E SETA > 4 5? + IET E ES Es A ES: en AA AA OA y MW Md Aedo O We pe 18 COSO IN s Mw pi SOS Aj! “4 y IA AA A de , Ñ ASI 4 " 5 " $ Y AO A 3d, N NN AUN y JN AA K ¡Na WA 3 Al “ AN AAN S ñ AE : 19 A 0 WS INEA 5d , AAA AS ; A A O A V AM 4 CAL AAN 7 A . AA % NCAA A El ' A UA AN PA ARIAS : y F E , ' E A K % AN ; AAA A ti LE MW ADA. ñ e + Y A A A AN AA A 'y AN “A 1 Y DA IO A h AAA IAS A MO a y AA IATA AAC A DARIA: y A EY A ¿dl A A A UnA AN O : A MA BAJA A NA m Az o dl An] % yA INM 50 AA A PAY A ' H a ICA AA MM alo A NASA NS AOS |! AAA 0 AA! Á AAA TE A K Pa ' . Ni YN % o A AS y AA AA A A y WA ú A AA IA MN 4 SN e; A h Ú PAS AAA ñ ñ pe úl 5 | > yA AG md A 7 DA A MA yA A AA RNA A AO ny Dd AAC WA ll % ae A ATAN AÑ DAA e AATADALAATA NN y A ARAN AAA Ide Y A AAA MEAR h PONY ACA A as AIN A h La ENS k RA Ñ ¿ ' A ARAS 8 SS ; da A ras Je (a Y $ ni 4 hen y AN y E a SS ; E EA A INCA PRA py q IS 0 4 ON fi b l Ñ dy LA A Y " 1 x ñ Ab A E " ' X A A ar 1 "ts . h y pue y A vr ” , Ml + E bs > y MM z 4 mn de ves A, pos ; dy A . STA DE L. y FAC k ULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS TIN As qe 4 o A e Al o « A 7 ye o 4 mL ñ a - 4 a 4 " Ñ - mA po ys A SA YN e he - e * Ye cd A, » 0 , qu a UN " MI, ye 7 d Í a A »] -4 n A DI pr 2 E kl - E 0 A a cl q ra bo rl EA A : ES sn E de Y pe ' pa SO Ple eN UNIVERSIDAD DE LA HABANA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS NOECIMEN"AL: 1910 DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES. SS LIBRARY NEW YORK BOTANICAL GARDEN. IMPRENTA ”AVISADOR COMERCIAL? 30, AMARGURA 30 19210 O FUN CS ¡ A MA EN INDICE DE LAS MATERIAS DEL UNDECIMO VOLUMEN NUMERO 1. JULIO. Blogio del Dr. Nicolás Heredia... .oconconmcoccosscoccooscnoso Dr. Juan M. Diligo. Conos y pirámides rectos y Oblicuos... .............. Dr. A. Rodríguez Morejón. o oct oca lides o a rmacoc ana jones Dra. Concepción Sanjuán. Docta dela atencion o caccecon econ cos nnc rocio saoneae cosas Dra. Ana Luisa López. Estudio de mamíferos acuáticos (con bres grabados)........... Dr. Luis A. Cuni. NUMERO 2, SEPTIEMBRE. Julián del Casal (con un grabado).. .icocccoccccccconcanaconconeo Dr. Ramón Meza. Moslbimostanos ide Mee comocaas oonascscedos sensnccucsoirooosnis Dr. Emilio Blanchet. El Congreso Científico isnncional de Buenos Aires ) Dri Ema Montane (conttrestorabados) pearoocanocacacocs poor arolsdoss aca Elementos para el estudio de la flora cubana. ..... Dr. M. Gómez de la Maza. A desa acens [nooo pio soon osraca do cdontuca den adesann dara io dado 1. Introduction to the study of Greek Dialects por Cariaco acre sale conoce noaenon/scs es) auesaso 2. Biblioteca de autores griegos y latinos, publica- da bajo la dirección de los Profesores de la Uni- Dr. J. M. Dihigo, versidad de Barcelona, doctores L. Segalá y C. E ae recon nano ba Canconco0S DAOU COR STBNOoO ONUEACOACTO 3. La Verbocromía, por Víctor Mercante......... ..... AA A A O OR NAO a occ nece oooe coseno neon coa blac ea AA Grados de doctor en Pedagogía... .....» onceccoccrnicocenocoronaanceneo. conanonso Ladianos Páginas, 105 143 150 178 199 199 vI INDICE Páginas, SODreJa 2 Ta pacion de estu cone rose n cr acena noc cn joo n basso iaa een das 203 Aumento en el precio de la matrícula. ....omocconocona poesesconenos eoosononn eos urnas es 203 ASEO INEM odo ob TOO Cro OBO TOO uo eE OP UIQ Dogs oscar roo ZU NUMERO 3 NOVIEMBRE. Discurso inaugural del Curso Académico de 1910 ) Dr. Pablo Dossni E o RA ECcOS La Universidad Nacional de Méjico y su organización | Dres, E. Rodríguez Lendián y J. M. Dihigo. 229 ícon diez grabados).. ..... La tragedia griega: sus leyes........ AOS O AODCSAaO Dr. Gustavo A. de Aragón. 250 Homicu Urano. tessojoencaaos a os Dr. Eusebio Hernández. 316 COnposIciony AE LOCUCIOnE oso nencencnelocsesooncssoa o sioaiicns Sr. Felipe Poey. 323 Le Systéme de 1'agglutinatioN..........oooooo 0oooomomoso- Profesor Paul Regnaud. 348 NECROLOGÍA.—El Profesor Paul Regnaud.....ooococononccconcco»o. La Redacción. 353 BIBLIOGRAFÍA ....... A a e is ROBA 1. Handbook of American Indian Languages Intro- ) duction. Chinook. Kwakiutl. Tsimshian: by Dr. J. M. Dihigo. 354 IM 1 soconcciocobe0od Eta A AACO MO dEOOS PRESS 2 ES de Biología (Introducción general y traba- ) M. Sánchez Roa OS jos prácticos), por el Dr. Arístides Mestre......... A ic eos 361 Iafextensión fun iyersitalla.u lose mess ditoscnionas anio parade aos somo e AE , SO NOTIGIASOEIGPARES iidosiosoperponce ientelens dano Metas is ose 364 Cesiontde Cursos cerro naaa nac 3) ise caca oro noo pcduas ropa Hisócos 364 (GranastEscuelas coco caoba sceoso tenen decline RO 364 SA IE A a oasis y eco gbaas, 364 IDOskplazaside ru Iares sacas ao yaccons eno ces 364 INOMDIAmienbo.ceoeoncenconccotiacienass bo re ono codo 364 Ayudante ron OA oia arce cios e O A A VoL. XI. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Num, REVISTA DE LA ESE PAE! DESLETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZCADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES. UE TO ES 1.0. SUMARIO: A ETOGIÓ DEL DER. NiGCoLÁAS HBREDIA - 00.2 0 a a DA. Juan ME Dihigo: —CONOS Y PIRÁMIDES RECTOS Y OBLICUOS.. +». » +... . Dr. A. Rodríguez Morejón. RINGO GIA a NS a ys IDA CONCEPCIÓN SANJUAT, IDOCGIRINA DE,LA' ATENCIÓN 0. opine e ea o Dra; Ana. Luisa López. —ESTUDIO DE MAMÍFEROS ACUÁTICOS (con 3 grabados)... . «+. Dr. Luis A. Cuni. A IMPRENTA ”AVISADOR COMERCIAL?” 30, AMARGURA 30 1910 ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. Decano: Dr, Evelio Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. 1. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA, Lengua y Literatura Latinas (3 cursos). . . . Profesor Dr. Adolfo Aragón. Lengua y Literatura Griegas (3 cursos). A Dr. Juan F. de Albear. E E Historia de la Literatura Española (1 curso) . Historia de las literaturas modernas extranjeras da ” Eos E Domíngue: (AGDTSOS) 0 isa el A g Historia de América (1 curso) - ) S Dr. Evelio Rodríguez Len Historia moderna del resto del mundo 2 (2cursos) dián. Psicología (1 curso) - A : Filosofía Morel (MCULSO) Prol Ara de des E Dr. Enrique José Varona Sociología (1 curso). CONFERENCIAS Historiaidela Bilosolias da aa. Ey Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) IIELATUFAS 0. aver Maja a e a Dr. Ezequiel ¡García” Ensenada Lenguas clásicas . . . . . . Dr. Sixto López Miranda (Aux.) Ze ESCUELA DE CIENCIAS. (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas Análisis matemático (Aleebra Superior) 1 curso Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- Profesor Sr. José R. Villalón. oral) (E CUESO. Lo. 0d En Geometría superior y analítica qe curso) Geometría descriptiva (1 Curso) . . - . . Trigono 1etría (1 curso). - pS. Física Superior (ter. curso)... Física Superior (2? curso). .. . ¡Química general (1 curso). . . Biología (1 curso) . Zoología (1 curso). Dibujo Lineal (1 curso) Dibujo Natural (1 curso) . Cosmología (1 curso) . - 53 Dr. Claudio Mimó. AA Dr. Plácido Biosca. sy Sr. Carlos Theye. Dr. Carlos de la Torre. e Sr. Pedro Córdova. UA dl A a dl Mecánica Racional (1 curso) - A Sr. Juan Orús. 'AStronomias(TCHESO) dee ea Leza “Geodesia (1 curso) .-. Ai IAS y Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Mineralogía y Cristalografía ( CUESO). 24-97 JA Dr. Santiago de la Huerta. Botánica general (1 curso) A O 5 Dr. Manuel Gómezdela Maza. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas Análisis matemático (Algebra Superior)... . . Profesor Sr. José R. Villalón. “Geometría Superior (sin la Analítica)... . . E : oredomdtáa oa y esférica)... E : 99 Dr. Claudio Mimó. STE APenor (ER CUISO) A os de. Os y Física Superior (2? curso) . E blo Química Inorgánica y Analítica ( curso). . , Química Orgánica (1 curso). 4 ate, pad És Dr. Plácido Biosca. 55 Sr. Carlos Theye. Dibujo Lineal (1 CULSO A did e. 3 CNA aL , Dibujo Natural (1 curso)... A ) 19 Sr. Pedro Córdova. ooca ire y Cristalografía (1 curso) .. 23: 53 Dr. Santiago de la Huerta. Biología (1 curso). . - A Na Zoología (1 curso) 7 A » E Dr. Carlos de la Torre. Botánica general (1 Curso). ...e . Ed a En Dr. Manuel Gómez de la Maza. Cosmoloslar(d CUISO) ae A de bs e de Sr. Juan Orús (c) Sección de Ciencias Naturales Análisis matemático (Algebra Superior) 1curso Profesor Sr. José R. Villalón. Geometría Superior (sin la Analítica)... . . . , o Trigonometría (plana y esférica) 7... . yA Dr. Claudio Mimó. Químes o (3 EA E E pe Sr. Carlos Theye. OMS A Mea ICE da » Dibujo Natural (T curso) ir ' 2 A Aba AS, rod > ; o Ñ Y Dr. Plácido Biosca. Mineralogía y Cristalografía (1 curso) . Sibe Geolo: otal rt CUISO. a a tad ' 707 Dr. Santiago de la Huerta. Botánica general Gr curso) . ¿ Fitografía. y Herborización (r curso) . ) de Dr. Manuel Gómez de la Maza, - 1910 Vol. X1. JUETO" DE, 19TO. Núm. 1. LIBRARY NEW YO' REVISTA Disajódo GARDE! DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA ! POR EL DR. JUAN M. DIHIGO Profesor de Lingúística y de Filología Honorable Sr. Gobernador Militar; Sr. Secretario de Instrucción Pública; Sr. Rector; lustre Claustro; Señores: No hace muchos meses que esta Universidad se congregaba para rendir homenaje á los beneméritos patricios, cuyos retratos hoy en- galanan el salón de actos de la Facultad de Letras y Ciencias; en aquellos momentos solemnes, llena de inmenso júbilo, al saldar una deuda contraída, no pensó que la fatalidad habría de conducirla muy en breve á la realización de un acto análogo, ni mucho menos con el fin de enaltecer las virtudes excepcionales de aquel panegi- rista ilustre que fué para las Letras un astro de primera magnitud, y para sus compañeros el más afectuoso y tierno amigo. Aún re- suenan en nuestros oídos las frases castizas de su elogio en pro del Sr. Bachiller y Morales, y recordamos todavía, con verdadero de- leite, su manera de leer atractiva y encantadora; y al pensar que aquella personalidad ilustre, para siempre ha desaparecido, que ya no volveremos á gozar de su conversación amena, ni á gustar del fruto de su privilegiada inteligencia, ni á admirar su forma encan- | tadora de explicar en cátedra, llénase el alma de tanta pena que pálidas resultan las frases y pobres los esfuerzos para suavizar los ayes de nuestra alma acongojada. Porque Heredia ha sido de aquellos seres que caen para siempre en los momentos en que más 1 Leído en la sesión solemne del Claustro Universitario celebrada la noche del 11 de Enero de 1902. 2 JUAN M. DIHIGO falta hacen á la patria por sus virtudes cívicas y más beneficios pueden reportar en la esfera intelectual por su superior cul- tura. Rudo golpe ha sufrido la Universidad, en los momentos de su positiva y saludable transformación, con la pérdida de tan egregio maestro, cuya admirable enseñanza atrajo, por causa de la profun- didad de su saber y claridad de exposición, así como por su fácil y elegante palabra, 4 discípulos y extraños que le escuchaban con verdadero deleite; lo que así debía resultar en quien, á más de la au- toridad natural que siempre le diera su ciencia, reunía la cualidad de manejar la crítica dentro del más recto criterio, apareciendo á la vez como novelista, poeta y elegante escritor. De esa personalidad ilustre que hasta ayer enamoraba con sus escritos y atraía con sus conferencias, de ese amigo del alma, tan estimable por sus condicio- nes morales como por su superior inteligencia, es de quien he de hablaros en esta noche solemne. Bien comprendo que la tarea es superior á mis fuerzas y que otra voz, más autorizada que la mía, es la que debiera escucharse en este recinto; pero la Facultad de Letras y Ciencias, recordando, sin duda, el lazo de intimidad que mantuvimos, pensando acaso que en ocasiones como éstas, más que á hacer galas de superioridad intelectual, venimos á sentir, expre- sando el hondo dolor de nuestras almas, no ha vacilado en desig- narme para cumplir con este triste deber, que he aceptado en la absoluta seguridad que siempre tuve de que no habrá de faltarme ese sentimiento de indulgencia, propio siempre de nobles y levanta- dos corazones. | No he de entretener vuestra atención con el fiel relato de los he- chos más culminantes de su vida, que ya esto lo ha realizado, con la competencia qne le es propia, mi querido amigo el erudito biblió- filo Dr. Vidal Morales y Morales. Las condiciones especiales del carácter de Heredia, inclinándole en los puestos públicos que ocupaba á hacer el bien á cuantos á él acudían, sin lastimar su decoro ni su prestigio con actos que le apartaran del cumplimiento de su deber, brindan materia suficiente- para todo género de consideraciones y especial coyuntura para ha- cer resplandecer, á la par de sus virtudes que enaltecen su fisono- mía moral, su indiscutible derecho 4 ocupar un puesto de distinción 1 Es mi deseo consignar mi gratitud más profunda á los Dres. Manuel Valdés Rodríguez, Vidal Morales y Morales, Guillermo Schweyer y Alfredo Layastida por la bondad que me han dispensado al proporcionarme los datos necesarios para llevar á cabo este trabajo y al hacerme indicaciones importantes, muchas de las cuales he consignado aquí, ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA 3 en la brillante agrupación de los hombres de elevada cultura en nuestra patria. Quien haya estudiado detenidamente sus obras, podrá apreciar bien su carácter; en el análisis del hombre, poco, muy poco habría de añadirse que no hubieran reflejado sus propias producciones. La tolerancia, la discreción, la gentileza siempre igual de maneras y de obras, su exquisita naturalidad y su honradez en el sentir, son tintes especiales de su purísima alma. Recorriendo las páginas interesantes de Cuba y América, fácil es convencerse de la extraordinaria influencia que sobre su espíritu hubo de ejercer aquella atmósfera en que se deslizaron los tres ú cuatro primeros lustros de su vida, en aquel período tremendo para un alma como la suya creada para el amor y no para el odio, en el que hubo de experimentar sacudidas tan fuertes como las que natu- ralmente habían de producirle al contemplar 4 su propio padre y hermano y á los amigos más respetados de su infancia, elegir ban- dos distintos para luchar á favor ó en contra de la independencia de Cuba, en tanto él se alejaba del teatro de la contienda, ampara- do por las fuerzas españolas. Quien así supo sentir, porque en su corazón tan sólo se abrigaban sentimientos nobles y generosos, no es difícil medir qué inquietudes experimentara y qué angustias no habría de sufrir al sonar en el reloj del tiempo la hora tremenda de elegir entre el deber sagrado, que por una parte le imponían de consuno su conciencia y el entrañable afecto á esta tierra, en la que se desenvolvieron sus facultades en medio de la espontánea simpa- tía de los que al recibirle le dieron el título de hermano, y, por obro lado, el recuerdo de una época que habría de agolpar en su espíritu hechos algún tanto ingratos, en que seres para él queridos, eligie- ron la senda que aconseja el interés, en vez de seguir, sin vacila- ción, aquella otra que reclama la justicia. Tampoco ofrece su tem- peramento matiz alguno qne revele susceptibilidad para el dominio y apasionamiento de ninguna suerte; porque, remontándose á aque- llas alturas desde donde es dable á los seres genercsos aquilatar la verdad y la justicia, manifestóse severo en sus convicciones y noble para todos aquellos que, al adoptar un camino diametralmente opuesto al suyo, le movían á compasión, pero nunca á un desdén ni á una adversión que no fué capaz de sentir por nadie. Así se ex- plica la firmeza de sus convicciones y su calma, serena y respebuo- sa, cuando discutía, porque entonces, podía más su benevolencia que su empeño en convencer. ¡Cuántos de los aquí presentes en 4 JUAN M. DIHIGO más de una ocasión pudieron comprobar lo que acabo de decir! ¡Cómo olvidar aquellas amenísimas tertulias que á diario soste- níamos en el Decanato de la Facultad, cuando atribulada nuestra alma por la imposición tremenda de la enmienda Platt, surgían dis- cusiones acaloradas en pro Ó en contra de su aceptación! Siempre vimos á Heredia terciar en los debates con alteza de miras, y sere- nidad en sus juicios, sin que en su rostro se dentnciara, por morti- ficante que fuese la opinión ajena, la menor huella de contrariedad. En aquellos momentos de verdadera angustia para la patria infor- tunada, que acaso vislumbraba en el horizonte un porvenir contra- rio á la finalidad perseguida, Heredia entendía que era una salva- ción para el país la aceptación de esa Ley, famosa para siempre en los anales de la historia de Cuba, por ser la única y posible forma de constituir la personalidad de la patria, ya que los crímenes im- punemente cometidos en este país contra todo principio de huma- nidad y todo sentimiento levantado, hicieron necesaria la interven- ción de la gran República americana. Esa delicadeza en no lastimar la susceptibilidad ajena y ese res- peto á la libertad de opinión se revelaron siempre en todos los ac- tos de su vida y se revelan con igual claridad, en las obras que nos ha dejado. Por esas cualidades, en eel breve espacio de tiempo que dedicó al periodismo, fué un apóstol de las ideas avanzadas; mas nunca su carácter, poco propicio á acalorados apasionamientos, permitióle amoldarse á las propias exigencias del periodismo, tal como se revela en nuestra vida diaria. FExaminad, si no, sus ma- gistrales artículos del Diario de Matanzas, respirando galanura y co. rrección, fortalecidos por el buen juicio que en los mismos predo- mina, encaminados todos á suavizar asperezas y á realizar la más sincera y estrecha unión; sentimiento muy ajeno, por cierto, al que predominaba en aquellos momentos de intransigencias y de pasio- nes políticas encaruizadas. Y tal era su concepto de la prensa, que cuaudo las exigencias de la época le señalaron distinta ruta, indu- ciéndole á sacudir el látigo de Juvenal, abandonó 1¿pso facto el lu- gar que ocupaba en la contienda para dedicarse á trabajos de índo- le más amena y apacible. Quien así sentía en los primeros años de su vida, testigo fiel en el teatro de la guerra, no pudo más tarde ver con glacial indife- rencia la evolución política de un pueblo como éste, al que tanto amó; | por eso, por los años de 1890 á 1893, vemos á Heredia en 1 Véase el apéndice, ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA 5 Matanzas convertido eu honrado propagador de las doctrinas del partido autonomista. Claro es que su campaña en pro de los prin- cipios que mantenía esa histórica agrupación de cubanos prominen- bes no podía revelar el fuego propio de tribunos como Montoro, Fernández de Castro, Figueroa, Cortina, enardecidos por el fuego de aquellas ideas que tendían á proporcionar á la patria un bienes- tar perdurable, porque no era éste el rasgo de su carácter; pero, aquel ideal político tenía en él un frío razonador, un hombre de perseverancia y de fe inquebrantable en los beneficios de la doctri- na que propagaba. Más tarde, cuando se convenció que España no prestaría nunca atención á las justas peticiones de sus hijos, cuan- do comprendió que la labor resultaba estéril, y los resplandores de la Revolución irradiaban en la conciencia, conociendo las señales de los tiempos, abandonó tan inútil gestión, colocóse dentro de la realidad y al comprender que el carácter impenitente de España no le llevaría á conocer su error para evitar catástrofes como las que hubo de contemplar, tomó su puesto allí donde el honor le lla- maba y se convirtió en fiel servidor de la idea noble y santa que poco después culminaba con el triunfo completo de sus principios. En ese momento histórico contemplamos á Heredia esgrimiendo la pluma, demostrando en copiosos artículos la comedia que se trata- ba de representar con la farsa de la Ley Abarzuza, mentirosa fór- mula de salvación de la patria explotada, cuya deficiencia resulta- ba perfectamente perceptible. Su pluma y su palabra estuvieron al servicio de la Revolución secundando por otra parte, desde aquí mismo, las gestiones de su buen amigo el señor Tomás Estrada Palma en el extranjero, hasta que los sucesos políticos, haciendo insoportable la vida del cubano en su propia tierra, le obligaron á surcar los mares para haliar refugio en la nación hospitalaria y amiga. Libre de todo peligro en la vecina República, consagró sus energías todas á la defensa del ideal supremo y su voz simpáti- ca se hizo escuchar diferentes veces en Chickering Hall y Steinway Hall, para significar al mundo entero la justicia de la causa que de- fendía. He aquí el hombre, he aquí el político. Tiempo es de conside- rar al escritor. De todos los estudios que hubo de hacer Heredia á ninguno de- dicó mayor atención que á la literatura, sin que hubiese materia, por interesante que fuese, que lo modificara en su modo de pensar. En este campo, por fortuna, le estaban reservados sus mejores y 6 JUAN M. DIHIGO triunfos. Su prosa, abundante y correcta, sobria y meditada, sig- nificando la constante labor del obrero discreto y activo; su supe- rior competencia para juzgar, colocándolo en primera fila como crí- tico sereno y prolijo; su alma de artista, su talento perceptivo de primer orden, y su imaginación, tan fecunda como reflexiva, han contribuído en gran modo á que haya sido considerado como uno de los más castizos y elegantes cultivadores de la lengua cas- tellana en América. De esa lengua ! que ha representado en toda época importantísimo papel «no sólo dentro del resultado general »que la civilización presenta 4 nuestros ojos, sino en la formación » y persistencia de los pueblos dignos de este nombre, al extremo de »que ha dejado una huella más profunda y han logrado resistir con »éxito completo á los vaivenes de los siglos, las naciones que han »tenido un vocabulario más completo»; de esa lengua castellana que debemos mantener por encima de todas las evoluciones que en este país puedan operarse, mucho más en los próximos momentos de constituirse nuestra patria en República «teniendo en ? cuenta »que el principio de nacionalidad se halla adherido á la aparición » de las lenguas, de modo que al formarse un idioma, es cuando su »conjunto social se reconoce como grupo homogéneo capaz de rea- »lizar el fin histórico que le ha sido encomendado». Por eso, en más de una ocasión hubo de exclamar: «Si queremos sacar á flote la » personalidad de este país, es necesario acudir al idioma como el » único elemento resistente y efectivo. La intimidad moral Con la »antigua Metrópoli y los países hispano-americanos es de todo » punto indispensable, sin que esto sea un obstáculo para fomentar »las relaciones provechosas, necesarias Ó fatales, que se deben » mantener con las otras naciones y sobre todo con la poderosísima » vecina cuya influencia sobre Cuba está fundada en causas é inte- » reses especiales. » Muchos han sido los artículos que escribió Heredia en diversas revistas y periódicos, de escasa vida antes de publicar su primera obra. En ellos, como sucede en El naturalismo en el arte contempo- ráneo, revela un estilo suelto y ameno, frase correcta, viveza de imaginación y un fondo de ilustración literaria poco común. La Abeja, El Album, La Revista de Cuba, El Fígaro y otros periódicos, conservan sus páginas engalanadas con los escritos de Heredia. Pero las obras que le han conquistado merecida fama son: El Hom- 1 Un tema interesante, artículo por N. Heredia. 2 Un tema interesante, artículo por N. Heredia, ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA 7 bre de Negocios, Puntos de Vista, que llamó la atención de Zeda, al extremo de considerar esos estudios, como semblanzas escritas con gallarda facilidad y compendio de observaciones atinadas; mere- ciendo una felicitación de Menéndez Pelayo, por el indudabie ta- lento de crítico y de escritor que en dicha obra manifestaba, y que llamase la atención del distinguido literato Fray Francisco Blanco García, por la variada lectura que demostraba y la corrección y elegancia que generalmente dominaba en su estilo. En 1893 la Bi- blioteca de El Fígaro dió á luz la narración cubana Leonela, que al- canzó elogios merecidos de Jorrín y de Sanguily, de Varona, de Cruz y de Riverita. Los que, como nosotros, tuvimos ocasión de tratar bien de cerca á Heredia y escuchar de sus labios su criterio respecto á cada una de sus producciones, hemos podido apreciar su innegable cariño, su marcada predilección por Leonela, realizándose en él algo de lo que acontece con aquellos padres que al contemplar y notar en sus hijos que la naturaleza no ha sido pródiga en gra- cias, sienten especial preferencia por ellos; sin que esto signifique en modo alguno que la citada producción sea una obra menos dig- na del nombre de su autor: porque, vistas las condiciones intelec- tuales superiores de éste, es manifiesto su ahinco particular en emplear un lenguaje depurado, prueba evidente de aquella predi- lección. Pero dentro de esta salvedad, no cabe desconocer que su Hombre de Negocios, por los tipos que en él se dibujan y por su con- junto, resultaba más acabado y completo que Leonela. Acaso esa predilección que aquí mencionamos, tenía su origen en el hecho de que los personajes principales de Leonela eran históricos y de que el episodio en que la cbra se basa lo fué también; trayendo así á la memoria del autor, recuerdos de su infancia en una época en que muerta su madre y separado de él su padre, debía haberle sido muy grata la amistad que hubieron de demostrarle los extraños, por poca que aquélla fuese. Los personajes de su Hombre de Nego- cios eran, por el contrario, ficticios, y pudo así su fantasía pintar- los más á su gusto y amoldarlos á los diferentes tipos sociales que hemos podido estudiar en Cuba; mientras que los de Leonela pudie- ran serlo, si se quiere, también de otro país cualquiera. Además, algo cohibido debía hallarse Heredia al querer pintar tales como eran á los tres personajes principales de Leonela, pues fácil es com- prender á quien conoció la delicadeza y pulcritud del autor, que nunca se hubiera éste atrevido á retratar aquellas individualidades de una manera tan viva, que los que las conocían hubiesen podido 8 JUAN M. DIHIGO señalarlas con el dedo ni mucho menos desenmascararlas, lanzán- dolas á la maledicencia y á la vergisenza pública. No obstante es- tos pequeños lunares, que en nada aminoran el valor intrínseco de Leonela, fuerza sería confesar que su argumento se encuentra bien desarrollado con interés creciente hasta el fin; que son excelentes cuadros de costumbres cubanas, verdaderamente perfectos, si se les considera separados del conjunto de la obra. Puede que la impre- sión hubiera sido más grata si el desenlace, en vez de trágico, hu- biese terminado en comedia; pero aun así, y dentro de esta reserva, el autor revela gran conocimiento de las pasiones y del corazón hu- mano. Se manifiesta Heredia en su obra más hombre de imagina- ción que de corazón: era pintor más que poeta; por eso no es de ex- trañar á veces la escasez de sentimiento en su obra; pero, cuando pinta una escena de la naturaleza ó retrata algún personaje, es acabado el estudio. Su estilo es ameno y abundante en figuras é imágenes, y su lenguaje es de los mejores hablistas castellanos. La obra de Heredia en que más se revelan su carácter, su eru- dición y sano criterio, es indudablemente la que publicó el año de 1892 bajo el título de Puntos de Vista. En esa colección de artículos, publicados casi todos en los dis- tintos periódicos de Matanzas, se determina admirablemente el tem- peramento de su autor, afanoso como el que más por conocer el movimiento literario de su época, aquilatar sus bellezas y conside- rar la influencia que pudiera tener en el porvenir, sobre todo, en lo que se refiere á nuestra tierra americana. Sin embargo, á pesar de los méritos exquisitos de su obra, acaso porque el libro no consti- tuía un conjunto concreto y exclusivo como una novela, un drama ó una historia, es lo cierto que pasó sin encontrar mayor eco en un público que busca en la obra, más un entretenimiento para sus mo- mentos de ocio que el análisis minucioso de la sociedad en que se agita. La última obra de Heredia, que también demuestra su vasta ilustración literaria, su estética y sus condiciones de crítico, fué La sensibilidad en la poesía castellana. Su gratísima lectura revela la competencia literaria del escritor, y el hecho de haber sido entre todas sus producciones á la que de- dicó mayor interés y mayor cuidado, es acaso bastante para expli- car que originara juicios no poco exagerados, estimando, que la te. sis que en ella se desenvuelve, obedecía á un verdadero móvil de apasionamiento. En mi concepto, si tal ha sucedido. débese al mo- ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA 9 mento histórico de su aparición; pues, de haberse escrito en ocasión en que lus resentimientos políticos no hubieran sido tan vivos, otros hubieran sido los juicios de la crítica. Así y todo, aun aquellos que, por circunstancias especiales se han sentido más heridos, no han dejado de considerar la obra de Heredia como uno de los mo- numentos de crítica literaria más bien delineados y mejor cons- truídos, con ocasión del tema de la poesía castellana. Lástima, decía el señor Galván «que esas impresiones que como vapor de » sangre y odio se exhalan de las ruinas humeantes de Cuba, se re- » flejen demasiado vivamente en el plan de la obra y hagan percibir »su influencia predominante en la inspiración del escritor en pugna »con su propio sentido estético y con la inclinación natural de su »alma artística, en la cual lleva impreso de modo indeleble el sello » y logs caracteres del alma mater, de la genialidad peculiar á la ra- »za española». Para formarse una idea de lo que el libro es, basta leer el juicio que de dicha obra hubo de formar nuestro insigne filósofo señor En- rique José Varona. En El Figaro de 26 de Marzo de 1899, dijo: -«Un capítulo interesante de la historia de la civilización occidental »es el que ha trazado con pluma segura el señor Nicolás Heredia, »en su monografía Lu sensibilidad en la poesía castellana. Desde un » punto de vista que 4 muchos pudiera aparecer restricto, pero que » en realidad resulta elevadísima atalaya, recorre el literato cubano »el campo por donde se ha espaciado en los últimos seis siglos la »producción literaria del pueblo español; y logra, sin aparente es- »fuerzo, reducirá unas cuantas fórmulas lo que pudiéramos llamar »la ecuación del alma nacional de España, es decir, que el señor » Heredia, tomando la dirección que le hacían más natural sus ap- »titudes y estudios, ha realizado el mismo trabajo que otros investi- »gadores que antes habían tomado otros puntos de partida. Y co- » mo las conclusiones del uno y de los otros vienen á ser las mismas »todas se robustecen por acuerdo final, que adquiere así la forma »definitiva de una verdadera demostración. «Los caracteres emotivos y pasionales del pueblo español están » perfectamente dilucidados en esas páginas, repletas de hechos y de »ideas, y sirven para explicar los rasgos esenciales de su poesía, es » decir, de una de sus grandes manifestaciones artísticas. A su vez, »el estudio de esas obras poéticas viene á confirmar la exactitud »eon que se han señalado las cualidades características del alma » española. 10 : JUAN M. DIHIGO «No es posible recorrer en ningún sentido, el campo de las di- » versas actividades de ese pueblo, sin que se imponga la creencia de » que la evolución de su espíritu ha quedado incompleta. El alma » de España no vive por entero en nuestros tiempos. Hay algo de » primitivo en el espíritu de ese pueblo tan viejo. Por esou el espa- » ñol esimpulsivo, violento, imaginativo y dogmático. Desconoce los »refinamientos de la sensibilidad moderna, y la complejidad asom- »brosa del espíritu coetáneo le es completamente extraña; un indi- »viduo puede llegar á la senectud sin pasar por la perfecta madurez. » Algo semejante cabe decir de España. Allí no ha habido verda- » dera decadencia, sino un alto prematuro en el desarrollo. «Leyendo el libro del señor Heredia se confirma uno de esta ma- » nera de interpretar la historia del pueblo español, como cuando se »leen las páginas de Almirall, Pompeyo Gener, Laguardia ú Olivei- »ra Martins. Nada hay en ello que envuelva desdén ni deseo de » herir. Para comprender la acción de una sociedad sobre el medio » físico que la circunda y sobre las otras sociedades con que ha esta- » do en contacto, es indispensable penetrar en lo más íntimo de su » conciencia. Esto hace la crítica actual, con el fin de servir mejor » á los elevados fines del progreso humano. Y esto ha hecho el se- »fior Heredia, no por haber sido colono de España, si bien esa cir- »ennstancia le ha favorecido para estudiar mejor su asunto, sino á » fuer de hombre de inteligencia abierta, que busca Ja verdad hasta » donde le es dado alcanzarla, para ponerla al servicio de sus seme- »jantes, aunque éstos hayan sido sus contrarios y perseguidores. » Por eso harán bien los españoles que lean y mediten el libro lumi- » noso del señor Heredia. » El señor Piñeyro en carta 4 su amigo el señor Vidal Morales y Morales le decía desde París: «Es un trabajo muy completo sobre » un tema muy interesante tratado por el autor con singular maes- »tría, recorriendo con tan rápida como penetrante mirada toda la » historia de la poesía castellana, para dejar plenamente demostrado »lo que advierte desde el principio: que en ella el sentimiento casi » nunca brilla.» Pero si admirable fué Heredia como escritor y literato, indiscu- tibles son sus méritos desde la cátedra. Sus condiciones excepcio- nales fueron las causas determinantes de su ingreso en el profesorado de la Universidad. No era posible, en momentos de su verdadera reorganización, después que terminó la guerra y comenzó para nuestra patria una ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA 11 era de paz, prescindir de aquellos elementos nuestros de indiscuti- ble valer; por eso no vacilamos en darle un empleo en este Claus- tro; puesto que pensábamos entonces, como luego ha podido confir- marse, que su enseñanza había de dar excelentes resultados. Y así fué. Su palabra fácil y correcta, el entusiasmo y viveza de la ex- plicación, la variedad á la par que el interés de la materia, su sis- tema de concretar los puntos más importantes que había de ex- plicar para desarrollarlos después con magistral palabra á la vez que con sencillez y elegancia, la composición de temas improvisa- dos con el exclusivo fin de acostumbrar á los alumnos á esta clase de ejercicios, preparándolos así para los exámenes finales, contri- buyeron, sin duda alguna, á despertar vivísimo entusiasmo en sus discípulos, por el estudio de tan agradable materia y á que resulta- se á diario en extremo concurrida su clase. La regeneración extraordinaria que se ha operado en la ense- ñanza de este país ha podido comprobarse comparando el pasado con el presente: á ello ha contribuído no poco el cambio que los planes de estudios han provocado, adoptando un carácter eminente- mente práctico así como la verdadera interpretación que al espíritu de la Orden número 266 diera nuestro malogrado compañero. La cá- tedra de Literatura Española, forzoso es confesarlo, se modificó no poco con la dirección que á esos estudios hubo de dar el Dr. Here- dia. No era posible, en modo alguno, que se concretase su ense- ñanza á la mera repetición que de los textos hiciera el profesor; era indispensable que aquel sistema adoptado por el ilustre Menéndez Pelayo de dar á conocer la obra que se explicase, basándola en el co- rrespondiente comentario, fuese adoptada aquí por quien, admira- dor del gran literato español, tuvo ocasión de palpar la brillantez de sus resultados. Y desde entonces, desde que la enseñanza fué una verdad, pudimos observar cl entusiasmo que tales estudios des- pertaron, hasta el grado de ser su clase el rato más ameno que pudiera brindar la enseñanza universitaria. La desaparición del compañero constituye pérdida inmensa para las Letras, para la pa- tria y para este Centro. Con él corre peligro de fracasar para siem- pre la realización de aquel hermoso pensamiento de fundar entre nosotros una rama de la Academia de la Lengua | para mantener, como él dijo, «por todos los medios, nuestro idioma libre de toda » modificación por la inserción de elementos que desvirtúen su pu- » reza. Tenemos, decía Heredia, por lo bajo, una docena de indi- 1 Un tema interesante, artículo por N. Heredia. 12 JUAN M. DIHIGO » viduos que no harían un papel úesairado en la nueva institución. » Hay algunos entre ellos que no es preciso señalar, porque su fa- »ma ha traspasado nuestras costas. De otra parte, no creo que » admita discusión la necesidad de depurar sobre la marcha la jer- »ga que hoy hablamos. Dedos años á la fecha ha invadido á la » prensa y á la literatura burocrática ingiriéndose de paso en el ha- » bla familiar, una serie de vocablos espúreos, capaces de alarmar »al más sereno. Y no se alegue que idioma por idioma, importa » más optar por el inglés, que si no es tan bello ni tan sonoro como » el nuestro, es más universal y más útil, por lo mismo. Si llegá- » ramos ahí, tal vez nos resignaríamos al cambio de Cervantes por » Shakespeare; pero no se trata de eso, se trata simplemente de que- » darnos sin los dos, de una incomprensible algarabía, ni española » ni inglesa, de algo así como el visible papiamento que se estila en » Curazao. Sin embargo, debo confesar que me asaltan ciertas du- » das sobre la oportunidad de mi propósito.» ¡Ojalá que alguna de esas mismas salientes personalidades á que hace alusión nuestro inolvidable Heredia, interpretando con acier- to la opinión pública, recogiera su pensamiento para llevarlo á feliz realización, lo que después de constituir una obra de progreso y utilidad pública para las letras, vendría á ser á la postre así como un monumento de gloria para aquel brillante iniciador de una idea tan hermosa y elevada ! La muerte, la más de las veces injusta, no quiso que nuestro compañero llevara á efecto pensamiento tan hermoso. Cruel como siempre, sin piedad para sembrar dolores agudísimos, tronchó re- pentinamente la bella existencia de aquella naturaleza querida y lle- nó de espanto y de desolación todo un hogar. Resignémonos, pues, ante ley tan dura como fatal y tratemos de que viva eternamente en nuestro recuerdo aquella personalidad bien amada, conjunción de todas las virtudes y cuya desaparición significa, no sólo una pér- dida muy grande para esta Isla, que tenía en él un exponente hon- roso de su cultura literaria, sino también para España, donde no abundan prosistas de sus condiciones. HE Dicho. APÉNDICE |! También yo he tenido mi página de historia militar... Por una serie de vicisitudes que no son de este momento,. fuí rodando desde 1 El Figaro, «De actualidad», por N, Heredia, ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA 13 el colegio San José á los montes del Oro y del Macío para volver por íiltimo á Bayamo ya convertido en esqueleto, en una colección de paredones sin techumbre, ennegrecidos por la huella del incendio. Quince días después salí con rumbo á Manzanillo incorporado á una columna de mil doscientas plazas, á la cual se unieron multi- * tud de paisanos que buscaban la costa huyendo de la guerra. Mis dos lustros no cumplidos me hicieron tomar como un paseo la marcha trabajosa que emprendíamos, aquel viaje tremendo que aún se destaca luminoso en mi memoria, á pesar de las brumas del pasado... Anheloso de anotar emociones en el libro recién abierto de mi vida, hostigaba con exceso á mi pobre rocinante, que no era por cierto una sólida garantía de retirada en un caso de apuro. Pasado el río San Juan, nos dirigimos 4 Barrancas. El cami- po exhibía un aspecto desolado y melancólico. La huella humana sólo se notaba en montones de escombros, en cenizas calientes bo- davía. ¡Ni un hombre ni una bestia que fuera de nosotros levan- tase los rumores alegres de la vida !... La sabana desierta, el bos- que silencioso, el ave muda... Mi volubilidad de rapazuelo no pudo substraerme á la impre- sión intensa, penosísima que el triste panorama sugería, dejándome un recuerdo tan profundo que, no obstante los años transcurridos, cuando evoco la escena, siento vibrar una nota doliente, siempre viva. En una finca próxima disfrutaba mis vacaciones de verano, me bañaba en el Buey rumoroso y cristalino, corría por la sabana en un caballo en pelo, tomaba buen café en el primer bohío que ha- llaba en mi excursión... Pero todo eso había pasado. En cambio la realidad era distinta. Un torbellino negro de- jóse ver en lontananza y, á poco, distinguimos claramente lenguas de llamas que abrían agujeros rojizos entre el humo. Aquello era el infierno, el ingenio Jucaibama, de Aguilera, en plena combustión. Las fábricas convertidas en hogueras, esputaban tizones encendidos á la manera de enormes proyectiles. El barracón ya no existía, y del campo no se hable, porque el fuego había trocado en rojo el manto verde de la caña. Nos escurrimos por una guardarraya que apenas daba espacio á dos cabalgaduras, y al salir de aquella hoguera nos pareció cam- biar el Sahara por un. oasis. El siguiente día emprendimos la marcha, algo menos decidores y algo más estropeados que cuando salimos de Bayamo. La saba- na estaba ya caliente y. la sed, una sed espantosa, indescriptible, 14 JUAN M. DIHIGO empezó á molestarnos por haberse agotado la provisión de líquido que hicimos al cruzar el Babatuaba. La yerba achicharrada, la atmósfera encendida, el sol que rajaba con montantes de fuego las cabezas; todo contribuía 4 estimular el ansia de beber, de refrescar las fauces, no ya en el claro chorro de una fuente, en un pantano cuyo turbio caudal hubiera sido en tal momento néctar ó ambrosía, bebida deliciosa servida en copas de oro. Entonces comprendi—y desde entonces sigo comprendiendo— cuán fácil es cambiar una gota de sangre por una gota de agua... Y—¡amarga decepción! —cuando el ansia era mayor y la sed más intensa, oímos allá abajo un rumor melodioso, como el ritmo de una estrofa. Era el Buey despeñado por abismos obscuros cuyo acceso era imposible. ¡Ah!, nada es semejante al despecho y la ira que aquel murmullo irónico, aquel burlón convite nos causaba! Seguimos caminando y padeciendo. Alguien dijo que bebería- mos al llegar 4 Jicotea. Pero—agregó seguidamente—antes habrá función. Esperemos en el paso. En efecto, allí estaban. El río daba un corte al camino y á la izquierda se extendía un bosquecillo describiendo un semicírculo. La punta de este monte cerraba la sabana, interrumpida á la dere- cha por enormes barrancos. La columna hizo alto, advertida por un movimiento brusco de los flancos que buscaban su apoyo. Las familias se agruparon en el centro á fin de evitar posibles contin- gencias y una parte de la fuerza siguió marcha adelante para nutrir la vanguardia. Era tal la espectación, que la sed había cesado; ninguno la sen- tía. Ibaruos 4 presenciar un drama al aire libre, en plena realidad; nos hallábamos en el instante trágico, supremo, en que es anónima la muerte, en que la bala ciega é inflexible busca 4 quién herir sin importársele su víctima. Una descarga, horrible, escandalosa, sacudió bruscamente los bosques. Otra descarga dió respuesta inmediata á la primera. Ya nadie se entendía. Tiros y tiros, retos y blasfemias, carreras de caballos y agudos gritos de cornetas. El peligro creció al correrse hacia el centro los rebeldes en busca del extremo del bosquete con idea de cortar en dos partes la columna. Fué el momento más se- rio del combate. Dos millares de fusiles hablaban el lenguaje de la guerra, coreado por ayes y rugidos. Media hora ¡medio siglo! duró aquello. Los paisanos nos acostamos en el suelo, debajo de las ELOGIO DEL DR. NICOLAS HEREDIA Y MOTA 15 bestias, y así permanecimos hasta que se extinguieron los dis- paros. | Entonces—bien me acuerdo—aquella sed inextinguible, sim- plemente aplazada ante Ja muerte, despertó como una fiera, desper- tó más exigente, nos empujó como avalancha incontrastable sobre el río que corría por allí con inalterable mansedumbre. ¡A beber! El agua estaba 4 nuestra vista y todos—hombres, niños, mujeres y animales—se lanzaron á la orilla en busca de su trago. Ninguno tuvo en cuenta la vasija; éste con la mano, el otro con su gúiro, el de más allá con su sombrero y alguno pecho á tie- rra, puestos los labios en la linfa, bebían como frenéticos, trocando en viva una página dantesca. ¡Y nadie al ver el agua se acordó de la sangre que se había derramado por beberla! CASOS EN QUE LOS CONOS Y PIRÁMIDES DEBEN CONSIDERARSE RECTOS Y OBLICUOS ! POR EL DR. ALFREDO RODRIGUEZ MOREJÓN Profesor de la Escuela de Artes y Oficios Ilustre Tribunal: Debiendo ser la Tesis para obtener el grado de Doctor un trabajo original, y no siéndonos posible realizarlo al terminar los estudios necesarios para graduarnos de Licenciado en Ciencias Físicas y Ma- temáticas, pues sólo á las inteligencias superiores les es dable hacer algo nuevo, pero nunca á los que, á pesar de nuestros afanes y desve- los, no logramos vencer la mediocridad á que la adversa suerte nos ha condenado; y por ello hemos visto correr los años sin habernos de- cidido á llevar á cabo lo que confiábamos poder hacer después, cuan- do ampliáramos nuestros conocimientos y alcanzaran su máximo desarrollo las pobres facultades mentales con que la Naturaleza nos dotara. Pero han pasado ya algunos años, y pasarán muchos más seguramente, sin haber llegado á descubrir nada nuevo en el campo de las ciencias á las que hemos dedicado todo nuestro amor y cons- tancia, así como nuestra modestísima inteligencia; y no obstante eso, se nos presentan cada día más esquivas y desdeñosas á nuestros halagos. No es posible, pues, esperar de quien no ha correspondido á nuestros desvelos en tantos años, que sea más solícita en lo ade- lante. Quien no correspondió al amor que le ofrecíamos, en los mejores años de la vida, cuando las grandes aspiraciones impulsaban la voluntad y el triunfo nos parecía seguro, puesto que la inexperta fantasía nos lo presentaba sólo como dependiente del tiempo y del trabajo; cuando, incansables, y alentados por la fe, perseguíamos á la dueña de nuestras ilusiones, por quien tanto nos afanábamos, y á quien dedicábamos gustosos las horas reservadas al descanso y al placer. Hoy, cuando la alegre esperanza ha dejado su puesto á la triste realidad, cuando la fe ha sido reemplazada por la duda, y el en- tusiasmo es sustituído por el desaliento, no cabe esperar mejor suer- be; y por eso queremos terminar la obra emprendida, si no como lo 1 Tesis para el grado de Doctor en Ciencias Fisico-Matemáticas, leída y sostenida en la Universidad el 15 de Abril de 1910; se publica en la REvIsTA por recomendación especial del Tribunal. CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 17 deseáramos, por lo menos sometiendo á vuestra ilustrada considera- ción este modesto trabajo, si falto de importancia y de mérito verda- deros, al menos nos parece original, en cuanto que nada referente á, él hemos visto en ninguna obra de Geometría de las muchas que he- mos tenido ocasión de estudiar. No creemos haber descubierto un teorema de trascendencia, ni siquiera una importante propiedad; muy lejos de eso: estamos convencidos que las ciencias han podido pro- gresar sin nuestra colaboración, y seguirán engrandeciéndose y desarrollándose sin tener en cuenta para nada nuestra labor; pero si hemos logrado explicarnos bien, el competentísimo tribunal que nos escucha, comprenderá que sólo hemos tratado de cumplir de la mejor manera el deber que nos hemos impuesto, ya que nuestras pobres facultades no nos permiten hacer más. De nada valen los buenos deseos, cuando causas superiores á nuestras fuerzas nos impiden realizarlos. Esta poderosa razón es la que nos ha decidido á terminar la obra comenzada en la adolescencia; ¡pues los años pasan ! y alguna que otra furtiva cana nos anuncia que la juventud llega á su fin, y con ella «la primavera de la vida»; la edad en que florecen las grandes ilusiones y ensueños; en que el corazón es raudal inagotable de los más puros sentimientos, y el cerebro la fragua donde se forjan las concepciones más atrevidas, al calor que les da la fe en el éxito y la seguridad en el triunfo, que con su prodigalidad ilimitada le brinda la pérfida esperanza. Esa edad en que la vida exuberante se desborda en torrentes de amor y en que se desconoce al desenga- ño, fatídico y seguro esbirro, que al abandonarnos la juventud se apodera de nosotros y no nos deja ya sino en brazos de la muerte! ¡Bendita edad en la que podemos experimentar los inefables goces de sentir correr por nuestra frente, no el sudor con el que la maldi- ción divina nos obligará, más adelante, 4 ganar el pan; sino las lá- grimas de alegría que vertieran sobre ella nuestros padres, al reci- bir gozosos, con la nota del examen el premio á nuestros desvelos y afanes; y verlos radiantes de alegría, confiar de nuevo en la espe- ranza, que una vez más se complace en engañarlos, haciéndolos creer que el hijo idolatrado podrá proporcionarles días de gloria! ¡Bendita edad! en la que se concibe el amor, y se contempla hora tras hora el rostro de la mujer á quien confiamos nuestra pasión; y elevando nuestra alma hasta lo infinito, la dejamos vagar en la re- gión de los ensueños creada por nuestra fantasía. Edad en que se completa y fija para siempre la idea de patria, 18 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON que ya se esbozaba en la niñez, pero que la juventud agranda y ha- ce arraigar en lo más íntimo de nuestro sér. Sólo una ilusión de esa edad no nos ha sido posible realizar: la de ceñir á nuestra frente el birrete de Doctor, y á vuestra presencia concurrimos, para que si nos creéis digno de ello, nos permitáis, antes que los cabellos se tornen blancos, ver convertida en bellísima realidad la ilusión tantos años acariciada, de cubrirlos con el dis- tintivo que simboliza el fin de esta lucha tenaz, y sostenida siempre con fe y entusiasmo. Y es nuestro deseo que sean ellos, y no otros, á quienes acaricien los flecos del codiciado birrete, pues ellos son los que en las grandes vigilias mesábamos cuando queríamos arran- car ideas 4 nuestro escuálido cerebro; y han sido ellos, á quienes cogíamos como trofeo de triunfo cuando, tras mucho pensar, las di- ficultades eran vencidas; y en esas luchas, ¡cuántos no han caído sobre el libro, víctima de esos combates entre la idea rebelde ó es- quiva, y la materia fornida y tenaz! SE La definición y determinación de las pirámides y conos según las dos posiciones que pueden tener, es cosa que rehuyen tratar los autores. No creemos sea por olvido, pues el caso viene repitiéndose des- de la más remota antiguedad; tampoco creemos sea debido á que la cuestión no merezca la pena de ocuparse de ella, pues no deja de ser importante, y sobre todo porque no lo es menos, tratándose de las pirámides, que lo es de los otros cuerpos geométricos, máxime cuan- do las cbras didácticas están llenas de definiciones de todas clases y hasta de observaciones pueriles. Descartada la posibilidad de un olvido, creemos debida la omisión á lo difícil que resulta definir bien la pirámide recta y la oblicua. En general, las definiciones que se dan en las obras dedicadas á la enseñanza son bastante defi- cientes, por lo que el profesor tiene muchas veces necesidad de en- mendarlas, por no obedecer á los preceptos que la lógica exige á toda buena definición, esto es: claridad, concisión y no omitir ninguna de las propiedades que caracterizan á lo que se quiere definir. Estas defi- ciencias tal vez se- deban á lo que sentenciosamente afirmó un pen- sador al decir que: «Definir y dividir bien, era cosa sólo reservada á los dioses». Expuestos los motivos por los cuales no hicimos en su oportuni- dad lo que ahora tratamos de realizar, daremos comienzo al des- CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 19 arrollo de la tesis que sometida 4 vuestra consideración, habréis de juzgar con la rectitud de principios y la inflexible justicia que ha caracterizado siempre vuestros actos. «Determinar los casos respectivos en que los conos y pirámides, deben considerarse rectos y oblicuos», es la cuestión que nos propo- nemos estudiar en este modesto trabajo. En efecto, mucho nos ha sorprendido no haber encontrado una definición exacta de lo que debe entenderse por pirámide recta y oblicua en las muchas obras de Geometría y Dibujo que hemos tenido ocasión de consultar desde que nos dedicamos al estudio de la ciencia de Euclides. En las obras verdaderamente notables nada se dice referente al asunto que nos ocupa, como podrá comprobarse por la pequeña nota bibliográfica que sirve de apéndice á esta Tesis. Tal parece que la pirámide, al igual que el prisma, no puede tener dos posiciones di- ferentes; pues ni siquiera se mencionan ésas posiciones, al ocuparse de ese cuerpo, mientras no se olvidan de ellas al tratar de los pris- mas y sus afines los paralelepípedos, así como al estudiar los cilindros. Nuestra sorpresa ha sido mucho mayor al ver que en obras es- peciales dedicadas principalmente á explicar conceptos, teorías y definiciones á las que dan gran importancia, tampoco digan una pala- bra respecto de esta materia. Así, por ejempló, en la obra de Mr. T. Coyteux titulada Exposé dez vrais principes des Mathématiques, se le da tanta importancia á las definiciones que se les considera como uno de los diversos medios puestos por la ciencia al servicio del razonamiento, pues para el autor: «La definición es muy im- portante; ella puede ser muy útil cuando es suficiente, precisa, jus- ta; pues ante todo es necesario que se saque bien el valor, la signi- ficación de las palabras que expresan los objetos; las ideas que entran en los teoremas Ó en los problemas». Conforme con este criterio se extiende en la importancia de las definiciones de línea recta, plano, igualdad de superficies, ete. etc., haciendo ver que muchos teoremas tal como se demuestran hoy resultan inadmisibles muchas veces, por ser defectuosas las definiciones de los elementos que constituyen el enunciado; y sin embargo, nada dice de pirámi- des rectas y oblicuas. En otra obra muy interesante de Mr. E. Tourrey titulada Cu- riosités Géometriques, en la cual se encuentran todas las definiciones empleadas en Geometría, desde los orígenes de esta ciencia hasta nuestros días, pues se citan las dadas por los egipcios, griegos, ro- 20 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON manos, árabes, etc., étc., las debidas á los sabios de la Edad Media y Moderna, así como las de la Academia Francesa, y no obstante esa erudición de que hace gala el autor que publica hasta las di- versas definiciones que se han dado de una misma cosa, las etimo- logías de las mismas, y hasta algunas en versos, sólo se omiten en esta obra las definiciones de pirámides rectas y oblicuas; y tampoco puede estimarse como casual el hecho, puesto que en ella encontra- mos, tomándolo del Manual d' Ahmes, quien vivió dos mil años antes de Cristo, el famoso teorema de este sabio para calcular la altura de una pirámide de base cuadrada, conociendo la arista lateral, la semi-diagonal de la base y la razón entre esta semi-diagonal y la arista; razón llamada segt y que no es otra cosa sino el seno del án- gulo formado por la arista y la diagonal. También se cita á Héron, griego que floreció, según se cree, en el siglo primero de nuestra Era, quien en sus Métricas da por primera vez el cálculo del volu- men de una pirámide oblicua cuya base sea un polígono regular. Pero ni Ahmes, egipcio, que calcula la altura de una pirámide rec- ta por primera vez, ni Héron, griego, que fué el primero en calcu- lar el volumen de una pirámide oblícua, nos dicen cuándo debe considerarse recta y cuándo oblicua. Sólo en una obrita muy buena, como todo lo que escribe el ilus- bre profesor de la Universidad de Barcelona, el señor Dr. Fontseré, encontramos una definición que no nos satisface, por las razones que más adelante expondremos; pero descontada esa excepción na- da nos dicen las obras de Rouchet, Amiot, André, H. Bos, Sonet, Bruño, Eudes, Vintejoux, Blum, Méray Rozan, Maingie, Vallin, Cortazar, Cardin, etc., etc. Desde luego que no nos ocupamos para nada de las definiciones absurdas que suelen encontrarse en los tratadillos de Dibujo Lineal, en los cuales se dan definiciones como ésta: «Pirámide oblicua es aquella en que el pie de la altura se encuentra fuera del plano de la base»; y otras más desatinadas todavía. Todos sabemos que la pirámide es un poliedro, una de cuyas caras es un polígono cualquiera, y las otras son siempre triángulos, insertos en los lados respectivos del polígono y reunidas en un punto llamado vértice. El polígono, en el que se insertan los triángulos, se llama base de la pirámide, y á estos últimos, caras laterales. Las pirámides pueden ser regulares é irregulares; rectas y obli- cuas. Una pirámide se llama regular: «cuando su base es un polí- CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 21 gono regular y sus caras laterales triángulos (equiláteros ó isósce- les) iguales». Es esta definición sobre la que nos hemos de basar para definir la pirámide recta y la oblicua. Para ello supongamos un círculo O Fig. 1* y en él inscribamos un polígono regular A, B, O, D, E, F; Fig. 1” por el centro O del círculo tracemos á dicho círculo una perpendi- cular indefinida, y tomando en ella un punto cualquiera S, unámos- lo con los vértices del polígono por las rectas: A S, B 5, E $... Con lo que habremos construído una pirámide regular, pues la base es un polígono regular, y las caras laterales son todas triángulos isósceles iguales, pues las aristas A S, BS, CS, D 5, son iguales por oblicuas trazadas 4 un plano desde un punto 8 fuera de dicho plano, y equidistantes del pie de la perpendicular trazada al mismo plano desde el punto mencionado £$. Siendo la altura de una pirámide la perpendicular trazada desde el vértice Ó cúspide á la base, esta pirámide es una pirámide recia, pues en toda pirámide regular el pie de altura se encuentra en el centro del polígono de la base; pues son dos las condiciones necesa- rias para que una pirámide sea regular: «La de que su base sea un polígono regular, y la de que el pie de la altura esté en el centro del polígono de la base». 22 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON Consideremos ahora otro círculo, Fig. 2, y en él inscribamos un polígono irregular cualquiera, A”, B”, C?, D”, E”, y como en el caso anterior tracemos por el centro O” una perpendicular indefinida al Fig. 2* plano de dicho círculo, y unamos un punto cualquiera $” de esta perpendicular con los vértices A”, B”, C”, D', E”, con lo cual habre- mos construído una pirámide irregular, cuyas aristas laterales son todas iguales, por la razón antes expuesta, y esta pirámide es recta también, porque lo mismo que la representada en la Fig. 1%, el pie de la altura equidista de los vértices del polígono de la base. Son estos los casos indiscutibles de pirámides rectas; veamos lo que en ellos ocurre para tratar de definir la pirámide oblicua, que es lo que nos proponemos en este trabajo. Observando las figuras 1 y 2 encontranios que en ellas ocurre lo siguiente: 12 El vértice ó cúspide se proyecta en el centro del polí- gono de la base; 2? el pie de la altura se proyecta en los puntos me- dios de los lados y en los de las diagonales de los polígonos de las bases; puesto que tanto los lados como las diagonales mencionadas CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 23 son cuerdas de la circunferencia en que están inscriptas dichas ba- ses, y por consiguiente los radios perpendiculares á ellas las dividen en dos partes iguales, luego en todos esos puntos medios se proyec- ta el pie de la altura, que á su vez es el centro de la circunferencia circunscripta á la base. Supongamos ahora que el vértice S, Fig. 1*%, cambia de lugar hasta colocarse de modo que no se proyecte ya sobre la misma base, sino en su plano, pero fuera de ella, y unamos, Fig. 3”, el punto S” Fig. 3? con los vértices del polígono y habremos formado así una pirámide que no reúne ninguna de las condiciones de las representadas en las Figs. 1? y 2%, pues el vértice no se proyecta dentro del polígono de la base, sino fuera, y el pie de la altura tampoco se proyecta en los puntos medios de los lados y diagonales de la base, y si en algunos de éstos se verifica esta primera condición, no se satisface la otra, 24 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON es decir, la de estar proyectada la cúspide en el centro del polígono de la base. Lo mismo ocurre si fuera el vértice S” de la representada en la Fig. 2?, el que variara de lugar, colocándose en la posición S”” de la Fig. 4% y construyésemos de un modo análogo la pirámide S”, A OD, Br, N 1 y! / / Fig. 42 Resulta, pues, que estas dos pirámides (las representadas en las Figs. 3? y 4%) no reúnen ninguna de las condiciones de las represen- tadas en las Figs. 1* y 2*, pues el vértice no se proyecta dentro del polígono de la base, sino fuera de él, tampoco se proyecta el pie de la altura en todos los puntos medios de las diagonales, y lados del polígono de la base, y si en ciertos y determinados casos se cumple esta condición en algunos puntos medios, ni es en todos, ni se pro- yecta la cúspide en un punto de la base, sino fuera de ella, como CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 25 hemos hecho ver anteriormente. Resulta, pues, que estas pirámi.- des que no poseen ninguna de las propiedades de las representadas en las Figs. 1? y 2% y que ese cambio lo ha producido solamente el cambio de posición del vértice, pues las bases permanecen siendo las mismas, y con las mismas propiedades, hay que deducir que la posición de las pirámides de las Figs. 3? y 4? es completamente con- braria á las representadas en las Figs. 1% y 2%; y como estas últimas son rectas, forzosamente han de ser oblicuas las de las Figs. 3? y 4?. De lo expuesto se deduce que cuando el polígono de la base de una pirámide pueda inscribirse en un círculo, la pirámide será recta. «Cuando todas sus aristas laterales sean iguales », porque entonces se ye- rificará: 1% Que el vértice Ó cúspide se proyecta dentro del polí- gono de la base. 22% Qne el pie de la altura se proyecta sobre to- dos los puntos medios de los lados y diagonales de la base. Estos casos particulares Ó tipos nos van á permitir el estudio de los casos generales, Ó séanse los de pirámides cuyas bases son polígonos que no pueden inscribirse en un círculo. Consideremos la que tiene por base un romboide; Fig. 5*, pe Ao É == Fig. 5? 26 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON Tracemos las diagonales A C y BD, las cuales se cortan en su punto medio O; tracemos la perpendicular OO” y unamos un punto cualquiera de esta perpendicular con los vértices A, B, C, D, del romboide. La pirámide que se ha formado tiene el vértice O” pro- yectado en el punto O de la base, y ese mismo punto, pie de la altu- ra, se proyecta sobre los puntos medios de las diagonales A C y BD. Las aristas laterales no son iguales entre sí, pero lo son dos á dos, es decir, las trazadas desde el vértice á los extremos de una misma diagonal, y el plano determinado por dos aristas opuestas, contiene á la altura y es, por consiguiente, perpendicular á la base. Exactamente lo mismo ocurriría si la base fuera un rombo. Ahora bien, tratándose de la de la base trapecial, pueden ocurrir dos casos: según sea un trapecio rectángulo ó escaleno, pues el isós- celes puede inscribirse en el círculo y desde luego está incluído en los casos á que se refieren las Figs. 1% y 22. Consideremos, primero, la pirámide cuya base sea un trapecio rectángulo. Sea, Fig. 6?, A, B, C, D el trapecio mencionado; tracemos las diagonales B D y Fig. 6? A O, y la línea E F, que une los puntos medios de los lados no pa- ralelos. Sea O el punto de encuentro de A C y E F; si por este punto O trazamos una perpendicular O S al plano del trapecio, y unimos un punto cualquiera S de esta perpendicular con los vértices CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS bo - A, B, C, D, nos resultará una pirámide recta, pues la proyección del vértice sobre la base, Ó séase el pie de la altura, se proyecta so- bre los puntos medios del lado C D, y sobre el de la diagonal A G, está situado en el interior de la base y se verifica además la condi- ción de tener las aristas opuestas A S y S C iguales, y el plano por ellas determinado, contiene á la altura y es perpendicular á la base. Conviene hacer notar que el problema tendrá en este caso dos soluciones, es decir, que también será recta la pirámide formada uniendo un punto cualquiera de la perpendicular levantada en O” con los vértices del trapecio, pues O” es la proyección de la cúspide S' y se proyecta en los puntos medios del lado C D y en el de la dia- gonal BD. Del mismo modo se satisfacen las otras condiciones del problema. Si el trapecio fuera escaleno, resultaría exactamente lo mismo, . por lo que nos ahorramos el razonamiento, limitándonos á trazar la Fig. 7?. Fig. 7? Consideremos ahora un polígono cualquiera que no pueda inscri- birse, y el cual puede ser simétrico Ó no, y veamos lo que ocurre en el primer caso. Sea A,'B, C, D, E, F, G, H, Fig. 8”, un polígono simétrico. 28 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON Fig. 8? Tracemos el eje de simetría X Y, marquemos el punto medio O de este eje y levantemos por él una perpendicular al plano del po- lígono, unamos un punto cualquiera $ de esta perpendicular con los vértices A, B, C, D, y habremos formado una pirámide que satisfa- ce las condiciones de las pirámides rectas, pues el pie de la altura se proyecta en los puntos medios de las diagonales C H y D G, así como en los de los lados A B y EF del polígono de la base, estando además este punto O en el interior de la base. Además, el plano que pasa por el eje de simetría y la altura, di- vide á la pirámide en dos cuerpos iguales, y es perpendicular á la base. Este plano es el que determinarían las dos aristas laterales trazadas á los extremos de una misma diagonal, en el caso de tener el polígono la forma que completan las líneas BJ y J A. por la izquierda y E K y F K por la derecha, en cuyo caso el eje de sime- tría sería á la vez una de las diagonales del polígono, y satisfaría completamente las condiciones antes mencionadas, necesarias para que una pirámide sea recta. Solamente en el caso de ser el polígono de la base una figura si- métrica, se verificará lo que afirma el ilustre catedrático de la Uni- versidad de Barcelona, Dr. Eduardo Fontseré, qnien define la pirá- mide recta diciendo que: «Cuando una pirámide es simétrica con respecto 4 dos 6 más planos que pasen por el vértice, recibe el nom- bre de pirámide recta; en caso contrario se llama oblicua». No obs- tante el respeto que nos inspira el docto profesor, no creemos esté CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 29 en lo cierto, pues entonces las pirámides cuyas bases no fueran po- lígonos simétricos no podrían ser rectas, pues no hay modo de que resulten simétricas con relación á dos ó más planos que pasen por su, vértice, las pirámides cuyas bases fueran polígonos no simétricos, ni aun en el caso de poderse inscribir en un círculo; y ser la base de una de las pirámides que hemos considerado como recta, lo cual es de una evidencia manifiesta. Sólo nos resta considerar el caso en que la base sea un polígono cualquiera, cóncavo Ó convexo, que no pueda inscribirse ni sea si- métrico, como los representados en las Figs. 9* y 10*. Fig. 9? Fig. 10* Estas pirámides sólo podrán ser rectas cuando el pie de la altura se proyecte en los puntos medios de una Ó más diagonales mayores, porque en ese caso se verifica: 1%: Que las aristas F S y S C, trazadas á los extremos de una misma diagonal, son iguales: 2%: El punto medio O de la diagonal F €, es la proyeeción sobre di- cha diagonal del pie de la altura. 3%: Ese mismo punto O es la proyección del vértice S sobre la base. 4%: El plano determinado por las aristas F S y SC, contiene á la altura y es perpendicular á la base, y 521 El punto O se proyecta en el punto medio del lado A B. Lo mismo exactamente razonaríamos sobre la pirámide de la Fig. 10% En estos casos, el problema puede tener tantas soluciones, como 1 Esta últíma condición, puede ocurrir; pero no es indispensable en este caso, 30 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON diagonales mayores en que se verifique que los puntos medios de ellas, sean las proyecciones del pie de la altura. Decimos diagonales mayores, porque ellas serán las que más se aproximan, sin llegar á serlo, á los ejes de simetría, y por consiguiente las pirámides ten- drán en este caso el mayor número de aristas laterales iguales, y se acercarán más á las pirámides, cuyas bases puedan inscribirse en un círculo, y las cuales ya sabemos que serán rectas en el caso de tener todas sus aristas iguales. De todo lo expuesto se deduce que una pirámide será recta en dos casos: 1% Cuando todas sus aristas laterales, son iguales. Puesto que en ese caso el polígono de la base puede inscribirse en un círculo, y todos los puntos medios de las diagonales y lados del polígono de la base son proyecciones sobre dichas líneas del pie de la altura, pues siendo cuerdas del círculo circunecripto, las rectas trazadas desde el centro 4 esos puntos medios son radios perpendiculares á dichas cuerdas. Por otra parte, el centro del círculo es proyección del vértice de la pirámide sobre la base. 2% Cuando los puntos medios de una Ó más diagonales mayores, Ó ejes de simetría, sean proyecciones, sobre dichas líneas, del pie de la altura, y éste se en- cuentre situado en el interior del polígono de la base. La pirámide será oblicua cuando no se verifiquen esas condicio- nes, es decir, en los casos siguientes: 12 Cuando el pie de la altura está situado fuera del polígono de la base, pues en ese caso la cúspide no se proyecta dentro de la base, sino fuera de ella; tampoco dos aristas laterales, no consecutivas é iguales satisfacen la condición de deter- minar un plano en el que esté contenida la altura y por consiguien- te sea perpendicular á la base, porque siempre resultará una de estas dos cosas: si son iguales, el plano determinado por ellas no pasa por la altura y por consiguiente no es perpendicular á la base, y si esta última condición se cumple, las aristas no serán iguales, por ser oblicuas, situadas en un mismo plano y desigualmente dis- tantes del pie de la altura, que es una perpendicular. 22 Una pirámide será oblicua siempre que encontrándose el pie de la altura, dentro del polígono de la base, no se proyecte este pun- to, en los puntos medios de una ó más diagonales mayores ó ejes de simetría. Tanto hemos insistido sobre esta propiedad en todo lo anteriormente expuesto, que estimamos inútil repetir los razona- mientos anteriores. Lo dicho respecto de las pirámides, podemos hacerlo extensivo á los conos, pues bien sabido es que estos cuerpos los podemos con- CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 31 siderar como pirámides de infinito número de caras, sin embargo, repetiremos los razonamientos anteriores, como medio de compro- bación de lo antes expuesto. Consideremos el cono de base circular, el cual, por definición, será recto cuando está engendrado por la re- volución de un triángulo rectángulo que gira alrededor de uno de sus catetos. En este cuerpo resulta lo siguiente: 1% El vértice se proyecta en el centro del círculo de la base; 2? El pie de la altura se proyecta sobre los infinitos puntos medios, de los infinitos lados de la base; 32 Todas las generatrices son iguales; y 4? todo plano que pase por dos generatrices, contiene á la altura, es perpendicular á la base, y la intersección de dicho plano es un diámetro de la base. Compárese lo que ocurre en el cono recto, con lo estudiado en las pi- rámides rectas cuyas bases puedan inscribirse en un círculo y se verá que no hay más diferencia respecto de los tres primeros particulares que la ocasionada por la sustitución de los nombres de las aristas late- rales, por generatrices; y puntos medios de los lados, por puntos de la circunferencia, y como estos elementos tienen en uno y otro cuer- po las mismas propiedades y representan la misma cosa, sin otra diferencia que la de aplicar los primeros á un cuerpo de un número limitado de caras (la pirámide), y el otro al mismo cuerpo cuando el número de caras es infinito (el cono), claro está, que las propieda- des han de ser las mismas para uno y otro cuerpo. Supongamos haora un cono circular, Fig. 11%, cuyo vértice S no LS Fig. 11? 32 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON se proyecte en el centro O del círculo de la base, sino fuera de él, en otro punto del plano de éste, tal como N. El cuerpo que resulta no reúne ninguna de las condiciones del cono circular recto antes descripto, puesto que: 12 las generatrices no son iguales; 2? el vér- bice no se proyecta en el centro del círculo de la base; 32 los planos determinados por dos generatrices no son perpendiculares á la ba- sel y las intersecciones de ellos con la referida base no son siempre diámetros, sino que pueden ser cuerdas cualesquiera y 4? el pie de la altura no es el centro del círculo de la base, como en el caso an- terior. Resulta, pues, que este cono no reúne ninguna de las con- diciones del anterior, debido al hecho de haber cambiado de lugar el vértice, luego no puede considerarse de igual posición que aquél, que hemos llamado recto, luego forzosamente éste será oblicuo. Compárese del mismo modo que hicimos antes, este cono con la pi- rámide estudiada en la Fig. 3? y se verá lo mismo que allí que nc hay más que las diferencias de nombres convenidas, para designar ambos cuerpos según el número de sus caras. Ocupémonos ahora de los conos que tienen por base superficies limitadas por curvas simétricas, tales como la elipse, y sea Fig. 12* la elipse O. Trace- mos los ejes A B y CD. Fig. 12? 1 Enel único caso en que puede serlo, resulta que las dos generatrices que lo determinan no son iguales. CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 33 En el punto O levantemos una perpendicular, y supongamos que una recta A $ gira alrededor de dicho eje, sometida á las condicio- nes de no variar la posición del punto £ y recorrer el punto A todos los puntos de la elipse dada y habremos formado un cono elíptico, en el que se verifica: 12 El vértice se proyecta en el centro de la base; 2? el pie de la altura se proyecta en los puntos medios de los ejes, de todos los diámetros y sobre todos los puntos de la curva, que podemos considerar como los infinitos puntos medios de los in- finitos lados de la base; 3% todos los planos que pasan por la altura son perpendiculares á la base, contienen dos generatrices iguales y las intersecciones con dicha base son diámetros de la figura. Este cuerpo satisface todas las condiciones del cono recto. Del mismo modo razonaríamos si se tratase de un cono cuya base fuera cual- quier figura curvilínea, simétrica, convexa Ó cóncava; pues siempre resultaría un cuerpo con las mismas propiedades que el estudiado, y análogo á la pirámide representada en la figura 8% Sea para ter- minar una figura curvilínea cualquiera no simétrica, tal como las representadas en las Figs. 13? y 14%, y tracemos en ellas las mayores cuerdas que puedan trazarse, tales como las A B y A” B”; marque- mos en ellas los puntos medios O y O” y por esos puntos levante- Fig. 13* Fig. 14% mos perpendiculares á los planos respectivos de dichas figuras; su- pongamos que una recta tal como A $, ó la A? S', gira alrededor 34 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON de un punto de esta perpendicular, de modo que durante el giro la recta vaya tocando todos los puntos de las curvas O ú O” respecti- vamente; los cuerpos engendrados de este modo serán los conos, SA B y S A? B', que tienen por bases figuras curvilíneas no simé- tricas. Decimos que estos conos también son rectos, porque satisfa- cen las condiciones de tener sus cúspides proyectadas dentro de las bases; de tener por lo menos dos generatrices iguales, y contener el plano determinado por ellas, á la altura, y por consiguiente dicho plano es perpendicular á la base, y las intersecciones con ella son las rectas A B y A” B', es decir, las cuerdas mayores y por consi- guiente las que más se acercan (sin llegar á serlo ) á los diámetros ó ejes de simetría de la figura. Por otra parte, los puntos O y O” son los puntos medios del mayor número de cuerdas, que pueden brazarse en las bases tales como C D, F E, etc. en la Fig. 13* y CO D”, F” FE? etc., etc., en la Fig. 14*; pues siendo A B y A” B” las mayores cuerdas, claro está que son las que más se acercan á los diámetros de dichas figuras, y por consiguiente las líneas que satisfacerán, más que ninguna otra cuerda, las condiciones propias de los diáme- tros ó ejes de simetría. Por otra parte, en este caso los conos ten- drán el mayor número de generatrices iguales, y las que no lo sean se diferenciarán entre sí mucho menos que lo que se diferenciarán las de otros conos cuyas alturas se proyectarán en los puntos medios de otras cuerdas que no fueran las mayores, tales como en las H J Fig. 13? y H” J” Fig. 14%, pues resulta evidente que el pie de la al- tura estando en O y en O”, si no equidista de los puntos de la curva, al menos las distancias que lo separan de ellos son menos disímiles que las tomadas á partir de los puntos medios de las cuerdas H J y H” J”, en el caso de proyectarse en ellas los vértices de los conos representados en las figuras 13* y 14? Del mismo modo que en las pirámides cuyas bases fueran polí- gonos cualesquiera, no simétricos, cóncavos Ó convexos; en este caso el problema puede tener varias soluciones, es decir, puede haber varios conos rectos que tengan por base una misma figura curvilínea no simétrica, y las soluciones serán tantas como cuerdas iguales á la mayor puedan trazarse en la base. De todo lo expuesto se deduce que un cono será recto: 12 Cuando teniendo por base una figura curvilínea simétrica, el vértice se pro- yecta sobre el punto medio de un diámetro. 2? Cuando siendo la base una figura no simétrica, el vértice se proyecta sobre el punto medio de la mayor de las cuerdas de dicha base, CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 35 Un cono será oblicuo: 12 Siempre que siendo simétrica su base la cúspide no se proyecte en el punto medio de un diámetro de dicha base; 22 Cuando no siendo simétrica la base no se proyecte la cúspi- de, sobre el punto medio de la mayor de las cuerdas de dicha base. Con respecto á las pirámides truncadas, trozos de pirámides, co- nos truncados y trozos de cono; los consideramos rectos ú oblicuos, según se hayan originados, en pirámides Ó conos rectos, es decir, que para determinar la posición de un trozo de cono, por ejemplo, empezaremos por obtener el cuerpo de donde ha procedido, y si éste es recto, el trozo también lo será, y en caso contrario será oblicuo. Las definiciones que hemos dado pueden simplificarse, cuando se les expliquen á alumnos que no conozcan las nociones de proyec- ciones indispensables para entenderlas, prescindiendo de dichas no- ciones y definiendo las posiciones de los referidos cuerpos del si- guiente modo: 12 Una pirámide será recta, cuando siendo la base un polígono que puede inscribirse en un círculo, tenga todas sus aristas latera- les iguales. Si el polígono de la base no puede inscribirse en un círculo, la pirámide será recta, cuando el pie de la altura se encuentre en la mitad de una ó más diagonales mayores. También lo será cuando el pie de la altura se encuentre en el punto medio de un eje de si- metría. 22 Un cono circular será recto cuando el pie de la altura se con, funda con el centro de la base. 32 Un cono cualquiera será recto cuando el pie de la altura se confunda con el punto medio de un diámetro de la base, ó con el de la mayor cuerda de dicha base. 40 Los trozos y troncos de pirámides y conos serán rectos cuando provengan de pirámides y conos rectos. Cuando no se verifiquen estas condiciones, las pirámides, los co- nos, Ó los trozos de pirámides serán oblicuos. Terminado ya cuanto teníamos que decir, réstanos sólo suplica- ros seáis benevolentes, y os dignéis sancionar este modesto trabajo- pobre fruto de nuestros estudios, indigno, bien lo sabemos, de ofre- céroslo; pero así como el modesto labriego arregla gustoso su mísera choza con lo mejor que tiene cuando espera la visita de su jefe, nosotros también, pobres labriegos de las ciencias, nos arreglamos con lo mejor que hemos podido encontrar en nuestro árido ce- rebro, para presentarnos temerosos ante vosotros, que sois nuestros 36 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON superiores por la ciencia que atesoráis, y la cual nos habéis brinda- do á raudales para saciar la sed que de ella teníamos; y si el objeto que perseguíamos no lo hemos logrado, la culpa no será ni de vos- otros ni nuestra, pues hemos hecho cuanto nos ha sido dable reali- zar para alcanzarlo; culpa será de quien al repartir los dones se olvidó de vuestro agradecido discípulo. RELACIÓN DE ALGUNAS DE LAS OBRAS DE GEOMETRÍA Y DIBUJO CON- SULTADAS, Y EN LAS CUALES NO SE MENCIONAN SIQUIERA LAS PIRÁMIDES OBLICUAS: Cours complet de Mathématiques. Par M. Auguste Blum. (Géo- métrie. ) Nowveauz Éléments de Géométrie. Par Charles Méray. Elementos de Matemáticas. (Geometría, Trigonometría y Nocio- nes de Topografía.) Por D. Acisclo Vallín y Bustillo (varias ediciones. ) Elementos de Matemáticas. (Geometría y Trigonometría.) Por D. Joaquín Fernández Cardín (varias ediciones). Eléments de Géométrie, comprenant la Géométrie Appliquée. Par A. Eudes. Tratado de Geometría Elemental. Por D. Juan Cortázar. Legons de Qeométrie Élémentaire. Par Charles Rozan. 1 Cours de Géométrie, a Y usage des Écoles moyennes, des Écoles Industrielles, eb des Écoles Normales d' instituteurs. Par Maingie, Géométrie Théorique et Pratique. Par H. Sonnet. ? Cours de Dessin et Notions de Géométrie. Par A. Bougueret. Geometría. Por el coronel graduado D. Miguel Ortega y Sala. Troisieme Annte de Géométrie. Par MM. Bussaux € Beche. Cours de Mathématiques Appliquées. Deuxieme partie, Géométrie. Par L. Castelman. Coura de Géométrie. Par J. Maingie. Géométrie Stéréographique, ou reliefs des Polyédres. Par T. C. M. Marie. Petite Grammaire du Dessin. Par A. Couguy et C. Gabillos. Elementos de Dibujo Lineal, Geometría y Agrimensura. Por J. B. Henry (des Vosges ). Revisados por Thenot, traducida por D. J. 1 Este autor hace un estudio muy extenso de las pirámides y da hasta la etimología del nombre, y sin embargo no dice cuándo es oblicua una pirámide. 2 En esta obra se encuentra el modo de determinar la altura de una pirámide, pero nada dice respecto á cuándo debe considerarse recta ú oblicua, CONOS Y PIRAMIDES RECTOS Y OBLICUOS 387 B. Peironnet y corregida y adicionada por Isidro Giol y Soldevilla. Gill's New School of Art. Geometry. Curiosités QGéométriques. Par E. Tourrey. Cours de Géométrie Théorique et Pratique. Por E. Jacquet et Laclef. Curso de Geometría Elemental. Por A. J. H. Vicent, revisada por Boutron y traducida por Lope Gisbert. Elementos de Geometría y Trigonometría, Por D. Antonio Lora. Elementos de Matemáticas. (Geometría y Trigonometría.) Por D. Santiago Moreno Rey y D. José Cernelo y Obispo. Cours de Géométrie Elémentaire. Par T. P. Le Roux. Géométrie Élémentaire. Par A. J. H. Vincent, réfait conjointe- ment avec lPauteur sur la premiére edition, par M. Saigey. Course de Mathématiques. Par Charles Combérouse. Tome deuxié- me. Géométrie Elémentaire, plane et dans l'espace. Trigono- métrie rectiligne et sphérique. Erposé des vrais principes de Mathématiques. Examen critique des principales théories ou doctrines qui ont été admises ou émises en cette science, et réfléxions au sujet de l'enseignement des Mathéma- tiques. Par T. Coyteux. Curso de Aritmética y Geometría. Por T. Vintejoux, traducida por D. Jerónimo Frontera. (Curso Elementai, Medio y Superior.) Primeros Elementos de Geometría. Por H. Sonnet, traducida por D. Jerónimo Frontera. Éléments de Géométrie. Rédigés d'aprés les programes de 1 en- seignement scientifiques des lycées; suivis d? un Complément a l'usage des éléves de Mathématiques spéciales. Par A. Amiot. Revue et augmenteé par T. Vintejonx. Primeros Elementos de Geometría Experimental. Por Pablo Ber. Traducida por D. G. Frontera. Nociones Elementales de Geometría. Por los Hermanos de las Es- cuelas Cristianas. Geometría Elemental. Por H. Bos. Elementos de Matemáticas. (Geometría.) Por D. Felipe Picatos- te. (Varias ediciones. ) Curso Metódico de Dibujo Lineal. Por Andrés Giró y Aranols. (Varias ediciones). Cours de Géométrie. Par Mr. Henri Póstula. Eléments de Géométrie. Par M. P. H. André. Geometría. (Curso superior.) Por J. M. Bruño. 38 ALFREDO RODRIGUEZ MOREJON Elementos de Geometría. Por G. M. Bruño. Elements of Geometry. By Phillips and Fisher. (Obra de texto en la Universidad de Harvard. ) Rational Geometry. (A text-book for the science of space; based on Hilbert's foundations.) By George Brunce Halsted. Traité de Géométrie. Par A. Grévy. ( Professeur au Lycéa Saint-Louis. ) Géométrie Théorique et Practique. Par H. Sonnet. ? 1 En esta obra se encuentra hasta el modo de determinar la altura de una pirámide; pero nada se dice respecto á cuándo debe considerarse recta ú oblícua. PEDAGOGIA ! POR CONCEPCIÓN SANJUÁN Doctora en Pedagogía. PREFACIO Voy á esbozar tan sólo. Ni mi edad ni mi cultura, pobre aún, me dejan ahondar en los problemas que la observación continuada de la vida real, pone ante mi ideal manera de considerar y querer. No son vanas quimeras mis concepciones: ellas pueden y deben lle- gar á su consecución. Puedo deciros, sí; puedo deciros mucho. Alma de mujer, corazón de niña, sensibilidad intensa, vibrando siempre, en la aurora de mi juventud salí al mundo para luchar; soy peregrina, cuento de mis años mejores; ¿podré deciros algo? Sí, os diré de una Escuela feliz; de los Asilos de Maternidad provisional (créches ), orfelinatos, reformatorios; de los talleres y del ambiente generador de salud física y moral que en ellos debiera existir. En suma, lo que será este tríptico en cuyo coronamiento esculpe el alma humana: Por Amor á Dios, por Amor á los hombres. ESCUELA Los años de mi vida escolar han dado 4 mi sentir de maestra toda la luz que yo quisiera trasmitir, si uniera á mi experiencia to- do el bagaje que uza superior cultura pedagógica supone. No he de autobiografiar; así, pues, sin la censura de lo deficien- te en edificios, maestros, métodos y medios, haré un resumen de todo lo bueno que conozco, de cuanto enriquece por original, la evo- lución ascendente de la Escuela moderna. Emplazaré mi escuela en un barrio tranquilo de la bulliciosa ciudad: el suelo y el subsuelo corresponden por sus condiciones á los requisitos sanitarios, guardando higiénicamente la red de tu- bos que traen corrientes cristalinas y llevan, los más profundos, turbios desagúes al exterior. 1 Trabajo premiado, en 31 de Mayo de 1910, en el coneurso efectuado en la Escuela Pública N? 8 de la Habana, 40 CONCEPCION SANJUAN Mucha luz y mucho aire: alrededor de la escuela amplias aceras de cemento, amplia la calle por donde se desbanda la numerosa po- blación escolar. De las aceras á la entrada hay un pequeño jardín. En Cuba, «búcaro gentil de gayas flores», deben prodigarse estos fragmentos de campo, que distraen, alegran y educan. Esta escuela no tiene en frente, al lado y cerca, casas de fea apariencia, tampoco inadecuadas industrias, ni comercios que son un peligro, un atentado contra tanta criatura que concurre feliz y feliz sale para alegrar su casa. Y el edificio vedlo en las escuelas extranjeras y no lo busquéis en las más cultas ciudades; yo asistí á una escuela pública de un pobre rincón africano, que es colonia, y allí (suprimo métodos, etc.) contemplé la Casa-Escuela Ideal. Vestíbulo, guardarropa, dirección, biblioteca, estudio. Aulas alegres donde entran la luz y los aromas del jardín: en ellas pupi- tres cómodos, que son muebles ligeros y confortables. En uno solo hay asiento, mesita, costurero y armarito donde guardar libros, cuadernos, etc. Saliendo de las aulas, aisladas unas de otras por galerías, halla- réis patios y en derredor las aulas de enseñanzas especiales: música, dibujo y pintura, costura y corte, Kindergarten, economía domés- tica, con sus anexos, cocina, despensa, comedor y lavadero. Artísticas y sencillas lucen por todas partes colecciones de pin- turas y esculturas; aquí plantas, allí surtidores de agua entre el fo- llaje; rincones sombríos, patios cubiertos, patios al aire libre. Y vamos al movimiento general del pueblo que da vida á la ca- sa: es un conjunto risueño, alborotador; de pronto suena la voz que convida al trabajo y se impone la disciplina, que es disciplina libe- ral, la del Amor y el Deber. Se agrupan, se disponen por filas los polluelos juguetones, aparecen entre ellas, sonrientes las maestras, que son madrecitas y aman á sus muchachas. ¿Qué diré del método? Ya está todo: lo practican con amor y donde se rinda una canti- dad de trabajo diario, que es desgaste de las propias energías, y donde se cumple por deber una misión, sin pensar en la retribución, que es el pan de cada día, sino que, fijos los ojos en el ideal, tem- plada el alma por la convicción del alcance que tiene la obra puesta á su cuidado, sostenido el corazón por la fe de llegar al fin, ¿cuál será el método, que aun defectuoso, no fructificará ? Cursos de estudios pletóricos; horarios severos, programas que PEDAGOGIA 41 llenar (como si no quedaran en los mejores, lagunas), todo eso, desenvolviéndose al compás de una diaria investigación de lo que hacen otros aquí y en otras tierras, para mejorar la enseñanza y educar en verdad. Educar intelectualmente: el desarrollo armónico de las facultades, obtenido por métodos psicológicos, activos y naturales, poniendo en ejercicio las fuerzas de que es capaz la mente infantil, para vigori- zarlas, responde á la Escuela Ideal, porque conocen, acopian, ex- presan y se traducen inteligentemente. Educar moralmente: la Escuela Ideal también es familiar en este sentido, ya lo dije: Disciplina Liberal, porgue hay Ciudad Escolar, constituída por el libre uso del voto, que da á las consideradas por el pueblo como aptas, el desempeño de los cargos, y esa pequeña, ciudad (grande por cuanto significa), se gobierna dulcemente y es en las aulas, guardadora de sus fueros, y en toda la casa tiende á aunar sentimientos y voluntades, para el logro de la paz y el bien- estar que la ciudad gusta de conservar. Y los recipientes del saber, de la bondad y del amor, ¿se educan fisicamente ? La escuela de hoy, aquí, dice rotundo no. Dad á la escuela mobiliario adecuado y sobre todo dad libertad de acción á la maestra. Dejad que las niñas, así que se cansen, revoloteen por su aula, que interroguen, escuchen, que vuelvan 4 sus asientos. Romped con esa monótona y continuada posición que las esclaviza; mien- bras la mentalidad se desarrolla y los sentimientos se depuran, el organismo se tortura en esos pupitres que aprisionan á la niñez escolar. ¡Qué preciosa adquisición la de esas escuelas donde las pequeñi- tas, cuando se fatigan tienen en su propio asiento el reposo; viene la maestra, aprieta un resorte de hábil é invisible mecanismo, cae el respaldo y la pequeñita duerme en su adormecedora una siesta deli- ciosa, necesaria 4 sus años y que debe tolerarse pensando en el cli- ma, horas de labor, etc.! Qué espíritu de bondad y atracción tiene la escuela donde las niñas juegan y tienen expansiones, donde se las lleva á gozar fre- cuentemente de las bellezas del campo y del litoral; donde los tra- bajos manuales dan tregua al estudio, por más atrayente é intuitivo que resulte el método. En una plaza, en el centro de la ciudad, donde todos los saluda- 42 CONCEPCION SANJUAN ran con veneración, yo alzaría las estatuas de los reformadores de la escuela. No más casas feas y tristes, incómodas é inadaptables á la obra de la educación; no más fárrago de cosas inútiles é innecesarias; no más coartar el vuelo de inteligencias frescas que rompen con ruti- narios moldes, el querer de voluntades firmes, el sentir de corazo- nes amantes de la causa en que militan. No es la escuela centro de enseñanzas escuetas, vacías de sentido y aplicación, no. Es Santuario, donde al calor de almas jóvenes siempre, por en- tusiasmo y fe, viene la niñez, que es la generación para el porvenir, que tiene hogares adonde llevar como evangélicas enseñanzas, las que reciba en las aulas, colaborando así en la educación, la fami- lia y la escuela preparan con mutuo acuerdo la Patria futura, que cimentando sus libertades en el honor y el civismo de sus hombres, en su valer moral é intelectual, en la potencia viril de su raza, lu- chadora é incansable, obliga al mejoramiento del pueblo por la es- cuela: aquí tenéis á la Escuela Ideal, la que me ha enseñado á sen- tir y querer para todos los niños de todos los pueblos: mi Escuela amada, la N? 8. ASILOS CRECHES. —ORFELINATOS. —REFORMATORIOS. Creches La madre obrera tiene al presente el asilo de sus hijos mientras trabaja. Yo no conozco mayor crueldad en lo humano que esas leyes, convencionalismos ó azares que obligan á la madre á sepa- rarse de su prole. Si fuera malévola influencia la de un hogar, si hubiera madreg que negaran el amor instintivo y natural á sus hijos, de darles, aun en medio de su ignorancia, simientes de bondad, yo concebiría el alejamiento del calor materno. Nadie ignora que la ley de herencia se encarga de explicar los fenómenos de la cierta trasmisión de rasgos mil que integran en su totalidad al sér. La evolución ontogénica y filogénica desenvuelve en sus etapas todo el proceso de la fijación de los caracteres con todo el peso de la PEDAGOGIA 43 trasmisión hereditaria. Ya nadie ignora que la madre, amaman- tando á sus hijos, les va infiltrando con los elementos nutritivos las características de su vida emotiva. Pienso en las madres provisionales y pienso en las madres reales á quienes suplen, y no acierto 4 comprender cómo una mujer des- deña sus deberes en la maternidad, ni comprendo cómo las extrañas profanan el cargo aceptando la responsabilidad de lo que no saben, ni siquiera por intuición de mujer. La que reciba esa investidura debe tener, al menos, si le faltan otras dotes, sobra de abnegación y afecto para consagrarse á tan santa misión. Pobres madres las obreras, que no crían á sus hijos porque no pueden; tienen otros hijos que piden pan y todos necesitan techo y abrigo contra la intemperie. AMÍí en la creche dejan sus bebés, sus parvulitos. ¿Habrá para ellos amor? ¿Acompañarán á la comida y á la enseñanza la ternu- ras de madre que ellos quisieran? Recuerdo un pequeñito que crece entre mimos y cuidados, vive feliz en su hogar y asiste al Kindergarten. Dejaba la escuela una tarde en que la dulce madrecita nuestra hablaba á sus hijas en cla- se; acercóse y con su vocecita clara, con dejos cariñosos, dijo: «chi- quiáme». ¡Cuánto pedirían esos pequeñitos, que no ven á sus ma. dres desde el amanecer hasta la noche! Yo quisiera vivir algunas horas en la creche, conocer si allí hay amor para los niños. Los que viven así, aislados, sujetos á las reglas del establecimien- to, sin libertad, sin verdadera confianza, ¿no serán después huraños y retraídos con los demás al recordar sus primeros años? Pequeñitos de las créches: os hacen falta corazones que sientan el amor de madre, y de madre pobre, resignada al suplicio de no llevaros siempre consigo. ¿Qué importa que sea mullido el colchoncito donde reposáis, si no os canta y arrulla una voz tierna y amorosa? ¿Qué importa que se analicen vuestros alimentos, si no van á vuestras boquitas, piquitos de gorriones, por mano cariñosa? Oh! pequeñitos de las créches, madres obreras, que los dejáis allí, os llevo en el alma! 44 CONCEPCION SANJUAN Orfelinatos De vosotras, huérfanas que llenáis estos recintos, ¿cuántas ha- bréis pronunciado: « madre mía »? ¿A cuántas respondió la madre amada? ¿Cuántas junto al padre fueron en un hogar desolado la sombra bienhechora? En los orfelinatos la educación lleva en sí todo un mundo de responsabilidades. Estudiad en ellos la página que precedió al advenimiento de algunas de esas criaturas en cuyos semblantes se refleja toda la melancolía de una madre que nunca vieron. Pensad en las triste- zas inseparables de esas almas, y veréis conmigo, qué espinosa edu- cación: educarlas, formando para toda una vida el ambiente propi- cio, darles alegrías, arrancarles dolores atávicos, desarrugar frentes juveniles; enseñarles con ardor y constancia la práctica del bien; hacerles conocer que más allá de las rejas hay una sociedad, que la vida no es sólo la automática, lenta movilidad de la Casa de Bene- ficencia. Pasad á los departamentos de ciegas y sordomudas; allí es en- dulzar y embellecer la vida que sólo en algún aspecto gozan. En el orden interior, yo no acepto la sempiterna disciplina autoritaria, fatigosa, que da al ánimo ese especial sense of humour, que á través de lentes grises nos da la sensación de aburrimiento, haciendo lucir calma aparente y formalista. Han de sentirse como en hogar propio, llenas de confianza, amando en sus guías á las madres ignoradas, cumpliendo con ale- gría los deberes que el asilo les impone, pero felices de hallarse en él. Huerfanitas asiladas, cuando pensáis conscientes, cuando albo- rean vuestras ilusiones, cuando soñáis encantos, decidme, si no os comprenden ni os escuchan, ¿4 dónde volvéis los ojos? Pensad, sabed que hay quien os ama y vive con vosotras, por- que compara su vida con la vuestra, y ve que tiene derroche de afectos que á vosotras os negara el mundo. Sueño para vosotras con instituciones donde espíritus elevados, convencidos del valor que reclama el sacrificio y la alteza del deber impuesto, den á esas casas las reformas que se imponen. La sociedad no piensa en todo lo que puede hacer por ayudar al hermano, huérfano de amores. PEDAGOGIA 45 Reformatorios Muchachas traviesas, defectuosas, incorregibles, á fuerza de no saber educarlas en sus hogares, van á estos asilos. Jóvenes que son ancianas, porque han condensado en su breve paso por el mundo cuanto la vida encierra de alegría y dolor, van allí con el alma enferma; tras bruscas sacudidas recobran la razón y buscan la calma. Estas son las que tienen allí un verdadero amparo. Las primeras, tratadas con rigor, muestran una quietud que es- pera las ocasiones de revolverse y mostrar su artificio. La docilidad se enseña á fuerza del ejemplo: ser dulce y humil- de ante el espíritu rebelde es el arma mejor para rendirlo. A esas mentes obscuras que desconocen el amor propio, para quienes el deber es un mito, la obediencia humillación vergonzosa, y la bondad pobreza de espíritu, se les da luz dejando á un lado el tono severo, el imperio de la fuerza. Hay que moldear primero un corazón, después dotar al sér de sentimientos, despertarlos; en esa labor avivar la inteligencia y ya estará reformada la bandada díscola, que sale con un carácter, dis- puesta 4 vivir en sociedad, sin choques desagradables. Las otras, las aisladas, tienen la soledad; si las dejaran meditar después del trabajo, que debe ser constante en el día, yo creo que cada una sentiría al poco tiempo, como si desgarrado el corazón para vaciar cuanto veneno depositaron en él, aposentaran en un nuevo corazón el amor al bien y á la práctica de las virtudes. Nunca ociosas, entretenidas siempre, haciéndolas sentirse eleva- das por un trato amable y cariñoso, la regeneración no es una quimera. Un alma grande, fuerte, desinteresada, conocedora de la vida en todas sus fases, no vería nunca en torno suyo á las rebeldes y descontentas que concluyen por volver á los comienzos de su azaro- sa existencia. La idea del encierro y la severidad no favorecen al intento: de- bieran tener inmensos campos, ú casas frente al mar, lejos de las ciudades. Son hospitales de almas; necesitan mucho aire benéfico, mucha soledad, sol de alegrías, trabajo que fortifique los espíritus, ense- ñanzas que descubran un cielo de esperanzas y renueven la fe y la 46 CONCEPCION SANJUAN ingenuidad candorosa de años que recordarán con lágrimas de sin- cero arrepentimiento. El Reformatorio habrá realizado su obra, si le imprime la fuerza que nunca ellas hallaron á su paso, el amor, que regenera y salva. TALLERES Enjambre de muchachas, niñas, invade desde los barrios extre- mos hasta los centros fabriles, así que alumbra el sol, á la ciudad que se despereza somnolienta. Cuando los burgueses entreabren sus ojos, y piensan y calculan, ya va rendida en parte la labor de las obreras. Y vedlas, si solas en galerías: despalilladoras, bobineras, file- teadoras. En silencio, hábiles las manos no cesan hasta la hora del almuerzo, luego hasta la noche... Encuadernadoras, papeleras, cajistas, modistas, sombrereras. Cuántos oficios, cuántos, para contar por millares á la mujer la- boriosa que gana su pan y el de los suyos. Mas en la sucesión de los días nada cambia la distribución del tiempo, del trabajo, la retribución exigua. Saliendo las más con la poca cultura que alcanzaron al llegar al tercer grado de la escuela, no tienen, fuera del trabajo incesante, ningún bien para su espíritu. Lecturas sanas, distracciones, todo eso les está vedado. Yo lo sé, yo he llegado á esos talleres y he penetrado en esos hogares. Y sé que en locales insanos, incómodos, se agostan sus años, los de la plenitud de la vida, y sé que ante el dominio del amo ó del encargado, pasan los días atemorizadas, sin quejarse jamás de su condición, porque les quitarían el jornal. Y en tanto, las futuras madres empobrecen en los talleres sus organismos, y envejecen sus almas. Se habla, se dice mucho en Jos países de las sufragistas, de elevar la condición de la obrera, para que el dueño, cuando necesi- te de su voto, se obligue á mejorarlas en cuanto hoy las daña. Oh! Mil veces no! Mujeres de corazón femenino, nunca 0s elevéis así. Hay algo superior, exquisito, seguro, eficacísimo que anida en vuestras almas. Templadlas, dad á vuestra voluntad firmeza, que, PEDAGOGIA 47 cumplidoras del deber, aspiraréis á superar por ese bien que se lla- ma dulzura de carácter, bondad del corazón. Aprended, estudiad, sí, mucho: conoceréis el valor de vuestros títulos y el justo derecho á gozar de libertades y supremacías. Sean ellas promedio de horas de trabajo conforme á vuestras fuerzas; jornal que compense las que perdéis cada día; locales sanos, con todas las exigencias sanitarias; trato fino de vuestros superiores, consideración, respeto; alejamiento de cuanto puede envenenar vuestro espíritu; exigid á vuestro alrededor ambiente de paz; que nada turbe el candor de vuestros años, de vuestra dulce alma femenina. Yo presiento que la fuerza de vuestra Dulzura, de vuestra Hu- mildad, moverán más corazones que los discursos de esas sufragis- tas, que quisieran convertiros en sus instrumentos para escalar tribunas y desempeñar cargos varoniles, porque ignoran que el ce- tro del talento femenino, en muchos casos superior al hombre, está en el hogar. Y en el hogar y en el taller y en la sociedad «la mujer gana mucho para sí, con ser mandada »; el predominio del saber, la ma- yor suma de cultura, sin un conocimiento claro, preciso de la mi- sión del alma femenina, es equivocar el sendero. A todo ha de llegar la mujer por el distintivo que Dios puso en su corazón: amor. Obreras, venid todas á un taller donde ya sois amigas; 0s ayu- daremos, no somos sufragistas; somos obreras felices, que con amor trabajamos y vamos alcanzando mucho en nuestra Uruzada. DOCTRINA DE LA ATENCION EN ORDEN A LOS FINES DE LA INSTRUCCION O SEASE A TA EDUCACION INTELECTUAL ! POR LA SRTA. ANA LUISA LÓPEZ Y LAY Todos los resultados del trabajo intelectual atestiguan la importancia de la atención. Compayré. Entre los arduos problemas planteados por la Psicología Peda- gógica en sus diversas escuelas, figura preferentemente la atención en orden á los fines de la instrucción, ó séase á la educación inte- lectual. Encargada la Metodología de buscar con el estudio de las leyes reguladoras del estímulo, móviles eficaces, para sin fatigoso esfuer- zo del espíritu despertar en el alumno la mayor curiosidad en cuanto sea necesario para formar con el sentimiento de un interés placentero un estado de conciencia persistente, toca á la Psicolo- gía Pedagógica estudiar las causas productoras ó fundamentales de la Atención, sus formas, mecanismo y elementos que la constitu- yen, para preparar á la Metodología el camino de la elección y aplicación del método más adecuado con las condiciones mentales del alumno. Será, pues, el objeto de este trabajo el estudio de la atención, sus formas, elementos motores, condiciones subjetivas y objetivas y sus factores indispensables en la educación intelectual. No me propongo decir nada nuevo al desarrollar esta tesis. Mi labor sólo se dirige 4 exponer el producto resultante de un acopio de datos tomados de eminentes psicólogos que han tratado de la aten- ción, y Jos conocimientos que prácticamente he adquirido en mi aula, mediante la observación y estudio de la mentalidad de mis alumnos, que han formado en mi ánimo el concepto de la atención, como factor indispensable para la educación intelectual. 1 Tesis para el grado de Doctor en Pedagogía, leída y sostenida el 1? de Julio de 1910; se publica en la REVISTA con la debida autorización, DOCTRINA DE LA ATENCION 49 Esto expuesto y consecuente con el método que me he trazado, paso á ocuparme del desarrollo del tema en el orden dicho. Fx Las muchas definiciones que de la atención se han dado con- vienen en que es la mirada del espíritu; la dirección del pensa- miento hacia los objetos que la solicitan; una dirección momen- tánea debida á algún estímulo poderoso y el momento inicial de toda nuestra actividad intelectual. Ribot la considera un estado intelectual y exclusivo con adap- tación espontánea ó artificial; Oberstein un hecho de inhibición; el Dr. Varona, un proceso inhibitorio y Pillsbury un proceso unitario y un aumento en la claridad de una idea; muchos, un grado de conciencia suma. Según todos, la atención es el inicio de la acti- vidad intelectual. Algunos tratadistas dividen sus formas en natural ó espontánea, y voluntaria ó artificial; otros, en activa y pasiva, inmediata ó de- rivada, y los más en voluntaria é involuntaria, Por el contrario, para Pillsbury la atención es un proceso uni- tario formado por dos grupos de condiciones objetivas y subjetivas, confundidos de tal modo, que sólo pueden distinguirse los extremos, y por eso no está conforme con estos sistemas de clasificación y opina que sólo por las susodichas condiciones debe distinguirse la atención. . Aceptando la división de la mayoría, voy á distinguir las formas en voluntaria é involuntaria, llamando á esta última también refle- ja, por la manifiesta analogía que, según Sully, tiene con el movi- miento reflejo; esto es, con el movimiento que sigue al estímulo sensorio, sin la intervención de un propósito consciente, puesto que todos convienen en que, cuando se atiende á una cosa por impulsos de un deseo, la atención es voluntaria y que cuando sólo obra en la mente la fuerza del objeto presentado, la atención es involuntaria. Aunque ambas se dirigen á formar el núcleo de nuestro sér ínti- mo, tienen muy distintos caracteres y notable diferencia. La vo- luntaria precede á la excitación; su determinante es la representa- ción Ó anticipación del fenómeno que va á ser objeto de la atención; la involuntaria es suscitada siempre por la excitación. Esta, la involuntaria, tiene el carácter de un instinto porque no hay con- ciencia ni del acto que se realiza, ni del fin que se propone; aquélla, la voluntaria, lo tiene de una tendencia, porque obedece á un fin 50 ANA LUISA LOPEZ Y LAY determinado y dirigida por la idea que se quiere percibir, acaba por convertirse en una voluntad claramente consciente capaz de elección. Como en nuestra vida psíquica, además de las sensaciones cons- cientes, concurren otras pre-conscientes que por carecer de inten- sidad no pueden colocarse en el foco de lo que pudiéramos decir conciencia plena, y otras también que aun llegando á la conciencia van perdiendo su intensidad por la ley de degradación de las sen- saciones que pasan á ocupar el campo de la llamada región.sub-cons- ciente, la atención dirigida hacia una sensación pre-consciente, puede hacer aumentar la intensidad á la excitación llevándola á in- vadir el campo consciente, ó por el contrario, concentrando la mente en otra idea, resistiendo al estímulo, impedir que una sensación lMegue á la conciencia. La característica de la atención voluntaria es, pues, su gran poder de elección. Y como quiera que la atención en general supone el apartamiento de algunas cosas para ocuparse eficazmente de otras y por la facul- tad de poder elegir, la voluntaria puede hacer concentrar la mente en una idea con apartamiento de otra para adquirir los conoci- mientos que desea, tenemos que puede dirigirse la atención y que en la instrucción es de suma importancia como fundamental prin- cipio de la Pedagogía que la dirección se amolde á las condiciones mentales del alumno, para que sin gran esfuerzo ni fatiga del espí- ritu, la atención pueda combatir con éxito el estado de distrac- ción, que es su poderoso contrario. El estado de distracción á que me refiero es el estado de expansión y movilidad que hace al niño incapaz de fijar su inteligencia de modo algo estable, por el paso incesante de una idea á la otra, á voluntad de los cambios más fugitivos de su humor, ó de los acontecimientos más insignificantes de su medio; en modo alguno al estado de los que, privados de la facultad de atención son, según Esquirol, incapaces de educación intelectual. Antes de tratar de los requisitos que han de concurrir en la atención para que pueda conseguir el objetivo de su finalidad en la instrucción, voy á ocuparme de su origen, primeras manifestacio- nes, proceso evolutivo de su desarrollo, tránsito de una forma á la otra y condiciones objetivas y subjetivas. Ls S FA No puede precisarse en qué época se verifica el fenómeno de la aparición de la atención. Afirma Rousseau, fundado en que la gé- DOCTRINA DE LA ATENCION 51 nesis está en los estados afectivos, que sus primeras manifestacio- nes son siempre guiadas por sensaciones de placer y de dolor; y como estas sensaciones comienzan á sentirse en el primer período de nuestra vida, la atención tiene su origen y hay necesariamente que buscarla en el fondo de nuestro sér. Ahora bien: la psicología de la voluntad abarca toda la vida consciente: en toda atención, ya sea ésta activa Ó pasiva, existe - siempre la voluntad: pues si esto es así y no es posible concebir el funcionamiento de una sin la presencia de la otra, puede, desde luego, asegurarse que la atención empieza cuando la voluntad aparece. En cuanto á la época de su aparición, la cuestión es distinta. Divididas las opiniones por la diferencia de criterios que sustentan eminentes psicólogos, no puede asegurarse cuál sea: Preyer cree haber notado el fenómeno de la aparición de la voluntad bajo for- ma impulsiva al quinto mes de nacido el niño; otros, entre ellos Ribot, sostienen que como poder de suspensión se manifiesta mucho más tarde; de todos modos y según las anteriores teorías, cualquie- ra que sea la época y el momento en que la voluntad aparece, surge con ella la atención. Antes de obedecer á la voluntad, nuestros músculos y nuestros nervios están sometidos 4 necesidades irreflexivas y á tendencias inconscientes de la naturaleza. En el niño, el principio de sus de- terminaciones y de sus actos no es la voluntad; rigen y disponen sus movimientos el instinto y la sensibilidad y por esto, aunque participan más Ó menos de la vida consciente, algunos movimientos son inconscientes casi por completo. Los que no son provocados por una excitación interna y espontánea, sino por una causa exte- rior, por ejemplo, el súbito movimiento producido por un ruido repentino, que es la respuesta del organismo viviente á la excita- ción externa que lo solicita, no es más que un acto reflejo en que la voluntad no ha tomado parte. La historia de los movimientos es la misma Ó parecida á la de los actos y determinaciones. Al principio, impulsos irreflexivos y ciegos, y después reflejos conscientes y reflexivos, ilustrados por una representación intelectual y por la idea de alcanzar un fin. En la época primera nada sabe el niño ni de sus órganos ni de sus potencias motoras, ni de la relación que existe entre sus movi- mientos y la satisfacción de sus necesidades: poco á poco lo va aprendiendo, y dándose cuenta de estos movimientos y de sus re- 52 ANA LUISA LOPEZ Y LAY sultados, llega á guiarlos y dirigirlos por la voluntad, pues como antes digo, al aparecer ésta con el imperio de su gran poder, apare- ce la atención en su forma involuntaria ó refleja, desempeñando sus importantes funciones. A medida que el niño crece, muchas cosas que antes le fueron indiferentes se le van haciendo interesantes y por el principio de asociación, 6 lo que es lo mismo, por las conexiones que por costum- bre se forman en el estado pasivo de la atención, las cosas van te- niendo para él un interés derivado que revela á las claras el deseo de aquello que le atrae. Los rasgos característicos de su vocación, los manifiesta por la atención que le presta á todo aquello que le interesa Ó agrada. Sus gestos y actitudes corresponden de tal mo- do con su estado emotivo, que no es difícil al maestro conocer por ellos las inclinaciones y vocación del alumno. Algunas veces son determinados por detalles muy ligeros; pero otras son tan acentua- das sus manifestaciones, que se revelan con una claridad ostensible. El siguiente caso lo demuestra. Un niño de ocho años, matriculado en mi aula en este curso escolar, uno de tantos que en nada se distinguió de los demás compañeros en el estudio de las asignatu- ras del grado. Le noté decidida afición á pintar el mar siempre con gran oleaje. Investigué la causa y pude averiguar que este inci- piente artista contemplaba la naturaleza los días en que el mar es- taba enfurecido y después en el aula, con la imagen del recuerdo, trataba de estampar en el papel con el pálido colorido del lápiz lo que había sido antes objeto de su atención. Estas primeras manifestaciones de su aurora artística acusaban de modo evidente su decidida vocación por el dibujo. Conservo algunos trabajos que hizo por su propia inspiración y espontánea voluntad. Pues bien; siguiendo el curso de mi tesis en el avance de la atención; por el ejercicio frecuente de su actividad, que promueven estímulos externos, la atención va adquiriendo gradualmente un progresivo desarrollo independiente de la voluntad; y como el avance de este progreso depende de las condiciones mentales del individuo, resulta que tampoco puede precisarse la época fija en que se verifica el paso de la atención involuntaria á la voluntaria; subordinado el fenómeno al gradual desarrollo indicado, el tránsito no puede ser espontáneo. Hasta que la atención, estimulada por el deseo, no busca la re- presentación ó anticipación del objeto de su actividad; hasta que DOCTRINA DE LA ATENCION 53 el artificio no hace atractivo aquello que no lo es por naturaleza y, en una palabra, hasta que no se fortalece el sentimiento del esfuer- zo, la atención no es voluntaria. omo se ha dicho que con la voluntad aparece la atención y por algunos se sostiene que la atención es voluntad, aunque admitiendo que cada una en el desenvolvimiento de nuestra vida intelectual desempeña distintas funciones y, como hemos afirmado además, que el paso de la atención involuntaria á la voluntaria se verifica gradual y progresivamente, antes de seguir adelante, para el mejor y más claro concepto de las funciones educadoras de la atención, me parece oportuno exponer por qué el paso de la voluntad espon- tánea á la reflexiva se verifica súbitamente y el de la atención in- voluntaria á la voluntaria es progresivo y gradual. La atención no es una función intelectual especial, sino el re- sultado de una aplicación de la voluntad; y como el nacimiento de una representación es siempre debido en un principio 4 una asocia- ción involuntaria, el tránsito de la voluntad espontánea á la retle- xiva tiene que ser también espontáneo. Realizándose el de la atención involuntaria, á4 la voluntaria, me- diante el desarrollo del recuerdo y la representación libre por expe- riencias anteriores que determinan la preferencia entre las sensa- ciones que surgen; el tránsito tiene que ser necesariamente gradual y progresivo. Este progreso de la atención puede verificarse con tanta mayor facilidad, cuanto mayor cuidado se haya tenido en formar en el niño un hábito de impresiones vivas y dominantes que cautiven su espíritu. Como dice Compayré, cuando haya fijado numerosas ve- ces sus miradas en los contornos brillantes, en las formas seducto- ras que le atraen, cuando haya prestado oído á la voz fuerte que lo domine y á los sonidos armoniosos que lo encanten, se le llevará dulcemente al niño á dirigir por sí mismo su pensamiento hacia estos objetos habituales de su contemplación, y á la excitación ha- bitual del exterior responderá poco á poco un movimiento del inte- rior: su espíritu, fortalecido de este modo, perderá la costumbre de la disipación y con una docilidad siempre en aumento llegará hasta prestarse placentero á los objetos de estudio que se le propongan. Cautivar el espíritu del niño es, pues, el más fecundo de cuan- tos trabajos ha de hacer el maestro. Gobernar la vida mental por el atractivo, es la principal misión del pedagogo. Lo mismo que la madre se apodera de este gobierno empezando 54 ANA LUISA LOPEZ Y LAY por interesar al niño por un objeto, señalándoselo con el dedo y después escogiéndole las impresiones que cree han de proporcionar- le nuevos encantos y nuevos goces, va poco á poco con el halago posesionándose de la dirección de su mentalidad, así el maestro tiene necesidad de buscar los estímulos que atraigan la atención del alumno, como único medio de poder dirigir y gobernar su inte- lectualidad. Escabroso es el camino y algo difícil la tarea; pero como el pun- to capital de la enseñanza, lo esencial para la instrucción, es educar la atención ¡involuntaria Ó espontánea, á educarla debe dirigir sus esfuerzos el maestro para colocar prácticamente al niño en condiciones favorables de atender, sin lo cual no es posible la ins- trucción. Para obtener buen resultado y poder realizar este trabajo con éxito, hay que formarse, ante todo, la idea de que á cierta edad la duración de la aplicación mental es muy pasajera y hasta fugaz y que el poder de la atención voluntaria es tan rudimentario en la niñez y de tan poca intensidad, que debe aprovecharse el momento oportuno para impresionar agradablemente el ánimo del niño, sin perder de vista que más dispuesta la niñez á inducir que á deducir, es muy natural que su espíritu prefiera, en sus comienzos, elevarse de lo particular á lo general y que sus pensamientos casi todos sean particulares. ' Herbert Spencer establece, al tratar de las leyes de la evolución intelectual, que el espíritu va de lo simple á lo complejo, de lo con- creto 4 lo abstracto, de lo particular á lo general, de lo indefinido á lo definido, de lo empírico á lo racional y hace de ello las siguien- tes deducciones. Primera: que no se debe someter, al principio, á los niños más que á asuntos de estudio simples, de los objetos sen- sibles y de las cosas particulares, para encaminarlos poco á poco á las verdades complejas, á las generalidades abstractas y á las con- cepciones de la razón; y segunda: que no se pueden exigir de la in- teligencia infantil sino nociones incompletas y vagas, que después aclara y determina gradualmente el trabajo. Y como la señal in- equívoca de que el niño desarrolla su espíritu con comodidad y de que se asimila los conocimientos que se les trasmiten, es el placer que experimenta y por el contrario su repugnancia y su indolencia dan testimonio de que la enseñanza le ha sido presentada muy pronto ó en mala forma, debe buscarse lo agradable y lo placentero, estudiándose las tendencias del educando para presentarle asuntos DOCTRINA DE LA ATENCION 55 apropiados á sus gustos y sugerirle pensamientos fáciles, bien sea por la aproximación de objetos análogos, Ó bien por la oposición de cosas diferentes que le seduzcan y atraigan. Una niña de dos años y meses de edad, á quien sus padres, por complacerla, la mandaban por la tarde á un Kindergarten, porque lloraba por ir á ver jugar—como decía—á sus amiguitas, llegó á los pocos días de oir y ver á las otras niñas mayores cantar y mo- ver las manos que la letra de la canción decía, 4 saber perfecta- mente cuál era su mano derecha y cuál su izquierda. La atención involuntaria, fortalecióndose por sí sola á impulsos del mismo atractivo, fué ganando terreno y después de algún tiem- po la niña entonaba con relativa semejanza la letra, música y movimientos que había oído y visto en las otras niñas. Esto, además de demostrar que el niño á cierta edad es capaz de verdaderos razonamientos, particularmente de los que suponen atención, por la seguridad con que la niña indicaba su mano dere- cha ó izquierda, según por la que se le preguntaba, revela de modo elocuente que el esfuerzo por atender se lo estimuló el placer por que la niña se seutía atraída, de ver y oir 4 sus amiguitas en sus ejercicios y cantos. Pues bien; si esto, como se ve, ocurre en niños de tan tierna edad, deben esperarse mejores resultados de niños mayores que con más capacidad para expresar sus deseos y en mejores condiciones de fortalecer el sentimiento del esfuerzo, pueden responder á los estí- mulos apropiados que para impresionar su espíritu y excitar su atención escoja el maestro. El anterior proceso evolutivo de progresista desarrollo de la atención involuntaria y su tránsito á la voluntaria que acabo de tratar, nos lleva á las siguientes consideraciones: los estados afec- tivos son las causas de la atención en su forma involuntaria Ó re- fleja. Ninguna excitación se produce sin ocupar la atención. Por la educación y el adiestramiento se fortalece el sentimiento del es- fuerzo, yla atención involuntaria Ó espontánea puede transformarse en voluntaria. La atención voluntaria es un resultado del adies- tramiento y un producto del esfuerzo. El maestro tiene á su alcance todos los elementos necesarios para poner al servicio de la instruc- ción la curiosidad del niño y formar en su ánimo el hábito de atender. Dejando para otro lugar el estudio de los factores que á la aten- ción auxilian en sus funciones y siguiendo el orden que me he 56 ANA LUISA LOPEZ Y LAY establecido para mi exposición, paso á ocuparme de sus elementos motores. +x La naturaleza íntima de la atención tiene dos procesos psicológi- cos; la acomodación y adaptación de los órganos sensores y la prepa- ración anticipada dentro de los centros productores de la idea, inte- resados en el objeto al cual la atención se presta. Ambas coexisten en todos nuestros actos de atención: su mecanismo es esencialmen- te motor y actúa siempre sobre músculos y mediante músculos. No hay sensación sin movimiento. Y como lo que importa saber para el desarrollo de este tema es en virtud de qué mecanismo se mantiene el estado de conciencia que determina la atención volun- ria, voy á concretar mi trabajo á este punto para no salirme de los límites naturales de la tesis que, desde luego, traspasaría si me ex- tendiera en un estudio anatómico y fisiológico de la atención, expo- niendo con detalles la estructura de los órganos nerviosos implica- dos en su funcionamiento, el paso de las diversas sensaciones del órgano sensible al cerebro y del cerebro á los músculos, tanto más cuanto que para completa inteligencia del fin que me propongo, basta que se considere el funcionamiento del sistema nervioso como un proceso que sirve para trasmitir á los músculos los estí- mulos de los órganos sensibles. Los antiguos psicólogos no explican el esfuerzo de la atención: se conforman con comprobar su existencia; hablan de él como de un estado del alma sobre el cerebro para ponerlo en juego y nada más. El primero que ensayó una localización precisa de las diver- sas formas de la atención refiriéndolas á partes determinadas, fué . Fochnor. El sentimiento de esfuerzo de la atención en los diversos órganos sensoriales, no me parece ser, dice, más que un sentimiento muscular que se produce por una especie de acción refleja, al po- nerse en movimiento los músculos que están en relación con los diferentes órganos sensoriales. Pero, se nos preguntará, ¿de dónde viene y cuál es el origen de ese sentimiento de esfuerzo que siempre acompaña á la atención? Tres opiniones se han emitido sobre el particular; según una, se trata de un sentimiento de energía desple- gada, de origen central, anterior al movimiento Ó al menos simul- táneo con él y va de dentro á fuera, siendo, por tanto, centrífugo, eferente; según otros, es un sentimiento de la energía que ha sido desplegada, de origen periférico, posterior á los movimientos pro- DOCTRINA DE LA ATENCION 57 ducidos y va de fuera 4 dentro y como toda sensación trasmitida de la periferia del cuerpo al cerebro por los nervios centrípetos, es aferente; por último, la tercera opinión afirma que es un sentimien- to de la fuerza ejercida, Ó sentimiento de inervación, y también el sentimiento de un movimiento efectuado, ó lo que es lo mismo, central y periférico á la vez. La segunda opinión sustentada por James, es la más sólida, á juicio de Ribot, porque cree que el punto de partida de la sensación de esfuerzo unida al fenómeno de la atención es como el de cualquier otra sensación reconocidamente periférica. a Para lo que á los fines de este trabajo interesa, eferente ú afe- rente, centrífugo ó centrípeto, cualquiera que sea el origen del sen- timiento de esfuerzo que á la atención voluntaria acompaña, nos basta saber que procede de los estados físicos mencionados y que el mecanismo de la atención es motor que actúa siempre sobre mús- culos y mediante músculos, concomitantes constantes de nuestro pensamiento en sus contracciones, porque ello es suficiente para dejar sentado como particular importante que la atención es un estado anormal no duradero, el cual produce un agotamiento rápido del organismo, por cuanto con el esfuerzo viene la fatiga y con la fatiga la inactividad funcional. Al hablar de las condiciones objetivas y subjetivas de las cuales me voy á ocupar por corresponderle á ellos en turno en el método impuesto para la exposición del tema, creo oportuno empezar por definirlas, para establecer desde un principio las distinciones de sus funciones originarias en los procesos conscientes, que es á los que únicamente me voy á referir. Son condiciones objetivas de la atención, según Pillsbury, aque- llas cualidades que no pertenecen más que á la sensación, entrando en el campo de la conciencia asistidas de las sensaciones concomi- tantes con las cuales ha sido percibida; y condiciones subjetivas, las que tienen por origen las impresiones recibidas por los órganos sensibles, retenidas de manera que entran más tarde en actividad. Dependen aquéllas del mundo exterior y éstas, de la naturaleza del espíritu en un momento dado. Son las principales condiciones objetivas, la intensidad, la ex- tensión y la duración del estímulo. Las subjetivas se encuentran en la actitud mental del momento, en la educación, en el medio so- cial y en la herencia del individuo. La intensidad es sin duda la más importante de las objetivas. 58 ANA LUISA LOPEZ Y LAY Una ruidosa detonación llega á la conciencia á despecho de las fuer- zas contrarias. La causa del ruido atraerá siempre nuestra aten- ción por muy firme que sea la resolución de seguir ocupándonos del trabajo en que estábamos. La extensión de la vista y del tacto es un factor ligado con la intensidad. Un objeto grande tiene más probabilidad de atraer la atención que uno pequeño. El aumento en la duración sirve para atraer la atención sobre el estímulo y sólo por este aumento es que á las sensaciones débi.- les y de corta duración que suelen pasar inadvertidas, se les puede hacer llegar á la conciencia persistiendo en la repetición y hacién- dolas duraderas. Sobre esta persistencia en la duración hay que advertir, por lo que á la educación intelectual respecta, que una ex- citación prolongada puede ser desfavorable para la fijación de la atención, regla importante que deben tener muy presente los lla- mados á dirigirla. Hemos dicho que las condiciones subjetivas pueden encontrarse en la actitud mental del momento, en la educación del individuo; en las fuerzas sociales que han obrado sobre él y en los caracteres heredados. Me ocuparé de ellas como la índole de este trabajo requiere. El factor más importante para determinar el objeto de la aten- ción en un momento dado, es, según el mismo Pillsbury, el modo del momento, el cual depende en parte del medio presente y en parte de factores aun más lejanos. Cada grupo de la colectividad, por haber sido sometido á un conjunto de experiencias distintas, ha recibido una educación particular y los individuos de cada gru- po reaccionan ante los diferentes estímulos de la vida, según las impresiones que llaman su atención en un momento dado. El efecto de la educación obra principalmente para determinar la actitud del momento, y después, de modo indirecto, sobre la idea que está en el espíritu, antes que se produzca la atención; aunque en muchos casos obra inmediatamente sobre la atención dirigida hacia un objeto, apoderándose de la actitud del espíritu y hasta de la idea dominante. Los factores sociales que sirven para determinar la atención son muy generales y más remotos que los factores de la educación. Aparecen en los primeros años de la vida como elemento de la mis- ma educación. La presión que la sociedad ejerce sobre el indivi- duo para obligarle á imitar los modelos que le propone y que fuerza DOCTRINA DE LA ATENCION 55 constantemente á nuestro pensamiento á guardar una dirección, á despecho del mayor placer que podríamos experimentar abando- nándonos al capricho de las imágenes mentales, no es otra cosa que la influencia social, ó como el Dr. Varona la llama, la educación in- directa. El deber, lo que conocemos con el nombre de deber social, no es más que el temor á la opinión pública, que mira favorable- mente ciertas formas de acción y desaprueba otras. El motivo de la atención necesaria 4 toda educación lo mismo que á su dirección, es efecto del influjo social: las recompensas y los castigos son, por su misma naturaleza, completamente sociales. En cuanto á las condiciones subjetivas que son debidas á la he- rencia, según opinión del mismo Pillsbury, en el hombre hay muy pocos casos en los cuales se puede diferenciar el papel del medio del papel de la herencia: imposible es—dice—poner el ejemplo de un solo caso de atención atribuído á la herencia de una manera precisa y única. Sully cree que la disposición que desde muy tem- prano manifiesta el niño á someterse á la voluntad de otro no es más que el resultado hereditario de la experiencia social y de la cultura moral de varias generaciones. Su condición subjetiva de- bida á la herencia puede determinarse porque en cada individuo hay ciertos elementos que vienen de sus ascendientes, los cuales le llevan á recibir unas excitaciones más fácilmente que otras. En síntesis: las condiciones objetivas dependen del mundo ex- terior. Las subjetivas, de la naturaleza del espíritu en un mo- mento dado. Los filósofos hacen una distinción esencial de lo subjetivo y de lo objetivo. Una sensación, un fenómeno interior que no se refiere sino al sujeto que piensa, es subjetivo. Una percepción que nos representa un objeto distinto del sujeto, es objetivo. Y como mi intención al estudiar estas condiciones no fué otra que la de exponer su origen y dependencia, cumplido mi propósito, doy por tratado el asunto y paso á ocuparme del principal requisito que ha de concurrir en la atención voluntaria para su mejor fun- cionamiento. SE Después de los datos que he aportado para formar concepto de la atención desde el punto de vista de la Psicología Pedagógica, creo necesario, para poder apreciar su influencia en la instrucción, conocer los factores que le auxilian en su actividad. 60 ANA LUISA LOPEZ Y LAY Antes he dicho que el proceso por el cual la atención volunta- ria se constituye, es hacer atractivo por artificio lo que no lo es por naturaleza, ó lo que es lo mismo, dar un interés artificial á las cosas que no tienen interés natural; que á la atención voluntaria acompaña siempre un sentimiento de esfuerzo; que nunca hacemos un esfuerzo para atender á un objeto, sino por algún interés remoto ó derivado que el esfuerzo proporciona; y, por último, que con el esfuerzo viene la fatiga y con el exceso de fatiga la inactividad funcional. Dados estos supuestos, el secreto del funcionamiento de la aten- ción voluntaria, no es otro que despertar el interés por la ley del menor esfuerzo. Veamos qué es el interés, qué es la fatiga y á qué reglas hay que sujetarse para cumplir este precepto pedagógico del menor esfuerzo. Al nacer, traemos una multitud de instintos é inclinaciones que constituyen la individualidad. Entre estos instintos naturales, hay uno erninentemente favorable para la educación intelectual que despierta cuando las nociones nuevas que piden entrar en la inte- ligencia, encuentran nociones antiguas de la misma naturaleza, fa- miliares al sujeto, y que se llama curiosidad. La fusión de lo nuevo con lo antiguo que opera en la inteligencia después de sobre-exci- tada por la curiosidad, prepara el terreno para otras operaciones semejantes que constituyen otras tantas etapas en el desarrollo in- telectual. Esta transición gradual pone en juego los sentimientos y las facultades de la inteligencia y la curiosidad entonces al servi- cio de la instrucción, estimulada por lo agradable, lo placentero y el principio de asociación, toma el nombre de interés, que puede definirse diciendo que es el deseo de comprender una cosa; el an- helo de poseer conocimientos y la curiosidad puesta al servicio de la instrucción, después de su proceso de adelanto en el desarrollo de la inteligencia y de los sentimientos que la inspiran. Y siendo la fatiga un estado normal que se produce con el trabajo, cuya in- tensidad en relación directa del esfuerzo no tiene límites conocidos, porque su estado máximo—el agotamiento—no es ya un estado nor- mal, sino un estado patológico, también puede definirse diciendo que es un fenómeno interno de resistencia á todo trabajo, que llega, según su intensidad, á incapacitarnos para la terminación de nues- tra labor. Enemiga del interés, sus términos son en un todo an- tagónicos. Y como quiera que el sentimiento de esfuerzo que á la atención voluntaria acompaña es un sentimiento muscular que se DOCTRINA DE LA ATENCION 61 produce por una especie de acción refleja al ponerse en movimiento los músculog que están en relación con los diferentes órganos sen- soriales, el proceso de la fatiga es muscular y eminentemente quí- mico. Mosso, en apoyo de esta afirmación dice: que descomponiendo el trabajo el organismo y produciéndose en los músculos, por conse- cuencia de esta descomposición, cierta cantidad de toxina, materia orgánica concomitante de la fatiga, cuya cantidad aumenta según la mayor intensidad y duración del esfuerzo, cuando éste es grande y traspasa los límites de lo natural, el exceso de producción de la sustancia orgánica expresada, hace que la fatiga degenere en agota- miento y venga la inactividad funcional. Precisamente las distintas Opiniones de las Escuelas á que aludí al principio de esta tesis, calificando de arduos los problemas plan- teados por la Psicología Pedagógica, se refieren principalmente á los elementos motores del mecanismo de la atención y á la teoría de la fatiga. De una parte la escuela antigua atribuye á las fa- cultades del alma, por un funcionamiento misterioso, todo el meca- nismo de la atención, sin relacionarlo con los músculos y pretende como suprema aspiración en la enseñanza vencer la fatiga, y de otra la Escuela modarna persiguiendo el ideal de evitar el exceso de fa- tiga, sostiene que el mecanismo de la atención es motor que ac- túa sobre músculos y mediante músculos, planteando el problema del proceso químico de la descomposición del organismo como con- secuencia del mayor esfuerzo, para buscar en su solución, primero, la manera de impedir el agotamiento de la energía nerviosa, por obligar al cerebro más allá del punto conveniente, y segundo, los medios eficaces para que el trabajo del niño en la instrucción sea proporcional á la recuperación de la fuerza gastada. Después de esta ligera idea de lo que son el interés y la fatiga, se puede ya formar juicio de la importancia capital del interés en la atención y lo que supone la buena dirección del esfuerzo que lo ha de producir y sostener. Conforme y de acuerdo con la buena dirección á que antes me refiero, voy á permitirme una observación. La necesidad de que el interés se despierte con la menor cantidad de trabajo no es decir que se tenga que prescindir en absoluto del esfuerzo, ni mucho menos que el deber de aliviar los trabajos del niño en el estudio suponga que todo lo ha de aprender con el placer del juego, pues si bien en el aula todo lo repulsivo debe de evitarse, no se debe desechar por completo lo laborioso, en consideración, entre otras 62 ANA LUISA LOPEZ Y LAY cosas muy importantes, á que todo órgano requiere cierta cantidad de ejercicio para su salud y vigor. La Escuela es una cultura forzosa, según Kant, y hay que acos- tumbrar al niño á trabajar en el aula, porque habituándolo al tra- bajo es como únicamente se le capacita y prepara para la lucha que más tarde debe sostener con el medio. Este principio no tan sólo lo acepta la Pedagogía moderna, sino que precisamente, fundándose en el trabajo, ha establecido reglas para la más acertada elección de los estímulos que como resortes del espíritu ha de buscar el maestro para despertar el interés. No es mi propósito señalar una por una todas las reglas que como norma para la elección ha establecido la Pedagogía, inspirán- dose en la actividad del esfuerzo y dirigidas á que el resuliado res- ponda al criterio que las informa en cuanto á impedir el agotamien- to por el exceso de fatiga. Sólo me voy á concretar á aquellas reglas que por ser de carácter general puede considerárseles de ne- cesaria observancia por haber demostrado la experiencia su positi- va y evidente bondad. Un conocimiento apropiado de las manifestaciones del espíritu es un preliminar necesario para la explicación del desarrollo ulte- rior. Sólo observando y estudiando al niño es como pueden cono- cerse los resortes que hay que utilizar para estimularlo. La direc- ción particular que toma la atención es la determinante de los caracteres de su inteligencia; y como ya en otro lugar he dicho, los hábitos de atención corresponden de tal modo á la clase de interés á que se siente el niño atraído, que hasta en aquellos que por su indiferencia, la atención perezosa es su característica, siempre hay algún detalle que expresa las inclinaciones de sus gustos y deseos. En primer término y como base y fundamento de esta labor, hay que estudiar la psicología del niño. Estudiada su psicología, pue- den fácilmente ponerse en práctica las reglas relativas á los móviles del atractivo, á la novedad y á la variedad, teniendo siempre pre- sente, según las mismas indican, que el interés que inspira el asunto mismo del estudio es el más eficaz talismán para despertar la aten- ción: que el atractivo no resulta tanto de los adornos extraños ni de los artificios agradables, como de la apropiación de los estudios á la edad del niño, presentándole la materia de la enseñanza en la manera y forma que más le interese, dándole novedad al estimu- lante con el cuidado de que el contraste no sea muy violento y que el estudio no lo haga entrar en un mundo absolutamente extraño á DOCTRINA DE LA ATENCION 63 sus preocupaciones anteriores, porque aun cuando toda sensación continuada deja de ser consciente, Ó lo que es lo mismo, toda exci- tación demasiado prolongada es desfavorable para la fijación de la atención y nos atrae todo lo que es nuevo en nuestra experiencia, lo violento, lo absolutamente extraño á las habituales preocupa- ciones del niño no le ofrece nada nuevo á su mente y suele ser objeto de indiferencia y hasta llegar á ser perjudicial. El niño está siempre ávido de cambios; su inteligencia, atraída por diversas fuerzas, es llevada por impresiones involuntarias que se interponen en sus trabajos y en sus estudios y deben cambiarse en cuanto sea posible los trabajos y las lecciones, para darle ameni- dad á la clase. La niñez necesita de variedad en sus ejercicios. No quiere esto decir que al mismo tiempo se hagan distintos es- tudios presentándole demasiadas cosas á la vez: el cerebro se fati- garía y la atención oscilaría á pesar del mayor empeño en soste- nerla. Lo que se trata de obtener con la variación es evitar la monoto- nía, y al propio tiempo alternar el ejercicio de las actividades mentales, dando descanso á las quese hayan fatigado y poniendo en juego las que antes estuvieron en reposo. Además, como las sen- saciones placenteras, si permanecen invariables, van atenuándose hasta llegar á su total anulación por la disminución de las fuerzas de la sensibilidad á causa de la acomodación del organismo, se hace necesario cierta suma de novedad y variedad para sostener el efecto que aquéllas producen. Los niños, por naturaleza activos dados á las aventuras, están más dominados que las niñas por la afición ó la novedad; pero to- dos, niños y niñas, se resisten á la monotonía y hay que propor- cionarles novedad y variedad, así como descanso para que puedan comprender y retener lo que se les enseña. Igual locura, dice Sully, sería presentar al niño al mismo tiempo gran número de estudios diversos, que tratar de obligarle á retener su espíritu en tensión por tiempo indefinido sobre el mismo asunto. Observándose con un apropiado y metódico sistema las reglas que la Pedagogía señala y cada una de la manera más adecuada y según las condiciones del alumno, puede despertarse el interés por la ley del menor esfuerzo y hacer nacer en el niño el hábito del trabajo, que lo capacite y prepare para la lucha por la existencia, en la que ineludiblemente tiene que entrar, cualquiera que sea el medio en que se desenvuelva. 64 ANA LUISA LOPEZ Y LAY Después de haber considerado la atención en sí misma y como condición de todas las operaciones mentales y hablado de sus for- mas, desarrollo, mecanismo y del interés que la inspira y sostiene es llegado el momento de emitir opinión respecto del punto concre- to del tema, ó lo que es lo mismo, de considerarlo en orden á la instrucción, ó séase á la educación intelectual. Si, pues, la atención es la característica de la inteligencia; la fuerza determinante de su desarrollo; el momento inicial de toda nuestra actividad intelectual; el carácter común de todas las facul- tades del espíritu y tenemos que aceptar que sin atención no hay pensamiento claro, ni sentimiento vivo, ni acto deliberado; que to- das, absolutamente todas las operaciones mentales, aun las más simples, la mera percepción, revisten formas de atención y que ella es el ruego que le dirigimos á la verdad para que se nos entregue; la deducción que se impone por la fuerza de las anteriores teorías es que, sin atención no puede haber desarrollo intelectual y que además de las condiciones en el sujeto de la normalidad de sus funciones psíquicas y fisiológicas para los actos de atención, ésta necesita para su desenvolvimiento y perfección en el proceso edu- cativo de la inteligencia, una dirección acertada, para que sus efectos inmediatos de percibir, concebir, distinguir y recordar, puedan dar el resultado que se persigue como finalidad de su labor en la enseñanza. Resumen: La atención es un factor preciso é indispensable pa- ra la educación intelectual. Para que la atención cumpla su misión educadora de la inteli- gencia, necesita de un cultivo bien ordenado y de una acertada dirección en un todo de acuerdo con las reglas que para el desen- volvimiento de su actividad establece la Pedagogía. Sin la eficaz colaboración de la atención no puede haber instruc- ción y por lo tanto educación intelectual. BIBLIOGRAFÍA Apuntes de clases del Dr. Aguayo. Psicologia, Varona. La atención, Pillsbury. Psicología, Wundt. Psicología, W. James. Psicología de la atención, Ribot, DOCTRINA DE LA ATENCION Psicología experimental, H. Hoóftding. Psicología, Baldwin. Psicología Pedagógica, Sully. Psicología Pedagógica, Compayré. Evolución Intelectual y Moral del niño, Compayré. La Fatiga, Mosso. Gradualidad de la conciencia, Tesis de Homero Serís. Pedagogía, E. Roelrich. CONTRIBUCION AL ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS OBSERVADOS EN LAS COSTAS DE CUBA! POR EL DR. LUIS A. CUNÍ Catedrático Supernumerario del Instituto de Matanzas Señor Presidente, Señores Jueces: La adquisición de un interesante cetáceo, capturado por primera vez en nuestras costas, y las dificultades que he debido vencer antes de llegar á la clasificación de esta especie, á causa de la deficiencia de nuestra bibliografía zoológica en lo que á los mamíferos acuáticos se refiere, me han sugerido la idea de estudiar este asunto y hacerlo objeto de la presente tesis, con que vengo á optar al título de Doe- tor en Ciencias Naturales, contando para ello con vuestra recono- cida benevolencia. d En la mañana del 11 de Septiembre de 1908 entraba en la bahía de Matanzas el vapor Olle-Bull; y habiendo observado unos pesca- dores la presencia de tres toninas que venían escoltando el barco, se apercibieron para la pesca de dichos animales, persiguiéndolos con sus embarcaciones hasta lograr que uno de ellos se dirigiera hacia la desembocadura del río Yumurí, en donde penetró y fué cap- turado. En mi carácter de Catedrático Supernumerario del Instituto de Matanzas y sustituto de la cátedra de Historia Natural, fuí llamado para identificar lo que los pescadores llamaban un pez raro, y re- sultó ser un cetáceo de la familia de los delfinidos y próximo á las marsopas, aunque de distinta especie. y El Sr. Víctor José Rodríguez, joven aficionado á los estudios de Historia Natural, adquirió el ejemplar y ha logrado conservar tan- to la piel como el esqueleto, lo cnal ha permitido que el Dr. Carlos de la Torre, Catedrático de Zoología de esta Universidad Nacional, encontrándose accidentalmente en Matanzas, su ciudad natal, haya podido confirmar que se trataba de un cetáceo delfínido, del género globicephalus, no anotado hasta el presente en la fauna cubana, aunque observado en el Golfo de México y en el Océano Atlántico. «Muy pocas personas se han ocupado y se ocupan actualmente ' 1 Tesis para el Doctorado en Ciencias Naturales, leída y sostenida en la Uniyersidad el 5 de Julio de 1910. Se publica debidamente recomendada por el Tribunal, ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 67 en el estudio de los mamíferos cubanos », decía el benemérito doctor don Juan Gundlach en su Introducción á la Mamalogia Cubana, pu- licada bajo los auspicios de la Academia de Ciencias Médicas, Fí- sicas y Naturales de la Habana en 1887; y si la deficiencia de tra- bajos especiales sobre esta interesante rama zoológica pudo quedar entonces satisfecha, en cuanto se refiere á los quirópteros, á nues- tro curioso insectívoro (el Solenodon cubanus), y á las diversas espe- cies y variedades de roedores del género Capromys, no podemos decir lo mismo con respecto á los mamíferos de hábitos acuáticos, Ó sean los pertenecientes á las órdenes Sirenios, Cetáceos y Pinnípedos, de los cuales apenas se hace mención en ese trabajo, que sin duda era el más completo que se había publicado hasta estos últimos años, y mucho menos en los que le precedieron, desde Gonzalo Fernández de Oviedo, en su Historia General y Natural de Indias (1520), hasta Mr. Gervais, en la Historia Física, Política y Natural de la Isla de Cu- ba, por D. Ramón de la Sagra (1839) y los de D. Felipe Poey, en sus Memorias (1851) y del mismo Dr. Gundlach, en el Repertorio Fi- sico Natural de la Isla de Cuba (1866). | En efecto: el famoso cronista de las Indias, Fernández de Ovie- do, en su obra citada que, como con sobrada razón dice el Dr. Manuel Presas, es realmente superior á su época, sólo trata con alguna extensión del manatí (libro x111, cap. 1x) y hace mención de las to- ninas (en el cap. vi) y «de las ballenas que hay en las costas é ma- res destas indias é islas de Tierra Firme» (en el cap. 11 del mismo libro x111). Don Ramón de la Sagra, en su Introducción á los Mamiferos (op. cit. pág. 4) se limita á repetir las anteriores observaciones de Oviedo. Don Felipe Poey (en el tomo 1% de sus Memorias) solamente se ocupa de los mamíferos terrestres. Y el doctor Gundlach, en Revista y Catálogo de los Mamiferos Cu- banos, publicada en el Repertorio (tomo 2%, pag. 56) sólo clasifica el manatí (Manatus americanus, Cuv.), y hace ligerísimas referencias á las toninas «pertenecientes al género Delphinus», á una especie del género Phocena observada por don Francisco Ximeno, en Matan- zas, y algunos ballenatos arrojados sobre nuestras costas. Estas mismas notas, ligeramente ampliadas, son las que apare- cen en su Mamalogía Cubana antes citada. Y como desde la fecha de esta publicación (1867) se ha aumentado considerablemente el número de observaciones de cetáceos y otros mamíferos acuáticos 68 LUIS A. CUNI arrojados sobre nuestras costas sin que hasta el presente hayan sido catalogados ú estudiados metódicamente en nuestro país, me atrevo á someter á vuestro elevado criterio la presente CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS MAMÍFEROS ACUÁTICOS OBSERVADOS EN LAS COSTAS DE CUBA Me han servido para la redacción de esta tesis, además de los trabajos antes citados y de las obras clásicas que se enumerarán oportunamente, las recientes publicaciones de Mr. Frederick W. True (Bulletin of the United States National Museum), de Mr. Daniel Giraud Elliot (Field Columbian Museum Publications), y muy espe- cialmente de las observaciones personales que ha tenido la bondad de suministrarme mi querido maestro el Dr. Carlos de la Torre, á quien por este medio doy público testimonio de gratitud. Si con el presente trabajo, destinado á esclarecer algunos puntos dudosos con respecto á la clasificación y á la distribución geográ- fica de estos mamíferos y, al mismo tiempo, á llenar un vacío que se nota en el estudio de nuestra fauna, logro satisfacer las exigen- cias del Plan de Estudios, se verán por completo colmadas mis aspiraciones. MAMÍFEROS ACUÁTICOS Comprendo bajo esta denominación, siguiendo al Profesor Fre- derick W. True, no todos los mamíferos de hábitos acuáticos, como el coipú, las nutrias, etc., sino aquellos cuya organización, perfecta- mente adaptada al medio acuático, los hace incapaces de vivir en tierra; tales son los pertenecientes á los órdenes Sirenios, Cetáceos y Pinnípedos. ORDEN SIRENIOS Caracteres generales. Este orden, comprendido generalmente en el que le sigue, formando el sub-orden de los cetáceos herbívoros. está organizado, como los verdaderos cetáceos, para la vida esencial- mente acuática: las pocas especies que lo forman carecen, como aquellos mamíferos, de extremidades posteriores, teniendo las an- teriores en forma de nadaderas ó remos y la cola ensanchada hori- zontalmente; pero ofrecen, no obstante, caracteres suficientes para formar un orden distinto, que por su sistema dentario y su organiza- ción interna, presenta algunas relaciones con el de los paquidermos, ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 69 Tienen los sirenios la cabeza conformada bajo el mismo tipo que otros mamíferos, aunque de tamaño pequeño en relación con el cuerpo; su contorno es redondeado; Jos ojos son pequeños, y los oídos carecen de pabellones Ó conchas externas; su respiración es pulmonar; las aberturas nasales están provistas de válvulas que se abren y cierran á voluntad del animal, y los labios son gruesos, hendidos, movibles y cubiertos de algunos pelos. La piel del cuerpo es muy gruesa y presenta en los jóvenes pelos sedosos esparcidos. La forma redondeada de la cabeza y la presencia de dos mamas pectorales en las hembras debió dar origen á los mitos y fábulas de las sirenas, de donde se ha tomado el nombre con que se designa, este orden. Los huesos son bastante densos; las vértebras cervicales per- manecen distintas; como los cetáceos, carecen de clavículas y de sa- cro y presentan dos pequeños huesos pelvianos, únicos resquicios de las extremidades abdominales atrofiadas. En la Estellera faltaban absolutamente los dientes, pero el manatí tiene incisivos caducos y molares permanentes, y el Dugong posee dos incisivos caducos en la inferior. Todos carecen de caninos, las coronas de los molares presentan colinas salientes, como en otros herbívoros, y la sínfisis de la mandíbula está cubierta de pla- cas córneas semejantes á otras que protegen la superficie de la lengua. Jóste sistema dentario está en relación con su régimen alimenticio, esencialmente herbívoro. Los sirenios se nutren de fucus y otras plantas acuáticas, viven en las costas y á veces re- montan los ríos. Distribución gyeográfica.—El número de los sirenios vivientes es muy reducido. Dos especies de manatí se conocen en América: la que frecuenta nuestras costas (Manatus americanus) y Otra que vive en la desembocadura del Amazonas y del Orinoco (Manatus inunguis), que se distingue Gel nuestro por la falta de uñas. En el Africa Occidental hay otra especie del mismo género (Manatus senegalensis). Tres especies de Dugong (Género halicore ) están distribuídos en el Africa Oriental, Ceilán, Australia, Archipiélago Malayo y las Filipinas. Y hasta mediados del siglo xvirr existió una especie muy notable en la costa de Kamschatka (Hidrodamalis gigas), más conocida por Rytina Stellery, la cual medía hasta 28 pies de longitud, y se ha extinguido por completo. En 1741 la ob- servó Steller en abundancia, en el Estrecho de Bhering, y en 1768 70 LUIS A. CUNI fué muerto el último individuo de esta interesante especie, sin que se haya conservado ninguna piel, sino dos esqueletos en los museos de Europa, y recientemente, en 1883, fueron desenterrados otros esqueletos por una comisión americana enviada con ese objeto á la isla de Behring. Aquellas vacas marinas eran inofensivas y suministraban abun- dante y sabrosa carne, al decir de Steller, el naturalista viajero que las dió á conocer. FAMILIA MANATIDAE Género Manatus En la obra citada The land and sea mammals of Middle America and the West Indies, de Daniel Giraud Elliot, del Field Columbian Museum de Chicago, aparece clasificado el manatí en la familia Trichechide, genero Trichechus, Linn; porque el ilustre naturalista sueco incluyó en un mismo género dos mamíferos tan distintos como el manatí y la morsa, pertenecientes hoy á dos órdenes diferentes, como son los Sirenios y los Pinnípedos. Sinonima. He aquí la de Mr. D. G. Elliot: Trichechus Linn, Syst. Nat. 1. 1758. pág. 34. Manatus Brunn, Zool. Fund. 1772. págs. 34. 38. 39. Id. Scopoli. Intr. Hist. Nat. 1777. pág. 490. 1d. Storr. Prodr. Meth. Mamm. 1780. pág. 41. Pero á pesar de la autoridad de Mr. Elliot, no me atrevo á acep- tar la innovación, porque el nombre Trichechus se ha empleado ge- neralmente por los autores para designar la morsa, y porque el mis- mo Elliot dice en una nota, que: «Si se toma como punto de partida para la nomenclatura zoológica la 10% edición del Systema Nature de Linneo (1758), el nombre genérico del manatí debe ser Triche- chus, y el de la Morsa adobaenus (ú Odontobaenus) de Brisson (1760), y agrega, que «si el nombre de Brisson es desechado, como debe serlo, el nombre genérico de la morsa debe ser Rosmarus de Scopoli (1777); pero si, como generalmente se admite, es la edición 12* del Systema Nature la que se toma como punto de partida, entonces el nombre de la morsa debe ser Trichechus y el del manatí, Manatus». A este último criterio me he atenido. Caracteres. —El género Manatus está caracterizado por su cabeza arqueada, descendiendo rápidamente en su parte anterior, de los frontales á los nasales; órbitas pequeñas y prominentes; mandíbula ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS al gruesa, provista de una placa córnea que ocupa el lugar de los in- cisivos. La fórmula dentaria es: 1 as M > á == +=32 4 02 Es de advertir que los ineisivos sólo existen en los individuos muy jóvenes, pues en los de más edad desaparecen, siendo sustituí- dos por la placa córnea de que se ha hecho mención. Los molares son semejantes en ambas mandíbulas: sus coronas, cuadrangulares y esmaltadas, presentan colinas de tubérculos ele- vados transversalmente; los de la superior tienen dos colinas y tres raíces, y los de la inferior, tres colinas y dos raíces. El labio truncado anteriormente y como hinchado, sirviendo de Órgano táctil. El estómago es tabicado y el intestino muy largo, como en todos los herbívoros. Las nadaderas ó extremidades anteriores son redondeadas; y las mamas son pectorales. MANATUS AMERICANUS Vulgo Manatí Bajo esta denominación se conoce entre nosotros esta especie, porque es el nombre con que aparece en la Mamalogía Cubana del Dr. J. Gundlach, quien lo tomó de Cuvier, Ann. du Mus. t. 13, pág. 282, pl. 19. Sinonima. La de Elliot es la siguiente: Trichechus manatus, Lin., Syst. Nat. 1. (1758) pág. 34. (Manatus) mánatus, Lin., Syst, Nat. 1. (1766) pág. 49. Manatus australis, Jahrb. Naturg. 1. (1802) pág. 23. Manatus americanus, Desm., Dict. Hist. Nat. (1817) p. 262 pl. 96. Manatus latirostris, Harlen. Journ. Acad. Nat. Sc. Phil. (1824) pe 11z. Manatus fluviatilis, Schreb., Saugeth. Suppl. (1846) pl. 379. Desechado el nombre Trichechus manatus L. por las razones ex- puestas al discutir la prioridad del género Trichechus, quedaría Ma- natus manatus L. que ofrece el inconveniente de estar repetido el mismo nombre para designar el género y la especie, por lo que al- gunos prefieren el de Manatus australis, que es anterior á Manatus americanus Desm. Historia.—Uno de los primeros autores que hacen mención de la existencia del manatí en nuestras costas es el cronista D. Gonzalo Fernández de Oviedo, que en su Historia Ceneral y Natural de In- 2 LUIS A. CUNI dias (1520), consagra el Capítulo 1x del libro x111 á la descripción de este curioso animal; y es tan interesante y prolija la narración del famoso cronista de Indias, y muestra de tal manera su espíritu de observación, que hemos creído conveniente extractar el mencio- nado capítulo de la citada obra, que va siendo bastante rara en nuestras Bibliotecas. «Del manatí é de su grandeza é forma, é de la manera que al- gunas veces los indios tomaban este grande animal con el Pexe rever- so, € otras particularidades.» (op. cit.) tomo 1?, pág. 423. «Manatí es un pescado de los más notables é no oidos de cuan- tos yo he leido ó visto. —Destos, ni Plinio habló; ni el Alberto Mag- no en su Propietatibus Rerum escribió, ni en España los hay. —Ni jamás oy 4 hombre de la marni de la tierra que dixesse averlos vistos ni oydo, sino en estas islas é Tierra-Firme de estas Indias de España.—Este es un grande pescado de la mar, aunque muy conti- nuamente los matan en los rios grandes, en esta isla y en las otras de destas partes son mayores mucho que los tiburones é maraxos, de quien se dixo de suso en los capítulos precedentes, assí de lon- gitud como latitud.—Los que son grandes son feos, é parece mu- cho el Manatí á una odrina de aquellas, en que se acarrea é lleva el mosto en Medina del Campo y Arévalo é por aquella tierra. —La cabeza de aqueste pescado es como de un buey é mayor; tiene los ojos pequeños según su grandeza. —Tiene dos tocones con que nada, gruessos, en lugar de brazos é altos cerca de la cabeza; y es pescado de cuero y no de escamas, mansíssimo, é súbese por los rios é llé- gase á las orillas é pasce en tierra, sin salir del rio, si puede desde el agua alcanzar la hierba. «En Tierra-Firme matan los ballesteros estos animales y á otros muchos pescados con la ballesta desde una barca ó canoa, por- que andan sobreaguados, é danles con una saeta con un harpon, é lleva el lance ó asta una traylla ó cuerda delgada de hilo delgado y recio.—Y despues de herido, vase huyendo, y en tanto el ballestero le da cuerda; y en fin del hilo que es muy luengo pónele un palo ó corcho por boya ó señal que no se hunde en el agua. «E desde que está desangrado é cansado é vecino á la muerte, llégase á la playa ó costa, y el ballestero va cojiendo su cuerda; é desde que le quedan diez Ó doce brazas por cojer, tira del cordel hacia tierra, y el Manatí se allega hasta que toca en tierra y á le sacar del agua, para le llevar 4 donde le han de pesar é guardar.-— Y es menester una carreta con un par de bueyes, según son gran- ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS - [a] des pescados. —Algunas veces, despues que el Manatí viene herido, segund es dicho, hacia tierra, le hieren más desde la barca con harpon grueso enastado, para le acabar antes, é despues de muerto, encontinente se anda sobre el agua.—Creo yo que es uno de los buenos pescados del mundo y el que mas parece carne; y en tanta manera parece vaca, viéndole cortado, que quien no lo viere visto entero ú no lo supiere, mirando una pieza cortada dél, no sabrá de- terminarse si es vaca Ó ternera; y de hecho lo terná por carne, y se engañaron en esto todos los hombres del mundo, porque assí mesmo el sabor es más de carne que de pescado, estando fresco.—La cecina é tassajo deste pescado es muy singular é se tiene mucho, sin se da- ñar ni corromper.» / Dice que su carne (salada) se conserva mucho y que á ciertas piedras que tiene en la cabeza, le asignan propiedades útiles para curar la litiasis vesical, moliendo esta piedra después de haberla quemado y tomando de ella una pequeña cantidad en vino blanco, durante algunas mañanas. «Destos manatís hay algunos tan grandes que tienen catorce é quince pies de luengo é más de ocho palmos de grueso.—Son ceñi- dos en la cola, é desde la cintura é comienzo della hasta el fin y extremo della se hace muy ancha é gruesa. —Tiene solos dos manos é brazos cerca de la cabeza, cortos, é por eso los cripstianos le lla- maron manatí, puesto que el Chronista Pedro Martir dice que tomó el nombre del lago Guaniabo, lo qual es falso; No tiene orejas, sino unos agujeros pequeños por oydos.—El cuero parece como de puer- co que está pelado ó chamuscado con fuego.—Es la color parda é tiene algunos pelitos raros; y el cuero es tan gordo como un dedo, é curándolo al sol se hacen del buenas correas é suelas para zapatos é para otros provechos.—Y la cola del, de la cintura que he dicho adelante, toda ella hácenla pedazos é tiénenla cuatro ó cinco días Ó más al sol (la qual parece como nervio toda ella), é desque está enxuto, quemándola en un sarten (ó mejor diciendo) friénla é sa- can della mucha manteca, en la qual quassi toda se convierte, que- dando poca civera Ó cosa que desechar de ella. —Y esta manteca es la mejor que se sabe para guisar huevos fritos, porque aunque sea de dias, nunca tiene rancio ni mal sabor, y es muy buena para arder en candil, é aun se dice que es medicinal. «Tiene el manatí dos tetas en los pechos el que es hembra á assí pare dos hijos é los cría á la teta. Lo qual nunca oy decir sino deste pescado é del viejo marino ó lobo marino. 74 LUIS A. CUNI «Una pesquería hay destos manatís é de las tortugas en las islas de Jamayca y en la de Cuba; que si esto que agora diré no fuese tan público é notorio, é no lo obiesse oydo 4 personas de mucho crédito no lo osaría escrebir.» (Refiérese á la pesca por medio de la pega (Echeneis naucratus L.) Ó guaican de los indios, que Oviedo llama pexe reverso)... «Hay unos pescados tan grandes Ó mayores como un palmo, que llaman pexe reverso, feo al parecer, pero de grandísimo ánimo y entendimiento: el qual acaesce que algunas veces es preso entre las redes, á vuelta de otros pescados. Este es un buen pescado é de los mejores de la mar para comer, porque es enxuto ú tieso é sin flema, ó 4 lo menos tiene poca; é muchas veces los he yo comido para lo poder testificar. Quando los indios quieren guardar é criar algunos destos reversos para su pesquería, tómanlo pequeño é tié- nenlo siempre en agua salada de la mar, é allí le dan á comer; é le crian doméstico hasta que es del tamaño é grandeza que he dicho ó poco más, y apto para su pesquería. «Entonces llévanlo á la mar en la canoa ó barca é tiénenlo allí en agua salada é átanle una cuerda delgada (pero recia); é quando veen algúm pescado grande, assí como tortuga, sávalo, que los hay muy grandes en estos mares, Ó alguno destos manatís ó otro cual- quiera que sea que acaesce andar sobreaguados, de manera que se pueden ver; toma el indio en la mano este pescado reverso, é halá- galo con la otra é dícele en su lengua que sea manicato, que quiere decir esforzado ú de buen corazón, é que sea diligente, é obras pala- bras exortatoria á esfuerzo, é que mire que ose aferrarse con el pes- cado mayor ó mejor que allí viere. Y quando vee que es tiempo y le paresce le suelta é lanza hacia donde los pescados grandes andan: y el reverso va, como una saeta, é afiérrase en un costado con una tortuga ó en el vientre Ó donde puede, é pégase con ella Ó con otro gran pescado: el qual, como se siente estar asido de aquel pequeño reverso, huye por la mar á una parte 6 á otra; y en tanto el indio pescador alarga la cuerda ó traylla de todo punto, que es de muchas brazas, y en fin delia está atado un palo ó corcho por señal ó boya, que esté sobre el agua. E en poco proceso de tiempo el pescado manatí ó tortuga, con quien el reverso se aferró, cansado, se viene la vuelta de tierra á la costa; y entonces el indio pescador co- mienza á cojer su cordel en la canoa ó barca; é cuando tiene pocas brazas por cojer, comienza á tirar con tiento poco á poco, guiando el reverso é prisionero con quien está asido, hasta que se llega á la tierra, é las mismas ondas de la mar le echan fuera. E los indios ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 15 que en estas pesquerias andan, saltan en tierra, é si es tortuga la trastornan aunque no haya tocado en tierra la tortuga, porque son grandes nadadores, é la ponen en seco; é si es manatí, le harponan é hieren é acaban de matar. Y sacado el tal pescado en tierra, es necesario con mucho tiento é poco á poco despegar el reverso; lo cual los indios hacen con dulces palabras é dándole muchas gracias de lo que ha hecho é trabaxado, é assí le despegan del otro pescado grande que tomó. E viene tan apretado é fixo con él que si con fuerza lo despegasen, lo romperian ó lo despedazarian el reverso. E assí desta forma que he dicho se toman estos tan grandes pesca- dos, de los quales parece que la natura ha hecho alguacil é verdugo ó hurón para los tomar ó cazar á este reverso: el qual tiene unas es- camas á manera de gradas, como el paladar ó mandíbula alto de la boca de un hombre ó de un caballo, é por allí unas espinas delga- díssimas é ásperas é recias con que se afierra con los pescados quel quiere. Y estas gradas Ó escamas llenas de destas puntas tiene el reverso en la mayor parte del cuerpo por fuera, y en especial desde la cabeza á la mitad del cuerpo por el lomo é no por la parte del vientre, sino de medio lomo arriba; é por eso le llaman reverso, porque con las espaldas se ase é afierra con los pescados. » Los cronistas Herrera, López Gomara y Pedro Martyr de An- glería hablan también de las costumbres de este curioso animal, y nos refieren la historia de un manatí que vivió muchos años en cautividad en un pequeño lago de Santo Domingo, Jlegando á ser tan manso como un perro; pues acudía al nombre de Matos, tomaba el alimento de las manos de su dueño y le gustaba jugar con las personas que conocía, especialmente con los niños. El Barón de Humboldt, á principios del siglo pasado, observó el manatí, en abundancia extraordinaria, en varios lugares de las costas de América. En Cuba también abundaba, en otro tiempo, en las desemboca- duras de los ríos y en los esteros de aguas salobres; pero ya desde el año 1866 decía el doctor Gundlach que su número se había reduci- do notablemente, aunque todavía no era raro. Recientemente, en Enero de 1901, durante el Gobierno de la Intervención, y por ini- ciativa del ilustre Presidente de los Estados Unidos, Mr. Th. Roosevelt, ha sido necesario dictar una resolución prohibitiva de la pesca del manatí, bajo penas muy severas, á fin de evitar la total extinción en Cuba de tan inofensivo é interesante animal. Caracteres. —Además de los caracteres genéricos indicados, se 76 LUIS A. CUNI distingue el Manatus americanus por su hocico ancho; nadaderas pro- vistas de tres ó cuatro uñas rudimentarias; la piel casi desnuda ó provista de escasos pelos, salteados, á uno Ó dos centímetros de distancia, es de color gris negruzco bastante uniforme, aunqne más obscuro en la región dorsal que en la ventral, y los pelos son ama- rillosos. Su tamaño, por lo regular, alcanza de dos á tres metros de lon- gitud; 0.50 4 0.75 centímetros de ancho, y de 0.404 0.50 centíme- tros de altura, siendo su peso de 200 á 300 kilogramos. En las costas continentales de América alcanza, según se dice, hasta siete metros de largo y dos de ancho; pero no tenemos noticias de que en Cuba se hayan visto individuos de esas dimensiones, por lo que bien pudieran referirse al Manatus Inunguis de Sur América. Mr. D. G. Elliot da las siguientes dimensiones para un indivi- duo de MPEROS +. a 2.268 Calavera. Longitud total......... a MULSSl) ¡ATEO TAS OM ADICO: 21. oelcoomeoss equino 0.220 Construcción inter-orbitaria...... ..... 0.070 Arco palatino al final de la bóveda... 0.155 Largo de la mandíbula ................. 0.215 Altura del proceso coronoides.......... 0.13 Distribuición geográfica. — La mayor parte de los autores le asignan por patria las costas inter—tropicales del Océano Atlántico; pero si se tiene en cuenta que la especie propia del Orinoco y el Amazonas se ha separado de la presente con el nombre de Manatus Inunguis, queda restringida el área de distribución del Manatus ame- ricanus á las costas de Florida, Golfo de México, Centro América, Cuba y otras Antillas. Hábitos. —Estos animales, más bien fluviátiles que marinos, fre- cuentan las desembocaduras de los ríos. En nuestras costas, suele vérseles en los esteros salobres y en ciertos lugares donde surge el agua dulce, á manera de manantiales, en medio del mar. También remontan algunos ríos, como el Hatiguanico ó Gonzalo, el Agaba- ma ú Manatí, etc., y entonces se les ve echados sobre las orillas, con la mitad del cuerpo fuera del agua para alcanzar y pastar la yerba; aunque su alimentación habitual consiste en plantas acuáticas, las que cogen apretándolas con la articulación del puño y llevándolas ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUÁTICOS 77 á la boca. Los dos lóbulos en que está dividido el labio superior, se mueven lateralmente, por lo que se ha comparado este movi- miento al de las mandíbulas de las orugas. Estos mamíferos, como todos los acuáticos, tienen que salir á la superficie del agua para respirar el aire atmosférico. Suelen andar apareados ó en familias: la hembra tiene un solo hijo en cada parto, y para amamantarlo lo coge con una aleta y lo sostiene fuera del agua, apretado covtra el pecho, mientras nada con la otra aleta. Se les persigue y caza por medio de arpones provistos de una cuerda que termina en un flotador, que indica la dirección que si- gue el animal en su precipitada y convulsiva fuga. Cuentan los habitantes de la Ciénaga de Zapata, que cuando se apresa áun indi- viduo, es fácil capturar también á los demás miembros de la misma familia, porque acuden espontáneamente en auxilio de la víctima, ya sea éste el padre, la madre ó el pequeñuelo. Aplicaciones. —La carne de este animal es comestible, y se ha comparado por su aspecto y sabor á la de vaca ó á la de puerco. Se come fresca ó salada, en forma de tasajo. Antiguamente se le atribuían propiedades medicinales, según se ha visto en la narra- ción de Oviedo; para algunas tribus indias de Sur América es un bocado exquisito, y en cambio otros la creen venenosa y malsana. La grasa abundantísima, tiene fama de poderse conservar mucho tiempo sin que se enrancie, y se emplea para el alumbrado. El cuero, que alcanza un espesor de cuatro centímetros, se corta en bandas y sirve para hacer bastones de aspecto ambarino. En la época colonial se hacían látigos del cuero de manatí y se usaban para castigar á los infelices esclavos, aunque desde tiempos remo- tos, las Leyes de Indias prohibieron su uso por sus perniciosos efectos. ORDEN CETÁCEOS. Caracteres generales. —Los Cetáceos son mamíferos conformados, como los Strenios, para una vida exclusivamente acuática, y se pa- recen tanto á los peces que todo el mundo habla de la pesca de la ballena; pero á pesar de su forma de peces, son animales de sangre caliente y respiración pulmonar, son vivíparos y dan de mamar á sus hijos. Su cuerpo, fusiforme, está nnido á la cabeza sin distinción de cuello, porque las vértebras cervicales son muy cortas y están gene- ralmente, soldadas ó unidas. La extremidad posterior termina, 78 LUIS A. CUNI eomo en los Sirenios, por una aleta caudal, ensanchada horizontal- mente y más Ó menos bilobada. Las extremidades anteriores, en forma de nadaderas ó remos, tienen numerosas falanges, pero carecen de uñas. Las posteriores faltan por completo, y el cinturón pelviano está representado por nnos huesos rudimentarios sin conexión aparente con la columna vertebral. División. —Atendiendo á la presencia Ó ausencia de dientes en la edad adulta, se han dividido los Cetáceos propiamente dichos, en sub-órdenes: los Mysticetes Ó Balénidos que tienen ballenas en la edad adulta, y los Denticetes, provistos de dientes cónicos y seme- jantes, á los cuales pueden agregarse los Zeuglodontes, especies fósiles que tienen los dientes posteriores distintos de los anteriores y pro- vistos de dos raíces. Distribución geográfica. —La mayor parte de estos animales se ha- llan en los mares glaciales; algunos, sin embargo, habitan los ma- res cálidos. SUB-ORDEN MYSTICETES. Familia Balenide. luwracteres.—El carácter especial de los Mysticetes, y por tanto de la familia Balenide, única que comprende este sub-orden, consiste en Ja ausencia de dientes en ambas mandíbulas; perose ha demos- trado que existen en el feto, siendo después reabsorbidos y reempla- zados por láminas córneas ó ballenas que, en námero considerable, se insertan en el paladar y forman una especie de colador des- tinado á retener los pequeños moluscos y crustáceos de que se ali- mentan. El esófago es muy estrecho y no puede dar paso á gran- des animales. El cráneo es simétrico y las ramas de la mandíbula son muy arqueadas, reuniéndose en ángulo agudo por medio de un tejido fibroso en su extremidad anterior. El primer par de costillas únicamente está unido al esternón, quedando las demás atadas ó suspendidas á las vértebras por medio de ligamentos. GÉNERO MEGÁPTERA Bajo el epígraie ¿Ballenato? dice el doctor J. Gundlach en su Mamalogía Cubana, página 50, que le consta que se han visto algu- nos ballenatos, y aun que han sido arrojados á la costa ó á los cayos, muertos Ó enfermos; y agrega que cuando llegó á la Isla, en 1839, ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 79 vió los huesos de un ballenato en la Punta de Maya á la entrada de la bahía de Matanzas. La verdadera ballena (Balena Mysticetus, L.) jamás desciende á nuestras latitudes, pero en cambio es rela- tivamente frecuente en el Golfo de México y en el Mar Caribe una especie de ballena perteneciente al género Megáptera Gray, por lo que no dudamos en referir á dicha especie los ballenatos que se han observado en nuestras costas. Sinonimia. —Megáptera Gray., Erebus and Terror, Zool. 1846, pág. 16. Megapteropsis Van Ben., Res. Cet. Belg., 1861, pág. 38. Paescopia Gray., Proc. Zool. Soc. 1864. pág. 207, E 5. Caracteres. —El nombre Megáptera (grandes alas), se debe al ta- - maño de las aletas pectorales, que son largas y estrechas, midiendo la cuarta parte de la longitud total del animal; en tanto que la ballena franca tiene las pectorales cortas y anchas, distinguiéndose además por el número de dedos que es de cinco en el género Balena y cuatro solamente en el Megáptera. Son también caracteres distin- tivos de este género: la cabeza de tamaño moderado; las ballenas cortas y anchas; la piel de la garganta plegada longitudinalmente, y la presencia de una aleta dorsal poco elevada, de que carece por completo la ballena boreal. Distribución geográfica. —Pertenece á este género el jubarte, Jibar Ó pez de Júpiter (M. boops L. 6 M. longímana), que vive en el Océano Ablántico septentrional y desciende á veces hasta el Golfo de (Gas- cuña. Hay otras especies en el Golfo Pérsico, en el Mar de Bebriug y en el Océano Pacífico septentrional. Esta última especie (4. versubilis, Cope) se considera por Elliot como una sub-especie de la que existe en nuestros mares, que es la Megáptera nodosa, Bonnat. MEGÁPTERA NODOSA BELLICOSA Ballena belicosa M. nodosa bellicosa, Cope. Proc. Am. Phil. Soc. XII. 1870, pág. 103. Caracteres. —Distínguese la M. nodosa de las demás especies del mismo género por ciertos caracteres osteológicos. El cráneo, aun- que muy parecido al de la M. longimana, presenta en el hueso supra- occipital un canal medio y profundo, que se extiende desde el foramen magnum hasta cerca de la parte superior, y una protube- rancia á cada lado de la línea media; los nasales esián en contacto 80 LUIS A. CUNI en gran parte de su longitud; la caja ótica sub-cilíndrica; la apófi- sis coronoides de las ramas de la mandíbula sub-triangular; primera costilla con cabeza simple; y la escápula también simple. El color de esta especie es negro por la parte superior; pero Cope y Elliot admiten dos sub-especies que se distinguen por la colora- ción del vientre: M. nodosa versabilis, Cope. De vientre negro; es la que habita el Océano Pacífico, al N. O. de América. M. nodosa bellicosa, Cope. De vientre blanco manchado de ne- gro; es la que frecuenta nuestros mares, y suele verse, tanto en el Golfo de México como en el Mar de las Antillas. Hábitos. —Las Megápteras son las más rápidas de todas las balle- nas. Con frecuencia se las ve dejar á gran distancia á los vapores. Su longitud total no pasa de diez metros, y se alimenta de peces y moluscos. Sn caza es peligrosa y poco productiva, porque suminis- tra corta cantidad de aceite y sus ballenas no son muy estimadas. SUB-ORDEN DENTICETES Caracteres. —El carácter común á los Denticetes es la presencia de dientes cónicos en ambas mandíbulas óÓ en una sola. Estos dientes en número variable, caen fácilmente con la edad y no se renuevan. Presentan una sola abertura nasal en forma de media luna situada en la parte superior de la cabeza. Son pentadáctilos, pero el 1% y el 5% dedos están poco desarrollados. Generalmente se hallan pro- vistos de una aleta dorsal. División. —Comprenden los Denticetes cuatro familias ( Physete- ride, Hyperodontide, Monodontide y Delphinide ), de las cuales sola- mente dos tienen representantes en nuestros mares, pues los hipe- rodóntidos son de las costas de Europa, y los monodóntidos de los mares polares. FAMILIA PHYSETERIDXH Género Physeter Sinonimia. Physeter, Lin. Sys. Nat. 1. 1758. pág. 76. Catodón, Lin. Fauna Suecica. 2? ed. 1761. pág. 18. Tursio, Fleming. Phil. Zool. 11. 1822. pág. 211 (nec Gray). Caracteres.—Los phisetéridos se distinguen por su cabeza enorme? alcanzando la tercera parte de la longitud del cuerpo é hinchada hasta la extremidad anterior por el acumulo de grasa líquida ó ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 81 espermacetí. La mandíbula superior muy ensanchada para soportar los depósitos de grasa, carece de dientes funcionales, pues cuando existen, permanecen ocultos debajo de la mucosa gingival. La in- ferior está compuesta de dos ramas unidas por una sínfisis en más de la mitad de su extensión, y provista de una fila de grandes dien- tes separados, puntiagudos y sin raíces verdaderas, en número de 40 4 50, alojados en una ranura incompletamente dividida en al- véolos, de suerte que la fórmula dentaria es: 7 á => La extremidad anterior de la cabeza se eleva verticalmente como la proa de un buque y presenta eu su parte superior la abertura nasal ó respiratoria en forma de S. La boca, situada en la parte inferior, está hendida hasta los ojos, que son pequeños y colocados un poco por encima de los vídos, los cuales carecen de pabellón- El cuerpo es cilíndrico y no está separado exteriormente de la cabeza; lleva una pequeña aleta dorsal y las pectorales son cortas, anchas, gruesas y situadas detrás de los ojos. La extremidad posterior del cuerpo va disminuyendo progresivamente y termina en una aleta caudal, dispuesta horizontalmente como en todos los cetáceos, y profundamente hendida ó bilobada. El esqueleto ofrece particularidades muy notables; fué descrito por el Dr. Carlos de la Torre en la Academia de Ciencias. La ca- beza, cóncava por encima, se eleva posteriormente formando una cresta semi-circular, y se continúa en su parte anterior por un rostrum Ó pico alargado, ancho en su base y estrechándose gradual- mente hasta la punta. Esta gran concavidad está constituída en su mayor parte por los maxilares superiores y los inter-maxilares. El cráneo propiamente dicho, es pequeño relativamente, lo mismo que la masa cerebral contenida en su cavidad. Las vértebras cervicales, excepto el atlas, que tiene un metro de ancho, están soldadas en una masa que pudiera tomarse por una sola vértebra, si los agujeros de conjunción por donde salen los ner” vios cervicales no denunciaran su origen múltiple. Esta disposi- ción no es debida á la edad, pues hemos podido observarla lo mismo en el ejemplar adulto que existe en la Universidad Nacional como en el joven que posee el Instituto de Segunda Enseñanza de Ma- tanzas. El aparato hioideo está formado por tres huesos, uno central y dos laterales. El esternón también consta de tres partes; las dos primeras se unen en la línea media dejando un agujero central, y la tercera forma el apéndice xifoides. 82 LUIS A. CUNI El omóplato, es cóncavo por su cara exterior y presenta un acromion muy saliente y una apófisis coracoides terminada en pun- ta. El húmero es muy corto y grueso, y está soldado al cúbito y al radio En el joven, los cuerpos de las vértebras no tienen aún soldados los discos ó superficies articulares. También son notables los hue- sos upsilóideos, en V Ó Y, característicos de los cetáceos. PHYSETER MACROCEPHALUS Cachalote Sinonimia. Physeter macrocephalus, L., Sys. Nat. 1. 1755. p. 76. Physeter macrocephalus, L., Sys. Nat. 1. 1776. p. 107 Pl. 4. Catodón macrocephalus, Gray., Cat. Seals and Whales 1866. p. 202. Caracteres. —Son los mismos indicados al tratar del género Phy- seter, pues las diversas formas descritas como sub-especies ó varie- dades distintas pueden referirse á la presente especie; por lo cual sólo agregaremos que el color es negro en la parte superior y gris en la inferior. Dimensiones. —Dícese que en otro tiempo el cachalote alcanzaba hasta treinta metros de longitud; pero en la actualidad no se en- cuentran individuos mayores de veinte metros, siendo la hembra de menor tamaño que el macho. Distribución geográfica.—El cachalote habita en todos los mares, especialmente en las regiones cálidas, siendo raro encontrarlo más allá de los 60? de latitud norte ó sur; así pues, no es de extrañar el que se hayan observado ó hayan venido á encallar en nuestras cos- tas algunos individuos de esta especie. Ya el cronista Oviedo, en el libro x111, capítulo 2%, de su His- toria General y Natural de las Indias, al tratar «De las ballenas que hay en las costas é mares de estas Indias é Islas de Tierra Firme», dice que muchas veces ha hallado y visto en estos mares, «entre aquestas Islas é Tierra Firme, muy grandes animales de agua », los cuales cree que sean ballenas; pero por el nombre Physeter que les aplica y por la descripción que de ellos da en dicho capítulo, se infiere que se trata del cachalote y no de la ballena; si bien es perfectamente posible que hubiera observado además alguna balle- na del género Megaptera, que, según hemos dicho, frecuenta nues- bros mares, ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 83 En el periódico Aurora del Yumurí, que se publicaba en Matan- zas el año 1830, en el número 312, correspondiente al mes de Fe- brero de dicho año, se encuentra un parte oficial dado por el capitán del vapor Neptuno, don José María López, al capitán del Puerto de la Habana. : En dicho documento dice el señor López que el día 3 de Enero de 1830, en viaje de Matanzas á la Habana, á eso de las 7 de la mañana, vió frente al lugar que llaman el Frayle, y como á cuatro millas de la costa, «un grande objeto que á todos los que iban en el vapor les pareció una embarcación zozobrada.» Acercándose á dicho objeto, distinguió «claramente que era la parte superior de la boca de un pez de extraordinaria magnitud », observado además «que le rodeaban otros infinitos de varios tamaños, saltándole en todas direcciones », y que sacaba fuera del agua una aleta de color obs- curo. Y termina diciendo: «El tamaño de este cetáceo, incompa- rablemente mayor que el de la más grande ballena; y su fignra diferente al de éstas, no me dejaron duda de que pertenece á otra distinta especie.» El pez de extraordinaria magnitud que vieron los pasajeros y el capitán del vapor Neptuno era, probablemente, un cachalote. A fines del año 1897 encalló en las costas de la bahía de Matan- zas un cachalote que fué capturado por varios pescadores y condu- cido hasta la desembocadura del río Yumurí. Este ejemplar fué adquirido por el señor Alfredo Botet y regalado al Instituto de Ma- tanzas, donde se conserva la piel y el esqueleto, que fueron prepa- rados por el señor Miguel Maribona. Mucho más importante que el anterior es el esqueleto que fué regalado por el Ayuntamiento de la Habana al Museo de Historia Natural de la Universidad. Perteneció dicho esqueleto á un macho adulto que encalló en Mayo de 1906 entre Cayo Confites y Cayo Romano, á la entrada de la parte más estrecha del Canal Viejo de Bahama. Este hallazgo, según consta en la comunicación del doc- tor La Torre á la Academia de Ciencias, en sesión extraordinaria de 12 de Mayo de 1907, se debió 4 don Rafael Roque, vecino de Cayo Romano, quien en compañía de sus tres hijos y de algunos pescadores, aprovechando la resaca, lograron remolcar aquella mole enorme hasta la playa, en donde le extrajeron más de cien envases de esperma-ceti, los cuales fueron vendidos en Nuevitas á la fábri- ca de jabón de Pijuán y al señor Bernabé Sánchez, para el ingenio Senado, 84 LUIS A. CUNI Por las dimensiones de la cabeza, que mide seis metros, pudo calcularse la longitud total del esqueleto en unos veinte metros, dimensiones que superan, según el doctor La Torre, á las del ejem- plar que se conserva en el Museo del Jardín de Plantas de París y que fué descrito por el sabio Cuvier. El año siguiente, 1907, mientras se exhibía en la Habana el es- queleto de aquel cachalote, se encontró otro, algo menor, en el mismo sitio y fué también llevado á Nuevitas. Por último, en Junio de 1909, los señores A. Neira. F. Menocal, M. Castro y otros señores de Cárdenas, en una excursión de recreo, tuvieron la suerte de hallar un buen ejemplar, cuyo esqueleto re- cogieron y cedieron al Museo de aquella ciudad. Por lo expuesto queda comprobado que no es muy rara la pre- sencia en nuestras costas de esta famosa especie, de la que, sin embargo, no se hace mención en ninguno de los catálogos de mamí- feros de Cuba publicados hasta esta fecha. Hábitos.—Los cachalotes recorren los mares en manadas como los deifines; prefieren los mares profundos, por lo que se acercan á las costas escarpadas y evitan las playas y los bajos. Nadan con gran velocidad y descienden en busca de su alimento, que consiste en moluscos cefalópodos, á grandes profundidades, pudiendo per- manecer más de una hora sin venir á respirar á la superficie. Con frecuencia golpean el agua con la cola y á veces se mantienen en posición vertical, sacando la cabeza ó la cola fuera del agua, lo cual justifica la narración fantástica del capitán del vapor Neptuno á que antes hemos hecho referencia. Cuando vienen á la superficie, per- manecen diez ó doce minutos, durante los cuales efectúan cincuenta Ó sesenta movimientos respiratorios, pudiéndose percibir á gran distancia la nube de vapores que lanza á bastante altura en cada espiración. La hembra pare uno ó dos hijos. Productos. —El cachalote suministra varios productos muy esti- mados en el comercio, por lo que se le persigue tanto como á la ballena, á pesar de ser bastante incierta y peligrosa su cacería, porque se defiende valerosamente cuando se ve atacado y suele hacer zozobrar las embarcaciones. Entre los productos del cacha- lote figuran en primer lugar: el esperma-ceti, aceite y blanco de ba- na, contenidos en las cavidades situadas encima de la cabeza en tal cantidad que un solo individuo puede suministrar hasta cien ba- rriles de dicha grasa. ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 85 Esta substancia se emplea en la fabricación de bujías translúci- das, jabones, pomadas y cosméticos. El ámbar gris, que es un cálcu- lo ó concreción intestinal formado á expensas de los picos y plumas Ó huesos de calamares, sepias, etc., y de las escamas de los peces que sirven de alimento al cachalote, es una substancia muy esti- mada para perfumería, sobre todo en Oriente. Su precio suele ser hasta de cinco francos el gramo, y se encuentran concreciones de más de un kilogramo. Estos cálculos se recogen también en las costas Ó flotando en plena mar. Los dientes del cachalote son du- ros y compactos, pero no tan estimados como el verdadero marfil, á causa de su coloración amarillenta. FAMILIA DELPHINIDA Caracteres. —Difieren de los Phisetéridos en que están provistos de dientes cónicos, semejantes en ambas mandíbulas. GÉNERO PHOCAENA Historia. —Al Género Phozcena, Cuv. caracterizado por su ca- beza redondeada anteriormente, con el pico corto, no mayor que la longitud del cráneo, se han referido las distintas especies de toninas, que de tarde en tarde han encallado en nuestras costas. Don F. Ximeno, distinguido naturalista de Matanzas, recogió un ejemplar muerto en aquella bahía, en Octubre de 1865, y lo hizo enterrar detrás del Castillo de San Severino; pero el Sr. Ximeno se limita á decir que pertenecía al género Phoceena, Cuv. sin determi- nar la especie. En esta misma forma está consignado en el Reperto- rio Físico Natural de la Isla de Cuba., tomo 2%, página 56; en la Revista y Catálogo de los Mamiferos Cubanos, por D. Juan Gundlach, y en la Mamalogía Cubana, del mismo autor, página 50. Pero estas indica- ciones son demasiado vagas para saber si realmente se trataba del género Phocena, cuya especie típica, Ph. comunis, Cuv. es propia de los mares del norte, ó más bien de algunos otros géneros, (Orca, Orcinus, Pseudorca) que frecuentemente se han confundido con el Phocena, Cuv. En el tomo XXIII de los Anales de la Academia de Ciencias de la Habana, 1886, página 555, aparece la siguiente nota del sabio cate- drático de Zoología y académico de mérite D. Felipe Poey. «Phocena grampus. —Este es un cetáceo de la familia de los del- phinidos, encallado hace poco en las peñas de Cojímar, donde lo 86 LUIS A. CUNI impulsó probablemente su voracidad en persecución de algún pez, * ó bien, lo que es menos probable, perseguido por el alecrín, que tiraniza nuestros mares. Sabedor del caso el entendido y activo disector D. Leonel Piasencia, acudió á tiempo para recoger, con ar- duo trabajo, el esqueleto que armó en la Habana con la habilidad que le es propia. Los caracteres de este animal, reconocido por mí, auxiliado por los datos que el Sr. Plasencia pudo proporcio- narme acerca de la forma de la cabeza, color del cuerpo, forma, magnitud y posición de la aleta dorsal, corresponden á un cetáceo de los mares del norte, nombrado por Hunter Delphinus grampues, en cuya sinonimia parece que entran el gladiator de Lacépede y el orca de F. Cuvier; habiendo alguna vez recalado á las costas de los Estados Unidos, y ahora se aparece en el trópico, como suelen aparecerse el pez zorro, el atún y el pez de espada. No bastaba á la inocente é infeliz ballena tener por enemigo al hombre, cuyos crue- les arpones la persiguen en las regiones glaciales; no bastaba á su desdicha el estar sometido á la furia del narval y del espadarte; había de sucumbir al acometimiento de los delfines más feroces, asociados en tropa de centenares de individuos que la embisten hasta el extremo de obligarla á sacar fuera de la boca la lengua, bocado sabroso, que estos corpulentos animales devoran sin piedad.» Y termina el profesor Poey diciendo que ha hecho la clasificación de la especie «en cuanto lo permite el estado actual de la ciencia, en medio de una sinonimia no del todo satisfactoria ». En efecto, pocas sinonimias hay más complicadas que la de la especie á que se refiere D. Felipe Poey, como puede juzgarse por la que copiamos á continuación, tomada de la lista de los mamíferos del continente norteamericano é Indias Occidentates, por Daniel Giraud Elliot, 1905. Dicho autor denomina esta especie Orcinos orca. El género Orcinus, Fitzin, es del año 1860 y le sirvió de tipo el Delphi- nus orca Lin. : He aquí la sinonimia de Elliot: Orcinus orca, Lin. (Common killer whales). Delfinus orca, Lin., Syst. Nat. 1, 1758, pág. 77. Delphinus gladiator, Bonnat., Tab. Encycl. And Meth. des Trois Reines de la Nature, etc. 1789, p. 23. Orca schlegeli. Lilljeb. Ray. Soc. 1866, p. 235. Orca articus, Gerv. €; V. Ben. Ost. Cet. 1868, p. 314. Orca europe, Gerv. € V. men. Ost. Cet. p. 314. Orca latirostris, Gerv. 6 V. Ben. Ost. Cet. 1868, p. 543. ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 87 Orca Sterorhyncha, Gray. Proc. Zool. Soc. 1870, p. 71. Orcinus gladiator, Elliot., Syn. N. Am. Mam. F. C. M. Pub. 11 1901, p. 22. pl vi. Zool. Ear. Orcinus orca, Elliot. Mam. Middle. Amer. € W. Ind. F. C. M. Pub. 1v, Pt. 1. 1904, p. 51, fig. xvii, pl. xx11 Zool. Ser. A esta especie debiera referirse el Phocena grampus de Poey, dependiendo la diferencia del nombre de las leyes de la nomencla- tura, porque el género Orcinus de Fitzin (1860) es desmembración del Phocena de Cuvier (1817), como éste lo fué del Delphinus de Linneo (1758). Y la especie Grampus de Hunter, anterior á Orca de Linneo, ha tenido sin embargo que ceder al nombre impuesto por el fundador de la nomenclatura universalmente aceptada. No obs- tante, el Dr. La Torre, discípulo de Poey, que aceptó aquella de- nominación y describió el esqueleto en la mencionada sesión de la Academia de Ciencias, ha rectificado después la clasificación de aquel ejemplar y cree que el esqueleto que se conserva en la Aca- demia, perteneciente al cetáceo encallado en Cojímar en 1886, debe referirse al Phocena crassidens, Owen, % con más propiedad, al Pseudorca erassidens, Owen; porque el O. orca tiene soldadas sola- mente las dos Ó tres primeras vértebras, en tanto que en el Ps. cra- ssidens están unidas las seis Ó siete vértebras cervicales, circuns- tancia que existe en el mencionado esqueleto del Museo de la Academia de Ciencias. GÉNERO PSEUDORCA Pseudorca Reinh, Overs K. Dan. Vidensk. Selsk. Forh. Kjo- benk. 1862, p. 151. > 10—10 Caracteres, — Fórmula dentaria > 1010 y puntiagudos con raíces cilindróideas. Tienen cincuenta vérte- bras, estando unidas las seis Ó siete primeras en una sola pieza. Las aletas pectorales moderadas y puntiagudas; la dorsal situada cerca del medio del lomo, de tamaño regular y escotada en su borde posterior. La cabeza algo elevada delante del resolladero y termi- nada en un rostrum corto y ensanchado. —— 40. Los dientes son grandes PSEUDORCA CRASSIDENS Tonina, Killer Whales Sinonimia. —Phocena erassidens. Owen., Brit. Fos. Mam. 1846, p. 516. 88 LUIS A. CUNÍ Orca (¿pseudorca?”) meridionalis, Flower Proc. Zool. Soc. 1864, p. 420. Orca destructor, Cope. Proc. Ac. Nat. Sc. Phil. 1866, p. 293. Globiocephalus grayi, Burm. An. Mus. Pub. B. Aires. 1. 1864, 800 007, pl: XXI. Pseudorca crassidens, Elliot., Sin. N. Am. Mam. F.C. M. Pub. IL 190 L. p. 23. pl. vi, Zool. Ser. Pseudorca crassidens, Elliot., Mam. Mid. Amer. € W. Ind. F.C. MPPab. “Tv. pb. 1. 1904. p. BL, pL. xn Zool: Ser. Caracteres. —En esta especie la frente desciende gradualmente desde el resolladero hasta el extremo del hocico; la aleta dorsal está situada en el medio del lomo; las pectorales son relativamente pe- queñas. El color negro, un poco más claro en la parte inferior, lo distingue del Orca, que tiene el vientre completamente blanco, coloración que se eleva posteriormente á las partes laterales y apa- rece también en forma de manchas por encima de los ojos y en la base de la dorsal. Dimensiones. —Longitud total: 4 4 5 metros. Elliot da las siguientes medidas de la calavera: Mondo o pee eacbhios soe 595 m/m. Largo del TOSÉLUm. acaso ces 217» Anchoa la DARE c epi aseoris 208 » Idem al medio. lodo Pa ces 188 » Idem inter-orbitaria ......oo.m.o.oo... 333 » Longitud de la fosa temporal...... 19E: Y Distribución geográfica.—Se encuentra en todos los mares, y Mr. Elliot lo enumera entre las especies que' frecuentan las aguas vecinas al Continente americano y las Indias Occidentales. En Cuba, además del ejemplar á que se ha hecho referencia, y cuyo esqueleto se conserva en la Academia, parece haberse observado otras veces; pues quizás pudiera referirse á esta misma especie el Phocena de Ximeno y otro ejemplar cogido en la Habana el 3 de Julio de 1858 y dibujado por don Felipe Poey. Este último ejemplar medía unos tres metros, y el de la Academia cerca de cinco. Hábitos. —El nombre inglés Killer Whales, matador de ballenas, indica que sus hábitos son semejantes á los del Orcinus orca. ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 89 GÉNERO GLOBICEPHALUS Sinonimia. — Clobicephala, Less., Hist. Nat. Mamm. Ois. I, 1898, 441. Id. Nouv. Tabl. Regn. Anim. Mamm. 1542, pág. 200, Sphoero- cephalus, Gray. Cat. Seals € Whales Brit. Mus. 1866. p. 323. Caracteres. —Los goblicefalos son delfines que se distinguen fá- cilmente por su cabeza globulosa en su parte anterior y la ausencia de rostrum aparente; la dorsal es baja, alargada y de forma triangu- lar; las pectorales largas y estrechas. Tienen dientes en corto número, pequeños, cónicos y recurvados, solamente en la mitad an- terior de las mandíbulas. La superior (rostrum) es corta y ancha, la sínfisis de la mandíbula es corta; el cráneo ancho, deprimido; las vértebras en número de cincuenta y siete á sesenta, estando las cinco Ó seis primeras cervicales unidas. En el Golfo de México se han observado las dos especies si- guientes: GLOBICEPHALUS MELAS Piloto. Sinonimia. —Clobicephalus melas, Traill. Nichols Journ. 1809 XTIT pl. 3. Delphinus globiceps, Cuv. Ann. Mus. París 1812. p. 14. pl. 1. gs. 1. 2, Delphinus deductor, Scoresby. Arct. Reg. 1. 1820. 6. 13. fig. 1. Delphimus intermedius, Harl. Jour. Acad. Nat. Acie Phil. 1829. pol. pl. 1. gg. 13: Globiocephalus incrassatus, Gray., Procce. Zool. Soc. 1861, p. 309, A Spherocephalus incrassatus, Gray., Cat. Seals € Whales. Brit. Mus 1866, p. 323. Globiocephalus macrorhynchus, Hector. Frans. N. Zeal. Inst. vir. 1874. pl. 16. fig. 3. 3? (nec Gray ). Globiocephalus melas, Elliot. Syn., N. Am. Mamm. F. C. M. Pub. 11. 1901. p. 23. Pl. vir. Zool. Ser. Globicephalus melas, Elliot., Mamm. Middle. Amer. € W. Indies. ENESM Eo plo 1902, pi 02. 8. xx pl. XXIIL. 4001: Ser. , Caracteres. —Fórmula dentaria $ 4 13. El número de vértebras Z es de cincuenta y nueve á sesenta, estando soldadas la segunda 2 y tercera cervicales; los maxilares é inter-maxilares son rugosos 90 LUIS. A CUNI en su parte anterior. Color negro con un área blanca en la parte inferior. Medidas. —Elliot da las siguientes medidas para un ejemplar completamente desarrollado: METROS Longitud total unos. 20 pies... cacioacac ponia 5.60 > Longitud de la aleta pectoral .......o.ooconconacocos. 1.270 Mayor anchura de la misma.. ... .ooopccecenonecooss 0.279 Del extremo del hocico á la aleta dorsal......... 1.397 Distribución geográfica.—Se encuentra esta especie en el Océano Atlántico, tanto en los mares del norte como en los del sur, y en las costas de ambos continentes. Los barcos de Ja Comisión de Pes- ca de los Estados Unidos lo han observado con frecuencia en el . Golfo de México, y debemos referir á esta especie el ejemplar cogido en la bahía de Matanzas, cuya historia hemos hecho en la introduc- ción de este trabajo. GLOBICEPHALUS BRACHYPTERUS Pilotos de altas costas Sinonimia. — Globicephalus brachypterus, Cope., Proc. Acd. Nat. Scien. Phill. 1876. pág. 129. f. 131. Elliot., Syn. N. Am. Mamm. E. .C.; M.. Pub. 11. 1901. p..24:Zo01. Ser. Globicephalus brachypterus. Elliot, Mamm. Middle. Amer. € W. Indies. F. C. M. Pub. 1v. pl. 1. 1904. p. 53. Zool. Ser. Caracteres. —Fórmula dentaria $. Sólo tiene cincuenta y siete vértebras; el rostrum ancho, superando su base á las 4/5 partes de la longitud total; la fosa temporal grande y oval. Difiere de la especie anterior por el tamaño menor de los pectorales, que sólo miden una sexta parte de la longitud total del cuerpo. La aleta dorsal está situada por delante de la mitad del dorso. El color es enteramente negro. Medidas. —El citado profesor Elliot da, para un adulto de esta especie, las siguientes: A A ss 4.648 m/m. Del extremo del hocico á la dorsal....... 1.206 » Longitud de la pectoral.............oooooomo.oo 0.762.» Altar dela dota. LC A 0.356 » Ancho de la nadadera caudal................. LAB Vaniavo ns 44 SIAASIA SOLSHHOM SATYHAIADIAOTO TH TITTE É 19? ACI RI iin is ¿RANAS AAN » % e .i ande Y » . Ñ e ' € NN 0 ¡e % dd LN ¿ Ca ae , y" » ES A . da TA ¿h , PI A á AIN A ] AA A . a. q $Á he . A 1d E ES si! a > ima de " ' Leroá e E Ñ" Mi XK L pa y a A pa y 2 p ; , 6 . .. + 1 » -. A - pl e 3 a . Ml id lo . á " - . E k e >. 7d y a » F le dr * wa as kE e YA » ? Da 3 4 S “4 2 Le z d Ñ 3 " . . . A e , 19 E , * á ee a MA Ps ] . - TE 2 de e 14 ¿ed * , SS 3 rs a” e » m0 A PA ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 91 Calavera: Dongabad total oia dele boina 0.662 m/m. Fongitud del FONSI isa ol bd dota 0.333 » Ancho en la DAS conde demases alas pelo 0.288 » dém enel medi oda e sasaradianas 0.235 » ¡Anchura inber-0rDItarla .aostacitasa diseaioos 0.015 » Longitud de la fosa temporal. ........ ...... 0.163 » Distribución geográfica. —Habita el Golfo de México y la costa de los Estados Unidos en el Océano Atlántico hasta la altura de New Jersey. Hábitos.—Los globicéfalos son animales pacíficos y se alimentan principalmente de calamares, sepias y á veces de peces. Andan generalmente en manadas, á veces numerosísimas, las cuales siguen ciegamente 4 un solo conductor, circunstancia que aprovechan los pescadores para capturarlos. GÉNERO DELPHINUS Sinonimia. —Delphinus, Lin., Sys. Nat. 1. 1758. p. 77 1. 1766. p. 108. Rhinodelphis, Wagn., Schreb. Saugth. vir. 1846. pgs. 281, 316 y 349. Eudelphinus, ¡Van Ben and Gerv. Ostig., Cet. Viv. et Foss. 1880, p. 600. Caracteres. —Fórmula dentaria 2 á oO” 160 á 240. Los dientes ocupan casi por completo la longitud del rosírum en ambas mandíbulas; son cónicos, agudos, recurvados. El rostrum tiene doble longitud que la caja craniana. Pterigoides unidos en la línea media en toda su longitud; paladar profundamente acanalado late- ralmente; pectorales moderadas y escotadas. DELPHINUS DELPHIS Delfin, impropiamente Golfín Sinonimia.—Mr. Elliot (op. cit.) da la siguiente: Delphinus delphis Linn., Sys. nat. 1. 1758. p. 77 1. 1766. p. 108. Elliot, Syn. N. Am. Mamm. F. C. M. Pub. 11. 1901, p. 28. pl. 1x. Zool. Ser.; 1d., Mamm. Middle. Amer. € W. Indies. F. C. M. Pub. Iv. pt. 1. 1904. p. 54. pl. xxiv. Zool. Ser. Delphinus fulvio-fasciatus Wagn., Schreb. Sauth. 1846. pl. 361. a, 1. 92 LUIS A. CUNI Delphinus nove-zelandie.—Onay 8 Gaim, Vay. Astrolabe. Mamm. 1830, p. 149. Delphinus janira, Gray., Vay Erebus 6 Terror. Zool. 1846, p. 474. pl. 22. fig: 1. : Delphinus forsteri, Gray., Cat. Seals € Whales. Brit. Mus. 1866, p. 248. Delphinus major, Gray. Cat. Seals €: Whales. Brit. Mus. 1866, p. 396. E - — Delphinus moorú, Gray. Cat. Seals € Whales. Brit. Mus. 1866, p. 396. Delphinus walkeri, Gray. Cat. Seals € Whales. Brit. Mus. 1866, TS Delphinus pomeegra, Owen. Trans. Zóol. Soc. vi. 1866, p. 23. pls. 6. 8. Delphinus bairdi, Dall. Proc. Calif. Acad. Scien. v. 1873, p. 12. Delphinus microps, Burm. Desc. Phys. Argent. 11. 1879, p. 534.: (nec Gray). Delphinus fuscus, Fisch. Act. Soc. Linn. Bord. v. 1881, p. 127. pL av, Delphinus sowerbianus, Fisch. Act. Soc. Linn. Bord. v. 1881, p. 127: pl.: TV: Delphinus variegatus, Fisch. Act. Soc. Linn. Bord. v. 1881, Pp: apli. Delphinus balteatus, Fisch. Act. Soc. Linn. Bord. v. 1881, p. 127. Delphinus moschatus, Fisch. Act. Soc. Linn. Bord. v. 1881, pu ple Clymene marginatus, Fisch. Act. Soc. Linn. Bord. v. 1881, p. 150. (nec Pucheron). Delphinus delphis, var. curvirostris Riggio., Nat. Sicil. 11. 1883, p:. 157. pl. Caracteres. —Cuerpo delgado; la frente formando ángulo con el pico que es largo y delgado; aleta dorsal en el centro del lomo, es- trecha; las pectorales tres veces más largas que anchas, puntiagu- das. Color muy variable, la parte superior negra Ó gris negruzco, la inferior blanca Ó verdosa claro; una banda negra, gris Ó verdosa, se extiende desde la mandíbula inferior hasta la base de las pecto- rales; anillo orbitario negro, desde donde una banda negra se ex- tiende hacia delante hasta la base del pico; margen de la mandíbu- la inferior negro; área alargada, de festones grises á los lados, atravesadas por dos bandas longitudinales de gris verdoso. SVZNVIVIM Had OLOLIISNI TIA OASAMN TH NA VITIVH 4S OKO9 TVL SATVHIRNOI4OTOD TH a) dd > > > cd y ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 93 Medidas. — nta oa o a ends 1.382 4 2.008 Longitud de la pectoral......... . SABOR 0.280 á 0.305 Ancho de la caudal.. ...... qeda ES 0.393 4 0.450 Altura de la dorsal ....... A A SA 0.117 á 0.204 Del espiráculo á la extremidad de la nariz 0.330 á 0.356 Distribución geográfica. — Habita el Océano Atlántico, y se observa con frecuencia en el Golfo de México. Fernández de Oviedo (Cap. 6% libro x111 de la Historia de In- dias) dice lo siguiente: «Acaece muchas veces que los marineros matan muchas toninas con arpones é fisgas, viniendo las naves Ó andando en su navega- ción engolfadas Ó por las costas de estas indias.» Y el Dr. Gund- lach (Mamalogía Cubana, pág. 50), bajo el epígrafe «Ponina», dice: «que se ven estos animales á menudo alrededor de las embarcaciones, y muchas veces las acompañan por algún tiempo». Agrega que «pertenecen al género Delphinus L.», aunque no habiendo examinado individuo alguno muerto, no puede indicar su nombre específico. Algunas otras notas se han publicado en los periódicos acerca de la presencia de delfines en nuestras costas, pero como no se con- signan sus caracteres, es imposible determinar su clasificación cien- tífica, y lo mismo pueden haber pertenecido á esta especie que á cualquiera de las siguientes, que son las observadas por la Comisión Americana de Pesquería en el Golfo de México y Mar de las An- billas. Hábitos. —El aspecto de sus dientes indica que es uno de los más terribles carniceros marinos; su alimentación consiste de moluscos, cefalópodos, crustáceos, peces. Se les ve en alta mar y también cercanos á las costas, pudiendo decirse que se le encuentra en to- das partes en tropas de seis á diez individuos; siguen á los buques, nadando á su alrededor. La hembra pare un solo hijo, al que cuida y atiende con solicitud. GÉNERO TURSIOPS Sinonimia. —Tursiops Gerv., Hist. Nat. Mamnm. 11. 1355., p. 323. Tursio Gray, List. Spec. Mamm. Brit. Mus. 1843, pgs. xxrrr 105. Tursio, Cat. Seals € Whales. 1866, p. 254. A 2 Caracteres. —Fórmula dentaria 57 4 35 844 100. Rostrum moderadamente rematado en punta; palatino no acanalado; sínfisis 94 LUIS A. CUNI de la mandíbula corta; dientes robustos; vértebras: cervicales 7, dorsales 13, lumbares 17, caudales 27,=64. Aleta dorsal alta, encorvada; dientes cónicos iguales; pterigoides en contacto. TURSIOPS TRUNCATUS Tonina ú Delfín Sinonimia.—Delphinus truncatus Montagu, Mem. Wern. Soc. 111 1821, p. 73. True. Proc. Acad. Nat. Scien. Phil. 1903, p. 318. Phocena compressicauda Less. Nat. Hist. Cet. 1828, p. 199. Delphinus metis Gray., Vay. Erebus € Terror. Zool. 1846, p. 38. pl 17. Delphinus cymodoce Gray., Vay. Erebus € Terror. Zool. 1846, Pp. 938. pl. 19: Delphinus eurinome Gray. Vay. Erebus € Terror. Zóol. 1846, p. 38. PL. Ts. Tursiops tursio Elliot., Syn. N. Am. Mamm. F. C. M. Pub. 11. 1901, p: 29. pl. 1x. Zool. Ser. Tursiops truncatus Elliot., Mamm. Middle. Amer. € W. Indies. F. C. M. Pub. 1v. Pt. 1. 1904, p. 56. f. xx. pl. xxiv. (misprint- et on plate Tursiops tursio) Zóovl. Ser. Caracteres. —Además de los del género, tiene los siguientes: el hueso frontal no tiene gran extensión y los parietales son anchos inferiormente. El color, en el dorso, es plomizo matizado de pur- púreo, blanco por las partes inferiores. Medidas. — Longitud total...... ....... A O 2.907 IDEUORORICO! 0. 20700 ap ze e A O E 0.319 Aedo da dOraal.. 0... ac dinar 0.229 Aena de da caudal... oro orto 0.612 A A A A 0.432 e O A A 0.108 Ameburainter-or Daría o. ioceacdobcaccossronbecnc ras 0.191 Larco de la mandibula «.spioteismego soso carpo 0.365 Distribución geográfica.—Es muy amplia; se le halla en el Mar Mediterráneo; Océano Atlántico; costas de los Estados Unidos, desde Maine á la Florida; Golfo de México, a e ESQUELETO DEL GLOBICEPHALUS E O juá y p : AA , hb A y ma” ars pe FE ta =, sá , .. pies AS 2 j AS a d ) r d 4 p q Ae ho ; A j ¿ ; SY y : 3 » qe t ñ E E . ' % P ' , y ' 2 4 ' , 2H “ Ñ *d a A sw (> * . ey , 9 ño A p»A de 4 Mr A 5 * ; > , e de -— É A » = ' Ó pi Y « , 4 y 3 ES e y . . ' 2 nl A pp » y Me - , 4 á ' - 4 0] A . - v M E / Ni .: £ “ y ” 4 D ei? d , r y 3 A a p y Ki y A Pra « mE: á A 3 EE Es : 3 . ' Í . Pa ds » A > e , de *, 4 S 1] > di X . 5 . - " A A E p e . dd y r . 07 “ . y 4 « 4 . "$ » % > o . v * E La N 4 r Sl y 2 ¡ n > ml : É v 0 * a . a á , . y e) A . a ñ ¿ : s y 0] A ER $ Y + , q y A E Y f 247 E y pa $ e z 5 E. Y ui y > - d a! " 1] D % q . d . e ” + ps , i Y » > , di , Je . vos E Ñ » . ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 95 GÉNERO PRODELPHINUS Sinonimia. —Prodelphinus, Van Ben. S Gerv. Osteog. Cet. Viv. eb Foss. 1880, p. 604. pl. xxXVIH. Clymene Gray., Proc. Zóol. Soc. 1864, p. 237. (nec Munster, 1839). Clymenia Gray., Syn. Whales € Delphins. 1868, p. 6. (nec Muns- ter. 1839). Caracteres.——Fórmula dentaria A á o 120 4 200. Dien- tes más pequeños que los del Turstops. Rostrum largo y estrecho, palatinos no acanalados; vértebras de 73 á 78; sínfisis de la mandí- bula corta; pico alargado; aletas dorsal y pectorales encorvadas. Dientes cónicos, pequeños y numerosos; convexa la porción ros- tral de los inter—-maxilares. Color purpurino gris por encima, manchado de blanco. Ancho del rostrum en la base, 109; en el centro, 58; entre las órbitas, 186. PRODELPHINUS PLAGIODON Delfín de dientes afilados Sinonimia.— Delphinus plagiodon, Cope. Proc. Acad. Nat. Scien. Phil. 1866, p. 296. Prodelphinus plagiodon, Elliot., Syn. N. Am. Mamm. F. C. M. Pub. 11. 1904, p. 31. f. 9. Zóol. Ser.—Id., Mamm. Middle. Amer. $ W. Indies. F. C. M. Pub. 1v. pt. 1. 1904, p. 58. f. xxr. Zool. Ser. Caracteres. —Aleta dorsal alta, recurvada; aletas pectorales an- chas en la base; el pico fuerte, robusto. Color purpurino gris por encima, manchado de blanco en los lados y por debajo, lo mismo que las aletas; las partes más inferio- res lo están de gris oscuro. Dimensiones. — O a tatn b atesora 2.157 E A o en SNA 0.280 ena aleta pecho radio Iuosca o náseraninane dns 0.304 Del extremo del pico á la ral AUS dd ALDO TA 0.337 AU dela dora alot deta 0.241 al e A 0.527 Distribución geográfica. —Se encuentra en las costas del Atlántico de los Estados Unidos, desde el cabo Hatseras al Golfo de México, 96 LUIS A. CUNI PRODELPHINUS EUPHROSYNE Delfin Sinonimia. —Delphinus euphrosyne Gray. Voy., Erebus € Terror Zóol. 1846, p. 40. pl. 22.—1Id., Cat. Seals € Whales. Brit. Mus. 1866, p. 251. Delphinus styx Gray., Voy. Erebus € Terror. Zóol. 1846, p. 39. pa. Delphinus tethyos Gerv., Bull. Soc. Agr. Herait. 1853, xL. p. 150. pl. 1. Delphinus marginatus (Duvern) Pucher. Rev. Zool. 1854, pl. 547- Delphiñus eurynome Blyth., Cat. Mus. Asiat. Soc. Beng. 1863, p. 90. (nec Gray). Tursio dorcides Gray., Cat. Seals € Whales, Brit. Mus. 1866, p. 400. Clymenta euphrosinoide Gray., Syn. Whales 8; Dolphins. 1868, p. 6. Clymenia nove-zelandic, Hector, Trans. N. Seals. Inst. 1873, y. p. 159. Prodelphinus euphrosine Elliot, Syn. N. Am. Mamm. F. C. M. Pub. 11. 1901, p. 30. pl. x. Zóol. Ser.—Id., Mamm. Middle. Ame. $ W. Indies. F. C. M. Pub. 1v. pt. 1. 1904, p. 58. pl. xxr1r. Zóol. Ser. Caracteres. —El cuerpo es fornido; el pico largo; la dorsal es alta, encorvada; aletas pectorales pequeñas; el color es negro por encima, á los lados blanquecino y por debajo blanco; anillo orbitario negro; una banda negra desde el ojo hasta el resolladero y otra que va hacia abajo y atrás hasta la base de las pectorales; ésta, negra, está separada del color obscuro de la parte superior por una banda blanca que es más ancha en su parte media; la ancha banda negra desde el ojo á la base de las pectorales tiene un área blanca en su centro, la cual se une á la garganta, blanca, debajo de los ojos; nadaderas negras, bordeadas anteriormente de blanco. Dimensiones. — Longitud total ...... A 2.097 Del extremo del pico á la base de la dorsal...... 0.932 Anchura de la nadadera caudal..................... 0.420 Borde anterior de la nadadera pectoral... ....... 0.305 Distribución geográfica. —Esta especie habita el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo; habiéndosela observado en las costas de ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS e Jamaica, por lo cual no sería extraño que se encontrara también en Cuba. ORDEN PINNIPEDOS Caracteres generales. —Los pinnípedos, colocados por Cuvier en el orden de los carniceros, ofrecen sin embargo un conjunto de ca- racteres suficientes para justificar su separación de los demás car- nívoros y formar, como se ha hecho desde tiempos remotos, un orden aparte y perfectamente natural. Dichos caracteres dependen principalmente de la adaptación de sus formas á la vida acuática, pero ofrecen además diferencias muy notables en el sistema dentario. El cuerpo de los pinnípedos es fusiforme, adelgazado en su par- te posterior y terminado por una cola muy corta; tienen cuatro extremidades en forma de paletas muy aptas para la natación; las anteriores, 4 manera de brazos, las posteriores, echadas atrás, tie- nen cierta semejanza con la nadadera caudal de los cetáceos, aun- que difieren totalmente de estos mamíferos acuáticos, precisamento por la existencia de extremidades abdominales bien desarrolladas, en tanto que en los cetáceos, como se ha dicho, son rudimentarias ó nulas. La cabeza es pequeña, redondeada, con labios carnosos provistos de sedas ó pelos, á veces torcidos en espiral y en forma de mosta- chos. El cuello es corto, pero bien definido. Las narices, estrechas, están cerradas por unos cartílagos, y pueden abrirse Ó cerrarse á voluntad del animal, gracias ála presencia de músculos antagonistas. El pabellón de la oreja, algo desarrollado en las Otarias, es casi nulo en las demás focas; pero pueden obturarse los agujeros auditi- vos durante la inmersión del animal. Los ojos son grandes y salientes y provistos de una córnea aplanada. La dentición ofrece una variabilidad notable, no solamente en el número, sino en la forma. Los incisivos no llegan jamás al nú- mero de seis pares como en los carnívoros; generalmente no hay más que dos pares en la mandíbula ó maxilar inferior. Los caninos existen siempre y son bastante fuertes en las Otarias; pero en las morsas alcanzan su máximo de desarrollo. No existe la muela car- nicera y no pueden distinguirse por tanto los premolares de los molares verdaderos; se admiten sin embargo cuatro premolares se- guidos de uno verdadero de cada lado. El cóndilo de la mandíbula es siempre transversal. 98 LUIS A. CUNT El ciego es muy corto; los riñones están divididos en un gran número de lóbulos distintos. La piel está cubierta de pelo corto y apretado. Los dedos, en número de cinco, están provistos de uñas más Ó menos fuertes, y se hallan reunidos hasta la última falange por ex- pansiones tendinosas que sobrepasan á veces el largo de los dedos, sobre todo en las patas posteriores, en las cuales el primero y el quinto dedos son generalmente los más largos, carácter que no se encuentra en ninguno de los carniceros terrestres. Hábitos. —Estos mamíferos están constituídos para vivir en el agua, aunque algunos son capaces de andar en tierra, en cuyo caso lo hacen á saltos, por la contracción de los músculos ventrales. Sus enemigos son el Orca y otros grandes delfines. Durante el período de la reproducción salen espontáneamente á tierra: las morsas y las Ofarias, entre las cuales el macho es de talla muy superior á la hembra, practican la poligamia y escogen lugares determinados para la reproducción, en tanto que las focas propia- mente dichas son por lo regular monogamas y no, salen del agua sino temporalmente. Los pinnípedos son muy inteligentes y susceptibles de domesti- carse. División. —Este orden se divide en tres familias: los otáridos Ó focas provistas de orejas; los phócidos Ó focas propiamente dichas y los trichéchidos Ó morsas, provistas de dos grandes defensas en la edad adulta. De estas tres familias, sólo existe la segunda en nuestros mares. Distribución geográfica. —Casi todos los pinnípedos viven en los mares de las regiones heladas, principalmente en las circumpolares, siendo más frecuentes las focas en el hemisferio boreal, y las otarias en el austral. Existen, sin embargo, algunas especies propias de las regiones templadas y aun de los paises cálidos, entre las cuales se en- cuentran el Monachus tropicales, cada vez más raro en nuestros mares. La piel de estos interesantes animales es muy estimada, por lo que son objeto de una persecución muy activa, habiendo llegado á extin- guirse algunas especies. FAMILIA PHOCIDZE Caracteres. —Las focas se reconocen fácilmente por su cabeza grande, redondeada, su nariz ancha y sus miembros cortos, siendo las uñas más fuertes en los anteriores. ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 99 Sus dientes, en número de treinta y cuatro, son pequeños y puntiagudos; los molares, por lo regular, tienen dos raíces. La fórmula dentaria es variable, pues el número de incisivos nO 22 1 de puede ser: 1763 y aun <=. € PM ME 1=1 ¡A 4—4 1=L1 GÉNERO PHOCA Las focas propiamente dichas, cuya fórmula dentaria es: I = 44 do, — o => 34. Este género, según hemos dicho, no existe en los mares de las Antillas. GÉNERO MONAOHUS Sinonimia. —Monachus Flem. Phil. Zóol. 11. 1822, p. 187. Pelagios F. Cuv. Mem. Mus. Hist. Nat. París. 1824, p. 193. A a A Pelagocyon Glog., Hand. ú Hilfst. Nat. 1841, p. xxxIv, 163. Rigoon Gistel., Naturg. Thiele. 1848., p. x. Helio phoca Gray., Ann. Mag. Nat. Hist. 2% Ser. xrr. 1854, p. 201. Caracteres. —El carácter fundamental de este género consiste en la reducción 4 dos pares de incisivos superiores, por lo que el nú- mero total de dientes es de treinta y dos y no de treinta y cuatro como en la foca: I — O PM —M-= 32. "Tienen estas focas el hocico alargado, deprimido; los nasales cortos; las uñias bien desarrolladas en los dedos anteriores y ru- dimentarias en los posteriores; el pelaje corto y espeso; las palmas de las manos y las plantas de los pies desnudas. Caninos grandes, molares cónicos con los tubérculos imperfectos; los tres molares posteriores con dos raíces. Incisivos estriados transversalmente por la cara posterior. Se conocen dos especies: M. albiventer del Mediterráneo, y la que habita nuestros mares: MONACHUS TROPICALIS Sinonimia. —Monachus tropicalis (Gray). Phoca tropicalis Gray., Cat. Seals. Brit. Mus. 1850, p. 28. Monachus tropicalis, Elliot., Mamm. Middle. Amer. €: W. Indies. F.C. M. Pub. 1v. pl. 11 1904, p. 543 pls. LVI. LVH. LVIMT. LIX. Zóol. Ser. 100 LUIS. A CUNI Caracteres. —Tienen los mostachos largos y flexibles, el pelaje corto y espeso, las uñas bien desenvueltas en los dedos anteriores y pequeñas en las de los pies; el hocico alargado y deprimido: palmas y plantas de las extremidades desnudas. Color. —Por encima moreno mezclado de gris; los lados de color más claro, pasando gradualmente hasta el amarillento; la parte in- ferior blanca; el borde del labio inferior, el frente y los lados del hocico, blanco amarillento; las nadaderas, moreno manchado de gris. Distribución geográfica. —Esta especie fué descubierta en 1494, por los marinos de Cristóbal Colón, en la isla de Altavela, donde mataron ocho. Después se han encontrado en el Mar de las Anti- llas, en la vecindad de Jamaica, del Banco de Pedro de las islas Alacranes, en las costas de Yucatán y de la Florida; pero el primer ejemplar que se pudo estudiar bien fué enviado de Cuba al Museo Nacional de Washington por don Felipe Poey. El ejemplar que sir- vió de tipo á Gray para la descripción de la especie procedía de la isla de Jamaica. Dimensiones. — a Ls ee 2.390 Longitud de las manos.............. as a 0.300 Longitud 0e LOS PIES c.cieecoo doses ac iceacas 0.320 TABLA ANALÍTICA PARA LA CLASIFICACIÓN DE LOS MAMÍFEROS ACUÁTICOS COMPRENDIDOS EN ESTA MEMORIA MAMÍFEROS ORGANIZADOS ESENCIALMENTE PARA LA VIDA ACUÁTICA A.—Piel con pelos escasos ó nulos; las extremidades torácicas en forma de nadaderas Ú remos; las abdominales atrofiadas Ó nulas; aleta caudal horizon- bal. B.—Molares provistos de coronas cuadrangulares con colinas salientes; régimen alimenti- cio, fitófago ú herbívoro........ Orden Stirenios, ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS 101 FAMILIA MANÁTIDA . 2-2 . 1.7 €n la primera edad, sustituídos en la adulta por , E—6 11—11 placas córneas; m7 4 37 dos mamas pectorales. a.—Nadaderas provistas de tres Ó cuatro uñas rudimentarias... Manatus americanus. B. B.—Molares (cuando existen) có- nicos Ó puntiagudos, lo mis- mo que los incisivos; régimen alimenticio zoófago Ó carní- VOD andas ER ee Orden Cetáceos. C.—Con láminas ú ballenas, ó ba- llenas en lugar de dientes que sólo existen en el feto.......... Sub-orden Mysticetes. FAMILIA BALXENIDA Iguales caracteres que el sub- orden por ser la única familia. b. —Nadaderas más largas que en el género Baleena; cuatro de- dos en vez de cinco; provisto de aleta dorsal. Negro por encima y el vientre blanco manchado de negro....... ..... Megaptera nudosa bellicosa. C. C.—Con dientes cónicos ........... Sub-orden Denticetes. FAMILIA PHYSETERIDA Il. Cabeza enorme; con dientes sólo en la mandíbula inferior. c.—-Color negro por encima y vien- bre gris ...... PARA aaa Physeter macrocephalus FAMILIA DELPHINIDA II. Cabeza proporcionada, con dientes en ambas mandíbulas. 102 LUIS A. CUNI d.—Los dientes confinados á la mitad anterior del rostrum, que es poco saliente. e.—La frente desciende gradual- mente hasta el extremo del hocico; dientes en número de -=40. Vértebras cer- vicales, 66 7, soldadas en una E E A Pseudorca crassidens. e. €. —Frente globulosa; dientes en EE número de y á a 18 4 26. La segunda y tercera vértebras cervicales soldadas en una sola pieza....... ........ Género Globicephalus. f.—Negro con área blanca debajo; aleta pectoral 3 de la longitud a A A Globicephalus melas. f. f. —Enteramente negro; aleta + de la longitud totbal.. ........ ..... Globicephalus brachipterus. d. d.—Los dientes ocupan toda la extensión del rostrum, que es más Ó menos alargado en for- ma de pico. g.—Rostrum moderadamente re- matado en punta; paladar no acanalado; número total de dientes 84 4 100; dorso plo- mizo, matizado de purpúreo y vientre DISDCO... odo ds Tursiops truncatus. g. g —Rostrum muy largo y estre- cho; número total de dientes mayor de 100. h.—Dientes en número de 160 á 240, aguzados y recurvados; paladar acanalado lateral- mente; color variable; negro Ó gris obscuro en el dorso y blanco ó verdoso en el vien- ESTUDIO DE MAMIFEROS ACUATICOS tre; anillo orbitario negro, y bandas más Ó menos obscuras á los lados de la cabeza y del CUBO ei adas e Delphinus delphis. h. h.—Dientes pequeños en número de 120 á 200; paladar no aca- nalado lateralmente. i.—Color gris purpurino en el dorso, manchado de blanco en los lados y por debajo...... Prodelphinus plagiodon. i. i.—Color negro en el dorso, bian- quecino en los lados y blanco por debajo; anillo orbitario negro, de donde parten dos bandas al resolladero y á la base de las pectorales que son negras bordeadas anterior- mente de blanco........... ..... Prodelphinus euphrosyne. A. A.—Piel provista de pelos; cuatro extremidades dispuestas para la natación; las abdominales echadas atrás en forma de cola horizontal. B. B. B.—Con dientes incisivos, Ccani- nos y molares, como en los mamíferos Carnívoros......... Orden Pinmípedos. FAMILIA PHOCIDA Cabeza grande y redondeada, sin orejas y desprovistos de grandes caninos ó defensas. EL E Jj. +30 755 PM yen ES É m-==32; uñas bien desa- rrolladas en las extremidades anteriores y rudimentarias en 138 POBLeriOTeS...c0cainoccoenoo:=> Monachus tropicalis. 10: o , 104 LUIS A. CUNI CUADRO SINÓPTICO DE LOS MAMÍFEROS ACUÁTICOS ORDENES FAMILIA GÉNEROS Y ESPECIES A A OO Manatide ........... Manatus americanus Mysticetes .......... Balenide ........... Megaptera nudosa bellicosa Physeteride........ Physeter macrocephalus Cetáceos.... - Pseudorca crassidens Denticetes........ Globicephalus melas Mamíferos acuá- CO oa Globicephalus brachypterus Delphinide...... Delphinus delphis Tursiops truncatus Prodelphinus plagiodon Prodelphinus euphrosyne IPIODÍPOdOS >. smomnmocopccanonas ooo conpon Phocide .......... ..Monachus tropicalis. E O ES Zodlosía. (ECUTSO Na UA a aa | Profesor Dr. Carlos de la Torre. Zoografía (1 curso). . +. MN Antropología general (1 curso) . MA AOS 5 Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS Histología, O e Anatomía Comparada . SA Se a Dr. Aristides Mestre. (Aux.). Paleontología . ON Les Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- nico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudanfes.—El “Museo Antro- pológico Montané” y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3. ESCUELA DE PEDAGOGIA. Psicología Pedagógica (1 CUrs0)....... - - - Historia de la Pedagogía (1 curso). . . . » Profesor Dr. Ramón Meza. Higiene Escolar (1 curso) . IG 4 Metología Pedavósica:(2 CUISOS de ade pi En Dr. Manuel Valdés Rodrí- guez. Diao Eneal (Carso) . te pue la ea Dibujo Natural (1 Ad A A ) y Sr. Pedro Córdova. CONFERENCIAS I. Crítica de la Educación Contemporánea. ] La Pedagogía Experimental ... L Dr. Alfredo M. Aguayo. (Aux.). II. Lectura é interpretación de las obras de los grandes dreoros contemporáneos. ] Aerupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en otras Escuelas de la misma Facuitad. 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. Dibujo topográfico, estruetural y arquitectónico (DESISOS a e a PO fESor St: Eugemo:Raynerk Estereotomía (1 curso) x Ms Geodesia y Topografía (1 curso) AAA De de , , Agrimensura (1 curso) . PA »” Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. Materiales de Construcción (1 úntso) Resistencia de Materiales. Estática Gráfica "e Srs sandia] (1 curso) : Construcciones civiles y Sanitarias ( curso) . ENdronjecánica (1 CULESO) Di 2 te eii Maquinaria (1 curso) 2) Sr. Eduardo Giberga. Ingeniería de Caminos (3 Cursos: .: puentes, "fe- rrocarriles, calles y carreteras) . Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) Arquitectura é Higiene de los Edificios(1 curso) Historia de la Arquitectura (1 curso). Ade Contratos, Presupuestos y Legislación especial á la Ingenieria y Arquitectura (1 curso) . . ) Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Dr. Andrés Castellá, Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); y Sr. Plácido Jordán ( Jefe del La- boratorio y Taller Eléctricos); con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de Maestro de Obras; exigiéndose ásignaturas que corresponden á otras Escuelas. 5. ESCUELA DE AGRONOMIA, Química Agrícola é Industrias Rurales de ESA Fabricación de azúcar (1 curso) INDIO O A NS ve | ' Dr. Luis de Arozarena. 53 Sr. Ovidio Giberga. O) == — =>s—— —_— e Dr. Antonio Espinal. Profesor Dr. Francisco Henares. Zootecnia (1 curso) . Fitotecnia (1 curso) . Economía Rural y Contabilidad Agrícola ( CUESO.).. 71 z Legislación Rural y formación de Proyectos | (1 curso). El Profesor Auxiliar interino para los ios de esta Escuela es el Dr. Eduardo Díaz. Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingemero Agrónomo, se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. Sr. José Cadenas. 0 Sr. José Comallonga. En la Secretaría de la Facultad, abierta al áblica todos los días hábiles de 12 á 5 de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis- posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc. ASNO La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral. Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la RevIsTA, el canje co- rrespondiente; y de los centros de instrucción Ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra rección bibliográfica. Para todo lo concerniente á la Revista (administración, canje, remisión de obras, etc.) dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re- pública de Cuba. INDC A=E The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every othe month. We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section, Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed matter, etc. to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. LV US La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS paraítra tous les deux mois. On demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans notre partie bibliographique. Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de l'administration, échanges, envoi d'ouvrages, etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias Un: versidad de la Habana, República de Cuba. VoL. XI. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. REVISTA DE LA Num. 2. BACULTAD De LETRAS Y CIENCIAS DIRECTOR: Dr. EVELIO RODRIGUEZ. LENDIAN REDACTORES JEFES: Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO,. COMITE DE REDACCION: Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN- DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES. SER TREMBRE SDE 1910: SUMARIO: —JULIÁN DEL CASAL (con 1 grabado) . . : —EL CONGRESO CIENTÍFICO O DE BUENOS Ds (con 3 grabados) . BI Aa —ELEMENTOS PARA EL ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA . —BIBLIOGRAFIA.—Introduction to the study of Greek Dialects, por Carl Darling Buck.—Biblioteca de autores griegos y latinos, publicada bajo la dirección de los Profesores de la Universidad de Barcelona, doctores L. Segalá y €. Parpal. —La Verbocro- mía, por Víctor Mercante... .'. A —NOTICIAS OFICIALES. O MENOS; dios 5d Doctor; en Pedagogía.—Sobre agrupación de estudios.—Aumento en el precio de la matricula. —Consejo universitario. ao — E > IMPRENTA ”AVISADOR COMERCIAL?” 30, AMARGURA, 30 1910 Dr. ADE . M. Gómez de la Maza. Ramón Deza. Luis Montané. JM. Dihigo. ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS. “Decano: Dr. Evelío Rodríguez Lendián. Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo. J.. ESCUELA SDE LEGRAS Y" FILOSOFIA. Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)... ... Lengua y Literatura Griegas (3 o oe de Lingúística (1 CUrso0). +. - E on Filología (TI curso). Historia de la Literatura Española (1 curso) Historia de las literaturas modernas extranjeras 4 (2 CUESOS) 13 vee Historia de América 103 Cursa)” SNE Historia moderna del resto del mundor 2 Cursos) / Psicología (1 curso). . E jaa dp! Filosofía Moral (1 curso). Sociología (1 curso). » CONFERENCIAS EnstoraadeldaElosoña a a SS Pteratas UY CON E ca NN e Lenguas clásicas cui. 5. 0 de Profesor Dr. Adolfo Aragón. Dr. Juan F. de Albear. Dr. Juan Miguel Dihigo. Dr. Guillermo y Roldán. Dr. Evelio Rodríguez Len- dián. Domínguez Dr. Enrique José Varona Dr. Sergio Cuevas Zequeira (Aux.) Dr. Ezequiel García Enseñat (Aux.) Dr. Sixto López Miranda (Aux.) Ze ESCUELA DE CIENCIAS. (a) Sección de Ciencias Físico-Watemáticas Análisis matemático (Aleebra Superior) 1 curso Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- Profesor Sr. José R. Villalón. sralr Cursos is io: a Geometría superior y « analítica ( GUESO) Ace ds Geometría desctiptiva (1 CUrSO).. +=... Trigonometría (1 CUrsO)- ... + Física Superior (rer. curso)... 1 FISICALDNOPEROD (27 TUTSO). “e em Onitincaceneral o (MCUISO) eN RS SS nd Biología (1 curso) Zoología (1 curso). Dibujo Lineal (1 curso) Dibyo Natural (1 curso) Cosmología (1 curso) Al Mecánica Racional (1 curso) - Astronomía (1 curso) - o Geodesia (1 curso) ... A RS a Mineralogía y Cristalografía ( GUISO 4730 0 o Botánica generab(Deúrsojo de E 33 . Claudio Mimó. Dr. Plácido Biosca. Sr. Carlos Theye. Dr. Carlos de la Torre. Sr. Pedro Córdova. Sr. Juan Orús. Dr. O Ruiz Cadalso. Dr. Santiazo de la Huerta. Dr. Manuel Gómezdela Maza. (b) Sección de Ciencias Físico-Químicas Análisis matemático (Algebra Superior). . Geometría Superior (sin la Analítica). Trigonometría (plana y esférica) - Física Superior (rer. curso) Física Superior (27 curso) Química Inorgánica y Analítica Gr Curso). : Química Orgánica (1 USA 5 ) ES . NA Dibujo Lineal (1 curso)... -*-. Dibujo Natural (1 curso). AAN » Mineralogía y Cristalografía ( curso) . A a Biología (romrso). «Lao et al Calo? 1 Zoología (ERCUESO) E AA IR yn otánica general EE CUESO) MA os tl e: Gosmolosia (1 CUESO) mas a ia E Midi Sd: E Profesor Sr. José R. Villalón. Dr. Claudio Mimó. Dr. Plácido Biosca. Sr. Carlos Theye. Sr. Pedro Córdova. Dr. Santiago de la Huerta. Dr. Carlos de la Torre. Dr. Manuel Gómez de la Maza. Sr. Juan Orús (c) Sección de Ciencias Naturales Análisis matemático (Algebra Superior) recurso Geometría Superior (sin la Analítica)... .. Trigonometría (plana y esférica)... ... 0. A Química Heneral (3 CUASO) .2uo Ti 58 IMbuo Lineal (E. CUESO) Lt ae a ASE ) Dibujo Natural (1 curso) . AA e A: EN Fisica general (1 curso). A e iS a Mineralogía y Cristalog rafía ( curso) E » Geolozíal TO CUIso)”. o de O? y Botánica general (1 curso) . ; a ; Fitografía y Herborización (r curso) . h e Profesor Sr. José R. Villalón. Dr. Claudio Mimó. Sr. Carlos Theye. Sr. Pedro Córdova. Dr. Plácido Biosca. Dr. Santiago de la Huerta. Dr. Manuel Gómez dela Maza. 910 Vol. X1. SEFTIEMBRE:DE:1910, Núm. 2. REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS JULIAN DEL CASAL POR EL DR. RAMÓN MEZA Y SUAREZ INCLÁN Profesor de la Escuela de Pedagogía Conocí un poeta, le traté íntimamente, y puedo dar fe de que los poetas, aunque anden por este mundo, seres son que á él no pertenecen por completo. La óptica del tiempo, al través de la cual pasa mi vista, como ante una gran masa de cristal que trans- parenta y purifica, conserva limpias, visibles, mis grandes impre- siones, mis recuerdos duraderos, indelebles, de aquel joven poeta. Ser extraño, nada vulgar, que luchó afanosa y vanamente por aco- modar su próximo y tangible medio ambiente á la inefabilidad de gus ensueños. Bien lo recuerdo. Fué una noche, en el escenario vasto del Nuevo Liceo en que apareció Julián del Casal, tímido, con la mirada de sus ojos grandes, verdes, inquieta, como si desde allí interrogara sú porvenir, al lado de la venerable figura del culto literato D. Ni- colás Azcárate, cuya corbata blanca y redondo cuello corto lucían, 4 guisa de gola, bajo su cabellera gris ensortijada, dándole aspecto de cumplido caballero de la corte de an Luis ó de un Carlos del siglo xvi, cabellera gris que contrastaba. con la castaño claro, lacia, del poeta, y su barba fina, incipiente, de color de oro. Azcárate, en días de esplendor y de riqueza, fué un Mecenas pa- ra poetas y escritores cubanos. En su casa, por las noches, se re- unían á cultivar las letras los más renombrados autores de su época: días de fortuna adversa corrían para él en aquellos que presidió el LIBRA NEW Y BOTAN!| GAROD! 106 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Nuevo Liceo; pero no decayó su entusiasmo, ni su amor, ni sus alientos, hacia los jóvenes cultivadores de las letras. Complacíase tanto como se esmeraba en pronunciar correcta- mente el castellano, recitaba y leía versos con grande animación: su figura, su gesto, su continente, le acompañaban. Llevando del brazo, casi á rastras, al joven desconocido, avanzó por el escenario y recitó la poesía Amor en el Claustro, de la cual son estas primeras estrofas: Al resplandor incierto de los cirios que en el altar del templo solitario arden, vertiendo en las oscuras naves pálida luz, que con fulgor escaso, brilla y se extingue entre la densa sombra; en medio de esa paz y de ese sauto recogimiento que hasta el alma llega; allí, do acude el corazón llagado á sanar sus heridas; do renace Ja muerta fe de los primeros años; allí do un Cristo, con amor extiende desde la cruz al pecador sus brazos, de fervorosa devoción henchida, el níveo rostro en lágrimas bañado, la vi postrada ante el altar de hinojos clemencia á Dios y olvido demandando. El público concurrente á la velada celebró con regocijo la auro- ra de un poeta sensible é inspirado. Los que por entonces comen- zábamos también á cultivar las letras, desde aquel punto y hora fuímos amigos y admiradores de Julián del Casal: al través de los años de su vida, cortos, pero fecundos, no nos abandonó ya la son- risa dulce, amable, de aquel rostro que se dirigía á su alrededor, pero cuya mirada salía desde muy profundo, para estar siempre más allá... en la región en que flota el nácar de la nube... en el país en que florecen el myosotis, el crisantemo... en que un rey pa- vega por lagos en góndolas de toldillas de púrpura y damasco con proras de marfil y de oro, sobre el cristal azul de tranquilas aguas verde mate, donde estallan, entre discos flotantes de esineralda, los nelumbios y los lotos... HK + ¡ Vuelvan á mi memoria aquellas largas y dulces horas de en- canto y de solaz para el espíritu, en que en el salóu de la vasta y nutrida biblioteca de mis abuelos, de que pude disfrutar desde muy JULIAN DEL CASAL 107 niño, codo con codo, de un mismo lado de la mesa, en las horas de ocio, muy frecuentes por entonces, en que dejando de la mano á Justiniano y las Pandectas, estudiaba con el poeta la literatura en preceptores tan amenos, tan dulces, tan delicados como Lamartine y Madame Staél ! ¡ Vuelva á mi memoria el arrobamiento que nos traía el recitar la Visión de Fray Martín, Gritos del Combate, Rimas de Becquer y oir el rotundo acento de Espronceda...! ¿Qué pasó ante nuestra vista que la sed insaciable de goce literario no nos incitara á conocer ? Figuras hermosas de Helena, de Sapho, Graziella, Mignon, Ofelia, Beutriz, Atala, Cosetta, Fior d”Aliza, Rafael, Jocelyn, Girondi- nos... 0s vimos... habéis quedado bien grabados en nuestra retina ! Nos hallábamos en el período agudo de la fiebre de lectura, bri- butamos, por segunda ó tercera vez, los grandes honores, la admi- ración profunda que se merecen los genios, Esquilo Sófocles, y Virgilio, Dante, Goethe, Petrarca, Milton, Shakespeare... ¿Qué no leímos? ¿Qué autor de universal celebridad no cono- cimos? Aquella mole abrumadora de lectura comenzó á pesar so- bre nuestros pulmoues. Nos dió tos y fiebre. Yo hube de comba- tirla con gimnasio y esgrima: Casal, menos constante y un tanto enfermo de la voluntad, continuó su vida sedentaria de enclaustra- do; sus vigilias á lo Alfred Musset, que aseguraba favorecían su inspiración, le dañaban. Trabajábamos algo; bastante. Además de nuestra ocupación diaria, él, de escribiente en la Hacienda; yo, en el bufete, nos ocupábamos con toda puntualidad en la semanal tarea de redactar La Habana Elegante, de nuestras obras, de nues- bras lecturas é investigaciones; y por si fuera poco, íbamos á la Bi- blioteca de la Sociedad Económica á copiar página por página, obras de Cirilo Villaverde, residente en New York, que deseaba comple- tar y publicar. Así pudieron darse á la prensa: El Penitente, Dos Amores, La Peineta Calada, La Excursión á Vuelta Abajo cuyos ma- nuscritos, de puño y letra de Casal principalmente, y míos pasaron á la imprenta. Manuel de la Cruz y Aurelio Mitjans nos acompa- ñaban en esta tarea, pero el primero se quedaba entretenido ante los infolios del Inca Garcilaso, Oviedo, Herrera y con el Padre Las Casas en su famosa Historia de Indias; y el segundo andaba tras de documentos para su Estudio sobre el movimiento cientifico y literario de Cuba. Todos pagamos nuestro tributo de salud al afán inmoderado, á la fiebre de lectura, al exceso de labor mental. Aquella brega co- 108 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN menzó á minar la salud de nuestros constantes compañeros Cruz, Casal, Mitjans. Escapamos algo mejor los sobrevivientes de aquel grupo, Hernández Miyares y yo, no más que con una deprimente manifestación neurótica que nos atormentó horriblemente durante largos años. Después nos fuímos disgregando un poco: las realidades de la vida impusieron sus tiranías á nuestras ilusiones, á nuestros juve- niles anhelos de gloria en las letras. Casal se fué más del lado de Hernández Miyares, teniéndolo por su más cordial é íntimo amigo. Manuel de la Cruz y Aurelio Mitjans continuaron sus visitas á mi biblioteca: aquél, hasta que sus trabajos revolucionarios, bajo ór- denes directas de Martí, hubieron de comprometerle forzándole á emigrar; Mitjans, hasta que su tuberculosis muy avanzada le impi- dió, con frecuentes hemoptisis, subir las escaleras de mi estudio. o Llegó á Cuba por estos días Aniceto Valdivia, aplaudido autor de Ley Suprema, cultivador asiduo de las letras, lector infatigable, magistral recitador, y nos absorbió por completo, á Casal. Dejó éste su íntima comunión de lectura con nosotros, entró con pasos firmes y decididos por otros derroteros, influído, tanto por la ten- dencia poética predominante en sus días, como por su forma mate- rial de expresión. De nosotros, sólo Mitjans rimaba; y eso, á ocultas; no quiso que al público trascendiera: Hernández Miyares también rimaba, pero muy de tarde en tarde. Valdivia, poseedor de vastísima erudición, un tanto desordenada por el mismo afán de leerlo todo, y de leerlo todo á un tiempo, no fué avaro con el tesoro acumulado en su memoria, ni con su biblio- teca selecta de autores de la época; compartiólos fraternalmente con el joven poeta 4 quien amó desde su primer saludo. Habíase sor- bido Víctor Hugo y los románticos franceses: con bien adquirido arte recitaba durante horas enteras los trozos incomparables de sus grandes poemas y porsías líricas. Había sido su traductor en el Grupo de los Idilios, y de Augusto Barbier en Lázaro y Yámbicos. Casal, que ya poseía el francés, se perfeccionó con facilidad admi- rable en este idioma penetrando los giros exquisitos de la rima en los autores de más difícil traducción. Los versos nuevos del Parnaso de Teófilo Gautier, Carlos Baudelaire, Teodoro de Banville y Le- conte de Lisle, señalaron obra tendencia en el poeta y sin duda que grabaron profunda huella en sus poesías sucesivas, Fué apartán- JULIAN DEL CASAL 109 dose de los grandes poetas de su hermoso idioma; de Núñez de Arce, de Espronceda, Duque de Rivas, Zorrilla y Becquer y de los ro- mánticos franceses Hugo, Lamartine, Musset para estudiar la for- ma de expresión é inspirar sus ideales en la escuela novísima. Verlaine y D'Aurevilly con la extraña bifurcación de sus tenden- cias, mística y diabólica, se avenían mejor con el combate que tam- bién comenzó á librarse en su cerebro y en su corazón. El rutilan- te Joris Karl Huysmans le fascinó: y como astros menores al lado de ese autor, que llegó á iluminar por un instante su cielo poético como un sol, estaban Viele Griffin, Moreas, Mallarmé. Sintió con ellos ansias insaciables de amor á lo infinito, á la belleza por la be- lleza, al arte por el arte. > ES Los poetas, aunque anden por este mundo, son seres extraños, exóticos, que á él no pertenecen. Casal dejó de ser mi visitante. Era yo quien le visitaba á él. Primero en un cuartito, rincón escondido entre fondos de antiguos caserones: la luz y el aire que allí se sentían eran los que pudieran sentirse en el fondo de una gran cisterna: la claridad penetraba tamizada y verdosa. Estaba tras del modesto salón de redacción de La Habana Elegante, lejos del ruido de las próximas esquinas de Habana y O'Reilly, muy transitadas. Fué la época de su admiración hacia todo lo que procedía del país del marfil, del sándalo y del crisantemo. Quiso rodearse, pe- netrarse, saburarse de las sensaciones reales voluptuosas de aquella exótica y lejana civilización. Leía y escribía en un diván eon co- Jines donde resaltaban como en biombos, y ménsulas y jarrones, el oro, la laca, el vermellón. En un ángulo, ante un ídolo búdhico ardían pajuelas impreguadas de serrín de sándalo. Transformó aquel rinconcillo en la morada modesta, pero auténtica, de un japo- nés. En los cuadros, de fondo azul, y mar más azul aún, volaban en bandadas interminables, grandes grupos de aves blancas, de pico rojo, de largas patas, al través de pagodas, de ciénagas orilladas de bambúes, de juncos conduciendo sobre nubes parejas jóvenes de carillas de marfil. Se abanicaba leyendo en el diván, perdida la noción del tiempo y olvidado de la necesidad de alimentación. —Amaba las flores: ha- bíase formado un jardín ideal en que entraban como ornamento 110 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN preferente el crisantemo, la ixora, amarylis, myosotis, el ilang, los clorilopsis... Preocupábanle asuntos como éste: si la Princesa Nourjihan, en el imperio del Gran Mogol, fué la que descubrió el perfume sacado de la esencia de las rosas y le adoptó por favo- rito. Guy de Maupassant y Pierre Loti abrieron ante su fantasía. co- mo en bella aurora, las puertas del Oriente, poniendo ante sus ojos admirados el esplendor deslumbrante de los templos budhistas car- gados de soles de oro, radiantes de pedrería incrustada en ébano, ná- car, marfil y plata; los jardines de arbolillos enanos, de lagos con kioskos octogonales de armadura de bambú, y palacios defendidos por laberintos de flores. Teófilo Gautier le seducía. No poco esfuerzo costó disuadirle de sus propósitos de salir por las calles de la Habana en payama lujosa, recamada de oro, como aquél por las de París, en traje raro. Creo que más fuerza tuvieron para lograrlo, las sugestiones irónicas y regocijadas de jóvenes de inalterable buen humor, entrevistas á tiempo por el poeta, que nuestros consejos desinteresados y dis- cretos. Su inspiración estaba entonces allá, en aquel lejano y fantástico país, de leyendas nuevas y raras, de grandes trágicos, ágiles atletas y de mujeres que recogían su abundante cabellera negra con gran- des clavos de oro. De este ambiente surgieron bellas poesías: KAKEMONO Borrando de tu faz el fondo níveo hiciste que adquiriera los colores pálidos de los rayos de la luna, cuando atraviesan los sonoros bosques de flexibles bambúes. Tus mejillas pintaste con el tinte que se esconde en el rojo cinabrio. Perfumaste de almizcle conservado en negro cofre tus formas virginales. Con obscura pluma de golondrina puesta al borde de ardiente pebetero, prolongaste de tus cejas el arco. Acomódose tu cuerpo erguido en amarilla estera, y ante el espejo oval, montado en cobre, recogiste el raudal de tus cabellos con agujas de oro y blancas flores. JULIAN DEL CASAL 111 Ornada tu belleza primitiva por diestra mano con extraños dones, -sumergiste tus miembros en el traje de seda japonesa. Era de corte imperial. Ostentaba ante tus ojos el azul de brillantes gradaciones que tiene el cielo de la hermosa Yedo, el rojo que la Juz deja en los bordes del raudo Kisogawa, y la blancura jaspeada de fulgentes tornasoles que, á los granos de arroz en las espigas presta el sol con sus ígneos resplandores; recamahan tu regia vestidura cigieñas, mariposas y dragones hechos con áureos hilos. En tu busto, ajustado por anchos ceñidores de crespón amarillo, crisantemos tu sierva colocó. Cogiendo entonces el abanico de marfil calado y plumas de avestruz, á los fulgores de encendidas arañas venecianas mostraste tu hermosura en los salones, inundando de férvida alegría el alma de los tristes soñadores. Y la bellísima: SOURIMONO Como rosadas flechas de aljabas de oro vuelan de los bambúes finos flamencos, poblando de graznidos el bosque mudo, rompiendo de la atmósfera los níveos velos. El disco anaranjado del sol poniente que sube tras la copa de arbusto seco, finge un nimbo de oro que se desprende del cráneo amarfilado de un bonzo yerto. Y las ramas erguidas de los juncales cabecean al borde de los riachuelos, como al soplo del aura sobre la playa los mástiles sin vela de esquifes viejos. Algunas estrofas de Neurosis, como la anterior, recogidas más tarde en su colección Bustos y Rimas, presentan también ribetes de este japonismo+ Un biombo rojo de seda china abre sus hojas en una esquina con grullas de oro volando en cruz; 112 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN y en curva mesa de fina laca ardiente lámpara se destaca, de la que surge rosada luz. Blanco abanico y azul sombrilla, con unos guantes de cabritilla yacen encima del canapé, mientras en tazas de porcelana hechas con tintes de la mañana, humea el alma verde del té. Otra casa vivió: en otra casa le visité. Era en la calle del Obis- po, un cuarto alto, muy alto, de tercero Ó cuarto piso, elevado co- mo una torre, desde donde se dominaba, á través de una ancha ventana, gran parte del caserío norte de la ciudad, y tenía por fon- do la vista del mar, hermoso, azul, cuyas brisas venían frescas y libres á acariciar las febriles sienes del joven poeta. El grupo de esbeltas torrecillas góticas de la iglesia del Santo Angel Custodio, donde recibiera las aguas del bautismo en Diciembre de 1863, re- saltaba sobre el verde sombrío del peñascoso y viejo murallón de la Cabaña. Los grandes trasatlánticos entraban y salían por la es- trecha boca del puerto. Por allí contemplaba el poeta camino abierto y libre para los países legendarios del crisantemo y del loto; para la romántica Baviera de Luis, con sus lagos donde se desliza- ban ligeras góndolas en noches de clara luz de luna, con actrices de mágica voz, acompañadas de flautas, de violas, de laúdes de oro; por allí se iba á la sin par Lutecia, su ideal, su preocupación, su persistente y fija idea. ¡París! Soñaba con París. Mas un París de su fantasía: un París que ansiaba mucho ver y que no se atrevía acercarse á ver: temía que como última y acariciada ilusión se le desvaneciera con desencanto al poner en contacto sus soñaciones con la realidad, como brillante pompa de jabón ante la contrariada y sorprendida mirada infantil. París lucía para él en mitad del mundo, como hermosa llama de irresistible luz, que todo lo ilu- minaba con sus destellos y adonde se dirigían, atraídas por el vivo resplandor las ligeras mariposas sociales de ambos sexos, vo- lando desde todos los rincones de la tierra, para venir las más de las veces al suelo con las antenas y las alas quemadas. Fué esta época de ensueños y de sano vigor mental para el poeta; su inspiración era brillante, viva, vigorosa, risueña: JULIAN DEL CASAL 113 TRAS LA VENTANA A través del cristal de mi ventana, por los rayos del sol iluminado, una alegre mañana de la verde y hermosa primavera, de esas en que se cubre el fresco prado de blancos lirios y purpúreas rosas, la atmósfera de aromas y canciones, el cielo azul de vivos luminares, de alegría los tristes corazones y la mente de ideas luminosas; yo vi cruzar por los cerúleos mares, al impulso del viento, ligera y voladora navecilla que en blando movimiento se iba alejando de la triste orilla. Espiritual doncella, en brazos de su amante reclinada iba en la naye aquella; y entonaba tan dulces barcarolas, que de la mar brillante y azulada las transparentes olas parecían abrir el blanco seno para guardar los ecos armoniosos de aquellos tiernos cantos amorosos donde vibraba la pasión ardiente que hizo estallar el beso de Paolo de Francesca en el labio sonriente. La rubia cabellera de la hermosa + en jargos rizos de oro descendía por su mórbida espalda, que hecha de nieve y rosa parecía, mientras al borde de su blanca falda asomaba su pie, breve y pulido, como su cuello asoma entre las ramas del caliente nido enamorada y cándida paloma. Sus pálidas mejillas, al escuchar el argentino acento del galante mancebo enamorado, iban tomando ese matiz rosado que ostentan en sus vívidas corolas del ígneo sol al resplandor dorado, las frescas y encendidas amapolas, 114 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Y la noche, la bella noche, que desde allí podía contemplar en to- da la esplendorosa manifestación de su tropical lujuria, le inspiró: NOCTURNO Cuando la noche en el azul del cielo muestra sus enlutados esplendores, duerme la tierra, y solitario velo de mi lámpara ardiente á los fulgores. Alrededor de mi sencilla mesa se encuentran mis papeles esparcidos, como del árbol á la sombra espesa las plumas que cayeron de los nidos. Anotando sentidas impresiones ó persiguiendo frases armoniosas, escucho del reloj las vibraciones entre las densas sombras misteriosas. Enjambres de quimeras fugitivas surgen de mi cerebro visionario, como surgen las áureas siemprevivas del fondo de un sepulcro solitario. Aquel paisaje de cielo transparente y claro; aquel mar azul en- viando centelleos de plata; aquel verde de los peñtascos, donde se estrellaban, al pie de viejos é históricos murallones convertidos en blancas líneas de espumas, infatigables, rumorosas las olas; aquella torre esbelta de la iglesia que le recordaba los días lejanos de su niñez; aquella vida, aquel movimiento, influyeron tanto en su vista como en su fantasía para hacer más humanos, para dotar de más relieve, de más vida, su inspiración: IDILIO REALISTA Sale el humo en negruzcas espirales del fondo de la roja chimenea, y lejos, tras de rocas desiguales, la onda de los mares cabrillea. Bajo la cúpula del cielo fulgurante de vívida escarlata, el aire forma transparente velo que esmaltan chispas de bruñida plata. Y dentro, en su cuarto, pintaba, trazaba figuras de gran relieve, de enérgicas líneas, con firme color, como siluetas fijadas por buri) candente: JULIAN DEL CASAL 115 UN FRAILE Descalzo, con obscuro sayal de lana, sobre el lomo rollizo de su jumento, mendigando limosnas para el convento va el fraile franciscano por la mañana. Tras él resuena el toque de la campana que á la misa convoca con dulce acento y se pierde en las nubes del firmamento teñidas por la aurora de oro y de grana. Opreso entre la diestra lleva el breviario, pende de su cintura tosco rosario, cestas de provisiones su mente forja, y escucha que á lo largo de su camino, respondiendo al rebuzno de su pollino silba el aire escondiéndose entre la alforja. UNA MAJA Muerden su pelo, sedoso y rizo, los dientes nacarados de alta peineta, y surge de sus dedos la castañeta cual mariposa negra de entre el granizo. Pañolón de Manila, fondo pajizo, que á su talle ondulante firme sujeta, echa reflejos de ámbar, rosa y violeta, moldeando de sus, carnes todo el hechizo. Cual tímidas palomas por el follaje, asoman sus chapines bajo su traje hecho de blondas negras y verde raso, y al choque de las copas de manzanilla riman con los tacones la seguidilla perfumes enervantes dejando al paso. Pasábase para llegar á esta escondida habitación del poeta, por una gran cocina, de mansión señorial, abandonada de muchos años, pero donde atin se percibía el acre olor de la ceniza fría, mezclada al polvo, á la telaraña, al hollín. Entre la penumbra de aquella vasta pieza dibujábase la angulosa silueta de una muchacha joven, delgada, de cabellos color de azafrán, y rostro lleno de pezas, pobre, miserable, con las transparencias de la clorosis marcadas en las manos, la nariz y las orejas. Era la sirvienta de Casal; mejor, la encargada de aquellas habitaciones: todo lo que de feo tenía en el 116 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN rostro, teníalo de bello en el alma. Cuidaba al poeta, se interesaba por él, y recibía sonriente y alegre á sus amigos. Muchas veces sorprendí á Casal, hundido en un antiguo y enorme butacón de cuero claveteado de tachuelas de cobre, que él libertó del polvo trasladándolo de lo alto de la media naranja del horno al suelo y mandándolo barnizar, con los dedos entrelazados tras la cabeza; miraba, miraba mucho, con los ojos abiertos, hacia la cocina, como si soñara, como si aguardara, el gallardo príncipe que trajera el escarpín de cristal y á la maga que con su varilla mágica transformara la calabaza en primorosa carretela y las ratas en briosos corceles para trasladar á Cenicentilla la fea, desde aque- lla cocina abandonada á un palacio de ágatas, pórfidos y mármoles, de jardines, escalinatas, fuentes, cascadas, músicas y bailes... Epoca de ensueños dulces, humanos, de fantasía azul y rosa, de: QUIMERAS Mandaré construir en fresco bosque de florida verdura, regio castillo de pulido jaspe donde pueda olvidar mi eterna angustia. Tendrás, en ricos cofres perfumados, para ornar tu hermosura, ajorcas de oro, gruesos brazaletes, finos collares y moriscas lunas. Para cubrir tus mórbidos contornos de tu espalda desnuda, hecha de nieve y perfumada rosa, mantos suntuosos de brillante púrpura. Te llevaré por lagos cristalinos, en Jas noches de luna, azul góndola rauda, conducida por blancos cisnes de sedosas plumas. Haré surgir, para encantar tus ojos, en las selvas incultas, cascadas de fulgente pedrería, soles dorados y rosadas brumas. Admirará tus formas virginales de viviente escultura, un Leonardo de Vinci que trasmita al mundo entero tu belleza oculta. Si sientes que las cóleras antiguas surgen de tu alma pura, JULTAN DEL CASAL UU tendrás, para azotarlas fieramente, negras espaldas de mujeres nubias, Y si anhelas tener tus pajecillos para delicia suma, iré á buscar los blondos serafines que cantan el hossanna en las alturas. | FF ¡Ya dí á la juventud mi despedida! Perdí el ardor de mis primeros años, y me alejan del campo de la vida sueños de artista y hondos desengaños. La habitación era enorme: fué vasto comedor de palacete seño- rial, mansión antigua de familia nobiliaria, á la que se ascendía por amplia escalera de piedra defendida por una baranda gruesa de cao- ba torneada. Semejaba vasta celda de prior ó refectorio de fraile, con una puerta de entrada de bajo dintel y pesadas hojas de cedro tallado, donde rechinaba, al abrirse, el gozne. El techo, de puntal muy alto, de vigas de ácana y caoba y tablas de cedro, oscurecido por el tiempo; las puertas, pocas y cerradas, envolvían en tinieblas la amplia pieza: la vista del que entraba tenía que acostumbrarse á la tiniebla para distinguir algo de lo que había adentro. Un reclinatorio en el ángulo izquierdo del fondo, con una cruz tosca de leños cruzados, auténticos del árbol de Jerusalem, presen- te único de un tío suyo Primado, en un rápido y alocado viaje que hizo por España; una calavera al pie de la pequeña cruz, sobre el reclinatorio y un grueso colchón de paja pegado al suelo. De allí, de aquel rincón oscuro, entre la sombra surgía Casal, sonriente, con aquella sonrisa expresiva que nunca le abandonaba. Allí trabajaba entonces, allí escribía mucho, y preparaba Bustos y Rimas. Había en este grande aposento, perteneciente á la casa en que se hallaba instalada la redacción é imprenta de El País, un mueble antigúo que perteneció á uno de nuestros más celebrados escritores: era un soberbiv escritorio de ébano con magníficos calados en las hojas de su estante, y esculturas y tallados en sumesa. La ilusión hacía aparecerle como órgano ó ángelus, cuando Casal, envuelto en un blanco sayal, recibiendo la faja de blanca luz que penetraba por la única vertana abierta, se abstraía con sus lecturas y Sus versos. Aquel medio ambiente produjo brotes místicos, retoños mo- nacales; 118 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Guarúo siempre en el fondo de mi alma, cual hostia blanca en cáliz cincelado, la purísima fe de mis mayores, que por ella, en los tiempos legendarios, subieron á la pira del martirio, con su firmeza heroica de cristianos, la esperanza del cielo en las miradas y el perdón generoso entre los labios. Y este verso más extraño, pero donde está más pronunciada la tendencia hacia la austeridad cenobítica de que quiso rodearse: LA SOTANA Niño, la sombra de Ja sotana, como si fuese vago remedo del mal que asedia la vida humana, temblar me hacía de horrible miedo. Joven, sin manchas en la conciencia, mas presa siempre del desvarío, 6 producíame indiferencia ó me llenaba de amargo hastío. Hoy, que es la dicha para mí vana, y que del mundo sé la perfidia, si hallo la sombra de la sotana, siente mi alma profunda envidia. Y surgieron tantas otras composiciones llenas de desencanto, de tedio, de hastío, que emocionan angustiosamente Ve Soli, Re- cuerdo de la infancia, Pax ánime, Tristissima nox. Sus sonetos A mi padre, A mi madre, hielan el alma, se leen con la opresión de la con- goja en la garganta. Sus Marinas, inspiraciones artísticas que, ya en sonido, en color ó en rima, son por lo comán, nítidas, puras, transparentes, fortalece- doras como la pura, libre y sana brisa del mar, prefiere escogerlas en orillas revueltas con rezagos y aguas estancadas: Náutfrago bergantín de quilla rota, mástil crugiente y velas desgarradas, írguese entre las olas encrespadas, Óó se sumerge en su extensión ignota. Desnudo cuerpo de mujer que azota el viento con sus ráfagas heladas, en sudario de espumas argentadas, sobre las aguas verdinegras flota, JULIAN DEL CASAL 119 La expresión ó colmo del más profundo desencanto está en su poesía Nihilismo, de la colección de Bustos y Rimas, repercusión más profunda y lacerante de la que ya había publicado en Hojas al Viento, La mayor tristeza, que termina: Pero más triste del que, en honda calma, sin creer en Dios ni en la mujer hermosa, sufre el azote de la humana suerte y siente descender sobre su alma, cual sudario de niebla tenebrosa, el silencio profundo de la muerte. Vecina á la habitación de Casal estaba la del ilustre director de El País, Ricardo del Monte, quien trabajaba hasta muy altas horas de la noche, rodeado de libros, la mayor parte abiertos y en desorden, y montones de periódicos. Fué Del Monte, lacónico, casi mudo, callado, pero firme y seguro mentor de los jóvenes literatos que á él se acercaban para asombrarse con su erudición pasmosa, con la alteza de sus ideales hacia el arte helénico, hacia la forma clásica. Ya Casal había andado mucha parte de la senda del neo-parna- so, ya había saboreado mucho á simbolistas y decadentes; pero, como ellos, no se mostraba huraño con la estética del arte oriental y del arte griego. Los admirables cuadros de Gustavo Moreau proporcionaron rica veta á su admiración, haciéndole á la par inclinarse con respeto de atento discípulo ante la voz de Ricardo del Monte, su benévolo y tolerante consejero. Aquellas sanas lecciones, de media noche y hasta de madrugada, cuando todo ruido y movimiento habían ce- sado en la redacción, en la imprenta y también en la calle, hicieron dirigir los vuelos del joven y ya desencantado poeta hacia el anti- guo, siempre fresco y puro parnaso heléuico. Se esforzó en tras- ladar á la rima los primores de aquella esplendorosa galería. A esta época corresponden sus brillantes poesías Las oceámidas, de la cual son las estrofas: Turbando la quietud de los espacios, de la luna á los fúlgidos destellos, como de un cofre azul joyas brillantes, surgen de pronto del marino seno ejércitos de oceánidas hermosas, de garzos ojos y rosados cuerpos, que con ramos de algas en las manos y perlas en los húmedos cabellos color de oro verdoso, quieren todas 120 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN subir á consolar á Prometeo hasta el alto peñón, donde el heroico titán por levantarse hizo un esfuerzo. El Museo Ideal, reproduciendo diez cuadros de Moreau, dióle ocasión á composiciones de más amplio horizonte y risueña y grata fantasía; por su forma y por su fondo tienen sabor clásico: ELENA Luz fosfórica entreabre claras brechas en la celeste inmensidad, y alumbra del foso en la fatídica penumbra cuerpos hendidos por doradas flechas. Cual humo frío de homicidas mechas, en la atmósfera densa se vislumbra vapor disuelto que la brisa encumbra á las torres de Ilión, escombros hechas. Envuelta en veste de opalina gasa, recamada de oro, desde el monte de ruinas hacinadas en el llano, indiferente á lo que en torno pasa, mira Elena hacia el lívido horizonte irguiendo un lirio en la rosada mano. Prometeo, cuyas rimas parecen dejar oir los golpes de la talla á cincel: Bajo el dosel de gigantesca roca yace el titán, cual Cristo en el Calvario, marmóreo, indiferente y solitario, sin que brote el gemido de su boca. Su pie desnudo en el peñasco toca, donde agoniza un buitre sanguinario que ni atrae su ojo visionario ni compasión en su ánimo provoca. Escuchando el hervor de las espumas que se deshacen en las altas peñas, ve de su redención luces extrañas, junto á otro buitre de nevadas plumas, negras pupilas y uñas marfileñas ' que ha extinguido la sed en sus entrañas, Y como éstos, los demás, entre ellos el bellísimo Venus Anadyo- mena, joya cincelada, trabajo de orfebre que recuerda las de Heredia, el impecable autor de Los Trofeos: JULIAN DEL CASAL 121 Sentada al pie de verdinegras moles sobre la espalda de un delfín cetrino que de la aurora el rayo purpurino jaspea de brillantes tornasoles, envuelta en luminosos arreboles Venus emerge el cuerpo alabastrino frente al húmedo borde del camino alfombrado de róseos caracoles. Moviendo al aire las plateadas colas, blancas nereidas surgen de las olas, y hasta la diosa de ojos maternales llevan, entre las manos elevadas, níveas conchas de perlas nacaradas, ígneas ramas de fúlgidos corales. Hay en este acercamiento de dos hermanos en arte, algo muy digno de hallarse al lado. Moreau en sentidas cartas mostróle al poeta su entusiasmo. Hermosos, célebres son los cuadros de ese gran pintor, que como Alma Tadema, puso ante la vista maravilla- da de las generaciones presentes, escenas de la vida griega y romana, con todos los minuciosos detalles de una realidad directamente vista y observada: Edipo y la Esfinge, Prometeo y Júpiter, Hércu- les y la Hydra de Lerna, Galatea, Helena; cuadros llenos de trazos vigorosos, firmísimos, en que resalta y se revela, con el dominio y compenetración del asunto de la pintura, el conocimiento de la manifestación artística, de la cultura y de los ideales helénicos, pero son también las rimas del poeta, sonoras, rutilantes, rimas embellecidas, engalanadas, tanto por la verdad de la inspiración como por lo elegante, armonioso, correcto de su forma de expresión. Fué el cincel lo que de esta vez tomó, como antes tomara la paleta de Goya ó de Velázquez, para trazar figuras tan vivas, vigo- rosas y reales, como las Cármenes de Teónlo Gautier, manolas, y frailes, y majos de la vida y manifestación hispanas. La Judea le inspiró composiciones bellísimas de más vasto plan y Superior empeño. Muerte de Moisés, El camino de Damasco y otras más cortas, entre ellas el soneto hermoso, rotundo, sonoro: SALOMÉ En el palacio hebreo, donde el suave humo fragante, por el sol deshecho, sube á perderse en el calado techo ó se dilata en la anchurosa nave, 122 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN está el Tetrarca de mirada grave, barba canosa y estenuado pecho, sobre el trono, hierático y derecho, como adormido por canciones de ave. Delante de él, con veste de brocado estrellada de ardiente pedrería, al dulce són del bandolín sonoro Salomé baila, y en la diestra alzado, muestra siempre, radiante de alegría, un loto blanco de pistilos de oro. Como sus modelos y maestros, simbolistas y decadentes, no sólo Grecia y Roma, Sumir y Akkan, Siria, Japón y Egipto, fueron ar- caicas, hieráticas, fuentes de inspiración y en cuya polvorienta at- mósfera iban ávidos á buscar seculares asuntos. En la grande y oscura habitación había ambiente de Judea: era un cuadro colgado del muro; el cuadro debatido de Gerome, donde sobre la cima del Gólgota, en el suelo calcáreo y áspero, se dibujaban firmes las som- bras de las tres cruces, de Jesús y de sus dos compañeros de supli- cio. Tras el centurión, á caballo, volviendo la cara hacia la cruz, Jerusalem dibujaba, como en planos rectos, superpuestos, la si- lueta de sus murallas, torres y casas, ribeteadas de vivo rojo por la luz fugaz de un relámpago ¡Qué lección de estética, al mediar la noche, le oímos dar, en sus irreductibles ideales, á Ricardo del Monte ante aquel cuadro! Casal reía con nerviosa risa, acudien- do á este recurso cada vez que oía clamar al consumado y ma- gistral esteta, contra el efectismo predominante en el pincel y en la lira. Alguna vez el ensueño y las claridades del mundo helénico volvie- ron á inspirarle, trazando figuras que destacan sus contornos ante puro, límpido y transparente cielo de claridades azules sobre fondo tan grato como de bella y exquisita realidad: CAMAFEO ¿Quién no le rinde culto á tu hermosura, y ante ella de placer no se enajena, si hay en tu busto líneas de escultura y hay en tu voz acentos de sirena ? Dentro de tus pupilas centelleantes á donde nunca se asomó un reproche llevas el resplandor de los diamantes y la sombra profunda de la noche. JULIAN DEL CASAL 123 Hecha ha sido tu boca purpurina con la sangre encendida de la fresa, y tu faz con blancura de neblina donde quedó la luz del sol impresa. - Bajo el claro fulgor de tu mirada como rayo de sol sobre la onda, vaga siempre en tu boca perfumada la sonrisa inmortal de la Gioconda. Mas esto fué un rayo de luz tan débil como el que penetraba por la celosía de su aposento de cenobita. Cada vez se iba mar- cando más en sus ideas y fantasía la extraña disociación de sus modelos, proclamándose impecables y siendo pecaminosos, gozán- dose con cultivar el misticismo y á la par el diabolismo. Casal leía La Imitación de Cristo y á la vez Le Livre Póstume, de Maxime du Camp. Las tristezas profundas, las invencibles nostalgias, entene- brecieron su inspiración, y como si alguna rara influencia hubieran tenido para ella, como sin duda la tenían ante sus ojos materiales, aquel cráneo reluciente y un Cristo grande de marfil pulido y ama- rillento, encerró su musa en el molde estrecho de Marfiles viejos: INQUIETUD Miseria helada, eclipse de ideales, de morir joven triste certidumbre, cadenas de oprobiosa servidumbre, hedor de las tinieblas sepulcrales; centelleo de vívidos puñales blandidos por ignara muchedumbre, para arrojarnos desde altiva cumbre hasta el fondo de infectos lodazales. Baudelaire, Richepin, Teodoro de Banville, le dominaban por entonces. Y surgieron poesías donde se revelaba esta tristeza, este desencanto, algunas no encerradas en su orla de Marfiles viejos, pero que bien pudieron caber, por su tendencia, dentro de esta vesá- nica colección: NIHILISMO Voz inefable que á mi estancia llega en medio de las sombras de la noche, por arrastrarme hacia la vida brega con las dulces cadencias del reproche. Yo la escucho vibrar en mis oídos, como al pie de olorosa enredadera 124 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN los gorjeos que salen de los nidos indiferente escucha herida fiera. ¿A qué llamarme al campo del combate con la promesa de terrenos bienes, si ya mi corazón por nada late ni oigo la idea martillar mis sienes? Reservad los laureles de la fama para aquellos que fueron mis hermanos; yo, cual fruto caído de la rama, aguardo los famélicos gusanos. Nadie extrañe mis ásperas querellas: mi vida, atormentada de rigores, es un cielo que nunca tuvo estrellas, es un árbol que nunca tuvo flores. De todo lo que he amado en este mundo guardo, como perenne recompensa, dentro del corazón, tedio profundo, dentro del pensamiento, sombra densa. Amor, patria, familia, gloria, rango, sueños de calurosa fantasía, cual nelumbios abiertos entre el fango sólo vivísteis en mi alma un día. Hacia país desconocido abordo por el embozo del desdén cubierto: para todo gemido estoy ya sordo, para toda sonrisa estoy ya muerto. Siempre el destino mi labor humilla, ó en males deja mi ambición trocada: donde arroja mi mano una semilla brota luego una flor emponzoñada. Ni en retornar la vista hacia el pasado goce encuentra mi espíritu abatido: yo no quiero gozar como he gozado, yO no quiero sufrir como he sufrido. Nada del porvenir á mi alma asombra y nada del presente juzgo bueno; si miro al horizonte, todo es sombra; si me inclino á la tierra, todo es cieno. Y nunca alcanzaré en mi desventura Jo que un día mi alma ansiosa quiso: después de atravesar la selva oscura Beatriz no ha de mostrarme el Paraíso, JULIAN DEL CASAL 125 Ansias de aniquilarme sólo siento ó de vivir en mi eternal pobreza con mi fiel compañero: el Descontento, y mi pálida novia: la Tristeza. En Tristissima noc, Pax ánimo, Paisaje espiritual y otras antes citadas, restalla el látigo tremendo de Jean de Richepin en Les Blasphémes, de Barbey d'Aurevilly en Les Diaboliques: AL JUEZ SUPREMO No arrancó la Ambición las quejas hondas, pi el Orgullo inspiró los anatemas que atraviesan mis mórbidos poemas cual aves negras entre espinas blondas. Aunque la dicha terrenal me escondas, no á la voz de mis súplicas le temas, que ni lauros, ni honores, ni diademas turban de mi alma las dormidas ondas. Si algún día mi férvida plegaria ¡oh Dios mío! en blasfemia convertida vuela á herir tus oídos paternales, es que no siente mi alma solitaria, en medio de la estepa de la vida, el calor de las almas fraternales. El autor de La Fanfarlo, el traductor del fantástico Edgar Pué, le sugestionó con sus Fleurs du mal: FLORES Mi corazón fué un vaso de alabastro donde creció, fragante y solitaria, bajo el fulgor purísimo de un astro una azucena blanca: la plegaria. Marchita ya esa flor de suave aroma Cual virgen consumida por la anemia, hoy en mi corazón su tallo asoma una adelía purpúrea: la blasfemia. Y Flor de Cieno, de la cual son estas primeras estrofas: Yo soy como una choza solitaria que el viento huracanado desmorona y en cuyas piedras húmedas entona hosco buho su endecha funeraria, 126 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Por fuera sólo es urna cineraria, sin inscripción, ni fecha, ni corona; mas dentro, donde el cieno se amontona, abre sus hojas fresca pasionaria. «Ey De algunas composiciones de Casal conozco más directamente el motivo ú origen de su inspiración. Croquis perdido fué debido á la impresión que causó en el poeta la vista de la última pena aplicada á un reo en garrote vil en el campo de la Punta, donde por aquellos días eran frecuentes estos repugnantes espectáculos. Los jóvenes redactores de La Habana Elegante, fuímos todos en grupo á presenciar, algunos, los más, por primera vez, este acto de bárbara ejemplaridad pública. Y saca- mos la más dolorosa impresión; bastó un movimiento de un piquete de soldados de caballería, guardadores del reo, hacia la gran mu- chedumbre que llenaba aquel campo, para que ésta, sugestionada ya por el terror, huyese presa del más cobarde pánico, atropellándo- se en imponente confusión. La mole humana, que huía sin saber á ciencia cierta por qué, nos arrolló y pisoteó, partiendo piernas y brazos á algunos curiosos pacíficos é indefensos. Al regresar, con el ánimo apenado, vimos al través de una ce- losía la silueta elegante de una desconocida dama; para ella fué el SONETO Arrastrando sus grillos lastimeros, asciende el criminal la última grada, lanza el clarín su fúnebre llamada y brillan en el aire los aceros. Al exhalar sus gritos postrimeros la víctima al suplicio condenada, huye la muchedumbe dispersada como torpe rebaño de carneros. Y una pupila azul radiosa y bella fulgura tras los pálidos cristales de alto balcón, cerrado y misterioso, como el disco brillante de una estrella, oculto de la niebla en los cendales sobre el cristal de un lago cenagoso. Una mañana del 27 de Noviembre, neblinosa y fría, de un cielo gris y de lloviznas muy tenues, fuimos al viejo Cementerio de Es- e JULIAN DEL CASAL 12 -I pada á rendir homenaje á la memoria de aquellos niños inocentes, vidas tronchadas cobarde y alevosamente, con cruel ensañamiento colectivo, por la más ciega y feroz intransigencia. Para aquellas siempre lloradas 6 inolvidables víctimas fué el soneto bosquejado ante su tumba: A LOS ESTUDIANTES Víctimas de cruenta alevosía doblasteis en la tierra vuestras frentes, como en los campos llenos de simientes palmas que troncha tempestad bravía. Aún vagan en la atmósfera sombría vuestros últimos gritos inocentes, mezclados á los golpes estridentes del látigo que suena todavía. ¡Dormid en paz los sueños postrimeros en el seno profundo de la nada, que nadie ha de venir á perturbaros; Los que ayer no supieron defenderos sólo pueden, con alma resignada, soportar la vergiienza de lloraros. Desde muy temprano se extinguió en el poeta la energía de mo- tricidad. No conocía del mundo más que los lindes de la Habana, su ciudad natal. Su viaje 4 España fué breve, rápido: un relám- pago. Un día fuímos á Guanabacoa invitados por la poetisa Aure- lia Castillo y acompañando á Cirilo Villaverde, el amado novelista, en una de sus temporadas de invierno en Cuba: Casal se fijó en una planta en verdad rara, una especie de cacbus de un tallo carnoso, que se retorcía como una sierpe, muchas espinas, pocas hojas verdes y un grupo de florecillas de cáliz blanco y rosáceo, transparentes, como hechas de cera. Pidió un trozo de aquella planta, llamada Corona de espinas por unos, por otros Corona del Señor, y la cuidó durante muchos meses en un tiesto de barro, luego en un ánfora ebrusca. Le encantaba ver el grupo ó ramillete de aquellas exóticas floreci- llas que producía la planta, iluminado por los débiles y dorados rayos del sol de la mañana. Para ella fué una rima que nos leyó y que estamos seguros fué publicada. No hemos dado con ella en la colección de sus poesías. Nuestro artículo El Florero, publicado en el número de 6 de Junio de 1886, en La Habana Elegante, donde continuábamos sien- 128 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN do compañeros de redacción, mereció el honor de inspirarle la si- guiente poesía: EL ANHELO DE UNA ROSA Yo era la rosa, que en el prado ameno abrí mi cáliz de encendida grana, donde vertió sus perlas la mañana como en un cofre de perfumes lleno. Del lago azul en el cristal sereno vi mi corola retratarse ufana, como ante fina luna veneciana ve una hermosa su marmóreo seno. Teniendo que morir, porque el Destino hizo que breve mi existencia fuera, arrojándome al polvo del camino, anhelo estar, en mi hora postrimera, prendida en algún seno alabastrino ó en los rizos de obscura cabellera. Si Como Bécquer, escribió bastante en prosa. Además de su co- lección de artículos Bustos, de su brillante trabajo Joris Karl Huys- mans, y otros, emprendió una obra de mayor empeño: La Sociedad de la Habana, ecos mundanos recogidos y publicados por el Conde de Camors, pseudónimo con que también firmó muchos artículos más. El pri- mer capítulo de la obra apareció en el número de 25 de Marzo de 1888 de La Habana Elegante. Entusiasmóle un libro análogo publicado en París por la ele- gante escritora Mad. Juliette Lambert, á quien dirigió una expre- siva dedicatoria. A ésta pertenece el párrafo que reproducimos, porque á la par que expresa los propósitos del autor, nos revela, por sí mismo, un momento psicológico de su vida, desarrollada ca- si toda bajo semejantes inclinaciones: «Impulsado por la lectura de vuestros trabajos, me he atrevido, desde el rincón sombrío de mi vivienda de bohemio, á levantar mi voz—nunca escuchada de vues- tros oídos—hasta el pedestal gigante de vuestra gloria, donde apa- recéis, á los ojos del universo, como la Aspasia de los tiempos mo- dernos, para presentaros con desusado atrevimiento, aunque no sin cierta timidez, á la sociedad cubana de nuestros días. Algunos de los personajes que veréis desfilar en estas páginas, si vuestros hermosos ojos se dignan fijarse en ellas, os serán conocidos, por ha- JULIAN DEL CASAL 129 berlos encontrado muchas veces en el Bosque de Bolonia, en los Campos Elíseos, en los espectáculos de la Opera Cómica y en las recepciones públicas. ¡Quizá alguno haya tenido la dicha de besar vuestras lindas manos de mundana y de artista ! ». Pero no contó el poeta con que el medio ambiente de la ciudad de la Habana era muy distinto y poco favorable á una obra que, si en Lutecia se toleraba, aquí habría de encontrar tropiezos y dificn!- tades. El primer capítulo, que estaba dedicado al gobernador, por entonces de la colonia, General Sabas Marín y su familia, causó sen- sación. Contenía ciertas alusiones veladas y picantes, ciertas apre- ciaciones algo osadas, y el resultado no se hizo aguardar mucho. El miércoles siguiente, á los tres días cabales, los jóvenes redactores de La Habana Elegante recibieron la muy atenta y frecuente visita del celador del barrio de Colón, que por orden del juez del Prado, iba á secuestrar el número del semanario en donde apareció el pecamino- so artículo. No encontró el funcionario más que aquel ejemplar que tenía el cuño de presentación en el Gobierno Civil, sin cuyo re- quisito no podía ver luz pública ninguna edición de periódico, so- pena de tenérsele y juzgársele por clandestino. El público, ó me- jor, la voraz curiosidad pública había consumido la edición. Casal jué declarado cesante de su modesto empleo en la Hacienda. Otras obras en prosa preparaba ya anunciadas en la edición de Bustos y Rimas en 1893: La Joven América, Los Amados de los Dioses, Mis Dioses y mis Semidioses, estudios eríticos; Seres enigmáticos, estu- dios psicológicos; Puah, novela, á la vez que anunciaba una nueva colección de poesías, Las Desolaciones. El estro del poeta Julián del Casal no es, por su naturaleza y carácter, el estro vigoroso, robusto, de José María Heredia, de Ger- trudis Gómez de Avellaneda, á quienes leía y admiraba rindiéndoles el tributo merecido por su bien ganada primacía en el parnaso cubano. Más le acercaba su fantasía al autor de la Caída de Misolonghi, y sobre todo, del Palacio submarino de Neptuno, 4 Joaquín Lorenzo Luaces, pero las vibraciones de su lira estaban más en armonía con las delicadezas de sentimiento y de expresión de Zenea, de Milanés y de Mendive. Este último le era familiar y muy admirado. Hijo de su época, no pudo sustraerse al influjo y tendencias 4 que por entonces obedecía la lira de los poetas de su raza. Estudió, 130 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN conoció á fondo el movimiento poético de la segunda mitad del si- glo x1x, dentro de cuyo período hubo de desarrollarse toda su existencia. El predominio que había llegado á obtener la lírica francesa en Hispano-A mérica primero, á poco en la propia España, tanto por su ideología como por su material forma de expresión, alterando radicalmente los cánones tradicionales de la métrica cas- tellana, cubrió con su hermoso y brillante ropaje de primores y pe- drería oriental la imaginación del poeta cubano. ¿Formó escuela ? No es tiempo de decirlo, pero no pocos le imitaron, y le imitan. Sin apartar su vista de los primitivos ú legítimos parnasianos que en 1860 se congregaron en torno de Catulle Mendés no pudo sustraerse 4 ninguna de las dos bien marcadas tendencias de la poesía francesa y de su novísima orientación. No las desconoció: estudió 4 fondo sus regias y las practicó. El autor de Les Syrtes, Pelerin Passioné y Les Cantilenes, Jean Moreás, le comunicó su admira- ción hacia Paul Verlaine, jefe de la escuela que la ironía de Vaucaire y Beauclair en Les Deliquescenses, y el heraldo de combate, periódico Le Décadent, bautizaron con el nombre de decadentistas. Stéphane Mallarmé, jefe activo, portaestandarte del otro grupo ó tendencia, la simbolista, con Barrés, Goudeau, Morice y Taillard, marcó en el bagaje de sus lecturas habitnales, un grado menor, pero dejó sus huellas. El pontífice de la escuela decadente, Paul Verlaine, se llevaba el entusiasmo apasionado de nuestro poeta. Estudiada en su conjunto la producción de Julián del Casal, fe- cunda, dado el corto tiempo que vivió, es imposible dejar de reco- nocer la huella que en su inspiración dejaron marcadas dichas es- cuelas, de cuyas tendencias avasalladoras, atrayentes y sugestivas no pudo sustraerse, como hijo, al cabo, de su época. Muy de cerca seguía á esos maestros de la rima, escépticos obsesionados, dolori- dos, atormentados por afanes, por angustias de perfección y de pu- reza en la forma, de originalidad en la expresión de su trabajada rima: pacientes Cellinis de la frase, en larga y benedictina labor de repujo y taracea, haciendo filigranas de oro para incrustarles la perla y el zafir, el topacio y el nácar, el sándalo, el ébano y el mar- fil, para que la composición preferentemente corta, logre brillar con toda la lujuriante esplendidez de hieráticas joyas de la Asiria Ó de la Persia, en tiaras de pontífices, en brazaletes, ánulos y arracadas de hetairas danzantes fascinadoras de pies desnudos sobre pieles de tigres, entre pebeteros de áloe y de mirra á la conclusión de banque- tes dispuestos por Lúculo ó Sardanápalo: brillo, luz, relieve, con- JULIAN DEL CASAL 131 tornos, color, perfumes, para cubrir, para envolver el más agudo exotismo de la idea. Orientalismo vago, no bien definido, no obs- tante las inspiraciones directas que quisieron recoger, aspirar ma- terialmente en sus viajes por Egipto, Syria, Judea, Grecia ó Italia magníficos estilistas como el autor de Salambó, Gustavo Flaubert, y Próspero Merimée, de Colomba, por España, Grecia y Turquía: de lo que resultó una bien manifiesta y constante tendencia hacia el an- tiguo Oriente, el Oriente clásico, entre los neo parnasianos, simbo- listas y decadentes, dando por resultado en poesía lo que en otras artes: mezcla y confusión de ideales y formas que se entrecruzan y chocan, mostrándose revueltas, pero sin que sus rasgos típicos Ó ca- racterísticos se armonicen bien: el bizantinismo. Nuestro poeta siguió, en gran parte de su labor, á aquellos extraños bardos de manifestaciones, ora místicas, Ora satánicas, Ó bien ambas confundidas en neurótica expresión. Principalmente Teodoro de Banville en sus: Cariatides, Odes funambulesques, Eriles y Odelettes: á Baudelaire en sus Fieurs du mal: al autor de la Chanson des queux y Mes Paradis, á Jean Richepin, en Les Morts Bizarres, y más que todo en Les Blasphemes y para cima Ó colmo, á Barbey d” Aurevilly en Les Diaboliques: maestros exquisitos de la forma, de la rima, tan ricos de lenguaje como de luzbélica fantasía. Para su imaginación inquieta, voraz, insaciable, no fué bastante el mundo de la mitología, de las leyendas, tradiciones é historia oriental, sino que penetraron de lleno en el de la fantasmagoría tras la desordena- da y brillante imaginación del norteamericano Edgar Poe, el autor de El Cuervo: Baudelaire acometió la empresa de dar cima á cinco volúmenes traducidos de sus obras; y Mallarmé tradujo sus poemas. Como canon estético siguió Casal la epístola sobre arte nuevo, que acompaña al volumen segundo de Les Cantilenes de Jean Moreas y que fué para los decadentes el canon sacro, como la Epístola á los Pisones de Horacio en el arte clásico; y siguió, también con fidelidad de sectario, la otra no menos célebre epístola del dictador rítmico de la época, del propio Moreas, en los vespertinos crepúsculos, Ó más bien, ocaso de su primera escuela, procurando el renacimiento de otra inspirada en las tradiciones greco-latinas que nombró romana, logrando reunir bajo este nuevo estandarte á los jóvenes poetas E. Raynaud, L. des Rieux, Hugues Rebell, M. Du Plessys y Raymond de la Tailled, menos conocidos de nuestro mundo literario de Hispano-América que las escuelas anteriores. Estudioso, muy estudioso y ávido de lecturas de su época, no desconoció la tenden- 132 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN cia de los idealistas ingleses, y de los prerrafaelistas, Burnes, Jones, Wats, Crane, Hunt. Anoto fuentes de estudio, Ó más cierta y propiamente, con- sulto mi cartera de apuntes contemporáneos á la vida del poeta y de otros jóvenes literatos, compañeros de lides nobles que entonces conocí, y tan sólo señalo los rumbos que me pareció ver en su ins- piración. Recorriendo el ciclo poético de Julián del Casal ¡qué diferencia entre poesías como aquellas con que abre su primera colección, Hojas al viento, 1890, transparentes, nítidas, fáciles, espontáneas que revelan, por la sonoridad grácil de su rima, la pura y clara fuente, de caudal fresco y no interrumpido, aunque viene de remota época, en el parvaso castellano! ¿No tienen la frescura de coplas de Jorge Manrique algunas de sus primeras poesías? Arbol de mi pensamiento, lanza tus hojas al viento del olvido que al volver las primaveras, harán en ti las quimeras nuevo nido; y saldrán de entre tus hojas, en vez de amargas congojas, las canciones que en otro Mayo tuvistes para consuelo de tristes corazones. Esta es la Introducción de su libro Hojas al Viento. Tiene otra, bellísima, de este corte: hay algo en ella de las piráticas de Espron- ceda, de las nazarenas de Arolas: NOSTALGIAS Suspiro por las regiones donde vuelan los alciones sobre el mar, y al soplo helado del viento, parece en su movimiento sollozar; donde la nieve que baja del firmamento, amortaja el verdor de los campos olorosos y de ríos caudalosos ñ el rumor; JULIAN DEL CASAL 133 donde ostenta siempre el cielo, á través de aéreo velo, color gris; es más hermosa la luna y cada estrella más que una flor de lis. Otras veces sólo ansío bogat en firme navío, á existir en algún país remoto, sin pensar en el ignoto porvenir. Ver otro cielo, otro monte, otra playa, otro horizonte, otro mar, otros pueblos, otras gentes de maneras diferentes de pensar. ¡Ah! si yo un día pudiera, con qué júbilo partiera para Argel, donde tiene la hermosura el color y la frescura de un clavel. Después fuera en caravana por la llanura africana bajo el sol que con sus vivos destellos pone un tinte á los camellos tornasol. Seguiríamos copiando llevados por la facilidad de la rima, por la gracia de expresión, pero terminamos con los incisos finales de esta composición que denota un estado de ánimo del poeta que á poco señalaremos: Mas no parto. Si partiera, al instante yo quisiera regresar. ¡Ay! cuándo querrá el Destino que yo pueda en mi camino reposar ! Su estro tuvo vigor, rotundidad, en su época de estudio y admi- ración por el gran lírico español Núñez de Arce: díganlo si no estos versos de su hermosa poesía Camino de Damasso: 134 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN En fogoso corcel de crines blancas, lomo robusto, refulgente casco belfo espumante y sudorosas ancas, marcha por el camino de Damasco. Saulo, elevada su bruñida lanza que, á los destellos de la luz febea, mientras el bruto relinchando avanza, entre nubes de polvo centellea. Tras las hojas de oscuros olivares mira de la ciudad los minaretes, y encima de los negros almenares ondear los azulados gallardetes. Súbito, desde lóbrego celaje que desgarró la luz de hórrido rayo, oye la voz de célico mensaje, cae transido de mortal desmayo. Bajo el corcel ensangrentado rueda, su lanza estalla con vibrar sonoro y, á Jos reflejos de la luz, remeda sierpe de fuego con escamas de oro. Estro robusto, sonoridad, expresión vigorosa también le hay en su poema Amor en el Claustro: Cuando el reloj que asoma por la parda torre del gigantesco campanario puebla el aire de acordes vibraciones, hiriendo el duro bronce, acompasado, para anunciar la misteriosa hora de media noche á los mortales; cuando las castas Hijas del Señor reposan en apacible sueño, y solitario, pavor infunde al ánimo atrevido, con su imponente gravedad el claustro; ella entonces las naves atraviesa envuelta en negro, pavoroso manto, y se prosterna con fervor ardiente ante el altar del Dios crucificado. Alí contrita reza: ¡ reza y llora! Mas ¿por quién vierte tan copioso llanto? ¿Es porque mira de la cruz pendiente tu cuerpo moribundo, ensangrentado, Salvador inmortal? ¿Es que te pide perdón para sus culpas? ¿Será acaso que, en pugna lo divino y lo terreno, en su alma virginal, triunfa, del santo JULIAN DEL CASAL 135 amor á que la ardiente fe la inclina, el terrenal amor nunca olvidado? ¿Quién lo puede saber? Y ¿quién penetra del corazón el insondable arcano ? ¿Quién puede descender hasta ese abismo donde se mezclan el placer y el llanto? Sentidas, llenas de emoción, son otras de sus poesías primeras que, como Nostalgias, recuerda la gallarda y blanca vela del pirata del canto de Espronceda, cuando rompe con la fina prora de su hur- ca el libre, el ancho mar en plena y radiante luz de sol; re- cuerdan los ataúdes de Becquer, dibujando sus líneas rígidas á los parpadeos de lámparas agonizantes, de cirios funerarios que se ex- tinguen: DEL LIBRO NEGRO En féretro luciente, tachonado de brillantes estrellas de oro y plata, en hombros el cadáver conducían de mi hermosa adorada. Sus virginales y marmóreas sienes fragantes azucenas coronaban, que sus níveas corolas entreabrían al beso de las auras. Sus labios de carmín, que afrenta fueron de las fragantes rosas encarnadas, el morado matiz de las violetas ya cárdenos estaban. Su inanimado cuerpo revestía de raso y oro espléndida mortaja cubierto con un velo vaporoso de transparente gasa. Por sus vidriosos y entornados ojos, traspasando el festón de sus pestañas, un trémulo fulgor aparecía que me llegó hasta el alma. Al recorrer el féretro las calles, curiosa muchedumbre se agrupaba con ansia de admirar por vez postrera su beldad celebrada. De cada corazón, tristes suspiros, al contemplar su rostro, se escapaban; de las pupilas, lágrimas ardientes, de los labios, plegarias, 136 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Al traspasar el fúnebre recinto de los que fueron, con osada planta, el cuerpo me temblaba, como tiemblan las hojas en las ramas. Y antes de que á la fosa descendiese el gélido cadáver de mi amada, para darle rai adiós, por vez postrera, quise otra vez mirarla. La lloré, sin que el llanto á mis pupilas en abrasantes gotas asomara; la hablé, sin que á mis labios afluyera una sola palabra. Uní mi boca con su yerta boca; estreché convulsivo su garganta, y en aquel triste abrazo y mudo beso la dejé toda el alma. En sus primeras manifestaciones poéticas, y andando el tiempo, entre otras, hubo brotes de misticismo: revélalo así su Autobiografía antes citada. Y en La Urna dice: Cuando era niño, tenía fina urna de cristal con la imagen de María ante la cual balbucía mi plegaria matinal. Atormentóle constantemente su presentimiento de una tempra- na muerte: Porque en mi alma desolada siento, el hastío glacial de la existencia y el horror infinito de la muerte. Así se expresaba en su Paisaje espiritual de Nieve. Y así en Preocupación, de Bustos y Rimas: Al sentir los rigores de la suerte temo que el soplo de temprana muerte destruya la cosecha de mis sueños. Mas se sobrepuso, y todos estos motivos de inspiración queda- ron eclipsados, en sus últimos tiempos, por la infiuencia de las con- cepciones macabras y diabólicas de los neoparnasianos. No puede desconocerse la manera de Rollinat, de Richepin y Baudelaire, en versos como éstos: JULIAN DEL CASAL Y al fuJgor que esparcía en el aire, yo sentí deshacerse mis miembros entre chorros de sangre violácea, sobre capas bumeantes de cieno, en viscoso licor amarillo que goteaban mis lívidos huesos. Aredor de mis fríos despojos, en el aire, zumbaban insectos que, ensanchados los húmedos vientres por la sangre absorbida en mi cuerpo, ya ascendían en rápido impulso ya embriagados caían al suelo; de mi cráneo, que un globo formaba erizado de rojos cabellos, descendían al rostro deforme, saboreando el licor purulento, largas sierpes de piel solferina que llegaban al borde del pecho donde un cuerpo de pico acerado, Estas anteriores estrofas son de Horridum otras de Post Umbra: Cuando yo duerma, solo y olvidado, dentro de oscura fosa, por haber en tu lecho malgastado mi vida vigorosa; cuando en mi corazón, que tuyo ha sido, se muevan los gusanos lo mismo que un tiempo se han movido los afectos humanos; cuando sienta filtrarse por mis huesos gotas de lluvia helada, y no me puedan reanimar tus besos ni tu ardiente mirada; una noche, cansada de estar sola en tu alcoba elegante, saldrás, con tu belleza de española á buscar otro amante. soMNTUM. 137 Estas Y como éstos, Eyri Somnia, Profanación, Las horas, Oración. Pero donde llegó á extremarse esta nota, fué en su poesía póstuma, Cuer- po y Alma: 138 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Fétido, como el vientre de los grajos al salir del inmundo estercolero donde, bajo mortíferas miasmas, amarillean los roídos huesos de leprosos cadáveres; viscoso, como la baba que en sus antros negros destilan los co!éricos reptiles al retorcer sus convulsivos cuerpos entre guijarros húmedos...... Oh!, cómo parece sentirse en esas y otras lamentables rimas el olor violeta encontrado en la putrefacción por el bardo Rollinat! ¡ Y el goce malsano ante tarantelas macabras que danzan horribles esqueletos ! Ok !, ilustre bardo, tú eres culpable de ser guía y mentor de nuestro poeta por semejantes andurriales! Este fué el sesgo que por entonces tomó la inspiración dulce, mística, sencilla, apacible, soñadora de nuestro sensible, de nuestro impresionable joven poeta. El goce preferente por lo repugnante, por lo corrupto, ¿ es poesía Ó desvarío ? Ya desde el soneto Pompadour, Mis amores, de su primera colec- ción, Hojas al viento, se inició en tan escabrosa senda. ¡Qué bello soneto! ¡Qué bien empieza ! Amo el bronce, el cristal, las porcelanas, las vidrieras de múltiples colores, > Jos tapices pintados de oro y flores y las brillantes lunas venecianas. Amo también las bellas castellanas, la canción de los viejos trovadores, los árabes corceles vuladores, las flébiles baladas alemanas. El rico piano de marfil sonoro, el sonido del cuerno en la espesura del pebetero la fragante esencia. ¡ Cuán desastroso final ! Suprimimos el último terceto porque allí está la flor de cieno, el diabolismo. A pesar de todo, Casal tenía un fuerte escudo en su natural buen gusto, y en su vasto estudio y cultivo de la verdadera, de la bue- na poesía, que no llegaron á perturbar, á pervertir mejor, sino algo tarde y con rebeldía y lucha, los ideales y cánones de las flamantes y novísimas escuelas. Se asimiló, si no lo bueno, lo menos malo JULIAN DEL CASAL 139 y perjudicial; no extremó, sino que por el contrario, muy parco fué en seguir los empeños de los simbolistas de reformar la prosodia del idioma y enriquecerla con vocablos originales, nuevos, exóticos; y tampoco, aunque admirador de Ricardo Wagner, en llevar las áspe- ras disonancias de su música al verso nuevo. Sedujéronle las gallardías de forma con que interpretaba el joven poeta hispanoamericano Rubén Darío, en el habla de Castilla, las místicas y orientales fantasías de los orfebres exquisitos del neo- parnaso, y le aseguró en esta admiración el buen predicamento en que le tenía aquel crítico insigne, de gusto depurado, cultivador de la prosa clásica de la forma helénica, D. Juan Valera, que acababa de encomiar las poesías del joven é inspirado bardo de la América Central. xx La luz que iluminaba la pequeña habitación, escapando por la puerta, trazaba un cuadro que resplandecía sobre el suelo muy obs- curo de la azotea. Era un cuartito pequeño, pero muy pulcro; des- de él se dominaba toda la ciudad de la Habana. ¡Semejaba un ca- marote de vapor enorme. La noche era espléndida: las estrellas brillaban claras, enviando desde un cielo hermoso de profundo azul, como enormes brillantes de sus facetas, rayos de luz irisada; de lejos venía el rumor, mitiga- do por la altura y la distancia, de la vida de la población; á ratos se oían claramente trozos de música de una banda militar y el repique de los timbres de los teatros. Al lado de anciano doctor de cabellera abundante, de rizos blan- quísimos y de blanca barba que resaltaban mucho sobre su traje de paño negro y su sombrero de copa lustrosa, abismado, mudo en su observación del pulso, estaba Julián del Casal, sentado en una silla de extensión, con el cuello de la camisa abierto, procurando aire en- bre blancas sábanas. Las crenchas de sus cabellos castaños, la barba crecida y rubia, sus pómulos salientes, su nariz fina y afilada, y so- bre todo, su conformidad, su resignación, su dulce mansedumbre, recordaban uno de esos rostros de Cristos, jóvenes y desfallecientes. Cerca del anciano médico de la blanca y rizada cabellera estaba de pie, del otro lado del enfermo, una Hermana:de la Caridad, mu- jer en la plenitud de su vigor y de su vida, de grandes y rasgados ojos negros, brillantes, expresivos, de rostro hermoso que hacía re- cordar aquellos versos del poeta: 140 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Sus ebúrneas mejillas transparentes conservaban aún el sonrosado tinte que ostentan las camelias blancas al florecer en la estación de Mayo. Había desembarcadu aquel mismo día; iba para la República del Plata y al oir que se necesitaban auxilios, no vaciló en ofrecerse para prestarlos, no obstante el largo viaje que acababa de rendir desde Europa. Era un alma como corresponde á las de su misión: alma de ángel. Cuando se fué el anciano médico, asegurándonos que el poeta estaba muy grave, con una fiebre muy alta, le hablamos; él lo qui- so, no obstante la prohibición facultativa. Una de las veces fué ne- cesario acomodarlo en los almohadoves. La hermana recogió las cuentas de su enorme rosario y lo colocó sobre un libro forrado co- mo un Ancora de Salvación, que recibía de lleno la luz amarillenta del globo de la lámpara. Fué un movimiento involuntario y mecánico el que hice, inspi- rado acaso por religioso respeto, separando aquel rosario de aquel libro. No sé quién había tenido el buen humor de enviar á Casal, bajo aquella típica cubierta, las poesías de Rollinat, Richepin y Bau- delaire. Rió al notar mi gesto el poeta, y al punto un golpe de tos en- rojeció el pañuelo blanco que se llevó á los labios para conte- nerla. Estaba muy grave. No hablamos más. Era muy tárde; los ruidos habían cesado; únicamente proseguía el centelleo hermoso de los astros en la bóveda de oscuro azul. Casal dormía en su asiento; la Hermana, á la luz muy tenue de la lámpara, leía y rezaba. Sin embargo de este ataque, en pocos días logró reponerse. Partió lejos de la ciudad, regresó coa buen aspecto; parecía curado, por aquellos breves días pasados en el campo, que al poeta mereció esta idea: EL CAMPO Tengo el impuro amor de las ciudades, y á este sol que ilumina las edades prefiero yo del gas las claridades. A mis sentidos lánguidos arroba, más que el olor de un bosque de caoba, el ambiente enfermizo de una alcoba. JULIAN DEL CASAL 141 Mucho más que las selvas tropicales plácenme los sombríos arrabales que encierran las vetustas capitales. e La tarde era muy bella: de las últimas del mes de Octubre. Los árboles de la avenida del Prado lucían como una hermosa faja de esmeralda transparentada por los dorados rayos del sol poniente: Bajo las hojas de los álamos que estremecen los vientos frescos piar se escuchan entre sus tálamos á los gorriones picarescos. En una elegante mansión, ornada de cortinas, mayólicas y es- pejos, bien puesta, cuidada y atendida con gusto refinado, yacía, oculto entre un montón de flores, el cadáver del poeta. La muerte le sorprendió en uno de sus pocos días de satisfacción y de alegría, cuando su salud parecía asegurada. Se fué de la vida sin darse cuenta de ello, dulcemente, sin sentirlo, como muere una flor, como se extingue una antorcha. Acababa de sentarse á comer, ante el mantel blanquísimo de la mesa de distinguida familia amiga que le había invitado. Una bocanada de sangre súbito tiñó de rojo el mantel y su traje: no hubo más: el poeta había espirado. Y cumplióse en lo posible, su deseo manifestado en versos que aparecieron con el título Vanidad Póstuma, dedicada A sus amigos en el número de 22 de Enero de 1888, de La Habana Elegante: Cuando yo muera, al borde de mi lecho quiero ver una hermosa reclinada, que escuche con sonrisas en los labios la confesión postrera de mis faltas. Anhelo oir, en vez de hondos gemidos, tristes ayes y fúnebres plegarias, de Byron las estrofas inmortales, de Mignon la nostálgica romanza. Haced que junto al féretro se agrupen las vírgenes más bellas de mi patria y que cubran, al són de alegres cantos mi luctuoso ataúd de flores blancas. 142 RAMON MEZA Y SUAREZ INCLAN Mas si queréis guardar mis pobres restos, grabad sobre mi tumba estas palabras: «Amó sólo en el mundo la Belleza! ¡que encuentre ahora la Verdad su alma!» Ojos hermosos derramaron ante su túmulo dulces lágrimas; fi- nas y delicadas manos cerraron su féretro y cubrieron de flores, de muchas flores, sobre todo blancas, su mortaja. Y cuando en aquella tarde le dejamos en el cementerio, salimos de allí con las torturas de la congoja, pero con la convicción de que el que allí dejábamos, aquel malogrado joven, fué un gran poeta ante el cual se abrirían las puertas de la inmortalidad y de la gloria. Los poetas, aunque por este mundo anden, son seres no pertene- cientes á él... Por la noche, las estrellas seguían brillando mucho en lo alto de la comba azul, lanzando como enormes brillantes de sus facetas, destellos deslumbradores de irisada luz. LOS ULTIMOS AÑOS DE LEE POR EL DR. EMILIO BLANCHET Profesor del Instituto de Matanzas Después de haber capitulado Lee, á 9 de Abril de 1864, con varios oficiales suyos y escoltado por un destacamento de caballería fede- ral, encaminóse á Richmond, cabalgando en su corcel Viajero (Traveller). Aunque muchos y graves pensamientos embargaban su mente, con frecuencia é inquietud preguntaba por cierta canti- dad de avena, que había prevenido para su caballo y de la cual te- mía que se viera privado. En los domicilios de suristas donde se albergó, quisieron obsequiarle, á pesar de la penuria, con delicados manjares y mullido lecho; mas él, agradeciendo cordialmente sacri- ficios que indicaban adhesión inquebrantable, persistió en la espar- tana frugalidad por él observada durante la guerra y, envuelto en una manta, durmió sobre el suelo. Pernoctando en casa de un her- mano, se fué, no obstante la lluvia, al bosque donde estaba el ne- gro vehículo abierto, que había usado cuando no podía cabalgar y en sus duras tablas entregóse al sueño. Si durante el viaje contempló afligido estragos horrorosos y miseria por todas partes, subió de punto su dolor al entrar en Richmond, antes muy floreciente y entonces llena de calcinados escombros: con sus esqueletos de edificios, la calle Mayor (Main street), brillante y animadísima en otro tiempo, acordaba las carre- ras de ajusticiados que trazó á veces el despotismo musulmán. Prisionero de guerra volvía Lee á su capital, devastada por el fue- go, hundida en la humillación de la derrota, en las asfixiantes ti- nieblas de la indigencia. ¿Quién sabrá pintar sus emociones, al abrazar á su esposa é hijas, tras cuatro años de separación, en que habíanse agolpado inauditos afanes, gloria, desventuras inmensas? Al saber su llegada, corrieron á saludarle Ó victorearle ancianos, jóvenes de ambos sexos; pero él, con solemne austeridad, sin pro- nunciar palabra, llevóse la mano al sombrero y, encerrándose in- mediatamente en su morada, se sustrajo á demostraciones que, si bien gratas á su corazón, podían acarrear las iras de los vencedores. 144 EMILIO BLANCHET Consideraba que lealmente debía el Sur acatar el fallo de las armas y cooperar á que se reconstruyera la nación angloamericana; nunca exhaló quejas ni manifestó rencor contra los federales y cuando le comunicaba algún separatista su intención de emigrar, decíale que era Obligación sagrada permanecer en la patria, cuando mucho ne- cesitaba ésta la cooperación de todos para cicatrizar sus heridas. En el resto de sus días recordó con inextinguible tristeza cuán ere- cido número de jóvenes, ricos de lozanía corpórea y moral, guiados por él al combate, allí habían perecido. No admitió el muy ventajoso destino de agente comercial del Sur en Nueva York, ni tampoco donaciones de haciendas en In- glaterra é Irlanda, que admiradores británicos le ofrecían. Encar- góse de dirigir en Lexington * (Virginia), el Colegio de Wash- ington, ? sumamente empobrecido por la guerra y de local ruinoso. A los amigos que extrañaban se embarcase en negocio de tan poca Ó ninguna esperanza, respondió: «Tengo aquí una misión que cum- plir. A muchos jóvenes del Sur he conducido á la pelea, donde perdieron la vida no pocos; consagraré el resto de la mía á transfor- mar á mis alumnos en hombres capaces de cumplir el deber.» Con su manejo y su prestigio regeneró mágicamente el Colegio, en el cual se agruparon profesores distinguidos, ganosos de trabajar con' tan insigne jefe y adonde acudieron quinientos estudiantes, algu- nos del Norte. Quiso la Junta Directiva mostrar su gratitud, obsequiando á la señora de Lee con una casa y una renta de $3,000; á pesar de su pobreza, rehusó el general, en nombre de su consorte. Indulgente con las faltas leves de sus discípulos, cas- tigaba severamente la mentira y cobardía. Profesáronle aquéllos veneración y amor entrañables, pues veían, lo mismo que antes los soldados, radiar en él, sin eclipses ni esfuerzos, las más admira- bles virtudes. Con eficacia mayor que retóricas disertaciones y discursos muy esmerados, enseña un ejemplo vivo, constante, si- lencioso. Al colocar en el Colegio de Lexington á sus dos hijos una seño- ra, cuyo marido había muerto lidiando contra los federales, creyó oportuna la ocasión para desahogar su aborrecimiento á los últimos; pero la contuvo Lee, diciéndole: «No infunda usted á sus hijos hos- tilidad hacia el gobierno de los Estados Unidos; recuerde usted que 1 Pueblo de unos 3,000 habitantes. 2 Llamóse después Universidad de Washington y Lee. Con una biblioteca de 15,000 yolú- menes contaba en 1880. LOS ULTIMOS AÑOS DE LEE 145 ahora formamos una sola nación; deseche usted, pues, todo senti- miento regionalista y edúquelos para que sean americanos. » 1 Un día encontróle un amigo en conversación placentera con un menesteroso, el cual se alejó entonces satisfecho el semblante. «Aquel hombre, dijo Lee, es un veterano, muy falto de recursos; peleó contra nosotros; pero no importa.» Habíale socorrido con largueza. Poco después de haber vuelto Lee á Richmond en calidad de prisionero, hubo quien tratase de que lo encausaran como culpable de alta traición. Al caballero que, indignado, le participó la nue- va, dijo Lee sonriendo: «Es un deber el perdonar á nuestros ene- migos. Verídicamente puedo afirmar que, desde el principio de la guerra, no ha pasado ni un día sin que orase yo por ellos.» Sin propósito alguno de ventaja personal, sin necesitarlo absolu- tamente, imponiéndose muy duro sacrificio, solicitó del Gobierno federal su indulto, ya pra consolar á los que habían dado tal paso, por salir de una inhabilitación que les impedía ganar el sustento de sus familias, ya para estimular á millares de separatistas que aún vacilaban en someterse á la humillación expresada, imprescin- dible, si querían mejorar de sibuación. Pertenecía Lee á la secta episcopal y, en sus postreros años, se acrecentó su religiosidad, genuina, exenta de aversión á ningún dogma, renuente á controversias. Desde su juventud fué asiduo lector de la Biblia. Conmovido hasta verter lágrimas, declaró á un sacerdote que su principal objeto, al encargarse del Colegio, ha- bía sido que allí aprendiesen los alumnos á ser cristianos verdade- ros. En la época de los exámenes, convidaba 4 ministros de diver- sas comuniones á practicar, por turnos, ejercicios religiosos en la capilla del establecimiento. Aunque arruinado, nunca prescindió de limosnas. Embelesábase con los niños; enternecíase hondamen- te al relato de un infortunio, de una acción hidalga, él, que per- manecía inalterable, marmóreo, ante los más fieros horrores de la guerra. - Además de cuatro hijas, tuvo tres hijos, que lucidamente com- batieron durante la lucha civil: G. W. Curtis, uno de ellos, sobre- salía por gus prendas militares y de carácter y le sucedió en la di- rección del Colegio. A 28 de Septiembre de 1870, reunido con su familia para tomar el té, se levantó Lee 4 pronunciar la oración de gracia, según la anti- 1 E. Cooke, páginas 488 y 489, 146 EMILIO BLANCHETT gua costumbre, observada hasta en campaña; pero cayó fulminado por una congestión cerebral, explosión del volcán de dolor que en- cerraba su pecho y que nadie sospechaba, vista la serenidad del semblante. Lee recibía continuamente cartas de veteranos separa- tistas que á sus Órdenes habían probado bizarría y sufrimiento extraordinarios y que entonces padecían las escaseces más penosas, lo cual contristábale por extremo, atendida su imposibilidad de ali- viar siquiera tan grandes y numerosas desgracias. Aquella Confe- deración, que él había soñado independiente y poderosa, yacía en el polvo, clamando por pau, gimiendo sin consolación, al recordar el inmenso número de combatientes suyos, devorados por la guerra. Si no le acusaba aquella Niobe, acusábale su conciencia de que, si bien desinteresadamente, por el más elevado motivo, en gran ma- nera había contribuido á tamaña desventura. Sin su talento su- perior, sin su heroísmo, sin la fascinación de sus victorias y virtu- des, no hubiera alcanzado tan formidable desarrollo, tanta vitalidad y duración la contienda entre federales y confederados, pasmo de la Historia. «Plegad mi tienda; llamad á Hill », fueron las últimas palabras de Lee, quien, rodeado de su familia expiró el día 12 de Octubre, como á las nueve de la mañana, arrancando á todo el Sur lágrimas sinceras. Quería la Asamblea * de Virginia que, en el cementerio de Holywood (Richmond) reposara el general; mas prefirió la familia confiar los preciosos restos á la capilla del Colegio que había rege- nerado con sus afanes y sus virtudes. Allá trasladaron el día 13 su cadáver y, ante él, hasta el 15, desfiló con insignias de luto, gen- tío descousolado. Previamente al entierro organizóse una proce- sión fánebre en que iban una música, tocando piezas adecuadas, oficiales y soldados separatistas, sacerdotes, el ataúd, el caballo del difunto, los fideicomisarios, profesores y discípulos del Colegio de Washington, dignatarios de Virginia y delegados de su Asamblea, multitud de ciudadanos. Al llegar el cortejo al Instituto Militar, hizo éste una salva y sus trescientos cadetes se incorporaron á la comitiva. Con la voz plañidera de sus campanas expresaban todas las iglesias su duelo; cada tres minutos oíase el estampido del ca- ñón. Cubierto de flores desapareció el féretro en la bóveda dis- puesta bajo la capilla del Colegio. En lo sucesivo, cuántas veces debieron imaginarse los estudiantes que levantábase allí la augusta 1 Legislature. LOS ULTIMOS AÑOS DE LEE 147 sombra de Lee, repitiendo su máxima favorita: Duty is the sublimest word in our language. * Para tributar homenaje á la memoria del gran caudillo, celebrá- ronse meetings ó juntas en Richmond, Nueva Orleans, Baltimore, Nueva York y otras ciudades, meetings donde se oyeron discursos de notable elocuencia. Entre los oradores se menciona á Jefferson Davis, Reverdy, Johnson (aunque adversario político del difunto), el general Gordon. El último, que había tratado con intimidad á Lee, dijo, entre otras cosas: « Aquí lo afirmo: por grande que de antemano hubieseis concebido á aquel hombre, adquiría incompa- rable majestad cuando se le conocía más de cerca..... Como suce- de con el Niágara, cuanto más lo contemplabais, más os dominaba su grandeza, más se dilataba su majestad, derramando en el ánimo satisfacción cabal y, en definitiva, perfecto placer, sin asomo algu- no de angustia.....» ? «Como militar, conoce el mundo á Lee; mas por la historia, con facilidad se adivina cuán obediente á toda justa autoridad, cuan observador de toda restricción constitucional, hubiera sido en la carrera de hombre civil. Cuando, próxima ásu fin la guerra, se iban condensando las sombras en torno á la decadente Confedera- ción, cuya vida cifrábase en la espada de Lee, tuve con ufanía el privilegio de conocer, penetrado de especial admiración, la modes- tia, el varonil decoro, el respetuoso acatamiento que señalaban to- das sus relaciones con las autoridades legales de su país. Investi- do de amplias facultades, eon su genial modestia ocultaba hasta el distintivo de ellas y sólo por obediencia á la ley consintió ejercer- las... Pero lo que en Lee contemplarán más detenidamente y con más delicia sus compatriotas es su carácter privado, mejor diré, sus sentimientos y virtud. Sobrepujando todo precedente históri- co, parecía su magnanimidad formar capítulo aparte en el libro de la especie humana.» Distinguióse la manifestación fúnebre de Nueva York por la parte que en ella tomaron los unionistas, quienes olvidando lo pa - sado, bien terrible por cierto, solamente atendieron á que había desaparecido una gloria nacional y, mezclando sus lágrimas con las del Sur, quisieron fecundar la reciente reconciliación. Por feliz 1 La más sublime palabra de nuestro idioma es Deber. 2 Like Niagara, the more you gazed, the more his grandeur grew upon you, the more his majesty expanded and filled your spirit with a full satisfaction, that left a perfect delight with out the slightest feeling of oppression.—E. Cooke, p, 533. 148 EMILIO BLANCHET casualidad, escogióse para el solemne acto el edificio dedicado por Pedro Cooper á que, en clases y por otros medios, se cooperase á la mejora intelectual y moral de Nueva York. + Mr. Juan E. Ward, presidente de la sesión, pronunció, entre otras, estas palabras: «Aquí nos reunimos para tributar respeto á la memoria del hombre á quien reverenciaba con más que filial cariño el Sur entero. Las benévolas manifestaciones de simpatía hechas por la prensa de esta gran metrópoli, este concurso, la presencia de estas distinguidas per- sonas, atestiguan que la doliente voz del pueblo privado de Lee ha conseguido, con dulce persuasión, aplacar las furiosas pasiones encen- didas por la lucha en que él era su predilecto caudillo... Ya no queda motivo ni para el odio ni para la envidia. No fuéal esplendor de sus magníficas victorias cuando le adoraron más sus soldados, sino en la hora de su más profunda humillación, al perder su bata- lla postrera, cuando se desplomaba el Gobierno por el cual había combatido; cuando, presa de la desesperación, preguntábale su Es- tado Mayor qué podía hacerse ya y contestaba él con estas memora- bles palabras: «Fuera extraño, en verdad, que la humana virtud no tuviese, por lo menos, tantas fuerzas como la humana desven- tura.» ¿Sabéis cuál es la clave de la vida? La creencia en que igualmente provienen del Señor las pruebas y la energía, el pa- decimiento y el consuelo. Fué siempre su principio dominante la obediencia al deber. En sus juicios tocante al último, no lo supongo infalible; pero cuando consideraba que el deber le pres- cribía un acto, pasaba á ejecutarlo sin cuidarse del concepto que por él mereciera. Tal vez, como piensan muchos, comprendió mal su obligación, al creer que ésta no le exigía «desenvainar la espada contra su hogar, sus parientes y sus hijos»; mas no era Lee casuista ni político, sino soldado... Enseñó al mundo que en el guerrero podían enlazarse el cristiano y el caballero. No recogió la rica mies del amor de un pueblo en sus días de luci- miento y poderío, cuando al frente de legiones afortunadas, las "dirigía al triunfo, sino cuando, sumido en amarguras y pobreza, encargóse de instruir y encaminar á la juventud de Virginia, echando el único cimiento verdadero de una república, —la educa- ción cristiana de su juventud. Era la bondad el principal atri- buto de gu grandeza.. Podrán algunos Opinar que el mundo ha visto militares más célebres, gobernantes más entendidos; pero 1 Merefiero al Cooper Institute, LOS ULTIMOS AÑOS DE LEE 149 unánimemente habrá de concederse que nunca existió hombre, ni más puro ni más noble.» * Produjo Virginia dos hijos cuyos nombres retumban en el orbe, cuyos hechos narra con asombro la Historia: Washington y Lee. Digno campeón de la libertad el primero, dejó cual trofeo los Esta- dos Unidos, maravillosa nación, honor de la humanidad; con igua- les virtudes el segundo, con más poderosa inteligencia militar, equiparado por Moltke á Wellington, ? hízose, entendiendo su de- ber equivocadamente, sostén de una insurrección, cuya bandera encubría entre sus pliegues al demonio de la esclavitud $ y frustra- do su heroísmo, murió de pesar, después de haber derramado á to- rrentes la sangre de hermanos, él, tan maguánimo, y dejando al Sur sin labranzas, sin comercio, sin industria, sin dinero, sin hom- bres, enlutados innumerables hogares, humillada su enseña: preciso es creer en la expiación, aun de aquellos que se extravían á impulso de la intención más generosa Ó de la más elevada idea. 1 Esten Cooke, páglnas 561-2.—A 29 de Mayo, 1890, inauguróse en Richmond la estatua ecuestre de Lee. 2 Según el general Juan B. Gordon, «The great Von Moltke... has recently declared that General Lee, in all respects, was fully the equal of Wellington ».—E. Cook, p. 531.—El general británico lord Wolseley ha escrito: «Lee is stamped upon my memory as a being apart ánd superior to all others, in every way.»—«One of the greatest of modern commanders,» llama á Lee la Enciclopedia Británica, 3 En una entrevista con Juan Leyburn, negó Lee que el Sur hubiese combatido por con- servar la esclavitud y aseguró que, antes de la guerra, él había emancipado á los más de sus sieryos y enviado á Liberia á cuantos lo solicitaban. Manifestóse muy satístecho de la abolición, especialmente respecto á Virginia, y añadió que por tal conquista hubiera aceptado gozoso los quebrantos de intereses y los padecimientos que le había costado la lucha. Véase An interview with General Robert E. Lee, por John Leyburn, t. 30 de The Century Magazine, EL CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL DE BUENOS AIRES POR EL DR. LUIS MONTANÉ Profesor de Antropoloyía Honorable señor Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Honorable señor: | Tengo el honor de dirigirme á usted, elevando á su considera- ción una síntesis de la labor que realicé en el Congreso Científico Internacional de Buenos Atres. Ha terminado la honrosa misión que me habéis confiado, y que he cumplido con entusiasmo; y al volver á pisar de nuevo la tierra cubana, tengo la legítima satisfacción de declarar que nuestro país ha conquistado un puesto de honor en ese torneo, presenciado por hombres de ciencia de ambos hemisferios. El Congreso Bonarense habrá sido, pues, feliz circunstancia para consagrar los esfuerzos personales de muchos años, y á la vez para justificar el honor que se me confirió al nombrarme Delegado de la República de Cuba en dicho certamen. Quiero, sí, que conste que nunca podrá borrarse de mi memoria la generosa acogida por parte de mis colegas de las Universidades de Buenos Aires y de La Plata, ni podré olvidar las demostracio- nes generales de espontánea y sincera simpatía, por el hecho sólo de haber nacido en Cuba, tierra de cuyas hazañas se conserva vivo allá el recuerdo, y cuya evocación hace estremecer hoy todavía el corazón de los argentinos. Nuestros centros científicos han contraído sin duda alguna, una deuda de gratitud para con ese grupo eminente de hombres de estudio sud-americanos, entre los cuales me complazco en citar pre- ferentemente al Dr. Florentino Ameghino, R. Lehmann-Nitsche, J. B. Ambrosetti, E. Herrero-Ducloux, Samuel Lafone-Quevedo, Fé- lix F. Outes, Santiago Roth, Víctor Mercante, Carlos Bruch, etc., y sus nombres deberán ser recordados por nosotros con la conside- ración y el afecto que merecen, por tener los mismos ideales y co- laborar en la misma obra americana. El domingo 10 de Julio, á las 5 horas p. m., y en el espacioso salón de actos públicos de la Sociedad Científica Argentina, calle Ce- vallos, número 269, se realizó la recepción ofrecida por esa Institu- FLORENTINO AMEGHINO e Y y e NA Po » E Ro ' , ' Ve E" y , ' > l > > + e- UN K ' p ] Le . a ie b, - 4 A . ; AR 4 ' ' y , Ñ ' - ES . yá . pi , had 73 YA Í "18 (he y Ab 4 ñ A Y l ¿ Y. ' FEA »" kh EA AN e E Ñ , Po 7 A p l - 4 U ó A A 5 44) $ K ' , PO ¿Y ; E » 7 peÁ Í ; JS e 7 18 4 7 Y Y PE % . Í Y á . as DL A nl M pre , 15 3 y Y Ps MM MI Sn A a O a 8 Se , : J Ñ y" h % ' ñ 1 A Ñ ' m » bl SI . Y A a S Ñ LA o ers ? y y Í Ñ ] y A o Ñ / * | á A Mia M A ca! / "o f vos Í y $ DA a ó . A 1 ' ' A . . 0 7 3 6 Re , A e e dl » Y ] a ¿qa CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 151 ción y la Comisión Directiva del Congreso Científico Internacional Americano, así constituída: Presidente. —Ingeniero Luis A. Huergo, Presidente de la Sección de Ingeniería. Vice-Presidentes. —Ingeniero Vicente Castro, Presidente de la Sociedad Científica Argentina, Profesor de Construcciones en la Fa- cultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Inspector Gene- ral de la Dirección de Puentes y Caminos; Doctor Francisco P. Moreno, Fundador y ex-Director del Museo de la Plata, ex-Pe- rito argentino en la demarcación de límites con Chile. Vocales. —Doctor Estanislao S. Zeballos, Presidente de la Sección de Ciencias Económicas y Estadísticas; General de Brigada Pablo Riccheri, Ex-Ministro de Guerra, ex-Jefe del Gran Estado Ma- yor, Presidente de la Sección de Ciencias Militares; Contraalmi- rante Manuel J. García Mansilla, Director de la Escuela Naval, Presidente de la Sección de Ciencias Navales; Doctor Atanasio Qui- roga, Académico y Profesor de Química Analítica en la Facultad de Cieucias Exactas, Físicas y Naturales, Profesor de Química aplicada á la Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas, Pre- sidente de la Sección de Ciencias Químicas; Doctor Florentino Ameghino, Presidente de la Sección de Ciencias Antropológicas; Doctor Francisco P. Moreno, Presidente de la Sección de Ciencias Geográficas é Históricas; Ingeniero Eduardo Aguirre, ex-Decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Profesor de Geología y Mineralogía en la misma Facultad, Presidente de la Sección de Ciencias Geológicas; Doctor Ingeniero Marcia R. Can- dioti, Diputado al Congreso de la Nación, ex-Profesor de Matemá- ticas en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Presidente de la Sección de Ciencias Físicas y Matemáticas; Doctor Ingeviero Angel Gallardo, Académico, Profesor de Zoología en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Profesor de Zoología, Anatomía y Fisiología comparadas en la Facultad de Ciencias Médicas, Presidente de la Sección de Ciencias Biológicas; Doctor Horacio G. Piñero, Académico y Consejero, Profesor de Fisiología en la Facultad de Medicina y Profesor de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires, Presidente de la Sección de Ciencias Psicológicas; Ingeniero Santiago E. Barabino, Director de los Anales de la Sociedad Cien- tifica Argentina, Presidente de la Comisión de Propaganda y Re- dactora. 152 LUIS MONTANE Secretarios Generales. —Ingeniero Nicolás Besio Moreno, Acadé- mico, Profesor en las Universidades de La Plata y Buenos Aires; Ingeniero Enrique Marcó del Pont. Pro-Secretario General. —Doctor Jorge Magnin, Director del La- boratorio Químico del Departamento Nacional de Higiene, Pro- fesor en el Instituto Nacional del Profesorado. Tesorero.—1Ingeniero Arturo Grieben, Inspector de las Obras Complementarias del Puerto de la Capital. Pro- Tesorero. —Arquitecto Raúl G. Pasmán. La reunión tenía por objeto hacer la presentación de los Dele- gados de las distintas naciones de Europa y América que han concurrido al importante Congreso, repartidos entre los países siguientes: Europa: Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, In- glaterra, Italia. Extremo Oriente: Japón. América: Estados Unidos, México, El Salvador, Cuba, Santo Domingo, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Uruguay, Chile, República Argentina. A todos los Delegados presentes dirigió su saludo de bienvenida el Presidente: «El éxito del Congreso, dice él, está descontado de antemano, si se tiene en cuenta que se ha logrado, gracias á los activos traba- jos de los organizadores, la concurrencia de 276 Delegados y más de 1,500 adherentes... «Han sido presentados más de 500 trabajos que serán puestos á la consideración de las Asambleas...» A la lista de los Delegados ya mencionados hay que agregar las representaciones de Universidades y Sociedades científicas nacio- nales y extranjeras entre las que figura la Academia de Ciencias de la Habana. Al día siguiente, lunes 11 de Julio, á las 2 horas p. m., se realizó la jnauguración del Congreso Científico Internacional en el teatro Colón. Al levantarse el telón aparecieron en el proscenio todos los Mi- nistros de Estado, el Intendente Municipal (alcalde), los miembros de la Comisión Directora del Congreso. ] El puesto de honor está ocupado por el Ministro de Instrucción Pública, doctor Naon, quien tiene á su derecha al Presidente del Congreso Científico, Ingeniero Luis A. Huergo. En los demás pues- LUIS MONTANE 153 bos de honor están distribuídos los Delegados extranjeros cuyo nú- mero llega 4 92. El Ministro de Instrucción abre el acto agradeciendo á los Go- biernos, Universidades é Institutos científicos su concurrencia al Congreso. Después el Ingeniero Huergo da lectura 4 su discurso. Principia por saludar á los representantes extranjeros, y hace la historia de los distintos Congresos Científicos. Hace observar que la cuna de estas Asambleas está en Buenos Aires, y recuerda que el Primer Congreso Científico se celebró hace doce años en la capital de la República Argentina; el segundo en Montevideo; el tercero en Río; y el cuarto en Santiago de Chile. A continuación pronuncia su discurso el doctor Naon, que re- alza la trascendencia del Congreso, pone de relieve los beneficios que esta Asamblea está llamada á producir, no sólo en la Argentina, sino más allá de sus fronteras, y emite unas cuantas frases amables en honor de los países que están representados en este torneo « por los más sobresalientes representantes ». Y en seguida los Delegados extranjeros van haciendo sucesivamente uso de la palabra, pro- nunciando discursos merecidamente aplaudidos, pues son, por lo general, verdaderamente notables. En fin, el día doce de Julio principió la labor efectiva del Con- greso Científico Internacional, dividido en once secciones: 1% Ingeniería. 2? Ciencias Físicas y Matemáticas. 3% » Químicas. 42 » Geológicas. pa » Antropológicas. 62 » Biológicas. de » Geográficas é Históricas. si » Económicas y Estadísticas. ga » Militares. 102 » Morales. 118 » Psicológicas. Cada una de estas secciones tiene designado un local especial, de modo que todas pueden á la vez, y sin molestarse mutuamente, dedicarse á sus tareas respectivas. No intentaré, Honorable señor, siquiera esbozar el resumen de tantas y tan variadas producciones, tarea imposible de realizar si se tiene en cuenta que todos estos trabajos formarán el materia 154 LUIS MONTANE de cerca de 50 volúmenes. (Comunicación oral del Presidente del Congreso. ) Entro, pues, á describir con más extensión la vida científica de la Sección especial á que pertenecen mis propias comunicaciones, la Sección de las Ciencias Antropológicas, y de la cual son: Presidente.—Doctor Florentino Ameghino. Secretarios generales. —Profesores Rodolfo Senet, Luis María Torres. El doctor Florentino Ameghiro, cedió la Presidencia de honor de la primera sesión al doctor L. Montané, acompañando acto tan deferente y tan cortés, con la alocución siguiente : «Invito para que ocupe el sillón de la Presidencia, en esta pri- mera sesión, al doctor Luis Montané, Delegado de la República de Cuba, y uno de los antropólogos más conocidos de Centro y Norte América, quien presentará al Congreso diversas proposiciones sobre los resultados á que llegan los estudios paleontológicos realizados en la gran Isla Antillana, y contribuirá á dilucidar algunos puntos obscuros en la antropología de América.» Si se consideran detalladamente las Memorias presentadas, se puede tener una idea del éxito halagador que se ha alcanzado en la Sección de Ciencias Antropológicas. Once sesiones seguidas, de seis horas de duración cada una, han bastado apenas para la lectura de todos los trabajos. Doy al final de este informe la lista completa de los trabajos presentados, y me limitaré á dar un resumen de las Memorias que á mi juicio merecen una mención especial. Para mayor claridad dividiré la Sección de Ciencias Antropoló- gicas en las cuatro sub-secciones del Programa general: 1% Sub-sección Antropología y Paleoantropología. 22 » Arqueología y Paleoarqueología. 3 » Etnografía. 49 » Linguística. No está de más que diga aquí, á guisa de preámbulo, que en el í1ltimo tercio del siglo próximo pasado empezó á formarse una plé- yades de hombres de ciencia que pronto debían dedicarse con ahin- co al ímprobo trabajo de conocer el suelo de la Argentina bajo to- dos sus aspectos. Dieron impulso á estas investigaciones el enton- CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 155 ces Museo Provincial de Buenos Aires, hoy Museo Nacional, y la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. La Sociedad Científica Argentina y el Instituto Geográfico Argentino institutos creados en aquella época por iniciativa del Doctor Estanislao S. Zebailos, quien en sus concepciones adelantá- base á su tiempo, aceleraron ese movimiento, que vino á completar- se con la fundación del Museo de La Plata, obra del Doctor Francisco P. Moreno. Hace de todo esto algo más de un cuarto de siglo. El conocimiento geológico del territorio de la República Argen- tina era muy embrionario, pero desde entonces se han descubierto formaciones correspondientes á la mayor parte de las épocas geoló- gicas; los vacíos que aún quedan, se llenarán en breve, pues las in- vestigaciones en ese sentido avanzan rápidamente. La Paleontología, compañera inseparable de la Geología, ha se- guido á ésta en sus progresos, y hasta puede decirse que ha avan- zado de una manera más rápida, proporcionando á aquélla los da- tos indispensables para la determinación de la época de las distintas formaciones y las conexiones geográficas de las tierras y los mares de las épocas pasadas. La Antropología es igualmente inseparable de la Paleontología, por un lado, y de la Geología por otro, á lo menos en lo que se re- fiere al hombre y los precursores de las épocas pasadas (Paleoan- tropología). En la enseñanza superior universitaria, hay Cátedras de Geo- logía en las tres Universidades de Buenos Aires, La Plata y Córdoba. Hay Gabinetes de Geología en varios Museos Provinciales, Cole- gios Nacionales y Escuelas Naturales de las principales ciudades de la República; los de las Universidades de Buenos Aires y de Córdoba están á la altura de los mejores de Europa. La Paleontología tiene Cátedras independientes en las Univer- sidades de La Plata y Buenos Aires. Hay una Cátedra de Antropología en la Universidad de Buenos Aires, y dos en la Universidad de La Plata, una en la Facultad de Ciencias Naturales y otra en la Facultad de Derecho. La Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires posee un Museo de Antropología y Etnografía con ricos materiales que aumentan de año en año. Por último, los dos grandes Museos Nacionales de Buenos Aires 156 LUIS MONTANE y de La Plata, por sus grandes y valiosísimas colecciones de Geo- logía, Paleontología y Antropología, igualan á las de las grandes capitales del Viejo Mundo y aun las aventajan en muchos puntos. «Podemos afirmar, dice el Profesor Ameghino, que en este cam- po de los conocimientos humanos existe una ciencia argentina que trabaja con elementos propios y métodos nuevos, produciendo nu- merosas publicaciones, que llevan cada año un poderoso contin- gente á la Ciencia Universal. «Ya no somos simples exportadores de productos naturales. Exportamos también ideas que no tan sólo contribuyen á aumentar el caudal de los conocimientos humanos, sino que en algunos casos, como en el de la Paleontología de los mamíferos, y de la paleoan- tropología, han revolucionado por completo esas ciencias, dándole otras bases y nuevos rumbos. * I. Antropología y Paleoantropología. Vice-Presidente, Doctor Francisco P. Moreno. Antes que todo, hay que citar las notables comunicaciones del Profesor F. Ameghino: 12 Un esqueleto fósil humano de un tipo extinguido, encontrado en el pampeano superior del arroyo «Siasgo». 22 Dos esqueletos humanos fósiles encontrados en el pampeano inferior de «El Moro». El doctor Florentino Ameghino presentó tres cráneos fósiles re- cientemente descubiertos, que considera muy importantes para su teoría sobre los orígenes de la especie humana. Dos de ellos han sido encontrados cerca de Necochea, en un des- plazado de la formación pampeana inferior, rico en fósiles corres- pondientes al último período de la época tercera. El rasgo más característico, después de la pequeñez de la cabeza, es, en ambos la ausencia de mentón. El conferencista considera que esos dos cráveos corresponden á una variedad primitiva de la especie humana, desconocida hasta hoy, designándola con el nombre de homo sinemento. El tercer esqueleto fué descubierto cerca del «Salado » en la for- mación pampeana superior, que por cierbos datos que presenta gu estudio, el autor designa con el nombre de homo caput inclinatus. 1 Geología, Paleografía, Paleontología, Antropológica de la República Argentina, por F. Ameghino, Buenos Aires, 1910, CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 157 Las circunstancias enumeradas confirman la teoría del autor sobre la descendencia del hombre, que, en su concepto, proviene de monos menos evolucionados que los actuales monos antropomorfos. Esta variante de la teoría darwiniana le lleva á considerar que el hombre actual y los monos antropomorfos, son dos ramas nacidas de un mismo tronco simiesco y no el uno derivado de los otros. Con esas dos nuevas especies, suman cuatro las de nuestros pre- cursores encontrados en tierra argentina: 1% Homo Sapiens (fósil), 22 El Diprotomo, 32 Homo Sinemento, 4% Capub inclinatus. Esas cuatro especies difieren entre sí mucho más que las razas humanas más extremas. Tal variedad de la riqueza confirma tam- bién la hipótesis de que la República Argentina ha sido la cuna originaria del hombre. PROFESOR RODOLFO SENET La cuestión de los precursores del hombre en la Argentina. Esa cuestión fué estudiada por el Profesor Senet, quien señala especialmente la conclusión de la interpretación de Ameghino, res- pecto de la diferencia entre los cráneos del Diprotomo, Prothomo y del hombre actual, que no habían sido estudiados hasta hoy. La evolución filogenética asignada por el doctor Ameghino pa- ra el cráneo humano, es de importancia para los estudios de psico- logía infantil comparada y patológica, por cuanto da á las conclu- siones un apoyo de que carecían y señala una orientación científica que permitirá resolver muchos problemas. PROFESOR VICTOR MERCANTE Variación del índice cefálico según el sexo y la edad. Este Profesor expone los resultados de una investigación reali- zada con sus ayudantes en la Universidad de La Plata en 652 ya- rones y 549 niñas de 6 á 20 años de edad. Las medidas llegan á estas importantísimas conclusiones: Ausencia de índices cefálicos extremos. Suma insignificante de dolicocéfalos 45%.o . 158 LUIS MONTANE Dominio absoluto del tipo mesaticéfalo y braquicéfalo, siendo la mujer más braquicéfala que el hombre. Gran amplitud de los índices (70 á 85) en razón de la conver- gencia de razas y pueblos muy diversos en la formación étnica de La Plata; cifras halagadoras para la población de Buenos Aires, por cuanto las razas más elevadas son las que se aproximan á la bra- quicefalia. Crecimiento de los diámetros en proporciones muy diferentes de los 7 á los 18 años, é inferiores en la mujer respecto al hombre, lo que corresponde al coeficiente intelectual más alto de éste. En igualdad de edades los jóvenes de mayores diámetros cursan años superiores á los de diámetros menores extensos, lo que com- prueba en general una relación entre el volumen de la masa ence- fálica y la inteligencia. PROFESOR RODOLFO SENET Interpretaciones filogenéticas de las estadísticas antropométricas de los pro- cesos ontogénicos. Estas indicaciones se basan en una amplia estadística realizada en el Laboratorio de Antropología de la Sección Pedagógica de la Universidad de La Plata. De aquélla, dice el doctor Senet, se des- prenden dos resultados importantes: uno que atañe á la ciencia pura, otro á las aplicaciones didácticas. Se ocupa de la primera induciendo de los procesos del tronco, de las extremidades superio- res é inferiores de la gran envergure (braza) y de la talla, el pro- ceso filogenético de nuestros ascendientes. Llama la atención particularmente sobre el proceso seguido en el desarrollo del cere- bro y el seguido en la talla. El estudio de los diferentes procesos está en un todo de acuerdo con las conclusiones de Ameghino y es de la mayor trascendencia desde el punto de vista de la filogenia de la especie humana. DOCTOR MOISÉS BERTONI El origen probable de las razas americanas. Las incógnitas son más que los datos, por eso se pueden permi- tir hipótesis y él emite la suya: Las razas americanas provendrían de un cruzamiento, según ciertos caracteres, de elementos mongo- loides con los atlánticos ó habitantes de la Atlántida. CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 159 PROFESOR J. B. AMBROSETTI El problema de los enanos en América. Los pequeños no son exclusivos de un continente, se hallan en todos. El autor estudia especialmente su presencia en América, pues descienden de razas antecesoras, es decir, que son autoctonos. La aparición frecuente de los opas actuales no puede explicarse por causas patológicas, sino por atavismo; representan resurrecciones de un tipo primitivo. No se trata de cretinos, sino de sujetos atá- vicos, pues no se comprueban los síntomas del cretinismo. En este lugar es donde cabe citar mis propias comunicaciones: DOCTOR L. MONTANÉ Estado actual de las ciencias antropológicas en Cuba. Es la reproducción de la nota que presenté en el 50% aniversario de la fundación de la Sociedad de Antropología de París (1% Julio 1909); dando cuenta del proceso, primero dificultoso y luego rápido, realizado en Cuba en esos ramos del saber humano; historiando ás grandes rasgos las investigaciones realizadas en el terreno antropo- lógico, y especialmente paleontológico, indicando la orientación de los estudios y su acción en ese sentido. DOCTOR L. MONTANEÉ Supervivencia en Cuba del tipo étnico indio precolombiano. Con motivo del indio Asencio Almenares, recientemente estu- diado en la Habana, el doctor Montané habla sobre la superviven- cia en Cuba de los indígenas precolombianos, ilustrando su diser- tación con fotografías. Llama la atención sobre la supervivencia de ciertos caracteres al través del mestizaje que constituye un he- cho digno de tenerse en cuenta á los efectos de las conclusiones etnológicas. Este trabajo provoca un interesante cambio de ideas y opinio- nes, todas encaminadas á la conclusión, unánimente aceptada, de que no debe descuidarse la ocasión algo apremiante de recoger esas tan útiles é interesantes supervivencias en los pocos individuos, ó en las pocas familias de descendencia india todavía existentes en los campos de Cuba. 160 LUIS MONTANE DOCTOR L. MONTANÉ Presentación, á nombre del doctor Carlos de la Torre, de algunos nuevos fó- siles encontrados en Cuba. Se trata de las osamentas fósiles encontradas por el doctor la Torre en las casimbas de la Sierra de Jatibonico, hallazgo que com- prueba la naturaleza continental de Cuba á principios de la época cuaternaria. «Nada me parece mejor, dice el doctor Montané, para no faltar al papel delicado de intérprete fiel, que reproducir las mismas pala- bras del doctor C. de la Torre»; y el Delegado de Cuba, lee las par- tes principales de la notable conferencia pronunciada hace pocos meses, y dada á luz por el ilustre Profesor de Zoología de la Uni- versidad de la Habana. Sometidas dichas piezas al examen de los miembros presentes, el doctor Ameghino, eminente especialista en la materia, declara no tener que hacer ningún reparo al trabajo que acaba de leerse. Ma- nifiesta su conformidad con la clasificación adoptada (megalocnus roens), y acepta con el doctor C. de la Torre, que el hallazgo de pie- zas fósiles indica claramente que Cuba ha estado unida con el con- tinente americano. Los huesos fósiles de las casimbas de la Sierra de Jatibonico, confiados al Dr. Montané, han sido depositados, en nombre del Dr. C. de la Torre, en el Museo de La Plata, y en la actualidad se ha- llan sometidos á un examen serio y autorizado por parte del Dr. Santiago Roth, Jefe de la Sección de Paleontología. r. DOCTOR L. MONTANE Nota sobre el hombre de Sancti Spíritus. Hemos llegado al trabajo que tengo la legítima satisfacción de dar como uno de los más importantes, y ciertamente el más in- teresante de todos los presentados en la Sección de las Ciencias Antropológicas, del Congreso Científico Internacional de Buenos Aires. El Dr. Montané describe á grandes rasgos la Sierra de Banao y la gruta Boca del Purial, sita en el pico tuerto del Naranjal; su orientación y su altitud (325 metros) por encima del nivel del mar; sus dimensiones; su naturaleza geológica según el trabajo VIVIA VI HA AYVAISATHATNA VI HO SATVANLIVN SVIONATO AU AVITAOVA :O0YASAOW cad SMILES: , A a e ts e td e =P a AS . a ¿ro E CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 161 hecho in situ por el mismo señor Salterain, Ingeniero en Jefe de Minas y autor de un mapa geológico de Cuba. Además, el Dr. Montané describe con todos sus pormenores la sepultura, modo de arreglo especial de los cráneos y huesos largos en la superficie;—el piso estalagmítico, debajo del cual se encuentran otros fragmentos de huesos humanos, como mandíbulas incompletas, dientes sueltos; huesos ó fragmentos de huesos de animales; conchas marinas, frutos de corojo, objetos de piedra toscamente tallados, fragmentos de silex y de carbón, etc., etc. Tres de los cráneos contenidos en la toba calcárea de la superfi- cie han podido ser examinados sólo de paso en el Laboratorio de Antropología del Museum de París (1906) por el Dr. Verneau, al cual han llamado la atención por su pequeñez y por su aspecto facial. Esas piezas han podido ofrecer una lejana comparación con al- guno que otro cráneo de los antiguos mexicanos. Entonces fué también cuando el profesor Hamy bautizó el hallazgo con el nombre de El Hombre de Sancti Spíritus. «Señores, dice al terminar su comunicación el Dr. Montané, desde el primer momento he tenido la convicción de que este ha- llazgo prueba una gran antiguedad. «He tenido la ocasión de comunicar este descubrimiento al Con- greso de Antropología y de Arqueología de Mónaco (1906). «Verdad es, que me limité entonces á una simple relación, y que no acompañé mi descripción de ninguno de los fragmentos ni de ninguno de los objetos que acabo de mencionar. Y al preguntar al Congreso si podía considerar el hombre de Sancti Spíritus como nues- tro hombre fósil cubano, el venerable Evans me hizo el honor de con- testarme: que era difícil, muy difícil, satisfacer á mis preguntas: que en Europa se tenía todavía una idea vaga de «las cosas de América»; y además, que era muy delicado establecer una analogía fija y segu- ra entre los hechos recogidos en el Nuevo y Viejo Continentes. «Entonces, señores, comprendí que la luz no me vendría «del «Norte»: y me resigné á esperar que pudiera presentar «las cosas de América, á la misma América.» «Pues bien, ese momento ha llegado para mí. El Congreso Cien- tífico Internacional de Buenos Aires, me ha proporcionado la ocasión de venir á una tierra americana; más aún, de venir á un país que se vanagloría, y con razón, de poseer especialistas de fama mundial. «Aquí tenéis á la vista una muestra de los diferentes objetos re- 162 LUIS MONTANE cogidos en la Gruta del Purial, y que someto entusiasta al estudio detenido y tan autorizado de los sabios argentinos.» PROFESOR FLORENTINO AMEGHINO Otra nueva especie extinguida del género Homo, el «homo cubensis ». Algunos días después, el eminente paleontólogo argentino, hacía la siguiente é importantísima comunicación: «En la sesión del 15 del corriente, el Sr. Delegado del Gobierno de Cuba, Dr. Luis Montané, nos ha hecho una comunicación sobre el hombre de Sancti Spíritus, presentándonos una serie de objetos hallados en una cueva de esa localidad. Dicha cueva se abre en un barranco á considerable altura, y su interior presenta sobre el piso una capa de tierra parda, pulverulenta, de aspecto eólico, cubierta á su vez por una espesa capa de estalagmita. «Entre los objetos presentados había un cráneo humano y algu- nos huesos, procedentes de la capa estalagmítica, que por su aspec- to y carácter físico parecen fósiles y pertenecen á una raza de talla muy pequeña. «Otra pieza, un trozo de mandíbula, procede de la capa de tierra parda que se encuentra debajo de la capa de estalagmita, siendo, por consiguiente, de mayor antigúedad que el cráneo y los otros restos procedentes de esta última. «Este fragmento, aunque desgraciadamente muy incompleto, presenta caracteres tan particulares, que conducen á considerarlo como una especie del género homo, distinto del H. Sapiens ya extin- guido. Me ha parecido, pues, que era digno de una comunicación especial, y el Dr. Montané me ha autorizado á hacerla como noticia preliminar de un trabajo más extenso y con dibujos.» Sigue la descripción de la mandíbula y termina así la comuni- cación; «Juzgando con mi criterio de zoólogo y de paleontólogo esas di- ferencias morfológicas tan profundas indican una especie del géne- ro homo, distinta de las ya conocidas, y la designo con el nombre de Homo Cubensis. «El descubrimiento de esta nueva especie del hombre fósil ame- ricano, encuadra admirablemente dentro dé mis teorías. Por lo pronto, es una nueva comprobación de la antigúedad del hombre en América. CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 163 . «Varios de sus caracteres morfológicos demuestran que el hom- bre no desciende de los antropoformos. «Los caracteres singulares que lo aproximan del antropops, prue- ban que los Hominídeos son realmente los descendientes de los Homunculideos y que por consiguiente el hombre es de origen ame- ricano. «Las relaciones con las especies de hombres fósiles de la Repúbli- ca Argentina, especialmente son Homo Pampeus y Homo Sinemento, demuestran que tomó origen con un antecesor común con éstos, descendiente del Diprothomo, que vivió al fin del primer tercio de la época pliocena,. «El Homo Cubensis, es una rama desprendida de ese tronco que penetró en Cuba después del primer tercio de la época pliocena y antes del principio de la época cuarta. «Los restos de mamíferos fósiles descubiertos en la Isla de Cuba y en varias de las pequeñas Antillas, forman parte de la fauna de edentados y roedores característicos de Sud-América. «De esto se deduce que en una época geológica pasada, las Anti- llas constituyeron una tierra continua que formaban un prolonga- miento septentrional hacia América Meridional. «El surgimiento de esta tierra coincidió con la destrucción de la conexión guayano senegalense y con la unión de ambas Américas del Norte y del Sur, que hasta entonces habían permanecido completa- mente separadas por un ancho mar. Según los datos geológicos y la comparación de las faunas, el surgimiento de esa tierra que unía las Antillas y ocupaba el Mar Caribe, tuvo lugar más Ó menos en el último tercio de la época miocena. Fué sólo á partir de esa épo- ca, durante el plioceno, que los mamíferos sud-americanos y con ellos el hombre, penetraron en esa tierra. «El despedazamiento de la tierra que ocupaba el Mar de las An- tillas, tuvo lugar al principio de la época cuarta, y Cuba readquirió su estado insular. Los mamíferos que en ella habían penetrado durante su ligazón continental, quedaron aislados, prosiguiendo su evolución independientemente. Unos, como el Capromys, prolon- garon su existencia hasta la época actual. Otros, como el Megaloc- nus, se extinguieron, y cupo la misma suerte al Homo Cubensis que fué, sin duda, exterminado por invasores más recientes, llegados allí por mar, de las tierras más vecinas del Norte y Sud-A mérica.» Me limito 4 dar sobre el particular algunos ligeros extractos de la prensa diaria de Buenos Aires. 164 LUIS MONTANE La Prensa.—(21 Julio de 1910). «El descubrimiento del doctor Montané, tiene gran importancia desde el punto de vista antropo- genético.» El Diario.—«Según el profesor Ameghino, esos fósiles (los de Sancti Spíritus) son una nueva comprobación de la gran antiguedad del hombre en América.» La Razón.—(25 Julio 1910.) «Entre los más importantes traba- jos presentados en la Sección de Ciencias Antropológicas del Con- greso Científico Internacional, figura en primer término, el del dis- tinguido hombre de ciencias, doctor Luis Montané, Profesor de Antropología en la Universidad Nacional de la Habana y Delegado de la República de Cuba al citado Congreso. , «El hallazgo del hombre fósil cubano, por el doctor Montané, viene á arrojar viva luz acerca del origen, naturaleza y antigúedad del hombre de América.» He aquí, pues, establecida la existencia del hombre fósil cubano, basada sobre el estudio directo de sus restos Óseos. Vamos á ver ahora cómo el examen de las piezas óseas animales nos suministran una prueba tan elocuente como sorprendente, de la antigúedad de ese hombre fósil. No haré más que citar de paso un fragmento de hueso de ani- mal, que el autorizado Jefe de la Sección de Paleontología del Mu- seo de la Plata, Dr. Santiago Roth, cree poder referir á un Armada- llo, de la familia de la dasypodide, Genero Tatusia. Quiero insistir más bien en la importancia que suministra el estudio de unos dientes sueltos encontrados en la capa sub-stalagmí- tica de la Boca del Purial. Desde el primer momento el Dr. Roth los ha declarado como pertenecientes á un mono. Para el estudio detenido y completo de esas piezas dentarias, ha sido realizado por el Dr. Ameghino, quien me ha “entregado la no- ta siguiente, la víspera misma de mi salida para Europa (9 Agosto 1910): FLORENTINO AMEGHINO Montaneia antropomorpha: un género de mono hoy extinguido de la lsla de Cuba. Nota preliminar. «Entre los objetos traídos por el Delegado Oficial del Gobierno de Cuba D. Luis Montané, al Congreso Científico Internacional de VIDOTOLNOYWTIVd HA VIVS-— VIVIA VI HA OASAN ll LA Az 4 SN y E p í r > e y a Y e | e q : RE PET TN e e AAA CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 165 Buenos Aires, hay un cierto número de dientes pertenecientes á un mono de un género hasta hoy desconocido. «Proceden de la misma caverna de Sancti Spíritus en que fué en- contrada la mandíbula del Homo Cubensis. Esos dientes, en número de 16, todos sueltos y de un aspecto relativamente fresco, representan la dentadura inferior de un solo individuo, faltando sólo el segun- do incisivo del lado derecho y la última muela del lado izquierdo. «Se trata de un verdadero mono de tamaño relativamente con- siderable y que por la fórmula dentaria entraría en el grupo de los moru s americanos, mientras que por la conformación de las coronas de "15 muelas persistentes se parece á los monos antropomorfos y al hombre, y todavía más á este último que á aquéllos. «Es una forma interesantísima, del género hoy completamente extinguido, que designo con el nombre de Montaneiía en honor de su descubridor, el doctor Montané, dando á la especie el de Anthropo- morpha para expresar así el parecido que presenta con los antropo- morfos y el hombre..... «El descubrimiento de la Montaneia anthropomorpha es tanto más notable, si se tiene en cuenta que hoy no existen monos en la Isla de Cuba.» II. Arqueología y Paleoarqueología. Vice-Presidente: Doctor R. Lehmann-Nitsche. FLORENTINO AMEGHINO Vestigios industriales en la formación entreriana. El trabajo de Ameghino es de un interés extraordinario, pues se conoce una insospechada antigúedad al hombre 0á su precursor. Se remonta su capacidad industrial nada menos que al oliyoceno su- perior. Se trata de la muela superior izquierda de un toxodonterium que presenta profundas incisiones transversales que no tienen más explicación que por la acción de un sér inteligente que no puede ser más que el hombre Ó uno de sus precursores. FLORENTINO AMEGHINO Vestigios industriales en el Eoceno Superior de Patagonia. Nunca se pensó que pudieran hallarse vestigios en terrenos de tan remota antigúedad. Ameghino los atribuye á un homunculideo, 166 LUIS MONTANE probablemente el anthropops ú otro muy parecido. Motiva la co- municación un trozo de mandíbula encontrado por Carlos Ameghi- no en la misma localidad de donde procede el anthropops, llena de incisiones intencionales que no pudieron ser hechas más que me- diante una piedra y por una mano pequeña y segura. FLORENTINO AMEGHINO La industria de la piedra quebrada en el mioceno superior del Monte Hermoso. Se trata de una nueva industria completamente desconocida hasta ahora, y que él denominó como lo indica el adjunto título. PROFESOR LUIS M. TORRES La mayor antiguedad del hombre en América, según los vestigios indus- triales. El Profesor Torres señala con precisión el proceso evolutivo in- dustrial de las edades prehistóricas, señalando la importancia de los hallazgos efectuados en la República Argentina, particularmen- te, en estos últimos tiempos. Llama la atención sobre los trabajos del Profesor Ameghino, y evidencia, poco á poco, los progresos rea- lizados en el sentido de demostrar la antigúedad del hombre. PROFESOR DOCTOR 8. COURTY Las ruinas de Tiahmanaco. El Profesor Courty dió una extensa conferencia acerca de los resultados que obtuvo en sus excavaciones en las ruinas de Tiahma- naco, como geólogo de la Misión Científica Francesa Sud-americana, de Crequi-Montfort. Courty descubrió objetos arqueológicos del mayor interés, que ponen de manifiesto una antiquísima y floreciente civilización. Admite las ruinas como de origen prehistórico y contesta que los alineamientos que pueden compararse á los de Bretaña, en Francia, no son en realidad más que los esqueletos de las grandes construciones. Las traquitas y gredas están pulidas mediante otras piedras duras y los grabados de la puerta del Sol, deben ser hechos mediante metal y son conocidos. El Profesor Courty, se extiende en consideraciones sobre los utensilios y revela que desde CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 167 los grandes monumentos á hoy, varias civilizaciones se han sucedi- do, pero que no duda que las otras se deban á los antecesores de los actuales aymaras que han perdido á través del tiempo toda tradición. TIT. Etnografía. Vice-Presidente: Profesor J. B. Ambrosetti. Sobre un objeto de uso ceremonial de los indios Tains (altos Paraná). Perteneciente al Museo Nacional, donde su inscripción y proce- dencia. Se trata de una investigación hacia esos indios, con fin com- pletamente desconocido, y de una interpretación del objeto que, cierta 6 no, de cualquier manera, da una muestra del arte escultó- rico de estos indios. PROFESOR, J. B. AMBROSETTI Relaciones de la civilización calchaquí con las civilizaciones del Perú y con los pueblos de la América del Norte. El Profesor J. B. Ambrosetti habló de las relaciones de la cul- bura calchaquí con la de las regiones que la circundan. En la re- gión calchaquí encuentra el visitante un tipo de cultura completa- mente similar á los de los pueblos del norte de México y sudoeste de Estados Unidos de América, según la decoración de algunas pie- zas arqueológicas y el tipo de las hachas de piedra. Gracias al estudio de los vestigios dejados, se puede concluir que ambas regiones fueron ocupadas por pueblos que, en época lejana, po- blaron el Norte de América, y sus restos refugiáronse en los dos pun- tos de las dos Américas. Su origen es difícil de precisar. No hay nadie que pruebe que la cultura Calchaquí derive de la peruana: lo único que se comprueba es intercambio comercial y no invasión. El comercio precolombiano ha existido desde tiempos muy remotos. No puede aceptarse una influencia directa en la civilización Cal- chaquí que tiene sus modalidades peculiares. SEÑOR E. LARRABURE Y UNANUE Vice-Presidente del Perú Sobre las antiguas civilizaciones indigenas del Perú, y de las cuales la titu- lada civilización Calchaquí no es sino un pálido reflejo. La civilización, agregó, no es una, sino un proceso ininterrumpido de eivilizaciones. Desde luego, es preciso clasificarlas á fin de es- 168 LUIS MONTANE tudiarlas metódicamente. El conferencista dió á conocer su clasifi- cación, y analizó varias civilizaciones. Según el autor, no hacen más que continuar el camino de sus predecesores, de modo que hay que estudiar no sólo la denomina- ción de aquéllos sino tambien de éstos. En el asunto de la civiliza- ción Calchaquí, el conferencista opinó que nada comprueba su autonomía, sino su semejanza y dependencia peruana, en lo que se refiere á los objetos industriales peruanos y con los conocimientos étnicos, como la braquicefalia y demás pruebas aducidas en favor de la falta de relaciones de una y otra. Hizo un estudio especial de los objetos de bronce calchaquí, demostrando que pertenecen al ti- po peruano, no opinando así respecto á las campanas, discos de bronce; pero también cree qne no puede de golpe llegarse á una ci- vilización tan extraordinaria como revelan esos objetos. Menester es, pues, realizar nuevas investigaciones, porque estos objetos pueden ser de reciente procedencia, como la época de la conquista colonial. No hay elementos, por lo tanto, para fundar una civili- zación propia calchaquí: todo pertenece á los Coyas Ó Incas. El tema provocó una interesante discusión en la que insistió particularmente el Sr. Ambrosetti, trayendo nuevo acopio de prue- bas respecto de la independencia de la civilización Calchaquí y el Profesor Lafone-Quevedo dió datos á propósito de los objetos au- ténticos y de los falsificados. PROFESOR R. LEHMANN-NITSCHE Estudios de Folklore argentino. Adivinanzas rioplatenses. Colección de adivinanzas populares de la Argentina, Uruguay y Paraguay, hecha en diez años por el conferencista con la ayuda de treinta colaboradores. El material comprende alrededor de 700 adivinanzas, las que ascienden á 3,000 más Ó menos con las variantes. El arreglo de este gran material significa el trabajo científico del autor y es el tercero de esta índole hecho en el mundo sobre esta materia. Merced 4 un trabajo minucioso de varios meses, pu- de formular 20 grupos interesantes con las adivinanzas en quechua y guaraní, de origen colonial, así como los modismos argentinos. En un apéndice trata de la zona de distribución de las adivinanzas, y comprueba la existencia de una buena parte de ellas en diferen- tes países europeos, quedando los restantes como verdaderamente CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 169 criollos. La presente colección es la primera de esta clase que se ha hecho en Sud América. Forma igualmente la primera de una serie de monografías que el autor ha reunido y que piensa publicar bajo el título « Comisión de Estudios sobre Folklore Argentino ». IV. Lingúística. PROFESOR SAMUEL LAFONE-QUEVEDO, VICEPRESIDENTE Las Provincias lingúásticas del Brasil austral. Uruguay. Paraguay. Notabilísimas son todas las comunicaciones del ilustre lingúista Lafone-Quevedo. En esta comunicación asegura que los indios de la región aus- tral del Brasil eran evidentemente guaraníes; éstos tuvieron allí influencia directa, pero diferente de aquéllos. Existían pueblos más Ó menos guaranizados, sin ser guaraníes. Los botocudos están en un grupo étnico lingúístico independiente y constituyen un gru- po de arrinconamiento. Las provincias lingúísticas Tupi invaden poco á poco las otras y se nota su influencia. El Profesor Lafone-Quevedo hizo una clasificación completa donde agrupó en provincias lingúísticas tribus de indios conocidos con nombres distintos. Analizó las raíces comunes á las reputadas diferentes lenguas, para demostrar que son perfectamente suscep- tibles de ser clasificadas según ciertos caracteres afines. Dividió en tres grandes grupos los del Brasil, del Uruguay y del Paraguay, siendo ésta una prolongación de la gran familia gua- raní y no creyó necesario entrar en el análisis de estas provincias lingúísticas. DOCTOR BERTONI Necesidad de una mejor orientación para el estudio histórico y lingúistico de la lengua guaraní. Guaraní aparece en narraciones guaraníes y guaranizadas; su es- tudio ayuda á la protohistoria de esas civilizaciones. Él re- sume los trabajos hechos por diversos autores sobre el idioma. No existe lengua que sea más rígida, más inflexible, más inaltera- ble que el guaraní. Guaraní y Tupí, son sinónimos y debe usat- se exclusivamente la primera designación. La unidad del guaraní es indiscutible; lo más que podría aceptarse son variantes pequeñas que no alcanzan á la categoría de dialectos. Es un idioma próxi- 170 LUIS MONTANE mo del monosilabismo. En guaraní el acento es el alma del idio- ma. Las palabras guaraníes no pueden corromperse, más bien des- aparecen; desde los tiempos más remotos el guaraní se mantiene inalterable, sólo desaparece por la invasión del castellano. Es in- dispensable adoptar una ortografía única para ese idioma, pues las diferentes maneras de escribir han traído lamentables confusiones, y propuso la ortografía internacional adoptada en los Congresos. PROFESCR LAFONE-QUEVEDO Provincias lingiísticas argentinas. ¿Qué es lo que se sabe de la lengua é g que hablaron los Calchaquíes, los Charrúas y los Querandies? El Profesor Quevedo dividió los distintos y variados idiomas que hablaban los pueblos aborígenes en grupos afines, explicando las causas de la existencia de ciertos idiomas que se encuentran ubica- dos en provincias lingúísticas que no les corresponden. El estudio analítico del Profesor Quevedo se extendió en los caracteres diferenciales y comunes que permiten la aludida clasi- ficación. El estudio especial de cada uno de los idiomas que motivan la conferencia puso de manifiesto el estado actual de ese conocimien- to, trayendo en su apoyo una bibliografía muy completa. El trabajo del Dr. Quevedo suscitó un estudio comparativo de los distintos idiomas indígenas, hecho por el Profesor Cabrera. El Profesor Lafone-Quevedo siguió con la segunda parte de su trabajo, el estado actual del conocimiento de los idiomas Calcha- quíes, Churrúa y Querandie. El Profesor Lafone manifestó lo que se conoce y particularmen- te lo que se ignora al respecto, y el peligro de dar conclusiones prematuras. PROFESOR CARLOS SPEGAZZINI Estudio sobre las lenguas patayónicas y fueguinas. En Tierra del Fuego, hay cuatro idiomas fundamentales: Ona, Yagon, Aclacaluf y la Parri ó Adtipiun. Los últimos usan una lengua que no tiene la menor relación con las otras. Analizó cada una, desde los puntos de vista gramatical y parti- cularmente fónico, estableciendo ciertas relaciones entre el idioma Yagon y el Aclacaluf. La dificultad de asimilar la pronunciación CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 171 del último, es enorme, según el autor, y recomienda para los que quieran asimilarla el uso del fonógrafo, 4 fin de poder educar el oído mediante repeticiones. La estructura gramatical de Yagon no tiene parecido. El pro- fesor Spegazzini la estudia especialmente dando las causas de las dificultades de intrincamiento de ese idioma. La pronunciación del Yagón no es tan difícil como se cree. Es- tudió los casos, quizás radicales, etc. Lo más complicado es la ausencia del nombre genérico, así no hay palabra general para el Guanaco, sino particulares para Guanaco macho, Guanaco hembra, briste, feo, etc. Es curioso que se tengan nombres especiales que designe el árbol, etc. Como conclusión dijo que estas lenguas constituyen un grupo separado. DOCTOR REY DE CASTRO De unas conclusiones que el autor del trabajo apoya en una ex- tensa serie de apreciaciones y documentos científicos invocando el testimonio de filósofos, psicólogos y etnógrafos de prestigio univer- sal, desprende el Sr. Rey de Castro, como lógico corolario lo si- guiente: «Prescindir de los idiomas primitivos americanos en la enseñan- za de los aborígenes de América, equivale á arrancar de cuajo una herencia psicológica milenaria, llevando al espíritu de aquellos aborígenes perturbaciones, dudas y desconfianzas que tienen in- fluencia en la marcha de su inteligencia y en el desarrollo de todas sus aptitudes. El Profesor Rey de Castro no pretende el absurdo—son sus pa- labrae—de que se deje de enseñar á los aborígenes el idioma espa- ñol, portugués, etc., sino que se emplee como instrumento para la evolución lingúística, el idioma primitivo. VOTOS Tres votos importantes han sido emitidos por la Sección de Antropología y aceptados por el Congreso Científico Internacional de Buenos Aires. El primero, á propuesta del Dr. R. Lehmann-Nitsche: «El Congreso Científico Internacional Americano vería con agrado que el Gobierno Nacional reservara fracciones suficientes de 172 LUIS MONTANE tierra, en los territorios del Chaco, Patagonia y Tierra del Fuego, destinadas á los pobladores indígenas. » El segundo, 4 propuesta del Dr. Víctor Delfino: «Con el objeto de propender al mejor conocimiento del hombre, el Congreso Científico Internacional vería con agrado, se constitu- yeran en cada una de las capitales de las naciones americanas, — que no las tengan—Sociedades de Antropología, tomando á este último vocablo en su acepción más lata. » Y el tercero, á propuesta del Dr. Larrabure y Unanue, Vice Presidente del Perú: «El Congreso Científico Internacional Americano, recomienda al estudio de la cuarta Conferencia Iuternacional Americana, actual- mente reunida en Buenos Aires, el proyecto de reglamentación per- tinente á la conservación y explotación de los yacimientos y monu- mentos arqueológicos americanos .» El 25 de Julio tuvo lugar la última sesión de la Sección de Cien- cias Antropológicas. El Profesor Samuel Lafone-Quevedo, cerró las reuniones de esta Sesión con breves palabras en las que puso de relieve el trabajo realizado. Agradeció la valiosísima colaboración de los Delegados; para cada uno de los cuales tuvo palabras sinceramente afectuosas. Se- ñaló á grandes rasgos el proceso que en el país se acentúa cada día más en el sentido de las investigaciones científicas, y se felicitó de que frutos sazonados, merced á la ardua labor y al sacrificio, pueda hoy brindar la República Argentina al mundo científico. Terminó deseando que la cohesión se mantenga inalterable, y saludó á los dignos representantes y á sus naciones respectivas. HE AQUÍ LA NÓMINA DE LOS ESTUDIOS INSCRIPTOS EN EL PROGRAMA DE LA SECCIÓN DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS: Dr. Christian Jacob 1. Apuntes provisorios para la filogenia del cerebro humano. Srta. Juliana Dillentus 2. Amomalías anatómicas y atávicas del cráneo Calchaquí, como contribución al estudio somático de la tribu del mismo nombre. CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 173 Profesor Clemente Onelli 3. Canales perforantes, emisarios y sutura metópica en indí- genas de la Patagonia. Dr. Florentino Ameghino 4. Un esqueleto fósil humano de un tipo extinguido encontra- do en el pampeano superior del Arroyo Siasgo. 5. Dos esqueletos humanos fósiles encontrados en el pampeano inferior del Moro. 60 kilómetros al norte de Nicoches. Profesor Rodolfo Senet 6. La cuestión de los precursores del hombre en la Argentina. Homo pampaeus, Prothomo, Diprothomo, Tebraprothomo y Homo neoganeus. Homunculideos. Profesor Carlos Bruch 7. Relevamientos antropológicos de cuatro naturales del valle Calchaquí. Profesor Juan B. Ambrosetti S. El problema de los enanos en América. Dr. Fernando Lahille 9. Los Onas. Dr. Carlos Spegazzine 10. Parentesco de los tehuelches con otros indios americanos. Profesor Rodolfo Senet 11. Clasificación filogenética de los estigmas somáticos de de- generación. Dr. Augusto Mattenzz1 12. T'influence du milieu physique et téllurique de 1'hérédité des caractéres acquis dans 1'évolution et la dissolution des peuples. Dr. Teófilo Wehsler 13. El papel sociológico de la antropología. Dr. Luis Montané 14. Estado actual de las ciencias antropológicas en Cuba. 174 LUIS MONTANE Dr. Moisés Bertont 15. El origen probable de las razas americanas. Dr. Carlos A. Marelli 16. Sobre una serie de cráneos antiguos de lago Buenos Aires. Sr. Antonio de Llamas 17. Paleoantropología (Uakambabelté). 18. Arqueoantropología. Profesor Víctor Mercante 19. Variación del índice cefálico según el sexo y la edad. Dr. Luis Montané 20. Nota sobre el hombre de Sancti Spíritus (Cuba). 21. Presentación, á nombre del doctor Carlos de la Torre, de al- gunos huesos fósiles encontrados en Cuba. Dr. Santiago Roth 22. Relaciones de las faunas mamalógicas extinguidas de Sud yA América con los primates. Profesor Luis María Torres 23. Antropología y Arqueología de los primitivos habitantes del delta del Paraná. Profesor Antonio de Llamas 24. Paleoarqueolantropología. Dr. Estamislao S. Zeballos 25. Historia de la República Argentina. Orígenes prehistóri- cos. (Resumen. ) Profesor Luis María Torres 26. La mayor antiguedad del hombre en América según los vestigios industriales. Dr. Florentino Ameghino 27. La antigúedad geológica del yacimiento antropolítico de Monte Hermoso. CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 175 Dr. Florentino Ameghino 28. Vestigios industriales en la formación entrerriana. (Oligo- ceno superior ó mioceno el más inferior. ) 29. Vestigios industriales en el eoceno superior de Patagonia. Coronel Antonio A. Romero 30. El problema de las escorias en tierras cocidas en las for- maciones sedimentarias niogenas de la República Argentina. Dr. Florentino Ameghino 31. La industria de la piedra quebrada en el mioceno superior de Monte Hermoso. Profesor Juan B. Ambrosetti 32. Sobre un objeto de uso ceremonial de los indios Tains (altos Paraná) perteneciente al Museo Nacional de Buenos Aires. Dr. Salvador Debenedetti 33. La industria de la alfarería entre los indígenes de América. Profesora Elina G. A. de Correa Morales 34, Usos y costumbres de los Tehuelches. Dr. Roberto Dabbene 35. Usos, costumbres é industria de los indios fueginos. | Dr. Luis Montané 36. Supervivencia en Cuba del tipo étnico indio precolombiano. Profesor Juan B. Ambrosetti 37. Relaciones de la civilización Calchaquí con las civilizacio- nes del Perú y con los pueblos de la América del Norte. Señor E. Larrabure y Unanue 38. Sobre las antiguas civilizaciones indígenas del Perú, y de las cuales la titulada Civilización Calchaquí no es sino un pálido reflejo. Profesor Juan B. Ambrosetti 39. El problema del bronce en la Argentina. 176 LUIS MONTANE Profesor Luis María Torres. 40. Provincias etnográficas y etnológicas argentinas. Señor E. Larrabure y Unanue 41. Necesidad de un acuerdo internacional americano para la conservación, explotación y el estudio de ¡os monumentos ar- queológicos indígenas. Dr. R. Lehmann-Nitsche 42, El problema indígena. Necesidad de destinar territorios reservados para los indígenas de Patagonia, Tierra del Fuego y Chaco, según el proceder de los Estados Unidos de Norte América. Señor Aníbal Cardoso 43. Buenos Aires en 1536. 44. Tres siglos de monedas columnarias en El Plata. Profesor Julio Vicuña Cifuente 45. Supersticiones de Chile. Señor Ramón A. Labare 46. Oraciones populares, ensalmos y conjuros que se dicen en Chile. Dr. R. Lehmann-Nitsche 47. Folklore argentino. Clasificación de las adivinanzas rio- platenses. Dr. Teófilo Wehsler 48. Antropología lingúística. Dr. Carlos Spegazzine 49. Estudio sobre las lenguas patagónicas y fueguinas. Profesor Samuel Lafone- Quevedo 50. Provincias linguúísticas del Brasil, Uruguay y Paraguay. Dr. Moisés Bertont 51. Necesidad de una mejor orientación para el estudio lin- gúístico é histórico de la lengua guaraní. CONGRESO CIENTIFICO INTERNACIONAL 17 -] Profesor Samuel Lafone- Quevedo 52. Provincias linguúísticas argentinas. 53. ¿Qué es lo que se sabe de la lengua que hablan los calcha- quíes, los charrúas y los querandíes ? Profesor Juan B. Selva 54. Porvenir del habla castellana en América. Señor Hugolino Quinzio 55. Utilidad y conveniencia de que la lengua castellana sea universal: medio para obtener esta universalidad. Dr. Teófilo Wehsler 56. El castellano como idioma universal. Profesor Pedro Scalabrini 57. El Esperanto como idioma auxiliar internacional realiza antiguas aspiraciones históricas, y satisface numerosas necesidades contemporáneas, de acuerdo con la naturaleza, destinación y evolu- ción del lenguaje humano. ELEMENTOS PARA EL ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA PLANTAS VASCULARES Tabla de las familias naturales de la «Flora of the British West Indian Islands»,* de Grisebach, POR EL DR. MANUEL GOMEZ DE LA MAZA Profesor de Botánica de la Universidad Nacional La sinposis de los grupos superiores á las familias (cuadros 1? y 22) es intercalada por mí. La tabla de las familias, debida á Grisebach, está arreglada conforme con los caracteres típicos de las familias, pero no con los excepcionales, y es muy útil para determinar muchas plantas cu- banas, aunque no incluye todos los géneros cubanos de las familias mencionadas, y prescinde de otras familias de la flora de Cuba. En cambio, en dicha tabla, se tratan algunas familias y géneros no cubanos. Se emplea el término exótico con relación 4 Cuba. En notas expongo, cuando hay diferencias, la correspondencia de las familias que admite Grisebach con las que actualmente acep- to. La falta de nota indica conformidad. Y algunas veces esta- blezco correspondencia entre los grupos de Grisebach y los de Stahl, Flora de Puerto Rico, 1.—VI. ? Grisebach omite principalmente, al parecer al menos, las si- guientes familias, que tienen especies cubanas, indígenas ó culti- vadas: I. Fanerógamas: Balsamináceas (cult.), Baseláceas, Berberi- 1 «Flora de las Indias Occidentales (Antillas) inglesas ». Las Antillas inglesas son: Islas Bahamas (Lucayas, Islas de Bahama); Islas Turcas (Turk Islands); Islas Caimán, Jamaica; Islas Vírgenes (Virgin Islands), entre ellas Tórtola, Virgen Gorda y Anegada; San Cristóbal (S. Kitts); Anguila (Anguilla); Nevis; Redonda; Monserrate (Monserrat); Dominica; Santa Lucía; San Vicente (S. Vicent); Granada y Granadillas (Granada Grenadillos, Granadinas); Barbuda; Antigua (Antigoa); Barbadas (Barbadoes); Tobago (Tabago); y Trinidad. 2 La obra de Stahl (A), detalladamente se titula así: folleto 12 Estudios sobre la Flora de Puerto Rico (Puerto Rico, 1883), folletos 22 4 62 Estudios para la Flora de Puerto Rico (Puerto Rico, 1884 á 1888). ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 179 dáceas, Butomáceas, Calitricáceas, Cistáceas, Dipsacáceas, Elati- náceas, Eleagnáceas, Fagáceas (Cupulíferas p. p.), Halorragidáceas, Limnantáceas, Lináceas (cult.), Nepentáceas (cult.), Pitosporá- ceas, Platanáceas (cult.), Podostemonáceas, Polemoniáceas (cult. ) Resedáceas (cult.), Sabiáceas, Santaláceas, (en Cuba sólo Exocar- pus, cult.), Tamaricáceas (cult.), Tropeoláceas (cult.), Valeria- náceas. TI. Criptógamas vasculares: Isoetáceas, Osmundáceas, Salvi- niáceas. SINÓPSIS DE LOS GRUPOS SUPERIORES Á LAS FAMILIAS CUADRO 1? y con flores (Fanerógamas ?) a). Ovario cerrado, con estigma (Angiospérmeas 3). 1.—Dos ó más cotiledones: Dicotiledóneas. a. Pétalos libres estambres inser- tos en el receptáculo............ Talamistémonas. b. Estambres ó pétalos insertos en ecards Calicostémonas. c. Pétalos entresoldados. Estam- bres comúnmente insertos en LMCQrolA: soe O Petalostémonas. 2.—Un solo cotiledón: Monocotiledóneas. f£). Ovario abierto, sin estigma: Gimnospérmeas.* y sin flores: Criptógamas Vasculares.? PLANTAS CON RAICES CUADRO 22 DICOTILEDÓNEAS Hojas primeras del embrión opuestas. Ovario cerrado. 1. —Talamisttmonas. Pétalos libres. Estambres insertos en el re- ceptáculo. A.—Ovarios distintos. —Familias nos. 1 á 7. 1 Bibliografía.—I. Urban, Incrementa siphonogamarum flore jamaicensis (in Urban, Simbole Antillane VI, 70: 1909). 2 Espermatofitas ó Antofitas. Estigmatadas. Anestigmatadas. Pteridofitas, 180 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA B.—Ovario con placentas parietales. —Familias nos. 8 á 14. C.—Ovario 2-(1—) locular. Ovulos solitarios, pendientes. —Fa- milia no. 15. D.—Ovario 1-locular, con una placenta central y libre, 6 de varias celdas. Familia no. 16. E.—Ovario de varias celdas: placentas en el eje. a.—Cáliz valvar. Familias nos. 17 á 21. b.—Cáliz imbricado. 1.—Sépalos 2-pluriseriales, Ó transformándose en bracteolas. Estambres o(-10). Familias nos. 22 4 26. 2.—Cáliz 1-serial. Estambres 10 Ó menos (-0o). Fami- lias nos. 27 á 37. F.—Ovario simple, 1-locular ó dividido por tejido. Ovulos po- cos, pendientes de una placenta central, ó del ápice de la celda. Familia no. 38. G.—Ovario de 2 6 más celdas. Ovulos 2-1 en cada celda, as- cendentes. Familia no. 39. TI. —Calicostémonas. Estambres Ó pétalos insertos en el cáliz. A.—Ovario de varias celdas, superior *; óvulos 1-2 en cada celda. Hojas simples. Familias nos. 40 á 44. B.—Ovario de varias celdas, ó simple; óvulos 1-2 en cada celda. Hojas generalmente compuestas. Familia no. 45. C.—Ovarios solitarios, Ó distintos, libres. Albumen O. Fami- lias nos. 46 á 49. D.—Ovario de varias celdas. ? Estilo simple. Cáliz valvar. Al- bumen O. Familias nos. 50 4 55. E.—Ovario con placentas parietales. Familias nos. 56 á 62. F.—Ovarios distintos Ó unidos, con los estilos generalmente dis- tintos. Semillas pequeñas, co. Familias nos. 63 y 64. G.—Ovario inferior, 2-multilocular, con los estilos distintos ó unidos. Ovulos solitarios en cada celda, pendientes. Se- millas albuminadas. Embrión diminuto.—Familias nú- meros 65 y 66. H.—Ovario simple, coherente con los 3-1 óvulos reducidos. Fa- milia no. 67. 111. —Petalostemonas. Pétalos entresoldados. Estambres común- mente insertos en la corola. A.—Ovario inferior. 1 Excepto algunas Rámneas. 2 Simple en Combretáceas. ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 181 a. —Estigma desnudo. Familias nos. 68 y 69. b.—Estigma con pelos colectores. 1.—Ovario simple, 1-ovulado. Familia no 70. 2.—Ovario de varias celdas, con eo óvulos. Familias nú- meros 71 4 73. B.-—Ovario superior. a. —Estambres insertos en el receptáculo. Familias nos. 14 y 75. b.—Estambres insertos en la corola, opuestos 4 sus lóbulos. Placenta central, libre. Familias nos. 76 á 78. c.—Estambres insertos en la corola, en mayor número que sus lóbulos, ó los fértiles opuestos á ellos. Familias números 19% 8L. d.—Estambres insertos en la corola, tantos Ó menos que sus lóbulos. 1.—Corola regular. Familias nos. 82 á 90. 2.—Corola irregular, generalmente 2-labiada. Familias nú” meros 91 á 97. IV.—Monoclamídeas. Flores apétalas, Ó incompletas. A.—Cáliz escarioso, inferior. Familias nos. 98 y 99. B.—Cáliz inferior, raramente O. Albumen amiláceo. Embrión generalmente excéntrico. Familias nos. 100 á 104. C.—Cáliz inferior, Ó nulo. Albumen O, ó carnoso. —Familias nos. 105 á 112. D.—Ovario inferior. Flores no amentáceas. Familias núme- ros 113 y 114. E.—Ovario inferior desnudo. Flores en espádice. Familia nú- mero 115. F.—Flores amentáceas, al menos las masculinas. Familias nú- meros 116 á 122. E > GIMNOSPÉRMEAS Hojas primeras del embrión opuestas Ó verticiladas. Ovario abierto. Familias nos. 123 y 124. MONOCOTILEDÓNEAS Hoja primera del embrión solitaria. A.—Albumen O. Embrión vacío arriba. Familias nos. 125 4 127. 182 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA B.—Semillas albuminadas. Flores en espádice. Familias nú- meros 128 á 131. C.—Embrión en una cavidad especial operculada del albumen amiláceo. Familia no. 132. D.—Embrión en el exterior del albumen amiláceo. Familias nos. 133 á 135. E.—+Enmbrión incluído en un albumen amiláceo. Flores desnu- das ó glumáceas. Familias nos. 136 y 137. F.—Enmbrión incluído en un albumen córneo Ó carnoso. Perian- tio colorido. Familias nos. 138 á 141. G.—Enmbrión incluído en el albumen amiláceo. Periantio colo- rido. Familias nos. 142 á 146. H.—HEmbrión macizo. Albumen O. Periantio colorido, supe- rior. Familias nos. 147 y 148. CRIPTÓGAMAS VASCULARES Reproducción por células simples (esporos); fecundación por anteridios (no por polen). Familias nos. 149 á 152. TABLA DE LAS FAMILIAS Dicotiledóneas Hojas primeras del embrión opuestas. Ovario cerrado. I.—TALAMISTÉMONAS. Pétalos libres. Estambres insertos en en el receptáculo. A.—Ovarios distintos. 1 Ranunculáceas. Sépalos caducos. Hojas no punteadas ni aro- máticas. ] Dileniáceas. Sépalos persistentes. Semillas ariladas. (8) 3 Magnoliáceas. Sépalos caducos. Hojas aromáticas, común- mente estipuladas. 4 Anonáceas. Albumen raído. Hojas aromáticas, anestipuladas. 5 Menispérmeas.! Flores 1-sexuales. Estambres opuestos á la corola. Plantas trepadoras. 6 Ninfeáceas.? Embrión separado por un saco del albumen ami- láceo. Plantas acuáticas. 7 Nelumbóneas.2 Albumen O. Plantas acuáticas. 1 Menispermáceas. 2y3 Ninfeáceas. ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 183 B.—Ovario con placentas parietales. 8 Papaveráceas. Sépalos 2-3. Albumen abundante, incluyendo el embrión diminuto. 9 Crucíferas. Sépalos 4. Estambres 4-dínamos. Aibumen O. 10 Caparídeas. * Sépalos 4. Estambres co —6. Albumen O. 11 Bixíneas. ? Receptáculo con un disco. Albumen carnoso, in- cluyendo un embrión con cotiledones foliáceos. 12 Violáceas. Estambres 5: anteras excedidas por el conectivo. Albumen carnoso, incluyendo el embrión. 13 Sauvagésicas. 3 Estambres fértiles 5, los estériles exteriores. Albumen carnoso, incluyendo el embrión. 14 Droseráceas. Cáliz 3-partido. Albumen abundante, incluyen- do el embrión diminuto. Hierbas glandulosas. (Véase Cariofíleas, Caneláceas, Marcgraaviáceas, Hi- pericíneas, Pasitlóreas y Turneráceas.) . C.—Ovario 2—(1—) locular; óvulos solitarios, pendientes. 15 Poligáleas. * Flores asimétricas. (Véase en Euforbiáceas. ) D.—Ovario 1-locular, con una placenta central y libre, ó de varias celdas. 16 Cariofileas. ? Embrión excéntrico; Albumen amiláceo. E.—Ovario de varias celdas: placentas en el eje. a. —Cáliz valvar. 17 Malváceas. Estambres co: 1-adelfos. Anteras 1-loculares. 18 Bombáceas. * Columna estaminal dividida en manojos. An- teras 1-loculares. 19 Esterculiáceas. ” Estambres 1-adelfos. Anteras 2-loculares. Flores 1-sexuales, apétalas. 20 Buettneriáceas. 8 Estambres 1-adelfos. Anteras 2-loculares. Flores completas. 291 Tiliáceas. * Estambres co, libres. Anteras 2-loculares. 1 Gén. 1, 447=Caparidáceas; Moringa=Moringáceas; Tovaria=Toyvariáceas (exót). 2 Bixeas=Bixáceas (Stahl); Lastia y Xylosma=Flacurciáceas; Trilix sección Prockia= Eleocarpáceas; Lunania, Trilix sección Banara, y Samídeas=3amidáceas. La tr. Samídeas= fam. Samideas Stahl. 3 Ocnáceas.—Véase el número 37. 4 Gén. 1á4=Poligaláceas; Krameria (exót.) =Leguminosas. 5 Molugíneas y Ficoídeas=Aizoáceas. Paroníquieas=Aizoáceas y Cariofiláceas; omite los gén. de Ilecebráceas (exótica). Siléneas y Alsíneas=Cariofiláceas. Portuláceas=Portula - cáceas. 6 Bombacáceas. 7y8 Esterculiáceas. 9 Sloanea=Eleocarpáceas; gén. 1 4 4—Tiliáceas. 184 27 36 e 0 NN -— MANUEL GOMEZ DE LA MAZA b. —Cáliz imbricado. 1.—Sépalos 2-pluriseriales, Ó transformándose en brae- teolas. Estambres co(—10). Ternstremiáceas * Estilo simple 6 lobado. Hojas alternas. Gutiferas ? Estigmas sentados, Ú estilos distintos. Flores po- lígamas. Hojas opuestas, lustrosas. Caneláceas. Estambres formando una columna tubulosa. Anteras 20-10, extrorsas. Hojas alternas. Marcgraaviáceas. * Estigmas sentados. fojas alternas. Brác- teas en capucha. Hipericiíneas. + Estilos comúnmente distintos. Hojas opues- tas, punteadas. (Véase Ocnáceas). 2.—Cáliz 1-serial. Estambres 10 Ó menos (— 0). Eritroxíleas. * Pétalos con una doble escama interior. Estam- bres 1-adelfos, 10. Malpigniáceas. Cáliz comúnmente con 8-10 glándulas por afuera. Pétalos unguiculados. Sapindáceas. ¡Sépalos 5-4. Estambres libres, generalmente 8. Estafileáceas. Sépalos 5. Estambres libres, 5. Meliáceas. Estambres 1-adelfos casi hasta las anteras. —Esti- lo simple. Auranciáceas. Estambres poliadelfos en el género antillano. * Ovario entero. Estilo simple. Geraniáceas. Estambres 1-adelfos, fértiles, 10 6 menos. Es- tilos unidos en el eje, al fin libres. Oxalídeas. 7” Pétalos retorcidos. Estilos libres, 5. Zigofíleas. 8 Estambres libres. Hojas opuestas, compuestas, estipuladas. Rutáceas. * Estambres libres. Ovarios más Ó menos libres superiormente. Hojas por lo común anestipuladas, 4 menudo punteadas. Teáceas. Qui ina=Qui ináceas; gén. 2 4 6=Clusiáceas. Marcgraviáceas. Gén. 2 y 3=Hipericáceas; Maríla=Teáceas. Eritroxiláceas, Grisebach se refiere al género Citrus (Aurantium), único que describe, pero hay especies cultivadas en Cuba, con los estambres libres, que pertenecen á los géneros Glycosmis (Limonia: Maza. Fl. haban), Triphasia (Limonia: idem) y Murraya. 7 8 9 Oxalidáceas. Zigofiláceas. Pilocárpeas y Zantoxíleas gén. 4 4 6=Rutáceas; Brunellia=Bruneliáceas; Simarúbeas gén. 8 4 14=Simarubáceas; Alyaradoa=Sapindáceas. ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 185 Ocnáceas. Anteras largas, dehiscentes por poros. Hojas lus- trosas. (Véase el núm. 13.) (Véase Euforbiáceas, Fitoláceas, Eríceas y Ciríleas. ) F.—Ovario simple, 1-locular Ó dividido por tejido. Ovulos pocos, pendientes de una placenta central, ó del ápice de la celda. 38 Olacíneas. 1 Pétalos valvares, á menudo velludos por dentro. G.—-Ovario de 2 ó más celdas, Ovulos 2-1 en cada celda, as- cendentes. 39 Ampelídeas. ? Estambres opuestos á los pétalos valvares. (Véase Ilicíneas: óvulos pendientes. ) TI. —CaL1cosTÉMONAS. Estambres ó pétalos insertos en el cálizi A.—Ovario de varias celdas, superior $; óvulos, 1-2 en cada celda. Hojas simples. 40 Celastríneas. * Estambres alternipétalos. Ovulos comúnmen- te erguidos. 41 Ilicíneas. * Estambres alternipétalos. Ovulos pendientes. Al- bumen abundante, incluyendo el embrión diminuto. 42 Hipocrateáceas. Estambres 3. Pétalos 5, Ovulos ascendentes. 43 Chaileciáceas. “ Estambres alternipétalos. Ovulos pendientes. 44 Rámneas. 7 Estambres alternos con los lóbulos del cáliz valvar Ovulos erguidos. : B.—Ovario de varias celdas, Ó simple; óvulos 1-2 en cada celda. Hojas generalmente compuestas. 45 Terebintáceas. 9 Albumen O. C.-—Ovarios solitarios, ó distintos, libres. Albumen O. 46 Leguminosas. Carpelo solitario. Legumbre. 47 Connaráceas.? Carpelos 5-1. Folículo. 48 Crisobaláneas. 1% Carpelo solitario. Estilo suprabasilar. Drupa. 49 Rosáceas.1 Carpelos o —1. Flores regulares. [du] | Gén. 14 3=0Olcáceas; Mappia=Icacináeeas. Vitáceas. Excepto en algunos Rámncas, Celastráceas. Aquifoliáceas. Dicapetaláceas. Ramnáceas. Burseráceas gén. 14 4—Burseráceas; Amiris=Rutáceas; Anacardiáceas. =Anacardiaceas Las Connaráceas (Stahl) =Connaráceas. 9 Terebintáceas Connaráceas;: Stahl, l10y 11 Rosáceas. ZIDARADONyp (oe) 186 50 56 57 58 59 60 61 1 o d cíileas= MANUEL GOMEZ DE LA MAZA D.—Ovario de varias celdas. * Estilo simple. Cáliz valvar. Albumen O. Mirtáceas. 2? Estambres comúnmente co. Ovario inferior. Hojas enteras. Melastomáceas. * Estambres definidos, inflejos en el botón. Ovario inferior, Ó adherente por líneas salientes. Hojas curvinervias, opuestas. Litráricas. * Estambres definidos. Ovario superior. Onagrárieas. ? Estambres definidos. Ovario inferior. Rizofóreas. * Celdas ováricas con óvulos definidos, pendientes. Hojas opuestas. Estípulas interpeciolares. Combretáceas. Ovario simple, inferior; óvulos pocos, pendien- tes. Estipulas O. E.—Ovario con placentas parietales. Cucurbitáceas. Ovario inferior, comúnmente dividido por 3 placentas. Estigmas distintos. Albumen O. Tallo tre- pador, cirrífero. Papayáceas. ” Ovario superior; placentas 5. Estigmas distin- tos. Semillas albuminosas. Arboles. Pasiflóreas. $ Ovario superior. Estigmas distintos. Semillas albuminosas. Turneráceas. Pétalos insertos en el cáliz y los estambres, en en el receptáculo. Homalíneas. * Estambres 6 manojos de estambres alternos con los segmentos del cáliz. Loáseas.* Ovario inferior. Estilo simple. Plantas con pelos urticantes. Cácteas. 1. Sépalos, pétalos y estambres co. Plantas carnosas* (Véase Bixíneas. ) F.—Ovarios distintos Ó unidos, con los estilos generalmente distintos. Semillas pequeñas, oo. Slmple en Combretáceas. Mírteas gén. 1 á 13=Mirtáceas; Punica=Punicáceas; Lecitideas=Lecitidáceas; Meme- Melastomatáceas. Melastomatáceas. Litráceas. Onagráceas. Rizoforáceas. Caricáceas. Gén. 1 y 2=Pasifloráceas; Ryania (exót.) =Flacurciáiceas., Samidáceas. Loasáceas. Cactáceas. 63 64 05 66 67 68 69 70 71 72 o 13) 76 ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 157 Crasuláceas. Carpelos tantos como pétalos, libres. Hojas CArnOSAS. Saxifrágeas. * Ovario comúnmente 2-loculáar. Albumen abun- dante, incluyendo un embrión pequeño. (Véase Cariofíleas. ) G.—Ovario inferior, 2-multilocular, con los estilos distintos óÓ unidos; óvulos solitarios en cada celda, pendientes. Semillas albuminadas. Embrión diminuto. Araliáceas. Pericarpio carnoso. Umbeliferas. Carpelos 2, secos en el fruto, al fin distintos. H.—Ovario simple, coherente con los 3-1 óvulos reducidos. Lorantáceas. Plantas fruticosas parásitas. III. —PETALOSTÉMONAS. Pétalos entresoldados. Estambres co- hu ?»S Osso wN -J O múnmente insertos en la corola, A.—Ovario inferior. a. —Estigma desnudo. Caprifoliáceas. ? Estigma 3-5-dentado. Hojas anestipuladas. FPubiáceas. * Estigma simple. Hojas estipuladas. (Véase Eríceas y Gesneriáceas. ) b.—Estigma con pelos colectores. 1.—Ovario simple, 1-ovulado. Sinantéreas. * Flores en capítulos involucrados. 2.—Ovarios de varias celdas, con e óvulos. Lobeliáceas. Corola irregular. Goodenóvieas. ? Corola irregular. Estigma con indusio. Campanuláceas. Corola regular. (Véase Cucurbitáceas. ) B.—Ovario superior. a. —Estambres insertos en el receptáculo. Eríceas. * Oyulos co en las celdas ováricas. Ciríleas. 7 Ovulo solitario en cada celda. b. —Estambres insertos en la corola, opuestos á sus lóbulos. Placenta central, libre. Primuláceas. Corola regular. Cápsula. Weinmannia=Cunoniáceas. Vibúrneas; Stahl. Spigelia y Mitreola=Logamáceas; demás géneros =Rubiáceas, Compuestas. Sinantéreas y Ambrosiáceas; Stahl. Goodeniáceas. Clétreas=Cletráceas; Sifonostómeas=Ericáceas, Ciriláceas, 188 17 78 19 s0 81 83 S4 87. 88 89 ISO 0nsmn ”-Oó09s0 Roa MANUEL GOMEZ DE LA MAZA Lentibuláricas. * Corola 2-labiada. Estambres 2. Cápsula. Mirsineas. ? Corola regular. Fruto carnoso. (Véase Olacíneas. ) c. —Estambres insertos en la corola, en mayor número que sus lóbulos, ó los fértiles opuestos á ellos. Sapóteas. ¿ Ovulos solitarios en cada celda. Estilo simple. Estiráceas. * Ovulos varios Ó co en cada celda. Estilo simple. Ebenáceas. Ovulos 1-2 en cada celda, pendientes. Estilo dividido. (Véase Papayáceas y Crasuláceas. ) d. —Estambres insertos en la corola, tantos Ó menos que sus lóbulos. 1.—Corola regular. Oléíneas. ? Estambres 2 (—4). Ovarios 2-locular; óvulos 2 en cada celda, pendientes. Jasmineas. * Estambres 2. Ovarios 2-locular; óvulos solitarios (ó pocos) en cada celda, ascendentes. Apocineas. ” Estambres 5. Ovarios 2, unidos por el estigma, ú ovario 2-locular. Corola generalmente retorcida. Asclepiádeas. * Estambres 5. Ovarios 2, unidos por el estig- ma indusiado. Polen en masas. Genciáneas. * Estambres 5-4. Ovario con 2 placentas parie- tales. Corola generalmente retorcida. Convolvuláceas. Istambres 5-4. Ovario comúnmente 2-4-lo- cular; óvulos 2-1 en cada carpelo, erguidos. Sépalos comúnmente distintos. Hidroleáceas. 1% Estambres 5. Ovario 2-3-locular; óvulos oo. Estilos distintos. Boragíneas. 1 Estambres comúnmente 5. Ovario lobado, 4- locular; óvulos solitarios en cada celda, pendientes. In- florescencia girada. Lentibulariáceas. Mirsináceas y Teofrastáceas. Sapotáceas. Pouteria guienensis (Sloanea sinemariensis; exót.) Eleocarpáceas. Styrax—Estiracáceas; Symplocos=Simplocáceas. Oleáceas. El término Olíneas, empleado en la flora de Grisebach, es una errata. Jasmináceas. Stryehnos=Loganiáceas; demás géneros (2 4 17) =Apocináceas. Asclepiadáceas. Gencianáceas. Hidrofiláceas. Borragináceas. 90 91 93 94 95 96 97 ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 189 Soláneas. 1 Estambres 5-4. Ovario 2-locular; placentas axiles, multiovuladas. Inflorescencia cimosa, extraxilar. (Véase Ilicíneas, Rubiáceas y Escrofularíneas). 2.—Corola irregular, generalmente 2-labiada. Escrofularíneas. ? Ovario 2-locular; placentas axiles, multi- ovuladas. Semillas albuminosas. Bignoniáceas. Ovario 2-locular; placentas 2; óvulos oo, dis- tantes del eje. Albumen O. Acantáceas. * Ovario 2-1-locular. Semillas definidas, ascen- dentes, generalmente con un apéndice ganchudo. Al- bumen O. Gesneriáceas. * Ovario con 2 placentas parietales. Labiadas. Ovario lobado, 4-locular; óvulos solitarios en cada celda, erguidos. Albumen O. Verbenáceas. Ovario entero; óvulos solitarios en cada celda. Albumen O. Mioporíneas. ? Ovario entero; óvulos definidos en cada celda. Semillas albuminosas. (Véase Rutáceas. ) IV.—MownocLamíDEAS. Flores apétalas ó incompletas. 98 99 100 101 CS OS SA IS . o A.—Cáliz escarioso, inferior. Plantagineas. * Estambres alternos con los lóbulos del cáliz involucrado. Plumbagineas. 7” Estambres alternos con los lóbulos del cáliz, opuestos á la corona petalóidea. *? Ovario simple. Ra- mas estilares 5. (Véase Amarantáceas). B.—Cáliz inferior (raramente O). Albumen amiláceo. Em- brión generalmente excéntrico. Fitoláceas. * Ovarios distintos superiormente, ú solitario. Ovulo solitario en cada carpelo. Quenopódeas. * Ovario simple (raramente 4-locular), con un estilo dividido. Ovulo solitario. Cáliz herbáceo. Solanáceas. Géneros 3 á 15=Escrofulariáceas; Polypremum y Buddleja=Loganiáceas. Sesamum=Pedaliáceas; demás géneros=Acantáceas. Gesnérieas y Beslérieas=Gesneriáceas; Pedalíneas=Martiniáceas. Selagináceas. Plantagináceas. Plumbagináceas, Corola de otros autores. Gén. 24 5=Fitolacáceas; Suriana=Simarubáceas. Gén. 1 y 4=Quenopodiáceas; Acnida=Amarantáceas; Batis=Batidáceas. 105 106 107 108 109 110 113 114 Aa 0 NN - cs O = co 00 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA Amarantáceas. Ovario simple. Cáliz involucrado, libre de los estambres opuestos. Nictagineas.* Ovario simple. Estilo simple. Cáliz petalóideo. Poligóneas. ? Ovario simple con un estilo dividido. Ovulo solitario. Cáliz comúnmente colorido. Hojas con ocrea. (Véase Cariofíleas. ) C.—Cáliz inferior, ó nulo. Albumen O, ó carnoso. Lauríneas. * Cáliz imbricado. Anteras dehiscentes por val- vas. Ovario simple. Ovulo solitario, pendiente. Proteáceas. Cáliz valvar. Estambres 4. Ovario simple. Ovulo inserto lateralmente. Timéleas. + Cáliz imbricado. Ovario simple. Ovulo inserto lateralmente. Miristiceas. ? Flores 1-sexuales. Cáliz valvar. Ovario sim- ple. Enmbrión diminuto. Albumen raído. Moniímieas. * Flores 1-sexuales. Ovarios distintos, co. JEm- brión diminuto en el ápice del albumen. Ceratofileas. ” Flores 1-sexuales, desnudas. Ovario simple, Albumen O. Plantas acuáticas. Euforbiáceas. 9 Flores 1-sexuales. Ovario generalmente 3-lo- cular. Ovulos 1-2 en cada celda, pendientes. Semillas albuminosas. Urticáceas. * Flores comúmente 1-sexuales. Ovario simple, 1-ovulado. Estigmas casi siempre distintos. - (Véanse Papaveráceas, Bixíneas, Esterculiáceas, Tiliá- ceas, Rámneas, Rutáceas, Crisobaláneas, Pasiflóreas, Oleíneas. ) D.—Ovario inferior. Flores no amentáceas. Aristoloquiáceas. Flores hermafroditas. Cáliz colorido. Begoniáceas. Flores 1-sexuales. Sépalos coloridos, distintos en las flores masculinas. (Véanse Mirtáceas, Onagrárieas, Combretáceas y Lo- rantáceas. ) Nictagináceas. Poligonáceas. Gén. 1 4 10=Lauráceas; Hernandia=Hernandiáceas. Timeleíceas, Miristicáceas. Monimiáceas (exót.). Ceratofiláceas. Tribus 2 y 3=Euforbiáceas; Búxeas=Buxáceas. Artocárpeas y Móreas=Moráceas; Ulmáceas=Ulmáceas; Urticeas=Urticáceas. 115 ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 191 E.—Ovario inferior ó desnudo. Flores en espádice. Balanofóreas. 1 Flores 1-sexuales. Ovario simple. Parásitas afilas. F.—Flores amentáceas, al menos las masculinas. Juglándeas. ? Drupa 1-sperma. HEmbrión con cotiledones si- nuoso-anfractuosos. Albumen O. Hojas compuestas. Amentáceas. * Fruto 1-spermo. Albumen O. Hojas simples. Garriáceas. * Ovario simple, inferior. Semillas albuminosas. Hojas opuestas. Lacistémeas. ? Ovario superior, con placentas parietales. Se- millas albuminosas. Salicíneas. * Ovario desnudo, con placentas parietales. Semi- llas lanudas. Albumen O. Piperáceas. Ovario simple, desnudo. Embrión separado del albumen amiláceo por un saco. Cloránteas. ” Ovario simple, desnudo. Embrión en el ápice del albumen carnoso. GIMNOSPÉRMEAS Hojas primeras del embrión opuestas ó verticiladas. Ovario 123 124 abierto. Coniferas. $ Tronco ramificado. Hojas enteras. Cicádeas. * Tronco simple. Hojas pennadas. MONOCOTILEDÓNEAS Hoja primera del embrión solitaria. A 125 126 127 11 dáceas. .—Albumen O. Embrión vacío arriba. Alismáceas. Flores con corola. Ovarios distintos, libres. Hidrocarídeas. 1% Flores con corola. Ovario inferior. Najádeas. 11 Flores apétalas ó desnudas. (Véase Aroídeas. ) Balanoforáceas. Picrodendrón=Simarubáceas. Miríceas=Miricáceas; Casuaríneas=Casuarináceas. Cornáceas. Lacistemáceas. Salicáceas. Clorantáceas. Gén. 1 y 2—Pináceas; Podocarpus—=Taxáceas. Cicadáceas. Hidrocaridáceas, Najas=Nayadáceas; Potamogeton y Ruppia=Potamogetonáceas; Thalassia=Hidrocari- 192 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA B.—Semillas albuminadas. Flores en espádice. 128 Aroídeas. 1 Espádice provisto de una espata. 129 Tifáceas. Espádices 2-varios, uno encima del otro. 130 Pandúneas. ? Espádice provisto de espatas. Hojas en el ápice del tronco. 131 Palmas. Espádice provisto de espatas. Embrión en una ca- vidad especial del albumen. Hojas en el ápice del tronco, comúnmente divididas. C.—Embrión en una cavidad especial operculada del albumen amiláceo. > 132 Commelíneas. * Flores con corola. D.—+Enmbrión en el exterior del albumen amiláceo. 133 Xirídeas. * Flores con corola. 134 Restiáceas. * Flores glumáceas. Ovulo solitario en las celdas ováricas. 135 Gramíneas. Flores incluídas en brácteas glumáceas. Ovario simple. Ovulo solitario, lateral. E.—Enmbrión incluído en un albumen amiláceo. Flores des- nudas Ó glumáceas. 136 Ciperáceas. Flores incluídas en brácteas glumáceas. Ovario simple. Ovulo solitario, erguido. Júnceas. * Cáliz glumáceo. Cápsula co-3-sperma. F.—Embrión incluído en un albumen córneo ó carnoso. Pe- riantio colorido. 138 Liliáceas. ” Flores hermafroditas. Cápsula. 139 Esmiláceas. * Pericarpio comúnmente carnoso. Ovario supe- rior. Albumen córneo. 140 Dioscóreas. * Flores 1-sexuales. Ovario inferior. 141 lIrídeas. 1% Flores hermafroditas. Estambres 3, alternos con el periantio anterior. Ovario inferior. G.—Enmbrión incluído en el albumen amiláceo. Periantio colorido. 13 -] Gén. 14 11=Aráceas; Lemna y Wolfia=Lemnáceas. Carludoyica=Ciclantáceas. Gén. 14 5=Commelináceas; Rapatea=Rapateáceas [exót.] Xyris=Xiridáceas; Mayaca=Mayacáceas. ¿5 Eriocaulón y Tonina=Eriocauláceas. Las Restiáceas [Bent. € Hook.—Restionáceas: Engler « Prantl] son exóticas. ; 6 Juncáceas. 7 Asfodéleas=Liliáceas; Amarilídeas=A marilídáceas. 8 Liliáceas. 9 Dioscoreáceas. 10 Iridáceas. pon 142 143 144 145 146 147 148 ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 193 Hemodoráceas. Periantio 1-serial, de 6 divisiones. Estambres 6-3. Hojas igualmente equitantes. Pontederiáceas. Periantio irregular, de 6 divisiones. Estam- bres 6-3, desiguales. Plantas acuáticas. Bromeliáceas. Periantio 2-serial, de 3 divisiones exteriores y 3 interiores. Estambres 6. Musáceas. Periantio 2-serial, desigual. Estambres 6; uno estéril Ó abortado. Plantas terrestres, á menudo arbo- rescentes. : Escitamáneas. * Periantio 2-serial, de 3 divisiones exteriores S 3 interiores, asimétricas. Estambre fértil 1. H.—Embrión macizo. Albumen O. Periantio colorido, su- perior. Burmanniáceas. Periantio simétrico. Estambres 3. Orquídeas. ? Periantio asimétrico. Estambre fértil 1, ginan- dro. Polen en masas. Criptógamas Vasculares. ? Reproducción por células simples (esporas); fecundación por anteridios (no por polen). 149 150 151 152 Ta wn [ar] Rizocárpeas. * Esporangios incluídos en conceptáculos. Hier- bas acuáticas. Licopodiáceas. ? Esporangios axilares. Equisetáceas. Esporangios en la cara inferior de escamas pel- tadas, dispuestas en conos terminales. Helechos. * Esporangios en soros, situados en el envés de las hojas. Zingiberáceas=Zingiberáceas; Cannáceas=Cannáceas y Marantáceas. Orquidáceas. Pteridofitas. Marsiliáceas. Selaginella—Selagineláceas: gén. 2 y 3=Licopodiáceas, Ofioglóseas, gén. 1=0fioglosáceas; gén. 2 y 3—Maratiáceas. Osmundáceas=Esquiceáceas se omiten los gén. de Osmundáceas, Gleiqueníeas=Gleiqueniáceas, Himenofíleas=Himeno- filáíceas, Polipodíeas, subserie Ciáteas=Ciateáceas; demás grupos—Polipodíiáceas, 194 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA ÍNDICE El número se refiere al ordinal de la familia. A INCA ACCa os aa caaaiós es dono 93 AizOÁCeas ........ -. a o 16 ATISMACEAS ...0.oo00oom.=.. a 17 A A 16 Amarantáceas ....... .... 101-102 AmMarilidaceas >. .oscc.oo eo... 138 A EIIACAS e creencia ese 138 ¡AMIDIOSIACEAS nes ooo tasca ens 70 'AMEntae ratas omar 117 Anpelde as. ecotacisnacens eee 39 IE A 44 A 4 ApOCINÁCEAS o..ococccocccono canoso 84 ADOCÍDCAS.. acocooa comsmoaronsaoos 84 Aquifoliáceas......ooommoo.o..o.o.- 41 A A TL 128 AMA IACRAS cr ocos dera snlcaads 65 Aristoloquiáceas ............... 113 IA O 128 Artocárpeas ...... bardas 112 Asclepiadáceas......oooommom.o. . 85 Asclepiádeas.......oom.0m.0 ..m... 85 IA O 138 Auranciáceas............. pde .. 32 B Balanoforáceas........... As 115 BARA ases einen 115 Batidaccan UR oie 101 Begoniáceas ....ooo.omocco.- Ci 114 Ber lErCa cana aaah o 94 Bignoniáceas ...omomoemenooo 0... 92 A O AO 4 E A A TE 11 BIXIMCAN A cerca rsaita 11 Bombatáceas 001 Doblas 18 Bombacei de a iaL TE el on 18 o E 89 Borragináceas........ A: 89 Bromelláctas 1. docs 144 BIOMCIMAReaS. ae 36 o 20 Burmanimaceas losas ha 147 BUTSErACeas ci iunal e. da eOR 45 BUXACLAS 4 cea oA 111 BARCAS A DONA 111 C CACIACOAS. io dci a 62 A A 62 Campanuláceas ........o.ooooooooo 713 Caneldeeas .eboco otocraraaso aa 24 CAMACeaS mad pera 146 Caparidaceas escri 10 CAPATIUGAS dueroonetesaa oct 10 CapritolTaceaB... oc. osncaeaple 68 Caricáceas....... a 57 CATIOMUCESAS > 09 coeaaro poca 16 Carioreas ea toa 16 Casparinacoa 117 CASUATIDOAS e oa aos abr CelastraeeaB o... cerrat P 40 Cola 40 Cerabo Acer sorda do ita 110 Ceratotileaan co plo a 110 Chaileciáceas ............ RE 43 CALLA CRA da ae oo oie 152 O 124 CICACAS secta o ae ateo e 124 Ciclantáceas: tocata ce . 130 a O 136 ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 195 De E O A a 715 A 74 MEE A A e ES Oc 74 Clorantaceas ost ota 122 A A A 122 A 23 Combrebateas: start bea alada 55 Commelináceas ....ooocococoooc. 132 Commelíneas ........... PS 132 COMpuertas atodos: 70 Gon tera am echan salas 123 CONnDaraceas cos autos dica don 45-47 Convolvuláceas .............. ES MDOTDACCAS us iao daa beds 118 Crasuláceas......mommmooo: Eos 63 (RISA laneas ida noé acáhe 48 MENERertaS. mood eta 9 GUCUDDILÁCOAS:s.s: cian ties 56 CUNONIACEAS: aida 64 D Dicapebaláceas ....ooommorooróono 43 DIeniACeaS: ccoo pd Td Z io 140 PMOSCOTC aa ido 140 IDLOBSF AREAS ario idas ce 14 E A A A O 81 Eleocarpáceas ............ 11-21-79 Equisetáceas ....... PAS 151 ICAC is 74 IN A A 74 ETIOCAUlACeaS..srevacniano aras 131 Eribroxlláaceas:smmmdiaacicnids e 27 EEE ACA te 27 Escitamíneas ...... TES Ud 146 Escrofulariáceas............... ES! Escrofularíneas ....co..cocococdo.. 91 STITACeaS .cunccclon o ..si O! ISQUIZCÁCCAS..o.concccocconononan 152 ¡IEISHAnieACeasS: ...o.oocodta ici 30 Esterculiáceas. .............. 19-20 SLI CACeaS co dociciado delo 8 80 VA A 80 EOL CeaS:cosaconenl aca css 14 F IICOLÍCAS 09d OI 0 16 Fitolacáceas ........ AA E 10,1) EOL isa dd dae ai A 100 Fla CcurciáCceas.. perra Doo 11-58 G CARRACeaS ata So aacanEn 118 GeNnCIAmaceaS. 0. conto as 86 (ENCIANCAS 00d to 86 Geraniaceas ia cccoo o óda 33 GOSneridceas ei sonsroncadnao as 94 Gesnérieas........ PI O 94 Gleiqueniáceas .,.......moooo.. 152 Eno E A 72 Goodenóvieas...... A Ed 72 GTAamiacaR ii olessio disnea 135 (UIC cnorcoricododan dedos ele LS H ETETECROS: 12.291 002055 OO PDaiaSR 152 Hemodoráceas ....... ..0ooooo.. 142 Hernandidceas . Jo cccbiiaderno: 105 Hidrocaridáceas........... 126-127 Elidrocarídeas..+.c.mmrococincnón 126 A 88 ELA roleáceas +. cinco iodns HHSS Himenofiláceas..........ooonioss 152 IFIpericaceas e .Jisonsil vio 26 ¡Hipericineas. .r00soueoctrsidnescn: 26 HIpocrateáceas .0co.ccco dsionss 42 EHomalmeas IIEIaA 60 196 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA I CACA 38 A 16 JUE EA. AMECA 41 Tridáceas........ A. Seo da 141 E O IN 141 y JASOMDACCAB8 0 ccoo Msi dd 83 A 83 * IA A 116 A 137 INCAS LA obio 137 K E a NA A Pl Lega Erie 15 L A A A 95 IDACIStemáceas .. tte ccina sl 119 A A 119 AL ctas cta di fur 105 A A 105 o A 50 OMIC A odie 50 DEUDAS cui saios aa ao 15-46 Han la e cdodobes 128 Lentibulariáceas ..i...o.omionooso dy DEantibolaTiRas brad eres 77 DAPOPOdIACCAS. Chen ió 150 DAMACERS ¿cabe 138-139 TARTAS IA ot 52 TALATICA SN cos dai area 52 IOABÁCOM is 61 TOASCAB se coca de ra 61 TiObDelHáÁCeas. +. ccoo geo dci 71 Logamiáceas....... ...... 69-84-91 M Maguoliiceas 00 3 MalpigiiAceas oi e 28 Malvácess 12 doo AUN ¡E Marantaceas ooo a 146 Marablaeras cod o a 152 MarcgraaviáceaS ....o.oocooomomoo 25 Marcgraviáceas ..........oocom.o.. 25 Marsildecas coco 149 MarlinIACPAS: 20 otoccnaos Ia 94 MAyacaceas isc Nor ao oO 133 MelastomáceasS ....oooooocm... 50-51 Melastomatáceas ........ .....o.. Dl A A il Memecileas. aia oo AOS 50 Menispermáceas. ......m. o.ooocos 5 Mienispérmeas. ....ocooocoteciies 5 A A 97 Miricáceas .. ..... E di WEA o EA 117 MITIStICACCAS: cesto 108 MITISIICCAS: iuris a ab% 108 INITIAL o 78 MITSÍDOAS oia PRE 78 IMINVACOAS 1d ES A 50 A A 50 MoNnIMIACOaS. sc da cae 109 Monimicas:. en wstrico ise 109 MoTagineas....us Aucas da 16 MOTÁCOAN. 00 conc d co Is 112 MoringAceas 0tic doc das ee 10 MOSACCaS sana ron UN 145 N E A A 127 Nayadaceas: mes osrbenen dt 127 Nelumboneas: coo aise cos 7 Nictaglnáceas “o. ..nsprinanades 103 Nictapineas.:. o aitoden crios 103 INIDICACOAn o ios balsa co 6-7 ESTUDIO DE LA FLORA CUBANA 197 0 DA A AN 13-37 Ofioglosáceas ........o ......o. 152 LI o IA ade 38 DA E A A 3 NE a 82 E A 82 A A A 82 OMAR ACRIS acta cdo dolce 53 MOASraTiCaS ocu io avoscccciaios» 53 OIQUIAACEAS ooo ccncocactodineso 148 WEUIACaS odo ds 148 OSMODAACCAS.. co oooconotoncocos 152 A A 34 DS e AID: 34 P IAS ri o Lats 131 AA 130 APA Ver ACCAS coccion so iden 8 RAPAYACEasS vn berto eccisiala 57 AO DI QUISAS diia 16 PASO Cea: at aid 58 A 58 A 93 A A 94 OCA PCS o co patas 36 IDEAS ara cios do 123 IPeracra. io 121 Plantagináceas. ...o.moo o.omoosoo 98 Ranas incas asas 98 Plumbagináceas ......ocmmmcoo.... 99 ElumbDagineas. ciclo 99 Rolsalaceas did dae 15 Eolgalea coo nororil dO EOlTONACOAB 0 a 104 ROM IODCAS talon ss 104 EOUPpodiáceas ....cvnionosionsas 152 EoOnbederiaceas iviconciccionnio: 143 Portulacáceas .....o..... ola 16 E 16 PotamogetonáceaS...... ...... 127 REIMWIACOAS ..ueosta co 76 RO ECACC dl ocadic da omovaia o 106 LE E 50 Q (uenotodraceas.. is 101 QUEenopodeas.. pit 101 A 23 R RARMACOAS coa a MR Ls 44 a AI O 44 Ranunculactar E. 1 Rapateáceas...o.oococinenciommonos 132 A 134 ReSbloNÁCEAS...000 pot IA 134 NIZO CAT PLAS mi AO 149 ALO TACOS da lios 54 OO A A 54 EOBACERS: dla los A 48-49 MA 69 A AN 36-45 S AMC ata Ea 120 A 120 SAMIdACOaS ontoiccna caian 11-60 AMICS lt sas del SAPmdaceaS ciiitios és 29-36 SAPOLACLaS pus idad 79 A 79 Sauvagésitas cevonccornicinaniónios 13 A 64 Sel QINaceaS.. .codcncidnd napa 9 SITOMOSONICAS... Loilid coi 74 SM A A 16 E A A s0 O A 70 198 MANUEL GOMEZ DE LA MAZA SOTA CaaS A ss 90 SOC as 90 di MAA O iba oro iraca 193 PLACE adn ani in 22-26 EOI ARLACCAR:donadoncooinencóns 78 VETE DIO DACeaa., ati oc dos 45-47 Ternstremiáceas........ ........ 22 IA TR 129 IIABeaS cocos niosness Os A AN PICACeaS vo ¿pas dezios ds 107 IES 0 lato ds 107 ON ATIACLAS ronca tdaia 10 PUED EraCeadS cae bainasds 59 10] WIMIABES a das aos 112 WKBIDETIETAS, oc cromes cado 66 DTi ls ai aaa 112 WUILICOSS coste A POR 112 Vi VErTDenacRaS estancias PON 96 VIDEO Cascada NN 68 MIO JAC2AS: Lada a O 12 Vitáceas ...... de, RO 39 eE Da RA e 133 Eat A o 133 EA A Es 36 TABODÍACOAS 0000 (20 cos 12 Livofileas o ¿ea EIN 35 DIMETDETACEAS. . > cm2 dea 146 BIBLIOGRAFIA I. Introduction to the study of Greek Dialects; por CARL DARLING Buck. 1909. Boston. Es un libro en extremo interesante para los que se dediquen al cultivo de la lengua griega; realiza su aparición una necesidad sen- tida desde hace tiempo, pues el estudio de los dialectos se ha con- cretado á ligeras indicaciones hechas por los autores de Gramática Griega, y su exposición ha resultado deficiente. No se podrá apre- ciar bastante el bien que esta obra habrá de proporcionar mientras no se encuentre uno frente áinscripciones cuyos contenidos sea pre- ciso descifrar y surjan las dificultades de la deficiencia del saber ó de la mala orientación que se ha tevido que este buen guía ha de resol- ver fácilmente. Todo ello en modo alguno indica que sea esta obra la primera en que se recopile cuanto convenga conocer sobre dialectos, que ya Ahrens discurrió con gran extensión sobre el asunto, Smyth se internó en el vasto campo de los sonidos y de las inflexiones del dialecto jónico, Monro dió á la publicidad sus estudios sobre el dia- lecto homérico, consignando en su obra interesante y de profundo saber cuanto sea útil conocer para la debida interpretación del len- guaje en que se han expuesto los dos grandes poemas de la anti- guúedad griega, y brillan con luz potente en el firmamento de los estudios dialectales Hoffmann analizando el dorio, Meister exten- diendo su investigación en campo tan fecundo y en el que han reali- zado labor no menos beneficiosa personalidades tan conspicuas en la esfera de los estudios lingiúísticos como Prellwitz, Solmsen, Boisacq y otros. Y no es que no existan libros en menor escala que den una ligera noción de lo que ellos son y de sus caracteres distin- tivos, como se advierte en Goodwin, Maunoury, Cejador, Motte y otros, sin olvidar á Audouin; es que Buck, lingúista famoso por sus varios trabajos y por su Gramática osco-umbría, se ciñe á discutir la cuestión en cuanto se refiere á la observación de las diferencias dialectales empleando para ello una metodología que lo acredita como profesor culto y experimentado. Al exponer el orden de dis- tribución de materias comienza por la fonología, indicando cuanto afecta en el alfabeto de los dialectos á las vocales y á las consonan- 200 BIBLIOGRAFIA tes, estudiando en aquéllas la asimilación, su carácter epentético y anaptítico como la gradación de las mismas, mientras en éstas preocúpale el rotacismo, los múltiples intercambios entre sordas, sonantes y aspiradas, labiales, dentales y guturales, como la asimi- lación, disimilación y transposición que se advierten en ellas. Y continuando el plan que se trazara, invade el terreno de la morfo- logía para poner de manifiesto la flexión nominal y verbal en sus múltiples aspectos y abordar después la interesante cuestión de la formación de las palabras que silencia completamente Audouin y cuyo estudio permite estimar las modificaciones que se consignan en el habla de Lesbos, de Tesalia y en otros cambios de la forma común. En la parte relativa á la sintaxis concrétase á los casos genitivo, dativo y acusativo y entre los modos al subjuntivo, opta- tivo, imperativo é infinitivo. Llama la atención al explicar el or- den regular de las palabras el lugar del rus ante xa en la frase al rís «a, al $ rís xa, orden regular en los dialectos griegos del Oeci- dente en perfecto contraste con el ático-jónico ¿áv Tis, HV Tis, CON el arcaico el Sáv ms, ehipriota ¿ ké os, lesbio al ke vis, tesalio al (p) á4 xé xis y beocio y Sé ko mts. La segunda parte de la obra contiene las inscripciones elegidas, en las que puede el alumno ejercitarse familiarizándose á su vez con las variantes que existen en las distintas clases de dialectos. En síntesis, podemos decir que el profesor Buck, al publicar su libro y al darse cuenta de la necesidad de una buena obra de ca- rácter elemental para ponerla en manos de los alumnos y de los maestros, y al llenar este vacío en la forma que lo ha hecho, ha solucionado las grandes dificultades surgidas á cada paso en el aprendizaje de esta materia, por lo cual merece plácemes calurosos. II. Biblioteca de autores griegos y latinos, publicada bajo la direc- ción de los Profesores de la Universidad de Barcelona, doctores L. SeGAaLÁ Y C. PARPAL. 1910. Madrid. Enviamos al atento señor don Enrique Dieste la expresión más sentida de nuestra gratitud por la bondad que ha tenido remitiendo á la Dirección de nuestra Revista los cuadernos que se han publi- cado. Digna de todo aplauso es la obra iniciada por tan ilustres profesores; de los beneficios que se derivarán en el orden de facili- tar la familiaridad con las producciones clásicas que tanto atractivo BIBLIOGRAFIA 201 tienen y tanto deleite brindan, hablarán los que ya hayan palpado sus resultados. La enseñanza de esas dos grandes lenguas que han servido de hermoso ropaje á las bellísimas concepciones de Homero, Píndaro, Sófocles, Virgilio, Horacio y Cicerón justifican cada vez más, á fuer de que quiera uno romper con lo que signifique cultura, el que se las estudie con todo detenimiento para que mejor se apre- cien sus encantos y se aquilate más ese trabajo de filigrana, concep- ción admirable de la mente humana. Los doctores Segalá y Parpal se han penetrado bien de la necesidad que se han propuesto llenar, de lo conveniente de orientar á los estudiosos, en cuanto al concep- to más exacto de la palabra, ya que ha podido comprobarse en ca- sos múltiples que no siempre se ha sabido interpretar correctamen- te el pensamiento del autor que se ha traducido dando á su palabra un sentido del todo diverso. La colección de autores griegos y la- tinos publicada por la casa de Hachette y que ha prestado grandes servicios entre aquellos estudiosos que no han querido vencer la magna labor de arrancar tras ruda investigación el sentido de la voz meditando sobre el diccionario sin más auxilio que la firme vo- luntad de conquistar el triunfo, sino que han deseado llegar á la meta sin grande esfuerzo, son los mejores voceros del bien que tal trabajo ha podido proporcionar; pero no siempre esa colección re- sulta de fácil alcance, no siempre los estudiantes de la Universidad llegan á este Centro con la preparación debida y con el suficiente dominio de la lengua francesa y de la inglesa, cuando sólo han obte- nido simples pinceladas de lo que ellas son y esta falta de dominio de ese maravilloso instrumento que como dijo Manoury es la llave ov perádiov TÓv Tyuiov, ¿AM A padicos rácas "Enhádos rás BiBlio0íras ávolywv, contribuye más y más á hacer resaltar el mérito del esfuerzo que realizan personalidades tan salientes como Segalá y Parpal, acom- pañados en tan hermosa tarea por González Garbín, Banqué y Faliú y Otros. Hasta ahora se han recibido los cuadernos que contienen las traducciones siguientes: de Mosco, «El amor fugitivo»; de Baquí- lides, «Teseo»; de Horacio, «Epodos»; de Safo y Erina, «Odas» y de Jenofonte, «Apología de Sócrates». Esperamos que el bondadoso señor Dieste no olvide el gusto con que seguirá recibiendo la ReE- vIsTa los cuadernos que se publiquen, pues este periódico, vocero del movimiento de su Facultad, de cuanto significa cultura en nuestra patria, coadyuvará con interés, secundando la obra emprendida por el doctor Segalá á quien mucho conoce por su traducción de «La Nliada», á que se popularice bien el conocimiento de los clásicos, el 202 BIBLIOGRAFIA rico tesoro que contiene la literatura castellana consistente en tra- ducciones é imitaciones de los poetas de la antigúedad, para que se comprenda una vez más que el pasado con su esplendor mani- fiesto es la mejor fuente de inspiración á que se debe acudir. TI. La Verbocromía (contribución al estudio de las facultades ex- presivas) por Vícror MErcANTE, Catedrático de la Universidad de La Plata). 1910. Madrid. Este libro del ilustre Profesor de Ja Universidad de La Plata es trabajo de investigación psicológica que pone bien de relieve la cul- tura mental del doctor Mercante, su espíritu de investigador infa- tigable, y cuyo contenido despierta vivo interés. Verdad es que la materia no puede considerarse como nueva, toda vez que ya en 1810 Goethe escribió sobre la Teoría de los colores, Alglave eu 1882 De Y Audition des couleurs, Baratoux en 1887 acerca de L'audition coloréc y otros más, pero nadie que lea el libro del Profesor Mercan- te dejará de admirar la obra y avalorará el esfuerzo que ha realizado para dar á conocer el coronamiento, por decirlo así, de las no inte- rrumpidas experiencias que ha venido efectuando, presentando su briliante gestión en forma metodizada que permite apreciar mejor el fenómeno manifestado en forma totalmente aislada en los di- versos laboratorios de Europa, guiándole sobre todo el deseo de comprobar, como se ha dicho, una faz de la anormalidad hu- mana que la experimentación de un fenómeno que es normal: el color de las palabras Ó de las imágenes. A medida que se va leyendo el libro compruébase más el espíritu científico con que el autor analiza la materia, su mira especial de sentar con- clusiones, de fijar leyes que expliquen de modo acabado y cierto cuanto afecta al caso que se estudia y para que no resulten las ex- periencias recogidas con matiz de hechos aislados, para que. el asunto pueda profundizarse desde muy varios puntos de vista, inicia sus observaciones psico-estadísticas: 1% en el individuo, com- probando fotismos en el S0 por ciento de los individuos; 2? en el grupo, viendo en éste las aplicaciones de la psicología y conclu- yendo que «a audición coloreada no es un fenómeno excepcional ó debido á trastornos psico-fisiológicos sino normal y común á todos los individuos». Las exploraciones de grupos se han hecho en lugar y tiempo diferentes como lo acreditan la Escuela Normal de la Pla- BIBLIOGRAFIA 203 ta, Colegio Nacional de la Plata y Escuela Graduada de la Universi- dad; 3? en los sexos, notándose «la misma cromatización centrada en los dos sexos, pero á todas las edades y en todos los términos, más intensa en la mujer que en el hombre»; 4% en la edad, revelando el análisis que «el radio de dispersión es muy grande en los primeros años, pero á medida que se asciende de los ocho años á los diez y ocho, hay un proceso desinopsia más centrado»; 50 desde el punto de vista de la inteligencia, advirtiendo «que al grado mental de los examina- dos no corresponde, de igual manera, un número proporcional de fo- btismos», y 6? que «los más inteligentes no ofrecen, sino un número reducido de aberraciones, los menos ofrecen un máximo, etc., etc. Y así continúa sus observaciones hasta poder presentar un resultado tan curioso como el que la o sugiere en la mayoría de los varones (437) y mujeres (464) el color negro; la a el blanco (mujeres 366, va- rones 236) y el amariilo, más Ó menos, como se puede ver por las ci- fras anotadas, en proporciones iguales en los dos sexos. En el artícu. lo vir, titulado «Educabilidad», se concreta el autor á expresar la conveniencia de formar en los alumnos «la aptitud de comprender, la de sentir el valor destinado á vestir de brillante ropaje á la pala- bra, con el que, al crecer el interés, la cerebración alcanza una acti- vidad intensa». En este capítulo se analizan las vocales dominantes 0, t, €, que evocan, como dice Mercante, «una luminosidad amarillen- to-pálida». Por último, diremos que al igual que los otros puntos desenvueltos en los capítulos de la obra, merece especial mención el relativo al valor cromático de los términos, en el cual refiérese á palabras que reflejan la dominante fónica « expresando claridad, altura, cariño, sensaciones agradables, á las confusiones de la e y la o, en la lengua semítica, con la ¿ y la u como dice Trombetti, ó de- rivación de la o de la ai, au, según el sentido de Meinhoff, Ó como equivalente de a y de u, á juicio de Stomme. Este libro, como cualesquiera de los dos anteriores, merecen bien el honor de ser leídos, ya que ellos son la expresión más genui- na de la extensa erudición de sus autores. Dr. J. M. -Dinmico. NOTICIAS OFICIALES NOMBRAMIENTOS.-— El Sr. Presidente dela República, á propuesta del Sr. Secre- tario de Estado, ha nombrado á los Catedráticos de la Universidad Dres. Evelio Ro- dríguez Lendián y Juan M. Dihigo, para que en unión de los Sres. Mayor General Enrique Loynaz del Castillo, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Cuba en Méjico, y Enrique Hernández Miyares, representen á nuestro país en la cele- bración oficial del primer Centenario de la Independencia dela República Mejicana; en vista de este nombramiento y con motivo de la inauguración de la Universidad Nacional de Méjico, el Sr. Presidente de la República, á propuesta del Sr. Secreta- rio de Intrucción Pública y Bellas Artes, nombró también para representar á la Universidad de la Habana, que había sido invitada, á los Dres, Evelio Rodríguez Lendián y Juan M. Dihigo. GRADOS DE DOCTOR EN PEDAGOGÍA.—La Facultad ha acordado, á fin de que los graduados en Pedagogía no se limiten á desarrollar tesis que sean propias de la Escuela de Letras y Filosofía, en vez de discurrir sobre un asunto que le brinda la experiencia que hayan alcanzado los graduados en su carrera de magisterio, que los Catedráticos redacten sus temas con un sentido verdaderamente pedagógico, teniendo por base el beneficio que el conocimiento de esas asignaturas puedo pro- porcionarles. SoBRE AGRUPACIÓN DE ESTUDIOS.—Para que los alumnos matriculen y exa- minen sólo aquellas asignaturas que pertenezcan á un determinado grupo acor- dado por la Facultad, ha resuelto ésta que los alumnos únicamente examinen las asignaturas que correspondan en cada curso al grupo inscripto, y que en caso de quedarles una asignatura del grupo anterior, se les autorice para que puedan ma- tricular el siguiente grupo, debiendo examinar previamente la asignatura que le resta del anterior. AUMENTO EN EL PRECIO DE LAS MATRÍCULAS.—Con motivo de la poca dife- rencia que existe entre las carreras de Maestros de Obras y la de Arquitectos, la Facultad resolvió que los alumnos abonen por aquélla $60 al año en vez de $25 que venían pagando. CONSEJO UNIVERSITARIO. —En cumplimiento de lo dispuesto en los Estatutos de la Universidad, vigentes desde el día primero del mes de Septiembre, la Facul- tad, en su sesión del 15 del propio mes, eligió para que integrara dicho organismo en representación de la misma al Dr. Alejandro Ruiz Cadalso, y como suplente al Dr. Guillermo Domínguez y Roldán. ara 1 TRAOUESO) E 1 RI A Ono sia (Me CUISO) ORProfesor Dr. Carlos de. la Torre, ME aa (1 GUISO) A e a a A Antropología general (1 curso) . . . ..... $ Dr. Luis Montané. CONFERENCIAS Histología, Embriología y Organogenia.. . . Mato mia Comparada o As a Dr. Aristides Mestre. (Aux.). SOS or a o a IA Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del Museo de Zoología); Dr. Victorino Trelles (Jefe del Gabinete de Astronomía); _Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge Hortsmann (Director del Jardin Botá- nico). Estos diversos servicios tienen sus respectivos ayudantes. —El “Museo Antro- pológico Montané” y el Laboratorio de Antropología tienen por Jefe al Profesor titular de la asignatura. 3: ESCUELA--DE. PEDAGOGIA; Psicología Pedagógica (1 CUrSO) . . 0... 0. +. ) Historia de la Pedagogía (1 curso). . . ... - » Profesor Dr. Ramón Meza. puebrene Escolar Curso). añ o ji ; Metología Pedagógica (2 Cursos) 1... .....: A Dr. Manuel Valdés Rodrí- P : guez. Dibeo LiñearA DICUESO) 11 40" eta ro jes e iN DIGO Natural (1 Us AR A CONFERENCIAS J. Crítica de la Educación-Contemporánea. ) a-Pedasoeta Experimental
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Legislación Rural y formación de Proyectos
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El Profesor Auxiliar interino para los estudios de esta Escuela es el Dr. Eduardo Díaz.
Para los grados de Perito químico agrónomo y de Ingeniero Agrónomo, se exigen
_ estudios que se cursan en otras Escuelas.
sy 5 Dr. Luis de Arozarena:
be Sr. Ovidio Giberga.
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e Dr. Antonio Espinal.
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) Profesor Dr. Francisco Henares,
f "» Sr. José Comallonga.
En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 12 4 5
de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes
Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis-
posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc.
A VISO
La REVISTA DE LA FACULTAN DE LETRAS Y CIENCIAS será bimestral.
Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la RevIsTA, el canje co:
rrespondiente; y de los centros de instrucción Ó Corporaciones á quienes se la remitamos, €
envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestr:
lección bibliográfica.
=
Para todo lo concerniente á la Revista (administración, canje, remisión de obras, etc.
dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re
pública de Cuba.
NOTICE
The REvISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every othe
month.
We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction an
-Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A
detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section.
Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printe«
matter, etc. to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana
República de Cuba.
E RAEE
La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS paraitra tous les deux mois. Or
demande l'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendi
dans notre partie bibliographique.
. Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de administration, Stangidl envo
POBRES etc., on est prié de s'addresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias
Universidad de la Habana, República de Cuba.
Voz. XI. UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Num. 3.
REVISTA
DE LA
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
DIRECTOR:
Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN
REDACTORES JEFES: .
Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO.
COMITE DE REDACCION:
Dres. ENRIQUE J. VARONA, GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, MANUEL VALDES
RODRIGUEZ, RAMON MEZA, SANTIAGO DE LA HUERTA, LUIS MONTANE, ALEJAN-
DRO RUIZ CADALSO, AURELIO SANDOVAL, JOSE CADENAS y FRANCISCO HENARES.
NOVIEMBRE-