haberlo terminado, publicó 322 JOSE N. FERRER la relación de su viaje, y, salvo una monografía técnica de los ci- rrópodos que dió en 1853, ya no escribió nada más hasta el año de 1858 en que apareció su obra más importante (Houssay). En- tonces, irguiéndose como estatua viva sobre el sólido pedestal de sus vastísimos conocimientos, proclama serenamente el imperio de las leyes naturales, ataca lo sobrenatural, que en su refugio dog- mático se creía inexpugnable, busca para la moral el firme apoyo de las leyes eternas que rigen el universo, y proclama también de una vez, y para siempre, rasgando el tupido velo que lo cubría, confirmando ideas de su precursor Lamarck, el origen natural del hombre explicado por las leyes naturales de la evolución; y admira pensar, dice Perrier, cómo esta grande y leal figura, este pensador que ha sabido permanecer impasible como un Dios, en medio de la tempestad que él había desencadenado, persiguiendo sin desmayo, en su tranquilo retiro de Down-Betkenham, la solución de algún problema desconocido, sin otro afán que el de encontrar la verdad, y no revelando su existencia, más que á intervalos, para la publi- cación de sus nuevos trabajos, prodigios de documentación, obras maravillosas, de clara al par que sobria exposición, que cada una abría un nuevo horizonte para el observador atento y el naturalista entusiasta. En medio de aquella tempestad surgieron los discípu- los y los que se adherían al maestro; y si bien es cierto que alguno de ellos (Battes su colaborador), que se mantuvo dentro de los lími- tes de la lógica más circunspecta, no lo es menos, que otros, los más, á apasionados ataques opusieron apasionadas defensas, y al cabo, cada comentarista ó discípulo se forjó un Darwin á su manera, concebido en el calor de sus juicios y pasiones. Y fué más honda la división originada á la aparición de su obra Origen de las especies, pues dentro del mismo campo de los evolucionistas, hubo Lamar- ckistas y Darwinistas y hasta el mismo Darwin, penoso es confe- sarlo, que «tenía conciencia perfecta del grado de diferencia que había entre su doctrina y la de Lamarck », en su correspondencia se muestra á veces tan irreverente con su predecesor, que más bien parece, dice Houssay, no haberle comprendido. Las discusiones sin embargo, á medida que se calmaban los espíritus irritables, fué tomando un aspecto más sereno, se argumentaba y se razonaba; y más tarde Darwin, en sus últimos trabajos, revela una cierta evolución de sus ideas, llegando á considerar la posibilidad de ac- ción, siquiera débil, que concede, sin confesarlo, á la acción del medio ambiente, según se desprende de su segunda edición del NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 323 Origen de las especies, al emitir ideas que no había expresado en la primera. No siendo nuestro trabajo un trabajo de crítica, que á tan alto no podemos llegar, y menos si se considera que en ese sentido han hablado tanto y bien los más eminentes naturalistas, dejaremos á un lado este aspecto de la cuestión y manteniéndonos dentro de lo límites de la exposición metódica y sincera que nos hemos propues- to hacer. Al presente, esto es ya cuestión juzgada y nadie podrá arrebatar la gloria á Lamarck de su carácter de creador de la doe- trina de la descendencia, como lo proclamó Haeckel en su comuni- cación al 4% Congreso Internacional de Zoología celebrado en Cam- bridge del 22 al 27 de Agosto de 1898, es decir, hace próximamente diez años. La teoría de Darwin está basada en principios generales, ar- monizados con tal arte y solidez, que él consideró y sus discípulos sostienen como verdaderos postulados. Se apoya sobre hechos de un valor indiscutible, aunque á veces exageradamente interpretados. De deducción en deducción, llega Darwin á emitir conceptos fun- damentales para su doctrina, como son: 1%, no dar importancia alguna verdadera al determinismo de la variación por la influencia del medio ambiente; 2%, sostener que la variación es un dato del sér, y es ventajosa Ó funesta para la competencia que se hacen los seres por conservar su vida; 3%, establecer la indeterminación de la variación; y 4% que de la combinación natural de la variación con la lucha, se determina una selección que asegura las transfor- maciones de las especies. Esta selección natural que se deriva de la lucha por la existen- cia, Ó concurrencia vital como la llama Royer, es el más alto expo- nente de la doctrina darwiniana; lo apoyan sus detenidas reflexio- nes y observaciones de la naturaleza en el variado mundo organi- zado, reforzadas por la experimentación ó selección artificial dán- dole un carácter de base inconmovible: todo lo cual no fué óbice para que poderosos impugnadores se la refutaran. De Quatrefages pretendió demostrar que la lucha por la existencia en lugar de va- riar una raza, tendía á uniformarla. Lacaze-Duthiers llamó á la lucha por la existencia, la ley de destrucción recíproca; y tanto Pfeiffer como Houssay han manifestado «que la competencia es causa de reducción, sin elección, del número de individuos de una especie; que mientras las condiciones del medio no cambian, la es- pecie conserva su equilibrio en número y forma, y cuando cambian, 324 JOSE N. FERRER la especie se transforma toda ó toda desaparece». Si se nos dice, agrega, que en este caso también hay selección, ésta no es más que un efecto de la evolución, no una causa que la dirige y gobierne. También de un ruso—de Pierre Kropotkine, hombre de un vali- mento excepcional, profundo conocedor de los grandes problemas de la naturaleza y eminente sociólogo, que de las estepas de la Si- beria Oriental y de la Manchuria septentrional al río Amour, ha sentido sus desoladores tristezas—viene á nuestras manos un libro por todos conceptos digno del más entusiasta elogio, en que se des- arrollan ideas que son, á semejanza de las de los autores antes señalados, contradictorias del que llamamos el más alto exponente de la doctrina del sabio de Beckenham. Relata Pierre Kropotkine en su libro 1 Entr' aíde, que es al que queremos referirnos en lo anteriormente expuesto, con naturalidad que cautiva, sus impresiones de viaje por las regiones del Asia sep- tentrional, que hizo cuando joven en busca de enseñanzas para su espíritu influenciado por la lectura del Origen delas especies y de- seoso de confirmar las ideas de Carlos Darwin. Llamaron su atención los dos aspectos de la vida animal que pudo observar, y que lo impresionaron fuertemente. De un lado veía el extremado rigor de la lucha por la existencia que la mayor parte de los animales tienen que sostener en aquellas regiones con- tra una naturaleza inclemente; la anulación periódica de un gran número de existencias debida á causas naturales; y como consecuen- cia, una pobreza de la vida sobre el vasto campo de sus observacio- nes. Por el otro, aun en aquellas regiones donde la vida animal abunda, él no pudo encontrar, no obstante su deseo de comprobar- la, esa lucha encarnizada por los medios de existencia entre animales de la misma especie, que la gran mayoría de los darwinistas, casi más que el mismo Darwin, consideraban como la principal característica de la lucha por la vida y el principal factor de la evolución. La vida animal en el vasto territorio del Asia Septentrional, tiene que sostener un casi constante combate contra los rigores de la naturaleza; las tormentas de nieve, durante el invierno, que se reproducen á mediados de Mayo cuando los árboles en flor prometen el regalo de su fruto, cuando millones de insectos viven y se trans- forman; y también por los meses de Julio y Agosto en que nevadas tardías destruyen la vida de tantos seres é impiden la incubación de millones de huevos; cuando, en fin, las inundaciones que se suce- (9) vo Qu NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO den á las heladas, destruyen cuanto pasto hay en los campos, en una extensión superficial tan grande como Francia y Alemania, di- ficultando la vida de los rumiantes y demás herbívoros—es entonces que se llega á comprender toda la importancia que tiene, para la vida en general, los que Darwin describe con el nombre de obstáculos naturales á la multiplicación. A lucha tan dura y tenaz, no corres- pondía la esperanza de Darwin; la lucha contra la naturaleza es más temible que la que sostienen por la existencia los animales dentro de la especie. Cuando Kropotkine vió de cerca la naturaleza, aunque penetra- do de las ideas darwinistas, concibió dudas, que sus estudios poste- riores confirmaron respecto de la realidad de la lucha por la exis- tencia, base primordial de la doctrina y artículo de fe de la gran mayoría de los darwinistas. Pero Kropotkine llegó á más; donde quiera que encontró la vida animal en su plenitud, en los lagos y en sus inmediaciones, en las grandes colonias de roedores, de castores principalmente, en las emigraciones de aves en cantidades inaumerables y particularmente en una de ciervos, de que fué testigo presencial, en la que vió milla- res de estos inteligentes animales viniendo de un territorio inmen- so donde ellos viven diseminados, huir de las grandes tormentas de nieve y reunirse para atravesar el Amour por la parte más estrecha de su curso; en todas estas escenas de la vida animal, que se suce- dieron á su vista, dice él: «yo ví entr 'aide (ayuda recíproca) y el apoyo mutuo practicado en proporciones tales que me hicieron pen- sar en ese aspecto de tan alta importancia para el mantenimiento de la vida por la conservación de cada especie y para la evolución ulterior ». En fin, agrega, que cuando vió entre los caballos y las bestias medio salvajes de la Transbaikalia, entre todos los rumiantes sal- vajes, entre las ardillas, etc., que los animales han de luchar contra la falta Ó escasez de alimentos que tienen por causa las ya referidas, propias de aquellas latitudes, comprobó que todos los ani- males de la especie que han sentido los efectos de la inclemente na- buraleza, salen de la prueba sufrida de tal manera quebrantados, sin vigor y salud, que ninguna evolución progresiva de la especie, puede producirse después de tales períodos de tan dura competencia. Al establecer como ley de la naturaleza el principio darwinista de la lucha dentro de la especie, y considerada ésta en cuanto al hombre susceptible de suavizarse por la inteligencia y la sociabili- 326 JOSE N, FERRER dad de la especie humana; pero reconociéndola como ley de efecto inevitable entre todas las especies, no es posible aceptarla como una ley de progreso, porque sería adelantar sin pruebas bastantes para ello una afirmación que no concuerda con los resultados de la ob- servación directa. I*entr'aide, ayuda recíproca, auxilio mutuo como factor de evo- lución, ¿cuál es el alcance de este concepto? Según Kropotkine, el primero que se dió cuenta de esta ley de la ayuda recíproca, como ley de la naturaleza y factor principal de evolu- ción progresiva, fué un zoólogo eminente, Decano de la Universidad de San Petersburgo, el Profesor Kessler, quien, en un discurso pro- nunciado en un Congreso de naturalistas rusos celebrado en Enero de 1880, sorprendió á aquellos congresistas y particularmente á Kropotkine, iluminando sus ideas sobre el desarrollo de la evolu- ción al sostener que al par de la lucha recíproca, hay en la natu- 'aleza otra ley, la de la ayuda recíproca, que se debe considerar como de efecto eficaz para el éxito de la lucha por la vida y, sobre todo, para el éxito de la evolución progresiva. «En su calidad de viejo zoólogo, dijo Kessler (citado por Kro- potkine) él se sentía tentado de protestar contra el abuso de una expresión —la lucha por la existencia—ó al menos, por la impor- tancia exagerada que se atribuía á esa expresión. En zoología, dijo, y en todas las ciencias que al hombre estudian, se insiste sin cesar, sobre lo que se denomina «ley sin merced de la lucha por la vida». Pero se olvida la existencia de otra ley, que puede ser llamada ley de Pentr?aide ó del auxilio recíproco, y esta ley, al menos para los animales, es de mucha mayor importancia que la primera.» Hizo notar que la necesidad de educar su progenie, reunía á los animales y que «mientras los individuos se asocian más, más y mejor mubua- mente se sostienen, y más grandes son para la especie las proba- bilidades de sobrevivir y de progreso en el desenvolvimiento inte- lectual.» Todas las clases de animales, agrega, y sobre todo las más ele- vadas, practican entr'aide, y daba en apoyo de su tesis ejemplos tomados de la vida de los necróforos y de la vida social de las aves y algunos mamíferos. Los ejemplos que puso, sigue diciendo Kro- potkine, eran poco numerosos como convenía al carácter del acto que se realizaba y más, tratándose de una breve alocución de aper- tura; pero los puntos principales fueron claramente establecidos y fijados, y después de haber indicado, que en la evolución de la hu- NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 327 manidad, Ventr'aide juega un papel todavía más importante, Kessler concluyó en estos términos: «Ciertamente, yo no niego la lucha por la existencia, pero sí sustento que el desenvolvimiento progresivo del reino animal, y particularmente de la humanidad, es más bien favorecido por el sostén y apoyo mutuo que por la lu- cha recíproca... Todos los seres organizados tienen que satisfacer dos necesidades esenciales: la de nutrición y conservación, y la de propagación de la especie. La primera los lleva á la lucha y hasta el exterminio mutuo, en tanto que la segunda ó deseo de conservar la especie, los impulsa á acercarse los unos á los otros.» A esto puede objetarse que el Decano de la Universidad de San Petersburgo, al hacer esta última afirmación no tuvo presen- te las luchas tan tremendas que en la época del celo se libran entre animales de una misma especie por la posesión de la hembra; pero esto que en más de un caso, es causa de la muerte de uno de los contendientes, «el idilio monstruoso » de Dario, no es más que un episodio de la obra pan-conservadora de la especie, en la que pre- dominan los rasgos y gestos de atracción común para lograr la via- bilidad de su progenie. Y descartando esta objeción, que no es de fondo, pueden los sostenedores de l'entr'aide, afirmar con Kessler: «que en la evolución del mundo organizado en la modificación pro- gresiva del ser organizaúo, el sostenimiento mutuo entre los indivi- duos juega una función más importante que la lucha recíproca ». ¿stas ideas de Kessler, fueron apoyadas en el mismo Congreso de naturalistas rusos, por el Profesor Sieverbsoft, ornitólogo y geó- grafo ilustre, favorablemente conocido en los principales centros científicos del mundo, quien las amplió en una comunicación oral y confirmó con numerosos ejemplos tomados del amplio panorama de la vida universal. Por todos los presentes á aquella reunión fueron acogidas con simpatía las ideas de Kessler, y era de suponer que tal sucediera entre naturalistas rusos acostumbrados á estudiar el mundo animal de las regiones del Asia Septentrional y de la Rusia Oriental, por- que el cuadro que á la vista del observador atento se expone en aquellas comarcas induce lógicamente á conclusiones semejantes. Pudiéramos asegurar sin temor á equivocarnos que el concepto de la ayuda recíproca, emitido por Kessler por primera vez en un acto oficial, que algún otro, antes que él, había señalado su impor- cia «si se pudiera probar la generalización de los hechos que la ex- plican »; y fué al genio de Goethe que no se ocultó l'entr'aide, como 328 JOSE N. FERRER ) factor de evolución. —Refiérese que un día, cuando cursaba el año de 1837, Erckmann relataba á Goethe, el hecho de haberse escapado dos pequeños reyezuelos y haberlos encontrado dos días después no lejos del lugar que abandonaron, ocupando un nido ajeno, de paserinas como ellas, donde se ocupaban de alimentar los pequeñue- los allí encontrados con tanta solicitud y cuidado como si fueran sus propios hijos. A Goethe interesó el relato en el que creyó ver una confirmación de sus ideas panteistas; y dijo 4 Erckmann: «Si fuese cierto que este hecho de nutrir á un extraño se generalizase en toda la naturaleza y alcanzara el carácter de una ley general, | muchos enigmas dejarían de serlo». Al siguiente día, recordando con Erckmann lo relatado el anterior, le sugirió la idea de hacer de todo esto un estudio especial, que él estimaba pudiera ser fuente de luz para aclarar conceptos aún osenros y que tendría consecuen- cias de un valor inestimable (cita de Kropotkine); mas Erckmann no pudo dedicarse á ello; pero es muy probable, que, de esta idea de Goethe naciera la actividad que demostró Brehm en recoger pruebas y documentos relativos al auxilio mutuo, que le sirvieron de base para sus estudios sucesivos. Kessler de quien tanto se esperaba sobre este tema, sólo indi- cado brevemente en su antes citada conferencia, no pudo terminar sus estudios porque la muerte en 1881 lo arrebató á la ciencia. Pero la idea lanzada por él fué simiente en abonado terreno, que prosperó, como son bastante á probarlo los trabajos de Espinas, de Lanessan, Brehm, de Buchner y otros. Kropotkine que había publicado ya, en la Nineteenth Century algunos artículos rebatiendo conceptos de Huxley expresado en su libro Ethics, concibió la idea de publicar un libro sobre «L'entr'aide considerada como una ley de la naturaleza y como un factor de evolución », que hiciera más conocido y estudiado este punto de vista, desde el cual, la na- buraleza se ve como escenario de amor y de esperanza. Cuando Huxley en 1888 publicó su libro tan notable sobre la lucha por la existencia, en el cual Kropotkine da una interpretación en extre- mo exagerada, de los hechos de la naturaleza que expone, se diri- gió al Director de la citada revista Nineteenth Century preguntándole si publicaría una refutación metódica de las opiniones de uno de los más notables darwinistas. M. James Knowles recibió la proposi- ción con simpatía y la contestó en sentido afirmativo. Kropotkine se dirigió entonces á M. W. Battes, el gran colabo- vador de Darwin, al que expuso su idea, y fué estimulado por él, á NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 329 que emprendiera el trabajo que pensaba hacer, con estas palabras: «Sí, ciertamente: ese es el verdadero darwinismo; lo que han hecho de Darwin es abominable. —Escribid esos artículos y cuando ellos se publiquen, yo os escribiré una carta que podréis publicar.» Pero Kropotkine empleó siete años en publicar sus trabajos y cuando apareció el último desgraciadamente M. Battes había muerto, viéndose por tan sensible pérdida, privado de su valioso testimonio en pro de su refutación á Jos trabajos de Huxley. En los citados artículos de la Nineteenth Century, se consagra en primer término á probar, —con observaciones tomadas de Goethe y de Kessler, de Erckmann y de Brehm, y las recogidas en sus viajes de exploración y principalmente cuando en unión de Poliakoff, zoó- logo y su amigo, recorrió la región de Vitim, en Siberia, ambos bajo la impresión que dejara en ellos la, lectura del Origen de las es- pecies, —cómo se cumple, entre los animales, la ley de la ayuda recí- proca; y, sucesivamente la función de este factor en la evolución del hombre; no sólo para probar el carácter de general que necesitaba para sentarla como tal ley de la naturaleza, si que también porque un cierto número de evolucionistas, que no podían negar y admi- tían la importancia de l'entr'aide, rehusaban admitirla, como hizo Herbert Spencer, en cuanto con el hombre se relacionaba. Para este gran biólogo y sociólogo eminente, la guerra entre los hombres, de cada uno contra todos los demás es ley de la vida; y refutando estos conceptos de Spencer, fué que escribió sus capítulos consagra- dos á los salvajes y á los bárbaros, en que pone de manifiesto de qué manera tan eficaz, practican l'entr'aide, las masas salvajes y semi-salvajes. Para Kropotkine, no es tan «áspera é impía la lucha por la vida », que sostienen animales contra animales, y el salvaje contra los demás salvajes; niega que tuviera alcance tanto la lucha por la existencia sostenida por Darwin, como principal fundamento de su doctrina, y de tal modo es así, que el mismo maestro expresó sus temores en los trabajos de sus últimos tiempos, de que no se le hu- biera comprendido y en más de una vez exagerado, como expresa Vogt; y por último, su libro todo es un código de vida, al par que hermoso, la más sólida base de los principios de una buena y sana moral. Darwin fué, no obstante lo expuesto, entre los naturalistas del siglo xrx, el que ha obtenido el éxito más brillante y deslumbrador, y ejercido la influencia más eficiente sobre las ciencias naturales, 330 JOSE N. FERRER pudiéndose sin exageración, llamar con Haeckel á la última mitad del siglo pasado, la era de Darwin; tal fué el efecto que produjo la exposición de sus puntos de vista sobre la doctrina de la evolución. Darwin logró, lo que se llama formar escuela dentro de las ciencias naturales, á la que E. Ferriere, uno de sus expositores más afortu- nados—como que mereció el honor de ser felicitado por el Maestro, por la claridad y precisión demostradas al exponer la doctrina en su obra El Darwinismo—le pone esta dramática divisa: «La vida es mn combate». Esta obra concisa y elegantemente escrita, es la ión de la doctrina que nosotros hemos leído; sin exclusivismos torpes y en el terreno de toda discusión, contrapro- . ducentes, hábilmente la desarrolla, y llega hasta á considerar y. tratar de las aptitudes para la aclimatación, «de la mayor resisten- cia física contra la acción de la naturaleza », prueba de grandísimo valor, habida cuenta de ser felicitado por Darwin, de la evolución de éste en el sentido de admitir la influencia modificadora del me- - dio, señalada por Lamarck, como factor también de evolución. Darwin fué un continuador y hasta un reformador de la doc- trina de la descendencia Ó lamarckismo, la que apoyó con nutridas nociones nuevas tomadas de la Biología: su obra consagró la de Lamarck. La Biología en época de Darwin, auxiliada por la Física y la Química, también era más capaz de suministrar datos de que La- marck no pudo disponer, para el estudio del determinismo inicial; no debiendo nadie que quiera juzgar imparcialmente ver el con- cepto que acerca de éste Lamarck tenía, á la luz de los conoci- mientos actuales, sino á la de los que en aquellos tiempos se tenían, cuando alboreaban las ciencias naturales en el recinto del Museum de Lakanal. Tuvo además el mérito Darwin de fundar la teoría moderna de la selección natural, que es el darwinismo propiamente dicho; y si esto ya no fuere bastante para su gloria, estableció la Antropogenia, «solemne conclusión de la doctrina de la descendencia ó lamarckismo, que supera en importancia, dice Heeckel, á todos los demás pro- blemas de la evolución ». Estudiando hasta aquí el transformismo como ley general de la naturaleza aplicable á la universalidad de los seres vivos, y como ley de progreso orgánico, porque toda transformación producida NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 331 beneficia la especie y la mejora, ya que de ningún modo puede producir la muerte, en cuyo caso, según Le Dantec «no puede aplicarse esta ley á los seres que mueren », siendo como es ley de la vida; es necesario para dar fin á este trabajo que nos propusimos realizar, que busquemos en el estudio de una especie organizada cualquiera la confirmación de cuanto á este respecto hemos escrito, siguiendo la pauta que los grandes maestros nos han legado en las páginas de sus obras imperecederas. La flora nos atrae por lo bello de su aspecto, y dentro de ella fácil nos sería encontrar un ejemplo de positiva y franca evolución que diera á nuestra labor algo del brillante colorido y de las gallar- días con que la evolución marca sus pasos en el reino de los vege- tales, con lo cual mucho ganaríamos; pero recientes lecturas de una parte, y por otra, nuestra predilección por la materia que va- mos á tratar, nos hacen decidir por la especie humana, no sin que antes recordemos aquellas palabras de Pascal, que nos han servido de introducción á este trabajo: «Es peligroso hacer ver demasiado claramente al hombre cuán semejante es á los animales, sin mos- trarle igualmente su grandeza. Es también peligroso hacerle ver demasiado su grandeza, sin mostrarle al mismo tiempo su pequeñez. Mucho más peligroso es, sin embargo, dejarle en la ignorancia de una y otra. Por el contrario, es de la mayor utilidad darle una clara idea de ambas. » El campo en que vamos á espigar es tan vasto que no está de más digamos hasta dónde llegaremos en el desarrollo de esta cues- tión. No es empeño nuestro, y queremos que conste, realizar un estudio analítico del sér humano hasta en sus más pequeños deta- lles, ni hemos de tratar con igual extensión los variados aspectos del asunto mismo; no, nuestro objeto es otro: es hacer una reseña de aquellas semejanzas y desemejanzas que como animal tiene el hombre con los monos antropomorfos y principalmente de ciertas particularidades, sobre las cuales algo se ha expuesto recientemen- te considerándolas á la luz de los actuales conocimientos y de las orientaciones científicas que sean aplicables á la que llamó el emi- nente Huxley «la cuestión suprema ». El estudio del origen del hombre, desde muy antiguo ha preo- eupado á la humanidad que, considerándola el resultado feliz de una creación particular y como obra divina, creyó encontrar la so- lución de este problema en el seno de los dogmas religiosos, en medio de la ortodoxia más intransigente, donde se creyeron fuer- 332 JOSE N. FERRER tes, sin sospechar que al cabo la crítica científica demostraría la imposibilidad de semejante suposición. Bueno es confesarlo para ser verídicos, que los hombres de ciencia que estudiaron el transformismo, sólo mencionaban en su principio, la posibilidad de ciertas relaciones de parentesco entre el hombre y los monos antropoides, porque la Iglesia, poderosa en- tonces, cohibía hasta á los espíritus más fuertes. Al enunciar Lamarck su teoría de la descendencia, que ya he- mos expuesto, sólo intentó demostrar hasta qué punto «era lógico pensar en los cambios que han debido sucederse en el pasado histó- rico para llegar á la transformación de monos en hombres », lo que le valió la más tremenda de las condenaciones de teólogos y filóso- fos apoyados por aquellos naturalistas que no comulgaban en la escuela del Museum. Carlos Darwin, casi medio siglo más tarde, fué el que sostuvo con más decisión este pensamiento de Lamarck, no sin antes ir tanteando la opinión hasta que, por último, en su obra tantas veces citada El origen de las especies, expuso desde sus puntos de vista el origen animal del hombre, é hizo entonces de este asunto el tema predilecto de los naturalistas y filósofos de aquella época, unos para apoyarlo y otros, los más, para combatirlo. En el año de 1863 publicó Huxley su admirable obra «El lugar del hombre en la naturaleza », en la que apoyó con argumentos de gran valor científico la citada tesis enunciada por Lamarck y s0s- tenida por Darwin, concluyendo con la afirmación de que el hombre debe ser considerado como un mamífero vecino de los monos y par- ticularmente cercano de los monos antropomorfos. Esta obra de Huxley es la base de que han partido los que siguieron estudiando esta cuestión, y no obstante su magistral exposición (traducción francesa de 1891), aún se encuentran personalidades de alta signi- ficación intelectual y de una elevada cultura, como Mr. Brunetiere, que, en un trabajo publicado en la Revue de deux mondes el 19% de Enero de 1895, declaraba que en su sentir la ciencia no había dado aún satisfactoria respuesta á «saber de dónde venimos», y que la teoría de la evolución «no nos la daría jamás ». El gran Linneo señaló para el hombre el primer lugar entre los Primates, y los estudios de anatomía comparada han permitido de- mostrar, de una manera definitiva, su estrecho parentesco con los monos superiores, comprobándose asombrosas analogías hasta en los menores detalles, | NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 333 Es bien sabida toda la importancia que tiene la dentición entre los mamíferos como medio de determinar las diferencias y analo- gías entre ellos. La dentadura del hombre es muy semejante, por su aspecto, á la de los monos antropomorfos: la presencia durante la primera edad de ambos, de los dientes de leche Ó primera denti- ción, y luego la de los dientes permanentes en número de treinta y dos; la clase y disposición general de la corona, son los mismos ca- racteres que encontramos en ambas especies, quedando limitadas las diferencias existentes á caracteres secundarios de forma y dimensio- nes, de tal manera que, en general, puede decirse que en los antropo- morfos están los dientes más desarrollados que en el hombre, ca- racterizándose por la mayor dimensión de los caninos y también por ser más complejas las raíces de los falsos molares. Para valo- rizar estos caracteres señalados es preciso no olvidar que son me- nos marcadamente diferenciales que los que existen entre los antro- pomorfos y los demás monos, pues en los llamados monos del Nuevo Continente se presentan los dientes en número de treinta y seis en lugar de treinta y dos, como hemos dicho, en aquéllos y el hombre, y también por su forma son bien distintos, como es fácil comprobar; no siendo, pues, de extrañar que Huxley después de exponer las semejanzas y desemejanzas entre lag dentaduras de los monos y del hombre, concluyera de este modo: «que cualesquiera que sean las diferencias que puedan notarse en la dentadura del mono más elevado comparada con la del hombre, éstas son mucho menores que aquellas que se observan entre la de los monos supe- riores y la de los inferiores ». El esqueleto en general, y particularmente el cráneo del hom- bre presenta diferencias notables comparados con el de los monos antropoides, y no obstante ser éstas tan acentuadas, puede afirmar- se que son mayores las observadas al hacer la comparación entre éstos y los monos inferiores, lo que permite repetir con el sabio in- glés «que las diferencias existentes entre los esqueletos del hombre y del gorila son menores que las que hay entre el de éste y los de los otros monos ». La anatomía del sacro nos ofrece un carácter de semejanza bien marcado entre los antropoides y el hombre. En los monos propia- mente dichos, el sacro está constituído por tres Ó, raramente, por cuatro vértebras, y en los antropomortos por cinco, es decir, en nú- mero igual al que tiene el sacro humano. Se ha insistido mucho, por los partidarios de considerar la espe- 334 JOSE N. FERRER cie humana como distinta de todos los monos conocidos, sobre la diferencia entre el pie del hombre y el de los monos antropomortfos; y si bien es verdad que esta diferencia no puede negarse, lo es tam- bién que se ha exagerado su importancia. Hay que tener en cuenta para apreciarla, que el hombre está habituado á mantenerse en po- sición vertical sobre sus extremidades posteriores de una manera continua; y que los monos por el contrario, aun los más elevados, sóle la adoptan en ocasiones determinadas, lo que ha traído por consecuencia un mayor desarrollo del pie humano. Por este solo dato se ha querido probar que los monos son cuadrumanos, y que sus extremidades posteriores se terminan por manos como las ante- riores, estando ya demostrado, por sus rasgos más esenciales, que el miembro posterior del gorila termina en un verdadero pie, á se- mejanza del del hombre. «Jl miembro posterior del gorila, dice Huxley, se termina por un verdadero pié con un grueso artejo mó- vil. Este pie prehensil no es, en manera alguna, una mano; es un pie que no difiere del del hombre por ningún carácter funda- mental, y solamente se diferencia por sus proporciones, por su gra- do de movilidad y por la disposición de sus partes secundarias. » Si al desarrollo del esqueleto en general es aplicable la regla establecida por Huxley, hay que convenir, en cuanto á este caso particular citado, que también la confirma, pues que «cualesquiera que sean las diferencias que existen en la mano y el pie del gorila comparados con los del hombre, son mayores las que se observan si se comparan, las de aquél zon las de los monos inferiores». En cuanto al sistema muscular y á los órganos internos, la ley de Huxley es de singular aplicación, como lo vamos á ver en el si- guiente ejemplo. Entre los órganos internos hay uno, el cerebro, en que cifraban. sus esperanzas los que creyeron encontrar en él, como órgano de la inteligencia que es, las diferencias que buscaban para demostrar el error en que incurrían los que señalaban para el hombre el primer lugar entre los Primates. Se ha discutido mucho la anatomía de este órgano comparado con el de los monos, y entre los que soste- nían las citadas diferencias existentes figura Owen, que precisó la ausencia en los monos de determinadas é importantes partes del cerebro, que él las creía particularmente características del hombre, como son el lóbulo posterior, asta posterior y pequeño hipocampo; y á pesar de todos los esfuerzos realizados en contra, hoy se acepta casi unánimemente que todas las partes esenciales y todas las cir- NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 335 cunvoluciones primarias, son las mismas en el hombre que en el orang, cuyo cerebro, entre los antropoides, es el que más se aseme- ja al del hombre, lo que permite suponer al orang ligado al hombre por los lazos del más cercano parentesco; y que se confirme en este caso también la regla de Huxley, de mayor semejanza entre los antropoides y el hombre que entre monos entre sí. Un argumento más en favor de este parentesco nos lo ofrece el aparato digestivo. En efecto, el intestino ciego humano, está pro- visto de un apéndice vermiforme llamado íleo-cecal, que por su si- tuación se tiene por órgano rudimentario y que recientemente ha tenido gran notoriedad por ser el sitio de una enfermedad, la apen- dicitis, grave en muchos casos y capaz de producir la muerte del individuo. El apéndice del hombre es muy semejante al que tienen los monos antropomorfos y en los otros monos puede no existir; y en los casos que existe lo presentan en forma de una bolsa redon- deada que es más bien una expansión del ciego, muy diferente al de aquéllos y por consiguiente al de la especie humana. Tales analogías observadas y otras muchas, además, que no son de citar en este trabajo, indujeron á los naturalistas hace ya medio siglo á proclamar como evidente el parentesco existente entre el hombre y los monos antropoides, constituyendo esta cuestión una tesis clásica dentro de los estudios naturales, la cual ha sido refor- zada poderosamente por los conocimientos recientemente adquiri- dos de la morfología orgánica de los grandes monos antropomorfos y con auxilio de éstos es interesante confrontar la doctrina de la descendencia simiana del hombre, como vamos á hacerlo. Es bien sabido que Darwin, Vogt y Heeckel no tuvieron á su alcance para apoyar esta doctrina los tan útiles conocimientos de la embriología de los monos; y hasta el mismo Huxley, no pudo reforzar con ellos su no obstante sólida argumentación en pro del origen animal del hombre, porque en su época no eran suficiente- mente conocidos, siendo algo más tarde que se recogieron observa- ciones fidedignas y nos dieron esta índole de hechos. E La historia del desarrollo de un embrión brinda al naturalista toda una serie de datos de gran valor, que permiten probar el pa- rentesco que haya entre organismos de un mismo género; y está ya aceptado por la generalidad de los observadores que |! desarrollo del embrión es una historia abreviaa. ; desarrollo de la especie; pero la dificultad con que se tropieza para adquirir Ó tener á la vista las piezas necesarias para su estudio en 336 JOSE N. FERRER tiempo oportuno, es causa de que los actuales conocimientos no sean completos por lo cual nosotros sólo hemos de referirnos á las observaciones recogidas que hayan sido debidamente sancionadas. Limitándonos al estudio de la placenta en los monos, vemos que hasta hace poco sólo se tenían conocimientos de la de los pite- cos y cebínidos: de dos discos distintos, dispuestos frente uno del otro, implantados sobre los lados de la cavidad uterina y con un solo cordón provisto de dos arterias y una vena, en los primeros; y en los segundos, formada de un solo disco como en el hombre, cuyo cordón contiene cuatro vasos en lugar de tres, dos arterias y dos venas umbilicales. La de los antropoides era desconocida tanto para Huxley como para Owen y los demás naturalistas de su época y fué preciso espe- rar hasta los trabajos de Deniker y Selenka, realizados desde 1898 4 1902 para conocerla y poder apreciar sus caracteres. Owen, que se propuso estudiarla, no logró en ella un conocimiento exacto, por- que las de gibón y chimpancé que tuvo á mano le proporcionaron escasos detalles. Hoy la placenta de los monos antropomorfos es bastante conocida gracias á las investigaciones de los citados zoólo- gos Selenka y Deniker. Según ellos, la placenta de los antropomorfos es discoidal del mismo tipo que la humana, y la disposición del cordón umbilical que se consideraba como característica de esta especie, es la misma que en los monos antropomorfos, es decir, que está provista de dos arterias y una vena, y también único; siendo de notarse en cuanto á las membranas envolventes fetales, que se cumple la ley de Huxley, pues la placenta de los antropomorfos es más semejante á la del hombre que á la de los demás monos inferiores. En cuanto á los embriones mismos, la semejanza entre los monos y el hombre es notable. Selenka, citado por Metchnikoft, insiste sobre. «el hecho de que los discos embrionarios del hombre, logs de menos tiempo que hayan sido observados, apenas pueden distin- guirse de la de los monos provistos de cola, tanto desde el punto de vista de su situación como de su forma »; pero los estados más avan- zados de desarrollo acusan una mayor diferenciación, y entonces los embriones humanos se parecen más á los de los antropomorfos, que á los de los monos inferiores. Se cita como ejemplo el feto de un gibón obtenido y estudiado por Selenka de gran parecido á uno humano. A medida que son de más edad, las líneas que distinguen al NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMÍSMO 331 hombre de los monos superiores, van haciéndose cada vez más mar- cadas; la cara de éstos se hace más prominente y reveladora de cierta bestialidad; pero no obstante esto, es bien grande la seme- janza que aún se observa entre fetos bastante avanzados de los antropomorfos y los humanos en quinto y sexto mes de gestación. M. Deniker, dice Metchnikoff, tuvo la buena suerte de encontrar un feto de gorila, pieza de una rareza extraordinaria y hacer de ella un estudio lo más completo posible. Aparentemente la seme- janza es muy marcada y el estudio anatómico de ambos confirma dicha apariencia; y es caso fuera de duda que el feto del gorila tiene más rasgos humanos que el gorila adulto. El cráneo de fetos humanos y el de monos antropomortos jóve- nes, se parece más, mucho más, que el de estos animales adultos al cráneo humano. Refiriéndose á esto, dice Selenka: « Los cráneos infantiles de los antropomorfos presentan grandes analogías entre sí y con el de un niño; pero á partir de la primera dentición las di- ferencias típicas se manifiestan de una manera tan marcada, que el lazo genético no puede ser aceptado, sino con el auxilio de formas intermediarias extinguidas. » La armonía del cuadro específico, que hasta aquí, nos exponen Selenka y Deniker, es de tal naturalidad y certeza—como que es copia de la naturaleza viva, y con toda la fuerza incontrastable de la realidad, aunque haya ojos que no quieran verla y espíritus em- buídos de prejuicios que no quieran apreciarla—que la hipótesis del origen animal del hombre, dentro de la doctrina de la evolu- ción, va afirmándose cada vez más hasta pasar á la categoría de hecho probado, y hecho bien probado sería si del seno mismo de los órganos de la generación no surgiera, como un hasta cierto punto poderoso argumento, un elemento discutible que es preciso estu- diarlo debidamente, para ver el modo de conciliarlo con el desen- volvimiento de la evolución orgánica. Los enemigos de la teoría de la descendencia simia del hombre, aprovechándose de los lugares descubiertos del reducto darwiniano, sostuvieron lujosa polémica' exponiendo razones y argumentos en contra de la misma; pero las tentativas realizadas para demostrar en el cerebro humano la presencia de órganos particulares y exclu- sivos, que no existen en el de los monos, puede decirse que han fracasado. Se creyó que dada la superioridad intelectual del hom- bre, en el cerebro, sería más fácil encontrar el rasgo característico de la especie, que lo alejara del orden de los Primates, sin sospechar 338 JOSE N. FERRER que era entre los órganos sexuales donde encontrar podían cierta especialización orgánica, que les sirviera como base de apoyo, si- quiera débil, para sostener sus puntos de vista. En efecto, el hombre no tiene hueso peniano; pero sí lo tienen notablemente desarrollado los monos antropomortfos, algunos otros monos y, en la clase de los mamíferos, muchos roedores y carnice- ros. Las formaciones óseas, que á título excepcional se encuentran en el miembro viril del hombre, son una forma de atavismo que re- cuerda el de sus antepasados, pues éste, sin que se vueda preci- sar la causa, ha perdido el que le correspondía por ley de herencia. La diferencia, pues, entre los antropoides y el hombre se mani- fiesta, en el sexo masculino, por la ausencia del hueso peniano; y en el sexo femenino, por la presencia de la membrana virginal ó himen, que es una adquisición de la especie humana, es decir, un órgano de nueva creación, dicho sea en el lenguaje del transformis- mo. Esta membrana sutil y delicada, tan al alcance de todos, sin exceptuar los sabios, era la que podía servir á los que, empeñados en diferenciar al hombre de los antropomorfos, buscaban á cualquier costo, un órgano particular en la humana estirpe; y que empeñados en encontrarlo, tomaron erróneamente el hipocampo minor, asta posterior y lóbulo posterior del cerebro, sin sospechar, como antes dijimos, que en lugar diametralmente opuesto se hallaba esta mem- brana, que los monos en general no tienen, y en particular carecen de ella los monos antropomortos. La ausencia del himen en los antropomortfos, fué señalada por Bischoft y confirmada más tarde por otros muchos observadores. Recientemente ha dicho Deniker: «no la he encontrado ni en el feto ni en el gorila joven». Sólo en el gibón, á la entrada de la vagina, vió un abultamiento circular que podrá tomarse como órgano homó- logo; «pero que en ningún caso ciertamente, puede tomarse como esta membrana modificada». Deniker se decide por afirmar, como secuela de sus observaciones de benedictino, que la membrana vir- ginal falta en los monos antropomorfos de todas las edades. Es más, la embriología nos enseña que la aparición de la mem- brana himen, corresponde á un desarrollo tardío en el feto humano; y se ha fijado por otros autores, que ésta hace su aparición durante la décima novena semana de la gestación y frecuentemente más tarde. El himen es, pues, un órgano de reciente formación, con alarmante tendencia á progresar, que comprueba, una vez más, el desarrollo evolutivo de la especie humana. NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 339 Y siguiendo otro orden de ideas, podremos preguntarnos, ¿qué utilidad reporta el himen á la mujer? Si de un órgano rudimentario nada debemos esperar ni pedirle; á un órgano de formación reciente, sí tenemos el derecho de supo- nerle por lo menos, una fase progresiva de desarrollo, y, por con- siguiente, una ventaja para la especie, siguiendo las ideas de Le Dantec. ¿Para qué sirve la membrana himen? Wiedersheim contesta esta pregunta, diciéndonos «que la función de la membrana que se encuentra á la entrada de la vagina, designada con el nombre de himen, no está aún suficientemente aclarada », y podemos agregar, á tenor de lo publicado sobre este particular, que ni poco ni mucho, porque de su función, esto es lo cierto, nada se sabe con fijeza. La función social del himen es de una importancia capital; con- siderado como órgano en clase de centinela avanzado de la virgini- dad, su significación moral es inmensa; el médico forense la busca como prueba de delitos contra las buenas costumbres y son innu- merables las desgracias que su ausencia ha determinado, produ- ciendo en muchos casos estados de ánimo que á hombres y mujeres condujeron á la muerte. Pero fisiológicamente el himen, que es como nosotros debemos estudiarlo, casi puede afirmarse que es nula su función para la humanidad. La atrofia del himen, después de la desfloración, no es un obstáculo para el acto sexual; la integridad de este Órgano es, por el contrario, muchas veces un escollo des- agradable y penoso, y esto explica que algunos pueblos practi- quen la desfloración artificial de las niñas desde su más tierna edad. Las costumbres de muchos pueblos bien conocidos, son asi- mismo dignas de tomarse en consideración, en lo que de ellas concierne á esta membrana, y por eso vemos que MetchnikofF, estu- diando su función hace referencia á aquél, como medio de ilustrar la investigación que se propone. El ilustre Profesor del Instituto Pasteur nos dice lo siguiente: «En ciertas regiones de la China se hace la toilette de las niñas, de tal manera minuciosa, que hasta las huellas de la membranita es difícil encontrarlas. Los chinos generalmente desconocen su existencia en la mujer adulta. En las Indias inglesas sucede lo mismo. Entre ciertos indios del Brasil, de la tribus de Machacuras, las vírgenes, en el sentido usual de la palabra, no existen, pues las madres destruyen el himen de sus hijas, á poco de nacidas. Entre los indígenas de Kamtchatka es considerado como signo de mala 340 JOSE N. FERRER educación casarse con el himen intacto; y para evitarles esta humi- lación, las madres destruyen con los dedos el de sus hijas. «De otro modo, entre ciertos pueblos, para obviar el inconveniente de la presencia del himen, encargan á especialistas cuya mi- sión es perforarlos por medios artificiales.» Pero lo más notable de las citas que hace Metchnikoft, se refiere á los Neo-caledonios, que según Moncelon, aprecian en tan poco la sutil y delicada mem- brana que, caso curioso, «yo he tenido la prueba—dice este explo- rador—de que cuando un marido no puede ó no quiere desflorar á su mujer, encuentra, pagándolo, ciertos individuos que le sustitu- yen en su lugar y grado. Estos son—dice Moncelon—perforadores titulados ». ) Se haría muy largo este trabajo, si trajéramos á estas páginas las muchas más curiosas citas que hace Metchnikoff; y correríamos el riesgo de salirnos de la tesis que nos hemos propuesto desarrollar. Queremos, sin embargo, insistir sobre la función de esta mem- brana virginal, porque de cuantas Obras se han tenido á la vista para hacer este trabajo, sólo Metchnikoff es el que se ocupa de ellas en sus Études sur la noture humane, con cierta extensión y su estudio re- sulta interesante. Hemos hecho mención de las rigurosas toilettes 4 que, en ciertos pueblos, son sometidas las niñas desde su más tierna edad, y es ló- gico suponer que el himen, por tales procedimientos sea destruído. Cierto es que esta membrana impide la limpieza regular de la vagina; y que, cuando púberes las mujeres, constituye un verdade- ro obstáculo á la función menstrual. «Es muy probable que la sangre retenida por el himen, se contamine por microbios, y que provoque trastornos serios en el organismo. También es posible, sigue diciendo Metchnikoft, que ciertas anemias, como la cloro- anemia de las vírgenes, sea producida por la pululación de ciertos micro-organismos en el favorable medio de la sangre retenida en el seno de la vagina, y se comprenderá fácilmente, cuán poderoso re- medio es, en este caso, el matrimonio; pues la destrucción del himen por el acto sexual, ha de traer como consecuencia la evacuación completa de la citada cavidad en las subsiguientes épocas mens- truales. ¿Qué puede ser, nos preguntamos, este órgano inútil para la función genital, nocivo en algunos casos á la salud, y que nuestros antepasados animales no nos han legado? Bien que inútil á la humanidad actual, dice el citado autor, el hi- NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 341 men ha debido tener su razón de ser; y como la ciencia no ha podido aún resolver este problema, despejando esta incógnita, se han visto obligados los naturalistas á recurrir á la formación de hipótesis, de las cuales ninguna hasta el presente ha logrado explicar el porqué y para qué de la existencia de la membrana virginal. Cuanto sobre esto hemos dicho tiene su importancia desde el punto de vista del transformismo, pudiendo dársele el carácter de argumento en contra, como ya se ha dicho, por los contradictores de la ley de la descendencia, toda vez que en nuestros antepasados más cercanos que viven y conocemos, no se le encuentra y la ley de herencia es uno de los factores más importantes para la evolución. Cualquiera que sea, sin embargo, la importancia que quiera dársele á la existencia en la hembra humana, de esta membrana, como contraria á la evolución orgánica, lo dicho anteriormente y lo que vamos á exponer, son por sí solo bastante para considerar confirmado el origen animal del hombre y su sometimiento á las leyes generales del transformismo. Refiriéndose al parentesco de los monos antropomorfos y el hom- bre, confirma Selenka, como conclusión de sus estudios, lo que otros autores dijeron sin haber podido observar directamente como él, «que el lazo genético no puede ser aceptado, sino con el auxilio de formas intermedias extinguidas»; palabras éstas en las que se transparenta toda una serie de conocimientos necesarios para pro- fundizar en esta cuestión. Como consecuencia de esta idea es que se han expuesto las hipotéticas genealogías de la especie humana, en que se incluyen los intermediarios, hipotéticos también, como el grupo Pithecanthropií de los ancestrales de Haeckel; y como es- tas especies han debido existir en épocas anteriores al hombre, de la Paleontología se esperan los datos que nos permitan reconstruir al intermediario ó intermediarios entre el hombre y los familiares del chimpancé, como medio de colmar esta laguna de la historia de la descendencia humana. Habida consideración de lo expuesto, no es de extrañar la es- pectación con que el mundo entero acogió la noticia del descubri- miento hecho en Java por M. Eugenio Dubois, en el año de 1894, de algunas osamentas fósiles de positiva importancia. En el mioceno de Java, encontró este sabio holandés, la calota craneana, dos dientes y el fémur de un sér, al cual dió el nombre de Pithecanthropus erectus, considerándoseles por él y algunos otros 342 JOSE N. FERRER antropólogos, como pertenecientes á una forma intermediaria entre los tipos simio y humano. Como tal, el citado Pithecanthropus, lo expuso M. Dubois en el año de 1895 ante la Sociedad Antropológica de París, y fué enton- ces muy discutido, figurando entre los que combatieron, el ilustre Profesor M. Houzé, de la Universidad de Bruselas; y sin llegar los naturalistas y antropólogos á conclusiones definitivas, se inclinan los más, á aceptarlo como un tipo denominado hominiano tipo de transición no bien definido. Como acicate dado á los exploradores fué el descubrimiento de Dubois, que prosiguieron sus investigaciones por las estratificacio- nes terciarias, orientadas en el dominio de la Paleontología, en busca de los fósiles que están llamados á ser como antorchas que inunden de luz lo que hoy tienen perdido en la oscuridad de los tiempos. Como sucede siempre en toda empresa en que las febriles impa- ciencias ponen en peligro el éxito final, en este orden de conoci- mientos algo análogo ocurre y hay que estar prevenidos; porque también espíritus calenturientos, se forjan quiméricos documentos fósiles, que interpretan como verídicos, al objeto de probar la exis- tencia del gran padre de la familia humana. Recientemente el Profesor argentino Florencio Ameghino ha anunciado en los Anales del Mundo Nacional de Buenos Aires, haber descubierto en el yacimiento fosilípero de Monte Hermoso, situado á 60 kilómetros al N. E. de Bahía Blanca, los restos fósiles de un sér que considera como el precursor del hombre americano, al cual ha dado la denominación de «Tetraprothomo Argentinus ». En las excavaciones practicadas por el Sr. Ameghino, encontró en 1906 una vértebra cervical de proporciones reducidas, y en 1907 un fémur izquierdo, de los cuales ha hecho un detenido estudio de los caracteres que tales huesos presentan, comparándolos con sus homólogos en el hombre actual y de los monos superiores, para lle- gar á la conclusión de que aquéllos no han pertenecido al «Homo sapiens », ni á ninguno de los antropoides conocidos, sino á un gé- nero intermedio, pero tan distante del «Homo» que presupone la existencia de otros tres géneros: «Prothomo», «Diprothomo» y «Tripo- thomo ». > Con el descubrimiento del «Tetraprothomo Argentinus », dice, se llega á las conclusiones siguientes: 1* Que la antigúedad de este precursor del hombre se remonta á la época miocena y que el des- arrollo y sucesión de las formas entre el «Tetraprothomo» y el NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 343 «Homo», se han efectuado durante la época pliocena; y 2% Que si el sér cuyos restos fósiles se acaban de encontrar en el mioceno de Monte Hermoso, son los de un precursor del hómbre, la cuna de la humanidad no sería el Asia, sino Sud América. En cuanto al « Pithecantrophus » descubierto por Dubois, es con- siderado por Ameghino, como un tipo ya extinguido que se des- prendió del precursor teórico « Triprothomo ». De lo apuntado, que tomamos del citado Profesor de la progresiva . República de la Plata, no podemos dejar de decir la natural reserva con que lo traemos á esta tesis, y más bien como documento revela- dor de la importancia que tienen los datos paleontológicos, toda vez que dicho descubrimiento no ha sido aún debidamente sancionado. Hasta el presente cuanto se ha expuesto descansa sobre conoci- mientos que la Anatomía comparada, Antropología y Paleontología, nos han suministrado, que juntos y separadamente son un campo de observación vastísimo; pero limitado al cual no deben circuns- cribirse las observaciones de tan interesante cuestión como la que nos ocupa; y tan es cierto esto que decimos que el genio observa- dor de Darwin, tratando de profundizar en la solución de este pro- blema, ha insistido sobre la semejanza de los parásitos de la especie humana y de los monos antropoides como indicio de un parentesco de humores y de partes íntimas del organismo de ambos. El estudio de las enfermedades infectivas corrobora este paren- besco. Los Profesores Metchnikoff y Roux han comprobado por re- cientes experiencias que es posible trasmitir enfermedades, hasta ahora tenidas por exclusivamente humanas, del hombre á los mo- nos antropoides; habiendo logrado obtener la sífilis experimental en un chimpancé, el mono más parecido al hombre de las especies que aún viven y conocemos. Hasta hace poco este no se había comprobado y aún se recuer- dan las experiencias de Martineau que cayeron en descrédito; pero es lógico suponer que con el resultado positivo obtenido por Roux y Metchnikoff, el prefesor Dujardin Beaumetz, incrédulo, no re- petiría aquellas sus irónicas palabras: «que el mono sifilítico de Martineau pasará á la historia como un caso excepcional », con que terminó sus comentarios sobre trabajos de esta índole. Hace algunos años, dice el Profesor Metchnikofft en sus citados Études sur la nature humaine, que haciendo investigaciones con otro 344 JOSE N. FERRER objeto se ha tenido noción de hechos de una gran importancia, he- chos capaces de irradiaciones de abundante luz sobre el parentesco de las especies animales entre sí. Al decir esto, el ilustre Profesor del Instituto Pasteur sa refiere á las investigaciones de orden bio- lógico sobre sueros realizadas desde 1901 por Friedenthal y Nu- thal y en 1902 por Gruenbaum, las que fueron coronadas por un éxito sorprendente. Estas investigaciones se hicieron con toda escrupulosidad; de ellas dice Metchnikoff: «Después de haber inyectado sangre de un mamífero en el organismo de otro perteneciente á especie diferen- te, se han obtenido en éste modificaciones bastante acentuadas. Si preparamos suero con sangre de conejo, y si agregamos á este suero, líquido transparente é incoloro algunas gotas de sangre de obro ro- deor, por ejemplo del curiel, Cavia cobaya, no se verá producir en él nada extraordinario, «La sangre de curiel vertida conservará su coloración habitual, y los glóbulos rojos quedarán intactos ó poco menos. Si en lugar de sangre de cobaya agregamos al suero de conejo algunas gotas de suero sanguíneo de cobaya, veremos estos dos líquidos mezclarse sin que se produzca nada de particular. » Si, al contrario—sigue diciendo Metchnikoft—nosotros prepara- mos el suero con sangre de conejo que haya sido previamente inyectado con la de curiel, comprobaremos entonces en este suero nuevas propiedades verdaderamente notables. Si agregamos á este suero algunas gotas de sangre de euriel, veremos al cabo de cierto tiempo, que este líquido rojo cambia de aspecto; de opa- co se hará transparente. La mezcla de suero de conejo preparado y de sangre de curiel, tomará el tinte de un vino rojo aguado. Este cambio proviene de la disolución de los glóbulos rojos del cu- riel en el suero sanguíneo del conejo previamente inyectado. Este suero habrá adquirido además otra propiedad muy demos- trativa. Si en lugar de sangre completa, como en el caso citado, se mezcla suero sanguíneo de curiel, se verá que casi inmediatamente la mezcla se enturbiará y más tarde se formará un precipitado más óÓ menos abundante. La inyección previa de sangre de curiel 4 un conejo ha, pues, modificado el suero sanguíneo de éste y hecho que adquiera dos nuevas propiedades, que son: 1% disolver los glóbulos rojos de la sangre del curiel; y 2% dar, en presencia de suero sanguíneo del curiel un precipitado más Ó menos abundante. NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 345 A meuudo, dice Metchnikoft, el suero sanguíneo de animales preparado con inyecciones previas de sangre de otras especies ani- males, «es rigurosamente específico». En estos casos el suero no da precipitado más que con el suero de la especie que ha suminis- trado la sangre para las inyecciones previas, y sólo disuelve los gló- bulos rojos de esta misma especie. Hay, sin embargo, ejemplos en los cuales, el suero de un anima! preparado disuelve los glóbulos ro- jos de la especie que dió la sangre inyectada y también los de espe- cies vecinas. Así se ve que el suero sanguíneo del conejo, después de algunas inyecciones de sangre de gallina, es capaz de disolver no solamente los glóbulos rojos de ésta, sino que también aunque en menos grado los de la paloma. Esta propiedad de los sueros se ha querido aprovechar para re- conocer el origen de una sangre en los casos médico-legales; y se ha pensado en que los glóbulos rojos de una mancha de sangre dada podrían ser disueltos por el suero de animales preparados con inyecciones previas de sangre humana; y caso afirmativo, era evi- dente que la mancha provenía de sangre de hombre. No obstante los buenos resultados de este procedimiento es preferible por más seguro el método de precipitados de los sueros. Metchnikoff indica el siguiente procedimiento. Se inyecta un animal, que puede ser un conejo, un perro, ó un caballo, con sangre humana en repetidas sesiones (no dice el número), y algún tiempo después (tampoco lo precisa) se sangra este animal (el que se haya escogido), y se prepara un suero límpido y claro desprovisto por completo de glóbulos. Así preparado, cuando á este suero se agreguen algunas gotas de suero humano, se verá formar en segui- da un precipitado que cae al fondo del recipiente. De esta manera se comprueba que el suero está bien preparado y que es suficiente- mente activo. Entonces es posible reconocer la sangre humana desecada procediendo del siguiente modo: se disuelve un poco de la sangre de la mancha en agua fisiológica y se vierte en un tubo que contenga suero de un animal preparado con inyecciones de sangre humana. Sial cabo de poco tiempo, se forma un precipi- tado en el líquido se demostrará que la sangre de la mancha es sangre humana. Esta reacción que hemos expuesto tiene para nosotros grandí- simo interés porque por ella es posible revelar el parentesco de las especies animales. El suero de un animal preparado con inyecciones de sangre de 346 JOSE N. FERRER gallina, ya lo hemos dicho, da precipitado no sólo con el suero san- guíneo de otra gallina, sino también con el de paloma; y, por el contrario, permanece sin variación alguna sin presentarse la más ligera turbicidad cuando se le agrega suero sanguíneo de mamífe- ros. El precipitado así obtenido, verdadera reacción, indica que hay un alto grado de parentesco entre la gallina y la paloma. Otro ejemplo más demostrativo. El suero de un animal prepa- rado previamente con sangre de buey da un precipitado abundante cuando se le agrega un poco de suero de este animal; pero, en cam- bio, no produce reacción alguna con los sueros obtenidos de otro orden de mamíferos, como el ciervo Ó el carnero. Estos experi- mentos han sido practicados en Alemania por el profesor Uthlenkut hace cuatro años. El último sobre todo, tiene positiva importan- cia porque revela que el parentesco existente entre los bovídeos y los otros rumiantes no es tan cercano como el que enlaza á palo- mas y gallinas. Como resultado de estas investigaciones se han deducido conse- cuencias en pro de nuestra tesis, las cuales entran de lleno en el dominio de la ciencia y demuestran el parentesco cercano entre los antropoides y el hombre, confirmando una vez más el origen ani- mal de éste y de la marcha de la evolución regida por las leyes ge- nerales del transformismo. Por cautivadores que sean cuantos sistemas de pruebas se hayan expuesto para demostrar la descendencia del hombre, ninguno es á nuestro juicio tan atrayente, como este de las sero-reacciones que venimos exponiendo. Nos impresionó de tal manera su estudio, que quisimos conocer más al detalle lo que tan brillantemente ex- presa Metchnikoff y buscamos aquellos libros que cita en su biblio- grafía, encontrando sólo un trabajo de Mr. Albert S. Gruenbaum 1 que más bien un resumen de su comunicación al Instituto Médico de Liverpool en 4 de Noviembre de 1901, publicado en The Lancet el 18 de Enero de 1902. Gruenbaum ha tenido la buena suerte de obtener cantidades considerables de sangre de tres grandes antropomorfos: del gorila, del orang y del chimpancé, que utilizó para sus experimentos por todos conceptos interesantes y que abren un amplio horizonte de comprobación de la teoría de la descendencia. Adoptando el mé- todo ya expuesto para los otros sueros, de aplicación á este objeto, 1 Nos lo facilitó el Dr. J. A. Valdés Anciano, Profesor de la Escuela de Medicina, á quien mucho agradecemos esa bondad, NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 347 pudo comprobar «que el suero de animales inyectados previamente con sangre de hombre, da un precipitado no solamente con suero de sangre humana, sino también con el de la sangre de estos monos antropomorfos antes citados; siendo tan semejantes los precipitados obtenidos, en ambos casos, que no le fué posible distinguirlos entre sí, ni por su cantidad ni calidad ». Para llegar á obtener este resultado Gruenbaum procedió del modo siguiente: preparó suero sanguíneo de animales previamente inyectados con sangre de gorila, de orang y de chimpancé. De este modo obtuvo tres cantidades “de suero de animales preparado con cada una de estas sangres, y cada uno suficientemente activo. El citado profesor pudo observar que daban todos precipitados iguales con suero de sangre de estos monos y también con el de sangre humana. Tan elocuentes resultados evidenciaron que entre la especie humana y los grandes monos antropomorfos existe no sólo una ana- logía superficial del cuerpo y de los principales érganos que lo cons- tituye, sino más aún, un parentesco intimo, verdaderamente consan- guíneo; cuyos resultados sin haber sido previstos por los autores de la teoría de la descendencia han venido á confirmarla sobrada- mente. No sin temor de abusar de la benevolencia de este tribunal, se nos permitirá, ya que en el sendero estamos, que digamos algo de la marcha seguida por la descendencia simia del hombre, sobre la cual los conocimientos adquiridos no son tan perfectos y conclu- yentes como los que tenemos de su propio origen. A este res- pecto Selenka, en sus investigaciones sobre los antropomorfos in- siste en afirmar que son más íntimos los lazos que unen el hombre al chimpancé, que á los otros monos. La gran semejanza de molares y premolares de la dentición de- finitiva del chimpancé con los del hombre, parece indicar—dice Selenka—que el chimpancé y el hombre tienen un origen común, procediendo ambos de las mismas formas extinguidas, semejantes ú los dryopithecus. A la afirmación esta, que ya establece ó tiende á fijar un grado de más próximo parentesco del hombre con el chim- pancé, puede objetársele como ya se ha hecho fundándose también en la dentición, el mayor parecido de los dientes de leche del chim- pancé á los del gorila que á los del hombre, lo que evidentemente quita algún valor á lo dicho por Selenka, 348 JOSÉ N. FERRER En el estado actual de la ciencia, y sin que la Paleontología nos haya proporcionado conocimientos más exactos y completos de los antropomortfos fósiles, las hipótesis que sobre grados de parentesco y sobre la descendencia del hombre se formulen han de tener ne- cesariamente un carácter general. Para fundamentar cualquiera que se emita es necesario tener en cuenta, en su justo valor, ciertas particularidades que ilustrar pue- den, como son las que vamos á referir. Ya hemos dicho anteriormente en este mismo trabajo que los fe- tos de los antropomorfos y del hombre se parecen en mayor grado que las formas adultas de los mismos; y que los monos reciennacidos son más semejantes al hombre que los adultos. El mayor desarrollo del cráneo sobre la cara es característico del hombre adulto y de los monos jóvenes: este es un dato plenamente comprobado; pero las mandíbulas en los monos continúan desarrollándose hasta ha- cerse muy prominentes en tanto que en el hombre se produce en el desenvolvimiento de las mismas, una verdadera suspensión de des- arrollo. También los pelos, sigue diciendo el profesor Metchnikoff, tan cortos y poco abundantes en el hombre, acusan otra semejante suspensión de desarrollo, subsistiendo durante toda la vida en un estado de desarrollo incompleto. El dorso del hombre se distin- gue por la ausencia, Ó acaso, por el poco desarrollo de pelos; y como, por el contrario, el dorso de los monos antropomorfos es abundantemente peloso, de esta diferencia se ha querido hacer un carácter de desemejanza entre ambas especies al que se ha dado inusitada importancia, siendo como es esta diferencia más aparen- te que real, como se comprueba por los hechos que la embriología nos ofrece. El feto del gorila estudiado por Deniker presentaba su dorso casi completamente desprovisto de pelos; el feto, dice el citado autor, «no tenía verdaderos pelos más que en la cabeza y frente, alrededor de los labios y de los órganos genitales, sin contar las ce- jas y pestañas». El resto del cuerpo, agrega, «no tenía pelos, y sí sólo en algunas partes como vellosidades que no alcanzaban más de un milímetro de largo». La piel ventral es cierto que se cubre abundantemente de pelos, pero éstos son de desarrollo más avanza- do, al finalizar la vida intrauterina. En cuanto á la distribución de las zonas pilosas se repite y confirma la mayor semejanza del hom- bre á los fetos de monos que á Jos monos adultos. Y, concluye Metchnikoff que este hecho, en lugar de quebrantar el parentesco NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 349 entre los antropomorfos y el hombre, nos proporciona en cambio un precioso indicio sobre la descendencia humana. De todo el corjunto de datos conocidos, para Metchnikoff es po- sible deducir que el hombre presenta una forma de suspensión de desarrollo de algúm mono antropomorfo, de época anterior, algo así como un monstruo simiano, pero no desde el punto de vista estético, y sí sólo bajo el aspecto puramente zoológico. «El hombre podría ser considerado como un prodigio de criatura nacida de un antro- pomorfo, con un cerebro y una inteligencia mucho más desarrolla- dos que los de sus progenitores.» Esta hipótesis, agrega, se concilia bien con el conjunto de los hechos conocidos. Se funda al emitirla Metchnikoff en que ciertas especies de orga- nismos en lugar de evolucionar á pasos lentos, lo hacen bruscamen- te, y en este caso la naturaleza procede por saltos considerables. El ilustre botánico M. Hugo de Vries, de Leipzig, ha comprobado en las plantas esta manera de evolucionar, tras pacientísimas in- vestigaciones que le proporcionaron resultados muy notables; y es sabido que Darwin había previsto la posibilidad de las transforma- ciones bruscas. La especie americana 4notera Lamarkiana, cultiva- da durante quince años por De Vries, presentó tales y tan variados caracteres en sus flores que le permitieron determinar como pro- ducto de la evolución ó transformación de dicha especie, otras tres que designó con los nombres de Enotera lata, Lnotera nanella y Aíno- tera scintillans, llegando tal prodigio de variabilidad hasta constituir doce especies más con caracteres bien determinados (Metehnikotft). Las especies así obtenidas se propagaban por semillas y trasmitían sus particularidades específicas 4 su descendencia, De Vries ha ex- puesto estas observaciones en un trabajo publicado en Leipzig sobre el transformismo el año de 1901. Estas observaciones indujeron al ilustre profesor Metchnikoff 4 suponer «que el hombre debe su origen á un fenómeno semejante. Un mono antropomorfo, no se sabe cuál, dice, hallándose en un pe- ríodo de variabilidad de sus caracteres específicos, engendró hijos que nacieron con nuevas propiedades ». El cerebro, de un tamaño normal entre los monos citados, alo- jado en una espaciosa cavidad craneana, permitió el desarrollo rá- pido de las facultades intelectuales, mucho más potentes que las de sus progenitores y en general que las de los que pertenecen á la especie originaria; y de igual modo que en las especies de Ainotera de De Vries esta particularidad adquirida ha debido trasmitirse á 350 JOSE N. FERRER los descendientes, la cual constituyendo un elemento importante para la lucha por la existencia dióle á la especie mayores ventajas para mantenerse, propagarse y dominar. El mayor desarrollo de la inteligencia, que relativamente fué extraordinario, debió como consecuencia lógica producir un general perfeccionamiento de sus facultades que se tradujo en primer tér- mino en la elección de los mejores alimentos, y en segundo en el arte de prepararlos para hacerlos más digeribles. Como resultado de esto, los maxilares no tenían que realizar la labor que anterior- mente efectuaban, ni tenían que servir de armas de ataque y defen- sa, y por consiguiente su desarrollo se limitó, resultando al cabo, menos prominentes que en los antropomorfos propiamente dichos. «Estas hipótesis mías, dice Metchnikoff, son sencillas reflexio- nes de mi espíritu, en armonía con la serie de hechos conocidos »; y cita á continuación el caso de Insadi, el niño prodigioso que á los -once años de edad, sin saber leer ni escribir y nacido de padres analfabetos como él, asombró á la Sociedad Antropológica de París haciendo cálculos aritméticos tan complicados como extracciones de raíces y otros; y dando pruebas de una memoria fenomenal ál recordar los más triviales sucesos de su vida Ó la narración de aquellos que oyó alguna vez contar entre los viejos de la aldea en que vivía. Los primeros hombres, según esta hipótesis, fueron probable- mente hijos geniales nacidos de padres antropomorfos, y ella nos permite explicarnos por qué el hombre, más parecido á los fetos y á los monos jóvenes que á los adultos, conserva aún un gran núme- ro de vestigios de órganos que alcanzaron un mayor desarrollo en los antropomorfos. Es muy notable cuanto ha escrito un eminente anatomista, Wiedersheim, en un volumen en que resume los conocimientos actuales sobre los órgauos del hombre en relación con la teoría de la descendencia. En quince órganos, que á continuación citamos ha observado un progreso considerable, comparados con sus seme- jantes de los antropoides, como son: el miembro inferior bien adap- tado á la posición vertical y á la marcha prolongada; el ensancha- miento de la pelvis y sacro, y adaptaciones propias á las funciones de la mujer; la curvadura lumbar de la columna vertebral; el des- arrollo de los músculos glúteos y de la parte posterior del muslo; la diferenciación de ciertos músculos de la cara; la nariz, ciertas vías y conductos del encéfalo y médula espinal; el lóbulo occipital del NUEVAS ORIENTACIONES SOBRE EL TRANSFORMISMO 351 cerebro; el desenvolvimiento superior de la capa cortical del cere- bro; y, en fin, la diferenciación de los músculos de la laringe que produce el lenguaje articulado. Pero junto á estos órganos que han progresado evidentemente, el mismo citado anatomista cuenta diez y siete Órganos en deca- dencia, aún capaces de cumplir su misión más Ó menos incomple- tamente; son estos algunos músculos de la pierna, el onceno y el duodécimo par de costillas, el grueso artejo, el ciego, y muchos otros considerados como rudimentarios que no pueden ser para nin- gún uso, entre los cuales cita el hueso coccigeo, restos de una cola; el décimo tercero par de costillas en el adulto, los músculos de las orejas y el apéndice vermiforme. Se citan estos órganos como documentos que pueden servir para establecer la genealogía del organismo humano, los cuales son co- mo vestigios de otros más desarrollados que llenaban una misión útil en los antepasados, evidenciándose por su estado el origen animal del hombre; siendo el tipo actual el producto de sucesi- vas, lentas Ó bruscas transformaciones, realizadas bajo el imperio de las leyes generales que forman como el código de vida de La- marck y de Darwin. El hombre como todo sér organizado es un producto de la evo- lución de otros seres que le son afines; él mismo sigue su marcha por el sendero de la vida, evolucionando hacia el perfeccionamien- to de su organización. De quince años á la fecha se ha adelantado considerablemente en los conocimientos adquiridos sobre la evolu- ción y origen animal del hombre, pero mucho más hay que inves- tigar todavía. Y si se ha llegado hasta acumular el tesoro de co- nocimientos que hoy poseemos, ¿por qué no lograremos constituir una síntesis completa, general del transformismo? Buffon nos esti- mula á ello con estas sus hermosas palabras: «El espíritu humano no tiene límites y se extiende á medida que el universo se desplega á su vista. El hombre puede y debe intentarlo. Sólo de tiempo necesita para llegar á saberlo todo ». BIBLIOGRAFÍA Le Transformisme, par Edmond Perrier. Las Influencias de los Antepasados, por Félix le Dantec. La Naturaleza y las Ciencias Naturales, por F. Houssay. Las Transformaciones del Mundo Animal, por Carlos Leperet., La Vida y la Muerte, por A. Dastre. 352 JOSE N. FERRER La Antropología, por Topinard. La Historia de la Tierra, por L. de Launay. El Origen del Hombre, por E. Haeckel. Lugar del Hombre en la Naturaleza, por Luis Búehner. Un Viaje á la India, por E. Haeckel. Les Singes Anthropoides et L* Homme, par R. Hartmann. Origen natural del hombre, por el Dr. Antonio Mestre. (Revista de Cuba.) Étude sur la Nature Humaine, par Elie Metehnikoff. DL Entr aide, par Pierre Kropotkine. The Lancet (colecuion del año de 1902). Les Grands Singes, par Zaborowski. El Hombre y el Mono, por el Marqués de Nadaillac. Génesis y Evolución, por Carlos Letourneau. Introducción al Estudio de la Ciencia, por Huxley. El Darwinismo, por Emilio Ferriere. El Origen del Hombre, por C. Vogt. ¿Descendemos del Mono?, por E. Denoy. D'espéce Humaine, par De Quatrefages. Memotres d' Antropologie, par Paul Broca. REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS DE LA UNIVER- SIDAD DE La HABANA (V. volumen). La Descendance de L' Homme et la Selection Sexuelle, par Ch. Darwin. Philosophie Zoologique, par J. Lamarck. ; THE FUTURE OF SCIENTIFIC WORK IN CUBA '! BY PROFESSOR C. F. BAKER, M. A. Jefe del Departamento de Botánica de la Estación Central Agronómica de Santiago de las Vegas. From the days of Poey and Gundlach to the close of the Spanish- American War, any systematic, organized work in the Botany and Zoology of Cuba or in the other sciences, was almost a practical impossibility, due to the extremely untoward political conditions then existing. A few resolute individuals like Dr. Gómez de la Maza maintained activity through itall. But the broader develop- ment, especially in the biological sciences, that has marked the higher, freer phases of civilized life in every country, was nob possible under those conditions. Since Cuba has become a free and independent nation with the responsibility for her higher intellec- tual development resting squarely upon the shoulders of her repre- sentative men, there have been signs of a remarkable awakening along all lines. This is the day of Cuba's Renaissance in Science. Witness the rehabilitation of the University, the important begin- ning in the establishment of a home for the Academy of Sciences, the founding by the State of a technical Estacion Central Agrono- mica with a corps of practical investigators drawn from Cuba and any other country where trained experts in the various lines could be found, the rapid development of the government sanitation and medical departments—and finally but by no means least, the found- ing of this periodical for the freest expression of the highest and most progressive thought. These are all things pregnant with hope and great promise and bespeak a capacity and culture among our: educated men of which we may well be proud. The stability of a. nation—even its very right to exit—are more strongly evidenced by these, than by any other possible acts. The development of scientific work in Cuba will be watched with greatest interest by the scientific world at large as well as by all those who have at heart the broader and truer interests of the Cuban national life. In Science, we stand upon the threshold opening into a period of tremendous possibilities—in an almost virgin field of unsurpassed interest—and the success in realizing those possibilities will depend very largely upon the character of 1 Escrito en 1905 y para la REVISTA. 354 C. F. BACKER the initial organization. Like Japan, we can benefit by decades of the costly experiences of other nations, or we can proceed by the same time-worn road, learn by the same painful methods, and reach a real starting point for true efficiency and greatness in our scien- tific work several decades hence. Surely here is a crisis which should call forth the most philosophic consideration from the minds of our very strongest men, and then their most energetic action. Fortuna- tely for Cuba she has prominent citizens who are in a position to lead us to profit by the best in all the world, since many of them have been trained in the best laboratories of all countries. The organization of scientific work in other countries has been passing through its experimental stages in the past few decades — there has been constant readjustment and reorganization with all the attendant loss of time, loss of outlay, and loss of effectiveness. Especially in the United States have the constant changes of policy and personnel been the most destructive to efficiency. The recent reorganization of the United States Department of Agriculture makes it now one of the most perfectly adjusted and efficient scien- tific institutions in the world. Its close connection and intimate cooperation with the National Museum, Fishery Commission and other departments, and now with the various State institutions, are especially to be commended. But the condition in the relation of the separate States of the Union is one preeminently of disorgani- zation, lack of unity of purpose, and almost utter want of coopera- tion, though the American Assotiation of Agricultural Colleges and Experiment Stations is a living promise of far better times to come. There is no doubt but that the two most important factors in the scientific work of the immediate future are to be (1) carefully adjusted organization and (2) perfect cooperation, and only through these will it be possible to attain the maximum degree of economy of time, effort, and means—and more important than all—the maximum degree of productive efficiency. A comprehensive plan of organization for the scientific work of Cuba to be done at public expense, should not only cover all insti- tutions and lines of work now under way, but all of those likely to be undertaken in the next few decades, such as geological and topographical surveys, fishery commission, meteorological bureau, national museum, etc. Hereis a matter of such supreme impor- tance to the future of the Island that it would amply justify the calling of a congress of scientific men and scholars drawn from THE FUTURE OF SCIENTIFIC WORK 1N CUBA 395 «every line of scientific work represented in the Island, to decide on a philosophic, properly systematized and organized program and to earnest)y recommend that program for the adoption and support of the government. Even now we are on the eve of serions problems for adjustment that will call forth the broadest magnanimity and scholarly judg- ment of all concerned. We have two undeveloped botanic gardens in Havana where there should be but one and this one could be made equal to any in the world. But could there be a more costly or useless duplication? In and about Havana we have five or six public museums, any one of which alone is small but all of which contain material of great value, and all of which put together in one museum, would make an institution in which Cuba might even now take pride. Or, in case such a course were impracticable or impossible of achievement, there should at least be a condition of specialization in which each museum might be given a chance to become great along its own most beloved lines, giving its heartiest support to all the others in their own lines and sending its students to the others for illustrative material in the other branches. Now we have the impractical spectacle of a number of small museums, each trying to cover the whole field from archeology to entomology, with the utter hopelessness before them of being able to do any of it adequately. The objection might be made that if each of the smaller museums specialized and public support was promised for those specialties that there would be little left for the central Na- tional Museum. On the contrary, ib seems very probable that the small museums might be accomodated with specialties to the full extent of their capacities and yet leave ample room for the organi- zation of a national museum (Museo Poey?) which must surely come in the natural evolution of Cuban science, and which might hope to attain a far higher development with certain side lines separated. Havana has abundant room for several museums as at present—a Museum of Archeology and Cuban History (a good beginning now in the University), a Museum of Botany (in connee- tion with the Botanic Garden) a Medical Museum (valuable mate- rial now in the Academy and fine hospitals and private practices to draw upon), a Museum of Entomology (a most notable nucleus now in the Institute), a Commercial Museum—all these, and still leave broad scope for a National Museum which shall cover the major portion of Zoology, and which will require ampler capacity 556 C.:F. BAKER and support, and which will represent some of the most important scientific interests of the Island. The same lack of organization is all too evident in the libraries. of Havana. A carefully planned exchange of parts of each of these would result in vastly greater efficiency and notability for all. No library without millions to support it can ever hope to attempt to cover every possible phase of human endeavor and become more than merely commonplace in any. For example, suppose a student desires to refer to all available technical works on Botany. He must run all over Havana and find one here and one there;—all valuable works to the specialist—of no use to the general public, and which certainly ought to be in the Botanic Garden, where they would be just as much the property of Havana and infinitely more accessible and useful to all students of Botany. One library is preeminent in Cuban History, another in General Literature, another in Medicine, another in Law and Economics, another in General Science and so on. Why not concentrate and specialize and by exchange, cooperation and organization, make these libraries really great in their respecti- ve lines? But these are merely suggestions, —if these remarks shall call forth active discussion, their purpose will have been abundant- ly served. Doubtless others better acquainted with local condi- tions could cite other branches of work calling with equal urgenecy for scientific organization. These are merely isolated instances. We have even at this late day—in the Phillippines—a most remarkable and instructive example of the results of the lack of proper organization and preparation of a clearly defined and correlated program. They have a Bureau of Government Labora- tories with various other completely detached Bureaus covering very closely related and intimately associated lines of work, with the natural result that there is duplication, overlapping, lack of unity, a dissipating of energy, and a loss of time and economy, to say no thing of endless personal friction. The true scientific method is a method which shall recognize and give full value to every component part of the organism, but which shall insist on determining the exact relations of those parts, which shall call for a clear recognition of their mutual interdepen- dence, which shall guarantee the unimpeded exercise of natural functions, and which shall insure a mode of development adapted to free and independent growth and also at the same time to the formation of a symmetrical whole. DISCURSO DE CLAUSURA DE LAS CONFERENCIAS 1 POR EL DR. EVELIO RODRÍGUEZ LENDIÁN Decano de la Facultad de Letras y Ciencias. Señoras y Señores: Con la presente brillante conferencia de mi querido compañero el Dr. Juan Miguel Dihigo, ha terminado la serie de conferencias acordadas por nuestra Facultad para el presente curso académico, y al pronunciar como Presidente, en este acto, estas insignificantes palabras, dándolas por clausuradas, cumple 4 mi propósito hacer presente mi reconocimiento sincero para los Sres. Profesores que respondiendo con espontaneidad y entusiasmo á la designación que yo de ellos hiciera—y que ha quedado demostrado fué muy acer- tada—para llevar en este año la voz de la Facultad en estos actos sencillos pero de trascendencia suma, han cumplido no sólo su de- ber, sino colocado muy alto el nombre y el prestigio de nuestra Facultad de Letras y Ciencias, empeñada desde hace años en la ardua labor de difundir sus enseñanzas sacándolas de los muros de nuestra Universidad. Lo mismo el Dr. Trelles que las inauguró brillantemente, diser- tando, con la competencia que le dan sus grandes conocimientos sobre el interesante satélite de la Tierra, motivo de inspiración de los poetas y objeto de adoración de los antiguos; que el Dr. Domín- guez, discurriendo eruditamente sobre el origen de la escritura á través de los tiempos, siguiendo su desarrollo en la Grecia y en Egipto para perseguir su cuna en el Asia entre los hebreos y los indos; que el Sr. Huerta, dándonos á conocer con su maestría ha- bitual la composición geológica de las tierras, por las que asciende suspendido sobre el abismo, serpenteando en el espacio, el ferroca- rril que va desde Veracruz á Méxicó, una de las obras más atrevidas y portentosas de la ingeniería moderna; que el Dr. López Miranda, tomando como pretexto una de las figuras más hermosas de la an- tigua Grecia, á Jenofonte, para disertar concisa y elegantemente sobre aquella admirable tierra, cuna del arte y de la civilización, de- 1 Pronunciado en la Universidad el 16 de Mayo de 1908, » 358 EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN - mostrando, en su discurso tan impecable de forma como erudito en el fondo, todo lo que vale á pesar de su modestia; que el Sr. Ovi- dio Giberga, tratando prácticamente, con gran dominio del asunto y salvando las dificultades y las escabrosidades propias de ciencias que exigen conocimientos previos para ser bien comprendidas, de particular tan interesante como el que se refiere á las metamorfosis de las corrientes eléctricas; que el Dr. Fernández Abreu, trayendo aquí y explicándola con la seguridad del maestro y la difícil facili- dad que exigen las ciencias puras, cuando se trata de comunicarlas á quienes no están iniciados en sus inmutables principios, cuestión tan importante y sugestiva como la del origen de la Química, ha- blándonos de esta ciencia desde que sin ser tenida como tal, existía, hasta el momento presente en que lejos de haberse perdido la obra del gran Lavoisier, constituye una de las conquistas más preciosas del entendimiento humano, explicando la constitución de los cuer- pos por la agregación de moléculas, y la de éstas por la asociación de los átomos, á virtud de dos fuerzas poderosas, la cohesión y la afinidad químicas; que el Dr. Arístides Mestre, deleitando al audi- torio con la relación interesante y amena de los nidos de las aves, haciendo ver por lo que respecta á su filosofía que ellas obedecen en la formación de los mismos, á un plan determinado por las necesi.- dades de la vida y al cumplimiento de esa ley inflexible de la na- turaleza que se llama la lucha por la existencia; que el Dr. Dihigo, en fin, cerrando con broche de oro, en este instante, tan brillantí- sima serie, al exponer con su natural elocuencia y pasmosa erudi- ción cuanto se refiere á los propósitos del gran estadista Roosevelt de alterar ó cambiar la ortografía inglesa, cuestión de gran interés en la ciencia del lenguaje, y que ha tenido gran resonancia en los Estados Unidos, —todos, han llenado con exceso su cometido, sobre- pujando lo que de ellos tenía derecho á esperar esta Facultad que me honro en presidir, cumpliendo sus propósitos de difundir la cul- tura, en cuyo empeño están interesados cuantos de buenos cubanos se precien y de amantes de nuestro nombre y de nuestras glorias, así en la patria como en el extranjero. Y debo también dar las gracias á vosotros los asiduos concu- rrentes á esta sencilla fiesta de la inteligencia, que habéis demos- trado vuestro entusiasmo por estas conferencias, manteniendo en nosotros el amor y la devoción por las mismas, y dando al propio tiempo un soberano mentís á los que entienden que los tiempos no son los más propios para estos ejercicios de la mente, y que la so- DISCURSO DE CLAUSURA DE LAS CONFERENCIAS 359 ciedad cubana, sorda á todo lo grande y generoso, sólo se siente atraída por las solicitaciones del placer ó el interés, Recíbalas también la prensa que tanto nos ha ayudado en nues- tra empresa, apoyando con calor nuestras pobres iniciativas y nues- tra propaganda entusiasta. La verdad es que lejos de estar arre- pentidos de nuestra obra, nos sentimos cada vez más satisfechos. ¡ Cómo que es obra de patriotismo desinteresado ! Para cumplir nuestros deberes académicos bastaríanos dispensar la enseñanza en nuestras cátedras; pero es que nos hemos creído obligados, y con deber moral más alto para con nuestro hermoso y desgraciado país, y por ello á contribuir á la ilustración de todos log que no puedan seguir carreras universitarias, y principalmente, de los maestros, clase que por su apostolado sublime merece todo nuestro cariño y respeto, con cuyos ideales y esperanzas estamos identificados, y de la cual nos sentimos compañeros; y también á establecer relaciones de afecto con las Universidades extranjeras, muchas de las cuales han venido á saber ahora, por nuestra modes- ta Revista, que aquí, en esta lejana isla, casi perdida en el mar de las Antillas, existe un centro culto de hombres que aman el saber y cultivan las ciencias, representado por nuestra Universidad. Hace dos días, señoras y señores, recibimos una carta proceden- te de una Universidad rusa, solicitando dos ejemplares de la Re- VISTA DE LA FACULTAD, que no tenía y que deseaba poseer para completar la colección. Este dato sencillo y elocuente expresa más, infinitamente más, que todo lo que yo pudiera manifestaros sobre la importancia de esa Revista por nosotros fundada, y que hoy va á Tokio y Beirut, Calcuta y San Petersburgo, diciendo á todos esos lejanos pueblos que Cuba no es sólo un país productor de azúcar y de tabaco, sino una sociedad de hombres cultos que siguen con in- terés y entusiasmo el portentoso avance de la civilización actual, en su triple y bello aspecto del desarrollo de las artes y el progreso de las letras y las ciencias. Gracias, pues, 4 todos los que nos habéis ayudado, á los que habéis sido nuestros colaboradores desinteresados en tan fecunda como patriótica obra; y no olvidemos que el éxito en todas las em- presas de la vida depende casi siempre de la tenacidad en el propó- sito, idea cuya verdad y profundo sentido filosófico se encierra en esta frase que es de todos vosotros conocida: «Quien no espera ven- cer está vencido ». BIBLIOGRAFIA La vida de las abejas, por M. MeTERLINK, Biblioteca de La Nación, Buenos Aires, 1507. De esta producción intelectual se ha escrito que «es una obra admirable; á pesar de un título poco prometedor, es un libro de alta literatura, cuyo pensamiento filosófico, cuyas apreciaciones morales y sociológicas, cuyas agudas observaciones del pequeño insecto y cuyas comparaciones profundas y geniales entre su desti- no y el destino humano, están envueltas como por espléndida y re- gia vestidura; en un estilo lleno de elegancia, nutrido, sintético, en que abundan sorprendentes descripciones, cuadros arrancados á la naturaleza por una pluma que nada tiene que envidiar al pincel »... Todo eso es verdad! No otra impresión ha de sacar de la lec- tura de esa traducción de La vie des abeilles de Meeterlink el que, detenidamente, como lo hemos hecho nosotros, recorra sus páginas una á una. Sí, ha de saborearlas con fruición y ha de sentirse lar- go tiempo el espíritu como sumergido en la agradable sugestión de sus encantos, á veces incomparables. Lo mismo « En el umbral de la colmena », como en « La fundación de la ciudad », que en «Las rei- nas jóvenes », que en «El vuelo nupcial... », como en « El progreso de la especie »,—en todos esos y otros capítulos de que consta el libro (sin olvidar su instructiva « Bibliografía » final, referente al desarro- llo histórico del conocimiento de la abeja, etc. )—en todos ellos, de- cimos, palpita la misma penetración original y elegancia literaria del ilustre escritor belga. ¡Qué bella descripción la del vuelo nupcial, la de las bodas de la reina abeja realizada «en los pliegues infinitos y deslumbrantes de un hermoso cielo», bodas cuyo secreto bien pocos han sorpren- dido! Y cuando analiza el progreso de la especie—y con este asun- to el problema del instinto, el argumento que Romanes llama the question begging argument—qué filosofía la de Meeterlink tan llena de pensamientos profundos y qué manera de observar á la naturaleza para llegar con inflexible lógica á la positiva conclusión de que las abejas han variado sus viejas tradicionales costumbres, evolucionan- do, adaptándose como todos los seres á la dura ley de la necesidad, á la exigencia del medio... Dr. A. MEsTRE. MISCELANEA En la tarde del 16 del mes actual y con la conferencia del Dr. Dihigo se dió término á la quinta serie, correspondiente al curso académico de 1907 á 1908. «El éxito más lison- jero—ha dicho á este propósito un acreditado semanario de esta capital —ha co- ronado la noble labor de la Facultad de Letras y Ciencias: numeroso y se- lecto público, especialmente compuesto de maestros y maestras á quienes muy en particular eran dirigidas, ha acudido constantemente á escuchar la pa- labra de los profesores encargados de pronunciarlas. Las de este año—agrega—han sido verdaderamente notables, ilustradas, casi todas, con proyecciones y experi- mentos que las hicieron más comprensivas y amenas.» Reproducimos las anterio- res frases que nos hacen experimentar honda satisfacción al ver cómo los esfuerzos de nuestra Facultad por realizar la extensión universitaria, propia del nuevo espí- ritu que hoy informa á los centros de instrucción superior, no han sido estériles. Las conferencias se han venido sucediendo sin interrupción desde el curso de de 1903 á 1904. Las conferencias de este año efectuáronse en el siguiente orden, y han versado sobre las interesantes materias que expresamos: —La Luna (con proyecciones); por el Dr. Victorino Trelles, Profesor Auxiliar y Jefe del Gabinete de Astronomía. —El origen de la escritura (con proyecciones); por el Dr. Guillermo Domínguez y Roldán, Profesor de Literatura. —Méjico y el Congreso Geológico (con proyecciones); por el Dr. Santiago de la Huerta, Profesor de Mineralogía y Geología. —Alrededor de Jenofonte; por el Dr. Sixto López Miranda, Profesor Auxiliar de la Escuela de Letras y Filosofía (grupo de Lenguas). —Las metamorfosis de la corriente eléctrica (con experimentos); por el Sr. Ovi- dio Giberga, Profesor de Enseñanza Especial de Electricidad. —Origen, desenvolvimiento y estado actual de la Química; por el Dr. Gerardo Fer- nández Abreu, Profesor Auxiliar interino de Química. —Los nidos de las aves y su filosofía (con proyecciones); por el Dr. Arístides Mestre, Profesor Auxiliar y Conservador del Museo Poey (Zoología). --Roosevelt y la Ortografía inglesa (con proyecciones); por el Dr. Juan Miguel Dihigo, Profesor de Lingúística y de Filología. El discurso con que nuestro Director y Decano de la Facultad, Dr. Evelio Ro- dríguez Lendián, cerró esta quinta serie de conferencias, aparece en este mismo nú- mero de la REVISTA: ¡es un simpático estímulo para proseguir sin vacilación la buena obra emprendida ! QUINTA SERIE DE CONFERENCIAS CANJE Continúan regularmente recibiéndose en la Redacción de la E IMPRESOS Ruvista las siguientes publicaciones y también los nuevos im- RECIBIDOS presos, cuyos títulos consignamos. Muy agradecido á todo- por la remisión. 362 MISCELANEA La Gaceta, Costa Rica; Revista Universitaria, Lima; Letras, Habana; Cuba y América, Habana; Boletín del Instituto Científico y Literario « Porfirio Diaz », Toluca; Bulletin of the Johns Hoplins Hospital, Baltimore; Industria é Invenciones, Barcelona; Revista de la Sociedad Científica « Antonio Alzate», México; Cuba Pedagógica, Haba- na; The Messenger, New York; El Estudio, Habana; Revista Positiva, México; Revis- ta de Medicina y Cirugía, Habana; El Figaro, Habana; Bulletin of the New-York Public Library, New York; Bellas Artes, Habana; Archivos de la Policlínica, Habana; Ilustración del Clero, Madrid; Recueil de Mémoires et de Tewtes. XIV Congrés des Orientalistes, Argel; Fabricación de queso, por Mayo y Elleng, Habana; Herida de los animales y su curación, por Mayo y Dimock, Habana; Propagación del tabaco en Cuba, por Baker, Habana; Revista Universitaria, Caracas; Nosotros, Buenos Aires; La Ingeniería, Buenos Aires; Anales del Instituto de Ingenieros, S. de Chile; Board of Directors of City Trusts of the City of Philadelphia, Philadelphia; Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, Habana; Revue des Etudes Grecques, París; Revista Médico Cubana, Habana; El Observador, Guana- juato, México; Revista de Instrucción Primaria, S. de Chile; Revista de Estudios Franciscanos, Sarriá (Barcelona); El Liberal Nacional, Ranchuelo; Anales de Inge- niería, Colombia; Studi Glottologici Italiani, Torino, Archivo Bibliographico da Bi- bliotheca da Universidade de Coimbra, Coimbra; Anales de ''Est et du Nord, París, Naney; Informaciones y Memorias, Lima; La Construcción Moderna, Madrid; Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid; Revista Municipal, Habana; Boletin da Sociedade de Geographia de Lisboa, Lisboa; Memoria de la Unión lIbero-Americana, Madrid; La Ciudad de Dios, El Escorial (Madrid); The Economic Seminary Johns Hopkins University, Baltimore; Razón y Fe, Madrid; Boletín del Consejo Superior de Salubridad, San Salvador, Notas Literarias, por José A. Rodríguez García, Habana; Proyecto de extensión eléctrica del Western Railway of Havana, por el Dr. A. Caste- 1á; Anales de la Universidad de Oviedo, Oviedo; Anales del Departamento de Gana- dería y Agricultura, Montevideo; Universily Summer Schools, Austin, Texas, The Work of the Fall Term. Austin, Texas; El Estudiante, Matanzas; Memoria Anual del Instituto de 2* Enseñanza, Habana; Jurisprudencia Médica, por A. R. Jordán; Memo- ria del Colegio de Abogados, Habana; La Escuela Moderna, Habana; La Instrucción Primaria, Habana; Anales de la Facultad de Ciencias de Zaragoza, Zaragoza; Memo- ria de la Facultad de Letras, Lima; Revista de la Real Academia de Ciencias, Madrid, Gold prices and wages under the greenback standard, por W. Mit:hell, Berkeley; Ateneo, Madrid; The University of California Chronicle, Berkeley; A list of [he publi- cations of the U. S. National Museum, Washington; Memoria del Congreso Interna- cional de Higiene, por los Dres. Landa y Barnet, Habana; Los problemas de la liber- tad, por el Dr. Carlos Vaz Ferreira, Montevideo; Estudios de Deusto, Deusto; Ana- les del Museo Nacional, Flora Uruguaya, Montevideo; Boletín Judicial, Manzanillo; El Porvenir Universitario, Habana; Transactions of the Geological Society of South Africa, Johannesburg; La Visión del Aguila, por José M* Carbonell, Habana; Para la agonografía española, por Fernando Ortiz, Habana; La Vida, su origen y desarro- llo, Buenos Aires; Anales de la Universidad Nacional, de Paraguay; El Estudiante, Revista Literaria, Matanzas; Hero, Revista ilustrada, Sancti Spíritus; Plan de Estu_ dios del Instituto Pedagógico; El Alba, Revista, Nicaragua; Memoria de la Sociedad Económica; Revista Judicial, Santo Domingo, República Dominicana; Algo sobre modernismo, Buenos Aires; Redención, Habana; La Torre de Marfil, Revista. León, Nicaragua; Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, Serie 3, tomo 7?; Bellas Ar- MISCELANEA 363 tes, Revista; Anales de la Facultad de Ciencias, de Zaragoza; Bulletin of the Univer- sity of Texas. The work of the fall and winter terms, Austin, Texas; Historia de la Or- den de San Jerónimo, Madrid; Revista del Archivo y de la Biblioteca Nacional, de Honduras; Revista Municipal, Habana; Antaúen Esperantistoz, Habana; Revista de Letras y Ciencias Sociales, Habana; La Escuela Moderna, Habana; Boletín de la So- ciedad de Ingenieros, vol. X número 1, Lima; Revista de la Sociedad Jurídico Litera- ria, Ecuador; Diccionario Tecnológico del Constructor, por Mario Guiral, Habana; Revista de la Asociación de Educación Nacional, Chile; Orígenes de.la Novela, tomo 2?, por M. Menéndez Pelayo, Madrid; Historia de la Orden de San Jerónimo del P. Siguenza, por J. Catalina, Madrid; Ensayos de Bibliografía Cubana de los Siglos XV1L y XVIII (Suplemento), por C. M. Trelles, Matanzas; Un Additamento as Instituto, Revista, Lisboa; Antonio Cabreira. Noticia suscinta de sua vida e obras, por E. A. Vecchi, Lisboa; Brozas, por S. Amador, México; Revista de Ciencias, Lima; Pro- gramme of Conoses for 1908-1909. Conferring of degrees. Notes in Mathematics. The Johns Hopkins Univ. Circular; List of the Mosquitoes of Queensland, by T. L. Bancroft, Brisbane; Estudio sobre las ideas políticas de J. A. Saco, por L. M. Pérez; La Instrucción Primaria, Habana; La Industria Azucarera y sus derivados, HabaDa; Neue Heidelberg Jahrbiúcher, Band xv; Revista de los Estudiantes de Derecho, Habana; Washington University. Forly seventh Annual Commencement. Baccalaureate Address, by R. L. Harrison; Discurso del Sr. V. de Garcini en la R. Academia de Ciencias, Madrid; Discurso del Sr. L. de Torres Quevedo, Madrid, etc., ete. NOTICIAS OFICIALES Nuevo ProrFESOR.—Con fecha primero de Abril tomó posesión del cargo de Profesor auxiliar Jefe del Taller y Laboratorio Eléctrico de la Escuela de Ingenie- ros el Sr. Plácido Jordán. La Facultad le dió la enhorabuena significándole su contento al ver que ocupaba ese puesto un alumno de ella, lo que sin duda honra- ba á la Escuela de Ingenieros de donde procedía. ACUERDOS.—En junta de 7 de Abril acordó la Facultad que el ler. curso de Ens+ñauza Especial de Electricidad no es incompatible con el ler. curso de Aná- lisis Matemático; pero sí que lo sean el 2? curso de la primera con el 2 curso del Análisis. También en dicha sesión acordó la Facultad la siguiente modificación respecto de los exámenes de la Escuela de Iugenieros; dice así: «Artículo 15. En los exámenes finales el ejercicio escrito consistirá en contestar uno por lo menos de los tres temas que comunes á todos los examinandos proponga el Tribunal. El tiempo destinado al desarrollo de este tema no podrá exceder de una hora. El Tribunal hará después á cada alumno las preguntas que estime convenientes. Los exámenes de los alumnos libres que hayan hecho estudios privados, fuera de la Universidad y de los oficiales que no hayan asistido con regularidad á las clases, se verificarán en la misma forma, pero deberán desarrollar dos temas de los tres propuestos por el Tribunal y en un término que no podrá exceder de dos horas.» BECA DE VIAJE ADJUDICADA.—En la misma sesión del 7 de Abril último, la Facultad por unanimidad adjudicó la Beca de Viaje adscripta á las Escuelas de Pedagogía y de Letras y Filosofía, al alumno de la segunda de dichas escuelas Sr. Homero Serís de la Torre. BiOloSa EISCUISO) tar a A dE Sen Zoología (Invertebrados) (ter. curso) =p Profesor Dr. Carlos de la Torre. Zoología Wertebrados) (125. CUESO ope ie e Antropología Sener (ECUESO) 3 Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS y old y Embriolósia Zoológicas . .- . a De Añsudes Mestres (Aux). Anatomía Comparada . A E e Los profesores Pr ds esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador «lel Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu «(Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- mico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudanfes.—El “Museo Antro- pológico Montané” y el Laboratorio de Antropología tienen por-Jefe al Profesor titular «le la asignatura. A o 3. ESCUELA DE PEDAGOGIA. ¿Psicología Pedagógica (1 CUTSO) 0.0...” ) Historia de la Pedagovía (1 curso). ... . . - p Profesor Dr. Ramón Meza. ¿Higiene Escolar (1 Curso) A IA > / Metología Pedagósica (2EUrSOs. 1007 q ra ea e Dr. ¿Manuel- Valdés Rodrí- ? Quez: Dibujo Lineal e curso) A A A a: A a a O DIVATOS Naturale(r, Os O) CONFERENCIAS asoot Ls S sup Pedagogía de las escuelas secundarias y supe- 1 pr Alfredo mM. A OTE 0 a ti guayo,: (Aux): Agrupada De carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en ótras Escuelas de la misma Facultad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. Dibujo topográfico, estructural y arquitectónico O A a ne PEOTESOR OL EuSenió Raynelt: Estereotomía (1 curso)... AS Geodesia y Topografía (1 curs en E ES CENA ds GULES) o) > e » Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. = ” Cc po . . . . . os. . . . Materiales de Construcción (T curso)... . +) Resistencia de Materiales. Estática Gi áfica | 347 E (1 curso) F 5 Sr. Aurelio Sandoval. Construcciones civiles y Sanit: wias 6 curso). ) Hidromecánica (1: CUrSO) + 1... .«- Y : $ Maquinaria (1 curso) ... . . . A >1Bduardo Eibersa: Ineemería de Caminos (3 cursos: : puentes, le-) DE tad Ads rrocarriles, calles y carreteras) 0: j ps > PES A Enseñanza especial dela Electricidad (3 cursos) ee Sr. Ovidio Giberga. Arquitectura é Higiene de los Edificios(1curso) ] Historia de la Arquitectura (1 curso). | Contratos, Presupuestos y Legislación especial |.” A OASIS á la Ingeniería y Arquitectura (ECHAS) ol Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán ( Jefe del La- boratorio y Taller Eléctricos); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras. 5. ESCUELA _DE AGRONOMIA, -Ouímica Agrícola é Industrias Rurales (1 curso : : : E RS ( 50) , Profesor Dr. Francisco Henares. Fabricación de azúcar (1 CUrso) .... ... ASTRONOMIA LEUTSO). R A LOOtecnias (tr Burton as | E Sr. José Cadenas. Fitotecnia (1 curso)... : : Economía Rural y Contabilidad Agrícola me | curso)... > ; Legislación Rural y formación de Proyectos E acabe ( CUPSO) des ES EE El Profesor Auxiliar interino “para los estudios de esta Escuela es el Dr. Antonio ]J. Roselh. Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero Agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. 4 : : En la Secretaría de la apnltad, abierta al público todos los días hábiles de 12 á 5 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diférentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- - posiciones o incorporación de títulos Sos: He s : LVMITISO La REVISTA DE LA Facu LTAD DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral. S= solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la Revista, el canje co- rrespondiente; y de los Centros de instrucción Óó Corporaciones á quienes se la remitamos, e) envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra sección bibliográfica. O E Para todo lo 'concerniente á la REvIsTA (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr, Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. NOTICE The Revisra DE La FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other month. : We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving-it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals;, printed matter, etc. to the Secretario dé la Facultad de Letras y Ciencias; Universidad de la Habana, ezo República de Cuba. LEMA Ge La REvISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, paraitra chaque deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera a fait un 1 compte rendu dans notre partie bibliographique. . ¡Ai Pour tout ce qui concerne la Revue tels que: administration, ¿chaneóss envoi d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. de 0 ' ' ' ATA ON AO SAA NI 00 y y NN ñ P 1 W | eo y — My ) ' Í ) 2 Pd, dot Ectes Go 10 IOMA 3 5185 00280 3706 70 AA ALAS 4 qa O caco UN 3: ; e O e AAA bi poa 4 A: A, AGN A AA 14 AN